Pequeño libro de una gran memoria. A. R. Luria, 1968. Ediciones Josefina Betancor, 1973. 1 INTRODUCCIÓN P16: “Está admitido en medicina clínica en la que un médico concienzudo jamás limita su interés al síntoma que estudia, sino que intenta comprender siempre cómo la alteración de un proceso parcial influye en todos los demás procesos del organismo y cómo la modificación de esos procesos que, a fin de cuentas, tienen una raíz común, acaba por modificar la actividad del organismo entero, permitiendo vislumbrar todo el cuadro de la enfermedad, lo que en medicina suele llamarse síndrome.” P17: “Este libro está dedicado a uno de esos síndromes: el de una memoria excepcional. El autor confía en que los psicólogos que lo lean intentarán descubrir y describir otros síndromes psicológicos, estudiando las peculiaridades que se producen en el individuo cuando su sensibilidad, imaginación, capacidad de observación, de pensamiento abstracto, de esfuerzo volitivo o fidelidad a una idea alcanzan un extraordinario desarrollo.” 2 EL COMIENZO DE LA INVESTIGACIÓN P23: “Llegué a la conclusión de que la memoria de S no tenía límites determinados no sólo por su alcance, sino también por la constancia del recuerdo. Los experimentos demostraron que podía, sin esfuerzo visible, reproducir cualquier serie larga de palabras que se le habían dado una semana, un mes, un año o muchos años antes. Algunos de estos experimentos, que finalizaban invariablemente con ópticos resultados, tuvieron lugar 15 ó 16 (!) años después de la primera prueba de memorización y sin que se le hubiese avisado previamente. En estos casos, S tomaba asiento, cerraba los ojos, hacía una pausa y decía: “Sí, si… Eso ocurrió en su antigua casa… Usted estaba sentado ante la mesa y yo en la mecedora… Llevaba usted un traje gris y me miraba así… Pues bien… veo lo que me decía…” Y seguidamente repetía sin error la lista de palabras que le había leído años atrás.” 3 SU MEMORIA SINESTESIAS P33: “Cada sonido provoca espontáneamente sensaciones de luz y color y, como veremos más tarde, también de gusto y tacto.” (Sobre las palabras) << ¡Qué voz tan amarilla y desmenuzable tiene usted! Hay gente, sin embargo, que habla polifónicamente, por decirlo así; hacen pensar en una composición, en un ramo de flores…; así era la voz del difunto S. Einstein, parecía una llama con nervaduras que avanzaba hacia mí… Empezaba a interesarme por esta voz y dejaba de comprender lo que me decía. Hay otras voces que son inconstantes; con frecuencia no las reconozco por teléfono y eso no me ocurre por mala audibilidad, sino porque la persona en cuestión ha cambiado de voz; a veces la cambia 20 ó 30 veces en el curso del día… Otros no se dan cuenta de esto, pero yo lo capto. Hasta la fecha no he podido liberarme de ver el color de lo que oigo (…). >> P35: (De manera análoga sentía S las cifras): << Para mí el 2, el 4, el 6, no son cifras simplemente. Tienen forma… el 1 es algo agudo, independiente de su trazado gráfico, es una cifra acabada. El 2 es más
plano, rectangular, blancuzco, suele ser algo grisáceo… El 3 es un trazo agudizado que gira; el 4 también es cuadrado, obtuso, parecido al 2, pero más voluminoso, grueso… El 5 está completamente rematado en forma de cono, de torre, algo fundamental; el 6 ocupa el primer puesto después del 5, es de color blancuzco; el 8 tiene un aire inocente, de un azulado lechoso, parecido a la cal, etc.>> “Es evidente, por tanto, que en S no existe la clara delimitación que entre las demás personas separa la vista de oído, el oído del tacto o del gusto. Los vestigios de las sinestesias que se conservan en muchas personas corrientes sólo en forma rudimentaria (quién no sabe que los sonidos altos y bajos pueden percibirse de forma diferente, que hay tonalidades “frías” y “cálidas”, que el “viernes” y el “lunes” tienen distinto colorido) constituían en el caso de s ka característica fundamental de su vida psíquica. Se habían originado en su más temprana edad y los conservó hasta el final de su vida.” P36: “Estos componentes sinestésicos de cada estímulo visual y, sobre todo, auditivo, constituyeron en el primer periodo de su desarrollo un rasgo muy esencial de su proceso de memorización: más tarde, debido al desarrollo de su memoria semántica y figurativa, pasaron a un segundo plano, conservándose, sin embargo, en toda memorización.” P37: << (…) Siento que me resbala por la mano algo muy mantecoso, hecho de numerosos puntos muy, muy ligeros, que me producen un leve cosquilleo en la mano izquierda y ya no necesito nada más…>> PALABRAS E IMÁGENES P39: “Cuando S oía o leía una palabra ésta se convertía en la imagen visual del objeto correspondiente. La imagen era muy nítida y quedaba sólidamente fijada en su memoria; cuando S se distraía, la imagen se esfumaba, pero al volver a la situación inicial reaparecía.” << Cuando oigo la palabra ‘verde’ aparece en mi mente una maceta verde con flores; al oír la palabra ‘rojo’ se me representa un hombre con la camisa roja que se acerca. La palabra ‘azul’ me hace ver a alguien que desde una ventana agita un banderín azul… Incluso las cifras me hacen ver imágenes… Por ejemplo, el 1 es un hombre alto y esbelto; el 2 me recuerda a una mujer jovial; el 3, a un hombre hosco, no sé por qué… El 6 a un hombre a quien se le hubiera hinchado una pierna; el 7 a un hombre con bigote; el 8 a una mujer muy gorda, como un saco sobre otro saco…, y el 87 a una mujer gruesa y a un hombre que se retuerce el bigote.>> P40: “Cuando S leía una larga serie de palabras, cada una de ellas originaba una imagen visual. Pero cuando la lista era muy larga, S se veía obligado a “distribuir” esas imágenes en cierto orden. Casi siempre –y ese procedimiento lo utilizó durante toda su vida- “colocaba” o “distribuía” esas imágenes a lo largo de algún camino.” P41: “(…) Para citar sin demora la palabra que precedía a la nombrada o la siguiente le bastaba comenzar su paseo desde el principio o el final de la calle o bien hallar la imagen del objeto citado y luego “mirar” lo que tenía a un lado y al otro. La diferencia entre una memoria visual corriente y la de S consistía en que la imágenes de este último eran de excepcional nitidez y estabilidad, y que podía “apartarse de ellas” y luego “volverse hacia ellas” para verlas de nuevo.” P42: “Una vez convencidos de que el alcance de la memoria de S era, de hecho, ilimitado, que no necesitaba “aprender de memoria”, sino que le bastaba simplemente
con “grabar” las imágenes y que podía reproducirlas transcurrido mucho tiempo, (…) perdimos, como es natural, todo interés por el intento de “medir” su memoria. Entonces nos planteamos la cuestión inversa: ¿podía olvidar?” P45: “Los’ fallos de memoria’ de S eran en realidad ‘fallos de percepción’.” “¿Por qué no había deformaciones en la memoria de S? Esto se explicaba sencillamente por la existencia de los componentes sinestésicos en la ‘fijación’ y ‘lectura’ del material memorizado.” “Cada palabra le proporcionaba además “información suplementaria” en forma de sensaciones sinestésicas (visuales, gustativas, táctiles), producidas por el sonido de la palabra dicha o por la forma de las letras escritas.” P46: “(…) la simultaneidad de numerosos indicios proporcionados por la información suplementaria, gracias a las sinestesias, le servían de garantía para un recuerdo exacto y hacía muy poco probable cualquier desviación del material visual.” DIFICULTADES P46: “Pese a todas las ventajas de la retención visual espontánea, S tropezaba en ocasiones con ciertas dificultades que se hacían cada vez más notorias a medida que aumentaba y diversificaba el material a memorizar.” “No podía admitir que ruidos exteriores provocasen “manchas”, “salpicaduras” o “nubes de vapor” que ocultasen las imágenes colocadas por él, haciéndolas difícilmente distinguibles.” P47: << Cada ruido me molesta… se convierte en líneas y me confunde… Me dieron la palabra <>, pero al mismo tiempo hubo algún ruido por medio y anoté la palabra <>… y basta que me digan una palabra para que surjan ante mis ojos líneas… las toco con las manos… Y parece que se desgastan al tocarlas con la mano… aparece humo, neblina… y cuando más me hablan, más difícil me resulta… y el significado de la palabra no me queda nada… >> EIDO-TÉCNICA P48: “La primera tarea que se impuso fue liberar las imágenes de las influencias casuales que pudieran dificultar su “lectura”.” P49: “El aumento del volumen de los objetos, su mejor iluminación y correcta colocación fueron las primeras medidas de la “eido-técnica” que caracterizó la segunda etapa del desarrollo de S. Otro método adaptado por él fue el de reducir y simbolizar las imágenes.” “La eido-técnica de S consiste en disminuir el número de imágenes, hacer abstracción de los detalles y generalizarlos.” P50: “La reducción y simbolización de las imágenes le llevó a otro procedimiento que poco a poco fue adquiriendo para S primordial importancia. Durante sus actuaciones públicas en las que debía recordar miles de palabras a veces intencionadamente complejas y carentes de sentido, S tenía que transformar estas palabras carentes de significado para él en imágenes comprensibles. El camino más corto para conseguirlo era descomponer la frase larga, sin sentido, absurda a su juicio, en sus elementos componentes con el fin de comprender la sílaba destacada, utilizando alguna asociación próxima. Con esta técnica, o sea, la de convertir en “comprensible” lo incomprendido y la transformación automática de esas partes en imágenes visuales, S adquirió una habilidad realmente virtuosa después de largas horas de práctica. Esa labor, que él realizaba con sorprendente rapidez y ligereza, se basaba en la “semantización” de las imágenes auditivas; como procedimiento su complementario utilizaba los complejos sinestésicos que seguían “asegurando” su memoria.”
P63: “Como es natural, la lectura de las actas que acabamos de citar puede dar la impresión de que S realiza un trabajo lógico grande, muy peculiar ciertamente, para memorizar todo ese material. Nada más alejado de la verdad. Todo ese inmenso y virtuoso trabajo, numerosos ejemplos del cual acabamos de citar, eran para S un trabajo sobre la imagen o bien, como hemos indicado en el subtítulo de este capítulo, una especial técnica imaginativa, eido-técnica, y nada que ver con los métodos de elaboración lógica del material recibido. Precisamente por esta razón, S era un ser excepcionalmente dotado para transformar el material propuesto en imágenes conscientes y seleccionar las mismas, se mostró incapaz de organizar lógicamente el material recordado; sus procedimientos de eido-técnica nada tenían de común con la “mnemotécnica” lógica cuyo desarrollo y estructura psicológica fueron objetivo de tan gran cantidad de investigaciones psicológicas.” P66: “A nuestro juicio ésta es la prueba más evidente de que el proceso de memorización de S es muy distinto del proceso de memorización lógica, propia de cualquier conciencia desarrollada.” P67: “¿De qué modo se explica la estabilidad con que esas imágenes permanecen en su memoria durante largos años? ¿Qué explicación podemos darle al hecho de que los cientos y miles de series de nombres que S recuerda no se inhiban mutuamente y que pueda volver a recordarlos al cabo de diez, doce y diecisiete años? ¿A qué se debe esa indeleble estabilidad de los rastros?” “Las huellas de un estímulo no inhiben en su mente las huellas de otro, no presentan indicios de extinción y no pierden su carácter selectivo.” P68: “S jamás sustituye una imagen negativa consecuente por otra positiva, lo que es una peculiaridad del “eidetismo”; sus imágenes poseen una movilidad mucho mayor y se convierten fácilmente en instrumentos naturales de sus propósitos. Las sinestesias influyen de manera decisiva en su memoria y la hacen muy compleja y muy diferente de la simple memoria “eidética”. Sin embargo, a pesar de la técnica imaginativa tan compleja elaborada por él, s continúa siendo un ejemplo asombroso de memoria espontánea. Aunque atribuye un significado convencional muy complejo a las imágenes que utiliza, sigue viendo esas imágenes y percibe sus componentes sinestésicos; no tiene necesidad de reproducir lógicamente las asociaciones utilizadas, pues surgen de inmediato ante él tan pronto como reconstituye el medio en que se produjo la memorización. Es indudable que la memoria de S es innata y constituye su característica individual.” EL ARTE DE OLVIDAR P72: “Muchos de nosotros procuramos hallar la forma de recordar mejor; a nadie le preocupa el problema de qué hacer para olvidar mejor. Con S ocurría lo contrario. ¿Qué hacer para aprender a olvidar? Este es el problema que más le preocupaba.” P74: << (…) Ahora, en cambio, me gusta ver lo esencial tan sólo, el medio ambiente no tiene importancia; aparece únicamente lo que a mi me hace falta y se omiten los detalles suplementarios; esto supone para mí una gran economía.>> “El esfuerzo por destacar lo esencial, dirigir la atención y generalizar el tema, proporcionó a S magníficos resultados.” P76: “(…) la brillante imaginación figurativa de S no está claramente separada de la realidad y lo que debe hacer en el interior de su conciencia es lo que procura hacer con los objetos exteriores.”
“El problema de olvidar, no resuelto por en ingenuo procedimiento de quemar las notas, se convirtió en uno de los más dolorosos para S. pero, de pronto, llegó la solución, cuya esencia fue tan incomprensible para el propio S, como para las personas que lo estudiaban. << Un día, era el 23 de abril, tuve tres sesiones seguidas. Estaba físicamente cansado y pensaba en la forma de llevar a cabo a cuarta sesión. Temía que se me apareciesen los cuadros de las tres anteriores… Era un problema terrible para mí… ¿Vería o no el primer cuadro?... Tengo miedo de que ocurra… Quiero que no aparezca… Y pensé: el cuadro ya no aparece y sé la razón: ¡yo no quiero que aparezca! ¡Ah! Por consiguiente, si yo no quiero, no aparece. Entonces todo radica en que tome conciencia de ello.” P77: “Esto es cuanto podemos decir sobre la prodigiosa memoria de S, el papel de las sinestesias, la técnica de las imágenes y la “técnica del olvido”, cuyos mecanismos siguen aún siendo confusos para nosotros.” “Pasemos ahora a tratar la segunda parte de nuestro relato. Hemos contado cómo percibía y recordaba S los estímulos exteriores. Explicamos la asombrosa exactitud de su memoria y la duración de las imágenes evocadas, vimos su extraña estructura y el trabajo que debía realizar con ellas. Nuestra tarea actual es penetrar en su mundo, conocer su personalidad, su mente.” 4 SU MUNDO P80: “El mundo de los primeros recuerdos de S es mucho más rico que el nuestro y este hecho no debe sorprendernos. Su memoria no se ha convertido en ese aparato de elaboración verbal de los estímulos recibidos, como nos ha sucedido, en edad temprana, a todos nosotros; ha conservado la facultad de evocar directamente las imágenes propias del período de formación de la conciencia.” P87: “Su mundo es distinto del nuestro. No hay para él límites entre los colores y los sonidos, entre las sensaciones gustativas y táctiles… Los sonidos lisos y fríos, los colores rugosos, los tonos salados, los olores luminosos y punzantes se mezclan, se entrelazan en su mente y resulta difícil distinguir unos de otros.” PALABRAS P88: “Conocemos bien el amplio sentido figurado que los niños dan a sus palabras, pero en el caso de S se añaden además nuevos elementos a los factores ya conocidos.” P90: “Habitualmente hacemos abstracción del sonido de la palabra, lo desplaza su significado convencional básico. ¿Acaso experimentamos sensación de armonía o de contrariedad por llamar a un árbol “abeto”, o a otro “pino” y a un tercero “abedul”? Las vivencias de S eran completamente distintas. Percibía con gran intensidad la correspondencia o la no correspondencia del sonido de algunas palabras con su significado; algunas, a su juicio, debían ser corregidas y otras no concordaban en absoluto y era evidente resultado de un malentendido.” P92: “El contenido de la palabra debía corresponder al sonido de la misma, si esto no ocurría S se sentía desconcertado.” P94: “La percepción sinestésica de la palabra, es decir, cuando el sonido determina el sentido de la misma al igual que su significado, tiene, además, otro aspecto. Si algunas palabras se perciben como desacordes con su significado, como difíciles de comprender y provocan una situación conflictiva, el sonido de otras, en cambio, les confiere mayor expresividad.”
P96: “Todos conocen la extrema sensibilidad de los poetas para el valor expresivo de los sonidos. Recuerdo como S. M. Eisenstein, al hacer la selección de estudiantes para la sección de dirección de la Escuela de Cinematografía, les proponía que describieran la idea que tenían de una mujer que se llamara “María”, “Mery” o “Marusia”. Y jamás se equivocaba al elegir a los que eran sensibles a la fuerza expresiva de la palabra. S poseía esa cualidad en el más alto grado: era sensible en extremo ante la fuerza expresiva de los sonidos, que reflejaban ciertas propiedades sonoras generales.” 5 SU INTELIGENCIA P102: “La visión gráfica, además de asegurar a S su capacidad de “observación”, le ayudaba a resolver con envidiable facilidad tareas prácticas que exigen de cada uno de nosotros largos razonamientos y que él resolvía sin dificultad gracias a su inteligencia “visual”.” P108: “Las imágenes visuales de los objetos eliminan los errores de la solución formal de los problemas. S no cae en la tentación de sustituir la solución efectiva del problema por una operación de cálculo numérico formal. Otro ejemplo más para ver de qué modo “visual” se resuelven problemas que exigen habitualmente complicados cálculos. << Problema: el bloc es cuatro veces más caro que el lápiz. El lápiz cuesta 30 kopeks menos que el bloc. ¿Cuánto cuestan por separado el bloc y el lápiz? S resuelve este problema del siguiente modo: sobre la mesa aparece un bloc y cuatro lápices: el lápiz cuesta 30 kopeks menos que el bloc… Se apartan a la derecha tres lápices como sobrantes y en su lugar se coloca su equivalente monetario. A continuación, aparece la imagen de dos cifras: el 10 y el 40… Esta es la respuesta a la pregunta planteada respecto al precio del lápiz y el bloc por separado. >> P116: “Para comprender el significado de lo dicho y obtener la información precisa destacamos lo esencial, hacemos abstracción de lo secundario y lo hacemos rápidamente, pero en el caso de S esto constituye un doloroso proceso de lucha contra las imágenes que no dejan de aflorar constantemente. Las imágenes no significan siempre ayuda, sino también un obstáculo para el conocimiento: distraen, impiden ver lo esencial, se amontonan, engendran nuevas imágenes, se apartan del texto y obligan a rehacerlo de nuevo. La lectura de un texto, al parecer simple, incluso una frase sencilla, se convierte para S en una labor digna de Sísifo, con la particularidad de que no se sabe nunca si esas vivas imágenes sensoriales ayudan a entender el sentido o más bien lo dificultad.” P119: << Todo cuanto yo veo al leer no es real, no corresponde al contenido del texto… Cuando se describe algún palacio, las salas centrales del mismo aparecen de pronto en la casa donde viví siendo niño… Cuando leía a Trilby y se hablaba de una habitación en una casa aparecía indefectiblemente la del vecino. Sabía que no debía ser así, pero de todas formas, por inercia, la imaginación me llevaba allí… Pues bien, tenía que hacer un esfuerzo, reconstruir las imágenes que veía… Esto provocaba siempre un gran conflicto que dificultaba mi lectura, la demoraba y distraía mi atención de lo principal. Incluso en una situación inusitada, si se describía que el protagonista bajaba por la escalera, yo veía la escalera de la casa donde viví en tiempos… Le sigo, mi atención se desvía del texto y ya no puedo ni leer ni trabajar… Todo eso me quita muchísimo tiempo… P123: “(…) el pensamiento figurativo, visual, no siempre es una ayuda para comprender el sentido del idioma.
Son particularmente grandes las dificultades que S experimenta con la poesía. No había nada más difícil para él que leer versos y comprender su significado.” P128: “He aquí el análisis de la interpretación hecha por S de una poesía de Pushkin; me envió este análisis con una carta cuyo contenido reproduzco textualmente. << A Ogariova Con motivo de haberle enviado el metropolita frutos de su jardín. El metropolitano fanfarrón y desvergonzado Te manda en obsequio sus frutos Para convencernos sin duda alguna, Que él es el dios de sus jardines. Oh, tú, Afrodita, que todo lo puedes, La decrepitud vencer con tu sonrisa Hacer que enloquezca el metropolitano Y encender en su sangre el fuego del deseo. Al ver tu mágica sonrisa Olvidará su cruz Y tiernamente entonará su cántico Para loar tu celestial belleza. (A. Pushkin) (…) Tan pronto como leí la poesía, anoté mis comentarios, procurando hacerlo con mucha rapidez para evitar la infiltración de elementos ajenos. La leí sin dificultad, incluso fácilmente. Me interesó inconscientemente el contenido (por consiguiente el estilo no impedía el desarrollo de la escena). En una sala de la mansión de sus padres, la bellísima Ogariova está sentada en una silla alta, la parte izquierda de su rostro aparece iluminada. Tiene a sus espaldas un reloj de pared sobre las rodillas una cesta de frutos de la cual extrae una carta; lee “para convencernos sin duda alguna”. ¿A quién? Por ahora no lo sé. “Convencer” está claro, pero, ¿por qué medio?... Por medio de la carta naturalmente… Aparece por la parte oscura de la sala la figura transparente del dios de los jardines, un viejo canoso de rizada barba. Busco la justificación de esta imagen. ¡Ya comprendo! Se trata del metropolitano. Leo la siguiente estrofa y comprendo a quién se refiere al decir “convencernos”. El joven Pushkin y dos amigos suyos están en la calle, junto a la ventana abierta ríen sarcásticamente. Pushkin señala con la mano la ventana y llueven las bromas. No tengo tiempo de escucharles porque empiezo a leer otra estrofa. El decrépito “dios de los jardines” ha descendido (no olvidemos que era transparente); lleva sotana negra, permanece de pie en actitud de orar y mirar a Ogariova, cuya mano pende inerte con la carta. La gran cruz de oro en el pecho del anciano se diluye; levanta la cabeza y la mira con ojos mortecinos, pero que, de pronto, brillan ligeramente (ahora todo él está bien iluminado). Con bronca voz de bajo entona una romanza como si fuese un cántico religioso. Ogariova le mira sorprendida y confusa. El techo de la habitación, revestido de papel brillante, se transforma en una nube de color lechoso; empieza a destacar sobre su fondo un bello rostro de mujer que lleva suelta su rubia cabellera; conozco bien el rostro de esa mujer desde los tiempos de mi niñez, desde que estudiaba en la escuela. Era la personificación de la “voz divina” y asomaba por entre las nubes participando en las predicciones de los profetas. En el antiguo hebreo llevaba el nombre de “BasKoil”, la hija de la voz (divina)… >> “He aquí lo que suscita en S la lectura de una poesía “sencilla” y si las imágenes que surgen no le impiden comprender el sentido, es poco probable que le ayuden gran cosa…
P131: “Leo a S una regla sencilla que cualquier escolar entiende sin esfuerzo. “Si encima de un recipiente hay gas carbónico, cuanto más alta es su presión, tanto más se diluirá en el agua”. Este texto abstracto, pero sencillo, no entrañaba, al parecer, ningún peligro oculto.” P132: “Le cuesta trabajo comprender incluso el sentido de esta ley tan sencilla. Lo que en cada uno de nosotros queda en la periferia de la conciencia, se relega, se desplaza por el sentido general de la frase, adquiere en el caso de S un valor independiente, origina sus propias imágenes y el sentido general se difumina.” P133: “(…) ¿qué ocurría cuando se trataba de cosas imposibles de imaginar? ¿De conceptos que designaban relaciones complejas, conceptos abstractos elaborados por la humanidad durante largos milenios? Existen, los asimilamos, pero no podemos verlos… Pero S “comprendía sólo aquello que podía ver”.” << El infinito… significa lo que ha existido siempre… pero, ¿qué hubo antes? ¿Qué habrá después?... No, esto es imposible de ver… Para comprender profundamente el sentido de las cosas hay que verlas… Por ejemplo, la palabra “nada”… Es muy profunda… Me imaginé que más valía llamar nada a algo… Veo “nada” y es algo… Para que yo pueda comprender el profundo sentido de algo tengo que verlo en el momento… Pregunto a mi esposa: “¿Qué es “nada”? –Es cuando no hay nada”… Para mí es de otro modo… He visto ese “nada” y sentí que ella no pensaba eso… Nuestra lógica, por ejemplo, es el resultado de una larga experiencia… Veo como se ha formado… Por consiguiente debemos recurrir a nuestras sensaciones… Si aparece “nada”, significa que hay “algo”… En ello radican las dificultades. Cuando dicen que el agua es incolora, recuerdo el día que mi padre tuvo que aserrar un árbol en el río Bezimionaia [en ruso significa sin nombre] porque estorbaba en la corriente. Me puse a pensar en como era el río Bezimionaia… El que no tienen nombre… ¡Cuántas imágenes superfluas me sugiere una sola palabra! (…).” P135: “Estas malditas cuestiones que se derivan de la incompatibilidad entre las representaciones visuales y los conceptos abstractos atosigan al adolescente, le crean problemas, le desconciertan, le obligan a esforzarse por comprender lo que es tan contradictorio. El adolescente, sin embargo, se libera pronto de estos problemas. El pensamiento concreto es sustituido por el abstracto, el papel de las imágenes visuales queda relegado a un segundo término, queda reemplazado por el de los significados verbales convencionales, el pensamiento se hace verbal lógico, las imágenes visuales quedan en la periferia y conviene más olvidarse de ellas cuando se trata de conceptos abstractos.” P137: “S procura verlo todo en imágenes y, si no las encuentran, en “nubes de vapor”, en “líneas”, etcétera… ¡Y cuántas fuerzas invierte para abrirse paso a través de esas imágenes!... Además se enfrenta con otro obstáculo: cuanto más piensa, con mayor insistencia vuelven sus imágenes más estables, (…).” 6 SU VOLUNTAD P140: “La imaginación lo puso en movimiento, y la psicología, que conoce bien los mecanismos del “acto ideo-motor”, ha señalado hace tiempo ya que casi todo el contenido de la misteriosa “lectura de pensamiento” es de hecho la lectura de los movimientos que la imaginación provoca en el rostro de la persona que se observa.” P141: “S afirmaba que podía regular a su antojo el funcionamiento de su corazón y la temperatura de su cuerpo. Así era, en efecto, y, además, en medida muy considerable.”
P145: “Si los umbrales de las sensaciones no sobrepasan los límites normales, la calidad y la dinámica de las sensaciones presentan cierta originalidad;” … ALGO SOBRE MAGIA P146: “Cada imaginación tiene sus límites que la separan de la realidad. En los seres corrientes, de imaginación limitada, estos límites son muy precisos. En S, cuya imaginación origina imágenes dotadas a veces de apariencia real, estos límites se borran.” P147: << Tenía un maestro que se llamaba Fridij Adamovich… Hicimos no recuerdo qué travesura… Fridij Adamovich entró en la clase… “¿Quién lo hizo?” Tenía miedo de que me castigara… Entonces me puse a mirarle fijamente a los ojos con toda intensidad… “No, pensaba, no me hará nada”… Y veo que pasa de largo sin decirme nada… Ni siquiera me nombró… >> P148: << Para mí no hay gran diferencia entre lo que imagino y lo que existe en la realidad. A menudo sucede lo que imagino… Por ejemplo, aposté con un amigo a que la cajera de la tienda me devolvería más dinero del que me correspondía. Me lo imaginé con toda claridad y, en efecto, me dio la vuelta no de 10 rublos, sino de 20… Sé, naturalmente, que se trata de una casualidad, de una coincidencia, pero en el fondo de mi alma estaba convencido de que habría de ocurrir porque yo lo veía así… Y si algo me falla, pienso que se debe a que estoy cansado o distraído o que la voluntad de la otra persona presta atención a otra cosa… >> 7 SU PERSONALIDAD P151: ¿Quién fue Inodi y cómo transcurrió la vida de Diamandi? ¿Qué rasgos caracterizaron la personalidad de Ishihara y cómo vivió? En la psicología clásica en estudios de las diversas funciones psíquicas y el de la personalidad estaban claramente delimitadas; parecía sobreentenderse que las peculiaridades de la personalidad apenas si dependían de la estructura de las funciones psíquicas y que un individuo dotado de excepcionales cualidades memorísticas, comprobadas científicamente, podía no distinguirse en nada de los demás hombres en la vida corriente. ¿Es cierto esto? P153: “Un individuo que lo “veía” todo y sentía sinestésicamente no podía percibir las cosas como nosotros, ni ver como nosotros a los demás ni sentirse a sí mismo de manera semejante a la nuestra.” P155: “Y esta disociación entre “Yo” que ordena y “él” que cumple y al que “yo” ve, persiste en S a lo largo de toda su vida. “Él” va a donde se le envía, “él” recuerda y “Yo” se limita a ordenar, a dirigir, a controlar… Y si no conociéramos los mecanismos psicológicos de la intensa “visión” figurativa de S, que hemos analizado con tanto detalle a lo largo de nuestro relato, ¡qué fácil habría sido confundir todo eso con el fenómeno del “desdoblamiento de la personalidad” que con tanto ahínco estudian los psiquiatras, pero que tan poco de común tiene con el caso de S!” P156: “(…) cualquier distracción, por pequeña que sea, puede permitir que “él”, a quien S ve con tanto claridad, escape de su control y actúe automáticamente. Con mucha frecuencia, las imágenes que surgen espontáneamente le estorban para seguir una determinada conversación y le apartan del tema de la misma. Se ve invadido por detalles, recuerdos superfluos y la conversación adquiere excesiva verbosidad, son digresiones continuas y ha de hacer un gran esfuerzo para volver al tema inicial.”
P158: “¡Con qué frecuencia las nítidas imágenes que S veía no coincidían con la realidad y él, acostumbrado a basarse en ellas, sentíase impotente ante una situación real!” P159: << …Leía mucho y siempre me identificaba con alguno de los personajes, no olvide que los veía… A la edad de dieciocho años no podía comprender que alguno de mis amigos se dispusiera a ser contable o viajante… Lo más importante de la vida no es la profesión, lo importante es lo grande, lo agradable que te puede ocurrir… Si a los dieciocho o veinte años me hubiera considerado apto para el matrimonio y una condesa o princesa me hubiera ofrecido su mano, lo habría considerado muy poco para mí… ¿Es que no estaba yo destinado, quizá, a algo más grande? Todos los trabajos que había realizado (…) los consideraba provisionales, no era todavía “eso”. Una vez leí la cotización de las acciones y como recordaba las cifras me convertí en agente de bolsa, pero tampoco era “eso”, me limitaba a ganar dinero… La auténtica vida era otra cosa. Todo estaba en la imaginación y no en la realidad… Habitualmente era un ser pasivo. No me daba cuenta de que los años iban pasando, todo era “mientras tanto”. Y el sentimiento de que “sólo tengo veinticinco años”, “sólo treinta” y tengo la vida por delante. En 1917 marché de muy buena gana a provincias dispuesto a seguir la corriente; trabajé en un club cultural, fui el encargado de una imprenta, periodista, llevaba una existencia extraña. Lo mismo me ocurre ahora, el tiempo vuela, podría haber conseguido mucho, pero me paso el tiempo esperando algo… Y ya me ve… >> P160: “Continuó siendo un hombre inadaptado que había ejercido decenas de profesiones, todas ellas “provisionales”.” “(…) Y resultaba difícil decidir qué era más real: el mundo de su imaginación en el cual vivía o el mundo real donde permanecía como huésped provisional…”