lidsky, paul
los escritores contra la comuna (m\u00e9xico, siglo xxi, 1971) ii. el pueblo
si la masa ha seguido a tales dirigentes, es porque no ha comprendido nada de lo que es la comuna.
esa masa communarde est\u00e1 compuesta de la poblaci\u00f3n subterr\u00e1nea de los
alba\u00f1iles, de las c\u00e1rceles y de los presidios. est\u00e1 minada por el alcoholismo y solo piensa en gozar, robar y esquivar el combate. tambi\u00e9n respecto a esto merece citarse a du camp: brutos obtusos que no comprenden nada, como no sea que tienen buena paga, mucho vino y bastante aguardiente. la org\u00eda ha sido la principal preocupaci\u00f3n de la mayor\u00eda de esos hombres, actores secundarios de un drama en el que participaban sin comprenderlo muy bien....buscaban el placer grosero, lo encontraban sin dificultad, agregaban su depravaci\u00f3n particular a la depravaci\u00f3n general, y se daban por satisfechos. esto empareja con la visi\u00f3n de ernest feydeau, amigo de flaubert, autor de fanny: el descaro de esos bribones solo pod\u00eda compararse a su estupidez y a su perversidad...hed\u00edan a vino, a mugre, a saliva con nicotina, a otra cosa adem\u00e1s, y a no s\u00e9 qu\u00e9 vanidad bestial.
el tema obsesivo que s erepite a trav\u00e9s de toda esta literatura es el del alcoholismo lo desarrolla entre otros, paul de saint-v\u00edctor: la embriaguez era el elemento que gobernaba esta revoluci\u00f3n crapulosa. un vapor de alcohol flotaba sobre la efervescencia de su plebe. la botella fue uno de los
\u201cinstrumentos de gobierno\u201dde la comuna. embrutec\u00eda, con el vino y el aguardie pandillas imb\u00e9ciles a las que mandaba a la muerte, como el viejo de la monta\u00f1a alucinaba a los agentes ciegos de sus cr\u00edmenes con el haxix. sus batallones marchaban titubeantes al combate. hab\u00eda algo del delirium tremens en la locura de su resistencia. ca\u00edan ebrios sin sentido bajo las balas y bajo los obuses.
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la condesa de segur afirma que \u201chan bebido tanto vino y aguardiente durante su
reinado de bandidos que la menor herida se vuelve grangrenosa\u201d. podr\u00edamos multipli hasta el infinito tales clis\u00e9s. en algunos escritores, la visi\u00f3n del communard es un poco distinta. catulle mendes, que recorre par\u00eds con ocasi\u00f3n de las elecciones del 26 de marzo, advierte una participaci\u00f3n social que desborda ampliamente las clases trabajadoras. el 3 de abril, contemplando el desfile de los batallones que marchan a los puestos avanzados, escribe: no son \u00fanicamente federados de montmartre o de belleville; se reconocen bajo los quepis caras apacibles de burgueses y de comerciantes; muchas manos son blancas, no manos de obreros. marchan en buen orden; van tranquilos y resueltos; se adivina que esos hombres est\u00e1n dispuestos a morir por una causa que creen justa. igualmente, se encuentra en souven irs, de zola, un texto escrito el 26 de abril de 1871, durante el armisticio pactado entre par\u00eds y versalles, en neuilly, para evacuar los
heridos, que evoca la alegr\u00eda y la atm\u00f3sfera bonachona de par\u00eds, en aquel final d de abril: acabamos de tener tres d\u00edas de sol. los bulevares estaban llenos de paseantes. lo que produce mi continuo asombro es el aspecto animado de las glorietas y de los
jardines p\u00fablicos.en las tuller\u00edas, unas mujeres bordan a la sombra de los casta\u00f1o unos ni\u00f1os juegan, mientras que, all\u00e1 arriba, del lado del arco de triunfo, estallan los obuses. este ruido intolerable de artiller\u00eda no hace siquiera volver la cabeza a este pueblo de ni\u00f1os que juegan. aunque se ha vuelto abiertamente anticommunard, catulle mendes reconoce el valor de los communards: ah! precisamente porque los hombres que env\u00edan a la muerte luchan con un valor heroico, aborrecemos a los miembros de la comuna. malditos sean por dilapidar as\u00ed la riqueza moral de par\u00eds! edmond de goncourt, tratando de explicar este entusiasmo de la poblaci\u00f3n por
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combatir, dice: en esta guerra, el pueblo se cocina su guerra por sí mismo la hace por sí mismo, no se halla sometido al militarismo. entre ese pueblo de la comuna, la literatura anticommunarde reserva un lugar privilegiado a la mujer. si los jefes son ambiciosos, locos, frutos secos, si los federados son estúpidos, ebrios, cobardes, los calificativos que los escritores atribuyen a la mujer son los de obscena, horrible, feroz.
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