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ENTREVISTA CON
BRIAN MICHAEL BENDIS
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7
UN
HOMBRE
DE PODER
ENTREVISTA A BRIAN MICHAEL BENDIS ¿Quieres descubrirlo todo sobre el cómic independiente que cambio la manera de hacer cómics independientes? En esta entrevista, el creador de Powers, Brian Michael Bendis, nos descubre sus claves. Alex: Soy un gran fan de Powers. ¿Cómo se os ocurrió la idea? Brian: La verdad es que cuesta un poco explicarlo… Fue una mezcla de varias cosas: el que Mike (Oeming) y yo nos hiciéramos más amigos con el paso de los años, por ejemplo. Él siempre nos había enseñado a David Mack y a mí los dibujos que hacía. Empezó haciendo creaciones al estilo de Powers para Kabuki, Jinx y Goldfish porque esas eran las obras en las que trabajaba en aquella época. Los dibujos nos entusiasmaron a los dos, y a mí en concreto me dio tal subidón que casi no podía ni aguantarme. Al mismo tiempo, empecé a analizar por qué jamás había intentando guionizar un título de superhéroes teniendo en cuenta cuánto me gustaban. Me gusta muchísimo el género, y me di cuenta entonces de que, para una gran cantidad de guionistas de mi generación, si no estabas realmente enamorado del género, Dark Knight: El regreso del Caballero Oscuro y Watchmen nos habían jodido bien el panorama. Todos nosotros nos criamos con las historietas de superhéroes definitivas que son Watchmen y El regreso del Caballero Oscuro. Es como si todo estuviese dicho ya. Así que yo decidí dedicarme a otro género en el que creía que tenía algo que decir. Y allí estaba entonces, años después, analizando lo que me gustaba sobre el género y lo que me gustaría explicar sobre él. Empecé a pensar en el tratamiento que dan ciertos programas televisivos a los grupos de música, y poco a poco fui mezclando mi amor por el género negro, por las series policiacas sobre los procedimientos policiales. Y empecé a pensar en cómo sería una de esas series aplicada a los superhéroes.
POR ALEX HAMBY Acababa de leer Homicide, el libro en el que está basado la serie de televisión, Homicidio, que es un procedimental fantástico. Entonces Mike empezó a hacer dibujos, y me explicó la idea que tenía en la cabeza, tras lo cual empezó a hacer dibujos basados en esa idea. Y entonces… ¡BUUUM! Explotó todo. Luego leí la biografía de Janis Joplin y por algún motivo, todo encajó a la perfección. Pero no sabría decirte por qué. A: Ah, eres fan de Janis Joplin. Veo que tenemos algo en común. ¿En qué se diferencian tus objetivos para Powers de los que tienes para el resto de tus obras? B: En nada. Cualquier cosa que lleve mi nombre tiene exactamente el mismo objetivo, que es crear una obra que yo quisiera comprarme. Ese es el objetivo. A nivel personal, pongo el listón muy alto. Más alto de lo que lo pone cualquiera para mí, sea la gente que me contrata, sea la gente que me lee. Pero si la obra lleva mi nombre… Mira, hay muy pocas cosas que uno deja atrás en este mundo. Acabo de leer la biografía de Gil Kane y al terminar, me quedé pensando y… ¿sabes qué, tío? Hay muy pocas cosas que perduran después de ti, y los cómics son una de ellas. Así que lo mejor es darlo todo. Conseguir al menos que sean algo que tú mismo te comprarías. Que a la gente le guste o no le guste, pero que al menos lo compren. Así que todas la decisiones que he tomado, los trabajos que he aceptado, han sido todos en base a eso. ¿Querría yo comprarme este cómic? ¿Me compraría un Daredevil dibujado por Alex Maleev? ¡Pues claro que sí! Sin ninguna duda. Ese es el objetivo. Y en lo que respecta a Powers, la única diferencia es que aquí podemos matar a todo el mundo. Y eso es algo que no nos permitirían hacer en Marvel. En Marvel no me dejarían hacer un libro de asesinatos en el que aca-
bara muriendo el Capitán América. Así que tenemos la opción de analizar el género desde una perspectiva realmente única. A: También has tenido la típica travesía en el desierto del guionista muerto de hambre. B: Durante nueve años exactamente, muchas gracias. (Risas) A: Entonces hiciste muchas cosas de las que la gente habla ahora, a toro pasado. B: No me importa, mientras lo compren. A: ¿Qué es lo que crees que acabó llamando la atención de Todd McFarlane y luego de Marvel? B: Pues lo único que sé es que yo estaba en Image y llevaba allí muchos años antes siquiera de que los fundadores supiesen que había una Image Central. Todos examinábamos los trabajos de los demás. Todd vio el recopilatorio de Goldfish y lo compró. Se lo leyó de camino a su casa en Arizona. Cuando volvió le dijo a Beau Smith, “Oye, búscame al tipo que está haciendo esto en Image”. (Risas) Le gustó mucho Goldfish, le gustó mucho la narración, y me ofreció un par de proyectos. Y me dijo: “Mira, tengo dos proyectos para ti. Uno es una adaptación moderna de Frankenstein…” y yo pensé, entonces. “¿En serio es Todd McFarlane el que está al otro lado del teléfono?”. Porque era algo surrealista, ¿sabes? “… va sobre un mono robot gigante…”. Y yo no quería hacer un cómic sobre un mono robot gigante. Y luego me dijo: “El otro es un cómic con dos detectives”. ¡Eso sonaba bien! Así que empezamos a hablar de Sam & Twitch, que finalmente acabó cayendo en mis manos. No era un cómic de Spawn y era algo que yo era capaz de hacer. Y la cosa salió realmente bien. Justo en ese momento, mi amigo David Mack empezó a trabajar en “Marvel Knights” con Joe Quesada. A mí me tenía enamorado lo que significaba esa línea, lo que intentaban hacer y cómo trataban a David. Creo que David les pasó un par de proyectos, creo que entre ellos Jinx… y a Joe le encantó. Le encantó mi guión, no mis dibujos, como me dijo claramente. Entonces me llamó. Sí, recibí la “llamada Marvel Knights”, que equivale a “¿Qué harías si te contratara Marvel?”. Y empecé a soltarle historias que tenía guardadas en la cabeza, y que llevaba escribiendo desde que tenía once años. Íbamos a hacer un tomo de Nick Furia pero eso acabó saliendo mal. Entonces Daredevil se convirtió en un caos organizativo y él le preguntó a David si yo haría Daredevil. Y yo dije: “Bueno, vale… venga”. Y hablamos de un título que me imponía mucho respeto. Significó tanto para mí cuando era joven que no quería echarlo a perder. Pero tenía una historia en la que llevaba queriendo trabajar durante un tiempo, y trabajar con David también era importante para mí. David y yo éramos grandes amigos desde que empezamos en el mundo del cómic, y yo siempre había querido hacer con él algo que fuera digno de nuestra amistad. Así que para mí fue algo muy personal.
Entonces empecé a entregar los guiones de Daredevil y justo ese día Bill Jemas se había pasado por la oficina de Joe para decirle: “Mira, estamos trabajando en esto de Ultimate Spider-Man pero la cosa no acaba de salir. ¿A quién contratarías tú?”. Y para sorpresa de todos, Joe dice que a mí. Nosotros cogimos las riendas a partir de ahí. Luego Joe me llamó y me dijo: “Vas a tener la oportunidad de empezar Spiderman otra vez desde el principio”. A: ¿Entonces todo ocurrió porque empezaste a trabajar con Daredevil? B: Lo que demuestra –y hablamos de algo que ocurrió cuando yo llevaba nueve años como guionista de cómic– que todo depende de estar literalmente en el lugar adecuado en el momento correcto. Por fin uno de mis volúmenes recopilatorios acaba en la mesa de alguien en el momento adecuado, y por fin me encargan un guión, y mi nombre está en la mente de alguien cuando algo que yo estaba preparado para hacer sale a colación. Recibo mensajes electrónicos parecidos cada día, cada hora: “Ayúdame. No me dan una oportunidad”. Y yo siempre digo: “Amigo, soy la última persona a la que debes preguntar”. O sea, yo he avanzado por este negocio como si fuese Forrest Gump. Estaba ansioso por estar aquí, y también muy contento, pero hasta llegar aquí tuve que hacer 4.000 envíos de mis guiones entre los 20 y los 25 años… hasta que al fin me rendí. Pensaba que a nadie le interesaba. Es una lotería, sin ninguna duda. Y al final alguien que podía hacer algo por mí me encargó un cómic de ese tipo. Fue divertido, y no me despidieron de inmediato, que es lo que pensé que ocurriría. Así que eso también fue divertido. Entregué el guión de Ultimate dos días después de que me encargaran el trabajo. No salía Spiderman, ni
tampoco había traje. O se iban a cagar en mí o les iba a encantar. Y gracias al cielo, les encantó, o de lo contrario me habría suicidado y no habríais vuelto a saber de mí jamás. A: Una pregunta de ego: ¿Crees que aceptar el trabajo en Marvel contribuyó a que la compañía recuperara parte del impulso que había perdido? B: Creo que la decisión de contratar a gente como David, Paul Jenkins, Straczynski o yo mismo implica un proceso de pensamiento del que estoy muy orgulloso de formar parte. Yo soy solo una de las cosas que salieron bastante bien. Mis objetivos son puros y también lo son los de esos amigos a los que he mencionado. Solo queríamos hacer muy buenos cómics con una voz única. Y es justo lo que quería la gente. David y yo bromeábamos diciendo que habíamos tenido que esperar a que todos los demás abandonasen los cómics para poder tener nuestra oportunidad. Ya no quedaba nadie de principios de los noventa. Todos habían ganado su dinero (o no) y se habían marchado. Nosotros nos quedamos porque íbamos a quedarnos de una forma u otra. Podría haber acabado haciendo mis cómics en blanco y negro, y con eso me habría conformado. Pero sí, tuvimos nuestra oportunidad porque en el fondo ya no podían contratar a nadie más. No creo que fuera cosa mía, pero sí creo que hubo un razonamiento ambicioso y que miraba hacia el futuro. Me gusta la gente que mira hacia el futuro. Me gusta que ocurra en los cómics y cuando trabajo en cosas ajenas a los cómics… Sí, me gusta la gente que piensa de forma creativa.
como Marvel. Pero Jinxworld es una compañía que produce Powers, y de ahí también sale mi trabajo para Marvel. Es algo bastante extraño, porque yo no le pongo ninguna etiqueta a ninguno de estos trabajos. Los trato todos por igual. Solo porque todos llevan mi nombre, deben ser tratados como si fuera el último cómic que guionice. Es como si fuera mi última oportunidad en el negocio. Le doy todo lo que tengo. No me importa nada de lo demás. Lo único importante es que este podría ser el primer cómic para alguien: o el primer cómic de su vida o el primer cómic guionizado por mí que leen. A: Buena respuesta. B: No quiero que sea una mierda. Aunque no te guste, siempre podrás decir que ha seguido un proceso de decisiones interesante. No es mi frase favorita, pero al menos me sirve para darme cuenta de que la gente le ha dado una oportunidad.
MILLAR ABRE SU MUNDO
A: Una larga. Ahora que estás con Marvel haciendo Alias, Daredevil, Ultimate SpiderMan y vas a producir una serie de animación de Spiderman, ¿consideras que eres un guionista independiente que trabaja para una gran compañía o un guionista establecido que también tiene un cómic independiente que se llama Powers? B: Tengo mi propia compañía, y uno de los servicios que ofrezco es para un gran cliente
A: Ahora, trabajando en tantas series a la vez, ¿cómo consigues darles a todas una perspectiva única? B: A) No bebo... (Risas). Hay recursos en este negocio que he ido aprendiendo sabiamente de la generación anterior a la mía. También he admirado y respetado siempre el trabajo de la gente que generaba una gran cantidad de trabajo como Jack Kirby o John Romita. Creo que la cantidad de trabajo que generaban aumentaba la calidad de ese trabajo. Creo que cuando iban en quinta marcha no era el volumen de trabajo lo que importaba, sino la calidad. Siempre he aspirado a ser ese tipo de creador. Al mismo tiempo, no quiero despertar el típico “Oh, mirad, puede guionizar 50 títulos”. No tengo ningún interés en ser alguien así. Pero puedo hacer esto. Así que no bebo y no juego a videojuegos, que es lo más horrible que les haya podido ocurrir a los cómics mainstream: la creación de la PlayStation. Si se la quitaran a todos los creadores de cómic, nadie llegaría tarde a ni una sola entrega. Una vez dicho eso, reconozco que trabajo con mucho adelanto. Voy trabajando con seis meses de antelación en todos
mis títulos. Eso significa que según el humor que tenga al levantarme, elegiré el título que quiero guionizar. No hay presión para entregar el guión: si me levanto y me apetece guionizar Daredevil, por lo general cuando el cómic sale a la venta, y Alex y yo hablamos del tema, pues escribiré sobre Daredevil porque estoy de humor para hacerlo. También puedo estar de humor para crear Powers y pasarme dos semanas generando una gran cantidad de materiales. A: ¿Cuánto tiempo te lleva crear un número entero? B: No lo sé. A veces lleva mucho y otras veces tienes un orgasmo creativo y sale solo. Sí, no es por ser grosero, pero es como si saliera algo de tu interior. ¿No te has puesto nunca ante el teclado y las cosas salían solas? No sé. Es muy orgánico. Y cuando ocurre algo tan orgánico, es muy divertido. A veces escribo algo que acaba pareciendo un guión de Alan Moore. Entonces dejo pasar un día y le doy un repaso, cambiándolo para que parezca normal. (Risas) Esa es la cuestión. Si trabajas con antelación, no hay presión. Es todo puro. Así que siempre que tengo que escribir algo con prisas, acabo odiándolo. No quiero tener esa sensación. Sí, estoy un poco malcriado, pero a mí me funciona. A: Cambiemos de marcha. Aquí las preguntas cambian un poco. He leído en la contraportada de un número de Powers que hablabas de continuidad. ¿Puedes adelantarme un par de detalles sobre tu opinión sobre la continuidad? B: ¿Qué es lo que dije? (Risas) A: Vale, te lo diré. No puedo citarlo palabra por palabra, solo el concepto básico… B: Sí, vale. A: Tu concepto básico sobre la continuidad era el respeto hacia los autores que estuvieron allí antes que tú; que no quieres contradecir el trabajo de otra persona. B: Sí. A: ¿Sigues siendo fiel a esa frase? B: Por lo general sí. No es lo único que opino, pero sí. A: Diría que la frase da la idea de que la industria del cómic, por lo general, se considera a sí misma una especie de Hollywood en miniatura. B: En realidad no. Puede que te lo parezca así, pero mucha gente que conozco en el mundo del cómic no lo tratan como el gran patio de la existencia humana. Simplemente les gusta crear cómics. A: Ehhhh… B: Ya lo sé. Hay gente así en este negocio, pero vienen y van tan rápido que para mí ni siquiera cuentan. Ellos solo crean propiedades para luego poder venderlas. Cosas de esas.
A: Pero hay gente en la industria que sigue actuando así. Llevamos desde los noventa en esta industria, y los fans siguen teniendo la percepción de que esos creen estar por encima de ellos. B: ¿Me estás diciendo que hay creadores de cómic que miran a los fans por encima del hombro? A: Sí. Y muchos. B: Hay algunos de ellos. Yo los llamaría “gilipollas”. Sí, llamémosles gilipollas… y gilipollas los hay en todas partes. No solo en los cómics. ¡En todas partes! En cuanto salgas de casa, tarde o temprano te tropezarás con un gilipollas. También hay gente, y ahora me refiero al campo de las editoriales menores, que actúa como miembros de la realeza, y que considera se que se les debería tratar con más consideración de la que se les da. Les sorprende que no sea así. Solo están esperando a que tengan su oportunidad en el sector mainstream, para así poder ser gilipollas con todo el mundo. Solo están esperando el momento adecuado. Personalmente, yo no veo los cómics de esa forma, porque hay mucha gente que no se comporta así. A: ¿Puedo hacerte otra pregunta? B: Claro. A: Con Internet como referencia, tecleando únicamente unas palabras en la pantalla, ¿cómo puede alguien hacerse una idea precisa sobre cualquier cosa? B: Este es mi consejo: limitaos a leer los cómics y disfrutarlos. textos procedentes de: herorealm.com
r o d a so n a g cur ge a con vel r ma
LOCKE & KEY: LLAVES Y MIEDOS Hayy muc Ha muchas has ma mane maneras nera raas de h hablar abla ab larr de llaa in la inoc inocencia ocen oc encia ciia y de de su pérdida, de la madurez y su llegada inexorable, de la responsabilidad ante decisiones tomadas, de la culpa y el dolor que la pérdida deja, incluso hay muchas maneras de hablar acerca de la maldad humana. Pero sólo algunos consiguen hablar de todo eso de manera atractiva, interesante e incluso, terrorífica. Joe Hill, Gabriel Rodríguez y Jay Fotos nos van a hablar de esos temas usando llaves. Para ser más exactos, usando la historia de una familia y las llaves de su casa ubicada en Lovecraft. Un marco un tanto peculiar como esa casa victoriana nos va a servir para ser testigos de una serie de sucesos que marcarán de por vida a los jóvenes que pasarán en ella en diferentes momentos históricos. La imaginación de estos artistas nos va a trasladar a un mundo de realidad fantástica en la que seguiremos a Tyler, Kinsey y Bode desde la dramática muerte de su padre. Ese suceso, en apariencia desgraciadamente casual, dará inicio a los sucesos que nos atraparán al lado de los personajes. Veremos como una joven se encierra en ella misma para hacer frente al dolor y la pérdida, observaremos como el hijo mayor (Ty) se echará a sus hombros la carga de la familia rota y como la madre intentará ahogar g su soledad
POR ARC
y culpa… joven culp cu lpaa… mientras lp mie ient ntra nt rass el jjov ra oven en Bo será ssee en muchas ocasiones el punto de vista inocente de la historia. El personaje que nos llevará de la mano para ir descubriendo cada uno de los rincones de otro de los personajes principales de la obra, la propia casa de Massachusetts. Mientras los personajes intentan superar el dolor y comprender la pérdida a su alrededor la maldad va tomando forma de manera cambiante y diabólicamente real. Mediante una plantilla ciertamente nutrida de personajes secundarios podremos acompañar a una historia entretejida con precisión de cirujano, que desde un primer momento va a plantar las bases de unos personajes que tienen cada uno características muy marcadas. No veremos ningún personaje de relleno, realmente cada uno de los que aparecen tienen un sentido para hacer lo que hacen y decir lo que dicen. Ese es uno de los encantos de esta gran obra. Uno de los pequeños placeres que da tener la obra entera en tus manos es poder ver cómo la propia casa es un personaje con entidad propia. Puedes observar como las habitaciones y puertas siempre están donde se supone que deben estar, algo realmente extraño en las obras ilustradas, donde normalmente las casas son meros fondos para los personajes y las acciones, y cambian en función de la escena según las necesidades del ilustrador. Los propios creadores hablan que querían que el lector identificara cada rincón de la casa, por eso Gabriel Rodríguez hizo planos detallados de cada planta de la casa incluso antes de comenzar a proyectar la historia en sí. Llegados a este punto no quiero hablar de llaves que abren las cabezas para extraer o introducir recuerdos, ni de puertas que te llevan al pasado donde ves los pecados de tus antepasados, tampoco me gustaría indagar en la llave que hace que cambie tu sexo, ni siquiera en la que hace que hagas un viaje extracorporal, ni, por supuesto, quiero explicarte qué tiene que ver eso con la casa de Lovecraft, o con la maldad en estado puro. Eso querido lector, es lo fantástico, quizá incluso lo de menos. Hill y Rodríguez aquí te explican como una familia supera sus miedos y afronta sus pesares. Porque hay muchas maneras de hablar de la pérdida de la inocencia.