EN Ames, Cecilia y Marta Sagristani (Compiladoras), Antigua II, Encuentro Grupo Editor, Córdoba, 2009. ISBN: 978-987-1432-24-0 978-987-1432-24-0 Título: Algunas aproximaciones metodológicas al objeto de análisis: la problemática del género en la Mesopotamia paleobabilónica. (pp. 491-502) ♠
Autora: Mgter. María Rosa Oliver (UNR) Resignificar la noción de campo caracterizada por Bourdieu (1995) para reconocer reconocer un campo metodológico- considerando las relaciones y la posiciones que se van definiendo- como lo hace Achilli (1997) posibilita pensar que, “lo metodológico” supone entrecruzar consideraciones epistemológicas, teóricas y empíricas que toman cuerpo en un determinado proceso de investigación. En este sentido, reflexionar sobre las premisas metodológicas que conducen esta investigación remite a la constitución de un campo donde se entrecruzan la situación actual de la historiografía del próximo Oriente antiguo donde se haya inmerso nuestro objeto de estudio y la necesidad de una apertura disciplinar –diálogo entre disciplinas, multidicisplinar- que permita la reconceptualización reconceptualización de la misma. En base a una convergencia teórico-metodológica teórico-metodológica se hace posible integrar desde un enfoque de género, procesos genéricos identitarios, atravesados por la desigualdad social en el análisis de un proceso histórico determinado. Uno de los primeros problemas que se presentan al abordar este tipo de investigación es el de la alteridad de tiempo y espacio. La metáfora de los estratos del tiempo que remite a formaciones geológicas que alcanzan distintas dimensiones y profundidades modificadas en su transcurrir (Koselleck, 2001 [2000]:36) posibilita pensar un tiempo no lineal ni teleológico ni tampoco circular y recurrente. Este planteo se hace significativo al reflexionar sobre la alteridad de tiempo/espacio que compete al período histórico considerado – la Mesopotamia del II milenio a C.-
y a los sujetos sociales sociales y sus prácticas, prácticas, análisis que se está privilegiando privilegiando aquí. aquí. La otredad
puede ser identificada en sus densas relaciones sociales en tiempo y espacio, si es pensada en la complejidad de los estratos temporales que permite considerar el problema del cambio histórico, no de manera lineal sino con sus avances, retrocesos, discontinuidades discontinuidades y rupturas 1.
Este artículo es parte del capítulo metodológico de la Tesis de Maestría “El espacio socio-cultural de la mujer en la sociedad paleobabilónica: espacio construido, con struido, espacio atribuido, durante d urante los reinados de Hammurabi y Samsuiluna (1790-171 2 a.C.)”. 2005 1 Kosselleck propone un método histórico-antropológico-conceptual, donde se deben considerar las condiciones metahistóricas más generales que se descubren al relacionar las transformaciones producidas en las formas de la experiencia histórica con los cambios observados en los modos de representación de las realidades sociales: (…) un tiempo que se registra, un tiempo que se desarrolla (continuación diacrónica de la historia) y un tiempo que se reescribe [ Ibidem Ibidem: 31, 57-82]. En este sentido ya Shutz planteaba la idea de realidad interpretada, que el mundo social es la totalidad de perspectivas, que la conciencia del otro no me es totalmente ajena. Se está hablando de sujetos cuya conciencia se forma socialmente y existe una intersubjetividad instalada desde ese momento. Comprender al otro no es ponerse en su lugar como planteaban los historicistas, ni tampoco reconstruir algo previo al lenguaje en que otro expresa sus enunciados, sino es reconstruir enunciados accesibles inmediatamente a través del lenguaje (Schuster, F, 1995: 31-39). La corriente hermenéutica representada por Gadamer y Ricoeur pasando por Peter Winch en lo lingüístico, fundamenta la noción de interpretación que aparece como un acuerdo celebrado entre los preconceptos, pensados como conocimientos previos. En la idea de Gadamer siempre hay contenidos previos a partir de los cuales me enfrento a un texto a un sujeto de otra cultura…pero ♠
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Estos postulados ayudan a enfrentar el enorme hiato temporal y espacial que nos separa del proceso histórico a considerar. La reconstrucción de la historia antigua en este caso de la dimensión espacio- temporal del Próximo Oriente se enfrenta, en el proceso de producción de conocimiento, con un fuerte supuesto del sentido común - “¿Qué hay de nuevo para decir sobre la historia antigua? Ya fue escrita.”- desde el saber académico, los subterfugios utilizados para desestimar los trabajos de historia antigua son menos explícitos aunque no por eso menos fuertes. Supuestos que cobran mayor trascendencia al considerar los trabajos de los asiriólogos, tan ligados a la discusión terminológica-filológica dejando de lado la problematización conceptual de los procesos históricos antiguos. En el área bajo estudio, una vertiente importante de asiriólogos occidentales e historiadores del derecho, se enrolaron dentro de la corriente más tradicional y aún antes, los anticuaristas, se acercaban a la historia del próximo Oriente antiguo, desde la historia del arte, en la preservación/saqueo del patrimonio cultural; los museos europeos y los coleccionistas privados dan fe de esta “preocupación”. El análisis de las sociedades antiguas estaba inmerso en una reconstrucción histórica marcada por el positivismo y el historicismo de tono filológico, predominando la asiriología como prácticamente la única reconstrucción histórica posible para el Próximo Oriente. Aunque la importancia de la arqueología no pudo obviarse, aún quedaba mucho por hacer. De una manera casi tardía con relación al resto de la renovación historiográfica comenzaron a ponerse a prueba distintas estrategias metodológicas para abordar la historia del Antiguo Oriente, un verdadero “laboratorio”, fase pre-paradigmática (Liverani, 1995) de reconstrucción del conocimiento histórico, en la que se propugna una apertura multidisciplinar de retroalimentación, de préstamos conceptuales, donde la historia y este segmento en particular, se sienta parte constitutiva de las ciencias sociales. La propuesta metodológica que aquí se despliega fue construida para considerar particularmente la problemática del género y la situación social de la mujer en una sociedad antigua como la paleobabilónica, se mostrarán aquí el proceso metodológico 2 (marchas y contramarchas, partidas falsas) que sostuvo el recorte investigativo esencialmente histórico e interpretativo enriquecido en la retroalimentación disciplinar, es decir que se estructura sobre una dimensión témporo-espacial que privilegia el cambio social para pensar los procesos históricos,
siempre hay un marco ordenador desde el cual voy a interpretar el mundo. En realidad…hay interpretaciones que suponen el acuerdo entre el investigador, su marco teórico-metodológico y lo investigado ( Ibidem: 36-38) 2
Al intentar reconstruir el proceso de investigación en toda su complejidad surgen sus marchas y contramarchas, el estado de confusión previa, las partidas falsas, angustias que no se perciben en el producido final, prolijamente ordenado.
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con plena conciencia de que sólo es posible una aproximación a la reconstrucción histórica, es decir, a un fragmento sesgado de la realidad social de una época determinada. El primer contacto nos enfrenta a la pre-construcción historiográfica de nuestro objeto de análisis: la situación de la mujer durante un período muy antiguo: la sociedad paleobabilónica del segundo milenio a.n.e., donde surge como problemática cuáles fueron los espacios que se le atribuyeron y los que logró construir 3. La historiografía tradicional – como se ha expresado- no alcanzaba para construir las herramientas necesarias para abordar el problema de investigación. Se necesitaba entonces, una verdadera conversión de la mirada que permita una construcción del objeto que considerara los supuestos básicos subyacentes 4 (Gouldner, A., 1979,) para poder alcanzar una comprensión más acabada. La posibilidad de resignificar conceptos como el de circulación partiendo de aquella idea de “hecho social total” al estilo de Mauss y no el de “bien “puesto en circulación de Levi-Strauss – que se había incorporado acríticamente en nuestro primer acercamiento-, permitió poner en consideración esferas como la sacra y la profana, donde lo erótico participa de ambas para rescatar otros matices, más simbólicos que involucran al universo femenino. Es posible distinguir dos niveles de análisis
interrelacionados
pero que pueden ser
diferenciados analíticamente. El primero refiere a nuestras herramientas de análisis los conceptos operativos y el segundo a los instrumentos que permiten con el aporte de las técnicas del análisis discursivo la interpretación de las fuentes textuales. 1. ARTICULACIÓN CONCEPTUAL
La convergencia teórico-metodológica intenta lograr un diálogo entre disciplinas fundamental para la comprensión de los procesos que dan especificidad las sociedades antiguas y a la que nos atañe en particular. Se asume la tarea de aguzar los instrumentos teóricos e interpretativos que permitan su abordaje, sin caer en anacronismos o simplificaciones contemporáneas. Es necesario refrescar nuestra mirada y renovar el dispositivo teórico, apuntando a la elaboración de una nueva conceptualización, que permita subsanar una de las debilidades más profundas de la Historia del Antiguo Oriente. Sin tratar de forzar el análisis, se plantea utilizar 3
Entre los espacios asignados se encuentran los adjudicados por la propia historiografía. El objeto pre-construido que llega desde al decir de Bourdieu (1995: 161-197)- el sentido común ordinario, pero también del académico, sobre el proceso histórico que se aborda en este trabajo, remite en una primera instancia al objeto preconstruido por la historiografía y la antropología en torno a las relaciones de parentesco y matrimonio. Se procederá en una segunda instancia a la deconstrucción ( Ibidem: 161-197) de los lugares asignados por la historiografía a aspectos y prácticas de algunas mujeres de aquella sociedad: las nadītum, las aššat-awīlim, las šugītum y las antum, y las sābītum- harimtu entre otras. 4 El autor define estos principios de la siguiente manera: “Las teorías sociales formuladas de manera deliberada, podríamos decir; con un exceso de simplificación…contienen al menos dos elementos discernibles. Uno de ellos está constituido por los supuestos formulados de modo explícito, a los que podemos llamar ‘postulaciones’. Pero contienen mucho más. También incluyen un segundo conjunto de supuestos no postulados ni rotulados que denominaré ‘supuestos básicos subyacentes’…afirmo, pues que la labor de los sociólogos, como la de otros, se halla influida por un conjunto subteórico de creencias … son herramientas cognitivas cargadas de afectividad que surgen en los comienzos de nuestra socialización dentro de una cultura particular y se hallan profundamente arraigados en nuestra estructura de carácter”.
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conceptualmente nociones y herramientas teóricas construidas para la cuestión étnica, repensándolas para la problemática del género. Se están definiendo aquí los aportes conceptuales que coadyuvan al análisis:
Conceptos operativos que se privilegiaron para abordar las fuentes y la interpretación en esta investigación: patriarcado; procesos genéricos identitarios; género/sexo: relaciones de género; masculinización del poder; circulación; desigualdad social; espacio socio-cultural de la mujer Patriarcado: El concepto resignificado por Steve Stern 5 (1995: 42-43) resulta especialmente útil para analizar la sociedad paleobabilónica ya que no toma como eje la victimización de la mujer, como un colectivo social enfrentado a otro, sino que posibilita comprender la estratificación social y las tensiones de género entre los hombres y las mujeres pero también las jerarquías, alianzas, subordinaciones, tensiones intra-género y desigualdades al interior de la sociedad.
El rey
Hammurabi es percibido como un padre engendrador para su gente, personifica a un Estado que eleva a su máxima expresión la metáfora de las relaciones de parentesco como matriz social que legitima la dominación masculina.
Procesos genéricos identitarios : La identidad de género es un componente de la identidad social, es un concepto con fuerte carga polisémica que necesita ser analizado con una mirada pluridisciplinar. Los procesos genéricos se constituyen a través de la relación contrastiva entre dos colectivos: hombre-mujer/mujer-hombre. La alteridad pensada como otro absoluto en la relación entre hombres y mujeres, no niega al otro –cómo suele ocurrir en las relaciones interétnicas- pero el colectivo femenino queda incorporado a relaciones de dominación/sometimiento atravesadas por alianzas y complicidades ligadas a la desigualdad social. Concepto clave para nuestro análisis el de procesos genéricos identitarios que surge de un préstamo de la antropología: las relaciones interétnicas presentadas como “procesos étnicos indentitarios” (Vázquez, H., 2000: 41-122) oficia, en alguna medida, de síntesis de las mismas y nos permite parafraseando a su autor, pensar en “procesos genéricos identitarios 6”. 5
“…el patriarcado se refiere a un sistema de relaciones sociales y valores culturales por el que: 1. los varones ejercen un poder superior sobre la sexualidad, el papel reproductivo y la mano de obra femeninos; 2. tal dominación confiere a los varones servicios específicos y estatus social superior en sus relaciones con las mujeres; 3. la autoridad en las redes familiares se confiere comúnmente a los ancianos y a los padres, lo que imparte a las relaciones sociales una dinámica generacional y de género, y 4. la autoridad en las células familiares sirve como un modelo metafórico fundamental para la autoridad social más generalizada . En tal sistema social los privilegios de servicio y de posición basados en el género no sólo marcan las diferencias entre hombres y mujeres, sino también constituyen una base para la alianza, la subordinación y la estratificación entre los varones y entre las mujeres.” 6 Entendemos por tal un proceso constituido por prácticas con un significado económico-socio-cultural, simbólico y político claramente delimitado. En realidad, doble proceso, que incluye tanto la sensación de pertenencia, de adscripción al grupo como la atribución por los otros de ese lugar. El concepto agrupa distintas variables de análisis como la permanencia , relativa a la conservación o reproducción de un grupo o sector- sin que esto implique que no existen cambios-, la alteridad , es decir, la constitución a partir de lo opuesto (que puede incluir el conflicto como parte del contraste), y la identificación con el otro. Estas variables toman cuerpo a través de las prácticas sociales de los sujetos. Los procesos genéricos identitarios se encuentran enraizados en la interiorización por las mujeres de normas enunciadas por los discursos masculinos (Chartier, R., 1992: 97-103). En este sentido parece ineludible reparar en el dispositivo -desplegado en múltiples mecanismos- que en esa sociedad garantizó o debió garantizar que las mujeres aceptaran los lugares que se les
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Género/sexo: relaciones de género 7: El género se reduce incluso en ámbitos académicos a un concepto asociado con el estudio «de las cosas relativas a las mujeres». Es importante señalar que el género afecta tanto a hombres como a mujeres, que la definición de feminidad se hace en contraste con la de masculinidad, por lo que género se refiere a aquellas áreas –tanto estructurales como ideológicas– que comprenden relaciones entre los sexos. Al emplear el concepto de género se designan las relaciones sociales entre los sexos. La información sobre las mujeres es necesariamente información sobre los hombres. No se trata de dos cuestiones que se puedan separar. Dada la confusión que se establece por la acepción tradicional del término género, una regla útil es tratar de hablar de los hombres y las mujeres como sexos y dejar el término género para referirse al conjunto de ideas, prescripciones y valoraciones sociales sobre lo masculino y lo femenino. Los dos conceptos son necesarios: no se puede ni debe sustituir sexo por género. Son cuestiones distintas. El sexo se refiere a lo biológico, el género a lo construido socialmente, a lo simbólico ( Ibidem). En ese sentido ya había sido construido por Gerda Lerner (1995) parece pertinente el concepto de género así entendido para nuestro análisis, también Joan Scott (1985) lo piensa como una categoría útil para el análisis histórico. De acuerdo con lo expresado género y sexo no pueden ser desgajados y este último tiene una fuerte impronta biológica, sin embargo es necesario matizar en el sentido que le da Kelly en cuanto a que la característica que distingue universalmente a todas las mujeres es su sexo, lo que le confiere una identidad.
Masculinización del poder: Esta categoría analítica que nos llega desde la antropología (Balandier, G., 1975: 55 y ss.) analiza grupos aborígenes actuales, y utiliza el concepto de
masculinización del poder para casos de mujeres que tienen un rol en la toma de decisiones 8. Esta relación entre el poder y la masculinización nos permite inferir que cuando la mujer detentaba cierto poder, los atributos que caracterizan su sexualidad debían desdibujarse.
Circulación: Reflexionar sobre la historia social del concepto de circulación (Bourdieu, 1995) remite a al admirable Essai sur le don , en aquel estudio, hoy clásico, Mauss se propone mostrar, en primer lugar, que en las sociedades “primitivas” el intercambio se presenta no tanto en forma de transacciones como de donaciones recíprocas; luego, que estas donaciones recíprocas ocupaban en las sociedades antiguas mayor significación que en la nuestra; por fin, que esta forma “primitiva” atribuyeron y que consintieran en las representaciones dominantes sobre las diferencias de género como fueron: la división de tareas, de espacios, la inferioridad jurídica y la casi total exclusión de la esfera pública (Oliver, M.R & E. Ravenna, 2000). 7 La polisemia en que se ve sumido el concepto de género se refleja en la dificultad inicial: para utilizar esta categoría es que el término anglosajón « gender » no se corresponde totalmente con nuestro género en español: en inglés tiene una acepción que apunta directamente a los sexos (sea como accidente gramatical, sea como engendrar) mientras que en nuestra lengua se refiere a la clase, especie o tipo a la que pertenecen las cosas, a un grupo taxonómico, a los artículos o mercancías que son objeto de comercio y a la tela. La autora plantea irónicamente que decir en inglés "vamos a estudiar el género" lleva implícito que se trata de una cuestión relativa a los sexos; plantear lo mismo, en castellano, resulta críptico para los no iniciados; ¿se trata de estudiar qué género, un estilo literario, un género musical, o una tela? (Lamas, M., 1997) 8 "... su femineidad es amputada,… la kalyota se encuentra desexualizada hasta cierto punto – es 'hombre' en tanto que detenta un poder político..."
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de los intercambios no sólo tiene esencialmente un carácter económico, sino que nos pone en presencia de lo que denomina "un hecho social total", dotado de una significación a la vez social y religiosa, mágica y económica, utilitaria y sentimental, jurídica y moral (Mauss, 1960 [1925]). En la historiografía y antropología económica actual el concepto se encuentra más ligado al intercambio mercantil. Sin embargo si se retoma el sentido que le diera Mauss – en el contexto que nos interesa y sin tener en cuenta los planteos peyorativos como es el caso de “primitivos” propios de la época de producción- se convierte en un concepto llave que abre la posibilidad de pensar en intercambios fluidos de dioses femeninos y masculinos; de mujeres y hombres; de bienes y servicios, etc. En la sociedad bajo análisis esta circulación más fluida que se propone puede ser observada en la estructura de la familia, en las ceremonias en torno al matrimonio en el contacto entre familias o grupos domésticos (Postgate, 1999) en este periodo es casi imposible diferenciarlos como dos instituciones separadas.
Desigualdad Social: Nuestra concepción histórica considera la desigualdad social como parte constitutiva de las relaciones sociales y que con variados matices recorre los diferentes procesos históricos. En ese sentido es que se la está considerando como un aspecto estructural en la constitución de los “procesos genéricos identitarios”.
Espacio socio-cultural de la mujer: Comenzar por plantear la ambigüedad y la polisemia que atraviesan el concepto de cultura es una de las preocupaciones de Williams (1990 [1976]) que realiza un rastreo del concepto y trata de delimitar el mismo 9: Nuestro análisis intenta reconstruir ese ambiguo campo cultural, tratando de posicionarse en el centro de una intersección de miradas que si bien considera al género como uno de sus ejes también contempla las relaciones sociales en las que la mujer está inmersa, así como también la especificidad relativa a cada período histórico y la construcción del espacio socio-cultural femenino. 9
“Es por lo tanto necesario, argumento en una innovación decisiva, hablar de "culturas" en plural: las culturas específicas y variables de diferentes naciones y períodos, pero también las culturas específicas y variables de grupos sociales y económicos dentro de una nación. Este sentido, que se ha convertido en común en la antropología y la sociología del siglo XX, y por extensión en uso general, sin embargo, permaneció comparativamente aislado en todos los idiomas europeos hasta mediados del siglo XIX y no fue completamente establecido hasta el siglo XX9. … dentro de la disciplina, el uso conceptual tiene que ser clarificado. Pero en general, es el rango y sobreposición de significados lo que es significante. La complejidad de sentidos indica una complejidad de argumentos acerca de las relaciones entre el desarrollo humano general y una forma particular de vida, y entre ambos y los trabajos y prácticas de arte y la inteligencia. Dentro de este complejo argumento hay posiciones fundamentalmente opuestas tanto como efectivamente sobrepuestas. Comprensiblemente, también hay muchas cuestiones no resultas a la vez que respuestas confusas. Pero esos argumentos e interrogantes no pueden ser resueltos reduciendo la complejidad del uso actual de la palabra .…Esta compleja palabra indica que esas variaciones, del tipo que sean, envuelve necesariamente visiones alternativas de actividades relaciones y procesos. Es decir, la complejidad no esta finalmente en la palabra, sino en los problemas que significantemente indican sus variaciones de uso . …En su sentido moderno, la palabra esta disponible solo cuando el sustantivo general se ha vuelto familiar en su sentido artístico e intelectual o antropológico. Es interesante notar que el aumento constante del uso social y antropológico de cultura y cultural y tales formaciones como subcultural (la cultura de un grupo pequeño distinguible), con la excepción de ciertas áreas, han sobrepasado o disminuido en forma efectiva la hostilidad9 y el desasosiego y embarazo con que era asociada”. (op.cit:7682) . ∗
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2. LA RECONSTRUCCIÓN HISTÓRICA Y EL TRATAMIENTO DE FUENTES TEXTUALES La tradicional consideración de las “fuentes de la historia” como las referidas casi exclusivamente a la documentación original de archivo, debe ser sustituida hoy por una concepción y tratamiento mucho más amplio. Una de las características más acusadas de la actual utilización de la documentación histórica es la concepción cada vez más extendida de que “fuente para la historia” puede ser y de hecho es, cualquier tipo de documento existente, cualquier realidad que pueda aportar testimonio, huella o reliquia, cualquiera que sea su lenguaje (Aróstegui, J.,1995). Bajo la denominada “Escuela de Annales” comienza a ampliarse la noción de documento… Lucien Febvre también lo sostenía 10. La tradición historiográfica decimonónica que establecía la supremacía absoluta del documento escrito, no aceptaba la interpretación de las fuentes textuales, reduciéndolas a reservorios de información, desestimando el marco teórico hace tiempo que se ha visto cuestionada. La teoría de la comunicación posibilitó un tipo de análisis, en cuanto a como se producía la comunicación entre emisor y receptor (Civil, M., 1980). Esta teoría consideraba el análisis del mensaje como uno de sus ejes y si bien podía considerar la interferencia o el ruido como una especie de mediatización no era ese su objetivo 11. El análisis del discurso 12 en el sentido instrumental que aquí se esboza, posibilita la interpretación de las fuentes escritas y una reconstrucción histórica que permita descubrir los múltiples condicionamientos que atraviesan lo textual pero también lo social 13. El discurso y su sujeto 14, al que solo podemos conocer por su discurso, adquiere ciertas peculiaridades en una sociedad antigua como la que se analiza. La mayoría de su población es iletrada (de un 90 a un 99%), se toma contacto con aquellos sujetos a través de tablillas cuneiformes, (descifradas, transliteradas, normalizadas) convertidas en fuentes textuales en su .“Hay que utilizar textos, sin duda. Pero todos los textos. Y no solamente los documentos de archivo, en favor de los cuales se ha creado un privilegio...También un poema, un cuadro, un drama son para nosotros documentos, testimonios…” (Ibidem) 11 En esta perspectiva, el mensaje es una transferencia donde la mediación es descartada, todo puede ser transmitido, sobre el emisor descansa todo el peso de lo dicho, lo explícito. De alguna manera, se soslaya el tema de la mediatización en una ficción de objetividad donde la emisión es el espacio más importante. Sin embargo no alcanza para producir un análisis histórico que permita indagar sobre el entramado social, las interferencias, la intencionalidad del texto, entre otras cuestiones. 12 El discurso se visualiza como un producto social que constituye al sujeto. Se postula un sujeto productor y una relación dialógica entre autor-lector. La noción de sujeto es necesaria para dar cuenta de la transformación de la lengua en discurso (Lozano, J., PeñaMarin, C. y G. Abril, 1997) El sujeto productor del discurso se une a la observación de su presencia en su propio discurso. “El acto individual de apropiación de la lengua introduce al que habla en su habla” (Benveniste, 1970). El discurso es el lugar de construcción de su sujeto. A través del discurso el sujeto construye el mundo como objeto y se construye a sí mismo (Greimas, 1976/1979)12. 13 La apelación a este recurso no debe confundirse con los postulados postmodernos en los cuales: ¡El mundo es un texto!, que puede ser leído en base a múltiples interpretaciones, postura que llevada a extremos invalida la posibilidad del conocer. El análisis que se privilegia es histórico, donde el contexto económico social está señalando relaciones sociales y elementos estructurales y simbólicos que pueden adquirir una mayor relevancia al ser repensadas a través de este instrumento. 14 El sujeto de la enunciación que no debe confundirse con el sujeto empírico (emisor, autor) que efectivamente haya producido el texto. El discurso es un proceso social de producción de sentido que establece sus propias coordenadas muestra su contexto, construye un espacio, un tiempo y unos actores (Lozano, J., Peña-Marin, C. y G. Abril, 1997). 10
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mayoría “oficiales” así como las literarias y algunas muy pocas del ámbito de lo familiar-privado, que poseen un importante grado de riqueza aunque no se debe olvidar que han llegado hasta nosotros a través de un contexto discursivo histórico y arqueológico 15 que necesita ser revisado. Su procedencia suele ser mayoritariamente estatal, la realeza y su aparato burocrático se constituyen en muchos casos en el sujeto de la enunciación y las mujeres que buscamos se encuentran de ligadas a él, interactuando en ciertos espacios y solo aparecen por anomalías, delitos, procesos, o solo en algunos señalamientos del operativo de control. Esa escritura que representa solo a una minoría debe ser pensada tratando de rescatar la oralidad a través de la impronta escrita. La mayor producción textual –como se ha dicho- tiene origen estatal, por ello sólo percibimos algunas “voces” aisladas de ciertos sectores sociales asociados al poder político, donde algunas mujeres poseen ciertas prerrogativas. Pero, ¿qué ocurre con el inmenso caudal de las sin voz, de las mujeres del común? Conocemos su presencia, pero se encuentra velada, obturada a nuestra mirada. Los documentos permanecen habitualmente mudos, silenciosos con relación a ellas. En estos silencios, entre lo dicho y lo no dicho 16, se buscaron los resquicios e indicios que permitieron comprender las condiciones en que vivían la mayoría de ellas, y no sólo las que precisamente por su condición privilegiada, habían dejado su huella en el registro escrito. Tener en cuenta toda esta complejidad nos compromete a una reflexión del texto y del contexto donde el entramado social en el que esta inserto el sujeto de la enunciación productor del discurso analizado quede al descubierto 17.
Presentación de las fuentes utilizadas bajo estas premisas metodológicas: Se consideraron fundamentalmente fuentes textuales; se entiende por ellas los testimonios que nos llegan a través de la palabra escrita ya sea impresa, manuscrita, grabada en piedra, o en tablillas, los que se convierten en fuentes por los interrogantes que les hacemos en el presente. Muchas de ellas son 15
Los aportes de la arqueología son significativos para el análisis de este tipo de sociedades, sin embargo esas ricas fuentes materiales también se vuelven textuales y sufren las mediatizaciones mencionadas. 16 La constitución de la subjetividad se produce a través de la incorporación del lenguaje entendido como discurso, del tránsito de saberes, pero también de lo no dicho, de lo que está implícito. Los semióticos suelen hacer una distinción analítica entre dos tipos de significados respecto a su referente. Muchos de ellos definen significado en términos de las asociaciones denotativas y connotativas producidas en un lector al decodificar un texto (Eco, H., 1980, Liverani, 1982). La denotación tiende a ser descrita como la definición literal , obvia o del sentido común del significado de un signo, mientras que la connotación se refiere a las asociaciones personales y socio culturales, como son las ideológicas y emocionales. Es decir que, el sujeto de la enunciación es un sujeto social, fundamentalmente histórico, atravesado por múltiples voces y múltiples condicionamientos políticos, económicos, sociales, culturales e ideológicos. Esta perspectiva nos exige una reconstrucción histórica del período que produjo el documento/monumento, es decir desmontar, desestructurar el documento poniendo en evidencia su carácter de monumento que incluye su utilización por parte del poder (Le Goff, J, 1991[1977]:227-239) 17 Se instala un nuevo modo de percepción a través del enunciado que se refuerza con marcas de los índices de la persona que enuncia el lugar del yo. Marcas del yo en el sentido de deixis, es decir, mostrar las marcas deíticas que en realidad son símbolosíndice que señalan , la persona, el tiempo cronológico en el que se halla o el sitio en que se encuentra; gramaticalmente son los pronombres aunque no todos los pronombres operan como deíticos. Fenómeno que no se produce más que en y por la enunciación, el término ‘yo’ denota al individuo responsable de la enunciación, el término tú al individuo que está presente en ella como alocutario ( Marafioti, R. (comp.),1999)17, para nosotros destinatario. Nos introduce aquí en la problemática del destinatario: explícito e implícito, es decir, en la intencionalidad discursiva. En el discurso histórico ni el sujeto ni el destinatario es individual sino social.
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hoy corpus documentales de fuentes éditas que permiten su incorporación al proceso de producción de conocimiento simplificando la crítica externa e interna del documento. El inmenso caudal de tablillas descifradas, transliteradas y finalmente traducidas tiene como contrapartida una cifra igual o superior de las que aún no hay sido rescatadas lo que condiciona de alguna manera nuestra posibilidad de reconstrucción histórica. El análisis de fuentes textuales que se privilegió fueron: ♣
Compilaciones legales (hammurabiana y de E šnunna; Cartas de Hammurabi a sus funcionarios particularmente: Cartas de los archivos de Sin-Iddinam y de Šamaš-Hāzir. Contratos matrimoniales/Procesos de disolución de matrimonios/ Contratos de venta y fuentes literarias: Enuma Elish y
la Epopeya de Gilgamesh .
REFLEXIONES FINALES En esta presentación se ha tenido la intencionalidad de mostrar la trastienda del proceso de investigación. Si lo “metodológico” supone entrecruzar consideraciones epistemológicas, teóricas y empíricas fue necesario primero, realizar algunos planteos teóricos en relación a la temporalidad/espacialidad -problemática histórica, si las hay-. También se hizo necesario exponer como se ha desmontado y reconstruido el problema de investigación señalando los lineamientos que permitieron cimentar un estado de la cuestión/ estado actual de los conocimientos sobre el tema/o estado del arte -según desde donde partan los planteamientos metodológicos- que pudiera ir develando capa tras capa al objeto preconstruido desde el sentido común más simple hasta el académico. Se han mostrado la elección, resignificación, pertinencia y puesta en práctica de los conceptos operativos que apuntalaron nuestra investigación y permitieron reconstruir el objeto de análisis que es la problemática de la mujer en un período muy antiguo como parte de la estructura social. Profundizar y rescatar de las brumas del pasado la problemática de la mujer es una tarea ardua, ya que la aproximación a una sociedad antigua, si bien es posible, con ayuda del registro arqueológico que permite tener una perspectiva de los espacios domésticos y de trabajo de la mujer; no es suficiente, y se necesita el acercamiento más rico que se produce a través de lo textual. Análisis que tuvo que considerar la mediatización, debida tanto a su lugar de producción como a la ideología que la sustenta. Se ha apelado al diálogo entre disciplinas principalmente antropología, sociología, lingüística, entre otras, para abordar el problema de investigación que permitió ese contacto más fluido con las que se denominaron herramientas de análisis: los conceptos operativos; e instrumentos de análisis de indispensable ayuda para interpretar las fuentes textuales: las técnicas que aporta el análisis discursivo. Se han omitido en este artículo el desarrollo analítico de las
Se han omitido en este artículo el desarrollo analítico de las fuentes textuales para adecuarnos al número de páginas solicitadas (sólo se las mencionó). ♣
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fuentes textuales para adecuarnos al número de páginas solicitadas
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(sólo se las mencionó) sin
embargo aunque es la instancia más descriptiva, se la considera fundamental para la reconstrucción histórica ya que allí se señala desde que lugar y con que recaudos se las interpretó. Lo que antecede es una reflexión sobre el proceso de investigación tratando de recuperar esa etapa tan rica de marchas y contramarchas de angustias latentes pero también de creatividad.
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