OBJETO Y METODO EN HISTORIA HISTORIA DE LAS IDEAS POLmCAS
Investigaciones y Ensayos 49
enero ~diciembre ~ diciembre de 1999
BUENOS AIRES
1999
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Le asiste razon it Roger BausheeT cuando afinnaque '~lahistoria, de las ideas es, comparativaroente, un campo nuevo de estudio: au n
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anhela ser reconocida en un mundo mayoritariamente homl"'. La afir~ maci6n en cuesti6n no se remonta alas prirneras
decadas del siglo,
como podrla sospecbarse; es formulada en 1979Jy pone en evidencia aquello que perciben los que cultivan esta disciplina, a diario, cuando sienten la necesidad de jU3tijicar su autonomfa acad6mica y, mas aun, eJ Iugar que ocupa en reIaci6n con el saber bumanfstico en general. De a m la necesidad de considerar, en primer lugar, dos cyestiones centrales: la pertenencia de Ia disciplina al ambito generico ,de' la Historia, y su vinculacion con el saber politico.
1. L A HrSTORlA
DE LAS IDEAS pOLfnCAS Y LA HISTORIA
1. La primera pregunta que ineKorablementedebemos formularnos' gira en tome de la posibilidad de historiar las·ideas. l.Son las ideas un objeto posibJe del saber hist6rico? La necesj~~ de responder a este
cuestionamiento, que pareciera tener unaresppe~ ob"ia POi' la afirmativa, nace como consecuencia dela adverteJl~~que hizo nada ma s y nada menos que Ortega y Gasset: ~~unahistoti4 de l;s ideas, seglin
suele entenderse este titulo, es imposible"2. I ROOER HAUSfSEllR,
"Introducci6u"a ISAlAH B
sobre historia de las ideas, Mexico, Fondo d e Cultiua 2 Jos~ OIlTEGA Y GASSeT, "Prolago •• H istoria. 1. VI, Madrid, Revista de Ocei
en Obras Camp/etas,
Ort'r t!l1a c:orrienre. Ensayos ita, 1979, p . J7. ojla de Emile Brehier", ,p.392.
A pesar de la aparienCia negativa del aserto, en el mismo enuncia, do estila respuesta: a juicio de Ortega, la historia de las ideas segU :n sue/e entf!lldirse/a, como la exposici6n cronol6gica de "abstractos de ideas" sin vinculaci6n can sus circunstancias, es inviable. Como se pue de ver, no se tra ta de un a,n ega cion de la pos ibili dad de his tor iar'l as ideas, sino de una critica a ciertos enfoques metodo16gicos, a ciertas pra cti~ ~ difu ndid as en la his tor ia de la filo sof ia que en ens ayis ta esp aiI.?~crtttca acerbamente. Lejos est&, sin embargo; de sostener [a imposi-" b~h dad de est a disc iplin a. Lo que est i enj ueg o es un a crit ics me tod oI6 -' gl(~a sobre la que volveremos cuando nos ocupemos especificamente del tema. \
2., ~alvado este aparente o~culo, corresponde abora considerar la relacton propuesta: l.quepapel cumplen las ideas en la historia? i,Cual es la presencia real de las ideas en el desarrollo de la convivenciahumana? £S'b ien conocida la posici6n de Collingwood, que podrfa reswnirse en aquelJo de que "no puede haber bistoria de otra cosa que no seael pen sam ien to" 3. Po sici6 n ext rem a, si se quie re, pero que con trib uy6 en su momento a Hamar la atenci6n sobre la trascendencia de las ideas en el desenvol~imiento hist6rico Y. por ende, sobre la necesidad de abon" dar 5U estudlo 5i 5e pretende alcam:a: un ccnocimiento cabal del pasado.' y su significaci6n. Si bien no creemos que los estudios hist6ricos se agoten en eI an8.lisis de la evolucion de las ideas, entendemos, sin' embargo, que el pensamiento tiene en el proceso historico una relevan" cia que la histaria tradicional muclw veces desconoci6. Esta relevancia ha sido puesta en evidencia por Jose Antonio Maravallcon singular aeierto: ' ,', Los hechos humanos son siempre bechos envueltos en un pe ns am ien to, sQnhechos que van tejidos siempre con ideas, sentimientos, aspiracione$,i' voliciones, etc., desprendidos de 10s cuides aquellos no, es que restiJt!!~')' I:Unputados,sinoq~ ~omo he c ;l1os, humMOS nRexisten. Hay, pues"qi~?J: 'acudir a las fuentes coebineas para dilueidar ese tejido de pensamientO~"'" de que 105 hechos estlin formadas, ese pensarniento de Ja epocaqueN»f '
ha de deeir, junto a Jo que el heeho, materialmente es, 1 0 que es hist6ricamente, en (manto que hecho pensado, querido, sentido por quien 4 10 realiz6, por quienes 10 sutiieron, por quienes 10 eontemplaron • La pregunta par la relacion ~e las ideas y la historia .tien~, pues, esta respuesta evidente: la histona de los hombres es la hlstona de 10 que esos hombres pensaron, que se traduj~ e~ su~ hechos y dichos, en sus escritos y monumentos, en las fonuas lRstltuclonales que adoptaron a 1 0 largo del tiernpo, en sus acciones y omisiones, en tanto que deseadas, queridas y, por tanto, pensadas. No quie re dec ir 1 0 anterior que toclas las conduc~ de t~dos }~s hombres, a 1 0 largo de la histOria, sean el fruto de las l~eas ststematlcas elaboradas. Ni que Ias ideas especiflcamente POUtlCas tengan tal uni~ersaHdad. Masadelante rios ocuparemos de losdiversos riiveles de formalizaci6n que en este terreno se puede alcanzar. Lo que se ,uiere pon er en evid enc ia es que la vida de 105 hombres y 10 que elIos ptensan conforman un compuesto. una trama de hilos inseparables que constituyen el tej ido historico. Por ello concluimos con el mismo MaravaH:
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la historia deJ pensamiento politico viene a ser la misma Historia, vista desde eJ entramado de la significaci6n, y del sentido que 105 hombres dan a 1 05 actos que realizan en SUcOD vivencia politica'.
3. Surge de 10 dicho una conseeuencia que deberemos tener muy pre sen te a la ho ra de ocu pam os del me tod o ~e la Hist oria ~e I~ idea s poH tica s. Co mo ha hec ho not ar Ort ega ; refm end ose a la Hts tor ta de la filosofia., la fecha que la habitual bistoria de la nlosoffa atribuye a una doctrina es una marea cxterna que, sobre.',~~la pon e el historiador para no confundirse el y someter a un orden~~quiera la pululacron de doctrinas. Cuando nos diceqlt~ la filosofia d~rPlat6n,es.del si81o.IVa. C.,s6Jo
quiere decir que acontecioen'eSe4lnbitifctOrio16gico ":"nosignifica de • JOSE ANTONIO M A A A VALL, "La historia deIpensamiento politico, la ciencia p o lftica y la historia", Revista de EstudiQ$Pol{ticO$,'fl~84, noV'.-dic. t9S5, Madrid, Instituto de Estudios Politicos, p. 28, Ibide m, p. 64 .
hecho para 6110 que debfa sipificar, a saber: que la filosofia de PlatOn es siglo IV a. C., que est! hecha de especial materia-Ia estruetura de la vida humana en ese siglo; m as rigurosamente hablando, la de una detenninada·generacion 6.
Es este un dato que en ning(m momento puede perder de vista el bistoriador de las ideas: &qUeUode 10 que se ooupa -las ideas- no constituye un ohjeto intemporal. Por mis que pueda hablarse, como veremos, de "cuestiones. perennes" de filosofia politica con las que en mayor 0 Menor medida Be involucra el pensamiento en todos los tiem pas, 1 0 cierto es que la especulaci6n filos6fico-polftica es siempre un .becho.hist6rico,.reali2:ado por 'unhombre 0 un grupo-de hombres en detenninadas circunstancias, en u~ contexto dado. La historicidad, par tanto,'no constituye .un simple data de Ias ideas. Es, como en cualquier t otra acci6n humana, un componente esencial, constitutivo, que en ~ incorporado al objeto de estudio de nuestra disciplina, necesariamente co.ndiciona las definiciones sobre el metoda adecuado para su mlento. 4. Una segunda cuesti6n por considerar es la referida a la relacion de 1 0 individual y 1 0 colectivo en el desarrollo basko. Comencemos por admitir que la dicotomfa U oposicion entre amhas nociones es, todo, real; existencial. Todo individuo vive 0 sufre las tensiones de que Kant llamaba la insociable sociabilldad del hombre?, Es esto que confiere la condicion de contraste hist6rico, y 10que toma contlie. riva la relaci6n a nivel conceptual. En el campo de las ideas es este tema de inmensas consecueneias metodol6gicas, como se revela en disPllta entre Jos partidarios del acotamiento del objeto de estudio IimitAndoloa los textos de 100 "grandes pensadores", y 105 defensores' de Sllexpansi6n -hasta Ifmites muchas veces difusos- en busea de las manife~taiiopes delpensam-iento cole(;tiv41.Lacuesti6n pasa por deter~ minaren que medida puede atribuirse a los individuos -canonizados bajo la calificaci6n de "grandes pensadores"- 0 al colectivo social, la gestaci6n de las ideas que traman la historia. , ~lo St QaTl!(lA
Y GASSE't, op . cU., pp.' 389-390, , I M M M luS L K A m , Ideas para una histaria universal en clave cosmopolita y otroS escritos sabre Filosofia de la Historia, Madrid,. Tecnos, 1987, p. 10.
La compIejidad del terna exige un tratamiento detenido que abordaremos al ocupamos del metodo de la Historia de las ideas politicas. Baste por ahora anticipar que, a nuestro criterio, asf como la tensi6n se resuelve en )8 vida politica concreta a traves del hecho de Ia convivencia-de un m~~o u.otro los hombres ~e.las han.arreglado hist6ricamen~ te para conVlvtf sm ~er su condiclon de mdividuos-, del mismo modo, en el plano de ]as Ideas, el eontlicto encuentra su resoluci6n en el acto de pensar. ?icho de otr~ .modo: 1~s~c~abi1idad real es, a un tiempo, indivi~ duahdad y ~olecttvl~. E.ltnd~Vl~~ es social y la sociedad supone la conc~rrencla de 1a dlVersldad l~dlvldua1. Ambos terminos, antes que , exclulIse, s~ reclatnlJ:!l.De 1a ~lsma manera, el pensamiento.politico . e~puesto -cheho,' escn~, comu~lcad~ es enunciado por un sujeto indiVidual 0 la concurrenCla devarlos, mmersos en una rea1idad social de Ia que fonnanparte y de 1aquese ban nU1rido'enelproceso de confor~ maci6n de su individualidad. E1 0 los individuos expresaran su pensa_ miento en un lenguaje que no inventaron y cargaran su expresi6n de significaciones que comparten con aqueUos a 10s que Be dirigen refi~ riendose a formas institucionales que los preceden, generalmen~ por generaciones. Ni todo 10que dice un pensador destacado es &uto su omnfmoda inventiva, ni puede suponerse el desarrOlio del pensamiento politico sin la deslumbrante presencia de Aristoteles, Maquiavelo. Rousseau 0 Marx. Valgan como sintesis, las palabras de Diez delCo-rral: "las ideas son el punto de comunicaci6n -en doble sentido- entre ! lahistoria y el hombre, entre 10colectivo y 10individual"s.
de
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II. LA
mSTORlA DE LAS IDEAS, LA POLtrICAY
LA CIENCIA POLinCA
1. Para alcanzar alguna claridad enesteorden de relaciones se tom~ indi~ensahle realizar qna serle de~distinciones. conceptuaI~s Y • tenmnol6glcas. Se ha hecho notar que no es 10mismo la politica que 1 0 politico: "Cuando hablamos de la polltiCll -en femenino- nos referimos fundamentalmente, a una aC tlviaiia" . humana; cuando decimos 1 0 Preliminat'¥ ~~/FlUBD lUCH MSlNECKE, La idea de , ILUIS D m z DEL CoRRAL, "Estudio la razon de Estade en la Ednd Medema, Madrid,. IilStifuto de Estudios Politicos 1959 .· ,. ·i .' p. XIX. l
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poli tico --en neutro- aludimos a una especie de realidad interhumana, social, que se crea,sostiene y modifica por la actividad polftica"9.
~sta actividad que denominamospo/itica se desdobla, a su vez, en d~s Impuls~s concamitantes: uno se caracteriza como dinamico, polemica y esta mareado par la lucha par el pader; el otro tiende a la perm ane nc ia y ef acu erdo yse orie nta a la co nst ruc cio n de un ord en de convivencialO • Es 1 0 que Mario Justo LOpez distingue como la f az qgo~I~!az ,!!quiti!~a de la actividad politica: aqueUa, sigUaaa par a aCC lon y la luc ha en tre los dive rso s acto res com pro me tido s, de un m~~o u otro. can la obtenci6n delpoder; esta. caracterizada par la refleXlon en tomo al orden deseable a construir desde eI ejercicio del pod er ll; . 2. Las di.stincionesprecedentes tienen por objeto advertii' como las Ideas estan mvolucradas en los diversos momentos de la actividad po lItic a y en su resu ltad o: el ord en que a t rave s de ella se con stru ye. La in~ma vinculacion, la relaeion inescindible entre la faz agonal 0 pol emica y lafaz arquitectonica de la actividad polftica, haee que la lucha por el pod er siem pre, en ma yor 0 menor medida, con clara 0 confusa conciencia en 5US actores. este enmarcada en ideas: ideas sobre 1 0 que el poder es y la forma de obtenerlo; ideas sabre el sentido de su obtencion y conservacion; ideas, en fin, sobre el "para que" de esa lucha. Aun cuando algunos politicos puedan aparecer s610 preocupados por su obtenci~n, no po~an escapar a su cncter instrumental: elpoder reciama destmo, finahdad y una vez que se 1 0 obtiene, alga hay que hacer can 6 .1.EI momento polemico, pues, es inseparable del arquitectonico, del dlseiio del orden deseado que legitima la pretensi6n de obtener el po der. A su vez, el orden de convivencia que la actividad poJ[ticacons~ truye queda impregnado de ideas. Ideas que han obrado, como vimos, '1 MANUEL JIMENEZ DE PARGA, Loa
Tecnos, 1960, p. 7 9.
regjmenea poltticos
contemporaneoa, Madrid,
1O MANUE~ GARciAPELA YO, Idea de la poiltica y ~troa escritoa, Madrid, Centro de Estudios Constituciollales, ]983, pp. 3-4. EI maestro espai'l ol presenta e&OS d o s m o mentos de la politica como "ideas" antag6nicas. C r e em o s . c o m o 1 0 e x p oo e m os e n e l texto, que son dos impulsos concomitantes 't necesarios de la aeti'lidad polftica en tanto ordenada a construir y posibilitar la convivencia.
,IJ MARIO JUSTO L6pEZ, IntroducciOn (dosestudtos poJ4ici)$. Teorla pOlitica; vol. I, Buenos Aires; Kapelusz, 1970, pp. 34-35 ..
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como orientadoras y justiflcadoras de aquella actividad, y que cobran forma en instituciones. En el orden institucional de una sociedad. en sus normas y conductas nonnativizadas, en sus habitos y tradiciones polfticas las ideas cobran·vida. Para ello fueron fortnuladas, para hacerse normas,. comportamientos e instituciones comunes. Por eso las ideas, ( en tanto politicas, sonpracticas. No s enc on tram os, pue s, can idea s en· t odo s los mo me nto s 0 face s de ta poll tica y /0 politico. La realidad poUtica, en fm , comprensiva de todos estos elementos. se construye y desarrolla historicamente tramadade ideas. 3. Esta interpenetraci6n de ideas, polftica e historia Ie confiere a la Historia de las ideas poUticas una especial ubicacion en ef concierto del saber humanfstico. ..';~. La historia del pensamiento politico lU:ompaila, de una parte, a la Historia\);/i': general, que ha de dar cuenta del acontecer humano en el pasado,y a 1a ·cli';' ciencia pol1tica, que a traves de ese acontecer va recibiendo ]a revelaci6n ,. .,:\ii de su objeto propio, y a una y a otra no las acompafta como un,:;,; complemenro erudito y curioso, ni como un lejano contrapunto, tampoco":ii'f:' como una acumulacion de material observable, sino como un elementobt,\';,; constitutivo de las mismas en cuanto ciencias. Su desarrollo como " W « ocupacion cientifica no deriva de un puro desarrollo del saber hist6rico":;'l'~ , o poUtico. ~ sentido cuantitativo, sino cualitativo. La Historia del;;>' pen sam ient o pol itico es la con dici6 n par a que se con stit uya log icam ente ,?,;, ; .. el sistema de 188 Ciencias del Hombre y de la sociedad y. no menos,,"'" par a que la hist oria pol ftica se con viert a en un con ocim ient o sist ema tico . 'nt',: De manera tal. esa Historia esun elemento para la Historia politics,,;.;, par a la Cien cia sist em atic a de la pol itic! y, finalmenre, para la acci6n ,.. pol ftica 1 Z• 'J V ~ .~
1 0 acabamos de citar- respect"" Siendo tan claror~va",-seg(m del~ posi~i6n.de nuestra:-disctPUnaen su rela\Oi6ncan el saber historic a nuestro juicio, cuatido atirma Jueg , y InCiencia polftica, s~uivoca, ! 'Ia dependencia de la Historia de lasjqeas gQH~i~~.!esp.ec~
ideas "un concepto C8tegorial de 1 0 politico y de un desptiegue siste~ ! matico de su contenido"'3. Dicho de otto modo, la caracterizaci6n como i
' I politicas
de ciertas ideas, requiere de ]a previa precisi6n teorico-con' ceptual de 10que 10 politico sea, cuesti6n deferida a la Ciencia paUtica ) que establece asf su preeminencill epistemo16gica en este campo. Sin embargo, y como bien 10ha hecho notar Sartorjl4,el concepto mismo de po/itica, sea como aetividad 0 como estructura, no puede escapar a su historicidad. Despues de 10 tratado en los puntos anteriores mal pooemos hablar de un "concepto categorial", intemporal y abstracto, de 1 0 que la politica yJo politico son. Justamente una de las preocupaciones de la.Historia de las ideas politicas es p~isar aqueUos , cO~.Y~'!E0nteni~Q..!l1~ largo del"p~~~~.jli.s!6rico, poriierioo en evidencialas moCiifiCacionesde significacion que han··sufrido. De este ti I modo resulta que, si se ha podido alcanzar tal "concepto categorial de ~!J I Ie>polftico" -cuesti6n diseutida y discutible-, es por obra de los histo. ' j . riadores que 10ban rastreadodesde sus orlgenes, para ponerlo a disposiei6n de los cientlficos de la polftica, y no ala inversa. No se trata de jugar el agotador juego academico de las· preemi nencias, sino de advertir que el~!ldot..dUas.jdeas...P-QI!!!9.!l.!.!'nI . r cuentra en su propia disciplina los.eJementos-que delimitan su objeto: ~. la pannea slgdtficO paralos"griegos de tiempos de ArlSt6teles alga muy distioto que para los ingleses contemporimeos de John Locke,.de de>nderesulta que las "ideas polfticas" en uno y otro momenta abarcan rrealidades diversas. Lo dicho no obsta a que se pueda hablar de "cuestiones perennes~"o de una "tradici6n de discurso polftico"l~.verificable a traves del desarrollo hist6rico, siempre que se advierta que aqueUas cuestiones que hansido objeto de reflexi6n; en mayor 0 menor medida, en todos )os tiempos,· no agotan el arsenal de 108conceptos poJfticos de cada momenta y sufren tambien el efecto modificador del contexto. Resulta, pues, que la caracterizaci6n depoliticas que pueden al~ canzar ciertas ideas en un momenta dadoc;lij>,lilIlde, precisamente, del anAlisis del historiador. Es la Historia d~/t~sideas poIiticas la que ~ 8cerc8 a la Ciencia politica el baga~ conce~flJ $obre el que em st ha t ido construyendo. .
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;,
4. Despues de 10 dicbose comprendera que no compartimos la opini6n de aquellos que yen en nuestra disciplina 1acondicion de "auxiliar" de la Ciencia politica. Un autor de la relevancia de Pr61ot, por ejempl0, asume tal posici6n cuando afirma categ6ricamente: "En la expresi6n historia de lar ideas politicas, la palabra politiea nos parece mas importante que la palabra historia"16. Lasconsecuencias de tal aserto no escapan a su previsi6n:. "El polit610go no es un bistoriador [ . . . J La fecha deaparici6n y el media tienen su importancia, pero estos aspectos colaterales son menos interesantes quelas eoncepciones politicas mismas. Son ellas las que debemos colocar en primer plano"17.La Historia de las ideas polfticas aparece asi relegada al papel de escudriiiadorade 105aspectos colaterales.del verdaderoobjeto de·preocupaei6n del ctentlflCo . . En· algunos' cientlficos de la politica esta perspectiva se carga, .incluso; de claras- matices peyorativos; Es 1 0 queocurre, por ejemplo. con Maurice Duverger cuando encamienda a esta disciplina ocuparse de la prehistol';a de la elenela polltlea que se extiende, segUn su criteric, "desde· los origenes de la bumanidad basta finales del siglo XIX e ineluso,para!ciertos pafses. basta mediados del siglo XX"J8. Esta reducci6n del saberpolftico a so expyesi6n ~i,?ntijica de la uhima centuria, resulta para el bistoriador sorprendeilte. Quien ha recorrido tantos siglos prehistOricoI tiene clara conciencia de su trascendencia, de su riqueza y no puetle menos que dudar sobresu caracter advierte quelas sociedades de nuestros dias pre -eie nt( fico ,cua ndo siguen organizadas en tomo alas nociones politicas que reconocen en aquellos tiempossu origen. De ese.conocimiento 5e nutre, reiteramos, ia Ciencia poUticamodema, yes en el encuentro de la teoria politica cientffica y I~J1.~~toriade las ideas donde el objeto comu n se revela en toda su magnft\f~. .Reivindi~~Sl pues, la pertepencia de esta disciplina al cCVDpo -": mas vastodef~nocimiento hist6ricoy su rango a la par de Ias otras . ramas del sabliihumanistico.
Ibid em, p. 44.
I )
SARTORI, La polltica, LagicG y meta co, Fondo de Cultura Econ6mica; 1984, pp. 2 01 y s 15$IlELDON WOLIN, Politica.v perspectivo. Cont to politico cccidenta!, Buenos Ai~es, Amorrortu, 197 14 GIOVANNI
16MARCEL
1'1bidem. 18 M"'URI
p.547.
2~.Hay al menos'cuatro ni:V~;ll:'ier 15o~ que pueden con': . vocar a los especialiStaS"y, por enae, al intento de comprensi6n en . perspectiva hist6rica. Y a cada uno de ellDs corresponden, 0 debieran corresponder, denominaciones precisas.
l,) FBRN!Noo
VALLllSPIN,
"Introduccion"
aFB~ANOOVALLESPiN
(ed.), His/oria de
fa Teoria Po/flica. tI, Madrid, Alianza. 1990, 1'.7.
D e estas'Wtigua s preocupaciones se bacia cargo, ya en !948 .• FRANCI5t:OJ~VlBR un articulo titulado "Sobre 10s modos actuales de hlstonat el pensanuento po liti co" , R e:visfad!1, Estudios P oliJicos, vol. n° 37-38, Inst!tuto de Estud.i0~,PoIlti. cos, Madrid,J9i18,pp. 13 y ss. En el.insistfa e n la "penuna metodoI6g1ca:. de la disciplina, quenq lil1 'a otra cosa que la consecuencia de Ia "confusi6n reinante en tome a1ohjeto", 20
CONDE en
x x .
2a. Un primer nivel se sima en elambito de las reflexiones sistematicas en tome a 1 0 politico, ya sea para reconocer, describir e inter prew los fen 6m eno s pol itic os, ya par a pro fun diza r sob re su ese nci a y la mejor fonna posible de organizaci6n a que pueden aspirar 105 hom bres . Es este el niv el pro pio de la\teoria PQ/ftigg}.S eg(m Sartori,. "teoria pert ene ce tan to a la filo sof lfa (la teo ria filo s6f ica ) com o a fa c ienc ia (la teona cientIfica). Por 10 tanto, la expresi6n teorta polftica no dilucida depor .sf !iUa teorfa en. cuesti6n._es filos6fica o_.cientffica;..precisa iinicamente que se requiere un alto nivel de elaboraei6n mental''!l. Lo que caracterizaria a .la teorfa resultarfa· ser,pot tanto~ el rango cognoscitivo, mas especificamente, el ubicarse en la franja de mayor rango en virtud de la pretensi6n que gufa al pensador 0 investigador y de la sistematicidad de la reflexi6n 0estudio. En este orden de ide~ y relacionados con la pretensi6n 0 pers pec tiva en la cua l el pen sad or se ubica, cabe situar a quienes distinguen entre teart a y doctrina polftica: "mediante la tearia se trata de conocer la realidad, tal cual es; mediante la doctrina, de injluir sobre ella, sea en el sentido de su mantenimiento 0 de su cambio. La primera es un modo de pensar destinado al conocimiento de la reaJidad politica. Busea obtener un conocimiento comunicable, confrontable y de vaJidez general. La segunda es un modo de pensar destinado a la acci6n en la realidad poIftica. Busea seilalar la ernpresa a realizar''22. " Ahora bien, y como Sartori advierte, estenivel de conocimiento te6rico esta presente tanto en la filosofia como en la ciencia. De alii la distinci6n cornim entre los historiadores entre, estos dos campos del saber poHtico~Distinci6n compleja, de Hmitesqosiei1:fpre e1aros y que ha dado motivo a intenninables controversias.COlnencemos por advertir que, a nuestro juicio, Ia contra-posicion d e estos, conceptos s610es tal a partir de fmes del siglo pasado, cuando elmodelo de las ciencias naturales comienza a ser trpnspolado aI ambit~;,
21 SARTORI, op.ci!., p. 234. 12 LOPEZ,
op. cit., p. 111.
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cos, con el fm de a)canzar tln conoeimiento no valorativo que, partien~ do de la ohservacion, medicion y sistematizacion de 10s hechos politi~ CDS, arribe a la fonnulaci6n de regularidades comprobables. Surge asf la Ilamada Ciencia poHtica moderna, por oposicion a la tradicional Filosofiapolftica, caracterizada por )8 reflexi6ri en tome a la esencia de 10 poUtico, IDS fmes de la vida en eomOn y la mejor forma. de organizacion que pueden darse los hombres en orden a su eonsecuclon. En la perspectiva filos6fica la valoraci6n es insoslayable: 10bueno, 1 0 malo, 10 jus to, 10 injUSto,no pueden estar ausentes de cualquier consideraci6n de la vida humana deseableZ3 • Quiza la mayor precisi6n.en este campo la aporte Bobbio al distinguir ambos conceptos -Ciencia poUtica y Filosofia politica- a partir .delencuentro-entre-lostemas'quepreocupamr lafilosofia; y el metodo. Los grandes temas de reflexion de la filosofia pol£tica serian: bUsqueda de la mejor forma de gobiemoy de la republica ideal; busqueda del fundamento del Estadoy justificacion delcompromiso politico;la esen· cia de la politics y el analisis dellenguaje politico. A su vez el metodo del fil6sofo, en este terreno, se caracteriza por al menos uno de 105 siguientes elementos: un criterio de verdad que no es la comprobaci6n, sino mas bien la cohereneia deductiva; una tentativa que no es la explicacion,sino lajustificacioIi Y1 avaloraci6n como presupuesto y objeti· vo:U.
Hasta el momento de ruptura que hemos seftalado -fines del siglo XIX- aquellas dos dimensiones del saber politico estaban involucradas en toda reflexion sistenu\tica., vale decir, en toda teorla acerca de 1 0 que la realidad politica era y podia 0 debiaser. En tomo a la epoca referida comienzan a aparecer quienes, en enfrentamiento crftico con el 2J C f. ARNOLD BlU!CHT, Tearfa polltiea_ Los fimdamentos del pensamiento politico del Siglo xr, Buenos Aires, Depalma, 1963, pp. 27 y 55.; "Teorla polftica:. metod?logia", en Enciclopedia IntenIQciono{ de /as Ciencias Socia/es, vol. 10, Madnd, Agul1at • • 1977, p . 281; SHBLDON WOLIN, "TCOJiapoUtica.: desarrollo hist6rico", en ElICic/opedia In ter na cio na l de/as Ciencias Socides eiL, vol. 10, p. 292. Con enfasis advierte STRAUSS que ~Iafilosofla poUtita es un intento de sustituir el nivel de opini6n por un nivel. de
ronccimiento de ]a esencia de 10 politico {.•.J No se puede comprender.)o
politico
como tal, si no se acepta seriamente la exigencia im plfcita 0 explfcita de J~garlo en terminos de bondad 0 maldad, de justicia 0 de injusticia, si no se Ie apltcan tlnos m6dulos, en suma, de bondad y de justicia". L EO S T R A U SS , / , Que'es. la filosofia politica?, Madrid, Guadll1TlU1'la, 1970, p p. 13 y ss . 24 Cit. po r SAAl"ORI, op. cit., p _ .230.
pas ado , des cal ific an po r im pre cis o y no cientlfico el pensarniento que los precede, exigiendo un tratamiento objettvo y eonforme al metoda cientifico de los heehos poUticos. Nace aqui can claridad la contrapoSi. ci6n que conduce, como hemos vista antes, a la consideraci6n de toda reflexi6n anterior como prehistoria del saber politico.
!
2b. Un segundo nivel refiere aqueUas formas del pensamiento que, con menor preocupaci6n por 10 sistematico, ponen el acento en 10 pro gra ma nc o, en un pro yec to par rea liza r en un a co mu nid ad dad a. Es te segundo nivel no excluye el anterior; antes bien, 10 involucra como necesario antecedente en tanto el contenido progr8matico se sostiene en apreciaciones te6ricas sabre la realidad politica. EI componente te6rico puede corresponder' alarefleldotf filos6fic8o a aportes dela teoda cientifica de Ia politic&, 0 a arnbas, mas 10 cierto es que la pre oc up aci 6n po r la efe ctiv a co nc rec i6n de un pro yec to po litic o, sie m. 'pre se vincula' a una teoria que sirve desustentoyjustificaci6n para la acci6n. Lo caracteristico, pues, de este segundo nivet pasa por un debi. litamiento de la preocupaci6n cogn oscitiva, sustituido pOTuna franca pre em ine nc ia del ob jeti vo pra ctic o po liti co : 10 est riet am en te rac ion al cede a~uf buena parte del s:~orio que ostenta en elprimer nivel, en ben efi clO de la vo lun tad po lItl ca. Qu ed an co mp ren did as en est e niv el ~doctri'Jas poU t1£g{/ que PreIot, siguiendo a GaetanPiro'U, caraC'"..criza como las fonnas del pensamiento politico que "enjuician 10s hechos y L se nutren de.1os.proyectos.de refonnas que de eUos se derivan''2$.
l.
r
. 2c. Un escalon m as abf\jo, en 10 que a relevancia eognoscitiva se retiere, se ubican aqueUas·formas depensamiento involucradas de ma~ nera cotidiana con el momento poIemico de la actividad polftica, con la captaci6n de voluntades en la iueba por la obtenci6n del poder. En este nive!, las fonnas mas elaboradas del pensamiento ~e presentan de ma. nera elemental, sin preocupaci6n alguna por la coberencia, apuntando a \":onmover,encender pasiones, clespertar adhesiones·inmediata~ Sartori ubic8aquf a \! !lS ideologf.as (en tanto "subproductos simplificados y emotivamente aesgastables de determinadas filosofias y doctrinas poli~ ticas"26.No se nos escapa que entre todos 105 terminos vinculados al ,
15 MAttcaPRELO'r, H istaria 26
SARTORI, op. cU., p . 235.
,
de /as ideas politicos' Buenos Aires.: La Ley, 1971, p . to.
saber politico que hemos venido sistematizando, y tratando de precisar sus alcances, este resulta ser el mas problematico, el que ha merecido las mas diversas calificaciones27• Una copiosa bibliografla muestra su cameter polisemico. Sin embargo, entre todas las acepciones posibles, hemos optado por el concepto ya referido, atendiendo sobre todo a la funci6n que hist6ricamente han venido cumpliendo las ideologias. Como destaca Raymond Aton, 1 0 que las caracteriza, en este sentido, es "Ia conjunci6n de hechos y valores, de analisis y de c.onsejos de acci6n y eJ esfuerzo para dramatizar las preferencias y convencer a los indife. rentes. En este sentido, las ideologies son a la vez parciales y partidistas. Parciales, porque tienen como centro unos determinados conceptos, entre otros muchos posibles; partidistas, porque ignoran 1 0 que las per jud ica e'in sis ten en 1 0 que las favorece"28.
L
2d. Enel ultimo nivel, aquel mas alejado de la reflexi6n sistematica, .fuertemente involucrado can las opiniones de conjunto y can las pa. slo nes qu e la act ivid ad po litic a po ne en mo vim ien to, se ubi can los \~ ~~~bolosei"!.~?e.,!-e~} que se incorporan a la cultura politica de • • 2 7 ~1 tennino rde()logf~ ha tenido. a 10 largo del tiempo, diversas significaci ones. Ongmanamente 10 populanza DESTUTr DJ! Tl".ACY ( 1154-1836) quien designa asi a la ciencia de 1Q$ideas, entendida como aquella disciplina que estudia el origen y validez ~e ~stas. Sin ~bargo, el desprestigio politico que en Francia sufren 108considerados tdeologos en tlempos de Napoleon, nevo a una nueva significaci6n del teonina que comienza a ser utilizado para designar a aqueUos que sostienen coneepciones alejadas de la realidad, sustentadas exclusivamente en construcciones racionales. Mas adelante en el tiempo, el marxismo consagra otto sentido del vocablo, en el que ideologla designa la "fuJsa conciencia" derivada de una comprensi6n sella aparente de ! a rea.lidad. Son ideol6g icas todas IllS representaciones del mundo, el hombre y la socledad que no penetran hasta la verdadera esencia de los fen6rnenos sino que se quedan en ~aext~rioridad de la apariencia, tomando por verdadero la que, en realidad, enmasc~ l?tenCt~nalmente la ~erdad. La ideologia se refiere, a un mismo tiempo, a la perc epc lon mve rttd a de la rcal ldad y a Ia hipacrita tergirversacl6n conceptual con In cual Ias ~I~es dominan~e8justifican el statu qUQ (Cr. GREGORIO ROOIUOUE2 os YURRE,. El marxrsmo, t I. Madnd, B. A. C., 1976,pp. 238 Y 58.). En tenninas de A R N s NAf.SS, "Ias clases desarrollan ideologias para servir a sus intereses. Elias constituyen un sistema de ilusiones. Ignoran In vida real, el aspecto materia! de la existencia, Ias fuetzllS produclivas y sus transfonnacidnes". ("I·listoria del t~o ideologia, desde Destutt de Tracy hasta Karl Marx", en IRV~O LoUIS HOROWllZ (Comp.), Historia y elementos de lasocioJog(a tkl conocimiento, t I, Buenos Aires,Eudeba, 1968, p. 37). 28 RAVMOl!l) ARON ,"La ideologia, base esencial de i a ~i6n", Las ideo/Oglas y sus apJicaciofllJJen eJSiglo JG ¥ , Madrid, Instituto de Estudios Politicos, 1962, p. 262.
una sociedad. Cassirer, haee ya mas de cincuenta allOS, puso en eviden- . cia que el mito no surge solamente de procesos intelectuales;brota de profundas emociones humanas. Pero, de o1l'a parte, todas aqu ellas teorfas que se apoyan exclusivamenteen el clemento emocionaldejan inadvertidoun pun to es enc ial. No p ued e des crib irse el m ito co mo un a sim ple em oci on , por qu e co nst ituy e la expresi6n·. de una emo ci6n. La expresion de un sentimiento no es 0 1 sentimionto mismo -es una emoci6n, convertida en imagen.Este hecho mismo impJicaun cambio radical. Lo que hasta entonees se sentia de una manera oseura y vaga, adquiere una fonna defmida; 1 0 que.craun e~ tad~~asiv?s~ ,con..~e,!e. ~n..~ ~oeeso activ029• La cita que transcribimos es importante para advertir que aquellos elementos, presentes en mayor 0 menor medida en todos 108 momentos de la vida poHtica de las sociedades, no son hechura de las emociones momentaneas de una multitud. Es evidente que, desdt'fel punto de vista del destinatario del efecto de los mitos, simbolos e imagenes que pue blan el "am bien te pol itic o" de un a epo ca y una sociedad detenninada, el compromiso inteJectual es mInimo. Lo que se convoca es su ad!tesian y, por tanto, cuenta sobre tado el impulso de la valuntad atraida. Pero eUa no implica, como podrfa parecer, su irracionalidad. Por el contrario, hay siempre un fondo de racionalidad, ya como un intento elemental de explicar y transmitir una idea, ya como elementos inseparables de ideologfas 0 doctrinas que so valen de enos para universalizar su mensaje, constituyendo la versi6n mas simplificada Y'. aI m ismo tiempo, de mayor carga emotiva, de complejasconStrucciones te6ricas. Los mitos, sfmbolos e imagenes conforman asf el piso de la opinion poHtica, la base de una pinimide ascendente de tratamiento racional de 1 0 politico que remata en las formas mas elaboradas de expresicn filos6fica. .
..
"
3. En estos cuatro ·mveles analizados ubican el objeto de estudio los diversos especialistas,confuiendole mayor 0 menor amplitud. en sentjdo vertical, seglil1pretendan ocuparse de uno dt:lellos 0mas. Asu vez, horizontalmente, 'eJobjeto se expande hacia am bitos Iimftrofes a 29 ERNEST CASSlRER, Et:ii'lito del
1968, p. 5 5.
,j'};,
Estado, Mexico, Fondo de Cultuca Econ6mlca,
..
10politico, como la religion, la economia 0, en tennino mas amplio y . comprensivo, 1a euitora. . . Sin embargo, la denominacion que a cada uno de eUos se Ie atribuye dista mucho de ser Wliforme:~ aim: a los div~rsos.termin~s hasta aquf considerados -fl1osofia, ClenClR, teoria, doetrina, Ideologla- que designan el hipotetico objeto de estudio, cabe agregar otros particu~mente difundidos, tales como idea. pensamiento y concepcion politlca que intentaremos esclarecer en el usa propio de eada uno de los autores .quetomamos como representativos de ladiversidad de denominacionesy objetos propuestos para la diseiplina en consideraei6n. 3a.~l;.lporejemplo; utiliza indistintamente teoria yfilosofta pol itic a •e nte nd ien do por tal es a to da "ref lex ion sa bre cue stio nes qu e pre ocu pan a 1a com un ida d en ~s u c on jun to" . pro pon ien do se. his ~o riar .. "teinas· problematicos". recurrentemente planteados en la hlstona de Occidente. que revisten el caracter de politicos en tanto guardarl una necesaria relaci6n con 10 que 105 hombres consideran "publico". "comun" 0 "general"30. Esta identificaci6n y generalidad parecerla ubicar el objeto de estudio en 105 cuatro niveles referidos. No es asi. La que oeulTe es que para Wolin teorta es el termino generico que abarea a todo "conocimiento sistematico expuesto de fonna coherente", en tanto teorta politica cientifica, es una especie, s610 posible desde el establecimiento del Estado modemo centralizado y burocratizado y la consiguiente regularizaci6n de ·Ios fen6menos poUticos. base indispensa~le par a int ent ar aqu ell a. A su vez , el con cep to aba rea no s61 0 la refl eX 16 n sino tambi6n la pretensi6n de dirigir la acci6n politica: "como empefio filos6fico, la teoria intentaba establecer una base racional para e1 pensamiento; como· una empresa politica, intentaba establecer una base raeional para 1a aeei6n"31. Asi,historiar el pensa~iento polItico desd.e antes de la instauraci6n del Estado moderno,reQU1ere una mayor laxltud.en el objeto, comprendiendo toda reflexi6nc2herente sobre la polf· tica, mAs alla de 8 u cientificidad. El objeto se uniea, pues. en los dos prim ero s niv ele s ind ica dos , exc lu yen dos e 10$ dos sig uie nte s por su faltto de sisteniaticidad, rangp cognoscitivo En los mismos niveles ubica el objeto P J;elp aunque las denominaciones no sean las mismas. Para este autor, ..•••...••. y pensamiento politi- ,
J
,
.•
.
.,
r -·'.c'-'-
-,~j§1:; 30WOLIN, 31 WOLIN,
Politica y perJ(JectillQ tit., p p. II Y 55..i
"Teona politica: desarrollo.hist6rico"
cit.1 pp.292 y 5S.
co se identifican, en tanto "terminos neut1'os y generales" que designan "en bloque todo 10que hasido escrito sobre el Estado, sea cual fuere el pun to de vist a en el que 5e ha yan co loc ado sus au tor es" 32 . Po r el con .trario, teoria y doctrina ~ndican algo m ils preciso que, como ya vim os. Prelot presenta asi:la prlmera corresponde a la sistematizaci6n objetiva de las observaciones, a su interpretacion Y. en la medida de 1 0 pos ible , a su exp lica ci6 n y ge ner aJi zac i6n . La seg un da enj uic ia lo s hechos y se nutre delos proyectos de reforma que de e1l0s se derivan . A juicio de este autor. el objeto por historiar comprende teorias y doctrinas, unificadas bajo la denominaci6n neutra y genlkica de ideas. . 3b, Enla obra colectiva dingida 'por Jean'{OUChar4)el objeto se ex.tien~ vertic8;l"'! en!e; Sus aut~res haeen n?tar a releva~cia que para ellos tlene la dJstlnc16n entre idea y doctrma poUtica. Esta tiene un significado limitado,e~ .tanto ;'sistema completo d~ pen sam ien to que · descansa sobre unan~~ISIS te6rlCO del hecho politico". Por el contrario, idea politica, indicaalgo mas amplio. no necesariamente sistematico que abarea las doc:trjnas mas Ja praxis poUtica, la vulgarizaci6n d~ aquellas y 105simbolosy representaciones colectivas. Todo presentado co~o .~na pir~idede vari?s pisos que. retleja el."esp,esor" 0 "peso 3 SOCIal de las Ideas3 •. EI objeto de estudlo abarcana asl, con singular amplitud, desde laelaboraci6n teoriea y doctrinaria. hasta la opini6n y la acci6n politica, com prendiendo en sugeneralidad los euatra niveles considerados. 3c. Junto a la e x pan si6 n del ob jeto en sen tid o vert ica l, que aca bam os d e re fe rir , o tro .! tn ut are s e nf at ~ e n s en ti do h oriz on tal. Tal es el caso dei.Qil:!.telety P l~ ~ er - o u q ui en es s e p ro po ne n comoobjetode est~q~~Jasconcepciones polltieas, a las que distinguen. enfaticamente de l~feorias politicas. Estas supoJ1.en"una definicion prec isa del obj eto . a~ que se ap lica y com por ta un a dem os tra ci6 n· que pret end e ser rig uro ~y ba sar se en un a.c ritic a min uci os a de ]os da tos " en tanto que las segu~das implicarl "una. generalidad mayor y un rigo; Menor: ahi en~ ... fit1ici6nmenos de objetos que de objetivos y de metas, ladetemun .. de elementos estrategicos y tacticos, la realiza. 31 PRELOT,
HistoriliCit., p.10.
J " JfAN ToucflAR.D;ffltt61"o
delas ideas politicos, Madrid, Teenos, 1970, p . 1 4,
cion de procesos de legitimacion que ape Ian i l. una argurnentaci6n c U ,,: yos temas proceden de fuentes diversas"34 • En este sentido, Ia concepcion politica constituye
«no os elevanHs pcir encima de una politic,a entenimente empirica"17. Esta actitud cientificista en la historia de las ideas, propiade la segunda rnitad delsigJo pasado, cuando Janet escribe su obra, desdib~ja su pre ten sio n al ace pta r his tor iar las ide as qu e pre ced en a la f~ nn acl o? de la Ciencia polftica. Se remontan, de este modo, al pensamtento grlego y pasan revista a todos los momentos hist6ricos, sin que quepa adve.rtir ninguna diferencia tematica con los otros autores reseiiados. La dlferencia, en todocaso, resulta seT metodologica -como fuego veremosal en,;:araraqueUa tarea can el arsenal conceptual propio del siglo XIX.
una ~oncepcion del mundo, de Ia sociedad humana, de la historia, de 10 real y de 10 imaginario, euyo rasgo especltico consiste en situar en el centro de su investigaci6n el problema de 1 0 polftico [... J Reconoeer 10 que pertenece a este honzonte cultural ("filos6tico" en el sentido mas amp1io, es decir, .tambien religioso, artfstico, etico y practico), 10 qu e surge en la elaboraci6n te6rica, 10que resulta de la voluntad de estabtecer
cierto tipo de poder y de utilizartal 0 cual medio para conseguirlo,de
4. Esta disparidad de denominaciones y contenidos que hemos analizado, puede esquematizarse del siguiellte modo:
las tecnicas politicas alas ret6ricas moralizantes, es una de las tareas que se marca esta historia delpensamiento poUticolS.
Como se adverti~ aqui el objeto se dilata en la btisqueda de 108 componen.tes no estrietamente politicos -eulturales, en sentido ampliode ca~. ~oncepci6n, pn int eg rarl os , des de un a per spe etiv a po lfti ca, en una VISIondel mUndoy de] hombre. Los cuatro niveles considerados, q~e ab~~ "verticalmente" el objeto estrictamente polftico, 5e am ph an aS I tnc orp ora nd o. su s mu ltip les vin cu lac ion es co n la reli gio n, la filosofia, la literatUra. la economia, etc. . .
Sartori t"Nive l
,14
FRANCOIS CHA1'EL£T:¥'"
X/(, Madrid, Espasa Calpe, Jj Ibidem. )6 PAUL JANET,
Histori
PJ$IER-KoUClINBR,
,p.12.
Las concepciones po/{ticas del Slglo
Janet
Wolin
P rel o t
T o uc h ard
C h atel et
C ien cia Filosofia T eorla Ideas Doctti pol ltica 0 nas y ~ PenTeolia sa- PolitiIdeas Concep· cientffi- D uetri- mien- c a s ciones n a ca to pol ilica s '. '
.'
211l Niv el
de esta amplitud se encuentran aquellos que, 3d. En I~odas comofljiiet jj~ pretenden ceiiir el objeto a fas expresiones cienti ficas de la reflexi6npolitica -eqni'Valentes a la teoria cientifica de fa polit ica de Wolin-. Segun Janet, "existe una ciencia del Estado y no de tal 0 cual Estado, sino del Estado en general, considerado en su naturaIeza, en sus'leyes y en SU$principales formas. Esta es la ciencia que yo llamo filosQfia polftica ycuya historia emprendo''36. Este conocimiento de la naturaleza y ley~sdtd Estado no busea descubrir "el verdadero prin cip io .de l ord en P9l~~o";se limita a observar y coinprender Ia orgamzac10n e~~tal~.~;~}!gener:Uidad ateniendose, en primer Lu gar,a 1 09 hechos, actlVldades~.conductas involucrados en la realidlld estatal:
Te orla
3 "N iv e l
Doetrina I de o lo g la
4 lG Niv ei
i, .
EI cuadro precedente pone en evidencia el doble problema que aqui planteamos: el de la delimitacion del objeto por historiary el de la ) denominaciOn :que se Ie atribuya. Este Ultimo.no es irrel~YAAte:com'-,prende al primero, en tanto la utilizaci6n de 105 terrninq~,:;implicala :; como el mismo Vallespin revela a pesar de restarle import~llcia. 1~~J'~' Es claro, segim nuestro crit~rio, qu~ par m~s confus~.q~! r.esulten las denominaciones, 10s cuatro nlveles que refenamos al tPIO abar.• ii"
11 Ibidem. En el rnismo.sentido, vease GEORGE G. CATLIN, Histor; . politicos, Buenos Aires, Peusllr, 1956, pp. 7 y 5$.
can lodos los grados del saber politico y .que~ inexorablemente, es menester tenerJos en cuenta a la bora de definir e J objeto del cual se ocupa el historiador de est:as ideas. En sentido estrieto, ninguno de dichos niveles puede considerarse excluido de la Historia de las ideas. En eUos se expresa el contet1idodel pensar humane politico. EI mayor o menor rango cognoscitivo, eI caracter sistematico 0 no del pensamiento en esta materia, no limita eI objeto. Su distincion es 6til a fin de aJcanzar precisiones metodo16gicas, mas no creemos que uno solo de )os niveles. 0 1 8 combinacion de algunos de eUos agote el objeto de estudio. Insistimos: en todos los niveles propuestos se expresan ideas po li tic os y, .como tales,to9Q$ estan comprendidos en las fronteras natu· r'des de nuestra disciplina. Mas aun : entendemos que aciertan quienes pre ten den la exp an si6 n en sen tid o ho riz on tal del ob jet o. aba rca nd o las ideas religiosas, filosoficas, econ6micas, literarias;artisticas, etc., en tanlo se /08 considere en 10 que de especflicamente politico contienell, pu es en el co nju nto de 105 niveles analizados y sus relaciones con otros campos del saber, se expresa 1 0 que buscamos conocer. DeJineado asi el objeto de la Historia de las ideas politicas, se comprendera ahora que los terminos que mejor cuadran con tal amplitud son 105 de "ideas" 0 "pensamiento" pues, como muchos de Ios autores allalizados destacan, connotan dieha generalidad, siendo com pre ns ivo s de las div ers as ma nif est aci on es de la ref lex i6n po litic a abarcadas por el objeto. Ello no implica que las otras denominaciones . consideradas sean incorrectas, siempre y cuando el objeto de estudio se cifia a su significaci6n y·se advierta que loquese propone historiar es un sector, parcializado, de una materia mas vasta.
•
1. Las definicionls alcanzadllS en el punto anterior constituyen el pre ced en te ne ces ario par a po der a.b ord ar la cu est i6n de las fu en tes de Ia r' historia de las ideas politicas. CH esti6n no valorada suficientemente, en su doble dimension: en primerJUgar. en cuanto el objeto de estudio se reveia en las fuentes en las qtJ~,'$eexpresa, de modo 1 81 que segUn sea el objeto seriui las fuentes aJ~iquedebera recurrirse y, en segundo lugar, en tanto dichas fuentesirtjRPnen exigencias metodol6gicas; des~ de que no todas admiten el mis~?tratamiento a fin de 10grar la revela...ci6n plena del objeto perseguido;Eltema que aqui planteamos encuen-
tra, por tanto, una· necesaria ubicaci6n intermedia entre Ia definicion del objeto y la dilucidaci6n de los problemas metodol6gicos de la diseiplina.
2) La prirnera ~laci6n propuesta se toma evidente. a nuestro jtiicio, si se considera que para aquellos que cmen et·objeto historiable· a las. teorias politicos, Ias fuentes excluyentes a que· habra de recurrir el historiador seran los lexlos de los tearieos politicos. Vale decir, textos que revelan, en su 'Contenido e intenci6n, un rango cognoscitivo y "U n a sistematicidad sufil::ientecC:>~Q.~.calificarlos -de. teoriaspolfticas. Todas las otras manifestaeiones del pensamiento politico, bajo cual. quierfonne.que revistan, quedan necesariamente excluidasen tanto.fio contienen el objeto en estudio. Un panfleto._un serm6n, una obra d~ arte pueden expresar doetrinas, ideologfas, sfmbolos politicos, mas nunca. . . unateor{a filos6fica 0 cientffica sobre 1 0 politico. En el otto extremo, quienes cotlciben con m ayor amplitud vertical y horizontal el objeto de la Historia de las ideas poUticas, necesaria'" !~. mente recurren a una gama mucho mas extensa de fuentes posibles.·En este caso no &610los texlOS d e teoria politico, sino todas las fonna$d~ manifestaci6n c:1el·pcllsamientose convierten en vehiculos de expresi6n·' de ideas y, como tales, en fuentes al alcance del investigador. . ..•. Los que como Strauss3., por ejemplo, centran el objeto de estudig en la fllosofia politica y, por ende, limitan las fuentes a considerar a lo s L tex/os c/asicos, vale decir, a las obras de Ios autores canonizados, .. deben enfrentar una serle de problemas de no poca monta a la horad~ fijar Ios criterios segUn Ios cuales un texto 0 un autor rnereceq)~'; Clitegorizaci6n de clQsico. Involucra esto un tema hoy candente:!; . tettePo'de la historia literaria, filos6fica y en nuestra propia disciP1. • e l~ t()b le ma d el canon It de la determinacion de qu e ~s aquelloq< d~-finea un texto 0 a un autor como representativo de una epoca, d~Ull;: nlpvimiento 0 de un modele de reflexi6n 0expresi6n. . ...•.", ,;,:tA su vez, quienes conciben el objeto de estudio como alga: , ·o-posici6n que compartimos segUn expusimos con anteriot{' eden obviar )a mismaamplitud en 1 0 qu e Ii las fuentes se r' . " in." la magnifica obra de· Starobinski. 1789, los emblemas
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VA~\JlSPiN. "Aspectos metodologitos en la Historia de la Teoria !.~:r\i~ct en VALLESPiN (eel.), HiSforia cit., l. 1 . pp. 34}' SS_
razon
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vemosreco~r conmaestria desde lapintura hasta lamusica, pasando por la arqultectura, para desentraiiar la presencia de imagenes y mitosque·reflejan. la explosion revolucionaria -y las-ideas que conviv~n.con los a~ont~cimient~s. En palabras del autor, "el arte y el aconte- . Clmlento se dumtnan reclprocamente e, incluso cuando en lugar de afirmarse se ~ontradicen, tienen valor de indicio uno respecto del otro". . Con .referenc~a a otro momento hist6rico muy distinto, la Alta Edad ~edla~ GarcIa Pelayo se ha valido de los ritos religiosos y del slm?ohsmo ~e las reliqui.as e insignias, por ejemplo, para revetar et c0"i,unt? de Jdeas qu~ sustentaban el orden politico de aquellos tiem pos . ~malmente, y Sl~ que esto pretenda agotar 1 0 que podria ser una l~termmable en~meracl6n de ejemplos similares, -destacamos la ya chisica obra. de Badyn, Los or/genes ideo/6gicos de la·revolucion nortea~erican.cf',dondeel amilisis y sistematizaci6n de las ideas que precedleron e mcubaron el proceso de la independencia de las Colonias del Norte toma como fuentes a un conjunto de impresos de la epoca que reproducen alegatos pol£ticos, sermones, cartas y poemas que circularon profusamente como vehfculos de las ideas revolucionarias. 3. La segunda cuesti6n propuesta, aquella que vincula metodo y fuent~s en relaci6n al objeto de estudio, plantea varias y complejas cuestlones por esclarecer. Respecto de las fuentes textuales el cooc~to mis';l0 ~_e~e~to~sta~!!~iscusi6n, reclamando precisio~e~ceptualeSllisosra:ya6res4~ Pero la cuesti6n central por dilucidar es la 39 JEAN STAROSINSKI, 4Q
BI!JlNARD BAII.YN,
Los or/genes ide(Jlogicos de la revalucien norleamericana
Buenos Air~! Paid6s, 1972.
'
41 Segun ensefta SEaRll, "Ia palabra tex/us se impone bastant6taroe en lat!n como uso fi.gurado. del participi~ pasado de texere: metAfora que ve I\futalidoo ·lingOfstica del dlscursocomo. un teJi1lo, y que se renovani varias veces apenas ,odificado el tennino texto; as!· se tiene en italiano testura. en fiances y en ingles texture para
referirse a la concxi6.~ de ~as~v~rsas parte de una obm, de un poem!!, etc. [... J Ei texto e~, por 10 tanto, e~teJldohngtilstico de un dlscurso. S egC in la acepci6n que ha prevalecldo h~ta
este 51g10, se !rata. del discurso escrito (cuya tealiza~ionotalya
4. Hemos dicho ya que participamos de una concepci6n amplia del objeto de estudio de la Historia de las ideas politicas, comprensivo de 105 cuatro niveles del saber politico que hemos referido. En consecuencia, admitimos la misma amplitud en las fuentes. Conviene, sin embargo, hacer aqui ciertas precisiones. . Sin Jugar adudasJas fuentes_pr.inc;ipale.sd~t.mu~str~_disc.iplina son Ios textos a traves de los cuales un numero significativo de hombres han explicitado y comunicado sus ideas acerca de cuill es la convivencia humana deseable. Mas hay, at menos, tras categorias de fuentes -documentales por considerar, a saber: ·4aJAquellas que contienen una expUcita pretensi6n de comunicar ideas..... polfticas, ya bajo la fonna de teorias y, por endet exposiciones sistematicas del pensamiento politico, ya como doctrinas, ideologias, mitos 0 imagenes. Abarcan estasfuentes documentales desde las obras consagradas del pensamieoto politico de todos 108 tiempos, hasta los panfletos, sennones, discursos politicos documentados, articulos de prensa, ensayos, novelas militates, poesias patri6ticas, etc. Llamaremos a estasfi.!.entes documentales R!!!1!las en razon de su expresa y manifiesta inclusi6nen et camp6Qe estudio que nos ocupa. t
M A N V E L G A R C iA P m . A Y O , EI Reino de Dios. arquetipo politico, Madrid,
de Occidente, 1959. 41
1789. los emblemas de /a rozon, Madrid, Taurus, 1988, p . 9 . Revista
L
de las relaciones entre tex-to ycontexto, sin desconocer el problema que. plantean las diversas--"ecijiciOlies que 105 lectores, en diversos ambientes 0 epQcas,hacen del texto. Estas someras aproximaciones a la comprensi6tl de los diversos abordajes que las fuentes reclaman y nos advierten sobre la necesaria vinculacion de.nuestra disciplina con las ciencias del lenguaje.
no es
denoml~8ble lex~). Cuando se habla del texto de una oQra. se ind~el tcjido IingUlstico del ~ls~urs~ que"la co~titu?,e; 5i _ po r el c()ntrario se alude. aI c0t\li!nido, obra y texto so n Casl sm6mmos . La ldentificacI6n entre lexto y discurso escritopnicticamente h~
side abandonada por 10s especialistas en 10s I1ltimos tiempos. Como el mismo SOORIl aclara, "hoy, texto no indica solamente .::1texto escrito, en particular Iiterario, sino cualquier enunciado verbal coherente, incluso oral. Texto puede designar ha'lta un vehicuJo de significaci6n globala.rticulada: pintura, reprcsentaci6n teatral, danza. rito. i Finalmente, y estaes SlI max~a extcnsi6n, se habla, ademas,de culh textualizadas, L de una cultura entera como texto".(CasARE SOORll, Principios de antUisis del two literario, Barcelon!!, Crltica, 1985, pp. 367-368). En el mismo sentido sostiene EL:SEO VEltoN: "En la superticie de 10 sOllial nos encontramos, en efecto, con paquetes te xm a- ' Ies, conjuntos compuestos en su mayor parte de una pluralidad de materias signiflcames: escritura-imagen~e~critura~im~~.sonido; imagen.palabJ'!l,etc. Elias sonlextos, ter· mino que para nosotros no se res.qingea la escritura". (La semiosis social. Fragmenlos de una leorJa de la discursividad;Barcelona, Gedis!!, 1993,p. (7).
r 4 b / Un segundo tipo defuentes documentales'estit confonnado por aquerlas manifestaciones escri~ _C!~!""p~~s~m!~,mQ_q~e carecen, de. la .' int~Qn"polftica explicffil quecaracteriza a las primeras. La Hteratura eDgeneral, en cualquiera de sus generos -hecha exclusi6n de la literatura comprometida-, las cronicas, memorias, epistolarios, materjalpe~ riodistico no expJicitamente politico, etc., sirven al historiador de las ideas para percibir valoraciones comunes. a una epoca, mitos difundidos, supuestos acepmdos en un tiempo y lugar determinados. En estas fuentes el contenido espeeificamente politico se encuentra implicito pero, no por ello, menos relevante. Es mas: son muchas veces estas fuentes las que permiten percibir cual ha side el resultado de la recep~ ci6Jl colectiva de lasexpresionesexplicitasquEreferiimlos eifel primer grupo.
f4 C ) En un tercer gropo .corresponde consignar los documentos i~onales, en tanto manifiestan explicitamente el resultado pr~¢ti~ co de ideas poUticas implicitas. Las normas que regulan a nivel constitucional, por ejemplo, el derecho de propiedad, ponen en evidenci~· un trasfondo ideol6gico liberal, conservador, radical 0socialista que tara vez se expone en estos documentos a nivel te6rico 0doctrinario.
(4&.
Finalmente, debenconsiderarse otras r:nanifestaciones de que~~~tesan en fuc~mesdoc1J.l!!c:.n~~s.· Pmturas, esc:ultll1ra:s, arqUitect6nicas, meclallas, monedas, calendarios, rituales, cOll1dll<:tf~ divid9ales y grupales y una multitud de manifestaciones del.., mano que, como destacamos mas arriba, ponen en evidencia valorlllci(ll~ n e s comunes a una sociedad 0 supuestos politicos sobre 10s estruetura la vida cotidiana, '/<: ..,Esquematicamente podriamos reducir este intento de siste ':9i~tlde las fueJl1esde la Historia del pensamiepto politico, del
ici!modo:
\
~-
• Documentales: • propias, - impropias - institucionales - No documentaJes
No se nos escapa que, en lasdistinciones efectuadas en las fuentes doc\UOentales,abundanin las zonas grises, las obras y.documentos de dificil categorizaci6n: Sin embargo, la clasificaci6i1 realizada persigue, mas que una intenci6n esquematica, una pretensi6n de. mostrar la am. plitud de fuentes a disposici6n del historiador y las exigencias metodo16gicas que de tal am.plitud necesariamente se derivan.
rn
2.a..Entre las milltiples. cuestiones etodo16gic8s que se plantean aI historiador de -lasideas, poUticas,.~hamente vinculadasa la plu. ralidad de fuentes a su disposici6n, nos.detendremos ahora en la consi. deraci6n de las relaciones entre texto y contexto. Cuesti6n central para la disciplina pues; como vimos, las .ft,u)11fC$documentaJesostentan una clara preeminencia. Vallespin reprodU~~la distinci6n de Skinner entre "teX1:Ualistas","contextualistas" e "intertcionalist8s", segun la posici6n que los especialistas en historia de lasideas poHticas adoptan, seg6n su parecer, frente a la contraposici6n ~t() 0 contexto. aunque considera que, en ultima instancia, los illtimos':;'Skinner, Dunn, Pocock- no son mas que una subespe.ciede 105segundoS43 • Entendemos que para una adecuada comprensi6n del problema,y su resoluci6n, es menester, en primerlugar, clarificar la noeion decch1t.~o, entantoadherimos a la noci6n tradicional que identifiea taloeon texto escrito. a. Angelo Marchese y Joaquiri-f~t!adellas"4, marcan tres niveles
de conte:xto: "Aspectos metodo)ogi Y JOAQuiN Fo terminologia literarr1z, Barcelona, Arie~ ) al conjunto lingtllstico que precede (} sig U pue de co nsi der ar el co nte xto co mo un eM ' elemento que hay que descifrar; en este se par 185 unidades intratextuales {() co n tex t1 l mismo escritor: e) clemento caracterizado que constituye In intertextualidad literaril sino 1 0 hace con el sistema de la Ii . distinta de contexto concieme al conjunt condiciomm el comportamiento lingUfstiw'
..
43 V ALLESPiN,
44 ANGELO MARCtmSE
Dicc ionm io de ret6r ica. criti ca y 8. Alii ieemos: "Se llama contexto determinada fonna a unidad [...J Se ,referenclas sabre el que seproyeeta el elcontexto no viene dado tinicamente o tambl6n por las de otros textos del asf en una urdimbre bastante extensa tambi6n obras de otros autores.' [...] Otra definici6nmuy y acontecimienlOs sociales. que
a.a. el mismo texto,· enr~laci6n a SU~ propias palabras; . a.b. otros textos vinculados al analizado; a.c..el marco social, econ6mico, ideoJ6gico, cultural en que eJ texto fue elaborado. . . Como se adve~ira, hay un grado creciente de amplitud y de indefimelon en los tres nlveles, que exige precisiones a medida que se avanza de uno a otro. Ampliando el segundo delos niveles, y citando en esto a Roland Barthes, afirman: Todo texto es un intertexto;otro!textos est8npresentes en e~en estratos variables, bajo fonnas m as 0menos reconocibles; los textos de Is culmra anteriory los dlfla culturli'que 10 rodean;todo texto e s un tejido nuevo de citas anteriores. Se presentan en el texto, redistribuidos. trOZO!de c6digos, fOrmulas, modelos etnicos, .segmentos de lengultS sociales, ~c., pues siempre existe ellenguaje antes del texto ya su aJrededor.La mtertextualidad, condicion de todo texto, sea este cual sea, no se reduce como es evidente a un problema de fuentes 0 de influencias;eIintertexto es un campo general de f6rmulasan6nimas, cuyo origen es dificitmente localizable,de citas inconscientes0automaticas,ofrecidassincomillas4'. Esta ultima distinci6n entre "fuentes" e "intertexto" en Bartheses decisiva para vincular el contexto a 105 uses Iingiiisticos comunes'e ri un perfodo detenninado y su incidencia en los textos al margen de 18. concreta "influencia" que otros puedan haber ejercido. En definitiva, el ':texto".Y su "fuente" estanin cargados de significaci6n segUR el use. h~gUfs~lco ~e I~ epoca. A(m mas: la "fuente", en la medida que guarda dlstancla hlst6nca con el texto puede estar siendo utilizada can una' significaci6n !Ouy distinta de Ia que tenia originariamente, en virtud de esta nueva ublcaci6n contextual. b. Osw ald Du crot y.T zvet an Tod oro v. lirn ita n el term ino coni~% td"c a~·"entomo estric~ente lingufstico de un elernento (una palabr~pofi' eJemplo, 0 una umdad fonica) en el interior de un enunciado, es?ecir< Par~Ja serie de elementos que 1 0 preceden y loslguen en ese enun¢i~ab" ,.",
"(iiii ' ' ',\i);;lbuiem, p. 211. ";",;; :-;\1i>.':',c;
•
. (en terminos mas academicos:. los sintagmas a quepertenecet. Para referirse al "conjunto de las circunstancias en medio de las cuaies se desarrol1a un acto de enunciaci6n (escrito u oral)" utilizan en cambio, la denominaci6n situaci6n de discurso 46 •
el texto pertenece a fa cultura en el momento de Ia emision, continua pert ene cien dol e d ura nte las suc esiv asr ecep cio nes yes, inel usa en su conformaei6n, homogeneo y hom61ogo alas otros fen6menos de la cultura a la que pertenece [...] El estudio de la cultura es el que puede mediar entre el estudio historico y et de 10stextos: la cultura es a la vez conjunto de comportamientoshumanos (y por tanto pertenece a Ia esfera . . de 16practico) y conjlihtoorganizado'·de sistemas de'expresi6n (y po r 1 0 tanto pertenece a la esfera de la comunicaci6n)41. Criticando y rectificando el concepto de Barthes, sostiene: "Puesto que la palabra intertextualidad contiene texto, opino que esta debe ser empleada con mayor precisi6n para designar las relaciones entre texto y texto. Par el contrario, para las relaci()nes que cualquier texto, oral 0 escrito, mantiene con tados los enunciados (0 discursos) registrados en la correspondiente cultura y ordenados ideologicamente [...] propondria bahlar de interdiscursividad'. d. Habida cuenta de que las denominaciones que 108 autores citados atribuyen a cada nivel contextual pueden lIamar a confusi6n, podria sintetizarse 1 0 dicho de la siguiente manera: Niv el
Duerot-Todorov
BlI.rthes
Segre
;\:u,;
I,El mismo texto
2. Otros textos 3. Marco global
Contexto
lntertextualidad Intertextualidad
Situacion
•
del discurso
«C'
.,,,,.,,.,,",
.J
,.,« , 46 OSWALD DUCROT Y TZVtrrAN cias dellengullje, Buepos Aires, Siglo 41 SEORE,
op. cit., p. 145.
lnterdiscursividaci
3. Aclarados 105 conceptos anteriores, la cuesti6n por dilucidar pasa a seT la de los limites del contexto tenido enconsideraci6n par el historiador de las ideas. Convengamos que nadie excluye del analisis el primer nivel contextual, aquel que impliea la.relaci6n de una parte del texto -una palabra, una frase, un panafo- con el eonjuoto de la obra 0doeumento en consideraci6n. Un segundoniveJ contextual, referido a la vinculacion del texto con otros textos que Ie sirven de "fuente" 0 "influencia", rara vez est! ausente de un tratamientoserio. EI problema se presenta en el tercer nivel contextual, elmas amplio y difuso y, por ello, proble~
matico. ......,.-En este nive!, correspondiente a la "intersubjetividad" segUn ter~ minologia de Segre, podemos distinguir a su vez diversos pianos, yendo de 1 0 mas general, euasi a-hist6rica, a 1 0 mas concreto, pasando por ..formas m a s estables-aunque cambiantes al fill'- decontextos. Tendriam as as1: 3.a. EI marco contextual de las "cuestiones perennes" de la filosofia poUtica, de la "tradicion de discurso" que marea el "horizonte espe· culativo" en vinculacion con el cual el texto se elabora48 • De un modo u otro, con mayor 0menor conciencia, todo autor politico de relevancia se suma en sus reflexiones a discusiones intemporales que acompafian al.hombre a 1 0 largo de toda su historia. Siempre propuestas para su reso]uci6n, estas cuestiones no alcanzan nunca un nivel resolutivo tal que excluya todo debate futuro sobre el punta y asi, vueJven los hom~ bres sobre elias, en nuevas situaciones hist6ricas, incorporando y adap· tando un lenguaje tradicionalyunconjunto de significaciones que conforman la cultura poUtica de la. humanidad en su sentido mas am plio. 3.b. EI marco in$titucional~6'4ujel autorreflexiona, conformaf!lo por las formas polfticas imperant~s,en.la sociedad en que el discurso se elabora. Constituyen estructuras t?9litico.institucionales razonablemente estables -la' polis, el iJtlperi~~{~lot'denamiento feudal, el Estado moderno- con las que el 8utor se:"cuentra y frente a las euales inevitablemente toma posici6n, sea p uestionarlas, sea para sostenerlas. : ; : ~ . '- ~ : > - - - - . _ '
.3 WOLIN, PoUtica y perspectiva
cit:)p. 3 2 . \~,- '.
Puede incluso no referirse a ellas en forma explicita, mas implicitamente.se ~acen pre.sentesen el texto dotando de senti do y significaci9n· a 105 termmos, en tanto toda forma politica supone, en su estabilidad, un lenguaje normativizado que posibilita la comunicaci6n entre los distintos factores de poder. . 3.c. Elmarco ideo/Ogico, en tantocancepciones globales del hom."J bre y de la sociedad que sustentan un conjunto de valores)' determina.;.' da jerarquia 0 prevalencia entre ellos, constituye un elemento decisivO'f:l.i en un triple sentido: par una parte, en Is rnedida en que el pensadorJ, politico toma posicion frente alas ideologias actuantes en su epoca;/t par otra, en cuantono se puede,desconocerque el propioautor re-i{ flexiona desde una situaci6n ideologiea personal determinada, que car~.'i} ga de sentido el lenguaje politico que utiliza; finalmente en tanto esee:~' mismo. lenguaje, aunantes ..detoda alteraci6n.porparte d~l autor, cow.H? ti~ne signi~cacjones ideo16~i~ determinadas segtin.el tiempo, lugar <~,. Clrcunslanctas en que sea utihzado49 •
y ) :~ #
3.d. El contexto social y politico de la q,oca de gestacion del~r~ obra, juega un papel nada desdefiable a la hora de desentraftar su senti~fj.jM' do. Fija 108 tcmas en debate; reclama del pensador una respuesta a !as~~~r cuestiones perennes desde una perspectiva situacional, allclada en·el~i1~ tiempoylugar; aporta "Ia naturaleza y los Hmites del vocabulario:i~;. normativo disponible"50, el "surtido 0 stock" de significaciones,:tif ;.i ;tH~' atribuibles a los textos en el momento de su elaboraci6n; ,M"
3.e. Finalmente -aunquesomos conscientes de que la enumeraci6} podria enriquecerse de variadas fonnas- el marco referido a los mod 4'JComo se fia hecho Dotar, el contexto no debe identificarse con "Ia situad" espaciofWn'lporal que incluye a1liablante y a1 wente". Abarca mas: ,g j1 to rcs", (C O N C E P C I6N OrAOLA, uEI anAlisis del discurso. Introduccion teo l" , EPO~i"lJvi;ta de Filosofta, vol. V, lJNED, Facultad de Filologla, Madrid, 1989 81.9~~;,' . . . ' ~;QUENTIN
SKINNER, Los
jimdamenl()$ del pensamiento polftico moderno, .
Mexic;g, rQndo de Cultura Economica, 1985. p, 9,
de producci6n imperantes en la reaHdad situacional del autor como ~et:rminantes de la reflexi6n y su resultado, el texto politico, cierra los hmltes del contexto en cuanto a concreci6n e historicidad s';: ..
tanto una tradicion de descubrimientos como de signijicados a 1 0 largo del ttempo". Se advierte aqui que, en el amplio coneepto de intertextualidad 0 interdiscursividad -segtin 105 autores- tiene cabida este contexto especifico que constiwye la "tradicion de discurso. politico", como una manifestacion mas de 105 dialogos multiples queel autor politico esta blece en sus escritos: por una parte, dialoga con el pasado, con los etemos problemas de la vida politica; por otro, dialoga con su tiempo, vinculado como est! a las cuestiones problenuiticas que su epoca plantea a la reflexion; dialoga incluso con el futuro, en cuanto el texto poHtico "haee" 0 'Oactua" sobre la sociedad 0 los individuos en un intento de modelar conductas y valoraciones de los destinatarios.
4. Comprendidos los conceptos en juego, entendemos que puede postularse 1 0 siguiente: 4.a. Estli claro que todo tratamiento de un texto politico con abso!utaprescindencia de su conteno es imposible. Como advierte Hayden WhIte, desde una perspectiva semiol6gica, "el contexto esta ya en el texto"Sl, 1 0 que explica la atirmaci6n de Segre, "mas que condenar una lectura que considere el texto en si. poniendo entre parentesis el contexto, 1 0 que h ay que hacer es constatar que resulta imposible"s3. . 4.b. Los llamados "textualistas" -y Vallespin 1 0 advierte- en modo alguno baeen. abstraccion absoluta de todo contexto. Menos aun del contexto Iingiifstico. Wolin, sei'ialado como exponente de esta corriente metodol6gica, insiste en la existencia de una "tradicion de discurso politico" que hace que "en el acto de filosofar, el teorico interviene en un debate cuyos tenninos ya han side establecidos, en gran medida, de antemano"s4, de modo que "la tradicion del pensamiento politico no es .1I De m$ estli dccir cl carlicter re1evante que, para la interpretaci41n marxista, adqUlere este marco contextual, Asi, por ejemplo, lcemos: "Las fuerzas de produccion del modo Jiterario de producci6n son suminislradas, naturalmcnte, por el propio modo general de.producci6n, del cual el modo /iterario de producci6n es una subestroctura p~c ular [.,'.J I?e I~ misma mw:era que un modo generai de producciofl da origen en c~crto estadlo htst0r:co ~ una 5e,rle de m .odos titerarios de p roducci6n, tambien produce slcmpre U?8 !onnaclon Ide~loglca dommanu: [...] Una formacion ideol6gica dominante esta con~tltUlda por ~n conJunt~ coherente de 'd iscursos', de valores, representaciones y.creenclm: que, real12ados ~ ctertos aparatos materiales y relacionados con sus condic~ones SOClalesen su expenencia de manera que esos discursos garanticen las percepclon~s crro~eas de IQ 'real' que contribuyen a la reproducGi6n de las.relaci(lJles sociales dommantes , (TERRY EAGL5TON, "Categorias para una critica materialisu", Textos y contextos, La Habana, Ed. Arte y Literatura, 1989, pp. 31 Y $S.).
'2 HAYDSll W H m ! , "EI contexto del teXIO:metoda e ideologfa en la bistoria intelectual", EI eontenido de fa forma. Narrativa. discul"so y representaciOn historica, Barcelona, Paid6s, 1992, p. 218. jJ
SEGRIl, op. eit., p. 143.
l4 WOLIN,
Politica)i perspecttlla cit, p. 3 2.
• ,i I I .
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4.c. Resulta pues, como no podia ser de otro modo, que en todos los supuestos la cuesti6n no se centra en texto 0conteno, sino en texto Y cOn/exto. Nunea existe una pretension metodologica de exclusion absoluta del contexto -y si existiera estarfa irremediablemente condenada al fracaso-, sino diversos grados de incidencia contextual, segun sea el nivel en que se ubiea el objeto por bistoriar y distintos contextos preeminentes 0 prevalecientes. En todo caso, 1 0 que a nuestro juicio queda claro despues del amitisis realizado, es que la incidencia contextual se ye fuertemente reducida cuando el estudio se dirige al primer Divel del objeto de la disciplina, vale decir, cuando se historia teoria politico y s e v e incrementada su importancia en la medida en que se amplfa el objeto l.. en sentido vertical u horizontal. Dicho de otto modo: la importancia del contexto es decisiva para comprender simbolos e imagenes politicas imperantes en una sociedad detemiinada y disminuye en importancia en tanto el objeto por historiar son ideologias, doctrinas 0, finalmente, teorfas poHtieas. La necesidad de contextualizaci6n crece desde la cuspide basta la base de 10 s niveles propuestos y, a la inversa, decrece en cuanto ascendemos hacia ideas que, por su sistematicidad y coherencia seaproximan alas ·cuestiones,perennes de la filosofia poli1ica. 4.d. Asf planteada la cuesti6n. estamos muy lejos de cODsiderar contrapue~tos estos terminos problemati~os -textoslcontextos-. Antes bien consideramos que ambos estan imprescindiblemente implicados.
En todo caso, correspondera al investigador adoptar la decisi6n metedo16gica de hacer una bistoria de la s ideas politicas preminentemente b.is t6ri ca 0situacional-como pastula Skinner5 s-, 0 predo min ant eme nte filos6fico-poHtica como pretende Wolin al so$1:enerque 1 0 decisivo es "Ia continuidad de las preocupaciones, no la unanimidad de las res pu es tas "S 6. Po cln i en fin , en un esfuerzo mayor, intentar abarcar en plen itud am bas dim ens ion es del prob lem a para alcanzar una comprensi6n cabal del objeto de nuestra disciplina: las ideas politicas en ·1 0 que significaron al tiempo en que se formularon, y en 1 0 q ue aun representa n como parte de 1 0 que somos.
5' "Un merlto que, por tIlllto, deseo atribuir al asunto que h e descrito es que si se Ie practicara con exito podria empezar a damos una historia de la teoria politica con un .meter genuinamente hist6rico". (SKINNER, op. cU., p. 9). 56 WOLIN, Politica y perspec/ivQ tit., p. 13.