Las adicciones psicosociales son aquellas adicciones en las que no hay una sustancia química responsable. El trastorno adictivo social constituye una modalidad de enfermedad específica que además de ser muy mortificante y evolucionar en forma progresiva, se asocia con mucha frecuencia a un estado depresivo y trasciende al entorno sociofamiliar en forma de ruptura de parejas, crisis económica, pérdida del empleo y otros efectos nocivos semejantes sobre la calidad de vida del enfermo y su allegado. Los Los enferm enfermos os adict adictivo ivoss suelen suelen encon encontra trarr escasa escasa o falsa falsa compre comprensi nsión ón en los demás, al ser vistos por los otros a través de un prejuicio engaoso, distribuido en estas dos modalidades! modalidades! ". EL #$E%& #$E%&'( '(') ') #)#& #)#&L* L*$, $, que que trat trata a de nega negarl rles es el esta estatu tuto to de enfe enferm rmos os basándose en que su conducta adictiva es voluntaria. Lo que se pasa por alto en este prejuicio condenatorio es que la adicción social implica la pérdida de la capacidad de autocontrol hacia el objeto , por cuyo motivo la libertad de esto estoss enfe enferm rmos os ha deja dejado do de ser ser una una facu facultltad ad libr libre e y se ha degr degrad adad ado o transformándose en una voluntad carente de la facultad denominada libertad de acción. +. EL #$E%&' #$E%&'(') (') ('E-/'( ('E-/'(), ), a0n vigente vigente en muchos muchos círculos círculos psiquiá psiquiátrico tricoss de catal cataloga ogarr la enfer enfermed medad ad adicti adictiva va como como 1trast 1trastorn ornos os de los impul impulsos sos2. 2. La patología del enfermo adicto es mucho más profunda e3tendiéndose a todo su ser en forma de una organi4ación e3istencial centrada en la subordinación al objeto. 5u matri4 consiste en mantener con el objeto una relación anómala, absorbente y, de sometimiento o esclavitud de la que el sujeto es incapa4 de liberarse. Los adictos sociales adolecen de la pérdida de la libertad ante sí mismos, que es el radical compartido por todos los enfermos mentales. #ero en ellos la ausencia de libertad concierne de un modo e3clusivo al vínculo mantenido con el objeto adictivo. -al ausencia se refleja sobre todo en la incapacidad de regular la conducta de acuerdo con las determinaciones propias, o sea, la incapacidad de autocontrolarse ante el objeto adictivo. La organi organi4ac 4ación ión e3iste e3istenci ncial al adicti adictiva, va, polar polari4a i4ada da en el objeto objeto,, culmi culmina na con la reali4ación descontrolada de la pulsión adictiva, descrita como un acto impulsional, o sea, un acto que tiene un antes 6la trama e3istencial7 y un después 6las recompensas7. recompensas7. CA$%#ULO I LAS ADICCIONES SOCIALES LA PSICOPATOLOGÍA DEL SIGLO XXI La acumulación epidémica de casos de enfermedad adictiva social en las tres 0ltimas décadas en )ccidente, nos permite presentar a este vasto sector cultural del mundo moderno como una civili4ación adictiva, entendiendo por civili4ación el conjunto
de características comunes de las sociedades más evolucionadas. (omo los componentes de la civili4ación occidental más responsables de la propensión contemporánea al enganche adictivo patológico por el alimento, el se3o, la compra, el juego, la televisión, el trabajo e internet 8 tales son los objetos de adicción social más importantes 9 figuran la alta incidencia de ciertas situaciones aflictivas como las del distrés 6el estrés abrumador y distorsionante7 y la soledad, la degradación de la familia, la inusitada e3tensión de la enfermedad depresiva en los géneros masculino y femenino a lo largo de toda la vida y la gran disponibilidad de los objetos adictivos. La gente actual busca con ansia relajarse mediante los objetos adictivos mencionados para escapar de las situaciones de soledad, vacío o inactividad, o de un abrumador estrés crónico, y lo hace sin contar a menudo con un respaldo sociofamiliar suficiente y tal ve4 bajo la presión de un sufrimiento depresivo. Las adicciones sociales y las químicas tienen notables diferencias. CARACTERÍSTICAS PSICOPATOLÓGICAS DEL SÍNDROME ADICTIVO SOCIAL ". Organización existencia centra!a en "na a#etencia inc$ntr$a%e !e $%&et$! se desarrolla en forma de una e3istencia adictiva, polari4ada en torno a una relación anómala con el objeto, que se vive con una apetencia e3cesiva e incontrolable, apetencia dirigida cada ve4 más hacia el e3terior en forma de una pulsión. +. C$n!"cta #$sesi'a !e $%&et$ (e!iante "n act$ i(#"si$na ) n$ i(#"si'$* $ sea* reaización !e "na #"sión c$n "n antes ) "n !es#"+s, se adscribe a una organi4ación anterior 6la e3istencia adictiva7 y se inscribe en el logro de ciertas recompensas. :. Rec$(#ensas #$siti'as* 'i'i!as c$($ "na a"t$rreaización* ) negati'as* en -$r(a !e rea&ación* ac$(#a.a!as !e "n re-"erz$ !$#a(in+rgic$, aporta unas recompensas inmediatas en forma de una reacción personal placentera de tipo negativo 6autorrelajación7, y otra de tipo positivo 6autorreali4ación7, refor4adas con una descarga cerebral de dopamina. /0 Re#etición !e a c$n!"cta i(#"si$na c$n inter'a$s n$ !e(asia!$ arg$s0 10 E-ect$s negati'$s s$%re a sa"! (enta* -2sica ) s$cia !e in!i'i!"$ ) s" ent$rn$ s$ci$-a(iiar0 LA MATRI3 ADICTIVA $eside en una relación anómala de tipo absorbente con el objeto adictivo. -al relación adictiva es, por tanto, el fenómeno patológico primario de las enfermedades adictivas, en las que coinciden todas ellas. -oda e3istencia organi4ada en torno a esta matri4 constituye una e3istencia adictiva, una e3istencia presidida por un anhelo apetitivo o desiderativo tremendamente apremiante y difícil de controlar. La imposición del apetito adictivo sobre el control de la voluntad libre, a la manera de un triunfo de la voluntad involuntaria sobre la voluntad voluntaria. El apetito pierde su característica normativa al adoptar una forma psicomotora y convertirse en una pulsión. #or ello, los enfermos adictivos e3perimentan una falta de control ante la avalancha de la pulsión apetitiva en sus diferentes formas de comer, tener se3o, ver la televisión y demás. La descripción fenomenológica de la matri4 adictiva! 9 E EL )$;E (&*-'-*-'<)! se corresponde a un apetito e3cesivo. 9 E EL )$;E (&*L'-*-'<)! se perfila como un apetito mórbido o patológico, o sea una pulsión, que implica el fallo del autocontrol y de la libre elección. Este fallo se e3tiende después a la libertad de acción, a partir del momento de entregarse el sujeto a consumar el acto impulsional. = que es a
medida que se produce la apro3imación de la conducta adictiva a la meta, toman mayor volumen la intensidad y el descontrol de la pulsión apetitiva.
La 0nica facultad psíquica alterada en las adicciones patológicas es la voluntad. ;entro las dos vertientes de la voluntad, la impulsora y la inhibidora, el mecanismo inhibidor deja de funcionar en la voluntad de los enfermos adictivos. Es decir, e3iste un desequilibrio en el que se impone la voluntad impulsora sobre la voluntad inhibidora, naturalmente sólo en lo relativo al objeto adictivo. La adicción fue definida por la )rgani4ación >undial de la 5alud 6)>57 en "?@A como un impulso incontrolable dirigido hacia un objeto determinado, que se repite con un intervalo no demasiado prolongado. ;efinición que omite al elemento sustantivo de la adicción que es la relación de entrega absoluta al objeto. ;E5E) 5' ()-$)L 9999999 #&L5'B 9999999 *(-) #&L5')*L. C EL CIRC4LO NOSOGR56ICO 7CLASI6ICACIÓN DE EN6ERMEDADES8 DE LAS ADICCIONES El síndrome adictivo o grupo de enfermedades adictivas, son afecciones importantes, progresivas, contagiosas a través de la convivencia y causante de importantes riesgos y sufrimientos, entre los que sobresale la frecuente determinación de un estado depresivo. Los dos sistemas clasificatorios de las enfermedades mentales más e3tendidos, el estadounidense ;5>9'< 6;iagnostic and 5tadistical >anual of >ental ;isorders, en su
cuarta y 0ltima edición7 y el de la )rgani4ación >undial de la 5alud conocido como ('E9"C 6'nternational (lassification of ;iseases, en su décima y más frecuente edición7, no contemplan la serie de enfermedades adictivas como un circulo patológico autónomo, ni siquiera hacen mención al término adicción. Los comportamientos adictivos son clasificados en distintas r0bricas. >ientras que las adicciones químicas son agrupadas en ambos sistemas como abusos de sustancias, es decir, como 1trastornos ligados a la utili4ación de sustancias2, las adicciones sociales son ignoradas casi en su totalidad. 5e presta un reconocimiento e3plicito en los apartados del ;5>9'< sólo a la ludopatía y la cleptomanía, si bien quedan ambas catalogadas como 1trastorno del control de impulsos2, o sea sin reconocerles el rango de autonomía propio de las enfermedades adictivas. 5eg0n Dantouche 6"??7, psiquiatra francés, subraya que la enfermedad adictiva no se encuentre todavía bien definida en los tratados de la psiquiatría, omisión tanto más lamentable puesto que constituye uno de los modos de enfermedad más importantes de la nueva clínica psicológica y psiquiátrica. CA$%#ULO II LA E&IS#ENCIA ADIC#IVA ' LAS RECO($ENSAS LA EXISTENCIA ADICTIVA * partir del momento en que la afición a un objeto o a una actividad se transforma en una necesidad puede comen4ar a hablarse de la presencia de una adicción. La subordinación del individuo al logro de un objeto o a la reali4ación de una actividad constituye el dato definidor de la e3istencia adictiva. La matri4 de la e3istencia adictiva es, por tanto, la relación de esclavitud mantenida por el individuo con un objeto químico o acto social. &na relación que implica la pérdida de la libertad interior con relación a tal objeto. La e3presión mental adictiva se configura como una apetencia del objeto que además de ser e3cesiva resulta difícil o imposible de controlar. EL ACTO IMP4LSIONAL El acto impulsional, a diferencia del acto impulsivo, posee una cierta continuidad organi4ativa, representada por un antes 6la trama e3istencial adictiva7 y un después 6la recompensa7, así como una meta bien definida. Lo que comparten los actos impulsivos y los impulsionales es el carácter de la impulsividad, término referido al proceso de actuar sin una refle3ión suficiente, o sea, sin la debida planificación y consideración de las consecuencias. ;entro de la impulsividad hay dos géneros totalmente distintos! la impulsividad adictiva 6se desarrolla e3clusivamente en el terreno de la e3istencia adictiva7 con dirección específica hacia un objeto adictógenoF y la impulsividad disfuncional 6presente en diversas enfermedades7 descargada en forma de una conducta desinhibida inespecífica y a menudo destructora. La descarga pulsional adictiva, es decir, el acto impulsional, que se traduce en la posesión del objeto deseado, constituye una de las secuencias más representativas del proceso adictivo, desde luego su eslabón más volcánico, donde así mismo se hace más ostensible el fallo de la libertad al producirse en la actividad psíquica más sometida por lo com0n al autogobierno. El acto pulsional constituye la c0spide del proceso adictivo, al menos en tres aspectos! ser la culminación postrera del ciclo adictivo, marcar el punto má3imo de la quiebra de la libertad, y sustraer gran parte del tiempo dedicado a otras actividades. 5u condicionamiento previo es la unión absoluta a un objeto, que es el radical
originario de toda enfermedad adictiva. = en cuanto a su consecuente, son las ganancias. El acto impulsional adictivo es vivido por el sujeto como una e3periencia de autorreali4ación, puesto que sintoni4a con el yo del sujeto absorbido por la vinculación adictiva. LAS RECOMPENSAS Los efectos inmediatos del acto impulsional se traducen en un auténtico torrente de e3periencias gratificantes, descritas como premios, recompensas o refor4adores, debido a la acción refor4ante ejercidas por estas recompensas sobre la repetición del ciclo adictivo. Day varios tipos de recompensas! 9 La negativa! consiste en el alivio o supresión del malestar 6ansiedad, irritabilidad7 que acompaa a la pulsión adictiva no consumada. 9 La positiva de carácter primario! consiste en el efecto placentero producido de un modo directo en el momento de iniciar la entrega a la acción pulsional, en la que se asocia la vivencia de autorreali4ación con la elevación del nivel de autoestima. 9 La positiva de carácter secundario! placer asociado al comportamiento adictivo. Estas recompensas constituyen reacciones psíquicas de la personalidad del adicto. -ales reacciones se desarrollan con la complicidad o el soporte de la descarga cerebral de dopamina, neurotransmisor definido por ello como la molécula de la recompensa.
CA$%#ULO III LAS FASES DEL CICLO ADIC#IVO EL PER6IL ADICTIVO DIN5MICO O PER6IL DIN5MICO DE LA EN6ERMEDAD ADICTIVA SOCIAL El proceso adictivo constituye un ciclo integrado por una serie de sucesivas secuencias o fases, dentro de las cuales los dos asentamientos básicos corresponden a la organi4ación e3istencial anómala centrada en el ansia apetitiva irrefrenable y el comportamiento impulsional repetido. LAS DOCE 6ASES El ciclo de la adicción social patológica abarca doce secuencias o fases descritas a continuación! ". A-ición !es(e!i!a $ a#etit$ excesi'$, transito entre una afición y una adicción. Esta etapa está cubierta por una afición entusiástica, y si se quiere desmedida, hacia un objeto, del que puede hacerse muchas veces un uso abusivo 6por intensidad o por frecuencia7 pero sin pérdida del autocontrol. La voluntad inhibidora sigue funcionando, con lo que se acredita su carácter de voluntad libre. +. Organización existencia a!icti'a 79er ($(ent$ %:sic$8, e3istencia avasallada por la relación con un objeto, un tanto infantil, que se refleja en un e3cesivo apetito del mismo que ya no se deja inhibir. El sujeto ha perdido la libertad ante el objeto y lo convierte en su centro e3istencial! le dedica una importante magnitud de su tiempo en forma de ideas, fantasías, ensoaciones, preocupaciones sobre la manera de obtenerlo y pautas de conductas
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apro3imativas, aunque ello le suponga incurrir en el descuido de sus obligaciones profesionales, familiares y sociales y le imponga el abandono de otras actividades recreativas. P"sión inc$ntr$a%e, se cristali4a el apetito e3cesivo desinhibido en la figura de un incontenible e irrefrenable deseo del objeto, apoyado por una voluntad que carece de un mecanismo inhibidor y toma una orientación hacia el e3terior en forma de una pulsión. La aparición de esta fase pulsional descontrolada puede producirse espontáneamente o por la activación inducida por alg0n estímulo e3terno 6lugar, hora del día, acontecimiento estresante, elementos sensoriales vinculados al objeto, etc.7 o interno 6nivel de conciencia, estado de ánimo, cognición, e3citación vegetativa7. El tipo de estímulo disparador del deseo depende de la personalidad y la situación del sujeto. S2n!r$(e !e #ri'ación $ ren"ncia, se corresponde a los momentos de alejamiento for4ado del objeto, por iniciativa propia o impuesto por las circunstancias. Estos momentos son vividos con una intensa sobrecarga emocional de ansiedad o irritabilidad, acompaados de síntomas vegetativos molestos 6cuadro descrito como síndrome de renuncia7. Esta fase abarca el acontecer adictivo más displacentero, algunas veces con síntomas muy pró3imos al síndrome de abstinencia. Act$ i(#"si$na 7;!$ ($(ent$ %:sic$8, representa el clíma3 del comportamiento adictivo! la imposibilidad de resistirse a la pulsión adictiva abre el paso a la consumación del acto impulsional para lograr el objeto adictivo, lo que suscita a la ve4 un tremendo alivio del malestar previo 6refuer4o negativo7 y la feli4 vivencia de autorreali4ación 6refuer4o positivo primario7. El acto impulsional se produce por fuera del control del sujeto, como un acto no libre por tanto, y se desarrolla sin respetar las obligaciones laborales, familiares y sociales. Siste(a !e rec$(#ensas 7
?. Re#etición !e a i(#"sión a!icti'a 7/t$ ($(ent$ %:sic$8, corresponde a la repetición de la impulsión adictiva, al cabo de unas horas, días o semanas. -al reiteración de la acción impulsional obedece en principio al propio genio dinámico de la enfermedad de la adicción, y puede ser activado por los factores concurrentes internos o e3ternos antes mencionados. "C. C$nsec"encias n$ci'as 71t$ ($(ent$ %:sic$8, dominada por la acumulación de las consecuencias nocivas del comportamiento adictivo. Estas consecuencias recaen sobre la vida del sujeto, en forma de un trastorno de la salud mental 6sobretodo un episodio depresivo7, de la salud física 6debilitación general o un proceso psicosomático7, o de salud social, como un fracaso laboral, la perdida del empleo, la ruina económica o el encarcelamiento por una acción ilegal. El comportamiento adictivo, en sus versiones e3istencial e impulsional, no suele dejarse intimidar espontáneamente por la presencia de esta serie de efectos nocivos, con lo que se llega de un modo irremediable al progresivo deterioro profundo de la calidad de vida. "". Resistencia a ca(%i$, integrada por la actitud de resistencia al cambio, cuyo primer baluarte defensivo se establece mediante el mecanismo psicológico de la negación de la enfermedad, que se e3tiende desde ignorar los síntomas y evitar la evaluación médica o psicológica, hasta justificar mediante racionali4aciones la conducta adictiva y recha4ar el tratamiento. "+. Reca2!as ) rec"rrencias! cuando la reincidencia aparece antes de haber pasado seis meses a partir de la remisión completa, o sea, sin haber franqueado el límite de la recuperación se le concept0a como una recaída, y cuando se produce después de este límite se la considera como una recurrencia.
Estadio apetitivo! asociado con las e3periencias básicas de ansiedad o de irritabilidad. Estadio consumatorio! vivido con un profundo placer.
CA$%#ULO IV LOS #I$OS DE ADICCI)N $A#OL)*ICA LA CLASI6ICACIÓN DE LAS ADICCIONES El círculo de las adicciones sociales se relaciona íntimamente con el grupo tradicional de las adicciones químicas, no sólo en tanto en cuanto unas y otras comparten la identidad nosológica básica de lo que es una enfermedad adictiva, sino por producirse frecuentes asociaciones entre ellas. La presentación adictiva asociada
o mi3ta toma su má3ima e3presión en el emparejamiento adictivo del alcohol y el juego y el de la cocaína y el trabajo. El sistema clasificatorio básico del conjunto de las adicciones se presenta a continuación, y en ambas clases de adicción se subdividirán en dos grupos, atendiendo a la legalidad o ilegalidad de su elemento de enganche! 90 A!icci$nes ="2(icas 7c$n !r$ga8, a.7 ;rogas legales! tabaco, alcohol, café, fármacos. b.7 ;rogas ilegales! opiáceos, cannábicos, cocaína y otras. ;0 A!icci$nes S$ciaes 7sin !r$ga8, a.7 *ctividades legales o lícitas! navegar en internet 6ciberadicción7, alimentación 6fagoadicción7, practicar se3o 6se3oadicción7, ver televisión 6teleadicción7, la compra 6consumoadicción7, el juego 6ludoadicción7 y el trabajo 6laboroadicción7. b.7 *ctividades ilegales! robo, incendio, estupro 6violación de la mujer cualquiera que sea su edad y condición7. La línea divisoria entre las actividades legales y las ilegales en el espectro de las adicciones sociales está marcada por la justicia y por la ley, con una delimitación absoluta entre lo permitido y lo prohibido. EL SÍNDROME ADICTIVO SOCIAL Las enfermedades adictivas sociales, identificadas como 5índrome adictivo social, viene tra4ada por la presencia de cinco datos definidores que son! ". La organi4ación e3istencial polari4ada en la relación absorbente con un objeto. +. El acto impulsional. :. La recepción de recompensas. A. La repetición del ciclo. G. La acumulación de consecuencias nocivasF este 0ltimo rasgo constituye la referencia más evidente para no patologi4ar las aficiones arraigadas o habituales 6por ejemplo como dar un paseo matutino7, que no sólo son inocuas, sino que constituyen actividades reconfortantes. -oda conducta desarrollada sin la presencia de los cincos rasgos consustanciales con las adicciones sociales patológicas o mórbidas queda e3cluida de la agrupación de las enfermedades adictivas. * su ve4, la inclinación de algunos e3pertos a catalogar la enfermedad adictiva como un trastorno del control de los impulsos resulta inadecuada, pues equipara el acto impulsional a un acto impulsivo com0n, debido a que ambos poseen marcadas diferencias e3plicadas anteriormente. *demás de los rasgos psicopatológicos compartidos por las diferentes adicciones sociales mórbidas, en orden a lo cual se ha de admitir, con un sentido nosográfico unificador, la identidad del síndrome adictivo social, las coincidencias se e3tienden al sustrato neurobioquímico y a la clínica. El sustrato neurobioquímico de las adicciones sociales, seg0n los datos hoy conocidos, se halla integrado por un funcionamiento insuficiente del sistema serotoninérgico y unas respuestas activadores muy enérgicas del sistema dopaminérgico al nivel de las estructuras mesolímbicas. >ientras que la hiposerotoninergia facilita el crecimiento descontrolado del deseo y su conversión en una pulsión, la descarga de la dopamina, bien denominada 1molécula cerebral de recompensa2, potencia el placer aportado por la reali4ación del acto impulsional adictivo. ;e todos modos, en el terreno neurobioquímico subyacen muchas incógnitas sobre la participación de otros neurotransmisores en el desarrollo del proceso adictivo patológico. %untamente con la serotonina y la dopamina, intervienen en las adicciones,
al menos, el sistema cerebral inhibidor conocido como J*K* 6sistema gamma9 aminobutírico7 y ciertos neuromoduladores, como el glutamato y la taurina. El agrupamiento unificador de las adicciones sociales viene avalado así mismo por sus elementos comunes de tipo clínico, distribuidos en la etiología multifactorial, los síntomas, el diagnóstico y la orientación terapéutica. La etiología o la causalidad de todas y cada una de las adicciones sociales comprenden una serie de factores de riesgo o de vulnerabilidad, ninguno de los cuales es suficiente ni imprescindible. * medida de que estos factores etiológicos toman una mayor intensidad y son más numerosos, se incrementa la probabilidad de que apare4ca el enganche adictivo patológico. #uesto que intervienen casi los mismos factores en la determinación de las distintas adicciones sociales, es preciso especificar que la caída en una u otra modalidad de adicción es producto sobre todo de la identidad de la actividad social habitualmente practicada con anterioridad por el individuo. El terreno sobre el que inciden las diversas patologías adictivas sociales se distribuyen en una constelación de factores de riesgo adscritos a los antecedentes familiares, la situación la personalidad, y el trastorno psíquico previo. 5i bien sobre ellos predomina el influjo sociocultural o ambiental, también está presente la intervención de un factor de vulnerabilidad de corte genético puro, locali4ado en el gen * del cromosoma "", regulador de la codificación de los receptores dopaminérgicos ; + y ;:. El diagnóstico de las adicciones sociales, y lo mismo ocurre en las químicas, ofrece grandes dificultades durante los primeros aos de evolución. Las dificultades provienen de ambos frentes! por una parte, en el frente interno prevalece la actitud de negación o desconocimiento hacia la presencia de un enganche patológico con un objeto social, hasta el punto de que el sujeto tarda mucho tiempo en comen4ar a reconocer la pérdida del autocontrolF por otra, la conducta adictiva e3terior coincide en apariencia con lo que es la entrega a una afición entusiástica. ;e aquí que los trastornos adictivos hayan merecido la doble designación de enfermedades de la negación y enfermedades invisibles. -odas las adicciones sociales coinciden asimismo en requerir un tratamiento integrado por análogos psicofármacos y la misma orientación de psicoterapia breve, con una orientación cognitivo9comportamental, para inducir el cambio de actitudes y hábitos, y después una orientación dinámico9e3istencial, con objeto de remodelar o reconstruir la personalidad en el orden de las motivaciones. 5e persigue con ello la meta de desarrollar, al margen del proceso adictivo, un estilo de vida, regido por la capacidad de autocontrol y alentado por el sentido de autorreali4ación. 6ENÓMENOS LIMÍTRO6ES 9
5i bien el teléfono móvil es un objeto de abuso tremendo, todavía no se dispone de e3periencia contrastada para presentarlo como un objeto adictivo. *unque la movilmanía tiene en unos casos el sentido negativo de una huída de si mismo, o una evasión y en otros el sentido positivo de una b0squeda de compaía, amistad o amor. Lo cierto es que la figura clínica del autentico moviladicto sigue sin detectarse. 5u aparición puede ser una de las novedades que tiene reservada el pró3imo futuro. 9 En relación al ejercicio físico y la actividad deportiva pueden llegar a constituirse como un objeto de abuso y hasta de adicción social mórbida, al convertirse en una necesidad absoluta e inaccesible al autocontrol e influir en un modo contraproducente sobre los aspectos sanitarios, laborales, sociales, familiares del individuo. E3isten casos publicados de adicción a la carrera y al levantamiento de pesas. #ero en definitiva, la adicción patológica al ejercicio físico e3iste aunque es rara.
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La conducta de riesgo es incluida por #edinielli y colaboradores 6"??7 entre las conductas adictivas. aturalmente, al hablar de las conductas de riesgo se hace referencia e3clusiva a las que implican un riesgo vital, un riesgo importante que compromete la salud o la vida, y prescindimos de otros riesgos como el financiero o el social. En base al significado de las conductas de riesgo, los psiquiatras franceses Lejoyeu3, -assainy y *dés 6"??@7 distinguen dos grandes grupos! el de las acciones heroicas y audaces antes una situación peligrosa, enjuiciadas como conductas de riesgo 1normales2, de naturale4a 0til, y el de las conductas repetitivas dictadas por el juego con el riesgo y con la muerte, cuyo determinismo puede ser 1psicopatológico2. 5us formas más representativas son! los deportes de riesgo, el toreo, la conducción de vehículos de carrera y ciertos juegos tipo la 1ruleta rusa2.
CA$%#ULO V + ES#UDIO CO($ARA#IVO DE LA ADICCI)N $A#OL)*ICA CON LA DE$ENDENCIA, EL A-USO ' LA CO($ULSI)N LA DEPENDENCIA El concepto de dependencia es más esquemático que el de adicción y, en lugar de tener una índole primordialmente psicológica se monta sobre en soporte biológico. La dependencia consiste en la necesidad física de entregarse a un objeto o administrarse un producto químico. 9 La base física! gira en torno al mecanismo de neuroadaptación, o sea, la adaptación de las neuronas y los tejidos a la presencia habitual de determinada sustancia química. 5i se interrumpe bruscamente esta presencia aparece una serie de trastornos psíquicos y somáticos que se describen como síndrome de abstinencia, cuadro asociado con la necesidad de administrarse la droga. Los síntomas más frecuentes son! inquietud ansiosa, insomnio, vómitos, diarrea, aumento de las pulsaciones y de la tensión sanguínea, calambres y dolores musculares, abundante transpiración y lagrimeo. En tanto que la privación brusca del objeto adictivo suscita la presentación de síntomas sólo psíquicos 6irritabilidad, ansiedad, apatía, inquietud, falta de concentración etc.7F los síntomas físicos en cambio no se presentan en la privación adictiva.
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El carácter de necesidad o apremio! la dependencia es vivida por el sujeto en la fase de abstinencia como una necesidad, es decir, como una especie de apremio e3terior que se le impone. La e3periencia dependiente es vivida como ajena al yo 6egodistónica7, pero la adicción se vive como un proceso de autorreali4ación saturado de sintoni4ación con el yo 6egosintónico7. La índole química del producto dependígeno! el producto objeto de la dependencia es casi siempre una sustancia química. EL A>4SO ? LA CODEPENDENCIA
En el otro costado de las adicciones sociales patológicas se instala el fenómeno denominado dependencia personal, que se define como un comportamiento organi4ado de modo permanente en torno a la vida de otra persona o en función de las ideas y los sentimientos de otro individuo. -al dependencia toma su asiento preferentemente en el denominado trastorno límite de la personalidad y en todo género de personas inseguras, débiles e inmaduras. La dependencia personal venía siendo estudiada como una modalidad de dualunión de tipo afectivo y, aunque coloquialmente podría hablarse de adicción personal, se ajusta más por sus características a la problemática psicopatológica de las relaciones humanas que al círculo mórbido de las adicciones sociales, entre otras ra4ones porque no se trata de una relación unilateral, sino que aquí el objetopersona, a diferencia del objeto adictivo, además de actuar, reacciona. (onviene no confundir la dualunión personal con la codependencia, que es ser dependiente de algo conjuntamente con otra persona. En esta línea, se llama codependientes a dos personas dependientes del mismo objeto que viven juntas o que se han interrelacionado durante la producción o el desarrollo de la dependencia. En un sentido más la3o, se e3tiende a esta denominación a la persona muy vinculada a un enfermo dependiente o adictivo. •
LAS COMP4LSIONES
E c$nce#t$ !e a!icción eng$%a "na serie !e c$(#$rta(ient$s #"si$naes* siste(:tic$s e inc$ntr$a%es* ea%$ra!$s s$%re "na #ata-$r(a existencia !$(ina!a #$r a reación !e entrega a "n $%&et$ @"2(ic$ $ s$cia* #$r $ @"e n$ #"e!e exten!erse s" c$nce#t$ a a !escarga !e (er$s act$s i(#"si'$s0
El término de compulsión es a menudo impropiamente utili4ado para designar una supuesta característica de los trastornos adictivos. (uando algunos autores estadounidenses hablan de adictos compulsivos se refieren a que la adicción implica la reali4ación de una conducta no conveniente para el sujeto por ra4ón de sus consecuencias adversas. 5in embargo, a la lu4 de la psicopatología europea, se interpone entre los fenómenos de adicción y compulsión una serie de características diferenciales fundamentales. * diferencia del fenómeno compulsivo, la adicción aparece en el campo de la conciencia como un deseo agigantado en forma sucesivamente de un apetito e3cesivo voluntario o involuntario y una pulsión incontenible buscadora de recompensas que se vive como un fenómeno propio y por tanto egosintónico, integrado en la autorreali4ación del ser, no al modo de una compulsión como un fenómeno e3trao a uno mismo. 5in embargo, puede haber un punto de contacto entre las e3periencias del enfermo adictivo social y el fenómeno compulsivo tan solo en alg0n momento en que tal enfermo trata de luchar contra la apetencia o la pulsión con tanto vigor que deja de sintoni4ar con ella y la e3perimenta como un producto e3trao o egodistónico. Es la lucha activa de la voluntad del sujeto contra el ansia adictiva lo que puede generar su registro vivencial momentáneo en forma de un fenómeno compulsivo, tomando el perfil mi3to de una pulsión adictivo9compulsiva. 5iguiendo las observaciones precedentes, puede tra4arse con nitide4 el contorno fronteri4o de las adicciones sociales que limita con los círculos de las adicciones químicas, los trastornos impulsivos y los fenómenos compulsivos.
LA CIVILI3ACIÓN ADICTIVA CA$%#ULO VIII LA ADICCI)N AL ALI(EN#O O FA*OADICCI)N 9 9 9 9 9 9 9
La figura del cuerpo como un problema personal. Los nuevos trastornos alimentarios. La bulimia. $asgos diferenciales entre la bulimia adictiva y la bulimia anoré3ica. La obesidad! sus límites y modalidades básicas. La hiperfagia adictiva asociada con obesidad. La adicción al chocolate. CA$%#ULO I& LA ADICCI)N AL SE&O
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(riterios definidores de la adicción al se3o. (lasificación de las conductas se3oadictivas. El don %uan. El se3o adictivo promiscuo anónimo. El hostigador social. El violador adictivo. /actores de riesgo para la adicción al se3o. CA$%#ULO & LA ADICCI)N A LA CO($RA
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La consumopatía o comprar por comprar. La compra como conducta de enfermedad. Los rasgos de la adicción a la compra. El comprador adictivo cleptómano. CA$%#ULO &I LA ADICCI)N A LA #ELEVISI)N
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La hipnosis televisiva. Los gérmenes televisivos de la violencia. La teleadicción y sus antídotos. CA$%#ULO &II LA ADICCI)N AL .UE*O
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El espectro de los jugadores de dinero. El mundo del jugador adicto. /actores de riesgo para la adicción al juego. El nio adicto al video juego. CA$%#ULO &III LA ADICCI)N AL #RA-A.O
CA$%#ULO &IV EL ES$EC#RO ADIC#IVO DE IN#ERNE# ' O#RAS #ECNOLO*%AS 9 *dicción al ordenador. 9 La capacidad adictiva polifacética de internet. 9 La adicción a la cibercomunicación. 9 La adicción al ciberse3o.
ADICCIONES /U%(ICAS
Los bebedores más propensos a volverse alcohólico son, frecuentemente, los que viven los efectos del alcohol en una de estas dos orientaciones! 9 (omo un reaseguramiento personal que les facilita el encuentro con los demás en una atmósfera de amistad. 9 (omo una desinhibición que les permite sentirse liberados de la sobrecarga emocional previa.