Historia de la Salvación. Monarquía unida de Israel 1.
Antecedentes Es importante destacar el matiz indicado en el título. Cuando añado el
adjetivo «unida» quiere decir que trataré sólo el período de la monarquía en la que Israel permaneció en una sola nación hasta después del reinado del rey Salomón con la división de los dos reinos: el Reino de Judá (Sur) y el Reino de Israel (Norte). El surgimiento de la Monarquía en Israel fue debida a la crisis que se produjo en las tribus, en la los filisteos, enemigo ene migo de los israelitas, que era un pueblo no muy numeroso pero con una gran preparación militar, lo que hacía que frente a la organización tribal de los israelitas fuese un pueblo débil. De hecho, el gran golpe que tuvo Israel fue en el año 1050 a.C., cerca de Afec, donde intentaban contener el avance de los filisteos, pero fue imposible contenerlo. Los israelitas, pensando que llevando el Arca de la Alianza desde Siló tendrían la esperanza de que Yahvé se manifestara, manifestara, concediendo a los israelitas israelitas la victoria. Pero en vez de la victoria, los israelitas fueron vencidos de forma aplastante, capturando el Arca de la Alianza. En 1 Sam 4, 18ss narra cómo llega la noticia a Elí de la muerte de sus dos hijos y de la captura del Arca de la Alianza, llevándolo a la muerte y haciendo desaparecer la gloria de Israel (1Sam 4,21). 2.
Samuel En este momento tan trágico del pueblo de Israel, el espíritu conductor fue
Samuel y en el que su principal objetivo era conservar viva la antigua tradición. Actuó como juez de Israel durante toda su vida. La única reseña bíblica donde señala la salvación del pueblo de Israel de la mano de los filisteos se narra en 1 Sam 7, 3-14; en el que Samuel transmitió al pueblo de Israel de suprimir a dioses extranjeros, adorando únicamente al Señor, que será el que los librará de la opresión filistea. Samuel ordenó al pueblo israelita de reunirse en Mispá, y Samuel se encargaría de rogar al Señor por ellos. Samuel tomó un cordero y lo ofreció al Señor a favor de Israel. Mientras el holocausto, los filisteos se acercaban para atacar, pero Dios envió grandes truenos, siendo el pueblo filisteo derrotado por Israel. De este modo, el pueblo filisteo no volvió más a invadir el territorio de Israel. Más adelante, cuando Samuel envejeció, el pueblo de Israel quería asemejarse a otras naciones en el sentido de querer ser poderosos como nación en
la guerra. Samuel transmitió lo que les esperaría de cara a la Monarquía, pero el pueblo no escuchó nada de lo que Samuel les dijo (1Sam 8, 11-18). 3.
Saúl Visto que el pueblo israelita quería asemejarse a otras naciones, surge el
personaje de Saúl, un joven de la tribu de Benjamín, hijo de Quis. El relato de la elección de Saúl como rey ha llegado a nosotros por medio de dos narraciones paralelas: una en la que se manifiesta favorable a la monarquía (1Sam 9,1-10) en la que narra cómo Saúl fue ungido en privado por Samuel en Ramá. La otra narración, en cambio, se mostraba ásperamente hostil, en la que Samuel presidía la elección de Saúl y éste critica duramente la petición de los ancianos (1Sam 8, 4) o de todos (1Sam 10,17). Hemos de tener en cuenta que la elección de Saúl fue profética y por aclamación popular (1 Sam 10,1 ss.). Es curioso, pero el hecho de ser de la tribu de Benjamín, tribu ubicada en el centro y fuertemente amenazada, pudo haber influido en la elección. Pero el principal motivo de ser aceptado como «jefe» o «comandante» fue por la victoria sobre Amón (1Sam 11). Con esta victoria demostró dones carismáticos, como lo fueron los jueces antes que él. Durante el reinado de Saúl fue una constante guerra, consumiéndose en combates. Las victorias que Saúl iba obteniendo supuso una confianza del pueblo de Israel sobre él. Pero llegó un momento en el cual Saúl no obedece al Señor (1Sam 13, 1314), con lo que Samuel dio de lado a Saúl por no llevar a cabo lo que Dios le pedía (1Sam 13,15). Llama la atención en lo siguiente. Decía hace unas líneas que Dios ungió a Saúl como «nagîd» (jefe), no como rey. Esto da a entender que ni Samuel ni los ancianos tenían intención de elevar a Saúl a la realeza, sino más bien que sirviese como un caudillo militar. Pero el pueblo le dio más bien el título de rey. 4.
David Al ser rechazado Saúl por Samuel, acusándolo de usurpar la función del
sacerdocio de la liga (1Sam 13,4b-15) y en la que en el capítulo 15 decía que había violado el «herem», es decir, un aspecto de la ley sagrada que concierne a la conducta en la guerra santa. Con ello afirmamos que Samuel sospechaba de Saúl por querer alzarse con toda la autoridad, tanto la religiosa como la política.
A raíz de todo ello, surge la figura de David. El encuentro de Samuel con David surge del mandato que le hace Dios a Samuel para irse a Belén y designar como sucesor a un joven pastor: David. (1Sam 16,1). Éste ganó su fama tras la hazaña en la que venció al gigante filisteo Goliat (1Sam 17).