I
/'
HISTORIA DE LOS
HETERODOXOS ESPAÑOLES POR
El,
DOCTOR
DON MARCELINO MENENDEZ Y PELAYO Director de
la
Real Academia de
Ex
la Historia.
nobis prodicriint,
Scui
(I.
SEGUNDA
EDICI(')N
TOMO
non erant ex
loANN.,
II,
REFUNDIDA
I
MADRID LIBRKRÍA (JKNERAL DK VICTORIANO SUÁREZ Calle de Preciados, 48
igi
I
19.)
no'ns.
OBRAS COMPLETAS DEL EXC.MO. SEÑOR
DON ^lARCELIXO ^lENÉNDEZ Y PELAYO
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2009
with funding from
University of Toronto
http://www.archive.org/details/obrascompletas01men
HISTORIA DE LOS
HETERODOXOS ESPAÑOLES
Phot.Kaulak
yil,
yíÜmJlAUP^ '
¿^-
HISTORIA DE LdS
HETERODOXOS ESPAÑOLES POR
Kl.
DOCTOR
DON MARCELINO MENKNDEZ Y
ES PROPIEDAD
Madrid.— Establecimiento
tipográfico de Fortanet, Libertad,
29.— Teléfono
991.
B
la
bent^íta
memoria de mis
pat^res
ADVERTENCIAS PRELIMINARES
La primera edición de
Historia de los heterodoxos españoles consta
la
de tres volúmenes, publicados desde 1880 á 1882 tirada de cuatro mil ejemplares, cifra
obras de erudición, no tardó gráfica, lo cual,
como
me
ninguna utilidad los
mucho en
bibliófilo
(i).
Con haber
sido la
que rara vez alcanzan en España
las
hoy una rareza biblioque soy, no deja de envanecerme, aunque agotarse, y es
proporcione. Los libreros se hacen pagar á alto precio
pocos ejemplares que caen en sus manos, y como hay aficionados para
todo, hasta para las cosas caras, han llegado á venderse á 25 duros los tres
tomos en papel ordinario y á 50 ó más de hilo.
En
pocos que se tiraron en papel
los
tanto tiempo, han sido frecuentes las instancias que de palabra y por
escrito se
me han hecho para que
que era de todas que estimo más.
las
mías
consintiese en la reproducción de esta obra,
más
solicitada,
aunque no sea ciertamente
la
mi interés pecuniario hubiese atendido, hace mucho
Si sólo á
que estarían reimpresos
la
los
Heterodoxos; pero no pude determinarme á
sin someterlos á escrupulosa revisión,
que iba haciéndose más
difícil
ello
conforme
los años y se acumulaban diariamente en mi biblioteca nuevos documentos de todo genero, que hacían precisa la refundición de capítulos
pasaban
enteros.
Los dos ejemplares de mi uso vinieron
á
quedar materialmente
anegados en un piélago de notas y enmiendas. Algún término había que poner á semejante trabajo, que mi conciencia de investigador ordenaba, pero
que
los límites probables
de
la
vida no
me
permitían continuar indefinida-
mente. Aprovechando, pues, todos los materiales que he recogido, doy á luz
El plan bastante detallado y dividido por capítulos, había aparecido en la RevisEuropea, 1876, tomo vni, páginas 459, 485 y 522. Allí están también algunos párrafos del primitivo prólogo, que refundí y amplié un aiío después. Para entonces había escrito ya los primeros capítulos. Téngase en cuenta esta indicación cronolójíica, para juz(i)
ta
garlos con la indulgencia que necesitan.
ADVERTENCIAS PRELIMINARES
10
nuevamente
Historia de los heterodoxos, en forma que para mí habrá de
la
ser definitiva, aunque no dejaré de consignar en notas ó suplementos finales
que durante
las noticias
curso de
el
me
nuevas correcciones que se ello estropeo
mi obra. ¡Como
si
impresión vaya adquiriendo ó
la
ocurran.
No
faltará
las
quien diga que con todo
se tratase de alguna novela ó libro de pasa-
tiempo! La Historia no se escribe para gente frivola y casquivana, y
deber de todo historiador honrado es ahondar en
la
pueda, no desdeñar ningún documento y corregirse á sea menester. La exactitud es una forma de
la
sí
el
primer
investigación cuanto
mismo cuantas veces
probidad
y debe
literaria
extenderse á los más nimios pormenores, pues ¿cómo ha de tener autoridad en grande
lo
el
que
se muestra olvidadizo
y negligente en
lo
pequeño? Nadie es
nombre
responsable de las equivocaciones involuntarias; pero no merece
de
escritor formal quien deja subsistir á sabiendas
un yerro, por leve que
parezca.
Bien conozco que es tarea capaz de arredrar
un
libro de erudición
renovación
más de
al
más intrépido la de refundir que han sido de
treinta años,
en muchas ramas de
total
casi
escrito hace
la
Historia Eclesiástica, y de
progreso acelerado en todas. Los cinco primeros siglos de
la Iglesia
han sido
estudiados con una profundidad que asombra. La predicación apostólica, historia
de
los
patrística, las
dogmas, los orígenes de
la liturgia cristiana,
persecuciones, los concilios,
más
recientes.
la constitución y nueva cuando se leen en
La Edad Media, contemplada antes con ojos
románticos, hoy con sereno y desinteresado espíritu, ofrece por riquísimo
campo
sí
sola
á una legión de operarios que rehace la historia de las
instituciones á la
luz
de
crítica diplomática,
la
cuyos instrumentos de
trabajo han llegado á una precisión finísima. Colecciones ingentes de
mentos y
la
literatura
las herejías,
disciplina de la primitiva Iglesia, parecen materia los historiadores
la
docu-
de textos hagiográficos, de concilios, decretales y de todas las fuentes de jurisprudencia canónica, han
cartularios,
epístolas pontificias,
puesto en circulación una masa abrumadora de materiales, reproducidos con
todo rigor paleográfico y sabiamente comentados. Apenas hay nación que no posea ya un Corpus de sus escritores medioevales, unos Momimenta histórica,
una serie completa de sus crónicas, de sus leyes y costumbres; una ó varias publicaciones de arqueología artística, en que el progreso de las artes gráficas contribuye cada día más á
la fidelidad
de
la
aparato se ensanchan los horizontes de
que envolvían
la
Con
tan magnífico
social,
comienzan á
reproducción. la
historia
cuna del mundo moderno, adquieren
su verdadero sentido los que antes eran sólo datos de árida cronología, y la legítima rehabilitación de
Edad Media, que parecía comprometida por
la
entusiasmo prematuro, no es ya tópico vulgar de poetas y declamadores, sino obra sólida, racional y científica de grandes eruditos, libres de toda el
.sospecha de apasionamiento.
No
es tan fácil evitarle
en
la
Historia Moderna, puesto que los problemas
ADVERTENCIAS PRELIMINARES que desde
el
II
Renacimiento y la Reforma comenzaron á plantearse son en el los que hoj' agitan las conciencias, aunque estos se formu-
fondo idénticos á len en
muy
diverso estilo y se desenvuelvan en más vasto escenario. Pero
honradamente
tiene la investigación histórica, en quien
la profesa, cierto
poder elevado y moderador que acalla el tumulto de las pasiones hasta cuando son generosas y de noble raíz, y restableciendo en el alma la perturbada armonía, conduce por camino despejado y llano al triunfo de la
No
es
necesario ni conveniente que su historia se llame apologética, porque
el
verdad y de
nombre
único que debe proponerse
la justicia,
el
autor católico.
sospechosa. Las acciones humanas, cuando son rectas y ley de Dios, no necesitan apología; cuando no lo son, sería
la haría
ajustadas á la
empeño
temerario é inmoral
La materia de
el defenderlas.
la historia está
fuera del historiador, á quien con ningún pretexto es lícito deformarla.
tema de argumentación
es
escolástica ni
de
No
sutileza capciosa y abogadil, sino
de psicología individual y social. La apología, ó más bien el reconocimiento de la misión alta y divina de la Iglesia en los destinos del género humano, brota de las entrañas de lahistoria misma; que cuanto más á fondo se conozca,
más
claro nos dejará columbrar el
la sienta vacilar
probar á
la
leyendo
comunidad
el
fin
providencial. Flaca será la fe de quien
relato de las tribulaciones con
de
cristiana en el curso
las
que Dios ha querido
edades, para depurarla y
acrisolarla: ut qiii probati simt manifesti fiattt in vobis.
Guiados por estos principios, grandes historiadores católicos de nuestros días han escrito con admirable imparcialidad la historia del Pontificado en ios siglos
XV y XVI y
de los orígenes de
la
eruditos protestantes que
al
Reforma; y no son pocos
la
modernas, han rectificado noblemente algunas preocupaciones das en sus respectivas sectas. implícita la negación
de
Aun
los
de estas épocas, y aun de otras más
tratar
la
misma
Jo sobrenatural
muy
crítica racionalista,
arraiga-
que
lleva
y es incompatible con cualquiera
teología positiva, ha sido factor de extraordinaria importancia en el estudio
de
las
antigüedades eclesiásticas, ya por
ya por
los aciertos parciales
las
que logra en
nuevas cuestiones que examina,
la historia
externa y documental,
que no es patrimonio exclusivo de nadie. Católicos, protestantes y racionalistas han trabajado simultáneamente en el
grande
edificio
desconozco cautela
de
la
Historia Eclesiástica. Hijo sumiso de
la distinta calificación teológica
que merecen, y
la
la
Iglesia,
no
prudente
que ha de emplearse en el manejo de las obras escritas con criterio las puede ignorar ni dejar de aprovecharlas en todo
heterodoxo. Pero no se lo
que contienen de ciencia
riadores católicos
positiva,
y
así lo
practican y profesan los histo-
menos sospechosos de transacción con
el
por ejemplo, estas palabras del Cardenal Hergenroether en
error. Medítense, el ijrefacio
de su
Historia de la Iglesia, tan conocida y celebrada en las escuelas religiosas:
<
ADVERTENCIAS PRELIMINARES
12
délas fuentes. Sobre una multitud de cuestiones, en efecto, y á pesar del muy diverso punto de vista en que nos colocamos, no importa que el autor de un trabajo sea protestante ó
Hemos
católico.
formular sobre puntos numerosos, y á veces de
más exacto y mejor fundado que
y
importancia, un juicio
de ciertos escritores católicos, que eran
el
en su tiempo teólogos de gran nombradía» Gracias á este criterio amplio
visto á sabios protestantes gi"an
(i).
hospitalario, vuelve á recobrar la erudi-
ción católica el puesto preeminente que en los siglos xvi y xvii tuvo, y
que
sólo en apariencia
pudo perder á
como en tiempos
antiguos, el trabajo de los disidentes sirve de estímulo
fines del xviii
y principios del xix. Hoy.
eficaz á la ciencia ortodoxa. Sin los centuriadores
de Magdeburgo, acaso no
hubieran existido los Ana/es del Cardenal Baronio, que los enterró para
siempre á pesar de
Exerciiationes de Casaubon.
las
Desde entonces,
la
superioridad de los católicos en este orden de estudios fué admirablemente
mantenida por
los
grandes trabajos de
la
escuela francesa del siglo xvii
(Tillemont, Fleury, Natal Alejandro, los benedictinos de San Mauro), por sus
dignos émulos italianos de la centuria siguiente (Ughelli, Orsi, Mansi, Muratori, Zacearla). Pero
por
decadencia de los estudios serios, combatidos
la
enciclopedismo, y aquella especie de languidez espiritual
el superficial
que había invadido á gran parte del clero y pueblo cristiano en los días la Revolución, trajeron un innegable retroceso en los estadios
próximos á
teológicos y canónicos, y cuando
comenzaron á renacer no fué
el
campo de
erudición el más asiduamente cultivado. La mayor parte de las historias
la
en
eclesiásticas publicadas
del siglo XIX, y aun
más
la
acá,
Europa meridional durante
la
no son más que compilaciones
primera mitad
sin valor propio.,
cuya endeblez contrasta tristemente con los pilares macizos é inconmovibles de
La
la ciencia antigua.
falta
de comprensión del
fué característica del filosofismo francés
sus grados y matices, contagió á ios
que
espíritu cristiano,
y del doctrinarismo
liberal
mismos creyentes, y redujo
en todos
las
polémi-
cas religiosas á términos de extrema vulgaridad: grave dolencia de que
acaban de convalecer
las
En Alemania, donde movimiento de
el
naciones
la
vida teológica nunca dejó de ser intensa, y
donde
producido y seguía produdel pietista Arnold (1705); las
las escuelas protestantes había
ciendo obras de tanta consideración Institutiones,
no
latinas.
de Mosheim (1755) y
la
como
la
obra latísima de su discípulo Schroeckh
de Walch (1762); la Historia general de la deXeander (1825-1S45), influido por la teología sentimental (i pectoral de Schleiermacher; el Manual, de Gieseler (1823-1855), tan útil por
(1768); la Historia de las herejías,
religión cristiana,
las indicaciones
de
la
(i)
y extractos de las fuentes;
escuela crítico-racionalista
Histoirc de
I' Église
ed. V. Palmé, 1880,
tomo
pjr
i,
S.
pág.
E. viii.
I:
las
publicaciones de Baur, corifeo
de Tubinga, y entre
Cardinal Hergcnroetkcr
(trad.
ellas
su Historia
de P. Belet).
P.aris,
ADVERTENCIAS PRELIMINARES eclesiástica
(1853-1863); no era posible que
rezagada cuando
I
ciencia
la
3
ortodoxa quedase
pueblo católico se despertó á nueva vida intelectual en
el
los días de Stolberg y José de Goerres. La Historia de la Iglesia, del primero, obra de ferviente piedad, no menos que de literatura, anuncia desde 1806 el
advenimiento de
nueva escuela, de
la
tables Moehler, el preclaro autor
de
Grande; Hefele, historiador de
el
anteriores á su caída cismática Iglesias, Cristianismo
desarrollo título
y
é Iglesia
,
Simbólica y biógrafo de San Atanasio los escritos
como Paganismo y Judaismo^
el tiempo de
efectos, sin olvidar sus
en
los Concilios; Doellinger,
tales
eti
fueron ó son glorias incontes-
la cual
la
sic
fundación
,
La
Iglesia é
Rcfoi'ma :
si/
excelentes manuales; Jannsen, que con el
de Historia del pueblo alemán, nos ha dado
el
más profundo
libro sobre
Reforma; su discípulo y continuador insigne, Luis Pastor, á cuyos trabajos debe tan copiosa y nueva luz la historia de los Papas del primer
el
siglo
de
la
Renacimiento.
Aunque Alemania continúe siendo en de
la
esta
como en
casi todas las
erudición, maestra de Europa, sería grande injusticia callar
principal y gloriosa
de
Italia
corresponde en
la
creación de
la
ramas parte
Arqueología
escuela de Rossi; ni el concurso eficaz de
la cien-
dignamente representada hoy por Duchesne, autor de
los Orí-
cristiana, por obra cia francesa,
que á
la
la
genes del culto cristiano (1889), y de una Historia sintética y elegante de los
primeros siglos de
Hora
es ya de
la Iglesia,
que
de
la
cual van publicados tres volúmenes.
los españoles
comencemos
á incorporarnos en esta
corriente, enlazándola con nuestra buena y sólida tradición del tiempo viejo,
que no debemos apartar nunca de propia.
No
faltan teólogos
los ojos si
queremos tener una cultura
nimiamente escolásticos que recelen algún peligro
de este gran movimiento histórico que va invadiendo hasta la
teología dogmática. Pero el peligro, dado
remonta por sino
De
(i),
lo
menos
que
lo fuera,
no
la
es
enseñanza de
de ahora; se
á las obras clásicas de Dionisio Petavio y de
Thomas-
que tuvieron digno precursor en nuestro Diego Ruiz de Montoya
(2).
rudos é ignorantes calificaba Melchor Cano á los teólogos en cuyas
(i)
nes en
S. f. Opiis de theologicis dognuitilms (París, 1644 y ss.). 6 volúmevarias ediciones posteriores aumentadas y anotadas por católicos y
Dion. Petavii folio.
protestantes.
Hay
La más estimada
es la de Venecia, 1757, en que el por el P. Zacearla.
Opus aparece in me-
liorein ordine?n redactunt et tociipletattim
Ludovici Thoniassini (de la Congregación del Oratorio) Dogmata
tJieologica,
París,
tomos en folio. Véanse especialmente los tratados De Scientia, Ideis, veritate ac vita Dei (1629). (2) De voluntati Dei et propriis actibrí'; ejus (1630), De Providentia Dei (1631), De Praedesti1684 y
ss. 3
hominum et angetorum (1629), De Trinitate (1625) y varios otros de este insigne jesuíta, que procuró unir la Teología positiva con la escolástica más que ninguno de sus contemporáneos.
natione et reprobatione
De Montoya dijo Kleutgcn, Theologie der Vorzeit, vol. últ. núm. 44. «Ganz besonders aber zeichnete sich durch Verbindung der positiven Theologie mit der Scholastik im Anfange des 17 Jahhunderts der Spanier D. Ruiz von Montoya aus». (Apud Hurter, Nomenclátor Litterarius recentioris Theotogiae Catludicae Theologos
ADVERTENCIAS PRELIMINARES
14 lucubraciones no suena
voz de
la
la
Historia
(i).
Sin
la historia
eclesiástica
(ha dicho Hergenroether) no hay conocimiento completo de la ciencia cristiana, ni de la historia general, que tiene en el cristianismo su centro. Si el historiador debe ser teólogo, el teólogo debe ser también historiador para poder dar cuenta del pasado de su Iglesia á quien le interrogue sobre él ó pretenda falsearlo. La historia eclesiástica es una grande apología de la
y de sus dogmas, una prueba espléndida de su institución divina, de la belleza, siempre antigua y siempre nueva, de la Esposa de Cristo. Este estudio, cuando se profesa con gravedad y amor, trasciende benéficamente
Iglesia
á la ciencia y á la vida, y la ilumina
con sus resplandores
(2).
Nuestro florecimiento teológico del siglo xvi, no superado por ninguna nación católica, no fué obstáculo para
mortal que, aplicando á
que
le
las
había familiarizado
que en
esta tierra naciese aquel varón in-
antigüedades eclesiásticas los procedimientos con
la filología clásica,
inauguró
el
período crítico en
la
Derecho Canónico, con sus diálogos De Emendatione Gratíani. De escuela que formó ó alentó D. Antonio Agustín salieron los primeros co-
ciencia del la
,
lectores de nuestros concilios, cuyos trabajos se concentran en la colección
de Loaysa
(1593), los
que prepararon, bajo
los auspicios
de Felipe
II, la edi-
ción de S. Isidoro (1599), los que comenzaron á ilustrar los anales de nuestras iglesias (3).
se echan
Ni
el
método, ni
de menos en
las
la
severidad
crítica, ni la
Bautista Pérez, y en el insigne tratado de D.
mando
co7tcilio
lUiberitano
{i^<)4)i
pédico, puesto que trata de la el
erudición firme y sólida
notas y correcciones del obispo de Segorbe D. Juan
Fernando de Mendoza De
que por su carácter en
mayor parte de
la
cierto
modo
confi?-
enciclo-
primitiva disciplina, muestra
punto de madurez á que habían llegado esos estudios, aprovechando todas
exlnbdns qui inde a Concilio Trid¿ntino floruerunt... Innsbruck (Oeniponti), 1S71,
tomo
i,
p. 520.)
Á mediados del siglo xvili otro Padre de la Compañía, el catalán Juan Bautista Gcncr, proyectó y en parte realizó el plan de una vastísima enciclopedia teológicoescolástica, dogmática, positiva y moral, incluyendo en ella Concilios, herejías, escritores, monumentos sagrados y profanos, epigráficos y numismáticos, etc. Además del proyecto ó Prodromus hay impresos seis volúmenes, que hoy yacen olvidados como tantos y tantos loables esfuerzos de aquella centuria. «Etenim viri omnes consentiunt, rudes omnino Theologos illos esse, in quorum fl) lucubraiionibus historia muta est. Mihi quidem non Theologi solum, sed nulli satis truditi videntur, quibus res olim gestae ignotae sint. Multa enim nobis e thesauris suis historia suppcditat, quibus si careamus, et in Theologia, et in quacumque ferme alia facúltate inopes saepenumero et indocti reperiemur... Quis est hic, qui neget, interdum ctiam in scholastica disputatione opas esse ex annalium monumentis testes excitare clarissimos veritatis? (De Locis Theologicis, liber undocimus, cap. 11). Hergenroether, Hist. EcL, \, pág. 60. (2) Además de los nombres citados en el texto es imposible omitir, aunque no sea (3) ésta ocasión de aquilatar sus méritos, los de Juan de Grial, Alvar Gómez de Castro, el insigne toledano Pedro Chacón, los dos hermanos D. Diego y D. Antonio de Covarrubias, Pedro de Fuentiduefias, Miguel Tomás Taxaquet, D. Juan Bautista Cardona, el P. Cipriano Suárez, y el mi^imo Mariana menos conocido por sus trabajos de erudición (]ue por su grande y popular Historia.
ADVERTENCIAS PRELIMINARES las luces
La
que entonces podían comunicarles
la
1
erudición sagrada y
la
profana.
vasta obra de las vidas de los Pontífices (1601-1602), compuesta por el
dominico Alfonso Chacón (que fué también uno de res de la
Roma
los
primeros explorado-
subterránea), apareció simultáneamente con los Anales de
Baronio, y aunque hoy no sea de tan frecuente manejo, representa una notable contribución de
como
ciencia española á la historia eclesiástica general,
la
lo fueron
también
(1609-1621); los
Ármales
Historia General de la
la Crótiica
de la Orden de Sa7i Benito^ del P.
(1584-1592) y Fr. Juan López (1613-1621), y Francisco, de Fr.
Yepes
de Fr. Ángel Manrique (1642-1659); la Ordeti de Sanio Domingo, de Fr. Hernando del Castillo Císiercie7ises,
la
Damián Cornejo, publicada en
Crónica de la Orden de San
las
postrimerías del siglo xvir
(1682-1698) y continuada por Fr. Ensebio González de Torres dentro del siglo XVIII (i).
Pero, en general, el esfuerzo de nuestros eruditos, siguiendo
zada por Morales y Sandoval, se ejercitó principalmente en
que era
historia patria,
primera mitad del
la
primero que debíamos
el
siglo xvii llenó este
dos falsarios, secundados por reinos y ciudades.
campo de
la
senda tra-
campo de
la
Por desgracia, en
cizaña una legión de osa-
credulidad y ligereza de los historiadores de
Hubo entonces un grande y
mente se advierte [ñun
Tamayo de
la
cultivar.
el
sin llegar á las
positivo retroceso, que fácil-
monstruosidades del
J\fariirologio,
de
y de XaPoblacio'n eclesiástica -^ Soledad laureada, de Argáiz). producciones del siglo anterior con los débiles aunque bien
Salazar,
comparando
las
intencionados conatos de Gil González Dávila en sus Teatros eclesiásticos de varias diócesis
de España é
Indias,
que apenas pasan de
la
modesta categoría
de episcopologios. Pero
el espíritu crítico
gado, ni esperó,
del siglo xvi no había
como algunos
para dar nuevas muestras de su vitalidad días de Carlos
II
muerto aunque parecía
aletar-
creen, á la invasión de las ideas del siglo xviir, (2).
Precisamente, a los infaustos
corresponden con estricto rigor cronológico algunas de
obras más insignes de
la
las
erudición nacional: las Disseríaiiones ecclesiasticac
del benedictino Pérez (1688), las innumerables del Marqués de Mondéjar, la colección conciliar de Aguirre (1693), que todavía espera quien dignamente refunda, expurgue y complete, su Censura de historias fabulosas. la
las
dos Bibliotecas de D. Nicolás Antonio y
Hubo un ensayo de Historia Eclesiástica de España, el de D. Francisco de Padi(Málaga, 1605), que en dos tomos alcanza hasta el siglo vni; pero es tan endeble que apenas puede prestar hoy utilidad alguna. No así la Historia Pontifical y Católica de (i)
lla
Gonzalo de Illescas (1574) continuada sucesivamente por Luis de Bavia, D.Juan Barios de Velasco y Fr. Marcos de Guadalajara, pues aunque en las biografías de los Papas na es más que una compilación, en elegante estilo, de Platina y otros, y presenta mezcladas la historia eclesiástica y la civil, tiene verdadero interés para las cosas de su tiempo. Algo de esta preocupación se trasluce todavía en el discurso de D. José Caveda (2) Sobre el desarrollo de los estudios históricos en España desde el reinado de Felipe hasta el de Fernando VH, leído en la Academia de la Historia en 18 de Abril do 1854.
V
ADVERTENCIAS PRELIMINARES
1
No hubo,
pues, verdadero renacimiento de los estudios históricos en tiem-
po de Felipe V, sino continuación de una escuela formada en rior, con pleno conocimiento de lo que en Italia y Francia se lás el
reinado ante-
el
trabajaba. Nico-
Antonio y el Cardenal Aguirre pasaron buena parte de su vida en Roma; Marqués de Mondéjar estaba en cori-espondencia con Esteban Baluze y
otros eruditos franceses.
Al siglo XVII pertenecen todavía, por su nacimiento y educación, Berganza, Salazar y Castro, Perreras, principales cultivadores, en el reinado del primer
Borbón, de
la
de la genealógica y de la universal de Estiempos de Mariana no había vuelto á ser escrita en un
historia monástica,
paña que desde ,
los
las Academias de Madrid, Barcelona, Sevilla y Valencia, impulso que crea instituciones análogas en toda Europa, pero
Nacen
solo libro.
obedeciendo
al
se nutren de savia castiza,
al
mismo tiempo que de erudición
forastera,
doc-
prevención ni servilismo, con un tino y parsimonia que Las fábulas introducidas en nuestros anales y ejemplo. puede servirnos de
tamente asimilada, hasta en
rezo de nuestras iglesias, van
el
de
libros
sin
los eruditos
ledora, sino prudente y sabia, en dominico Fr. Jacinto .Segura (Aborte
colegas de
los
á los incultos
uo escéptica y demotratados de metodología historial del la crítica
Critico, 1736)
Academia barcelonesa
la
quedando relegadas
de campanario. Triunfa
y del Marqués de Llió y sus
(Observaciofies sobre los principios de la
Historia, 1756), en los artículos del Diario délos Literatos (1737) y en la Biblio-
graphia Critica Sacra
et
Propliana del trinitario Fr. Miguel de San José
un grande erudito injustamente olvidado. El P. Feijóo, aunque no
(1740),
cultivase de propósito la historia, difunde en forma popular y
amena
útiles
que debieron de ser fermenta cogiiitionis para un público en quien despertaba la curiosidad científica; é impugna con su candido reflexiones sobre ella,
desenfado buen número de tradiciones populares y milagros supuestos. La erudición es nota característica del siglo xviii; el nervio de nuestra cultura
está,
allí
no en
los
géneros
venidos á tanta postración en
literarios
aquella centuria. Ningún tiempo presenta
tal
número de trabajadores
des-
sucumben bajo el peso de su obra, pero legan á su olvidadiza patria colecciones enormes de documentos, bibliotecas enteras de disertaciones y memorias, para que otros las exploten y logren, con interesados.
mínima ránes,
Algunos de
fatiga, crédito
Muñoz, Abad y
ellos
de historiadores. Sarmiento, Burriel, Velázquez, Flola Sierra,
Vargas Ponce y tantos
otros, se resignan á
ser escritores inéditos, sin que por eso se entibie su vocación en lo
nimo. La documentación historial se recoge sobre los archivos
más vírgenes y recónditos; los el reinado de Fernando VI
se suceden desde
mia de
la
Historia centraliza
el
so de todos, una gran parte de
viajes
el
de exploración
científica
hasta el de Carlos IV; la Acade-
movimiento, y recoge y la
más mí-
terreno, penetrando en
salva,
con
el
concur-
riqueza diplomática y epigráfica de España.
Gracias á esta modesta y benemérita escuela que no tenía brillantez de estilo ni miras sintéticas,
pero
sí
cualidades que en historia valen
mucho más,
ADVERTENCIAS PRELIMINARES fscrupulosa veracidad en
I7
testimonio, sólido aparato de conocimientos
el
método práctico y seguro en las indagaciones, sensatez y cordura depurarse las fuentes narrativas y legales; fuejuicios, comenzaron
previos,
en los
.4
ron reimpresas con esmero algunas de nuestras crónicas; se formaron las primeras colecciones de fueros, cartas pueblas y cuadernos de Cortes, aun-
que por
el
momento permaneciesen
instituciones hasta
manuscritas; avanzó
punto de elaboración que revelan
el
el
estudio de las
los libros
de Mar-
tínez Marina; fundaron Capmany, Asso, Sempcre, Larruga y Fr. Liciniano Sáez nuestra historia industrial y económica; recorrieron Ponz y Llaguno,
Jove-Llanos, Ccán y Rosarte,
tuyó científicamente
la
el
campo de
numismática en
la
Arqueología
los trabajos
artística; se consti-
de Velázquez, de Pérez
Bayer y del Maestro Fiórez; la Geografía antigua de España fu(': estudiada á doble luz de los textos clásicos y de la epigrafía romana, dignamente re-
la
presentada por
el
Conde de Lumiares; adivinó Hervás
la
Filología compara-
y Bastero la Filología provenzal un siglo antes fjue Raynouard, y puso D. Tomás Antonio Sánchez los cimientos de nuestra Historia literaria, publicando por primera vez en Europa un
da, adelantándose á Guillermo líumboldt,
cantar de gesta
La Historia
(i).
eclesiástica llevó,
gran movimiento
histórico,
como
te siglos la vida nacional. Si
la
parte mejor en este
la Iglesia
había girado duran-
era de suponer,
porque en torno de
quisiéramos cifrar en una obra y en un autor
la
actividad erudita de España durante el siglo xviii, la obra representativa sería la
España Sagrada, y
el
escritor Fr.
Enrique Fiórez, seguido á larga
tancia por sus continuadores, sin exceptuar
directamente.
No
ha producido
pueda parangonarse con
«Iste,
la
Sagrada
la
Historiografía española
el
monumento que
también admirable muestra de honrada y
carácter vasto y enciclopédico de
la
España
deja fuera de toda comparación posible, sean cuales fueren las
imperfecciones de detalle que seguramente tiene, y
y metódico.
dis-
que recibió su tradición más
salvo los Anales de Zurita, que nacidos en otro
siglo y en otras condiciones, son
profunda investigación. Pero
al
No
dría escribirse.
la falta
de un plan claro
es una Historia eclesiástica de España, pero sin ella no po-
No
es
tampoco una mera colección de documentf)s, aunque la Kdad Media
en ninguna parte se haya recogido tanto caudal de ellos sobre
española: cronicones, vidas de santos, actas conciliares, diplomas, privile-
Para no hacer interminable esta enumeración, omito otros aspectos de nuestra como los estudios sobre América íHarcia, Ulloa, Muñoz...), los «le íjeof^rafía física, viajes 6 historia de la Náutica (Tofiño, Vargas I'once, Navarrete, Antillón...); las descripciones 6 historias particulares de alguna.s regiones, ciudades y pueblos, como el gran libro del botánico Cavanilles sobre Valencia, el de Loperráez sobre el obispado de Osma, el de Viera y Clavijo sobre las Canarias, el de D. Ignacio López de Ayala sobre fJibraltar; el desarrollo de la bibliografía general (Pérez IJayer, Rodríguez de Castro) y de la provincial (.Ximcno, Latassa), y la empresa, temeraria sin duda, de los PP. Mohedanos, que por lo menos ilustraron alocuamente la literatura de la España Romana. (l)
cultura histórica, dif^nos de ser considerados aparte,
.\tRséMi>K7. r
Vv.uKvo. — Heterodoxos.
I.
a
ADVERTENCIAS PRELIMINARES
l8
y antigüedades de todo género. Es también una sede luminosas disertaciones que tocan los puntos más capitales y obscuros de nuestra liturgia, que resuelven arduas cuestiones geográficas, que fijan la gios, escrituras, epitafios
rie
fecha de importantes acontecimientos, que discuten la autenticidad de
chas fuentes y condenan otras ñar á
la
obra de los
falsarios.
al
descrédito y
al
El mérito de estos discursos es
de nuestra erudición peninsular no tienen más
mu-
oprobio que debe acompa-
rival
que
tal,
que dentro
las Disertaciones del
portugués Juan Pedro Ribeiro, y aún estas se contraen casi siempre á la ciencia diplomática en que era maestro
(i).
Diserta(oes Chronologicas e Críticas sobre a Historia
(i)
e Civil
e
yurisprudencia Ecclesiastica
de Portugal por orden da Academia R. das Sciencias de Lisboa... Lisboa, 1810-
1836. 5 tomos.
La
erudición portuguesa del siglo xviil contribuyó dignamente á la ilustración de los
anales hispánicos, primero con las voluminosas publicaciones de la Academia Real de
Historia fundada en 1720 (Antonio Caetano de Sousa, José Soares de Silva, el graff bibliógrafo Diego Barbosa Machado, el historiador de los Templarios Dr. Alejandro Ferreira...) después con los más críticos y elaborados de la Academia Real das Sciencias, que comenzó sus tareas en 1780. Las Mentoias de Litteratura de esta Academia, que son históricas en su mayor parte, los Inéditos de historia portuguesa, y otras varias publicaciones académicas honrarán siempre los preclaros nombres de Ribeiro, de Correia da Serra, de Antonio Caetano do Amaral, que comparte con Martínez Marina la gloria de haber estudiado por primera vez las instituciones sociales de los siglos medios, de José Anastasio de Figueiredo, del benemérito Santa Rosa de Yiterbo, autor del útilísimo Elucidario, en quien tuvieron los portugueses un pequeño Ducange que aquí no logramos, etc. Estos eruditos vivían en frecuente comunicación con los nuestros. La Academia Valenciana, de que era alma D. Gregorio Mayans, buscó á veces el amparo y sombra de la Academia Portuguesa del Conde da Ericeira, especialmente en su lucha contra los falsos cronicones. Mayans dedicó en 1742 al Rey D.Juan V la Censura de liistorias fabulosas de D. Nicolás Antonio, y en 1747 hizo imprimir en Lisboa, por medio del docto Patriarca D. Francisco de Almeida Mascareñas, las Disertaciones eclesiásticas del Marqués de Mondéjar. Pérez Bayer, Cornide y el P. Sánchez Sobrino extendieron sus viajes literarios y arqueológicos á Portugal, y el portugués Ferreira Gordo trabajó en las bibliotecas y archivos de Madrid. Aunque en Portugal se publicaron durante el siglo xviii, especialmente en tiempo de Pombal, bastantes libros de cuestiones canónicas, casi todos tienen un carácter polémico, ultraregalista y jansenista (Antonio Pereira, Seabra da Silva...). Las obras de historia eclesiástica no son muchas, y ninguna puede competir con la España Sagrada, ni siquiera con el Teatro de las iglesias de Aragón del P. Huesca. Las más extensas y útiles para nosotros son las Jlíemorias para a historia ecclesiastica do Arcebispado de Braga de D.Jerónimo Contador de Argote (1732-1744); la Historia da Sancta Inquisifad do Reyno de Portugal de Fr. Pedro Monteiro (1749), que sólo llega hasta principios del siglo XVI, y contiene muchas cosas impertinentes á su asunto; las obras impresas y manuscritas del sabio obispo de Beja Fr. Manuel do Cenáculo, que fué por sí solo una academia entera; las Memorias de Antonio Ribeiro dos Sanctos sobre la literatura sagrada de los judíos portugueses, y sobre las traducciones de la Biblia; la de Juan Pedro Ribeiro sobre la época de la introducción del Derecho de las Decretales en Portugal; la esmerada edición de los Cánones y opúsculos de San Martín Bracarense, pubhcada bajo los auspicios del Arzobispo BrandSo por A. C. de Amaral con amplio y erudito comentario (1S03); el Catálogo de los Códices de Alcobaza, del cisterciense ÍY Fortunato de San Buenaventura (1827), y los tres tomos de Inéditos portugueses áQ los siglos XIV y XV que le sirven de complemento (1829).
ADVERTENCIAS PRELIMINARES Para llevar á cabo su labor hercúlea,
el P.
IQ
Flórez, humilde religioso,
que
había pasado su juventud estudiando y enseñando Teología escolástica hasta
que descubrió su verdadera y propio en todas
no todo con
igual perfección, pero
dera eminencia. Su estilo es pedestre y llano casi
sí
improvisándose geógrafo, cronolo-
numismático, paleógrafo, bibliógrafo, arqueólogo y hasta
epigrafista,
gista,
naturalista:
que educarse á
definitiva vocación, tuvo
las disciplinas históricas,
en algunas ramas con verda-
como
el
de
todos los grandes eruditos de aquel siglo, pero compensa su falta de
li-
el
de Muratori y
teratura con la serenidad de su juicio, la agudeza de su talento, la rectitud
de su corazón sencillo y piadoso que rebosaba de amor á la verdad y á la La España Sagrada no fué sólo un gran libro sino un gran ejemplo,
ciencia.
una escuela práctica de
crítica,
audaz y respetuosa á un tiempo. El
se adelantó á hacer con el criterio de la
cesión ninguna
al
dolo pío ni á
la
más pura
el espíritu
Flórez
indiscreta credulidad, aquella obra
depuración de nuestros fastos eclesiásticos, que á no ser por
hecho más tarde con
P.
ortodoxia, pero sin con-
él se
de negación que hervía en
de
hubiera
las entrañas
del siglo xviii.
Este espíritu tuvo cia hipercrítica
muy
ligeras manifestaciones
en España, pero
la
tenden-
que ya se vislumbra en algunos escritos del gran polígrafo
valenciano D. Gregorio Mayans, centuria, y llega á su
colmo en
el
Néstor de
los últimos
las letras
españolas de aquella
volúmenes de
la
Historia critica
de España^ del jesuíta Masdeu, se encarnizó con verdadera acrimonia en la
censura de documentos de indisputable autenticidad y de sucesos que con
ningún fundamento racional pueden negarse. Este pirronismo histórico no fué de gran consecuencia.
Mucho peor
la
tuvo
el espíritu
cismontano que do-
minaba entre nuestros canonistas, y que iba mezclado en algunos con ideas políticas, no ensayadas todavía, y por tanto muy vagas, pero mal avenidas constitución tradicional de nuestra monarquía. El viento
en
el
fondo con
de
la
revolución hizo germinar estas semillas, y hubo eruditos de mérito in-
disputable que
la
la
prestaron su concurso, no sin quebranto de
la
objetividad
con que hasta entonces habían procedido. El Martínez Marina de de las Cortes no parece siempre la sayo histérico-critico sobre
que
él
el
las
antigua legislación castellana.
no tuvo, menos habían de lograrla
su erudición
y
la
misma persona que
al
otros. El
el
la
Teoría
autor del E71-
La imparcialidad
canónigo Villanueva puso
servicio del galicanismo, llegando hasta los límites del cisma;
apóstata Llórente, convirtiendo
la
Historia en libelo, procuró halagar
peores pasiones de su tiempo.
Pero antes que
la
Historia se trocase en arma de controversia política, la
escuela del siglo xviii continuó dando excelentes frutos dentro del ambiente tibio
y apacible que entonces se respiraba, y que era muy favorable (no hay al desarrollo de vocaciones serias en aquellos estudios que pi-
que dudarlo)
den tranquilidad de ánimo y hábitos metódicos de vida intelectual. De una Orden, y aún puede decirse que de un solo convento, salieron los dis-
sola
ADVERTENCIAS PRELIMINARES
20
cípulos del P. Flórez, que forman una verdadera escuela agustiniana.
dominicos de Valencia, especialmente
se debió también á los
al P.
Mucho
Teixidor,
cuyos trabajos están en su mayor parte inéditos (i) y á Fr. Jaime Villanueva, cuyo Viaje Literario á las Iglesias de España, del cual hay publicados veinti(el primero en 1803), es una cantera de noticias peregrinas y un suplemento indispensable de la España Sagrada. Otro muy valioso es el Teatro de las Iglesias de Arago'7i, en nueve tomos (1770-1S07), obra de dos ca-
dós volúmenes
puchinos; pero ventaja
el trabajo del
continuador Fr.
de Fr. Lamberto de Zaragoza que
al
Ramón de Huesca la
comenzó. Con
mucha misma con-
lleva
la
ciencia trabajaban los tres premonstratenses catalanes Caresmar, Pasqual Martí, el gran romanista y arqueólogo Finestres, gloria
Cervera, su hermano
un
libro
la
y
Universidad de
historiador de Poblet, el canónigo Dorca, autor de
el
de excelente
de
crítica
sobre los Santos de Gerona
(2).
En
Mallorca, el
cisterciense P. Pascual dedicaba su vida entera á ilustrar la Historia de Rai-
mundo
Lulio y de su doctrina. Otros muchos hubo dignos de memoria, pero
no pretendemos hacer catálogo de sus obras.
La protección oficial, enteramente necesaria en ciertos momentos, y menos peligrosa para la ciencia que para el arte literario, no faltó casi nunca á nuestros eruditos de
la
décimaoctava centuria, que encontraron
buen rey Fernando VI y su confesor el y sus ministros Roda y Floridablanca; en el infante D. Gabriel; en Campomanes, el más celoso de los directores de la Acadeinia mecenas, á veces espléndidos, en
Rábago; en Carlos
P.
en
el
III
diplomático Azara, fino estimador de letras y artes; en
de
la
el
Cardenal Lorenzana, bajo cuyos auspicios se imprimieron con regia mag-
Historia
(3);
nificencia las obras
el
de
los PP.
Toledanos,
el
Misal y el Breviario góticos y
la
primera colección de Concilios de América; y hasta en el Príncipe de la Paz, que á pesar de sus cortas letras y del tortuoso origen de su privanza, tuvo el
buen
instinto
severo de
la
Véanse,
(i)
de apoyar muchas iniciativas útiles que deben atenuar
Historia sobre sus actos
como
el fallo
(4).
muestra, los dos tomos de disertaciones (muchas de ellas concercon el título de Antigüc'itaJes de l'alcuda por Fr. J-o-
nientes á la historia eclesiástica) que
sef Teixidor, figuran en la colección, desgraciadamente interrumpida, de los Históricos Je Valencia
Véanse
(2)
rres
Amat
(3)
como
E
y sn
Reino, dirigida por D.
Montimmtos
Roque Chabás.
(Valencia, 1895 y 1896). sus respectivos artículos en el Diccionario de escritores catalanes de To-
(1836),
que para los autores del siglo xviii es excelente.
insigne cultivador, además, de las ciencias históricas en temas
muy
diversos,
lo acreditan el Periplo de Ilannon, las Disertaciones sol>re los Templarios, los
apén-
dices de la Educación Popular que tanto enseñan sobre nuestra historia económica, y la misma Regalía de Amortización que está muy bien documentada. Salvo sus opiniones canónicas, de que á su tiempo hablaremos, fué uno de los españoles más ilustres y be-
neméritos del siglo xviu. Una de las principales tareas en que se empleó la actividad de nuestros eruditos (4) de la décimaoctava centuria fué la edición crítica de nuestra antigua colección canónica.
Es
cierto
que no llegaron á ser del dominio público los gigantescos trabajos del puede formarse idea por la carta que desde Toledo dirigió al
V. Burriel, de los cuales
21
ADVERTENCIAS PPvELIMIN'ARES
Una sombra hay en este cuadro: la expulsión de los jesuítas, que alejó de España á buen número de trabajadores formados en la escuela del P. Andrés Marcos Burriel, émulo de Flórez en la diligencia, superior en la amplitud de que
miras, coleccionista hercúleo y crítico sagaz,
se aplicó principalmente al
estudio de nuestras fuentes canónicas y de nuestra legislación municipal.
alcanzó aquel grande é infortunado varón
extrañamiento de
el
porque había sucumbido poco antes, víctima de le
arrancó
el
la
No
los suyos,
arbitrariedad oficial,
que
tesoro de sus papeles. Pero á Italia fueron y en Italia brillaron
su hermano, el magistral biógrafo de Catalina Sforza; el P. Aymerich, elegante autor del episcologio
de Barcelona;
autores de notables monografías;
Maceda, Tolrá y Menchaca, Juan Andrés, que comprendió en el
los PP.
P.
el
vasto cuadro de su enciclopedia literaria
(DdV
led' ogniletter atura) las ciencias eclesiásticas,
historiador español. valo,
Y
para no citar otros
que hizo ediciones verdaderamente
origine, progressi
ed stato attua-
que han tenido en
muy conocidos, el clásicas
de
las
P.
él
su linico
Faustino Aré-
obras de
S. Isidoro,
de los poetas cristianos primitivos (Juvenco, Prudencio, Sedulio, Draconcio)
Himnodia Hispánica, ilustrándolas con prolegómenos doctísimos que de la mejor crítica de su tiempo y no desdicen del nuestro. Gracias á estos proscriptos y á algún otro español residente en Roma,
y de
están
la
al nivel
comenzó á realizarse aquel plan de Historia Eclesiástica que en 1747 trazaba en una elegante oración latina el auditor D. Alfonso Clemente de Arósíegui, exhortando á sus compatriotas á eterna
la
exploración de los archivos de
la
ciudad
(i).
Tienen
los
buenos trabajos de
la
erudición española del siglo xviii no sólo
Rábago en 30 de Diciembre de 1754 (Cartas Eruditas y Críticas del P. Andrés Marcos Burriel, publicadas por Valladares, sin año, págs. 229-278), y por el opúsculo de La Sema Santander, Praefatio historico-critica in verain et genuinain 'collectionein veteruin Canonuin Ecclesiae Hispatiuie (Bruselas, 1800). Ni llegaron tampoco á realizarse en toda su amplitud los que anuncia la Xoticia di las antiguas y gentiinas Colicciones Canónicas P.
Pedro Luis Blanco (1798). Pero á la Real Biblioteca, hoy Nacional, y á su director D. Francisco Antonio González, se debió, por fin, la edición muy apreciable de 180S, que no entró en circulación hasta 182 1. Del saber y fina crítica de nuestros canonisLis del siglo xviii, son excelente muestra los tres tomos de D. Vicente González Arnao sobre las Colecciones de Cánones Griegos y Latinos (1793). inéditas de la Iglesia Española del bibliotecario D.
Ildephonsi Clemetitis de Arostegui de Historia Ecclesiae líispaniensis excolen(l) Kal. Sept. da exhortatio ad Hispanos, habita in palalio C. M. Reg. Hisp. Rom.
XH
MDCCXLVH. Esta oración, ya rara, está reimpresa en los apéndices del tomo i de la Historia EcleE-paña, de D. Vicente de la Fuente, 2."'* ed., págs. 2S5-292. Fué como la inaugural de una pequeña Academia de Historia Eclesiástica, que formaron los españoles residentes en Roma, y á la cual se debieron algunas buenas disertaciones, que ya se irán mencionando en el curso de esta obra. Es lástima que tuviese vida tan efímera esta institución, de la cual hubiera podido salir un trabajo que enmendase los graves errores del de Cayetano Cenni De antiquitatibus Ecclesiae Hispaniae
siástica de
Dissertationes (1741), en que la
amanerada
retórica del estilo encubre
cialidad contra las tradiciones de nuestra Iglesia.
mal
la aviesa par-
ADVERTENCIAS PRELIMINARES
22
esmero y conciencia, pulso
común y
sino
un carácter de continuidad en
el esfuerzo,
desinteresado, una imparcialidad ú objetividad,
que da firmeza á sus resultados y contrasta con quico en que hemos caído después. Toda nuestra vida
dice,
adolece de esta confusión y desorden. El olvido ó
el
un im-
como ahora
se
individualismo anár-
intelectual del siglo xix
el frivolo
menosprecio con
que miramos nuestra antigua labor científica, es no sólo una ingratitud y una injusticia, sino un triste síntoma de que el hilo de la tradición se ha roto y que los españoles han perdido la conciencia de sí mismos. No llevaré el pesimis-
mo
que esto haya acontecido en todas
hasta creer
únicas á que en este discurso me cia,
sino renovación y progreso.
tiempos medios, la
La
En
las ciencias históricas,
algunas no ha habido decaden-
de
los
la historia del arte, la historia
de
historia literaria, especialmente la
arqueología artística y
y de las instituciones, la geografía antigua de España, la epiromana, la numismática ibérica, el cultivo de la lengua árabe, la histo-
legislación
grafía
la particular de algunos pueblos y comarcas, han contado y cuentan representantes ilustres, calidad aventaja al número. En las monografías que se les
de algunos reinados,
ria política la
la
refiero.
bibliografía y la paleografía,
en quienes
deben está
la
lo
las historias
más granado de nuestra erudición moderna, más bien que en
generales de España que con vario éxito se han emprendido.
Pero otras ramas del árbol histórico, que fueron antiguo, parecen, durante
guna tanto como
gún los
la
libro
mayor parte
la historia eclesiástica,
indicio suficiente,
llegado
la
si
tantos otros
las
más frondosas en
del siglo xix, mustias y secas.
cuya postración y abatimiento sería triste punto á que ha
no tuviéramos, del
conciencia religiosa de nuestro pueblo. Apenas puede citarse nin-
de esta
clase,
que en más de cincuenta años haya logrado traspasar
aledaños hispánicos y entrar en
la
corriente de la ciencia católica, á no
ser la hermosa obra apologética de Balmes (El Protesianiismo)^ que
que á
la historia
guerra de
lo
Nin-
la
propiamente dicha pertenece á
la filosofía
de
más bien La
la historia.
Independencia, dos ó tres guerras civiles, varias revoluciones,
una porción de reacciones, motines y pronunciamientos de menor cuantía, un desbarajuste político y económico que nos ha hecho irrisión de los extraños, el vandálico despojo y la dilapidación insensata de los bienes del clero,
muchas fundaciones de enseñanza y beneficencia, la al siniestro resplandor de las llamas que devoraban insignes monumentos artísticos, la destrucción ó dispersión de
la
ruina consiguiente de
extinción de las Ordenes regulares
archivos y bibliotecas enteras, el furor impío y suicida con que el liberalismo español se ha empeñado en hacer tabla rasa de la antigua España, bastan y .sobran para explicar el
de imputar á
De
la
fenómeno que lamentamos,
los tradicionalistas su parte
enseñanza
oficial
sin
que por eso dejemos
de culpa.
poco hay que esperar en esta parte, porque su vi-
ciosa organización acaba por desalentar las vocaciones
más
fuertes. Al
universitario pertenecen ó híwi pertenecido (dígase para gloria suya) la
parte de los investigadores de mérito que
cuerpo
mayor modernamente ha tenido España,
ADVERTENCIAS PRELIMINARES pero
casi
todos se formaron solos y no sé
si
alguno ha llegado á crear escuela.
Nuestros planes de estudios, comenzando por
de
la legislación francesa,
los franceses
cuyo
23
el
de 1845, han sido copia servil abandonado por
espíritu centralizador está ya
mismos. Entre nosotros semejante régimen,
nuestra índole, resultó
completamente
el
más contrario á
males han ido agraván-
y dose de día en día y de remiendo en remiendo. El cultivo de las lenguas sabias, sin el cual no se concibe erudición sólida, está vergonzosamente abanlos
estéril,
donado, con pocas y por lo mismo más loables excepciones. Limitándonos al caso presente, basta consignar escuetamente dos hechos.
Ha
desaparecido
la
única cátedra de Historia Eclesiástica que en España
aunque poco más que nominalmente y agregada de mala manera al doctorado de la facultad de Jurisprudencia. Poco se ha perdido en ello; pues existía,
¿qué fruto podían sacar de
tal
enseñanza nuestros Canonistas universitarios,
que llegan á licenciados con un año de Instituciones y empiezan y acaban su carrera sin saber latín ni poder leer el más sencillo texto de las Decretales?
Mucho
antes había desaparecido de nuestras Universidades la Facultad de
Teología, que gozaba de poco prestigio en los últimos tiempos, mirada con recelo por unos, con desdén por otros, con indiferencia por
la
mayor
parte.
muy de
menos, y nadie ha intentado seriamente su restauración, aunque medios había para ello dentro del régimen concordado en Nadie
la
echó
que legalmente vivimos. De este modo nos hubiéramos evitado
el
oprobio
de Suárez y Melchor Cano, sea el único pueblo de Europa que ha expulsado la Teología de sus Universidades. Todos, católicos
de que España,
la patria
y protestantes, la conservan, sin que este acatamiento rendido á la ciencia de las cosas divinas en centros de cultura abiertos á todo el mundo, se considere como signo de atraso en Alemania ni en Inglaterra ni en parte alguna. Entre nosotros
la
Teología y
el
Derecho Canónico tienen hoy su único
fugio en los Seminarios episcopales,
que según
la
re-
mente del Concilio Triden-
tino (i) se establecieron m'ás bien para la educación moral de los aspirantes al
sacerdocio, que para
lestra estaba
gios
el
entonces en
de algunas Ordenes
cultivo de las letras sagradas, cuya verdadera palas aulas universitarias
religiosas.
La vida
y en los florecientes cole-
científica
de
los
Seminarios espa-
ñoles puede decirse que no comienza hasta el reinado de Carlos
Prelados doctos, celosos y espléndidos los organizaron sas
como
III:
algunos
vertladeras ca-
de estudios en Barcelona, en Vich, en Murcia, en Córdoba, en Cuenca,
en Osma, en Salamanca y en otras diócesis: los métodos y la disciplina pedagógica solían ser superiores á los de las decadentes Universidades, pero
por desgracia se
como hoy nistas
(i)
infiltró
en algunos de ellos cierto modernismo teológico
diríamos, que los hizo sospechosos de tendencias galicanas, janse-
y quizá más avanzadas. Todo aquello fué de efímera duración y corto
Sess. xxiil, cap. xxiii.
ad mundi
«Cum
voUiptates sequcndas.....y'
adolesccntium aetas, nisi recU institualitr, prona
sit
ADVERTENCIAS PRELIMINARES
24
VII apenas quedaba vestigio de
En tiempo de Fernando
influjo.
plan de estudios de 1824 reorganizó
mente
la
ello, y el enseñanza teológica con sentido neta-
tomista.
Pasada
la
horrible convulsión de la guerra civil de los siete años,
después de larguísimas negociaciones
do
el
y ajustaConcordato de 1851, comenzaron
á reorganizarse nuestros Seminarios, y es ciertamente notable lo que en
gunos de
ha conseguido
ellos
el celo
de
penuria económica. Es claro que los estudios
al-
mayor de Teología Dogmática y Mo-
los Prelados,
luchando con
la
han debido prevalecer sobre otros cualesquiera, y nunca han faltado en
ral
nuestros cabildos varones de sólida y profunda doctrina que den testimonia de que todavía quedan teólogos y canonistas en España. Los escriturarios
son más raros, porque
la
exégesis bíblica requiere una enciclopedia de co-
nocimientos especiales, que es
donde
es tan
pobre
dras de Griego y
casi
imposible adquirir en nuestra nación
material bibliográfico moderno. Así y todo, las cáte-
el
Hebreo
gún fruto en época no
se
van aumentando, y no pueden menos de dar alEn otros Seminarios se han establecido Cáte-
lejana.
dras de ciencias naturales, desempeñadas seriamente, y en algunos ha pene-
trado
la
Arqueología
artística,
para cuya enseñanza pi-áctica y teórica existen
ya importantes museos diocesanos y algunos buenos manuales.
La restauración de
las
Ordenes
religiosas trabajosamente lograda en el úl-
timo tercio del siglo xix, y combatida á cada sectaria,
humano. Algunas de
varios ramos de! saber
nemos
momento por
intolerancia
la
ha proporcionado á España excelentes educadores y escritores en las
mejores Revistas que hoy
están redactadas exclusivamente por religiosos, y no es
contribución que han aportado á los Congresos científicos
más
te-
pequeña
recientes.
la
En
general puede decirse, sin nota de exageración, que la cultura de nuestro clero secular y regular
no
es inferior á la
que suelen tener
los laicos
más aven-
tajados en sus respectivas profesiones.
Pero todavía
den menos de
falta
andar mucho camino, y
sentir los efectos
de
la
las ciencias eclesiásticas
languidez propia de todas
las
no puecosas en
Las traducciones y compilaciones son mucho más nu-
nuestro abatido
país.
merosas que
obras originales. Todavía no tenemos una Historia general
de
las
la Iglesia, escrita
por autor español
Félix Amat, ya de remota fecha
(i).
La
(2.^ edición,
del arzobispo de Palmira 1807),
don
apenas pasa de ser un
compendio de Natal Alejandro y Fleury, de cuyas ideas galicanas
participa-
Por entonces se tradujeron y continuaron los S/g¿os Cris/íanos de Ducreux, canónigo de Auxerre, (1790. 2.* edición, 1805-1S08) y más adelante la
ba.
(i)
La
erudición española del siglo xviii nada importante produjo en materia de monografía de los jesuítas desterrados á
historia eclesiástica general, salvo tal cual
Italia. La líistoria de la Iglesia y del Mundo del bibliotecario D. Gabriel Alvarez de Toledo, ni por semejas corresponde á su ambicioso título, puesto que el único tomo publicado (1713) no alcanza más que hasta ei diluvio. Como libro fdosófico y teológico
no carece de
interés,
aunque su composición es tan extravagante como su
estilo.
ADVERTENCIAS PRELIMINARES
25
Historia de la Iglesia de Receveur (1842-1848), la de Béraul-Bercastel con
adiciones del barón de Henrion (1852-1S55), obras extensas pero de segundo
orden.
Mucho más
útiles
han sido
manuales alemanes de Al-
los excelentes
Hergenroether y Funk, traducidos sucesivamente por Puig y Esteve (1852), García Ayuso (1885) y el P. Ruiz Amado (1908); y el compendio latino
zog,
de
Berti, adicionado hasta nuestros días
López, de
en parte,
la
la
Orden de San Agustín
por
(1S89).
el
venerable y modesto Fr. Tirso
También fué
menos
traducida, á lo
obra enciclopédica de Rohrbacher, no exenta de tradicioualisvio,
y que según el plan adoptado por el autor, engloba toda la Historia univeren la Historia eclesiástica. Finalmente, en el momento en que escribo
sal
sale á luz el
primer tomo de
la bella
obra de Monseñor Duchesne sobre los
primeros siglos cristianos, esmeradamente vertida á nuestra lengua por P.
el
Pedro Rodríguez, agustiniano.
Tampoco extensión y
la
Historia particular de nuestra Iglesia ha sido escrita con
que
la crítica
la
tiempos presentes reclaman. Líbreme Dios de
los
regatear los méritos de la única obra de este género que en nuestra lengua se ha publicado
(i).
Su
católicos españoles, y los
autor, cuyo
muy
nombre vive en
particularmente en
la
la
de
memoria de todos
los
los
que fuimos discípu-
ó compañeros suyos, era un hombre de sincera piedad, de cristianas cos-
tumbres, que no impedían
la
franca expansión de su vigoroso gracejo y
libertad de sus opiniones en todo lo
que lícitamente es opinable; de
ciencia canónica probada en la cátedra durante
más de medio
siglo;
la
sólida
exposi-
tor claro y ameno; polemista agudo y temible, á veces intemperante y cho-
carrero por falta de gusto literario y hábitos de periodista no corregidos á
tiempo, pero escritor sabroso y castizo en medio de su incorrecta precipitación; investigador constante
y bien orientado, á quien sólo faltaba cierto esmano en muchas
crúpulo de precisión y atildamiento; trabajador de primera
materias históricas, que ilustró con importantes hallazgos; ligero á veces en sus juicios, pero pronto á rectificar siempre sus errores; propenso
cismo en
las cosas antiguas,
fué D. Vicente de
(i)
la
y á
la
al
escepti-
excesiva credulidad en las modernas. Tal
Fuente, tipo simpático y original de estudiante español
Apenas merecen tomarse en cuenta
las Anti¿:^ücdades eclesiásticas de
España en
los
cuatro primeros siglos de la Iglesia ^Q Fr. Pablo de S. Nicolás (Madrid, 1725), porque atendida su fecha tienen todavía menos importancia qt" e la obra de Padilla.
Puede considerarse también como un conato de historia eclesiástica, puesto que pertenecen á ella la mayor parte de sus capítulos, el primer tomo (único publicado) de la Historia de España vindicada de D. Pedro Per.alta Barnuevo (Lima, 1 730), polígrafo peruano de más erudición que crítica, pero notablemente instruido para su tiempo. La portada de este libro, raro en Europa como casi todos los impresos en Indias, anuncia que en él «se fijan las más ciertas épocas ó raíces del Nacimiento de Nuestro Salvador: »se defiende irrefragablemente la venida del Apóstol Santiago, la aparición de Nuestra »Señora al Santo en el Pilar de Zaragoza, y las translaciones de Su Sagrado Cuerpo: Se «vindica su historia primitiva eclesiástica, la de San Saturnino, San Fermín, Osio y otros »sucessos: Se refieren las persecuciones, los máríyres y demás santos, los Concilios y ^Progresos de la Religión hasta el siglo sextos
ADVERTENCIAS PRELIMINARES
26
de otros tiempos. Alcanzó Los servácios que
talado.
Colaboró en
postrimerías de nuestras viejas Universidades,
las
conservó viva su tradición y
recogió en un libro tan curioso
la
continuación de
la
la
como
destar-
debe son muchos y de varia índole. España Sagrada. Fué casi el único español
erudición
la
le
que en nuestros días sacó á luz un texto inédito de la Edad Media no perteneciente á las cosas de España: el importante poema de Rangerio Viia Anselmi Lticensis, que tanta parte contiene de la Historia de S. Gregorio VII y de la Condesa Matilde. Ilustró con crítica muy original varios puntos de la
Aragón y de los orígenes tan obscuros y controvertidos monarquía pirenaica. Dedicó gran parte de su vida á la depuración del
Historia jurídica de
de
la
muy
texto de las obras de Santa Teresa, haciendo ediciones
das
que antes
las
se conocían, é ilustrándolas
de
tos trabajos suyoSj á pesar
los
superiores á to-
con preciosos documentos. Es-
defectos que tienen, nacidos los
más de
vma imperfecta ó negligente paleografía v de haber dado demasiada importancia á las copias del siglo xviii,
hoy tan
florecientes fuera
marcan época en
los estudios teresianos
de España.
La Fuente con más severa disciplina, con más surtido arsenal bibliográfico, el conocimiento que le faltaba de la moderna erudición, y con un poco más de gravedad y sosiego en el estilo, hubiera podido ser nuestro historiador eclesiástico. Tenía para ello notables condiciones, especialmente un amor con
puro y sincero á la verdad y un grande arrojo para proclamarla, aunque tropezase con preocupaciones arraigadas, aunque se granjease enemigos dentro
de su propio campo.
A
semejanza de aquéllos antiguos eruditos que fue-
ron martillo y terror de los
falsarios,
embiste sin reparo alguno contra todo
género de patrañas. La obra críticamente demoledora que comienza en Mon-
España Sagrada^ y termina con cierde Godoy
déjar y Nicolás Antonio, continúa en la to matiz volteriano en
la
deliciosa Historia de los falsos cronicones
Alcántara, tuvo en D. Vicente un colaborador insigne,
supo mantenerse dentro de
los
amplios límites que
que por otra parte
la Iglesia
otorga á estas
discusiones. Si se
prescinde del
estilo,
que muchas veces es vulgar é inadecuado á
materia, hay capítulos excelentes en
todo en
la
parte consagrada á
documentos nuevos, cosa muy la
España Sagrada
futuro sobre
la
Edad Media. El autor acude los archivos,
rara en los autores
fué su principal guía,
misma materia, pero no
es
casi
siempre á
y á veces da á conocer
de compendios. Por
como
lo será
lo de-
de todo trabajo
pequeño mérito haber ordenado
y sistematizado las noticias de carácter general que cidas,
la
Historia eclesiástica de España^ sobre
muestra familiarizado con
las fuentes, se
más,
la
la
allí
se encuentran espar-
haber aprovechado su caudalosa documentación sin perderse en aque-
lla selva. Los dos tomos que versan sobre los tiempos modernos, son sumamente endebles, y parecen improvisados en fondo y forma. El principal defecto de la obra de La Fuente consiste en ser demasiado elemental. Cuando apareció por primera vez en 1855, tenía el modesto ca-
ADVERTEN'CIAS PRELIMINARES rácter de adiciones al
Manual de Alzog, y aunque en
27 la
refundición publica-
da de 1873 á 1875, el trabajo de nuestro profesor campea independiente, y llena seis volúmenes en vez de los tres primitivos, todavía resulta insuficien-
como
te
Historia,
aunque tenga buenas proporciones como compendio. Algo
semejante hay que decir de cio
la
obra alemana del sabio benedictino
P. Bonifa-
Gams, Die KircJiengeschichte von Spajiien (Ratisbona, 1876-1879), exce-
lente historiador, de la mejor escuela, discípulo y biógrafo de Moelher.
obra del
Gams, á quien tanto por
P.
debemos
ella
como por
especial gratitud los españoles, aventaja á
la
de La Fuente en
dos los puntos de nuestra Historia que se relacionan con Iglesia
y con
pero
ra patrística,
tro compatriota, y
el
la
to-
general de
universales del Derecho Canónico y de
las fuentes
La
su Series episcoporum (1873)
la
la
Literatu-
contenido peculiarmente español es más rico en nues-
más
clara la
comprensión del espíritu nacional, á que un
extranjero difícilmente llega por docto y bien informado que sea. Tienen, pues, las dos Historias sus méritos particulares y no
una por
El gran valor de
la otra.
la
de
Gams
pueden
substituirse la
consiste en haber aprovechado
para beneficio de los anales de nuestra Iglesia
el
riquísimo caudal de
la Lite-
ratura teológica alemana.
Me
duele tener que mencionar, aunque sea en último término, L'Espagne
Chre'tie/me, del el fin
de
benedictino francés
época
la
visigótica.
Dom
Leclercq (1906), que alcanza hasta
Pero como en España cualquier librejo escrito
en francés pasa por un quinto evangelio
(sin
que en esto haya diferencia
entre los literatos modernistas y los devotos de buen tono)
prevenir á los lectores incautos contra
Dom
nualito de
está inspirado
española
,
la ligereza
creo necesario
,
y superficialidad del
ma-
Leclercq, que no sólo carece de valor científico, sino que
por un odio profundo contra
y aun contra
el
las
tradiciones de la Iglesia
genio y carácter de nuestro pueblo. Páginas hay,
tan sañudas y atroces, que sólo en Buckle, en Draper ó en otros positivistas,
denigradores sistemáticos de España, pueden encontrar alguna que re.
Pero quizá en esto ha tenido más parte
Increíble parece
que un sacerdote
la
católico,
desidia
que
la
las
supe-
malevolencia.
y benedictino por añadidura,
llegue á plagiar servilmente párrafos enteros de una de esas pedantescas sociologías ó psicologías de los pueblos
(i)
Como
el
que publica
el editor
Alean
(1).
Cosa
cargo es grave, conviene puntualizarle, para lo cual bastarán dos ó tres
ejemplos: A. Fouillée: (Esquisse psychologique des piuples europcins. París, 1903, pp. 167-168): «Suivant la tradition populaire, á l'origine du monde, l'Kspagne demanda au Créateur
une belle mer, de beaux fruits, de belles femmes, elle l'obtint Non, ce serait trop, et l'Espagne serait alors un paradis terrestre». Mais ce ne fut pas seulement de bons gouvernants qui furent refusés á rSspagne; ce furent aussi, trop souvent, des hommes gouvernables. Fcrdinand lo Catholique s'en plaignait íi Guichardin, ambassadeur auprés de !ui: «Nation tres propre aux armes, disait-il, mais desordonnéc, oü les soldats son meilleurs que les capitaines et oii l'on s'entend mieux ii combattre qu' i commander et íi gouvcrner». Kt Guichardin ajoute,
un beau encoré;
ciel, elle l'obtint;
— un bon gouvernement?
ADVERTENCIAS PRELIMINARES
28
hubiéramos esperado de un erudito liturgista que conoce los buenos métodos y es autor de importantes trabajos sobre el África cristiana y otras materias. No es esto decir que falten en su libro algunos capítulos in-
muy
distinta
teresantes,
Dom
aunque
sin originalidad alguna,
Leclercq se muestra
al
por ejemplo,
el
de
Prisciliano.
tanto de las principales investigaciones de estos
últimos años, y no discurre mal cuando la pasión no le ciega. Pero no se
dans sa Relazione di Spagna. «C'est peut-étre par ce que la discorde est dans le sang des Espagnols, nation d'esprits inquiets, pauvres et tournés aux violences». Ce portrait, de nos jours, n'a pas encoré perdu toute sa vérité Dom Leclercq: (L Espag7ie Chrctienm, pp. xxiii): «A Torigine du monde, raconte une legende, l'Espagne demanda au Créateur un beau ciel... etc.» Y sigue copiando las diez y seis líneas de Fouillée, con dos variantes solas, de las cuales la primera tiene gracia: en vez de belldsf¿mines, el pudibundo benediclino escribe bdles cpoitscs: sin duda las españolas
Fouillée
no casadas pueden
ser feas
impunemente.
(p. 145):
«Durs pour
les
animaux domestiques, durs pour
les
hommes, durs pour eux-mémes,
par l'absence de bonté sympathique et sociable qu' ils contrastent avec d'autres peuples. Cette dureté est un des signes caractéristique de la race ibére et berbére, comme de la race sémitique, telle que nous la monstrent sur tout les Phéniciens. Les Esc'est
pagnols se croyaient bien differents des Maures; au point de vue ethnique, ils en étaient Ils n'ont pas regu assez d'élements celtiques et germaniques pour avoir le douceur dans le sang; ils sont demeurés Africains, et ees Occidentaux sonr aussi des Orientaux. Leur insensibilité, dont les Indiens conquis firent l'épreuve, all i
déjá tres voisins.
souvent jusqu a
la
cruauté froide et a la férocité. Les peintres
eux-mémes
se plaisent
á represénter des supplices.»
Dom
Leclercq
«Durs pours
(p.
les
xxvii):
animaux domestiques, durs pour
les
hommes, durs pour
eu.x-mé-
Catorce líneas plagiadas sin cambiar una palabra. Lo único que hace Dom Leclercq es reforzar más y más el miso-hispanismo de Fouillée, añadiendo, no s j si de su cosecha, ó tomadas de otra parte frases como esta «// (l'espagnol) met en toutedioses une passion de bcte déchainée, furieuse, dépourvue de vastes horizons intellectuels el
mes,
etc., etc.»
de réjlexion... n'a plus qu' une sensibilité de
tete qui est I' egoisme farouche». quien estas atrocidades escribe es un benedictino y las firma en la abadía d>í Fairnborough, donde él y sus hermanos reciben asilo y espléndida protección de un gran señora andaluza, de trágico y memorable destino en los anales del mundo! ¡
Y
Pero hacemos mal en indignarnos con un historiador, de cuya formalidad puede juzgarse por este rasgo sobre nuestro gran poeta Prudencio: «Prudence ne qu'il parle gril, tenailles,
pinces et chaudiéres; dix siecles plus tard
il
tarit
plus
di's
partagerait son
temps entre les courses de taureaux et les auto-da-fe. II faut plaindre ceux qui ont a gouverner de pareilles gens.» A quien hay que compadecer es al público que lee tales tonterías, sólo porque están escritas en francés. El capítulo de Fouillée que Dom Leclercq ha entrado á saco es una rapsodia atropellada é incoherente, como casi todo lo que se ha escrito de sociología española. Fouillée es un metafísico de gran talento, pero sus trabajos de psicología étnica no pueden tomarse en serio porque están improvisados sin preparación histórica, y respecto de España lo ignora todo, la lengua, la literatura, las costumbres. Una sola frase castellana de seis palabras cita, y dos de ellas están groseramente alteradas (p. 164). Tal es el
Dom Leclercq en materia de psicología española. Es frase proverbial y muy gastada ya la de llamar obras de benedictino á las trabajadas con mucho esmero. De benedictino es la de Dom Leclercq, pero de un benedictino que no parece ni prójimo siquiera de Dom Mabillon y Dom Montfaucon. Corruptio
oráculo de
optimi pessiina.
ADVERTENCIAS PRELIMINARES puede
escribir bien
ce ser
el caso
de
Dom
de
lo
que en
el
29
fondo del alma se desprecia, y éste pare-
Leclercq, respecto de la España antigua y moderna.
Cuando en 1880 comencé á publicar el imperfecto ensayo que hoy refundo, La Fuente, que como censor eclesiástico hubo de examinarle, sostenía
el Dr.
casi solo el
peso de
que no amenguó desenfado
el
la
controversia católica en
peso de los años ni
el
de
terreno histórico, con bríos
el
la
contradicción que su genial
encontrar donde menos debiera. Pero ya empezaba á formar-
solía
se una nueva generación de trabajadores, que con método más severo y
inmediato contacto de
la
más
erudición que en otras partes florecía, daban en
forma monográfica contribuciones y rectificaciones de valor á nuestra histoAl frente de ellos hay que colocar, hasta por orden cronoló-
ria eclesiástica.
gico, al P. Fidel Fita,
cuyo nombre es
desde i866 en que ilustró
fista
como
legión,
conocido como insigne epigra-
las inscripciones del ara
de Diana en León;
Edad Media desde 1872, en que apareció su bello libro Los Reys d'Arago y la Scu de Giro?ia. Desde aquella fecha, y sobre todo después de su ingreso en la Academia de la Historia investigador de las memorias de
la
(1879), la actividad del docto jesuíta ha llegado á términos
El Boletín de
la
corporación
le
diendo de sus notorios méritos como arqueólogo,
de nuestros
días
apenas creíbles.
debe gran parte de su contenido, es, sin
que ha publicado mayor número de documentos de
Media, enlazados con nuestra historia canónica y litúrgica y con terior é interior
En esta parte, España Sagrada. No sólo con
de nuestras
de
igual después
y,
la
su esfuerzo
Iglesias.
prescin-
disputa, el español la
Edad
la vida
ex-
no ha tenido
este preclaro varón,
que
todavía in senectiitc bona continúa incansable su labor, sino con otros digní-
simos de alabanza ha contribuido
la
tudios históricos en nuestra patria,
Compañía de Jesús
como
al
progreso de
lo evidencian Ja edición
de
los es-
las
Car-
ias de Sati Ignacio, los Aíonumenta Societatis Jesu, la Historia del primer siglo
de la Covtpatiía, del P. Astrain, y el
monumento
bibliográfico del P. Uriarte,
que cuando sea íntegramente conocido eclipsará
Sommervogel
á los
y á todos los que se han ejercitado en
el
hermanos Backer, á mismo tema.
Otros institutos religiosos han renovado dignamente sus tradiciones de cultura histórica. Antes que nadie los agustinos, que están obligados á
cho por
el
recuerdo del
P.
disciplinas intelectuales manifiestan la Revista AgustiniaJia y
Dios,
donde
se
han publicado muy buenos artículos de
encontrará digno empleo en
mu-
Flórez. El saludable impulso que en todas las
la
La Ciudad
de
y de erudición, Biblioteca Escurialense que está hoy confiada crítica
á su custodia, y prenda de ello es ya el primer volumen del catálogo de los
códices latinos de aquel insigne depósito, que en estos días sale de las prensas
por diligencia de su bibliotecario
Fr. Guillermo Antolín.
Con
él se
rea-
nuda, para bien y honra de España, un género de publicaciones sabias, que parecía interrumpido desde los días de Pérez Bayer, Casiri y D. Juan de Iriarte.
Los benedictinos franceses de
la
escuela de Solesmes, venidos en buena
ADVERTENCIAS PRELIMINARES
30
hora á nuestro suelo, han contribuido á nuestro movimiento histórico, no sólo con excelentes trabajos propios, nasterio de Silos, de
Dom
varios monjes españoles que han la historia de Castilla, lla
que
como
Berganza.
el P.
como
Férotin, sino
comenzado
y cartulario del mo-
la historia
educando en la
la
ciencia diplomática á
publicación de las Fuentes de
empresa muy propia de quienes visten
En
la gloriosa
la misma coguOrden de Santo Domingo, predominan,
de Teología y Filosofía Escolástica sobre los pero también éstos tienen aventajada representación en Fr. Justo
es natural, los estudios
históricos,
Cuervo, que nos ha dado
la
mejor edición de
las
obras de Fr. Luis de Grana-
da y prepara un libro, acaso definitivo, sobre el proceso del Arzobispo Carranza. Otros nombres podrían citarse aquí de franciscanos y carmelitas y
de otras congregaciones regulares, pero no pretendo improvisar un catálogo que necesariamente sería incompleto. Ocasión habrá, en el curso de esta obra, de mencionar á todos ó la
mayor parte de
ellos.
Honrosa ha sido también la colaboración del clero secular en esta especie de novísimo renacimiento que saludamos con júbilo. El canónigo de Santiago, D.
Antonio López Ferreiro, por cuya reciente pérdida viste duelo
la
ciencia patria, renovó por completo la historia eclesiástica y civil de Galicia
durante
la
Edad Media en una
serie
de libros que todavía no han sido bien
estudiados ni han producido todos los frutos que debieran (Historia de la
y su tierra^ Galicia en el López Ferreiro era un modelo de investigadores, perjudicaba una excesiva tendencia apologética respecto de las
Iglesia Compostelatia, Fzieros municipales de Satitiago
último tercio del siglo XV.....)
á quien sólo
tradiciones de su Iglesia.
Priscilianismo (1879), ha
sobre
el
Su primera monografía, Estudios críticos sobre el quedado anticuada como todo lo que se escribió
célebre heresiarca antes de los descubrimientos de Schepss; pero
ya en aquel juvenil ensayo se ve
varón que llevaba de frente
la
el criterio
son también de nuestros cabildos D.
rablemente
el
archivo de
la
luminoso y sagaz del preclaro
historia religiosa
y
social
de su país. Honra
Roque Chabás, que ha organizado admi-
Catedral de Valencia y no cesa de ilustrar los
anales de aquel antiguo reino con sabias publicaciones relativas no sólo á historia eclesiástica, sino á la jurídica y literaria; D.
la
Mariano Arigita, canóni-
go de Pamplona, que ha escrito con suma diligencia
la
biografía del gran
canonista Martín de Azpilcueta y las de otros navarros ilustres
Pero quiero
detenerme en esta enumeración, para no incurrir en omisiones que yo deploraría
más que
nadie.
Los pocos nombres que he citado bastan para probar que
el
aspecto de
la
hoy muy diverso de lo que era en 1880, aunque nuestro ardor patriótico desearía. Mi libro
ciencia eclesiástica española es
que no sea
ni
con mucho
el
reaparece en condiciones más favorables que entonces, no sólo porque encuentra un ])úblico mejor preparado y más atento á
las
cuestiones históricas,
sino porque su propio autor algo ha aprendido y adelantado durante el curso
de una vida estudiosa que toca ya en
las fronteras
de
la vejez.
Aproveche-
ADVERTENCIAS PRELIMINARES mos, pues, este crepúsculo para corregir
No
se diga por
Nada envejece
mí
la
indulgencia que á los padres
his patriae cecidere
como un
tan pronto
libro
I
obra de los alegres días juveniles,
la
y corregirla con entrañas de padre, pero sin suele cegar.
3
de
mamis.
historia.
Es
triste
verdad, pero
hay que confesarla. El que sueñe con dar ilimitada permanencia á sus obras y guste de
las noticias
y juicios estereotipados para siempre, hará bien en
dedicarse á cualquier otro género de literatura, y no á éste tan penoso, en que
cada día trae una rectificación ó un nuevo documento. La materia histórica es
y móvil de suyo, y el historiador debe resignarse á ser un estudiante perpetuo y á perseguir la verdad dondequiera que pueda encontrar resquicio flotante
de
ella, sin
que
le
los principios, si
de
les
en
él
en
la historia, ni
ideas, ni la
detenga
en
el juicio
temor de pasar por inconsecuente. No
el
lo será
en
están bien arraigados; no lo será en las leyes genera-
con que juzgue
el criterio filosófico
los sistemas
y
las
moral que pronuncie sobre los actos humanos. Pero en
depuración de los hechos está obligado á
con más rigor que en otra ninguna, por
lo
y en
la historia eclesiástica
mismo que
su materia es altísima
serlo,
y nada hay en ella pequeño ni indiferente. La historia eclesiástica se escribe para edificación y no para escándalo, y el escándalo no nace de la divulgación de la verdad, por dura que sea, cuando se expone con cristiana intención y decoroso estilo, sino de
dedos de
la
la
ocultación ó disimulación, que está á dos
mentira. Afortunadamente, todos los grandes historiadores católi-
cos nos han dado admirables ejemplos que pueden tranquilizar del
más escrupuloso, y no
es nuestra literatura la
la
conciencia
que menos abunda en
maestros de varonil entereza.
Modestamente procuré seguir sus huellas en historia,
la
primera edición de esta
cuyo éxito, que superó á mis esperanzas, debo atribuir tan sólo á
la
resolución que formé y cumplí de trabajar sobre las fuentes, teniendo en
cuenta las heterodoxas y
muy
especialmente
manejada por nuestros antiguos eruditos.
la literatura protestante,
Hoy reconozco en
apenas
aquella obra
muchos defectos nacidos de mi corto saber y de la ligereza juvenil con que me arrojé á un empeño muy superior á mis fuerzas, pero no me arrepiento de haberla
escrito,
porque fué un
convicción, en que recogí buen vas,
libro de
número de
buena
noticias,
fe,
pensado con sincera
que entonces eran nue-
y ensanché cuanto pude, dentro de mis humildes facultades, los límites un capitulo entero de nuestra histo-
del asunto, escribiendo por primera vez ria eclesiástica,
con
casi
no de
los
más importantes,
sin
duda, pero que se relaciona
todos y es de los más arduos y difíciles de tratar. Del plan no estoy
descontento ahora mismo y
le
conservo con poca alteración. Alguien ha di-
que
la
Historia de los Heterodoxos era una serie de
cho, en son de censura,
si ellas fuesen buenas. En forma de moMemorias de Tillemont, y no dejan de ser uno de los más sólidos y permanentes trabajos que la erudición antigua produjo. Pero sin evocar el recuerdo de obra tan insi^'ne, ya advertirá el lector que
monografías. Nada perdería con eso nografías están escritas
las
ADVERTENCIAS PRELIMINARES
32
las monografías de los heresiarcas están ordenadas de modo que compenetren y den luz unas á otras, sino que formen un organismo histórico sometido á un pensamiento fundamental, en que no insisto porque está expuesto con bastante claridad en el prólogo de la primera edición,
en mi plan no sólo
que
se
se leerá después del presente. Este
pensamiento es
la raíz
de
la
obra, y
va contenido en las palabras del Apóstol, que la sirven de epígrafe. Entendi-
da de este modo, ria peculiar
la
Historia de los Heterodoxos viene á constituir una histo-
y contradictoria dentro de la historia de España;
es,
por decirlo
de España vuelta del revés. Su contenido es fragmentario pero no carece de cierta unidad sintética, que se va viendo heterogéneo, y más clara conforme la narración avanza y llega á su punto culminante en el
así, la historia
siglo XVI
que es
,
centro de esta Historia
el
como de
cualquier otra que con
criterio español se escriba.
Si en el plan
no he innovado nada
cuanto
al desarrollo;
riantes
,
sustancial,
y son innumerables
las
de
ban
la
mismo en
de todo punto nuevos, y en
todos
casi
edición anterior añado párrafos y secciones que no existían ó esta-
muy poco
apéndices.
Á
tórico de la
desarrollados, y aumento, sin compasión, el
todo esto y
mucho más me
solitario,
número de notas y
obliga el prodigioso movimiento his-
época actual, que en España es tan
difícil
seguir,
por
lo cual
me
de un autodidacto y de resulte en algunos puntos manca é imperfecta, á pesar de todos
resigno de antemano á que esta labor mía, obra
un
lo
que han sido completamente refundidas ó
vueltas á escribir. Introduzco capítulos los
no puedo decir
pues apenas se hallará página que no lleve algunas va-
al fin
mis esfuerzos. la biblioteca
de Würzburg y publi-
có en 1889 once tratados de Prisciliano, ha brotado de
las escuelas teológicas
Desde que Jorge Schepss descubrió en
una copiosa
literatura priscilianista en
de Alemania, y aun de forma de tesis, artículos de
revistas, libros
de
y á otros, nuestra patrología de los siglos iv
otros países,
textos. Gracias á Künstle
de controversia y publicaciones
y v, que parecía tan exigua, empieza á poblarse de libros: unos, enteramente inéditos; otros, que andaban anónimos y dispersos en las colecciones de escritores eclesiásticos, sin que nadie sospechase su prigen español. No sólo la herejía de Prisciliano, sino otros puntos más importantes relativos á la tradición dogmática, á
En cuanto crítica
el
á la historia
de
los
comienza en Félix Dahn
tnaniae histórica hizo las
y la liturgia de nuestra primitiva Iglesia, han reciinesperado auxilio de estos hallazgos.
la disciplina
bido nueva luz con
Mommsen
fuentes legales, con todo
el
,
suevos y de los visigodos, cuya restauración basta recordar que en los Mojiumenia Gerla
edición de los cronicones y
prestigio y autoridad
nombres. En esta parte, por fortuna no ha sido pequeña ia
ciencia indígena,
como
lo
prueban
las
Zeumer
que acompaña á la
la
de
tales
colaboración de
excelentes obras de Pérez Pujol,
Fernández-Guerra, Hinojosa y Ureña. Otro tanto puede decirse de los arabistas que forman uno de los grupos
ADVERTEN'CIAS PRELEVIINARES
más
activos de
la
erudición española, aunque no tan numeroso
Sus trabajos, especialmente
ra.
la
conocimiento de
el
como
debie-
sabia y piadosa Historia de los Mozárabes
de Simonet, cuya publicación se había retardado para
33
las relaciones religiosas
tanto, son indispensables
entre
raza invasora y el
la
pueblo conquistado.
La escuela de traductores de Toledo, punto de conjunción entre oriental
y
la
de
las escuelas cristianas,
la
ciencia
ha sido doctísimamente ilustrada, no
sólo en las obras ya antiguas de Wüstenfeld y el Dr. Leclerc, sino en el libro capital
de Steinschneider sobre
sobre
las
traducciones hebreas de
como
sobre los judíos considerados
Escolástica del siglo xiii en sus relaciones con
la
Edad Media y Guttmann
la
intérpretes (1898), en el de la
literatura judía
y en las numerosas monografías que sobre los escritos filosóficos del arcediano Gundisalvo ó Gundisalino han compuesto Hauréau (1879), Alberto (1902)
Loewenthal
(1890),
Baeumker
A. Endres (1890), Pablo Correns (1891), Jorge
J.
Bulow
Baur (1903) y oíros colaboradores de la sabia publicación que aparece en iSIünster con el título de Beiir¿ige zur Geschichte
(1897), C.
(1898), Luis
der PhiJosophie des Aíittelalters, á
la cual
vicios, el texto íntegro del Fo^is Vitae,
qué
el
Líber de processio7ie
,
debemos, entre otros grandes ser-
de Avicebrón. Cuando en 1880 publi-
apenas sonaba en
nombre de Gundisalvo, que hoy uno de los que más influyeron en
la
historia
de
la Filosofía el
resulta autor del famoso Líber de unitate, la
gran
crisis escolástica del siglo xii.
Las extensas y eruditas monografías de Hauréau y Littré sobre Arnaldo de Vilanova y Raimundo Lulio, publicadas respectivamente en los tomos xxviii y xxix de la
la
Histoire Littéraire de la France (1881 y 1885), volvieron á llamar
atención de los doctos sobre estas dos grandes figuras, que personifican la
vida intelectual de Cataluña en la
ilustrar
Edad Media. Acerca de
vida del célebre
la
de Aragón y de Sicilia, que ya en 1879 tuve la fortuna de con documentos importantes y nuevos, ha añadido muchos el profe-
médico de
los reyes
sor de Friburgo Enrique Finke, primero en su libro sobre Bonifacio (1902), después en sus Acta Aragonensia. Otros
cubierto D.
Roque Chabás y mi
digno catedrático de
la
fraternal
muy
amigo D. Antonio Rubio y Lluch,
Universidad de Barcelona.
revista Estudis universitaris catalans, ha
VIH
importantes han des-
Y ala hora
presente en
comenzado á aparecer
el
la
cartula-
rio
de cuantos documentos impresos ó inéditos se conocen relativos á Arnal-
do.
Son varias
las tesis
de estos últimos años en que se
estudia no sólo
le
como médico (verbigracia en las de E. Lalande y de Marcos Haven, sino como político y teólogo laico (en la de Pablo Diepgen, 1909). El renacimiento vigoroso de
la
historiografía catalana ha
depuración de
la
biografía de Arnaldo,
manera,
así á la
los estudios lulianos,
que, casi interrumpidos desde
excepción importante que
la
ayudado en gran
como
el
1896),
al
desarrollo de
siglo xviii, sin
más
de D. Jerónimo Roselló, han vuelto á florecer
en Mallorca con espíritu verdaderamente
crítico,
como
lo
manifiesta la
preciosa colección de los textos originales del Doctor Iluminado, en cuyo Mesksdez t Vv.kYO.—HeterodoxoSf
I.
3
ADVERTENCIAS PRELIMINARES
34
estudio y recolección tuvo tanta parte mi malogrado condiscípulo D. Mateo
Obrador y Bennasar. En suma, apenas hay asunto de
los
que se
tratan
en
el
primer tomo de mis
Heterodoxos primitivos, que no haya sido enteramente renovado por
mismo
trabajo de estos últimos años; lo
la herejía
de
el
Albigenses de
los
Provenza y de sus adeptos catalanes que las sectas místicas de origen italiano ó alemán, que tuvieron también prosélitos en nuestro suelo.
La
historia
de
la Inquisición, tan
estrechamente enlazada con
la
de
las
ha sido escrita con vasta y sólida información, y con cierta objeti-
herejías,
vidad, á lo
menos
varios libros
Enrique Carlos Lea, en
apaléente, por el norteamericano
que deben tenerse por fundamentales en
vengan otros que
los refuten
En
ó mejoren.
la
un grande adelanto; pero para penetrar en aquella institución, urge publicar el
ya que son relativamente pocos los
ha comprendido
el P. Fita,
esta materia, hasta
que
parte documental representan
el espíritu
y procedimientos de
mayor número de procesos originales, que han llegado á nuestros días. Así lo
dando á conocer en
el Boletín de la
Real Academia
más importantes documentos de la Inquisición castellana del tiempo de los Reyes Católicos. Así también el Dr. Ernesto Schaeñer, de la Universidad de Rostock, á quien debemos no sólo un amplio extracto de
de la Historia los
los
procesos formados á los luteranos de Valladolid en tiempo de Felipe
sino un comentario verdaderamente científico y desinteresado, en que
aunque protestante,
llega á conclusiones
que ningún historiador
el
II,
autor,
católico
rechazaría.
Siguiendo paso á paso
el índice
de mi libro podría apuntar aquí todo
lo
que de nuevo hemos aprendido en estos años sobre erasmistas y protestantes, iluminados
y hechiceros, judaizantes y moriscos, jansenistas, enci-
clopedistas y aun sobre las luchas religiosas de nuestros días. Pero esta recapitulación,
van en hacer en
el
lo
además de ser en
grado
puesto que
fastidiosa, sería inútil,
más exactas y completas que he podido, remediando en
lo restante, las faltas
Ante
alto
texto las oportunas indicaciones bibliográficas, que he procurado
este
de
la
esto,
como
primera edición.
cúmulo de materia nueva, que me obliga á tantas adiciones y me hubiera sido más fácil escribir una segunda Historia
rectificaciones, quizá
que refundir de
la
la antigua.
Pero nadie, y menos quien se despidió hace tiempo
juventud, puede hacer largos cálculos sobre
duración de
la
la vida,
y
la
que Dios fuere servido de concederme pienso emplearla en otros proyectos literarios
de ejecución menos ingrata.
cuyos inconvenientes no se
He
He
adoptado, pues, un término medio
ocultan, pero
el
texto mismo, sin advertirlo
que he notado de
fechas,
nombres y
que era acaso
me
conservado del antiguo texto cuanto
corrigiendo en riales
me
el
único posible.
ha parecido apiovechable,
al pie,
todos los errores mate-
detalles históricos
de cualquier
genero.
He
revisado escrupulosamente todas
las citas,
compulsándolas con los
ADVERTENCIAS PRELIMINARES
35
originales, y reduciendo las de la misma obra á una sola edición, que he procurado que sea la mejor, ó que por lo menos pueda citarse sin peligro •de falsas lecciones. La descripción bibliográfica de cada libro se hará, por
regla general,
primera vez que se
la
mencione.
le
En
obras que todo
las
el
mundo
conoce y que son fuentes generales del Derecho Canónico y de la Historia Eclesiástica, la indicación será muy sucinta, pero precisa y exacta. Las adiciones se intercalarán en el texto, siempre que no quebranten su
•economía ni puedan engendrar confusión. Pero cuando sean tantas y tales •que den
un nuevo aspecto de
los hechos,
como sucede en
la
herejía de Pris-
pondrán á continuación del capítulo antiguo (depurado y corregido faltas que ya lo eran en 1880), para que de este modo pueda cotejarse
•ciliano, se
-de las lo
que
la
investigación histórica había logrado hasta aquella fecha y lo
que
^ha descubierto después.
Las rectificaciones de materia grave, en que
el
autor corrige ó atenúa por
virtud de nuevos estudios algunos juicios de personas y acontecimientos,
serán tratadas en notas especiales. Ni quiero ocultar mi parecer antiguo, ni infalible el moderno, sin que me arredre el pueril temor, de la Historia, de aparecer en contradicción conmigo mismo. He retocado ligeramente el estilo, borrando muchos rasgos que
dar por
indigno
hoy
me
parecen de mal gusto y de candidez infantil; muchas incorrecciones gramaticales y otros defectos que hubieran saltado á la vista del leyente más
benévolo y que sólo tenían disculpa en los pocos años del autor. Esta opeTación, aunque extensa, no ha sido muy intensa, por no querer privar al libro
uno de
los
pocos méritos que puede tener, es decir, de
y frescura que á
falta
rizos del ingenio.
años que á fútil
Por
de otras condiciones suele haber en lo
mismo que no
se escribe
los cincuenta, el falsificar su
tarea de
puristas académicos,
~una desmedida satisfacción de
espontaneidad
de igual suerte á
me
propia obra
que no vale
la
los frutos
el trabajo
prime-
los veinte
ha parecido siempre
que
cuesta,
y arguye
propio. Para mí el mejor estilo es el que
sí
menos
lo parece, y cada día pienso escribir con más sencillez; pero en mi juventud no pude menos de pagar algún tributo á la prosa oratoria y enfática
-que entonces predominaba. Páginas hay en este libro que
y
sin
embargo
alistaba
he dejado intactas porque
las
mucho de haber llegado
ya me encaminase á
ella.
á
Por eso
la
manera
el libro
literaria
me
que hoy
es tan desigual la prosa
hacen sonreír,
tiene su fecha y yo
de
prefiero,
los
aunque
Heterodoxos,
y fluctúa entre dos opuestos escollos: la sequedad y la redundancia. Otro defecto tiene, sobre todo en el último tomo, y es la excesiva acrimonia é intemperancia de expresión con
juzga de algunos hombres.
movía un sentimiento •conocidas
que se
si
De
califican ciertas tendencias ó se
necesito protestar, que en nada de esto
hostil á tales personas.
más que por sus hechos y por
ó en su enseñanza. ces, pero
No
casi
las doctrinas
el
expuestas en sus libros
mismo que pensaba entonmismo tema, lo haría con más templan-
todos pienso hoy
ahora escribiese sobre
me
La mayor parte no me eran lo
ADVERTENCLAS PRELIMINARES
36
za y sosiego, aspirando á
la
serena elevación propia de
la historia,
aunque
sea contemporánea, y que mal podía esperarse de un mozo de veintitrés años, apasionado é inexperto, contagiado por el ambiente de la polémica, y
no bastante dueño de
su pensamiento ni
de su palabra. Hasta por razones-
estéticas hubiera querido dar otro sesgo á los últimos capítulos
de mi obra,
pero he creído que no tenía derecho para hacerlo. Tenía, en cambio, y creo haberla cumplido en esta como en las demás partes de mi Historia, la obligación de conciencia de enmendar toda noticia equivocada, porque justicia se
Cuando
debe á
rectifico
los
modernos y á
los antiguos, á los vivos
ó atenúo algún juicio, lo hago en nota.
expresiones que hoy
y á
En
el
los
la
misma
muertos.
texto borro-
me
parecen insolentes, duras y crueles,, porque sería de mal ejemplo y hasta de mal tono el conservarlas. Por supuesto que no tengo por tales ciertas inofensivas y lícitas burlas que, aun consi-
únicamente
las
deradas literariamente, no
me
parecen
lo
peor que
Esta segunda edición termina donde terminaba fecha de
la
Constitución que ha creado
el actual
el libro contiene.
la antigua, es decir,
en
1876,.
estado de derecho en cuanto^
á la tolerancia religiosa. Sólo en alguna que otra nota
me
refiero á sucesos-
posteriores, para completar alguna narración ó la biografía de algún personaje.
De
lo
demás, otros escribirán, y no
les
envidio tan triste y estéri-
materia.
Reimpresa con
estas correcciones y aditamentos la Historia de los
rodoxos ESPAÑOLES, dejará de ser un libro libro útil.
Santander, Julio de 1910.
Heteua
raro, pero acaso llegue á ser
DISCURSO PRELIMINAR DE LA PRIMERA EDICIÓN
Al comenzar toria
de
las
el siglo
el
xix, era generalmente desconocida la his-
doctrinas heterodoxas desarrolladas en nuestro suelo.
Teníase noticia de
Sagrada:
las
más antiguas por
la
incomparable España
catalán Girves había recogido en una curiosa diserta-
-ción
todos los datos conocidos entonces sobre
otra
Memoria había hecho
el
^')
el
Padre Maceda
alemán Walchio había escrito
impresas estas monografías,
3'a
el
la
Priscilianismo:
en
apología de Hosio;
del Adopcionismo; pero ya en Alemania, no circu-
la historia
en
Italia,
laron bastante en nuestra Península.
Algún
diligente escritor había
tropezado con ciertas especies relativas á Claudio de Turín, á
Arnaldo de Vilanova, á Pedro de Osma ó á los alumbrados de Toledo, Extremadura y Sevilla; pero la generalidad de nuestros doctos se atenía á lo que de tales materias dicen la Historia literaria de Francia^ la Biblioteca de D. Nicolás Antonio, el Directorium de Eymerich, la grande obra De haeresibns, de Fr. Alfonso de Castro, la Sunima Concilioriim de Carranza, la Biblioteca de los colegios mayores de Rezabal, los Anales de Plasencia de Eray Alonso Fernández, y algún otro libro donde brevemente y por incidencia se discurre de ciertos herejes. Duraba aún el rumor del escándalo producido en los siglos xvii y xviii por la Guia Espiritual de Miguel •de Molinos. El jansenismo estaba de igual modo harto próximo para que su historia se olvidase, aunque nadie había pensado en escribirla con relación á nuestra tierra (A). Las notas añadidas en esta segunda edición se marcan con letras. Las primera con números. (A) Todos los libros que en este prologo y en eLanterior rápidamente se mencionan, están descritos en el curso de la obra con las necesarias indicaciones bibliográficas. (i)
DISCURSO PRELIMINAR
38
Por
lo
que toca á
conservábanse
los protestantes españoles
muy
escasas
y dispersas
trabajado para su historia literaria
el
de
la
centuria X\'I^
Algo había
indicaciones.
bibliotecario Pellicer en los
artículos Francisco de Ensínas, Casiodoro de Reina,
Cyprian de Va-
y algún otro de su comenzado y no concluido Ensayo de tina biblioteca de traductores que apareció en 1778. Mas en general, ni lera,
los libros
de heterodoxos españoles,
todos de peregrina
casi
habían caído en manos de nuestros eruditos, gracias á tivadas persecuciones
y
rigores ejercidos
al
las
rareza,,
bien
mo-
tiempo de su aparición
muy conocida la historia externa (digámoslo así) de aquellos abortados intentos. Hablábase de Juan de Valdés como por tradición obscura, y cuando Mayans imprimió el Diálogo de la lengua (titulándole de las lenguas) no pudo ó no quisa revelar el nombre del autor. Otro erudito, de los más beneméritos y respetables del siglo xviii, Cerda y Rico, dábase por satisfecho al tratar del doctor Constantino de la Fuente, con repetir el breve por
el
Santo Oficio,
todo
artículo,
ni era
de referencias,
que
le
dedicó Nicolás Antonio.
Latassa, en la Biblioteca Aragojiesa, hablaba de Servet, confesando
no haber podido examinar sus libros. Los índices expurgatorios, si no el exterminio, á lo menos la desaparición súbita de nuestro suelo del mayor número de tales volúmenes, que por otra parte, ni en España, ni fuera de ella, despertaban grande interés á fines del siglo xviii. No porque algunos fervorosos protestantes alemanes y holandeses dejasen de encarecer la conveniencia del estudio de esos libros y la necesidad de escribir una historia de sus doctrinas en España, sino porque á tales exhortaciones respondía la general indiferencia, ya entibiado el ardor con que eran habían logrado,
miradas
las
cuestiones teológicas en
el siglo xvi.
Así
es,
que apenas
se sabía en el extranjero de nuestros luteranos, calvinistas rios, otra
cosa que lo poco que puede hallarse en
el
y
unita-
Dictionnaire
historique de Pedro Bayle, en la Bibliotheca Anti-trinitai'iorjim
Juan Christ. Sand, en
el
Martyrologio de Geddes, en
vestigiis Littheranismi in
la disertación
de
De
Hispania de Büsching (Gottinga, 1755)»
y en algún otro libro de autores de allende. Sin embargo, de Servet habían escrito en alemán y en latín, Mosheim y Allwoerden, notables biografías.
pero Marchand.
De
Enzinas (Dryander), dijeron algo Strobel y Próssiendo tanta la rareza de los documentos, se
Aun
había despertado en muchos, ora con buenas, ora con mal trazadas intenciones (según que los guiaba
el
celo de la verdad, la curiosidad
erudita, el espíritu de secta ó el anhelo el
de perversas innovaciones),
deseo de profundizar en materia tan peregrina y apartada de la
DISCURSO PRELIMINAR
común
noticia,
39
puesto que no eran bastantes á satisfacer
la
curiosidad
los datos de Gonzalo de lUescas en su Historia Pontifical y Católica,
menos los de Luis Cabrera en la de Felipe II. De pronto creyóse que iba á derramar copiosa luz sobre éste y otros puntos no menos ni
enmarañados y obscuros, la publicación de una historia del Santo Oficio, formada con documentos de sus archivos, por un secretario del célebre tribunal (personaje digno, en verdad, de un buen capítulo en
la
futura historia de los heterodoxos españoles).
Y
en efecto,
Don
Juan Antonio Llórente, en su Historia critica de la Inquisición^ publicada en lengua francesa en 1818, y por primera vez trasladada al castellano en 1822, dio, aunque en forma árida é indigesta, sin
con crítica pobre, sin citar casi nunca, y esto de un modo parcial é incompleto, las fuentes, y escribiendo de memoria con harta frecuencia noticias curiosas de los procesos y prisiones de varios heterodoxos penados por el Tribunal de la Fe. A ellas deben agregarse las pocas que en 18 II había vulgarizado desde Cádiz el filólogo catalán D. Antonio Puig y Blandí arte alguno de estilo,
(Puigblanch), en su libro
La
Inquisición sin máscara, impreso con
pseudónimo de Natanael Jomtob, y traducido en 1816 al inglés por William Walton. Pero ni Llórente, ni Puig y Blanch, aparte de sus errores religiosos y de su fanatismo político, que les quitaron el
la
imparcialidad en
muchos
casos, escribieron con la preparación
debida, ni respetaron bastante los fueros de la historia, ni escogieron
por tema principal de sus obras á nuestros heterodoxos, ni tocaron, sino por incidencia, la parte bibliográfica y de crítica literaria, que es
no poco importante en este asunto. El entusiasmo protestante halló
al fin
eco en
la
primera historia
de la Reforma en España, no escrita de cierto con la prolijidad y el esmero que deseaba el padre de Lessing (B) en la centuria antecedente; pero útil y digna de memoria como primer ensayo. Me refiero á la obra del presbiteriano escocés M'Crie, publicada en 1 829 con el título de History of thc progress and supprcssion of the Re-
(B)
«Historia Reformationis non paucis defectibus laborat. Insigni igitur
quamvis multo labore, historiam Hispanorum Protestantium consmihi certe persuadeo. Ouamvis enim libri hiijus commatis rarissimi esse soleant, ex rivulis tamen, si non fonübus, hinc et inde latentibus, nonnulli meo quidem judicio deduci possent quae non contemnendam lucem utilitate,
cribi posse,
historiae reformationis universali aíTundere posse in.propatulo est.» fried Lessing,
De fidei confcssione quam
1559 edidermit. Lipsiae, 1730, pág.
17.)
(J.
Gott-
Protestantes Hispania ejecti Lotidini
DISCURSO PRELIMINAR
4©
formation in Spain ín the sixtcenth century (Ci, que hace juego con su Histo7y of the Reformation in Italy, dos veces impresa. Es la obra de M'Crie una recopilación en estilo no inelegante, de las noticias esparcidas en Reinaldo González de Montes, Geddes, Pellicer, Lló-
que se trasluzca en
rente, etc., sin
el
autor gran cosecha de investi-
gaciones propias, ni sea de alabar otra cosa que
exposición clara
y
intento
y
espíritu
de secta (como era de
historia
ban
la
lúcida.
En
recelar),
tal libro,
aprendieron los ingleses
de nuestros reformistas, que antes
(D). Bastantes años
novedad del impregnado de
la
casi del
la
todo ignora-
pasaron sin que nuevas indagaciones vinie-
sen á allanar tan áspero camino. Al cabo, un erudito gaditano, que
por dicha vive talento
y
y por dicha
(E),
ilustra
aún á su patria con notable
laboriosidad ejemplar, dado desde sus juveniles años á
todo linaje de investigaciones históricas, en especial de peregrino, concibió
el
lo raro
y
proyecto de escribir una historia de nuestros
protestantes, más completa y trabajada que la de M'Crie. D. Adolfo de Castro, á quien fácilmente se comprenderá que aludo, tenía ya terminada en 1 847 una Historia del Protestantismo en España, que refundió y acrecentó más adelante, viniendo á formar nueva obra, que
con
el
rótulo de Historia de ¿os protestantes españoles y de
aición por Felipe
De
las doctrinas,
den á
si
de
ó extremadas, sobre todo en II;
la
juventud, no
de los lunares, en
me
perse-
vio la pública luz en Cádiz el
la libertad religiosa;
pe
sit
año 185 1 (F). no heterodoxas, sobremanera avanzadas en or-
//,
las apreciaciones históricas, inexactas lo relativo á la Inquisición
de aquel libro escrito en
fin,
y
á Feli-
los fuegos
de
toca hablar aquí. Pública y solemnemente los
ha reconocido su autor, en diversas ocasiones, elevándose y realzánlos de todos los hombres de corazón é inteligencia sanos, y á los de Dios sin dose de esta suerte á los ojos de su pi-opia conciencia, á duda, á quien ha ofrecido ciones posteriores. table
Yo
como en
sólo
debo
amigo hay erudición rara
expiación sus brillantes produc-
decir,
que en
el libro
de mi respe-
é investigaciones históricas curiosí-
(C) Traducida al alemán por Gustavo Plieninger (Stuttgart, 1835), con algunas adiciones. (D) Algo más pudiera decirse en elogio de la obra de M'Crie, que, en general, está mejor compuesta que la de D. Adolfo de Castro y contiene bastantes noticias omitidas por éste.
(E)
Falleció en 1898.
(F)
Traducida
con
el original
fort, 1866).
al
inglés por
Tomás
(Londres, 1851), y
al
Parker, y publicada simultáneamente el Dr. Enrique ílerlz ^Franc-
alemán por
DISCURSO PRELIMINAR simas,
como
lo reconoció
príncipe D. Carlos,
nuestra historia, Air.
hablando de
4I
que
las
vei^san acerca
del
grande archivero belga, tan benemérito de Gachard, en su excelente monografía sobre la
el
vida de aquel malaventurado joven (G).
Claro es que pueden señalarse en libro tan interesante numerosos vacíos, ligerezas
frecuentes,
escasez
y aun
de noticias en
falta
algunos capítulos. Los libros de nuestros heterodoxos siempre han sido raros en España, la diligencia
mismo
y
natural es
espíritu
que
la
filosófico de las principales
1852), trasladado
al
que algunos se escondiesen á
En una
obra posterior y escrita con el Historia de los Protestantes^ en el Examen
del Sr. Castro.
causas de la decadencia de España (Cádiz,
inglés por
]\lr.
Thomas Parker con
el título
de
History of tke religioiis intolerance in Spain (Londres, 1853), añadió el erudito andaluz curiosas y apreciables noticias enlazadas con la
de las herejías en la Península. Por entonces habían comenzado á exhumar
historia
los
monumentos de
de España en el siglo xvi dos hombres entusiastas é infatigables, cuyos nacimientos parecen haber obedecido á misterioso sincronismo: tal fué la amistad íntima que los ligó siempre, y el mutuo auxilio que se prestaron en sus largas y penolas agitaciones religiosas
un erudito cuáquero, dado al Mediodía de Europa, en el cual le había iniciado un hermano suyo, traductor del Tasso y de Garcilaso de la \'ega. Llamábase Benjamín Barron Wififen, y por dicha suya y de las letras españolas, halló quien le secundase en sus proyectos y tareas. Fué éste D. Luis Usoz y Río, que entró en relaciones con WifTen durante su viaje á Inglaterra en 1839. Animados entrambos por el fervor de secta, al cual se mezclaba un elemento más ino-
sas indagaciones. Vivía en Inglaterra
estudio de
las literaturas del
cente, la manía bibliográfica,
emprendieron
la
publicación de los
Reformistas antiguos españoles. Desde 1837 á 1865 duró la impresión de los veinte volúmenes de esta obra que como escribió la ,
sobrina de \Viffen, contiene «la historia de los antiguos protestantes españoles, de sus iglesias, de sus martirios y de sus destierros». Poco divulgados han sido estos volúmenes, impresos con esmero y
en contado número de ejemplares; pero bien,
y
la
Europa docta
conoce que han
los
á su aparición se debieron las copiosas noticias
«Enfin, j"ai fait quelques emprunts á rHistoire des protestants espagde M. de Castro, oü l'on regrette que des recherches infiniment curien ses soient mélces á des assertions hasardées et á des jugements inspires par l'esprit de systíjme.:>
(G)
nols,
(D. Carlos
et
Philippe TI, par Mr. Gachard. Bruselas, 1863,
tomo
i,
pág. xx.)
DISCURSO PRELmiNAR
42
venido á disipar las tinieblas hasta hoy dominantes en la historia de nuestros primeros protestantes. Con el Carrascón de Fernando de Texeda abrió la serie Usoz y Río, casi al mismo tiempo que
A
Wiffen reimprimía la Epístola consolatoria del Dr. Juan Pérez. estos primeros tomos siguieron en breve la Imagen del Anticristo y Carta á Felipe 11, las obras de Juan de Valdés, la mayor parte de las
de Cipriano de Valera y Juan Pérez,
las
Dos
infoi'maciones, cMSfó.
traducción se atribu^^e á Francisco de Enzinas, quisición de Reinaldo
G. [Montano,
la
el
tratado de la In-
autobiografía de Nicolás
Sacharles, los opúsculos del Dr. Constantino
y
Historia de la
la
Juan Díaz, acompañada de su brevísima Sicmma Chrisreligionis. Con pocas excepciones, como la de la Epístola
muerte de tiancr
consolatoria
y
la del
Alfabeto christiano, todas estas reimpresiones
salieron de ]\Iadrid, ex aedibus Laetitiae (imprenta de D. Martín
Alegría). Algunas de estas obras fueron traducidas por italiano
ó
del latín,
en que primitivamente
caron sus autores: de
las
Usoz del
escribieron ó publi-
las
Consideraciones divinas de Valdés se
hicieron hasta tres ediciones para acrisolar
más y más
el texto,
y en
suma, por lo que respecta á ejecución material, nada dejaron que apetecer los Reformistas españoles. Si de las copiosas notas ilustrativas
que preceden ó siguen á
mos
las
mayor
la
parte de los tomos aparta-
eternas é insípidas declamaciones propias del fanatismo los editores, las cuales lindan á
cuáquero de
y nos hacen
veces con
lo ridículo,
sonreír de compasión hacia aquellos honrados varones,
que con semejantes libros (hoy casi inocentes) esperaban de buena fe evangelizar á España, encontraremos en ellas un rico arsenal de noticias y documentos, y subirá de punto nuestro aprecio á la inteligencia y laboriosidad de Wiffen y de Usoz, aunque censuremos los propósitos descabellados más bien que peligrosos-, que los indujeron á su empresa. Siempre merecen respeto leal,
el
entusiasmo, aunque errado, sincero.
puede leerse
sin
alguna simpatía
la
la
]'"n
erudición sana
y
verdad, que no
narración que hace Wiffen de
suyos y de su amigo de las dificultades con que tropezaron para haber á las manos ciertos ejemplares, de la diligencia con que transcribieron manuscritos y raros impresos de públicas y privadas bibliotecas, de todos los incidentes, en fin, anejos ala reim-
los trabajos
,
presión y circulación de libros de esta clase. Según el orden natural de las cosas, y según
el
esmero y con-
Usoz y Wiffen, la colección de Reforprecedente de la Bibliografía protestante espa-
ciencia con que procedían
mistas era ñola.
como
De consuno
el
se habían propuesto
entrambos amigos compilar-
DISCURSO PRELIMINAR
43
muerte de Usoz, ocurrida en 1865, vino á detener el curso de las tareas, dejando solo al inglés cuando apenas comenzaba la ordenación y arreglo de sus papeletas. Privado ya de su auxiliar la;
pero
la
y amigo,
el
autor de
Vida de Juan de Valdés buscó en sus posy apoyo de otro erudito joven y entu-
la
treros años la colaboración siasta, el
Dr. Eduardo Boehmer, hoy catedrático de lenguas roman-
ces en la Universidad de Strasburgo (H). Muerto Wiffen, á Boeh-
mer acudieron
y amigos, suplicándole que se y apuntamientos del difunto. Aparecieron entre ellos varias listas con los nombres de autores que se proponía incluir en su Biblioteca, considerable número de papesus testamentarios
hiciese cargo de los papeles, libros
letas bibliográficas,
y extendidos
del Carrascón)^ Juan Pérez
segundo incompleto.
A
y
sólo los artículos de Tejeda (autor
Nicolás Sacharles, breves los tres
ruegos de
Air.
John
Confesión del pecador, del Dr. Constantino,
de WiíTen, emprendió Boehmer
la
y
Betts, traductor
y
el
la
ejecutor testamentario
ardua labor de una Biblioteca de
reformistas españoles, ajustándose con leves modificaciones del docto cuáquero,
y
de
al
plan
haciendo uso de los materiales por su labo-
riosidad allegados. Pero les agregó
de sus indagaciones en
las
inmenso caudal de
noticias, fruto
bibliotecas de A^lemania,
Inglaterra^
Francia y Países Bajos y sobre esta ancha y profunda base levantó el edificio de su Bibliotheca Wiffeniana-Spanish rcformerSy ,
cuyo primer volumen dio á la estampa en el año de 1 874, sin que hasta la fecha haya visto la pública luz el segundo, ó llegado por lo
menos
á nuestras manos.
No era peregrino el catedrático Ya en 1 860 había hecho en Halle
de lístrasburgo en este campo. de Sajonia esmerada reproduc-
ción del texto italiano de las Consideraciones valdesianas, ponien-
do á su
fin
una Memoria, modestamente llamada Ccnni biographici
sui fratelli Giovanni cd Alphonso di Valdesso; en 1865 había re-
impreso en castellano una parte del Diálogo de la lengua, y á él se debió asimismo la publicación del Lac Spirituale y de los Cinco tra-
(H) Falleció este insigne filólogo en 1905, poco después de haber publicado el tercer volumen de la Bibliotheca IVif/eniana. El segundo había aparecido en 1883. Adicionó Boehmer la colección de Usoz con tres tomos más de obras de Juan de Valdés, y uno del Dr. Constantino (1880-1881), descubiertos por él en las bibliotecas de Viena y Munich, y publicó otros varios documentos que se especificarán en sus lugares respectivos. Hizo en sus Romaiiische Studien (1881 y 1895) ediciones críticas del Diálogo de Mercurio y Carón y del Diálogo de la lengita, que mejoraron las de Usoz. No ha habido erudito más benemérito de la historia literaria del protestantismo español.
DISCURSO PRELIMINAR
44
atribuidos
tadillos evangélicos,
al
famoso reformista conquense y
doo^matizador en Xápoles. Habíanle dado á conocer además como cultivador de esta rama de la Historia literaria, su libro acerca de
Francisca Hernández, y diversos artículos y ?**Iemorias esparcidos en re\'istas inglesas y alemanas.
Pero fuerza es confesar que el nuevo libro del catedrático sajón excede en mucho á cuanto de su reconocido saber esperaba la república de las letras. Encabézase (como era de justicia) el volumen publicado con la biografía de \\'iffen, redactada por su sobrina, y con la relación de los incidentes enlazados con la reimpresión de los Reformistas, escrito del
mismo
A\'iíTen,
que
lo
estimaba
preliminar á su proyectada biblioteca. Llenan el resto del
como
tomo
las
Juan y Alfonso de Valdés, de Francisco y Jaime de Enzinas y del Dr. Juan Díaz. El trabajo relativo á los hermanos Valdeses, puede pasar por modelo en lo que hace al noticias bio-bibliográficas de
registro
y descripción de
las
ediciones. Pocas veces he visto reuni-
dos tanta riqueza de materiales, tanta exactitud y esmero, tan delicada atención á los más minuciosos pormenores. El Dr. Boehmer nota y señala las más ligeras diferencias, imperceptibles casi para menos escudriñadores y ejercitados; y sabe distinguir, con
ojos
precisión asombrosa, las varias impresiones primitivas de los diálo-
gos valdesianos, tan semejantes algunas entre plares de una sola.
De
sí,
que parecen ejem-
ciento once artículos consta la bibliografía
los hermanos conquenses, ordenada por nuestro doctor, comprendiendo en ella detallada noticia de. los documentos diplomáticos extendidos por Alfonso, de los escritos de Juan y de sus reproducciones en varias lenguas, llegando á cincuenta y siete, si no he
de
contado mal, el número de ediciones descritas ó citadas en este catálogo. Los apuntes biográficos son también apreciables, aunque en esta parte el libro de Boehmer ha sido superado, como \eremos adelante, por el de D. Fermín Caballero. En cuanto á Francisco de Enzinas, había dado mucha luz la publicación de sus Memorias por la Sociedad de Historia de Bélgica en 1S62; pero aún se ilustra más su biografía con los documentos recogidos por Boehmer, que ha examinado la voluminosa correspondencia dirigida á Enzinas, cuyo manuscrito se custodia en el
archivo del Seminario protestante de Estrasburgo. Tenemos, pues,
en claro la azarosa vida de aquel humanista burgalés, catedrático de griego en las aulas de Cambridge, amigo de Melanchton, de
Crammer y de ciones
ni
Cal\-ino.
enmiendas
la
Tampoco
es susceptible
de grandes adi-
sección bibliográfica. Siento, no obstante.
DISCURSO PRELIMINAR
que
45
profesor alemán haya dejado de advertir que no fueron
el
traducidas por Enzinas, sino por Diego Gracián de Alderete dos
de
vidas de Plutarco, publicadas en Colonia Argentina en I55Ide Temístocles y Camilo, cosa para mí evidente, y que ya sospechó el bibliófilo gallego D. ]*kíanuel Acosta en carta á D. Bartolomé José Gallardo. Sin duda por no haber tenido ocasión de examinar personalmente los Diálogos de Luciano, impresos en León las
las
de Francia, 1 5 50; y la Historia verdadera del mismo Luciano, que lo fué en Argentina iLstrasburgo) en 1 55 1, no se ha atrevido á afirmar que sean de Enzinas tales versiones, ni ha notado que en
primera se incluye
la lio
la
traducción, en verso castellano, de un idi-
de Mosco. Pero su sagacidad
hace adivinar
crítica le
lo
cierto
Historia verdadera; y lo mismo puede y debe creerse de los Diálogos, como fácilmente demuestra el examen de las
en cuanto á
la
y aún más el del estilo de ambos libros. muerte de Juan Díaz, recoge Boehmer con esmero las relaciones de los contemporáneos, y si no apura, por lo menos ilustra en grado considerable la historia de aquel triste y desastrado acaecimiento. Intercalado en la biografía de Enzinas está lo poco que sabemos de su hermano Jaime y de Francisco de San circunstancias tipográficas,
Acerca de
la
Román. Distingue
ritu
de
.á
la
Bibliotheca Wiffeniana,
y de buena
copiosa
secta,
aparte de
ley, el casi total alejamiento del
que tantas veces afea
los libros
la
erudición
fanático espí-
de Lsoz y W'iffen. Con
y suprimir algún concepto, pudiera ser traslacastellano. 1^1 catedrático de Estrasburgo sabe y
variar pocas palabras
dado
del inglés al
quiere ser sólo filólogo y bibliógrafo: por eso su obra será consultada siempre con provecho, y ni amigos ni enemigos la mirarán como fuente sospechosa. Anhelamos, pues,
tomo, y cabida
la
publicación del segundo
del estudio sobre ^Miguel Servet, á quien
la
Boehmer en
la
Biblioteca por considerar,
no ha dado y con razón, que se
destacaba del grupo general de los heterodoxos de aquella era, individualidad aislada
ma
y poderosa
la
del arH"¡trinitar¡o aragonés, vícti-
de los odios de Calvino,
Más, por dicha, satisfarán al
bro de vet.
En
de los protestantes unitarios, dedicado todo á SerSociedad de Historia y Arqueología de Ginebra intomo iii de sus Memorias un amplio extracto del proce-
la historia
En
1844,
sertó en so.
los trabajos servetistas abundan, y bien pronto más exigente. En 1839 publicó Trechsel el primer li-
el
la
1848, Emilio Saisset analizó con brillantez francesa
rácter, las obras
y
el
el
ca-
sistema teológico-filosófico de nuestro here-
DISCURSO PRELIMINAR
46
1855 se publicó en Madrid una biografía anónima, y al año siguiente una serie de estudios en la Revista de Instrucción pública, firmados por el bibliotecario ovetense D. Aquilino Suárez siarca.
En
fin, y aparte de estudios de menos cuenta, el teólogo ToUin, ha expuesto, y sigue exponiendo con proliMagdeburgo de laudable, aunque con graves errores dogmátimuy alemana jidad doctrinas de Servet. La obra capital de ToUin, Das vida cos, la y ocupa no menos que tres volúmenes. Y MicJiael Servet, Lehrsystem Revistas, había estampado antes las siguientes en ya sueltas, ya Lutero alguna más: Memorias y y Servet, Melanchton y Servet, In-
Barcena. Por
fancia y juventud de Servet, Servet y la Biblia, Servet y la Dieta de Ausburgo, Servet y Bucero, Miguel Servet como geógrafo, Miguel Servet como medico. Panteísmo de Servet, y anuncia la de Servet descubridor de la circulación de la sangre. No se puede pedir más:
tenemos una verdadera biblioteca servetista. Poco menos puede decirse de los trabajos referentes á Juan de Acaldes. De todos vino á ser corona el tomo iv de la galería de Conquenses ilustres, última obra de D. Fermín Caballero, varón digno de otros tiempos, á quien, por mi fortuna, conocí y traté como á maestro y amigo en sus últimos años. Vímosle todos consagrar con noble ardor su robusta y laboriosa ancianidad al enaltecimiento de las glorias de su provincia natal, y una tras otra brotaron de su pluma las biografías de Hervás y Panduro, nuestro primer filólogo; de Melchor Cano, luz de nuestros teólogos; de Alonso Díaz de
uno de los padres de nuestra jurisprudencia, y finalmenhermanos Juan y Alfonso de Valdés, que es la que ahora nos interesa. El tomo iv de Hijos ilustres de Cuenca, además de
^Nlontalvo, te,
de
los
y condensar el fruto de los estudios muchos datos nuevos, y decide las cuestiones
reunir
linaje
los Valdeses,
y parentesco de
festadas por algunos eruditos.
anteriores, encierra relativas á la patria,
cortando todas
las
dudas mani-
La vida de Alfonso queda en
lo posi-
ble dilucidada, su posición teológica fuera de duda, puestas en cla-
ro sus relaciones con Erasmo, punto importante hasta hoy no bien atendido: auméntase
el
catálogo de los documentos diplomáticos
que respecta á Juan, las noticias de su exceden en seguridad y exacdoctrina, titud á cuanto habían dicho los biógrafos anteriores, aunque entren en cuenta Usoz, WiíTen, Boehmer y Stern. Esta obra, escrita con la elegante sencillez propia del autor de la Población rural, y conveniente en este linaje de estudios, va acompañada de un apéndice de 85 documentos, entre ellos más de
que
y por enseñanzas y
suscribiera;
lo
discípulos
DISCURSO PRELIMINAR treinta cartas inéditas
47
de Alfonso de \'aldés, 6 á
se guardan en la curiosa colección de
existente en la biblioteca de
la
él
dirigidas,
Cartas de Erasmo
Real Academia de
y
que
otros,
la Historia.
En-
riquecen asimismo esta sección desconocidos papeles, sacados del
archivo de Simancas y del de la ciudad de Cuenca, que naturalmente se ocultaron á la diligencia de los investigadores extranje¡Fortuna y gloria ha sido para Juan de Valdés encontrar uno tras otro tan notables biógrafos y comentadores; premio bien me-
ros.
recido (aparte de sus errores) por aquel acrisolado escritor, modelo
de prosa
castellana, de quien cantó
David Rogers:
Valdesio hispanus scriptore siiperbiat orbisl
Poco antes de su muerte preparaba D. Fermín Caballero las bioheterodoxo Gonzalo de Cuenca, de Juan Díaz y de Constantino de la Fuente. Quedaron casi terminadas, y en disposición de darse á la estampa, lo cual se hará presto, según imagino, para resarcir en alguna manera la pérdida irreparable que con la muerte de su autor experimentó la ciencia española. Si á los libros y memorias citados añadimos cuatro artículos sobre la Espaiia protestante, escritos en lengua francesa por el señor Guardia en las Revistas de ambos Mundos y Germánica, con ocasión de las publicaciones de jM'Crie, Castro y Usoz, habremos mencionado casi todo lo que en estos últimos años se ha impreso acerca de la Reforma en España. Están reunidos en buena parte los materiales, y se puede ya escribir la historia. ¡Ojalá que el primero grafías del antiguo
á quien ocurrió esta idea hubiese llegado á
realizarla!
y no
Otra historia
y desmedrada crónica mía. D. Pedro José Pidal, á quien corresponde el mérito de haber iniciado entre nosotros este género de estudios, publicando en 1848 (cuando sólo M'Crie había escrito) su artículo De Juan de Valdés, y si es autor del Diálogo de las lettguas, tenía en proyecto una Historia de la reforma en España, y aún dejó entre sus papeleeríamos llena de saber
les tres
y
la
y de
claridad,
esta seca
ó cuatro notas á este propósito. Distrajéronle otras tareas,
obra no pasó adelante.
De
manifestaciones heterodoxas, anteriores ó posteriores
testantismo, se ha escrito poco, á lo
menos en monografías
Pero como capítulos de nuestra Historia
al
pro-
especia-
eclesiástica (l) ha tracon su habitual maestría de canonista y de expositor D. Vicente de La Fuente, á quien debemos también les.
tado de algunas de
(i)
Segunda edición
ellas
(1873-1875).
DISCURSO PRELIMINAR
^8
una Historia de las Sociedades secretas cu España^ y varios opúsculos útiles. Las biografías de cada heterodoxo y otros escritos sueltos, irán indicados en sus lugares respectivos: de igual suerte
que
ensayos concernientes á
los
entre los cuales se distingue
No
sé
si
la
Historia de las artes mágicas,
de D. José Amador de ella, pero persuadido de
el
con vocación ó sin y observando con pena que sólo
cia del asunto,
leves excepciones) escritores heréticos
y
le
los Ríos. la
importan-
explotan (con
extranjeros, tracé, tiempo
de una Historia de los hererodoxos españoles con espíritu español y católico, en la cual, aparte de lo ya conocido, entrasen mis propias investigaciones y juicios sobre sucesos y personajes poco ó mal estudiados. Porque la historia de nuestros protestanatrás, el plan
tes sería acéfala
y
No
infecunda
casi
como independiente
si
la
considerásemos aislada y
del cuadro general de la heterodoxia ibérica.
debe constituir una obra aparte sino un capítulo
el
más extenso
(y quizá no el más importante) del libro en que se expongan el origen, progresos y vicisitudes en España de todas las doctrinas al Catolicismo, aunque nacidas en su seno. Cuantos extravagaron en cualquier sentido de la ortodoxia, han de encontrar cabida en las páginas de este libro. Prisciliano, Elipando y Félix, Hostegesis, Claudio, el español Mauricio, Arnaldo de Vilanova, Fra\'
opuestas
Tomás
Scoto, Pedro de
Osma
tienen
mismo derecho
el
á figurar
que Valdés, Enzinas, Servet, Constantino, Cazalla, Casiodoro de Reina ó Cipriano de Valera. Clamen cuanto quieran los protestantes por verse al lado de ahnnbrados y molinosistas^ de jansenistas y enciclopedistas. Quéjense los partidarios de la novísima filosofía de verse confundidos con las brujas de Logroño. El mal es inevitable: todas han de aparecer aquí como en tablilla de excomunión; pero á cada cual haremos los honores de la casa según sus en
el
méritos.
El título de Historia de los heterodoxos,
me
ha parecido más ge-
de Historia de los herejes. Todos mis personajes se parecen en haber sido católicos primero, y haberse apartado luego de las enseñanzas de la Iglesia, en todo ó en parte, neral
y comprensivo que
el
con protestas de sumisión ó
sin ellas, para
tomar otra
religión
6
para no tomiar ninguna. Comprende, pues, esta historia: i.°
cir, el
á lo
Lo que propia y más generalmente
se llama herejía, es de-
error en algún punto dogmático ó en varios, pero sin negar,
menos, la Revelación. La impiedad con los diversos nombres y matices de deísmo,
2.°
naturalismo, panteísmo, ateísmo, etc.
DISCURSO PRELIMINAR 3.°
jería.
4."
49
Las sectas ocultas é iluminadas. El culto demoniaco ó bruLos restos idolátricos. Las supersticiones fatalistas, etc. La apostasía (judaizantes, moriscos, etc.), aunque en rigor,
todo hereje es apóstata
(I).
Por incidencia habremos de tratar cuestiones de otra índole, entrar en defensa de ciertos personajes calumniados de heterodoxia, poner en su punto las relaciones de ésta con la historia social, polí-
y literaria, etc., todo con la claridad y distinción posibles. Tiene esta historia sus límites de tiempo y de lugar, como todas. Empieza con los orígenes de nuestra Iglesia y acabará con la última tica
(I)
Hay que guardarse de confundir
cias escolásticas
que solo versan sobre
cisma y forma de
el
la
la
herejía con las disiden-
la
ciencia teológica sin al-
terar su contenido, ni con opiniones y controversias que no hayan sido expresa y doctrinalmente resueltas por la Iglesia. Pero como en la Historia Eclesiástica todo se enlaza, y las herejías no pueden exponerse aisladamente,
algo habremos de tratar del movimiento general de las ideas religiosas en
cada época, sin que por eso tengamos la temeridad de poner la nota de heterodoxia sobre nadie, cuando la Cátedra infalible de la Verdad no ha condenado su doctrina. Esta advertencia es particularmente necesaria tratándose de ciertos personajes de los siglos xviii y xix, que ostensiblemente no se apartaron de la comunión católica, pero cuyos actos, ¡deas y escritos me parecen censurables dentro de mi criterio histórico, que aplico con toda liber-
Ningún particular, y menos yo, persona laica é incompetenpuede dar ni quitar patentes de ortodoxia á nadie. Las calificaciones de este libro no tienen, por consiguiente, más valor que el de mi propio juicio y el de los documentos en que me apoyo. No tengo la vana presunción de haber logrado el acierto, pero he procurado aplicar á la materia que trato aquellas sapientísimas reglas de crítica que Benedicto XIV dio á los censores de libros en su egregia constitución tad y franqueza. te,
Sollicita ei
tis,
Próvida.
«De animo a
III.
atque sententiis in unoquoque ómnibus vacuo, iudicandum sibi esse
variis opinionibus,
libro conten-
praejudiciis
sciant. Itaque
partium sepocatholicorum doctrinam, quae conciliorum generalium decretis, romanorum Pontificum constitutionibus, et orthodoxorum patrum, atque doctorum consensu continetur, unice prae oculis habeant; hoc de caetero cogitantes, Jton paucas esse opiniones^ quae imi scholae, instituto, aut natioiti certo certiores videntur, et füliilominus, sine uUo fidei, aut religionis detrimento, ab aliis catholicis viris rejiciuníur, atque impugnantiir, oppositaeque defendwitur scieiite ac pennittejtte Apostólica Sede, quae jitiamquamque opijtionem huiusmodi in suo probabilitatis gradu reliiiquit.t> nationis, familiae, scholae, instituti affectum excutiant; studia
communem
nant; Ecclesiae sanctae dogmata, et
,
IV.
«Hoc quoque
animadvertendum monemus haud rectum nisi omni ex parte illius líber leposita, et collocata sunt, ínter se comparen-
diligenter
iudicium de vero auctoris sensu ñeri posse,
quaeque diversa in locis universum praeterea auctoris consilium, et institutum attente dispiciañeque vero ex una, vel altera propositione a suo contextu divulsa, 'Vel
gatur, tur; tur,
Mbnéndez y
VTS.Ukxo.— Heterodoxos,
I.
4
DISCURSO PRELIMINAR
50
doctrina ó propaganda herética que en España se ha^'a divulgado el punto y hora en que yo cierre el último volumen (J). Largo tiempo dudé si incluir á los vivos, juzgando cortesía literaria el respetarlos, y más en asunto de suyo delicado y expuesto á complica-
hasta
ciones,
como que
mente, que
si
los incluiría,
llega
y toca
al
en España reinara
sagrario de la
la
conciencia. Cierta-
unidad católica, en
modo
alguno
para que esta obra no llevase visos de delación ó libe-
cosa de todo en todo opuesta á mi carácter é intenciones. Pero ya que, por voluntad de los legisladores y contra la voluntad del país, tenemos tolerancia religiosa, que de hecho se convierte en libertad de cultos, ¿á quién perjudico con señalar las tendencias religiosas de cada uno y los elementos que dañosamente influyen en él desconcierto moral del pueblo español.' ¿Por \ entura descubro algún secreto al tratar de opiniones que sus autores, lejos de ocultar, propalan á voz en grito en libros y revistas, en cátedras y discursos? Para alejar toda sospecha prescindiré en esta última parte de lo:
mi Historia (con rarísimas excepciones) de papeles manuscritos, Todo irá fundado en obras impresas, en actos públicos, en documentos oficiales. Lo más desagradable para
correspondencias, etc.
y anotadas sus evoluciones de bien en mal y de mal en peor, sus falsas protestas de Catolicismo, y otros lapsus que sin duda tendrán ya olvidados. Pero Uttera scripta maneta y no tengo yo la culpa de que las cosas hayan pasado así y no de otra manera. Por lo que hace á la categoría de lugar, este libro abraza toda España, es decir, toda la Península hispánica, malamente llamada ibérica; puesto que la unidad de la historia, y de ésta más que de algunos, será el ver contadas
ninguna, impide atender á artificiales divisiones políticas.
En
los
seorsim ab alus, quae eodem libro continentur, considerata et expensa, de ea pronunciandum esse; saepe enim accidit, ut quod ab aiictore in aliquo operis loco perfunctorie, aut suboscure traditum est, ¡ta alio in loco distincte, copióse ac dilucide explicatur, ut offusae priori sententiae tenebrae quibus involuta pravi sensus speciem exhibebat, penitus dispellantur, omnisque labis
V.
expers propositio dignoscatur».
«Quod
si
ambigua quaedam exciderint
auctori; qui alioquin catholicus
doctrinaeque fama, aequitas ipsa postulare videtur, ut cius dicta benigna, quantum licuerit, expücata, in bonam partem acci-
sit,
et integra religionis,
piantur».
Después, y con mejor acuerdo, para que la obra no resultase intermi(J) nable y ya sin interés, preferí tomar por límite la Constitución de 1876, que estableció la tolerancia religiosa, y esta misma fecha conservo en la presente reimpresión.
DISCURSO PRELIMINAR
5
ínismos tiempos y con ¡guales caracteres se ha desarrollado la heterodoxia en Portugal que en Castilla. Estudiarla en uno de los reinos y no en el otro, equi\'aldría á dejar incompletas y sin explicación
muchas
cosas.
Por
eso,
al
lado de Francisco de Enzinas figurará
Damián de Goes; cerca de Cipriano de
Valera, colocaré á Juan Pe-
rreira de Almeida; el caballero Oliveira irá á la cabeza de los escasos
protestantes del siglo pasado; teológica, será
mente con
Ha
y
célebre autor de
el
Tentativa
la
para nosotros
el
tipo del jansenismo español, junta-
de
la
corte de Carlos
los canonistas
de mostrar
la
historia
III.
unidad de pensamiento, so pena de
degenerar en mera recopilación de hechos más ó menos curiosos, y peregrinos. Conviene, pues, fijar y poner en su punto el
exóticos
que ha de presidir en estas páginas. de la heterodoxia española puede ser
criterio
La
historia
escrita
de
tres
maneras: I.^
En
sentido de indiferencia absoluta, sin apreciar
las doctrinas ó aplicándoles la regla
imparcial
-de
2.^
Con Con
de un juicio
el
\'acilante
valor de con visos
y despreocupado.
criterio heterodoxo, protestante ó racionalista.
de la ortodoxia católica. con esa indiferencia que presume de imparNo debe ser escrita cialidad, porque este criterio sólo puede aplicarse (y con hartas dificultades) á una narración de hechos extemos, de batallas, de negociaciones diplomáticas ó de conquistas (y aún éstas, en sus efectos, no en sus causas): nunca á una historia de doctrinas y de libros, en que la crítica ha de decidirse necesariamente por el bien ó por el mal, por la luz ó por las tinieblas, por la verdad ó por el error, someterse á un principio, y juzgar con arreglo á él cada uno de los casos particulares. Y desde el momento en que esto hace, pierde el escritor aquella imparcialidad estricta de que bla-» 3.^
el criterio
sonan muchos y que muy pocos cumplen, y entra forzosamente en uno de los términos del dilema: ó juzga con el criterio que llamo heterodoxo, y que puede ser protestante ó racionalista -según que acepte ó no la Revelación, ó humilla (¡bendita humillación!) su cabeza al yugo de la verdad católica, y de ella recibe
y guía en sus investigaciones y en sus juicios. Y si el historiador se propone únicamente referir hechos y recopilar noticias, valiéndose sólo de la crítica externa, pierde la calidad de tal; hará una excelente bibliografía como la del Dr. Boehmcr, pero no una
luz
historia.
Gracias á Dios no soy
fatalista, ni
he llegado'ni llegaré nunca á
DISCURSO PRELIMINAR
52
dudar de de
tidad
la
libertad
las
humana,
ni creo
como
proposiciones contrarias,
manifestaciones de
la
los hegelianos
en
la
verdaderas las dos
iden-
como
Idea ó evoluciones diversas de lo Absohtto,
table al
como simple materia observable y experimenmodo de los positivistas. Católico soy, y como católico
afirmo
Providencia, la Revelación,
ni juzgo la historia
la
Y
el libre
albedrío, la ley moral,
que escribo es de ideas religiosas, y estas ideas pugnan con las mías, y con la doctrina de la Iglesia, ^'qué he de hacer sino condenarlas? En reglas de lógica y en ley de hombre honrado y creyente sincero, tengo obligación bases de toda historia.
si
la historia
de hacerlo. ¿Y para cuándo guardas la imparcialidad, se me dirá? ^'Xo es esa la primera cualidad del narrador, según rezan todos los tratados de conscribenda historia desde Luciano acá? La respuesta es fácil: mi historia será parcial (y perdóneseme lo inexacto de la frase, puesto
que
la
verdad no es parte sino
todo)
en
los principios; imparcial^
esto es, veracísima, en cuanto á los hechos, procurando que
me
el
amor
con sus mayores adversarios, respetando cuanto sea noble y digno de respeto, no buscando motivos ruines á acciones que el concepto humano tiene por grandes; en una palabra, con caridad hacia las personas, sin indulgencia para los errores. Diré la verdad lisa y entera á tirios y á troyanos sin retroceder ante ninguna averiguación, ni ocultar nada, á la santa causa no
arrastre á injusticias
porque el Catolicismo, que es todo luz, odia las tinieblas y ninguna verdad puede ser hostil á la Verdad Suma, puesto que todas son reflejos de ella, y se encienden y apuran en su lumbre;
Que
Y
la
es lengua, la verdad, de Dios severa, lengua de Dios nunca fué muda.
Estén, pues, seguros mis lectores, que (como sea cierto) no faltará en mi historia ninguno de los hechos hasta ahora divulgados por escritores no católicos, con más otros nuevos y dignos de saberse: y que ningún sectario ha de aventajarme en la escrupulosi-
dad con que (hasta donde mis débiles fuerzas alcancen) procuraré aquilatar y compulsar las relaciones, y hacer á todos justicia. Crea que hasta podrá tachárseme de cierto interés y afición, quizá excesiva, por algunos herejes, cuyas cualidades morales ó literarias me han parecido dignas de loa. Pero en esto sigo el ejemplo de los grandes controversistas cristianos, ya que en otras cosas estoy á cien leguas de ellos. Nadie ha manifestado más simpatías por el carácter de Melanchton que Bossuet en
la
Historia de las Varia-
DISCURSO PRELIMINAR
Y
cioncs.
si
53
algún exceso notaren en esta parte los teólogos, perdó-
nenlo en consideración á
hacen apreciar más de
niis
estudios profanos, que
tal
vez
me
lo justo ciertas
condiciones éticas y estéticas que, por ser del orden de los dones naturales, concedió el Señor
con larga mano á los gentiles, y no cesa de derramar aún en los que se apartan de su ley con ceguera voluntaria y pertinaz. ¿Y qué habríamos de decir del que se propusiera escribir esta historia en sentido heterodoxo? Condenaríase anticipadamente á no hallar la razón de nada, ni ver salida en tan enmarañado laberinto, y nos daría fragmentos, no cuerpo de historia. Y la razón es clara: ¿cómo el escritor que juzga con prevenciones hostiles al Catolicis-
mo, y para hablar de cosas de España empieza por despojarse del ha de comprender la razón histórica, así del nacimiento como de la muerte de todas las doctrinas heréticas, impías ó supersticiosas, desarrolladas en nuestro suelo, cuando estas herejías, impiedades y supersticiones son entre nosotros fenómenos aislados, eslabones sueltos de la cadena de nuestra cultura, plantas espíritu español,
que, destituidas de jugo nutritivo,
muy
pronto se agostan y mueque sólo se explican refi-
ren, verdaderas aberraciones intelectuales,
riéndolas
con
tal
al
principio de que aberran.'
¿Cómo ha de
explicar el que
sistema escriba, por qué no arraigó en España en
el siglo xvi,
como Juan de Valdés, sabios helenistas como Francisco de Enzinas y Pedro Núñez Vela, doctos hebraizantes como Antonio del Corro y Casiodoro de Reina, literatos llenos de amenidad y de talento como el ignorado autor de El Crotalon (L), é infatigables propagandistas al modo de Julián Hernández y Cipriano de Valera? ¿Cómo una doctrina el
protestantismo S(5stenido por escritores eminentes
que tuvo eco en los palacios de los magnates, en los campamentos, en las aulas de las Universidades y en los monasterios: que no carecía de raíces y antecedentes, así sociales como religiosos; que llegó á constituir secretas congregaciones en Valladolid y en Sevilla, desaparece en el transcurso de pocos años, sin dejar más huella de su paso que algunos fugitivos en tierras extrañas, que desde allí publican libros, no leídos ó despreciados en España.-' Porque hablar del fanatismo, de la intolerancia religiosa, de los rigores de la Inquisición y de Felipe II, es tomar el efecto por la causa, ó recurrir á lugares comunes, que no sirven, ni por asomos, (L)
menos
Hoy me
parece averiguado que
curiosos, fué
Cristóbal
tante sino por erasmista, obras.
como
autor de este libro y de otros no Pero no le tengo por protesintentaré probar cuando trate de su vi
de
el
Villalón.
DISCURSO PRELIMINAR
54
Pues qué, ¿hubiera podido existir la Inque dio vida á aquel popularísimo tribunal no hubiese encarnado desde muy antiguo en el pensamiento y en la conciencia del pueblo español? Si el protestantismo de Alemania ó el de Ginebra no hubiese repugnado al sentimiento religioso de nuestros padres, ¿hubieran bastado los rigores de la Inquisición, ni los de Felipe II, ni los de poder alguno en la tierra para estorbar que cundiesen las nuevas doctrinas, que se formaran iglesias y congregaciones en cada pueblo, que en cada pueblo se imprimiese pública ó secretamente una Biblia en romance y sin notas, y que los para resolver
quisición
la dificultad.
si el
principio
Catecismos, los Diálogos y las Confesiones reformistas penetrasen triunfantes en nuestro suelo, á despecho de la lancia del Santo Oficio,
como
más
exquisita vigi-
llegó á burlarla Julianillo
Hernández,
introduciendo dichos libros en odres y en toneles por Jaca y el Pirineo de iVragón? ;Por qué sucumbieron los luteranos españoles
qué no se reprodujeron entre nosque ensangrentaron á Alemania y á la vecina Francia? ¿Bastaron unas gotas de sangre derramadas en los sin protesta
y
sin lucha? ¿Por
otros las guerras religiosas
autos de Valladolid y de Sevilla para ahogar en su nacimiento aquella secta? Pues de igual suerte hubieran bastado en Francia
tremenda jornada de Saint-Barthelémy y los furores de la Liga; mismo hubieran logrado en Flandes las tremendas justicias del Gran Duque de Alba. ¿No vemos, por otra parte, que casi toda la Península permaneció libre del contagio, y que fuera de dos ó
la
lo
tres ciudades,
apenas encontramos vestigios de organización pro-
testante?
Desengañémonos: nada más impopular en España que la herejía y de todas las herejías el protestantismo. Lo mismo aconteció en Italia. Acjuí como allí (aun prescindiendo del elemento religioso), el espíritu latino, vivificado por el Renacimiento, protestó con inusitada violencia contra
lismo teutónico;
el
la
Reforma^ que es
unitario genio
riedad del libre examen;
hija legítima del individua-
romano rechazó
y España, que aún
tenía
la
el
anárquica va-
brazo teñido en
sangre mora, y acababa de expulsar á los judíos, mostró en la conservación de la unidad, á tanto precio conquistada, tesón increíble, dureza, intolerancia,
si
queréis; pero noble
y salvadora
Nosotros, que habíamos desarraigado de Europa
metano, ¿podíamos abrir
y de en
las
puertas á
contra
intolerancia.
fatalismo
maho-
doctrina del servo arbiti'io
obras? Y para que todo fuera hostil á la Reforma Mediodía de Europa, hasta el sentimiento artístico clamaba
la fe sin las
el
la
el
la
barbarie iconoclasta.
DISCURSO PRELIMINAR
Xo los
neguemos,
embargo, que
sin
hombres arrastrados por
el
peligro fué grande, que entre
torbellino
el
55
hubo algunos de no poco
entendimiento, y otros temibles por su prestigio é influencia. Pero, ;qué son ni qué valen todos ellos contra el unánime sentimiento nacional?
Hoy
es el día en que, á pesar de tantas rehabilitaciones, nin-
guno de esos nombres es popular Hasta los librepensadores
los
(ni
conocido apenas) en España.
ignoran ó menosprecian. ;Xo prueban
algo esta absoluta indiferencia, este desdén de todo un pueblo? ;Xo indican bien á las claras que esos la
raza, sino de sus propias
prueba necesitáramos, nos notable, pero
muy poco
Hay
teológicas.
y
la
hombres no fueron
solitarias
intérpretes de
imaginaciones?
Y
si
otra
daría su propio estilo, generalmente
español cuando discurrieron de materias
en los mejores (ora escriban en
latín,
ora en caste-
sequedad dogmática, una falta de vida y de abundancia, que contrastan con el general decir de nuestros prosistas, y con el de los protestantes mismos, cuando llano) cierto sabor exótico, cierta
tratan de materias indiferentes ú
Compárese
olvidan sus infaustos sistemas.
de Juan de \'aldés en los Comentarios á las Epístolas de San Pablo con el de sus Diálogos^ y se verá la difeel estilo
La prosa de Juan Pérez y de Cipriano de Valera es mucho más ginebrina que castellana, Y es que la lengua de Castilla no se forjó para decir herejías. Medrado quedará el que no conozca más
rencia.
teólogos ni místicos, ni literatos españoles que los diez ó doce reformistas^ cuyos libros imprimió Usoz,
ó crea encontrar en ellos
el
Y
paréceme que á Wiffen y á otros eruditos extranjeros les ha sucedido mucho de esto. Para mí la Reforma en España es sólo un episodio curioso y de no grande trascendencia. A otros descarríos ha sido y es más pro-
alma de España en
el siglo xvi.
pensamiento ibérico. Hostil siempre á esos términos medios, cuando se aparta de la verdad católica, hácelo para llevar el error á sus últimas consecuencias: no se para en Lutero ni en Calpenso
el
y suele lanzarse en el antitrinitarismo, en más generalmente en el panteísmo crudo y neto, vino,
ambajes.
En
casi todos los
alguna originalidad, es
Pero
ni
fácil
el
racionalismo,
y
sin reticencias ni
heterodoxos españoles de cuenta y de descubrir
aún este es indígena:
el
el
germen
panteista.
gnosticismo viene de Egipto;
el
averroísmo, de los judíos y de los árabes; las teorías de Miguel Servet son una transformación del neoplatonismo;
avicebronisvio y
las
el
sectas alumbradas
y
quietistas
han pasado por
Italia
y Alemania
antes de venir á nuestra tierra. El molinosismo, que á primera vista
pudiera juzgarse (y han juzgado algunos) herejía propia de nuestro
DISCURSO PRELIMINAR
56
y exageración ó desquiciamiento de
carácter
nada tiene que ver con
el
la
doctrina mística,
sublime misticismo de nuestros clásicos.
sus antecedentes: es el error de los iluminados de que en Italia misma contagió á Molinos, que fué acérrimamente combatido entre nosotros, y que si dio ocasión á algunos procesos de monjas y de beatas hasta fines del pasado siglo, jamás hizo el ruido ni produjo el escándalo que en la Francia de Luis XIV,
Sabemos bien Italia;
ni
contó sectarios tan venerados
como Francisco Le Combe y Jua-
na Guyon, ni halló un Fenelon, que, aunque de buena fe, saliese á su defensa, porque en España fueron \'alladar incontrastable el miticismo sano
y
la
escasa afición de nuestros mayores á novedades
en el campo de la devoción. y Por igual razón el culto diabólico, la brujería, expresión vulgar del maniqueísmo ó residuo de la adoración pagana á las divinidades infernales, aunque vive y se mantiene oculto en la Península como en refinadas, aun
sutiles
el resto to, las
de Europa, del
modo que lo testifican los herejes de AmboEl Crotalon, el Auto de Fe de Logro-
narraciones del autor de
ño, los libros demonológicos de Benito Pererio
Reprobación de hechicerías de Pedro Ciruelo,
el
y Martín
del Río, la
Disctirso de Pedro
de \^alencia acerca de las brujas y cosas tocantes á 7nagia, el Coloquio los perros de Cervantes y mil autoridades más que pudieran citarse, ni llega á tomar el incremento que en otros países, ni es refrenado con tan horrendos castigos como en Alemania, ni tomado tan en serio por sus impugnadores, que muchas veces le consideran más que práctica supersticiosa, capa para ocultar torpezas y maleficios de la gente de mal vivir que concurría á esos conciliábulos. es cierto asimismo que el carácter de brujas y hechiceras aparece en nuestros novelistas como inseparable del de zurcidoras de de
Y
,
,
voluntades ó celestinas.
Y
fuera de estas generales direcciones, ¿que nos presenta la hete-
Nombres obscuros de antitrinitarios como Alfonso como Lriel Da Costa y Prado, algún emanatista como Martínez Pascual, algún tcofilántropo como Santa Cruz, algún protestante liberal como D. Juan Calderón, un solo cuáquero, que es Usoz es decir, extravagancias y errores particulares. Luego, los inevitables influjos extranjeros: el jansenismo francés apoyado y sosrodoxia española.^
Lincurio, de deístas
,
tenido por los poderes nes modernos,
el
civiles: el
enciclopedismo, los sistemas alema-
positivismo. Pero ninguna de estas doctrinas ha
que aún viven y tienen boga y prosélitos lograrán, inevitable muerte que en ítspaña amenaza á toda doctrina repugnante al principio de nuestra cultura, á la mica salis logrado,
ni las
sustraerse á
la
DISCURSO PRELIMINAR
57
que yace en el fondo de todas nuestras instituciones y creencias. Convénzanse los flamantes apóstoles y dogmatizadores de la suerte que en esta ingrata patria les espera. Caerán sus nombres en el olvido hasta que algún bibliógrafo los resucite como resucitamos hoy el de Miguel de Monserrate ó el del caballero Oliveira. Sus libros pasarán á la honrada categoría de rarezas, donde figuran el Excmplar hwnanae vitac, el Tratado de la reintegración de los seres, el Culto de la humanidad, la Unidad simbólica y la Armonía del mundo racional. ¿Xo ha ido ya á hacerles compañía la Analítica con su racionalismo armónico y su panentheismo hipócrita, sus laberínde la substancia, su concepto del hombre, que es
ticas definiciones en, bajo, píritiL,
mediante Dios divino, y su unión de la naturaleza y del el esquema del ser la figura de una lenteja}
es-
que tiene en
Ahora
bien, ¿cabe en lo posible
que
el
escritor heterodoxo pres-
cinda de todas sus preocupaciones y resabios, y crea y confiese la razón por qué todas las herejías, supersticiones é impiedades v'ienen á estrellarse en nuestra tierra, ó viven corta, obscura
vida? Paréceme que no: pienso que
la historia
y
trabajosa
de nuestros hetero-
doxos sólo debe ser escrita en sentido católico, y sólo en el Catolicismo puede encontrar el principio de unidad que ha de resplandecer en toda obra humana. Precisamente porque el dogma católico es el eje de nuestra cultura, y católicos son nuestra filosofía, nuestro arte y todas las manifestaciones del principio civilizador en suma, no han prevalecido las corrientes de erradas doctrinas, y ninguna herejía ha nacido en nuestra tierra, aunque todas han pasado por ella, para que se cumpla lo que dijo el Apóstol: Oportet hacreses esse (l). Y si conviene que las haya, también es conveniente estudiarlas, para que conocida su filiación é historia, no deslumbren á los incaucuando aparezcan remozadas en rico traje y arreo ju\-enil. Por conceptos será útil la historia de los heterodoxos: Como recopilación de hechos curiosos y dados al olvido, heI.°
tos
tres
(i)
Sobre
la
utilidad de las herejías,
deben meditarse estos dos pasajes
de Tertuliano y Orígenes. Tertuliano (De Praescript. cap. I): «Ad hoc enim sunt (haereses) ut fides habendo tentationem, haberet etiam probationem. Vane ergo et inconsidei^ate plerique hoc ipso scandalizantur, quod tantum haereses valeant quantum si non fuissent». .
IX
«Nam si doctrina ecclesiastica simplex hacreticorum do
i» Nu?n.):
esset, et nullis intrinsecus
DISCURSO PRELIMINAR
^8
chos harto más importantes que los combates y
los tratados diplo-
máticos. 2.° ficas,
3.°
rra
Como
recuerdo incidental de glorias
literarias
y aun
cientí-
perdidas ú olvidadas por nuestra incuria ó negligencia. Porque como toda historia de aberraciones humanas, encie-
grandes y provechosísimas enseñanzas. Sirve para abatir el y de la inteligencia, mostrándoles
orgullo de los proceres del saber
que también caen los cedros encumbrados á par de los humildes y que si sucumbieron los Priscilianos, los Arnaldos de Vilanova, los Pedros de Osma, los Valdeses, los Enzinas y los Blancos, ¿qué cabeza puede creerse segura de errores y desvaneciarbustos,
mientos.''
Sinteticemos en concisa fórmula
el
pensamiento capital de esta la heterodoxia
obra: «El genio español es eminentemente católico: es entre nosotros accidente y ráfaga pasajera».
Al lector atañe juzgar si se deduce ó no esta consecuencia del número grande de hechos que aquí expondré como sincero y leal narrador. Debo explicar ahora el orden y enlace de las materias contenidas en estos volúmenes, el plan como si dijéramos, y en porque no me gusta detener al lector en el zaguán de la obra, aun siendo uso y costumbre de historiadores encabezar sus libros con pesadísimas introducciones. Nacida nuestra Iglesia al calor de la santa palabra del Apóstol de las gentes y de los varones apostólicos, apurada y acrisolada en el fuego de la persecución y del martirio, muéstrase, desde sus coesto seré brevísimo,
combate, sabia y rigurosa en la disciplina. Sólo la apostasía de los libeláticos Basílides y Marcial, algunos vestigios de superstición condenados en el Concilio de Iliberis, y el apoyo dado por la española Lucila á los donatismienzos, fuerte en
turban esta época
tas
el
feliz
de Cartago. Amplia materia nos ofrece en
Priscilianista
con todas
las
el siglo
v
la herejía
cuestiones pertinentes á sus orígenes,
desarrollo en líspaña, literatura
y sistema
teológico-filosófico.
poco son para olvidadas la reacción Ithaciana, presentada por los dos Avitos Bracarenses.
ni la
Tam-
Origenista, re-
Entre las herejías de la época visigoda descuella el Arrianismo, con el cual (á pesar de no haber contagiado ni á una parte mínima de la población española) tu\-o que lidiar reñidas batallas el episcopado hispano-latino, defensor de la fe y de la civilización contra el elemento bárbaro. Grato es asistir al vencimiento de este último, primero en Galicia bajo la dominación de los suevos: después en el tercer Concilio toledano, imperando Recaredo. \\\\\ cercaron otros
DISCURSO PRELIMINAR peligros á la población española:
el
59
Nestorianismo, denunciado en
431 por los presbíteros Vital y Constancio á S. Capreolo; el Maniqueísmo, predicado en tierras de León y Extremadura por Pacencio; el
materialismo de un obispo, cuyo
adversario Liciniano; lucía por
En
el
un obispo
de
la herejía
nombre
los Acéfalos,
calló su enérgico
divulgada en Anda-
sirio, etc.
tristísimo siglo viu (primero
de
la
España
reconq instadora),
no es de admirar que algún resabio empañase en ciertos espíritus inquietos la pureza de la fe, aunque á dicha no faltaron celosos campeones de la ortodoxia. De uno y otro da testimonio la polémica de Beato y Heterio contra la herejía de Elipando de Toledo y Félix de Urgel, que bastó á poner en conmoción
tando para refutarla
las valientes
el
mundo
cristiano, levan-
plumas de Alcuino, Paulino de
Aquileya y Agobardo. Al examen de esta herejía, de sus orígenes y consecuencias, seguirá el estudio de la heterodoxia entre los mozárabes cordobeses, ya se traduzca en apostasías como la de Bodo Eleázaro, briosamente impugnado por .Alvaro Cordobés, ya en nuevos errores como el de los Casianos ó Acéfalos condenados por el Concilio de Córdoba en 839, ya en debilidades como la de Recafredo (í), hasta tomar su última y más repugnante forma en el Antropomorfismo del Obispo malacitano Hostegesis, contra cuya enseñanza materialista
y grosera movió
el
Señor
la
lengua y
la
pluma
del
Abad
vSansón en
su elocuente Apologético.
Otra tribulación excitó en
el
siglo ix,
pero no en España, sino
español Claudio, Obispo de Turín y discípulo de p'élix, renovando el fanatismo de los Iconoclastas de Bizancio, que inten-
en
Italia, el
tó defender en su curioso Apologcticon, reciamente
impugnado por
Jonás Aurelianense y Dungalo. ¿Y cómo no recordar á otro sabio español de los que florecieron en las Gallas bajo la dominación carolingia, á
Prudencio Galindo, Obispo de Troyas, que en dos con-
ceptos nos pertenece:
como acusado
falsamente de herejía,
y como
refutador brillante de los heréticos pareceres de Juan Scoto Erígena,
maestro palatino de Carlos
En
el Calvo.?
X y xi, ningún error (fuera del pueril de los gramáticos) penetró en hispana. Pongo por término á este segundo libro de mi historia el año 1085, fecha de la memorable conquista los siglos
de Toledo.
(i)
No quiero
decir que Recafredo fuera hclerf)doxo, sino que su debili-
dad fue causa de apostasías.
DISCURSO PRELIMINAR
6o
Grandes novedades trajo á la cultura española aquel hecho de Dos influjos comenzaron á trabajar simultáneamente. El ultrapirenaico ó galicano, amparado por nuestros reyes y por el general espíritu de los tiempos, nos condujo á la mudanza de rito, hecho triste en sí para toda alma española, pero beneficioso, en último resultado, por cuanto estrechó nuestros vínculos con los armas.
demás pueblos de
aras
mo
cristianos,
sacrificando
una tradición gloriosa en
unidad. El sentimiento nacional se quejó,
la
y hoy mis-
recuerda con cierto pesar aquel trueque; pero cedió, porque
nada esencial perdía, y se acercaba más á Roma. ¡Tan poderosa la adhesión á la Cátedra de San
ha sido siempre entre nosotros Pedro!
Los modos y caminos por donde otro influjo, el semítico, se inoculó en la ciencia española, no son tan conocidos como debieran, aunque para la historia de las ideas en la Europa occidental tienen mucha importancia. El saber de árabes y judíos andaba mezclado con graves errores, cuando en el siglo xii, por medio del code intérpretes que estableció en Toledo el Arzobispo don Raimundo, y gracias á la asidua labor de hebreos y mozárabes, se tradujeron sucesivamente las obras filosóficas de Avicena, Algazel, Alfarabi, Ax-icebron, etc. El más ilustre de aquellos traductores, Domingo Gundisalvo, Arcediano de Segovia, enseñó abiertamente las principales ideas de la escuela alejandrina, en su tratado De processione 7mindi, bebiendo su doctrina en la Fuente de la Vida, del gran poeta judío Aben Gabirol. Divulgadas estas doctrinas en las legio
mismo Gundisalvo,
aulas de París por los libros
y traducciones
de Juan
los extranjeros que, anhelosos
el
Ilispalense
y de
del
seer la ciencia oriental, acudían á Toledo, nace
nueva y formidable dos, fueron
herejía,
Amaury de
cuyos
corifeos,
Chartres,
muy
dos veces anatematiza-
David de Dinant y
Manricio. El panteísmo semítico-hispano continuó en inficionando la escolástica, pero no
ya con
de po-
pronto una
el
el
español xni
el siglo
carácter de avicebro-
con el de averroisnio y tcoria del intelecto uno. Así le combatieron y derrotaron Alberto Magno y Santo Tomás de Aqui-
nisino, sino
no; pero no obstante sus derrotas,
y convertido en bandera y pre-
texto de todas las impiedades que ya comenzaban á fermentar,
tocó los límites del escándalo en
el
turbulento y obscurísimo
si-
glo xiv, encarnándose, por lo que hace á España, en la singular figura de
PVay Tomás Scoto, y en
la
mítica blasfemia (no libro)
De
tribus impostoribus.
La
hipócrita distinción averroísta entre la verdad teológica
y
la
DISCURSO PRELIMINAR filosófica,
de
provoca
la
enérgica reacción luliana^ que por
borró los límites de
lo justo,
6
las
ir
más
allá
dos esferas, inclinándose á
la
teoría de la fe propedéutica^ de la cual (bien contra la voluntad
de sus autores) se encuentran vislumbres en varios libros del maestro y en el prólogo del tratado de Las criaturas^ de Raimundo Sabunde. sia
De
aquí
la
oposición de los dominicos
entre tomistas
meras
y
lulianos,
en
la
y
la
cual rompió
ardiente controver-
Eymerich
las
pri-
lanzas.
Paralelamente á
las
controversias de la Escuela es necesario es-
tudiar las de la plaza pública, porque siempre las ideas á convertirse
en hechos. Fuerza
es,
han tendido
por tanto, penetrar en
el
labe-
de la Kdad Media, inquiriendo los escasos vestigios que de su paso en España dejaron, ya los Albigenses, acaudillados por un tal Arnaldo en tierras de León, ya los rinto de las herejías populares
Valdenses, Insabattatos y pobres de Liigduno., perseguidos en Cataluña por los edictos de D. Pedro el Católico, defensor luego de los herejes de Provenza; ya los Begardos ó Beguinos,
que (con diversos
títulos) se
sectarios todos
parecían en aspirar á cierta manera de
Poco más que algunos nombres y fechas pueden período. Duran de Huesca, Pedro Oler, Fray Bonanato, Duran de Baldach, Jacobo Yusti, Bartolomé Janoessio y otros fanáticos, apenas han dejado más que sus nombres en las inestimables páginas de Eymerich. Harto más sabemos de los que soñaban con la proximidad del reino de los milenarios, y fijaban el día de la venida del Anticristo, clamando á la vez (sin vocación é intempestivamente) por reformas en la Iglesia, diciéndose iluminados y profetas, y mostrando en sus conatos marcada propensión al laicismo. De tales ideas se hizo apóstol el insigne médico Arnaldo de Vilanova, seguido por Juan de Peratallada (Rupescissa)^ y por algún otro visionario. Con ellos se enlazan los rhísticos, partidarios de las profecías del Abad Joaquín, y del Evangelio eterno. Contribuyeron á aumentar la confusión los errores y extravagancias individuales d,e Gonzalo de Cuenca, Nicolás de Calabria, Raimundo de Tárrega, Pedro Riera, etc., y la secta de los Fratricelli, que con el nombre de herejes de Durango, sirve como de puente entre los antiguos Begardos y los Ahembrados del siglo xvi. Pedro de Osma, el Wicleff ó el Juan de Huss español, verdadero precursor de la pseudo-reforma, cierra la Edad Media. En adelante la heterodoxia se caracteriza por el libre examen, y el abandono del principio de autoridad. renovación
social.
registrarse en este
DISCURSO PRELIMINAR
52
Pero antes de historiar la gran crisis, justo parece despedirnos del Averroísmo, que en el siglo xvi lanzaba sus últimos destellos en la escuela de Padua. Allí enseñó el sevillano Juan ]\Iontes de Oca, en quien (además de haber defendido la supuesta oposición entre
verdad teológica y la filosófica) es de notar cierta tendencia á las funestas audacias que por entonces divulgaba su comprofesor Pe-
la
dro Pomponazzi. El hecho capital del siglo xvi, la llamada Reforma, alcanzó' á España muy desde el principio. Allanáronla el camino, produciendo sorda agitación en los ánimos (preludio y amago de la tempestad) las reimpresiones y traducciones que aquí se hicieron de los mordaces escritos de Erasmo, y las controversias excitadas por estos
mismos
libros.
Entre
los defensores
de Erasmo
los
hubo de buena
y muy ortodoxos. Tampoco sus adversarios carecían de autoridad ni de crédito. Si de una parte estaban el Arzobispo Fonseca, Fray Alonso de Virués, Juan de Vergara (los cuales, sin aprobar cuanto Erasmo decía, tiraban á disculparle, movidos de su amistad y del crédito de sus letras), lidiaban por el otro bando Diego fe
López de Stúñiga, Sancho Carranza de ^Miranda, y después Cary Sepúlveda. Las fuerzas eran iguales, pero la cuestión no
vajal
debía durar mucho, porque los acontecimientos se precipitaron, y tras de Erasmo vino Lutero, con lo cual fué cosa arriesgada el titularse erasmista. De los que en España seguían esta voz y
muy pocos llegaron á las extremas consecuencias: Pedro de Lerma y Mateo Pascual: de seguro Alfonso de quizá de Goes. Entrambos están á dos pasos del luteDamián Valdés y sus timideces y vacilaciones. El secretario de pesar de ranismo, á bien á las claras sus opiniones religiosas en el Carlos \ mostró muchos de sus actos políticos. En cuanto en Diálogo de Lactancio y parcialidad,
al cronista
de Portugal, su proceso aclara bastante cuáles fueron sus
tendencias.
Pero el primero que resueltamente se lanzó en los torcidos caminos del libre examen, fué Juan de Valdés, la figura más noble y
y el escritor más elegante entre los herejes españoles. empezó como todos, por burlas y facecias contra Roma en el Diálogo de Mercurio y Carón, pronto hubo de hastiarse de las ideas de los primeros reformadores, para profesar un nuevo género de
simpática, Si
ascetismo, y aplicando con todo rigor
el
principio de la interpre-
tación individual de las Escrituras, fué tildado de unitario, aunque lo
nieguen con ahinco los protestantes ortodoxos.
dés se transforma y
latiniza
en
lo posible el
En manos de Val-
protestantismo rudo
y
DISCURSO PRELIMINAR
63
escolástico de los alemanes, haciéndose en la forma dulce, poético
y halagador, como acomodado
á los oídos de la bella y discretísiGonzaga, Diótima de este nuevo Sócrates. Y poética fué hasta su manera de enseñar en la ribera de Chiaja, delante de aquel espléndido golfo de Ñapóles, donde juntó la naturaleza todas
ma Julia
sus armonías.
A esta primera generación
de protestantes españoles pertenecen
Francisco de Enzinas, discípulo de Melanchton y hombre de peregrinas aventuras, que en parte describió él mismo: el
el helenista
Dr. Juan Díaz, Jaime de Enzinas y Francisco de S. Román, primeras víctimas de estas alteraciones. Pero á todos obscurece Miguel Servet, el pensador más profundo y original que salió de aquel torbellino, la \-erdadera encarnación del espíritu de rebeldía y aventura que seguían otros con más
menos lógica. Sacrificóle la intolerancia protestante, el examen asustado ya de su propia obra y sin valor para arros-
timidez y libre
trar las consecuencias.
cuando de Servet hablemos, para investigar los genes de su doctrina teológica, los caracteres que la separan y Ocasión
será,
orí-
dis-
tinguen del Socinianisnio y demás herejías antitrinitarias: y apreciar á la vez el elemento neo-platónico visible en su teoría del Logos, y las
semejanzas y diferencias de este panteísmo con la historia de la filosofía, y en especial de
presenta lo
que hace
al
demás que
los
nuestra.
la
En
antitrinitarismo, un solo discípulo tuvo Servet en el
Alfonso Lincurio, de quien apenas sabemos más que el nombre. Todos los protestantes hasta aquí mencionados y que forman el primer grupo (dado que Servet y Lincurio hacen campo aparte) dogmatizaron, escribieron y acabaron su \áda fuera de España. Pero la Reforma entró al poco tiempo en la Península, constituyendo dos focos principales: dos iglesias (aunque sea profanar el nombre que aquí tomo sólo en su valor etimológico) la de Valladolid y la de
siglo xvi: el catalán
Sevilla.
La primera, dirigida por el Zamora y otras
é hijuelas en Toro,
tinguiéndose entre sus corifeos
En
el
Dr. Cazalla, tuvo ramificaciones
partes de Castilla
la
\ieja, dis-
bachiller Herrezuelo.
primer dogmatizador y heresiarca un fanático, Rodrigo de Valer, con quien anduvo la Inquisición muy tolerante. Levantóse después gran llamarada, merced á las ambiciones frusSevilla fué el
tradas del doctor h^gidio, á
la
activa propaganda de Juan Pérez
de su emisario JuHán Hernández, y tantino.
á los
y sermones del doctor Cons-
DISCURSO PRELIMINAR
64
Dos autos de
fe
en
dos en Valladolid, deshicieron
Sevilla, otros
La ponderada
aquella nube de verano.
efusión de sangre fué
mu-
que en nuestros días emplea cualquier gobierno liberal y tolerante para castigar ó reprimir una conspiración militar ó un motín de plazuela. Los fugitivos de Sevilla buscaron asilo en Holanda, en Alemania ó en Inglaterra. Desde allí lanzaron Casiodoro de Reina, Antonio del Corro, Cipriano de Valera, Reinaldo González de Alontes cho menor que
la
sus libelos vengadores. Pero la causa
y
sus versiones bíblicas
que
defendían estaba del todo vencida en España, y sus esfuerzos y protestas fueron inútiles.
Reforma, y favorecidas á veces por ella, habían levantado la cabeza las misteriosas sectas alumbradas con su falso y enervador misticismo y su desprecio de la jerarquía y de las ceremonias externas. Los sucesivos procesos de Toledo, Extremadura,
Al lado de
la
Sevilla y otras partes, denuncian la existencia de diversos centros de herejía y de inmoralidad, que apenas destruidos retoñaban como las cabezas de la Hidra. Xo bastaron á extirparlas todos los esfuer-
zos del Santo Oficio.
El siglo XVII es en todo una secuela del anterior. Sólo hay que notar, fuera de algunos protestantes
como
Nicolás Sacharles, Teje-
Juan de Luna, Salgado... (voces perdidas y sin consecuencia) un como renacimiento de las doctrinas iluminadas reducidas á cuerpo de sistema por Miguel de Molinos. El quietismo vino á reproducir da,
en medio de quilación
y
y vieron un ditan.
la
Europa
cristiana las desoladoras teorías
de
la ani-
Los protestantes batieron palmas, molinosismo: documentos hay que lo acreerror y castigó á sus fautores. En España
del nirvana oriental. auxiliar
en
Roma condenó
el el
tuvo menos séquito que en otras partes. Judaizantes y moriscos, los plomos del Sacro-Monte
y
los libre-
pensadores y deístas refugiados en Amsterdan (Prado, Uriel da Costa, etc.), acaban de llenar el cuadro de esta época de decadencia
y de residuos
(l).
Las artes mágicas, que parecieron llegar á su
(i) Es muy de advertir la propensión de los judaizantes de esta era al panteísmo y al deísmo. Con tales antecedentes se explica bien la aparición de Benito Espinosa y de David Nieto (aunque escudado con la ortodoxia judaica el segundo). Ni uno ni otro entran, sin embargo, en esta historia, no por haber nacido fuera de España, puesto que eran españoles de familia y lengua, sino por no haber sido nunca cristianos, ni por consiguiente herejes. Espinosa escribió en castellano Ja Apología de su abdicación de la sifiagoga, refundida después en el Tratactus theologico-politicus.
DISCURSO PRELIMINAR
65
punto culminante en el Auto de Logroño, fueron descendiendo en el transcurso de aquel siglo.
En el XVIII los protestantes son pocos y de ninguna cuenta (Alvarado, Enzina, Sandoval); los Alumbrados y Molinosistas se hacen cada día más raros; de tiempo en tiempo viene algún proceso de monjas ó beatas más ó menos ilusas á renovar estas viejas memoPero el influjo francés traído por el cambio de dinastía nos
rias.
regala:
El jansenismo-regalista, no sin algún precedente en los tiem-
l.°
pos de
la
dinastía austríaca.
El enciclopedismo, que se muestra de diversos modos, y más ó menos embozado, en las letras, en las sociedades económicas y 2.°
en
las esferas administrativas.
Las sociedades secretas, poderoso instrumento de
3.°
la
secta
anterior.
Pereira,
Campomanes, Aranda, Olavide, Cabarrús, Urquijo, Mary compendian estas varias direcciones.
chena, Llórente... cifran
Todas
ellas se
habían dado
la
mano en hechos como
el
de
expul-
la
sión de los Jesuítas.
Los treinta y tres primeros años de la centuria presente son mera consecuencia y prolongación de la anterior. El jansenismo y el enciclopedismo tornan á campear en las Cortes de Cádiz y en el período constitucional del 20 za
más que dos
de
la
al 23.
incredulidad: Blanco (White)
se apartaron luego de
tarismo y en
el
El protestantismo apenas alcan-
adeptos, entrambos por despecho, é hijos los dos
la
y D. Juan Calderón. Uno y otro
ortodoxia reformada para caer en
el
imi-
protestantismo liberal, respectivamente.
Del reinado de doña Isabel II, de la era revolucionaria y de los sucesos posteriores nada he de decir hasta que lleguen tiempo y sazón oportunos. El hecho capital, en el orden filosófico, es la propagación del panteísmo germánico. Pero además de esto, casi todas
que en Europa ha engendrado esta época de intelectual desorden, han llegado (generalmente tarde y mal) á nuestro suelo, con lances y peripecias curiosísimas. Denos Dios vida y salud para entrar en esta postrera parte de nuestra historia, y serenidad bastante para no convertirla en sátira ni tocar los límites de la caricatura. Las fuentes de esta historia son muchas y variadas; pero pueden las
opiniones
y tendencias, ya graves, ya
risibles,
reducirse á las clases siguientes: i.^ Las obras mismas de los heterodoxos cuando éstas han llegado á nuestros días, cual acontece con algunas de Elipando, Clau-
Mesküdez y
V'Ki.Pno.
— Heterodoxos.
I.
5
DISCURSO PRELIMINAR
66
dio de Turín, Gundisalvo, Arnaldo de Vilanova
y Pedro de Osma, de casi todos los herejes é impíos posteriores á la in\-ención de la imprenta (Ll). 2.^ Las obras de sus impugnadores, por ejemplo las de Bea-
y con
to
las
y Heterio para Elipando,
el
Apologético del
Abad Sansón
para
Hostegesis.
Las obras anteriores sobre
3.^
el
asunto, cuales son las de ^Nl'Crie,
A. de Castro, L'soz, ^^'¡ffen, Boehmer, etc., las biografías de cada uno de los heterodoxos, x los principales diccionarios y catálogos 4.^
y modernos, españoles y extranjeros. Los índices expw-gatorios del Santo Oficio.
5.^
Casi todas las obras
bibliográficos, antiguos
Inquisición desde el
y papeles relativos á la historia de Dircctormm de Eymerich en adelante.
la
Los procesos anteriores y posteriores á la Inquisición, con documentos análogos, v. gr.: las actas de la Congregación que condenó á Pedro de Osma. 7.^ Los tratados generales contra las herejías y acerca del es6.^
otros
tado de
la Iglesia,
Ecclesiae de
por ejemplo,
Aharo
el
Collyrium
Pelagio, la obra
De
fidci
y
el
De
planctii
haeresibus de Fr. Alfonso
de Castro, etc. 8.^ Los tratados de demonología y hechicería. 9.* Las historias eclesiásticas de España y las colecciones de Concilios.
Las historias generales y ciertas obras en que
10.^
ni
por asomo
pudiera esperarse hallar nada relativo á esta materia. Incluyese vir-
tualmente en esta sección todo libro ó papel que no ninguna de las anteriores (M).
lo estuviese
en
No hay para qué entrar en más pormenores. Cada capítulo lle\'a en notas una indicación de las fuentes impresas ó manuscritas, co-
me he servido. demás, ahí está el libro y él responderá por mí. Aunque no he querido convertirle en museo de rarezas, pienso que lleva nonocidas ó incógnitas, de que
En
(Ll)
lo
Para
los
primeros siglos de
la Iglesia, es
obra fundamental
el
Corpus
Haerescologiaim de Oehler. (M) Sólo en último término debe recurrirse á los diccionarios y compilaciones, aunque algunas hay de mérito, como la antigua del abate Pluquet Mcmoires ponr servir a Vhistoirc des égaremens de Vesprit hitmain, par rapport a la religión chre'ttenne, ou dicíioíinaire des hc'rcsies {Varis, 1762-1764; segunda edición, 18 17- 18 18), y el bien conocido Diccionario de INIigne, del cual existe
un rifacimento español en siete volúmenes [Dicciofiario de las herejías, errores cismas... Madrid, 1850-1851. Forma parte de la Biblioteca Religiosa.)
y
DISCURSO PRELIMINAR ticias
harto nuevas en
tisface, la curiosidad,
Si
muchos
parajes,
67
y que
excita,
ya que no
sa-
y de curiosa resolución. completo como yo deseara, cúlpese
sobre puntos obscuros
en otras partes no va tan
antes á mi poca fortuna que á mi diligencia.
A los
buenos
católicos,
sobre todo; á los buenos españoles (fruta que cada día escasea más), y á los bibliófilos que no son bibliótafos (otra especie rara), les rue-
go encarecidamente que me ayuden con sus consejos y noticias. Ninguna estará demás para el trabajo de que hoy ofrezco las primicias.
Convencido del interés del asunto y de la bondad de la causa que sustento, no he perdonado ni perdono empeño ni fatiga que al logro de mi deseo conduzca. He recorrido y recorro las principales bibliotecas y archivos de España y de los países que han sido teatro de las escenas que voy á describir. No rehuyo, antes bien busco el parecer y consejo de los que más saben. Dénmele de buena fe, que sinceramente le pido. ¡Déme Dios, sobre todo, luz en el entendimiento y mansa firmeza en la voluntad, y enderece y guíe mi pluma, para narrar sine ira et studio la triste
historia del error entre las gentes
peninsulares!
¡Haga El que esta historia sirva de edificación y de provecho, y no de escándalo al pueblo cristiano!
Bruselas, 26 de
Noviembre de
1877.
PROLEGÓMENOS CUADRO GENERAL DE LA VIDA RELIGIOSA EX LA PENÍNSULA ANTES DE LA PREDICACIÓN DEL CRISTIANISMO (O-
I
Prchisi.¿>na.
— Creencias,
ritos
y supersticiones de
España prehistórica.
la
célticos. — In—Esculturas y pinturas cueva de Altamira y otras. — Conjeturas sobre de época paleolítica: totemismo. simbolismo de las pinturas rupestres. — El fetiquismo y Indicios de necrolatn'a: esqueletos del Valle del Tajo. — El culto de los muertos en edad neolítica. — Diversos modos de sepulturas. — Cavernas naturales y —Signos (vulgarmente Utreros) de las cuevas de Carchena, Fuencaliente y Vélez Blanco. — Otras análogas de Portugal. — Se-
Antigua confusión de los monumentos prehistóricos con los dicios de la religioadad del
hombre
cuaternario.
la
la
el
el
la
artificiales.
pulturas en cuevas naturales ( Albuñol,
Alhama de Granada y
Criptas
otras
de An-
(^Palmella y —Sepulturas en grutas —Dólmenes. — Zona geográfica megalíticas. —Su
dalucía y PortugalV
clasificación.
abarcan: diversos nombres que reciben. artificiales
otras).
artificiales
Antas de Portugal.
que
— Cavidades
en algunos monumentos megalíticos: piedras de cazoletas:
—Supersticiones
co-
—
que con ellas se enlazan. Conjeturas sobre una escritura simbólica. Afras de Extremadura y otros monumentos prehistóricos de la misma región. Prehistoria de Galicia. Su riqueza. Tradi-
vinkjs.
—
—
ciones de ciudades lacustres.
— Supersticiones
lantes: la li/i?Iairüi.—MeMJ¡ircs, cromlcchs
y alineamientos.
— Castros
y md-
— Prehistoria castellana. — Trepanación prehistórica y perforaciones cranianas. — Monumentos megalíticos de Andalucía. — Tumbas de Antequera. — Prehistoria del Valle del Guadalquivir. — Necrópolis de Carmona. — Prehistoria de Cataluña. Husis.
(i)
— Dólmenes
—
relativas A las piedras osci-
de Asturias, Cantabria y Álava.
Elste trabajo es
enteramente nuevo. De
las
cuatro páginas que en
la
primera edición dediqué á este asunto, ya atrasadas y pobres de noticias cuando se publicaron, apenas he podido conservar algunas frases.
PROLEGÓMENOS
70
Pinturas rupestres de Cogul. tiva civilización del arte.
— Monumentos de
razas primitivas
de
toria
de
La
el
de España desde
punto de
historia
de
Península.
la
transición: las Cita7iias.
—
el
punto de
de
los metales.
—Sus ritos
— El
— Primi-
fúnebres.
— Su
ídolo neolítico.— Las
vista antropológico.
— Prehis-
—
y navetas de Menorca. Prehistoria Ritos fúnebres: embalsamamientos. Los guanches
las Islas Baleares.
las islas Canarias.
desde
— Dólmenes. — Edad
Sudeste de
Talayots
—
vista antropológico y etnográfico.
las
creencias religiosas profesadas en
España antes
del Cristianismo, es preliminar indispensable á la historia de los he-
terodoxos españoles.
En
esos cultos primitivos, indígenas ó impor-
de algunos fenómenos que, durante
tados, está acaso la explicación el
curso de los siglos, se repiten en nuestras sectas heréticas, y son
ó pueden ser una prolongación atávica.
contrarse en
fondo obscuro de
el
Algo de
y
ha de en-
populares,
las supersticiones
también del paganismo oriental y clásico se tar el influjo
ibérico
refleja
en
ellas.
y
algo
Aquila-
persistencia de estos elementos no es materia ajena
del historiador eclesiástico, pero
no cae de lleno en su jurisdicción,
y exige tratados especiales que en España apenas existen, salvo dos
como
ó tres brillantes excepciones
obras de Costa y Leite de
las
Vasconcellos. Esta materia que anda dispersa científicamente,
y no
clasificada
puede dar ocupación provechosa á
la
aún
vida de un
hombre, y exige un cúmulo de conocimientos especiales, puesto que sus fuentes no
pueden
más
ser
monumentos de arqueolo-
diversas;
gía prehistórica, ibérica é hispano-romana,
textos de historiadores
y geógrafos griegos y
Mucho deseamos que algún educado en disciplinas tan truir
una
teoría,
hoy
monedas
é inscripciones,
latinos.
erudito de buena escuela, seriamente
varias,
y
libre
de
la
presunción de cons-
imposible, sobre los pueblos de la Iberia pri-
mitiva, se decida á recoger sistemáticamente el material
que posee-
mos, y á interpretar los hechos conforme á los positivos resultados
que va logrando (merced á
los
progresos de
la lingüística
y de
la
arqueología) la Ciencia de las Religiones ó Mitología comparada, tan
digna de respeto cuando se sujeta á históricas,
culativa.
en
las
y no intenta penetrar en
Yo, que por mis
nuevas y
aficiones
dificilísimas
las el
y
condiciones de
campo de
la
las ciencias
Teología espe-
estudios soy bastante forastero
ramas del saber que tienen por campo
PROLEGÓMENOS las
7I
edades remotas del género humano, sólo intento aquí, movido
por exigencias de mi asunto, agrupar con cierto método
que conozco acerca de
pales noticias religiosa
en nuestra Península antes de
las princi-
manifestaciones de
las la
predicación de
la
vida
la
doctrina
más modesto, puesto que ha-
evangélica. !Mi propósito no puede ser
bré de apoyarme casi siempre en investigaciones ajenas, excepto en
de
lo relativo á los textos históricos
antigüedad, que leo é inter-
la
preto por mi cuenta. Pero aún circunscrita
misma. Comienzo por
la
exposición va impuesto por
la Prehistoria,
períodos paleolítico y neolítico, sino
que llaman algunos Protohistoria,
incluyendo en las
ella,
materia
la
no sólo
los
primeras edades del metal,
razón á mi juicio, porque no
sin
verdadero conocimiento histórico cuando no existe
existir
cronología ni sabemos siquiera
rresponden
leyere
que sólo pueden tener un valor provisional.
El orden que adopto en
puede
mi tarea, es de ardua
mayor indulgencia de quien
ejecución, por lo cual solicito la estos apuntes,
así
el
nombre de
mos. Las denominaciones que hoy se cionales, suelen estar
tomadas de
les
la
las
gentes á quien co-
y arqueológicos que estudia-
los restos antropológicos
dan son puramente conven-
geografía moderna
y carecen
de todo valor etnográfico. Puede admitirse que esas razas hayan
dado origen á ria
con
los
la
poblaciones que luego vemos aparecer en
nombres de Ligures,
cétera, ó se
de
las
la histo-
Iberos, Tartesios, Libios, Celtas, et-
hayan mezclado con
ellas,
pero hasta ahora los hombres
España primitiva continúan siendo anónimos para nosotros. La
ciencia de las antigüedades prehistóricas se detiene los
documentos
los
mismos para cada región. En Egipto,
nastías,
históricos
más
que pertenece ya á
donde empiezan
antiguos. Sus límites no pueden ser la
época de
la historia positiva, se
las
grandes
opinión común, á más de cuatro mil años antes de nuestra era.
España y de
las Gallas,
De
apenas comenzamos á tener datos seguros
en escritores griegos del siglo vagos.
di-
remonta, según
vi,
Hoy mismo hay pueblos
y aún
éstos son
muy
cazadores, de África
cortos
(como
y muy
los
bos-
quimanos), de América (como los botocudos y los habitantes de tierra del
la
Fuego), de Oceanía (como algunas tribus australianas), que
viven en pleno prehistorismo, tria sirven
y cuyos rudimentos de
arte é indus-
á los antropólogos para explicar por comparación
la
pie-
PROLEGÓMENOS
72 tografía
los vestigios industriales del
y
ó rengífero, que habitó
las
hombre de
cavernas de
la
edad del reno
la
Europa occidental en
el
período cuaternario.
La arqueología
prehistórica es de ayer,
y no hubiera podido
antes que la geología, la paleontología
tir
y
la
mica fuesen abriendo sus caminos y dándole sólida base,
no hubiera pasado de novela
A la segunda
mitad del
que tuvo por
llo,
científica ó
siglo xix
exis-
antropología anatósin la cual
de curiosidad insustancial.
pertenece su portentoso desarro-
iniciador principal
al
francés
Boucher de Perthes,
y por organizador científico, al sabio danés Worsaae, director que fué del ]\Iuseo de Copenhague. Pero
los hallazgos
gún
muy
atrás,
están notados por escritores antiguos con verdadera pre-
y algunos
cisión. Sirvan
siglo XVI,
de objetos prehistóricos vienen de
de ejemplo estas palabras de un cronista nuestro del
Per Antón Beuter;
escritor español:
las
más antiguas que recuerdo de
«Agora, en
el
nin-
año del Señor, de 1534, cerca
»de Fuentes, á media legua de Cariñena, en Aragón, donde está un »monesterio de Cartuxos, se ha hallado en un campo lleno de mon»tes de tierra,
»de
gran multitud de huessos grandes, y de anuas hechas de
tierra,
á manera de hierros de
»pedernal, y>Uos
cavando por otra ocasión, que estava poco debaxo
saetas,
y
y
como ciuhi-
á manera de medias espadas, y muchas calaveras atravessadas
aquellas piedras como hierros de lanzas
)>>de
de lanzas,
y
saetas (i)». El pasaje
es importante, no sólo por su fecha, sino porque demuestra que
Beuter comprendió perfectamente Primera Parte, de
(i)
del
Reyno de Valencia
la Crónica
el
destino de aquellas hachas de
General de toda España, y especialmente
Compuesta por
el
Doctor Pero Antón Beuter, Maestro
en sacra Theologia. Impressa en Valencia, en casa de Pedro Patricio Mey, 1604, fol.
1
16 vto.
La primera edición de
de
1538, y la
la
Crónica de Beuter (primera parte) en catalán es
primera en castellano de 1546.
El pasaje relativo á los hallazgos de Cariñena fué citado ya por los SS. Vi-
lanova y Tubino en su Viaje Científico d Dinaiiiarca y Suecia con motivo del congreso ititernacional prehistórico celebrado en Copenhague en 1S69 (Madrid, 1
87
ron
1,
pág.
la cita
cisión.
14),
pero omitieron indicar
el folio
del libro de Marin y Mendoza,
que
en que se la trae
halla.
con
la
Acaso toma-
misma impre-
PROLEGÓMENOS
73
además en
el
Pero otros autores de fecha más reciente, se dejaron llevar de
la
piedra, puntas de flecha
fenómeno de
la
y
de pedernal, y se
lajas
fijó
perforación de los cráneos.
antigua y arraigada preocupación, que atribuía celeste origen y virtudes sobrenaturales á las llamadas ceraiinias 6 piedras de rayo, y
consideraron
como
tales las
davía se designan con ese Entre
(i)
en
el
nombre en muchas comarcas
los textos clásicos relativos á esta superstición, es
por referirse á España,
ñaron
hachas de piedra pulimentada, que to-
el
de Suetonio relativo á
advenimiento de Galba
el lago
al
los presagios
Otros,
(l).
muy
curioso,
que acompa-
imperio. Los doce segures descubiertas
de Cantabria donde cayó
rayo serían probablemente doce ha-
el
chas neolíticas. «Non multo post in Cantabriae lacum fulmen decidit, reper-
taeque sunt duodecim Cf.
Claudiano en
securesi> (Galba, cap. viii).
el
Elogio de Serena:
Pyrenaeisque sub antris ígnea flumineae legere Ceratinia nymphae. (Laus Serenae reginae, v. 77-78.)
En
estos dos casos se trata de presagios, pero también se atribuía á las
ceraunias virtud contra el rayo.
memorada por
piedra del rayo, que en ella hay,
la
dianas. El color desta piedra es al <;a
fuego:
porque
como
el
la
excelente y
del carbunclo, su virtud se prueua
sufre sin recebir daño, se cree
si lo
muy
qual prefieren á las In-
que vale contra
la
fuer-
del rayo». (lul. Solitto de las cosas maravillosas del mvndo. Tradvzido por
Christoual de las Casas, Sevilla, por Alonso Escrivano, 1573, pág. 71.)
San Isidoro (Etymol.
xvi, cap. xiii,
5,
ed.
de Arévalo) copia
te á Solino, por lo cual huelga reproducir el texto del nio,
limitándonos á transcribir
el
casi literalmen-
compendiador de
del metropolitano hispalense:
alterum Hispania
in Lusitanis littoribus gignit, cui color e
qualitas ut ignis.
Haec adversus vim
fiilgtirtim
Pli-
Cerauniíim
pyropo rubenti,
opUulari fertur,
Dicta autem Ceraunia, quoniam alibi non inveniuntur
«
quam
si
et
credimus.
in loco fulminis
próximo» (Pat. Lat. de Migne, tomo lxxxii, pág. 578). En el panegírico de Mayoriano había dicho Sidonio Apolinar
ictui
(v. 49-53).
... naves Hispania defert Fulminis et lapidein, scopulos insecabile fulgur
Fucat, et accensaní Ira
Deum,
Plus
silicein
foecunda maritat
quoties coelura se
conmovet
(C. Solía Apollitiaris Sidonii Arvernortim Episcopi
mina, pág.
86.)
illic.
ibi térra valet...
Opera
Cito esta edición, aunque antigua, por ser
París, 1599, la
Car-
única que ahora
tengo á mano.
He agrupado
estos textos por referirse todos á España, sin prejuzgar nada
PROLEGÓMENOS
74 sin caer
en tales reminiscencias fetiquistas, dieron de
ciones científicas
ellas explica-
enteramente desacertadas. Todavía en 1/54,
P. Torrubia, naturalista
^1
de mérito y autor del primer tratado espa-
ñol de Paleontología, sostenía
que
las ceraunias
eran un capricho-
so juego de la naturaleza (l). Pero ya el autor de una curiosa Historia militar
de España, comenzada á publicar en 1776, hizo alguna
indicación acertada sobre las armas de
y otros consignaron humanos fósiles (3j.
toria (2),
restos
sobre
el culto
las
edades anteriores á
del hacha, que algunos suponen en los tiempos prehistóricos,
y que dado que
existiese
no puede confundirse con
tiempos clásicos. Es posible también que bajo
hayan confundido
el
las supersticiones
natural española. Tomo
la historia
I
Contiene muchas disertaciones phisycas^ especialmente sobre el gran los
problema de la transmigración de czierpos marinos,
mas
altos
se
(único publicado).
Resuelve
el diluvio.
y
stc
petrificación en
montes de España. Ilustrase con un índice de láminas que explican
la naturaleza de estos fósiles, los
de los
nombre de cermmias
ciertas piedras naturales.
Aparato para
(i)
la his-
curiosas noticias sobre hallazgos de
y de otras muchas piedras figuradas halladas en
Dominios españoles. Autor
Reverendo P. Fr. José Torrubia, Archivero
el
Chronista general de toda la Orden de Nuestro P.
San
y
Francisco. Madrid, Im-
prenta de los herederos de D. Agustín de Gordejuela y Sierra.
Año de
1754,
numerar. «También varían en los colores, y todas son piedras figuradas por la Naturaleza con el mismo magisterio que configuró las fol.
219
vto., sin
Geodes, Priapolitos, Pirites^, etc., etc.
Torrubia dedica todo
el
capítulo v de su obra á la Gigantología de
Espaen
ña,
con ocasión de haberse descubierto un gran depósito de huesos
las
cuevas de Concud no lejos de Teruel. Sobre este hallazgo escribieron
también
el P.
Feijóo en
el
tomo
vii
del Theatro critico, discurso sobre Pere-
grinaciones de la naturaleza; y D. Guillermo Bowles (Introducción ria
fósiles
á
la Histo-
Natural y día Geografía Física de España, tercera edición, Madrid, Im-
prenta Real, 1789, págs. 142-148.) (2)
Historia de la Milicia Española, desde las primeras tioticias que se
nen por
Tomo
I.
ciertas, hasta los tiempos presentes...
Por D. Joaquín
Madrid, Imprenta de D. Antonio de Sancha.
Pág. 33. «Es de creer
que antes de inventarse
aplicar para los instrumentos
el
]\Iarín
Año de
tie-
y Mendoza.
1776.
hierro ó que lo supieran
de guerra, se ensayasen poniendo en
los
ex-
tremos de los maderos y lanzas huesos ó pedernales, y que lo mismo hicieran con los cuchillos para cortar, al modo que lo usaban los americanos.» (3)
D. Ignacio López de Ayala, en su Historia de Gibraltar (Madrid, San-
cha, 17S2), se
fijó
ya en las cuevas que tanta riqueza paleontológica han re-
PROLEGÓMENOS
Los primeros arqueólogos que
75
fijaron la consideración
en
antas
las
6 sepulturas prehistóricas de Portugal, como Manuel Severim de Faria y Martín ^Mendoza de Pina, las consideraron como aras ó mesas
de
hipótesis de
la
característicos de la
más
segundo apunta también
el
la
que pudieran ser sepulcros. Pero lo que por mucho tiem-
po extravió en toda Europa tos
aunque
sacrificios gentílicos (I),
investigación acerca de los
edad prehistórica,
fijé el
monumen-
considerarlos
como célticos. Sin rem.ontarnos á las [Memorias de la Academia de este nombre (hoy Sociedad de Anticuarios de Francia), cuyos trabajos comienzan en la
807, todavía Boucher de Perthes, creador de
1
ciencia nueva, daba en 1847
antediluvianas á
la principal
título
-^
de Aniignedades
El mismo error prevaleció en España.
en 1818
calificó
norca
(2),
en
mstrong en sey
1
el
los
7 52
(3).
De
y
antigüedades célticas
D.Juan Ramis,
erudito balear
que ya había
los
Altar driddico llamó en (4).
829
1
de Me-
¿'¿z/¿z;'í?/í'
fijado su atención el inglés
anta ó dolmen de Arrayollos
al
célticas
de sus obras, no terminada hasta 1864.
Juan Ar-
el viajero
Kin-
El célebre dolmen alavés
velado después: «Habia peñas que tenían pegados e incorporados huesos
humanos, ficultad se
i
tan asidos á ellas que causaba admiración; porque con
despegaban de
la
dras labradas en forma de sepulcro, sino mezclados los huesos
irregularmente con (1)
el
i
di-
las pie-
trabados
ellas». (Pág. 34).
Sobre este asunto
Vasconcellos en
mucha
peña con una punta de daga. No estaban
me
remito á
cabal bibliografía que trae Leite de
la
primer tomo de sus Religices da Licsitatüa (Lisboa, Im-
prenta Nacional, 1897), págs. 3-12.
La memoria (Conta) de Mendoza de Pina que ha logrado cierta celebridad, el tomo xiv de la Colleccáo de docu-
tiene la fecha de 30 de Julio, y figura en
mentos (2)
e
memorias da Academia Real da Historia Portugueza.
Antigüedades célticas de la
tos hasta el siglo
IV de
la
Era
Menorca desde
isla de
Cristiana.
los tiempos jnds remo-
Mahón, Imprenta de Serra,
The History 0/ the island ofMinorca.
By John Armstrong
181S.
Esq...
The
second edition, whith large Additions by the Author. London, printed for L.
Da-
(3)
vis,
and
C. Reymers... 1756. Págs. 215-225.
Con una
lámina.
«The Celtick Druids erected vast Numbers of these Altars wherever they came, and many of them are still subsisting in the Highlands of Scotland, in Ireland, (4)
Second
and
in the Island of
Anglesey» (pág.
Portugal illustrated; in a
series
edition. London... by Treuttel
and
of
221).
leiters.
IFiirtz,
By
iSzg.
the Rev.
W. M. Kinsey.
PROLEGÓMENOS
76
de Eguilaz, descubierto en
Academia de
co por la
gueño que en
1
8 34, fué calificado de sepulcro celtibéri-
1
Historia en 1852
la
(l).
847 describió por primera vez
de ]Mengal, en Antequera,
la
El arquitecto mala-
cueva de
la
un colaborador del SemanaHo Pintoresco^ cuyas
INIenga,
ó
El
mismo año
iniciales
parecen co-
llamó templo druida
(2).
Tomás Muñoz y Romero, afirmaba que «en Menorhabida proporción, más monumentos célticos que en
rresponder á D. »ca existen,
»Francia, Inglaterra
y
Escocia, pues sólo de montañas artificiales
»hay más de doscientos:^
(3).
Prescindiendo de esta impropia nomenclatura,
primer trabajo
el
de conjunto sobre nuestras antigüedades primitivas, el
fué
que hizo
el
arqueólogo santanderino D. Manuel de Assas en sus lecciones
dadas en
el
1857 con tura en
Ateneo de ^ladrid desde 1846 á
el título
España
1
y publicadas en
849,
de Nociones fisionómico-históricas de la Arquitec-
(4),
muy
obra de \-ulgarización
apreciable para
aquellos tiempos. Conocía Assas, por inspección propia,
mentos llamados entonces Bretaña francesa, y con
célticos,
ellos
de
comparó
los
monu-
los
las Islas británicas
y de
la
que hasta entonces se
habían descubierto en España, fijando con precisión sus caracteres,
y haciendo de
ellos
una clasificación que abarca
los inenkires, las
piedras horadadas, las que llama «piedras con pila», las piedras \-acilantes,
trémulas ú oscilatorias, los dólmenes que subdividió en
cuatro especies, los alineamientos, los cromlechs ó recintos sagrados,
y
los
túmulos.
^^lás
adelante Assas entró de lleno en
prehistórica, pero no con el pulso
la
corriente
y parsimonia que anunciaba su
juvenil ensaj'O, sino dejándose llevar por los senderos de una fantástica
(i)
y prematura
etnografía,
que
le llevó á sostener,
Memo}-ias de ¡a Real Academia de la Historia, tomo
viii.
entre otras
Madrid, 1852,
página 25. (2)
Memoria
sobre el templo druida hallado en las cercanías de la ciudad
de Afitcquera, provincia de Málaga, qiu describe y clasifica D, Rafael Mitjana
y
Ardison... Málaga, (3)
Imprenta de D. José Martínez de Aguilar, 1S47.
Semanario pintoresco español, año
xii (1847), págs. 265-267. El
do que acompaña á este artículo parece tomado de (4)
Sema?iario pititoresco espatlol
{i^S)']).
163-165, 172-173, bajo el título general
la
Yígs. 129-135, 14S-149,
de Monumentos
graba-
lámina de Armstrong.
célticos.
155-158,
PROLEGÓMENOS cosas, la pob'ación
ó amarilla
lica
La
de nuestra Península por gentes de raza mongó-
(l).
de Assas fué puramente arqueológica; no
iniciativa
ilustre ingeniero
con
77
de minas D, Casiano de Prado
(2),
LuisLartet y Verneuil.
los paleontólogos franceses
así la del
en colaboración
Ya
en TS64,
un año después de haber descubierto Boucher de Perthes
pro-
la
blemática mandíbula de !Moulin Quignon, publicó D. Casiano su Descripción física
mer
y geológica
libro peninsular
con
ciencia, corroborada
de San
Isidro,
de la provincia de Madrid^ que es
en que se expusieron
cercano á
las doctrinas
los hallazgos
de su autor en
ermita del
mismo nombre
la
de el
nueva
diliivium
(3).
dieron con estos descubrimientos los importantísimos de
el pri-
la
Coinci-
caver-
las
nas de Gibraltar, exploradas por Falconer, Busk y Federico Brome,
y
los trabajos
de
primeros investigadores portugueses. Desde en-
los
tonces esta rama de otros,
la
ciencia
tomó
carta de naturaleza entre nos-
ha tenido y tiene entusiastas aficionados, y ha producido gran
número de notas y monografías que andan sumamente dispersas
Crónica de la provincia de Santander, por D. Manuel de Assas.
(i)
(4).
Ma-
drid, 1869, págs. 14-42.
noticias biográficas de este sabio geólogo en
Pueden verse algunas
(2)
el Boletiti
Revista de la Universidad de Aíadrid, tomo
11,
sección primera, 1S70,
páginas 398-408. (Estudios prehistóricos; D. Casiano de Prado, por D. Fran-
M. Tubino), en
cisco
las
conferencias de D. José Rodríguez Mourelo sobre
Historia, progresos y estado actual de las ciencias naturales en España,
man
parte del libro titulado
La España
neo de Madrid en 1887, tomo
11,
del siglo
de D. Eugenio MaíTei y D.
tomo
donde se
II,
págs. 53-61,
el
págs. 393-403, y principalmente en
bliografia minera, 1S72),
que
XIX, publicado por
Ramón Rúa Figueroa
la
for-
Ate-
Bi-
(Madrid,
citan otros artículos necrológicos.
Junta general de Estadística. Descripcio'n física y geológica de la pro(3) vincia de Madrid. Primera parte. Madrid, Imprenta Nacional, 1862. Reimpresa
y adicionada con
la
segunda parte en 1864.
La mayor parte de
(4)
las anteriores
á 1897 están catalogadas en
el
sayo bibliográfico de Antropología prehistórica ibérica, de D. Gabriel Puig rraz
cas
(tomo
y
xvii
nattirales
de
las
Memorias de
la
Real Academia de Ciencias exactas, físilas de fecha posterior deben
de Madrid), págs. 684-76S. Para
consultarse los Anuarios de bibliografía antropológica de
que publica
la
En-
y La-
España y Portugal,
Sociedad Española de Historia Natural en sus
Alíales.
Ofrecen también particular interés otros dos copiosos inventarios del se-
PROLEGÓMENOS
yS
El primer libro en que se procuró recoger esta materia flotante y
someterla á un plan científico, es de autor no español, Emilio Cartailhac,
que tan eminente lugar ocupa entre
franceses.
Su
libro sobre las
tugal, publicado
en
1
886
antropologistas
los
edades prehistóricas de España y Por-
(l),
exige ya, en virtud de los notabilí-
simos hallazgos de estos últimos años, una refundición completa
que su sabio autor piensa publicar en breve. El extenso tratado de Vilanova y Rada, apareció en 1893, 7 sirre principal-
los Sres.
mente como
inventario de lo descubierto hasta aquella fecha
Remitiendo á estas obras de carácter general á orientarse en
la
materia,
dades prehistóricas en
me
las
los
(2).
que quieran
limitaré á tratar de aquellas antigüe-
cuales puede sospecharse algún carácter
religioso.
Prescindiendo del fantástico hombre terciario portugués (antropopiteco^
según
ces deOtta
cuya existencia se pretendió probar con
otros),
los
en el valle del Tajo indicados por Carlos Ribeiro en
1
síli-
87 1,
y que parece haber pasado definitivamente á la región de las quimeras, lo mismo que sus similares de Thenay y Puy-Courny (3), los
más antiguos
del
hombre y de su
leolítico
ó de
la
vestigios
que en
la
Península pueden encontrarse
industria primitiva, pertenecen al período pa-
piedra tallada que corresponde á
la
época geológi-
ñor Puig y Larraz: Catálogo geográfico y geológico de las cavidades naturales y minas primordiales de España (Madrid, 1896, en los tomos xxv y xxvi de los Á7tales de la Sociedad de Historia Natural)
y Cavernas y
si?nas de
España, des-
cripciones recogidas, concordadas y anotadas, Madrid, 1896. (Del Boletín de la
Comisión del (i) Ihac...
Mapa
Geológico).
Les Ages Préhistoríqms de
V Espagne
et
du Portugal par M. E. Cartai-
Proface par M. A. de Quatrefages. París, Reinwald, 1886, con cuatro-
cientos cincuenta grabados y cuatro láminas. (2)
y Protohisioria Ibérica, por los Sres. D. Juan Vilanova y Fiede Dios de la Rada y Delgado. Madrid, 1890. Es una de las mo-
Geología
ra y D. Juan
nografías
que «El Progreso Editorial» publicó bajo
el título
de Historia ge-
neral de España, escrita por individuos de ntímero de la Real Academia de la Historia. (3)
La empresa
«Ninguno de
editorial desapareció y la obra ha los sílices
quedado en suspenso.
de Otta presenta indicios seguros de un
bajo industrial» dice Déchelette en su excelente historique. (París, ed. Picard, 1908).
Manuel
tra-
d'Archéologie pré-
PROLEGÓMENOS ca cuaternaria, caracterizada por
Los
\'estigios
la
79
grande extensión de
más importantes continúan siendo
de pedernal, cuyo tipo más característico es en
dra, encontradas ellas á las del
que
es el
el
dihiviuvi de
San
el
las
los hielos.
famosas hachas
de forma de almen-
Isidro, análogas algunas
de
período llamado por los geólogos franceses chellense;
más antiguo, y
otras á las del musteriensc. Pero otros ins-
trumentos del mismo carácter han aparecido después, aunque en corto número, en grutas de varias provincias nuestras la
Casa da Moura y
podemos conjeturar los ritos funerales
la
Fiwnmha, en
Portugal.
y en las de Xada sabemos ni
siquiera sobre las creencias religiosas ni sobre
de estos remotísimos antepasados,
de
ni
ellos se
encuentra nada que tenga trazas de amuleto. Pero es una gran te-
meridad en que sólo incurren tillet (l),
el
los materialistas sectarios
dar por sentado que
el
hombre
como
paleolítico
]\Ior-
no poseía
ninguna forma de religiosidad. La ciencia seria no debe pronunciar
nunca tivas.
tales sentencias
Y
fundadas en observaciones puramente nega-
aun éstas pueden recaer sólo sobre
las fases inferiores del
cuaternario, no sobre la época magdaleniana, que es la última del
cuaternario superior ó edad del reno.
parece imposible negarles el del arte,
en
el
vas francesas de
Santander, entre
el
grado que la
A los
lo manifiestan las pinturas
Dordoña y de
las cuales la
nia,
En
tomo
Le
su conocido libro
la brillante refutación i,
págs. 85-97).
las
cue-
provincia de
de Altamira, que fué
la
primera des-
no meras representaciones de
(i)
de
la
negaron su autenticidad. La hipótesis que
Véase
esta época
de
las nuestras
cubierta en Europa, es admiración de los
fías,
hombres de
sentimiento religioso cuando tuvieron
la
mismos que un tiempo
\'e
en aquellas pictogra-
naturaleza animal ó vegetal,
Pre'historique (París,
1885), págs. 475-476.
de Leite de Vasconceilos (Religióes da Lusita-
La opinión de Lubbock sobre
la existencia
de pue-
blos sin religión, está hoy abandonada después de las investigaciones de Roskoff,
Das
Religionswesen der rokesten Naturvolker (Leipzig, 1888); de Al-
berto Réville, Prolégomenes de
V hisioire
des religions, 4.* ed. París, Fischba-
cher, 1886, págs. 45-48, y Les Religions des peuples non civüisés, 1887,
tomo
i,
páginas 10-19; de E. Tylor, Civilisation primitivc, traducción francesa, París,
Reynwald, 1876, tomo
i,
págs. 483-493. Cito con toda intención autores
ortodoxos, pero cuya erudición es incuestionable.
no
PROLEGÓMENOS
8o
y magia,
sino símbolos de totetnismo
tiene tan poderosos
que parece destinada á
tos en su favor,
triunfar
en
argumen-
mente de
la
los
hombres de ciencia. Si los
pueblos cazadores de
época
la
chellense,
que disfrutaban
de un clima templado, habían podido sentar sus míseras barracas sobre colinas, ó en
libre,
al aire
duda que en
la
la
vecindad de los
no hay
ríos,
época niusteriense 6 paleolítica media,
la
humedad
y el frío les obligaron á buscar refugio en las cavernas naturales, que tuvieron que disputar al oso, á la hiena y á otros feroces carniceros,
cuyos restos
restos de la
suelen encontrarse mezclados con los
fósiles
comida de
y
tribus de la época neolítica
la
A
la
La habitación en cuevas
los trogloditas.
frecuente en la época del reno,
y de
del reno, según la opinión
cuevas que nos han revelado
la
todavía
la
fué
practicaban algunas
edad del bronce.
más
autorizada, pertenecen las
pintura magdaleniana, primera ex-
presión que hasta ahora conocemos del genio artístico de nidad. Antes de este inesperado
la
huma-
y portentoso descubrimiento, se
conocían ya objetos de piedra, de marfil, de cuerno y de hueso ©6culpidos ó grabados por hombres de aquella remotísima edad. Pero
no eran más que el
cuya
indicios,
un español modestísimo,
pero que,
muy
al
caballero montañés D. ^Marcelino de
nocía desde 1875 la la
en
los anales
de
la Prehistoria.
Sautuo-
cueva de Revilla de Camargo, y code Altamira, cerca de la histórica villa de San-
que ya había explorado
de
debe á
culta
llegaría á hacerse inmortal
tillana
no se estimó bien por
del arte primitivo se
y aficionada á los buenos estudios, seguramente, no pudo adivinar nunca que su nombre
Sautuola, persona
la,
significación
momento. La verdadera revelación
la
Mar, observó por primera vez en 1879
los
grabados y
pinturas que forman la espléndida decoración de aquella caverna,
y
publicó
al
año siguiente una breve memoria, de
cho recientemente
los
la
señores Cartailhac y Breuil:
»dejar de rendir homenaje
al
cual han di-
«es imposible
observador español: procede con mé-
»todo, con prudencia y con toda la calma necesaria: estaba »al corriente
de
la ciencia prehistórica,
»su trabajo». Pero nario;
el
y no hay un
muy
solo error
en
descubrimiento de Sautuola era tan extraordi-
que encontró por de pronto muchos incrédulos dentro y
PROLEGÓMENOS fuera de España, hasta
el
Oí
punto de que Cartailhac, que tan noble-
mente ha enmendado luego su yerro, no quiso hacer mención de tales pinturas,
aunque
relato
de otras antigüedades prehistóricas de
sí
la
y enfadoso entrar en el de una polémica que puede considerarse como definitiva-
cueva, en su libro de
mente resuelta por rietales
1
886. Sería inútil
de otros grabados y pinturas pa-
los hallazgos
que comenzaron á ser descubiertas en varias cuevas
cesas (hasta diez por lo menos), en la
departamento del Gard, bilitación
el
de Ariége,
el
Dordoña,
la
Alto Garona,
postuma de Sautuola no pudo ser más
completó, respecto del país cántabro, con
la
fran-
Gironda, etc.
el
La reha-
brillante,
y
se
exploración de otras
cavernas adornadas igualmente con signos diversos y figuras de animales.
La más importante
es la
de Castillo en Puente Viesgo, des-
cubierta en 1903 por D. Hermilio Alcalde del Río, digno continua-
dor de los trabajos de Sautuola. La caverna de Altamira tiene ya
monumento, y no tardarán en
su
publicación de Cartailhac
y
el
tenerle las otras, en la espléndida
presbítero Breuil, Pinturas y graba-
dos murales de las cavernas paleolíticas, impresa con extraordinario lujo
de láminas y grabados, bajos los auspicios del Príncipe de
Monaco (i)
(l).
Peiaüires et gravures murales des cav entes paléolitliiqíccs.
d' Altamira
La Cáveme
a Santillanc pres Santander (Espagne). Par Emile Cartailhac
rrespondaiit de
V Instittit
Fribourg. Planches et figures por Vabbé Fol. con 214 viñetas
en
el
co--
Vabbé Hcnri Breuil privat-docent a V U7iiversité de
et
H. Breuil.
Impri?ner¿e de Monaco, igoó.
texto y 37 láminas, de las cuales 25 están en colores.
La cueva de Altamira posee ya una
literatura especial. Sin pretensión
de
apurarla, mencionaré algunos libros y folletos.
Sautuola (D. Marcelino
S. de),
Breves apuntes sobre algunos objetos prehistó-
ricos de la provincia de Santander (Madrid, 1880"!
vernas de Santander.
Nuevas cavernas
(En
el
visitadas.
núm.
i
del
Museo
con cuatro láminas. Las caAntropológico, Madrid, iSSi).
(Cueva del Cuco, cueva de San Pantaleon, cueva
de Cobalejo). Vilanova y Piera (D. Juan), Conferencias dadas en Santander, Septiembre
de te
1880. Torrelavega, 1881.
Les peintures des
rendu de l'Association franfaise pour
grottes de Santillana.
V avanccment
En
el
Comp-
des sciences, Argel, iSSi,
página 765, y La Rochclle, 1882, pág. 669.
Harlé (Eduardo),
La
p/imitive et naturelle de
Grotte d' Altamira.
V homme,
En
los
vol. xvi, pág. 275
Mekkxdez V 'Bm^AYO.— Heterodoxos.
1,
Matériaux pour V histoire y siguientes. Fué de los inó
PROLEGÓMENOS
82
La decoración de
cueva de Altamira comprende pinturas ne-
la
polícromas, signos rojos y negros, y grabados de
rojas y mero contorno. La época de
gras,
precisada por
las pinturas está
el
des-
cubrimiento de objetos de hueso, con grabados de ciervos entera-
crédulos en cuanto á
y de
las pinturas,
los
que luego han rectificado su
3'erro.
Quiroga (D. Francisco) y Torres Campos (D. Rafael), La cueva de Altami-
En
ra.
Boletín de la Institución libre de enseñanza, Madrid, 1880,
el
tomo
iv,
páginas 161-163.
Rodríguez Ferrer (D. Miguel), La cueva de Altamira. En
La
Ilustración
pañola y Americana^ 18S0, págs. 206-210. Con dos grabados. Opina que va «fué templo prehistórico de un pueblo autóctono adorador de leza», lilas sobre la cueva de Altamira. 1
88 1, núms.
4-°, 5-°
En
el
Museo
Madrid, 1S86. Contiene
debate habido en
el
(E.j.
En
natura-
Antropológico, Madrid,
la
La
sesión de
grtita de Altamira. i.°
de Diciembre de
autenticidad de las pinturas, en que terciaron los señores
la
Antón y Reyes.
Vilanova, Lemus, Bolívar,
Riviere
Escue-
6.°.
y
Actas de la Sociedad Española de Historia Natural.
aquel año, sobre
la
la
el Bulletin
de la Sociéte' d' AntJiropologie de París, 1897, pá-
ginas 138 y 319Mortillet (G. de).
En
la
Revue mensuelle de l'Ecole d'Anihropologie de París,
1818, pág. 20.
Cartailhac, logie
La grotíe
d' Altamira,
mea culpa d'un
sceptique.
En
L' AnthropO'
(continuación de los Mate'riaux), París, 1902, pág. 348.
Cartailhac y Breuil, Note sur les peintures de la grotte d' Altamira. En el Compte Rcndu de V Acadcmie des Inscriptions, 1903, pág. 256. Otra nota sobre el
mismo asunto en
peintures
ct
el C.
R. de l'Acade'mie des Sciences, 1903, pág. 1534- Ees
AUamira
gravures viurales des cavernes pyrenéennes.
Marsoulas. (Tirada á parte de
L Anthropologie,
tomos xv y
de Santillajie et
xvi, págs. 625-644
y 432-443)Martel, Sjir la grotte d' Altamira.
En
el Bulletin
de frailee, 1906, pág. 82. Rcflexioiis sur Altamira.
de Ivance, primera sesión, Périgueux, 1905, pág.
de altamira y de .
Breuil, rís,
Lñge
des
12.
el Coftgrc's
Refuta
la
préhistorique
Sostiene que
demás cuevas españolas pertenecen peintures d' Altamira. En La Rcúue
las
190Ó, pág. 237.
1
de la Sociéte Préhistorique
En
á la
las
edad
pinturas
neolítica.
Préhistorique, Pa-
opinión de Martel.
Alcalde del Río (D. Hermilio), Las pinturas y grabados de las cavernas En la revista Portugallia, Oporto, 1906 (Vid. el art. de Breuil
prehistóricas.
en L' Anthropologie, 1906, pág.
137).
Las pinturas y grabados
de las cavernas
prehistóricas de la provincia de Santander {Altamira, Covalanas,
Hornos de
la
PROLEGÓMENOS
O3
La fauna representada allí coa maravillosa verdad, es poco variada, y no comprende ninguna de las especies cuaternarias extinguidas hoy, ni tampoco el reno, que
mente
iguales á los de las paredes.
por
contrarío se encuentra figurado en las cavernas francesas,
el
que acaso no pasó
y
Pirineo
el
(l).
Los
animiales
cuevas cantábricas son bisontes, caballos, -un solo elefante en la
Estas pinturas son
caverna de
cier\'os
y
jabalíes (2)
y
Castillo.
más hermosas de su
las
pintados en las
clase, á juicio
de Sa-
lomón Reinach, en su conocido [Manual de historia artística. «La nota más culminante de estas obras es el realismo con que están ejecutadas. Nada hay en ellas que sea producto de la fantasía; aislados ó separados aquellos animales, están reproducidos con
tal
de
los
corrección, que ningún ejemplo parecido presenta sah'ajes modernos. El segundo carácter es
ten detalles
inútiles;
la
el arte
sobriedad; no exis-
algunas figuras de animales, pintadas ó gra-
badas en esa época, pueden sostener
comparación con hermo-
la
sos dibujos de animales hechos por artistas modernos.
mo, y
esto es quizá lo
más
extraordinario,
el
Y
por
últi-
arte de los cazadores
renos está lleno de vida y movimiento; gustaban de repre-
•de
sentar á
los
animales en actitudes \i\as y pintorescas; sabían sor-
J'eua, Castillo), Santander, 1906.
Es una nueva
tirada
de
la
Memoria impresa
•CQ Oporto.
Lotus Peralté, Réflexíons
d' 7ine artiste
sw
les
desshis de la
Cáveme
d' Alta-
mira. París, E. Sansot, 1909.
Cerralbo (¡Marqués de), Las primitivas pinturas rupestres. Estudio sobre
la
obra de Cartailhac y Breuil. Madrid, 1909. (Tirada aparte del Boletin de la
Academia de
la Historia, Junio
de 1909.)
París (Pedro), Promenades Arc/ie'ologiques en Espagne. (París, E. Leroux,
3910, págs. 1-42.)
He
La
anotado sólo
Grotte pre'historique d' Altami?-a.
-que se trata incidentalmente de (1)
dejando aparte otros muchos en
los trabajos especiales, la
materia.
Sobre esta fauna debe consultarse
el
Essai d'tme Liste des
féres et oiseaux qjiaíeniaires cojinus jusqu'ici dans la Peniíistde
sentado por Eduardo
Hadé
viembre de 1909 y en de 1S9S.
el Boletiti
Mammi-
Ibe'riquc,
pre-
á la Sociedad Geográfica de Francia en 8 de Node la
Real Academia de
la Historia.
Diciem-
!bre
(2)
O
si
se quiere, bovídeos, equídeos, cervídeos, etc., para
•«confundan con
la
fauna actual.
que no
^'•
PROLEGÓMENOS
84 prenderlas en
brosa»
Pero nas,
el
natural
y reproducirlas luego con exactitud asom-
(l). al
como
lado de estas pinturas, que merecen (por lo la del
cervídeo claphus),
tras, existen otras
artistas.
Hay
la
gruta de Altamira trabajaron varias-
ocho
siete ú
grafitos tan informes
mientras los señores Cartailhac y Breuil los consideran ras
menos algu-
de obras maes-
manifestaciones de un arte tan rudo y bárbaro-
que no deja duda de que en generaciones de
calificación
la
humanas, á otros
como
parecen focas ó monos, y son de
les
suertes bestiales caricaturas, pero
muy
que
figutodas--
dignas de atención por la
extrañeza de sus actitudes. Seis veces encontramos los brazos le-
vantados á
la
manera de
de mas humano:
la
Este detalle es
los orantes.
cabeza no lo
bres con máscaras de animales,
es,
menos que
á
como
los
lo
que
se trate de
tienerb
hom-
arqueólogos ya citados
sospechan.
Como tra
si
tales singularidades
cueva montañesa: una
serie
no bastaran, aún ofrece otras nuesde signos enigmáticos, unos negros-
y otros rojos, que los últimos exploradores de la gruta clasificaa en naviformes^
te ctiforines y pectinijorines. «Los signos negros forman grupo aparte, y están diseminados ai. acaso como los grafitos hasta las extremidades del subterráneo^
Algunos son croquis de animales
muy
parece reconocerse un pescado. Pero
incompletos, entre los cuales,
la
mayor
parte tienen singular
aspecto aífabetifonne y no se han encontrado más que en Altamira. Estas series de signos parecen enlazadas entre
»Xo son menos sorprendentes zados en
el
gran techo de
rincón que se halla
al
la
que están
locali-
caverna, y en un estrecho y misterioso
término de
varias tramas de puntos, que
como en
los signos rojos
sí.
la
galena principal.
forman a veces
^Marsoulas, se encuentra una
líneas
Ademas de irregulares-
pequeña mano como de niña
6 mujer, y unas veinte figuras de forma
lineal simple,
que por su
remota analogía con barcos han sido llamadas provisionalmente uavifonncs,
(^i)
aunque también pudieran
Salomón Reinach,
ser representación de
una arma
Apelo. Historia genciij! de /as Arfes //dsíicas, tra-
ducción de R. Domenech. ^ladrid, 1905, págs.
5
y
55.
PROLEGÓMENOS
de madera. De todos modos
la
85
repetición de este signo, aunque con
variantes, en una superficie de cincuenta metros cuadrados prueba >que correspondía á la
pensamiento del
misma
artista...
lugar en el
y que ocupaba gran
idea
Estos signos están atravesados por
las
patas de una gran cierva...
»Hay
otra categoría de signos
que no
\\dirc\2Laos,
más que en
se encuentran
ios espacios que quedan vacíos entre los animales.
Son
los signos
pectíniformes por su semejanza con los peines...
(l).
»Los múltiples documentos paleontológicos y arqueológicos que -encierra la estación prehistórica de Altamira, corresponden á dos fases del gran
período paleolítico,
de Solutré y
el
magdale-
el
jiiano» (2).
¿Qué pensar de tan misteriosas antigüedades? ¿Hemos de creer puramente cinegéticas y que el dedicó por mero capricho estético á la repre-
•que las pinturas de animales son
hombre
primitivo se
sentación de las especies zoológicas que con sus carnes
ban?
(3).
•dibujos
Y
aunque esto
se admitiera
¿cómo explicar
le
extraños
los
de seres indeterminados ó híbridos, que levantan
•en actitud
alimenta-
los brazos
de oración? ¿Y todos esos signos que parecen distribuí-
dos conforme á un plan,
las
verna de Puente Viesgo),
manos
las
rojas
(muy
repetidas en la ca-
imágenes en forma de escudos,
los
puntos de diversas dimensiones?
Tanto Cartailhac y Breuil en su obra magna, como Salomón Reinach en varios estudios de mitología primitiva (4), y muy re(i)
Tanto en
la
caverna de Altamira como en
la
de Marsoulas (Alto Ga-
Tona), estudiada también por los Sres. Cartailhac y Breuil, estos signos apare-
cen en correlación con
los bisontes
(2)
Cartailhac y Breuil,
(3)
En
su
y no con ningún otro animal.
La cáveme
empeño de negar toda
d' Altamira, págs. 229, 230 y 235.
idea religiosa
al
hombre
troglodítico,
llega Mortillet hasta el absurdo de atribuirle el dilettantismo del arte por e! arte, dls aimaient et admiraient la nature.
»des
loisirs, ils
aient
fait
leurs éfforts
»fidclement possible. C'est ce qui les
II
est
done tout simple qu'ayant
pour reproduire cette nature a
le plus
conduits á reprcsenter divers ani-
»maox avec une extreme vérité Sans idees réligieuses, de folies terreurs »ne venaient pas troubler et pervertir leur imagination». (Le Préhistoriquc, f)ág. 601). (4;
Están coleccionados
casi
todos en su obra Cuites, Mythes
et
Religions
PROLEGÓMENOS
S6
cienteniente Déchelette en su excelente Manual de Arqueología' prehistórica (l) se deciden por la solución religiosa, la
cueva de Altamira
}'
sus similares
como cámaras
y
consideran.
sagradas ó an-
tros destinados á operaciones mágicas.
No
es esta una hipótesis formulada de ligero. Tiene una
compro-
bación etnográfica, que los sabios especialistas han buscado en el arte
y
rito
de
América
la
del Norte, los
manos ó Biishmen de África, y algunas El grabado
y
que por
contrario ignoran
el
Hiperbóreos del Asia y Pieles Rojas, los Bosqui-
los primitivos actuales: los
sus hermanos de
la
de Australia
tribus
(2).
escultura en hueso florecen entre los Esquimales^ la
pintura parietal. El grafito en las
paredes se encuentra en África, especialmente en
la
región del
Sahara y entre los Bosquimanos, que ejecutan también pinturas sobre
Australianos pintan
las rocas: los
(segunda edición). Paris, Leroux, 190S. disertaciones
Phénomhus généraux
totcinisrnc chez les aticiens Celtes^
Creo necesario prevenir antirreligioso
de
la crítica
que hace de su método
Aún desde
el
al
dtc
mucho en
Tomo
1.
piedra
y en ma-
Véanse especialmente
las-
totémisme aiiimaU Les sJtrvivances da
Totémisme
et
exogamie, L'Art ei la magie, etc..
lector incauto contra el espíritu radicalmente
de Reinach y sobre
las
abominables aplicaciones-
dogmas y ritos cristianos. punto de vista puramente científico, el á los
do como clave para explicar
la
totemistno,
considera-
mitología clásica griega y romana, es de todo-
punto insuficiente y tiene todos los defectos de cualquier otro sistema exclusivo (el mito solar, el evemerismo, etc.). El mismo Reinach ha reconocido
que «no es una llave buena para abrir todas las cerraduras», y otro secuaz de la misma doctrina, C. Renel, que la ha aplicado á los estandartes de las legiones romanas (Cuites fnilitaires de Rome:
que conviene guardarse de de evolución
fatal
que
les
Enseignes, Lj'on, 1903),
las identificaciones precipitadas,
los animales representativos
añade
y que no es
ley^
de un clan se convier-
tan en dioses antropomórficos.
Las más fuertes objeciones contra
el
totemismo como fundamento de un*
exégesis mitológica y religiosa, han sido presentadas por
preciosos Eludes de Alythologie
páginas 56-80. Pero de
fenómenos
religiosos,
la
et
J.
Toutain en sus
d'Hisíoire des religions aniiques^ París,
1
909^
importancia de esta hipótesis para explicar ciertos
mediante
la
comparación entre
lo prehistórico
y
el
es-
tado actual de ciertas tribus salvajes ó degeneradas, no puede dudarse. (i)
Manuel
d' Archéologie Prchistorique, págs. 268-271.
(2)
Vid. en
la
espléndida monografía de Cartailhac y Breuil
el
capítulo
Comparaisoíis eihnographiques. L'Art des primitifs actuéis, págs. 145-225.
x,.
PROLEGÓMENOS dera, pero ignoran la escultura
y
el
87
grabado. Los trogloditas de
la
edad de piedra fueron á un tiempo pintores y escultores, y sus obras tienen un sello de intuición estética que demuestra la superioridad del genio occidental 6 impide confundirlas con los bárbaros
productos de los pueblos salvajes de nuestros
días.
Pero esta supe-
rioridad técnica no las hace de distinta naturaleza, puesto que los
procedimientos son las
en
los
mismos y análogas
representaciones, en
las
rocas de Australia y California, en las grutas del Périgord, el
techo triunfal de
la
Sixtina del arte cuaternario
la Capilla
(l).
Las creencias y supers-
pueden dar
ticiones de los salvajes v'ivos, nos
Todo induce
dicho con más precisión,
de
los indígenas
conducto de
la
á creer
América
los misioneros.
clave del enigma
que su culto era
La palabra
totemismo.
el
la
hombres
religioso que estamparon en sus cavernas los paleolítico.
y
cueva de Altamira, que Déchelette llama
del período
la zoolatría ó,
tótem procede de
y penetró en Europa por nombre designaban las diver-
del Norte,
Con
sas tribus el animal, el vegetal,
ese
y alguna vez
el
mineral ó
el
cuerpo
un antepasado, un protector y un signo de reunión. «Supongamos por ejempo (dice Keinach) un
celeste en quien reconocía el clan
clan 6 tribu que tenga por tótem la serpiente: los clan se calificarán de serpientes, contarán
hombres de
este
que descienden de una
serpiente, se abstendrán de matar las serpientes, criarán serpientes familiares,
se
servirán de ellas para interrogar
creerán inmunes de
mismo autor
la
sostiene,
mordedura de
el
porvenir, se
las serpientes, etc.» (2).
de Tylor, de Arturo Lang, de Erazer, de Jevons, que fundamental del totemismo animal es definido, pero
siempre de naturaleza
la
los clanes,
las
(i)
il/ízw^e/,
(2)
Cuites,
(3)
Id.,
la
pinturas rupestres.
pág.
i
Mythes
pág. 10.
Religions,
mal
(3).
El tótem es peculiar tribus,
y
representación de los objetos sa-
Fenómenos que
50. et
carácter
religiosa, entre ciertos clanes
pero los clanes se agrupan en
por eso es múltiple y no única grados en
el
existencia de un pacto
de hombres y ciertos clanes de animales de cada uno de
El
apoyado en los trabajos de Robertson Smith,
tomo
i,
pág.
9.
sólo se explican
PROLEGÓMENOS
88
por
totemismo primitivo son
el
nos animales como
el
el
carácter divino atribuido á algu-
buey Apis y
el
cocodrilo del lago Meris, la
asociación de ciertos animales á los dioses de la mitología egipcia
y
griega,
leyendas de metamorfosis tan ricas en
las
la
y
antigüedad
clásica.
Reinach ha desarrollado estas ideas con aplicación á
y
pirenaicas
cantábricas,
gumentación en
y
lo tocante
á la de Altamira. Conceden especial
atención á los groseros perfiles de hombres
Pueden
ser máscaras de caza,
indios, los
como
los
(?)
con cabeza
que usan
los esquimales, los
y en que cada uno de
ellos
únicamente
toma por máscara
de su animal totémico. «Si los trogloditas pensaban de
tas
bestial.
bosquimanos. Pero estos pueblos conocen también dan-
zas de carácter mágico, á las cuales son admitidos iniciados,
cuevas
las
Breuil han esforzado su ar-
y
Cartailhac
como
la
cabeza
los
Arun-
cum-
Australia actual (dice Reinach), las ceremonias que
la
los
plían delante de estas efigies, debían tener por objeto asegurar la
multiplicación de los elefantes, de los toros salvajes, de los caballos,
de
los ciervos
que
les ser\-ían
de alimento. Trataban también de
atraerlos á los alrededores de la caverna, por creer, según
de
cipio
física salvaje,
que un
pelido á vivir en el sitio
espíritu ó
un
prin-
un animal puede ser com-
donde ha sido representado su cuerpo.»
esto no pasa hasta ahora de hipótesis plausibles é ingenio-
Todo
y algunos detalles pecan quizá de sutiles, pero en general puede admitirse como la mejor explicación del origen y desarrollo
sas,
por
del arte en la época del reno, la idea mística de la evocación el
dibujo ó por
el
«Este arte no era lujo
ó un
muy fin la
relieve, análoga á la lo
que
invocación por
palabra.
es el arte para los pueblos civilizados,
juego: era la expresión de un culto
muy
un
grosero pero
compuesto de prácticas mágicas que tenían por único conquista del alimento cotidiano. Una pintura, una escultura
intenso,
que representaba animales comestibles aseguraba 6 de
la
la
pesca no menos que los harpones ó
las
el
éxito de la caza
azagayas.
»Los modernos hablan muchas veces, por hipérbole, de del pincel ó del cincel
gia del arte.
posición
de un grande
artista,
y en general de
Entendida en su sentido propio, que
y místico dominio ejercido por
la
la
es el de
magia la
ma-
una im-
\oluntad del hombre
PROLEGÓMENOS sobre otras voluntades ó sobre
89
cosas inanimadas, esta expresión
las
no es ya admisible, pero en otros tiempos era rigurosamente verdadera, á lo
menos en opinión de
ración pretender
que
los artistas. Sería
magia es fuente única
la
importancia que en sus orígenes tienen adorno,
el instinto del
el
demostrar que
el
con
el
no, se liga
El
el
las
pinturas rupes-
de los objetos esculpidos
se habían recogido en las cavernas, parece
gran arranque del arte en desarrollo de la magia,
á nuestro estudio en
la
de imitación y
el instinto
descubrimiento de
de Francia y España, completando
y grabados que antes
y negar
necesidad social de expresar y comuni-
la
car el pensamiento, Pero tres
mucha exage-
del arte,
las tribus
más importante de
tal
el
período magdalenia-
como
se ofrece todavía
de cazadores y pescadores» (l). últimamente en
los objetos descubiertos
Altamira, es uno de los llamados bastones de mando., único de su clase en España,
aunque abunda no
ricas francesas, sino
rusa.
Es de
en
asta de ciervo,
miantes que pudieran
ser,
sólo en las estaciones prehistó-
de Bélgica, Suiza, Austria y
las
Polonia
la
y presenta grabadas dos cabezas de
ru-
en opinión de Cartailhac y Breuil, rebezos
ó cabras monteses. Estos instrumentos han sido calificados sucesiva-
mente de armas, de aparatos para enderezar insignias
de
vestidos,
de trofeos de caza. Pero
conforme varilla
á la
dignidad de
nueva
los jefes, la
teoría mítica, es la
tener á raya
la
de cetros ó
de garfios ó broches para explicación que
mágica del hechicero prehistórico
Hay que en
la
flechas,
los
hoy prevalece,
que ve en estos objetos
la
(2).
imaginación, tanto en este punto
como
danzas y pantomimas sagradas de los personajes humanos con máscaras zoomórficas (3), pero un conjunto de indicios tan el
de
las
(i)
Pág. 136.
(2)
Vid.
(3)
De
La cáveme
d' Altamira págs. 254-255.
la persistencia
de estos disfraces de animales en tiempos históri-
pueden verse muchos ejemplos en Reinach y otros mitógrafos. Pero me limitaré á uno de nuestra propia casa, que ellos suelen omitir, y es de los más curiosos. A principios del siglo iv, San Paciano, obispo de Barcelona, en
cos,
cuya diócesis quedaban todavía muchos idólatras (multi cribió con el título de Cervus ó Kerbos ticiosa
idolis mancipaii),
un tratado especial contra
la
es-
supers-
costumbre de disfrazarse con máscaras de ciervos y otros animales en
PROLEGÓMENOS
gO
como
respetables
que
las
los
que van apuntados, induce ciertamente á creer
grutas del período magdaleniano, cuyo ejemplar
más
rico es
la de Altamira, no fueron otra cosa que cámaras sagradas ó antros
destinados á ritos mágicos, que debían de exigir cierta iniciación,
como en tiempos
posteriores. Por eso, quizá, suelen encontrarse los
grabados y pinturas en los ámbitos más obscuros, en los rincones de menos fácil acceso, en los pasadizos más estrechos, en sitios que estarían
vedados á
sus santuarios,
siostrando
las
la
el
«Los cazadores de renos tuvieron
descubrimiento de esas misteriosas galerías, de-
vasta dispersión de ciertas creencias de
la
humanidad
calendas de Enero. Este libro mencionado por San Jerónimo (De viris
ülusiríbus) se
mo
y
los profanos.
ha perdido desgraciadamente, pero alude á
San Paciano mis-
él
en su Paraenesis, dando á entender que su piadosa intención quedó pues desde entonces aprendieron á ;hacer
trada,
antes no lo sabían: >gentius
«Hoc enim puto proxime cervulus
ciervo»
»rant cen."ulum faceré, nisi
tomo XXIX,
illis
2.^ edición,
facinoris admisir
reprehendendo monstrassem»
pág. 424).
dili-
tota illa reprehen-
non compressisse videatur, sed
Me miserum. Quid ego
»erudis3e luxuriam.
frus-
muchos que
profecit ut eo
ille
quo impressius notabatur. Me miserum. Et
fierit,
ssio dedecoris expressi ac saepe repetiti
grada,
el
A
Puto nescie(Esp.j/la
Sa-
su tiempo nos haremos cargo de
este texto y de otros análogos.
En
su interesante
memoria sobre
la
cueva de Altamira,
testifica el Sr.
Al-
calde del Río que todavía sobreviven análogas costumbres en algunas aldeas
(pocas serán sin duda) de la actual provincia de Santander: «En
el
»día del año se celebra una fiesta llamada de la vijanera ó viejanera,
que con-
>siste
en ciertas danzas que pudiéramos llamar salvajes. Al romper
»]os individuos
sdicados
al
que toman parte activa en
que suelen ser
el festival,
pastoreo principalmente, se lanzan á
la calle
^cabeza con pieles de animales y llevando colgados á íbles
último
campanas de cobre. Enmascarados con tan
el día,
los
de-
cubiertos de pies á
la cintura
innumera-
y salvaje disfraz, »corren, saltan y se agitan como poseídos de furiosa locura, produciendo á »su paso un ruido atronador é insoportable.» Añade el Sr. Alcalde del Río
que
al
caer
la
tarde se congregan en
esperan á los danzantes de
ella
el límite
original
fronterizo á
que han celebrado
distinto tótem, según la interpretación de Reinach).
guerra. Si aceptan
la
la
aldea vecina, y
igual fiesta (otro clan
Les ofrecen
primera, danzan todos juntos. Si prefieren
la
la
paz ó
de !;»
guerra, se
magullan á golpes hasta caer rendidos. (Las pinturas y grabados de las cavernas prehistóricas, pág. 23.) Sería curioso saber si los mozos de las diversas aldeas usan disfraces de animales distintos.
PROLEGÓMENOS primitiva, se contará entre las
Nadie cree hoy en
ria» (l).
gratuitamente suponían
el
más
gi
bellas conquistas
de
Prehisto-
la
ateísmo del hombre cuaternario, que
?^Iortillet
y Hovelacque.
Un
erudito nada
sospechoso, porque no sólo es judío de origen, sino radicalmente
Salomón Reinach, ha hecho sobre
positivista,
raciones lo
más
que no
es
explícitas:
«La vida primitiva de
exclusivamente animal, es
este punto las declala
religiosa.
humanidad, en todo
La
religión es
derecho,
el arte, la agricultura, el
racionalismo»
la
moral,
la política
y hasta
vas de Cantabria, pero de improviso un nuevo
portentoso descubrimiento nos za en otra región
muy
distinta
le
de
ba de revelarnos los
cue-
y por todo extremo
Península, en la provincia de
la
existencia de una
montaña
escrita^
y Aguiló, en que
aca-
las pin-
grabados están, no ocultos en misteriosos antros, sino
aire libre. Este llan
la
las
presenta con extraordinaria rique-
Teruel, donde un alentado explorador, D. Juan Cabré
y
el
(2).
Nuestro arte cuaternario parecía confinado hasta ahora á
turas
como
de donde salen sucesivamente, y se van especificando,
la cantera,
al
monte, en cuyos inmensos bancales que se desarro-
en casi tres kilómetros de extensión se han encontrado vesti-
gios de civilizaciones
muy
diversas, lleva el
nombre de Peñalba, y
se
En
él
se encuentran á cen-
tenares inscripciones ibéricas, ibero-romanas
y
latinas arcaicas,
extiende desde Villastar hasta Albarracín.
que
pronto serán objeto de sabio estudio por parte de nuestro primer epigrafista.
De
los restantes hallazgos sólo
ahora, por una breve
contemplar
tenemos
memoria de
los dibujos
que
la
su descubridor, pero basta leerla y acompañan para comprender su paren-
tesco con los de las cuevas de la costa septentrional. dinaria profusión figuras geométricas, signos
algún extraño
completo caballo,
el
rito,
Hay
en extraor-
que sugieren
la
grabados de animales, entre los cuales
bisonte, pero
muchos
noticias, hasta
hay bellos ejemplares de
toros, gallos en actitud
recer, acuáticas, perfiles
idea
falta
ciervos, algún
de pelea, otras aves,
al
pa-
de hombres (aquí no puede dudarse que
son), con los brazos en cruz,
de
por
lo
no levantados como en Altamira, y con
(i)
Déchelette, pág. 271.
(2)
Cuites, j\Iythes ei Religions,
tomo
i,
pág.
7.
PROLEGÓMENOS
g2
marcada expresión Pero
bestial.
religiosa,
más sorprendente hasta ahora en esta prodigiosa la figura humana, no confusa y
lo
primera aparición de
montaña ambiguamente delineada, es la
gulo
más
otro dibujo con dos cabezas de tipo
llada en relieve,
sino en forma de ídolo grabado en
no guarda relación con
líneas rectas indican los ojos, nariz
cruz, se
Unas
resto del cuerpo.
el
y boca;
ta-
que están en
los brazos,
marcaron sobre una superficie expresamente pulimentada. El
ídolo, ó lo
que
fuere, lleva
tímetros de altura.
no de
án-
el
monte. La cabeza, que está bárbaramente
saliente del
allí,
una inscripción con caracteres de 20 cen-
otro paraje de la
misma
sierra,
pero
cerca de Albarracín, ha descubierto también
«un peñón en realista
En
el
muy
el Sr.
Cabré
que se hallan pintados en blanco, con efecto
y verdadero
lo varonil», sobre
arte,
todo
muchos
lo cual
toros,
promete
y en medio de
ellos
leja-
muy
un ído-
escribir estudio especial (l).
Tales revelaciones, cuya importancia se comprende desde luego, servirán acaso para resolver grandes enigmas de la
España
primitiva,
acaso para suscitarlos nuevos. Parece indudable que nos encontra-
mos con un monte sagrado, que cos y ante-históricos, pues
si
lo fué siempre,
las
en tiempos
históri-
últimas inscripciones, cuyo con-
tenido no se ha publicado aún, nos hacen penetrar en plena época
romana,
las
pinturas rupestres son paleolíticas, según
el
autorizado
parecer de Breuil.
De
las
sepulturas y ritos funerales de los
hombres anteriores
período neolítico, nada puede decirse con certeza. Hasta ahora
al
las
únicas observaciones hechas en nuestra Península son las de Leite
de Vasconcellos sobre
los
montículos en gran parte constituidos de
restos de cocina (en danés kjoekkenmoedings^
nombre de áspera pro-
nunciación, pero universalmente adoptado en la ciencia). P2stos depósitos ó paraderos que
abundan en todas
cas, se hallan unas veces dentro
de
las
las estaciones prehistóri-
cavernas y otras
al aire libre.
Están constituidos por grandes acumulaciones de conchas mezcladas
con esqueletos humanos y huesos de animales, instrumentos de piedra, maderas carbonizadas, arenas, etc.
(i)
La
A
este género pertenecen
Boletín de la Real Academia de la Historia,
Motitaua escrita de Penalba, pág. 279.
tomo
lvi,
Abril de 1910.
PROLEGÓMENOS de
los
Mugem
en
el valle
Carlos Ribeiro, Paula
En
y
93
del Tajo, estudiados por Pereira da Costa,
y otros arqueólogos portugueses
Oliveira
(l).
han encontrado muchos esqueletos humanos
estos depósitos se
(más de 20o), y su colocación
no parece casual sino intencio-
allí
nada, formando un verdadero cementerio. Había, pues, inhumación regular
y
cierto respeto piadoso á los muertos.
número
queletos se encuentran en gran
característicos de la primitiva industria,
para que acompañasen
al
Al pie de esos de
los instrumentos
sílice
que parecen colocados
Mugem
allí
prema-
difunto en la otra vida. Quizá es
turo afirmar que los salvajes de
es-
ó de cualquier otro yaci-
miento análogo profesasen una verdadera necrolatria 6 culto de los muertos. Pero
el
reciente
y notabilísimo descubrimiento de
de Grimaldi cerca de Mentón
tas
conjetura, ya en
sí
misma muy
(2),
y como en
España no ha sido hasta ahora indicada ninguna que pueda
más
se al cuaternario, reservamos este punto para
Con
el
período neolítico ó de
sin transición brusca,
gru-
razonable. Estas sepulturas no se
distinguen en nada esencial de las del período neolítico,
aunque
las
ha venido á robustecer esta
la
en un
atribuir-
adelante.
piedra puhmentada entramos,
mundo nuevo, en que
el
hom-
bre cazador se convierte en pastor y agricultor; en que sin extinguirse la vida troglodítica, van
y
las
chozas se agrupan en poblados, y se fortifican
turales ó artificiales, las
quedando deshabitadas
y aparecen
las cavernas,
las colinas
grandes construcciones megalíticas.
A la
escultura
y
Da
Pereira da Costa,
existencia do
homem em epochas remotas
do Tejo. Noticia sobre os esqueletos humarlos descobertos
710
y
á la pintura
del período magdaleniano ó altamirense, sucede una vasta é
(1)
na-
los palafitos ó ciudades lacustres,
impo110
valle
Cabero d' Amida.
Lisboa, Imprenta Nacional, 1865.
Ribeiro (Carlos), Les Kiokkenmoeddings de la
Rendu
valle'e
du Tage. (En
el
Comptc
del Congreso Internacional de Lisboa de 1880).
Paula y Oliveira (Francisco), Note sur
les
ossements humains
e.xisiaiits
dans
Musée de la Commission des iravaux gc'ologiques (En las Communicafoes da Comm. dos trabalhos geológicos de Portugal, Lisboa, 888- 1892, tomo 11, pági-
le
1
na
i.^).
Nouvclles fouilles faites dans
(memoria postuma). En (2)
el
les
kiokkctimoeddings de la vallce du Tagc
mismo tomo de las Commuiiicafo^s, pág. 57. Admite resueltamente la e.xistencia
Vid. Déchelette, págs. 289-300.
de un culto funeral entre
los trogloditas cuaternarios.
PROLEGÓMENOS
94 nente arquitectura:
de
arte de los cazadores de renos
al
los
hombre de
cro7nlechs. Si el culto del
un naturalismo zoomórfico, en
como en
nes impera, los la
y
bisontes, el
constructores de dólmenes, de menhires^ de alineamientos, de
manes de
Egipto,
los antepasados.
cavernas parece haber sido
las
la religión del
la idea
Todos
de
hombre de
los
dólme-
muerte y la devoción á monumentos religiosos de
la
los
época neolítica son cámaras sepulcrales.
Y
no son pocos
los
arqueólogos que se inclinan á explicar por
influencias orientales, especialmente egipcias, la completa transfor-
mación que experimenta período anterior á
hoy
insuficientes ó
turaban á dar á
la
prehistórico occidental en
más
humana 240.000 años de
altas,
comienzan también á
muy
cronologías históricas, que nunca estuvieron
sobre
los egiptólogos
reinado de Menes: la
el
como
Lubbock y r^Iortillet, mal interpretados datos geológicos, se aven-
especie
otras fechas todavía
y
mundo
están, las fantásticas cronologías de Lyell,
que con
las
el
explotación de los metales. Arruinadas,
la
trar en el
las
de Morgan
(l),
conoce con
el
firmes.
Dudan
de 4,455 (Brugsch)
cifras oscilan entre la
las
incierto, entre 4,777
pormenor de
que gracias á
y
fecha de la primera dinastía, es decir, del
la
de 5>004 años (Mariette) y actualmente Petrie
que de un modo
existencia
sufrir rebaja
la coloca,
aun-
^o tenemos que
y 4,715-
en-
estos cálculos ni de su fundamentos, puesto
exploraciones del
sabemos que
existió
mismo
Petrie
y
á los estudios
un Egipto prehistórico que se
nombre de edad de Xegadá; por
ser este el
nombre
del primer cementerio explorado. El pueblo constructor de las pi-
rámides fué precedido en rios,
y
los aluviones
el
valle del Nilo por
hombres cuaterna-
de Tebas, de Tuj, de Abidos son otras tantas
estaciones paleolíticas, con hachas chellcnses del las nuestras
Pero
lo
de San
que ofrece más interés para
arte son las pictografías
mente son en
la
(1)
el
germen de
de
las
Vid.
la f)bra ct les
tipo
que
la
comparación con nuestro
rocas de Egipto, que indudable-
la escritura ideográfica,
edad histórica son conocidas. «En
de la pierrc
mismo
Isidro.
de Morgan Rechcrchcs sur
¡uctaux. París, 1896,
las
les
cuyas evoluciones
pictografías egipcias
origines de
V Égypte. L'áge
PROLEGÓMENOS
95
un arqueólogo español) A'emos figuras de hombres, de cua-
(dice
drúpedos, aves y peces; barcos, las líneas onduladas que representan las corrientes aguas del Xilo; pirámides, que acaso eran sepulturas,
también en su forma embrionaria, y otros macizos que acaso raban territorios ó circunscripciones de familias ó tribus»
(l).
figu-
El se-
ñor Mélida, que hace esta descripción, encuentra singular semejanza entre algunos signos egipcios
cha de que
las
y
gentes que por
otros españoles, é indica la sospetal
medio esbozaban en nuestra Pe-
nínsula el arte de la escritura fuesen oriundas de Egipto, que pasa-
ron á nuestra Península en los remotos días geológicos en que todavía estaba unida (Itras
al
continente africano.
cuevas hay en España,
al
parecer del período neolítico, que
presentan signos de indudable parentesco con los de Altamira
peña
esciiia
de Torralba. El difunto profesor
y la de Granada, D. Ma-
nuel de Góngora y Martínez, primer tratadista de las antigüeda-
des prehistóricas de Andalucía, dio razón de algunas de (2),
muy
digno de crédito.
vecinos de Baena en
De
las
de Carchena (provincia de Córdoba)
1
848,
dando con unas sepulturas compuestas tejadillo facilitaban
y con numerosa colección de
ellas abiertos
lajas sueltas
hueco para
y
naturales,
(2)
mas,
la
utC7isilios
y
las
Real Academia
D. José Ramón Mélida. Madrid, 1906,
á los tiempos más remoMamiel de Góngora y Martínez. Madrid, imprenta d Con 150 grabados en el texto, dos láminas y un mapa
otros importatites objetos pertenecientes
Por
D.
región explorada.
mismo Góngora publicó en La
ginas 5-6 y
II
históricos. (3)
mismo
21.
cargo de C. Moro, iSóS.
El
y en
Ajtíigüedades prehistóricas de Andalticia. Monumentos., inscripciones, ar-
tos de su población.
de
sí
Iberia arqueológica anteromana. Discursos leídos ante la
la Historia en la recepciÓ7i pública de
página
ca-
('3).
Tampoco parece haber examinado Góngora por (i)
el
extraños jeroglíficos-». Copia dos que existían en po-
der de D. Aureliano Fernández Guerra
de
en
ansia de buscar tesoros hizo que las escudriñasen ciertos
de dos cajas que en forma de dáver;
ellas
unas por exploración propia, otras por testimonio ajeno
1868
Pág. 62.
Ilustración de Madrid,
tomo
i,
1S70, pá-
á 14, dos Cartas acerca de algunos nuevos descubrimientos pre-
PROLEGÓMENOS
g6 cuevas de Fuencaliente
(villa
del antiguo partido de Calatrava, en
Mancha de Andaluxviii. «En aparecen más de los dos frentes exteriores de izquierda y derecha, sesenta símbolos ó jeroglíficos, escritos con modo rústico y sencillo por el dedo índice de ruda mano con tinta rúbrica bituminosa... La cumbres de Sierra IMorena, que dividen
las
cía),
puesto que sobre
media luna,
el sol,
ellas se refiere
una segur, un arco y
razón, un árbol, dos figuras
la
á noticias del siglo
flechas,
una espiga, un co-
humanas y una cabeza con corona,
destacan entre aquellos signos, albores de
se
la escritura prim.itiva».
Los transcribe, según copia hecha en 25 de Mayo de 1783, por don Antonio López y Cárdenas, hermano del erudito cura de Montoro. «Por complacer
al
Conde de Floridablanca,
un pe-
hizo desportillar
dazo del ángulo superior izquierdo con cuatro figuras, de ellas
un
y
sistro,
En
lo remitió al
Gabinete de Historia Natural
de
las últimas estribaciones
Maimón,
á kilómetro
la
de
la
(l).
Sierra de Alaría, en el cerro del
y medio de Vélez Blanco y cerca de cuatro
de Vélez Rubio (provincia de Almería) reconoció Góngora una cueva llamada de á
720 metros, en
los letreros^ el
llano
cuyos signos transcribe. Cerca de
que entre esta
altura
y
la
de
allí,
Maimón
se
extiende, hay un cementerio con sepulturas abiertas en
la roca...
Los cadáveres estaban de costado, vuelto
el
rostro hacia
el
Sur,
y
rectos los brazos» (2). Cartailhac, en su libro de 1886,
no da grande importancia á
mano
las
«figuras vagras é irregulares» de esta cueva.
«Acaso
hombre no ha entrado para nada en
supuestas inscripcio-
nes» tos,
(3).
Probablemente hoy, en
opinará de distinto
mentos de
De (1)
En
las
modo
vista
tales
la
del
de los nuevos descubrimien-
respecto de estos misteriosos rudi-
escritura.
covinhas portuguesas trató extensamente Leite de Vas-
Pág. 64. el
Semanario Pinioresco Español de 1846, pá^s. 241 á 243, se publicó
un artículo anónimo, acompañado de
tros grabados, con el título
cos de Puencaliente. El incógnito autor creía
plo fenicio. (2)
Pág. 70.
(3)
Les Ages préhisioriques, pág.
79.
que
la
de
Jeroglífi-
cueva había sido un tem-
PROLEGÓMENOS concellos en
1
Ya
897.
cado á Góngora
la
97
D. Aureliano Fernández Guerra había
y Vélez Blan-
contacto entre los letreros de Carchena, Fuencaliente las inscripciones llamadas célticas
y de Argote en su co,
indi-
sospecha de que podía haber algún punto de
que publicó
Historia del Arzobispado de Braga
el P.
Contador
(i).
La obser-
vación no podía ser más acertada. Dos veces trató del asunto aquel
uno en su obra portuguesa, otro en
erudito,
lejos
la
Conventus Bracaraugiistani. Dice en
tatibtis
de
bilingüe
De
Duero llamada Cacháo da Rapa,
la catarata del
antiqui-
segunda que «no
la
se
yergue
un peñasco todo cubierto de musgo, excepto en una de sus caras, que está lisa: en ella se ven dibujadas varias figuras con diversos que no puede discernirse
colores,
si
son jeroglíficos ó
En
letras.
muchas cosas se parecen á un tablero de ajedrez, pero en otras
di-
de dos colores,
ni
porque
fieren,
ni los
cuadrados son tantos,
ni
blancos unos y negros otros, sino de un solo color que es rojo obscuro,
y en
las
márgenes de algunos
res están pintadas las
demás
figuras.
azul.
Con
estos
mismos
colo-
El vulgo, y lo que es más de
admirar, algunos hombres nobles y eruditos, creen que estas figu-
renuevan todos
ras se
los
años en
el
día de
San Juan
Bautista,
y
aparecen más brillantes, pero creo que esto es una ilusión de los
En
ojos» (2).
las
Memorias
del Arzobispado vuelve á
y misma
asunto,
que
llamados tectiformes
de
la
los
arqueólogos modernos. «En
res,
del
tratar
reproduce los misteriosos caracteres, que son exactamente familia
término de
la villa
los
el distrito
j pectinifarmes por
de un lugar llamado Linha-
de Anciaens, media legua del lugar, y á
veinte pasos del río Duero, está una gran roca que se despeña para
y en
el río, tal
la
roca un peñasco de treinta palmos de
suerte se alarga
palmos de
largo,
la superficie
peñasco están grabados de azul y rojo con colores caracteres siguientes... tierras,
que
se
Estos caracteres dice
renuevan todas
alto, el cual
de
que encima y debajo tiene ocho
y y en medio doce. En estrecha,
las
la
y cara de
muy
este
vivos los
gente de aquellas
mañanas de San Juan, y Antonio
(i)
Antigüedades prehistóricas de Atidalucia, pág. 69.
(2)
De
Antiquitaiibus conventus Bracaraugusta7ti, libri quatoury vernáculo
laíinoque sermo7ie conscripti... a Patre D. Hieronymo Contador de Argote, Clerico Regulari..... Ulyssipone Occidentali, 1738, págs. 225-227.
'MxsÍNDEz y "Psí-ÁYO.— Heterodoxos.
I.
7
PROLEGÓMENOS
g8
de Sousa Pinto, en ser
así...
En
fondo de
el
caracteres, á la parte
que parece obra de
mandó
relación que
la
esta ^^iedra,
Academia, afirma
á la
en que están los sobredichos
que mira hacia
Duero, hay un portal
río
el
y entrando por
la naturaleza,
piedra firme una gran sala con asientos á
la
se halla en
él,
redonda, y en medio
una gran mesa, toda de piedra, según dicen personas que entrado,
han
allí
y afirman verse desde esta sala una puerta que va para más interiores, donde todos recelan penetrar, por-
otros aposentos
que intentando hacerlo una mañana de San Juan
Mandes, con sobrepelliz y
gaño de
que dicen
los
estola,
existir allí
en
el
año de 1687, para desen-
y
que
cita
un olor tan
sintió
que quedó trémulo é insensato, y á pocos dientes, y no pudo hablar ya de suerte que las relaciones
Domingo
un gran tesoro encantado, ó por
otro motivo, se llenó de tanto miedo,
En una de
P.
el
días se le
fétido
cayeron los
se le entendiese bien».
Contador, fecha en
1
72 5, se con-
signa que unos quince años antes habían excavado la cueva en
busca de soñados tesoros, «hombres de estos reinos, cuya tierra no se sabe»,
y habían descubierto algunos vasos de
davía se hallan fragmentos
Las
letras del
Duero
con
muy
aunque
deterioradas,
Portugal. Otras análogas descubrió Leite
encontrados en
las
márgenes de
los
por Clugnet. Es verdaderamente singular, é indica ción en que vivimos los eruditos de
nada diga de
la
ambos estados
lagos de Italia la triste
separa-
hispánicos,
cueva de Altamira, descubierta hacía diez y
años, ni siquiera de las de Andalucía, conocidas desde la
to-
Beira Alta, advirtiendo desde luego su semejanza
la
los signos
que
(i).
existen todavía,
y no son caso único en en 1894, en
barro, de
1
que siete
868, ni de
de Fuencaliente, que estaba descrita desde 1846. Verdad es que
en todo
el libro
de Leite se trasluce
tórico portugués una independencia fácil
reconocerle.
No
sólo
el
empeño de dar
y carácter peculiar que no
concuerdan
los signos
sino también las pocas pinturas descubiertas por
(i)
con
es
los nuestros,
el ilustre
Memoi-'tas para a historia ecclesiasiica do Arcebispado de
das Hespanhas
á lo prehis-
arqueó-
Braga Primaz
Approva das pela Academia Real, escritas pelo Padre D. Jeró-
nimo Contador de Argote
Tomo
11.
Lisboa Occidental, 1734, págs. 486-489.
PROLEGÓMENOS logo en algunas antas de Estas pinturas, que son tadas con ocre,
bescos
(?).
figuras
muy
es
neolítico.
infantiles, están ejecu-
informes y casi
y representan
Su técnica
del período
y
Beira Alta,
la
muy
99
humanas, cuadrúpedos, arade
inferior á la
magda-
los artistas
puede considerarse como una degeneración de
lenianos, pero
ella,
•que persistió durante el período de los dólmenes.
¿Hay
filiación entre los diversos
cas? Nilsson,
el
pregunta: «Buscad
te á esta
copia suya será
mente
más antigua morada
la
hombre
al
primeras sepulturas desde
las
las
del
hombre:
sepultura.» Las cavernas naturales
más antigua
la
que habían dado refugio tada por
sistemas de sepulturas neolíti-
eminente arqueólogo de Lund, contestó teóricamen-
grutas de Grimaldi.
cuaternario, fueron probable-
de transición represen-
la fase
Cuando
no basta-
estas cavernas
ron, se abrieron subterráneos ó se construyeron verdaderas grutas artificiales
De
las
plos en
donde
el
terreno lo permitía.
sepulturas en cuevas naturales tenemos numerosos ejem-
la
Península ibérica, con indicios seguros de haber conti-
nuado sirviendo para su
en
fin
la
primeras que se conocieron fué
dedica Góngora
la
dición de tesoros,
edad de
la
mayor parte de
y en 183 1
los metales.
Una de
de Albuñol (Granada), á su libro. Tenía,
fué explorada,
como
la
las
cual
otras, tra-
con objeto de
hallarlos,
por gentes indoctas, que años después refirieron á Góngora haber encontrado tres esqueletos, uno de los cuales, de hombre segura-
mente, ceñía ruda diadema de oro puro, de veinticuatro quilates y peso de veinticinco adarmes. Más adentro encontraron otros tres esqueletos, puesto
y
al
el
cráneo de uno de
lado un gorro de esparto
En
ellos
entre dos peñones,
otro recinto dijeron haber
hallado doce cadáveres colocados en semicírculo alrededor de un •esqueleto de mujer, admirablemente conservado, vestido con túni-
ca de
piel, abierta
por
el
costado izquierdo, y sujeta por medio de
correas enlazadas, mostrando un collar de esparto, de cuyos anillos
pendían sendos caracoles de mar, exceptuando
queleto de to:
la
asimismo
la propia
un colmillo de
jabalí labrado
diadema vestía corta túnica de los otros,
aunque algo más
materia, cuáles
el anillo
del centro,
por un extremo. El tela finísima
toscas, sendos
doblados en cono,
es-
de espargorros de
cuáles de forma se-
PROLEGÓMENOS
100
y el calzado también de mente labrado.
esparto, á veces primorosa-
miesférica,
«Había junto á
y hachas de
tos
esqueletos cuchillos de esquisto, instrumen-
los
piedra, cuchillos
y
flechas con punta de
pegadas á toscos palos con betún Tortísimo;
muy
pedernal.,
bastas pero cor-
armas de guijarro y otras guardadas en bolsas de esparto», de barro, cuchillos y punzones de hueso, y cucharas de ma-
tantes vasijas
el cazo ancho y prolongado^ y con un agujero para llevarlas col-
dera trabajadas á piedra y fuego, con
y
el
mango sobremanera
En
gadas.
corto,
diferentes parajes de la cueva encontraron los explora-
dores sobre cincuenta cadáveres, todos con sus calzados y trajes deesparto, á estilo de cotas de malla
Ninguno de
muchos de
»
estos esqueletos alcanzó á ver
los objetos,
pero
sí
otros
como
Góngora,
ni
tampoco
diadema de
la
oro,
los
instrumentos de piedra y de barro, y los calzados, cestos y bolsas,
de esparto, de todo
lo cual
presenta dibujos
(i).
Algo incompleta y poco segura parece esta noticia, pero no son que dio D. Guillermo Macpherson de la Cueva de la Mujer,
así las
Alhama de Granada,
cerca de
algunos llaman mesolítico,
por
él
en
1
esta cueva, tailhac,
y perfectamente
870 y 187 1 (2). hay uno que llamó particularmente
la
atención de Car—
porque ofrece un dibujo bastante análogo á
círculo,
en
el
la
(3).
las
representa-
imaginería popular. «Varios rayos circunscriben
cual
hay
tres
puntos en triángulo: con un poco de
buena voluntad puede creerse que esto remeda na»
descrita,
Entre los restos de cerámica hallados en
ciones del sol en
un
interesante estación del período que-
descubierta
la figura
huma-
También en Portugal y en nuestra provincia de Cáceres
se
han encontrado placas, generalmente de pizarra, que presentan ciertos simulacros
de figuras humanas ó de rostros cuyo esquema
aparece trazado geométricamente, estando figurados los ojos por
(1)
Los descubrimientos de Albuñol encontraron bastantes incrédulos, la diadema de oro
especialmente en cuanto á los tejidos de esparto. El de
nada tiene de sorprendente después de (2)
Vid. Revista
Mensual
páginas 346-354, y tomo (3)
ni,
los hallazgos
de
los
hermanos
de Literatura y Ciencias de Sevilla,
págs. 3 '5-3» 9-
Les Ages préhisioriques, pág.
62.
tomo
11,
Siret.
1870
PROLEGÓMENOS
que debieron de ser practicados con punzón de hue-
'dos taladros, so,
lOI
ó acaso de metal. Estacio da Veiga, que examinó atentamen-
te las del Algarbe, dice
que todas tienen junto
uno ó dos agujeros,
cual deja presumir
lo
traían suspensos de un hilo ó cordón
borde superior
al
que
tales objetos se
Lo mismo confirma LeiLa mayor parte
(i).
te de Vasconcellos respecto de otras de Portugal.
se han encontrado en sepulturas, tesis
No
al
muerto en
la
(2).
nos detendremos en
enumeración de otras cuevas natura-
la
como
les que sirvieron de sepulturas,
Clavos, de
Peñas de
Botica, de las
la
Tubino;
la
de Orihuela,
las
chas designadas en
fumas y
algares
como en
los
de Moriguila, de los
Gitanos en
de Gibraltar y
donde
Con algunas de
Castilla,
ciertas
casas ó cuevas de moras.
En
la
las
muy
reino de
interesantes
nombres de
ellas se enlazan, así
leyendas que
las
y mu-
lapas^
en Portu-
consideran
como
de Zuheros (provincia de Córdoba)
dicen que está encantada una cabra
Las sepulturas en grutas
el
se encuentran otras
lenguaje popular con los
el
(4).
las
de Hardales, reconocida por
la
ricas de Cesareda en Portugal (3),
(i)
plausible la hipó-
de que fuesen amuletos que acompañaban
tumba
gal
cual hace
lo
(5).
artificiales (hipogeos)
son relativamente
Antiguidades moiiumentaes do Algarve (1886-1891), cuatro volúmenes.
Una de
las
obras más extensas y meritorias que hasta ahora se han publica-
y protohistoria peninsular. Vid. tomo da Lusitania, tomo i, pág. 159.
•do sobre prehistoria (2)
Religíoes
(3)
Vid. la
Memoria de D. Joaquín
Jiomem no twsso solo em tempos
F.
milito remotos,
11,
pág. 437.
Nery Delgado: Da
existencia do
provada pelo estado das cavernas.
Noticia acerca das grutas da Cesareda. Lisboa,
tip.
da Academia Real das
Sciefi-
cias, 1SÓ7.
Ribeiro (Carlos): Noticia de algiimas estafoes ínoria presentada á
la
Academia Real de
Otros varios están citados en (4)
-da
El de algar, con
nombre á
la
la
la
e
monumentos prehistóricos. Me-
Ciencias, 1S78-1880.
grande obra de Leite.
variante argar debida á la pronunciación andaluza,
principal estación prehistórica de la provincia de Almería
•estudiada por los hermanos Siret.
Sobre las grutas naturales y lapas de Portugal puede verse «nente escribe Leite de Vasconcellos, págs. 212-227. (5)
Góngora: A?itigiiedades prehistóricas de Andalucía, pág.
lo
6í.
que larga-
PROLEGÓMENOS
102
porque no en todas partes
raras en la arqueología prehistórica,
la
naturaleza del terreno permitía excavarlas con los instrumentos de
que podían disponer conocidas son
hombres de
los
las del
edad de piedra. Las más
la
Marne, en Francia, y
las
de Palmella (junto
á Setubal), en Portugal. ^las bien que una imitación de las grutas
un remedo
naturales, parecen las
considera
como
del tipo dolménico.
Generalmente se
sepulturas privilegiadas de alguna casta guerre-
ra ó sacerdotal. Estos subterráneos ofrecen gran variedad entre sí^
y según Cartailhac, hay diferencias esenciales entre los del Marne, los de Provenza y los de Portugal, aunque todos acaso tuviesen un origen común. La semejanza más importante, está en las formas
y elementos de
cerámica. «Los vasos encon-
la
trados en Sicilia son evidentemente de
de los Alpes tugal
}'
casi identidad^
misma escuela que
la
los
de Provenza, de los Pirineos y de Bretaña, de Por-
y de Bohemia. Este tipo se encuentra siempre en tumbas
que, á pesar de la presencia de un poco de metal (cobre ó bronce)^
parecen corresponder á
la civilización neolítica.
que no se puede desconocer, pero que parece ó cual población mencionada por
Acaso
se
ha exagerado
de Palmella, que son de
la
los
la
(3),
con
los del
la historia» (l).
antigüedad de estas tumbas. Los vasos
más
nen evidente semejanza con
Carmona
aquí un lazo
de que todos estos monumentos pertenecen á
tificar la hipótesis tal
Hay
insuficiente para jus-
los
Algar
edad de cobre en opinión de
y perfectos en su clase, tiede Ciempozuelos (2), con los de
bellos
todos los cuales pertenecen á
(4),
la
mayor
parte de los arqueólogos.
El Sr. Mélida cree posible que toda esta cerámica prehistórica sea
de origen egipcio (prefaraónico), porque entre conocer por ISIorgan
(i) (2)
las
hay idénticas á
Les Ages />re7nsfor!(j7ies, pág. 139. Vid. Boletín de la Real Academia de
las
las piezas
nuestras en
la
dadas á
ornamen-
tomo xxv, pág. 436. Rada y Delgado y D. Juan
la Hisío?ia,
Informe de D. Juan Facundo Riaño, D. Juan de
la
Catalina García sobre hallazgos prehistóricos en Ciempozuelos, 1S94. (3) valle'e
(4)
Vid. especialmente Bonsor, Les colonics agricoks fre'-romaiues de
du
Be'tis,
De
la-
págs. 116-123 Y 127.
ellos tratan
extensamente
los
hermanos
mental á que nos referimos míis adelante.
Siret en
la
obra
monu-
PROLEGÓMENOS tación,
compuesta de
destaca sobre
No
tono negro del barro
el
de
rellenas de pasta blanca
y
la
como
la
de
la ^^laravilla,
montaña de Grau (Geronaj,
estudiadas por D. Luis Tramoyeres
las
darse
si
artificiales
de
en término de Gandía,
de Bocairente (Valencia),
(2); las
de Perales de Tajuña,
de Salas de los Infantes, porque de algunas de
las
que
(l).
nos detendremos en dar razón de otras grutas
nuestro territorio, la
líneas en ziszás
IO3
ellas
han servido de viviendas ó de sepulturas. De
la
puede du-
muy
extra-
ña prehistoria balear trataremos aparte.
Ahora solicitan nuestra atención las criptas megalíticas, vestigios los más imponentes que de su paso por el mundo nos ha dejado el hombre de la piedra pulimentada. Estos monumentos conservaron en
la
mente popular
fo del cristianismo; cilios
que desde
matizan
cierto carácter religioso
y
así se
el siglo
explican los numerosos cánones de con-
v hasta
culto de las piedras,
el
aun después del triun-
el ix
y aun más adelante anate-
como muy
arraigado en
pobla-
la
ción campesina. Ocasión tendremos de estudiar estos cánones con
y comprobar
aplicación á nuestra Península, les supersticiones
que
persistencia de ta-
se conservan algunas en las provincias occidentales
que son
la tierra clásica
de
los
ren tales creencias á los
Aún
parece
de Francia,
dólmenes, pero suelen estar reduci-
das á leyendas de inofensivo carácter poético.
las
la
en tiempos relativamente modernos.
monumentos
Xo
siempre se
refie-
megalíticos, sino también á
piedras naturales que ofrecen cualquiera singularidad, lo cual ha
hecho incurrir en graves errores á algunos arqueólogos. Pero, en general, las llamadas «rocas de las hadas», «casas de las hadas»,
«tumbas de
las
hadas», «husos de
las
hadas», «hornos de las hadas
>
y también «piedras del diablo», son verdaderos dólmenes. La tradición de su carácter sepulcral no se ha perdido, como lo prueban las
denominaciones de «tumbas de
gentiles»,
«tumbas de
los gigantes»,
los sarracenos».
«tumbas de
los
Otras veces se aplican á un
santo popular (piedras de San Martín), ó á un héroe épico (Roldan)
(i)
Iberia arqueológica anierrcmana, pág. 26.
(2)
Las Cuevas
seos,
tercera época,
de Bocairente.
tomo
iii
En
la
Revista de Archivos, Bibliotecas y
(1899), pág. 138.
Mu-
PROLEGÓMENOS
104
Ó á un personaje folklórico (Gargantúa). Algunos dólmenes llegaron á cristianizarse, convirtiéndose en capillas
La atención de ponentes restos.
arqueólogos se
los
Ya
en 1555
habló con acierto de
las
fijó
(l).
desde antiguo en estos im-
arzobispo de Upsala, Olao Magno,
el
que llama «inmensas construcciones de
gantes-, reconociendo en ellas las tumbas de los antiguos res
de Escandinavia
glaterra,
y
xmi y
Camden
donde
en 1805
el
Academia
1836, Thomsem,
secretario
nales de Dinamarca, había
Céltica
histórica;
la
los
dólmenes
alta-
sacrificios.
y Mr. Cambry, que pulos monumentos sin
embargo, desde
Comisión de Antigüedades Nacio-
demostrado que
todas del
los
dólmenes no son ninguna
celtas ni pertenecen á
que no han podido ser
nales, sino sepulturas, casi
ni altares druídicos ni tribu-
mismo tiempo,
caracterizadas
ausencia casi completa de los metales, pues son relativamente
Sobre
(i)
de
que hubo
peculiares de los países en
la
vis-
primer trabajo de conjunto sobre
que también tuvieron eco en España. Y,
edad
Ya hemos
extravió la in\-estigación en
consumado sangrientos
se habían la
encontró en In-
fueron los principales propagandistas de todos estos erro-
célticos^
res,
los
Alemania y Francia.
la hipótesis céltica
La Tour dAuvergne,
por
adelante
primera mitad del xix, \-iendo en
res druídicos,
blicó
Más
otros anticuarios en
to hasta qué punto el siglo
(2).
gi-
morado-
el
folk-lore de los megalitos y de las rccíis naturciles,
puede
verse la Memoria de P. Sébillot, Le culie des pierres en France (Revue de l'École d' AntJiropologie de París, 1902, pág. 175); y en su grande obra
Toclurs et
tomo
de
los
tiempos históricos.
«Prout hodie cernuntur mira compagine inmensa saxa, in
>altissimae latissimaeque januae,
quam
et excelsae,
Reperiuntur etiam
gigantum robore
»draconum, serpentum, ac ursorum (Olai
Magni Gcntium
saxis,
págs. 29-31).
alibi
terris
tam
solitudi-
iapideae tabulae
admodum
impressae, imagines bebentes
inscul¡)tas.»
Septentrionaliiim Hisloriae Breviarium.
ioDonim (Leyden) apud Adrianum
Anno 1645,
de similibus
apertos campos scrutandi gratia peragrare voluerit, infinita spec-
>tacula comperiet >latae,
modum
sursum transversumque viribus gigantum
Si quis etiam curiosus indagator
>erecta »nes,
Folk-
1904, pág. 300
I,
diar las supersticiones (2)
Le
y siguientes, el capítulo cuarto, Les les pierres. Déla parte española diremos lo que sepamos al estu-
lore de France,
IVíJngaerde
ei
Lugduni Ba-
Franciscum Moiardum,
PROLEGÓMENOS
muy rro.
pocas
Pero
las
tales
que pertenecen á
edad de bronce y á
la
de hie-
la
novedades tardaron en difundirse por Europa, y no
obtuvieron general atención hasta
moria leída en
IO5
la
1
Me-
867, fecha de la importante
Academia de Inscripciones de
París por Alejan-
dro Bertrand.
Todavía, como reliquias del envejecido error, quedan, y proba-
blemente quedarán por largo tiempo en
la ciencia, los
mados de uno de
modernos
los dialectos célticos
(el
nombres
to-
bajo bretón)
con que Legrand d'Aussy y sus discípulos designaron los monumentos megalíticos. Estos monumentos se dividen en seis grupos principales:
Los menhires (do men^ piedra, y
I.°
///;-,
largo).
Simples obelis-
cos plantados verticalmente.
Los cronilechs (de crom, curvo, y
2.°
es
nombre
el
lec'h^ piedra).
Más propio
porque son grupos de menhires
inglés stone-circles,
colocados en círculo, más ó menos regular.
Los alineamientos^ que son grupos de menhires en disposi-
3.°
ción rectilínea.
Los dólmenes (de
4.°
define:
«monumento de
dol^
mesa,
y men,
piedra, cubierto ó
sión suficiente para contener varias tumbas,
piedra),
no de
que Bonstetten
tierra,
de dimen-
y formado de un núme-
ro variable de pedruscos sin desbastar, sostenidos horizontalmente
sobre
el
nivel del suelo por
más de dos apoyos»
(l).
Los hay,
sin
embargo, que tienen únicamente dos, y existen también semi-dólmenes con apoyos unilaterales. Hay, por último, galerías dolmcnicas^
que
los franceses
5.°
Los
hires, sosteniendo
tipo
muy
6.°
llaman allées couvertes.
trilitos.
Se componen de dos piedras en forma de men-
una tercera piedra que sirve como de
dintel.
Es
Son
tú-
poco usado.
Las cistas ó cofres de piedra
mulos, por
lo
(del inglés stone-cists).
general pequeños, que consisten en una caja cuadran-
gular, cerrada por los cuatro lados
con piedras, y cubierta de pie-
dra también.
No (i)
todos estos tipos, pero
G. de Bonstetten: Essai sur
sí
les
los
más importantes, están reprc-
dolmens; Ginebra
1865, pág.
3.
PROLEGÓMENOS
I05
sentados en
la
prehistoria española.
En
cuanto á
piraron á los celtómanos, están consideradas
puramente
la
mano
del
delirios ins-
hoy como fenómenos
y aun probable, que en algu-
naturales; pero es posible
nas de ellas
piedras trému-
las
que tantos
las ú oscilatarias (en inglés rocking-stoncs),
hombre haya completado
el
trabajo de la
naturaleza, haciéndolas servir para fines de adivinación ó sortilegio.
La zona geográfica de
los
dólmenes es inmensa. Hasta ahora han
y en Crimea,
sido reconocidos en la India, en Siria, en el Cáucaso
en
costa septentrional del !Mar Xegro, en
la
el
(Sudán, Trípoli, Túnez, Argelia y ]\Iarruecos); en
África del Xorte la
península his-
pánica, en Francia, en las Islas Británicas, en Holanda, en la Ale-
mania del Xorte, en Dinamarca y en Suecia. X'o se encuentran hasta ahora en las provincias del Rhin, ni en la
Alemania sí
del Sur, ni en
en Bulgaria
(la
exceptuando
En España desigual.
la
y
faltan
En
no
cjue la
en Grecia, pero
parecen confinados á
modo muy
abundan, pero están distribuidos de un
más
ricas
los
y
principales, procediendo
en dólmenes y fueron también
atención de los investigadores se
cuentran resumidos hasta 1897 en
proceden
el
fi.jó
el
las
primeras en
sobre esta clase de
muy
mo-
numerosos, y se en-
bello libro de Leite de
las noticias
Los túmulos prehistóricos en
con
Galicia parecen ser hasta ahora
numentos. Los trabajos portugueses son
cellos (l), del cual
la
de Córcega.
Procuraremos agrupar
regiones
Italia
ni
sólo en el continente sino en las
cierto orden geográfico. Portugal las
en Hungría,
ni
antigua Tracia).
provincia de Otranto, islas,
Bohemia,
Vascon-
que á continuación apunto.
Alemtejo, pero no en
las
demás
provincias, se llaman antas, palabra no exclusivamente portuguesa»
(i)
Religioes da Lusitania,
Ya en .Tntas
tomo
i,
págs. 24S-2S5.
1734 el P. Alfonso Guerreiro había hecho una estadística de las
portuguesas. El primer trabajo científico de conjunto es
la
Memoria de
Pereira da Costa Nogoes sobre o estado prehistórico da térra e do homem, segui-
das da descripfao de algums dolmins ou Jas J\Ie»iorias
No
indico
<¡antasT>
de Portugal. Lisboa, 186S. (En
de la Academia Real das Scicncias.)
la
bibliografía posterior,
porque Leite da todas
las
referencias
necesarias en su libro hasta 1S97, y desde esta fecha en su revista íOgo portuguez.
O
Archeo-
PROLEGÓMENOS
10
puesto que se encuentra también en denominaciones topográficas
de Galicia, de Zamora, y hasta de
de etimología Elucidario
Vitruvio
(l).
provincia de Almería. Es voz
la
que ya dio con exactitud
latina
aunque siempre en
la usa,
sentido de pilastras, postes, pilares cuadrados
en
las
za
con
fachadas de los edificios;
y
sin duda,
En
al
por
tales piezas arquitectónicas se dio e)
rudos monumentos prehistóricos. los
el P.
Viterbo en su plural,
con
el
lado de las puertas la
remota semejan-
mismo .nombre
á los
ciertos concejos de la Beira se
llama casas d'orca ó simplemente oreas, y á veces arcas. La pri-
mera palabra puede
ser corruptela de la segunda,
que es
la
que se
usa en la Extremadura castellana, pero también puede darse
nómeno
inverso, puesto
orea no sólo en ras, sino
en
el
que en
la
el fe-
latinidad clásica se encuentra
sentido de vasos de barro menores que las ánfo-
acepción peculiar á los agrimensores, de marcas ó
la
padrones puestos en Para designar
los límites
de
los
campos.
montículos que suelen cubrir los dólm.enes y otras construcciones megalíticas, se usan los nombres de má7noa los
(con los diminutivos mamoinka, mamoella (en Andalucía
y
otras partes motilla)
último no parece de
fundada en
el
fácil
y
viamunJia)^ mo7itilháo,
y madorras ó modorras. Este
explicación: el primero es una metáfora
aspecto externo de dichos montecillos, que se
paran algo caprichosamente con los pechos de una mujer.
com-
Ambas
son comunes á Portugal y á Galicia, y se encuentran en documentos latinos
y
vulgares de
Edad
la
mamolas y mamúas. Aunque muchos dólmenes
(ó
[Media con las formas 7nanm¡as^
dicho en portugués muchas antas)y
aparecen hoy sin túmulo 6 Jiidmoa, es doctrina cada vez más admi-
(i)
cAiiia,
chamaran
as.
Aiiiae ás
Marco ou marcos grandes levados ao alto Os latinos columnas grandes, e quadradas que guarneciam as entra-
das dos templos e palacios: bera pode ser que os monstruosos penedos que
estavam fronteiros de algumas térras notaveis, e por entre os quaes corriam as estradas, metafóricamente se
chamassem Anias como que faziam
atrios,
pórticos ou entradas ás ditas térras.»
Elucidario das palavras, termos 1
am
Por Fr. Joaquín de
edición, 1865.
tomo
i,
Sta.
pág. 81.
e frases
que etn Portugal áulicamente scusa-
Rosa de Viterbo. Lisboa, 1798- 1799. Segunda
PROLEGÓMENOS
108
que primitivamente todos estuvieron
tida entre los arqueólogos,
cubiertos,
ó por
la
aunque luego, por
violación de las sepulturas ó por
á desmoronarse
el
las
trabajo agrícola llegase
los restos
de
ella
la
época
(especialmente tegulae), que
antas suelen encontrarse. Más adelante han servido de esta-
y aún conservan algunas
blos ó de refugios á los pastores, tino'.
el
túmulo. Esto debió de acontecer ya en
romana, á juzgar por
en
acción de los agentes atmosféricos,
la
Su carácter de sepulturas
está
este des-
enteramente olvidado por
el
pueblo, pero no es rara la creencia de que contienen tesoros ocultos
ó son habitación de moras encantadas. Algunos dólmenes han sido cristianizados,
como
ponía enterrado
de
te
como
Italia.
el
cuerpo de San Torpes
primicias de los frutos,
En
y
Hay
campesinos para quemar
humo
la
las
bue-
otros ejemplos de estos oráculos
el
Algarbe, sobre cuya riqueza prehistórica han dado tanta
benemérito Estacio da \'eiga, que exploró con
mucho método aquella provincia, la
los
que notaremos á su tiempo.
luz los estudios del
en
venido milagrosamen-
adivinar por la dirección del
na ó mala cosecha del año. rurales,
(l),
se su-
Otros son objeto todavía de ciertas prácticas paganas,
de Pinhel, adonde acuden
el
que
del cabo de Sines (Alemtejo), en
el
existe
una interesante necrópolis,
de Alcalar, que parece haber durado mucho tiempo, y muestra la variedad de sus criptas y galerías y en los objetos hallados en
sus excavaciones
el
paso de
bién en aquel territorio
ci\'ilizaciones diversas.
Abundan tam-
6 túmulos cuadrangulares de pie-
las cistas
dra con tapa, que comenzaron á ser usadas á fines de ca,
pero que pertenecen, por
bronce y de hierro (2). Rocha en el concejo de
lo
común,
También la
las
Figueira.
Y
á las
la
era neolíti-
edades de cobre, de
ha reconocido
no parecen
el Sr.
diferir
Santos
mucho de
(i) ReligiQes da Lusitania, tomo i, págs. 21-23, refiriéndose al libro de Esteban de Lis Velho, Exemplar da cofistancia dos martyres em a vida do glorioso
S. Torpes. (Lisboa, 1746.) (2)
En
la
necrópolis de Espinilla (pi-ovincia de Santander), encontró
Luis de Hoyos Sáinz una
cista
Don
ó cofre formado por losas de arenisca de 1,40
de longitud. Contenía una pequeña hacha neolítica y un cráneo dolicocéfaln de grandes proporciones. Vid. el tratado de Ettiografia prehistórica de dicho Sr.
Hoyos,
2.^ edición, 1900, p.-íg. 146.
PROLEGÓMENOS este tipo las
das por
que
en
él
el
el Sr. !Mart¡ns
Sarmentó llama
antellas^ reconoci-
concejo de Barcellos y en otros puntos.
Existe en Portugal un dolmen, la falda
IO9
occidental de
la sierra
llamado a casa da moira, en
el
de Ossa (Alemtejo), que presenta una
particularidad extraña, notada ya en otros megalitos de Crimea, de Palestina, tal: el
de
Siria
y en algunos, aunque pocos,
de presentar una abertura
del
mundo
occiden-
en uno de sus lados.
artificial
Cartailhac, que en sus primeros trabajos sobre
Península extremó
la
algo la nota escéptica, no le pareció la abertura
A
muy
antigua
ni
he-
cha con instrumento de piedra, sino probablemente de metal,
y
hasta se inclinó á atribuirla á los ocios de algún ermitaño ó pastor.
Pero como se trata de un fenómeno de índole general, acaso es
Sobre
var demasiado
lejos la suspicacia.
tales aberturas,
hay varios pareceres entre
supuso que servían para introducir muertos. Bertrand opina que su
municación con hipótesis
fin
los vivos ó dar
las
el
lle-
objeto ó significación de
los arqueólogos.
Lubbock
ofrendas destinadas á los
era poner á los muertos en co-
paso libre á los espíritus.
pueden encontrar apoyo en
prácticas
y
Ambas
creencias de algu-
nos pueblos incultos de África y América.
Aunque
la
dirección de las sepulturas neolíticas no es uniforme,
en Portugal, como en todas partes, Oriente, en lo cual es
muy
la
entrada suele estar hacia
natural ver "una intención religiosa,
ya
sea la del culto solar, ya la de un lejano recuerdo de la cuna deí
género humano y de
Muchos de
estos
las civilizaciones primitivas.
monumentos
están aislados, pero también apa-
recen en grupos formando vastas necrópolis. Suelen encontrarse en relación con los castros ó recintos fortificados,
nes en Portugal y
que son tan comu-
Galicia.
Algunos monumentos megalíticos del Alemtejo presentan pequeñas cavidades artificiales, que son conocidas de tiempo atrás en la prehistoria de Escandinavia, de Inglaterra
ña francesa, sin hablar de países
más
y Escocia, y de
lejanos.
Los
la
Breta-
ingleses las llaman
cupped-stones^ los franceses piedras de cazoleta (pierres a ccuclles),
y en Portugal tienen la denominación vulgar de covinkas. De ellas dice Leite: «están muchas veces diseminadas, sin orden, en la superficie
de
las piedras, otras
veces agrupadas regularmente, en
linca:
PROLEGÓMENOS
lio
recta, en círculos, en cuadrados:
otras, ora ligadas entre
ora se hallan separadas unas de
por surcos ó goteras: pueden presentarse
sí
aisladamente, ó combinadas con otras inscripciones (círculos, espirales, figuras varias), lo
que muestra que
de señales son contemporáneas
estas diversas especies
(l).
más peregrinas explicaciones de estas cavidades. Los celtómanos las consideraron como receptáculos de la sangre de Se han dado
las
las
víctimas en los tremendos sacrificios druídicos. Otros las tuvie-
ron por signos astronómicos, por relojes de
de juego,
sin
que
faltase
por supuesto
sol, y hasta por mesas cómodo recurso de atri-
el
buirlas á la ociosidad de los pastores. Pero
antigüedad
ni
Raras todavía en
y aparecen, en
la
Edad de
v
rica
túmulos escandinavos, combinadas con imágenes
los
van
en
drán
con
No se las ha descubierto sólo en Europa, sino en AméEn todo el Indostán son veneradas como sig-nos sagra-
las
peregrinaciones budistas á las montañas del Penjab
superficie de ciertas piedras, el
el
parecer una escritura
mujeres á regar con agua del Ganges los huecos practicados
las
la
al
Asia.
y en
dos,
don de
la
maternidad
(2).
primitivo, pero es cierto
creyendo que con esto obten-
Acaso
este rito
no tenga relación
que una sombra de superstición en-
vuelve donde quiera estas enigmáticas oquedades.
candinavos se supone que en Elfos,
sentido.
piedra, se multiplican en la de bronce,
de hombres, animales y barcos, formando jeroglífica.
no puede dudarse de su
tampoco de que encierran algún misterioso
y
ellas
todavía se les ofrecen flores
protección.
Con
las
En
muelen harina
los países es-
los
mitológicos
y monedas para
alcanzar su
covinkas se enlazan
las
pegadas 6 pisadas
atri-
buidas á ciertos santos y también á gigantes y personajes folklóricos (3). Si en Ceilán se muestra la huella del pie de Buda, como ya
notó Camoens (Ltisiadas, X,
Os
v.
136),
tem por cousa santa Pela pedra onde está a pegada humana, (i)
Rdigioes da
(2)
Desor
(E.):
naturales o
Ltisiiattia,
miiive et naturclh de ritojume, (3)
tomo
i,
pág. 354.
Les pierres a écueUes, en
tomo
xiii,
los
Matériaux
Vid. A. Maury: Essai sur les légendes pietises
páginas 214 y 215.
poitr l'histoirc pri-
1878, pág. 259 y siguientes. dic
moyen-áge. París, 1S43,
Hl
PROLEGÓMENOS
en Portugal
la
roca de Xazareth lleva impresa todavía
del caballo de D. Fuas Roupinho
La riqueza
(l
herradura
la
i.
del material prehistórico portugués,
y
el
estar
ya
re-
cogido y perfectamente clasificado, nos ha detenido más de lo que quisiéramos. Desgraciadamente no podemos decir lo mismo de la
Extremadura leonesa y castellana, que á pesar de ser muy rica, según parece, en monumentos megalíticos análogos á los portugueses, no ha tenido hasta ahora ilustrador no
incluye en su
la
libro,
especial. Leite
de \'asconcelIos
aunque debiera hacerlo para
justificar el
de Religiones de Ltisitania, que no puede aplicarse sólo á
título
parte de ella comprendida en
el
moderno reino de Portugal
la
(2).
D. Francisco María Tubino, en una extensa Memoria llena de generalidades
de
las
y
prematuras (1876), emprendió tratar juntamente
teorías
antigüedades primitivas de Andalucía, Extremadura
que nos da respecto de
tugal, pero todos los informes
de
estas regiones es
(i)
Leite,
tomo
i,
que en
ella
son
muy numerosos
la
los
dólmenes,
pág. 382.
Cita también el poemita de Antonio Ferreira: Historia de Sta. Valles (siglo xvíi.
Una piedra
Comba de
se abrió milagrosamente para dar refugio á la
Sant^ perseguida por un moro, y
quedó estampada en
y Porsegunda
la
herradura del pie del caballo de éste
la roca:
Ao pé fica assinada a ferradura, Ao pé da rocha. Onde hoje inda parece, E na pedra a ¡angada se conhece. (Poemas lusitanos do Doiitor
Anto7iio Ferreira, 3.^ ed. Lisboa, 1829,
tomo
i,
página 288.) Vid. sobre otras leyendas análogas Murguía: Galicia, págs. 77 y 78. (2)
perder
Esta incuria ó más bien desdén respecto de nuestras cosas, echa á
muy buenos
trabajos de erudición portuguesa,
que resultan incom-
pletos porque sus autores se han empeñado en que lo sean. «Nao rae falta >que fazer em Portugal para ter de ir ocupar-me de paises estranhos, ainda
T>mesmo quando, como no caso presente, a historia »enlaqada
página xxivj.
mente de
d'elles está
intimamente
do meu, e Ihe serve de esclarecimento>, dice Leite (tomo i, Esos paises extraños que el Sr. Leite se abstiene patriótica-
com
a
estudiar, sin
y Extremadura.
duda para no contagiarse de hispanismo, son Galicia
PROLEGÓMENOS
112
y que
campesinos
los
conocen con
los
Cartailhac tampoco sabía
más en
1
886,
el
nombre de garitas
(l).
y eso que ya para entonces
se habían publicado algunas noticias curiosas, aunque á la verdad sin bastante precisión arqueológica,
Xo me
nados.
detendré en
como dadas por meros
aficio-
lancha de Valdejuán, descrita
la
xdi
en
1794 por D. Gregorio Sánchez de Dios, cura del Casar de Cáceporque de la misma descripción se infiere que el entendido
res (2),
párroco tuvo razón en considerar como mera curiosidad natural
enorme monolito que
el
pues se trata de
se erguía sobre dicha lancha^
una piedra oscilante «que un muchacho movía con sólo reclinarse en
aunque
ella,
se calculaba su
peso en muchas toneladas
>.
Hoy
esta piedra ha desaparecido, pero se citan otras análogas, en
camino de Garrovillas á Alcántara y en («el
la sierra
el
de ]Montánchez
cancho que se menea»).
Pero son positivamente túmulos y antas tara
y
la
dehesa de Mayorga, citados en
sus Antigüedades de
Extremadura
pués en Garrovillas por
el
presbítero
(3),
y
los 1
de Valencia de Alcán-
Viu en
8 52 por D. José
los
explorados poco des-
D.Jerónimo de Sande, que des-
cubrió una estación prehistórica de verdadera importancia; dos dól-
menes
techumbre y restos de otros varios, extraademás de las acostumbradas hachas, cuchillos y
cubiertos, tres sin
yendo de
ellos,
puntas de lanza, unas «cuentas de collar, de piedras colores, agujereadas por
zarritas con caras ello
y manos y
toscamente con rayas
(4).
caracteres desconocidos figurado todo
Otros amuletos del mismo género se
han encontrado en Portugal, como sabemos. También (i)
de varios
finas,
en medio para ser ensartadas, y además//-
las ruinas
de
Los monumentos megaliticos de Andalucía^ Extremadura y Portugal y
los
aborígenes ibéricos. (En el ]\Iuseo Español de Antigüedades,
tomo
vn, pági-
nas 303-364-) (2)
Vid. Barrantes (D. Vicente): Aparato bibliográfico para la Historia de
Extremadura, tomo (3)
i.
Madrid, 1875, págs. 452-456.
Extremadura. Colección de
de Viu. Madrid,
1852,
tomo
i,
S7¿s
en un solo tomo, es de Cáceres
de menguada (4)
crítica.
Notas d
las
inscripciones
y monumentos
,
por D. José
La primera, escritor Viu era un pobre y hombre
pág. 244 (2.^ edición aumentada).
Mucho más
(1846).
valan las notas de su adicionador.
Antigüedades de Extremadura de D. José Viu, por Felipe
L. Guerra. Coria, 18S3, imp. de Montero, págs. 24-26.
PROLEG OBVÍENOS
II3
antiguas poblaciones prerromanas, descubiertas por
el
humanista
D. Felipe León Guerra, cerca de Santiago de Vencáliz y en otros puntos de
Extremadura Alta, pueden sugerir
la
citanias del Miño, pero todavía
ploradas Si
más
creer á Barrantes,
vestigios ante-históricos
mismo
dantes. Él
(2).
ser éstos tan
abun-
y más de un menhir, junto
trilito
ó casa fuerte de la Erguijuela, cuyo contorno peñascoso
Todo
De
neolítico,
de Cáceres conserva
territorio
el
que romanos, con
en roca
está lleno de sepulcros abiertos
nes
las
dice haber descubierto, en Diciembre de 1873,
más de un dolmen, más de un
gamos.
recuerdo de
(i).
hemos de
al castillo
el
no han sido convenientemente ex-
viva,
tal vez de inscripcio-
y
esto aviva la curiosidad sin satisfacerla
y ya en
mucho que
di-
proceden bastantes hachas del último período
Trujillo la
Exposición universal de París de
1
867, cuando
ciencia prehistórica estaba todavía en mantillas, figuraron dos de
la
Valencia de Alcántara, remitidas por
con otras procedentes de
tre,
(i)
Ibid., págs.
I
Don
el
ingeniero D. Amalio Maes-
Benito, de la Puebla del Maestre,
(-12.
Conjeturas más bien que datos sobre algunas citanias extremeñas (Medellín,
Alanje, Frejenal, Sierra de Monsalud) contiene un artículo del
de Monsalud en
la
Revista de Extremadura^ tomo
nas 6-13. Más precisas son las que en dio D. Mario Roso de
Luna (Ruinas
misma
la
iii.
Revista,
Marqués
Cáceres, 1901, pági-
tomo
iii,
págs. 249-255,
protohistóricas de Logrosáti, Santa
Cruz
y Solana de Cabanas). Del último de estos yacimientos procede una lápida sepulcral de pizarra existente hoy en el Museo Arqueológico y que «presenta tallados
mango
á
corto,
modo de
una
jeroglífico
un escudo, un espej
>,
perfecta figura de un guerrero», y lápida,
aunque atribuida á
la
lanza,
una espada de ancha hoja y lusitana, la im-
una á manera de mitra al
parecer un carro de combate. Esta
edad de bronce, puede pertenecer á tiempos
plenamente históricos (Boletín de la Academia, tomo xxxii, págs. 179-182). Otra piedra semejante y casi con los mismos atributos, pero más toscamente grabados, descubrió en Almendralejo
el
Marques de Monsalud, y su dibujo Academia (tomo xxxiii, pág. 407).
está publicado también en el Boletín de la
En
el tomo Luna sobre
xlv, págs. 507-510,
hay otra breve comunicación de Roso de
citanias extremeñas, y
en
el
tomo
iv
de
la
Revista de Extrema-
dura (1902), un nuevo artículo suyo sobre excavaciones en ta
la
Sierra de San-
Cruz. (2)
Aparato,
tomo
i,
págs. 454-455.
Meníndez t Pblato. — Heterodoxos,
I.
8
PROLEGÓMENOS
114
de Llerena, de Usagre y de Rivera del Fresno, pueblos todos de de Badajoz, que
prov'incia
dor prehistórico
chado
al
tu\'0
por primero y
la
casi único investiga-
difunto catedrático de Sevilla D. Antonio
Ma-
(l).
Si llega á realizarse la fundación de la
Sociedad excursionista ex-
tremeña, que algunos aficionados de Plasencia y Cáceres proyectan,
ancho campo se abre á su actividad en parajes que para
poco menos que
logía son
arqueo-
la
ignotos. Sábese á ciencia cierta
que en
míseras y desventuradas Jurdes, hay una cueva, probablemente
las
prehistórica,
que dicen de
Cabras pintadas, «porque en
las
las pe-
que están tan perpendiculares como paredes de casas con sus
ñas,
esquinas
y ángulos
ven
rectos, se
muy mal
ciertas figuras,
hechas
por los pastores con almazarrón, en que parece quisieron representar cabras».
Son palabras
Ponz en 1778
del viajero
(2);
dos siglos antes, Lope de Vega, archivo viviente de españolas, había recogido en su graciosa
(1)
Hoy debe
nombre
añadirse el
más conocido como
epigrafista
(Revista de Extremadura, tomo
comedia Las Batuecas
11,
La
en que se ve grabado
tes;
bajo
el
En
1900, págs. 193-201).
el
esta interesan-
de inhumación y restos de cerámica
de sepulturas,
de incineración: abundan extraordinariamente
tro,
(es-
vega de Harjiina en Almendralejo
el
los
iguales á los de las cuevas de Palmella, y las hachas de
Una
cerca de
del malogrado IMarqués de Monsalud,
te estación neolítica coexisten dos tipos
artísticos se citan: «i.°
y
tradiciones
romano. Véase, entre otros artículos suyos,
titulado Prehistoria de Extremadura,
el
las
ofita.
Como
objetos
rodaja de pizarra gris de 8 centímetros de diáme-
el
Sol de forma circular con otros rayos divergen-
Sol un árbol con tronco y ramas, y por el opuesto lado una
cigüeña trazada con sencillez y primor. 2.° Una piedra de jadeita, en forma de pirámide cuadrangular truncada, ostentando en cada una de sus caras
un animal grabado en hueco,
caballo,
al parecer, un ciervo y un ganso.> El dolmen más importante de
provincia de Badajoz, es
la
de
el
de
la
los
y en
la
base dos que son,
que hasta ahora
se
han indicado en
gamo,
dehesa de
etc.,
la
Granja, en término de Jerez
los Caballeros.
De
la
provincia de Cáceres se ha publicado algo más. Vilanova e.xploró
cinco antas en
el
término de Valencia de Alcántara, y dio razón de sus ha-
llazgos en el Boletín de la
Pero (2)
las
Academia de
la Historia,
tomo xv, 18S9, pág. Roso de Luna.
principales exploraciones han sido las del Sr.
Ponz, Viaje de España. Madrid, Ibarra, 1778, tomo
vii,
pág. 1S8.
192.
PROLEGÓMENOS crita al
parecer en 1597),
no eran precisamente de
1^ noticia
1 1
de esas pinturas ó de otras que
cabras:
Ni esos fuertes animales
Tan Con
feroces ni tan listos,
garras y lanas tales,
Son en nuestros valles vistos Por montañas ni arenales.
Hoy, según informes recogidos de na fidedigna
(l),
un caballo que,
no sólo se ven al
labios rústicos
por perso-
cabras pintas, sino también
las
donde
decir de los naturales, señala el punto
está escondido gran tesoro (2). ¿Quién sabe
se trata
si
de una
es-
tación paleolítica análoga á la de Altamira, ó á las cuevas de la
Dordoña?.
En más
despejado terreno nos coloca
la rica
prehistoria de Gali-
cia,
que ha dado motivo á interesantes trabajos de
mil
y
Castro, Murguía, Maciñeira Pardo
región
de
en algunos de
(3),
la teoría céltica.
interpretación,
(i)
Pero
que en
el
y
otros arqueólogos de la
los cuales persisten lo
los Sres. Villaa-
demasiados vestigios
importante aquí son
los
hechos y no su
estado actual de tan difíciles estudios no
Revista de Extremadura, tomo
de D. Vicente Paredes, sobre
la
xi,
Cáceres, 1909, pág. 437. Artículo
Sociedad excursiojiista extremeña y algo de
Prehistoria de Extremadura. (2)
Parece que en Extremadura abundan extraordinariamente
llamadas de cazoletas, que algunos quieren interpretar cos ó alfabéticos. ras,
En
sólo cinco pueblos de
la
como
las
piedras
signos numéri-
provincia de Cáceres (Abertu-
Miajadas, Villamerías, El Puerto y Santa Cruz) ha reconocido el Sr.
de Luna más de un centenar de Extremadura, en
ellas. (Vid.
el Boletín de la
su artículo
Academia de
La
Roso
escritura ógmica en
la Historia,
tomo
xliv, pági-
nas 359-360, y tomo XLV, págs. 352-353, con reproducción de muchos signos.) Cf. en la Revista de Extremadura, tomo viii, 1906, Notas arqueológicas, páginas 433-439'
niosamente
Eq
el Sr.
tomo anterior de la misma Revista filosofa larga é ingeRoso sobre estos simbolismos arcaicos de Extremadura (pá-
el
ginas 417-448), fundándose en ciertas doctrinas astronómicas y teosóficas que
no son (3)
del dominio
de
la
Arqueología.
Saralegui y Medina (D. Leandro de), Estudios sobre la época céltica en
Galicia. Ferrol, 1867, imp.
conocemos
la
de Taxonera. De este libro hay tercera edición (no
segunda), hecha también en El Ferrol, 1894.
Villaamil y Ca«tro, Antigüedades prehistóricas
y
célticas de Galicia.
Lugo,
PROLEGÓMENOS
Il6
puede considerarse más que como provisional, y acaso substituya unos errores con otros nuevos.
De
época paleolítica es
la
muy poco
lo
que hasta ahora se cono-
y Castro exploró antes de 1873 dos cuevas cerca de Mondoñedo, la llamada del Rey Cintou¡0 y A jurada d'os cans. Los hallazgos paleontológicos no fueron ce en
las proA'incias gallegas. Villaamil
de grande importancia, excepto ciertos huesos de bos primigenitis ó
de rengífero, cortados como para extraer
el
tuétano; ni
tampoco
los
industriales ó artísticos, pues se limitan á los instrumentos silíceos
más comunes en otras naturales
las estaciones cuaternarias.
y
Tanto esta cueva, como
tienen su correspondiente leyenda de
artificiales,
damas encantadas, y tesoros escondidos y guardados por dragones
y
gigantes: «mil bobadas»;
imp. de Soto Freiré, 1873.
La
al
2.^
decir del P. Sarmiento, tan incapaz
parte no se publicó entonces, pero apare-
ció luego refundida por su autor en los trabajos siguientes.
Adornos de oro eticontrados en Galicia. En
tomo
el
Aluseo español de antigüedades,
1874, págs. 545-555-
III,
Armas,
iiiensilios
y adornos de bronce encontrados en Galicia. En
español de antigüedades,
Los Castros y
las
tomo
Mámoas
iv, 1875,
el
Museo
págs. 59-71.
de Galicia.
En
el ]\Iuseo,
tomo
1876, páginas
vii,
199 a 237. Poblaciones, monumentos y carninos antiguos del Norte de la provincia de Lugo.
En
el Boletín
déla Sociedad geográfica de Madrid, tomo
Barros Sivelo, A?itigüedades de Galicia.
Murguía
(D. Manuel), Historia de Galicia,
ré, 18Ó6, 2.^ edición, Id. Galicia.
(En
la
muy
tomo
i.
v, 1878,
págs. 81-139.
1875.
Lugo, imp. de Soto Frei-
La Coruña, lib. de Carro. España y sus mo?mmentos), Barcelona,
refundida, en 1901.
colección titulada
ed. Cortezo, 18S8. El
mente de
La Coruña,
primer capítulo, que es
muy
extenso, trata exclusiva-
prehistoria.
Maciñeira y Pardo (D. Federico), Investigaciones p-ehistóricas en Galicia (dos artículos Id.
en
La
Ilustración artística de Barcelona, 4 y 25 de Febrero
Castros prehistóricos de Galicia.
En
la
de
1S95).
Revista crítica de Historia y Lite-
ratura, Madrid, 1897 y 1899. Id.
Ejemplares gallegos y porttigueses de la escritura hemisférica.
tín de la
Academia de
la Historia,
tomo
xl, 1902, págs. 431-444.
que en
la
existen
más de trescientos túmulos prehistóricos. López (A. del), Protohistoria. Los castros
comarca de Santa María de Ortigueira (provincia de
Castillo
Coruña, 1898.
gallegos,
En
Dice la
el Bole-
el
autor
Coruña)
2? edición.
La
PROLEGÓMENOS
como la
sentido de las leyendas populares.
el
1 534 por el de mencionar cierta cueva,
de Corujo, visitada en
la
Conde de Altamira. Él y
los
que
estas fué
el siglo
acompañaban, según
le
por
tástico relato, anduvieron largo trecho
un
Una de
ya
genealogista Vasco da Ponte, con ocasión
consignada en
el
I
parte de los hombres del siglo xviii de comprender
mayor
la
poesía y
I
la
xv por
este fan-
gruta hasta «encontrar
vieron del otro lado del, gentes extrañas, ricamente
río caudal
y y tañendo instrumentos y viendo grandes tesoros» (l). Numerosas y antiguas son también en Galicia las tradiciones de
vestidas,
ciudades lacustres análogas á los palafitos suizos, que conocidamente
pertenecen á
la
edad
ron siendo habitados en Cartailhac
(2),
trado
el
menor
ellos continua-
edad de bronce y aun en
las históricas.
demasiado incrédulo respecto de
los
fundándose en que hasta ahora no se ha encon-
resto de ellos ni el objeto
da suponerse de dignos de
la
se manifiesta
palafitos gallegos,
aunque algunos de
neolítica,
más
insignificante
procedencia. Pero autores antiguos,
tal
que pue-
al
parecer
dan testimonio de que en otro tiempo se encontraban.
fe,
El licenciado Molina, que en
1
55o imprimió en Mondoñedo su Des-
cripción del reino de Galicia, dice
así:
Tamago nace de una laguna que llaman las LaGua, tiene en torno más de una legua; de este lago se cuen-
«Este río del
mas de
tan dos cosas tan extrañas, que
de crédito y de mucha
Guando
fe,
no
si
me
no
las oviesse
este lago algunos años por falta de
parte del, en aquello que queda hierro labradas
y piedras
oido á personas
ocupara mucho en
agua se viene á secar
como tremedales
cortadas,
y
escrivillas
ladrillos,
se hallan cosas de
y clavos y
hollas,
y
todas otras cosas desta calidad, que demuestran claro aver ávido allí
edificios
(i)
y población; cosa
es
de admirar»
(3).
En
el siglo xvii,
Relación de algunas casas y linajes del remo de Galicia. Escrita por
Vasco de Aponte. (En Galicia^
el
apéndice del tomo
de D. Benito Vicetto. Ferrol,
(2)
Pág. 71.
(3)
Descripción del
«Fue impresso
el
vi
de
la
desatinada Historia de
1872, pág. 440.)
Reyno de Galizia y de las cosas notables del... (Al fin): en la ciudad de Mondoñedo en casa de
presente tratado
»Agustin de Paz. Acabóse
el
segundo dia del mes de Agosto. Año mil qui-
»aientos y cinquenta». Fol. 40.
PROLEGÓMENOS
1 1
Boan y
el P.
Gándara
(l),
repiten la noticia de ^Molina, confirmán-
primero como testigo de vista, aunque su testimonio no memucho crédito. Además de la laguna de Santa Cristina, nombre actual de estas
dola
el
rece
hay tradiciones de ciudades anegadas en
latfias,
Carragal y Doniños (estas dos indicadas
la,
en sus tos
Viajes),
en
que creemos
En
ñas.
la
el
Sarmiento
P.
próximos á Betanzos, y en otros punmencionar (2).
inútil
como
el
recuerdo de estas ciudades
el
vulgo dice asolegadas, son muchas y extra-
de Santa Cristina suenan
ladru (Francia).
por
de Reiris, Ante-
los juncales
Las leyendas que se enlazan con sumergidas, ó
3^a
las
las
cam.panas
En un documento de
1 5
como en
13, citado por
de Pa-
la
el
poético
historiador ]\Iurguía, se dice que el ejército del rey Artús, convertido en cínifes, vuela sobre las aguas del lago de Antela ó de la L¡-
mia
(3),
pero parece que aquí hemos de ver una reminiscencia
literaria.
El texto más antiguo y capital sobre estas leyendas está en
podemos
la
que
llamar primera parte del pseudo Turpin, compuesta en
Santiago de Galicia por un monje probablemente francés, que escribía en glo
el siglo xi,
XII,
entre II31
según opina Gastón
y
1 1
34,
según
el
Paris, ó antes
de mediar
el si-
parecer de Dozy. El capítulo ter-
cero contiene una curiosa geografía de España, donde se enumeran las fabulosas
conquistas de Carlomagno,
y entre
ellas la
ciudad de Lucerna, in valle viridi (Valverde), que fué
más obstinada ses,
resistencia.
El Emperador
cayendo por
tierra los
hasta el día presente.
En
que opuso
el
milagro de
muros y quedando desierta la ciudad que ocupaba surgió una negra la(4).
G. Paris opina, que estos pes-
Cisne Occidental cania las palmas y triunfos de Galicia... Obra pos-
iutna compuesta
Agustín
fuerte
el sitio
guna, donde nadan peces negros
El
la
la
tuvo sitiada cuatro me-
hasta que por intercesión de Santiago se repitió
Jericó,
(i)
la
de
por
el
P.
M.
Fr. Felipe de la Gándara, del Orden de
Madrid, sin año (1678), tomo
i,
San
pág. 44.
(2)
Murguía, Galicia^ pág. 34 y siguientes.
(3)
Galicia^ pág. 38.
cOmnes praefatas urbes, quasdam scilicet sine pugna, quasdam vero (4) cum magna et máxima arte tune Karolus acquisivit, praeter praefatam Lu-
PROLEGÓMENOS cados, aunque
el
Turpin no
que padecen
bitantes de la ciudad,
sus pecados, la historia
lo dice
IIQ
claramente, son los mismos hatal
metamorfosis en castigo de
y recuerda un cuento análogo de Las Mily una Noches,
del joven Sultán de las Islas
(l).
Dozy apoya
salir del
cuento árabe,
Negras
esta indicación del sabio romanista francés.
Pero
que á
ni el relato del falso
lo
menos en
mos que la en la Edad
Turpin ha podido
su forma actual es
fabulosa crónica, á pesar ^Nledia
y de
lo
mucho más moderno, ni creede lo mucho que se difundió
enlazada que está con las tradiciones com-
postelanas, haya podido ser fuente de leyendas populares en Galicia.
El tema es evidentemente áe folk-lore general, pero con aplica-
ciones geográficas diversas dentro de cada región. ¿Cuál puede ser
determinación de Lucerna y Valverde? El Turpin habla de
la
inmediatamente después de Falencia, y aunque por dición de ciudad lacustre, existe la laguna de la
blado que lleva
de
la
el
nombre de Valverde. Acaso
ellas
no hay
allí
tra-
Xava y un despoes
un eco también
leyenda hoy perdida, lo que algunos hagiógrafos refieren en
la
vida de Santo Toribio, de haber sido inundada la ciudad por el río
Carrión en castigo de
la
protervia con que los priscilianistas de
aquella ciudad se oponían á la predicación del Santo
Apoyado en
estos antecedentes, se inclina
Dozy
(2).
(3) á
poner
fabulosa Lucerna en tierra de Campos; pero quizá tiene razón
cernam, urbem munitam, quae est in valle
viridi,
ultimum nequivit, Novissime vero venit ad eam circa
eam quatuor mensium
spatio,
et facta prece
Deo
atri
amnis
in
habentur». (Cap. m). Al
medio fin
del
eius surrexit, in
mismo
et Sancto lacobo
quo magni
capítulo añade:
ad
eam, et sedit
cecJderunt muri eius et est deserta usque in hodiernum diem.
enim gurges
Mur-
qaam capere usque
et obsedit
la
«Hae
Quídam
piscas nigri
sunt urbes
postquam gravi labore acquisivit, maledixit, et ideo sine habitatore permanent usque in hodiernum diem: Lucerna, Ventosa, Caparra, quas
ille,
Adania.?'
Sigo el texto de Dozy, publicado en
la tercera
sur l'histoire et la litlérature d'EsJ>agne pcndatit
tomo
II,
le
edición de sus Recherches
Moyen Age (Leyde,
pág. cvi del Apéndice.
(i)
Hisioire Poe'tique de Charlemagne. París, 1865, pág. 270.
(2)
España Sagrada, tomo
(3)
Recherches^
tomo
11,
viii
fiTSs), pág. 10.
pág. 385.
1881),
PROLEGÓMENOS
120
guía en llevarla á otros parajes
más próximos
embargo,
reducción
la
parece que hay de
Enrique
y
Gil,
al
lago de Carrucedo en
común
la mefítica
donde has-
á Galicia,
No me
ta ahora parecen localizadas estas creencias.
el
convence, sin
Bierzo, pues nada
entre las poéticas ondas idealizadas por
laguna de los peces negros.
Los primeros exploradores de todas partes, confundieron los
monumentos
como en con muchos
en Galicia
la prehistoria,
megalíticos
bloques erráticos que por su forma rara ó por sus dimensiones habían atraído
el interés
Los autores modernos arqueología.
En 1887
descripciones
dras Jítas, sus
ó se ligaban con alguna superstición popular. los
excluyen sin compasión del campo de
la
escribía Cartailhac: «resulta claramente de las
y láminas de D. José
y
Villaamil
altares^ sus peñas altares, sus
Castro, que sus pie-
peñas abaladoir as, nada
tienen que ver con nuestro asunto. Solo exceptuaremos el recinto
monte Das Fachas
del
cerca de Barreiros. Se
(l),
compone de
sie-
te bloques, con elevación de un metro, puestos simétricamente á
redonda sobre una eminencia. Sería
muy
la
importante sin duda hacer
excavaciones en este punto.»
Respetando, como es debido,
dando por supuesto que en la
mano
del
la
doctrina de los especialistas,
estas piedras para
y
nada ha intervenido
hombre, no por eso puede mirarlas con indiferencia
el
historiador de las religiones, puesto que la litolatria es una de las
formas más antiguas del culto naturalista, y sabemos por nio de San Martín Bracarense (en que
que entre
sistir),
sin
los rústicos
de Galicia
el
hombre
paleolítico
aprovechó
testimo-
más adelante hemos de persistía
aún en
que se haga distinción entre rocas naturales y
como
el
las
in-
el siglo vi,
artificiales.
Así
grutas naturales para ha-
Pachas, dice equivocadamente Cartailhac. (Les Ages Préhisioriques,
(i)
página
191.)
Del mismo
modo
convierte
la
Lama de
Santa Cristina en Cama,
acaso por ignorar el sentido gallego, portugués y castellano de
bra lama (pág.
71).
Villamil: cosas
la
Y, por supuesto, á D. José Villaamil le convierte en
pala-
Don
de franceses, hasta cuando escriben libros enteros sobre
España.
Sobre
el
de Cartailhac en
se un artículo del vista
de
la
Coruña
mismo
la
parte concerniente
Villaamil,
Galicia, 1887,
La edad
tomo
i,
al
país gallego,
puede ver-
prehistórica de Galicia, en la re-
pág. 75.
PROLEGÓMENOS cer de ellas su
morada y
y
el
hombre
como
la Península,
las vacilantes
y
como
altares ó
ñtas 6 hincadas que tanto abundan en
de
I
neolítico convirtió las ca-
vernas en sepulturas antes de crear su arquitectura fúnebre, es natural que aprovechase
2
de su arte y cubrir sus paredes de
el taller
representaciones zoolátricas;
1
muy
oráculos las piedras
nomenclatura geográfica
la
ú oscilatorias. Qran parte de las cú-
pulas ú oquedades á que varias veces hemos hecho referencia, están excavadas artificialmente en piedras naturales, lo cual no autori-
en verdad
za
tes la
como
sueños de altares druídicos en que corría á torren-
los
sangre de indicio
víctimas
las
(l),
pero se considera generalmente
de algún concepto simbólico. El pueblo mismo ve algo
de misterioso en estas rocas, como
pena d'o altar y penas algunas de ellas, y las
prueban
lo
y
d'os gigantes
nombres de
que ha dado á
d'os gentíls
que de otras consignan
raras tradiciones
autores antiguos, prescindiendo de los modernos
sospechosos de adulteración
los
que pueden ser
D. Mauro Castellá Ferrer, que
literaria.
publicó en 1607 su Historia del Apóstol Santiago, registra la conse-
de haberse reunido en
ja
gir caudillo
de
que
las cien doncellas.
del
el
Campo de
«Y
Mellid los gallegos para ele-
moros que exigían
los guiase contra los
el tributo
sobre una gran piedra que estaba en medio
campo, de que poco ha
se ha
hecho
Sebastián, que está á la entrada de la
el altar
villa,
de
la
ermita de San
echaron suertes con tinos
dados-» (2). Aquella piedra debía de estar consagrada á la adivina-
ción desde antiguo,
y
duda para borrar
sin
aprovechada como ara de notable
(i)
que estaba
«Era como
al
la
«que en
el
el P.
ello fué
de
más
Sarmiento nos cuenta de
pie de la ermita de
estas piedras, la
la
recuerdo de
vecina ermita. Todavía es
San Guillermo, en
ó cama de piedra en
pila
Hablando de una de
llaamil y Castro
humano en
en
bárbara superstición que
la
cierta roca nisterre.
altar
la
la
Fi-
cual se echaban á
Recadieira, dice
el Sr.
Vi-
concavidad que presenta se adapta un cuerpo
posición supina y aptitud
muy
propia para ser degollado, y que
su sangre corra por un profundo canal de un decímetro de ancho y otro tanto de fondo». (2)
Historia del Apóstol de Tesas Christo Satitiago Zcbcdco, patrón y capitán
general de las Españas.
Año
En
1610, folio 242 vuelto.
Aladrid, en la oficina de Alonso Martin de Balboa.
PROLEGÓMENOS dormir marido y mujer que por ermita,
lla
y
allí,
indecorosa, se
mandó por
visita
cama, y se quitó
dra, pilón ó
estériles recurrían al santo
}'
á aque-
y por ser cosa tan (episcopal) quitar aquella gran pie-
delante del santo, engendraban,
concurso»
el
cas á que en diversos países se atribuye á las mujeres estériles.
En
(l).
Son muchas
la virtud
las ro-
de hacer fecundas
Portugal se cita una, cerca de
Lamego
(2),
y en Francia varias, que algunos quieren explicar como restos de un culto fálico, pero todo esto son fantasías sin ninguna consisten-
Lo que importa recordar
cia.
practican en tral del
es la peregrinación
que hoy mismo
India las mujeres estériles, lavando con
la
agua
el
sagrado Ganges los huecos de algunas peñas, como ya he-
mos consignado en otro lugar. Abundan en Galicia las piedras
oscilatorias, llamadas allí
d'mtbade, movmtes, ahaladoiras., cabaladas 6 cabaleiradas,
de
ellas
bre es ca),
lus-
y
podras algunas
han sido cristianizadas con piadosas leyendas. La más céle-
el
inmenso bloque de Mugía (Piedra de
la
Virgen de
la
Bar-
que está descripta en estos términos por un anónimo peregrino
alemán en 1446. «Desde Finisterre pasé ala Barca de Nuestra amada Virgen sa
que
Alaría,
que en todo mi
grande, cerca de
es sin
viaje vi.
ella
hay
duda
la
cosa
más estupenda y
Es de piedra, de una
otra, á
manera de
mástil,
sola pieza
muy
que podrá tener
de largo como unos quince klasters y cada klaster unos
Es tan grande
m-ilagro-
seis pies.
y pesa tanto, que veinte bueyes podrían apenas moverle de su sitio; y, sin embargo de esto, si algún pereeste mástil
grino se acerca á
él
puede moverle con un dedo
nor dificultad. Para eso es preciso que esté en
pecado mortal, porque
si
el
solo, sin la
hombre que
lo está, ó
si
la
me-
mueve no
ha sido excomulgado
y no ha hecho penitencia, de ninguna manera puede hacer que se mueva el tal mástil. Muchos van allí, hasta niños de pocos años á Apud Murguía,
(i)
Galicia, págs. 74 y 75.
Se
le
olvidó indicar
la
obra del
y como son innumerables los manuscritos del polígrafo benedictino, me ha sido imposible, hasta ahora, evaP.
Sarmiento de que toma
cuar
la cita,
la noticia,
aunque no dudo de su exactitud. Probablemente estará en sus
Viajes. (2)
Vid. Leite de Vasconcellos,
to, 1882),
pág. 92.
Tfadifoes populares de Portugal (Opor-
PROLEGÓMENOS
1
Yo mismo moví
quienes he visto hacer lo que otros no pueden. aquella
brosa»
enorme piedra con
la
mayor
23
facilidad, cosa
para mí asom-
(l).
Aunque en
escrituras
áe piedras fitas y petras
de
la
Edad Media
que servían de
erectas^
dándose á entender que algunas de qtiae ab antiquo
fucrimt
cia se encuentran,
na pueda
y
calificarse
constrtictae),
ellas
mención
es frecuente la
límites ó términos,
eran
hoy son
artificiales
raras las
(petras
que en Gali-
parecer son naturales todas, sin que ningu-
al
de menhir, como reconoce Villaamil y Castro.
Murguia sospecha que fueron sistemáticamente destruidas para que campesinos no llevasen á
los
qué
se dejaron subsistir los túmidos
carácter gentílico
pero entonces ¿por
ellas sus ofrendas,
mucho más
y
obvio,
las
mámoas^ que tienen un
y fueron siempre objeto de
supersticiones?
Parecen
muy
alineamientos.
inseguras las noticias que se dan de cromlechs
A
lo
sumo puede concederse
el
primer nombre
d'as Fachas^ que presenta siete piedras en círculo,
nos de los publicados por
Worsae en
y recuerda
y al
algu-
sus Antigüedades de Di-
namarca. El mismo Cartailhac encarece su importancia, que es
mayor todavía por la (2).
rareza de estos
monumentos en
camino de Oporto á Almeida uno que
to en el
moria
la
la
penínsu-
El viajero inglés Twis, que escribía en 17/2, dice haber visle trajo
á la
me-
Stone-Henge de Inglaterra, pero, ó se engañó tomando
el
por círculo
artificial
de piedras alguna agrupación de rocas natura-
Viaje de España^ por un anónimo. 1 446-1 44S. Traducido directamente
(i)
del alemán por E. G. R. (D.^ Emilia
Gayangos de Riaño). Madrid, imp. de Fau-
re, 1883.
En
(2)
Pardo «dos cromlechs enteramente uno de 27 metros de diámetro, el otro de 10 escasos, observados estación de Puente de García Rodríguez, en la gran planicie que riega 1895, descubrió el Sr. Maciñeira
iguales: el
en
la
el río
Eume, mediando entre uno y
no cuatro mámoas dolménicas
muchas partes según cree tros
más
el
otro unos 200 metros, y teniendo en tor-
Si estos «círculos
autor, nadie
puede aún
decirlo con certidumbre.
Algunos me-
arriba de ellos, está un túmulo ó cairn, de cuya cámara se
ron un torques y un puñal de bronce». demia de
de piedras ^, como en
se llaman, fueron templos ó lugares para asambleas políticas,
la Historia,
tomo
(E.
Hübner, en
xl, 1902, pág. 550.)
el Boletín
exhuma-
de la
Aca-
PROLEGÓMENOS
124.
Ó
les,
en
más
cromlech ha desaparecido sin que nadie
el tal
se fijase
él (i).
característicos de la prehistoria, así en Galicia
Los monumentos
como en Portugal, son con
y
los castras
las
misma abundancia en una región que en
la
se encuentran
y
7ndmoas,
otra.
«En algunas
partes no se camina legua que no se halle alguno», decía en 1610
Verea y Aguiar, en 1838,
Castellá Ferrer (2). casi tantos
mos
la
como
parroquias
(3).
Villaamil
y
escribió
que eran
Castro, á quien debe-
más extensa y concienzuda monografía sobre estas antigüe-
dades, exploró
más de medio centenar en un
territorio
de 900
ki-
lómetros cuadrados.
Fácilmente podemos prescindir de los castras^ llamados también
porque nadie
croas,
dos,
les
niega hoy
el
carácter de recintos fortifica-
que su mismo nombre y su estructura declaran. Pero también como de costumbre, el romanticismo druídico,
sobre ellos deliró,
tan en boga á mediados de nuestro
Verea y Aguiar los congallegos», dando tan pere-
siglo.
grinas
como «templos de los celtas razones como «la forma perfectamente
ellos»,
y
sideraba
la
circular
de todos
semejanza que creía encontrar con los círculos de los
druidas en Escocia, que son los mismos castros llamados
allí
en
lengua céltica Cairn. Martínez Padín, otro de los que por entonces emprendieron escribir la historia de Galicia quedándose en
el
umbral, opinaba que los castros «fueron erigidos para plantar y adorar en ellos la encina consagrada al Dios
dica»
(i)
Teut por
la
religión druí-
five
stones standing
(4).
«This morning
I
observed on the side of the road
»
upright, of eight feet each in height, and four others of the
»
sions lying by them, resembling a little stone henge.>
(Travels tíirough Portugal
Londres, 1775, Pág-
and
Spain, in JJ72
and ijjj,
by
same dimen-
Richard Twis
,
55-)
(2)
Historia del Apóstol Santiago,
(3)
Historia de Galicia. Primera parte. Ferrol, imp. de Taxonera, 1838,
fol. 141.
págs. 136-137. (4)
Historia
política., religiosa
y descriptiva de Galicia, por D. Leopoldo i, págs. 234 y ss. Es el primero que
Martínez de Padín. Madrid, 1849, tomo publicó, en forma de apéndice, un
y mdmoas de
Galicia,
pequeño tratado especial sobre
los castros
PROLEGÓMENOS
el
frágil
25
quimeras, ni puede admitirse tampoco
Inútil sería refutar estas
sobre
1
apoyo de vanas etimologías ó de alguna leyenda
moderna que puede
ser eco de del folklo7'e extranjero, el carácter
de «ciudades sagradas» que todavía se atribuye á algunos castros. Siendo, es
como realmente
de suponer que no
podemos pasar en
fueron, verdaderas poblaciones fortificadas,
cabe duda alguna sobre
y arcas cuando
do su cubierta de
un santuario, pero de aquí no
los celtas este sistema
de
mucho mefortificación.
carácter fúnebre de las
mámoas^
]\'Iurguia interpreta ¡ociis
dormitio-
el
llamadas también medorras (que nis), medelas^
ellas
estado actual de los estudios, ni
el
nos continuar atribuyendo á
No
en
faltaría
se trata
de dólmenes que han perdi-
«Generalmente no contienen más que un
tierra.
hay de tres y más, denomina Worsae, con bas-
solo recinto (dice el historiador citado) pero los
verdaderas sepulturas largas^
más razón que
tante
llanse las
los
como
las
que ven en
Há-
caminos cubiertos
ellas
vtámoas formando círculo entre
como
sí
las
hemos
visto
en Santiago, rodeando un pozo ó laguna (Brandomil), de tres en tres,
en
rio, al
línea, aisladas, al azar,
cual da
d'as
teiro
olas,
semejando un vasto campo mortuo-
vulgo indistintamente
el
Campo
d'as olas
muy
su aspecto interior varían
el
nombre de
Oleiros,
y Campo d'as mamoinhas
forma de una campana
la
(i).
En
poco, y vista una, están vistas to-
das, sólo se diferencian en el tamaño; pero las hay,
contadas, que afectan
Oic-
aunque son
Algunos de
los
grandes dólmenes presentan en su cara interior curiosos signos,
como
los hallados
en
la
notable
trazados con líneas negras
Sobre
(i)
la
mámoa
y encarnadas
voz Okyros, dice
el
de Melón
cuyos dibujos
se parecen á las grabadas
P. Sarmiento:
«Es nombre de muchos
»
lugares en Galicia. Si se pregunta á un gallego ¿porque se llaman oleyros
>
estos lugares?, dirá
»
He
que porque en
de que
se fabricasen ollas.
»
noticia
j>
que se llamaban Oleyros de
»
ban en aquel
»
sitios
» vi;
ellos viven
hombres que fabrican
ollas.
transitado por seis ó siete lugares llamados Oleyros, y en ninguno hallé allí
la
Y
sitio las ollas cinerarias
en que se depositaban
pues en donde
vi
al
punto
me
saltó á la imaginación
voz Ollarios, porque en ,
al
modo que
los huesos. Fortifícase
muchas Mamoas,
allí
lo
antiguo se coloca-
se llaman osarios los
mi conjetura por
lo
que
estaba un lugar llamado Oleyros...>
(Semanario Erudito, de Valladares, tomo xx, Madrid, 1781, pág.
71.)
I
PROLEGÓMENOS
26
en
los
dólmenes del Morbihan, que De Cussac dio
mundo
sabio»
conocer
á
aunque tienen semejanza más señalada con
(l),
publicados por Góngora en sus Antigüedades prehistóricas de
al
los
An-
dalucía.
El material arqueológico que las mánioas gallegas han suministrado hasta ahora es
muy
escaso,
ticamente violadas durante
Hay
por
casi todas fueron sistema
buscadores de tesoros.
los
varios procesos del siglo xvii contra personas que sin licencia
del fisco abrieron
«mámoas, madorras y castros donde había
y sepulturas de
ros
porque
siglos
gentiles», llegando á extraer, en
los
cantidad, objetos de oro. Para hacer estas excavaciones
mientos
de
solía recurrirse
á prácticas supersticiosas,
y
como
ciertas varillas mágicas (cuya ^'enta se prohibió en
1683) y
el
famoso
libro
de San
teso-
bastante descubri-
el
empleo
Orense en
Cipiidn, de t[ue hablaremos á su
tiempo.
Son pocas
En en
que
las sepulturas
se
han salvado del común estrago.
todas ellas en encuentra la urna cineraria, ó pedazos de
mayor parte
la
chas de piedra
vestigios de incineración.
y bronce,
armas de bronce y
vasijas
de
y
y
de oro y
que continuaron siendo
época llamada hoy protohistó-
Pero tales hallazgos son cada vez más raros, y
rica.
ella,
utensilios son ha-
cristal, brazaletes
hierro: lo cual indica
utilizados estos enterramientos en la
Los
Castro declara no haber registrado ninguna
el Sr.
mdmoa
Villaamil
que no estu-
viese enteramente saqueada.
En las
la
Edad Media
antas portuguesas. El docto investigador
cionar, cita
una
serie
los siglos IX al XIV,
de testamentos, donaciones y privilegios de
donde
se encuentran,
molas antiquas», «ipsas mamulas»,
nombre de modorra
mismo que que acabamos de men-
sirvieron de piedras terminales, lo
es
menos
demarcando
«veredas de
límites,
«ma-
mamonela». El
frecuente, pero se halla en ima carta
de 1348 del Monasterio de Penamayor. El carácter
artificial
de
estos túmulos era reconocido, puesto que en una demarcación de la
sede episcopal dumiense, hecha en 921, se emplea este rodeo
«térra túmida quae
(i)
fuit
Galicia^ págs. 96-97.
manufacta.»
PROLEGÓMENOS
I27
El P. Sarmiento, á cuya universal curiosidad no podían ocultarse
mismo nombre
estas antiguallas, reúne bajo el turales
y
los
montículos na-
pero los deslinda. «.Mamblas en castellano, y tierra, ó de
artificiales,
viamoas en gallego, son unos montes naturales, ó de
que representan
piedras,
monte
nificación de
en
la
comunísima
es
mammula
voz
de una teta ó pirámide redonda,
ho}'
en Galicia
un montecillo de figura de las
la
las ollas
y
muy
mamoa, para
los
signi-
á mano, á imitación
mamoas no son
naturales. Estas
ó urnas cinerarias
Los ga-
los privilegios.
y hecho
tierra artificial
mamoas
cosa sino los antiguos sepulcros de
colocaban
voz mamoa^
para significar un monte, que es término
por donde pasa un apeo, ó demarcación en
de
la
esta sig-
instrumentos antiguos es
los
llegos extendieron la significación de dicha voz ficar
En
mamelles
los franceses
mambla. En
Castilla la voz
común
la figura
también
á los quales llaman
otra
Romanos, en cuyo centro El error del sabio bene-
(l).
dictino en cuanto á la atribución clásica, es propio de la arqueolo-
gía de su tiempo,
y aun puede tener por excusa
trado algún epígrafe romano en
negarse que
muchas de tintos
y
él
las cuales
ó cual túmulo. Pero no puede
estaban intactas aún.
extremidades de
entre las rías de Padrón
Noya,
tierra,
que se llama
el
monte de
blado, que llaman el
campo de
de mamoas sepulcrales.
mamoas de
que median junto allí
existe.
la Ciudad,
y
Minas,
el
las
visto (dice) en dis-
ázia Salvatierra, etc.,
y de Noya. Azia
hubo una grande Ciudad, que ya no sitio
«He
distantes países de Galicia, muchísimas
azia las
haberse encon-
fué el primer explorador de estas cámaras fúnebres,
ázia la Coruña, ázia Rianjo, ázia
todo
tal
el
al
éstas;
y sobre
mar
alto,
hay tradición de que Pero se conserva un
allí
un páramo despo-
qual he visto poblado
:^>
Sorprende en verdad que siendo Galicia y Asturias regiones de tanta afinidad étnica, sean hasta ahora tan escasos en
monumentos de arqueología primera. La mayor parte de
(i)
prehistórica los
la
segunda
que tanto abundan en
los la
que hasta ahora se han señalado en
Semanario Erudito, de Valladai-es, tomo xx. Informe de Fr. Martín al Conde de Aranda, sobre construcción de Caminos Reales, pági-
Sarmiento nas 69-73.
1
PROLEGÓMENOS
28
comarcas asturianas, corresponden á
las
bronce
(l)
y no
las
edades del cobre y del
faltan algunas inscripciones ibéricas.
Pero los dól-
menes son bastante raros, y apenas hay dos ó tres que hayan sido materia de formal estudio. El
de cripta á
sirve
pequeña
la
más importante parece
ser el
que
de Santa Cruz de Cangas de
iglesia
Onís. «Dentro, en la iglesia, está una cueva, á que se entra por
una boca como pozo», decía Ambrosio de Morales en su Viaje de 1572 (2). En el siglo xvii, el P. Carballo habla también de la cueva, que
los naturales del país
cuerpo santo,
y de
la cual
consideraban
para curar ciertas enfermedades el
monumento y tuvo que
fiarse
«dolmen complicado ó gruta de vaciones
dejando
al
de
En
1857, Assas, que no vio
las
hadas»
(4).
del
En
le calificó
de
1871 hizo exca-
Museo Arqueológico, componen las
descubierto las cinco grandes losas que
la
las
de
la
primera piedra
cubierta habían desaparecido. lateral derecha,
ciertas extrañas labores, hechas
juzgar por cas á las
(3).
de información ajena,
Rada y Delgado, por comisión
paredes del dolmen: interior
como enterramiento de un
sacaban tierra que suponían con virtud
el
La cara
mostraba de relieve
con instrumento de piedra
pequeño apunte que entonces
(5).
A
se hizo, parecen idénti-
que se han reconocido en algunos dólmenes portugueses.
\Jn erudito local de principios del siglo pasado, D. Pedro Canel
(i)
Por ejemplo,
los
de
la
antiquísima mina de cobre del Milagro, á seis
kilómetros de Covadonga, los del monte Aramo,
etc.
Vid. Mottografía de As-
por D. Félix de Aramburu y Zuloaga, Oviedo, 1899, págs. 23 y siguienDe los monumentos megaliticos trata especialmente en el capítulo 4.°, pá-
turias, tes.
ginas 53-65. (2)
Pág. 17 de
Oviedo, 1866, pág.
la
edición de Sangrador (Biblioteca Histórica Asturiana^
17).
Antigüedades y cosas memorables del Principado de Asturias, obra postuma del P. Luis Alfonso de Carvallo, S. I. (escrita en 1613, publicada en Asturiana, Ovie1695). Tomo I de la reimpresión de la Biblioteca Histórica (3)
do, 1864, pág. 224. (4)
Semanario Pintoresco Español, 1857, pág.
133.
Memoria que presentan al Excmo. Sr. Ministro de Fomento D. Juan de (5) Dios de la Rada y Delgado y D. Juan Malibran dando cuenta de los trabajos practicados y excavaciones hechas para el Museo Arqueológico Nacional, ^Nla,
drid, 1871.
PROLEGÓMENOS Acevedo, señaló darles este
nombre) en
ma
concejos del Occidente de
los
de Boal:
el
montañas de este mismo
las
esta manera:
bierta,
«
Encuéntranse por
dentro de
el
provin-
la
cimas
las
sepulcros antiquísimos en
país,
primero se presenta un gran montón de
de cono, y en
29
existencia de verdaderas manioas (aunque sin
especialmente en
cia,
de
la
I
en
tierra
for-
centro una caxa grande de piedra con su cu-
hay huesos todavía en unas, y en otras ya (l). La semejanza con los túmulos
la cual
están enteramente deshechos»
gallegos no puede ser
más
y
clara,
está confirmada por
un explo-
rador moderno, D. Bernardo Acevedo, que ha reconocido perso-
nalmente varias de estas mamoas y también algunos
castros^
dras aballadoiras ú oscilantes. Estas son naturales,
como sabemos,
pero suelen encontrarse en
acaba de persuadirnos de mitivo hizo de
Un
cierta relación
la
en los dólmenes,
aplicación religiosa que
el
y pielo cual
hombre
pri-
ellas.
ejemplar de dolmen y otro de piedra movediza se encuen-
tran á corta distancia, en la extensa llanura de
mar, y distante cinco kilómetros de límite occidental de Asturias. cia los Sres. D.
la villa
De ambos
Campos, próxima de Tapia,
casi
en
al
el
megalitos han dado noti-
Alejandrino Menéndez de Luarca
y D. Marcelino
Fernández. «El dolmen es de los llamados exteriores, aparentes ó
compuesto de
libres,
seis
grandes soportes en forma de plano
por medio á manera de tribuna» contradicción entre los datos de
(2).
incli-
Ver un paso
nado, cubiertos por extensa piedra cortada, dejando
Se advierte alguna pequeña
ambos exploradores, pero
lo
más
importante y positivo de este hallazgo, y de otros hechos en concejo del Franco, son
las seis inscripciones ibéricas,
sobre
las
Hübner autorizadísimo dictamen (3). Parece que en dolmen de Campos hay también otros signos no alfabéticos. les emitió
La provincia de Santander, ufana de serva pocos vestigios de
uno de
los
la
edad
el
cuael
sus cuevas paleolíticas, con-
siguiente.
El más importante y
primeros que en España tuvieron explorador alentado é
(i)
Citado por Aramburu, Monografía, de Asturias, pág. 61.
(2)
Aramburu, pág.
{3)
Boletín de la Real Academia de la Historia,
60.
tomo xxx,
pág. 226, Ins-
cripciones ibéricas de Asturias.
Mkkíkdsz y
Vs.i.kxo.— Heterodoxos.
I
o
PROLEGÓMENOS
130 inteligente, es el
dolmen
del
cubierto en 1857 po^ Dsu concordancia con
Abra en
Ángel de
la sierra
los
Ríos y Ríos, que estableció
famosa Mesa de
la
de Brañosera, des-
los
Mercaderes de Locma-
riaquer en la Bretaña francesa, presentando juntos los dibujos de
ambas construcciones megalíticas, y citando otras también análogas de la isla de Anglesey y de Cornualles. El dolmen del Abra fué en
modo
cierto
cristianizado por la vecina ermita (que subsistió hasta
el siglo xYiii)
de Nuestra Señora de
mandad de Campóo de
las
«Aún
Suso.
Nieves, patrona de
existen viejos (decía
her-
la
señor
el
que recuerdan haber oído contar á sus padres, cómo iban á
Ríos)
ermita de
la
cumbre, y entre otras
cosas, dicen
que se nombraban
doncellas por cada pueblo, que subían la tarde anterior á la
vidad (15 de Agosto) y pasaban
allá la
noche como todos
iban, en hogueras, bailes, etc. ¿Quién sabe
que
culto
hoy que
se
se
daba
al
conoce
dolmen»
(l).
si
la
festi-
que
los
no era algún resto del
Aventurada parece
conjetura,
la
destino sepulcral de estos megalitos, pero la
el
indicación debe recogerse.
Lo más
notable que hasta ahora ofrece
la
prehistoria vascongada,
son los dólmenes de Álava, especialmente los de Eguilaz y Arrízala,
en
bierta
y
el
llano
nada del tipo utensilios
de
la
de Salvatierra. Son dos hermosos túmulos con cu-
galería el uno, descubierto el otro, pero
común, á juzgar por
encontrados
allí,
huesos
y
osario:
«Su conca-
y 10 de ancho, contenía en su ámbito más de 5 pies desde su pavi-
calaveras hasta la altura de
mento, colocadas niente
Las armas y
unos eran del período neolítico y otros
edad de cobre. El de Eguilaz era un gran
vidad, de 13 pies de largo
no se apartan en
las descripciones.
las
cabezas á
La entrada á
la
parte de Oriente
y
los pies al
Po-
este sepulcro por el Oriente, principia á los
20 pies, poco más ó menos, con un camino cubierto de 4 pies de poca distancia de este camino se encuentra ancho y 4 de alto quemada Las calaveras y huesos hallados en el tierra que parece
A
sepulcro indican una estatura de hombres regulares
conozca haber de mujeres ó niños.» Así
(i)
le
describía en
sin 1
que se
83 3 el al-
Semanario Pintoresco Español, 1857, págs. 249-251. Monumentos
cos de Campóo.
célti-
PROLEGÓMENOS
I3I
calde de Salvatierra D. Pedro Andrés Zabala, en una comunicación
á
la
Academia de San Fernando.
Y
en 1845 ampliaba sus informes
Comisión provincial de ^^lonumentos: «El número de cadáveres
la
encerrados en este sepulcro debió de ser considerable, viéndose to-
dos hacinados y vueltos
al
especie de lanzas, unas de cuchillos corvos
Oriente. Las armas consistían en una
de piedra, y otras de cobre, y unos
filo
con uno ó más agujeros en
la
parte opuesta á la
punta. Había también varios corazoncitos con agujeros en su parte
más ancha, presentando algunos en
muy
finos
duro.»
A la
su alrededor dientes
á manera de sierras, y siendo todos de pedernal
muy
entrada del túmulo había una pequeña galería que terminaba en cavidad del centro, viéndose en
quemadas»
(l).
ella
la
todavía porción de tierras
El dolmen de Arrízala, llamado en vascuence Sor-
de menores proporciones y se halla en peor estado de conservación. Otros hay de menos impor-
guiñeche (casa de
las
brujas),
es
tancia, y algunos han sido destruidos en estos últimos años. No sabemos si entre ellos habrá que contar uno que D. Julián Apraiz
exploró en 1892, á
yendo de
él
seis
kilómetros del balneario de Zuazo, extra-
un cráneo con
la
caracterísca trepanación prehistórica
de que luego hablaremos. El número de cadáveres se acercaba á 130, y no estaban tendidos, sino sentados ó acurrucados
Dícese que hay varias grutas
Albaina á ^Nlarquinez, y en se consigna
pidas
y
la
que en alguna de
artificiales,
(2).
principalmente desde
Descripción geológica de la provincia ellas se
sepulcros abiertos en la roca
ven figuras toscamente escul-
Xo
necesito encarecer
la
importancia de este dato, que quizá nos dé algún otro eslabón en
la
(3).
(i)
Transcribe estos documentos Assas (Semanario Pintoresco^ págs. 156-
158),
con tres grabados del túmulo de Eguilaz: alzada, planta y sección del
Discurso acerca de
los
dólmenes alaveses. San Sebastián
Este discurso es refundición de tres artículos publicados por
en
la
,
1905, pág. el
Euskal-Erria, de San Sebastián, en 1892 (tomos xxvii y xxvni).
notas del último trabajo del Sr. Apráiz, se da razón de los
13.
mismo autor
En
las
demás ensayos
sobre prehistoria de Álava. (3)
Descripción física y geolóf^ca de la provincia de Álava, por D.
Adán de
Yarza. Madrid, 1885, pág. 79.
Ramón
PROLEGÓMENOS
132
cadena del arte troglodítico, impropiamente llamado magdaleniano. Parece que Vizcaya y Guipúzcoa quedan hasta ahora fuera de
«Me
región dolménica:
mucho
guardaré
la
(dice Cartailhac) de insis-
sobre ciertos pretendidos dólmenes que se señalan en los alre-
tir
dedores de Bilbao, dentro del recinto de
la iglesia
de San Miguel de
Arrechinaga. Son bloques enormes redondeados en sus ángulos,
que han sido objeto de alguna antigua superstición, pero que son enteramente extraños
al tipo
han confundido con
En por
este
de
los
monumentos
megalíticos
el
de
la
mayor parte de los eruditos. No mucho menos puede admitirse que
tales 7neithires, ni
como
aquellas piela
teogonia
fantaseó un arqueólogo verdaderamento docto, pero
ofuscado esta vez
De Navarra y cas,
se
(l).
hay, pues, ni
dras hayan servido de triple adoratorio á los dioses de éuscara,
y que
por ignorancia ó malicia (¿de quién?)»
escepticismo de Cartailhac parece confirmado
caso
el sentir
ellos
(2).
del
Alto Aragón tengo escasas noticias prehistóri-
y no muchas de León
(3)
y ambas
Castillas (4).
Las que con
gran trabajo pudiera rebuscar en boletines de excursionistas y en
me
periódicos locales,
alejarían sin fruto del propósito
ducción, que no debe convertirse en un dar, hasta
donde
mero
de esta
intro-
inventario, sino deslin-
se pueda, el carácter religioso
de algunas de estas
misteriosas antigüedades. Prescindiremos, pues, del famoso taller de
hachas neolíticas de Argecilla (Guadalajara), considerada como estación de tránsito entre las dos edades de piedra, y que ofrece
(i)
Les Ages préhistoriques, pág.
(2)
Estudios Adoimmentales
y
las pri-
182.
Arqueológicos.
Las Provincias Vascongadas
por D. José Amador de los Ríos. (Revista de España, tomo xxi, 1871, pág. (3)
Sobre esta comarca pueden verse
15.)
los Estudios de Arqueología, Proto-
historia y Etnografía de los Astures La7icietises, del
médico D.
Elias
Gago Ra-
banal (1902), y su más reciente libro Arquebiologia, Estudios retrospectivos de la provincia de León, Tiempos geológicos. Primeras edades de la Historia
—
—
(León, 19 10). (4)
Debe hacerse
especial
mención de algunas cuevas de
Logroño (unas veinte, todas en haber sido de
las
tomo
la
provincia de
partido de Torrecilla de Cameros), por
primeras que fueron científicamente exploradas (por
geólogo francés Luis Lartet, en Arche'ologique,
el
xiii.
1864).
Véanse sus descripciones en
la
el
Revue
PROLEGÓMENOS
meras muestras de
1
cerámica peninsular
la
(l).
Dejaremos á
33
con-
la
sideración de los historiadores del arte los vasos ornamentados de
Ciempozuelos, que nos caracteres de
un
estilo
la
muestran en su apogeo y con todos
formado
(2).
Sólo de pasada indicaremos,
por ser un tipo de habitación neolítica distinto de todos dos hasta ahora,
las
los
los indica-
singulares cuevas de Perales de Tajuña (pro-
vincia de Madrid), dispuestas en varios pisos que se comunican in-
teriormente
La importantísima caverna de Segobriga (Cabeza
(3).
del Griego), perfectamente estudiada por pelle, es
de transición de
la
edad
va vestigios de dos civilizaciones, una de cieron los hermanos Siret en
que todavía
ni siquiera
Vilanova (D. Juan), Estudios sobre
(i)
Museo Español
Época
neolítica
ó de
un bosquejo de nues-
que toca á
las
(5).
lo prehistórico español.
de Antigüedades, 1872, págs. 129-143. la
y conser-
Pero repito
(4).
está sin organizar por lo
provincias centrales de la Península
del
Eduardo Ca-
misma que recono-
ellas la
Sudeste de España
el
que no ha sido mi intento trazar tra prehistoria,
el jesuíta P.
neolítica á la del metal,
piedra pulimentada, en el
En
el
tomo
i
Prehistórico español.
mismo tomo
del Museo, pági-
nas 541-560. Boletín de la Academia de la Historia,
(2)
histórico de Cienpozuelos.
Informe
escrito,
tomo xxv,
1894. Hallazgo pre-
en su mayor parte á
lo
menos, por
D.Juan Facundo Riaño, págs, 436-450. (3)
Boletín de la Academia,
(4)
Boletín de la Academia,
tomo tomo
xix, 1891, pág. 131. xxii, 1893, pág. 241.
La Cueva prehistóri-
ca de Segobriga. Anales de la Sociedad Española de Historia Natural,
tomo xxni,
pág. 117, y
tomo
xxiv, 1895, págs.
1
1894',
19-146. Notes sur quelques
découvertes préhistoriques autour de Segobriga dans l'Espagne céntrale.
Importantísimos son los descubrimientos de D. Manuel
(5)
no sobre arqueología primitiva en la de la Historia, tomo xlv, 1904, págs.
región del 147-160),
Duero
Gómez More-
(Boletín de la
Academia
pero reservamos tratar de ellos
pnra la época histórica. Son una serie de citanias y castras, congéneres de los de Portugal. Existen también en la provincia de Salamanca verdaderas antas de carácter prehistórico. En una de ellas (los Castillos de la Hurtada,
campo de Argañán) aparecieron, juntamente con armas neolíticas, el uno y como rodaja el otro, perforados y con labor incisa de raspas y ziz-zag Además, el segundo amu-
en
el
«dos amuletos en esteatita verde, glandiforme
leto
muestra en una de sus bases,
al
tro signos en apariencia alfabéticos».
modo de
los fusaioli
de Hissarlik, cua-
PROLEGÓMENOS
134
No puedo
embargo,
omitir, sin
la noticia
del partido de Molina de Aragón, de
Academia de
la Historia
Román Andrés
D.
en
1
de ciertas antigüedades cuales dio cuenta á
88 3 su correspondiente
la Pastora,
el
la
presbítero
porque suscitan una importante
que de intento no hemos tratado todavía, y que es de los ritos fúnebres,
cuestión,
en
de
las
capital
la historia
En
el
pueblo de El Pedregal se descubrió un grande enterra-
miento: «Los cadáveres, por lo general yacían con la cabeza mi-
rando á Oriente, con
extendidos en toda su longitud, y rodeados de unas pequeñas losas: entre ellas y los huesos de los los brazos
esqueletos, aparecían gran porción de clavos, que parecían haber
estado
como hundidos en
las partes
tado, pues algunos, redoblados por
blandas y carnosas del sepul-
ambas
partes en figura de asa,
fueron extraídos de la parte que correspondía las orejas
y
cuello.
Los cráneos, en su mayor
trados perpendicularmente por un clavo
»En medio de fué
más
al
vientre, otros hacia
parte, estaban pene-
largo.
este vasto cementerio, del cual sólo
una parte
me
dado reconocer, llamó mi atención una singular sepultura de ma-
yores dimensiones que
las
demás, en
la cual se
notaron mezcladas
más cadáveres completamente dislocados y en informe aglomeración. Sus cráneos, en número de tres, se hallaron boca abajo y con su correspondiente clavo cada uno, como osamentas de dos ó
tres ó
los descubiertos anteriormente,
pero separados de los troncos unos
50 ó más centímetros». El modesto y erudito sacerdote, autor de esta noticia, discurre
con tan buen seso sobre este hallazgo y agrupa tan bien
las noticias
de otros enterramientos, que no podemos menos de transcribir
que en su informe
«Paréceme que
lo
dijo.
los
mencionados enterramientos no deben tener-
como un hecho aislado y casual en aquella localidad, sino más bien como una práctica, como prescripción constante de una ley,
se
observada en una
muy
extensa y dilatada comarca y vasto territorio, habitada por gente de un ori-
costumbre ó ceremonia
religiosa,
gen común, de unos mismos hábitos y de unas mismas creencias. »has Memorias de la Academia de la Historia ya nos guardan la noticia del hallazgo de diez cadáveres,
cuyos cráneos, perforados
PROLEGÓMENOS
1
35
cada uno por un gran clavo, fueron descubiertos á principio del siglo
pasado
la
Mancha
con otra porción de obje-
Alta,
También Loperráez (Historia de Osma) nos
refie-
de otro sepulcro que contenía un esqueleto con todo
re el hallazgo el
en
(xviii)
tos antiguos (l).
cráneo empedrado de clavos, según su expresión, del tamaño de
tachuelas
(2).
miento en era el
el
Todavía recuerda año
1
la
ciudad de Sigüenza
el
descubri-
826 de un cementerio con ocasión de hacer una
padre del que esto escribe. Los esqueletos en gran número,
aparecían, no solamente con el y cada uno en sepulcro separado cráneo empedrado de pequeños clavos como el referido por Loperráez, sino lo
que es más de admirar, penetrados de
su longitud, las tibias, fémures
mo, según
noticias
de Medinaceli, en descubiertas
que acabo de
el
ellos
y en toda
y huesos de ambos brazos. Por
término de
muy recientemente
recibir
de un sacerdote de
últi-
la villa
llamado Ben- Alcalde, han sido
ella
porción considerable de sepulturas,
cuyos cadáveres todos han aparecido con sus respectivos cráneos atravesados por sendas escarpias, introducidas no perpendicular-
mente como en
los
cadáveres de
El Pedregal y alguno de
sino en dirección horizontal, es decir, de
la frente
restantes desde los huesos temporales hasta
rebro»
Con
el
una,
Sigüenza, las
dog
del
ce-
y
interior
(3).
ser tan singulares estas noticias
nas de ellas en libros del siglo
xviii,
y
hallarse consignadas algu-
parecen haber sido enteramente
ignoradas por todos los que han escrito modernamente acerca de la
perforación craniana, que no ha de confundirse con la trepa-
nación prehistórica. Todos mencionan la
sepultura de Cocherel en
faucon,
y otro que
Nogent
les
ros
y
(i)
1
fué hallado en
Tomo
(3)
en
Mont-
8 16 en una gruta sepulcral de
Vierges (departamento del Oise). Pero desde estos ra-
III,
1799, pág. 225. «Diez cadáveres, el
cráneo
Descripción histórica del Obispado de
Corvalan.
la
1
el P.
aislados descubrimientos, hasta las grandes exploraciones
»unos grandes clavos, que metidos por (2)
crárreo descubierto
el
68 5, del cual dio noticia
Tomo
i.
Madrid.
En
la
en cuyas cabezas se ven
les llegan hasta la garganta.»
Osma
Imprenta Real.
de
por D. Juan Loperráez
1788. Pág. 34.
Antigüedades prehistóricas del partido de Molina de Aragón. Boletín de
Academia de
la Historia,
tomo
iii,
pág. 154.
PROLEGÓMENOS
136
Pruniéres, que en 1884 llevaba recogidos 126 cráneos perforados
41 amuletos craneanos, todos en cavernas y dólmenes de
ninguna mención se ha hecho de
los
la
Casa da Moura, en Cesareda; otro de
puede dudarse de una
Soria.
si
Los únicos
se trata de
la
la
gruta llamada
gruta de Furninha, donde
un verdadero caso de trepanación ó
de origen patológico; y un fragmento de hueso pamenos redondeado, en cuya superficie interna se ve el
atrofia
más
rietal,
y
Península que suelen mencionarse en las obras ge-
un cráneo incompleto procedente de
nerales, son
y
Lozére;
que en tanto número han apa-
recido en nuestras provincias de Guadalajara
ejemplares de
la
ó
comienzo de un agujero hecho con instrumento cortante, según
le
describe Leite de Vasconcellos, que le encontró en una anta del
concejo de Avis.
En
aún
rigor, ni
el
primer cráneo puede conside-
rarse verdaderamente trepanado, pues por torpeza del cirujano prehistórico, ó
La
por
hipótesis
lo
que
fuese,
no
llegó á terminarse la operación.
dominante entre
verdaderamente peregrinos,
los
ca en dos ^Memorias de 1S76 y
antropólogos sobre estos casos
que formuló
es la
877
1
(l).
Ante
el ilustre
todo, establece una
distinción fundamental entre la trepanación en vida,
ción después de
Se
neolíticos.
la
muerte, practicadas una y otra por los pueblos
son bastante regulares, y se acercan más
forma de una
elipse.
Se practicaba indistintamente en
de
los
bordes muestra que
su estado bra,
las
trepana-
de una operación regular y metódica. Las aber-
dos sexos, y según toda probabilidad en
de
la
la
los
tejido
y
trata
turas, sin ser geométricas,
ó menos á
Pablo Bro-
la cicatriz está
los niños.
«El examen
acabada siempre, que
el
dos tablas compactas del hueso adyacente ha vuelto á
más normal, que todas
estas trepanaciones, en
han sido ejecutadas mucho antes de
pone que en estos casos
la
la
muerte»
trepanación tenía por
fin
(2).
una pala-
Broca su-
expulsar de
la
cabeza de un enfermo los espíritus causadores de su mal, especial-
mente en
las
dolencias nerviosas
que todo
los
pueblos antiguos atribuían á causas sobrenaturales y
(i)
ne
Rcvue
d'
A?ithropolog!e,
et les amuletics craaiemics (2)
a
tomo
y en
vi.
V cpoque
las
de síntomas convulsivos,
París, 1877. ncúlithiqíie.
Cartailhac, Les ages préhistoriques^ pág. 83.
Sur
la trépanation dii cra-
PROLEGÓMENOS miraban con religioso nía, los cabílas
ciertos insulares de
la
trepanación
como remedio
contra
Ocea-
montene-
los
la epilepsia.
lado de esos cráneos con trepanación curada hay otra
que ofrece pérdidas considerables por ablación. Estas abertu-
serie
ras
al
Hoy mismo
de África, y también, según se dice,
grinos practican
«Pero
terror.
I 37
no pueden ser confundidas con
las primeras,
porque no presen-
Han sido grandes. En fin,
tan en ningún punto un trabajo de reparación del hueso. practicadas después de
la
muerte. Son á veces mu}'
no es raro verlas unidas á
y de
zadas,
este
de
los agujeros
las
trepanaciones cicatri-
modo, un mismo cráneo presenta á veces huellas
de una trepanación verificada durante trepanación postuma,
y
la
vida del individuo
y de una
á veces las dos aberturas se juntan, resul-
tando un hueco de dimensión excepcional. Finalmente, se conser-
van fragmentos cranianos, que fueron desprendidos en
la
de estos agujeros: unas veces son redondos ú ovales
(las
confección
llamadas
otras veces irregulares,
rondelles 6 rodajas prehistóricas);
angu-
lares» (l).
Broca pensaba que había una relación entre cicatrizadas
y
las
la
sustancia de los cráneos trepa-
nados una propiedad profiláctica respecto de
empleaba
trepanaciones
trepanaciones postumas. Suponía que los hom-
bres neolíticos habían atribuido á
que
las
las
enfermedades en
y que convirtiendo esa sustancia en amuletos, podía ahuyentarse la influencia de los malos espíritus. se
la
trepanación,
La trepanación postuma,
tenía, pues,
to extraer del cráneo partículas
según Broca, por único obje-
que sirviesen de amuletos ó
re-
liquias.
Esta explicación, aunque preferible á las de otros autores, que consideraban
como
los
como
cráneos perforados
trofeos de guerra,
ó
tazas para beber en celebración de la victoria, no ha obteni-
do un asentimiento tan unánime como nación en vida. Por
lo
menos
do Broca formuló sus conclusiones en
mayor parte de
los
la
que
se refiere á la trepa-
resulta exclusiva é incompleta. el
Cuan-
Congreso de Buda-Pest,
la
cráneos entonces conocidos eran de los que
presentan trepanaciones combinadas ó yuxtapuestas, y ellas fueron
(i)
Cartailhac, pág. 84.
PROLEGÓMENOS
138 el
fundamento de su
serie
y
el
de
Después se ha enriquecido mucho
teoría.
cráneos que no tienen más trepanación que
los
la
la
postuma,
de fragmentos ovales sin huella de borde cicatrizado. Cartailhac
sostuvo en
1
886, que
objeto de la trepanación hubo de ser la
el
extracción del cerebro,
como
plimiento de un rito fúnebre.
preludio de una momificación ó
Xo
cum-
niega, sin embargo, que los crá-
neos trepanados, con uno ó dos agujeros, hayan podido servir de amuletos. Leite de Vasconcellos, que ha tratado esta materia con novedad
como
é ingenio
muy
para quien
la
de Broca con
la
parece
de Alberto Réville
hoy mismo
Rojas y otros pueblos bárbaros, dan
el
mucha
luz sobre es-
y por eso quieren
sepulcro,
la caja
por los Esquimales,
tas concepciones animistas. «^luchos pueblos creen que
continúa viviendo en
(i)^
que se practi-
la
expulsión de un mal espíritu alojado en
craniana. Ciertos ritos practicados los Pieles
la
mismo que
trepanación postuma, lo
caba en vida, era
me
un modo que
otras muchas, concierta, de
plausible, la opinión
cadáver
el
evitarle toda
causa de mal. Era perfectamente lógico que se hiciese una operación postuma con vida. El
hecho de
el
mismo
existir á
fin
con que se hacía
la
veces una perforación en
cha en vida, no era obstáculo para que se hiciese individuo había muerto, es porque
operación en
el
cráneo, he-
otra,
pues
craniano que resultaba de
la
amuleto profiláctico de
dolencia causada por ese espíritu»
mismo
El
operación, se aprovecharía luego
Leite propone también otra idea
muy
Prolégoménes de VHistoire des Religions, pág. 128.
(i) ^
aussi
que
la
coutume de trépaner
méme
«II
remonte á
s>
me
>
ser qu'elle était en rapport avec des croyances animisies.
prodigieuse antiquité
> sortir le
et,
les
a lieu
de croire
On
voulait faire
mauvais esprit logé á l'interieur du malade ou bien donner a
»
l'áme du mort une issue pour s'échapper, de
on
»
tombeau.» (2)
y
temps historiques, on doit pen-
>
a
(2).
digna de aten-
par analogie avec une coutu-
•>
la
como
des vivants, soit des morts,
les cránes, soit
semblable encoré en vigueur dans
el
El fragmento
quien era preciso dar salida especial y conveniente
la
si
había entrado otro espíritu, á
allí
soin de
ménager dans
le
méme
Leite, Religióes da Lusitania,
méme que
chez
les
Iroquois
but un petit conduit dans chaqué
tomo
i,
págs.
1
86.
PROLEGÓMENOS ción.
Así como hay pueblos que atribuyen
entrada de espíritus malos en las explican
que
te
por
la salida
el
las
I
39
enfermedades á
la
organismo, hay también otros que
y ausencia temporal
y no para que
entrase,
el
trepanación postuma se practicaría para del muerto.
de estos
De
De
espíritu
malo
el
el
alma
y
saliese,
entrada
facilitar la
todos modos, parece indudable
trepa-
la
nación quirúrgica tendría por objeto abrir un paso para que del doliente
admi-
del alma. Si se
pueblos prehistóricos tenían ideas semejantes,
los
la
alma
al
carácter religioso
ritos.
cuando
su persistencia durante las edades metálicas,
bre, el bronce
y
el
hierro sustituyeron
al sílice,
luego mencionaremos, y
Carmona, que
calavera de Itálica, estudiada por
bio anatómico D. Federico Olóriz en
co-
dan testimonio, no
sólo los descubrimientos de la Alcarria, sino los de la
el
un informe magistral
el sa-
(l).
La
perforación de los cráneos no es un fenómeno puramente prehistórico,
y
se admite con el profesor citado
si
se es del siglo iv ó v,
no hay duda que
primeros tiempos cristianos. Pero no sé
tal si
que
cráneo italicen-
el
costumbre alcanzó á
los
hay bastante certidum-
bre en esta cronología.
En una por
el
necrópolis de
la
edad de hierro, explorada recieatemente
marqués de Cerralbo en
el
término de ]\Iontuenga (Soria),
han parecido varios esqueletos con sus correspondientes clavos hincados en
el
cráneo. Pero esta es una de las singularidades
dignas de notarse en
y
señoril largueza en toda la
en
ella las
menos
grandioso conjunto de las excavaciones que
académico va realizando con noble entusiasmo
ilustre
el
el
científico
cuenca del Alto Jalón, descubriendo
más peregrinas antigüedades. De algunas se hablará en Ahora baste decir que con ellas puede se-
sus lugares respectivos.
guirse un
desde
el
pequeño curso de prehistoria y protohistoria
ibérica,
yacimiento cuaternario de Torralba, donde han parecido
restos del elephas antiquus, y aun del vieridionalis según parece, y hachas del más primitivo tipo chellense, hasta la caverna neolítica de Somaén, con cerámica igual á la de Ciempozuelos; las pri^
(i)
Boletín de la Academia de la Historia^
una calavera antigua perforada por un
tomo xxxi,
pág. 257. Estudio de
clavo, encontrada en Itálica.
PROLEGÓMENOS
140
mitivas habitaciones rupestres de Velilla
Valladares, compues-
y
de dos pisos con pozos de comunicación;
tas
Santa María de Huerta;
el
castro ciclópeo de
muralla megalítica de Monreal de Ari-
la
imponentes ruinas de una ciudad
za; la necrópolis del Sabinar; las
que nuestro académico reduce á Arcóbriga, y á poca disque en su poética y brillante imagi-
ibérica,
tancia de ellas la extraña roca
como pila de sacrificios humanos levantada en campo de una asamblea celtibérica (l). nación considera
el
Sin entrar en esta parte conjetural ó discretamente fantaseada,
hay en
exploraciones de Cerralbo hechos interesantes, que se
las
relacionan con nuestro objeto. tas al castro megalítico de te
En una de
conservado un esqueleto de gigantesca
con
dido,
brazos también así
los
supina, pero recostada
mirar
al
to, casi el el
sepulturas inmedia-
talla.
y junto
«Se hallaba exten-
cuerpo, en estación
al
cabeza sobre su lado derecho, buscando
Poniente y ofreciendo
dos adobes entre
para
la
las
Monreal de Ariza, se halló perfectamen-
extrañeza de conservar colocados
la
cabeza y los hombros, puestos aquéllos de can-
la
uno junto
dejar
al otro, sin
más espacio que
ruda cabeza bovina y un escarabajo. La cerámica de
de
más bárbaro
lo
metal,
y
muy
posible:
cueva es
no se ha encontrado ningún objeto de
que algunos arqueólogos admiten ya en
el
período neo-
pero que se trata de símbolos religiosos y fúnebres parece
probable. Cerca de Monreal de Ariza hay también una cueva
llena de signos cupuliformes,
nes
la
una
sólo hachas de piedra pulimentada. Habrá, ó no, influen-
cia egipcia, lítico;
preciso
el
cuello del cadáver...» Estos adobes parecen representar
enumeran
los autores
glíficos: cazoletas aisladas
donde
se hallan cuantas combinacio-
que han estudiado esta especie de jero-
y unidas por
rayas, signos
como
de
los
nuestra puntuación, líneas horizontales con otras que las alcanzan ó
cruzan verticalmente, tiforme. El
bolismo (i)
y también
ciertas rayas
Marqués de Cerralbo
sideral,
fundado en
el
culto de la
El AUo Jalón. Descubrimientos
con tendencia alfabe-
se inclina á ver
Luna
en
ellas
un sim-
(2).
arqueológicos. Discurso leído por
don
Enrique de Aguilera y Gamboa, Marqués de Cerralbo, en junta pública de Real Academia de la Historia. Madrid, 1909. (2)
Págs. 79-83.
la
PROLEGÓMENOS
I4I
Prosiguiendo nuestra rápida excursión geográfica, no podemos
menos de
en
fijarnos
que son de
las
más
las
antigüedades prehistóricas de Andalucía,
ricas é interesantes de la Península,
edad de cobre, sino en
la
no sólo en
período neolítico. El más importante
el
dólmenes españoles y uno de los más bellos de Europa es el impropiamente llamado Cueva de Menga en el camino de Antede
los
quera á Archidona. La vasta cámara aparece naves por tres grandes pilares dispuestos en sustentar la techumbre. Este
de que en
847
1
le
es conocido
y famoso des-
Otras dos tumbas extraordinaria-
(l).
han descubierto hace pocos años en
se
ciones de la
misma cueva. Una de
pertenece
tipo
al
dividida en dos
longitudinal para
describió el arquitecto D, Rafael !Mitjana, cali-
ficándole de templo druida
mente curiosas
monumento
como
el eje
inmedia-
las
llamada del Romeral, no
ellas, la
dolménico ordinario, sino á otro que en nuestra
Península sólo se encuentra en Andalucía y en
el
Sur de Portugal,
y Asia Alenor. Son las llamadas titmbas ejemplar más perfecto es la Tesore7'ía de Aireo en cuyo cúpula, de fuera de ella en Grecia
y
Micenas. El arte miceniano construye en aparejo regular y cierra
cámara
la
circular
con bóveda
elíptica. Floreció este arte
pos que podemos llamar protohistóricos
en
el ]\Iediodía
tema de
el
edad homérica), pero
de España, parece haber coexistido con
los constructores
con otro más primitivo,
rudo
el
de dólmenes, y se combinó con
el
monumento subterráneo
na en 1906
(la
en tiem-
de
las
grutas
artificiales,
descubierto en
la
como
él
lo
necrópolis de
sis-
y aun
prueba
Carmo-
(2).
Los hallazgos prehistóricos en toda Andalucía vienen de antiguo,
y son muy numerosos. Ya en 1857 D. Aureliano Fernández Gue-
(i)
Memoria
sobre el templo druida hallado en las cercanías de la ciudad de
Antequera, provincia de Málaga, que describe y clasifica D. Rafael Aliijana
y
Ardison, arquitecto titular del Ayuntamiento de la ciudad de Málaga. Presenta-
da y leída por su autor en la Comisión Provincial de Monumentos en 20 de Noviembre de 1847. Málaga, imp. dejóse Martínez de Aguilar, 1847. (2)
Mélida, Iberia Arqueológica Attter romana, pág. 32.
Gómez Moreno (D.
M.): Arquitectura tartesia: la necrópoli de Antequera.
Boletín de la Academia de la Historia,
tomo
importante monografía habremos de
insistir al tratar
xlvii, 1905, págs. 81-132.
de
los
En
el
Sobre esta
tiempos históricos.
PROLEGÓMENOS
142 rra había el
dado
noticia
de algunos de
la
vienhir llamado piedra de las Vírgenes entre Baena
sobre
que
el
(2).
un
cual existe
como
provincia de Córdoba,
cantarcillo popular (t);
y
y Bujalance, de Lu-
el trilito (?)
El libro de Góngora y Martínez publicado en 1868 fué un
gran paso, y todavía conserva interés, aunque no puede prestarse fe
ciega á sus descripciones ni á los dibujos, demasiado artísticos,
que
acompañan. Describe hasta trece cámaras megalíticas. La
las
más importante parece haber {dos leguas
y
tierra
Sur de Granada), que conservaba su montículo de
al
el círculo
destrozado por es
de piedras clavadas en
los
mineros que
de memoria ó de Entre
ticidad.
fantasía.
Illora
las
monumentos
le
pero fué
el suelo;
descubrían,
y
muy
reconstrucción
la
Otros ofrecen más garantías de auten-
y Alcalá
rededor de Baza, y en tran algunos
dolmen complicado de Dilar
sido el
la Real,
al
Noroeste de Granada,
al-
pendientes de Sierra Nevada, se encuenmegalíticos.
En
el
camino de
los
baños
de Zújar descubrió Góngora un vasto campo de sepulcros, y exploró más de un centenar de ellos. «Tenían todos los esqueletos
muy
singular colocación: la cabeza hacia Poniente, pero inclinada
€n dirección hacia
el
al
Norte.
Sur; los pies á Levante, pero dirigidas sus puntas
Uno
de
supina; reposaban sus
ellos
miraba
manos sobre
veras ni huesos hacinados á sus pies,
barro»
(3).
¿Acaso ofrenda
D. Antonio Machado
al cielo
el
y
en perfecta posición
pecho; no había otras calatenía á la diestra
un
\'aso
de
fúnebre.?
(4)
y D. Francisco
]^Iaría
Tubino
(5) en-
Jilica jilando
(i)
Puso aquí este tango,
Y Menga Lo (2)
INIengal
volvió á quitar.
Estas noticias fueron publicadas por Assas, en sus artículos del Sema-
nario Pintoresco, 1857, págs. 130-13
1.
(3)
Góngora, Antigüedades prehistóricas de Andalucía, pág.
1
14.
(4)
Publicó varios artículos sobre temas prehistóricos en
la
(5)
Revista de
de Sevilla (1869-1874), y en otras. y Esludios prehistóricos, Madrid, 1868. Trata del túmulo de Castilleja de
Filosofía, Literatura
Ciencias,
Guzmán, y de las excavaciones del cerro Muriano (provincia de Córdoba). Los Monumentos megalíticos de Andalucía, Extremadura y Portugal. (En el tomo vil del Museo español de antigüedades, 1876).
PROLEGO MEKOS
de
la
dólmenes en
las
inmediaciones de Morón, en
los
andaluza con
prehistoria
campo de San Roque. Pero no nos detendremos en
Jerez, en el
estos trabajos ya antiguos,
porque
solicitan nuestra atención otras
exploraciones en mayor escala que han revelado incógnita
queza en
muy
del Guadalquivir,
el valle
cores de Carmona. Sobre ellos versan nes de D. Carlos Cañal, D. Feliciano las
ri-
especialmente en los Al-
las interesantes publicacio-
Candau y muy especialmente
de D, Jorge Bonsor, que tanta parte ha tenido en
mientos
43
límites
sancharon un tanto noticias de nuevos
1
los descubri-
(l).
Los túmulos se designan en Andalucía con
el
nombre de mot¿-
llas (2).
Hasta sesenta y cinco llevaba exploradas en 1899
Bonsor.
En
señor
el
estas sepulturas se encuentran practicados los tres ritos
fúnebres, lo cual prueba que pertenecen á épocas distintas. Pero es
sabido que en
la
Europa occidental no pueden deslindarse tan
rosamente como en Escandinavia allí
corresponde á
la
el
período de
edad de piedra, y
característico de las edades metáücas.
bió preceder
(i)
al
el
de
la
inhumación, que
incineración,
la
Es claro que
segundo, pero algunas grutas
y
rigu-
el
que es
primero de-
antas de Portu-
Cañal (D. Carlos): Sevilla prehistórica. Yacimientos prehistóricos de la
provincia de Sevilla. Clasificación y descripción de contrados. Inducciones acerca de la industria
.,
los objetos
arte.,
y monumentos
razas, costumbres
los primitivos habitantes de esta región. Sevilla, 1894.
y
eft-
usos de
Nuevas exploraciones de
yacimientos pr ehistóricos en la provincia de Sevilla (En los Anales de la Socie-
dad española de Historia Natural, tomo xxv, 18971. Candau y Pizarro (D. Feliciano): Prehistoria de la provincia de Sevilla. Sevilla, 1894. Tanto esta obra como la del Sr. Candau (premiadas ambas en un mismo concurso por el Ateneo y Sociedad de excursiones de Sevilla) llevan un mapa prehistórico de la región. Bonsor (G.j: Les colonies agricoles pré-romaines déla valle'e du Bétis. Accessit du concours Martorell (Barcelonne. Avril iSgj). Extrait déla Revue Arche'ologique, tomo xxxv, París, Leroux cd. 1899. Esta palabra, aunque no consta en el Diccionario., no ha de tenerse (2) por andalucismo, puesto que es de uso corriente en otras regiones, á lo menos como denominación geográfica, v. g. la Motilla del Palancar fprovincüa
de Cuenca
_;.
Motilla, diminutivo de mota, designa cualquier elevación del
terreno pequeña y aislada, sea de origen natural ó
artificial.
PROLEGÓMENOS
144
mayor ó en menor abundancia
gal (l) presentan en
nes y huesos humanos quemados,
Y los
coexistían en los tiempos neolíticos.
más
lucía nos revelan otra cosa
de
la
cenizas, carbo-
prueba que ambos
lo cual
ritos
monumentos de Anday
singular aún,
es
que
el
período
incineración fué interrumpido por un segundo período de in-
humación con caracteres diversos
del primitivo.
La necrópolis más importante de
las
estudiadas por Bonsor es la
del Acebuchal, que es un grupo de once motillas.
guas, que son meras
acurrucados, con
la
sición llamada embrionaria., es la
las
más
anti-
aparecieron sentados ó
fosas, los esqueletos
cabeza junto á
En
las rodillas.
misma que
Este género de po-
se ha observado en los
depósitos de conchas del valle del Tajo, en una caverna de Alcoy,
en
las fosas circulares
de Piles cerca de Tarragona; y dentro de ver-
daderas urnas, ó bajo losas de piedra, en varios puntos del
Almería y Murcia, explorados por
hermanos
los
fosas subterráneas de la importante estación de las
más inmediatas
á
litoral
de
En los silos y Campo Real, una de Siret.
Carmona, ha encontrado Bonsor huesos huma-
nos en desorden, que parecen haber sido sometidos á una operación violenta,
demostrada por
minadas, y por
huesos de el Sr.
las
la
los
cráneos rotos, cuyas partes están dise-
desaparición de
la
mayor parte de
vértebras y de las falanges.
Bonsor dos pasajes de
A este
Silio Itálico,
fúnebres de varios pueblos, dice que en
los
pequeños
propósito recuerda
que enumerando
la tierra
los ritos
ibera fué costumbre
antigua exponer los cadáveres para que se los comiesen los buitres: is mos antiquus, Hibera Examina obsccenus consumit corpora vultur
Tellus, ut perhibent,
(Púnica.,
1.
xni. 471-472).
His pugna cecidisse decus, corpusque cremari
Tale nefas: coelo credunt superisque Inpastus carpat
si
membra
{Puii.,
(i)
Tal acontece en
la
referri,
jacentia vultur. 1.
ni,
341-343)-
gruta de la Ftirtiinha (Peniche), en
la del
Po(0
Velho (Cascaes) y en el anta del Cabefo dos Moinhos (Figueira da Foz). Sobre esta última puede consultarse la interesante memoria del Dr. Santos Rocha Peixoto, Anliguidades prehistóricas de Coticelho da Figueira., Coimbra, 188S
y
1
sa.
89 1, una de las mejores que se han publicado sobre prehistoria portugue-
Tomo
11,
pág. 86.
PROLEGÓMENOS
1 45
Pero aun concediendo valor histórico á estos lugares de sólo
puede deducirse de
nefanda
no que recogiesen
ña, pero
En
de
chillos
los
aborígenes ibéricos tenían por
los huesos
las
aves de rapi-
para enterrarlos.
que cubrían estos vestigios humanos se han en-
los detritos
contrado,
que
ellos
cremación y exponían sus cadáveres á
la
Silio,
como de costumbre, hachas de
piedra pulimentada, cu-
unas medias lunas de barro con los extremos per-
sílice,
que podrán haber sido amuletos, y algunos fragmentos de cerámica más primitiva. No hay vestigio alguno de metales. Pero
forados, la
en un túmulo de inhumación colectiva (diez y ocho esqueletos), descubierto en Bencarrón, entre Mairena
bre aparece en forma de anillos
y
y Alcalá de Guadaira, el comarcando una era
brazaletes,
de transición. Los cadáveres continuaban siendo inhumados con rodillas
sobre
becera,
y
al
lado de la
pátera.,
cie
Ó.Q.
un
collar,
las
pecho; algunos de ellos tenían una piedra por ca-
el
mayor
parte de los cráneos había una espe-
obra de rudísima cerámica negra. Apareció también
cuyo carácter de amuleto parece innegable, puesto que
estaba compuesto de tres conchas, una piedra negra, un pedazo de colmillo de jabalí, una espiral de cobre
A los
y una piedra
cilindrica.
indígenas que inhumaban á los muertos en esta forma, su-
cedió una población que los incineraba, y que había llegado á adquirir
un grado de
civilización
túmulos del Acebuchal,
muy de
el
notable.
La mayor parte de
la Alcantarilla, el
de
Ruiz Sánchez, pertenecen á este misterioso pueblo, que introdujo la agricultura en
de
sílices
el valle
arte
marcadamente
marfil
con figuras grabadas, de marcado tipo
den las
calificarse
de les
oriental, especialmente los peines
fenicios,
pueden
asirlo,
hoz
y placas de
representando
porque no hay en rigor arte
atribuir, puesto
la incineración, sino la
casi forzoso, creer la
la
parte de ellas animales. Claro es que estos objetos no pue-
tumbas se
caban
parecer
de
que estas tumbas nos revelan tiene ca-
rácter
mayor
al
del Bétis, valiéndose
dentados, que se tiene por oriunda de Egipto y más re-
motamente de Asia. El
la
los
Cañada de
la
que
los fenicios
muy
inhumación; pero es
que esos tipos
artísticos fueron
fenicio, ni
no practinatural
y
importados por
colonización fenicia, primera que con certidumbre histórica pue-
de afirmarse en
las
regiones meridionales de España.
Mksiísdez y ^t.x.kYO.— Heterodoxos.
I.
De
todos lo
mo-
PROLEGÓMENOS
146
dos, SU procedencia exótica es indudable,
y nada
que ver con
tiene
y esculturas del período paleolítico. 1 894 D. Carlos Cañal los «grabados en hueso y concha» descubiertos en las primeras excavaciones del Acebuchal,
las piedras
Enumerando en
y en gran
parte dispersos luego, citaba
como
animal que parece ser una cabra montes, una
chando uno
como en
tras otro,
le sigue;
entre flores de loto
,
de peces, mar-
hilera
la cola del
una cabeza de
que
le
la figura
nero, cuyos cuernos están trazados al estilo caldeo» le
no
que usaban
igual, al
Por su importancia
túmulos de
los
Gandul.
No
la
otras varias la
mi-
cara
y
muy
semejan-
la
las asirías» (l).
artística,
superan á todos
riores las seis tablillas de marfil, descubiertas
de
y
la
tad superior del tronco de una mujer, con un tocado te, si
la
de un car-
llamó principalmente
«grabado en hueso, que representa
el
precede y
ave, las de dos rumiantes
una placa donde se ve
representaciones zoológicas, Pero lo que
atención fué
«un
procesión, de los cuales sólo uno se
conserva entero, viéndose también cabeza del que
los principales:
los hallazgos ante-
por Bonsor, en uno
necrópolis de Bencarrón, cerca de
la
Mesa de
son ya meras representaciones de animales, sino esce-
nas completas, en algunas de
una de
na. Representa
las
cuales interviene la figura
ellas la lucha,
huma-
seguramente simbólica, entre
un león y un guerrero, en cuyo auxilio acude un grifo. En otra, un un jinete que va á lanzar un dar-
grifo defiende á dos gacelas contra
do.
En
las restantes, se
cela entre
ve un toro atacado por dos leones, una ga-
un león y un
grifo, etc.
nera los bajo relieves asirlos. Opina
ducido en estas opuesta á
tablillas
la del león.
y protector respecto gacelas contra
el
este simbolismo
Del mismo los peines
gro:
(i)
Todo el Sr.
ello
recuerda en gran ma-
Bonsor, que
hombre contra
el
león
,
modo
en cuanto
al
benéfico
y respecto de
hombre, pero no podemos determinar
estilo,
repro-
puede designar alguna influencia misteriosa,
Esta influencia se ejerce de un del
el grifo
el
las
valor de
estado futuro del difunto.
y esmerada son necrópolis de la Cruz del Ne-
y de ejecución igualmente
de marfil, procedentes de
la
fina
un león en reposo, que tiene un pájaro entre
Sevilla trehistórica, págs. 89, 167 y siguieates.
las
patas delante-
PROLEGÓMENOS
I
47
y otro en ia parte posterior; dos gacelas acostadas entre papiros en flor; un león poniendo una de las patas sobre una gacela; un toro delante de una flor de loto. Los fenicios han impuesto su marras,
ca en tres de estos peines, grabando
el
shin en
las
ancas de
las
gacelas. Si las tablillas ó placas de Bencarrón nos presentan escenas
sosiego.
de
los peines
en
-de lucha,
Cruz del Negro todo respira paz y
la
La gacela no huye ya
del león,
y
pájaros vienen á
los
como de
posarse sobre éste y á jugar entre sus patas. Algo
purifi-
cación y beatitud mística parece que se adivina en estos símbolos.
La
civilización
de
los Incinerados
^
como
llama
el
Sr.
Bonsor á
estos primitivos agricultores de la Bética, se vio bruscamente inte-
rrumpida por muertos.
En
invasión de una nueva tribu que no
la
este
segundo período de inhumación,
el
quemaba
sus
cráneo mira
siempre á Occidente, y suele estar aplastado bajo una piedra: indiacaso de un
<:io
rito
A su
bárbaro.
lado se encuentra una copa, una
concha ó medio huevo de avestruz, que contienen á veces una materija
colorante roja. El uso funeral de estos vasos se remonta á las
En
primeras sepulturas indígenas. los
de Bencarrón, apareció junto
chas de bermellón, como
es peculiar de prehistórica.
si
el
al
túmulo del Mazagoso, uno de
esqueleto una piedra con
man-
hubiera servido de paleta. El caso no
común -en la Europa como los cuaternarios
las estaciones andaluzas, sino
Tanto
hombres
los
tenían costumbre de teñirse
el
neolíticos
cuerpo. Las materias colorantes sólo
•desaparecen de las sepulturas en plena edad del bronce. Hasta en-
tonces se
«n «n
las
las
encuentra asociadas á los huesos humanos
mismo
lo
necrópolis de Rusia, que en Alemania, en Hungría, en
Francia y en Bélgica.
En un
sepulcro de
la
Italia,
edad del cobre, des-
cubierto en Sgurgola (provincia de Roma), un cráneo bien con-
servado presenta los huesos de brio
(l).
Puede creerse que
pondían á -atestigua
po
las
de
cara pintados de rojo con cina-
la
estas pinturas de los
los vivos. Julio
que todavía en su tiempo
al pastel:
<¡¡.Omnes vero se
los bretones se
Déchelette,
Manuel
pintaban
el
cuer-
Britanni vitro inficiunt, quod caeru-
leiim efficit colorem, atque hoc horridíores
(i)
muertos corres-
César (De Bello Gallico, V, 14),
smit
iii
pugna
d' Archéologic Préhistorique, pág. 566.
aspectu.t'
PROLEGÓMENOS
148
De
misma costumbre en
la
y Sármatas nos da razón de
to la
las
icarios
pueblos bárbaros
y
Plinio el Naturalista,
Gallas, relatando
yerba llamada glastum
que
la
como
Dacos
los
confirma respec-
mujeres de los Bretones usaban
las
(el vitruní
de César), para teñirse todo
el
cuerpo imitando los colores de los Etiopes, y presentarse desnudas en ciertas ceremonias religiosas (l). Las paletas prehistóricas semejantes á
De
Egipto.
ma
las
de Carmona se han encontrado principalmente en
algunas de Portugal que
al
parecer presentan
esque-
el
de un ídolo femenino, se hablará más adelante.
Los esqueletos de cuatro sepulturas del Acebuchal, que Bonsor llama los lapidados, parecen en efecto, haber recibido un verdadero
hombro
apedreo, no sólo en
el
cráneo, sino en
el
brazo derecho, en
la
pierna derecha
y en
los pies.
manos levantadas hacia
las
ner
Los peines y
golpe.
el
fosas
y cámaras
los
cabeza
la
las
piernas
como para
dete-
punzones de marfil hallados en
sepulcrales son del
mismo
el
Puede creerse
que sucumbieron de muerte violenta, puesto que tenían replegadas y
en
izquierdo,
estilo oriental
que
estas-
los del
período anterior, y parecen todavía más exóticos en medio de semejante barbarie, sólo comparable con la de los cráneos traspasa-
dos por clavos en
la
Alcarria
y en
el
obispado de Osma. El señor
Bonsor cree haber reconocido en una de una gran piedra de
sacrificios,
en
trucción ciclópica que atribuye á
la la
rocas del Acebuchal
las
cual está
época de
apoyada una conslos
Jncinerados. No-
nos detendremos en los pormenres de su ingeniosa restitución. Es
un caso
muy
análogo
al
de
la pila
za, recientemente descrita por el
Para no interrumpir
la
de
sacrificios
de ^lonreal de Ari-
Marqués de Cerralbo.
exposición de los importantísimos hallaz-
gos de Carmona, hemos penetrado en tiempos que pertenecen crepúsculo de
la
historia,
nombre conocido. Ya
es
y manifiestan
influjo
de pueblos de
tiempo de retroceder en nuestro camino,
para recoger otros hechos de
(1)
el
ai
la primitiva
arqueología peninsular
lllinunt cerie alus aliae facicm in populis barbaronim feminae,
maresqu&
etiam apui Dacos et Sármatas corpora sua inscribunl. SimiH plantagini glastumin Gallia vocaiur, quo
busdam
iti
Britannorum
conjtiges nurusqtie toto cofpore ohlitac, qui-
sacris et nudac mcedunt, jEthiopum colorem imitantes. (Nat. Hist.y
libro XXII, cap. 179).
PROLEGÓMENOS
que pueden
recibir interpretación religiosa.
cen en este punto ¡Murcia
como
y Valencia
aunque
de Bolbaite y Chella, y
un gran
la
las
los
haya entre
ofre-
ellas tan
importantes
terramares ó habitaciones lacustres
llamada muela murada de Chert, que es
Xos concretaremos, pues, á
castro del período neolítico (2).
región catalana, sobre
la
Xada nuevo nos
estaciones prehistóricas de los reinos de
las (l),
de Lorca y Elche,
las
1 49
la cual existe
ya una abundante
literatura,
inaugurada en 1879 con los trabajos de D, Francisco IMartorell y Peña y D. Salvador Sanpere y ¡\Iiquel (3). El más importante de todos los hallazgos es acaso
de Cogul en Rocafort
la
el
más
reciente: las pinturas rupestres
provincia de Lérida, descubiertas por D. Ceferino
Las figuras más numerosas son
(4).
las
de animales, unas
pintadas de rojo, otras de negro, dispuestas sin orden alguno, y á
veces superpuestas. La ejecución es bastante correcta y parece pos-
De
(i)
más
los
importantes descubrimientos
—Reseña geológica de la provincia de
vni, 1879, pág. 73.)
Valencia. Serie cuaternaria. (En el Bo-
Sociedad Geográfica de Madrid, 1881, tomo
letín de la
toria,
de
las
tomo
exploraciones de
págs. 122-237.)
Da
(D.
Juan José). El Maestrazgo en
Ilustración Española, 1880, (3)
las
XIX, pág. 18,)
Landerer
tomo
11,
los tiempos prehistóricos.
la
Apuntes Arqueológicos de D. Francisco Martorelly Peña, ordenados por
la religión de los Iberos.
Revista de Ciencias Históricas de Barcelona, 1880,
— Contribución al estudio de los Revista,
(4)
(En
págs. 402-403.)
D. Salvador Sanpere y Miguel, Gerona, 1879. Sanpere y Miquel. Coíitribuciójt al estudio de
ma
xi,
cuevas de Parpalló y Cova Negra. Prehistoria de Jumilla (Murcia). (En el Boletín de la Academia de la His-
noticia
la
Orihuela haremos mención
Vilanova. Estación prehistórica de Bolbaite. (En los Anales de la Socie-
(2)
dad Española de Historia Natural, tomo
—
cíe
adelante.
tomo
11,
monumentos
tomo
i,
(En
págs. 1-45.)
inegalíticos ibéricos.
(En
la
mis-
págs. 434-519.)
Rocafort. Les piniures rupestres de Cogul. (En el Butlleti del Centre
Ex-
airsionista de Catalwiya, Marzo de 1908.) Breuil. tre
Les pintures cuaternaries de
la roca de Cogul.
(En
el Butlleti del
Cen-
Excursionista de Lleyda, Octubre de 1908.)
Breuil y Cabré. Les peintures rupestres du bassin infericur de l'Ebre. (En
L Anthropologie, tomo xx,
París, 1909.)
Vidal (D. Luis M.^). Les pintures rupestres de Cogul. (En iitut
d'Estudis Catalans, Barcelona, 1909, págs. 4-10.)
el
Anuari de I Ins-
PROLEGÓMENOS
150
terior á la de nuestras cuevas
de Cantabria. La fauna representada
en Cogul comprende dos rumiantes de pequeña te cabras, en actitud
de correr; un cervus
talla,
probablemen-
elaphtis finamente dibu-
jado, tres toros, ó mejor dicho, uros (bos primigenius)^
según
el
parecer de M. Breuil,
si
y un
bien este dibujo, que
bisonte,,
parecer
al
No
nos muestra una escena de caza, está bastante deteriorado. la del
cazador
la
única figura humana.
en que aparece
sante,
el
Hay un grupo muy
es-
intere-
esquema de un hombre desnudo, y en medio cuerpo abajo, de
frente de él ocho mujeres, vestidas solo de
cónicos peinados, lacios
Dos grupos de
ma
delgadísim.a cintura. el
enig-
de esta caverna. Todas estas figuras son pequeñas, no pasandO'
de 40 centímetros
de
y colgantes pechos y
signos que parecen inscripciones completan
las
la
más grande, en
de Santillana, alguna de
No hay
lo cual difieren
las cuales es
rastro en la cueva catalana de los
con cabeza de animales,
si
es
que son
notablemente
de tamaño natural.
tales
hombres
disfrazados-
hombres. Las figuras
femeninas de Cogul están perfectamente definidas y hasta parecen intencionadas caricaturas, lo cual las haría sospechosas, á no estar
Nada puede
su autenticidad tan garantizada.
bre de
la
instrumentos de ninguna
clase.
pero
artístico,
la
mayor perfección
iniciación, el
y ve en
el
las considera, sin
grupo de
las
sin salir del
embargo, corno-
nueve mujeres un
rito
de
una danza ó alguna ceremonia análoga destinada á cele-
y ritos análogos hay en varios pueno puede pasar la conjetura.
acto procreador. Danzas
blos salvajes, pero de aquí
Al lado de
este insigne descubrimiento resultan secundarios otros
muchos de Cataluña, donde
monumentos (
un progreso-
que induce á suponerlas algo más modernas,
cuaternarias,
brar
magdaleniano ó altamiren-
del dibujo representa
período neolítico. El abate Breuil
ella
La zoología tampoco suministra
indicios seguros. El arte tiene aspecto se,
decirse con certidum-
época de esta gruta, puesto que no han parecido en
la
riqueza prehistórica es grande.
megalíticos abundan (sobre todo en
jerona), bastando recordar entre ellos el
la
Los
provincia de
menhir de Santapau, co-
nombre de Pedra del Diablc, la Pcdra Aguda entre Valí vera y Romanyá, llamada también Pedra de ¡es Gojes fde las nocido con
el
Brujas), por estar enlazada con ella
una leyenda en que se supone
PROLEGÓMENOS
I5I
que una bruja llevaba aquella piedra para rona y
dejó caer en
la
el
que deshace
gallo negro
la
obra del puente de Ge-
camino, amedrentada por los hechizos.
el
canto de un
Los dólmenes suelen llamarse
covas d' alarbs, y reciben también nombres particulares, que pare-
cen rodearlos de cierto misterio, como
el
de «Vallgorguina*
«Roca encantada» en
la
provincia de Lérida.
y
las brujas),
la
poco es desconocido
nombre de
el
arcas,
(valle
de
Tam-
que hemos encontrado en
Extremadura y Portugal. Pedra arca y también pedra arqueta se llama en el partido de Arenys d'Avall (provincia de Barcelona) un curioso
dolmen que ocupa
el
centro de un cromlech, descubierto y
dibujado por Sanpere y Miquel. Con se designa otro del
el
nombre de cabana arqueta
Ampurdan, Pero en general reciben denominacomo Puig de la devesa de Torrent,
ciones puramente topográficas,
Font del Roure, ó que aluden
aspecto del
al
monumento como
Pedra Gentil (también Pedra Miirtra) cerca de Espolia
(i)
ciales,
mayor parte de
Sobre
la
de
que sólo mencionaremos algunas.
las
Balmanya
(D. Antonio).
deV Associació
el
de
(ij.
estas antigüedades existen monografías espe-
Monuments primitius de
Espolia. (En las
Caialanista d' Exctirsions Cieniijicas, Barcelona,
Memorias
tomo
iii,
1879,
págs. 224-226.)
Belloch (Conde de). Descripció de dos moiiumenís megalitíchs, cromlech, cercles de 2.°
pedra o tumulus de la segona época de la edat de
tomo de
las citadas
Memorias, tomo
pedra polida. (En
la
Canibell (D. Eduardo). Excursió collectiva al castell d'Aramprunyd. (En Butlletí de
V Associació
el
1879, págs. 138-144.)
ni,
de Excursiojis Catalana,
tomo
el
Barcelona, 1878-79,
i,
págs. 219.)
Chía (D. Manuel
de). Estación prehistórica de
Revista de Ciencias Históricas, Barcelona,
Pujol y
Camps
1
88 1,
tomo
Caldas de Malavella. (En
881,-tomo
11,
la
págs. 520-526.)
(D. Celestino). Descubrimientos arqueológico -prehistóricos de
Caldas de Malavella. (En drid,
1
I,
el
Boletín de la Real Academia de
San Fernando, Ma-
págs. 137-141.)
Alsius y Torrent. Serinyá y Caldas de Malavella. (En
el
Atiuari de la Asso-
ciació d' Excursions catalana, 1882, pág. 531.) .A^rabia
(En
y Solanas (D. Ramón). Pedrafita (Menhir) de Ayguafreda de
el Butlleti
de
V Associació.....
1882,
tomo
iv,
Coroleu (D. José). Descubrimientos en Villanueva y Geltrú. (En de la Academia de la Historia, 1882,
tomo
11,
dalt.
pág. 173.) el
Boletín
pág. 218.)
Texidor y Cos. Dcscubrimietitos prehistóricos en Cataluña (Monte déla
Jom
PROLEGÓMENOS
1^2
El Sr. Pella y Porgas en su Historia del Ampurdaii, obra escrita
con tanto ingenio como erudición, da extensas y curiosas sobre los principales
que
tar
monumentos de
hachas neolíticas
las
,
aquella comarca.
conocidas con
el
noticias
Hace cons-
nombre de pedras
de llamp (piedras de rayo), miradas con indiferencia en otras partes,
por ejemplo, en Extremadura, donde abundan mucho, son ob-
jeto
en
la alta
ciosa,
por
en
casas
las
montaña de Cataluña de
donde
del cielo, lo cual
En mos,
en
la
puede
También
rayo
los vienhi-
Ampurdan como
caídas
ser Axstigio de algún primitivo culto
si-
otra de las buenas monografías de historia regional que tenela
de lluro (Mataró), escrita por D. José Pellicer y Pagés, se leyenda de
la
influencia
que se
la
la
secuencias,
muy
bruja del dolmen de Vallgorguina y
atribuye en las tempestades, llamó ya
aunque dedujese de
atención del Dr. Puigblanch,
deis
el
el
(l).
consigna que
de
de ahu3-entar
conservan.
tales piedras se
res ó piedras Jitas se consideran
deral
cierta A'eneración supersti-
atribuírseles, entre otras virtudes, la
Encantáis en Caldetas). (En
(P.
la
absurdas con-
propias del extravagante criterio de aquel filólogo,
las
Memorias de
cias Nattirales de Barcelona^ 3.^ época, 1884,
Llanas
ella
Eduardo, de
llanueva y Geltrú. (En
la
las
Escuelas
Crónica
Pías).
científica,
la
tomo
La
i,
Real Academia de Cienpágs. 477-484.)
estación prehistórica de Vi-
Barcelona, 1885, tomo
viii,
pági-
nas 84-87.) Fita (P. Fidel) y Vilanova (D. Juan). Espolia históricas
(En
y
Cultera, antigüedades proto-
é históricas de aquella región pirenaica en la pj-ovincia de Gerona.
el Boletín
déla Academia de la Historia, tomo
xvii, 1890, págs. 120-152.
Este informe versa sobre una obra manuscrita del comandante de ingenieros D. Juan Aviles Arnau.)
Vilanova. Necrópolis prehistórica de Piles (Tarragotta). Informe sobre una
memoria del explorador Mossen Juan Segura. (En tomo XXII, 1893, pág. 5.)
el
Boletín de la Academia,
Vidal (D. Luis María). Coves prehistoriqíies de la provincia de Lleyda. (En el Butlleti del Centre Excursiojiista de Catalunya, 1894,
—
J/tz'j
de Ciencias Naturales de Barcelona. (i)
núm.
13.)
monumentos megalíticos en Cataluila. Memoria leída en
la
Academia
1894.
Historia del Ampurdam. Estudio déla civilización en las comarcas del tomo i, pá-
Noreste de Cataluña, por D. José Pella y Forgas. Barcelona, 1883,
ginas 22 y 25. Léase todo el capítulo
2."
PROLEGÓMENOS cual sostenía, entre otras cosas,
el
que
I
53
mataroneses habían inven-
los
la brújula y civilizado la India en los tiempos primitivos (l). La explotación y la industria de los metales es un hecho tan capi
tado
en
tal
el
los
que por
desarrollo de la civilización,
historia en dos mitades
tiempos históricos.
sí
solo divide la pre-
y puede considerarse como la alborada de En versos admirables y que tienen algo de
poema
el
cuadro
de las edades primitivas, distinguiendo con toda claridad
la
de pie-
la del
bronce
adivinatorio,
dra de sobre
expone Lucrecio en
las metálicas,
el libro
y estableciendo
la
v de su
prioridad de
la del hierro:
Arma Et
antiqua manus, ungues dentesque fuerunt;
lapides, et
item sylvarum fragmina, ramei;
Et flamma atque ignes postquam sunt cognita primum, Posteriusy^/';7' vis est cerisque reperta. Y.t prior (eris
erat qiiam fcrri, cognitus usus;
Quo facilis magis JEre.
solum
est natura, et copia maj'or.
terrae tractabant, aereque belli
Miscebant fluctus et volnera vasta serebant.
Inde minutatim processit ferreus
Vorsaque
in
obsccenum species
ensis,
est falcis ahenae,
Et ferro ccepere solum proscindere
terrae
(De rerum natura, V,
v.
1
282-1 294).
Algunos arqueólogos españoles y forasteros admiten como anterior al período del bronce otro que llaman eneolítico ó del cobre. ,
Pero esta subdivisión no es importante para nuestro objeto, ca verdaderamente una nueva fase en
la
ni
mar-
evolación del arte y de
la
industria prehistórica (2).
(i)
Estudios histórico-arqueolégicos sobre lluro, antigua ciudad de la España
tarraconense, región layetana, por D. José María Pellicer y Pagés. Mataró, 1887,
páginas 72-74. (2)
la
El voto autorizadísimo de los hermanos Siret es también contrario á
existencia de la edad de cobre: «Sabios autorizados, fundándose en algu-
nos descubrimientos, y estimando que la sucesión del cobre, metal simple, á la piedra, es más natural que el paso brusco de esta al bronce, aleación compleja,
creen en
en Europa, y especialmente en España, de una edad de cobre. En nuestra región (la del Sudeste de la
la existencia
civilización llamada
1
PROLEGÓMENOS
54
Las primeras edades del metal se hallan ampliamente representadas en nuestra arqueología por los grandes hallazgos del Sudeste
de España, debidos principalmente á rique
y Luis
los dos ingenieros belgas
que consignaron en una obra monumental
vSiret,
resultado de sus excavaciones desde l88i á 1887
mos con
(l).
el
Extractare-
propias palabras de sus autores, los puntos
las
En-
más esen-
ciales para nuestro propósito.
»Por su posición geográfica y por sus riquezas naturales, la Península Ibérica ha debido tener grande importancia en los tiempos
Eran legítimos
primitivos.
cuando esperaban de
los presentimientos
este país una luz
nueva que iluminase
dro de
las
primeras civilizaciones.
»En
las
provincias de Murcia y Almería,
remonta á
jos mineros se
»Se nos
refirió
de se encuentra terrado un rey
que no
la
los
de los arqueólogos, el
cua-
origen de los traba-
el
tiempos prehistóricos...
lejos
de
la villa
de Cuevas, en
el sitio
don-
principal fiíente de aquella población, estaba en-
moro con inmensos
tesoros.
La leyenda no
era tan
península) esta teoría no se ha comprobado, y encontramos para combatirla
hechos mucho más numerosos que los que han servido para aplicarla á España.» (Les premiers ages du (1)
Con un
prefacio del P.
Van Beneden
tor Víctor Jacques, secretario las:
pág. 23).
me'lal.....
Les premiers ages du metal dans
Amberes,
de
Siid-Est de
V Espagiie. Anvers,
monumental, que obtuvo
el
premio de
20.000 francos en el concurso Martorell de Barcelona, consta de un
de texto en
4.",
y un álbum en
folio,
1887.
y un Estudio etnológico del DocSociedad de Antropología de Bruse-
la
1887. Esta publicación
le
S. J.
con un mapa de
la
volumen
región explorada, y
setenta magníficas láminas.
— Las primeras edades del metal en
el
Sudeste de España. Versión castellana
de D. Silvino Thos y Codina. Barcelona, 1890. Posteriormente á la grande obra en que colaboró con su hermano, ha publicado Luis Siret otros estudios sobre
la
misma materia,
v. g.
NouvcUe cam-
pagne de recherckes archcologiques en Espagjic: La fui de I cpoque néoliihiquc (En L' Anthropologie, París, tomo iii, 1892, pág. 389). Vid. también Revue des '
questions scietttijiques ác'ñru^élas, 1893, Octubre, págs. 489-544, Z' prcJüstorique;
Octubre de 1906 y Enero de
Espagnc
1907, Orieníaux et Occideniaux en
Espagne aux temps prchistoriques (tirada aparte).
En
las
Memorias de
la
Aca-
demia de la Historia, tomo xiv, Villaricos y Herrerías, págs. 380-478, con 29 láminas y muchos dibujos intercalados en el texto.
PROLEGÓMENOS
como
fabulosa
55
1
á primera vista parece, puesto que poco después en-
contramos en este lugar sepulturas, una de
las cuales contenía,
en-
un soberbio brazalete de oro.
tre otros objetos,
»La zona que hemos explorado
Medi-
se extiende á lo largo del
y Almería, en una extensión de 75 kiló-
terráneo, entre Cartagena
metros aproximadamente. La mayor parte de
las estaciones explo-
radas se hallan cerca del mar, pero hay, sin embargo, algunas que están á 35 kilómetros de
»Se distinguen pertenece
al
allí
la costa.
claramente tres civilizaciones. La primera
período de
piedra pulimentada ó neolítica. La se-
la
á la transición entre el uso de la piedra
gunda
finalmente,
la tercera,
vemos
cobre y
el
múnmente por un pueblo ya muy todavía elemental de sus utensilios.
Poco nuevo ofrecen una de
las
el
y
el
del metal.
civilizado, á pesar del carácter •>>
sepulturas de la edad neolítica, Pero en
encontró un objeto singular tallado en forma de cruz
ellas se
en un pedazo de pizarra. Los hermanos Siret
le
un amuleto, imagen de alguna divinidad, que
se enterraba
muertos para protegerlos en
con
comparación de
la
conocemos
Uno de de
rito la
la
En
bronce empleados co-
la otra vida.
las placas
consideran comtí
con
Esta conjetura se refuerza
de Portugal y Extremadura, que
ya.
los caracteres distintivos
incineración de
los
de
la
época de transición es
muertos, que va suplantando
al
inhumación. Las tumbas de nuestras estaciones no contenían
armas
ni
servaba para
los
hombres y
único que puede afirmarse es riaban acaso con los
el
de ni
instrumentos, sino solamente objetos de adorno junto á los
cuerpos no quemados, ¿Quiere decir esto que
dos
los
el
la incineración se re-
la
inhumación para
la
coexistencia de dos
las
mujeres?
ritos,
Lo
que va-
sexo, con la edad ó con la categoría social. To-
adornos encontrados con
los esqueletos
son de uso femé-
nil (I).
«En
esta fase
de
la
civilización prehistórica del Sudeste
paña se ha dado un gran paso: se conocen
(i)
por
Revue des
los
qjtesiiojis scientifiques,
hermanos
Siret. (Págs. 24-25
de
el
bronce,
las
de Es-
proporcio-
de Bruselas. 1888 (resumen de su obra la
tirada aparte.
PROLEGÓMENOS
156
nes con^enc¡onales de
la aleación, el arte
consiguiente
se encuentra en esta región,
bronce ha sido importado. Lo mismo puede
el
decirse de la cornalina.
Un
nas adornos de bronce
y
cobre de
los minerales
debe este progreso? Evidentemente á
del país. Pero ^á quién se
una influencia extranjera. El estaño no
y por
de extraer
extranjero fué quien trajo á los indíge-
cornalina, quien les enseñó á extraer el
minerales del país, á incinerar sus muertos, á construir
los
más
habitaciones
sólidas,
en una palabra, á mejorar sus condiciones
de existencia. El cuadro del tercer período va á mostrarnos que este
mismo pueblo
emanciparse hasta cierto punto de
llegó á
alcanzó por
sí
mismo un grado de
«Las sepulturas de de
las habitaciones.
le lloraban,
los
y probablemente
(pastor, cazador
y
muertos
la
El
agricultor ya)
la tutela extranjera,
más
cultura de los
edad del metal estaban abiertas en
mismo techo cobijaba
los vivos se
al
difunto
encargaban de velar por
los
y
el
suelo
á los
que
despojos de
(l).
»Hemos explorado más de
mil trescientas sepulturas, que nos
han proporcionado un número enorme de instrumentos, armas, hajas
y
y
notables.
objetos de cerámica.
En
incineración, para volver de un
época se había abandonado
esta
modo
exclusivo á
la
alla
costumbre fu-
neraria neolítica de la inhumación. Las cuatro quintas partes de
nuestros sepulcros eran grandes jarras. Casi siempre
con
recía replegado,
barba.
las rodillas
Xo creemos que pueda
y
racional parece suponer
cuerpo apa-
manos levantadas hacia
la
establecerse una relación simbólica
entre la posición original del feto
Más
las
el
y
la del difunto
en
el
sepulcro.
que se adoptaba esta posición para
ganar espacio. La confección de estas soberbias urnas funerales, hechas sin
la
rueda del alfarero, denota gran habilidad
»E1 mueblaje fúnebre, todavía más que
muestra
la
sus manos, atrevidos tivos.
el
(2).
modo de
enterrar,
gran cultura de este pueblo, que sin otra máquina que
doma
y da
al
la arcilla recalcitrante, fabrica
barro formas tan artísticas con medios tan primi-
Poco sabemos sobre
(i)
Pág. 30.
(2)
Págs. 36-39.
vasos elegantes y
el
destino de todos estos objetos; pero
PROLEGÓMENOS
muchos de
no han podido ser fabricados únicamente para de-
ellos
positarse en las tumbas.
Puede creerse que cerca
colocaban los utensilios que cia.
de
Importa distinguir entre mujeres, aunque
las
terísticas
haga
I57
la
del difunto se
habían servido durante su existen-
le el
tesoro funeral de los hombres
muchas veces
la
y
el
ausencia de piezas carac-
determinación imposible. Se reconoce á los hom-
bres en una hacha, una alabarda ó una espada, á la cual acompa-
ñan ordinariamente un cuchillo ó un puñal
»En
Hemos encontrado con taurus. Era,
gran
viaje.
(l).
de barro se depositaban probablemente alimentos.
los vasos
frecuencia en las tumbas una tibia del bos
sin duda, el
trozo escogido
como
pro\"isión
Estos alimentos atestiguan evidentemente
en otra vida
la
para
el
creencia
(2).
»E1 arte de modelar está representado, en nuestros hallazgos de la tercera
época, por algunas groseras estatuitas pequeñas de barro
cocido, que figuraban vacas. Las piernas están reunidas dos á dos: falta la
cabeza:
el
ídolos ó juguetes.^
trabajo es extraordinariamente primitivo. .Eran
Schliemann ha encontrado estatuitas
muy seme-
jantes á las nuestras en la cuarta ciudad de Hissarlik. Las encontró
también en Micenas, pero estas últimas tenían ornamentos pintados.
En
sido
exhumadas en Hungría. El
el
Museo Nacional de Buda-Pesth
se
ven algunas que han
]\Iuseo Británico
que proceden de una tumba de Rodas. En
el
posee otras muchas
Líbano se han encon-
trado figuritas de becerros en bronce, y también en las Gallas
(3).
Nuestra primitiva edad metálica conocía, por rara excepción,
no sólo
«No
la industria
faltará
del cobre
del bronce, sino la de la plata.
y
quien se admire de ver
la
plata en
manos de un pue-
blo prehistórico, inmediatamente después de las edades neolíticas.
Creíase hasta ahora que este metal precioso era desconocido antes
de
la
edad del
hierro.
Pero en
escasa profundidad,
(i)
Pág. 43.
(2)
Pág. 43-
(3)
Pág. 35.
región que
la
plata existía en estado nativo. Se
la
y todo induce
hemos explorado,
ha encontrado en
á creer
que en
la
1
870 á
la
muy
antigüedad se
PROLEGÓMENOS
158 la
encontraba en
superficie del suelo. Nuestros
la
prehistóricos la
recogieron, y la emplearon no solamente en las alhajas, sino en la fabricación de armas é instrumentos. Nuestras excavaciones
confirmado en este punto los relatos de
y han hecho
los historiadores
han
antiguos
\-erisímiles las tradiciones concernientes á los tesoros
que este rico país encerraba. Estas minas de plata nativa están en
situadas en las Herrerías de Cuevas,
zona donde se encontraban
época
las
el
estaciones
mismo de
centro
más
de
ricas
la
la
tercera
(l).
»Este cuadro sumario de
civilización
la
muestra que se distingue de
la
de nuestra tercera época
edad del bronce en Europa, por ca-
racteres especiales.
La gran
armas va unida á
riqueza de las materias primeras. El bronce se
la
empleaba menos que
temor
al
de
instrumentos
los
y de
la plata bastaría
por
enemigo
sólo
sí
precauciones defensivas de estos hombres
las
las
cobre, porque el estaño, producto extran-
El descubrimiento de
jero, era raro.
para explicar
el
sencillez
y
su
(2).
s>En la edad neolítica, el extranjero parece venir
trae los beneficios de la civilización.
En
la
como amigo que
edad del metal, por
el
probablemente un enemigo que acabará por aniquilar
contrario, es
esta civilización naciente.
En
los
dos casos vemos en manos de los
habitantes del país, objetos de bronce que revelan por su ejecución
una mano más experimentada que
deben de haberse dado antes de
la
la
suya.
Frecuentes combates
caída final de nuestras acrópo-
y cuando la suerte favorecía á sus habitantes, traían sin duda á sus muros los despojos de los vencidos. De ello son indicio las eslis,
padas y los objetos de bronce que encontramos en sus tumbas
(3).
»E1 trabajo del cobre por los indígenas, no prueba que lo hayan descubierto por del bronce falta
no
sí
mismos. Prueba solamente que
les traía
más que poco ó ningún
el
estaño,
de cosa mejor fabricaban sus instrumentos con
poseían
(4).
(O
Pág. 59-
(2)
Pág. 60.
(3)
Pág. 65.
(4)
Pág. 70
importador
el
y que á
cobre que
PROLEGÓMENOS
159
»Si es cierto que la primera noción de los metales ha sido traída
á nuestras costas por un pueblo
que haya sucedido
lo
mismo con
más el
según toda probabilidad debe atribuirse á
Acaso
la fábula del
no puede creerse
civilizado,
descubrimiento de los
la plata,
que
mismos indígenas.
incendio de los Pirineos sea una expresión le-
gendaria del hallazgo de
la plata
nativa en
del suelo.
la superficie
Este descubrimiento debe de ser antiguo, y haber excitado viva-
mente
la
imaginación de los pueblos,
ravillosos relatos
como
lo
atestiguan los
de Diodoro Sículo y otros, acerca de
de España. El yacimiento de plata nativa de
zas
puede ser considerado como ción
el
las
ma-
rique-
Herrerías
las
foco de nuestra primitiva civiliza-
(l).
mercaderes extranjeros,
la
queza debió de ser origen de luchas continuas, durante
las
»Excitada
la codicia
de
los
industrias indígenas, entre ellas la metalurgia,
nueva
ri-
cuales las
permanecen entre-
mismas y adquieren un desarrollo especial. Los fundidores del país forjan armas de un tipo constante y sencillo. Sus jefes
gadas á
sí
elaboran algunas piezas donde se revelan aspiraciones plata se transforma bajo sus martillos de piedra en cillos,
artísticas.
La
ornamentos sen-
pero graciosos. También conocían y trabajaban
gunos fragmentos de plomo, aleaciones de plata con
el
el
oro.
Al-
cobre ó el
bronce, anuncian nuevos ensayos metalúrgicos. Este desarrollo fué
bruscamente detenido por
la
caída de nuestro pueblo.
»Las estaciones del tercer período nos muestran, en un país relativamente de corta extensión, un pueblo
gún otro de 1°
Por
la
la
más
Península. Este pueblo está caracterizado:
piedras cimentadas con tierra
Por
armas, de
el
los
cuente del
y por baluartes de
(2).
y del bronce en la fabricación de instrumentos y de las alhajas, á pesar del empleo uso del cobre
sílice
las fre-
reservado para usos especiales.
(O
Pág.75.
(2)
Este rasgo no tiene nada de caracterísco, puesto que es
general en
que nin-
elección que hacía, para edificar sus poblaciones, de
colinas escarpadas defendidas por la naturaleza
2°
civilizado
la fortificación
de
los castras (M. P.).
el
sistema
1
PROLEGÓMENOS
6o
Por
3.°
conocimiento de
el
y aun para armas y
tos de adorno
4° de
la
la plata
Por cerámicas
muy
que
se
empleaba para obje-
utensilios.
aunque logradas
artísticas,
sin el
rueda, siendo notables especialmente las copas
y
empleo con
v^isos
pie (I).
Por
5.°
costumbre general de enterrar á
la
en gran-
los difuntos
des urnas de barro cocido.
6°
Por
la
costumbre de practicar
mismo de
bral
En
7.°
fin,
las
inhumaciones en
el
um-
las viviendas.
y de un modo
tada que contrasta con
la
una
general, por
forma primitiva de
civilización adelan-
armas y de
las
los
utensilios (2). 3>¿Cuál es el
de extraer
el
pueblo que trajo á este
país,
juntamente con
el arte
cobre, la costumbre de incinerar á los difuntos,
y de
depositar sus cenizas en urnas de tierra cocida?
»La urna conocida de
manecido
funeraria, los
fieles al
ticularmente
según Rougemont
aria,
antiguo sistema de inhumación.
»E1 bronce, y por tanto
sus muertos. Si
el
los
conocimiento de
es par-
la
metalurgia, ha
á las opiniones corrientes so-
pueblo sería
lurgia en esta región estaría
Hacen
La urna
España por un pueblo que quemaba
hemos de atenernos
la incineración, este
europeo»
parece haber sido des-
indo-europea, jafética.
sido importado al Sudeste de
bre
(3)
Egipcios y de Ips semitas, pueblos que habían per-
ario,
y
el
origen de
íntimamente ligado con
la
la del
metabronce
(4).
notar los hermanos Siret
la
notable semejanza de los ído-
que Schliemann encontró en Hissarlik con un ídolo de esquisto
tallado,
que procede de una de
las
tumbas
neolíticas
de
la
región
alménense, y se inclinan á admitir relaciones entre Grecia, Italia y España, muy anteriores á la fundación de Sagunto (200 años antes de
la
(i)
guerra de Troya). Opinan que á esta costa debieron dirigirse Notabih'simas, en efecto, pero emparentadas con las copas y vasos de
Palmella, de Ciempozuelos, de Talavera de (2)
Pág. 91.
(3)
L'cígc
(4)
Págs. 106-107.
du bronze ou
les Sétnites
la
Reina y de Carmona.
en Occidcnt.
PROLEGÓMENOS
con preferencia
los
de suponerse que
l6l
navegantes fenicios para surtirse de las relaciones entre los
y
indígenas
Pue-
plata.
los sidonios
eran amistosas. Ignoramos hasta qué punto llegaría á verificarse fusión de razas. Pero lo cierto es que en el tercer período
hermanos
desaparece por completo
y desaparecen también
las alhajas
risímilmente
¿No
de bronce
los brazaletes ovales
y
de cornalina.
»Sabemos por testimonios nor.
la
los
Argar (nombre de la prinel rito de quemar los ca-
Siret llaman argariano ó del
cipal estación)
dáveres,
que
la plata
históricos
y de
la plata
de España (ve-
nativa de las Herrerías) llegaba al Asia
sería acaso la única fuente
reunió Salomón
que
la
de
de Troya y de
la plata
la
Meque
que se conocía en tiempo de Abraham?
»Las analogías de algunos de nuestros descubrimientos con otros hechos en Hissarlik son sorprendentes, y no se puede menos de pensar que
dos pueblos pertenecían á una misma fase industrial.
los
»E1 del Argar, no obstante, es más primitivo que
Troyano, y probablemente más antiguo. El primero muestra más sencillez en la
confección de joyas y objetos de alfarería
objetos
como
fundo de
la
las
íl).
el
Pero tanto estos
diademas de plata prueban un sentimiento pro-
verdadei-a elegancia
Prosiguiendo Luis Siret
la
(2).
carrera de descubrimientos que con su
hermano había emprendido, encontró un verdadero
tesoro de anti-
güedades prehistóricas, púnicas, romanas, visigóticas y árabes, en las estaciones
rresponde á
de Villaricos y Herrerías, de
cuales
la
primera co-
antigua Baria^ en la última estribación meridional
la
de Sierra Almagrera, entre río
las
el
Mediterráneo y
Almanzora. En vista de estos hallazgos,
la
desembocadura del
rectificó
en parte, y en
parte reforzó su antigua cronología, llevándola á los tiempos plena-
mente
históricos
lechette,
y como
(3).
la
Sus conclusiones han sido impugnadas por Dé-
(i) (2) (3)
gique,
la mayor importancia para como veremos, con el tema de
controversia es de
nuestra arqueología, y se relaciona,
Pág. 98. Pág. 105.
Essai sur la clironologie proiohisiorique 4.'' serie, tomo 11, 1907, págs. 373-395)Mbnkndez
r T?vA.k-ío.— Heterodoxos.
Ij
de
V Espagne.
(Rcvue Archéolo-
n
1
PROLEGÓMENOS
62
las primitivas religiones ibéricas, conv^iene extractar las principales
razones de los dos antagonistas.
Bajo tica,
nombre de
el
prehistóricas, engloba Siret las épocas neolí-
del bronce, del hierro
conquista romana.
España uno de
del cual fué
ropa contra
y
Son para
la
dominación cartaginesa hasta
la
de un solo y gran drama, principales teatros: la lucha de Eu-
él capítulos
los
invasión del elemento asiático.
la
El primero de estos capítulos está constituido por
la
aparición en
Occidente, en plena barbarie post-cuaternaria, de los elementos fun-
damentales de
cerámica, ideas
la civilización: agricultura, arte,
giosas. Esta edad,
que merece propiamente
reli-
nombre de edad de
el
piedra pulimentada, es contemporánea en los dos extremos del
la
Mediterráneo.
Cuando sula,
encontraron
neolítica. cios,
allí
los principales focos
que venían
á buscar la plata
lado de las láminas
y de
el
de
la
Penín-
última civilización
la
en una época en que
los indíge-
suelo de las casas prehistóricas, al
de
las flechas
y de todos
los vasos primitivos
neolítico,
Mediodía de
el
El primer cobre conocido en España se debe á los feni-
nas ignoraban su uso. Sobre
de
en
los fenicios se establecieron
sílice,
de
las
puntas de hueso,
productos habituales de
los
en series de capas sobrepuestas y vírgenes de toda
ración, se encuentran rastros abundantes de
una metalurgia primi-
tiva del cobre. El cobre es el punto de partida
y no
el
la
última civilización neolítica,
nes que no
le
contienen no son por eso más antiguas que
las
punto de
numerosas estacio-
término de
y
las otras:
son únicamente más pobres, en comparación con estos centros vilegiados. El cobre era
paso que estaciones
el
difícil
de obtener y relativamente raro,
al
más
ricas del
Mediodía de
la
Península poseen bastantes sílice
constituyen
inmensa mayoría, más de noventa mil, y son, en general, de
muy
bella ejecución.
Empeñado la
pri-
trabajo del sílice era una industria preexistente. Las
instrumentos de cobre, pero los instrumentos de la
lo
alte-
edad
Siret en hacer
neolítica,
remontar
enumera entre
zación que importaron, ídolos en gran cantidad
las
la
presencia de los fenicios á
los caracteres
propios de
la civili-
cúpulas funerales de tipo micénico, los
y de formas vanadas
(betylos
— estatuitas
fe-
PROLEGÓMENOS
I
— doble triángulo sexual ó — pulpo estilizado y alado —imágenes del Sol y de
63
meninas de triángulo sexual
hacha bi-
penne
la
símbolo de
Luna
palmera). Claro es que en su teoría no representan
la
más que el papel de transmisores ó medianeros, puesto mismo reconoce que las pinturas de los ídolos en hueso, re-
los fenicios
que
él
producen
los
motivos del repertorio chipriota de una época deter-
minada. Entre las perlas, el
ámbar
y
del Báltico, el lignito,
procedente de
introducidas por
las substancias
marfil africano
el
comercio cuenta
perfumes de Oriente,
asiático, los
probablemente de Inglaterra,
yacimientos occidentales del estaño.
los
mica, los vasos de pinturas geométricas
y
En
la cerá-
simbólicas, de yeso, en
forma de huevos de avestruz, grabados y pintados; los vasos de bastro con decoración rectangular ó romboidal, de tierra con
mas de animales. Al lado de debe señalarse
la
estos productos de
cerámica nacional de
muy
vasos caliciformes. Es sido imitados por los
el
la calláis^
un
lujo, á la cual
alafor-
arte exótico,
pertenecen los
probable que estos productos hayan
fenicios
y difundidos en todo
el
Mediodía de
Europa. Siret identifica las Cassiterides
con
el
nífico
Morbihan
(l),
desarrollo de
que presentan todos líticos.
En
ma con
con
Armórica, y especialmente
la
magy los rasgos comunes dolménicos ó de monumentos mega-
y atribuye
al
comercio de
los fenicios el
la civilización neolítica,
los países
realidad, para él esta
época es
extraordinaria seguridad que
debido de comenzar en
la
la
sobreviven.
afir-
comercio de los fenicios ha
el
primera mitad del segundo milenario.
«Los monumentos megalíticos, tan abundantes de piedra,
que
histórica, puesto
En
el
al fin
de
la
edad
Mediodía de España he encontrado
cúpulas neolíticas, que han sido utilizadas todavía en
la
edad del
bronce. Numerosos dólmenes han sido erigidos durante esta última época: hay continuidad perfecta en litos
los
y no
dos períodos.
(1)
construcción de los mega-
la
se advierte laguna entre los descubrimientos relativos á
En
la
continuación de
Véase sobre este punto
publicado en
L Anthropologic:
niciens. (París, 19 10).
la
la
edad del bronce,
los ritos
importante Memoria que recientemente ha
Les Cassiléridcs
et
l'Empirc colonial des Phc-
PROLEGÓMENOS
164 funerales se modifican, se
abandonan
grandes sepulturas comu-
las
nes para inhumar los muertos aisladamente en cuevas pequeñas ó
en jarras enterradas bajo
el
suelo de las casas...»
El estudio comparativo de
y de
lo neolítico
proporciona uno de los datos más notables de
la
edad del bronce, de
lo prehistórico
la
Península. Se la puede resumir en pocas palabras: desaparición radical
de
Atribuye Siret
versa.
rio fenicio
por
este
sustitución de otra totalmente di-
y
la civilización neolítica
cambio súbito
á la destrucción del
impe-
las razas célticas.
como
»E1 nuevo conquistador estaba, del bronce, pero
no venía como
el
primero, en plena edad
á organizar la explotación de los
él
metales en prov^echo de una metrópoli lejana, sino á buscar nueva patria, atraído, sin
duda, por
pues, su propia civilización,
dos de
la
fama de sus riquezas. Implantó,
la
emancipada hacía tiempo de
edad de piedra, y suprimió completamente
tria del fin
los recuer-
la bella
indus-
del período neolítico.
»Los últimos neolíticos poseían muchos ídolos ó amuletos de
ma
variada, lo cual es
muy
oriental, al
tura de la edad del bronce se ha encontrado terios célticos carecen igualmente
^Desaparecen por completo
de
las
recen
los
uno
sólo.
Los cemen-
ídolos.
mercancías de pacotilla
fenicia:
En
vez de
huevos de avestruz, perfumes, ámbar, estas substancias,
for-
paso que en ninguna sepul-
lignito, calláis.
que prueban un comercio
muy
extenso, sólo apa-
productos locales. La importación muere, pero
la
meta-
lurgia nacional se desarrolla en beneficio del país mismo.
»La cerámica ofrece otro importante elemento de comprobación.
En
lo neolítico, la
tura grosera,
y
vasos pintados.
y
hay de dos
es, sin
La
embargo,
otra es la
más abundante
es de fac-
la
que nos proporciona
los raros
se
puede llamar cerámica de
especies: la
que
lujo,
es conocida singularmente por los bellos ejemplares del valle del
Tajo. cios,
La creo producto de un que
le
imitaron para
la
mitad occidental de Europa son
las
»En ros:
más la
arte indígena, superior
exportación las
y
al
de
los feni-
dieron á conocer en
la
copas llamadas caliciformes, que
típicas del grupo.
edad del bronce se puede decir que no hay vasos grose-
todos están bien hechos, de dimensiones más grandes, de for-
PROLEGÓMENOS
I 65
variadas, de superficies negras cuidadosamente ali-
mas elegantes y
sadas; su técnica
y
ciertos perfiles
remedan
los
vasos caliciformes,
pero éstos están cubiertos de ornamentos que faltan absolutamente
en aquéllos.
»A
pesar de ciertas diferencias,
ce en España es de
misma
la
cerámica de
la
que
familia
la
la
edad del bron-
cerámica
céltica,
se
y
aleja absolutamente del arte asiático.
»Con
la
desaparición de los fenicios coincide también
cámaras circulares con bóveda
y de los vasos de yeso y en forma de animales. »En lo tocante á las costumbres funerales, divido bronce en dos partes: durante
la
de
la
primera se conservan
nerarios de lo neolítico; durante la tos aisladamente cerca
de
la
las
elíptica, la de las pinturas murales
edad del
los ritos fu-
segunda, se entierra á los muer-
casas ó dentro de ellas.»
las
Siret conjetura que, al principio de la conquista, los indígenas
y
conservaron cada cual su manera de inhumación, y los dos sistemas se practicaron simultáneamente durante cierto los extranjeros
tiempo; después se consumó del
la
mezcla de
»Las tumbas neolíticas son
las casas eternas del
ataúd de
la
edad del bronce, por
el
los
hábitos
»Es una revolución completa en la
las
del
Mame, donde
la
du-
osarios.
En
el viaje,
y
á su lado se
creencias religiosas. Los ritos
edad del bronce se reconocen en
mación
alma, de
contrario, se introduce el
cuerpo entero, vestido y preparado para deposita un trozo de carne.
de
y
no son más que
plicación del difunto. Habitualmente el
las razas,
vencedor prevalecieron.
se observa
las
sepulturas galas de inhu-
con mucha frecuencia
el
de-
pósito de una comida para el muerto.
»E1 empleo de grandes jarras
muy
épocas sigodos.
Con
En
estos
lejanas: la
como
de bronce y
la
ataúdes, lo encuentro en dos
de
la
dominación de
los vi-
este último caso están reservadas para los niños.»
y
otros argumentos,
más ó menos
especiosos, quierc-
sostener Siret su hipótesis de una poderosa invasión que hizo pasar el litoral ibérico
de
la
dominación de
de un pueblo belicoso Tirios en el siglo
xii,
(los Celtas).
antes de
la
los
mercaderes fenicios á
La fundación de Gadir por
la
los
era cristiana, señala para Siret no
1
PROLEGÓMENOS
66 principio ni
el
sidonio,
el
apogeo, sino
menoscabo y
el
que tiene que refugiarse en aquella
ruina del imperio
la
plaza, vencido
por
la
invasión céltica.
No
disimula
el
ingeniero arqueólogo de Almería que esta gran
antigüedad que concede á los Celtas en España es contraria á todas opiniones corrientes, que reducen á tiempos
las
aquella invasión: á principios del siglo v los textos clásicos
no
le
muy
posteriores
cuando más. Pero aunque
favorezcan, ni haya ninguno que permita
afirmar ni conjeturar siquiera esa supuesta expulsión de los Feni-
por
cios
hipótesis
admite
los Celtas, él la
sin vacilar,
no menos sorprendente,
gos, amigos
y
aliados
mentos de que
de
la
y
la
enlaza con otra
aparición de los colonos Grie-
Los argu-
los Celtas contra los Fenicios.
se vale para defender tan extraordinarias
noveda-
des, son de carácter arqueológico.
«La edad del hierro en España es poco conocida. Las tumbas son cavernas redondas ó rectangulares, cubiertas de particularidad de esta época es
la
Una
tierra.
usurpación frecuente de las se-
pulturas neolíticas, cuyo mueblaje se encuentra á veces intacto.
Los cuerpos están inhumados ó incinerados,
las cenizas
en urnas con sus tapaderas correspondientes. El
y de sus tapaderas recuerda técnica es la
misma que en
los
la
de
las
urnas
vasos de las necrópolis galesas.
La
edad del bronce. Muchas veces están
adornadas de dibujos grabados,
casi
Europa que están
cinerarias de
perfil
encerradas
idénticos á los de otras urnas
clasificadas
como de
la
época del
Téne. Este grupo de sepulturas parece que debe colocarse hacia los siglos IV
y
V,
y nos muestran
á
España en plena
»Pero en ciertos casos se encuentran,
al
civilización céltica.
lado de estos objetos,
cerámica de factura diferente, de color claro, de pintura las
roja, per-
de pasta esmaltada, huevos de avestruz pintados que sirven de
recipientes.
»Esta mezcla se explica por
la
venida de
los cartagineses.
ha observado en Almería y Granada y existe en
cho más
do
y
las necrópolis,
la
mu-
ricas, de los alrededores de Carmona, que han suministra-
bellos peines de marfil
rés,
Se
objetos
muy
con escenas grabadas del más
alto inte-
preciosos del arte púnico.
2>He aquí las huellas materiales de las primeras invasiones de los
PROLEGÓMENOS cartagineses, á expensas de
necen, sin duda, á
la
la
1
67
población céltica ó celtizada. Perte-
época que siguió á
la
ruina de Tiro, cuando
Cartago acrecentó su poderío, y los gaditanos
le
llamaron en su
auxilio contra los indígenas.
»Estas sepulturas son de incineración, con ó sin urna; nunca se
han encontrado armas. Son probablemente contemporáneas de
inhumación y de carácter exclusivamente púnique he explorado en la necrópolis cartaginesa de Baria, hoy Vi-
otras sepulturas de co,
llaricos, á orilla
de
la
mar; y acaso
lo
son también de
las
tumbas de
inhumación de Cádiz.
»Hay un grupo de
muy
Península, que proporcionan documentos
como
tipo la
que acabo de
y numerosas en
necrópolis características
que he excavado en
la
variados. Escogeré
de
Villaricos, al lado
las
tambas
señalar.
»Las sepulturas son todas de incineración;
las
cenizas están en-
cerradas en urnas ó depositadas en pequeñas cavidades; las urnas están colocadas, ya aisladamente sobre
el
variable hasta diez en ataúdes de piedra, á veces revestidas de yeso blanco
muy
terreno,
ya en número
ya en bóvedas de
En
sólido.
las
piedra,
urnas se po-
nían con los huesos objetos menudos, alrededor de ellos armas,
ordinariamente dobladas.
»Las armas varían mucho en su forma. Todas son de fectamente cocida, de color rojo ó amarillo claro. la
arcilla
No hay
per-
rastro
de
cerámica de calidad inferior y de colores obscuros, propia de los
tiempos prehistóricos. Muchas son monocromas. Otras adornadas
de bandas horizontales de pintura van ornamentos pintados de trico,
formados de
circulares
y
series
concéntricas.
los
morena y negra. Otras llemismos colores, de estilo geoméroja,
de líneas
A
esta
paralelas,
misma
contrados en las casas, con ornamentos el
repertorio
comprende numerosas
presentaciones humanas.
En
fin,
rectas,
onduladas ó
clase pertenecen vasos enflorales.
figuras
En
otras estaciones
de animales, y aun re-
para encerrar
las cenizas se valie-
ron también de vasos griegos ó ítalo-griegos con figuras rojas, que
datan del siglo
iv al
iii.
»Muchos arqueólogos terminar
la
se
han ocupado hace algún tiempo en de-
nacionalidad del arte de los vasos pintados geométricos
1
PROLEGÓMENOS
68
y con decoraciones vegetales y animales. Pedro París quiere buirlos á una influencia micénica mu)'- antigua.
Hubo
atri-
ciertamente,
edad de piedra, una influencia venida de Oriente y que introdujo en la Península elementos de arte emparentados con el
al fin
de
la
pero no tuvieron tiempo de desarrollarse. Entre los
estilo micénico,
vasos pintados neolíticos
y
los
de
las
más antiguas
colonias carta-
ginesas se extiende un espacio de seis siglos, durante los cuales
más completa
arte de la cerámica española es la antítesis
vasos pintados.
los
siglo IV
del
y
He hecho
micénico, no presentan,
como
muy
positivas con el arte
los del neolítico, el
motivo del pulpo,
que
es propiedad exclusiva de los productos atribuidos
Por
el
uno de
contrario,
una serpiente,
»Hay que
los
Península.
el
micénico.
pájaro mordiendo
atenerse á los hechos. Estas necrópolis y sus vasos
A
mica, que no es tiene
temas espaiioles,
al
es esencialmente púnico.
pintados corresponden á la
de
del
notar en otra parte que los vasos del
aunque tienen relaciones
iii,
el
ella
la
época de
hay que
supremacía cartaginesa en
atribuir la aparición
más que una rama
representantes
la
en todo
del
Mediterráneo.
el
de esta arte cerá-
grupo seudo-micénico, que
En
cuanto á
las
armas, especialmente á los sables ondulados, parecen imponerse las
mismas conclusiones.»
He gún 1.
aquí
el
cuadro de
la ci-onología
protohistórica de España, se-
L. Siret:
Edad de
la
piedra pulimentada. Mito de Hércules. El Occi-
dente civilizado por una corriente venida del Egeo. 2.
cia.
(A.
1
700- 1 200). Cobre y
Supremacía sidonia en
bella talla del sílice. Invasión feni-
el interior
de
la
Turdetania. Exporta-
ción de los metales de Occidente, plata, estaño, oro, cobre,
ámbar
monumentos
funera-
del Norte les, 3.
y otros productos. Extensión de
los
cúpulas y megalitos. (1
200- 1 100). Invasión de
los celtas
en Occidente, destruc-
ción del imperio fenicio. 4.
(1100-800).
de Gadir por
Edad
los Tirios.
del bronce. Invasión céltica. Fundación
Comercio
fenicio reducido al África
y á
las
costas oceánicas de Europa. Concurrencia griega en el Mediterráneo
y á
través de
la
Galla celtizada.
Aprovechamiento
local
de
los
me-
PROLEGÓMENOS tales
169
en Occidente. Decadencia y abandono de
galítica. Sepulturas
en grandes
Edad
Numerosas
jarras.
Apogeo
del hierro.
la
arquitectura
me-
acrópolis.
del comercio griego.
5.
(800-600).
6.
(600-400). Preponderancia de los cartagineses en
rráneo occidental. Preludios de su extensión en
la
Medite-
el
Península. Sepul-
turas de incineración.
(400-200). Invasión de
7.
la
Península por los cartagineses. Con-
quistas de los Barcas. Necrópolis de incineración, con vasos pinta-
dos y sables ondulados. (200-150). Conquista romana. Aniquilación de
8.
dad
nacionali-
la
fenicia ó púnica. P^in de la influencia oriental en Occidente.
Tan
inauditas novedades, sostenidas
ingenio por uno de los
quizá
primero de todos por
el
número y
con verdadera habilidad é
grandes obreros de lo vasto
la prehistoria ibérica,
de sus exploraciones y
el
no podían menos de
calidad de sus descubrimientos,
publicado Siret su artículo,
y hacer surgir, por misma Revista donde había apareció al año siguiente un nuevo en-
sayo de Délechette sobre
cronología prehistórica de
controversia entre los especialistas,
suscitar
contradicción, nuevas teorías.
la
dedicado en gran parte á impugnar
ibérica,
su predecesor neolítico,
misma
la
En
y
la
(l).
Gran parte de
la tesis
Península
la
etnográfica de
esta discusión versa sobre el ídolo
pretensa figura del pulpo, que Délechette relega á
categoría de seres imaginarios á que pertenece
la
la
lechuza
de SchUemann. Para Délechette no tiene duda que se trata de una representación antropomorfa. Pero este es punto de capital importancia que reservamos para
ahora
que en
lo
división
y
el
adelante, limitándonos á recoger
estudio del arqueólogo francés se refiere á la
notas específicas de las edades primitivas.
Uno de
los principales
meridional consiste en jetos de cobre, tales cétera, etc. lo neolítico
(i)
más
En y
toda
la
caracteres de lo neolítico de la
como punzones, granos de la
Europa
aparición casi constante de pequeños ob-
Pluropa meridional es
lo eneolítico.
En España, en
Revue Archéologique, 1908, tomo
11,
collar, espirales, et-
muy
Italia
difícil
y aun en
deslindar el
Medio-
págs. 218-265, 390-415. Délechette:
Essai sur la chronologie pféhistorique de la péninsuk
ibérique.
PROLEGOMEKOS
lyo
día de Francia, fué sincrónico con lo neolítico puro del Norte de
Francia
(l).
revisión sumaria de los principales descubrimientos neolíti-
Una
cos de España basta para poner de manifiesto
une esta
con
civilización primitiva
Las sepulturas y Palmella
y
las
el
la del territorio
íntimo lazo que egeo.
habitaciones de los Millares, las grutas de
cúpulas de Andalucía y Portugal no tienen rela-
las
ción con los famosos sepulcros de Micenas. Para explicarlas debe-
mos
recurrir á los
más antiguos
padas de bronce, á pesar de
como
arcaicos
las flechas
de
La fase miy magníficas es-
recintos de Hissarlik,
cénica, la de la sexta ciudad, período de largas
conservación de algunos tipos
la
sílice,
difiere
claramente del período
industrial anterior, al cual pertenecen los puñales
de cobre,
los va-
sos decorados con ojos, los ídolos en forma de caja de violín
menudos
recipientes de alabastro. Este es precisamente
el
y
los
estado
primitivo de cultura á que corresponde lo neolítico ó eneolítico ibero
(2).
No procede supone
de los Fenicios
la civilización
Esta civilización, que es
Siret.
la
Amorgos, no puede suponerse posterior paso que
al
la
cos la fecha de
la
La edad los
como
del período cicládico ó de al fin
del tercer milenario,
fundación de Cádiz tiene en los historiadores clási1
100, sin que pueda alegarse en contra la fabulosa
tradición (recogida por
ránea de
de los Millares,
Pomponio
guerra de Troya del bronce en
Mela), que
la
suponía contempo-
(3).
España
descubrimientos de Siret en
la
es conocida principalmente
por
estación del Argar. Las cuatro
quintas partes de las sepulturas estaban en jarras.
La
desaparición
y amuletos, que se observa lo mismo en España que en las Galias, puede explicarse sin necesidad de suponer una transformación radical en las ideas religiosas. Pudo consistir en un camde
los ídolos
bio de material,
que sustituyó
las figurillas
de madera á
las
de pie-
dra ó de barro. Desde que los fabricantes de ídolos tuvieron á su
(i)
Pág. 230.
(2)
Pág. 238.
(3)
Pág- 239-
PROLEGÓMENOS disposición sierras, cuchillos
dieron ensayar
la
y
I71
otros instrumentos de bronce, pu-
escultura en
el
leño del nogal ó de
encina,
la
y perecederas por la endeblez de su materia. Únicamente los símbolos de los dioses cornudos, que pre-
pero estas obras eran
gonan
frágiles
continuidad de
la
las
creencias religiosas de
ca en la del bronce, sobrevivieron á
la
la
edad
neolíti-
destrucción por haber sido
modelados en barro ó tallados en piedra,
es decir, confeccionados
con materias incombustibles. De estos símbolos hablaremos más adelante.
Con
evidente error había sostenido Siret que
Mediodía de España, en
Europa
central, representada
ciudades lacustres, en los cementerios de
arte de
y
tos en
en
las
épocas de Hallstatt y
las
hasta en sepulturas de nuestra era.
Ningún
vestigio del
Chipre, de Fenicia ó de Micenas, ausencia completa de
ornamentación el
cerámica del
edades del bronce y del hierro, perte-
las
necía á la gran familia de la
del Téne,
la
neolítica,
dominio de
todo esto
le
movía á
clasificar tales obje-
la civilización céltica.
Supone Délechette que
la
conclusión errónea de Siret procede
de un conocimiento incompleto de los descubrimientos egeos. «Si en vez de comparar
los
vasos del Argar con
la
cerámica del Marne
y de Hüttigwiler, es decir, con objetos demasiado recientes, unos del siglo IV antes de
rrogado
las
de encontrar
mera edad
J.
C,
el
verdadero modelo de
los vasos del
En de
feliz
los barros ibéricos
sorpresa
de
la pri-
del bronce, en los vasos de la primera fase del arte cre-
tense primitivo (Early
con
otros del tiempo de César, hubiese inte-
colecciones de Cnosos, habría tenido la
Minoan de Evans), emparentados á su vez
Egipto prefaráonico»
virtud de esta comparación,
los Millares
y
el
principio de la
son sincrónicos con arte cretense.
el fin
de
lo
(l).
hay que admitir que edad dei bronce
(nivel del
neolítico egeo y con
La fecha aproximada de
lo neolítico
el
Argar)
primitivo
esta civilización es el princi-
y debe considerarse como temeraria toda hipótesis etnográfica sobre las tribus que habitaban entonces
pio del segundo milenario,
el
Sur de España, pues
(i)
Pág. 250.
los textos históricos
más antiguos no son
PROLEGÓMENOS
172
aplicables siquiera á los primeros años del último milenario antes
de nuestra era
(I).
Las sepulturas en jarras no pueden atribuirse á
que precisamente
faltan
en
aunque no exclusivas de las
ha encontrado en
nas de Troya, entre naan, en
el
en
el
por-
y son propias
Ouersoneso de Tracia, en
los habitantes primitivos
Egipto prefaraónico, en
Cuanto más se penetra en
los Celtas,
las Gallas,
regiones meridionales de Europa. Se
las
Italia,
de
el territorio
de
las rui-
de Ca-
la tierra
Perú, etc..
el
estudio de los comienzos de la edad
el
del bronce en España, sea cual fuere el punto del horizonte arqueo-
más evidentes
lógico hacia el cual se dirija la mirada, aparecen influencias del
mar Egeo,
sin
primitiva civilización del país de los Iberos. céltica pertenece á tiempos
La mayor gus en los
las
que se discierna ninguna otra en
muy
La acción de
la
la
cultura
posteriores.
parte de las mil sepulturas exploradas por
Fur-
el P.
necrópolis de San Antón, cerca de Orihuela, presentan
la
mismos
ritos
fúnebres que
Argar, y un mueblaje idén-
las del
tico (2).
Es verdaderamente con
la
de
las
extraordinaria la semejanza de esta cerámica
tumbas de esqueletos en
cuclillas,
de Bohemia, en
la
época llamada de Annetitz (edad del cobre y principio de la del bronce). Como no puede admitirse comunicación entre Bohemia y España, hay que suponer que bohemios c iberos tomaron sus tipos industriales en la
Bohemia y
misma
el litoral
fuente, es decir, en la civilización egea.
ibérico se encontraban respectivamente colo-
cados en cada una de
las
dos grandes vías de comunicación, por
cuales los países helénicos se comunicaban con
y
(0
Pág. 253.
(2)
Vid. P. Furgus,
Fe\
1903,
La Edad prehistórica
reimpreso en
el
apéndice
Ernesto Gisbert y Ballesteros. Tambes prcliistoriqnes des environs
—
iii
de
la
Europa
del
en Orihuela, en la revista la
las
Nor-
Razón
Historia de Orihuela por don
d' Orihuela^ province d' Alicante,
en los
Annales de la Socieié d' Archéologie de Bruxelles (1905).
— Sepulturas prehistóricas de la provincia de Alicante, en
ciedad Aragonesa de Ciencias Naturales, aparte).
tomo
v,
1906,
el
Boletín de la So-
núm.
10 (hay tirada
PROLEGÓMENOS
De
te.
una era marítima,
estas dos vías,
I
la
otra terrestre: frecuenta-
das ambas desde tiempos remotísimos por los comerciantes que
Este traficaban con bar del Báltico
«Una de
los metales,
y en
Europa
la
73
central con el
al
ám-
(l).
las principales
Antón, descrita por
el P.
tumbas de Furgus
la
edad del bronce en San
contenía bajo un túmulo
(2),
esqueleto replegado de una mujer acostada sobre
el
el
lado derecho.
Los huesos, pintados de color rojo y negro, mostraban huellas de semicremación. Al lado del cráneo yacían dos grandes anillos espide
rales
de
hilo
plata,
que debían de haber
dos
serv-ido para sujetar
trenzas de cabellos. El tesoro fúnebre contenía además un gran vaso, setenta
y
tres
pequeñas perlas cónicas vaciadas en oro, algu-
nos otros pequeños objetos de adorno,
y en
fin,
cerca de la cintura
un gran puñal triangular de cobre, y dos punzones, el uno todavía con mango del mismo metal, el otro de hueso. Al puñal iba adherido un pañuelo de lloso estado
tela,
plegado cuidadosamente, y en maravi-
de conservación, gracias á
las sales
de cobre de que es-
taba saturado.»
«Esta sepultura recuerda, por
misma época,
to,
composición de su aparato fúne-
una tumba importante de Lusitania, que parece pertenecer á
bre, la
la
la
de
la
Quinta de
Agua
Branca, cerca de Por-
cuidadosamente descrita por Fortes. Allí
el
esqueleto, que sin
duda era también de mujer, había sido sepultado igualmente con dos anillos espirales, pero no de
mismo
ples del lobo,
plata, sino
de oro; dos
anillos
sim-
metal, una diadema de oro, adornada de dientes de
y un puñal triangular. Esta arma, protegida por una seda, es, tipo, un poco más reciente que la de San Antón. La abun-
según su
dancia de
en
las espirales
de cobre, de bronce, de plata y aun de oro
las sepulturas hispánicas del principio
de
la
edad del bronce,
constituye uno de los rasgos característicos de esta civilización.
abundan menos en Bohemia durante
Después
(i)
del
período del Argar,
la
misma época»
los
vestigios
No
(3).
materiales de la
Pág. 261.
(2)
Tambes prehisioriques des cnvirons d' Orihuela, 1905, pág.
(3)
Págs. 261-262.
14.
PROLEGÓMENOS
7^
1
edad del bronce en España se van haciendo raros y esporádicos. Los más importantes son, sin duda, las losas con representaciones de armas, que se han descubierto en algunas sepulturas de Extremadura y del Alentejo (l). Los vasos que acompañan á los esqueletos la
no dejan duda sobre
la
atribución de estos enterramientos á
primera edad del bronce. Estas esculturas recuerdan inmediata-
mente
grabados similares de
los
Suecia y Noruega y en
las
la
misma época, descubiertos en
cercanías de
Tende
en losas fúnebres, y otras en paredes de roca Entre
la
edad del bronce y en
la
península
Los elementos más armadura,
la
(2).
de
la
primera edad del bronce
céltico: la espada, pieza principal
uno de
fíbula,
demás regiones
las
itálica.
característicos
son verdaderamente de origen la
unas veces
hay en España una so-
que no se advierte en
lución de continuidad, célticas ni
la del hierro,
(Italia),
los objetos
más
característicos
indumentaria ó de adorno. El mismo origen se reconoce en
de de
la dis-
posición de las sepulturas.
Los principales documentos cronológicos sobre este interesante período, nos los proporcionan las excavaciones de Bonsor en los Alcores de Carmona; sepulturas de un pueblo profundamente penetrado por
la civilización
púnica, pero que no era de raza semítica.
Délechette impugna resueltamente en este punto
las
teorías
de
Bonsor.
Tanto ción de
el rito
funeral adoptado por los Fenicios,
sus enterramientos, difieren por
como
completo de
lo
la disposi-
que encon-
tramos aquí. Los Fenicios no incineraron sus muertos antes del glo IV
Por
ó
si-
III.
el contrario, las
sepulturas de los Alcores ofrecen extraordi-
naria semejanza con las sepulturas prehistóricas de los países célticos. la
«La descripción de
las
tumbas de Acebuchal podría pasar por
de algunos túmulos bávaros ó borgoñones de
hierro. El
(i)
modo de
primera edad del
Vid. Leite de Vasconcellos: Estudos sobre a época do brorizo em Poriti-
gal (O Archeologo poriug7iez, 1906, pág. (2)
la
construcción con lóculo central de piedras se-
Pág. 264.
179),
PROLEGÓMENOS cas
y capa de barro
Andalucía marcan
mulos
es la
misma en unos y
el límite
meridional de
que comienzan
célticos,
I
al
otros.
75
Las motillas de
vasta zona de los tú-
la
Este por Bohemia, comprende, en
Alemania, Baviera, Hesse, Wurtemberg, y en Francia se extiende principalmente por
las
provincias de Borgoña, del Jura, del Franco
Condado, y por las regiones del Gard y de los Pirineos. »La composición del mueblaje fúnebre de los Alcores confirma origen céltico de los túmulos.
el
La
fíbula
no es otra cosa que una variante local de largo resorte,
emparentadas ya con
de plata del Acebuchal
de
las fíbulas hallstatianas
las fíbulas
En
de La Certosa.
la
misma época hay que clasificar la fíbula serpentiforme de la Cruz del Negro. Además, figuran entre esta indumentaria pendientes huecos, como los que se han encontrado en las tumbas de la Alemania meridional, pertenecientes á
época hallstatiana segunda.
la
»Peroson de evidente importación
fenicia las magníficas tablillas
de marfil con grabados de personajes y animales, de
Pueden
incluirse en la
tiformes,
queños jas
de
y
A-asos
»A el
la
serie los peines, los
de
los
broches serpen-
navegantes semitas: pe-
de alabastro, cuentas de vidrio, ajorcas de oro,
lámparas de barro en forma de conchas (tipo
plata,
nocido por
misma
pacotilla corriente
la
estilo oriental.
las
excavaciones de Cartago), ánforas púnicas,
misma categoría de objetos
sorti-
muy
co-
etc. (l).
fenicios pertenecen el plato
ánfora de cobre ó de bronce descubiertos en
el
túmulo de
la
3'
Ca-
ñada de Ruiz Sánchez. Las dos asas móviles y semicirculares del plato tienen por remate cabezas de carnero. El
tipo del ánfora de
vino (oenochoe)^ cuya asa está sujeta por una pequeña palma, es
misma que aparece en
la
célebre
tumba etrusca de
la
Regulini-Galassi,
en Cervetri.
»La fecha
del tercer período
Europa
central
ga y de
estilo
y en
la
de
Hallstatt,
orientalista,
Kappel, de Hundersingen,
tales el
como
y de
los vasos
trípode de
crónica con este período proto-etrusco en
(i)
que introdujo en
Galia objetos de bronce
la
fábrica grie-
de Gráchvill, de
Garenne,
la Italia
la
etc., es sin-
del centro.
Vid. Hubner: Objetos del comercio fenicio inlroducidos en Andalucía
(Revista de Archivos, Bibliotecas y Muscos, 1900).
PROLEGÓMENOS
176
^Clasificadas entre los años
y
lassi,
y
como
las
tumbas Regulini-Ga-
la del
Duce en Vetulonia
de Bernardini en Palestrina, hay que encerrar entre
la
500
el
mismo
las del
700 y 600
grupo, tales
700 y
el
período de Hallstatt tercero. Las tumbas de los Alcores,
el
donde aparecen á
la
vez
las fíbulas hallstatianas
y
la oeiiochoe etrus-
son una nueva confirmación de este sincronismo, que puede
ca,
tenerse por un hecho adquirido para
«El descubrimiento de
la
ciencia» (l).
de Carmona
las sepulturas celto-púnicas
debe contarse entre los más importantes hallazgos de
Por una parte, demuestra que
gía peninsular.
desde en
el siglo vi
antes de
J.
C, no
la
arqueolopúnica,
la influencia
se limitaba á la zona del litoral
Mediodía de España, sino que había penetrado ya en
el
Por otra parte, nos procura sobre
rior.
la
inte-
el
fecha de la invasión célti-
ca en Iberia, datos que están bastante conformes con los de la his-
de
toria
la lingüística.
D'Arbois de Jubainville, interpretando
textos clásicos, coloca esta invasión hacia fines del siglo
más
tarde,
en
los
primeros años del siglo v
arqueología nos obligan á remontarla por
(2).
lo
Pero
menos
al
ó
lo
de
la
vi,
los datos
los
principio del
siglo VI (3).
»Puede tenerse por demostrado (continúa Délechette) que vilización
do
la
de
de
los
la
primera edad del hierro en Andalucía es en
pueblos célticos que construyeron
los
la ci-
el
fon-
túmulos de
Landas, de los Bajos Pirineos y del Alto Carona, es decir,
las
la civili-
zación del tercer período de Hallstatt. La disposición de los túmulos
de incineración,
de
las fíbulas, las
cios
el
tipo de los puñales de hierro
formas de
la
que se refuerzan mutuamente. Pero
pirenaicas, aislados en sus
con antenas, y
cerámica y su decoración, son indilos Celtas
de
las
montañas y conservando toda
regiones la
rudeza
de sus costumbres primitivas, formaban una población pobre. Por el
contrario, en la
nal,
misma época,
en contacto con
de su propia industria
(i)
sus
hermanos de
los Orientales, los objetos
la Iberia
mezclaban con
los
meridio-
productos
de toda especie con que
los
Pág. 396.
(2)
Les Celles en Espaf^ne {Revue
(3)
Pág. 398.
Celtique,
tomo
xrv, 1893, pág. 358).
ma-
PROLEGÓMENOS de Cartago surtían
rinos
los
I
siglo VI el origen
de
Acaso deba
bazares fenicios.
buirse á la alianza histórica de los Fenicios
y de
toscanas que
las influencias
sión de indicar en la arqueología ibérica.
los
y han podido
etrusco»
atri-
Etruscos en
el
hemos tenido oca-
Los ejemplares hispáni-
cos son ciertamente de fábrica indígena, pero los modelos son licos
77
itá-
ser importados directamente por el comercio
(i).
«En resumen,
la
primera edad del hierro en España y Portugal
comprende de seguro
Sus límites extremos cronológicos
el siglo vi.
podrían colocarse provisionalmente entre los años 600 y 400 antes
de Cristo, pero conviene esperar á que descubrimientos ulteriores precisen esta indicación revelándonos tumbas del
bronce»
dido entre
y
por un nuevo predominio de
el
año 133 antes de
arma ondulada de por
lo
los
elementos
tipo greco oriental (el sable
menos en
compren-
C, fecha
J.
fase se carac-
las influencias orientales, al
que se van debilitando gradualmente
tituye,
edad del
la
del hierro llama Déchelette al período
el principio del siglo iv
toma de Numancia por Scipión Emiliano. Esta
la
teriza
de
(2).
Segunda edad de
fin
célticos.
la Iberia meridional, á la
espada
hallstatia-
embargo,
con
los
de
Una
cerámica, de fábrica indígena pero derivada sin duda de
de fíbulas están todavía emparentados
los tipos
Europa
central,
aunque presentan formas
delos fenicios, se propaga por toda los Pirineos,
en
la
de
la
la
más
los
mo-
allá
de
Los vasos pintados helénicos penetran
industria púnica.
Sur por
más
mercados de Iberia con produc-
también en abundancia, introducidos gos, al
Península y aun
locales.
Galia meridional. Durante esta fase, los Cartagi-
neses abastecen cada día tos
Una
de Almedinilla), sus-
na. Sin
la
paso
al
Norte por
los colonos grie-
los Fenicios.
Las más importantes antigüedades de este período son hasta hoy las del tercer
ficación
de
grupo de
Siret.
la
necrópolis de Villaricos, según
la clasi-
Este grupo comprende 125 sepulturas de incine-
ración.
(i)
Págs. 402 y 403.
(2)
Pág. 404. Menéiidez t V-Eijkio.— Heterodoxos.
I.
13
PROLEGÓMENOS
lyS
El arma típica de este período, se deriva de un te
modelo de
por pinturas de vasos
se á los Fenicios
famoso sable de Almedinilla,
Grecia clásica, conocido especialmen-
la
á Iberia debe atribuir-
Su importación
(l).
más que
el
Griegos, porque
á los
la influencia helé-
nica no fué directa en las regiones del Mediodía de España.
Cartagineses, dueños
que importaban
del litoral, eran los
como
ductos de Grecia, tales
los
Los pro-
los vasos pintados.
La costumbre de depositar en
las
tumbas de
los guerreros espa-
y aun
das intencionadamente retorcidas, dobladas ó replegadas tres
cuatro veces, es un rito céltico, demostrado por numerosos hallaz-
gos en Xormandía, en Champagne, en
el valle
del
Ródano, en
del Rhin, en Suiza, en la Italia del Norte, en Hungría, en
en España,
}'
Rumania,
aun fuera del dominio propio de la civilización célti-
en Dinamarca y en
ca,
el
la isla
de Borholm
(2).
Fundado en estas consideraciones, opina Déchelette que
las
tum-
bas del período de Villaricos, atribuidas generalmente á los Feni-
de África, colonizadores de Iberia, deben
cios
menos en
parte, á
tura semítica.
En
primeros colonos
una fusión entre
una población esta época,
restituirse,
muy
celtibérica,
ya tan posterior á
fenicios, es verisímil
los Orientales
y
que
por
lo
penetrada de culla
llegada de los
se hubiese verificado
los Celtas é Iberos,
dando origen
á una cultura mixta, de aspecto oriental, pero con persistencia de
elementos indígenas. Aquí
la
penetración de los bárbaros por
tura mediterránea había sido más profunda que en
En
el siglo iv los
oriental,
«Una de
tumbas
las fíbulas
hierro en Iberia es de
la culItalia.
fieles al rito
primitivo de depositarla
(3).
más
características
un tipo
ha encontrado fuera de hallstatiana
Alta
Celtíberos estaban armados de una espada de tipo
pero se conservaban
retorcida en sus
la
la
de timbal, con
resorte están atravesadas
muy
de
particular
la
segunda edad del
que hasta ahora no se
Península. Es un derivado de la fíbula la
particularidad de que las espiras del
y sostenidas por una espiga
(1)
Cartailhac, Ages préliistoriques, pág. 255.
(2)
S.
(3)
Pág. 409.
Reinach, Revue Archéologique, 1907,
11,
pág. 453.
anular, sobre
PROLEGÓMENOS la cual,
79
en un punto diametralmente opuesto, se apoya igualmente
de
el pie
I
Abunda mucho en toda España. Horacio San-
la fíbula.
número de ejemplares entre
dars ha recogido gran
las
votivas del santuario de Despeñaperros, cerca de Cástulo,
ofrendas
y ha
tra-
tado de determinar su fecha con ayuda de algunas excavaciones en
Uno de
que han aparecido monedas.
ellos,
procedente de Dianium
mo-
(Denia), antigua colonia griega, estaba asociado con diez
seis
nedas de Marsella, de Rodas y de
era pró-
ximamente
del año
360 antes de
crópolis de Mataró,
donde
Sicilia; la
y más moderna
Cristo. Otras
proceden de una ne-
han encontrado una espada ibérica y vasos griegos, y que data probablemente del año 240 antes de Cristo (l). Los descubrimientos de Villaricos confirman y precisan esse
tos datos. Las fíbulas anulares no aparecen hasta el tercer la clasificación
de Siret
grupo de
(2).
Esta fíbula que Déchelette coloca en posible supervivencia en el
iii,
el siglo iv,
puede servir para
admitiendo su
clasificar cronoló-
gicamente otros objetos, por ejemplo, una estatuita de un personaje ibérico lo,
que
hombro derecho una
lleva sobre el
mode-
fíbula de este
según observación de Horacio Sandars. Más adelante habla-
remos de
la estela
púnica descubierta por
probar que había Fenicios entre
no que
la
Siret, la cual basta
los incinerados
para
de Villaricos, pero
necrópolis fuese púnica. El torso de esfinge alada, pu-
blicado por Siret, pertenece
Cerro de los Santos y de
la
al
mismo
Dama
estilo
de Elche
que
las esculturas del
(estilo greco-fenicio
de
España). La cerámica característica de este tiempo (vasos pinta-
dos ibéricos de decoración neración,
lineal)
procede de sepulturas de
muchas veces sobrepuestas, como en
de Orihuela, á
las
inhumaciones de
la
la
inci-
gran necrópolis
edad del bronce
(3).
Según
campamentos de Xumancia,
la
cerámica ibérica, á pesar de su carácter arcaico, ha durado hasta
el
Schulten, célebre explorador de los
año 133 antes de
(1)
Cristo.
Las excavaciones de Albertini en Alcudia,
H. Sandars, Pre-roman bronze votive offerings /rom Despeñaperros in
thc Sierra
Morena, Spain, pág.
21. (Cit.
por Déchelette).
(2)
Pág. 410.
(3)
Revue Archéologique, Enero á Junio de 1909, pág.
18.
PROLEGÓMENOS
1 8o
cerca de Elche, han revelado una cerámica pintada con figuras de
animales
No
(i).
es ocasión todavía de tratar otras cuestiones
brillante síntesis
que Déchelette
podemos
plantea en su interesantísimo estudio, pero no
que hace de sus opiniones acerca de
omitir la
la Iberia
pre-
histórica.
«Inagotable venero de los metales que alimentaban los mercados
de Oriente y Occidente, oro,
plata,
plomo, cobre y estaño, fué
la
Península ibérica uno de los crisoles en que vinieron á fundirse y amalgamarse los elementos de las civilizaciones del Norte y del Me-
Las caravanas
diodía. tres,
encontraron
y de
las islas griegas.
surcando
célticas,
los largos
senderos terres-
á los aventureros marinos de Tiro, de Cartago
allí
Del contacto de estos extranjeros con
las an-
tiguas poblaciones indígenas, Ligures é Iberos, nació una cultura pro-
Su originalidad
pia de Iberia.
Los
sus orígenes.
se debe, sobre todo, á la variedad
tipos industriales de lo
rentados con los de
zona egea y aun con
la
no se confunden con ninguna otra que
del bronce, en el grado en
mente con
mas
la
la
industriales bastante nuevas.
modelos de
no,
aunque importados de
de
la
tal
y á
casi
las
armas, de
»En
la
Europa
la
central,
misma época. La edad
conocemos, nos muestra, junta-
la
fuera,
Por último, en
la
edad del
hierro,
cerámica y de los objetos de ador-
no ya del Sur sino del Norte, expe-
todos una transformación que demuestra
industria local, por lo la
de
de
continuación de las mismas influencias, algunas for-
los
rimentan
serie
aunque empa-
neolítico, los
de
menos en
lo
que toca
la
actividad
á las artes del
me-
cerámica.
la esfera artística. Iberia recibió,
simultáneamente,
las leccio-
nes de Grecia y del Oriente semítico. Al Oriente del Mediterráneo, la cultura
nos á
reflejos.
las
cos.
más
leja-
Por su situación geográfica no pudo España transmitir
regiones occidentales lo que había recibido de los países clási-
Pero cuando
rritorio,
(i)
helénica proyectó hasta las riberas del Indo sus
los
bárbaros del Norte se establecieron en su telos
transformó tan
fouilles d' Elche.
Compie-Rendu de
entraron en contacto con esta cultura,
Albertini,
VAcadémic des
Rapport sommaire sur
les
Inscripiions^ 1905, pág. 611.
y
PROLEGÓMENOS rápidamente como
la civilización etrusca, del
costumbres de
ficó, hacia el siglo iv, las
»Tan poco Alcores,
10
Xorte de
modi-
Italia,
los galos cisalpinos.
legítimo parece llamar púnicas á las tumbas de los
como
lo sería el atribuir á los etruscos las sepulturas seno-
nesas de Montefertino, que encierran coronas de follaje de oro, es-
y muchos
pejos grabados, candelabros, strigiles
Donde quiera que
industria itáhca.
la
los
bárbaros han estado en relación inmediata con das, se
han dejado subyugar más ó menos por
una cultura superior. Los
celtas
de
los talleres púnicos, la
las
naciones civiliza-
misma
de
la fuerza atractiva
de Andalucía, como
descubrimientos de Carmona, debieron de tos
otros objetos de
pueblos bárbaros ó semi-
sentir,
lo
prueban
los
ante los produc-
codicia que los senones por las
alhajas toscanas ó los scitas de la Rusia meridional por los artefac-
muy
tos de la industria helénica. Pero por
como en Andalucía,
tanto en Etruria
costumbres ter
esta transformación
no llegó á modificar inmediatamente
célticas,
de los antiguos
profunda que haya sido,
el
de
las
carác-
ritos funerales.
»Estos pueblos invasores, fenicios y celtas, cuya presencia en
un tiempo por
suelo hispánico está atestiguada á
por
la Historia,
no deben hacernos olvidar
la
el
Arqueología y
antiguas poblaciones
las
indígenas, que fueron los primeros ocupantes del suelo. Si atribuí-
mos
á los celtas las sepulturas que contienen fíbulas hallstatianas (l)
y puñales de
hierro con antenas, parecerá verisímil colocar en la
del bronce la dominación de los ligures ó de los iberos en sula.
Pero distinguir, desde
estos dos elementos,
ya en
punto de
el
el
insoluble,
el
por
espacio, es falta
edad
Penín-
vista arqueológico,
tiempo, ya en
blema que parece actualmente
la
entre
un pro-
de datos preci-
sos en que pueda fundarse ningún criterio etnográfico.»
Tanto
Siret
como
Déchelette, en sus respectivas cronologías, in-
vaden resueltamente
vamos
tratar
en
el
las
edades históricas, de
capítulo siguiente,
mensa
dificultad
de
pueblos anónimos y
los
(i)
de trazar una línea divisoria entre
La importante
minación que
los
las cuales
la
de
los
nos reser-
aunque reconocemos que tienen en
la
la
in-
arqueología
los anales del
estación de Hallstatt (Austria) dio origen á esta
arqueólogos aplican á
la
primera edad del hierro.
deno-
1
PROLEGÓMENOS
82
género humano representación conocida, aunque sea incierta y crepuscular. Antes de relacionar ambas fases del desarrollo huma-
no con
prematuras
síntesis algo
si
bien deslumbradoras, conviene
documentos de nues-
seguir recogiendo, sin prev-ención alguna, los
que cada día va ensanchando
tra prehistoria,
el
círculo de su miste-
rioso dominio.
La gran exploración de
las estaciones prehistóricas
de Almería,
fué seguida pronto de análogos hallazgos en varias comarcas, citó el
todavía en su justo valor.
Ya
en
tropología de Copenhague, en
1
sus-
el
Congreso internacional de An-
869, había presentado D. Rogelio
de Inchaurrandieta una corta memoria sobre tida, á
y
recuerdo de otros anteriores que no habían sido estimados
la
montaña de
la
Bas-
cinco kilómetros de Totana, provincia de ^Murcia. El resul-
tado de sus exca\-aciones fueron veinte urnas cinerarias, dos sepulcros formados con losas pequeñas
bronce, plata y restos
y un gran número de
objetos de
oro. El hierro no apareció por ninguna parte.
humanos estaban depositados
casi
colocadas horizontalmente sin orientación
todos en grandes urnas
fija.
Dos de
ellas
en pie no contenían vestigios de huesos, sino solamente de carbón. Las urnas tenían
la
poco alargada. La boca de
puestas tierra
forma de una marmita elipsoidal y las
Los
y
muy
urnas estaba cerrada por una losa de
pizarra ó por un bloque de piedra. Las de los niños estaban coloca-
das en general cerca de
tamente con
las
de
los adultos.
los esqueletos, vasos
Había en
las urnas,
de diversos tamaños, espadas,
puñales, lanzas, flechas, punzones, anillos
y pendientes,
brazaletes de
bronce. ^Muchos de estos objetos ofrecían aún en su pátina
de
que
los tejidos
corvado sobre
sí
los
la huella
habían rodeado. Al lado de un esqueleto en-
mismo
se
encontraban una punta de lanza de bron-
ce y dos pendientes, uno de plata Sr. Incharraundieta
jun-
que
el
y otro de bronce. Observó
el
oro se utilizaba no sólo para las alhajas,
sino también para los puños de espada.
Los importantísimos descubrimientos de
que hemos condensado ron en
el valle
aunque no litoral
al tratar
de
la
los
Alcores de Carmona,
época de transición, revela-
del Guadalquivir tres fases de civilización análogas,
idénticas, á las reconocidas
del Mediterráneo.
Nuevos
por
los
hermanos Siret en
ídolos de esquisto probaron
el
más y
PROLEGÓMENOS
más
la
semejanza con
Hasta en
el
ga encontró en
la
la
de Segobriga, suministró
del Argar. Estacio da Vei-
Algarbe curiosos sarcófagos constituidos por
el
de barro, dentro de
ollas
por Schliemann en Troya.
los descubiertos
centro de España, una cueva,
ejemplares de una cerámica análoga á
I 83
mentos de cobre, aunque
humanos
cuales había huesos
las
tipo sepulcral
el
predominante en este
límite meridional de la Península sean las cistas ó cajas
de piedra, dentro de
lares
queñas con huesos. Pero
muy
son
cuadrangu-
suelen encontrarse urnas pe-
las cuales
las estaciones
portuguesas de esta época
pobres en objetos metálicos.
Esta pobreza es total en
miento y
é instru-
Citanias del Miño, cuyo descubri-
las
exploración es un timbre de gloria para
el
insigne arqueó-
logo de Guimaraens, ]\Iartins Sarmentó, á quien se ha llamado algo
hiperbólicamente
el
Schliemann de nuestra península
nías no corresponden en rigor á la prehistoria ó á lo
tenecen totalmente á
(l).
Las Cita-
menos no per-
puesto que se han encontrado inscripciones
ella,
romanas con nombres indígenas
latinizados, v. g., Coroneri Caniaeli
domus, y monedas hasta del tiempo de Constantino, pero esto prueba solamente que continuaron siendo habitadas en cos, so,
no que antes no
lo
los
tiempos
hubiesen sido. La más antigua,
la
clási-
de Sabro-
no tiene vestigios de influencia romana, y puede admitirse, en
concepto de Cartailhac, que fué primero una estación
Trataremos, pues, rápidamente de
monumentos de
Vid. en
el
considerándolas
transición entre lo prehistórico
Las citanias son en grande
(i)
ellas,
tomo
i,
fase.
lo
2.°,
que
neolítica.
los castros
y
como
lo histórico (2).
en pequeño: recin-
pág. 417 de la revista Poríugalia, una
que nació en 1833 y murió en 1899. Sus no han sido coleccionados todavía, que yo sepa. Gran
biografía de F. Martins Sarmentó,
numerosos
escritos
número de
ellos se
encuentran en
dirigió desde 1885, y antes
en
el
primer trabajo de conjunto sobre el
la
Revista de Guimaraens^ que fundó y A Renascenga (1878 y 1879). El
periódico
las Cilanias, notabilísimo
de Hübner, publicado en portugués en
quín de Vasconcellos (fascículo
(tomo XV, (2)
galia,
v,
la
como
suyo, fué
Archcologia artisiica de Joa-
Porto, 1879), y en alemán en el Hernies
18S0).
F. Martins
tomo
i,
fase.
Sarmentó, i.°,
A
arte myccnica do Jioroeste de Hispania (Portu-
1899, págs. 1-12).
PROLEGÓMENOS
184
que encierran detrás de murallas
tos fortificados sobre altos cerros,
megalíticas restos de habitaciones, de forma circular, cuadrada ú
oblonga, di\'ididas entre
sí
por
principales son las de Briteiros el valle del río
Ave, y
al
,
Santa
y Sabroso,
Iria
pie de la sierra de Falperra,
los baños termales de Caldas de Mzella y de
Pero existen otras análogas en
Ancora, alguna de el
empedradas. Las tres
calles estrechas
de
los valles
las cuales lleva el
situadas en
no
de
lejos
la villa
de Guimaraens.
los ríos
Lima, Neiva y
nombre de a cidade y
otras
genérico de o castro.
Las colosales excavaciones de Martins Sarmentó han descubierto el
esqueleto de la ciudad entera de Briteiros. Tanto en ella
la
de Sabroso,
las
como en
puertas de las habitaciones tienen restos de escul-
turas, elegantes detalles de ornamentación, círculos en los cuales
están inscritas estrellas hexagonales, cruces tipo de la Svástica: unas veces
de
figuras derivadas del
y
relieve, otras
en hueco. Ocasión
tendremos de volver á tratar de este signo misterioso que Emilio
Burnouf llamaba
el
vio de
Rama. Se
uno de
los signos
frente.
En
la
Schliemann
signo ario por excelencia. Figuraba ya en
na-
encuentra en multitud de edificios búdicos. Es
le
que
los sectarios
de Visnú se trazan hoy sobre
Europa occidental aparece desde
le
el
la
la
edad del bronce.
ha encontrado en Tirinto, en Micenas y en
los cua-
tro recintos superiores de Troya. «Este signo (dice Ouatrefages)
enlaza nuestras antiguas poblaciones y en particular
con
los Etruscos,
con
los Griegos,
con
los habitantes
tiguos y modernos.
Nos conduce mucho más
son ha descubierto
la
los
las
de Portugal
de
la
lejos todavía.
y
las
Steven-
Svástica en América, entre los habitantes de
pueblos de indios donde se han conservado intactas
bres
India an-
las
costum-
creencias antiguas. Schliemann asegura que se le ha encon-
Yucatán y en el Paraguay. Es una de las pruebas que confirman la realidad de los viajes hechos á América por los pere-
trado en
el
grinos budistas antes de los Escandinavos
La Svástica acompañada
(i)
es palabra sánscrita
V Espagne
Cristóbal Colón»
,
págs. 29-30.
(l).
que designa una especie de cruz
de cuatro clavos, y algo semejante á
á veces
Prefacio de A. de Quatrefagcs
toriqucs de
y de
al libro
la
que
de Cartailhac, Les ages préliis-
PROLEGÓMENOS
I
arqueólogos cristianos han solido designar con
los
85
nombre de
el
cruz gamviada. Su presencia en inscripciones celtibéricas y en el
estandarte imperial llamado cántabro^ hizo creer á antiguos eruditos nuestros
que algunas tribus hispánicas habían adorado
antes de la venida de Cristo. ble.
Burnouf
la
la
cruz
religioso parece induda-
define «diagrama místico de buen agüero». Puro ó
acompañando
duplicado,
Su carácter
á la
media luna ó
encuentra con variadas formas, no sólo en
á la cruz en aspa, se le
las inscripciones, sino
en
una multitud de objetos de metal y de cerámica. Toma á veces una curva graciosa, como se muestra en algunas piedras esculpidas de la citania
de Briteiros
(l).
Otros signos grabados en estas piedras parecen tener también misterioso sentido.
como en
Hay
círculos concéntricos
y hoyitos y cazoletas
y además líneas espirales y círculos atravesados otro por una espiga. Cartailhac encuentra perfecta
las antas,
de un lado
á
identidad entre estos dibujos y los de algunos tóricos de Escandinavia,
y sobre todo de
monumentos
ciertas regiones
de
prehisla
Gran
Bretaña (Northumberland y Escocia). Signos que se encuentran repetidos á tanta distancia no pueden menos de tener algún recóndito sentido,
y su hallazgo en
las citanias
prueba que en
la
época
romana no habían caido en desuso. «Entre
las piedras
esculpidas de la citania de Sabroso,
hay una
muy
extraordinaria que fué descubierta en
da
pórtico de la iglesia de San Esteban de Briteiros. Martins Sar-
al
mentó ha hecho volver emplear para neral de ta
montaña
á la
ello veinticinco pares
un frontón, cuando
se la
culpida,
con grabados
el
muy
de bueyes. Tiene
supone en
pie.
(i)
Vid. sobre
la svasii
Fernández Guerra en (2)
CartaiJhac,
la
el
aspecto ge-
El reverso presenel
resto de esta
contrario, la otra está enteramente es-
y enigmáticos. Hay un canal que parece destinado á facilitar y
singulares
abierto en el espesor de la losa,
corriente de un líquido»
y
traslada-
pedra formosa, necesitando
una figura extraña y no explicada hasta ahora;
cara está sin labrar. Por
la
\2i
el siglo xviii
(2).
ó svástica una carta del P. Fita á D. Aureliano
Cantabria de este (Madrid, 1880), págs. 36-38.
Les Ages préhistoriques, págs. 288-289.
1
PROLEGÓMENOS
86
Hay Pudo
quien considera
también
ser
la
\di
pedra formosa como piedra de
puerta de un
monumento
todos los conocidos hasta ahora en
las Citanias.
En materia de formas humanas, el do
tectónicos
arqueólogos el
arte de Briteiros está representa-
En cambio los detalles arquiy ornamentales son notabilísimos. La mayor parte de los
sólo por tres bárbaras esculturas
con
sacrificios.
especial diferente de
(2)
(i).
que han tratado de
arte de Micenas.
En
ellos
reconocen su parentesco
su vieja acrópolis, cuyos mara\-illosos te-
soros nos ha re\'elado Schliemann, hay frisos esculpidos que recuer-
dan
los
mismas
de Sabroso y Briteiros: espirales
cias históricas
y
los
laberintos, las
como
de
murallas de Tarragona, de
mado
la
castillo
svásticas.
relieve, las
Las consecuen-
que pueden deducirse de este y de otros hechos anátumba del Romeral en Antequera, el aparejo ciclópico
logos las
mismos andenes en
mismas
de Ibros en
la
la
acrópolis de Olérdula y del
provincia de Jaén, tendrán
lla-
más adecuado
lugar en la segunda parte de este capítulo. Para entonces reservamos
también
el
estudio de los llamados ídolos ibéricos, puesto que sería
temerario referir ninguno á
edades verdaderamente prehistóricas.
las
Sólo haré una excepción respecto del ídolo
neolítico,
denomina-
ción quizá impropia, puesto que se le encuentra también en sepulturas de la edad de cobre. El primer ejemplar conocido en
pertenecía, no obstante,
al
período de
la
España
piedra pulimentada, pues-
que sólo hachas de esta materia y cuchillos de sílice fueron encontrados con él. Es una tosca y bárbara figura, al parecer humato
na, labrada
en
esteatita,
que se halló en 188 1
(3)
en un dolmen de
Tíjola (provincia de Almería).
(i)
Vid
(2)
Es opinión
las figuras 417,
4187419
solitaria hasta
del libro de Cartailhac, pág. 291.
ahora
la
de Déchelette, según
la cual
las
Citanias son construcciones vulgares y groseras del provincialismo romano, y nada tienen que ver con las obras decorativas de Micenas y Tirinto. «El arte de Briteiros dice es el arte de la decadencia imperial, ya
de
al
do
los
bárbaros de
el estilo
ticia
invasión.
bárbaro con
Junio de 1909, pág. (3)
la
el estilo
No
es la primera vez
que
muy próximo
se ha confundi-
micénico». (Rcinic Archéologiquc^ Enero á
26),
Vilanova y Rada, Geología y Proiohistoria ibencas, págs. 496-497. Nocomunicada por el párroco de Tíjola D. Miguel Bolea y Sintas, explora-
dor de aquel dolmen.
PROLEGÓMENOS Aislado
al
pero no sucedió
lo
Siret reconocieron las necrópolis de la
encontrando en
ellas
Un
y,
en
fin,
de 10 á 50 centí-
betilos
conos truncados, provistos de ojos y
vaso pintado de rojo, procedente de
la
se-
estación de los Mi-
presenta un puro esquema simbólico, en que están figurados
llares,
solamente los ojos,
lleva
bárbaros ídolos de piedra en forma de caja de
con rudimentos de brazos, pequeños
metros de altura
como
mismo cuando los hermanos misma provincia de Almería,
análogos á los que descubrió Schliemann en Troya, otros
violín,
nos.
87
principio este descubrimiento, no llamó la atención de
los arqueólogos;
ídolos
1
la nariz
y
los trazos horizontales
principal motivo de ornamentación dos círculos ador-
nados en forma de Sol, semejantes á vasos daneses. La decoración líneas á
las mejillas
misma procedencia
ídolo egeo de Serifos. Otro vaso de la
el
como
de
modo de
compuesta de dos grupos de
facial,
escritura musical,
de los
los ojos lenticulares
|se
encuentra también en algu-
nas placas de pizarra descubiertas en Portugal por Leite de Vasconcellos, especialmente en la de
Idanha a Nova, y Cartailhac
re-
conoció desde luego su semejanza con otras figuras languedocianas. «Estos objetos (decía) son de los más curiosos y sugestivos; recuer-
dan nuestras esculturas antropomórficas de
de
ron»
grutas del ]\Iarne,
Avey-
sabia é ingeniosa teoría expuesta recientemente por
Déche-
las
(l).
Una lette,
las
estatuas del
dólmenes del Oise y del Gar y
los
da explicación
muy
aceptable de estas groseras manifestacio-
nes de un arte que no sabemos
si
llamar infantil ó degenerado,
después de los portentos del naturalismo paleolítico. Se trata de un ídolo femenino, custodio de las
sepulturas.
Aparece en
la
época
premicénica, en dos series de antigüedades egeas: vasos cerámicos
y placas de mármol conocidas bajo el nombre de ídolos de Amorgos. Los vasos provienen de la segunda ciudad de Hissarlik, la ciu-
dad quemada de Schliemann. En Oriente se encuentra el mismo esquematismo de las líneas. Quatrefages señaló la analogía de estos curiosos ejemplares del primitivo arte egeo con
el
de
las
grutas del
Marne, y Salomón Reinach ha llegado á decir que sólo un escep-
(i)
L AnthropologiCy
1898, pág. 721.
1
PROLEGÓMENOS
88
puede negarlo
ticisrao sistemático
(i). El, sin
embargo, defiende
la
insostenible teoría del influjo occidental por el cual se habría trans-
Europa meridional y al Asia Menor. Déchelette ha esforzado todos los argumentos en contra (2). Lo natural es creer mitido ese arte á
la
que esas representaciones se propagaron desde j\Ienor Islas,
las costas del
Asia
y
á las
del Archipiélago á la Península ibérica, á la Galia
y
siguiendo la más antigua vía marítima del comercio europeo.
Puede suponerse que llegaron á Escandinavia, pues aunque no encuentra
como
el ídolo
representación completa, hay,
muy
dicho, vasos decorados con dos ojos de dibujo esquemático,
semejantes á los nuestros de
la
se
como queda
necrópolis de los Millares. Estos
vasos proceden principalmente de Fionia, de Seeland, de Scania
y de
las islas
vecinas.
Forman un pequeño grupo en
la
prehis-
apenas se han indicado más de veinte, y pueden tenerse por importados. Lo mismo cabe decir de los tres cilindros de toria danesa:
materia calcárea, descubiertos en un dolmen de Folkton
Wold
(condado de York). Tienen dibujos geométricos enteramente análogos á los de Almería y Portugal, y en dos de ellos aparece la
máscara humana típica del ídolo prehistórico. «Estos vasos, únicos de su especie en considerarse
las Islas Británicas (dice
como productos
costas de Iberia»
Broca fué
el
no pueden
Déchelette),
indígenas: vinieron sin
duda de
las
(3).
primero que atribuyó carácter religioso á
las escul-
que abundan en varios departamentos franceses,
turas neolíticas
pero faltan enteramente en Bretaña, región clásica de los dólmenes. El sexo de ellas,
la
muchas de
divinidad está claramente señalado en
mismo sucede en nuestra
pero no en todas. Lo
cerámica, y
acaso sea temerario afirmar que este ídolo deforme represente
siempre un tipo femenino.
duda que va de
la
lo era,
y
La
la
mayor en
él
parte de los casos no hay
una personificación primiti-
maternidad, un prototipo de las diosas madres.
indicio para creer (i)
En
es natural ver
que
sciilpturc en
estas
Hay
algún
imágenes eran á veces polícromas. En
Europe avant
les influences
gréco-romaines.
En V Anthro-
fologie, 1894, pág. 179. (2)
Manuel
(3)
Pág. 596.
d' Archéologie Préhistorique^
tomo
i,
pág. 594 y siguientes.
PROLEGÓMENOS ídolo de Serifos
el
puntos que marcan
l8g
y en otro de Amorgos, la figura
cuatro líneas de
las
están pintadas de rojo
(l).
Nada más
puede decirse con fundamento sobre esta deidad enigmática cuyo culto irradió por tantas regiones.
Aquí llegábamos en nuestros
estudios,
cuando algunos hallazgos
de grande importancia y varias monografías ingeniosas y originales, el tema de nuestros cultos prehistóricos. En
han vuelto á plantear
una Memoria publicada en igo8, y ampliada en 1911, ha recopila-
do Luis
Siret todo el material arqueológico sobre las religiones neo-
No
de Iberia (2).
líticas
repetiremos este rico inventario, puesto
que ya hemos tenido ocasión de mencionar
mayor
la
La abundancia de algunas de
objetos que comprende.
parte de los estas series
pasma y maravilla, pero otras parecen confinadas á una sola comarca. Es muy raro encontrar este género de antigüedades en las sepulturas del período primitivo.
forma de Gárcel
violín,
y de El
que parecen
Arteal,
gundo período de
la
esquisto, de talco,
extremos de
cuernos. Diez
las
ambas en
proceden
la provincia
los ídolos
en
(estaciones de El
de Almería). Al se-
de mármol ó de alabastro, que tienen
rama superior presenta
la
forma
de una hacha, y dos horizontales son ó redondos ó en forma de la
y nueve sepulturas de
Almería, han proporcionado á este tipo,
ellas
más antiguos
piedra pulimentada reduce Siret los ídolos de
general de una cruz; los
De
los
vSiret
la
las provincias
de Granada y
hasta cuarenta ejemplares de
y Bónsor ha encontrado uno cerca de Carmona.
El último período neolítico se caracteriza por
muchedumbre de
ídolos
y amuletos, muy
la
invasión de una
varios en sus formas
y en
su materia. Groseras estatuitas de piedra, en form.a de pirámides truncadas, de sección
una especie de
más ó menos
canalillo (diez
rectangular, que tienen en torno
y nueve ejem.plares de Almizaraque,
(i)
Déchelette, pág. 598.
(2)
Réligions 7iéoUthiques de V Ibéric (Extracto de la Revuc P/éhisiorique,
Con quince láminas y muchas figuras intercaladas en el texto. En su ya citada Memoria sobre las Cassitérides (L'Attihropologie, 191 o- 191
1908).
ha vuelto á desarrollar Siret sus ¡deas sobre
do
la
las religiones neolíticas,
1)
amplian-
interpretación de algunos símbolos, y soltando en demasía las riendas á
su brillante imaginación.
1
PROLEGÓMENOS
go
cerca de las minas de Sierra Almagrera). Otras figurillas, general-
mente de
y Granada), también
alabastro (Almería
piramidales, pero
de sección casi siempre elíptica, y coronadas con una especie de gorros; dos de ellas presentan
marcados lateralmente
los
pechos
fe-
meninos. Falanges de animales, especialmente equídeos, cuya superficie
ha sido más ó menos trabajada y adornada: abundan espe-
cialmente en
de Portugal; pero
las sepulturas
más completos son
los
los
encontrados por Siret en
dos ejemplares
la estación
de Al-
De Almiza-
mizaraque, y en una sepultura de El Gorafe (Granada).
raque procede también un grupo extraordinario de huesos largos, cubiertos de dibujos grabados en hueco, mediante una especie de
procedimiento encáustico. Placas rectangulares de esquisto grabadas (se conocen más de doscientas, y han sido publicadas unas cuarenta; proceden casi todas de Portugal y
también se cias
las
valle del Tajo, pero
encuentra, aunque en menor número, en
las
provin-
de Granada y Almería).
Mucho más
raras son otro género de placas en forma de báculo,
cubiertas asimismo de dibujos, agujeros.
De
rresponden
de
polis
ta
el
á.
Portugal; uno
y que presentan
muy groseramente tallado, á la necróUn cuerno de Almizaraque presen-
los Millares (Almería).
una ornamentación análoga á
forado
á veces pequeños
ejemplares conocidos, casi todos co-
los seis ó siete
como
ellos.
la
de estos báculos, y aparece per-
En Extremadura
han descubierto algunas
se
placas en forma de hacha bipenne.
«Cerca de.
y en
las sepulturas neolíticas
relación
con
ellas (dice
Siret)
he encontrado algunas veces alineamientos de pequeños
lares,
que forman como rudimentos de
común
suele ser un cono truncado,
centímetros.
He
santuarios.
cuya
la
Su forma más
altura varía
de 15 á 6o
contado hasta 45 en un solo recinto. También se
han encontrado algunos en Portugal, sobre todo en rales
pi-
las
grutas fune-
de Cascaes. Estas piedras, que son betilos tienen muchas veces ,
forma de un tonel,
lo cual
voluminosas encontradas en
permite identificarlas con otras más el
centro de algunas sepulturas de
cúpula de Portugal y Almería».
Análogos en
cierto
modo
á los betilos
cilindros de piedra adornados
como
el
de
y
á las columnas, son los
la
Cova da Estria y
el
de
PROLEGÓMENOS
Moncarapacho en
el
Algarbe, y sobre todo
Museo Arqueológico de
del
IQI el
ejemplar bellísimo
^Madrid, que se distingue por su ex-
traordinaria riqueza de ornamentación.
En medio
de estos innumerables ídolos, sólo ha descnbierto Siret
humana, procedente de
una
efigie
una
estatuita
de mujer
sin
la
Es
estación de Almizaraque.
brazos ni cabeza. El órgano sexual está
cubierto de un gran triángulo lleno de puntos; las piernas están
bien marcadas pies.
,
y parece que
La materia en que
mismo
se ha querido indicar los dedos
esta grosera
de
imagen ha sido esculpida
los
es el
alabastro gris de los ídolos en forma de pirámide truncada,
que fueron encontrados en una casa
muy
próxima á
la
misma
la
de
estación de Almizaraque, en
la estatuita.
Estas circunstancias con-
firman que esta pieza única y rara es contemporánea de los demás fetiches.
Suelen encontrarse también en
las sepulturas,
y parecen haber
nido carácter de amuletos, ciertas conchillas, especialmente vas de pectén
presenta
la
y
los tritones,
te-
las val-
y una piedra bastante voluminosa que
forma de dos esferas reunidas. Las pinturas rojas de
al-
gunas cámaras sepulcrales del período dolménico (ya hemos habla-
do de
las paleolíticas,
que son mucho más importantes) ofrecen
in-
formes representaciones de seres humanos, y otras ininteligibles hasta ahora, pero que probablemente se enlazan con ritos fúnebres.
La cerámica debe
utilizarse
también para completar
En
datos relativos á los cultos prehistóricos.
los
la serie
vasos pintados,
de la
decoración suele ser puramente ornamental, pero hay uno proce-
dente de Los Millares que presenta dibujos simbólicos de misteriosa apariencia
ración es
más de
(el pulpo y la palmera, según Siret). Este género de decomucho más frecuente en los vasos grabados, donde ade-
círculos radiados, triángulos
aparecen representaciones
Puede
atribuirse
y
estilizadas,
otros símbolos geométricos,
predominando
también sentido religioso á
de animales (informes paquidermos por hallado en algunas grutas sepulcrales, Portugal,
y
la
de Gorafe en
la
lo
como
la
del ciervo.
los vasos
en forma
común) que la
se
han
de Carvailhal en
provincia de Granada; y á algunos
fragmentos de cuernos de tierra cocida, que suelen alternar con objetos de la primera edad metálica.
PROLEGÓMENOS
ig2
Conocidas
opiniones de Siret sobre
las
de España, no es
difícil
de adivinar
el
la
adopta respecto de todos estos datos. Para
muestra en estado rudimentario de
tos propios
reciente
él lo neolítico
parte de los refinamien-
las civilizaciones orientales. Establece, pues, el
lelismo entre los ídolos españoles
comparando
mayor
la
cronología prehistórica
sistema de interpretación que
y
de
los
las costas del
más antiguos de Almería con
los
los
para-
mar Egeo,
de Hissarlik, y
los
más modernos con los de Micenas. Los cultos neolíticos de Iberia, contienen el germen de casi todos los del Mediterráneo, en una for-
ma muy
primitiva, que en Grecia se alteró pronto por el desarrollo
La semejanza de
de la mitología.
y egeos
es visible,
pero
lo
perfiles entre los ídolos españoles
que distingue á
tendencias antropomórficas y zoomórficas de
En
todos estos ídolos se reconoce
pulimentada.
En
Almería,
los
segundos son
las
ornamentación.
la
culto fundamental del hacha
el
como en Micenas,
las
puntas laterales se
encorvan á veces hacia arriba en forma de cuernos ó de media luna. Varios ejemplares españoles ofrecen cuernos, prototipo de
bipenne
fija
en medio
Este tipo de
altar,
Micenas y en Creta á
que llevan de
los
el
el
hacha plantada entre dos
los altares bicornes
de Creta con
el
hacha
(l).
desarrollado por el zoomorfismo, conduce en la
creación de las cabezas de vaca ó de toro,
hacha entre los cuernos.
simulacros del hacha, engendra
Una deformación
particular
las figuras cruciformes
de
España y del palacio de Cnosos. El punto
más
débil de la hipótesis de Siret es lo
que se
refiere á
representación de un objeto enigmático que íigura dos veces
la
vaso pintado de Los Millares, y que nuestro arqueólogo asimila con el pulpo, tantas veces figurado en los vasos micénicos. Pero
en
la
el
determinación es tan incierta, que
lo
más seguro
es decir
que
las
figuras de todos estos ídolos neolíticos proceden de la yuxtaposi-
ción de diversos símbolos geométricos, á través de los cuales co-
mienza á insinuarse una tendencia antropomórfica. El cilindro de nuestro Museo Arqueológico, por ejemplo, representa un ser que
no es humano, pero que
(i)
Siret, pág. 23.
tiene vaga semejanza
con
el
hombre. Dos
PROLEGÓMENOS círculos hacen oficio de ojos; se percibe
extremos de
las cejas; los
y
en
las líneas
ziszás,
los
1
también
la
93
indicación de
brazos forman una especie de orejas;
que pueden ser símbolo del agua como en
Egipto, sirven también en este caso para representar los cabellos,
como en
algunas estatuas del Cerro de los Santos.
Otro caso de esta transformación del símbolo geométrico en antropomórfico ó zoomórfico
de
es
para Siret
de ciertos vasos
el
necrópolis de Los Millares, que presentan grabados pechos
la
de mujer
realmente
(si
de pares de
lo son),
líneas horizontales
gía de estos senos
con
acompañados
y
las divinidades
perfecta representación es
la
den haber conducido por
aladas orientales, cuya
el
procedimiento zoomórfico á
verdad está en
atrevida,
Todo
la
muy
esto es
con visos de quimérica, es
la
ría
de Federico Houssay, adoptada por el
Siret, la
mar, gran laboratorio de todas
las
que va generalmente ligado á
en quien la
el
la
la
teo-
potencia vital que
formas vivas. Los
dos triángulos reunidos por sus vértices son un símbolo de ración,
inge-
interpretación
demás símbolos. El supuesto pulpo representa, según
los
con
creación
el aire.
de
reside en
más
Diana ó Artemis pérsica. Por otra
del ave sagrada, el águila ministra de Zeus.
No menos
analo-
la
que no siempre van acompañadas de senos, pue-
parte, estas alas,
nioso, pero á la
á derecha é izquierda
Cree patente
paralelas.
la
gene-
representación del ciervo,
crecimiento de los cuernos está íntimamente asociado
virtud reproductora. Las cier\-as que le rodean completan el
cuadro genésico.
Simultáneamente con
el
doble triangulo que se
aparece en Creta y en España dera las
como un
ambos
como emblema
califica
de sexual,
hacha bipenne, que Siret consi-
equivalente de aquél, y Evans
divinidades de
quizá
el
como
el
atributo de
sexos, particularmente de las diosas,
del culto dualístico de
una pareja
y
divina. «El
culto de la bipenne (añade Siret) no puede separarse del culto del
hacha en general, como llo
el
culto del triángulo doble es
un desarro-
del culto del triángulo sencillo» (l). El hacha neolítica no es el
símbolo de
(O
la fuerza,
porque es un instrumento, no un arma.
P%32. Menkxdez
-i
'ÍT.i.kxo.— Heterodoxos.
1.
i»
No
es
PROLEGÓMENOS
194
tampoco
símbolo del rayo, porque esta superstición nació cuando
el
estas hachas había caído en desuso,
empleo de
el
dado su primitivo destino
(l).
generación, se ha materializado en
la
usual cuya forma se acercaba
Puesto que estos ídolos, y
más
lo
se había olvi-
hacha, por ser
el
de alabastro y principio ó la divinidad de
las estatuitas
el
la
generación, fué natural que se les añadiesen pechos,
lo
secundario de
de
la
fecundidad, y
la
como símbo-
hubo de pasarse gradualmente
así
En
diosa hacha á la diosa mujer.
algunas de
las
placas de pi-
zarra trapezoidales, las diferentes líneas están dispuestas de
que dan
la
objeto
el
á la del triángulo simbólico» (2).
mismo
de animales, representan
las falanges
y
«El triángulo, símbolo geométrico de
impresión de una figura
humana con
manera
collares, brazos
y
accesorios de indumentaria. Por su constante hallazgo en las sepulturas, por los símbolos de que están cubiertas, estas placas
como
considerarse
pueden haber tenido también alguna aplicación
lo
deben
Las placas en forma de bácu-
estelas funerarias.
sus dibujos son enteramente diversos,
y
religiosa,
pero
se enlazan, al parecer,
con
otro orden de concepciones.
La
estatuita
confundirá con
femenina de Almizaraque, que ciertamente nadie las
de Micenas y Tirinto, es
naturalista de este período, á pesar
de
la estilización del
ticos son simbólicos, y,
(i)
Por
el contrario
gina 357) considera
el
de
triángulo sexual.
la
la
única representación
barbarie de su factura y
Todos
los
demás
ídolos neolí-
por consiguiente, más antiguos; pero se en-
Déchelette {Essai sur la
cJiroiiologie préJiistorique,
hacha como emblema del rayo, porque
los dioses
pá-
an-
tropomorfos derivados de este fetiche y asimilados con Zeus (Zeus Lahrandetis, Zeus Dollchenus) son portadores á la vez del rayo y del hacha doble.
Pero como los pueblos primitivos atribuían un origen común
y
al
á los rayos del Sol, el dios del rayo se encuentra estrechamente
tado con las divinidades del ciclo solar.
de
los
símbolos de
la
De
aquí nace
la
relámpago
emparen-
frecuente asociación
rueda ó de sus derivados y del hacha. El hacha bipenne
se asocia con otro símbolo que algunos arqueólogos consideran igualmente
como emblema
del Sol: los cuernos de toro. Adrián Blanchet hizo notar
que
edad de bronce, y aun á veces los instrumentos de sílice, solían depositarse en forma de círculo, con intención de reproducir, con
las
hachas de
la
ayuda de estos objetos votivos, (2)
Pág. 33.
la
imagen del
Sol.
PROLEGÓMENOS
I
95
caminan á un antropomorfismo conv'encional, que dará origen con tiempo á
el
betilos
y de
atributos singulares.
egeo y del culto fenicio de
las influencias del arte
las
los
palmeras, advierte Siret ciertas semejanzas entre
ornamentación de
la
y de
los ídolos vestidos
Además de
la
cerámica chipriota y
de nuestros huesos
la
grabados. El desarrollo de esta cerámica corresponde precisamente
á la época en que fenicios,
y
la isla
estos dilataban
de Chipre ejercía más el
sobre los
influjo
suyo por España. Pero en este caso
natural hubiera sido que la imitación de la cerámica chipriota se nifestase en nuestros vasos pintados,
Resumiendo
las
donde hasta ahora no aparece.
conclusiones de su estudio, afirma Siret:
El sincronismo y
«l.°
lo
ma-
la
dependencia de
y de
ciones neolíticas de Occidente
las diferentes civiliza-
sus fases paralelas en
Medi-
el
terráneo oriental. Los primitivos ídolos neolíticos son comunes á
y á Troya
Iberia
de
la
período neolítico medio de Es-
(Hissarlik); los del
paña se relacionan con
el
micenio antiguo, y
época neolítica más reciente, se deben á
aproximadamente entre
fenicios,
Uno
»2.°
de
los cultos principales, el
cipio
de
xual.
La necesidad de
la
más
y
presencia de los
la
el xii.
univ'ersal, el del prin-
generación, tuvo por primer símbolo fabricar fetiches
produjo objetos de piedra cuyo pulimentada, ción alteró
el siglo xvii
y más 6 menos
perfil se
sus formas,
y
el
triángulo se-
que ofreciesen esta confundía con
en objeto de
así se convirtió ésta
complejos
los cultos
el
culto.
figura,
del hacha
La
estiliza-
estas inspiraron el antropo-
morfismo y el zoomorfismo, que las convirtieron en estatuitas femeninas con cuernos, en alas, en media luna, ó en cabezas de toro y de vaca que llevan
y
el
hacha entre
los cuernos.
De
otras análogas nacieron las innumerables leyendas
estas
imágenes
que forman
mitología antigua. Así Artemis se convirtió en diosa de
porque su forma atávica,
imagen
el
palmera,
al
mismo
principio.
la
La vemos en nues-
de esquisto, en forma de embrión triangular cerca de
la
pie de la cual nació, según la tradición» (l).
Radicalmente opuestas á
(O
caza,
doble triángulo, estaba asociado con
del ciervo, símbolo del
tras placas
la
la
Pag. 48.
las
ideas de Siret sobre los primitivos
PROLEGÓMENOS
196
cultos ibéricos, son las de Déchelette, á quien su ^lanual de logía Prehistórica ha granjeado tan justa
y merecida fama
Arqueo(i).
Para
primero, todos los fetiches neolíticos son representaciones del
el
y de
principio generador
simbolizada en cia los
el
y
el
el
sin
la
res (2), le recuerda, punto por punto, los
ha notado también en
el
agua,
tatuaje de los
teoría, considera
como
necrópolis de los Aulla-
caminos cubiertos y
La presencia de un
las
ídolo femenino se
paredes de algunas criptas de
las
el
parte de las evoluciones supues-
por su predecesor. La descripción de
grutas artificiales de Francia.
por
segundo, tienen grande importan-
mayor
la
la tierra
culto de los muertos,
construir una nueva
y quiméricas
arbitrarias tas
fecundación de
pulpo. Para
símbolos solares,
ídolos femieninos,
la
la
Cham-
pagne. La figura femenina de Coizard presenta vestigios de ocre amarillo, restos probables de una policromia que ha desaparecido.
Conviene Déchelette con Siret en cuanto á tica
de
dos ojos
los
la
procedencia
simbólicos que caracterizan
la
artís-
más antigua
cerámica" de Los Millares. La zona de este curioso motivo de orna-
mentación cerámica comienza en Troya y termJna en Escandinavia, siguiendo el
el litoral
Atlántico. «El vaso decorado de ojos
gran camino marítimo por donde
la civilización
regiones egeas ha irradiado gradualmente del Sudeste
En uno de
los
marca ya
primitiva de las al
Noroeste.
ejemplares hispánicos, los ojos están asociados con una
representación puramente esquemática de cuadrúpedos cornudos,
grabados de
(i)
perfil al
lado de una especie de palma.
Las ideas de Déchelette sobre
La cerámica de
las primitivas religiones hispánicas es-
tán principalmente expuestas en su ya citado Essaisiir la chronologie préhistorique de la péninsule ihériqtie (Revue Arcliéologique, 1908 y 1909). (2)
«Jusqu'á l'hauteur de un métre, les parois sont fréquemment revétues
de dalles en
schiste, sur lesquelles
on retrouve parfois des traces d'enduit de
plátre et de peintures rouges; dans un cas
méme un
sein en plátre, en relief,
seul débris d'une répresentation humaine...
Devant
l'entrée
du monument, on retrouve
les restes
d'une terrasse, ca-
rree ou en demi-cercle, limitée par des pierres debout peu elévées; de cha-
qué cóté de
petits réduits á
1
'interieur desquels sont alignées des series
de
pierres cylindriques, coniques ou en aiguilles, de vrais bétyles, hauts de 15 á
60 centimétres». ti fiques,
(L. S'iret: L' Es/agne Pre'/i/s/or/que,
Octubre de
1893, p. 34).
Revuc des
qucstíotis scien-
PROLEGÓMENOS los recintos
I 97
segundo y quinto de Hissarlik, presenta análogas
raciones zoomórficas, de ejecución igualmente primitiva»
Con
lo
que de ningún modo quiere
vasos pintados
la
con
transigir Déchelette es
hipótesis del pulpo. «El Sr. Siret ha creído encontrar en
figu-
(l).
uno de
representación de un pulpo, y de esta hipótesis,
en nuestra opinión completamente errónea, ha deducido una etnográfica sobre neolítica.
presencia de los fenicios en España en
la
Por desgracia,
misma categoría de Schliemann. Todas
seres imaginarios
un instante á
la
que
la
la
famosa lechuza de
consideraciones étnicas, simbólicas y crono-
las
^jCómo no ha comprendido
resiste
tesis
época
pulpo hispánico de Siret pertenece á
el
una base
lógicas edificadas sobre esta conjetura, estriban, pues, en frágil.
la
los
el Sr. Siret
que su explicación no
comparación del pretenso pulpo con
la
los
menhires-estatuas del grupo de San Sernín, que son claramente an-
tropomórficas?
Y
es el caso
que -el mismo arqueólogo reconoce
la
semejanza, pero se cree obligado á formular una explicación inve-
suponiendo que
risímil,
mo
término de
la
cabeza de
los
menhires esculpidos,
llamente los rasgos elementales de este molusco: dos ojos,
po y cuatro pares de brazos en estado rudimental. Con en
insiste
las
entero de un animal á
En
pie.
realidad, el
explicación
el
este
muy
en que se haya sustituido
es decir,
cabeza de un personaje
la
humano
el
cuerpo
figurado
tema del vaso pintado de Los Millares tiene
sencilla.
El supuesto pulpo fenicio no es otra cosa
que un rostro humano, adornado de tatuajes semejantes á las estatuitas
de Amorgos en
bre de pintarse
el
de
de Bónsor en
las
las
po-
parte, se-
sepulturas neolíticas
Alcores.»
Pero no sólo se pintaban queletos.
Este de
(i)
de
los
período premicénico. La costum-
España como en cualquier otra
lo acreditan los hallazgos
los
el
cuerpo debió de estar tan difundida entre
blaciones primitivas de
gún
cuer-
motivo
metamorfosis divinas del panteón clásico, pero no cita
un solo caso análogo,
de
«últi-
singular evolución del pulpo», reproduce senci-
la
En
la
la
los
cuerpos vivos, sino también
vasta necrópolis de San
Antón (dos kilómetros
ciudad de Orihuela), ha reconocido su explorador
Pág. 225.
los es-
el
al
Pa-
PROLEGÓMENOS
igS
Uno
dre Furgus varios casos de este género de coloración.
de los
que describe constituye un hecho nuevo. El brazo y el antebrazo de una mujer adornada de un rico collar de oro, estaban embadurnados de negro y
y
rojo,
negra. La sepultura
el
cráneo cubierto de una espesa capa
se clasifica
primera edad del bronce, y
es,
con certidumbre entre
según Déchelette,
el
difícil
admitir la hipótesis del
de
la
primer ejemplo
de una pintura bicroma en un esqueleto prehistórico
Parece
las
(i).
mismo autor respecto de
las
placas de pizarra grabadas, cuyo destino cree análogo al de las paletas del
Egipto prefaraónico. Pero es mucho más plausible
acerca de
á reconocer la figura tatuada de Los ^Millares
Es
culpidos.
lo
que dice
ornamentación grabada de estos objetos, donde vuelve
la
cierto
que
y de
los menhires es-
símbolo se reduce aquí á su más sencilla
el
expresión y aun á simples trazos que parecen de escritura musical. Pero, no obstante esta íorma esquemática, es posible, agrupando
por series estos pequeños icones, reconstituir su verdadera
Y lo
mismo sucede con
tación: los huesos
Déchelette es ingeniosa lo.
}•
feliz
otros objetos
que tienen análoga ornamen-
de animales pintados ó grabados.
el
primero que ha propuesto una interpretación,
por todo extremo, de
las placas
en forma de bácu-
El hacha fetiche de los pueblos neolíticos presenta tres varieda-
des de representación en pleta con
mango y
las
Mesa de
los
esculturas de esta época:
cuchilla, la cuchilla sola
última figura aparece en
la
lleva al
tificación
y
el
hombro
de
varios
solo.
Esta
célebre piedra del dolm.en llamado
la
Una
la
estatuita
Biblioteca Nacional de Pa-
mangos de hachas de bronce. La iden-
de Portugal con
los báculos
hacha com-
el
mango
Mercaderes en Locmariaquer (Morbihan).
de un guerrero sardo, conservada en rís,
filiación.
el
mango de hacha de
piedra no parece dudosa. Precisamente las grutas sepulcrales de
Portugal ofrecen
el
modelo en piedra de cada uno de
los tres sím-
bolos figurados en los monumentos megalíticos. Al lado de rosas hachas sin
mango,
se encontraba en
una de
las
Cascaes, un facsímile de piedra, no único, puesto que
men de (i)
Estría ofrece otro
Pág. 228.
muy
el
nume-
cavernas de
anta ó dol-
semejante. El hacha, en cualquiera
PROLEGÓMENOS de sus
debe
tres formas,
bólicos,
clasificarse entre los objetos votivos
que acompañaban
El triángulo seKual de
correspondencia en
moso
ídolo de
al
la
muerto á su última morada
del
99
y sim-
(l).
estatua femenina de Almizaraque
arte premicénico, especialmente
el
plomo
I
tiene
,
con
el fa-
segundo recinto de Hissarlik, y con mu-
chas estatuitas de mármol blanco recogidas en las tumbas de las Cicladas.
Es patente también
analogía de los famosos «cuernos de
la
consagración» de Cnossos, con los cuernecillos de tierra cocida re-
Campos y por Bónsor en las habitaciones ó Campo Real. Estos objetos votivos se rela-
cogidos por Siret en
sepulturas neolíticas de
cionan con
el
culto del toro, tan difundido en los tiempos egeos por
Oriente y Occidente (2).
Lo
restante de la
Memoria de Déchelette
penetra ya en los tiempos históricos, por lo cual suspendemos aquí su análisis.
Pero otro importante estudio suyo sobre tiempos prehistóricos (3), da
la
el culto del
interpretación de uno de los
curiosos bronces ibéricos, que representa, ajuicio suyo, lar
Sol en
el
los
más
disco so-
conducido por un caballo.
En
este artículo presenta el ilustre arqueólogo
un árbol genealó-
gico de los signos solares, contando entre ellos la svástica ó cruz
gammada, según la teoría de ]Max Müller y Alejandro Bertrand. La mayor parte de los símbolos derivados de la rueda (círculos, cruces, estrellas, svásticas curvilíneas
y
rectilíneas, espirales, signos
en forma de S) han sido empleados como representación del Sol, desde
las
primeras fases de
valor simbólico
Xo
la
edad del bronce. Con
hubo de modificarse, pero nunca
el
tiempo este
se alteró del todo.
se trata de volver á las quimeras de los antiguos adeptos del sim-
bolismo, ni puede pretenderse que estos elementos gráficos consti-
tuyan una especie de lengua sagrada, de escritura hierática más ó
menos
misteriosa
parentesco y
y
filiación
(i)
Pág. 232.
(2)
De
(3)
Le
únicamente á
cuite
la
iniciados.
Pero su
que con
él
se enlazan, trataremos
prehistoria de Mallorca.
du Soleil aux iemps
págs. 305 á357).
los
son indudables.
este culto y de las antigüedades
más extensamente en I,
accesible
prc'liisíoriques
(Revue Arche'ologiquc,
191
1,
PROLEGÓMENOS
200
Al género de representaciones del caballo Déchelette,
el
según
solar pertenece,
bronce de Calaceite (provincia de Teruel) descubier-
y dado á conocer por.D. Juan Cabré con otros objetos de la misma procedencia (l). Este bronce, que tiene la forma
to en 1908, ibéricos
general de un candelabro, es de un tipo enteramente original litario
y
so-
hasta ahora. El caballo macizo, fijado á un disco horizontal
que sirve de base, va cargado con una columna vacía pasta negruzca. Esta columna, con capitel
llena
de una
y base en forma de cam-
pana, sostiene un segundo disco horizontal. Los dos discos tienen
aproximadamente
las
mismas dimensiones. Cuando
cubrió estaba entero; pero la ignorancia.
muy
de
las
Sin decidir
edad
lo
si
objeto se des-
destrozaron
El Museo del Louvre adquirió
restaba de las otras partes del los restos
pronto
el
monumento;
el
la
codicia
es decir, la
columna y
dos ruedas. este objeto pertenece á la primera ó á la
segunda
ibérica del hierro, Déchelette establece su concordancia
algunos pequeños bronces
Estos últimos se
itálicos
componen de dos
y reunidos por una
consagrados
al
con
culto del Sol.
discos horizontales sobrepuestos
especie de columnas.
Pero acaso Déchelette lleva demasiado
lejos su teoría,
quiere explicar por estas representaciones solares figuritas
y
caballo con lo que
de caballos en
la
primera edad de hierro
bre todo, en un detalle característico,
la
la
cuando
abundancia de
ibérica.
Se
fija,
so-
presencia de dos círculos de
en la grupa y en el pecho de los caballos. Al mismo Déchelette había explicado estos símbolos como
anillos concéntricos
principio, el
degeneración de
los
broqueles circulares
(2)
;
pero ahora abandona
esta hipótesis para seguir resueltamente la de los signos solares. El
y después de él el arte ibérico, han sobrepuesto aquí dos símbolos que por lo común están simplemente asociados.
arte itálico,
Cuando de un dios
este caballo lleva solar,
pomórfico de (i)
J.
un
podemos ver en
cuya aparición se explica por
las ideas religiosas.
el
él la
imagen
desarrollo antro-
Toda\-ía hay algunos
Cabré, Objetos ibéricos de Calaceite, en
mia de Buenas Letras de Barcelona, (2)
jinete,
monumentos
el Boletín de la
Real Acade-
1908, pág. 400.
Vid. Déchelette, Les petits bronzes ibériques, en L'Anthropologie, 1905,
páginas 31 y 35.
20I
PROLEGÓMENOS ibéricos de la época
romana que ofrecen
ción á un culto solar, y los
de
cia
las inscripciones al
los signos
de
la
consagra-
epigrafistas han notado
la
abundan-
Luna en todo
el
territorio
y á
Sol
la
hispánico.
Entre
guno
los
problemas oscurísimos que
lo es tanto
como
el
de
la Prehistoria plantea,
las razas primitivas.
nin-
La Arqueología
es
An-
impotente para resolverle, y tiene que invocar el auxilio de mucho de ser definitivas, esla
tropología, cuyas conclusiones distan
pecialmente en
lo
que toca á
las
edades cuaternarias, por
la
escasez
de restos humanos bien conservados. Nuestra absoluta impericia
en estas materias, que tienen por necesario instrumento anatómica, nos obliga á remitir cialistas
al
técnica
la
lector á los trabajos de los espe-
en esta rama del saber, honrosamente representada entre
nosotros por los SS. Olóriz, Antón, Aranzadi
y Hoyos
(l).
De
ellos
el
ana-
extractamos los datos siguientes: Partiendo de
la
fundamental clasificación establecida por
tómico sueco Reitzius, en
1842, se dividen los cráneos
en doUcocéfalos (de ocXc^cc, largo) y to).
Ambos
tipos
braqiiiccjalos (de
extremos aparecen en
tre los dolicocéfalos se distinguen dos
el
fósiles
í^0Ly\)c,,
cor-
período cuaternario. En-
tipos,
que por
los
nombres
las estaciones prehistóricas donde fueron encontrados sus primeros ejemplares, se llaman raza de Neanderthal ó de Spy, y raza de Cromagnon. La raza de Neanderthal sólo está representada en
de
España por un cráneo incompleto de Gibraltar que estudiaron Busk (i)
Olóriz (D. Federico) Distribución geográfica del índice cefálico en Espa-
ña. Madrid, 1894.
Antón
(D. Manuel).
Razas y naciones de Europa. Discurso inaugural de
la
Universidad Central en 1895.
Hoyos Sáinz U71 avance
á
(D. Luis).
la
Notas sobre Geología y Atitropología de Campdo, 1891.
Antropología de España, Madrid, 1892 (en colaboración con
Aranzadi).— Zí'j' Canipurrianos. Estudio antropológico. En ciedad española de Historia Natural, serie segunda, 1893,
los Anales de la So-
tomo
xxii, pág. 169.
Aranzadi (D. Telesforo). El pueblo euskalduna. Estudio de Antropología. San Sebastián, 1889. les
— Observaciones
ciones acerca de la raza basca. la
antropométricas en los caccreños. (En los Ana-
de la Sociedad de Historia Natural,
Euskal-Erria,
lí
(En
la
tomo
xxiii,
1894, pág.
Euskal-Erria, 1896).
2.)
La
Considera-
raza basca (en
202
y
PROLEGÓMENOS
Falconer. «Llaman
cocefalia occipital, á
atención en este cráneo su exagerada doli-
la
vez que frontal;
la
el
relieve pronunciado de
sus arcos superciliares, que dejan atrás una frente baja las órbitas
y
la nariz
á
muy
la
redondas y enormes;
forma de
la
modo de herradura» Con
relativa
díticas.
retirada;
mandíbula, que se alarga y cierra por atrás
(l).
los restos
de
la
raza de
mejor estudiada délas prehistóricas, y la cadel período magdaleniense y de las habitaciones trogloes la
Esta raza era de ele\-ada estatura, y algunos antropólogos
suponen rubia,
la
y
achatamiento y anchura de
abundancia se encuentran
Cromagnon, que racterística
el
lo cual
es característica por su
parece demasiado afirmar. «La calavera
falta
de armonía,
largo y estrecho presenta una cara corta
verticalmente
,
parietales; la
norma
es
pentagonal por lateral
el
pues con un cráneo
y ancha;
la
bó\-eda, mirada
gran desarrollo de sus bolsas
muestra una frente perfectamente mo-
y de curvatura elegante, continuada por una línea que aplana en la coronilla, dando lugar á una bolsa ó saliente occipi-
delada, alta se T:al;
base del cráneo es aplastada, y su volumen total
la
muy
eleva-
do, pues llega á 1,590 centímetros^ El índice cefálico es de 73,76,
superior
al
de Neanderthal, del que vemos se diferencia por
los
otros caracteres. Esta dolicocefalia no es debida á la estrechez del
cráneo en general, occipucio,
como en
como en los
los australianos
y
negros,
europeos actuales, sino á
la
ni
de
á la del
la frente,
siendo, pues, raza de dolicocefalia posterior ú occipital» (2).
Hamy, bral,
y
«el
hombre de Cromagnon presenta en
en su cráneo y en su esqueleto, una curiosa mezcla de nobleza
bestialidad. Este precursor
industria
fuerza
la
y
de
la civilización
la
Europa
narias.
este iniciador de la
,
del arte, debía necesariamente unir
que
al
espíritu
que crea
ejecutas».
Esta raza parece haber constituido
de
Según
su sistema verte-
occidental,
y pronto
la
el
principal elemento étnico
encontraremos en
La estación peninsular más notable por
letos encontrados, es la
Cueva de
(i)
Hoyos, Etiiografia, pág.
(2)
Id. pág. 107.
102,
la
el
las islas
Ca-
número de esque-
Solana, en territorio de Xavares
PROLEGÓMENOS
y
(Segovia),
sus enterramientos son
203
muy
parecidos á los de los
guanches. Los cráneos procedentes de dicha gruta, que se conser-
van en nuestro Museo de Historia Natural, pertenecen á épocas distintas,
dio
(l).
según
el Sr.
Antón, que
les
ha dedicado especial estu-
Los más antiguos son de raza pura de Cromagnon;
los res-
pueden calificarse de mestizos de esta raza y de otra neolíque dicho antropólogo llama atlante ó beréber. Admite tam-
tantes tica
bién una tercera raza cuaternaria, cuyo tipo son los cráneos encontrados por D. Guillermo Macpherson en la Cueva de la Mujer
(Alhama). Quatrefages y
de
la raza
ponden
Hamy
clasificaron estos cráneos entre los
de Neanderthal, pero
el Sr.
Antón supone que
á la raza de los primitivos iberos.
corres-
Los caracteres del cráneo
son intermedios entre los dos tipos de dolicocefalia: frente estrecha, notable altura vertical del cráneo, afilada nariz (leptorrinia) y ele-
vado índice orbitario
(2).
Los cráneos braquicéfalos no edad cuaternaria, con
la
se encuentran
en España durante
la
única excepción acaso de los qiiioqueme-
dingos del valle del Tajo, cerca de Lisboa. Allí se han señalado cráneos de dos tipos, braquicefálico y dolicocefálico, y
el
anatómico
portugués Paula y Oliveira creyó reconocer un tercero que llamaba sub-braquicefálico. Los cráneos dolicocéfalos presentan ciertos caracteres anatómicos
que
los
separan del tipo de Cromagnon, y
Quatrefages se inclinaba á establecer con ellos una raza nueva, raza de 'Mugem, llamada también del perro, por ser
el
la
único animal
doméstico que parecen haber conocido. Esta raza presenta muchos caracteres de inferioridad
(3).
Algunos
la
suponen nacida de un
cruzamiento de los cromañones y de los braquicéfalos laponoides,
conservando de
primeros los caracteres, forma y proporciones del cráneo, y de los últimos el aspecto facial y las proporciones los
del esqueleto. Otros
suponen que
el
elemento dolicocéfalo fué
el
de Neanderthal.
Las razas neolíticas parecen producto de cruzamientos y mezclas (i)
Cráneos hallados en Navares de Ayuso (Segovia).
ciedad de Historia Natural, 1884, tomo (2)
Hoyos, Elnografta, pág.
(j)
Lfiite
de Vasconcellos,
xiii,
En
los Anales
pág. 76.
124.
Religióes
da Lusiíania, tomo
i,
pág. 32.
de
la
So-
PROLEGÓMENOS
204
de
las razas cuaternarias.
conservó pura hasta
En el
les.
lado en
la
Entre nosotros,
Cromagnon
raza de
la
edad de bronce en
las
se
provincias meridiona-
centro de España hay más mezcla. El P. Capelle ha seña-
la
Cueva de Segóbriga dos
razas distintas, caracterizada la
primera por un dientes
muy
exagerado prognatismo del maxilar superior y proclives en la mandíbula inferior, siendo muy de
Los
notar que los discos vertebrales faltan en todos los ejemplares.
cráneos de la otra raza son braquicéfalos, grandes y pesados. El esqueleto denota en algunos individuos una talla verdaderamente extraordinaria. Los cráneos de Ciempozuelos no presentan verda-
deras analogías con los tipos braquicéfalos cuaternarios, excepto
con
los
de ?ilugem en Portugal
(l).
Este tipo mestizo se ha recono-
cido en varias partes.
Los yacimientos de
edades metálicas ofrecen una confusión
las
de tipos cranianos, que no puede llegarse hasta ahora á ningún
tal
resultado general. Víctor Jacques, colaborador de los hermanos
en
Siret, estudió los cráneos del Sudeste, distinguiendo
primero equivale
tipos. El
al
de Cromagnon por
caracteres y por las medidas, pero
la
el
prognatismo menos marcado. El segundo es
el
conjunto de sus
menos
cara es
ellos tres
larga
y
el
de Furíboz, repre-
sentado por algunos cráneos especialmente femeninos. El antropólogo belga conjetura que las dos razas mezcladas constituyen
pueblo levantino
que heredó de
,
neo,
y de
y
disminución de
la
los braquicéfalos
de
los
la raza
la estatura.
cromañones de Grenelle
El tercer tipo,
la
el
forma del cráforma de
la
cara
mucho menos
fre-
la
cuente, tiene alguna semejanza con los cráneos vascos. Tales son,
si
no
los
hemos entendido
mal, los principales resulta-
dos que con carácter provisional enuncia sobre
las primitivas razas
hallazgos de restos
conclusiones.
En
el
la
que poblaron nuestra península. Nuevos
humanos pueden conñrmar ó
con
(i)
los
pueblos ibéricos que han
tomo xxx,
págs. 448-467.
el
estas
prematuro c
enlace de estas ra-
dejado rastros de su existen-
Antón, Cráneos antiguos de Ciempozuelos.
de la Historia,
rectificar
estado actual de los estudios sería
imprudente aventurar conjetura alguna sobre zas
ciencia antropológica
En
el Boletín de la
Academia
PROLEGÓMENOS cia
en
los testimonios
en
las inscripciones,
de
205
los autores clásicos griegos
y
latinos,
en
medallas y en cualquier otro documento de
las
índole histórica. Conviene guardarse también de falaces teorías fun-
dadas en cla la
asimilación de la etnología con la lingüística. Esta
la
mez-
ha sido perjudicial á ambas ciencias, que son afines y auxiliares
una de
por
sí
pero que nunca deben confundirse. La lengua
la otra,
sola
no basta para determinar un tipo étnico. Ejemplo me-
morable de
sea
ello
el
pueblo euskalduna ó vasco que por
la
singu-
laridad de su lengua verdaderamente antiquísima, ha sido conside-
rado por
mucho tiempo como un pueblo de
dándose en
finlandés, el lapón
neos que
raza pura. Reitzius, fun-
carácter de lenguas aglutinantes que presentan el
el
él tenía
y
el
vascuence, y en
por vascos y se acercaban
tuvo que estos pueblos representaban
de dos crá-
la braquicefalia al
tipo laponoide, sos-
raza primitiva de Europa,
la
anterior á la invasión de los arios dolicocéfalos. Esta opinión, segui-
da por muchos, tuvo su primer impugnador en Broca (l8Ó2 y
que estudiando, en colaboración con
un exagerado ortognatismo. Pero como todos
misma
863),
Dr. Velasco, óo cráneos de
el
Zarauz, encontró en ellos una dolicocefalia moderada
la
1
los
y
occipital
y
cráneos eran de
no resultaba concluyente, y caso de Zarauz com.o debido á una
localidad, la generalización
Pruner-Bey quiso explicar
el
antigua emigración de navegantes irlandeses,
y
^•olvió á la teoría
de
Reitzius, calificando á los vascongados de turanios. y mogoloides.
Otros explicaron
la dolicocefalia
con
el
ditado, recurso de las colonias fenicias.
pormenores de
socorrido, pero ya desacre-
Xo entraremos
esta discusión, bastando
remitirnos
al
en todos los trabajo
que
no ya sobre cráneos de cementerios, sino sobre indi\'iduos vivos hizo en 1889
el
joven y distinguido naturalista vascongado, D. Te-
de Aranzadi.
En
que honra á su autor y á la moderna ciencia española, se consignan observaciones y medidas
lesforo
tomadas en
esta IMemoria,
2 50 individuos procedentes
de toda Guipúzcoa desde
Fuenterrabía á Salinas y Motrico, de catorce pueblos de limítrofe de
Vizcaya y de algunos de Navarra.
estudios deduce rior
máximo de
dolicocéfalas,
y por
la
zona
sus minuciosos
Aranzadi que «por
el
diámetro antero poste-
cabeza se aproxima
el
vascongado á
el Sr.
la
De
el
trasverso
máximo
á
la
las razas
branquicéfala, resul-
PROLEGÓMENOS
206
tando que
el
De donde
índice cefálico de latitud es intermedio».
como probable, «que el actual pueblo vascongado se puede considerar como la unión de un pueblo afine al berberisco y un infiere,
pueblo boreal, que tiene algo del
En
finés
de un pueblo kimri ó germano»
terior
y
del lapón, con mezcla pos-
(l).
su libro fundamental sobre la distribución geográfica del ín-
deducida del estudio de 8.368 varones
dice cefálico en España,
adultos, hace notar el Dr. D. Federico Olóriz
que
«la
demarcación
regional deducida del índice cefálico es insuficiente para trazar la división etnológica de España. fica
siempre identidad de
raza,
La uniformidad
y aun
las
del índice
no
signi-
provincias de series
más
regulares contienen elementos étnicos diversos en su población
hasta caracteres de razas diferentes asociados en dividuos; de
modo que
por conocidos nes por
ambos
la
á la
conocer
el
los pueblos, ni el
forma general de
la
los índices,
muchos de sus
no basta para dar
que dos grupos humanos sean
afi-
cabeza significa que pertenezcan
demás
raza ni coincidan igualmente en los
misma
y
in-
carac-
Hay, pues, que abstenerse de generalizar y de
teres anatómicos.
establecer tipos étnicos regionales sólo porque haya determinadas
formas de
la
cabeza dominantes en cada región; pero tampoco se
debe pecar por creto, sino iia,
el
que estudiando
reconociendo
vando
el
extremo opuesto y encerrarse en
el
los focos
hecho con-
de braquicefalia y dolicocefa-
sentido en que esos focos se irradian, obser-
asiento de las provincias, cuyas series sean
neas y de curvas
el
más
más heterogé-
irregulares, será legítimo inducir algunos he-
chos generales acerca de los tipos de conformación cefálica que existen en España, de
de
la
manera cómo se reparten
variedades de combinación que otrezcan en
las
marcas de nuestro país»
el territorio
las
y
diversas co-
(2).
El admirable estudio del Sr. Olóriz, que representa hasta ahora el
á
mayor avance en las siguientes
«I.^
la
Antropología española, conduce, entre
otras,
conclusiones:
Puede considerarse
el
pueblo español como uno de
(i)
El pueblo
(2)
Distribución geográfica del índice cefálico en España, pág.
euskalduna, pág. 42. 1
40.
los
más
PROLEGÓMENOS puros de Europa, no sólo por
por
res, sino
cado entre
la
la
mezcla íntima y
207
afinidad de sus principales facto-
la
fusión avanzada que se ha verifi-
con bastante uniformidad en
ellos,
el
territorio
na-
cional. 2.*
tander,
de
La población dominante en todas las provincias, menos SanOviedo y Lugo es mesaticéfala (de 75 a 80), la proporción
más de 80) domina en
los braquicéfalos (de
citadas,
todas
las
que
nor, á la vez 3.^
las tres ¡Drovincias
de los dolicocéfalos (de menos de 75) en casi demás y es muy variable. El grupo dolicocéfalo es el me-
excede á
la
el
más constante y
el
más uniforme.
Las comarcas de población esencialmente dolicocéfala
['/ó
y /^) son en España la faja mediterránea desde Cartagena al Ebro, la cuenca media .de éste, la parte de Castilla la Vieja situada al
N. del Duero, y
la alta
Andalucía.
Las comarcas de población relativamente braquicéfala (79 á 83) son las vertientes septentrionales de la cordillera cantábrica, 4.^
y
comprendido entre
el litoral
bajas del Mediodía, desde
Coruña y Santander,
Huelva á
Tajo. 5.^
la
^Motril,
y
la
las tierras
cuenca media del
I
La población de
índice intermedio (78)
abunda más en
la
Mancha, Cataluña, cuenca superior del Ebro, Extremadura y curso
medio del Guadalquivir.
6^
El pueblo vascongado no presenta índice característico;
suyo es más bajo que el
el
de
los
vascos franceses y algo mas
general de España. El pueblo de Madrid es algo
que
el
7.*
más
alto
el
que
dolicocéfalo
de España entera.
Hay verdadera
frontera étnica en el Pirineo, excepto entre
Gerona y el Rosellón (l), lo cual se comprende bien considerando que el Rosellón es por todo género de razones étnicas, históricas y un pedazo de Cataluña, separado de
lingüísticas,
ella
en tiempo mo-
dernísimo. Por análogas razones tampoco existe frontera étnica
portuguesa.
Aunque
el
trabajo del Sr. Olóriz importe, sobre todo, para nues-
tra población actual, sugiere
(i)
también importantes cuestiones de
Índice cefálico, págs. 275-27S.
his-
PROLEGÓMENOS
208 toria primitiva, alguna
adelante.
pueden
En
de
las cuales
no
faltará
ocasión de tratar más
cuanto á los tiempos prehistóricos, los resultados no
ser tan importantes ni tan seguros, por la escasez
de crá-
neos cuyo índice cefálico haya sido examinado (en 1894 no pasaban
de 119), pero algo nuevo é importante declaran, en virtud del mé«El índice cefálico de los cráneos antiguos es
todo comparativo.
menor que una de
el
de
los
las regiones,
conjunto de España y en cada
modernos, en
el
menos
Sudeste en que
la del
dolicocéfalos todavía que los primeros.»
más
ral del índice
cefálico en los tiempos prehistóricos coincide
rasgos principales con decirse respecto á
Zampa, respecto á ron ya en
los
cambiado
las
la
que hoy
España
Italia (i):
lo
se observa
mismo que
que
son
los últimos
«La distribución geneen sus
Podría, según esto, resulta del trabajo
de
los tipos étnicos actuales existie-
tiempos primitivos, y que desde entonces, sólo han proporciones en que concurren á formar la población
contemporánea»
(2).
Larga é impertinente parecerá á algunos esta digresión sobre geografía antropológica de España, cuando sólo de historia religiosa tratamos. Pero
¿cómo
es posible considerar aspecto
alguno de
la
y mucho menos de la prehistoria, sin atender á la constitución fisiológica del hombre que es sujeto de ella, y que ni siquiera nos ha dejado su nombre pero sí las reliquias de su esqueleto.'' Por
historia
otra parte,
nos
útil
para
ahora en
de
la
mos
al
las
hacer estas indicaciones, algo sentamos que puede serel
estudio de las razas históricas, que encerrado hasta
vagas,
inciertas
á veces
y
contradictorias noticias
geografía clásica, alguna luz puede recibir de estos novísi-
estudios,
aunque
inciertos también,
y digámoslo
así,
crepuscu-
lares.
Para completar esta rapidísima excursión por nuestra prehistoria, sólo nos falta centes, Baleares
y Canarias, enlazadas
de España desde tiempos
(i)
R. Zampa, Crania
viii,
las
En
las
Memoric
las islas
adya-
la historia
las otras
en
el
de/la Poutificia Acca-
1891. Citado por Olóriz.
Olóriz, Índice cefálico^ pág. 262,
dominios de
primeras con
remotos, incorporadas
itálica velera.
demia dei Nuovi Lincei, tomo (2)
muy
los
hacer memoria de
^/(¿^
yUemJimj^
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Paclua. Lisboa, 1605.
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1814. Madrid, 1845.
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Peralta Barnuevo (Pedro). Lima fundada ó conquista del Perú. Poema heroico, etc. Lima, 1730. 2 tomos.
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Memorias para mala. 1851-52.
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León Pinelo (Antonio
me
NúNEZ DE LA Vega t^Fr. Francisco), Constituciones diocesanas del Obispado de Chiapa. Roma, 1702.
de
la
de).
— Epito-
biblioteca oriental y occi-
dental, náutica y geográfica. Madrid, 1629.
da, etc.
Historia de España vindicaLima, 1730.
—
Pérez de Rivas (A.) Historia de de nuestra Santa Fe, etcétera. Madrid, 1645.
los triunfos
Ruiz (Joaquín).— Gramática yucateca. Mérida, 1844.
Vélez de Guevara
i^L.)
— El
dia-
blo cojuelo. Madrid, 1641.
Villagutierre Soto-Mayor (Juan Historia de la conquista de la provincia del Itza, reducción y progresos de la del Lacandon, etc. Made).
—
drid, 1701.
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excelsa y genuina representación de nuestras glorias en la historia de la literatura española, es sólida garantía
de
la
bondad de
cesita alabanzas,
Ni
su obra.
porque en
ésta nesí
misma
lleva el sello de las grandes creacio-
nes del insigne polígrafo, ni su autor mendigar elogios ajenos, pues su reputación como hombre de letras descansa sobre tan inconmovibles ci-
mientos y se eleva á tan inconmensurable altura, que
no podrán conmo-
verla los esfuerzos de sus adversarios, si los tiene,
ni acrecentarla las
cidas alabanzas de sus
mere-
admiradores,
que se cuentan á millares. Porque,
el
investigador
que desempolva
los
libros
viejos de nuestras bibliotecas y los seculares documentos de nuestros ricos
archivos, y los estudia, los analiza, extrae la quinta esencia que atesoran, los clasiñca y prepara los materiales
con que construir
el
grandioso edi-
SUPL.
3.0
de la historia española. Para algunos es un caso psicológico tínicamente exphcable por la asombrosa ficio
potencia asimilatriz de su vigoroso entendimiento y de la suma inmensa
de energía puesta
al servicio
de su vo-
luntad, mediante las cuales ha logrado
condensar en las páginas de sus obras todo el movimiento histórico-literario de la Península.
Todo esto es el maestro, es verdad; y por lo que hace á nosotros, añadiremos que el Excmo. Sr. D. Marcelino Menéndez y Pelayo es el hombre suscitado por la Providencia en estos tiempos, para encamar en sus obras el
alma española de las pasadas edacomunicarse con la inmensa
des; para
pléyade de nuestros antiguos ingenios y dejar esculpido á su paso sobre la
el monumento crítico-litemás grandioso que han cono-
tierra
rario
cido las generaciones pasadas y
mo-
dernas.
Sólo providencialmente se explica que el Excmo. Sr. D. Marcelino Menéndez y Pelayo sea el representante universal de todas las escuelas, de todos los ramos de la historia y literatur.a en el solar de las letras patrias. Porque él convive con los trovadores provenzales, con los maestros de la
gaya seténela de Cataluña, Aragón y Castilla; él asiste al nacimiento de la poesía castellana en los Cantares de Gesta de nuestros Reyes y héroes populares; él sabe los tesoros filológico-
que encierran nuestros Cancioneros de los siglos XV y xvi; él ha literarios
saboreado
las exquisitas dulzuras de nuestros sublimes ascetas y místicos; él
ha penetrado con profundidad y
perspicacia inexplicables en las reconditeces de Tirso de Molina, de
SUPLEMENTO AL ARCHIVO BIBLIOGRÁFICO HISPANO-AMERICANO Calderón y Lope de Vega; él apenas ha dejado de estudiar á todo literato de algún renombre; él ha analizado la casi totalidad de las producciones españolas en los diversos ramos de las letras, y después de haberlas depurado á la luz de su poderoso entendimiento, las ha clasificado y emprendido con tan valiosos matesi
riales la reconstitución de nuestra his-
toria
en sus más hermosas é intere-
santes manifestaciones.
Así se nos muestra geógrafo, historiador, arqueólogo,
en
el
tomo de
los Hetirodoxos Españoles que acaba de ver la luz pública y primero de los que han de componer sus obras.
Asombra
el
considerar los vastísimos
conocimientos que suponen
la
prepa-
ración y publicación de los Prolegómenos, de esta su obra magistral; la prolija
investigación de las fuentes his-
ha tenido que
tóricas, de las cuales
servirse para su valioso trabajo;
y la
atinada crítica para discernir, en cuan-
humanamente cabe,
la verdad, de innumerables falsedades, ó ingeniosas hipótesis, á que se prestan los hechos separados de nuestros días por una veintena de siglos. La moderna edición de los Heterodoxos Españohs, á juzgar por el primer volumen publicado, no será una sencilla reproducción de la primera, sino una obra nueva, que, conservando el fondo de la antigua, aquilatará su valor científico en cuanto á
to
las
procedimientos,
nuevos torrentes de luz, que lejos de han venido á hermosear con nuevos nimbos de gloria la historia
ofuscar,
de la religión católica. En el tomo primero de los Heterodoxos se empieza ya á notar la bienhechora influencia de este valioso movimiento, y comenzamos á vislumbrar la magnitud, solidez y documentación de la obra en los tomos posteriores. El tomo primero no conserva de la antigua edición más que el Discurso preliminar, y aun éste notablemente adicionado. Lo restante es nuevo, y
comprende
las
épocas prehistórica é
histórica; las cuales estudia su autor las fuentes más puras y documentadas de los escritores antiguos y modernos. Apenas si hay divinidad, cul-
en
to, sacerdocio y rito que no se halle convenientemente historiado; las colonias fenicias, cartaginesas y romanas tienen compendiada, y en ocasiones, hecha su historia: el meritísimo polígrafo acierta á escribirla y apoyarla con numerosos testimonios epigráficos, numismáticos y arqueológicos; hace magnífico alarde de sus profundos conocimientos en todas las ciencias au.xiliares de la historia; y con esa especie de intuición misteriosa, que sólo disfrutan los grandes artistas y los grandes ingenios de la humanidad, penetra en las intimidades de los pueblos que fueron, estudia sus
costumbres, aquilata sus hechos, ra-
zona sus actos, escudriña sus
leyes,
histórico en lo referente á la exposi-
analiza su constitución histórica, vive y siente con ellos y levanta sobre sus rui-
ción, esclarecimiento y crítica de las
nas
los
y
avalorará
el
personas y de los hechos. La reaparición de los ILHerodoxos Españoles responde maravillosamente
á
las
modernas orientaciones de
la
historia eclesiástica, sin que su autor
se separe un ápice de la todo.KÍa.
De
más sana
or-
algún tiempo á esta parte,
católicos, protestantes y racionalistas
vienen estudiando
la
constitución del'
el fundamento de la historia más concienzudamente escrita hasta ahora, y que si es timbre de legítima gloria para su autor, será punto de partida para los futuros historiadores, y monumento de imperecedera memoria en
los fastos literarios de nuestra patria.
España debe
gratitud eterna al
celentísimo Sr. D. Marcelino
dez
y Pelayo.
¡El cielo le
Cristianismo, la génesis de sus dog-
muchos años de salud
mas
salir airoso
y la crítica histórica de los hechos fundamentales desde su aparición; y de estas discusiones han brotado
Ex-
Menénconceda
y vida, para
en la gigantesca obra que Mariano Torres, ha comenzado!
—
Presbítero.
PROLEGÓMENOS
XV cuando toda\ía estaban en
siglo
,
la
209
edad de piedra
pero unidas
,
seguramente por un vínculo etnográfico con antiguos pobladores del Norte de África
En
y de
Península ibérica.
la
y geógrafos clásicos que hablaron de los dos Baleares, las Gimnesias (Mallorca y Menorca) y
los historiadores
grupos de
las islas
Pithisas, nada positivo se discierne sobre
las
que habitaban aquellas
el
origen de las tribus
antes de su ocupación por los Fenicios.
islas
Strabón y Diodoro Sículo nos dan algunos detalles curiosos y extraños sobre sus usos y costumbres; pero nada nos dicen de sus creencias religiosas. Diodoro es
los
res,
el
encerraban en jarras y
grandes montones de piedras
Pero á
falta
monumentos
único que consigna uno de sus
Después de haber quebrantado á palos
ritos fúnebres.
cadáveellas
(l).
de noticias y testimonios escritos hay
tal
,
prehistóricos en ^Mallorca,
riqueza de
y sobre todo en Menorca,
que no han podido menos de llamar desde antiguo los
los
y ponían encima de
vasijas,
atención de
la
exploradores, cuando apenas existían los rudimentos de esta
Hemos
ciencia novísima.
que ya en
visto
1
752,
el
oficial inglés
Jorge Armstrong se había fijado en los talayots, que suponía sepulcros, en las taulas que creía altares,
y en
las
covas ó grutas ar-
que consideraba como viviendas primitivas; y para mayor ilustración de sus conjeturas había reproducido en una lámina dos
tificiales
monumentos de Alayor. La
hipótesis céltica, insinuada por
Arms-
trong, tuvo buena acogida en Vargas Ponce, que en 1787 dedicó
dos palabras á
los
Clapers de gegants de Mallorca («piedras enor-
mes sobrepuestas unas á otros patriarcas») res
de Menorca y
lar se
modo que
y mencionó también
al
las
«cuevas cortadas en
las
encuentran en
parte que miran
otras, al
las
que erigían Jacob y pirámides y mesas ó alta-
la
extremidades de
las
que por
piedra,
las calas del
mar», consignando que en
las
lo
regu-
Sur por
la
pirámides nada
de particular se había descubierto, y que en las covas era frecuente el hallazgo de restos humanos. Las descripciones de Vargas Ponce son algo más precisas que
(i)
Didot,
B'tbliotheca
tomo
I,
Histórica,
las
lib.
de Armstrong, y da
v,
cap. xvini. (Edición
las
medidas de
greco-latina de
pág. 264).
Mesésdzz y
'P-Ei.hYO.— Heterodoxos,
I.
14
PROLEGÓMENOS
2IO
aunque
algunos talayots^
con este nombre po-
designarlos
sin
pular (i),
Pero
verdadero fundador de esta rama arqueológica de
el
y
leares fué el erudito historiógrafo
naturalista D.
las
Juan Ramis
Ba,
en
varias de sus obras, especialmente en las Antigüedades célticas de
Menorca (1818). Salvo
la isla de
el
error fundamental de
minación, que era casi inevitable en su tiempo, es
de
los
más meritorios y
el
la
deno-
trabajo de
Ramis
revela una dirección científica. Llegó á
explorar y describir hasta I95 talayots íntegros ó en ruinas, distri-
buidos por todos los términos de
de Mercadal, y con sus hallazgos formó un pequeño museo, que en parte se conserva aún
Un
la isla,
excepto
el
(2).
nuevo é importante elemento de comparación vino á
1840 un viajero sardo, primero en advertir las Baleares
con
nes afines, de
punto de
los
semejanza de
la
los
la
traer en
Mármora, que
monumentos
fué el
primitivos de
imraghcs de Cerdeña y con otras construccio-
las islas
vista,
conde Alberto de
el
de Malta, Gozzo y Pantellaria
que en
el
fondo es exacto, La
(3).
Mármora
Desde
este
se lanzó á
sueños etimológicos y fantasías románticas, que también deslumhraron á nuestro Piferrer en llama
« círculos
las
simbólicos
indicios del culto druídico
»
poéticas páginas que dedicó á los que
de Arta donde cree ver á un tiempo ,
y de
los misterios
de Samotracia
(4},
Arqueólogos de menos imaginación ó nacidos en tiempos de más severa crítica, siguieron sus inventarios
(i)
el
método
positivo de Ramis,
completando
y precisando sus descripciones. El menorquín don
Descripciones de las islas Pithiusas y Baleares. Madrid, 1787, páginas
69, 148, 149 y 150. (2)
Fué colaborador en
tonio, autor
de
los trabajos
á
de D. Juan Ramis su hermano D. An-
(Mahón, 1826 á 1829) y de una Memoria sobre Inscripciones relativas d Menorca y noticia de varios monumentos descubiertos eti ella. (Mahón, 1836). (3)
1840.
las Noticias relativas
Voyao;e en Sardaigne,
Tomo
II,
pág. 532 y
ss.
par
le
la isla de Metiorca
Conde Alberi de
la
Mármora.
mucho, y que no merecen entera confianza. La Mármora res en el invierno de 1833 á 1834. (4)
París -Turín,
con varias láminas que luego se han reproducido viajó
por
las
Balea-
Recuerdos y bellezas de España. Afallorca, 1842, págs. 304-318. «Cons-
truccií nes ciclópeas
de Arta.»
PROLEGÓMENOS
Juan Pons y Soler
(l), el
211
catalán D. Francisco Martorell
y Peña
{2)
dieron las medidas y los planos de varios talayots, navetas y altares, gracias á D. Rafael Blasco se tuvo
y
un mapa arqueológico de
norca, que puede prestar excelentes servicios
]\Ie-
(3).
Las espléndidas publicaciones del Archiduque Luis Salvador de Austria, que constituyen una enciclopedia geográfica del archipié-
lago balear, presentan en los principales tal
sobre
fieles
monumentos
la prehistoria
de
dibujos
megalíticos
(4).
las islas es sin
y magníficos grabados Pero la obra fundamendisputa
de Cartailhac
la
(1892) acompañada de 51 láminas y muchos dibujos
Xo de
se
ha encontrado hasta ahora en
edad de piedra
la
,
las
nada que en rigor corresponda á
ni
menes. Las construcciones megalíticas tienen
y
pico,
bronce,
allí
los dól-
carácter cicló-
de cerámica, los brazaletes y anillos de cobre y armas de metal y otros objetos que en pequeña canti-
los restos las
Pueden verse algunas notas suyas sobre
(i)
(5).
Baleares vestigio alguno
los íalayoís, naveias etc.,
en
la
Historia de la isla de Alcnoi-ca, por D. Rafael Oleo y Quadrado (Ciudadela, 1876), tomo II, págs. 368-388.
Apuntes arqueológicos de D. Fra?icisco Martorell y Peña. Barcelona,
(2)
1879.
De
Un
las
capítulo está dedicado á los talayots, navetas y altares (pp. 195-211).
cuevas habla
al
tratar
de
las
que llama sepulturas
olerdulafias (páginas
132 á 143).
D. Salvador Sanpere y Miquel, que ordenó los Apuntes del Sr. Martorell, trata
también de
en su Contribución al estudio de
la prehistoria balear,
numentos megalíticos
ibéricos. (Revista de
(3)
Este mapa acompaña á los Apuntes arqueológicos del Sr
(4)
Die Balearen
Í7i
Wort und Bild geschildert, 882-1 891. 1
menes en folio máximo. En el 5.° están dibujados Capocorp, Vey de la Talaya
los
Leipzig, 1890.
galíticos;
tomo
II,
No
mo-
INIartorell.
Leipzig; 7 volú-
túmulos mallorquines de Arta, de Llubí, de
(págs. 456, 515, 624
Die Inscl Minorca (tirada aparte de isla).
los
Ciencias Históricas, de Gerona, 1881).
los
y
626).
dos volúmenes concernientes á esta
contiene tratado especial sobre los monumentos
pero da muchas noticias y trae dibujos de varios de
me-
ellos. (Vid.
págs. 74, 90, 96, 102, 127, 131, 157, 163, 248, 249, 251, 269, 271, 277,
359, 370, 373. 488, 406, 438, etc., etc.) (5)
Mission Scientifique du Ministére de V Instruction Publique. Monuments
primilifs des lies Baleares Privat.
par Émile Cartailhac. Tolosa de Francia, editor
PROLEGÓMENOS
2T2
dad
han extraído, ó son de época histórica ó no ofrecen base se-
se
gura de
clasificación.
como en Menorca,
Cartailhac ha reconocido, tanto en Mallorca ruinas importantes de ciudades fortificadas,
mes,
Sur de Alayor;
al
la del
como
la
torre d'en Gal-
Hostal, cerca de Ciudadela; murallas
y
puertas, construcciones interiores, galerías semi-subterráneas, que
parecen haber servido de habitaciones. se observa
un monumento principal,
el
En muchas de
que aventuradamente
ficaron de altar los primeros arqueólogos.
puestos uno sobre otro en forma de pilares
T,
estas ruinas cali-
Son enormes monolitos
y rodeados generalmente de
que Ramis y otros consideraban como un círculo de piedras
sagradas.
Pero Cartailhac ha probado que esos supuestos
formaban parte de un de el
los
talayots
^
por
la
edificio, el
amplitud de
las
proporciones,
trabajo de los materiales, la originalidad
excelencia de
Tiene
la situación.
la
y
que penetra profundamente en
á excepción
el
volumen
constancia del plan,
}'"
la
forma de un hemiciclo, y en su
más voluminosa y más
centro hay una columna
altares ó taulas
más notable de todos
el suelo,
y
alta
que
las otras,
está destinada á sostener
una gran losa rectangular. Las dos piedras están trabajadas con es-
mero en todas sus
caras.
Puede conjeturarse que
templo, pero nada nos autoriza para afirmarlo
Tampoco sabemos con
el edificio
fuera
un
(l).
certeza el primitivo destino de las torres
ó talayots (atalayas), aunque sea opinión corriente y admitida por
Hübner tailhac
(2), la
no
la
de considerarlas como sepulturas. El mismo Car-
rechaza,
si
bien apunta
la
objeción de no haberse en-
contrado hasta ahora en ningún talayot, con ser más de 600 los
que existen ó han existido en
las
dos
islas,
poco verdaderas cavidades subterráneas
humanos
ni
tam-
Pero Ramis, autor
que llama funerarios.
Son
los talayots,
según
los describe el insigne historiador D.
(i)
Alonumeiits primitifs; págs. 18-23.
(2)
La
Arqueología de España, por
1888, pág. 228. (3)
(3).
y huesos, y Pons y Soler unos
fidedigno, dice haber visto urnas silos
restos
Monumenis primitifs, pág.
32.
el
José
Dr. D. Emilio Hübner. Barcelona,
jNIaría
Quadrado, «torres
palmos, cónicas, por
lo
PROLEGÓMENOS
2I3
que
se elevan hasta cincuenta
circulares,
común, y decrecentes, aunque algunas
bricadas á plomo: cuyo ruedo inferior coge trescientos cientos palmos,
y
sólo unos dos tercios el de arriba, cubiertas
y
fa-
cuatro-
con
plataforma de piedras chatas ó con señales de haberla habido, sobresaliendo en
A
acatamiento. tes gradas leras, las
el
centro de algunas una pilastra, objeto de singular
muchas
se subía por
por fuera, á otras por una
hay
sin ninguna.
una escalera espiral de interior; las
Las piedras asentadas
salien-
hay con dos escasin liga ni cimento,
en hiladas paralelas de igual grueso, pero de longitud á veces tan descomunal, que disculpa
muros de
ó aposentos
en
así
el
vulgares tradiciones de gigantes; los
las
que apenas dejan hueco para reducidas celdas
espesor,
tal
piso bajo
como
á media altura, de uso proble-
mático, pero poco espléndido á juzgar por su estrechez; en alguna
hay bóveda,
indicio de estructura posterior.
Moradas de vivos ó de
difuntos, centros religiosos ó vigilantes atalayas, sorprende el exor-
bitante
número de
estas torres,
y su
difusión por el
(de Menorca), sin ceñirse á las marinas ó
á
las
ámbito de
al interior,
la isla
á las alturas ó
hondonadas, sino por sus diferentes términos, dentro de
predios cultivados»
No hay
incertidumbre en cuanto
al
destino sepulcral de otros
monumentos mucho menos frecuentes, que se conocen con nombres de naus 6 navetas por su semejanza con un barco que viera la quilla invertida.
Hübner
hizo notar
muy
Salustio habla de análogas construcciones de los
dolas mapalia:
«
los
(l).
Ceterum adhuc
quae mapalia
illi
vium carinac
siint (2).
acdijicia
los
tu-
oportunamente que
Númidas, llamán-
Nwnidaruvt agrcsthwiy
vocant, oblonga, incurvis latcribus tecta^ quasi na-
Las navetas son osarios, y
el
plan
y
los detalles
de
la cripta indi-
can su carácter fúnebre. Cartailhac declara incontestable su analogía con ciertas cavernas sepulcrales de Portugal
y
del ^Mediodía de
Francia.
(i)
Islas Baleares (en la colección
lona, 1888; págs. (2)
1
1
78-
1
España, sus monumentos y
179.)
Bellum Jugurthinum, cap.
xviii.
artes.
Barce-
PROLEGÓMENOS
214
La nan bién
la
Tudons entre Mahón y Ciudadela, descrita ya por
deis
Ramis, que
la
más importante. Tamelegante estilo: « La fachada, com-
creyó única, sigue siendo
describe Cuadrado en su
la
puesta de grandiosas piedras por tablas, representa alta cos,
de más de veinte y un palmos, ancha de veinte y con
popa
la gallarda seis;
y
sus flan-
graciosa curvatura de los de un buque, se prolongan
la
hasta cuarenta, cerrándose en punta por la proa simbólicamente dirigida al Norte. Introduce á la oblonga estancia, las
que
el
grueso de
paredes reduce á un vacío no más de nueve palmos de longitud
por mitad de anchura, una entrada estrecha y baja, poco digna de
un templo de
Isis
(que no
tora de la navegación).
falta
No
quien se
lo
como
adjudique
ha muchos años se hundió
el
protec-
techo que
figuraba la carena; las raíces de los olivos amenazan desmoronar los
costados»
(i).
Otras navetas se conocen hoy,
en Menorca
,
las
de Calviá
al
de Rafal Rubí y Son Mersé
las
Norte de Palma
en ruina. Su rareza contrasta con
la
abiertas en el suelo ó en los barrancos
Abundan lleva el
vía son
sobre todo alrededor de
nombre de
más
Calas- Co vas,
interesantes
y
,
pero casi todas están
multitud de grutas artificiales
la
y
acantilados de
la
costa.
bahía que por estas cuevas
Sudoeste de Mahón. Pero toda-
al
características las
de San Vicente de
Pollensa (Mallorca). Cartailhac señala su analogía con las de Arles,
en Provenza, y aun con pertenecen
al fin
las
de Palmella en Portugal. Estas últimas
del período neolítico,
del principio de la
y edad de bronce. Pero
las
ajuar fúnebre
el
servido para clasificarlas, falta enteramente
hasta ahora no han dado sin
huesos.
mente de que
y
ritos fúnebres.
En
las
que ha
Baleares, que
,
El vulgo no se ha olvidado entera-
estas grutas fueron
«cementerios de moros».
en
La semejanza del plan, y el mismo fondo de
embargo, deja entrever un origen común
¡deas religiosas
las
más que
primeras son osarios
tumbas, puesto que suele llamar-
las
de Calas Covas hay indicios de
haber servido para un culto particular que se celebraba
allí
en
cier-
y que duraba todavía en la época romana. Así parece deducirse, aunque obscuramente, de siete inscripciones del tos días del año,
(i)
Islas Baleares^ págs.
1
182-1 183.
PROLEGÓMENOS
215
que copió Ramis, y dos más que ha añadido Hübner; pero difícil restitución, que ni siquiera puede saberse el
siglo II,
todas de tan
nombre de
la
divinidad que
Pero no se limita á
que
galíticos la contribución
primitiva arqueología.
se celebraba (l).
allí
cuevas ni á los colosales monumentos me-
las
Más
Baleares aportan á nuestra
las Islas
interesan todavía
de Costig (Mallorca), especialmente
las
de bronce, que son hoy uno de
los
toros,
tos
de
al artista los
tres
enormes cabezas de
más espléndidos ornamen-
de antigüedades ibéricas en nuestro ]\Iuseo Arqueo-
la sala
lógico Xacional.
Xo
nos detendremos en su descripción, que ha sido
minuciosamente hecha por Mélida y Pedro París
do de estos arqueólogos que arte primitivo, pero so,
un esfuerzo para
mía más exacta,
y
á
que de salir
las
la
de
Dice
el
segun-
cabezas de Costig pertenecen á un
una á
lo
(2).
la otra se advierte
un progre-
convencional, y llegar á una anato-
un modelado más
Tanto París como Méli-
hábil.
que estas cabezas han servido de ex votos en algún
da, opinan
templo,
hallazgos
atribuyen
ei
mismo
se encontraron: cuernos
destino á otros objetos que con ellos
de toros ó de vacas de bronce, uno de
los
cuales lleva en la punta un pájaro con las alas levantadas, atravesa-
do por un clavo. Nuevos descubrimientos hechos en ^lallorca por D. Bartolomé Ferrá, director del Museo Arqueológico Luliano, han
dado á conocer otros
cuernos simbólicos que ostentan en sus
tres
puntas cabezas de toros
(3).
Ya
el
Viaje, dibujó otra pieza semejante,
(i)
la
Mármora, en su di-
Vid. en el CoTpus (n. 3718-3727), y el posterior estudio de Hübner,
Momimentos
epigráficos de las Islas Baleares
Real Academia de (2)
conde de
aunque de ornamentación
En
el
,
en
el
tomo xni
del Boletín de la
la Historia, 1888, págs. 465-477.
Boletín de la Sociedad Arqueológica Luliana, de
llorca, publicó D. Bartolomé Ferrá, en Junio de 1895,
^'*
Palma de Ma-
primera relación de
estos descubrimientos con algunos dibujos (Hallazgos arqueológicos de Costig).
En
el
número de Septiembre de
Hübner, y en
i.°
P. París estudió los
pág. 138, y
la
misma Revista apareció una
carta
de
un artículo de D. José Ramón Mélida. bronces de Costig tn la Revue Archéologique, '897, tomo i,
de Marzo de
.1896,
más extensamente en su Essai sur tomo i, págs. 140-162.
l'art et
P industrie
de V Espagne
primitive, 1903, (3)
Bronces antiguos hallados en Mallorca, en
bliotecas y
Afúseos, 90 1, tomo 1
v,
págs. 37 y 55.
la
Revista de Archivos, Bi-
PROLEGÓMENOS
2l6
versa, procedente del talayot áe
mavor
(l
En
).
Son
taxaqiiet
término de Lluch-
^
!Museo Arqueológico de ^íadrid existen dos pe-
el
queñas cabezas que, á juzgar por
el anillo
de suspensión que se ob-
serva entre los dos cuernos, deben de haber servido de amuletos (2). Otros objetos del particulares, ó
sabemos á
mismo género ciencia cierta
se
guardan en colecciones
que han
es pa-
y
existido,
como
recer unánime de los arqueólogos, que tanto las cabezas
de ofrendas simbólicas, y prueban portancia del culto del toro en la edad de bronce ibérica. cuernos deben
¿Pero este culto era indígena? ¿Lo era
el
arte
(3). Mélida, por
de
el
los
en
tal
las
el
esta pre-
contrario, califica de estilo greco -fenicio
bronces de Costig. P. París opina que cabezas no es
los
im-
que estos monu-
mentos nos revelan? Hübner contestó afirmativamente á gunta
la
calificarse
el estilo,
que hay de orien-
lo
mismo,
sino el asunto
represen-
la
tación del toro como animal sagrado, en Caldea, en Egipto, en
La
Fenicia, en Cartago. la del arte
influencia griega
griego arcaico, sino
encontramos tan enlazado con «Ni
la el
ción de los artistas griegos de los siglos
mún con
las
decorativa
obras que nos ocupan.
y
numentos, donde
la
lo
lo pintoresco.
vii al v,
ni la inspira-
tienen nada de co-
Admiro plenamente
la
grandeza
que hay de
frío
y convencional en estos moy por
naturaleza está rápidamente observada,
torpeza ó por sistema faltan
de
ni la técnica,
sobria de estas cabezas majestuosas; pero
la sencillez
reconozco también
que
nuestro desde que éste aparece.
de toros y vacas (añade),
los tipos
debe admitirse, pero no
del primitivo arte de Micenas,
Por
el
arcaísmo griego, aun en turaleza es siempre
el
la
verdad de
los detalles
y
el
cuidado
contrario, en todas las producciones del las
de aspecto más extraordinario,
modelo de donde brota
la
la
na-
fuerza inspira-
dora.»
De
estas consideraciones
duda á
los orientales la
(i)
Lámina
(2)
P. París, Essai, pág. 151.
(3)
En
Luliana.
la
31 del atlas
deduce
P. París
que España debe
sin
importancia religiosa y simbólica del toro
que acompaña
ya citada carta impresa en
el
al
Viaje de
La Marmora.
Boleiin de la Sociedad Arqueológica
PROLEGÓMENOS
y de
y
la vaca,
al
arte
de
los ]\Iicenios la
á estos símbolos. Pero á su vez
do de Oriente
lo
forma y
muy
que ha dado
que importó á Occidente, sirviendo de escala entre
El mismo culto existió en fiere
estilo
micenia había recibi-
la civilización
dos riberas extremas del Mediterráneo
las
y
21
poco de
la balear,
(l).
de Cerdeña, cuya prehistoria
la isla
como
vacas, de adocenada ejecución, que publicó
di-
cabezas de toros
lo testifican las
La jMármora, y una
curiosa serie de bronces que representan guerreros con cascos ador-
nados de largos cuernos, y animales de diversas especies atravesados por una especie de
vado en
tallo
ó espiga, que recuerdan
el
pájaro cla-
punta de un cuerno de Costig.
la
Pero tampoco pertenecen exclusivamente estos monumentos pueblo de
hermanos
los niiraghes
este de España. Se
trado en litud
sas
con
y
al
Siret nos revela las trata
de
los talayots.
mismas
al
hallazgo de los
influencias egeas en el
Sud-
de un objeto de cuernos simbólicos, encon-
estación del Oficio (Almería).
la
Un
los altares cretenses,
No
cabe duda de su simi-
y Déchelette sostiene que
medias lunas de piedra ó de barro de
las
los palafitos suizos
famode
la
edad de bronce y de diversas estaciones terrestres de la misma época en la Europa central, no son más que variantes del mismo
Todo induce
tema.
á creer
animales cornudos fué primitivos de Europa.
común á En Creta,
culto del toro
el
la
mayor
los
y de
los
demás
parte de los habitantes
cuernos que dominan los alta-
agrupan en bastante número; en
res votivos se lo
que
el
Oficio había, por
menos, dos pares arrimados á un muro. Los cuernos ibéricos re-
cuerdan
los
de Creta, todavía más que
estaciones neolíticas,
los
de
los palafitos
que pueden considerarse como
las
y demás primeras
manifestaciones del culto del toro.
Nada diremos
todavía del tesoro arqueológico descubierto en
porque todo
Ibiza,
él
parece corresponder á
las
edades históricas y fenicios. Pero acaso
especialmente á la navegación y comercio de los deba hacerse una excepción respecto de algunos objetos encontra-
dos en tilo
las
excavaciones del Puig d'en Va/ls, que difieren en su es-
de todo
(i)
£ssa/,
lo
i,
demás. Entre
pág. 159.
ellos
aparecen no sólo cuernos simbó-
2
PROLEGÓMENOS
1
cabezas de carnero, variante más moderna del culto
lieos, sino varias
del toro
(l).
Al pasar de nuestro archipiélago Afortunadas, término occidental del
guos más tratar
de
allá
las
Campos
Elíseos
cho menos analizar
los anti-
columnas de Hércules, no es nuestro intento
por centésima vez
bre los
del ^Mediterráneo á las islas
mundo conocido por
la
cuestión de
y sobre
el
la
Atlántida, ni disertar so-
jardín de las Hespérides, ni
los fantásticos relatos
de
Teopompo de
mu-
Chío, de
Jámbulo y otros novelistas geográficos, cuyas descripciones de países imaginarios parodió Luciano en su Historia Verdadera. De todo esto habló
con erudición, más copiosa que severa,
oculto con
el
seudónimo de D. Cristóbal Pérez
del Cristo (2); lo di-
lucidó con prudente escepticismo el arcediano Viera sus elegantes Noticias, que continúan siendo
y en
las islas (3),
los
(i)
Los fiambres é importancia arqueológica de
láminas xi y (2)
la
y
Clavijo en
mejor historia de
tiempos modernos estos mitos y viajes fabulo-
sos han ejercitado la sagacidad del Dr. Chil
Juan Román y
Anchieta,
el P.
y Naranjo
(4),
de Milla-
por don Véanse especialmente las
las Jslas Pylhiusas,
Calvet. Barcelona, 1906, págs. 26-27.
xviii.
Excelencias y antigüedades de las
siete islas
de Canaria. Primera parte
en que se comprehenden las excelencias de estas islas con los renombres que les dio la antigüedad.
Teología
Dala a
y natural de
luz
D. Cristóbal Pérez de Christo, Dr. en Sagrada
la isla de
Tenerife; Xerez de la Frontera, por
Juan
Antonio Tarazona, 1679. El verdadero autor es el P. Luis de Anchieta, de
Compañía de
Jesús.
Es
libro curioso, y
que debiera reimprimirse por su
la
ra-
reza. (3)
Noticias de la Historia getieral de las islas de Canaria... por D. Josef
Viera y Clavijo, presbítero del mismo obispado. Madrid, por Blas
Román, 1772-
1783, 4 tomos. Utilizo la
1858-1863,
segunda edición de Santa Cruz de Tenerife; Imprenta Isleña, también en cuatro volúmenes, corregida y adicionada con las
notas manuscritas que dejó su autor. (4)
Estudios históricos, climatológicos y patológicos de las Islas Cananas, por
D. Gregorio Chily Naranjo, doctor de
C7i
Gran Canaria, 876-1 891. Tiene 1
Medicina y Cirujia
utilidad,
clopedia, de la cual se publicaron tres la
el
etc., etc.. I^as
como obra de
tomos en
folio
Palmas
consulta, esta enci-
que apenas pasan de
Conquista. Es grande el caudal de noticias y documentos que recopiló Dr. Chil; pero la parte científica está viciada por un materialismo sectario
PROLEGÓMENOS
21
y otros historiógrafos canarios, á los cuales debe añadirse nombre ilustre de Sabino Berthelot, que llegó á serlo por adop-
res (l) el
ción
Pero no hemos de aventurarnos en terreno tan resbaladi-
(2).
cuando
zo,
la historia
nos ofrece, aunque escasos, datos seguros
para probar que, por lo menos desde
época romana, hubo noti-
la
cia y que en la Edad [Media nunca se perdió del todo su recuerdo, aunque rara vez aportasen á ellas los
bastante exacta de estas
islas,
navegantes antes del siglo xiv. Sabemos por Plutarco que Sertorio,
encantado por del clima
y
á habitarlas las fatigas
el
relato
que ciertos nautas
le
hicieron de las delicias
momento en
suelo de las islas Atlánticas, pensó un
y descansar
de
la
guerra
allí
de
Bajo
(3).
cuidados de
los
la
ambición y de
imperio de Augusto,
el
ir
el
rey de
Mauritania Juba, grande aficionado á los estudios geográficos, envió
una expedición á reconocer
las islas
Afortunadas y
su situación.
fijar
El sabio príncipe consignó estas observaciones en una obra que se
ha perdido, pero de islas
la cual
que nombra son
seis:
ofrece Plinio algunos extractos (4).
Capraria., Nivaria, Canaria. la cual
dieron
nombre
Las
Ombrios, Jimoniamaior^ Junonia ininor^
Xo hay duda
en cuanto á
la
última, á
sus grandes perros, de los cuales dos fueron
traídos á Juba; ni parece
que debe haberla respecto de
la identifica-
ción de Nivaria con Tenerife, por las nieves del pico de Teide. Ca-
que con
valió á su autor la censura episcopal, fiera
y
la
parte histórica está escrita
saña contra los conquistadores, cuya obra civilizadora no puede
negarse con declamaciones huecas. (i)
Historia gaicral de las Islas Canarias
Palmas, 1893-1895. Diez tomos.
En
esta obra
,
por D. Agustín Millares. Las
de conjunto,
la
más importante
que haya aparecido después de Viera, refundió su malogrado autor otros trabajos de fecha anterior, entre ellos su Historia de la
Gran Canaria. (Las
Palmas, 1860- 1 861, dos volúmenes). (2)
Más adelante tendremos ocasión de
citar la
mayor parte de sus
traba-
Por ahora, baste recordar su Ethnogra/ia y a?ialcs de la conquista délas Islas Ca»ar/aj (1842), de la cual existe traducción castellana,
jos históricos.
por D. Juan Arturo de Malibran. (Santa Cruz de Tenerife, 1849, imprenta de la Biblioteca Isleña.) (3}
Plutarchi Vitae. Seriorius, vin y
(4)
Naturalis Historiae,
nas 751-753.
En
lib.
vi,
ix.
cap.
(Ed, Didot, pág. 682J. xxxvii, ed. Lemaire,
otras ediciones de Plinio este capítulo es el xxxii.
2.°,
pági-
PROLEGÓMENOS
220
praria se reduce generalmente á Fuerteventura
,
donde
los
compa-
ñeros de Béthencourt encontraron grandes rebaños de cabras.
correspondencia de
las otras es incierta,
mente que Ombrios
es la isla del Hierro.
nada se
islas
dice,
La
aunque se cree general-
De
pero del mismo relato se
de estas
los habitantes
infiere
que algunas, por
menos, estaban ó habían estado pobladas, puesto que en Canaria y en la Junonia mayor una
lo
se encontraron vestigios de edificios,
edicula de piedra.
Como
voz
la
edíciila
puede tener
mismo
lo
el
sentido de casa pequeña que de pequeño templo, no nos atrevemos
á decir que se trate de un edificio religioso
Los datos de
Plinio,
que
cita,
ios de Ptolomeo, que bebió en
vo que de de
la
(l).
además de Juba, á Stacio Seboso, y misma fuente, son lo único positi-
la
antigüedad nos queda sobre esta materia, y
el
fondo
compilaciones geográficas posteriores, que van haciéndose
las
más confusas conforme
la
decadencia avanza,
Carácter poco histórico ofrecen
nociones de los geógrafos
las
y
enciclopedistas árabes sobre las Canarias, pero quizá sea temerario relegarlas al país
de
las fábulas,
tugués Costa de ]\Iacedo
(2).
Las
como
intentó
erudito portu-
el
de que habla Ma-
seis islas eternas,
sudi (3) á mediados del siglo x, son pura reminiscencia de Tolomeo; y en cuanto á la isla de Salomón, y á las ciudades flotantes sobre el
agua y á
con
las
por
los tres ídolos fabricados
manos levantadas hacían
Abraham
el
señal á los na^'egantes para que no
se aventurasen en el ]\Iar Tenebroso (4), claro es
Alleram insidam Junonis
(i)
Himiarita, que
ajypcllari
,
que
se trata
de
tantum lapide
in ca acdiculam es se
e.xfrucia»!.
Berthelot y otros suponen que protectora de Cartago, á
nuevo
la isla
tomaría nombre de
la
divinidad
cual pertenecería el templo, y ven en esto un
indicio de las navegaciones fenicias y púnicas por aquellos parajes.
Memoria em que
(2)
la
se pertende
narias antes dos porbíguezes. rio pcjpetuo
provar que os Árabes nao conheccráo as Ca-
Por Joaquin José da Costa
da Academia Real
de Macedo... Secreta-
das Sciencias de Lisboa... Lisboa,
na typografia
da mesma Academia, 1S44. Magoudi. Les Prairies d'Or. Texte
(3)
Meynard tom. (4)
I,
et
Pavet de
Courteille. (Edición
de
par
Barbier de
C.
et
iraduction
la
Sociedad Asiática). París, 1861,
págs. 179 y 258. Estos fantásticos relatos se hallan en un manuscrito de
la
Biblioteca
PROLEGÓMENOS
221
una de tantas consejas maravillosas, dignas de encontrar puesto en
colección de
la
dos
Las Mil y
tina Noches. El Edrisi habla sólo
de
Afortunadas, y dice que en cada una de ellas había una es-
islas
más de
tatua de
cien codos de alto. Pero luego parece incluir en el
mismo grupo, debajo de la designación de islas eternas., las que faltan para completar el número de las seis, desde donde Ptolomeo Todavía ofrece más confusión y islas del Mar Tene-
principia á contar las longitudes. está
más
de fábulas
lleno
que cuenta de otras
que llama de
broso, entre ellas la
de
lo
los
Carneros,
de
la
los Pájaros, la
dos hermanos mágicos Cherham que fueron transformados en
los
rocas, en castigo de sus piraterías; la de Mostachiin, asolada
tiempo por un formidable dragón,
al cual
exterminó
el
en otro
invencible
Alejandro (Dulcarnain), reminiscencia acaso del mito de
las
Hes-
pérides. El carácter fabuloso de toda la geografía árabe respecto las islas
que llamaban «perennes» (Gezair
más y más por boa por
que contenía del Edrisi, viaje,
la
novela del viaje que se supone hecho desde Lis-
navegantes Maghrtirinos
los
el
Océano y
que es
no sólo
de
confirma
el Jaledat), se
(los
engañados), «para saber lo
cuáles eran sus límites», según expresión
primer autor en quien consta
el
in\erisímil, sino
el
relato de este
rodeado de circunstancias imposi-
bles (l) Todavía á principios del siglo xiv el célebre geógrafo AbulNacional de París, que lleva
y según
el
el título
de Ajbar az zeman. (Anales
Barón de Slane es distinto de otra obra
Masudi, y á
la
históricos),
llamada que compuso
así
cual precisamente se refiere hablando del
Mar Tenebroso.
Vid. Rccherches sur la priorité de ¡a découverie des Pays sifués sur la cote accidéntale d'A/rique^ por el Vizconde de Santarem, p.
traducido en los apéndices de (i)
la
cii.
Memoria de Macedo
Traducción francesa de Amadeo Jaubert, en
Recueil des Voyages
et
des
Mémoires de
la Société de
El texto árabe está
(pág. 206). los
tomos v y
vi
del
Géographie de París, 1836
y 1840. La parte que concierne á nuestro asunto está reproducida ea los apéndices de la Memoria de Costa de Macedo (págs. 207-213). La traducción
de Jaubert es defectuosa, como se prueba en
de
la
los
prolegómenos de
edición
la
parte de África y España hecha en 1866 por dos orientalistas eminen-
I Afrique
tes. {Description
de
la premiere fots
dapres
notes et
un
glossaire,
les
et de
Man.
par R. Dozy
V Espagne par Edrisi, de Paris et d" et AI. J.
iexte
árabe publiépour
Oxford avcc une
de Goeje, Leyde,
traducíion, des
Brill,
En lo La Geo-
1866).
tocante á España, véanse las observaciones de D. Eduardo Saavedra:
grafía del Edrisi, en el Boletín de la Sociedad Geográfica de Madrid,
1
88
1
PROLEGÓMENOS
222 feda da á entender que las
no se sabía cosa
lo cual
islas
cierta
eternas habían sido sumergidas, por
de
Sólo
ellas (l).
sabio
el
y
juicioso
Aben-Jaldún, que escribía sus Prolegómenos en 1377, cuando
las
Canarias eran ya frecuentadas por los navegantes europeos, habla
de
ellas
tres islas,
bitadas.
como
y positivo, aunque sólo se refiera á conocidas. «Dicen que están hamás mayores y
las
racional
Llegó á nuestra noticia que algunas naves de
pasaron por
ellas á
mediados de este
siglo;
los
Francos
saltearon á sus habi-
y
haciendo algunos cautivos que vendieron como esclavos
tantes,
en
modo
de un
las costas del
Sultán,
Magreb. Estos cautivos pasaron
y cuando aprendieron
tuación y estado de su
isla,
la
al
servicio del
lengua árabe, manifestaron
la si-
donde decían que por no conocer
el
hierro labraban las tierras de sementera con cuernos; que se sus-
tentaban de cebada; que los únicos animales cuadrúpedos eran cabras que su ;
modo de
pelear era con piedras que tiraban hacia atrás;
que su única práctica de devoción consistía en adorar al sin conocer ni^iguna doctrina religiosa...»
sol naciente.,
(2).
Estas noticias proceden sin duda de fuente oral, y no es cidir á cuál
de
las varias
Aben-Jaldún. Pero
de
el
fácil
de-
expediciones piráticas de su siglo se refiere
punto tiene poca importancia, puesto que des-
fines del siglo xiii eran visitadas las islas
por
los genoveses,
y
sin duda, por otros navegantes del Mediterráneo; y figuran en los
mapas y portulanos catalanes y mallorquines mucho más que esto importa para nuestro fin
del siglo xiv. la
Pero
curiosísima rela-
ción, transcrita por Boccaccio, del viaje que por orden del rey de
Portugal Alfonso IV, emprendió en
1
34 1 con
rentino Angiolino del Teghia de Corbizzi Géographic
(i)
naud...
Tomo
11.
d' Aboiilféda
Primera
,
tradiiite
parte... París,
(3).
tres carabelas el floF2s el
primer docu-
de V árabe en fraiigais... par
Imprenta Nacional,
M.
Rei-
1848, págs. 263
7284. (2)
par
Les
Prole'goméfies d' Ibii. Khaldouii iraduiis en frangais ei commeiiics
Ai. de Sla?te... París,
(3)
Imprenta Imperial, 1863, tomo
i,
pág.
1
13.
A/otuimeJiti d'iin maiioscriito autógrafo di Alesser Gio. Boccacci
da Ccr-
taldo trovati ed illustrati da S. Ciampi (Florencia, 1827).
El códice original se conserva en cia.
la
Biblioteca Magliabecchiana de Floren-
Bcrlhclot ha reproducido esta relación en el tomo
iurelle des lies Cañarles (págs. 23-29).
i
de su Hisioire Na-
PROLEGÓMENOS
mentó verdaderamente
La primera sido
la
isla
'¿23
histórico sobre la Canarias después de Plinio.
adonde aportaron
de Fuerteventura;
parece haber
los expedicionarios
segunda
la
Gran Canaria, donde encon-
la
traron casas construidas de piedras cuadradas con admirable
artifi-
y hermosas maderas. Hallaron también un oratorio ó templo, en que había un ídolo ó estatua de piedra,
cio,
y
cubiertas de grandes
que representaba un hombre desnudo, con una bola en
mano, y
la
cubiertas sus partes vergonzosas con un tejido de hojas de palma.
Esta palma fué trasladada á Lisboa en unai de las naves
vamente reconocieron
las
demás
islas
Sucesi-
(l).
hasta trece, que es exactamen-
número de las del archipiélago, contando los islotes desiertos. Toda la narración tiene gran sello de veracidad, y es muy curiosa la pintura de los indígenas de la Gran Canaria, «membrudos, audaces, fuertes y, al parecer, de mucha inteligencia, aun no pudiendo te el
explicarse
y con
más que por
ellos
danzaban
señas...
se cubrían hasta
casi al
modo de
más comunicativos y
Tenían
el
los cabellos largos
y
rubios,
ombligo... Cantaban dulcemente,
los franceses, eran risueños, alegres
afables
que muchos españoles»
Dejando por ahora en suspenso
la
cuestión relativa
al
origen y
caracteres antropológicos de esta raza, importa recoger, en los
podemos llamar
y
(2).
que
historiadores primitivos de Canarias, los pocos
datos que consignan acerca de
las creencias, ritos
y ceremonias de
aquellos aborígenas.
El franciscano Pedro Bontier y
el
presbítero Juan
Le Verrier,
llamados con alguna impropiedad capellanes del barón normando
Juan de Béthencourt, que, como es sabido, emprendió en 1402
la
unum seu templum, in quo penitus adornamentum praeter statuam ex lapide sculptam, imaginem hominis habentem, manuque pilam tenentem, nudam, íemoralibus palméis, more suo obscoena tegentem, quam abstulerunt, et impositam navibus Lisbonam transportarunt redeuntem». (i)
«Invenerunt et insuper oratorium
nulla erat pictura, nec aliud
(2)
pluribus eis locutum
sit;
brosi, satis audaces et fortes, et
Nutibus loquitur
eis, et
dulciter et fere
more
domestici, ultra
quám
cum ex
variis et
magnitudinem ver6 nostram non excedunt; nutibus
magni ipsi
intellectus, ut
respondent,
comprehendi
mutorum
mempotest.
more... Cantant
gallico Iripudiant, ridentes sunt et álacres, et satis sint multi
ex Hispanis».
PROLEGÓMENOS
224
conquista de
pequeñas, son sumamente escasos y sucintos
las islas
en lo que se refiere á las costumbres de los naturales. Sólo nos dicen que los isleños de Fuerteventura «son de claro entendimiento
»y
muy
apegados á sus creencias: tienen templos donde hacen sus
» sacrificios».
Los habitantes de
las islas
de I.anzarote y Lobos prac-
ticaban una extraña forma de poliandria.
«La mayor parte de
las
» mujeres tienen tres maridos, que alternan por meses en sus fun-
y el que sale de turno sirve de criado á la mes siguiente» (l). Sin duda para desarraigar tan
»ciones conyugales,
»mujer durante
el
bárbara costumbre, en
catecismo ó instrucción que compusieron
el
Bontier y Verrier se insiste tanto en Terrenal: «y
»hombre, y
allí
el
hubo
al principio
que creyere otra
una
la
monogamia
sola
del Paraíso
mujer unida á un solo
cosa, peca».
El veneciano Aloisio de Cadamosto, que en
primero de sus
el
viajes de exploración á la costa occidental de África
,
emprendido
en 1455 bajo los auspicios del infante de Portugal D. Enrique, visitó las islas
(i)
de Gomera y Hierro, y adquirió noticias de
las res-
Historia del primer descubrimiento y co?iquista de las Canarias, princi-
piada en
el
año de
14.02,
por
Chambelán del Rey
el Sr. Jtian de Betheticoztrt,
Carlos VI. Escrita en el mismo tiempo por Fr. Pedro Bontier religioso de San Francisco^ v Juan le Verrier, presbítero; capellafies domésticos de dicho Sr. de Bethencotirt.
Dada á
luz por elSr. Galeno de Bethencourt, consejero del Rey en el
Parlamento de Rúan. Traducida de
D. Pedro
71/."
la edición hecha en
Caps. 70 y 71, págs. 72 y 76. Aunque esta edición basta para nuestro intento,
conquista de Bethencourt, debe texto ha sido
París
el
año lójo, por
Ramírez. Sta. Cruz de Tenerife, Imprenta Isleña, 1847.
muy
The Cañarían,
acudir á otras dos
que quiera estudiar más recientes en que
el
la
el
depurado.
or,
book of the conquest
the year 1402, by messirc
Juan de
and
conversión
0/
Bethencourt... translated
chard Henry Major. London. Printed for
the
Canarians in
and edited
by
Ri-
the llakuyt Society, lSj2, 8.°.
La Cañar icn, Livrc de la Congélete ct Conversión de Cañarles (1402-1422) par Jean de Bethencourt, Geíitilhomme Caucháis. Publié d'apres le manusrrit original, avec Introdudion et notes par Gabriel Gravier. Rúan, 1874. Pedro Bontier era capellán de Gadifer de
la
Salle,
uno de
los jefes
de
la
expedición, no de Bethencourt. La refundición hecha por Verrier ó por otro
en obsequio de Bethencourt y de su vención de Gadifer.
familia, deja
muy en
la
sombra
la inter-
PROLEGÓMENOS tantes, nos
225
da por primera vez algunos detalles sobre
los
de Tenerife: «No construyen casas, sino que habitan en »de
»
Son
montañas...
las
veneran
idólatras,
y á otras diversas
» estrellas
Luna, á
las
Existe entre estos insulares una
cosas...
costumbre sumamente bárbara:
Sol, á la
al
guanches las grutas
al
advenimiento de cada uno de
»sus príncipes, es uso corriente que uno de sus vasallos se sacrifique su honor. El pueblo se reúne entonces en un valle profundo,
.>en
»y después de »el
que
ceremonia acompañada de algunas palabras,
cierta
se ofrece
como
víctima voluntaria se precipita de
»una roca. El príncipe suele gratificar á Consigna además indígenas
la
los parientes del
navegante italiano que
el
poligamia y
Gomes Eannes de
el jiis
primae
de
lo alto
muerto.»
existía entre aquellos
noctis (l).
Azurara, en su bella Crónica portuguesa de
Conquista de Guinea, escrita en 1458, dedica cuatro capítulos á islas
la
las
Canarias, aprovechando las noticias de los diferentes explora-
sobre todo de Cadamosto, y presenta con más claridad distinción lo perteneciente á cada una de las islas. De la Gran
dores,
y
Canaria dice que «sus habitantes creen en
»que recompensa á
»príncipes, á los cuales
«gobierno de
la
dan
»número no puede
ser
»Cuando llegan á
fallecer
»
título
está en
isla
demás para proceder
la
buenos y castiga á
los
existencia de un dios
de rey ó duque, pero todo
el
poder de ciertos caballeros, cuyo
menor de
ciento ni exceder de doscientos.
cinco ó seis caballeros, se juntan los
á la elección de las plazas \-acantes,
»siempre deben recaer en hijos de caballeros.
»jamás con
Tienen dos
los malos.
las clases inferiores,
y
ellos solos
No
que
contraen alianza
conservan la tradición
»de las creencias religiosas sin divulgarlas. Tienen derecho á las »primicias de las vírgenes, las cuales no pueden casarse sin haber
»cumplido esta »Ias
de
(i)
pero antes de ofrecerlas
engordan con leche; porque
»feridas,
tes
ley,
la
La
y
las
hacen bañarse en
Gomera
mar muchas
relación original de Cadamosto, Dcile
musio (Venecia, I,
el
al
señor, sus parientes
mujeres gruesas son
allí
pre-
las
veces.» Los habitan-
tenían, por deber de hospitalidad, que ofrecer su
loro costiemi, fué publicada
tomo
las
en
la
selle isole dclle
Cañarte,
e delli
colección de Viajes y Navegaciones de
págs. 61-64).
Menkkdez t
Ra-
1553); Berthelot la trae casi íntegra. (Hisloire Nalurelle,
Vt,\^kXQ.
— Heterodoxos,
1.
is
PROLEGÓMENOS
226
mujer á su huésped, y Azurara recuerda á este propósito que Marco Polo encontró la misma costumbre en el reino de la gran Tartaria.
Los gomeros creían en guna
ley,
y
la
existencia de Dios, pero no seguían nin-
pasaban su vida en holganza
y
vicio (em fornizio
toda a sua benaventtiranga). Los isleños de
ninguna noción de
la
la
prem
Palma no tenían
Divinidad, pero no así los trogloditas de
Tenerife, á quienes por otra parte absuelve Azurara de la nota de
poligamia
(l).
La verdadera conquista de
las tres
grandes
islas
(Canana, Tene-
Y
y Palma) no se logró hasta el tiempo de los Reyes Católicos. aunque sus cronistas no dedican grande atención á tan importante rife
empresa, todavía consignan algo más preciso y seguro que los informes de Cadamosto y Azurara. Curiosos son, bajo este aspecto,
dos capítulos de
no
En
ley.
la
la
Crónica del Cura de los Palacios, que por cierto
muy
se muestra
blando con
los indígenas.
«Eran
idólatras sin
Gran Canaria tenían una casa de oración llamada
Toriña., e tenían
lanza, entallada,
alli
alli
una imagen de palo tan luenga como media
con todos sus niervos, de mujer desnuda, con sus
y delante della una cabra de un madero entallada, con sus figuras de hembra que quería concebir, y tras de ella un cabrón entallado de otro madero, puesto como que quería subir miembros de
fuera,
á engendrar sobre la cabra. Allí derramaban
pirece que en ofrenda, ó diezmo ó primicia, e a la leche e manteca...
Canaria que los
dexó
si
Fué preguntado
tenian alguna
á los
leche olia
y manteca,
aquello
alli
memoria de su nacimiento, ó de quien
e respondían: «nuestros antepasados nos dixeron
allí,
Dios nos puso y dexó aquí, e
Chronica do descobrhnento
d'El Rey Affonso
V,
c
sob a direcgáo
que
olvidónos, e dixeronnos que por
conquista de Guiñé, escrita por scientifica, c
segundo as
la
donde
via de tal parte se nos abrirla e mostrarla un ojo o luz por
(i)
mal
más ancianos de Gran
mandado
insi/JiCfoes
do
illiis-
ire infante D. Henrique, pelo chronista Gomes Fa?mes de Azurara, fielmente
trasladada do manuscrito original contemporáneo,
Real de Parts,
e
dada pela primeira
qjie se
conserva
fia
Bibliottcca
vez a luz per diligencia do Visconde
da Ca-
rreira, precedida de unta introducfao^ e ilustrada com algunas notas pelo Viscon-
de de Santarcm (París, Aillaud, 184 1).
Léunse
los capítulos 79 á 81.
PROLEGÓMENOS viésemos,
}'
señalaban hacia España, que por
se les había de abrir
quía sacerdotal, pero no
la existencia
de cierta jerar-
con la clase de los fidalgos y Gran Canana habia dos Guadarte-
la identifica
como Azurara. «En
mes, e dos Fagzames
habian de ver, e
alli
el ojo...» (í).
También nos informa Bernáldez de caballeros
227
(sic).
la
Los Guadartemes eran reyes en
e en todo mayores. Los Fagzames eran en lo espiritual pos: el
uno era rey,
Telde, e
el
de Galdar, e
e el otro obispo
obis-
otro rey de
otro obispo de Telde, que eran dos parcialidades, e dos
reinos en toda la isla.»
En
cuanto á
la
prelibación atribuida á los
caballeros, sigue textualmente á Azurara. «Esta gentílicas
el
lo seglar,
como
y como de
empacho de
alimañas tenian,
sus vergüenzas ellos
Algunas de
estas
y
y
ansi
y
otras costumbres
como
bestias no habian
ellas» (2).
costumbres idolátricas persistieron en
meros conversos traídos á
la
los pri-
Península. Curiosa es una cédula Real
de 30 de Agosto de 1485, defendiendo á los canarios residentes en Sevilla de ciertos agravios que se les inferían, pero ordenando al
mismo tiempo que «no señalaron,
sigan juntándose en las casas que
les
haciendo los actos c comunidades é gentilidad que so-
lianii> (3).
Los primitivos historiadores de Indias hubieron de dentalmente de
las Canarias,
como punto de
tratar inci-
partida de nuestra na-
vegación y colonización atlántica. Los capítulos de Fr. Bartolomé de las
Casas son
islas,
y
muy
tulo XXI,
y
rivalidades con los portugueses. El capí-
que especialmente
casi enteramente
(i)
interesantes en lo que toca á la conquista de las
á las diferencias
Compárense
trata
de
la
población indígena, está
tomado de Azurara y Juan de Barros. Por
los vaticinios del
Guaha7teme de Tenerife, de que habla-
ré después, y las hablillas que corrían entre los mexicanos antes de quista sobre los
lo
la
con-
hombres blancos que habían de venir de Occidente.
Crónica de los Reyes Católicos, por el bachiller Andrés Bernáldez, (2) cura de los Palacios y capellán de D. Diego Deza, arzobispo de Sevilla. (En el tomo de Cró?iicas de la Biblioteca de Rivadeneyra, págs. 613 y 614,
m
capítulos 64 y 66. (3j
Documento de
Naiurelle, pág. 81.
la
colección Muñoz, publicado por Berthelot, Histoire
PROLEGÓMENOS
228
ya en tiempo de Las Casas
visto,
nos
no
(l)
tratado que Alonso de Falencia,
el
bulario^ dice haber escrito sobre «las
nes,
por cierto marauillosas
de
,
no llegó á sus ma-
existía ó al fin
de su Universal Voca-
costumbres
et falsas religio-
que moran en
los canarios
las
yslas fortunadas».
Más
original
y menos verboso que Las
Casas, se muestra Fran-
López de Gomara, compendiando en su nervioso
cisco
principales rasgos de las costumbres de los Canarios:
cada uno
ídolos,
de
la idolatría
al
que quería; aparecíaseles mucho
algunos se despeñaban en vida á
;
pompa y
ñor, con gran
la
el
estilo los
«Adoraban
diablo,
padre
elección del se-
atención del pueblo, por ganar fama
y ha-
cienda para los suyos, de un gran peñasco que llaman Ayatirma;
bañaban
los
muertos en
mar,
la
y secábanlos
á la sombra,
y
liában-
duraban mucho
los
después con correas pequeñitas de cabras, y
sin
corromperse. Es mucho de maravillar que estando tan cerca de
así
África, fuesen de diferentes costumbres, traje, color los
de aquella
tierra;
otros vocablos así
no sé
hay en
el
caresciesen de fuego, hierro, letras
de no haber entrado
es señal
y Betancourt fueron
ñoles
allí
y
que
bestias de carga; lo cual, todo
cristianos hasta
siglo xvi se
tienen por principal texto á ^Marineo Sículo
Documentos inéditos para
(i)
religión
que nuestros espa-
allá» (2).
Los compiladores geográficos del
y
y
en lengua, porque Gomera, Telde, y reino de Fez y de Benamarín, y que
si
la Historia de
copian unos á otros
De
las cosas
memora-
España; tomo 62. Madrid, 1875^
páginas 169-171.
Las Casas no conoció á Azurara, sino á través de Juan de Barros, que
le
«No parece que los canarios era gente tan besPetrarca, y lo que cerca dellos y de sus costumbres
copia; y añade por su parte: tial
como
habia oido el
dicen los historiadores portogueses parece deberse creer, pues los portu-
gueses
al
principio los comunicaron. Alonso de Falencia, coronista, en el
costumbres y
que han (2)
falsas
fin
de
y romance, hace mención que escribiólas religiones maravillosas de los canarios; pero no parece
su Universal Vocabulario
,
en
latín
salido á luz estas obras suyas
Gomara (Francisco López
de):
que
allí
menciona»...).
Hispania
Victrix;
primera parte de la
Historia General de las Indias (Zaragoza, 1552).
En
el
tomo
i
de Historiadores primitivos de Indias, de Rivadcneyra, pá-
gina 294, de las costumbres de los canarios.
PROLEGÓMENOS de España: «Los naturales desta
bles
un solo Dios levantadas determinado de cabras, das,
y a
las
las
manos
isla
229
(Gran Canaria) adoravan a
a el cielo.
Tenian lugar
orar, a el qual rociavan todos los dias
cierto
y
con leche de
cabras con cuya leche hazian esto, las tenian escogi-
y apartadas de
las
demás, y
las
tos» (l). El bachiller Francisco de
mismo, y añade de
llamavan los animales san-
Thamara
repite á la letra esto
su cosecha el error en que luego incurrieron
tantos otros de suponer casi extinguida la población indígena: «Destos isleños
pocos han quedado»
Ninguno de
(2).
estos autores conoció ni
pudo
utilizar,
por consi-
guiente, las relaciones, inéditas hasta nuestro tiempo, de los conquis-
Gómez Escudero, Alonso Jáimez
tadores Antonio Sedeño, Pedro
de Sotomayor, y algún otro
El primer libro impreso que trata
(3).
exclusivamente de Canarias, y uno de los más importantes y fide-
digno es
el
de Fr. Alonso de Espinosa, de
Obia compuesta
(i)
po?-
Lucio Marinero Sículo,
de las cosas memorables de España.
Año
la
orden de Santo Do-
coro?iista d'sxis
Majestades
de M.D.xxxix. Alcalá, por Juan de
Brocar. Trata de las Canarias en el libro xix.
El libro
(2)
de las Costumbres de todas las getttes del
Mundo y
Tradvzido y ¿opilado por el Bachiller I^rancisco Thamara^ Cádiz.
En
de las Indias.
Cathedrático de
Anvers, en casa de Aíartín NuciOy 1556, pág. 250.
Este error llegó á propagarse de
tal
modo, que en
el siglo xviii escribía
Viera y Clavijo; «No existen en Tenerife otros verdaderos guanches que
las
momias ó cuerpos embalsamados que se encuentran en aquellas cuevas antiguas que les sirvieron de panteones». El estudio antropológico de los moradores actuales del archipiélago ha venido á demostrar todo lo contrario.
En El Musco
(3)
Canario se han publicado por primera vez
resumen é Historia muy verdadera de
Sedeño, que militó á
y
la
las
la
el
Breve
Conquista de Canaria, de Antonio
órdenes de Juan Rejón y Alonso Fernández de Lugo,
Historia de la Conquista de la
Gran Canaria, por
el capellán
y
licen-
ciado Pedro Gómez Escudero, obras de las cuales Viera prescindió, pero que se encuentran citadas con frecuencia por historiadores Chil y Millares, que se valieron de las copias,
al
más modernos como
parecer disconformes, que
se hallan en las
islas. Nosotros también aprovecharemos sus noticias, pero no en primer término, y con mucha cautela, porque es imposible que esos libros en su estado actual, correspondan á sus originales. La lengua no es, ni por
asomos,
la
de
fines del siglo
xv y
principios del xvi. Por otra parte, los rela-
tos parecen verídicos, pero deben de haber sido modernizados c interpolatíos
en
las copias.
PROLEGÓMENOS
230
mingo, que recogió de labios de años después de dido,
y
la
guanches de Tenerife, ochenta
conquista, tradiciones que sin
algunas palabras de
lo principal
los
que dice
lengua indígena
la
él se
hubieran per-
Un
(l).
extracto de
este patriarca de las antigüedades canarias, es
aquí de todo punto indispensable.
Los naturales nada recordaban de su origen, pero los tenía
Espinosa
el P.
por oriundos de África. «Los naturales Guanches viejos
dicen que tienen noticia de inmemorable tiempo, que vinieron á
mas no saben de dónde, y
esta isla sesenta personas,
se juntaron
hicieron su habitación junto á Icode, que es un lugar desta
lugar de su
Isla,
y
y el
morada llamaban en su lengua Alzanxiqíiian abcanabac
xerax, que quiere decir «lugar del ayuntamiento del hijo del gran-
que
y de allí traen su descendencia así por la vecindad de las tierras, como por lo mucho que frisan en costumbres y lengua, tanto que el contar es el mismo de»... Ali opinión es
de unos que de otros»
ellos son africanos,
(2).
«Mas procedan de donde
quisieren, ellos fueron gentiles sin ley
alguna, ritos ni ceremonias ni dioses,
que conocían haber Dios,
y
apellidos,
al
cual
como
otras naciones.
nombraban por
diversos
Y
aun-
nombres
como son AckuJmran, Achahticanac Achgtiayaxerax, ,
que quiere decir
grande,
el
el
sublime,
el
que todo
lo sustenta,
no
tenían ritos algunos ni ceremonias, ni palabras con que lo venerasen.
Mas cuando
los
temporales no acudían, y por
habia yerba para los ganados, juntaban res,
falta
las ovejas
de agua no
en ciertos luga-
que para esto estaban dedicados, que llamaban
el
bayladero
(¿baladero.?) de las ovejas,
apartaban
dor de
las crias
la lanza
de
dando
las
y hincando una vara ó lanza en el suelo, ovejas, y hacían estar las madres al derre-
balidos,
y con
naturales que Dios se aplacaba
y
esta ceremonia
oía el balido
de
,
entendían los
las ovejas,
y
les
proveía de temporales».
(
de
1
Del 'origen y milagros de N.
S. de Candelaria que apareció en la isla
Tenerife, con la descripción de esta isla. Compuesto por el P. Fr. Alonso
de Espinosa de la Orden de pi-edicadores Sevilla. leña... (2)
Año 15^4. Reimpreso en Año 1S4S. Pág.7.
Sta.
^
y predicador
de
ella.
Cruz de Tenerife, imprenta y
Impreso en librería Is-
PROLEGÓMENOS «El conocimiento que
los naturales
yaxerax
lo
Guanches tenían de Dios, era
y alcanzaban haber un hacedor y
tan confuso que solo conocían
sustentador del mundo, que
23
llamaban,
como dicho
tengo, Achgiia-
Achoron^ Acliaman (obsérvese que hay alguna diferen-
^
en los nombres respecto del pasaje anterior), mas
cia
cían inmortalidad de las almas, ni pena ni gloria
que
ni
se
cono-
les
de-
biese».
«Con todo taba en
demonio
esto conocían haber infierno,
y
llamaban
al
pico de Teide,
el
y
tenían para
sí
que es-
Echeyde y
infierno
Espinosa entre los Guanches una ceremonia lus-
el P.
análoga exteriormente
al
bautismo, y hasta conjeturó que pu-
diera tener origen en la leyenda céltica de
San Brandam, que
criatura nacía, llamar á una mujer que lo tenía por oficio,
echaba agua sobre
cabeza de
la criatura:
parentesco con los padres de
lícito
casarse con
biese
quedado
(le
la
que
ella, ni tratar
esta
así se hacía.
tal
y
esta
mujer con-
de suerte que no era
deshonestamente.
De dónde
les
hu-
costumbre ó ceremonia, no saben dar razón más
Xo que
fuese sacramento, pues ni lo hacían por
era la ley evangélica predicada,
tal, ni les
y
aquesta
la criatura,
él
cuando alguna
tenía por verdadera historia (2). «Acostumbraban...
traía
al
Guayota-í> (l).
Encontró tral,
así
mas
era una ceremonia
de un lavatorio, que también otras naciones usaron. Puede ser haberles
quedado
Blandano y
esta
costumbre y ceremonia desde
3tIaclovio
predicaron en estas
islas...
rieron ó se fueron de ellas, no les
quedó más que
dando
el
el fin
para que se hacía, y
Confirma Espinosa que rife
la
mayor
y como la
ramente
el
Pág.
(2)
De
nombre por quién»
mano en
pie-
uso de los
orden labradas;), y que ignoraban entemetales. Pero él mismo da á entender que no
y
sus grandes
8.
este interesantísimo viaje fantástico publicó en
so francés. Pág.
(3).
muy buena
binal tres versiones, una
(3)
mu-
parte de los indígenas de Tene-
todos eran trogloditas, y que por lo menos los reyes (i)
ellos
ceremonia, olvi-
vivían en cuevas naturales ó artificiales «hechas á
dra tosca, con
tiempo que
el
9.
en
latín, otra
en prosa francesa, y
1836 Aquiles Jula
tercera en ver-
PROLEGÓMENOS
232
moraban en verdaderos
vasallos
edificios,
y tenían delante de sus
casas un círculo de piedras llamado Tagoror:
«El Tagoror era
el
lugar do hacia
rey su consulta y recibía los
el
pareceres de su consejo. Este lugar estaba delante de su casa en alguna llanura,
y en
circuito del ala
poco trecho unas piedras en que se asentaban al sol
de Dios, y
este
el
redonda puestas á rey y sus vasallos
la
calidad
y
persona, donde se juntaban á sus conversaciones» elección de los
la
puerta de
Tagoror acostumbraban todos tener delante
de sus casas, mayor ó menor según
En
la
Reyes
se observaba
posibilidad de la (l).
un singular
rito.
«Cuan-
do alzaban por Rey á alguno, tenían esta costumbre, que cada reyno tenia un huesso del mas antiguo rey de su
linaje,
envuelto en
y guardado, y convocados los mas ancianos al Tagoror^ lugar de junta y consulta, después de elegido el rey, dábansus pellejudos,
aquel hueso á besar;
le
el
cual besándolo lo ponían sobre su cabeza,
y después del los demás principales que sobre
allí
se hallaban lo ponían
hombro, y decían: «Agoñe Jacoron Yñatzahaña Chacoñapor el hueso de aquel día en que te hiciste grande). Esta
el
met"» (Juro
era la ceremonia de su coronación» (2).
Pero
pasaje
el
más importante de
la obrilla del P.
Espinosa es
la
descripción de los ritos fúnebres y de los embalsamamientos, materia
que nadie había tratado hasta entonces, aunque parece que Ber-
náldez alude á ella de un
«Los naturales desta
modo
isla,
confuso.
piadosos para con sus difuntos, tenían
por costumbre que cuando moria alguno dellos, llamaban ciertos
hombres
(si
era varón
el
difunto) o mujeres
nían esto por oficio, y desto vivían
mando boca
el
y
(si
era mujer) que te-
se sustentaban, los cuales to-
cuerpo del difunto, después de lavado, echábanle por
ciertas confecciones
polvos de brezo
la
hechas de manteca de ganado derretida,
y de piedra
tosca, cascaras
de pino y de otras no
qué yerbas, y embutíanle con esto cada día, poniéndolo al sol, cuándo de un lado, cuándo de otro, por espacio de quince días, hassé
ta
que quedaba seco y mirlado, que llamaban axo.
(•)
Pág-25.
(2)
Púg.
13.
lín este
tiempo
PROLEGÓMENOS tenían lugar sus parientes de llorarle quias no se usaban,
al
233
plantearle,
y
que otras obse-
lo cosían
cabo del cual término,
ó envolvían
en un cuero de algunas reses de su ganado que para este efecto te-
y guardadas, y
nia señaladas
conocía después
assi
por
señal
la
y
pinta de la piel se
cuerpo del difunto. Estos cueros
el
los
adobaban
con mucha curiosidad gamuzados, y los teñían con cascara de pino, y con mucha subtileza los cosían con correas del mismo cuero, que volvían
el
En
adobadas cosían y encuerpo del difunto, después de mirlado, poniéndole mu-
no se parecía
casi
la costura.
estas pieles
chos cueros destos encima, y algunos ponían en ataúd de madera incorruptible,
sé con qué á
como
la
es tea,
hecho todo de una pieza, y cavado no
forma del cuerpo; y desta suerte
lo
llevaban á algu-
na inaccesible cueva, puesta en algún risco tajado, donde nadie pudiese llegar, y el
allí
último beneficio
lo
ponían y dejaban, habiéndole hecho en esto
y honra. Mas
laban, que ya eran conocidos,
persona alguna,
ni
los
nadie osaba llegarse á ellos,
maridos
Esto es
les traían la
lo
que de
las
si
ellas
comida, y por costumbres de
los mir-
trato ni conversación
no tenían
por contaminados é inmundos, mas los
hombres y mujeres que porque
con
los tenían
mirlaban alguna difunta,
el contrario...» (l).
los naturales
pudo averiguar
y entender Fr. Alonso de Espinosa con mucha dificultad y trabajo, luchando con la timidez de los naturales «porque son tan cortos y encogidos los Guanches viejos que
las
cosas que saben no las quie-
ren decir, pensando que divulgallas es menoscabo de su nación».
Por
lo
demás rechaza de
ros les habían impuesto.» los
de
las
ellos la
nota de idolatría que tantos viaje-
Los naturales desta
fueron gentiles incontaminados, sin
adoración en dioses
como tes:
isla
(no exceptuando á
pues todos creo tuvieron un principio y origen)
otras,
ritos,
ficticios, ni trato ni
otras naciones»
(2).
No
ceremonias,
sacrificios, ni
conversación con demonios
dice que hubiese entre ellos sacerdo-
habla sólo de «un propheta ó adivino, que también decían ser
zahori, al cual
venideras,
y
(i)
Pá<;. 16.
(2)
Pág.
17.
llamaban Guañamcñe^ que prophetizaba
éste les había dicho
Cap.
ix.
que habían de
Del modo que tenían de enteirarse.
v^enir
las
cosas
dentro de
PROLEGÓMENOS
234
unos pájaros grandes (que eran la
los navios)
mar, y habían de enseñorear
unas gentes blancas por
la isla» (l).
Preferente lugar ocupa Tenerife en la primitiva historiografía
canana. Después del libro de un misionero vino natural de la
isla,
el
de un poeta
mediano en verdad, pero que no carecía de
feli-
ces condiciones para el género descriptivo: el bachiller Antonio de
que en verso suelto y octava rima cantó las antigüedades en un libro impreso en 1604, cuando su autor era estu-
\"iana,
de su
tierra
diante de Medicina en Sevilla
(2).
en cuanto á
la
las tradiciones
de
muy poco
costumbres de los isleños es de Espinosa, limitándose por com.o
él,
la idolatría
de
Tiene este poema valor histórico
conquista, pero en lo tocante á las
lo
común
lo
que añade á Fr. Alonso
á versificar su texto. Niega,
Guanches, y añade algunos nombres
los
catálogo de las advocaciones con que honraban á
la
al
Divinidad:
ídolos no creyeron ni adoraron,
Ni respetaron á
Con Mas
ritos
antes con
En 'una
los falsos dioses
y viciosas ceremonias,
amor puro y benévolo
causa todos concurrían,
Creyendo y adorando en un Dios
sólo,
(i)
Pág. 29.
(2)
Antigüedades de las Islas Afortunadas de la Gran Canaria. Conquista
de Tetieri/e y aparescimiento de la Jmagen de Candelaria.
tava rima, por
En
el
En
verso suelto
y
oc-
Bachiller AntoTiio de Via?ta, tiatural de la Isla de Tenerife...
Ano 1604.
Seuilla por Bartolomé Gomes. ,
Esta primera edición es uno de los libros más raros de nuestra literatura poética.
Ha
sido reimpreso en 1883, por
Der Kampf vou herausgegeben
vofi
Te?ieriffa.
la
Sociedad Literaria de Stuttgart:
Dichtung und Geschichte von Antonio de Viana,
Franz von Lohcr... Tubingen, JSSj. (Es
el
tomo clxv de
la
Bibliothek des Litterarischen Vereins).
Sé que existen otras dos reimpresiones hechas en Santa Cruz de Tenerife, muy incorrectas y hasta faltas de versos, por no haber
en 1854 y 1882; pero
sido tomadas del original, sino de copias manuscritas.
que por modestia oculta su nomR. M. ha publicado, en 1905, en La Laguna de
Afortunadamente un erudito bre detrás de
las iniciales J.
eclesiástico,
Tenerife, una nueva edición del
simo impreso de das nuestras
poema de Viana fielmennte
Sevilla, del cual
citas.
posee ejemplar.
A
ajustada
al rarí-
esta edición van referi-
PROLEGÓMENOS
235
Cu3'0 ser infinito, omnipotente,
clemente y pío confesaban, Llamándole en su lengua Huacaiiex^
Justo,
Guayaxarax, Acucanac, Menceito, Acorojí, Acamati, Aailmrajan,
Que son sublimes y altos epítetos. Que significan todopoderoso, Sustentador y autor de lo criado, Sin principio y sin fin, causa de causas.
Y
así
con voluntad llana y sencilla
Admitieron
la fe
y
el
Evangelio,
Sin que jamás ninguno se escusase...
A
Espinosa sigue también en cuanto
una circunstancia notable, tas sacerdotisas
la
(1).
al rito
lustra!,
pero añade
intervención en esta ceremonia de cier-
análogas á las vestales romanas:
Aunque Ser este
Que
se entiende por la
oficio
propio de
solían llamar
Y prometían
mayor parte
Vírgenes,
las
Hamariguadas,
virginal pureza,
Las cuales habitaban en clausura
De grandes cuevas, como en Trae en lengua indígena prestaban sobre
la
la
Nada nuevo
fórmula del juramento, que los Reyes
calavera del
añade que uno de sus huesos ofrece
la
monasterios (2).
más antiguo de
les servía
sus progenitores,
y
de cetro.
descripción de los embalsamamientos,
puesta en prosaicos y detestables versos, pero es curioso por las palabras indígenas que contiene
el relato
de
las
exequias de Tin-
guaro, rey de Taoro, á quien habían cortado la cabeza los españoles:
Sobre una acomodada y
alta
peña
Estaba hecho con soberbia pompa.
Ornado y bien compuesto
el
grave túmulo,
Cubierto en torno de curiosas pieles
De
negros corderillos, gamuzadas;
Con solemnes y antiguas ceremonias,
(1)
Pág. 24. Canto primero.
(2)
Pág. 28.
PROLEGÓMENOS
236 Sacando
cabeza
la
Del ataúd,
( i) y venerándola, hacen á su modo
le
La untura de manteca, que
se usaba
húmedo
Para mirlarla y desecar lo
De la sangrienta y macerada carne; Pénenla luego entre olorosas yerbas Su túmulo precelso; cesa el llanto Con la esplendente luz del claro Apolo,
Quedan en guardia suya cien soldados. Duró después siguientes quince días.
En que quedó
Y
el
mirlada, el triste luto
sentimiento de
la
adversa
Estando convocado todo
De nuevo
suerte...
el reino,
alzan los sentidos gritos.
Los gemidos, suspiros y los llantos, Diciendo á voces: iTaiiaga Guayoch, Arckimensey fiohaya dir hanido
Sahech Chunga pclui» que «El valeroso padre de
significa
la patria
Murió, y dejó los naturales huérfanos» (2).
También nos da razón
el bachiller
Viana de
ciertas fiestas
mavera que llevaban consigo una especie de tregua entre dos de
de
los
pri-
ban-
la isla:
Pero guardaban por costumbre antigua
En
días festivales
de cada año
Del mes de Abril los nueve postrimeros,
Porque
De
les diese
Guerras entre
Con paz Las
Ni omite
el
Dios cosecha próspera
frutos y ganados, y
aunque hubiese
ellos, había
entonces treguas
tranquila, en tanto
fiestas,
que duraban
regocijos y placeres
(3).
poético rito de las rogativas por medio del balido de
las ovejas:
Cuando
los
temporales
Al cielo su socorro
Juntando en
le
les faltaban,
pedían.
los apriscos las ovejas,
(i)
De
(2)
Págs. 354 y 355. Canto decimotercio. Págs. 70 y 7 1.
(3)
Tingara.
PROLEGÓMENOS
O
en otros puestos propios
237
al efecto,
Haciéndoles estar dando balidos Sin las madres gran rato, pareciéndoles
Que
aquella simple y
Aplacaba de Dios
La primera
fácil
que abarca en conjunto
historia
del franciscano andaluz Fr. Juan de
pero no impresa hasta inglés desde
1764
(l)
el siglo xix,
En
«parte por escripturas antiguos naturales de
y
el
Abren
y por
aunque ya corría traducida
autores,
Y
las islas».
los
las siete islas es la
Galindo, escrita en 1632
Abreu que
prólogo, dice el P.
por uno de
tardía, está tenido
ceremonia
justa ira.
la
y parte por
aunque su
más
relación de los
libro es
verídicos
y
al
escribe
de fecha algo
juiciosos.
Viera
Clavijo manifiesta por él notoria preferencia en su clásica Historia.
Abreu no suponía
la
población anterior á
naba resueltamente por
el
De
y opi-
origen africano de los canarios, procu-
rando confirmarlo con razones lingüísticas
que en su tiempo
la era cristiana,
(2), si
bien hace constar
se habían perdido los dialectos indígenas (3).
y costumbres que tenían los naturales de Lanzarote y Fuerteventura da más detalles que los cronistas anteriores. En una y otra isla había pequeños templos: «casas particulares donde los ritos
congregaban y hacían sus devociones que llamaban
se
esqiienes Qefe-
quales eran redondas y de dos paredes de piedra,
quenes?)., las
y
entre pared y pared, hueco. Tenían entrada por donde se servía aquella concavidad. Eran ofrecían leche
(
1
muy
fuertes,
y
las
entradas pequeñas. Allí
y manteca, no pagaban diezmo
Historia de la conquista de las
siete islas
de
ni
sabían qué cosa
Gran Canaria,
escrita
por
el
R. P. Fr. Juan de Abreu Galindo, del Orden del Patriarca San Fra7icÍK0. Año
Santa Cruz de Tenerife, Imprenta Isleña.
de 1632-1S4S.
La traducción, bastante
alterada, del escocés Jorje Glas (célebre por sus
aventuras y trágico destino), había sido publicada con este
título:
The History
of the Descovery and Conques t of thc Canary 2slands, iranslaicd /rom a Spanish manuscript (of Juan Abreu de Galindo) lately found in the Island of Pahua. (Londres, 1764).
Hay reimpresión de
Pág.
15,
cap.
(3)
Pág.
5
cap. XVIII.
1
,
V.
1767.
Que pone de donde hayan venido
(2)
Del
trato
y costumbre de
«El lenguaje que tienen es castellano, pues dido,
como
todas las
demás
islas».
el
los canarios.
la gente del Hierro.
suyo natural ya
lo
han per-
PROLEGÓMENOS
238
Adoraban
era
en
sacrificios
las
manos
á un Dios, levantando las
al cielo,
hacíanle
montañas derramando leche de cabras con vasos
que llaman gdíii^ os hechos de barro». Las grutas naturales ó les
ficiales
practicasen
pero no da á entender que
servían de necrópolis, el
rito
del
arti-
embalsamamiento: «Si alguno moría, me-
en cuevas que tenían como entierros, y tendíanlos echando
tíanlo
debajo del cuerpo y encima muchos pellejos de cabras que mata-
ban»
(l).
Nada
se dice de sacerdotes, pero
tribuyeron á
la
sí
de dos hechiceras que con-
sumisión de Fuerteventura: «Habia en esta
mujeres que hablaban con
el
demonio,
la
isla
dos
una se decía Tibiabin y
Tamonante; y quieren decir eran madre é hija, y la una servia de apaciguar las disensiones y cuestiones que median entre los la otra
reyes y capitanes, a
la
qual tenían
mucho
respeto,
y
la otra
era por
quien se regían en sus ceremonias » Cuentan aíitigiios
naturales de esta isla que haberse ganado tan
fácilmente fué por las amonestaciones de las dos mujeres te
y Tibiabin
decían
que
Tamonan-
á las cuales tenían por cosa venida del cielo,
y que
habia de suceder, y aconsejaban y persuadían tuviesen paz y quietud: decían que por la mar habían de venir cierta manera de gente; que la recogiesen, que aquellos les habían de decir lo
lo
les
que habían de hacer»
(2).
Gente lúgubre y de extraño lenguaje, que más bien parecía silbido, eran los naturales de la isla del Hierro. «Muy tristes, de mediana estatura, cantaban á tas,
manera de endechas
baylaban en rueda y en
folia,
yendo
tristes
para delante y tornando para atrás asidos de
en
el
tono y cor-
unos contra los otros
los
las
manos, dando gran-
des saltos para arriba, juntos y parejos que parecen pegados unos con otros y muchos, y en estos bayles eran sus cantares, los quales ni los bayles hasta
hoy no
los
ha dejado»
«La forma de sus entierros era que nado,
lo
si el
(3).
difunto tenía
metían con sus vestidos en cuevas, y
(i)
Cap.
(2)
Págs. 33 y 38.
(3)
Pág. 50-
X, págs. 31
y
32.
lo
mucho ga-
arrimaban á un lado
PROLEGÓMENOS á
239
un tablón, y su bordón arrimado á un lado, y cerraban los cuer\-os no los comiesen.»
los pies
la
cueva con piedras porque
«Adoraban
los naturales
de esta
isla
dos ídolos, que los fingían
varón y hembra; á aquel llamaban Eraoranhan y á
Los hombres eran devotos del varón y
neíba.
hembra, y esta devoción se entendía por peticiones
que hacían. No
les
hembra Mo-
la
las
mujeres de
la
juramentos, ruegos y sacrificaban, mas de rogarles por los los
temporales para herbaje á sus ganados, y á estos sus ídolos ó Dioses
no
los tenían
hechos de alguna materia, sino solamente eran
lectuales, fingiendo
inte-
que su habitación y lugar para hacerles bien manera de mojones, que están en un
era en dos peñascos largos á
término que llamaban Bentayca^ que
cielo.
Y
como
la
fé,
ranhan y á
la
la isla
de
los al
por los cristianos, y doctrinados é instrui-
aplicaron á Dios nuestro Señor
Virgen
eran idólatras y dre de
los santillos
ruego se subían
el
no tenían otra noticia sino esta falsa opinión, des-
pués de ganada dos en
llaman
ho}''
y que después de oído y cumplido
antiguos^
]\Iaría el
les faltaba la
la idolatría...
de Moneiba.
lumbre de
el
Y
la fé,
como
y
el
y como
hacía que lo adorasen,
tento de los herreños era
nombre de Erao-
el
ganado, ya que por
la
estos isleños
demonio
es pa-
principal sus-
el
sementera no
les
pusiese cuidado la falta del agua, poníales por los herbajes y pasto
para
el
ganado.
Y
así
cuando veían tardar
las
aguas del invierno,
juntábanse en Bentayca, donde fingían estar sus ídolos, y alrededor
de aquellos peñascos estaban lloraban, les
sin
ganado balaba, y
y mandasen agua, y el
si
comer
ellos
tres días,
daban voces
con esta diligencia no
y con
la
hambre
á los ídolos,
llovía,
naturales á quien ellos tenían por santo, iba al término
que
uno de
y
los
lugar que
llamaban tacuytunta^ donde estaba una cueva que decían asteheyia,
y metiéndose
dentro, é invocando los ídolos, salía de dentro un ani-
mal en forma de cochino, que llamaban Aranfaybo^ que quiere decir medianero, y á este Atanfaybo que era
el
demonio, tenían
lugar de santo, y que era amigo de Eraoranhan.
tomaba y
(i)
lo llevaba
El P. Espinosa
traje era
debajo del tamarco
(lib. i,
cap.
vii,
(l)
Y
como
donde estaban
los
ellos
en
salía, lo
demás,
pág. 10), describe así el iamarco: «Su
(porque no tenían género alguno de lino
n¡ algodón)
un vestido he-
-PROLEGÓMENOS
240
rededor de aquellos peñascos, y an-
esperando con sus ganados
al
daban todos dando
y voces en procesión
gritos
como
el
porque fuesen ciegos
En
el
tras su adoración....» (l).
se conocía este rito del puerco, pero los
Gran Canaria no
la
á la redonda de
cochino debajo del tamarco, y demonio es grande artífice de cosas naturales hacía llover,
aquellos dos riscos, y llevando
naturales creían ver, especialmente de noche, grandes perros lanu-
dos y otras figuras espantables, á
No
mado
el
Faycag, que era
la
y una lo
los nobles les daban,
magadas: gados.
A
de Dios»
los
que
se
las casas
lla-
muchas como
religio-
mantenían y sustentaban de
las
demás mujeres en que
traían
arrastraban y eran blancas; llamábanlas
malhechores que se acogían á sus casas no eran
casti-
llamaban Tamogante en Acoran, que es decir casa
(3).
«Decían que en de
les
sumo sacerdote
cuyas casas y moradas tenían grande
preeminencia, y diferenciábanse de las pieles largas
(2).
pequeñas casas de
que Viana había apuntado sobre
que vivían con recogimiento y que
especie de
ó vestales canarias. «Había
las hav.iarigiLadas
sí
segunda persona del reino después del
Guanarteme. Confirma Abreu
lo
llamaban tibisenas
tenían templos propiamente dichos, pero
oración llamadas Almogarén,
sas
las cuales
lo alto
había una cosa que gobernaba
las
cosas
que llamaban Acoran, que es Dios. Tenían dos riscos donde iban con procesiones en sus necesidades. El un
la tierra,
muy
altos
risco se
llamaba Tirmac, en
el
término de Galdar, y
el
otro risco se
llamaba Umiaya en Tirahana, que dicen «los riscos blancos», tér-
mino de Telde.
Y
quien juraba por Tirmac ó por Umiaya, se había
cho de pieles de corderos, ó de ovejas gamuzadas, á manera de un camisón mangas, cosido con correas del mismo cuero, con
sin pliegues, ni collar, ni
sutileza y primor, tanto que no hay pellejero que tan bien adobe los cueros ni que tan sutil costura haga, que casi no se divisa, y esto sin tener agujas ni alesnas, sino con espinas de pescados, ó púas de palmas, ó de otros
mucha
árboles. Este vestido era abrochado
por delante, ó por
el lado,
para poder
sacar los brazos con correas de lo mismo. Este género de vestiduras llamaron
tamarco y era común á hombres y mujeres... Este solo era su traje de gran-
des y menores, y este
(O
Pág. 52.
(2)
Pá<í. 97.
les servia
de cobertura para
la vida,
y de mortaja.»
PROLEGÓMENOS
24
de cumplir por ser juramento grave. Adoraban á Dios alzando
manos juntas
Cuando
al cielo.
las
faltaban los temporales, iban en pro-
cesión con varas en las m.anos, y las iMagadas con vasos de leche y
manteca, y ramos de palmas. Iban á estas montañas, y
ban
manteca y
la
y hacían danzas y
leche,
chas en torno de un peñasco, las
varas en
el
y de
la
y cantaban endey daban con
bailes,
meses más que con
pero
el
momias
era semejante
si
no idéntico
damente del
A los
los canarios
donde
nobles é hidalgos mirlaban
estómago, hígado y vazo y todo
y
enterraban;
el
vivían,
y
de Tene-
muy
aná-
diferían profun-
mane-
se enterraban de esta
sacándoles las tripas y
lo interior,
lavándolo primero, y lo
poniéndoles sus tamarcos y toneletes
como
y hincados unos palos los metían en cuevas que te-
Y
si
no había cue-
procuraban hacer dos sepulturas en lugares pedregosos que
man
Malpayses, y apartaban
cumplido como
suelo, tan
cabeza
al
Norte,
y
le
sobre esto hacían una tan bien obrada
encima de
la
las
el
lla-
piedras movedizas y hacían llano
el
siempre
la
difunto,
y
lo
tendían
allí,
allegaban unas grandes piedras á los lados, de
suerte que no llegasen
lo
al
al sol,
nían diputadas para este efecto, arrimados en pie. vas,
(l).
cuerpo secaban y vendaban con unas correas de
muy apretadas, y
quando
tenían
rito egipcio.
«Tenían entierro
cueros
Xo
lunas»
género de necrópolis llamadas Malpayses eran
logas á las de los pueblos prehistóricos de Europa,
ra.
las
Gran Canaria distingue dos modos de enterrar enteramente
diversos. El de las rife,
derrama-
iban á la mar,
allí
agua, dando todos juntos una gran grita,
distinción en los días del año, ni
En
allí
al
como en bóveda, y
cuerpo, y quedaba
como tumba redonda de dos varas de
y prima que admira su
bóveda para
edificio.
Y por dentro, desde
arriba hasta emparejar
henchían de piedra puesta con tanto
nivel,
piedra,
con
las
paredes,
que da á entender
el
ingenio de los canarios. Algunos nobles enterraban en ataúdes de cuatro tablas de tea,
y
las pilas
mucho mayores y de mayores
pie-
y para preparar y conservar los cuerpos difuntos había hombres diputados y señalados para los varones, y mujeres para las
dras,
hembras.
(i)
Y
á los villanos
y gente común y plebeya enterraban en
Pág.98. M£2r¿Ni>Ez Y V's.x.kYQ.— Heterodoxos.
I.
16
PROLEGÓMENOS
242
sepulturas
cuevas y ataúdes, en sepulturas cu-
las
con piedras de malpayses»
biertas
En
y hoyos fuera de
la isla
de
Palma
la
existía
(l).
una especie de régimen feudal á
beréber. «Los naturales de esta
estilo
isla,
antes que cristianos vinie-
ran á conquistarla, se reglan y gobernaban por capitanías como los y tenían dividida toda la isla en doce señoríos» (2). Sus
africanos,
costumbres eran mucho más rudas y bárbaras, y sus creencias giosas
mucho más elementales que
«Eran
los
Palmeros
idólatras,
de
las
los
reli-
guanches y canarios.
capitán tenia en su término
y cada
lugar donde iban á adorar, cuya adoración era en esta forma: junta-
taban muchas piedras en un montón de pirámide tan alto cuanto se pudiese tener
la
y en
piedra suelta,
los dias
que tenian situados para
semejantes devociones suyas, venian todos
montón de
y
piedra,
bailaban
alli
alrededor de aquel
y cantaban endechas, y luchaban y
hacían los demás ejercicios de holguras que usaban, y estas eran sus fiestas de devoción; pero no dejaban de entender que en
había á quien se debía reverenciar. estaba en ro que es
entre
el cielo la
el
ellos
el cielo
entendían que
capitán ó señor de
Ace-
Caldera, no tenia esos montones de piedra, á causa que
un roque, ó peñasco zas,
que
al
llamaban Adora. Pero
nacimiento de
el
Y
las
muy
donde veneraban á
dos aguas que nacen en este término está delgado,
Ida/e, por
se llama el roque de Idafe.
Y
altura de
y de
más de
cuya contemplación
al
cíen bra-
presente
tenian tanto temor no cayese
y
los
matase, que no obstante que aunque cayera no les podia dañar, por estar las
moradas de
daron que de todos Idaíe
con
el
ella
asadura;
así
muy
apartadas, por solo este temor acor-
animales que matasen para comer, diesen á
muerto
el
animal,
dos personas, y llegados junto
que llevaba
la
«caerá Idafe». taro,
y
ellos
los
Y
respondía
arrojaban y se iban,
lo
el
lo
Pág. 102. Pág. 172.
asadura, se iban
roque decían, cantando
el
otro
que
cantando: que guerte
traes
y guau
y no caerá». Dicho esto
la
cual quedaba para pasto de los cuervos y
quebranta-huesos, que en esta
(i)
al
el
asadura: Igiiida, Ignan Idafe, que quiere decir que
que quiere decir «dale
(2)
y sacada
isla
llamaban guinrs.
PROLEGÓMENOS »Tenían gran cuenta con
y con
ración,
el sol.
A
las lunas,
243
á quien tenían en gran vene-
estos palmeros se les aparecía el
figura de perro lanudo,
y llamábanlo
demonio en
Irmcne-¡> (l).
Los capítulos relativos á Tenerife ofrecen menos novedad, después de conocidos
Espinosa y de Viana. Alguna
los libros del P.
variante se observa, sin embargo, en los nombres dados á la Divi-
nidad
(2)
lo cual es
,
con
buche como
el
de que los tres autores bebieron en
indicio
«Su habla era diferente de
la tradición oral.
las otras islas;
los africanos», dice el P.
hablaban
Abreu, que por otra
parte señala en los Guanches con bastante precisión, los caracteres
de
la
edad de
de hierro
piedra pulimentada: -ni tenían herramientas ni cosa
la
de otro metal. Aprovechábanse para cortar de unas
ni
como
piedras negras,
pedernal, que, dando una piedra con otra,
y con estas
se hacían rajas,
á estas llamaban tahonas-»
Xo "\itud,
pero el
hecho de mujeres,
sí
les
desollaban;
(3).
cierta distinción
de
castas,
mito siguiente: «Decían
las
que
demás
islas, la
escla-
los indígenas explica-
los desta isla
que Dios
los
había
y y que había criado tantos hombres como había dado ganado y todo lo que habían menester, y agua,
tierra
y
y sajaban y
en Tenerife, como tampoco en
existia
ban con
rajas cortaban
que después de criados
le
pareció que eran pocos, y que crió
hombres y mujeres, y que no
les
quiso dar ganado,
más
y pidiéndoselo
respondió que sirviesen á esotros y que ellos les darían de comer, y de allí descienden los villanos que llaman Achicaxna, y que son los
que sirven»
(4).
El capítulo que trata de los embalsamamientos, no es modelo de claridad
y parece
de Espinosa.
De
escrito de referencia, sin
Abreu, que era
P.
más guía que
todos modos, fué lástima grande que sin
duda
el
más completo y
el
texto
el libro
del
noticioso de los
(i)
Págs. 175 y 176.
(2)
«Tenían un Diosa quien llamaban en su lengua Achgnayerxei-ati^ Acho-
Achaman, que quiere decir eu nuestro lenguaje, sustentador de cielo y tierra. También lo llamaban Achuhuyan, y Acbuhucanac, y Acguayaxerax^ que ron,
es decir,
el
grande,
(3/
Pag. 193.
(4)
Pág. 194.
el
sublime,
el
que todo
lo sustenta.» (pág. 192).
PROLEGÓMENOS
244
quedase manuscrito por entonces y que el extenso trabajo del Doctor en ]Sle-
escritos sobre Canarias,
mismo
lo
dicina D.
aconteciese con
Tomás Marín y
Cubas, natural de Telde en
que dedica buena parte del
ria,
da en 1694 á
libro
y
los usos, costianbres
Gran Cana-
la
segundo de su obra termina-
naturaleza de los indígenas
Interesantes son algunas de las noticias que da, pero no es
seguro su origen, el
como
embalsamamiento. Es
la
cebada en
el
y por
el sacrificio,
forma de mal ó bien»
La descripción de más
los
detallada en INIarín
de Lanzarcte
los isleños
práctica
la
único también que supone entre los
el
indígenas de Fuerteventura
la
muy
tiempo bastante moderno. Es
escritas en
único autor que atribuye á
del
(i).
«quemaban
superstición augural:
humo, derecho ó ladeado, juzgaban
(2).
enterramientos de Gran Canaria es
mucho
que en Abreu Galindo, aunque evidente-
mente inexacta en algún pormenor: «Al difunto lavaban todo con agua caliente, cocidas yerbas, y con el
vientre por la parte derecha debajo de
media
luna, sacaban todo lo de dentro,
sacaban
los sesos (3),
y
estregaban; abríanle
ellas lo
modo de
las costillas á
y por
quitado todo hasta
la
lo alto
de
la
cabeza
lengua, llenaban los
huecos de mezcla de arena, cascaras de pino molidas y orujo de
yoga ó mocanes, y volvían á hacerle muy curiosamente: lo ungían con manteca y ponían al sol de día y de noche al humo, y por quince días le lloraban haciendo exequias, y estando enjuto
le
ponían en
las cuevas con otros mirlados; á otros hacían torreoncillos de piedra»
(i)
Histoj'ia de las Siete Islas de Canaria, orioen, descubrimiento y conquista^
Tomás J\íarin y Cubas. Esta Crónica ó Museo Canario, pero no he podido proporcionarme esta Revista. Los trozos que cito de Marín y Cubas están tomados de las obras de Millares y de Chil, que transcriben largos pasajes.
dividida en tres libros, compuesta por D.
parte de ella se ha publicado en
(2)
Apud
(3)
El Dr. Chil (tomo
Chil,
tomo
i,
el
pág. 442.
1,
pág. 4S0) hace notar
posible extraer el cerebro sin fracturar visto
ninguno en esas condiciones,
nasal por
que
donde Viera supuso que
los canarios
ni
el
tampoco con
,
la fractura
en
la
región
se hacía la extracción. Finalmente, opina
no extraían ninguno de
cavidades, cefálica
que era absolutamente imél no había
cráneo, y declara que
torácica y abdominal
valían para obtener la momificación es
,
un
los
órganos contenidos en
y que
el
misterio.
las tres
procedimiento de que se
PROLEGÓMENOS
245
malpayses y bóvedas: llevábanles de comer á rido á
mujer,
la
y
Tenían por gran
comiesen
á
ella
él.
Algunos en
delito enterrar
las sepulturas, el
se hallan vestidos
la tierra
de gamuzas.
pura, á que los gusanos
difunto; algunos se sepultaban en palos huecos
el
ma-
como
pesebres de tea y otros maderos enterrados, y encima ponían piedras grandes en forma de cruz ó de tan por memoria,
eran
siete,
y
otras de tres
muy
grandes á
y
lo
común
y alrededor un
lo largo,
hacían grandes romerías adonde había sepulcros en
torreoncillo:
riscos sagrados á su secta,
como Tirma y Almogaren. Entrando en y respondían:
ó cuevas saludaban diciendo: Tamaragiia^
las casas
«Aquí viene
Sansofí, que significa:
venido».
Quemaban en poyos
de carbón y leña
noel,
que
el
huésped
ciertos palos
es el
amomo, y
y
—
.
Pues sea bien
teas odoríferas, tea
lignoaloes,
que Dioscó-
rides llama spina alba{\).-»
Al
de
tratar
las creencias religiosas
de
los
Canarios, Marín
Cubas puntualiza más que ninguno de sus predecesores ciones locales relativas á los antiguos adoratorios
«Juraban por Magec, que es
que
él sólo
tierra,
llamado Gaviot.
que padece
Decían ser
el sol.
padecía tormentos y fuego eterno en
A el alma
y
las tradi-
y casas sagradas: sólo un Demonio, las
entrañas de
la
tenían por inmortal hija de Magec,
y hambre... A las fande Magec. Llaman Tibicenas á las
afanes, congojas, angustias, sed
tasmas llaman Magios ó hijos apariencias del
Demonio, que muchas y frecuentes veces, de
de noche, se aparecía en forma de perros lanudos,
como
pava, gallina con pollos, becerro, etc. Adorábanle en
sitios
sagrados y venerados, así
casas,
riscos,
y juraban por
como montes,
ellos
muy
día
y
y otras de aves, cuevas,
muchos
bosques,
solemnemente. El mayor
adoratorio donde hacían romerías era Almogaren d£ Htimiaya, que es una casa de piedra sobre un alto risco en Tirajana llamado Riscos blancos, que fueron de allí
hay
frutos,
tres braseros
menos
carne,
Antón de
la
Santidad, conquistador.
de cantos grandes donde quemaban de todos
y por
el
humo,
si
iba derecho ó ladeado,
hacían su agüero, puestos sobre un paredón á
grandes piedras y enlosado
(i)
Apud
Aún
Chil, pág. 477.
lo alto del
modo de
altar
de
monte; y ha quedado una
PROLEGÓMENOS
246
como
capilla,
muy
dras
y
sacarrones, dentro todo de una gran cerca de pie-
grandes,
y
Estas casas ó
sitios.
cabras...
es
el
las
regaban con leche de
ropón hasta
el suelo;
religión;
barruntaban
Faisages; observaban algunas moralidades,
y eran
dos sabían de memoria ellos se
mas descollado de todos aquellos
de adoración,
Había hombres que vivían en clausura á modo de
vestían de pieles, largo
venir
risco
el
sitios
lo
y en
por-
corri-
de sus antepasados, que entre
las historias
quedaba; contaban consejas de
los
Montes
Clai'os de
en metáfora de palojnas, águilas. Estos eran maestros
Atlante
que iban á
enseñar muchachos á los lugares; había nobles para nobles, y villanos para enseñar lo que conviniese á los villanos, y hábiles los enviaban á
Humiaya^ como
que fuesen de fuerza y ánimo para
es
primer
que
A este
había niños si
no
guerra, porque este era su
la
Instituto...
cOtro adoratorio hay en bre,
si
mayor Universidad,
á
el
término de Gáldar, que dura
el
nom-
de Tirina, lleno de caserías y grandes cuevas. Maguas en romería llevando vasos de leche para
es el risco
iban las
y ramos en las manos, y de allí bajaban al mar que está cerdaban con ellos golpes en el agua, pidiendo á Dios socorro en y sus necesidades, y ellos tenían fe en ser remediados. I\Iás de dos regar,
ca,
leguas alrededor tenía este risco de sagrado para delincuentes, así
para ellos
como para
sus ganados,
y
así era
muy
habitado este
sitio.
»Era sagrado también
las casas
de
Maguas, que
las
los españoles
llamaban Marimaguadas. Era una cerca de pared, casas y cueva, habitación de
muchas doncellas, desde catorce hasta que
treinta años;
porque después
si
de
podía hablar, y solamente cuando habia
la vida, les
querían casarse podían
salir,
agua y hambre, salían en procesión á rogar á Iban mirando za
al cielo,
haciendo
visajes
allí
Tirma
y meneos con
nadie,
pena
falta
de
les socorriese.
los ojos,
cabe-
y cuerpo, ya cruzando los brazos, ya abriéndolos y extendiendo
decían:
Almene Coran, que
ber rodeado nasterio las
el risco
significa
caminaban hacia
Maguas para bañarse en
Válgame Dios: después de hael
el
diputados que todos lo debían saber, y
do se
mar. Salían fuera de su Momar, y para ello había dias algún hombre por descui-
si
hallase con ellas ó las encontrase en el camino, perdía la vida:
PROLEGÓMENOS
247
solamente cuando iban á adorar á Tirma en
casa Tanogante po-
la
día desde lejos mirarlas».
«En
el
lugar de Gaete, junto á la casa fuerte de los Mallorquines,
había una casa grande pintada por dentro, que fué Seminario de doncellas, hijas de nobles, que de toda
como
der
escuela,
trece Mallorquines,
les
y
venían
para apren-
allí,
comercio, fué
faltar el
el
que
les
codiciaban
hembras para robárselas, y aun se dice que uno muy principal llevó á Levante una, y se casó con ella. Aprendían á cortar pie-
las
se
y
la Isla
dícese que la causa de matar los Canarios á
modo de gamuza, y á hacer costuras y esteras no como empleita, que no supieron, y sacar hilos
adobarlas, á
y á
de junco
tejido,
de los nervios de cabras y de
y
las tripas,
agujas de espinas de pes-
cados y huesos. Las maestras eran ancianas de buena vida»
La
diligencia
que Marín y Cubas mostró en sus pesquisas, no se
encuentra en los demás historiadores canarios del El licenciado Núñez de
cuyo
siglo xvii.
Peña (1676) farragoso genealogista,
la
y
libro casi se contrae á Tenerife,
es curioso para su historia
municipal, no hace en los capítulos de antigüedades
servilmente á Espinosa, Viana y
P.
el
Fray José de Sosa, franciscano, que
Xúñez de trata,
la
Peña
la
(2).
Por
glosar
contrario.
el
escribió para vindicar contra
primacía de Gran Canaria, de esta
alguna
(3).
La obra
á
fieles
isla
solo
ley natural, sin mezcla de idola-
la
descriptiva
tín del Castillo (1739), tiene
ta
Abreu
más que
poniendo mucho ahinco en probar que sus aborígenes se ha-
bían mantenido siempre tría
(l).
y geográfica de D. Pedro Agus-
de curioso para nuestro objeto
que su autor hizo á una de
las grutas artificiales
cap. XVIII. Apud, Chil,
tomo
(i)
Lib.
(2)
Co7iquista y ajiligüedades de las islas de la
ción, con
II,
muchas
i,
de
la
muy poderosa
isla
Gran Canaria y
de Tlienerife, compuesto por
do D. Juan Núñez de la Peña. Madrid, en
la
isla,
págs. 324-527.
su descrip-
'advertencias de sus privilegios, conquistas, pobladores
particularidades en la
la visi-
misma
y otras
el licencia-
Imprenta Real, 1676.
Reimpreso en Santa Cruz de Tenerife, 1847, Imprenta Isleña. Topografía de la isla afortunada Gran Catiaria, cabeza del partido de (3) toda la provincia, comprensiva de las siete islas llamadas vulgarmente Afortunadas... escrita
en la
M. N. y
tnuy leal
Ciudad Real de las Palmas, por un hijo
suyo este año de iój8. Santa Cruz de Tenerife, 1849, Imprenta Isleña.
PROLEGÓMENOS
248
que habían tenido destino religioso en tiempos antiguos, y haber sido quizá
el
primero que prestó alguna atención á
El arcediano Viera
do en
las
y
idilio,
con reminiscencias de
que cayó en
sino
sí
mismo
la
la isla él la
guró que «eran puros garabatos, juegos de los antiguos
bárbaros»
Descripción histórica
(i)
De
(2).
artificia-
las
de
la
la
Palma, fiándose de
llama cordata^ que
le ase-
casualidad ó de
la fan-
la
momias
escribe con ver-
geográfica de las islas de Canaria
y
consagra al principe N. S. D. Fernando llo
no
ligereza de no prestar atención alguna á
notable inscripción de Belmaco en
de
la
con-
naturalista,
cuevas naturales y
las
una persona poco entendida, aunque
tasía
la investigación,
que pudiera esperarse de un tan distinguido
sólo desdeñó explorar por les,
(l).
de mucho talento é inbuí-
Clavijo, escritor
Odisea y del Telémaco. Pero algo desidioso en tra lo
momias
ideas filantrópicas del siglo xviii, convirtió la primitiva
de Canarias en delicioso
historia
las
de Boi-bón, D.
^
que dedica y
Pedro Agustín del
Casti-
Ruiz de Vergara, sexto alférez mayor hereditario de Ca?iaria y dccaiio perpe-
tuo de su cabildo
año
y ayuntamiento. Santa Cruz de Tenerife. Imprenta
Isleña,
1848.
Pág. 56. «En cierta ocasión que yo pasé en
de llaman
la
Dehesa, dos hombres de
los
la
jurisdicción de Guía,
adon-
primeros de aquel lugar que
me
acompañaban, me dijeron si quería ver uno de los cenobios ó conventos de estos antiguos, que está en un alto y rápido sitio, sobre el barranco que llaman de Valerón. Guiáronme á
él los
dos hidalgos, y entré con bastante pe-
y confieso de mí haberme causado admiración ver la fábrica, que en un risco se hizo sin herramientas templadas, porque no las conocieron los antiligro,
guos de estas
islas,
sino lascas de pedernales, que fijaban en unos palos
grueso pino ú otro árbol.
En
la
como
maderas, y cortaban el más frente de aquella montaña, cortado como un
hachas ó azuelas, con que labraban también
las
grande arco, y dentro de él á la entrada, corría un largo cañón ó crujía que corría hacia dentro, y de un lado y otro con grande igualdad y correspondencia,
mucho número de
tanillas,
celdas ó aposentos, unos sobre de otros con sus ven-
y á un lado y otro de
la
entrada
como dos
torrejones, que se subían
por dentro, con ventanas para su luz que caían sobre ferido barranco; representóseme lo (2)
En una obra suya
pués de
la
muerte de su
que
la
profundidad del re-
se nos pinta de la Tebaida».
posterior á las Noticias, é impresa
medio
autor, en el Diccionario de Historia
siglo
des-
Natural de
las
Islas Canarias (Las Palmas, 1866-1S69), libro tan notable por su mérito científico
como por ser una de
las
mejores muestras de
la
culta y elegante prosa
PROLEGÓMENOS
249
dadero entusiasmo, y á su tiempo pertenece
el
necrópolis del barranco de Herque, entre Arico fe),
donde se han encontrado más de
son
muy
someras y menos precisas que ,
las
la
Historia de
Refiere este autor, que parece ser
por
archipiélago en
el
la
y Guimar (Tenerilas noticias
que da
que copia de una
mandada
ción de un viajero inglés del siglo xvi,
obispo de Rochester en
pero
mil,
hallazgo de la gran
rela-
publicar por el
Sociedad Real de Londres.
Tomás
Nichols,
y haber
viajado
5 26, que habiendo prestado á los guanches
1
algunos servicios en calidad de médico, obtuvo de ellos permiso para visitar las cavernas sepulcrales de Guimar, que mii-aban con
gran veneración y procuraban defender de la curiosidad de los ex«Son estas unas concavidades formadas en las peñas por
traños.
mano de
la naturaleza,
y perfeccionadas por
el arte.
Los cadáveres
están envueltos en pieles de cabras, cosidos con correas tan sutil-
mente, que es una admiración. Aunque arrugados, y perdido el cose ven tan enteros, que en ambos sexos se distinguen los ojos,
lor,
los cabellos, las orejas, narices, los dientes, los labios, las barbas,
etcétera. El autor contó en
una sola cueva de trescientos á cuatro-
cientos cuerpos, unos de pie llos
y
otros tendidos sobre ciertos catreci-
de madera que los guanches^ no sé con qué secreto, ponían tan
hay hierro que
dura, que no
les salían fuera
la
pueda romper. Por punto general
de este pequeño lecho
la
cabeza y
los pies,
que des-
cansaban sobre dos grandes piedras. Añade que cierto cazador cortó
en una ocasión un trozo de
encima del estómago,
que
la piel
que tenía uno de estos difuntos
que estaba tan suave dócil y ,
libre
de co-
escribían nuestros naturalistas de la centuria décimaoctava, Viera
Clavijo habla en
«En
la isla
Belmaco... al
la
de
muy la
y
distintos términos de la famosa inscripción palmense:
Palma sobresalen
La cueva de Belmacose
lugar de Mazo, mirando
al
las
halla
dos famosas cuevas de Niquiomo y de
en
Sur. Está
el
barranco de este nombre, y junto bien hecha y es capaz de alojar
muy
cuatro yuntas de bueyes; pero lo que en ella llama toda la atención de un anticuario son dos lápidas que se ven perpendiculares al arco de
en
las cuales se registran
con
buril,
unos extraños caracteres, grabados
todos de un dedo de ancho.
Una de
al
la
entrada,
parecer como
estas piedras tiene cuatro
varas de largo y tres de ancho; y la otra siete cuartas de largo, y de ancho, cinco...
(Tom.
i,
págs. 249-250. Art. Cueva (Spelunca).
PROLEGÓMENOS
250 rrupción, que la empleó
como
dáveres tan ligeros
dones y aun
las
que parece
y
venas y arterias á
guanches en estos
los
muchos años en la paja,
sitios
varios usos.
modo de pequeños
estos ca-
hilos.
fúnebres unos vasos de tierra
ponían con leche ó manteca
los
Son
se les distinguen los nervios, ten-
al
Tienen
muy
dura,
lado de los muertos;
y decían que en Tenerife había más de veinte cuevas con los cuerpos de sus Reyes y otras personas distinguidas, sin las que ellos mismos ignoraban, porque sólo los viejos eran depositarios de aquel secre-
y estos no eran hombres que revelaban nada» En lo que Viera se fijó por primera vez es en el
to,
tas cuentas prehistóricas
y de
pulcral,
ciertos
las cuales
que formaban parte de presenta un dibujo.
muchachos, que subían por
«En
los riscos del
á arrancar yerbas para pastos, trajeron de
las
la
(l).
hallazgo de cier-
indumentaria seel
año de 1767,
pueblo de Guimar
cuevas de
los
Guan-
ches una considerable cantidad de cuentas, de figura cilindrica,
y de tres en tres. Su materia es un barro cocido, tan sumamente duro que parece piedra. Algunas tienen un encarnado como de coral, otras son rubias y otras pardas y negras. La pulidez con que están hechas y horadaalgunas de
ellas
unidas de dos en dos,
das es singular. Se encuentran entre los cadáveres; es de presumir
que
las
usaban ensartadas para adorno»
(2).
Las narraciones pesadas y confusas de naron mucha amenidad y elegancia bajo
ga-
los antiguos cronistas la
pluma de Viera, que
las
expurgó también de algunos pormenores absurdos, pero en realidad el
estudio de las primitivas antigüedades canarias es
en su clásica obra, cuyo verdadero interés empieza en Casi inútil bajo
(i)
No he
Sprats en la
la
el
muy somero la
conquista.
aspecto histórico y arqueológico, aunque ten-
tenido ocasión de leer
la
relación publicada por el obispo
History of ihe Royal Sociefy, año 1682, ni puedo comprobar
misma que figuraba antes en
Bergaron tradujo
al franc(ís
la
si
es
colección de Hakluit y Parchas, y que
en 1630, atribuyéndosela á Thomas Nichols. De
documento parece algo sospechoso, y ya hizo notar Bory de Saint- Vincent (Essais sur les ilcs Fortunécs, p. 64), que jamás la entrada de las
todos modos,
el
cavernas había sido un misterio entre los antiguos canarios, ni era posible ocultarla. (2)
Noticias,
tomo
i,
págs.
1
61-162.
ga interés en
1
científico, es el
PROLEGÓMENOS
25!
Ensayo sobre
que
801 publicó siendo todavía
Bory de
muy
las islas Ajortimadas,
jo\'en, el luego célebre
añadiendo de su cosecha muchas declamaciones contra tadores,
geólogo
Saint- Vincent (l). Copia á Viera, sin entenderle á veces (2),
ciertos cantos, amatorios
y
y
los conquis-
que atribuye á
pastoriles,
los
Guanches, piezas ridiculamente apócrifas y que revelan la mano de un falso Ossián sin talento y sin gusto. De las cuentas ó cilindros de barro cocido opina que son signos numéricos y forman un trata-
do de
En una
cálculo.
lámina presenta otros objetos prehistóricos,
una hacha de tahona^ un punzón de hueso
(3).
des de Egipto
Opina resueltamente que
nuestro archipiélago, lo Santo,
y
las
de Canarias,
los sepulcros
islas
mismo que
Convierte en pirámi-
Azores, Madera y Porto
las
de Cabo Verde (Gorgades) son rehquias de
la
Atlántida de Platón, y dando asenso á los delirios del historiador
de
Astronomía
la
sobre
el
Bailly,
construye una especie de novela filosófica
fabuloso imperio de los Atlantes, inventores de aquella
ciencia.
Aluy diverso concepto merece
tomo primero de
Berthelot. El
cada bajo
los auspicios del
comprende
esta
Essais sur
les lies
Webb
y Sabino
voluminosa enciclopedia, publi-
Gobierno francés desde 1836 á
más importante
duda de
sin
Foriunées
los
1
8 50,
Conquista; trabajo de
la
que
se habían publica-
Vantique Atla?it¿de^ ou Précis íicl'His-
et
V Archipel des Cañarles, par J. B. G. JL Bory de Saint-
toire genérale de
Vlncetity
París, Baudoin, Germinal, an. ^7(1802).
offtcier frangais. (2)
gran monumento le\-antado á
Etnografía y los Anales de
la
Berthelot, el
(i)
el
Natural de las Canarias, por Barker
la Historia
Véase un chistoso ejemplo de quid pro
quo.
Había hablado Viera de
ú oratorios de Tenerife y Bory convierte los tales efcneques en una secta que profesaba un culto sublime. «Los Efeneques adoraban á Dios,
los efetieques
»bajo
el
,
nombre de Creador, esparciendo ofrendas sobre una piedra redonmuros circulares, y esta piedra se llamaba fayra.
»da, encerrada en varios »
¿Quién no reconoce aquí
>que
le sirve
de
altar;
la
imagen de
la tierra esférica,
en los recintos concéntricos
3>de la esfera, y hasta la palabra griega acsalpa
de llevarse más (3)
lejos el desatino.
Pág. 77, con la lámina adjunta.
la
figura
en fayra?
r>
obra de Dios y de los círculos
(Pág. 517).
No pue-
PROLEGÓMENOS
252
do después de
las
Noticias de Viera
Berthelot,
(l).
que por
amor
el
y por su larga residencia en él como cónsul de su nación, podía considerarse como hijo adoptivo de las islas, que
tu\'o al archipiélago
no cesó durante su larga vida de
como
importantes algunos
marcan
libros
de
las ciencias antropológicas
vas cuestiones, y otras han sido planteadas de
en
vista
Estos
(2).
principio de una nueva era en la historiografía isle-
el
ña. El progreso
con nuevos trabajos, tan
ilustrarlas
sus Antigüedades Canarias
ha hecho surgir nue-
muy
distinta
manera
de positivos hallazgos arqueológicos, que obligan á someter
á revisión los datos de los antiguos cronistas.
Limitándonos á nuestro asunto, es imposible admitir aquella especie de deísmo filosófico
á los Guanches, interpretando á su
Abreu
observantes de
fieles
de piedra de que habla todo
lo
demás;
el
modo
de Espinosa,
los textos
y demás predecesores suyos, que también
Galindo, Sosa
habían supuesto
que \'iera y Clavijo atribuyó
patriarcal
y
la
la
ley natural
(3).
los
El ídolo
relación de Boccaccio, tan puntual en
grupo de animales ante
el cual se
hacían libacio-
nes según Bernáldez, no parecen meras consejas que puedan re-
Y
chazarse sin examen.
Canarios no conocieron dibujo natural
(i)
(4),
aunque generalmente la escultura, ni
esta afirmación es
Histoire Natwelle des
tles
r Instructioii
les
publique. París, 1836-1840.
volúmenes ó
partes. El
tomo
i.°,
que
los
tuvieron siquiera idea del
de todo punto
Canaries par
Sabin Berthelot... Ouvrage publié soiis
se afirme
MM.
auspices de
Tres tomos en
que contiene
M.
incierta,
pues
P. Barkcr-Webb
et
Guizot, tninisire de
íolio,
divididos en seis
la Et7tografía
y Anales de
la
Conquista y las Misceláneas Canarienses es enteramente de Berthelot. ,
(2)
Á7itiquitc's
occupcrent les (-o?iquéte.
Una
Canarietí7ies
iles Fortu?tces,
02c
atmotatiofis sur Vorigine
des peuples qui
depuis les premiers tcmps jusqu 'á l'époque de
lew
París, Plon, 1877.
bibliografía
de
las
obras de Berthelot se encuentra en
el libro
de don
Elias Zerolo, Legajo de J^ar/os. (París, Garnier, 1S97, págs. 260-268). (3)
También
se atribuyó á los primitivos iberos esta especie de monoteís-
mo, y hoy es imposible sostener tan candida afirmación. (4)
En
Chil, Estudios, el
I,
pág. 519.
mismo tomo, pág.
622, tuvo
Antiquités Cafiar/cnjics, de Berthelot:
que
«A
rectificar la especie
vista
de
los
en
vista
de
las
grabados que presenta
nuestro ilustrado autor y de lo que sobre ellos dice, no
me queda duda de
PROLEGÓMENOS el
mismo
bla de
253
Dr. Chil, que en alguna parte de su libro la prohija, ha-
una figura procedente de Tenerife, llevada á París por
Dr. Verneau,
mente un
ídolo
primitivos,
y no un mero símbolo
(l).
Tratándose de pueblos
no alcanzamos á comprender distinción tan
dos modos,
el
bien manifiesta la duda de que fuese verdadera-
si
los ídolos,
eran raros,
los había,
si
y
De
sutil.
no consistía únicamente en ofrendas de
ser simplicísimo, pero
che y manteca, sino en
to-
debía de
el culto
le-
de animales, especialmente de
sacrificios
cabras.
Son muy pocos
los
que hoy quedan de templos y adoejeneques de Fuerteventura ha llegado á
vestigio
queda en Tenerife de lugares consagrados
los vestigios
ratorios.
Ninguno de
nosotros.
Ningún
al culto.
No
así
en
la
Gran Canaria, donde
se
han señalado restos
de dos alrnogarenes, que describe en estos términos D. Agustín Millares:
«Hay
al
borde de
la
gran cuenca ó cráter de Tirajana un
macizo basáltico que se eleva en tituyendo su
mayor
altura.
la
meseta central de
Llámasele en
mapas
los
la isla,
los
cons-
Pechos^
entre los isleños el Campariario. Tiene una altura total de
metros. Este elevado grupo de rocas se cree que constituya
bre adoratorio de Umiaga, ó sea
sitio
el
1.
y
95
el céle-
donde tenían lugar
las
ofrendas religiosas. Después de una subida llena de peligros, se llega á
una excavación de 10 á 15 metros de
altura,
terminada por
dos explanadas oblicuas, formando ángulo obtuso, y abiertas Sudeste. roca,
En
la
explanada superior existen cinco
que es de un basalto
figura circular,
y dos
muy
elípticas,
pilas abiertas
en
al la
duro, de las cuales tres son de
ordenadas de
modo que
las
tres
que en efecto tenían idea del dibujo natural, revelándolo así el pico del jarro que representa una cabeza de cerdo, y el pequeño ídolo ó amuleto encontrado en una gruta de esta isla, representando un rostro humano.» (i)
tomo
Chil, Estudios,
11,
pág. 33.
Yendo de un extremo
á otro con su
habitual ligereza, parece dar gran valor á las figuras que dice haber visto «talladas en la roca del santuario,
dibujo de
ellas, ni las
de
las
Harimaguadas t, pero
ni
presenta
describe, ni deja entrever siquiera lo que puedan ser.
Esto no obsta para que á renglón seguido añada que «los Guanches de
Gran Canaria, como
los
de todas
las
demás
tales historiadores es imposible entenderse.
islas,
eran deístas puros».
la
Con
PROLEGÓMENOS
254
circulares se encuentran en el centro
y
las
dos elípticas á
los extre-
mos, hallándose estas últimas en comunicación cada una con otra circular,
y quedando
centro aislada de
la del
las
demás. Al pie de
roca gotea una agua pura y cristalina, que recogen
la
redondas, y cuando éstas se desbordan, pasa
el
Hallánse labradas con tan rara perfección, que
ticas...
duda con qué clase de
narlas se
cincel se
segunda explanada forma un ángulo de
y hay en
zonte,
un corte
el
hayan podido
treinta grados
es el
al
exami-
abrir.
con
el
La
hori-
que podrá tener más de Soo metros de elevación,
vertical,
parte Sur
pilas
las elíp-
borde vestigios de una pared, siguiendo luego
precipicio espantoso, cuya vista produce vértigos.
que
las
sobrante á
culminante de
la isla,
Desde
este
sitio,
se domina completamente toda su
y Oeste, presentando un espectáculo tan grandioso como
imponente.»
«En hacia
otro de los bordes del el
mismo
cráter de Tiraiana,
Sudoeste, se levanta una montaña llamada
que tiene sobre
nivel del valle unos
el
250 metros de
perforada en su base por un túnel natural que
que mira
la Fortaleza^
altura. Hállase
la
atraviesa de
oriente á poniente. Esta curiosa abertura tiene 30 metros de longi-
tud por 8 de ancho, con una altura cómoda y proporcionada, y rampas artificiales para su entrada y salida.
»En es
montaña coloca
esta
hoy de
ditícil
trándose en
ella
la
tradición otro ahnogaren^
y aunque
acceso, ha sido, sin embargo, explorada, encon-
una multitud de cuevas, que se supone estuvieron
habitadas por los Faicanes, encargados de recibir las ofrendas expia-
El lugar consagrado especialmente á este uso, parece haber
torias.
sido
una concavidad en figura de brasero, abierto en piedra, de metros de diámetro, que se eleva en
tres á cuatro
una de
las estribaciones
»En Tirma,
localidad
de
la
hoy
lo
más
alto
de
montaña...
árida
y
desolada, no se han encontrado
vestigios de abnogarenes-» (i).
En
la isla
de
la
conquistadores, se
Gomera, de cuya
religión
nada nos dijeron
han descubierto curiosas antigüedades en
meseta de basalto llamada Fortaleza de Chipude. Hay entre
(i)
Historia general de las Islas Canarias, tomo
11,
págs. 210 á 212.
los la
ellas
PROLEGÓMENOS restos de
255
un piteo 6 brasero, en cuyo fondo
se han encontrado
huesos de cabra y cabrito calcinados, y cuchillos de piedra, que
pudieron servir para
los sacrificios (l).
Los Guanches de Tenerife eran de
trogloditas,
y también
los isleños
Gomera. De unos y otros dice terminantemente Azurara que casas, sino que vivían en chozas y cavernas. Muchas de
la
no tenían
como las de los reyes de Güimar, y sólo se percibe la mano del hombre en algunos toscos nichos y asientos tallados en las paredes. En la Gran Canaria las cuevas se presentan más trabajadas, como la de los Pilares, cerca de Telde, y aun exornadas con decoraciones pictóricas como la de Gáldar, y la cueva estas grutas son naturales,
del Guaire,
al
pie de la
montaña de Bentaiga en Tejeda
(2).
Pero
no todas servían de habitaciones, y ya Clarín y Cubas distinguió las que eran enterramientos: «Las cuevas son, unas, muy grandes y comunicadas por dentro, y puertas ó ventanajes para lumbreras; algunas de pequeña entrada, y dentro algunos huecos llenos
largas,
de huesos de difuntos; otras se ven en
los
mirlados y huesos, y en partes tan
altas,
entrar; á algunas entran
peinados riscos que tienen
que sólo aves pueden
colgando con sogas»
Estas grutas funerarias
artificiales sólo se
Gran Canaria y en Fuerteventura
,
(3).
han encontrado en
la
como en Lanzarote algunos
así
túmulos que cubren sepulturas hechas en
el suelo.
En
Tenerife, la
Palma, Gomera y Hierro, los muertos se depositaban en cuevas naturales
de
secas.
difícil
acceso, cerradas á veces por losas ó
La cueva
muros de piedras
del barranco del Infierno en Tenerife, la del barran-
co de Guayadeque en Gran Canaria, Hierro, pertenecen á esta clase.
En
la
del Tablón en la
isla
del
esta última encontró su descu-
bridor D. Aquilino Padrón «una veintena de cadáveres en posición supina,
como
que en vez de
(i)
estar
como
aquéllas, sobre
ui,
antiguas abadías, pero
un basamento de piedra,
pág. 355.
Vid. Verneau, Habiíations, Séptdüires
nariens, París, 1889. (3)
los
Vid. un curioso artículo de D. Juan Bethencourt Alfonso en la Revista
de Canarias, tomo (2)
yacentes de
las estatuas
Apttd Chil,
tomo
i,
pág. 586.
et
Lieux sacres des ancims Ca-
PROLEGÓMENOS
256
tenían unas piedras de bastante magnitud, colocadas encima, á lo largo del cuerpo (l).
Pero aunque
vivienda troglodítica para vivos
la
dominante en
la
sólo en Lanzarote cía
más
y Fuerteventura, donde
nica de Tenerife (por lo cual
en
dureza de
que
hubo que labrar
las
la
la
muy
curioso lo
distinta, al
que coexistió y se mezcló con
la
Conquista: «Los mejores edifi-
en Gáldar, que era cabeza de
del Guanarteme. Edificaban sus casas bajas
y de grandes piedras, bríanlas
sin
muros de
que acerca de esto dice Sedeño, uno
de los primitivos historiadores de cios de Canaria había
no
roca ofre-
llamadas casas
introdujo la construcción de verdaderos edificios con
piedra seca. Es
fuese
toba volcá-
de Gran Canaria, donde una raza
la isla
parecer, de la de los Guanches, pero ella,
la
resistencia á las herramientas de piedra
hondas)., sino
y muertos
archipiélago, este sistema padecía excepción,
el
la isla
y
asiento
y de paredes muy anchas
mezcla de barro, sino
tierra pisada.
Cu-
con vigas y tablones de tea fina y otras maderas perpetuas, labraban con pedernales puestos en cuernos á manera de
las cuales
azuelas.
Sobre
las vigas
con masaigo por
arriba,
y tablones ponían piedras llanas y delgadas, que es una rama como caña, que dura mu-
cho. Guardábanse que no llegase la tierra á la madera,
y sobre
estas
dejaban tierra mojada y pisábanla mucho, de tal manera, que aunque llue\'a muchos días corre por encima y no cala por dentro.
lajas
»La casa del Guanarteme era toda aforrada de tablones de
muy
tea,
y pintados por encima, y sólo esta casa era atorrada... Otra casa está junto á ésta, muy pintada y grande,
puestos estos
juntos
que servía de recogimiento de
hijas
de hombres principales»
(2).
Restos de estos edificios de Gáldar se conservaban todavía á fines
Sosa los visitó en 1675, y quedó según dice, «reparando en lo pulido y labrado de sus
del siglo XVII, puesto
fuera de
sí,
maderos, y en (i)
Aptid Chil,
(2)
Apud
el
que
el P.
ajuste de sus tablones
y vigas»
(3).
tomón, pág. 155. tomo 11, pág. 245.
Millares,
P''^g- '74- -^^ ^<^^ edificios y casas que fabricaban los gentiles canarios. 4Hay tradición que esta casa, siendo muy labrada de colores, era el palacio en donde asistían las doncellas recogidas y como religiosas que llamaban maguadas; aunque otros la llaman la casa del rey canario».
(3)
PROLEGÓMENOS
Sobre
las
257
cuevas, sepulturas, habitaciones y recintos sagrados de
aborígenes canarios, no ha dejado de ejercitarse con demasiada
los
libertad la fantasía, hasta
que
el
Dr. Verneau dio carácter científico
que exploró en
á su estudio (l). El Dr. Chil, por ejemplo,
Montaña de en
las Cuatro Puertas, en el término
868
la
de Telde, no dudó
de Santuario de las Hamariguadas ó vestales guan-
calificarla
chinescas.
Aparte de esta atribución romántica, dio curiosas
sobre
cueva
la
1
artificial
noticias
de donde toma nombre aquella célebre
montaña, que bien pudo ser un recinto sagrado, y está circundada de un muro ciclópico por
No
existe
ya
amarillo. Otras
la
la
parte del Sur
(2).
cueva de Gáldar, pintada en su interior de rojo
muchas están saqueadas y profanadas desde
pero han rendido á
la
y
antiguo,
arqueología notable tributo con abundantes
y
curiosos ejemplares de una cerámica indígena, de formas elegantes
y
con asas ó
variadas,
tórica
sin ellas,
y en que predominan
adornados con una decoración pic-
los triángulos,
á los cuales daba el
Dr. Chil no sé qué interpretación simbólica. Frecuente es también hallazgo de piezas de barro cocido, con
el
mango de forma
cua-
drada, rectangular, triangular ó circular, y dibujos geométricos de relieve en la cara inferior. Estos objetos se
por su analogía con ciertos
que usaban cuerpo Pero
los
sellos teñidos
indígenas de ]\Iéxico
han llamado pintaderas,
de substancias colorantes
y Yucatán para pintarse
(3).
lo
más importante que
los indígenas del archipiélago
han dejado son sus momias, que evocan en seguida las
el
de Egipto. El embalsamamiento era
Guanches de Tenerife; pero en
la
rito
el
nos
recuerdo de
universal entre los
Gran Canaria, donde
al
parecer
había dos razas, este rito se reservaba para los nobles ó casta domi-
(i)
En
su
Memoria ya
citada sobre las habitaciones, sepulturas y lugares
sagrados de Canarias, en su Rapport sur une mission scientifiqne dans V Archipeí Canatien, París, 1887 (cuatro partes), en su libro Cinq atmees de séjour aux lies Cañarles, París, (2)
Tomo
I,
1
891,
y en otras varias publicaciones.
págs. 589 y siguientes.
La colección más rica de este género de antigüedades se conserva en Museo Canario de las Palmas. Vid. Verneau, Anales de la Sociedad Españode Historia Natural, tomo xii, 1883.
(3) el
la
Meshndkz y Vsi.kYO.— Heterodoxos.
I.
17
PROLEGÓMENOS
258 nadora,
y
inhumación en
la
plebeyos. Así
los
lo
malpayses ó
los
para
tierras volcánicas,
dicen terminantemente los primitivos historia-
dores Sedeño y Pedro
Gómez Escudero. Aunque
dudado en su Et7iografia (1842) que
existiesen
Berthelot había
momias en Gran
Canaria, descubrimientos posteriores han venido á invalidar su opi-
De uno de
nión.
omitiendo
Una de
mención del
la
las
ellos verificado sitio,
momias estaba
en 1855 da cuenta
que fué
el
barranco de Guayadeque.
vación, á lo cual había contribuido, sin duda,
que
pieles
el
gran número de
menos que doce. De
envolvían, nada
la
interiores, extraídas
éstas, las siete
de corderos nonnatos, se hallaban tan perfec-
tamente conservadas, que aún podía verse
del pelo,
el brillo
como si estuvieran acabadas de curtir. De como más expuestas al contacto del aire,
fragmentos. Encontróse asimismo cosa, fusible al calor de la
todo vez á
al
la
de
tal
mezcla de algunos ingredientes que empleaban para obtener las
mismas momias. Las la
cadas se encontraban inmediatas
al
y
vis-
mano, de gusto y olor semejantes en un
hemos hablado no eran todas de tro,
quedaban
sólo
una substancia
rastro de
miel de abejas, pero de color rojo obscuro, debido
la
bálsamo con que ungían
el
el
y tan
las cinco exte-
elásticas riores,
Sr. Millares,
regular estado de conser-
y en
íntegra
el
y en algunas de
ellas se
Cada dos ó
negro.
tres
misma
cuerpo, con
el
de que
pieles
más
clase; las
finas
y
deli-
pelo hacia aden-
observaban sencillos dibujos de blanco
de estas pieles estaban sujetas
al
cuerpo
de cuero colocadas á media vara de distancia y cosidas en sus extremos; la última presentaba el aspecto de un saco
por algunas
cerrado por
tiras
la
boca. El rostro había perdido
y
la piel,
sólo la
díbula inferior se veía aún cubierta de una barba negra
y
man-
corta; el
cráneo tenía asimismo algunos mechones de pelo castaño en su parte posterior. El
pecho y
distintamente, del
manos y de
los pies,
la piel
que
el
abdomen, aunque hundidos,
mismo modo que
que sólo tenían
las cubría.
Por
la
los
muslos y piernas; no así las desnudas enteramente
las falanges,
inspección de los dientes
del pelo de la barba, parecía pertenecer
la
mediana edad. La posición de
y
tal,
sin
se descubrían
los brazos
momia las
á
y
el
color
un hombre de
piernas era horizon-
que se advirtiera en sus miembros ninguna contracción.
Halláronse junto
al
cadáver dos fragmentos de una
vasija
hecha de
PROLEGÓMENOS
madera de drago, que aún conservaba
259
de
el olor
miel que en
la
ella
se había depositado (i).
En
cavernas han surtido de momias á todos
Tenerife, cuyas
los museos de Europa, existían, según Berthelot, diferencias en
modo de embalsamar, según
el
la jerarquía
riqueza de los indivi-
y
duos. «Se han encontrado momias que tenían hasta
paso que otras no estaban cosidas más que en una sola
al
cabra. Estas pieles se aplicaban
nas se adaptaban de
pués de
En
zas.
momias de
las
muy
te
modo
mantienen
da, sirve para la
lo largo
fijarla
y
de
algu-
como
cora-
más finamente
cosidas de varias piezas, con delicadeza
tira á rojo
son de
ligadas,
piel
cadáver,
á las formas del individuo, que des-
obscuro. Las bandas que las rodean la
A veces
misma materia.
de cuerno de cabra ó de hueso anudado en
guen por
el
clase superior, las pieles son
flexibles,
admirable. Su color las
tal
húmedas sobre
destrucción del cuerpo quedaban moldeadas
la
curtidas,
á
seis envolturas,
el
y
un corche-
extremo de
la
ban-
alrededor del cuerpo. Los dos sexos se distin-
posición de los brazos: los
hombres
los tienen
extendidos
los muslos, y las mujeres cruzados sobre el vientre. En momias Guanches se hallan en perfecto estado de con-
de
general las
servación. Sólo las carnes han adquirido un color obscuro, pero sin
gran alteración de formas. Los dientes son siempre de extrema blancura. Las cejas existen todavía. Se conservan las facciones principales del rostro,
y
el
pelo y
llera es bastante larga
\
iera dice
to algunos
barba.
la
En
algunos individuos
y de un color castaño claro que
nadie da
(i)
fe
esqueletos ó
se habla
momias de
estas guanchinesas, en
cabe(2).
visto,
Millares, Historia de la i,
y
lo
cuyos
(3).
vagamente de momias de
de haberlas
Dr. Chil (tomo sa publicada
la
rojo»
haber visto algunas de pelo enteramente rubio: «He vis-
cráneos se conservaban los cabellos dorados»
Aunque
tira á
la isla
de
la
Palma,
único que ha parecido en las cue-
Gran Canaria, tomo i, pág. 139. En la obra del puede leerse otra descripción más exten-
págs. 491 á 495)
en 1855 por
el
Licenciado D. Emiliano Martínez de Escobar
en El Ómnibus, periódico de las Palmas. Hisí. Nat., tomo i, pág. 144. (2) Noticias, tomo i, pág. 113. (3)
PROLEGÓMENOS
26o
vas de Bermejales y Goteras son algunos esqueletos, y tres cráneos
perforados en los
la
parte superior
palmeros no conocían
el
El P. Abreu deja entender que
(l).
y en cambio da
arte de embalsamar,
razón de una tristísima forma de suicidio que practicaban. «Era en
enfermedad esta gente
muy
En
triste.
estando enfermo decían á sus
Luego
parientes vacaguaré (me quiero morir).
de leche y cían una
llenaban un vaso
metian en una cueva donde querían morir, y
lo
cama de
gánigo de
el
le
pellejos
la leche,
donde
se echaba,
y cerraban
la
y
ponían á
le
entrada de
le
ha-
cabeza
la
cueva, donde lo
la
dejaban morir. Todos se enterraban en cuevas y sobre pellejos, por-
que decían que muerto» Sobre res
la isla
que de
es el
la tierra ni
ella tratan.
entierros era que
si el
bordón arrimado á un cuervos no
bas supone tajarlos
en
mano un la
difunto tenía
el
lo
y
lo
lado,
mucho ganado,
arrimaban á
el
y cerraban la (3). Por el
embalsamamiento de
palo,
y
la
y
(4).
y
á
Norte y en
la
la
puerta de la
El Dr. Chil habla de un fragmento las
de Gran Cana-
que habla de
las
de Lanzarote: «Sus difuntos
los mirlan^
tienen cuevas de ellos de grandes rumazones, sin estar apelilla-
dos,
(1) la
al
y Fuerteventura. Marín y Cubas, cuyo dicho aislado poco vale,
es el único
y
de amor-
tienen ganados,
si
cabeza
á los pies un tablón de tea
tapian de piedras»
Marín y Cu-
contrario,
los cadáveres antes
pónenle
pieles,
metían con
lo
un tablón, y su cueva con piedras para
comiesen»
cuerpo en
forma de sus
los pies
de momia, perfectamente conservada, análoga á ria
cuerpo
pocos auto-
los
crédito, se limita á decir: «la
pieles: «á sus difuntos los mirlan^
envuelven
cueva
al
El P. Abreu, que por su relativa antigüedad
que merece mayor
los
no había de tocar
ella
de Hierro, tampoco están conformes
sus vestidos en cuevas,
que
cosa de
(2).
y envueltos en
pieles» (5).
Vid. las noticias que Millares (tomo
11)
copia de
E/
Iris,
periódico de
Palma. (2)
Pág. 176.
(3)
Pág. 52. Cap.
(4)
Lib.
(5)
Lib. i.° Cap. XIX. ^/?^(/ Millares,
2.**
xviii.
Del
líalo
y costumbres de
Cap. XIX. Apud(¿\i\\, tomo
11,
la gente del Hierro.
pág. 137.
tomo
11,
pág. 228.
PROLEGÓMENOS
De en
los
26
procedimientos usados para embalsamar, especialmente
Tenerife, sólo
ciones rápidas
muy
confusa idea puede formarse por las descrip-
y embrolladas de los PP. Espinosa y Abreu. El secrey ningún Guanche, por viemanera de preparar los mirlados 6
to debía de estar perdido en su tiempo, jo
que
fuese,
pudo
explicarles la
enzurronados. Sería impertinente consignar aquí los reparos anató-
micos que han puesto á estas noticias
Pero no
lo es
hacer notar
Dr. Chil
el
y
otros médicos.
concordancia entre estos relatos y
la
las
Herodoto y Diodoro Sículo sobre las momias Declara el historiador de Halicarnaso que en Egipto ha-
clásicas páginas de egipcias.
bía tres maneras de momificar los cadáveres,
y que
los
encargados
de esta operación poseían figuras de madera pintada, que daban á escoger á
las familias
sito consistía
de
muertos. El método más raro
los
en extraer por
hierro encorvado, é introducir por tes.
Abrían luego
Etiopía,
el
cadáver por
y después de purgar
allí
y exqui-
parte del cerebro con un
las narices
ciertas drogas é ingredien-
los hijares
los intestinos
y
con aguda piedra de lavarlos
con vino de
palma y con aromas molidos, llenaban el vientre de finísima mirra y de casia y de otros perfumes, excepto el incienso, y volvían á coser la abertura. le
Hecho todo
conservaban setenta
días,
esto,
adobaban
cadáver con
el
pasados los cuales
le
lavaban,
nitro,
y
le
y
en-
volvían con fajas cortadas de una tela de finísimo lino, ungiéndole al
mismo tiempo con
aquella
goma que
en vez de cola. Recogían entonces funto, le encerraban
el
cadáver
en una caja que tenía en
humana, y le colocaban en una cámara do á la muralla.
Menos
los egipcios solían usar los parientes del dila
cubierta una figura
sepulcral,
de pie y arrima-
costoso era
el
embalsamamiento que pudiéramos llamar
En
él
no se abría
de segunda
clase.
intestinos, sino
que con
el
cadáver
purgaban
ni se
clisteres se llenaba el vientre
cedro, procurando que no se derramase ni volviese á
paraban luego con nitro en plirse, extraían el aceite,
el
tanta,
sigo las entrañas enteramente derretidas, el nitro
piel
y
había consumido
los huesos.
de aceite de
salir.
plazo de los setenta días,
cuya fuerza era
las carnes, sólo
Y
los
y
Le preal
cum-
que arrancaba con-
como
al
mismo tiempo
quedaban del cadáver
la
Había, finalmente, un tercer medio de embalsa-
PROLEGÓMENOS
262
mamiento para
los
pobres, que se reducía á purificar
cualquier líquido vulgar setenta días
el
el
primer libro de su Biblioteca Histórica^ am-
que Herodoto escribió sobre
de Egip-
los ritos funerales
Las sepulturas más suntuosas costaban un talento,
to.
vientre con
cadáver en nitro duraute
el
(l).
Diodoro Sículo, en plía algo lo
y conservar
las
medianas
veinte minas, las inferiores una cantidad cortísima. Los que concurrían al acto del
embalsamamiento eran
mero, á quien llamaban car
y
circunscribir por
medio
Venía después
la incisión.
tres
por
lo
menos. El pri-
escriba (Ypa[A¡JLax£'J5), se limitaba á
el
del dibujo el sitio
el
donde debía hacerse
paraschistes, que realizaba la opera-
ción con un cuchillo de piedra etiópica, é inmediatamente día la fuga perseguido por los circunstantes á pedradas nes,
que tenían un sentido expiatorio por
El deshonor que
al
mar-
y
emprenmaldicio-
cadáver.
la violación del
parecer recaía sobre estos practicantes quirúrgi-
cos no alcanzaba á los taricheiitas^ que eran una especie de familiares de los sacerdotes,
A
y podían entrar libremente en el santuario. las demás operaciones del embalsama-
incumbían todas
ellos
miento que Herodoto describe
(2).
Sin detenernos en materia tan sabida y ampliamente
como
lo
les (3), es
sabio
el
Nilo,
y
imposible dejar de reconocer
la
profunda semejanza entre
y complicado procedimiento que se usaba en que cuentan Espinosa y Abreu sobre
lo
sus momias.
remos,
ilustrada,,
están todas las antigüedades egipcias en obras magistra-
Conocemos ya
el
los
el valle
del
Guanches y
texto del primero y ahora transcribi-
como punto de comparación,
el
segundo, que ofrece
muy
ligeras \'ariantes:
«Cuando morían tenían
esta
costumbre y orden en sus entierro?,
que había hombres y mujeres que tenían
(i)
Herodoti Historiarum
lib.
II.
oficio
de mirlar los cuer-
Caps, lxxxvi, lxxxvii, lxxxviii. Edición,
greco-latina de Didot, pág. 98. (2)
de
Diodori Siaili, Bibliothccac Historicae,
la ed. g.
(3)
1.
lib. I,
cap. xci.
Tomo
i,
pág, 73
de Didot.
Vid. por ejemplo, la de Maspero ó
de V Oricnt, París, 1883,
tomo
iii,
la
de Lenormant, Htstoire ancicu/ie
pág. 241 y siguiente?.
PROLEGÓMENOS pos de
los
hombre da,
muertos, y ganaban su vida de esta manera: que
lo
mirlaba hombre, y
y servían
la
estos de guardar
cuervos y guirres y perros, y marido de la difunta le traía
cuerpos era que llevaban sobre
263
lajas,
y
moría
comi-
cuerpo difunto no
si
moría mujer
la
comida.
los
si
le traía la
Y
la
la
fría las
lo
comiesen los
mirlaba mujer,
manera de mirlar
y
el
los
cuerpos á una cueva, y los tendían
vaciaban los vientres, y cada día
les
veces con agua
el
mujer del muerto
lavaban dos
los
partes débiles, sobacos, tras las orejas, las
ingles, entre los dedos, las narices, cuello
pulso.
y
Y
después de
lavados los untaban con manteca de ganado; y echábanles carcoma
de pino y de brezo, y polvos que hacían de piedra pómez porque no se dañasen. Y estando el cuerpo enjuto sin ponerle otra cosa, venían los parientes del muerto, y con cueros de cabras ó de ovejas les envolvían,
en
las
tierro,
y
los liaban
con cuerdas
cuevas que tenían dedicadas para
Y
muy ello,
esto tenian los inferiores del Rey,
luengas,
y
los
ponían
cada uno para su en-
que donde quiera que
morían se enterraban en su cueva que tenían por su sepultura. Pero
Rey donde
el
quiera lo habían de llevar á su sepultura, donde tenían
sus pasados, á los cuales ponian por su orden para sen,
y
ma
así los ponían fajados
y
sin cubrirlos
que
se conocie-
con cosa alguna enci-
» (l).
Poco
falta,
como
se ve, para la perfecta semejanza,
tros dos beneméritos frailes
no expliquen
las cosas
dad y elegancia como Herodoto y Diodoro. Hasta de ser execrados en Egipto
los
aunque nues-
con tanta la
clari-
circunstancia
paraschistas 6 ministros inferiores
del embalsamamiento, conviene con lo que el padre Espinosa dice
de
los
hombres y mujeres que mirlaban
trato ni conversación ellos,
porque
los
á los difuntos: «no tenían
con persona alguna,
ni nadie
osaba llegarse á
tenían por contaminados é inmundos».
A
la
cor-
tante piedra etiópica sustituían en Canarias las tahonas (2) que to-
(i) (2)
Cap. xm. Págs. 195 y 196. curiosas, y más atinadas que otras veces,
Son
las
observaciones que
hace sobre esto Bory de Saint- Vincent {Essais, págs. 497 y 499), aunque quizá
extrema
el paralelismo.
»M. Lech, citado por M. Daubenton, ha notado que en ciertas momias de
PROLEGÓMENOS
264 davía se usaban
en 1678
como
el P. Sosa:
lancetas á fines del siglo xviii, según testifica
«Tenían unos pedernales agudísimos, puestos en
unos cuernillos, que era hasta
común herramienta de que
la
estas islas, usan
de algunas puntas de pedernal tan
ven de sangrar y
y aunque me
he visto algunas; ticiaron
que con
delgadez
y
sus moradores,
sajar
ellas
y aun de
las
que
sutiles
sir-
llaman tahonas.
Yo
me
no-
causó admiración, cuando
sangraban, quedé algo templado, viendo su
con
sutileza,
y
usaban,
lugarcillos pobres
hoy en algunas aldehuelas remotas y
la
me
cual
afirmaron personas fidedignas
Egipto, los huesos ethmoides y sphenoides habían permanecido intactos.
tenido ocasión de observar
examinado, en los cuales
modo muy
He
misma cosa en dos cráneos de Guanches que he
la
los dientes estaban gastados
notable, y absolutamente
como
lo están
de dentro afuera de un
en
las
cabezas egipcias.
>No son las momias únicamente, es también la manera de prepararlas lo que nos ofrece relaciones visibles entre los Guanches y los Egipcios. En uno y otro pueblo son gentes odiosas visto que esto no
mientos:
las
es enteramcfite exacto).
para los ricos,
la incisión
la
que disecan
los
cadáveres {ya hemos
Había varios géneros de embalsamaintroducción de un licor corrosivo para
las gentes menos acomodadas y para los pobres (mucho más radical era la difere?tcia de ritos ft'mebres eJi la Gran Canaria). Los Guanches estaban obliga-
dos,
como
los Egipcios, á
que reemplazase mino de cumplía Egipcios
la el
el
hacer secar los cadáveres
calor del sol
preparación era
fijo
(es
muy
al aire
ó en una estufa
probable^ pero no está probado). El tér-
(en Egipto
si,
en Canarias no).
Cuando
se
plazo legal, los parientes reclamaban la momia, porque entre los
el fiatron la
nían natrón, el sol
la
hubiese consumido, y entre los Guanches, que no tehubiese desecado excesivamente. Se depositaba á las
gentes que podían pagar los embalsamamientos más caros en un ataúd de sola pieza y de una madera que pasaba por incorruptible >En Egipto, á pesar de haberse conocido muy pronto el hierro, era una piedra de Etiopia la que servía para hacer la incisión... El uso de los embal-
una
samamientos debió de ser anterior á encuentra
que
el
mismo uso en
la
la
era de los metales en este pueblo. Se
mutilación de los sacerdotes frigios de Cibeles,
se operaba con un sílice cortante, y en
según j>Lo
la
orden que
el
Señor dio á Josué (Fac
que prueba más
la
la
circuncisión de los Judíos,
tibi cultros lapídeos,
Cap.
v. v. 2.)
relación entre la piedra de Etiopía y las Tabanas
guanches es que dicha piedra no es otra cosa que un basalto excesivamente
duro y compacto
(^Invcjiit
eadcm yEgipius in JEthiopia,
ferrei colorís atqtie durítiae. Plin. Xat. Hist.,
también un basalto
muy duro
lib.
qiiairi
vocat basalten,
36, cap. xi.)
y de grano compacto.»
La tabana es
PROLEGÓMENOS
que
se
ceta»
daba tan bien una cisura como con
la
más apuntada
lan-
(l).
Tanto cuidado y esmero para una
265
la
conservación de los muertos, en
civilización por otra parte rudimental,
del archipiélago creencias
muy
prueba en
arraigadas sobre
la
los
indígenas
vida futura,
más
ó menos espiritualmente entendida, y hace sospechar que no fueron extraños
con
culto de los antepasados. Esta sospecha se corrobora
al
atribuye supersticiones
«llamaban á
muy
Maxios 6 encantados, que eran
los
cuando
los
fiestas,
los
de sus
los espíritus
mares y venían
allí
á darles aviso
llamaban, y dicen que los v^eían en forma de nubecita á
las orillas del
día del
les
poéticas: en los sacrificios \o^ jaicmies
antepasados que andaban por
mar
los días
mayores del año, cuando hacían grandes
aunque fuese entre enemigos, y veíanlos
mayor apartamiento
nosotros corresponde estos
Gómez Escudero, que
testimonio del Licenciado Pedro
el
el
á la
madrugada
del sol en el signo de Cáncer,
día de
el
que á
San Juan Bautista». Suponían que ciertos campos ó bosques de
Maxios moraban de ordinario en
deleite,
«y que
allí
están vivos, y algunos están arrepentidos de lo
mal que hicieron contra sus prójimos... esto decían Faicanes»
(2).
Existían también ritos expiatorios
encomendadas leyenda de
de quien
más avisados
los
la
en Castilla
la
al juicio
de Dios, de
y
cierto
lo cual es
género de pruebas notable ejemplo
reina Ico de Lanzarote, referida por
el
la
Padre Abreu,
toman todos los historiógrafos posteriores: «Reinando el
rey D. Juan
I...
hizo una
armada por
la
mar de
cier-
y puso por capitán de ellos á un caballero vizcaíno que se decía Martín Ruiz de Avendaño, el cual corría toda la costa de tos navios,
Vizcaya y Galicia é Inglaterra, que sería año de mil y trescientos y setenta y siete, poco más ó menos, el cual navegando le dio temporal que les hizo arribar á Lanzarote,
y tomó
puerto,
y
salió el
capitán y gente en tierra, y los isleños lo recibieron de paz
(i)
Pág. 171.
(2)
Aj>ud Ch'ú, pág. 443.
Majoreros es
el
nombre que
Lanzarote y Fiierteventura.
los
y
le
conquistadores solían dar á los indígenas
PROLEGÓMENOS
266
dieron refrescos de lo que en la tierra había de carne queso, para refresco de su armada,
que
del rey
y
leche
Tenía este rey una mujer llamada
se decía Zonzainas.
Faina, en quien hubo Martín Ruiz de Avendaño una hija que
maron
Ico,
en este acogimiento y hospedaje.
hermosa y blanca. Siendo todas sola había salido
muy
demás
las
La
el
Tuvo Guanarame en
Ico á
ella
Guanarame, rey
muerte de un hermano suyo llamado
que prendió
Tingttanjaya, que fué
morenas,
isleñas
lla-
muy
cual Ico fué
blanca. Esta Ico casó con
fué de aquella isla por
que
y
fué aposentado en la casa
y
armada de Hernán Peraza.
la
Guanareme hubo
Giiadarfia. Aluerto
disensiones entre los naturales isleños, diciendo que Ico no era
noble Gayre por ser hija de extranjero y no de Zonzamas. Sobre
en consulta que Ico entrase con tres criadas suyas
esto entraron
villanas en la casa del rey Zonzainas,
humo, y que
diese
si
Ico era noble,
Había en Lanzarote una
y que
á todas cuatro se las
no moriría, y
si
extranjera
una esponja mojada en agua, escondida, y cuando diesen la
pusiese en la boca
respirase en ella. Hízolo
y
humo en un aposento encerradas valióse Ico de ronla viva
honra y
y
así,
se
y dándoles
esponja,
la
humo y
hallá-
á las tres villanas ahogadas. Sacaron á Ico con gran
contento,
y
alzaron por rey á Gnadarfia,
Juan de Betancur
halló
sí.
aconsejó á Ico que llevase
vieja, la cual
tiempo de
al
y
éste fué el
que
primera venida á esta
la
isla» (l).
A
pesar del raro paralelismo de
las
momias, ningún rasgo de
las
incoherentes tradiciones é infantil teogonia de los Guanches hace
pensar en dotal,
los misterios egipcios.
y en algunas
cen haber tenido menos agoreros los
como
el
influjo
faibo ó puerco sagrado.
y
existía
verdadera casta sacer-
sobre
la
población isleña que los
Giiañameñe de Tenerife y
viejos impostores que en
inspiradas
No
sacerdotes siquiera. Los faicanes pare-
islas ni
profetisas
Y
la
misma
isla
el
hacían
Yoñe del Hierro, ó la farsa del Areii-
aun obtenían mayor crédito
como
las
las
dos de Fuerteventura, y
mujeres la astuta
Págs. 34 y 35. Esta leyenda ha servido de tema á varios poetas locales, entre ellos á don
(i)
Graciliano Alfonso (El Juicio de Dios, ó la Reina Ico, tradición canaria, 1S41).
PROLEGÓMENOS
267
Andamana de Gran
Canaria, que pocos años antes de la llegada de
los españoles, había
hecho una revolución en
reduciendo á un solo dominio pendientes, de
de
la
,
nombres
estos
mujeres dedicadas á
vida religiosa
la
y cuyos
ligadas por votos perpetuos,
de
entonces inde-
Hamariguadas Maguas 6 Mari-
las
guadas (que con todos
que á
estado de su país,
la isla (l).
Notable institución era
ración,
el
las diez tribus, hasta
se las designa),
y
asilos se
que eran lugar sagrado para
comunidad de
á la enseñanza, aunque
miraban con
romanas, pero aún es mayor
vene-
Natural era
los delincuentes.
los historiadores del archipiélago asaltase el clásico
las vestales
tal
no
recuerdo
analogía con lo que
la
escribieron de las Vírgenes del Sol en el Perú
y de
otras análogas
de México nuestros primitivos historiadores de Indias, cuyos relatos
compendia con su acostumbrada brevedad y elegancia
el
PadrQ
José de Acosta:
«En
el
Perú hubo muchos monasterios de doncellas, que de otra
suerte no podían ser recibidas;
había uno, en nas,
el
lo
menos en cada provincia
qual estaban dos géneros de mujeres: unas ancia-
que llamaban Mamaconas, para enseñanza de
eran muchachas, que estaban
ban para sus dioses, ó para rio,
y por
allí
cierto tiempo,
el Inca.
Llamaban
Acllaguáci, que es casa de escogidas;
las
que
posición. Estas encerradas
como
allí
ceremonias de sus dioses; de arriba,
y con grande guardia
el
saca-
qual tenía facultad
le
pareciesen de buen
eran doctrinadas por las
en diversas cosas necesarias para
las
de qualquier calidad que fuesen,
quisiese,
siendo de ocho años abaxo,
y después
esta casa ó monaste-
y cada monasterio tenía
su vicario ó gobernador, llamado Apopanaca,
de escoger todas
demás; otras
las
y disMamaconas talle
vida humana, y en los ritos y se sacaban de catorce años para
la
allí
se enviaban á la corte; parte de ellas
Guacas y santuarios, conservando perpetua virginidad; parte para los sacrificios ordinarios que hacían
se diputaban para servir en los
de doncellas, y otros extraordinarios por rra del Inca; parte
la
salud ó muerte ó gue-
también para mujeres ó mancebas del Inca y de
otros parientes ó capitanes suyos, á quien él las daba;
(i)
Viera, Noticias,
tomo
i,
pág. 182.
y
era hacer-
PROLEGÓMENOS
268 les
gran merced; este repartimiento se hacía cada año. Para
el sus-
tento de estos monasterios, que era gran quantidad de doncellas las
que
y heredades
tenían, había rentas
propias, de cuyos frutos
Mamaconas ó
se mantenían... Si se hallaba haber alguna destas
Aellas delinquido contra su honestidad, era infalible
el
castigo de
enterrarla viva, ó matarla con otro género de muerte cruel.
»En México tuvo también no
duraba
les
profesión
la
salían para casarse... les
llamaban
como
sura
y
la penitencia...
barrer
el
al
que continuamente
A
las
ocupaban en hacer
y
todo blanco, sin labor ni color al-
Hamarignadas de Canarias atribuyen algunos
las
Así
el
«A
quista:
traían, era
lien-
templos. El tra-
(l).
aunque otros \'ulos.
qua-
y clauEl exercicio que
y hacer cada mañana de comer que de limosna recogían los
zos de muchas labores para ornato de los ídolos
guna...»
las
allí
vivían en castidad
culto de su Dios.
templo,
Tenían sus abadesas, que
religiosos...
je
y de
á sus ministros de aquello
y
al ídolo
y
doncellas diputadas
tenían era regar
demonio su modo de monjas, aunque
santimonía más de un año...
Eran doncellas de doce á trece años, á
mozas de
las
el
lo
omiten,
la
capellán Pedro
los
Gómez Escudero, que
niños recién nacidos echaban agua
becitas á
modo de
que eran
las
cronistas,
administración del rito lustral de los párasistió á la
y lavaban
con-
las ca-
bautismo, y estas eran mujeres buenas y vírgenes,
Marimagiiadas^ y decían que tenían parentesco, como
nuestros padrinos: no daban razón de esta ceremonia,
y
naria
Tenerife,
eran comunes»
mas no supimos de
otras islas,
(2).
También encontramos
esta
ceremonia en América y aun en
ritual
muy
complicado, que expone prolijamente
bautismo mexicano (y
lo
mismo puede
el
P.
Sahagún.
decirse de los restantes)
nn tenía por objeto (según reconoce un autor, nada sospechoso)
(i)
ni
Historia natvral y moral de las hidias... Compuesta por el P. loseph de
Acosta, Sevilla, Juan de León, 1590. Cap. xv.
que invenid (2)
las
de Oceanía. Existió en México, donde se practicaba con un
islas
l^ste
y era en Caaunque los usos
el De?i!onio
Apud OnW^
para su
pág. 527.
De
¡os
servicio. 2.^ ed. 1792,
Monasterios de doncellas
tomo
11,
págs. 35-37.
PROLEGÓMENOS simbolizar
la
renovación de
cha del pecado original
poniéndole bajo
mucho menos
man-
la
malas influencias y los malignos es-
las
protección del Sol y de
la
borrar
Era un simple exorcismo encaminado á
(l).
ahuyentar del recién nacido píritus,
vida ni
la
269
la
Luna y de
la
diosa de las aguas, llamada en lengua de los aztecas Chalchiuitlicue^
como
así
el rito
que á
los cuatro
años se cumplía de hacer pasar
niño rápidamente por las llamas, servía para ponerle bajo
al
pro-
la
tección del dios del fuego. El bautismo yucateco difería algo, pues-
que
to
ban
se administraba desde los tres hasta los
doce años: «pensa-
Antonio de Herrera) que recibían en
(dice el cronista
una
él
pura disposición para ser buenos y no ser dañados de los demonios» (2).
También en algunas c^n agua
la
de
islas
cabeza del niño, 6
profiriendo ciertos conjuros
la
la
Polinesia,
sin tener
sacerdote rociaba
sumergía enteramente en
y oraciones
El conjunto de hechos religiosos que
ria
el
en cuenta otros aspectos
muy
de Canarias, excitan poderosamente
el
agua,
(3).
hemos procurado agrupar, interesantes de la
la
prehisto-
curiosidad sobre los orí-
genes de una raza que en rigor no ha desaparecido, aunque su sangre se mezclase con vía
muchos
de
la
los isleños
los
colonos europeos
que conservan
Guanches, sus principales rasgos
(i)
físicos
la
('4},
pues son toda-
elevada estatura de los
y algunas de sus costum-
A. Réville, Histoire des Rcligions, II. Les Religions du Me'xique, de
VAmériqtie Céntrale et du Pérou. París, 1885, págs. 16S á 170. (2)
Décadas de Indias, tomo ni de
1615). Pág. 210.
Década IV,
lib.
la
edición de 1726 (la primera es de
x.
Herrera dice con evidente equivocación: «El Bautismo, solo en Yucatán se ha hallado, en todas (3) ¡ise's,
(4)
las
provincias de
Nueva España.»
A. Réville, Histoire des Religions, Favis, 1883,
En un
1577» se dice
tomo
11,
curiosísimo
que «en
I.
Les Religions des Peuples
iion civi-
pág. iii.
documento
1504,
dirigido á la Inquisición de Sevilla
cuando se levantó
el
padrón por orden de
la
en In-
quisición de Sevilla, se encontraron en estas siete islas 1.200 familias Canarias, /"«ira de otras
muchas que estaban mexturadas con
quistadores vinieron
muy pocas
luugcrcs,
poición de los conquistadores casaron ria de Canarias^
tomo
11,
pág. 153).
cotí
y
ellas,
estas casadas,
pues con
por
lo
los
con-
que la mayor
las desta tierra (vid. Millares, Histo-
PROLEGÓMENOS
270 bres
La antropología aporta datos muy seguros para
(i).
ción de este
problema etnográfico.
en otro tiempo
dad de
la raza
lo
Ya
resolu-
hacían escritores ligeros y mal informados,
que poblaba
el archipiélago.
y de nuestro Antón demuestran todo tos étnicos se
la
no es posible sostener, como la uni-
Los trabajos de Verneau
lo contrario (2).
han distinguido hasta ahora en
la
Tres elemen-
población canaria.
La raza Guanche, que predominó en Tenerife y que parece haber sido la primitiva en todas las islas, era de elevada estatura, de recia
y vigorosa complexión, de cabellos rubios (que aún se reconocen en varias momias) y de ojos azules, como los de aquella princesa Dácil, de quien cantó el poeta tinerfeño Viana:
Los bellos ojos son como esmeraldas Cercadas de cristales transparentes (Antigüedades de las Islas Afortunadas, canto tercero).
El cráneo alargado y dolicocéfalo región anterior
y aplanamiento en
cadas superciliares, racteres del cráneo
el
y
bién
el
(i)
tratan,
los
la
con notable desarrollo en
parte occipital, las fuertes ar-
del esqueleto, dejan fuera
de duda
Cromagnon que ya ocupaba
primer fondo de
la
población de España, y que siguiendo
Véase sobre este punto y otros varios que aquí incidentalmente se el magistral discurso, ó más bien erudita monografía sobre el Carác-
y Colonización de
día 22 de Diciembre de
las Islas Catiarias,
que leyó D. Rafael
Además de
los trabajos
aux
lies
De
la pluralité des races anciefines de l'Ar-
Cañarles (en
el
mismo
magnon, ses migrations, ses descendants (en IX, 1886),
Historia el
de Verneau, ya citados anteriormente, intere-
chipel Canarien (en el Bulletin de la Sociétc les s emites
la
1901.
san á nuestro asunto los titulados
tom.
identidad
Sureste de
,
Torres Campos en su recepción pública como Académico de
Sur
la
el
primeros tiempos cuaternarios, que constituyó tam-
ter de la Conquista
(2)
la
prognatismo del maxilar superior, y otros ca-
de esta raza con la de Francia en
,
la
d Anthropologie Bulletin, 1881);
Revue
de PariSy 1879);
La race
de Cro-
d' Ajtthropologie, 2.* serie,
y algunos más.
Antón se encuentran en los Anales de la Sociedad Española de Historia Natural, tomos xiii y xv. Vid. también Calderón y Arana (D. Salvador), Los primitivos habitantes Los notabilísimos estudios
de las Islas Canarias (en
tomo
VIII,
1884).
del Sr.
el
Boletín de la
Institución libre de Enseñanza,
PROLEGÓMENOS el
27
curso de sus emigraciones, había marcado su huella en
de África antes de
la
época romana con
las
el
Norte
tumbas megalíticas de
Túnez, Argelia y Marruecos, de donde pasarían á Canarias. Esto, suponiendo que la emigración se verificase de Norte á Sur, y que los
Cromagnon no fuesen una
raza africana venida á Europa, según
de Quatrefages, á quien impugna Verneau con razones
la hipótesis
que parecen de mucha
fuerza, siendo la principal la formación re-
ciente del archipiélago, que pertenece á nuestra época geológica.
El segundo
que se ha observado principalmente en
tipo,
las islas
de Gran Canaria, Palma y Hierro, era de mediana estatura, de cráneo perfectamente ovalado, dolicocéfalo ó subdolicocéfalo, de nariz
y estrecha, pómulos deprimidos, barba puntiaguda y saliente: raza menos fuerte y rubusta que la guanche, y caracterizada por la larga
finura de la cabeza
como
y de todo
el
esqueleto. Esta raza se considera
y procede indudablemente del Norte de África, siendo patentes sus analogías con los númidas y libio-fenices. Resemítica,
presentaban un tipo de civilización más adelantado que
como
ches,
atribuyen
lo
prueba
la
los
Guan-
comparación de su cerámica, y á ellos se y con más seguridad las mis-
las instituciones religiosas,
teriosas inscripciones
de que luego diré dos palabras. El tercer tipo
étnico, de cráneo corto
hasta ahora,
y
tiene
mera, donde por
y
narices anchas, ha sido poco estudiado
poca importancia, excepto en contrario falta enteramente
el
Á los datos de la antropología cha cautela,
los
de
la lingüistica,
el
la isla
de
Go-
la
tipo semítico.
pueden añadirse, aunque con muque según creemos, no han sido
todavía aquilatados por un verdadero filólogo. Los primeros nave-
gantes y conquistadores dan á entender que los habitantes de islas
hablaban tan diversos lenguajes que no se entendían entre
las sí,
pero en esto debe de haber mucha exageración, porque indígenas
de algunas
islas sirvieron
de intérpretes en
otras.
De
los
de
la
Go-
mera, dicen los llamados capellanes de Béthencourt que hablaban
con
los labios
existe
allí,
como
si
no tuviesen lengua.
y también en
la isla del
Y
en efecto, hoy mismo
Hierro, una especie de lenguaje
silbado, con el cual se entienden á largas distancias (l).
(i)
Verneau, Cinq années &, pág. 318.
PROLEGÓMENOS
272
La desaparición de
lenguas indígenas debió de ser bastante
las
rápida, pero han dejado muchos rastros en
un gran número de que suelen entrado
Desde
local,
en
voces conservadas por los antiguos cronistas,
con poca uniformidad, y en otras que han el castellano actual de las islas.
escribirlas
como
el P.
toponimia
la
provincialismos en
casi todos los historiado-
Espinosa hasta nuestros días,
res canarios han visto origen africano en los dialectos del archipié-
«También me da
lago.
Abreu) ver
el P.
á entender
que hayan venido de África (dice
muchos vocablos que
los
turales de estas islas
con
las
se
encuentran en
los na-
tres naciones que había en aquellas
partes africanas, que son berberiscos
y azanegues y alárabes... En y Canarias) arribó la na-
estas tres islas (Lanzarote, Fuerteventura
ción de los alárabes
que en estas á
vlfe,
y
la
(l),
entre los africanos estimada en más; por-
puerco
tres islas los naturales dicen a la leche aho, al
cebada tenossen^ y este mismo nombre tienen
berberiscos»
(2).
Marín y Cubas extravió
la
los alarbes
investigación con
soñadas etimologías griegas, persas y egipcias. Pero dejando estos delirios
en
el
olvido que merecían, volvió Viera
camino, haciendo notar
la
que se habla en
leno-ua
otras partes de
la
añnidad de
Clavijo
y
al
buen
«con
los dialectos isleños
la
montañas de Marruecos, de Sus y de
las
Berbería meridional». El
mismo
Viera, siguiendo
ejemplo de Jorge Glas, traductor inglés del libro del P. Abreu,
el
07 palabras, que acrecentado sucesivamente por Bory de Saint Vicent (el cual da algunas muy
formó un pequeño vocabulario, de
1
sospechosas), por Bcrthelot, por el Dr. Chil
gado á de
ellas
la
respetable cifra de
3. 000
y por
Millares,
próximamente,
si
ha
lle-
bien muchas
son meras variantes.
Estos catálogos, distribuidos por series correspondientes á cada isla,
encierran bastantes palabras comunes, otras están ligeramente
deformadas, y es patente cias.
y
las
la
y de las desinende una misma lengua madre,
analogía de
Eran, por consiguiente, dialectos
las raíces
modificaciones que había experimentado se debieron
al aisla-
miento en que vivían unos de otros los antiguos canarios, guanches,
texto impreso, pero parece errata.
(1)
Árabes en
(2)
Págs. 16 y 17. Cap. v.
el
Que pone de donde hayan venido
los canarios.
PROLEGÓMENOS
273
palmeros, etc. Berthelot, que trató esta materia con
el
pulso
y
dis-
creción que acostumbraba, insiste en la analogía é identidad de al-
gunos de
los
nombres canarios con
ciertas denominaciones topográ-
nacionales ó individuales que se encuentran en
ficas,
Occidental,
y más particularmente en
el
país
África
el
ocupado por
los
be-
reberes.
Puede entresacarse de estos catálogos un número bastante regular
de palabras de sentido
de citar clara.
las principales,
La
y
religioso;
pero ya hemos tenido ocasión
no son de interpretación bastante
otras
hipótesis del origen africano se presenta desde luego
con
todos los caracteres de verisimilitud, puesto que las Canarias, geo-
gráficamente consideradas, son africano, del cual
como un fragmento
del continente
no están separadas más que por un pequeño brazo
de mar. Pero habiendo coexistido en Canarias dos razas principales, de Cromagnon y
la
la
semítica, ¿cuál de las dos fué la
su lengua, suponiendo,
radical
de
como generalmente
los dialectos isleños.^
que impuso
se admite, la identidad
Cuestión es que no he visto tratada
en ninguna parte, y que acaso no lo será nunca, porque los vestigios lingüísticos
no parecen
suficientes para resolverla. Jorge Glas,
que procedía por mero empirismo, pero había adquirido cierto conocimiento de trional,
la
lengua beréber en sus viajes por
África Septen-
el
sólo encontraba en el idioma de Tenerife (guanche puro)
tres palabras
que tuviesen alguna relación con
las
lenguas líbicas,
y en cambio creía advertir cierto parecido, probablemente fantástico, con las lenguas americanas. En las restantes islas, de 8o palabras señala 22 que idéntica ó radicalmente
pueden
referirse á los
dialectos bereberes. Entre ellas figuran los vocablos religiosos Aco-
raran (Armirkati), Almogaren (Tamogaren), Faycag (Faqicair)^ Irvene (Riben), Tigotan (idéntico en canario Berthelot, ampliando los vocabularios tar
de
que
(i).
rectificando estos datos con presencia de
bereberes escritos por autores modernos, hace no-
Tigot, cielo, está representado por
los Cabilas,
(i)
y
y en beréber)
y por Tignenonte en
Tiguenan en
otras partes;
que
el
dialecto
Irvene, palabra
Hisiory o/ the descovery and conqiicst of the Canary Island, 1767, pági-
nas 174 y siguientes.
Mbnésdez t VeIjáyo.— Heterodoxos.
I.
18
PROLEGÓMENOS
274
que designa mila á
de
referirse
En
el
diablo ó una aparición sobrenatural,
también á léñeme^ nombre del Infierno entre
misma lengua
la
cuerda
Hay
el
Ahora de
también en
se dice,
como nombre de
de Palma
la isla
asi-
alteración,
y
(l).
porque
número de palabras
se
han conservado
sin
otras disfrazadas bajo formas particulares de la lengua
beréber ó desfiguradas por Tenerife,
los Cabilas.
Dios, Arbi, que re-
canarios buen
los dialectos
árabes, algunas fáciles de reconocer,
y Echeithan,
según Berthelot.
Y
el
el
la transcripción.
los africanos (2).
Echeydey^
el
infierno de
Satanás de los árabes, son palabras afines,
Faycan ó Faycag (gran sacerdote)
una corruptela del Faquir doctor ó por
y que Glas
palabra Riben (manifestación divina) de los Jeluques, pue-
la
las islas
el
parece
adoptada
sabio, expresión árabe
Por otra parte,
nombres de lugares de
le
estudio comparativo de los
Canarias y de los países del África
Septentrional habitados por los bereberes, sirven para explicar
y para reconocer
etimología de ciertas denominaciones nía
la
la
homofo-
de muchas localidades.
Aunque
Berthelot no era filólogo, sus conclusiones tienen un
de madurez que contrasta con
sello
los
rumbos
temerarios, aunque
ingeniosos, que siguió el viajero alemán Francisco de Loeher, pre-
tendiendo demostrar con todo género de sofismas etnográficos que la
lengua guanche es de origen germánico, y que
el
pueblo que
la
hablaba era un resto de los vándalos conquistadores de África, que se refugiaron
en
las islas
Canarias después de
Imperio por Belisario. Los
mucho en
las islas,
dando un
de piedra, puesto que todo:
mo la
el
tales
al
salto atrás hasta plantarse
tiempo de
uso de los metales,
de
el arte
la
lo
navegación,
Xo puede
en
la
edad
habían olvidado el cristianis-
llevarse
más
lejos
(3).
tomo
(i)
Hist.
(2)
ídem pág.
(3)
Das Kanierhich,
7iat.,
conquista
la
que en África habían profesado.
extravagancia
destrucción de su
la
vándalos hubieron de degenerar
i.
Eihn., pág. 219.
225.
Gcschichte
tmd
Gesittiing der
Germanen auf den Ka-
narischen Inseln, Munich, 1895,
El primer esbozo de este trabajo apareció en 1876 en
Das
Allgemeine Zci-
PROLEGÓMENOS
Desde
el
275
gran geógrafo Ritter hasta nuestros días, apenas ha teni-
do impugnadores
la tesis del
origen berberisco de los pobladores
de Canarias. Pero no por eso puede darse por resuelto
el
problema
de su lenguaje, que á pesar de apreciables ensayos, entre
los cuales
no debe omitirse
Marqués de Bute en
el del
1
89 1
todavía no ha
(l),
sido planteado en términos rigurosamente científicos.
Etnología y otra
la
y no siempre
la Lingüística,
la
Una
cosa es
lengua es signo
de raza. Quizá estos arcanos lleguen á descifrarse alguna vez con
ayuda de
las
pocas pero interesantes inscripciones que van apare-
ciendo en Canarias.
Desde antiguo
se conocía la existencia
Belmaco en
ciones: la de la cueva de fué registrada hasta
de Palma; pero no
primera copia de aquellos extraños carac-
la
«Msité muchas grutas curiosas
que
otras la de Belmaco.,
la isla
862, en que el distinguido geólogo doctor
1
Carlos Fritsch, pubHcó teres:
de una de estas inscrip-
sirve
fdice el Dr. Fritsch),
y entre ahora para encerrar bueyes. Los
antiguos autores españoles han hablado de
ven dos grandes rocas
basálticas
ella.
A
su entrada se
de superficie plana, sobre
las
cuales están grabados caracteres particulares imitando arabescos espirales, especie
fundidad y de un centímetro de ancho ó grueso»
Por de pronto este descubrimiento quedó
comenzó á hablarse de del Hierro,
isla
cierta
y en 1873 un
Padrón, beneficiado de
la
vacaciones pasadas en su
iuiig,
mo
y
de jeroglíficos de tres á cuatro milímetros de pro-
cueva de hijo
(2).
aislado, pero
en 1870
los Letre7'OS, existente
en
la
de aquella localidad^ D. Aquilino
catedral de las Palmas, aprovechó unas isla
natal
,
para explorar
de Ausburgo, y fué traducido al castellano en primer semestre de 1877. (Los germanos en
IX,
la
la
cueva miste-
Revista Europea., to-
las Islas Canarias).
Se
hizo también una tirada aparte.
On
(i)
ío tlie
Science, (2)
of íhe Xativcs of Tenerife. A paper contributed of thc British Association for ihe advancemeni of iSgi. By John, Marqness of Bute... London, J. Afasters. thc ancient latigtiage
Anihropological Section
AíHíeilungen aus Justus Perthes geographischer Ansialt übcr wichtige
neue Erforschungen aiif dem Gcsammtgebietc der Geographic von Dr. A. Peter-
niann (Erganzungsheft
71.
chen Inseln, Gotha, 1867.
22).
Dr. K. von Fritsch, Reisebilder von den Canaris-
PROLEGÓMENOS
276
y copiar basáltica, que
grabados sobre una roca de lava
los caracteres
riosa
de longitud más de cien metros.
tiene
Y
no se
limitaron á esto sus hallazgos prehistóricos, puesto que reconoció
en diversos parajes de
la
\s\d.
blancuzcos designados con
paraderos 6 jequemmodingos; «terrenos
el
nombre de
cancheros viejos, montones
de conchas comestibles, entre las cuales dominan las patelas, mez-
común y huesos de
clados con fragmentos de barro jas».
Encontró también ruinas de antiguas murallas
cabras ú ovecirculares,
gruta sepulcral con veinte esqueletos que presentaban un particular de
inhumación entre grandes piedras planas;
y,
una
modo final-
mente, reconoció en los lugares altos una especie de altares de piedra toba, en forma de cono truncado, cuya parte interior estaba llena
de cenizas y de restos calcinados de huesos de animales. «De
este
modo
(dice Berthelot), restos
medio
fósiles
de una alimenta-
ción primitiva, ruinas que revelaban un culto antiguo, y grutas sepulcrales, sirviendo de catacumbas á una tribu extirpada, pusie-
ron
al
piadoso explorador en
el
camino de su descubrimiento.»
El erudito y animoso anciano de quien son estas palabras, no pudo mirar con indiferencia la curiosa Memoria, acompañada de dibujos,
que presentó Padrón á
la
Sociedad de Amigos del País,
de Tenerife, y contribuyó más que nadie á divulgar su contenido,
dando cuenta de
En la
él
á
la
Sociedad Geográfica de Madrid, en
su comunicación apunta
el
1
877.
verdadero método para llegar á
solución del enigma; es decir, el estudio comparati\'o con las ins-
cripciones lapidarias de África.
con los caracteres de ció
que
otros
Se imponía también
la
comparación
cueva de Belmaco, y en efecto, se recono-
ó siete de aquellos signos eran enteramente iguales y
seis
muy
la
semejantes, perteneciendo todos
al
mismo género de
escritura (l).
En 1876
recibió la Sociedad Geográfica de
Madrid otra comuni-
cación de Berthelot, anunciando un nuevo descubrimiento de don
(i)
Boletín de la Sociedad Geográfica de Madrid.
Tomo
i,
1877. Pág. 260.
«Noticias sobre los caracteres jeroglíficos grabados en las rocas volcánicas de las Islas Canarias,
de Tenerife».
por M. Sabin Berthelot, cónsul de Francia en Santa Cruz
PROLEGÓMENOS Aquilino Padrón, en
de
la
Candía,
al
oriente de Valver-
del Hierro). Los caracteres grabados en las rocas volcáni-
(isla
cas,
barranco de
el
277
aunque análogos á muchos de
los descubiertos anteriormente,
presentaban un aspecto más alfabetimorfe, y aparecían alineados
en serie
La más importante de
vertical.
estas inscripciones contiene
hasta ochenta signos distribuidos en doce líneas
(l).
Otros fragmen-
y Gran Canaria, pero á han publicado, ninguno es tan
tos epigráficos se citan de Fuerteventura
juzgar por las noticias que de ellos se interesante
Todas
como
ellas, sin
grandes inscripciones de
las
embargo, prueban que
la
Palma y Hierro.
cierto sistema de escritura
Tenerife la inscripción
y acaba de confirmarlo respecto de de Anaga, descubierta y publicada por don
Manuel de Ossuna en
889
fué general en el archipiélago,
1
(2).
Divulgados estos descubrimientos fuera de España, Faidherbe, autoridad competentísima en
dor de
la
dólmenes de África y colector de
los
general
el
como
materia
explora-
las inscripciones
numí-
dicas ó líbicas (3), dirigió á la Sociedad Geográfica de París carta
de
,
«Las
la cual
extractaremos
tres inscripciones
halladas en la isla del Hierro son, sin
Acabo de
disputa, inscripciones líbicas.
leer el trabajo
veyrier sobre los dibujos encontrados por el Sus.
Estos dibujos, aparte de
las figuras
pleta analogía con los hallados en drón...
Es claro que
que trazó
las
una
las principales conclusiones:
la isla
tales inscripciones
el
de Mr. Du-
Mardoqueo en
rabino
de animales, tienen com-
de Hierro por
el
cura Pa-
son obra del rnismo pueblo
de Hierro, y deben ponerse en relación con
las ins-
cripciones rupestres traídas del Sahara por Mr. Duveyrier, con los
doscientos ó trescientos epitafios de Numidia,
y por
último, con la
escritura de los Tuaregs.
(i)
En
el
mismo tomo,
pág. 274.
Estas Memorias de Berthelot se publicaron también en francés, en el Btilletin
de la Sociétc de Géographie de París (tomo ix de
tomo
XII
(2)
de
La
la
la
sexta serie, 1875; y
serie, 1876).
inscripcio7i de
Heede... Santa (3)
misma
Anaga
(Tenerife)^ por D. Mariuel de
Cruz de Tenerife,
Ossuna y
J^an
den
1889.
Me'moires sur les dolmens d'A/rique
ques (lybiques). París, Franck, 1870.
et collection d'inscriptions
numidi-
PROLEGÓMENOS
278 j>Sabido es
que en
numídicos sólo leemos
los epitafios
bres propios,
muchos de
cir «hijo de».
Ni aun hemos podido encontrar todavía
ellos históricos,
y
los
nom-
signo que quiere de-
el
la significa-
más de sesenta epitafios, á un solo nombre propio.
se halla en
ción de la palabra Bas, que
compuestos de dicha palabra ligada
»E1 estudio de los varios dialectos del idioma de los Bereberes, harto descuidado después de los trabajos del general Hanoteau so-
bre
de
el
y Tuaregs, podrá conducirnos solamente á
los Cabilas
la
interpretación de las inscripciones líbicas. Pero es punto demostra-
do que
estas inscripciones son obra
de
los antiguos libios,
mezcla-
dos desde mil quinientos á dos mil años antes de Jesucristo, con gentes rubias del Norte^ llegadas por Tánger, donde dejaron dólmenes
como
testimonio de su paso»
Creemos que todavía
(l).
reflejan estas palabras el sentir
común de
los especialistas, puesto que no hemos visto ningún conato serio las inscripciones canarias, tan
de interpretación de hasta ahora el
como
las ibéricas.
velo que nos encubre la vida de los aborígenes de aquellas
celebradas
hoy por
y que
islas,
su admirable posición geográfica, famosas desde
antiguo por los dones que en ellas derramó
te
impenetrables
Quiera Dios que algún día se rompa
la
pródiga naturaleza,
nombre de Afortunadas, consagrado poéticamenTasso cuando puso en aquel mar los encantados jardines
les valieron
por
el
de Armida:
Ed
eran queste
Cosí le nominó
A
l'isole Felici:
la prisca etate,
cui tanto stimava
i
Cieli amici,
Che credea volontarie e non arate Qui partorir Frutti
non
le terre; e'n piü graditi
cuite germogliar le
Qui non fallad mal E'l
(i)
có en
La
me] dicea
viti.
fiorir gli olivi,
stillar dall' elci
cave;
carta del general Faidherbe (Lila, 10 de Octubre
el Biillctin de la Société de
año), y fué reproducida
de 1876) se publi-
GéograplUe de París (Noviembre del
inmediatamente en
el
nuestro (tomo
i,
mismo
pág. 561,
Jeroglíficos de la isla de Hierro).
Vid. también Verneau, Inscriptions lapidaires de V Archipel Canarien (en la
Revuc d'Ethnographic, tomo
i,
1884).
PROLEGÓMENOS
E
scender giü da lor montagne
Con acque
E
zefiri
qui
dolci, e
e rugiade
Temprarvi
E
279
si,
gli Elisi
i
i
rivi
rnormorio soave; raggi estivi
che nullo ardor
v'é grave:
campi, e le famosa
Stanze delle beate anime pose. (Ger, Lib. cant. xv).
II
— Creencias, ritos y supersticiones de las tribus ibéricas. —Testimo— — — — genas. — Politeísmo greco-romano. — Cultos y misterios orientales. — Colo-
Historia.
nios de los historiadores y geógrafos clásicos. Inscripciones. Monedas. Monumentos figurados. Templos. Clasificación de las divinidades indí-
nias judías.
No
es
mi intento añadir una nueva
teoría á las varias
sobre los primitivos pobladores históricos de
La misma rapidez con que
la
tales construcciones se
suceden y
que envejecen, prueban su poca consistencia. Admiro
to
y
la
la
agudeza de los que á estas lucubraciones se dedican,
que sacan de lo
que existen
Península Ibérica.
los datos etimológicos
y
el
arte
y
la
lo
pres-
erudición el
partido
habilidad con que
compaginan todo. Pero un incurable escepticismo me hace mirar
con cierto recelo estos aparatos sistemáticos que sobre pocas, obscuras
y
deficientes noticias,
y con
el
deleznable apoyo de una
logía aventurera, pretenden darnos la clave
comenzamos á
misterios apenas
entrever.
filo-
de un mundo cuyos
La lengua de
ciones ibéricas continúa siendo un enigma; se leen
las inscrip-
más ó menos
imperfectamente, pero no se entienden. El éuscaro ó vasco carece
de monumentos to de
escritos,
comparación
muy poco
y aun á verdaderos gos y
latinos,
y en
delirios.
pero son
muy
una formal descripción de Gil
moderno es un instrumeny ocasionado á graves errores
su estado
preciso
Restan
pocos
Iberia.
los textos
los
de los autores grie-
que como Strabón hicieron
Los más hablan por incidencia,
obras de diverso argumento, basadas á veces en otras que han
perecido, ó en tradiciones orales de dudosa retóricos.
Aun
en
la
fe,
amplificadas por los
parte geográfica dejan grandes lagunas y pro-
PROLEGÓMENOS blemas insolubles. Lo que dicen de
28
las instituciones,
usos y costum-
bres de los naturales, es á veces contradictorio, acaso por confusión entre pueblos
y
tribus de distinto origen,
aun aproximadamente,
el
y no
basta para formar, ni
cuadro de su civilización. Lo mismo acon-
tece con las noticias que dan de sus creencias religiosas
pocas leyendas mitológicas que consignan.
No
y con
que un insigne arqueólogo haya dicho recientemente que de toria
de
los iberos antes
podemos
la
conquista cartaginesa
afirmar tres hechos: la colonización íenicia,
la his-
y romana la
sólo
colonización
inmigración céltica, y que estos mismos acontecimienmira sólo á la luz de los textos históricos, aparecen
griega
y
tos,
se los
si
de
las
es maravilla, pues,
la
confusos sin precisión de lugar
ni
tiempo
(l).
Los imponentes
res-
tos arquitectónicos, las numerosas esculturas que nos han revelado
un
de obras dignas de
arte ibérico productor alguna vez
con
la plástica griega, la
rivalizar
cerámica, las monedas, son auxilios de in-
apreciable valor y brindan con estudios de inagotable fecundidad,
pero no bastan aún para establecer una cronología que pase de conjetural.
Cabe,
cias extrañas
sí,
y
y con buen
llegar
éxito se realiza ya, notar las influen-
mediante su estudio á
determinación sin-
la
crónica de algunos hechos artísticos, que á su vez dan luz, siquiera
sea
muy
entre ellos
De
el religioso.
(i)
(2)
P. Paris, 1
primitiva,
todos estos medios de investigación nos
valdremos, comenzando por los textos escritos
página
España
tenue, á otros problemas históricos de la
Essai sur l'ari
et I' industrie
de
(2).
V Espag7ie
primitive,
tomo
i,
1.
Aunque ya
nuestros
arzobispo D. Rodrigo y
la
más antiguos
historiadores,
empezando por
el
Crónica general con sus varias refundiciones, apro-
vecharon algunos textos clásicos del
modo
imperfectísimo que esto podía
Edad Media, su estudio crítico no fué posible hasta el Renaciqac miento, dio á conocer otros muchos y enseñó á leerlos. El primer conato de una geografía c historia de la España primitiva son los Paralipomenon Hiípaniae libri decem que dedicó á los Reyes Católicos el gerundense don hacerse en
la
Juan Margarit antes de 1484. Pero este trabajo, para su tiempo
muy
estima-
no fué impreso hasta 1545 (en Granada, por Sancho de Nebrija), y no tuvo por tanto la influencia que debiera, á lo menos por la dirección que ble,
señalaba. (Vid. F. Fita,
En cambio
El
Gcrimdejise
y
la
España primitiva, Madrid,
lograron inmerecida difusión y crédito
¡as
1S79).
torpes patrañas del
PROLEGÓMEXOS
282 dominico
italiano Fr.
Juan Anio de Viterbo
(149S), inventor
fragmentos de Beroso, Manethon y Fabio Pictor, y de
la
de
los falsos
primera dinastía de
reyes fabulosos de España. La crítica de nuestros humanistas Luis Vives,
Juan de Vergara, Gaspar Barreiros denunció estas llegó á desarraigarlas
de
los espíritus
aspecto de antigüedad y halagaba
el
falsificaciones,
preocupados por
amor
patrio.
lo
Marineo
pero no
que tenía
falso
Sículo, Beuter, el
mismo Juan Vaseo pagaron tributo á Anio, Pero quien más popularizó tales delirios fué Florian de Ocampo en su Crónica Í1543), ingeniosa y extraña combinación de datos auténticos y apócrifos, de suposiciones y conjeturas temerarias, que acreditan más la erudición que la buena fé de su autor (Vid. G. Cirot, Les histoires genérales d' Espagnc enire Alphofise
X et Philippe
TI,
Burdeos, 1904, págs. 97 y 147). Zurita y
Ambrosio de
jNIorales
son los verdaderos fundadores de
la histo-
y severa de España, pero el primero se abstuvo de tocar las épocas primitivas, al paso que Morales dio gran luz á las Antigüedades de España,
ria sólida
publicando en 1577
el
primer tratado general de
ellas,
hay excelentes principios de método. La pluma
con un aparato en que
clásica del P.
Mariana dio
Beroso y sus conmilitones, y los enterró para siempre, pero no se mostró tan severa con otras fábulas que parecían traer
las
últimas estocadas
en su abono latina
la
autoridad de algún escritor griego ó latino. Publicada su obra
en 1592 y
ca histórica en
al falso
la castellana
en 1601, marca
el
punto culminante de
la críti-
el siglo xvi.
La centuria siguiente nos presenta un extraño contraste de
De un
lado, la arqueología clásica, seria y
luz y sombras. dignamente cultivada por unos
cuantos hombres de positiva erudición é instruidos en los buenos métodos,
produce obras tan importantes como
las
Antigüedades de España y África del
Dr. Bernardo Aid rete (16 14), las Antigüedades de la isla
Suárez de Salazar (1610), vento jurídico de
las
y ciudad de Cádiz de
Antigüedades de Sevilla y chorographia de su con-
Rodrigo Caro
(1634), la Cádiz fenicia del
marqués de Mon-
y algunas otras, en que se aprovechan y dilucidan con buen criterio noticias que nos trasmitieron los antiguos, se procura ilustrar la geogra-
déjar, las fía,
y
se
aprovechan
las
disciplinas auxiliares
de
luces de
la epigrafía,
la historia.
De
de
la
otro lado,
la
numismática y de otras invención de los falsos
cronicones, aunque hace sus principales estragos en el eclesiástica,
campo de
no deja por eso de sembrar nueva cizaña entre
de nuestros orígenes, y
el falsario
la historia
los indagadores
D. José Pellicer, gran perseguidor de
invenciones agenas para acreditar las propias,
si
las
por una parte impugna
el
Hauberto de Lupián Zapata, y se ríe de las añejas ficciones de Anio, por otra levanta una disparatada máquina de sesenta reyes fabulosos, que falso
según
él
rigieron la monarquía primitiva de España.
Pero estas invenciones tardías no lograron fortuna, aunque tuviesen rezagada continuación en
el
absurdo libro de Huerta y Vega, España primitiva
PROLEGÓMENOS
283
El impulso crítico de Mondéjar y D. Nicolás Antonio es el que iba á el siglo xvín, y se manifestó desde luego en las innumerables dis-
(1738).
dominar en
quisiciones críticas de Mayans, y en la seca pero concienzuda Synopsis histó-
de Perreras (1700 y siguientes), que dio el buen ejemplo de las palabras mismas de «los autores seguros y de buena La España Sagrada, aunque tuviese por principal materia las antigüeda-
rica clironologica tejer sus fé^.
Anales con
des eclesiásticas, dio extraordinaria luz á ción de documentos de la
Edad Media,
las profanas,
no sólo con
la
publica-
sino con sabias disertaciones sobre la
geografía clásica, y gran copia de inscripciones latinas y datos numismáticos, que á veces aclaran, fijan y determinan el sentido de las fuentes literarias.
A
este feliz período de nuestra erudición pertenecen los trabajos del
insigne malagueño D. Luis José Velázquez, marqués de Valdeflores, que
como fruto de sus viajes literarios acometió la empresa inasequible á un solo hombre de reunir en colección los documentos originales de la historia de España desde los tiempos más remotos hasta el año 1 5 6, incluyendo escritores, diplomas, inscripciones, medallas y todo género de monumentos anti1
guos.
En
la
Noticia del Viaje de España y de una nueva Historia general de la
nación (Madrid, 1765),
expone Velázquez sus
planes, ciertamente ambiciosos,
pero con verdadera grandeza y miras enciclopédicas. En aquel mismo añí> empezó á imprimirse con texto bilingüe, el primer tomo de los Renim His-
panicanmt documenta coaetanea que debía contener primer
siglo
de nuestra
que no pasan de Las
los
tristes vicisitudes
era,
los escritos anteriores al
pero sólo llegaron á estamparse algunos pliegos,
prolegómenos y suelen ir encuadernados con el que desde 1767 atribularon la vida de Velázquez
]'iaje.
hicie-
ron que se malograsen este y otros esfuerzos de su erudición, quedando inéditas la mayor parte de sus colecciones y extraviándose algunas. Pero Veláz-
quez era algo más que coleccionista. Sus Atiales de la tiempo
más remoto
Jiación española desde el
hasta la entrada de los romanos (Málaga, 1759) es el primer
ensayo de una historia primitiva de
península, sacada únicamente de los
la
y monumentos
coevos, con indicación exacta y precisa escritores originales del origen de cada noticia, y con una tentativa de sistematización cronológica.
Este
libro,
ya raro, y menos conocido de
lo
que debiera, quedó
solitario
método como por la precisión de las indicaciones puede prestar hoy mismo buenos servicios, si se prescinde del candido evemerismo con que todavía en el siglo xviii se interpretaban los mitos, y de la temeridad de llamar Anales á un conjunto de en nuestra bibliografía histórica, pero tanto por
el
narraciones en gran parte poéticas y fabulosas.
El método elegante y sobrio de Velázquez contrasta ventajosamente con la prolija
verbosidad y enfadosas digresiones de dos obras de grande aunque
indigesta erudición siglo xviii sobre
que resumen, puede
nuestros orígenes:
la
PP. Fr. Rafael y Fr. Pedro Rodríguez
decirse, el
movimiento
crítico del
Historia literaria de España, de los
Mohedano
(1766),
que en nueve tomos
PROLEGÓMENOS
284
Homero, ó quien quiera que
fuese
el
poeta de
la
Odisea^ tenía ya
noticia del mito de Atlante, el titán padre de Calipso, «el
todas las profundidades de
y de
la tierra» (l).
En
la
mar y
sostiene las columnas del cielo
Teogonia de Hesiodo, Atlante, hijo de
la
Japeto y Climene, «obligado por
la
dura necesidad, sostiene
churoso cielo con su cabeza é infatigables manos, en
no pasa, como es sabido, de
la
que conoce
el
an-
los confines
de
época romana, y dedica íntegros los tres pri-
meros á disquisiciones sobre los tiempos primitivos; y
la
Historia critica de
Masdeu (1783), en que hay dos volúmenes de la España Antigua, cinco de la España Romana, y tres de inscripciones, recogidas en
España del
jesuíta
mayor número que hasta entonces y con mejor orden, pero no sin mezcla de epígrafes falsos ó mal leídos. Con todos sus defectos, la síloge epigráfica de Masdeu, que tuvo á veces buenos colaboradores como el conde de Lumiares, fué única por más de medio siglo, hasta que el Corpus de la Academia de Berlín vino á hacerla inútil. Única fué también y continúa siéndolo, la imperfecta pero loable colección los geógrafos clásicos, que D. Miguel Cortés y López, autor del Diccionario geogrdjico-hisiórico de la España Antigua (1835) antepuso á su obra con el
de
título
de Aparato. Las traducciones que incluye son de varias manos y desademás del estado de los textos en aquella época,
igual mérito: se resienten
y hay muchos errores en las notas. Pero de todos modos Cortés hizo en su Aparato una obra útil, que sirvió de manual á nuestros anticuarios, y que vale bastante más que su Diccionario, estropeado continuamente por fantásticas etimologías hebreas.
Aun fos,
siendo incompleta
la
colección de Cortés en lo tocante á los geógra-
todavía carecemos de otra igual respecto de los historiógrafos y
demás
autores que de propósito ó por incidencia trataron de España. Su enumera-
ción bibliográfica se encuentra en
La
Arqueología de España
todo trabajador.
ha publicado
el
En
la
el
precioso manual del Dr. Emilio
(Barcelona, 1888),
Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos (1909 y 191
una extensa y concienzuda Memoria sobre Odyss,
lib.
I,
nombres y
y
(Gcog.
lib.
Homero, que según
i,
él
cap.
las
Geografía de la peninsula
ibé-
latinos.
i,
párrafo 4) en probar la pericia geo-
designó todas las regiones, unas por sus
otras por señas inequívocas,
Hércules ó por
La
1)
Alemany y Bolufer
v. 51-54-
Empeñado Strabon gráfica de
Hübner
es guía infiispensable para
distinguido profesor helenista D. José de
rica en los textos de los escritores griegos (i)
que
navegaciones de los
supone que por la expedición de fenicios tuvo conocimiento de las
riquezas de Iberia, y que en ella colocó los Campos Elíseos, confín de la tierra, mansión de los bienaventurados, donde reina el rubio Radamanto, don-
PROLEGÓMENOS delante de las Hespérides de voz sonora, pues
la tierra, le
impuso
En
el
próvido Zeus»
destino
tal
(l).
mismo poema aparece por
el
285
vez primera
el
mito ibérico de
Gerión y de su vencimiento por Hércules. «Crisaor, juntándose con Calirroe, hija del ilustre Océano, engendró al tricípite Gerión; á
quien dio muerte
el
fornido Heracles cabe los bueyes de flexibles
en Eritia situada en medio de
pies,
atravesó
en un obscuro establo,
el
al
al
otro lado del ilustre río,
bueyes de espaciosa frente á
llos
las olas, el día
Océano, después de matar á Ortos y
el
en que
y
sagrada Tirinto»
la
héroe
el
boyero Euritión se llevó aque-
Ortos era
(2).
perro que guardaba los ganados de Gerión, y también Hesiodo
nos da su tremenda genealogía ascendente y descendente. «Calirroe parió en honda cueva otro monstruo invencible, la divinal Equidna,
de ánimo esforzado, mitad ninfa de ojos vivos y hermosas
y
que
se alimenta
de carne cruda y vive en
entrañas de
las
Allí tiene su gruta, en lo profundo, dentro de la lejos
de
los inmortales dioses
asignaron
morase.
las
Y
y de
los
la tierra.
excavada peña,
mortales hombres;
allí le
deidades una habitación magnífica para que en
quedó encerrada debajo
ciosa Equidna, ninfa inmortal pre.
mejillas,
y grande, de piel manchada,
mitad sierpe monstruosa; horrible
Dicen que Tifón,
el
del suelo
y exenta de
la
de Arimos
ella
perni-
la
senectud para siem-
viento terrible é impetuoso, se unió por
de viven grata y fácil vida los hombres, donde no hay nieve ni largo invierno ni lluvia, sino que se respira el blando aliento del céfiro, que envía el
Océano para
refrigerar á los
Escudados con
el
hombres (Odyss,
parecer de Strabón
la
lib. iii, v.
563-568).
mayor parte de nuestros
historia-
dores han aplicado esta poética descripción á Andalucía, y otros á
las islas
Canarias. Trátase evidentemente de un país fabuloso, cuyos límites iban ale-
jándose conforme se agrandaba en del
la
mente de
los antiguos el
conocimiento
mundo.
Conocida es sea en el libro asilo (i)
de
la
la bella vii
paráfrasis
que Fénelon hizo de estos versos de
del Tcle'inaco, pintando
la
Bética
la
Odi-
país de delicias,
vida patriarcal é ¡nocente.
Theog. V. 517-521. Edición de D. Luis Segalá y Estalella,
de una excelente y
literal
acompañada
versión en prosa castellana (Barcelona, 19
gina 40. (2)
como un
Theóg. V. 287-294. Trad. de Segalá, pág. 25,
10),
pá-
PROLEGÓMENOS
2S6
amor con prole»
(l).
Jrtos
de
las diosas,
con
se repite casi
Gerión
de
la
muerte»
la
En
Teogonia^
primer pasaje relativo á
^'ersos el
allá del ilustre
Xoche, donde están
viajes de Hércules (4)
y ^Medusa, que padeció luctuosos males. dos están exentas de la vejez y de
las otras
las
y
como término de
puertas Gadiridas
Stesícoro de Himera,
el
pastor Gerión, «nacido en frente de
al
Océano,
Hespérides de voz
las
(3).
Píndaro mencionó
fuentes inmensas, de
de una peña»
A
á
el
geografía de este antiquísimo poeta, las Gorgo-
Esta última era mortal;
á las
como de apéndice
de Forcis y de Ceto, residen «más
los confines
cantó
y
fuerza del invencible Heracles.
sirve
mismos
los
sonora: Esteno, Euriale
la
que
azote de los Tebanos,
la Esfinge,
(2).
la fantástica
nas, hijas
en
can de Gerión, y del incestuoso corsorcio de
domeñado por la
león de Xemea,
En
el
con su madre, nacieron
el catálogo
cual tuvo formidable
la
El primero de los monstruos nacidos de este ayunta-
miento fué Ortos, (
de ojos vivos, de
esta doncella
de
raíz
gran
los
lírico siciliano,
la ínclita Eritia,
plata, del río Tarteso,
en
el
junto
hueco
(5).
estas poéticas leyendas se reduce el
vago conocimiento que
tuvieron de estas postreras tierras
los griegos anteriores al siglo vi,
occidentales. Pero en esa centuria
encontramos
ya.
datos geográfi-
cos de indudable valor, aunque en escaso número, por haber devo-
rado
el
griegos
tiempo (6),
de
los periplos
los antiguos
se encuentran dislocados
Hecateo de Mileto, uno de
navegantes fenicios y
muy
en obras
los cuales, sólo
poema de Avieno,
(i)
de
posteriores, como el y confusos fragmentos.
ó logógrafos que precedie-
los cronistas
Theog, v. 295-308. Trad. de Segalá, pág. 26.
{2)
Theog. V. 979-984. Trad. de Segalá, pág. 69.
(3)
Theog. V. 274-281. Trad.
(4)
No
de Segalá, pág.
24.
se halla este pasaje en las odas de Píndaro
pero se refiere á
él
Strabon (Geog. m, cap.
(5)
Vid. Strabon (Geog.
(6)
Sobre estos periplos versa
iii,
cap.
it,
el
11,
párrafo
párrafo 11).
discurso leído por D. José Oliver y Hur-
tado (después obispo de Pamplona), en su recepción Historia (Madrid, 1863)
ma como
trabajo de
que hoy conocemos,
12).
que Hübner (La Arqueología
suma erudición y
crítica atinada.
como Académico de eti
la
EsJ^aña, pág. 3) esti-
PROLEGÓMENOS ron á Herodoto, llegó en sus
hasta las columnas de Hércules
quedan en
el
por
\-iajes
las costas del
^Mediterráneo
pero de su Pericgcsis sólo nos
(i);
nom-
lexicón geográfico de Stéfano de Bizancio (2) los
bres de cinco gentes ó naciones que
de iberas: los Ilaragau-
califica
Mastienos, que habitaban hacia las columnas de Hércules,
tes, los
llamados Sialis,
287
de
así
la
ciudad
]\íastia
además de
poseían
la cual
de
las
[Menóbora, Sixos y Molybdana; los Tartesios, á quienes per-
tenecían Elyburge é Ibyla; los Eídetes y los Misgetes. Otros
nom-
bres trae de ríos y de ciudades, mencionando también dos islas ibéricas: la Crom^nisa y la ]\íelusa (3). En un fragmento de otra obra
de Recateo
(las
Genealogías), que cita Arriano en su Historia de las
expediciones de Alejandro, negaba
el
viajero jonio
hubiese ido á robar los bueyes de Gerión á la
alguna situada en
el
Océano, sino
al
Ambracia y Amphilochos, de donde su ganado
isla
que Heracles
Eritia ni á otra
continente que está cerca de era
re}-
Gerión,
y donde
tenía
(4).
También con ocasión de
historiar las
empresas de Hércules,
habló de Iberia otro logógrafo llamado Herodoro de Heraclea, del cual quedan dos fragmentos reIati\-os á nuestra península en lexicón de Stéfano
el
y en las excerptas del emperador Constantino Herodoro que la gente ibérica que habita la
Porfirogeneta. Decía
marina, aunque es una sola, recibe diversos nombres, según las bus.
(i)
Los últimos que moran hacia
Vid.
(2)
Me
nuestro
ocaso son los Kinetes; después
el
colección de Müller, Fragmenta historiconcm graecorutn (París,
la
Didot, 1874),
tomo
I,
págs.
complazco en
i
y
2.
citar la edición
Tomás de Pinedo, dedicada en
notabilísima para su tiempo, de
169S
al
marqués de
i\Iondéjar. Stepha-
71US de Urbibus, qiievi
pri»ms Tilomas de Pinedo Laiii Jure donabat,
vatiofíibus, scrutinio
variamm
Graecae fíioSy
(3)
tri-
¡iiigztarum,
et Lafinae, detectis illustrabat...
et obser-
ac praecipue Hcbraicae, Faeniciae,
Amstelaedami, apud R. ct G. Weíste-
1725.
Sóbrelos Primeros pobladores
consultarse
la
históricos de la
Península
Ibe'rica áebe.
obra doctísima que con este título ha publicado D. Francisco
Fernández y González (i\Iadr¡d, 1890), y forma parte de la interrumpida Hisioria general de España escrita por algunos individuos de la Academia de la Historia. (4)
Fragmenta hisioricorum graccorum^ tomo
i,
pág. 27.
PROLEGÓMENOS
288
de
hacia
ellos,
Xorte, se encuentran los Gletes, á quienes siguen
el
y más
los Tartesios, los Elbisinios, los Calpianos,
Puede suponerse error en
el
nombre
Contemporáneo de Recateo y Herodoro carnaso,
padre de
el
ron hasta
Fueron
los
la Iberia
y
las
Focenses Tarteso,
remos por una los Tartesios,
navegaciones de los
Ródano.
fué
Herodoto de Hali-
Sus viajes no se extendie-
la historia clásica.
confín occidental de Europa, pero
el
meras noticias de
allá el
del río (l).
le
debemos
las pri-
los griegos á nuestras costas.
que descubrieron
el
Adriático, el Tirreno,
navegando &n penteconteras (barcos de cincuenta
sola banda).
Encontraron grata acogida en
el
rey de
llamado Argantonio, que alcanzó ciento veinte años
de edad y ochenta de reinado. Argantonio invitó á los Focenses á establecerse en cualquier parte de sus dominios, y no habiendo
podido persuadirles á que se quedaran, porque llamaba á su
amenazado por
país,
dos, les dio una gran
dedor de su ciudad
el
amor
el
patrio los
creciente poderío de los
suma de dinero para
construir un
muro
]\Ie-
alre-
(2).
mismo Herodoto, en el libro cuarto de su historia, nos refiere que una nave de Samos que se dirigía á Egigto, mandada por el capitán Coleo, fué arrebatada por el viento solano hasta más allá de las columnas de Hércules, y llegó como impulsada por un numen El
protector á
en
el
la feliz
Tarteso, emporio que todavía estaba intacto,
cual obtuvieron tal ganancia mercantil
como ningún
go de que haya memoria, á excepción de Sostrato
En de
las
Tarteso y en
la isla Eritea,
columnas de Heracles, en
el
Egineta
(3).
más
allá
«junto á Gadira (Gades), el
Océano« (sobre
y
otro grie-
la cual repite la
fábula de los bueyes de Gerión con la prudente cautela de un se dice),
terminaban
las claras
y
las
nociones geográficas de Herodoto, á lo
positivas.
(i)
Fragmenta historicorum graccoriim, tomo
(2).
Herodoti Historiarum
dot). Lib.
I,
libri
11,
pág. 33, fragm. 20.
IX: recognovit G. Dindorfitis (colección Di-
cap. clxiii, pág. 54. Cf.
Los nueve
libros de la Historia de
to de Halicarnaso, traducida del griego al castellano,
jesuíta, Madrid, 1846, (3)
Lib.
pág- 378.
menos
IV,
cap.
tomo
CLii,
i,
por
el
Herodo-
P. Bartolomé Pon,
págs. 79-80.
págs. 225-226. Cf.
la
traducción del P. Pou, tomo
i,
PROLEGÓMENOS
289
Los Únicos pueblos que menciona pasadas
las
columnas de Hér-
cules son los Kinesios (Kinetes de Herodoro), que son los
dentales de todos,
y nombre aparece en
tal
Herodoto,
venían
estaño y
el
el
del
Norte
ámbar, pero
occi-
extraña geografía de
la
de
el país
los Celtas
de donde
debían de guardar
fenicios
los
historiador griego no
el
pudo encontrar
haber visto por sus ojos
le certificase
mar
el
(2).
Los historiadores del
pompo,
más
primera vez que
ciertas islas llamadas Casitérides,
tan bien su secreto, que
persona alguna que
la
y en la en su curso por mitad á Europa (l).
ciudad de Pirene, divide
Había oído hablar de
Según
la historia.
que nace en
río Istro,
el
Es
los Celtas sus vecinos.
no tuvieron en
Filisto,
informados
Y
de veraces.
ni
de nuestra
siglo iv antes
ciertamente
era, Eforo,
mucho
antigüedad
la
Teo-
crédito de bien
pocas noticias sobre
las
nuestra región que con referencia á ellos consignan otros autores,
parecen inciertas ó absurdas. Eforo llamaba Celtas á todos dores de las tierras occidentales
y consideraba á
habitantes de una sola ciudad.
De
cosas, entre ellas el horror
los
mora-
los Iberos
como
esos Celtas contaba extrañas
que tenían á
la
obesidad, por lo cual im-
ponían multa á todo joven cuyo vientre excediese de prescrita por
cinturón
el
en su tiempo no sobre
existía,
la existencia
(3).
Strabón duda de
tal
tiene por patraña lo
y
de un templo y un
la
medida
costumbre, que
que Eforo escribió
dedicado á Hércules en
altar
Promontorio Sacro, donde no había ara de ningún dios
el
Filisto fué el
(i)
Lib.
más
allá
de
el Istro
las
en
la
«En suma, de
el
19S. Cf.
columnas de Hürcules, confinantes con
mundo
el
exceptuados
los confines
la
y extremidades de
la
cap. cxv, pág. 169. Cf. Pou,
tomo
Lib.
Fragmenta historicorum graecotum, de Müller, tomo
(4)
Strab. Geog. Mi:!;¿KDEz Y
i,
Europeos que
mundo
viene á
Escitia».
(2)
m, cap.
los Cinesios,
Europa, empezando des-
los Cinetas, son los últimos
(3)
III,
i,
desa<7ua en el ponto Euxino». Id. (pág. 331):
viven hacia Poniente, y atravesada toda aquella parte del
morir en
Pou (tomo
Ocaso, y después de atravesar
gran Danubio va recorriendo toda
los Celtas que,
y
ciudad de Pirene desde los Celtas, los que
último pueblo de Europa, situado hacia toda aquella parte del
(4).
origen ibérico de los Sicanos,
el
cap. xxxui, lib. iv, cap. xlix, págs. 83
II,
«Empieza
pág. 125):
están
primero en afirmar
i,
271, i,
pág. 244.
párrafo 4.°
VííKYO.— Heterodoxos.
I.
lo
PROLEGÓMENOS
290 primeros pobladores de
Sicilia,
Pero ya en su tiempo impugnó esta
supuesta emigración Timeo, historiador siciliano más erudito y
gente que
Filisto.
Diodoro Sículo, que había leído á uno y á
se inclina á la opinión del
segundo
dili-
otro,
(l).
Fuera del antiquísimo Hecateo, no encontramos hasta
el siglo
ii
autores griegos que hubiesen recorrido algo del territorio ibérico.
Inestimable es
la
parte que conservamos de
de Polibio, pero de
mos
los cuarenta libros
Historia Universal
la
de que constaba, sólo tene-
x fragmentos de
íntegros los cinco primeros,
los restantes.
Su
método positivo y verdaderamente científico contrasta con todo lo que le precedió, y le da un lugar aparte en el cuadro de la historio-
Su geografía no
grafía antigua.
es
ya
incierta
dos porciones. Llama Iberia á
la
que
se dilata
diterráneo hasta las columnas de Hércules. el
y
Coloca á
fantástica.
desde Narbonaal Pirineo, y distingue en nuestra Península
los Celtas
por
La que
la
Me-
costa del
está
bañada por
grande Océano no tiene nombre particular por haber sido des-
cubierta recientemente
estar habitada por gran
y
número de
tribus
bárbaras. Las noticias de Polibio se refieren exclusivamente á la
parte de España que dominaron los cartagineses, en
tingue dos regiones:
la Iberia
llegaba hasta Sagunto, Celtiberia,
y
donde están
al
Norte del Ebro hasta
las fuentes
cuya
des,
capital era Althea, á los
los
tas
Pirineo,
y
la
y del Betis. Sin menciona además á los Olea-
Vacceos, que poseían entre otras
y
Célticos, entre los cuales se dividía la
que acaso sean
de otros autores, á
los Terseítas
la
misma gente que
los Kine-
á los de las
mon-
la Lusitania,
cuya
y Mastianos,
tañas (acaso los Oretanos), á los moradores de fertilidad encarece,
costa
y Arbucala, á los Carpesios ó Carpetanos, a
Turdetanos, Túrdulos
Bética, á los Konios,
el
la
del Guadiana
determinar á qué región pertenecían,
ciudades á Elmántica
la cual dis-
propiamente dicha, que por
no con pomposas descripciones, sino con datos
que hoy llamaríamos económicos y estadísticos, pues llega á dar el precio de las subsistencias. Con la misma atención trataba de las minas y de tajaban
(i)
la
fabricación de las espadas celtibéricas, que se aven-
mucho
Diod.
á las
de romanos y galos. Pondera
Síc. Bibliotheca Histórica, lib. v, cap. vi.
la
cultura de los
PROLEGÓMENOS
29
Turdetanos, que se había comunicado á los Célticos, sus vecinos y congéneres, la esplendidez del palacio de un jefe ibérico que competía con Alcinoo,
el
rey de
los
Feacios en
Odisea;
la
de
el lujo
las
purpúreas túnicas de lino que vestían nuestros guerreros auxiliares
de Aníbal en de
los
saron
Galos los
de Cannas, contrastando con
la batalla
(l), la
elocuencia natural con que en
Embajadores de
no tenemos
los Tittos
y
los Belos.
la
desnudez
Roma
se expre-
Desgraciadamente
noticia alguna concerniente á la mitología ibérica en la
parte conservada de Polibio. Cita algunos templos, pero no descri-
be ninguno:
el
de Hércules en Cádiz, donde
llamó
le
la
atención
una fuente de agua potable que aumentaba y disminuía en razón contraria á la marea (fenómeno del cual procura dar una explica-
ción
física);
en Cartagena,
una colina que desciende
dominando á
de Esculapio
mar por
al
(Asclepio),
Oriente de
el
la
situado en
ciudad;
ésta por la parte septentrional tres collados de
nos elevación, uno de
Vulcano
el
y me-
nombre de Túmulo de Túmulo de Saturno (Cronos) y otro
los cuales lleva el
(Hefesto), otro el de
de Alete, de quien es fama que obtuvo honores divinos por
•€l
haber descubierto
los metales.
A cuarenta estadios de Sagunto exis-
también un templo consagrado á Afrodita, donde acamparon
tía
Romanos la primera vez que pasaron el Ebro (2). Aunque no tuviesen la' admirable diligencia y el espíritu
los
-que hacen de Polibio
deplorable -era,
la
un historiador enteramente moderno,
pérdida de tres escritores del siglo
i
crítico
es
muy
antes de nuestra
Artemidoro de Efeso, Posidonio de Apamea y Asclepiades Bitinia, que en vastas obras generales de geografía é
Mirleano de
historia los dos primeros,
y
los pueblos de la Turdetania^
(i)
el
último en una especial Periégesis de
debieron de consignar noticias precio-
Cf. Tito Livio, lib. XXII, cap. xlvi.
super umbilicum erant nudi:
Hispani Untéis praetextis purpura tunicis, candore miro fulgentibus constiterant». (2)
Polybii Hisiorianim Reliquiae (ed. Didot), París, 1859, págs.
fragmentos, 449 del texto
Hay una buena
(lib.
x, cap. x) y 1S6 (lib.
m, cap.
1
14
de los
xcvii.
versión castellana de Polibio. (Historia de Polybio Megalo-
j>olilano, traducida del griego,
por D. Ambrosio Rui Bamba... Madrid, Imprenta
Real, 1788, tres tomos), pero en ella faltan los fragmentos.
PROLEGÓMENOS
292
á juzgar por los pocos fragmentos que han conservado Strabóm
sas,
y Diodoro
Sículo; por ejemplo, la preciosa descripción
mente inclinado
al
que Posido-
que parece especial-
nio hizo de las minas ibéricas. Este viajero,
estudio de las cosas naturales, recorrió la costa
Mediterráneo y parte de la del Océano, estuvo treinta días en Cádiz observando las mareas y la puesta del sol y rechaza las fábudel
que corrían sobre este punto. Tampoco vio
las
Polibio, pero
sí
dos de ellos en
tres pozos,
que pudieron dar ocasión á ofrecían de extraordinario.
la conseja,
En
famosa fuente de
la
templo de Hércules,,
el
aunque sus fenómenos nada
cuanto á
las
columnas de Hércules,,
cuya situación era debatida en su tiempo, opinó que eran bronce y de ocho codos de altura que había en
donde estaban dación de
la
de
inscritos los gastos
invención de los Fenicios
el
la edificación.
Pero tuvo por
supuesto oráculo que presidió á
la
fun-
colonia. Habla también de un templo de Palas que
había en una ciudad llamada Odisea, situada en
A
septentrión de la colonia fenicia de Abdera.
la fantasía poética hasta el
da del incendio de
Artemidoro
montañas
punto de haber dado asenso
los Pirineos,
de metales preciosos
las
á la leyen-
que hizo correr desbordados
ríos
(l).
llegó en sus excursiones hasta el
(cabo de San Vicente), y no encontró
Promontorio Sacro
ara de dios alguno, pero
allí
y primitivo. Había en muchos
vestigios de un culto misterioso
lugares piedras dispuestas de tres en tres ó de cuatro en cuatro, los
que llegaban á aquel
sitio, las
removían ó hacían
de haber hecho libaciones, conforme
No
res.
al rito
agua para
(i)
las
horas nocturnas
la
cabo
visitar el
había
(2).
A
al
le
día siguiente,
este geógrafo
ocupaban
los dioses.
Era
y hacer provisión de
porque en aquellos para-
debemos también una
curiosa
Fragmeiita historicorum graecoruvi, de Müllcr, tomo ni (París, 1849)^.
pág. 272 (fragmento 48), 274 (fragmento
mentos (2)
y
después
heredado de sus mayo-
preciso pernoctar en un pueblecillo próximo
no
girar,
era permitido sacrificar ni acercarse de noche á aquel pro-
montorio, porque en
jes
al
pesar de sus ten-
más de una vez por
dencias científicas, Posidonio se dejó arrastrar
sí
de
las
templo de Cádiz,
el
50),
287 (fragmento Si), 291-294 (frag-
95, 96, 97).
Sírab. Geog.
lib.
111,
cap.
i,
págs. 4 y 5 (pág.
1
14
de
la ed.
Didot).
PROLEGÓMENOS descripción del tocado de tejar
con
mujeres
las
293
que hoy podemos co-
iberas,
de nuestras estatuas arcaicas (l).
el
Asclepiades Mirleano era un retórico del Asia Menor; que tu\-o escuela de Gramática en la Tiirdetania,
con
una obra de
las tradiciones ibéricas
que otros griegos hicieron con enlazándola con
la
y que parece haber falsificación
mitología y
la
suya mediante genealogías
realizado
semejante á
la historia
ficticias
la
romana,
y emigracio-
nes imaginarias. Todos los héroes del ciclo épico que sobrevivieron á
la
destrucción de Troya, habían dejado, según Asclepiades, vesti-
gios en España. Odiscia, de la
En
templo de Minerva, situado en
el
cual hablan también Posidonio
visto colgados escudos
monio auténtico
y espolones de
del viaje de Ulises.
la
ciudad de
Artemidoro, había
}'
naves, que para
él
eran
testi-
Los compañeros de Teucro
habían ido á parar á Galicia, donde ñandaron una ciudad llamada Rellenes,
nombre de
otra Amphílocos, del
y
mesenios y ciertos compañeros de Hércules
su jefe.
También
los
tebano habían esta-
el
blecido colonias en España. Los lacones ó espartanos habían ocu-
pado parte de Cantabria, donde había una ciudad Opsicela, fundada por un héroe llamado Okela, que se trasladó luego á
An tenor
Como
sus hijos.
y
Italia
con
las regiones septentrionales de Esjoaña
debían de ser casi enteramente desconocidas en tiempo de Asclepiades,
en
ellas,
mejor que en ninguna otra parte, podía localizar
pugnan con todo
sus ficciones, que
de
la
que históricamente sabemos
lo
España
colonización griega en
(2).
Mitügrafo de profesión más que periegeta, fué
lodoro que en su famosa Biblioteca (i)
las
Slrab. Gcog.
mujeres
lib.
iii,
cap.
En
sobre estas
tiras,
otras, llevan
•constriñe lados.
En
extienden
sobre
el
cabeza hasta
la
5), al
la
ateniense
Apo-
«En unas partes llevan tiras del
mismo
cabeza y dobladas por delante de
la fren-
el velo,
que salen
de manera que
les
sombrea
el rostro.
occipucio una especie de tímpano circular que les las orejas,
corriéndose un poco hacia arriba y á los
otras se pelan el cabello de junto á la frente para tener esta
despejada, y otras por
de un pie de
altura, al
fin,
se colocan en lo alto de
rededor de
la cual
la
Slrab. Geog.
lib.
m, cap.
iv,
párrafo
más
cabeza una columnilla
entrelazan el cabello, que cubren
•después con un velo negro» (Trad. del Sr. Alemany). (2)
el
narrar los trabajos de
pág. 7 (pág. 136).
iv,
cuello unas ajorcas de hierro, de las
al
metal encorvadas por encima de te;
(II,
3 (pág. 130).
PROLEGÓMENOS
294 Hércules, consigna
mito de Gerión con algunos pormenores nue-
el
vos, que proceden, según toda verisimilitud, de narraciones poé-
Fué
ticas.
el
décimo trabajo impuesto
bueyes de Gerión,
de Crisaor y de Calirroe
hijo
truo de tres cuerpos, que habitaba en
Cádiz (Gadira), donde
héroe, apoderarse de lo&
al
isla
la
Océanida, mons-
la
llamada hoy
Eritia,
ganados purpúreos, que apacenta-
tenía sus
el boyero Euritión y custodiaba Ortro, el can bicípite, nacido de Equidna y Tifón. Hércules pasó desde la Libia á Tarteso, levantando en memoria de su expedición dos columas en los contrapuestos-
ba
montes de Europa y África. ra^'os del sol,
tuvo
Como
osadía de tender
la
que admirado de su valor,
lios,
en
le
como de una barca para
á
pernoctó en
do
el
el
le
arco contra
molestasen el
los.
mismo He-
regaló una copa de oro, de la
cual se sirvió la isla. Allí
camino
el
atravesar
Océano y
el
llegar
monte Abante, y habiéndole acometimatando luego al pastor Euritión
perro, le hirió con su clava,
el
que acudió á socorrerle. Menetes, que apacentaba en aquella misma bueyes de Hades (Plutón), fué á
isla los
sorprendiendo
cual,
con
al
robador junto
y murió herido por una
él,
llevar la noticia á Gerión, el
al río
saeta.
Antemunta, trabó pelea
Hércules embarcó
los
bueyes
En la copa y navegó á Tarteso, donde se la devolvió obra de Apolodoro suenan también dos nombres geográficos de
en
al Sol.
la
Iberia, convertidos
una de ne,
las
en personajes míticos:
Hespérides que guardaban
madre de Cigno,
Hemos
visto
el
las
Eritia,
manzanas de
que batalló con Hércules
que Apolodoro confundía
nombre que da á
la isla Eritia
Scimno de Quios, autor de un poema geográfico, isla
estaba próxima á Cádiz y no era
oro,
muy
y Pire-
(l).
con Cádiz.
las distingue.
grande; en
grandes rebaños semejantes á los toros egipcios y á los de los protios en el
Epiro.
De
La
había
ella
1
es-
los habitantes se decía que eran Etiopes
occidentales, pero el poeta no lo afirma (2).
De
alguno de estos autores, probablemente de Asclepiades Mir-
leano,
(i)
tomó
el
historiador latino
La Bibliotheca de Apolodoro
toricorum graecorum de Müller. Vid. (2)
na 200,
Trogo Pompeyo está en el lib.
ii,
tomo
i
la
de
leyenda turde-
los
Fragmenta
Geographi graeci minores, de Müller íParís, Didot, 1855), tomo V.
152-162.
his~
cap. v, págs. 140 y 141i,
pági-
PROLEGÓMENOS tana de Gárgoris
habitaban en
y Abidis, reyes de
de
la dinastía
Cuñetes (Kinetas) que
los
saltus Tartessiorum. Esta tradición,
el
la
de
que en sus
de Rómulo y leyenda india del rey (^andragupta, fundador
rasgos esenciales recuerda
Remo, y hasta
295
los
la
de Astiages y Ciro,
la
Mauryas, puede ser un eco de aquellos anti-
quísimos poemas turdetanos de que nos habla Strabón. Por
menos, tiene
el
lo
un cuento popular y no de una inven-
color de
ción erudita. Desgraciadamente no ha llegado á nuestros tiempos el
Trogo Pompeyo, que contendría acaso mayor
texto original de
número de pormenores, y
sólo
tenemos
cual copian ó traducen este relato la
epítome de Justino, del
el
mayor parte de nuestros
his-
toriadores.
«El bosque de los Tartesios, donde se dice que los Titanes hicie-
ron guerra á los Dioses, fué habitado por los Cuñetes, cuyo anti-
quísimo rey Gárgoris fué
Avergonzado de ilegítimo,
la
primero que inventó
el
deshonra de su
procuró acabar con
él,
hija,
que
le
devorasen
pero
las fieras,
le
los
ganados;
pisoteasen los brutos
también
ileso
¡
con su
Pero ninguno de estos animales
sencilla
le
,
volvieron á tierra,
mansamente en
la
que presentó sus ubres
playa.
al
y
pies
con
agilidad,
el
le
arrojasen al
favor divino, pues
como en una
nave,
que adquirió
que competía en
y
le
Poco después apareció una
pequeñuelo. Los efectos de
za se conocieron luego, puesto
entrega-
le
los cerdos.
causó daño, antes bien, algunos
alimentaron á sus pechos. Finalmente, dispuso que
va,
muerte! Salió
y luego á
Océano. Pero entonces se mostró claramente
positaron
Des-
extraño género de crueldad preferir que
más bien que darle
de aquel peligro, y Gárgoris ordenó que
las furiosas olas le
leche.
estrecho por donde acostum-
sen á perros exacerbados por largo ayuno
le
la miel.
salvó la fortuna, abrién-
ellas le criaron
mandó ponerle en un sendero
braban pasar le
uso de
camino del reino. Primero hizo su abuelo exponerle para
el
pués,
el
había dado un nieto
le
buscando diversos géneros de
muerte, pero de todos aquellos peligros dole
que
la carrera
el
niño
tal
tal
de-
cier-
crian-
ligereza de
por montes y selvas
mismos. Por último, fué cogido en un lazo y presenrey, que por la semejanza de sus facciones y por ciertas se-
los ciervos
tado ñales
al
que había impresas en
el
cuerpo del infante,
le
reconoció por
PROLEGÓMENOS
296 SU nieto,
y admirado de
los
extraños casos y riesgos de que había
salido incólume, le designó por
nombre de Habidis. Cuando
el
heredero de su reino, poniéndole
llegó al trono, fué tan gran rey,
bien se vio que no en vano había velado por
nes
trigo,
los
bueyes
abandonando
el
arado y á lanzar
al
al
que
en tantas ocasio-
protección divina. Dio leyes á su pueblo antes bárbaro.
la
enseñó á uncir de
él
surco
la
Le
semilla
agreste alimento que hasta entonces le
había nutrido. Fabulosa parecería esta historia (prosigue Justino)
no supiéramos que
los
fundadores de
Roma
si
fueron criados por
una loba, y Ciro, rey de los persas, por una perra. Distribuyó el pueblo en siete ciudades, y le prohibió los ministerios ser\-iles. A\íuerto Habidis, el reino
de una parte de España quedó por mu-
chos siglos en poder de sus sucesores.
de sus
La
islas
dominaba Gerión»
principal razón que
En
otra parte de
España y
(l).
tenemos para creer que esta fábula había
sido narrada ya por Asclepiades, es que
Trogo Pompeyo acepta y
repite lo que aquél dejó escrito acerca de colonias griegas fundadas
M. juniani
(i)
Jusiini epitoma hisioriarum Ph'dippicarum, ed. de Ruehl
(Leipzig, 1886). Lib. xliv, cap. iv.
Sobre este asunto compuso Jerónimo de Arbolanche, poeta del
siglo xvi,
natural de Tudela
de Navarra, una especie de novela en variedad de metros, no tan despreciable como da á entender Cervantes en el Viaje del Parnaso (cap. vil). Los micve libros de las Haiddas de Hieronymo Arbolanche, poeta Tudelano...
En
^aragoga, en casa de
Juan
Millán, 156Ó.
Arbolanche supone que Abidis era hijo incestuoso de Gárgoris. «Gárgoris, á quien por fallar el uso de las abejas llamaron Melicola, tuvo un hijo llama-
do Abido, y húbolo según algunos cuentan, en su misma hija, por lo cual el padre, deseoso de que no se sintiese su'pecado, echó el niño á las fieras para que se lo comiesen». Así en el argumciito de la obra. Esta singular opinión estaba ya apuntada por Florián de (lib.
I,
cap. xliv),
Ocampo en
su Crónica general de España
de quien pudo tomarla Arbolanche. Hay en efecto, algún
códice de Justino, donde en vez de stupro se lee incestu.
D.Juan Ramos Francisco,
del IManzano, hijo del sabio jurisconsulto salmantino
compuso á
fines del siglo xvii
imitación de las del Tasso y Guarini, con el título de
Esta pieza inédita en que Cusani, se conserva en
la
don
una pastoral en varios metros, á
Mides ó c\ pastor regio. seudónimo de D. Román Sforcia Biblioteca Nacional, entre los manuscritos que perel
autor usó
tenecieron á D. Acrustín Duran.
el
PROLEGÓMENOS en Galicia por Teucro y Amphiioco
297
Del mito de Gerión da
(l).
una exégesis evemerista, considerándole como un personaje que reinó en
rico
las islas
ganados, principal riqueza de entonces. La co-
insólita lozanía á los
dicia de ellos
á Hércules á venir desde el Asia á robarlos.
movió
como
tenía tres cuerpos,
pos con un alma sola
(2).
sí
que parecían
género, dio Servio en su comentario á
tu\-o
é Ibiza.
mucha
Eneida
la
(vii,
661). Se
islas: IMallorca,
Lib. XLiv, cap.
autem graecam
«Gallaccl
III.
quum non
y en
la
marítima. La copa
era una nave forrada de bronce
la travesía
siquidem post finem Trojani patri Telamoni,
tres
tres cuer-
Las dos cabezas de su perro quieren decir que
fortuna en la guerra terrestre
en que Hércules hizo
(1)
No
Otra explicación diversa, pero del mis-
llamó á Gerión trimembre porque dominó en tres
Menorca
hubo
fingieron los poetas, sino que
hermanos Geriones, tan concordes entre
mo
histó-
de España, cuyos abundosos pastos dan
sibi
originem adserunt:
Teucrum, morte Ajacis
belli,
reciperetur ¡n regnum,
(3).
Cyprum
fratris
invisum
concessisse, atque
iirbem nomine antiquae patriae Salaminam condidisse. Inde accepta opi-
ibi
nione paternae mortis, patriara repetiisse. Sed
quum
ab Eurysace, Ajacis
filio,
accessu prohiberetur, Hiápaniae liíoribus adpulsum^ loca, ubi nunc est Car-
thago nova, occupasse: inde Gaüaeciam transisse,
nomen (2)
dedisse. Gallaeciae
Lib. XLiv, cap.
IV.
autem
et,
positis sedibus, genti
Amphilochi dicuntur».
portio,
«In hac (parte Hispaiiiae) tanta pabuli laetitia est,
ut nisi abstinentia interpellata sagina fuerit, pécora rumpantur. Inde deni-
que amienta Geryonis, quae
lilis
temporibus solae opes habebantur, tantae
íamae fuere, ut Hercuiem ex Asia praedae magnitudine
Geryonem ipsum non
illexerint.
Porro
triplicis naturae, ut fabulis proditur fuisse ferunt; sed
uno animo omnes regi viderenintulisse, sed quum amienta sua rapi
tres fratres tantae concordiae exstitisse, ut tur:
nec bellum Herculi sua sponte
vidissent, aniissa bello repetisse». (3)
Comnieniarii in Virgiliiim Scrviani; sivc Commciitarü in Virgiltum, qui
Mauro Servio Honorato «Geryones rex sulis praefuit, so.
fuit
tribuindiir (ed.
de A. Lien) Gottinga, S26, i
quae adiaccut Hispaniae, Balearicae niinori
Fingitur etiam, bicipiteni
canem
aerea transvectus, quod habuit alii
pág. 436.
ct maiori, et
Ebu-
habuisse: quia et terrestri et navali cer-
tamine plurimum potuit. Ilunc Hercules
yonem
1. 1,
Hispaniae: qui ideo trimembris fingitur, quia tribus in-
uavem
Tartessiorum regem dicunt
vicit,
cum olla Hunc Ger-
qui ideo fingitur ad
fortem, et aere munitam. fuisse, et
habuisse armenta pulche-
rrima, ciuae Hercules occiso eo aljdu.xit, de cujus sanguine dicitur arbor nata
quae vergiliarum tempore poma
in
modum
cerasi sine ossibus ferat».
PROLEGÓMENOS
298
Con
y
tan pobres invenciones se quería reemplazar el sentido poético
de los antiguos mitos, enteramente perdido ya entre
naturalista
y compiladores
los gramáticos
del Imperio
romano
(l).
Lástima es que sólo en compendio haya llegado á nosotros
44 de
libro
las
el
Historias de Trogo, que en su estado actual contiene,
además de una elegante aunque breve descripción de España, curio-
Uno hay
sos pormenores sobre las costumbres de los indígenas.
que debemos recoger
aquí.
Había en
monte sagrado, que era
ilícito
caía algún ra^^o, cosa
muy
un don de
los dioses, el
por
tierra herida
De goris
de Galicia cierto
el hierro,
pero cuando
frecuente, se permitía recoger,
como
oro que espontáneamente brotaba de
fuego del cielo
el
con
la
(2).
mismas fuentes donde bebió Trogo
las
y
allí
los confines
violar
Abidis, debe de proceder,
la historia
de Gár-
aunque indirectamente, otro
mito ibérico que ?kIacrobio, prefecto del Pretorio de
las
á fines del siglo
20), tomán-
dole
iv,
de lámblico sobre
tratado
del
consignó en sus Satitrnaks
consideraba á Hércules
argumentos
como una
que pasó en
lo
la
los
(i,
Españas
^Macrobio,
dioses.
que
divinidad solar, alega entre otros
guerra entre los fenicios habitadores
de Cádiz y Therón, rey de la Híspanla Citerior, que había venido con una armada á expugnar el célebre templo de aquella isla. Salieron los gaditanos á su encuentro en largas naves. ^Mantúvose indecisa por algún tiempo la pelea, pero súbitamente se pusieron
en fuga los barcos del rey por haber estallado en
muy
que
tino incendio,
que sobrevivieron á (i)
Un
taban con
contaron que en
la catástrofe
mitógrafo latino apunta las tres
un repen-
ellos
pronto los redujo á cenizas. Los pocos
la
las
proas de las
opinión de algunos que no se conten-
cabezas de Gerión, sino que le atribuían cincuenta y tres.
«Geryon, rex insulae Erythiae vel Hispaniae corpor dicitur, quia
tria capita
fuit, et
ideo tergeminus vel
habuit (vel secundum
alios,
quinquaginta
tr¡-
tria
capita).»
Scriplores liis
Renwi
illustravit
(2)
Cellis,
In hujus gentis (Gallaeciae) finibus sacer
nefas habetur: sed
adsidua res (Lib.
JMytliicarum la tini /res Roinae miper repcrii... Edidit ac scho-
Dr. Georgias Henricus Bode.
est,
xuv, cap.
si
quando fulgure
/SJ4; pág. 23,
mons
est,
quem
térra proscissa est,
ferro violare
quae
in his locis
detectum aurum, velut Dei munus, colligere permittitur». iii).
PROLEGÓMENOS
299
naves gaditanas habían visto leones, y que las de Therón habían sido abrasadas por rayos semejantes á los que se pintan en la cabeza del Sol
Con
(l).
gran geógrafo de Amasia, contemporáneo de Augusto, sa-
el
limos ya, aunque no por completo, del dominio vago é incierto de
No
la fábula.
era Strabón matemático
como
sido Eratóstenes, ni viajero,
el
y astrónomo, como
lo
había
marsellés Piteas, descubridor
Europa en tiempo de Alejandro; y muéstrase injusduda con sus predecesores, pero en todo lo que nos resta
del Noroeste de to sin
de
la literatura
de
la
antigüedad no hay
descriptiva comparable con
suyo.
el
monumento de
Un
geografía
libro íntegro, el tercero,
está dedicado enteramente á la descripción de Iberia, aparte de re-
ferencias incidentales en otros libros.
hace de
los
chó todas criterio
autores á quienes sigue,
las noticias
y ameno
Por
las frecuentes
podemos
inferir
que
que aprove-
de verdadero interés, agrupándolas con buen
estilo.
Aquí
sólo nos toca apuntar las
«Et revera Herculem solem esse, vel ex nomine
(t)
citas
claret...
que se re-
Ex
re que-
que alibi terrarum gesta argumentum non vile colligitur, nam Theron, rex Hispaniae citerioris, cum ad expugnandum Herculis templum ageretur furore instructus exercitu navium; Gaditani ex adverso venerunt, provecti navi-
commissoque pi-aelio, adhuc aequo Marte consistente pugna, fugam versae sunt regiae naves; simulque improviso igne correptae conflagraverunt. Paucissimi, qui superfuerant, hostium capti indicaverunt,
bus
longis:
súbito in
apparuisse
leones proris Gaditanae classis superitantes, ac súbito suas
sibi
naves immissis
radiis,
quales in Solis capite pinguntur, exustas».
dosii Macrobii... Opera, ed. Bipontina, 1788,
tomo
i,
(Ají/: Tlieo-
pág. 310).
Parece que esta leyenda, por uno ú otro camino, hubo de llegar á conoci-
miento de
la
Edad Media. En uno de
los capítulos inéditos todavía del Vic~
de Gutierre Diez de Gáraez (impropiamente llamado Crónica de don Pedro Niño), se cuenta cómo la reina Dorotea, hija de Menelao, venció en el torial
estrecho de Gibraltar una escuadra africana, valiéndose de su arte maiemática y nigromática. (Fol.
1 1 1
de un códice de mi
biblioteca). Cf. la traducción
Condes de Circourt y Puymagre (París, 1867, pág. 247). El exactamente igual al que causó la derrota de Therón, puesto
francesa de los
prodigio no es
que
el arte
mágica de Dorotea
que aterrando á
los africanos,
de ambas historias y en pura coincidencia.
el
lo
que produjo fué una escuadra
fantástica
puso en dispersión sus naves, pero en
lugar de
la b.italla
el
fondo
naval veo algo más que una
PROLEGÓMENOS
300 fieren á creencias, ritos
mente son escasas
Ante todo conviene de Iberia á toda
la
y ceremonias
que des^iraciada-
que aunque Strabón da
advertir,
nombre
el
Península, nos dice terminantemente que los ibe-
ros no tenían una lengua
común, y que su gramática no era
ma. Los turdetanos, que eran les
religiosas,
(l).
más
los
la
mis-
cultos de todos, poseían ana-
ó memorias escritas, poemas y leyes en verso, á
cuales
las
atribuían seis mil años de antigüedad.
Sobre
Promontorio Sacro, sigue la relación de Artemidoro, que conocemos ya. Menciona, como opinión de Tilos misterios del
móstenes,
la
tancia del
monte Calpe. Al
fundación por Hércules de Carteya, ciudad antigua y memorable, llamada primeramente Heraclea, á 40 estadios de dis-
de Menesíeo, situado en
no olvida
describir la costa,
desembocadura del
oráculo
el el
templo
del Lucero [Phosphoros), llamado también Liicem dubíain,
que se
la
encuentra navegando aguas arriba de dicho parentesco etimológico entre
nándolo con
la
de
de
la tierra
las huellas
la inter-
(2).
de Asclepiades y Artemidoro, encuentra
rastros del viaje de Ulises el
turdetanos y con
los
pretación de algunos pasajes homéricos
Llisea, en
Establece cierto
río.
voces Tártaro y Tarteso, relacio-
las
creencia popular, recordada por Posidonio, de estar
los infiernos debajo
Siguiendo
y
Betis,
y de
la
guerra troyana, en
la
ciudad de
templo de Minerva y en otras innumerables partes.
Opina que Homero colocó
los
Campos
Elíseos de la Odisea
cerca del país de los tartesios, á cuya fertilidad
sobremanera aquella descripción. Aplica rodoto, un fragmento de Anacreonte:
al
(iv,
565)
y dulzura conviene
rey Argantonio, de He-
«No deseo
el
cuerno de Asal-
tea ni reinar ciento cincuenta años sobre los tartesios».
(O
Strabonis Geographica. Graeci cum versione
llero el F.
Dübnero, París, 1853 (de
la
reficta...
curantibus C.
colección Didot), págs.
1
jSIii-
13-146.
Es de muy corto valor, y ni siquiera directa, sino tomada del latín, la traducción del Libro tercero de la Geografía de Estrabón, publicada por el geógrafo D. Juan
López (Madrid,
1787).
No
Cortés, que aprovechó, según parece,
así la
la
que
figura en el Aparaio
inédita de
Rui
Baml);i,
concienzudo y meritorio. (2)
Líb.
II!,
cap.
II,
párr. 12, pág. 123
de
la
cd. de Müller y
de
helenista
Dübner.
PROLEGÓMENOS Tenía Strabón nociones
y
debemos
á él
ban
el
los
exactas de
conocimiento de
gaditanos sobre
los
ordenado á
muy
3OI la
colonización fenicia,
la curiosa
leyenda que conta-
fundación de su ciudad.
la
de Hércules. Los que fueron á reconocer en
el
estrecho, junto á Calpe, creyendo
mino de
Un
oráculo había
de Tiro que enviasen una colonia á
las
columnas
se detuvieron
la tierra
que aquél había sido
el tér-
expediciones de Hércules, y que aquéllas eran las columnas de que hablaba el oráculo. Desembarcaron, pues, donde está
hoy
la
las
ciudad de los Exitanos, pero habiendo sacrificado con
ces auspicios, desistieron por entonces de su empresa.
gunda expedición, atravesaron
estrecho,
el
de mil y quinientos estadios, llegaron á una que está próxima á la ciudad de Onoba
les,
ban
columnas, volvieron á
allí las
presagio
la
tercera navegación, aportaron á
ciudad en
sacrificar,
inspección de las entrañas de
parte occidental, y
la
la isla
el
por
el
se-
y navegando á distancia isla
consagrada á Hércu-
y creyendo que estapero tampoco dio buen
(i)
las víctimas.
Sólo en una
de Cádiz, donde fundaron
templo de Hércules en
Posidonio conocía esta leyenda, pero los fenicios. Strabón,
infeli-
En una
la
la
la oriental.
tuvo por invención de
contrario, se inclina á darla crédito,
con este motivo hace una larga digresión sobre
las
y
columnas, con-
signando los diversos pareceres que en su tiempo corrían. Para
templo de Cádiz, para otros eran Calpe y Abió unas pequeíias islas próximas á estos montes, una de las cua-
unos estaban en la,
les se
llamaba
el
isla
de Juno (Hera), por haber en
aunque Artemidoro
esta diosa,
co, Eratóstenes, Polibio
situaban á preferir
la
y
la
la
un templo de
colocaba en otra parte. Dicear-
mayor parte de
los
autores griegos las
entrada del estrecho, y esta opinión es
la
que parece
nuestro geógrafo. Sigue otra digresión extensa sobre los
fenómenos del
flujo
y
reflujo del mar,
plo de Hércules, pero apenas
hay en
nada que peculiarmente concierna á la
ella
y
la
los célebres
pozos del tem-
obra del geógrafo del Ponto
las
antigüedades gaditanas en
parte que ahora nos interesa. Cita un templo de Saturno,
tremo de
la
ciudad, en
duda en cuanto
(i)
al
la
parte opuesta
al
emplazamiento de éste en
Parece que ha de ser
la
al
ex-
de Hércules, y no deja el
punto por donde
de Saltes, enfrente de Huelva.
la
PROLEGÓMENOS
302
más vecina
isla está
mente de un
sola-
estadio.
Los turdetanos, especialmente
los del \'alle del Guadalquivir, esta-
ban completamente romanizados,
al
pueblos iberos, los
ellos, sino otros
como
decir de Strabón.
y hablaban en
parte habían olvidado su lengua
cognación,
un canal
del cual la separa
al continente',
La mayor
Pero no sólo
latín.
que por vecindad y de la
célticos,
escribió Polibio, participaban de la cultura
aunque no tuviesen grandes ciudades, sino aldeas de corto
Bética,
mismos indomables
vecindario, los
bres de togados
y
celtíberos,
merecían ya
los
nom-
estolados (i).
Las noticias del geógrafo griego van haciéndose más escasas y menos precisas, conforme se acerca al Norte de España. Pero es importantísimo
el
Guadiana
ticos del
ban junto
pasaje en que afirma el
de
}'•
común
los celtas artabros
origen de los cél-
6 arotrebas que habita-
promontorio Nerio (Cabo de Finisterrs).
al
diversas gentes que
Strabón particular
moraban entre
noticia, sin
el
De
las treinta
Tajo y estos Artabros, no da
duda por
la
aversión que tenía,
como
todos los geógrafos clásicos, á los nombres bárbaros de pletatiros,
de
costumbres de
las
astures
otros tales. Hace,
y
allótrigas, bardietas
los lusitanos,
de
y cántabros, pero no siempre
sí,
una bre\'e descripción
los celtíberos,
de
los gallegos,
distingue con claridad lo que
pertenece á unos ó á otros. Los que vivían cerca del Duero, practi-
caban
ritos
sioneros,
y
bárbaros y sangrientos. Cortaban los
los inmolaban,
la
cómo
(i)
No ha de la
las
Eran
el
Senado
los
muy
que fuese
corazón á
dados á
la
los sacrificios
ma-
y á
total ni tan rápida
De
como algunos
Divinaiione,\\, 64,
españoles y los cartagineses no podían explicarse en <
tanquam
querentur sine interprete». Tácito la
el
entrañas de las \"íctimas; pero no cortaban
crerse, por eso,
sin intérprete:
mestino (de
á los pri-
primer pronóstico de
desaparición de las lenguas indígenas. Cicerón,
da á entender que el
y sacando
caía el cadáver.
inspección de
creen,
manos
cubiertos con sagos, hiriéndoles en
presencia del arúspice,
nera
las
presentaban en ofrenda á sus dioses. Otras veces
si
Poeni, aut Hispani in senatu nostro lo-
(Antiales, iv, 45) dice
que
el villano
ter-
Tarraconense) que asesinó á Lucio Pisón, puesto á cuestión
de tormento para que revelase sus cómplices, gritó en su lengua patria que no los tenía. «Voce magna, sermone patrio, frustra se interrogar! clamitavit.»
PROLEGÓMENOS parte alguna de
ellas,
3O3
sino que predecían lo porvenir, palpando las
venas del costado. Los que habitaban en
la
más áspera y
parte
fra-
gosa, sacrificaban en las aras de cierta deidad análoga á Marte, prisioneros, caballos y, especialmente,
machos
cuya carne
cabríos,
era su principal alimento. Practicaban también hecatombes según el rito griego.
Xo muy desemejantes de
la
y
costumbres de
las
los
demás montalos habitantes
parte boreal de España, galaicos, astures, cántabros, hasta los
vascones y
de
eran
cuyo nombre comprende Strabón á todos
ñeses, bajo
A'ida.
el
De
Pirineo, afirmando
el
mismo género
(l).
Los celtíberos
que todos tenían que eran ateos
los gallegos se decía
sus vecinos septentrionales adoraban á
un dios anónimo, á quien
festejaban de noche en el plenilunio, danzando ante las puertas de
sus casas. Los cántabros morían en la cruz entonando un pean ó
himno de
victoria,
que probablemente
iría
dirigido á alguna divini-
dad indígena. Era costumbre también en algunas
tribus ibéricas ó
celtibéricas el inmolarse sobre el sepulcro del jefe los
que
le
habían
jurado devoción y fidelidad (de lo cual fué memorable ejemplo
de
los
compañeros de
\'iriato),
y
el
el
sustraerse de la opresión con
voluntaria muerte, para lo cual llevaban consigo un veneno extraí-
do de una planta semejante
Al
al apio.
describir la costa del ^Mediterráneo, cita Strabón varios tem-
plos de origen griego, fundados por los Focenses de Marsella. Entre
Cartagena y
Diana de
y
allí
el río
Plfeso,
mismo
Suero (Júcar) había uno,
que dio nombre á
se encontraba
la
ciudad
muy
venerado, de
Dianimn ó
la
Aríejuision,
un hemeroscopio ú observatorio diurno,
que había servido de atalaya á Sertorio. La misma Artemis era venerada en Ampurias y en Rosas (Rhodope).
Aunque
la
antigüedad no nos ha dejado ninguna descripción de
España tan minuciosa y al parecer tan exacta como (prescindiendo de las fábulas que registra sobre la fe rioso
comparar sus datos con
conservamos de (i)
la Biblioteca
los
la
de Strabón
ajena), es cu-
que hay esparcidos en
la
parte que
Histórica de su contemporáneo Dio-
Esto querrá decir que no tenían templos
ni altares,
pues por
lo
constan en las inscripciones los nombres de varias divinidades galaicas,
veremos.
demás
como
PROLEGÓMENOS
304
doro Sículo, compilador de poca sición
una copiosa
literatura,
Diodoro nos da en
pero que tuvo á su dispo-
crítica,
hoy perdida
los capítulos xvii
y
(l).
xviii del libro iv
de su obra
una variante del mito de Gerión (décimo trabajo de Hércules) que concuerda en algo con la de Apolodoro, pero que realmente es diversa.
Según
el
historiador siciliano, reinaba sobre toda la Iberia
rey Crisaor, llamado
el
así
por
la
gran cantidad de oro que poseía.
Hijos suyos eran los tres Geriones, príncipes famosos por sus gran-
des fuerzas corporales y sus hazañas bélicas, los cuales poseían gran copia de ganados en
la
parte de Iberia próxima
Océano. Hércu-
al
derrotó su triple ejército, provocó á singular batalla á todos los
les
caudillos, los venció
y exterminó, sometió á su dominio
ibérica, repartiéndola entre los mejores del país,
sos bueyes, de los cuales regaló
y
la tierra
se llevó los famo-
una parte á un régulo indígena, va-
rón piadoso y justiciero, que le había hospedado honoríficamente en su tránsito hacia la Galia (Céltica). Agradecido el jefe ibérico á tal
obsequio, consagró aquel ganado á Hércules, y todos los años le
inmolaba
mejor de sus toros. «Por eso (añade Diodoro) son
el
das en Iberia
las
teni-
vacas por animales sagrados, lo cual permanece
hasta nuestro tiempo.» Antes de acometer Hércules su empresa,
había levantado las dos columnas de África y Europa, terraplenan-
do según unos parte del mar intermedio, y rompiendo según otros el istmo que antes enlazaba los dos continentes.
La geografía de Diodoro libro v.
España
Los capítulos (2)
la
xxxiii á xxxviii se refieren exclusivamente á
y contienen datos de importancia, aunque de ignorada Dos
procedencia. á porfía
está principalmente consignada en su
pasajes hay, sobre todo, que han ejercitado
sagacidad de los intérpretes.
álos Celtíberos, procedente, según
de
la
que después de haberse disputado con
ros, los
él,
Uno
como
que asigna
es el origen
mezcla de Celtas é Ibelas
armas
la
posesión de
campos, acabaron por hacer un convenio, uniéndose por
rrjatri-
monios y cultivando juntos la tierra. Otro es aquel singular texto sobre el comunismo de los Vacceos, que todos los años hacían re(i)
Diodori
Siciili
Biblia thccae líisloricae quac supersunt.
ne Ludovici Dindorfii... París, Didot, 1855, tomo (2)
Tomo
I,
págs. 274-285.
i,
Ex
nova recensio-
págs. 199-201.
PROLEGÓMENOS
305
partición de la labor de los campos, y reunían los frutos en un fon-
do común para
distribuirlos por iguales partes, castigando
de muerte á quien usurpase algo.
De
con pena
labor de las minas trata
la
largamente, siguiendo á Posidonio y á Polibio. Pero en lo relativo á creencias religiosas casi nada encontramos en Diodoro, salvo una ligera
mención del templo de Cádiz, tenido en suma veneración,
no sólo por
los naturales, sino
y
por muchos romanos que cumplían
carácter sagrado que tenía la hospitalidad entre
allí
sus votos;
los
Celtíberos, tan crueles é implacables
el
con
enemigos como
los
como
obsequiosos con sus huéspedes, á quienes miraban
De
dos por los dioses.
de
los isleños baleares,
que escribió sobre
lo
los
envia-
enterramientos
ya nos hemos hecho cargo en
la
parte pre-
histórica.
En y en
el
elegante epítome
los libros 3.°
y
4.°
de
De
situ orbis del español
Pomponio
Alela,
enciclopedia de Plinio, conocida con
la
nombre de Historia Natural^ encontramos
el
dos más importantes
las
descripciones de la Península después de Strabón. Pero aunque sea inestimable
el
valor geográfico de estos documentos, especialmente
muy
del segundo, compilación riquísima de fuentes
diversas,
nos ha conservado los nombres de tantas gentes y ciudades, tribución de los conventos jurídicos,
en
cias, falta
ellos lo
que en
el
mos. Pomponio mérito de
Alela,
el
Sextianas erigidas á
gusto en una Península situada cerca de territorio
de
los
Astures y dice de
Erythia, donde habitó Gerión,
adorado en
el
des-
la
las costas,
hace
divinidad de
Au-
ciudad de Noega, en
la
ellos
el
que ilustraban aquéllos
parajes antes nada famosos (l). Coloca en isla
la
moradores, y poco ó nada, punto particular que ahora tratalos
que apenas describe más que
las tres aras
la dis-
distan-
geógrafo griego es tan capital,
cripción de las costumbres de
acrecienta nuestros datos en
y algunas medidas y
que
el
mar de
y llama Egipcio
Lusitania al
la
Hércules
templo de Cádiz, célebre por sus fundadores, por su
antigüedad remotísima, por sus riquezas, y especialmente por estar
(1)
«In
Astyrum
litore
Noega
est
oppidum;
et tres
Arae, quas Sextianas
vocant, in pené Ínsula sedent, et sunt Angustí nomine sacrae, illustrantque térras ante ignobiles» (Lib.
Menésdez
iii,
cap.
r 'P'B.hkso.— Heterodoxos.
i).
1.
ao
PROLEGÓMENOS
3C6
que no hemos
reliquias ó huesos de aquel dios: creencia
allí las
vis-
to en los geógrafos anteriores (l).
A Plinio debemos la cita del íamoso texto de INIarco \*arrón, según cual vinieron á
el
La
ses.
España
y cartaginemismo Varrón del Luso, hijo ó nombre á la Lusitania, puede tener
iberos, persas^ fenicios, celtas
fabulosa noticia dada por
compañero de Baco, que dio alguna significación
como
el
testimonio de
la
existencia de los miste-
rios dionisiacos en la parte occidental de la Península. Plinio no re-
chaza esta etimología fantástica, ni tampoco Pan, prefecto de Luso,
aunque no
En
que hace derivar de
la
nombre de España, pero
lo especifica.
extensa nomenclatura geográfica de Plinio hay algunos
la
nombres de ciudades que parecen tener sentido son, Segeda, por
cognominada Venena,
y alguna
al
Tales
religioso.
sobrenombre Aitgiwina, Obulco
Vergento consagrada
Pontificense,
lia)
tiene por fábu-
que se contaba de Hércules, de Pirene y de Satur-
las increíbles lo
no,
el
la
Pontifical ó
Genio de César, Xebrissa
Itucci (Virtns jínlia), Attubi
otra, pertenecientes todas á la Bética.
(Clañtas Ju-
Añádase
la
Ve-
nus Pirenaica del cabo de Creus. Las aras Sextianas aparecen en Plinio trasladadas á Galicia, en
En
marices.
que
religiosas,
Supone que isla
un promontorio del país de
la
al
tratar
de Cádiz,
primitiva ciudad de
ni siquiera
«Gades Fretum
attiagit;
eaque angusto
costinenti abscisa, qua terris proprior est,
Oceanum cit;
spectat,
menciona
etfert in altero cornu ejusdem nominis
Tyrii constituere: cur sanctum
sit,
Pomponii
templo.
esta isla fué
flumine á
spatio, et veluti
in altum,
médium
urbem opulentam;
agit;
litus
in altero
qua
abdu-
tem-
religione, vetustate, opibus illustre.
ossa ejus ibi sita efficiunt,
quam Geryone habitatam
Erj'thia est
y que
tempestate principia sunt; opes tempus
Iliaca
el
pené rectam ripam
duobus promontoriis evecta
plum ^giptii Herculis, conditoribus, numerus ab
Ta-
Gadium estuvo en una pequeña
á cien pasos de Cádiz, hacia el continente,
(i)
los
general, presta tan poca atención á las antigüedades
accepimus... (Lib.
iii,
annorum quis
aluit.
cap.
In Lusitania vi).
21elae, de Chorograpliia libri tres. Recognovit Carolus Frick, Leip-
zig, i8So.
Las antiguas versiones castellanas de Pomponio Mela, por Luis Tribaldos
de Toledo
(1642)
y D. Jusepe Antonio González de Salas (1644) necesitan eslas ediciones de Parthey (Berlín, 1867) y Frick.
crupulosa revisión en vista de
PROLEGÓMENOS la
que Eforo y
307
llamaron Eritia, Timeo y Sileno Afrodi-
Filistides
Jimo (l). y También encontramos mencionada los indígenas isla de
sia,
geográfico de Dionisio
la
isla
famosa en
el
poema
Periegeta, que gozó de tan inmerecida ce-
el
lebridad en las escuelas hasta la época bizantina. «Por las ondas del Atlántico, cerca de la isla Eritia, alimentadora de bueyes, habitan los piadosos Etiopes, prole venerable
larga vida)
Más
rión.
que llegaron
allá,
de
después de
allí
los [Macrobios
(hombres de
muerte del poderoso Ge-
la
debajo del Promontorio Sacro, que, según dicen, es
Hespérides de donde viene
la
cabeza de Europa, se hallan
•el
estaño, habitadas por los hijos de los nobles Iberos».
la
confusión de
las islas
de
los geógrafos
muy
ofrece
Hespérides con
que alcanzaba
pericia geográfica Si
las islas
el
pasamos á
abundante cosecha.
las Cassitérides,
poeta
la
escasa
tampoco
se nos
como Fabio no tenemos más que cor-
más
los
y
(2).
los historiadores,
De
Es patente
Pictor, Catón el Censor, Celio Antípatro,
antiguos,
tísimos fragmentos.
Tito Livio, que con tan solemne majestad narró
pueblo romano, es historia
de
las
la principal
campañas
ibéricas.
tiempo nos ha robado de sus
y aun supersticiosa, del
giosa,
hondas raíces
con
cierta
exóticos
la
1
cosas del
42
libros,
veneración de los
la
lo
mucho que
misma tendencia
Xo
faltan
reli-
ritos indígenas, le hacía
mirar
en esta parte de su obra, como en todo
tuvo Aníbal antes de pasar las
parte geográfica,
el
v. gr., la visión
Ebro
el
de Livio, en quien tenía tan
indiferencia las creencias de otros pueblos bárbaros
(3).
Entre
Pero aparte de
espíritu
demás, narraciones de prodigios,
(i)
las
fuente, junto con Polibio, para la
(lib.
y lo
en sueños que
xxi, cap. xxui), ó la llama
ediciones de Plinio merece especial recomendación para la la
de Detlefsen
(Berlín, 1866 á 1873). £1
mismo Detlefsen ha
ilustrado en monografías especiales la geografía pliniana de la Bética, de la
Tarraconense y de (2)
140, versos 55S-564 (3)
pión
la
Lusitania (Vid. el Fhilologus,
Geographi Graeci Minores ác C.
de
la
MüUer
tomo xxx,
xxxii, xxxvi.j
(París, Didot, 1861), págs. 138-
Pcriégesis de Dionisio.
máxima que pone en boca de Scitoma de Cartagena: «Meae populique romani
Profesaba, sin embargo, la hermosa el
Africano después de
la
ne quid quod sanctum usquam
violaretur» (Lib. xxvi, cap. xxxix).
esset,
apud nos
PROLEGÓMENOS
308
que apareció sobre
la
cabeza de Lucio ^Jarcio, cuando arengaba á
los soldados romanos para vengar (lib.
la
muerte de
los
dos Scipiones
XXV, cap. xxxix). Pero de los dioses ibéricos nunca da los
nombres: no sabemos cuáles fueron
los
que invocó
el
príncipe cel-
tíbero Alucio, para sellar su pacto con el conquistador de Cartagena,
que de tan caballeresca manera había procedido con
dotada.
Xo
á Marte,
aunque
y con
él
y devolviéndosela ricamente
su novia, respetando su honestidad,
historiador latino lo diga, sino á
el
alguna deidad celtibérica de análogos atributos, someterían los dos
primos hermanos Corbis y Orsúa en que, á
de
estilo
putaron con
el
decisión de
la
los duelos judiciales
de
hierro de los gladiadores
la
la feroz
contienda
Edad Media,
se dis-
principado de una ciu-
el
dad, delante de Scipión, en los juegos fúnebres de Cartagena cap. xxi)
(lib. XXVIII,
comendaban
y
el foro la pira
sus riquezas
brevieron
A
Capitolio,
(lib.
xxviii,
como
la
Los saguntinos que so-
cap. xxn).
y fueron restituidos á
(lib. xxviii,
Romanos y de
cap. xxxix).
romanización de España, y comenzaba,
las colonias
ella
por
Óptimo Máximo una corona de oro en
troteo de la victoria de los
pulsión de los Cartagineses
ba
de Astapa, después de haber
donde habían de arder sus mujeres, sus
estrago de su ciudad
al
Scipión, consagraron á Jove el
los dioses celestes é infernales se en-
los heroicos defensores
levantado en hijos
(l).
como
la
ex-
Ya comenza-
era natural, por
que se preciaban de origen griego, aunque en Sagunto
fuese dudoso.
Sabido es que
la
parte conser\-ada del texto original de las déca-
das de Tito Livio termina en
el libro
45.
De
las posteriores
no te-
nemos más que algunos fragmentos y un ligerísimo epítome. Por él sabemos que en el libro 49 se daba razón de dos oraciones con y alevosa conducta con Lusitanos, alegando, entre otras disculpas, que con mentidas
que Servio Galba quiso vindicar su los
apariencias de paz
atroz
habían querido sorprenderle á mansalva, des-
pués de haber inmolado, conforme á su (i)
Sillo Itálico
(Belhun Punicunt,
rito,
lib. xvi, v.
un
caballo
y un
hotn-
527 y siguientes) con licen-
y acordándose sin duda de Eteocles y Polynices, inventó que Corbis y Orsúa eran hermanos gemelos, y que los dos habían perecido en el combate. cia poética,
PROLEGÓMENOS hre
Texto que concuerda admirablemente con
(i).
Strabón sobre este género de
Debemos dinero
rrón
las noticias
de
sacrificios.
á Julio César en sus inmortales Comentarios la noticia
de haber restituido el
3O9
templo de Cádiz, cuando pacificó
al
y ornamentos que de
él
Bética,
la
Va-
había sacado ]\Iarco Terencio
(2).
Entre los pocos fragmentos de
Grande Historia de
la
Salustio
que tienen relación con nuestras cosas, no debemos omitir uno conservado por Macrobio
(3),
puede
del cual
que ya antes
inferirse
«Exstant tres orationes ejus (Galbae)... una contra L. Cornelium Cethe-
(i)
gum,
in
quo Lusitanos propter sese
compertum
adoriri exercitum
suum
in
quod
castra habentes caesos fatetur,
habuerit, equo atque homiite suo ritu
per speciem pacis
i>i;iiolalis,
animo habuisse». (Ed. Lemaire, tomo
viii,
pági-
nas 451-452).
omnem omniaque ornamenta ex
«Pecuniam
(2)
Gades
contulit (J^arro)... (De Bello Civilt,
lib.
11,
)>Biduumque Cordubae commoratus Gades
mentaque, quae ex fano Herculis
templum jubet»
in
(Lib.
11,
fano Herculis in
oppidum
cap. xviii).
pecunias
proficiscitur:
collata erant in
monu-
privatam domum, referri
cap. xxi).
«At Metellus in ulteriorem Hispaniam post annum regressus, magna
(3)
gloria concurrentium undique, virile et muliebre secus, per vias ac tecta
omnium visebatur. Ouum quaestor C. Urbinus eum ad coenam invitaverant, ultra Romanorum
cognita volúntate,
aliique,
et
mortalium etiam
morem
curabant: exornatis aedibus per aulaea et insignia, scenisque ad ostentatio-
nem
histrionum fabricatis; simul croco sparsa humus, et
alia in
modum
tem-
celeberrumi. Praeterea quum, sedenti, transenna demissum Victoriae
pli
simulacruní,
tum
cum machinato
strepitu tonitruum,
venienti, thure, quasi deo, supplicabatur.
lo erat ei
coronam
Toga
picta
accumbenti: epulae quaesitissumae; ñeque per
capiti
imponebat:
plerumque amicu-
omnem modo
pro-
vinciam, sed trans maria, ex Mauritania volucrum et ferarum incógnita antea plura genera: quibus rebus aliquantam partem gloriae demserat,
apud veteres
et sanctos viros,
superba
e.xistumantes» (Salustio, de Burnouf, en Cf.
Macrobio, Sat.
Sin rio
duda en
el
Máximo (De
lib. ii^
cap.
illa,
la
maxume
romano imperio
gravia, indigna
colección Lemaire, págs. 380-381).
ix).
pasaje de Salustio está inspirada esta declamación de Valedictis factisque meinorabilibiis, lib. ix, cap.
i,
5):
cQuid enim
quum in Hispania adventus suos ab hospitibus aris et ture excipi patiebatur? quum Attalicis aulaeis contectos parietes laeto animo intuebatur? quum immanibus epulis apparatissimos interponi ludos sinebat? quum palmata veste convivía
sibi voluit
princeps suorum
temporum Metellus
Pius, tune
PROLEGÓMENOS
310
del Imperio, la adulación de las provincias había tributado á algu-
nos procónsules honores casi divinos. Cuando Mételo Pío gobernaba
España
la
donde
con un espléndido banquete,
Ulterior, fué obsequiado
como
se le incensó
y descendió, mediante
á un dios,
máquina, con grande estrépito de truenos, ria
el
simulacro de
cierta
Victo-
la
más
para poner una corona en su cabeza: cosas todas que á los
graves y prudentes varones parecieron indignas de
nombre romano
A
la historia
la
majestad del
(l).
moral importa también, porque nos presenta en la
romanizada Bética de los tiempos de César, una escena fúnebre del epicurismo romano,
relato
el
que nos hace
el
anónimo autor
del
celebrabat, demissasque lacunaribus áureas coronas velut caelesti capite recipiebat? Et ubi istar ritas ista
corrumpi
non
ñeque
in Graecia,
in Asia,
quarum
Ivixuria seve-
poterat; sed in hórrida et bellicosa provincia,
quam
prae-
sertim acerrimus hostis Sertorius, romanorura exercituum oculos lusitanis telis perstringeret:
Ya con
(i)
adeo
illi
patris sui
ocasión de las
íiatis
numidica castra exciderant».
ó navetas de
las islas Baleares,
hemos
teni-
do ocasión de mencionar aquel texto del BcUum Jugurt/iinum, cap. sviii, en que Salustio habla de análogas construcciones de los Númidas, llamándolasmapalia. El pasaje en que se refiere á ellas es
población de África é indirectamente para
«Africam
initio
habuere Gaetuli
la
muy
notable para
la
antigua
de España.
et Libyes, asperi, inculti; queis cibus erat
caro ferina atque humi pabulum, uti pecoribus. Hi ñeque moribus, ñeque
ñeque imperio cujusquam regebantur: vagi, palantes, qua nox coegerat, sedes habebant. Sed postquam in Híspanla Hercules, sicuti Afri putant, interiit, exercitus ejus compositus ex variis gentibus, amisso duce, ac passim lege,
'
Ex
multis, sibi quisque imperiura petentibus, brevi dilabitur.
eo numera
Medí, Persae et Armenii, navibus in Africam transvecti, proxumos raari locos
occupavere: sed Persae intra J>ro iuguriis kabuere, quia
aut mutandi copia erat: bant.
Oceanum
ñeque materia
mare magnum
magis: iique álveos navium inversos in agris,
Hi paullatim per connubia Gaetulos
tantes agros, alia deinde
alia,
ñeque ab Hispanis emundi,
et ignara lingua sibi
commercia prohibe-
miscuere: et quia, saepe ten-
loca petiverant, semet ipsi
Numidas appe-
llavere...
San Isidoro que sigue literalmente á Salustio de
los
Númidas
al
(Etytn. lib. xv, cap. xii) las llama
engañado quizá por una
falsa
etimología;
describir las habitaciones
no mapalia sino
«Magalia aedificia
viagalia,
Numidarum
agrestium oblonga, incurvis lateribus tecta, quasi navium carinae sunt, sive
rotunda Punici
in
modum
novam
furnorum; et magalia dicta quasi magaria: quia mager
villam dicunt, una littera
commutata
L
pro
JR*.
PROLEGÓMENOS libro
De
pompeyano cordobés
Bello Hispanicnsi, del suicidio del
muy
Scapula, con circunstancias
en tiempo de Xerón libertos
3I
las
que había de tener
Munda, convocó á sus siervos y
fugitivo de la batalla de
mandó
familiares, distribuyó entre ellos sus tesoros, les
una pira y preparar una cena espléndida, tendiendo para riquísimos, se ungió los cabellos con resina
ma vez
de los placeres de
y
le degollase
á
un
la
alma de
las
y
construir
ella
tapetes
nardo, disfrutó por
últi-
mesa, dio órdenes á un siervo para que
liberto para
que encendiese
como
¡Lástima que narraciones el
de los
jefe
principal autor de la sedición andaluza, cuando llegó á
y
Córdoba
parecidas á
muerte de Petronio. Scapula,
la
estas,
la
hoguera
que tanta
(l).
luz arrojan
sobre
generaciones pasadas, sean tan raras en los historia-
dores clásicos, .atentos en demasía
al
tumulto de
las
operaciones
militares!
La grandiosa manera de Tito Livio va degenerando en
manos de
los retóricos
que escribieron compendios de
la historia
romana, cuyo fondo principal son sus Décadas. La concisión que afectaron apenas deja
campo para
los detalles.
Las elegantes plumas
de V^eleyo Patérculo y de Floro tejieron digna corona al heroísmo ibérico y á la indómita constancia de nuestros remotos progenitores (2), pero
Tácito, el
nada nos dicen sobre sus creencias é instituciones.
más grande de
los historiadores
de
la
antigüedad, rarí-
sima vez tuvo que mencionar á España, pacificada y quieta durante (i)
«Scapula, totius seditionis familiae et libertinorum capiit, ex prae-
pyram
Cordubam quum venisset, famüiam exstruxit; coenam aíTerri quam opimam
et libertos convocavit;
dum
in praeseatia familiae donavit. Ipse
lio
vestimentis:
pecuniam
et
de terapore coenavit, resinam
argentum et
sibi
imperavit; ítem optimis insternen-
nardum identidem
sibi ¡nfundit. Ita
novi-
ssimo tempere servum jussit et libertum, qui fuisset ejus concubinus, alterum se jugulare, alterum (2)
so
«Illae
pyram incendere» (De
Bello Hispaniensi^ cap. xxxiii).
enim provinciae Scipiones consumpserunt;
XX annorum
bello sub
terrore numantini belli
illae
contumelio-
duce Viriatho majores nostros exercuerunt;
populum romanum concusserunt.
In
illis
illae
turpe Q.
Pompeii foedus, turpiusque Mancini, senatus cum ignominia dediti imperatoris rescidit: illa tot cónsules, illa tot praetorios
que ri
aetate, in
tantum Sertorium armis
extulit, ut
non potuerit, Hispanis, Romanisue
populus
alteri
pariturus foret> (C.
colección Lemairc,
lib.
11,
in
absumpsit duces, patrumper quinquenium dijudica-
armis plus esset roboris, et uter
Velleius Paierculus, ed.
cap. xc, págs. 219-220).
Ruhnken, en
la
PROLEGÓMENOS
312
cuyos anales
siglo del Imperio,
primer
el
la
ros de la
Gran Bretaña, que puede dar
algunos ritos
(l),
debemos
sino que le
colonia Tarraconense levantó
extendiéndose en breve
rio,
él escribía.
Pero no sólo
importante conjetura del origen hispánico de
consigna
al el
los Silu-
comunidad de
luz sobre la
templo que
la noticia del
la
Divo Augusto, en tiempo de Tibenuevo culto á todas
las
provincias
sabio
y amenísi-
del Imperio (2).
Dos autores griegos de bien
mo
desigual mérito:
el
Plutarco de Queronea, en cuyos libros de historia y
moral vive gran parte de
antigüedad, que sin
la
imperfectamente conocida; y
el
filosofía
muy
nos sería
él
adocenado compilador Apiano Ale-
jandrino, cuyas obras importan, sin embargo, porque sustituyen á las fuentes
perdidas que
él
pudo
consultar,
nuestra primitiva biblioteca histórica:
el
ocupan un puesto en
primero por algunas de sus
Vidas paralelas^ en que incidentalmente trató de sucesos acaecidos
en
Península,
la
y
el
segundo por su tratado de
Guerras Ibéri-
las
y por lo que escribió de España en los libros primero y segundo de las Guerras Civiles. En Apiano se encuentra el interesante cas^
cuadro de
las
exequias de Viriato, que no sólo acrecienta lo poco
que sabemos de gua
la
los ritos fúnebres
«Silurum colorati vultus, et
(i)
de
los Lusitanos, sino
que
existencia de cierta poesía lírica ó épica entre ellos. torti
plerumque
atesti-
A
los
crines, et posita contra
Híspanla, Iberos veteres trajecisse, casque sedes occupasse, fidem faciuut» (Julii Agricolae Vita, cap.
«Templum
(2)
xi).
ut in colonia Tarraconensi strueretur Augusto, petentibus
Hispanis permissum; datumque in omnes provincias lib»
I,
exemplum» (A?mal/um,
cap. Lxxviii).
Quintiliano nos ha trasmitido un chiste de Augusto contestando á los aduladores de Tarragona que vinieron á contarle que en su ara había nacido
una palma. «Se conoce que
Emperador
muy
rara vez encendéis fuego
(Institutioiies Oratorias, lib. v, cap.
111,
allí»
respondió
Del templo Tarraconense hace mención también Elio Sparciano en del
emperador Hadriano,
hiemavit: ubi sumtu suo
nem
in
missu.s,
cap.
xii.
somniavit primo,
Y
en
la
vida
restituit,
ómnibus Hispanis Tarraco-
ni. «Tune ad Hispauiam templum Tarraconense Augusti quod
de Severo, cap.
sibi dici, ut
jam labebatur. restitueret» tomo I, págs. 14 y 144).
la
«Post haec Híspanlas petiit, et Tarracone
aedem Augusti
conventura vocatis».
el
pág. 77).
(Scriptores Hisioriae Augustac
,
ed. Bipontina,
PROLEGÓMENOS funerales del indómito caudillo, primero
acompañaron
rrillero hispano,
sacrificios
313 tipo del gue-
y auténtico
y juegos gladiatorios,
honor suyo entonaron un epinicio sus compañeros de armas,
y en
tejien-
de solemne danza peones y jinetes en torno de la altísima pira en que se consumía su cuerpo (l). El mismo Apiano
do
cierta especie
y Plutarco, siguiendo al parecer un mismo original, que probablemente fué Salustio, nos hablan de la fatídica cierva domesticada por Sertorio para infundir en la supersticiosa m.ente de los Iberos la
creencia de que en ella
romano
proscrito
moraba un
sus oráculos en la vigilia
tonio y Dión Casio suponen que en
estaba
de Alejandro, ante
la efigie
que transmitía
espíritu divino
el
la
y en
el
sueño
(2).
al
Sue-
templo gaditano de Hércules
cual Julio César, siendo toda-
vía cuestor, derramó lágrimas de vergüenza por no haber hecho
cosa memorable á
gado
el
la
edad en que
Y relacionan
mundo.
el
héroe macedón había subyu-
con otra
esta anécdota
de un sueño incestuoso que también en Cádiz tuvo
el
muy
grosera
mismo César
y que miró como presagio de que había de ser el arbitro de la tierra, madre común de los vivientes (3). Plutarco no trae esta contampoco
seja ni
cleo de la
la
especie
muy
dudosa de que hubiese en
el
Hera-
gaditana una estatua de Alejandro, limitándose á
isla
decir que Julio César lloró de ambición leyendo en Iberia un libro
que trataba de
Una
las
hazañas del hijo de Filipo
riosos pormenores, históricos,
porque
corta inventiva, la
(4).
descripción del celebérrimo templo, exornada con
el
que no sabemos
al fin es
un poeta, aunque de
que nos
los transmite,
Guerra Púnica de
Silio Itálico,
Appiani,
(2)
De
^^
fría
cu-
imaginación
hallamos en
con ocasión de narrar
Appiani Alexandrini Ronianarmn Historiar:iin:
(i)
Didot, 1877, pág- 63-
muy
de rigurosamente
calificar
si
el libro
m
los votos
y
de
que
qiiae supcrstuit. (París,
rebus Hispaniensibus, cap. lxxv.
bcllis civilibns, lib.
i,
cap. ex, págs. 334-333.
Plutarchi Vitae, recensión de Teodoro Doehner (ParÍ5, Didot, 1S67), volu-
men
Sueto?tii
(3)
tomo Dion I,
la
colección Lemaire),
C. y. Caesar, cap. vii, pág. 13.
Casio, Historia
dot, 1850) (4)
y xx, págs. 684 y 690. Duodecim Caesares, (ed. de Hase, en
2.° Sertorius, caps, xi
tomo
III
Plutarchi
Romana,
lib. x.\xvii,
cap.
1,11.
Ed. de Gros (París, Di-
págs. 272-274.
Vitae. C. Julius Caesar, cap. xi,
tomo
11,
pág. 850.
PROLEGOMEXOS
314
Aníbal ofreció
al
dios de los fenicios de Cádiz, después de la
toma
de Sagunto: Exin
clavigeri veneratiis numinis aras
Captivis onerat donis, quae nuper ab arce
Víctor fumantis rapuit semiusta Sagunti.
«Cuéntase,
conserva
las
y no
es opinión
vana (prosigue
Silio),
que
el
maderas mismas de su primitiva construcción,
templo sin
que
ninguna mano haya tenido que repararlas después de sus fundadores; lo cual
atribuyen á
la
presencia del dios, que impide
dad de su templo. Los que tienen
en su sagrado recinto, prohiben entrar en tan del umbral á los puercos,
y
privilegio
el
el
á las mujeres
él
la
caduci-
honor de
como animales impuros. Xo
y
servir
ahu^-en-
se toleran
ante las aras vestidos de varios colores. Los sacerdotes usan túnicas blancas
y ciñen
ínfulas
de finísimo lino Pelusiaco. Para ofrecer
y según
incienso se desciñen,
el rito
de sus padres, adornan
Van
tiduras del sacrificio con el laticlavio. tonsuran.'j el cabello,
garse nunca
el
las
ves-
descalzos, se cortan (¿ó
observan rigurosa castidad, y no dejan apa-
fuego sagrado.
Xo hay
en
templo
el
efigie ni
simu-
lacro de ningún dios, pero en las puertas están esculpidos los traba-
jos de Hércules»:
Vulgatum, neo cassa
fides,
ab origine fani
aevum Condentum novisse manus: hinc credere gaudent Consedisse Deum, seniumque repeliere templis. Tum, quis fas et honos adyti penetralia nosse, Impositas durare trabes, solasque per
Femíneos prohibent gressus, ac límine curant Saetigeros arcere sues: nec discolor
Ante
ulli
aras cultus: velantur corpora lino,
Et Pelusiaco praefulget stamíne vértex. Discinctís
mos
tura daré, atque e lege
parentum
Sacríficam lato vestem distinguere clavo.
Pes nudus, tonsaeque comae, castumque cubile: Innestíncta focis servant altaría fiammae.
Sed nulla
effigíes,
símulacrave nota
Deorum
Majestate locum, et sacro implevere timore. In foribus labor Alcidae Lernaea recisis
Anguibus hydra
jacet...
(Pun.
III,
v. 14
y siguientes).
PROLEGÓMENOS
Hay
315
en esta descripción rasgos que parecen convenir á otros
templos, y hacen sospechar que SiHo los aplicó arbitrariamente
de Gades. Plinio habla de
maderas incorruptibles del santuario
las
de Apolo en Útica y del de Diana en Sagunto de
también de
lino eran propias
ni la coincidencia
de los
Fenicia, tienen nada
al
los sacerdotes
(I
de
).
Las vestiduras
Isis.
Pero
ni esto
de Cádiz con los del culto del
ritos
que deba sorprendernos, puesto que
sol
el
en
Hér-
cules Egipcio venerado en el templo de Cádiz era, según la opinión
más
plausible,
Silio,
una divinidad
solar.
con leve fundamento se ha creído natural ú
á quien
oriundo de nuestra colonia de hubiera llamado Italicense)
genio («maiore cura el
de
joven),
,
quam
Itálica
(en este caso
fué poeta de
más bien
más corrección que
se in-
como dice su amigo Plinio más que poner en hexámetros
ingenio»,
y generalmente no
hizo
servil imitación virgiliana la
prosa historial de Tito Livio, aña-
diendo nombres propios que parecen inventados por
y algu-
él,
nos colores y figuras retóricas. Pero cabalmente donde parece
más mos)
original (quizá por es
en
la
haber tenido otra fuente que no conoce-
parte de su
cribe magníficos elogios,
poema
relativa á España,
que acaso han sido
la
de
la cual es-
principal razón para
suponerle nuestro.
Hay, tanto en meración de
empresa de
las
descripción del
la
Silio
viene tomar
de Sagunto como en
restos de algunas leyendas mitológicas las
tenga
muy
costumbres de algunas gentes
mucho más de
al
pie de la letra estas noticias,
pueden estimarse como
reflejo
de
ciertos
ibéricas.
Pero
que pueden haber
y que en ningún caso
la Plispania primitiva, sino
mezcla de datos de distintos tiempos y civilizaciones. coincidencia de nombres basta para explicar Hist. Nat. XVI, 79 (ed. Lemaire,
y
historiador que de poeta, no con-
sido sugeridas á veces por falsas etimologías,
(i)
enu-
la
huestes españolas que acompañaron á Aníbal en su
Italia,
pormenores sobre
aunque
sitio
tomo
v,
la
como
Una mera
leyenda de Zacynto,
pág. 620).
cum
conditoribus, annis ducentis ante excidium Trojae, ut auctor est Bocchus,
infraque
oppidum ipsum
ba], juniperi trabibus
id
habed. Cui pepercit religione iuductus Hanni-
etiam nunc durantibus».
3
PROLEGÓMENOS
1
el
compañero de Hércules, que
Sagunto, donde sucumbió á te,
la
dio su
nombre
al
excelso collado de
mordedura \-enenosa de una serpien-
cuando volvía en triunfo á Tebas, conduciendo
triforme Gerión, inmolado por
Haud
la
mano de
los
ganados del
Alcides:
procul Herculei tollunt se litore muri,
Clementer crescente jugo, quis nobile nomen Conditus excelso sacravit coUe Zacyntos.
Hic comes Alcidae remeabat
Geryone
ia agraine
Thebas
extincto, coeloque ea facta ferebat.
Tres animas namque
id
monstrum,
tres corpore dextras
Armarat, ternaque caput cervice gerebat.
Haud alium vidit tellus, cui poneré finem Non posset mors una viro, duraeque sórores Tertia bis rupto torquerent stamina
filo.
Hinc spoHa ostentabat ovans, captivaque victor
Armenta ad
Quum
fon tes
medio fervore vocabat,
túmidas fauces adcensis solé venenis
Calcatus rupit
letali
Inachiumque virum
vulnere serpens; terris prostravit Hiberis.
(Lib.
El rey Therón de
la
I,
V. 273-287).
leyenda gaditana que Macrobio tomó de
autores antiquísimos, parece haber sugerido á Silio Itálico
el
nom-
bre de aquel Therón, sacerdote del templo de Hércules, que entra-
combates armado no con lanza y casco, sino con de león de aquel dios:
ba en
los
y con
la piel
Jam nova moütus stimulato
la
clava
Therón,
milite
Alcidae templi custos araeque sacerdos...
Atque Sed
illi
non hasta manu, non vértice cassis. humeris et mole juventae
fisus latiá
Agmina Exuviae
vastabat clava, nihil indigus ensis. capiti impositae tegiraenque leonis
Terribilem adtollunt excelso vértice rictum. (Lib.
En un juego de del culto báquico,
fundada
la
palabras,
II,
V. 149-157).
y de seguro en alguna reminiscencia
que también encontramos en
fabulosa prosapia de Imilcc,
la
Plinio
y
otros, está
mujer de Aníbal, de quien
Tito Livio dijo solamente que era natural de Cástulo. Según núes-
PROLEGÓMENOS
317
tro poeta, Himilce descendía de Milico, rey de las costas de tania,
engendrado por un
en que Baco domaba á
sátiro en la
pueblos iberos y hacía estremecer con
los
su ejército de ^Ménades armadas del tirso Sic
ille:
Turde-
ninfa Alirice, en el tiempo
la
roca de Calpe:
at contra Cirrhaei sanguis Imilce
Castalii, cui
materno de nomine dicta
Castulo Phoebei servat cognomina vatis,
Atque ex sacrata repetebat stirpe parentes: Tempere quo Bacchus populos domitabat Iberos, Concutiens thyrso atque armata Maenade Calpen, Lascivo genitus satyro nymphaque Myrice, Milichus indigenis late regnabat in oris,
Cornigeram adtollens genitoris imagine frontem. Hinc patriam clarumque genus referebat Imilce, Barbárica paulum vitiato nomine lingua. (Lib. ra, V. 97-107).
A los
y
misterios
de Nebrissa la
más ade-
orgías del dios de Xisa vuelve á aludir
lante, atribuyendo á
él,
á sus IMénades la fundación
y duda por suponer derivado
á sus sátiros
(Lebrija), sin
nebris 6 piel de ciervo con que se cubrían
las
el
nombre de
Bacantes:
At Nebrissa Dionyseis conscia Thyrsis.
Quam
Satyri coluere leves; redimitaque sacra
Nebride, et arcano ]\Iaenas nocturna Lyaeo. (Lib. ni, V. 393-395)-
El catálogo de las tropas auxiliares de Aníbal ha de tomarse también á beneficio de inventario, porque, en realidad, no corresponde á la geografía de ningún tiempo. Figuran en él pueblos
cántabros, astures tra era,
y
galaicos,
que eran famosos en
sus ejércitos
(i)
i
los
de nues-
pero que nada autoriza para suponer que hubiesen sido
mucho menos que
militasen en
todos modos, es importante para
la historia lo
conocidos por los cartagineses,
el
el siglo
como
(l).
La famosa
De
ni
inscripción púnica y griega
templo de Juno Lacinia, y de
algunos pueblos ibéricos
como
la cual
que Anibal puso en Crotona, en (iii, 33), mencionaba
se valió Polibio
los Thersitcs, los Mastianos, los Orftes
(que
acaso son los Oretanos), los Olcades y los honderos de las islas Baleares, pero
ninguno pertenece á
la
parte septentrional de España.
PROLEGÓMENOS
31
que de
estas gentes
fuentes,
y en parte
nos dice, porque parece tomado de buenas
Strabón nos había hablado de
Son
con
se corrobora
de
las víctimas, el
llamas.
A
patria,
y una
modos de
adi-
inspección de las entrañas
la
vuelo de las aves y
los geógrafos.
augural de los lusitanos.
célebres los versos en que Silio alude á los tres
vinación practicados por los gallegos:
de
testirnonio
el
la pericia
la
dirección de las sagradas
todo esto acompañaban bárbaros cantares en su lengua especie de danza guerrera.
Fibrarum,
et
Flammarum
pennae, divinarumque sagacem
misit dives Callaecia
pubem,
Barbara nunc patriis ululantem carmina
Nunc, pedís alterno percussa verbere
linguis,
térra,
Ad numerum
resonas gaudentem plaudere caetras. Haec requies ludusque viris, ea sacra voluptas. (Lib.
De
los
V.
344-348).
Cántabros, que á todos a\'entajaban en
muerte y en calor, el
iii,
la
el
desprecio de
invencible constancia con que soportaban
hambre y todo género de
sentían viejos é inhábiles para
el frío, el
que cuando se
guerra, se precipitaban de un pe-
la
ñasco, porque no podían tolerar
trabajos, dice
la
la
vida sin
el ejercicio
de
las
armas:
Cantaber ante omnes, hiemis aestusque famisque Invictus,
palmamque ex omni
Mirus amor populo, Imbelles jam
Nec vitam
quum
ferré labore.
pigra incanuit aetas
dudum annos
praeveríere saxo,
sine IMarte pati: quippe
Lucís causa
sita, et
damnatum
omnis
in
,
armis
vivere pací.
(Lib.
III,
V.
326-331).
Esta misma especie de suicidio había atribuido en otra parte á todas las poblaciones ibéricas: Prodiga gens animae, et preparare facillima mortem.
Namque
ubi transcendit florentes viribus annos,
Inpatiens aevi spernit novisse senectam,
Et
fati
modus
in
dextra
est...
(Lib.
\ a en
la
parte prehistórica
dos lugares, en que
Silio dice
I,
V.
225-228).
hemos tenido ocasión de que
los Celtíberos
citar los
(E¿ Celtae sociati
PROLEGÓMENOS nenien Iberis) tenían por cosa nefanda
la
3I9
cremación y dejaban ex-
puestos los cadáveres para que los devorasen los buitres.
A la etimología,
fecunda productora de mitos, debemos
de Astyr, escudero de ^lemnón, «bañado en Aurora», que según J\lás
y
interesante es,
nombre
Silio,
dio
está
muy
las
lágrimas de
á los asturianos
bien contada,
referir el
leyenda de
la
la ninfa
Pirene, la desventurada hija del rey Bebrix, á quien tan mal
Hércules
el
la doncella,
el
héroe tebano de
y en un momento de embriaguez,
murió devorada por
en que
Silio se
las fieras.
la
liermosura de
la forzó,
dola á irremediable duelo, hasta que huyendo de dre,
pagó
hospedaje recibido en su palacio, cuando tornaba con
vacas de Gerión. Prendóse
las
la
332-334),
(v.
condenán-
las iras
de su pa-
Este episodio es uno de los pocos
muestra verdaderamente poeta. La pintura de
la
desesperación de Hércules cuando encuentra los restos de su infeliz
amada, y hace estremecer con sus horrendos clamores
las
cum-
bres del Pirineo, donde levanta su túmulo, está trazada con una fuerza épica grandiosa (i)
y digna de todo encomio
(l).
Nomen Bebr^xia duxere a xárgine colles, Hospitis Alcidae crimen; qui, sorte laborum Geryonae peteret quum longa tricorporis arva, Possessus Baccho, saeva Bebrycis in aula Lugendam formae
sine virginitate reliquit
Pyrenen, letique Deus, si credere fas est, Causa fuit leti miserae Deus: edidit alvo Namque ut serpentem. patriasque exhorruil iras, Confestim dulces liquit turbata penates. Tum noctem Alcidae solis plangebat in antris, Et promissa viri silvis narrabat opacis; Doñee moerentem ingratos raptoris amores, Tendentemque manus, atque hospitis arma vocantem Diripuere ferae: laceros Tirinthius artus, Dum remeat victor, lacrimis perfudit, et amens Palluit invento dilectae virginis ore. At voce Hercúlea percussa cacumina montis Intremuere jugis: moesto clamore ciebat Pyrenen; scopulique omnes ac lustra ferarum
Pyrenen resonant: túmulo tum membra reponit, ¡Supremum inlacrimans; nec honos intercidit aevo, Defletumque tenet montes per saecula nomen. (Pun. (C. Silius Italicus.
Puniconim
Jihri scpiemdecim, ed.
III,
v.
420-440),
Lemaire, tomo
r,
pági-
nas 197-199).
Nuestro gran poeta Verdaguer, que en su Atlániida recogió una parte de las tradiciones épicas
de
la
España primitiva, enlaza
la
leyenda de Pirene
PROLEGÓMENOS
320
indispensablemente nuestro y que siempre hizo gala de su origen, el bilbilitano Z\Iarcial, en una elegante oda
Otro poeta, y este
(que este nombre
sí
cuadra más que
la
amigo Liciniano á gozar de
á su
en España ria el
(lib.
ep. 50)
i,
el
de epigrama) en que invita
campo y de
las delicias del
menciona, entre otros
sitios
de
la
caza
la Celtibe-
Sagrado monte de Vadaveron: Fractis sacrum
...
Vadaveronem montibus.
Este monte debía de estar cerca del Moncayo mencionado en verso anterior por
«senemque Caunum nivibus». Jerónimo
poeta,
el
Pau, humanista catalán del siglo xv, que hizo
una geografía ron
clásica
de nuestros montes y
actual Vadavicor, opinión
al
el
primer ensayo de
el
ríos,
redujo
J^adave-
el
que ha hecho fortuna. El sagrado
encinar de Baradon (sanctiim Baradonis ilUcetimi) que recuerda
en otra composición del mismo género, pero menos
?\Iarcial (lib. v,
ep.
55) puede
ser el
mismo Vadaveron ó una
Pero estas cuestiones topográficas, no siempre
quédense para
Xo abundan
la
fáciles
lírica,
parte de
él.
de resolver,
curiosidad de los especialistas.
las alusiones á
España en
los biógrafos
de
los
empe-
radores romanos (Scriptores Historiae Attgustac), pero hay que re-
coger un texto de Lampridio en
vida de Alejandro Severo, del
la
cual dice que fué peritísimo en la ciencia de los harúspices
orncoscopia ó adivinación por
modo que
el
vuelo y canto de
las aves,
y en
la
de
tal
vencía á los augures Vascones de España y á los Panno-
habían heredado
la
celebridad que en esta parte tuvieron los Lusitanos de Strabón
y
nios
(l).
Por
los Galaicos
lo visto, los
de
Vascones
co Filostrato compuso con
con
me
la
iii
Silio Itálico,
pudiera darse algún crédito á
Si
del siglo
del incendio
de
el título
la
absurda novela que
el retóri-
de Vida de Apolonio de Tiana^
los Pirineos (canto
primero de su poema), pero no
parece que tuvo presente á Silio Itálico sino á Pujades ó algún otro his-
toriador moderno. (i)
Scriptores Historiae Augusiae,
tomo
11,
cap. xxvii. «Haruspicinae qucjque peritissimus
pág. 276. Alexander Severus, fuit,
Vascones Hispanorum, et Pannoniorum augures
¿_svíoa/.ono; magiius,
vicerit».
ut et
PROLEGÓMENOS
32
tendrían algún interés las noticias que contiene acerca del viaje que
en tiempo de Nerón hizo á
en todos
los misterios
travagante
y
lleno
mismo. Una de
de
la
Bética aquel famoso pitagórico, iniciado
la teurgia oriental.
Pero
el relato es
las
cosas que averiguó Apolonio es que en Cádiz no
se moría nadie durante la subida de la marea; todos los
aguardaban
tan ex-
de patrañas, que induce á dudar hasta del viaje
Añade
al reflujo.
moribundos
su biógrafo que en aquella
isla
reina-
ba gran superstición, y que no sólo tenían culto y aras el Hércules Egipcio y el Tebano, y el ateniense Menesteo (de cuyo oráculo nos hablan otros antiguos), sino también
y
la ]\Iuerte
misma, siendo
los
la
Pobreza,
Gaditanos
Senectud,
la
los únicos
el
Arte
mortales que
la
celebraban con himnos. Plabía dos árboles á manera de pinos ó de abetos que destilaban de sus hojas sangre y se llamaban Ge7'íoneos,
por haber brotado de
daba culto á al
los
la
tumba de Gerión. En
célebre templo se
el
dos Hércules, pero de ninguno había simulacros;
Egipcio estaban consagradas dos aras de bronce, sin ningún
signo;
al
Tebano una de piedra en que estaban esculpidas
Hidra, las yeguas de
Entre
las
Diomédes y
ofrendas se conservaba
obra de arte exquisito, tanto por el fruto,
el
doce trabajos de Hércules.
el
olivo de oro de Pigmalión,
primor de
que era una esmeralda. También
gulo áureo de Teucro
Telamonio. Pero
el
veía en el templo eran dos aras de oro solo color, altas
se lo
las
embargo,
mo
y
letras
A
ge
grande asombro de
me
permite callar
las ligaduras
grabó en
que no eran indias
enteramente desconocidas. Apolonio,
la
de
la
lo
sin
los sacerdotes.
que sé
(les dijo):
Tierra y del Océano. El mis-
casa de las Parcas, para que
giese discordia entre los elementos, ni violasen nunca
que hay entre
cín-
un
de
las
el
las
columnas son
Hércules
allí
más notable que
plata mezclados en
«El Hércules Egipcio no estas
como por
de más de un codo, cuadradas como yunques,
interpretó con
las
ramas,
mostraba
cuales en sus capiteles ostentaban inscripciones ni persas, sino
la
los
la
no suramistad
ellos».
pesar de ser tan conocido
Apolonio y su compañero de diendo á sus costumbres,
muy
nifestaban por los atenienses
el
origen fenicio de los gaditanos,
viaje los tuvieron
por griegos, aten-
civilizadas, á la predilección
y
MENÉ:;t>Ez y 'Pzi^Axo.— Heterodoxos.
al 1.
que ma-
hecho de haber levantado una ai
PROLEGÓMENOS
322
estatua de bronce á Temístocles, en actitud de meditación,
y como
quien va á escuchar un oráculo.
Apolonio remontó
que seguramente es
hasta una ciudad que llama Hispola^
el río
Sevilla.
Del clima de
con toda verdad, que es tan agradable como otoño, en
tiempo de
el
los Misterios.
barbarie á los moradores de
el
del Ática en el
Pero pinta sumidos en
la
el
mayor
Turdetania, ya enteramente roma-
la
nizada en tiempo de Strabón, á los compatriotas de Séneca cano, hasta
y
Bética dice Filostrato
la
punto de que no tenían idea de
picos ni de los espectáculos teatrales, de
tal
y Lu-
certámenes olím-
los
modo, que habiéndose
presentado en Hispola un histrión trágico, los espectadores, sorprendidos por sus coturnos, por su máscara estentórea y por sus luengas
tomaron por un demonio, y echaron á correr precipitadamente. Todos estos disparates van sobre la fe de las Memorias vestiduras, le
(probablemente supuestas) del lonio
y
Damis, compañero de Apo-
especie de Sancho Panza de este D. Quijote filosófico. Es
probable que todos, ó signados los
asirio
3'a
la
mayor parte de
ellos,
estuviesen con-
en libros de maravillas y viajes fabulosos, de donde
tomaría Filostrato para enriquecer su colección de cosas estu-
pendas
(l).
Ofrece, por
el
contrario, singular interés
como
fuente geográfica,
algo turbia desgraciadamente, el libro primero (único conservado) del
poema
descriptivo de nuestras costas (Ora Ma7'itima), que
com-
puso Rufo Festo Avieno, procónsul de África en tiemipo del emperador Valentiniano (366 de texto,
y de
las dificultades
J.
C).
A
pesar de lo estragado de su
de interpretación que hasta ahora no han
sido enteramente vencidas por ninguno de sus comentadores, la
obra de Avieno contiene, aunque en forma algo indigesta, preciosos materiales compilados de antiguos periplos púnicos
y
griegos,
mezclados con noticias más modernas y hasta con algún recuer-
do personal lación
del autor.
y ruina
á
Como
testigo presencial habla
que en su tiempo había llegado
y poderosa Cádiz, aunque todavía conser\-aba
el
la
de
la
deso-
antes opulenta
templo y culto de
Hércules:
(i)
Philostraii Vita Apollonii,
lib. v,
caps. i-x. Ed. Didot, págs. 94-98.
PROLEGÓMENOS Gaddir hic
...
est
Nam Punicorum
323
oppidum,
lingua conseptum
locum
Gaddir vocabat: ipsa Tartessus prius
Cognominata
est;
^vo
vetusto,
nunc egena, nunc
Nunc
destiluta,
Nos
multa et opulenta civitas brevis,
nunc ruinarum agger
hic Jocoruin, praeter
est.
Herculaneam
Solemnitatem, vidimus miri
nihil.
(V. 267-274).
Otra ciudad que no sólo estaba arruinada sino deshabitada ya,
tiempo de Avieno, era Hemeroscopio^ y
•en
recido también
el
ciona, limitándose á decir
más que
estériles arenas
...
duda había desapa-
sin
templo de Diana, puesto que
que aquella parte de
ni siquiera le la
men-
costa no ofrecía
y pantanos.
Littus extendit dehinc
Steriles arenas:
Hemeroscopium quoque
Habilata pridem hic civitas: nunc jam solum
Vacuum incolarum
lánguido stagno madet. (V. 476-479)
Hay, pues, en
el
centón poético de Avieno, datos que
portan á los últimos tiempos del Imperio romano, y otros que se remontan á
la
geografía
más
rTos trans-
lado de ellos
al
vetusta, á la época
de
las
navegaciones del cartaginés Himilcon y del marsellés Piteas. Disquisiciones eruditísimas, libros enteros, se han escrito para deslin-
dar estos elementos, para concertar los
demás
textos de la antigüedad,
formidad consigo mismo,
lo cual
deslumbradores sistemas sobre desarrollado con
mucho
la
la
geografía de Avieno con
y para poner á Avieno en conno siempre
es fácil. Brillantes
saber y agudeza á
la
sombra de
los extra-
ños nombres de gentes, tribus y lugares que nos conserva ficador latino.
Xo
sólo la geografía, sino la etnografía
ca andan empeñadas en este debate, en que no
mos (i)
tomo
entrar
De V,
y
el versi-
la lingüísti-
podemos
ni
debe-
(l).
las
ediciones antiguas de Avieno es
parte 2.^ de los Poetae Latini Minores de
iadii, 1788).
y
primitiva población ibérica, se han
Hay una moderna
la J.
mejor
la
incluida en el
Chr. Wernsdorff (Helms-
edición crítica de Alfredo Holder (Innsbruck,
PROLEGO>rENOS
324
Afortunadamente,
los
pocos pasajes en que Avieno habla de
algún templo ó alude á algún mito, suelen ser de los más claros y menos controvertibles de su poema. Xo puede afirmarse, sin embargo, la verdadera situación del
guJHj ni de la tenía ella
la
promontorio de Venus (Veneris ju~
abundante de hierbas y consagrada á Saturno, que
isla
singular virtud de estremecerse toda
cuando
se acercaba
á
alguna nave: post pelagia est ínsula,
...
Herbarum abundan», atque Saturno Sed
Ut
sacra:
vis in illa tanta naturalis est,
si
Mox
quis hanc innavigando accesserit,
excitetur propíer insulam mare,
Quatiatur ipsa, et
omne
subsiliat
solum
Alte intremiscens, caetero ad stagni vicem Pelacrf) silente...
(V. 164-171).
Probablemente se
no
en
localiza
gación de
las
trata
de una mera ficción geográfica que Avie-
costa occidental de España, á cinco días de nave-
la
columnas de Hércules:
... cursus autem hinc classibus Usque in columnas efficacis Herculis Quinqué est dierum...
(V. 162-164).
1887).
Cortés y López incluyó también
duciéndola en unas líneas á
pecan contra Entre
modo de
medida ó contra
¡a
los trabajos publicados
el
Ora MarHima en su Aparato, traaunque son muchos los que
la
versos,
acento.
en nuestra península merecen especial aten-
ción los siguientes:
Martins Sarmentó (Francisco), Rufus Festus Avienus, Ora Maritima. Estado d'este poema
11a
Maritima. Estudo Europa.
2.^ ed.
parte respectiva a Galliza
d'este
poema na parte
Portugal. Porto, 1880.
— Ora da
Porto, 1896.
Costa (D. Joaquín). Litoral
ibérico del
de y. C. Este eruditísimo estudio
volumen del
e
respectiva as costas Occideniaes
Sr.
que no
Mediterráneo en
el siglo
llegó á terminarse,
JV-V antes
forma parte del
Costa titulado Estudios Ibéricos (Madrid, 1891-1895).
Blázquez (D. Antonio) El Pcriplo de Himilco tiana) segj'm el poema de
Rufo Festo Avieno
titulado
(siglo
VI antes
de la era cris-
Ora Maritima. Madrid, 1909.
PROLEGÓMENOS
En
la
costa meridional las cosas aparecen
cuanto
•en
325
más
claras.
No hay duda
Sacro Promontorio, tantas veces nombrado por
al
los
antiguos: Inhorret inde rupibus cautes Sacra,
Saturni et
ipsa..,
(V. 215-216),
En
el
país de los Tartesios había ...
un monte consagrado
al Céfiro:
inde tenditur jugum
Zephyro sacratum: denique
arcis
summitas
Zephyris vocata... (V. 225-227).
Más
adelante en un promontorio, cerca de
practicaban
los ritos del culto
cate), para los cuales había
de
la
laguna Etrefea, se
la
Diosa infernal Proserpina ó Hé(
que penetrar en una profunda y obscura
caverna:
Jugum
inde rursus, et sacrum infernae Deae
Divesque fanum, penetral abstrusi
cavi,
Adytumque caecum: multa propter Etrephea
est palas
dicta...
(V. 241-244).
Versos que nuestro arqueólogo poeta Rodrigo Caro, que reducía laguna Etrefea á Palos de Moguer, traduce de este
la
Antigüedades de
Levántase de
de
•cinco estadios
(i) lla,
allí
alto collado
ciego lumbrar no hay quien se atreva
Menciona también
tenía
un
Diosa consagrado:
penetrar; que en torno
La laguna
que
allí
la
es rico templo una escondida cueva
Cuyo
A
sus
Sevilla:
Del infierno á
Y
modo en
difícil
el
la isla
la
Etrephea
rodea
(1).
alcázar de Gerión
(Arx
Erythea, consagrada á
Gcroiitis), la
distante
\'enus marina,
un templo y un oráculo:
Antigüedades de Sevilla y Chorographia de su convento juridico... Sevi-
1634,
fol.
297.
PROLEGÓMENOS
326 ...
qua
diei occasus est,
Veneri marinae consecrata est
Templumque
Ínsula,
penetral cavum,
in illa Yeneris, et
Oraculumque.., (V. 314-317)-
En
cuanto á
columnas de Hércules se hace eco de una ver-
las
sión antiquísima, la del ateniense neles,
según
Euctemón, contemporáneo de Pé-
cual eran dos islas entre Libia
el
de espeso matorral, inhospitalarias para
y Europa, incultas y que las mi-
los navegantes,
raban con terror supersticioso, y no osaban permanecer en sino el bre\-e tiempo
ellas
que bastaba para cumplir sus votos en
templos y altares de Hércules que
allí
había.
Como
aquel
mar
los
era
de poco fondo y mucho cieno, se veían obligados á depositar sa
cargamento en
No sabemos laga,
y de
la isla si
la cual
de
la
Luna
esta isla será la
(
l).
que luego coloca enírente de !Má-
dice que fué consagrada por los Tartesios á
vinidad nocturna: Tartessiorum juris
illic
ínsula
Antistat urbem, Noctilucae ab incolis
Sacrata pridem... (V. 42S-430).
(i)
Atheniensis dicit Euctemón ítem esse saxa, aut vértices adsurgere Parte ex utraque: cespitem libyci soli Europae et oram, memorat, ínsulas duas Interjacere: nuncupari has Herculis, Ait columnas: stadia tríginta refert Has distineri: horrere sylvis undique Inhospitasque semper esse nauticis. Inesse quippe dicit oUis Herculis Et templa et aras: invehí advenas rates, Deo litare, abíre festino pede, Nefas putatum demorare ín insulis: Círcum atque juxta plurimo tractu jacens Manere tradit tenue prolixe mare. Navigía onusta adíre non valent locos Breve ob fluentum, et pingue líttorí lutum. Sed si voluntas forte quem subegerit Adíre Fanum, properet ad Lunae insulam Agerc carinam, eximere classí pondere, Levíque cymba víx superferri salo.
Non
(V. 350-370).
la di-
PROLEGÓMENOS Siguiendo por
y
tan poblado en otro tiempo de colonias
el litoral,
pero que en tiempo de Avieno estaba yermo de habitado-
fenicias,
res,
327
sólo ofrecía estériles arenas, se llegaba á
un promontorio co-
ronado por un templo de Venus:
Fanumque ad usque Veneris
et
Veneris jugum
Littus recumbit: porro in isto littore
Stetere crebrae civitates antea,
Phoenixque multus habuit hos pridem Inhospitales
Deserta
nunc arenas
teilus,
locos.
porrigit
orba cultorum sola
Squalent jacentque... (V. 437-443)-
En la costa oriental, menciona tro de la cual había una isla Palus per
illa
la
fértil
laguna de los Xaccaras, en
el
cen-
de olivos y consagrada á Minerva:
Naccararum
extenditur...
Stagnique medio parva surgit ínsula
Ferax
olivi, et
hinc Minervae stat sacra. (V. 492-495)-
Aun
con riesgo- de incurrir en repeticiones y prolijidad enfadosa, estas noticias, guardando en lo posible el
hemos querido recoger
orden cronológico de los autores que
las escriben,
más bien que
el
interno de las materias ó temas de investigación, que en rigor científico
debiera ser preferido. Pero juzgamos que convenía, ante todo,
exponer
la literatura
que bien pudiera
del asunto, sin someterla á una distribución,
ser deformación subjetiva
y
sistemática,
han sido tantas otras dignas de mejor fortuna por deza de sus autores. Basta
fijarse
correr estos breves pasajes, para
en
los ríos
de
tinta
el
y que estas
de quimérico.
Y
la
historias
ellos es
No hay en
la
hace-
España
la
tendrán siempre algo y aun
razón de esto es obvia.
lo
y agu-
que han hecho
comprender que con
dero trazar no sólo una, sino varias historias religiosas de primitiva,
como
saber
mucho
antigüe-
dad grecolatina un solo escritor que se haya propuesto trazar un cuadro de nuestra mitología é instituciones
apuntan está dicho, por incidencia, en
y
geografía.
Los más
religiosas.
Lo poco que
libros generales
de historia
antiguos, y precisamente los de aquellos via-
PROLEGÓMENOS
328
jeros cuyas impresiones personales serían
más
fidedignas, han pere-
cido sin dejar otro rastro que noticias sueltas, propias para excitar la curiosidad,
nunca para
desdeñar
nombres indígenas, que encuentran de áspera y bár-
los
bara pronunciación
satisfacerla.
(l). Si
Los geógrafos
clásicos suelen
alguna deidad ibérica citan, es asimilán-
dola por sus atributos, mejor ó peor conocidos, con alguno de los
númenes á quien
y
la
debida distinción entre
y unas veces dan por
tribus,
por
otras,
tributaban culto. Añádase á esto que no
ellos
siempre establecen
acaso tuvo
el contrario,
más
poblaciones
que pudo ser
lo
local,
y
reducen á una determinada región lo que
difusión étnica. Pocos de ellos son autores de pri-
mera mano en
lo
de mejor
como
juicio,
general
las varias
que atañe á
la
Península. Los
más minuciosos y
Strabón, escribieron sobre informes ajenos, y
no tienen reparo en consignar increíbles portentos y en dar carácter histórico á narraciones evidentemente míticas.
Por último,
la crítica
no ha andado hasta nuestros tiempos tan vigilante como debiera en depurar
el
valor de cada testimonio,
citado nuestrcs historiadores
de
liar
como
los Scipiones,
Filostrato, ó á
al
y con
la
misma confianza han
severo y concienzudo Pclibio, fami-
que á un retórico y fabulador de profesión
un poeta
del Imperio
como
Silio Itálico,
cuyos
procedimientos de combinación ó containi nación son harto visibles. Sería, pues,
muy
aventurado, ó por decir mejor temerario, inten-
con este montón de despojos
la
restauración de un edificio arrui-
nado para siempre. Pero hay entre
estas noticias algunas de tal sig-
tar
nificación é importancia,
(i)
ñol:
No
que son como rayos de
constituye excepción en esto
luz
en
el
caos de
Pomponio Mela, á pesar de ser espasunt, sed quorum nomina nostro
«Cantabrorum aliquot populi amnesque
ore concipi nequeunt.» (De
Sit.
Urb.
lib.
iii,,
cap.
i'.
Pero Marcial, que se jactó siempre de su origen
celtibérico,
no se avergon-
zaba de pronunciarlos, y consigna bastantes en dos de sus epigramas: Nos, Celtis genitos et ex Iberis, Nostrae nomina duriora terrae Gratu non pudeat referre versu...
Haec tam rustica, delicate lector, Rides nomina? rideas licebit. Ilaec tam rustica malo quam Bitumtum. (Lib. IV, cp. 55).
PROLEGÓMENOS
329
España primitiva, y algo nos dejan entrever de los mitos que había forjado la fantasía de sus moradores, ó dalos que había locala
lizado la antigüedad en estas postreras tierras occidentales.
Entre estos mitos descuellan
que
detania, lo cual no quiere decir
por
lo
pertenecientes todos á
tres,
allí
Tur-
naciesen, puesto que uno,
menos, es tema fundamental de toda mitología, y
los otros
y acentuada elaboración legenda-
dos,
aunque con variantes
ria,
tienen también paradigmas en
locales
la
la
tradición de otros pueblos.
Estos tres mitos, cuyas diferentes versiones van registradas en
páginas que anteceden, son
el
de Therón, rey de Cádiz, y
el
de
las
de Gerión y su lucha con Hércules;
de Gárgoris y Abidis, civilizadores
el
la Bética.
El carácter solar del primero de estos mitos es generalmente
reconocido por cuantos modernamente han tratado de
él,
y aunque
teoría general en que esta interpretación se apoya haya caído en
la
algún descrédito por
el
abuso que de
ella se
ha hecho aplicándola
inoportunamente á verdaderas leyendas históricas ó épicas,
el
caso
presente es de aquellos en que más confirmada parece por todo gé-
nero de argumentos y comparaciones mitológicas y lingüísticas.
un memorable ensayo sobre Hérailes y Caco, aplicación métodos de
discreta de los
tado
la fábula
Max
y en
griega de Heracles y Gerión con la leyenda latina de
la elegía g.^ del libro iv
Indra y Vritra, con varios de la falso,
el
el libro viii
de Propercio), con
mito iranio de
mitología germánica
(I).
en tan compleja materia,
filológico
el
rís,
punto de
1863).
et Caciis. Éliidc de Mythologie
Según reconoce
del mito de Caco con
el
de
tomo
J.
de Wittc,
viii),
Elude
mismo
la
Enei-
vista
No el
exclusivamente se
puede
soste-
verdadero autor
comp arde par Michcl Bréal (Pa-
Bréal, el primero
que señaló
la
analogía
de Vritra fue Rosen en su Rig-vedac spccimen.
No conozco más que por jos
el
de
mito védico de
Ormuzd y Ahriman, y con
en que Müller y Bréal se colocaban.
Hercuh
el
Puede parecer excesivo, y aun
ner hoy que «la lengua con sus variaciones es
Tt)
y muy
feliz
Müller, Miguel Bréal ha emparen-
Sanco y Cecio (cuyo último eco tenemos en da,
En
referencia del
mismo
Bréal y de Maury los traba-
Ilerculc ei Cc'rxon {Btdleim de V Académie royale de Briixelles,
s:ir le
myihe de Gc'ryon (Anuales de rinsíUuí archéologiqíic de
Rome, parte francesa, tomo
11,
1838, págs. 270 y sig.).
PROLEGÓMENOS
330
de
!a
mitología», ó
como
otros han dicho, que la mitología sea una
enfermedad del lenguaje. La mitología es ó menos artística de
lo
que
la
expresión total y más
pensó ó imaginó
sintió,
el
hombre
mitivo, en quien las ideas eran inseparables de las imágenes,
transformarse en signos abstractos. Pero con
gendra
pensamiento, ni
el
las
color que luego han perdido para
y un
palabras tenían una vitalidad
pri-
y
el
lenguaje no se en-
lenguaje solo ha podido ser creador de
el
conceptos intelectuales, que no dejan de serlo aunque se vistan de
forma poética, única posible antes de
humano. Hay mitos que
edad reflexiva del género
se explican por verdaderas ó falsas etimo-
hay que han nacido de
logías, los
la
confusión de diferentes senti-
la
dos de una misma palabra, pero otros revelan una elaboración más ó menos consciente, y no puede dudarse que son símbolos de ver-
dades metafísicas y morales vagamente entrevistas
más
cuya impresión en
intensa en
sumo
naturales, pero
grado,
no con
y tal
hombre
el
en
el
contraste entre
Pero es innegable solares,
y
el
exclusivismo que
la lluvia
la
primitivo tenía que ser viva é
llevarle á la personificación
de pensar en otra cosa que en
la
nocidos hasta
el
antigüedad y
y
el sol
los
agentes
las tinieblas
ó
importancia de los mitos
la sí
no pequeño del
es triunfo
armado de instrumentos de
advenimiento de
de
supongamos incapaz
sequía.
haberlos relacionado entre
sutil análisis filológico,
le
lucha entre
la
y
con
duda de fenómenos metereo-
claridad luego. Otros lo son sin
lógicos,
al principio,
la
nueva
precisión desco-
ciencia.
Con
ella se
han
disipado las quimeras de las antiguas escuelas históricas y alegóricas,
y en
este sentido tiene
«Cercenar
lo
completa razón Bréal cuando escribe:
maravilloso en un mito es suprimirle, y
la
pretensión
evemerista de reconocer detrás de las figuras mitológicas personajes reales
transformados en dioses por
la
imaginación popular, es
vana siempre que se aplica á una época primitiva. divinizados los que encontramos en
dioses transformados en hombres»
el
umbral de
No
son hombres
la historia:
El mito de Heracles y Gerión, idéntico en substancia cules
(i)
son
(l). al
de Hér-
y Caco (aunque sean Heracles y Hércules divinidades enteraHerailc
el Caciis,
pág. 50.
PROLEGÓMENOS
mente
distintas,
que se confundieron por una semejanza
nombres) pertenece
No
itálica.
es cierto
patrimonio religioso de
al
helénica se presenta
la fábula
más que uno de
es
que
único, pero sobre él labró
riquísima rión, y, cules,
mucho más
la
en suma, todos
los
león
Ñemeo,
la
de Alcmena, y
el
un tema
una varia y Cerbero, Ge-
monstruos ó gigantes vencidos por Hér-
son figuras distintas de un mismo ser fabuloso,
«La imaginación griega (dice Bréal) supo conservar aspecto maravilloso, hasta cuando cesó de comprender
La vaguedad con que cias fabulosas
que
la
se indica el
al
mito su
el
sentido.
lugar de la acción, las circunstan-
envuelven contrastan con
cisión topográfica del relato latino, del cual los
pero en
la raza aria,
fantasía de los Griegos el
de
desarrollado que en
los trabajos del hijo
La hidra de Lerna,
tela.
fortuita
parte de estos trabajos se reducen á
mayor
la
331
la
sequedad y
elementos míticos cuya significación se había perdido»
Incierta y vaga
sobre todo
es,
se la
si
en verdad,
compara con
la
pre-
han desaparecido todos (l).
geografía del mito de Gerión,
la
riguroso emplazamiento de la
el
cueva de Caco. Pero aunque no falten tradiciones que localicen reino de Gerión en
el país
de Argos, Anfiloquio y Ambracia
se jactase Olimpia de poseer sus huesos y su trono,
rado
como héroe
el
y en Epiro,
nacional en Sicilia
la
(2) y y fuese venetradición más
tra
y probablemente la más antigua, puesto que se encuenya en Hesiodo, es que Gerión apacentaba sus vacas purpúreas
en
la
del
mundo
constante
isla
Eritia,
cerca del grande Océano, en
occidental
(3).
(i)
Pág. 72.
(2)
Tal era
la
opinión del antiquísimo historiador Hecateo en un frag-
mento conservado por Arriano {Fragmenta IJer, tomo i, fragm. 349). (3)
el límite
histo}
icorum Gracconiin de C.
«El teatro de la lucha había variado mucho: se
la
Mü-
colocaba también
de Rodas, ó por mejor decir, se contaba en esta isla una historia que tiene evidentemente el mismo fondo que el combate con Gerión. Eritia, la región simbólica de Poniente, se confundió en algún tiempo con el Epiro, en
la isla
cuando este país era todavía para del
mundo. Cuando colonias de
los griegos
costas del Ponto Euxino, transportaron carenia, y se
uno de
los
puntos más remotos
este pueblo vinieron á establecerse en las
supuso que había sido
la
el
aventura maravillosa á
la isla
Tri-
reino de Gerión. Sólo en una edad
PROLEGÓMENOS
332
No
son Únicamente los poetas y los mitógrafos
transmitido esta poética narración
sentado muchas veces
en
copa del
la
Uno de
truo.
uno de
ros:
colocados
postrado en
á caer,
halla
se
y
dormido
á Hércules
Eritia á luchar
tierra,
el
con
el
mons-
segundo herido de muer-
tercero resistiendo todavía
el
en pie cerca de Hércules: á
y
ninfa Eritia,
la
conduce á
le
que nos han
estos vasos pinta á Gerión en figura de tres guerreellos
y próximo
te
Atenea
episodio de G3rión,
el
que
sol,
los
«Los vasos griegos han repre-
(i):
los
bueyes que
el
al
semidiós.
dos lados están
los
héroe acaba de con-
quistar» (2).
posterior,
cuando llegó á saberse que
Universo se extendía más
el
allá del
Estrecho, fueron las cercanías de Cádiz el lugar del combate, lo cual no es
como supone Witte, del origen fenicio de la leyenda, pudiendo serlo sumo de la asociación de tradiciones fenicias. No se puede decidir tam-
indicio,
á lo
poco
si
copa
la
(5¿na?j
rasgo tomado de cules,
la
la
cual navega Hércules hacia la isla Eritia, es
que asimilaban
los griegos á
un
Hér-
pues aunque parece idea propia de un pueblo navegante, también se
encuentran en
notado que
la
esta
ludia mitos de gran semejanza con éste. M. de Eckstein ha
la
mundo luminoso
e!
muy
copa podía
genio del fuego y de
para
en
historia del dios tirio
la
de
¡as libaciones
Agni ó Soma, atraviesa
el
sobre
la
cual el
Océano que
se-
del de las tinieblas.
»Ha acontecido respecto que había pasado con
bien ser
libación,
al
combate de Hércules contra Gerión
la victoria
de Perseo sobre
la
Gorgona, con
lo la
mismo
lucha de
y los dioses, con las islas Afortunadas. Todos los países fantáshan ido alejando cada vez más, como engañosos espejismos, á medi-
los gigantes
ticos se
da que avanzaba
de encontrar
el
conocimiento de
las localidades
tierra y era patente la imposibilidad
la
creadas por
la fábula.»
A. Maury, Histoire des Religions de la Gréce Antigüe, París, 1857, ginas 541 á 544, y los autores
que
cita
en
(i)
Bréal, Heraile et Cacas, pág. 71.
(2)
En
la
colección que
acompaña á
la
tomo
i,
pá-
las notas.
Simbólica de Creuzer, refundida por
Guigniaut, pueden verse varias representaciones de nuestro mito.
En una de
Hércules combate á Gerión que aparece con tres cuerpos, y armado con tres escudos, una lanza y una espada. El héroe tebano no tiene más armas que ellas
su clava y
la piel
de león, que
le sirve
de escudo. Una
figura con casco y es-
cudo, que según Creuzer, ó sus adicionadorcs, puede ser está sentada detrás de Gerión.
imberbe y desnudo, ataca con sino tres cabezas. Palas asiste
En un vaso la
al
del
la
Iberia ó la Eritia,
Museo de Ñapóles, Hércules,
clava á Gerión
que no tiene
tres cuerpos,
héroe, armada con el casco alado,
la lanza, el
PROLEGÓMENOS El velo
muy
333
transparente que envuelve algunas circunstancias
de esta fábula se rasga del todo cuando se pasa á los
himnos védicos. La lucha de hidra y Vritra
escudo y la coraza. Detrás está Kermes con rama de laurel en la otra, el petaso con alas en
el
la
mitología de
es la
de dos fuer-
caduceo en una mano, una
la cabeza,
y
la
clámide en los
hombros.
Pero el monumento más bello y completo de todos es una copa encontrada en Canino. Tres escenas hay pintadas en ella. En el centro de la primera,
que
se desarrolla circularraente al exterior de la magnífica copa, aparece
Hércules atacando
al tríplice
y está cubierto con la
piel
la
Gerión. El héroe tiene barba, viste túnica corta
de león. Con
la
mano derecha
levanta
la
maza, en
izquierda lleva el arco y dos flechas. Gerión está formado por tres guerre-
ros,
unidos entre
vía,
blandiendo
uno muestra una flecha en
por
sí
emblema
el el
el
serpiente. Palas,
que
no
parte inferior del tronco. Dos están en pie toda-
del jabalí alado; el tercer hoplita, traspasado por
ojo derecho, ha
herido también
ligero peplo,
la
dardo, y cubriéndose con escudos argivos, de los cuales
el
Entre
ya.
los
combatientes yace
está detrás de Hércules, vestida con túnica talar y
lleva la égida, sino
horrible cabeza de la Gorgona. es lolas, el
sucumbido
perro bicéfalo Orthros, cuya cola termina en cabeza de
Un
compañero habitual de
un
un escudo redondo, decorado con
la
hoplita barbudo, que según la inscripción los trabajos
y tiene rendido á sus pies á Eurition,
el
de Hércules, presencia la lucha
pastor de Gerión, vestido con túnica
como la de las Bacantes y cubierto con un píleo. Por el lado opuesto cierra esta primera escena una joven que sigue á Gerión, arrancán-
corta y una piel
dose con una mano
los cabellos
clemencia de Hércules.
mismo tiempo
y extendiendo
Debe de
la otra
como para implorar
roja de Gadira, simbolizada también por
la isla
(Phoenix) plantada detrás de
ella.
la
ser Erítia, hija del rey, la cual significa al
Una segunda
la
palmera
escena, pintada enfrente de
primera, y que viene á ser su continuación, nos mue-tra los bueyes de Gerión conducidos por los compañeros de Hércules. Un grande árbol, igualla
mente
local, sin
duda
el
olivo salvaje ó Catinos (por
Eritia se llamó Cotinusa), extiende sus vastas
donde también
ramas sobre
el
puesto de un sólo toro que marcha acompañado de cinco vacas. tro guerreros
que
las
la isla
rebaño,
De
los
comcua-
conducen, todos, menos uno, son imberbes. Todos están
completamente armados y llevan escudos argivos, que tienen, entre otros emblemas, un gallo, un cántaro y un león. La pintura del interior de la copa no se
refiere al mito, sino al
cripciones consignan los
donante de
nombres
la
copa, «el bello Leagro».
del artista cerámico y del pintor
Dos
ins-
que traba-
jaron en esta joya. El primero se llamaba Xaxrilión y el segundo Eufronio. Religions de VAntiquiic\ cotisidérccs princi/^alcment daits leurs formes symboli-
ques et mythologiqucs. Ouvrage traduit de Vallemand du Dr. Fréderic Crcuzer,
PROLEGÓMENOS
334 zas de
naturaleza,
la
armado con
leste,
la
y se desarrolla en los aires. ludra, el dios cemaza del rayo, triunfa del demonio Vritra, que
tenía aprisionadas las aguas,
descender
el
de un rebaño de vacas
es el pastor
Indra
y rompiendo
nube tormentosa, hace
la
tesoro de la lluvia sobre la tierra árida y sedienta.
monstruo de
tres cabezas
reo.
Vritra^
l!e\'a
robadas á su antro, pero hidra
hiere con su omnipotente rayo,
y
le
de color purpú-
celestes,
y forma de serpiente, se
las
persigue, allana su caverna, le
restituye
leche cae en benéficos torrentes sobre
al cielo las
morada de
la
vacas, cuya
hombres.
los
Fácil es reconocer aquí todos los rasgos capitales del mito de
Gerión y del de Caco:
maza divina de Hércules;
la
del monstruo; el robo de los bueyes
y su
rescate.
de Vritra se ha conservado en griego bajo bre del perro de Gerión
La
manzana
(2).
Un
del mito de Gerión,
refondu en paríie, completé rís,
1
84
1,
y procede, según
tres
bata
á la fábula
bueyes (¿por qué
monstruo de
al
(Religions de
(i)
oveja,
del Océano. El sol presta de
dévdoppé par
j.
D. Guigniaut.
Mü-
]\Iax
y
[j.f;Xov,
las
áu-
nuevo su
Tomo
iv.
Pa-
de Gerión un sentido astronómico ó de calendario. tres?)
que Hércules,
el sol
de
la
primavera, arre-
tres cabezas, son las tres estaciones del
tomo 11, 1S29, pág. 199.) Sobre véase el tomo iii, 1S38, pág. 632.
Es la opinión de Max Müller, Zcitschrift für tomo v, pág. 150, citado por Bréal.
Ya Diodoro
(2)
et
isla
I' Antiquite',
de Gerión en Lidia, chung,
[if^Xcv,
págs. 284 y 288 á 291, con las láminas correspondientes.
Creuzer dio
Los
nombre
dragón, hijo de Tifeo y Equidna, custodia
pomas en una remota
reas
el
puede considerarse como
de una confusión entre dos homónimos:
11er,
Hasta
forma Ortkros, nom-
la
(l).
fábula del jardín de las Hespérides
una forma secundaria
cabezas
las tres
Sículo
«Unos afirman que en
los
(vi,
26) ponía
huertos de
año antiguo.
los vestigios del
mito
vergleichende Sprachfors-
en camino de esta int'erpretación: las
Hespérides había ciertas frutas
áureas custodiadas perpetuamente por un dragón. Otros que no eran manzanas, sino ovejas, llamadas de oro por su hermosura; y no falta quien diga
que
las
ovejas tenían un singular color semejante
rencio Varrón,
áurea mala,
De Re Rustica,
id est,
lib. n,
cap.
•J.rj.y.
«Ut
in
al
oro.» Vid. también M. Te-
Lybia ad Hespérides, unde
secundum antiquam consuetudinem, capras
cules ex África in Graeciam exportavit.
runt
i:
et oves
Her-
Ea enim sua voce Graeci appellave-
PROLEGÓMENOS copa á Flércuies para que navegue á rao,
aunque sea tan diverso
En
el
dualismo persa de
Xo
es sólo el
lucha del bien y
el
sin
el
es el mis-
mito naturalista
perder su significación
combate entre dos fuerzas
mal, de lo justo
el
que dio á
las tradiciones parsis
deísmo había sucumbido ante
lo injusto,
en
la
sino la
físicas,
que ha de resol-
forma épico-histórica
poeta Firdusi, cuando
el
la
y
Aun
triunfo final del bien.
ya
combate
el
Ormudz y Ahriman,
verse por
tros mitológicos,
y
ella,
trofeo de la \ictoria.
el
de los Vedas adquiere carácter moral, primitiva.
335
el
maz-
invasión del Islam, persisten ras-
sin sentido. El Feridiin,
héroe de
epopeya
la
persa, hereda en parte los rasgos del Trita ó Traitana de los
Ve-
das, del Thraetaona del Avesta, matador de la serpiente Aji-Dahaca,
que tenía
tres cabezas, tres colas
y
seis ojos.
Tesoros custodiados por dragones se encuentran también en mitología germánica, aun antes de llegar á
La
elaboración épica de
en que se mezclan elementos positivamente histó-
los Nibelungeiis ricos.
la
serpiente Fafnir guarda
el
tesoro del rey Nifling, es decir,
y sucumbe al brazo de Sigfrido, que hace papel de Hércules, aunque otras circunstancias de su leyenda del rey de las nubes,
asemejan más bien á Aquiles.
empresa
la
se atribuye á
Donar,
En
el
Edda escandinavo
la
el le
misma
Tho7' del terrible martillo, el dios
el
del trueno.
mitología clásica,
el
combate de
de Júpiter contra Tifón,
el
de Perseo contra-la Gorgona,
Sin salir de titanes, el
la
de Belerofonte contra
la
Quimera, son variantes del mismo tema,
que pueda negarse tampoco con
rides
A
la
la afinidad
del vellocino de oro
y
de
la
fábula de las
(l)
para restaurar
el
sin
Hespé-
su conquista por los Argonautas.
pesar de los ingeniosos esfuerzos que hizo
Joaquín Costa
lo
que
él
el
malogrado don
llamaba «el mito solar
Poesía popular española y mitología y literatura celto-hispatia. Ma-
(i)
drid,
los dioses contra los
1
88 1, págs. 289-315. Libro que revela,
como todos
los
de su autor, vasta
que debe ser leído con cautela, ptacque está etimológicas y de hipótesis arbitrarias. Costa, cuya imagi-
lectura y genial talento, pero lleno
de
fantasías
nación poderosa y constructiva se avenía mal con vivió siempre algo divorciado del
España primitiva.
método
crítico,
la
lentitud del análisis,
en sus trabajos sobre
la
PROLEGÓMENOS
336
de
la
Tartéside», reduciendo á una sola las leyendas de Gerión, de
Therón y de Abidis, parecen independientes entre
sí,
y
las
dos
úl-
timas no debieron de tener gran difusión, puesto que es un autor sólo
que nos transmite cada una de
el
No
ellas.
ha faltado quien
diese á la primera cierto sentido histórico, \-iendo en ella un sím-
bolo de la lucha entre los celtas venidos del Septentrión
y
los feni-
de Cádiz. Así han opinado ]Movers y D'Arbois de Jubainville,
cios
pero
el
carácter solar del mito fué ya reconocido por Macrobio ó
más bien por
el
autor griego á quien seguía,
tinúa pareciéndonos
con
violentarla
la"
más
y su explicación cony luminosa, sin necesidad de
racional
sincretismo de Costa. Evidentemente Gerión
el
y
sus bueyes nada tienen que ver aquí. El Hércules del templo gadi-
tano es
el sol
(dnx astrorum^ rex
dores de su cabeza protege y salva
teramente gratuito tifónica, oceánica,
Respecto de
la
el
las
que quiere debelar
rayos abrasa-
los
naos de sus devotos. Es en-
considerar á Therón
como una deidad
lunar,
templo de Cádiz.
el
leyenda de Gárgoris y Abidis, no vemos claro,
mucho menos, que se trate de un mito por
que con
igiiis)
solar.
Tal
como
la
ni
conocemos
epítome de Justino, es un relato épico, sumamente parecido
el
á la historia fabulosa de la infancia de Ciro,
doto en su C/ío (107-123), ó á
la
tal
como
la
cuenta Hero-
de Rómulo y Remo, narrada por
Tito Livio en su primera Década. Otras análogas hay de diversos
tiempos y razas, y todo
ello
parece indicar un fondo mitológico que
ha persistido en los cuentos populares; pero no sabemos por qué este fondo
dis
ha de ser perpetuamente
por qué los perros, lobos,
via, ni
el
símbolo de
cier\'os
jabalíes
la luz
ó de
la llu-
que salvan á Abi-
y han de tenerse por fuerzas solares y no por verdaderos animales,
como probablemente
lo serían
para
el
poeta turdetanoque cantó esta
leyenda, donde no puede desconocerse lonización de la Bética
(i)
Pasma
lo
el
fondo histórico de
la
co-
(i).
que sobre esto escribió Costa: «Gárgoris viene
á ser el
mis-
mo
monstruo que con nombres y formas infinitas aparece en pugna con un héroe solar en las mitologías aryas, y repite el tipo de Geryon, sea su origen la luna,
scanlo las nubes...
Podemos
señor soberano y luminoso,
más
claro, el fuego
el
concluir, con seguridad,
Dios luciente salido de
que brota de
la
las
que Abidis es
aguas de
tempestad, .\ndando los
la
nube,
siglos, este
el ó,
per-
PROLEGÓMENOS
Antes de
las inscripciones
lugares
ciertos
nombre conocido que
dioses ibéricos de
llegar á los
nos revelan
337
lapidares,
debemos
de que nos hablan
religiosos
Llama
dicar á qué deidad estaban consagrados.
monte de España, que
á aquel
Océano, donde se localizó fecundadas por corta vida
Lisboa
(2).
sacro Columela
se levanta al Occidente junto al
célebre superstición de las yeguas que,
muy
viento, producían crías
veloces,
pero de
Otro geopónico más antiguo, Marco Terencio Varrón,
(l).
llama Tagro
el
la
algo sobre
decir
los antiguos sin in-
al monte, y le coloca en Lusitania, en la comarca de Puede admitirse la corrección de Tagro en sacro pro-
sonaje se transformó en Persia en Feridún, y en España en Ferdinán Gonzá-
y en Bemaldo del Carpió, según
lez
es de ver
por
vaca Purmayeh, simboliza
mentado por
la
leche de
que Abidis habita con bien
la
noche, en que
nubes ó
las
en
la luz, el
por
esto es,
la cierva,
ella
las selvas,
los rasgos
La
de familia que ostentan estas cuatro leyendas...
rebaño
el
comunes y
cierva de Abidis, solar:
agua de
representan
el
la
Abidis es
la
ali-
nube; los años
tiempo de sequía, ó
oculta de los ojos de los mortales, y
el sol se
el aire
como
como que
se reproduce en la luna, á quien los ciervos estaban consagrados. El rey
Zohak
mismo
es el
da muerte á liza la
Gárgoris,
vaca (de
la
aquella con la del niño
joven de
la
mañana
La
Sol.,
(Horo'i
leyenda de explica
la
serpiente
que
de Feridún ó de Abidis simbo-
No me
la
Bemaldo, en
y
ha combifiado
Bemaldo es el sol tarde, que sucumbe
caduco de
al sol
la
serpiente Apep.» (Págs. 302, 304 y 306).
place insistir en estas aberraciones de un
mismo Costa
la cual se
completa la de Abidis:
vengando
diariamente á los golpes de
le á
encarnación de Aji-Dahaca,
libertad de las nubes llovedoras, y la salida del sol, la victoria de la
luz sobre las tinieblas.
El
la
las nubes): el triunfo
hombre de gran mérito.
se encargó de probar la temeridad de su sistema, aplicándo-
leyendas épicas de
la
Edad Media como
la
de Bernardo, invención tardía
y á personajes rigurosamente históricos, como el conde Fernán González. El empeño de querer abrir todas las puertas con la misma
de
los juglares,
llave ha sido la causa principal lingüística.
La
realidad es
de
los
mucho más
mayores extravíos en mitología y en rica, y no se deja aprisionar en una
fórmula. (i)
Cu7n sit notissimum etiam in Sacro monte Hispaniae, qui procurrit in
occideniem juxta Oceanmn, frequenter equas sine coitu ventrem pertulisse, foe-
tumque educasse, qui tamen te
absumitur. (De (2)
nia
In foetura
ad Oceanwn
Re
inuiilis est,
Rustica,
lib. vi,
vis incredibilis est in
in ea regionc, ubi est
Mkn¿2
quod
triennio.,
priusquam
adolescat,
mar-
cap. 27).
Hispania, sed est vera, quod in Lusita-
oppidum Olyssippo, monte Tagro, qitaedam I.
22
PROLEGÓMENOS
338
puesta por Leite de Vasconcellos, y
con
moderna
la
En
Monsanto
Sierra de
Galicia había, según Justino,
montaña con
También
el hierro.
(l).
un 7nons
con
sacer,
el
cual se enla-
de tesoros. Era sacrilegio violar aquella
ciertas supersticiones
zaban
correspondencia que indica
la
romanos evitaban
los
servirse
de
él
en ciertas ceremonias religiosas, y los Arvales tenían que purificarse ó hacer una expiación (piacultcm) cuando habían cortado con ese metal
alguno de
monte de
abría las entrañas del
que
de su bosque sagrado
los árboles
los indígenas recogían
Galicia,
y ponía
como una dádiva
en aquella cumbre. De aquí se puede
inferir
al
(2).
rayo
el
descubierto
el
oro
que habitaba
del dios
que
Sólo
recolección del
la
oro tenía en aquellos pueblos carácter religioso. La misma superstición se ha observado en varias tribus de África
Gonzalo Fernández de Oviedo, nos cuenta que Española, antes de
saban veinte días de ayuno y castidad rigurosa
c vento concipiunt certo tempore equae...
trietinium vivunt.
Sobre
(De Re
los indios
á recoger el oro en las arenas
ir
Rustica,
esta superstición,
lib.
Sed ex
11,
cap.
i
que en rigor no es
y América de
de
(3).
la isla
los ríos,
pa-
(4).
kis equis qui 7iati pulli,
non plus
.)
religiosa,
tación de Antonio Pereira de Figueiredo en el
tomo
hay una erudita diserix
de
las
Memorias da
Academia das Sciencias de Lisboa, pág. 100 y siguientes.
da Lusitania na parte que principalmente
Religioes
(i)
Lisboa,
1905,
tomo
pág.
II,
tomo
pág.
11,
103,
y antes en
Marquardt. Le Cuite chez
(3)
págs. 222 y 282;
I,
Sobre
Les travaux rís,
a Portugal,
6.
Guil. Henzett. Berlín, 1874, págs. 22, 128, 132 J.
se refere
Rivista di Storia Antica,
Henzen: Acta frairum Arvalium quae supersunt,
(2)
tomo
la
las
tomo
les 11,
Romains
(trad. deBrissaud). París, 1889- 1890;
pág. 202.
leyendas de minas y tesoros vid.
ptibliques et les
restituit eí ilhistravit
y siguientes.
mines dans
el libro
de Paul Sébillot
les traditions ct les supcrsíitions.
Pa-
que
los
1894.
(4)
íMe paresce que quadra con
esto una notable religiosidad
indios guardaban en esta tierra, apartándosse de sus mugeres, teniendo castidad algunos días:
no por respeto de buen
vivir ni quitarse
luxuria, sino para coger oro: en lo qual paresce rían imitar estos indios á
(segund
Plinio),
la
de su vicio é
que en alguna manera que-
gente de Arabia, donde los que cogen
no solamente se apartan de
las
el
encienso
mugeres, pero enteramente
son castos é inmaculados del coyto. El almirante don Chripstobal Colom,
PROLEGÓMENOS
Ya
en tiempo del
gallegos Ulla,
al
Sacer
el
cual
Sarmiento identificaban algunos eruditos
P.
Mons
hoy mismo
de Justino con
Illicinus
(l),
do que
Pico Sagro del valle del
y que
al
parecer es
de que habla una escritura de Sisnando
(año 904), dándole también
Iría
el
se refieren curiosas creencias populares
ciertos resabios de paganismo
Mons
339
el título
de Mons
con
mismo
el
obispo de
I,
Sacei',
y
dicien-
fué purificado de toda diabólica superstición por los siete
discípulos de Santiago (2).
primero descubridor destas partes, como cathólico capitán é buen gobernador, después que tuvo noticia de las minas de Cibao, é vio que los indios de
•cogían oro en el agua
religión
los arroyos é ríos sin lo cavar,
que es dicho, no dexaba
Y
confessassen é comulgassen. días primeros sin llegar á sus
ban, é degian ellos que
la
gerimonia é
que
se
degia que pues los indios estavan veynte
mugeres
quando
con
á los chripstianos ir á cojer oro, sin
(ni otras) é
se vian con la
apartados dellas, é ayuna-
muger que no hallaban
el
oro;
por tanto que pues aquellos indios bestiales hacían aquella solepnídad, que
más razón era que
los christianos, &.»
Historia General y Natural de las Indias, por el capitán Gonzalo Fernández
de Oviedo y
tomo (i)
Valde's, líb. v, cap.
iii.
Ed. de
la
Academia de
la Historia, 1851,
págs. 135-136.
I,
Murguía: Galicia. (Barcelona, 1888), págs. 201-208. Cita un artículo pu-
blicado en 1838 en
el
Semanario Instructivo de Santiago, con
pico sacro, y copia de él
un extraño cuento en que aparece
ris.
Puede haber aquí invención ó arreglo
que
allí
y que
registra IMurguía,
literario,
pero
el
título
la flecha
las
de El
de Aba-
supersticiones
se refieren especialmente á la curación del
fuego de San Anto'n y otras dolencias, son auténticamente populares y están atestiguadas por fórmulas de ensalmo del siglo xvii. Pico Sagro, Pico Sagro,
Que Con
te
consagrou o bendito Santiago
seus boys e con seu carro.
Líbranos d'este fogo airadoPico Sagro! Pico Sagro!
Sáname (2)
bi
cln
Mons
mal qu'eu
monte quod quondam salís et
Illicinus dictus est; post
adventum
S. Jaco-
aquae, ab omni spurcitia díabolí et afflatu pesti-
draconís purgatus». Yepes:
dice núm. El
trago...
Sacer est appellatus, quia a septem pontificibus discipulis B. Jacobi
aspersus sacramento feri
d'o
(
Crónica general de S. Benito,
tomo
iv,
Apén-
xiii).
monte
Ilicino se llamaría así
por estar poblado de encinas, no porque
PROLEGÓMENOS
340
El nombre bastante repetido de Lucus y
la
mención que Tolomeo
hace de una ciudad galaica llamada Nemetobriga
cuyo sentido de
la
es «castillo del
veneración que
árboles
Más
las tribus hispánicas
debieron de tributar á los
y alas selvas.
positivas noticias
tenemos acerca de
especialmente en
cules, lo cual él
allí
existía
un santuario
no había encontrado
allí
templo
lo
iv antes
podía haber dejado de serlo cuando visitó
el
sin
que haya, por
que podía ser
de nuestra era,
cabo Artemidoro en
ambos
tanto, contradicción entre
Ni tiene nada de inverisímil que hubiese penetrado hasta
tos.
y
de Hér-
Pero como ha
ni altar alguno.
verdad en tiempo de Eforo, autor del siglo
I,
(cepóv)
negó Artemidoro (seguido por Strabón), alegando que
observado oportunamente Leite de Vasconcellos,
el siglo
costa occiden-
la
Promontorio Sacro (Cabo de San Vicente
el
Aseguró Eforo que
Sagres).
y ceremonias
los ritos
que se practicaban en algunos puntos extremos de tal,
palabra céltica
^
bosque sagrado», son fuertes indicios
culto del Melcartes ó Hércules fenicio de Cádiz,
y que
relaallí el
este culto se
hubiese extinguido después, persistiendo las supersticiones indíge-
que debían de estar mucho más arraigadas. Entre
nas,
que debemos contar tratando
el
asunto
parece
grupos de piedras sagradas, aunque Movers,.
los
muy
de paso,
las refiere al culto
que se encuentra donde quiera que
La
asimilación es algo incierta, y
de
los
que
las califican
los bctyloSy
tampoco convence
la
hipó-
de dólmenes. Reinach opina que se
de piedras oscilantes
al
texto de Strabón, aunque no está bastante claro
y
esto es lo
tra-
que parece más conforme
ta
(2),
de
llegó la influencia de los feni-
cios (l). tesis
ellas
si
los
devotos pe-
regrinos se limitaban á hacer girar las piedras ó las transportaban de
allí
se tributase culto
al
Júpiter Elicio del Aventino,
como han supuesto
algunos.
Vid. Boletín de la Acadc7nia de la Historia^
t.
lix, 191
i,
págs. 276-305,
gran caverna del Picosagro, dos leguas al Oriente de Composíela, por
el
La
Padre
Fidel Fita. (i)
«Mit einen Betylculte». {Das Phonizischc Allerthum, parte
2.^,
pá-
gina 648). (2)
Revue
pág. 203.
Arche'ologiquc, 3.* serie, xxi, pág. 331, y L'Anthropologie, 1891^
PROLEGÓMENOS
un
De
lugar á otro.
todos modos, no puede dudarse de
tradición popular. Leite
la
de Vasconcellos, que hizo una excursión
al
vio cerca
de
y
las ruinas del
unos montículos de piedras que
su lugar, viene
el
vulgo llama moledros. Estas pie-
por
la
noche
Acaso
y
día se transporta algu-
rey D. Sebastián (héroe
el
predilecto de las leyendas portuguesas) sitio (l).
con\'ento de San Vicente
y cuando de
dras son guerreros encantados,
na fuera de
la significa-
todavía quedan rastros de ella en
ción mágica de estas piedras,
Cabo en 1894,
34I
la
vuelve á colocar en su
piedras del Promontorio Sacro representaron
las
como
primitivamente dioses,
aquella^ treinta piedras cuadrangulares
que, según Pausanias, había junto á la estatua de Hermes, en
dad de Faras, en Acaya
Algún
rastro
(2).
queda también de
En
liábulo de los dioses.
la ciu-
Sagres y
la
creencia en
el
Cabo de San Vicente aparecen
el
nocturno conci-
y pantasmas blancos y negros, oye una extraña música, que va len-
todavía, en cerrando la noche, inedos
con
en
lucecillas
manos, y se
las
tamente apagándose, conforme playa
(3). ¿"Estos
inclina á creer
la fantástica
fantasmas son
Adolfo Coelho?
supersticiones que
la
las
(4)
procesión desciende á
la
almas de los muertos, como se ¿Pertenecen
al
mismo género de
hueste ó coinpañia asturiana? (5)
antiguos dioses del Promontorio, que
¿O serán
los
aun destronados conservan
algo de su nocturno imperio.^* Esta última interpretación nos parece la
más
plausible.
Existía también entre los aborígenes ibéricos el culto de los ríos.
El nombre Deva^ con que algunos de ellos se designan, tanto en España,
como en
la Galia,
en Britannia y en Germania,
da Lusitania, tomo
(i)
Religides
(2)
Pausaniae Descriptio Graeciac,
de Dindorf.
ir,
es,
según D'Ar-
pág. 207. lib. vii,
cap. xxii, pág. 352
de
la
Recuerda oportunamente este texto Leite de Vasconcellos, pág.
menciona otras creencias análogas de pueblos no (3)
Leite, pág. 208.
(4)
Compte-rc7idu
el pasaje
edición
(París, Didot, 1845).
dii
204, y
civilizados.
Congres de Lisbonne en 18S0, pág. 442. Según Coelho,
de Strabón prueba
la
existencia de un culto fetiquista de piedras y
el
capítulo de las supersticiones populares.
de muertos. (5)
De
ella
trataremos en
PKOLEGOMEXOS
342
bois de Jubainville, palabra céltica
sacrum
ái]éTzro.os Jlumcn
septentrional, recibió el
El río
(l).
memoria á
la
Y ^^
tal
su jefe arrancase el
Lima ó
Limia, en
si
Lusitania
la
que
le
Leteo, hacían per-
las del infernal
atravesaban. Esta superstición detuvo á
romanos de Décimo Junio Bruto (año 137 antes de Crismodo se resistían á pasar el río, que fué menester que
los soldados to),
los
como
significa «divina»,
sobrenombre áejiumen oblhionis (Letkes)y
por ser fama que sus aguas, como der
que
primero á
la
el
manos
estandarte de
corriente
(2).
Tan
del signífero,
se lanzase
y
de
practica demostración debió
y ya Strabón, apoyado quizá en Posidonio, daba otra explicación del sobrenombre Lethes, debido á ir
desacreditando
la
leyenda,
haberse quedado en aquellas tierras dispersos y olvidados los célticos del
Guadiana, que en unión con
los
Túrdulos habían hecho
en remotos tiempos una expedición á Galicia, donde perdieron a su jefe
(3).
Ciertas supersticiones relativas á
fenómenos
celestes
y
atmosféri-
y acaso no son
cos no tienen propiamente carácter religioso,
más
que metáforas propias de
la
imaginación de los pueblos primitivos.
Decíase, por ejemplo, que
al
sumergirse
e! sol
en
las
dente, hacía rechinar las olas con cierto estrépito,
candente se apagase en
el
agua. Así lo vio con
mismo Décimo Bruto en
sacrilegio el
análogas tradiciones acerca del
litoral
playas de Occi-
como
si
pasmo y temor de
las costas
de Galicia
tomo
Les premiers habitants de FEuropc^
(2)
«D. lunius Lusitaniam expugnationibus urbium usque ad et
cum
(4!,
y
turdetano consignaban varios
(i)
perdomuit
un hierro
2.^ edición,
fluraen Oblivionis transiré nollent,
11,
pág. 271.
Oceanum
raptum signífero
sig-
num ipse transtulit et sic, ut transgrederentur, persuasit>. Per ¡ocha ó epítome del libro 55 de Tito Livio, que es uno de los muchos que se han perdido de su grande
historia.
Geograph, tomo
cap.
(3)
Str.
(4)
«Decimus Brutus aliquanto
iii,
111,
párrafo
5.
latius Célticos Lusitanosque,
et
omnes
Gallaeciae populos, formidatumque militibus flumen Oblivionis; peragratoque victor Oceani litore,
non prius signa convertit, quam cadentem
solem, obrutumque aquis ignem non sine
quodam
deprehendití. L. Atmaei Flori Epitome rcrum rotnanarum,
lib.
11,
in raaria
sacrilegü raetu et horrore
cap. xviii.
PROLEGÓMENOS geógrafos citados por Strabón cia
en algunos puntos de
la
(l).
34.3
Hoy mismo
costa de Bretaña
persiste esta creen-
(2).
El culto solar pudo existir entre nuestros indígenas antes de
venida de los
fenicios;
pero no tenemos prueba de
ello,
mito de Gerión evidentemente no es de origen ibérico.
que ha de
cios parece
referirse
también
el
A
la
el
los feni-
culto de la Luna, atesti-
guado por varios nombres de localidad, como
la ^ZAr¡yr¿c,
Tolomeo y de ^larciano Heracleota, que, según
Hay
porque
opc; de
Leite, es la sierra
de
Lunae» y «Soli aeterno Lunaes», dadas á conocer por Aruirés Resende, y que están Cintra.
dos inscripciones de Collares «Soli
et
tenidas por auténticas, á pesar de lo sospechoso de su origen (3);
pero no prueban gran cosa, por pertenecer á
que dichos
cultos, así
com.o
el
época romana, en
la
persa de Mithra, se habían difundido
por todas partes. El Licx Dubia de dos inscripciones de Trujillo el
Luciferi fanum de Strabón en
también de cultos
Cuando algún
siderales,
la
(4),
costa de Andalucía, son indicios
cuya época no puede
fijarse.
futuro Champollion nos revele la lengua en que es-
tán escritas las inscripciones ibéricas, de las cuales puede decirse
únicamente conocemos
el
cuanto á varios signos
(5),
plomo más antiguo monumento
célebre lámina de
alfabeto,
que
y aun con incertidumbre en
sabremos á punto
son votivas
fijo si
epigráfico de España),
Luzaga, cerca de Cifuentes: cuál era
el
nombre
y
la
de bronce de
del idolillo de oro
con leyenda ibérica encontrado en 1842 en Torre de Alcázar, y
(i)
Vid. Geograph,
tomo
la
de Castellón de la Plana (que es acaso el
iii,
cap.
i,
párrafo
5,
Artemidoro. Otros autores antiguos consignan
las referencias á ja
misma
si
Posidonio y
superstición. Así
Juvenal. (Sat. xrv, v. 226.): Audierat Hercúleo strídentem gurgite solem...
Y
Ausonio en una epístola á San Paulino de Ñola: Condiderat iam Solis equos Tartessia Calpe, Stridebatque freto Titán insignis Hibero.
Légendes de la mer, tomo n, pág. 42.
(2)
P. Sébillot:
(3)
Corpus Inscriptiomim Laíitiarum, tomo
(4) (5)
tomo 11, 676 y 677. Monumenta linguae Ihericae
11,
258 y 259.
Corpíis,
edidit .Rmilius Hühner. Adiecta cst tabula
geographica. Berolini, typis et impcnsis Georgii Rcimeri, iSg^.
PROLEGÓMENOS
344 envuelv^e sentido religioso
Fernández Guerra, ó
Arroyo del
mismo
derable rastro en
la
Academia de
hallazgos, en
A
las
copa de bronce, hallada en
la
la
la
todo que ya en
Rodrigo Caro
divinidades indígenas, cuyo culto persistió
admirablemente organi-
y acrecentada continuamente por nuevos
erudición española no ha tenido escasa par-
debemos atenernos principalmente
primitiva religión de España, según el siglo xvii
(2),
el
juicioso
mé-
ensayó nuestro arqueólogo humanista
y que ha llevado
en su riquísima obra sobre
Comenzando por
del Algarve.
parte concerniente á España del Corpus de
Berlín,
que
y
inscripciones
conquista de los Romanos, han dejado consi-
estas inscripciones
para conocer
cellos,
la
También han aparecido
la epigrafía latina clásica,
zada por Hübner en
(l).
que exorna
tipo en algunas sepulturas del Alemtejo
Afortunadamente,
te
dada á conocer por D. Aureliano
toro,
del Puerco (Cáceres).
mucho después de
la
el
epígrafe trazado en una tésera de bron-
el
forma de pequeño
ce, en
los dioses
á la perfección Leite de
las religiones
Vascon-
de Lusitania
(3).
de nombre conocido, ninguno puede
disputar la celebridad á Endovellico, aunque su culto parece haber
El volumen segundo del Corpus Insciiptionum laíinarum está dedicado
(1)
enteramente á ed.
^m.
las inscripciones
de España,
Inscriptiotics H'ispaniac latinae,
Hübner. Berlín, 1869. Añádanse los suplementos dados por
Hübner en
el
mismo
Ephemeris epigraphica de Berlín desde 1872 y recopilados hasta 1892 en una segunda colección (hiscriptionum Latinarvín Svppleii:entum... Adiecla
iae sunt Tabulae Geographicae tres. Berolini, el
y mia de (2)
la Historia.
El libro de Rodrigo Caro,
reliquiae,
Vetertan Hispaniae Deoruní
manes atque
no ha llegado á nuestros tiempos. Acaso se extravió en Flandes,
adonde su autor
le
envió para que se imprimiese. Puede formarse alguna
idea de su contenido por
la
Carta del licenciado Rodrigo Caro d D. José Pelli-
cer sobre los dioses venerados en
«n
apud Geor^ivm Reimerum, i8q2);
gran caudal de inscripciones que contiene nuestro Boletín de la Acade-
España
(Sevilla,
30 de Enero de 1640), inserta
primer tomo del Memorial histórico español. Madrid, 185 1, págs. 469-476; y por las noticias que incidentalmente trae el mismo Caro en sus Antigüedades el
de Sevilla y Chorografia de su convento jurídico (Sevilla, 1634), y en las Adicio-
misma Chorografia (Memorial histórico, tomo i, págs. 353 y siguientes). tomo u. Lisboa, Imprenta Nacional, 1905. Tanto (3) •este volumen como el primer fascículo, único que hasta ahora se ha repartido del tomo iii, versan sobre las religiones protohistóricas. nes á la
Religidcs da Lusitania,
PROLEGÓMENOS sido los
meramente
A lo
local.
menos, todas
monumentos arqueológicos que
santuario que estaba en
de Terena, en
el
345
restan de
él
proceden de un solo
cerro de San Miguel de Mota, no lejos
concejo de Alandroal (Alemtejo)
el
ción de Toledo, en que
Sin entrar en
resume y hace
la
Andrés Resende fué
(i)
desde Terena por
allí
al
siglo xviii (2).
el
inútil casi
toda
(3),
advertiremos
primero que publicó, en 1593, ocho inscripcio-
el
nes del dios Endovellico, siete de das
inscrip-
copiosa bibliografía de este argumento, porque
la
de Leite
La
(l).
nombre de Endovellico aparece unido
el
de Hércules, está reconocida por apócrifa desde
el libro
y todos
las inscripciones
las
cuales estaban en Villaviciosa, traslada-
duque de Braganza D. Teodosio, y otra en
el
el
de Alandroal.
castillo
L. Andreae Resendii Ebofensis, Atitiquitatuum Lusiiaíiiae, et de Municipio Eborensi. Lib.
Colonniac Agrippinae^ in officina Bii-ckmaftnica, 1600, pági-
V...
nas 234-236. (2)
Ya en
1760 la tuvo por
tal el
presbítero D. Miguel Pérez Pastor, en
(Htsio7-ia critica de
España^ tomo
Tampoco merece
es enteramente arbitrario lo
tomo
I,
«En
pág. 476):
v.
Madrid, 1788, pág.
fe la inscripción
151).
Erido Castrorum, atribuida á Galicia, y
que dice Rodrigo Caro (Memorial
histórico,
Bética tuvo también templo en un altísimo
la
la
Masdeu intentó vanamente defenderla.
disertación que luego citaré. Todavía
que llaman Cabeza de Andebalo. Del nombre de aquel dios aquella comarca, que es parte de los montes Marianos, el
monte
se llamó toda
campo de An-
devalo». (3)
Mencionaremos sólo algunas disertaciones curiosas por su fecha ó por
su contenido.
De
Reinesio (Thomas): pertis.
deo Endovellico ex inscriptionibus in Lusitania re-
(Altemburgo, 1637).
Fréret: Recherches sur Ibériques.
(Tomo
iii
de
le
la
dieu Endovellicus et sur quelques autres Antiquités
criptions et Belles Lettres. París, 1746).
es de
muy
toda en
corto interés, á pesar de
la falsa
pecha. Busca en
V Académie Royale des InsLa Memoria de Fréret, leída en 1714,
Histoire et Mémoires de
la
nombradía de su autor, y se apoya
casi
menor sosEndo, interpretando Endo-
inscripción de Toledo, sobre la cual no indica la el
vascuence un fantástico dios
mendia, tmontaña de Endo», y supone que este dios tenía su principal santuario en la ciudad cántabra de Vellica.
Velázquez (D. Luis
José): Observaciones sobre Endovellico.
ción del trabajo de Fréret, que quedó inédita y no
hemos
Es una impugna-
visto.
Martínez de Quesada (D. Antonio): Dissertatio de Endovellico
panonim
düs. (Ms.
en
la
Biblioteca de
la
Academia de
et
la Historia).
Neto His-
Va unida
PROLEGÓMENOS
346
que
mayor
la
monumentos
parte de los
conservan en
dios, se
el ]\Iuseo
pero todavía quedan cinco inscripciones en nos de Villaviciosa; dos en otra iglesia estatuita,
un
procedentes de San
particular,
y
se
de este
relativos al culto
Etnológico Portugués, de Lisboa,
]\Iiguel
de
de los Agusti-
la iglesia
pie de Terena; tres
al
y una
están en poder de
la Alota,
han perdido algunas que vieron
arqueólogos
los
del siglo XVI.
Estos monumentos son de varias clases: aras, tablas y cipos, ya
con epígrafes romanos, ya
de hombres y ani-
sin ellos, esculturas
males, piedras excavadas en forma de pila, fragmentos de barro
y
de
vidrio. El culto debió
rio
romano, puesto que se han encontrado monedas de cobre del
Aunque
siglo IV.
varían
muy
veces,
el
de
persistir hasta la
las inscripciones
son tan numerosas,
poco. Deo Endovellico Sacrnvi es
nombre
del Dios está indicado sólo
vSobre la naturaleza
y
Los epítetos que
la
con
más
las
fórmulas
frecuente: á
iniciales
D. E.
S.
atributos de Endovellico se ha fantaseado
mucho, buscándole etimologías ces.
decadencia del impe-
se le
célticas,
dan en
púnicas
y
las inscripciones
hasta vascuen-
muy
son
vagos:
sanctus^ praesentissimus, praestantissimus. Entre las representacio-
una nota del arabista D. Miguel Casiri sobre probar que su nombre es púnico ó
el dios Endovellico,
Pérez Pastor (D. Miguel): Disertación sobre otras deidades gentílicas de la ria,
muy
una divinidad
Academia de
llico
y
?ioticia
de
Memo-
esta
de
la provincia lusitana. (Ms.
la
la Historia).
Masdeu (D.Juan Francisco), omitido por
Leite: Sobre el Dios Endovelico y
doce Divinidades que suelen atribuirse VIII
1760).
En
céltica.
Cornide y Saavedra (D. José): Dioses de
tomo
el dios Endovellico
España antigua. (Madrid,
notable para su tiempo, Pérez Pastor se inclina á creer que Endo-
vellico era
otras
en que quiere
fenicio.
de su Historia
critica de
d España. Ilustración
xii
del
España, págs. 356-369. Supone á Endove-
de importación cartaginesa. «No es inverisímil que aquel Dios, en len-
gua púnica, se llamase Endobel ó Endovel, y que minación latina de Endovcllicus.^
los
romanos
El índice de los trabajos portugueses puede verse en íania úe Leite,
tomo
juiciosa monografía
de Terena.
11,
págs.
1
12-122. Este
que hasta ahora se ha
le
dieran
la
las Religioes de
tomo contiene
la
más
ter-
Lusi-
cabal y
escrito sobre la célebre divinidad
PROLEGÓMENOS
347
nes figuradas hay una cabeza que pudiera ser suya, por
grave y majestuoso que tiene; pero, en cambio,
con
alas esculpida
más
faz
menos, de
lo
comarca de
de
los oficios
que
le
la
divinidad lusitana, resulta
dedicaban sus
sería en su origen el geniíis loci, el la
carácter
en un cipo parece una caricatura de Cupido, con
claro por los ex votos
de toda
el
bárbara figura
que humana.
bestial
Uno, por
la
Villaviciosa,
honor se sacrificaban puercos,
numen
Endovellico, que
fieles.
tutelar
una divinidad
de
la
montaña y en cuyo
telúrica,
una
llegó á ser principalmente
divi-
nidad médica, que comunicaba por un oráculo ó en sueños sus res-
Cayo
puestas.
Julio
Novato cumple un voto que había hecho
dovellico por la salud de Vivennia Venusta (C.
media estatua del Museo de Lisboa,
sin
duda
la
I.
L.
á
Una
134).
ii,
En-
más importante de
todos los restos esculturales que se han descubierto, presenta las piernas
y
vientre
un voto y plo
(l).
gos de
le
ofrece un aedeolitm^ simulacro ó pequeña figura de tem-
Una la
el
de un hemiplégico, que cumple á Endovellico
cabeza horriblemente desfigurada muestra
dolencia que la consumía
(fig.
25 de Leite).
los estra-
En
la
mano
izquierda de un devoto se representa un ave, lo cual puede tener relación
Ya
con
en
el
gallo
el siglo xviii
que
los antiguos ofrecían á Esculapio
conjeturó Fréret que
el
(fig.
ilj.
dios Endovellico tenía
un oráculo de cualquier especie que fuese, ora comunicase su voluntad por medio de los sacerdotes ó en sueños. Se apoyaba para esto en una de las inscripciones de Villaviciosa: «ex religione ulssu
numinis'i (C.
I.
L. n, 138).
explícitas: <íex responso-» (2),
ara turícrema del
Hoy pueden
añadirse otras todavía
más
y sobre todo ex impcrato Averno^ en una
Museo de Lisboa
(fig.
12 de Leite).
La
frase
ex
imperato Averno hace pensar en algún antro subterraáneo ó spiraculiini
donde
Queda
(t)
Vid.
ficaverit.
se recibirían las inspiraciones
y mandatos del dios. Son tres fragmentos
otro resto curiosísimo de este culto.
el
opúsculo de Leite, Quid apud Lusitanos vcrbum aedeoli signi-
Lisboa, 1894, donde trata especialmente de
la
lápida del hemi-
plégico. (2)
Rcsponsa se llamaban especialmente
V. g.: RcspoJisis
hotrcnt Divum, en Virgilio,
las
contestaciones de los oráculos;
^^En., lib. vi. 799.
PROLEGÓMENOS
348
de un carmen 6 invocación á Endovellico, descubierta por Leite de Vasconcellos y publicada por Hübner
6.333). Desgracia-
(Siippl.
damente, pocas palabras pueden leerse con seguridad: ufanía per
Su des-
gentes dicant etjiíunina... mihiroganti... mcns plena ruboris.
cubridor
atribuye
documento
es
tes,
la
deprecación á
Entre
al siglo
casi
la diosa
solitario
mármol, estatuas y edículos,
los
De
todas suer-
en nuestra arqueología, salvo
dedicantes de
los
muy
pronto.
las aras, cipos,
hay indígenas y
un caballero romano
norinus equcs romamis-» (C.
placas de
latinos; los
hay de
11,
c.Sextus Cocceius Cráteras
puesto que en una inscripción (C.
Omito
Ho-
133, 131). Las estatuas conservadas
hoy son todas de mármol; pero debió de haberlas también de argentciun.
la
desde un esclavo cantero (servus viar-
varias condiciones sociales,
niorarius) hasta
de nuestra era.
iii
Atecina, de que hablaré
nombres de
los
ó
11
11,
1
2 8) se habla
otros pormenores, que
metal,
de un signum
pueden verse en
la
exce-
lente monografía ya citada.
Así como
el
culto de Endovelico parece haberse circunscrito á
muy
una localidad
estrecha, el de Ataecina ó Ategina
(la
na ibérica) parece haber sido de los más difundidos en
y en parte de en
^vledellín,
la Bética.
Hasta ahora se
le
Proserpi-
la Lusitania
ha reconocido en Mérida,
en Cáceres, en Ibahernando á tres leguas de Trujillo,
en Beja, en Elvas y otros puntos de Portugal, en Castilblanco (provincia de Sevilla).
Las inscripciones pasan de
que vaya aumentándose su número recibe
el calificativo
Turibrigensis, de
(l).
En
17,
La (C.
II,
la
se infiere
antigua Bética
inscripción 4Ó2),
es de esperar ellas,
la
diosa
geográfico de Tnrobrigensis, Tiiriibrigcnsis
donde
y
que tenía su principal santurio en
Turóbriga; pueblo perteneciente, según Plinio, á
comarca de
y
varias de
la
Beturia Céltica,
(2).
más importante de
no deja duda sobre
todas,
una de
la identificación
que
las el
de Mérida sincretismo
greco romano hizo de esta deidad con Proserpina: Dea Ataecina Turibrig. Proserpina. Por eso Hübner, en
(i)
Vid. Rcügióes da Lnsitania,
(2)
«In Céltica: Acinippo,
tomo
11,
la lista
de dioses hispánicos
págs. 146-175.
Arunda, Arunci, Turóbriga Lastigi, Salpesa,
Saepone, Serippo». {Nat. Hist.,
^
lib.
iii,
c.
14).
PROLEGÓMENOS
que
trae
en
el Corptis^ refiere
349
á Ataecina las inscripciones portugue-
sas de Proserpina sanctae, servatríci
{C
ir,
143, 144, 145))
y
lo
ha de decirse del epígrafe andaluz de Castilblanco (C. u, de otro de Revelhos en de se da á
diosa el
la
el
mismo
1. 044),
y
concejo de Arronches (Portugal), don-
nombre de
Libera, sinónimo de Proserpina.
Ataecina en dos lápidas de Mérida, Adaegina en una de Medellín,
nos dejan en alguna incertidumbre respecto del nombre de
diosa. Leite prefiere la
forma Ataegina de
la
la
inscripción de Ibaher-
nando, y propone, aunque hipotéticamente, una etimología celta: «Aíegena, renacida», que cuadra á Proserpina lo mismo en su carácter
de diosa de los frutos de
que en
el
que renacen todos
la tierra,
por Plutón
divinidad infernal, arrebatada
de
que periódicamente vuelve á serpina, fué primitivamente
la tierra.
Ataecina, lo
una deidad
los años,
Orco,
y mismo que Proal
agraria: «praefecerunt... Pro(l). En tal como hermana de Baco
serpinam fructibus germinantibus » dice San Agustín concepto se
la
llamó Libera, considerándola
Fué después deidad
(Liber).
puesto que se (C. n, 145),
la
infernal, y,
por último, diosa médica,
llama servatrici en una inscripción de Portugal
en que Cayo Vettio Silvino cumple un \ oto pro Eunoi-
de Plantilla, coniuge sibi restituía.
También
el
epígrafe de Castil-
blanco indica una curación: Lucius Samnius Sulla, voto sanitate con-
demnatus
mo
(esto es, obligado
por
el
voto que hizo por su salud) ani-
libens dat.
Pero diosa,
el
más importante de todos
y uno de
los
los
monumentos
relativos á esta
más peregrinos de nuestra arqueología,
es la
gran inscripción de Mérida, que contiene una fórmula execratoria (devotio), dirigida á
Ataecina Turibrigense, en su calidad de diosa
infernal ó subtelúrica, por
una persona (probablemente una mujer)
á quien habían robado seis túnicas, un sa).
manto y un indusium (cami-
Placas de metal que contienen fórmulas análogas encontró Sa-
lomón Reinach en un recinto consagrado en meter, Persefone y Hades
de algunas sepulturas en
Agustín:
(i)
S.
(2)
Manuel
De
(2),
Italia
y y
otras se
la isla
de Cnido á De-
han descubierto dentro
África, pero en
civitate Dei, libro iv, c. 8.
d'épigraphie grecque. París, 1885, pág. 151.
España no ha pa-
PROLEGÓMENOS
350
más que
recido final,
que por
ésta de Ataecina,
quedándonos por saber á punto
dición que se pedía contra
el
cierto está incompleta al
cuál era el castigo ó mal-
fijo
autor del hurto
(l).
Las dos inscripciones de Cáceres, publicadas por
el P. Fita (2),
están grabadas en planchas de bronce, que representan un macho
muy
cabrío, animal
usado en
de varias divinidades,
los sacrificios
dentro y fuera de España. Sabido es por un texto célebre de Strabón, que ya
hemos
que moraban
y también
al
citado (Geogr. m, cap.
iii,
prisioneros
y
caballos,
y
lo
de
la
los lusitanos
confirma Galba en
nombre
citada por Tito Livio. ¿Cuál era el verdadero rico
que
7),
Norte del Tajo sacrificaban á Ares un macho cabrío
guerra, que los griegos tradujeron por Ares
por Marte.^
Un Mars
(C, 5.612), pero
el
la
oración
del dios ibé-
y
los latinos
Tuy Lo más probable es
Cario cíe ais aparece en un ex voto de
epíteto
debe de ser
local.
que nuestro Marte se llamaba Neto ó Neton. Macrobio afirma que Aceítanos (de Guadix) veneraban con lacro de
el
Marte coronado de rayos, y naturalmente aprovecha esta
circunstancia en apoyo de su teoría solar
(i)
los
nombre de Neto un simu-
La copio
Hübner: Dea
tal
como
Ataecijia
está en el Corpus
(11,
(3).
462),
En
varias inscripcio-
con
los
suplementos de
Tur. Brig. Proscrpina: per iuam maiestaíem
obsecro uti vindices quot 7nihi furti facium
mimisue fecit eas res quae infra scriptae
est; qjiisquis milii
sutit:
te rogo,
imudavil, involauit
túnicas Vl^paenula lintca II, in-
dusium...
Hasta aquí no hay pocas
dificultad,
Mommsen propuso nomen
pero de
las tres últimas líneas
quedan muy
letras. la
siguiente restitución conjetural: In noxium, cuius ego
cuín ignoro^ tameti tu seis, ius
vmdictamque a
te peto.
Las imprecaciones usadas en esta especie de fórmulas mágicas solían ser espantosas. Se conminaba á los que eran objeto de te,
ellas,
no sólo con
la
muer-
sino con los suplicios del Tártaro: Demon, irado tibí hos, quos ut deteneas
jilos et ifiplicetíiur
nec se moveré possint...
Demando
ut
facias
illum moriuum,
deponas eum ad tártara. (2)
tomo (3)
Boletín de la Real Academia de la Historia, VII,
tomo
vi,
págs. 430-432, y
pág. 46.
«Mnrtcm solem esse quis dubitat? Accitani
¿"tiam,
Hispana gens, simu-
lacrum Mariis radiis ornatum máxima religione celebrant, Neton vocantes. (Mac. Saturnal,
lib.
i,
cap. 19, párrafo
5).
PROLEGÓMENOS nes se reconoce
como en el
la
el
35
mismo nombre, pero en ninguna
de Trujillo: Netoni Deo (C.
5-2/8).
ii,
Neto de otra inscripción de Condeixa a velha,
briga (Portugal), se refiera
que
pleta, puesto
basta la
difícil
al dios, ni
siquiera
las letras se hallan al fin
11,
es seguro
antigua Conhn-
la
de línea
(C.
En
365). Ni
una deidad
cuanto á
mología céltica del nombre, que en antiguo irlandés
de Jubainville, Holder
5^
otros especialistas en la materia (l).
pudiera darse algún crédito á
Gándara sobre
el P.
del gran falsario
Román
de
la
inscripción de Ginzo de Limia
la fe del arcipreste
Juliano (ó séase
Higuera): Deo vexilloriun Mariis Socio
la
Banduae, habría que ver en Bandua un segundo numen de rra.
Pero basta
da alegar en ibérico,
la eti-
significa «hé-
parece que no hay duda, según afirman D'Arbois
roe, guerrero»,
Si
ii,
lápida gallega de
2.539), P^ra suponer
femenina, mujer del Ncton accitano y lusitano.
citada por
que
que sea palabra com-
y acaso estragada leyenda de una
El Padrón, Netaci VelUfericae (C.
tan claramente
No
procedencia de
la
serio,
y
tal
verdadero
el
ignoramos cuál
epígrafe para que no se le pue-
oficio
de Bandua en
puesto que no
fuese,
gue-
la
el
Panteón
asignan ninguno
le
las
dos inscripciones auténticas de Orgaz (provincia de Toledo) y de ermita de Nuestra Señora de la Hiedra, cerca de Braganza (C. 2.498), en lusitanos
cus
(C.
que su nombre aparece. Son varios
que empiezan por band y aun por
II,
2.387),
Bandoga
(2),
dioilenaicus (Additavienta nova
núm. Limia
35), todos ellos (C.
los dioses gallegos
11,
y
bandii: así Banderaei-
Bandiarbariaicus (C.
ad
la
11,
454),
Ban-
Inscriptiones Hispaniae Latinae,
en Portugal, Bandziaetobrigtis en Ginzo de
2.515), Bandioeapoloscgits (C.
740) en Norba
bién se dice que este radical es céltico,
«ordenar, prohibir»; pero
y que
(3).
lleva la
Tam-
idea de
verdad es que ninguna de estas deida-
la
des tiene hasta ahora atributos conocidos, y que
la
lectura de
varios de los epígrafes es incierta.
(i)
a. Holder: Alt-ccitischcr Sprachschaiz^ en
(2)
Esta lápida, que
falta
en
el
concellos, y está desde 1904 en el (3)
Es fantástico
lo
que sobre
páginas 337-340), partiendo de
la
la
palabra Netos.
Corpus, fué publicada por Leite de
Vas-
Museo Etnológico de Lisboa.
esta deidad discurre Costa (Poesía popular,
lección Apolo Scgolu.
PROLEGÓMENOS
352
Atendida
costumbre que en
la
nombres
época romana hubo de traducir
la
indígenas, parece que
deben
atribuirse á
Neton
las
pie-
dras votivas dedicadas á Marte en !Merobriga, Idanha, Trujillo,
Mé-
los
y
rida
que excusamos registrar por ser bastante
otras partes,
fre-
cuentes. Se ha extraviado desgraciadamente
una pátera de oro, que
en l86l alcanzó á ver Hübner en Portugal
(C. u, 2.373),
en cuyo
fondo estaba representado un guerrero barbado con yelmo de penacho, vestido de túnica
y
derecha tenía una lanza, en
muy difícil
ción,
dios de
la
de
guerra.
leer,
la
ocultaba
al
parecer
el
nombre de un nuevo
Hübner y Mommsen propusieron
ción: Sextiis Arqu'ms^ rito.
y calzado con caligae: en la mano izquierda un escudo ov-al. La inscrip-
ocreae,
Cimbri
Saiir sería el principio del
aquí no puede pasar
nombre
del
nuevo
]\Iarte,
pero de
conjetura. L'n ara, también portuguesa,
la
Castro Daire (hoy en
esta restaura-
Saur. votum sohlt libens mé-
libertiis^
el ^kluseo
de
Arqueológico de Lisboa) presenta
en una de sus caras un animal tan toscamente figurado, que no pue-
de determinarse su especie, y en
imagen del dios Aro,
la
llos:
Votiim
Hay
otra
un guerrero que puede ser
se acepta la lectura
Aro Ubens animo
de Leite de Vasconce-
solvit (l).
algún fundamento también para colocar entre los númenes
guerreros á nito
si
la
diosa lusitana Trebaruna, puesto que
la
ara de gra-
el
que nos ha revelado su nombre apareció formando pareja con
otra á la diosa
mismo
romana
Victoria,
y ambas están dedicadas por un
que fué un soldado veterano,
sujeto,
alférez
de
la
segunda
cohorte de los Lusitanos, Tongio, hijo de Tongétamo, igeditano (esto es, natural
nombre de
esta
de Idanha). También se ha querido explicar
nueva diosa por una palabra
se interpreta «.mysterium habitationis indica
un genio
familiar
y doméstico,
,
céltica,
ni le
íi)
Religiocs
(2)
Tal es
al
tas nia,
á Leite, II,
300).
hay tampoco en tener
da Lusitania^ tomo
la
11,
Treborwia, que
secreto de la casa», lo cual
modo de
Pero no hay inconveniente en suponer que con de atributos,
el
á
el
los
Penates
(2).
tiempo cambiase
Treboruna y á
la \^icto-
pág. 314.
opinión de D'Arbois de Jubainville y de Holder, en car-
primer editor de
estos dos epígrafes.
{Religüjcs
da Lusita-
PROLEGÓMENOS por diosas enteramente
ria
353
más
distintas, sin
lazo entre
sí
que
la
devoción que Tongio profesaba á una y á otra. Júpiter, el padre de los
ma
del
Panteón
clasico,
hombres y
los dioses, la divinidad supre-
tuvo altares en Galicia con varias denomi-
naciones, que no sabemos
si
son puramente topográficas, mera in-
dicación de los montes en que era venerado, ó envuelven algún
de Jove,
resto de cultos locales asimilados con el
lo cual
parece me-
nos verísimil. Así Juppiter Optimus Andero (C. 2.598), Jtippiter
Opthnus Candiedo
(C. 2.5991,
ter Candaiiiiiis iC. 2.695).
Juppiter Ladiciis (C. 2.525), Juppi-
Pero de ningún modo puede admitirse
existencia de un dios ibérico luii, sobre la fe de inscripciones
la
mal
leídas (l).
Entre
las
ción las Diosas regional,
y
abundan en
nombre
divinidades de
merecen
colectivo
Madres 6 Matronas, númenes
benéficos, de carácter
protectoras de los campos. Estos las Galias,
en Inglaterra y en
la
especial aten-
monumentos, que
Baja Alemania, son es-
y alguno de ellos, como la Grato dedicó en Carmona Matribus Au-
casos en nuestra epigrafía peninsular, inscripción que
Marco
Julio
faniabus, es de origen extranjero, puesto que las Matres Aufaniae se encuentran tió
muchas veces en inscripciones alemanas, como advir-
Hübner. Es
muy
verisímil
que
Hacemos enteramente nuestra
(i)
el
dedicante fuese un germa-
la siguiente
nota del Dr. D. Adolfo
Bonilla y San Martín en su eruditísima Historia de la Filosofía española,
tomo
1,
pág. 67. Madrid, 1908.
«D. Joaquín Costa, en su precioso libro Poesía popular española y mitología
y
literatura celto-hispanas, pág. 255, entiende
las piedras, 430, 2.409
federación de tribus hispánicas, viniendo,
Zeus de los griegos, de al
que
el dios Iim,
de quien tratan
y 2.903 del Corpus, de Hübner, era común á toda una
la raíz
como
el lovis
de
los latinos
y
el
arya Div, Cielo y Dios. Supone, además, que
asimilarse lo indígena con lo romano, Iiin se confundió con Jovis, y se le la nomenclatura ritual /. O. M. >Debemo3 advertir, sin embargo: Que las piedras 430 y 2.409 I."
aplicó
citadas,
no mencionan á lun, sino
á Ivno. 2."
gún
Que
el
Diuhano de
la
inscripción 2.903 no es quizá
nombre de
nin-
dios.
3.°
Que
las tres
piedras mencionadas pertenecen á
Menésdez t Pelayo. — Heterodoxos.
I.
la
época romana.» a'
PROLEGÓMENOS
354
no residente en España, que cumplió un voto á
Más atención merece
país (l).
Coruña
del
Conde
probablemente
de su
antigua Clunia) que un Tito Fraterno, que
(la
sería gallego
có Matribus Gallaicis (C. es
las diosas
importantísima inscripción de
la
ii,
aunque
vivía
l.JjQ).
Lo que no tenemos hasta ahora
en
tierra celtibérica, dedi-
ninguna representación figurada de estas diosas, que generalmen-
y teniendo en las faldas flores y frutos, como aparecen en una escultura del Museo de Lyon, que reproduce Leite eran tres, sentadas
te
de \"asconcellos
(C.
como
Hadas, encontrada en (C.
Que
3.727).
II,
se
de Sepúlveda
las
Permanece
2.848).
2.764,
II,
Otros epígrafes hay de Matres 6 Maíronae
(2).
alguno,
epíteto
sin
\'alencia: Fatis
trata
de
las
Romanos
muy
Hadas
A
O.
y
!Muro de
Fabms
Hadas y no de
plausible, sostenida
identificaron á las Diosas
Agreda
una inscripción á
por Maury
Madres con
las
Nysiis ex voto los
Hados, bien
el
monumento.
mujer grabados en
claro lo declaran tres bustos de
Es opinión
solitaria
y
otros,
las
que
los
Parcas y las
(3).
la
categoría de dioses titulares de tribu, de gentilidad ó clan
6 de cualquier otro grupo étnico, deben referirse
los
Lares tantas ^
veces mencionados con epítetos locales en nuestras inscripciones.
Lares Gapeticoruní gcntUitatis^ en Capera (Extremadura), donde se encontraron otros dos epígrafes que hablan de cultores Larhiin publicariiv.i (C. 11,
804, 816, 817); Lares Tiirolici (C.
pairiis (4) en Freixo de
Xumao
(Portugal),
11,
431); Laribtis
de donde procede tam-
bién la célebre dedicación de Tiberio Claudio Sancio Dis deabusqtie
Coniuinbricensium (C.
11,
432); Lares Cerenaeci (C. 2.384); Lares
Erredici (C. 2.470); Lares Findenetici, ó Píndeneticí,
Hübner
(C. 2.47 1;;
prefiere
Lares Cusicelenses (C. 2.469); Lares Tarmucen-
baci Ceceaeci (C. 2.472), al
como
y
otros varios, pertenecientes casi todos
Norte de Portugal v á Galicia, donde también se ha encontra-
(i)
dice
Matres
Hübner
Ajifaniae...
(C.
11,
ab homine Germano videntur
da Lusiiania, tomo
(2)
Religioes
(3)
A. Maury: Croyances
(4)
Vid.
O
ciiltae esse in
Hispania,
5.413). n, pág. 176, fig. 37.
et légendes. París, 1896,
Arclieologo Portuguez,
tomo
viii,
pág.
págs. 7 y siguientes. 1
70.
PROLEGÓMENOS
do una jero:
inscripción á los Lares de los caminos, protectores del via-
Laribus vialibus
En
355
(i).
estrecha relación con
nio tutelar de
el
culto de los Lares aparece el del Ge-
municipios, que hubo de desarrollarse
los
época romana, Genius Turgalensitim^ en Trujillo
la
mucho en
(C. 6i8);
Ge-
nius municipü Anticarensis, en Antequera (C. 2.034); Genius Nesxaniae, no lejos de
ca de Almazarrón
en
el
2.006, 2.007); Genius loci Ficariensis^ cer-
allí (C.
(C.
3.525, 3-526); Genius municipii Laminitani,
campo de Montiel
Genius Lacimurgae
Genius oppidí Sabetani{C.
(C. 3.228);
(C. 5.068);
Algunas veces
•de Vizella (Portugal), &.
palabra Genio está susti-
la
como en
tuida por la de Tutela^ que indica lo mismo;
de una inscripción del Museo de Guimaraens
sis
2. 163);
Genius Laquiniensis en San IMiguel
Tutela Tirien-
(2).
A
pesar de
romanización de este culto, que se extendió, como más adelante
la
veremos, á ver en los
las colonias
y á
una importación
él
nombres indígenas de
un culto primitivo, que •de clientela
conventos jurídicos, no hemos de
los
clásica,
las
poblaciones, sino la transformación de
constituía
un lazo
y
el
A veces
^Tutela aparece también en las inscripciones •Genius
i,
como
la
cuyo poder se extendía no solamente sobre
loci,
los pactos
dos gentili-
Museo de Pontevedra,
Ephemeris Epigraphica, tomo vui, pág. 400, núm.
(2)
fué publi-
pág. 104. 1
1
1
á.
forma femenina del la
vida de los
hom-
sobre sus habitaciones. Las ciudades y todos los demás lugares
"bres, sino
tenían su tutela: se conoce
Tutela Vesuntiae, la Tute/a Tarraconis,
la
horreorum, y muchas Tuiclae
loci,
que en Roma todas
etc.»
loci hujtis,
Jiabeam propitiam, dice Petronio (Satyr. nio,
(3).
de Santiago, Galicia Histórica^ tomo
la revista
como
social,
hospitalidad formaban otro
Esta inscripción, que se halla en
(i)
puesto que contra ello protestan
c. 57).
las casas tenían,
Era
según
la
Tutela
Ita Tutelam huius loci
tal ¡a
testifica
creencia en ese Ge-
San Jerónimo, una
imagen, un simulacro de Tutela, alrededor del cual ardían cirios y lámparas. <ílpsa
Roma
orbis
domina
cereis venerans ac lucernis
(Hieren. In
Robert
(3)
(P. Ch.):
Vid.
quam ad
tuitionem aedium isto appellant nomine
Isa. lvii, 7).»
deaux. Burdeos,
in singulis insulis domibtisque Tuiclae simulacnint
la
1
Elude sur quelques inscriptions
879, pág.
7.
afitiques
du Muséc de Bor-
Cuite de Tutela.
excelente y profunda Historia del Derecho español de D. EduarIVIadrid, 1887, que desgraciadamente no ha pasado dti
de Hinojosa,
PROLEGÓMENOS
355
dades aparecen unidas por
el
un dios como en
culto de
ción de San Vicente de Serrapio en Asturias
(C. 2.697):
mo maxmno sacrum:
pro
suerunt.
Son muchos
gentilidad:
de Madrid
suis po-
et Colianici
los epígrafes
en que los dedicantes expresan
Gens Abliquwn en un
No
(C. 3.062).
altar
saliite et
de Júpiter, en
Osma
su-
(C. 287);
descubierto en Villalba, cerca
INIarte,
sólo las tribus
y gentes, sino los gremiosnúmenes protectores y
artesanos, tuvieron sus
muy
siendo
titulares,
Jovi ópti-
Arrodinaeci
Gens Elarlquwn^ en uno de
y congregaciones de
inscrip-
la
digna de recuerdo en esta parte
Osma
ción de los zapateros de
inscrip-
la
á los dioses Lugoves (C. 2.818). Es-
tos dioses zapateriles parecen, incontestablemente,
de origen cél-
tico (l).
Divinizó
la
antigüedad los
y no fueron excepción
ríos,
España, tantas veces memorados en los poetas ción de Tarragona (C. rus); otra
de Sevilla
4.075) atestigua
11,
(C.
1.163)
11,
una
inscrip-
Ebro (Hibe-
que cantó
del Betis,
el
clásicos,
culto del
el
de
los
Silio Itálico:
Palladio Baetis wiibraüís coríiua ramo.
m,
(Lib.
Mommsen y Hübner
Al Duero aplican
V. 405).
otra inscripción hallada
en las cercanías de Oporto: ^Diiri C. Ivlívs Pylades-», teniendo á
Duri por
dativo de la forma bárbara Duris
tomo primero en
el
gentilitas
Es tipo de estos pactos
(págs. 70-73).
Corpus con
el
núm.
(2).
el
Tridiavorum ex gente ítem Zoelarnm^ hospitium
renovaverunt eique omnes
alii in
epígrafe que figura-
Desoncorum, ex gente Zoelarum, et
2.633. Geniilitas
vettisticnt
antiquunt
fidem clienielamque suatn suorumque liberorum
posierorunque receperunt. (i)
Lvgovibvs Sacrum... Colhgio Svtorvm.
tLos Lugoves, á quien mento, son idénticos
al
gremio de zapateros de Osma dedicó un monu-
el
Lug
irlandés, patrón
se encuentra citado en
Conf. JFJchet.,
núm.
i6i).
los menestrales. Lug nombre divino Lugoves
de todos
era evidentemente el patrono de los zapateros. El
una lápida del Museo de Avenches. (Inscriptiones
En España y en
las
Galias
el
nombre
del dios
Lu-
gus se usaba«en plural.»
D'Arbois de Jubainville: Études sur rís,
1
(2\
88 1, págs. 86-87, núm.
Además de
la
5.
Tomo
le
droit celUqne.
esta cita
forma Durius y de
la
de
la
Le Senchus Mor, Pa-
obra de Hinojosa.
hipotética Duris tuvo este río
la>
PROLEGÓMENOS
En
357
onomástico geográfico antiguo y moderno de Portugal,
el
Galicia y Asturias se repite con bastante frecuencia la palabra via,
ya como nombre de
nes.
Tolomeo (Geog.
Nabios^ y
ii,
6,
4) cita
en
los Galaicos
Navialbio. Esta palabra se ha explicado por rriente de agua), culto de la diosa lici filiiis,
de
el sánscrito
návyd (co-
deae Naviae votum solvit libens aimno; en Ginzo de Li-
misma
la
el río
iv, 1 1 1), el río
y explica á su vez varias lápidas que atestiguan el Navia en Alcántara (C. 11, 756), Boutiiis, Antube-
mia, provincia de Orense (C. tas
Lucenses
ciudad de Flavionavia, Plinio (Nat. Hist.
la
Na-
ya de población situada á sus márge-
río,
Galicia,
11,
5-622);
en otras localidades
y en dos concejos de
incier-
Portugal. Trátase,
pues, de una divinidad acuática, que debía de ser de carácter gene-
puesto que se
ral,
tensa,
la
encuentra en una área geográfica bastante ex-
y además parece entrar como elemento en la composición de como el del dios Tongo cnabiagus que pertenece al
otros nombres,
mismo grupo. Aunque las ios ríos, sino
parte de
guna de
de
Ninfas eran divinidades no sólo de las fuentes
también de
las inscripciones
montañas y de
las
los
bosques,
que en España tenemos de
aplicación incierta, se enlazan con
el
ellas,
la
y de mayor
salvo al-
dulce y poético culto
aguas y especialmente de los manantiales salutíferos, tan di-
las
fundido aquí nal
^
En
(l).
como en
la vertiente
pirenaica de la Galia meridio-
Nymphae Caparensmm (2), de las Nymphae Varcilenae, de Nymphae fontis Ameucni {}), de León
este caso se hallan las
Baños de INIontemayor (Extremadura);
Arganda (C.
(C.
3.067); las
11,
3.084); las
II,
Ninfas del río Sil
(?),
en una lápida de Alongos, Ga-
forma femenina Duria, usada por Claudiano en Callaecia
...
el
Panegírico de Serena.
risit
Floribus, et roséis formosus Duria ripis.
(Laus Serenae
Es inadmisible
la
lección Turia
reginae, v. ~\ y 72.)
que adoptan algunos, porque Claudiano
acaba de nombrar á Galicia, y menciona inmediatamente á los Cántabros y á los Astures. (i)
Vid.
.nibus in (2)
la
erudita teáis latina de E.
Mérimée De antiquis aquarum
religio-
Gallia Mcridionali ac praesertim in Pyrenacis montibus. París, 1886.
Vid. Corpus,
II,
884-891, y Ep/ieineris Epigraplnca, viu, 378, núms. 71-78.
PROLEGÓMENOS
358
A
licia (C. 5.625).
ce dirigirse á
la
veces no se menciona á
las Ninfas, y el culto pareFons Saginiensis, en Asturias (C. 11^
fuente misma:
2.694); Fontes, en Alérida (C.
11,
466); Fontamis
y Fontana^ en Ben-
catel (Portugal).
Entre
los
monumentos de
este culto ninguno tiene tanta
y arqueológica, como
tancia artística
el
impor-
famoso plato de Otáñes, des-
cubierto á fines del siglo xviii en las cercanías de Castro Urdíales (provincia de Santander)
(l).
Esta magnífica pátera votiva de pla-
ta,
con aplicaciones de oro en algunos accesorios de
en
las letras del epígrafe,
las figuras,
ha sido ampliamente estudiada en
monografías, especialmente por Hübner y por nuestro querido
Ramón
pañero D. José
que
]\Iélida (2),
la
y
varias-
com-
describe en los términos-
siguientes:
«Trátase del culto local prestado á unas aguas medicinales, pro-
bablemente
de Uineri
las
corre por junto
al
(3).
La
inscripción en letras doradas
que
borde del plato, indica cuál es
la
Xinfa aquí repre-
deidad en
la
postura peculiar
sentada: SalcS Umeritana. Hállase
la
á las diosas de las aguas; con la diestra sostiene una rama de carrizo (según Hübner), quizá
boca una urna, en que apoya
izquierda sujeta por
la
y de
agua
la cual
Se conserva en
(i)
mo
sale el
nombre. En
el
la
tomo
más bien de una planta medicinal, con salutífera
el
antebrazo,,
que baja en abundoso torren-
casa solariega de Otáñes, sita en el valle del vii
de
las
la
Memorias de
la
Academia de
mis-
la Historiay.
Madrid, 1832, pág. xv, apareció una sucinta descripción, acompañada de
una
litografía.
En
el
i\Iuseo
de Reproducciones Artísticas existe una del
plato hecha en hierro. (Vid. Catálogo de D. Juan F. Riaño. Madrid, 1881,
gina (2)
1
Hübner, que ya en otras ocasiones había escrito sobre
mero en su
libro Aittike Bildwerke in
y después en lle
pá-
10).
el
yl/aí//7í/
Corpus, 2.917, le dedicó una
van Humcri^ publicada en
1874, págs. :i5 y siguientes).
la
el plato,
(Berlín, 1S62, págs. 344
memoria
y
pri948),,
especial, Die Heilque-
Gaceta Arqueolo'gica, de Berlín, (tomo xxxi,
Véase también su obra Romischc Herrschafi
in
Wcsiairopa. Berlín, 1890, págs. 288-290.
El trabajo del j\Iuseos, tercera (3)
No
Sr. iMélida vio la luz
época, tomo
i,
en
la
Revista de Archivos, Bibliotecas
1897, págs. 289-301.
se ha fijado hasta ahora á
que localidad corresponde Umeri. En la
antigua Cantabria abundan las aguas medicinales, de recomjcida virtud.
PROLEGÓMENOS
359
por entre peñas, yendo á depositarse en una especie de estan-
te
que formado con piedras brutas. La Ninfa tiene por toda vestidura
un manto que agua.
cubre
le
A cada lado
de
las
la
piernas
figura se
y que
ven sendos que
robles, castaños ó bajeas, indicio de
que pueden
árboles,
el
ser
un monte, como
lugar era
el
como
es dorado, así
A la derecha un hombre con barba, apoyado en una especie de cayado (peduní), con un gorro de pelo (galcrtis)^ túnica corta y abarcas (carbatina), delos existentes
talles la
con
los
en
costa Noroeste de España...
la
que
sin
duda
se quiso representar
un pastor, hace á
A
Ninfa una ofrenda de frutos en una ara cuadrada.
un sacerdote ó magistrado, vestido con reconocer en
la franja
dorada con que
pura; calzado de campagos (botas
la el
altas),
Toga praetexia,
queño que no
vierte de una copa
de
un
sillón
casa, ó sea túnica interior,
ra togada,
le
la
sin duda,
el
diestra una
la
al
de
con esta figura
el
corta, llena,
centro,
con una
ánfora,
que
una especie de cañón, que pudiera ser un estanque, para recoger
el
se ve
en
la
el
agua
parte inferior de la composición
(doliiim)
vierte
el
agua de
que está montado en un carro de al
yugo.
agua del precioso manantial era transportada, á
de que su virtud curativa fuese conocida
origen,
izquier-
la
En
cuatro ruedas (petorritum), tirado por dos muías uncidas el
la figu-
trasiego se derramase. Por último, en relación,
una ánfora en un tonel
fin
traje
copa del agua
bebida.
un curioso grupo, formado por otro muchacho que
Esto indica que
líqui-
lado, debajo de la figura
muchacho con túnica
conducto en comunicación con sagrada que en
un
izquierda un objeto pe-
mayor capacidad, probablemente una
tiene metida dentro de
de
se levanta la
presenta un esclavo, y teniendo en
estanque, un
al
copa, un vaso de
que
y con calzado semejante
da un pedazo de pan, complemento de junto
la
de enfermo (^scimpodiutn?), en
un anciano tomando con
medicinal, que
mano
Al otro
se distingue bien.
del pastor, se ve en
la
fácil
platero indicó la de púr-
do (vino ó leche) sobre una ara redonda, de llama del fuego sagrado, y lleva en
izquierda
la
como sucede hoy con
las
lejos del lugar
de su
aguas medicinales, y sucedió re-
petidas veces en la antigüedad, según atestiguan
muchos monu-
mentos.»
Además de
la inscripción Saliis
Umeritana, lleva
el
plato
el
nom-
PROLEGÓMENOS
360
bre de L. P. Corneliano, que sería probablemente
Xo
ofreció este ex zoío á la diosa de aquellas aguas.
terminar
si
esta joya pertenece
siglo
al
i
ó á
la
enfermo que
el
es posible de-
primera mitad del
11,
pero es indudablemente de buena época y escuela. El Sr. ]Mélida,
cuya competencia es notoria, encarece
modelado excelente en algunos sobriedad con que
el
desconocido
sus detalles, con ser tantos
y
y
de obra de arte exquisita, con
la
trozos,
corrección del dibujo,
y sobre todo,
supo caracterizar
artista
tan diversos;
y
la
romano
disco de Teodosio
hallado en Almendralejo, que figura en la colección de
demia de
en suma,
le califica,
el
y
los tipos
cual ningún otro trabajo
la
de platería puede competir en España, salvo
el
el acierto
la
Real Aca-
Historia (l).
como esta magnífica dos monumentos de Portugal
Interesantes también, aunque no tanto del arte del Imperio, son los
pieza
á los
dioses Tongoenabiagus
y Bormanicus^ que para desengaño de
que quieren introducir
artificiales divisiones
en
la
los
arqueología his-
pánica, aparecen dedicados, el uno por un celtíbero de Arcobriga,
y
el
otro por
uno de Uxama (Osm.a). El primero
una quinta de Braga, llamada por
ello
O
se conserva en
x
quintal do Ídolo,
consiste
en una gran roca viva con inscripciones latinas y esculturales, do-
minando una fuente honda con su estanque. La primera de cripciones, restableciendo con
mucha
Contador de Argote,
primeras letras que
[Coe]//¿:«í
las tres
probabilidad,
las ins-
como ya
lo hizo
faltan, dice
así:
Pronto Arcobrigensis Ambimogidus fecit. Se ve luego, es-
culpida en la peña, de alto relieve, la figura de un hombre, barbado,
de
pie,
ligeramente inclinado hacia
la izquierda,
en dirección del
nicho ó última parte del monumento, y en\-uelto en un amplio ropaje. Esta figura sostiene
un objeto bastante voluminoso
un cesto de
ocupa toda
(i)
La
frutad,
figura
de
que
le
la ninfa
Mediodía de Francia:
«
mitad izquierda del pecho
Umeritana recuerda á Mérimée otras dos del
Cum
apud Foníem «des Fumades»
la
U/iieritana nyvipha conferri fossrmt anaglyphus
invenius, eí
nymphae statua Tolosam,
in
ex «Martres Tolosanes» a^mo 1S42, translata. Haec Jacens semiuuda dextra urnae
i?tniiitiir,
parecer
(al
sinistra
anmdimm
pásseres ludere vidcuiur.* (De Antiquis
tenet;
Aquarum
ad aquam ex
ur tía
musaeum
cffingitur:
fusam dúo
Religionibus..., pág. 13).
PROLEGÓMENOS
361
y le pasa del hombro. Faltan las manos. Una segunda inscripcióa en dos líneas contiene el nombre de Tongoenabiago Y, por último, .
dentro ya del estanque, hay una especie de tabernáculo ó nicho, en
cuyo frontón se ve á de un mazo.
mano con
En
las
la
izquierda una paloma,
y
á la derecha la figura
el interior del nicho ó templete
muy
facciones
desgastadas,
y
hay un busto hu-
este epígrafe: Caecus
fecit{l).
La
estatua togada representa, sin duda, al dedicante Célico Fron-
que debía de ser un celtibero romanizado, como lo indica su nombre étnico Ambimogidus, que, según D. Arbois de Jubainvitón,
«muy
quiere decir
lle (2),
celtista
ve en
honrado,
tema ton^oe
el
la
muy
idea de juramento, y en nabia
de agua, é interpreta Tongoenabiagus «el dios del se jura». Y, en
veces con
efecto,
del
la
río
por
el
la
cual
idea del juramento va unida muchas
la
agua en
las religiones primitivas,
supersticiones modernas. El
es probablemente la
El mismo
glorificado».
busto del
y aun en
pequeño nicho ó
las
ediciila
imagen del dios Tongoenabiago. Este mo-
numento, ú otro dedicado por
el
mismo Célico Frontón,
fué res-
taurado por sus bisnietos, según resulta de otra inscripción de
Braga ^Pronepotes Caelíci Frontonis renovavertmt-»^ lo cual
puede
de
indicio
ser
la
persistencia
(C.
2.420),
ii,
de esta devoción
local.
En
el
[Museo fundado en Guimaraens por Martins Sarmentó, se
encuentran
dos lápidas del dios Bonnanico, descubierta en
las
Caldas de Vizella,
en
1841.
la
La primera
primera á fines
del siglo xvui, la
las
segunda
inscripción (C. 2.402, 2.403) consta de dos
una en prosa y otra en verso. C(aiiis Pompeius, Gal(cria., Cattironis Filius, Motugenus, Uxamensis^ deo Bormanico v(otmn)
partes,
(i)
Contador de Argote fué
antigualla en sus
el
primero que dio á conocer esta preciosa
Memorias do Arcebispado de Braga (Lisboa,
VIII,
III,
núm.
Lusilania, (2)
11,
15;
pero sobre todo
Les nofns gaulots
por Leite.
las
239-265), á las cuales clicz
César
1732),
tomo
i,
y Ephemeris Epigraphica, excelentes páginas de Leite (Religidcs da
páginas 261-262). Vid. Hübner, Corpus,
11,
2.419,
acompaña un dibujo et Hirtius. Paris,
del
monumento.
1891, págs. 74-75. Citado
PROLEGÓMENOS
362 s(olvit) m(eritó).
Debajo hay este
dístico,
que prohibe embadurnar
la lápida:
Quisquís ho7iore7n agitas, ita
Praecipias puero ne
El quisquís honorem agitas (l)
11er
como
públicos,
especial
te
tua gloria servet,
hunc lapidem.
liitat
interpretan !\Iommsen
lo
recomendación á
y Büche-
candidatos á cargos
los
que solían hacer estampar su nombre en
de Camalo,
al
mismo
La
paredes.
las
segunda lápida, menos importante, es un ex voto de Medamo,
hijo
dios.
El haberse encontrado ambas inscripciones en unas aguas terma-
hace sospechar ya
les
aquarum calentium
el
carácter del dios Bormanico («coluntur
fontes»),
y parece que
que se han propuesto, ya de
gías
la
lo
confirman
las
etimo-
hipotética lengua ligúrica:
bom,
«calor»; ya del antiguo irlandés, borbhaví «murmullo de agua», ó barbaim., «hacer hervir».
Junto á un manantial de Burguillos (Extremadura), se encontró
una lápida de mármol, que triangular,
lleva en la parte superior
un tímpano
en cuyo fondo están esculpidas algunas figuras bastante
maltratadas; las de los costados parecen dos palomas puestas de pie
y mirando al centro. Entre la quinta y sexta línea de la inscripción que acompaña al monumento ('C. 11, 5-354) aparece una cabeza de Sileno,
que, según Hübner, representa
íuente: <'capuL Sileni
fontem indicat»
el
numen
tutelar
de
la
(2).
Vid. Corpus, 11, 2.403, y Bücheler, Carnwja Latina epigraphica. LeipTeubner, 1895, núm. 876, donde cita otros ejemplos análogos que corro-
(i)
zig,
boran (2)
la
interpretación de Moramsen.
En
Burguillos han aparecido después otras antigüedades del
género, y que corroboran de la Historia,
tomo
el
mismo
culto. Vid. Boletín de la
mismo
Real Academia
xv, 1889. Lápidas romanas de Burguillos, informe de
don
Aure'iiano Fernández Guerra. «El Dr. D. Matías R. ^Martínez, vecino de Jerez
de
los Caballeros, autor del
importante libro titulado Apuntes para un mapa
topográfico tradicional de la villa de Burguillos
comunicarnos
la noticia
termino de Burguillos. Han parecido en villa se
,
ha tenido
la
atención de
de dos nuevas lápidas recientemente halladas en la
ancha región que
denomina «Los Cudriales», terreno
brotan seis buenas fuentes, una de
las
flojo,
al
el
cierzo de la
pizarroso y calizo, donde
cuales se dicede
Doña
Ji
mena.
Allí,
PROLEGÓMENOS
363
panteón galaico y lusitano otras divinidades, cuyos atributos es imposible adivinar por sus bárbaros nombres.
Quedan
todavía en
el
Tales son, prescindiendo de cus,
los
de lectura más
Verora y Pocmana (acaso corruptela del latino
en inscripciones de Lugo
Virrorevhae-
incierta,
Pomo na),
los tres
(C. 2.575, 2.576-2.578, 2.574), Edoviiis,
cerca de Santiago (C. 2.543), Cosus en Brandomil (C. 5.628), /Egi-
maniaegus en una plancha de bronce hallada en Viana del Bollo en
(C. 2.523), Caepol,
Tuy
(C. 5. 61 3),
Renveanabaraeciis (C. 685), y Por-
Croiigintoitdadigoe (C. 2.565), en otras localidades de Galicia.
A
tugal pertenecen Tiiriams, Ciisunenoecus ó Ciisunemaccus, Brigits^
Diirbedicus, Coroniis, todos en lápidas del
Museo de Guimaraens,
Arentius, divinidad de los antiguos Igeditanos (Idanha a Velha),
Tameobrigus que nuestro Cornide consideró como
el
,
nio del río
Tamega,
afluente del Duero,
obscuras, sobre las cuales
de
la
Lusitania
vera de
(C. 893),
remito á Leite. Dentro de los límites
(C. 801),
Eaecus en
la
misma Coria
(C. 741 y 742), Saga y Suttunhis en Coria en Trujillo (C. 5.276), Cantiinaeais en Baraecus 731 y 746),
y en Norba
763)
(C.
ge-
que quizá deba ponerse en relación con
Toga de una lápida de Coria (C.
y
el
romana quedan Togoti en una inscripción de Tala-
Reina
la
me
dios ó
algunas otras todavía más
Ledesma
(C. 861).
Se observará que bastante limitada,
el
área geográfica de los dioses indígenas es
como ya
hizo notar el gran ]\Iommsen, viendo
cumpliendo religioso voto, hizo construir un delubro ó cierta
dama romana
capilla
con su
ara,
lurdetana, agradecida ala deidad ó ninfa oculta en aquel
raudalbenéfico, y el lindo pedestal es el que se acaba de descubrir con este
Sacrum Flavia Severa Ex voto. tomo xxxii, 1898, págs. 182-196. Inscripciones i-omanas
letrero: Fo7itanae Cf. Boletín, guillos,
En
el
por D. Matías
tomo xx
del
Martínez.
mismo
Boletín, 1893, pág. 509, dio noticia el P. Fita
una inscripción de Alhama de Aragón, Deo blemente á
En
la
de Bur-
Ramón
Tufelae, Genio
loci,
de
alusiva proba-
divinidad de aquellas termas.
Lez, último pueblo del valle de Aran, enclavado en
naica francesa, pero que pertenece á España
como
la
vertiente pire-
es notorio, existen restos
de unas antiguas termas, y en ellas han aparecido dos inscripciones á las ninfas y una ara votiva al dios Lcxo, de quien procede, sin duda, el nombre del pueblo. (Vid. Mérimée:
De
antiquis aqtianim reügionibus, pág. 70).
PROLEGÓMENOS
364
en
una prueba de que
ello
la civilización
romana penetró más pron-
y con mayor intensidad en España que en ninguna otra provin«Es cierto que en las regiones donde perseveró por más tiem-
to
cia.
po
el
elemento ibérico, continuaron todavía bajo
el
Imperio en sus
antiguos santuarios los dioses indígenas con sus extraños nombres,
terminados los más en
ictis
y
eciis^
como
Endovellictts, Eaecus, Va-
godonnaegtis y otros de este jaez. Pero en todo
el
territorio
de
la
Bética no se ha encontrado ni siquiera una sola inscripción votiva
que no se hubiese podido poner del mismo modo en
mismo sucede en
la
Italia,
Tarraconense propiamente dicha, con
y
lo
la sola
diferencia de encontrarse vestigios aislados de deidades célticas en la
parte superior del Duero».
Ya hemos
tenido ocasión de mencionar algunas importantes ins-
cripciones de Clunia
y Úxama.
A
poco profunda, y donde no hasta ahora son ció
una
Zoelas:
muy
Aerno por
Dco
Ordo Zoelarmn ex el
al
dios
aunque
Corpus^ ya con
comunidad de
la
Como
voto.
los
los Zoelas cita-
de ordo^ ya con
el título
de gens ó subdivisión de otra gens, pertenecían, según Plinio de
III,
que de
serían los dedicantes del ex
allí
mismo
al país
28)
naturalista (xix, 20)
podemos conjeturar
los Astures, bien
(Nat. Hist.
el
romanización debió de ser
faltan algunas lápidas religiosas,
dedicada
Aei'no
la
Cerca de Braganza, en Portugal, apare-
(C. 2.606)
dos varias veces en el
raras.
Tarraconense pertenecieron
la
también Asturias y Cantabria, donde
pone
voto., si
bien en otro lugar
en
á los Zoelas
Galicia,
por una
confusión bien explicable entre regiones limítrofes. Incidentalmente
hemos rrapio,
transcrito ya la notable inscripción de
donde
indígena, puesto
San Vicente de Se-
Jove Óptimo Máximo parece
el
que
lo
son
las
ocultar un
numen
dos gentilidades que se reúnen para
tributarle culto.
Entre
las inscripciones cantábricas,
do Moro en de
lo alto
Campóo y
primer
siglo á
sistido
en
pero
el
la
del
monte llamado
encontradas por D. RomualCildad, no lejos de Aguilar
del sitio de la antigua Vellica,
hay una ara votiva del
un numen indígena, cuyo nombre parece haber per-
toponimia
nombre
local.
Las
letras están bastante maltratadas,
del dios aparece íntegro:
duda tampoco en
las siglas
Cabtmiaegino^ y no hay
comunísimas L. M.
-S.
(¡ibcns })icr¡to sol-
PROLEGÓMENOS vit)^ ni
en
el
pro
probablemente
En
el
los
Desoncos y
palabra Olccensiuin^ que indicará
la
gens á que pertenecía
nombre de uno de
es
en
sakitt\ ni
\-3.
los valles
365
de
el
devoto
Cabuérniga
(i).
actual provincia de Santander.
la
insigne pacto de hospitalidad entre las dos gentilidades de
de nuestra
documento que pertenece
los Tridiavos,
está
era,
mencionada
al
año 27
gens Cabi'nagenigoriim
la
(C.
11,
2.633)-
Aunque mos
lleve la vulgar dedicación á los dioses
omitir,
por
la
Manes, no quere-
monumentos en aquella región lápida de la misma procedencia, que
rareza de tales
septentrional de España, otra
representa dos figuras, toscamente delineadas, de madre 6
dos éste de
la
mano
izquierda
una especie de zagalejo, que
y
le llega
la diestra.
hijo, asi-
La mujer
viste
hasta media pierna. Del epí-
Eonina Materna, y su hijo Semprode edad de veinte años. Carece desgraciadamente de inscrip-
grafe se infiere nio,
aquélla de
que
se llamaba
ción otra piedra sepulcral en que está grabada una figura varonil,
desnuda, braquicéfala, con los brazos tendidos y elevados
La mano
empuña un
izquierda
al cielo.
rama de
objeto parecido á una
laurel (2).
Pero más curiosa que
las anteriores es
una lápida del
siglo
iii,
descubierta en Peña Amaya, que nos da razón de un oráculo pro-
nunciado por un muerto que se aparece en sueños á su mujer y
da un buen consejo.
No
cripción espiritista.
Encima de
sin razón la la
ha calificado
piedra se destaca
la
aparecido, con los codos extendidos horizontalmente
brazos y
manos elevados
al
cielo:
la
Fita de ins-
el P.
y
figura del los ante-
«Dibiis (sic bárbaramente por
Diis) Igino Neoria Avita con (iugi) ex visu consulenti f{ccit). El ex
visu consulenti recuerda las fórmulas del santuario de Endovellico
ex
iiissu
(i)
numinis^ ex responso^ ex viso
tomo xx, Madrid, 1892, págidemás inscripciones de Cantabria que se
Boleiin de la Academia de la Historia,
nas 538-539. Tanto esta
como
mencionan, existen hoy en llas, el
(3).
marqués de este
las
el
Museo que ha empezado á formar, en Comi-
título.
tomo
(2)
Boleiin de la Academia,
(3)
Boletín de la Academia, tomo xix, 1891, pág. 528.
xviii, 1891, págs.
290 y siguientes.
PROLEGÓMENOS
366 Si
en tiempos que empiezan á ser remotos pudo decir con razón
D. Aureliano Fernández Guerra: «ni una piedra siquiera puesta á deidad del Olimpo Greco-Romano ó Ibérico, ha aparecido hasta Vasconia, \^ardulia, Caristia, Autrigonia y Cantabria»
ahora en
la
es claro
que esta afirmación ha sido rectificada por
los
(l),
nuevos
descubrimientos, no ya sólo respecto del territorio cantábrico, cuyas inscripciones, con ser tan pocas, nos atestiguan varios y extra-
ños cultos, sino respecto de
las
provincias ^"ascongadas, aunque
hasta ahora no hayan aparecido epígrafes de este género en Vizcaya ni
en Guipúzcoa. Pero
tencia del
numen
de Salvatierra, á
el
alavés la
mismo D. Aureliano (2) reconoció la exisTtillonio^ CU3-0 nombre consta en una lápida
cual debe aíiadirse la diosa Tutela de Iruña,
descubierta por D. Federico Baráibar
(1)
Ellibro de Santoña. Madrid, 1S72, pág. 27.
(2)
Boletín de la Academia de la Historia,
nández Guerra sobre Geogiafia romana de Tullonium.
Xo
(3).
tomo
entra en nuestro
1883. Artículo
de Fer-
¡a provincia de Álava,
pág. 26.
iii,
«Convengamos en que era nombre de una deidad
ibérica,
de un
y que tuvo quizá su principal santuario en la Sierra de Toloño, entre el condado de Treviño y el Ebro; y digamos que le rindió preferentemente culto la ciudad de Álava, que al Oriente de
semidiós, de una fuente salutífera
Vitoria nos sale
al
encuentro en
(?)
la
romana
vía...
Que hubo deidad llamada
Tulonio consta de una lápida descubierta en Alegría el año 1799 y publicada en nuestro Diccionario (Diccioiiario Geogrdfico-histórico de España por la Real
Academia de ción: S. Sev. el
la Historia,
Tvllonio
tomo
V. S. L.
Madrid, 1802, pág.
61).
Tenía esta inscripgustosísimo
voto que fundadamente había hecho á Tulonio».
«La deidad decíase Tullonius, el
i.
AL «Semproriio Severo cumplió
Itinerario
de Antonino,
el
el cual,
ópido Tulloniían. Esto no se demuestra por
de
las
veinte mansiones del trigésimocuarto
camino español, sólo trae una en acusativo y en ablativo las demás, siendo de éstas la de TuUonio; pero sí se evidencia por Tolomeo, cuyas tablas nos la ofrecen en nominativo, cual vocablo neutro: Tojawv.ov. y en las inscripciones son neutros los
En
Plinio,
en Tolomeo
más de nuestros nombres
geográficos.
Hasta aquí D. Aureliano, cuya conjetura de ser Tulonio dios de algunas aguas minerales, no me parece comprobada. Hasta ahora debemos contarle entre los (3)
númenes
geográficos, pero de incierto oficio.
Tutelae sac (rum) Heredes Flaminini posuerunt.
Discurso leído por D. Federico Baráibar y Zumárraga
bre de 1882 en (Vitoria,
1
883).
el
el día 12 de NoviemAteneo de Vitoria, sobre arqueología romana de Iruña.
PROLEGÓMENOS
367
propósito tratar de lo que Luchaire y otros han investigado sobre las inscripciones del país
para comprobar
el
Tampoco puede Mommsen, que el
vasco francés, pero sirven indirectamente
mismo hecho
culto de los dioses ibéricos se detuviese en la
margen superior del Duero. actual Castilla la
(l).
admitirse, á pesar del autorizadísimo parecer de
Muy
lejos
de
en territorios de
la
Nueva, una inscripción de Uclés nos ha revelado
numen de algún pozo ó conserva como designación
indígena Airón., que debía de ser
al dios
allí,
manantial, puesto que su
nombre
se
el
geográfica en otras partes: Deo Airón fecit familia Ocnlcsis Ussetana... (2).
(i)
1877.
De
las célebres ruinas
de Cabeza del Griego han sido
a. Luchaire: Origines linguistiqíies de
V Aquiianie.,
Études sur
re'giaz fratifaise, París,
les idiomes pyrcneens
de la
París, Maissonneuve,
Maisonneu-
ve, 1879. J.
Sacaze: Inscripiions antigües des
dieux des Pyre'ne'es, nonienclature
Pyre'ne'es, París,
et
Lcsanciens
Dicher, 1882.
Saint
distribution geograpliiqtie,
-Gau-
dens, 1885. E. Spence Dodgson: Inscripiions basques.
En
Doletm de
el
tomos xxvii y xxviii, 1895-96. Wentworth Webster: Les Loisirs d'un c'tranger
la Acade7nia de
la Historia,
aii
Paxs Basque, Chalons-
sur-Saone, 1901, págs. 190-212. Sur quelques inscripiions da Pays Basque
ct
des environs.
Boletín de la Academia de la Historia,
(2)
gica á las ruinas
de Cabeza del Griego, por
t.
xv, 1889. Excursión arqueoló-
el P. Fita
y D.
J.
Rada y Delgado,
págs. 107-151.
En
la
pág. 110 hay un grabado del ara del dios Airón, sobre
el P. Fita estas
«El
nombre
conocidas en documentos de el
la batalla
la
el
la
Edad Media, que
obispo D. Pelayo,
Condes, en que murió por
al
más antigua de sus formas es la de Ocios, asignada en
relatar la funesta derrota
el río Bcdija,
las inscripciones.
Y
el
pozo ó manantial de
que debió de tener culto entre aquellos
romanos, que viene á enriquecer
la noticia
los Siete
de Uclés.
siendo esta una nueva divinidad indígena, respetada
por
de
infante D. Sancho, hijo de Alfonso VII, conocida
>La divinidad Airón parece poder explicarse por
que brota
cual hace
geográfico de Uclés queda manifiestamente descubierto en
este epígrafe, y corresponde por completo á
su crónica por
el
oportunas consideraciones:
el
como
no escaso catálogo de
á propósito de esta divinidad,
naturales,
tantas otras por los ellas
descubierto
merece consignarse
de que en diferentes puntos de España se conserva
el
nombre de
PROLEGÓMENOS
368
extraídas en diversos tiempos las lápidas en que constan otras divi-
nidades indígenas de (C.
Maehnanio, Leiossa, Luynns
Celtiberia:
la
3.100, 3.097, 3.098), todas enigmáticas hasta hoy, lo
II,
que Pindusa, descubierta en 1889 por con hermosos caracteres de
En
mismo
una piedra que
siglo, dice así:
^Pin
libens-» (i).
ribera del Ebro, dentro del término de la antigua Colonia
la
victriX Julia Celsa.,
hoy
Velilla, apareció
la diosa Obana: «.Pro salute et
nae
P. Fita en
primer
fines del
dusae Torinus vohnn solvit animo
el
v. s.
1.
m.y> (2).
No
7'editii
Aburi
es inverisímil
una inscripción votiva á Ci'esccntis Lttloncs
que sea
consta en una lápida riojana del valle de San
la
Oba-
misma Obiona, que
]\lillán (3),
pero cree-
mos infundada la suposición de que ambas formas puedan considerarse como variedades dialectales de Epona, diosa de las caballeriquien está dedicado un epígrafe de Sigüenza: «.Eponae S. Se-
zas, á
cundus
V. s. 7/¿.»
(4).
Epona
habla Juvenal en su sátira
es divinidad galo -clásica, de la cual
viii, v.
156-157, ponderando los sórdidos
gustos del joven patricio Damasipo, que sólo sabía vivir entre caba-
y no juraba más que por Epona, cuya imagen
llos
los
está pintada
en
hediondos pesebres: Jurat
Solam Ej>onam,
et facies olida
ad praesepia pictas.
pozo Airón, atribuido á simas ó pozos naturales, que han dado origen á temerosas leyendas. Tal es el pozo Airón, en el término del castillo de GarciINIuñoz,
en
la
misma provincia de Cuenca; otro en
la villa
de Hontoria del
Pinar, partido de Salas de los Infantes, provincia de Burgos, según nos avisa
nuestro compañero D. Francisco Coello; y aun en más lejanas tierras, en
Granada, se llama también pozo Airón á una plazuela que hay entre sus calles,
donde algunos ancianos cuentan que hubo una sima con apariencia de
volcánica.»
El pozo Airón mencionado por Cervantes y otros autores del siglo xvn debe
de ser
tomo
el
4.°,
de Garci-Muñoz, que era
el
más famoso. Vid.
la
nota de Clemencin,
pág. 238.
(i)
Boletín de la Academia,
(2)
Hübner: Ephemeris
(3)
Boletín de la Academia,
t.
xv, pág. 127.
cpigrap/iica, Berlín, 1872, t.
iv,
t.
i.°,
pág. 47.
1884, pág. 10. Artículo del P. Fita sobre
lápidas romanas. (4)
Fdz.-Guerra (D. Aureliano): Caniabria, Madrid, 1878, pág.
47.
PROLEGÓMENOS
No á
alargaremos este catálogo, puesto que sólo podríamos aña-
meros nombres
dir la
369
sin sentido alguno.
De
otros problem.as relativos
muy poco
vida religiosa de las tribus ibéricas, es
decirse con certeza.
Xo
se concibe
ningún culto
lo
que puede
sin sacerdotes,
pero
apenas sabemos de otros que los haritspices lusitanos de que habla Strabón, que sacaban agüeros de
la
observación de
la
de
de
las venas,
según
bién,
del vuelo
de
la
Silio Itálico, las
inspección de las entrañas
y y tam-
caída de los cadáveres,
que especialmente se
y de
aves {ornithoviancia)
la
refiere á los gallegos,
dirección de las llamas
templo de Endovellico había un oráculo y se daban respuestas, claro es que debía de haber ministros del dios
{pyromancid) Si en .
que
las
cuente
recogiesen é interpretasen, ó explicasen los sueños. Era la
creencia en éstos, atestiguada por
cantábrico que
Lugo
Xo y
el
3'a
hemos
notable
el
y por una de
citado
fre-
monumento
las inscripciones
de
á la diosa Verora: ex visu. sólo había sacerdotes, sino sacerdotisas
adivinadoras.
que Baebia
Xo
nos atrevemos
á afirmar,
y mujeres inspiradas como hizo Costa (l),
Crinita, «sacerdotisa turobrigense»
de Aroche (C.
11,
en una inscripción
964), estuviese consagrada al culto de Ataecina, conjetura, puesto
que
aquella diosa tenía su principal santuario en Turóbriga. Pero es
mu-
pero tampoco encontramos improbable
cho más curioso
lo
que Suetonio en
del vaticinio de aquella
men» conservado
muy
bierto
profetizado
/ÍzZ/íZ/Víz
doscientos años en
á tiempo por el
la
piiella el
la
vida de Galba nos refiere
de Clunia, que en un «car-
templo de Júpiter y descu-
un sacerdote advertido en sueños, había
imperio á un caudillo salido de España: lo cual se
tuvo por uno de los presagios que más decidieron
nador de
la
Tarraconense á arrojarse á
daba Víndice desde
(i)
(2)
ginis
las
Galias
(2).
la
gober-
al viejo
empresa á que
convi-
le
Este importante texto prueba
Poesía Popular y Mitología Celto-hispana, pág. 344, núm. 3. «Et confirmabatur quum secundissimis auspiciis et ominibus, tum
honestae vaticinatione; tanto magis, quod eadem
Jovis Cluniae
ex
penetrali,
illa
vir-
carmina sacerdos
somnio raonitus, eruerat, ante ducentos annos
similiter a fatidica puelJa pronunciata.
Quorum carminum
sententia erat,
coriturum quandoque ex Híspanla Principem dominumque rerum.> (Galba, cap. ix). M£S¿2;d£z r 'Pe.IjKyq.— Heterodoxos.
I.
a*
PROLEGÓMENOS
370 tres cosas: la existencia
de profecías escritas (cai'mina) á
se atribuía cierta antigüedad,
templo:
la
y que
cuales
las
se conservaban en el tesoro del
adivinación en sueños practicada por los sacerdotes;
la
existencia de profetisas ó doncellas inspiradas, virginis honcstac vaticinatione.
Lo que no puede confirmarse
hasta ahora con ninguna prueba
sólida es la existencia de una casta sacerdotal en la Iberia primitiva.
Cuanto se ha
escrito sobre el druidismo
de
los celtas
de Galicia, es
puro sueño y quimera: adaptación violenta de textos, que sólo tienen valor refiriéndose á las Gallas. Un celtista tan autorizado como
D'Arbois de Jubainville, no ha encontrado consigo
los celtas continentales llevasen
emigraciones
(l).
puesto que se funda en
res clásicos
y de las
el
menor
indicio
de que
culto druídico en sus
El argumento negativo puede tenerse aquí por
irrefutable,
Además de
el
el
absoluto silencio de los auto-
y demás monumentos arqueológicos. inscripciones, han quedado algunos vestigios del
las lápidas
y solitarios, donde perseveró dudominación romana. Ya hemos indicado algunas de estas
culto primitivo en sitios agrestes
rante
la
localidades
al tratar
de
vas de Calascovas, en tencia de
«II
de Menorca, que atestiguan
año
el
1
(2):
Cotirs de littéraUíre ccltiquc,
continentaux
l'est
l'aient
t.
1.°,
París, Thorin, 1883, pág.
du Rhin.
On
n'a pas
ait
1
13.
existe ni en Espagne, ni
trouvé de preuve que les Cel-
porté avec eux dans leurs migrations, quand, vers
sixieme siécle avant notre ere, quand, vers Tan 400 avant nord, quand,
la persis-
50 de nuestra Era; Hübner
ne parait pas demontre que ce sacerdoce
au sud des Alpes, ni á tes
parte prehistórica, especialmente las cue-
un culto indígena en
enumera algunas más
(i)
la
la isla
J.
C.
un peu plus d'un
netrerent en Gréce et en Asie.
ils ils
le
allerent s'établir au sud des Pyrénées,
commencérent
la
conquéte de
siécle aprés, ils atteignirent la
On ne
trouve
le
nom
mer
l'Italie
du
Noire, pc-
des druides dans aucun
dea textes, qui nous parlent des colonies celtiques établies dans ees contrées diverses.
Devons-nous en conclure que
Bretagne sur
du troisiéme
le
La
la
siécle avant notre ere?
cette matiére (2)
continent aprés
il
n'y a rien
de
le
druidisme aurait été importé de
plus récente de ees migrations qui date
Le
plus sur est, je crois, de diré qu'en
certain.»
Arqueología en España^ pág. 235.
Las inscripciones rupestres á Diana en
las ruinas
de Cabeza del Griego,
PROLEGÓMENOS
«En Panoyas, cerca de en Portugal,
esculpidas en del siglo
indican un
ella,
y respetado por
II,
nueva y detenida
revisión, sin
de aquel
»Otro análogo era
el
del
magistrados romanos.
No
están co-
2.395) que merecen una
ii,
que á pesar de
quepa duda sobre
ello
sitio.
Monte
Cristello, cerca del río Vizella,
de Guimaraens, término de Figueiras, diócesis de la
inscripciones
del culto, conservado hasta fines
sitio
los
y algunas
la roca,
piados con exactitud sus epígrafes (C.
el carácter religioso
de Tras-os-mon-
Villarreal, provincia
configuración de
la
San Pedro
aldea de Assento, diócesis de
la
de Valdenogueiras, término de tes,
37
S.
pro\incia del Miño, en Portugal. Entre los epígrafes de este
en parte
ininteligibles (C.
11,
uno
2.409),
y
Verísimo, en
lleva la fecha del
sitio,
año 159
de Cristo.
»En
otra roca, junto á Martos, la antigua Tucci^ existe
catoria,
que no está nombrada en otra parte
á Badalona, cerca del monasterio de
también en
la
No quedan
roca viva, otra
al
la
(C.
11,
una dedi-
1. 679),
y junto
Murta, se conserva, grabada
dios Sol (C.
11,
4.604).»
ruinas de ningún templo de época pre-romana, excep-
to el famosísimo del Cerro de los Santos, en término de ]\Iontealegre
(provincia de Albacete), que tanta riqueza escultórica nos ha re-
velado. Pero del santuario es casi nada lo que actualmente sub-
«El plano del cerro, levantado en
siste.
rón y Estevan, muestra en
un
edificio
la
de forma oblonga,
1
87 1 por D. Paulino Savi-
parte septentrional, los cimientos de al
parecer templo, puesto en dirección
de Oeste á Este, y por consiguiente de orientación muy exacta. El edificio tenía 20 metros de largo por ocho de ancho; se descubre su vestíbulo y una escalinata; puede, pues, considerarse con bastante probabilidad
pertenecen á tiese
la
recinto religioso. Existen, además, en el
época romana, pero no excluyen
en aquellos parajes un culto indígena á
imposible que no gida
como
la
Marte
dedicación que
Lusitania,
Coruña
al
estampó en
(C.
11,
2.559).
el la
la
probabilidad de que exis-
la diosa
de de
clásico, sino al dios ibérico
arquitecto
Gayo Sevio Lupo,
roca que sirve de asiento
Sobre este célebre
edificio
al
la caza. la
la entrada del
es
diri-
natural de Eminio, en
faro de Hércules en la
puede leerse
D. José Cornide, Investigaciones sobre la fundació7i y fábrica de
da de Hercules, situada á
Tampoco
guerra esté
la
Memoria de
la torre
llama-
Puerto de la Coruña^ Madrid, 1792.
PROLEGÓMENOS
372
cerro restos de murallas ciclópeas, algunos cimientos,
de otros
edificios;
particular, que, sin
templo.
al
dumbre
De
si el
escasos,
embargo, no es seguro que hayan pertenecido
estos restos
no se puede deducir con alguna
certi-
conjunto de ellos fué población primitiva, ó más bien
destinado
sitio
muy
unos fustes de columnas, y un capitel de forma
al culto,
del arte escultural,
que
Desde que Hübner
como parecen allí
se
indicarlo las
han descubierto»
escribió estas palabras en
numerosas obras
(l). 1
888,
aspecto del
el
Cerro ha cambiado por completo. Las sucesivas excavaciones hechas á veces por gente ignorante y codiciosa apenas han dejado piedra sobre piedra, y apenas puede formarse idea de lo que pudo ser aquella construcción. P. Paris, que visitó aquellas ruinas en 1898
presenta una fotografía de
conjetura que
ellas,
el
y pequeño santuario
estaba dispuesto á imitación de los templos griegos,
dos partes desiguales, que equivalían plo
m
antis., sin
decoración,
al
al
pronaos y
al
naos de un tem-
parecer, de frontón ni de friso
Algunos fragmentos de columnas y volutas jónicas, sirven
al
dividido en
y
cornisas,
uno ó dos
capiteles
mismo arqueólogo para probar que
(2).
de los
arquitectos de esta región tenían conocimiento de las formas ar-
quitectónicas
y ornamentales de
Grecia bajo su aspecto
más puro
doctrina que corrobora con otros capiteles,
y más
artístico (3),
todavía
más importantes, de Elche,
clasificándolos también en el arte
que llama ibero-griego.
La primera y más bárbara manifestación de lar
en que puede sospecharse carácter
la
escultura peninsu-
religioso,
son los informes
animales que han sido calificados indistintamente de toros, jabalíes, cerdos, osos,
y hasta de rinocerontes y
elefantes, pero
que suelen
denominación genérica de becerros, y designarse en bajo la de berróes en Portugal. El número de estos monstruos es Castilla bajo la
grande; ya en 1862 había noticia de más de 300
(i)
La
(2)
Protnenades Archéologiques en Espag7ic, págs. 5S-68.
(4),
y desde en-
Arqueología de España, págs. 236-237.
(3)
Essai sur l'Art
(4)
Véase
et
el discurso
V Industrie
de
V Espagnc primUive,
págs. 4 1-54'
de D. Aureliano Fernández Guerra en
de D. Eduardo Saavedra como académico de bibliografía posterior está registrada
en
las
la
la
recepción
Historia (Madrid, 1862).
La
obras de Hübner, P. Paris y Leite
PROLEGÓMENOS
373
En
tonces se han descubierto otros muchos.
Portugal parecen limi-
tados á Tras -os -montes, excepto dos fragmentos hallados por
Sarmentó en
]\Iartins
manera en
Citania de Sabroso. Pero
la
centro de España, especialmente en
el
los
valle superior
y también en
del Tajo, desde Toledo á Talayera,
donde antiguamente moraron
abundan sobreel
comarcas
las
Vetones, los Carpetanos y
Arevacos. Célebres son los toros de Guisando,
los
cerdos de Avila,
los
toro de la puente de Salamanca, los cuatro de Torralba cerca de
el
Talayera, el de Coca, en
deñosa,
Forca de Murga., en Portugal, con
la
más de una
curiosa superstición folk-lórica
España, cerca de ejemplar de
3-a
la villa
más
los
dico Idoi'tia),
cual
provincia de Segovia,
la
vizcaína de Durango,
En
el
va unida Norte de
encontramos un
que según parece tuvo una inscripción ibérica de
no quedan vestigios
En
(2).
y
de Vasconcellos. Merece recordarse 1902, págs. 354
y
cuatro de los toros de Castilla
el artículo
de D. Vicente Paredes, Esla
Revista de
Extremadu-
El mismo autor, en su libro Historia de
siguientes.
la
Coca), fueron grabadas inscripciones
culturas J>rotohistdricas de la Penins^da hispánica, en
Framontanos
la cual
de Car-
curiosos, el famoso ídolo de ]\íiqueldi (Miqtiel-
(Guisando, Ávila, Torralva
ra.,
(l).
el jabalí
celtibéricos (Plasencia, 1888), trae
un curioso mapa de
los
los sitios
en que se han encontrado estas bárbaras esculturas zoológicas. (i)
Según una de
ellas,
recogida por Martins Sarmentó,
la
Porca, que
todavía conserva restos de una pintura roja, servía cambiando de color para
dar testimonio de
la
inocencia ó culpabilidad de los indiciados de ciertos
crímenes (Leite, ReUgiles da Lusitania, tomo (2)
en su raro rango » T>
»
el
3.°,
Lisboa, 1909, pág.
19).
D. Gonzalo de Otálora dio por primera vez noticia de esta antigualla librito Micrologia geográfica del asiento de la noble
íSevilla, 1634):
«Una gran
piedra, así monstruosa en la
Merindad de Duforma como en
tamaño, cuya hechura es una Abbada ó Reinoceronte con un globo gran-
dísimo entre los pies y en él tallados caracteres izotables y no entendidos, y por remate una espiga dentro de tierra donde está eminente más de dos
» varas...
No
dibujo que res.
se tiene
el P.
memoria de
él, si
bien corre por ídolo antiguo.^.
En
el
Flórez publicó en su Cantabria, ya no aparecen los caracte-
Prescindo de un extravagante artículo de D. Antonio de Trueba, Miquel-
dico Idorua (Capítulos de
reproducción del P. Paris,
tomo
IV,
L Idole
wt
libro,
monumento en
Madrid, 1864, págs. 271-295). su estado actual acompaña
al
Una
exacta
artículo de
de Miqueldi, a Duratigo (Bulletin Hispanique de Burdeos,
1902, págs. I-I
I.
PROLEGÓMENOS
374
romanas (prescindimos de epígrafes,
estos bárbaros
con
la
Son
pero es claro que estos
apócrifas);
las
aunque puedan darnos alguna
y
luz sobre el destino
de
tosquísimos monumentos, nada tienen que ver
época primitiva á que pertenecen. varias las hipótesis
que
han formulado sobre
se
estas repre-
sentaciones de cuadrúpedos. D. Aureliano Fernández Guerra, que hizo el primer estudio formal de ellos, los consideraba
como
piedras
terminales entre las diversas tribus ibéricas; opinión que prevaleció
por algún tiempo.
Hoy
se los mira
Hübner
les:
explicación que
ter
de epitafios que tienen
Pero
la
misma
como monumentos
el
las
cuatro inscripciones romanas
religioso
más extenso, que no
una forma de
zoolatría ó
prehistóricas,
y cuyos
pueden seguirse en
las
cavernas, en las figurillas de barro del Argar,
de
los toros mallorquines
(l).
prin-
un simbolis-
las
edades
pinturas de
las
y en
cabezas
las
de Costig,
Leite de Vasconcellos, que adopta P. Paris, concede, sin
el
se limitaba á los ritos fúnebres:
de totemismo^ transmitida desde
vestigios
carác-
el
rareza de estos epígrafes hace dudar de que
cipio sea aplicable á todos los casos. Quizá se trata de
mo
sepulcra-
primero, fijándose en
dio
la
opinión de Hübner y de
embargo, que no todas
de cua-
las figuras
drúpedos que existen en España son documentos de un culto funeral,
y que muchas, aunque fuesen de carácter sagrado, pudieron y empleo (2). El mismo Hübner no negaba
tener otra significación
que algunas de
ellas
pudiesen ser ex votos
Todavía parece más marcado crales en las estatuas
ten en grosería el
el
(3).
carácter de
de guerreros gallegos y
y barbarie con
los animales
monumentos sepul-
lusitanos,
de piedra.
que compi-
Ya
en 1610,
historiador de Santiago, Castella Ferrer, dio noticia de una de
estas estatuas,
que
se había descubierto por entonces cerca del
nasterio de Celanova: «figura de brazos, con
hombre de
un sayo largo hasta más arriba cuatro dedos de
Zeitschrift für allgemeine Erdkunde,
(i)
mo-
piedra, desnudos los
de Berh'n, tomo
14, 1863,
las ro-
págs. 340
y siguientes. da Lusitatiia, tomo
(2)
Re/igi'es
(3)
Revista Critica de Historia y Literatura española, 1895, tomo
gina
I.
3.°,
pág. 38. 1.°,
pá-
PROLEGÓMENOS ceñido con una cinta grabada, desnudas
dillas,
manos
tiene
con
siguiente letrero:
el
Tanto
Adrono
como
esta escultura
Academia de
en
el
Vcroti F.» (l).
otra encontrada en 1837 en Villar de
un dibujo en
la cual existe
han desaparecido, pero se conservan
Hübner
varias.
y de
estudió en 1861 las dos que están
jardín del Palacio de Ajuda, procedentes de Montalegre,
de Vianna del Castello, que figura en
que en parte za
Historia,
la
en Portugal otras
la
piernas; en las
las
una rodela ó escudo redondo con una punta en medio,
Barrio, á cuatro leguas de Orense, la
375
es
una
falsificación,
el ]\Iuseo
puesto que se
la
de Oporto,
y y
añadió una cabe-
moderna y un blasón heráldico para transformarla en un guerreEdad Media (2). Actualmente hay que añadir la de San
ro de la
Ovidio de Fafe y la
la
de San Jorge de Vizella
de Capelludos, en
el
jos de Basto, desfigurada
ciones modernas,
puesto que
y
mandó
poner coto á
la
como
la
se resistía
mismo
de sus
las supersticiones
Hübner
feligreses,
(como también varios de
á remontar su antigüedad
llega á reconocer, al fin
cultura singular
y
falsifica-
memoria,
que acudían en pro(3).
las inscripciones latinas
cionadas «deben considerarse
la
según dicen, un párroco celoso, para
cesión á la bárbara figura para pedirla lluvia ó sol
Aunque prevenido por
de Refo-
la
de Vianna por estúpidas
de Britello, de que sólo queda
destruirla,
estas estatuas llevan
de Guimaraens),
(]\Iuseo
^Museo Etnológico de Lisboa,
de su
como
artículo,
que algunas de
los toros
y jabalíes),
más
allá del siglo
que
las estatuas
los únicos restos
i;
él
men-
de una semi-
bárbara». La ejecución es tan horriblemente
fea,
tan destituida de todo sentimiento artístico y aun de toda habihdad
de mano, que sólo se concibe en una edad protohistórica
(4).
(i)
Historia del Apóstol Santiago,
(2)
Statuen gallákischer Kricger in Portugal una Galicien, en la Archáolo-
gische Zeitutig,
de
Berlín,
io\.
Octubre de
159 vto.
1S61. Esta
Augusto de Soromenho en su traducción de tugal,
Memoria
1871), y de alli pasó al tomo 11 de ed. La Coruña, 1905, págs. 617-627).
de Hübner (Lisboa,
Galicia,
de Murguía
(2.^
fué incluida por
las Noticias archeologicas de
(3)
Leite, ReligiZes da Lusitania,
(4)
Los epígrafes romanos nada prueban por
adiciones posteriores. El
11,
la
Por-
Historia de
57.
mismo Hübner
los
sí
solos,
porque pueden ser
desestima tratándose de
los be-
PROLEGÓMENOS
376
En
cuanto
destino fúnebre de estos
al
monumentos,
casi todos
arqueólogos están conformes: Hübner, P. Paris, Leite de Vas-
los
segundo ha aducido un argumento de mucha
concellos. El
cTodas
fuerza.
estas esculturas de guerreros están cortadas por debajo de
la rodilla,
excepto
que recordar á
la
de Capelludos, que
lo está
por
la cintura.
que en Oriente, en Grecia,
este propósito
Hay
las divini-
dades chtónicas y funerarias eran representadas muchas veces en
forma de bustos cortados de esa misma manera, como inferior
de su ser permaneciese todavía debajo de
Podemos
bolizaban.
ha guiado á
si la
parte
que sim-
la tierra
creer que alguna idea religiosa de este género
los escultores ibéricos» (l).
Prescindiremos del supuesto grupo segoviano en que
Licen-
el
ciado Diego de Colmenares y tantos otros han creído ver una representación de Hércules con
el jabalí
parecer, se trata de un ángel
de Erimanto, puesto que,
moderno sobrepuesto
una de
á
al
las in-
formes cabezas de jabalí ó berraco, que tanto abundan en aquella región
(2).
El bajo relieve de Clunia descubierto en
dido después, que representa toro, lle\'aba inscripción fre
sabremos
si
el
en letras ibéricas. Acaso cuando se desci-
esta primera escena de la tauromaquia española
envuelve algún sentido religioso tuvo
la
pirámide truncada de
senta en una de sus caras otra,
774 y percombate de un hombre con un 1
la
(3).
Xo puede
dudarse que
Olesa, cerca de ^lataró,
le
que repre-
cabeza de un toro ó de una vaca; en
una cabeza humana con cuatro ojos y cuernos en forma de
pequeñas
alas.
En
las otras
COTOS, que para él son
monios de
la
dos caras de tan singular monumento,
monumentos
sepulcrales puramente ibéricos, y testi-
mitología de las razas indígenas. (La Ai-qiieología en España,
página 254). (i)
Essai sur l'art
et l'indusirie de
V Espagne primitive,
i,
pág. 71.
y aún existe empotrado en una pared (2) del convento de Monjas de Santo Domingo el Real de Segovia. Vid. Bosarte, Este raro
Viaje artisiico
á
monumento
existía
varios pueblos de España, Madrid, 1S04, págs. 29-32.
— Gómez
de Somorrostro (D. Andrés), El Acueducto y otras antigüedades de Segovia, 1S20, apéndice xi.— Paredes y Guillen (D. Vicente), El pretenso grupo de Hércules en Segovia, en
el Bulletin Hispaniqtie,
Essai surt l'Art, (3)
i,
tomo
vi,
1904, págs.
1
73-181.
— P. Paris,
págs. 73-79.
Vid. Hübner, Motiumenta linguae ibericac,
n.
xxxvi, pág. 173.
PROLEGÓMENOS
que recuerda alguno de órganos de
los
Aluy
la
de
lejos
de Almería, están representados
generación en ambos sexos
la grosería
una influencia oriental Levante
los ídolos
377
muy
marcada, aparecen en
las notabilísimas esfinges
y cabeza humana, entre
las
el
más conocido
conservando
la actitud
ha simplificado algunos cabeza y en
la cola.
es la llamada
insigne asiriólogo
el
especial estudio sobre la materia, el
prototipo de este monstruo procede de Caldea, ibero,
comarcas de
antigüedades ibéricas más curiosas de
nuestro ]\Iuseo Arqueológico Nacional. Según
León Heuzey, que ha hecho
las
ó monstruos de cuerpo de animal
los cuales
Bicha de Balazote, una de
(l).
de estos bárbaros esbozos, y revelando
y
detalles,
la
si
bien
escultor
el
estructura del animal compuesto,
especialmente en
primitiva, tal
como
los cilindros (2).
posee
el
Museo
está
comunmente reproducida en
En
ese
los
la
forma
grabados
Las dos esfinges, sumamente mutiladas, que
del Louvre, procedentes de Agost, cerca de Xovel-
da (provincia de Alicante), tienen más semejanza con arcaico.
la
Pero aun estas modificaciones se justifican por
ejemplos tomados del arte oriental, y son un regreso á
de
en
los cuernos,
mismo
!Museo, que
anhelo de lucro que en
la
la incuria ó
el arte
más bien
el
griego
sórdido
degenerada España actual hace estragos,
han permitido enriquecerse en estos últimos años con tantos despojos de nuestro pasado, hay otros dos fragmentos de esfinges con encontrados en
más bien palacios rica, P.
«Xo
los
el
grandes toros alados que guardaban
las puertas
de
los
y templos de Asirla. Pero á pesar de esta semejanza gené-
Paris las tiene por obras se las
puede confundir
ni
muy
originales de nuestros artistas.
con una obra
fenicia, ni
con una obra griega. La técnica
plumas en
las alas, la cola, la actitud,
(i)
alas
Salobral (provincia de Albacete). Estas recuerdan
el
asirla, ni
muy
con una obra
elemental de las
dibujo del vientre, de los
La primera indicación de este monumento se encuentra en
el
Voyage
pütofesque et historique de VEspapie, del conde Alejandro de Laborde,
tomo 2.°, 1820, lám. xv, núms. 2 y 3. Posteriormente han escrito sobre él D. Pablo Parassols, Revista Histórica^ de Barcelona, 1876, págs. 2137 siguientes,
y D. Salvador Sanpere y Miquel, On'gens y fonts de la
Barcelona, 1878, pág. 240 y (2)
Monuments
et
7iació catalana,
sigs.
Me'moires de la fondation Piot, 1901, pág. 120.
PROLEGÓMENOS
378 muslos, de las patas,
el
modelado
pecto general sobre todo, son
sin precisión
como
la
y
sin detalles, el as-
ñrma de un
escultor indíge-
na que no consiente, sean cuales fueren sus modelos, en abdicar su personalidad, por humilde que se la suponga»
(l).
La llamada
es-
ñnge de Bocairente (Museo de Valencia), parece más bien una leona en reposo. Es evidente que todas, ó pertenecen á
la
la
mayor parte de
estas figuras,
podamos determinar
simbólica religiosa, aunque no
precisamente á qué culto. El toro androcéfalo se encuentra varias veces en monedas ibéricas
,
y en un vaso
curiosísimo de
Ampurias
(Museo de Gerona). El arte indígena de Iberia, cuyas primeras manifestaciones son
y occidentales de
la
Península, tuvo espléndido desarrollo en la costa de Levante, bajo
la
tan rudas é informes en las regiones centrales
doble influencia del arte oriental y del arte helénico, incluyendo en este último el arte primitivo
de ^licenas,
meras manifestaciones del griego
griego arcaico,
el
clásico.
De
todo
ello
y
las pri-
dan razón
los
portentosos descubrimientos del Cerro de los Santos, de Elche,
de otras localidades comprendidas en
los antiguos reinos
de
y
]\Iurcia
y Valencia.
Xo
tiene la arqueología ibérica páginas
éstas. Gracias á ese cúmiulo
más importantes que
de monumentos escultóricos, de posi-
tiva belleza algunos, curiosos todos,
aun
los
más imperfectos y
degenerados, podemos seguir con relativa claridad y distinción las vicisitudes
de una escuela
artística,
que ha dejado por
lo
menos una
obra inmortal, y varias otras que, sin llegar á tanto, se recomiendan por
lo
grandioso de su factura y por cierta misteriosa gravedad
hierática.
Xo
es nuestro intento resumir,
cuando ya
lo
ha sido de mano
maestra y por arqueólogo de indisputable pericia, la copiosa litera1 se ha venido acumulando sobre las antigüeda-
tura que desde 187
des del Cerro de los Santos, en término de Montealegre, provincia
de Albacete, impropiamente llamadas antigüedades de Yecla. La
monogratía del docto académico
(i)
Essai sur
(2)
Las
l'ari,
i,
Sr. Mélida, publicada
en 1906
(2),
pág. 129.
es cu Huras del
Cerro de
los Santos.
Cuestión de autenticidad. Por
PROLEGÓMENOS
no
sólo recoge cuanto
de
útil
379
contienen los trabajos anteriores, sino
que presenta un catálogo descriptivo y razonado de
las piezas
hoy
existentes del célebre tesoro arqueológico del Cerro, con la debida distinción entre las auténticas crifas: distinción
y
que en todo ó en parte son apó-
las
que hasta tiempos
muy
y por
cercanos,
respetos
personales, había sido imposible establecer en las colecciones de
nuestro Museo, lo cual produjo
como una mancha de
cha de falsificación se extendiese
Tuvimos, en
la serie entera.
gravísimo daño de que
el
efecto, la
genuinos é imponentes restos de
la
sospe-
aceite sobre
inmensa desgracia de que los
la civilización
que
floreció á la
sombra del santuario de Montealegre, apareciesen revueltos desde principio con otros de sospechosa procedencia,
el
de diversos
y transportados
que se añadiesen á algunos objetos auténticos
sitios;
y absurdas inscripciones, y que en todo ello interviniese la torpe mano y la fantasía delirante de un seudo-aficionado, relojero falsas
de Yecla, cuyo nombre no se consigna aquí, porque espió terrible-
mente, con los cuales,
pérdida de
la
más bien que
la
razón, sus atentados arqueológicos, á
la codicia,
hubo de
arrastrarle cierta vani-
dad desatinada de pasar por descubridor de cosas peregrinas. Afortunadamente,
número de
las
sombras del escepticismo se han ido disipando:
falsificaciones resulta exiguo,
piezas de probada autenticidad,
puede decirse que ha llegado á mentos principales, gracias á
y
la
feliz
comparado con
término en cuanto á
los esfuerzos
León Heuzey, Arturo Engel y Pedro
Ramón
de
las
delicada operación del deslinde los
monu-
combinados de nuestros
arqueólogos y de algunos extranjeros tan eminentes
D. José
el
el
como Hübner,
Paris (l).
Mélida, director del ^luseo de Reproducciones Artísticas.
(Tirada aparte de (i)
la Revista de Archivos^ Bibliotecas y Muscos.) JMadrid, 1906. Las primeras noticias precisas relativas á excavaciones en el Cerro se
remontan á
1860. El
considerándolas
primer trabajo en que se habla de dichas antigüedades,
como
cristianas, es el
de D. José Amador de
los Ríos: Algu-
nas consideraciones sobre la estatuaria durante la vionarquia visigoda, inserto
en El
xirte en
España, tomón;, 1863, págs. 13-1S. En 1871 publicaron los
escolapios de Yecla el
de
la
notable Memoria del P. Carlos Lasalde, que reconoce
como de los objetos de metal y pueblo bastitano. En un artículo publi-
origen ante-romano, tanto de la cerámica las estatuas,
atribuyéndolo todo
al
PROLEGÓMENOS
380
A pesar de haberse extraviado
,
ó de conservarse en poder de par-
ticulares, bastantes objetos procedentes
nes
y de
otras
muy
Consta de 566 piezas, entre
Todo
este
de
las primitivas
posteriores, la colección del las cuales
cúmulo de reliquias
hay más de 300
artísticas,
cuanto de espurio se ha mezclado entre recinto ó estación arqueológica,
Museo
excavacioes
enorme.
esculturas.
descartando, por supuesto, ellas,
cuyo carácter
procede de un solo
religioso es imposible
aunque ninguna razonable conjetura pueda aventurarse sobre
negar,
cado en
Tlie Athe7iewn,
Yecla, D.
de Londres, 1S72, tomo
11,
pág. 23: A?it!quHies of
Juan Facundo Riaño creyó reconocer en algunas de
las estatuas
símbolos gnósticos, y se inclinó á atribuirlas á los siglos ni ó iv de nuestra era. Prescindiendo de algunos artículos de periódicos, en que alternan las
más
varias conjeturas, pero con
Ja filiación oriental,
marcada tendencia siempre á reconocer
egipcia ó fenicia, nos limitaremos á mencionar los estu-
más consideración y cuya lectura es necesaria para conocer la histode estos descubrimientos y las diversas interpretaciones que se les han
dios de ria
aplicado.
Savirón y Estevan (D. Paulino): Noticia de varias excavaciones del Cetro de Santos. (En la Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos, primera serie, tomo v; 1875.) Es la Memoria oficial de la Comisión del Museo Arqueológico que exploró en 1S71 el Cerro, é hizo las principales adquisiciones. Rada y Delgado (D. Juan de Dios) y Fernández-Guerra (D. Aureliano): Anlos
tigüedades del Cerro de los Sanios en término de Montealegré. Discursos leídos
ante
la
Real Academia de
estas dos disertaciones
del Sudeste
la
Historia en 27 de Junio de 1875.
un plano del Cerro, un mapa de
las
Acompañan
á
regiones antiguas
de España, y treinta láminas litografiadas que representan esculLa quimérica epigrafía que ocupa gran parte del dis-
turas y otros objetos.
curso de Rada, ha perjudicado á vez, y
y
las
para
la
parte
con no vulgar acierto, analogías de
de Chipre. La contestación del el
Sr.
artística,
en que señaló por primera
estilo entre las esculturas del
Cerro
Fernández-Guerra, importantísima
estudio geográfico é histórico de las comarcas de Levante, tiene algo
de imaginativa en
lo
que toca á
la
reconstrucción del que llama Santuario
Elotano, pero está escrita con singular pericia é ingenio, y en algunos pasajes
con verdadera elocuencia.
Como
tomo en que se imprimieron estos discursos se agotó pronto, á publicar el suyo en el Musco Español de Antigüedades, tomo vi, adicionó en el tomo vii, 1S76, pág. 595 y siguientes, con una noticia
el
Rada volvió 1875, y le
sobre Nuevas esculturas procedentes del Cerro y adquiridas por Arqueológico Nacional.
Hübner(E.): Artículo sobre
el
discurso de
Rada en
la
el
IMuseo
Jcnacr Literaturzeitung;
PROLEGÓMENOS
38
género de culto que en aquel templo ó adoratorio se rendía á una
el
deidad hasta ahora innominada, que debió de tener gran veneración
en toda aquella comarca, á juzgar por dedicaron sus devotos. Ningún
que
tantas veces repetida de
cumbre
el
número de ofrendas que
el
fundamento tiene
la
afirmación
la
templo estaba consagrado
al Sol,
y
un obser\'atorio astronómico y caldeos de sacerdotes magos colegio un y matemáticos. Xi hay que
que en
la
del Cerro existió
pensar tampoco en los misterios egipcios, ni en los símbolos del culto persa de ]Mithra, puesto que, evidentemente, las principales
esculturas son anteriores á la difusión de estos cultos en
en
demás provincias
las
una
1876, pág. 217
muy
parecer en
arte
y
su luminosa
y siguientes. Enteramente negativo en cuanto á
las inscripcio-
m.as bárbaros
y
primitivos.
escéptico en lo tocante á las estatuas. el
España y
romano, y revelan un
Con
civilización
nes, y
mucho
del Imperio
segundo punto, pero nunca en
el
Más adelante modificó su
primero.
En
los
Monumejita
linguae ibericae (págs. 207-210) puso primero todas las inscripciones no roma-
nas en
la sección de falsae vel suspectae, y en el Stipplementum del Corpus (números 514 a 522) realizó la misma operación respecto de las latinas, calificándolas á^ falsae vel alienae.
Lasalde
(P. Carlos):
Las antigüedades de
Yecla, artículos
en
La
Ciencia Cris-
de Madrid, tomos xvi y xvii (1S80 y 1881). Hay otros trabajos anteriores y posteriores del autor sobre el mismo tema, pero para la cuestión de autenticidad este es capital, por las revelaciones algo veladas que contiene. tiana, revista
Heuzey (León): ticité),
en
Statues espagnoles de style greco-phénicien. (Question d'authen-
los Comptes-rendus de
V Académie des Inscriptions
'ct
Belles Leitres,
1890, pág. 125, y Revue d' Assyriologie et d' Archéologie oriéntale. París,
tomo
II,
Engel (Arturo): Rapport
sicr ufie
Mission Arcliéologique en Espagne.
Nouvelles Archives des Missions scientifiqíics
La misión de Engel tuvo por el
1891',
págs. 96-114.
Cerro, y recoger en
la
et littér aires. París, 1893,
En
tomo
los iii.
principal objeto hacer nuevas excavaciones en
comarca todos
los datos
que pudieran
servir para
deslindar lo que hubiese de auténtico ó de apócrifo en las controvertidas an-
tigüedades.
Como
resultado de esta indagación, declara auténticas
parte de las estatuas, especióilmente las grandes, y casi toda
no tiene
la
la
mayor
cerámica que
inscripciones.
París (Pedro): Sculpiures du Cerro de los Santos, en el Bullctin Hispaniqtie,
tomo tive,
III,
1
90 1, págs.
tomo
I,
ginas 45-71'
págs.
1
13-134.
Essai sur l'Art
el
V Industrie
de
I' Espagne
primi-
162 á 279. Promenades Archéologiques en Espagne, pá-
PROLEGÓMENOS
382
fantasía de arqueólogo poeta, creyó ver en aquellas ruinas nuestro
inolvidable D. Aureliano Fernández Guerra los restos de la antigua
ciudad de Elo, que tenía su acrópolis en
y academia sacerdotal en
hemeroscopio
y operaciones mágicas, infiriendo de encontradas, que aquel centro de
allí
cado por
el
y
su
monedas romanas y de teurgia, vivifi-
las últimas
astrología
y por
doctrinas neo-pitagóricas
las
]\Ionte Arabí,
el
Cerro, consagrado á ritos
el
sincretismo de
la
escuela alejandrina, había persistido hasta los tiempos de Teodosio,
en que cayó envuelto en
la
ruina general de los templos paganos.
Espléndido y deslumbrador era todo
porque precisamente
nable,
y
siderales
los
esto,
pero tenía una base delez-
que se alegaban como símbolos
zodiacales, los supuestos jeroglíficos egipcios; el obelisco
en que pretendió ver algún arqueólogo
la
imagen del dios principal
del templo, á quien llamó Adonis-Osiris; el ave Fénix, el Cinocéfalo, el
resiste
Hipocampo,
menos
la
nave Argos, son de
análisis,
al
y entre
las inscripciones, ni
de ser sospechosa ó notoriamente único indicio serio de
las piezas
El
falsa.
la existencia
do Saavedra
muy hábil
de un observatorio
el
sola deja
,
solar,
sufre
no
aunque ha tenido
sabio matemático D. Eduar-
(l).
Tenemos que auténticas
defensor en
una
mismo cuadrante
leve contradicción en el juicio de los extraños,
entre nosotros
cuya falsedad
con
limitarnos, pues, á lo
la
muda voz de
que nos revelan
las esculturas
sus formas artísticas, en cu^'a apre-
ciación están bastante conformes los últimos arqueólogos, aleccio-
nados por
el
cotejo con los productos de otras civilizaciones vetus-
tísimas cuyo descubrimiento ha renovado por completo la faz de la ciencia en nuestros tiempos.
«Hallamos en España (dice León Heuzey) un grupo de esculturas de forma arcaica que ofrecen, como chipriota,
una fusión, ó por
lo
el
arcaísmo etrusco y
el
arcaísmo
menos una yuxtaposición bastante
íntima de elementos griegos y de elementos orientales. Pero tienen
un carácter siü generis y rasgos de originalidad completamente que no permiten confundirlas con figuras procedentes de Chi-
local,
(i)
El
cuadt-afíie solar de Yecla \ los relojes de sol en la antigüedad.
Miiseo Español de Antigüedades,
tomo x
(1880),
pág. 209.
En
el
PROLEGÓMENOS pre
383
de Etruria. Es griego en estas estatuas, con un sentimiento
ni
más ó menos marcado de arcaísmo, las figuras
y
carse de oriental, por
adorno, es
el contrario, sin
la tradición
de
Por último,
lo
que preside á
nores del
d,e
califi-
la ejecu-
que corresponde
que procede del medio ibérico en que
producidas, es la exageración violenta
tipo
el
Lo que debe
hablar de algunos detalles del
el espíritu
taller,
ción, el aprendizaje técnico. local, lo
dominante,
el estilo
disposición general de los paños.
la
estas obras
al
gusto
han sido
y bárbara de algunos
porm.e-
también un exceso de rudeza y pesadez en ciertas
traje, es
partes del trabajo.»
Las colonias griegas y can á
fenicias del litoral del
de Heuzey
los ojos
Mediterráneo expli-
aparición de este arte mixto en que
la
arcaísmo griego tuvo una acción regresiva sobre Califica, pues, el arte del Cerro,
greco-fenicio, ó,
si
Xo
difieren
mucho
la
hecho un detenido y profundo estudio de
su larga dura-
París,
las principales
des de Yecla, en su obra ya clásica sobre la
y admite
degeneración y barbarie de los pro-
conclusiones de Pedro
las
arte asiático.
tomado en conjunto, de arcaísmo
se quiere, greco-púnico,
y sucesivas etapas hasta ductos más recientes. ción
el
el
el
arte
y
que ha
antigüeda-
la industria
de
España primitiva.
En que
su opinión,
el
arte del Cerro es
un arte esencialmente
ibérico,
imposible confundir con ningún otro, ni de los tiempos
es
arcaicos ni de los tiempos clásicos, en Caldea, en Egipto, en Fenicia,
en Grecia
el estilo,
ni
en
Italia.
Su
característica está, principalmente,
que en algunos ejemplares
selectos,
como
femenina de nuestro ^^luseo Arqueológico, fascina
por
la
noble majestad de
la
la
al
en
grande estatua
contemplador
actitud, por la profunda gravedad reli-
giosa de la expresión. «Las amplias ropas sobrepuestas, los mantos
y
los velos complicados
pies con
de
las
mujeres, las cubren de
la
una castidad severa de sacerdotisas ó devotas, y
com-
vendas, de los discos pendientes de
plicación de
las mitras, de
las orejas, la
pesada opulencia de los collares
las
cabeza á los la rica
las
adorna de un
lujo
casi real» (l).
(i)
Essai sur V Ari
et
V Industrie de I Espagne primitive, tomo
i,
pág. 265.
PROLEGÓMEKOS
384
Hay también marca de
ciertos procedimientos
fabrica,
de
taller,
que son como
y que curiosamente enumera Mr.
la
Paris: la estili-
zación geométrica de los cabellos de los hombres, la representación
muy
particular del globo del
las
ojo,
deformaciones bárbaras de
las orejas.
Lo que Artemidoro, tocados de la
las
citado por Strabón, escribió acerca de los
mujeres iberas, recibe inesperada confirmación con
suntuosidad recargada
y
que revela
prolija
el
mundits muliebris
de nuestras estatuas.
Pero este fondo indígena está saturado de influencias extranje-
La
ras.
ofrenda, tantas veces repetida, del vaso de libaciones, pro-
cede de Caldea, como
mismo. Las
el rito
altas mitras
y
tiaras
no
sólo se encuentran en Oriente antes de la influencia del gusto grie-
go, sino
que Heuzey
las
ha reconocido en
figurillas rodias del si-
glo VI antes de nuestra era.
El arte de ]\licenas y de
Ilion,
el
llamado arte
egeo^
dejó huella
más profunda en nuestros primitivos escultores. Los adornos femeniles de muchas de las cabezas del Cerro tienen evidente paren-
todavía
tesco con las diademas de oro que Schliemann descubrió en
en
el
^Mayores semejanzas se advierten aún con las estatuas
873
y
el
arcaísmo griego, con
focenses de Marsella y las estatuas arcaicas de Cibeles,
descubiertas en leto,
1
tesoro de Hissarlik.
Cime
(Eolia),
con
las del
templo de Apolo, en
otras producciones del primitiv^o arte jónico, en
que
]\Ii-
se mez-
clan elementos plásticos tomados de Caldea, Asirla tuas de
y Egipto: estahombres y mujeres, de sacerdotes, sacerdotisas ó diosas,
con amplios vestidos, ropas
talares
y largos mantos. Nuestras estamanto ó del
tuas ibéricas reproducen los pliegues simétricos del
peplo, que caracterizan las obras anteriores á las guerras médicas.
En
la estatua milesia
de Chares, en
la
Louvre), aparecen cubiertos los pies de
en
la
grande estatua del Cerro.
ños y en á lo
la
más íntimo de
la
la
misma noble manera que
no sólo en
el
plegado de
los
pa-
disposición de las vestiduras, sino en rasgos que tocan
nal de las cabezas
como
Y
Juno de Samos (Museo del
de
la
la
más
expresión
artística,
antiguas, en
la
en
la sonrisa
gravedad y
convencio-
tristeza
de
otras,
grande estatua tantas veces citada, va reflejando
PROLEGÓMENOS
385
nuestro arte los caracteres del primitivo arcaísmo, del arcaismo
avanzado y del arcaismo expirante, cumpliéndose en
él
evoluciones
análogas á las de las escuelas griegas, que fueron indudables educa-
doras de
nuestra.
la
Toda
los excelentes trabajos
y confirmada, £1 pital
de
de Heuzey y de
esta es doctrina
ya mencionados, y
allí
P. Paris
en
puede verse ampliada
hallazgo del maravilloso busto de Elche, obra ca-
la plástica
ibérica,
ha acabado de
fijar las
ideas en este
punto, dando á nuestra primitiva escultura, iluminada alguna vez
por
que debe tener en
los resplandores del genio, la representación
la historia del
Arte; representación análoga á
como
del arte chipriota, que nacieron,
del arte etrusco
la
el ibérico,
y
de una combina-
ción de elementos griegos, asiáticos é indígenas.
El Sr. !Mélida, que estima
el
busto de Elche anterior á las escul-
como productos de una
turas del Cerro, considera éstas rática,
que por motivos
los artísticos.
religiosos
impuso y consagró
escuela hie-
mode-
ciertos
Esta escuela debió de vivir largo tiempo, mantenida
por un culto secular, que como
el
de
la
Acrópolis de Atenas antes
de la invasión persa, gustaba de colocar en torno de
la
deidad tute-
lar figuras femeniles. Las de la Acrópolis ateniense eran imágenes
de sacerdotisas ó de
han defendido; do
la
ofrenda de
es patente
la
las del
misma
la copa...
en todas estas
en su devoto recogimiento
En
este
diosa Atenea, pues
ambas
hipótesis se
Cerro representaban devotas mujeres hacienEl hieratismo, figuras,
la
solemnidad misteriosa
que parecen como petrificadas
(l).
pueblo de estatuas, es imposible reconocer ninguna cuya
imagen pueda corresponder á
la
incógnita divinidad del templo. Las
cabezas varoniles, entre las cuales hay algunas de enérgico realismo,
de franca y vigorosa ejecución, y profundo sello de raza, son exvotos, según la opinión más probable. La grande y soberana estatua de mujer, que antes del descubrimiento de ser considerada
como
la
de
las libaciones.
(i)
el
Dama de Elche,
podía
reina del arte ibérico, es una sacerdotisa ó
más bien una oferente que presenta con rablemente
la
Tanto Heuzey, como
mística solemnidad
P. Paris,
el
vaso
han sentido admi-
misterioso atractivo de esta figura grave, altanera
Las Esculturas
del Cerro de los Sanios, pág. 48.
Mknéndbz t V^i.KYO.— Heterodoxos.
I.
a*
PROLEGÓMENOS
386
y
«Xo
majestuosa.
miración (dice
es la belleza perfecta
que hace enmudecer
segundo de estos arqueólogos);
el
es
ad-
la
una mezcla
tras-
tornadora de refinamiento y de barbarie... La estatua es noble, y aun
osamos decir que
bella, á pesar
de sus defectos de ejecución tosca y
y verdaderamente divina, con un extraño género de divinidad, como cuadraba á un pueblo i::fantil y primitipesada; es imponente
La suntuosidad extraordinaria
del traje, las tres túnicas, el
vo»
(l).
rico
manto que
ral,
cuyas cadenas terminan en bellotas ó glandes, y las gruesas
sortijas
de
la
viste, la
mano
complicada diadema,
los collares, el pecto-
izquierda, todos los accesorios de tan prolija
variada indumentaria, no
abruman con su
la
lujo exótico; sino
y
que
á la grandiosa impresión del conjunto.
más bien contribuyen
Pero aunque esta escultura sea única que pueda considerarse
la principal,
no es seguramente
como verdadera obra de
arte.
Lo
la
es
también, aunque de distinta manera, una cabeza de mujer joven,
coronada de altísima mitra, radero se ignora, pero de seos.
la
néticas,
y aun con
pueden
citarse
pero en actual
,
las
lo exige,
donde pueden
la cual
oriental: pieza
cuyo actual pa-
existen vaciados en nuestros
Mu-
finísimas,
de
muy
las cuales
no
modo
y la expresión encantadora. La insonrisa ha sido comparada con la de las estatuas egi-
Las facciones son
genuidad de
al
las
Cores de la Acrópolis de Atenas. Otras
interesantes para
el
arqueólogo y
el artista,,
no nos detendremos, porque nuestro propósito
y
hay minuciosos y llenos de doctrina aunque en estas materias el mejor estudio
libros
estudiarse,
y contemplación directa. adocenadas y vulgares, y aun las rematadamente
sea siempre la inspección
Las esculturas malas, que
deben de pertenecer á tiempos de extrema decadencia
prolongada dentro del Imperio romano, abundan sobremanera en tan vasta colección, crifas.
las
Aun
en
la
y no siempre
es fácil distinguirlas
de
las
apó-
determinación de éstas no concuerdan del todo
opiniones de los críticos. Mélida, por ejemplo, con razones prin-
cipalmente
menos como retocadas y blemas del
(1)
sol, la
luna
y
no como enteramente
falsas,
á lo
adulteradas, las estatuas que ofrecen
em-
artísticas, rechaza,
si
las estrellas,
Promaiades Archéologiques, pág.
63.
copas que arrojan llamas, ser-
PROLEGÓMENOS pientes de extraña figura,
que parecen indicar
según
el rito
levantado
(l).
Por
imaginación del
la figura
griego, con sólo
Tiene re-
falsario.
que está en actitud de bendecir,
dedo índice de
el
contrario, P. Paris estima
el
la
que
no constituye prueba de
los símbolos astronómicos el
símbolo de un carnero, y otros detalles
el
la delirante
sueltamente por apócrifa
387
mano derecha la
presencia de
falsedad,
porque
puede ponerse en duda, y encuentran, por ejemplo, en numerosos cilindros
carácter oriental del arte del Cerro no
estos símbolos se
caldeos. El detalle de estar representado el sol por una figura ro-
deada de rayos,
imagen en
esta
se explica fácilmente por el estelas neo-púnicas,
hecho de encontrarse
y también
ibéricas, entre ellas
dos del Museo Arqueológico de Madrid, que son seguramente de arte
muy
primitivo
proceden,
y
factura indígena. Estas dos estelas funerarias
parecer, de Cástulo. Los Iberos han podido conocer
al
monedas
radiadas por las
las figuras
de Málaga. (Pudo
fenicias
añadir P. Paris que, según Macrobio, los Accitanos representaban la
imagen
del dios
símbolo de
la
Neton por una cabeza coronada de
El
rayos).
media luna se observa en amuletos de bronce
halla-
dos en Portugal y en una moneda de Játiba. Algo más desconciertan al arqueólogo francés el animal fabuloso, fuere, esculpido en relieve sobre
grabada en hueco que lleva llamas,
que
indica
un
una de
las
otra, el carnero
sacrificio.
dragón ó
lo
que
estatuas, la serpiente
puesto sobre
el
vaso de
Pero no se decide á condenar de
plano ninguno de estos objetos, porque ignorándose cuáles eran creencias religiosas de los devotos del Cerro, nos falta
simbolismo
(2).
En
cuanto á
atreve á excluirla, aunque tiano
y moderno, y
el
el
de todas rio,
las piezas
gesto de la
vaso de
riamente á un copón. Pero
estatua que da
la
la
la
la
bendición, no se
mano derecha parezca
el
factura le parece
signo de
la
muy
Las Esculturas
(2)
Essai sur VArt, tomo
(3)
Essai sur VArt, pág.
del Cerro, pág. 91, i,
págs. 208 y 209.
175.
superior á la
taller del falsa-
bendición se halla en numero
sas estelas cartaginesas (3).
(i)
cris-
izquierda se asemeje extraordina-
que conocidamente salieron del
y por otra parte,
la
las
clave de su
PROLEGÓMENOS
388
que envuelven
día lleguen á disiparse las nieblas
Acaso algún
como
historia religiosa del Cerro,
de sus orígenes
artísticos.
ha llegado á
se
la
la
determinación
Pero hasta ahora no se ha exhumado nin-
nueva
otra estatua que nos dé
sobre aquellos primitivos y misteriosos cultos de nuestros indígenas de Levante, sometidos á
guna
influencias orientales
y
Xo hay fundamento para calificar admirable de la Dama de Elche, joya
griegas.
religiosa el busto
de escultura
luz
incomparable del arte ibérico, tan pronto descubierta como perdida para España, aunque no para
contemplarla en
que sol
triste é
la
admiración del mundo, que puede
]Museo del Louvre: compensación, sin duda, aun-
el
incompleta, del destierro en que vive, lejos del radiante
que alumbró su cuna
(l).
Este busto, noblemente
realista,
pero
cuya expresión profunda y concentrada revela una verdadera aspiración ideal, puede ser una sacerdotisa ó una diosa; puede ser fune-
más
rario ó votivo, pero es
verisímil tenerle
por auténtica repre-
sentación de alguna mujer opulentísima, acaso de
la
esposa de un
Los pormenores de este lamentable negocio pueden verse relatados delectación en el libro de P. París, Promenades Archeologiques, morosa con páginas 79-87. Sabido es que el autor fué quien adquirió para Francia el (i)
busto.
Acerca de
Me
la
Dama de
limitaré á apuntar lo
Elche existe ya una literatura bastante copiosa.
más
esencial.
Mélida ÍD. José Ramón). En tercera serie, tículo,
en
que
tomo
es el
i
la
Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos,
(1897), pág. 440,
primero formal sobre
el Boletín de la
Real Academia de
Heuzey (León): Le
acompañado de una lámina. Este arla materia, se reprodujo el mismo año
la Historia,
biiste d' Elche et la
tomo xxxi,
mission de
M.
pág. 427.
En
Fierre París.
los
Comptes-rendus de l'Académie des Inscriptions. Setiembre, 1897. Paris (P.)
numents d' Elche.
sur
et
:
En
l'Arí...,
Hübner
Buste espagnol de
Memoires de la
style gréco-asiatique troiive
la Fondation Fiot,
tomo
Revue Philomatiqíie de Bordeaux
tomo
i,
a Elche.
iv, fase,
et
du Sud-Onest
los MoLa Dame
En
n (1898).
(1899).
Essai
págs. 279 y siguientes.
(Emilio): Die Biiste van
Ilici,
en
el
Jahrbuch des Kaiserlich-Deuts-
chen Archeologischen Instituís, 1898, pág. 114.
Jamot
(P.):
Arts, 1898,
Buste antigüe de femme troiivé a Elche.
tomo
11,
En
la
Gazette des
Beaux-
págs. 239.
Reinach (Teodoro):
La
tete
Eludes Grecques, 1898, pág.
d Elche
47.
au Muse'e du Louvre. En
la
Revue des
PROLEGÓMENOS
389
caudillo ibérico, ataviada con todo el lujo de sus collares
preseas,
y
más refinado y de mejor gusto que el de las estatuas de Yecla, pero no menos pomposo y exuberante, especialmente en el caracterísadorno de
tico
tado en
las
ruedas de
El tipo femenino represen-
las orejas.
piedra ilicitana tiene evidentes rasgos de parentesco con
la
que hoy mismo subsiste en
de Valencia y Murcia, y seguramente procede del modelo vivo, ora le interpretase un artista el
los reinos
griego morador de nuestras colonias de Levante en
de Jesucristo, como creen algunos en vista de
la
v antes
el siglo
perfección de esta
obra, superior á todas las de nuestra plástica; ora fuese obra de
un
escultor indígena, á quien habían llegado los reflejos de las obras
más
gloriosas del arcaísmo griego.
En
el
Museo
del
Louvre
el
busto
como de estilo greco-asiático, y á tal Heuzey y P. París; pero Teodoro Reinach
está oficialmente catalogado clasificación asienten L. insiste
en tenerle por obra pura del cincel griego, y más determi-
nadamente jonio y fócense, puesto que
este origen tenían las tres ó
cuatro colonias existentes en aquella parte del litoral mediterráneo,
siendo Hemeroscopion
con
fica
la
más vecina á Elche, que Reinach
la
Camilo Jullian ha hecho notar, en un interesante estudio
que aunque
los
la
era cristiana, ya en
sido suplantados por los cartagineses,
hasta
sistió
que,
si el
la
histórico,
Focenses habían aportado á nuestras playas, entre
años 620 á 640 antes de
los
identi-
ciudad Herna de Avieno, límite de los Tartesios. Pero
batalla de
535 habían
cuyo dominio marítimo per-
Himera en 480. De aquí deduce
Jullian
busto de Elche es una obra helénica producida entre los
años 500 y 450, no puede ser debida más que «á un meteco fócense, á un hijo de la Jonia vencida, extraviado en tierra bárbara» El
de
la
(l).
mismo Reinach observa, por
Dama
otra parte, que
de Elche no es griego; que
del tocado reproduce fielmente las
la
modas
el
tipo étnico
complicación y aparato españolas,
y que
el collar
es fenicio; lo cual equivale á reconocer en una ú otra proporción los
mismos elementos que en
(i)
La
las estatuas del
Cerro.
Lo que
Thalassocratie Phocéenne, a propos du buste d' Elche.
Hispanique, tomo
v,
págs. 10
1
y siguientes.
En
el
la di-
BulUtin
PROLEGÓMENOS
39^
ferencia de ellas es la incomparable maestría de la ejecución,
sentimiento estético
mucho más
nidad de
la
altanera,
dominadora.
más
lejos
melancólica sere-
que ningún otro arqueólogo en cuanto á
afirmación del hispanismo de esta obra.
Elche
la
el
misteriosa figura, su belleza algo irregular, pero grave,
P. Paris llega la
seguro,
y
libre
y
A
sus ojos, la
Dama de
incontestablemente, una obra ibero-griega, no sólo por
es,
el tipo étnico,
sino por el estilo.
«No
encarnado en esa maravillosa figura
es
un
artista griego el
España de
la
los Iberos,
que ha de
los
Fenicios y de los Focenses: es un español, un escultor indígena, de
de
espíritu libre, á pesar
las lecciones
que había recibido y que
acaso había ido á buscar en los talleres célebres de Grecia; un artista
nacido en la patria
misma de
esa encantadora mujer que su
genio ha inmortalizado. España tiene sí lo
que hay de más
tra» (l).
Xo
sé
si
fiaerte,
estos elogios serán
nos del mal servicio que nos hizo maravillosa escultura, pero
dado
muy
el
derecho de reivindicar para
sabroso y atrevido en esta obra maes-
la
muy
el Sr.
Dama
eficaces para consolar-
Paris,
haciendo emigrar
la
de Elche debe de haber que-
complacida del espléndido homenaje de su rendido ado-
rador.
No
escribimos ahora de historia artística y, por consiguiente,
no nos detendremos en algunos notables fragmentos escultóricos,
donde
se ha reconocido
no ya
Ik
influencia del arcaísmo griego,
sino la del arte de las edades clásicas, sin mezcla de orientalismo
alguno, pero conservando
tendremos en
la triste
el tipo
tura religiosa en piedra.
comúnmente
(i)
Essai sur
(2)
De uno de
l'Art,
(2J.
Tampoco nos
de"
la Bética,
algún rastro más de escul-
Como imagen
de una sacerdotisa ha sido
en otra región de España, en
clasificada
indígena
decadencia del arte bastitano, y buscaremos
tomo
estatua sin cabeza, descubierta en 1833
la
i,
pág. 299.
estos fragmentos,
tro Museo, dice P. Paris (tomo
i,
una pequeña y mutilada cabeza de nues-
pág. 303) que
si
se hubiese recogido este
trozo entre los exvotos de Atenas, de Olimpia ó Belfos, no se hubiera du-
dado mucho en proclamarle griego. Llega á compararle con la cabeza que ha sido adaptada largo tiempo por error á un lindo torso de efebo encontrado en la acrópolis de Atenas.
PROLEGÓMENOS
en
el
es
muy
Cerro de
do de
las
seguro que los paños,
391
Vírgenes, cerca de Baena
monumentos de
los
ni siquiera
personaje sea femenino. La actitud,
el
recuerdan
las
notabilísimo elefante de
la
el
plega-
buenas esculturas del Cerro, y
manos parecen dispuestas para sostener Entre
pero
(l);
el
vaso de
las
las libaciones.
carácter funerario, no debe omitirse el
romana de Carmena
necrópolis
(2),
obra de arte ibérico con reminiscencias púnicas, que nada tiene que ver con los informes animales que en otras partes de España se encuentran.
En
el
Museo
provincial de Sevilla existen dos bajos relieves que
en algún tiempo fueron calificados inexactamente de visigodos, pero
que
P. Paris tiene por ibéricos,
mero representa dos ellas
guerreros; en
el
desnuda, conducen un carnero
fueron descubiertos en el
aunque de
el siglo xviii,
la
época romana. El
segundo dos
figuras,
una de
sacrificio.
Ambos
grupos
al
media legua de Estepa, y en
á
segundo han sido borradas dos figuras obscenísimas, de
un imperfecto dibujo á pluma
trae
Antigua Ostippo y actual Estepa
A
la sierra
la
(3).
las estelas
del Tajo Montero,
(4).
malagueño don
Las piedras encontradas son
primera, dentro de un edículo formado por dos pilastras
de capiteles
corintios,
que sostienen un frontón que
un pájaro y acroteras en (i)
Barco en su obra manuscrita
el ilustre epigrafista
Manuel Rodríguez de Berlanga
En
las cuales
de Estepa pertenece también un descubrimiento más
dadas á conocer en 1902 por
seis.
el P.
y mucho más importante:
reciente
pri-
los
lleva
en
el
centro
dos ángulos, aparece esculpido en bajo
Vid. Boletín de la Real Academia de la Historia, 1902, pág. 516. Anti-
mismo autor Baena (Toledo, 1903),
güedades de Baena, por D. Francisco Valverde y Perales. El volvió á tratar del asunto en su Historia de la villa de
páginas 35 y 36. Necrópolis romana de Carmona. Tumba del Elefante. Por D. M. Fernán(2)
dez López. (3)
por
Sevilla, 1899, págs. 25-32.
Manuscrito que posee en Estepa D. Antonio Aguilar y Cano, citado
P. Paris (Essai,
(4)
Febrero de igoo.
y
ss.
tomo
i,
pág. 33
1).
Descubrimietito arqueológico verificado en el Tajo Motttero
En
la
queólogos.
En
la
Revista de ArcliivoSy 1902.
á principios de
— P. Paris, Essai sur FArt,
interpretación de algunos pormenores difieren
i,
mucho ambos
332 ar-
PROLEGÓMENOS
392 relieve
un hombre desnudo, cuya
mera, de
cual pende un carcaj.
la
La segunda
en dos pedazos, nos presenta, según dos tañedoras de
de
porque
ellas,
la
muy
un arco y una pal-
interpretación de Berlanga,,
En
maltratada.
la
mano
derecha, aplicado
como de imponer
silencio.
pequeño que parece
ser
al
En
quedado intacto
mano
estelas,
dos, presentan cabezas varoniles, de barba
mano
Hay
das juntas dos cabezas de
poblada, laurel,
otra piedra en
Annia
inscripción latina se conserva:
re-
el
y
larga
y
y apoya
la
que están grabase
han
altar.
Estas piedras han formado parte de un
Han
muy
hombre y de mujer. Finalmente,
encontrado restos de un pequeño
solvit.
en
otro, puesto
mucho peor conserva-
coronada de
ellas está
izquierda sobre un cetro.
índice
izquierda tiene un animal
un ratón, y enfrente
Una de
el
labio inferior, está haciendo señal
la
borde del nicho. Dos fragmentos de
rizada cabellera.
á una
tercera piedra,
un busto de mujer, esculpido en una especie de nicho. Con la
fondo
estela, dividida hoy-
rota también transversalmente en dos partes, ha
de
el
menos no cabe duda en cuanto
flauta: á lo
la otra está
En
figura está mutilada.
del edículo, á derecha é izquierda, se distinguen
monumento
Sept'miia
sido presentados, por consiguiente,
voti\-o, cuj'a
votum animo
como
libens
ofrendas en
el
templo de alguna divinidad cuyo nombre ignoramos. Las figuras representadas se prestan á varias conjeturas, y parecen corresponder á cultos diversos. Las dos cabezas \'aroniles, especialmente la del cetro, son
de Hübner, P. París
si
de Júpiter, según bien
él
opinión más probable, que es
mismo ha pensado también en
en Neptuno, y Berlanga en
El dios de
dama de
la
los
el
dios oriental Baal
la
Esculapio,
Hamraón.
palmera es Apolo con sus atributos ordinarios. La
ratones parece tener más misterioso sentido, y revela
influencia cartaginesa, puesto
una
la
estela votiva
que
el
mismo animal
se encuentra
en
de Cartago.
El busto de Estepa, que está coronado de laurel, puede ser de
una diosa ó de una sacerdotisa adscripta era
como
el
al culto
de Angerona, que
paredro ó duplicación femenina de Horo Harpócrates»
divinidad egipcia del silencio, transplantada
un extraño sincretismo en
esta figura,
por no ser puramente egipcia,
que
al
panteón griego.
P. Paris califica
ni cartaginesa, ni griega,
Hay
de ibérica^ ni
romana.
PROLEGÓMENOS Estas esculturas pertenecen
al siglo
ner deduce de los caracteres de
ii
393
de nuestra
era,
Pero
la inscripción.
según Hüb-
rior
y
en que
el estilo
muy
fueron ejecutadas las enlaza con una tradición artística
ante-
y más griega que romana. El benemérito historiador del arte de la España primitiva llega á considerar las piedras
la industria
de Estepa como «un
de donde
Con
salió la
ser tan
filón
apenas contaminado de
numerosos é interesantes
ibérica (l), son
mina preciosa
la
dama de Elche.»
sumamente escasos
hasta ahora se han descubierto.
La
los restos
de
la
cerámica
de barro cocido que
los ídolos
coroplastia,
que en Grecia y en
Roma surtía á los pobres de imágenes de sus dioses, parece haber sido muy poco culti\-ada por nuestros indígenas, que prefirieron siempre
las figurillas
de bronce. Aunque
mayor parte de
la
los
obje-
de barro descubiertos en España sean de importación y pertenezcan á la época romana, Hübner admite la existencia de fábricas tos
indígenas
y
dice que en Tarragona existen algunos
de un carácter local bastante antiguo
El desarrollo de
(i)
sigue paso á paso,
En
la
(2).
muy
El actual catálogo del
cerámica ibérica (prescindiendo de
como ha probado
sencillos
P. Paris, el
de
la
la
y
Mu-
prehistórica)
cerámica de Micenas.
algunos vasos ó fragmentos de vasos procedentes del Cerro del Amarejo
(cerca de Almansa) se han notado siiástkas ó cruces
gammadas,
soles forma-
dos por un círculo y líneas radiantes, y una especie de astro, que tiene por cabeza una espiral ornada de crestas y termina en cola serpentina como si ,
quisiera representar un cometa, todo lo cual tiene
tido simbólico. Pero ni de ésto, ni de
la
fauna y
probablemente algún sen-
la flora fantásticas
que deco-
ran otros barros, especialmente los notabilísimos de Elche, ni de las rarísi-
mas
é informes representaciones de seres humanos, que se encuentran en
Meca (reino de Murcia) y en un curioso fragmento Museo de Tarragona (núm. 2.568), puede sacarse gran consecuencia para
otros de la acrópolis de del
nuestro estudio, puesto que todos ó casi todos estos temas decorativos tienen similares en la cerámica de los pueblos clásicos (vasos de Micenas, vasos italiotas,
proto -áticos, proto-beocios,
sudsiica,
de origen oriental
sin
etc.),
á quienes imitaron los nuestros.
duda, es un elemento
muy
usado en
la
La
deco-
ración griega primitiva. Los leones y perros, con un pájaro en la espalda y otro entre las patas, se encuentran lo mismo en los vasos de Elche
que en los peines cartagineses descubiertos por Bonsor en Carmona. (2)
La
Arqjieología de España, pág. 267.
los Alcores
de
PROLEGÓMENOS
394
seo de aquella ciudad (núm. 2.584) sólo menciona uno que repre-
senta una cabeza de toro cubierta de vendas,
como para
sacri-
el
Lleva dos letras que, sin razón, se han supuesto ibéricas, y muy bien ser latinas. Más importancia tienen, y segura-
ficio.
pueden
mente son más antiguas, una cabeza de hombre con largas orejas
y
nariz
tuita
prominente ^(exvoto del Cerro de
de una Diosa Aladre (Academia de Paris) por el asunto,
sante (dice P.
ó griego, por nica»
los Santos)
es
puramente
intere-
oriental
y también por
tipo arcaico del semblante,
el
esta-
la
«muy
la Historia),
que
y
la téc-
Esta imagen conserva rastros de pintura y está tratada
(l).
en bajo relieve. Pero
más curioso que
lo
hasta ahora conocemos
de este género, son algunas máscaras femeninas procedentes de las
excavaciones de Cabeza del Griego,
y que parecen haber
ser-
vido de antefijas en la decoración de algún edificio, acaso de un
templo.
La riqueza metálica de tiempos
muy
la
Península ibérica
y su explotación desde
antiguos, explica Ja abundancia de idolillos de bronce
y alguna vez de plomo. Los que parecen más primitivos son de ejecución tosquísima y compiten en barbarie
es
que no
los
las
estatuas
de
(si
exceden) con los cuadrúpedos de piedra y con
guerreros lusitanos. Representan figuras humanas, generalmente
desnudas, de hombres y mujeres, algunas andróginas con
ambos
cación de
sexos, sin símbolos, inscripciones ni ornamentos
de ningún género detalles,
Sin entrar en monótonos y repugnantes
(2).
basta mencionar,
plomo de
Jumilla,
Bermúdez
(3); el
(i)
Essai sur
(2)
Hübner
considerando
como
106.
de
Lozano y por Ceán Larrumbe ó de Gulina, con-
verisímil
que
fijaron la ateación
en estos
ídolos,
que fuesen producto del arte indígena más la
anti-
Academia de Ciencias de Berlín (Ary
1865, pág. 59).
(D. Juan): Historia antigua y nioderna de Jumilla (Murcia, 1800;,
Los caracteres
probablemente
/¿«/í/í7j que,
según Lozano, tenía
el ídolo, serían
ibéricos.
Ceán Bermúdez hay en España,
serie, el ídolo
l'art, n, 146.
chaeologische Anzeiger, 1864, pág. 282,
página
de esta
descrito por el canónigo
fué de los primeros
muy
Lozano
tipos
ídolo de bronce de
guo. Véanse sus comunicaciones á
(3)
la indi-
(D. Juan Agustín):
art. Jumilla.
Sumario de las antigüedades romanas que
PROLEGÓMENOS servado en
menos
el
Museo de Pamplona
bestiales del
395 otras
(l);
cuatro figuras no
Museo Arqueológico de Madrid Evora y
é informes bronces de
;
dos pequeños
Lisboa, publicados por Cartailhac
(2);
otro de la colección de D. Antonio Vives, en que se ha creído ver
representación de Neton,
la
ídolo andrógino de Granada,
do
el
dios lusitano de la guerra (3);
que dio á conocer D. Antonio Delga-
Academia de
(4); otros cuatro análogos del gabinete de la
Historia; seis del
Museo de Lisboa y dos
todos por Hübner
Al grupo de
la
del de Evora, catalogados
(5).
las
monstruosas figuras femeninas pertenecen dos de Ubeda
bronces encontrados en
la sierra
Madrid, notables por
enorme de
tura,
el
lo
procedente de Portugal
y
(7),
(6);
dos del Museo de
cabeza; una horrible carica-
la
Venus
cierta
ibérica hallada
en Almendralejo. Otra imagen de mujer, que lleva una especie de
diadema y aprieta sus pechos con
las
dos manos
(8) es
curiosa por
su semejanza con las Diosas Nodrizas del arte caldeo, que adopta-
ron y propagaron los fenicios
Taillebois (Emilio):
(i)
(g).
Deux objets d' aft
ibérique.
(En
el
Bulletin
monumen-
áe Caen, 1890, y en el Boletín de la Comisión de mommientos de Navarra, 1895, pág. 77.) Vid. también Mélida (D. J. R.): Revista de Archivos, 1897, pági-
tal
na
152, y 1900, pág. 76. (2)
E. Cartailhac: Ages pi'éhistoriqíces de V Espag7ie,
(3)
Mélida:
La
colección de brofices antiguos de
figs.
430 y 431.
D. Antonio
Vives. (Revista de
Archivos, 1900, pág. 73.)
Nuevo método
(4)
página (5)
de clasificación de las medallas autónomas de España,
t.
i.°,
CL.
Die antiken Bildwerke
i?i
Madrid, págs.
217, 334, 337,
con
las figuras
correspondientes. (6)
en
la
Formaron parte de
rra de Úbeda. (En (7)
la
colección del general Ezpeleta y figuran hoy
de D. Antonio Vives. Vid. Mélida, ídolos la
Ages préhistoriques,
fig.
432.
Hay
á éste, publicado por Salomón Reinach,
otro
La
pequeño bronce muy semejante sculpture en
fiuences gre'co-romaiítes, en IJ Anthropologie, 1895, (8)
Pertenece á
ibéricos encontrados en la Sie-
Revista de Archivos, 1899, pág. 98.)
la
fig.
Europe avant
les in-
257.
colección Vives, y ha sido publicada por Mélida, Revis-
ta de Archivos, 1900, pág. 75, lám. iv. (9)
De
los idolillos orientales
de este tipo
trata
especialmente León Heu-
zey en su Catalogue des figurines antiques de Ierre cuite du Louvre (págs. 32 y
ss.).
PROLEGÓMENOS
395
Además de
desnudas existen otras, encerradas,
las figuras
á la
manera de los xoajza griegos ó de los pequeños Hermes, en una caja ó vaina. Estos ídolos tienen los brazos pendientes
y
las
piernas
estrechamente juntas, y están envueltos en una vestidura sin pliegues. El cuerpo apenas está modelado, pero
el artista
en marcar con toda precisión los órganos sexuales.
que todas
estas groseras representaciones
y
otras
puso cuidado
Xo hay duda que hemos de
encontrar todavía, corresponden á un culto naturalista de
que ya hemos
ración,
en
visto manifestarse
la
la
gene-
época prehistórica.
Otras estatuitas pueden tener diverso sentido.
En una encontrada
cerca de Puente Genil se ha creído reconocer una ^Minerva, y de el arte de Troya y de Alicenas (l). Un preMuseo de Madrid, procedente sin duda de Murcia,
todos modos recuerda cioso bronce del
conserva su grave
la
forma de xoanoii
,
pero
la
cabeza mitrada de
y aun melancólica expresión,
la diosa,
pliegues regulares
los
y
simétricos del traje, establecen evidentemente su parentesco con las estatuas del
A
un culto
Cerro
local
(2).
debe de pertenecer otro
adornado
lencia, el cual tiene
el
idolillo
hallado en Fa-
vientre con una serie de círculos
concéntricos y de rayas, que se encuentran también en fíbulas de
misma
ciudad. Prescindo de otros tipos aislados
y más ó menos
la
sin-
y tampoco entraré en la ardua cuestión de decidir si son ibéricos, como sostiene P. Paris, los bronces calificados de sardos
gulares,
en nuestro Museo Arqueológico, que representan guerreros desnudos ó vestidos, con casco cónico, pequeña rodela, y en actitud de blandir la lanza con
la
mano
cintura un puñal ó sable corto,
un numen de cornudos y
y en cambio las estatuas
guerra.
la
las
derecha. Cuatro de ellos llevan á
En ninguno de
ellos
aparecen los cascos
extrañas armas características del estilo de Cerdeña,
es innegable la semejanza de los escudos con los de
de
los
guerreros lusitanos, y
fragmento escultórico de Elche: (i)
la
y todos parecen representaciones de
la
de
los sables
con un
lo cual da cierta verisimilitud á
Juntamente con esta estatua se encontró una moneda
fenicia
la
de Gadir.
Vid. Mélida, Revista de Archivos, 1S97, pág. 146. (2)
funto
Núm. I).
18.537
fiel
catálogo del Museo. Procede de
Eulogio Saavedra, que
la
formó
casi toda
en
la
la
colección del di-
región murciana.
PROLEGÓMENOS opinión del profesor de Burdeos dios de nuestra mitología el
que
nes hayan querido ofrecer á
la
397
sea
(l),
Neton ó cualquier otro
los artífices
de estas toscas imáge-
piedad de sus devotos.
Otro pequeño grupo de bronces hispánicos, cuyo carácter gioso parece demostrado, es
el
de
sacerdotes, que presentan abiertas
como
tud hierática,
y extendidas
al
cación ritual
(2).
Las
las
manos en
mantos y
desconocer
ififluencia del arte greco-asiático del Cerro;
como
ces,
el
signifi-
de tipo femenino abundan mucho
estatuitas
tiaras, mitras, collares,
la
acti-
pueblo; y aun otras que hacen,
más, y en sus
ejecución es siempre
reli-
probablemente de
un gesto obsceno, pero que puede tener alguna
parecer,
al
dirigiéndose
figuras,
las
mucho más
velos, es imposible
pero
la
bárbara, aun en los mejores bron-
que pudiéramos llamar
« la
dama
del
capuchón
(nú-
»
mero 3.515 de nuestro Museo, procedente de la colección del marqués de Monistrol). Es muy probable que todas estas efigies sean de sacerdotisas, y desde luego
que posee
el
académico de
lo es una,
de cierto valor
quísima é incomparable colección de bronces ibéricos
que no carece de elegancia, ofrece con
rilla,
de
las
pite
libaciones. El
ademán
artístico,
Historia D. Antonio Vives en su
la
religioso
de
las
también en cuatro estatuas de mujeres, una de
ri-
Esta figu-
dos manos
manos
las
(3).
el
vaso
abiertas se relas
cuales pre-
senta en su indumentaria ciertos detalles que vagamente recuerdan el
espléndido atavío de
La
la
Dama
de Elche
serie zoológica está representada
caballos
y
jabalíes, á los cuales
(4).
en estos bronces por toros,
pueden añadirse algunos carneros y de
cabras; una curiosa pantera de Puente Genil (bronce incrustado plata)
que puede ser de origen exótico, y algunos otros animales tan
(i)
Essai
(2)
Dos
S7ir
Vart^
11,
estatuitas del
corresponden
al
págs. 164 á 167.
Museo Arqueológico, y una de la colección Vives, manos abiertas. Una del Museo del Louvre, pro-
tipo de las
cedente del Cerro de los Santos, presenta
el
extraño gesto indicado, que se
repite en algunas otras. Vid. P. Paris, Bulletin Hispanique, 1900, pág. 133. (3)
Publicada por Mélida, Revista de Archivos, 1900, pág. 15Ó, lám.
hallada en (4)
la
v.
Fué
provincia de Valencia.
«La oferente (hace notar Mélida) lleva mitra, se adorna con gruesas
arracadas (iorques) y dos collares, el inferior con
el
colgante.»
PROLEGÓMENOS
398
groseramente modelados que no es pecie
Apenas hay entre
(I).
miende por verdaderas condiciones toro de Lisboa
(2),
identificación de su es-
fácil la
estas figurillas ninguna estéticas, á
la
ser el magnífico
«obra sincera y robusta, que evoca
del mejor arcaismo griego», según P. Paris; jabalí
no
que se reco-
recuerdo
el
y en menor grado un
de nuestro Museo Arqueológico (10.349), que formó parte de
antigua colección de
Biblioteca Nacional;
la
y quizá un
de bronce de Alcobaza, que Leite de Vasconcellos reduce á
romana
muy Los los
Pero todas estas
(3).
lejos
toritos
de
piezas,
aun
las
barbarie de los cuadrúpedos de piedra.
la horrible
Santos parecen exvotos; y la
época
más imperfectas, están
que en gran número se han encontrado en
más frecuente que
perrito la
la
Cerro de
el
representación de este animal,
de ningún otro, es nuevo indicio de su
culto,
que con gran verisimilitud puede reconocerse en España desde edades más remotas los caballos.
Después de
Son mucho más
ejecución suele ser la
(4).
Academia de
la
raros los cerdos
menos vulgar
(véase,
Historia, hallado
en
de bronce sólo se han encontrado en
de Cáceres. Por
que
la
jabalíes,
por ejemplo,
el
pero
la
que posee
la
provincia de León). Cabras
el
Alemtejo y en
el
término
inscripción latina que esta última lleva, consta
fué ofrecida á la diosa Adaegina,
ginas
y
las
en mayoría
los toros están
ya mencionada en estas pá-
(5).
Entre
los
bronces ibéricos de directa imitación griega ó romana,
que en general son obras mediocres, pesadas y sin carácter, importan para nuestro fin una Minerva de Mallorca, que algunos supo-
nen de importación etrusca
lo
(i)
Vid. P. Paris, Essaí,
(2)
O Archeologo portuguez,
11,
(6);
lo cual
t.
v,
pág. 345, Insignia de bronce antigua; artícuel
bronce como enseña de una legión
parece que no lleva camino.
(3)
O Archeologo portugiiez^
(4)
Véase
lo
y
pág. 196-208.
de Gabriel Pereira, que considera
romana,
otra evidentemente indígena
v, pág. 8, fig. 4.
que hemos dicho
al tratar
de
los
bronces prehistóricos de
Costig(págs. 215-217).
Diodoro Sículo afirma que en Iberia sagrados, y lo enlaza con
el
las
mito de Gerión
vacas eran tenidas por animales (vid. supra,
pág. 304).
(5)
Vid. pág. 350.
(6)
Colección Vives. Vid. Revista de Archivos, 1900, pág. 70.
PROLEGÓMENOS
399
bastante bárbara, que apenas conserva del tipo clásico de Palas
Atenea más que es
los atributos del casco, la lanza
pequeño como
figurilla (quizá
de los guerreros lusitanos
el
amuleto) del
dad Real), que por
Campo de
la actitud
dios
el
del silencio,
con que tapa
Museo Arqueológico (núm.
catura del
Amor
importancia.
Muy
Roma
el
{3),
España
Ange-
es
un
(2);
ridículo
2.667), <^ue parece una cari-
y alguna
la
colección Vives
muy
otra, todavía
de menos
(4).
variadas representaciones de un dios
montado alguna vez sobre un carro de cuatro
ruedas,
bronce de Cabeza del Buey (provincia de Badajoz). Este
tipo se encuentra en el reverso de el jinete
imagen de Harpó-
superior á todas es un Hércules combatiente, im-
Existen numerosas y
como en
boca y alguna otra la
una Victoria de Alcobaza, ruda imitación
alas;
berbe y desnudo, de
á caballo,
escudo, que
una grotesca
cuya duplicación femenina
enano, del
del arte helenístico de
la
como
rona, de la cual se hallan otros vestigios en
con
el
Criptana (provincia de Ciu-
parte de su cuerpo, ha sido considerada crates,
y
(l);
muchas monedas
suele aparecer armado, ya de lanza,
un dardo ó azagaya, ó blandiendo
la
donde
ya de espada, ya de
palma de
victoria.
como
piedras sepulcrales de la época romana,
ibéricas,
las
En
algunas
de Lara de
los
y Carazo (Corpus, II, 2.863, 2.868, 2.869, 2.875), hay bajos relieves con la misma figura, pero el caballo está á galope y la lanza baja. Existen, finalmente, algunos ídolos de bronce, como el ya citado Infantes
de Extremadura; uno del Museo Arqueológico (3.160), y el de Salobral (provincia de Albacete), que pertenece hoy al Museo del Louvre. El Sr. Mélida agrupa todas estas imágenes bajo del Jinete ibérico,
de
la
(i)
y
guerra y de
considera
las la
caza
Pertenece también á
la
(5).
como
común
representaciones de un dios
Pero Délechette, fundándose en
Colección Vives.
trae una excelente reproducción de
el título
P. Paris: Essai,
11,
lám.
el
iv,
ella.
(2)
Publicada por Mélida en
(3)
O Archeologo poritiguez,
(4)
Publicado por Mélida, Revista de Archivos, JQOO, pág. 351. El Hércules
t.
la Revista de Archivos, 1897, pág. 150, lám. vi. v,
pág. 87,
fig. v.
ibero-romano. (5)
El
Jinete ibérico.
En
Agosto á Octubre de 1900.
el Boletín de la
Sociedad Española de Excursiones.
PROLEGÓMENOS
400 carro de ruedas
y en
otros detalles, las enlaza con
el
culto prehis-
tórico de la divinidad solar ([). Independiente de este
parece, á pesar de los ingeniosos esfuerzos de P. Paris
de Falencia, notabilísima estatua ecuestre,
te
bronces españoles,
los
supone, sobre
si
ninguno de
como
procedentes
cen
la
cico sobre lo cual
la
edad que se
escultura no presenta ningún carác-
la
muy
ser
y
no se parecen á
realista,
bien
la efigie
de un cazador que lleva
cabeza de un animal no bien
la
un grupo bastante numeroso de
fíbulas ó broches,
ma3'or parte de Falencia ó de su provincia, que ofre-
imagen del
la
muy
de un modo
mano derecha
trofeo en la
definido. Existe
jine-
mejor, sin duda, de
el
verdaderamente pertenece á
y que
los otros,
Puede
el
á resolver. Pero es evidente que este jinete
este caballo, ejecutados
ter religioso.
(2),
han suscitado graves dudas, que de ningún
lo cual se
modo nos atrevemos
grupo nos
jinete.
En
algunas de ellas
el
caballo apoya el ho-
una cabeza humana, más ó menos vagamente figurada,
puede tener algún sentido mitológico, como quizá tengan
valor simbólico los pequeños círculos concéntricos grabados en la
mayor parte de de esta en
serie,
el
gran fíbula de
la
caballo
y
el
de
lo
más la
y mejor conservado de todos,
característico
colección Vives
(3),
tanto
el
carro
caballero son enteramente convencionales,
decir, fantásticos,
trario
aun en los mejores ejemplares
estos animales. Pero
en
con
ó,
como
el
por mejor
visible tendencia á la estilización: todo lo con-
que observamos en
estatua del jinete. Las represen-
la
taciones zoomórficas de las fíbulas palentinas no se reducen á caballos:
hay también pájaros, una
Obra
rana,
un toro y un
elefante.
insigne de la orfebrería ibérica, son las fajas de oro encon-
tradas cerca de Cáceres, adquiridas por el
á conocer por Schlumberger en
1
88
5
(i)
Vid. págs. 199-201 del presente tomo.
(2)
Es sai sur
l'Árt,
11,
Museo
(4).
del
Louvre y dadas
Estos seis fragmentos,
págs. 228-237.
Publicada por Arturo Engel: Revtit Archéologiqiie\ 1903; pág. 414. Mélida: Revista de Archivos, 1900; pág. 163, lám. IX, núm. 53.
(3) Cf.
(4) te
G. Schlumberger: Bandeaux d'or esiampées d'époque archaique. (Gazei-
Archéologique, 1885; pág. 4.)
Cartailhac: Ages préhisioriqíies de l'Espagne, pág. 334.
£. Taillebois: Deiix objets d''art
ibe'riens,
Caen, 1890; pág.
17.
4OI
PROLEGÓMENOS todos, al parecer, de la
misma mano, presentan en dos
frisos
sobre-
puestos figuras estampadas de jinetes y caballos, pescados y aves
y
acuáticas; rativos
el
sentido general de la composición indica los prepa-
de algún
para
sacrificio,
el
conducen
cual varios servidores
grandes vasos. Sin entrar en pormenores ajenos de este lugar, y los arqueólogos que ex profeso tratan esta
que pueden verse en materia, es visible,
y
ya notada por su primer
fué
editor, la analo-
gía de estas figuras con las del arte griego arcaico,
con
las
mismo trata
se
y especialmente
pinturas de los vasos áticos de la puerta Dipila estilo,
y con
las fajas
otros del
y
de oro de Corinto. Pero no parece que se
de un objeto de mera exportación, porque con esta influencia
combinan
otras: la del arte
de Micenas y Tirinto,
la
de ciertos
platos y copas fenicias, y aun se han notado semejanzas con las pinturas rupestres de la Libia. Salomón Reinach, que insiste en ellas (l)
ha llegado á decir que estas misteriosas
fajas
«son un monumento,
único en su género, del arte de los Libios, Iberos, Tamahúes, Majuajuas, es decir, del arte
de
las
poblaciones primitivas que en época
muy remota poblaron España y Berbería:>. Esta hipótesis aventurada, pero lo que resulta claro es que
el arte
parece
muy
del hábil orfebre,
estas fajas, era un arte compuesto y modificado en España con elementos de varias procedencias, predominando siempre
que labró
lo
mismo que en
y en nuestra cerámica. restos arqueológicos enumerados hasta
ahora, se agru-
la influencia del arte
egeo y del griego arcaico,
nuestra escultura
Todos pan bajo
los la
siquiera la
denominación general de
mayor
tribus indígenas de la Península, sino asiáticos
ibéricos,
no porque todos,
ni
parte, pertenezcan original é íntegramente á las
porque
los
elementos greco-
que se manifiestan en estos primeros ensayos de nuestra
cultura, aparecen transformados por
una elaboración más ó menos
consciente, pero que revela instintos de raza. Conviene separarlos,
por consiguiente, de artísticas
los
Sorprende á primera
(i) ie
En
productos de importación y de
debidas sin género de duda á vista
carta á Schlumberger,
las
colonias fenicias
las
y
que sean tan raras entre nosotros
que este publica en su estudio de
la
Arcluologique.
Menékdez r
obras
griegas.
V'EX.^xo.—Htterodoxos.
1.
26
las
Gazet-
PROLEGÓMENOS
402 relia uias
de
la civilización fenicia,
que tan profunda huella marcó
en nuestra historia primitiva, y cuya influencia hemos tenido que reconocer tantas veces. Los fenicios, descubridores de España y de las Baleares,
fundadores de Cádiz, quizá en
el siglo xi
civilizadores del valle del Guadalquivir y del
litoral
antes de Cristo,
de
los Bástulos
(Malaca, Sex, Abdera...), primeros explotadores de nuestra riqueza
monumentos de su larga dominación comercial en el país que por ellos recibió el nombre bíblico de Tarsis (l). Todavía en iSSS podía escribir Hübner: «Xada de arquimetálica, apenas han dejado
tectura fenicia se conserva en la Península.
cimientos
muy
grandes de
En
Cádiz se observan
edificios, construidos
sobre
la
roca ba-
declamaciones retóricas de los historia-
tida por las olas. Pero las
dores de Cádiz, antiguos y m.odernos, que en ellos reconocen
templo de Hércules, y
el
otros edificios de este emporio célebre de la
colonización fenicia, no se fundan sobre investigaciones detalladas
y planos esmerados de estos restos, y por ello no nos enseñan mucho (2). A un Schliemann del porvenir está reservada la tarea de Sin entrar en la espinosa cuestión de Tarsis-Tarteso, y de las flotas de (i) Salomón, en que con tanto afán se ocuparon los eruditos antiguos, tales
como
Aldrete, el P. Juan de Pineda, Bochart, el obispo Huet, el
Mondéjar, los autores del Diario de
los Literatos, los
Marqués de
PP. Mohedanos, Masdeu...
y que modernamente han tratado, entre otros, Movers, Die Phoe?iizier in Cades und Tjirdeianien, en la Zeitscimftfür Philosophie und katholische Theologie, y F- Lenormant, Tarchisch en la Rcvue des questions hisioriques^ Julio de 1SS2, y Les Origines de V Histoire, París, 1884, tomo 11, segunda parte, paginas 86- 16; baste consignar que son muy pocos los exegetas que dudan de que 1843;
1
se refieran á la
España
segundo de
los
Paralipómenos, y de
se lee en
el
texto hel^reo
varon
Setenta y
los
(2)
Algunas de
la
fenicia los textos del libro tercero
el
las
nombre de
de
los
Reyes, del
profecías de Isaías y Ezequiel, Tarsis,
aunque no siempre
donde
le conser-
Vulgata.
las noticias
consignadas por estos historiadores no son de
desdeñar, sin embargo, especialmente las de los más antiguos.
Agustín de Horozco escribía á fines del siglo xvi: «A doce millas desta ciu-
dad en i
lo oriental della dicen
que estaba este famoso templo (de Hércules),
pues quatro millas valen tanto como una legua española,
i
doce millas hacen
tres leguas, tengo por cierto que este templo estaba cerca de donde agora es el castillo i puente de Suazo, junto al qual por todo aquel sitio he yo visto
algunas cuevas
i
soterraneos con muchos cimientos, paredes
i
argamasas
PROLEGÓMENOS
403
descubrir los vestigios del gran templo de Hércules en Cádiz, 6 las
En
construcciones púnicas de Cartagena.
fortísimas, fraguadas dellas
de
que
lo
se labra
con
ladrillos
i
y en
Alálaga, en Cádiz
muy
casquillos de texas
en esta edad, todo como rastro de aver estado
diversos
allí
grandes
edificios...
»Alguno3 que an tratado desta ciudad,
que cerca
dezas, dicen
por
los
d05.
en
marineros calles,
personas,
i
i
i
en aposentos. Esto
por eso he deseado saber
buen fundamento para darle
crédito,
toda
el
i
i
los edificios,
pos
ha,
i
que cayeron
(o sea
dellos,
i
se
sumergieron en
el
i
lo
que en
la i
de fortaleza en forma de arcos, paredes
i
muy
descom-
agua tantos años
gastado de tierra ó piedra flaca de
i
«Dicese almadrava de Hércules torre,
i
antigua,
que entre
los
el
lo
i
tiem-
que fueron,
hondura y centro del agua, dice le parecieron edificios, será lo que
de resistencia, pudiendo ser en tanta cantidad i
deshace
los
braveza del mar, que aqui es mayor que en
quien quiera) que vio
agua ha entresacado
duro
con aten-
si
partes de recias murallas que se an
no podrán agora estar en forma que demuestren
que aun aya señal
i
paréceme que carece del
i
que quaiquiera que hiciere buen discurso se persuadirá á creer
que
pescador
gran-
praticar a muchas mas no he hallado ningún
quan en breve luego en cayendo
continuo movimiento
la isla,
i
mesmo he oido
lo cierto;
i
ción se mira a los grandes peñascos
pone
de sus antigüedades
escrito
pescadores, quando es baxamar, algunos edificios forma-
en casas
caido en mis dias,
i
della en sus baxios a la parte del poniente son vistos
lo
la
ni el el
que es más fuerte
deshecho, que dexe lo
cimientos...»
i
almadrava desta
moradores de
isla,
la isla
por una pequeña
desta comarca con-
i
serva este nombre. Al pie, y cerca della, se an hallado en nuestros dias algunas piedras
i
monedas con
la
figura de Hércules
dos atunes.>
i
Historia de Ja ciudad de Cádiz, compuesta por Agustín de Horozco (publicada
conforme á una copia de D. Bartolomé
J.
Gallardo). Cádiz, 1845, págs. 25,
189 y 195.
«Muchas ruinas se veen por toda en cia,
los escriptores.
son
las
Entre estas
que oy vemos en
la
las
esta Isla,
pero dellas no hallo memoria
que muestran mas grandeza y magnificen-
parte Occidental, entre
hermita de Santa
la
Caterina, y la casa, que llaman de Folugo; cuyos dos edificios son términos
de aquesta gran obra. Su forma es oval pies,
muy
prolongada: tiene de largo 1.200
y de ancho 400, está hecha de quatro murallas, que
otras,
y hazen
la
las
unas ciñen á
las
forma que emos dicho. La primera es de quatro pies de
gruesso, fabricada toda de sillares quadrados;
la
segunda de dos
pies,
y otro
tanto terrapleno; la tercera de tres pies de gruesso, y el terrapleno de otros tres; tras esta está
un ancho terraplén de diez
de cuatro pies de gruesso, que
que
el
gruesso de
las
es
la
última por
pies, la
y una pared que
lo ciñe
parte de dentro: de suerte
murallas con los terraplenos, hazen veynte y ocho pies.
PROLEGÓMENOS
404
demás
las
colonias de la costa meridional,
tos del arte semítico... El día en
Por
el
lado que mira
tampoco
liay restos cier-
que se descubriera
el
primer
mo-
Norte se señala una entrada y puerta que cae sobre isla el Occeano. No se puede averiguar con cer-
al
una caseta, que haze en esta teza,
qué
edificio fuesse éste...
porque no
se descubre
mas que
los cimientos,,
y a trechos algunas paredes, todo caydo y desfigurado.» Gra7idezas y ajitigüedades de la isla y ciudad de Cádiz... Por Joan Baptistode Salazar, Racionero
eti
Sania Iglesia de
la
Cádiz... Cádiz,
por Clemente Hi-
dalgo, 1610, pág. 133.
No sabemos
si
aunque
se trata aquí de una construcción realmente fenicia,
D. Adolfo de Castro (Historia de Cádiz
y
szí
provincia, Cádiz, 1S58, pág. 10 1)
lo
da por seguro. Pero algunos de los sepulcros de que en otra parte habla
el
mismo Suárez de
geo fenicio como
Salazar, indican
los hallados
tenían por costumbre o religión no
pequeñas bobedas, puesto
el
que en su tiempo se descubrió un hipo-
en nuestros
«De aqui
días.
quemar
los
que en
esta Isla
rostro á este templo
(el
de Hércules): como que
tuviessen depositadas todas sus esperanzas. Assi lo he observado en
alli
chos sepulcros antiguos, y aora
zanxas para un
e7i
estos dias en
lienzo de muralla, que se haze
á
mu-
míos que s6 hallaron abriendo
la
Puerta de Tierra, donde se
vian los cuerpos convertidos en un subtil polvo, pero en forma de un algo denegrido; v con algunos huessos, de
en
sus difuntos, los enterraban
que con
madero
facilidad se colige la pos-
tura del cuerpo» (pág. 185).
«Entre los muchos sepulcros antiguos que cada día se descubren en Cádiz,, ellos: los unos y no mas ordinarios son en forma de obra mosayca tosca, o labrados de piedra de
he visto tres diferencias de de aljibes la
mesma
muy pequeños isla
sin
mezcla
ni otro
zulaque alguno, no mayores de aquello
que puede ocupar un cuerpo humano. Estos sepulcros eran proprios de los que no acostumbraban quemar sus difuntos... De donde parece que esta
manera de sepulcros que en Cádiz dores,
como Fenices de
se halla, fué de sus
político a los Egypcios, o de aquellas familias antiguas,
bidos los ritos
mas antiguos mora-
nación, y tan parecidos en su religión y govierno
Romanos, guardavan todavía
la
que después de
reci-
costumbre de sus mayores»
(pá-
gina 290).
«La ultima forma de
los sepulcros
que en Cádiz se
hallan, es
mas
particular
y notable. Son tinas bóvedas labradas de buena cantería debajo la tierra, enluzidas las paredes de tina cal muy blanca y lustrosa, de catorze pies de largo,
ancho y de
alto.
Por
siete
la parte interior tietien abiertas en el gruesso de la pared
chas tacas a media vara del media vara de hueco.
En
suelo,
de
mu-
unas en contra de otras, y todas de no mas que bobedas se hallan muchos carbones, y
el suelo de las
huessos de estatura grande, y al rededor algunas losillas con sus inscripciones.
En
algunas de las tacas que hemos dicho, están huessos
muy pequeños
sin señal
4O5
PROLEGÓMENOS
Tiumento cierto del arte fenicio en España, formaría época en arqueología peninsular»
la
(l).
Este día iba á llegar más pronto de
lo
que Hübner pensaba, ó
más bien había
llegado ya, aunque sólo le alcanzó la noticia para
aprovecharla en
las
mente, en
paraje llamado
el
En
últimas páginas de su libro.
Punta de
Cádiz precisa-
un
la Vaca, había aparecido
magnífico sarcófago antropoide de mármol.
En
otra
tumba cercana
se habían encontrado amuletos y alhajas de indisputable origen
que evidenciaban más y más
nicio,
Hübner afirmó desde
el
fe-
carácter de aquella necrópolis.
luego, sin vacilación, que
el
sarcófago era ante-
y pertenecía á la Gades fenicia, pudiendo colocarse aproximadamente en el siglo v antes de nuestra era.
rior á la época cartaginesa,
de cenizas ni carbo7ieSy
sÍ7io ellos alli
amontonados y
limpios, sin inscripción ni
titulo alguno» (pág. 294).
algunos vasos sepulcrales, a vueltas de los huessos y cenizas, se hallan en
'S.E71
esta Isla joyas de oro
mas particular que tada en
él
una
y plata,
desto
tal como zarzillos, collares, anillos y manillas...
ha venido a mis mauos, ha
cornerina, en la qual se ven dos
se leva^itan dos espigas^ (págs. 314 la
sido
manos
tm
anillo de
Lo
engas-
o?-o,
asidas, de entre las cuales
y 315). Aquí un tosquísimo grabado con
joya.
En cuanto rea,
á las ruinas de antiguos edificios que se descubrían con la
ma-
no se muestra tan incrédulo como Agustín de Horozco: «Lo que se com-
prueba con
lo
que afirman todos
los
que cruzan este mar, que por
del Mediodía, estando el agua clara, se ven
debaxo
della
una legua
la
parte
a la
mar
y ruynas, buenos testigos de lo que el Océano ha ganado por esta parte, y gana cada día como lo vemos» (pág. 12). «Dizen los pescadores, que estando el agua clara ven una legua a la mar edificios,
grandes ruynas de murallas, y en especial una portada tuosa a
la
muchos
muy
grande y sump-
parte del Mediodía: y no es cosa desproporcionada; pues oy
aljibes
de
los
que hemos dicho muy metidos en
la
vemos
mar, los quales es
cierto fueron fabricados bien lexos della>' (pág. 128).
Suárez de Salazar era un erudito formal y prudente, que ha merecido
los
elogios de Dozy, el cual dice de su libro que «aunque antiguo está escrito
con cuidado, y puede consultarse fructuosamente» (Rccherches, 3.^ ed., t. 11, apéndice, pág. xcvii). De las antigüedades del templo de Cádiz discurre con
más plenitud de noticias y mejor crítica que ninguno de sus sucesores, sin al mismo Mondéjar, que dedica íntegra al asunto la disquisición diez
excluir
y siete de su Cádiz Phenicia. (i)
La
Arqueología de España, pág. 222. Vid. también págs. 257 y 25S.
PROLEGÓMENOS
406 Nuestro Berlanga fué
primer arqueólogo que estudió
el
el
sarcó-
cuando todavía conservaba claros restos de pintura que luego
fago,
han ido desvaneciéndose, y hace de él la siguiente descripción (l). «Ocupaba el sepulcro mayor, que era el que estaba más al Oeste» una arca de mármol blanco, no tan grande de
misma forma que
la
la
de 1855 y conservada en
»La tapa de
la
esta arca funeraria,
representativa del difunto;
cado sobre tando todo
que
al
el
que se
diferencia, sin
la
cara
boca y
muy
de piedra gaderitana, es ella
muy
estaba esculpida
bien formada;
cuidadosamente arreglado,
la frente, la
la
cubierta de toda inscripción sepulcral.
na del más detenido examen. Sobre
da, el bigote
pero
fina labor,
Louvre, que guardaba los despojos
el
mortales de Esmunazar, rey de Sidón, de
embargo, por carecer
de tan
ni
descubierta cerca de Sayda en Enero
el
la
la
barba
los ojos bien caracterizados, presen-
rostro un conjunto tan armónico
al original; tal
riza-
pelo profusamente colo-
y
natural á la vez,
contemplarlo no queda duda que debió ser un trasunto
parecido
dig-
imagen
es la expresión
máscara inanimada. Sigue luego todo
y
la
muy
movilidad de aquella
cuerpo apenas perfilado y como envuelto en una túnica, que bajando de la cabeza, sólo deja al
el
descubierto los brazos, las manos y los extremos de los pies. Di-
chos brazos aparecen apenas delineados en izquierdo sobre
el
pecho, oprime con
á un corazón humano; extendiendo
costado y descansando sobre rrar con la diestra
en
la
piedra,
como
el
derecho á
redonda, que
ni !a
el
canto de
la
de aquel
lo largo
lado, figura aga-
que no
está
que parece corazón, sino pintada sobre
hecho desaparecer aún. También
do pintado
laurel,
el
algo que se parece
muslo del mismo
grabada
ella,
con-
monumento algfunas hohumedad ni la intemperie habían
servándose aún visibles cuando examiné jas trazadas á la
mármol; recogido
la siniestra
el
una ancha corona de el
el
me
el
dijeron que se había conserva-
suela del calzado con
que se quiso repre-
sentar á aquel personaje, aunque por mi parte no logré notar la huella dé (1)
tal
pintura, ni distinguir dibujadas las correas, que debie-
El Nuevo Bronce
de Itálica, Málaga, 1891, págs. 295-296. Este estudio
del Dr, Rodríguez de Berlanga sobre los SepiilC7-os antiguos de Cádiz se había
publicado antes, aunque menos completo, en
Borges de Figueiredo, Lisboa, Marzo de 1888.
la
Revista Archeologica de A. C.
PROLEGÓMENOS ron
fijar
aquella especie de sandalias al pie,
debajo de
la
desnuda y bien conservada.
los pies
y algunos
tanto la punta de la nariz
»Se ha de notar, en el
bien pudieron estar
si
indicada túnica, que sólo dejaba ver en la escultura la
parte extrema de
venido
^OJ
escultor
detalles
de
Xo
lo estaba
los ojos...
tapa de este sarcófago, que sobre
la
marcando desde
hombros
los
del cuerpo, los contornos de los muslos
y
las
las líneas
ella
ha
ondulaciones
de
las piernas,
representando un cadáver cubierto con cierta especie de túnica ó
y no una momia liada con largas y manos y dando al cuerpo la rigidez de sudario
cede en
»La
la inferior
ocultando los brazos
las líneas rectas,
como
su-
sarcófago de Esmunazar.
la escultura del citado
caja
fajas,
de mármol gaderitana estaba compuesta de dos partes,
de una sola piedra, y
tapa de otra, coincidiendo
la
ambas
perfectamente en sus líneas externas y midiendo de largo dos me-
ancho por
tros quince centímetros, de seis centímetros,
de alto noventa y
cubierto, siendo de sesenta
siete,
mayor noventa y
la parte
cuando
el
sarcófago estaba
y dos centímetros cuando no estaba
ce-
rrado. Dentro del arca descrita se hallaron restos de otra de madera,
que se ha creído fuese cedro; fragmentos como de vestido ó de sudario, pero
ambas cosas muy deshechas; un
tarro
muy pequeño y
y dos clavos de cobre como de unos dos centímetros y además el esqueleto del diíunto, que aún se conservaba, cuando lo vi, en el mismo sitio donde fué encontrado.»
roto de barro escasos,
Berlanga acertó plenamente del sepulcro de Cádiz
diado por
el
con
el
establecer la absoluta semejanza
al
famoso cofre de Sidón (Saida) estu-
duque de Luynes
(l),
tropoides descubiertos en Fenicia piedra de las cajas de las
tuvieron desde sexta. la
Luynes
el final
fijó
en
momias
de
la
la
y con
los
demás sarcófagos an-
y en sus colonias, imitación en
egipcias con la
dinastía
misma forma que
décima nona hasta
segunda mitad del
la
siglo vi antes
época del sepulcro del rey Esmunazar, pero
vigésima
de Cristo
es tan visible la in-
fluencia del estilo griego arcaico en las cabezas de estas esculturas,
que en opinión de L. Heuzey (i)
Mémoire sur
le
sarcophage
(2) et
y de
los
dos clásicos historiadores
Vinscription funcraire d' Esmunazar roi
de Sidon. (2)
Catalogue des figurines de ierre cuite du Musée du Louvre, pág. 85.
PROLEGÓMENOS
408 del arte antiguo, Perrot
medio
nos,
siglo
Es opinión
y Chipiez
(l),
hay que
rebajar,
por
lo
me-
de aquella fecha.
corriente entre los arqueólogos, que las figuras repre-
sentadas en estos sarcófagos no son retratos del personaje difunto (2). El
mismo Berlanga modificó
nociendo que
la
su opinión en esta parte, reco-
estatua de Cádiz pudiera
griego con\-encional, con peluca egipcia
suavidad del cincel helénico
la
En en
la
el
segundo de
Punta de
mas de
hierro
muy
y barba
bien ser un tipo asirla,
tratado con
(3).
sepulcros descubiertos simultáneamente
los tres
la
Vaca, nada fenicio se encontró. Los restos de
y
toscos adornos de fabricación ibérica, indicaban
ar-
que aquella tumba había pertenecido á un caudillo indígena. El un esqueleto de mujer, que aún
tercer sepulcro contenía restos de
conservaba entre
y
piedra de ágata,
un
anillo
con aro de oro
engarzada de modo que puede
hacerse girar,
falanges de sus dedos
las
presentando labradas de distinta forma sus dos caras. Por
convexo tiene esculpido un escarabajo. Por al
el
lado
lado plano una figura,
el
parecer femenina, cubierta con una especie de velo ó de toca que
baja hasta los hombros, la diestra lleva
y
\'estida
un jarro que
las asas la
nariz para olería,
exactamente
mujer esculpida sobre una
queños
sujeta una
y que
es de lotus ó de papirus,
si
lo
cajita
mangas. «En
mismo que
la
flor,
que no
se lleva á la
pequeña
figura de
de marfil que debió contener pe-
tarros de perfumes, hallada en la necrópolis de Sidón» (4).
No puede
negarse
la
procedencia fenicia de este
anillo,
que tiene
similar en otro escarabajo de ágata descubierto en Siria (5).
mismo ha de con
Y
lo
decirse del collar encontrado en la sepultura gaditana,
diez cuentas
vidrio
los
de una gran ánfora de bronce
mano opuesta
puede conocerse
sin
de igual figura á
casi toca al suelo,
que aparecen cincelados en encontrada en Chipre. Con
con una túnica
de oro, nueve de ágata, tres adornos de pasta ó
y un colgante con nueve
hojas, algunas
rArt dans V Antiqídtc,
de
Histoirc de
(2)
Vid. Perrot y Chipiez,
(3)
El Nuevo Bronce
(4)
Ib.,
(5)
Perrot y Chipiez: Histoire de VArt, m, pág. 205.
t.
iii,
esmaltadas.
Phcnicie, págs. 1S2 y 1S3.
(i)
ni,
ellas
435.
de Itálica, pág. 319.
pág. 324.
PROLEGÓMENOS
En 1897 y 1902 el
la
4O9
necrópolis fenicia de Cádiz se enriqueció con
descubrimiento de once hipogeos más, similares en todo á
las
tumbas subterráneas de Arados, Biblos y Sidón. La revelación hubiera sido de todo punto espléndida si hubiesen podido salvarse á tiempo muchos de por el
que fueron sustraídos y enajenados
los objetos
primeros exploradores. Entre los que se conservan, ya en
los
Museo
provincial de Cádiz,
^-a
en poder de varios particulares,
figuran, según el catálogo del Sr. Berlanga (l):
cUn
cilindro
hueco de oro y bronce, de 39 milímetros de
primera un
la
bronce de
anillo
de oro de cuatro milímetros; de óxido de cobre;
17, cubierto
oro de dos, terminando
la
gavilán, sobre la cual se
ve
anilla
Forma
segunda otro de
tercera un aro de
la
cuarta con una delicadísima cabeza de el
para colgar del cuello
disco solar con
el
el nreiis
La cabeza
amuleto.
ureus mide 16 milímetros y está cincelada
el
la
por
alto
cinco de diámetro en su base, dividido en cuatro secciones.
al
y detrás una con
del gavilán
repujado con arte
exquisito; las plumas, los ojos, el pico, están tratados
con gran
es-
mero. El interior del cilindro se encontró en parte vacío y en parte
una substancia que no
relleno de
se ha
podido averiguar
lo
que
fuera.
5>Otro cilindro igual O
con cabeza de
león.
»Otro también idéntico con cabeza de carnero. »Otro que afirman que representa un obelisco. »L^n collar de niña con cuatro cuentas
muy
chicas
y un colgante
pequeño.
ȟn
collar
de mujer con
1
7 cuentas de oro, 15 de ágata
gante grande en forma de rosa,
mero que
»Cna
se encontró en la
estatuita
(i)
esmaltar, algo ma3'or que
tumba inmediata
al
(;Osiris?).
Xo
col-
el pri-
antropoide.
de bronce de 12 centímetros de
tando una divinidad egipcia
La En
s\v\
y un
alto,
represen-
es enteramente seguro
Nuevos descubrimientos arqueológicos hechos en Cádiz, del 1891 al lSg2.
}nds antigua necrópolis de
Gades y
la Revista de Archivos, Bibliotecas
los primitivos civilizadores de la HisJ>ania.
y Museos,
t.
v, 1901, págs. 312-313.
Vid. también Babelon, en el Bulletin de la Société des Antiquaires de France, 1890, pág. 155 lousie,
en
la
y siguientes, y
De
Laigne, Les nécropoles phe'niciennes en Anda-
Revue Arche'ologique, 189S,
1. 11.
pág. 328.
PROLEGÓMENOS
41o
que esta obra de
pacotilla
proceda de
infunde sospechas de falsedad y es
por Perrot»
Aun
(l).
queólogo entre Caldea.
lares,
tampoco
necrópolis, pero
análoga á otra reproducida
siendo tan escasos estos restos del tesoro funeral de Cádiz,
confirman plenamente
y
la
muy
el
la casi
identidad notada por
aparato sepulcral de los fenicios
En uno y
el
y
el
mismo
ar-
de Egipto
otro encontramos figurillas de divinidades tute-
amuletos y preseas que sirvieron para
uso del difunto. Las
el
mujeres eran inhumadas con sus brazaletes,
collares,
zarcillos
y
tumbagas. Es frecuente encontrar en los sepulcros fenicios idolillos
que representan polis
Hammon,
á Baal
de ligeros estuches de oro ó de
mo
Bes, Phtah, Astarte.
La necró-
de Tharros, en Cerdeña, ha suministrado muchos ejemplares plata,
que encierran láminas del mis-
metal enroscadas alrededor de un delgado cilindro de bronce
dorado. Sobre estas laminitas hay inscripciones que no han sido des-
y que acaso contengan fórmulas mágicas destinadas á reposo de los muertos. Tales estuches suelen estar ador-
cifradas aún,
proteger
el
nados con una cabeza de león ó de gavilán, apareciendo
el tireiis
sobre ambas. »E1 anillo de suspensión que tienen dichos estuches, hace creer
que sujetos por un cordón pendían los hubiese
A las
del cuello
usado en vida como talismanes»
de difunto, que quizá
(2).
antigüedades fenicias de Cádiz, pueden añadirse otras, aun-
que en escaso número, procedentes también del
Merece especial mención
el
litoral
de
la
Bética.
hallazgo en Málaga de una pequeña pie-
dra ovalada de cornerina, perforada en
la
dirección de su eje mayor,
labrada por un lado en forma de escarabajo, y que presenta en la cara opuesta tres signos grabados. Adolfo Erman, director del Museo egipcio de Berlín, que clasificó este objeto á ruegos de Hübner, le
estima indudablemente fenicio, aunque ofrece,
los
de su
clase, signos egipcios
como
casi
todos
degenerados. El signo superior es
la
diadema de una divinidad con cuernos y dos sierpes ó ureos. El signo central, un sol con dos iircos, y el inferior, un hieroglífico que
(i)
Histoirc de l'Art. Egypie,
(2)
Hisioire de l'Art,
iii,
t.
i,
pág. 53,
núm.
36.
Phénicie, págs. 237 y 23S.
PROLEGÓMENOS se encuentra en
y que
significa orOy
4II
muchos camafeos
egipcios
y
fenicios (l).
En
Vélez-!Málaga se descubrió en
1
874 «un preciosísimo
cilin-
dro de hematites de diez y ocho mih'metros de largo por un decí-
metro de ancho, á cuyo alrededor aparece finamente grabada en hueco una escena mítica, sin leyenda alguna aclaratoria, loga en su forma á
mis, de Chipre, siendo en
Los
talleres fenicios
muy
aná-
que figura en otro cilindro encontrado en Sala-
la
extremo semejantes ambas joyas entre
sí.
labraron numerosos dijes de esta ciase, copián-
dolos de los asirlos»
Trátase evidentemente de una obra de
(2).
importación exótica, labrada probablemente en
el
Xorte de
Siria,
según opina Erman, y traída á España por algún fenicio; pero no se atreve á dar interpretación alguna del asunto.
Las inscripciones faltó
en
en España, aunque no
fenicias son rarísimas
quien se entretuviese en
el siglo xviii
como
únicas que pueden citarse
descubierta en Cádiz en 1873,
en Puerta de Tierra, y
la
al
falsificarlas
13).
Las
auténticas son las de una sortija
desplomarse un lienzo de muralla
que se encuentra en
los restos
de un vaso
griego pintado, con figuras encarnadas en fondo negro (ÍNIuseo de
Granada). D. Antonio Delgado fué grafe gaditano,
primero que publicó
el
que consta de dos renglones y diez letras el sello grabado en la piedra de este
langa hace notar que Cádiz, por la
manera cómo
misma de
piedra, es
la
epí-
(4).
Ber-
de
anillo
y por la figura semejante á otro igualmente fenicio
aparece
muy
el
la inscripción
con una ágata, encontrado debajo de uno de
los
grandes toros del
palacio de Jorsabad (5).
La
inscripción de Granada, que tiene la singularidad de estar he-
cha con un punzón en un vaso griego transportado á España por
(1)
Berlanga:
(2)
Id.,
(3)
Entre
El Nuevo Bronce
ellos D.
Arqueología como en
y Franco, en (4)
(5)
el
Cándido M.* Trigueros, de tan las letras
1
87
1,
amenas. Vid.
Rheinisches Museum,
Nuevo Método de
Sevilla,
de Itálica^ pág. 332.
pág. 333.
t.
Vid. Perrot y Chipiez,
n(,
artículo
xvii, 1862,
clasificación de las
Prolegómenos, pág.
el
recuerdo en
núm.
la
de Hübner, Trigueros
pág. 288 y siguientes.
monedas atiiónomas de España,
c.xxxi.
pág. 645,
triste
446.
t.
i,
PRO LEGOM EXOS
412
navegantes fenicios, fué publicada é ilustrada por
en l88i, y consta de un sólo renglón
En
plinto
él
senta
al
el
mismo Berlanga
(l).
de una pequeña estatua de bronce, que repre-
(Museo Arqueológico de
dios Harpócrates
^Madrid),
una inscripción fenicia publicada en 1869 por Schroder
modo por A. Abdaschmum,
hijo
de Chantasbar... Pat,
hijo
se la comunicó Hübner, é interpretada de este
vy: «Harpócrates, concede
de Astarothjathon,
vida á tu siervo
la
de Magón,
hijo
hijo
(2),
hay
á quien
Le-
de Tathan» (3). Pero todo induce á creer que esta escultura no fué encontrada en España,
sino adquirida fuera de
por su
ella
primer poseedor D. Pedro Franco Dávila, cuya colección pasó antiguo Gabinete de Historia Xatural, tor
al
de que fué primer Direc-
(4).
Entre
por
los
objetos de fabricación oriental importados á España
los fenicios,
blillas
hay que contar en primer término
los peines
de marfil con figuras grabadas, de marcado tipo
y
ta-
encon-
asirlo,
trados por Bonsor en los Alcores de Carmona; la estela púnica descubierta por Siret en
necrópolis de Villaricos,
la
tísimos hallazgos de estos últimos años, que ya
de mencionar en otras partes de este
y otros interesanhemos tenido ocasión
libro,
por haber aparecido"
mezclados con antigüedades prehistóricas é ibéricas
Que
los fenicios
cuerdan
(5).
no tuvieron arte propio, es punto en que con-
sin discrepancia
alguna todos los arqueólogos. Sujetos alter-
nativa ó simultáneamente los cananeos del litoral á la influencia de asirlos
y egipcios, tomaron de unos y de otros
la
mayor
sus símbolos, sus formas arquitectónicas, la planta
de sus templos, tropoides,
los
hipogeos abiertos en
que reproducen
la roca, los
forma general de
la
y
parte de
disposición
sarcófagos an-
las cajas
de
las
mo-
mias, los ídolos de barro cocido, las esfinges, los tíreos^ los escarabajos, juntando á veces en
un monumento mismo
los
emblemas
monstruosos del Nilo y del Eufrates. Su religión fué también (i)
Los Bronces de LasctUa, Bonatiza y
(2) (3)
Dlc Ph'ónizische Sprachc, Leipzig, 1872, pág. 253. Phonhischc Studieti, t. iv, Breslau, 1870, págs. 61 á
(4)
Hübner: Die Autiken Biltwcrke
(5)
Vid., págs. 146-147
de
los
in
Aljustrel, pág. 397,
núm.
3.
62, lám. 13.
Madrid, pág. 224.
presentes Prolegómenos.
híbri-
PROLEGÓMENOS
413
da y compuesta; pero con predominio del elemento nico.
por
asirio y babilóy cosmogonía, apenas puede formarse idea fragmentos que llevan el nombre de Sanchoniaton puesto
De
los
su teogonia
,
que han pasado por dos elaboraciones: de Eusebio de Cesárea
la
de Filón de Biblos y
pero son conocidas
(l);
la
las principales di-
vinidades, y los rasgos característicos de su culto, que Movers, el más profundo investigador de sus antigüedades, ha definido «una
apoteosis de las fuerzas
y de
de
las leyes
ción de los seres en que se producen
ban como activas». El dios supremo de de
las tribus
la naturaleza,
y en
cananeas, se confundía con
y en general
los fenicios, el
una adora-
los cuales se considera-
mundo
material emana-
do de su substancia, y recibía diversos nombres, llamándose entre los Héteos, Hittitas ó Chetas Sed y Sutek (el omnipotente), entre los
Árameos Hadad
Ammonitas Molock lel rey), entre los ]\Ioabitas Kamos (el dominador); pero el nombre más generalmente usado era el de Baal (el Señor). Este dios, uno y múlúnico), entre los
(el
desarrollaba en una serie de hipostases ó divinidades se-
tiple, se
cundarias, llamadas los Baaliuu que eran otras tantas personifica-
ciones de sus atributos
(2),
Pero.la jerarquía distaba tan sabiamente organizada
gún afirma Rawlinson
mucho de ser tan numerosa y de estar como el panteón asirio y el egipcio. Senombres de
(3), los
los dioses
Vid. en la colección de C. Müller, Fragmenta Hisioricoruní Graeconim
(i)
(Biblioteca Didot),
los
t. iii,
fragmentos de Filón de Biblos, págs. 560-572.
Siguen siendo obras fundamentales para
(2)
los Fenicios
como para todo
lo
demás de su
el
estudio de
historia
Iheiten der Pkónizier, 3 vols.;
y
el artículo
qui porte
le
Phonizier en
nom
die Religión tind
de de Go-
la
Enciclopedia de Ersch y Gruber. Vid.
I' origine
et le caraciere véritable de Vliistoire pké-
de Sanchoniathon, París,
1
860,
y Mission de
Phe'nicie^
863- 1 874; el artículo de Felipe Berger sobre Fenicia, en la Encyclope-
1
die des scienccs religieuses,
de Lichtenberger;
los
Betylos, en la Reviie de VHistoire des Religions,
sobre los Cabiros en
remberg y (3)
las
Bonn, 184;; Das Phónizische Alteríhuvi^ Berlín, 1849-1856,
también Renán, Me'moire sur 7iicienne
la religión
y arqueología,
Movers, Die Phonizicr (Berlín, 1840), Untersuch2mge7i ueber
París,
venerados en
Saglio;
el
t.
iii,
pág. 31 y siguientes, y
Dictionnaire des antiquitcs grecqjies
et
romaiaes, de
y otras sabias monografías que sería prolijo
Les Religions de rancien monde,
pág. 156.
de F. Lenormant, sobre los
trad.
Da-
citar.
de C. de Faye, Ginebra, 1887,
PROLEGÓMENOS
414
y en
Fenicia
sus colonias no pasan de veinte: Baal, Astaroth,
Dagón, Esmun, Hadad, El, Eliun,
carth, INIoloch, Adonis,
Onca, Samas, Sadec, tres últimos
estos
nombres son
numen.
Así,
los Cabiros, Tanit,
de importación extranjera.
El
Eliun
fuerte),
Altísimo), Sadec
(el
Osiris; estos
V evidentemente algunos de que se aplican á un mismo
títulos honoríficos
(el
Hammon y
Mel-
Baaltis,
(el justo),
son
advocaciones distintas de Baal, que además recibe denominaciones
según
varias,
Había
de Hermón,
Como
en que se
los santuarios locales
Baal de
el
Tiro,
de Sidón,
el
y
el
tributaba culto.
Líbano,
el del
el
monte Fegór.
el del
todos los cultos naturalistas,
cipio activo
le
de Tarso,
el
principio pasivo del
el
de Fenicia divinizó
mundo. Las
el prin-
diosas fueron una
manifestación ó segundo aspecto del dios masculino, y á cada uno
de
los
Baalim correspondió una Baalcth^ que duplicaba ó más bien
integraba su esencia. Así se formaron diversas parejas femeninas,
como en
Tiro, la de ^^lelcart
en Cartago, con
la
puesto que
la
del concepto
como ción
el
y
sideral,
Astarte de los griegos),
(la
Tanit. L'na
y
pero no de un
otra adquirieron
modo
exclusivo,
y de la luna era sólo una parte que se manifestaba también en otras formas,
personificación del sol físico,
culto del
fuego, principio de la vida, agente de renova-
destrucción; la litolatría ó adoración de las piedras sagra-
por
das, llamadas betylos,
origen meteórico;
lugares
como
Hammon y
de Baal
tiempo carácter
el
y Astaroth
altos,
casi
lo general
la idolatría
de forma cónica y á veces de
practicada en las montañas ó en los
de que hace repetida mención
la Biblia.
Estos
ritos,
todos los del paganismo oriental, iban mezclados con
con
humanos, orgías y prostituciones sagradas, horrible mezcla de lujuria y sangre, en que los
prácticas obscenas
y
feroces,
cananeos, y especialmente
sacrificios
los fenicios,
no obstante su
civilización
material, en algunas cosas tan adelantada, excedieron á todos los
pueblos
asiáticos,
las fiestas
de
como
Tammuz
lo
prueban
el delirio
en Gebal y en
el
lúgubre y frenético de
Líbano, y
la
espantosa con-
sagración de los primogénitos, haciéndolos pasar por las llamas en
ofrenda á Moloch, Si prescindimos los fenicios
el dios del fuego.
de
la
execrable barbarie del ritual,
puede considerarse como un
la
religión
de
tránsito entre los cultos
PROLEGÓMENOS
y desempeñan orientales
la religión
griega
(l).
4I
Aquí, como en todo
demás,
lo
papel de propagandistas comerciales, introduciendo
el
Citera, en Rodas, en Tasos, y quizá en LemImbros nos, en y en Samotracia, los dioses que habían tomado de Asiría y de Egipto. Y si el espíritu luminoso de la Helada rechazó
en Creta, en Chipre, en
pronto
en
los sacrificios
humanos, de
Minotauro y otras análogas,
la fábula del
aún quedan vestigios
los cuales
la
Astarte de Sidón se
convirtió en Afrodita, tu\-o templos el Hércules tirio (Melcart), floreció el
culto de Adonis,
y tomó nueva forma
el
de los Ca-
biros. Inútil sería
detenernos en materias que están ya tratadas hasta
saciedad en obras especiales.
que algunas de
La
Lo que nos importa
divinidades fenicias dejaron en España.
las
principal es, sin duda, ^Melcart,
tutelar
de
el c.rey
de Tiro, en cuyo honor fué edificado
rival del
la el
el
numen
Templo de
Cádiz,
ciudad»,
de su metrópoli, en opulencia y nombradía, y seme-
jante hasta en su situación insular. Melcart es
símbolo de neo.
la
es seguir el rastro
la
colonización fenicia en todo
La confusión que
los griegos hicieron
el
Hércules
tirio, el
el litoral
del ]\Iediterrá-
de
el
él
con
Heracles de
su leyenda tebana, no altera los rasgos esenciales de su figura ni
simbolismo bien patente de sus trabajos.
No
volveremos sobre
el
el
mito de Gerión, que ya procuramos ilustrar en páginas anteriores,
tampoco sobre
ni
columnas de Hércules, que entre
las
los
antiguos fueron materia de tan varias interpretaciones
mismos (2).
Del
templo no tenemos ninguna descripción formal y digna de crédito, y apenas puede entreverse algo á través de las fábulas y amplificaciones retóricas de Silio Itálico y del biógrafo de Apolonio de Tiana.
\ como
el
templo de Tiro que probablemente
ha desaparecido, y son
de
los santuarios
que pertenezcan
muy escasas
las ruinas
le sirvió
de modelo,
que en Chipre quedan
de Pafos y Golgos, y no es enteramente seguro al
arte fenicio los de Malta
y Gozzo, nos
falta
toda
base de reconstrucción conjetural. El único templo fenicio del cual existen ruinas importantes
es el de
Amrith (Maratus), que puede
(i)
Ph. Berger, en
(2)
Vid. pág. 301 de estos Prolegómenos.
el
ya citado artículo Phcnicie, pág. 537.
PROLEGÓMENOS
41
considerarse egipcios. ticos, se
En
como una reducción ó
simplificación de los templos
centro de un vasto patio ó témenos^ rodeado de pór-
el
elevaba
6 santuario destinado á contener
la celia
el
simula-
cro divino, que era generalmente una piedra ó betylo. Delante del
templo se erguían tres grandes cilindros monolitos terminados en punta cónica, cuyo grosero simbolismo es innecesario explicar
Los ídolos antropomorfos estaban excluidos de á pesar del grande uso
y en
las sepulturas.
En
que de el
ellos se
los
hacía en
templos
el
(l).
fenicios,
culto doméstico
templo de Tiro no vio Herodoto más que
dos columnas, una de oro purísimo, y otra de una esmeralda que lanzaba de noche extraordinario fulgor
más símbolo
En
(2).
divino que el fuego inextinguible
sacerdotes, según Silio Itálico.
de Cádiz no había
el
que conservaban
Puede darse crédito
los
á Filostrato
dos columnas de oro y plata reducidos á un solo color, labradas como yunques, y que contenían inscripcio-
cuando nos habla de
las
nes en letras desconocidas; y aun en lo que dice del olivo de oro de
Pjgmalión, cuyo fruto era una esmeralda^ símbolo, Melcart
tirio.
Hércules, que
En cuanto el
mismo
parecer, del
al
á las representaciones de los trabajos de sofista
cretismo posterior, ó estaban,
menciona, ó procedían de un sin-
como da
á entender Silio Itálico,
y grabados en sus puertas. Los ritos y de los sacerdotes, las vendas de lino pelusiaco con que
fuera del recinto del templo, traje
el
ceñían sus sienes, mostraban,
como
la arquitectura, huellas
induda-
bles de origen egipcio.
No
consta que el bárbaro culto de Moloch fuese practicado nunca
en España: era
lo cual
no deja de sorprender
dios nacional de Cartago,
el
,
si
se tiene en cuenta
donde apenas
se
ha encontrado
ninguna tabla votiva en que no aparezca su nombre. Astarot ó Astarte, tos era
la
solía representarse
con cuernos, y bajo
«gran madre», el símbolo del principio femenino en
naturaleza, Afrodita ó (i)
Venus en suma, deidad
Lenormant-Babelon: Hisioirc
1888, págs. 5S5-587.
predilecta de los
attcienne de rOrient, 9.^ ed.,
Lo que dicen sobre
el arte fenicio es casi
Perrot y Chipiez. (2)
En cambio
Tanit cartaginesa, que bajo uno de sus aspec-
la
una deidad lunar que
otro era
que
Historiarum,
lib.
11,
c.
44, pág. 87
de
la ed.
Didot.
t.
vi,
la
ma-
París,
un extracto de
PROLEGÓMENOS
417
y traficantes, no sólo tiene amplia representación en las monedas de la Bética, como veremos en seguida, sino que con el rineros
nombre
de Salambo, y combinándose con
sirio
conservaba todavía en
el siglo
culto de Adonis,
el
de nuestra era numerosos y
iii
vientes devotos que prolongasen sus misterios
y
sus fiestas,
nos lo revela uno de los más curiosos documentos de
dades eclesiásticas de
la
las antigüe-
antigua Hispalis.
El mito de Adonis no es de origen clásico, sino oriental, rición fué
por
las
muy
tardía en Grecia.
mujeres, era una deidad
profeta Ezequiel (vin, I4):
el
fer-
como
Adonis,
siria
«^/
ó
el
dios muerto
llorado
de que ya nos habla
fenicia,
introdiixit
y su apay
me per
ostiitm portae
ad aqiiilonem: et ecce ibi vmlieres plangentes Adonidem.i> El nombre que en el texto hebreo corresponde al de Adonis, es Thamnmz; pero todos los intérpretes de la Sagrada Escritura, así como los mitólogos modernos, están conformes en la identificación de ambas divinidades. Este culto era una de donms Dominio
qitod respiciebat
abominaciones idolátricas que habían contaminado á
las
días de aquel Profeta. gocijo, coincidía
La
fiesta
en Oriente con
Israel
el solsticio
de verano, y era celebra-
da principalmente en Biblos de Fenicia y en Antioquía, á nes del Orontes. Enlazada,
con
como
las
márge-
todas las creencias de los fenicios,
de Asiria y Babilonia,
los cultos
en los
de Thamnmz^ mezcla de llanto y re-
^^a
por derivación directa, ya
por proceder de una fuente común, simbolizaba en primer término la
leyenda de Adonis,
el
cambio y
la
renovación anual de
ciones, la alternativa de las fuerzas conservadoras del
mundo; viniendo á
ser
Adon
(el
Señor) uno de
y
los
las esta-
destructoras
Baalim 6 per-
sonificaciones secundarias del gran dios naturalista, á quien solían
llamar Baal; y algunas veces El.
En
la
tradición
antigua, en los misterios de Gebal, Adonis era
siderado en
por
la
que parece más dios del Sol con-
estación de primavera, muriendo cada año, abrasado
los calores del estío ó
entorpecido por los hielos del invierno,
para renacer, siempre joven y hermoso, con la
el
el
calor fecundante
y
vegetación nueva. Dos partes tenían, pues, los Adonias: una lúgu-
bre, en
que
sin ceñidor,
las
con
mujeres, vestidas de duelo, con túnicas flotantes los cabellos sueltos las
cortados de raíz, iban á Mejíf.xdez
la orilla del
t Vzíkyo,— Heterodoxos.
I.
de Biblos, y río
las
y
de Alejandría
á llorar á
la
divinidad a7
PROLEGÓMENOS
41
muerta, cuya imagen solía exponerse sobre un lecho fúnebre ó un catafalco colosal, terminando por lo
Y una segunda
entierro del dios.
común
lamentaciones con
las
parte, toda de alegría orgiástica, en
que alrededor del lecho de Adonis resucitado símbolos del poder generador
de
jas
plata, llenas
de
vivificante,
sembrando en
plantas (especialmente la lechuga, llándose rápidamente por
la
y
se reunían todos los
se plantaban
el
ellos
eneldo,
gérmenes de
de
la
lo instable
Ya
ciertas
concentración del calor, crecían, y mo-
nuevo y gracioso la vez que
perpetua renovación de
la
Naturaleza, á
y de
la
vida humana.
y efímero
vasi-
que, desarro-
el trigo)
rían después de una vegetación de pocas semanas:
emblema de
en
ó simplemente en tiestos de barro, los
tierra,
faraosos jardines de Adonis^
y
del placer
los antiguos señalaron notables analogías entre este culto
y juntos parecen haber pasado
egipcio de Osiris,
de donde se transmitieron á
el
la
y
el
de Chipre,
á la isla
Grecia continental en época que no
puede señalarse con certidumbre, pero que, según
el
parecer de
dichos mitógrafos, no es anterior al siglo vi antes de nuestra era.
Sabemos por Plutarco (Vida de celebraban ya
Adonias en tiempo de
las
pero sus vestigios en tado, no está
tampoco en aunque
al
el
la literatura
nombre de Adonis en
parecer, estaba en
el
8)
que en Atenas se
guerra del Peloponeso,
los
tal
poemas homéricos,
como hoy
ni
conocemos,
la
texto que manejó Apolodoro. El
su Biblioteca
(iii,
en prosa
14, 4) extracta
lo
poeta cíclico Paniasis había escrito de Adonis, hijo incestuoso
de Smirna
dioses: fué
mundo,
y de su padre el rey de Asiría, Tiante. Nació del madre había sido transformada por castigo de los
(Alirra)
árbol en que su
el
el
la
1
son bastante tardíos. Por de con-
Teogonia de Hesiodo,
la
mismo Apolodoro, en que
Alcibíades,
amado de le
Afrodita, que para ocultarle á los ojos de todo
encerró en una arca, de
la
cual confió la custodia á
Persefone (Proserpina), que encendida también en sus amores, no quiso entregar
monarca de
el
depósito. Sometida la cuestión
los dioses decidió
año con Afrodita, y cuatro en
En
la
oriental,
tradición griega,
al fallo
de Zeus,
el
que Adonis pasaría ocho meses del la
sombría morada de Proserpina.
y probablemente también en
Adonis muere en una cacería, herido en
el
la
primitiva
muslo por
el
diente de un jabalí. Este animal se encuentra en mitos análogos de
PROLEGÓMENOS
En
diversos pueblos.
la
Sanmonokodon; entre
península de Siam mata
los
escandinavos á Odino.
remota antigüedad de su simbolismo,
la
419
como
así
al dios
Todo
de
la luz,
esto prueba
lodoro, extractando á Paniasis, demuestra sin réplica
el
primitivo
Adonis
carácter astronómico de la leyenda. El jabalí funesto para
La
es el invierno.
alternativa
morada
Apo-
pasaje de
el
del dios en el imperio de Pro-
y en el de Venus, es símbolo del paso del sol por los signos zodiacales. Adonis ostenta siempre los atributos de una divinidad serpina
solar, sin la tierra
que por eso deje de simbolizar en ocasiones
que
el sol
Como
te el trigo.
madura y hace
se le invocaba unas veces lo cual
como masculino y
siempre quedaron reliquias en
su culto. Pero ya entre
planeta Venus,
el
y
la
los misterios
otras
órneos
como femenino;
enervadora tristeza de
la
luna, otras con la tierra,
asimilada por los griegos con su
Afrodita, aunque en su origen tuviese frigia, así
y especialmen-
daba por dolorida esposa
los fenicios se le
á Astarte, identificada unas veces con algunas con
más semejanza con
como Adonis, privado de su virilidad por
la
la
Cibeles
herida en la
ingle, recuerda al mutilado Atis. Pero en el culto chipriota,
de Pafos, Amatunta é ló á los griegos
de
los frutos
todas las divinidades naturalistas de origen orien-
Adonis era primitivamente andrógino, y en
tal,
de
llegar á granazón,
Idalia,
donde
en
el
esta divinidad asiática se reve-
por vez primera y tuvo sus más famosos santuarios,
Astarte siro-fenicia no fué nunca divinidad lunar ni terrestre, sino
la
que de
fué la propia Afrodita, nacida de la
Erix de
Sicilia,
y en
sión de Teócrito Sobre
(i)
el
primer término, resulte
espuma de
las olas,
deidad
navegantes y deidad del amor, adorada en Corinto y en
los
el
mil templos de diversos nombres, según expre-
(l).
desenvolvimiento é interpretación de este mito, véase, en la Simbólica,
de Creuzer, obra inmortal en conjunto, aunque
hoy anticuada en algunas de sus
partes,
y no sean aceptables todas
sus explicaciones excesivamente alegóricas y sutiles (Symbolik icnd Mythologie der alten Volker..., ed. de 1840,
t.
11,
págs. 417-436), y la traducción ó
bien refundición francesa, de Guigniaut, Religions de
mera
V Antiquité,
t.
11,
más pri-
parte, págs. 42-56, con la importante nota añadida por el traductor
{917-943), discutiendo las opuestas opiniones
de Movers y Engel, sobre
el
origen fenicio ó chipriota del mito, y dando cuenta de sus numerosas repre-
sentaciones en
monumentos
escritos y figurados, especialmente en espejos
PROLEGÓMENOS
420
Refiere Elio Lampridio que
el
insensato emperador Heliogábalo,
se hizo iniciar en todos los cultos orientales, celebraba, entre
que
de
otros, el
la
diosa siria Salambo-, con todo
el
cortejo de lamenta-
como un
ciones frenéticas que le acompañaba, lo cual pareció
sagio de su cercana muerte: Salambonem etiam omni planctti
pre-
et jac-
tatione Syriaci cultus exhibíate ornen sibi faciens inminentis exitii (l).
El culto de esta diosa en Sevilla está atestiguado por sinceras
y
auténticas de las Santas Justa
como único
piadosas doncellas,
y Rufina
(2).
nunca ha desaparecido de lebraba
llaman Salambo-»
de
idólatras, solicitando las
y
mujeres nobles que
que
que se ce-
le
como
demanda y proclama-
llevaban procesionalmente en hombros, le
dejaron caer, rompiendo todas
y destrozándose
las santas,
tal
Y
desprecio que hacían de aquel ídolo,
el
quedaron tan sobrecogidas que de
de
.,
dos cristianas vírgenes se resistiesen á
las vasijas
alfarería
Un día
Bétis.
algún utensilio para su culto.
ellas
sen en altas voces su fe las
el oficio
de «aquel execrable y portentoso monstruo, que fueron asaltadas por la turba de los
la fiesta
los gentiles
márgenes del
las
Tenían estas
recurso de su pobreza,
vender ciertos vasos de barro, industria popular de
Actas
las
valerosamente rechazaron. Tal fué
la
el
ídolo
mismo que
causa de su pasión
ellas
y mar-
tirio (3).
etruscos, vasos
de
la
Magna
Grecia, bajos relieves, grupos de barro cocido,
sarcófagos, urnas, pinturas murales, etc., Cf. Maury, Histoire des religions de la Gréce antique, 1859,
t.
pág. 193 y siguientes, y F. Lenormant, // mito-
iii,
d'Adone Taínuz, Florencia, 1878.
.
(i)
Historiae Augustae Scriptores^ ed. Bipontina, t
(2)
«El culto de estas santas es antiquísimo,
i,
pág. 234.
como prueba
el
Códice Vo-
Romano pequeño y los templos dedicados á Dios Vírgenes... En Toledo es, y fue muy famoso, el de Sania
ronense, el Martyrologio
en nombre de estas Justa,
primero de todos
los Muzárabes.»
Horez: España Sagrada,
ix, 1752,
t.
pág. 280.
Vid. también las Memorias autenticas de las Stas. Justa
por
el
P. Andrés Burriel, en
criticas, eruditas, etc.,
el
tomo de
por D. A.
i
V.
la Colección de
y Rufina,
recogidas
algunas obras inéditas,
D. S. (Valladares de Sotomayor), Ma-
drid, 1806. (3)
Justae et Rufinae.
mercandi
fictilium
Hae cum
Sanctarum Virginum
essent mediocri paupcrtate tenues, erat
illis
usus
vasculorum, ex quo quaestu indigentium inopiam satura-
PROLEGÓMENOS El poeta arqueólogo de
con
do
buen
el
la
acierto
Ruinas de
primero que
Itálica, fué el
que suele caracterizar sus investigaciones cuan-
nimia credulidad no
le
puso en relación
ciega,
el
texto de
las
dos mártires hispalenses, y uno
otro con los ritos de la diosa Siria,
y de Adonis y Tammuz. Las
Lampridio con
y
las
42
el
de
las
Actas de
palabras de Rodrigo Caro, por lo ingeniosas
deben transcribirse
y bien encaminadas,
aquí:
«x-\doravan también los Se\-illanos a la diosa \^enus, a la qual
llamavan Salambona, nombre que ^ino con dad, desde
la
las
ceremonias, y dei-
provincia de Syria, a inficionar a Sevilla; cuyas muje-
como
y de buen ayre, la admitieron de buena gana. Celebravan'a cada año en dia señalado, trayendola por
res entonces,
la
aora, briosas,
ciudad en procession; y
las
mugeres que
la
acompañavan yvan
dando grandes gemidos, y haziendo tristes llantos por Adonis su el monte Ida de un jabalí, que por las ingles
enamorado, muerto en le
pasó con su agudo colmillo; en cuya memoria
novaron
Fué
la
del
malogrado mancebo; y
las Sevillanas re-
a la fiesta llamavan Adonia...
Venus
tan natural de Siria esta diosa Salambona, o
Tyro, que por antonomasia se llamó
la
diosa Syria,
llamó Salambona, y Astarte, o Astharoth, que fue a quien
engañado del torpe amor de
el
se
bant, sibique,
tantum quod ad victum
et
de
mismo
idolo,
mugeres, incensó Salomón,
las
puso en duda su sah-acion. Pudo ser que
y por quien
hija
bien ella se
si
los
Pheni-
vestitum necessarium esset, procu-
Cumque distrahendorum vaáculorum curam gererent, accurrit nescio quod execrabile monstrum, et immane portentum, quod perditorum turba rabant...
gentilium Salambonem vocant, postulaos ab eis aliquod utensilium
Quae cum
resisterent, ac daré nollent, dicentes se
colere ac credere, non idolum nobiles,
quae portabant
ter, ita ut
illud,
illud in
quod nec
humeris
suis,
sibi dari.
Dominumjesum Christum
viveret, nec sentiret; mulleres
dejecerunt illud a se turbulen-
omnia Sanctarum Virginum vascula confringeret penitus
et con-
tereret.
>At
illae
non damno paupertatis commotae, sed ad destruendum tantum
dedecoris malum, repulerunt idolum, quod statim ad terram prostratum, corruit
comminutum:
tune, quasi sacrilegium commisissent, gentiles eas morti
obnoxias exclamabant.»
España Sagrada,
t.
ix,
publicado por Blanchini.
pág. 339, conforme
al
texto del Códice Veronense
PROLEGÓMENOS
422
muy
ees,
naturales nuestros en habitación
con Cádiz y
Sevilla, truxessen acá esta
y contratación antigua
mercaduría; porque
como
y mayormente los Sey como la de Salambona era de sus vezinos en el monte Liba-
tan discretos, entendieron que los Españoles, villanos, eran inclinados a la religión,
en su
tierra tan admitida,
o en
la
no (donde avia un grandioso templo en un bosque consagrado;
al
qual yvan todos los enaniorados a hazer grandes maldades) les pa-
que con ninguna cosa atraerían mas
reció todos,
que con enseñarles esta
fácilmente se inclinan. se llamavan
ánimos y amistad de
los
que hombres y mugeres Las mugeres que yvan celebrando esta fiesta religión, a
Ambubayas, nombre también de
allá
de Syria.
De
ellas
habla Oracio,
Ambubaiariíin
«Hay en
dio,
célebre mención de esta diosa
la
diosa syria
la religión,
Salambona con
syrios, imitando los llantos
ciendo con
la
que hacían
las
agüero de su verdad que
cabeza
y dolorido
y
el
de
tardía,
otros gestos
este
más asquerosa, celebró á
rito
y ceremonias que
los
y meneos
del
cuerpo
tristes lágrimas,
lo
propio
esto fué
y aunque bien merecida muerte... Aunque es
los sevillanos tuvieron
llanto eran
la
mismo
de Venus á su enamorado Adonis, ha-
por deidad particular y indigete
mismo nombre,
muy comunes
Conviene admirablemente
con
el
mujeres que lloraban con
á Salambona con
2>
Salambona en Elio Lampri-
vida de Heliogábalo. Este monstruo de la naturaleza, pre-
ciándose siempre, aun en la
collegia^ Pharniacopolcz-» (l).
la
la
celebridad de sus endechas
en todo
el
mundo...
celebridad de las fiestas de Adonis
tiempo en que fueron martirizadas
las
Santas Justa y Rufina,
patronas de Sevilla, que es á 17 de Julio, porque en este mes los sirios
celebraban
mes de
la
muerte de Adonis, á quien llamaban Thamuz,
mismo nombre. Admirablemente San Hieestas palabras: «Quem nos Adonidem »interpretati sumus, et hebreus et syrus sermo Thamuz vocant »unde quia juxta gentilem fabulam in mense Julio amasius Vene-
y
al
Julio
con
el
ronimo sobre Ezechiel por
(i)
Antigüedades... de Sevilla
villa, 1634, folio
8 vto.
y Chorographia de su Convento
luridico...
Se-
PROLEGÓMENOS
423
pulcherriraus iuvenis occisas, deinde revixisse narratur; eun-
»ris, et
»dem lulium mensem eodem
appellant nomine, et anniversariam
ei
»celebrant solemnitatem, in qua plangitur quasi mortuus, et postea
Unde apud Ezechielem prophe-
»rev¡viscens, canitur atque laudatur.
»tam
legitur: ecce ibi mulieres
sedebant plangentes Adonidem»
ó púnica, ó bien una de
cia
el
conocido hoy por habér-
una sacerdotisa cartaginesa de Tanit en su
novela famosa), pudiera dudarse
rante
muy
de Salambo (nombre
Si del culto
sele aplicado Flaubert á
(l).
fué de antigua importación feni-
si
las religiones orientales
difundidas du-
mismo con
otro grupo de
Imperio Romano, no sucede
lo
divinidades, que nos ha revelado la numismática de nuestras colonias fenicias (2).
Las monedas más antiguas que de este género se
conocen, fueron acuñadas en Cádiz y en Ibiza. «Las monedas de pla-
cabeza del Hércules
y en
ta
de Gades tienen en
el
reverso un atún, con leyenda fenicia algo variada; pero que siem-
pre contiene
el
el
anverso
nombre de Agadir. Las de
cen de epígrafe, y muestran en cuclillas,
ornada
y en
martillo,
sino
casi
Y
el
la
muy
(2)
d
Adiciones
tórico Español,
gía,
Entre
tipos, llevan la
en extremo,
misma
Ibiza, ni
el
que estas
en Mallorca,
su circulación parece haber
extendida. Ese sistema de acuñación púnico-sículo re-
presenta, en efecto, un conjunto de
(i)
mismos
los
es curioso,
no se encuentren en
la
brazo izquierdo una serpiente
más bien en Menorca; de modo que
estado
Ebusiis^ de plata, care-
anverso un Cabiro, puesto en
Las monedas de bronce, con
leyenda fenicia de Aibusos.
monedas
el
tirio,
cabeza de tres cuernos ó plumas, teniendo en
la
mano derecha un arrollada...
la
las Antigüedades de Sevilla, publicadas
Madrid, 1851,
t.
i,
en
el
plata,
que
Memorial His-
págs. 353-355.
que iniciaron este
los
monedas de oro y
difícil
é importante
ramo de
debe mencionarse, en primer término, á nuestro docto
la
Arqueolo-
orientalista
Francisco Pérez Bayer, por su tratado Del alfabeto y lengua de
don
los Fenicios,
inserto en el Salustio del infante D. Gabriel (Madrid, 1772), y sus dos obras
De Xumis Hebraeo-Samaritanis tanorum Vindiciae fValencia,
Además de tal
las
(Valencia, 1781) y
Numorum Hebraeo-Samari-
1790).
obras de Movers, Schroder y otras ya citadas, es fundamen-
en esta materia
la
de Gesenius,
Scripitirae linguaeqtie pheniciae
Monumenta,
Leipzig, 1837. Para las inscripciones el Corpus Inscriptionum Semiiicarum, de la
Academia de
París.
PROLEGÓMENOS
424
común
fué
Ebtissiis
mo
y
á las ciudades de Cartílago de África, Emporio: Gades...
sistema, acuñadas en estas cuatro ciudades españolas»
Estas
monedas continuaron no
taginesa, sino en tiempo de
meros emperadores, por dan
las
Rhode,
,
Se conocen también monedas de cobre, del mis-
de ^Málaga, de
la
lo cual
sólo durante la
república
el
dominación car-
romana y aun de
los pri-
Abun-
son generalmente bilingües.
las cuales hizo
«Las hay que tienen en
(l).
Berlanga especial estudio.
anverso cabeza de Cabiro hacia
la
de-
recha, ó hacia la izquierda, con tenazas detrás ó delante, birrete
cuadrado ó puntiagudo... También existen con dos cabezas de Cabiro, tenazas
y leyenda. El reverso
suele ser de cabeza radiada, ó
bien de estrella laureada con ocho, diez, doce ó diez
y
seis rayos,
más comunes, y de templo tetrástilo (ó de cuatro columnas) raras. Las hay también con el anverso de punto y media luna» (2). El templo tetrástilo lleva debajo el nombre fenicio del en
las
en
las
Sol:
más
«Semes». Las de Sex ó Sexi, cuya verdadera situación no se ha
fijado todavía,
cen cuatro
aunque suele colocársela cerca de Almuñecar, ofre-
tipos,
en todos
dos menos frecuentes
la
los cuales
aparecen
cabeza de Melcart.
y en
los atunes,
De Abdera
los
(Adra) hay
ejemplares con anverso de cabeza ó de templo, y con reverso de atún ó delfín ó de dos atunes; y una acuñación bilingüe, que presenta por un lado
la
cabeza laureada de Tiberio, y por
templo de cuatro columnas con
la
el
otro
el
conocida inscripción púnica.
ciudad no identificada con precisión, y que según Hübner debe colocarse cerca de la desembocadura del Betis, en la orilla Itucci.,
derecha, ofrece dos principales series. La primera presenta en
el
reverso dos espigas de trigo, media luna con los puntos hacia arriba (lo
que con voz poco
disco,
castiza suele llamarse creciente)
y un globo ó
y en el anverso el famoso jinete ibérico, pero con leyenda La segunda tiene en el anverso un toro ó un astro, y en el
púnica.
re\'erso
una espiga. En una pequeña pieza itucitana aparece
bién
símbolo del pez. Las monedas bilingües de Olontigi^ que
el
tani-
Hübner: La Arqueología de España^ pág. 196. Monumentos históricos del Municipio Flavio Malacitano, Málaga, 1864,
(i) (2)
Berlanga volvió á tratar
pág.
7.
Jodo,
de Delgado
la
misma materia en
(Sevilla, 1S73, págs. 178-1SS
el
y 382-3S5).
t.
n
del
Nuevo
vic-
PROLEGÓMENOS
425
Delgado reduce á Aznalcázar y Zobel á Moguer ó Gibraleón, cen como nuevo símbolo, además de espiga y
de
y
un racimo de
el delfín,
ofre-
del jinete, la
análogo á los que cuelgan
dátiles
palmeras figuradas en algunas monedas púnico-sicilianas
las
cartaginesas.
Las que Zobel atribuye
blemática ciudad de Vaina, ostentan piel
ya conocidos
los
de león y
Salada y otros á
á
cabeza de
la
la
pro-
con
?^Ielcart
la
media luna y el globo, y dos barbuda y otra imberbe.
la clava, los delfines, la
tipos distintos de cabezas laureadas, una
Sin entrar en detalles sobre otras
monedas púnicas que con menos
seguridad se atribuyen á España, basta con
prender
el
carácter general
y
el
lo
expuesto para com-
simbolismo más frecuente de estas
acuñaciones, que son un comentario indirecto de nuestras escasas noticias
acerca de
la religión
de
los fenicios.
de este pueblo en
las colonias
neda después que
y conforme
al
las colonias
mismo
el litoral
y
orientales
se encuentran. Así el Melcart de Tiro,
aparece con
los atributos del hijo
Nemea y
clava.
que
el
dios
de
las
Y
de
la Bética,
no
aun en
las
de Alcmena,
aunque sea aventurado
monedas de Málaga
el
es
y Denia,
de mara\illar
la
que en esta numismática
es el
monedas de Cádiz, la piel del
decir,
como
león de P.
Paris,
puro Hefesto ó Vulcano
griego, cubierto con el gorro puntiagudo, no
aspecto helénico
acuñaron mo-
griegas de Ampurias, Rosas
sistema, por lo cual
m.ezcla de elementos griegos
la
Pero no debe olvidarse que
hay duda que
es
de
templo de cuatro columnas que en estas mismas
piezas suele encontrarse.
Lo más
interesante que las
monedas
culto de los Cabiros, del cual no han
fenicias nos revelan, es el
quedado en España otros
documentos, y que parece haber tenido su principal foco en la isla de Ibiza. Los Cabiros fenicios (Kabirim., los poderosos) fueron en su origen personificaciones cósmicas
correspondían á los
siete
planetas,
y siderales. Había siete que y un octavo Cabiro, llamado
Esmtin, superior á todos los otros en fuerza y poder, que además de ser la representación del cielo estrellado, fué con el tiempo una divinidad médica asimilada por los griegos á su Asclepios ó Esculapio,
con quien tenía de común
también
los
el
ocho Cabiros dioses de
inventores de
ella.
Se
los
símbolo de
la serpiente.
Eran
navegación y pasaban por representaba en forma de enanos grotésla
PROLEGÓMENOS
426 eos,
y
como
solían colocarse
dioses tutelares en las proas de las
galeras (l). El símbolo del martillo
y
tenazas indica también su
las
carácter de divinidades metalúrgicas, Rawlinson considera dudoso
que
Kabirmii á pesar de su nombre semítico, fuesen fenicios de
los
origen. Las ideas
que se refieren á
tema de supersticiones
,
ellos
pertenecen á un vasto
atribuía el descubrimiento del fuego
que
arte de trabajar los metales á divinidades
el
sis-
y
mal formadas, como
Phta en Egipto, Hefesto y los Cíclopes en Grecia, Gav
el
herrero
en Persia, y los gnomos en
y
teutóni-
cas (2). Son, indudablemente,
pero éste los da por
Ya
en
los
los
mismos Patecos de Herodoto,
aunque con
fenicios,
distinto
nombre
fragmentos cosmogónicos que llevan
Sanchoniaton, se habla de útiles,
mitologías escandinavas
las
cuya invención se
inventó las letras. ros ó Coribantes,
De
la
(3).
nombre de
generación de los Cabiros y de
las artes
debe. «Misor engendró á Taaut, que
les
Sidic
el
(el
justo), nacieron los
que inventaron
la
navegación y
Cabiros y Dioscula
medicina...
Los
Cabiros constru^'eron barcos, y navegando en ellos fueron á fundar un templo en el monte Casio... De Sidic y de una de las siete Titanidas, hijas de El
y de Astarte, nació Asclepio (Esmún)...
estas cosas fueron consignadas
en
Y todas
los libros sagrados, bajo la direc-
ción de Taaut, por los siete Cabiros, hijos (4) de Sidic
y
su octavo
hermano, Asclepio (Esmún).»
(i) al
a
esta
costumbre alude
describir el incendio de
Silio Itálico (lib. xiv, vers. 572
la flota
no nombra determinadamente á
los Cabiros:
Uritur undivagus Python, et corniger
Et quae Sidonios vultus portabat (2)
Les Religions de V anden monde, pág.
(3)
Hist., lib.
III,
y siguientes),
cartaginesa en aguas de Siracusa, aunque
cap. 37. «Cambises,
Ammon,
Elissae...
174.
en Memfis, abrió
los
sepulcros anti-
guos y profanó las momias, y entrando en el templo de Vulcano (Phta), hizo de muchos modos ludibrio del ídolo, que es muy semejante á aquellos dioses Patecos, que los Fenicios llevan en la proa de sus trirremes. Para quien los
haya
visto, diré
templo de
que son imitación de un pigmeo. Entró también en
no el
donde á nadie es lícito penetrar, excepto al sacerdote, y también quemó estos ídolos, mofándose de ellos. Son muy semejantes á los de Vulcano (Phta), de quien se dice que son hijos los Cabiros.» (4)
los Cabiros,
Fragmetifa historicorum graecoru/n, in, págs. 567-569.
PROLEGÓMENOS Probablemente fiere
los
427
Cabiros son de origen egipcio. Herodoto re-
que Cambises vio en Memfis, en
nes de este dios y de sus hijos los
templo de Phta,
el
Cabiros,
comentador Guigniaut, estos Cabiros, idénticos con dioses protectores del Egipto, debían de ser ocho, á su
padre Phta, que equivale
Eran
fenicia.
al
Esmun
los siete planetas, los siete
demiurgos subalternos, presididos por personificación de la unidad cósmica
Es muy
verisímil
que fuesen
ó
que llevan
los Canicphís
ó
de
al Sidic
la
Teogonia
obreros celestiales, los siete
el
y de
octavo y supremo Cabiro, la
armonía del mundo
los fenicios los
es semítico sin duda,
imáge-
comprendiendo
(l).
que introdujeron
culto de los dioses Cabiros en la primitiva Grecia. El tivo
las
Según Creuzer y su
nombre
y con más ó menos
el
colec-
probabili-
dad han querido explicarse por etimologías egipcias y hebreas los nombres particulares de cuatro Cabiros pelásgicos que da el escoliasta
de Apolonio de Rodas: Axieros, Axiokersos, Axiokersa y CasEl filósofo Schelling, en un discurso célebre en su tiempo,
milits.
defendió
el
origen puramente oriental del cabirismo griego y de los
misterios de Samotracia, que interpretaba por otra parte con el sentido de la teosofía alejandrina.
cLa doctrina de
los
Cabiros (dice)
era un sistema que se elevaba de las divinidades inferiores, que re-
presentan
las
mundo, que sentido
potencias de
las
dominaba
más profundo,
en virtud de
la
nifiesta sin cesar
mundo
Naturaleza, hasta un Dios superior
todas.
La doctrina de
real
magia universal, de en
la realidad lo
y hace entrever
los Cabiros, en su
vida en progresión sucesiva, la
al
marcha ascendente,
era la exposición de la
la cual se desarrolla la
exposición de
al
la
teurgia permanente que
la
ma-
que por su naturaleza es superior
lo invisible» (2).
Este género de interpretaciones simbólicas ha caducado mucho, á pesar del admirable talento con que las expusieron Creuzer Schelling; pero todo induce á creer que
como
(2)
IVerke, (3)
los Pelasgos
según Herodoto
y
cabirismo griego, tal
se manifestó principalmente en las orgías
dadas por (i)
el
de Samotracia, fun-
(3), tenía
Religions de l'Antiquité,
un carácter más
t. i, págs. 521, 833 y siguientes. Ueber die GotiheUen von Samot/iraie {iSi ^). En el t. viii de \a%Sdmiliche
de Schelling, ed. de Stuttgart, 1S61, págs. 345-423. Hí'sí., lib.
II,
c. 51,
PROLEGÓMENOS
428
y envolvía una enseñanza más profunda y complicada que de los fenicios. Aquél se enlazó desde antiguo
esotérico
el cabirismo popular
con
los misterios
de una
hay
serie
indicio en el
Sin
de Ceres Eleusina y de Baco, é iba acompañado
de ceremonias,
segundo
y grados de
ritos
iniciación,
de que no
(l).
más apoyo verdaderamente
bón, en que se dice que cerca de
histórico
la
que un texto de Stra-
Gran Bretaña había una
que Ceres y Proserpina eran adoradas con los mismos en Samotracia (2), compuso y publicó en 1824 Adolfo
y uno de
turo autor de Los Arios primitivos
en
isla
que
ritos
Pictet, fu-
los creadores
de
la
paleontología lingüística, una ju\'enil disertación tan docta é ingeniosa
como quimérica en
que, extremando las ideas de Schelling
sus inseguros procedimientos etimológicos, pretendió encontrar culto de los Cabiros entre los antiguos irlandeses la
teogonia céltica
Dublín bajo
(3).
En un de
los auspicios
libro la
no
muy
y
y el
relacionarle con
en
posterior, publicado
Real Academia Irlandesa, nuestro
compatriota D. Joaquín Lorenzo MUanueva, que no parece haber tenido conocimiento de la ^Memoria del sabio ginebrino, había
gado á conclusiones
muy
parecidas, sosteniendo que el culto de los
mar Egeo,
Cabiros, nacido en Fenicia, había pasado á las islas del
principalmente á Samotracia fenicias
y
á Imbros,
y también
á las colonias
de España, de donde se comunicó á Irlanda
faltado después historiadores fantásticos
(4).
cabirismo pelásgico no hay rastro en España,
(i)
De
los misterios
de Samotracia,
V Antiquité,
t.
11,
Xo han
que quisiesen trasladar á
Galicia las orgías místicas de Samotracia, pero la verdad es
zer, Religio7ts de
lle-
trata extensa
como no
que del
quiera te-
y profundamente Creu-
págs. 275-325; y la importante nota aña-
dida por Guigniaut y A. Maury, sobre los dioses Cabiros, págs. 1072-1 105. (2)
Gcograph^
lib. iv,
cap.
iv,
parag.
ó,
pág. 165
de
la edición
de Múller y
Dübner. (3j
Du
(4)
Ibernia Plwenicea^ seu Phoenicum in Ibernia iticolatuSy et ejus priscarum
Cuite des Cabires chez les anciens irlaiidais. Ginebra, 1S24.
coloniarum notninibus
et
earum
idololatrico culta
Joachimo Laurentio Villauusva... Dublini: cap.
typis
Demónstrate. Auctore Docto<-c R. Graisbcrry, iSji, pág. 126,
.XXVIII.
cPhoenices in idolorum disciplina Saraotraces instituerunt.
niam invexerunt.>
Eam
in
Iber-
PROLEGÓMENOS nerse por oriental,
tal
429
aquella problemática divinidad lémnica, de origen
llamada Malache^ esposa mística de uno de los Cabiros, que
Gerhard encontró en
los espejos etruscos,
y
relacionó con
el
nom-
bre y las monedas de Málaga, conjetura de que se hizo eco Berlinga
(l).
Monumentos
(i)
del Mtmicipio Flavio Jfalaciiano, pág. 263.
«El profesor Gerhard... tuvo
ante
la
atención de remitirme
la
la
IMemoria que leyó
Real Academia de Ciencias de Berlín en 17 de Noviembre de 1S59,
sobre los espejos etruscos de metal, movido á que en dos lugares de este interesantísimo estudio se ocupa de una divinidad lémnica, de origen oriental,
denominada Malache. Cuatro son taciones de los espejos,
las tablas
grabadas, copiando
que acompañan dicho
trabajo.
En
la
las
represen-
primera, aparece
un cabiro muerto, y sus dos hermanos teniendo en medio á Mercurio, y siguiendo luego la theophania de esta divinidad demoníaca. La segunda contiene
la theogajuia del
Dioscuros. La car
tercer cabiro.
primer espejo de
el
La
tercera, un
cuarta, la vuelta á la vida
segunda
la
y
grupo amoroso entre ¡os
nupcias del Dioscuro. Al expli-
las
tabla, conjetura
Gerhard que representa
hermanos Castor y Pólux, y de que quizá debe denominarse Malache^.
«tercer cabiro resucitado, rodeado de sus
el
>una
diosa, la llamada esposa mística,
Del segundo espejo de
la
misma
que es de cun dibujo parecido,
tabla, dice
»con una mujer más. Ambas mujeres están, por
lo general, vestidas,
y llevan
»gorro frigio; una de ellas distinguiéndose á veces por una corona de rayos:>.
«Se refiere Gerhard en varios pasajes á
numentos, que dan á conocer anotar
al
el
el
las
nombre de
párrafo en que describe
el
inscripciones de los citados
mo-
indicada divinidad. Así es
que
la
primer espejo de
la tabla
segunda,
dice que iMalache, conocida por heroína lémnica, y en particular por esposa
íde Eufemos, corresponde á
la
denominación frecuentemente hallada de
D^Ialacisch ó de Malafisch, que se da en varios espejos á una mujer cómo-
»damente sentada para dejarse adornar de «Reuniendo todos estos
novia»...
datos, y teniendo en cuenta los diversos tipos
de
monedas de Malaca... podrá reconocerse en el Cabiro del anverso, con gorro igual al que se representa en alguno de los espejos de Gerhard, con
las
las tenazas
que acusan su origen lémnico, y la leyenda conteniendo un nomel de la ciudad, el mismo Cabiro cuya esperada
bre que se ha creído sea
theophania retratan dichos espejos. El reverso, figurando una cabeza radiada,
podrá
sin esfuerzo
tomarse por
la
prometida esposa mística del resucitado
monumentos etruscos también aparece con una y que lleva en los mismos el nombre de Malacisch. En este
Cabiro, que en los citados
corona de rayos,
caso, la frecuente inscripción púuica del anverso rencia, tanto á Malaca,
indicada divinidad.»
nombre de
¡a
ciudad,
de estas medallas, hará refe-
como
á Malache^ que es el de la
PROLEGÓMENOS
43© Inseparable de
la
arqueología fenicia es
la
de su gran colonia
afri-
cana, sin que á veces pueda establecerse un verdadero deslinde en-
que peculiarmente atañe á
tre lo
tuciones sociales de uno
promiscuamente
y otro
la religión, cultura artística é insti-
pueblo. Los antiguos mismos, usando
nombres de
los
fenicios
peños, introdujeron un
y
elemento de confusión, que no disipan del todo
moder-
los estudios
nos, con ser tan notables los que á Cartago se han dedicado
Con
(i)
patriótica satisfacción leemos en
todavía de Heeren,
De
la Politiqíie et
(l).
obra célebre y no anticuada
la
du Commerce des peuples de P ant¿qiiite\
1832, pág. 27, nota: «Todo lo mejor que se ha debemos á escritores españoles. Citaré, entre otras, obra muy recomendable de Campomanes, Antigüedad marítima de la repi'i-
trad.
de Suckau,
iv, París,
t.
escrito sobre Cartago, lo la
Mica de Cartago
Ya en
>.
xvi Florián de
el siglo
Ocampo
(lib. ni,
cap. 9) ilustró
Hannon. En
geográfica, rara en su tiempo, el Periplo de
las
con una pericia doctas investi-
gaciones del canónigo Bernardo Aldrete sobre las Antigüedades de España, África y otras provincias (Amberes, 16 14), y del Marqués de Phenicia (escrita en 1687, ed.
hay mucho que atañe á
muy
la historia
Mon dejar,
Cádiz
tardía en Madrid, 1805, tres volúmenes)
En
de Cartago y de sus colonias.
el si-
glo xviii, además de los trabajos ya mencionados de Velázquez, Pérez Bayer, los PP.
Mohedanos y Masdeu, merece buen recuerdo
mucho menos conocido de D. Gregorio Mayans, vocis ¿//-(Madrid, 1779),
que prescindiendo de
veces aventurera y fantástica
na recopilación de nínsula,
como en todos
los textos clásicos
sobre
el libro
eruditísimo y
Traciatus de hispana progenie
la
parte etimológica, muchas
los libros antiguos, es
una bue-
geografía é historia de la Pe-
la
manejados con mucha destreza y pulso. Los capítulos xiv y xvi de que Mayans dedicó á la Sociedad Latina de Jena, de que era
esta monografía
individuo, tratan respectivamente de las colonias fenicias y púnicas en España.
El libro de D. Pedro Rodríguez Campomanes, tan expresivamente elogiado
por Heeren, Antigüedad marítima de la ge7ieral
Hannon, traducido
que más honran Por
el
método,
repi'iblica
de Cartago con el Periplo de su
del Griego é ilustrado (Madrid, 1756) es
uno de
los
y modesta erudición española de aquella centuria. sobriedad y el orden, parece un buen libro moderno.
la sólida
la
Nuestra bibliografía del siglo xix no ofrece en esta materia más que dos traducciones de obras
Dureau de
la
muy
apreciables, la Historia de la ciudad de Cartago, de
Malle, por D. Vicente Diez Canseco (Madrid, 1845), y la Histo-
ria de Cartago, del profesor inglés Alfredo
J.
Church, sabiamente ampliada y
anotada, sobre todo en la parte epigráfica y en lo concerniente á España, por
D. Francisco Fernández y González (Madrid, Las obras siempre importantes de Movers
1889). (vid.
especialmente Die Phoni-
PROLEGÓMENOS
Lo que mejor conocemos, y de
Polibio,
es
43
gracias á los testimonios de Aristóteles
su constitución política. El
historiadores latinos nos han hecho familiar rras
púnicas,
campos de
mismo
y
Polibio
la historia
de
lo^
gue-
las
que tuvieron en España uno de sus principales
batalla,
y
como
á las cuales concurrieron
auxiliares los
españoles, aun en tierras lejanas de las suyas. Pero con ser tantos
y
tan históricos
y puntuales
los datos
de esta índole que poseemos
sobre los cartagineses, verdaderos conquistadores de una buena par-
de
te
la
antigua Iberia, y no meros fundadores de factorías maríti-
mas (aunque
la
penetración fenicia en nuestro país resulta
tensa de lo que en otros tiempos se imaginaba), son
que podemos añadir en Euera de duda
el
muy
más ex-
pocos los
punto que ahora tratamos.
está que, á excepción
mayor
de
las
primitivas acuñacio-
parte de las
monedas púnicas de
nes de Gades y Ebusus,
la
España anteriores á
época romana fueron labradas durante
la
dominación cartaginesa. Después de Hasdrúbal, fué
muy
la
la
fundación de Cartagena por
natural que la poderosa familia de los Barqui-
das, principal explotadora de nuestro suelo,
una especie de soberanía, se
sirviese,
donde
para acuñar
llegó á fundar la
moneda que
necesitaba, de las riquísimas minas de plata de aquella región,
descubrimiento se atribuía
fabuloso Aletes.
al
cuyo
Compruébase
esta
conjetura, no ya con ejemplares aislados, sino con varios importantes hallazgos de tesoros,
gena, en
1
861,
y
el
como
el
de Almazarrón cerca de Carta-
de Cheste (provincia de Valencia), en
«Las monedas de plata y cobre,
allí
monetal, sus tipos y algunas letras aisladas fenicias
y
iod)^
rJer, /,
(el
alcph^ el
pueden considerarse coa suma probabilidad, como Gescliiclite
1
864.
encontradas, por su sistema
el
betJi
dinero
der Colonicn) deben completarse y rectificarse con ayuda
de trabajos más modernos, como
la Gescliichte
der Karthager de O. Meltzer
(Berlín, 1879).
El primer ensayo formal sobre
la
mitología cartaginesa fue el de Münter,
Religión der Karihager (Copenhague, 1821). Posteriormente las excavaciones
han dado mucha luz sobre este asunto. lles
Vid., entre otros libros, Beulé, Foiii-
a Cartliage (París, 1858); Davis, Cartago and
it
remains (Londres, 1862);
Reinach y E. Babelon, Recherches arche'ologiqjies en Tunisie (18S6); Ph. Berger, Les ex-voios dii temple de Tanii a Cartliage, en la Gazette Arc/ie'ologique,
S.
1880, etc.
PROLEGÓMENOS
432
emitido por los Barquidas. El Sr. Zobel demostró,
el
primero,
la sin
par importancia histórica de estas monedas, que son dracmas y sus
más
múltiplos, del sistema tiro-babilónico. Sus tipos, en la serie antigua, consisten en la cabeza de Ceres,
nedas cartaginesas de
Sicilia;
Hércules,
palmera,
el caballo, la
en
como
mo-
primitivas
las
de
posterior, la cabeza
la serie
el elefante,
luego
la
proa,
y
las ca-
bezas de reyes con sus nombres, diciendo, según parece, urmnd^ refiriéndose á
un rey Vermina^
Barquidas. Difieren tanto de
las
que no se puede dudar de
ca,
donde deben haber Jesucristo»
Xo
la
hijo
de Sifax,
monedas púnicas acuñadas en
Arrí-
verdad de su atribución á España,
sido batidas entre los años
228
al
220 antes de
(l).
existen en
España ruinas de ningún templo
cartaginés, ni si-
quiera noticia de otros que los de Cartagena citados por Polibio
que
da
les
Entre
los
los objetos
de importación fenicia
(3) habrá,
muchos que procedan de Cartago, pero de perteneciente á
P. Paris (4)
excepcional mérito
la
(i)
ninguno puede
casi
la
afir-
exceptúa sólo una alhaja de oro,
artístico,
presenta en sus dos caras figuras estamíbices^
de
estilo heráldico,
una, recuerdan algunas de las obras
y de
seguramente,
colección de D. Antonio Vives. Esta joya, de
la
padas con sumo primor. Los dos
la glíptica
(2),
nombres griegos de Asclepio, Hefesto y Cronos.
marse con certeza.
recen en
y
quizá aliado de los
y
La
orfebrería de !Micenas.
más
excelentes de
otra cara,
Hübner, La Arqueología di España^ págs. 199 y
que apa-
que repre-
200.
El primer trabajo de D. Jacobo Zobel de Zangróniz sobre estas monedas,
apareció en lengua alemana, en las Actas de
la
Academia de
Berh'n, 1863, pá-
gina 253 y siguientes, Über einen bei Cartagena gemachten Finid spa^üscli-pho7iikischer Silbermünzen.
Posteriormente trató de
de la moneda antigua española,
t. i,
ellas
en su Estudio histórico
pág. 73 y siguientes,
impugnando
niones de ^lüller en su Xuinismatique de Tancienne Afrique
t.
iv,
las
opi-
1874, pág, 61
y siguientes). (2)
(3)
En
la
Vid. pág. 291 de los presentes Prolegómenos. Vid. E. Hübner, Objetos del comercio fenicio encontrados en Andalucía.
mente á (4)
Cf.
t. iv, pág. 338 y siguientes. Se refiere principalde Jorge Bónsor en Carmena.
Revista de Archivos, los hallazgos
En
las Méla7iges Perrot, pág. 255,
Essai sur
l'art,
t.
i,
págs. 96-101.
Bijou phe'nicien trouvc en Espagne.
PROLEGo^rENOs senta á un Faraón (con la venda real
el
símbolo de
pertenece á
imitadora del arte egipcio,
industria fenicia,
la
Como no
cuyos temas decorativos reproduce.
no por
el estilo, á lo
menos por
de dos placas
se trata
simplemente sobrepuestas, y hay que admitir si
barca de
la
rematando á un enemigo y rodeado de muertos y prisione-
Osiris) ros,
y
433
la
unidad del objeto,
procedimientos de
los
la técni-
ca y por las dimensiones de las figuras, el perito arqueólogo se inclina á atribuírselo todo á un orfebre cartaginés, notando gran
semejanza con otro
dije
encontrado en 1897 por
el P.
Delattre en la
necrópolis púnica de Duimes, en Cartago, y conservado hoy en
Louvre
]\Iuseo del
to
que
el
(l).
Pero
la
el
analogía no parece tan grande, pues-
pequeño monumento de Cartago ofrece sólo una extraña
mezcla de símbolos egipcios y fenicios dos ureos),
al
paso que
el
(el
disco alado,
la
media luna,
nuestro presenta una mezcla de elementos
de Micenas y de Egipto, nueva hasta ahora al parecer. Con mucha más probabilidad pueden creerse oriundos de Cartago,
artísticos
aunque también cabe que sean imitaciones hechas por
artistas indí-
genas, un cipo ó pedestal y un bajo relieve, descubiertos en chena, que
hoy
presenta, con
figuran en el ^^luseo Municipal de Sevilla. El cipo
muy
incorrecto dibujo, un caballo á galope
ma, símbolos frecuentes en
que
es
de ejecución
amamantando no es
el estilo
Una y
y
el
artística
monedaje púnico
muy
(2).
ni
puramente griego, ibérica,
donde
ni
y una
una cierva
Según
P. Paris,
puramente cartaginés, sino
se sienten
combinadas
la influen-
la griega.
otra fueron poderosísimas en nuestro suelo,
y determina-
ron los caracteres del arte que con más ó menos propiedad se
(i)
En
pág. 281, (2)
las
fig.
Mémoires de 14.
la Sociéié des Antiquaires de Frunce, 6.* serie,
(La Nécropole piinique de Douimes a
Reproducido en
traducción castellana de
con esta nota del figura deja
dudar
Sr. si
el la
t.
vi,
t.
i,
pág. 118, y en
la
Historia de Cartago, de Church, págs. 17S y 179,
Fernández y González:
se trata de un ciervo ó de
representaciones, según advierte Mr. Ber-
de ordinario mal diseñadas en
Meníkdez t
cali-
Cart/iage).
Nuevo Método de Delgado,
como símbolo de Hammón, cuyas ger, se hallan
pal-
El bajo relieve,
superior, representa á
á su cervatillo debajo de una palmera.
más bien una obra cia oriental
]\Iar-
V'e.i.K'ío.— Heterodoxos.
I.
las estelas votivas.» a8
PROLEGÓMENOS
434 fica
de
Hartas ocasiones hemos tenido de advertido
ibérico.
tar de las estatuas de Yecla, del busto de Elche
Pero esta influencia ha podido ejercerse de dos
tos semejantes.
maneras: primero por ción con
y
al tra-
monumen-
otros
la
colonización fenicia, que nos puso en rela-
egeo y con
el arte
el
arcaísmo helénico, y después por
las
colonias focenses de nuestra costa del Mediterráneo.
Estas son las únicas colonias griegas que en España encontramos
con verdadera certidumbre absoluto
la posibilidad
histórica, sin
que por eso neguemos en
de otras más internas y occidentales. Pero
todo induce á tener por fabuloso
que sobre esto escribieron Ar-
lo
temidoro, Asclepiades Mirleano y otros periegetas fabuladores ó
No
simples retóricos citados por Strabón.
consta que Iberia hubiese
memorable y no voluntario en el año 630 antes de la era
sido visitada por los griegos antes del
de Coleo de Samos á
viaje
de Marsella y
de
la
'l'arteso
Las empresas marítimas de
cristiana (l).
rivales
de
los fenicios
en
fundadores
los focenses,
la thalassocracia
ó dominio
navegación, del cual llegaron á despojarles, se colocan entre
dicho año y
de 570
el
(2).
poriae), Rosas {Rhodopé)^
Fundación suya fueron Ampurias (Em-
si
ésta
no
según parece indicar su etimología Grote: History of Greecé,
(i)
existía (3),
4.^ edición,
ya como colonia
rodia,
Henicroscopium^ Artemision
t.
iii,
Londres, Murray, 1S72, pá-
gina 99.
know
and
been formed appear
less colonised,
still
to them, until
more than
in Sicily.
to us, to a
Easy
by the Greeks; ñor
did
it
even become
a century after their first settlements
had
voyage from Corinth to Cádiz may
now
as the
Greek of the seventh or
sixth centuries B. C.
it
was
a for-
midable undertaking...»
«The Phükeans, during the course of the next
(2)
their exploring coast, llars
half-century, pushing
voyages both along the Adriatic and along the Tyrrenian
and founding Massalia
in the
year 600 B. C. at lenght reached the Pi-
of Hérakiés and Tartéssus along the eastern coast of Spain. These
men
were the most adventurous mariners that Greece had yet produced... Their voyages were made not with round and bulky merchantships, calculated only for the máximum of cargo, but with armed pentekonters... the time at which they reached Tartéssus, Grote, (3)
t.
may seemingly be
placed between, 570-560 B. C»,
ni, p. 102.
Ernesto Curtius
lo
da por seguro. «El antiguo establecimiento rodio
PROLEGÓMENOS
435
Ó Dianium (Denia), A/onai, Maenace, cerca del Estrecho de Gibraltar
y alguna
más
otra de
incierto
nombre.
Sagunto, ciudad de origen ibérico, no debió su nombre á
muy temprano
nización de los Zacyntios, pero entró
De Ampurias,
del influjo griego (l).
más
precisas é interesantes noticias
mente en
lo
existencia de dos ciudades, una ibérica
leyes
la
la
colo-
la órbita
colonia marsellesa, tenemos
que de ninguna
que toca á sus relaciones con
una muralla, pero que á
en
y
otra, especial-
los indígenas,
y
á la co-
otra griega, separadas por
larga llegaron á fundirse, mezclando sus
y costumbres.
El culto principal de estas colonias era
de Efeso, numen tutelar de Marsella y de
el
la
de
la
Artemis ó Diana
Jonia fócense
(2).
Strabón
de Rhode (Rosas), situado entre Emporiae y los Pirineos, pasó á manos de los Focenses, de la misma manera que antes sus propias colonias del Ponto se habían unido á Mileto» (Histoire Grecque, trad. de Bouché Leclercq, 1880, p. 567).
rís,
los focenses
Grote se limita á mencionar á Rosas entre
de Marsella. Realmente
cuestión indecisa, pues sólo dice que nos,
el
texto de Strabón (m,
Rhodope
aunque algunos atribuían su fundación á
Pade
8) deja la
4,
era ciudad de los Emporíta-
los Rodios.
o. Meltzer, que en su Historia de Cartago (Berlín, 1879, p. 151) admi-
(i)
tía el
t. i,
las colonias
origen griego de Sagunto, lo niega en su disertación
De
belli
Punid se-
curidi prirnordiis (Dresde, 1885, p. xix).
No
se han encontrado en Sagunto
monedas
griegas.
nombre
indígena,
que
aquella ciudad contienen un Arse, y
suponen que fué
de
el
la
ciudad ibérica. Vid.
Zobel sobre esta serie, Die Münzen von Sagunt, en
las
Las autónomas de
los
numismáticos leen
el
estudio especial de
Commeníaiiones Mommse-
805 Y siguientes). La colonización zacintia no se consigna en textos más antiguos que los de Strabón (ni, 4, 6) y Tito Livio (xxi,
nianae (Berlín, 1877,
4),
y aun
el
P-
segundo no sólo
Ínsula dicuntur-.^ sino
Rútulos de Árdea en
gunto
(ni, 7).
Apiano dan á
la
expresa con cierta duda, «Oriundi a Zacyntho
que consigna el
cierta tradición
conforme á
la cual los
Lacio hubiesen sido también colonizadores de Sa-
Polibio llama á los saguntinios Zx/.xvoaTo'.: Diodoro Sículo y ciudad el nombre de Zacantka, lo cual parece excluir la eti-
la
mología de Zakynthos. Vid. Strabón,
i, párr. 4, hablando de Marsella, en cuya acróde Apolo Deifico y Diana Efesia, á quien tenían por patrona en sus navegaciones, y cuyo simulacro habían transportado de
(2)
lib. iv,
cap.
polis estaban los santuarios
la
misma ciudad de
Efeso,
en cumplimiento de un oráculo declarado por
la
sacerdotisa Aristarca. Prosigue diciendo el geógrafo que los Focenses intro-
PROLEGÓMENOS
436
menciona rrimo de
templos que tuvo en Am.purias y en Rosas, y
los
Henteroscopiíim^ De
(Arteíniswn).
los
como
en
tales
celebé-
ciudad de Dianium
la
dos primeros nada queda, y no es enteramente
seguro que pertenezcan designa
que dio nombre á
el
último los restos que
al
la
Lo
acrópolis de Denia.
la
tradición local
cierto es
que en
aquel paraje ha habido en diversos tiempos notables hallazgos arqueológicos. D.
Marco Antonio Palau
escribía en 1643: «Allí se des-
cubrió en nuestros días una estatua de m.ármol blanquísimo de admi-
mas que
rable hechura y de altura
pues en
misma
la
y pechos, de
natural: su ropaje
mujer; hallóse sin cabeza ni manos, que
al
parecer serían de metal,
estatua se veían los encajes. Allí
mismo
se halla-
ron pocos años atrás tres estatuas, también de mármol, y asimismo sin
cabeza
jer
y
manos, de menos estatura que
ni
de hombre;
la otra
ropaje de éstas parecía
el
romano... Los Jurados de Denia mandaron subir
más
mu-
griego que
al castillo
hemos hablado, que
estatua primera grande, de que
múnmente
dos de
la natural,
es la
aquella
que co-
mas no
tie-
mismo Palau habla de un mosaico que no podía menos de
ser
se
ha tenido por
la
estatua de Diana griega;
ne insignias de cazadora». El
romano, y desatinadamente discurre que
«De
principal del templo.
las
de
sería el piso
la capilla
m-ismas ruinas (prosigue) se han sa-
cado piedras de Murviedro grandísim.as.
Hay
grandes pedazos de
columnas, pedestales y chapiteles de mármol; doce basas de estatuas
muy
siete
ú ocho grandes piedras, iguales, de una pieza, de casi tres va-
curiosas
ras de largo,
y
en algunas de
y
tablas
ellas
enteras,
muy
con
los asientos
grandes,
hay encajes de
chísimas otras piedras labradas
como
muy
cuadro»
y
hay mu-
allí el
templo de Diana. Todo
sacó de un espacio que no excede de treinta pasos en
ritos
que tenía
Antiguas memorias
ciudad de Denia y tonio
fin,
(l).
mismos
(i)
Por
grandes, que todas dan claro
dujeron en todas sus colonias, como culto principal, los
los pies;
bufetes de piedra viva,
pies de estatua.
y manifiesto testimonio de que estuvo lo referido se
y encajes de
sti
la
y
breve recopilación de los
famoso templo de
Palau, deán de la Santa
el
de aquella
diosa,
con
metrópoli.
más
notables sucesos de la
Diaria, escritas por el Dr.
iglesia de Orikucla,
D. Marcos An-
año 1642. Cap.
vi.
«Del
sitio
PROLEGÓMENOS
En
437
1848, nuevas excavaciones practicadas en
mismo
el
sitio, die-
ron á conocer una notable cabeza de mármol que, á juzgar por casco, parece haber pertenecido á una estatua de Palas,
cabezas de metal, que han desaparecido, y de
Años después han
y monedas
las inscripciones
allí
que se publicó de aparecido, además
de varios objetos positivamente romanos, como das
lo
encontradas
son también to-
una
(2),
de bronce de Xeptuno y una cabeza galeata de Minerva. cil
decidir
si
estatuita
No
Neptuno y una cabeza diademada (Hera ó Juno parecieron rís de muy buen tipo y de estilo clásico (3). )
el
templo de Diana, en
es fá-
greco-romanas, pero
estas esculturas son griegas ó
y puesto donde se fundó
imposi-
las cuales es
ble formarse idea por la imperfectísima relación
estos descubrimientos (l).
y
el
á P, Pa-
ciudad de Denla». Ms.
la
el
otras dos
ci-
tado por D. Roque Chabás en su Historia de la ciudad de Denia (Denia, 1874), tom.
I,
págs. 26-28.
(i)
Semanario Pintoresco Español, 1848, pág. 297.
(2)
Entre
las inscripciones latinas atribuidas á
como
Denia, hay una notoria-
Hübner
mente
apócrifa, y
donde
se habla de un supuesto templo de Palas fundado por Catón el
sor,
tal
señalada con asterisco por
en conmemoración de una
batalla: «Palladi victrici
j-reliquias profligavit Cato, ubi et
sacellum miro
\C. u, n. 164*),
Cen-
Sacrum. Hic hostiura structum et aeream
artificio
»Palladis effigiem reliquit».
Esta insciñpción fué inventada, probablemente, en culación Pedro Apiano.
La ceguedad con que
dores regnícolas, no tiene disculpa después de el gran
D. Antonio Agustín en sus Diálogos:
»crición, para haverla j-lo
de desechar por
uno porque tenemos nuevas
della
y
que había
lo
falsa? A.
Italia,
la
puso en
cir-
aceptaron nuestros historia-
la
escrito
en 1587
¿Qué tachas tiene esta
Yo
ins-
tengo por sospechosa,
la
por personas de poca
fe,
y como vemos
>sus mentiras ya dichas, aunque digan verdad no les creemos: lo otro, por-
>que no hablavan de aquella manera en aquel tiempo,
aquel es lenguaje de
ni
íCatón, ni ortographia, y el primero es verso septenario ruin, lo demás pro»sa.
Las palabras, sacellum miro
artificio
structum, etc., no
>bien fingidas para Catón... Y sería bien averiguar,
si
me
agradan, ni son
en aquel lugar venció Ca-
Alómenos Livio no cuenque hizo cabe Emporias, y en Turdetania, y lo demás no parece >que fuesse de importancia; tampoco nombra a Denia, que yo me acuerde». »tón alguna batalla señalada, que podría ser que no.
>ta sino lo
Diálogos de Medallas, Inscriciones y otras Antigüedades, págs. 457-458. (3)
En
el
diálogo
xi,
párrafo
2.* ed.,
Madrid, 1744,
19.
Essai sur l'Arí de l'Espagne primitive,
i,
p. 106.
Este autor considera,
PROLEGÓMENOS
438
En Sagunto no
se
han encontrado hasta ahora antig-üedades grie-
gas de ningún género, pero hay cierto número de inscripciones
que, según
la
respetable opinión de Hübner, deben referirse, no al
templo romano de aquella diosa, que se veneraba en ciudad heroica, sino
la
al
más
otro
estaba infra oppidum, es decir, en tual (l).
erudito
acrópolis de
la
que
antiguo, de origen helénico, la
parte baja, en la población ac-
La más importante de estas inscripciones, vista ya por el valenciano Llansol de Romaní en el siglo xvi, y restituida
á mejor lección por Hübner, enumera
que
la-
un colegio de devotos de Diana: «Dianae cultorum»,
tinas relativas á
se ofrecían á la deidad efesina:
las tres clases
de víctimas
Dianae Maximae vaccam ovem
alhaní porcam. Este templo era aquel que la piedad de Aníbal salvó del incendio de Sagunto,
sobre
la
y
del cual dice Plinio (Hist.
NaL,
xvi, 79),
autoridad de Cornelio Boccho, que había sido fundado por
los Zacintios doscientos años antes
de
la
ruina de Troya,
taba construido de maderas incorruptibles
y que
es-
(2).
Refiere Polibio (3) que los Escipiones, cuando pasaron por pri-
mera vez
el
Ebro, acamparon á cinco millas de Sagunto, cerca de
un templo de Afrodita. El emplazamiento coincide exactamente con en
las ruinas
las
descubiertas en 1799 por D. Vicente Plá y Cabrera
inmediaciones de Almenara, sobre
como de
la
época romana,
nla en 1875, y
la
la falda septentrional del
cabeza marmórea de Palas, encontrada en De-
cuyo casco está coronado por una
esfinge,
ó según otros, por
un Chrysaor que se encuentra también en monedas de Ampurias. El P. Fita, que la califica de «obra arcaica de estilo griego», publicó sobre ella un interesante artículo en
Museo Español
el
después en El Archivo^
Chabás (Denia, 1890,
más que
del busto
ciudad y de (i)
la
t.
de Atttigüedades (1877), reproducido años
revista de ciencias históricas, dirigida iv,
mismo
por D. Roque
págs. 73-83, Busto de Palas hallado 01 Dcnia). trata,
en general, de
las
Pero
antigüedades de aquella
colonización griega en nuestro Levante.
«Quanquam olim
>nunc probabile visum
dubitavi (Bull. delV Inst. Arch.
est, títulos
hos
(n.
a.
1861, pág. 27)
tameo
3821-3824) pertinuisse ad coUegium
>aliquod cultorum Dianae non Latinae ut conjeci, in arce cultae, sed antiquio»rís
Graecae, cuius
templum
erat infra
oppidum. Certe
>sunt non in arce, sed infra in vico hodierno. (C. (2)
Vid. el texto de Plinio en
(3)
Hist. lib. ui,
c.
98.
la
i.
L.
11,
tituli hi
p, 514).
pág. 315 del presente tomo.
omnes
visi
PROLEGÓMENOS cabezo denominado deis cstanys nas encontradas
(l).
prueba que aquel
allí
muy
neri Sanctae. Pero es
nada que corresponda
al
439
Una de
las inscripciones lati-
Fanum
estaba dedicado Ve-
dudoso que entre aquellos restos haya
primitivo templo. El
Conde de Lumiares
(Príncipe Pío), con su habitual prudencia, los calificó de ruinas ro-
manas
(2),
y
moderno
el
historiador de Sagunto deja la cuestión
sin decidir (3).
La
más bien
penuria, ó
la
absoluta falta de construcciones arqui-
tectónicas en nuestras colonias griegas, está
por
la
compensada en parte
abundancia de otro género de antigüedades. La necrópolis
fócense de Ampurias, que parece inagotable, ha suministrado en
abundancia á
los
museos de Cataluña y aun de fuera de
griegos pintados del mejor tiempo, alhajas
ella,
vasos
y especialmente piedras
de bronce y otros objetos de industria arLa cerámica emporitana, sobre todo, es notabilísima y
finas grabadas, figurillas tística (4).
ofrece caracteres propios, en que
«Esmeróse
tribus indígenas.
el
hemos de verla colaboración de
las
ingenio de aquellos obreros, no sólo
Plá y Cabrera: Diserlacidn histérico-crítica de las antigüedades de la
(i)
villa de
Almenara y descubrimiento de su famoso templo
Gran parte de
de Venus, Valencia, 1821.
este escrito es de polémica agria y personal contra el
domi-
nico Fr. Bartolomé Ribelles, que había tratado también de estas ruinas en los
números
51
y 52 del Diario de Valencia (1820). y antigüedades del Reino de Valencia, recogidas y ordenadas
Inscripciones
(2)
por D.
Ajitonio Valcdrcel
Antonio Delgado, pág. toria, (3)
18.
Pío de Saboya, Principe Pío,
(Tomo
viii
de
las
é ilustradas por don
etc.,
Memorias de
la
Academia de
la
His-
Madrid, 1852). Sagunto.
Su
Historia
y sus Mo?iumentos, por D. Antonio Chabret,
t.
11,
Barcelona, 1888, págs. 21 y 22.
Hace especial mención de «un capitel de mármol azul, de estilo jónico, que mide 0,60 metros de frente, en cuyas volutas lleva esculpido un rosetón de hojas de acanto, y en la faz anterior del echinus, un timón entre dos delfines: símbolo que figura también en (4)
Noticia histórica
D. Joaquín Botct y
Sisó,
y
la
numismática saguntina».
arqueológica de la antigua ciudad de Emporion,
premiada por la Academia de
págs. 123-127. Discursos leídos en la Real Academia de
lona en la recepción pública de D. Joaquín Botet
especialmente de
y Porgas.
la
por
Madrid, 1879,
la Historia,
Buenas Letras de Barce-
y Sisó {Gerona
^
1908). Trata
cerámica de Ampurias. La contestación es del
Sr. Pella
PROLEGÓMENOS
440
en
que de
adornos vegetales, sino también modelando figuras animales,
los
escenas de caza relacionadas con
las
los focenses, ofreció á su in\'enLÍva.
guida ó en reposo,
el
y
el
león, llenan
culto de Diana, la diosa
Los galgos,
conejo sorprendido,
blar los grandes lagos del antiguo el jabalí
el
el
la liebre
perse-
pato que debió de po-
Ampurdán,
ciervo
el
muchísimos fragmentos;
y el lobo, más notable es
lo
movimiento peculiar y la postura de cada uno, con que supieron animar la torpeza del barro» (l). el
Son
\'arios los
motivos mitológicos pintados en
gos, de procedencia emporitana, que existen nicipal de Barcelona, en el
Museo
los
hoy en
el
vasos grie-
Museo mu-
de Gerona, en
Pro\"incial
minario de dicha ciudad. Sirenas de tipo jónico,
el
el
Se-
dios de Xisa con
su acostumbrado cortejo de Sátiros y Ménades, Teseo vencedor
y domeñando como en las grandes
toro de Maratón, Palas blandiendo
del Minotauro
el
la lanza
ánforas panatenáicas; obras la
y en que pueden
parte de evidente importación
nológicamente
y
los diferentes estilos
de
la
mayor
seguirse casi cro-
cerámica
corintia, jónica
ática (2).
No menos
importancia que estas manifestaciones tiene
la serie
numismática de Ampurias y Rosas, primeras poblaciones españolas
que acuñaron moneda. Materia tensas
es esta tratada de propósito
en ex-
y doctas monografías (3), en cuyos pormenores no he de
entrar, bastando para
mi objeto
principales resultados.
el
resumen que Hübner hace de
los
«Existen moneditas de plata, con los tipos
de una cabeza de guerrero, ó de algunos animales, como carnero, toro ó león, que circulaban indistintamente con las de Marsella, con
(i)
Pella y Forgas (D. José). Historia del Ampurdán,
(2)
Véase
el catálogo
de
los principales vasos
en
el
t. i,
pág. 244.
ya citado discurso del
Sr. Botet y Sisó. (3)
Pujol y
Camps
(D. Celestino). Estudio de las
monedas de Empurias
JRhode con sus imitaciones. Sevilla, 1878. (Es una tirada aparte del estudio pu-
blicado por
el Sr.
Pujol en el
tomo
iii
de
la
grande obra de D. Antonio Del-
gado, patriarca de estos estudios entre nosotros, Nuevo método de clasificación
de las medallas autónomas de España... Zobel de Zangróniz (D. Jacobo). Estudio histórico de la motieda antigua esJ>añolay 1878
y 1880,
t.
i,
pág. 24
y
siguientes;
t.
11,
pág. 212.
PROLEGÓMENOS el epígrafe,
nes de
comúnmente y
'E[i7:op{"ü)v;
la
al siglo
de
de Masalia, con
las
de Masalia y Sagunto, indicando
tipos
empiezan
y
las
la
púnico-sículo, que
plata,
á
fijarse
Italia
la
época de
la
muy
alianzas,
la
en
monedas
naturales, en-
misma época
es,
anverso de caballo alado,
el
para oro y plata,
en
mayores
EMnOPITQX
epígrafes
los
monedas
rosa abierta. Siguen estas
los cartagineses
puede
y
ninfa,
de Emporiae, con
de Rhode, con
epígrafe
los tipos
dos colonias focenses á acuñar especies
en plata, con cabeza de
POAHTQN;
el
se atribu^^e con pro-
dos poblaciones españolas. Por
las
las
antes
y epígrafes de unidos; y una también, hasta hoy única, con los
JMasalia é Ilerda
tre Masalia
de
antiguas,
antes de C. Existen además pequeñas
III
plata, imitaciones
las
más breve, que
tipos,
al siglo iv
menos
cabeza de Minerva, ó con alguna otra de mujer, y
babilidad
por
que deben atribuirse
es,
á la derecha EMII, ó á veces
de
mismos
C. próximamente. Siguen á éstas varias algo
J.
con
de EMII. EM, y E, abreviacio-
retr(5grado,
otros anepígrafos con los
bastante antigüedad, esto
de
44
mismo
el
ático,
y las
sistema
el
introducido
y después, llevado también, para la meridional. La introducción de este sistema
los
Sicilia,
años 280 á 240
venida del rey Pirro á
de
a.
Italia
y
C,
ó sáase en la
Sicilia.
Poco después,
J.
monedas de Rhode cesan enteramente; en
de Emporiae, en
las
lugar del Pegaso se introduce un caballo alado, cuya cabeza está
Amor
formada por un pequeño
sentado, que es el tipo del Chry-
saor-» (l).
A
excepción de estas monedas emporitanas y rodopenses, no se
encuentran en España otras que con rigor puedan griegas.
«En
mina de
oro, batida,
el
Museo municipal de
(J)porto existe
como claramente
se ve, sobre
bres decadracmas de plata de Siracusa en
junto con la
el
del artista í£uéneto, á
cabeza hermosísima de
toria,
sean
que forman
muy
la
La
Sicilia,
buril
ninfa Aretusa
los tipos conocidos
falaces los indicios
Noroeste de España, pudo
(i)
cuyo
y
la
calificarse
de
una pequeña
lá-
uno de
los céle-
cuyo nombre
lleva,
de maestro se debe cuadriga con
la
Vic-
de estas monedas... Aunque
de antigua colonización griega en
muy
el
bien suceder que griegos de Sicilia
Arqueología de España, págs. 194-195.
PROLEGÓMENOS
442
exportaran
de una de sus monedas»
el tipo
Por
oro de aquella región é imprimieran en aquella lámina
el
lo dem.ás, es
(l).
patente la influencia griega, tanto en los símbo-
de las monedas fenicias y cartaginesas, como de las ibéricas. La mayor parte de las grandes divinidades helénicas figuran en las monedas españolas. Aparte de las representaciones de Hércules, en los
que se confunden
el tirio
y
tebano, se encuentra á Poseidon en
el
Carteya, en Carmena, en Ibiza
y en
Salacia; á
Hermes en Carmona
y en Ilipula; á Palas en Carteya, Carmona, Cartagena y Sagunto; á Apolo en Carbula; á Cibeles, coronada de flores, en Carteya; á Ceres en Bora, localidad no determinada todavía. Todos estos dioses y diosas son de tipo absolutamente helénico, salvo algunas efigies de
cuyo casco parece
Palas,
males ó monstruos que
emblemas: el águila,
el
rea!,
el delfín,
lobo, el perro,
la esfinge,
el
hipocampo, y otros símbolos de distinto género, como pia, la espiga, la carreta, el
Hay,
sin
ani-
ciudades griegas habían adoptado por
las
pavo
mismos
los
el toro, el caballo, el elefante, el jabalí, el
el gallo,
Los re-
imitar el de los guerreros ibéricos.
monedas presentan con frecuencia
versos de estas
hacha, la corona,
el
ánfora
pegaso,
el
cornuco-
la
(2).
embargo, entre nuestras monedas autónomas, un número
bastante considerable, que representan tipos indígenas, personajes legendarios quizá, dioses locales, ó
menos
verisimilitud, magistrados
de
como las
se ha conjeturado
ciudades á
las
ción pertenece. «?ilás de cien ciudades han adoptado efigie
lleva
que
con
la
acuña-
como
tipo la
de un hombre de cabeza desnuda, imberbe ó barbado, que á veces una corona de hojas. Otras muchas han escogido
cabezas varoniles, con bonetes, cascos y tiaras de modelos inusitados,
cuya singularidad misma demuestra su origen español. Estas
imágenes prueban que entre
menos que
las
los iberos los
hombres no gustaban
mujeres de esos extraños y ricos tocados, de que
las
estatuas del Cerro de los Santos
tan preciosos ejemplos»
(i)
La
(2)
P. Paris:
(3)
P. Paris:
(3).
y el busto de Elche nos conservan Nada añadiremos de la problemática
Arqueología de España, págs. 225-226.
Essai sur l'Art 11,
pág. 293.
ct
V industrie de V Espagne primitive,
11,
pág. 291.
PROLEGÓMENOS divinidad de
áe jinete
la
ibérico,
guerra y de
la
caza,
443
que se designa con
porque ya hemos tenido que tratar de
el
nombre con oca-
él
Su carácter peculiarmente
sión de otro género de representaciones.
español es incontestable.
Aunque
la
mayor parte de
las
obras del arte griego existentes en
nuestros Museos procedan de colecciones formadas fuera de nuestra península (especialmente
en
y por
Italia),
tanto no deban ser
hay que exceptuar unas cuantas
tenidas en cuenta aquí,
de
figurillas
bronce, de puro estilo arcaico, anteriores á las guerras médicas,
y que
seguramente fueron importadas á España en remotísimas edades. Casi todos estos hallazgos son recientes. P. Paris, que ha hecho de estos bronces especial estudio, incluye en la serie
un gracioso ídolo
femenino de ojos grandes y saltones (Museo Arqueológico, procedente de
la
«obra encantadora de arcaísmo
Biblioteca Nacional),
avanzado», que compara con una estatuita de mujer encontrada en Eleusis, y,
con un fragmento de Délos, con
las estatuas del tipo
sobre todo, con las estatuas en forma de xoana de
la
de Atenas. Puede ser Hera, Cora ó Afrodita. Al mismo
época (próximamente
el
primer tercio del
otra estatua de diosa ó sacerdotisa, del da; pero el estado
cionar, además,
samio
Acrópolis estilo
y
siglo v a. C.) pertenece
Museo
provincial de Grana-
de conservación es mucho peor.
Hay que men-
una Minerva (Athena Promachos) de
la
colección
de Vives, adquirida en Mallorca; un Centauro del Museo Arqueológico (descubierto en Caravaca)
Museo
y un lindísimo aunque desvergon-
zado Sileno
itifálico,
Llano de
Consolación, cerca del famoso Cerro de los Santos
la
del
del Louvre,
Estas tres últimas estatuitas pertenecen
cuya procedencia es
al siglo vi,
en opinión de
el
(l).
los
conocedores.
Hora cho más
es
ya de penetrar en
la
época romana, donde abundan mu-
y las noticias. Pero esta misma riqueza de datos nos obliga á proceder de un modo más sintético, remitiendo
(i)
los materiales
Sobre
la estatuita
que fué de
antiken Bildwerke, pág. 201,
núm.
la
Biblioteca Nacional, vid. Hübner, Dic
Centauro y la Minerva de Mallorca han sido publicados por Mélida, Revista de Archivos, 1897, pág. 513, y 1900, 423. El
pág. 31. El Sileno del Louvre, por P. París,
t.
n,
pág. 116.
PROLEGÓMENOS
41^ al lector á los libros
y
logía latina
y
magistrales que ya existen, ora sobre la mito-
el culto oficial del
colegios que cuidaban de
sobre los
la
Imperio, ora sobre
en
él
las colonias
y en
organización del sacerdocio provincial
Dioses del panteón
clasico,
las instituciones
los
(l).
municipios y
Por otra
parte,
ya indígenas del Lacio, ya importa-
dos de Grecia y Oriente, son suficientemente conocidos para que parezca superfluo insistir en esta parte de la mitología que forma parte de
educación de todo hombre culto. Nos limitaremos, pues,
la
á tratar de
que en España lograron
la difiísión
las principales
mani-
romana y greco-romana durante el Impemayor brevedad posible los interesantísimos
festaciones de la religión
agrupando con
rio,
la
manos
resultados con que á los
monumentos
llenas
nos brindan
Por tolerancia ó por indiferencia,
como
los sacrificios
Roma
humanos, ó
ciones y colegios sacerdotales que,
mantenían vivo
el espíritu
de
los
y
respetó en todas partes
Como
como
á perseguir ciertas asociael
druidismo de
pueblos subyugados
foco de peligrosa agitación política
(i)
inscripciones
indígenas, limitándose á prohibir algunas observancias
los cultos
bárbaras,
las
artísticos.
(2).
las Gallas,
y eran
á veces
Pero salvo estas excepcio-
obras fundamentales y que pueden suplir otras muchas, hay
que recomendar, en primer término,
el clásico
manual de
Romische
Preller:
MythoJogie (primera edición en Berh'n, 185S, revisada y puesta
al
corriente
en 18Ó5 por Kóhler, en 88 1-83 por H. Jordán: hay un compendio francés de L. Dietz, con el título de Les dieux de Vancienne Rotnt, 1866); el Culto entre los Romanos, de Marquardt (trad. francesa de Brissaud, 18S9-1890, ts. xii y xm 1
del
Manual
de Antigüedades Romanas, de Marquardt y ¡Mommsen); Religión
íind Kultus der Romer,
de G. Wissova (Munich,
Áusführliches Lexicojí der griechischen Religión romains d'Augustc crita
rias
1
902),
mid romischen
aux Antonins, de G.
y sus artículos en
Boissier, París, 1874, obra es-
con mucho talento y amenidad. Ténganse en cuenta, además, las histogenerales de Roma y el excelente Manuel des insiituiions romaines de ,
Bouché Leclercq, París, 1886. «DCLVn demura anno Vrbis, Cn. Cornelio Lentulo, (2) »consulibus, senatus consultum factum est, ne Nat.
el
Mythologie, de Roscher;
Hist., üb.
XXX,
homo
P. Licinio
Crasso
immolaretur.» (Plinio,
12.)
De los sacrificios humanos
entre los Galos, habla especialmente Julio CJsar:
<
Immani magnitudine simulacra habent quorum contexta
»
vivis
virainibus
membra
hominibus implent, quibus succensis circumventi flamma exaniman-
PROLEGÓMENOS nes,
que fueron
pecialmente en sido
445
raras, los dioses antiguos
donde
los países
la
conservaron sus
vida mitológica
fieles, es-
y simbólica había
mucho más profunda, complicada y refinada que en el antiguo y no solamente las conservaron, sino que Grecia y el Oriente
Lacio, se
vengaron de su dominadora, inoculándola sus propias supersticio-
nes. Pero
en
provincias
las
donde no
existían
más que rudimentos de
mitología, divinidades sin historia, ritos confusos
y cuvo sentido
se
iba perdiendo, los cultos locales vivieron siempre vida obscura ó pre-
Donde la romanización fué absoluta, como en la Bética y en mayor parte de la Tarraconense, acabaron por desaparecer del
caria. la
todo, ó sufrieron la asimilación del sincretismo greco-latino,
en
el
como
caso de Aiaecina-Proserpina
Donde
la
penetración de
Celtiberia, en el
la
Norte de
y Libe^'a, y en el de Ntton-Marte. cultura romana no fué tan intensa, en la
la
Lusitania, en Galicia, en la parte sep-
tentrional de la Tarraconense, persistieron los dioses bárbaros
y de
extraños nombres; sobre todo cuando su culto se enlazaba con
la
veneración de ciertos montes, ríos y aguas termales, ó cuando tenían
eorum, qui
»
tur homines. Supplicia
>
qua Doxa comprehensi, gratiora
»
eius generis copia déficit, etiam ad innocentiura supplicia descendunt.»
(De Bello
in aliquo furto aut latrocinio aut in ali-
diis
inmortalibus esse arbitrantur; sed,
cum
Gallico, lib. vi, cap. 16, 4-5.)
Además,
jurisdicción arbitral
la
obstáculo para
la
romanización de
que
los
Druidas ejercían, era
T>
Carnutum, quae regio totius Galliae media habetur, considunt
»
secrato.
»
cretis iudiciisque parent.»
Huc omnes,
Después de
la
qui controversias habent, conveniunt
(De Bello
el
principal
«Hi certo anni tempore in finibus
la Galia.
in loco
con-
eorumque de-
Gallico, lib. vi, cap. 13, 10.)
revolución de Sacrovir, en
propuso un senatusconsulto suprimiendo
el
los
año 21 de nuestra
era,
Tiberio
Druidas: «Tiberii principatus
Druidas eorum et hoc genus vatum medicorumque per senatus-
»
sustulit
>
consultum.»
xxx, 13.) El emperador Claudio prohibió por com«Druidarum religionem apud Gallos dirae immanitatis, tantum civibus sub Augusto interdictam, penitus aboIevit.> (Suetonio, Divus (Plinio, lib.
pleto su culto: >
Clatidius, 25.)
El druidismo persistió,
sin
embargo, como secta secreta, en
en los montes: in specu aid abdítis ¿>is,
m,
2, 19):
nemora
saltibus, dice
alta, remotis silvis
las
cavernas y
Pomponio Mela (De Siiu Or-
(Lucano, Pliars.
1.
i,
453-454).
Vid. D'Arbois de Jubainville, Les Druidesei les dieux celtiques a forme d'animaitx, Paris, 1906, págs. 60-79.
PROLEGÓMENOS
446
como
carácter médico,
guna
Endovellico^ 6 cuando eran tutelares de al-
tribu ó gentilidad ó de cualquier otro
grupo étnico, y á veces
por excepción de algún gremio ó sodalicio, como
Y
de Osma.
de notar que entre
es
los dedicantes
que aún tenemos, aparecen mezclados genuinamente romanos, ligiosa entre
el
los
nombres
lo cual indica cierta
de
los Ltigoves
de
los
exvotos
ibéricos con los
comunidad de vida
re-
unos y otros.
Prescindiendo de estos cultos locales y regionales que ya hemos
procurado estudiar en
las
páginas anteriores, la religión de
ña romana nos ofrece tres principales manifestaciones: oficial del
Estado, incluyendo
peradores,
de
el
greco-romano,
la
tal
como
á los Antoninos;
cidos en
Roma y
Dado
el
de
la
cultos
3.^, los
te externo,
2.^,
concepto de
la religión
de
el
Espa-
el culto
Em-
los
politeísmo clásico
el
la
época que va desde
de origen oriental introdu-
las diversas provincias del
Imperio
(l).
que ^hora universalmente preva-
no deja de causar extrañeza que un
lece,
Roma,
diosa
estaba constituido en
Augusto
en
el
Triada del Capitolio;
la
l.^,
culto político
que ninguna influencia podía ejercer en
y meramen-
la disciplina
mo-
y consuelo de los espíritus, y que realmente no era más que un ramo de la administración, servido por magistrados y funcionarios municipales, que tai nombre les cuadra más bien que el de sacerdotes, fuese precisamente el más difundido y el que nos ha dejado vestigios más abundantes. Pero aparte de la poca elevación ral ni
en
la
paz
teológica que siempre tuvo la religión latina propiam.ente dicha,
de
la
lista,
pobreza de sus leyendas, que reflejan bien
el
seco y prosaico del pueblo que las engendró, á quien sólo
contacto con
el
mundo
helénico pudo dar
arte, ni esa religión estaba
perio, á pesar
de
la
y
carácter materia-
revelación del ideal
el
y del
verdaderamente viva en tiempo del Im-
artificiales restauraciones, ni los
romanos se cuida-
ron nunca de imponer sus dioses á los pueblos vencidos. El único
(i)
Seguimos en
esta parte el plan y
aprovechamos
las noticias relativas
á España del libro mejor y más leciente que conocemos sobre la materia, Les Cuites Pa'iens dans V Empire Romain^ de J. Toutain (París, 1907). El t. i, de
la
i.^-
parte, único publicado, trata
romanos y greco-romanos. Es l'École des fiantes Études.
el
de
los cultos oficiales
volumen vigésimo de
la
y de los cultos Biblioihequc de
PROLEGÓMENOS culto oficial fué, pues,
gran manera
de
los beneficios la larga
menos
el
paz y de
la
había de traer
primeros años del siglo
los
y juegos á
Roma, acaso
diosa
la
máquina portentosa.
ya en tiempo de 11
Griegos de Europa y Asia, ofrecieron
pagaban
con un enervamiento que á
la cultura
existían
favoreció en
le
provincias, que
disolución de aquella
la
Algunos de estos cultos
«Desde
de todos, y
religioso
y adulación de las
servilismo
el
447
República.
la
antes de la Era Cristiana, los sacrificios,
al dios
dedicaron templos
Senado, y de seguro á los
magistrados y generales que personificaban á sus ojos el poder romano» (l). Era, como lo ha probado Beurlier, una continuación de las antiguas apoteosis
sucesores, los
de Pérgamo
lidas
procónsules,
de que habían sido objeto Alejandro y sus
Tolomeos de Eg^^pto, (2).
hemos
De
y
supplicabatur^
(3).
eran rarísimos, y
según
na,
el
el
mismo
el
el
primero que el
los
España Ulterior
en cuyo honor se levan-
las
provincias occidentales
la
la
gravedad roma-
La verdadera apoteosis en
historiador testifica.
primero á quien
fué
Pío,
de Mételo pareció indigno de
cuyas estatuas se grabó
que
de Mételo
la
incienso: «tU7n venienti, thure^ qiiasi deo,
Pero estos casos en
vida fué Julio César
ma,
el
quemó
se
estos honores cuasi divinos tributados á
citado ya un notable caso de
consignado por Salustio, taron altares
Seleucidas de Siria, los Atta-
los
Senado dedicó un templo,
el
Roma mis-
obtuvo, dentro de el
primero en
lema de «dios invencible»,
primero
el
honrado con juegos públicos, y tuvo un colegio sacerdotal,
Luperci yidii^ y un flamen que presidiese á su culto: templa, aras,
simulacra juxta déos, pulvinar, jiaminem, ración de Suetonio
á lo
(4).
Toutain, pág. 24.
(2)
E. Beurlier,
su vida, pero el
De divinis honoribus
ejus (París, 1890) y Essai sur
le cuite
(3)
Vid. pág. 309 de estos Prolegómenos. Suet: Caesar, 76.
»rum
escoliastas. Servio,
definición
de
la
que
lo fué
Senado
la
le
quos acceperunt Ahxander
rendu anx
(4)
Dos dan la
según
de
37, V. 3).
la
eí successores
eniperetirs romains.
Virgilio,
y Acron, de Horacio, nos
palabra pulvmar: «Pulvinar erat lectulus in quo deo-
statuae reclinabantur»
I,
dios,
otorgó
(Sei-v. ¡n
Georg.,
3, v.
533). «Pulvinar erat tabu-
»latum, in quo stabant numina ut eminentiora viderentur» {Acr. Odar.,
enume-
Augusto no consintió en ser llamado
menos en Roma, durante
(i)
liipercos,
in
Horat.
PROLEGÓMENOS
448
divinidad después de muerto, y su sucesor Tiberio institu^-ó gio de los Sodales Augustales
y
el
cole-
cargo de flamen Augustalis, ó
el
sacerdote principal del Divo Augusto.
No
tardaron
provincias en adoptar
las
culto imperial,
el
y de
la
nuestra tenemos famoso testimonio en aquel lugar de Tácito que
nos habla del templo levantado en to, á
la
colonia Tarraconense á
Augus-
petición de los españoles: «petentibus Hispanis permissum, da-
tumque
in
ommes
provincias
exemplum»
Parece que á este
(l).
culto provincial precedió otro
puramente municipal, puesto que
habitantes de Tarragona, en
año 25 antes de
el
bían erigido ya un altar á Augusto
altar
Era
los
Cristiana, ha-
El punto no es de
(2).
tampoco decidir
riguación, ni lo es
la
fácil
ave-
pertenece á este culto aquel
si
de forma cuadrada que aparece en algunas monedas de Tarra-
gona, aunque parece que inclina á
Cartagena otras
templo
tetrastilo,
El culto de
la
encontrarse también en
ello el
monedas cuyo reverso ostenta con
la
figura de
un
la dedicatoria Atigiisto (3).
diosa
Roma, nacido y desarrollado en
las
provin-
y orientales, parece haberse difundido poco en las occiSon muy raras las inscripciones de África, de la Galia Nar-
cias griegas
dentales.
]\Iesia,
en que ha dejado
España apenas tenemos ninguna que
se refiera exclusi-
bonense, de Bretaña, de Pannonia, Dacia y vestigios. lín
un notable monumento
vamente, á
él,
mayor que
el natural,
ciones de
pero
Itálica,
y
ejecución, concede
sí
de
la
diosa
sólo
al
Roma, encontrada en
Hübner un puesto de
importancia tuvo
el
emperador reinante, sino á
y
Augusta), y también
al
(4).
culto imperial, la
mayor
res difuntos (excepto algunos á quienes la
Vid. pág. 312 de estos Prolegómenos.
(2)
Vid. Toutain, pág. 30.
(3)
A..
Arqueología de España, pág. 262.
emperado-
execración pública privó la familia
Heiss: Descripiion des monnaies a7tcien?ies de
págs. 270-271, núms. 20 y siguientes, lám. 36.
que se aplicó, no
parte de los
Genio del Emperador, á
(i)
La
excavaperfecta
preferencia entre las obras
España
de este homenaje), á algunos miembros de
(4)
las
á la cual, por la belleza de su estilo
del cincel antiguo descubiertas en
Mucha más
plástico, la cabeza, algo
imperial
la
(Domus
Fortuna Impe-
V Espaí^ne^
Paris, 1870,
PROLEGÓMENOS á la
rial,
más
á los Lares imperiales
\''ictoria,
dia Augusta.
449
y á
la
Fué un monstruoso endiosamiento
varias formas. ^Muchas veces el
nado por su nombre, sino por Sacruní es
et
Augustí, sacerdos
el
la
Concor-
del Estado en las
emperador vivo no
está desig-
más genérico de Augusto. Augus-
el
y sacerdos Romae arae Augusti, sacerdos ad aram Augus tí, flamen la designación común de los ministros del culto
principio de
to
Paz y á
Augnsti, llegó á ser
muchas
inscripciones,
oficial.
No
faltan, sin
Pax II,
embargo, inscripciones (en España bastante nume-
donde consta
rosas)
Julia
49).
culto particular de varios emperadores.
el
encontramos
La forma
Tiberii Caesaris
\in flamen
en Salpensa y jMálaga, según
et divoni
Titum Aug.
Claudium
(l).
En
(C.
I.
L.
magistrados
^Per Jovevi
diuom
et
Vespasianum Aug.
et divorn
et divotn
Caesaris Do(mitia)ni Aug. deos-
et genium hnperatoris
que Penates»
los
famosas tablas municipales descu-
las
biertas en nuestros días, era la siguiente:
Augustum
Augusti
juramento que debían prestar
del
En
Tarragona, principal centro de estos cultos,
fueron venerados divus Claudius
('C.
4.2 17), divus
II,
(6.095), divus Titus (4.212), divus Trajanus
Antoninus.
—Marco Aurelio
dicatoria á
Cómmodo,
En
(6.081).
Vespasianus
divus Marcus
{4.2'/á^),
Cádiz se encuentra una de-
^divo Coinmodo'» (1.725),
y en Sagunto
otra á
Aureliano, Deo Aureliano (3.832). Todos estos homenajes deben
suponerse rendidos á emperadores ya muertos, puesto que
mula
oficial
de apoteosis postuma,
ba un decreto del Senado. El caba
al
emperador
vivo. Sólo
declaración de divus, implica-
la
título
la fór-
de Augusto era
cuando
al
Augustus
el
que se
apli-
se antepone el
Divus, ha de entenderse que se trata del fundador del Imperio, cuyo culto especial fué el
como
lo acreditan,
Ulia, Clunia,
más difundido de
todos,
y
persistía
en
el siglo
11,
respecto de España, lápidas de Mérida, Lisboa,
Tarragona y Játiba
(C.
II,
473, 182, 260,
1.
534, 2.782,
4.094, 4-279, 3-620).
El culto de Roma,
el
de
los divos,
y
el
de Augusto ó de
los
Au-
gustos, se encuentran asociados en Tarragona, cuyos sacerdotes
(i)
Berlanga: Monumentos históricos del Municipio Flavio Malacitano, pá-
gina 78.
Mssíhdbz t
Yy.'LKXq.— Heterodoxos.
1.
ao
PROLEGÓMENOS
45 o llevan
el título
de Flamines Romae^ Divorum
Angustí (ó Augus-
et
torum), fórmula que sólo se encuentra en inscripciones de aquella
ciudad (4.205, 4-222, 4.228, 4-235. 4-243, 4-247> 4-249, 4-250) y no
en ninguna otra parte del
mundo romano,
en
ni siquiera
misma
la
España. Los sacerdotes del Conventus Asturum y del Bracaraugustanus se titulan Flamines
de
Romae et Augiisti^ y
los divos (4.223, 6.094, 2. 416, 2.426),
ciudades,
como Lugo el
que se haga mención
mismo sucede en
varias
(2.638), Corapluto (3.033), Valeria (3.179),
Castulo (3.276), Barcelona (4.5 16).
aparece asociado
sin
lo
culto de
En una
Roma con
inscripción de Clunia
del divus Augiistus (2.782).
el
Esta sacrilega apoteosis se extendió también á algunos miembros
de
la familia imperial,
triz
comenzando por
la
de Augusto. La empera-
Livia fué venerada, después de la muerte de
Olisipo (Lisboa),
donde
existió
su marido, en
un colegio de Flamines
gustae (194), y acaso también en Antequera (2.038).
Jiiliae
En
Au-
reinado
el
de Claudio, fué declarada solemnemente diva y tuvo sacerdotisas adscriptas á su culto en África, en la Narbonense, en Dalmacia,
entre nosotros en las ciudades de Xertobriga é Ipsca (1.571). Faustina, la mujer de
Marco Aurelio, hay una
inscripción tarraco-
nense: divae Faustinae (4.096). Pero lo que tiene
parece haber sido peculiar de divae^
desempeñado por
(1.341),
y
De
más importancia, y común de las
la Bética, es el culto
En una
sacerdotisas.
Sepona
lápida de
Pomponia Rosciana aparece como sacerdos perpetua diva-
rum. También había sacerdos divarum Augustarum en Ocurrí y en Ecija (1.338, I.471)-
Existió también un culto colectivo de los Césares, es decir, de los
miembros divinizados de el título
que llevan en
la familia imperial.
tres inscripciones
Pontifex Caesarum es
de Antequera ^L Cornelio
Próculo y Cornelio Basso (2.038, 2.039, 2.040). Variantes de sin duda, e\ pontifex domzis
Augustae de Urgavo (2.105),
perpetuus domus Augustae de Tucci
Augustae de
la
misma ciudad
(1.678),
(
y
él
son,
pontifex
Jlatninica
domus
sacerdos perpetua
domus
1.663), la
é\.
la
Augustae de Abdera (1978). Pero fueron pocos los príncipes que nominalmente tuvieron culto particular, salvo Germánico y Druso. En Lisboa hnho flamines Germanici Cctesaris (194), y á Druso parece referirse
una inscripción mutilada de Antequera (2.O4O).
PROLEGÓMENOS Otra de
45
formas de este culto, fué
las
Angustí Divi, en Murcia
telar del emperador: Genio «1 cual se enlaza
el
de
los
numen
del genio ó
el
tu-
con
(3.524);
Lares Augustales, que encontramos en
Cartagena (5.929), en varias lápidas de Tarragona (4.293, 4.297, .4.304, 4.307), y en una muy notable de Itálica, referente á Cayo
Larum Augustorum
Marcio Apilo, «inagister
et
Au-
Genii Caesaris
gusth. Sobre
numerosos
é interesantes detalles,
que ya han sido recogidos y aqui-
latados en monografías excelentes
duda los
el
muy
organización de estos cultos políticos, tenemos
la
El más importante fué sin
(l).
culto provincial. Centro de este culto eran entre nosotros
concilios ó asambleas provinciales de la Tarraconense, de la
Lusitania
y de
«Miembros de estos Concilios eran
la Bética.
los altos
funcionarios municipales de todas las poblaciones independientes de la provincia,
que se llamaron legados del Concilio. Estos diputados
ocupaban puestos de honor en de otras prerrogativas. Entre
los espectáculos públicos
los funcionarios
pios de la provincia, era elegido
Roma y
•diosa
manera, cial. •cia,
el
sumo
el
los
munici-
flamen de
la
de los divos Augustos. El Concilio intervino de cierta
difícil
de definir exactamente, en
Cierto es que tuvo relaciones con
y á veces mandaba diputados
al
el
la
administración provin-
gobernador de
la
provin-
mismo emperador, y podía
Vid. además de las memorias ya citadas,
(i)
de todos
sacerdote,
y gozaban
la
de E. Beadouin, Le
cuite
des Empereiirs dans les cites de la Gaule Narbonaise; la de P. Guiraud, Les Assemble'es provinciales dans Vempire Rotnain (Paris, 1887); la sert,
Les
Assemble'es prcroinciales et le cuite provincial dans
de Pallu de Les-
VAfrique
ramaine
•(París, 1884).
Sobre España no existe trabajo especial, pero debe consultarse
Hübner sobre
el
Concilio de
InscriptJonum Latinamtn, ciarunt
Romanarum
11,
la
Tarraconense y
540),
y
la
el culto
lo
que dice
de Augusto (Corpus
disertación de Marquardt, Z^í^/rí?»/»-
Conciliis et Sacerdoíibus,
en
la
Ephemeris Epigraphica,
págs. 200-214. Nuestros dos excelentes historiadores jurídicos, D.
t. i,
Eduardo
de Hinojosa, Historia General del Derecho Español (t. i, pág. 233), y D. Eduardo Pérez Pujol, en la iutroducción á su Historia de las instituciones sociales de la
España Goda (Valencia,
1896,
t. i,
págs. 151-157, 340-349), tratan con
cho pulso y acierto esta materia, como todas •de la España Romana.
mu-
las relativas á las instituciones
PROLEGÓMENOS
452 decretar honores
y
estatuas á personas beneméritas de la provincia^
ó dar su permiso para que tales honores se otorgasen»
Aunque
(l).
Concilium provinciae Hispaniae Citerioris está mencio-
el
nado solamente en tres lápidas tarraconenses (4.230, 4.246, 4.248), pasan de 80 los sacerdotes y sacerdotisas provinciales de quienes
en aquella ciudad encontramos memoria. Es
que
casi seguro,
Xo
Mérida.
él,
una de
ta de
ellas
No tenemos
en
cialmente trate,
el
concilmm de
la
la
munus el
los datos
de
intervención direc-
la
est cotise cutusa (2.344).
la epigrafía
como
Bética se celebrase en
elección de los flamines: ^provinciae Baeti-
española ningún documento que espe-
famoso bronce de Narbona, de
privilegios del sacerdocio provincial, pero
sagazmente
y aun
lo indican las escasas inscripciones relativas,
importante, porque atestigua
cae consensu flaniinis
y
que
menos no
provincia en
la
probable,
asamblea provincial de Lusitania se reunía en
lo es tanto
Córdoba: á lo á
la
muy
las inscripciones,
los
honores
Hübner, combinando
procuró demostrar que
el
flaminado debía recaer en sujetos que hubiesen desempeñado ya todas las magistraturas municipales ó que perteneciesen ecuestre
y
(2).
Beurlier
Toutain
(5)
Esta opinión, que ha sido también
(4), está confirmada en
observa que, entre
los
muchos
al
orden
de Guiraud
la
casos, pero
(3)
no en todos.
163 sacerdotes conocidos de
las
provincias latinas, sólo de 83 se dice que habían recorrido todo el ciirsus
honor um municipal: «.ómnibus honoribus in repiiblica sua
funcfn 6 que habían
empeñado
sido eqiw publico donati, 6
funciones de ediles, cuestores
las
también es frecuente
el
caso de encontrarse presidiendo las ceremo-
nias del culto á tribunos militares
prueban lápidas de Igabrum (4.245),
y
(2) »
y
prefectos de cohortes,
como
lo
(1.614), Ercavica (4.203), Calahorra
y de la España Citerior, y como un procurator monetae^ un
otros puntos de la Bética
también á funcionarios imperiales,
(i)
y
que habían desduum\-iros. Pero
Hübner: La Arqueología de España, pág. 172. «Itaque qui flamonium petebaot, aut ordine equestri, aut honoribus
municipalibus
sibi
commendabant» (Corpus Inscriptionum^
(3)
Les Assemblées provinciales, pág. 85.
(4)
Essai sur
(5)
Les Cuites Paiens, pág.
le cuite
11,
pág. 541, col.
rendu aux empereurs romains, pág. 139. 135.
2).
PROLEGÓMENOS
Aug. ah
Jfrocurator
hay duda que
la
y considerada
rica
que debía
muy
era
alimentis^ en
mayor
Tarragona (4.206, 4.238). Pero no
parte de los jiamines pertenecían á
y á pesar de
aristocracia municipal,
resultar el cargo por las fiestas
compra de
(lib. xii, tít.
I,
la
más
costoso
lo
que tenían que sufragar,
como
codiciado aun en los últimos tiempos,
ley del Código Teodosiano la
453
ley 75)
prueba una
lo
donde
se prohibe
sacerdotmm
sufragios (stiffragia emendicata) para el
j>rovinciae.
El cargo de sumo sacerdote (sacerdos provinciae) ó á^ flamen era
y no
unipersonal en cada provincia,
era perpetuo,
sin réplica varias inscripciones, entre ellas
que
de
trata
vine. Baet...
los
como
prueban
honores decretados á cierto «flamen div. Aug. pro-
consummato honore
versae prov. Baet.» Al
salir del
flamonii... consensii
título honorífico áeflauíinales
Concilii uni-
cargo, solían erigírseles estatuas, de
<:uyos pedestales ofrece Tarragona serie riquísima;
bonense,
lo
una de Córdoba (2.221),
6 diales.
En
y
África y en
recibían el
la
Galia Nar-
sacerdocio provincial duraba un año: no tenemos dato
el
positivo sobre lo
que acontecía en España, pero puede suponerse
lo
mismo. El carácter enteramente provincial de estas asambleas, se revela
en
de Xosflamines^ que suele indicarse en
la patria
Con
ser tantos los epígrafes tarraconenses
de
las inscripciones.
este género,
apenas
pasan de once los sacerdotes que parecen haber sido ciudadanos de la capital.
Los otros proceden de pueblos
muy
diversos,
como Ge-
rona, Barcelona, las Baleares, Sagunto, Denia, Játiba, Cartagena,
Castulo, Segobriga, Calahorra, Pamplona, Astorga, Braga.
En nueve aparece
la
inscripciones de la Tarraconense
Se ha disputado
si
ejercían realmente
funciones del culto, ó se las llamaba así por ser mujeres de los
flamines.
y
Lusitania,
institución de las flaminicae, llamadas sacerdotisas en
otras provincias del Imperio. las
y cinco de
el
Hay
textos epigráficos que favorecen una
punto permanece en
litigio.
Seis
y otra opinión,
de Xdisflamínicas de Tarragona
(4.198, 4.233, 4.236, 4.241, 4.24^,, 4.252) eran esposas áe flanii.:es
provinciae, pero en otras no se expresa
sabemos vincial
tal
del culto municipal, induce á creer
hubo
sacerdotisas,
circunstancia, y, lo
que también en
aunque no podamos decir de qué
el
que pro-
divini-
PROLEGÓMENOS
454
dad. Natural era que este honor recayese en las mujeres de los sacerdotes, y, por otra parte, el
carácter sagrado
El culto
serlo, les
daba cierto
y notables distinciones y privilegios. no se manifestaba sólo en las capitales de
oficial
vincias, sino
en los conventos jurídicos, en
colonias. Consta el
mero hecho de
que
existió
conventus Asturiini, en
el
en
el
los
las
pro-
municipios y en
las-
conventus Bracaraiigiistaniis^ en
conventus Cartltaginiensis. Las colonias
inmunes del convento Astigitano (Tucci,
Itucci, Attubi,
Urso)
tuvie-^
ron un flamen coloniarum inimunium provinciae Baeticae^ menciona-
do en una inscripción de Tucci
(I.Ó63).
Del culto municipal tenemos más documentos, y no hay duda
que fué desempeñado, no sólo por sacerdotes, sino también por sacerdotisas.
Lo prueba,
(3.279): sacerdos
una inscripción de Castulo
et Augustí cum En Tarragona encontramos también
annua aream ante templum Ro(mae
sua pecunia
stajtuis de
sin réplica,
dedit.
Concordiae Augustae (4.270).
undi flatninica pei'petua
Lo mismo ha
de entenderse de los conventos jurídicos, puesto que Lucrecia Pida aparece
como
raugustani
Romae
sacerdos pei'petua
(2. 416), y, si
et
Augusd
conventus Braca-
alguna duda quedase, acabaría de disiparla
otra lápida castulonense, en
que consta que Valeria Petina
sacerdocio en dos colonias, Córdoba y Tucci, y en Castulo: <í.sacerdos coloniae Patriciae Cordubensis,
Aug. Gemellae
el
ejerció el
municipio de
flammica
coloniae
Tuccltanae-, flaminica sive sacerdos municipii Castulo-
nensis^ (3.278).
Además de
los títulos
á^ flamen ó flaminica y sacerdos,
dotes municipales usaron, aunque con tifex,
que
Bética, (1.663),
menos
frecuencia, el áe pon-
se encuentra en inscripciones de varios pueblos
de
la
como Antequera (2.038-2.040), Urgavo (2.I05), Tucci Obulco (2.132), y también, como veremos luego, en la ley
Colonial de Osuna. El cargo era probablemente anual, reelegido,
como
lo fué
se z^Wcd^.
no arguye perpetuidad en
honorífico, según la opinión de
mente por
la crítica.
y podía
ser
en Sagunto Q. Varvio «flamen bis» (3.864).
La expresión áe pcipetuus, que nicas,
los sacer-
el
é.
2\gunos>flamines y flami-
sacerdocio, sino que es un título
Mommsen,
seguida casi unánime-
Así se explica que Porcia Materna aparezca
como flaminica perpetua en
Osicerda, en Zaragoza
y en Tarragona-
PROLEGÓMENOS
No sabemos
á punto
455
por quién eran elegidos estos sacerdotes
fijo
municipales, pero juzgando por analogía,
y dado
el
carácter de la ins-
fuesen por los comitia de que nos hablan las
titución, es natural
que
leyes de Málaga
Salpensa, sin intervención directa de las autorida-
y
lo
des imperiales. Del sacerdocio municipal se ascendía á veces vincial,
como vemos en
al
pro-
caso de C. Egnatuleyo Séneca, que llegó á
el
ser flamen provinciae Hispaniae Citerioris, después de haber sido en Tarragona^a;;zé';z diví cipales, el tor,
y haber obtenido todos el
mando de una
los
cohorte:
honores muni-
turiones
quaes-
<;,aedilis,
diiumvir, eqiLo publico donatjis, praefectus cohortis
eqiiitatae (4.212).
IV Ihracum
Entre estos sacerdotes se encuentran algunos cen-
y soldados veteranos. Una curiosa lápida de Barcelona (4 5 1 4)
nos traza
de uno de
la biografía
legión séptima
la
Titi,
orden ecuestre y
ellos, L. Cecilio
Optato, centurión de
Gemina Félix acantonada en León, y de
decimoséptima ApollinariSy que tenía sus cuarteles en nor, enviado (sin
duda á España) en honesta misión por
el
legión
la
Asia
'Sle-
empera-
los
dores Marco Aurelio y Vero, adscripto por los barceloneses entre los
ciudadanos inmunes, decorado con
los
honores
edilicios,
veces duumviro, y finalmente flamen Romae, Divornm
Las
distintas
tenían carácter
Augusti.
formas del culto imperial que llevamos enumeradas,
muy distinguido, y
danos romanos y existió
et
tres
la aristocracia
estaban reservadas para los ciuda-
de
los
también una institución mucho
municipios y provincias. Pero más popular, la de los Sevi-
ros Agustales, cuyos ministros se reclutaban, por lo general, en la
y de
clase de los libertinos
dustria
años
y
el
(2) si el
comercio Sevirato
(
y
I).
la
los libertos,
enriquecidos por
Se ha controvertido en
la in-
últimos
estos
Augustalidad eran colegios ó corpora-
ciones distintas, pero aunque las palabras no sean estrictamente
nónimas, y á veces se encuentren separadas, lo más inscripciones de ese género, que en
(i)
Vid. Schmidt:
De
rhistoire de P Augtistaliíe' (2)
de
la
común en
España abundan para
Seviris Augustaliius, Halle, 1878.
la
si-
las
Tarra-
— Mourlot: Essai sur
dans V Empire Romain^ París, 1895.
Mourlot se inclina á creer que
los Sevíros
eran los sacerdotes anuales
divinidad imperial, y los Augustales los honoríficos ó jubilados (pági-
nas 69 á 71), pero no parece
muy
justificada esta distinción.
PROLEGÓMENOS
456
conense y
la
Bética
mucho más que para
Lusitania, es que apa-
la
rezcan juntas: Seviri AugJistales en Itálica (1.108 y ja (1.479
y
1-630),
y Barcelona
(4.541); Seviri
Antequera (2.022 y
La
institución
1.
109), en Eci-
en Vivatia (3-335, 3-336), en Tarragona (4-293)
Augustales perpetiii en Suel (1.944), en
Osqua
2.026),
de
los Seviros
y Tortosa
(2.031),
(4.061).
está íntimamente enlazada con la
vida municipal. Constituían una verdadera corporación (ordo Sevi-
que constaba de
raliuvi)^
bre.
Eran elegidos por decreto de
positar,
ro
como ya
seis individuos,
los Decuriones,
cuando tomaban posesión del cargo,
(summa
honoraria).
Terminado
lo indica el
nom-
y tenían que dede dine-
cierta cantidad
tiempo del Sevirato, solían ser
el
agraciados con todos los honores compatibles con su condición ha-
como vemos en una
bitual de libertos ó hijos de libertos;
lápida de Suel (Fuengirola):
<íL.
notable
Junius Puteolanus sevir Aiigus-
talis in riuinicipio Suelitano d{ecreto)
d(eairionum) privms
ct perpe-
tuus ómnibus honoribus quos libertini gercre potuerunt honoratus
y en dos de Tortosa
(1.944),
(4.06 1
y
4.062),
que hablan de hono-
res edilicios concedidos á los Seviros.
»Las obligaciones de
los Seviros
Augustales consistían en cele-
brar periódicamente ciertos sacrificios, y en dar espectáculos y hacer distribuciones de víveres
con
al
cantidad depositada por los Seviros
la
antes no habían dispuesto de gastos del ]\Iunicipio. texia,
pueblo. Estos gastos eran sufragados
ella los
al
entrar en su cargo,
Gozaban en cambio
podían hacerse acompañar de dos
del uso de la toga, praelictores
lugar de preferencia en los espectáculos públicos, te se les
concedía
duumvirales. Desde pecial,
el
si
Decuriones, aplicándola á los
con fasces, tenían
y frecuentemen-
uso de las insignias decurionales, edilicias ó
el siglo
11,
los Seviros tienen su caja ó tesoro es-
aceptan donativos, poseen inmuebles, nombran ciertos fun-
denominados Cuestores, Quinquenales y Curatores, eligen patronos y decretan la erección de estatuas, imponiendo una concionarios
tribución á los ciudadanos para costearlas»
El mayor número de los Seviros, siervas,
(i)
no eran indígenas
ni
(l).
como
descendientes de clases
romanos, sino griegos y orientales, es-
Hinojosa: Historia del Derecho Espahoh
í.
i,
pág»- 257 y 25S.
PROLEGÓMENOS pecialmente del Asia
Menor y de
Siria.
457
Entre
los
de España no se
ha encontrado ningún cognomen ibérico, pero en cambio abundan los
de Mermes y Herma, Euckir, Phoebus, Daphnus, Syueros, Helio-
dorus, Onjyx, Eupliermis, Abascanttis, Oneshnus, Hccataetis, Entyches, MtisacuSy
Myrismus, Eros, Chrysogomcs, Nícephorus, Phae-
dimus, Melisstis, Euphron, Hedistus, Adamas, Myron, Epictetus, Nothns, Herophilus. Algunos, además, expresan claramente su ori-
gen haciendo constar que proceden Bitinia,
de
del
Asia (Menor), de
de Lemnos: Asiatícus (4.923), Syrus (4.542), Bi-
la isla
thynitis (2.327), Lemnaeiis (3.597). Casi todos se encuentran litoral
de
Tarraconense y en
la
portancia que
allí
acaso explique
número de
de
Siria,
hubo de tener
el
la Bética, la
y prueban
la
en
el
grande im-
inmigración greco-oriental, que
desarrollo de otros cultos.
Hay también un
epígrafes hispanos en que personajes de
nombre
corto
griego,
NymphodoUis, Philetus, Mercophilus, que no parecen haber sido
in-
dividuos de ningún colegio ni asociación, sino meros devotos de
la
divinidad imperial, la tributan sus homenajes.
Entre
los cultos oficiales,
que contar
de
el
la
y en Roma
Gran Triada
el
primero de todos, hay
Capitolina, Júpiter,
Juno y !Miner-
va {Júpiter Opthmis Maximus, Juno Regina, Minerva Augusta) consideradas
como
divinidades protectoras del Estado romano.
imitación del Capitolio de
Roma hubo
en que se tributó homenaje á los
les
A
también capitolios provincia-
tres
númenes ó á uno ó dos de
ellos,
pero este culto tuvo siempre algo de exótico y peregrino. Sus
fieles
y devotos no suelen pertenecerá
la aristocracia local, sino
clase militar ó á la categoría de funcionarios administrativos del perio. les.
En España
son
muy
pocas
las noticias
á
la
Im-
de capitolios loca-
Sólo encontramos mencionados los de Sevilla (1.194)
y Osuna,
este último en los fragmentos de la ley colonial descubiertos en
nuestros días. Las dedicaciones á
la
Triada completa, son raras, y
puestas por personajes indudablemente romanos: en Tarragona, T. Fla[vius] Titianns ¿egfatus]
en
Aug[ustorum] pr[o]
pr[aetore);
León, C. Jiilius Cerealis leg[atus] Augfusti] pr[o] prfae-
tore].
Más extendido do
se presenta
el
culto de Júpiter Opíwius Maxijuus, sólo cuan-
con esta fórmula debemos reconocerle con seguri-
PROLEGÓMENOS
458
dad, pues en otros casos puede haber asimilación con alguna deidad indígena. Reducidos en esta forma los documentos, resultan
pocos para
Lusitania, la Bética
la
y
territorio
Noroeste de
Séptima Gemina
tenía sus cuarteles la legión
Sólo dos ciudades españolas,
y
(5.948)
vici
la
38 epígrafes
provincia,
(2)
de Begastrum en
la
Deitania
al
dios Capitolino.
6 poblaciones de
Añádanse
menor
vicani Atucacause[nses] en
(170), los
tri-
moradores de algu-
los
importancia, que probablemente
tenían origen militar, los vicani Camalog[enses}] cerca de
ya
donde
chitas Tranensis cerca de Braga (2.399), aparecen
la
butando culto nos
misma
la
muy unos
oriental:
En cambio hay
21, según la cuenta de Toutain (l).
que proceden del
Tarraconense
la
Ama-
convento jurídico de
el
Braga (2.399).
Algo más abundan dual.
ex votos dedicados por
los
la
piedad indivi-
Los ofrecen grandes personajes como Q. Mamilio Capitolino,
Acco
legado imperial en Asturias y Galicia (2.634),
Catullino, go-
bernador de Galicia (2.635), pero con más frecuencia todavía solda-
muy
dos y veteranos de
varia graduación,
[vexillatioms) de la legión 'Vil
(i)
Pág. 200.
(2)
Sobre
la
te Boissevain:
Amsterdam, epigraphica,
organización militar de
De
1S79. t.
Gemina
Hispaniarum
169.
especialmen-
e.n
la.
Ephemeris
Hübner: La Arqueología de España, páginas et
provincialibus mUitiis in Imperio
Este culto militar estaba enlazado con
cio del águila. Así lo
de
el
la
consagración ó natali-
demuestra una inscripción de Ampurias, publicada por
Óptimo
el P. Fita: <íJovi
vid.
aetaie imperatoria^
Mommsen: Miliíum provine ialium patriae,
117 y 162. Cagnat (R.): De mimicipalibus Romano, Paria, 1880. (3)
España Romana,
re militari provviciariim
págs 165 y
v.
la
y destacamentos enteros Los españoles que mili-
(3).
Máximo
vexillatio legiofiis
Vil Geminae
Felicis
sub
cura Juni Víctor is Centurionis legíonis eiusdem ob natalem aquílae*.
«La fecha de siglo u,
la
dedicación hecha por Junio Víctor, se concreta á fines del
en atención
de no tener
la
al
carácter paleográfico de
la
leyenda y á
la
circunstaacia
legión el sobrenombre de Pía, que le fue otorgado por el
perador Aurelio Cómodo. Al otro exti-emo de
la
San Cristóbal de Castro, provincia de Lugo, otro destacamento de
Gemina
Em-
España Tarraconense, en la le-
propia época y por igual motivo, •lob natalem aquilae», cinco aras del mismo género.» (C. 11, 2.552-2.556). Sabido es gión VII
Feliz, erigía
en
la
PROLEGÓMENOS taban en
las tropas auxiliares del
su tierra este
mismo
Bretaña por
cohors prima
No
la
Imperio
eran los flaraines, sacerdotes
raras en España,
de Astorga
(2)
(l)
observaron fuera de
y el Jove Capitolino Hispanorum (C. I. L.
rito,
de los diversos cultos
459
oficiales.
y
fué vii,
invocado en 374)-
.
pontífices los únicos ministros
Encuéntranse también, aunque son
menciones de augures y harúspices. La epigrafía suministra dos: un Lucio Cosconio, augur Valla-
tense (2.647), y un Lucio Valerio Aucto, liberto de Lucio,
inspex
harúspice tartamudo,
blaesiis, es decir, el
denomina
fórmula se
Sobre
la
como con
avium
extraña
(5.078).
organización del sacerdocio municipal, tenemos algunos,
muy
aunque por desgracia, no
abundantes
detalles,
en
los
grandes
bronces jurídicos de Osuna, Málaga y Salpensa, cuyo hallazgo ha
uno de
sido
los
grandes acontecimientos, no sólo de nuestra epigra-
romana, sino de
fía
ellos consta
que en
la
arqueología universal en nuestros días. Por
las colonias los
Colegios de Pontífices y Augures
estaban constituidos á imagen de los de Roma, por ser
según
la
las colonias,
expresión de Aulo Celio (Noct. Attic. xvi, 13,9) <íquasi effigies
parvae shmdacraqiie Romae». Lo mismo proporcionalmente puede aplicarse á los municipios. Encontramos augures en Cartagena y en Sevilla, y también en algún municipio como Obulco: pontífices en Écija, Córdoba, Sevilla, Pax Julia, Tarragona, Tucci (colonias),
Arva, Aurigi, Cartima, Cisimbrium, Ipsca, Mellaría, Saguntum, Singilia ediles,
Xo
Barba (municipios). Casi todos estos pontífices habían sido duumviros, cuatuorviros ó sacerdotes del culto imperial.
parecen haber existido en
mente en
las
las
ciudades peregrinas, sino única-
que gozaban de una constitución romana. Los harús-
pices eran reputados
como
adivinos de condición inferior,
como
apparitores asalariados ó ministros subalternos de los duumviros
que
el ara
militar
legionaria era venerada
de Roma, Jovis armiger
como numen
y
divino. Simbolizaba el genio
ales.
(1)
Vid. Toutain, pág. 206.
(2)
Vid. Epigrafía romana de la ciudad de Astorga, por el Dr. D. Marcelo
Macías (Orense, 1893), libro hecho con diligencia y buena 74, 122
y
123.
crítica, págs.
72,
PROLEGÓMENOS
4^0 ediles, alternando
La
con
el
pregonero,
el flautista
lex coloniae Genetivae Juliae, dada,
Antonio, en
el
año 7 10 de Roma, á
nos establecida en
la
y
el
escriba (i).
probablemente por Marco
colonia de ciudadanos roma-
la
ciudad de Urso (Osuna), por mandato de Julio
César, contiene en sus capítulos 62 á
importantísimas dispo-
'/2 las
siciones siguientes (2):
Sea
€62.
dos
lícito
y permitido
un accenso
lictores,
(3),
á los duumviros... tener cada
uno
dos escribas, dos verederos, .un ama-
nuense {librarium), un pregonero, un harúspice y un flautista. Sea y permitido á los ediles de esta colonia... tener cada uno un
lícito
escriba, cuatro siervos públicos vestidos
limo
(4),
con
traje
el
un pregonero, un harúspice y un
llamado cincto
flautista.
Sea
lícito
y
permitido á estos duumviros y á estos ediles, mientras desempeñen sus magistraturas, usar togas pretextas, antorchas y cirios {fimalia, céreos).
de
los
(i) t.
IV.
(2)
Durante
el
ediles, los
año que pasen á
órdenes de
las
los
duumviros ó
dichos escribas, lictores, accensos, verederos,
Bouché-Leclercq: Histoire de la Divination dans
l'Á7iiiquité, París, 1882,
págs. 283 y 285. Utilizo,
sequio de
en parte,
la
traduccióa de Berlanga, retocándola algo en ob-
claridad ó para mitigar su excesiva dureza. Vid.
la
Los Nuevos Bronces de Osuna que ptiblka Manuel Rodríguez de Berlanga, Málaga, 1876, páginas 1, 5, 9 y 13.
Hübner y IMommsen dieron á luz y comentaron los nuevos bronces en el volumen 3.° de la Ephemeris epigraphica (págs. 91 á 12). Simultáneamente apa1
reció el comentario de nuestro Hinojosa en
Antigüedades (Los Ahuevas Bronces de Osuna)
el
t.
p. 115,
vm con
del
Museo Español de
la
colaboración, que
debió de ser escasa, del Sr. Rada y Delgado. El texto de todas estas leyes municipales se encuentra también en Bruns: Fontesjuris romani antiqui, 4.* edición, Tubinga, 1879, págs. 110, 127, 130 y 141. (3)
Llamado
ba, acciebat (4)
,
así,
según Varrón (De lingua lafma,
6, 89),
porque convoca-
á los quintes.
Servio, el escoliasta de Virgilio
clara idea del limo,
descendía de
la
(in xii
.-En, v. 120) es
que era una vestidura usada por
el
que da más
los victimarios, la cual
cintura á los pies y terminaba en una franja atravesada de
púrpura, de donde tomó
el nombre: Limus auíem est vestís, qua ab umbilico usque ad pedes ieguntur pudenda poparum. Haec autem vestís in extremo sui purpuratn limam, id est Jlexuosam habet unde et nomen accepit. Nam Umum obliquum
dicimus.
'
PROLEGÓMENOS amanuenses,
flautistas,
la milicia... ni se les
ante to).
los
el
La
46
y pregoneros, estén exentos de
harúspices
obligue á prestar juramento... ni á comparecer
magistrado por
la
acción de sacramento (sacramento roga-
retribución de cada uno de los que estén á las órdenes
duumviros
sea,
de
por cada escriba, de mil doscientos sestercios,
por cada accenso, de setecientos, por cada
de seiscientos, por
lictor,
cada veredero, de cuatrocientos, por cada amanuense, de trescientos,
por cada haníspice, de quinientos, por cada pregonero, de trescientos...
Los que sirvan á
escriba, ciento
los ediles percibirán seiscientos sestercios
cada harúspice.
Los duumviros, cualesquiera que
^64.
cada
fuesen después de
ellos
la
deducción de esta colonia, dentro de los diez días inmediatos
al
de
la
toma de posesión de
los decuriones,
ras partes, cuántos crificios
de
y
cuáles
hayan de ser
menos
lo
la decisión las
de
dos terce-
los días festivos
y
los sa-
públicos que se han de celebrar en la colonia, y quiénes
hayan de ría
propondrán á
su cargo,
cuando estén reunidas por
hacerlos.
Lo que decrete y
los decuriones, téngase
establezca sobre esto la
mayo-
por dispuesto y determinado, y celé-
brense en esta colonia los sacrificios y días festivos que ellos determinaren. »65.
Nadie tenga facultad de emplear, dar
que bajo
el
colonia Genetiva Julia, ingresare en
dades religiosas que se celebren en quiera en
ni destinar el dinero,
concepto de pena, procedente de los vectigales de
nombre de
los colonos.
la
erario, sino para las festivi-
el
la colonia
ó en otro lugar cual-
Xadie use de otro modo de este
dinero sin fraude de su parte, ni tenga derecho
ni
sultar sobre dichos fondos á los decuriones,
ni
de dictar sentencia
sin
fraude de su parte,
sobre
ellos.
Los decuriones den y destinen,
este dinero á las festividades sagradas
que
se
potestad de con-
hagan en esta colonia
ó en otro lugar cualquiera en nombre de los colonos... •i66.
Sean pontífices y augures de la colonia Genetiva Julia, los y augures que fuesen designados de entre los colonos
pontífices
Genetivos por colonia.
Gayo César ó por quien de orden de
éste dedujere la
Estos pontífices y estos augures séanlo en
pontífices
y de augures de
esta colonia,
como
los
el
colegio de
que con arreglo
al
derecho y alas leyes sean ó fueren pontífices y augures en cualquier
PROLEGÓMENOS
462 colonia. Estos pontífices
y
colegios,
de
los cargos públicos,
Sea de
no...
y
estos augures, que lo fueren de dichos
sus hijos, tengan inviolable exención del servicio militar
ó
la tiene
la
y
tuviere el pontífice roma-
y decisión de los augures cuanto perteTengan estos pontífices y augures el derecho
jurisdicción
la
nezca á los auspicios.
y potestad de
como
usar togas pretextas en los juegos públicos que den
los
magistrados y en
lia,
que celebren
los
públicas de la colonia Genetiva Ju-
las fiestas
mismos
pontífices
también derecho y potestad de
augures, los cuales tendrán
3'
asistir
entre los decuriones á los
juegos ó espectáculos gladiator,"os. Cualquiera que, después de dada esta ley, fuere incorpora-
»67.
do
y augures, en
colegio de los pontífices
al
que haya muerto ó sido nia Julia
y en su
la
destituido, sea pontífice
como
colegio,
vacante de alguno
y augur en
que con arreglo á
los
la
la le}'
colo-
son ó
fueren en cualquier colonia pontífices ó augures. Ninguno reciba, elija ni
designe á otro en
el
augures, sino cuando haya
colegio de los pontífices ni en
menos de
tres pontífices ó
el
de
los
augures en
la
colonia Genetiva.
Los duumviros ó
»68.
ponda reunir
los
el
prefecto á quienes por esta ley corres-
comicios para designar pontífices y augures, pue-
den reunidos ó prorrogarlos en blece para
Julia,
la
misma forma que
esta ley esta-
elección de duumviros.
Los primeros duumiviros que
»6g.
cida
la
lo
fueren después de dedu-
y cualquier otro duumviro que lo fuere en la colonia sesenta días inmediatos al de la toma de posesión de su
la colonia,
en
los
magistratura, proponga á los decuriones, cuando estén reunidos por lo
menos
veinte, quién ha de ser el contratista ó contratistas (re-
demptori redemptoribiisque) de
las fiestas
á quien se ha de entregar y abonar ciones de á
la
la
el
las
condi-
subasta (ex lege locationis). Ninguno someta otro asunto
decisión de los decuriones,
ni los
antes que sea entregado y abonado
por decreto de »70.
sagradas y cosas divinas,
dinero conforme á
decuriones den otros decretos, el
dinero á estos contratistas,
los decuriones...
Los duumviros, cualesquiera que
ellos sean,
excepto
los
primeros elegidos después de esta ley, den durante su magistratura fiestas
y juegos escénicos en honor de
Júpiter, Juno, Minerva, los
PROLEGÓMENOS dioses
y
mayor
las diosas,
ocupando en
463
cuatro días, é invirtiendo
ellas
En
parte de cada día, á voluntad de los decuriones.
la
estas
y espectáculos, cada uno de los duumviros gaste de su dinemenos dos mil sestercios, y sea permitido tomar á cada uno y
fiestas
ro lo
consumir de
los
fondos públicos hasta otros dos mil sestercios. Séa-
obrar así sin fraude de su parte, siempre que no hagan otra
les lícito
que con arreglo á
aplicación del dinero
aplicar á las fiestas sagradas
que en
la
esta ley
corresponda dar ó
colonia ó en otro lugar se
hicieren públicamente.
Los
>7I.
ediles,
en
el
tiempo de su magistratura, den
fiestas
y
juegos escénicos á Júpiter, á Juno, á Minerva, por espacio de tres
durante
días,
mayor parte de
la
día en el Circo ó en el Foro.
uno de
el
estos días, dedicando á
estos juegos
de su dinero
ellos gaste
duumviros ó
En
y en estas
menos dos
lo
prefecto cuiden de dar
Venus fiestas,
otro
cada
mil sestercios. Los
y entregar
esta suma, siendo
permitido á los ediles tomarla sin fraude de su parte.
Lo que sobre
y"]!.
que con
del dinero
el
nombre de ofrenda
entregue ó se lleve á algún templo, después de costeadas
se
las fiestas
sagradas, nadie haga, ni procure, ni impida que deje de consumirse
en
templo,
el
nadie consuma ese dinero de distinto modo, ni haga
ni
que en otra cosa sea consumido.»
En que
el otro
el
gran fragmento de
primero,
que dos capítulos,
se dispone que
en
la
la
distribución de los asientos en
apenas encontramos más disposición concerniente á nues-
tro asunto
netiva,
leyes de Osuna, conocido antes
tan curiosos datos aporta sobre los juegos
y particularmente sobre
escénicos, el teatro,
y que
las
que
el
decurión,
el
á la
verdad importantes:
augur ó
á los cinco años de ser
de
el
91, en
que
la
colonia Ge-
nombrado no tenga
su domicilio
el pontífice
ciudad ó dentro de una milla de distancia, de
dan tomársele prendas en garantía
suficiente,
modo que pue-
no sea en esta colonia
augur, pontífice ni decurión, y los duumviros cuiden de que sus
nombres sean borrados en
y
sacerdotes
(i)
(l);
y
el
El texto latino con
gur pontifex huiusque
las tablas
públicas de entre los decuriones
128, que preceptúa lo siguiente:
las restituciones dice: <.tum
«Cualquier
quicumque decurio au-
col\oniae\ domicilium in eius coloniae propriusve
tí
oppidum
PROLEGÓMENOS
464 duuraviro ó prefecto de su magistratura, haga
la
y
los ministros (magistri) la
se
forma que
los
año de
para los fanos, templos
y
deliíbros (l),
en
al
decreto de los decuriones juegos circenses,
pulvinares... Si alguno obrara en contra, cuantas veces
y
condenado á dar diez mil sestercios á
lo hiciere sea
pudiendo cualquiera de
netivos,
el
decuriones lo resolvieren, y también procuren que
hagan conforme
sacrificios
colonia Genetiva Julia, durante
cuide que sean nombrados sin dolo malo,
ellos
juicio recuperatorio, para lo cual se les
cución, derecho
y potestad por
demandar
los
colonos Ge-
esta cantidad
en
da acción, petición y perse-
esta ley» (2).
Las tablas de Salpensa y ^Málaga (Leges Flaviae Salpensana et Malacitana) son también estatutos municipales dados por Domiciano hacia
los años 82 á 84 de nuestra Era, pero fundados indudablemente en otros más antiguos. Estos importantísimos fragmentos,
hallados en culto
1
85 1, nada contienen directamente relacionado con
más que
la
forma del juramento que habían de prestar ante
el el
pueblo
los
Hemos
tenido ya ocasión de mencionar una de estas fórmulas; pero
magistrados municipales (duumviros, ediles y cuestores).
transcribimos
la
rúbrica entera, que atestigua á un tiempo la adora-
ción de Jove Capitolino, la de cuatro divi ó emperadores difuntos, la del Geftio del
emperador
reinante,
que era Domiciano, y
la
de los
Penates.
El que presida los comicios, cuando alguno de los candi-
«59-
p[assus'] (x) m¡7¿e
non habcbit annis
tendió Berlanga que se exigía
el
V proxumis... En
su primera versión en-
domicilio cinco años antes del
del decurión, augur ó pontífice, pero lo corrigió en
la
nombramiento
segunda, conforme
comentario de Mommsen, entendiendo rectamente que se trata de años posteriores próximos á la elección. (i)
clara (2)
Como
la
distinción entre estas tres clases de santuarios no está
en los lexicógrafos antiguos, conservamos
los
nombres
al
los cinco
muy
latinos.
Los Bronces de Osuna, que publica Manuel Rodríguez de Berlanga, Ma-
laga, 1873, págs. 9, 17, 21, 28, 29, 283
y 306. Berlanga fué el primer editor de después con memorable comentario por Mommsen y Ephemeris epigraphica, t. 11, págs. 105 y 151. Vid. también Gi-
los bronces, publicados
Hübner en raud en
la
Journal des Savanis, de 1873, y Les Bronces d Osuna, Remarques París, 1875. Bruns: Die Erztafeln von Osuna, en la Zeitschrift füt
el
nouvelles,
Réchigeschichte, xu, págs. 82 á 126.
PROLEGÓMENOS datos
465
cluumvirato, á la edilidad ó á la cuestura haya reunido
al
yoría de sufragios, le exigirá, antes de anunciarle
pronuncie ante
el
por
el
divo Claudio, por
divo Tito Augusto, por
el
y proclamarle, que
pueblo congregado, juramento por Júpiter, por
divo Augusto, por to,
ma-
el
el
divo Vespasiano Augus-
Genio del emperador César
el
Domiciano Augusto y los dioses Penates, de que cumplirá todo lo que en esta ley se ordena, y de que no ha hecho ni hará cosa alguna contra
ella
Tal es
á sabiendas
el
mente en
y con
dolo malo.»
texto del bronce de Málaga; con él concuerda literal-
las
palabras del juramento
el
bronce gemelo del munici-
pio Flavio Salpensano, pero añadiendo algunos pormenores, que no
son indiferentes, sobre
las
ocasiones en que esa fórmula debía pres-
tarse.
La segunda de
las
rúbricas que
vamos
á citar, difiere algo de la
ley de ^lálaga:
Cualquiera de los dos duumviros que en este municipio
«25.
tuviere á su cargo decir
más de un
tarse por
el
día,
derecho,
hará que
si
el
se viere precisado á ausen-
prefecto del municipio que
designe para sustituirle entre los decuriones y conscriptos no
nores de treinta y cinco años, jure por Júpiter,
etc.,
que hará, mien-
que esta ley permite hacer á
tras sea prefecto, todo aquello
duumviros que tienen á su cargo decir
el
pio,
así lo
quede como prefecto municipal...
»26.
decir
los
derecho, y que no obrará
en contra á ciencia cierta y con dolo malo, y tan luego como jurare,
me-
el
Los duumviros que en este municipio tienen á su cargo derecho, los ediles y cuestores que
cada uno de
ellos,
en
los
lo
son de este munici-
cinco días inmediatos después de dada
y cuestores que fueren creados en lo cada uno de ellos, en los cinco días próximos
esta ley; los duumviros, ediles
sucesivo por esta ley,
primeros después de su entrada en
el
cargo, antes que se reúnan
los decuriones ó conscriptos, juren ante el
pueblo convocado, por
Júpiter, etc.,
que en todo
lo
que estimen conforme á esta ley y á
los intereses
comunes de
los
munícipes Salpensanos, obrarán rec-
tamente, que nada harán á ciencia cierta y con dolo malo contra esta ley,
que impedirán que otros
lo
hagan, siempre que puedan
evitarlo, ni darán consejo en contra, ni dictarán sentencia
MxNÉSDEz T VíiX^kro.—HcUrodoxos.
I.
que no 30
PROLEGÓMENOS
466
estimen conforme á esta ley nicipio.
El que
no jurare,
así
tercios á los munícipes.
De
este
mu-
será condenado á pagar diez mil
ses-
y
á
lo-,
comunes de
intereses
este dinero
este dinero de los
y sobre
munícipes, se concede acción, petición y persecución á quien quiera ejercerla» (l).
pequeño bronce descubierto en Portugal en 1659, y hoy perdido (C. II, 172), contenía el juramento prestado por los Aritienses en Lusitania á Cayo Ommidio Durmió, propretor y legado del em-
Un
perador Calígula, en
año 37, en que subió
el
trono. Las deidades
al
nominalmente invocadas son Júpiter Óptimo Máximo, y
Augusto
No
han encontrado hasta ahora en España, como ya advirtió leyes ó reglamentos relativos á templos, ni calenda-
(3),
ó protocolos de colegios sacerdotales, aunque debe de
rios, ni actas
(i)
divo
(2).
se
Hübner
el
Berlanga: Monutnentos del Municipio Flavio Malacitano, págs. 78, 79
y 106. Diez años antes de esta publicación, que es de 1864,
91, 98, 100, 105
malagueño, primer editor y comentador de estas con un Estudio sobre
los dos bronces
encontrados en
el
insigne epigrafista
tablas, las había publicado
Málaga á fine?
de Octubre
de iSji (1853); había hecho de ellas dos reproducciones en láminas litografiadas de aran tamaño (JEris Salpejisani exemplum fideliter expressiim... 1858...
yEris Malacitani exonplum fideliter expressiim... 1861), y había propuesto un Ensayo de nneva versión castellana del bi-once Salpensano (Madrid, en la Revista de Legislación, 1859).
El comentario verdaderamente magistral y
documentos
gemeindcn Salpensa und Malaca
Abhandlimgen
la
recensión definitiva de estos
de Mommsen, en Die Stradtrcchíe der
jurídicos, es la
in
der Provinz Bactica, en
der philologisch-historischen Classe,
de
la
el
lateinischen t.
iit
de
las
Real Sociedad Científi-
ca de Sajonia, Leipzig, 1857, págs. 361 y 507,
Vid. también Giraud
:
Les Tables de Salpensa
Zumpt: De Malacitanorum nuper
repertis,
Salpensano (2)
et
en sus
et
Sttidia
de Málaga, París, 1856.
et
Salpensanorum legibus municipalibiis in Hispatña
Romana,
Berlín, 1S59.
Van Swinderen: De
aere
Malacitano Groninga, 1866. ,
El bronce de Aritio, población que mencionan Tolomeo y el Itineen la aldea portuguesa de Álvega, dos leguas al
rario de Antonino, apareció
Sur de Abrantes, en
el
camino antiguo de Lisboa á Mérida.
en 1666 por Jorge Cardoso en su Agiologio Lusitano. Berlanga: (3)
La
El Nuevo Bronce
de Itálica, págs. 252
Arqueología de España, pág. 93.
y
254.
y fué publicado
PROLEGÓMENOS
467
haberlos habido, puesto que en muchos títulos epigráficos van indi-
cadas las fechas según los fastos de los duumviros. •cripción
de
procedente de Córdoba (4.432) se refiere á
los pontífices municipales,
•cláusula
ciare
que prohibe enajenar
liceat,
Una
sola ins-
la jurisdicción
pero es notable, sobre todo, por las sepulturas:
la
«ne veneant, ne fidu-
nec de nomine exire liceat secimdinn sententias pon-
iiñcum. »
Mucho menos
importancia que
las
divinidades imperiales
y
capi-
en las provincias los cultos propiamente itálicos y romanos y los del Panteón clásico. Además, en muchos casos sus nombres ocultan una antigua divinidad local ó importada por las
tolinas tuvieron
colonias griegas ó fenicias, que siguió siendo venerada con distinto
onomástico. Es claro, no obstante, que los colonos romanos, soldados
y
los funcionarios imperiales,
á sus dioses, en
las
los
regiones donde moraron, y es natural que hicie-
también algunos prosélitos entre
;sen
y
habían de continuar honrando
los indígenas
y
los libertos.
Del culto de Vesta tenemos dos inscripciones, una de Sevilla
(1.166), en
que Marco Junio Quirino Hispano de Segovia manda
por su testamento consagrar un diosa; otra "dio Félix,
honor
de Mentesa de hace
el
altar ó erigir
los Bastitanos,
mismo homenaje
una estatua á aquella
en que un liberto
á Vesta, por
Ti.
Clau-
haber obtenido
el
del sevirato (3.378).
Los Penates sólo aparecen en
las
fórmulas de juraniento de las
leyes coloniales malacitana, salpensana
ningún epígrafe dedicado á
ellos.
Hay
y ursaonense, pero no
existe
alguno que otro dedicado á
Loba Romana, nodriza de Rómulo y Remo: Lupae Romanac M. Valerius Phoebus sevir Aug. en Epora (2.156), Lupae Atigustac la
L. Visellius^ en Baetulo (4.603).
El culto de Marte hubo de ser de los más difundidos en nuestra Península.
Se
le
encuentra en Mirobriga, Mérida, Idanha, Écija,
Commayor parte de estas inscripciones deben referirse á los antiguos númenes ibéricos de la guerra, de los cuales en otra parte hemos tratado (l), puesto que los nombres de Barbaesula, Cartima, en Galicia, en Numancia, en Turiaso, en
pluto, en Játiba... Pero la
(i)
Vid. pág. 343 de los presentes Prolegómenos.
PROLEGÓMENOS
468
mayor parte de
la
ción rara,
como
de L. Porcío Víctor, ciudadano romano de
tribu Ouirina, en Cartima
considerarse
son indígenas, con alguna excep-
los dedicantes
la
cerca de Málaga
,
como homenajes
Marte
al
ros augustales de Lebrija (1.301),
(1. 949),
clásico los
Ipagrum
de algunos
año 108 de
Era
la
cristiana, la cohors
(C.
I.
L.
En
12.467).
III,
perador
Cómmodo,
dirigiéndose
al
la
la
Legio Séptima salud del
Marte Campester (C.
mero de
y no siempre seguros
Jove Capitolino,
ceptuando acaso
el
al
parecer, no
deben
á las divinidades indígenas, ex-
ni
Júpiter Solutorius de Norba, epíteto que no se
encuentra más que en aquella comarca de
cuya significación parece ser rat.
las pro-
vestigios. Existe cierto nú-
epígrafes dedicatorios á Júpiter, que,
referirse ni al
em-
4.083)^
11,
Las divinidades del panteón greco-romano han dejado en vincias escasos
el
HispanoTwn acantonada en
mismos votos por
los
En
salud del emperador Trajano
la
182, un centurión de
Gemina hacía en Tarragona
sevi-
(1.515), Vivatia (3.336),
y con más seguridad todavía algunos epígrafes militares. Bretaña, invocaba á Marte por
la
Sólo pueden
Sus adoradores suelen
el
la
antigua Lusitania,
y
dios libertador, qtii soh'it, qui libe-
llevar
nombres indígenas: Tureiis Bou-
Samalus Turci
(744, 745)* Pero otras inscripciones en que Júpiter está designado con los varios nombres de Pantheus, ^tei'mis^
ti f.;
depulsorizis es decir, el ,
que ahuyenta
los peligros
y
los males,
pa-
recen referirse á cultos que tenían sus principales devotos entre libertos
de nombre griego: Chryseros Igaeditanorxim
Idanha (435)? C. Flavio
dromo en Tarragona
Corydon en Vivatia
libertiis
en
(3.335), Licinio Cali-
(4.422).
Del culto de Juno hay dos notables recuerdos: una inscripción de Elche, donde consta, aunque sin fecha,
de
la
diosa (3.557)»
y
la
restauración del templo
otra de lluro, dedicada por C. Ouintio Myron,.
sevir augustalis (4.613).
Más importancia parece haber sólo
porque
se conservan
por haber sido
mente de
la
de
él
tenido
culto de M¡ner\'a, no
once inscripciones españolas, sino
divinidad protectora de los artesanos, y especial-
los canteros
y maestros de
obras, que para su culto esta-
ban organizados en cofradías ó colegios. Augustalis^ M.
el
En
Aufustio Homuncio, ofrece
Barcelona, un scvir
al collLginuí
fabroruM
PROLEGÓMENOS
46^
aquella ciudad una ara ó estatua de la diosa (4.498).
de
En
Cádiz, el
viarmorariiis^ P. Rutilio Syntropho, exorna la theostasis 6 celia de
Minerva bién se
(1.724).
En
Tarragona,
titula perjector
el
pintor O. Attio ]\Iessor, que tam-
restaura á sus expensas la exedra
^
chada del templo, frons
templi.
En Vich
y
la fa-
(viciis Ausetaniis), el
li-
berto C. Cornelio Magnio consagró á Alinerva un altar y bancos de
piedra (4.6 1 8). El culto de [Mercurio, que tuvo tanta importancia en África por
haberse asociado con algún dios púnico ó
líbico,
y en
las provincias
galas y germanas con el gran dios de la mitología céltica, inventor de todas las artes, protector de los caminos y del comercio, según le deñne Julio César (ij, no tiene en España más que dos
manifestaciones de carácter popular, precisamente en sintió
más hondamente
el influjo fenicio
y
cartaginés.
la
región que
En
las
mone-
das de Carmona, figura unas veces la cabeza del dios cubierta con
y otras
el petaso,
el
caduceo, principal atributo suyo. Pero más in-
teresante todavía es una inscripción de Cartagena, en que los pes-
cadores y
los
revendedores de pescado, piscatores
sagran una estatua de
de
los
et propolixe,
con-
mismo tiempo que una imagen
2^Iercurio, al
Lares Augustales (5.929). Las restantes inscripciones, que no
pasan de diez y
seis,
han sido puestas por
ranos, procuradores imperiales, seviros
cognomcn griego, cuya condición no
oficiales,
soldados vete-
y por algunas personas de
se expresa
y que probablemente
serían libertos.
Consta que en Arucci, pueblo de
que
se tributaba culto á
la Bética, existió
Apolo y Diana juntamente
un templo en
(964).
Puede
Luna, atestiguado también por
un
vestigio del culto del Sol
las
dos inscripciones lusitanas de Collares, y alguna más. Pero
y de
la
ser
ni esta
religión colectiva, ni el culto separado de Apolo, tuvieron importancia •en
España, aunque hay algunas inscripciones de Osuna (I.403), Iga-
brum
(I.610), Nescania (2.004),
Bética y de
(i)
la
Aurgi (3.538) y otros puntos de
Tarraconense, países
Hunc onmium
muy
romanizados.
A
la
veces
inventorem artium ferunt, huuc viarum atqiie itinerum du-
ccm, hunc
ad quaestus pecuniae mercaturasque nabere vim maxiniam arbitrantur.
(De Bello
Gallico,\i, 17).
PROLEGOMEKOS
470
Apolo los
se presenta
como
divinidad médica, con atributos análogos á
de Esculapio. Así en una serie de inscripciones de unas termas
Aquae
También aquí
Calidae, cerca de Barcelona (4.487-4.49O).
nos inclinamos á ver
transformación de un culto indígena, de que
la
aua
tantas otras manifestaciones conocemos. Iguales dudas sugiere,
distinguiéndole de
la
devoción puramente
no parece haber salido del
territorio
divinidades médicas, Esculapio
general el lapius:
y
de
local
de Endovellico, que
Villaviciosa, el
de otras
dos.
su duplicación femenina Hygia.
nombre griego Asclepios prevalece sobre
En
yEscu-
el latino
por ejemplo, en dos inscripciones de Valencia, cuyos dedi-
y L. Cornelio Hygino-
cantes se llaman Q. Calpurnio Alypion (3.725, 3.7261.
Una de
las
pocas en que se prefiere
la
forma roma-
na, está dedicada por dos seviros Augustales de Lisboa, cuyos cog-
nomina son griegos, M. Aíiranio Euporio y L. Fabio Daphno (i75)fué invocada constantemente, no con su nombre
En cambio Hygia
helénico, ni con el
de Vaktudo ó Bona Valetudo, que encontramos
en otras partes, sino con
el
de Saltts 6 Dea Salus.
La adoración de Diana, como diosa de las selvas y de los cazadores, ha dejado en España importantes documentos. Pocos hay que lo
sean tanto en nuestra epigrafía
Diana en León. Hay en tros.
En
el
ella tres
como
dedicaciones del ara de
las
elegantes epigramas en varios
primero, que consta de siete hexámetros,
el
me-
africano
Tulio Máximo, G^mandante de la séptima Legión ibérica, declara
haber consagrado un
distrito
para
la caza,
levantando uo templo á
Delia, la triforme virgen;
enumera
las especies
cabras monteses, ciervos,
jabíilies,
potros salvajes; y
y
para cogerlos
que
allí
se cazaban:
las artes
rematarlos, á pie ó á caballo, saltando á
la
usadas
carrera,
hiriéndolos con cuchillos ó dardos:
Aequora conclusit campi divisque Et templum
dicavit
statuit tibí, Delia virgo triformis,
Tullius e Libya, rector legionis Hiberae,
Ut
quiret volucris capreas, ut figere cervos,
Saetigeros ut apros, ut
equorum
silvicolentuin
Progeniem, ut cursu certare, ut disice
ferri,
Et pedes arma gerens et equo iaculator Hibero. (C. 2.660.
Buechelen Carmina Latina Epigrapltica, 1526.)
PROLEGÓMENOS
Los otros dos poemitas son narios yámbicos)
el
muy
47
breves.
cazador Tulio ofrece á
En
el
segundo (dos
la diosa,
como
se-
trofeo de
sus cacerías, los dientes de los jabalíes; en el tercero (cuatro dímetros yámbicos) la
do en
y
la
cornamenta de
los ciervos,
á quienes había venci-
paramera, «aequor parami>>, palabra indígena que subsiste,
tiene en estos versos su ejecutoria:
Dentes aprorum, quos
Maxim us
cecidit,
Dicat Dianae, pulchrum virtutis decus.
Cervom
altifrontum cornua
Dicat Dianae Tullius,
Quos
vicit in
para mi aequore
Vectus feroci sonipede.
Una
plancha de mármol que apareció juntamente con
conserva hoy en
el
Museo Arqueológico de Madrid,
que mutilados, cinco tetrámetros Tulio ofrece á Diana
la piel
trocaicos,
en que
el
Donat hac
pelli,
ser
y
se
contiene, aun-
mismo cazador
de un animal, que según
puramente conjetural de Hübner, debe de
el ara,
la restitución
un oso:
[Diana,
Tullius te [Maximus
Rector Aeneadum, [gemella
Legio quis Ipse
quam
est 'séptima,
detraxit [urso
Laude opima [praedilus
Conocido es desde
el
(i).
tiempo de Ambrosio de Morales, un deluhro
ó pequeño santuario de Diana, en
las ruinas
atribuidas por tanto tiempo á Segobriga.
De
de Cabeza del Griego, este
modo
le
describe
aquel patriarca de nuestros estudios arqueológicos:
«Quasi frontero de
la
ciudad se hace un valle en
el
monte, que
muy poco, porque luego se cierra con las cumbres que se juntan: es muy fresco de praditos y sombras, y fuente que tiene en lo baxo: y como todo lo demás es muy seco, el valle parece mejor con aquella su frescura. El un lado del valle es de peña tajada muy alta, dura
(i)
Sobre estas inscripciones métricas publicó un docto é interesante co-
mentario
el P.
Fidel Fita: Epigrafía romana de la ciudad de León ("León, i866j,
páginas 37-155-
PROLEGÓMENOS
472
y
el
otro tiene una costezuela,
tajada, que,
como
bien se ve que
y encima de
levanta otra peña
ella se
está agora, terna hasta dos estados en alto,
la tierra tiene
cubierto
mucho más
del alto.
La
mas dis-
posición de estas peñas está de tal forma, que con poca ayuda del
pudo formar de
arte se
duda debió de ser
sin
ellos
un delubro ó templo pequeño, que esto todo según ahora está dispuesto.
el edificio:
»La misma peña hace dos testeros de hasta diez pies cada uno ó poco más, y hace también una pared frontera que los traba así, que con sola otra pared que fabricaron por defuera, queda hecho el delubro,
que no fué menester mas que cubrirlo con
el
techo. Esta pieza
de adelante está agora toda caida, y cubierta con mucha no se pueden parecer
lo qual
los
tierra,
por
fundamentos, mas de techo pare-
cen grandes rastros, por los muchos pedazos de
tejas firmes
y exce-
y pedazuelos de aquellos vasos de barniz colorado... La peña es de una piedra muy blanda para labrar, y que llega á po-
lentes...
de
allí
nerse miUy
un
lisa,
y puede recibir y la pared
la escultura
testero de abaxo,
muy
delicada,
y hace
el
larga en altura de un estado: va toda
arreo labrada de unos casamentos que ternán de alto ocho pies,
y y van variando, que el uno es frontispicio redondo, y otro puntiagudo en el testero: hay dos, el uno tiene una Diana con
de ancho el
tres,
un venablo en
Con
mano
derecha,
izquierda alza su ropa,
la
abaxo
la
y
el
que
tiene por cerca del cuello.
tiene la laxa de dos perros
que están
uno y otro lado, y el cuadro de abaxo dice Dianae Cassia... »E1 otro quadro está vacío, que parece nunca tuvo nada, y si lo
tuvo
al
lo
han quitado con tanta
siempre serva ex
»En las
son
y abaxo
liso,
dice:
<í
diligencia,
que parece haber sido
Dianae Quintía Mvconila Valeriani
voto-».
otro quadro de estos está Diana con su venablo,
y encima de
dos columnillas, en los brotantes, están dos lebreles, que, aunque
muy
pequeños, tienen
pies tiene
brado, y
con
la
el otro,
talle
y lindeza con que
laxa otros dos perritos menores:
lo el
parecen.
A los
uno está que-
que está entero, está tan bien esculpido, como pu-
diera estar con un camafeo, porque no siendo todo
él
mayor que
la
mitad de un dedo pulgar, se muestra claramente ser sabuesito, y verdaderamente escultura admirable. En el quadro que está debaxo
de esta no
se
puede
leer más,
que Posthiuna. En otro quadro no se
PROLEGÓMENOS ven mas que algunas
letras,
473
que parece dicen Artemisiae. Otro hay
con otra Diana y perros, y no han quedado sino dos ó
tres letras
especificadas.
»Todos
estos tres quadros,
deshechos, están en
el hastial
otro testero frontero del que
cinco cuadros, ya que
con otro ó otros dos, que están
hemos
y sobre
dicho,
el hastial llega
estos cuatro ó
á este testero, tiene otro qua-
dro mayor que los otros, y mas ricamente labrado, el frontispicio
muy
largo de la peña, que va á dar en el
que está descubierto; que
como
demás no
lo
se
ve en
pude
lo
ver,
muy enterrado, y no tener allí con que cavar» (l). Cuando D. José Cornide exploró, por comisión de la Academia de
por estar
la Historia, las ruinas
ramente desfigurado
y miserable
edificio.
de Cabeza del Griego en I793i encontró entedelubro de Diana, que
el
De
bro ó capilla se halla en dejo, en la cañada por del ^íarquesado: á
A
conocido con
sitio
el
donde pasa
el
el
nombre de Almu-
camino que va
á
Almonacid
cuya izquierda queda distante como 6oo varas
del molino de So-la-cabeza,
Santos.
pareció pequeño
le
su reconocimiento resulta que «este delu-
y á
la falda
esta distancia se ensancha
occidental del cerro de los
un poco
terreno á uno
el
y
otro lado, en el qual se descubren siete excavaciones que indican
haber sido canteras, y de donde acaso se habrá sacado toda dra empleada en las obras de las
que en
ella se hallan.
En
la la
ciudad; siendo de la
primera, y á
la
misma
la pie-
calidad
izquierda de quien
sube hacia Almonacid, es donde se descubren los baxos relieves reconocidos por ^Morales,
el
acaso se fundó en que regularizadas por reducidas algunas de
ellas
(i)
lo
el
les
ha dado,
arte estas excavaciones
y
á formas quadradas, tienen apariencias de
haber estado cerradas con muro pues aunque de
que
qual, para la aplicación
artificial,
primero no hay
y cubiertas con
vestigios,
tejado,
para sospechar
lo se-
Copia sacada de la relaciÓH de un viaje hecho por Ambrosio de Morales
la villa de Ucle's, obispado de Cuenca, según se halla en
un
códice que
fué
d
del li-
cenciado Porras de ¡a Cámara, prebendado de la iglesia de Sevilla, existente en el
Archivo de ¡os Reales Estudios de San Isidro de IJadrid, a7totado por este
cronista.
En
el
tomo
iii
de
las
Memorias de
la
Academia de
páginas 226-231. Hállase también e^ta relación en
de
las
el
la Historia,
tomo x de
obras de Morales, impresa por Benito Cano, págs. 98-103.
la
1799,
colección
PROLEGÓMENOS
47+
gundo
inclina
una ranura ó muesca abierta en
hay apariencias de haberse afianzado tejado ó cobertizo, sirviendo
así, lo
la
peña, en
qual
la
maderos que sostenían
los
el
que acaso empezó por casualidad
para resguardo y abrigo de los pastores y ganados que frecuentan esta dehesa, para dar culto á una diosa que veneraban en su profesión,
dedicándole este rústico
»De
este culto
capilla;
edificio.
hay bastantes señales en
y
triangular, los
de
otro con
el
frontispicio
que
que
los cubría, ni
este delubro
con
la
mayor
de
la
pared que
ras
que
las
los
las
Mora-
pedazuelos de vasos de barniz
más
figu-
de un cazador con venablo, y varios perrillos y un cone-
con vestigios de inscripciones» Entre
prolixi-
los trababa, ni rastros
colorado, que halló aquel curioso; ni he podido reconocer
jo,
se conoz-
vestigios de los testeros, que
había en su tiempo, de
del techo
uno con
los otros tres...
y no he podido descubrir
les dice
el
frontispicio semicircular... sin
»Yo he procurado reconocer dad,
mencionado delubro, ó
cuyo baxo relieve está dividido en cinco quadros ó caseto-
nes guarnecidos de molduras, terminando
can
el
(l).
láminas que acompañan á
la
R'Iemoria de Cornide, figura
una del delubro, dibujada por Melchor de Prado y jMariño y grabada en cobre por T. López. Cuando cerca de un siglo después, ordenó
Academia de
la
la
Historia una nueva excursión arqueológica á
las célebres ruinas, los
comisionados P. Fita y Rada y Delgado en-
contraron en aquel diseño no pequeñas inexactitudes. «El primer sitio
en que nos detuvimos y que examinamos con la mayor escruel que llamó Morales delubro pequeño de Diana, y
pulosidad, fué
que en rigor fué un verdadero Sacelhtm dedicado á
la
divinidad pro-
tectora de las selvas... El Sacellum está tallado en un corte de la
roca caliza, que forma
el
núcleo de
de Cabeza del Griego, separado de
la
montaña
él
por
fronteriza al cerro
las corrientes del
Xi-
güela.
(i)
Noticia de las antigüedades de Cabeza del Griego. (Memorias de la Aca-
demia de
la Historia,
tomo
iii,
págs. 174-177).
Veíase también: Noticia de las excavacioties de Cabeza del Griego, por el bachiller
D. Jácome Capistrano de Moya, cura de la Fuente de Pedro Naharro,
Alcalá, 1792.
PROLEGÓMENOS
»Quedan
475
restos de bajos relieves. Representa el de
Diana, de pie, con túnica corta
y
teniendo
aljaba,
derecha á
la
la diestra
mano
en actitud de impulsar un venablo, cuya punta se dirige hacia abajo
en línea diagonal, y no puede apreciarse hoy
muy
izquierda por estar
deteriorado
de
la actitud
el relieve.
la
mano
A florales le pareció
ver que con dicha
mano
que están abajo
uno y otro lado». Los perros todavía se ven, pero
al
«alza su ropa
son dos que están sentados recha consérvanse andar.
más
En
el
al
lado izquierdo de
la
á la de-
y
la diosa,
mucho mayor en
patas de otro
compartimento de
actitud de
izquierda, el relieve está
mucho
gastado, pero por la dirección de dos piernas que claramente
se distinguen,
á la
las
tiene la laxa de dos perros
y
puede venirse en conocimiento de que representaba
misma divinidad sentada sobre una roca mirando á
la
derecha,
con un perro delante también sentado sobre sus patas traseras y apoyado en las manos, y por debajo de él parece figura el hueco de
una madriguera, que sirve de refugio
»Cada uno de rior
los
un conejo.
á
compartimentos ofrece todavía en
la
parte infe-
sendas inscripciones votivas: Dianae Cassia Avia Dianae Sa~
crum, Dianae Quiniia, y otras dos mutiladas (3.091 y 3.092) de Hübner. Las letras de estas mutiladas inscripciones, acusan por la regularidad de su trazado á la cual también
y su
bella forma, la
época de
los Flavios,
nos llevan los caracteres artísticos del Sace-
llum-» (l).
Pasando á
las
divinidades chtónicas ó telúricas, encontramos
cerca de ]\Iurcia una dedicatoria Matri Terrac^ con una imagen de la diosa,
que
tiene en la
da una pátera, y en
el
mano derecha
la
cornucopia, en
la izquier-
regazo varios frutos (3.527); y otra inscrip-
ción de Galicia, que es un sencillo exvoto (2.526).
A
pesar de lo que escribió,
más como poeta
esta vez
como
histo-
riador, Silio Itálico, sobre las orgías
y en
la
roca de Calpe
(2), las
y misterios de Baco, en Nebrija inscripciones á Libero Patri, que no
(:)
Boletín de la Academia de la Historia^
(2)
Página 317 de estos Prolegómenos
aparecen
Carmona
las
bacantes en vasos pintados,
tomo
los brazos
1
16-1 19.
Sólo
se descubrió una estatua de bronce,
dormida. Lleva armillas en
xv, págs.
como motivos decorativos mosaicos, etc. En la necrópolis de .
y en
que representa una bacante las
muñecas, y ajorcas en los
PROLEGÓMENOS
476
son raras en
de
la
Sirvan de ejemplo
dos de
vid y del vino,
la
en
llegó á entrar
Entre fué la
las
demás provincias romanas. ^^ San Pedro de
^^
]\Ion-
de Moraleja, cerca de Coria (799); (l.loS y l.ioo); Castulo (3.264). Si hubo un dios in-
Itálica
dígena de
península, en nada difieren
de Astorga (2.634);
la
de Valdeorras (2.61
tes, valle
la
las
parte occidental de
que suelen encontrarse en
las
1); la
como parece que le hubo en África, no nombre se ha perdido.
sincretismo clásico, y su
el
divinidades del agua,
la principal,
Neptuno-Poseidon, no
más favorecida por nuestros devotos. Se
la
encuentra invoca-
da, sin embargo, en las ciudades marítimas de Carteya, Suel
rragona (1.044,
4-'3Sri,
El culto romano de
y
es
muy
Vams
probable que
J'IcírLv
lo fuese
y Ta-
en otras.
no arraigó en España. Las
cripciones descubiertas aquí se refieren
al
ins-
de Venus- Afrodita, que
conservó siempre rastros de su origen greco-oriental, no sólo en litoral
de Le\-ante, sino en
La más
la Bética.
el
curiosa es una encon-
trada cerca de Córdoba (2.326) que enumera los donativos hechos
á
la diosa
por varias personas, una de
y una
ofrece un parergíim cante,
y
el
En
Emilia Artemisia, que
nombre de
uso que hace de dos palabras griegas, una de
fectamente traducible origen.
ellas
phiala, de plata. El
al latín
(phíala^
la dedi-
ellas
per-
en vez áe patera), indican su
otro epígrafe de Isturgi (2. 1 23), uno de los devotos lleva
también nombre griego: Terpnus.
Dos
inscripciones, una de Ossigi (2.100)
prueban que, por rado en
lo
menos, uno de
y otra de
Isturgi (2.122),
los Dioscuros, Pólux, fué
ado-
pero no encontramos mención de su hermano
la Bética,
gemelo Castor. Queda, por último,
el
grupo de
yos atributos no suelen estar
las
muy
abstracciones divinizadas, cu-
caracterizados. Algunas fueron
meras variantes del culto imperial, como
Pax
Perpetua y
la
una inscripción á
pies.
Sobre
el
la
Pides Publica (4.497), otra á
ei artista
Augusta,
la
Libertad en
lecho se ven dos hojas de parra ó pámpanos, y en
una máscara escénica con pero
Victoria
la
la
Concordia Augusta. Se encuentra en Barcelona
la
boca abierta. La ejecución es
conserva todavía
la
muy
el
1
17,
centro
adocenada,
tradición de buenos modelos. Vid.
Delgado: Necrópolis de Carmona, Madrid, 1885, pág.
An-
y lám. xvui.
Rada y
PROLEGÓMENOS
Juventud (Juventus)^ una en Lusitania (45) Bética (1.935). Pero las lápidas que abundan más en las
tequera (2.035), dos á
y
otra en la
la
Bonus Eventus (buen
provincias son las del otro
477
numen romano
Felicitas.
Entre
los
éxito), equivalente á
adoradores hispanos del dios
Evento, que tuvo altares en Braga y Écija, figuran una sacerdotisa divaruní Augustarum y un sevir Augustalis
.
La
diosa Pietas^ á
pesar de lo genérico de su nombre, parece haber presidido especial-
mente en España á familiares.
En una
manifestaciones de los afectos domésticos
las
IModesta hace una consagración á
y de
\2.
gcns
á
y
inscripción de Lusitania (396), la flamínica Julia la
Piedad, en honor de su marido
que pertenecía: «ex patrimonio suo
honorem gentis
in
Sex. Aponi Scaevi Flacci mariti sui jlaminis provincia Liisitaniae et
honorem gentis Jiiliornm parentwn suorimn.
in
redero cumple
la
En
Castulo, un he-
promesa testamentaria hecha por una madre, de
levantar una estatua de
La mayor parte de
la
memoria de
diosa Pietas en
documentos en que
los
su origen.
esta diosa se encuentra
nombrada, proceden de España y de sacerdotes
del
pro-
culto
vincial.
Muy Fortuna
difundido estuvo en todo (el
tetos, tales les
y
al
hado ó
como Fortuna Redux, que
movimiento de
parecer protegía
Nada diremos de
el
la
el
las tropas,
muy
el
culto de la diosa
presidía á los viajes imperia-
Fortuna
sahitaris,
que indica una
extraño de Fortuna Balnearis, porque
construcción ó restauración de los baños
los geítios
divinidades indígenas
sanar
Imperio
destino), á la cual se aplicaban di\-ersos epí-
el
divinidad médica, y al
el
(2);
y
tutelas,
porque
los
pero aprovecharemos
consideramos la
(l).
como
ocasión para sub-
haber omitido una curiosísima lápida de los Astui'es Trans-
montanos, en que un aquilcgus (zahori ó descubridor de aguas ocultas)
rinde homenaje al
numen de
cierta
propietario (5.726). Después del África,
fuente
y
al
España
es
genius de su la
provincia
romana que ha suministrado mayor número de inscripciones de género.
Más de
la
mitad proceden de
Acinipo, Nescania, Antequera,
(i)
Toutain, págs. 428-430.
(2)
Prolegómenos, págs. 354-356-
la
Iliberris,
este
Bética (Arva, Salpensa»
Obulco, Córdoba, Nerto-
PROLEGÓMENOS
478
restantes á la Tarraconense (Mentesa,
briga...); las
Laminium, Car-
tagena, Tarragona).
La abundancia de tan conocido
el arte
un catálogo de compilar
monumentos
los
ellas
de
y
el ser
que pertenecen, nos retraen de formar aquí
á
que
ellos,
difícil
aunque
sería interminable
se limitase á
hoy en obras muy heterogéneas, y (l). Pero nada nuevo aprendería-
los datos esparcidos
algunas de
figurados romanos,
manejo
mos sobre la vida religiosa de la España Romana, pues como dice Hübner con su habitual acierto: «Las grandes ciudades de la costa oriental siglo
I
y
del valle del Betis
un aspecto
pequeños de
y
desde
el siglo
no tienen ya nada de indígena
campo con sus baños y dades que están en
y
este
mismo
huertas.
de
la línea
En las
el
á fines del
pueblos más
los
en adelante, los templos
11
encontrándose esparcidas por todas partes
men
En
enteramente romano.
casi
la Bética, casi
los edificios
deben de haber ofrecido ya
ni
de característico,
villas rústicas
interior
y en
el
y casas de
norte, las ciu-
grandes carreteras públicas, asu-
carácter de una civilización
homogénea
á la de Italia
á la de las otras provincias... Para entender bien el valor artístico, origen, el destino, las particularidades de los
el
monumentos
romano en España hay, pues, que tener presente que
esta fase
su cultura no es sino un sector dentro de la periferia las artes é industrias universales del (i)
Aludo principalmente á
las
imperio romano»
del arte
de
enorme de
(2),
dos grandes publicaciones en que un lujo
excesivo y mal calculado perjudicó grandemente
al fin científico: los
Monu-
mentos arqjiiíecidnicos de España, interrumpidos por segunda vez cuando co-
menzaban
á adquirir
forma más cómoda y asequible; y el Museo español de publicarse once volúmenes (1872-1884), en
anií'g^üedades, del cual llegaron á
que hay monografías de muy desigual mérito, pero algunas excelentes. Contrasta
con
la
riqueza algo desatinada de estas publicaciones
menos vituperable con que
se imprimió el
Sumario de
la
pobreza no
las antigüedades
roma-
nas que hay en España, en especial las pertenecientes d las Bellas Artes, de
Ceán Bermúdez (Madrid,
1832),
que no tiene una
sola lámina,
por
lo cual es
imposible formarse idea de los objetos que describe, ó más bien inventaría, del
modo más
todos modos,
supei-ficial
como
y fiándose muchas veces de informes ajenos.
De
catálogo general alguna utilidad conserva, siquiera por
su condición de único. Por ser tan conocidos, omitimos los viajes artísticos
de Ponz, Bosarte, Laborde y los modernos. La Arqueología de España, págs. 239 (2)
á 240.
PROLEGÓMENOS
479
Los restos más importantes de templos son
los
de Mérida y Ta-
rragona, pero generalmente no es fácil aplicarlos con certidumbre á
un dios determinado. El de Marte en Alérida
que tienen epígrafe ó dedicación
uno de
tiene también
pocos
los
Ninfeo
el
Eupo-
Qiiinüís Sertorms
Sertorianus, ct Sertoria Festa uxor a solo ita uti exculptum
ristus,
est in
La
(l)
Nympharum
de Liria (3.786J: «-Templum
es
honorem Edetanorum
et
patronoruin sitoriim de sua pecunia
fecerunt-».Vero faltando las inscripciones, es todavía aventurado decir
que
magníficos restos de arquitectura corintia, descubiertos cer-
los
ca de
la
diosa
Roma y
catedral de Tarragona, sean los del templo provincial de
de
los
un decreto griego de Mitilene en
Monumentos
los
de
los Ríos,
(2)
tura cia
la isla
de Lesbos
el
cuaderno 64
arqnitectónicos de España. El texto es de D. José
Compendiando
así
Amador
arqueólogo local D. Buenaven-
las investigaciones del
Hernández Sanahuja, dice
D. Eduardo Saavedra en
preciosa noti-
la
necrológica que dedicó á aquel benemérito investigador.
«En
rellano de
el
mármol blanco y y en
relieves,
el
la
Catedral se alzaba el templo de Júpiter Capitolino, de
del orden compuesto, cuj'o friso adornaban
recuesto de
la
meseta, hacia
la
de orden
de Augusto, primero de
corintio,
ceguedad pagana Alzábanse en
hijo adoptivo
al
el sitio
de Honorio, junto
al
al
el
el puerto...
gantes
el
»Toda allá, lo
la servil
las
espaciosas termas
Venus en
el
opues-
un gastado umbral de mármol descubre
templo, decorado con cariátides, en que se rendía
hubo otro templo dedicado á Juno, y en la
de San
octástilo,
que en vida dedicó
Oeste, y un templo próstilo de
culto á las divinidades tutelares de Tarragona.
después
la calle
templo
de César.
destinado hoy á fábrica de gas
Tocando ya con
cuan concurrido era
el
gimnasio decorado con calles de estatuas, una exhedra,
un templo de Minerva to lado...
los
hermosos bajos
playa de Olí y
Lorenzo, ostentaba sus preciosos mármoles de Carrara
»
Es entera-
(2).
Los templos romanos de Mérida están dibujados en
(1)
de
la
Augustos; ó bien del Augusteo, mencionado en
A
corta distancia parece que
la orilla del
mar, en
Balsa del Molino del Puerto, se ostentaba á
lo
la vista
que se llamó de
los
nave-
templo de Ncptuno. la llanada,
mismo que
desde
la línea
las afueras del
de
las
murallas hasta
el
Francolí, y aun
más
Norte y del Nordeste, estaban cubiertas por
barriadas populares y fincas de recreo, saqueadas y destruidas cuando furiosa
oleada de tribus germánicas invadieron
Entre aquellas ruinas, no Vulcano, junto á
la
muy
la
ciudad desde los años 260
exploradas todavía, yacen
desembocadura del
río;
las del
al 272.
templo de
á un quilómetro de las murallas
PROLEGÓMENOS
480
mente caprichoso suponer que
fué erigido á Hércules el
Barcelona, del cual subsisten en
gua
(calles del
Paradís
y de
la
parte
más
de
alta
la Libretería) tres
la
templo de
ciudad anti-
columnas
corintias,
con sus basas y elegantes capiteles y su arquitrabe, suntuoso todo, pero
muy
bastardo
y de decadencia, pesado y
sin gracia (l).
Ni
el
mosaico con figuras de dioses marinos, tritones y nereidas, procedente
de
derruida iglesia de San Miguel, es prueba ni indicio siquiefa
la
de que
allí
hubiese existido un templo de Neptuno, ni los pavimen-
tos de mosaico se destinaban para los templos, sino para las villas,
termas y otras construcciones profanas. Con igual voluntarie-
las
dad aplicaron
Alameda Vieja desde
la
el 1
que se levantó á Marte Campestre en
se veían las del
dos famosas co-
los antiguos eruditos sevillanos las
lumnas colocadas en
el
574» ^ ^^ templo
campo de
ejercicios
militares.
»Los materiales del derruido templo de Marte sirvieron para elevar
la
de Santa María Magdalena, y después la de San Francisco sucedió al templo de Jano». (Boletín de la Academia de la Historia^ tom. xxv, 1894, págiiglesia
nas 351 y
55.)
Pueden darse buenas razones para son
estos emplazamientos, pero todavía
no
definitivos.
(1)
Hasta mediados del siglo xix, se conservaban seis columnas. Vid. Ga-
banes CD. José Mariano de) Memoria, leída en tras, sobre el templo de
esta ciudad de
Hércules y de sus
más
Academia de Buenas Leen
Barcelona (1838). Esta Memoria contiene gran número de erro-
punto de estimar como cartaginés
res y desaciertos, hasta el
bajo
la
seis columnas, existentes en el día
serio
y apreciable
la
Memoria
noticia de sus planos, del arquitecto D.
en extracto Piferrer, Recuerdos y
el
templo. Es tra-
sobre el colosal templo de Hércules,
Antonio Cellés y Azcona, que publicó España, tomo u de Cataluña, pá-
bellezas de
ginas 31 1- 3 18. Desgraciadamente, se han perdido los planos que debían
acompañar á
Memoria. En
la
lumnas, se reúne hoy
de
1875,
'^^
la
casa
que pudiéramos llamar de
las tres co-
Associació catalanista d'excursions científicas.
la
excavar para
los
cimientos de
la
se encontró una bella estatua de mármol, á
En
Julio
casa nueva que forma esquina, la
cual faltaban la cabeza, el an-
tebrazo izquierdo y una gran porción del lado derecho. El P. Fita (Revista histárica-latifta,
6
el
Genio de
de Barcelona, tomo
la
n),
opina que representa
la
Fax
Augusta,
colonia que debió de ser venerado en Favetitia Julia, en el
punto más eminente de
la
Acrópolis.
Puede ser también
la
Venus Augusta, á
quien dedicó, en Barcelona, una inscripción Marco Porcio Marcial. La estatua
y
la
lápida se conservan en el
Museo
provincial de Santa
Águeda
(Barcelona).
PROLEGÓMENOS
de Hércules, que suponían emplazado en lás (l).
No
más apoyo
tiene
lo
481 la
parroquia de San Xico-
que dicen de otros templos consa-
grados á Baco, á Venus Salambona,
al
donde estuvieron después
de San Ildefonso, San
las iglesias
y Santa Marina. El de Évora, en de Diana, pero
atribución
la
Sol
y
á Tvlarte en los sitios
Portugal, pasó
mucho tiempo por
En Cabeza
es incierta.
Román
del Griego,
además del delubro que indisputablemente pertenece á esta diosa, hay vestigios del templo principal de aquella ciudad, pero
numen
el
es desconocido, y no parece posible averiguarlo siehdo tantas las
inscripciones religiosas recogidas por aquellos contornos, ya de di-
vinidades clásicas ó romanizadas,
Eventus y
la
y
muy
como Pindusa y
funeraticios,
Entre
Leiosa, ya de colegios sacerdota-
que citaremos luego. descubiertas en España, hay que mencionar
las estatuas
especialmente las de
};Iérida,
por fortuna (muy reciente está res),
Hércules, [Mercurio, Bouus
Concordia Augusta (3.090, 3.095, 3.096, 3.099), ya de
dioses indígenas, les
como
un Vertumno, de
Itálica,
el
cuyo número
se va
acrecentando
hallazgo de una bellísima de Ce-
un Mercurio, de procedencia ignora-
y una Venus, de Murcia (los tres en el ^^luseo Arqueológico Nauna Flora y un Apolo de Itálica, una pequeña estatua de Urania, obra de muy buen tiempo y de ejecución muy fina, que
da,
cional),
formó parte de
la
insigne colección de los Marqueses de Loring,
totalmente incorporada hoy
al
]Museo de Madrid
una Venus de Córdoba, recogidos en
el siglo
(2),
xviii
un Fauno y
por
erudito
el
D. Leonardo de Villaceballos, cuya colección ha llegado, aunque
mermada,
á nuestros días (3).
Otra manifestación del arte escultórico, bastante rara en España, son los bajo relieves de sarcófagos. «Cuatro hay en Barcelona con
(i)
tos
Compañeros de
de piedra
su altura, en 'lles
de
(2)
granítica, el patio
estas
que
de
la
columnas son otros se
tres colosales fustes
ven hoy soterrados, hasta más de
la
monoli-
mitad de
casa que forma el vértice del ángulo entre las ca-
Mármoles y del Aire. M. Rodríguez de Berlanga, Catálogo los
del
Museo Loringiano (Mála-
ga, 1903), pág. 97. (3) al
Sus restos se incorporaron á
Museo Arqueológico
la
de Casa-Loring, y con
ella
han pasado
Nacional. Vid. Catálogo de Berlanga, pág. 149.
Meséndez t VvÁ.k^o.— Heterodoxos.
I.
31
PROLEGÓMENOS
482 las
representaciones del rapto de Proserpina, de una caza, de un
matrimonio y de jinetes romanos; objetos todos que se ven muchas
monumentos
veces reproducidos en esta clase de
gona hay un sarcófago en
(l).
En
que alzan un clipeo redondo con
Entre Casariche y Puente de
Tarra-
rapto de Proserpina,
el
y remeros; en Huesca uno con
otro con tritones, nereidas alados,
que aparece
el
retrato del difunto
el
Don Gonzalo
se encontró
y
genios (2).
un sepulcro
de piedra, en cuyo costado principal, dividido en dos compartimentos, hay cuatro personajes, unos sentados y otros en titud terio
entonces
muy
en boga, de
las
nueve Musas;
con figuras de poetas sentados, está en Esta enumeración es de Hübner singular, deja en olvido el
dadera joya de de
lianas, el
ladado hoy
en ac-
la iglesia al
cubierta del mismo,
museo de Lisboa»
(4).
las
estos sarcófagos, una ver-
mejores antigüedades
ita-
de Husillos en la provincia de Palencia, tras-
Museo Arqueológico. Ambrosio de
representada en este sepulcro cios (6),
(5),
comparable con
arte,
el
la
quien por una inadvertencia
más notable de
antiguos arqueólogos vieron en
(i)
pie,
de leer unos volúmenes que desarrollan (3). En el monasde Alcobaza, junto á Lisboa, existe otro con la representación,
las figuras
la historia
de
la
y
^Morales
los
ceremonia fúnebre
de los Horacios y Curia-
pero D. Aureliano P'ernández Guerra sostuvo con
muy
El tema de Proserpina se repite en un sarcófago de Gerona y en otro
de Ager. (2)
El sarcófago de Huesca fué publicado por Arneth, en las Actas de
la
Imperial Academia de Ciencias, de Viena, clase filosófico-histórica, 1850, página 140 y siguientes.
Museo Lon?igiano,
(3)
Catálogo del
(4)
Boletín architectofíico e archeologico de Lisboa^ serie segunda,
(5)
La
Arqiceologm de España, págs. 263 y 264.
La
descripción de Morales es algo prolija, pero no debe omitirse
(6)
aquí,
porque
revela,
como
págs. 99-101.
otras suyas,
un
instinto artístico,
muy
t.
i,
1S77.
raro en su
tiempo.
lo
lado del Evangelio, cerca del altar mayor, en un arco
como
hasta la cinta, está un sepulcro,
que
es una arca
se puede llamar mármol, pues recibe pulimento y lustre pies en largo, y tres y da,
como
medio de
alto,
se dirá, tiene una cubierta
liso, alto
del sue-
de piedra blanca, que
como
él.
Es de ocho
y otro tanto en ancho, y estando labra-
tumbada de una piedra
tosca,
y tan gro-
PROLEGÓMENOS ingeniosas
plausibles razones
y
que
el
483
verdadero tema era
de Agamenón y Casandra, argumento de
la
romanos de
se encuentra también en tres sarcófagos
la
muerte
tragedia de Esquilo, que los palacios
seramente labrada, que parece se hizo aposta de tan mala manera, porque
la
labor del arca pareciese mejor; aunque sin este opósito se muestra bien su lindeza.
En
haz de esta arca está esculpida de más de medio relieve
la
que yo creo) de
(á lo
la
historia
de
el fin
Horacios y Curiados, pues está luego su esposo con gente llorosa sobre los
al
hermana muerta, y así la hermana, y entre ellos uno, que no pareciéndosele más que el colodrillo, con la mano puesta en la mejilla hacia él, representa más tristeza que ningún otro rostro de los que se parecen. Con esto se puede pensar que el artífice quiso fuese este el Agamenón de Timantes, que encubriendo su pesar la postura, lo muestra mayor el arte. Sigue al cabo una manera de sacrificio, y parece el pasarlo el padre al matador por debaxo el Tigilo Sororio, y todo aquello que Tito Livio va prosiguiendo. Porque también en el testero del arca que está tras esto, están dos, que teniendo un ara en medio, parece sacrifican. En el
principio
la
otro testero están dos que parece encierran en un sepulcro cenizas.
Ese
sumar con
lo
es
mi
juicio
de
la historia: la
excelencia de
la
la
urna con
escultura se
las
puede
que dixo Berruguete habiendo estado gran rato como atónito
mirándola: «ninguna cosa mejor he visto en cas tan buenas>.
También
Italia (dixo con admiración) y poCardenal Poggio, después de haberla mirado
el
despacio, con espanto, dixo
al
de Alderete), que estaba con
él:
dio las
más preciadas
Secretario Gracián, el padre (Diego Gracián
«Merecía estar esta tumba en
antiguallas,
que
Roma
hay, por tan buena
allí
en
como
me-
todas
ellas>.
>A
lo
que yo creo, hay más de veinte
una, y pensaba que
figuras,
y quando estaba mirando
la
se había agotado la perfección del arte, en pasando
allí
entendía cómo tuvo el artífice de nuevo mucho que añamirada toda junta, tiene extraña lindeza, y cada miembro por sí por pequeño que sea. Hay otra particular que sin ayudar á todo el cuerpo, él por sí solo se tiene su extremado artificio. Está toda la historia
á mirar dir.
muy
la siguiente,
Cada
figura,
conservada,
por estar
muy
si
no es una
relevada
la
sola figura al
un
lado,
que á
lo
que yo juzgo,
quitó algún artífice por llevarse alguna muestra de
puede pensar que aquel Conde Fundador (Fernando Any se hizo poner aquella tumba de tiempo de Romanos, que
tanta maravilla... Se súrez) está
allí
acaso se había hallado
allí
en su
tierra.
Pues
la historia
da á entender se es-
culpió por ellos para sepultura de alguno de aquel linaje, pues para sepultura
de christiano es cierto que no se hiciera». Viaje sanio, págs. 36-38.
En
el
tomo x de
brosio de Morales, impresa por B. Cano.
la
colección de
¡as
obras de
Am-
PROLEGÓMENOS
484 Giustiniani,
Barberini y Borghese, célebres desde
Winckelmann
No
nos detendremos, por
lo
mismo que
rían,
en
los
pequeños bronces y otras
colecciones públicas
las
y nada nuevo nos enseña-
particulares los poseen en abundancia,
y
tiempo de
el
(l).
figurillas
de mármol, de barro
cocido (raras veces de oro, plata y marñl), que representan dioses clásicos,
cidos
especialmente Hércules
como
león
la piel del
prenderse bajo
el
y
el
y
^Mercurio,
nombre general de
vigilia,
y hay entre
algunos ejemplares lindísimos de los siglos
tal
Minerva de Carteya, un Hércules (en
la
con atributos tan cono-
petase. Estos idolillos suelen
cules Farnesio) descubierto en
i
al iii, tales
la actitud
misma
com-
de me-
los
del
como Hér-
una mina entre Cartagena y Al-
mazarrón, dos cabezas de Minerva, halladas en Denia y Úbeda; un
(i)
Sarcófago pagano en la Colegiata de Husillos^ recien iraido al Museo
En el Museo Español de Antigüedades. Madrid, Con una lámina dibujada y litografiada por Aznar.
Arqueológico Nacional. ginas 41-48.
1871, pá-
Quadrado acepta y resume la interpretación que D. Aureliano hizo de trece figuras que componen el relieve, «mostrándonos, además de las dos víctimas, del adúltero Egisto, y de un cómplice que aplasta con un tajo de las
cortar carne la cabeza de
la
troyana; á la celosa Clitemnestra con una tea
derecha y una serpiente en la izquierda, seguida de una furia; á Orestes y Electra dormidos á uno y otro extremo del cuadro como presagiando la futura venganza, y en igual actitud á Ingenia inclinada sobre la segur que en
la
la
inmoló, recordando por decirlo
mujer, probablemente
la
así el
prólogo de toda
la tragedia;
nodriza de Orestes, apartando con horror
y á otra que se lo cubre con
las
á una
el rostro,
manos; á un servidor de Agamenón que
acude ya tarde en su auxilio; y á otros, en fin, que tienden sobre la catástrofe grandes lienzos, cuya extremidad envuelve á la derecha un simulacro de Apolo, del cual era Casandra sacerdotisa.
En
mada sobre Clitemnestra y Egisto por Orestes y tra,
A
de Roma, de
los sarcófagos
composición parecida, Eckhel y otros creyeron ver más bien
la
venganza
to-
Pílades alentados por Elec-
opinión que combate con serias dificultades el Sr. Fernández Guerra.
su vez interpreta los dos relieves de los costados de
notar que son de labor harto
grupo de
la
y en
las otras
diosa Palas.» {España
gina 453)-
la
urna, haciendo
la delantera,
derecha, compuesto de cuatro figuras, discierne
Orestes y de su amigo en Ifigenia,
menos primorosa que
el
dos de
la
y en
el
prisión de
Chersoneso Táurico y su reconocimiento con la izquierda la absolución del matricida por la
y sus Monumentos,
Valladolid^ Patencia
y Zitnora^ pá-
PROLEGÓMENOS
485
Mercurio, de Huelva, y alguna otra, pero no puede decidirse
tenecen á nuestros
talleres
ó á los italianos.
de barro cocido, que eran como
los lares
}'
En
cuanto á
penates de
si
per-
las efigies
la
gente de
humilde condición, por no poder proporcionarse ídolos de más preciosas materias,
no hay duda que se importaría mucho, pero
la
yor parte debía de proceder de fábricas nacionales, como
Tarragona y
ma-
las
de
]\Iérida.
Las obras del arte pictórico, condenadas á
destrucción por la
la
índole frágil de sus materiales, no han resistido á
la
acción de los
tiempos, á no estar protegidas por especiales condiciones. Tal su-
cede con
las
pinturas que decoran algunas cámaras sepulcrales de
magnífica necrópolis romana de Carmona, especialmente la es-
la
cena del banquete fúnebre, á tario el triclinio
y
Las pérdida de
(i)
Tumba
<
la cual
sirven de inapreciable
el coliimbariuní^ allí
mismo descubiertos
comen(l).
obras del arte gráfico se suple, aunque
las
muy
Se compone esta tumba de un pozo de
del banquete funerario.
y de una cámara funeraria con el pozo ó podittm alrededor y con ocho nichos. Tiene pinturas murales, que se encontraron en muy buen estado de conservación, y que se hallan en un espacio de 37 centres metros de profundidad,
tímetros por debajo de los nichos entre estos y el podium, en las que se ve
representado un banquete funerario.
con coronas de otro toca
Á
frutos.
doble
la la
follaje,
En
el del
tibia,
y á
la
derecha un criado ó esclavo lleva platos con
izquierda se ve otra figura, en actitud de llegar de fuera, y á quien
parece que todos se vuelven á saludar; figura en sentar
al
fondo hay siete comensales,
recostados en el lecho. Dos de ellos beben con elrithon,
difunto (á quien se invitaba
al
la
que
tal
vez se quiso repre-
convite funeral) llevando una es-
pecie de tirso ó largo bastón adornado con hojas, y una corona en
la
mano.
Este mismo asunto está representado casi de igual manera en los muros terales;
pero en lugar de
un criado ó
esclavo.
A los
sacrificios á los dioses
que hay
la figura
que
lleva el tirso
y
la
corona, se ve
la
la-
de
lados hay trípodes encendidos, para las ofrendas
Manes.
De
esta
manera,
al
entrar en
la
y
tumba, parece
uno enfrente y dos laterales; pero fijándose bien, se pensamiento del pintor debió ser representar los tres lechos
tres banquetes,
observa que
el
del triclinio alrededor de
la
Cámara. Entre
los nichos
que tienden en su corte
forma cónica, cerrándose por arriba en arco, hay palmas y festones ó guirnaldas, y la bóveda está adornada con hojas y flores rojas.»
á
la
Rada: Necrópolis de Carmena, pág. 98. Láminas
y Triclinio. Vid. págs.
1
12-1 14, y lámina xv.
11
y
iii.
Sobre
el
Columbario
PROLEGÓMENOS
486
imperfectamente con
la
decoración ornamental de los mosaicos, arte
de ejecución inferior que se prolonga desde
mundo
perio hasta las postrimerías del
asuntos mitológicos ó tratados por es frecuente su hallazgo.
purias,
que representa
forme á
la
mantes,
tal
«En
(i)
Entre
Im-
notables, figuran el de
Am-
de Ifigenia en Aulide, menos con-
tragedia de Eurípides, que á la célebre pintura de Ti-
como
la
describen los antiguos
centro del mosaico se hallan
el
su alrededor están las figuras:
mano y
siglo del
antiguo. Suelen reproducir
poesía antigua, y en España
más
los
el sacrificio
la
primer
el
la
de
el
(
I )
;
el
de Cártama, con
ara y una cabeza de toro, y á
izquierda se cubre el rostro con
la
la
que en dibujo y en expresión puede calificarse de mejor: representa á Agamenón, padre de la víctima, ocultando sus lágrimas: al lado es la
imagen del rey Menelao, vuelto de espaldas, y en actitud de más notables figuras del cuadro, en el concepto de expresión artística. La figura central, que empuña una lanza y se presenta opuesto está
la
abatimiento. Estas son las
erguida, es Ulises: contrasta con las de la víctima y el Sacerdote, vestidas de
blanco. Varias cabezas, que
asoman en
el
fondo, están á
modo de
curiosos ó
acompañantes: un muchacho que sostiene los arreos auxiliares del (toalla,
sacrificio
jarro y fuente), y en los aires la diosa trayendo una cierva por los
cuernos, completan esta composición admirable.» Mide el cuadro del mosaico
0,60™ de alto por 0,55™ de ancho. Halló esta selecta página del arte antiguo
un pobre labriego en
1849.S
Pella y Porgas, Historia del
Ampurddn, pág.
270.
Vid. también Botet y Sisó, Noticia histórica de la antigua Entpo?-ion, página 54-58, el
que se funda principalmente en
mosaico en
el
trabajo de
la Archaeologische Zeitung,
Heydemann, que publicó
de Berlín,
t.
xxvii, 1869, pág. 7
y
siguientes, lámina xiv.
Heydemann compara el mosaico emporitano, con otras representaciones mismo asunto, tales como una pintura mural de Pompeya, los dibujos que adornan algunos vasos etruscos y un relieve de marfil de una cajita. Hace notar que todos los artistas han representado la acción momentos antes de consumarse el sacrificio, pero que asi como en el cuadro pompeyano se presenta á Ifigenia con los brazos extendidos, en ademán desesperado, conducida del
violentamente por dos hombres, y en los vasos etruscos se la encuentra resignada ya sobre el ara, y sujeta allí con mano fuerte por Calcas, que tiene la cuchilla
levantada para descargar sobre su cuello
el
golpe mortal, en
nuestro mosaico se nota más obediencia y sufrimiento, habiendo conseguido el artista producir una impresión más patética y despertar en mayor grado la admiración. Observa, asimismo, que cos, llega
por
los aires
la
cierva aparece sola en los vasos etrus-
montada por una ninfa de Diana en
la
pintura de
PROLEGÓMENOS los trabajos
de Hércules,
héroe sobre
el tríplice
Musas;
de Elche y
el
divinidades marinas;
que
sin
que
Gerión
de Ubeda, con
triunfo del
el
de Mérida, con Apolo y
el
de Lugo, con Calatea,
el
el
por supuesto,
falte,
(l);
487
loba
la
y
y
otras
sus gemelos,
y
otros
enumerar, cuando se van agotando
sería prolijo é inútil
las
los tritones
pá-
las
ginas de este libro.
Además
del culto público, así
rias inscripciones,
expresamente denominado en va-
por ejemplo en una de Arjona
sacrorwn piiblicorum vmnicipii Albensis (2.105),
(Ijrgdixo): flavieu
existía otro priva-
do, conforme á la célebre distinción de Festo: publica sacra qtiae
publico sumptii pro populo
Jiunt
qtcae
pro inontibus, pagis,
curis, sa-
hominibus, familiis gentibus
(2).
No
nos referimos, porque todavía formaban parte de
oficial,
aunque con
ejemplo, tates
fiíint^
at privata quae pro singulis
cellis;
Collegium divi Augusti^ de Lugo (2.573),
el
ó cofradías dedicadas
al
de
nerales á culaniy
la
misma población
uno de
3.823); los cultores varios.
En
(3. 1 12); los
por
^ las Sodali-
como
los
Sodales Claii-
que costean espléndidos
(3.II4),
los suyos, Tito
de Tortosa (4.064);
Y
culto de ciertas divinidades,
Sodalcs Augustani^ de Cabeza del Criego diani^
la religión
cierta autonomía, á los colegios sacerdotales,
fu-
Octa\io Saturnino; los Sodales Her-
los cultores
Dianae^ de Sagunto (3.821,
Laruní publicoruvi^ de Capera (816-S17), y otros hecho más notable que la epigrafía nos ha
este punto, el
revelado, es el de la existencia en Sagunto del único colegio de sacer-
dotes Salios que se encuentra fuera de solitarias hasta
ahora en
la epigrafía
Cinco inscripciones,
Italia.
romana
(3.853, 3.854, 3.859,
3.864, 3.865) nos dan razón de varios sacerdotes de este colegio, to-
dos ellos ciudadanos romanos de una misma
Pompeya, y
es conducida
por
Sólo en éste se halla presente
misma manera que en cerón (Oratof ad Briitum^
la
diosa
misma en
Agamenón
el
al sacrificio,
cuadro de Timantes,
tal
mosaico de Ampurias. velándose
como
cap. xxii), Plinio el Naturalista
12),
Estudios Romanos^ Madrid, 1861, págs. 14-49. (2)
y todos
le
(lib.
el
rostro de
describen Ci-
XXXV,
capí-
y Quintiliano (Insi. Orat., lib. II, cap. xin). Sobre este mosaico, escribió Berlanga una prolija disertación en sus
tulo XXXVI, párrafo (i)
el
la
tribu, la Galeria,
Bruns, Fontes juris romani antiqui^ pág. 284.
PROLEGÓMENOS
48S
A
magistrados municipales. la tribu Galería, edil
colegas,
que usan
]Marco Bebió Crispo, hijo de r\íarco, de
y pontífice de
el raro,
pontifíce de los Salios,
ofrecen una lápida sus
los Salios,
pero expresi\'0 nombre de conhisores. Otro
Quinto Fabio Gemino, hijo de Gneo, fué hon-
rado por decreto de los decuriones. Publio Bebió Venusto dedicó
un epígrafe á su amigo Quinto \'arvio Cereal, fué edil, flamen dos veces, maestro de los Salios
numento recuerda
á
Vocónio Plácido,
hijo
y
de Cayo,
hijo
duumviro, otras dos flamen, cuestor y maestro de impertinente discurrir aquí sobre
mucho menos sobre
ni
de capital interés en
el
el
Carmen
los orígenes
edil,
los Salios. Sería
y
los
axamenta, materia
]\Iucha
el
pero puede
la literatura latina;
como
tenerse por casi seguro que los Salios de Sagunto,
Roma, profesaron
mo-
dos veces
antiquísimo rito de los Salios,
saliare
de
de Quinto, que
cuestor. Otro
de
los
culto de Ixíarte (l).
más importancia
mismo que
tienen para nosotros, por lo
nacieron de libre iniciativa popular y se organizaron con indepen-
dencia del Estado, otras asociaciones llamadas tam.bién Colegios Sodalicios,
que llegaron á desarrollarse notablemente durante
Imperio Romano, abarcando fué
el
estas
muy
\arios aspectos de la vida.
y el
Xo
religioso el único, ni á A-eces el principal; pero casi siempre
corporaciones
aparecen
colocadas bajo
patrocinio
el
alguna divinidad, y enlazadas por una comunidad de
ritos.
de
«Reunían-
se periódicamente en un local propio, para tratar
y
asuntos de interés general, y celebraban banquetes
fiestas religio-
sas.
Podían formar parte de
también el
ellas,
los esclavos, siempre
permiso necesario.
no sólo
y
personas
libres, sino
que éstos obtuvieran de sus dueños
En tiempo de
tenecer simultáneamente á
las
resolver los
los
Antoninos, se prohibió per-
más de una de
estas asociaciones.
miembros pagaban de ordinario una cuota de entrada y
otra
Los
men-
sual ó anual, para atender á los gastos de la corporación. Esta tenía
su caja ó tesoro propio (arca), su hacienda, á veces considerable,
que
consistía'
bles, sino
(i)
mains,
Sobre t.
frecuentemente, no sólo en dinero
y en
bienes
mue-
también en inmuebles; y sus juntas de gobierno, cuyos
los Salios vid.
n, págs. 15S-172.
especialmente INIarquardt, Le Cuite diez
les
Ro-
PROLEGÓMENOS
489
individuos se designaban generalmente con
ó
como
ciiratores^ así
nombre de
el
magistrii
su patrono ó protector. Entre las asociacio-
nes de este género, ocupaban
el
primer lugar por
el
número y
la
importancia, los coUegia fiuicraticia^ ó sean los que tenían por prin-
procurar sepultura gratuita á sus individuos. Las había
cipa] objeto
también con cialmente jDues tal
puramente
fin
como las consagradas espey aun meramente recreativas, de las designadas con el nombre de
religioso,
culto de alguna deidad;
al
parece ser
el
carácter
collegia juvenum (i).
De
todas estas agrupaciones, encontramos en España multiplica-
Ya hemos
dos ejemplos.
sito los colegios
tenido ocasión de mencionar á otro propó-
de albañiles (coUegia fabruin) de Tarragona y Bar-
Osma
celona, el colegio de los zapateros de
estaba bajo ct propolae
de Cartagena; y puede añadirse
("órdoba (2.211),
el
de
los broncistas
de
barqueros del Guadalquivir en Sevilla,
así,
ct ¡djiaria
el
de
los piscatores
de los carpinteros de
el
Itálica (1. 179),
el
aceite en varios puntos de la Bética (1.168,
gia kalendaria
mados
(coUegium siitoruní) que
protección de los dioses Lugoves,
la
de
los
1.
169,
el
de
los
comerciantes de 1.
183), los coUe-
dúo de Santisteban del Puerto (4.488),
según r^Iommsen, porque se reunían en
las
lla-
kalendas é
Idus de cada mes, los comerciantes sirios de Málaga, de quienes se
conserva una inscripción griega en honor de su patrono collegia ce7itonari07-mn (comerciantes
por
lo
menos en Tarragona
(2); los
en trapos ó remendones), que
(4,318),
y acaso también en
Sevilla
(I.167), contribuían al ser\-icio municipal contra incendios (3).
Hinojosa, Historia del Derecho Español,
(i)
La
celebre tesis
la
(Kiel, 1843).
Sobre
del grande arqueólogo gliar
i
e privati,
en
los colegios funerarios,
romano Juan
colieges d'artisans
Véase, con
debe consultarse
Bautista Rossi,
la Memoria I collcgii funeraiici fami-
las Coin.r entationes philologicae in
Berlín, 1877, P^gs. 705-711.
(2)
págs. 261-263.
muy copiosa, y puede decirse que de Mommsen, De colle^iis et sodaliciis Romano-
literatura relativa á este asunto es
comienza con
nim
t. i,
A
Sobre
las
hcnorem
Tlt.
Mommscni,
asociaciones de artesanos, Drioux: Les
dans l'empire romain, Paris, 18S3. las restituciones
de KirchofTy Hübner, en
los
Monumentos
del Municipio Flavio Malacita7io de Bcrlanga, págs. 2 1-2S. (3)
cia
En una
lámina de bronce encontrada cerca de Sasamón, en
de Burgos (EpJicmeris Epigrapliica,
II,
págs. 244-247,
núm.
322),
la
provin-
que Hübner
PROLEGÓMENOS
490
un sodalicio de jóvenes esclavos y libertos, parece que se refiere el dístico de una elegante inscripción métrica, que encontró
segundo
Rodrigo Caro cerca de Utrera, y en
que
la
se deplora la
prematura
muerte del joven siervo Pilades (I.293): Nainque
sodalicii sacravit turba
Nominis indicmm nec minus
En
futurum
ofjicii.
Nescania existió también un collegiuní juvenum Laiirensium
(2.008).
La pintura
parietal del
disposición del tricliniíim
allí
banquete fúnebre de Carmona, y
la
descubierto, hace revivir á nuestros
ojos las ceremonias de algún colegio funeraticio,
que tuvo
sin
duda
grande importancia en aquella ciudad. Sin ser propiamente asociaciones benéficas, aunque
mucho
parti-
ciparon de este carácter, no hay duda que los colegios y sodalicios contribuían á elevar
por
lo
común,
nidad entre
el nivel
moral de
ellos,
algo la sequedad y dureza del culto la influencia
los
asociados
,
pobres gentes
y menestrales, estrechando lazos de confraterhaciéndoles más tolerable la vida, y humanizando
siervos
oficial,
aunque nunca llegasen á
purificadora de los misterios eleusinos y de ciertas reli-
giones orientales. Así se explican las afectuosas y tiernas expresiones
que suelen encontrarse en de
los hijos,
los epitafios
de los esposos, de
de los amigos, especialmente en
verso, que no siempre se
ha demostrado
(l).
Y
componen de
las inscripciones
frases hechas,
aunque hay entre estos
epicurismo desembozado,
los padres,
epitafios,
como aquel de Tolox
en
como Hübner
(1.434),
algunos de
en que por
boca de Hermógenes, niño de ocho años y medio, se exhorta de este
califica
de ejemplar único entre
patronato, consta
la
los
documentos
existencia de cierto colegio
relativos al derecho
que en
está iessera votiva á sus cinco patronos. El instituto
el
de
año 261 ofreció
de esta corporación se
desconoce. Entre los asociados figuran cuatro mujeres, cuatro libertos, un esclavo, y cinco personas
íenarms), batanero (1)
(fiillo),
que ejercían
los diversos oficios
de peinetero
(pec-
zapatero (sutor) y fabricante de clavos (clavañus).
Vid. el precioso estudio que
poetas de la Pe7imsula, en el
tomo
11
me
dedicó en 1899, Los más antiguos
del Homenaje
á M. y
P., págs. 341-365.
Costa (Antología celta-hispana, págs. 281-287) expone delicadas consideraciones sobre los afectos expresados en
la
poesía sepulcral.
PROLEGÓMENOS
modo
al
caminante: ^nilfíii, nil siim^
ven¿-»y
6
el
et tu
tro
álbum
49
quivivis
es^ bibc, lude,
de Aufidio Urbano, tribuno militar en Tarragona:
laetus quisque vivis — vita parvom muniis
cepciones,
'
y
el
domina en
sentido que
sepulcral, es dulce
lo
<ívive
est» (4.137), estas son ex-
que podemos llamar nues-
hasta piadoso, dicho sea en honra
y
de nuestros progenitores hispano-romanos. Las provincias valían
y conservaban elementos muy
moralmente más que
la
metrópoli,
que retardaron
la
caída del Imperio. Aquella especie de re-
sanos,
acción moral, que comienza en
gran español Trajano y continúa
el
en tiempo de los Antoninos, se manifestó también en España, donde
no fueron desconocidas
las instituciones alimentarias,
en favor de
la
infancia desvalida. Curiosísima es, á este propósito, la inscripción
conmemorativa de un legado de
50. 000 sestercios,
hecho por Fabia
Hadrianila, noble matrona sevillana, para que los réditos de dicha cantidad, puestos al 6 por lOO, se distribuyeran anualmente en los aniversarios natales de la fundadora
y niñas ingenuos y juncinos,
es decir, entre los hijos ilegítimos (jiín-
pero de condición ingenua, de
cini),
la
colonia Julia Romulea.
niño habían de corresponder treinta sestercios, niña,
si
á ello alcanzaban las rentas
lápida está algo deteriorada
mos
los niños
y de su marido, entre
y
de
la
y cuarenta
A cada á cada
fundación (1.174).
La
su lectura es incompleta, pero pode-
fiarnos en las restituciones
de Hübner y ]\Iommsen
,
y dedi-
car un recuerdo á la buena señora Fabia Hadrianila, cuya fundación es
el
más antiguo documento de
la
beneficencia privada en
España. El esfuerzo más poderoso que rías hizo
mundo pagano en
el
sus postrime-
para elevarse á una religión más íntima y profunda que el oficial, y buscar en ritos catárticos 6 puri-
seco formulario del culto
ficadores la paz de la conciencia
y
la iniciación
en
la
vida bienaven-
turada, fué la invasión de los cultos orientales del Asia Menor, de
Egipto, de Siria
y
la falta
obscura dan,
y de
Persia,
Aunque
absoluta de libros rituales
la historia
de estos
y
cultos, los
la
escasez de textos literarios
litúrgicos,
y nos proporcionan datos importantes sobre
cada uno de
ellos,
sobre
la jerarquía sacerdotal,
la
haga sobremanera
documentos epigráficos abunla
propagación de
condición social de sus prosélitos, sobre
sobre
las
ofrendas y votos, y aun sobre algu-
PROLEGÓMENOS
492
ñas ceremonias y grados de iniciación. Existen también, especial-
mente para
el
que permiten
menos
culto de Mithra, notables representaciones figuradas, interpretar,
La primera divinidad tiempos
muy
anteriores
rada en Pessinunte y en
ó
no
si
el
los misterios,
por
lo
monte
cuyo culto penetró en Roma, en
oriental al
Imperio, fué Cibeles,
Palatino, en las
diosa
la
y cuyo simulacro, que
el Ida,
frigia,
era
ado-
un betylo
de Pérgamo é instalado solemnemente
aerolito, fué transportado
en
de
la teología
sentido de ciertas leyendas sagradas.
el
Nonas de Abril de 204, conforme á
oráculos de las Sibilas, que habían prometido á
Roma
la
los
protección
de aquella poderosa divinidad que en Occidente tomó
Magna Matcr Deonun da
la profecía,
Zama,
con
Idea.
Como
la retirada
aquel
el nombre de mismo año pareció cumpli-
de Aníbal y
tiempo de
la
que indican
el
recelo con que los
República, era natural que mirasen
primitivo (culto de los árboles, de las piedras gías místicas,
el frenesí
y de
sin
del
extático
y
los animales), or-
acompañadas de flagelaciones sangrientas y de horribles
mutilaciones con que los sacerdotes llamados diosa su virilidad. Así es que hasta
la
romanos
una religión en que se mezclaban restos de fetiquismo
delirante de
a
Roma, pero no
culto asiático adquirió carácter oñcial en
el
ciertas restricciones,
de Scipión en
la victoria
el
Gallos sacrificaban
siglo
i,
por
lo
menos,
estos bárbaros ritos fueron celebrados únicamente por sacerdotes Irigios.
Este culto adquirió nue\'a forma y
tiempo del Emperador Claudio,
que
se celebraban desde
el
el
mucha mayor importancia en
cual estableció
janza con las Adonias, viniendo á constituir
que
místico, en
la
un
ciclo
de
resurrección de Atis,
Cibeles, simbolizaba la vuelta
de
la
el
y tenían gran semeuna especie de drama
dios
primavera y
muerto esposo de la
renovación de
naturaleza. Este culto se romanizó completamente,
y hubo en
templo del Palatino un colegio ó cofradía de dendropJioros,
mado por
tener á su cargo
fiestas
15 al 2" de Marzo,
la
la el
así lla-
función de arrancar, transportar y
adornar con cintas de lana y guirnaldas de violetas un pino que simbolizaba á Atis muerto. El culto de la Magna Mater penetró en todas
en
las
provincias: se
.Vfrica,
y
le
encuentra en Bretaña, en
]\Iesia
y Dacia,
sobre todo en las Galias, donde hubo colegios munici-
PROLEGÓMENOS
mismo tiempo
pales de dendrophoros., que al
mucho más
De
de bomberos
útil,
ejercían la función,
(l).
no encontramos ninguno en España, pero
estos colegios
culto frigio de la
493
Magna Mater
cripciones de Lisboa (178
y
el
Idea está atestiguado por dos ins-
179),
una de jMedellín (606), y otra de
Capera, hoy Ventas de Caparra, provincia de Cáceres (803). Todas,
como se ve, pertenecen á la Lusitania; pero de Mahón (Portas Magonis), que atestigua el sino de Atis,
les,
y
tiene
más
culto,
no sólo de Cibe-
interés una
fundación de un templo en honor su\-o por
la
Lucio Cornelio Silvano (3.706).
Como todos Magna Mater
en su última evolución,
los cultos orientales
fué adquiriendo carácter sincrético,
elementos tomados de otras religiones. Entre el rito
bárbaro y repugnante del
ba incorporado en glo
II.
taiírobolio, la
que
y
de
la
asimilándose
hay que contar parecer ya esta-
al
Diosa Idea, desde fines del
si-
El enérgico realismo de nuestro gran poeta Prudencio, ha des-
ceremonia con
crito esta siniestra
presenciarla, bólico, á
(i)
de
la liturgia
ellos
el
sentir todo el horror
y
que se sometió
Vid. sobre
el
el
Emperador Juliano, como
guientes; y
Za
rí//o/¿'«
Cumont
Rome
íT
(F.),
sons
(t.
11,
pág. 2.932 y siguientes;
ilustre profesor
1886, -pág. 62 y si-
les Sc'vcres, París,
Les religions orientales dans
París, 1906 (págs. 57-89), libro precioso
y digno del
es notorio (2).
culto de Cibeles el artículo Mater, redactado por Drexlcr
para el Lexicón der Mythologie, de Roscher
Juan Réville,
que nos parece
tales colores,
de esta especie de bautismo dia-
le
de Gante, á quien se debe
la
del culto mitriaco. (2)
Summus
sacerdos
nempe sub terram scrobe
profundum consecrandus raergitur, ¡Mire infulatus, festa vittis témpora Nectens, corona tum repexus áurea, Cinctu Gabino sericam fultus togam. Acta
in
Tabulis superna strata texunt pulpita, rari pcgmatis coinpagibus, Scindunt subinde vel terebrant aream,
Rirnosa
Crebroque lignurn perforant acumine, Pateat minutis ut frequens hiatibus.
Huc
paganisme
romaiii,
en medio de su brevedad sustancia!,
taurus ingens, fronte torva et liispida,
Sertis revinctus aut per arraos floréis,
Aut impediiis cornibus, dcducituí:
mayor
ilustración
PROLEGÓMENOS
494
El iniciado ó mysío recibía, á tra\'és de
blado de madera,
la
y por
tidos
con
por
él,
las orejas,
y absorbía
por
muchedumbre, todos
por haberse puriñcado de sus
las
meji-
lengua y manchando los ves-
la
negro y horrible líquido. Cuando después de
sión se mostraba á la
ban,
la nariz,
humedeciendo
los labios, el
hendiduras de un ta-
sangre de un toro inmolado sobre
ávidamente aquellas gotas, por llas
las mil
le
asper-
saludaban y venera-
en
faltas
tal
la
horrible caverna
expiatoria.
«Las ideas que inspiraban origen
como
el sacrificio
la
pueblos salvajes, que bebiendo el
combate, ó lavándose con
animal muerto en
inmolación, eran tan bárbaras en su
mismo. Es creencia
la caza, se
la
ella
muy común
sangre de un enemigo muerto en ó devorando alguna viscera de un
hacen pasar
al
que
tal
hace, las cuali-
dades del muerto. La sangre, sobre todo, ha sido considerada el
principio de la energía vital.
en los
Al derramar sobre su persona
como la
Necnon
et auro frons coruscat hostiae, Setasque fulgor bractealis inficit.
Hic, ut statuta est inmolanda bellua,
Pectus sacrata dividunt venabula: Eructat amplum vulnus undam sanguinis Ferventis, inque texta pontis subdili
Fundit vaporum numen, et late aestuat. Tum per frequentes mille rimarum vías Illapsus imber, tabidum rorem pluit, Defossus intus quem sacerdos excipit Guttas ad omnes turpe subjectans caput, Et veste et omni patefactus corpore. Quin os supinat, obvias offert ganas, Supponit aures, labra, nares objicit, Oculos et ipsos perluit liquoribus:
Nec iam palato parcit, et linguam rigat. Doñee cruorem totum atrum combibat. Postquam cadáver sanguine egesto rigens, Compage ab illa flamines retraxerint,
*
Procedit inde pontifex, visu horridus, Ostentat udam verticem, barbam gravera, Vittas madentes, atque amictus ebrios.
Hunc inquinatum Tabo
reccntis
Omnes
talibus contagiis,
sordidum
piaculi,
salutant, atque adorant eminus,
quod illum sanguis et bos mortuus Foedis latentem sub cavernis laverint. Vilis
(Pcristephanon, hymti.X. Passio
Sti.
Romani
Martyris,
v.
i. oí
o- 1. 050).
del
PROLEGÓMENOS toro degollado,
495
sacerdote creía transfundir en sus miembros
el
la
fuerza de la bestia terrible.
»Esta concepción grosera
En
to.
ron la creencia en
material, se depuró pron-
Magos
autor de
la
la del
y de
creación
más
adquirió un sentido
persas,
propaga-
inmortalidad del ser humano. Bajo su influen-
la
sobre todo bajo
cia,
y puramente
Frigia los Tracios, en Capadocia los
no se pensó en adquirir
mazdeísmo, en que un toro místico es la resurrección,
espiritual el
la vieja
el
práctica salvaje
y elevado. Al someterse á
vigor de un toro, ni en renovar
la
ella,
ener-
gía física por la transfusión de la sangre, sino en lograr
un renaci-
miento, ya temporal, ya eterno del alma. El descenso á
la fosa
piatoria era concebido
acompañaba el
al
como una inhumación: una melopea fúnebre hombre viejo. El éxito que obtuvo en
entierro del
Imperio romano
explica
ex-
la
más que por
práctica de esta aspersión repugnante, no se
la
potencia extraordinaria que se le atribuía. El
que
se sometía á ella, renacía para la eternidad, in aetermim rena-
ius,
dicen las inscripciones (l)».
Son
raros en
mismo merecen cubierta en boliOy
1
España
871), en que Valerio
siendo archigallo, es decir,
Valeriano,
la
rito,
y por
lo
especial recuerdo la insigne lápida de Mérida (des-
Publicio
A vito consagra
viistico
una ara de íauro-
sumo sacerdote de
y mos en Córdoba: «Por mandato de
ter^
de este bárbaro
los vestigios
(2). la
la
Magna Ma-
Otra dedicación de ara tene-
Madre de
los Dioses
y para
salud del Imperio, hizo un taurobolio Publicio Valerio Fortunato
Tálamo; encargóse
del Criobolio la Isiaca Porcia Bassenia, siendo
(i)
Cumont, Les Religions
(2)
E^ta inscripción emeritense, leída é interpretada por D. Aureliano
Orientales, págs. 83-84.
Fernández-Guerra, se publicó por primera vez en
La
Defensa de
la Sociedad,
de Madrid, 1874, pág. 332, intercalada en unos artículos de D. Vicente Barrantes sobre antigüedades extremeñas. «Tiene el precioso mármol de revista
esta leyenda
un metro veinticinco centímetros de
altura,
por unos doce cen-
tímetros de latitud, sin contar la cornisa, que es de admirable cincel, en cuyo
centro campea una cabeza de toro. Presenta de gran relieve en sus caras laterales
reverso
un símpulo á el
la
izquierda y un proferículo á
pectoral del gran sacerdote, ocupando todo
objetos que parecen acabados de cincelar».
el
la
derecha, y en el
fondo de
la
piedra;
PROLEGÓMENOS
496
sacerdote Aurelio Estéfano. Esta ara se dedicó del año 991 de la fundación de
Marzo
día 25 de
el
(238 de
la
Era
Cristiana),
Annio Junio Beticio Pío y Próculo Ponciano».
siendo cónsules
De
Roma
todas las religiones exóticas, ninguna tuvo tanta importancia
mundo romano como los cultos egipcios de Isis y Serápis (Osiris). Xo hay para qué remontarnos á sus orígenes, puesto que en
el
forma en que
la
ellas el
mundo
Roma y
los conocieron
helenístico, era la
sus provincias,
que habían recibido en
y antes que el
Serapeuíu
de Alejandría, en tiempo de Tolomeo Soter; forma bastarda sincrética,
que adoptó como lengua
himno en honor de
y cuyos clásico
según
litúrgica el griego,
grabado en un mármol de
Isis
la isla
prueba
lo
el
de Andros,
misterios llegaron á confundirse con los del paganismo
de Ceres y Dionysos
Propagado
(l).
culto de Isis por los navegantes
el
y mercaderes
ale-
jandrinos en todas las costas de Siria y del Asia ]\Ienor, en las islas del Archipiélago
de
Italia,
y en
la
Grecia continental, penetró en
peya, y no tardó en llegar á
y
lundado
el
[Mediodía
y en Pom-
Roma, donde ya había reclutado muchos
adeptos en tiempos del dictador se
el
haciendo escala en Sicilia, tuvo templos en Puzol
Sila,
época en que parece haber-
colegio de los Pastojoros. El espíritu de la vieja
Roma
del sacerdocio oficial, se mostró hostil á la invasión de los dioses
mandó
egipcios. Cuatro \'eces
48 antes de
la
Era
el
Senado, en
y en tiempo de Augusto y de
pillas;
años 58, 53) 5^ y
los
Cristiana, derribar sus estatuas
to fuera del recinto sagrado del
y demoler
Tiberio, sólo se toleró su cul-
poinoermm. Todavía Calígula,
mero de los emperadores que protegió abiertamente
(i)
Es obra fundamental en
ei Afiubis)
1884, fase. 33
cher
(t.
u,
la Bibliotheqiie des ¿coles fran<;aises
de Dre.Kler, en
i),
1905, y el reciente
les
(Paris,
der Mythol. de Ros-
Cumont en
opúsculo de José Burel,
los misterios egipcios.
cuJie des divi/iiiés
d'Athencs et de Rome}.
el Lcxtcott
que es principalmente un comentario á
Apuleyo, que se refiere á
año 38
de Jorge Lafaye
págs. 373-54S); las ya citadas conferencias de
de Francia en (Paris, 191
de
el artículo Isis,
el
hors de l'Égypte, áepiiis
origines jusqtí a la naissance de Vécole néo-platonicienne>,
Vid. además
du
esta materia la Histoire
Harpocrate
el pri-
las religiones
cuando en
orientales, respetó esta limitación topográfica,
d' Alexandric (Sérapis, Isis,
sus ca-
la
el
Colegio
Isis et les Isiaques
parte de
la
novela de
PROLEGÓMENOS en
edificó
Campo de Marte
el
enriquecido después por
peradores Flavios,
la
gran templo de
el
Baalhn de
y
Siria
Quirinal
el
con
el
Monte
y Serápis
Celio. Sólo los
persa Mithra, llegaron á sobreponerse á
el
vinidades de Alejandría durante rio
y
5), Isis
Em-
en devo-
los Severos, rivalizaron
ción á estos númenes, y en tiempo de Caracalla (21
reinaron triunfantes sobre
Campensis,
Isis
magnificencia de Domiciano. Los
Antoninos,
los
497
las di-
compartir su impe-
el siglo ni, ó á
ellas.
La invasión de por mero
ó remedo de
influjo
menos
provincias había sido no
las
la
rápida,
y no
metrópoli, sino con carácter popu-
y espontáneo, sobre todo en aquellas regiones como nuestra
lar
donde eran conocidas de antiguo
Iberia,
estas ó análogas creencias,
púnicas y griegas, y sostenidas por una constante y numerosa emigración asiática en todos los puertos y
importadas por
las colonias
emporios del Mediterráneo, por donde penetró
do
los
siguien-
y
pasos de las legiones, llegó hasta los últimos límites del poder
romano, desde
embocadura
Septentrión dq
el
campo
del Sahara hasta el
la fi-ontera
de Bretaña, desde
atrincherado
Tarraconense hasta
la
la
des-
del Danubio.
Limitándonos á
lo
que peculiarmcnte nos concierne,
está atestiguado por inscripciones
Isis
al interior,
(2.416), Tarragona (4.0S0), Caldas de
pecialmente por
Los datos que
el
culto de
de Salacia, Bracara Augusta
Mombuy
(4.491)
y muy
es-
importantísimas de Guadix y Valencia.
las
resultan de estos epígrafes, son instructivos sobre-
manera. La inscripción de Braga, por ejemplo, nos revela que profesión de
este culto
puesto que quien dirige sus votos á
cial,
sacerdos perpetua no.
de
no era incompatible con
La gran
Romae
«A
Isis,
(i)
patrona de
la
la
de Lafaye
d' Akxaiidrk, pág. 136;
l'rance,
t.
á las
la
ofi-
diosa es Lucretia Fida,
la Isis
el
espléndido inventario
de Guadix por una de sus devotas:
jóvenes (Isidi puellari), ha donado, por
del dios del Nilo (l), Fabia Fabiana, hija de Lucio, en
Preferimos á
Neionis*,
la
sacerdocio
Augtisti del convento Bracaraugusta-
lápida de Acci (3.38o) contiene
las alhajas ofrecidas
mandato
et
el
restauración de
liussii
dd Niloticif.
y antes en
Hübner en
el
Corpus: i-iussu
el Bul/el/n
de ¡a Société des antiquaires de
xxvi, 1859, pág. 10 1.
MüNiÍNDüz V Pelayo. — Heterodoxos,
I.
dei
Vid. Hisloire du culie des divinités
3a
PROLEGÓMENOS
498
honor de Avita, su bras,
muy
/
piadosa nieta, un peso de plata de 112
y media, dos onzas
y media y
escrúpulos;
5
y además
li-
los si-
guientes ornamentos:
»Para
la
diadema de
la diosa, seis
perlas de dos especies diferen-
tes (unió y margarita), dos esmeraldas, siete cilindros, un carbunclo,
un jacinto y dos ceraunias
(i).
»Para las orejas, dos esmeraldas y dos margaritas.
»Un
collar
de 36 perlas, 16 esmeraldas y dos más en
cerra-
las
duras.
»Para
»En
las piernas,
dos esmeraldas y once cilindros.
los brazaletes,
ocho esmeraldas y ocho margaritas.
»Para
el
dedo pequeño, dos
»Para
el
dedo anular, una
»Para
el
dedo de enmedio, un
»Para
las sandalias,
anillos sortija
con diamantes.
con varias esmeraldas y una
perla.
De Guadix
anillo
ocho cilindros»
con una esmeralda. (2).
procede también un epígrafe sepulcral de Julia Calce-
dónica, devota de
Isis,
enterrada con sus mejores galas ornata ut
con un collar de piedras preciosas, monile gemmeimi, y veinte
potuit,
esmeraldas en los dedos de
la
mano derecha
Importante también por otras razones es bierta en Valencia en 17
uno de
los
de Octubre de
1
(3.387). la
inscripción descu-
7 50 y colocada hoy en
puentes del Turia, que nos da razón de
la
existencia de
una cofradía consagrada á este culto sodaliciuvi vernarum
colen-
tium Isidem (3.730). Este documento, solitario hasta ahora en nuestra arqueología, fué ilustrado ya al tiempo de su aparición por el erudito valenciano D. Agustín Sales, con crítica y acierto
muy
su-
periores á su tiempo (3).
(i)
Betylos ó piedras meteóricas (á veces sílices prehistóricos), que se
usaban como amuletos. (2)
Existen fuera de España otros inventarios semejantes:
plos de
Nimes,
el
Isis
de Virunum (en
que escasean mucho. (3)
Turiae
Cf.
de
los
tem-
Roma: el de Pero de todos modos son documentos
la
Norica).
Lafaye, págs. 135 y siguientes.
marmor nuper
Sodalicio Vernarum
el
situados en el lago Nemi, cerca de
y Bubastis,
effosíim,
sive
Dissertatio
Critica de
Valentino
colentium Isidem^ auctore Aiigusiino Salcsio, Sac. Thcol. Doc-
PROLEGÓMENOS
Como
representación figurada de
Isis
499
y Horus, debe considerarse
aquella estatua de «Canopo, dios de los egipcios adorado en Sevilla»,
de que nos habla Rodrigo Caro, y que ya en su tiempo haItalia. lo menos, de la descripción que hace no
A
bía emigrado á
se infiere otra cosa: «Hallóse la estatua de reales el
año de
1
pedes, cavando unas zanjas, á poco
que
se
Canopo en
los alcázares
606, siendo alcaide de ellos Joan Gallardo de Cés-
puede presumir,
la
más de una
vara, donde, á lo
escondieron sus devotos cuando los cris-
tianos quebrantaban todos los ídolos de la gentilidad.
Es esta
esta-
tua de cinco cuartas de alto, sentada, con ropaje decente, de grave
y hermoso rostro. Tiene en su regazo un niño de poca edad, hermoso y risueño, cubierta la cabeza como con una capilla de fraile, que
le
sobre
desciende por el
izquierdo,
una red que
le
manera que
los
esta
las espaldas; los
y en
él
un
azote.
brazos cruzados,
De
la
cubre todo, acabando todo
matemáticos figuran
el
el
derecho
cintura abajo metido en el
cuerpo en punta, á
rombo. Tiene
la
la
estatua de
mujer por ambos lados del asiento de arriba abajo, y en
la
peana donde está sentada, cavados muchos hieroglíphicos y caracteres extraños, aves, culebras, flores, varios animales, círculos, trián-
y del tan. En el pecho tiene un taladro como que le pasa á las espaldas: y parece que este
gulos, figuras de cruz
de un
real
sencillo,
ídolo estaba encajado ó arrimado en algún nicho ó pared,
teniendo en toda
muy
tro
su extrañeza,
y
Yo lo
porque
parte delantera escelente escultura. y de maes-
aventajado con admirable polimento, por
piedra bruta.
la
la
este ídolo
vi
las
espaldas está
muchas veces con admiración de
vio toda Sevilla... Siendo alcaide de los alcázares
D. Fernando de Céspedes, caballero del hábito de Santiago, tenien-
do
noticia
fore.
de este ídolo
Sacerdote
Valentino,
Josephum Thomam Lucas
en
el
el
conde de Monterrey,
pidió
Urbis Regnique Historiographo
m platea
Comocdiar. Ann.
Boletín de la Academia de la Historia,
con algunas notas del
lo
t.
iv,
y
se llevó
Valentiae.
Apiid
M.DCC.LX. (Reimpresa
1884, págs.
1
15
y siguientes,
P. Fita).
El Dr. Sales reúne con erudición firme y sobria los testimonios clásicos relativos al culto de
Isis,
conocían, y establece con sodalicios.
comenta
suma
las
inscripciones españolas que entonces se
claridad la distinción entre los colegios y los
PROLEGÓMENOS
500 á Madrid, y después á
(donde se hace justo aprecio de estas
Italia
con sentimiento de
antiguallas)
los curiosos
de
Sevilla,
y con poco
crédito de la curiosidad española, pues habiendo allá dos de estas
mismo Canopo, que una
estatuas ó efigies que representaban el
Pedro Bembo y después
nía el Cardenal
el
duque de Mantua, y otra
Cardenal Farnesio, estimándolas más que
el
también ésta y se
ciosas, pidieron
poca atención á
tra
númenes
si
la llevaron,
fueran piedras pre-
atreviéndose á nues-
antigüedad»
la
que no era más que una forma
Serápis,
tuesen
de
las cosas
(l).
distinta
de üsiris, ora
idénticos en su origen, ora se identificasen desde
tiempos remotísimos, tiene en España, como en todo
numerosas dedicaciones. Una lápida de Pax
el
Julia (Beja,
Imperio,
en Portu-
consagrada por Stelina Brisca á Serapis Fanthco.
gal) está
te-
En Am-
cerca del lienzo de muralla ibérica que subsiste aún, se
purias,
encontró un fragmento de inscripción marmórea, que, restaurado
por
el P. Pita,
fieri jussit»
dice
(2).
xvm en
del siglo
así:
«Serapí aedem,
Todavía hay
1)-
Clymene
de P. Hcrennio segobricense
noticia de otro culto egipcio, ó
egipcio-líbico en dicha ciudad, la interpretación
porticus
plaza del Hospital de Valencia, es un exvoto
la
dedicado á Serapis por la salud (3-73
sedilia,
Otra inscripción, que se conservó hasta principios
el
de Júpiter
Ammón,
si
más bien es exacta
que Hübner hace de una lápida algo controverti-
ble '3730).
Pero
el
paña, es
monumento más la
curioso de
damento, á nuestro
te,
laja
religión
inscripción griega que apareció en
juicio,
de Serapis en Es1
876, en
el
pueblo
de Astorga, y que sin funha sido considerado como gnóstico. «Es
de Quintanilla de Somoza, á
una
la
tres leguas
cuadrangular de piedra
caliza,
que representa un temple-
coronado por un frontón triangular. Dentro del templete vese
una
mano derecha con
arriba,
mostrando
plete,
en
la
al
los
dedos abiertos y extendidos hacia
espectador
la
palma, y á cada lado del tem-
parte superior, un círculo rebajado en hueco.
(i)
Memorial Histórico Español^
(2)
Bolelín de la Academia de la Historia,
Serapis en
At/tpiírias.
t. i,
En
el
págs. 354-35S. t.
iii,
1S83, pág. 125, Templo ac
PROLEGÓMENOS
tímpano se
5OI
Zeus Serapis^ y en
lee Eis
palma de
la
pero sospechamos que esto no es más que parte de
pues en
los
metros de
dedos hay trazos como de
alto
por 0,29 de ancho»
letras desvanecidas.
lao;
Mide 0,42
Nuestro erudito amigo, ya
(l).
Wentworth Webster,
difunto, el insigne vascófilo
mano
la
la inscripción,
hizo notar la casi
identidad de este epígrafe con otro greco-egipcio descubierto por
Mr. Sayce en
canteras de Gebel-el-Tuf
las
Roma, Serápis no
alejandrino transportado á ticular, sino
atributos de Zeus, de
Siendo tantos terráneo,
y
los
Hades y de
III
por
el
sincretismo
Syri
todas las energías
sí
y
los
Helios.
7iegotiatores
en todas
las costas del
Medi-
existiendo colegio de ellos en Málaga, parecía natural
que hubiesen importado á España su glo
En
una divinidad par-
es
un Dios universal, cuya unidad se afirma enérgicamen-
Els Zeug SápaTtt?, que concentra en
te:
(2).
las
culto, tan protegido
en
princesas de la familia de los Severos, Julia
Mammea, y por
Julia ]\Iesa, Julia
el
el si-
Domna,
emperador Heliogábalo, devoto
servidor de uno de los Baalhn, que tenía por símbolo fetiquista
la
piedra de Emesa: Sol invictus Elagabal. Pero aunque directamente
no encontremos mencionada ninguna divinidad Salambo de
se tenga por tal la
Sevilla,
época romana, puede sostenerse que cuando en encuentran dedicatorias á un referirse, si
deiis aeternus
ó
al
no todas, como sostiene Cumont
menos, á aquel dios que
el
á no ser
siria,
que
que suponemos anterior á las
provincias se
Sol invicto, (3),
la
pueden
algunas por lo
emperador Aureliano trasladó de Pal-
mira, convirtiéndole en especial protector de los emperadores del imperio
,
y levantándole un espléndido templo,
y
servido por
sacerdotes iguales á los ¡pontífices del antiguo culto romano, que
(i)
Publicada por
el P.
Fita en la revista
página 366; por Hübner en
En
el
tomo x del
que llama
de
fotograbado de
ella,
en
Romana
Epigrafía
La
Academia^ Madrid, 1877,
Ephemeris epigraphicay
t.
iv,
1879, págs. 17
y
1. 11.
1 1
1
Boletín de la Academia de la Historia (pág. 242), volvió á
tratar el P. Fita
la
la
la
que luego
inscripción gno'stica de Astorga, y publicó
se ha reproducido varias veces, y
de la ciudad de Astorga^
de D. Marcelo Macías (pá-
gina 40). (2)
The Academy, de Londres, Mayo de 1889, pág. 343.
(3)
Les
religions orientales, pág. 156.
un
últimamente
PROLEGÓMENOS
502
numen
celebraban magníficos juegos en honor del
abunda en España, pero
años. Este género de inscripciones no
gunas tenemos, como Augusto, y
victo
la
cada cuatro
sirio
al-
de Oliva en Extremadura (807): Soli in-
la
notable de Astorga (2.634), en que
victo aparece asociado al Libero Patri
y
Sol in-
el
Genio del Pretorio. El
al
dedicante es O. ^lamilio Capitolino, Legado Augustal en Asturias Galicia,
comandante de
Así como
la religión siria,
magia de
astrología
y de
panteísmo
solar, el culto
la
de
la
tuvo por última forma
el
alimentada por
los Caldeos,
las tradiciones
la naturaleza,
pero cuya manifestación
más espléndida y enérgica
es el Sol; así el dualismo iranio, el
deísmo persa, penetran en
el
y de
los misterios
elevación moral
y
mundo romano
más
que nos
las inscripciones
al
le
maz-
sombra del culto de más
los
de horrores é impurezas.
libres
tenido ocasión de hacer algunas referencias
ahora mencionar
á la
de Mithra, que parecen haber sido los
y
gemina.
de una divinidad, eterna, universal, inefa-
que se revela en toda
ble,
W\
Legión
la
Ya hemos
culto mitriaco. Basta
presentan vivo en
Mé-
rida (464), en Ugiiltaniacum, del convento Hispalense (1.025),
en
Málaga (2.705), en Tarragona (4,086) y en un pueblo de los Astures transmontanos que Hübner reduce á San Juan de Isla, junto á Colunga (2.705), inscripción notable porque enumera algunos de los grados jerárquicos del sacerdocio de aquel culto.
Hora
es ya de poner término á esta larga,
reseña de
la
vida religiosa en
del Cristianismo.
hemos los
Con
registrado,
y
ser tantas
ya en
los
aunque imperfectísima»
Península antes de
la
tan varias las manifestaciones que
tiempos llamados prehistóricos, ya en
que tienen una cronología más ó menos
incierta, distan
todavía de formar un verdadero cuerpo de historia, á las austeras leyes del tos
método
positivo.
que hoy incumbe á
del género de la presente,
que
si
si
luz los
la crítica, á lo
de
licito,
los
los da-
unos á los
menos en obras
han de prestar alguna
conviene que estén libres de temerarias conjeturas. Con cia
mucho
nos atenemos
Depurar y agrupar
de modo que mutuamente se sostengan y den
otros, es la tarea
predicación
la
la
utilidad,
petulan-
pocos años, pero con una brevedad de que ahora
me
porque me obliga á borrar menos, hablé en mi primera
ción de los turanios, que estaban entonces en moda,
y
fe-
edi-
á quienes se
PROLEGÓMENOS
503
suponía progenitores de los vascos actuales, cuya misteriosa lengua
de iiralo-altaica
califiqué
:
adoración de los astros: acepté
y Aquitanos
Sículos
adorador de
ralista,
:
turamos
atribuí á los tales la
identidad de
atribuí á nuestros Celtas
de
las fuerzas
la materia:
sabeísmo ó
el
Ligures,
Iberos,
un panteísmo natu-
confundí más de una
vez las antigüedades prehistóricas con las célticas,
y aunque, no me
aletargó nunca el sueño druídico, no tuve reparo en aceptar para
que Lucano y otros antiguos escribieron sobre
Galicia lo cia
de
metempsicosis
la
en estas proposiciones, pero ta ahora
No
entre los Galos. sí
que ninguna de
con caracteres de certidumbre
presenta has-
ellas se
histórica.
Y
aún puedo dar
me
gracias á Dios porque la saludable desconfianza que
me
creen-
la
digo que todo sea error
ha inspira-
de caer en mayo-
do siempre
el
res yerros,
de que no se libraron otros más doctos que yo, bus
dilettantismo filológico,
cando restos de
la
declinación céltica
y
librase
celtibérica
en
hispano-romanas, ó señalando especiosas analogías entre ce
y
el
georgiano de
los cántabros
con
los
lápidas
las el
vascuen-
la Iberia oriental,
ó queriendo emparentar á
chandrabragas de
la India.
más digno de perdón que
el
Nada más
fácil
Afortunadamente, nuestro plan no nos obliga á entrar en
la
á Teófilo Braga
hipótesis turania, (
I )
ellas.
lingüistas el apurarlas. Prescindi-
Quédese á cargo de etnógrafos y mos, pues, de
y
equivocarse en tales materias.
que tantas
fantasías
ha inspirado
y tan severo contradictor ha encontrado en la hipótesis beréber ó libio-tuareg, que
Adolfo Coelho (2); de
Tubino fué de
los
primeros en insinuar, á
da Península hispánica, Cruzamentos lidade portugueza.
En
la
Lisboa,
t.
II,
1880-1881.
As ragas
invafoes até a constitugdo da Naciona-
En
el
Boletín de la Sociedad Geográfica de
El Tangro Mangro, en
Libre de Enseñanza, Madrid, 1883,
Las
e
t.
vii,
el Boletín de la Institución
pág. 37.
di/ereticias etnológicas que se observan en la población de
En la Revista Europea, Madrid, t. extracto de la Memoria leída aquel año por sula ibérica.
de Clermont Ferrant, á
antropológico.
(3),
Revista de Esiudos Livres, Lisboa, 1883-1884.
Ethnographia portugueza.
(2)
tífico
menos en España
Vid. especialmente Elementos da nacionalidade portugueza.
(i)
(3)
lo
la
Los Aborígenes
viii,
la
Penín-
1876, págs. 318-319.
su autor en
el
Es un
Congreso Cien-
cual puso Broca algunos reparos de carácter ibéricos ó los bereberes en la Península.
Es
la
504
y luego ha tenido en
PROLEGÓMENOS
.
tan brillantes paladines en
Don Joaquín
elocuente historiador portugués Oliveira Martins
el
cuentran afinidades entre las instituciones de las
que viven aún entre
las
lenguas de aquella región
que
la raza ibérica es la
las
Costa
(i)
y
que en-
(2),
las tribus ibéricas
y y entre
poblaciones del Norte de África
y el vascuence, y se inclinan á creer misma beréber ligada en África con la tua-
la copta.
reg y
Empleamos mente
dan
la
la
palabra iberos en
los antiguos, sin
que por eso creamos en
étnica de los pueblos que habitaban á céltica,
común-
sentido genérico que
el
España antes de
unidad
la
la
invasión
cuya fecha se coloca con bastante probabilidad á
fines del
siglo VI antes
de nuestra
era.
Todo,
al contrario,
induce á suponer
en ellos variedad de razas y de lenguas, aunque por ahora sea imposible su determinación
ha entrado ya en
ticos
ten desde
el
(3).
Como
el
estudio de los dialectos cél-
la lingüística positiva,
tiempo de Zeuss obras
sobre este grupo exis-
clásicas gramaticales
y
lexi-
última parte del trabajo de Tubino sobre Los Momímattos megalíUcos de An-
en
dalucía, (i)
hemos
el
Museo Español
Además de
de Antigüedades^
sus Estudios Ibéricos,
citado, tratan incidentalmente
t.
y otros
vii,
págs. 303-364.
que en
libros
varias partes
de esta materia otras monografías de
Costa, por ejemplo. Ensayo de un plan de Historia del Derecho Español en la
antigüedad (Revista de Legislación y Jurisprudencia,
de
1886); Islas Ibéricas: Cyranis, Cerne, Hesperia,
t.
rxvm, primer semestre
Madrid, 1887. (En
la
Revista
de Geografía Comercial). (2)
Pero teoría:
Histoíia da el
civilisagTio ibérica, 3.^ ed., 1885,
buen sentido de Oliveira Martins
págs.
xxv y
«¿No habrá aquí por ventura una ilusión? La vida de
observada en táneos de
la
siguientes.
le ¡hace desconfiar la
de su propia aldea cabyla
aldea española, la vida de tribu estudiada en los casos espon-
la historia
peninsular, ¿no serán sólo una especie particular de
fenómeno general? El estado de tribu, la vida de aldea, son comunes las razas en un momento dado etnométrico» (pág. xxxv). Entre
los
un
á todas
más modernos defensores portugueses de la hipótesis turania, la de los Atlantes, hay que contar á J. M. Pereira de Lima,
combinada con
Iberos e Bascos (Paris, 1902). (3)
Es ingenioso, pero debe ser leído con
cautela,
porque suele fundarse
en *L.seguros procedimientos etimológicos, y no está libre de afirmaciones gratuitas, el reciente libro
de Eduardo Philipon, Les
d' archéologie et de linguistique, Paris, 1909,
Iberes, étude d'histoire,
PROLEGÓMENOS cográficas,
505
compuestas por verdaderos y profundos especialistas; á la sobriedad á que nos obliga nues-
hemos acudido, aunque con
ellas
tra incompetencia, valiéndonos especialmente
se consignan en el diccionario de Holder
de
y en
las
etimologías que
numerosas publi-
las
caciones de D'Arbois de Jubainville, á quien nos guardamos de seguir en sus teorías generales, que rayan á veces en lo fantástico,
como
la
de suponer á
llones de
los Iberos
descendientes de aquellos diez mi-
hombres legendarios, que según Teopompo y Platón
sa-
lieron de la Atlántida mil años antes de nuestra era, para conquis-
Europa occidental y fundar en
tar la
Por una razón bien obvia, del
me
monoteísmo atribuido á
ella
su poderoso imperio.
he abstenido de entrar en
la
cuestión
los primitivos iberos ó á alguna
de sus
Texto único y muy célebre en esta materia, es el de San Agustín De Civitate Dei (lib. vm, cap. IX), que los cuenta entre los tribus.
pueblos que habían llegado á elevarse, merced á sus sabios do...
y
filósofos, á la
las
enseñanzas de
noción de «un solo Dios, autor de
de dársele carácter de generalidad, en vista de
los
lo creario
pue-
numerosos
ras-
incorpóreo, incorruptible». El testimonio es tardío,
y
que hemos encontrado de politeísmo y de cultos idolátricos, aunque muchos de ellos de procedencia extranjera. Pero las pala-
tros
bras de San Agustín, nunca son despreciables sino dignas de seria consideración, na, estaba
que
muy
enterado de
los
Padres de
las cosas
la
al
vecina Iglesia Africa-
No
de España.
Turdetanos y otras poblaciones de
los
llegado
y como todos
es imposible
que habían
la Bética,
grado de cultura de que uos habla Strabón, que conser-
vaban leyes y poemas de antigüedad remotísima, hubiesen tenido también sabios y filósofos, en cuya mente se hubiese depurado la noción de el
que se
lo divino.
refiere al
Otros dos lugares célebres del mismo geógrafo:
Dios anónimo de
atribuido á los gallegos, el
los Celtíberos,
pueden explicar
la tradición
y
el
del ateísmo
consignada por
gran Doctor de Hipona.
Lo que
sobre
el
texto de San Agustín bordó su insigne comenta-
dor Luis Vives, es una pura descripción poética, una utopia fica,
que con dos
cidad de »
siglos
la Bética,
de antelación recuerda
que trazó Fénelon en
el
la
pintura de la
Telemaco:
antes que se descubrieran las venas de oro
y
filosófeli-
«En España,
plata, había
muy
PROLEGÓMENOS
506 »
pocas guerras: muchos
>
adornados de santísimas costumbres, vivían en
»y
seguridad.
dedicaban á
se
Cada uno de
la filosofía; la
los pueblos,
mayor quietud
gobernado por un
estos pueblos era
»
magistrado, que se elegía todos los años. Estos magistrados eran
»
hombres de excelente
» tenía »
más lugar
bargo de que
Cuando entre
»por objeto »
había
las
Apenas había
»detanos. »
la
y mucha doctrina. En sus juicios equidad, que el número de las leyes, sin em-
la
virtud,
muy
antiguas, especiamente entre los Tur-
entre los ciudadanos pleitos ni discordias.
ellos se suscitaba
emulación de
alguna controversia, tenía siempre
la virtud, la
investigación de la natu-
y la rectitud de las costumbres. Estas materias las dispuhombres sabios, en días señalados, sin excluir de estas
raleza
3>taban
SiA-sambleas á las mujeres»
Como
(l).
nuestra indagación sobre los cultos ibéricos se funda casi
exclusivamente en figurados,
los textos clásicos, inscripciones
hemos podido esquivar
el
y monumentos
temeroso problema del eusca-
rismo, que hasta ahora no ha salido del dominio de la filología,
que da Hugo
Las excursiones de ilustres,
(1
ella,
los
arqueólogos clásicos, sin exceptuar los más
han solido ser poco
recordar
el
felices
en este campo.
monstruoso abuso que vascófilos
Divi Aurelii Augiistini Hipponensis episcopi
ad priscae
y
y por los procedimientos gramaticales de Schuchardt admirable modelo (2), puede ser resuelto.
que sólo dentro de
Xo
es del caso
sin crítica,
De
venera?idaeque veiustatis exemplaria d&nuo
civitate collati,
Dei
de
los si-
XXII
libj-i
eruditissimisque
insuper Commeniarüs per widequaque docíiss. virum lo. Lodoviaim Vivem irati et recogniti... Basileae, 1542
(apud Hier Frobeniwn .
columna 451-452. Este insigne comentario
falta,
como
illus-
et Nic. Episcopium).
es sabido,
en
la
colec-
ción valenciana de las obras de Vives, impresa por Monfort en 1782, y no es el
único defecto de que aquella edición, por otra parte espléndida, adolece.
Luis Vives, según indica en este mismo pasaje, tuvo
el
proyecto de escribir
algo sobre los Orígenes de España, aprovechando las noticias dispersas en los autores griegos
y
>temporum
Graecis
notitia,
latinos:
«Resíat ad haec tennis
litteris,
quaedam priscorum
ac Latinis consígnala,
unde spero me
>aliquando Origines gentis nostrae illustraturum». (2)
En
la serie
de publicaciones inaugurada en 1893 con
la
primera mo-
nografía de los Baskische Sitidien. Ueber die Entstchung der Bezugsformen des
Baskischen Zeitworts (Viena, 1893).
PROLEGÓMENOS glos XVIII
y
de
XIX, hicieron
la
507
toponimia
indicio tan frágil, ni de la loca pretensión
que por
local,
de
por
leer
sí
sola es
vascuence
el
monedas autónomas y las inscripciones de letras desconoEl mal hubiera sido mucho menor, si no hubieran traspasado
actual las cidas.
los límites
de España
las
lucubraciones de Larramendi, Astarloa
Erro; pero vino á apoyarlas en parte, con
doctrina lingüistica, uno de los fundadores de da, Guillermo de
mantiene todavía en la hipótesis
la Filología
Humboldt, en una Memoria
fluencia dura todavía
(l).
pie,
Su autoridad
y
inmenso crédito de su
el
célebre,
Compara-
y cuya
es principalmente lo
in-
que
aunque cada día con más contradictores,
de una lengua ibérica, difundida, no sólo en toda
la
pe-
nínsula española, sino en una parte de la Galia Meridional, en las islas
un
de Córcega, Cerdeña y
solo ejemplo,
Hübner, rica,
(i)
las
en
Italia el
y en
Tracia. Para citar
las ideas
y benemérito
preclaro
recoger en 1893 los monumentos de
acepta por completo
Sobre
telst
al
Sicilia,
que vale por muchos,
de Humboldt
la epigrafía ibé-
(2).
creencias religiosas de los primitivos vascones, reina
Prüfung der Untersjichungen
über die
la
Urbewokner Htspanüfis, vermit-
der Baskischen Sprache (Berlín, 1821). Traducida al francés por A.
Ma-
rrast, París, 1866. (2)
«Probavisse nobis videmur Jinguam Ibericam
»paeninsulam et >verunt, ñeque
in Galliae
unam
fuisse
per totam
regionibus adjacentibus, quas olim Iberi habita-
mixtam cum Celtarum, qui regiones tantum
aliquot Hispaniae
»occupaverunt, vestigiaque linguae propriae reliquerunt in nominibus loco-
»rum deorum hominum
Celtibericis.
Linguam autem illam apparet secutam non tantum a Graecis Latinis-
«esse leges formationis et flexionis diversas,
»que, sed etiam ab
eorum populorum, quos
Iberis aliquando vicinos fuisse
»scimus quatenus de linguis ewrum indicare »Etruscos, Celtas. Itaque
Humboldtü
licet;
Vénetos
dico, Ligures,
sententia de linguae Ibericae índole a
omníno confirman. Restat una quae »de linguae Ibericae vetustate, origine et Índole quaestionem absolvere »reliqu¡s Indogermanícís diversa videtur
Vasconum hodierna; quam ídem Humboldtius, quamvis non»dum plene edoctus de Iberorum antiquorum monumentís, ñliam Ibericae >vetustae esse ¡am recte pronuntiavit..! Interím umbrae, quam depinximus, »vitam íortasse inspirabunt qulHumboldtio duce linguae Vasconum hodiernae
»possit lingua
»formam, quatenus recuperan potest vetustissimam comparare suscipient
»cum reliquiis a nobis collectis, lectis, explicatis.» Monumenía linguae ibericae, págs. cxn y cxm de
los Prolegomena.
508
PROLEGÓMENOS
mayor incertidumbre. De
cualquier parte de España tenemos más-
«Las inscripciones
datos,
latinas del país vasco (dice
mencionan dioses desconocidos, dioses admitidos á
nombres
del Panteón romano, con
(l).
Webster)
hospitalidad
muy
latinizados, pero es
determinar sus verdaderos atributos
mente una
W.
la
Los vascos tenían
religión antes del cristianismo; pero
han delirado
difícil'
cierta-
los
que,
como Agustín Chaho y otros, han creído que este culto era el mono(2), El nombre de Dios en vascuence es Jaimgoikoa,
teísmo puro
muy
6 por una abreviación
Señor de arriba. Pero
el
que en
el
Señor de
frecuente: Jainkoa^ Jinkoa.,
la
muy
«estrella del
que dan
el dios
medio», arte izarra,
los pastores vascos al planeta
Webster
deraciones, se inclina
sideral,
Délos datos que
El
P. Fita
e\
folk-lore
que
á creer
celtibérica en
el día,
y
la religión la
el lux^
otras análogas consi-
primitiva de
naturaleza
(4).
las supersti-
ha querido^ldemostrar que en España algunas de estas di-
los Celtas
y á
los Iberos. Vid.
la
gramática céltica, y que fue-
Restos de la declinación
céltica
y
aJgimas lápidas españolas; Madrid, 1878.
Vid. el extraño libro que lleva por título Histoife primitive des Eus-
(2)
karietis
Le
noche y
puede suministrar sobre
vinidades tienen terminaciones conformes á
ron comunes á
También se como el nombre
(3).
Venus, y que recuerda
de los elementos de
los vascos era el culto
Luna
estrella entre la
dubia de los Turdetanos. Fundado en estas
(i)
significa
diferente. JaiLngoikoa sería entonces el
Ltma, 6 sencillamente
ha creído notar algún otro rastro del culto de
y
principe L, L. Bonaparte ha hecho notar
dialecto del Roncal la luna se llama goiko^ lo cual daría á
palabra un sentido
la
el
Basques, langue, poesie, moeiirs
et caractere
de ce peuple. Bayona, 1847.
como prototipo de los de su género, porque es sin duda el que escrito con más imaginación y talento. Chaho es el inventor de la
escojo
está
leyenda cántabra de Aitor, del bardo Lara y de sus improvisaciones en las
de toda la falsa poesía ossiánica y chateaubrianesabsurdo nombre de leyendas éuskaras.
fiestas del plenilunio, etc., ca, á la cual se (3)
Vid. en
dio
el
The Academy, de Londres
(t.
xi,
págs. 186 y siguientes), la
príncipe Bonaparte y J. Vinson, reproducida también en las Mélangcs de Linguistique et d'Aníhropologie, de A. Kovelacque,.
correspondencia entre
E. Picot, (4)
página
J.
Vinson
el
(Paris, 1880), pág. 209.
Les Loisirs d'un étranger au Pays Basque. Chalon-sur-Saone, 1901» 13.
PROLEGÓMENOS ciones, vivas aún,
Andre y
leyendas del Tártaro, de Bassa Jaun, Bassa
las
Lamiñak, de
en suma, de todo
nes;
en
las
de
los capítulos
lo
de hechicerías y supersticio-
los cuentos
que
es tradicional
menos antiguas de
en esto concuerdan todos
los
escrito, se hablará
extrema respecto de
su lengua, dice, que es por
lo
materia.
tal
que pudiera creerse, y
que han hablado seriamente de
aunque quizá Julián Vinson, siguiendo
sí
ellas,
propensión de su espíritu
la
nota escéptica. «Aparte de
ellas la
un elemento de primer orden,
sola
Vascos carecen enteramente de
los
y no
de esta obra especialmente dedicados á
Estas tradiciones son
cáustico,
509
Las fantasías de
originalidad.
Chaho y de sus imitadores no tienen fundamento alguno, y dudo que el hombre salvaje {basayaun 6 dasoj'aun), cuyo pie izquierdo deja en
suelo una huella redonda; que los lamina
el
que
la triple
machos y hembras,
serpiente de siete cabezas, pertenezcan á una vieja
mitología éuscara.
Cuanto más estudio á
persuado de que no se puede ver en
los
ellos las
Vascos, más reliquias
me
de una
civilizada,
que hubiera cubierto con sus
colonias toda la
Europa Occidental;
sería imposible explicar tal de-
cadencia y
de originalidad»
raza antigua, poderosa
De
falta
y
(l).
otros puntos, que acaso se echarán de
menos en
legómenos, ya se nos ofrecerá ocasión de tratar en
estos Pro-
el
curso de
la obra.
(i)
Cf.
Le Folk-Lorc du Pays Basque. Basque Legends:
collectcd,
París, 1883, pág. xiii.
chiefiy
in
thc
Labourd
Webster. Londres, 1879.
FIN DEL
TOMO PRIMERO
by
Rev,
Wentwortk
ADVERTENCIA FINAL
Era mi propósito cerrar
el
presente volumen con una serie de
notas adicionales, en que se consignasen los principales hallazgos
de nuestra prehistoria y arqueología primitiva, posteriores á va consignado en
más de
lo
el
que
texto; pero habiendo crecido este apéndice
que pensé, ha sido forzoso reservarle para
tomo, donde podrá tener más amplio desarrollo, como bibliogralía tan heterogénea lo
lo
y
el
lo
segundo
exige una
dispersa. Allí se encontrará algo de
que aquí puede echarse de menos.
sumario
índice
Páginas.
Advertencias preliminares Discurso preliminar de la primera edición PROLEGÓMENOS. Cuadro general de la vida religiosa en la Península ANTES DE LA PREDICACIÓN DEL CRISTIANISMO.
Prehistoria,
I.
—
Creencias, ritos y supersticiones de la España prehistórica. Antiguos hallazgos de objetos prehistóricos. Las ceraunias y las hachas de
—
— Con— Primeros
piedra pulimentada: supersticiones que con ellas se enlazan. fusión de los
monumentos
prehistóricos con los célticos.
—
ensayos de arqueología prehistórica peninsular. Indicios de la religiosidad del hombre cuaternario. Esculturas y pinturas de la época La montana escrita de paleolítica: la cueva de Altamira y otras.
—
Peñalva.
—
— Conjeturas sobre el simbolismo
de
las
pinturas rupestres.
totemismo.— Indicios de necrolatría: esqueletos del El culto de los muertos en la edad neolítica. Divalle del Tajo. versos modos de sepulturas. Cavernas naturales y artificiales. Signos (vulgarmente letreros) de las cuevas de Carchena, FuencaOtras análogas de Portugal. — Sepulturas en liente y Vélez Blanco. cuevas naturales (Albuñol, Alhama de Granada y otras de Andaluda y Portugal). Sepulturas en hipogeos ó grutas artificiales (Palmella Su clasifiy otras). Cerámica prehistórica. Criptas megalíticas. cación. Dólmenes. Zona geográfica que abarcan: diversos nombres que reciben. Antas de Portugal. Cavidades artificiales en algunos monumentos megalíticos: piedras de cazoletas: covinhas. Supersticiones de que han sido objeto. Conjeturas sobre una escritura simbólica. Arcas de Extremadura y otros monumentos prehistóricos de la misma región. Prehistoria de Galicia: su riqueza. Tradiciones de ciudades lacustres. Supersticiones relativas á las El fetichismo y
el
—
—
—
—
—
— —
—
—
—
—
—
—
—
— — Men/nres, cromlechs y alineamientos. Castros y mámoas. — Dólmenes de Asturias, Cantabria y Álava. — Prehistoria castellana. — Digresión sobre las trepanaciones prehistóricas
piedras oscilantes:
la litolatrta.
9 37
índice sumario
514
Páginas.
y
las
perforaciones cranianas.
Monumentos
— Descubrimientos
megalíticos de Andalucía.
tumbas de Antequera.
— Prehistoria
del Alto Jalón.
Cueva de
del valle del
Menga y
otras
Guadalquivir.
motillas de los Alcores de Carmona. — Prehistoria de Ca— Pinturas rupestres de Cogul. — Dólmenes. — Primeras edades del metal. — Primitiva civilización del Sudeste de España. — Sus ritos fúnebres. — Su arte. — Grandes descubrimientos de la provincia de Almería. — Hipótesis de los hermanos Siret, y su ensayo de cronología prehistórica. — Controversias que suscita. — Nueva teoría de Déchelette. — Monumentos de transición y de época incierta: las citaiiias del Miño. — La suasHca ó cruz gammada. — ídolos neolíticos. Estatua femenina de Almizaraque. — El culto del Sol en los tiempos prehistóricos. — Las razas primitivas de España desde el punto de vista antropológico. — Prehistoria de las Islas Baleares. Talayots y
Túmulos ó
taluña.
navetas de Menorca. las
— El culto del toro en edad de bronce ibérica: — PreTiistoria de las Islas Canarias. — Creencias, la
cabezas de Costig.
ritos y ceremonias de aquellos aborígenes, según los historiadores primitivos del archipiélago.— Templos y adoratorios. Ritos fúnebres. —Embalsamamientos. Ministros y servidores del culto, agoreComunidades religiosas de mujeres: las hamariguaros y faicanes,
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das.
— — Antropología
lingüísticos.
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y etnografía de los guanches y canarios. Datos de las Islas de la Palma y del Hierro..
— Inscripciones
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II.
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Historia.
— Testimonios — Mitos de Ge-
Creencias, ritos y supersticiones de las tribus ibéricas. de los historiadores y geógrafos griegos y romanos.
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de Gárgoris y Abidis y de Therón. Lugares consagrados al Montes sagrados de Galicia y Lusitania. Promontorio Sacro (cabo de San Vicente), y nocturno conciliábulo de los dioses. Culto de los ríos. Supersticiones relativas á fenómenos celestes y atmosféricos. Indicios del culto solar antes de la venida de los fenicios. Las divinidades indígenas en la epigrafía latina clásica. Endovellko. Aiaecina ó Ategina Turibrigense: su identificación con Proserpina; fórmula execratoria de Mérida. Neton, dios ibérico de la guerra. Trcbaruna. Diversas denominaciones locales de Júpiter. — Divinidades de nombre colectivo. Diosas Madres ó Aíaironas. Dioses tutelares de tribus, gentilidades ó clanes. Lares, genios, hítelas. Ninfas. Culto de las aguas medicinales: Salus Cmerilana. Tongoenabiagus, Bormatiicus, Lexus y otros númenes de aguas termales. Cabuniegino, dios cántabro. Tnlloftio^ deidad alavesa. Airón, Pindiisa y otros dioses celtibéricos. Epona, diosa galo-clásica de las caballerizas, venerada en Sigüenza. Los Lugoves, patronos de los zapateros en Osma.— Sacerdotes, sacerdotisas y adivinos. L.s.fatidica puella de Clunia. Restos de templos. El Cerro de los Santos en término de Montealegre. Monumentos figurados. Becerros, toros, jabalíes y otras representaciones informes de cuadrúpedos.— rión,
culto.
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69
índice sumario
515
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Hipótesis que sobre ellos se han formulado. Estatuas de guerreros gallegos y lusitanos. Primeras influencias del arte oriental en las comarcas de Levante: la Bicha de Balazote: las esfinges de Agost
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cerca de Novelda: reminiscencias asirias y caldeas.— Antigüedades Cuestión de autenticidad.— Caracteres de
— — Sus modelos. — Sus relaciones con el arte egeo plásy con el griego arcaico. — Su sentido religioso. — Apogeo de tica ibérica: Dama de Elche. — Decadencia del arte bastitano.
del Cerro de los Santos. la estatuaria ibérica.
la
la
Esculturas religiosas de
la Bética: las estelas
otros descubrimientos de la sierra de Estepa.
del Tajo
— ídolos
Montero y de
ibéricos
— —
barro cocido (coroplastia), bronce y plomo. El carro solar y el la estatua ecuestre de Falencia. Orfebrería ibérica; las fajas de oro de Cáceres.
jinete ibérico:
Colonización fenicia en España.
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Necrópolis de Cádiz: sarcófago antropoide.— Figurillas de divinidades tutelares, amuletos y preseas, descubiertos en los hipogeos gaditanos. Otras antigüedades fenicias del litoral de la Bética. Teogonia y cosmogonía de los fenicios: carácter híbrido y compuesto de su religión. Culto de Melcart (el Hércules tirio). Templo de Cádiz. Culto de Adonis (Thammuz): la diosa Salambo en Sevilla. Religión de los cartagineses. — Escasez de restos arqueológicos, que pueden atribuírseles en España. Colonias griegas. Culto de la Artemis ó Diana fócense en Ampurias, Rosas, Denia y Sagunto. Templo de Venus en Almenara. Necrópolis de Ampurias. Cerámica emporitana. Numismática de Ampurias y Rosas. Las divinidades griegas en nuestras monedas autónomas. ídolos de bronce, de estilo griego arcaico, importados á
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España.
— Tolerancia y persistencia de los cultos locales. — El de diosa Roma, de los EmperaTriada Capitolina. — Principales inscripciones que á dores, el de ellos se refieren. — Organización del culto provincial y municipal. Flamifies \ flaminicas. — Seviros Augustales. — Culto de los dioses Capitolinos: Júpiter, Juno y Minerva. — Culto militar de consagración ó natalicio del águila. — Augures y harúspices. — Disposiciones de carácter religioso en los bronces jurídicos de Osuna, Málaga y Salpensa. — Cultos itálicos y divinidades del Panteón clásico: Vesta, los Penates, Marte, Minerva, Mercurio, Apolo. — Diana: inscripciones de León y delubro de Cabeza del Griego. — Baco ó Liber. — Neptuno. — Los Dioscuros. — Abstracciones divinizadas (Fortuna^ Bofius Evenhis...). — Restos arquitectónicos. — Templos de Mérida, Tarragona, Barcelona, Cabeza del Griego, Evora, etc. — ^lonumentos figurados. — Bajos relieves de sarcófagos. — Sepulcro de Husi— Pinturas murales de necrópolis de Carmona. — Tumba del banquete funeral. — Mosaicos. — El del sacrificio de Ifigenia en Ampurias. — Colegios sacerdotales. — Los Salios en Sagunto. — Sodalicios y colegios funerales. — Ideas y afectos expresados en las inscripciones fúnebres. — Instituciones benéficas: fundación de Fabia
España Romana.
Cultos oficiales del Estado.
la
el
la
la
llos.
la
Hadrianila en Sevilla. Cultos orientales en el Imperio
Romano.
— La
diosa Frigia (Cibeles
y
5l6
ÍNDICE SUMARIO Páginas.
Atis).
— Colegios
de dendrophoros.
— La
Magna Mater
Idea en las por Prudencio: inscripciones de Mérida y Córdoba. Cultos egipcios de Isis y Serápis. Lápidas españolas relativas al culto de Isis. Inventario de las alhajas del templo de Guadix. Sodalicio de los devotos de Isis en Valencia. Estatua de Canopo (Isis y Horus) en Sevilla. Inscripción griega de Serápis cerca de Astorga.— Cultos sirios.— Culto persa: misterios de Mithra. Consideraciones finales. Turanios, Iberos, Celtas.— Monoteísmo atribuido á las primitivas tribus hispánicas. Hipótesis sobre las creencias religiosas de los vascones ó éuscaros lápidas españolas.
— Rito del
tau7obolio: su descripción
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280
ERRATAS QUE
Páginas.
1
SE
HAN NOTADO
Léase.
De la presente edición de las «Obras completas» del Excmo. Sr. D. Marcelino Menéndez y Pelayo,
se
imprimen
25 ejemplares en papel japonés, y 100 en papel de hilo, con filigrana propia.
Xo se venderán por separado los tomos de ninguna de estas ediciones especiales. La persona que adquiera el tomo i de una de ellas se entiende comprometida para los tomos siguientes, hasta que se dé por terminada la publicación de todas
las obras.
OBRAS COMPLETAS DE
DON MARCELINO ¡\1ENÉNDEZ Y PELAYO EDICIÓN DEFINITIVA, REVISADA POR EL AUTOR
TOMOS PUBLICADOS Tomo »
I.
W..
Historia de los Heterodoxos españoles.
— Historia
Tomo
de la Poesía hispaiw-americaiia.
I.
Tomo
I.
EN PRENSA Historia de la Poesía castellana en la
Edad
Historia de los Heterodoxos españoles.
Tomo
Historia de la Poesía hispano-americana.
Media. II.
Tomo II.
Tomo
I.
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