MEMORIAS DE UN CARRERO PATAGÓNICO ASENCIO ABEIJÓN
PROLOGO
¿Un nuevo libro de viajes? Tal vez sí, pero al mismo tiempo algo muy distinto. No en galera como las descripciones de viajeros ingleses y algún francs o alem!n por nuestras pampas en el siglo pasado, o el de algún turista e"plorador moc#ilero de las presentes dcadas, en trenes, autom$viles, aviones o buses. No, este viaje %ue emprender! el lector lo #ar! en carro, desde el pescante. & el relator ser! un autntico carrero con dcadas de oficio y manos callosas de tanto agitar las riendas. 'ocas veces se #a dado esto en la literatura de viajes, en los libros de memorias o recuerdos( %ue un trabajador de uno de los oficios m!s rudos desgrane así sus apuntes, como l mismo denomin$ a estas p!ginas, con un idioma tan rico %ue sirve #oy para medir casi como único testimonio de las primeras dcadas de este siglo %u palabras se empleaban en ese rinc$n de nuestro )ar *out#, c$mo #acían entenderse las gentes %ue provenían de todas las regiones del país y del mundo. 'ero empecemos por l. 'or el carrero y autor +sencio +beij$n. ste patag$nico de pura cepa naci$ en Tandil -en erlín e"iste el dic#o( todo berlins típico naci$ en *ilesia o en *ajonia/. n nuestra 'atagonia se da muc#o eso, principalmente debido a los viejos pobladores %ue vinieron de otras latitudes. 0oy, nuevas generaciones se1alan con orgullo %ue ellos son N23, nacidos y criados en la 'atagonia. 'atagonia. 4io la luz en esa ciudad bonaerense, bonaerense, igual %ue otro notable narrador patag$nico( don 5am$n 6orr!iz elo%ui, el conocido 7cronista a caballa89. &a en :;<=, los padres de +beij$n se trasladaron a 3omodoro >#acía apenas dos a1os %ue se #abía fundado esa ciudad c#ubutense> en busca de mejor futuro. 'ero oig!moslo oig!moslo a l mismo( 7i pap! vino para ac! con cuatro #ijos. ra el :;<=, y no #abía mdicos ni farmacias@ ni escuelas, nada. 0abía coraje8. *í, coraje, un trmino en desuso, un trmino de un c$digo fenecido en las actuales pocas. Un coraje con un gran contenido de resignaci$n. 5esignaci$n por%ue se sabía %ue la única manera de seguir adelante era con eso( con coraje. & si no preguntmosle a las parturientas en esas soledades, a los ovejeros %uebrados al caer del caballo, a las madres %ue veían volar de fiebre a sus pe%ue1os. pe%ue1os. 73onocíamos 73onocíamos a todo el mundo >nos informa +beij$n +beij$n poco antes de morir> la gente %ue pasaba no era muc#a. 'ap! puso un bolic#e en arroyo Aa ata, un paraje a %uince Bil$metros en el camino a *armiento. + nuestra llegada #abría seis o siete casitas en el pueblo, pero con cada llegada de barco se juntaban treinta o cuarenta carros de lana. 4enían los carritos de las aguadas de 5osales y la ata con seis barriles de agua. se trabajo trabajo de abastecimien abastecimiento to llevaba una jomada con buen tiempo. Ctro problema era la falta de escuela. n :;
PROLOGO
¿Un nuevo libro de viajes? Tal vez sí, pero al mismo tiempo algo muy distinto. No en galera como las descripciones de viajeros ingleses y algún francs o alem!n por nuestras pampas en el siglo pasado, o el de algún turista e"plorador moc#ilero de las presentes dcadas, en trenes, autom$viles, aviones o buses. No, este viaje %ue emprender! el lector lo #ar! en carro, desde el pescante. & el relator ser! un autntico carrero con dcadas de oficio y manos callosas de tanto agitar las riendas. 'ocas veces se #a dado esto en la literatura de viajes, en los libros de memorias o recuerdos( %ue un trabajador de uno de los oficios m!s rudos desgrane así sus apuntes, como l mismo denomin$ a estas p!ginas, con un idioma tan rico %ue sirve #oy para medir casi como único testimonio de las primeras dcadas de este siglo %u palabras se empleaban en ese rinc$n de nuestro )ar *out#, c$mo #acían entenderse las gentes %ue provenían de todas las regiones del país y del mundo. 'ero empecemos por l. 'or el carrero y autor +sencio +beij$n. ste patag$nico de pura cepa naci$ en Tandil -en erlín e"iste el dic#o( todo berlins típico naci$ en *ilesia o en *ajonia/. n nuestra 'atagonia se da muc#o eso, principalmente debido a los viejos pobladores %ue vinieron de otras latitudes. 0oy, nuevas generaciones se1alan con orgullo %ue ellos son N23, nacidos y criados en la 'atagonia. 'atagonia. 4io la luz en esa ciudad bonaerense, bonaerense, igual %ue otro notable narrador patag$nico( don 5am$n 6orr!iz elo%ui, el conocido 7cronista a caballa89. &a en :;<=, los padres de +beij$n se trasladaron a 3omodoro >#acía apenas dos a1os %ue se #abía fundado esa ciudad c#ubutense> en busca de mejor futuro. 'ero oig!moslo oig!moslo a l mismo( 7i pap! vino para ac! con cuatro #ijos. ra el :;<=, y no #abía mdicos ni farmacias@ ni escuelas, nada. 0abía coraje8. *í, coraje, un trmino en desuso, un trmino de un c$digo fenecido en las actuales pocas. Un coraje con un gran contenido de resignaci$n. 5esignaci$n por%ue se sabía %ue la única manera de seguir adelante era con eso( con coraje. & si no preguntmosle a las parturientas en esas soledades, a los ovejeros %uebrados al caer del caballo, a las madres %ue veían volar de fiebre a sus pe%ue1os. pe%ue1os. 73onocíamos 73onocíamos a todo el mundo >nos informa +beij$n +beij$n poco antes de morir> la gente %ue pasaba no era muc#a. 'ap! puso un bolic#e en arroyo Aa ata, un paraje a %uince Bil$metros en el camino a *armiento. + nuestra llegada #abría seis o siete casitas en el pueblo, pero con cada llegada de barco se juntaban treinta o cuarenta carros de lana. 4enían los carritos de las aguadas de 5osales y la ata con seis barriles de agua. se trabajo trabajo de abastecimien abastecimiento to llevaba una jomada con buen tiempo. Ctro problema era la falta de escuela. n :;
FG%u mala suerteH ¿vio?I 'or%ue era una frustraci$n por el agua. 3omo todo c#ico, yo miraba pasar la gente8:. + leer y escribir aprender! en la estancia 6astaldi. Auego seguir! estudios con los salesianos en el pueblo de Je!n )unes. Je a#í pasar! a 5aKson y ya con :; a1os, los curas lo ponen como maestro para ense1ar a los %ue recin comienzan. Un a1o despus entrar! en &.'.). donde lo eligen delegado gremial. l general osconi lo cesantea no s$lo por sindicalista sino por sus artículos en un diario local. 3omenzar! entonces su vida errante donde cosec#ar! las e"periencias %ue anotar! pacientemente y %ue ser!n la base de sus posteriores cr$nicas y libros( ser! carrero, resero, camionero y contratista de es%uila. 3onocer! la c!rcel, en 5aKson, por motivos políticos. !s tarde funda los peri$dicos l trueno y l crítico y desde ese momento alternar! el periodismo con la política. *er! redactor en l 3#ubut y en l 'atag$nico y legislador provincial en dos períodos. n :;L:, en 3omodoro 5ivadavia se publica su primer libro( +puntes de un carrero patag$nico. 3uando, en :;L=, %uien escribe estas líneas ley$ esta edici$n propuso de inmediato a la ditorial ditorial 6alerna una edici$n nacional con el agregado de tres relatos m!s de +beij$n %ue #abían sido publicados en l 'atag$nico, de 3omodoro 5ivadavia( l derrumbe, l cruce del 5ío *enguer y )uego en 3omodoro. n el pr$logo a esa primera edici$n nacional escribí, entre otros p!rrafos( 7Tengo el presentimiento de %ue este libro de +beij$n ser!, apoco, una lectura obligada en colegios secundarios de las m!s apartadas regiones nuestras. 'or%ue así como nosotros, cuando j$venes, conocimos isiones a travs de 0oracio 0or acio Euiroga, las pampas a travs de nri%ue nri%u e 6uillermo 0udson y los cuentos de enito Aync#, y *anta )e por los relatos de ateo ooz así, así, muy pronto, pronto, nuestro nuestross ado adoles lescent centes es encerrad encerrados os en las cuatro cuatro paredes paredes de nuestra nuestrass monstruosas ciudades so1ar!n con la 'atagonia viajando con el carrero +beij$n. +sí como los c#ilenos del norte conocieron el frío sur de su país por intermedio de los sencillos e incisivos relatos de )rancisco 3oloane -Tierra del )uego, 3inco marineros y un ataúd verde, 5umbo a 'uerto dn/. *í, mi mejor manera de sentirme en esas amadas tierras de la 'atagonia de ambos lados de la cordillera es leer, de vez en cuando, en voz alta, algunos renglones de +beij$n y otros de 3oloane. &a mi %uerido Mosep# 3onrad #a empezado a juntar polvo( no lo necesito tan seguido8. +beij$n no #abía leído a 3onrad, sin embargo #ay p!ginas %ue no tienen %ue envidiarle en dramatismo y sugerencias, y parecen sacadas de Tif$n( por ejemplo, Un embar%ue con mar de fondo y )uego en 3omodoro. +dem!s del idioma nuevo formado en esas latitudes a principios de siglo, el valor principal de +beij$n est! en el #aber descrito con detallismo de grabador los personajes de la estepa, personajes %ue el tiempo #a #ec#o desaparecer( el c#ulenguiador, el carrero, el cazador cazad or de
leones, el campiador, el nutriador, el tumbiador, %ue son los protagonistas junto al mar patag$nico, el viento siempre constante, la nieve, las piedras, el polvo y la vegetaci$n ac#aparrada %ue no se rinde. Aa literatura regional comenz$, muc#as veces, en el siglo 4222 o 2, con los relatos de los viajeros europeos consignados en sus diarios de viaje. uc#os orígenes de pueblos se pudieron reconstruir precisamente sobre la base de esos diarios de viaje o recuerdos. Un ejemplar típico de ello es el libro Un poblador de las pampas, del estanciero ingls 5ic#ard +rt#ur *eymour, %ue consigna sus e"periencias entre :ODP y :ODO en la zona de )raile uerto, la actual ell 4ille cordobesa . s interesante comparar el libro de +beij$n con el de *eymour, a pesar del distinto paisaje y de la diferencia de pocas. ientras +beij$n nos relata de primera mano conceptos, opiniones y creencias de la gente local, el ingls nos trasmite a travs de su interpretaci$n cu!l era el pensamiento de los pobladores con respecto a ciertos temas. l siguiente p!rrafo de *eymour es sugestivo. "presa %ue la estancia %ue compro estaba a 7tres!entas millas de distancias de las tolderías y se nos inform$ %ue los indios sentían el mayor terror por las armus de fuego, y %ue nunca so1arían en atacar a unos ingleses bien armados y guarnecidos en una casa de verdad, agreg!ndosenos %ue a%uellos se limitaban a #acer incursiones anuales en busca de caballos o vacunos e"traviados, f!ciles de arrear. *e nos dijo tambin %ue nunca tocaban las ovejas, y a %ue stos no eran capaces de marc#ar tan r!pidamente como lo efectuaban ellos. n resumen, nos fueron presentados los salvajes m!s como unos pestilentes gitanos de los solitarios alrededores de algún pueblo ingls, %ue como un serio peligra8P. Un contempor!neo de +sencio +beij$n, +lfredo )iori, uruguayo de nacimiento %ue como l fue a vivir desde muy ni1o al sur argentino, en este caso a la zona de *an Muli!n, escribi$ p!ginas de gran valor #ist$rico regional. 4ivi$ allí #asta su madurez y fue, pese a su juventud, uno de los dirigentes m!s activos de las #uelgas rurales patag$nicas del FQ: y FQQ, de tr!gico fin. )ue tambin carrero, ovejero, arreador y c#angador. Auego fue a residir a uenos +ires donde su vida cambi$ totalmente. 0izo una pe%ue1a fortuna en el comercio y fue benefactor de las letras y de las artes. )und$ el teatro 'atagonia en el centro de la ciudad, %ue se constituy$ >en la dcada del cincuenta> en una de las salas m!s importantes de la capital argentina. scribi$ tres libros( Aa conciencia en el arte, 3on el coraz$n en la mano y )uturo gobierno del mundo. n el segundo de ellos dej$ testimonio de su vida patag$nica. s notable la descripci$n del car!cter de dos mujeres patag$nicas en el capítulo ujeres #eroicas. +lfredo )iori escribi$, adem!s, muc#os folletos sobre la vida en el sur, con el seud$nimo de Muan 'atagonia. Aarga sería la lista de autores patag$nicos desconocidos en el resto del país. 'ero me voy a detener en uno( lias 3#ucair, de la localidad rionegrina de 2ngeniero Macobacci. *i las pr$"imas generaciones sabr!n c$mo fueron los comienzos de esa poblaci$n, su #istoria, y
sus personajes de todo este siglo, se lo deber!n a l. 'rimero, por una publicaci$n %ue sac$ a la luz regularmente donde fue reproduciendo los testimonios de viejos pobladores, y luego la de los viajeros. 0asta los nombres de los viajantes de comercio de uenos +ires %ue pasaban regularmente por allí, el nombre de las posadas y #otelitos, la de los mdicos y abogados y la de los #ijos %ue partieron #acia la gran ciudad. Tambin sus investigaciones #ist$ricas son notables como l maruc#ito #acedor de milagros en la meseta patag$nica, Aa inglesa bandolera y otros relatos patag$nicos y 'artidas sin regreso de !rabes en la 'atagonia. 'ero, si no son descubiertos por uenos +ires, los intelectuales patag$nicos #an decidido descubrirse entre ellos. )ue así como comenzaron las ediciones patag$nicas. 'ara dar una muestra debemos mencionar al libro *ur del mundo, editado por el diario l 'atag$nico al cumplir su primer cuarto de siglo, con te"tos de los narradores sure1os +sencio +beij$n, 6regorio Rlvarez, Jiego +ngelino, Javid +racena, Jonald orsella, +%uilino . 2sla, 0ctor ndes, Auisa 'eluffo y del santacruce1o 0ctor 'e1a . 'ero, para conocer todo ese mundo e"tremo y m!gico #ay %ue empezar a leer como guía un pe%ue1o y sabio libro( l otro lado de los viajes del etn$logo e icon$logo c#ubutense 5odolfo 3asami%uela, %ue #a editado la ditorial Universitaria de la 'atagonia. n apenas D= p!ginas est! la tr!gica #istoria de los #abitantes primitivos, luego las relaciones de los blancos con los indios, las etnias precolombinas e #ist$ricas y la caracterizaci$n de las culturas #ist$ricas. Tiene juicios profundos >y a mi parecer definitivos> sobre las campa1as de 5osas y 5oca, y acerca de la actuaci$n de los salesianos y de otras religiones cristianas en la denominada civilizaci$n del indígena. s decir, antes de subirse al pescante del carro lanero de don +sencio +beij$n@ con la luz del candil de la madrugada, repasar a 3asami%uela para conocer la #istoria de esa magia %ue se va a encontrar en el paisaje. +l regreso empezar! el gusto por lo nuestro( conocer la tierra a travs de %uienes la amaron y sintieron. 'or supuesto, tendr %ue volver una y otra vez al gran cl!sico, el 0udson de +ll! lejos y #ace tiempo, Jías de ocio en la 'atagonia y n tierra purpúrea para despus solazarnos con 0udson a caballo, del olvidado Auis )ranco. & de 0udson, pegar la vuelta y releer a Aucio 4. ansilla en Una e"cursi$n a los indios ran%ueles. & despus buscar sendas casi desconocidas como la %ue marc$ Auis +rmando spec#e en su 4ida de petroleros, a travs de la selva salte1a y del desierto patag$nico, o gozar del paisaje cuyano con l p!jaro brujo, de Muan Jrag#i Aucero. l epitafio de la tumba de 0udson, ese escritor traveller, reza así( 7.+m$ a los p!jaros, los lugares verdes, el viento en los matorrales y vio el brillo de la aureola de Jios8. *e me ocurre %ue la tumba de nuestro carrero patag$nico, don +sencio, debería tener estas palabras( 7+m$ el desierto, sostuvo la mirada del guanaco y sigui$ el rastro del le$n
cebado, escuc#$ a la gente sencilla, se asom$ a las ba#ías luminosas y enfil$ con su carro #ada la ruta final de las estrellas sureras8. OSVALDO BAYER
LA CHULENGUIADA
+ntes de %ue el *ol de ese diciembre de :;:< refleje sus rayos en los filos y puntas de los cerros m!s altos, el c#ulenguiador., polvoriento y andrajoso, ensilla su caballo al %ue, en el transcurso de la breve noc#e del verano patag$nico, #a dejado atado a soga, para %ue no se aleje muc#o del lugar ni se llene de pasto #asta el punto de no poder sobrellevar bien las violentas corridas a %ue lo #a de someter en las primeras #oras de la madrugada. 'ara el trajín violento, y #asta peligroso, %ue significa la caza del !gil y veloz guana%uito de pocos días, es imprescindible aprovec#ar al m!"imo el fresco de la ma1ana, y un buen estado físico del caballo. Jespus %ue el sol calienta, no #ay cabalgadura capaz de resistir por muc#o rato esa enlo%uecida persecuci$n de las cuadrillas de guanacos con crías, !giles y resistentes, #uyendo con velocidad %ue asombra, a travs de campos dilatados y desprovistos de agua, %uebrados, montosos y pedregosos en partes, y en otras arenosos #asta dificultar la marc#a. +dem!s, las cuadrillas de guanacos con crías %ue defender, fogueados en las corridas %ue, a1o tras a1o les destruye la descendencia, ad%uieren e"traordinario sentido para elegir en su fuga los terrenos de características m!s adecuadas para dificultar la persecuci$n del tenaz c#ulenguiador, tambin fogueado en las artima1as defensivas de los animales. n el atardecer del día anterior, el #ombre #a divisado desde mangrullos distantes la ubicaci$n de las distintas cuadrillas, y su e"periencia le #ace saber con precisi$n en %u lugar podr! sorprenderlos al amanecer del día siguiente. 'or ello, sabe tambin el número de c#ulenguitos %ue #ay en cada cuadrilla, las #oras o días %ue cada uno puede tener de edad, y la resistencia %ue podr!n oponer a su persecuci$n. 3on tales observaciones se forma su plan de trabajo para el día siguiente, y, al tranco, para reservar caballo, regresa a su campamento, #!bilmente disimulado en una #ondonada con matorrales espesos, muy adecuada para evitarle encuentros con el due1o del campo, %ue no tolera c#ulenguiadores en su predio. Jespus de comer un asadito, plato único de todo buen c#ulenguiador, prepara su cama con el recado, y duerme #asta %ue el brillo de las estrellas, al debilitarse, indica %ue la aurora se apro"ima. Nuevamente su menú, de asado y mate amargo, y con las primeras claridades del alba, est! en marc#a para aprovec#ar la fresca. *on incomparablemente #ermosos los amaneceres patag$nicos, cuando no #ay viento. Jesde lejos y debilitado por la distancia, llega el bullicio %ue indica faenas de es%uila, en
una estancia %ue las %uebradas ocultan, y %ue s$lo la serenidad de esas ma1anas di!fanas #ace posible escuc#ar. Aamentoso balar de ovejas y corderos en el corral@ ladrar de los perros %ue trabajan@ agudos silbidos de los ovejeros, y sus enrgicas voces de mando a los perros, siempre acompa1adas de palabras gruesas, %ue los ecos repiten. Todo esto #a roto la tran%uilidad silenciosa de la noc#e %ue s$lo un levísimo trepidar de la tierra interrumpía, casi imperceptible, motivado por un pozo de gas en llamas en las pro"imidades de 3omodoro 5ivadavia, y %ue, pese a la distancia de m!s de cuatro o cinco leguas, reflejaba, #acia el ste, un tenue fulgor rojizo, %ue se pierde con los primeros vestigios de la aurora. 2ndiferente a todo, el c#ulenguiador repec#a al trotecito de su caballo una cuesta suave, a cuyo final se forma una planicie en la %ue l calcula #allar a una de las cuadrillas %ue observ$ en el atardecer del día anterior. *abe %ue, en la poca de cría, los guanacos pastan en los faldeos y lugares altos, desde donde les resulta f!cil vigilar, a la distancia, cual%uier peligro %ue se avecine. Jemuestran preferencia por los lugares en %ue el color de su piel se adapta al del terreno y los matorrales %ue lo circundan, lo cual los #ace menos visibles a los ojos de los poco e"pertos. *us c!lculos no enga1an al c#ulenguiador. + unos dos mil metros de distancia ve a la cuadrilla %ue pasta esparcida. s muc#a distancia para emprender una persecuci$n e"itosa, puesto %ue el c#ulengo, al día de #aber nacido, ya es corredor y resistente. l #ombre se oculta con gran premura, buscando la oportunidad de acercarse algo m!s sin ser visto, para darles la atropellada inicial por sorpresa, pero al instante, el relinc#o peculiar del vigilante mascota -guanaco mac#o, jefe y cuidador de la cuadrilla, de la cual #a desplazado en tremenda y ruidosa pelea a los rivales de su se"o/@ le indica %ue ste ya lo #a descubierto, y con su grito de alerta pone sobre aviso a las #embras y a sus crías. Jesde ese momento se entabla un duelo de astucia entre el #ombre y el animal, tratando cada cual de #acerse el zonzo, pero siempre con la intenci$n de desorientar al adversario. *abiendo %ue iniciar la persecuci$n desde esa distancia s$lo le servir! para cansar caballo inútilmente, el c#ulenguiador cambia de rumbo, en un simulado alejamiento. *u intenci$n es dar un rodeo siguiendo un ca1adoncito %ue lo oculta a la vista de los guanacos, para tomarlos desde menor distancia. Jespus de su relinc#o de advertencia el guanaco mascota simula pastar, como creyendo en el simulado retiro del #ombre, pero apenas ste desaparece de la vista, el animal, siempre
#aciendo como %ue come, se dirige al tranco #asta el filo de la planicie para observar el rumbo %ue sigue el cazador. *u vista y sus oídos penetrantes est!n en permanente observaci$n y de tanto en tanto levanta su largo cogote negro, #aciendo como %ue mira a la cuadrilla a su cargo, pero sus ojos observan de soslayo al cazador %ue se cree invisible. Aa simulaci$n en la luc#a por la vida. l #ombre desaparece en una %uebrada, y al suave galope de su caballito criollo bordea el ca1ad$n siguiendo una cuesta poco empinada, por la cual espera subir con mayor rapidez y menos desgaste de caballo a la cercana pampita, tomando desprevenida a la cuadrilla, pero apenas #a recorrido un corto trec#o, de nuevo ve frente a sí, en el filo de la planicie, emerger el cogote tieso del guanaco %ue lo vigila. +nte esto, el #ombre sigue simulando indiferencia, pero deja escapar una interjecci$n gruesa, propia del lugar y la impaciencia, %ue le ocasiona el #ec#o de ver descubiertas sus intenciones. *abe %ue, si #ubiese podido iniciar el ata%ue desde ese lugar, y por sorpresa, en esa atropellada le #abría sido f!cil atrapar cuatro o cinco c#ulenguitos y, a la vez, #acer %ue la cuadrilla, en su #uida, se desplazara en direcci$n al lugar en %ue l tenía su tropilla, lo cual le #abría permitido cambiar caballo de refresco, con muy poca prdida de tiempo. Una verdadera luc#a entre veteranos patag$nicos. Ja un nuevo relinc#o el mascota, y la cuadrilla, %ue pasta dispersa, con suave y elegante galopito, se concentra nerviosa cerca de l, pero no inicia la fuga, ni lo #ar!, #asta %ue el mascota le indi%ue la direcci$n en %ue deba #acerlo. 5eunida en vigilante e"pectativa, cada #embra con su cría al lado, colocada de forma %ue su cuerpo la oculta a la vista del c#ulenguiador, la cuadrilla observa con los cogotes en#iestos, a la espera de %ue el mascota, en un relinc#o, emita la orden final. 3omprende el c#ulenguiador %ue ya #a perdido las ventajas de la sorpresa, pero antes de apurar la situaci$n, efectúa una nueva tentativa para #acer prevalecer su astucia. Ja vuelta su caballo y comienza a galopar, alej!ndose de la cuadrilla. Jesaparece en un zanj$n, y luego reaparece unos cien metros m!s adelante, siempre alej!ndose, a la vez %ue observa c$mo el guanaco mascota no lo pierde de vista. l cazador supone %ue con esta estratagema el animal creer! en su alejamiento definitivo, y se confiar!. n cuanto llega a una #ondonada %ue lo oculta a la vista del guanaco, varía de direcci$n, tomando nuevamente rumbo #acia la cuadrilla. *e interna sin %ue lo vean, en el zanj$n, e inclinado sobre el recado aprovec#a el terreno arenoso para galopar sin #acer ruido, y
dando un rodeo de m!s de dos mil metros, siempre oculto, encara al fin la subida a la planicie@ por el lado opuesto al de antes. 'ero lo primero %ue ve frente a l, parado en el filo de la loma, es al guanaco mascota, el cual #a ido bordeando la altura de la meseta disimul!ndose en cada mata, mientras observa al enemigo y adivina sus intenciones. &a seguro del ata%ue, el mascota emite un nuevo relinc#o, m!s corto %ue los anteriores y, al mismo tiempo, en un elegante movimiento se abalanza y gira a la vez sobre sus patas traseras galopando unos treinta metros en direcci$n opuesta al c#ulenguiador, con lo cual le indica a la cuadrilla #acia %u lado debe emprender la fuga. Auego disminuye un tanto su galope, retras!ndose un poco y variando levemente de rumbo, a la espera de %ue el perseguidor, al #acer su aparici$n en el borde de la cima y verlo tan cerca, se enga1e y lo persiga a l. l #ombre deja de lado toda simulaci$n %ue ya sabe inútil, y dando a su caballo un sonoro rebencazo, inicia el ata%ue en forma directa, por la pendiente elegida con un pesado galope. 3uando llega al borde de la planicie, ya la cuadrilla, %ue #a sacado ventaja mientras el cazador subía, se va alejando a galope lento, como reservando energías, mientras %ue el mascota %ue cubre la retirada sigue su galope m!s lento y, a ratos, #ace como %ue se #alla rengo, dejando %ue el #ombre se le acer%ue #asta menos de diez metros, en una desesperada tentativa de %ue, creyndolo presa f!cil, se entusiasme en su persecuci$n y se desvíe de la direcci$n %ue sigue la cuadrilla. sta galopa en forma ordenada, graduando su velocidad con la de los pe%ue1os c#ulengos, a los cuales, mientras corren, ubican de forma %ue con su cuerpo lo tapan a la vista del c#ulenguiador. &a en plena planicie, el perseguidor lanza su caballo a toda rienda en pos de la fugitiva cuadrilla, la cual se agrupa m!s y aumenta la velocidad de su fuga, obedeciendo a un nuevo y breve relinc#o del mascota. ste sigue en forma desesperada sus tretas tendientes a atraer sobre sí al cazador. *e desvía y cuando ve %ue el #ombre, sin ocuparse de l, sigue persiguiendo a la cuadrilla, vuelve a gran velocidad, cruza por delante del c#ulenguiador a menos de cinco metros de distancia y, en ese preciso instante, finge un tropiezo y de inmediato una simulada ren%uera %ue, por supuesto, no tiene "ito. +ntes de diez minutos de carrera, un c#ulenguito de pocas lloras comienza a rezagarse, con gran desesperaci$n de la madre %ue se rezaga con l, emitiendo de tanto en tanto gemidos lamentosos %ue son una afligida invitaci$n a realizar un esfuerzo supremo, #asta %ue la llegada del perseguidor la obliga a abandonarlo ante la seguridad de una defensa inútil.
4iolentamente llega el #ombre y sofrena su caballo, arroj!ndose de l antes %ue termine de detenerse y, sobre el mismo movimiento, con el cabo del reben%ue aplica un fuerte golpe en la dbil cabeza del animalito, %ue se desploma con un corto y penoso gemido de criatura. +ntes de medio minuto el jinete #a montado nuevamente a caballo y parece volar en pos de la cuadrilla, %ue #a sacado alguna ventaja. Je golpe, la persecuci$n se #a tornado ruidosa y endiablada. 6ambet 6amb etea eando ndo obst obst!cu !culo loss y salta saltand ndoo mato matorra rrale less y zanj zanjon ones, es, la cuadr cuadril illa la desci desciend endee velocísima por una pendiente pronunciada y pedregosa, elegida intencionalmente por%ue saben %ue así aumentan las dificultades del implacable perseguidor. 3ruzan un pe%ue1o valle y encaran una cuesta arriba, %ue les resulta ventajosa por%ue en ella se desplazan con relativa facilidad. 'ero el c#ulenguiador conoce al detalle el terreno en %ue actúa, y realiza una cortada %ue le disminuye la distancia y la dificultad de la cuesta arriba. n enlo%uecida carrera, avanzan zigzagueando entre mogotes y matorrales con su jadeante y sudoroso caballo y, en el calor de la persecuci$n, ni si%uiera se da cuenta %ue los espinosos molles, la mala espina y los calafates #acen jirones sus ropas y desgarran sus carnes. l ruido de la persecuci$n #a a#ogado todos los rumores típicos del lugar, terminando con el orden y la tran%uilidad ma1aneros. 3asi de entre las patas del veloz caballo remonta asustado y ruidoso vuelo en varias direcciones una bandada de martinetas, %ue intercalan silbidos en su vuelo y #acen dar una espantada al caballo %ue casi despide de su lomo al c#ulenguiador@ %uien se enoja e insulta. Un zorrino rezagado, %ue se dirige a descansar a su cueva, se detiene, con sorpresa y enojo, frente a ese sonoro tropel, rodar de piedras y crujir de ramas. +lza amenazante su peluda cola rosilla y se abalanza con su característico desafío fanfarr$n. Aa avalanc#a de animales en fuga lo envuelve en un torbellino de patas y de polvo, #aci #acindo ndolo lo rodar rodar como como pelo pelota ta de trapo trapo,, y el #erm #ermoso oso y simp simp!t !tic ico, o, pero pero malo maloli lien ente te animalito, #uye derrengado por pisotones perdidos, despus de lanzar su rociada de lí%uido de un olor nauseabundo. 'erseguidos y perseguidor pasan como b$lidos por entre un reba1o de ovejas con corderos %ue pastan pastan e"tend e"tendido idos, s, produci produciendo endo entre entre ellos ellos un gran desparra desparramo, mo, con e"traví e"travíoo y estropear de corderaje. *i el due1o del campo viera tama1o entrevero entre sus ovejas y el da1o %ue le ocasiona, se pondría furioso y el c#ulenguiador se vería obligado a pelear o disparar igual %ue los guanacos.
!s adelante, tropiezan tropiezan con una bandada de avestruces, avestruces, sembrando entre ellas el p!nico y el desparra desparramo. mo. n todas todas direcci direcciones ones se desplaz desplazan an corrien corriendo do los asusta asustados dos c#oi%ue c#oi%ues, s, zigzagueando entre matas y coirones, con pronunciadas inclinaciones de cuerpo a iz%uierda y derec#a, timoneando estas maniobras con r!pidos movimientos del cogote y de las alas. 'or momento, se asemejan a remolinos de plumas %ue el viento arrastra a ras de tierra. Un c#ulenguito, cuya vista no #a ad%uirido aún suficiente desarrollo, se rezaga y galopando sin rumbo se acerca incauto incauto al cazador, cazador, confundiendo confundiendo su silueta silueta con la de un guanaco. *in desmontar, el #ombre lo mata de un talerazo en la cabeza y prosigue la persecuci$n buscando nuevas presas. presas . Un vistazo rel!mpago a un matorral, un mdano o una protuberancia del terreno, le basta para ubicar m!s tarde, el lugar en %ue deber! #allar las piezas cobradas, para venir m!s tarde a cuerearlas. *i el terreno es tan uniforme %ue resulta difícil difícil de distinguir distinguir,, el #ombre arroja su boina, su pa1uelo o su saco, s aco, sobre un matorral matorr al %ue lo #aga visible con c on facilidad y así localizar! luego los c#ulenguitos muertos. n una #ondonada montosa, la cuadrilla desaparece a la vista del jinete, para reaparecer casi de inmediato en el e"tremo opuesto. Nota el cazador %ue, en esos pocos segundos, uno de los c#ulenguitos %ue #uían en el entrevero, #a desaparecido como tragado por la tierra y, de inmediato, sabe la causa de ello( se trata de una tentativa e"trema y conmovedora a %ue recurren las madres como último recurso para tratar de salvar a la cría, cuando la notan agotada de cansancio cansancio por la violenta carrera. +provec#ando cual%uier desnivel del terreno y en el momento en %ue se saben fuera de la vista del perseguidor, sin disminuir su carrera, dan al c#ulenguito un empell$n de costado, arroj!ndolo entre el matorral %ue lo oculta. G'rodigio de la naturalezaH 'ese a %ue aún no tiene treinta y seis #oras de edad, ya el instinto del animalito le #ace entender %ue ese empelloncito del amor maternal le indica %ue se trata de la única posibilidad de salvaci$n %ue le %ueda. Je a#í no se mover!. Jisimulado en el matorral, ec#ada a ras de tierra con el cogote e"tendido en el piso, consciente del peligro, permanecer! #asta %ue la madre vuelva a buscarlo, siempre %ue el reben%ue o el cuc#i cuc#ill lloo del c#ul c#uleng engui uiad adora ora,, %uie %uienn difí difíci cilm lment entee eng enga1 a1aa la estrat estratage agema ma,, no lo #ay #ayaa sacrificado. +cosada en e"tremo, la cuadrilla comienza a dispersarse. +brindose en abanico los animales toman distintas direcciones y el desparramo obliga al #ombre a decidirse por una determinada pieza, alej!ndose de las dem!s. s como si
#ubiesen dejado librado al destino el se1alar a %uin le #a de tocar la desdic#a de atraer sobre sí el inters del despiadado perseguidor. ste se decide por una #embra cuya cría parece denotar mayor cansancio y tras ella e"ige al m!"imo su caballo comenzando a acortar distancia sin #acer caso del mascota, %ue trata de defender a su congnere, cruzando nuevamente frente al cazador, fingiendo un galope cansado. n plena velocidad, el caballo pisa en una cueva de tucutucu y rueda violentamente, arrojando al jinete a tres metros de distancia entre nubes de tierra, matorrales espinosos y malas palabras, pero con la gran suerte de no ser apretado por el animal en su caída. l caballo se incorpora incorpora masticando arena y el #ombre tambin lo #ace al instante, instante, lleno de espinas, tierra y rabia. 5ecoge el reben%ue y la rotosa gorra y monta en el acto renovando la carrera. Jebido al acaloramiento acaloramiento no siente el dolor del golpe, aun%ue m!s tarde lo #a de sentir sentir con creces, por%ue las rodadas son frecuentes y, aun en el caso de no resultar con %uebraduras graves, los golpes arruinar!n su cuerpo en pocos a1os. +ún logra atrapar otro c#ulenguito y persigue a otro, pero los guanacos, a#ora dispersos, #an obtenido ventaja y galopan moderados dando resuello a las crías %ue se #an salvado, pero antes de detenerse totalmente observan si el c#ulenguiador, detenido a unos mil metros de distancia con el fin de acomodar el recado, cambia realmente de rumbo. 3onoce la cuadrilla y el guanaco mascota, %ue el caballo, totalmente cubierto de sudor espum espumoso oso,, jadea jadeant ntee y temb temblo loros rosoo por por el eno enorm rmee esfue esfuerzo rzo reali realiza zado, do, ya no est! est! en condiciones de darles alcance. Aas guanacas madres de los c#ulengos perdidos, en cuanto se ven separadas de su cría, se desvían a un costado de la cuadrilla fugitiva y luego, dando un rodeo vuelven al lugar en %ue se vieron separadas de ellos. *i lo #allan vivo en el escondite en %ue lo #an dejado en veloz fuga, cosa común, lo #acen levantar y se alejan con l en alegre galopito, tratando de no ser observados por el cazador. 3uando lo #allan muerto lo olfatean y luego lentamente se alejan a una prudente distancia y se ubican en alguna pe%ue1a elevaci$n del terreno. +sí se %uedan en completa inmovilidad, con el cuerpo medio encogido, como si tuvieran frío, vuelto #acia el lugar de su tragedia, ec#ando #acia atr!s el cogote medio formando una 7*8 de modo %ue los ojos miren a lo alto. 'arec 'arecee %ue en medi medioo de sile silenci ncioso oso llant llantoo clam clamar aran an al ciel cieloo recla reclama mando ndo con contr traa la persecuci$n de %ue se les #ace #ac e objeto.
Aa corrida #a durado m!s de dos #oras sin cambio de caballo, por lo cual el c#ulenguiador, en vista de %ue el sol ya comienza a apretar, resuelve regresar #asta conseguir caballo de refresco. 4uelve al tranco, por el camino andado, cuereando al paso los c#ulengos %ue fue volteando en la corrida. Tres c#ulengos en la primera atropellada de la ma1ana no es para estar disconforme, aún cuando la caza #abría sido m!s %ue duplicada si el guanaco mac#o, cuidador de la cuadrilla, no le #ubiera impedido tomarla de sorpresa. *i su tropilla no se #alla cerca, cual%uier caballo ajeno %ue encuentre a mano le servir! al #ombre para no perder tiempo. l c#ulenguiador, por lo general, es #!bil para agarrar caballo a campo y poco delicado en lo concerniente a los certificados de propiedad. n su marc#a de regreso al campamento observa a la distancia, con vista de !guila, la ubicaci$n de nuevas cuadrillas de guanacos con crías y #ace c!lculos sobre la %ue le #a de resultar m!s conveniente para la pr$"ima corrida de la tarde. *u campamento es de lo m!s simple. +l reparo de una mata de molle, restos de un fog$n y, a un costado, una cabeza de vaca %ue #allada de casualidad #ace de asiento, y una pe%ue1a bolsa de lona con algo de agua. 3erca del fog$n una pe%ue1a pavita a#umada y un mate con forro de vejiga y sobre las ramas del molle, un pic#e asado a las brasas, bastante sucio de ceniza y una bolsita con yerba. Aa cama la lleva en el recado. 3alienta el agua y toma mate, mientras esta%uea los cueritos de c#ulengo a la sombra de las matas y, m!s tarde, un pedazo de pic#e frío, sin vino ni galleta, le servir! de almuerzo y tal vez de cena. 0ace fuego con le1a bien seca, para %ue el #umo no lo delate ante el due1o del campo. !s tarde, cuando refres%ue, saldr! a efectuar nuevas corridas, para lo cual #a tomado, de antemano, la precauci$n de ubicar sus caballos en un lugar estratgico %ue le permita cambiar caballo en el menor tiempo posible. *alvo un encuentro con el due1o del campo, las corridas se desarrollan con m!s o menos los incidentes ya descriptos. Aa c#ulenguiada es la caza típica de la 'atagonia. 4iolenta, peligrosa, emotiva y casi siempre clandestina, tiene el sabor de lo pro#ibido, el aliciente de la ganancia y la tran%uilidad triste del desierto. *ería el deporte ideal para los magnates ociosos tan aficionados a la caza del zorro artificiosa y ventajera, pero se lo impiden las incomodidades y privaciones %ue le son propias.
Euienes ante las vidrieras de los negocios de las ciudades contemplan embelesados los abrigados y #ermosos %uillangos de guana%uitos patag$nicos, mundialmente famosos, casi siempre ignoran las vicisitudes de su origen y los dolores de cabera %ue ocasionan. l c#ulenguiador constituye una pesadilla para los #acendados grandes o pe%ue1os en el sur de nuestra 'atagonia. 3uando la poca de la c#ulenguiada se apro"ima es frecuente oír comentarios sobre %ue, en tal o cual establecimiento ganadero, grande o pe%ue1o #a desaparecido un caballo o una tropilla. *i cuando sta vuelve a aparecer en la %uerencia -muc#as veces no vuelve m!s/ lo #ace en el m!s deplorable estado físico, es se1al segura de %ue la #an utilizado sin permiso para correr c#ulengos. l c#ulenguiador clandestino no guarda para con los caballos ajenos las consideraciones %ue tiene con el propio. Tampoco la tiene para con los alambrados, ni pierde tiempo en cerrar una tran%uera, si con ello corre el riesgo de %ue se le escape un c#ulengo. +dem!s, la c#ulenguiada coincide con la fec#a de las faenas de es%uila entre noviembre y diciembre, momentos en %ue los #acendados se ven en la necesidad de reforzar el personal de trabajo tomando peones por día o por contrata, demostrando mayor inters por a%uellos %ue tienen perro y caballo. 'ero ya sea por%ue la c#ulenguiada se considere m!s libre, m!s aliviada y productiva o por esa inclinaci$n nata de nuestros #ombres de campo a ser libres y no trabajar bajo patr$n, invariablemente se da el caso de %ue, a la iniciaci$n de las es%uilas, la mayoría de los brazos disponibles, aun a%uellos %ue #an pasado todo el invierno tumbiando en las estancias y engordando los caballos en sus potreros, se alejan con cual%uier prete"to y la mayoría se va a c#ulenguiar. Tambin el c#ulenguiador tiene tropiezos en su oficio. l m!s temido por ellos es el policía ventajero %ue, obedeciendo a denuncias de los due1os de campos o a sus apremios financieros motivados por sus farras o sus familias numerosas y sus sueldos bajos, se presenta de improviso en el campamento del c#ulenguiador. 3asi por regla general, la presentaci$n del policía se produce cuando ya la campa1a del c#ulenguiador est! casi al final o sea cuando ya tiene un buen número de pieles acumuladas en su campamento. 3omo primera e"igencia pide %ue le presente el permiso para c#ulenguiar en la zona. *i el #ombre lo tiene, le pide los documentos personales y si stos est!n en regla -cosa poco común/ le pide el certificado de propiedad de los caballos. l noventa y cinco por ciento de los c#ulenguiadores es atrapado en alguna de estas infracciones o en las tres y así se encuentra, de golpe y porrazo, en dificultades de orden
legal ante la autoridad, lo mismo %ue suele acontecerle a los nutriadores de los lagos de *armiento o costa del río Jeseado. n tales circunstancias, el c#ulenguiador se #alla en la ilternativa de ser conducido preso, perdiendo a la vez las pieles y los caballos, m!s la oportunidad de #acer algunas c#angas antes -Gue llegue el invierno, o compartir sus cueros de c#ulengo con el policía, d!ndose por muy contento si es a vamos y vamos -mitad y mitad/. 3omo no es raro %ue el c#ulenguiador tenga tambin alguna cuenta vieja con autoridades de m!s al Norte, siempre termina aceptando como socio ventajero al policía %ue lo apremia. 'or ello, los c#ulenguiadores evitan en lo posible actuar en jurisdicci$n donde #ay autoridad afecta a c#ulenguiar sin cansar caballo. stas sutilezas de la c#ulenguiada #an ad%uirido relieve nacional. + ello se debe %ue la palabra c#ulenguiar #aya tomado fama en las ciudades con un doble sentido, o sea como algo %ue se ad%uiere por medios poco lícitos, m!s con astucia %ue con legalidad y %ue, sin ser un delito grave, es algo %ue se #ace perjudicando los intereses de un segundo. 'ese a los edictos pro#ibitivos y a su aplicaci$n legal o ilegal por parte de la autoridad, en cada a1o no se salva ni el cinco por ciento de los c#ulengos, por lo cual el guanaco, e"traordinariamente abundante en la 'atagonia, comienza a disminuir en forma visible. l día %ue su e"tinci$n sea total #abr! desaparecido la parte principal de la fauna patag$nica y una gran fuente de ri%ueza. ntonces, en todo el mundo pasar!n a ser una reli%uia del pasado esos vistosos e incomparables abrigos de cama, conocidos con el nombre de %uillangos patag$nicos.
UN EMBARQUE CON MAR DE FONDO
Alovizna del *ur. n la rada del golfo *an Morge, embravecido, frente a 3omodoro 5ivadavia en :;:<, el vapor 3amarones cabecea, violentamente sacudido por la marejada gruesa. *ujeto al ancla y dando el frente a la tormenta, parece un potro encabritado, tironeando del palen%ue. Aas aguas se agitan, enturbiadas por el mar de fondo, y en lo %ue abarca la vista la playa aparece ribeteada de blanco por la espuma de las rompientes %ue braman con mon$tona persistencia. !s de doscientas personas, de las m!s diversas nacionalidades, pero con neto predominio de espa1oles, se #an reunido en la playa para despedir a los %ue viajan y presenciar el emocionante embar%ue con mar de fondo, en el cual la competencia entre dos empresas navieras rivales, por ganar tiempo, e"ponen la vida de los pasajeros. Jesapareciendo en las #ondonadas de agua y emergiendo en las crestas de las olas, se acerca la c#ata de embar%ue, atada al costado de la pe%ue1a lanc#a remolcadora %ue la conduce como a caballo ladero. &a en la orilla le arrojan desde la playa las livianas sogas, para %ue atados en ellas, manden los cabos de amarre y al tiempo %ue se intercambian gritos de saludos en dialectos espa1oles entre los marineros de la c#ata, #ispanos en un ciento por ciento y la gente de la playa, mayoría de igual nacionalidad, los avezados lobos del mar 3ant!brico saltan de la embarcaci$n insensibles al agua fría %ue les llega casi #asta la cintura, ya listos para iniciar el embar%ue, %ue debe #acerse a pulm$n. *ujeta a los gruesos cabos de amarre, la c#ata es juguete de las olas@ se abalanza con la proa en alto, se lanza sobre la playa a impulso de la marejada ruidosa, golpea contra los bancos de pedregullo suelto y sigue luego a las olas en su retroceso violento, #asta %ue el tir$n de los cabos la sujeta, repitiendo despus el movimiento, como si con ello pretendiera liberarse. 3on mar tan malo, no es posible colocar la planc#ada ni afirmar la c#ata contra la playa para %ue el pasaje suba por sí solo, por%ue las olas la destrozarían inmediatamente. 0abr! %ue alzar a pulso a m!s de oc#enta personas, en lo cual los avezados marineros son e"pertos. + los #ombres los llevan a #orcajadas, y a las mujeres, entre dos marinos, con las manos enlazadas, formando asiento, #asta depositarlas en la sacudida c#ata, donde otros las reciben. *e generalizan los di!logos, con tanto acento espa1ol, %ue por momentos se tiene la impresi$n de #allarse en una regi$n de spa1a, aun%ue las palabras poco recomendables se pronuncian en criollo neto.
Aa lanc#a remolcadora se aleja #acia el zarandeado barco en busca de otra c#ata, para cargar el abundante e%uipaje. Navega con gran agilidad, ya elevada sobre las aguas, %ue se alzan como infladas desde el fondo, ya perdida en los embudos %ue se forman, como si las mismas fuesen absorbidas desde abajo. Ja la impresi$n de #aber sido tragada por las olas, #asta %ue reaparece en las crestas de ellas. n la playa se inicia el embar%ue, en medio de la e"pectativa propia de las cosas difíciles. 0ay in%uietud, %ue los #ombres disimulan y las mujeres no@ #ay abrazos de despedida y llantos, mientras los marineros se imparten a gritos las instrucciones en su acento inconfundible de gallegos, según el decir del público patag$nico, %ue no #ace distingos de provincias entre los espa1oles( a todos los llaman gallegos o vascos. n el vaivn del trabajo, prosigue el intercambio de noticias con los espa1oles de tierra, #acendados, carreros, comerciantes, alambradores y tambin policías@ la palabra ilbao, 3oru1a, +sturias, +belleira, arcelona y tantas regiones de spa1a son mencionadas en ruidoso parloteo, a la vez %ue se maldice a la condenada guerra de elilla, mientras la c#ata, siempre juguete del temporal, prosigue sus corcovos, sus balanceos, su tironear de los cabos. 3ada apro"imaci$n a la orilla es aprovec#ada por los marineros %ue, en parejas, con el agua #asta cerca de la cintura, llevando a las mujeres en los brazos como #amaca, apuran a depositarlas en la c#ata donde son recibidas por otros marineros empapados, antes %ue las olas alejen la embarcaci$n a aguas m!s profundas. Aos ni1os lloran a gritos cuando los acercan al agua. *e aferran furiosos a los marineros@ patalean y rasgu1an, #asta %ue son recibidos en la c#ata por manos cari1osas. + los #ombres los arrojan al interior de la c#ata, sin e"tremar muc#o la suavidad. Je tanto en tanto, estallan carcajadas entre la concurrencia de la playa a causa de la acumulaci$n de pedregullo suelto %ue la marejada mueve, algún marinero %ue conduce a un #ombre a #orcajadas resbala y cae al oleaje, entre cuyas espumas el pasajero se revuelve desesperado #asta %ue a%ul se incorpora con presteza y, tom!ndolo de nuevo, lo deposita empapado en la c#ata y encara nuevamente la cuesta de pedregullo en busca de otro. l público comenta risue1amente estos episodios y afirma %ue la resbalada al agua o la llegada feliz a la c#ata dependen en muc#o del monto de la propina y %ue los m!s amarretes son los %ue m!s se mojan( al marinero, ya totalmente empapado, poco le importa un c#apuz$n m!s, si con ello alecciona a un mez%uino. *e trabaja entre ruido de marejada y vociferaciones. Tendido en un catre de cuero %ue oficia de camilla, seis marineros luc#an por embarcar a un #ombre enfermo y dolorido. Aas ruedas de una carreta le #an roto las dos piernas, %ue
luego se le infectaron durante el trayecto de cincuenta leguas recorrido con la !spera lentitud de un carro, mientras la gangrena avanza. 2nternados en las olas, %ue los azotan, los marineros sostienen el catre en alto para evitarle mojaduras, mientras lo animan con respeto y un silencio compasivo se #a #ec#o entre el público. l intento falla tres veces consecutivas, dificultado por el fuerte balanceo y los alejamientos de la embarcaci$n. l #ombre se contorsiona de dolor y se esfuerza por no gritar. *uda, y su rostro est! amarillento por lo %ue sufre. + la cuarta tentativa, logran ubicarlo en la ya casi repleta c#ata. sta se est! convirtiendo en un infierno a causa del mareo( v$mitos, arcadas, llantos de ni1os, gritos. l viento cambia al ste y con ello arrecia la tormenta. Aas olas agrandadas se suceden casi ininterrumpidamente. *e lanzan potentes y ruidosas sobre la playa. *e estrellan en la restinga y las barrancas cercanas con ruido apagado, como e"plosi$n subterr!nea, despus se alejan, arrastrando con ellas toneladas de pedregullo, con fragor semejante al %ue produce el viento cuando azota una monta1a. Aa noc#e no est! lejos, y se apresura el embar%ue antes %ue llegue la oscuridad. l bu%ue debe seguir viaje antes %ue la empresa rival le tome muc#a delantera. 2nesperadamente llega el contratiempo( uno de los gruesos cabos de amarre, %ue sujetan a la c#ata, cede a los violentos tirones y comienza a cortarse. *e alarma el capataz de maniobras, pues sabe %ue el otro cabo solo no podr! resistir el esfuerzo a %ue lo someten las olas. Aos marineros tratan de disimular la situaci$n de apremio, pero en tierra #ay demasiados e"pertos en el oficio y pronto el peligro, con sensaci$n de angustia, se contagia al público. Todos comprenden %ue con la rotura inevitable del segundo cabo, la c#ata %uedar! a la deriva ya merced de las olas %ue no tardar!n en darle vuelta campana, encerrando bajo ella a toda su carga #umana. n el m!stil de la *ubprefectura se iza el gallardete de advertencia urgente al bu%ue y a la lanc#a de remol%ue. n la c#ata y en el público de la playa estalla simult!neo un clamoreo de alarma y gesticulaciones desesperadas. 7G+ bordoH8, 7G+ bordoH8, 7G+ bordoH8, 7G*e rompe el caboH... G+ bordoH... G+ bordoH8 6ritos y silbidos agudos de llamadas tratan de sobreponerse al fragor de la tormenta para llegar #asta la lanc#a remolcadora, la %ue se #alla casi a un Bil$metro de distancia en marc#a #acia el bu%ue, capeando el temporal, ajena al peligro %ue se cierne sobre la zarandeada c#ata. l griterío acrece por instantes( 7G+ bordoH... G+pura lanc#eroH... G+ bordoH8, 7*e da vuelta la c#ataH... G+ bordo, timonelH8.
razos, pa1uelos, sacos y sombreros se agitan al aire en llamamiento desesperado y de pronto m!s de cien rev$lveres comienzan a atronar el aire con sus disparos, para advertir a la lanc#a, %ue sigue alej!ndose. 'ero de pronto se la ve detenerse( al ser izada sobre una ola parece #aber oído el bullicio, advirtiendo el peligro. *e la ve maniobrar dificultosamente, tratando de dar vuelta, mientras el timonel #ace se1ales de %ue ya acude. Aa situaci$n de la c#ata empeora con cada golpe de mar. Un pasajero con una ni1a en brazos se arroja al mar para ganar la orilla. Aas olas lo derriban, lo envuelven, le arrebatan la ni1a, pero desde la playa, dos marineros se internan en el agua y los rescatan a tiempo. 'or suerte, nadie imita esa actitud de p!nico. n la playa, tres mujeres se #an arrodillado y rezan mirando al cielo, mientras en la orilla pedregosa, pr!cticamente todo el pueblo de 3omodoro 5ivadavia se #a unido en tres minutos a los pedidos de au"ilio( 7G+ bordoH... G+ bordoH8 7G)uerza la m!%uina lanc#eroH... G+ bordo %ue se #a roto el caboH8. n medio de tanta algarabía y p!nico, s$lo dos #ombres parecen insensibles a todo lo %ue no sea su trabajo( son los dos marinos %ue, de pie en el interior de la c#ata, manejan los cabos casi tr!gicos. 3on serenidad %ue admira, realizan prodigios de pericia para demorar en lo posible la rotura total de los dos, dando lugar con ello a %ue la lanc#a remolcadora llegue a tiempo para prestar au"ilio. 3uando la c#ata avanza sobre la playa al lomo de las olas, ellos toman cabo envolvindolo con rapidez en el cabrestante, y cuando el oleaje retrocede con fuerza de cicl$n, arrastrando consigo a la embarcaci$n, los marinos aflojan los cabos poco a poco, dando soga para mantener la tensi$n regulada, #aciendo %ue el cabo bueno soporte el mayor esfuerzo, evitando así, %ue un tir$n seco los corte como piolines. ntre sí, se imparten las instrucciones con precisi$n. *$lo se refleja su sensaci$n de in%uietud, en las r!pidas y sucesivas miradas #acia el mar, para observar a la lanc#a remolcadora %ue, a seiscientos metros m!s lejos y, en luc#a despareja, se bate contra el oleaje %ue pretende detenerla. Jescribe un semicírculo peligrosamente cerrado para ganar minutos y enfila con fuerza #acia el lugar de peligro. 0unde la proa en las olas, desaparece en las #ondonadas de agua, reaparece luego en lo alto de las crestas, c#orreando espuma y se desliza de las mesetas lí%uidas cuesta abajo en los embudos@ siempre en su pe%ue1a cubierta %ue las olas barren, un tripulante ya de pie firme a pesar del balanceo, con las piernas separadas a modo de tijera, y dando la impresi$n de estar atornillado a la lanc#a, lleva en las manos una soga a modo de lazo, con la cual lanzar! el cabo de au"ilio a la c#ata, en caso de llegar a tiempo. Madea la caldera e"igida al m!"imo, mientras en la playa la confusi$n aumenta en la misma proporci$n en %ue disminuye la resistencia de los cabos, uno de los cuales ya se #a cortado totalmente,
tornando problem!tica la resistencia del otro, %ue desde ese momento soporta el esfuerzo solo. Aa c#ata recibe a#ora el embate de las olas en posici$n sesgada, y el cabo comienza a cortarse. +umentan los pedidos de au"ilio, las se1as desesperadas, el remolineo de gente sin ton ni son. 'arece %ue los minutos fueran #oras, %ue la lanc#a %ue corre en au"ilio forzando m!%uina, nunca #ubiera andado tan lerda, %ue la borrasca aumenta por instantes, como apurada por terminar con todo. 'arece ya imposible %ue la ayuda pueda llegar a tiempo. 0ay desesperado furor contra la empresa del bu%ue( 7G+ bordoH... G+ bordoH... G+pura lanc#ero, %ue llegas tardeH... G+ bordoH8. -Guera la 3ompa1íaH... G+l agua el capit!nH... G+ bordoH... G+ bordo prontoH8. Aa marea, en su m!"ima altura, comienza a arrastrar algunos e%uipajes estibados en la orilla, pero nadie se fija en ello. Un nuevo sacud$n, y el cabo restante se corta con crujido seco. Aa c#ata, ya sin gobierno, es arrastrada por la tormenta diez metros mar adentro, girando a la deriva... Aa gente se agolpa como fascinada, #asta la orilla misma de las aguas, atronando con los gritos de au"ilio y los disparos de las armas. 7G'rontoH... G'ronto, por favorH... G+ bordo, lanc#eroH8. +un%ue por momentos la lanc#a de remol%ue, oculta por las #ondonadas de agua, no se ve, el intenso #umo de su pe%ue1a c#imenea indica %ue corre encarando la borrasca. Un golpe de mar toma a la c#ata sin gobierno. Aa inclina embarcando agua, pero no llega a volcarla por%ue la tom$ medio de frente. Eued$ atravesada a merced de la pr$"ima ola, %ue avanza con furia mientras aumenta de tama1o con presagio de tragedia, pero en su cresta apareci$ tambin la lanc#a remolcadora, entre nubes de espuma y #umo. *e lanza veloz por esa pendiente de agua, tom!ndole una pe%ue1a ventaja y desde cinco metros le arroja un cabo de amarre %ue manos #!biles envuelven con rapidez en el cabrestante de la c#ata, y sobre el mismo movimiento, la lanc#a retrocede, poniendo el cabo en tensi$n para %ue la ola tome a la c#ata de frente. l golpe de mar fue violento. Aa c#ata aún no enfrentada totalmente a la avalanc#a de agua escor$ peligrosamente y de su interior se elev$ un pavoroso clamor de miedo. 3ruji$ el maderamen por la fuerza del impacto potente, como si fuese a %uebrarse, pero el cabo nuevo resisti$ bien y la c#ata %ued$ de frente a la lanc#ita y a la tormenta, como un bagual al %ue el lazo sujeta de golpe en su carrera. 2ncreíblemente, por menos de un minuto se #a evitado la tragedia. Aos gritos de au"ilio, %ue en los últimos segundos #abían cedido a un silencio de #orror, se transformaron de improviso en aplausos, vivas y gritos de aprobaci$n a la labor #!bil y valiente de los marineros espa1oles. 3on silbidos de su caldera a punto de reventar, la lanc#ita tira, remolcando a la repleta c#ata #acia mar abierto, fuera del peligro de las rompientes. Jespus, aprovec#ando el intervalo entre dos olas, la aborda de costado, se afirman r!pido los cabos laterales, y en un
subir y bajar entre la marejada, toma rumbo #acia el 3amarones, desde el cual, mediante los catalejos, se #an seguido con in%uietud los detalles del peligroso contratiempo.
El TUMBIADOR
Jespus de un recorrido agotador, de casi cuatro leguas, la tropa de c#atas #a acampado en las inmediaciones de un zanj$n provisto de agua algo salobre pero pasable para tomar mate, casi a la puesta del sol, con tiempo muy bueno, y %ue se aprecia m!s, luego de varios días de ventarrones. Jiez carreros, y algunos pasajeros %ue viajan con sus familias en la caravana, rodean el agradable fog$n en %ue c#irrían los asados, mientras circulan los últimos mates %ue preceden a la cena. *in muc#o apuro llega en ese momento un jinete, %ue se baja del caballo despus de pedir permiso, pero antes de %ue se lo concedan. 5ecorre la rueda de personas %ue circundan el fog$n, saludando a todos, uno por uno, con e"trema amabilidad, como si se tratara de viejos conocidos, y dando la mano incluso a los ni1os de menos de dos a1os. +cepta sin #acrsela repetir, y al tiempo %ue recibe un mate, la invitaci$n a desensillar y pegar un tajo, pero aclara %ue lo #ace por no despreciar, y para %ue no lo tomen por rogado, por%ue la verdad es %ue est! muy apurado y tiene muc#o %ue #acer. *iempre con la palabra en la boca, agrega %ue a pesar de lo muc#o %ue tiene %ue #acer y de tantas preocupaciones, %ue lo tienen sin apetito, ya %ue se #a encontrado con buenos amigos, los va a acompa1ar en la c#urras%ueada. *obre la misma conversaci$n, saca el cuc#illo de la cintura, y con singular maestría, corta un buen pedazo de asado, alabando la #abilidad del cocinero, mientras %ue con el rabo del ojo observa por d$nde anda en circulaci$n la bota de vino para ponrsele lo m!s cerca posible, encontr!ndose con ella como por pura casualidad. +lgunos de los carreros, %ue lo conocían, en voz baja #icieron saber a los dem!s %ue se trataba de un tumbiador profesional. l tumbiador es un tipo característico de la 'atagonia, llamado así por su permanente costumbre de recorrer, con su caballo, su perro y sus ma1as, amplias zonas de la regi$n, parando varios días en cada casa, siempre sin trabajar, comiendo tumba de arriba, #asta %ue los due1os de casa empiezan a ponerle mala cara. +bunda bastante, y es un verdadero maestro de la simulaci$n y la vagancia caminera, no carente de gracia. +nda siempre en busca de trabajo, pero nunca lo encuentra por su gran #abilidad en es%uivarle( antes de llegar a un puesto o estancia, por disimuladas averiguaciones #ec#as de antemano, ya sabe %ue en ese lugar no necesitan a nadie para trabajar.
3uando los lugares de su predilecci$n no abundan, por%ue en todas partes #ay trabajo y re%uieren peones, el tumbiador llega simulando %ue campea un caballo, o cual%uier otro animal, con muc#a urgencia, con lo cual deja el terreno preparado para una alejada oportuna, en caso de %ue le ofrezcan trabajo con insistencia. 'ara el buen tumbiador, no #ay secretos en lo referente a las ma1as necesarias para prolongar todo lo posible su permanencia en un lugar %ue le resulta c$modo. *i en la casa #ay ni1os, el tumbiador siempre busca la forma de #acrseles simp!tico. *u viveza de vago e"perimentado, y %ue dispone de tiempo para observarlo todo, le indica %ue en los ni1os, est! la debilidad de los padres. 3asi siempre tiene la precauci$n de llegar cerca del anoc#ecer, cuando ya est! cercana la #ora de cenar. ientras est! en la cocina, afan!ndose en dar conversaci$n interesante a los presentes, observa con disimulo cuando en la mesa ponen un plato m!s. l, %ue mentalmente #a contado cu!ntos son en la casa, sabe %ue ese plato es para l, pero se #ace el desentendido y sigue c#arlando. 5ecin cuando los de la casa se aprestan a sentarse a la mesa, el tumbiador se levanta y tiende la mano como para despedirse. 3uando le dicen %ue se %uede a comer, medio se #ace el interesante y e"clama( 7'ero, ¿No se me #ar! tarde?8, y cuando le dicen %ue ya le #an puesto el plato en la mesa se #ace el sorprendido y acepta la invitaci$n diciendo( 7'ero, GNo se #ubieran molestadoH... G& bueno, ya %ue est!8, y se sienta a la mesa, y se seguir! sentando por muc#os días, si los due1os de casa no lo ec#an o le ofrecen trabajo. *i en la casa nota muy buena predisposici$n para invitarlo, se #ace repetir la invitaci$n dos o tres veces, pero si nota %ue #ay algo de frialdad, entonces acepta al primer invite, para evitar el riesgo de %ue no se lo repitan y lo dejen ir. Aa llegada de un tumbiador a una casa de campa1a e%uivale a la llegada de un correo noticioso( el trae noticias de toda clase, y si no las tiene las inventa. 'rocura siempre %ue stas sean de la conveniencia o agrado de los due1os de casa. 'or el tumbiador se sabe %ue )ulano est! por vender las ovejas y poner bolic#e. Eue a Sutano le robaron un caballo, y %ue no dio cuenta a la policía por%ue no tenía los certificados del animal. Eue la viuda de engano se est! por casar con un #ombre muc#o m!s joven %ue ella y %ue a 'erengano le pegaron una pu1alada, por%ue lo encontraron carneando ajeno. n el transcurso de la primera comida, el tumbiador sondea el ambiente creado por su llegada, y si lo #alla favorable, de inmediato comienza a preparar el terreno para prolongar
su estada por el mayor tiempo posible, siempre %ue no se le atraviese el fantasma del trabajo. Una de sus tretas, por ejemplo, es la de decir %ue )ulano le #abía dic#o %ue, sin falta para esta fec#a, lo iba a esperar en este lugar. Jice %ue le e"tra1$ muc#o no encontrarlo allí, por%ue #abía %uedado en traerle unos certificados de muc#a urgencia y unos pesos %ue le debe desde #ace tiempo. +grega %ue el tal )ulano le recomend$ muc#o %ue no dejara de venir a ese lugar, y %ue, en caso de %ue l no #ubiera llegado, lo esperara, por%ue seguramente iba a llegar de un momento a otro. 3on fingida preocupaci$n manifiesta %ue la impuntualidad de )ulano lo perjudica muc#o, por%ue tiene muc#o %ue #acer, y no puede perder tiempo. Eue de ninguna manera #ubiese venido, si no fuera por%ue )ulano le asegur$ %ue estaría esper!ndolo a%uí. + lo mejor le #a pasado algo. Ao de los pesos por cobrar, dice %ue no le interesaría tanto, pero lo %ue siente son los certificados y el tiempo %ue pierde, teniendo tanto %ue #acer. 'or supuesto, todo lo %ue dice con respecto a )ulano son mentiras, pero le sirven al tumbiador como prete"to para pedir permiso por unos días de estada #asta %ue llegue )ulano %ue, a lo mejor, 7llega esta misma noc#e, como puede llegar dentro de unos días8, 7por%ue me est! pareciendo %ue es algo macaneador8. & así, con poca diferencia de prete"tos en cada lugar, inicia siempre el tumbiador cada rac#a de tumbiada. 6eneralmente, el tumbiador es madrugador, lujo %ue puede permitirse, por%ue siempre est! descansado, pero su madrugada, aun%ue l #ace alarde continuo de ella, es una cosa inútil, ya %ue se pasa la ma1ana sin #acer nada, sentado al lado del fuego, gastando la le1a %ue no corta y la yerba %ue no paga. 3uando la patrona se apresta para ir #asta el pozo a traer un balde de agua, el tumbiador, muy diligente, le toma el balde de las manos y se apresura a traer el agua. 5ara vez llega a cortar unos palos de le1a para la cocina( por lo general, sus tareas de comedido las limita a afilar los cuc#illos, carnear un cap$n, #acerle un ban%uito al nene, traer la vaca y otros trabajitos %ue no re%uieren sudor. Aa psicología de un tumbiador e"perimentado le indica %ue la forma m!s pr!ctica para pasarse los días comiendo tumba en casa ajena es no caer en desgracia ante la patrona de la casa. 'or lo tanto, trata por todos los medios de congraciarse con ella. *abe %ue, aun cuando el #ombre es el %ue da las $rdenes en la casa, siempre lo #ace procurando no contrariar lo %ue piensa la mujer y %ue por lo mismo, si alguien en la casa no es muy del agrado del patr$n, no por ello debe tener miedo de %ue lo ec#en@ pero si ese alguien le es antip!tico a la patrona, ya puede ir preparando las pilc#as, por%ue en cuesti$n de días, tendr! %ue salir con ellas al #ombro ca1ad$n arriba, espantando teros, por%ue el patr$n lo #a ec#ado.
'or ello, en forma disimulada o por intermedio de terceros, estudia el car!cter e inclinaciones de la patrona de casa. l #ijo predilecto de sta es tambin el preferido del tumbiador. + l le #ace pe%ue1as atenciones, y cede a sus capric#os. &a le construye un pe%ue1o l!tigo, o unas boleadoras de juguete, lo pasea en su caballo, le caza un pajarito o lo lleva a traer la vaca. *i se entera %ue la patrona aborrece a determinada persona de la vecindad, el tumbiador no desperdicia oportunidad de #ablar mal de esa persona, en su af!n de congraciarse. s muy #abituado a dormir a la intemperie, pero cuando tiene pocas pilc#as, acepta dormir en el galp$n o en alguna pieza destinada a guardar cac#ivac#es, en la cual cuelga la infaltable cola de vaca para sostener el peine grueso de peinarse y el fino para despiojarse, a la cabecera de la cama, tendida en el piso, y junto al tambin infaltable espejito, con un dibujo femenino %ue, según l, le regal$ )ulana. *i de casualidad tiene pilc#as buenas, tal como un %uillango o una lona, entonces prefiere dormir a campo raso, y se alegra si llueve o #ace frío, por%ue ello le da oportunidad de #ablar de lo buenas %ue son sus pilc#as, en especial el %uillango, #ec#o con cueritos de c#ulengo, 7%ue caz$ l8 y %ue le cosi$ engana, y con el cual 7se ríe del viento y las #eladas8. +sí pasa los días, comiendo de arriba, sin trabajar, y mintiendo a gusto. Je tanto en tanto, se sube a alguna meseta, y desde allí otea el #orizonte lejano, como demostrando su impaciencia, por%ue )ulano no llega. Jespus regresa fingindose enojado y como #ablando solo, pero en la seguridad de %ue los c#icos lo oyen y %ue luego se lo contar!n a los padres, se pasea nervioso, diciendo %ue )ulano, con su tardanza, lo #a jodido, por%ue le est! #aciendo perder una punta de pesos y 7Gteniendo tanto %ue #acerH8. +lgún fingido malestar, %ue %uin sabe %u puede ser, es tambin un motivo %ue utiliza el tumbiador para %uedarse unos días m!s en tal o cual lugar. 'ero esta estratagema la usa poco por%ue el malestar para ser bien fingido tiene %ue demostrarlo tambin con falta de apetito a la #ora de comer, lo cual no es del agrado de ningún tumbiador. )inalmente, cuando se entera de %ue tal o cual día el due1o de casa tiene %ue limpiar una aguada, traer unas carretas de le1a o encerrar las ovejas para curar sarna, resuelve cambiar de aires. *i el due1o le ofrece pagarle para %ue se %uede unos días m!s y le ayude a realizar esos trabajos, elude el compromiso diciendo %ue l, de buenas ganas, se %uedaría a ayudarle sin cobrarle nada, pero %ue le es completamente imposible #acerlo, por%ue para estos días %ued$ comprometido para ir a tal estancia, a construir un corral o una aguada y %ue de
ninguna manera puede demorarse un día m!s por%ue tiene muc#o %ue #acer y el estanciero se le va a enojar si se demora, por%ue no %uiere %ue nadie le #aga los trabajos si no es l. Jice %ue la culpa es de )ulano, por%ue le #izo perder tantos días por esperarlo@ de lo contrario tendría tiempo de #acer los trabajos en los dos lugares. 7n cuanto lo encuentre, voy a cantar las cuarenta y capaz %ue #asta le pego unos planazos, para %ue no sea macaneador.8. n ocasiones, el tumbiador llega. a una estancia donde est!n trabajando, pero lo #ace justo cuando las tareas tocan a su fin. +yuda a #acer lo muy poco %ue falta, lament!ndose a cada momento por no #aber llegado antes, por culpa de )ulano, %ue no lo dejaba salir de su casa, por%ue sin l no sabía #acer unos trabajos %ue tenía entre manos. Tambin culpa a )ulano diciendo %ue 7lo enga1$ para %ue no sefuera sin terminarle esos trabajos8. Eue tambin le dijo %ue los trabajos en esta estancia recin comenzaban ma1ana y %ue, por eso, l lleg$ cuando terminaban las tareas, creyendo %ue recin empezaban, y #acindose el afligido e"clama a cada momento( 7GEu l!stima %ue llegu tardeH8. stratagemas parecidas usa siempre. n oportunidades, pasa todo un invierno en determinada casa, sin trabajar, comiendo en la mesa con los due1os y engordando el caballo en el potrero ajeno. Aos due1os lo soportan por%ue la escasez de peones es muc#a en la 'atagonia y tienen la esperanza de %ue al llegar la poca de los trabajos puedan contratarlo como operario, por%ue el tumbiador, según l, sabe #acer de todo. 'ero al apro"imarse la poca de actividad, fingiendo #aber recibido una carta urgente de un amigo o familiar %ue 7se #alla muy enfermo y %uiere %ue l se vaya a poner al frente de la estancia.8, ensilla su caballo y se manda a mudar, lamentando la mala suerte de %ue justo a#ora, %ue viene la poca de los trabajos y %ue l iba a ayudar sin cobrarle nada, le llega esta mala noticia %ue lo obliga a marc#arse. sto no impide %ue, meses m!s tarde, y con nuevos prete"tos, llegue de nuevo a esa estancia, a repetir la tumbiada, trayendo ya en su mente la disculpa necesaria para irse cuando comience la temporada de tareas. 'or lo general, la conversaci$n del tumbiador es insulsa y alabanciosa@ #abla casi siempre de sí mismo, contando sus propias #aza1as, comúnmente imaginarias. Aos "itos %ue #a visto realizar a otras personas, los cuenta como #aza1as #ec#as por l y los numerosos papelones %ue l #a #ec#o se los atribuye a otros. *u c#arla versa, casi
siempre, sobre peleas, domas, carreras, trabajos fuertes, "itos amorosos, etc., en los cuales siempre se coloca como el personaje sobresaliente. + veces tiene un pa1uelo o una taba%uera vistosamente bordada, %ue la #a comprado o bien, en algunas de las veces %ue #a estado preso en 5aKson, se la #a #ec#o algún compa1ero de pabell$n. 3on ella se #ace el indiferente y la e"#ibe seguido, con fingido disimulo. *i se la piden para verla, la entrega con fantasía diciendo %ue se la regal$ )ulana o Sutana, %ue casi siempre son muc#ac#as lindas y admiradas en amplias regiones, pero %ue al tumbiador nunca le #an dado ni los buenos días. 3uando de alguna estancia lo #an ec#ado por flojo o por c#arlat!n nunca lo cuenta, pero si nota %ue el asunto #a trascendido, l se #ace el reservado y misterioso, y en forma indirecta y como #acindose el %ue no %uiere decirlo, c#arla en forma ambigua, como para %ue se crea %ue lo #an ec#ado por amores afortunados, por envidia, debido a su gran #abilidad en todos los trabajos y por%ue l no es amigo de andar con cuentos. Aas estancias grandes, especialmente cuando el mayordomo es ingls o alem!n, son terreno pro#ibido para el tumbiador. *i llega antes de la puesta del sol, pidiendo permiso para desensillar y pasar la noc#e, le contestan %ue todavía el sol est! alto y %ue, por lo tanto, aún tiene tiempo de llegar #asta el puesto de )ulano o #asta el bolic#e de engano. 3uando el tumbiador es zorro viejo y llega justo a la puesta del sol y con el prete"to de %ue tiene el caballo cansado, le dan permiso para pasar la noc#e, pero a la ma1ana siguiente, en cuanto sale el sol, le arriman el caballo al palen%ue, lo cual, en el campo, significa una insinuaci$n terminante a %ue, en cuanto termine de tomar mate y c#urras%uear, ensille su caballo y se mande a mudar a otra parte. l tumbiador nunca cuenta %ue en tal estancia lo ec#aron o no le dieron permiso para desensillar, por%ue ello indicaría %ue es persona mal vista y serviría de mofa. l cuenta %ue el míster -mayordomo/ es muy amigo suyo y %ue le insisti$ muc#o para %ue se %uedara unos días en la estancia, cosa %ue l, pese a la gran amistad %ue lo une al mayordomo, no pudo aceptar por%ue tiene muc#o %ue #acer. +grega %ue el míster le rog$ muc#o para %ue se %uedara de capataz, aun%ue sea por unos meses, pag!ndole muy buen sueldo y una #abitaci$n en la estancia, pero %ue l no lo acept$ por%ue esa plata l la saca en dos patadas en cual%uier lugar en %ue se ponga. l tumbiador siempre acompa1ado de un perro, tan inútil como el due1o, al cual alaba continuamente como insuperable perro ovejero, diciendo %ue es capaz de salir solo al campo, solo repunta las ovejas, solo corta rastro y solo trae las #aciendas al corral.
+segura %ue en muc#as partes le #an %uerido cambiar una majada por el perro, pero %ue l no acept$ el cambio por%ue, como tiene tanto %ue #acer, el perro le es indispensable. Ctro tanto #ace con el caballo, %ue muc#as veces es ajeno, pero si es de su propiedad a cada momento y con cual%uier prete"to, muestra el certificado del Muez de 'az. "agera el monto de la suma en %ue lo #a comprado, como tambin las condiciones sobresalientes del animal. 5epite %ue en tal o cual regi$n -siempre lejana para %ue no le averigen la verdad/, corriendo carreras con su caballo, gan$ plata como agua y %ue se vino de esos lugares por%ue ya nadie le %uería correr y por%ue en esta zona en %ue se #alla, tiene muc#o %ue #acer. *i en el apero o la vestimenta tiene alguna prenda buena la e"#ibe jactanciosamente, muy en especial en presencia de mujeres. Aas prendas ordinarias %ue tiene, ya se trate del reben%ue, las riendas, las botas, etc., el tumbiador siempre, y con cual%uier motivo, dice %ue no son suyas. Eue las suyas se las prest$ a )ulano o engano por #acerle una gauc#ada y %ue despus ste en lugar de devolverle las suyas, %ue eran de mejor calidad, le devolvi$ estas por%uerías despus de muc#o tiempo. Jice %ue estas cosas le pasan a l por ser demasiado bueno, pero %ue desde #oy no le va a prestar nada a nadie. s difícil establecer, por conversaci$n, de %u lugar es un tumbiador, por%ue de cual%uier regi$n %ue se #able el tumbiador siempre asegura %ue l conoce esos lugares como la palma de la mano. A$gicamente, en su condici$n de vago ambulante conoce muc#o, pero ni la mitad de lo %ue l asegura conocer. 3uando escuc#a conversaciones referentes a regiones distantes, presta una disimulada atenci$n, grabando en su memoria nombres de personas, lugares y acontecimientos. sto despus le sirve para mencionarlos como cosas vividas o presenciadas por l, asegurando %ue #a estado en esas zonas y citando nombres como prueba de ello. 'or estas causas es %ue si a un tumbiador se le cuentan los a1os de vida por el tiempo y la cantidad de lugares en %ue asegura #aber estado, siempre resulta %ue tiene noventa o cien a1os m!s de los %ue figuran en sus documentos personales. Nunca falta en la c#arla imaginativa de un tumbiador la menci$n de una tía muy rica, un padre estanciero o un #ermano doctor, de familia muy distinguida, %ue se #allan en lugares lejanos y %ue vuelta a vuelta le escriben para %ue vaya con ellos, pero l no %uiere ir por%ue
gracias a Jios y a sus buenos brazos y #abilidad para el trabajo nunca le faltan sus buenos pesos en el bolsillo. Je inmediato y como ataj!ndose con tiempo, agrega( 7únicamente en este momento me encuentro sin plata, por #abrsela prestado a )ulano, pero creo %ue #oy #a de llegar a devolvrmela, aun%ue, me parece %ue ya est! tardando demasiado8. l tumbiador es muy poco afecto a albergarse en los pueblos por la raz$n de %ue los fonderos casi siempre lo tienen catalogado por alguna cuenta atrasada %ue l #abía %uedado en pagar sin falta en cuanto venda la lana, cobre unos miles de pesos %ue le debe esta o a%uella gran estancia por fletes %ue le #izo con su tropa de diez c#atas o reciba un giro %ue le manda su tía millonaria para %ue le vaya a administrar las estancias. Ae asegura al fondero %ue el giro, seguramente, va a llegar ma1ana o pasado, pero %ue l no puede %uedarse a esperarlo, por%ue tiene muc#o %ue #acer. 'ara completar la farsa sale un momento a recorrer los bolic#es del pueblo a la espera de %ue le paguen las copas y al poco rato llega de nuevo al #otel, con aires de %ue #a solucionado el problema. Ae dice al fondero %ue recin viene del banco y %ue le dej$ orden al gerente para %ue ma1ana, en cuanto llegue el giro, se lo pague al #otelero, para %ue ste se cobre su cuenta y el resto se lo tenga #asta %ue l vuelva. Auego le pide al fondero %ue le preste unos pesos para el viaje y %ue luego tambin se los descuente de la plata del giro, %ue va a llegar ma1ana o pasado. Ae dice %ue el sobrante se lo guarde #asta %ue l vuelva, pero %ue si en caso le llega a #acer falta plata %ue la use no m!s sin reparo y %ue despus arreglar!n por%ue l no lo va a apurar. Je este modo, si el fondero no tiene la suficiente canc#a en lo %ue es un tumbiador, adem!s del dinero del #ospedaje, perder! lo %ue le preste para el camino y #asta %ue llegue el giro imaginario. *uele trasladarse al pueblo con motivo de los festejos de alguna fec#a patria, en la %ue se realizan actos populares con sus correspondientes asados con cuero, carreras, sortijas y tabeadas. n estas últimas, actuando como grupí de algún jugador ventajero en tabeadas o carreras, no le es difícil armarse de algunos pesos, %ue le ayudan a aumentar sus fanfarronadas. 'ero de pronto la noticia llega a oídos del comisario, %uien #ace traer a su despac#o al tumbiador y luego de unas #oras de calabozo y un buen serm$n le da unas #oras de plazo para %ue desaparezca del pueblo o trabaje. l tumbiador opta, sin vacilar, por desaparecer del pueblo y de la zona si es necesario.
Je nuevo en el campo, en cada poblaci$n en %ue #ace escala, cuenta profusamente y con e"ageraci$n su estada en el pueblo@ sus grandes gastos@ lo caro %ue cuestan los #oteles@ sus #aza1as en las domas y carreras@ sus "itos amorosos, etctera. *$lo omite contar la verdad sobre el emplazamiento policial. + cambio de ello, dice %ue en el pueblo todos le pedían %ue se %uedara y %ue el 3omisario, del %ue es muy conocido, se puso muy contento en cuanto lo vio y %ue a la fuerza lo llev$ a su casa, para %ue no anduviera gastando en #otel. 3on gran soltura cuenta %ue por nada lo %uería dejar salir, ofrecindole su casa por todo el tiempo %ue %uisiera %uedarse. +segura %ue posiblemente el 3omisario se %ued$ resentido por el desaire %ue le #izo al no aceptarle la invitaci$n, pero %ue a l no le importa por%ue, aun%ue son muy conocidos desde #ace tiempo, l no la va con los milicos, y adem!s no podía demorarse m!s por%ue tiene muc#o %ue #acer. +lguna c#anga muy aliviada, algún cuerito de zorro o c#ulengo, cazados sin muc#o esfuerzo y algunos pesos prestados -%ue devolver! en cuanto le paguen una tropilla de un pelo %ue vendi$, pero %ue todavía no le #an pagado un peso/ forman el presupuesto con %ue el tumbiador va tirando. sto, en lo %ue se relaciona con su presupuesto real, por%ue en lo referente al imaginativo, lo forman la venta de lana, de la estancia tal o la #erencia %ue est! por recibir. l tumbiador a fuerza de mentir y contar grandezas llega, con el tiempo, a creer sus propias mentiras y en la convicci$n de %ue tambin los dem!s se las creen y lo consideran personaje de importancia, se posesiona en tal forma del papel, y en lugar del pobre diablo %ue en realidad es, l se imagina un ser valiente, trabajador, rico y muy listo. l tumbiador %ue .se menciona al principio de estas líneas y %ue es una calcomanía de todos los de su especie no demuestra muc#o apuro por acostarse o seguir viaje( repleto de mate, asado y con buenos tragos de vino, sentado cerca del fog$n, con un auditorio en el %ue no faltaban las damas y %ue según a l le parecía se admiraban de las cosas %ue contaba, se #allaba como en un paraíso y seguía su c#arla alabanciosa. +lgunos de los presentes, europeos novicios en las modalidades patag$nicas y %ue no conocían aún a este espcimen, le creían sus e"ageraciones( no llegaban a entender las gui1adas de ojos y frases ir$nicas de los %ue ya llevaban varios meses o a1os en el *ur, ni las tiradas de lengua %ue los carreros le #acían al tumbiador@ para divertirse con sus embustes.
)inalmente, el patr$n de la tropa de carros, gran conocedor del ambiente patag$nico, se pone de pie y gui1ando un ojo a los presentes por sobre el #ombro del tumbiador@ dice( 7ueno, muc#ac#os( vamos a dormir por%ue ma1ana al amanecer tenemos %ue remover la carga de algunas c#atas. Tal vez el amigo %ue nos acompa1a en el fog$n nos pueda dar una mano en ese trabajo tan pesado. ¿4erdad, amigo?8. No le fall$ el tiro al veterano carrero. l tumbiador se puso de pie diciendo( 7uy bien pensado, patr$n. A!stima %ue yo no les podr ayudar por%ue a#ora %ue me acuerdo, ma1ana al amanecer tengo %ue estar sin falta en el establecimiento de Sutano, %uien desde #ace tiempo me anda insistiendo para %ue le tome las ovejas a medias8. 7&o no %uiero, por%ue tengo muc#o %ue #acer, pero la #ija de Sutano, %ue tiene diecioc#o a1os, es la %ue m!s me insiste para %ue me %uede con ellos. Tengo %ue seguir viaje esta misma noc#e.8. 7GEumacana... %ue no nos pueda ayudarH8 dicen a coro los carreros. *aben %ue al amanecer, el tumbiador estar! muy lejos de donde #aya trabajo.
VIAJANDO DE CARA AL VENTARRÓN
Aa puesta del *ol, con su #orizonte oeste rojo, fue un seguro presagio de mal tiempo para los carreros, el ventarr$n se acercaba. +2 desatar los caballos de tiro, se adoptan las precauciones. l aparejo es amontonado entre las varas de los carros y atado para %ue no sea volado por el viento. Aas improvisadas camas a la intemperie se tienden debajo de los carros o al reparo de las matas. +ntes de acostarse los m!s rezagados, ya se insinúan los primeros vestigios del viento, en forma de brisa suave y un tenue rumor %ue desaparece y reaparece, aumentando cada vez su fuerza. Aas nubes corren en el firmamento y con ello dan la impresi$n de %ue fuera la Auna la %ue corre. l rumor de los matorrales sacudidos por la brisa en aumento se #ace m!s notable y a ello se agrega, de pronto, las molestias de las arenas en movimiento, %ue dan en la cara de los incautos %ue duermen sin taparse la cabeza. 3omienzan a oírse algunas voces de impaciencia provenientes de los biso1os. +lgunas ollas, platos y baldes vacíos %ue no #an sido puestos a recaudo comienzan a rodar sobre el suelo pedregoso a impulsos del viento, con su latoso ruido. s apagado el fog$n para %ue el viento al esparcir sus c#ispas no ocasione algún incendio y los últimos carreros rumbean a sus pilc#as con groseras imprecaciones contra el viento, a la vez %ue pronostican la posibilidad de %ue dure %uince días seguidos. Una #ora m!s tarde, el vendaval #a ad%uirido toda la violencia ruidosa %ue le #a valido la fama de infernal. 3on zumbido ululante, baja de los elevados cerros %ue bordean el ca1ad$n, cayendo sobre la tropa en descanso con mil silbidos de distintas tonalidades, al pasar con fuerza por entre las #endiduras y cordajes de las c#atas y carretas. *iempre, como acompasados por el bramido, se suceden los ruidos m!s diversos, golpeteo continuo de los l!tigos colgados de los elevados pescantes de las c#atas, rodar de tac#os vacíos de un lado a otro, repi%ueteo de millones de granos de arena al estrellarse contra todos los objetos, empujados con furia por el viento, semejando una fuerte granizada. Aas grandes lonas %ue cubren la mercadería de las c#atas, sacudidas con violencia por las r!fagas, producen continuos y sonoros c#icotazos, como si fueran enormes mantas mojadas, sacudidas por manos de gigantes. n las cimas y faldeos de los cerros pr$"imos, el rugido del #urac!n, al castigar pe1ascos y matorrales con una velocidad de ciento cuarenta Bil$metros por #ora, llega con bramar de temporal marino. 'arece el rumor producido por la caída de agua de una gigantesca catarata distante. n el radio ocupado por los carros #ay rezongos entre los biso1os %ue no #an sabido preparar sus camas de acuerdo con las indicaciones de los veteranos y a#ora el viento les arrebata las pilc#as %ue deben buscar a tientas y a medio vestir en las tinieblas, #allando s$lo pinc#azos y rasgu1os en los matorrales. Tratan de encender f$sforos, %ue el viento apaga, y vociferan furiosos con criollas malas palabras, %ue es lo primero %ue aprenden,
#asta %ue la voz de algún veterano les dice a gritos, desde sus pilc#as, %ue deben aguardar al amanecer y las #allar!n enganc#adas en los matorrales. *$lo los #abituados a las circunstancias, duermen bien. 'ara los dem!s, la noc#e resulta larga, entre el ruido del temporal, el fresco y las molestias de la arena %ue se filtra en todos los recovecos. 'or ello sienten alivio cuando el rojizo resplandor del fog$n, oscilante por el viento, es encendido por el madrugador caballerizo %ue con inmovilidad de estatua toma mate sentado junto al fuego antes de salir a buscar la caballada. llo les indica %ue pronto llegar! el día. Una #ora m!s tarde, cuando el amanecer ya se insinúa, se oye el rumor típico de la caballada, %ue se acerca arreada por el caballerizo. Tintineo de campanillas de las yeguas madrinas, crujir del matorral aplastado, relinc#os, sonar de las basaduras en suelo pedregoso, silbar del caballerizo y sus gritos a los animales, ladrar de algún perro. Aa caballada es rodeada cerca de los carros. ascullando su mal #umor contra el mal tiempo, los carreros se acercan a la caballada con cabestros en mano, para ir atando los caballos a los tiros. &a #an tomado mate y comido c#urrasco sazonado por la arena. Aos pasajeros reunidos en torno del fuego semiapagado toman mate lavado y casi frío, despus de #aberse afanado en buscar la ropa %ue el viento les #a llevado en la noc#e. Tienen la cara cubierta de polvo. +lgunos desafiando el agua fría se lavan la cara en un manantial, pero esto resulta contraproducente, por%ue de inmediato la tierra %ue levanta el viento, se les pega al rostro #úmedo, formando un revo%ue m!s molesto %ue el polvo. 0ay gran confusi$n en la bús%ueda de las prendas perdidas. Aas mujeres se afanan en tran%uilizar a las criaturas %ue lloran por el frío y las molestias del viento. +lgunos alcanzan a tomar caf con tierra y comer un bocado de asado medio frío, casi crudo, cuya arena les #ace rec#inar los dientes, y se apresuran a recoger sus cosas para colocarlas sobre los carros. s tarea difícil atar los caballos a los carros cuando #ay viento. +parte de la ceguera y empuje del viento sobre la persona, su impulso arranca de las manos las piezas %ue se van colocando sobre el caballo, de modo %ue cada movimiento #ay %ue repetirlo dos o tres veces o solicitar la ayuda de alguien %ue se las sostenga mientras colocan otra. n el lugar del rodeo, de la caballada in%uieta por el viento y el fresco de la madrugada, todo se vuelve silbidos de apaciguamiento a los caballos %ue no se dejan agarrar, amenazas contra este o a%uel animal ma1ero, nombres de caballos, groseras maldiciones. Una babel de malas palabras dic#as en los m!s raros acentos e"tranjeros. Todo #ay %ue #ablarlo a gritos para sobreponerse al ruido del viento. +2 fin, con casi una #ora de atraso sobre lo normal, los carros est!n listos para emprender la marc#a. Aos carreros, de pie, sobre los elevados pescantes, se calan las antiparras. Aas familias se acomodan como mejor pueden al reparo de las lonas y la primera c#ata se pone en marc#a con ruido de piedras trituradas por las llantas de acero y bambole!ndose con peligro de vuelco, en un camino sembrado de zanjas y laderas. Una por una van entrando al camino, y forman una larga fila zigzagueante, manteniendo una distancia de cien metros entre carro, para %ue la polvareda %ue levanta la marc#a del delantero moleste lo menos
posible al %ue le sigue. s dificultosa la marc#a de las c#atas contra el viento. l pescante de conducci$n, a casi tres metros de altura, para mejor visual y manejo de los tiros, es el m!s e"puesto a la furia del ventarr$n y en cual%uier descuido o bar%uinazo una r!faga puede arrebatar de su asiento al carrero, arroj!ndolo entre las patas de los caballos y las ruedas del carro. 0ay e"periencias. Aas oc#o o diez largas riendas de soga con %ue se dirige a los principales tiros, son sacudidas y enredadas entre sí con tirones falsos, %ue siembran desconcierto entre los catorce caballos %ue, aturdidos tambin por el viento, tratan de salirse del camino con peligro de vuelco. l l!tigo, de cabo fle"ible, larga cuerda y una sotera en la punta, utilizado para castigar y mantener pareja la tensi$n de los tiros, resulta ineficaz, por%ue al tratar de utilizarlo, la fuerza del viento vuelve #acia atr!s la cuerda y la envuelve en el cuerpo del conductor. Aos gruesos granos de arena %ue el viento levanta, se estrellan por momentos en las caras de los carreros, arranc!ndoles maldiciones impublicables. *e calan las antiparras, pero su eficacia es relativa por%ue con el calor de los ojos y el frío del e"terior se empa1an y #ay %ue limpiarlas seguido, lo %ue resulta difícil teniendo las manos ocupadas por las riendas y el l!tigo, cosas %ue no deben descuidarse, dada la nerviosidad de los caballos azotados por el vendaval. +sí, el manejo %ue con tiempo bueno se #ace con facilidad, altern!ndolo a veces con canciones, en días de viento resulta penosamente difícil. l día es frío, por momentos sin sol, ligeramente oscurecido por la gran cantidad de arena %ue flota en el aire semejante a niebla. + la distancia y en distintos puntos se elevan grandes remolinos de tierra %ue asemejan columnas blan%uecinas buscando el cielo, y son indicios de %ue en esos lugares #ay mdanos en formaci$n, salinas o lec#os de aguas secas. Aa tropa se detuvo. arc#ando en sentido contrario a los carros, venía a pie una mujer con una criatura ensangrentada en brazos. 3ien metros m!s atr!s la seguía un ni1o %ue lloraba y la llamaba sin ser oído y, distante trescientos metros, venía una ni1a de unos nueve a1os, tratando de ayudar a un #ermanito menor a %uien el viento derribaba de tanto en tanto. Aa desesperaci$n de la mujer rayaba casi en la locura. ientras guardaba una pistola, sali$ un disparo %ue fue a #erir a la ni1a de seis a1os. 3omo el marido andaba recorriendo el campo, la desventurada madre, con la #ijita #erida en brazos, se lanz$ al camino corriendo #acia 3omodoro, distante diez leguas, clamando por un mdico, sin advertir %ue los dem!s #ijos la seguían detr!s. Aa #erida se desangraba. Aas mujeres bajaron de los carros para au"iliarla. Una vagoneta liviana %ue venía atada a la culata de una de las c#atas, fue de inmediato atada con cuatro de los mejores caballos y en ella se #izo subir a la mujer y a sus #ijitos. Un matrimonio de pasajeros se ofreci$ para conducirlos #asta 3omodoro y la vagoneta arranc$ con galope de urgencia #acia el au"ilio mdico. l caballerizo sali$ a recorrer el campo en busca del padre de la criatura #erida para darle la noticia, mientras la tropa reanud$ el viaje, siempre castigada por el ventarr$n. Aa depresi$n l$gica %ue los efectos del ventarr$n ocasionan sobre el !nimo de los patag$nicos biso1os se #a
transformado en amargura y desaliento frente al cuadro doloroso %ue en forma tan cruda e imprevista se #a presentado en el camino. Jos #oras despus, ya sobre la pampa elevada, el efecto del viento se #ace sentir con mayor intensidad, como si duplicara su violencia aprovec#ando la falta de cordonadas %ue constituyen reparos. Aos caballos de tiro marc#an bajando la cabeza como buscando abrigo y los conductores inclinan la misma para resguardarse de un verdadero bombardeo de arena gruesa y piedrecillas finas %ue el viento levanta. Aa pampa ofrece un aspecto desolador, como falta de toda manifestaci$n de vida. *$lo algunas ovejas, de acuerdo a su costumbre at!vica, pastan enfrentando al viento y aprovec#ando, por%ue su altura se los permite, el reparo rasante de los coirones violentamente sacudidos por el #urac!n. Toda manifestaci$n de fauna silvestre, avestruces, guanacos y #asta el zorro, busca refugio en las %uebradas, incluso el pic#e, el zorrino y la martineta se %uedan en sus refugios, a la espera de %ue amaine la tormenta, para salir en busca de alimento. l mejor paliativo para el carrero %ue va al pescante, el cigarrillo, tampoco puede permitírselo con el viento, por%ue este se lo apaga o se lo enciende con e"ceso y luego le produce %uemaduras arroj!ndole las c#ispas a la cara. *$lo algunos gringos con sus pipas con tapa se permiten el lujo de fumar mientras manejan. Aas #oras se #acen largas. + veces la caravana en su pesada marc#a efectúa pronunciadas curvas para bordear algunos profundos ca1adones y evitar laderas, pendientes o peligrosas subidas. ntonces la variaci$n del rumbo, la coloca de forma %ue recibe el #urac!n de costado, lo cual resulta m!s aliviado, pero como la meta es al Ceste, pese a las continuas curvas de la geya, casi siempre la marc#a es de cara al viento. Jesde lo alto, se ven en los profundos ca1adones grupos de caballos %ue se apretujan al reparo de los matorrales, mientras los vacunos, ec#ados al abrigo de las matas, rumean con paciencia, esperando %ue calme para pastar. n alguna casa lejana se ve una gran polvareda de corral, %ue indica la penosa tarea de trabajar la #acienda, cuyo movimiento ayuda al vendaval a levantar nubes de polvo de arena y estircol seco. l patr$n de la tropa #a resuelto no efectuar la parada del mediodía, debido a la gran dificultad y prdida de tiempo %ue significa atar y desatar los caballos con día de viento y armar campamento tan s$lo por dos #oras. +2 pasar por el campamento de algunas tropas de carros %ue por el mal tiempo o por #aber perdido algunos animales de tiro no marc#an ese día, se detienen un momento para preguntar desde el pescante por el estado del camino m!s adelante o por la cantidad de agua de tal o cual manantial o laguna y a la vez insultar al tiempo reinante. Aos acampados, a su vez, luego de #ablar pestes del tiempo, preguntan si no #an visto por casualidad caballos de tal color y tal marca %ue se les #an perdido desde ayer. No aceptan la invitaci$n a tomar mate y la tropa sigue su marc#a. Jos de los acampados se arriman con sendos porrones de ginebra y, conforme pasan las c#atas, convidan a los ocupantes con un trago.
+campan poco despus de media tarde por%ue los caballos, debido al doble esfuerzo a %ue los somete el viento, demuestran cansancio. 0ay %ue darles tiempo para %ue pasten algo y descansen #asta el día siguiente. + falta de matorrales para reparo, e"tienden lonas al costado de las c#atas. scasea el agua, s$lo utilizan para cocinar y tomar mate. Unicamente a las mujeres y a los ni1os se les permite lavarse la cara. + los #ombres %ue pretenden #acerlo, les dicen %ue no sean mari%uitas o %ue no se las den de #ijos de +nc#orena y %ue los males de la geya #ay %ue afrontarlos como vengan. s increíble el efecto %ue estas pullas #acen en los biso1os, %uienes por no sufrirlas, se adaptan en poco tiempo a las m!s rudas dificultades. No se pueden #acer asados, por%ue el viento los cubre de arena. *e cocina puc#ero en grandes ollas. Aos remolinos de viento invaden por momentos el refugio del campamento. *acuden el fuego levantando nubes de arena y ceniza. +rrastran brasas encendidas, %ue parecen estrellitas corriendo por el suelo en la oscuridad de la noc#e y %ue #ay %ue apagar para evitar el incendio de alguna c#ata. n esas noc#es de pesadillas %ue se prolongan por días o por semanas seguidas, s$lo los muy #abituados duermen casi normalmente. n las mujeres el ventarr$n produce invariablemente efectos nocivos. Una gran depresi$n de !nimo, con crisis nerviosas, tristeza y nostalgias de pagos y familia, con convulsi$n de llanto %ue tratan de evitar. & m!s de un #ombre novicio se tapa la cabeza con las pilc#as, para verter l!grimas acobardado por la continuidad del viento. Euince días de viento fuerte, aturden a todos y dificultan los trabajos, amontona arena en el camino #acindolo pesado, tapa las aguadas, seca los campos, enfla%uece las caballadas y la #acienda. Aa partida y marc#a del día siguiente, al igual %ue las de los tres días %ue siguen, son desarrolladas con las dificultades del primer día. Aos !nimos est!n tensos, las mujeres casi #istricas y el viento sin miras de parar. +l %uinto día de marc#a, llegan al filo de la pampa, en 3a1ad$n 'edro. Jesde el alto filo se divisa el gran bajo del 4alle 0ermoso, incluso los lagos y la cordonada de *an ernardo. 2nmensas r!fagas de viento convierten el e"tenso valle en un furioso mar de arena, %ue por momentos tapa a la vista toda su superficie. ntre r!faga y r!faga puede verse en el largo camino %ue se pierde en la lejanía, la polvareda levantada por alguna tropa de carros y algún arreo en marc#a, %ue pronto vuelven a perderse entre el polvo. 'ara bajar la pronunciada pendiente del 3a1ad$n 'edro es necesario trabar las ruedas de las c#atas y, a veces, atarle caballos en la culata, para %ue tirando #acia atr!s impidan %ue se desbarran%ue. 3omo el ca1ad$n es tomado de costado por el viento, en l se siente un agradable reparo, mientras %ue arriba en la pampa %ue terminan de dejar, continúa fragoroso el temporal. Jos #oras despus, est!n en el bolic#e de 3a1ad$n 'edro, lugar bastante reparado, donde resuelven descansar unos días, #asta %ue calme el viento. n el bajo, aun%ue #ay bastante polvareda y viento, no es comparable al temporal cuyo fragor de cataratas llega desde
arriba y %ue #ace decir a una mujer, mientras se persigna, %ue se parece al llanto penoso de millares de condenados al infierno. n ese lugar los alcanza de vuelta la vagoneta %ue #abía regresado #asta 3omodoro 5ivadavia llevando a la ni1ita gravemente #erida.
LA CAMPEADA PATAGÓNICA
l descanso de dos días %ue la tropa de c#atas tom$ en 3a1ad$n 'edro para dar un alivio a la caballada y %ue, de paso ser! aprovec#ado por los carreros para reparar algunos arneses -aperos/, no puede ser aprovec#ado por el caballerizo, %ue tiene %ue salir a campear los animales perdidos, #asta #allarlos. Aa tarea de campear, o sea recorrer en detalle e"tensas y %uebradas zonas del campo en busca de animales e"traviados, es uno de los m!s pesados y aborrecidos trabajos del campo especialmente cuando #ay %ue #acerlo con tiempo ventoso. Todavía no #an desaparecido las estrellas cuando el caballerizo, sentado cerca del fuego %ue termina de encender en el campamento, toma mate mientras sobre las brasas se #ace un c#urrasco, %ue ser! su comida de todo el día. ientras sorbe el mate, el #ombre est! inm$vil, como una estatua, con la vista puesta en el fuego, sin preocuparse de las molestias del viento. *u imaginaci$n, por fuerza del oficio de a1os, recorre los lugares por los %ue deber! campear los caballos y barajando posibilidades sobre el rumbo %ue puedan #aber tomado. Jespus ensilla el noc#ero y sale al campo. Ao #ace de mal #umor por%ue, duc#o en esas lides, sabe %ue su tarea #a de resultar muy difícil, a causa del mal tiempo. 3on el ventarr$n los animales buscan los bajos con matorrales y a su reparo pasan largas #oras. + esta dificultad se agrega la niebla de arena %ue levanta el viento, lo cual #ace %ue sea imposible divisarlos desde una distancia relativa y s$lo la casualidad y muc#o andar y andar puede #acer %ue se los #alle, cuando ya pr!cticamente el campeador se encuentra encima de ellos. arc#a #acia el Ceste, por%ue siendo en ese rumbo la %uerencia de los caballos supone %ue, casi con seguridad, #an tomado esa direcci$n al separarse del grueso de la tropilla. Jesec#a la costumbre de cortar rastro. ste es el medio m!s eficaz para guiarse en las campeadas@ consiste en seguir los rastros de los animales #asta dar con ellos, %ue a veces son los %ue se buscan y otras no, pero a#ora, con el viento %ue sopla y trat!ndose de campos arenosos, los rastros son borrados en menos de media #ora. +l tranco sube una meseta, en cuya cima se forma una pampita y desde esa altura divisa con suma atenci$n una amplia zona baja. Auego, a tranco lento, bordea el filo de la mesetita, siempre mirando #acia los bajos observando atentamente con sus ojos irritados
por la tierra y llorosos por el fresco de la ma1ana, cada matorral, cada pe1asco, cada montículo de tierra, cada animal %ue se distinga a la distancia %ue da su vista. + distancia y con neblina de tierra cual%uier caballo puede parecer un matorral y cual%uier matorral puede parecer un caballo. No viendo nada de lo %ue busca desciende de la meseta, siempre al tranco y volviendo seguido la cabeza a un lado y otro con lentitud atenta, siempre observando cuidadosamente cada ondulaci$n de terreno, cada grupo de matorrales... siempre temeroso de pasar de largo cerca de los animales o errarlos en alguna %uebrada enga1osa, lo cual para un buen campeador sería un desprestigio ante todos los carreros y caballerizos a lo largo de toda la geya %ue pronto empezarían a llamarlo Cjo de pic#e. 5evisa algunos zanjones y #ondonadas pe%ue1as pasando cerca de algunos grupos de yeguarizos para convencerse de %ue entre ellos no #ay ninguno de los %ue l campea. Auego sube a un cerro elevado y puntiagudo, especie de mangrullo natural y gigantesco, cuyas laderas cubiertas de pedregullo suelto dificultan la marc#a del caballo con riesgo de cansarlo. Jesmonta y sube a pie llevando al caballo del cabestro y una vez en la cima vuelve a montar para divisar desde mayor altura. strec#a y sin vegetaci$n es la cúspide del cerro, y en ella el viento sopla con fuerza arrolladora como si pretendiera arrojar del lugar al jinete con su caballo. *ilba el vendaval agitando las cerdas del caballo y el ponc#o del campeador se sacude con estrpito@ inm$vil en la alta cima, oteando con fijeza el #orizonte, parece un monumento en un pedestal gigante. Jesde esa altura, con s$lo #acer girar lentamente al caballo, abarca #acia los cuatro puntos cardinales una amplia e"tensi$n de campo. Ni se1al de sus animales. n lontananza, como a unas tres leguas, mezcladas entre las nubes de polvo, se distinguen apenas dos tropas de carros marc#ando a poca distancia una de otra por el camino del 4alle 0ermoso. n un faldeo distante, algo borroso por la lejanía, divisa oc#o animales yeguarizos y tiene un sobresalto de alegría por%ue el número coincide con los %ue l busca. Cbserva con mayor fijeza y sufre una decepci$n al notar entre ellos la presencia de uno de color blanco y otro tobiano( no #ay coincidencia en los colores de los caballos %ue l busca, y por lo tanto, no son los %ue anda campeando. Je no #aber sido por los animales con color blanco, visibles a mayor distancia, aun con tiempo poco claro, #abría tenido %ue galopar casi dos #oras llegando casi #asta ellos antes de convencerse de %ue no eran los campeados. 'or lo menos se a#orr$ ese tiempo.
aja del cerro. arc#a al trote, como una legua, siempre volviendo la cabeza a un lado y otro, siempre revisando los lugares montosos, bordeando los ca1adones, despuntando las %uebradas. 3ruza lugares con montes tupidos y espinosos %ue le desgarran la ropa. +l pasar por una aguada revisa los numerosos caballos %ue #ay en sus cercanías sin #allar ni se1as de los suyos. 'ara un momento para dar agua a su caballo y darle dempo a mordis%uear pasto, mientras fuma un cigarrillo. 3uando se campea con muc#o viento no se puede fumar mientras se anda cabalgando, por%ue el soplar del ventarr$n apaga el cigarrillo o, lo %ue es peor, lo enciende en llamaradas, %ue molestan el rostro y #asta llegan a producir %uemaduras en la ropa. 'ronto reanuda la campeada por%ue ya es m!s de media tarde... y el sol camina. arc#a unas dos leguas m!s. Alega a un cerro y lo encara. Jesde su cima repasa con vista de !guila un amplio contorno. n un ca1ad$n, medio oculto entre los montes, divisa cinco caballos( l busca oc#o, pero bien puede ser %ue los tres restantes se #allen ocultos al reparo de los matorrales o %ue se #ayan cortado solos. Jesciende del cerro y comienza a caminar #acia los animales avistados, perdindolos de vista por momentos de acuerdo a las ondulaciones del terreno. 3uando ya se #alla a media legua de ellos la mayor visibilidad de los pelajes y en especial la presencia de un animal tordillo lo convence de %ue no son los suyos y %ue debe orientar la campeada #acia otros rumbos. 3on un rebencazo al caballo y una mala palabra cambia de direcci$n... y sigue la bús%ueda %ue ya lleva m!s de diez #oras continuas sin comer. Aeguas #acia el Norte, leguas #acia el *ur, leguas al Ceste y al ste, siempre sin resultado. Nuevos ca1adones, nuevos cerros, nuevos montes con espinas... pampas pedregosas, nuevas puntas de caballos %ue nunca son los %ue busca... siempre viento@ cada vez m!s #ambre. &a casi est! perdiendo la esperanza de #allarlos en lo %ue resta del día. Je nuevo distingue a muc#a distancia varios animales, entre los cuales, no #ay ninguno de color blanco... G+ lo mejorH... 6alopa una media legua #acia ellos y los observa con mayor atenci$n. 2nsulta al viento %ue le dificulta la visi$n. *igue observando. 4e a uno de los animales, %ue se #allaba ec#ado, levantarse y caminar y en la forma de #acerlo nota %ue son bueyes y no caballos. Nuevo cambio de rumbo, nuevos rebencazos al caballo, nuevas malas palabras para su suerte, para el viento, para su oficio, pero no para la 'atagonia. l patag$nico aut$ctono nunca est! disconforme con su regi$n. st! de psimo #umor.
2nfructuosamente sigue su recorrido mientras pasan las #oras, con aumento del ventarr$n, %ue cada vez #ace m!s difícil otear a la distancia, G& sin poder cortar rastroH... 5evisa al paso gran cantidad de tropillas y caballadas en la posibilidad de %ue los %ue l busca pudieran #aberse cortado en puntas y mezclado a otros. l viento fuerte y continuado influye aun en los #!bitos naturales de los animales. 3on una parte de los animales e"traviados %ue #all$ daría por terminada la campeada del día. ncara una bajada con tal cantidad de pedregullo suelto %ue el caballo pr!cticamente baja resbalando medio sentado, como por un tobog!n, #aciendo rodar millares de piedras %ue agregan su ruido al del ventarr$n. *igue la recorrida por los terrenos m!s diversos notando %ue el caballo ya empieza a aflojar. No es para menos, pues lleva recorridas m!s de %uince leguas en zona escabrosa. *i no #alla los %ue busca, lo cambiar! aun%ue sea por uno ajeno@ la cosa es no %uedar a pie, en medio del campo. *iguen las leguas de recorrido y las #oras pasando. + lo lejos, desde una cordonada alta, observa la presencia de un jinete detenido en el filo de un cerro alto mirando el terreno. Ao ve marc#ar al tranco, observar las #ondonadas, detenerse de tanto en tanto con la mirada fija en puntos distantes y determinados, mirar a un lado y otro mientras marc#a... *eguramente se trata de otro caballerizo, bueyero o mulero %ue anda campeando. Jirige su caballo en esa direcci$n con la intenci$n de in%uirirle posibles noticias de los caballos %ue busca y nota %ue el otro jinete #ace lo mismo. +l trote y galope van disminuyendo la distancia %ue los separa. 'or momentos se pierden de vista en las #ondonadas o mesetas para reaparecer poco despus a menor distancia y de nuevo desaparecer... 3uando se avistan de nuevo, tan s$lo los separa una distancia de cien metros. Jesde esa distancia los caballos se saludan con un relinc#o y los perros son los primeros en juntarse con su acostumbrado saludo de olfateo receloso. *e allegan los #ombres y sin desmontar se dan la mano con el lac$nico saludo( >Guenas tardesH ¿Eu tal? >&a lo ve, paseando un poco. >GEu tiempo perroH ¿No? >*í. astante. Aindo para tomar mate en el fog$n.
>G&a lo creoH GEu desgracia ser pobreH Jespus se apean, y manteniendo a los caballos por medio del cabestro, comienzan las mutuas e"plicaciones e intercambios de noticias sobre el verdadero objetivo de cada uno. l recin llegado es boyero de una tropa de carretas de bueyes %ue, desde #ace dos días, se #alla detenida en su marc#a por #abrseles perdido cinco bueyes de los mejores. Aleva dos días campeando. 0a recorrido m!s de diez leguas a la redonda sin #allar ni rastros ni noticias. GNi %ue se los #ubiera tragado la tierraH GTambin con este vientoH... G3omo para cortar rastroH . *e agac#an en cuclillas al reparo de una mata, y mientras conversan, se intercambian la taba%uera por un armado -cigarrillo de f!brica/. 3on muc#os detalles se in%uieren mutuas noticias sobre los animales %ue buscan, mencionando se1as especiales de los mismos, color de pelaje y marcas %ue para mayor claridad van dibujando con el dedo sobre la tierra. Todo buen campeador mientras recorre el campo durante #oras y m!s #oras, en busca de sus animales, ma%uinalmente observa todo caballo, muía o buey %ue #alla en su trayecto, solos o en grupos grandes o pe%ue1os. 3on sorprendente prolijidad, sin necesidad de papel ni l!piz, casi con indiferencia, va grabando en su memoria los animales %ue ve, cont!ndolos si se trata de grupos menores de %uince o veinte y calculando su cantidad, con singular apro"imaci$n cuando se trata de puntas m!s numerosas. Ae %ueda grabado en el cerebro, adem!s del número, el color del pelaje de cada una, la marca de propiedad, si alguno iba maneado o con bozal@ si iba alguno con se1al de #aber sudado@ si otro tenía cola larga y otro recin tusado@ en %u lugar se #allan y en %u rumbo caminaban. *i el grupo de animales se #alla pastando en direcciones distintas, saben %ue lo #acen sin intenci$n de alejarse muc#o del lugar. *i pastan todos conservando la misma direcci$n, sabe %ue se trata de animales %ue no son del lugar y rumbean #acia la %uerencia y %ue despus de llenarse un poco, emprender!n un tranco continuado #acia la misma. Noticias por este estilo se cambian los dos #ombres. Jespus de fumar, el boyero saca de la maleta un pic#e asado a las brasas y ambos comen mientras conversan de animales perdidos, sin ec#ar de menos la falta de galleta ni de vino, y despus de comer se limpian con la manga del saco o la punta del ponc#o la boca brillosa de grasa de pic#e y sucia de tierra.
s enorme el alivio del boyero cuando el caballerizo, luego de escuc#ar atentamente sus descripciones, le dio noticias de los cinco bueyes %ue buscaba. Aos #abía visto #aría unas tres #oras como a unas dos leguas de distancia en el nacimiento del ca1ad$n del 6ato onts, en una #ondonada con muc#o monte y una lagunita de agua ec#ados al reparo de unas matas. +l parecer estaban muy llenos, por lo cual, seguramente no se iban a levantar a comer, #asta cerca del anoc#ecer. Jebía tener cuidado de no errarlos, por%ue estaban en un lugar muy escondido y es f!cil %ue uno pase casi por encima de ellos y no los vea. Todavía podía llegar #asta donde est!n antes %ue lo agarre la noc#e. 3asi incrdulo de contento, el boyero se pone de pie, listo para montar y salir en busca de los bueyes %ue le #an dado tanto trabajo. 'ara mayor convencimiento, aun%ue sin necesidad, vuelve a describir el color de los animales perdidos. l caballerizo se lo confirma de nuevo y a la vez le describe nuevamente y con aumento de detalles el lugar donde #allar! a los ansiados bueyes. Ao #ace con satisfacci$n y #asta con cierto orgullo de #acer esa gauc#ada. l boyero vuelve a preguntar por las marcas de propiedad, pese a %ue el otro ya se las #abía dic#o y #asta dibujado en el suelo, y el caballerizo se las repite. &a totalmente seguro el boyero golpea el suelo con el pie y se golpea la bota de potro con la lonja del reben%ue( 7G'ero ni %ue estuviera ciegoH... G'ero si #e pasado dos veces por ese lugarH... G3ulpa de este viento de... mircolesH GNo sabe usted, amigo, la gauc#ada %ue me #a #ec#oH8. 4uelve a las preguntas ya innecesarias, por%ue ya le #an sido contestadas, pero %ue se le contestan de nuevo, pacientemente y #asta con agrado por parte del caballerizo. >0abía uno barcino, gordo, ¿no? >*í, pues. >ntonces son esos no m!s. ¿4io uno azulejo aspa torcida? >*í. +#í estaba ec#ado. >G3laro, claroH *on los míos. ¿& uno manc#ado, con collar? >*í. +#í vi %ue andaba uno. >*í, sí, sí... ntonces son esos nom!s. GEu suerteH ¿Not$ un colorado, panza blanca? >G*í, c$mo noH staba con los otros. >G3lavadoH *on los %ue busco. No #acen falta m!s se1as. ¿& uno medio bayo, con patas blancas? ¿Ao vio? >*í. staba al lado de un monte de molle.
>GNo ve... no ve...H G*on esos... son esosH No #ace falta preguntar m!s. ¿3$mo caramba no los vi? ¿'or casualidad, no se fij$ si dos de ellos tenían contramarca en la paleta? >*í. Jos estaban contramarcados en la paleta. >G*on los mismos... son los mismosH *aldr en seguida a buscarlos. 'ero, Gfíjese usted si ser animalH G'asar tan cerca y no verlosH... l bueyero #abla casi a gritos de tan contento %ue se #alla y, mientras tanto, le aprieta la cinc#a al caballo para seguir viaje. Jespus le toca al caballerizo preguntar por sus caballos, #aciendo la descripci$n de las marcas de los mismos y el color de pelo de cada uno, %ue el bueyero escuc#a con atenci$n. n parte tuvo suerte( el boyero lo anotici$ de %ue en la ma1ana de ese día #abíase encontrado con el maruc#o de la tropa de carros de muías, perteneciente al c#ileno Euilogr!n, %ue andaba campeando tres muías. ste le inform$ %ue #acía pocos momentos #abía visto seis animales, cuya marca y pelaje coincidían con los buscados por el caballerizo. 2ban como una legua m!s all! de 3a1ad$n inoli, ya cerca del 3ampamento del 6ringo de las 'iedras y como rumbiando para el lado de la +guada del 'ajarito. Tambin le dijo el mulero, %ue por la forma en %ue iban caminando los caballos l se dio cuenta de %ue se trataba de animales %ue se #abían cortado de alguna caballada y se iban rumbo a la %uerencia, por lo cual l los dio vuelta y los arri$ como media legua en rumbo contrario, por si alguno los andaba campiando. ntre ellos #abía uno %ue tenía media manea en una mano, otro tenía un vaso medio torcido y tambin #abía uno con la cola tusada y otro con s$lo dos #erraduras. 3uando dos campeadores se encuentran en el campo se pasan un buen rato intercambiando noticias sobre marcas y colores de caballos o bueyes perdidos. n ellas se refiere no solamente a los animales %ue ambos campean, sino tambin a otros %ue #an visto en sus zigzagueantes recorridas, con el fin de %ue, si m!s tarde se encuentran con alguien %ue los ande campiando, estar en condiciones de anoticiarlo. 'ero a#ora, ambos tienen apuro, por%ue la noc#e se les viene encima. Nuevo pase de la tradicional taba%uera #ec#a con cogote de avestruz y, con un #asta la vista y un %ue le vaya bien, salen al galope cada cual en su rumbo y seguido por su perro. l bueyero va un tanto apenado por%ue no #a podido retribuirle al caballerizo la buena noticia, tan completa como ste se la di$ a l. 'or eso, cuando ya se #abían separado unos treinta metros, se detuvo y a gritos volvi$ a recordarle los lugares por los cuales l #abía
campeado durante el día, recomend!ndole %ue no perdiera tiempo, ni cansara caballo, buscando por esos parajes, por%ue 7yo s bien %ue por a#í no est!n8. l caballerizo, tambin a gritos, le mencion$ nuevamente el lugar donde #abía visto los bueyes, recomend!ndole %ue 7tenga cuidado de no errarlos8. ientras galopa #acia el lugar donde le #a dic#o %ue se encuentran los seis caballos, el caballerizo no deja de observar con atenci$n #acia un lado y otro siempre con el continuo girar de cabeza #acia todos lados, cosa normal en todo campeador. Tiene la esperanza de %ue aun%ue sea de casualidad, #alle los dos %ue aún faltan. 3asi a la puesta del sol #alla los seis caballos %ue le anoticiara el bueyero. 5umbiaban nuevamente #acia la %uerencia y de no #aber sido por%ue el mulero los #abía #ec#o volver atr!s en la ma1ana no #abría podido #allarlos por muc#os días. Jesensill$ el montado, %ue ya estaba bastante aplastado por la dificultad del ventarr$n y los campos %uebrados y ensill$ uno de los animales #allados. Aos arre$ a galope tendido unas dos leguas, #asta el lugar donde se #allaba la caballada, dej!ndolos en el lugar, despus de #aber maneado a los dos m!s porfiados para la %uerencia, para evitar %ue durante la noc#e se corten de nuevo. 5evis$ la caballada, para cerciorarse de %ue no se #abían perdido otros animales y emprendi$ el regreso al campamento desde donde #abía iniciado, en la madrugada, su recorrido de m!s de diecisis #oras de andar y andar. ientras regresa, aprovec#ando los últimos rayos del sol poniente, recorre cerros y ca1adones con la esperanza de #allar los dos animales %ue aún le faltan. *obre el filo de la noc#e distingue como a una legua de distancia, la silueta de dos animales. 3omo ya est! entre dos luces, no alcanza a distinguir si son los %ue l busca y resuelve dar un galope #asta ellos, aun%ue se aleja nuevamente una legua del campamento y ya lo est! agarrando la noc#e. 3uando se #alla a menos de media legua de ellos, a pesar de la penumbra, nota %ue no son caballos, sino bueyes. 5enegando por esa legua #ec#a al pedo regresa al bolic#e, casi con dos #oras de noc#e. +gitadas por el viento, aún brillan algunas #ogueras en los campamentos, rodeadas por algunos carreros y pasajeros %ue, como est!n descansados y no tienen sue1o se entretienen en contar mentiras cerca del fuego. Jesensilla el caballo y lo ata a soga, para %ue pueda mordis%uear algún pastito.
3on cansado paso el #ombre se dirige #acia el fog$n de su campamento ansioso de tomarse unos mates antes de comer. Tiene el rostro cubierto de polvo gredoso y blan%uecino, lo %ue #ace %ue se le desta%ue m!s la boca y el blanco de los ojos. *u vista est! enrojecida por la irritaci$n del polvo %ue levanta el viento. 'arece %ue tuviera colocada una m!scara. *u ropa est! desgarrada por los montes espinosos y las manos muestran rasgu1os ensangrentados, %ue el viento y la arena #an secado. *ilencioso, con un seco uenas noc#es, se acerca al fog$n. Ae ofrecen un mate, %ue no acepta, y se arrima al lugar donde guarda su mate sobre unas ramas de campamento y comienza a ponerle yerba. s muy común entre caballerizos, reseros y otras personas de campo, la norma de cebarse ellos mismos su mate en su propio mate, para tomar m!s tran%uilo y m!s a gusto. s un #!bito %ue posiblemente se ad%uiere, al agregarse al temperamento, ya de por sí solitario del patag$nico, las permanentes marc#as, sin compa1ía, por el campo e"tenso, con el #umor aguijoneado por accidentes del trabajo %ue realiza y por el castigar del viento. Toma mate mientras calienta la olla con puc#ero sobre las brasas del fog$n. Aas personas presentes s$lo le #acen preguntas triviales, por%ue saben %ue no le agrada %ue lo interroguen sobre lo %ue puede no #aberle salido bien. 3ontesta con monosílabos. l patr$n, o mejor dic#o el jefe de la tropa de c#atas al %ue los ladridos de los perros #an advertido la llegada del campiador, aparece en el círculo %ue forma el fuego, ansioso por in%uirir noticias sobre el resultado de la bús%ueda. Je pie, en camiseta, con las manos metidas en la amplia faja vasca, entre lac$nicas preguntas e iguales respuestas, se va enterando del campo recorrido, lo %ue aún falta por recorrer, los animales #allados y el rumbo %ue puedan #aber tomado los %ue todavía falta encontrar y los posibles lugares en %ue el caballerizo pudo #aberlos errado a causa del viento. >¿3$mo le #a ido, 'edro? >5egular, regular no m!s. >¿Eu tal la campiada? >&... cuanto, cuanto no m!s. >¿ncontr$ algunos? >*í. +lgunos encontr.
>¿uc#os? >No muc#os. >¿3omo cu!ntos? >&... seis no m!s. >¿0abían ido a parar muy lejos? >*í. astante. >¿0asta d$nde? >&... #asta la Euebrada del 6ato. >¿No tuvo noticias de los otros dos? >No. No tuve. >¿Aleg$ #asta los ajos lancos? >*í, llegu. >¿No los #abr! errado entre los ajos scondidos? >&... 'uede ser. >ntre los %ue encontr$, ¿est!n los m!s urgentes? >&... 3apaz no m!s... Jepende. >¿st! el cadenero del gringo 3#arles? >*í, pues. >¿& el varero de la c#ata verde? >st!. >¿ntonces, podremos seguir viaje ma1ana temprano? >Tal vez. ientras contesta, el caballerizo come unas presas de puc#ero, sin utilizar plato, sacadas directamente de la olla, ensartadas en la punta del cuc#illo. 3ome sin importarle la tierra con %ue se la rocía el viento y lo #ace con tanto apetito y gusto %ue casi todos los %ue lo miran, se sienten con ganas de pegar un tajo.
0abiendo aparecido el varero y el cadenero %ue faltaban y %ue en la marc#a de una c#ata son los caballos clave, el patr$n considera %ue se puede proseguir el viaje en la madrugada. l caballo varero, %ue va enjaezado en las varas de la c#ata, y el cadenero, %ue tira delante de l, llevan colocadas las principales riendas de la c#ata y son como el tim$n de la misma. *u adiestramiento es difícil y cuando estos dos animales clave no son bien amaestrados, todo el conjunto de caballos de los tiros se desarmonizan@ la conducci$n del enorme ve#ículo se #ace difícil y e"iste peligro de volcar en cual%uier momento. l caballerizo deber! arrimar la caballada al amanecer y una vez %ue la tropa #aya partido tendr! %ue reanudar la campeada de los dos animales %ue faltan, #asta #allarlas o asegurarse de %ue no se encuentran en la zona. 'or la tarde o al día siguiente alcanzar! a la tropa. l amor propio, en cuanto se refiere al sentido de la responsabilidad en el buen desempe1o de su trabajo, es, por lo general, muy grande en %uienes desempe1an trabajos en caminos largos, ya sea como reseros, carreros o caballerizos. 'or ello, el caballerizo, en cuanto supo %ue ya la tropa de c#atas no tendría %ue estar detenida por algo referente a su misi$n, se puso de mejor #umor, a lo cual tambin contribuyeron las presas de puc#ero comidas. *e tom$ una cebadura de mate, para asentar el puc#ero y #asta convid$ a los dem!s, contra su costumbre #abitual. +lguien le retribuy$ con un trago de ols, #aciendo circular el porr$n y la conversaci$n, m!s o menos, se encaden$. 0ubo alguna c#anza discreta %ue el caballerizo soport$ bien y #asta respondi$ con otras. +lgunas preguntas sobre si el caballerizo de )ulano #abía encontrado los caballos@ si el bueyero 4argas #abría #allado los bueyes@ si la tropa de muías del c#ileno todavía estaría parada en la geya por no #aber encontrado las muías, fueron las conversaciones cambiadas. +lgunos j$venes novicios contemplaban con respeto al polvoriento caballerizo y se mostraban e"tra1ados por%ue los carreros no demostraban una mayor importancia por el trabajo %ue el #ombre realizaba. Jespus el caballerizo improvis$ su cama al reparo de una mata, valindose del recado. + la ma1ana tendr! %ue levantarse aún oscuro, para arrimar la caballada y despus seguir campiando. l viento seguía aullando, incansable en su furioso c#ocar contra carros, corrales, matas y cerros.
DOS QUE TRAEN NOTICIAS DE LA CARCEL
l desembarco en 3omodoro 5ivadavia de dos #ombres procedentes de la c!rcel de 5aKson, llegados en el vapor 'residente itre, coincidi$ casi justo con la salida de una tropa de diez c#atas para la regi$n cordillerana en el último viaje de la temporada. sto puso muy contentos a los e" reclusos, por%ue de lo contrario #abrían tenido %ue pasar el invierno en la costa, y a los carreros, por%ue ello significaba una ayuda en el trabajo y adem!s una variaci$n en las noticias y conversaciones, fuera del eterno tema de animales perdidos y caminos malos. Uno de ellos, era un suizo procesado por lesiones graves y el otro un taciturno paisano %ue, luego de permanecer cuatro a1os preso acusado de robar un cap$n, sali$ absuelto de culpa y cargo. ra tan fil$sofo %ue cuando le mencionaban la injusticia de %ue #abía sido objeto, se limitaba a decir( 7& bueno, por lo menos aprendí a leer y a escribir8. l suizo, %ue no acept$ el arreglo del sumario propuesto por el comisario sumariante a cambio de doscientos pesos y una tropilla, tuvo %ue permanecer casi dos a1os en 5aKson, para salir con una condena de seis meses. +dem!s, lo mismo perdi$ la tropilla, por%ue los certificados adolecían de fallas, y el rev$lver 3olt, %ue fue agregado al sumario como cuerpo del delito, aun cuando el %ue lleg$ a 5aKson no era 3olt sino de marca barata. n el viaje de +peleg a 5aKson, pasando por *armiento, 3omodoro, adryn, TreleK, pas$ tres meses. + los tres días de #aberle tomado declaraci$n indagatoria en 5aKson, el Muez Aetrado tuvo %ue viajar a uenos +ires donde permaneci$ tres meses y como el Muez %ue %ued$ a cargo del Tribunal ya #abía actuado en su causa como fiscal, no pudo actuar como Muez y el asunto %ued$ estacionado. GEu gran negocio #abría #ec#o pagando los doscientos pesosH Aa c!rcel de 5aKson se compone de tres pabellones, con unos veinte encausados en cada uno. Juermen en tablas colocadas sobre caballetes, con colc#$n de paja y frazadas bastante pasables para %uien est! #abituado a dormir en el recado a la intemperie. Aa conversaci$n es invariablemente sobre el proceso de cada uno y las posibilidades de zafar bien. n las primeras noc#es es difícil dormir por%ue, cada media #ora, el guardi!n de facci$n #ace sonar el silbato, %ue de inmediato es contestado por los guardias de los dem!s pabellones, luego por los de guardias en las plataformas de los muros y, finalmente, por los policías %ue rodean el edificio carcelario. Una vez acostados es pro#ibido incorporarse sin previo permiso del custodia, aun cuando se trate de una cuesti$n urgente. Aos celadores son bastante #umanos. Aos guardiac!rceles no tanto. +ntes de acostarse los ponen en fila y el jefe de celadores pasa alumbr!ndoles la cara con el farol y cont!ndolos como ovejas y a veces los palpan. l mínimo cuc#ic#eo, de cama a
cama, es reprendido enrgicamente por el guardiac!rcel en la parte e"terior de la puerta de rejas. n las noc#es, si alguien solicita levantarse para necesidades fisiol$gicas mayores el guardiac!rcel le pregunta si no se trata de ma1as. Auego #ace sonar el silbato y concurre un celador y dos guardiac!rceles armados %ue lo conducen afuera, donde se #allan los retretes, guardados por una puertita %ue s$lo cubre la mitad del cuerpo mientras los guardias lo observan con el !user listo. l mate es pro#ibido en el pabell$n, salvo en las #oras de merienda. Tambin se pro#íbe fumar, pero estas cosas pueden #acerse sin limitaci$n durante los recreos en el patío general, los %ue se #acen turnando un día cada pabell$n y al mismo #ay %ue salir con todas las pilc#as para lavar. *e prolonga todo el día. sa es la oportunidad %ue los ocupantes de los distintos pabellones aprovec#an para conversar entre sí. +un%ue al recreo sale un solo pabell$n, los ocupantes de los restantes piden permiso para salir a los retretes y luego se mezclan en conversaci$n con los %ue est!n en recreo y cuando se trata de reclusos %ue se portan bien, los celadores se #acen los desentendidos por un buen rato y nunca lo #acen de mal modo. n los recreos se aprovec#a para lavar cada cual su ropa. *e toca silencio para acostarse a las oc#o de la noc#e y se levanta a las siete de la ma1ana, lo %ue no es madrugar, para %uienes est!n acostumbrados a levantarse a las cuatro de la madrugada. 0ay %ue desarmar la cama y envolver las pilc#as. Jespus #ay un desayuno de mate cocido bastante claro y amargo, con tres galletas %ue deben durar #asta la noc#e. Todo resulta sabroso. + mediodía el almuerzo, siempre puc#ero de vaca o cap$n, y sopa con algunos fideos. 'or la noc#e, a las seis y media, guiso de fideos con grasa y piment$n barato. 'ara el reparto de la comida #ay %ue formar fila con el plato en la mano frente a la olla repleta de carne, y un celador le va colocando en el plato, sin mirarle la cara, o #acindolo con muc#o disimulo, un trozo de carne sobre el cual el encausado no puede emitir %ueja por%ue corre el riesgo de ir al calabozo sin el trozo. n oportunidades, alguien al %ue le toca una tumba grande y sabrosa, la cambia con otro por un pedazo muy inferior, pero %ue tiene un #ueso, con preferencia si es de caracú. sto lo #ace para luego labrar el #ueso a mano, valindose de un simple clavo, con lo cual forman artísticos objetos %ue luego venden. s notable ver c$mo personas %ue en libertad son incapaces de pegar un bot$n, en la c!rcel se transforman en verdaderos artífices para tejer carpetas y taba%ueras, con una prolijidad %ue envidiaría la mujer m!s #acendosa. A$gicamente, en la c!rcel abundan los encausados por fulleros, ta#úres y e"plotadores de lenocinios. stas personas raras veces carecen de dinero y son serviciales y gauc#os con los encausados m!s pobres. 'ero sufren #asta el martirio la circunstancia de no poder #acer juegos de azar y para aliviarse forman cual%uier apuesta( ya sobre el tiempo a venir@ sobre
el resultado de tal o cual e"pediente@ el resultado de este o a%uel acto electoral. 3omo los dados y naipes son perseguidos en rigurosas re%uisas #an recurrido a la m!s original carrera( la carrera de piojos. sta original carrera %ue a todos puede parecer una e"agerada fantasía, es cosa real y bastante común en la c!rcel, con el agregado de %ue en el desarrollo de la misma las partes en pugna deben desarrollar #abilidad y pr!ctica para #acer correr a los poco gratos par!sitos, y se da la circunstancia de %ue casi siempre gana el parejero conducido con mayor #abilidad, conducci$n en la %ue, por supuesto, no figura monta, rienda ni reben%ue. Jistante unos treinta centímetros uno de otro, se marcan dos círculos de unos diez centímetros de di!metro y e"actamente en el centro de cada uno se coloca al respectivo par!sito. l primero de stos %ue llega desde el centro a la circunferencia #a ganado la carrera. Aa #abilidad del jocBey consiste en evitar %ue el piojo se %uede %uieto o dando vueltas en el lugar, comience a caminar en forma oblicua, alargando el camino o a variar de direcci$n. 3on un soplido lento, se lo #ace poner en marc#a y, de inmediato, se lo sopla desde atr!s para obligarlo a una mayor velocidad@ pero para esto #ay %ue tener gran precisi$n en el soplo, por%ue si ste resulta demasiado fuerte da vuelta al par!sito dej!ndolo patas para arriba y entonces se considera %ue el parejero #a rodado y %ueda fuera de carrera. 2gualmente acontece cuando el par!sito varía de direcci$n y #ay %ue obligarlo a rectificarla mediante soplidos cautelosos, pero %ue peligran de #acerlo rodar. l primero en tocar la raya de la circunferencia, ganando la carrera, por lo general salva tambin su vida. Un jocBey #!bil para soplar puede correr #asta dos parejeros. 0ay en la c!rcel una secci$n llamada l +ne"o, donde los presos, por ser de causas leves, tienen m!s fran%uicias y menos reglamentos, pero tambin es menos e"igida la limpieza, lo cual contribuye a la proliferaci$n de par!sitos de cual%uier tama1o. 'or ello, los presos, lo llaman el *tud de 'alermo, aludiendo a los piojos parejeros. )rente a esta original diversi$n tanto los guardiac!rceles como los celadores #acen, en lo posible, la vista gorda y a veces entran en las apuestas. 4arios troperos pidieron noticias al suizo sobre un personaje muy conocido de la mayoría de los presentes. ra un ladr$n y ratero incorregible, pero de un car!cter simp!tico, de conversaci$n %ue resultaba entretenida y muy jocosa por su tonalidad arrevesada. *e lo conocía por el apodo de el TurcoMulio y tenía veintisis entradas en 5aKson, conociendo tambin las c!rceles de 5ío 6allegos y 4iedma. Tenía gran #abilidad para #acer el sonso y en todas las oportunidades en %ue se lo descubri$ robando, aun en a%uellas con violaci$n de puertas, jam!s se le #allaron armas, ni esgrimi$ los pu1os en son de ata%ue o defensa. *e #acía el borrac#o y se dejaba pegar. *u única arma era un frasco de medio litro de ca1a, %ue le servía para comprobar su borrac#era.
Je acuerdo a las noticias en la c!rcel era personaje solicitado por el conocimiento %ue tenía de la misma y su espíritu comedido para ayudar a los novicios. andaba saludos para varios conocidos y, a la vez, %ue le mandaran unos pesos para el abogado, por%ue podía jurar %ue se estaba comiendo una cana injusta. n sus conversaciones solía dar lecciones poco convenientes como consejos. 'ara robar en una #abitaci$n ocupada, decía, #ay %ue abrir la puerta en forma natural, por%ue si el ocupante no se despierta con ese ruido ya es difícil %ue se despierte luego. 'or si se #ubiese despertado y por miedo se fingiera dormido, conviene desfigurarse el rostro con unos anteojos y bigotes. *i se despierta al abrirse la puerta, todo se arregla pidiendo disculpas por la e%uivocaci$n. ra psic$logo. n una oportunidad, en una sastrería de 3omodoro 5ivadavia vio una campera %ue le gust$ y resolvi$ robarla. ntr$ en la tienda vistiendo un sobretodo, encima de un pullover del color de la campera elegida. Ae entreg$ el sobretodo al sastre para %ue le pegara los botones y mientras el sastre lo #acía, l, con todo desparpajo y casi en la cara del sastre, se puso la campera. 3uando el sastre termin$ su trabajo atentamente lo ayud$ a ponerse el sobretodo, sin advertir %ue el cliente al entrar no tenía campera. sto, decía, nunca debe intentarse si en el negocio #ay una mujer, por%ue stas de un solo golpe de vista graban en su mente todos los detalles de la vestimenta de %uien entra. n caso de %ue el sastre se #ubiese apercibido de la sustracci$n de la campera no #abía mayor riesgo, por%ue podía alegar %ue se la estaba probando para comprarla y llevarla, pero %ue le %uedaba mal. l robo m!s f!cil de defender, según el Turco Mulio, era el realizado casi a la vista. n momento, el Turco Mulio manifestaba -como siempre/ %ue se #allaba preso por su mala suerte. Je una peletería de 3omodoro 5ivadavia rob$ dos valiosos cueros de zorro colorado de la cordillera, los cuales le regal$ a una amiga de cabaret, junto con el importe para #acerlos curtir. Ae asegur$ %ue l mismo los #abía cazado en +lto 5ío ayo. sta falta de fran%ueza lo perdi$ al Turco, por%ue la mujer, ignorando la verdadera procedencia, los llev$ a curtir a la misma peletería de la %ue #abían sido robados, donde los conocieron, y el Turco fue a parar una vez m!s a 5aKson . +nte semejante acumulaci$n de antecedentes y condenar, -veintisis entradas/ el Muez Aetrado lo conden$ a reclusi$n por tiempo indeterminado en Us#uaia. 3omo nada %uedaba por perder, el Turco Mulio apel$ la sentencia ante la 3!mara )ederal de +pelaciones con asiento en Aa 'lata. 3uatro meses m!s tarde lleg$ la bomba inesperada( la 3!mara de +pelaciones, teniendo en cuenta la falta de agresividad demostrada siempre por el Turco Mulio y su norma de no usar armas jam!s, ni resistirse al ser descubierto, revoc$ el fallo del Muez Aetrado y lo conden$ a dos a1os y medio de prisi$n y como ya los tenía casi cumplidos fue puesto en libertad. n cuanto estuvo en la calle, el Turco Mulio se arrodill$ a la entrada de la c!rcel, junto a las garitas de los guardianes y comenz$ a rezar dando gracias a Jios por la sentencia.
Jos meses m!s tarde estaba de regreso en la c!rcel de 5aKson y entonces le fue aplicado el artículo de reclusi$n por tiempo indeterminado en Us#uaia, para donde fue embarcado. Troperos de la regi$n norte de *an artín re%uirieron noticias sobre la clase de reclusi$n recaída en el proceso %ue se seguía a una persona de la regi$n, de nombre rasmo, %uien #abía dado muerte en forma alevosa al ocupante de un campo lindero al suyo. Je acuerdo a las normas vigentes en esos a1os -:;: ambos #abían ocupado con ovejas los respectivos campos fiscales para luego elevar el correspondiente permiso de ocupaci$n a la Jirecci$n de Tierras y 3olonias de uenos +ires. 'ero rasmo, #ombre de pocos escrúpulos, enterado de %ue su vecino #abía demorado el re%uisito de la solicitud, vio en ello una oportunidad para %uedarse tambin con el campo del mismo. 3omo andaban en buenas relaciones, lo invit$ a su puesto con el prete"to de %ue viera unos caballos %ue le ofrecía en venta, y como se #allaban solos, mientras tomaban mate, lo mat$ de dos balazos. Auego, con el rev$lver del muerto se dispar$ un tiro de refil$n a sí mismo, descarg$ otros en las paredes del puesto, y se present$ en la comisaría de Nor%uinc$ #aciendo la denuncia. Je acuerdo a la modalidad de la fec#a, no #abiendo mdico en la amplia regi$n, el cad!ver fue enterrado con el testimonio de dos personas, una de las cuales, falsamente, manifest$ #aber presenciado la pelea en defensa propia. n esa forma, el comisario sumariante no tuvo mayor dificultad en arreglar el sumario %ue, junto con el detenido, fue remitido a 5aKson. l Muez Aetrado, aun%ue tenía firmes sospec#as sobre la alevosía del crimen no #all$ ningún asidero legal para aplicar una sentencia ejemplar y #ubo de limitarse a condenarlo a tres a1os de prisi$n, por #omicidio con atenuante, y como ya llevaba casi dos a1os preso, recuperaría la libertad en el trmino de oc#o meses. 'ero tanto el criminal como su abogado, basados en el acomodo del sumario, consideraron el fallo muy severo y apelaron la sentencia ante la 3!mara de +pelaciones de Aa 'lata, en la seguridad de lograr una absoluci$n de culpa y cargo, sin %ue el proceso afecte el #onor del procesado. Tres meses m!s tarde, enterado de %ue el e"pediente terminaba de llegar de vuelta a 5aKson, tuvo la certeza de su libertad y regal$ todos sus enseres a los dem!s procesados, de %uienes al día siguiente se despidi$, cuando lo #icieron llamar del Muzgado para notificarle el fallo de la 3!mara )ederal. Una #ora despus, desde el patio, los presos lo vieron regresar a la c!rcel, sostenido por dos celadores y dos policías, en un total estado de postraci$n( vociferaba, lloraba y reía con carcajadas de loco. Ae venían v$mitos y escupía al cielo. n el Muzgado agredi$ al Muez y al abogado. Jebieron llevarlo a la enfermería, donde le aplicaron enrgicos calmantes. Aos
presos sentían l!stima por l, pero a la vez tambin sentían una especie de repulsi$n por esa persona fría en el crimen y tan cobarde frente a la adversidad. Aa 3!mara de +pelaciones #all$ visibles fallas en la instrucci$n de la causa y revoc$ el fallo del juez Aetrado %ue lo condenaba a tres a1os de c!rcel, elevando la pena a veinticinco a1os. 'oco despus lo llevaron a la c!rcel de Us#uaia.
EL ATAQUE DEL PUMA EN RÍO CHICO
sa noc#e, el arreo maltrec#o por casi cuatro meses de marc#a acamp$ en el bajo de unos elevados cerros %ue formaban como una especie de corral gigantesco. n ese lugar, la ronda parecía innecesaria, pero los reseros veteranos aconsejaron reforzar la vigilancia, por%ue #abían notado rastros de puma. +dem!s, la nerviosidad demostrada por perros y caballos m!s la presencia de alguna osamenta de guanaco descogotadoV indicaban en firme la presencia del le$nV en la zona. Tambin se dispuso %ue la #oguera permaneciese encendida en el campamento. )ue despus de la medianoc#e cuando un súbito movimiento de espanto en la #acienda %uebr$ la aparente tran%uilidad( miles de balidos atemorizados, crujir del monte aplastado por el ganado en fuga, ladrar enfurecido de los perros, bufar de los caballos, y de inmediato agudos silbidos y gritos de apaciguamiento lanzados por los reseros, %uienes, tomados de sorpresa, saltaron de entre las pilc#as y, con los Kinc#estersV en la mano, corrieron #acia el rodeo dando tumbos entre los matorrales espinosos y en medio de maldiciones y malas palabras. Gl le$n en el rodeoH, anunci$ la voz de los ba%ueanos y de inmediato sus estridentes silbidos azuzando a los perros aumentaron la confusi$n en la oscuridad. Aos reseros se abren en amplio semicírculo tratando de tomar en medio al rodeo en confusi$n. +lgunos #an alcanzado a montar a caballo en peloV y otros corren a pie, llamando a gritos a los perros para evitar %ue, en su af!n de perseguir al puma, se mezclen entre la #acienda aumentando el desparramo y la confusi$n. n las tinieblas, no se ven unos a otros. n la oscuridad fue difícil contener al ganado enlo%uecido de miedo, pero se logr$ con la ayuda de los perros y lo adecuado de la rinconada donde acampaban. Aos reseros novicios se #allaban intran%uilos( pese a lo muc#o %ue #abían oído #ablar a los veteranos respecto de la cobardía del le$nV, trataban de andar en pareja lo m!s cerca posible de los ba%ueanos y de los perros y sin atreverse a internarse solos en la oscuridad. +l borde del rodeo, dos ovejas agonizaban, desangr!ndose por la vena yugular abierta por la tremenda garra cazadora del puma. Aas retiraron para %ue no fueran motivo de in%uietud al recin a%uietado rodeo y de inmediato efectu$se una prolija revisi$n por los alrededores de la #ondonada, cortando rastroV con los perros, pero sin #allar la m!s mínima #uella %ue delatara al le$nV. +un%ue e"tra1ados, los gauc#os atribuyeron esto a %ue tal vez la rastrillada del ganado en fuga pudo borrar los rastros de la fiera. Aos nerviosos perros porfiaban por meterse en el rodeo, lo %ue se atribuy$ a desorientaci$n y a su af!n nato de defender a la #acienda. 3onsiderando alejado al le$n, se abandon$ su
bús%ueda, aumentando por las dudas el número de rondadores y la intensidad de la fogata en el campamento, situados a unos cien metros del rodeo. ientras tomaban mate antes de acostarse, comentaban en rueda de fog$n los da1os y costumbres del puma. Un #ombre incorporado al grupo de reseros esa misma tarde cont$ %ue #abía poblado con ovejas esa regi$n del 5ío 3#ico, pero en menos de un a1o unos leones cebadosV le destruyeron m!s de la mitad de la majada y todos los potrillos y terneros. )racas$ en su intento de destruirlos mediante el envenenamiento de las reses muertas y luego enterradas por el le$nV, por%ue ste en su desconfianza nunca vuelve a comer un bocado de los animales muertos por l, si luego de muertos #an sido tocados por la mano del #ombre, cosa %ue descubre siempre su fino olfato. Tambin le result$ ineficaz la persecuci$n por medio de los perros. l puma es caminador y resistente y los perros no pueden matar a uno ya desarrollado. *u misi$n consiste en atacarlo #asta %ue se empacaV y entonces resulta f!cil al #ombre matarlo a balazos y aun con un garrote. Aas trampas tambin son ineficaces, por%ue nota en ellas la mano del #ombre y las re#úye. n la imposibilidad de limpiarV su campo de leonesV, %ue incluso llegaron a matarle dos de sus mejores perros ovejeros mientras los atacaba en su refugio, opt$ por vender todo e incorporarse al grupo de reseros sin cobrar nada, prestando su valiosa ayuda de #ombre conocedor y con la esperanza de #allar en el trayecto algún campo %ue le resultara m!s conveniente... ruscamente la conversaci$n fue cortada por un nuevo movimiento de espanto en el rodeo, %ue los #ombres, ya alertas, pudieron contener con rapidez. Una nueva recorrida por los contornos se realiz$ sin el mínimo rastro del puma y, sin embargo, una nueva oveja %ue agonizaba sangrante en el lugar del rodeo daba la prueba de una nueva incursi$n contra el mismo. Aos gauc#os tuvieron la certeza de #allarse frente a un le$nV ya muy corridoV y en esas condiciones la fiera ad%uiere notable astucia para eludir la persecuci$n del #ombre y aun de los perros. +%uietada la #acienda y sin rastros del puma, volvieron al campamento resueltos a esperar el día despiertos. Aos rondadores casi cercaban el rodeo, dando la impresi$n de %ue ni aun un gato podría acercarse al mismo sin ser notado. 'ero antes de %uince minutos, un nuevo y ruidoso entrevero en la #acienda anunci$ el tercer ata%ue del le$nV y aun%ue la llegada de los reseros al lugar fue casi simult!nea, s$lo #allaron dos nuevas ovejas caídas %ue se desangraban moribundas, pero total ausencia de la fiera. Aos reseros, aun los m!s conocedores, se #allaban asombrados( nunca #abían tenido noticias de un le$nV tan misterioso. 'arecía atacar desde el aire y evaporarse de inmediato. Auego de una r!pida batida por los contornos, se reunieron nuevamente en torno del rodeo llam!ndoles muc#o la atenci$n la actitud de los perros reacios a participar en el rastreo campo afuera y tenaces en su persistencia de apro"imarse al rodeo.
+ la tenue claridad del alba %ue llegaba, el capataz not$ en medio de la majada un círculo vacío, formado por ovejas %ue se apretujaban con miedo desesperado, tratando de subirse unas sobre otras, como tratando de evitar un peligro. n este movimiento, abrieron como una callejuela %ue comunicaba con el círculo #ueco y por ella lo vieron( bien agazapado a ras de tierra para ocultarse a la vista de #ombres y perros, pegado a un matorral cuyo color combinaba con el color de su pelo, se #allaba un puma de e"cepcional tama1o. l misterio %ued$ aclarado. Jespus de cada atropellada, en la %ue alcanzaba a matar uno o dos animales, al notar %ue los reseros se apro"imaban el astuto le$nV se ocultaba entre las mismas ovejas a las %ue la estrec#ez de la #ondonada y el empe1o de los reseros en mantenerlas reunidas impedía abrirse como para %ue el escondrijo %uedara al descubierto. Aa oscuridad de la noc#e, por su parte, impedía a los reseros notar ese #ueco en el interior del rodeo, lo %ue tambin podía atribuirse a la e"istencia de algún pe1asco en el lugar. llo tambin e"plicaba la falta de rastros del puma en los contornos y, en la nerviosidad del entrevero, pas$ inadvertida a los ba%ueanos la insistencia de los perros a los %ue su fino olfato indicaba la presencia del le$nV escondido entre las ovejas. +l grito de G6uarda, %ue a%uí est! el le$nHV, dieron paso a la #acienda, %ue se retir$ en avalanc#a veloz. +l verse descubierto, el puma trat$ de escapar, pero la arremetida furiosa y simult!nea de siete perros furiosos %ue lo rodearon lo oblig$ a empacarseV. Je un tremendo salto se arrim$ a un elevado pe1asco de pared vertical y de espaldas al mismo, de forma %ue le cubría la retaguardia, afront$ el ata%ue de la jauría %ue lo atac$ por tres lados atronando el amanecer con sus ladridos de coraje y furor. 3on las armas listas los #ombres se ubicaron de forma %ue el le$nV no pudiera #uir, pero don 3eferino, el due1o del arreo, orden$ no disparar las mismas por%ue en la semipenumbra reinante podía #erirse a los perros. *emirrodeado de enemigos, pero ya con protecci$n del pe1asco a sus espaldas, el puma comenz$ a defenderse como un verdadero maestro de la pelea. *entado sobre sus patas traseras, para tener m!s libertad de movimiento en las garras delanteras, gac#as las orejas en forma %ue casi no se le notan, la boca a medio abrir mostrando sus formidables colmillos, alerta los ojos, como midiendo puntería y meneando lentamente su larga cola en se1al de furor, lanzaba de improviso cortas arremetidas #acia adelante, acompa1adas de velocísimos zarpazos de iz%uierda y de derec#a, y de bufidos atemorizantes, #acía retroceder a los perros. +l retroceder, la jauría, organizada y canc#eraV lo #acía con rapidez pero en ordenado semicírculo, manteniendo la formaci$n de combate y siempre tan cerca del puma %ue sus peligrosos zarpazos casi les rozaban los #ocicos. n sus fugaces arremetidas, el puma
nunca se alejaba tanto del pe1asco protector como para %ue los perros pudieran atacarlo desde atr!s. +l retroceder, siempre lo #acía dando frente, semisentado con pasitos cautelosos #acia atr!s #asta tocar con el anca el pe1asco %ue le impedía ser rodeado y llevando medio en el aire una de las manos con las garras c#ispadas, aun%ue al dar el zarpazo, lo #acía simult!neamente con las dos, a la iz%uierda, a la derec#a, #acia arriba y #acia abajo, con rapidez de saeta y estirando el cuerpo en forma notable con elasticidad de goma. alanceaba ligeramente su esbelto cuerpo, como si fuera a dar un salto, para mantener en alternativa la atenci$n de los perros. +l bufar abría la boca sonando sus tremendos colmillos, manteniendo los ojos sin el m!s leve pesta1eo %ue pudiera ser aprovec#ado por los perros, pero sin dejar de vigilar fugazmente a los #ombres, en los %ue notaba a sus principales enemigos. *e notaba en sus peligrosas arremetidas con bufidos, zarpazos y c#as%uear de dientes, su intenci$n de asustar a la perrada para %ue sta le abriera camino, pero stos, adivinando sus intenciones, no le daban calce para intentar la escapada. 3omo si leyeran las intenciones en los ojos de la fiera, en cuanto sta se aprestaba a saltar al frente, los perros de los costados arreciaban su ata%ue y sus ladridos, llegando casi a morderlo en los flancos, con lo %ue lo obligaban a concentrarse en la defensa. 5epetidamente se dejaban casi alcanzar por sus arremetidas como buscando %ue ste, entusiasmado en el ata%ue, se alejara del pe1asco y así poder rodearlo totalmente, pero el puma por lo visto no era la primera vez %ue actuaba en esa clase de entreveros y ponía especial cuidado en no descuidar su retaguardia. ra un espect!culo de una #eroicidad imponente, ese animal %ue ya casi sin esperanzas se batía sin aflojar contra enemigos diez veces superiores. Jesaparecida ya la oscuridad protectora, acosado cada vez con mayor brío por la jauría y con los #ombres listos para intervenir con las armas de fuego, el puma estaba irremediablemente perdido. n el revolear de sus ojos como atisbando la m!s remota posibilidad de fuga, se notaba %ue l lo sabía, como sabía tambin %ue no podía esperar cuartel, pero no cedía en la defensa. 3aería en su ley. Aos reseros sujetaban a los perros novicios, para evitar %ue su ine"periencia los #iciera f!cil presa de las garras y colmillos del le$nV. No c#umbaban a la jauría para no enceguecerla en el ata%ue. Aa prdida de un buen perro es un grave inconveniente para un cuidador de ovejas@ pero un galleguito, resero novicio, imprudentemente arroj$ un palo contra el puma -%ue en el aire lo desvi$ de un zarpazo/ y al mismo tiempo azuz$ a gritos a los perros, lo cual estuvo a punto de motivar la salvaci$n del puma y el desastre para algunos perros y tal vez #ombres. Aa jauría enceguecida, en una acometida imprudente se arrim$ tanto al puma levantando una nube de polvo, %ue la fiera en un movimiento desesperado, pero con control perfecto, tom$ de un zarpazo a uno de los perros arroj!ndolo bajo de sí mismo.
Ni si%uiera mir$ al perro atrapado. +tentas sus garras y colmillos a la defensa, lo meti$ entre su barriga y patas posteriores y sigui$ enfrentando a sus atacantes. Aa vacilaci$n de un segundo en stos #abría bastado al puma para destrozar de una dentellada la cabeza de su prisionero, pero los #ombres advertidos del peligro estallaron en un coro de gritos y silbidos, %ue concentr$ en ellos la atenci$n del le$nV, salvando así al perro de las mandíbulas mortales. l pobre animalito atrapado recurri$ a su instinto de conservaci$n. No estaba mal #erido ni realiz$ el menor movimiento de defensa o fuga. 3onocía la t!ctica del puma y sabía %ue el menor movimiento le significaría una dentellada de muerte. Je lomo al suelo, las patas tiesas #acia arriba y la boca medio abierta como con miedo a cerrarla, desde su inc$moda posici$n observaba de soslayo el ata%ue cada vez m!s persistente de sus congneres y los movimientos de los #ombres %ue podían salvarlo. + su vez la jauría, como sabiendo %ue un titubeo de su parte podía ser la muerte de su compa1ero, arreciaba en sus furiosas acometidas, cada vez m!s ruidosas, cada vez m!s audaces... No eran aún oportunas las armas de fuego@ podía #erirse al perro atrapado o a otro y si el disparo no resultaba fulminante, el puma en su salto ag$nico podía #erir de paso a algún resero, y un zarpazo en tales circunstancias podía ser de gravedad... 'rovisto de un largo garrote y amparado en el ata%ue bullicioso de los perros, uno de los veteranos se va apro"imando muy lentamente y con e"trema cautela por un costado del apremiado puma. ste no deja de advertir ese nuevo peligro %ue sabe el m!s grave y lo demuestra en fugaces miradas de in%uietud. 'arece medir la posibilidad de dejarlo acercar para amagarle un zarpazo, o jugarse todo tratando de romper en un salto gigante el cerco de perros cada vez m!s envalentonados por la pro"imidad del #ombre, pero ya la luz del día y la presencia de tantas personas parecen convencer a la acorralada fiera de la imposibilidad de una fuga por sorpresa, decidindola a caer en su reducto. ombardeando a sus atacantes con bufidos, zarpazos y dentelladas sonoras, su anca contra el pe1asco #!bilmente sin soltar al perro atrapado en la presi$n de sus verijas y patas traseras, centímetro a centímetro se va corriendo #acia el costado opuesto al %ue ve avanzar al #ombre. 'ero tambin por el otro costado un #ombre avanza con disimulo, revoleando con lentitud unas boleadoras avestruceras. &a la vista veloz del puma no alcanza a cubrir todo el espacio desde el %ue es atacado, pero se sigue batiendo sin la m!s leve se1al de agotamiento o miedo. +l fin el #ombre provisto de las boleadoras, desde una distancia de tres metros y aprovec#ando una violenta arremetida de los perros, desde un costado aplic$ un golpe de bola en la nariz del puma, su parte m!s vulnerable. 3on un bufido cortado el le$nV dio un salto sin control y cay$ a tierra #ec#o un ovillo, recibido por las dentelladas ya inútiles de la jauría. Un nuevo golpe, por las dudasV, y el cuerpo fue pasando a la naturalidad %ue da la muerte. l perro %ue pasara por tan amargo trance se uni$ a sus compa1eros ladrando su alegría, insensible ya al dolor del zarpazo, por la dic#a de #aber salvado la vida. l puma muerto
era de tama1o poco común y en buen estado de gordura y desarrollo propio de los %ue se crían cebados en la matanza de ovejas. edía un metro y cincuenta desde el #ocico al nacimiento de la cola. +l cuerearlo, le #allaron viejas mordeduras de perros y dos cicatrices de bala, %ue daban la clave de su gran veteranía en la pelea y su astucia para eludir la persecuci$n de #ombres y perros ad%uirida en distintos entreveros. Aos pumas ya cebadosV en la matanza de #acienda matan incluso potrillos y terneros bastante desarrollados. s animal %ue #uye de la presencia del #ombre y s$lo puede ser peligroso cuando, empacado y acorralado, atropella para abrirse paso repartiendo tremendos zarpazos y dentelladas. 3uando matan varias ovejas s$lo les sorben la sangre y comen la parte delantera y grasosa del pec#o. Tienen la costumbre de enterrar la res para alimento de reserva, pero s$lo en circunstancias de apremio vuelven a comer de ella y nunca si notan %ue en la misma anduvo un #ombre. 3uando actúa solo, mata una oveja o dos para comer y beber sangre, pero si se trata de una #embra con cac#orros, luego de comer prosigue la matanza con el fin de adiestrar a sus crías en el arte de la caza para %ue aprendan a bastarse solos. n tales casos pasan #oras ensayando en la matanza y se #a dado el caso de %ue en una sola noc#e una leonaV con dos cac#orros ya desarrollados #ayan matado m!s de treinta ovejas y, como actúan en silencio y en la oscuridad de la noc#e, s$lo de casualidad o por el venteoV de los perros se puede descubrirlos en su depredaci$n. 2ncluso se allegan #asta el corral a matar ovejas como en el caso relatado. 0emos dic#o ya c$mo su desconfianza los #ace casi invulnerables a la trampa y al veneno. Aa forma m!s f!cil para cazarlos es encendiendo fogatas en la entrada de su cueva y luego taponarla para %ue el #umo los asfi"ie. n cautividad desde cac#orros llegan a domesticarse, pero siempre son peligrosos debido a su mal #umor y sus terribles garras. *on gatos gigantes. 5ío 3#ico, desierto y con sus serranías de piedra e innumerables cuevas, era lugar adecuado para los pumas.
UN NUTRIADOR NOVICIO EN EL LAGO COLHUE–HUAPI
Aas conversaciones en el fog$n de los carreros, siempre consistentes en temas comunes de caminos malos, cuestas peligrosas y menci$n de la fuerza de la caballada de cada uno y la #abilidad personal para conducir la c#ata, eran menos bulliciosas esa noc#e. Je las diecisis c#atas %ue componían la caravana salida desde 3omodoro 5ivadavia, la mitad se #abía separado en la 'ampa del 3astillo, tomando rumbo #acia el lago uenos +ires y pasando por el 5astro del +vestruz. l resto sigui$ el camino noroeste, #acia *armiento y uen 'asto. 'or ello cuando un sulBy lleg$ al campamento conduciendo a dos personas procedentes de *armiento, les insistieron en pasar la noc#e con ellos, por%ue esto significaba novedades e intercambio de noticias y como los viajeros se #allaban con #ambre y cansados no #icieron rogar la invitaci$n, a la vista del mate y costillares en el asador. Uno de ellos era un joven catal!n, de #ablar alegre y arrevesado. Alevaba ambas manos y antebrazos vendados y pronto acapar$ la atenci$n de carreteros y pasajeros. nterado de %ue pronto llegaría un barco en el %ue viajaba un mdico a 3omodoro 5ivadavia, iba a #acerse curar las #eridas ocasionadas por el #ielo del lago 3ol#u>0uapi, #acía m!s de dos meses y %ue ni el boticario de *armiento ni el curandero le pudieron mejorar. 0abía venido de spa1a eludiendo tres a1os de milicia y la carnicería de elilla. 3ontaba con gracia los percances sufridos por su desconocimiento de las costumbres y tareas patag$nicas y por ellos los carreros, previendo jocosos episodios, le pidieron %ue relatara el incidente del #ielo en los lagos de *armiento. *e #abía combinado en sociedad con un criollo para cazar nutrias, de piel valiosa, en el lago 3ol#u>0uapi, en *armiento, en la cual el catal!n ponía unos pesos ganados como mozo y pe$n en 3omodoro 5ivadavia, para comprar trampas y víveres y el criollo ponía su e"periencia en el ramo de nutriador y sus conocimientos de la regi$n. l carrito con los caballos se los prest$ un pariente de 3omodoro. n junio establecieron su campamento en el margen este del lago y comenz$ la espera de las escarc#as %ue endurecieran la superficie del agua, como para soportar el peso de una persona, poder llegar #asta las manc#as de #uncales y cazar las nutrias a garrotazos. 'ero pasaban los días y semanas sin %ue el invierno se #iciera sentir como para #elar el lago. 4eían a las nutrias de codiciada piel merodear entre los islotes de #uncal tupido y disponían de muy pocas trampas. Aa nutria es animal cauteloso y veloz para desaparecer en el agua, bajo la cual se #alla invisible la entrada de su madriguera, %ue luego cava e"tendindola #acia arriba #asta dejarla por sobre el nivel del agua, lo %ue le da un seguro refugio, cuya entrada el agua oculta.
3uando la superficie del lago est! escarc#ada, la necesidad de alimento y su #!bito al frío, #acen %ue salgan a la superficie, perforando para ello la capa de #ielo a la manera de las focas en la +nt!rtida. Auego caminan por entre los tupidos #uncales %ue emergen del agua formando islotes, marcando senderitos en los cuales es f!cil colocar las trampas. 'ero m!s f!cilmente y m!s abundantes se las caza a garrotazos por%ue los animalitos, para refugiarse en el agua y #uir a sus cuevas, deben #acerlo por el bo%uete %ue #an abierto en la capa de #ielo o entre las plantas, y cuando son atacadas lo #acen en forma atropellada y un tanto ciega. 'or lo cual resulta f!cil a un cazador ubicado junto al bo%uete, matarlas por decenas a garrotazos, mientras otro las espanta entre los bancales. Aa nutria no #uye al descubierto, sino %ue prefiere zigzaguear por los senderitos #asta llegar al bo%uete por ella abierto, en cuya puerta #alla la muerte con ventaja para el cazador. 'ero a casi un mes de espera, las #eladas no se #acían presentes con la intensidad %ue ellos necesitaban. *i un día o dos escarc#aba, luego venía un viento %ue derretía el #ielo, y mientras tanto la caza era casi nula y los víveres disminuían. +l fin el criollo, considerando %ue la campa1a ya resultaría muy poco productiva, resolvi$ abandonar el campamento e irse a la estancia Aa Crintala, donde le ofrecían trabajos a contrata muy ventajosos para fin de invierno. l catal!n no %uiso seguirlo por%ue no entendía esa clase de trabajos y adem!s #abía invertido en la aventura todos sus pesitos y %uería por lo menos salvar la plata. Aa caída de algunas nutrias en las trampas lo #abía entusiasmado y con lo %ue #abía visto y oído contar al criollo ya le parecía %ue tenía suficiente pr!ctica para actuar solo. + poco de irse el socio ya una serie de escarc#as sucesivas fueron endureciendo la superficie del lago. 3on alegría not$ el catal!n %ue gran cantidad de nutrias jugueteaban por el #ielo, a unos ciento cincuenta metros de la orilla, pasando de un islote de #unco a otro. 3onsider$ %ue, con la escarc#a de la noc#e pr$"ima, ya al día siguiente el #ielo tendría consistencia de sobra para resistir su peso. sa noc#e se acost$ con el pensamiento de la recuperaci$n del dinero invertido, una buena ganancia, la instalaci$n de un negocio de repostería en 3omodoro 5ivadavia, un viaje a spa1a y tal vez un casamiento. *o1$ con las nutrias y los garrotazos %ue les iba a pegar. +ntes de amanecer ya estaba de pie. Tom$ mate y c#urras%ue$, y al salir el sol y comenzar el trajinar de las nutrias se arm$ de un cabo de l!tigo para usar como garrote y #allando la capa de #ielo muy resistente, se encamin$ lentamente sobre ella rumbo a los islotes de #uncos, entre los cuales las nutrias al verlo se refugiaron y desde a#í lo observaban entre curiosas y desconfiadas. &a al borde del #uncal, el ine"perto cazador abandon$ toda prudencia, se lanz$ entre el mismo enarbolando el garrote y aplastando de un garrotazo a la primera nutria %ue #all$ a tiro, a la vez %ue lanzaba un grito de triunfo y entusiasmo... 'ero en el mismo instante, la escarc#a, %ue entre los #uncales es menos resistente debido al abrigo de las plantas, se
%uebr$ ruidosamente y el #ombre se #undi$ #asta las a"ilas, dando un grito de #orror por la impresi$n del agua #elada. Aarg$ el garrote y ma%uinalmente e"tendi$ los brazos en cruz consiguiendo afirmarse en los crujientes bordes de #ielo, lo %ue le evit$ sumergirse bajo la capa de escarc#a, con #orrible muerte. Jio repetidos gritos pidiendo au"ilio, %ue en esa soledad s$lo Jios podía darle. Jespus, ya algo m!s sereno, intent$ un cauteloso movimiento para subir al #ielo firme, pero ste cruji$ con sonidos %ue se e"tendían a un lado y otro, siguiendo la direcci$n de las grietas %ue se formaban y %ue a los oídos del desventurado parecían estruendos pavorosos. Eued$ inm$vil y aterrado@ not$ %ue el pelo se le ponía de punta y toda su vida pasada desfil$ por su mente en medio minuto. + pesar del frío su frente se cubri$ de sudor. *e vio perdido y jam!s pudo imaginar %ue la muerte tuviera tan espantoso aspecto. 0izo una nueva y suave tentativa y de nuevo oy$ el terrorífico crujir del #ielo al res%uebrajarse... Ae pareci$ %ue sus pies tocaban el fondo fangoso del lago y ello aument$ su espanto... *iempre #abía oído decir %ue ste era absorbente y %ue poco a poco, tragaba a sus víctimas sin devolverlas jam!s. 4olvi$ a pedir au"ilio, clamando a Jios, a la 4irgen y a su madre. *i en ese momento le #ubieran dic#o %ue lo iban a zafar de tan tremenda situaci$n para luego fusilarlo a los cinco minutos, se #ubiera alegrado. Tal era la zozobra %ue lo invadía, al ver tronc#ados sus sue1os dorados en una muerte #orrible, bajo una l!pida de escarc#a. Je nuevo se %ued$ inm$vil, no sabía por cu!nto tiempo. &a no tenían ilaci$n sus pensamientos. stos volaban desde personas %ue se #abían salvado de trances difíciles, a otras %ue #abían aparecido muc#os días despus de muertas. ¿'or %u no atendi$ el aviso del destino y se fue con su socio? 5ecord$ a una persona a#ogada con su caballo, bajo el agua escarc#ada del 5ío *enguer. Je nuevo su patria, su madre, su #ermana, su novia y la llorosa despedida en el puerto de arcelona. ra ateo, pero clamaba a Jios. +#ora lloraba m!s de tristeza %ue de miedo, y entre la nubosidad de su vista llorosa vio a su perro %ue se apro"imaba trotando por la superficie de la escarc#a. *e detuvo a cinco metros de distancia, y con las orejas gac#as, fijaba en l sus ojos tristes meneando la cola y gimiendo con el gemir de los perros junto al due1o moribundo. ntonces tuvo la sensaci$n de no estar solo y ello le dio !nimo para seguir luc#ando. Ae #abl$ al perro y ste respondi$ siempre con gemir triste y cari1oso, al tiempo %ue a medio agazapar, retrocedi$ #acia la orilla como invit!ndolo a confiar en Jios y seguirlo. ntre los #uncales, las nutrias asomaban sus cabezas dentudas, observando como perplejas y sin rencor, el trance desesperado de %uien las #abía atacado y a#ora se defendía de la muerte. 'arecían desear su salvaci$n. +lentado por la presencia del perro, afirm$ los e"tendidos brazos sobre los bordes del #ielo %ue lo asust$ con su crujido. sper$ unos segundos y luego volvi$ a levantarse lenta, muy
lentamente, centímetro a centímetro, an#elante, lleno de miedo, deteniendo y reanudando el movimiento según si el crujir de la capa de escarc#a aumentaba o disminuía. Jelante de l y a sus costados, las rajaduras veteadas de la escarc#a se prolongaban zigzagueantes por m!s de tres metros@ emergiendo por algunas de ellas finas burbujas de agua. G3$mo pesaban sus botas llenas de aguaH Jebi$ #aber subido al #ielo con alpargatas. n un infierno de incertidumbre, se fue elevando en movimiento imperceptible, #asta %uedar tendido boca abajo sobre la res%uebrajada capa de #ielo %ue lo sostenía apenas. Notaba un levísimo mecerse de la misma #acia arriba y #acia abajo, debido al movimiento interno de las aguas, con un c#irrido sordo %ue para el #ombre tenía la significaci$n de una sentencia de muerte. + cada instante, tenía la impresi$n de %ue la escarc#a cedía y l bajaba vivo a su tumba de agua y fango, con b$veda de #ielo. *ufre el suplicio de %uien se #alla pendiente sobre el vacío de un abismo, sujeto a una rama %ue con su crujir, le anuncia %ue no resiste m!s. 5espira muy despacio. iedo de moverse y de %uedarse %uieto. 'ero al fin se impone el espíritu de conservaci$n y muy suavemente, comienza a arrastrarse como una oruga, detenindose a cada instante, según el crujir del #ielo. l perro retrocede lentamente delante de l, siempre gimiendo y conservando la misma distancia como si supiera %ue si se le acerca, su peso ayudaría a romper la escarc#a. *igue su arrastrar el #ombre, con la mirada ansiosa fija en el perro y ste sigue su retroceso #aciendo cada vez menos tristes sus gemidos como si ellos fuesen una cuerda invisible %ue lo va tirando. 'asan los minutos %ue parecen #oras y crece su coraje a medida %ue disminuye el crujir del #ielo, y así recorre casi cien metros. 5ecin cuando el perro se arrima gozoso a l, lamindole las manos, se atreve a incorporarse y así recorre la distancia %ue lo separa de la orilla. l perro ladra y retoza con alegres saltos y las nutrias ya de nuevo recorren los #uncales, pero al fracasado cazador ya no le interesan(7G4!yanse al diablo, todas las nutrias #abidas y por #aberH8. &a en la tierra, se dej$ caer agotado. Jespus de unos minutos, se incorpor$, como dudando de #allarse vivo y observ$ el trayecto de #ielo tan penosamente recorrido arrastr!ndose. Jos listas rojas y paralelas %ue venían desde el #uncal a la orilla, le llamaron la atenci$n. 'arecía sangre. ntonces se mir$ los brazos y vio en manos y antebrazos, importantes cortaduras producidas por los afilados bordes del #ielo %uebrado. ran muc#as y algunas llegaban casi al #ueso, aun%ue para suerte suya, no #abía sido afectado ningún tend$n %ue pudiera motivar invalidez de miembros. *angraban en abundancia, lo cual, unido a la ansiedad del peligro y la intensidad del frío, le impedía sentir dolor. Je nuevo lo invadi$ la depresi$n. No conocía la regi$n y *armiento distaba casi veinte leguas. Tratar de llegar a
pie con tanta prdida de sangre, era absurdo, y una demora en la cura, con el frío y la suciedad, significaba una gangrena segura y luego la muerte. *e alleg$ #asta el campamento y trat$ de contener la prdida de sangre utilizando vendajes de una camisa vieja, pero con una sola mano el resultado era muy relativo, y pronto las manc#as rojas de la #emorragia afluían a travs de ese envoltorio de trapos viejos. l dolor comenz$ a #acerse sentir. *ali$ del campamento sin saber adonde dirigirse, con remota esperanza de #allar los caballos o alguna casa donde pudiera ser au"iliado. Aa emoci$n vivida y la prdida de sangre comenzaron a producirle debilidad, y se dej$ caer sentado en una mata de duraznillo, como abandon!ndose en manos del destino. Aa ma1ana era serena y de sol radiante. l conjunto de cantos y silbidos de aves del lago de los montes cercanos, se le antoj$ de una tristeza infinita y un preludio de muerte. G0aberse salvado del lago, para venir a morir detr!s de un monte, como un guanacoH +poy$ la frente en las rodillas sobre las vendas sangrientas de los brazos e intercal$ llanto triste con los pensamientos de tiempos, lugares y #ec#os dic#osos, mientras el perro sentado a su lado lo miraba con tristeza, comprendiendo su nueva dificultad. )ue dejando pasar el tiempo... Un ladrido medio apagado del perro con miedo de turbar sus pensamientos lo volvi$ a la realidad y sus ojos nublados de l!grimas siguieron la direcci$n en %ue miraba el animal, %ue se #abía incorporado. No vio nada, pero le pareci$ oír algo como el rodar de pedregullo pisado por un caballo y el crujir de ramas %uebradas por su desplazamiento. 'ens$ %ue sería un caballo solo pero pronto el c#as%uear de un rebencazo y el canturrear, entonando la canci$n en boga 7'obre mi madre %uerida8, le #izo saber %ue llegaba un ser #umano. 3on rapidez se sec$ los ojos. 7G'or favor, amigoH8 grit$ alzando los brazos ensangrentados. l jinete lo vio y de inmediato torci$ el rumbo de su caballo dirigindose al galope #acia el #erido, para detener junto al mismo su caballo receloso. l perro, ya alegre, se junt$ con los perros del jinete tan providencialmente llegado, y %ue tal vez era el único %ue andaba en muc#as leguas a la redonda. ste, observando con sorpresa al ensangrentado catal!n, rompi$ el silencio con un( 7.G'ero amigoH, ¿Eu le #a pasado?8. Aa emoci$n embargaba al fracasado cazador, casi al punto de #acerlo sollozar, impidindole #ablar. Ae pareci$ venido del cielo y nunca crey$ %ue la llegada de un ser #umano significara tanto. Ae vio ribetes de #roe y tartamudeando, le cont$ el percance. l jinete, luego de oírlo, desmont$ del caballo diciendo( 7GEu macana amigoHG0ay %ue tener cuidado cuando no se es ba%ueanoH8.
Je inmediato le arregl$ los vendajes #asta casi contener la prdida de sangre, luego lo ayud$ a montar en su caballo y lo condujo al campamento, donde le prepar$ el mate y un c#urrasco y, mientras el ya tran%uilo #erido comía, l sali$ a buscar los caballos cortando rastro, y como era campeador pr!ctico, en una #ora estuvo de vuelta con ellos. +t$ tres caballos al carrito del nutriero y antes de cargar al carro las dem!s cosas, le pregunt$ si %uería dejar el campamento armado, para volver al mismo cuando se sanara, pero el catal!n le jur$ por todos los santos, %ue 7no trataría de catear nutrias ni aun cuando se las trajeran en jaulas8. +nte tan categ$rica respuesta, el #ombre carg$ todo en el carro, ayud$ al catal!n a subir y atando su caballo ensillado a la culata, tom$ el manejo y emprendieron rumbo a *armiento, donde llegaron despus de medianoc#e. 'ese al empe1o del agradecido nutriador, en %uerer recompensarlo, no %uiso aceptar ningún dinero( 7Aas gauc#adas en el camino, s$lo se pagan con gauc#adas8, le dijo, y s$lo acept$ como regalo un porr$n de ginebra ols, %ue costaba un peso y %ue colg$ a los tientos del recado cuando regres$ al lago para seguir viaje. No volvi$ a verlo m!s y s$lo supo %ue #abía partido con un arreo para 'unta +renas en el a1o :;
NOCHES SIN PILCHAS NI FUEGO EN PAMPA DEL CASTILLO
Aos carreros, muy divertidos en esa reuni$n de campamento matizada por el relato detallado y en pintoresca forma por el nutriador fracasado, le pidieron %ue contara algún nuevo percance de su iniciaci$n como patag$nico, y el catal!n no se #izo rogar, recomendando a algunos espa1oles recin llegados de su país %ue prestaran atenci$n, por%ue las cosas en la pr!ctica no eran tan f!ciles como parecían desde el fog$n. No le agrad$ la forma de trabajo %ue tenía en una comparsa de vascos, portugueses e italianos y algún criollo, %ue se ocupaban de contratas de alambrados, aguadas, etc., y un buen día sali$ a caballo desde 'ampa del 3astillo rumbo a los bajos del angrullo, donde #abía un belga y algunos vascos amigos recin establecidos con ovejas %ue cuidaban en campos sin alambrar. No #abía camino marcado, pero a l, con lo poco %ue #abía andado y lo muc#o %ue #abía oído conversar en los fogones, le parecía %ue ya sabía suficiente como para rumbear solo, cortando campo. 3on el anoc#ecer cercano se #all$ zigzagueando entre tupidos matorrales de malaespina, molle y calafate %ue desgarraban su ropa y tambin el cuero sin tener la seguridad de %ue iba en buen rumbo. l caballo, ya al tanto del escaso dominio %ue el jinete tenía sobre l, e" profeso se metía por los matorrales m!s espinosos, fregando contra ellos las piernas doloridas del #ombre, ya ensangrentadas, como si con ello pretendiera convencerlo de %ue era la #ora de acampar. +l pasar por un lugar, donde un matorral de molle de características especiales, y una osamenta de guanaco, le #icieron conocer %ue #acía menos de una #ora ya #abía pasado por el mismo, tuvo la certeza de %ue #abía perdido el rumbo, y daba vueltas desorientado. Aa cosa, en la pr!ctica, ya no le parecía tan f!cil como en rueda de fog$n. 2nsisti$, y tomando como guía un cerro inconfundible, comenz$ a marc#ar #acia l. Ao perdi$ de vista al cruzar una #ondonada, pero al salir de sta, sigui$ su marc#a #acia el mismo ya seguro de #aberse orientado como un criollo viejo, pero esta seguridad se le esfum$, cuando luego de casi una #ora de marc#a se #all$ nuevamente en el lugar del matorral y la osamenta de guanaco. 'erdi$ la serenidad. No podía comprender c$mo daba vueltas para volver siempre al mismo lugar. &a no le era posible orientarse. Aa forma de los cerros, %ue le #abían recomendado como buena guía, a l le parecían a#ora todos iguales, y lo confundían m!s. 0asta el sol, guía principal y la m!s recomendada, a#ora le daba la impresi$n de %ue se estaba poniendo por donde debía aparecer en la ma1ana. GTodo al revsH Aa típica confusi$n del e"traviado. 4ueltas y m!s vueltas, para caer siempre al mismo lugar. 'ero en la rueda del fog$n del campamento -c!tedra de novicios/, #abía oído decir %ue en situaciones como la %ue l pasaba en ese momento, no es conveniente marc#ar de noc#e. *e debe acampar y acostarse #asta %ue la salida del sol lo oriente de nuevo. Ao %ue dice artín )ierro( 7Cbserve con todo esmero, en donde el sol aparece.8. & m!s adelante( 7& si
duerme, la cabera ponga para el lado %ue va8. sto último, no lo pudo cumplir, por%ue ya no sabía para %u lado iba. Cpt$ por desensillar, at$ el caballo a soga para %ue comiera algo, y a unos veinte metros de distancia prepar$ su cama con el recado y se acost$, teniendo la precauci$n de colocar a la cabecera el rev$lver y el cuc#illo de acuerdo a lo escuc#ado en los fogones, y se durmi$ sin comer. 0abría dormido una #ora, cuando un fuerte bufido del caballo, acompa1ado del crujir de matorrales aplastados, lo despert$ asustado en medio de la mayor oscuridad. *u espanto pudo ser motivado por cual%uier animal inofensivo %ue apareci$ de improviso, pero el catal!n de inmediato pens$ en el puma o algún bandido, y aun%ue le #abían dic#o en el fog$n %ue el le$n es cobarde ante la presencia del #ombre, no sentía inters en #acer una comprobaci$n personal al respecto. No obstante #izo coraje, y tomando el rev$lver sali$ del lec#o y se dirigi$, en pa1os menores, #acia donde #abía atado el caballo, para apaciguarlo, cosa %ue debi$ #aber #ec#o con un simple silbido, sin abandonar las pilc#as. +l ver acercarse esa figura con ropas desconocidas en medio de la oscuridad, sin si%uiera anunciarse con una voz o un silbido apaciguador, el caballo se asust$ m!s, y en la espantada dio un tir$n cortando el lazo %ue lo sujetaba, alej!ndose con trote y bufar receloso. ntonces le silb$, y el animal se detuvo a observarlo, con piafar receloso. n su apresuramiento y falta de pr!ctica, el catal!n %uiso acercarse corriendo a agarrar al animal y tropez$ contra un matorral cayendo al suelo. ste movimiento imprudente y la e"tra1a vestimenta asust$ m!s al caballo, %ue comenz$ a alejarse al trote, perdindose pronto entre la oscuridad y los matorrales, rumbo a la %uerencia. Ao persigui$ unos metros, pero comprendiendo %ue no lograría alcanzarlo y renegando contra sí mismo, por su falta de t!ctica y su imprudente apresuramiento, resolvi$ volver a acostarse y dormir #asta la llegada del día. 3amin$ unos cien pasos en la oscuridad, buscando la cama, sin dar con ella. 3asi a tientas desanduvo lo andado sin #allarla. *e puso m!s intran%uilo, camin$ tanto a la iz%uierda como a la derec#a varias veces, y ni se1ales de las pilc#as. &a asustado, anduvo en idas y venidas varias veces, variando el rumbo en cada una, pero todo fue inútil. &a desesperado, comenz$ a caminar en círculo, abriendo el mismo cada vez m!s, convencido en %ue así, al fin, tendría %ue tropezar con la ansiada cama, pero aun%ue anduvo circulando casi una #ora, s$lo consigui$ lastimarse en las espinosas matas, tropezar en los mogotes y #asta c#ocar con un zorrino %ue lo roci$ con su desagradable lí%uido. 'or suerte, al salir de la cama se #abía calzado las botas, %ue le resguardaban los pies de las espinosas tunas y de las piedras.
staba afligido. 'rimero le pareci$ un gran contratiempo el #aber perdido el rumbo@ luego le pareci$ %ue eso era una insignificancia comparado con la prdida del caballo, y a#ora eso le parecía cosa de juguete frente a la desgracia de perder la cama, %uedando en medio del campo, la oscuridad y el frío sin pantalones, saco ni gorra. G& %u largas son las noc#es en el *ur, ya en el mes de mayoH 'ara contrarrestar la brisa #elada %ue llegaba de la 'ampa del 3astillo %uiso prender fuego, pero se tirone$ los pelos de rabia, al darse cuenta de %ue #abía dejado en el pantal$n los f$sforos y un pedernal %ue llevaba por si se #umedecían a%ullos. G3u!ntas veces le #abían dic#o los veteranos %ue en la 'atagonia, cuando se duerme a campo, conviene no desvestirse, por si #ay %ue levantarse de improviso, o el viento le vuela las pilc#asH 'ens$ %ue entre tanta oscuridad el le$n podría saltarle encima sin %ue pudiera #acer uso del rev$lver. ¿'or %u, en vez del rev$lver no llev$ los f$sforos? 0aciendo fuego, el puma no se atreve a arrimarse. Aamentaba no #aber emprendido el viaje acompa1ado por un perro, %ue lo #abría sacado de todos esos apuros. GNo acertaba ni unaH 5ecord$ #aber leído y oído decir %ue los indios, para #acer fuego, se valían de dos palos de le1a %ue frotaban con fuerza entre sí y de inmediato resolvi$ #acer lo mismo. + tientas, recogi$ dos palos de malaespina, y con renovado aliento comenz$ a frotarlos entre sí durante media #ora, adoptando las m!s diversas posturas, #asta %ue comenz$ a sentir calambres, consiguiendo #acer %ue se calentaran un poco, pero sin se1as de encenderse, por m!s %ue repiti$ la operaci$n varias veces. +l fin abandon$ la tentativa sin m!s beneficio %ue el de entrar en calor y sudar por la violencia del movimiento de frotar. sto motiv$ %ue luego, debido a la #umedad del sudor, el frío se #iciera sentir con m!s intensidad. ntonces comenz$ a saltar, #izo fle"iones, bail$ y zapate$... *e sentía ridículo y pens$ en la opini$n %ue se formarían sobre l en sus pagos, si lo vieran en medio de la noc#e #elada y oscura del desierto patag$nico bailando jotas y fandanguillos, solo, en pa1os menores y con las botas. Aos bailes disminuían el frío, pero lo cansaban, y en cuanto se %uedaba %uieto diez minutos aumentaba el tormento del frío. *$lo el grito de los zorros interrumpía el silencio de la noc#e. 3aía una ligera #elada y las #oras parecían ser eternas. Todos los movimientos realizados para combatir el frío lo #abían agotado y el sue1o amenazaba con vencerlo. 'ero reaccionaba por fuerza de voluntad, recordando las advertencias de %ue una persona en tal situaci$n, si se entrega al sue1o, aun%ue sea s$lo por un minuto, es casi seguro %ue no despierta m!s. 3omenz$ a caminar lentamente, como para no cansarse y entumirse totalmente de frío. 3aminaba encogido, tropezando vuelta a vuelta con matas y mogotes, y en cada caída, sentía deseos de no levantarse@ pero luego, aun%ue con dificultad, se incorporaba y seguía.
)orzaba la vista tratando de descubrir algún vestigio de aurora. &a no le interesaba el rumbo ni pensaba #allar su cama. 3aminaba para no morir, con un lento y errante andar. Ae parecía #allarse en las tinieblas de un infierno #elado. Aastimado por las espinas, se tambaleaba al borde de su última resistencia, cuando not$ en el #orizonte el primer vestigio de la aurora, %ue se presentaba precisamente en el lado opuesto al %ue l esperaba. No cambi$ rumbo, por%ue de cual%uier forma, no sabía a d$nde iría a parar. 4olver sus rastros, en ese terreno pedregoso, s$lo lo podría #acer un veterano. l tan esperado día lo tom$ en el filo de una elevada planicie, y desde ella, observ$ en el bajo una columna de #umo %ue se elevaba recta, favorecida por la ma1ana serena, indicando la presencia de una vivienda a unos tres mil metros de distancia. 6alvanizado por el alegr$n, se lanz$ por la cuesta abajo, sin #acer caso de los montes cuyas espinas terminaban de desgarrar sus ropas interiores y tambin parte de la piel. 5ecin se detuvo cuando los perros sorprendidos por su presencia, le salieron al encuentro ladrando amenazadores y encrespados. Aos contuvo la voz del puestero, un vasco %ue sali$ a la puerta con el cuc#illo en una mano y una costilla de asado en la otra y se %ued$ perplejo mirando esa e"tra1a aparici$n %ue los perros rodeaban recelosos. l catal!n conoci$ al puestero, por #aberse #ospedado juntos en el #otel de 3omodoro 5ivadavia, y le dijo( 7uen día, don 2gnacio, ¿No me conoce?8. l vasco lo conoci$ m!s por el acento catal!n %ue por la figura, y e"clam$ en su sonora y característica modalidad vasca( 7'ero caramba, Macinto, ¿%u andando pasando #ombre, %u andando pasando? G+rrediezH 'ero ¿d$nde dejando ropa y caballo, Macinto, d$nde dejando #ombre?8. Auego lo tom$ de un brazo y lo entr$, siempre diciendo( 7G'ero pasando cocina, #ombre, pasando cocina y c#urras%ueando. Jespus contandoH8. 3omo alegre de tener compa1ía, el vasco pas$ el porr$n de ols y luego mate, mientras arrimaba el asado al fuego para %ue no enfriara. Ae prest$ unas bombac#as, un saco y una boina para %ue se vistiera, y momentos despus el catal!n, entre bocados de asado y tragos de vino de la bota, contaba su c$mica y amarga aventura %ue jam!s olvidaría, narraci$n %ue el vasco interrumpía con sus estruendosas carcajadas y e"presiones en lengua de su tierra, palmazos en las rodillas, como si el pobre catal!n estuviera contando una alegre aventura en la %ue se #ubiese divertido muc#o. Auego de oír totalmente la relaci$n del percance, le dijo, a manera de consuelo( 7GNo #aciendo mala sangre, Macinto, no #aciendo mala sangre, #ombre, por%ue todos recin llegados de uropa, pasando igual #asta poner ba%ueanos, sí... síH 3uando yo recin llegado, %ueriendo un día caballo arisco boliar, como ver #acer a criollos. 'ero boliadoras enredando cuerpo mío y una bola golpeando cabera, y vasco 2gnacio caer de caballo, y %uedando dormido en campo m!s de una #ora, %uedando dormido, sí... sí8.
Auego ensill$ dos caballos y salieron juntos en busca de las pilc#as e"traviadas. n cinco a1os, el vasco se #abía convertido en un veterano patag$nico y cortando rastro con ayuda de los perros, pronto #allaron la cama del catal!n a unas dos leguas de distancia. Jos leguas %ue, con las vueltas dadas por el #ombre durante la noc#e, sumaban m!s de seis, y... adem!s, los bailes y zapateos. 'ero lo %ue m!s e"asper$ al pobre catal!n en cuanto #allaron las pilc#as fue notar %ue, a menos de cinco metros de donde se #allaba la cama, estaban los dos palos de le1a %ue con tanto a#ínco y desesperaci$n #abía frotado entre sí tratando de encender fuego a la manera de los indios, y tambin las marcas dejadas en la tierra por sus furiosos bailes y zapateos ensayados para no acalambrarse de frío... ra el colmo. G'erecer casi de frío y sue1o, casi encima de las abrigadas pilc#as, donde adem!s tenía los f$sforosH Jespus observaron el trozo de lazo dejado por el caballo al #uir, comprobando %ue se #abía cortado, debido a %ue #abía sido mascado por un zorro #ambriento, seguramente el mismo %ue provoc$ la primera espantada del caballo y despert$ al #ombre. Un silbido y una voz dados desde la cama #abrían bastado para a#uyentar al zorro y entonces no #abría #abido aventura. l vasco, cada vez m!s divertido con las vicisitudes del catal!n, %ue lo #acían %uejarse de la 'atagonia, decía( 7G'aciencia, jacinto, paciencia #ombreH G'orrazos de 'atagonia, ya pronto a%uerenciando... sí, síH G&o nunca dejando 'atagonia, no, noH... G'ero a lo %ue es, nunca tampoco volviendo agarrar boliadorasH... G+rrediez #ombreH GJicen %ue cabera de vasco dura, pero a lo %ue es, esas bolas muc#o m!s duras... sí, síH8 l original remedo de la forma de #ablar del vasco %ue el catal!n #acía con el no menos original acento de su tierra divertía a los carreros, %uienes insistían en el relato de nuevas aventuras, #asta %ue el típico ruido de una r!faga de viento al castigar el monte anunci$ cambio de tiempo. ntonces comenz$ el renegar y el decir malas palabras. l *ol se #abía puesto con #orizonte rojizo en el Ceste, y poco despus los remolinos de arena %ue el viento arrastraba puso de mal #umor a los troperos %ue preveían tal vez para varias semanas de ventarrones, %ue #abía %ue afrontar de cara y cada cual, en medio de rezongos, se fue a meter entre las pilc#as de la cama %ue el viento pugnaba por arrancar.
REZAGOS BRUTALES: LA PELEA
+%uel día en %ue la tropa de c#atas atrac$ al galp$n, donde estaban es%uilando a m!%uina, a cargar lana, era uno de los %ue pueden llamarse día de mala. staban de mal #umor los diez es%uiladores, por%ue la #acienda %ue es%uilaban tenía arrugas y arena %ue desafilaba la #erramienta. staba de mal #umor don 5am$n, due1o de la majada, por%ue los es%uiladores rezongaban y es%uilaban mal. l contratista de es%uila estaba de mal #umor por%ue el due1o de la #acienda le llamaba la atenci$n a cada momento por el mal trabajo %ue efectuaba su gente. staba de mal #umor el cocinero, por%ue los es%uiladores le protestaban por la comida, diciendo %ue los asados estaban crudos y %uemados, los puc#eros recocidos y el mate cocido, aguado y amargo@ los agarradores andaban con cara #osca por%ue cada es%uilador les protestaba diciendo %ue a l le tocaban las ovejas m!s difíciles de es%uilar. Un día común en las es%uilas, en %ue los #ombres con los nervios en tensi$n a causa del cansancio de meses en ese trabajo muy pesado y sucio, suelen estar inaguantables unos con otros, al e"tremo de %ue basta la m!s insignificante insinuaci$n personal, para %ue los genios e"asperados y predispuestos a la rplica ofensiva reaccionen brutalmente, provocando consecuencias tr!gicas. & ese día, la tragedia parecía flotar en el ambiente. l due1o de la #acienda era persona pr!ctica y tesonera en el trabajo de cuidar ovejas, pero de una modalidad concorde en el lugar y la poca, capaz de matar o #acerse matar en una pelea, antes %ue ceder en una disputa en la %ue se consideraba con la raz$n de su parte. n las comparsas de es%uiladores, criollos en su mayoría por tratarse del trabajo temporario %ue m!s se amolda a su temperamento, suelen a veces infiltrarse elementos poco deseables, debido a %ue los territorios del *ur, por ley, #an sido designados como lugar de confinamiento para delincuentes en reincidencia. + la vez, por tratarse de regiones e"tensas poco pobladas, bravías y sobre todo muy escasas de policía, voluntariamente suelen e"iliarse en el *ur desertores o infractores a la Aey ilitar, #omicidas en pelea, %ue no #an %uerido entregarse para ser juzgados por no estar unos meses detenidos, desacatados a la policía por las m!s distintas faltas, etc. n realidad no son criminales peligrosos, sino endurecidos en el medio ambiente, capaces de %uedarse sin recursos por ayudar a una familia en la mala, o de provocar la desgracia de una familia, mat!ndose entre amigos por la discusi$n de un tiro de taba. + fuerza de #ablar de peleas y muertes y de admirar a matones desalmados, se ad%uiere el #!bito cruel. *e repudia el asesinato a traici$n, pero una vez iniciada una discusi$n violenta se mata por no aflojar ante los dem!s, por amor propio sin considerar el da1o inmenso ocasionado a seres inocentes %ue dependen de la víctima. Un producto de la mezcla del aventurero de la con%uista con el indio bravio del desierto. Auego del almuerzo, y la siesta interrumpida por la reanudaci$n del trabajo, los !nimos est!n caldeados al m!"imo. ntre silbidos, ladrar de perros y agitar latas con piedras para
apurar a los animales, los ovejeros embretan las ovejas, el motor inicia su ruidosa marc#a y los es%uiladores, todos a la vez, atropellan al brete para robar, o sea %ue cada es%uilador agarra y manea al lado de su manija tres o m!s ovejas, elegidas entre las m!s f!ciles para es%uilar, iniciando de inmediato la es%uila. Je a#í para adelante, el trabajo de agarrar y manear los animales %ue deben ser es%uilados %ueda por cuenta de los agarradores. Jon 5am$n, el due1o de la #acienda, le observa a un es%uilador, llamado ollera, %ue uno de los animales %ue #a maneado es un cordero de la última temporada y %ue no debe ser es%uilado. l es%uilador replica %ue no es un cordero, sino un borrego de a1o. Jon 5am$n insiste en %ue es un cordero y %ue debe largarlo, pero el es%uilador le da unos golpecitos en el pec#o diciendo( 7+ mí ningún gallego me va a ense1arlo %ue es un cordero o un borrego8. )ue una falta de respeto, poco concebible con la poca. Jon 5am$n era un #ombre maduro, casado y con cinco #ijos, mientras %ue ollera apenas tenía veinticinco a1os. +dem!s, el pedido, por venir del due1o del animal cuestionado, era razonable. '!lido por la irritaci$n, el due1o de la #acienda e"clam$( 7GNunca le di confianza a usted, como para %ue me golpee el pec#oH8, y la respuesta fue( 7G*e lo golpeo a usted y a cuatro como ustedH8. l es%uilador tenía en la cintura una daga de doble filo de unos treinta y cinco centímetros de largo. Jon 5am$n permaneci$ medio minuto inm$vil, blanco de rabia, luego dio media vuelta y se dirigi$ a su #abitaci$n donde tenía sus cosas. l es%uilador se acomod$ la daga y sigui$ es%uilando sin levantar la cabeza. *abía %ue podría #aber pelea, pero estaba seguro de %ue el #acendado, %ue seguro #abía ido a buscar armas, no lo atacaría sin previo aviso. Aa m!%uina ya funcionaba en ruidosa marc#a, y los es%uiladores, %ue #abían presenciado el incidente, ya m!s tran%uilos, comenzaron a es%uilar. Jon 5am$n regres$ a los pocos minutos y en la cintura se le notaba un rev$lver calibre =O. Cbserv$ a todos sin decir nada. ntr$ al brete, y apart$ dos corderos. Jisimuladamente, el es%uilador inmediato al del incidente, le avis$ a ste, %ue ni si%uiera levant$ la cabeza y sigui$ inclinado, es%uilando. Jon 5am$n se acerc$. 4acil$ unos segundos como tratando de dominarse, pero al observar %ue el animal %ue estaba es%uilando ollera era el mismo %ue l le #abía pedido %ue largara, se decidi$ por lo peor( se inclin$ sobre el es%uilador y toc!ndole levemente el #ombro, lo invit$ a salir del galp$n, y repetirle afuera lo %ue antes le #abía dic#o. Auego se enderez$ y %ued$ esperando. l es%uilador sigui$ su trabajo como si nada #ubiera oído. 0izo un movimiento al animal para cambiarlo de posici$n, y sobre el mismo, con rapidez de refucilo, solt$ la manija y se incorpor$ de un salto, con la daga en la mano, aplicando a su antagonista sorprendido una furiosa pu1alada al tiempo %ue le gritaba insultos y desafíos. +nte un ata%ue %ue no esperaba en esa forma, don 5am$n dio un salto #acia atr!s, respondiendo al desafío y disparando el rev$lver, disparo %ue no dio en el blanco, tal vez a causa de la pu1alada recibida.
Una #orrorizada gritería se levant$ en el galp$n y los corrales. 7G6uardaH... GNo peleenH... G+t!jenlosH...8. 'ero era peligroso interponerse entre esos dos #ombres, ciegos y enlo%uecidos de rabia y sangre. Aos perros, %ue parecen conocer esas circunstancias, saltaron al brete entre asustados y furiosos, con tremendo bullicio de ladridos en tomo de los contendientes, mientras %ue las ovejas, espantadas por los ladridos, corrían de un lado a otro del brete. n el salto #acia atr!s dado por don 5am$n, y %ue le #izo errar el tiro, se distanci$ del es%uilador. 'ero ste, no %ueriendo perder la ventaja del cuc#illo en el cuerpo a cuerpo, salt$ con rapidez para ultimarlo. Jon 5am$n #izo otro disparo, pero una de las ovejas %ue corría por el brete le roz$ las piernas, #acindolo trastabillar y errar nuevamente el tiro. 5ecibi$ dos nuevas pu1aladas, y #ubiese resultado totalmente acribillado, pero otra de las ovejas en fuga llev$ por delante a ollera, %ue debi$ retroceder varios pasos para no caer de espaldas. +l instante, y siempre vociferando desafíos e insultos %ue don 5am$n contestaba en la misma forma, dio un salto de puma para seguir apu1alando, pero un balazo %ue recibi$ en el pec#o lo sujet$ en el aire y cay$ de rodillas. *e incorpor$ de inmediato y con mano y daga ensangrentadas, pero ya con menos bríos, avanz$ vociferando amenazas #acia su contrario, %ue ensangrentado, con los intestinos asomando por dos de las #orribles #eridas, con el brazo e"tendido #acia abajo, pero sin soltar el rev$lver, se #abía apoyado en la pared del brete y respondía a los desafíos del %ue se acercaba para ultimarlo. n ese momento, el contratista de la m!%uina es%uiladora, con una pala %ue #all$ a mano, le aplic$ un golpe en la daga #acindosela saltar de la mano, instante %ue aprovec#aron las dem!s personas para interponerse y separar a los enemigos, %ue seguían intercambi!ndose insultos y desafíos, como si el furor de %ue estaban poseídos, no les permitiera sentir el dolor de las #eridas ni las palabras a gritos de %uienes intentaban calmarlos. Aa desagradable y espeluznante escena no #abía alcanzado a durar un minuto. Aa confusi$n era inaudita@ nadie se acordaba de detener el motor de es%uilar, ni las manijas %ue giraban locas golpeando el piso en forma peligrosa con sus afiladas puntas de acero. Jesde el campamento, los carreros despertados de su siesta corrían #acia el galp$n dando gritos de alarma. 5odeado de #ombres asustados, el #acendado solt$ el rev$lver y se dej$ deslizar a tierra con lentitud, retando siempre al es%uilador %ue, sostenido por sus compa1eros, se alejaba tambaleante, volviendo de tanto en tanto el cuerpo para responder a los desafíos. +l pasar cerca del contratista, le dijo( 7*iento no poder cobrarle, por #aberme #ec#o saltarla daga de la mano en el mejor momento8. l mismo ayud$ a preparar la cama en el recado, y al notar una pistola 'arabellum %ue siempre tenía en la cabecera, se la pas$ a un amigo diciendo con amargura(
7Toma. Te la regalo. 3$mo #abr! sido de mala mi suerte, para tener %ue peleara daga, teniendo esta arma en el recado. aldito gallego8. *e acost$, y diez minutos m!s tarde #abía muerto. l #acendado fue conducido a la cama, donde se trat$ como mejor se pudo de contener la prdida de sangre y entrarle los intestinos. ientras le efectuaban la rudimentaria cura y preparaban con toda premura una vagoneta para transportarlo a 3omodoro 5ivadavia a unas seis leguas de distancia, a cada momento preguntaba como obsesionado( 7¿uri$ el otro?8, y cuando le respondían %ue no, se maldecía a sí mismo, por #aberse dejado aventajar y #aber errado el primer tiro. 3uando lo vinieron a buscar para subirlo a la vagoneta, volvi$ a preguntar si el otro #abía muerto, y cuando le contestaron %ue era cad!ver #acía cinco minutos, sonri$ y dijo( 7&a me parecía %ue lo #abía asegurado bien8. No volvi$ a pronunciar palabra y trasladado a 3omodoro, muri$ dos días despus. 0ubo dos días de ocio, #asta %ue lleg$ la policía de 3omodoro 5ivadavia para la instrucci$n del sumario, durante los cuales, el muerto permaneci$ tapado con una lona. Aa esposa de don 5am$n debi$ #acerse cargo de casi cuatro mil ovejas, en campo sin alambrar, y siendo sus cinco #ijos todos menores de edad, supo afrontar la situaci$n. +ntes de la llegada de la policía, varios es%uiladores y peones del campo ensillaron sus caballos y se fueron a los cerros, desde cuya altura y ocultos a la distancia por los matorrales, espiaban #asta %ue la autoridad levant$ el cad!ver y se alej$. ra común en esos a1os %ue una importante cantidad de patag$nicos carecieran totalmente de documentos y adem!s su salida del Norte se #ubiera producido dejando cuentas pendientes con la ley. No obstante, en justicia, #ay %ue reconocer %ue eran escasos los ladrones o asesinos con alevosía. 0omicidas, en peleas por cuestiones de poca monta, ta#úres, desacatados a la policía, infractores a las leyes militares, algunas %uiebras fraudulentas, e"plotadores de mujeres, etc., constituían el mal elemento al %ue se recluía en los territorios del *ur. 'or espacio de varias semanas, las conversaciones eran del principal inters para el noventa y cinco por ciento de los pobladores. & a un relato seguía otro( por ejemplo, dos #acendados ocupantes de campos linderos, %ue se #allaban enemistados por cuestiones de los lindes respectivos. Un día se #allaron los dos en el campo y luego de un cambio de palabras, sacaron los rev$lveres de calibre WW, muy comunes por esos a1os, ya boca de jarro, se dispararon al mismo tiempo, cayendo en tierra ambos al primer balazo. No obstante desde el suelo, los dos siguieron bale!ndose #asta estar agonizantes, %uedando uno de ellos al morir, con s$lo una bala en el rev$lver y el otro alcanz$ a descargar todas las balas antes de %uedar muerto.
Ctra pelea dram!tica fue protagonizada en la serranía del *an ernardo, en la regi$n de *armiento, por dos #ermanos, #ijos de un alem!n y una aborigen, %ue tuvieron varios #ijos, algunos de los cuales se #abían baleado entre ellos anteriormente. Aos dos %ue se mencionan se llevaban muy mal entre ellos, y #abían prometido matarse en cuanto se encontraran. sa oportunidad lleg$ en ocasi$n en %ue uno de ellos se #allaba en un bolic#e de la campa1a conversando con el bolic#ero, cuando accidentalmente lleg$ el otro #ermano, se baj$ del caballo y entr$ al negocio. l %ue estaba #ablando cambi$ de conversaci$n, y en voz alta le dijo al bolic#ero( 7& como usted bien sabe mi amigo, a%uí en uen 'asto, no #ay m!s torito %uejo8. l otro capt$ la indirecta y se dio vuelta diciendo( 7¿ & %uin le #a #ec#o creer esa macana, torito de palen%ue?8. )ue suficiente( salieron a relucir los rev$lveres WW y se balearon #asta caer a tierra. +l ruido de los disparos lleg$ el jefe de 3orreos, e inclin!ndose #acia uno de ellos le pregunt$ %u #abía ocurrido. Aa respuesta fue( 7ste #ijo de mala madre me #a matado, pero yo me lo merezco, por #aberle errado el primer tiro8. & como ya casi en la agonía e"#alara un gemido de dolor, el otro #ermano tambin gravemente #erido le dijo al jefe desde el suelo( 7ire si ser! flojo el indio de... mircoles. 3$mo se %ueja8. Aos dos murieron a las pocas #oras. +fortunadamente, esa modalidad brutal de #acerse matar o matar tan s$lo por amor propio, o sea por no aflojar aun cuando no se tenga raz$n, poco a poco fue siendo barrida barrida por otra m!s civilizada, proveniente de la gran cantidad de europeos %ue llegaban a la 'atagonia con conceptos conceptos muy distintos distintos del amor propio y del valor cuya demostraci$n demostraci$n no consideran consideran %ue necesariamente deba demostrarse mat!ndose entre amigos, por discusiones %ue tienen su origen en cuestiones de escasa importancia,
TREINTA HORAS DE AGONÍA EN LA NIEVE
l día desapareci$ sin %ue en algún momento #ubiera decrecido la intensidad de la nevada, %ue ya tenía una a altura de casi cincuenta cincuenta centímetros centímetros y con la noc#e arreci$ el tormento. tormento. 3aminaba con pasos espaciados para reservar en lo posible fuerzas en el caso de %ue parara la nevaz$n o llegara el nuevo día. Tal vez serían las cinco de la ma1ana, cuando la nevaz$n comenz$ a disminuir y poco despus ces$ totalmente, apareciendo algunas estrellas. llo lo anim$ a seguir su tremenda luc#a contra el frío, el #ambre y el sue1o %ue lo martirizaban, por%ue en cuanto cuan to amaneciera a maneciera podría orientarse con seguridad. No era er a f!cil resistir r esistir #asta #as ta la llegada del día, por%ue su resistencia ya estaba al límite. 3onforme el cielo aclaraba, iba en aumento el frío y comenz$ a #elar y a soplar una leve brisa del *ur. +l fin comenz$ a aclarar. Aa luz del día trajo un mayor sufrimiento por el frío. *us ropas comenzaron a endurecerse por la escarc#a, peg!ndose a su cuerpo. *us botas, aun%ue de buena calidad, ya estaban %uemadas por la nieve... n lontananza alcanz$ a ver dos jinetes arreando caballos... *eguramente andaban en su busca y aun%ue sabía %ue a esta distancia no podrían verlo, agit$ los brazos #aciendo se1as con la boina, pero los jinetes se perdieron de vista pronto, pro nto, en una direcci$n %ue lo alejaba de ellos. *u andar se fue tornando casi ma%uinal y cuando llegaba a algún lugar donde la altura de la nieve era mayor, caía al suelo y cada vez le era m!s difícil incorporarse. *$lo su e"traordinaria fuerza de voluntad lo mantenía en luc#a. l sol sali$ brillante y muy frío y su reflejo en la nieve comenz$ a molestarle la vista dolorosamente. 3onoci$ 3onoci$ el lugar donde se #allaba, #allaba, notando %ue en su marc#ar e"traviado se #abía alejado m!s de siete leguas de su casa, y se dio cuenta de %ue, a no muc#a distancia, #abía un profundo ca1ad$n en el %ue estaban establecidos con ganadería dos argentinos. 3on paso e"#austo cambi$ de rumbo en esa direcci$n. n un recorrido menor de trescientos metros se cay$ tres veces, y en la última apenas logr$ levantarse. levantarse. Je pronto, casi sin esperarlo, se #all$ en el filo de la loma %ue formaba el ca1ad$n y casi de inmediato, vio el puesto, de cuya c#imenea salía #umo. n su alegría trat$ de apresurar la marc#a cuesta abajo en la pendiente y cuando %uiso darse cuenta se #abía metido #asta la cintura en un bald$n de nieve formado al reparo de una gran mata de molle. molle. *e desplom$ desplom$ de nuevo y, pese al gran esfuerzo realizado, no pudo volver a incorporarse. Ao invadi$ una inmensa amargura al pensar %ue tendría %ue morir con el au"ilio a la vista. *u garganta estaba enron%uecida y desde el puesto nunca podrían oírlo y menos verlo, por%ue la mata de molle lo impedía, aun%ue l, por entre los intersticios de las ramas cargadas de nieve, veía perfectamente el puesto a menos de dos Bil$metros de distancia. Un pensamiento providencial lo anim$. GAos perrosH llos podrían oírlo pese a la debilidad de su garganta y, con sus ladridos, avisarían a sus due1os. Euiso silbar, pero sus ateridos labios se lo impidieron. ntonces puso las manos en la boca a manera de bocina y empleando todas las fuerzas %ue le daba su
desesperaci$n, lanz$ un grito ronco, desarticulado, pero bastante apagado. Un coro de ladridos le respondi$ desde el puesto y, a travs del ramaje del molle, vio tres perros casi juntos %ue ladraban en su direcci$n. 3asi de inmediato se abri$ la puerta del ranc#o y dos #ombres, uno de ellos con el mate en la mano, salieron a mirar alternativamente #acia los perros y #acia el lugar para donde estos ladraban. Tuvo un nuevo temor( si no se incorporaba, los #ombres no podrían verlo por sobre la mata de molle y a lo mejor creían %ue la actitud de los perros era motivada por el paso de algún puma u otro animal y volverían a entrar en el puesto. Notaba %ue se consultaban entre ellos, indecisos y atentos. Mug$ su última carta( apoy!ndose en un mogote formado por un coir$n #elado #izo un esfuerzo sobre#umano y se puso de pie sobresaliendo sobre el molle, agitando la boina con la mano y emitiendo un lamentoso y a#ogado pedido de au"ilio, para volver a caer de inmediato sobre la nieve. 'ero a travs de las ramas pudo notar %ue lo #abían visto, por%ue uno de los #ombres arroj$ el mate sobre la nieve y a dificultosas zancadas comenz$ a correr en su direcci$n, mientras el otro descolg$ unas riendas y corri$ #acia un corral, de donde sali$ a caballo galopando #acia el filo del faldeo, con la rapidez %ue se lo permitía la nieve. ntonces, como dando ya por terminada su tremenda luc#a, afloj$ toda la tensi$n de su cuerpo, confi!ndose a los #ombres %ue corrían presurosos en su ayuda. Aos perros, siempre ladrando, se adelantaron a sus due1os y no tardaron en llegar al matorral observando al caído con gru1idos recelosos y encrespado el pelo del cogote, pero casi de inmediato, como conociendo su tr!gica situaci$n, comenzaron a gemir y a agitar la cola en forma cari1osa, a la vez %ue dirigían a#ora sus ladridos en direcci$n a sus amos, como pidindoles %ue se apresuraran. Jiez minutos despus, casi simult!neamente llegaron los dos #ombres %ue lo ayudaron a levantarse e"clamando( XGJon 3arlos...H G'ero %u le #a pasado, amigo...H G3$mo anda a pieHX. Aa emoci$n de au"ilio solidario a#oga al #ombre %ue, con intensa emoci$n apenas alcanza a balbucear( XG+%uí me tiene, amigo, de nuevo en la malaHX. + caballo lo introdujeron a la casa, donde luego de despegarle las ropas ad#eridas al cuerpo por el #ielo, lo friccionaron con nieve y le dieron a beber caf caliente y ginebra. Aa entrada en calor aument$ en forma e"traordinaria el dolor de las %uemaduras de la escarc#a. 3uatro #oras m!s tarde lleg$ una de las comisiones %ue lo buscaban. Jespus llegaron otras %ue, al terminar de caer la nieve, #abían podido localizar sus rastros y seguirlos. +nte la gravedad de las %uemaduras, una de las comisiones sali$ en busca de sus familiares y de una mujer con buenos conocimientos de medicina y cirugía, do1a aría de 6astaldi, establecida con su marido en, XAas 4ertientesX, a cinco leguas de distancia, cuidando ovejas a inters. ra decidida, valerosa y #!bil para el caballo, aun en las noc#es m!s malas.
Alegaron de vuelta al día siguiente, pero poco se pudo #acer a favor del #erido %ue, pese a las curas efectuadas, muri$ a los dos días de #aber sido #allado.
EL DERRUMBE
Jías de viaje dificultoso, entre caminos barrosos y a veces nieve, llevaba el pullman de la empresa Aloví, con sus treinta pasajeros en viaje de 3omodoro 5ivadavia a 3#ile, con punto final en 'uerto +ysn, ya sobre el Ccano 'acífico. Je 'aso eleiro al Ceste, casi en el límite con 3#ile y al comienzo de la 3ordillera boscosa y con valles pantanosos, el viaje se #ace m!s dificultoso, y m!s frecuentes las encajaduras. +l final #ubo %ue pasar la noc#e con el ve#ículo empantanado, durmiendo unos en las butacas y otros #aciendo fuego al reparo de bos%ues en el 3ampamento del Sorro, ya internado en territorio c#ileno. 'or suerte la le1a, aun%ue mojada, es abundante y arde bien. Jía amargo #abían pasado los pasajeros, a causa de las lentas tramitaciones aduaneras en los dos puestos de la frontera. 'rimero en el 'uesto )ronterizo de la 6endarmería Nacional en el 0ito WP, donde la revisaci$n de los e%uipajes y documentaci$n es rigurosa. *e decomisaron bastantes productos y objetos, cuya e"portaci$n estaba pro#ibida en ese a1o de :;W;. *e producen discusiones y a veces, súplicas largas por parte de los pasajeros, %ue alegan razones de uso personal y primera necesidad. Aloran algunas mujeres, pero los funcionarios se muestran reacios. Todo esto se #ace a la intemperie y por momentos entre nevisca con viento frío. n el lugar no e"iste ninguna clase de negocio donde el pasajero pueda resguardarse o ad%uirir alimentos, por%ue debido a un convenio entre los dos países, entre los puestos fronterizos de +rgentina y 3#ile, una distancia de unos cinco Bil$metros, no se permite la instalaci$n de ninguna clase de casa de negocio. Auego de cuatro #oras de revisaci$n en el puesto de 6endarmería Nacional, se reinicia el viaje lleno de peripecias #asta llegar al retn de 3arabineros de 3#ile. Tres #oras para recorrer cuatro Bil$metros, marc#ando por un camino blando, entre agua, mogotes de piedra y pantanos. Nueva descarga de e%uipajes para revisaci$n de los mismos y de la documentaci$n. 3on menos demora, por%ue 3arabineros no re%uisa nada. *$lo se limita a la revisaci$n y anotaci$n en planilla jurada, %ue luego los interesados deber!n presentar ante la aduana en 3oy#ai%ue, donde deber!n pagar el impuesto o en su defecto la mercadería ser! devuelta a la +rgentina. *igue despus el viaje por caminos accidentados y monta1osos. *e repiten las encajaduras@ #ay %ue colocar las cadenas en las ruedas del ve#ículo a cada momento para salvar pasos pantanosos, y luego sacarlas, para %ue las piedras en camino firme no las corten ni arruinen los neum!ticos. uc#as veces los pasajeros deben empujar el ve#ículo o tirarlo con sogas para salvar pasajes blandos o cuestas resbalosas. l pasaje, #ombres, mujeres y ni1os, van con sue1o, frío y #ambre. Jesde las W de la ma1ana %ue #an salido de 5io ayo, s$lo #an probado algunos bocados fríos %ue los escasos previsores llevaban.
+ las W de la ma1ana llegan a la localidad de 3oy#ai%ue. 0an empleado :L #oras para recorrer WP Bil$metros de cordillera boscosa, y dado la poca del a1o y el estado de los caminos, el viaje debe considerarse bueno. 3oy#ai%ue, poblaci$n c#ilena con mezcla de modalidad argentina en la tonada al #ablar, en la vestimenta y en la comida. ezcla del ponc#o, c#a%ueta y faja de #uaso, con la bota criolla y a veces la bombac#a. Jiez a1os atr!s, desde la frontera c#ilena #asta 5ío ayo, predominaba el acento y algunas modalidades c#ilenas. +#ora, con motivo del intenso tr!fico de ciudadanos c#ilenos #acia la +rgentina, para trabajar en el petr$leo, las es%uilas y la mayoría de la mano de obra, %ue luego regresan a 3#ile, la modalidad argentina lentamente se infiltra en 3oy#ai%ue y localidades fronterizas c#ilenas a la vez %ue el acento trasandino disminuye en la regi$n de 5ío ayo, aun%ue algunas palabras de uso c#ileno se #acen costumbre en la +rgentina. + las Q de la tarde, el pullman reanuda la marc#a #acia 'uerto +ysn, donde los pasajeros tomar!n el barco, único medio para viajar al norte de 3#ile, y %ue dista D< Bil$metros de caminos monta1osos. uc#a lluvia. Aos ríos y numerosos arroyos corren torrentosos. 3aminos %ue encaran grandes cuestas en monta1as de roca. "tensos bos%ues con enormes !rboles de #asta un metro de di!metro y gran altura, muc#os de ellos %uemados en los grandes incendios provocados para luego sembrar pasto en esos lugares y ocuparlos con #acienda. 3ascadas de agua %ue bajan furiosas de las elevadas monta1as, peladas en las alturas, lujuriosamente boscosas m!s abajo, y en sus cúspides con coronaci$n de nieve y niebla. 3arretas de bueyes %ue conducen le1a o mercaderías. 3arretas totalmente de madera de un solo !rbol. 3on dos rodajas del tronco, se fabrican las dos ruedas, no siempre muy redondas y con alfajías, largas y resistentes, se fabrica el prtiga, los yugos y la carrocería, todo atado con sogas y con total ausencia de #ierro. 4erdor permanente y caminos en zig zag %ue van por los faldeos de las altas monta1as tan estrec#os %ue cuando se encuentran dos ve#ículos %ue marc#an en sentido inverso, para pasar, deben maniobrar cuidadosamente para no caer a los precipicios. +rreos de ovejas o vacunos, marc#an api1ados por el camino de los ve#ículos, rumbo al embarcadero de 'uerto +ysn, para ser llevados a los mercados de consumo del norte. l pullman -la g$ndola en 3#ile/, debe detenerse para dar tiempo a %ue los reseros, en medio de silbidos y ladrar de los perros, #agan a un lado la #acienda para dar paso al $mnibus. *i el arreo es numeroso, se demora #asta media #ora en pasarlo. *e ven obligados a marc#ar por el camino de ve#ículos, debido a la estrec#ez del espacio, bordeado en un lado por el río y en el otro por las empinadas monta1as cubiertas de bos%ues y cortadas por decenas de arroyuelos %ue bajan de ellas. 'uentes colgantes, sobre precipicios de cuarenta o m!s metros, bajo los cuales corren torrentosos ríos y %ue al pasar el pullman sobre ellos, oscilan formando un oleaje de maderas ruidosas, %ue impresionan a los novicios. 0uertas al costado del camino, todas las casas de madera. +lgunas pe%ue1as villas, con escuela, y escolares %ue marc#an #acia ellas, indiferentes a la lluvia. *e #a descendido por una cuesta impresionante de camino angosto y en espiral, bordeado por abismos.
+#ora el pullman marc#a cuidadosamente, por un profundo y angosto ca1$n, %ue bordean altísimas monta1as de piedra, cubiertas de bos%ues. Una belleza natural, impresionante y sin artificio. l camino corre por el faldeo de la monta1a en partes a cien metros de altura, donde los obreros %ue lo construyeron debían trabajar sobre andamios bamboleantes, sujetos a cables, mientras perforaban la pared para colocar dinamita y abrir camino en la dura roca. l camino de 3oy#ai%ue a +ysn, es accidentado, peligroso, pero de piso firme. Aas frecuentes paradas y maniobras para dar paso en los encuentros con otros ve#ículos, dificultadas por la lluvia, producen demoras y ya es de noc#e. *e va bordeando el río *impson, a#ora colmado de agua por su confluencia en el aniguales. *e #a pasado el puente colgante de l alseo, el Bil$metro =Q y la #ermosa cascada de Aa 4irgen, a#ora impresionante en su ruidosa caída desde treinta metros de altura, siempre por un camino aprisionado entre el río crecido y la monta1a de roca y bos%ues, el imponente )arall$n con total obscuridad a los costados, con ruido de agua y de motor e"igido. +l filo de la media noc#e, el camino lleva muestras de ser cortado en cual%uier momento por el agua. +lgunas alcantarillas ya se pasan con dificultad y de tanto en tanto, desprenden desde la monta1a algunas fracciones de tierra, y ramas junto con piedras, lo %ue significa la posibilidad de derrumbes grandes. *e detiene el $mnibus y el conductor con dos carabineros %ue #an subido en l alseo, se internan a pie entre la obscuridad, alumbrados por sus linternas. n lo alto de la monta1a, #ay un ruido sospec#oso %ue va en aumento. Aa lluvia es tupidísima. 'asan varios minutos... Je pronto por el camino alumbrado por los potentes faros del $mnibus detenido, aparecen el conductor y los carabineros a todo correr y gritando. *us capotes y ponc#os negros, mojados y %ue la luz de los faros tornan brillosos, les da el aspecto de seres misteriosos %ue emergen de entre el agua y las tinieblas. 6ritan, y #acen se1as con las linternas encendidas. 7.G+tr!s... +tr!s... +tr!s... GG4iene un derrumbeH8. Jesde lo alto, comienza a oírse algo como el silbar de aire comprimido %ue se escapa. +yudado por las se1ales de las linternas, el pullman comienza a retroceder en marc#a atr!s, por el camino angosto y resbaloso, con riesgo de irse contra la monta1a o precipitarse al río. Aos gritos de alerta se #an contagiado, y todos los pasajeros gritan al unísono( 7G+tr!s... +tr!s...H G'ronto %ue nos agarra un derrumbeH G+tr!s...H8. 3asi al instante, a unos cien metros delante del $mnibus, comienzan a oírse los golpes de rocas y !rboles %ue caen desde la cumbre de la monta1a y %ue la oscuridad impide ver. Jespus un tremendo estrpito, como de mil morteros %ue e"plotan, y %ue provienen de millares de piedras y !rboles cayendo desde doscientos metros de altura junto con torrentes de agua, not!ndose c#ispas producidas por las rocas al estrellarse. Je pronto un estampido como de una potente bomba y de inmediato otro mayor, de características realmente ensordecedoras. Un blo%ue de roca, tal vez de centenares de toneladas, carcomido en su base por el paso de las aguas en millares de a1os, y a#ora impelido por la tremenda presi$n
de la misma, acumulada en un di%ue natural formado por !rboles y piedras amontonadas por las corrientes, cede a la presi$n y se precipita al vacío. 3#oca contra una saliente de la monta1a, produciendo espantoso estruendo y una llamarada de fuego. n el mismo instante, desviado el !ngulo de su trayectoria a causa del impacto, cruza sobre el río y se estrella contra la monta1a de enfrente, distante unos cien metros, con tanta violencia de c#o%ue y fricci$n, %ue produce un trueno aturdidor y una llamarada viva en el flanco de la monta1a %ue parece salir del agua, cuando la mole se #ace pedazos en el fondo del río desplazando toneladas de agua. Aa luz de la llamarada ilumina por un segundo esa escena de infierno. 'iedras, !rboles, tierra y agua se precipitan desde lo alto con fragor de artillería pesada. Jos enormes !rboles se c#ocan en el aire como dos gigantes trenzados en pelea, o como si pretendieran ayudarse entre sí mientras caen al abismo. nseguida oscuridad y estruendo. Clor a #umo y a %uemaz$n. illares de partículas de piedras diminutas, astillas y agua pulverizada caen sobre el $mnibus y las personas %ue se #allan a su costado. *ensaci$n de %ue la monta1a se precipita encima de todos. 0ay #istricos gritos de #orror y las mujeres se santiguan, estrec#ando en brazos a sus #ijos. 5umor de balidos aterrados se oyen por una fracci$n de segundo. Jespus, las e"plosiones disminuyen paulatinamente #asta cesar del todo, %uedando s$lo el bramar del agua %ue cae de la monta1a #asta %ue a la media #ora, tal vez por #aberse terminado el agua acumulada en el di%ue formado por !rboles y piedras en lo alto de la misma y roto por la presi$n, el ruido disminuye a lo normal. l pasaje ya m!s tran%uilo, sale del $mnibus y e"plora a la luz de las linternas los efectos del derrumbe. l camino #a desaparecido bajo el alud, y en su lugar #ay a#ora una loma de m!s de siete metros de altura por unos veinte de anc#o, formada por rocas, !rboles y tierra barrosa. n ve#ículo, no #abr! paso por m!s de una semana. + consecuencia de una barrera formada por el alud, el río comienza a crecer peligrosamente comenzando a invadir el camino con su desborde, pero cuando los pasajeros se preparan para ponerse a salvo en la cuesta de la monta1a, la fuerza de la correntada rompe con violencia el obst!culo y el nivel del río vuelve a ser normal. 'arte del pasaje vuelve a api1arse en el pullman mientras otros, junto con los carabineros, tratan de abrir paso por sobre el obst!culo, para pasar a pie al otro lado. Jos #oras m!s tarde, del lado opuesto aparecen varias linternas. n la obscuridad se oye el grito( 7G+#, de la g$ndolaH8. 3uando se le responde %ue est!n todos bien, agrega la voz( 7G0arta suerte les #a deparado JiosH GAos creíamos aplastados por el derrumbeH8. s una patrulla de au"ilio formada por carabineros, soldados y civiles mandados desde 'uerto +ysn. 0asta all! #abía llegado, aun%ue amortiguado, el ruido del derrumbe, y sabiendo %ue el pullman cargado de pasaje venía en camino y demoraba en llegar, ante la posibilidad de un desastre salieron en su au"ilio. Tan s$lo un arreo de treinta y dos vacunos %ue se
#allaba acampado en el lugar, desapareci$ totalmente bajo el alud, mientras sus dos reseros se alejaron a tiempo, junt!ndose con el pasaje del $mnibus. )ormando una doble fila de personas por sobre los escombros del derrumbe, se logr$ pasar a todo el pasaje al lado opuesto donde los esperaban camiones y carros de au"ilio, sobre los cuales siempre afrontando la lluvia, emprendieron viaje a 'uerto +ysn. &a con día claro lleg$ el maltratado pasaje al puerto, mojados, somnolientos, con #ambre y cansancio. 'uerto +ysn se #alla al nivel del Ccano 'acífico, entre altas monta1as e interminables bos%ues, debido a lo cual no es frío. +un%ue era temprano, casi toda la poblaci$n se #allaba en movimiento y con cierta alarma( el 5ío +ysn, en el %ue desaguan el *impson, el aniguales, el de Aos 'alos y otros menores, corría en forma imponente. n la curva oeste del pueblo, ya casi en el estuario de 3#acabuco en el 'acífico, los vecinos consternados, contemplaban c$mo la pujanza del río, socavaba con rapidez el terreno de la poblaci$n, amenazando a las viviendas. Jos casas de madera, ya evacuadas por sus moradores, se #allaban con su mitad en el aire, oscilantes sobre las aguas, mientras sus afligidos due1os, trabajaban con desesperaci$n arrancando puertas y ventanas para salvar algo. 'ocos minutos despus se cortan las sogas con %ue tratan de mantenerlas sus angustiados propietarios y se precipitan al torrentoso río donde en un momento son destrozadas en forma ruidosa por la correntada %ue arrastra grandes !rboles y #asta algunos animales muertos. ntre tantos despojos era arrastrado un buey, aún vivo, %ue realizaba esfuerzos desesperados para mantenerse a nado y arrimarse a la orilla( +l pasar cerca de un grupo de personas %ue trabajaban para salvar una casa, lanz$ un balido penoso como clamando ayuda y despus desapareci$, atrapado entre los troncos de los !rboles arrastrados por la corriente. Un grupo de personas rodeaba a tres mujeres %ue lloraban lanzando gritos #istricos. Jos ni1os de D y O a1os %ue salieron de la casa en un descuido #abían desaparecido. n el lugar donde los vieron mirando la correntada, aparecía desmoronado el río. Aas mujeres se arrojaban al suelo tratando de zafarse de %uienes las sostenían para correr #acia el río en busca de los ni1os, y costaba trabajo sostenerlas y calmarlas. *u desesperaci$n era grande y justificada. inutos despus llegan dos carabineros, %ue traen en brazos a los ni1os sanos y salvos. Aa naturaleza #abía obrado un verdadero milagro( al caer al río el espacio de terreno en %ue se #allaban los ni1os, stos fueron a dar sobre las raíces de dos enormes !rboles entrelazados %ue el agua arrastraba. ntre esa mara1a de raíces y ramas entrelazadas, %uedaron los ni1os enredados y =< metros m!s adelante, en una saliente de la barranca del río de Aos 'alos, los !rboles vararon, y casi por casualidad, allí #allaron los carabineros a los dos ni1os. Aa lluvia prosigue pero la gente trabaja normalmente.
n +ysn, caen anualmente seis metros de agua de lluvia por a1o, contra ciento cincuenta o doscientos milímetros, %ue caen en la zona central y costera de la 'atagonia argentina.
EL CRUCE DEL RIO SENGUER
Aluvias y des#ielos cordilleranos #acen %ue el 5ío *enguer corra pujante y caudaloso. *u anc#ura en 'aso oreno, punto adecuado para el vadeo con carros, no pasa de los setenta metros, pero su lec#o inconsistente, de pedregullo movible, m!s la violenta correntada, tornan muy peligroso el paso para las pesadas c#atas de catorce caballos de tiro. 3orre octubre de :;
contrarrestar su pujanza en aumento. 3uando el varero, y la parte delantera de la c#ata entran al agua, aumenta el c#as%uear de l!tigos y los silbidos y gritos de aliento a los caballos, e"igindoles el mayor esfuerzo. + su vez, los cuarteadores gritan y aplican rebencazos a sus montados %ue, ya casi a nado, e intuyendo el peligro, medio se abalanzan, redoblando el esfuerzo %ue la correntada dificulta. Aos carreros se detienen ansiosos en la orilla del agua, crispando los dedos en el cabo de los l!tigos, mientras la c#ata se interna en el río cuyas aguas se estrellan violentas contra las ruedas y la carrocería, formando espumosos remolinos %ue parecen #ervir. +#ora, los pobres caballos cinc#an afanosos entre la corriente, %ue debido a la inclinaci$n %ue les motiva el esfuerzo casi les llega al lomo, dificultando su e%uilibrio. *ilencio total en ambas orillas. &a el ve#ículo #a llegado a mitad del río, cuando uno de los caballos pierde firmeza en un poz$n y cae con pattico pataleo... Un cuarteador acudi$ en su ayuda y aun%ue logr$ %ue de nuevo #aga pie ya se #abía producido el espanto en el resto de los animales de tiro. 'ese a los esfuerzos inauditos del conductor y los cuarteadores para controlar al varero y al cadenero en medio del agua, manteniendo la c#ata en ruta, sta se desvía en sentido favorable a la corriente, #acia mayor profundidad, salindose del terreno e"plorado de antemano. stall$ un clamoreo de angustia en ambas m!rgenes del río( >G6uardaH... G6uardaH... G6uardaH &a descontrolada y fuera de ruta, la c#ata entra en un poz$n con tremendo bar%uinazo, lo %ue obliga al carrero a soltar las riendas y aferrarse al pescante para no ser lanzado al agua. ntonces sobreviene la cat!strofe. )altos de control desde las riendas varios caballos enredados en sus aperos caen, siendo cubiertos por las espumosas aguas. n desesperado entrevero, se #an desviado #acia la parte barrancosa y all! %ueda la c#ata encajada, con peligrosa inclinaci$n y violentamente batida por la correntada. 3on los animales ya atemorizados al m!"imo, fracasan todos los esfuerzos %ue en medio del agua agitada realizan los seis cuarteadores para a%uietarlos. 'arece un combate cuerpo a cuerpo, en medio del río. Jiecisis caballos, sujetos a la c#ata por los aperos %ue les impiden nadar, se debaten amontonados en enorme y desesperada confusi$n, con ruido de c#apoteo, de cadenas, y con relinc#os de terror. se relinc#o o alarido tan raro como impresionante, %ue parece paralizar la sangre. *e abalanzan. 4uelven a caer unos encima de otros. *e #unden. 4uelven a reaparecer emitiendo el fatídico grito de muerte. 3unde la consternaci$n entre los veteranos carreros. >G3orten los tirosH... G*alven los caballosH, se oye un!nime gritería.
3onsternados e impotentes, los cuarteadores sacan sus cuc#illos y cortan las cuartas de sus montados y salen a las orillas con dificultad. ra inútil y peligroso actuar en medio de ese torbellino de agua turbulenta y animales enlo%uecidos. 5eflejando en su rostro una desesperaci$n sin límites, el due1o de la c#ata desciende presuroso del pescante. Aleva desenvainado entre los dientes el filoso cuc#illo. 3on el agua lleg!ndole #asta m!s arriba de la cintura se lanza temerariamente al remolino de caballos y comienza a cortar cuartas y riendas, ya soltar cadenas para salvar a sus animales de la muerte. *ecundado por otros jinetes, los cuarteadores tratan de internarse nuevamente en las aguas para ayudarlos a retirarlos de su peligrosa situaci$n@ pero sus caballos, espantados por el espect!culo %ue presencian, retroceden y se abalanzan enlo%uecidos, neg!ndose a obedecer pese a las espuelas, los rebencazos y vociferaciones de los #ombres. Jesde ambas m!rgenes, se incita a gritos al carrero en desgracia, para %ue abandone el peligroso salvataje. 'ero l parece no oír y prosigue afanoso la defensa de su único capital. 3on ayuda del cuc#illo #a librado seis caballos. +lgunos de ellos ya #an salido a la orilla y trotan desorientados, arrastrando las cuartas cortadas. Ctros son llevados por la correntada, mientras luc#an por #allar un lugar sin barrancas, %ue les permita salir a la orilla. 3inco ya #an perecido y sus cuerpos, aún sujetos por las cuartas, se mueven en sube y baja, al comp!s del movimiento del agua. Je pronto, el carrero tambalea. 'or efectos del acalambramiento por frío, se lo ve perder fuerzas y ceder al empuje de las aguas. >G+g!rrese a la c#ata, don franciscoH le gritan cincuenta voces. Trata de #acerlo, pero ya no alcanza. *e pone de espaldas a la corriente, tratando de mantenerse fírme. 'ero sta puja, y resistindose vacilante, poco a poco es empujado a. mayor profundidad. +terrado, ve c$mo en las orillas fracasan las tentativas para acudir en su ayuda. 3on los dientes apretados a causa del calambre, y los ojos e"tremadamente abiertos, su rostro refleja todo el #orror de las circunstancias. Tiene los brazos alzados fuera del agua, y en la mano crispada mantiene aún el cuc#illo %ue le sirviera para cortar las cuartas de los aperos. Aanza un clamor en demanda de au"ilio, %ue sabe imposible, y volviendo la vista, ya a una orilla, ya a otra, ve el confuso movimiento de los carreros, %ue ensayan inútilmente tentativas de ayuda. 3omo entre brumas, cree percibir a la distancia algo así como un jinete rojo, %ue avanza a toda rienda de su caballo. 4e c$mo dos personas %ue trataran de llegar #asta l, sujetos a sendos lazos, son vencidas por la fuerza del agua, debiendo ser sacados a la orilla medio acalambrados de frío. Ae parece ver de nuevo al jinete rojo, %ue sigue avanzando cada vez m!s r!pido y cada vez m!s cerca. 3ada vez m!s cerca. Jespus, su vista se nubla y pierde la noci$n de lo %ue est! sucediendo, con un nuevo y angustioso grito de au"ilio, %ue se pierde entre el gritar desordenado de los carreros. +lgunos de stos desvían la mirada para no ver el tr!gico fin del desventurado compa1ero de #ueya...
l grito de mando a un caballo, el tropel del mismo al caracolear, y el c#as%uido de un fuerte rebencazo, variaron el panorama y la atenci$n de todos. ontado en brioso caballo -se1al segura de %ue no pertenecía a la 5epartici$n/ un policía llega con velocidad de saeta. 4iolentamente se sofrena el animal, al borde mismo de la orilla barrancosa, de metro y medio de altura. 6ira y se abalanza, caracoleando rebelde ante las aguas torrentosas, pero el milico es #!bil jinete. *in desmontar, arroja a tierra el sable, el rev$lver, la casaca roja y el Bpis y de inmediato impulsando el cuerpo #acia las aguas, aplica a su montado las espuelas y el reben%ue. 3on elegante salto y un bufido de coraje se lanza el animal al agua en sonoro c#apuz$n, levantando millares de c#ispitas. 6ira confuso al principio y luego nada #asta la mitad del río. 4irando despus corriente en contra, se dirige resuelto #acia el #ombre %ue, ya casi inconsciente, con el agua lleg!ndole casi a las a"ilas y manteniendo siempre en alto el peligroso cuc#illo, se mantiene en pie por instinto de conservaci$n. 'arece no oír la voz del policía %ue mientras se acerca penosamente a l le grita( >G+guantate un minuto, don )rancisco, %ue ya lo ayudoH Y.Aargue el cuc#illoH 'or su estado de aturdimiento el #ombre no entiende, y el cuc#illo constituye un peligro tanto para el jinete como para el caballo o el mismo accidentado. l jinete, %ue se mantiene sereno, se yergue, apoy!ndose en un estribo, y con el pie aplica un fuerte golpe en el codo del carrero, #acindole saltar el cuc#illo de la mano. *obre el mismo movimiento, al ver %ue el #ombre, ya vencido, se #unde, se inclina y lo aferra de los cabellos. Ao afirma contra el recado, grit!ndole( >G+g!rrese fuerte, amigoHGTratemos de salir de staH + partir de ese momento, comienza la dram!tica luc#a para ganar la orilla. 3on el #ombre prendido a su costado, el caballo debe afrontar doble presi$n de la correntada y, tomado de costado por la misma, poco a poco comienza a ser llevado #acia aguas m!s profundas, marginadas en m!s de mil metros por barrancas a pi%ue, %ue toman imposible la salida a la orilla. l agua forma en partes terribles remolinos, %ue asemejan embudos giratorios con succi$n al fondo. 0acia ellos, siempre sin cesar en la luc#a, son arrastrados metro a metro #ombres y caballo. Aa presencia de la enorme c#ata en medio del río contribuye a %ue la furia de las aguas sea m!s turbulenta. 3on vista e"perta, el policía observa el panorama, sin ver posibilidad de salvaci$n, pero no abandona a su au"iliado. 'or el frío y el esfuerzo %ue realiza, el caballo est! llegando al límite de su resistencia. Trata de #acerlo nadar en sesgo, sin resultado. 2ne"orablemente, la corriente los acerca a los tr!gicos remansos, en los %ue acaba de desaparecer el cuerpo de un caballo a#ogado... l característico zumbar de un lazo le pas$ cerca de una oreja. Je inmediato oy$ el sonar met!lico de la argolla del mismo, al golpear contra la argolla del bozal de su caballo, y entonces lo vio ce1irse al pescuezo del animal y ponerse en tensi$n por la fuerza %ue se le
#acía desde la orilla. )ue un tiro de lazo magistralmente perfecto. 0ec#o en forma apresurada, desde treinta y cinco metros, al largo m!"imo del lazo, y con precisi$n matem!tica. *i #ubiera distado medio metro m!s, el lazo #abría resultado corto para salvarles la vida. Aos carreros, %ue mientras el caballo era arrastrado #acia los remolinos lo seguían ma%uinalmente por la orilla, al grito de( >GravoH GravoH, corrieron a prestar ayuda al #!bil y oportuno enlazador. +#ora, con el lazo tirado por varias personas, el caballo del %ue se aferran los dos #ombres es arrastrado corriente arriba, como una barca en sirga, #asta llegar al lugar del paso sin barranca, saliendo a la orilla empapado y tembloroso por el frío y el esfuerzo. 3ircula el porr$n de ginebra ols, para dar calor. +penas veinte minutos #an transcurrido desde %ue la c#ata se #abía internado en el río. l carrero, %ue se #alla inconsciente, es friccionado con ginebra, %ue tambin se le da a beber. n ese momento, socavado por la corriente el terreno en %ue se asienta, y cediendo al empuje violento de las aguas %ue se estrellan contra ella, la c#ata, %ue parece barco escorado, vuelca con estruendo en medio del río, levantando nubes de espuma. 3aída de costado, emerge medio metro fuera de las aguas, %ue se estrellan en su carrocería y luego, sonoramente, le pasan por encima, arrastrando bultos de mercadería %ue el agua lleva en círculos ondulantes #asta #acerlos desaparecer en los remolinos. n media #ora, el due1o #a perdido el trabajo de diez a1os y, abatido, contempla la inmensidad de su desastre. Cc#o de sus mejores caballos, incluidos los de m!s difícil adiestramiento, se #an a#ogado, sujetos alas cuartas. l aparejo, perdido o muy da1ado, y la pesada c#ata, volcada en medio del río, en una forma muy difícil de salvar. l due1o del cargamento, %ue tambin viajaba acompa1ando al carrero fletador, #a perdido la mercadería ad%uirida para consumo de todo el a1o. Aos pesados y redondos tercios de yerba, con sus pelagos de distintos colores, giran sobre sí mismos, llevados por la corriente, a la vez %ue giran en torno al remolino de agua, como planetas en $rbita, semejando tambin monstruos acu!ticos, con pelo y sin cabeza. *e resolvi$ en acuerdo general aplazar toda tentativa de cruce #asta tanto no amenge la corriente, y tambin no abandonar el lugar #asta sacar del río la c#ata volcada. ntre el tintineo de las campanillas de las yeguas madrinas, las numerosas caballadas se esparcieron lentamente pastando por el campo. +l calor de uno de los fogones, seca el policía su uniforme de rojo piment$n, sin sac!rselo, mientras comentan las incidencias pasadas. 3uelga a los tientos un porr$n de ginebra %ue le regalan 7para %uitar el frío8. Jespus de tomar mate y c#urras%uear, se pone el ponc#o para ocultar el rojo delator de su uniforme, ya %ue va en una misi$n difícil, y se despide con un 70asta la vuelta, amigos. n otra
oportunidad tomaremos las copas juntos8. ontando en el pingo %ue resultara tan providencial, parte al galope, flotando al viento las #ilac#as de su viejo ponc#o... ntonces, alguien %ue lo conoce de antes, cuenta en el fog$n su #istoria, %ue es la #istoria de muc#os patag$nicos. ra entrerriano. uy diestro en el manejo de armas de fuego. 'or cazar carpinc#o s sin permiso, en el campo de un rico, y resistirse al comisario, tuvo %ue escapar de su provincia, decidiendo radicarse en el sur de la 'atagonia, por%ue oía decir %ue all! los campos eran libres. +dem!s, se averiguaba muy poco la vida de cada uno. 3omo se tenía fe para marinero, en uenos +ires sent$ plaza de marino en el vapor 7'residente 5oca8. Aa navegaci$n en el agua dulce del 'aran! le result$ muy distinta a la del agua salada en el mar, y al pasar frente al tormentoso 3abo 3orrientes el #ombre se mare$, causando #ilaridad entre los dem!s marineros, portugueses y espa1oles, veteranos en las tormentas del mar. l papel de marino mareado no le result$ agradable, y por ello en cuanto el barco atrac$ a 3omodoro 5ivadavia se %ued$ en tierra, como cual%uier pasajero, sin si%uiera cobrar su paga. 'asaron los meses. 'as$ de pe$n a patr$n y viceversa, varias veces. n contratas de es%uila, de alambrados. 3on la venta de algunos cueros de c#ulengo o zorro y el premio %ue le pagaron por la caza de algunos pumas 7cebados8 junt$, en dos a1os, mil pesos. 3asi una fortuna. Ae gust$ la 'atagonia por lo libre y brava, y se le despert$ la vocaci$n de estanciero. 3ompr$ %uinientas ovejas para poblar un campo %ue #abía elegido en 5ío ayo, a unas sesenta leguas de 3omodoro, y comenz$ a arrearlas personalmente, con el fin de a#orrar algunos pesos con %ue construir el puestito y comprar los 7vicios8 del a1o. Jurante el arreo se aloj$ una noc#e en el bolic#e de un turco, donde #abía corral. +burrido de rondar de noc#e y arrear durante el día, %uiso aprovec#ar la seguridad de las ovejas en el corral, para dormir tran%uilamente en cama y bajo tec#o. ra timbero de coraz$n, pero #acía m!s de dos a1os %ue se #abía aguantado lejos del juego, a pura fuerza de voluntad. sa tran%uila noc#e sin ronda, la tentaci$n fue demasiado fuerte, y resolvi$ probar suerte, 7s$lo por un par de #oras8. +sí fue como se trab$ en una partida de monte criollo, con un portugus, un andaluz y un argentino %ue, 7de casualidad8, estaban en el bolic#e. 5esultado( %ue despus de pasarse toda la noc#e en la mesa de juego al amanecer del nuevo día tuvo %ue venderle las ovejas al bolic#ero, perdiendo plata, para pagar las deudas del juego. 7G3osas del destinoH8, decía luego,7Gdespus de tantos días de aneo y rondas, sin perder ni una oveja, justo en el corral, donde las creía m!s seguras, las vengo a perder todasH8. 0oras m!s tarde sigui$ arreando las ovejas, pero a#ora lo #acía como pe$n del bolic#ero %ue, según lo supo despus, #abía entrado en combinaci$n con los otros jugadores, %ue eran buscas, para ganarle la majadita. *e trag$ la rabia. 'refiriendo guardar silencio antes %ue pasar por sonso. Aes tom$ aversi$n a los buscas y en cuanto dej$ las ovejas en el campo del turco se fue a *armiento y sent$ plaza de milico para reventarlos en cuanta ocasi$n se
presentara. l caballo %ue montaba, y con el cual #abía realizado la #aza1a del salvataje, #abía pertenecido a un poblador ingls %ue, en su establecimiento de la cordillera fue asesinado junto con su esposa por un siniestro bandolero. Jespus de apropiarse del dinero y del caballo, el asesino degoll$ a las dos criaturas del matrimonio, según l 7para %ue no sufrieran por %uedar guac#os8. *e intern$ en 3#ile. Un día dio con dos carabineros %ue conducían detenido a un criminal. *e present$ a ellos como un poblador argentino %ue debía efectuar diligencias en el retn y e"#ibi$ sus documentos( era riojano. Ao invitaron a ir con ellos y compartir el campamento, donde pasaron la noc#e. +l reanudar la marc#a del día siguiente, aprovec#$ el momento en %ue los carabineros estaban por montar para disparar sobre ellos, por la espalda, d!ndoles muerte y poniendo en libertad al criminal. 4olvieron a la +rgentina, y enterados de %ue un poblador #abía vendido una caponada, lo asesinaron para robarlo. l comisario de policía de *armiento encarg$ al policía entrerriano %ue saliera en busca del criminal y le trajera 7aun%ue sea el cuero8, tom!ndose todo el tiempo necesario. +cept$ la misi$n, por%ue no le desagradaban las carreras bravas y, al mes de andar en gira, supo por informes %ue el criminal en compa1ía de otros dos mal#ec#ores -uno de ellos el %ue libert$ al asesinar a los carabineros/ se #allaba acampado en las monta1as del +lto +rroyo 3#alía. ra un lugar muy poco accesible, y tambin era cosa de loco tratar de detener, l solo, a tres asesinos decididos y de buena puntería. Tampoco era cuesti$n de dejarlos escapar y, si perdía un mes en viaje a *armiento o 3omodoro 5ivadavia en busca de refuerzos, era seguro %ue al volver ya no los #allaría. nterado de %ue los tres bandidos tenían graves cuentas pendientes con los carabineros de 3#ile, resolvi$ abrogarse facultades de cancillería. 'or Aago lanco y 4alle 0uemules se intern$ en 3#ile, y en el retn de almaceda se puso al #abla con los carabineros. l jefe del retn era #ombre pr!ctico y como tal resolvi$ proceder de acuerdo a la l$gica, dejando a un lado el papeleo. +cept$ mandar en compa1ía del policía argentino a dos de los carabineros m!s valientes, conocedores de la regi$n y ansiosos de castigar el cobarde asesinato de sus colegas. Aa citada comisi$n 7interministerial8 se intern$ veinte leguas en territorio argentino y cuatro días despus sorprendi$ en su campamento a los tres bandidos, %ue nunca creyeron %ue pudieran #allarlos y menos atacarlos en tan apartado paraje. 'arapetados, resistieron a balazos la orden de detenci$n. Aos carabineros eran admirables tiradores y antes de una #ora los dos compinc#es del delincuente argentino resultaron gravemente #eridos y l, %ue no demostr$ ser muy valiente, se entreg$. Uno de los carabineros result$ levemente #erido en un brazo, y el caballo del policía argentino tambin fue lastimado por una bala. l bandolero, al entregarse, lo #izo para salvar su vida y con la seguridad de %ue mientras lo conducían detenido, ya fuera a 5aKson en la +rgentina, o a 'unta +renas en 3#ile, cual%uiera de los lugares a m!s de setecientos Bil$metros de distancia y por trayectos
desiertos, no le faltarían oportunidades de escaparse. +dem!s, siempre #abía tenido la precauci$n de no dejar con vida a ninguno %ue fuese testigo de sus crímenes. 'or ello, la justicia de cual%uiera de los dos países, aun sabindolo un sanguinario bandolero, no podría condenarlo. l policía y los carabineros pronto llegaron a un acuerdo. l argentino, en pago de su caballo #erido, se %ued$ con el esplndido parejero %ue el criminal robara a los asesinados ingleses, y los carabineros resolvieron llevarse el criminal a 3#ile, para juzgarlo por el asesinato de los dos carabineros. Aos #eridos murieron. *u fanfarrona confianza y su indiscreci$n le fueron fatales al bandolero detenido. Jisponía de dinero como para pagar buenos abogados, en +rgentina o 3#ile. Cfreci$ coima para %ue lo dejaran libre, y de lo contrario amenaz$ con denunciar la violaci$n territorial por parte de cual%uiera de los países. sto motiv$ una nueva consulta entre el policía y los carabineros, llegando a la conclusi$n de %ue el bandido en su amenaza decía la verdad. uc#o sacrificio, gastos y peligro, para conducir al detenido en el largo trayecto a 5aKson o 'unta +renas, y una vez all! libertad por falta de pruebas para ste y amonestaci$n, proceso, detenci$n o cesan tía para los autores del procedimiento, por detenci$n indebida, abuso de autoridad, violaci$n territorial y usurpaci$n de cargo. 'uras trampas leguleyas para tapar el crimen a cambio de dinero. Aa 7invasi$n territorial8 iba a ser motivo de muc#o revuelo en ambas capitales, si era manejada por #!biles leguleyos, de esos %ue mezclan la profesi$n de abogados con la de encubridores. n la consulta, llegaron a lo siguiente( un asesino con tan #orrendos crímenes en la conciencia constituye un gran peligro si se lo deja en libertad, pero tambin #ay %ue evitar las complicaciones injustas a %uienes arriesgan la vida persiguiendo a los criminales. n definitiva, todo tiene soluci$n. Aos tres se pusieron en viaje conduciendo al asesino a almaceda, en 3#ile, por un trayecto cordillerano, pasando por peligrosos desfiladeros y profundos precipicios. *iete días despus llegaron al retn de carabineros, pero sin el detenido... + la pregunta del Mefe del retn sobre el resultado de la misi$n respondi$ uno de los carabineros( 70aría mala suerte tuvo el FgalloI por botarse a macanudo. ientras lo traíamos detenido %uiso escapar y se despe1$ en el precipicio de un desfiladero. l colega argentino, %ue nos acompa1a, fue testigo del accidente8. l Mefe, #ombre pr!ctico y carabinero veterano en los entreveros de fronteras, #izo constar estas aseveraciones en el e"pediente. 3aer a un precipicio por refalada o empujado por las circunstancias siempre tenía el mismo resultado. +dem!s, el #ec#o #abía ocurrido tan en el límite fronterizo %ue tanto podía ser tierra c#ilena como argentina. Tierra de nadie, en el vocablo militar. *i se indagaba muc#o el asunto podía incurrirse f!cilmente en violaci$n territorial, lo cual era cosa 7#arto delicada8. 3omo esta teoría era compartida tambin por
el representante de la policía argentina, según criterio del entrerriano, sellaron el pacto con un apret$n de manos y se arc#iv$ el e"pediente. 3uando el argentino, a su regreso, pas$ por la 3ordillera en el desfiladero donde se #abía despe1ado el 7gallo8 vio a los c$ndores %ue revoloteaban sobre el precipicio y pens$ %ue 7ni si%uiera el cuero8iba a poder llevarle al comisario de *armiento.
FUEGO EN COMODORO
*in %ue nadie pudiera especificar el motivo, todos le #allaron mensaje de tragedia a ese misterioso resplandor rojizo y movible, %ue en un anoc#ecer de noviembre de :;<; concentr$ la sorprendida atenci$n de los %uince carreros acampados para pasar la noc#e en el alto filo de la 'ampa del 3astillo. *e pasaron la voz al notarlo y por espacio de algunos minutos, suspendieron la tarea de desatar los caballos, mientras observaban en silencio y algo co#ibidos la novedad misteriosa. 'arecía situada a unas :W leguas #acia el ste, m!s o menos pr$"ima al mar, y donde se #alla situado el pe%ue1o caserío de 3omodoro 5ivadavia. *e #izo m!s acentuado al cerrar la noc#e, siendo m!s notable su reflejo rojo en algunas nubes distantes y en la punta de algunos cerros elevados disminuyendo de tanto en tanto, muy levemente la oscuridad de esa noc#e sin luna. 3on curiosa incertidumbre, comentan los troperos ese aparente incendio, lejano y gigantesco, %ue da a las nubes del #orizonte. ste un tinte ligeramente sangriento como las puestas de sol %ue preceden a los días de fuerte viento. +lguien lo compara al resplandor de un barco en llamas, comparaci$n %ue estremece a todos, por%ue es muy reciente aún el recuerdo doloroso del incendio del vapor X'residente 5ocaX, naufragado en 'unta 3antor, 'enínsula 4alds, y entre los presentes, #abía %uienes aún llevaban luto por familiares perecidos en la espantosa tragedia %ue constern$ a toda la 'atagonia cuando todavía no se #abía olvidado la epidemia de difteria %ue asol$ la poblaci$n infantil de 3omodoro en el a1o :;
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Un sulBy en viaje de 3omodoro 5ivadavia a *armiento, se detiene en el improvisado campamento. +penas dados los buenos días, y aceptada la invitaci$n a bajarse y almorzar, sus dos ocupantes cuentan con desordenado apresuramiento la novedad siniestra( #a e"plotado un pozo de petr$leo. 0ay muertos y personas con %uemaduras graves. No #ay mdico. l m!s cercano est! en 5aKson, a m!s de D<< Bil$metros de distancia. No #ay farmacia@ ni remedios. Aa gente no sabe %u #acer. 'or telgrafo #an pedido a 5aKson la presencia del doctor +ngel )edericci, pero es difícil %ue llegue a tiempo, por%ue est!n muy graves[ Je uenos +ires dicen %ue mandarían un barco con mdicos y medicamentos pero %ue no podr! ser antes de oc#o días... l pozo continúa ardiendo y no puede ser apagado con bombas de agua. . Jicen %ue puede e"plotar el subsuelo, aun%ue los entendidos dicen %ue eso es imposible,.. l doctor )edericci ya sali$ reventando caballos desde 5aKson, pero por muc#o %ue apure, no podr! llegar antes de cuatro días. 3asi no #ay camino y son :Q< leguas... Jespus de unos mates, ya moderados los comentarios y preguntas atropelladas y mientras almuerzan con el plato sobre las rodillas, los viajeros relatan el penoso #ec#o... )ue en las primeras #oras de la tarde del día :< de noviembre, cuando se produjo la e"plosi$n, al originarse una fricci$n de #erramientas met!licas en la boca del pozo. Aa detonaci$n tremenda y el ruido de la llamarada, tapaban los gritos de los trabajadores #eridos. Aleg$ #asta 3omodoro con ruido de ca1onazo apagado, y a los :P minutos, a lomo de parejero, lleg$ la noticia y el pedido de au"ilio. + toda rienda de sus caballos, en sulBys, carros y #asta a pie, lleg$ m!s de la mitad del pueblo a ese infierno, donde se desarrollaban escenas de tragedia. Je un campamento m!s cercano #abían llegado los primeros au"ilios. 0ubo intensa confusi$n. *in nadie %ue dirigiera, cada cual preparaba el au"ilio por separado con m!s voluntad %ue "ito. Jos de los desventurados obreros del pozo incendiado yacían a poca distancia del fuego, %ue alcanzaba una altura de casi cincuenta metros. +l parecer estaban agonizantes. Ctro se alejaba con penoso esfuerzo, ayudado por un compa1ero sangrante y con la ropa en girones c#amuscados. + :P< metros otro corría desorientado. Tenía el rostro desfigurado. 6esticulaba y gritaba. n algunos lugares de su ropa, #abía pe%ue1as llamitas %ue se avivan con el correr desesperado. 2ba sin rumbo, y c#oc$ contra uno de los jinetes %ue acudían en su ayuda. Aloraba. + una cuadra del siniestro, ve#ículos y jinetes debieron detenerse por%ue los caballos espantados por el espect!culo pavoroso y atronador, se negaron a seguir. + pie se acercaron #asta donde se los permiti$ el calor del incendio y el #umo de la madera en combusti$n. Jos #ombres ayudaban a una persona desnuda %ue apenas se tenía en pie mientras un tercero, provisto de un balde y un jarro, le ec#aba agua fría sobre las #orribles %uemaduras. l agua le corría por el cuerpo y llegaba a tierra con color de sangre. 'or el mover de los labios se notaba %ue el #ombre %uería #ablar, pero la dificultad de las #eridas y el fragor del fuego impedían oírlo. n pocos minutos se le #abía desfigurado el rostro.
Aa confusi$n era tremenda e iba en aumento según aumentaba la concurrencia. Trescientos metros en torno al lugar tr!gico, todo asemejaba el desorden de un ejrcito en derrota %ue se #a %uedado sin jefes. 2das, venidas y corridas de un lado a otro. 6ritos %ue el estruendo a#oga. 6estos y se1ales %ue nadie entiende. 3lamores pidiendo un mdico %ue est! a :Q< leguas de distancia. +l galope tendido de sus caballos, dos jinetes aprovec#an lo parejo del terreno para acercarse al pozo ardiente. 3on sus ponc#os #umedecidos #an tapado un costado de la cabeza de los caballos para %ue no vean el fuego. +l apearse, se lo sacan de un tir$n para %ue los animales no #uyan, y de inmediato cada cual toma a uno de los #eridos %ue yacen cerca de las llames y los arrastran dificultosamente #asta un lugar donde otros les prestan ayuda. Tratan de resguardarse con los ponc#os mojados. . 3omo las llamas debido a la mezcla del gas con el aire, recin se inician a cuatro o cinco metros de altura. el calor es menos al lado del pozo, %ue a P< metros de distancia. Aa torre se recalienta al rojo y luego se desliza a plomo sobre la boca infernal, tom!ndose en un mont$n de #ierros sin forma, por entre los cuales fluye violento el gas en llamas, aumentando la potencia de sus bramidos. n carros son llevados los #eridos #asta 3omodoro y en el 0otel 3oletto se improvisa un #ospital, sin mdicos ni enfermeras, sin medicinas. 2mpresiona el aspecto de esos desventurados. No tienen cejas ni pesta1as y sus bigotes y cabellos est!n c#amuscados. *us rostros #inc#ados y sangrientos, est!n como sus manos, llenos de res%uebrajaduras semejantes a la greda cuando despus de una lluvia, el sol fuerte la reseca. Jespiden molesto olor a carne %uemada, y al moverlos la piel se les desprende en pedazos. )rancisco )ern!ndez, Muan 'evet, !"imo +b!solo, arros, *also, 'eral, etc., trabajan en las curaciones. Auc#an contra infinidad de consejos medicinales pues en semejantes circunstancias, todos se sienten mdicos. )ern!ndez es el único %ue tiene nociones de farmacia. *e #acen presentes tres mujeres %ue traen algunos desinfectantes y s!banas limpias para vendajes *u presencia causa alivio. s misteriosa y grande la sensaci$n de esperanza %ue da la presencia y la ayuda femenina en esos torbellinos de desamparo y tragedia. Todo el pueblo se agolpa al #otel>#ospital y observa con e"presi$n de amargura esa c!mara de inauditos sufrimientos. 0ay #eridos ya inconscientes y otros est!n sentados en las camas. Todos se %uejan, y muy seguido recorren sus cuerpos temblorosos espasmos de dolor. Uno de ellos no %uiere %ue lo curen. st! sentado en la cama, y con voz a#ogada por el llanto %ue trata de contener, le pide a un compatriota suyo %ue est! a su lado, %ue anote la direcci$n de su familia en uropa para avisarle su muerte, y le mande :<< pesos %ue le dio a guardar a 'evet. *in muc#o convencimiento, el amigo %ue tambin est! algo #erido, le dice %ue las %uemaduras son superficiales y %ue el Jr. )edericci ya viene en viaje. 'ero l
con infinito descorazonamiento le muestra las manos sin piel, diciendo %ue eso no es superficial y %ue el mdico no llegar! a tiempo. n medio de tantas tribulaciones, el telgrafo aporta su incomparable ayuda. st! ya en comunicaci$n con el mdico de 5aKson. *e trata de seguir sus indicaciones, aun%ue se tropieza con la falta de medicamentos... l jefe de correos de 5aKson, %ue por momentos #ace de telegrafista y #asta de cartero al oír las primeras vibraciones telegr!ficas, se acerca al pe%ue1o aparato con la indiferencia %ue da el oficio y la costumbre. 'ero el amigo con el %ue conversaba y %ue en esos momentos le ceba mate observa c$mo su rostro, súbitamente, refleja atenci$n y ansiedad a la vez %ue toma el l!piz y comienza a #acer febriles anotaciones %ue de inmediato pasa al amigo dicindole con e"citaci$n( X0ubo una gran e"plosi$n de petr$leo en 3omodoro 5ivadavia. 0ay muertos y #eridos graves y piden %ue vaya enseguida el doctor )edericci, pero %ue antes les diga por telgrafo lo %ue deben #acer mientras l llega. No tienen doctor ni remedios. Gs muy urgenteH 'or favor, mont! en mi caballo y avis!le al mdico y al 6obernador[ 3oncentra nuevamente su atenci$n en el telgrafo, mientras el amigo monta a caballo de un salto y se apresura a cumplir el encargue. l 6obernador anda en gira por el interior. Jiez minutos despus el mdico se #ace presente junto al aparato telegr!fico y dicta sus instrucciones, %ue el telegrafista transmite( XEue no les pongan agua fría.V >&a se les #a puesto a todos desde el primer momentoX > les responden. >Aimpieza y desinfecci$nX >ordena. >No #ay desinfectantes y las #eridas est!n llenas de tierra y carb$nX > es la contestaci$n. 3onsternado, pero con voz serena, el mdico dicta sus instrucciones, adapt!ndolas a lo %ue #ay. 'asa de la tcnica moderna, a los m!s modestos curativos caseros. \l se pondr! en camino dentro de media #ora. 'ide %ue en cada oficina telegr!fica del largo trayecto, le tengan informes sobre el estado de tos #eridos. \l dar! instrucciones al respecto. arc#ar! día y noc#e. Eue en cada oficina telegr!fica del camino, tengan establecidas postas con caballos de refresco para el cambio de los tirosX. l cura salesiano llega jadeante #asta la casa del mdico, cuando ste se apresta a emprender el largo trayecto en la XvolantaX de la 6obernaci$n. 4iene cargado de pa%uetes y seguido por tres agitados alumnos del colegio %ue tambin portan bultos de remedios. 3asi la totalidad de los medicamentos del modesto #ospital salesiano se pone a disposici$n del mdico, %uien los acepta agradecido, pero no acepta %ue el sacerdote lo acompa1e, para no recargar el coc#e facilitando así la rapidez de la marc#a por el mal camino.
l padre 4ac#ina acepta el razonamiento. *e santigua mientras el coc#e parte y levanta la mano, trazando una cruz en su direcci$n, mientras ruega a Jios por%ue el mdico llegue a tiempo para salvar esas vidas. l cura y el mdico son amigos personales, coincidentes en el desinters pero adversarios irreconciliables en ideas políticas y sociales. ra común verlos pasearse por el amplio patio del colegio, discutiendo acaloradamente en su idioma sobre política, con gran contento de los alumnos, %ue interrumpían sus juegos para observarlos, aun sin entenderlos. l cura criticaba la usurpaci$n del poder temporal del 'apa por parte de 2talia. l mdico la defendía con tes$n, y #asta #abía luc#ado por ella en sus a1os de estudiante. ra ateo, Xanar%uistaX y estas ideas, lo #abían obligado a salir de uropa y a ellas debía la 'atagonia la suerte de tenerlo. 'reconizaba una pronta poca sin militarismo, capitalismo, curas ni patrones. +probaba en lo militar a *an artín y 6aribaldi y en lo civil a *armiento, assini y 'estalozzi. 'or su parte, el sacerdote, le demostraba su pesadumbre, por el #ec#o de %ue un #ombre %ue, con tanta capacidad y desinters curaba el cuerpo de los enfermos, envenenara con sus ideas la mente y el alma del pueblo. l padre 3restanello siempre decía %ue el doctor )edericci era Xun #ombre ejemplarX, a pesar de sus ideas. l personal del 3olegio, al igual %ue todos los alumnos no pudientes, era atendido gratuitamente por el mdico Xanar%uistaX y por su parte los *alesianos siempre tenían su modesto #ospital, único en setecientos Bil$metros a la redonda, a disposici$n de sus enfermos. Aa marc#a por el escabroso camino a medio trazar y poco transitado, es violenta y al filo de la 'ampa de TreleK la furia del viento Ceste, destroza la capota de la volanta inconveniente %ue se #ace m!s sensible cuando al caer la tarde el viento disminuye y es reemplazado por un c#aparr$n con escarc#illa. Jeben detenerse varios minutos para resguardar los medicamentos contra la #umedad. 3ambian caballos en la oficina telegr!fica de Jos 'ozos. Jesde 3omodoro 5ivadavia #ay noticias de apremio. l viaje sigue en medio de la oscuridad de una noc#e %ue la escarc#illa caída en la tarde torna muy fría. 'or momentos deben detenerse para #acer fuego y calentarse. Munto con el tercer cambio de caballos realizado antes del amanecer, les tienen un costillar asado. Aas improvisadas postas, se #an organizado mandando Xc#as%uesX a caballo desde las oficinas telegr!ficas, a los m!s cercanos establecimientos ganaderos, y se efectúan con regularidad. Ningún establecimiento #a mez%uinado la prestaci$n de caballos. 'asan las #oras. 3on caballos de refresco la marc#a continúa, a#ora bordeando el mar con un medio día caluroso %ue al atardecer, vuelve a tornarse frío, por%ue de nuevo llega el viento Ceste refrescado por la escarc#illa de las elevadas pampas. Ctra noc#e molesta. + las dos de la ma1ana un #ec#o jocoso pero molesto, despierta la #ilaridad de los dos acompa1antes -un vasco y un aborigen/. n la oscuridad, atropellaron a una pareja de zorrinos %ue respondieron a ello con su infaltable y #edionda rociada de lí%uido maloliente,
%ue la naturaleza les #a dado como defensa, y cuyo tufo es de larga duraci$n. 'rotesta el anciano mdico en su l"ico pintoresco. l vasco se permite algunos c#istes mientras %ue el taciturno paisano se limita a murmurar por lo bajo( XJelicao el gringoX. Auego como las protestas, justificadas por cierto, continúan, detiene el ve#ículo y enciende unos matorrales verdes, %ue luego apaga con paladas de tierra, para %ue arroje muc#o #umo. Auego coloca al coc#e y sus ocupantes de forma %ue la direcci$n del viento los envuelva en la #umareda, con lo cual el olor a zorrino desaparece. Aa marc#a del tercer día no tiene variantes( malos caminos, fuertes vientos alternados con c#ubascos de agua. Aas leguas se #acen largas. *eis leguas antes de llegar a 3amarones, los e"igidos caballos dan muestras de agotamiento a causa del camino pesado por la lluvia y con un fuerte viento en contra. 'or suerte desde el pueblo previeron el contratiempo y destacaron dos c#as%ues de au"ilio con caballos descansados, logrando así recuperar el tiempo. Je 3amarones parten a la media #ora, siempre apremiados por los llamados angustiosos desde 3omodoro 5ivadavia. +#ora el viaje es m!s pesado, por%ue marc#an en subida #acia la 'ampa de alaespina. 'ese a sus a1os, el doctor )edericci soporta con estoicismo la brutal marc#a por el camino poceado, el sue1o, el frío, el viento y el sol fuerte. Ae molesta una afecci$n a la vista %ue le #a costado la prdida de un ojo, con malas perspectivas para el otro. *u vocaci$n profesional y espíritu caritativo, no le permiten claudicar. *igue apurando la marc#a. l ve#ículo no puede soportar la endiablada carrera y a siete leguas de 3amarones, saltan los rayos de una rueda y vuelcan recibiendo magullones. Jesde la estancia XAa AogiaX, los observan con largavista desde un cerro %ue #ace de XmangrulloX, y antes de media #ora, #an llegado en su au"ilio, con un ve#ículo y caballos de refresco. Una nueva noc#e de frío los recibe en la 'ampa. Jesde alaespina, les mandan al camino, cambio de caballos y un coc#e para %ue los siga@ en previsi$n de roturas. +penas toman mate y comen un pic#e asado. +#ora el camino por la pampa es bastante regular, y marc#an al galope tendido de los tiros. Un c#as%ue a caballo los precede, para anunciar su arribo a alaespina y preparar y alistar todo para seguir viaje. Aas vibraciones telegr!ficas los acompa1an desde 5aKson. Eue no falten caballos, por favor. n alaespina #ay malas noticias de 3omodoro. Uno de los #eridos #a muerto y otro est! en agonía. Aos dem!s, muy graves. Aos improvisados mdicos est!n dominados por la consternaci$n y la impotencia. 3laman %ue no saben %u #acer. encionan gangrenas, infecciones. ientras comen apurados junto al aparato telegr!fico, el mdico dicta sus instrucciones al telegrafista. 3oraje y paciencia, recomienda. 'or algo #a estado en un #ospital de sangre en su lejana patria. Ae comunican %ue desde 3omodoro #asta m!s all! de *alamanca, ya se #an establecido postas para cambio de caballos cada tres leguas para