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Ignacio C.M. Massun "
Las ideologías en él siglo XXI
Joly 2237 (1744) Mor~no - Prov. de Bs. As.' (0237) 466-1882
[email protected] • www.metodos.com.ar
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¡Confieso! Catalogación
en fuente
Massun.lgnacio C.M. Las ideologías en el siglo XXI. - 1a ed. Buenos Aires: Métodos, 2004. 288 p. ; 22x15 cm. ISBN 950-888-205-0 1. Ideologías. CDD 140
Si a mí me tocara leer este libro. lo primero que intentaría hacer es descubrir la ideología de quien lo escribe. La mayoría de los libros permiten reconocer de inmediato si el autores marxista, Iibera! o «progresista». Paresa, quiero comenzarestaexposición con una breve confesión sobre mi peregrinaje ideológico. Nací en Buenos aires en 1948 en el seno de una familia católica, liberal y antiperonista (en ese orden). Viví los últimos años del gobierno del General Perón con temor. Temía por mi padre que era dirigente católico y opositor. Él nunca había demostrado una vocación poI ítica pero :.1quellos años sentía que la libertad lo requería. Cuando en 1955, me tocaba ira primcrgrq,dode la escuela primaria, I.TIifamilia decidió no envianne a la escuela para que no me adoctrinaran. En aquellos años los manuales de texto estaban atosigados de fotos del general y lac.ntonces fallecida Evita. Mi madre me enseñó a Icercn casa, lo que era un evidente gesto de rebeldía, que recién hoy valoro en su real dimensión. También, con vcn.bdcra fruiciÓn me dediqué a hacer panlktos manuscritos, que, con mi temblorosa letra decía «Cristo Vence», y mi tía «Negra}} me acompafíaba a repartir tirándolos bajo las puertas de las casas, con sigilo y temor. Eran los años del enfrentamiento entre Perón y las jerarquías religiosas. Mis p~ldre~, pese aque no eran personas con un interés especial en la acción poi ítica, ni tuvieron militancia partidaria alguna, me enseñaron, en aCJuel entonces, que había circunstancias en las que nadie debe permanecer impasible y que los fenómenos sociales no son ajenos a nuestra vida di~lria.
Créditos:
Autor: Ignacio Massun Oiseño: Verónica Massun @Copyright2005
Editorial Métodos S. A. (Buenos Aires).
Queda hecho el depósito que marca la ley 11.723. Libro editado e impreso en la República Argentina. La reproducción total o parcial de esta obra, así como su fotocopiado o copia por cualquier medio mecánico o electr6nico, sin consentimiento escrito de'¡ editor, constituye delito (Ley I I.n:i). ISBN: 950-888-205-0
Perón fue derrocado en 1955, y pam bien o pammal, eso me penllitió ira la escuela al año siguiente. En cuanto aprendí a leer me interesé por el diario «La Prensa» al que estaba subscripto mi padre desde siempre. Era un diario ultra1iberal y por eso mismo antiperonista. Había sido contiscaoo por Pcrón y devuelto a sus dueños en 1955. Destilaba una rara combinación de pensamiento liberal con intolerancia acérrima a todo lo que recordara al {(tirano pi'ófugo}~. Yo me idenlifiqué plenamente con ese ideario. Alllcgar a la adolescencia, en la década del 70 (iVaya momento para ser joven en laArgenlina!) descubrí junto con toda mi generación, que Perón no era loque nos hahían dicho, y al mismo tiempo que el liberalismo no era una panacea. Con el Ímpetu propio de la edad me volqué decididamente a una posición que entonces definía como idcntiticada con Iadoctrinu social de la Iglesia. Aunque no coincidía plenamente, miraba -r--
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Las Ideologías
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con simpatía a los sacerdotes del tercer mundo y a la Juventud Peronista en laque nunca milité. En esos años escribí mis primeros libros donde criticaba parigual alliberalisrno y al marxismo y me identificaba con lo que entonces era la «tercera posición», Entonces consideraba que futuro estaba en una economía mixta, donde sin suprimirse las leyes de mercado, las empresas tendieran hacia la «aurogestión obrera». A pesar de eso, nunca mé pude identificar plenamente con el peronismo porque no coincidía con los métodos de la guerdlla peronista a la que Pecón definía eufemísticamente como «esa juventud maravillosa» y que integraba sus «formaciones especiales}), y después, tanto menos, cuando en un repentino viraje, el (brujo» José López Rega y su organ ización parami litar (La Al ianza AnticomunistaArgentina, conocida corno Tri ple «A») pasó a tener, aparentemente, el silencioso asentimiento del anciano general. La década del ochenta me volvió a cambiar. Por un lado el fracaso de la izquierda guerrillera, la hrutal represión ilegal del proceso encabezado por Videla y Massera, que a mi juicio había sido estimulado y en algún grado consentido por algunos sectores sociales porel terror sembrado por la guerrilla y por otro lado la experiencia concreta de veradóndc conducían las experiencias de socialismo reales en el mundo, me hizo virar, en alguna medida, nuevamente hacia una posición m:.lS cercana al liberalismo. Comprcn~ dí que una economía necesitaba eficiencia, competitividad, y que no se podía repartir la riqu~za que no se había creado. Por otro lado los «antitestimonios» de las jerarquías eclesjásticas en las que entonces creía, pusieron mi fe católica en una crisis que perdura hasta hoy. Llegando a fines del siglo XX, nuevamente mi pensamiento volvió a virar hacia una posición un tanto más alejada del liberalislllo que ladécada anterior, al verel crecimiento de la pobreza y lu marginación. Estaes una confesión personal, que aparentemente me presenta como un diletante ideológico, que no sabe qué pensar. Y si esta es una confesión, no es mi intención . defenderme. Por otra parte mis escritos del pasado han caído completamente en el olvido así que bien podría haber omitido esta confesión, sin temor a ser «descubierto». Sin embargo, cuando releo algunos libros que escribí en cada un,-lde estas épocas advierto que, en realidad, siempre busqué lo mismo, una sociedad más libre, más justa. lllas armoniosa, más pacífica, donde todos tengan oportunidades, pero también donde se estimule a los más crcati vos, inteligentes o trabajadores. Una sociedad que no excluya a nadie pero tampoco nivele hacia abajo las potencialidades de los mejor dotados. U na sociedad en laque la solidaridad no seaenemigade laeliciencia. Unasociedaden la que la libertad no sea antagonista de la justicia. El problema de estos CU •.lrenta años era que había buscado en el lugar equivocado: en el repertorio de las ideologías. Me detengo en estas retlexiones íntimas, porque dialogando con muchas personas de mi genemción en~uentro que mi proceso personal es el que han seguido, con diversos matices n;uchos de ellos. En mi país, y el mundo' esta búsqueda en el cújón de las ideologías, ha conducido a térribles tragedias humanas. Después de este largo camino, hoy llego a la conclusión que ni en las ideologías del pasado, ni en la aparición de una
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.' nueva ideología, es donde encontraremos las claves para la construcción de un mundo mejor. Todo lo contrario: cualquier proyecto político que busque hacer más humano el mundo, debe desprenderse del pesado lastre de las ideologías. No en el sentido del «fin de la historia» como consecuencia del triunfo del liberalismo, sino del «fin de las ideologías» corno triunfo de la libertad, la justicia, la solidaridad, la tolerancia y la imaginación creativa.
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I CAPÍTULO
N° :1
Las Ideologías Escribir sobre el tema de las ideologías resulta en extremo dificultoso.
Y esto ocurre
por di versas razones. En primer término, por la extrema ambigüedad con la que el término ha sido usado a lo largo de la historia. Como veremos a lo largo de buena parte de este libro, en diversos
escrüos la palabra adquiere los significados más diversos. En segundo ténnino, porque las ideologías
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otros»,
y
suelen aplicarse al pensamiento
de dos
en forma peyorativa.
Pero la mayor dificultad estáen el carácter íntimo y personal que para las personas
que se interesan por estos temas reviste tanto la definición de ideología, como la caracterización
de cada ideología en particular.
Más adelante trataremos las dos primeras dificultades, pero de modo inicial debemos referirnos a esta tercera y la más compleja de resolver. Las ideologías no son representaciones asépticas, ni frías descripciones de una realidad, tampoco son, corno se las concibió en un principio «la ciencia de las ideas». Muy por el contrario, a todos los que el tema de las ideologías interesa, sienten que alrededor de lo ideológico hay muchas cuestiones que rozan sus más Íntimas convicciones. Puede ser que lo ideológico haya sido una justificación personal a determinadas acciones políticas, puede ser que lo ideológico le cause una profunda indignación, por las acciones de otras personas, pero muy especialmente los temas referidos a las ideologías, sacuden nuestros espíritus porque no se limitan al campo de la vida social, sino que rozan frecuentemente las preguntas más sensibles que el hombre se viene haciendo desde que tomó conciencia de su existencia. Las ideologías no son ajenas a preguntas tales corno ¿Quién soy'! ¿Adónde voy? ¿Tiene sentido la vida? En una palabra, hablar de ideologías es un tema muy sensible. y sobre el que es extremadamente difícil dar una visión seria. desapasionada, que sea recibida por los que escuchan o [een sin las interferencias que los sentjmienws y los compromisos personales puedan interponer. El análisis de las ideologías requiere un desapasionamiento nada fácil de lograr. Sin embargo, las particulares circunstancias que nos tocan vivir a comienzos del siglo XXI requieren de cada uno de nosotros una visión nueva del
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Las Ideologías
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de hambre en Afríea por la insensibilidad del mundo capitalista, debemos observar aterrados que el fenómeno ideológico puede conducir a atrocidades inimaginables. Durante la Guerra fría, un enfrentamiento ideológico estuvo a punto de destruir la ci vilización. Bastó que la Unión Soviética renunciara asu ideología oficial, par<.lque ese cataclismo tan temido se evaporara como por milagro ante nuestros ojos. Hablar o escribir sobre ideologías, supone una enorme responsabilidad. Estamos tratando con
problema. Ya es hora de descubrir que las recetas de los dos siglos anteriores, no necesariamente
van a servir para construir el mundo del futuro.
Si hay algo que diferencia a nuestro tiempo del pasado, es la diversidad, la divergencia del pensamiento. Hoy no se puede dar por reconocido nada, porque hasta la afinnación más trivial requiere de enormes explicaciones y va aencontrar numerosos opositores. A mi juicio la ci vilización occidental está viviendo una especie de adolescencia del pensamiento. Su niñez fue ¡aEdad Media, cuando su discurrir estaba limitado, pero al mismo tiempo sólidaíncnte fundamentado en las enseñanzas de una Iglesiaque era «Madre y Maestra». Hoy nos hemos liberado de esa tutela, y entonces hay cabida para toda ciase de concepciones del hombre, de la sociedad y del destino del universo. Se abrió la caja de Pandora y se desataron todas las ideas posibles. Aunque han pasado poco más de dos siglos del período en el que esa presencia tutelar e intimidatoria de 1<.\ Iglesia, ha perdido su poder coercitivo, parece que aún no hemos logrado la madurez tal que nos permita discurrir sin teñir nuestro pensmnientode ingenua y a veces violenta
una bestia feroz. Pero comencemos ..significados
No es posible, ni deseable, volver a la niñez. Como enseña la psicología, las «regresiones»' nunca son el camino de la verdad. Pero tampoco podemos construir ningún pensamiento exclusivamente sobre la base de una búsqueda de la «diferenciación» con el otro.
de contacto. Muy relacionado con este problema liminar, está el del reconocimiento de la sinceridad ajena. El debate ideológico, en enorme medida está basado en suponer que todos aquellos que defienden visiones ideológicas diferentes, 10 hacen por intereses espurios. El debate ideológico suele teñirse de acusaciones, sospechas y suspicacias. Los que defienden una ideología suelen caer en las «falacias ad-personam» como si se pudiera rebatir las ideas desacreditando al que sostiene lo contrario. U no de los PUlllOS esenciales que voy a sostener a lo largo de este libro es que, «hasta que no se delllueslre lo contrario» debo suponer que quien sostiene una posición divergente de lamía, lo hace sincera y desinteresadamente. Es que estas, suspicacias y desacredita¿¡oncs del adversario ideológico son la mínima y sutil manifestación de una tendencia muchísimo más grave. Las ideologías han conducido a las peores guerras, persecuciones y matanzas del Siglo XX, si contabilizamos desde los muertos en la segunda guerra mundial, hasta los desaparecidos en la argentina, pasando por millones de muertos de hambre en la Rusiade Stalin o los muertos
. por el principio,
el origen de la palabra
«ideología»
y sus
más obvios.
La primera mención de la palabra ideología se atribuye a Destutt de Tracy en ¡80 l. Lo primero que surge de esta afirmación es ¿porqué tan tarde?Hoy lapalabra ideología se usa de manera constante. El nacimiento de una palabra generalmente acompaiia al nacimiento de un concepto nuevo, algo que antes no tenía nombre porque no existía, o porque al menos nadie había reparado en él. En el capítulo segundo vamos a referirnos ¡mis extensamente al contexto histórico del nacimiento de las ideologías, pero ya podemos decir que si las ideologías surgieron como un epi fenómeno de la Revolución Francesa es porque reci0n ,~nlonces la liberación del pensamiento medieval había logrado un desarrol!o tal que ese pensar laico y abarcati va pudo desarrollarse. Podríam~s preguntarnos por qué n~.existían ideologías en la antigüedad clásica. En efecto si analizamos la República de:R"latón o la Política de Aristóteles, podríamos pensar que estamos frente a ideologías, o al menos esbozos de ellas. Sin embargo, y pese a que Aristóteles tue el maestro Y,.a. sesor de Alejandro Magno, no podemos decir que su «ideología» inspiró la formdéión del imperio. Las ideologías nacen en el siglo XIX, o a lo sumo en el XVIII, 'porci"dé responden a rcalidades que no se habían dado hasta
rebeldía.
Las ideologías, siempre se definen a partir de sus opuestos, como predicaba Hegel, a cada tesis surge una antítesis, de la «síntesis» de esa contradicción surge una nueva tesis y así sucesivamente. Sin embargo, como veremos a lo largo de este libro, da la impresión qu~ hay un eno.rme agotamiento en este juego de las ideologías, y (csta es unade la tesis de este libro) pensamos que los complejos problemas que presenta la vida social contempon.inea requieren de soluciones. que no se basen en el criterio de diferenciación con «el otro equivocado», sino la búsqueda de coincidencias y puntos
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Ideofogí£lS
entonces.
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Los dos grandes significados de la palabra Aunque, como hemos dicho e iremos viendo a lo largo del libro, la palabra -asume distintos sig:ni ficados en el tiempo, y en diferentes autores, podemos hacer una primera di visión entre dos grandes acepciones. En primer término la ideología como sistema de ideas, y en segundo término, la ideología como «falsa conciencia». Ideología como sistema de ideas es el significado más noble de la palabra. Se usa para designar a un discurso de ideas coherentes que sirven para explicar y conducir los fenómenos de la vida en sociedad. Este es el uso con que se define a la propia ideología. «Mi ideología es ... }) Pero también frecuentemente, se utiliza ideología para referirse a un conjunto de creencias falsas o erróneas que se utilizan para ocultar la realidad bajo la apariencia Je verJad,justicia o bien. Se diferencia sí la verdad científica de la «falsificación ideológica>. de la realidad. Es el uso que se da a la ideología para referirse a la ideología «de los otros}~. Aunque ambas accpcio:es de la pal~bra parece ~igniticar lo contrario, ~n real¡dad son dos caras de una misma moneda, en el pensamienlo típico de los ideólogos.
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Las Ideologías
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eL Siglo XXI
Ideología en el primer sentido es la de «mi» manera de pensar yen el segundo el de la manera como «los otros» pretenden engañar.
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Alcallce de la Ideología De todas maneras de ambas acepciones opuestas semánticamente, podemos extraer algunQs conclusiones comunes. Las ideologías son un discurso, una sucesión de afirmaciones que tienen una cierta coherencia o lógica formal (sean la expresión de las m<.Íssublimes verdades, o de las mistificaciones más astutas y dcgr~1(.bntcs), y tienen por finalidad la realización de una acción política, sea esta para conservar el orden vigente. o para instaurar una sociedad diferente. El problema se vucl ve nüis complejo aún, porque «ideología» no es lo mismo para un liberal que para un marxista, o lo que signillcaba para Napoleón o parael papa Paulo VI. Llegamos así a la conclusión de que, para definir lo que es una ideología, debelllos pasar revista al signi fic;'ldo que cada unade dlas dio a la palabra. Paresa en los capítulos siguientes analizarcmos SOlllel';'Ullenle las circunstancias históricas en las que surgieron las ideologías, y haremos una breve descripción de las principales ideologías, para aposteriori intentar una definición más prccisa. Dc tolbs maneras, hechas estas salvedades, hay todavía algunas precisiones se pueden hacer sobre lo que corrientemente entendemos por ideología.
Ideolog{(ls
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Por otro lado para que una doctrina pueda ser llamada propiamente «ideología)) no basta con que esté expresada.de manera orgánica en un discurso, necesita un ;úmcro grande de personas que crean en esos postulados durante un cierto tiempo y una determinada extensión en el espacio geográfico_ No es una ideología una elaboración t-llos6fica de laboratorio. Las ideologías son fenómenos históricos. Para considerarlos como tal tienen que tener alguna vigencia en los procesos sociales y políticos de alguna Nación. No necesitan haber triunfado en la lucha por el poder, pero tienen que haber intluido en los acontecimientos históricos. Porejemplo, el ~lllarco-sindieal iSlno no IOh'l-,í su cometido pero intluyó notablemente en la historiadc muchos países acomienzos del siglo XX, por tanto no se pu~de cuestionarlo como una ideología. En cambio, se hace abuso de la palabra cuando sc la usa para referirse a la «ideología» de una fábrica de jabones (aunque su número de empleados sea superior ::tI de los anarquistas), o para referirse al pensamiento original de algún autor a quién nadie siguió y que, por muy originales y coherentes que sean sus ideas, no convenció a un número grande de personas en su tiempo, ni ejerció una intluencia significativa en el devenir históric\l.
que
Las ideologías no son religiones cn sentido estricto. Como veremos las podemos denominar «religioncs laicas», ya que vienen a llcnar un lugar que tradicionalmcnte ocuparon las religioncs en la explicación de muchos fenómenos'Sin emhargo no es propiamente ideológico definir si Dios existe, si hay una vida después de la muerte y otros temas a los que las ideologías pueden referirse, y de hecho lo hacen, pero no como contenidos propios sino para explicar sus propias proposiciones. Es decir que las ideologías, aunque están emparentadas con las preguntas últimas sobre el sentido de la existencia, no pretenden dar respuesta a las mismas. Las ideologías también pueden dar un «sentido a la vida» a aquellos que luchan por llevarlas a la realidad, pero no pretenden dar una respuesta de lipa religioso o trascendental a sus aseveracioncs_ En el otro extremo, las ideologías no pueden tratar de temas extremadamente particulares. Nos preguntamos si el «racismo» o el «pcrmisivismo moral», o el «felllinis- . mo» pueden llamarse propiamente «idcologías~>. Si nos referimos a aspectos cada vez más particulares podríamos concluir que también es una ideología el ser fanático de los Rolling Stones o «hincha de Boca J uniors». Obviamente una cierta creenciacompanida no puede constituir un;'l ideología si no abarca una cosmovisión mi.Í.samplia de tudo el fenómeno social. Las ideologías no son sólo «creencias compartidas por un grupo grande de gente» sino que' necesariamente tienen que brinuar una inlerpretación medianamente general de lós fenómenos humanos con miras a impulsar una accitJn_ p(~lítica. Por eso «racisHlo»-O «antirraci~mC!» !lo no.s parecen ideologías propimTIl.::nte dichas sino ingredientes de numerosas-ideologías, porque ser «racista)) o «machista» no alcanza para generar un modelo de organización social.
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• El contexto histórico del nacimiento de las ideologías Como hemos dicho recién al inicio del siglo XIX se comienza a utilizar el término «ideología)), El objetivo de este capítulo es indagar sobre las causas de esta tardía aparición, 10 que a su vez nos permitirá comprender mejor las circunstancias y las razones de esta repentina necesidad.
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La antigüedad En la antigüedad, en Grecia, alrededor del siglo VIaotes de Cristo nace la filosofía. Muchos autores definen ala idcol'ogía como «una filosofía particular». Unadeterminada corriente tilosófica al ser un conjunto de aseveraciones coherentes y abarcativas, tiene grandes semejanzas con lo que. hoy denominarnos «ideología}). La diferenciación. aunque sutil es categórica. La filosofía es hija del ocio, de la pura especulación. Es, como lo denota su etimología, amor: ~'la sabiduría, por la sabiduría misma. Las ideologías, aunque contienen afirmaciones p.ropias de la filosofía tienen como metalaacción. Son discursos que nutren la acción política. Por eso, podemos decir que lo que hoy entendemos por ideología está ausente en el mundo antiguo. Desde la prehistoria hasta la caída del imperio romano, lacivilizacióll occidental se guía por el espíritu militar. 'La historia de los pueblos es la historia de sus guerras, de sus dominaciones y sus sometimientos. Aunque grandes filósofos y poetas hayan dicho cosas hermosas, la realidad social estaba signada por la guerra y la ley del más fuerte. Aunque pueda. con toda razón, pensarse que esta es una _simplificación demasiado burda del mundo antiguo, a los fines de nuestr? análisis es bastante . rcpresentati va de la realidad. Los romanos se preocupg.ron mucho menos que los griegos port1losofar. Su espíritu práctico, su extraordinario sentido de la organización y la disciplina, su arrojo yespíritu guerrero y su absoluta ausencia de escrúpulos o piedad hacia el enemigo, les pennitió conCJllistar un enoone imperio y mantenerlo por varios siglos. En la antigüedad la brutalid~d y -cl militarismo er~ln la regla de conducta básica de los pueblos. Ni los egipcios, ni'griegos, ni los persas, ni los fenicios, ni Jos romanos,
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el Siglo
El CO/llexlo histórico
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necesitaban explicaciones demasiado sutiles para hacer la guerra, matar, dominar él otros pueblos o cobrarles impuestos. La ley de la fuerza imperaba y dentro de los Estados el despotismo. La teocracia, o la aristocrática democracia ateniense o romana, no admitían el menor conflicto de intereses entre el individuo y la ciudad o el imperio. La religión, era a lo suma el origen del poder absoluto, pero nunca había demasiada intolerancia religiosa ya que los pueblos dominantes solían tomar de sus sometidos a sus dioses como una especie de trofeos. El politeísmo es muy tolerante, porque ningún dios pretende monopolizar 1:.l adoración de los fieles.
Otro pasaje del mismo Deuteronomio sición mcdieval cuando dice:
(Números
31,/-18)
Pero es en el ümbito del propio «pueblo elegido» donde la intolerancia
se mani fiesta
con mayor rigor. ,(Si 11I1 hem/(/Ilo tuyo, 1/11 IlIjo de tl/ IJwdre, si tu hijo o tlt h~ia, o tu mujer que es fa prenda de tu cora=:.ón, o el amigo a quien Cl/1WScomo a tlt misma alma ({uiere persuadirte y te dijera en secreto: Valllos y sirvall/os a los dioses ajenos /lO cOl/ocidos lIi por ti ni por tus pCll!res. dioses de las Ilaciones que te rodeal1, vecinas o lejanos de I/ll. extremo al otro del /lllIIulo, /lO condesciendas COIIél, lIi le oigas, lIi la cO/llpositin te lJIueva a "tel/erle lústílJW )' a encubrirle, sinu qlle al Pllllto le IJIlltarÚs;-ttÍ sercí.l' el primero en alzar la 111(1110' COl/tra él y después hará lo mis/llo todo el Ime!JIo.» (Deuteronomio
13,6)
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sería tomado como justificación
de la inqui-
«En el caso de que se hallaren en tu país dentro de alguna de tus ciudades que Dios tu Señor te dan.i hombre o mujer que cometan la maldnd en presencia el Señor tuyo de quebrantar su pacto yéndose a servir y adorar dioses ajenos [... ] yeso le fuera denunciado; si después de haber tenido el aviso hiciereis diligentes pesquisas y hallares ser cierto que tal abominación se ha cometido en Israel sacar<.Ís al hombre y a la mujer que cometieron tan enorme pecado a la puerta de tu ciudad y serán muertos a pedradas.» (Deuteronomio 17,2-6)
«El SeJior dijo el Moisés: Pasado que hUDiereis el Jordán y entrados en tierra de Ca/loún exterminad a todos los Jl/oradores de ella, quebrad las aras, desmenuwd las estatlllls" asolad todos los adoratorios de las altllras [ ... ] si 110queréis //latar a los lIIomdor~s del/uds [ ... ] yo h(l ré col1tra vosotros Trufo l()que ten ía reslfel to hacer con tra ellos.» (Números 33,50-5ó)
a las dOllcellas.»
de I(ls ideologías
Parece imposible una definición más cabal de la intolerancia. Cabe aclarar que aunque la Iglesia Católica sigue afinnando que el autor de la Bibliaes Dios (Catecismo de la Iglesia Católica N° 105) reconoce que en su contenido existen «elemenlos imperfectos y pasajeros» (N° 122).
Cuando surgen las religiones monoteístas el factor religioso toma mucha mayor fuerza. Paresa mismo tanto el J udaísmocomo el Islam, son cxtrcmad
«Habló después el Seiior a Moisés. diciendo: Toma primero venganza de lo que hall hecho a los hijos de Israel los madianitas f...} trabada lu bata l/a cOllfra los Jl/adianitas COJIIOlos hubiesell vencido /l/ataron a rodas los varOlles ya SIISreyes [ .. , J y se apodemroll de SIlS mujeres y sus niiios, y de rodos los ganados y de todos los muebles: saquearoll el/ol1to /wdicroll tomar con SIlS 1I/0flOS, Cilldades aldeas y castil/os todo lo devoró elfúego [ ... ] A la vuelta Moisés y Eleazar, SlllllO sacerdote y todos los príncipes de la SÚlaRoga salieron a recibirlos fuera del campamento. y ellojado Moisés cDlltra los jefes del ejército y los tribullos)' cenlllriofles que venían de la guerra dijo: ¿cómo es que habéis dejado COlIvida a las Illujeres? ¿No son eS[(I.\' las nliSlllWi que por Sllgestióll de Balaalll sedujeron a los hijos de Israel y os hicieron prevaricar cOl/tra el Seiio,. con el pecamilloso cultu de Fogor, por cuya causa jile castigado el pueblo? Marad pues fodos Cll(lllfOSvarones hubiere, incluso a los IIÚ/OS y degollad a las mujeres que lum cOllocido varólI, reservaos solameme a las /linas y
del llacimie/110
No es menos intolerante el Corán. como veremos más adelante, pero mencionemos, como ejemplo, un pas~lje:
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«Combatid en cl camino de Dios a quienes os combaten, pero no seáis los agresores. Dios no ama a los agresores. ¡Matadlos donde los encontréis, expulsad los de donde os expulsaron! [... ] Matadlos hasta que la idolatría no exista y esté en su lugar la re!igi('lll de Dios. Si ellos ponen fin a la idolatrfa, no más hostilidad si no es contra los injustos» (El Ca!",," 2,186)
El Cristiallismo La aparición de la figura histórica de Jesús de Nazaret, dejando de lado toU¡.l connotación rel igiosa, marca un profundo cambio histórico. Hago la expresa salvedad de que en eSla afirmación (como en el resto del libro) no quiero hacer una apreciación de tipo religioso. Todo lo contrario, la figura de Jesús de Nazaret ha quedado tan oculla por la tradición cristiana, e identi ficada con la doctrina de la Iglesia, que resulta difíc iI advertir, en una perspectiva histórica, la importancia de su pensamiento. Sin consider<.\I: creencias religiosas, sobre si era el Salvador del mundo o con mayor razón si era Dios hecho hombre, deberíamos reexaminar desde una perspectiva absolutamcnte laica, la intluencia que sus enseñanzas tienen en los camhios prouucidos en la civilizaciún occidental. Resulta extremadamente lIamati va que, quic:ncs analizan la evolución del pensamiento occidental, pasen tanlas veces por alto su rigura. tal vez temiendo que mencionarlo pueda confundir al lector, atribuyéndole unas intel1l.:iones religiosas que no tienen. Para nuestro allál isis no es necesario indagar sobre la naturaleza última de Jcsús de Nazaret, nos contenlaremos eon laque su predicación signiticáen el mundo antiguo. Su enseñanza sobre el amara los enemigos, el hacer el bien a los que nos aborre.cell (Evangelio según San Mateo 5,44,Lucas 6,27), amar al prójimo como a uno mismo (Maleo 19,19), sobre la necesidad de (poner la aIra mejilla» (Mateo 5.39), su separación entre el mundo civil y religioso (<
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Las Ideologías
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César y aDios lo que es de Dios» (Mateo 22,21). De hecho contradijo
ley del Talión: «Ojo parojo Era un escándalo
y
en el Siglo XXI
explícitamente
la
diente por diente», queestabaen la Biblia(Exodo 21 ,24).
para su tiempo, y lo condujo a la muerte.
La Iglesia primitiva,
perseguida
y martirizada
por las autoridades
imperiales,
trata
de llevar a la rcalidad un estilo de vida basado en las enseñanzas de su Maestro. Sus enseilanzas conmovieron al mundo de tal manera que las terribles persecuciones que se infringieron a sus seguidores, no hacían más que convencer a los escépticos. Sin embargo le ocurre una terrible catástrofe, b~~o la apariencia de un beneficio. El emperador Constantino se convierte al cristianismo en el año 313 y dicta su famoso «Edicto de Milán» que consagró la tolerancia religiosa.
COllstalltillo y el Edicto de Miláll El edicto deMilán conticne una definición que resultacxtraorJinariamente moderna. Tendrían que pasar más-de mil quinientos años para que los principios de Constantino se hicieran realidad en el mundo occidental: «Habiendo advertido hace ya mucho tiempo que no debe ser cohibida la libertaJ de religión, sino que ha de permitirse al arbitrio y libertad de cada cual se ejercite en las cosas divinas confonne al parecer de su alma, hemos sancionado que, tanto todos los demás, cuanto los cristianos, conserven la fe y observancia de su secta y religión [... ] que a los cristianos y a todm¡ los demás se conceda libre facultad de seguir la religión que a bien tengan; a fin de que quienquiera que fuere el numen divino y celestial pueda ser propicio a nosotros y a todos los que viven bajo nuestro imperio. Así, pues, hemos promulgado con saludable y rectísimo criterio esta nuestra voluntad, para que a ninguno se niegue en absoluto la licencia de seguir o elcgir la observancia y religión cristiana. Antes bien sea lícito a cada uno dedicar su alma a aquella religión que estimare convenide.»
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Sin embargo, no crala tolerancia laque inspiró aConstantino, sino la necesidad de valerse de la autoridad creciente de la Iglesia para sus fines. Lentamente el emperador fue asimilando lareligión cristiana e identi'l'icándolacada vez más con el imperio. A los jefes de cada comunidad eclesial (ya llamados «Obispos») se les fueron asignando tareas de gobierno del imperio, o en sentido contrario, los funcionarios del imperio se convirtieron en dignatarios eclesiásticos. Poco a poco la Iglesia pasó a estar peligrosamente
identificada
con el imperio.
Pero la mismaIglesiasufrió algunas formas de sincretismo cultural con el paganismo romano ya que, contra la tradición de los primeros siglos en la que los ritos y celebraciones eran de una gran abstracción, comienza a erigir estatuas de Jesucristo, de María, su madre, y de diversos apóstoles y santos. Las ceremonias con incienso y velas, la celebración de procesiones y días festivos, las ofrendas, o la música litúrgica, los óleos sagrados, el agua bendita y las «bendiciones» en general, tenían por finalidad atraer a los «paganos» que estaban acostumbrados a ritos mucho más visuales y externos.
El contexto histórico delnacimienlO
de fas ideologías
Muchos han visto en este cambio una influencia intención juzgar aquí.
del paganismo,
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que no es nuestra
La Iglesia primitiv.a, según se desprende de los escritos más antiguos, era relativamente tolerante. A lo sumo se condenaba la herejía negándole el ingreso a su caso o el saludo (2 Juan 11). Cuando ¡Jasa a fonnar parte destacada del imperio, adopta en buena mcdida, el deseo de uniformidad que caracteriza a los romanos. El imperio no admite disidencias. Y el deseo de unifonnidad es la madre de lajntolerancia. La Iglesia empieza a combatir a los «herejes». Se ha dicho que Constantino adoptó el cristianismo porque era la única manera de cristalizar la unidad del imperio. La religión romana, plagada de dioses robados a otras culturas, carecía de una influencia decisiva sobre la conducta de los hombres. Constantino vio en el cristianismo una fuerza inmcnsa, como unificadora del pensamiento, paradirigir laacción.Laadoptócomo laque hoy denominaríamos una ideología, una manera coherente de pensar que movilice de manera sutil pero enérgica a un basto y decadente imperio. Si la Iglesia recibió una fuerte «contaminación» de los defectos del imperio, no es menos cierto que las enseñanzas de Jesús también sirvieron para morigerar algunas crueldades habituales de la época. La llegada de los llamados «bárbaros» a las puertas del imperio decadente, paradójicamente, no hizo más que .~umcntarel poderde lalglesia. Cuando San Agustín, obispo de Hipona, recibe las noticias de los primcros ataqucs a la ciudad, siente que se trata de un ataque al cristianismo. Ya entonces Roma era lacabezade la Iglcsiaque estaba excesivamente vinculada a-la suerte del impcrio. E[ imperio nunca había podido establecerse más allá del río Rhin, por la fuerte oposición que ejercían los pueblos germánicos. Al debilitarse el imperio estos pueblos fueron avanzando progresivamcnte hasta llegar a tomar la misma ciudad de Roma en el 476. Sin cmbargo los pueblos genllánicos no tardaron en convertirse al cristianismo. A la fuerza del mensaje c.ristiano sc sumaba el deseo de estos pueblos, de cultura primitiva, de «romanizarse», ya que a[ mismo tiempo que invadían su territorio no dejaban de admirar la magnificencia y la cultura romana. Para los invasores el cristianismo era la religión de los romanos, y su ~(conversiól1>} era vista como una forma de elevación cultural. La conversión de estos «bárbaros» al cristianismo, y la desaparición de las autoridades imperiales, dejó a la Iglesia en una posición de poder relevante. Nace así e[ mundo medieval. Esa encrucijada de la historia que durará más de mil años y cuya potente intluencia sigue hoy ejerciéndose de manera notable, no sólo por [a religión cristiana que es mayoritaria en el mundo occidental, sino por las concepciones sobre la ética. el poder, lariqueza, la libertad o lajusticia. Como veremos, en mi opinión, todo el mundo de las ideologías no es más que un «alter- ego~) del mundo medicval. Las ideologías nacen como una rcm:ción. casi una revancha, contra el mundo medieval, al que. identifican con el pasado, con el oscurantismo, en una palabra CQn la noche de [a historia.
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L(lJ Ideologías
en el Siglo XXI
Por eso, es que nos vemos obligados a detenernos a revisar qué ocurrió en ese larguísimo período histórico que en algún sentido no termina en el siglo XV como se afirma tradicionalmente sino que sobrevive hasta el siglo XVIII. No es nuestro objetivo escribir una historia medieval, pero es imposible comprender el fenómeno de la irrupción ~deológica si no entendemos aunque sea a grandes trazos el complejo mundo medieval. La Iglesia afirma su doctrina en toda Europa. El continente europeo, una vez asimilados al crisLianismo los pueblos invasores, sufre un segundo y más grave pel ¡gro: el surgimiento del Islam. Mahoma, nacido alrededor del año 570, el Profeta sagrado de los musulmanes, funda una nueva religión que se considera la (,;ulminación dc la tradiciónjudeocristiana. Reconoce a Abraham, aMoisés y aJesucristo como enviados dc Dios pero se proclama como el último y mayor profeta. Hasta ahí su enseñanza no pasaría de ser otra variante religios~l; pero Mahoma no se contenta con predicar una religión, y mucho menos está dispuesto a «poner la otra mejilla». Mahoma predica la {(guerra sanla» y no esperó a que un Constantino se convirtiera, él mismo ejerció el poder. Así con [os años e[ Islam sedifundecon enorme rapidez por laque hoy llamamos medio orientc, cunadc las grandes civilizaciones monoteístas y el norte de Africa, hasta que en 711 toman toda la península Ibérica y cruzan los Pirineos y entran en lo que hoy es Francia, donde finalmente son vencidos por Carlos Martel en la célebre batalla de Poitiers en el año 732. Eso obligó a los árabes a retirarse nuevamente a España. La dmnin:lción de los árabes desde España hasta las puertas de Consl,tntinopla significó un fatal cncielTo para la civil.ización europea. Al norte el frío polar, al este el Atlántico uesconocido. al oeste y al sur las huestes del Islam.
El feudalismo La decadencia del comercio. la falta de especialización o división del trabajo hizo desarticular todas las estructuras del imperio romano. A pesar de intentos fugaces. como el de Carlomagno, la real idad impuso a todo el continente. durante más de diez siglos, una fragmentación política notable. Miles de pequeños «fundos» autosuficientes, formados por un «señor» y sus «vasallos» fOl"lnahan la estructura política bisica de la Edad Media: el feudal ismo. Un modo de producci6n caracterizado por la economía de subsistencia, basada en la agricultura y en artesanías primitivas. El lujo y el esplendor que había alcanzado Roma mediante sus conquistas. sus tributos y el comercio. había desaparccido. La rel~Ki6n entre señores feudales y siervos no era propiamente de esclavitud porque los siervos tenían derechos y cultivaban la tierra de la que obtenían su sustento, pero debían una parte de sus frutos al señor. El contrato de vasallaje entre señores y siervos, obligaba al dueño Je la tierra a darprolccción asus vasallos. En Inglaterra, en tiempos de Guillcrmo el Conquistador, existían 6~.500 feudos. Las causas de esta enorme división eran muchas. En primer término las razones económicas. Al haber cesado e[ comercio, se perdió la división del trabajo. Cada feudo debía ser autosuricicnte. En segundo lugar, los invasores gcrm,inicos eran muy celosos de la autonomía de sus clanes, y en tercer
El contexto histórico
de/nacimiellto
de fas ideologías
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lugar la aparición de castillos construidos en piedra y rodeados por un foso, que resultaban prácticamente inexpugnablcs. Los señores feudales podían defenderse eficazmente de ataques exteriores y paresa el poder que podían ejercer sobre ellos Olros señores feudales, príncipes o reyes era muy relativo. Las fortalezas medievales eran pequeñas ciudadelas donde algunos hombres ejercían artesanías elementales como la panadería, los herrería, o la carpintería. El sistema feudal era notablemente piramidal. Los señores feudales solían reconocer a un duque como {(primus inter pares;.) (primero entre sus iguales) y éstos a su vez a un rey que era también un primus inter pares ya que tenía su propio feudo y ejercía poca influencia sobre los feudos que supuestamente le estaban subordinados. El mapa europeo está tachonado de pequeños ducados. condados, principados y reinos. Pero entre todos ellos se destaca <;1 Papa, el Obispo de Roma que tiene su propio territorio y que frente a los demás reyes, príncipes o duques es también un «primus inter pares» porque aunque no gobierna de manera directa toda Europa ejerce sobre la «cristiandad» una enorme y preponderante influencia. Se ha dicho que el Papa pasó a ocupar el puesto de los Césares romanos y que heredaron del imperio no sólo su estructura administrativa sino la pompa, los trajes y las ceremonias propias del imperio. ~
La Iglesia en la Edad Media La Iglesia define en este período, que todo poder deviene de Dios. Esto significa que la obediencia al monarca es debida por obediencia a Dios. Pero este principio lejos de dar a los monarcas una gran influencia es motivo-de un sometimiento de todas las autoridades civiles al obispo de Roma, dado que él era el representante de Dios sobre la tierra. Si un Papa expulsaba de la Iglesia a un monarca (y solían hacerlo con bastante frecuencia) los cristianos, que eran todos los habitantes, quedaban libcrados de la obligación de obediencia hacia ese rey «excomulgado». No es exagerado afirmar que es¡ühamos frente a una verdadera «teocracia}}. En el año 1076, Enrique IV de Alemania fue excomulgado por un enfrentamiento con el Papa Gregario VII. Como la excomUll ión liberaba a los súbditos de [a obediencia, a[ rey y se dice que estuvo tres días y tres noches invernales esperando la absolución del Papa. \ Pero la Iglesia. no sólo tenía al Papa. el obispo de Roma. En cada región de Europa existían autoridades eclesiásticas: Obispos y sacerdotes que en sus parroquias o diócesis ejercían un podcr enorme, muchas veces superior al de los que detentaban el poder temporal. Pero también había obispos que eran señores feudales, con lo que el entrl:cruzamiento entre el poder civil y cclesiüstico formaba unu verdadera trama inexpugnable. La Iglesia, tolerante y perseguida de la antigüedad, se convirtió con los años. en la insütución dogm,iticae intolerante ql,lCfue capaz de impulsar las cruzadas yestablecer la inquisición. No es el objetivo de este 1ibro profundizar en la historia de la Iglesia. pero
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sí nos resulta esencial comprender el significado que esta institución tiene para el surgimiento de las ideologías.
La Inquisición El primer signo de intolerancia de la Iglesia se percibe en el año 303 cuando el concilio de Elvira prohíbe los matrimonios con personas de diferente religión. 4 Aunque Inocencia III en 1199 había garantizado a los judíos una convivencia pacifica en los reinos cristianos, el Concilio de Letrán (1215) sancionó una serie de prohibiciones sobre la convivencia entre cristianos y judíos, a los que se excluía de los cargos públicos, de las corporaciones, los obligaba a vivir en barrios aislados ya usar un distintivo que nos recuerda el triste panorama instaurado por Hitleren Europa en el siglo pasado. Por otro lado se condenaba a muerte al cristiano que se convertía al judaísmo.~ Durante largos siglos el poder espiritual y el temporal se vieron confundidos al extremo de que la herejía, aún lamás sutil era considerada un crimen capital. Laconfusión entre las esferas religiosas y temporales era tan grande que varias monarquías habían establecido la pena de muerte y terribles persecuciones contra los herejes. Quienes tratan de mitigar lo que el PapaJuan Pablo II recientemente ha calificado como «una fase atormentada de la historia de la Iglesia, de la que hay que arrepentirse y pedir perdón» dicen que, en realidad la inst1tución de la inquisición fue una manera de mitigar el celo de los monarcas por perseguir sangrientamente a los herejes.
El contexto histórico del nacimiento
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juzgado corno hereje por la misma Iglesia Romana, o por cada obispo en su diócesis, o bien, en caso desede vacante, por los mismos clérigos,con el consejo -si fuera necesariode los obispos vecinos. Determinamos que queden sujetos a la misma sentencia todos sus' encubridores y defensores y todos aquellos que prestasen alguna ayuda o favor a los predichos herejes con el fin de fomentar en ellos la depravación de la herejía. [... ] Aquellos empero, que provocasen la sospecha de la Iglesia serán sometidos a la misma
sentencia, a no ser que ajuicio del obispo y consideradas la sospecha y la cualidad de las personas demostrase la propia inocencia con una justificación pertinente. Aquellos, no obstante, que después de la abjuración del error, o después de que -como dijimosse hubiesen justificado frente al obispo, fuesen sorprendidos reincidiendo en la herejía abjurada, determinamos que deben ser entregados al juicio secular sin ninguna otra investigación; y los bienes de los condenados, con arreglo a las legítimas sentencias, sean entregados a las Iglesias a las cuales servían.» ' La tortura como medio para obtener «confesiones» de presuntos herejes no fue un hecho espurio o un «exceso de celo». Fueestablecida olicialmente porel Papalnocencio IVen 1252 en el documento denominado «Ad extirpanda», La Iglesia se limitaba a condenar al reo de herejía y'luego se «relajaba» el poder en la autoridad temporal que era la encargada de ejecutar la se~tencia. El «Tribunal del Santo Oficip»-fue una versión diferente de la inquisición que tuvo vigencia en España y en las colo~'ias americanas. Esta forma de inquisición, probablemente la más cruel, aunque fue aprobada por el Papa, estaba sometida al poder real.
Surgen así los tribunales de la Inquisición. La unidad de doctrinade la Iglesia debía sostenerse aún al precio de cometer las mayores atrocidades. La inquisición no actuaba ni contra los judíos ni los musulmanes que practicaban su religión, sino contra los herejes, o cristianos disidentes, o contra las prácticas «judaizantes», es decir aquellas que consistían en falsas conversiones de judíos al cristianismo.
Cuando uno lee los documentos de la época dónde se relata con metódica frialdad la manera como era perseguida tóoa fonna de pensamiento divergente. no puede menos que horrorizarse. La Iglesia tenía sus tribunales que investigaban a los supuestos herejes. La Iglesia debía actmi( en cada diócesis y en cada parroquia buscando la existencia de posiblés herejes «de oficio», es decir, por propia iniciativa.
En 1163 Alejandro IU convocó un concilio que se celebró en Tours que definió la institución de la inquisición. que para entonces estaba en manos del obispo local. Algunos obispos pusieron celo en esta ta,'ea, otros la descuidaron. En 1232 el Papa Gregario IX crea el tribunal eclesiástico destinado a perseguir a los herejes mediante el documento «IIle Humani Generis». En tiempos de Inocencia lITse asignó responsabilidad en especial a las órdenes de los dominicos y los franciscanos.
Bastaban dos testigos para formalizar la acusación. Los testigos podían guardar su identidad. Durante el proceso el sospechoso era aislado y en la mayoría de los casos no tenía derecho a un abogádo, y si lo tenía no era raro que el mismo abogado o los testigos que pudiera ofrecer, fueran sometidos poco después a la misma inquisición.
El Papa Lucio IU en 1 L 84 emite el documento «Ad abolendam» en el que se afinna: «A todos aquellos que, bien impedidos, bien no enviados, presumieran predicar ya sea en público o en privado, sin haber recibido la autorización de la Santa Sede o del obispo del lugar. También li~amos con el mismo vínculo de anatema perpetuo a todos aquellos que respecto al sacramento del Cuerpo y la Sangre de Nuestro Señor Jesucristo. o sobre el bautismo, o la remisión de los pecados, ..el matrimonio,_ o sobre los.d~m¡Ís sacramentos de la Iglesia, se atreven a sentir o enseñar algo distinto de lo que la sacrosanta Iglesia Romana predica y observa; y en general a quien quiera que sea
Veamos el testimonio de Juan Antonio L10rente quien se desempeñó corno secretariode laInquisición en la corte de Madrid entre 1789y 1791.Observemos que estamos hablando de un testigo presencial de hechos ocurridos después de la Revolución Francesa: «Ningún preso ni acusado ha visto jami.Í.ssu proceso propio, cuanto menos los de otras personas. Ninguno ha sabido de su causa nl,-lSque las preguntas y reconvenciones a que debía satisfacer, y los eXtra<.:tosde las declaraciones de testigos, que se le comunicaban con _ocultación de"nombres y ".circunstanciasde luga~~tiempo y demi.Í.s capaces de influir al conocimieqro de las personas. ocult:índose también lo que resulte a favor del mismo acusado, porque se seguía la nl,íxima de que al reo toca satisfacer el
Las Ideologías
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en
cargo, dejando a la prudencia del juez el combinar después sus respuestas produzca el proceso a favor del procesado.}) 7 Los tribunales recurrían a los más sutiles mecanismos un testimonio
de persuasión.
el Siglo XXI con lo que
Como relata
de la época:
«El que se halla encencgado en la herejía, puede ser convertido por el temor a la muerte. Se le debe hacer esperar que todavía podrá concedérsele la vida si confiesa sus errores y denuncia a sus compañeros de secta. Si rehúsa hacerlo, enciérresele en un calabozo y désele a entender que hay testigos que declaran contra él, y que una vez convicto porel testimonio de los mismos será tratado sin misericordia y entregado a la muerte. Al propio tiempo, debe alimenlé.'irsele poco, a fin de que se sienta poseído más f<Í.cilmente por el miedo. Sólo poddn acercárselc, de vez en cuando, Geles que, con destreza y precaución, le adviertan simulando compadecerle, que le conviene librarse de la muerte y confesar su error, ofreciéndole que. si así lo hace, no será quemado. Que le hablen con voz cariñosa, diciéndole que no tcmaconfesargue hadado oídos y crédito a herejes porque les creyó hombres de bien [... ] si empieza entonces a flaquear ~ a convenir en que oyó algunas veces discurrir a aquellos perversos, sobre el Evan?ellO, epístolas o cosas análogas, se le preguntad su propia opinión sobre cada matena. Es necesario proceder con cautela para que no advierta que buscáis que contiese que es hereje. Sólo con la sutil ast~cia se puede sorprender a esos zorros astutos.»X Uno de los ternas más discutidos enlre los historiadores de la Inquisición era el destino de los arrepentidos. Lo que ocurre que en ellarguísimo período de vigencia de los tribunales inquisidores no siempre corrieron la misma suerte quienes confesaban y se arrepentían. Los jueces debían apreciar la sinceridad de tal arrepentimiento y en al'~unos casos absolvían o mandaban unas penitencias al arrepentido, en otras ocasione: la «clemencia» de la inquisición consislíaen una muerte menos dolorosa. A veces los arrepentidos eran condenados a la c:írce1, y muchas v~ces su «ve.rgüenza» en.~ transmitida a sus familiares e incluso a sus herederos por vanas generacIOnes. En casI todos los casos sus bienes eran con\"iscados. La participación del poder secularenla lucha contra la herejía, noera voluntaria sino estrictamente impuesta por la autoridad eclesiástica. «Los condes. barones, magistrados. cónsules de las ciudades y de O[:'os lugares. que bajo advertencia de los arzobispos y obispos, prometa~ bajo jura!nen~o, que ayudarán a la Iglesia con fortaleza y eticacia contra los herejes y sus compllcc.s de acuerdo a todo lo prescrito cuando les fuera requerido; y se ocuparán de buena te de hacer ejecutar según su oficio y su poder todos los estatutos eclesiásticos e imperiales que hemos dicho. Empero, si-no quisieran observaresto, sean despojados del honor que han obtenido, y no obtengan ningún olro de ninguna fOlllla, y sean sujetos acxcomunión v sus tierras a entredicho eclesiástico. La ciudad que se resistiera a cumplir con las decretales establecidas, o que contra la advertcncia del obispo se negase a castigar a los opositores, carezca del comercio con las demás ciudades y sepa que será privada de la dignidad episcopal»
"
El
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La tortura no era un medio de castigo sino una manera jurídicamente aceptable de «obtener la verdad». En un principio las torturas estaban a cargo de oficiales del gobierno civil, pero luego los clérigos fueron autorizados a ejecutarla. La pena, en cambio. era siempre aplicada por la autoridad civil. Una vez condenado por la inquisición era el poder civil el encargado de ejecutarla. Leemos en una crónica de la época: «Había el tribunal, muy con tiempo, avisado a los jueces seculares que previniesen en el brasero hasta veinte palos y argollas para poder dar garrote, y atando en ellos C0l110 se acostumbra a los reos aplicarles el fuego, sin necesidad del horror y violencia de otras más impropias y sangrientas ejecuciones, y juntamente que hubiese prevenidos bastantes ejecutores de lajusticia para más breve despacho de los suplicios. La piadosa prudencia del santo tribunal, mientras los reos est~"Ínen su poder, obl iga aque se observe de tal manera la moderación. que nadie exceda ni falte a la precisión y observancia de los cánones sagrados, pero en entregando los reos a los magistrados públicos, corre por cuenta ajena este cuidado. [... ] Fuéronse ejecutando los suplicios, dando primero garrote [instrumento para ahorcar] a los reducidos [arrepentidos] y luego aplicando el fuego a los pertinaces, que fueron quemados vivos con no pocas señas de impaciencia. despecho y desesperación. Y echando todos los cadáveres en el fuego, los verdugos le fomentaron con la leña hasta acabarlos de convertir en ceniza, que seria como a las nueve de la mañana» '" La inquisición perseguía con especial insistencia a los judíos convertidos ya que se consideraba especialmente peligrosas las prácticas «judaizantes» de los falsos conversos. A veces se mandaba a la hoguera a familias enteras que habían practicado sujud~lísmo en el seno del hogar a pesar de haber formalizóldo unasimuladaconversi6n al cristianismo. N umerosas testimonios dan cuema de que detrás de estas acusaciones existían inconfesables móviles económicos ya que los,bicnes del hereje-eran con fiscados por las autoridades civiles o eclesiásticas. Es esencial comprender que este mecanismo no constituyó un accidente, o una acción individual o esporádica. Durante siglos. numerosos Papas y concilios ratificaron estas normas y procedimientos. Fueron casi mil años en los que la Iglesia fundada por Jesús, que se había opuesto á que lapidaran a b adúltera, adhirió a una concepción dc intolerancia extrema e inhumana. " Y este proceso no pudo olvidarse rápidamente. porque estuvo en el núcleo de la cultura occidental por casi mil años. Si nos detenemos en los horrores de la inquisición, no lo hacemos por una inquina especial contra la Iglesia. ni tampoco para magnificar la entidad de las atrocidades. Si bien tos muertos por la inquisición se cuentan por miles, en cualquier guerra murieron más personas, y sufrieron peores calamidades. La bomba de Hiroshima causó, seguramente, mucho más sufrimiento humano que la Inquisición, pero la inquisición y I~I inLoleranciade la Iglesia Católica ejercieron sobre el pensamiento humano una intlucncia ~i~antesca. No es posible entender las ideologías-del Siglo XXI sin considerarlas, en bu~cna medida, consecuencias de la intoleri.lI1cia medieval.
Las Ideologías
26 La intolerancia
religiosa, no era, por cierto, monopolio
en el Siglo XXI
de la Iglesia Católica,
ni de
la corona española ya que los reformadores protestantes no fueron menos crueles con quienes resultaban religiosamente sospechosos. Se b.adicho que «La caza de brujas que hizo quemar del siglo XV al XVII a decenas de miles de acusadas en Inglaterra, en Alemania y en Francia. principalmente fue mucho más mortífera que no lo fue la Inquisición española, que tiene tan mala reputación,» 12
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CO/ltexto
/¡istórico del
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de las ideologías
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El más respetado pensador del período es Santo Tomás de Aquino, quien concilia el pensamiento Aristotélico con las enseñanzas de la Iglesia de una manera tan coherente y acabada, que es consagrado como el «Doctor Angélico». El único conflicto que encuentra esta escuela que se denomina «escolástica» es el de los místicos, para quienes la teología, es una ciencia innecesaria. Prefieren un contacto directo con Dios, sin hacer uso de la razón. Como señala Karl Popper esta es la primera vez que se enfrentan el racionalismo y el irracionalismo.!.' .
Fe y Ciencia La ciencia, y especialmente la filosofía, no pudieron escapar a este clima de intolerancia. En primerténnino cabedestacarquecasi todos los intelectuales medievales fueron miembros del clero. No existía otra posibilidad para poder dedicarse a la lectura o la investigación que ingresar al sacerdocio. Por eso la ciencia prácticamente se identifica con la teología. Esta indagación religiosa no era el único objeto de la ciencia. Por su posición privilegiada, el clero era el único que podía investigar los fenóm~nos de la naturaleza, pero en todos los casos se basaban primordialmente en las Sagradas Escrituras, y se cuidaban en extremo de ahondar en cualquier punto que pudiera entrar en conflicto con su fe, o con algún dogma de la Iglesia. Resulta así que concebir la tierra como plana, centro del universo, parecía más coherente con la doctrina cristianaqúe los descubrimientos de Galileo. Pensemos que en aún en 1862 Pío IX afirmaba que «Jamás será lícito, ni al filósofo ni a la filosofía, sostener algo contrario a las enseñanzas de la Divina Revelación y de la Iglesia, o poner en duda algunas de sus enseñanzas, porque no las entiende, o rechazar el juicio de la Iglesia sobre alguna proposición filosóficaque hasta entonces
era libre.»
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La constante del pensamienro medieval es su sometimiento a la teología. Esto no ocurre sólo por la presencia amenazadora de la inquisición. Es tan fuerte la influencia que sobre los espíritus ejerce la «verdad revelada» de la que la Iglesia es «depósito» y «maestra» que nadie se atreve a desafiar ni siquiera tangencialmente alguno de sus dogmas. Otra característica del pensamiento medieval, ligada a la anterior, es la enorme importancia que se otorga al criterio de aULOri.d~d.~e cita?a a,los «Padres de.I~.Iglesia», San Ambrosio, San Agustín, o incluso a los rJlosofos o clentificos de la antiguedad (en especial a Aristóteles), como si sus dichos fueran parte de la reve~aci~~ divina. Cuanto más antiguo y repetido un pensamiento, se lo reputaba tanto mas va1Jdo. Es que, en realidad, la religión llenaba todo el espacio del conocer humano. Ante la inexistencia o la decadencia de un pensamiento científico autónomo, lareligión venía a explicar cómo era el mundo, por qué ocurrían las cosas y qué nos deparaba el futuro. El hombre vivúi en un confortable orden establecido, presidido por Dios y gobernado par sus representantes en la tierra. Esta presenciade la religión e~ los campos de la físic~, la cosmología, la geología o la biología, que no le son propIOS, y en los que habm cometido flagr~ntes errorés, le gen'eró, a fines det medioevo, una fuerte criSIS de credibilidad.
l.
El «poder temporal» de la Iglesia LaIglesia posee un enorme poder temporal en laEdad Media, pero el poder temporal del Papado, no termina en 1453; llega has [a el siglo XIX. Muestrade esta pretensión la encontramos en las palabras de Gregorio XVI que, en 1832,justificaba así la represión que las tropas Papales habían ejercido cOJ1!ra un intento revolucionario: «Una nueva causa de silencio se presentó por la insolencia de los facciosos que procuraron levantar de nuevo la bandera de la traición. Debimos, al fin aunque cun ingente dolor, refrenar con la vara (1 COI. 4,21) a Nos otorgada por autoridad divina tan grande obstinación de los hombr~ cuyo furor desenfrenado se veía incrementarse Ill,ís bien que suavizarse con la larga'inmunidad y la indulgencia de nuestra magnánima benignidad» I~
Los Estados Pontificios tení~n sus ejércitos, su policía, sus tribunales y condenaban a prisión o a muerte como cualquier Estado. Era un gobierno teocrático porque el Papa - Rey era el rcpresenta~te ~e.Dios en la tierra. El Papa ejercía una enonne i"ílnuencia en toda Europa, por eso mismo su trono era muy disputado. Surgieron nUJm~Tosas querellas entre los reyes, los que en algunas ocasiones lograban destronar a ~un Papa y colocar a otro en su reemplazo y cosas semejantes.
Economía y Sociedad en la Edad Media La economía medieval, como hemos visto se caracterizaba porel aislamiento. Las rutas comerciales def imperio romano habían desaparecido. Al desapareeerel comen.:io, se pierde la división del trabajo que es la base de la riqueza. En cada feudo, cuando no en ¡,;ac1afamilia, se produce y fabrica todo lo necesario pura la vida. Se cultiva la tierra, se cría ganado, se elaboran las comidas, la ropa, el calzado, los muebles. Una ínfima división del trabajo se da en la existencia de panaderos, zapmeros, carpinteros o berreros. Estos pequeños artesanos se organizan bajo la protección del señor feudal en «corporaciones» o «gremios}>. Estas corporaciones regulaban la cantidad de artesanos en cada ciudad, el régimen de los «aprendices.», la calidad de (os productos, etc. El sistema de corporaciones era eXlraordinariamcnteconservadoI. Al asegur
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Las Ideologías
en el Siglo XXI
y mucho menos el de enriquecerse. Las riquezas eran mal vistas. El comerciante o artesano debían vender a «precio justO}) y el dinero no podía prestarse a interés (pecado de usura). A partir de estas premisas se fonnó un mundo que no ofrecfa grandes alternativas, pero tampoco mayores peligros. Como afirmaMax Weber: «En los comienzos de toda ética y de las condiciones económicas que de ella derivan aparece por doquier el tradicionalismo, la santidad de la tradición, la dedicación de todos a las actividades y negocios hcredados de sus abuelos. Este criterio alcanza hasta la misma actualidad. [... ] Esta ineptitud, esta aversión a separarse de los rumbos tradicionales constituye un motivo general para el mantenimiento de la tradición.» 17
Las cruzadas Otro fenómeno que no podemos dejar de mencionar fue el de las Cruzadas. Estas campañas militares convocadas por e! Papa Urbano Ir transcurrieron entre 1096 Y 1270. Durante estos dos siglos repetidas campañas militares se lanzaron con la intención de rompere! cercomusulmún que encerrabaaEuropa, con motivo de la recuperación de la «tierra santa». Estas campañas tuvieron una suerte diversa. En algunas épocas lograban su cometido, pero finalmente no consiguieron desalojar a los árabes de Jerusalén y los demás lugares sagrados. Por otra parte produjeron un desprestigio de la potestad de la Iglesia y un mayor poder de los reyes sobre los señores feudales.
Los tiempos 11loderflOs Llamamos tiempos modernos al período histórico que va desde la caída de Constantinopla en 1453, el descqbrimiento de América y los viajes oceánicos alrededor del mundo, hasta la Revolución Francesa de 1789. Este es, sin duda un período de transición cn el que surgen diversos fenómenos que están estrechamente vinculados unos o a otros. Los descubrimientos geográficos, el avance de la ciencia, las armas de fuego, el absolutismo, hasta llegar a la reforma protestante y los movimientos revolucionarios. Son tres siglos en los que el mundo medieval y el pensamiento único característico de la Iglesia, va perdiendo p<.lulatinamentc terreno para preparar el terreno al advenimiento de las ideologías. Desdc la teología medieval y su conflicto con los místicos, se va preparando un 'tcrrcno para la emancipación de las ideas. Francis Bacon y René Descartes. van a anunciar la ruptura del pensamiento' medieval. Para Bacon la aceptación ciega de las ideas y de opiniones de personas con prestigio y autoridad es uno de los ídolos que conducen al error. La verdadera ciencia debía basarse en la experiencia empírica, la verdad se encuentra en l:1lectura del «libro de la naturaleza}). Nace así el ({cmpirismo». La ciencia debe basarse en la observación desapasiorwda y desprejuiciada. Los prejuicios y las pasiones deben dejarse de lado para avanzar en la ciencia. I~
. La otra corriente de pensamjcnto destinada a soca.var el pensmniento medieyal es el racionalismo. Descartes comienza su discurso despreciando la formación escolástica: (Tan pronto como hube terminado el curso' de los esludios, cuyo remate suele dar ingreso en el número de los hombres doctos, cambié por completo de opinión. Pues me
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COlltexto
histórico
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de las ideologías
embargaban tantas dudas y errores, que me parecía que, procurando instruirme conseguido más provecho que el de descubrir cada vez más mi ignorancia.»
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Sigue rebatiendo el criterio de autoridad: {(Las ciencias de los libros, por lo menos aquellas cuyas razones son solo probables y carecen de demostración, habiéndose compuesto y aumentado poco a poco con las opiniones de varias personas diferentes, nasan tan próximas ala verdad como los simples razonamientos que un hombre de buen sentido puede hacer, naturalmente acerca de las cosas que se le presentan» ", y finalmente sÍentalas bases del pensamicntocrítico y racional: «No admitir como verdades cosa alguna como no supiese con evidencia que lo es; es decir, evitar cuidadosamente la precipitación y la prevención, y no comprender en mis juicios nada más que lo que se presentase tan clara y distintamente a mi espíritu que no hubiese ninguna ocasión de ponerlo cn duda [... ] deseando yo en esta ocasi.ón ocupanne tan solo de indagar la verdad, pensé que debía hacer lo contrario y rechazar como absolutamente falso todo aquello en que pudiera imaginar la menor duda, con el fin de ver si después de hecho esto no quedaría en mi creencia algo que fuera verdaderamente indudable.»
" Por último confiesa su deseo de encontrar un sistema científico tan riguroso y valedero como el de las ciencias e!
Viajes oceánicos La circunnavegación de África y el posterior descubrimicnto de América constitu. ycron hechos que revolucionaron el mundo medieval. Lo primero que se nos ocurre es la ruptura del encierro comercial y la afluencia de enormes riquezas de América hacia Europa, pero esaes sólo una parte de la historia. y seguramente la que menos tiene que ver con nuestro estudio. Descubri r América signi ricó, en primer término advertir que existía una (ci vilización perdida», unos hombres que habían tenido una larga historia sin que Europa los conociera. Esto provocó, sin duda una perplejidad inaudita. Como afirma Gustavo. Bueno, para los europeos del siglo XV, para la cultura cristiana, el descubrimiento de América fue el cOI~lienzo de u~a «reorganización completa» del Mundo. La (cultura cristiana» no estaba preparada para asimilar una novedad tan radical y, por ello mismo, el descubrim iento de América podría considerarse como la puesta a punto de una bomba
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de relojería que lentamente, pero con plazo prefijado, estaba llamada a producir el desmoronamiento del mundo cristianoY Frente a esta noticia inesperada algunos negaron que los «descubiertos» fueran racionales. Sin embargo, muy pronto laeviden. da de su cultura, sus ciudades y su idioma, no dejó más remedio que reconocer su carácter humano. Quedaba entonces otro interrogante. ¿Acaso Jesús había muerto también por ellos? La respuesta no podía ser otra que la afirmativa y con eso, al mismo
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tiempo que se solidificaba la creencia religiosa se encontró una justificación a la conquista: llevar a esos infi~les la buena noticia de la llegada del Salvador. Otro aspecto que debe destacarse, es que el descubrimiento de América y la circunnavegación de la Tierra ofrecieron la primera gran prueba de la función que corresponde a la teoría pura, cuando es verdadera, en el gobierno de nuestra praxis y en el dominio de nuestro entorno.1~ El descubrimiento de América o la circunnavegación del globo por Sebastián Elcano no fueron aventuras casuales. Resultaron de la aplicación de rigurosos estudios científicos, al arte de la navegación. Más allá de algunos previsibles errores de cálculo, era el pensamiento racional el que estaba mostrando sus frutos, aún contra lo que la teología afirmaba. Como vimos un cuestionamiento importante que plantean los descubrimientos, es el de la licitud de la conquista. ¿ Con qué derecho podían los españoles o los portugueses dominar el nuevo continente que estaba habitado desde hacía siglos por culturas de desarrollo semejante al europeo? El pensamiento médieval viene al rescate de este proceso. Apenas unos meses después del descubrimiento el Papa Alejandro VI, de triste recuerdo para laIglesia, firmaba la Bula «Intercoetera» mediante lacual «donaba» a los españoles toda América, con la única condición de que predicaran el Evangelio, y 10
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os exhortamos cuanto podemos en el Señor y pOI'la recepción del sagrado bautismo por el cual estáis obligados a obedecer los mandatos apostólicos y con las entrañas de misericordia de nuestro Señor Jesucristo os requerimos atentamente a que prosigáis de este modo esta expedición y que con et ánimo embargado de celo por la fe ortodoxa queráis y debáis persuadir al pueblo que habita en dichas islas a abrazar la profesión cristiana sin que os espanten en ningún tiempo ni los trabajos ni los peligros, con la fime esperanza y con la confianzade que Dios omnipotente acompañará felizmente vuestro intento. [... ] por propia decisión no por instancia vuestra ni de ningún otro en favor vuestro, sino por nuestra mera liberalidad y con pleno conocimiento y haciendo uso de la plenitud de la potestad apostólica y con la autoridad de Dios omnipotente que detentamos en la tierra y que fue concedida al bienaventurado Pedro y como Vicario de Jesucristo, a tenor de las presentes, os donamos concedemos y asignamos perpetuamente, a vosotros y a vuestros herederos y sucesores en los reinos de Castilla y León, todas y cada una de las islas y tierras predichas y desconocidas que hasta el momento han siqo halladas por vuestros enviados y las que sc encontrasen en el futuro y que en la actualidad no se encuentren bajo el dominio de ningún otro señorcristiano,junto con todos sus dominios, ciudades, fortalezas, lugares y villas, con todos sus derechos, jurisdicciones correspondientes y con todas sus pertenencias; y a vosotros y a vuestros herederos y sucesores os investimos con ellas y os hacemos, constituirnos y deputamos señores de las mismas con plena, libre y omnímoda potestad, autoridad y jurisdicción.»L\ Nos detenemos en esta larga cita porque, nos parece una fiel expresión del espíritu de la transición entre la Edad M~dia y la Edad Moderna. El Papa ejerce la potesrud apostólica de ser el vicario de CriSto en la tierra, y en consecuencia, es dueño de todo el planeta. Esas tierras estün habitadas por hombres, (que «parecen suficientemente aptos para abrazar la fe Catól ica») pero por no ser cristianos «
decía en estos términos: «Nos hemos enterado en efecto que desde hace algún tiempo os habíais propuesto buscar y encontrar unas tierras e islas remotas y desconocidas y hasta ahora no descubiertas por otros, a fin de reducir a sus pobladores a la aceptación de nuestro Redentor y a la profesión de la fe Católica [... ] habéis enviado al amado hijo Cristóbal Colón con navíos y con hombres convenientemente preparados, y no sin grandes trabajos, peligros y gastos, para que a través de un mar hasta ahora no navegado buscasen diligentemente unas tierras remotas y desconocidas [.,.] en las cuales vi ve una inmen~a cantidad de gente que según se afirma van desnudos y no comen carne y que _ según pueden opinar vuestros cnviados- creen que en los cielos existe un solo Dios creador, y parecen suficientemente aptos para abrazar la fe Católica y para ser imbuidos en las buenas costumbres, y sc tiene la esperanza de que si se los instruye se introduciría fácilmente en dichas isla~ y tierras el Nombre de Nuestro Señor Jesucristo. [,..] en algunas de las islas y tierras ya descubiertas se encuentra oro. '11'omas y otras muchas materias preciosas de diverso género y calidad. Portado ello pensáis someter a vuestro dominio dichas tierras e islas y también a sus pobladores y habitantes reduciéndolos -con la ayuda de la di'vina Jl1isericordia"- a la fe Católica [... ] Nos púes encomendando grande:. mente en el Señor vuestro santo y laudable propósito, y deseando que el mismo alcance el fin debido y que en aquellas regiones sea introducido el nombre de nuestro Salvador,
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Si todo esto corresponde perfectamente al espíritu medieval que alienta el Papado, noes menos cierto que yase advierten elementos modernos en el texto. En primer término la lucha de poder entre el Papndo y los monarcas absolutos. El Papa aclara repetidamente que concede los territorios «por propia decisión no por instancia vuestra ni de ningún otro en favor vuestro» y les recuerda su deber de obedecerle «por la recepción del sagrado bautismo por el cual estáis obligados a obedecer los mandatos apostólicos». Finalmente cuando hace la «donacfón» de estas tierras en las aunque «vive una inmensa cantidad de gente» son aún «desconocidas»; lo hace con el carácter más absoluto y hereditario: «a vosotros y a vuestros herederos y suceso~es [... ] señores de las mismas . con plena. libr.e y omnímoda pote_~tad. a\ltoridad y jurisdicción.». Pero ademüs el espíritu de tucro del mundo moderno se advierte cuando sedice que en «algunas de las islas y tierras ya descubiertas se encuentra oro, aromas y otras
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muchas materias preciosas de diverso género y calidad. Por todo ello pensáis someter a vuestro dominio dichas tierras e islas y también a sus pobladores y habitant~s reduciéndolos» y obsérvese que el Papa da por sentado que los Reyes de España pensaban someter a su dominio esas tierras antes de su «graciosa concesión», con lo que laBulano hace más que darlegitimiJadaun hecho inevitable. Rcsultaevidcl1tcquc se trata de resguardar el intransigente mundo medieval frente a una realidad que pretende desmentirlo y lo desborda. La Bula contiene un diálogo dramático entre quien ejerce «la autoridad de Dios omnipotente que detenta en la tierra y que fue concedida al bienaventurado Pedro y como Vicario de Jesucristo}) y unos reyes que sin olvidar piadosas intenciones, han acometido una empresa planificada para engrandecer y enriquecer
sus reinos.
La brutalidad con laque se realizó laconquista no merece mayores comentarios. Era lo que podíaespernrse de la mentalidad medieval llevada al nuevo mundo. Sin embargo podemos mencionar la manera como fray Diegode Landaen su «relación de las Cosas de Yucatán» se refiere a lacultura indígena: «Hallúmosles gran número de 1ibros de estas sus letras, y porque no tenían cosa que no hubiese superstición y falsedadcs del demonio, se los quemamos todos, lo cual sintieron a maravilla y les dio mucha pena»
Resulta conmovedor vcr que la pena que sintieron los indios al ver sus registros culturales destruidos, haya sido tan honda que impresionó al sacerdote, al extremo de exigirle consignarlo en su crónica. Otra muestra del mundo medieval en crisis, el sacerdote, al tiempo que justifica la destrucción de una cultura «supersticiosa», ~
europeas.
La vida en las ciudades El Renacimiento del comerciocoll mOlivode [os viajes oceánicos fue dando nuevo impulso a las ciudades o «burgos». Las ciudades que tuvieron su apogeo durante el imperio romano habían decaído notablemente, y a fines de la Edad Media comienzan a adquirir cada vez más importanl:ia. Puertos como Venecia, logran comerciar con el oriente llegando a acuerdos con los •.írabes. Cualquiera que recorra la ciudad verá una enonne riqueza y al mismo Liempo una notable inl1uellcia oriental. Pero este comercio era insignificante si [o comparamos con el que surgió a partir de los viajes oceánicos y la
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conquista de colonias por España, Portugal y más tarde Inglaterra y Francia. Las corporaciones se hacen más fuertes y poderosas, pero especialmente va a surgir una nueva clase social, los comerciantes, llamados «burgueses», de los que nos ocupamos más adelante.
Los inventos Otros de los factores que van a producir la decadencia del mundo medieval son los descubrimientos científicos, la pól vara que hace desaparecer el valor del castillo feudal como refugio invulnerable. la brújula que permitió los viajes oceánicos. Por último la invención del papel y la imprenta tiene una importancia decisiva. El saber, repentinamente escapó de los monasterios donde los monjes transcribían copias de unos pocos libros, para pennitir la aparición de toda clase de escritos. Esta faci lidad para la di fusión de las ideas y Iacrcación intelectual, fue vista con gran recelo por la Iglesia. Por un lado temían la dispersión de nuevas herejías y por otra parte les quitaba el monopolio de la cultura que habían ejercido durante siglos. En la Edad Media la enorme mayoría de la pohbción era analfabeta y la dispersión política en pequeños feudos había hecho surgir numerosas lenguas. La Iglesia había mantenido como lenguaje oficial el latín, la lengua del imperio romano que pasa a ser, el idioma del clero, pero era ignorado por la mayoría de los habitantes. La imprenta hizo surgir libros en todos los idiomas y escritos a veces fuera de la influencia de la Iglesia. Por otra parte los escritos de la antigüedad empezaron a circular entre las personas sin que la Iglesia pudiera hacer mucho por evitarlo.
El absolutismo La reconquista española por 10s reyes cristianos q~uese concreta luego de casi diez siglos en 1492 con la toma de Granada último bastión de los árabes en Europa y el casamicnto entre la reina Isabel de Castilla y Fcrnandode Aragón, marcael fin de laEdad Mediay el paulatino proceso de consolidación del poder real. A lo largo de los ticmpos modernos tanto en España, Franciacomo en Inglatcrra se vaconsolidandocl poder real sobre los feudos. Las conquistas de colonias, las armas de fuego, la formación de ejércitos nacionales van produciendo una profunda transformación. Los reyes com ienzan a tener un efectivo poder sobre los nobles que pasan de ser «señores feudales») a meros «cortesanos) el poder real se vuelve absoluto. Surgen así cada vez mayores contlictos entre el poder real y los Papas. El absolutismo es una transición porque por un lado somete a toda la población a un gobierno centralizado y eficiente, pero por otro lado libera las fuerzas de cada Nación de la tuteladel Papado. Del absolutismo a la reforma y a 1.1 caída del podcr de la Iglesia hubo un paso muy breve.
La reforma La reforma protestante sólo fue posible por una serie de factores. En pri Illcr térlll ino el relajamiento de las costumbres en Roma. Los Papas, en tiempos del mencionado AI'ej::lIldro VI, miembro de la temible familia Borgia. habían caído en una degradación moral notable. El detonante fue [a venta de indulgencias. La Iglesia había «descubierto» el purgatorio. Aunque del mismo no se habla en la Biblia, los teólogos pensaron que si
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En ~aconfesión deCalvll1o:
y dárselos a los bancos para que los vendan.
En el siglo XVI los acontecimientos se precipitan Lutero en 15\7 y Cal vino pocos años después fueron las principales figuras de un fenómeno generalizado de rebeldía contra la autoridad Papal y los dogmas de IaIglesia. Obviamente tales insubordinaciones, para tener éxito, debían contar con el apoyo de algún monarca. Paresa el absolutismo y las querellas entre reyes y Papas son el condimento necesario parael éxito de la reforma.. Como se sabe en Inglaterrael poder real es el verdadero promotor de la refonnaanglicana. En España o Francia, en cambio, la fidelidad de los reyes al Papa la reforma no tuvo el éxito que logró en el resto de Europa. Por otra parte Italiaeradominadacasi enteramente
es el principal
impulsor
del nacimiento
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de Westminster
en 1647 se expresan con extrema dureza las tesis
.«Para revelar su majestad, Dios por su decreto ha predestinado a unos hombres a la vI.da eterna y ~entenci~do a ot~os a la eterna muerte. Aquellos hombres que están desuna~~s a la Vida ha~ SI~O elegidos en Cristo para la gloria eterna por Dios, antes de la creaClOn, por su d~slgnIO eterno e inmutable, su decreto secreto y el arbitrio de su voluntad, y ello por lIbre a~or y gracia; no porque la previsión de la fe o de las buenas o~ras o de la perseveranCIa en una de las dos U arra circunstancia semejante de l cnaturas,l~ hubiesen inclinado, corno condición o como causa sino que todo es prem~~ ~e su gracia sob~ra?a. Plugo a Dio~ olvidarse de los restantes mortales, siguiendo el lllescrutable deslgmo de ~~ v~luntad, por el que distribuye o se reserva la gracia como le p~ace, para honra de su ilImItado ¡:oder sobre sus criaturas, ordenándolos a deshonor y calera por sus pecados, en- alabanza de su justicia.»1~
por el poder temporal del Papado. La refonna
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Las doctrin~s de Calv~n? tienen, en el nacimiento del capitalismo una influencia mucho mayo~ aun. ~l CalVinISmO, se origina en Francia pero por las persecuciones se traslada a~asllea y fInalmen~ a Ginebra. Pero los «calvinistas» van a difundir sus ideas por FranCIa, Ho~a?da y ESCOCia,Y finalmente influirán en laIglesia Anglicana. La tesis central ~el CalvlllIsmo es la predestinación: algunos hombres desde su creación estab predestll1ad.os para el paraíso y otros para el infierno sin que nada que ellos pudier:~ hacer cambIara su destino inexorable.
alguien había obtenido el perdón de terribles pecados mediante la confesión, no podían ir al paraíso en las mismas condiciones que los santos. Entonces debía haber, una etapa intermedia antes de ingresar al paraíso. All í se sufriría un castigo proporcional a las faltas cometidas y luego. purificado se podía ingresar al cielo. Las obras de bien, los sacrificios y la oración iban reduciendo el tiempo y la intensidad del purgatorio. Entre esos actos que obtenían la «indulgencia divina» estaba el hacer donaciones para la Iglesia. Los enormes gastos, la vida licenciosa y la ambición de construir magníficos templos y palacios movieron al Papa a realizar una jugada audaz: emitir certificados impresos de indulgencias
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por varias
razones: ¿Cómo vivir con semejante doctrina? La angustia corroía acadahombre .. Esta t 1 l'd?'C' 'Ó reyo en ~e. ose egl os. ¿ omopuedosaberlo?ComodiceMaxWeber,«consuinhumanidad patetlca, había. de tener como resultado en el ánimo de una generaclOnque .. I .. , esta doctrina d .' .a VI~1Oen to a su grandiosa consecuenCIa, el sentimiento de una inaudita soledad mtefl.o~del hombre. En el asunto que, para los hombres de la Reforma era más decisivo' Idafe.ltcl~ad eterna, el ho~bre se veía condenado a recorrer él solo su camino hacia u~ estlllo Ignorado presento desde l'a.eternidad.»-~'
En primer término porque terminó con el poder temporal de los Papas sobre toda Europa. Los reyes y príncipes cristianos desafiaban abiertamente aRoma, y cobijaban a los más audaces reformistas. Pocos años después, en 1545 el Papa Pablo III convocÓ al Concilio de Trento invitando a todos los reformistas, los que se negaron a concurrir. Formado sólo por obispos españoles e italianos se limitó a condenar la reforma ya establecer de manera más fime y ordenada los dogmas y las normas disciplinarias. Laconsecuencia de este concilio fue lade sellar definitivamente ladivisión de lacristiandad, y el fortalecimiento de la doctrina Católica que se hada así más clara, precisa, y al mismo tiempo más intransigenlc. Pero la reforma tiene una intluencia níneo y en el nacimiento
más grande aún en el pensamiento
contempo-
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Lutcro ejerce una notable intluenciasobre laaparición del capitalismo. Como afinna Max Weber, para Lutero «la vida monástica no sólo carece por completo de valor pam justificarse ante Dios, sino que además es el producto de un desamor egoísta, que trata de sustraerse al cumplimiento de los deberes que precisa cumplir en el mundo. Surge así como contraste la idea a la vez profana y religiosa del trabajo profesional como manifestación palpable de amor al prójimo [...] afinmíndose que la división d~l trabajo obliga a cada cual a trabajar para los demiÍs»Y Para ganar el cielo, no bastaba con el recogimiento y la oración, se debía trabajar en el mundo para el bienestar de los demás.
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E~ el cat0.ticismo vigente desde la Edad Media. la angustia existencial tenía un remedIO acceslbl~. La Iglesia que castigaba tan fieramente las herejías, era, en cambio, extremadamente IOdulgente con el pecado. Bastaba acercarse a la confesión para que los peca?os fueran per~onados. Lalglesia administraba lasalvación de los hombres que era re~atlvamente sencIlla. B~stabael ~epentimientoy algunas pequeñas reparaciones (que eeneralrnente se traducIan en oraCIOnes o limosnas para la Iulesia) Lad el. b.. e . oc t'nna d e .3,vmo, en cam 10, VIene a trastornar todo ese mundo pacífico. previsible estable dlflamos «confortable». «f?ara el cmólico, la oracia sacramental de su Iolesia' t b ' su d. .., d. e ., es a a a oISPOSICIO~como m~ lO de compensar su propia insuficiencia: el sacerdote era el ma¡;,o~ue real~zab~el ml1agre.del cambio y que teníaen sus manos el poder de las llaves. se podla acudir a el con humildad y arrepentimiento, y él administraba penitenci ' otorg~ba espera~zas .d~ gracia; s~g~ridad de perdón y gara~tizaba la emancipació:d~ !~temble angustIa, VlVIren lacual era para el calvinista destino inexorable del d . ni nadie od' d.. 1 ' . quena a pIare Imlr e; para el no había esos consuelos amistosos y humanos y ni
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siquiera podía esperar como el católico y aun el luterano, reparar por medio de las buenas y liviandad.})-ll
abrazaron la religión protestante, y aún dentro de cada país, los protestantes estadísticamente una situación económica más próspera que los católicos.
¿Cómo sobrevivir asemejanre angustia? La respuesta calvinista vino de la manera más impensada. Al observar que algunos hombres eran afortunados y dichosos, y poseían muchas riquezas rnjentras que otros eran pobres, enfermos y desgraciados, intuyó que allí se podía ver el indicio más claro del destino de cada uno. Los que eran
Una contribución a la ética original del capitalismo Ia.encontramos en el pensamiento puritano (descendiente del Calvinismo) que pone el acento en la frugalidad. Las riquezas acumuladas no son para la sensualidad ni la ociosidad, sino para mayor gloria de Dios. «Si Dios os mueSlra un camino que os va a proporcionar más riqueza que siguiendo camino distinto (sin perjuicio de vuestra alma ni de la de los otros) y lo rechaz,'iis para seguir el que os enriquecerá menos, ponéis obstáculos a uno de los fines de vuestra vocación y os negáis a ser administradores de Dios y a aceptar sus dones para utilizarlos en su servicio cuando Él os lo exigiese. Podéis trabajar para ser ricos, no para [)oner luego vuestra riqueza al servicio de vuestra sensual idad y vuestros pecados, sino para honrar con ella a Dios.» .\~
obras las horas de debilidad
felices en la tierra eran los elegidos por el Creador. De ahí a la ética del esfuerzo, el trabajo y la riqueza había un paso. No era que conseguir riquezas sirviera para obtener la salvación, sólo constituía una manera de canalizar la angustia de la incertidumbre haciendo algo «mientras tanto» y al mismo tiempo si se tenía éxito en las empresas se estaría demostrando de manera evidente la pertenencia al pueblo de los elegidos. Como dice Erich Fromm «se atribuyó cada vez más importancia al esfuerzo dedicado a la propia ocupación y a sus resultados, es decir al éxito, o al fracaso en los negocios. El éxito llegó a ser el signo de la gracia divina; el fracaso; el de la condenación.»-!! Dios bendice a los predestinados con el éx.ito económico.'. y sepulta en la miseria a los que expulsa de su l
seno. El seguidor de Cal vino, debía convencerse a sí mismo que estaba entre los predestinados, porque la duda era signo evidente de falta de fe. Para poder lograr esa secruridad se debía trabajar de manera incesante. De esa manera se obtenía la riqueza. si;no inequívoco de la predestinación ala felicidad eterna, y al mismo tie~po secalrnab~ la ansiedad con el esfuerzo incesante. «Las buenas obras son del todo Inadecuadas SI se las considera como medios para alcanzar la bienaventuranza (pues también el elegido es criatura y todo cuanto hacé se encuentra. a infinitadistanciade los preceptos divi nos), pero son absolutamente indispensables corno signos de la elección; constituyen un medio técnico no para comprobar la bienaventuranza, sino para desprenderse de la angustia por la bienaventuranza.» _'~ Esta ética era casi exactamente opuesta a la ética medieval. La riqueza deja de ser un lastre que conduce a la perdición para ser signo de predestinación a la felicidad eterna. El trabajo frenético no es un competidor de la vida de oración o de la mística mon~ística sino que se convierte en el único medio de asegurar la salvación (no por el poder de las obras, sino como indicio del designio divino). Frente a la concepción medieval de que las grandes diferencias económicas eran frutos del pecado y que existía necesidad de ayudar a los pobres Iaética protestante daba (
_'~ No puede decirse que la reforma haya sido causada por razones e¡;onómicas ni tampoco qu~ el capitalismo sea consecuencia de la refolllla, pero indudablemente ambos fenómenos están estrechamente ligados. Basta ver el mapa religioso del mundo para descubrir que a partir de la reforma los países más ricos y prósperos son los que
tienen
Por último Max Weber se refiere a la ascética protestante: «Para el ascetismo, tan ouioso resulta la elegante despreocupación señorial como la zafia ostentación elel nuevo rico; mientras que la figura austera y burguesa del selrmade man [hombre que se hace así mismo] le merece lodasuerte de glori fieaciones. God blesse this trade [«Dios bendice este negocio»] es la frase que se aplica a los «santos» que habían cumplido con éxito los decretos divinos; el poder del Dios de los judíos, que recompensaba precisamente en esta vida la piedad de sus fieles.» .17
En la base de la ética del capitalismo naciente estaba el desprecio por el goce despreocupado de la riqueza, cl uso de artículos de lujo, el despilfarro. No se oponía a la acumulación de riquezas, por el contrario la estimulaba, pero su uso debía ser racional, es decir dispuesto al ahorro y la inversión y no al desperdicio consumista. Laostentación era considerada una forma de idolatría, porque ponía a los bienes materiales en un altar. En camhio 1~1.sriquezas puestas a producirm:.1s riquezas (inversiones) eran útiles a la obra de Dios. S i sumamos la necesidad de trabajar incesantemente, con la licitud del espíritu de lucro y el desprecio por el lujo y la ostenta¡;ión, no dejamos otro camino que j<1 formación de grandes capitales. Los reformadores lejos de ser tolerantes con los disidentes fueron tanto o más intolerantes que los seguidores del Papa. Las diferentes confesiones se enfrentaron durante siglos en guerras de religión, y cuando un monarca asumía el trono eambiaha la religión de! Estado y con él debían cambiarla todos los súbditos. Después de la «Guerra de los treinta años»cuyaprincipal motivación fue religiosa, se firma la pazde Westralia en 1648 que consagra la 1¡bertad de cada soberano de adoptar la confesión religiosa que desee, con la obvia, pero ya inocua. oposición del Papa.
El nacimiento de la burguesía Los burgueses, los hombres libres de las ciudades eran, durante la Edad Mcdiaseres poco considerados cuando no despreciados. No per!c'necían a ninguna corporac-¡ón ni eran siervos de ningún señor feudal. Como no tenían otro medio de vida Jebían dedicarse al comercio o a la usura. Ambas acti vidades eran mal vistas y poco redituables
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en el medioevo. Sin embargo la apertura comercial, los Inventos y dcscubnrnientos y la nueva ética que recorría el mundo en los tiempos modernos hicieron de estos seres relegados, protagonisras crecientes de las transformaciones del mundo moderno.
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La burguesía lejos de ser una clase homogénea estaba formada por diversos
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aportes. Como vimos, prolestantes ansiosos de confirmar su predestinación mediante -'" el trabajo incesante, pero también los judíos que durante la Edad Media habían sido relegados al comercio y el préstamo a interés, las actividades entonces más despreciables. Para entender la sutil diferencia entre unoy otro espíritu del capitalismoseguimos nuevamente a Weber: «No hay que pensarúnicamenteeljudaísmo palestino de [aépoca en que se dieron los preceptos del Antiguo Testamento, sino en el judaísmo tal Como se fue formando lentamente bajo la influenciade muchos siglos de educación formalista, legalista y talmúdica; y ya por eso precisa proceder con la máxima cautela al señalar paralelismo. Al puritanismo era completamente ajeno el sentido despreocupado de la vida que caracterizaba tanto al antiguo judaísmo, como a Jaéticaeconómicadeljudaísmo medieval y contemporáneo, en aquellos rasgos específicos que marcan su posición en el desarrollo del ({ethos capitalista». La mentalidad judaica coincidía más bien con ladel capitalismo «aventurero) de tipo político - especulador; su ethos, en una palabra, era el del capitalismo del paria, mientras que el puritan\smo tenia el cthos de la industria racional burguesa y de la organización racional del trabajo, y sólo lo que encajaba en --restos moldes: fue lo que tomó de la ética judaica.» .\" ' -:7
La presencia de los judíos como banqueros se explica por diversos factores. En primer ténnino desde el Antiguo Testamento se prohíbe a los judíos la usura entre hermanos pero se permite con los extranjeros: «No prestarás a usura a tu hermano ni tu dinero ni granos ni cualquier cosa; si no solamente a los extranjeros.» (Deuteronomio 23,19) Ypor otra parte en la Edad Media aunque la Iglesiacondcnael préstamo a interés, la economía lo necesitaba y entonces recurre a los judíos, que no estaban sometidos a sus dictados para cumplir esa función que se consideraba indignade un buen cristiano. Pero el banquero, tanto antes como en nuestro tiempo, es amado y respetado por quien necesita un préstamo y odiado y vilipendiado cuando debe devolverlo. Ese rol convirtió a los judíos en blancos de muchos odios y en causa de sus persecuciones por la inquisición. Los judíos eran una especie de parias, ~"pero sus riquezas eran envidiadas
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por muchos. Pero no eran los judíos los únicos relegados socialmente. Toda la burguesía naciente, es decir esa clase social que comenzaba a hacer negocios comerciales o industriales fuera del mar~o de las corporaciones, que buscabade una manera inaudita y desenfrenada las riquezas (uc despreciada durante siglos. Laconcepción medieval de .,... la estabilidad, el «precio justo», la condena al préstamo de dinero a interés y en general la condena a! materialismo, tan pr~pios al medioevo provocaron un fuerte rechazo hacia quienes se enriquecían de la noche a la mañana. Ese rechazo era una combinación de defensa de los valores superiores de la religión o la espiritualidad, con una mal disimulada envidia. El avance del capitalismo tuvo que superaresa prejuiciosa concepción ética, y no parece exagerado atinnar que aún lo sigue haciendo.
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Como dice Weber «Lo que el hombre precapitalísta considera tan inconcebible y misterioso, tan sucio y despreciable. Que alguien pase su vida trabajando, guiado por lasola idea de bajar un día a la rumba cargado de dinero, sólo le parece explicable como producto de instintos perversos» ~I
Conclusiones Los tiempos modernos son un período de transición, en el que coexiste el poder temporal de los Papas, el renacimiento de la cultura de la antigüedad, la inquisición,los monarcas absolutos, las tesis cristianas más diversas, se abre el mundo al comercio y a las nuevas ideas, la cienc~a se independiza de la teología, aparecen inventos que revolucionan la vida, y una nueva ética, basada en el trabajo y la riqueza. Todo estaba preparado para la gran revolución que daría lugar al nacimiento de las ideologías, Con el nacimiento del liberalismo, del que nos ocuparemos en el próximo capítulo.
Notas del Capítulo 1. "El Edicto de Milán o la Tolerancia del Cristianismo». hltp:llwww.cristianismo-primitivo.org! siglo jV /constwltino. litm. 2. Palomillo, Luis Antonio. «En el umbral del fin del tiempo», !lttp:/lwwlV.evangelioeterno.com/ capitulo6.htm. 3. Historia Univér.ral. wmo 9. pág. 23. Nauta. Citado por: Palomino, Luis Antonio. «En el umbral del fin del tiempo». htfp:/lwww.evangellúeterno.comJcapitulo6.!Ilm. 4. Hinojosa Montalvo, jO.fé, «Iglesia. antijudaísmo, Inquisición.». hup:/lwww.conou.c(}lIl/ duc.php ?doc=1420. 5. Hinojo.w M(mtalvo. jO.fé. dglesia. ,untijudaísmo. Inquisición.». htfp:/lwww.conoze.coml doc.php?doc=1420. 6. Luóo III Papa, dd abolendam», 1184. 7. juan Antonio L/orente, Historia crítica .de fa Inquisición en España, Tomo 1, pags. 2 y 3. Citado por: Chami, Pablo A.. «ÚJ lnquisióún". Editorial ClDICSEF, 1999. S, Benedicto Durand., «tlie.wurce.~ anecdatorum» «La lnquisicüín", http://www.angel(jre.comlegol tetri coli Ilqu isici on. 111m l. 9. Lucio III Papa, dd abolendiun», 1184. /O. Joseph del Olmo furriel del rey Felip~ IV Madrid 1680 Citado por: Carda Carda, Bernardo J.. «Auto de fe en la Plaza Mayor», Ediwrial La Avelltura de la Historia n" 20. l/. SCALAMBRO. Maniio. «¿En qué creen los que no creen!». Editorial Planeta. Argentina. 1999. pág. 124. 12. Fisas. Carlo.~, "Historias de la Historia», Editorial Planeta. http://webs.sinectis.con¡,arlmcagliani/ muerreen.htm. /3. Pío 1X. «Endclica "Gravissima.p>>>. Editorial Guadalupe. Buenos Aires. 1952. pág. 170. 14. Cadena Cepeda. Raúl, «La intolerancia». 2001. littp:/lwww.rcadena.lIetlintol.htm. /5. Popper. Karl. ",La sociedad abierta y ,rus enemigos». Editorial Ediciones Orbü. Bl/enos Aires 1985, pág. 396. ' 16. Gregorio XVI. "Mirari Vos», Editorial Guadah¡pe. Buenos Aires. 1952. pdg. 43. 17. Weber. Max. ",Historia EC(lf/{ímicu General. Desarrollo de la ideología capitalista», 18. ",Notas para un concepto de utopía». Editorial Revista de Occidente, http://www.revistaoccidente.dJ 37Sino ti c ias/u wpiaJ7. ac t. 19. Descartes. René. ",El Discurso del- Método", Editorial Alba. Madrid. 1997, 'pág. 13. 20. Descartes. René, obra citada. pág. 30. 21. Descartes, René. obra citada. pág. 34.
Las Ideologías
40
en el Siglo XXI
22. Descarte.~. Rellé. obra citada, púg. 34. 23. Buello, fi/o.wfía.
Gustavo, cielll;ius
«La Teoría
y el Descubrimiento de AlIléril.:u», Editurial 1989, !lllp:!/jif(Jsofiu.(Jrg/redbusl!J£ls2010J.hllll.
de (a Esfera O~'ied(l.
hUlIIlIllas.,
Re\'ütu
de
pág.
65.
2", Buello, Gus((l~'{).obm ciuu!a 25. Alejalldro
VI, «fnler
CocIera»,
N93
26. Hayes. Gmcie[a, «El Mito, sus re!m;iOIJC,f um la 27. Cristúbal 28.
Weber
CII/Oll. citado Max.
«Éricu
por
pmlesrallte»,
Fifo.WIfÍlI»
«El ClIpitul»
Mm:>:, Kurl,
EdillJrill!
Ediciones
Tomo
J Capítulo
Libertador,
3
BUell{).~ Aires,
2004,
29. Weber MaJ:, ohm ciwd(/, púg. 83. 30. Weber MiIX, libra
citada.
86.
pág.
31. 32.
Weber M£lX. obm cilada, luíM. J05. Fmllllll, Eridl. «El miedo (/ la libertad».
33.
Editorial
Paie/os,
Weber
Max,
obra
Litada,
3-1. Weber
Max,
obra
cilllda, pág. 102.
35, Weher 36. Ruler,
Max, obra cilado, pág. 1R1. cIJllsi!ia re%gica l. C,x ,it 1 disr 9 N 24 Sellfenedas
Max,
"Ética
Obra
Ci/llda,
plÍg.
J60,
37. Weber Mw:, obra ,:ílllda, plÍK. 162. 38. 39.
Weber MaJ.", o/;I"(I ciwda. piÍK. 165. Weber, Max, "Historia Ecmwílllica Genera/»,Obru
40.
WefJer.
41.
Weber
Ma);, Max.
"Historia "Élica
Aires,
El Liberalismo
1964, páR. 124.
IJlíR. 126.
U
protesWllte»,
Buellos
ECllluímim
proreSf(lllte»,
Cifllda.
Gelleral»,Obra Ofm¡
Cirudu.
Ciradu púg.
50.
de SaloJllúll
, 23 Citado
por:
Weber
Definirelliberalislllo en él campo de las ideologías es sumamente difícil. Confluyen a ello varias razones. En primer término, la ideología liberal tiene T1]ás. de dos siglos de existencia y a lo largo de este período ha cambiadolñUCho~Pór'otra parte,~ ~eces resulta extremadamente difícil señalarlos puntos de-~~ntacto~treenlberalis-mo -lilo~ót;i-~,~l - _.- - . ----- - -~-_._--._-------~ liberalismo poIítico y ellibcralislllo económico.' Es más, como veremos, hay veces que .parece'existi"j'-una-verdader<.l-incomp-atibil íd:identre c:lliberalismo filosófico yelliberalismo económico. Tanto más arduo es establecer un contacto que muchas veces se da por sentado, suponiendo que democracia, liberalismo y capitalismo forman una tríada inseparable. Nada mús lejos de la realidad, como veremos, repetidamente la democracia n.::sullilcasiincompatible con el liberalismo, como capitalismo y liberalismo que pueden marchar por carriles opuestos.
-
La palabra liberalismo tiene significadQs~bas~antediferentes en el campo político yen cleco;¿;;;ico ya que, au~mbas se basan en la libcrt;-ciindi vidu~l: su aplicac1ón al ñiUndoeco~ómico o político pueden dar resultad;sopuestQs:1_--~ ----
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-
No se nos escapa que son muchos los pensadores liberales que como Voltaire piensan que «el comercio, que ha enriquecido a los ciudadanos de Inglaterra, ha contribuido a hacerlos libres, y esta libertad asu vez hadilmado el comercio, formándose asíla grandeza del Estado» ..' Sin embargo, corno veremos, el liberalismo político conduce a la democracia y el liberalismo económÍ\;o al capitalismo y muchas veces capitalismo y democracia son ténninos antitéticos. Para desenmarañar esta serie de confusiones conceptuales y terminológicas, vamos a recurrir nuevamente a la historia ya los pensadores liberales. Lo primero que quisiéramos haceres ubicar al liberalismo en el contexto histórico de su nacimiento. Podelñb:'; decir que DescartesoBa~on con su te~~beldía al do-gf!lptismo.de la Iglesia, predicando ;~sódelafü;6"; corno -úñiCai'u-ente del conocimien.to el p~imero y el segundo mrib~yendo esapropié.dad a' ¡ae5P~ri~~ci~1 enipírica, ambos dieron el primer paso hacia lo que luegoseríael liberalismo, al romper con I¡;;sc!avitud de la teología como principal fuente del conocimiento científico y ético 'y desafiar (en.su época con mayor coraje y temor) los dictados-tcrreo-s-d;¡;Igfesi:i' Católica. -'-- - - ---. -_.- ---
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Las Ideologías
Cuando Newton descubre las leyes elementales de la física, o Galileo afirma que la tierra gira en torno del sol, no ponen en tela de juicio ningún dogma de la Iglesia, sino algo mucho más radical: la presencia de Dios en cada acontecimiento . Cuando los .¡
ciend~Ífidcosla ~arti: del R~nacimlient? van ~edscuDb~iendO¡ las ley~s de .la natura¡leza por ,"', me 10 e a ClenCta, no nlegan a eXistenCIa e lOS, a contrarIO atnbuyen a creador
haber dictado esas mismas leyes que ellos simplemente descubren, pero este cambio
1
produce una alteración profunda en la tarea de la búsquedade la verdad. Hastaentonces,
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El liberalismo,
tiene su base en la libertad, yen el humanismo.
centro de~~_~cogie~o ~en~~~osOIIa
Pone al hombre como
l.'::,~~?icion~s .9.~~::~l~~~~,"~..:~~ena~i~len~~ gnega cláSIca.
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A diferencia de lo quc ocurre con el marxismo, donde su pensamiento de su fundador, ya lo sumo algún complemento de Engels, derincn aeabadamente el núcleo -1' ideológico, no ex.iste un autor que defina con claridad el liberalismo en su conjunto, es ;•• más, aún ciñ~ndonos estrictamente al liberalismo clásico, es decir al surgido en el siglo XVIII tampoco podríamos encontrar un autor que resumiera ladoctrina y mucho menos ~ límites precisos para determinar donde está su frontera. Admitida lacomp1cjidad del tema vamos a hacer un breve repaso histórico de algunas líneas del liberalismo clásico. "~o
1 .~
La mayoría de las personas hacen una simplista reducción. Liberales son los que creen que el Estado no debe intervenir en nada, y que todo debe quedar libraúo a a proplecIad pnvaday a fñl'evae la oferta la demanda.l?~mplttlcadón es una cruel detormaclOn e a verdad, porque elliberalisrno significó mucho mAs que eso. Fue un -espectacular
i
La palabra «liberal» se utilizó por primera vez en España, a principios del sigloXIX, para denotar simpatía por una monarquía constitucional, con unacons!itución parecida a la inglesa.
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El Liberalismo
en el Siglo XXI
el poder real y reconocía algunos derechos de los ciudadanos. En el siglo XVIII el parlamento tenía cada vez más poder ysurgieron dos partidos políticos que disputaban las bancas del parlamento mediante el voto de los ciudadanos. Inglaterra era vista en toda Europa como un modelo de libertad y tolerancia, a pesar de que había tenido persecuciones religiosas y otras atro~idades. Ya en el siglo XVIII la preocupación de los ingleses no era el poder real, sino larigueza, los inventos y el comerciomonopólico con sus colonias que condujo a la revolución industrial. _En Francia, en cambio, existía laque luego se denominó el «antiguo régimell». Un rey absoluto, y una serie de nobles cortesanos que gozaban de toda clase de prerrogativas. El lujo del palacio de Versalles se lograba a costa de impuestos que sometían a la miseria a la mayoría de la población. El alto clero (obispos y cardenales) y la nobleza eran una pequeña minoría, pero monopolizaban el poder económico y político del reino. Paresa, el liberalismo en Franciasedestaca por su carácter político. Buscan llegar a una forma de gobierno democrática y consagrar los derechos individuales. Sin embargo no comparto la tesis del historiador EJ. Hosbawm que afirma que «Inglaterra proporcionó el modelo para sus ferrocarriles y fábricas y el explosivo económico que hizo estallar las tradicionales estructuras económicas y sociales del mundo no europeo, pero Francia hizo sus revoluciones y les dio sus ideas.»fiMe parece que estas afirmaciones no se compadecen con la riqueza de los pensadores ingleses anteriores a 1789. -', ¿Qué es lo que unifica al liberalismo? No es fácil definirlo. Obviamente su respeto por la ITbertad humana, P.:E0 no rnenos_~.~~o.de ~gualdad gue rretcndía echar p.,9r ti~ todas las institucionc~ med¡c~a1cs, monárguicas, nobiliarias y eclesiásticas. Probablemente la gran dificultad para definir qué es el liberalismo y sus enormes . matices está en el hecho de qúe sus lemas hayan sido «Libe tad "ualdad Fraternidad» términos que son casi contra Veamos someramente
lctonos entre sí.
el pensamiento
de algunos de los padres del liberalismo:
~l liberalismo filosófico) Se abre la caja de Pandara
;,
j
El liberalismo económic..o y el político no solo se diferencian conceptualmente sirlO que hasta tienen ubicaCiones geográficas pre onderantes diferentes. La vertiente ~ econOilllca se esarrolla pnnclpa mente en Inglaterra y la vertiente política en Francia; y esto obedece, corno resulta evidente, a las diferencia's políticas y económicas de ambas naciones. L:a aristocracia ingicsa venía arrancando concesiones a los reyes desde la '7 Edad Media. La célebre Carta Magna de 12151imibbaseriamcnre el poder re'al a favor del Parlamento. En 1679 e1rey se había visto forz'ado a firmar el «bill de habeas corpus» y diez años después debieron nrmar la «declaración de derechos» que reducía aún más
!
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Cuando la retracción ~oder de la Iglesia CatóJicíl se .•t:u$-H1'ilfl ..ife.stando con el absol~o"y la ~a, comenzaron a surglL.p'rimero tímida v luego des~ntcnfcnte pensadores que se atrevían a cuestionar todo el saber e .t' .e~cj.dQ. Fue una revolución del pensamiento contra el Sl encio del poder.? Surge así un nuevo humanismo que «parte de la conVIcción de gue o bien no existe.el Absoluto, o no se nos manIfiesta con tal ~ct=s cºru;J]J.¡jrJW~_sJJ,ªvid:;';gbrc la fe en él,-~os human.Ui!-ª-s--Qll~ practicar el bien únicamente por razón del hombre.») ~
~------'---'.
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Las Ideologías
El Liberalismo
en eL Siglo XXI
arriba respecto a nosotros, y que, como dice el muy poco filósofo San Agustín, se habría caído en el cielo.» 12
¿Qué es la liberÜ!,!? La bas? delliberalisrno
es la con.q.ui..s-tadeJaJibertad del individuo. Y esa libertad fue
defini~a ..~ partir de laauscnc~ade coacción. En este~d~spert~rde ~1!.!llJD!~E.i~ad desu largo S?I~etlrr!1~ntoa un ,pensamientoy a upa..moral...unlca...e.,lmp.uesta ~...P~ fIlosofos liberales Vieron, ante todo, la Itbertad en su aSp'ecto «defenSIVO» frente al poder
del Estado o la IglesLa, ~pero pronto advinieron que esa libertad no puede ser paSIva. su..rge así la segunaa-fOñYi1iCleI!il'i15énad como
sino que daba lugar a una aétuacián, Pwil.idad-de-particjp-a.ción3~lJJ.a..Yjda actividad económica. _ ..
•.p.oJí.tiGª, en la inve.sJigación
científica,
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,.
La libertad de conciencia y la tolerancia Como veremos al hablar del liberalismo p1ilitiJ,:..o'41:;¡ toleranciaAr.eligiosafue una de s~as. £awoblema consistía en averiguar si era posible la convivencia en un" mismo.JistadQ, de Rersonas ue ertenecieran a a'terentes sectas crIstwnas, o un paso ,más íldelante, si era posible la convivencia con judíos o musulmanes, y muc o más aún, ~,!e~~ conYIV'itSOllllteos. Y Yelliosque en este tema las respuest'Í'\S"e-S"tál1"1~ de ser unívocas: U!.!,..prc.c.ur..sN-de la tolerancia liberal como VoItaire considera que el hombre negJli.m.•cte_UJ.l•:. Pio~..R1!~ con sus promesas de premios y castigos nos impulse a obrar bien. Otros iluministas como Bayle se atrevieron a afirmarque unasociedad podTh c;"ntener en su seno ateos, sin daños a la paz socml.:...En el otro extremo, otro autor del Iluminismo afiqnaba, cOm5\ieren}os que el «ateísmo» debía castigarse con la muerte.
fi9~iblc
Voltaire con su fina ironía y su maravilloso estilo literario decía: «Entrad en la Bolsa de Londres, ese lugar más respetable que muchas cortes; allí veréis reunidos a los diputados de todas las naciones para la utilidad de los hombres. Allí el judío, el mahometano y el cristiano tratan el uno con el otro como si fuesen de la mismareligión, y no dan el nombre de infieles más que a los que hacen bancarrota; allí, el presbiteriano se fía del anabaptista, y el anglicano recibe la promesa del cuáquero. A la salida de esas pacíficas y libres asambleas, los unos se van a la sinagoga y los otros a beber; éste se va a hacerse bautizaren una gran cubaen nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo; aquél hace cortar el prepucio de su hijo y hace farfullar sobre el niño palabras hebraicas que no entiende; esos otros se van a su Iglesia a esperar la inspiración de Dios, con el sombrero en la cabeza, y todos están contentos.»I" Es más, atribuye la libertad de la que se goza en Inglaterra al pluralismo religioso: «Si no hubiese en Inglaterra más que una religión, sería de temer el despotismo; si hubiese dos, se cortarían mu[uamente el cuello; pero como hay treinta, viven en paz y felices.» "LaIglesiano tardó en incluir los libros de Voltaire en el «Index» de libros prohibidos. En otro párrafo lleno de ingenio reivindica la libertad de la ciencia de la tutela eclesiástica en estos brillantes términos: «La noción de los antípodas hasido condenada como herética por los Papas y los concilios; pese a esa decisión, los que acatan a los concilios y a los Papas han descubierto las antípodas y han llevado a ellas esa ~isma religión cristiana cuya destrucción se consideraba segura, en el caso de que se pudiera encontrar un hombre que (como se decía entonces) tuviese la cabeza abajo y los pies
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t"fitilitarismo
y hedolJiE.n.o::>
TJ,na.deJas.simplificaciones que se suelen hacer_alhahJar..delelibex.alismoconsiste .•. en~ar.qu los liberales creen en el placer individual como única norma de conducta ~nilag'rGsame..o1e iX5T'Q5ra e u~a «mano inv,isi e» ese eg~ísm.o_~onduGc..aI, bienestar general. Como veremos tales Ideas no son ajenas al pensamiento llberal, pero no podemo~lificar al liberalismo como si fuera la consecuencia del hedonismo. Veamos un ejemplo de esta simplificación. Un economista contemporáneo afinna: «La economía pura tiene por punta de partida el llamado principio hedónico. Si ciertos hombres -homines oeconomici- esto es, hombres que obran unifonnemente y con cordura, buscando en la satisfacción de sus gustos y necesidades la mayor satisfacción posible, con el menor esfuerzo, costo o dolor que consienten los obstáculos en que tropiezan, son los que prevalécen en las acti vidades humanas, demuéstrase un conjunto de proposiciones o teoremas económicos que describen adecuadamente, con plausible aproximación a los hechos, la conducta económica de los individuos que forman parte de aquellas colectividades,» 1) J;sta~filosofía..d.eLpJ.aceregoísta nace con el griego clásico Epicuro. Para saber si nuestras acciones son correctas, la mejor guía es el'-placer puesto que la naturaleza lo ha puesto para indicarnos aquello que conduce a nuestro bien, mientras que el dolor es la señal más clara de marchar porel camino equivoc,ado. «Quien busca el placer y evita el dolor es sabio, por obedecer al sistema de señales de la Naturaleza.~> 14 En términos de Jeremy Bentham
I~
{lAética
liberaD
Sin embargo, l}..o.podemoS',reducirJ.a ética liberal a ese egoísmo desenfrenado 91!..e bJ.~$9devendría en virtud por las ocultas le es de la vi spciaL Los liberales de la época clásica teman un senÚ o mucho más refinado de la ética que esta simple caricatura. Voltaire atinna que «el aITIora nosotros mismos el que asiste de amor a los otros; es por nuestras necesidades mutuas por lo que somos útiles al género humano; es el fundamento de todo comercio; es el eterno lazo entre los hombres. Sin él no se habría inventado ni un arte ni se hubiera formado nunca una sociedad de diez personas. Es este amor propio, que cada animal ha recibido de la naturaleza, el que nos advierte qué
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Las Ideologías
en el Siglo
xxi
El Liberalismo
soyresponsable. De ahí que Iajusticia sea fundamentalmente una virtud negativa, nos impide lesionar a nuestro prójimo.))l!
respetemos el de los otros. La ley dirige este amor propio y la religión lo perfecciona. Es muy cierto que Dios hubiera otro. En tal caso. los mercaderes cortado la piedra para dar gusto modo. No acusemos al instinto
podido hacer criaturas únicamente atentas ,!-lbien de habrían ido a las Indias por caridad y el albañil hubiera a su prójimo. Pero Dios ha establecido las cosas de otro que él nos da y hagamos el uso que manda de éL» 17
Adam Smith antes de escribir su ohra económica cumbre «La riqueza de las Naciones~) escribió
su no menos importante
«Teoría de los Sentimientos
Morales». ,: I
Hubo quienes afirmaron que en La Riqueza de las Naciones, Smith se desdice de sus <~sentimientosmorales», yeso es porque resulta bastante complejo entender el verdadero sentido de la ética liberal clásica, que es muy diferente a la ausencia de ética_que existe, a veces, en el mundo de los negocios de nuestro liempo. Smith comienza diciendo que el se~timiento más fuerte que mueve a los hombres en su actuación social es el deseo de «reconocimiento». Cada uno espera ue los otros Ió consideren. «Al entraren sociedad, inmediatamente es proVIsto e espejo que antes fCfaltaba. Está desplegado en el semblante y la actitud de las personas que lo rodean, que siempre señalan cuándo comparten o rechazan sus sentimientos; allí es donde contempla por primera vez la propiedad o impropiedad de sus propias pasiones, la hermosura fealdad de su mente». 1" Pero el mismo Smith Rercibe la limitación de ese Rostulado y agrega: «este deseo de la aprobacIón y este rechazo a la desaP.f0bación d5:' ~s semeJa~:;ohah-;:¡a bastado para preparar al ser humano para la sp£;ledada 1ª-9..!Le ewba destinado. Por ~QnsIguJ.ente,la naturaleza no sólo lp...dotó.connun deseo-de'ser <;'p'robadosino con undeseo de ser 10que debería ser aprobado.»I~Esta precisión lo sitúa muy cerca del derecho natural, ya que la naturaleza nos dice aquello que <<.debería)ser aprobado. La consideración de los demás nos sería más que un indicio que nos indica elcamino. .
°
Pero 1'1virtud Rara Smith..ab.JJ.r£~ no solo la «prudencia» que nos,guía a obtener nuestra propia felicidad, sino tambié'.'!~~j.!1..Aticia gue nos hace reconocer los d~~echos de los demás.y la beneficencia que es :1 desprendimientQ..,p.1lca ..ayud-ar_al necesitado. llJ «Un rasgo común enlaza a las d"iversasramas del utilitarismo: su moderación. Más que convertir al hombre, el utilitarismo pretende expresarlo en lo que tiene de mejor, sin violentar sus tendencias dominantes. Por eso se presenta corno un egoísmo ilustrado al señalar [...] que en la gran mayoría de los casos el interés propio, bien entendido, coincide con el interés general. Lo que se le está diciendo al lector no es que reniegue de sí mismo sino que sepa pensar en dirección de sí mismo; si lo hace, probablemente el con meto con los demás desaparecerá.») 11 «Producto de los afectos benevolentes, la justicia eS en realidad la contraparte simétrica de la prudencia. Si ésta se orienta a la preservación de la propia esfera de acción, aquélla preserva la esfera inviolable de acción de los. otros. Con la prudencia me preservo en un mundo sometido a mi acción y responsabilidad; c~n Iaju~ticia preservo el mundo de acción de los otros, ante los que
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!
Partiendo del reconocimiento como principal motor del obrar humano Smith llega a la conclusión de que «el hombre pobre está avergonzado de su pobreza. Siente que obien lo excluye de la atención de la gente, o bien, si le prestan alguna atención, tienen escasaconmiseración ante la miseria y el infortunio quepadece. En ambos casos resulta ser humillado, porque si bien el ser pasado por alto y el ser desaprobado son casas completamente diferentes, como la oscuridad nos cierra el paso de la luz del honor y la "probación, el percibir que nadie repara en nosotros necesariamente frustra la fuente más grata Yabate el deseo más ardiente de la naturaleza humana.» H La virtud por excelencia es la beneficencia, el haccr bien al que lo necesita. Es allí donde, para Smith se equilibra la balanza de la libertad, en la actuación benevolente del quemás tiene hacia el necesitado. Por eso la tradición liberal rechaza toda acción social delEstado. En primer término porque altera los términos de laecuación social liberal, la nointervención, pero muy especia!men te porque no deja lugar a la beneficencia privada. Como atirma Ramón Ramos Torre: «Toda restricción pública de la esfera de la beneficencia no sólo supone una odiosa intromisión de los poderes públicos en el espacio de lalibertad negativa, sino además una pérdida neta en la contabilidad moral de la sociedad en su conjunto. Y supone una pérdida neta porque hace imposible que los individuos sean libres a la hora de prestar su ayuda a los demás y así alcancen la virtud. Si la beneficencia se convierte en un derecho (justicia) de quien la recibe deja de ser libre, y el individuo liberal queda sin escenario en el que exhibir su excelencia.»!4 Contra lo que muchos creen, los padres del liberalismo no fomentaban la opulencia ni el derroche. Todo lo contrario e"randecididos.partidarios de la frugalidad. Cuando Montesquieu se refiere a las gnindes diferencias en la riqueza de las personas afirma: «puede ocurrir que algunos particulares posean grandes riquezas sin que se corrompan lascostumbres, porque el espíritu de comercio Ilevaconsigoel de frugalidad, economía, moderación, trabajo, prudencia, tranquilidad, orden y regla. Así, pues, mientras este espíritu subsista, las riquezas que produce no tienen efectos perniciosos. Lo malo es cuando el exceso de riquezas destruye el espíritu de comercio: surgen entonces los desórdenes de la desigualdad, que antes no se habían dejado sentir [...] un alma corrompida porellujo tiene muchos otros deseos; pronto se hace-enemiga de las leyes que la estorban.)!-' La frugalidad era señalada por Benjamin Franklin corno una de las principfl.lesvirtudes útiles a.la vida social. !' El liberalismo predica la frugalidad"p.Q.ffiuemientras la rigueza sea empleada en la f~tl,.a~""capi tales..(«el-espÍ~itu~~1 comerti.o»..-en-pal-abras-de..MOlltesg u¡e'ú)..no,;;¡¡;JI r~1ta una afrenta para quienes tienen menos, como 10As,-.efectivamente';C:.I~derroGhe y..!.aostentaciOTl:\loIverem'os sobre el terna de la ética liberal al hablaccLeJJib_eralisrno econórñico.---,...-. ,.
Las Ideologías
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en el Siglo XXI
1
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--.~El liberalismo Pol!ticº~ ..--= ROllsseall_ Es difícil decidir si Rousseau es o no liberal. Sin duda lo es en cuanto se oponía al Rader monárguico y a.lqj~ificación teológica de la autoridad. :r~as oc sus __ atlr~aci;~e;_son-=-cl;;.ª--mente totalitarias, por l{)([iIe se opb.n"e-n~a-<'~na de las 15a~:I-_ R~~~amiento..lib.eraLg1-Lt es la oposición entre c,l pi50erael~stad~~TI~:-oereCfi~~ ciudadan9. El origen del poder para-Rousse-au reslaeeñ'e1'«Contrato SocIal~lnCula ... al~~~d;~sentre sÍ. De ese contrato surge una «Voluntad Gen~ral» g~e es soberana. El soberano es el pueblo gue expresa la voluntad gene~ U na pnmcra mIrada él esta idea, en las épocas de absolutismo y del «derecho ai'V'ino los reyes» puede
oc
parecernos un gran avance. Sin embargo ~~carga de m_~s_~~~~.er~~~::':.. naturaleza poco después cuando afinna que caéla uno oe nosotros pone en c~ -: 'ona y. toao su Roaer naJ.o la sURrema clire'CCiüñ'el'e-"la'Voluntad ..... general. 17 Esta pcrs .•~----'.-. ---dominaci"ó-n-d-e-¡-¡-'ndividuo por la voluntad general, no puede conculcar I~s legltllTIOS
--'---~---o---.-~ ,_
El Liberalismo.
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Por último. aunque reconoce que «la voluntad general es siemRre recta: mas el juicio que la guía~no siempre es daro» .ll-Uegañf"extremo de afirmar que el Estado debe ~er una «re~~g-i.Qñ'ci.vj¡»_cuyos do~m"as«aeJjen ser s'imples,_p...9COS,~ellu.n.£i~c-;n prcci~' s.iói"~.~i!1explicacio!!~i COI)lentari2s. Los dogmas Rositivos son: la existemIa~ dIvinidad po~er?sa, intelig<::.ute,__ ~icnh~ch.2£~previsora y providente; la vida futura, la felicidad de los justos~eTCastigo de los maLo_s~]isantidad,d~_l cQQ.trato so~cjal_y_dejas", .J.E,yes.» y agrega que si alguien «tras haber reconocido públicamente estos mismos dogmas, se comporta como si no los creyese, que se lo condene a muerte.» '4 ,1.1
Lo que cabe preguntarse es. si para Rousseau la voluntad general es perfecta infalible ¿en qué consisten las contiendas electorales donde se enfrentan diferentes partidos, candidatos y programas de gobierno? Como señala Mariano Grondona, según Rousseau «si ese ciudadano lriunfa, su interpretación de la voluntad general es verdadera y ~ierde, su versión ae esa voluntad es errónea, Entonces aceRta el error, y a partir de est'!..~l~i.tud.se,.rccI;ea--la~un•.mi.midad.~i
Hobbes
derechos del ciudadano ya que «no estando formado el soberan~ SinO por los particulures que lo componen. no hay ni puede haber interés contrar~o al suyo; por consicruiente, el poder soberano no tiene ningunu necesidad de garantIa con respecto .il a los °súbditos, porque es imposible que el cuerpo quiera perjudic~r a todos sus miembros,» Esta simplificación se condensa en su definición de !Jberr~d ~u.ando ~ distin!.weentre «la libertad natural. que no tiene más límite que las fuerzas del IndlvI9.!lQ" ~ de la GSertaocivil, que está fimitada por la voluntad general» l~
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Esta concepción totalitaria se muestra en toda su obra, pero mencionemos a título de ejemplo la posibilidad del «Soberano» (La volu.nlad ~eneral) que pueded~spone~de .-}la vida de sus integrantes porque el contrato socIJI aSl los establece: «QUIen qUIere ~ conservar su vida a expensas de los demás debe darla también por ellos cuando sea .l_--.:: necesario. Ahora bien; el ciudadano no es juez del peligro a que quiere la ley que se _ exponga, y cuando el prínc~pe le haya dicho: «Es in~i:~ensabl~ ~ara el Estado qu~ ~.,. mueras}), debe morir, puesto que sólo con esta condlClon ha vIvido hasta entonces ;£seguro. y ya que su vida no es tan sólo una.~ereed de ~a ~aturaleza, sino un ?on ..::k. condicional del Estado. La penade muerte intlIglda a los cnmlnales puede serconslderada casi desde el mismo punto de vista: a fin de no ser la víctima de un asesino se -:-consienle en morir si se llega a serlo.» .J2::
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I1ay-en-.Rousseau- el 'embrión de una idea central- de.I~1iberalismo.que,..Ro?rÍ<.l~ps denominada «invisibi-lidad» del indiv.iduo. La ley no,consldera-a-este,o-aquei.suJcto SllJº- ~
q~~ ~~~;bl~cej,!l.~.slpl~g;~,~~~~~~~_JI1_o_unp, garant ía de~obtenerla justicia y.ev iTal'Jos-1 R~iyilegi.o~: «Cuando digo que el objew de las leyes es slempr~ general. entiendo que ,~ la ley c(;;';;fdcra a los súbditos en cuanto cuerpos y-a las aC~lOnes C01~O abstractos: nunca toma a un hombre como individuo ni una acción particular.. ASI, la ley pU,ede _~ estatuir muy bien que habrá privilegios; pero no puede darlos especialmente a nadie.» -,s
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Probablemente L9_~nil:9-,-q.ue,u_nJ.!~LRCnsamiel)to de Ro.u~s_e.au~cof.l,etde.H.9_~es sea !a..J!lea..l.20mún d~l «Contrato Social», pero a djl~rencia de Rousscau qlJe~GI.:.ei<"J::~n.JlLb.,9Edadoriginari~ ~.eLhQ!11brcHobbes cLíZ...'luelos bornb[eS1ieneñ~e,!!~ia.a_odiarse y dañarse mutuamente en sus palabras «las leyes de"naturaleza (tales como las. de justicia, equidad, modestia, piedad y, en suma. la de haz a otros lo que quieras que otros hagan para ti) son, por sí mismas, cuando no existe el temor a un determinado poder que motive su observancia, contl:arias a nuestras pasiones na~urales, las cuales nos inducen a la parcialidad, al orgullo. a la venganza ya cosas semejantes.» .," A partir de esta maldad originaria que pertenece al «estado natura!» del hombre se ve Ia'ñeC'e'siaaa.~de"'sometcrse -a--unTa-autoriaaa que r.ermita:l a-:-convivenc ia~pacífiL"a' Po"r-q-u-e-,,-s¡'" -n-o-s-'e-h"a-i,c~n-stiCuiuo un poder o no es .s:fic¡~nte~l~'n~e grande para -~~estra seguridad, cada uno fiará tan sólo, y podrá hacerlo legalmente, sobre su propia fuerza y maña, para protegerse contra los demás hombres. En todos los lugares en que los hombres han vivido en pequeñas familias, robarse y expoliarse unos a otros ha sido un conH::rcio.»,'7 ' En últimu instancia para Hobbes, ni siquiera el pacto social es el que mantiene Ju cohesión social ya que «no sienoü'los pactos otra cosa que palabras y aliento, no tienen fuerza para o¡;j¡g~ contener, constrenir o proteger a cUj[CjÚiCf'I-fi5rribre,sjl).QJA:qpe.r~lta,d~Jª fU~Rública; es decir, de la libertad de acción de aquel hombre o asamblea d~ombr.es~que~je'~nJa_~oº-eran la,.y~~y_~~~a~£!Ql}es,sQni.iit!L~l1!~nte manten-tdas1'gr~ tº.d--ºs__ GJJos,~y~sustentadas_por la fu_eI~a_de£u~.'l~p~_~E-tlla__ e~@!1unidos.» _'K Es decir que el poder ~,9~e.lluién ti~ne la fuerza P.EEfUIS?JentarJ9_ ..y""R~edel!~lo siñ Jímj_~~. El poder.del soberano es absoluto ya que «cualquier cosa que el soberano haga no puede constituir injuria para ninguno de sus súbditos, ni debe ser acusado de injusticia por ninguno de ellos. En efecto, quien hace una cosa por autorización de otro. no comete injuria alguna contra aquel por cuya autorización actúa. Pero en virtud de la institución
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de un Estado, cada parJcular es autor de todo cuanto hace el soberano, y, por consiguiente; quien se qt;eja de injuria por parte del soberano, protesta contra algo de -~ que él mismo es autor.».W -1¡. A..•unque Hobbes percibe el.•.pGl-i-grodel abuso de poder, e nsidera que de tod s m~ (~p..9der sób~J:adique en un hombre. como en la monarquía, o en una a~samblea de hombres, como en los gobiernos populares y aristocráticos, es tan grande, como los hombres son capaces de hacerlo. Y aunque. rcsp'ecto a tan ilimitado noder los
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h~p.ueden
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Expresamente se opon a la división de ~o.d~w..y. muestra su visión monárquica y. mis ocratIc .a a: «Si no hubiese existido primero unaopini6n, adm!TiClapor la mayor parte ngla er a, de que estos poderes estaban divididos entre el rey, y los Lores y la Cámara de los Comunes, el pueblo nunca hubiera estado dividido, ni hubiese sobrevenido esta guerra civil, primero entre los que discrepaban en política, y después entre quienes disentían acerca de la libertad en materia de religión; y ello ha instruido a los hombres de tal modo, en este punto de derecho soberano, que pocos hay, en Inglaterra, que no adviertan cómo estos derechos son inseparables, y como tales serán reconocidos generalmente cuando muy pronto retorne la paz; y así continuarán hasta -. que sus miserias sean olvidadas y sólo el vulgo considerará mejor que así haya ¥ ocurrido.»"1 ParaHobbes la tiranía es una cuestión de opinión o de simple conformidad: «quienes están descontentos bajo la monarquía la denominan tiranía» u -¥ ..:.;:...
Sin embargo
en Hobbes
odemos
encontrar
algún otro ínfimo vinculo
con el -:¡.
l~ralismo.o¥.a,gJ..l.t.•¡:¡Jirmaql:.lfO.n!Jede existir libertad económica aunque sea aJo e modo .J:. de una concesión del soberano) e_n términos 'absolutamente inace tabIes para el liberalismo, pero que nos muestran, cómo se Rue e diferenciar libertad de caplta (smo:"'t «La libertad de un subdlto radica, por tanto, solamente, en aquellas cosas que en la regulación de sus acciones ha predeterminado el soberano: por ejemplo, la libertad de comprar y vender y de hacer, entre sí, contratos de otro género, de escoger su propia residencia, su propio alimento, su prol'io género de vida, e instruir sus niños como crea conveniente, etcétera. No obstante, ello no significa que con esta libertad haya quedado '-~ abolido y limitado el soberano poder de vida y muerte. En efecto, hemos manifestado ya, que nada puede hacer un representante soberano a un súbdito, con cualquier; pretexto, que pueda propiamente ser llamado injusticia o injuria.»'" También algunos ::f. autores han encontrado que el hombre de Hobbes con su egoísmo acentuado es un ~--= precursor del «horno economicus» liberal, y la ausencia de ética del temprano capita-_-¡
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liobbes es, obviamente un pensador que sólo Ruede vincularse al liberalismo ~ su .colabor:aci.á+n a d~sterrar el derecho divino de los reyes, quitándole al rñ'onarca todo.elÍla 'ná(Tico ue le confería la teología, o pOí pequeñas menciones a:.:! la libertad económicaoal utilitarismo e obrar humano, pero su p'ensamientoestá mái-!
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1i3ado a los totalitarismos...9~la.l.uc.ha--OJ2or la li.!?S:J:tad:"'~l1o~una.líne_a.;_.
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imaginar muchas desfavorables consecuencias, las consecuencias de la falta de él, que es la guerra .perpetua de cada h"'éiiñbré cóntra su vecino, son mucho peores. 4"
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£1 Liberalismo
El utilitarismo
polítiCfl.
~l util~tarismo, con su máximo exponente, Jeremy Bentham, es una corriente dentro del lIberal1smo que defiende como valor absoluto la búsqueda del lacer. Todo acto bu~el que pro uzcaunamayorfelicl ~ tpdoactomaloseráaquel g~ce dolor . .1::.1 bíe'ñ1l~~eaa sera el obtener la ma or cantidad de lacer con un mínimo ~e ol?r. ....~a~alizarernosc~nmas ctenimientoal hablardelliberalismo..e.c.o.n.ó~ tamblen eJerct6-roiñfluenclaeñelp¡ano político. El gobierno se encontrará moralmente justlÍlcado sólo si promueve la felicidad mis extensa, no se precisa un contrato social, bast.a que se logren estos resultados. Pero la cuestión es ¿Cómo garantizar que el gobIerno procurará un máximo de felicidad a los ciudadanos y no su propio beneficio, la respuesta de Bentham es mediante In «democracia representativa pura». 4('No existe un e ntrato so~ial que esclavice a los ciudad~lOo sino una regresentatividad p;;;;Jlo d~ I~ cua los CIudadanos raclOna ..,mente van siguiendo el camino de su prop¡-a~!.~laad, églendo los gobiernos TgtTrnfl1icell eH ¡¡¡Uyor grado. J
Locke Muchos llaman a Lockeel padre del liberalismo. En efecto, en dos obras monumen~ tales para su época: «Carta sobre ¡TI"1~lenWi~ «Ensayo sobre el gobierno civib Locke sienta las bases de 10 que~sería el pensamiento liberal..... ' En su Cart;l..s_o_b.ce..1.al'-.oJ.e~se refiere específicamente íl la tolerancia rcli (Tiosa que era la cue~JlQn más acuciante de su tiempo. Locke defiende 'la tolerancia reli :iosa acudiendo a las mismas b~ses del cristianismo: «La tolerancia de aCÚi[Q'iWJ.e..dif'ier.e.n d£ ~tros en maten a de religión se ail!"sta ranto al Evangelio de Jesucristo y a la genuina ~~?_e...L~~l;Ian¡{lad, que parece monstruQ.gue haya ho.m~.I.e-s...tan..ciego.s ..~() ~~cl~lr,;~2:.~~~~~,~aFldad su necesidad y sus ventaie 47 «Ahora bien, toda la JunsdlcclOn del magIstrado se extiende únicamente a estos intereses civiles, y todo poder, derecho y dominio civil está limitado y restringido al solo cuidado de promover esas cosas y no puede ni debe, en manera alguna, extenderse hasta la salvación de las almas.»"~ «.EI cuidado de las almas no puede pertenecer al magistrado civil, porque su poder conSIste solamente en una fuerza exterior, en tanto que la relioión verdadera y salvadora co~siste en la persuasión interna de la mente, sin la cual nada puede ser :lceptable:l DIOS. Y tal es la naturaleza del entendimiento, que no puede ser obligado a cree~ algo por una fuerza exterior. Ni la confiscación de propiedades, ni el encarcelamiento. ni los tormentos, ni nada de esa naturaleza puede tener eficacia suficiente para hacer que los hombres cambien el juicio interno que se han formado de las cosas.» ~" fin ~stfbreve extracto e?£O..I)!,-ramosla ~ase .•. deJ,o....q,uc,es..la se.p.acacj.6,nJ:-,.DJr.tlf!lg~ u~,o. d..t~~Rflncl~l~s esenCIales del liberalismo ,n.ol.Ct.i.£..o.,.bl"o...nie.g~ __ ;).~ cada IgleSia adeflnlr sus dogmas, y a tenersuj~n;lu[a interna «ninguna
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E/ Liberalismo
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Iglesia ni compañía puede én definitiva subsistir y mantenerse unida, sino que Se disolveráy caerá en pedazos, si no es regulada por algunas leyes y todos los miembros no aceptan observar un orden.» .'0 pero no acepta que esas nonnas sean im uestas por I~r.za del poder político ya que~' U1darse e que a sentencia de excomunión ~~ecución no conlleven ningún trato rudo de palabra o acción que pueda dañm ,L
la persona expulsada en su cuerpo o sus posesIOnes.» 51 «Nj las Iglesias tienen jilliSd'icc¡oñ~n-1't:JSásuntos mundanos. ni son el fuego y la espada los instrumentos propios para convencer de su error a los hombres y enseñarles la verdad.}) ~ '.' <;2
Con agudeza resalta una de las principales contradicciones de las persecuciones religiosas g~cran mas tolerantes con las dcm;,ís religiones que con las herejías: <~ue impide que un magistrado cristiano tenga súbditosjudíos? Ahora bien, siJ..e~...oJJ.~~ que no puede hacerse a unjudío 1~).nJ~~~i~.~Iili.&'lt!.~l. e.nrSQ.!!tr,2..9£,~ltRrQ.Rh1..9J2inión, a practicar en su religión un';'l~o-saque es}!).sEl£.t.:£.!ll£.R.2!f'U naturalez~ ¿cÓmQ.p';odemos S9~t.ener-q'l:IB"'i.\,lg0~e~-"tftF.T.fl <:IG1~pÚ¿d.aJJ.acers~_,ULO ..crj s ti-an02.»..,;'4 Su confrontación con el absolutismo de Rousseau es tajante: «La libertad ante el poder arbitrario, absoluto, es tan necesaria para la preservación del hombre, y a ella tan estrechamente unida, que de aquélla no podrá separarse sino por circunstancias cuyo ejercicio implicara, a su vez. la pérdida de la vida. Porque el hombre, careciendo de poder sobre su propia vida, no sabría por vía de un pacto o por su propio arbitrio hacerse esclavo de nadie, ni someterse al poder arbitrario y absoluto de otro que pueda quitarle la vida a su voluntad,» ," Aún admitienJlp..que..Ja...soci~.<.1Ü..~.~..h.,1sa en un pacto sociaL ..Locke no afhni.te.una_ CJclió.n,t{,)tal..y..ab..'iDluta de la libertad, existen derechos g~º"pj.l"cde~kdidos porque son inalienables de cada hombre. El contrato social adguiere con Locke mucho mayor ré:1Iismo. No se trata de una experieñcia concreta e be.cho-m«-n~(ma-éJ'ue""n@:r.1ay_ ei~plos histoncos e cse pacto. ,vivir bajo la prote£.~ión ..d0-0u'l1titado....ill.Rone una ,tÜcita aceptación del con~lo social. Para Locke la p.r~iJnordial finalidad del Estado es la conservación de la propiedad privada. Para demostrarlo, pone un ejempio extremo: el soldado puede ser mandado a lut'lfufKasta la muerte ocondcnado a muerte por sus superiores, pero éstos jamás podrán «adueñarse de un ,ipice de sus bienes» ya que (
En materia de legislación establece cuatro grandes principios: «Primero: Deberán gobernarse por leyes sancionadas y promulgadas, no en caso particular alguno alterable, sino una regla única para el rico y el pobre, el favorito de lac.orte y el labrador en su labranza. Segundo: Dichas leyes serán designadas sin otro fin último que el bien del pueblo. Tercero: No impondrán tasas a la hacienda a las personas sin el consentimiento de ellas, dado por sí mismas o por sus diputados [... ]'Cuarto: El poder legislati va no puede ni debe transferir la facultad de hacer leyes a nadie más, ni delegarlo a otro lugar del que el pueblo hubiese determinado.» '7 Fi nalmen te I;.Q..de¡:~GQnGG&'0I..cJe.I'GGho.del,p'ue.blQ.,a.r..c.sUitjrse;) la tjralJi.i1.y~..ll!.n~l eLeterno enigma: «¿Quién _habrá de juzgar si el príncipe o el legislativo obraron CpnJ_lurjama.nt&a{iu,dc.pó.sw...de confianza? Porque tal vez homDreSfacclÓSos y cretorpe inclinación poddn difundir entre el pueblo que así acaezca, cuando el príncipe sólo se valiese de su debida prerrogativa. A esto responderé que el pueblo será juez.» .'K
MOlltesquieu Montcsquieu ~ sin duda, unos de los pilares en los que se asienta el liberalismo político. Defensor acérrimo de la libertad individual, es el gran artífice de la forma r~ub!LcanaY-L£l2resentativa
de gobierno.
Sin embargo Montcsquieu con gran claridad señaló la dificultad para definir lo que es la libertad: «No hay una palabra que haya recibidp significaciones más diferentes y que haya impresionado los ánimos de maneras [an dispares como la palabra libertad. Unos la han considerado como la facultad de deponer a quien habían dado un poder tiránico; otros, como la facultad de elegiraquién deben obedecer; otros. como el derecho de ir armados y poder ejercer la violencia, y otros, por fin, como el privilegio de no ser gobernados más que por un hombre de su Nación o por sus propias leyes. [... ] En resumen, cada cual ha llamado libertad al Gobierno que se ajustaba a sus costumbres o a sus inclinaciones.» W Sin embargo con toda claridad llegaa la conclusión que la libertad individual se basa en las restricciones con las que se limita el podcrdd Estado: «Es unaex erienciacterna, que todo hombre que tiene poder siente la iñC1ínací6n d a usar e él, yendo hasta don e encuentra límites. [. ..] Para flue no se pueda abusar del poder es precIso que, por la dlSposlclOn atlas cosas, el poder frene al poder. Una consb'tüClOn puede ser ttil~ ~e,....e_sJé[email protected]:..l-as~cGsao-no.•.p.I-mQtuadas por la leY..-Y.2-D.oJiac.er:J;li permitidas.»"" La leyes indispensable para que exista la libertad, porque de lo contrario cada uno estaría a merced de la voluntad de los dem<.Ís.pero la existencia de la ley signi rica de finír los m¡írgenes de la libertad, de manera positiva: poder hacer todo 10 que no esté prohibido y negativa: no ser obligado a hacer lo que la ley no exige.
F2!~glli!lQmJM,g.QÍ..ciq.ww afinna q~Jie.ID.o..craGi@~e"CoTttmrp'e,Ao~ suando se pierde el sentido de la igualdad, «~&c.uaHcl0"S'Ci.ldqUj"ereel"'8Gn.r.iQQ: jgualdad-extremada.» 01 Lo que Montes~.1.0t ..det~endc-es-lajgualdad ante la ley.
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Expresamente se opone a toda diferenciación basada en la nobleza o el clero, o como dice. textualmente en «magistrados, senadores, jueces, padres, maridos o amos» pero tampoco admite un «igualitarismo» que desconozca las diferencias que surgen de la vida
social.
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Probábiemente 'su mayor contribución haya sido la de la división de poderes como mayor garootía d~los respetos del ciudadano. Defendió no sólo la división sino la independencia
de los poderes
que actuarían
como contrapesos
para asegurar
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libertades. Si hablamos d.£lm~~0a.toJy_a.Qgim:~1 i,gl2.~a-¥_elp....Qder del clero, Montesquieu es un excelente ejemplo del pensamiento de su época. Por un lado pennanentemeQt~..s1:. ' c~ida de no caer en herejías. por otro criticaferozmente la intolerancia religiosa.
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Observemos al Montesquieu temeroso cuando dice: «Como no pretendo ser teólogo, sino escritor político, es posible que haya en esta obra cosas que no sean enteramente verdad si no se consideran desde un punto de vista humano, ya que no han sido estudiadas en su relación, con las verdades más sublimes.» h.'
P..9.[2~rolado, su tolerancia religiosa eraJintiJ.!1da cuan.9.QJ;l~£íague: «el gue no tie~ re1Jgi6n,~.s,cQ.Q-lc¿J.].n_._an_!~1~~!_I_e_r~ble que sólo siente su libertad cuando desgarra y devora.» o cuando afinnaba que «Las religiones que tienen un gran ce o por e;t.ta¡;l~c.ecse'en'oJJ:.Q.ili~i~J~e,ssons~asi exclus-ivamente religiones intolerantes" [ ...] por eso será muy buena la ley civ~l que no pennitael estab1~i1"irimTt'trornmeligiOñ cuando-.', el Estado e~,tá satisfecho con la religión ya establecida. He aquí, pues, el principio fundamental de las leyes políticas en materia de religión. Cuando se es dueño d.e recibir o no, en un Estado, una nueva religión, no se debe admitir; cuando está esta ec! a, hay'que tolerarh! ..»h~ Vemos hasta gue p':unto aún los adari-a~'é1!i"t15"leranc¡a esta ULnJejps h4,.
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_dEJ o..que~J;¡ClIy"'¡.lamaFioa mos .•. «.es.tán.dg~~s>_,_d~e~v~a_l ••o,"r,"es~d;;e.;;m.;;o:.c;.;r;;á;;ti;;c.:.o",s.
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El LiberalislI10
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Pero, a su vez se lanza airadamente contra la Inquisición: «El Tribunal de la Inquisición, formado porfrailes cristianos. aimitación del Tribunal de la penitencia; es ,. contrario a toda buena política. Por todas partes ha suscitado la indignación general;y habría cedido a las contradicciones si los que querían establecerlo no hubieran sacado' ventaja de estas mismas contradicciones. Este Tribunal es insoportable en todos los' Gobiernos.» «Uno de los abusos de este Tribunal es que, de dos personas acusadas del mismo delito, se condena a muerte a la que niega. mientras que la que confiesa, evita el suplicio. Ello deriva de las ideas monásticas, según las cuales, el que niega aparece como impenitente y condenado, y el que confiesa parece estar arrepentido y salvado. Semejante distinción no puede aplicarse en los tribunales humanos. L".ljusticia humanano ve más que las acciones y no tiene más pacto con los hombres que el de la inocencia, ,. mientras que lajustfciadivina, que ve los pensamientos, tiene dos: el de la inocenciay el del arrepentimiento.» 07Pór último detine al poder del clero como peligroso para la_ M
democracia";'
fRevbZución Frallce!i.l!) L~ historiad.m:cslTIarxistas
han ..reducidoJa Revolución Francesa a la categ.£,1:íad~.•
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re~r.guesa . tr~t~ría ~~la tomad,!l pod,~!:E2Llo.scomerciantes e ¡;;JUs.gJWes que re.:Elaban~c.Qn[ra los pr-]V!leglos de.la monar-€ju!a,-laJ~.y •..elcleJ.P."q ue no'-servían a~~lAS .interese.s_.,Considero esta versión sumamente unilateral y falta de matices. La revolución estalla porque la monarquía francesa había ignorado las presiones que desde diversos sectores, y muy especialmente desde los filósofos y los economistas se estaban ejerciendo para cambiar la sociedad. El absolutismo, como hemos visto, se bas~!baen la autoridad derivaba de la potestad divrna, y regía adecuadamente un mundo donde la verdad era patdmonio de la Iglesia Romana. La reforma, si bien había liberado a la monarquía de la autoridad papal, también le había quitado ese halo mágico, esa justificación teocrática que gozaba cuando el Papa, indiscutido representante de Dios en la tierra les cei'íía la corona. Por otro lado, la apertura comercial y el surgimiento de la industyia mecanizada, requerían de mayores libertades para el ejercicio del comercio, y la corte, la nobleza y el clero, con sus exenciones impositivas, su enorme y costoso boato, se habían convertido en rt:liquias inservibles del pasado. En Inglaterra los monarcas cedieron paulatinament~, mientras que en Francia los monarcas, tozuda y erróneamente confiaron en la supci-vivencia de las instituciones. El llamado «Tercer Estado» es~aba formado por todos los ciudadanos que carecían de privilegios, y estabanjuntos en e;ita lucha por la libertad, ~aigualdad, y la fraternidad. L as..!-'1CC io.n,es"co ncre t as-d e.kHe YO1ud ón.f.u~..wllID.!JJ-!lP.1 es. A I ca !TIienza nQ..sólooSe•.• resp.et.ó..JJL1lgllra del Rey, ~SUI~eJp.s medidas mloQtadas fuer.... QD.J.~UC lograron_ .tras.c~n.~~_:~~~po: La creación del sistema métrico decimal, la libertad para los judíos, el establecimiento de empresas rurales pri vadas, la abolición de las corporaciones medievales y la consecuente prohibición de organizaciones sindicales de obreros. Consagró los derechos del hombre sobre la base de la igualdad y la propiedad privada, confiscó las propiedades de la Iglc'sia, y otorgó tierras a los campesinos que habían contribuido a la revolución. (,'l
A~t1!WJ)l1P...Q~.w..d-,J.~gJ.lJ.Q..eJ.Jlcríodo.lli.lI11;)..d ..Q..ºe1«T errof» P...QL9uc la Asam blea, :crcqgj}"¡:.l.orJ.ol'clemetltQ~ .... que..de.seahan...v.o.l.v"er ••al.ab.s.olutismo. instaurÓ un régimen in,lQ_lerante..c¡uLllevó a la guillotina a 11 oap R£[~9l!~~~Orce meses 1r¡Elmáximo expDJ1~l)t~_p~~-ts~eríodo fue Robespierre quien mandó a la muerte a todos los QUositores de izguierda o derecha, a sus intransigentes concepciones. Robesplerre llegó a afirmar que la protección social sólo se debe a ciudadanos libres; pero en la República, sólo los republicanos son ciudadanos. Es decir, en la Revolución Francesa fueron excluidos de la igualdad jurídica los anti-rcpublicanos, 71 El mundo asistía horrorizado ab paradoja de contemplar UI1 régimen queen nombre de la libertad ila igualdad consagraba lo.más absolutaintolerancia y mandaba al cadalso a (odas los que tuvieran la mi.lsmínirrya discrepancia con las ideas de quienes dominaban la situación en un determinado momenlO. Esta situación condujo, después de la caída de Robespierrc, a una situaci6n tal de anarquía que sólo una figura como la deNapolcón
Las Ideologías
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El Liberalismu
en el Siglo XXI'
Bonapartc podía presentarse como el salvador del ideario revolucionario, aún cuando él mismo se proclamara emperador. LacaídadeNapoleón y el Congreso de Vienaen 181 S quiso vanamente restaurar la monarquía, que ya. estaba fatalmente condenada. Me atrevo a afinnur que se ha magnificado excesivamente la importancia de la Revolución Francesacomo promotora e hito fundamental del desarrollo liberal, cuando el progresivo avance de la libertad en Inglaterra, o la independencia de los Estados Unidos, son hechos, cronológicamente anteriores y de enorme influencia. Seguramente los reaccionarios, que SOñ¡lban con regresar al absolutismo de la edad moderna, o a la teocracia medieval, han influido, siguiendo las líneas del Congreso de Vienade i8IS,en mostrar como paradigmática esta revoluCión cargada de sangre. de intolerancia e irracionalidad, como un vehículo para desprestigiar el ideario liberal.
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Democracia y diversidad :Yanto en las ideas de Rousscau como en Robcspierre encontramos de bu~car una democracia unánime. E!.l-&encral~.todas_las_i.d~zías unani~idad,
_des~o~iendo.los
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También .tuvicror¡ queJuchar-contFaJas teorías mercantiljs.t.
Laissezjaire
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S~t?n: «e~ tennlnosgenerales, h.".stac1.S.'lglO.X.~ .. ~Ila,dlv~rs~daQ,.~~t.~.QU~}d.el:ld~fuente de dIscordIas y de desorden, ca~~;¿!J!~..deJa..calda.deJos.ssthdos,.yJa..unalllmldadre.I. t fundamento n~es.ano'J]e:rnna-é.om!midad p-PJúica: Desde entonces fue imJlPJJ-ji~ndpJl~ .. ~ fa actitud opuesta y l~lmÜmidad-tümcnzó a consi~~rarse ~os~ech?sa. [....) Los. ~ imperios antiguos, las autocracias. los regímenes despotlcos y las tlraOlas antiguas y -,- : modernas eran todos mundos monocromáticos. mientras que la democracia es multico~"'"':
Una característica dell¡b~ralismo económico es la guc indica al Estado que debe «u.ejar hacer. dejar pasar» es decir no inlervenir. El mayor abanderado de esta idea es lkntham:.4
Liberalismo
económico
La m;mif~st-aG-ión~más cgntlictiva del liberalismo es sUJ'..e.rJ:is::nte .e~onóm.ic~i.~ libertad de p':ensamiento, la libertad de exprcsiÓJWI_1a..to.le.f.an~¡a.P€~I:g'10Stl-V~tllcr..o1l.. ~ acmnRañaq;.is...d..t.:llibrecomercio.Elllbcra¡l.s.ul.Q...e,¡::onómico.~e basa..e.n~'a'¡~aé1óS ilícliYidu0s.p •.ua)rabajaL aC..J,!!lLul;u:.bie.n.e..s_,~c.ml2r¡uy vcndery~ todo sin mÜs ley ~; q~ 1~J.ao¥J.a.dCJJJ.ao.da.. . -------.~
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Illiciativa Illdividual El inicio del liberalismo económico cstáen su lucha contrae! sistema económico y político Rrcexist~~. Con sú habitual aguueza V oltaire reivindica la vjrtud del emprC: sario co ir' la nobleza oc..a stas términos: «(elnegociante oye hablar tan a menudo con de'sprecio de su profesión uc es lo suficientemente tonto e.omo para enrojccer de ella. No sé, empero, quién es más útil a un Estado. un señor bien empolvado que sabe precisamente a qué liara el rey se levanta, a qué hora se acuesta,. y que se da aires de grandeza haciendo el pap~l de esclavo en laantedmara~e un ministro, o un neg?ciante que enriquece a su país, desde su despacho dando órdenes a Surate y al Cairo, y contribuye a la felicidad del mundo.» J.l
ecp~ti:rÚca Absoluta pu.~de regular la economía de..J.lJll!, oferta..y-la.~emaIJ.Qag uc 1~IDCrn1escl5.;iJ.cD.s..c,Qns ideran urnlleynatural, como la gue regula el ClelO dc las estaclOnes o la ley de la g~.Qru1. Cuandci un producto es demandado por la gente en ,'cantldades superiores a las ex"¡stentcs. el precio subc. Al ~-;;b¡¡:;¡gunQs~c.6'Í11PFi\aol'cÚ~~¡.ctraen y destinan su dinero i.\'.ütr'{;"s Rt'oduc~I-~::..:~~s..m<Ís._alto.l;J~s pos~~.sil ..CJ::ümital inVierten en producir esa mercadería que ahora se ha vuelto muy rentable y por su competencia hacen p'!ccio baje. De esa man.c.i;;ll~.J~¥..de_la . rta Uoemanda no sólo regula el prcciode las mercaderías sino ue' c:lsig,na,.ei .ouelosea itales am m¡j'ffi .'l_aquc.l.Lo~CJyclfiánI~< ;J::DnsumiJ0r:e-s..Cuando el Estado interviene hJan o e precio de un producto. o colocando impuestos di fcrencialcs a dctcnninadas mercadería. destruye ese equilibrio natural y determinados productos sobrarán y otros cscascarün. Cada vez que s.::fijan precios múximos. se produce desabastecimiento, se forman largas filas frente a los comercios, porque a ese precio. son pocos los que lograrían fabricarlos sin perder dinero.
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Para dccirlo en términos más modernos, e.LE:-tado se debería limitar a ImUllcner el o.!1!£.u..yhacer cumplir los c ntrat "Que Jas_p..acte.s.firmen libremente. Todo lo_~:temüs Q.ch.cX1Q_flueal' rada a las le es de la economía. sada ilJ.djY..i,du_o ..•. Jebe-l,á-trl(~Qajar-Y. ahorrar ~_e.d.uc.ill: a sus hij~ .••R-ª(a..cnfrcn.taJ;...cnfenncdads..x accidentes. y para
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Las Ideologías
mantenerse
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£1 LiheralislIlo
el Siglo XXI'
en la vejez o la invalidez. Lo que no lesulte posible por tales medIOs, debería
imprevis'or y negligente. Así dirige la naturaleza al hombre para que en alguna medida corrija la distribución de bienes que ella misma habría realizado en otras circunstancias.»
Qüedar IIErado a la benetkencla privada Se ha dIcho que un mglés sensato que observase la ley podía pasar por la vIda sm .• notar apenas la existencia del Estado más allá de la oficina de COlTCOS y el policía. No tenía un númeroofícial ni un carné de identidad. Podía viajar al extranjero sin pasaporte, :$ pagaba-impuestos muy reducidos. 7"
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Sin embargo esta interpretación extrema de la no-injerencia del Estado en la vida económica no fue expresada así ni siquiera por el mismo Bentham.
__ del Estado en c...la doctrina liberal _ Rol
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Bentham admite g~s..d.Eslado.pucdaJ)acer un préstamo a una ernRresa «cuQQ.do. se tratara,Jl'p_de.estimular ..emprc_sas nuevas. sino de socorrer algún comercio gue sufre y .fUi¿D~tie(l~.~.£S~~~~ ser s~ido,mas~que~p..Q..[ un momento.p..ar.a.alr.aY.t1iAr..una -'_ crisis de suspensión o de neligro. [... ] Este no es un régimen, es un reI11~.9io...w':">1"""" ~.~
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Por otra parte, Adam Smith indica con claridad lo poco que valora el poder político lus condiciones necesarias para el éxito económico. Existe para la política una escala de valores que no coincide con lade la economía, y ve en ello una especie de í.~uste natural a las leyr;s de inercado: «Las leyes h.úmanas, las 'consecuencias "de los sentimientos humanos, confiscan la vida y las propiedades del traidor laborioso y prudente, y premian con extraordinarias recompensas la fidelidad y el espíritu cívico del buen ciud •.ldano
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Corno vemos, ni el más acérrimo defensor de la libertad económica en el período clásico deja de reconocer la utilidad del Estado en ciertas áreas de la economía. Ello no obsta para que c'ritiquen con ardor las injerencias ¡napropiadas del poder en la economía. Con fina ironía Bentham relata: «Tengo a la vista un gran libro político de M. de Beau, Consejero del Rey de Prusia. donde en el artículo sobre la población, no da menos de diecinueve recetas para aumentarla. He aquí la décima novena, «Es necesario vigilar que en laestación de frutas el pueblo no se arroje sobre las que no están maduras.» Sería necesario administrar los medios de ejecución, indicarel número de los inspectores, para juzgar la madurez de las frutas, sobre vigilantes para guardarlas, magistrados para juzgar de las infracciones. [... ] Otro medio consiste en «impedir» que los hombres se casen con mujeres muy desagradables.» " Los liberaleS"co"'ffm(r~"'I"?s"¡mpuestQs.-de~b~~s.er~tan~b..aj.Q.S.£91I22..::.a posi ble. Esta máxima es cP..n.S.h.c~uenc.ia.d.cLesc.~w....r.QJ.gue asignan al Estado en la econóIri'm~y al he.c..hM]l~.lIabÍD.ndescubierto que l.abase de la riqueza que InglaterrJ esm'~rimen:. !:'mdoc(U.1a,aeumu l-ación'de-~.ap¡tares:L.""O'S:imptle&t~-sf¡n~rnra'b1l'ñJ::s.t[.ª-.C.ID[Ql~i!>JJ.Y,<;.ori"' eso reducían la rj.g,u~_z_a~pJ:oducida2r. la cantidad de emp~:::~
El trabajo y el salario rara sorpresa y escúndalo dé.'los liberales. de nuesho tiempo, casi todos los economistas clásicos afirmaban gue'el valor de una mercadería estaba determInado por Ja cantidadae-rrtrtmjb:~tfuí~~da ~.O:SÜ:ptmlucción; vemtisalgunos-SJWTI rI0s~er.rJJ:~~ JllllC.ho.s..0t.r2s.Adam Smith: «las mercaderías producidas con una misfQ~ cantidad de tr.-abaj.o.sej_ntercambian entre sÍ.» 'h. Locke: «crea el trabajo la maY..2r.P.art~TOr-4~ las cosas HJJ..e.-9isfrutamosen este mundo.)~'7Cuando David Ricardo adhi .' ó a .ta esi~, 2i9J.ugaLaJ.oda la teoría de la p usvalía que es la base del marxismo. Se hadicho que atribuir aDavid Ricardo adhesión a la teoría del valor-trabajo es una afirmación inj usta de Marx. y a q ue como dice Juan José Guaresti, David Ricardo «acepta, como Adam Smith, que en losestudios primitivos de laeconomíael valor del cambio de las cosas está dado por la cantidad relativa de trabajo que se haya invertido en ellas, pero adelanta el concepto de rareza, sobre el cual se edificará ue:spués, en gran pane. la noción de bien económico. No obstante la significación que otorga a la rareza, en el curso de laobra, acentúadc tal manera la reflexión sobre el trabajo invertido en los bienes que para la opinión común, resulta:Ricardo el fundador de la teoría de que los bienes valen por las cantidades de trabajo que requiere producirlos.»)" Esa «opinión común», a mi juicio se debe a la intluencia de Karl Marx que en «El Capital» machaca sobre la.s leyes del. vil10r de Ricardo. Hoy no cabe duda de ue la teo'ría del valor-trabajo estáe uivoc da ..QLq~i,aún lm.r.alses comunistas pudieron prescln l~,mu.y",ª"s..Y..p.e_s_::¡,\-,~..1u.nagnitud ..de-I'Ga-pital-
Lus Ideologías
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empleado al valorizar las mercadel'fas....Sohre esto volveremos al analizarel él próximo capítulo.
el Siglo XXI
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El Liberalismo
un_OS por otros les permita mantenerse y reproducirse con arreglo a la demanda creciente o. estacionaria de la sociedad» y agrega que «los salarios son el estímulo de la laboriosidad [... ] una manutención abundante incrementa la fuerza corporal del traba-"jador ~ .la esper~nza de mejorar su condición y acabar sus días con desahogo y tranqUilIdad le amman a usar sus fuerzas al máximo»n
marxismo en
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Uno de los aspectos en los que Adam Smith insiste en toda su obra es en la importancia de la división del trabajo. «El origen de la riqueza proviene del trabajo de la Nación, que será tanto más productivo cuanta mayor división del trabajo exista; ésta depende, a su vez, de la dimensión del mercado; y ésta, de los precios.»"~
El liberalismo se opone al establecimiento de salarios mínimos porque con ello se logra «excluir de los trabajos a muchos obreros que de otra manera habrían sido empleados, es agravar los conflictos que se pretendía aliviar. [... ] ¿cuál sería el empresario o manufacturero que se comprometiese a mantener obreros costándole más de lo que le produjesen?» ""
El liberalismo siempre se opuso a laesclavitud, porrazones filosóficas, pero también lo hace porrazones económicas: Benthum afirma que «un país de esclavos será siempre p.O'bre.["0] Cada trabajador libre valdrá por dos esclavos. Esta reflexión es tan frecuen_ temente presentada en esta obra; pero es tan justa y tan favorable a la humanidad que no se debe temerrepetirla,»~" La razón es muy simple, sólo las tareas más burdas pueden hacerse con esclavos,. Como dice Adam Smilh: «el trabajo realizado por hombres libres es más barato queÁ de los esclavos,» ::u:g:yo\.ue-i-ónindustciaL_ento.nces fluciente, requería obreros ~on un n"iay r grado de identificaciÓn con su tarca. '!l
Es interesante detenernos en la preocupación de Smith acerca de los salarios demasiado bajos. Algunas de sus afirmaciones pueden sorprender a quien tiene la ingenua creencia de que los liberales clásicos eran seres insensibles que sólo pensaban en obtener lucro explotando a los obreros, Adam Smith se asombra de que «no tenemos leyes parlamentarias contra las asociaciones para rebajar los salarios pero tenemos muchas contra las uniones tendientes a aumentarlos» y se refiere a la debilidad de los _: obreros frente a sus patronos reconociendo que «el largo plazo el trabajador es tan necesario para el patrón como este lo es para él, pero la necesidad del pqtrono no es tan inmediata.»~l Por otra parte cree que los salarios deben ser altos yaque «la remuneración .~ generosa del trabajo es tanto el efecto necesario como el síntoma narural de una riqueza nacional creciente. En cambio ~I sustento escaso de los trabajadores es el síntoma lógico ~ de que las cosas se han estancado y si su condición es el hambre, de que se está ~ retrocediendo con rapidez,».'" c;-
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Por último mencionemos una frase que resumeel pensamiento moral de Adam Smilh con relación al salario: «Ninguna sociedad puede ser próspera y feliz si la mayoría de sus miembros son pobres y miserables, Además es justo que aquellos que alimentan y proporcionan el vestido y alojamiento del conjunto de la sociedad dispongan de una parte de lo que produce su propio trabajo para al imentarse, vestirse y tener una vivienda adecuada.» 'JJ Sin palabras.
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Los bajos salarios son para Smith consecuencia de las crisis económicas periód.icas -~ que él entrevió «en los años de escasez [,..] busca empico una cantidad de personas superior a la que puede obtenerlo con faCilidad por dio muchos están dispuestos a ~lceptarlo en peores condiciones que de ordinario y en consecuencia los salarios de servidores y jornaleros disminuyen en tales años,»'" -,1
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La relación entre salarios y utilidades es claramente establecida por David Ricardo cuando dice que (da tasa de utilidades no podrá ser incrementada a menos que sean reducidos los salarios, y que no puede existir una baja pennanente de salarios sino a consecuencia de la baja del precio de los productos necesarios en que los salarios se gastan. En consecuencia, si la expansión del comercio exterior o el perfeccionamiento de la maquinaria hacen posible colocar en el mercado los alimentos y productos necesarios al trabajador, a un precio reducido, las utilidades aumentarán.» 'N
Los precios de los alimentos tenían una enorme influencia en la utilidad de las ,empresas industriales. La legislación inglesa que t1jab,a un precio alto para el trigo y el pan, era vista como causante de un indeseable aumento de los salarios. Yadesde el siglo XVIII la protección de la agricultura entraba en conflicto con la industria naciente.
El capital ""'r;;l.;b~(:ales descubrieron la clave de la «Riqueza de las Naciones» al advertir que es la acumulación de capitales aplicados a la producción y no la acumulación de tesoros 'en poder del monarca. Se diferenciaban así de los mercantilistas. Con toda claridad , Montesquieu, quien dedicó una reducida parte de su esfuerzo a la economía, criticaba l,apolítica española r.;on sus colonias. férreamentc mercantilista con estas líneas: «A España le ocurrió como naquel rey insensato que pidió se convirtiese en oro todo laque tocaba, viéndose obligado a rccurÍ'ir a los dioses para rogarles que terminaran con su miseria.». "" En el mismo sentido Bentham afirma: «Conceded a Midas.su deseo y 10 ~créis morir de hambre en un montón de oro.» 1"1 La existencia de capitales requ.cría de libe~tad económica y seguridad jurídica ya que, como señala Smith: {(enaquellos desgraciados países donde el hombre está siempre temeroso de la violencia de sus superiores a menudo esconden o entierran la mayor parte de sus capitales para tenerlos a mano y llevarlos a algún lugar seguro en caso de 'terse arnenazados por cualquiera de los desastres a los que se consideran continuamente ex.puestos,» I"!
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pero también Smith va a inspirar a los social islas y en especial a Marx cuando dice ~ que ,dos salarios pagados a los jornaleros y sirvientes de lodo tipo deben ser lales que
Otro tanto ocurría con los préstamos a interés: I(En el reinado de Eduardo Vlel cejo religioso prohibía todo tipo de interés. Sin embargo tanto esta como las demás
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El Liberalismo
prohibiciones de la misma clase, parece que no tuvieron efecto e incluso más bi aumentaron que di,srninuyeron la lacra de la usura.» ¡('.'
has la sus clases más pobres. Cada uno produce más de lo necesario y puede proveer a otroS, por lo cual se expande la abundancia a todos los sectores de la sociedad.»
,El liberalismo, obviamente, basaba la riqueza de las naciones en la propied" priva3a, y en la libre contrmaciOñ'rnt'lCt1bret1J'S)ilfátr6ñ'eS:1\""tJ'ñtt1re1as cosas e la
E~quilibrio natural que retribuye adecuadamente la virtud, y laque hoy llamamos teoría del «derrame» en vlTrünCieI cual la nquezadenñ1'i"'i\ínti'Ónocle-berÍ-ªlleoar--atOllU:s 'l~i .•:rse:;"'S-aemI'é's,pertenece al núcleo aelllberal¡smo econ~~ 'y~s u:~~P;:;m¡sa jñOíspensable para su valideZ:b1"Jil)erálí'Si'nocIaSi~{)i'i'tf"S'e"'de"Sententrio Cólñ"O" podría creerse 'ingenuameñt;~'_Sega~'_~'mith ¡osñ~"'pe.s-ar.-d~"su~nat~~ e:fc5ismoy a vanCioa:atmt¡u~njDüs'é:~án ve~1"encla:-aüñ~£jd;ico fin q~e séproponeñes la satIslacc16ñ.'déSü'itpfOpí'ó~ Vn1ms'e insaci11JJles 'deseos, dividen con lospoores'el"Titi1Ode sLfs-'propte'tlatlenJ na mano ¡-nv¡SíB1'é1~m:-ei:l""TJ;lli~r-eas-i lañiTs'~~o-ib-U-cTóñdeTas~cesa¡:ias para la vida que !iiit5tÍ~o lugar si la tierra1mI5ieraSiaodTvid~R..orciones iguales entre tOtl~I"m'b"'tt1tñ1eS;-YaSTSin pretcnaerlb:-slñ"saEie prom uev~n_eLi nter~Xi::sDCie-ªJiay aporcan medí15Sparala lT1iiltrphcnci6n-de ..I
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Los clásicos dclliberalismo también percibieron con toda claridad que la liberta' eEonÓÍn,ca diSfr'iDU!E, el empi~oSCñj)i1ales allCd.~nde-más-necesa(los eran. tTnn"'ti las crrandes virtudes del librecambismo
es gue los capitales al buscar el mayor grado de
;til~dad terminaban InvlrtIéndose allí donde confluía de rnaneramás ajustada (lonas personas.
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Esta adecuada asignación de recursos, supera incluso las barreras nacionales para conducir hacia un aprovechamiento máximo de las posibilidades de cada país o regi6~o Como claramente atinna David Ricardo', «en un sistemade comercio absolutamente libre, cada país invertirá naturalrncnre.su capital y su trabajo en empleos tales que sean lo más beneficiosos para ambos. Esta persecución del provecho individual está admirablemeri~ te relacionada con el bienestar universal. Distribuye el trabajo en forma más efectivá económica posible al estimular la industria, recompensar el ingenio y por el más efic~ empleo de las aptitudes peculiares con que 10 ha dotado la naturaleza; al incrementar l., masa general de la producción, difunde el beneficio general y une a lasociedad univers, de las naciones en todo el muhdo civilizado con un mismo lazo de interés o intercambio común a todas ellas.»
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David Ricardo justitica así la división internacional del trabajo que consistía en s tiempo en estimular las industrias en Inglaterra y la producción de materias primas.c el resto del mundo. Alimentos baratos para baja.r los salarios y materias primas pa alimentar
la voracidad
de las máquinas
de vapor.
La Mano invisible
tu ap'licaCión
de estos principios no es dejada al azar. Siempre los clásicos alude.n a las l;;Yes naturales como fuente del eXltode la I¡bertad económica. Juzgan el] i recambio por sus resultados, ya ue l s liberales. no son autores de una revolución, ni quiere lb lWI'l mamas «ing~niería social»; por el contrario ~rl!-t<Üi'"d'e'"ertG(.mtrar~un exp[¡cac¡on a la enorme prQli.p-y.I.dad,ql:lB-lt'.¡..v.~Jng~6'teff-a~en"'6-U~tLeJl1P..Q:.
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Volvamos a escuchar a Smith: (Si consideramos los criterios generales por cuales la prosperidad y la adversidad exteriores son habitualmente distribuidas en est vida. comprobaremos que a pesar del desorden que parece reinar entre las cosas de ~S.f mundo, incluso aquí cada virtud encuentra naturalmente su retribución corresponcl¡e.n te, con la recompensa más idónea para estimularla y animarla; y esto es tan evidente qu se requiere- una confluencia muy extraordinaria de acontecimientos para "frustrar~, totalmente.» «Si la sociedad. está bien conducida se genera una opulencia que !le IlltI
---.--~--------
-..........
Revolución Industrial El liberalismo económico nace con la revolución industrial. Son las industrias textiles con maquinaria a vapor las que comienzan a revolucion~r [a producción de mercaderías. Es so.(p-r.ende.n.tQ..g~Adam Smith apenas haya reparado en la ver!i..gj],osa transformación que estaba q~ndo. Las máquinas son hijas de la Ciencia, de los inventos, pero sobre todo de laacUlñUfación de capital. Requieren capital para instalarse y devoran grandes cantidades de m~terias primas. Los precios de los productos bajan de manera notable y .se reemplazan miles de obreros por máquinas. Una vez más encontramosen Bentham unJÚcidg ñhálisis de lásituación: «La ventajade las máqJJin.as est,l en el aunlenÚ~.QG'¡.ao~f.iooG4£.cle~,",[email protected] G¡üc-craohec'ho1JUT'dl5s 'J~l'¡';"'S,ioodo~hmo p.ru:.mil..guedan mil hombres disp'onibles para los mismos trabaj~. [... ] El caso m<.'iscomún sería la reducción del número de obreros. y por consiguiente, una angustia temporal. HeaguÍ en 10 gue funda la oposición profunda al perfecci9namik~ dtW
Darwin y MaltJzus f.IJ.ib..er.a1i..wJ ec nómico tiene su faceta m;.ls cruda en las teorías de Malthus y Darwin. El primero con su teoría e gue la poblacl'on cr ~á'P..mwl'C.httkj'l!le--eí p.!],greso económico, 'yel segundo, uii naturalista poco ll1tcr:c.5J!.dQt..n..Jos temas sociales, qJJ!¿,,.g.G_cm.Q
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Las Ideologías
en el Siglo
XXil'
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El Liberalismo
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admitir sin protestar los efectos malos a todas luces que ",. r~silita~ de la supervivencia y de la propagación de los individuos enfermizos, ya que est~n atenuados por el hel,;~,o~e que los miembros dernas.jado débil:s e inferiores de la ___$_ SOCIedad se casan menos fac¡]mente que los sanos. Ese freno podra llegar a tener una ~ eficacia real si los débiles de cuerpo y espíritu se abslu viesen del matrimonio, cosa más _~. " de desear que de esperar.» 11"
La ley de la oferta y la demanda aplicada a los salarios y a los obreros, produce los mismos efectos que antes vimos. Si se aumentan los salarios por ley, se produce ;... desocupación, porque la oferta de mano de obra supera la demanda. Por otro lado, aún cuandoel Estado no intervenga, puede existir falta oexceso de mano de obra. En el primer .:; caso los salarios se van a elevar (cosa que no ocurría en la época de la revolución industrial porque existían leyes que prohibían los aumentos de salarios, castigando severamente a quienes los pagaran o recibieran), y si por el contrario la mano de obra es excesiva, las leyes que Darwin se aplicaban a las especies animales no tardanln en -..l surtir efecto entre los obreros. No tcniendo dinero para alimentarse la población obrera ...y tenderá a no reproducirse, morirán los niños pequeños. se enfermarán los adultos y ~ morirán jóvenes, con 10 que el equilibro se restablecerá. i?-.
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Adarn Smith 10expresa con estas palabras: «Cualquier especie animal se multiplica en proporción a sus medios de subsistencia y ninguna puede hacerlo por encirna de ": ellos. E~ una sociedad c.iv~Ji~ada I,acscasez de alimentos sólo limita la multiplic~ción dc.. . laespeclc en las clases lntenores y lo hace destruyendo una gran parte de los nlnos que' producen sus fecundos matrimonios.» 111 y Malthus lo hace con mayor crudeza aún: «er ~ .' que nace en un mundo del que ya se ha tomado posesión, si no puede hallar los medios que necesita para su subsistencia por sus deudos ni por su trabajo, no tiene ningún ," derecho al sustento, está de más en el mundo. En la gran mesa de la naturaleza no hay _ cubierto para él. La naturaleza le ordena irse y no tarda en ejecutar su mandato.» L1:!
Estas no fueron dos frases poco felices, representaban toda una concepción de la lucha por la vida. Como afirmó WilJiam Graham Sumner (1840-1910) la sociedad capitalista tenía dos alternativas: «libertad, dcsigualdad, supervivencia del más apto; o libertad, igualdad, supervivencia del menos apto. El primer término de la alternativa .;: lleva a la soci.eJad haci.a ade~ante y favorece todos sus ~ejores miembros; el segundo :~ lleva a la soclcdad haCia atras y favorece sus peores miembros.»
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Durkheim agrega: «Teniendo las mismas necesidades y persiguiendo los mismos ..•. objetos, en todas partes se encuentran en rivalidad. En tanto poseen más recursos de • los que les hacen falta, aún pueden vivir uno alladode otro; pero, si el número de aquellos aumenta en tales proporciones que todos los apetitos no pueden ser ya satisfechos dc modo suficiente, la guerra estalla, y es tanto más violenta cuanto más señalada es esta insuficiencia, es decir. cuanto más elevado es el número de concurrentes.» 114 Los textos de Smith, Bentham..Y..M.althus'r-GOn...suJdª-£Jueldad. muestran más O'SCüraaCl11bei"á'liSiño, la naturalidad con laque admiten QYb1!lQr_d.~"" d~~lnp:J.~~ri~tñttLQ.el.aMJJWQrJa1>.up.cr_v.i
vcCnciav-enlas.q,uk,mbien
la face a .erta y la de 1géJ1.er.o
h,umang,.deben..ci..m arecer los menos aptos. La le ,~.a-Ofcrt!i"fl?rtleifran_da,1ilibcrtad económ.ica~afll.i0adas.al-ex.t'r-emo-con -ucen-.«natur.al mentc)'r"a-i-a-el im in~on.JjsiG-a' pd 0s-1os .•j 11d iv idu o s-q ue-e l~si'.sn;m1i""C1i'Pi urltstawno~ne~(SSita:",.
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Liberalismo Democracia y Capitalismo Al comienzo del capítulo nos referirnos a las diferencias que existen entre capitalismo, liberalismo y democracia. Vamos a analizar someramente este tema. Como decía Aristóteles: «hay quienes piensan que existe una única democracia y una única oligarquía, pero esto no es verdad; de manera que al legislador no deben ocultársele cuántas son las variedades de cada régimen y de cuántas maneras pueden componerse.» 115 "La pri m e ra d.ife r.en0:ie0i~n",lel~htnnos lle£bmlJ3..olJ ss G-au,;",que-e-{"-a~u n..dero GGrah'l-i:)I que no podemos e . fi' r...dbli.b..c..m1...Sj,t:J.poder de la may.p,rí.a~e.sS.Q~.li!no_y~p.o.rJolan[o e In Ividuocarece de todo derecho frente a la«vQlunt;)..~Lgeneral~~por_muy democrático ~-rnll~'I~~e.n.n.@••i.e,nelf.J.'[email protected]!GIIIli¡¡&.a'¡===::'::'::::"'__ ":"-_':---~-Por otro lado, si e~p.i111.isIfl0 •.t'itm1'le a concentYaI"""G-n ...mapos de unos pOG0s-J'a mayoría de 1as riquezas, es muy probabl£,9 ue lasAque.poseen.e.l.(l.o..cLer..ecofolém ~rdan-. el poder p('jIT~rI~que menos tieo,cn..ad.£uieren un poder absoluto, la democracia .tei'lñtrm""C0n.el~ ¡Ij'5'ITñ"1is m 0Ju¡)~_~.L.c.Q ntr.aTI"o,...s ¡),o...á..P.!.QRi e tari os.....q,ue..••• e nwmin01:í.<.1-,---. a(fgui~ ..p'Oll:t!F,""ércapítal¡sJii'Orerm ifla con la democrac i a. N.oJal t-ane jGm ~lo.s.cnJ a_ historia de ninguno de ellos.
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El liberalismo facilita capitalismo, pero nada obsta a que exista un sistema capitalistaen un Estado totalitario, donde no se respetan los derechos indi viduales, pero el. Estado confía en los empresarios como ejecutores'. de sus políticas totalitarias. Tampoco escasean ejemplos de esta realidad en la historia. Les liberales. no ;'12~expresamente demócratas, pretendían un Estado que respet~).r:.a l.os det;GGA0s-d80lesjn.Qj~@.!.cl~e11-Ui'eTa'i'a:rrt!Piedad pri vada y obli gara a cum c.Qn..lo~.con-tratos....P..ore,sD.hay..una estFcehn"'Eonexi"d'frt:ñ1'i'e"r:i"P(')s,i ti Y:islJ.l2.J un Bí~1 JJberahsmo. ' _. -'
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Como afirma Sartori: «Tocqueví11e deja entrever el fin de la antítesis entre el liberalismo y la democracia y la iniciación del enfrentamiento entre la democracia y el socialismo. Cuando asistía a la Asamblea Constituyente Tocquevíllc afirmó «La democracia y el socialismo cst •.lll únicamente ViIH':U!<.ldos por una palabra, igualdad; pero obsérvese la di ferencia: la democracia quiere la igualdad en la libcrtad. y el socialismo quiere la igualdad en la pobreza yen la esclavitud.» Il~
j}l.Jl1lfl!niento de la ética capitalista Como hemos visto, el liberalismo introdujo un t.:oncepto nuevo, el utilitarismo. También villlos en el capítulo anterior cómo la reforma favoreció una nueva ética del esfuerzo incesante a partir de las enseñanzas de Cal vino. Sin embargo, el nacimiento del
-
Las Ideologías
66
El Liberalismo
en el Siglo XXI
capitalismo tuvoque vencer grandes resistencias culturales para imponerse, y podemos decir que aún hoy esas mismas resistencias existen en los países capitalistas, en especial en los subdesarrollados.
f'
Antes afinnamos que ~~'Jdi~j.QJl:JJH¡}'!l.Q2L..es,.lln
67
necesidad de ello. Todos nos declppm.os.en.faxor de lalibertad?'J;>6f.Q..alRu.g.ar ...la"Il1isma_ pÚlabra no todos ueremos decir la misma cosa. Para algunos la palabra Iibet,W..d ..... p.ue.d.c. s~n1 Icarque cada hombre debe hacer lo que le p'lazcaconsigo mismo y~cto de su labor; para otros, en cam6'JO, la misma ~_p~.o.i.:fkH,U:}ue ..al'gl!1.nos ho~m b re s lo q u&::! ~pll a~c.::r"tt5'lT'O'tlUS.htlm b re:sjl"CD'n"e"l'prntl~'e"'Itr'IIT!5n'r'd~tr"'~ '~. H e ':.9~ dos cosas. no solo diferentes..sinG"'¡-nGompatibl~s..quM%ibe-n"'ef.,nts-m0~n@mbre: libertad.»122
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mtcnsldad, hubo de trope~~~s~.1]J.Sl81Gon.cJa,de.t:Ji-kl.tWm..~pi el que sigue-riÚ~líaildQ"1íün hoy~_/!.:_~_
tal is tu, coñ -
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~íritu CURitalistn de..b.ÜS abrirse camino con dificultad, y se basó, en sus orígenes en una ética del sacrjfici.o,.Jail:u.g.al.idad.y..cl~fntu rehglOsd. «EI'1Trn'tler.Ao~IJ1l."2resariD~ ,", "';:iE:-;;te una específica alegría vital, de matiz indudablembil~ir.lealista», proporcionada por la satisfacción y el orgullo de «haber dado trabajo)} a muchos hombres y de haber contribuido al «tlorecimiento>' de la ciudad nativa [... ) y, naturalmente, una de las propiedades de la economía privada capitalista es también el estar racional izada sobre la base del más estricto cálculo, el hallarse ordenada, con plan y austeridad, al logro del t éxito económico aspirado, en oposición al estilo de vida del campesino que vive al día, a la privilegiada parsimonia del viejo artesano y al «capitalismo aventurero)}. que atiende más bien al éxito político y la especulación irracional.» IIN
--
Liberalismo y. Positivismo Jurídico .S:JJteht.&b.2.P.ositiva, aqyÜ,Qh.lesanciona el Estado liberal. con tal de que res Rete los d.e::.echps...indÜ¿,duales la libertad de comercio y el cum limient de los contratos. no pue.de..s.er cuestionado. Los e ensores~ositivismp-.a.t:ir.ma,"...q.ue ••1.ª-.iusticia el ctere.c.bo-p os i.ti.v.o...soD..I. d.61)11&OS :-J;:;" .~~-~ La cienciaj uríd ica pos ilivista tiene carácter dogm6.ti¡;o. La rel igión recibe el do gma de la revelación divina, el positivista, del legislador. Así los liberales que habían iniciado su camino luchando contra el absolutismo r~al, van a caer en una nueva forma de absolutismo, la primacía absoluta de la ley. Si bien la ley regula las relaciones de -¡: hombres indeterminados (<
1-
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L.n.Jl-o.sihiJid.ad..d.!Ulue coexistan liberalismo. democracia y capitalismo, parece estar s~Reditada a'un adecuado e uilibrio entre el crecimiento econóiñiCD':1a Istribución de lariq1!~~ª-yJg..m vilidadsociaLcomo ecíaA a..bmn.I.ri¡,¡a@l,n~l~ .. ' -'C:ll"TII'~efl'l. @ ~~abuemrdefini'(Soi-4n,d~j~up a ra 1 ad..y~~I.pue-bIQ.amer.ie-an_Q,.j,usto.ahQr.a,li.e.~ran
Conclusiones ¿Qué es en el fondo el liberalismo clásico'! ¿Acaso una conquista irreversible del hombrc en cl camino de la libertad y la racionalidad? O será, por el contrario, una astuta ideología impuesta por los burgueses para hacer sus negocios, asegurar sus fortunas y despreocuparse de las miserias de sus obreros, con una «falsa conciencia» de justicia y legalidad. Me permito afirmar que en el universo del liberalismo clásico encontrarnos ambas cosas. aún en un mismo autor, y en unarnismaobra. Por eso, sin pretender avanzar sobre los temas que trataremos al final de este libro. creo que es indispensable distin!!uir en todo el profuso discurso del liberalismo clásico la confusa coexistencia de ;alores universalmente aceptados en nuestros días como el de los derechos humanos, la democracia. la libertad individual: dellaissez faire. que redujo al Estado a un O"endarme del cum~1irniento de c.ontraros que muchos celebraban en situaciones de ap:emio que mucho dIstaban de la hbertad que el liberalismo predica. Corno dice Grondona «existe ~na en.gañosa asi,m~tría el~ las deri~iciones corrientes dei liberalismo político y el hbcra1Jsmo economlco. MICntras se".enticndc por liberalismo «político» al sistema de dcr~~hos ~ ~arantías en favor de la libre acción humana en el campo de las ideas y la acclOn pohtlca -lo cual es correcto -, R,orliberalismo «económico» suele entenderse algo más: una doctrina específi.ca acerca de cómo funciona la economía. Esta doctrina va;ía con los .tiempos.») m «Muchos llamados liberales son, en el fondo, conservadores. ya que la libertad que en vcrdad quieren es sólo la del mercado.,) I~J Nuestra diferenciación entre el liberalismo filosófico y político y el liberalismo económico, así como la descripción de lo que podríamos llamardarwinismo económico no puede interpretarse como una condena indiferenciadaaeste último. El librecambio . si bien cometió y conduce, a veces. atroces resultados, no puede condenarse lisa; llanamente. puesto que, al mismo tiempo se revela como extremadamente eficiente en la asignación de recursos y en consccuenciacn la ardua tarea de aplicarlos eficientemente hacia aquel!os pr.oductos y servicios, ~ue los consumidores desean, y en las proporcio~es que mas satisfacen sus necesidades. El problema. que es el meollo del debate Ideológico aún en nuestros días es, que la competencia en la que se b
Las Ideologías
68 permanentes
que su pensamiento
en el Siglo XXI.
El Liberalismo Araujo,
significó para el género humano, tienen razón. De
hecho Marx, su más lúcido crítico, lo admitía. El error consistiría en afirmar que todo el discurso liberal del siglo XVIII forma parte de un cuerpo doctrinario coherente y aceptable. En ese prolongado devenir de las ideas liberales, se han afirmado sólidas bases del futuro, pero, al mismo tiempo se han mezclado groseras afirmaciones
ideológicas (en el sentido que a la palabra asignan los marxistas). He aquí la cuestión, separar la paja del trigo.
Cícero, «Bentllllm:
cemos como liberalismo clásico se deba a que no se trató de un partido político o de una escuela científica, o el fruto de las investigaciones de una universidad. Los libcro.les fueron hombres que con escasos contactos entre sÍ, vieron 10 que pasaba en su sociedad. No trataban de reformarla. Se limitaban a explicar lo que estaba ocurriendo, porque no fueron grandes teóricos los que dirigieron la Revolución Francesa, ni filósofos los que protagonizaron la revolución industrial. Los padres del liberalismo tlotaban en una ola que los arrastraba. Algunas veces, con nobles propósitos, rescataban y glorificaban todo lo bueno que este proceso revolucionario traía consigo, otras veces, trataron de justificar lo injustificable. Eran hombres, no dioses.
y la filo,w!fle/ (mlirica
el utilitllri.mw
16.
Alfe/m Smilh La RiquezlI lle las NW..'iolle,f plÍ):. 46
17. 18.
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/9.
Allal/l
Smirh. Obm cilllda.
236
2U.
Adalll Smir/¡, Obra ciwda,
.J63
21.
GmndOl/(/ Mariano.
Aire.~, i9R7,
Probablemente esta matizada gama de corrientes y afirmaciones que hoy recono-
69
Morales 228
«Bajo el imperio (le ltL~ ideas !//of(¡[e.\'», Editorial
22.
Ral//os TOl're. Ramón, Obra óllldll
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Adam SlIIit!l
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---:----------,-•
CAJ'íTl;U)
N" 4
El Marxismo
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Si el liberalismo había removido las bases del mundo medieval que agonizó durante la «Edad Moderna», el nacimiento del marxismo va a sacudir hasta sus más profun.das raícesel pensamiento del siglo XIX. Como dicen Marx y Engels en sus primeras palabras del ManificstoComunista: «Un falllasmareco{reEuropa, el fantasma del comunismo». Nadamejorque esa frase para comprender lo que significó el marxismo en su época. El liberalismo había cuestionado la legitimidad del poder basado en la volunlad de Dios, había proclamado la libertad de conciencia y había reconocido la libertad económica como «natura!». Todo eso había escandalizado a.los conservadores que seguían soñando con un mundo teocéntrico, estático y cerrado. Pero el mensaje marxista, para la Europa de su tiempo, es mucho más conmocionante aún, porque veníaadecir que Dios era un invento de las clases dominantes para adonnecer a los pobres, que era inevitable la inminente supresión de toda forma de propiedad privada y anunciaba el arribo de un paraíso terrenal, sin dios, sin familia ni propiedad, donde todo, incluso las mujeres y los hijos sería propiedad de todos, hasta Ilegarasuprimir al mismo Estado. Para colmo, estas ideas no eran fruto de una mente afiebradasino el enjundioso trabajo de un economista serio, estudioso y extremadamente detallista en sus razonamientos. En general. la mayoría de las personas creen que el marxismo consiste en suprimir la propiedad privada y entregar el manejo de la economía al Estado. Esta es una simplificación extrema del pensamiento de Marx. que es sumamente elaborado y complejo. Lo primero que sorprende al que acomete la ardua tarea de leer las obras de Marx, en (,;speciallos tres voluminosos tomos de «El Capital» es queMarx casi no habla ni de socialismo, ni de comunismo. sino que se retiere exclusivamente a la crítica del sistema (,;apitalista. Gracias a la tecnología hoy podemos hacer con facilidad un recuento de palabras en esta abrumadora obra, y podemos comprobar que en «El Capital» que a lo largo de sus miles de páginas ~e menciona 6468 veces la palabra «Producción», 7979 vcce~ «lrabajo», 2238 «plusvalía», 06792 veces «valor», mientras '1.uesólosemencionu 3 veces la palabra «socialismo» y 4 veces «comunismo». Como si esto fuera poco, cuando buscamos la palabra «socialismo,> vemos que las tres veces que la menciona lo hace' para critÍcar al socialismo de Proudhon: y cuando rastreamos el vocablo «comunismo» encontramos que tres veces se usa para hablar del «comunismo de las tribus primitivas» y laotramcnción es en carácter peyorativo: En el Capítulo 37 del tomo
74
Las ldeologíw
en el SIglo XXI
3 dice «(Sé que si establezco esta comparacIón me acusarán de comUnIsmo». Y para nuestra sorpresa, no hay otra menCIón al comunIsmo, nI al SOCialISmOen su obra magna. Este recuento estadístIco se hace con una fmalIdad específica, que mtentemos mIrar la doctrina de Marx desprendiéndonos de los prejuicios y simplificaciones que suelen
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hacerse.
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El capitalismo en la época de Marx Marx no surge por «generación espontánea». No es el resultado de una especula~ ción de laboratorio, o de un ocioso filosofar, como podría ser «La República» de Platón. Marx es hijo de su época, y su obra es directa consecuencia de lo que estaba ocurriendo
pocos años de en mantenerlos en especial en en numerosos ción probatoria
duro trabajo, era más rentable salir a caz~r nuevos esclavos que gastar en huena forma. o reducir su jornada laboral. La situación en Europa, y Inglaterra no era muy diferente. Marx dedica bueha parte de su obra, y capítulos a describir con meticulosa prolijidad y abundante documentatoda clase de abusos,
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en la concentración de maquinaria peligrosa en los mismos locales, sin preocuparse de instalar los necesarios medios de seguridad contra los peligros; en la omisión de todas las medidas de precaución obligadas en los procesos de producción que por su carácter saO atentatorios para la salud o que, como en las minas, llevan aparejados peligros, etc. Esto, sin bablarde la ausenciade toda medida encaminadaa humanizar, hacer agradable o simplemente soportable para el obrero el proceso de producción. Desde el punto de vista capitalista, esto sería un despilfarro absoluramente absurdo y carente de todo fin.-» «Hacia 1860, perecían todas las semanas, en las minas de carbón en Inglaterra, unos 15 hombres por término medio. Según la memoria sobre Coal Mines Accidents (6 de febrero de 1862), durante los diez años de 1852 a 1861 encontraron la muerte en estos trabajos 8.466 hombres. Y sin embargo. como lamismamemoriadice, esta cifra se queda muy corta, ya que en los primeros años. cuando empezaban a actuar los inspectores y sus demarcaciones eran aún demasiado extensas, ocurrían muchos accidentes y muchas muertes sin que nadie las registrase.»-' «nos dice Hornerque en muchas fábricas se ponía en marcha la maquinaria sin informar previamente de ello a los obreros. Y como siempre había algunos ocupados en las máquinas paradas, al encontrarse los dedos y las manos activos en ellas se producían de continuo accidentes por la simple omisión de una señal}) "(da ley privaba a los obreros de toda protección especial y los remitía para casos de indemnización por los accidentes debidos a la maquinaria a los tribunales ordinarios (una verdadera burla, dadas las cpstas procesales existentes en Inglaterra), mientras que, por otra parte, mediante un precepto muy sutilmente formulado sobre el dictamen pericial necesario, hacía casi imposible que los fabricantes perdiesen ningún proceso.» .¡
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en el mundo rcal de sus días. La revolución industrial y el librecambio, habían sacudido tan profundamente las estructuras heredadas del medioevo, feudalismo, corporaciones y control de pensamiento por la Iglesia, que el espíritu de lucro, las aventuras oceánicas, y los descubrimientos técnicos y científicos, se desaforaron. Los europeos no tuvieron reparos en entrar en África acazar seres humanos como si fueran animales para llevarlos a América a las plantaciones del algodón o las minas dc oro y plata. No importaba que menos de la m¡'tad sobrev¡'vieran al viaJ'e en condiciones infrahumanas, que luego murieran a los
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Veamos algunos textos de «El Capital»: (,J. Murray, de doce años, declara: [... ] «Entro hacia las 6, y a veces hacia las 4 de la mañana. Ayer trabajé toda la noche, hasta las 8 de la mañana de hoy. No me metí en la cama desde la noche anterior. Conmigo, trabajaron toda la noche 8 o 9 chicos mús. Todos, menos uno, han vuelto a entrar al trabajo hoy por la mañana. A míme pagan 3 chelines y 6 peníques a la semana. Cuando me quedo trabajando toda la noche. no cobro más. Durante estas últimas semanas, he 2'trabajado dos noches enteras,»1 «En muchos distritos fabriles, sobre todo en Lancashire, estas criaturas inocentes y desgraciadas. consignadas al fabricante. eran sometidas a
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las más horribles torturas, Se les mataba trabajando ... , se les azotaba, se les cargaba de ,-'"' cadenas y se les atormentaba con los más escogidos refinamientos de crueldad; en - : muchas fábricas, andaban muertos de hambre y se les hacía trabajar a latigazos ... En • algunos casos, se les impulsaba hasta al suicidio, .. Aquellos hermosos y románticos '" valles de Derbyshire, Nottinghamshire y Lancashire, ocultos a las miradas de la publicidad, se convirtieron en páramos infernales de tortura. y no pocas veces de rnaranza.»2 ,
Esta selección de citas no es más que una ínfima muestra de los horrores que se cometieron en esos años, podernos encontrar numerosas descripciones a lo largo de toda la obra. Pero también podernos ver que no sólo los obreros sufrían un trato inhumano. Peor suerte corrían 'aún los que hoy llamaríamos (marginales» es decir aquellos que no estaban integrados al sistema productivo: vagabundos y mendigos. Marx también su ocupa de ellos y nos informa que de acuerdo con una ley dictada por Enrique VIII: «los mendigos viejos e incapacitados para el trabajo deberán provcerse de licencia para mendigar. Para los vagabundosjóven~s y fuertes, azotes y reclusión. Se les atará a la parte trasera de un carro y se les azotará hasta que la sangre manc de su cuerpo, devolviéndolos luego, bajo juramento. a su pueblo natal o al sitio en que hayan residido durante los últimos tres años, para que «se pongan a trabajar». ¡Qué ironía tan cruel! Enrique VIII reiterael estatuto anterior, 'Pero con nuevas adiciones, que lo hacen todavía más riguroso. En caso de reincidencia y vagabundaje. deberá azotarse de nuevo al culpable y cortarle media oreja: a la tercera vez que se le sorprenda, se le ahorcará corno criminal peligroso y enemigo de la sociedad.;>" Luego agrega que en tiempos de Isabel (1752) una nueva nonna dispone que: «Los mendigos sin licencia y mayores de catorce años serán azotados sin misericordia y mJ.rcados con un hierro candente en la oreja izquierda, caso de que nadie quiera tomarlos durante dos años a su servicio. En caso de reincidencia, siempre que sean mayores de dieciocho años y nadie quiera tornarlos por dos años a su servicio, serán ahorcados.» '/
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Los que hoy tratan de seguir aMarx, toman distancia de estas descripciones,
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porque
productivas que se desarrollan en el seno de la sociedad burguesa, brinda, al mismo tiempO. las condiciones materiales para la solución de este antagonismo. Con esta formación social se cierra, por tanto, la prehistoria de la sociedad humana» l.
no admiten que sean la génesis de su pensamiento. Al ver las condiciones de trabajo de los obreros en los países desarrollados en la actualidad, admitirlo sería renunciar a la vigencia del pensamiento marxista en nuestro tiempo. Sin embargo, toda la obra de Marx está «consubstanciarlu» con estas descripciones y esta situación. Sus prediccio_
nes dirán que esto sólo podía cambiar para peor, hasta que aviniera el paraíso comunista. Estas no son descripciones incidentales, son esenciales a su pensamiento. Además, a mi juicio, la persistencia con la que Marx al\}de a estas descripciones, a 10 largo de toda su obra, no hace más que mostrarellado más humano del filósofo, su preocupación por encontrar una solución radical a los males de su tiempo.
Materialismo Histórico Aunque las conclusiones a las que llega Marx son diametralmente opuestas a las de la escuela clásica liberal, en muchos aspectos; sin embargo, Marx no deja de ser Un discípulo de esa escuela. Aunque Darwin fue involuntario causante de las peores vertientes de la economía liberal, como hemos visto en el capítulo anterior, Marx sentía porél una gran admiración. Se dice que pensóen dedicarle el primcrtomo de «El Capitab. :uSu visión de la historia coincide con la evolución de las especies de Darwin. Hay una lógica evolutiva en la historia. No es el hombre el que hace la historia. Existen fuerzas naturales en los fenómenos sociales que conducen inexorablemente a determinadas transformaciones. La historia y sus sufrimientos dejaron de ser consecuencias del «pecado original» y pasaron a ser los dolores de parto de una sociedad paradisíaca que vendría inevita~ blemente Así como el triunfo del m,.ls apto era el camino de la evolución en Darwin, en Marx, el triunfo de una clase social sobre otra era lo que hacía avanzar la historia. S iguiendo a Hegel, explica la historia como la superqción de detenninadas contradicciones. Cuando se afinna un principio, o un sistema social o económico nace su antítesis. La burguesía es la antítesis del mundo feudal y corporativo, y la síntesis que logra, la revolución industrial burguesa, genera una nueva contradicción, el proletariado. La resolución de esta contradicción se logrará con una inevitable revolución social que conducirá aJa desaparición del capitalismo y su reemplazo por el socialismo. Como decía Stalin, siguiendo las líneas del Manifiesto Comunista 11: «La dialéctica considera la nacuraleza no como un estado de reposo y de inmovilidad. de estancamiento y de inmutabilidad. sino en movimiento y en cambio perpetuo, en renovación y desarrollo incesantes, donde nace y se desarrolla siempre alguna cosa y donde siempre algo se descompone y desaparece.» 11 11
En palabras de Marx: «A grandes rasgos podemos designar como otras tantas épocas progresivas de la formación económica de la sociedad, el modo de producción asiático, el antiguo, el feudal y el moderno burgué.s. Las relaciones burguesas de producción son la última forma antagónica del proceso social de producción; antagónica no en el sentido de un antagonismo individual, sino de un antagonismo que proviene de las condiciones sociales de vida de los individuos. Pero las fuerzas
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Mucho se ha debatido si el materialismo de Marx es detenninista, o sólo muestra tendencias. Anthony Giddens afinna que Marx no hace predicciones inevitables sino que señala tendencias Llyen tal sentido algunos textos de Marx parecen darle la razón: (dos hombres hacen su propia historia, pero no la hacen a su libre arbitrio, bajo circunstancias elegidas por ellos mismos, sino bajo aquellas circunstancias con que se encuentran directamente, que existen y transmite el pasado.»lb Sin embargo, toda la obra de Marx está transida por un fuerte sentido mesiánico. Marx anuncia leyes que pocos pueden ¡eercolllo sutiles tendencias. Anuncia una fatal transformación del mundo: «El hundimiento de la burguesía y la victoria del proletariado son igualmente inevitables.»
El capitalismo que él conocía conducía a unaconcentraci6n cada vez mayorde los capitales, a la desaparición de las demás clases sociales. y la «simplificación» de la sociedad en dos clases, la burguesía y el proletariado. 1" Pero los proletarios, a diferencia de lo que ocurría en el pasado, por la propia materialidad del modo de producción, estaban juntos, en contacto, y tomando conciencia de su situación. Ello conducirla de manera más o menos inmediata a la revolución social que instauraría el social ismo. Marx afirma que es la propia industrialización laque dará lugar a larevolución: «La burguesía no ha forjado solamente las armas que deben darle muerte; ha producido también los hombres que empuñarán esas armas: los obreros modernos, los proletarios.»I~Y en «El Capital» agrega: «Lacentralizaci6n de los medios de'producción y lasocialización del trabajo llegan a un punto en que se hacen incompatibles con su envoltura capitalista. Esta salta hecha añicos. Ha sonado la hora final de la propiedad privada capitalista. Los expropiadores son expropiados.»:" Como dice Karl Popper, según Marx
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degenerando y desaparecen con el desarrollo cambio, es su producto más peculiar.» 2')
la pequeña industria, (hoy la llamaríamos «Pyrnc») impide «cllibre desarrollo de las fuerzas sociales productivas. Sólo es compatible con los estrechos límites elementales primitivos. de la producción y la sociedad. Querereternizarla equivaldría, a «decretar I~ mediocridad general.»:'~ o como dice Engels «Hay que hacer la opresión real todavía más opresi va, ailadiendo a aqueJlaconciencia de laopresión haciendo la infamia todavía más infamante al pregonarla.»H Pero el materialismo histórico de Marx no es sólo recorren de manera inexorable, es también la explicación la economía. Es el «economicismo» llevado a su máxima taciones de la cultura humana son consecuencia de un a sus fines.
un camino que las sociedades lt de toda la realidad humana por ~ expresión. Todas las manifes~ ~ modo de producción, y sirven
Así concebido el marxismo no es sólo una teoría económica. Es una cosmovisión y una metafísica porque no se limita a relatar, pronosticar o promover hechos históricos, o sistemas económicos o políticos. Trata de explicar el sentido de la vida e1elhombre en la luchaporel socialismo, destruye toda visión de un Dios trascendente, reduce todas las manifestaciones de la cultura a ser una «cáscara» (superestructura) de la verdadera naturaleza de la vida social determinada por los modos de producción.
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«La historia de todas las sociedades que han existido hasta nuestros días es la, :hiswriade la lucha de clases.»2h Esta frase, siempre repetida, del Manifiesto Comunista" nos brinda una doble visión de lo que para Marx es la historia. Por un lado, hay un solo protagonismo, el de las clases sociales. Los indi viduos son corpúsculos arrastrados por fenómenos sociales a los que ellos sirven de manera más o menos consciente. EL. personaje de la historia es la clase social. Y una segunda afirmación, no menos. importante, es que lo que liga a las clases sociales es la lucha.
Sin embargo, a lo largo de su obra, nos deja pistas para reconstruir que lo que da lugar a las clases sociales no es su nivel de riqueza sino el origen de sus ingresos. Son burgueses los que tienen capital y toman obreros porun salario, son proletarios quienes trabajan por ese salario. ¿Así de simple? Efectivamente como dicen en el Manifiesto Comunista: «Nuestra época, la burguesía se distingue ( ... ) por haber simplificad.o las contradicciones de clase. Toda la sociedad va dividiéndose cada vez más en dos grandes campos enemigos, en dos clases, que se enfrentan directamente: la burguesía y el proletariado.» l" «De todas las clases que hoy se enfrentan con la burguesía, sólo el proletariado es una clase verdaderamente revolucionaria. Las demás clases van
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Clases sociales
Marx no llegó nuncaadefinir, ni siquiera explicar las clases sociales. Comosesabe de los tres tomos de «El Capital» solo vio la luz antes de su fallecimienlO el primero. Los otros dos tomos, fueron recopilados de sus manuscritos y editados por su amigo y mecenas Frederich Engels. En el último capítulo del libro (Capítulo 52 del tomo III) Marx se pregunta «¿qué e~ una clase?» Pocos renglones después Engels agrega: «[Al llegar aquí se interrumpe el manuscrito (F. E.)]»17Marx nunca llegóaresponderesa pregunta.
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El Marxismo de la gran industria; el proletariado,
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En su inconcluso esbozo de las clases sociales afimla que hay tres clases sociales (capitalistas, obreros y campesinos) y que además «es cierto que desde este punto de vista también los médicos y los funcionarios, por ejemplo, formarían dos clases, pues pertenecen a dos g.rupos sociales distintos, cuyos compo~entes viv~n de. rentas procedentes de ~a ITIl~ma fue~te en cada un~ ~e ellos. Y lo m.ls~.~ podna de~lrse ~el infinito desperdigamiento de Intereses y POSICIones en que la dlvlsIOn del trabajO SOCial separa tanto a los obreros como a los capitalistas y a los terratenientes, a estos últimos, por ejemplo, en propietarios de viñedos, propietarios de tierras de labor, propietarios de bosques, propietarios de minas, de pesquerías, etc.» Allí, significati vamente dejó de escribir. Nunca sabremos si los sorprendió la muerte, o lo desconcertó la complej idad del problema que se abría ante su aguda observación. El origen ele las clases sociales, según Marx «no es, evi.dentemente, obra de la historia natural, ni es tampoco un estado de cosas social común a todas las épocas de la historia. Es, indudablemente, el fruto de un desarrollo histórico precedente, el producto de una larga serie de transformaciones económicas, de la destrucción de toda una serie de formaciones más antiguas en el campo de la producción social.».'" Es esencial a la concepción marxista la idea de que «el obrero moderno, lejos de elevarse por el progreso de la industria, desciende siempre más y más por debajo de las condiciones de vida de su propiaclase.»,lI Estadinámica irreversible del empeoramiento de las condiciones de vida del proletariado, no podía conducir a otra cosa que la revolución. Detengámonos en este éoncepto. Es esencial para el pensamiento marxista el permanente y progresivo deterioro de las condiciones de vida del obrero, en eso se basa su predicción profética de la historia. La palabra «proletario» proviene de «prole)). El proletario es aquel que sólo tiene descendientes. Por eso mismo como <<110 tienen nada que salvaguardar; tienen que destruir todo lo que hasta ahora ha venido garantizando y asegurando la propiedad privada cxis[ente.))-'~ Pero ni la misma descendencia, ni la familia se escapan a la radical transformación que el mundo debe sufrir con motivo de la revolución socialista. Especialmente en la concepción de Engels, la familia burguesa corresponde a la ideade propiedad privada, mientras que en una sociedad sin clases, las mujeres y los hijos debtan ser comunes. «El proletario no tiene propiedad, sus relaciones con b mujery con los hijos no tienen nada decomúncon las relaciones familiares burguesas. [... ] Las leyes, la moral, lareligión son para ellos meros prejuicios burgueses.)) O como agrega en el Manifiesta Comunista: «Las declamaciones burguesas sobre la familia y la educación, sobre los dulces lazos que unen a los padres con sus hijos, resultan más repugnantes a medida que la gran industria destruye todo vínculo de familia para el proletariado y transforma a los niños en simples artículos de comercio, en simples instrumentos de trabajo»." ,',1
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Marx alude a la unidad de la clase burguesa cuando se ve atacada por movimientos revolucionarios en estos términos: «a pesar de las rencillas que les separan en el campo de la concurrencia. constituyen una verdadera masonería cuando se enfrentan con el conjunto
de la clase obrera.»-'-'
Teoría del Valor Marx, toma de los economistas clásicos la teoría, que ya había expresado Aclam Smith, en el sentido de que dos mercaderías que insumen igual cantidad de trahajo valen
lomismo ..
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Como hemos visto. esta teoría del valor económico basada en las horas de trabajo empleado fue también parcialmente seguida por David Ricardo, y adoptada por Marx para cimentar su edificio. ¿Qué es lo que tienen en común dos mercaderías diferentes para ser intercambiadas entre sí? La equivalencia entre dos objetos no puede estar en la naturaleza misma de los objetos. (Tomemos ahora dos mercancías, porejemplo trigo y hierro. Cualquiera que sea la proporción en que se cambien, cabrá siempre representarla por una igualdaden que una determinada cantidad de trigo equivalga a una cantidad cualquiera de hierro.» 11 De esta sentencia se desprende que el valor de las mercaderías es el que surge de la «indiferencia» que determinadas cantidades de hierro o de trigo producen en un eventual comprador. Si dos kilogramos de hierro se cambian por doscientos kilogramos de trigo será porque ambos tienen el mismo valor. El comercio es posible porque cada cosa tiene un precio, que es una 8,bstracción de una cualidad del producto,
su «valor».
Marx recurre a Aristóteles para definir la medida del valor económico: «El cambio -dice Aristóteles- no podría existir sin la igualdad. ni éstasin la conmensurabilidad». Mas al llegar aquí. se detiene y renunc"iau seguir analizando laforrnadel valor. «Pero en rigor -añade- es imposible que objetos tan distintos sean conmensurables», es decir. cualitativamente iguales. Esta equiparación tiene que ser necesariamente algo ajeno a la verdadera naturaleza de las cosas, y por tanto un simple «recurso para salir del paso ante las necesidades de la práctica». ,," Dice Marx: «¿qué es el valorde una mercancía? La forma materializada del trabajo social invertido para su producción. WLuego se pregunta «¿Cómo se mide la magnitud de este valor? Por la cantidad de «sustancia creadora de valor», es decir, de trabajo, que encierra. Y, a su vez. la cantidad de tfab<.~o que encierra se mide por el tiempo de su duración, y el tiempo de trabajo, tiene, finalmente, su unidad de medida en las distintas fracciones de tiempo: horas, días, etc.» -11)
Posteriormente afina el criterio definiendo que no es estrictamente el tiempo empleado en la fabricación de una mercancía en concreto, sino el tiempo «socialmente necesario» que define como (aquel que se requiere para producir un valor de uso cualquiera, en las condiciones normales de producción y con el grado medio de destreza e intensidad de 'trabajo imperantes en la sociedad.» ya que rceonocé que «después de introducirse en Inglaterrael telarde vapor, el volumen de trabajo necesario para convertir
El Marxismo en tela una determinada
81 cantidad de hilado, seguramente
quedaría reducido a la mitad.»
Es esencial comprender que. a mi juicio, así como la descripción de las atrocidades que sufrían los obreros en el siglo XIX es la motivación que impulsa a Marx, su teoría del valor es la piedra fundamental de toda su construcción. Como era un postulado afirmado por los patriarcas de la economía política. no pres!.ó demasiada atención en demostrar su veracidad. Había sido reconocido por sus archi enemigos, los teóricos del liberalismo. Eso bastó. Como todo buen postulado. se dio por cierto, y a partir de allí construye toda su teoría económica. Este carácter esencial del principio del valor - trabajo es reconocido por los autores marxistas contemporáneos. Como dice Karl Mandel «El núcleo de lateorÍamarxistadel valor que fundamenta toda la teoría económica marxista en general.».1 Marx diferencia entre el valor real de una mercadería, que es determinado por la cantidad de horas empleadas en suelaboración del valor comercial, que surge del precio al que finalmente es vendido el producto. Se ha dicho. con bastante razón que Marx, aunque se refiere permanentemente a la ley de la oferta y la demanda, pone el acento en la oferta y pierde de vista la demanda. Es necesario hacer mucha esgrima verbal para coincidir con Anthony Giddens cuando afirma que a Marx: «muchos lo han interpretado erróneamente, entre ellos los que dicen que Marx no reconoce en absoluto la función de la demanda. A lo largo de su estudio en el volumen primero, Marx supone una situación en que la oferta y la demanda están equilibrada~. Marx no ignora la importancia de la demanda; pero de la teoría del valor-trabajo se aesprende que la demanda no determina el valor, aunque puede afectar a los precios.» H
Cuando Marx tratade mostrar la diferencia entre valor y precio de venta afirma que «cuando la mercancíaconcretade que se tratase produce en cantidad que rebasa el límite de las necesidades sociales, se derrocha una parte del tiempo de trabajo social y la masa de mercancías representa en el mercado. en estos casos, una cantidad mucho menor de trabajo social que la que realmente encierra. [... ] Estas mercancías tienen que venderse. en consecuencia, por menos de su vatorcomercia.l, e incluso quede invendible una parte de ellas. Parel contrario. cuando el volumen del trabajo social invertido en la producción de una determinada clase de mercancías sea demasiado pequeño en relación con el volumen de la necesidad social concreta que este producto ha de satisfacer, el rcsultado es el inverso. En cambio, si el volumen del trabajo social invertido en la producción de un determinado artículo corrcsponde al volumen de la necesidad social que se trata de satisfacer, de tal modo que la masa producida corresponda a la medida normal de la reproducción, si la demanda permanece invariable. las mercancías se venderán por su valor comercial. El cambio o venta de las mercancías por su valor es lo racional, la ley natural que rige su equilibrio; de ella debe partirse para explicar las divergencias; y no al revés. partiendo de las di vergencias para explicar la ley .»-l-l Como se ve. el pensamiento de Marx en este aspecto es extremadamente burdo. En primer término diferenciar el valor «natural» de una mercadería de su valor comercial es una petición de principios con la
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afirmación dequeel valores aquello que hace intercambiables a dos objetos de diferent naturaleza. Pero además imagina la demanda corno una variable independiente de~: precio. Parecería ~ue una det~~ninada p.oblación demanda ~na detenni nada can tidad tija.
de queso, luego sI1a producclOn es equivalente a esa necesIdad el precio corresponderá al valor. La economía no funciona así. Las cantidades demandas de un producto. dependen del precio, y el precio que están dispuestos a pagar por cada producto' depende de los deseos de los consumidores. Todo ello no aparece en la teoría marxista. :~
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De la adopción, sin más, de la tcoríadel valor- trabajo, se desprende como inmediata :~ consecuencias algo en lo que ni Smilh ni Ricardo habían reparado. Si el valor de una mercadería lo ~si~naexclusivamente el tiempo de trabaj~ necesario para producirla, todo '~ ,lo que el capHa]¡sta gana es un robo contra el trabajador. Nace así la teoría de la _ «plusvalía».
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Plusvalía Si el valor de una mercadería está determinado por la cantidad de horas de trabajo que se emplean en su fabricación, ¿cómo puede existir utilidad del empresario? Marx afinna que esto se debe a que.-el salario no refleja el verdadero valor del trabajo sino una porción del mismo, El salario está definido por la necesidad de «reponen) la fuerza de producción trabajo, es decir porel costo de supervivencia del obrero. Si un obrero trabaja. 12 horas diarias, puede cubrir el valor de su salario trabajando 8 horas y el resto es la plusvalía que el patrón le roba. La teoría del valor trabajo, postulado en el que se basa la plusvalía es un postulado erróneo, pero una vez aceptado sin mayor esfuerzo se desprende, con una lógica coherente, toda la teoría económica marxista.
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del fetiche mercancía, que cobra en el dinero una forma visible y fascin.adora.»)47El d,inero, ara Marx, tiene la finalidad de esconder la «plusvalía» de los oJos del trabajador. ~cuanto más ahondamos en el procesade valorización del capital más vernos mixtificarse relación capitalista y menos se descubre el secreto de su organismo interno.»'¡~ Como . Ia lodice de manera extremadamente elocuente Marx: «El capital es trabaja muerto que no sabe alimentarse, como los vampiros. más que chupando trabajo vivo, y que vive más cuanto más trabajo vivo chupa. El tiempo durante el cual trabaja el obrero es el tiempo durante el que el capitalista consume la fuerza de trabajo que compró.» ~" Marx explica en estos términos la cuestión de la «reproducción de la fuerza de trabajo)): «el tiempo de trabajo necesario para producir la fuerza de trabajo viene a reducirse al tiempo de trabajo necesario para la producción de estos medios de vida: o lo que es lo mismo, el valor de la fuerza de trabajo es el valor de los medios de vida necesarios para asegurar la subsistencia de su poseedor. (... ] Al ejercitarse. al trabajar, se gasta una determinada cantidad de músculos, de nervios, de cerebro humano, etc., que es necesario reponer, [... ] Después de haber trabajado hoy. el propietario de la fuerza de trabajo tiene que volver a repetir mañana el mismo proceso, en idénticas condiciones de fuerza y salud. Por tanto, la suma de víveres y medios de vida habrá de ser por fuerza suficiente para mantener al individuo trabajador en su estado normal de vida y de trabajo.» .1" O como había dicho antes en el Manifiesto Comunista «(el costo de producción del trabajo consta precisamente de la cantidad de medios de subsistencia indispensable para que el obrero esté en condiciones de mantener su capacidad de trabajo y para que la clase obrera no se extinga. El obrero no percibirá por su trabajo más que lo indispensable para ese tin; el precio del trabajo o el salario será, por consiguiente. el más bajo, constituirá el mínimo de 10 indispensable para mantener la vida.») ~I
Marx explicaque esta realidad de la plusvalía está encerrada, oculta por 10que llama el «fetichismo» del dinero, que en pocas palabras podemos explicar así. El patrón pacta libremente con el obrero un salario. _1.1 Paga la totalidad del salario pactado y con eso, la situación aparenta ser justa. Compra materias primas, invierte en maquinarias, y finalmente vende un producto que le pertenece porque pagó de su bolsillo las materias primas, los salarios y es propietario de la tierra y las máquinas que la produjeron. Al vender el producto obtiene su ganancia y he aUí el secreto. La utilidad parece ocurriren ~ la venta del producto, y según Marx, ateniéndose a la teoría valor trabajo, la utilidad ocurrió en el proceso de producción, cuando el obrero elaboró el producto y recibió sólo parte de su valor en forma de salario.
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Como dice Marx: «Por I-nuchas vueltas que le demos, el resultado será siempre el mismo, Sí se cambian equivalentes. no se produce plusvalía, ni se produce tampoco ~,,; aunque se cambien valores no equivalentes. La circulación o el cambio de mercancías no crea valor,))-l°El ocultamiento de esta realidad se hace mediante el dinero: «De aquí la magia del dinero. La conducta puramente atomística de los hombres en su proceso social de producción, y, por tanto, la-forma material que revisten sus propias relaciones de producción, sustraídas a su control y a sus actos individuales conscientes, se revelan ante todo en el hecho de que los productos de su trabajo revisten, con carácter general, forma de mercanCÍas. El enigma del fetiche dinero no es, por tanto, más que el enigma
Pero Marx percibió que no siempre los salarios cubren estrictamente las necesidades de supervivencia del individuo para poder volver al trabajo al día siguiente y entonces hizo un poco más sutil afirmación agregando: (Las necesidades naturales, el alimento, el vestido, lacalefacción, la vivienda, etc., varían con arreglo a las condiciones del clima y a las demás condiciones naturales de cada país. Además. el volumen de las lIamadas necesidades naturales, así como el modo de satisfacerlas, son de suyo un producto histórico que depende, por tanto, en gran parte. del nivel de cultura de un país y, sobre todo, entre otras cosas, de las condiciones, los hábitos y las exigencias con que se haya formado la clase de los obreros libres.» Esta salvedad permite que hoy los marxistas siganjustificando esta ley. afirmando quesi un obrero tiene una hermosa casa. un auto, teléfono, luz eléctrica y gas, su salario sigue siendo de subsistencia de acuerdo con (<1ascondiciones, los hábitos y las exigencias con las que se han fonnado». Así, siempre el salario es un mero instrumento de subsistencia, no importa su cuantía, ni lo 1:'
que eso represente. En olro lugar Marx agrega que no basta que el obrero subsista, ya que siendo el obrero un ser mortal, «la suma de los medios de vida necesarios para la producción de la fuerza de trabajo» debe incluir (<1osmedios de vida de los sustitutos, es decir, de los hijos de los obreros, para q~e esta raza especial de poseedores de mercancías pueda
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perpetuarse en el mercado.» Este argumento es extremadamente débil, porque en 1 lógica de Marx podríamos preguntarnos ¿Qué le importa al patrón que su obrera concreto se reproduzca, si de todos modos lo harán otros obreros? o .1.'
Para que los salarios se mantengan bajos, Marx alude al concepto de «ejército d~reserva}) de trabajadores. Los desocupados son quienes mantienen bajo los salarios' presionando a los que trabajan. «y cuanto mayor es este ejército de reserva en''. proporción al ejército obrero en activo, más se extiende la masa de la superpoblaci6n-. consolidada, cuya miseria se halla en razón inversa a los tonnentos de su trabajo. s,
Comercio
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El comercio paraMarx es incapaz de agregar valor, porque la mercadería no cambia._ Como para Marx el valor debe ser una propiedad inherente a la propia mercadería, eS-j imposible que un cambio de dinero por mercancía le agregue algo. Las explicaciones sobre el comercio son. por eso mismo muy rudimentarias «Detrás de las tentativas de'.' quienes se esfuerzan por presentar la circulación de mercancías como la fuente de la" plusvalía se esconde, pues, casi siempre, un quid pro qua, una confusión de valor de uso y valorde cambio. [... ] Pero lo cierto es que las mercancías no se pagan dos veces": una por su valor de uso y otra por su valor. Y si para el comprador el valor de uso de la mercancía es más útil que para el vendedor, a éste le interesa más que al compr~dor" su forma en dinero. De no ser así, no la vendería.» ~-' Pese a esta ingenua manera de analizar la esencia de la actividad mercantil, no deja< de asombrar la certeza con la que predijo algunas consecuencias del comercio interna~ cional: «Las cosas han llegado a tal punto que una nueva máquina que se invente ahora en Inglaterra podrá, en el espacio de un año, condenar al hambre a millones de obreros de China. De este modo, la gran industria ha ligado los unos a los otros a todos I~s pueblos de la tierra, ha unido en un solo mercado mundial todos los pequeños mercados locales, ha preparado por doquier el terreno para la civilización y el progreso y ha hecho las cosas de tal manera que todo lo que se realiza en los países civilizados debe. necesariamente repercutir en todos los demás.»1" Lo único que deberíamos corregiresjt.que en nuestros días son los chinos los que con su industria están dejando sin trabajÓ.l_ a los obreros ingleses. :-~~~
La Propiedad Privada
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Marx niega que el capital se haya formado por el ahorro, o sea la privación consumo del algún trabajador. Afinna que el capital es plusvalía acumulada. (No~-encierra, desde su origen, ni un solo átomo de valor que no provenga de trabajo ajen no retribuido.» n Lo que cabría preguntarse es ¿cómo surge la división de clases? Si desde el comienzo, «ni un átomo» de trabajo propio origina el capital, ¿cómo hicieroñ los burgueses primitivos para contratar a los primeros proletarios? Contrariamente a lo que afirmaba David Ricardo, Marx dice que la tasa de utilidad es alta cuando alguien aplica a un proceso productivo una nueva maquinaria, nuevO inventos, capitales muy grandes. Pero, la aparición de esta novedad que aumenta lá
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«plusvalía» relativa, es decir la relación entre la utilidad y el capital invertido, hace que muchos otros capitalistas vean ese negocio y redirijan sus capitales hacia esa actividad con lo que, la tasa general de utilidad tiende a verse permanentemente reducida. Los capitales compiten unos con otros y cuánto más capitales se aplican menos serían las utilidades. Marx no pudo prever en su época que los inventos podían ser tan vertiginoSOS que generaran como en la actualidad, pennanentemente nuevos negocios que aparecen como por arte de magia. Pero Marx insiste en esa tasa decreciente, y de manera muy reiterativa en el tercer tomo de «El Capital» insiste en la tendencia a igualarse que tienen las tasas de rentabilidad del capital. Esta afinnación que ningún economista podría negar, consiste en describir que los capitales, en su búsqueda por obtener utilidades se van desplazando hasta que en todos lados obtienen tasas de rendimiento semejante. Marx lo explica de este modo: «el capital de cada rama de producción tiene que participar en la plusvalía total arrancada a los obreros por el capital global de la sociedad en proporción a su magnitud, o de que cada capital por si sólo puede considerarse como un fragmento del capital total, por lo cual cada capitalista debe concebirse en realidad como un accionista de la gran empresa colectiva. interesado en la ganancia total, en proporción a la magnitud del capital con que en ella participa.»
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Lo importante para Marx. es la consecuencia de esta igualación decreciente de las lasas de utilidad: «La tendencia a la baja de la cupta de ganancia lleva aparejada la tendencia al alza de la cuota de plusvalía, es decir, del grado de explotación del trabajo. Nohay, pues, nada más necio que pretender explicar la baja de lacuotade ganancia por el alza de la cuota del salario. aun cuando excepcionalmente puedan darse casos de éstos.» ~9
Este fenómeno conduce a una cierta fonna de «solidaridad de clase» entre los burgueses: «cada capitalista de por sí, al igual que la totalidad de los capitalistas de cada esfera especial de producción. se halla interesado. no sólo por simpatía general de clas'e, sino directamente, por motivos económicos. en la explotación de la clase obrera en su conjunto por el capital en bloque y en el grado de esta explotación, puesto que, presuponiendo corno dadas todas las demás circunstancias, entre ellas el valor del capital constante invertido en su totalidad, la cuota de ganancia media depende del grado de explotación del trabajo total por el capital total.» '" A Marx tampoco se le escapó de la vista la transfonnación del capitalismo individual en el capitalismo financiero y accionario corno detenidamente loanalizaen el libro tercero de «El capita!», pero finalmente no ve gran diferencia en la esencia del sistema: «El sistema de las acciones entraña ya la antítesis de la forma tradicional en que los medios sociales de producción aparecen como propiedad individual; pero, al revestir la fonna de la acción, siguen encuadrados dentro del marco capitalista, por consiguiente, este sistema, en vez de superar el antagonismo entre el carácter de la riqueza corno riqueza social y corno riqueza privada, se limita a imprimirle una nueva fonna.»hl
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Las Ideologías
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El Marxismo
Ciclos económicos Mar~ ~~refiere pe:manentemente a las «crisis» del sistema capitalista. Las descrÜie con erudlclOn y detallIsmo, y ve en ellas los más claros signos de la corrupción ¡ote '~ del sistema. esa contradicción que llevaría a la desaparición de la burguesía y al dorni~,a
del, proletariado. Las crisis son ~.e~criptascomo un exceso de producción «Si ~~
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estomago del mercado no es lo sufICIentemente capaz de asimilar la cantidad total d-; lienzo que afluye a él al precio normal de dos chelines por vara, tendremos en ello prueba de que. se ha inver~ido en formarle trabajo textil una cantidad excesiva del tiemp~ total de tra?a.Jo de la socICdad.»('! Ya lo había dicho antes en estos términos: «la libre' competencia, consecuencia necesaria de esta gran industria, adquirió pronto un carácte extraordinariamente violento; un gran número de capitalistas se lanzó a la industria • e nr breve plazo se produjo más de lo que se podía consumir. Como consecuencia, no se podían vender las mercancíás fabricadas y sobrevino la llamada crisis comercial; I fábricas tuvieron que parar, los fabricantes quebraron y los obreros se quedaron sin pan: Yen todas partes se extendió la mayor miseria. Al cab'o de cierto tiempo se vendieron~ los productos sobrantes, las fábricas volvieron a funcionar, los salarios subieron y;': poco a poco, los negocios marcharon mejor que nunca. Pero no por mucho tiempo, yai que pronto volvieron a producirse demasiadas mercancías y sobrevino una nueva crisis " que transcurrió exactamente de la misma manera que la anterior. Así, desde comienzo;o del presente siglo, en la situación de la industr"ia se han producido continuamente:' oscilaciones entre periodos de prosperidad periodos de crisis, y casi regularmente, cad. cinco o siete años se ha producido tal crisis, con la particularidad de que cada vez' acarreaba las mayores calamidades para los obreros, una agitación revolucionaria general y un peligro colosal para todo el régimen existente.» h1
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Las crisis se originan por un fenómeno nunca visto en la historia universal: «Duran't' la crisis, una epidemia social, que en cualquier época anterior hubiera parecido absurda: se extiende sobre la sociedad: la epidemia de la superproducción. La sociedad se.. encuentra súbitamente retrotraída a un estado de barbarie momentánea; diríase que el hambre, que una guerra devastadora mundial la han privado de todos sus medios de sUbsistencia;,la industria y el ~omer~i~ .par~~en aniqu,ilados. Y todo esto ¿por qué?:. Porque la SOCiedad posee demasIada Clvlllzaclon, demasiados medios de vida demasia~ da industria, demasiado comercio.»'4 Estas crisis, sin embargo, a pesar de q~e «vienen".~ :.' a interrumpir la producción y q~~ sólo permiten tr~bajar algunos días de la semana, no _ " mennan, naturalmente, la COdlCJa de alargar la Jornada de trabajo. Cuantos menos, ' negocios se hagan, mayor ha de ser la ganancia obtenida por los negocios hechos:_. Cuanto menos tiempo se trabaje, más tiempo de trabajo excedente hay que arrancar.» ..,;.....
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Para Marx el sistema capitalista no podía encontrar solución a esta, una de sus más: ~ agudas contradicciones. Cuando se pregunta qué hace la burguesía para salir de la crisis,~ afinna; «Por una parte, por la destrucción obligada de una masa de fuerzas productivas; .. , por otra, por la conguista de nuevos mercados y la explotación más intensa de los antiguos. ¿De qué modo lo hace, entonces? Preparando crisis más extensas y más:-
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violentas y disminuyendo los medios de prevenirlas.» nh Esta incapacidad serviría a la evolución ya que «como resultado de la creciente competencia de los burgueses entre r 'y de las crisis comerciales que ella ocasiona, los salarios son caJa vez más fluctuantes; s~constante y acelerado perfeccionamiento de la máquina, coloca al obrero en situación vez más precaria; las colisiones individuales entre el obrero y el bur~ués adquieren más y más el carácter de col isiones entre dos ciase? Los obreros empIezan a fo~mar coaliciones contra los burgueses y actúan en común para la defensa de sus salanos.»
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También Marx analizó larelación que existe entre el crédito y las crisis: «Este capitaldinero ficticio disminuye enormemente en épocas de crisis, y con él el poder de sus oseedores de obtener dinero en el mercado a cuenta de él.» h' Las cOlTidas bancarias, ~l deseo de todos de recuperar sus préstamos es, como se sabe, uno de los impulsores de las depresiones económicas, y Marx ya lo había analizado: «En épocas de crisis llega asU máximo la demandarle capital de préstamo y, por tanto, e,l tipo de interés; la cuota de ganancia, Y con ella la demandade capital industrial, punto menos que desaparecen. En estas épocas, nadie pide dinero prestado más quc para pagar, para saldar obligaciones ya contraídas. En cambio, en las épocas de reanimación de los negocios que siguen a la crisis se busca capital prestado para comprar y para convertir el capital-dinero en capital productivo o en capital comcrcial,»""Como agregaría Rosa de Luxemburgo: «Si la, crisis, como sabemos, se originán de la contradicción entre la capacidad y tendencia expansivas de la producción y la capacidad limitada del consumo, el crédito será justamente el medio más apropiado para poner en evidencia, tantas veces como sea necesario, esta contradicción. Ante todo, eleva la facultad expansiva de la producción de modo exorbitante, y constituye el resorte oculto que lamueve a rebasarcontinuamente los límites del mercado, Pero el crédito obra de dos distintas maneras. Si corno factor en el proceso de la producción despertó la superproducción, razón de más para que, en su calidad de intermediario en el cambio de mercancías, destruya durante la crisis las fuerzas productoras que él mismo convocó. Al primer síntoma de estancamiento, el crédito se paraliza y deja al intercambio entregado a su propia suerte, precisamente cuando más debe ayudarle. Donde todavía subsiste se muestra falto de fuerza y de fin, restrino'iendo hasta el mínimo, además. durante la crisis, la capacidad de consumo, Así, pues, t;nemos que el crédito, lejos de ser un medio de eliminar estas crisis o al menos de mitigarla, resulta, por el contrario. un especial y poderoso factor para la generación de éstas.» 101
Ideología Marx toma la palabra ideología y le da un nuevo significado en su coherente razonamiento. Comienza analizando la «igualdad ante la ley» y dice que esta «canguis. la» de la burguesía no es más que una expresión del deseo de la burguesía de tener «hombres libres» para comprar su trabajo y obtener plusvalía. La ideología es esa falsa conciencia que presenta los intereses de la clase social dominante como verdades absolutas.
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en el Siglo XXl
religiosa y de libertad de conciencia no hicieron más que reflejar el reinado de la libre concurrencia en el dominio de la conciencia.» 7\
Como resume magistralmente en su Introducción General a la Crítica de la Economía Política: «El conjunto de estas relacÍones de producción forma la estructura económica de la sociedad,la base ~ealsobre la que se eleva un edificio jurídico y político y a la~ue.
corresponden determinadas formas de conciencia social. El mundo de producció~' de' la vida material determina el proceso de la vida social, política y espiritual en general.' Noes la conciencia del hombre laque determina su ser, sino, porel contrario, el ser social es lo que determina
su conciencia.»
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Desde el derecho positivo, hasta las más excelsas muestras del arte. la música, la
pintura, la arquitectura no son para Marx más que una cubierta engañosa que encubre un modo de producción, y todas esas formas exteriores no hacen más que engañar, justificar e intentar perpetuar un sistema económico. - . Como dice P. Oras «Marx declara la falsedad de Iaconciencia(del
-l.
complejornundó
de las ideas t1losóficas, religiosas, morales, prácticas) en cuanto mundo autónomo y t:, '.. capaz de un valor propio. La conciencia está siempre subordinada a inexcusables relaciones económicas, de las que en cierta medida es espejo y mistificación.» n Esto: signiticaque el marxismo noes sólo un proyectopolílico, es una verdadera concepción gnoseológica. Una manera de concebir el conocimiento. El hombre no es capaz d~~entender lo que pasa en su mundo, porque esa «falsa conciencia» que es la ideología ha recubierto sus pecados con un manto falso de aparente santidad. La cultura es para la mayoría de los hombres el adiestramiento que los convierte en máquinas y el derecho no es más fIue la voluntad de la clase burguesa erigida en ley 7.1
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La religión es el «opio de los pueblos», ese conjunto de creencias falsas impuesta,;'~ en la mente de los oprimidos para que no cuestionen nada, para que acepten mansamente su situación y esperen una recompensa en el cielo. Cuando leemos sermones como el' que se atribuye al Obispo Anglicano Meade dirigiéndose a los esclavos, no podemos' menos que reconocer que las palabras de Marx encerraban algo de verdad: «Las faltas deque seáis culpables en lo que se refiere a vuestros amos y amas sean faltascometida.s . contra Dios mismo, quien ha colocado en su propio reemplazo, por sobre vosotros a :~' vuestros amos y amas [... J si los agraviáis Dios os castigará por ello severamente en el.! otro mundo» ...':f
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Hasta las más nobles aspiraciones de liberalismo hacia la tolerancia son interpre~ - ':tadas por Marx ~orno expresiones ideológicas: «cuando en el siglo XVIII las ideas contra la burguesía
entonces
revolucionaria.
Las ideas de libertad
De manera muy irónica Marx llama a los economistas clásicos «filisteos», ,(falsificadores}) Yotras afirmaciones parecidas: «Para inventar todos esos subterfugios y argucias y otras parecidas, están ahílos profesores de economía política, que para eso cobran.»7 «Pero este prejuicio no se convierte en dogma hasta que viene el archifilisteo Jeremías Bentham, este oráculo seco, pedantesco y charlatanesco del sentido común burgués del siglo XIX.» 77 h
Pero las iras y la intransigencia de Marx no alcanzan sólo asus opositores acérrimos, los liberales. También arremete contra todos los socialistas que él denomina «utópicos». Tanto él como su inseparable amigo Engels, [crminan distanciándose de todos los partidOS obreros y socialistas existentes, porque ninguno satisfacía las rigurosas exigencias de su pensamiento. Veamos un ejemplo. El partido socialista alemán elaboró un programa que contenía la siguiente frase: {(Partiendo de estos principios, el Partido Obrero Alemán aspira, por todos los medios legales, al Estado libre y la sociedad socialista; a la abolición del sistema del salario, con su ley de bronce y la explotación bajo todas sus formas; a la supresión de toda desigualdad social y política.» Si leemos este párrafo parecería que Marx debería sentirse identificado, pero no fue así. No sólo dedicó un largo escrito a criticarlo sino que temlina afirmando que: «el mero hecho de que los representantes de nuestro Partido fuesen capaces de cometer un atentado tan monstruoso contra una concepción tan difundida entre la masa del Partido, prueba por sísolo la Jigerezacriminal, la faltade escrúpulos con que ellos han acometido la redacción de este programa de transacción.» '" Evidentemente, Marx no era un hombre fácil de tratar, ni tenía una alta estima por la tolerancia. Esta intransigencia que rayaba en la soberbia, muestra cómo Marx, a pesar de su intento de formar un socialismo científico, ajeno a toda ideología, termina siendo esclavo de una ideol~gía propia. Su visión es tan cerrada que no admite la confrontación o el enriquecimiento propio del quehacer científico, y reacciona de manera agresiva y descalificadora con todos sus oponentes.
El Marxismo, la Política y la revolución
Aún un sacerdote como Montalambert que fue reconocido como un integrante del clero «progresista» o «Iiberab afinnaba: «Toda la doctrina de la Iglesia cabe en estas--ldos palabras: abstenerse y resperar, y su cordura dice al pobre: no robarás los bienes :; ajenos. no solamente no robarás; sino que tampoco los desearás, es decir, no prestarás' oído a esas enseñanzas pérfidas que soplan sin cesar en tu alma el fuego de la codicia :-:" y de la envidia. Resígnate a la pobreza y serás recompensado en la vida eterna.») N."
lucha a muerte
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ParaMarx el Estado es el órgano mediante el cual unaclasesocial dominante impone, mediante el monopolio de la fuerza su voluntad a otra clase. Mientras existan clases sociales se necesitará del Estado para que una clase someta a la otra. HEI Estado es para Marx como la Junta directiva de la burguesía, el órgano donde, siendo competidores entre sí, acuerdan las bases para la supervivencia y beneficio de su clase. Mucho se ha debatido sobre las relaciones entre la democracia y el Marxismo, de hecho, el mayor cisma que surgiría entre los seguidores de Marx se centraría en la posibilidad derecorrerel camino hacia el socialismo mediante las fonnas democráticas. Diferentes textos de Marx dan lugar a ambas intcrpretaciones. Algunos pensaron que mediante la acción política se podían cambiar el capitalismo por el socialismo y otros, como Lenin, afirman que sólo mediante «dictadura del proletariado») se podía hacer la revolución ya que «en la sociedad capitalista, bajo la" condiciones del desarrollo más
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favorable de esta sociedad, tenemos en la República democrática un democratismo o menos completo. Pero este democratismo se halla siempre comprimido dentro de 1 estrechos marcos de la explotación capitalista y es siempre. en esencia, por esta razó ' un democratismo para la minoría, sólo para las clases poseedoras, sólo para los ricos: La libertad de la sociedad capitalista sigue siendo, y es siempre, poco más o menos, que era la libertad en las antiguas repúblicas de Grecia: libertad para los esclavistas. virtud de las condiciones de la explotación capitalista, los esclavos asalariádos modero:: nos viven tan agobiados por la penuria y la miseria, que «no están para democracias~ «no están para política», y en el curso corriente y pacífico de los acontecimientos, mayoría de la población queda al margen de toda participación en la vida político-soci. [... ] Democracia para una minoría insignificante, democracia para los ricos: he ahí" democratismo de la sociedad capitalista. Si nos fijamos más de cerca en el mecanismo -de la democracia capitalista, veremos siempre y en todas partes, hasta en los «peque; _ ños», en los aparentemente pequeños, detalles del derecho de sufragio (requisito d residencia, exclusión de lamujer, etc.), en la técnica de las instituciones representativas e-n los obstáculos reales que se oponen al derecho de reunión (¡los edificios públicos' no son para los «de abajo» !), en la organización puramente capitalista de la prensadiariat etc., etc., en todas partes veremos restricción tras restricción puesta al democratismo Estas restricciones, excepciones. exclusiones y trabas para los pobres parecen insignh ficantes sobre todo para el que jamás ha sufrido la penuria ni se ha puesto en contacf con las clases oprimidas en su vidade masas (que es laque les ocurrealas nuevedécim partes, si no al noventa y nueve por ciento de los publicisras y políticos burgueses), pero en conjunto estas restricciones excluyen, eliminan a los pobres de la política, de_ su participación activa en la democracia.» "ti
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o-e inmediatamente la cuestión de la violencia revolucionaria. Si el Estado U,[ecruentedemocrático no lo es en realidad ¿Cómo pueden los sometidos cambiar P~n b'. , '" destino?Enel manifiesta Comunista Marx y Engels proclaman que los o jeuvos ,U trIS e . I ' d I d artido «sólo pueden ser alcanzados derrocando por la VIOenCJa to o e or en de'up, l.' . . 1 . stente. Las clases dominantes pueden temblar ante una revo uClOncomUnista. socJU eXl , , d T LoS proletarios no tienen nada que perder en ella mas que sus ca enas, lenen, en ¡;,lOlbio,un mundo que ganar.».'I1
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Cuando Marx se refiere a las leyes laborales de su tiempo afirmados cosas, la prime' que cuando es sometida a controles en la ciudad se toma venganza en la perife~l" aumentando las condiciones de explotación «de un modo mucho más desenfrenado y agrega que esas leyes son respuesta al «clamor de los propios capitalistas pidiendo igualdad en las condiciones de competencia; es decir. trabas iguales a laexplotación del: trabajo})''!1 Como se ve, Marx hace esfuerzos indecibles para negar a la intervención del_ .. Estado burgués cualquier posibilidad de redimir a los proletarios de su yugo. Pero .• _-además descubre una ley que sigue teniendo vigencia en nuestros días, la legiSlaCióRI-:'" _ laboral que busca la «protección física y espiritual de la clase obrera» al tiempo que «se:va haciendo inevitable}), por otra parte acelera el proceso de concentración en grandes " industrias. «Al imponer en los talleres individuales la unifonnidad, la regularidad, el. orden y laeconomía,aumenti.l, porel francoestímuloquc imprimen a la técnica los límites _'o"~ _ y la reglamentación de lajornadade ,trabajo, laanarquía y las catástrofes de la producción capitalista en general, la intensidad del trabajo y la competencia entre la maquinaria y_ el obrero. Con lasórbitasde la pequeña industria y del trabajo domiciliario, destruye lo~ últimos refugios de la «población sobrante» y, por tanto, la válvula de seguridad de tedoel mecanismo social anterior,» "2 Cuando se ponen restricciones a la contrmación deempleados, y las leyes laborales se vuelven más severas, sólo las grandes empresaspueden tomar empleados. Marx ya lo sabía.
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Engels agrega en otra obra: «En política no existen más q~e dos fuerzas decisivas:
, arann',zada del Estado el ej.ército, v la fuerza no orgamzada, la fuerza elemental la 1uerza o' '. . d.. de las masas populares.» ~~Tampoco Marx deja mucha ~uda a~erca de los m.e lOSque ne cuando afirma en «El Capitah) que «La VIOlenCia es la partela de toda " propa , I d. , h d sociedad vieja que lleva en sus entrañas ~tra .n,ue,:,a.» ,-'o cuando en «E lecJOC o e Brumario» agrega «Si más tarde la ConstltUClOn j~e muerta por las b~yonetas, no hay que olvidar que también había sido guardada en el vientre materno y trmdaal mundo por las bayonetas, por bayonetas vueltas contra el pueblo.» "h
La revolución de los proletarios, tendría que transitar del capitalismo hacia, el socialismo, un régimen muy poco' explicitado por Marx, .en. el que los p:oletan~s expropiarían a los burgueses sus bienes, y establecerían ~l ~ocla[¡smo. COm?,blen rese:a Van Mises. debemos ver que tanto Marx C0l110Engels hiCieron unaevoluclOn a lo !aroo de sus escritos. En el Manifiesto Comunista hablan de «arrancar, por g.ra~os, todo el , '"•.1I a la, buro-uesía>} pero lueo-o en «El Capital» afirma .,.que el SOCialismo ha de capl "," e ]", producirse con la inexorabilidad de una ley n~tu~al, pe~o reClen cuando ~l caplta, lsmo haya madurado al extremo de que sus ~ontradlcclones Jnte~~as re~~lt.e,n,Jnsopo~tables~ Por eso ambos predican el carácter.unlversal de la re:ol.uclon sO:laJ¡sta~ ~ero. co~en zando por Inglaterra porque era laNación donde el capitalismo habla adquIrldosu mayor desarrollo. El paso al socialismo se describe así: «las ramas de l.a ?roducción pasa,n a ma~os de toda la sociedad. es decir; ser administradas en benefICIO ~e toda la socleda?, con arreo-Io a un plan general y con la participación de todos los ~membros d~ l~ ~ocledad, Por ~anto, el nuevo orden social suprimirá la competencia y la sustltulra con la asociación. En vista de que la dirección de la industria,. al hall~rse en manos de particulares, implica necesariamente la existenc.i~ d,e la ?rople~ad pnvada ~ Peror~uanto lacompetencia no es otracosaque ese modo de dJrl~lr I~mdustna, en el que la o~bler~~n propietarios privados, la propiedad privada va umda mseparab!erncnte a la dlr~:clon individual de la industria y a la competencia. Así, la propiedad pnvada ~cbe tarnblcn ser suprimida y ocuparán su lugar el usufructo colectivo de todos los Jnstrumento~ de producción y el reparto de los productos de común acuerdo, laque se ]l~ma la ~?munIdad de bienes. La supresión más breve y más característica de esta transf?rmaCl~n de todo el ré{Timen social, que se ha hecho posible merced al progreso de la mdustrla. Por eso los c~munistas la platean con razón como su principal reivindicación.)}"'
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En la «Crítica al Programa de Gotha» encontram~s otro de los pocos text '" que Marx esboza su concepción del socialismo y el comunismo. Lo primero q os en¡losI:
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es que, antes d~ llegar al.comun.ls~? deberaexIsll: una etapa intennedia: el socialismo ..'iEn esta etapa mtermedla subslstlran algunos def'ectos «inevitables» hered d d .~,'dd .. , aOSela socle a capttahsta «despues de un largo y doloroso alumbramiento.» Uno d d f .t '1 d' 1 ".. e destos « e ce os» sera e me Ir a partlclpaClOn de cada uno en la riqueza en funció capacidad. Y Marx aclara que aún suprimiendo la «plusvalía» dar a cada uno s n_e su . .. ,eguo Su capacidad productl va, es decIr el «fruto íntegro de su trabajo» no sería enteramente correcto ya que algunos son casados y otros no, algunos tienen más hijos. Afirma que «el der~cho no tendría que ser igua.1sino desigual. [... J En la fase superidrde la sociedad com~n~~~~ cuando ha.ya desaparecIdo la .s~~ordinación esclavizadora de los individuos a ladlvlslon del ~rabaJo y con ella la 0poslclon entre trabajo intelectual y trabajo manual, cuando el trabajo no se~ so.lo. un medio de vida, sino primera necesidad vital; cuand~ con el desarrollo de los mdlvlduos crezcan también las fuerzas productivas y Corra chorro lleno los manantiales de la riqueza colectiva, solo entonces podrá rebasa~: totalmente el estrecho horizonte del derecho burgués y la sociedad podrá escribir en su bandera ¡De cada cual según su capacidad, a cada cual según sus necesidades!» •.• Llegada a esta etapa idílica donde los «manantialcs de riqrlcza» inunden a los homb d d'" res e to o cuanto necesitan. desapareceran las clases sociales, y con ellas la necesidad de que exista el Estado. . , Pero Marx no dio más pistas que estas. No dijo cómo organizar un Estado, ni cómo .. sena este hermoso paraíso descrito tan vagamente. .
El Marxismo y la Ética Marx reniegade la moral burguesa en muchos de sus escritos. Sio-ue aEncrels euand; cri.tic~ la familia tradicional. Sin embargo, una de las pocas afi~acione; en las que. COInCido con el marxista Henri Lcfrevbre es cuando afirma que el marxismo tiene una -pr~funda raíz ética. Marx se indignaba frente a la hipocresía moral de la burguesía, que CUidaba celosamente la virginidad de sus hijas, miemras condenaba a atas seres humanos a los peores vejámencs. Menciono a continuación un texto de «El Capital» que me parece extremadamente candoroso para alguien que se burlaba, como lo hizo, de la moral bur.~uesa, que él, demuestra ~alorarmás de loque quisiera confesar: «es imposible para un nmo pasar por el purgatoflo de un telar sin sufrir una gran degradación moral [ ... J El lenguaje procaz que se les acostumbra a oír desde su más tierna infancia Jos hábi~os des~onestos. sucios y desvergonzados entre los que se crían, ignorant~s y medIO salvaJcs. hacen de ellos para el resto de sus días hombres sin freno, cínicos y haragan~s. [... J ~I peor mal del sistema de emplear amuchachasjóvenes para esta c1ase de trabaJ?s conslst~ e~ que con ello se las encadena generalmente desde su niñez y para toda la Vida a la mas vI! canalla. Se convierten en marimachos rudos y blasfemos antes de ~ue la natura!.eza les enseñe que son mujeres. Cubiertas con unos cuantos trapos SUCIOS, con las piernas desnudas hasta el muslo, con el pelo y la cara manchados de barro, se acostumbran a ~ratar con desprecio todo lo que sean sentimientos de moral y de pudor. Durante la cOlnlda, se tumban en el campo o contcmptan cómo los muchachos I
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se bañan en un canal cercano. Y cuando por último terminan las duras faenas de la jornada, se ponen sus mejores vestidos y acompañan a los hombres a la taberna.}) ~" Observemos otro pasaje más explícito aún «Nuestros burgueses, no satisfechos con tener a su disposición las mujeres y las hijas de sus obreros. sin hablar de la prostitución oficial, encuentran un placer singular en encornudarse mutuamente» ~r Marx repudiaba la moral burguesa, pero en su vida personal, y en sus fueros Íntimos, era un hombre de fuerte sentido ético. No se detuvo demasiado en elaborar una ética que viniera a reemplazar la que tan ferozmente criticó. «Sus comentarios sobre el ideal comunista ofrecen solamente un esquema muy pre I¡minar con respecto a cuáles deberían ser los principios rectores de una sociedad justa.>} ~1 Parafraseando a Karl Popper encuentro en Marx un «elemento religioso inconfundible». «Marx evitó formular una teoría moral explícita porque aborrecía los sermones. Desconfiando profundamente del moralista que vive predicando que se beba agua mientras él bebe vino, Marx se resistió a expresar explícitamente sus convicciones éticas. Para él, los principios de humanidad y decencia eran cosa que no podían ponerse en tela dejuicio Y debían darse por sentados.»"" Esta observación de Popper pennite comprenderpárrafos como el que antes mencionamos. Hay en Marx una decencia que se oculta detrás de su iray de sus llamados a la violencia. Y ya, de esta manera estamos ingresando en lo que sería una visión crítica del marxismo.
Conclusiones Dos cosas querríamos señalar como conclUSiones a este capítulo. En primer término, qué tiene de cierto y de falsaestadoctrina, y en segundo término ¿Cómo logró tantas adhesiones? Sin duda son muchos los aportes que hace el marxismo al conocimiento del hombre y su realidad social e histórica. En primer término. la influencia que la economía ejerce sobre el devenir de la humanidad. Hasta Marx, la historia era un relato de batallas, reinados y filósofos dispersos. Marx encuentra una explicación más aguda de los fenómenos sociales comprendiendo con claridad la existencia de clases sociales, y su influencia sobre todo el devenir social, incluso cultural y religioso. El error de Marx, en mi modesta opinión, es laabsolutización de sus descubrimientos. Si lacconomíaejcrce Intluencia sobre todo el quehacer humano, o existen clases sociales, esto no significa que los «modos de producción», hoy diríamos sistemas económicos, «determinan» el obrar humano. Si existen clases sociales, esto no significa que los individuos sólo sean «integrantes de una clase socia!». y mucho menos que la histor.ia entera se defina por la lucha de estas clases, y tanto menos que el devenir histórico sea inevitable. La realidad es que la teoría del valor - trabajo, no admite el más ligero análisis económico. Ni siquiera en los países que durante décadas vivieron bajo la doctrina marxista. esta teoría se pudo aplicar. En primer ténni no como afirma B6hm- Bawerk el valor económico no es intrínseco a las cosas, sino algo subjetivamente apreciado por cada individuo según su situación y necesidades. En efecto, un intercambio tiene lugar sólo
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si ambas partes valoran en menor medida lo que ceden que lo que obtienen.
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ejemplo, el capital constante, o sea, la masa de valor de los medios de producción eITlpleados, crece extraordinariamente, mientras diminuye en proporciones también extraordinarias la parte variable del capital, la invertida en fuerza de trabajo.» Y agrega, Además, negar el valor que agrega al producto la presencia del capital, es cerrar l~s sorprendentemente después de ello: «Sin embargo, este cambio sólo viene a alterar la ojos a un principio evidente. Tomemos un ejemplo del mismo Marx; «Cuando el salvaje, proporción de mag~it~des entre el c.apilal constante y el va.riable,!a proporció~ en que fabrica arcos, flechas, martillos de piedra, hachas, cestas, etc., sabe perfectamente que el capital total se dIstrIbuye en capital constante y en capital vanable, pero SIn hacer el tiempo empleado en estas faenas no se emplea en la elaboración de medios de~",,~ cambiar en lo más mínimo la diferencia entre los dos factores.» 07 Observa que la consumo, que con ello cubre, por tanto, sus necesidades de medios de producción y-'jproducción industrial cada vez requiere menos mano de obra y más bienes de capital, nada más.»9~ Ese primitivo que «pierde>, tiempo para fabricar una herramienta sabe quel que los salarios representan cada vez una parte menorde los costos de producción, pero luego con menos trabajo obtendrá mejores resultados. ¿De quién será la «plusvalía» qué.r;~ nO acepla que eso introduzca modificación alguna en la teoría del valor trabajo. Incluso obtendrá con esa herramienta? Obviamente del que sacrificó parte de su consumo hablade la automatización industrial comosi intuyera laerade larobótica «Como sistema inmediato para invertir en Uf:} futuro mejor. Vayamos al otro extremo. Una fábrica orgánico de máquinas de trabajo movidas por medio de un mecanismo de rrasmisión automotores altamente robotizada, fabrica un automóvil con diez horas-hombre de impulsado por un autómata central, la industria maquinizada adquiere aquí su fisonomía trabajo, Un peluquero tarda media hora en cortarme el pelo. Aplicando la teoría de Marx. más perfecta. La máquina simple es sustituida por un monstruo mecánico cuyo cuerpo veinte cortes de pelo en Rusia debía alcanzar para comprar un automóvil nuevo. Esto llena toda la fábrica y cuya fuerza diabólica, que antes oculraba la marcha rítmica, sería un disparate. pausada y casi solemne de sus miembros gigantescos, se desborda ahora en el torbellino No se nos escapa que Marx tomó en cuenta la amortización de las máquinas, su gast6"',,.-' febril, loco, de sus innumerables órganos de trabajo.»"" y agrega «en vezde hacer trabajar de reparaciones etc. Pero en su doctrina falta un elemento tan obvio que resulta difícil. alobrero con su herramienta, el capital le hace trabajarahoracon una máquina que maneja admitir que un hombre tan agudo no haya reparado en el!o: la relación entre los biene~ ella misma su instrumentaL» Pese a todo esto, insiste: «La maquinaria, como todo lo que económicos y el tiempo. Una determinada suma hoy en mi bolsillo vale más que una forma parte del capital constante, __ no crea valor, se limita a transferir el valor que elia promesa de tenerla dentro de diez años, aunque no haya inflación. Los hombres estamos encierra al producto que contribuye a fabricar. [... ] No añade nunca más valor que el que limitados en el tiempo a una vida relativamente breve, entonces, postergar el disfrute pierde por término medio mediante el desgaste.» Aunque agrega «la productividad de de ciertos bienes económicos para el futuro es un sacrificio. Marx explicó que gran las máquinas se mide por el grado en que suplen la fuerza humana de trabajo». w agudeza la relación entre la urilidad y la velocidad de circulación, pero no se detuvo', finalmente sigue sosteniendo que!a máquina no agrega valor. porque no servía a sus fines, en describir que toda inversión se basa en un sacrificio Su teoría del valor tampoco evalúa el riesgo que corre el empresario de perder su del presente para el futuro. Quien torna una suma de dinero, o emplea una cantidad de capital por el surgimiento de un competidor, un nuevo invento, o el cambio de hábito su trabajo para crear un bien de capital, una máquina, comprar un campo, o inventar ~n de los consumidores. En las únicas ocasiones es en las que se refiere al riesgo artefacto, está postergando su consumo actual para procurarse en el futuro algo más empresario, dice: «el hecho de que aquellas inversiones de capital que se hallan que lo que invirtió. Este poder multiplicador del capital es percibido por Marx comou'n expuestas a grandes riesgos, corno ocurre, por ejemplo, con el capital de las compañías robo. Como decíamos, aún en Rusia o China, en los tiempos en los que se regÍa~ armadoras de buques, obtengan mediante recargo del precio una indemnización que las férrcamente por la doctrina marxista, tuvieron que admitir que la cantidad de capitala compense del riesgo. Al desarrollarse la producción capitali;ita, y con ella el régimen de necesario para producir un artículo debía considerarse al establecer su precio, porqu~.los seguros, el riesgo es, en realidad, igual para todas las ramas de producción. aunque de lo contrario se dilapidaban esfuerzos económicos que nos servían para la mejOI-- , lasexpuestas a mayores riesgos pagan primas de seguro más altas, de las que se resarcen satisfacción de las necesidades de la gente, en una palabra, nadie pagaría l/20 del valor : recargando los precios de sus mercancías.}) 1'" Pero Marx incluso transcribe un párrafo de un auto para cortarse e[ pelo. La gente andaría con el cabello hasta cl suelo, y los aut~~ :: de Adam Smith en el que el patriarca de los economistas liberales habla de la tasa de no alcanzarían para los compradores. Corno dice EnriqueNeira «El análisis marxista no riesgo empresario, 1001 por lo que resu Ita difícil de ex pi icar q ue no asuma las consecuencias se ha podido aplicar con éxito ni siquiera para analizar fenómenos muy importantes detales riesgos. Cuando analiza la fonnación de precios dice: «El límite mínimo del precio los mismos países socialistas» de venta de la mercancía lo trp.za su precio de costo. Si [a mercancía se vende por debajo de su precio de costo, los elementos del capital productivo que se hayan consumido no Lo más Ilmnativo es que Marx había percibido ya en su tiempo que «puede ocurrir, podrán reponerse Íntegramente a base del precio de venta. Y sí este proceso persiste, por ejemplo, que las condiciones técnicas del proceso de trabajo se transformen Ul~_ llegará a desaparecer el valor capital desembolsado. Aunque no hubiese otras razones, radicalmente. que donde antes hacían falta 10 obreros, manejando 10 insrrumentos ~e el capitalista tendría que sentirse inclinado a considerar, por este solo motivo, el precio escaso valor para elaborar una masa relativamente pequeña de materia prima, ahora u~ necesario para la simple conservación de su capital.» I"! ¡Qué simple sería el mundo si solo obrero, pertrechado con una máquina cara, elabore cien veces más material. En est~
no está sólo en el producto, sino también en el deseo de poseerlo.
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para conservar los capitales bastara con aumentar los precios! Como se ve, Marx no ti ' una adecuada visión de la demanda, de las limitaciones que conlleva y de los riesen,. - M .d l.. gas gucen t rana. arxnoconsl crae .ne~goernpresanomismo,queesimposiblecompens con un seguro, y que debe ser retnbuIdo puesto que si no agregara valor a la mercade '
:1 «una experienci~ t~mbién inflexible y deprimente.»Il¡:\ Lademocraciade una muestra del VICIO que más detestaba Marx: la hipocresía.
. asumirla . '1 os a lb.ures que son necesanos para el progreso económico. na dle
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Marx tampoco repara adecuadamente en la verdadera causa de las calamidades d"-.,,::' los obreros del s~glo XIX. El contrato de trabajo. como cualquier otro contrato requiCi':if dos voluntades ltbres que establezcan los términos de su relación jurídica. Aunque Marx~ :elata la nece~idad de los obreros de trabajar por salarios miserables y condiCiones~':; mhumanas, e me luso llevar a su mujer y sus hijos pequeños para reunir entre todos u'. ,salario miserable, no analizó la naturaleza viciadade este consentimiento. Si una person~: está en absoluto «estado de necesidad» su consentimiento no es válido. El derecho asto lo había reconocido desde la antigüedad. Marx lo menciona: «El contrato por medio der cual vendía su fuerza de trabajo al capitalista demostraba a ojos vistas, por decirlo as( " que disponía libremente de su persona. Cerrado el trato, se descubre que el obrero nc;. es <
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Aunque Marx se niega a aceptar que el «Estado burgués» pudiera mejorar situación de los proletarios, no puede menos que aceptar que la legislación inglesa de su tiempo había reducido Iª jornada laboral, y puesto algunas trabas al trabajo de menores, tendido a mejorar las condiciones de trabajo. Marx se dedica a mostrar cómo esas leyes eran burladas, o eran insuficientes. Pero rechaza de su pensamiento t posibilidad de que una acción estatal «burguesa» pudiera mejorar las condiciones d los proletarios porque tales hechos desmembrarían su construcción acerca de la inevitable revolución social que pondría fin a las clases sociales. Esta posición se con claridad en un párrafo que a primera vista parece injustificable: \
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su~oniendo que fues.e facti~le- serí~ r~accionario, ya que, reglamentada severamente. ' la Jornada de trabajO segun las distintas edades y aplicando las demás medidas,..; preventivas para la protección de los niños, la combinación del trabajo productivo con -, la enseñanza desde una edad temprana es uno de .Ios más potenles medios transformación de lasociedad actual.»H>lMarx se oponÍaaestaelemental reivindicaci6~ de los obreros, para no perder «potentes medios» de llegar a la revolución. .
de
La intransigencia de Marx hacia toda fomlade democracia, o como la llama popper,,: «la impotencia de toda política)) para transformar la sociedad, resultó desmentida por.. la historia posterior, pero, como también señala Popper, esta visión de Marx correspond~
97 su tiempo, era
Su paraís~ idí~ico e~a un espejismo que le impedía considerar la posibilidad de que el mundo pudiera Ir mejorando paulatinamente, incluso para los más pobres. El jamás propuso que el Estado burgués interviniera en la economía. Tampoco habló de «planiticación socialista» por lo que aLenin y a Mao les tocó la ímproba-tareade traducir j una realidad tangible esas imprecisas expresiones de deseo. Otros de los aspectos polémicos del marxismo es el lugar que asigna a la libertad humana. Por momentos parece que nadie ni los opresores ni los oprimidos son responsables de sus actos ya que ambos son juguetes en manos de las fuerzas económicas que operan en un detenninado modo de producción, este «determinismo materialista) no condicecon el espíritu revolucionario que otros textos de Marx expresa. Como dice Volpi: \(La fatal lucha de clases que Marx coloca como secuencia de este materialismo histórico, supone un determinismo negador de la libertad del individuo.El curso mismo de la evolución histórica está fuera de la previsión humana, debido a los acontecimientos inesperados y a la intervención de hombres dotados de un gran poder de visión y de conducción,» El Marxismo no niega expresamente la libertad humano como lo hizo Cal vino, pero la enclaustró en márgenes tan estrechos que el hombre pasa a ser como una hoja otoñal arrastrada por los vientos de la historia. Como dice el Catecismo Holandés: «Este determinismo hace del individuo un mero peón en el tablero de ajedrez de la historia. El «yo» insustituible de cada cual se diluye en la totalidad. El «yo» del marxismo es propiamente la millonésima parte de un millón de hombres.» 101 1'11>
Sin embargo hay cierta coincidencia general en que las profeCÍas «inevitables» de Marx nose cumplieron. Ni las condiciones de los obreros empeoraron progresivamente, ni el capitalismo sucumbió a sus crisis de superproducción, ni las revoluciones socialistas tuvieron éxito en los países más desarrollados. sino todo lo contrario, surgieron en países atrasados y finalmente representaron un fracaso. Por otra parte los socialismos que conocióel siglo XX, probablemente hubieran horrorizado a Marx. Nos parece un tanto forzada la disculpa que hace Popper de los errores proféticos de Marx: «Debemos admitir que Marx vio muchas cosas en sujusta magnitud. Si consideramos únicamente su profeCÍa de que el sistema del capitalismo sin trabas -tal Como él lo conoCÍa- no habría de durar mucho tiempo. mientras que sus defensores pensaban que duraría eternamente, tendremos que reconocer que Marx estaba en lo cierto. También tenía razón al afirmar que sería la
¿Por qué resulta táll atractivo? Si todo el andamiaje de Marx se sustentaen un principio económico falso (la teoría del valor trabajo), si sus predicciones proféticas no se verificaron, si sus seguidores
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cometieron terribles atrocidades en su nombre, y finalmente fracasaron de maneram.ij o menos confesada en su intento de construir una sociedad más justa ¿Por qué sigue
teniendo tantos seguidores? No hay como abordar la lectura de «El Capitab para maravillarse de este fenómeno"' difícil de comprender. Es inimaginable que un autor tan denso, reiterativo, contradictorio, me atrevería a decir, enormemente aburrido, haya despertado tantas pasiones y hay~ ~
arrastrado a miles de mill?nes de pers~nas tras los pasos de su pen.samiento. El mismo'.tEngels, reconoce «se hadlcho que debla haber sacado de los materIales de que disponía> ;'.' un libro sistemáticamente redactado [... ] Tales controversias son naturales, tratándose~~de una obra como ésta, que contiene tantas cosas nuevas, esbozadas además vuelapluma, y a veces en una primera versión llenade lagunas.})ll" Sin embargo hay algo: ~ en Marx que, contra todo lo que podría pensarse, toca la sensibilidad de los seres"
a".
humanos
de nuestro tiempo,
;~
Por ejemplo, es sorprendente que un filósofo como Sartre venga a confesars:' marxista en 1952 cuando tenía 47 años, y décadas atrás había escrito obras corno «La' Náusea» o «El ser y la nada» que le habían hecho ganar un gran prestigio corno principal representante de la corrientes existencialista. ~
¿ Cuál es el secreto'?En primer término, su denunciade la injusticia. ¿Quién no puede dejar de'conmoverse frente a la descripción de las injusticias de su tiempo que contiene el capítulo VIII del tomo ID de «El Capital»? Estas descripciones responden a la verdad histórica de su tiempo, pero siguen expresando situaciones de injusticia que subsisten en nuestros
días.
Su aporte a la mayor comprensión de la historia y la cultura a través de su descubrimiento del concepto de ideología, le hizo ganar adeptos entre los intelectuales~ en especial entre quienes por su idealismo rechazaban la imagen estereotipada dei~ «burgués». Para entender los motivos por los que Sartre adoptó el marxismo probablémente debamos revisar su biografía personal. Sartre era un rebelde que vivía un estilo de vidaque desafiaba las convenciones de su tiempo. Probablemente lo que genera tanta simpatía por Marx sea su descripción de la burguesía, o más precisamente, de lo que atrevo a denominar el «señor burgués», Este personaje, existe en el imaginario social,~ desde el siglo XIX, como una entidad separada de lo que la burguesía fue históricamente~; El señor burgués es un personaje que tiene características claramente definidas. S~ principal virtud es la de estar satisfecho. Cerramos los ojos e imaginamos al burgués ~ barrigón, con una cadena de oro en su chaleco, fumando un cigarro en su mansión llemi de sirvientes. «regodeándose en su crapulencia» (como dice el Mr. Burns en la serie, televisiva «Los Simpson}}). Es un ser insensible a las necesidades de sus obreros, aunque su esposa realiza colectas de caridad que, en realidad, tienen como únicas finalidades, I(enarel tiempo de su aburrida vida, tranquilizar su oscura conciencia y podel' presumir entre sus amistades, El burgués es un hombre de una moral tan estricta como hipócrita. Proclama la virtud y es capaz de las peores bajezas. Es religioso, pero n~ permite que la religión se inmiscuya en sus negocios. No es ni un emprendedor audaz (entrepencur) ni un yuppie adicto al trabajo (workalcolic). No es innovador, ni asume
me
..
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riesgo~ es ~ás bien un .conservador y un parásito social que vive del trabajo, de la inventiva e mcluso del nesgo que otros corren. Le gusta «la buena vida», tiene gustos caros, Yama la osten.ta~ión, No es un intelectual, ni entiende el arte, pero, por supuesto, tiene, una enorme biblIoteca y asiste regularmente a la ópera, o a las exposiciones plásticas, mas que para ver para que lo vean. En resumen, un ser despreciable que no me~ec: ~I lugar que ocupa en la sociedad. No es mi intención hacer aquí un análisis soclOlog1COpara determmar si este personaje corresponde realmente a la realidad d 1 empresario del siglo XIX o XX. Lo que puedo asegurar es que está fuertemente inser~o en el imaginario colectivo y obtiene un generalizado repudio, Basta ver la cantidad de películas de Hollywood que 10 han retratado, para comprender que esta denuncia marxista ha trascendido el campo del socialismo para convertirlo en un villano ~niversal. No puede negarse que el pensamiento de Marx no sólo impulsó el nacimiento de las experiencias socialistas en el mundo, sino que también tuvo enorme inlluencia en las modificaciones que se hicieron en los países occidentales, e incluso, es notable el cambio que se opera en el discurso de la Iglesia Católica. Basta leer las encíclicas anteriores y posteriores a Marx para advertirlo nítidamente. Sin embargo, aunque hizo enormes aportes para descubrir lo que eran los pcnsa~ mientas ideológicos, jamás sospechó que su pensamiento podía constituir una ideología. Como dice ~~humpeter: {(~Hrx fue el economista que nos descubrió la ide~logía y que comprendlO su naturaleza','Cincuenta años antes de Freud, éste fue, sin duda. un log~o de primer orden. Pero, por' éxtrañe que parezca, fue completamente ciego a sus pelIgro: e.n lo qu~ a.él mismo se r~fería. Solo los demás, los economistas burgueses y ~oss~cl~hstas UlOPlcos',eran víSI~imas de la ideología. Al mismo tiempo, el carácter ldeologlco de sus premIsas y la~tendencia ideológica de su argumentación resultan evidentes por todas partes, cosa que reconocieron hasta algunos de sus seguidores.}> IIUConesto na hizo más que adh¡;rir a lo que.sería una constante después de él llamar ideológico a todo el pensamiento_diferente del propio. ' Marx reCUITe periódicamente a las «leyes de la naturaleza>} que son descubiertas mediante la ciencia. Pero Marx no es un racionalista típico. Según Mariano Grondona: «Si bien Marx retiene, de un lado, el uso y abuso de la razón y de la Filosofíade la Histor¡;) que le ,v~ene de Hegel, del otro acoge plenamente uno de los rasgos típicos del romantiCIsmo: ladenuncia, el desencantamiento de la razón,»111Su repertorio aU'obiante de anécdotas donde describe la irracionalidad humana en el capitalismo 'Có;o puede d evenlrde . manera tan radical en el racional mundo del paraíso comunista? ' ¿No es acaso 4.naapuesta ir,raciona,l suponer que llegará el momento en que los hombres puedan vi vil' Sin,E.stado, sm propl~dad privaqa, en un mundo donde las riquezas alcancen para sm.lsfacer todas neceSidades de cada ser humano, sin importar sus capacidades o su esfuerzo personal? .~1marxismo, corneen su tielT~~ohizo la reforma, sacudió las conciencias, y al tiempo que ~lbe~aba ~l pensamiento de pr~juicios,le q'uitaba seguridad, ¿Quién podía dejar de sentirse mqUleto en un mundo sin Dios, sin familia, sin propiedad y sin Estado? Como
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dice Schmucler «Marx recuperó el optimismo para una humanidad a la que Darwin había 1ibefado del yugo de lo absoluto, pero que veía crecer la inseguridad y el malestar. Marx: instalaba a la humanidad en una historia material regida por «leyes necesarias» cuyo,¡; umpl
imiento debía desencadenar defi niti varnente a Prometeo. »11] El marx ¡SIDO generar a la historia y un destino al hombre: la construcción del socialismo. {,
una dirección
'f'J"ucvamentecitando a Popper diremos que «En la hora de su mayor miseria '/ degradación, las predicciones de Marx dieron a los trabajadores una fe inconmovible ,:
II
en su misión y en el gran futuro, que su movimiento estaba elaborando para humanidad.» '!.lEl marxismo es una religión laica. EnMarx se da una terrible paradoJa."" Una primera mirada nos muestra a un hombre de un escepticismo extremo. No cree cn~. Dios, ni siquiera en la moral, lajusticia ni la bondad. Niega al hombre individual y lo', sumerge en la masa amorfa de una clase social. No hay demasiado margen de acción porque el camino de la historia está predetenninado. Sin embargo al mismo tiempo' predicaeI evangelio de la liberación del hombre de sus cadenas, cree en el poder salvador.de la revolución social y promete un paraíso cercano. Escribe libros y genera un cuerpo~_. de doctrina con cxégetas y millones de fieles. Hay un halo místico en su figura. Se negó~ adarsermones, como diría Popper, porque vivía hastiado de la hipocresía, pero ¿quésino' una concepción de la ética 10 llevó a dedicar su vida a su causa? Como afirma Popper: «Son muchas las observaciones y los actos que nos demuestran que no fue un juicro científico sino un impulso moral, el deseo de ayudar a los oprimidos, el deseo de liberm, a los miserables trabajadores explotados desvergonzadamente el que lo condujo al socialismo. Tampoco dudo que sea aquí donde residee1 secreto de Iacnorme influencia de sus prédicas.»'I .•y agrega poco más adelante «El marxismo científico ha muerto pero deben sobrevivir su sentido de la responsabilidad social y su amor a la libertad.» Sü pretendido materialismo histórico, en realidad es una airada queja contra el verdade~.o materialismo injusto de su tiempo, . III
¿ Cuál es, en la visión de Popper el mayor error del marxismo? No lo es tanto el haber:' hecho profecías erróneas como haber conducido por la.senda equivocada a docenas de poderosas mentalidades, convenciéndolas de que la profecía histórica era el método. científico indicado para la resolución de los problemas sociales. «Marx es responsable_ de la devastadora intluencia del método de pensamiento historicista en las filas dé' quienes desean defender la causa de la sociedad abiertJ». 11" El marxismo es un gran error histórico. Desde la perspectiva que brindaba una época.• terrible, que tiene análogos por doquier, se elaboró una letanía que pretendía crear un hombre nuevo, para lo que se trató de erradicar todo lo que a lo largo de la historia había'conquistado. Marx quiso fundar una civilización de la nada, sin historia y sin frenos,y-' no pudo prever lo que algurros aprendices de hechiceros harían con su alquimia. .
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Notas del Capítulo l. Marx. Karl, "El Capilal» Tomo 1 Capirll/o 8. IVww.!lipersociolo[.:ía.org.ar, 1. M"rx, Karl, "El Capital» Tomo J Capitulo 24. ]. Murx. Karl, "El Capital» Tomo 1 Capitll{o 23. .¡ Marx, Km.l. "El Capilal ..• TOlJlo 3 Capilltlo 5. 5. Marx. Karl. "El Capita!» TOlllo 3 Capílll!o 5. 6. AJarx, Kurl. "El Capitul» Tomo 3 Capílulo 5. 7 Marx. Kurl, "E! Capitul» Tomo 3 Cupttlll(J 5. 8. lv/arx. Karl. "El Cl1pilal» Tomo 1 Capilldo 24. 9. Marx. Karl, «El Cl1pilal» Tomo 1 Cupítulo 201. 10. Héc/Or Se/unuder. «[den!oRía y optimismo leClwlógico», Editorial 8ihlos, Gij'¡Jl, 1997, hrtp:/ /1t'ww./úpersocio{ogiu.llrK.ur!culedra/muleritll!.l-chmucier.hl/IIl. JI. HéclOr ScllIIllIc!er. Obm Ciwdu. 12. MmA. Engels. "MlIJlijie.~/iJ GOlllwli.nw.•. E(lilorial Ameo. Buel/os Aire.~, 1973. /uíR. 46. 13. José Stalin. «Materialismo Dialéctico y Marerialisl1/o Hüuíricm' Citado por: Volpí. Alberto E:eq/lie!, «Radiografía (Iel COlllwlisIllO». Edi/(}riul Pobler, Buenos Aires. /964, pdg. 4.J. j.j. Marx. Karl. "Crírica de h, EWI/ol/lía Política». Ediwrial Pusado y Presellte. Bueno.~ Aires. 1971. l/{ig. 36.
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El Marxismo
AJl1OJlY,Guiddens, «El Capitalislllo y fa moderna Teoria Marx. Karl. «El Capital» TOlllo 3 Capí/lllo JO. Marx, Karl, «El Capital» Tomo J Capítulo 4. Marx. Karl. "El el/pittlJ,. Tomo l' Capítulo 4. Marx. Karl, «El Capital» Tomo I Capitulo 2. Marx, Kar!. «El Capittd» Tomo 3 Capírufo 2. Marx, Karl, «El Capiwl» T(;/I1O I Capítulo 8. Marx, Karl. «El Capital» Tomo 1 Capítulo 4. Marx. ElIgels. «Manítie.\'/o CrJlllUllistu», Edirorial Allleo, BuelJ().~Aires, 1973. púg. 82. 52. Marx, Kar!, «El Capital» TOII/o 1 Capitulo 4. ..'......• ,53. Marx. Kar!, «El Capiral» TOII/o J Cap/tufo 4. 54. Marx. Kafr, «El Capital» TOII/o f Capítulo 23. ". , 55. Marx, Ka,.!. «El Capital» TOII/o 1 Capitulo 4. 56. Marx. EI/gels. "Mallijies/o Comunista», Editorial An!eo, Buenos Aires, 1973. pág. 86. 57. Marx. Kar/, «El Capital» Tomo / Cal'íllllo 22. 58. Marx. Kar!, "El Capital» 1'011/02 Capítulo' /2. 5\.1. Marx, Karl. "El ClIpiwl» TO/llo 3 Capíru!o J4. 60. Marx. Kar!, "El Capital» TOino 3 Capítlllo 10. .~.•I' ..•.. 6J. Marx, Kar!, "El Capitlll» 1'011I03 Capítulo 27. "., 62. Marx, Karl, "El Capiwl» TOlllo 1 Capítulo 3. 63. M~ux. En~el.~, "MeJIIUie51fJCOlJlunista», EdiIorial Aureo, Buenos Aires, /973, pág. 89. 64, Marx. Ellgels, Obra Citucla, t,ág. 40. 65 Marx, KMI, "El Capital» TOI/lO/ Capítulo R. .¡ 66. Marx, Enge/s, Obra Citada, pág. 4/. 67. MMx, EI/gels, Obra Ciwdll, pág. 44. 68. Marx. Kilr!. "El Capital» Tomo 3 CapÍlulo 30. 69. Marx, Karl. "E! Capiral» Tomo.3 Capíllllo 32. . e"~ 70. Luxembur}40, Rosa de, "Reji-JJ"IIIU () Ret'oit¡cj¡ín», Editorial Jorge Alvarez. Buellos Aires, 1969. plÍg. 32. 7/. Karl Marx. "!l/trodllccíÚIl general (l la critica de la eC()lw/IlílJpolítica.JR57». Editorial Py~; Buellos Aires. 196R. pág. 35. 72. P. Gra,ui. "Ideología Teoría Mortll». hltl':/lwww.men:aba.orKIDicTMfT/vCideologia.hlm. 73. Marx. Engels, d1ewijíesff/ Comunista», Editorial Anteo, BUellos Aires, 1973, pág. 55. 74. MOlltalembert, diado en "E! diálogo de la Epo('(J Cabo!icas y Mavaistas», Edilorial PfUlÜU{, Buenl),\' Aire.~; pdg 111. 75. Marx. Elige/s. Obra Cilcll!U, pág. 58. 76. Marx, Karl, ••El Capital» TOlllo J Capitulo 5. 77. Mel/:'r. Karl, "E! Capilal» 1'111//01 CapíHl!o 22. 78. Marx, Karl, "Críticcl al ProKrcJnw de Gorha». Obra Citada. $f79. Marx, EII~els. "Me/ll{/iesto C'JlllUnisw», Editorial AI/teo, Buellos Aire.f, J973, peíR. 61. RO. Lenill, V. 1.. "El Estado y la Revolllciml». Editorial Ediciones en lel/guas extrunjera.~, Pekín, 1975, ~
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La Revolución Rusa Durante los siglos XVIII y XIX habían nacido las ide.ologías. Elliberalisrno como ruptura con el orden teocéntrico medieval y reconocimiento de los derechos y la libertad del hombre y el marxismo con su discurso revolucionario. Hasta los comienzos del siglo XX las ideologías no habían tenido un notable protagonismo histórico. El liberalismo, porque su doctrina más que impulsar un cambio social, trataba de explicar lo que estaba
ocurriendo: los descubrimien[Qs geográficos, el avance de la ciencia, la revolución
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industrial, el nacimiento del capitalismo y la decadencia feudal. A lo sumo podemos atribuirle una justificación del mundo, pero no ha~ían sido la génesis de ninguna revolución, sino su-consecuencia. El marxismo se proponía revolucionar la sociedad. pero los intentos basados en las ideas de Marx y de otros revolucionarios habían fracasado. Recién en 1917. yen Rusia una revolución marxista tiene éxito y esto entre otros muchos factores obedeció a la capacidad y hperseverancja de Vladimir Ilitch Ulianov, más conocido corno «Len in». Nos apartaríamos del objetivo de este libro si relatáramos los acontecimientos que en Octubre de 1917 -llevaron a los bolcheviques al poder en la Rusia Zarista. Baste a nuestro objeto mencionar que Rusia había sido gobernada por la dinastía de los Romanov y sostenía la primera guerra mundial a costa de grandes sacrificios para el pueblo. Al renunciar al trono el Zar lo reemplazó Kerensky quien intentaba instalar un gobierno democrático suprimiendo los privilegios de la nobleza. Pero Lenin encabeza un movimiento revolucionario. toma el poder y proclama la instauración del socialismo en Rusia. Ya Engels en 1882 hablaba de la posible revolución rusa en el Prefacio a la edición rusa del Manifiesto Comunista. Marx había predicho que el socialismo surgiría como una etapa superadora del capitalismo y que por eso mismo debía surgir en Inglaterra. La realidad es que Rusia a principios de siglo era un escenario extraordinariamente diferente. En el esquema marxista Rusia era un país feudal, con someros indicios de capitalismo. Engels se preguntaba: «¿podría la comunidad rural rusa - fonna por cierto ya muy desnaturalizada de la primitiva propiedad común de la tierra- pasar directamente a la forma superior de la propiedad colecti va, a la forma comunista, o, por el contrario. debe pasar primero por el mismo proceso de disolución que constituye el desarrollo histórico de Occidente? La única respuesta que se puede dar hoya esta cuestión es la siguiente: si la revolución rusa da la señal para una revolución proletaria en Occidente,
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burgués, no sólo en las monarquías
de m.odo que ambas se ~ornpleten, la act~al propiedad común de la tierra en Rusia podrá servir de punto de partida a una revolución comunista.» Llama la atención que Eng 1 se apuI1ara tanto del pensamiento de su maestro y que al mismo tiempo acertara e so" " .,' una pre d Iceron un cuarto de siglo antes de que ocurriera. _ Larevolución rusa expropi~ todas las propied~des privad~s y nacionalizó la banca, -,•.. los t.ransportes y los campos. ~mco meses des pues de asumir el poder Lenin retiró a." Rusia de la guerra. per~ a partir d,e ~llí se desata ~na cruel guerra civil con los «rusos-4 blan¡;os» que eran opositores al reglmen bolchevique. La guerra civil duró dos años "ir', costó millones de muenes. Un episodio especialmente espantoso fue el asesinato y c.
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incluso los niñOS,jUnt~t.... ...
La revolución rusa de Octub~. fue violenta, eso era previsible, y estaba dentro de -.' la lógica política de Marx y más explícitamente en algunos escritos de Engels. Lenin en sus ~s~ritos :ecuerda la frase de Marx que alude al rol de la violencia como «parterad~ o:. la vleJ~ sociedad que lleva en sus entrañas otra nueva» 1 Ya en su debate con los_ an.arquls~as Lenin había afirmado que el E.stado burgués no se podía «extinguir» por sí ~lsmo !)JnO que su recmpla:LO se logra, «por regla general, mediante la revolución' VIOlenta.» En sus palabras,; «Indudablemente, no hay nada más autoritario que un~ revolución. La revolución es un acto durante el cual una parte de la población irnpon~ su yolu~tad a la otra mediante los fusiles. las bayonetas, los cañones, esto es, mediante elementos extraordinariamente a~toritarios. El partido triunfante se ve obligado a. mantener su dominación por medio del temor que dichas armas infunden a los reaccio:_~ narios.» 4 ,1
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Lenin afirmaba que ladictaduradel proletariado, como toda dictadura es una formá de «represión violenta», pero a diferencia de otras dictaduras que trataban de mantener privilegios, la dictadura del proletariado como es ejercida por una «enonne mayoría» de lapobla:i.ón lo q~e «conduce a unaexrensión hasta entonces desconocida del principio_ democratlc'o en favor de las clases oprimidas por el capitalismo en favor de las clases trabajadoras,»5 «La dictadura del proletariado es una guerra encarnizada e implacabl~ contra la burguesía; es un poder sin límites en cuanto al uso de la violencia revolucionaria' y no sometido a ley de ningún género». h
constitucionales
las repúblicas más democráticas.»
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sangre .frí~ del último Zar de Rusia, con toda la farnili'IRomanov, a sus SirVientes, ordenada por el gobierno soviético en 1918.
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sino también en
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Esta forma de dictadura tendría, en los escritos, de Lenin, un carácter temporario ya que una vez destruida la burguesía, y con e1[asuperada la luchade clases, no sólo cesaría la dictadura sino que desaparecería el Estado, e incluso la democracia ya que aunque «eSto parece, a primera vista, muy extraño (... ] sólo es «incomprensible» para quien no haya comprendido que la democracia también es un Estado y que, consiguientemente, la democracia también desaparecerá cuando desaparezca el Estado.» ~ Para su revolución, Lenin no reparaba en medios. Cualquier medio podía emplearse con tal de lograr los objetivos de la revolución. Y 10 confiesa abiertamente: «No nos hallamos en el caso de juzgar a los comunistas de acuerdo con las mezquinas normas de la moral burguesa. Un canalla puede sernas muy provechoso, precisamente a causa de ser un canalla.»
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Lo primero que se advierte al analizar los escritos de Lenin es que, a diferencia de Marx, Lenin no está en un gabinete científico, debe enfrentar la cruda realidad. Y al hacerlo descubre que los obreros no pueden por sí mismos ser protagonistas de la revolución, por eso asume que los comunistas tienen que ser la «vanguardia» de la revolución. Ya una marxista, fundado~a del «Partido Comunista Berlinés», como Rosa de Luxemburgo expresaba su discrepancia en los siguientes términos: «con la supresión de la vida política en todo el r.aís no puede suceder otra cosa que el deterioro progresivo de la vitalidad de los Soviets. Si.~ elecciones generales, sin completa libertad de prensa y de reunión. Sin libertad para discutir, la vida en cualquier institución pública se convierte en una farsa en la que lo único que permanece activo es la burocracia. Nada puede escapar a esta ley. Gradualmente la vida pública desaparece; gobiernan unas pocas docenas de líderes partidarios sumamente enérgicos e idealistas; entre ellos, en realidad una docena de líderes destacados gobierna, y la elite de clase trabajadora es conminada a asistir de tanto en tanto a algún mitin para aplaudir los discursos de los dirigentes y adoptar resoluciones por unanimidad» y agrega que tal gobierno es una dictadura «pero no la dictadura del proletariado, sino un puñado de políticos, dicho en el sentido burgués del término.» Rosa de Luxemburgo fue asesinada en 1919. 1I
Lenin áfirrna que no existe contradicción entre democracia y concentración del. poder en manos de unas pocas personas: «La experiencia irrefutable de la historia no . enseña que la dictadura perso.nal hasido con frecuencia, en el curso de los movimientos" revolucionarios, laexpresión de las dictaduras de las clases proletarias. Por 10 tanto, n(f h~y nin~una contradi~ción de principios entre el democratismo soviético y el poder dIctatonal de determmadas personas» Nace así lo que se denominó «democracia. pop~lar». El poderes ejercido de manera despótica, en representación del proletariado~ Se megat~o v~lora la participación democrática tradicional en estos términos: «Decid. una veteada crerto número de años qué miembros de la clase dominante han de oprimir y aplastara1"puebloenel Parlamento: he aquíla verdadera esencia del parlamentaris~ 7
Al morirLeninen 1924se desata unaluchaporel poderentreLeónTrotski y Joseph Stalin, que resultó favorable al segundo, pese a que Lenin pocos antes de su muerte había escrito: «El camarada Stalin, llegado a Secretario General, ha concentrado en sus manos un poder inmenso, y no estoy seguro que siempre sepa utilizarlo con la suficiente prudencia. (... ] es demasiado brusco, y este defecto, plenamente tolerable en nuestro medio y en las relaciones entre nosotros, los comunistas, se hace intolerable en el cargo de Secretario GeneraL Por eso propongo a los camaradas que piensen la fonna de pasar aStalin a otro puesto y de nombrar para este cargo aotro hombre que se diferencie del camarada Stalin en todos los demás aspectos sólo por una ven [aja, a saber: que sea más
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tolerante, más leal, más correcto y más atento con los camaradas, etc.» 1:
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menos caprichoso,
La era de Stalin se caracteriza por un despotismo mucho mayor aún. Todos los opositores son acusados de traición y ejecutados. Trotski mismo debió exiliarse en México pero igualmente fue asesinado. Se desató una «Caza de brujas» que llevó a la muerte o al destierro a Siberia a todos los verdaderos o supuestos opositores. Corno dice
Osear Weiss: «Para ningún hombre serio, marxista o no marxista, es posible concebir que quienes gestaron una revolución como la rusa y acompañaron a Lenin en su dirección fueran espías, contrarrevolucionarios, agentes del imperialismo y hitlerianos [... ] El propio Kruschev en su informe al XXo Congreso recordó que de los 139 miembros y candidatos del Comité Central elegidos en el XVIIo Congreso (1934),98 o sea el70 por ciento fueron arrestados y fusilados.» 1.1 Estos eran los hombres prominentes dentro del partido. pero las persecuciones políticas se hicieron masivas. Si a eso sumamos las hambrunas provocadas por una errónea política agropecuaria debemos contabilizar millones de muertos. Los órganos más sólidos de la revolución bolchevique eran el ejército rojo, que había sido fonnado por Trotski y había ganado la guerra civil contra las viejas tropas del zar, y el Partido Comunista de la Unión Soviética. La revolución había impuesto el sistema de partido único de manera tal que no sólo no se permitía el funcionamiento de otros partidos políticos sino que se perseguía ferozmente cualquier forma de oposición El campo de lacultura estaba férrcamente sometido al poder ideológico del partido comunista. Existían «comisarios» encargados de supervisar que los intelectuales y los artistas no fueran «contrarrcvolucionarios» pero, además, que sirvieran a los fines del partido. Para esto. por un lado se ejercía una férrea censura, y por otro se asignaba un presupuesto muy importante a la música, los libros el teatro o el cine.
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La economía soviética Como hemos dicho Marx no dio una «hoja de ruta}} a seguir para hacer funcionar un sistema económico de propiedad estatal. Con algunas oscilaciones, la economía soviéticase fue encaminando. en especial bajo la férrea autoridad de Stali n, hacialo que se conoce como Socialismo de Estado. Lcnin percibió las dificultades que entrañaba la socialización de todas las ramas de la producción y ensayó lo que denominó la «Nueva Política Económica)} que era un capitalismo bajo estricto control estatal. Ya en el poder Stalin, a partir de 1929 comienza a elaborar «planes quinquenales}) que eran detalladas enumeraciones de los objetivos que el Estado debía perseguir. 1.\
El Estado se fue haciendo cargo de todas las empresas, aún de las más pequeñas. La actividad económica dejó de estar regulada por la ley de la oferta y la demanda para ser regida por una detallada planificación a cargo de organismos del Estado. En el «Manual de Economía Política)} de Nikitin editado en 1961 por el gobierno soviético se leía que «el carácter de la acción de las leyes económicas del socialismo se distingue radicalmente del carácter con que se manifiestan las leyes económicas del
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capitalismo. Esta diferencia consiste en que no actúan de modo espontáneo, como en el capitalismo, sino que son aprovechadas por la sociedad en forma consciente y organizada. Entre las leyes ec.onómicasdel capitalismo y las del socialismo existe, según expresión de Engels, la misma diferencia que entre el rayo que se desprende de la nube y la electricidad en manos del hombre.)} I~
y continúa:
«El Estado socialism, basándose en las leyes económicas del socialisde la economía y la cultura y moviliza a todos los trabajadores para su cumplimiento, gracias a lo cual lleva a la práctica esos planes. Determina la escala, el ritmo y las proporciones del fomento de todas las ramas de la economía nacional, la cuantía y estructura de las inversiones. Organiza la gestión tinanciera y del crédito, confeccionael presupuesto nacional y asegurasu cumplirpiento, distribuye la renta nacional y determina las partes correspondientes a la acumulación y al consumo. El Estado lleva rigurosamente lacontabilidad y el control de la medida del trabajo y la medida del consumo. Determina la políticade salarios, organiza el comercio, tija los precios de las mercancías, etc. El Estado prepara y distribuye los cuadros, los educa y los forma. Corre a su cargo la organización de todos los eslabones del aparato administrativo. De esta manera. el Estado socialista, dirigido por el Partido marxistaleninista, despliega una gigantesca labor que abarca todos los aspectos de la vida económica del país. [... ] merced a la socialización de la producción, la sociedad se convierte. como dijo Lenin, en «una sola oficina y una sola fábrica}" la propiedad social acaba con la anarquía y la espontaneidad y supedita el desarrollo de la producción al objetivo único, a los intereses de todo el pueblo. En estas condiciones, la economía nacional sólo puede desarrollarse de acuerdo con un pl.an, en forma armónica, proporcional. A través de su Estado, los trabajadores de la sociedad socialista calculan de antemano todas las necesidades de la sociedad y sus recursos de producción, y orientan el desarroll.o de la producción en beneticio del pueblo. [... ] El Estado socialista confecciona los planes económicos, es decir. organiza en forma armónica, proporcional, la producción, la distribución y el intercambio en laescalade todalasociedad. Distribuye los recursos materiales, financieros y la mano de obra, determina el volumen y la estructura de la producción y de las obras básicas. establece el ritmo de crecimiento de la productividad del trabajo sobre la base del empleo de la técnica moderna, el volumen y el carácter del intercambiocornercial interiory exterior; fija los precios de las mercancías en el comercio estatal y cooperativo; de tennina el nivel del salario de los obreros y empleados, etc.» mO, elabora los planes de desarrollo
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La sola lectura de estos párrafos de este manual oficial, nos pone de relieve las inmensas dificultades que podía presentar una planificación tan detallada que debía analizar tantos aspectos y que, para tener éxito debía conocer Íntimamente los deseos de los consumidores, porqu~ detenninar las cuotas de producción, los precios de los productos y los salarios significa, prácticamente, asignar a cada consumidor lo que debe producir y consumir. Si la planificación erraba ya sea en las cantidades producidas o en el precio, determinados productos podían sobrar y otros escasear. No tardaron en formarse largas colas frente a los comercios que vendían algo que tenía más demanda
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que oferta. Como afirma Giovanni Sartori: «La planificación total es la de un EstadO:.;"propietario de todo y vcndedorde todo que es el único que decide sobre la adjudicación de los recursos, sobre los salarios y sobre 10 que los consumidores tienen que aceptar (o de lo que tienen que carecer).» Las decisiones eran «arbitrarias» en el sentido de que
carecían de fundamentación económica alguna.
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unos trabajan mal, otros bien. los terceros mejor todavía; alcanza a los mejores y consigue un ascenso general.» "'
"':~ El Estado garantizaba a todos un [rabajo, y al mismo tiempo el trabajo es obligatorio :' En materia de salarios el famoso principio del «fruto íntegro de su trabajo» ya liabía sido reducido por Marx en la Crítica al Programa de Gotha, y el régimen soviético aplicó estas máximas. Al «fruto del trabajo» había que reducirle «a) los gastos de reposición de los medios de producción consumidos; b) una determinada parte con destino a la ampliación de la producción; e) un fondo de reserva o de.previsión; d) los gastos de dirección y sostenimiento de escuelas, hospitales, etc.; e) un fondo para mantener a los incapacitados para el trabajo. Se debe deducir también la parte del producto total social destinada a las necesidades de ladefensadel país.»"~ y todo eso se traducía en un salario, que como los demás precios de la economía eran fijados «arbitrariamente» por un funcionario del Estado.
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En este sentido el mencionado Manual, aclara que «la ley del valor no actúa en el socialismo como reguladora de la producción socialista y distribución de los medios de producción y del trahajoentre las ramas de laeconomíanacional. Ladistribución de los medios de producción y de trabajo entre las ramas de la economía nacional se efectúa en el régimen económico socialista por los organismos de planificación del Estado sobre la base de la ley del desarrollo armónico, proporcional, de la economía nacional.[ ... }El Estado socialista se guía por las necesidades de la economía nacional y establece los precios de las mercancías apartándose a veces en cierto grado del valor de las mismas. Por medio de la política de precios, el Estado puede aprovechar una parte de los ingresos creados en unas ramas e invertirlos para fomentar el desarrollo rápido de otras. En la economíasocialista, los precios se fijan apartándose a veces del valor de las mercancías, en forma planificada y proporcional, pero no espontánea, con el fin de fomentar la economía nacional, teniendo en cuenta los cambios de las proporciones en la econo. mía.»j~ ",:Resulta candoroso leer la diferenciación entre el trabajo en el capitalismo y el ~~: socialismo: «El trabajo forzoso engendra la repulsa y el odio hacia la producción, que mutila física y espiritualmente al obrero y quebranta su salud. Otro aspecto muy distinto ofrece la so,:=iedad socialista. En ella, .todos trabajan para sí, para su propia sociedad. Cada progreso en la producción y cada éxito en el trabajo se refleja directa e indirectamente en el mejoramiento de la situación material y del ni vel cultural de los trabajadores. ~ Cuanto más se produzca y menor resulte su costo, mayor será la cantidad de artículos ~que podrán adquirir los trabajadores de la sociedad socialista, pagando por ellos precios ..j.;:. más bajos.» :u '.
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Pero desde los orígenes de la revolución rusa se descubrió que la falta de estímulos económicos dificultaba la búsquedade laeficiencia y la contracción al trabajo. Ya decía Lenin: que había «algunas deccnasde hombres esforzados y centenares que sólo hacen acto de presencia yen mayor o menor medida sabotean el trabajo. [... ] Hace cinco años que tratamos de mejorar nuestro aparato estatal pero lo único que se advierte es ajetreo, que en este tiempo ha demostrado ya su ineficiencia. inutilidad y nocividad. Como todo ajetreo daba la sensación de que se trabajaba, pero en los hechos sólo servía para entorpecer la actividad de nuestros organismos y de nuestros cerebros.» 11
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Nikitin establece ladiferenciaentre «competencia capitalista» y «emulación socia- ,:'"'lista», citando a Stalin: «Principio de la competencia: la derrota y la muerte de unos la ~ victoria y el dominio de otros. Principio de la emulación socialista: ayuda amistosa de 1; los adelantados alas rezagados, con objeto de lograr un ascenso general. La campe .. tenciadice: remataalos rezagados para afirmar tu dominio. La emulación socialista dice:
Pero poco a poco las necesidades de la economía obligaron al régimen de la Unión Soviética a cometer di versas «herejías» a la doclrina marxista: Como decíaMax Weber: en la década del 70 «los consejos soviéticos han reincorporado el empresario bien pagado, el salarioadestajo, el taylorismo; la disciplina military laboral, y la introducción de capital extranjero o sea, que para hacer funcionar el Estado y la economía los bolcheviques se han visto obligados a aceptar de nuevo todo lo que habían combatido como instituciones de clase burg.uesas.» ~-' Así vemos que el mencionado Manual Oficial defiende el salario a destajo en los siguientes términos: «El salario por obra realizada no se determina por tiempo de trabajo invertido en la fabricación del artículo, sino por la cantidad de producción elaborada. Dicho salario contribuye aconciliar los intereses sociales (elevación de la productividad del trabajo) con los intereses p~rsonales de cada trabajador (aumento del salario individual).»¡~ Aunque L"enin haya dicho que laeconomía soviética era «una sola oficina y una sola fábrica»-~l la realidad mostró que no había más remedio que mantener el esquema de «empresas», aún cuando las mismas fueran de propiedad estatal. Esto hacía surgir nuevos problemas. Cada empresa debe tener una cierta autonomía, y cumplir con sus propios fines y objetivos, pero esos objetivos no pueden, en un régimen que se proclama marxista, competir ni en la consecución de materias primas, ni en la venta de sus productos con otras empresas. Esto era una contradicción en sí misma. Por un lado el Manual decía que «los dirigentes de las empresas y organizaciones económicas del Estado» debían «solucionar a su debido tiempo los problemas que surgen en el proceso de la producción, tener iniciativa económica y maniobrar con los recursos productivos y el dinero para ctlmplir el plan con el mínimo de gastos.» Y para eso se les otorga una autonomía que. sin embargo, no debe «rebasar el marco establecido por los planes del Estado». Cada empresa es responsable de su correcto funcionamiento y «sobre los dirigentes de las empresas recae la plena responsabilidad ante las organizaciones superiores por toda la gestión económica y productiva de sus respectivas empresas.»
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l~ Es decir que la economía pasa a estar rcgidn. por un régimen de descentralización operativa que respondía a una planificación centralizada, al mismo tiempo que hacía personalmente responsables a los directivos de las empresas del cumplimiento de las melas fijadas por el Estado.
Al tener cierta autonomía, las relaciones enlre las diversas empresas del Estado se regía por contratos. y el mnnual prescribía que «la estrictn observancia por las empresas
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de la disciplina contractual es una de las exigencias más importantes de la autonomía
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Finalmente, las empresas así administr:ldas pasaron a tener estímulos económicos tanto al personal jerárquico corno a los obreros. Como agrega el Manual antes citado: «al aplicarse la autonomía económica, todo el personal y cada trabajador por separado están materialmente intcresados en el cumplimiento y el sobrecumpli~iento del plan, y asimismo en la administración más escrupulosa y rcntable. Una de las exigencias fundamentales de la autonomía económica consiste en asegurar la rentabilidad de la empresa. La autonomía económica coloca las empresas socialistas en una situación tal en la que se ven obligadas a esforUlrse por economizar recursos y ser rentables.»
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Estos principios, se npartan notablemente de la lógica marxista. Pero donde más se advierte el «despegue» de la economía soviética del marxismo es en su abandono de la teorfa del valor- trabajo. al tener que considerar el capital invertido en el cálculo de los costos. Una muestra elemental de esta ~(heterodoxia» soviética lo muestra con toda claridad laexistenciade l
j
11
La falla de libertad que se vivíaen el imperio soviético y que se expresaba de manera evidente en el muro de Berlín, no era una defonnación estalinista accidental, era
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consubstancial con el régimen económico. Tcotski mismo había afinnado queen un país en el que el único que proporcionil ocupación es el Estado, ser opositor equivale a una muerte lent3 producida por lacarenciadé alimento. El viejo principio: el que no trabaje que no coma, ha sido sustituido por el nuevo: el que no obedezca no comerá . .'l Como dice Sartori «Según los críticos del capitalismo, en las sociedades occidentales los capitalistas constituyen un3 fuerza esclavizad ora. Si las críticas fueran mínimamente congruentes tendrían que admitir que. eso es así. a fortiori, cuando en lugar de varios capitalistns tan s610 hay uno y, ademiÍs, se aúnan el poder político y el económico.» .',' Lenin había soñado con una economía organizada por {lnosolros mismos, los obreros» con una l
ve. aú1n partiendo de.ddocdum1entos0lfi~i6aledsde la burti0d'nSI90vI7iét¡iC~. ndos que e proyecto surgl o e a revo UCI n e octu re e , eJos e.:;:. el socialismo. tanto menos al comunismo, se convirtió, por la fuerza de los «capitalismo de Estado». burocr.átic,) e ineficiente.
La realidad se impuso sobre la ideologfa. El manual dice que «al suprimirse la propiedad privadacapitalistasobre los medios de producción dejan de regir también las leyes económicas del cilpitalismo. En los países socialistas, gracias a la liquidación de la propiedad privada capi[;]lista sobre los medios de producción, surgieron nuevas leyes económicas. mientras que las viejas perdieron su vigor.» Sin embargo, poco a poco tuvieron que admitir que hilY leyes económicas que no dependen de la «ideología burguesa» sino .que son aplicables incluso a una economía totalmente estatizada.
Rusa
Massimo Salvadori lo califica como {lUn régimen fundado en el monopolio de las decisiones políticas por un restringidísimo círculo de dirigentes
ella.».11 Ya en 1994 Jean Tinbergen señalaba que ({en el nuevo programa del pan ido se preconiza una ciena d~scentralización en la decisión económica y una mayor atención al Consumo. La aplicación de los métodos malemáticos de planificación económica. al principio consider~dos como «bu,rgueses), adquiere ~recien.te importancia.») .IK pero, como sabemos éstas y otras «concesiones» que hicieron a sus antípodas ideológicas no llegaron a tiempo para evilarel derrumbe del sistema, como veremos en el capítulo siguiente.
114
La Revolución Rusa
Las Ideologías en el Siglo XXII
ts.
Conclusión
4~
Lacríticaque
hemos hecho del sistema soviético, no nos debe impedir yergue pese
a sus defectos el sistema funcionó mejor de lo que se podía esperar. Tomas Balocj señalaba en 1970 que «los comunistas han tenido éxitos brillantes (no obstante la
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imperfección de los principios sobre los cuales fundan su planificación) en el aumento de la productividad industrial y de la producción. SegúnMr. Alan Dulles,jefe del servicio de inteligencia norteamericano, quien por cierto no hará nada para exagerar ese éxito el producto bruto en Rusia ha estado aumentando, a razón de más de 9% por año, rná~ que tres veces la tasa (por debajo del 3%) de Estados U nidos y 6 veces la tasa (1,5%) de Inglaterra a partir de 1954,Sin embargo, los rusos no han logrado tener éxito en agricultura. No sabemos si es una amenaza más inmediata este fracaso o su éxito industrial. Su éxito industrial se debió a la política ininterrumpida de invertir una gran porción del ingreso nacional -más del 25%- pese a su pobreza y no obstante la grave carga de los armamentos.» .'~ Pero allí estuvo, al mismo tiempo la causa de su fracaso. Este nivel de ahorro e inversión altísimo, que era necesario para estimular una economía carente de estímulos económicos para los individuos. y para sostener una carrera armamentística y espacial con los Estados Unidos condujo a una postergación permanente del consumo de los trabajadores que veían cómo sus colegas del otro lado del muro, donde se suponían eran explotados sin misericor~ia, tenían mejor nivel de vida y gozaban de libertades políticas
115
comunismo», Edilllrial Poble/, BUeIlos Aires, 196../. plÍg. 53. 7. Lenill. "ú,¡s rareas inmediatas del Poder Soviético Citado por: Vo/pi. Alberto Ezequiel. "Rudiogra[ía del COJllUIlLrmo»,Edi/oriul Pobiel, Buel/lls Aires, 1964, pág. 149b. ,'? Lenin. V. /.. "El E.rtudo y la Revoluciúll», Edi{{)rial Edicio/les en lenguas extranjeras, Pekin, 1975, pág. 55 .. 9. Lenin. V. J.. Obm Gi/ada, púg. 22. 10. Volpi, Alberto Ezequiel, Obra Citada. ptÍg, 149. JI. Luxembul"l:o, Rosa de, «Reforma" Revolución», Editorial Jorge Alvarel, Buenos Aires, 1969, pág. 17. 12, Le/lÍlI, "Teslwllellto Carta aJ Congreso», 1922. J3. W(lÜ." Orear, "LO,r problel/las del socialismo cmltempor¡ilJeo», Edi/orial 1¿:!/(/lJi,Buenos Aires, 1961. pÚl:. 23. 14. Val"gll.tLloSll, Mario, «Dest!ji{l'\"(l lu libertad,.. EdillJl'ia[ El Puís-A¿:uilar, Madrid, 1994, pág 28, 15. Neim, E/ll"ique., «El saber ,lel poder», E,litoria{ Norllla, Colombia, 1986, 16. Niki/ill P., "Ecmwm{u Po{{¡ica», Editorial Edióones ell Lenguas Ex/mujeras, Mo,rc!Í, 1961, púg. 258. 17. Niki/in P .. Obra Cirada, pág. 274. JN. Sartorio GiovII/mi, "Teorll/ de fa DeJ!llicftl('iu», Editorial Rei ArNelltilJlI 84f!llÍ1S Aires, /990, PÚN, ..JH6.
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impensadas. La revolución bolchevique pudo justificar sus problema:- en los primeros años aduciendo los «custos de la revolución», pero ya había pasado más de medio siglo y -'.. .. la situación no mejoraba. Los argumentos habían comenzado a erosionarse. .~
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Como decía el Manual de Economía Política del régimen soviéti,co: «En última :,{'; instancia triunfará sobre el globo terráqueo el régimen que brinde a los pueblos mayores posibilidades para mejorar su vida material y espirituaL (.. , ] Cualquier persona que observe la marcha de esta emulación podrá advertir qué sistema es mejor, qué sistema garantiza una vida más holgada a todos los trabajadorcs.»"'''Y era muy cierto. La gente
-4: .
/9. Nikilill P., Obm Cirada, púg. 30R. 20. Nikilin P.. Obra Citlldu, PÚN, 282. 21. Lenin, Vludilllir, «Crlll/ra la Burocracia». Editorial Pa.rado y Prese/lte, Buenos Aire,t. /971, púg, 87. 22. Nikitill P., Obm Citada, púg. 2R8. 23. Nikitill P., Obm Citada, pág. 284, U Nikitin P" Obra Cirudu. JlúN, 317. 25. Weber Al/u', "POliticll v ciellcia», Editorial ú¡ pléyade, Buellos Aires, 1976, púg. 4R, 26. Nikirill P., Obra Citada, púg. 323. 27. Niki/il! P., Obm Citada, plÍK: 268. 28. Nikitill P., Obra CiwdlJ, púg. 335. 29. Nikitin P" Obra Cirada. plÍ¿:, 336. 30. Nikllin P., Obra Ciruda. páJ{. 373. 31. Nikiriu P .. Obra Citada. pú¿:. 17. 32. HlI)'Ck F.A.. "Los fU/u/amelltos de la Libertad TOIIIOJ», EdÍ/orial FOlldo de Cldwra Ediciolles, Valellcia, /961, pág. 254. 33. Sartori, GiowlIlni, "Teoría de /a Democracia», Editorial Rei Argentina, Buellos Aires, /990, pdg. 44J,
.
lo advirtió.
34. Lellin, V. /., "El Estado.y /a RevoluórJll", Editorial Ediciolles en lenguas ex/raujeras. Pekin. 1975, pág, 60. 35. Lellil!. V[adimir, "C/lll/ra fu Burocracia», Edilorial Pa,rado y Presente, Buellos Aires. 1971, pág.
Notas del Capítulo
36. Slllnulori, Ma.uil/w L., "Orígelles y crisis del J"m'ietüllw», EdiroriaJ PyP, Buenos Aires, 1972, Jlú~. 53. 37. Neira, Enrique .. Obra CitlJda. 38. Tillbergen, leall, "Hacia ul/a eCOllI!Il/lUmundial», Ediwrial Plalle/a Agostilli, BarcelOlw, 1994, púg. 49. 39. Ball/C/¡ Tlwmas, "Ecfl/wmía de fa TensiliJl mundial», Edi/orial luara Editor, Bueno,t Aires, 1970, pág. 53. 40. NikitilJ,_Obm Ciradu, púg. 3N9.
99.
1. Ellgels, Prefacio '1 {¡l edicifÍlI Rusa de 18R2 del "MalJUiesto COlllllllisw». Ediforial Anuo, BuenoS Aires, 1973, púg. 9. fF 2, Lenill, V, J.. "El Estado y la Revolucián», Editorial Edicirmes en' lell!!uas extranjera,t. Pekin. 1975, tpág. 24 3, Lenin, V. J.. Obra Citad'l. ptÍg. 25. .J. Len;'l, V, J., Obra Cirada, !uig. 76._ 5, Lenin,, Vladimir, "Tesis sobre 1(1 dictadurtl del pm[erari(u!o,.,. Edi/orial PyP, Buello>~Aires, 1972. pág. J62. 6, Lenin: "ú,¡ TlÍclica del ParTido COIIIUlJis/(¡»Citado por: Vlllpi, Alberto E:.equiel.
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El Fascismo
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Pocos años después de la revolución bolchevique, se va gestando en el resto de Europa una nueva forma de ideología que abarca desde el nacionalismo exacerbado hasta formas diversas de racismo. Es lo que genéricamente llamaremos «fascismo» incluyendo en este ténnino desde el partido así llamado en Italia por MussoIini, el nacional socialismo alemán de Hitler, y otras tendencias políticas que comparten algunos de los elementos esenciales de esras ideologías. Si.ya tuvimos dificultades para definir tanto las ideologías en general, como el liberalismo y el marxismo; cuando llegamos al fascismo, las dificultades son tanto mayores. Esto se debe, en primerténnino a que no existe un cuerpo de doctrina fascista. Si era difícil definir el liberalismo por la diversidad de autores y obras, si era complejo hacerlo con el marxi.smo por la bastedad de la obra de Marx, sus contradicciones y evolución, (anto más difícil resulta hacer una definición.conceptual del fascismoyaque más que una teoría el fascismo es unadoctrina de la acción. Como decía Mussolini: «Me he convencido de que la primacía le corresponde a la acción, aun cuando esté equivocada. Lo negativo, el eterno inmóvil es condenación. Yo estoy de parte del movimiento. Yo soy un marc~ista.» I Además, si en todas las ideologías hay discrepancias y procesos evolutivos, el hecho de que la praxis primara sobre la doctrina, hace que el fascismo sea tanto más volátil e indefinible. Z Por otra parte, si bien, por una cuestión práctica nosotros trataremos de ver al fascismo como un fenómeno único, no se nos escapa que siendo el nacionalismo uno de sus pilares fundamentales. existe casi la imposibilidad de un «fascismo» supranacional. o la aceptación de una ideología que transcienda las fronteras nacionales. Cada versión del fascismo debe renegar de toda paternidad foránea, por su propia naturaleza -' Sin abrir juí~io sobre. la perenne polémica acerca de la vinculación entre el «justicialismo» y el fascismo, nos llama Jaatención laclaridadcon laqueel General Perón, en el «Proyecto Nacional» de 1974 renegaba de toda posible ideología «importada» afirmando:«Con rt..specto a la importación de las ideologías -directamente o adecuándolasse alimenta un vicio de origen y es insuficiente para satisfacer las necesidades espirituales de nuestro pueblo y del país» •
Las Ideologías
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en el Siglo
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El Fascismo
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Mussolini Es difícil encontrar una definición ideológica en Mussolini. Su poder se basó más '_." en su personalidad y las circunstancias históricas que lo rodearon que en sus ideas .• Mussolini se define a sí mismo por su ambigüedad, y como hemos visto por 16gicadei activismo: «Los prejuicios son mallas de hierro o de oropel. No tenemos el prejuicio ~. republicano. ni el monárquico, no tenemos el prejuicio católico, socialista o antisocialista. Somos cuestionad ores, activistas, realizadores».-\ Dentro de ese pragmatismo indefini. do, todo tiene cabida, Mussolini era un artista del manejo de la ambigüedad: «El fascismo rescata de los escombros de las doctrinas liberales, socialistas y democráticas, los elementos que todavía tienen un valor vital. Mantiene los que se podrían llamar hechos adquiridos de la historia, y rechaza todo lo demás, es decir el concepto de una doctrina buena para todas las épocas y para todos los pueblos.»hPorúltimodebemos aMussolini ",.una de las mejores definiciones del totalitarismo «Todo en el Estado, nada fuera del Estado, nada contra el Estado.» 7
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dominar al mundo y hacer florecer una nueva civilización «Rosenberg caracterizaba «su» raza aria como rubia, de ojos azules, alta y de cráneo alargado. Entre sus características personales incluía el honor, el valor, el amor a la libertad y su espíritu de investigación científica. La anti-raza y gran parte de lacausade lo que, para Rosenberg, era «degenerado», era la raza judía. La inhumana persecución de los judíos por parte de los nazis estaba firmemente basada en su actitud ante la vida. El hecho de que fueran capaces de predicar un antisemitismo tan abierto antes de su ascenso al poder, indica cuán arraigado estaba este prejuicio social en Europa central.)} 11
Hitler ejercía un poder personal absoluto. Se le asignaban facultades sobrenaturales. Para eso los opositores fueron perseguidos, y eliminados física o moralmente. Las decisiones se basaban en «la unanimidad por la combinación de terror, intriga y teatralidad, dondeellíder surge gradualmente como infalible e invencible.» 12 Hitler, pasó de ser canciller del Reich a ser Führcr, 10 que significaba que él encarnaba la voluntad infalible del pueblo alemán.' l
El final de la historia, es bien conocido. El militarismo de Hitler destruyó casi toda Europa y su antisemitismo llevó a una muerte tan horrenda como injusta a millones de
Hitler Podríamos decir que Hitler fue una pesadilla en la historia contemporánea. Repre. senta el más claro retroceso en el avance del hombre hacia la construcción de un mundo mejor. Su doctrina se basa en la existencia de conflictos, de tensiones que sólo se superan por la lucha. No casualmente su único libro se llamó «Mi Lucha». Para Hitler sólo la lucha permite avanzar al hombre. «Todalaobrade la naturaleza es como una lucha entre la fuerza y la debilidad. Los Estados que violan esta ley elemental, sucumben».~ Esta lucha de los Estados por su supervivencia y por lograr su «espacio vital», logra adhesi?nes por lasituadón que vivía laAlemaniadeITo~adaen la pri~era gue:ramundia! y humIllada con la firma del tratado de Versal les. El discurso de Hitler llego a tocarlas fibras Íntimas de l.os alemanes, porque expresaba un descontento y una frustración muy arraigada en esa época. Alemania no había aceptado nunca en plenitud las instituciones. democráticas que eran vistas como una imposición de las ideas de la Revolución Francesa. Por otro lado al haber perdido el 10% de su territorio y todas sus colonias en el tratado de Versalles, al mismo tiempo que se le imponía una carga insoportable corno «compensaciones» de guerra, había puesto al país de rodillas frente a sus vencedores. El orgullo herido de Alemania reclamaba un «lugar bajo el sol}},es decir la posibilidad de desarrollarse y crecer. «El nacional-socialismo es este aspecto no será sino el eco sonoro de una reivindicación común a la inmensa mayoría de los alemanes.» ~ El racismo se caracterizaba en las siguientes palabras de Hitler: «Nadie, fuera de los miembros de laNación podrá serciudad::mo del Estado. Nadie por fuera de quienes por sus venas circula la sangre alemana, sea cual fuere su credo religioso, podrásermiembro de la Nación. Por consiguiente, ningún judío podrá ser miembro de la Nación.» El principal ideólogo de Hitler era Rosenberg, quien con gran esfuerzo trató d~ demostrar que los alemanes eran descendientes de la raza aria que eran los que habían hecho florecer las civilizaciones desde Egipto, Persia hasta Grecia y Roma. Por eso se consideraba la única raza que por razones históricas y biológicas estaba destinada a
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judíos.
Naturaleza del fascislllo Dentro del término fascismo hemos incluido no sólo las formas que revistió en la Italia y Alemania de la década de ¡930, sino a una concepción que si bien no tiene expresiones doctrinarias elaboradas. a partirde su praxis puede ser claramente definida por algunos elementos esenciales de los que, luego, se desprenden sus consecue~cias inevitables. No podemos dejar de mencionar la aguda lectura que Erich Fromm hace de la eclosión autoritaria en Europa. Para Fromm la libertad conquistada por la Revolución Francesa, había creado un sentimiento de inseguridad, una angustia existencial, semejante a laque pormediodel Calvinismo dio origen ala ética capitalista. Estaangustia existenciaf hizo eclosión en Europa como «miedo a la libertad» y se convirtió en una trágica «regresión» a las fonnas más brutales del autoritarismo. La base del fascismo está en la negación de la igualdad. Las ideologías liberal y marxista habían discrepado sobre el significado de la igualdad. Para los liberales bastaba la igualdad ante la ley. la libertad era la ausencia de coacción estatal. La libertad era el valor supremo y la igualdad úna ficción jurídica que podía conducir acualquierclase de desigualdades objetivas. Los marxistas buscaban una igualdad más material, y prefenan la igualdad a la libertad. Su última aspiración igualitaria era que cada uno recibiera de la sociedad «según su necesidad». Pero, en última instancia ambas ideologías reconoCÍan la igualdad de los hombres, al menos en su dignidad. Los liberales, aunque no se preocupaban por la equidad en la distribución de la riqueza, defendían la dignidad humana, al menos en abstracto. Los marxistas aunque tenían un sentido pobre de la libertad y de la dignidad humana, buscaban el camino a la igualdad. En última instancia
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Las Ideologías en el Siglo
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ya en el conflicto entre los pensamientos de Lockc y Rousscau se habían trazado las líneas divisorias entre quienes amaban la libertad nunquc condujera a desigualdades «(po~teriores»,. y quienes para buscar la «igualdad republicana» eran capaces de .• sacnficnf las libertades. .El fascismo se escapa de estas opciones porque todo su andamiaje se basa en la negación de la igualdad, en la afinnnción. que parod6jicarncnte tiene raíces hebraicas en la ideade «pueblo elegido», y de personas «providcnciaíes». Laescncia del fascism~ es la diferenciación de la dignidad de las personns. Ya no son s610 diferencias de nacimienloode clase. En la raza con laque cada hombre naceestádefinidasu pertenencia al pueblo llamado a dominar o ser dominado. Cada vez que alguien se siente más digno que otro. el fiJscismo renace de sus cenizas. Poreso. no podemos considerar al fascismo sólo como una idcologíiJdcstruidaporla victoriaaliadaen 1945. El fascismo está siempre latente en la tcntaci6n de considerar a detenninada personn o grupo como de dignidad superior.
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También el fascismo, como las ideologías anteriores, tiene en su esencia íntima el ~ «naturalismo». y nuevamente aparece en 13 escena Darwin. Es necesario aclarar que •. Darwin era un honesto naturalista que no hizo más que descubrir las leyes de la biología ,. evolutiva. sin embargo. sus escritos. que prácticamente no se refieren al hombre sino a las plantas y los animales. es tomada repetidilInente para fundamentar las ideologías. Así el racismo propio del fascísmo tiene profundas raíces en Darwin y constituye otra ~ vertiente del «(Darwinismosocial» La «selección lJatural» entre las razas humanas haría sobrevivir s610 iJlos más aptos. en concreto. a la gloriosa raza aria. autora de todos los logros de la.civilizaci6n, que llevaría a la extinci6n a las razas inferiores. . ~
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Ese naturalismo infunde en Hitler la idea de que los Estados, como los dem.G: organismos vivientes deben crecer o morir. Si un pueblo no expande sus fronterns es . devorado por sus vecinos. Alemania.lacunade la raza aria. debíadominara sus vecinos para atirmar su superioridad racial, siguiendo un imper
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El Fascismo
igualmente a estos movimientos de opini6n. más duraderos. que se producen sin cesar a nuestro alrededor, ya en el conjunto de la sociedad, yaen círculos más limitados, sobre materias religiosas, políticas,litera.rias. artísticas. etc_»I~«Si todos los corazones vjbran al unísono. no es a consecuencia de una concordancia espontánea y preestablecida. sino porque unn misma fuerza los mueve en el mismo sentido. Cada uno es arrastrado por todos.») I~Mientras el individuo se «masifica» no siente la influencia que ejercen sobre él. Lo percibe, de manera más o menas brutal, cunndo decide oponerse. Otro elemento esencial de) fascismo es. como vimos, el nacionnlismo. Si algunas rozas son superiores. sólo se puedc descubrir a panirde la exist~ncin de la Naci6n. En los Estados plurirraciales o pluriculturalcs la idea de Nación se desvanece. Por eso el fascismo tratnde llevarel nacionalismo a su extremo. Porte del postulado de ladiferencia de dignidad entre diferentes personas, que surge de la razo. y de allí surge la nccesidad de la «pure7..
El fascismo desde la óptica marxista)' liberal Para el marxismo. la eclosi6n fascista en Europa es una consecuencia de las contradicciones internas del capitalismo. El fascismo surge como consecuencia del descontento de algunas nacioncs qu_e en el reparto colonial habían resultado desfavorecidas. Por otra parte. lo vcn como la más brutal estrategia de defensa de las clascs dominantes para cvitar el nacimiento del socialismo. En efecto. la aversión del fascismo hacia el marxismo. así como la complicidad cntre ciertos sectores empresarios y lós regímenes fascistas, hacen parecer verosímil esta lectura del fenómeno. De allí surge la alineación qe derecha a izquierda en la que los marxistas ponen al liberalismo a la derecha. junto ni fascismo. El fascismo. dentro de la visión marxista, surgió porque dentro de la delicada situación europea posterior a la primera guerra mundial. en Italia y Alemania «él margen de 'discusi6n y negociación entre la clase obrera y la burguesía quedó reducido .casi- a cero.» 11
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El fascismo siempre cae.en la tentación de reducir a las personas a ser un grano de arena en la masa. El fen6meno de las masas es conocido y utilizado como herramient~ política por todos los regímenes fascistas. El fascismo requiere unanimidad. y para eso por medios sutiles o terroristas, siempre necesita silenciar las voces disidentes u ocultarlasdenlrodel griteríode la masa. Como dice Durkheim: «individuos generalmente -. inofensivos, reunidos en manada. pueden dejarse arrastrar por actos de verdadera atrocidad. Ahora bien; cuanto hemos dicho de estas explosiones pasajeras, se aplica.
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Las Ideologías
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el Siglo X '
Incluso dala en fonna fraudulenta y hablando de pretendidas «naciones proletarias» (Alemania~ Italia, Japón) destinadas a vencer a las democracias capitalistas. 1') Son muchos los autores que corno Hobsbawn piensan que «en períodos de crisi corno éste, el capitalismo podría volver a apelar a su receta de extrema derecha.»luEst tendenc;jn defensiva delliberafismo que lo haría tomar la forma fascista fue claramente vistaporWilliam W. Brickman, cuandoen 1971 afirmaba que: «unaguerrainminenteen una Nación occidental y hasta la abierta amenaza de una guerra. llevaría el fascismo~poder, con su terrible maquinaria de opresión.» Estas palabras cobran dramática actualidad cuando observamos la manera como los Estados occidentales y democráti.: cos actuaron frente al peligro comunista, o al fundamentalismo islámicoocualquierotra amenaza a su seguridad. tanto en los países centrales como en los subdesarrollados. EI~_ peligro ante un enemigo común hace florecer el fascismo por doquier. Brickman, sin emhargo continuaba diciendo que era el comunismo el que había sentado las bases al~ fascismo «pues, con su doctrina de la necesidad de derribar violentamente al Estado por. medio de la insurrección armada, con su doctrina de la dictadura del proletariado, consu amenaza de excluir a todas las clases restantes del goce de los derechos civiles. deaplastar sus partidos y de privarlos de la libertad de palabra, de prensa y de reunión, [...]~ sería un factor inconsciente y, sin embargo poderoso para el establecimiento del.. fuscismo.»~1 Llegumos así a lu visión liberal del problema.
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Para los liberales. el fascismo y el estalinismo ~on parte de un mismo fenómeno, totalitarismo. El carácter totalitario del régimen bolchevique. no es, para los liberales~ accidental sino que al negar las libertades indi viduales. entre las que está el derecho de propiedad y lu libertad de contratación, el socialismo conduce inevitablemente haciaer totalitarismo.
El Fascismo
123
Los liberales afirman que el control que ejercía el régimen alemán sobre la producción, sobre los precios y sobre las prioridades de la producción, no era una medida coyuntural sino que. como afinnaba el jerarca nazi Herman Goering, «Controlar los precios Y.salario:, j¡~plic~ no sólo controlar el t~abajo de la gente, sino tam~ién sus propias Vidas. Nmgun pars puede conf~rmarse solo con hacer parte del trabaJO.» 2) Incluso vinculan al nazismo con cualquier intervención en laeconornía, incluso la que propondría poco después Keynes, para remediar los ciclos económicos. ~_\y aprovechan el ejemplo Nazi para mostrar que ni aún el más brutal régimen policíaco es capaz de reprimir las leyes demercado, ya que en pleno tercer Reich existía un mercado negro, desabastecimientos y corrupción. ,~ Los liberales, por olra parte recuerdan que a poco de asumir Lenin al poder en Rusia tinná un armisticio con Alemania y recuerdan también el pacto firmado entre Hitler y Stalin antes de la segunda guerra mundial, Bobbio, aunque reconoce esta vinculación atinnaque «el pacto fue una alianza esencialmente táctica, que tuvo una breve duración, y que, ideológicamente, no tuvo consecuencias, excepto por la formación de algún pequeño grupo, políticamente insignificante. de bolcheviques nazis.» ~.l Pero, sin duda existen ciertaS vinculac iones doctrinarias entre marxismo y fascismo, como su rechazo a las formas democráticas ya la visión burguesa del mundo. Corno dice Fernando Serra «Werner Sombart mantuvo en su juventud correspondencia con Federico Engels. salió luego en defensa de las tesis de El Capital cuando Bohm-Bawerk señaló las tlagrantes contradicciones en que caía Marx. y terminó redactando el programa económico del Tercer. Reich. Su fonnación marxista queda patente cuando ¡¡tinna en este programa que la «.¡:evolución Nacionalsocialistaculminarácon la propiedad colectiva de los medios de- producción y la extirpación de~ parasitismo burgués capitalista. De esta manera, el proletariado, mero <.lsalariado, sub-esclavo de la empresa capitalista del régimen burgués, ascenderá al rango de productor de la empresa socialista.»~h Más adelante agrega: «Corno destaca Jean-Fran<;ois Revel, es igualmente revelador que Hitler declarara que «he aprendido mucho del marxismo y 10que más me ha interesado e instruido son sus métodos ... Todo el nacionalsocialismo está contenido en é1». El pensador francés cita. entre otros muchos, tres rasgos del pensamiento marxista que interesaron especialmente a Hitler. El primero es el alegato a favor del genocidio que Engels realiza en un artículo publicado en la revista dirigida por Marx, Neue Rheinische Zeitung. en 1849 en el que defiende la desaparición de servios. bretones, vascos y escoceses. Por su parte. Marx aboga por este mismo método contm «esos pueblos moribundos» en «Revolución y Contrarrevolución de Alemania». La importancia de la raza es también un rasgo del marxismo que. de conocerse, sorprendería a sus adeptos. En la misma revista antes citada. Engels escribe en 1894 que «la raza es en sí un dato económico» y sostiene en las notas preparatorias del Anti-Dühring que la superioridad racial de los blancos es una verdad «científica). Pero lo más demoledor e~tal vez la burda proclama antisemita contenida en el ensayo titulado Sobre lacuestión judía, escrito por Marx en 1843 y que, tras identificareljudaísmo con la codicia, con el culto por el mercado y con el dios-dinero -lo mismo que dijeron los nazis-, amenaza
•
diciendo que el comunismo
"haría imposible al judío".»
27
Finalmente
Fernando Se -
agrega: «Llegar a reconocer que el socialismo marxista y el nacional social ista son iguarra en sus puntos de partida y casi idénticos en sus métodos requiere un esfuerzo es . 1 que Tesu 1ta espacia mente doloroso a los que nos hemos reconocido aluuna vez part¡'c. .. o lpes de la pnmera de estas doctnnas.» ,x A mi juicio Pablo Guerra pone las cosas en su sitio cuando afinna que
«3 pesard":.
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las sem,ejanzas manifi~stas. sin em,bargo, es indudable que el comunismo se encontrab:í. en un nIvel muy superior, moral e mtelectualmente. al del nacional socialismo [... }Est ' último era políticamente CÍnico en su base: la intención permanente de manipular a n.aturaleza humana media~tc laintoxicación emocional.y la histeria, no derealizarun valo~:' , smo de enaltecer a una elite auto fomada que, en realidad, no era más que una pandilla.El comunismo era fanático, pero, en general, era honesto y, al menos inicialmente, propósito fundamental era generoso y humano.»1"En los mismos ténninos Popperdicé que «resulta tentador explayarse sobre las grandes similitudes que existen entre eí . marxismo, el ala hegeliana izquierda, y su contraparte fascista. Sin embargo, seríá profundamente injusto pasar por alto ladiferencia que las separa. Pese a que su origen, intelectual es casi idéntico, no puede dudarse del impulso humanitario que mueve af marxismo. Además, en franco contraste con los hegelianos del ala derecha, Marx realizó una honesta tentativa de aplicar los métodos racionales a los problemas más Ufo-entes de la vida social. El valor de esa tentativa no es menoscabado por el hecho de ~ue en' gran medida no haya tenido éxito.».lIJ
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Así corno tratamos de ver al fascismo desde la óptica liberal y marxista, ahor~ intentaremos, en unas pocas líneas mostrar cómo veían al marxismo y al liberalismo los fascistas. Como la riqueza no conoce de razas ni de diferencias innatas, los fascistas desprecian el afán burgués de enriquecerse tanto corno las reivindicaciones de los proletarios alentados por el-marxismo, porque ni unos ni otros se subordinan a los intereses superiores de la «patria». Como dice Enrique Neira: «Los fascistas miran hl destrucción del comunismo como a uno de sus principales objetivos, pero comparte~": con los socialistas la hostilidad contra el sistema burgués liberal. Los fascistas denigran ':-: . la democracia liberal como algo pusilánime, ineficaz y pasado de moda. La democracia' decadente debe ser reemplazada porun sistema de gobierno inspirado por los principiosde «orden, obediencia,justicia», más bien que por los principios de «libertad, igualdad y fraternidad». de la Revolución Francesa.» JI
Al debate en torno de laeconomíaque se había planteado entre liberales y marxistas,_ los fascistas imponen un ideal militarista y heroico. Exigen orden y disciplina, en países donde el caos y la anarquía estaba socavando las bases de lasociedad. El autoritarismo, es hijode la anarquía, de la inseguridad que genera el caos y su consiguiente decadencia."
Conclusiones El fascismo es coherente si se parte de la concepción desigualitaria de la dignidad humana. Si mañana descubriéramos que los animales tienen la-misma dignidad que los" hombres, podríamos concluir que la ganadería es una forma de fascismo. Sometemos a
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loS animales a nuestro servicio y les damos muerte cuando eso sirve para nuestro provecho. El fa.scis~~, tiene I~mis~a ~oncepción d~ las «razas inferiores». Por eso, considero que ni la VlSlOnmarXIsta ni la lIberal del faSCIsmo calan hondo en su verdadera naturaleza. Por más brutal que haya sido la dictadura de Stalin, sus postulados son radicalmente diferentes a los de Hitler. Tanto más ingenua parece la interpretación marxista del fascismo como una forma de lucha de clases en las que la burguesía estaba exacerbada, cuando en realidad el fascismo llevó a los campos de exterminio a numerosos burgueses judíos. Enresumen, el fascismo parte de la desigualdad, encuentrasu fundamento en la raza, sigue por la lucha por la supervivencia del más apto, que conduce a la formación de una Nación homogénea, que se logra y se exalta mediante un Estado que es omnipotente frente al individuo, y un «conductor» que es omnipotente frente al Estado mismo. Así racismo, xenofobia, inlOlerancia, genocidio y totalitarismo, son ideas íntimamente vinculadas. Esta cruda caracterización del fascismo probablemente sólo se vio en estado casi puro en la Alemania Nazi. pero en realidad ni el nazismo ni el fascismo han muerto en nuestros días. El autoritarismo. la discriminación raci<:ll, la intolerancia religiosa o ideológica, suelen asociarse a fanTIas más matizadas pero no menos malignas del fascismo Los neo-nazis no son, felizmente, más que un brote más o menos folklórico. Mucho más graves son las visiones fascistas que se esconden en muchos intersticios de la ciencia, o en la conciencia de todos nosotros. Corno dice Schumcler: «No era necesario llegara los limites insoportables del holocausto nazi para verificar la simplista vinculación entre raza y progreso que se desarroliq,. como teoría, desde mediados del siglo XIX. La voluntad de «mejoramiento» de la especie no cesó de crecer a pesar de las innumerables críticas efectuadas desde perspect,ivas filosóficas, sociales y religiosas. La ingeniería genética, unode los sectores de puntadel actual prestigio de la ciencia y la técnica, mantiene lazos de parentesco con el darwinismo social más estrechos de lo que frecuentemente se reconoce y reinscribe en la agenda científica, a través de la manipulación genética, algunas afinnaciones sobre la transmisión sexual de los cambios f,1Vorables.» ,11Como vernos el fascismo es una tentación siempre latente.
Notas del Capítulo 1. MlI,~.\'(}lilli. Citado POI': Bobbio. wlVlV.hiper.wciol(}~ía. cOl/l.ar. 2. 8obbio. Norberto. Obra Citada. J. 8obbio, Norberto, Obra Cirada.
NorberlO.
"Fascismo
en DicciOl/ario
de Política».
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CAPÍTl;LO
N° 7
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Social
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En este capítulo vamos a analizar la doctrina social de la Iglesia Católica, que, mal que le pese a la misma, es considerada por muchos como una ideología alternativa. En primer ténnino tenemos que analizar cuál fue la actitud de la Iglesia a medida que el Renacimiento, la refonna, la Revolución Francesa y la ideología liberal primero, y el marxismo luego, le fueran quitando el monopolio que ejerció durante la Edad Media.
La Iglesia antes de la «Rerun Novarulll» Aunque parezca increíble, y sea tantas veces olvidado, la Iglesia siguió teniendo «poder tempora!», es decir el gobierno de un Estado hasta 1870. Esto quiere decir que hasta 1870el Papa tenía su ejército, ~u policía, sus tribunales sus cárceles y sus patíbulos donde se podía ejecutar a quienes cometían delitos. La unificación de Italia venció la resistencia de las tropas al mando d"~lPapa. el que se consideró a sí mismo prisionero hasta 1929, cuando el Vaticano firma con Mussolini el tratado de Letrán por el que se reconoce la soberanía del «Estado del Vaticano)) con una extensión de 44 hectáreas. El Papa no tiene un reino en el sentido vulgar de la palabra"pera sigue siendo soberano de un Estado. Es necesario reparar en estos hechos para comprender la manera como la Iglesia actúa durante el proceso de nacimiento de las ideologías. Su actitud inicial es absolutamente defensiva. Condena al liberalismo. simplemente en defensa del mundo medieval añorado. Veamos algunos ejemplos. Sobre la libertad de prensaafirrna Gregario XVI en 1832 «Aquí pertenece aquella pésima y nunca suficientemente execrada y detestable libertad de prensa para la difusión de cualesquiera escritos; libertad que con tanto clamor se atreven algunos a pedir y promover. Nos horrorizamos, venerables hennanos, contemplando con qué monstruos de doctrinas, o mejor, con qué monstruos de errores nos vernos sepultados. con qué difusión, por todas partes son diseminados estos errores en ingente multitud de libras)) y agregaba «huy que extenninar en cuanto se pueda la peste mortífera de tantos libros; porque nunca se quitará la materia del errar, si los elementos criminales no perecen quemados en las llamas.)) 1 Observemos que, medio siglo después de la Revoh.lción Francesa, hace menos dos siglos. la Iglesiaseguía deseando -«quemar en las llamas» a los «elementos criminales» que difundan lo que considera el «erraD>. I
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Sobre la libertad de conciencia y culto, la Iglesia manifestaba en esa misma encíclica:
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«de esta corrompidísirna fuente del indeferentismo brota aquella absurda y errónea sentencia. o más bien delirio de que se debe afinnar y vindicar para cada uno la libertad de conciencia. Abre el camino este pestilentísimo error aquella plena e inmoderada libertad de opinión que para daño de los sagrado y lo civil está tan difundido.».\
benignidad ..»
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Pio X en 1864, en el número 4 de la'encíclica «Quanta cura» ratifica expresamente la condena a la tolerancia religiosa y en el número 6 de la misma, condena a quienes afirman que «la Iglesia no tiene el derecho de reprimir por medio de penas temporales a los que violan sus leyes.» En plena época de las revoluciones liberales y marxistas Gregario XVI afirmaba que «toda potestad viene de Dios y todas las cosas son ordenadas por el mismo Dios. Así, "' pues, el que resiste a la potestad, resiste a la ordenación de Dios, y los que resisten se ,!-' condenan a sí mismos. Por ello, tanto las leyes divinas como las humanas se levantan ~. contra quienes se empeñ~n, con ver~o~zosas conspiraciones tan traidoras co~o. sediciosas, en negar la fidelidad a los pnnclpes y aun en destronarles. Por aquella razon,~-.----:::'._ y por no mancharse con crimen tan grande, consta cómo los primiti~o~ cri:tianos, aun ::::; en medio de las terribles persecuciones contra ellos levantadas, se dlstmgUieron por su .'~'.
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celo en obedecer a los emperadores y en luchar por la integridad del imperio, como probaron ya en el fiel y pronto cumplimiento de todo cuanto se les mandaba (no., ,oponiéndose a su fe de cristianos), ya en el derramar su sangre en las batallas. peleando ..- .''' contra los enemigos del impe.rio. Los soldados cristianos, dice San Agustín, si~vieron~:, '. fielmente a los emperadores IOfieIes; mas cuando se trataba de la causa de Cnsto, no ',.:' reconocieron otro emperador que al de los cielos.».1 Es decir que en esta época laIglesia, contra lo que mandaba la tradición filosófiCá '!Scolástica, define el sometimiento a la. ~,
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tiranía más atroz como una virtud cristiana.
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La Iglesia buscaba su defensa encerrándose en el inmovilismo: «toda laIglesiasufre con cualquier novedad, y qlie, según consejo del pontífice San Agatón, nada debe ..~. quitarse de cuanto ha sido definido, nada mudarse, nada añadirse, sino que debe conservarse puro tanto en la palabra como en el sentido»~ Ya en pleno Siglo XX PioX .~ atirmabaque es «deber de los Obispos cuidar que los escritores de los modernistas, ~~ que saben a 1TI0de'rnismo o lo promueven, si han sido publicados, no sean leídos, y s~ '.
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no lo hubieren
sido, no se publiquen.~>
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inspiradas en el principio del bien común de
Por otra parte, proclamaba su santidad inmaculada: «es completamente absurdo e injurioso en alto grado el decir que sea necesaria cierta restauración y regeneración para volverla a su incolumidad primitiva, dándola nueva vigor, como si pudiera ni pensarse siquiera que la Iglesia está sujeta a defecto, a ignorancia o a cualesquier otra imperfección.»Y
Por último el mismo Papa Gregario XVI, como hemos visto en el capítulo segundo, justifÍcael uso de ejércitos pontificios, en la autoridad otorgada por Dios. Aquellos que se rebelan contra su autoridad temporal, son «traidores.» y su represión por las fuerzas miltares del Estado Pontificio es ejercida como una muestra de «la indulgenciade nuestra magnánima
dones deben unirse en unidad armónica, la sociedad.» ~
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Tampoco faltan las expresiones de deseo de la Iglesia de volver al régimen de las".. corpor~ciones «debe restaurarse la verdadera prosperidad según los principios de un '. salla corporativismo que respete la debida jerarquía social, y cómo todas las corpor~~.
Pio IXreinó entre 1846 y 1878. Fue el Papa que perdió los Estados Pontificios, y quien convOCÓal Concilio Vaticano 1que en 1870 promulgó el documento «Pastor Aeternus» que consagra la infalibilidad del Papa cuando habla «ex cátedr~» en los siguientes términos: «posee, por la asistencia divina que le fue prometida en el bienaventurado Pedro, aquella infalibi lidad de la que el divino Redentor quiso que gozara su Iglesia en ladefinición de ladoctrinade fe ycostumbres. Poresto,dichasdefiniciones del Romano Pontífice son en sí mismas, y no por el consentimiento de la Iglesia, irreformables. "'En el mismo año en que la Iglesia perdió sus «Estados Pontificios» y el Papa se declaró prisionero en la ciudad de Roma, declararon la infalibilidad e inamovilidad de la doctrina pontificia. La Iglesia se cerraba cada vez más.
La Iglesia asume la «Cuestión Social» Sin embargo, la Iglesia, a mediados del siglo XX percibe el enorme abismo que se está abriendo entre sus enseñanzas y el mundo terrenal. En especial a partir del pontificado de Juan XIII (que ocupó la sillaapostó!icade 1958 a 1963), comenzó un largo camino que revestido de una aparente continuidad y respeto por la tradición. vaamarcar una notable diferencia. Antes de entrar en detalles sobre la doctrina social, veamos hasta dónde llegó su rectificación sobre los errores del pasado. El Concilio Vaticano II convocado por Juan XXIII declaró que «aunque la Iglesia por la virtud del Espíritu Santo ha permanecido siempre esposa fiel de su Señor y nunca hadejado de ser signo de salvación en el mundo, no jgnoraella, sin embargo, que entre sus miembros. clérigos o laicos, en el decurso de los siglos. no han faltado quienes han sido infieles al Espíritu de Dios. Tampoco en nuestro tiempo se le oculta cuánto dista el mensaje que ella proclama de la debilidad humana de aquellos a quienes fue confiado el Evangelio. Cualquiera sea erjuicio que la historia pronuncie de estos defectos, debemos ser conscientes de ellos y vigorosamente combatirlos.» 11 Juan Pablo II agregó declaraciones más explícitas aún: «Es justo que la Iglesia asuma con una conciencia más viva el pecado de sus hijos recordando todas las circunstancias en las que, a lo largo de la historia, se han alejado del espíritu de Cristo y de su Evangelio. ofreciendo al mundo, en vez del testimonio de una vida inspirada en los valores de la fe, el espectáculo de modos de pensar y actuar que eran verdaderas formas de antitestimonioy de escándalo» y agrega «ante la opinión pública la imagen de la Inquisición representade aiguna fonnael símbolo de este antitestimonio y escándalo.» 11 y en otro documento rezó: «Señor. Dios de todos los hombres, en algunas épocas de la historia los cristianos a veces han transigido con métodos de
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intolerancia y no han seguido el gran mandamiento del amor, desfigurando así el rostro de la Iglesia, tu Esposa. Ten misericordia de tus hijos pecadores y acepta nuestro propósito de buscar y promover la verdad en la dulzura de la caridad, conscientes de
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que la verdad sólo se impone con la fuerza de la verdad misma.» \,\
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Este cambio fue progresivo, ya que podemos señalar la encíclica Reruo Novarum de León XIII (1891)comoel inicio del camino de laIglesiaen lo quedenorninó «la cuestión social».
La Iglesia y las ideologías La Iglesia Católica ha formado todo un cuerpo de doctrina sobre los temas sociales deberíamos analizarlos desde el objeto de nuestro análisis, para determinar si se trata de una ideología. Para eso, vamos acomenzar por analizar qué dice la Iglesia sobre las otras ideologías. Básicamente condena tanto al liberalismo corno al y en consecuencia
marxismo. A los liberales, como hemos visto, los Papas los asociaban con las revoluciones que deponían a los reyes que ellos habían coronado y atacaban sus dominios territoriales. Por eso las primeras críticas al liberalismo y a la democracia siempre destinadas acriticar la libertad de conciencia, lá tolerancia religiosa, o defender las propiedades y las . " prerrogativas de la Iglesia. El liberalismo, muchas veces con vertientes anticlericales, .~ no sólo defendía la libertad de conciencia y de culto, 10 que era visto con horror por la Iglesia, sino que confiscaba las extensas propiedades eclesiásticas y se inmiscuía en los ¿,,~
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internos de la Iglesia.
LeónxlU atirmaba: «Cuando la Iglesia, colurnnay firmamento de la verdad, maestra incorrupta de la moral verdadera, juzga que es su obligación protestar sin descanso contra una 'tolerancia tan licenciosa y desordenada, es entonces acusada por los liberales de falta de paciencia y mansedumbre. No advierten que al hablar así califican de vicio lo que es precisamente una virtud de la Iglesia. Por otra parte, es muy frecuente que estos grandes predicadores de la tolerancia sean, en la práctica, estrechos e intolerantes cuando se trata del catolicismo. Los que son pródigos en repartir a todos libertades sin cuento, niegan continuamente'a la Iglesia su libertad.»I. Lacríticasiempre estaba asociada a los derechos de la Iglesia. De ahí surge que el liberalismo sea identificado con una rebelión contra Dios mismo. I~Cuando las democracias muestran su fuerza arrolladora y surge de manera evidente su superioridad moral frente a las monarquías absolutas el mismo León XIII comienza a aceptarla diciendo que no está prohibido «preferir para el Estado una forma de gobierno moderada por el elemento
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A partir del León XIII la Iglesiacomienza a percibir (medio siglo después de Marx) que el liberalismo económico no es sólo perjudicial para sus intereses, sino que además podía causar «injusticias sociales». Pio XI afirmaba en 1931 «El capital reivindicaba para sí todo el rendimiento, la totalidad del producto, dejando al trabajador apenas lo necesario para reparar y restituir sus fuerzas. Pues se decía que, en virtud de una ley económica absolutamente incontrastable, toda acumulación de capital correspondía a los ricos, y que, en virtud de esa misma ley, los trabajadores estaban condenados y reducidos a perpetua miseria o a un sumamente escaso bienestar. Pero es lo cierto que ni siempre ni en todas partes la realidad de los hechos estuvo de acuerdo con esta opinión de los liberales vulgarmente llamados «manchesterianos», aún cuando tampoco pueda negarse que las inslituciones económico-sociales se inclinaban constantemente a este principio.» 17 Mas recientemente Paulo VI afirmaba: (Con las nuevas condiciones creadas a la sociedad, en mala hora se ha estructurado un sistema en el que el provecho se consideraba como el motor esencial del progreso económico, la concurrencia como ley suprema en la economía, la propiedad privada de los medios de producción como un derecho absoluto, sin límites y obligaciones sociales que le correspondieran. Este liberalismo sin freno conducía a la dictadura, denunciada justamente por Pío XI como generadora del imperialismo internacional del dinero.» 1"«U na economía de intercambio no puede seguir descansando sobre ¡~sola ley de la libre. concurrencia, que engendra también demasiado a menudo una dictadura económica.» En el mismo sentido el Catecismo de la Iglesia Católica afirma: «Una teoría que hace del lucro la nonnaexclusiva y el fin último de la actividad económica es moralmente inaceptable. El apetito desordenado de dinero no deja de produoir efectos perniciosos. Es una de las causas de los numerosos conflictos que perturban el orden socia!'» 20 I~
León XIII también critica al marxismo: (Es mal capital, en la cuestión que estamos tratando, suponer que una clase social sea espontáneamente enemiga de la otra, como si la naturaleza hubiera dispuesto a los ricos y a los pobres para combatirse mutuamente en un perpetuo duelo. Es esto tan ajeno a la razón y a la verdad, que, por el contrario, es lo más cierto que como en el cuerpo se ensamblan entre sí miembros diversos, de donde surge aquella proporcionada disposición que justamente podríase llamar armonía, así ha dispuesto la naturaleza que, en la sociedad humana, dichas clases gemelas concuerden annónicamente y se ajusten para lograr el equilibrio. Ambas se necesitan en absoluto: ni el capital puede subsistir sin el trabajo, ni el trabajo sin el capital. El acuerdo engendra la belleza y el orden de las cosas; por el contrario, de la persistencia de la lucha tiene que derivarse necesariamente la confusión juntamente con un bárbaro salvajismo.» 21 y agrega con mayor dureza: «se debe asegurar las posesiones privadas con el imperio y fuerzade las leyes. Y principalísimamente deberá mantenerse a la plebe dentro de los límites del deber, en mediode unya tal desenfreno de ambiciones; porque, si bien se concede la aspiración a mejorar, sin que oponga reparos la justicia, sí veda ésta, y tampoco autoriza la propia razón del bien c~mún, quitar a otro 10 que es suyo o: bajo capa de una pretendida igualdad, caer sobre las fortunas ajenas. Ciertamente, la
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democrático, salva siempre la doctrina católica acerca.del origen y el ejerCiCiO.del pode~ político. La Iglesia no condena forma alguna de gobierno, con tal que sea apta por SI . misma la utilidad de los ciudadanos. Pero exige, de acuerdo con la naturaleza, que cada "'. una de esas formas quede establecida sin lesionar a nadie y, sobre todo, respetando íntegramente los derechos de la Iglesia.» I~.
El Cristianismo
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mayor parte de los obreros prefieren mejorar mediante el trabajo honrado sin perjuicio de nadie; se cuenta, sin embargo, no pocos, imbuidos de perversas doctrinas y deseosos de revolución, que pretenden por todos los medios concitar a las turbas y lanzar a los.
demás a la violencia. Intervenga, por tanto, la autoridad del Estado y. frenando a los: agitadores, aleje la corrupción de las costumbres de los obreros y el peligro de las rapiñas de los legítimos dueños.»
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Pio XI agregaría: «igual que la unidad del cuerpo social no puede basarse en la lucha -~. de «clases», tampoco el recto orden económico puede dejarse a la libre concurrencia de :,:s las fuerzas. Pues de este principio, como de una fuente envenenada, han manado todos~~ los errores de la economía «individualista», que, suprimiendo, por olvido o por ignorancia, el carácter social y moral de la economía, estimó que ésta debía ser considerada y tratada como totalmente independiente de la autoridad del Estado, ya que ,;-~ .. tenía su principio regulador en el mercado o libre concurrencia de los competidores, y 'i: porel cual podría regirse mucho mejor que por la intervención decualquierentendimien_-:'~ to creado. Más la libre concurrencia, aún dentro de ciertos límites es justa e indudable~ ". mente beneficiosa, no puede en modo alguno regir laeconomía, como quedó demostrado hasta la saciedad por la experiencia, una vez que entraron en juego los principios del' funesto individualismo. Es de todo punto necesario, por consiguiente, que la economía se atenga y someta de nuevo a un verdadero y eficaz principio rector. Y mucho menos aún puede desempeñar esta [unción la dictadura económica, que hace poco ha sustituido a la libre concurrencia, pues tratándose de una fuerza impetuosa y de una enonne potencia, para ser provechosa a los hombres tiene que ser frenada poderosa':::¡ mente y regirse con gran sabiduría y no puede ni frenarse, ni regirse por sí misma. Por.; tanto, han de buscarse principios más elevados y más nobles, que regulen severa e Íntegramente a dicha dictadura, es decir, lajusticia social y la caridad social.» 1Jy agrega: «Esta acumulación de poder y de recursos, nota casi característica de la economía; contemporánea, es el fruto natural de lailimitada libertad de los competidores, de laque han sobrevivido sólo los más poderosos, lo que con frecuencia es tanto como decir los más violentos y los más desprovistos de conciencia.» 1. Pero no sería más indulgente con el marxismo: «el «comunismo», que enseña y persigue dos cosas, y no oc;:ulta y disimuladamente. sino clara y abiertamente, recurriendo a todos los medios, aún los más ,. violentos: laencarnizadaluchadeclasesy latotal abolición de la propiedad privada. Para lograr estas dos cosas no hay nada que no intente, nada que lo detenga; y con el poder, _ de sus manos, es increíble y hasta monstruoso lo atroz e inhumano que se muestra. Ahí. . están pregonándolo las horrendas matanzas y destrucciones con que han devastado".. .. inmensas regiones de la Europa oriental y de Asia; y cuán grande y declarado enemigo ._. de la Santa Iglesia y de Dios sea.») H •
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rabajo, incluso el domingo, no se les daba tiempo ni aun para cumplir sus más graves ~eberes religiosos de los días festivos; no se pensaba en construir Iglesias junto a las fábricas, ni en facilitarel trabajo del sacerdote; al contrario, se continuaba promoviendo ositivarnente el laicismo. Ya se recogen los frutos de errores tantas veces denunciados PorNuestros Predecesores y por Nos mismo; no cabe maravillarse de que en un mundo, ~ace ya tiempo tan intensamente descristianizado, se propague, inundándolo todo, el errorcomunista.»1<>Una vez más la Iglesia repara más en el carácter laicista del liberalismo que en la situación social de los obreros. Con respecto a ciertas fonnas de «socialismo moderado» que pueden parecer aceptables a los cristianos dice Pio XI: «estos postulados del socialismo mod~ra~o .no se distingan ya de los anhelos y postulados de aquellos que, fundados en los prInCipIOS cristianos, tratan de reformar la humanasociedad. Con razón, en efecto, se pretende que se reserven a la potestad pública ciertos géneros de bienes que comportan consigo una tal preponderancia, que no pueden dejarse en manos de particulares sin peligro para el Estado.»H Pero inmediatamente advierte: ( Unos justos postulados y apetencias de esta índole ya nada tienen contrarío a la verdad cristiana, ni mucho menos son propios del socialismo. Por lo cual, quienes persiguen sólo esto no tienen por qué afiliarse a este sistema.» 1~Y agrega: «Procurad, Venerables Rennanos, que los fieles no se dejen enuañar. El comunismo es' intrínsecamente perverso; y no se puede admitir que colaboren con él, en ningún terreno, quienes deseen salvar la civilización cristiana.» W Másrecientemente Paulo VI agregaba: ((El cristiano 'no puede admitir laque supone una filosofía materialista y atea, que norespeta ni laorientación de la vida hacia su tin último. [...] El cristiano que quiere vivir su fe en una acción política. concebida como servicio, tampoco puede adherirse sin contradicción a sistemas ideológicas que se oponen radicalmente o en los puntos sustanciales a su fe y a su concepción del hombre: ni a la ideolouÍa marxista, asu materialismo ateo, asu dialéctica de violencia y ala manera como ellaen~iende la libertad individual dentro de la colectividad, negando al mismo tiempo toda trascendencia al hombre y a su historia personal y colectiva.» .'0
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Pero aún desde esa crítica feroz al comunismo, no pierde de vista su crítica al : liberalismo a quien. atribuye la culpa de tanto males: «para comprender cómo el ;. comunismo ha cónse'guido que' las masas obreras lo hayan aceptado sin discusión, : conviene recordar que lós trabajadores estaban ya preparados por el abandono religioso y moral.en el que los había dejado la economía liberal. [... ] Con los turnos de
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Críticas a las ideologías en general
Generalmente los documentos pontificios juzgan con igual rigor a todas las ideologías. Veamos algunos ejemplos, entre muchos otros. «Tanto la concurrencia de tipo liberal como la lucha de clases de tipo marxista son antinaturales y muy contrarias a las enseñanzas cristianas.».I1 El concilio Vaticano II afirmó «No se puede confiar el desarrollo ni al solo proceso casi mecáni-co de la acción económica de los individuos ni a laso la decisión de la autoridad pública. Por este motivo hay quecalificarde falsas tanto las doctrinas que se oponeñ a las refonnas indispensables en nombre de una falsa libertad como las que sacrifican los derechos fundamentales de la persona y de los grupos en aras de la organización colectiva de la producción.».\! Paulo VI lo expresó en estos términos: «No es lícito, por tanto, favorecer a la ideología marxista, a su materialismo ateo, a su dialéctica de violencia y a la manera como ella entiende la libertad individual dentro de lacolectividad, negando al mismo tiempo toda trascendencia al ser humano y a su historia personal y colectiva. Tampoco apoya la comunidad cristiana la
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Las Ideologías
¡de,ología liberal, que cree exaltar la libertad individual sustrayéndola
en ~l $iglo X
a toda limitaci6
est~mu~ándolaca? la búsqueda ~xclusiva del interés y del poder, y considerando l~ solIdandades sociales como consecuencias más o menos automáticas de iniciati vas individuales y no ya como fin y motivo primario del valor de la organización social El peligro general de las ideologías
es señalado
por PauIo
VI cuando
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dice:-«Ot(
peligro consiste en adherirse a u~a ideología que carezca de un fundamento científic~ completo y verdadero y en refugIarse en ella corno explicación última y suficiente d - , tOd?, y const~uir~easí u~ nue:,o ídolo, del cual se acepta, a veces sin darse cuenta, e~~~. caraeler totahtano y oblJgatono.»,\~ -.-'" Más recientemente el Catecismo agrega: «La Iglesia ha rechazado las ideologí~ totalitarias y ateas asociadas en los tiempos modernos al «comunismo» o «socialismo» Por otra parte, ha reprobado en la práctica del «capitalismo» el individualismo y I~ primacía absoluta de la ley de mercado sobre el trabajo humano. La regulación de la economía únicamente por la planificación centralizada pervierte en la base los vínculos sociales; su regulación únicamente por la ley de mercado quebranta lajusticia social porque existen numerosas necesidades humanas que no tienen salida en el mercado.-:
" Juan Pablo 11,por último afinna: «sisremas ideológicos o de poder, así como nuev relaciones surgidas a distintos niveles de la convivencia humana, han dejado perdurw. injusticias flagrantes o han provocado otras nuevas.» .1~
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Por último, recordemos que el Concilio Vaticano 11aclara que pese a sus enseñanzas sociales no propicia ni defiende un determinado sistema social, ni una detenninada ideología: «La Iglesia, por razón de su misión y de su competencia no se confunde en modo alguno con la comunidad política ni está ligada a sisrema político alguno.» n
Las Enseñanzas sociales de la Iglesia
El Cristianismo
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Social
Propiedad Privada La Iglesia siempre reconoció el der~cho de propiedad, como un derecho que el Creadorotorgó al hombre, aunque su uso debe ser hecho de tal modo que sirvan a todo el O'énerohumano .• ~Surge así el «sentido social» de la propiedad cuyo fundamento resideen el destin~ común de todos los bienes. 4.' Una primera consecuencia de esta naturaleza está la obligación de practicar la {(caridadcristiana» hacia los que menos tienen y además emplear los «grandes capitales» para gen~rar fuentes de trabajo. 44 Si se olvida este sentido social se genera la ambición y el desorden social y da pretexto a quienes niegan tal derecho. Este sentido ~ocial.se define por el «resp~to de lasobligaciones morales frente a todos los hombres. lOcluIdoslos de las generacIOnes venideras» 4~ El uso adecuado de la propiedad privada debe llevar a la sociedad hacia la paz Yno engendrar condiciones precarias, generadoras de luchas y celos» 47 4.1
Paulo VI afirma que «la propiedad privada para nadie constituye un derecho incondicional Yabsoluto. Nadie puede reservarse para uso exclusivo suyo lo que de la propia necesidad le sobra, en tanto que a los demás falta lo necesario.» ~~ Cuando no se reconoce la propiedad privada. incluso de los bienes de producción, comolo enseña la hisroria, son oprimidas las expresiones fundamenrales de la libertad, y paresa se deduce que en la propiedad privada se encuentra «garantía y estímulo» para los derechos individuales. 4~ Por otra parte la Iglesia enseña_predica «el repaero de las propiedades insuficientemente cultivadas a favor de quienés sean capaces de hacerlas valer. [...] Siempre que el bien común exija una expropiación, debe valorarse la indemnización según equidad, teniendo en cuanta todo el conjunro de las circunstancias.» ~"
La propiedad privada, en esros términos debe estar garantizada, incluso con una El análisis de todos los documentos emitidos por la Iglesia desde 1891 hasta la fech~ seguridad jurídica que la proteja de todo ataque arbitrario .. La propiedad privada debe resultaría completamente ajeno al objetivo de este libro, por eso vamos a pasar rápida'....".,_- distinguirse del «amor desordenado a las riquezas» que es incompatible con el amor a revisra a las grandes definiciones que ha tomado en relación con las cuestiones sociales'l_ los pobres. " 11
El rol de la Iglesia
.1"
En primer ténnino debemos referirnos al rol de la Iglesia en estas cuestiones, desde su propia óptica. Comencemos diciendo que la Iglesia no «pretende mezclarse en lo político» y quiere «dar testimonio de la verdad, para salvary no parajuzgar.»'"
LaIgleSia~, ..~
reconoce que su misión no es la de conquistar el poder terrenal y que el poder civil y. eclesiástico son soberanos cada uno en su campo de acción. J~ Las situaciones: mundiales son tan diversas y abarcan tantas culturas diferentes que sus enseñanzas' ti~menque ser deliberadamente genéricas, y deben modificarse a lo largo del tiempo .••• Son las «comunidades cristianas» las que deben analizar la situación en cada país. 41;
Distribución de las riquezas Aunque la Iglesia defiende el derecho de propiedad, incluso de los bienes de producción no significa que pennanezca indiferente ante las desigualdades. Su doctrina predica que se modere equitativamente la acumulación de riquezas. Corno recuerda Pablo VI en laencíclica«Populorum Progressio» ya San Juan en su primeraCartadecía «Si alguno tiene bienes de este mundo y viendo a su hennano en necesidad le cierra las entrañas. ¿cómo es posible que en él resida el amor de Dios?» l' 'Pio XI afirmaba que esta redistribución no debía hacerse para que los hombres «se hagan más remisos en el trabajo» sino para que aumente el nivel de vida familiar..<4Juan XIII denuncia con mucho mayor.vigor que «en algunas de esas Naciones la abundancia
Las Ideologías
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en el Siglo
Xxi
El Cristianismo
y e11ujo desenfrenado de unos pocos privilegiados contrastan de maner~ estridente y_ ofensiva con las condiciones de extremo malestar de 1.05 más.».\~En el mismo sentido_ el Concilio Vaticano II afinnaba q,u~«El lujo p.u~~lajuntoa la miseria. Y rnie~tr~~uno~.:¥_ pocos disponen de un poder ampllSlffio de declslOn, muchos carecen de toda IniCiativa" y de toda responsabilidad, viviendo con frecuencia en condiciones de vida y de trabajo j indignas de la persona humana. [...] Los hombres de nuestro tiempo son cada día más '~: sensibles a estas disparidades. porque están plenamente convencidos de que la ~. amplitud de las posibilidades técnicas y económicas que tiene en sus manos el mundo JJ moderno puede y debe corregir este lamentable estado de cosas.» .1" ~."..
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Desigualdades Humanas
En la sociedad «No son iguales los talentos de todos, ni igual el ingenio, ni la salud;*ni las fuerzas, y a la necesaria desigualdad de estas cosas, sigue espontáneamente la ~:~ desigualdad de la fortuna. La cual es por cierto conveniente a la utilidad, de los' particulares como también de la Comunidad, porque necesita para su gobierno, a la vida común de facultades diversas.» ~7«Sin embargo, toda fonna de discriminación en los' derechos fundamentales de la persona, yaseasocial o cultural, por moti vos desexo, raza.:-. color, condición social.leng~ao religión, debe ser vencida y eliminada por ser contrario al plan divino.»~~
Dignidad del Trabajo El cristianismo elevó el trabajo a su verdadera dignidad ya que adora a Dios hechó';. hombre y convertido en artes~no. ~'J
,-
El trabajo es superioren dignidad a los bienes de producción, ya que el capital de serun instrumento. «El trabqjo humano, autónomo o dirigido, procede inmediatamen de la persona, la cual marca con su impronta la materia sobre la que trabaja y la sorne a su voluntad. Es para el trabajador y parasu familiael medio ordinario de subsistencia por él el hombre se une a sus hermanos y les hace un servicio, puede practicar !a verdadera caridad y cooperar al perfeccionamiento de la creación divina. [...] Es, si embargo, demasiado frecuente también hoy día que los trabajadores resulten en ciert~ sentido esclavos de su propio trabajo. Lo cual de ningún modo estájustiíicado por r llamadas leyes económicas.» ",)."J El capital debe estar subordinado al trabajo porqu «lleva consigo las señales del trabajo humano» y porque el hombre es siempre superi_ a las cosas. ~l Una adecuada valoraciól1del trabajo hace desaparecer el fundamento de ladivis.i_6~~ de los hombres en clases sociales, 10 que no obsta a que se reconozcan o valoricen J diferentes tareas. El trabajo debe estar en función del hombre y no a la inversa. Poro_ parte cualquier trabajo, por simple o rutinario que sea es siempre fruto de la digni~, humana.~.lEl hombre con su trabajo no sólo transfonna la naturaleza sino que se realJ a sí mismo, se «hace hombre». ~ El trabajo no es una mercancía".1y por lo tanto no basta el consentimiento entret-patrón y el obrero para fijar el salario. Ya León XIII afirmaba que era necesario que
Social
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Estado intervenga para que el salario no sea «en manera alguna insuficiente para alimentar a un obrero frugal y morigerado.» También debe controlarel cumplimiento de una jornada laboral, y las condiciones de seguridad y salubridad de los lugares de trabajo. "" El Estado, además pe asegurar un salario justo y equitativo, debe procurar que todos los obreros aptos para el trabajo tengan un empleo adecuado a sus fuerzas. ~7 Lajornada laboral debe permitir que «disfruten todos de un tiempo de reposo y descanso suficiente que les pennita cultivar la vida familiar, cultural, social y religiosa. Más aún, tengan la posibilidad de desarrollar libremente las energías y las cualidades que {JI vez en su trabajo profesional apenas pueden cultivar.» ~. Pero el hombre con su trabajo no sólo requiere una adecuada remuneración y adecuadas condiciones de trabajo sino que debe sentirse consciente de que está trabajando "en algo propio".» .."
Iniciativa privada La Iglesia no está en contra de la iniciativa privada ya que la misma sirve para «contribuir a una abundancia provechosa para todos, y para recoger los justos frutos de sus esfuerzos.» '" En tal sentido, aunque reconoce la presencia del Estado en la economíarecuerda que la misma «no se encaminaaempequeñecercada vez más la esfera dela libertad en la iniciativa personal de los individuos, sino más bien a garantizar a esa esfera la mayor amplitud posible. tutelando efectivamente, para todos y cada uno,los derechos esenciales de la persona; entre los cuales se ha de reconocer el derecho que cada persona tiene de ser y pennanecer normalmente como primer responsable de su propia manutención y de la de su propia familia, lo cual exige que en los sistemas económicos esté permitido.y facilitado, a cada individuo, el libre desarrollo de la actividad de una profesión provechosa.» 71 En este sentido los empresarios cumplen una tarea beneficiosa: «Ostentan ante la sociedad la responsabilidad económica y ecológica de sus operaciones}) y «están obligados a considerar el bien de las personas y no solamente el aumento de las ganancias.» Pero la Iglesia no condena la utilidad empresario ya que estas «son necesarias; permiten realizar las inversiones que aseguran el porvenir de las empresas, y garantizan los puestos de trabajo.» n
Participación de los obreros en la empresa La Iglesia estimula que se encuentren maneras de incentivar la participación de los obreros tanto en las utilidades como en las decisiones de la empresa. Pio XI afirmaba queesto debía ocurrir cuando la empresa estuviera en peligro: «si la cosa llegara a una diticultad extrema, entonces habrá llegado, por fin, el momento de someter a deliberación si laempresa puede continuar o si se ha de mirar de alguna otra manera por los obreros. Eneste punto, verdaderamente gravísimo, conviene que actúe eficazmente una cierta unión y una concordia cristiana entre patrones y obreros.» 7.\ y agrega que el contrato
138 El Crlstim'úsmo Social de trabajo se debería «suavizar» mediante el contrato, de sociedad. «De este modo lo obreros y empleados se hacen socios en el dominio y en la administración o participan'j
en cierta medida, de los beneficios percibidos.»
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clase humilde, -por el contrario, carente de todo recurso, se confía principalmente al patrocinio del Estado.)) ~¡
La Iglesia propone que «los obreros
7~
puedan llegar a participar en la propiedad de las mismas empresas.» ;.1 «No es posible prefijar los modos y grados de tal~ participación, pues se hallan en relación con la situación concreta que cada empresa' presente; situación, que puede variar de una empresa a otra, y que en lo interior de cada':- empresa está sujeta a cambios, a menudo rápidos y fundamentales. Creemos, sin: en las fonnas y en los grados más oportunos,
embargo, oportuno llamar la atención sobreél hecho de que el problema de la presencia:, aCliva de los obreros existe siempre, sea pública o privada la empresa; y, en cadacaso~ se debe tender a que la empresa llegue a ser una verdadera asociación humana, que con~. su espíritu iníluya profundamente en las relaciones, funciones y deberes de cada uno' de sus individuos. (...] Una concepción humanade la empresa debe, sin duda, salvaguar_ dar la autoridad y la necesaria eficacia de la unidad de dirección; pero no puede reducir:. a sus colaboradores de cada día a la condición de simples silenciosos ejecutores, si{ posibilidad alguna de hacer valer su experiencia. enteramente pasivos respecto a las decisiones que dirigen su actividad.» 7h.77 ,'"
Juan XXIII lo deCÍaen estos ténninos: «Ante todo, debe afinnarse que el mundo económico es creación de la iniciativa personal de cada uno de los ciudadanos, ya en su actividad individual, ya en el seno de las diversas asociaciones para el logro de intereses comunes. [...] En él, sin embargo, por las razones ya aducidas por Nuestros Predecesores, deben estar también activamente presentes los poderes públicos a fin de promover, en las formas debidas, el desarrollo productivo en función del progreso social parabeneficio de todos los ciudadanos.~>"'Tambiéndefinió el principio de subsidiariedad por el cual «ni el Estado ni las otras entidades de derecho público deben extender su propiedad sino tan sólo cuando lo exigen motivos de manifiesta y verdadera necesidad del bien común, y no con el fin de reducir la propiedad privada, y menos aún de eliminada.))Kl En nuestros días, en cambio la Iglesia enseña que el Estado debe ejercer una ~(regulaciónrazonable» del mercado y de la iniéiativa privada en el campo económico». El Estado es responsable de garantizar la seguridad jurídica y la estabilidad de la moneda. Y debe lograr que el trabador pueda gozar de los frutos de su trabajo."~ ~-I
El ideal señalado por Juan Pablo JI es que: «lada persona, basándose en su propio trabajo, tenga pleno título a considerarse al mismo tiempo «copropietario» de esa: especie de gran taller de trabajo en el que se conipromete con todos.») 7~ '
Rol del Estado Leo XIII ponía muy estrechos límites a la acción del Estadocuando decía: «si alguna vez ocurre que algo amenaza entre el pueblo por tumultos de obreros o por huelgas; qu se relajan entre los proletarios los lazos naturales de la familia; que se quebranta entre ellos la religión por no contar con la suficiente holgura para los deberes religiosos;,s. se plantea en los talleres el peligro para la pureza de las costumbres por la promiscuid~d' o por otros incentivos de pecado: si la clase patronal oprime a los obreros con cargas injustas o los veja imponiéndoles condiciones ofensivas para la persona y dignidad humanas; si daña la salud con trabajo excesivo, impropio del sexo o de la edad, en todos, estos casos deberá intervenir de lleno, dentro de ciertos límites, el vigor y la autoridad' de las leyes. Límites determinados por la misma causa que reclama el auxilio de la ley!~ o sea, que las leyes no deberán abarcar ni ir más allá de lo que requieren el remedio de.. los males o la evitación del peligro.) Cuando hablaba de la tutela del Estado de los. derechos del trabajador ponra «en primer lugar, los bienes del alma, puesto que la vida'~ mortal, aunque buena y deseable, no es, con todo. el fin último para el que hemos sido_~~creados, sino tan sólo el camino y el instrumento para perfeccionar la vida del alma con el conocimiento de la verdad y el amor del bien,)) ~" N
Ya su sucesor Pio IX deCÍaque «a los gobernantes de la Nación compete la defensa de la comunidad y de sus miembros, pero en la protección de esos derechos de los particulares deberá sobre todo velarse por los débiles y los necesitados. Puesto que la gente rica, protegida por sus propios recursos, necesita menos de la tutela pública, la.
Otro de los roles del Estado que laIglesia recuerda es el de la seguridad social: «para que al ciudadano, en el caso de sufrir una desgracia o sobrevenirle una carga mayor en lasobligaciones familiares contraídas, no le falte lo necesario parallevarun tenor de vida digno.)) ~h
Fines de la economía El orden social y económico deben estar subordinados al bjen de las personas ~7Lo mismo ocurre con la economía que debe estar subordinada al hombre. El desarrollo económico no debe «quedar en manos de unos pocos o de grupos económicamente poderosos en exceso, ni tampoco en manos de una sola comunidad política o de ciertas naciones más poderosas. Es preciso, porel contrario, que en todo nivel, el mayornúrnero posible de hombres, y en el plano internacional el conjunto de las naciones, puedan tomar parte activa en la dirección del desarrollo.))~" Juan Pablo II recuerda que el proceso de crecimiento económico a que da lugar la industrialización se produjo «precipitadamente» y al tiempo que se descubría
•.
En esta línea, también la Iglesia critica el llamado «consumismo)):«Unacompetencia desmedida, utilizando los medios modernos de la publicidad, lanza continuamente
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Las Ideologías
en
l!l
El Cristianismo
Siglo XXI:
nuevos productos y trata de atraer al consumidor, mientras las viejas instalaciones industriales todavía en funcionamiento van haciéndose inútiles. Mientras amplísimos ". estratos de la poblaci6n no pueden satisfacer sus necesidades primarias, se intenta crear ~ necesidades de lo superfluo. Se puede uno preguntar. por tanto, con todo derecho. si, .~ a pesar de todas sus conquistas, el ser humano no está volviendo contra sí mismo los !,-"' frutos de su actividad. Después de haberse asegurado un dominio necesario sobre la naturaleza, ¿no se esté convirtiendo ahora en esclavo de los objetos que fabrica?» .1
Derechos humallos Como hemos visto. la Iglesia reaccionó. en principio. de manera muy negativa hacia" 'OÍ" los derechos del hombre proclamados por los liber
.~L
de la persona,.yasea social O cultural. por motivos de sexo. r3za. color, condición SOCi31'.I_ .. lengua o r~ligión. debe ser vencida y eliminada por ser contraria al plan divino.»~"\.""'" ,
Relaciolles internacionales
",
La doctrina de la Iglesia no sólo se refiere a las relaciones internas de los Estados.~" sino que se refiere n. los deberes de la moral internacional. Jun.n XXIII abogó por la -,L creación dc una autoridad mundial 'Ho y reclamó que «se reconozca como principio -sagrado e inmutable que todas las comunidades políticas son iguales en dignidad ~ natural. De donde se sigue que cn.da una de ellas riene derecho a la existencia, al propia" desarrollo, a los medios necesarios pn.ra este desarrollo y a ser. finalmenle. la primera'" responsable en procurar y alcanzar todo lo anterior.» ~7 '-
'* '
Paulo VI criticó el colonialismo en estos términos: «Se ha de reconocer que las _....::. potencias coloniales con frecuencia nose han fijado sino en su propio in[crés, su poderío o su gloria: y, al retirarse, a veces han dejado unasicuación económica vulnerable. ligada, ~ ' por ejemplo, al monocultivo. cuyos valores hállanse sometidos a tan bruscas como.~ desproporcionadas variaciones. Pero aún reconociendo objetivamente los errores de ..•. ' un cierto tipo decolonialismo y sus consecuencias. necesario es. al mismo tiempo. rendir~~homenaje a las cualidades y a las realizaciones de los colonizadores. que en ta-ntas"*; regiones abandonadas han aportado su ciencia y su técnica, dejando en ellas predosas -., señales de su presencia. Aún siendo incompletas. ciertas estructUf3S establecidas "" permanecen y han cumplido su papel. por ejemplo, logrando hn.cer relroceder laignorancia y la enfermedad O habiendo establecido comunicaciones beneficiosas y' mejorado las condiciones de vida.» 'l. Pcro también se refirió a lo que se denominn. el «deterioro de los ténninos. de intcrca'!1bio» entre las naciones industrializadas y subdesarrolladas, afirmando que: «así, los pueblos pobres continúan siempre aun más, ",. pobres, mientrn.s los pueblos ricos cada vez se hacen aún más ricos.»"" y afirma que ~da ....
Social
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llamada ley del libre cambio no puede. ellasola. internacionales.» ltr'
seguir rigiendo las relaciones
públicas
Migraciolles La Iglesia defiende el derecho de las personas a emigrar de sus tierras para buscar mejores oportunidn.des. y afinna que es un deber de las autoridades públicas (~admitir a los extranjeros que llegan y, en cun.nto lo pennita el verdadero bien de su comunidad, favorecerlos propósitos de quienes pretenden incorporarse a ella como nuevos miembros.» 111' IUI_I"!
La inmigración no sólo debe sertolerada, sino que a los inmigmntes, el Estado debe favorecer su integración, facilitnr su promoción profesional y ~(permitirles el acceso a un alojamiento decente, adonde pueda venir, si es posible, su familia.» 1<"
Rol de los cristianos Ladoctrina Social de la Iglesia tiene como principales destinatarios n.los católicos laicos que se mueven en el mundo de la política. Aunque la Iglesia afirma que no debe inmiscuirse en la política. como yn.hemos visto. al mismo tiempo Juan XIII afirmó que los fieles que actúan en política deben respetar los principios del derecho natural, observar la doctrina social de la Iglesia y especialmente obedecer las directrices de las autoridades eclesiásticas. Y esto se debe a que la Iglesia «tiene el derecho y al mismo tiempo el deber de tutelar los principios de la fe y de la moral. y también el de interponer su autoridad cerca de los suyos. aun en laesfcra del orden tempoml. cuando cs necesario juzgar cómo deben aplicarse dichos principios a los casos concretos.» I~
Poco después el Concilio afirmaba que «es de suma importancia. sobre todo n.llí donde existe una sociedad pluralista. tener un recto concepto de las relacion~s entre la comunidad política y la Iglesia y distinguirnetn.mente entre la acción que los cristianos, aislada o asociadamente,lIevn.n n.cabo a título personal, como ciudadanos de acuerdo con su concicnciacristiann., y la acción que realizan. en nombrcdc 1:1Iglesia. en comunión con sus pastores.» IC" Esta división entre las acciones de los cristianos «como ciudadanos» y la acción <.enconjunción con los pastores», puede ejemplificarse. la primera con la Democracia Cristiana, y la segunda con la «Acción Católica». Esta última es una 1nstitución de la Iglesia, mientras que los partidos demócrata cristianos. aunque basan sus platafonnas en algunos principios tornados de las enseñanzas de la Iglesia Cn.tólica. mn.nticnen independencia frente a las jerarquías eclesiásticas.
La Democracia Cristiana Aunque desde la Revolución Francesa. los cristin.nos trataron de conciliar su religión con la democracia.- como hemos visto. la Iglesia durante muchos años se identi ficó excesi vamente con la monarquía. Recién aln.bri r la «cuestión social» León XIII. los católicos pudieron pensar en formar un partido democrático que tratara de llevar a
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larealidad el ideal del cflstIanismo. El primer antecedente de la democracia Cristiana la . . encontramos en el Partido Popular ItalIano fundado por Luigi Sturzo en 1919, que luch6 contra el fascismo. Pero el partido Demócrata Cristiano Italiano propiamente dicho fue "'" liderado por AIcide De Gasperi, después de la segunda guerra mundial. En la actualidad existen partidos demócrata cristianos en casi todos los países de occidente. Para lograr mayor adhesión, no son dogmáticos en 10 religiQso ya que admiten en su seno a las
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individuo, el resguardo de ella. El individuo hade ser solidario. Pero la Iglesia prefiere que sea el Estado, y no el individuo, quien asegure la función social de la propiedad. El ser hum~no ama a la familia. Pe~o la Iglesia prefiere que sea el Estado y no el ser humano quien desaliente el divorcio. El concepto de la dignidad del ser humano, empero, ¿no debiera incluir la responsabiiidad de preservarla? ¿Cuán digno es, en definitiva, un ser al que hay que cuidar desde afuera de él?) 11»<
enseñanzas de todas las ramas del cristianismo (católicos, luteranos, calvinistas, evangelistas). Tanto en Italia como en Alemania llegaron al poder, poco después de la segunda guerra mundial. y su política tuvo un carácter bastante conservador, ya que adhirieron a políticas muy cercanas al liberalismo económico. En AméricaLatina también surgieron partidos demócrata cristianos en casi todos los países. En Venezuela y Chile alcanzaron el gobierno. Las corrientes ideológicas de estos partidos latinoamericanos ',~ oscilaban entre el apoyo a la teología de la liberación que, como veremos más adelante, se acercaba mucho al marxismo, y la constitución de partidos extremadamente conservadores. Vemos así que hubo partidos demócrata cristianos aliados a anarquistas y comunistas, y otros acusados de participar en golpes militares, y hasta de recibir ayuda -,; de la Central de Inteligencia de Estados U nidos. En Europa, la democracia cristiana se asocia a lQs partidos más conservadores «de derecha», contando entre sus miembros :~al Partido Popular de España que ejerció el poder hasta el año 2004. El movimiento. ~••. dernocratacristiano tienen una «Internacionab) a la que está asociados más de 90
Juan Carlos De Pablo, hace una crítica mucho más dura; ~(elobispo toma contacto con todos aquellos seres humanos a los cuales el funcionamientodeJ sistema económico no les soluciona sus problemas. Si a un obispo que vive en contacto con su realidad le digo que la economía argentina «funciona)) se echará a reír y me invitará a que lo acompañe a visitar enfermos, desocupados, huérfanos, presos, etcétera; lo cual no le quita relevancia ami labor, porque, aunque él no locrea, si encimade todos los «clientes» que hoy tiene, el sistema económico se paraliza, tendrá muchos más. [... ] HastaaquÍ cada uno en lo suyo. La cuestión se plantea cuando el obispo, creyendo que no cumple su misión dando testimonio de lo que ve y reclamando soluciones [... ] «salta el cerco» para ex.plicar causal mente lo que ve afirmando que los planes de ajuste son los que fabrican pobres o suponiendo que el ministro de Economía de turno es un perverso a quien hay que ablandar denunciándolo en los medios de comunicación, para que abra el «tesoro» y reparta dinero entre los pobres. Como los periodistas, los obispos están dispuestos a aguantar cualquier mote, excepto el de «oficialistu.s)). 11)',1
j
partidos de todos el mundo.
'i .1
Al estar sumergidos en el mundo de la política, no faltaron democristianos acusados 1i de corrupción, O de otros delitos, ni otros, corno Aldo Moro, que fueron víctimas de ~ crímenes políticos. En resumidas cuentas, no puede identificarse los con la doctrina; . social de la Iglesia, ya que al tener que tomar decisiones políticas tanto en el gobierno ~ como en la oposición, son muchos los compromisos y las desviaciones humanas que: se producen. Tanto el Vaticano como los partidos democratacristianos eluden entre s( un compromiso
formal.
Crítica de la doctrina social desde el liberalismo
-.:+""'.'-
Mariano Grondona afirma que «a la Iglesia le ha faltado en todos estos años una !'::' doctrina del desarrollo económico. Toda su prédica social se ha concentrado en la distribución, en lajusticiasocial. De ahí que siga atribuyendo a lac.aridad, ala limosna, ~ un papel central. Pero en una sociedad subdesarrollada la carid~d no basta; en una .f#~ sociedad desarrollada es casi innecesaria. Insuficiente en unos casos, innecesaria en otros, la caridad adorna las almas pero no puede ser propuesta como la palanca de la .:'~~promoción social. La palanca es esta otra: la «generación» de nueva riqueza. Las inversiones. El desarrollo. [... ] Mientras el protestantismo, en sus orígenes, impulsó con fuerza la mentalidad desarrollistadel capitalista y el inversor, facilitando la ventaja.que aún nos llevan los anglosajones, a la Iglesia Católica le interesó sobre todo la distribución de la riqueza que ya estaba allí, preexistente.))l
-t
Crítica desde el Marxismo La crítica marxista es más que obvia, Cuando la Iglesia critica al capitalismo, en la visión marxista, lo único que hace es defender el sistema aplacando sus excesos, y por eso postergando la revolución. Mencionemos, a título de ejemplo, a Louis Althusser quien definió como uno de los «aparatos ideológicos del estado») a la Iglesia: «Por supuesto, muchas de esas virtudes contrastadas (modestia, resignación, sumisión por una parte, y por otra cinismo, desprecio, altivez, seguridad, grandeza, incluso bien decir y habilit!ad) se enseñan también en la familia, la Iglesia, el ejército, en los buenos libros, en los filmes, y hasta en los estadios.» 111'
Conclusiones Después de esta abreviada reseña de algunos puntos de la doctrina social de la Iglesiadebemos responder a la cuestión fundamental ¿Es la Doctrina social de laIglesia Católica una ideología? Lo primero que se percibe es que. a diferencia de las ideologías, la Doctrina de la Iglesia provee de muy pocas herramientas concretas. Señala principios morales rectores con losquees muy difícil disentir, pero no dice cómo lograrlos, Noes que lo haya omitido. Expresamente se refiere a ~u no-ingerencia en las cuestiones particulares de cada sociedad y cada tiempo. Pero, por otro lado, es tan específica en su crítica a todos los sistemas conocidos, que, los políticos debe encontrarse, cuando menos, incómodos.
•
Las Ideologías
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en el Siglo XXi'
El Crisfianislllo
La Iglesia no dice cómo lograr tan elevados fines, pero es severa es su juicio «aposteriori». Resulta muy difícil hacer un análisis desapasionado de esta doctrina. En primér término por razones históricas. Nadie olvida el pasado dogmático y autoritario de la Iglesia. Resultadifícil aceptarde una institución que enviaba a la hoguera a los levemente disidentes que hoy tenga unjuicio crítico tan tino acercarle los males de nuestro tiempo. Sin embargo, para ser justos, debemos dejar al juicio de los historiadores estas
JI. ¥-
cuestiones y analizarla tal como hoy se presenta. En tal sentido y como ya hedicho antes,
la Iglesia sigue siendo. a mi modesto juicio, una institución llena de paradojas ya que pese a todas sus confesas calamidades, sigue teniendo un conocimiento de la naturaleza humana que le permite, sin exagerardeci~que es «maestra en humanidad», Su doctrina Social es un amplio repertorio de máximas morales que sin dudasurgen de la experiencia histórica del hombre, de su búsqueda hacia un mundo nuevo y mejor.
21. 22.
Cualesquiera sean las creencias religiosas que cada uno pueda tener, la mayoría de sus enseñanzas, en especial las más recientes, no hacen más que expresar los consensos que el proceso de humanización del hombre ha logrado, La Iglesia, como no podría ser de otra manera, reivindica su fuente en la revelación divina, pero, como siempre ha enseñado la misma Iglesia, «el espíritu sopladonde quiere», la verdad se halla disper~a, y la Iglesia Católica es seguramente la institución mundial que tiene mejores :' comunicaciones con los hombres de (Odaslas clases y condiciones sociales. Hay que ",'~; reconocer que. más allá de cualquier creencia religiosa, la Iglesia escucha y transmite .~:: el ,clamor de los pobres y de los ricos, de los débiles y poderosos, yen consecuencia 'ff" en sús documentos, siempre tratando de.equilibrar los platos de la balanza, construye '~_. un discurso que puede arrojar luz a quienes tratamos de encontrar nuevas formas de -,1: convivencia humana más razonables, +~
_1'_
LaIglesiano tiene una ideología, porque no darespliestas concretas a los problemas ". sociales. Pese a su dogmatismo esencial. en materia política es sumamente ecléctica, y .~_v su pensamiento está cada vez más matizado y permeable a los cambios que el mundo experimenta. No podemos buscar en sus documentos más que numerosas referencias a los valores que la humanidad hoy reclama. y espera ver realizados. El problema sigue siendo el ~(cómo»,
l.
Cregorio
XVI, «Mimri
Cregurio
XVI, Obra
Citada.
Vos», Edirorial plÍK. .J9.
3.
Gregorio
XVI. Obru
Citllllu,
plÍg. 49.
4.
Gregorio
XVI, Obm
Citada,
plÍl{. 43.
5.
Gregorio
XVI, Obra
Ciwdll.
.6.. Gregorio XVI, Obra Citada. 7, Pio X, "Em:lclica "Pascelldi»», 8,
No
9.
Gregorio
10.
I ,
XI, «Divilli
Concilio
rel/empfori.\''':
XVI, Obra Vmicallo
Guadalupe.
Editorial 1937,
N" 31.
Cirada. l. «Pu.l'tor
Guadalupe,
AeterJllls».
BuellOs Aires.
1952,
Buell(J.~ Aires,
ptig.
1952,
48,
plÍg.
23. N 25. 26. 27.
145
COIu.:ilio Valicano JI. «GaudiulI/ el spes», Editoriu/ PaulillaS. Buenos Pablo 11, «Carta sobre la IllCjuisiciúJl». ValiC{l/UI. 1998 ..
ilulIl
Pablo
JJ. Obra «Libertas
praesl(lllfissiIllUIII»,
N" 23.
Leoll XII/,
"Libertas
praesramissimum»,
N" 24.
Leoll XII/,
"Libertas
praes!afl/issillJwl/»,
N" 32.
Pío X/, «Qulldragesimo Pablo
VI, "Poplllorlllfl
Publo
VI, «Encíclica
"C(J.fecimm Leoll
X/U,
Leoll XlII,
ProKressio»,
857.
66.
de la Iglesia «Rerum
N" 26.
"Populorum
Progre.ufo».
Carólicu»
N" 2424
NfH'arllllJ»,
NU 14.
«Rertll1l NOVllrtllll»,
NU 28.
Pío X/, «QlIadraKesimo
(lIlfW»,
N" 88.
Pío XI. «Qlladragesimo
all1/o».
NU 107.
Pío XI. «Quadrugesimo
{l/l/lO»,
No
XI. «Divflli
redemptorü»,
N" 1 14.
1IIl/1O»,
l/JUlO»,
29. JO. N 31. 32. 33. N J5. J6 J7.
Pío XI. «Divilli Pablo Jua/l
XXIII,
Constitución
"Mata
N" -115.
1937,
redelllp/oris».
VI, "Encíclica
NU 1/2.
N" 16.
PIO XI, «Qul/dl'llgesil//o
Octoi;ésilllo
«
«Gaudiwll
V/, «Ocloge.l'illw
advclliells»,
Pablo
V/, "Oclrlf{csilJla
adrcniens»,
J¡1l/1I
Pablo
COlUtilucián
Pío
4J. Juun
1/, «úlborem
exercen.t», «GlludiulII
XXIII.
«Muter
45.
COflsrittlciá'l
46. 47.
"Catecismo
pmgre.l'sio».
Pablo
all/lO»,
"Mater
/971,
N" 4.
N" 45.
liIl1W».
N" 109. NU 50.
«GaudiulII
er spes».
N" 71.
Cutólica» del l" de JUlJÍO de 194/»,
VI. "PopuloJ"Um
Jua1/ XXIII.
N~ /3. et SpC.f», N" 91.
ud~'elliell.~».
Pio XJJ, «Radiomellsuje
N~ 76.
NU /3.
et llIugi.Hru»,
pastoral,
N" 65.
N" 8-
et spes»,
«GaudiulIl
de lu Iglesia
Aires,
NU 2425
pmgre.r.rio»,
PIO XI, «Quadrage.l'illtll
Buenos
NU 28,
Catúlica».
XI, «Quudrage,úlJ/o
Paulillas,
N" 26.
de la Iglesia pastoral,
/965,
et spes»,
Pablo
"Carecismo
N" 60. Ad•.e/Jil/lll»». Editorial NU 23.
er l1Iagisrra»,
pastoral,
J" Pablo VI. "POplI/OI"lln¡ J9. Pablo VI. "P0I'II/oru/II 40. C(ln.~1ÍtucirJll pl/.troral, 41. Pablo VI, "OctogeúlIlu
4R. 49.
plÍg.
N" 54.
l/Ill/O»,
PIO X/, «QuadrllKesilllo
44.
1971,
Ci/adll.
LerJll XII/,
]8.
0/2.
Aires,
JW.l/l
pI'IJgre.uio».
et IIwgistra»,
N" 12.
N" 23. N" 109.
50. Crlll.l'titucián pastoral. «GI/udium et spes», N" 7/. 5i. Juun XXIII, "PI/cem ill terris», NU 27. 52. "Catecismo de la !¡':lesia Cu/lÍticu» 53. Pablo VI, «PI/plllorum progressio», N" 23. 54. Pío X/, «Ql/udrugesilllo tU/IW», NU 61. 55. JuaJl XXII/, "Marer er l1IaKiul"ll». IV" 69. 56. Crllls/itllf:ifÍn pastoral. «Gaudium e/ spe.~», N" 63.
Notas del Capítulo 2,
12. J3. N 15. 16. 17. 18. i9 20.
Social
57. 5R
Lerín
59.
Pío Xl. "Divini
60.
COl1s/i/ucÍtÍn
61.
Jwm
XIJl.
«Rcrum
Con.~lif¡¡ciríll' pa.Horal,
Pablo
Novarum»,
redemptoris»,
pastoral.
Editorial
«Cuudium
1937.
«C,wdium
JI. «Laborem
Pmtlillas,
et spes».
N" 29.
N" 36.
et spes»,
eXCJ"{:CtIS»,NO> 12.
N~ 67.
Buenos
Aires,
1974,
plÍg.
16.
/973,
plÍg.
146 62. 63.
Las Ideologías
en el Siglo XX-
Pablo 11. "LaborclII exerceIlS". N" 12. Pablo 11, lIborem exercellS». N" 6. 64. luulI Pablo lJ. «LaborclII exerccns», N" 10. 65. Juun Pablo If. "wborem exerCCIlS», N" 7. 66. LeOIl XII!. «Rerum Novaflllll», N" 32. 67. Juun XXIII, "Pl1cem in fenú", N" 64. 68. Constitución pastora!, "GaudiulIl el spes», N" 67. 69. luul! Pablo /1, «Laborem exercens», N" J 5. 70. "Catecismo de la Iglesia Cutólü:a», N" 2429. 71. S,s. JUllll XXIII, "Muta et I/w/{i.flra». IV"55. 72. . "Catecismo de la INtesia Cmúlicu". N" 2';'32. 73. Pío XI, «Quudra¡.:e.rill/o l/Il~/(}». 74. Pio XI, «Quadra¡.:e5illlo (IIl/IO", N" 65. 75. JlIlIJI XX/U, «Mmu el ma¡.:is/m», N" 77. 76. Juun XX/U, «Mater et IIUlKistru», N" 92. 77. CO/lstitucián pastora!. "Cal/d/l/1Il el spes», N" 6R. 7R. fUllll Pablo //, "Lahorelll exercellS», NU 1-+. 79. Lerlll XIII, «Rerllln NOmrulII", N" 26. RO. LerJll XIII, «Rerum Novanllll", N" 30. RI. Pío XI, «Qulldra~esilll(! (/jI/lO». NU 25. 82. J¡¡(l1I XXIII, ",Mater et II/agistra», N" 51. 83. Juan XXIII, «Mater et magistra». N" 117 84. «CmecislIlo de fu 1~/esill Cauífic:a", N" 2425. fl5. «Culecismo de fa 19lesia ClItúlica". N" 2431. R6. Juan XXIII, "Pacem ill terJ'Ís», N" 6';'. R7. Cr!/lstitucüJ'1 pasloral. «Gaudium et spes», N" 26. 8R. ComtitucirJlI pastoral. "Gaudiulll et spes». NU 65. R9. Juan Pablo 11, «Luborelll exercellS», NU 13. 90. Pablo VI, «PopulorulII pl'llgressio», NU 19. 91. Pablo VI, «Ocwgesimll adveniens», Nu 9. 92. Juan Pabfo 11, ",Evangelium vitae», /995. 93. Constitucián pastoral, «Guudi/lm et ,vpes». N 29. 94. Pablo VI, «Oc{(JKe.~jllla(/d~'ellieJls». Hu 16. 95. COI/cilio Vaticllllo 11, "Nostra aelate», 96. Juan XXJl1, "Pacem in lerl"ÍS». N" 137. 97 .JUUII XX/II, "Pw:em in ferris», N" 86. 9R. Publo VI. «Popu/orullI progresúo», N 7 99. Pub/o VI, "Polmlorwll progres.vio». NU 57 100. Pablo VI, "Pojllllorulll pl"IJgre.~.úo»,N" SR. ;. 101. Pio XII. "Radiolllellsaje del /" de Junio de 194/». NU 25. /02. Juun XX111,"PaL"em in tenis». N" 25. /03. Juan XXIII. "Pa{'€1II in ferris». NU /06. 104. Pablo VI, «Octogesillla advelliells». N" 17. -~ 105. JIIIIII XXIII, "PIIl"em in tenis». N" /60. 106. Cmwifllc:iIÍJI pa.v/Oral. «Gaudjum et spes», N 76. 107. GmlldmUl Mariallo, "Bajo el imperio de ItIS ideas /IIomles». Editorial Sudamericana, Buellos Aires, /987, ptÍg. 196. JORo GrolldOlW Marjal/O, Obra Citada. pdg. 221. /09. de Pablo, JU/m Carlo.~. "Quien ',ubiera Dicho», Editorial PfallefU, Buellos Aires, 1994, pág. 97. 110. Althus.ver, Louis, "Ideología y aparatos ideol(ígic(}s de Estado, Freud y Lacall», .. www.hipers(}cj%giu.com.ur. ¡I/(,JJI
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CAPÍTULO
N" 8
Las ideologías después de la Segunda Guerra Mundial La aparición del nacional socialismo alemán, provocó una tregua en la lucha ideológica entre liberales y marxistas. Repentinamente Rusia estabajunto a los Estados Unidos e Inglaterra luchando contra un enemigo común, el eje formado por la Alemania de Hitler, la Italia de Mussolini y Japón del emperador Hirorto. Esta tregua no tardó en romperse apenas cayó el Tercer Reich. Nace así, casi de inmediato la guerra fría, período que vadesde el fin de ¡asegunda guerra mundial en 1945 hasta la caída del muro de Berlín'en
1989.
Durante este período, las ideólogías se exacerban de tal modo que la revolución que Marx había predicho corno la tonia del poder por los proletarios de cada país, mediante una lucha circunscripta a las clases sociales, se tornó en un enfrentamiento mortal entre dos imperios dotados de 'una formidable capacidad de destrucción. Las ideologías . motorizaron Iadivisión del mundo en dos grandes bloques que respondían a dos lógicas diferentes, la liberal capitalista y la.marxista. En Chinael enfrentamiento entre comunistas y nacionalistas terminó, con el triunfo de Mao Tse-tung y la imposición del comunismo. El reparto de Europa entre los aliados dejó a la Unión Soviética el dominio sobre una serie de países de Europa oriental que pasaron a ser políticamente dependientes de la recién fonnada Unión Soviética. Cuando en Hungría o Checoslovaquia ocurrieron levantamientos fueron rápidamente sofocados por las tropas rusas . El enfrentamiento de estas dos grandes «placas tectónicas» en las que había quedado dividido el mundo producía telTemotos en sus periferias. Las guerras de Corea o Vietnam, las invasiones estadounidenses a países del Caribe, las revoluciones militares en América latina, o la revolución cubana y la posterior crisis de los misiles, fueron todos episodios de esta radical puja por el poder mundial. Las potencias se disputaban los territorios marginales. Estados Unidos espiaba a los soviéticos con sus aviones y submarinos, Rusia fin;
--------(
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Las Ideologías
en el Siglo
Xx/
LaS ideologías
después de la Segunda Guerra Mlmdial
/49
~a guerra nose manifestaba s610 en enfrentamientos nisl:ldos en la periferia, estaba' también expresada en una feroz competencia. primordialmente en el desarrollo d
sendero del marxismo en la segunda mitad del siglo XX fue recorrido subdesarrolladas. Y en especinl en América Latina.
annamentos. Ambos sistemas se medían como dos bestias feroces, para mostrar e O¡Od d La competenci:l por llegar al espacio. que ganaron los rusos, o por llegar a Su VJrJ la. la .
El comunismo pro-soviético tenía una férrea disciplina. Desde Moscú se «bajaban líneas» ideológicas que eran recitadas prolijamente en todo el mundo. Algunas de esas tajantes definiciones afinTIílban que todo el que no era comunista era «fascista» O ((vendido al oro yanqui». los comunistas. porel contrario se definÍ.::m a símismoscomo (defensores de la paz», «de la democracia», o de los «(derechos humanos». Como dice Volpi: «Un comunista no alabará jamás. sin alguna restricción. a un no comunista; en cambio. se cuidará bien dc no al:lcar a otro militante del Partido [... ] Una de las características más notnbles de los",comunistas. es su disciplina pnra actuar. Táclicaésta, que noes vituperable en sí. pero que en la formaexageradadc usarla lleva muchas veces al totalitarismo y a la pérdida de personalidad y de inicimiva creadora. En primer lugar. hay que tener presente que nunca llegan a una asambleasindical o de cualquier otro tipo. sin habertenido previamcnte reunión de «célula» o «equipo». en la que se han delilllado instrucciones y consignas bien precisas.) :
°
luna, que esta vez correspondió a los estadounidenses ci6n del enfrentamiento global de ambos sistemas.
no era más que una manifesta~
Si en algo coincidían ambos bandos era que, triunfarfa el que demostrara su efectividad para mejorar l:ls condiciones de vida de la gente. Como lo expresaba el Manual de Economía Política de la U.R.S.S. que ya hemos citado: ~(L:l coexistencia pacífica del socialismo y el capitalismo no es una simple convivencia de Estados ca distintos regímenes sociales. La coexistencia pacífica significa ante todo la emulaci6~ econ6mica de los dos sistemas. una emulaci6n en la que el socialismo va alcanzando éxitos cada día mayores. En última instancia triunfará en el globo terráqueo el régimen que brinde a los pueblos mayores posibilidades para mejorar su vida material y espiritual.» Hasla acá coincidían, la cuestión era saber cuál de ellos triunfaría. I
El Marxismo Latinoamericano
Ambas potencias intervenían en cuanto podían en los asuntos de los demás Estados. Tanto los de su propia órbita como en los del adversario. En occidente, Estados Unidos mediante sus embajadores, funcionarios de laCIAy «amigos locales», manejaba en buena medida los asuntos internos de las demás naciones.
En estos años en los países occ.identales el marxismo iba ganando cada día más adeptos entre los intelectuales. para horror de los estadounidenses. El socialismo se percibía como un camino ineviwble haciael que marchaba la historia. El socialismo era presentado como una realidasJ que había que conquistar por las armas aquí y ahora. Esn lucha que haría avanzar la historia en el único sentido posible, era llevada a cabo por guerrilleros. El «(Che» Guevaraera el ícono. de ese paradigma. La izquierda latinonme;icana hereda el mesianismo del marxismo y lo aplica a un continente sometido al férreo control de Estados Unidos que pasa a ser el «Imperialismo yanqui».
Pero también en el seno de estas naciones. incluso en Europa occidental, operaban los partidos comunistas que. con mayoro menor libertad de movimiento, eran órganos al servicio de los intereses de la causa soviética. Algunos podían tener algún grado de independencia. pero en general, dependían económica y políticamente del partido comunista de la Uni6n Soviética. Los intent~s de adoptar una «tercera posici6"n» equidistante de ambos bloques, como los que se llevaron a cabo en Egipto. la India o Argentina. por la dinámica propia del equilibro de fuerzas mundiales. resultaron extremadamente inestables. La influencia ideológica que Estados Unidos ejercía sobre los países comunista era muy escasa ya que en todos ellos,la censura era muy estricta. Las ideas liberales recién llegaron a los países del bloque soviético cuando las comunicaciones fueron mejorando tanto que el bloqueo se volvió imposible. Pero no debemos adelantarnos al final de esta historia. . ~I m~rxismo siguió diferentes caminos en el mundo. No tuvo una presencia slg~lficatlva en Estndos Unidos porque, contra la profecía marxista. la prosperidad había mejorado substancialmente lasituación de los obreros, que vcían la realidad de la Unión Soviética y nosenlían ningún atractivo por imitarla. En Europael marxismo se dividió entre el comunismo que respondía a la Unión Soviética y la Social Democrnciaque era una opción polí!icn que, aunque se basaba en los escritos de Marx. tenía carácter «refor~ista». Consideraba que mediant'.: la participación democrática y las mejoras progresIvas se podía llegar al socialismo y alcomunismoque había definido Marx. El otro
en las regiones
i
Para comprendereste resurgir ideológico del mnrxismo en América Latina debemos analizar el concepto de (
Las ideologías
industrias~ y la «neo-c~lonias~) pasan a e~portar exclusi vamente materias primas, que son esencIales para la Industna de los paises centrales. Materias primas que abaratan
espíritu revolucionario, en los hechos fracasó, ni que en el reducido espacio o tiempo donde triunfo causó miles de muertes inocentes. No necesitan hacerlo porque el Che, más que un personaje histórico es un símbolo del desapego, de una mística en la construcción de un «hombre nuevo». Sus palabras aún despiertan la emoción de millones de personas y parecen extraordinariamente vigentes: «Toda nuestra acción es un gritode guerra contra el imperialismo y un clamor por la unidad de los pueblos contra el gran enemigo del género humano: los Estados Unidos de Norteamérica. En cualquier lugar que nos sorprenda la muerte, bienvenida sea, siempre que ese, nuestro grito de guerra, haya llegado hasta I)n oído receptivo, y otra mano se tienda para empuñar nuestras armas, y otros hombres se apresten a entonar [os cantos luctuosos con tableteo de ametralladoras y nuevos gritos de guerra y de victoria.»"
los alimentos de los obreros de los países desarrollados, y con ello sus salarios (ley del Bronce de LasalIe) y dan alimento a las voraces máquinas de los países desarrollados~' Los productos elaborados son cada vez más caros y sofisticados, y las materias primas mantienen o pierden valor a medida que son menos reclamadas. «Centros desarrollados _
relativamente pequeños pueden destruir la estructura económica tradicional de regio~ <.'" nes inmensas que comprenden la mayor parte del mundo.» ~Según Eduardo Galeano las «venas de América Latina» estaban abiertas para que el imperialismosuccionarasu~ riquezas. Tal es, en pocas palab~as, la tesis de la dependencia neo-colonial.
~~.
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'1-
~I-; ~~
Esta concepción ve a la dependencia estrechamente ligada al «militarismo» ya que -~_': el mismo sirve tanto para dirimir conflictos de «intereses nacionales» contra los de otro ,- ,país, pero fundamentalmente para mantener la situación de opresión en las clases," dominadas. Corno frofetizaba Rosa de Luxemburgo: «El militarismo, estrechamente: vinculado con el colonialismo, el proteccionismo y la política del poder en su conjunto implica [... ] una carrera mundial annamentista [... ] el despojo colonial y la política de las «esferas de influencia» en todo el mundo ... en los asuntos domésticos constituye la esencia misma de una política capitalista de agresión nacionaL»' Estas predicciones se hicieron cruel realidaden AméricaLatina, los militares tomaron reiteradamente el poder para librar dentro de su propio territorio pequeñas batallas de la «guerra fría», contra ,el avance comunista. Por otra parte, el surgimiento de guerrillas marxistas en todo el ~ continente, no hizo más que exacerbar el enfrentamiento entre unas fuerzas armad~ cada vez más impopulares y los radicales de izquierda que optaban por incorporarse a -~ la lucha armada o exiliarse en algún país míÍs tolerante. El marxismo sólo triunfó en tres' ocasiones, en Cuba, donde la revolución armada de Fide] Castro sacó del poder al dictador Batista, en Chile donde Salvador Allende, luego de ganar las elecciones fue:derrocado porel golpe militar de Pinochet y en Nicaragua donde el sandinismo ganó las' elecciones, y luego perdió el poder en la siguiente consulta electoral.
•
Sin embargo, la teoría de la dependencia y el consiguiente empobrecimiento creciente de los países Latinoamericanos era una afirmación categórica que no siempre ~ se cumplió. Así corno la ley del bronce del salario, nose verificó en los hechos, tampoco -. j;, la tesisael progresivo empeoramiento de la situación en los países dependientes se verifica como una ley inexorable. Hubo períodos en el que los países latinoamericanos.~, tuvieron índices de crecimiento anual superiores a los de los países desarrollados, y ~. además, el espectacular crecimiento de algunos países del sudeste asiático, terminó por destruir las bases del modelo teórico de la dependencia como única causa del subde. -, sarcolIo.?
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La mística revolucionaria y la teología de la liberación El marxismo latinoamericano tubo y tiene ribetes exclusivos, heroicos, épicos. La figurade Ernesto Guevara Lynch, el «Che Guevara», sigue siendo para muchos un ícono del espíritu de heroísmo y sacrificio por una causajusta. No necesitan recordar que ese
después de la Segunda Guerra MUlldial
151
150
Esta mística revolucionaria, alcanza una dimensión mucho míÍs profunda cuando en lalglesia Católica Latinoamericana surge la llamada «Teología de laLiberaciófl». ~a teologia de la liberación, aunque nunca fue reconocida expresamente por Roma, contó con el apoyo más o menos explícito de numerosos obispos, y miles de los «sacerdotes para el tercer mundo», e influyó en el contenido de los documentos que emitió la Conferencia Episcopal Lati noamericana. Básicamente Ia teología de la liberación afirma que la «salvación» no es algo que ocurre después de la muerte sino que el «reino de Dios» se construye en la tierra, liberando a los oprimidos. Así como Moisés liberó al pueblo judío de la tiranía de los egipcios, el cristiano debe luchar por la liberación de los oprimidos por el imperialismo norteamericano y las clases dominantes nacionales. Así la teología comparte en muchísimos puntos la visión del mundo del marxismo. Si a la dialéctica marxista le agregamo~ la trascendencia que Marx siempre rechazó, su poder revolucionario se potenciaría notablemente. El revolucionario, no sólo está construyendo el paraíso aquí y ahora, sino que está contribuyendo a ganarse la eternidad. Según esta doctrina, Jesucristo no vino a proponer criterios filosóficos, sino caminos de acción. "
•
Como ocurre cada vez que se unen las ideologías con las religiones, el absolutismo integrista puede llegar a las aberraciones más grandes. Un guerrillero llegó a decir que cuando apuntaba su fusil a un policía, pensaba que podía tener una mujer e hijos esperándolos en su casa, pero -que. de todas maneras cuando disparaba pensaba que estaba realizando
un acto de amor.
Corno dicen Mendoza, Montaner y Vargas Llosa: «Si el socialista común hace de laculpabilidad un.eje de su visión del mundo -siempre hay un responsable de los males sociales-, el teólogo de la liberación lleva esta costumbre a niveles celestiales. Así, detrás de cada gamín descalzo en las alcantarillas sociales de Río de las favelas, detrás de cada indio con ojotas que carga sobre los hombros un saco de papas peruanas, detrás de cada vientre haitiano hinchado de desnutrición en el barro humano de Cit, Soleil, hay un diablo. Satán se ha convertido, gracias a la sociología teológica de los liberacionistas, en un sistema económico. El mal ha encarnado, por supuesto, en el capitalismo. Cada capitalista latinoamericano esconde en la espalda un trinche diabólico.» 10
. I
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/52
Las Ideologías
ell
Las ideologías
el Siglo XXI'
El marxismo ell Europa y La Social Democracia En EUTopase produce, como hemos dicho. una gran división en las Iilnsdel marxismo ~ _
'
que, en grrmdcs líneas quednn plasmadas en dos tendencias. Una la de los panidos.-tcomunistas dependientes de la Unión Soviética y la otra que In surge de la (Segunda : Internacional» que opta por el reformismo y pasa a denominarse «social- demócrata)). ':'
Ya en Rosa de Luxemburgo. la disconfonnidad
que apoyaba críticamente la revolución rusa. se percibía
de los intelectuales
con la «dictadura
del proletariado»
y las
«vanguardias rcvolucionariªs» cuando decía: ceLa revolución proletaria no necesita practicar el terror pílr3 alcanzar sus objetivos, desprecia y odia el asesinara ... No
r
constituye un desesperado intento de una minoría por modelar el mundo según sus ide;lles, sino I:l ncci6n de millones de personas llamadas a cumplir su misión hist6rica y a transformar la necesidad hist6rica en realidnd.») 11
.;
Knmsky, un socinlista contemporáneo a Marx se pregunUlba «¿Qué motivos hay para que la dominación del proletariildo tenga que tomar una figurn incompatible COn la democracia? Un régimen que sabe que cuenta con las masas usará la violencia únicamente parnderender lademocracia y no parn suprimirla. Sería un verdadero suicidio ~ si quisiera suprimir su base más segura. el sufragio universal, fuente poderosa de autoridad moral.))I~
1'"
La socialdemocrncia, sin renunciar asus rafces dogm:.'íticns marxistas, encuentra en la democrncin representativa el modo de ir nrrnncnndo pnulntinamente concesiones a. la «burguesía)) pnra mejorar paulatinamente lacondición de las cl~ses menos favoreci-. d3s. El «refonnismo)) es la base de lasocialdemocracia. El Estado debe ser fuerte y tcncr una amplia intervenci6n en la economía. De esta manera logra equilibrar la balanzaentre los pobres y los ricos. entre los débiles y los poderosos. Se mantiene la economía de' mercado, en la que los precios y la competencia definen tanto la producción como la distribución, pero el Estado interviene para asegurar lo que se llamó el «Estado de' Bienestar». Se fijan salarios mínimos, se regula la jornada labornl, se crean sistemas jubil~torios, medicina social. seguro de desempleo. etc. En una palnbra. el Estado garanliza un mínimo de seguridnd y bienestar al que accede todo individuo por el s610 hecho de ser habitnnte del pnís. Los diferentes partidos socialdemócratas se agrupan en la «Internacional
SodalislU»
que se funda en 1951.
l.; i: ' ~
después de la Segunda
Guerra
MUlldial
/53
los trnbajndores aprenderán bien pronto que les es imposible mejorar apreciablemente su suerte con estas pequeñas bntallas y que nadn sino una revolución rndical puede reportarles verdaderos progresos.)} l.' Ln aparición de la socialdemocracia significó un cambio enorme en la vida política de occidente. Antes de la segunda guerra mundial, la democracia era una activjdad de minorías. Los partidos repudiaban las manifestaciones mnsivns, y funcionaban en su interior como un estrecho y selecto club. La socialdemocracia. después de las experiencias fascistas, descubrió y aprovechó el poder de l:ls masas. Su acción se concentró en la emancipación de Ins clases más pobres mediante la educaci6n, y buscando In participación activa en la polJtica. Sin embargo, tnmbién reemplazaron el desordenado. accionar de los partidos obreros anteriores, por un sistema donde políticos profesionales se encargarían de manejar los aparntos partidarios. Se formó una estructura piramidal, l¿ por un Indo tenía una pequeña cúspide de dirigentes, pero por otro una amplia base de elecrorado. Los partidos libernles, que para entonces debcrfilmos llamar mejor «(conservadores), no pudieron escapar a esta dinámica y debieron ampliar sus bases electomles incorpornndo a las clases medins y aún a los mcnos favorecidos. La gran pregunta estaba en si la socialdemocracia buscaba instaurnrcl socialismo o s610 mejorar el cnpilnlismo. .< De todas maneras, durante los primeros de la posguerra y hastn la décnda de los ochenta. las idens socialistas tenían una fuerte convergencia con lo que los economist:ls ortodoxos nfinnaban con Keynes a la cabezn, por lo que, dentro del mundo occidental In5 diferencias entre socialdemócratas y liberales keynesianos eran muy pequeñas. Todos apostaban, se podrá decir que por razones diferentes, a un Estado fuerte e intervencionista. l
-
La socialdemocracia desde la óptica de otras ideologías . 2.;;;;....
!
t
Lucuestión básica está en conciliarel ideario marxista con esta tendencia reformista. ;; Karl Popper describe la lógica de los socialdemócratas de la posguerrnen estos ténninos: :¡r-. «Gracias a la profecía de Marx, los comunistas sabían ncienciacierta que la miseria nO habría de tardar en aumentar. También sabían que el pnrtido no podría .ganar~e la.~ confianza de los trabajadores sin luchar por ellos y con ellos para lograr el mejoramiento ~, de sus condiciones de vida. Estos dos supuestos fundamentales determinnron claramente los principios de su lácticageneral. Hagamos que los trabajadores exijnn su partc, apoyémoslos en cadil uno de los episodios de su lucha incesante por el pan yelteeho, luchemos con ellos tennzmente por la sntisfncción de sus exigencias prácticas, ya sean económicas O políticns, y de este modo nos gnnaremos su confianza. Al mismo tiempo.
::f¡
Veamos qué dicen los marxistas y los liberales de la socinldernocracia. Como no podía ser de otra manera la critican de manera acérrima. Básicamente los Marxistns afinnan que es una forma de «rncionnlización del sistemn capitalisla y un modo disfrazado para consolidar ulterionnente el dominio de clase de la burguesía.» I~Lenin califica a los socialdemócratas como «los actuales traidores 31 socinlismo.)} 17 Según Lenin esta lraición yn había sido percibida por Engels cuando decía que «el prolelilriado inglés se.vaaburguesnndo de hecho cada día más; por lo que se ve, esta Nación. la más burguesa de lodas, nspira n tener. en resumidas cuentas. aliado de la burguesía una ilrislocracia burguesa y un proletariado burgués.}) '" Este «aburguesamiento» de los trabnjadores a partir de sus mejores condiciones de vidn sc veía como un obstáculo. o un retardo 31n eclosión revolucionaria que Marx había profetizado. Como dice Mnndel «Ln intervención de los poderes públicos en In vida económica. laeconomíaconcertada.la programación económica, la planificación indicntiva. nason de ningún modo neutros desde el punto de vista social. Son instrumentos de intervención económica que están en manos de la clase burguesa o de los grupos dominantes de la misma, y no árbitros enlre la burguesía y el proletariado.» Y parafraseando a Marx
------------ ...••
Las Ideologías
154
ell
el Siglo XXI
:t--
Las ideologías
después de la Segunda
GI/erra
Mundial
155
-4' agrega: «El único arbitraje real que efectúan los poderes públicos arbitraje entre distintos grupos en el interior de la clase capitalista.»
capitalistas
es el -~-
IY
un masivo programa
El Estado se reserva para sí algunas actividades económicas industriales o de servicios tales como los ferrocarriles, el correo, o algunas industrias esenciales para la defensa nacional como la siderurgia, o la fabricación de armas. Es lo que se llama «economía mixta» donde el Estado interviene activamente en la producción, junto a las empresas privadas. Las leyes de mercado siguen vigentes, pero no en todos los rubros ya que, en especial en los salarios. pero aún en los precios de los productos, el Estado controla que los primeros nos sean demasiado bajos ni excesivos los segundos.
Los liberales no eran menos agresivos en su análisis de la socialdemocracia, en especial a partir de la década del ochenta, cuando el liberalismo comienza a recuperar su fuerza dogmática. Para autores corno Van Mises, Hayek o Friedman, el Estado de Bienestar no es más que una infil tración del marxismo en la economía capitalista. Afirman que la intervención estatal muestra una tendencia hacia la burocratización, es una amenaza de las libertades individuales, frena la expansión económica: y es contradic_ torio en sí mismo ya que al concentrar su mirada exclusivamente en la distribución de la riqueza olvidan la producción y con ello se están suicidando, están «canibalizando) su propia estructura de capital.~l Más adelante, al hablar del neo-liberalismo volveremos 1I
Las correcciones del «New Deal») se extendieron a todo el mundo no-comunista. Se implementaron antes de la segunda guerra mundial, pero tuvieron su apogeo al finalizar la contienda. En ladécadadel60 las regulaciones alcanzaron un grado cada vezmásalto. Aunque el capitalismo seguía vigente, una enorme cantidad de actividades eran férreamente controladas porel Estado. La fabricación de medicinas, luego los alimentos. las condiciones de trabajo, la seguridad, la higiene, la contaminación ambiental. Cada vez eran más las áreas en las que el Estado ejercía su poder de policía, y más las normas que regulaban la actividad privada.
sobre la crítica liberal al «Estado de Bienestar».
Los ajustes del capitalismo Si una vertiente del marxismo se había convertido en reformista, no menos dramático fue el viraje que hicieron sectores liberales a partir de la crisis de 1929. En 1929, una de las recurrentes crisis cíclicas de la economía capitalista tuvo tal gravedad que parecía que los presagios de. Marx finalmente se estaban veri(icando. La producción crecía espectacularmente, mientras que los salarios se mantenían estables. Los productos sobraban porque no había quienes pudieran comprarlos. Entonces las fábricas detenían la producción y despedían obreros, con lo que el problema se agudizaba, al haber menos consumidores. La Bolsa de Nueva York fue el epicentro de un cataclismo que sacudió al mundo entero. Millones de personas perdieron sus empleos y vagaban por las calles buscando algo qué comer. Las acciones se desplomaron y los bancos no podían devolver sus ahorros a los que, dominados por el pánico, pugnaban por. retirar sus depósitos. Centenares de entidades financieras debieron cerrar sus puertas, contribuyendo a agudizar la crisis de sobreproducción.
Aún en tiempos de Richard Nixon el gobierno buscó implementar de detallados controles de precios y salarios. 14
Así ocurre el extraño fenómeno de que la socialdemocracia, tratando de adaptar el marxismo a la realidad europea, y el liberalismo keynesiano se parecían cada vez más. Incluso algunos intentos realizaQos en los países comunistas, en especial en Rusia de crear incentivos económicos y planificar observando más detenidamente la demanda, hicieron percibir que existía una,.notable convergencia entre los sistemas de oriente y occidente. .Ci.'
Lacrisis se resuelve aplicando medidas fuertemente correctivas en la que el Estado pasaba a tener un rol activo en la economía. El «New Deal» (Nuevo Pacto) que propone Roosvelt en Estados Unidos, siguiendo los .Iineamientos básicos trazados por el economista John Maynard Keynes, quien señaló que el pleno empleo era necesario para el crecimiento y aún la supervivencia del capitalismo.:] Para eso no bastan las leyes del mercado. El Esmdodebeejercer un definido rol en defensa del bien común. Parareactivar la economía después de la recesión del 29 se aumentó el empleo público, se crearon subsidios para los desocupados, se estimuló el consumo mediante la inflación, se garantizaron los depósitos con fondos estatales o uniones de bancos.
Llegamos así a las décadas del 60 y 70 con un panorama extremadamente confuso en 10 ideológico. Por un lado la guerra fría seguía en intensidad y resultaba extremadamente peligrosa. Los sistemas ideológicos opuestos pugnaban por dominar el mundo y la mente de sus habitantes, pero, por otro lado, la realidad económica y social de los países estaba sufriendo agudas transform.aciones que sólo harían eclosión en las décadas siguientes. Esta confusión ideológica del período se ve ejemplificada en el uso de la palabra «liberah). En Estados Unidos pasa a llamarse «liberal» a quienes proponen mayor intervención del Estado, más impuestos, más ayuda social. más planes de salud, más subsidios de desempleo, y porel contrario los que deseaban bajar los impuestos, reducir la intervención del Estado y respetar las leyes de mercado pasaron a ser ({conservado~ res», los primeros estaban representados por el partido demócrata y los segundos por el republicano. Al mismo tiempo a las políticas de Keynes en Europase las llamaba «neoliberales», o «neo~capitalistas»). En la actualidad, en cambio se denomina «neo-liberah) al fenómenu que se desata en la década siguiente con el resurgimiento de las ideas del liberalismo original, como veremos en el próximo capítulo.
La «mano invisible» de Adam Smith pasa a ser reemplazada, en buena medida, por la «mano visible» del Estado, que actúa de diversas maneras. En primer término mediante la directa intervención creando empleo público, pero además creando estímulos al consumo y al empleo privado, y finalmente estableciendo regulaciones y controles.lJ
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Las Ideologías
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-:;1!Por un lado, la composición social de «ciases» estaba cambiando. Tanto por el proo-reso de la técnica como por la intervención del «Estado de Bienestar» en Europa o ct«New Deah) en Estados Unidos. las crisis cíclicas comenzaron a ser cada vez más tenues y controlables. Los períodos de recesión y expansión se s,ucedían. ~ero ,ya no-~ tenían el efecto dramático del pasado. Contra 10 que Marx preve la las CrISIS leJOS de acentuarse estaban disminuyendo. Por otro lado, la pauperización creciente del prole~ tariado no sólo no se verificó en los hechos sino que, por el contrario, las clases medias, la de los profesionales, los técnicos. lo trabajadores de (e.uello blanc~», y los pequeños comerciantes e industriales prosperan creando, en espeCIal en los paises desarrollados sectores cada vez más numerosos de «clase media». Pierde así fuerza la idea marxista de una revolución impulsada por la inmensa mayoría del pueblo, los «ultrapobres» obreros industriales. La realrdad es que la proporción de obreros industriales en vez de crecer disminuyó, y las clases medias valoraban sus conquistas personales mucho más que una eventual revolución proletaria frente a la que tenían más que perder que ganar. Incluso entre los mí.Íspobres, en los países industrializados, se producía un evidente ._proceso de movilidad social, que los impulsaba a mejorar su pos.ición, mediante su esfuerzo y capacitación. Preferían comprarse una heladera, un televIsor y un auto; antes -_ que salir a la calle a luchar por una revolución que, aJuzgarpor los hech?s de las decad~14 antenores, conducía a una dictadura y no lograba aún los éXItos economlcos promeudos.
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El Marxismo en las décadas del 60 y 70
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La realidad de los países que adoptaron el marxismo, era bastante contradictoria. Por un lado, el proceso de industrialización en Rusia había tenido un gran éxito. Un país atrasado y básicamente agrícola, en pocas décad~s alcanzó U? es~~ctacular desarrollo. industrial y tecnológico que le permitía competIr en la fabncaClOn de armas y nave~_ espaciales con Estados Unidos. Pero esas invers~one.s enon:ne.s se hacían a cO,sta de someter a la población a una igualitaria y gris medlOcfl.dad. SI bien y~ ~n est~s dec~da.s se habían superado las hambrunas de la época de Staltn, y la poblaclOn tenia c.ub.lert~ de manera austera sus necesidades vitales, después de varias décadas de Soclahsm_t de Estado, nada del paraíso comunista parecía estar cerca. El muro de Berlín era una escandalosa muestra de esta realidad. No ~ue construi~O~~ para que los proletarios oprimidos huyeran del capitalismo a buscar el abrIgo del paral~~ comunista. sino que. muy por el contrario, evitaba que los aleman~s del este h~ye " del rélJ"imen dictatorial y de la pobreza que los agobiaba. Era una pIedra de escanda!? " y el si~no más palpable de que el «Socialismo ,de Estado>~ no ~staba fu?cionand?, co.~...-_ se esperaba. Los países comunistas despues de mediO slglo.?e l?stau~aclOn. marxismo, no podían permitir laemigración, lalibertad d~~xpreslOn, 01 la eXistencIa ':. partidos opositores y tenían que seguir encarcelando dISidentes.
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Para explicar los fenómenos sociales que transcurrían en el mundo occidental~ .. New Deal y las teorías de Keynes, los marxistas recurrían a las tesis de Engels. y Le_~n que antes reseñamos: La intervención del Estado no tenía para ellos otra finahdadq_>
el mantenimiento del capitalismo. Eran concesiones necesarias que hacían las clases dominantes para demorar la revolución social que ya no aparecía como tan inexorable, pero seguía siendo deseable. El «aburguesamiento» de los proletarios de los países industrializados se lograba a costa de una creciente «desigualdad en los ténninos de intercambio» que trasladaba a los países periféricos, subdesarrollados, el costo de esas mejoras, empobreciendo cada vez más al hemi_sferio sur. Por eso la revolución ahora se trasladaría América Latina o a algunas regiones de Asia. sin descartar las paupérrimas revoluciones ocurridas en varios países africanos. .
El desarrollismo Muy cercano al «New Deal», al «Estado de Bienestar» y a las teorías de Keynes encontramos unacorrie"nte ideológica que podemos denominar «desarrollismo». Básicamente consiste en un capitalismo tutelado por el Estado. Como decía ya Van Justi en 1756 «Las compañías contribuyen mucho a hacer florecer el comercio, pero el Ministerio debe velar sobre ellas atendido que su caída da muy a menudo al Estado golpes mortales.»!~ Mariano Grondona lodetine en estos términos: «El Estado, lejos de ser neutral [... ] se propone impulsar el liberalismo a través de lagestión de la burocracia. Esta no busca abrogar el capitalismo sino crearlo, promoverlo, disciplinarlo, y eventualmente se irá retirando a un segundo plano a medida que los capitalistas empiecen a florecer» [... ] un país que concentra sus recursos humanos, sus talentos y sus recursos económicos en ciertos sectores productivos deliberadamente escogidos, al margen de que en ellos tenga o no ventajas comparativas. A partir de un sistema de decisiones flexibles, dispuesto a aprovechar los múltiples «nichos» o brechas que existen en el mercado mundial, laNación habrá de concentrarse en determinadas áreas económicas quejuzga prioritarias.Y> Para lograr esos objetivos el Estado ejerce una fuerte prmccción aduanera tratando de «sustituir importaciones» por productos nacionales. No se consideran demasiado las ventajas comparativas, ni la eticiencia o la competiti vidad de las industrias, ya que se supone que ayudando a su crecimiento con créditos a tasas de interés muy bajas, subsidios y exenciones impositivas. el Estado puede estimular industrias que luego serán competitivas. Jean Tinbergen defendía los subsidios a las empresas en éstos términos: «es de general interés el apoyo, en sus primeras etapas, a las industrias que serán rentables una vezen marcha. Tal corno ya hemos dicho, los subsidios a tanto alzado son teóricamente el mejor tipo de ayuda, puesto que no falsifican las decisiones marginales de productores y consumidores. Dicho de otra manera, es mejor mantener los precios a un nivel competitivo y subvencionar a los productores, que protegerlos mediante una tasa a la importación que afecte el precio pagado por los consumidores.» 17 Otro de los ternas de contlicto entre liberales y «desarrollistas» es el referido a la inflación. La inflación es resultado del déficit de las cuentas públicas. El Estado que gasta
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más de 10 que recauda se ve obligado a emitir más moneda. Para los desarrollistas unainflación alta pero controlada es ideal ya que por un lado permite al Estado contar con" más recursos para subsidiar a las empresas y estimular el gasto, y por otro lado la. continua alza de los precios hace que lagente se apure por gastar su dinero. Los liberales ~. ortodoxos, en cambio, ven la inflación con un cáncer social que destruye el sistema de" precios, impide el ahorro y la inversión, se vuelve incontrolable y puede desembocaren
la hiperinflación, uno de los colapsos económicos más trágicos de una economía. El desarrollisrno, muy extendido en todo el mundo subdesarrollado, tuvo resultados muy desiguales, triunfó en Corea del Sur y fracasó en América Latina. Los liberales critican al desarrollismo en estos ténninos: «Barreras aduaneras, licencias previas de importación y exportación, control de precios y de cambios, subsidios, toda clase de trámites, papeleos y regulaciones contribuyeron en América-Latina al crecimiento del Estado ampliando de manera tentacular, asfixiante, sus funciones y atribuciones. ¿Con qué resultado? ¿Nos abrió realmente el camino hacia el desarrollo y la modernidad? Todo 10 contrario. La «tramitología», en vez de estimular la producción y favorecer la creación de riqueza, la desalentó. Al dar al funcionario un poder omnímodo sobre el empresario, generó un delictuoso tráfico de influencias y al final del camino, sea para obtener prebendas -las típicas prebendas del mercantilismo; origen de riqueza mal habida-, apara obviar un ~aberjnto de trabas, floreció la corrupción.
Para los marxistas, obviamente, el desarrollismo no es más que una herramienta de los grupos empresarios para obtener recursos del Estado que se obtienen de los._ impuestos que todos deben pagar, es, coherentemente con el pensamiento de su fundador, una nueva acción del Estado burgués en defensa de los intereses comunes de su clase.
Notas del Capítulo l.
Nikitill P., «ECOIumlía Po[ítiL'a», Editorial Ediciones en LellgulLS£urulljerus.
Moscú. 1961, pág.
389. 2. Vo!pi. Alberto Ezequie!, «RadioKrtJfía del Comunismo», Editorial Poblet, Buenos Aires, 1964. pág. 161. 3. Hillkellammert, FrallZ, «ú¡ teoda dlÍsim del imperialisJlJo. el subdesarrollo y la acumulacitín ,l'Odlllisfl/». Editorial Nuewl VisilÍll. Buell(J,~Aire.s. 1973, pdg. 17. 4. Bentlwlrl. Jeremías. «Mal/ual de Ecollomía PofítiL'a». htlp://www.eumed.netkursecrm/ecOflOmis. tasltextos/BenIJwm-malllwf_de_cp.h tnl. 5. HiJlkellammerf, FI'I/Ilz. Obra Citada, plÍ¡':. 19. 6. Rosa de Llu.emburgo Cilado por: RÜ'efO, Adolfo. «Lt.H teorías sobre el imperialismo». http:// www.neolibel.ali.l.lIlo.com/Archil.o.OI/imperia!islllO_teoria.htlll. "7. Guúra, Pablo, «Corriellles del pensamiellto cOlllempm'lÍnco». wa'w.ideasapiem'.cofll. R. Guevaru. El'llesto Che, «Fra!{lIlentos». hup://www.geocities.colll/CapilofHiIl/SerwteI3035/ ell.l"lI)'O,~.txt.
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9. Cudena, Raul, «La ir!/luencia del Catolicislllo ell México SiKlo XIX a XX1».http://www.rcadella.net/ cat-mex.htrn. 10. Mendow. Montaner y VarKus LloS(l, «MwlIIal del peifecto idio/~ latinoamericano», Editorial Arltifltida, Buenos Aires. 1996, púg 17R. 11. LuxemburKo, Rosa de. «Reforma () Revolucúín», Jorge Álvarez. Buenos Aires. púg. 20. 11. Guerra. Pablo. Obra Cituda. 13. Popper. Kar!. «La sociedad abierta y ,fuS enemigos». Editorial Ediciones Orbis. Buenos Aires. /985. púg. 363. N. Bohhio, Norberlo, «Parlidos PoI/ricos en Diccionario de Poli/iea». www.hipersociolog(a.colll.ar. /5. Guerra, Pablo. Obra Cilllda. 16. Bohbio. Norberto, «Estado de Bienesll1r el! DiccioJ!urio de Polí/ica». www.hipersociología.cmn.llr. Ii. Lenin, V. l.. «El Estado y fu Rel'oluciOlI», Editoriul Ediciolles en lenguas extra/ljeras. Pekín. 1975. plÍK.
56.
18. Lellill, V. 1., «El imperialül/lo . .l/He superIor del wpitlllismo». Editorial Ediciones en lenguas o:mmjcra.l'. Pekill, 1975. pdí{. 137. 19. MilI/del Eme.~t, «Inlroducci¡)/J II la Teorl(/ EcoJl(ílllicll Marxista». Editorial Ediciones Cepe. 8liel/fI.~Aires. 1973, plÍg. 153. 10. Bobbio, Norberto, Ohm ei/mlu. 2/. Al/(ferSIlIl. W¡lfjWIIL., «Suecia: MlÍs pobre de lo que piel/Sil", wWIV.liberalismll.org 22. MarlílleZ,Eliwber/1 y Gl/rcÉa. Amo/do, «¿Qué es e!lIeoliberali.HlIO?». http://wIVw.ciberzoo.org.uy/ rel'isw. OR7-088íTapa1. hlml. 13. Bello,\"() Marlín. Nuria. «l);ulIldades Inju.f1as 11 Ií{ualdades Justa.~». /¡uP://IVwIV,estacio.br/ ,lIrtldllllclIo/direito/revisla/revisll13/arli);o I.lltlll. U. DllIJiel YerKill Y losepll SWnislaw. «Los PlIestll.~ de Mandil», ItttP://IVwIV.neoliberali.wlO.nJiIl/ Arcl¡ivo-O 1/P!¡CSllIs_l/wudo, Itrlll. 25. VOlIJusti. Juan Enrique. «Ciell:.ill del Estado», GotiJl,llu. Prusia, 1756. IJ/IIega.ilce.etlu.mx. 16, Grolldmtu. Mariaflo. «El Poslibera!ismo». Ediwrial Planelll, Buenos Aires. 1991. pág. 155. 27. Tillbergtll, Jeall. «Hucia U/w eC(Jl/o/Jj(amUl/dial», Ediwrial Planeta Agoslilli, Barcelona. 1994, púg. 57. lR. Mendo1.ll. MO/lluner y Var,l.;llSLlosu. «Mallual del pelj"eulI idiotll laIÍJwallleriCUJl()>>, Editorial
Ar!cílltida, Buellos Aires, 1996.
Pr.iR,.105.
• CAPíTULO
N" 9
Las ideologías a fines del siglo XX Durante las décadas del60 y 70 parecía que, pese a la guerra fría, que delimitaba
el
debate ideológico a los térnlinos de un abismal enfrentamiento entre dos sistemas Con pretensiones hegemónicas. se gestaba en el seno de la cultura occidental una convergencia que iba desde los comunistas moderados hasta los desarrollistas, pasando por los socialdemócratas y los keynesianos. Por un lado seguía percibiéndose, en especial en el ámbito de los intelectuales, el camino hacia e! socialismo como inexorable, pero en
el «mientras tanto» se iba gestando una cierta convergencia de ideas en el sentido de que los socialistas aceptaban la democracia parlamentaria y algunas formas de propiedad privada, en especial de las empresas medianas y pequeñas, y los liberales consentían en que el Estado ejerciera funciones que en el p~sado se consideraban impensables. Hasta los partidos comunistas pro-soviéticos intentaban formar «frentes amplios», convencidos de que la revolución violenta obrera cada día era menos atractiva. Por eso trataban de acercarse a todas las que denominaron «fuerzas progresistas». Va naciendo el concepto de «progresismo» que analizaremos más adelante, como el de todas las variantes que sin ser ortodoxas en el marxismo hacen «progresar» la sociedad hacia el inevitable destino socialista. Pero estos acercamientos darían un viraje absolutamente imprevisible en las décadas del SO y 90. En estos años se dieron fenómenos de extraordinaria diversidad. Por un lado nace, como dijimos el «progresismo», por orro lado, como un subproducto de la «guerra fría» tiene su auge la llamada «doctrina de la seguridad nacional»; y finalmente, la crisis del sistema soviético y el rcsquebrnjamiento del «Estado de Bienestar» conduce a un fuerte renacimiento del liberalismo ortodoxo. Es la era de Reagan y Thatcher, y de la caída del muro de Berlín.
Doctrina de la Seguridad Nacional
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En el marco de la guerra fría, Estados Unidos no podía permitir la existencia del marxismo latinoamericano al que nos hemos referido en el capítulo anterior, y muy especialmente a las formas de violencia guerrilléra. Rusia y China eran Estados dictatoriales y ejercían un control policial estricto sobre las ideologías, tanto en sus países corno en lasque estaban bajo su órbita de influencia. Estados Unidos, en cambio,
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LoSjd(!Ologías afilies del siglo XX
era un país extremadamente democrático dentro de sus fronteras, y donde exiStía una: lia libertad de expresión. Pero esta política ifltcrna nunca fue acompañada de una
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:~I~tica exterior coherente. Reiteradament~ Estados Unidos había intervenido en loS asunlOS internos de los países latinoamericanos, ~ cuand? le result~ba ~eccsario.
lidad de éxito consistfaen restringir o anular completamente las libertades individuales. Llegamos así a las típicas tiranías militares latinoamericanas de las cuales la Argentina. lamentablemente, mostró su expresi6n más cruel e inhumanaen el proceso de 1976, que concluy6 haciendo internacional el ténnino castellano de «desaparecido».
invadía milirannente alas pníscs. Sin embargo, con el tI.empo VIO lac~nVentenCladc hacer una alianza estratégica con los militares iJnticomunlstas del co~t1nen[e. Surge así la «Doctrina de la Seguridad Nacional», Estados Unidos había aphcado esta teoría a su "o gobierno. cuando descubrió que la defensa frenle al comunismo no 5610 debía ': . I prop' "R ~ara bo~rar a USIa. " di" hacerla prcpnrando misiles con.car~as a.t6mlcas e map3. smoque . __ o'.• dcbí3 defenderse de la infiltr3cl6n mtenor de la Ideologta del enemigo.
Muchos han acusado, no sin razón. a estos procesos como expresiones de lo peor del liberalismo al defender un «capitalismo salvaje y prebcndario» y lo peor del marxismo ydel fascismo en cuanto a su visión totalitaria del poder, y la absoluta sumisión de los medios a los fines. Se fijaban un modelo de país y pretendían imponerlo sin repararen los recursos utilizados, así fueran vidas humanas, o las libertades esenciales. :
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Pero la doctrina de la seguridad nacional en AméricaLatin3 no s610 se nutri6 de I~, . f1 enciaestadounidense, sino que reconocía lazos con el militarismo geopolítico nazi. . ~~sc~sta, cn el sentido de que no solo el espacio territorial. sino también el ideol6gico . son decisivos para lasupervivencia de la Nación, y ~l c?nceptoracistad~ la super~orid:üi : de los «clegidos». en este caso los militares cons~ItUldo en una guardia pr~t~nana de los mejores valores de la nacionalidad,.que lo~~ivl!es.' perma~entemen~e tralclon~ban. Por otro lado, la militarización de la Vida polttlca latlnoamencana tenta una vertIente llista en tanto consideraban a los gobiernos civiles responsables del estanca. O d esarr . 'd miento econ6mico de la regi6n y trataban de impulsar un capitalismo protegl por~1 Estado. no t3nto por alianza con las «olignrquías» locnles. como por la ~ecesldad ~e luchar contra el comunismo. Como dice Enrique Neir.a: «En nuestros pnlses, la lucha. contra la subversión interna y contra la pcnctración del comunismo internacional n.o t d á éxito si no se suprime el caldo decuhivo que los alimenta, nsaber: la pobreza,la en r " 1"SIO d esarro 11" desigualdad, la injusticia social. No puede haber seguridad naclOna o, ni desarrollo sin seguridad. En nuestros países, seguridnd y desnrrollo van de la mano.»
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Para laconsolidnci6n de esta doctrina las diferentes fuerzns a~adas del c~ntincnte enetraron mutuamente. sus intercambios y maniobras conjuntas, defiRIeron una secom P . b" I solidaridad de castas, muy fuerte, entre los militares de todo e,l contmente; aJ~ e_ eVI"den te liderazgo
de las fuerzns armadas estadounidenses. EstasJntoníacomun. 'd reClé~'1 d _;. se rompe cuando el Generol Galtieri. invade las IslasMalvinas.con l~ peregnna I ca e , que esta alianza conlinental. alcanzaría para enfrentar a Estados U.nldos con s~ mad~' -patria. Craso error: que ~.nal~ente puso fin a la ~i~encia de ladoctnnaquc analIzamos, _ no sólo en Argentina. SIRO en el resto de la reglOn. , La aplicación de la doctrina de la se~uridad n.acio~al, reconoce dif:~entes grados.~ En un primerperícido los militares interVienen en sl~uac.lOn~s de caos.poIIU~o de mane~ temporaria y para reesw,blecer rápidamente las IOstlluc.lQnes democráticas; pero a medida que avanza la década del 60 y 70,Ios militares com.lenzan. a adoptar formas ca~a vez más totalitarias y tienen mayor vocación de permanencia. DeCiden que lademocrocla .. naplicable y toman el poder para perpetuarse en él. Por otra parte, como tenfan :~~sicioncs internas muy fuertes. tanto de los partidos tradicion~les (Iiber~l~s, con~e:vadores o socialistas) corno del marxismo más o menos combatiente, su uRlca poslbl-
El Neoliberalismo Como dijimos en estas décadas se produce un renacimiento orlOdoxas. A este fen6meno contribuyen varias razones.
de las ideas liberales
El «Estado de Bienestar». la economía keyncsiana, el «capitalismo regulatorio» o el «(New Dea!», que podemos asociar también con la «(social democracia», comenzaba a mostrar fisuras. Estos procesos de economía mixta, donde el Estado y la actividad privada compartían el poder económico. mostraban signos de agotamiento. En la década del 60, algún observador podía pensnrque se esw.ba llegando a un sano equilibrio entre la iniciativa privada y la intervenci6n del Estado Jean Tinenberg, es un ejemplo de esa visi6n esperanzada de un futuro acordado y equilibrado. Sin embargo el (Estndo de Bienestar» estaba siendo corroído por numerosos factores. En primer término la creciente internncionaliZación de la economía. Ya en el siglo XIX varios autores, incluido Marx y Engels tí'abian señalado que se encaminaban hacia una «mercado mundial». Estos últimos decían en el Manifiesto Comunista «Mediante la explotaci6n del mercado mundial,la_ burgucsía dio un caráctcrcosmopolita a la producción y al consumo de todos los países.» -' . Sin embargo a fines del siglo XX este proceso se acelera exponencialmente, y csto obedece a varias razones. En primerténnino, los inventosy latecnologíadan lugara una enorme diversificación de los productos. y consiguientemente, la división internacional del trabajo es cada vez más beneficiosa para la economía mundial. Por otra parte, el avance tecnológico va alterando fuenementc la relaci6n entre el valor de un producto y su peso y tamnño. En el siglo XIX lo que se comerciaba eran granos, carnes, máquinas. Todos con una baja relaci6n valor I peso-volumen. A fines del Siglo XX, lo que se intercambia son equipos electr6nicos muy valiosos. pequeños y livianos. Pero, para colmo. la invenci6n de los conlenedores, y buques portacontenedores que gracias a la electrónica y la rob6tica requieren muy pocos marinos, son más rápidos, más grandes y operan en los puertos con una velocidad asombrosa. Este proceso que hoy llamamos «globalización» puso en crisis las fronteras nacionalés, límites de los mercados. La relaci6n entre los Estados de Bienestar y la globalizaci6n son obvias. Mientras los Estados Europeos. eran compartimentos ccrrados con escasa intercambio exterior, lenian salarios altos, exce lentes coberturas sociales, y podían, gracias a la e ficiencia que
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L(lS ideologías
164 brindaba el alto grado de industrialización.
mantenerse
y fuertes protecciones arancelarias. Laglobalización
simplemente
sobre la base de altos impuestos
no s610 produjo el libre intercambio
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La otra señal de alarma la constituye la inmigración. Estados Unidos había tenid~.i:.,. las puertas abiertas desde su fundación a todos los inmigrantes que quisieran ({hacersC~' la América», se llamaban a sí mismo la «tierra de las oportunidades», su grandeza constituyó gracias al aporte inmigratorio de los más diversos orígenes. Europa, en'~ cambio desde fines del siglo XV hasta bien entrado el siglo XX expulsó población:"f" Primero hacia las colonias. y luego hacia los países que tenían abundantes tierras-;'-' vír!lenes y excelentes oportunidades para desarrollar industrias o profesiones. EI":~'pro.... ceso de crecimiento económico desigual que se da durante el siglo XX revierteestat tendencia y tanto Europa como Estados Unidos se ven invadidos por millones d~ inmigrantes que vienen a recoger las migajas del «Estado de Bienestar» expulsados dllsus países de orígenes por la pobreza, la rnarginalidad o la falta de oportunidades. Est ' inmigración fue paulatinamente haciéndose ilegal, y hoy los países desarrollados tienen ';. un muro de Berlín virtual en sentido contrario, no para que sus ciudadanos no '50 escapen, sino para no ser invadidos por inmigrantes indeseados a quienes result~a ':>! imposible garantizarles el bienestar que esos países brindan a sus habitantes. Este tem~ ~' es una fuente de pennanente tensión, y finalmcnre, cuando los Estados impiden .la inmigración de trabajadores, terminan viendo como son las empresas las que emigr~ para instalarse en otros países y contratar a esas mismas personas que son rechazadas
y
se;~:~
en sus fronteras. Pero eso no era todo. El Estado de Bienestar mostraba otra faceta crítica. Cuando una sociedad garantiza a todos, en cualquier situación, un bienestar mínimo, se quita, uno de los estímulos más fuertes al trabajo y la producción. Los obreros europeos teníánJ:. y tienen hoy un altísimo índice de ausentismo. La preservación de la salud -quién pued~l~ negar su valor- si se lleva al extremo, debe pennitir que el trabajador, ante la men~r ::: molestia se ausente de su trabajo. Los desempleados percibían s~bsidios t~n. «adec~~¡'~ dos» que perdían, en gran medida, el deseo d~encon.trar otro trabaJo. L.amcdlcmasoclal¡ .. felizmente, aumentó muchísimo el promedIO de Vida, la salud y aptitud laboral de personas mayores, pero los habitantes del Estado de Bienestar se negaban y se niegan"~-, ..~_ hoy sistemáticamente acualquier aumento en laedadjubilatoria. Entonces cada día hay más jubilados y menos aportantes, con 10 que los sistemas jubilatorios debieron recurrir al presupuesto público para sobrevivir. El Estadode Bienestarexige cada vez impuestOS más altos a una economía que pierde competitividad frente a los países más atrasado.S;
Los liberales ortodoxos tenían su oportunidad y la aprovecharon. Surge laescue~a de pensadores que hoy llamamos «neo~liberales}) y que ellos se llaman a sí mismo,
«liberales»
porque se consideran
165 discípulos
directos
de Adaro Smith,
Lo primero que hacen los liberales ortodoxos aCluales (que convendremos en llamar para adoptar la terminología en boga en nuestros días) es criticar el comunismo resaltando especialmente su carácter totalitario, la falta de libertad y el fr3caso en su intento de obtener para los menos favorecidos condiciones de vida mejores que las de los países capitalistas. Los ncoliberales no gastan demasiados esfuerzos en criticar al comunismo porque su fracaso les parecía obvio e inminente. Como dice Milton Friedman: «Una hora en Berlín Este es suficiente para entender por qué las autoridades levantaron el muro.»'¡ o como afinna Ronald Reagan en un famoso discurso: «¿ Cómo se define a un comunista? Bueno, es alguien que lee aMarx ya Lenin L y cómo se define a un anticomunista? Es alguien que entiende a Marx y a Lenin.» 5 ,(neO liberales»
Pero esta crítica es obvia, mucho más interesante es el conjunto de argumentos utilizados contra el Estado de Bienestar. Hayekataca al corazón del Estado de Bienestar afirmando que el Estado no puede ser el proveedor de todo aquello que los individuos desean. Afirma que el descontento de algunos por las diferencias sociales no es nada más ni nada menos que el más despreciable de los sentimientos, el de la envidia y afirma que «recientemente se hizo un intento de apoyar dicha pretensión con el argumento de que la meta de toda actuación política debería consistir en eliminar todas las fuentes de descontento. [... ] Si en verdad todos los deseos no satisfechos implican el derecho a acudir en queja a la colectividad, la responsabilidad individual ha terminado.»" o como dice Van Mises refiriéndose a los intervencionistas: «A la mayoría la impulsa un resentimiento de envidia contra aquellos cuyo ingreso es más alto que el suyo y este producto les impide ver las cosas como son realmente. El objetivo principal para ellos no es mejorar la condición de las masas, sino causar daño a los hombres de empresa y a los capitalistas. aun cuando esta política haga víctima de su aplicación a la inmensa mayoría del público.» 7 Cuando el Estado interviene en la economía redistribuyendo lariqueza, o subsidiando detenninadas actividades, siempre beneficia a una persona en perjuicio de otra, y estimula el consumo de algo en perjuicio de la producción de otros bienes. El Estadodebe lener un detallado código de objetivos deseables e indeseables en la vida social. Cuando vamos a los extremos todo es claro: El Estadodebe evitar que un niño abandonado muera de hambre, aunque seaa COSÚl de cobrar un impuesto a los más ricos. En ese punto todos están de acuerdo. El problema se presenta cuando se deben tomar innumerables decisiones no tan evidentes. Hayek afirma que esa planificación estatal: «debe imponer a la gente el código detallado de valores que falta. Imponer tal detalle significa más que leer solo un código, detallado en vagas fórmulas generales que la gente está dispuesta a veces a aceptar con relativa facilidad. Debe hacerse creer a la gente en el código particularizado de valores, porque el éxito o el fracaso de la autoridad planeadora puede depender, de dos maneras diferentes, de si tiene éxito en crearesacreencia. Por una parte, sólo si la gente cree en los fines a los que el plan conduce, obtendrá el apoyo entusiasta necesario; por otra se considerará feliz el resultado sólo si los fines alcanzados los
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y así se llegaba a un círculo vicioso.
del siglo XX
~~. SluartMill, David Ricardo o Jeremy Bentham.
de mercaderías. sino, lo que resultó peor parael modelo del bienestar, la posibilidad trasladarlas empresas hacia aquellos países donde la mano de obra fuera más barata", o los costos sociales e imp?siti:os fueran más convenie~tes. La,s social democraci~t:europeas empezaron a sentir el Impacto de la competencia de pmses subdesarrollados ""':'
en especial los del sudeste asi~tico.
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¿as ideoLogías a fines del sigLo XX
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considera justos la genera1idad.»~ y más adelante agrega: «Para ver las consecuencias;'~últimas que implica, sólo necesitarnos visualizar por un momento el tipo de c~estioneS"específicas que la autoridad planeadora ha de decidir. No sólo tiene que decidir entr~digamos, luz eléctrica para el campesino o baños para el trabajador industrial urbano ~'sino también de decidir, de tenerse como más importante la instalación de luz eléctric~ '. en cien haciendas que el aprovisionamiento de baños para cincuenta familias de la clase-' trabajadora, si debiera dar la preferencia ala petición de los campesinos, de poder instalar sesenta baños para familias de la clase trabajadora. El planeador no sólo debe saber si es urgentemente necesario un médico o un profesor adicional; sino que deberá saber cómo escoger, si al costo de preparar tres doctores puede entrenar cinco maestros de escuela, y si puede, al mismo costo, preparar seis maestros, y así por el estilo.})~Para que esto tuviera éxito debería existir un «código moral completo» y extremadamente minucioso, detallista que todos los ciudadanos compartieran y conocieran. En realidad ni siquiera somos demasiado conscientes de nuestro propio código de elección entre diferentes bienes, por laque tal código compartido unánime o al menos mayoritariamente compartido es imposible. 1" Por eso sólo es posible si un burócrata estatal establece ese código.de prioridades y lo impone de manera dictatorial, totalitaria. De ahí concluye Hayek que «1 a planeación lleva a la dictadura porque la dictadura es el instrumento más efectivo de coerción y-compulsión de ideales, y, como tal, ~s esencial parahacerposibl~ ' la planeación central en gran escala.»)ll. ) Seguramente la-crítica más aguda es la que hace Milton Friedman que dice simplemente que «incluso los defensores más ardientes del Estado «paternalista}) y def bienestar, están de acuerdo en que los resultados han sido decepcionantes. [...] Tanto en la esfera administrativa como en el mercado, parece existir una mano invisible, pero" " que actúa precisamente en dirección opuesta a la que señalara Adam Smith: un individuo::-~ que sólo intenta ayudar al interés público alimentando la intervención pública e'~ _ «conducido por una mano invisible a alcanzan} intereses privados «que no formaban. parte de sus intenciones». I¡ y ese fracaso no es un accidente. Friedman afirma que~;"é" debe a la utilización de medios inadecuados para lograr objetivos buenos, y señala la paradoja de que cuanto más fracasan los programas sociales más dinero exigen. En la actividad privada si alguien fracasa, quiebra y pierde su dinero. En la actividad púbIic~ los fracasos se atribuyen a la falta de presupuesto, a la «tacañería del Congreso)}, y por eso la solución consiste en darles más dinero cuanto más ineficaces resulten. Por atraparte rara vez se repara que en estos «planes sociales»)existen otros poderosos intereses los de la burocracia que no sólo se lleva la mayor parte de los recursos y tiende permanentemente acrecer, sino que en su ámbito se generan las más importantes fuentes de corrupción. Hablando de los planes sociales en su país, los ~stados Unidos dice:_ «Nadie puede discutir dos fenómenos aparentemente contradictorios: la amplia insatisfacción por los resultados de esta explosión,producida" en las actividades de bienestar y la presión constante para aumentar sus prestaciones. Todos los objetivos propuestos han sido bienintencionados; los resultados, sin embargo, decepcionantes. Los gastoS de la Seguridad Soci.alse dispararon, y el sistema sufre problemas financieros importantes. [...] Todo el mundo está de acuerdo en que el programa de bienestar es un _ i.l
(desorden» saturado de fraude y corrupción. l.y agrega que los planes de vivienda han aumentado la cantidad de personas. sin techo, la educación pública ha descendido el nivel de conocimjentos y'la medicina social ha despersonalizado la relación entre el médico Yel paciente y así sucesivamente. También el neoliberalismo critica los subsidios a las empresas. Dice que estos subsidios o exenciones impositivas que fueron pensados para impulsar el nacimiento de determinadas empresas una vez establecidos, no pueden quitarse jamás. I~ Aunque el control de precios de los productos elaborados es una estrategia ampliamente olvidada aún en los países con más regulaciones, Van Mises se detiene enexplicar los efectos que tienen sobre la economía: «El gobierno cree que el precio de unartículo dado, la leche, por ejemplo, es demasiado alto. Quiere hacer que el pobre dé a sus hijos más leche. Establece entonces un precio tope y fija el precio de la leche en un nivel inferior al que prevalece en el mercado libre. A raíz de esto, los productores marginales de leche, o sea, los que producen a costo más elevado, incurren en pérdidas. Como ningún agricultor o com,erciante individual puede seguir trabajando con pérdida, estos productores marginales dejan de producir' y de vender' leche en el mercado. Prefieren utilizar su capacidad y.sus vacas en otras actividades más provechosas. Producirán, por ejemplo, manteca, queso o carne. Habrá menos leche disponible para los consumidores, no más. Esto, por supuesto, es contrario a las intenciones del gobierno.}) Cuando se fijan precio debajo del precio de mercado se produce desabastecimiento. La selección entre quienes compran o no los pocos productos disponibles se define por favores pelíticos (<
Finalmente afirman que la planificación económica y las regulaciones estatales no sonmaneras de «proteger al capitaiismo}) sino que recorren el camino hacia el socialismo. «El gobierno dice a los empresarios y capitalistas qué hay que producir y en qué cantidad y calidad, a qué precios comprar y a quiénes, a qué precio vender y aquiénes. Decreta aqué nivel de salarios y dónde deben trabajar los obreros. El intercambio en el 'mercado es una burla. Todos los precios, salarios y tasas de interés son determinados por la autoridad. Hay precios, salarios y tasas de interés sólo en apariencia, porque en realidad son simplemente relaciones de cantidad en las órdenes gubernamentales. El gobierno -y no los consumidores- dirige la producción. El gobierno determina los ingresos de cada ciudadano, asigna a todos el puesto en que deben trabajar. Esto es socialismo disfrazado de capitalismo.» 17 «La política intervencionista no es sistema económico duradero, sino un método para la implantación del socialismo por etapas.»
'" Con respecto a los salarios, ocurre algo semejante. Si los salarios son elevados por decreto del Estado, más allá de IO,que determina la ley de la oferta y la demanda, es inevitable la desocupación y.aque,'-aun determinado salario la demanda y la oferta de trabajo se equiparan. Si los salarios son aumentados, algunos empleadores se retraen
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central de los neoliberales
es la libertad
del siglo XX
169 son obligados
a cerrar sus negocios.»
" Una de las definicionés tajantes del neoliberalismo fue la del «Estado Mínimo» definida por RobertNozic. Ese Estado sólo debe dejar actuar a los individuos garantizar SUS libertades y evitar que se interviniera en sus espontáneas decisiones. «A Nozick puede atribuírsele autoría intelectual sobre aquella sentencia puesta en boca de Margaret Thatcheren pleno apogeo neoconservador, allá por los primeros 80; «no hay tal cosa como una sociedad, sólo existen los individuos que se relacionan, cooperan y pueden desplegar, o no, su libre iniciativa para realizarse como personas.»!~
mercado librc.»'9 el argumento
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satisfacer al público sufren pérdidas y finalmente
y prefieren no contratar empleados (disminuye la demanda), y muchas otras personas se interesarían por obtener esos salarios aumentados por el Estado (aumenta la oferta). La consecuencia es que no existen puestos para todos los que los demandan. «Los salarios mínimos, sean decretados e impuestos pore! gobierno o por presión y violencia sindical, llevan a una desocupación en masa que se prolonga, año tras año, tan pronto corno se pretende elevar la remuneración de los asalariados por encima del nivel del
Obviamente
Las ideologías
económica.
Citando nuevamente a Von Mises: «Lo que ciega a muchas personas acerca de los rasgos esenciales de cualquier sistema totalitario es la ilusión de que este sistema se operará en la forma precisa en que ellos consideran sería deseable. Al endosar el socialismo, ellos asumen que el «Estado» siempre hará 10que ellos mismos quieren que éste haga.» ~n«Un país libre es aquel en el cual cada ciudadano es libre de moldear su vida de acuerdo a sus propios planes.» ~I Reagan dijo en otro de sus más conocidos discursos: «Nos dicen a usted y a mí que debemos elegir entre la derecha o la izquierda pero quiero decir aquí que no existe tal cosa como la derecha y la izquierda. Sólo existe el arriba y abajo. Arriba se encuentra el sueño más antiguo del hombre: el máximo de libertad individual que permite el orden y debajo está el honniguero del totalitarismo.»
El Estado debe dictar pocas leyes, claras y precisas y simples de comprender y cumplir. Sartori critica lo que llama la «in Ilación legislativa» que consiste en legislarpara casos particulares desvirtuando el verdadero sentido de la ley que debe tener carácter general: «Imponen su voluntad mediante normas confusas que no pueden aplicarse con carácter general, y buscan ventajas sectoriales mediante normas especiales que destruyen la misma naturaleza de la ley,» 27 El rol mínimo del Estado es definido por Van Mises en estos términos: «Lo único que un buen gobierno puede hacer para mejorar el bienestar material del pueblo, es establecer y preservar un orden institucional que no ofrezca obstáculos a la progresiva acumulación de nuevos capitales, requeridos para el progreso tecnológico en los métodos de la producción. Esto es lo que realizó el capitalismo en el pasado y seguirá realizando también en el futuro si no es saboreado por una mala política.»!R
y la libertad económica está estrechamente ligada a la libertad política, no sólo por la imposibilidad de crearese código de preferencias que antes mencionamos sino porque sólo en un sistema capitalista el hombre «es libre de competir en el mercado por los trabajos más deseados y en el campo político por los cargos púbUcos más altos. Él no depende más del favor de los demás de 10 que éstos dependen de su favor. Si quiere. triunfar en el mercado, debe satisfacer a los consumidores; si quiere triunfar en los... asuntos públicos debe satisfacer a los votantes.» 2) Esta competencia política no es lo único que vincula a la libertad económica con la libertado política. «La libertad económica es un requisito esencial de la libertad política. Al permitir que las personas cooperen entre sí sin la coacción de un centro decisorio, la libertad económica reduce el área sobre la que se ejerce el poder político. Además, al descentralizar el poder económico, el sistema de mercado compensa cualquier concentración de poder politico que pudiera producirse. La combinación de poder político y económico en las mismas manases una fórmula segura para llegara la tiranía.»
«La «democracia económica», se basa en que «el consumidor es soberano. El -, consumidor, es decir, todos nosotros, detennina por medio de su compra o su abstención de compra lo que debe producirse, en qué cantidad, y de qué calidad. Los ~ empresarios están obligados, por la instrumentalidad de las ganancias y las pérdidas, a obedecer las órdenes de los consumidores. Sólo pueden florecer aquellas empr~sas que ofertan en la mejor manera posible, y de la fonna más barata, aquellos bienes o servicios que los compradores están más deseosos de adquirir. Quienes fracasan en 6
o.
También las «regulaciones» caen bajo la filosa crítica del neoliberalismo. El Estado de Bienestar requería que el ciudadano fuera protegido de fabricantes inescrupulosos con controles estatales y regulaciones, en especial en áreas sensibles como los servicios públicos, los alimentos o los medicamentos. Pero también allí Friedman apunta sus dardos: «Póngase usted en el lugar de un funcionario de laFDA responsable de aprobar o de desechar un nuevo fánnaco. Puede cometer dos errores muy diferentes: l. Aprobar un fármaco que resulta no haber puesto de manifiesto efectos secundarios que provocan la muerte o serios perjuicios a un determinado número de personas. 2. Denegar la aprobación a un fármaco que es capaz de salvar varias vidas o de aliviar graves males y que carece de efectos secundarios perjudiciales. Si comete el primererror(aprobaruna Talidomida), su nombre aparecerá en la primera página de todos los periódicos. Se verá en un grave aprieto. Si comete el segundo error, ¿quién se va a enterar? Las personas cuyas vidas se podía haber salvado no estarán aquí para protestar. Sus familias no podrán enterarse de que sus seres queridos perdieron sus vidas por culpa de la «precaución») de un desconocido funcionario de la FDA.» l~ La demora en Estados Unidos de aprobar los «beta - bloqueantes» y otros remedios contra la hipertensión, deben haber producido miles de muertes que con esos remedios eran evitables, pero esto no se percibe. Friedman propoñe laeliminación del control estatal de los medicamentos ya que considera que los laboratorios, que en el caso de la Talidomida debieron pagar millones de dólares en indemnizaciones, se auto-regularán para impedir tales errores.
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Sobre la política de empleo, los neohberales afirman que cada dólar que el Estado "";; utiliza para crear empleos públicos se 10 qUlta a la actividad privada mediante los ~__ impuestos, con 10 que disminuye las inversiones en bienes de capital y con- eso la 4'creación de empleos privados. Si, en cambio lo hace mediante deuda pública, o emisión monetaria, resta capitales prestables a los bancos o genera inflación y ambos fenómenos nuevamente quitan capitales o condiciones de seguridad para que las empresas
privadas generen más fuentes de trabajo ..'" Para los liberales el desempleo moderado es necesario y se debe a la permanente innovación tecnológica. Cuando se inventó el automóvil, muchos fabricantes de carruajes debieron despedir obreros y cerrar sus fábricas, pero fueron muchos más los empleos que se crearon después en la industria automotriz. ,11
Hayek manifiesta que la inflación es una espiral que se retroalimenta; «La continua elevación de los salarios, que los sindicatos propugnan, unida a la política de empleo total, hoy imperante. veíamos tenía forzosamente que desembocar en medidas inflacionarias, militando en el mismo sentido el deseo de aligerar, mediante reducir el valor de la moneda, la tremenda carga que los seguros sociales suponen para el erario. Verdad ~s que el Estado-providencia, por su propia naturaleza, tiende hacia la inflación; pero todavía más cierto resulta que fueron anteriores inflaciones las que indujeron a las' gentes a reclamar todos los aludidos seguros y protecciones.» .1]
Aunque Hayek considera que el Estado de necesidad del obrero puede conducirlo a aceptar condiciones laborales injustas afirma que «son excepciones y poco frecuentes en una sociedad competitiva próspera.»
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recursos productivos.» -'~ «Lo que los partidarios de estos impuestos no comprenden es que la mayor parte de los impuestos recaudados de esta manera no habrían sido consumidos, sino ahorrados e invertidos. En efecto, esta política fiscal no solamente impide la acumulación de nuevo capital, sino que lleva a ladescapitalización.>,"" Pero el punto más álgido del neoliberalismo es la justificación de las agudas desigualdades sociales que acarrea el librecambismo. Van Mises afirma que «Al dar a las ganancias el carácter de «excesivas» y al castigar a los empresarios eficientes Con impuestos discriminatorios, la gente se hace daño a sí misma. Gravar las ganancias es equivalente a gravarel éxito en bri ndar el mejor servicio al público. La única meta de todas las actividades productivas es emplear los factores de producción de manera tal que rindan lomáximo posible.» Si en laeconomíade mercado el éxito está dado porel «voto» que cada consumidor emite cuando está en el supermercado, las oportunidades para hacerse rico están skmpre en descubrir una necesidad de los consumidores que no está satisfecha por la oferta. La acumulación de riquezas en una persona se debe a su éxito en satisfacer las verdaderas necesidades de los consumidores. Su riqueza debería ser un premio otorgado por la sociedad al que mejor sirve a sus intereses, sin embargo, en la realidad -Van Mises agrega~ «cuanto mayor sea el éxito que un empresario tenga en este sentido. mayor será la cantidad de insultos que sufra y el monto de impuestos que succionará sus remuneraciones.» _'"En palabras de Hayek «Las altas ganancias reales de los exitosos, sea este éxito I.nerecido o accidental, son un elemento esencial para orientar los recursos hacia donde puedan realizar una mayor contribución al pozo del cual todos extraen su parte.» 1)
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Otra de las preocupaciones centrales del Neoliberalismo es la de los impuestos:L:~Hayek manifiesta que los ait?s impuestos ~on un camin~ hacia el comunismo, ya que:.J_ como Marx y Engels reconOClan en el «ManIfiesto ComunIsta», un fuerte impuesto sobre:_l: la renta de tipo progresivo era una medida idónea para que, después de superada la c4:: primera etapa de la revolución, «el proletariado, haciendo uso de su poder, fuera -.:~ despojando de modo gradual a la burguesía la totalidad del capital, transfiriendo al ~" Estado todos los instrumentos de producción». Estas medidas fueron calificadas por .:. Marx y Engels como «medios de violenta incursión en el derecho de propiedad y en el ámbito del sistema de producción burgués» resultando por ello inevitable recurrir a las mismas para revolucionar enteramente el mecanismo de producción.»-'4 Por otra parte también critican los procedimientos de los organismos recaudadores que «tienen la potestad de invadir empresas y hogares para secuestrar libros u otras evidencias. Estas acciones violan la privacidad y las libertades individuales de los :1: ciudadanos.» Igualmente lanza~ sus filosos dardos contra la ineficiencia en los gastos y la recaudación, porque «el esquema impositi vo genera costos económicos importan-j'~.' tes. Por ejemplo, el gobierno incurre en altos costos administrativos y de tipo po1icíac(~_ i para realizar la recaudación, los negocios e indi viduos deben gastar en contadores o '" asesores fiscales y en todo lo necesario para cumplir con los impuestos, y la sociedad' se empobrece a causa de !as,(jistorsiones económicas que estimulan un mal uso de los
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Hayek sigue su justificaciÓn de las diferencias sociales con un argumento que, a mi juicio, puede parecer cínico cuando dice que «lo que hoy puede parecer extravagancia o incluso dispendio porque se disfruta por los menos y ni siquiera encuentra apetencia entre las masas es el precio de la experimentación de un estilo de vida que eventualmente podrá obtenerse por muchos.» 40 Los ricos no serían más que «experimentadores» de estilos de vida que luego se difundirían entre las masas. Podemos aceptar este argumento si hablamos de televisores o heladeras, que de pasar de ser lujos exóticos han llegado hasta los hogares más humildes, pero.cuesta imaginar a millones de personas navegando en enOlllles yates por el mediterráneo, o resulta imposible que lleguen a tener decenas de empleados de servicio en'su mansión. Mucho más coherente resulta afirmar que repartir las riquezas de los más ricos entre los pobres no sólo no alcanzaría para mejorar substancialmente su vida sino que probablemente a mediano plazo empeoraría su situación por la desaparición de las fuentes de trabajo -110 citar a Vpn Mises cuando dice que d'ue la gran empresa la que trajo esta mejora sin precedentes al nivel de vida de las masas. Los bienes de lujo para un número comparativamente pequeño de personas acaudaladas pueden ser producidos por empresas pequeñas. Pero el principio fundamental del capitalismo es producir para la satisfacción de los deseos de los muchos. Las mismas personas que son empleadas por las grandes corporaciones son los. principales consumidores de los bienes generados. Si usted se fija en el interior de un hogar de un asalariado promedio
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172 de Estados Unidos, verá para quién giran las ruedas de las máquinas.
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la que hac~ accesible al hombr~ c.omún los avances de la tecnología mOdcma.:=. se benefician de la alta productividad de la producción a gran esc:lla.».l Frente a los «perd~ores»
del sistema de libre competencia.
reconocen
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su gradO.d~
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de ma~era ostentosa. es inconstante y vanidoso. pero a pesar de ello. todo el mundo' 10 admira. Sus andanzas ocupan a los medios de comunicación. Conforman una clase socia~ de la cual decí3 Ortega y G3sset que es la más productiva, porque todo el mundo trabaja y produce para llegar a ser parle de ella.») ~~ ...!~. Así vemos que el estímulo de todos los actores de la economía. desde los obrero;más humildes hast3 los empreS3rios que apuestan a un futuro exitoso, están todos-~ impulsados por una doble motivación. al temor a caer en las (crueldndes» del sistema,'. el desempleo, la miseria, y el descode lIegarnser rico. Estad(ada de estímulos negativos'" y positivos estaría en la esencia del éxito del capitalismo. Por el contrario. la seguridadsocial que hilce desaparecer el temor a las crueldades del sistema, y que castiga conA: impuestos progresivos y vilipendia 310s exitosos bajo un manto de sospecha: «3Ig(/ malo habrá hecho p3ra tenert~nto». o los considcraseres corroídos porel egoísmo, hacéperder a los individuos ese estímulo hacia la producción de riquezas. Los ricos son muy mal vistos socialmentc. Viven rodeados de guardaespaldas,~ temen ser secuestrados O agredidos. Si a un sistema de mercado le quitamos lós" estímulos negativos y positivos. es de esperar que se estanque en la mediocridad. Nol. debemos sorprendernos entonccs que aquellos países donde menos se valore a los exitosos. y se ayude. proporcionalmente. más a los más pobres, sean los países": subdesarrollados. Como dice Hayek «Es hilrto dudoso que una sociedad que no admiti{ .' retribuciones superiores a aquellas que 1ilTnilyoría considera justas y que vilipendia la_~. adquisición de fortunas en un corto lapso de tiempo, pueda, a la larga. mantener el ~sistema de empresa privada.» ~~ ~~Cuando analizamos la vida de los extremadilmente ricos vemos que sólo una .••. pequeñísima proporción de su riqueza es gastada en lujos y derroches ostentosos. Las ~. grandes fortunas se encuentran invertidas en emprendimientos productivos. Paraestos''-magnates, el ganar más dinero no es una manera de aumentar su nivel de vida, porque -,.¡¡¡-eso se vuelve entre imposible y tedioso. Su búsqueda de mayor lucro como afirma Max~ ,~ Weber, adquiere carácter deportivo.'" Es unjuegode ganar y perder. y en la lógica liberal: ~ para ganar hay que satisfacer a los consumidores. ~. Frente a la «Justicia Social» no son menos duros en sus críticas: Hayek afirma: . «Descubrir el significado de lo que se llama «justicia social» ha sido una de mjs~' principales preocupaciones por más de diez años. He fracasado en es le esfuerzo o, más:_
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bien, he llegado a la conclusión de que. en referencia a una sociedad de hombres lib la frase no tiene ningún significado.~~ n y agrega «Nadie ha encontrado ni siquiera ~:s~ sola regla general; de la cual podamos deducir lo que es "socialmente justo", en todos las instancias particulares que cabrían bajo ellil. salvo la regla de "igual pago por igual trabajo"».
«crueldad)) pero lo admiten . . como un mal necesario. El temor a las calamidades que, raen :' el desempleo ola nllscnacs un poderoso motor que impulsa a los hombres aesforza ." portmbajar y tener éxito «desgraciadamente, en ese ju~go. que es el de la vida, tiene q~~ haber ganadores y perdedores. ¿Acaso son crueles los Jugadores de un equipo de fútbol ,;j;;:., cUílndo le ganan a un adversario?».' Como dice Mnrinno Grandona «Eljetsetdcspilfarra",' '-~
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Para Hayek la riqueza no debe asociarse a la idea de «mérito»: «el valor. que la capacidad o los servicios de una persona supongan para nosotros y por los que recibe recompensa tiene poca relación con cualquicrcosaque podamos denominar mérito. (... ) El jntento de lograr un resultado valioso puede ser altamente meritorio a pesar de su completo fracaso. como el éxito total puede enteramente ser el efecto de un accidente y, por lo tanto, carecer de mérito. [... ] Todos aquellos que producen el mismo resultado reciben idénticos premios. sin consideración alguna al esfuerzo.)~ ~¥
Los marxistas. rechazan la idea de «competcncia)~ y triltan de reemplazarla por la «cooperación». Aún cuando en las empresas socialistas se trataba de ver cuál de ellas era más exitosa no se utilizaba la palabra «competencia~). sino «emulación». Esto es, cUilndo dos empresas socialistils tratan de superar una a 1;]otra, no están compitiendo porque la competencia supone el deseo de destruir al adversario sino «emulando» es decir estimulando al otro a ser mejor. Para los neoliberales aún la competencia que destruye al adversario es positiva ya que logra mejorar la especie. Mariano Grondona lo expresa con meridiana claridad cuando dice: (
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Las Idt!ologías en el Siglo XXI
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paga por los servicios de sus recursos, ¿qué incentivo tiene para buscar infonnaci6. sobre los precios o para actuar de acuerdo con dicha información?» ~l . • ~. Pese a todas estas argumentaciones, los ncolibcrales son plenamente conscientes de la impopularidad del sistema de libre mercado. Nozic encontraba la paradoja deque pese a que en el supermercado la gente «vota» a favor y gracias al sistema de mercado eo el nivel político tiende a vot3r por propuestas intervencionistas. ~~Como dice Vo~
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Mises: (Nadncsmás impopularen nuestros días que laeconomíademercado libre,esto es, el sistema capitalista. Todo aquello que se considera como poco satisfactorio se imputa a capitalismo. Así. los ateos lo hacen responsable de que exista la religión cristiana, las encíclicas papales lo acusan de que se hayan diseminado la irreligión yde los pecados que cometen nuestros contemporáneos, y las iglesias y sectas protestantes no se quedan a la zaga para enjuiciar la codicia de los capitalistas. Los pacifistas consideran que las guerras que hemos sufrido son producto del imperialismo capitalisra e, igualmente. los obcecados provocadores nacionalistas de la guerra, en Alemania e Italia. denunciaron al capital ismo por su pacifismo «burgués)}, contrario a la naturaleza humana y a las inmutables leyes de la historia. Los predicadores le atribuyen el desmembramiento de la familia y el aumento de la.vida licenciosa, en tanto que los (progresistas» lo tachan de ser el responsable de que se conserven las reglas qu'e declaran anticuadas sobre continencia sexual. Casi todas las personas están acordes. en que la pobreza es resultado del sistema capitalista y por otro lado, muchos deploran. el hecho de que este sistema. en el plan de servir con largueza los anhelos de la gente deseosa de tener más distracciones)' mejor modo de vivir, provoca un craso materiaIismo.»~l
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veZ más ricas. Una descripción cruda la ofrece el «Subcomandante)} Marcos líder de la guerrilla zapatistaen Méxicocuando dijo que «Lo que la derecha nos ofrece es convertir el mundo en un gran centro de compras donde se pueden adquirir jndígenas aquí, mujeres all á.)}~~ Podemos menc ionar también a José Luis Barbería cuando cal ilic6 a esta déc::td:.1por «la ausencia del Est:.1do se convertía en brutal presencia del Estado apenas se trataba de aumentar los gastos militares o salvar a bancos defraudadores o quebrados. Al cabo, el neoconseryadurismo aument6 las distancias entre ricos y pobres, dcsprotegió a éstos, concentró la riqucza y consagró la filosofía ncodarwinista expresada por Reagan: (el que es pobre es porque es holgazán.» .~ Afinnaciones como éstase repi ten pordoquicr: «En Estados U nidos, el neolibcralismo está destruyendo programas de bienestar social, atacando los derechos de los lraba. jadores (incluidos los de los inmigrantes) y recortando programas sociales. El «contra10» republicano es neoliberalislllo puro. Sus panidarios trabaj::m duro por negar protección a los niños, los jóvenes, las mujeres y el planeta mismo, y tratan de que aceptemos esto con el argUTllL'lltode que nos liberará del peso del Estado.».
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Sin em:bargoSartori arroja una luzde esperanza aeste liberalismo vituperado cuando afirma que (el liberalismo se ha depreciado, después de todo. como consecuencia de-~ su éxito. El Estadoconstitucional ha conseguido neutralizarel poder hasta tal punto que lagente ha empezado a notar mucho más la compulsión de tipo económico que lade tipo político. [... }si el liberalismo (el liberalismo clásico) se hadevaluado acausade su éxito, quizás recobre su valor precisamente por no tener éxito actualmente. Para aquellos que ~_' creen en la democracia dentro del liberalismo ésta es, sin duda, una esperanza a la que 4aferrarse.»H
La era Reagall - Thatcher
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El resurgimiento de las ideas liberales en este período no fue sólo una tarea de •. intelectuales. Impulsó. como dijimos. una olade gobiernos liberales en todo el mundo Margareth Thatcher triunfó en Inglaterra proponiendo un amplio plan de privatizaciones. -y desregulaciones y poco después Ronald Reagan lo hizo en Estados Unidos con un. programa similar. En muchos países, triunfaban al mismo tiempo gobiernos que plasma. ban las mismas inquietudes. La década del90 fue la década del neoliberalismo.
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Como no podía ser de olra manera, todas las demás ideologías crilicaron con fiereza- . este proceso. Básicamente lo acusan de un creciente aumento de la pobreza y por el contrario de una concentraci6n cconómic<.1 notable en pocas manos de personas ca~~
Jesús Bejarano hace un b
La caída del Muro de Berlín y elfill del comunismo soviético La caídn del muro de Berlín en.'989 fue el gesto simbólico de ¡acaída del régimen comunista en la Unión Soviética, su desaparición como federación de Estados y su dominio sobre los países que estaban bajo su área de influencia. Cinco años antes Ronald Reagan frente.al mura había exclamado: (j Señor Gorbachov, abra esta puerta! jSeñorGorbachov, derribe este muro!».'" Pero hizo mucho más que declamar. Su política neoliberal no solo quitó regulaciones a.la economía. y disminuy61a ayuda social, sino
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que redirigió recursos presupuestarios hacia las fuerzas armadas. Su inicialivadccrear la ~(Guerra de las Galaxias») un sistema de satélites dotados de poderosos rayos láser capaces de destruir los misiles. soviéticos, term~J1ó pordesc~.u~librarel ~a)an~edcl terror. disuasivo que había mantemdo la guerra fna. Los sovletlcos hablan pn vado a su'~ población de muchísimos recursos económicos para mantener la paridad militar, y la ~ economía soviética no podía soportar tamaño desafío. ~ ~
de clases, formada por funcionarios privilegiados y corruptos, resultaba de una hipocresía peor de soportar que los privilegios de una sociedad donde no se alzaban las bilnderas del igualitarismo. La inmensa mayoría de los liberales no se atribuyen el mérito de la caída del sistcmil soviético sino que reconocen que hubo una «implosión», esdecirunacaída porsí mismo. porcnusas internas. (El comunismo se ha hundido sobre
Pero esta no es la única causa. La economía de planificación centralizada, aúñ después de numerosas reformas que la acercaban a formas de mercado mostraba su inferioridad de resultados. En las décadns nntcriorcs la población podía admitir que la pobreza de resultados económicos tangibles o la ausencia de libertades individuales, el régimen de persecución política y otras calamidades .se debían al proceso d~ transfonnación radical de la sociedad, pero pasados 70 años, es decirdos generaciones':"~ enteras, los resultados seguían sin aparecer. Como dice Fukuyama «Resultaba muy difícil tolcrar fracasos económicos en el sistcma soviético porque el régimen mismo basaba explícitamente su legitimidad en la cap3cidad de dar a su pueblo un alto nivel material de vida. Por increíble que sea recordarlo ahora, el crecim iento económico había sido considerado uno de los ases en las manos del Estado soviético, yeso hasta comienzos de Jos años setenta. Entre 1928 y 1955, el PNB soviético había crecido a uriá:; . tasa :lnual del 4,4 al 6,3%. es decir, había crecido más rápidamente que el PNILi: norteamericano, lo que hacía creíble la amenaZ:l de Kruschev de illcanzar a Estados ~. Unidos y luego enterrarlos. Pero a mitad del decenio de los setenta, esta tasa 'd~\ crecimiento descendió hasta un nivcl que la CIAestimilbadel 2,Oa2,3% anual,entre 1975 ~-'. Y 1985. Hay abundantes indicios de que estils cifras eXilgeran considerablemente.~ .. crecimiento, al no tomar en cuenta la inflación oculta; varios economistas refonnistas '": soviéticos han afinnado que el crecimiento, en ese período, fue de 0,6 a 1,0% e incl~!~. '..
La dccadencin del sistema comunista en la Europa oriental mostr6 de manera inequívoC:l que un sistemade planificación centralizada no puede satisfncerun mínimo de las necesidades de la gente común, y ill mismo tiempo que la necesaria existencia de poderosas burocraciils se convierten en fuentes de corrupción, favoritismo y desigualdades no menos agudas que las que trata de remediar. Como dice Sartori: «Una vez desaparecida lil soberanía del consumidor no sólo es necesario que el planificador no se equivoque nunca ya que no existen mecanismos autocorrectores. sino que además debe ser un ángel incorruptiblc.» •..•
cero.»""
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sus víctimas de siempre.» ".'
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Cuando Gorbachov decide ~brir la Unión Soviética.a ~n clima d~ mayor li~ertaddeT' expresión (la Ilamad:l «PerestrOlka») todo el mundo SOViétiCOsedesmtegró rápldamen:....: te. Mucho influyeron en esta «implosi6n» del sistema comunista los medios d~ .:.__ comunicación. Pese a las censuras ya resultilba imposible ocultar las diferencias que se ,: apreciabnn en los estilos de vida en ambos regímenes. Es difícil compnrnr Rusia.con :Inglaterra porque tenían historias muy diferenles. pero la Alemania dividida nodeJab3-':' lugar adudas. Mientras Alemania Oriental languidecía en medio de un ~ris estancamien":~~ to, Alemania Occidental se perfililba como uno de los pilíses más prósperos de la tierra:?: Ambos habían surgido de las cenizas del Tercer Reich. y Ins diferencias de resultado eran
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abismales.
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Se ha lIegndo a afirmar
que los propios jerarcns
de lil Unión
Soviética
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conscientes que «el comunismo. como fut.uro de la hum~nid:ld, c.ra un cuent~de had~# 5610 profesndo por políticos tercermundlstils y académiCOS OCCidentales.» .1
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El socinlismo que se había propuesto ideales de igualdad y justicia llegó a implanta! ;:, un orden jerárquico
arbitrario y despótico.61Incluso
puede decirse que el nuevo siste~~.
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Otrn de las debilidades del sistema soviético era que, como cualquier otra forma de totalitarismo. no tenía mecnnismos legítimos de sucesión. A las purgas y asesinatos de la época de Stalin sucedieron sordas luchils palilciegas que, entre bambalinas, definían la sucesión de los máximosjerarcas. Esto daba una doble imagen de faltade legitimidad: económica, porque no se lograban los objetivos esenciales del marxismo y política, porque no se había podido consolidar un régimen democrático a pesar del largo período de censura y adoctrinamiento
político.
Mariano Grondona lo explica en estos ténninos: «la parábola iniciadn por la orden de Stalin de matnr a millones de campesinos y obreros para consolidilr su proyecto de industrialización forzadn habría de terminaren lasúplicnde la desintegrada URSS para ingresar en el Fondo Monetario lnternncional. ¡Cuánta pólvora necesitaron para descubrir la pólvora!.»"~ El proceso de desmembramienro del mundo comunista fue asombroso por varias razones. La primcTilY obviaes la ausencia de '.'iolencia. Algunos marxistas recalcitrnntes afinnan que lacaída se debió a la traición de un grupodejer:lrcas sobornados por la CIA. Esa interpretación es tan ingenua que no merecedemasiildo detenimiento. En un bloque fonnado por cientos de millones de personas. si hubiera existido una mínima conciencia de adhesión hacia el régimen comunista. una Ir.lnsformaci6n de tal magnitud, por más que fueran miles los complotndos, hubiera provocado una guerra civil de proporciones. La realidad es que el régimen estaba agotado. Son pocos los ejemplos históricos de un régimen que haya realizado unn ingeniería social durunte un período de setenta nños, con la más absoluta falta de libertad y ausencia de oposición. Si no logró sostenerse y ..cayó por su propio peso es evidente que se debía a su propia debilidad. El único punto donde existieron algunos hechos violemos fue en Rumania por la resistencia del dictadorCeaucescu, pero esas refriegas duraron pocas horas. Un intento de golpe militar en 1991 fr:lcas6 y consolidó el poder de Boris Ycltsin un antiguo comunista devenido en líder de In reformn democrática.
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Las Ideologías
en el Siglo X .
El ..mismo Yeltsin afirmó ello de Junio de 199 J: «Nuestro país no ha te ni°dasue . S e deCIdió hacer con nosotros el expen,mento marxista. [... ] Finalmente hemos dern : trado que no hay lugar alguno para esa Idea. Nos ba empujado fuera del earoin T.;' , d 1 d' '1' d E oquehan~,•• toma do 1os, paIses p . '<.'. "..:.-. . e mun o CIVI'.Iza o. sto se ve hoy ' en que el cuarenta 'oc Clentó\-~": de las personas VIven por debajO del nivel de pobreza y , además ,onstante~.-",,", en e ' \;". humillación cuando reciben productos al presentar su tarjeta de racionamiento E " ~". '11 " ' sto es' una hUrol , aelOn constante, que nos recuerda a cada momento que somos escl avos en este pats.)} M
~a caída del comunismo h~zo .pensar a muchos de los que habían estado sometid~:_ al mIsmo. que la llegada del capItalismo los haría entrar rápidamente en el primermund " No fue así. La transición fue extremadamente difícil. Los países comunistas no tení 0•.,__ capitalistas, ni bancos. ni cultura empresaria. Las privatizaciones se hicieron enmed~ - de una corrupclOn "1' genera Iza da. y muchos de los antiguos funcionarios encumbrad 10 '. en el c?munismo ter~i~~ron qued~ndose con las e~presas. «Pronto se hizo patenteq: . la realIdad de la translclon a la sociedad democrática capitalista era notablemente más compleja, difícil y errática de lo que los expertos en Occidente anticiparon. Al no' cristalizar el proyecto democrático. tal y como se había previsto, la comunidad interna: cional, con la misma ligereza inicial que las había apoyado, las abandonó a su suerte.); .~7 Como dice Joseph Stiglitz «se dio por descontado que la mera sustitución del" comunismo moribundo y decadente por la eficiencia capitalista provocaría un vigoroso' e inmediato aumento de la productividad. Pero lo que ocurrió fue que el PIB ruso cayl::~:' un 40 por ciento y la pobreza se decuplicó.» M
Hubo naciones del desaparecido bloque soviético que adoptaron formas de capitalismo sin democracia ni respeto por los derechos humanos y en otros países sé estableció democl J.cia política sin modificar demasiado el régimen económico. ~v Pese a todo esto, los pocos partidos comunistas que sobrevivieron a este vertiai. naso cambio no cuentan con apoyo electoral como para volver a instaurar el régim~n. desaparecido.
Los Cambios en China China comunista no podía, tampoco, permanecer ajena a los cambios que se estaba produciendo. No debe sorprendernos que este país de una cultura milenaria tan diferente de la occidental, acometiera un camino d¡fcrente para desandar los caminos del marxismo. Mucho más sorprendente es que Mao hubiera adoptado como pensamiento central de su acción, los escritos de Marx. un alemán exiliado en Inalaterra a mediados del siglo XVIII. o La economía China venía (tolerando» la existencia de empresas privadas desde hacía tiempo. Puede decirse que dada la extensión y la enorme complejidad del mundo chino. nunca llegó a aplicarse completamente un sistema de planificación centralizada.
Las ideologías
a filies del siglo XX
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debían ser «reeducados» para lograr finalmente su erradicación. Sin embargo desde t9781a presencia de la actividad privada fue creciendo de manera vertiginosa. Ya en el año 20001a mitad de la producción china estaba en manos de empresas privadas. Jorge Castro lo describe en estas palabras: «China realiza el mayor proceso de privatización de empresas estatales de la historia del mundo moderno. El punto de inflexión se logró en el XV Congreso Nacional del Partido Comunista (septiembre de 1997). La conclusión que extrajeron fue que la globalización no solo era irreversible. sino que se aceleraba. [...] Optó por las empresas privadas sobre las estatales. Por ello lanzó la reforma del sistema financiero hasta ahora volcado aempresas estatales. En los próximos cinco años (a mayoría de las 100.000 empresas públicas chinas serán convertidas en empresas por acciones o directamente privatizadas. En noviembre de 2003 el gobierno anunció el cierre de 2500empresas públicas en cuatro años con una plantade 5.1 OO.OOOempleados. Entre 1994 y 2002 China hacerrado más de tres mil empresas públicas y despedido sólo desde 1998 a 28 millones de trabajadores.» 711 China modificó su Constitución para incorporar los derechos humanos, un tema tabú hasta entonces, y reconocer la propiedad privada incluso de los medios de producción. Pero, aunque resulte difícil de comprenderlo desde la lógica occidental, estas agudas reformas se hacen sin quitar al partido comunista su rol preponderante. El partido comunista Chino en Junio de 200 1permitió la incorporación asus filas de los empresarios, y hoy cuenta con 113~OOempresarios atiliados. Finalmente se reconoció a los empresarios y a las empres'as privadas un rol esencial en la construcción del socialismo chino. Este proceso se denominó la «quinta modernización». El partido tenía ramas de campesinos. obreros y lJlilitares y ahora ha incorporado la rama de los empresarios. Hoy el presidente de! gigante asiático recorre el mundo buscando que su país sea reconocido como una «economía de mercado}>, en nombre del Maoísmo, para escándalo de los seguidores tradicionales del desaparecido líder de la revolución.
Las consecuencias de la desaparición del comunismo Los liberales ortodoxos rápidamente interpretaron lacaídadel comunismo como una victoria de su ideología. Sin embargo. soñar con un «paraíso capitalista», por el sólo hecho de la caída del comunismo es tan irreal como el «paraíso comunista». La tesis más arriesgada en este sentido fue la de Francis Fukuyama que afirmó que el triunfo liberal no sólo significaba el fin de las ideologías, sino también el fin de la historia ya que no podía existir algo mejor que la democracia capitalista. Fukuyama comienza afirmando que la historia tiene una dirección, y que en ello coincidían desde Hegel hasta Marx:. Afirma que la democracia y el capitalismo están íntimamente vinculados y que la llegada a la democracia era la finalización del camino del hombre. Basándose en Kojeve afinna quc «los principios de igualdad y libertad surgidos con la Revolución francesa, encarnados en lo que Kajeve llamaba el «Estado universal y homogéneo.» moderno, representaban el punto tinal de la evolución ideológica de la humanidad, más allá del cual ya noe'ra posible progresar. Kojéve sabía, desde luego, que
Con esa particular lógica del pueblo chino, los empresarios capitalistas eran admitidos pero allJlisrno tiempo señalados como representantes de laclase opresora que
•
d Las ideologías
180 había habido muchas y sangrientas guerras y revoluciones consideraba como un «alineamiento de las provincias».
11
después de 1806, pero
las •
La tesis del triunfo liberal definitivo y terminal ha sido rebatida por ser extremada .. mente detenninista y unilateral. Fukuyama a lo largo de su libro matiza notablemente su "",'<.tesis con numerosas aclaraciones, pese a lo cual, su tesis provocadora, ha generado"f< más rechazos que adhesiones. Como afirma Enrique Krauzc acerca del fin de la historia:u~:~ «Me pareció siempre una metáfora desafortunada. Pero sí pensé que el mundo salíadel.~~ siglo XX habiendo aprendido y digerido las lecciones de aterradoras de su propia.-;.:o,-historia. No se trataba de echar las campanas al vuelo, pero sí de esperar un nuevo siglo-''i~.~ menos desigual, menos injusto y más libre. Habíamos dejado atrás el fascismo, y ef~-;.. nazismo y, para sorpresa de todos, también el comunismo. No habíamos digerid~~~ siquiera ese benéfico cataclismo que fue la caída del muro de Berlín y 10 que significgW":c la implosión del imperio soviét~co, iI~pc~sablc hasta para las mentes má.s lúcidas inclu~.).',-" en los años ochenta, que prevemn mas bIen el colapso de las democracias. Esasorpresa:¥~ " monumental, casi cósmica, nos nubló los ojos y nos hizo tener más esperanzas de lasjl.que debíamos. Nos dio una mirada fantasiosa sobre lo que habría de serel siglo XXI.»~.,,-n
Como acertadamente dice José María Ridao «La osadía intelectual de pronostiéa: el fin de la historia parece guardar un lejano parecido con el mito de la torre de Babel,' en el que un proyecto concebido para unificar voluntades acabó siendo la causade una división más profunda.»
7.1
Otro de los temas que mucho anlesuel I t dc Septiembre de 200 1, se habían planteado era si Estados Unidos podía des..:ubrir su identidad sin tener un adversario enfrente. " bipolaridad con la Unión Soviética había ayudado a los estadounidenses a reconoce.~ a símismos, a tener una identidad: ellos eran la opción frente a la U.R.S.S. Como de~.ía Robert Reich, ministro de trabajo de Clinton, a comienzos de los 90 «El problemafundamental para los Estados Unidos en la era postsoviética es saber si es posible: redescubrir nuestra identidad y nuestras responsabilidades mutuas, sin necesidad
d~:_
crear un nuevo adversario.»
Frente a este renacimiento del liberalismo más crudo, la izquierda moderada Euro~a y los llamados «liberales» americanos, es decir los demócratas, que durante décad~ h<.lbíandefendido el «Estado de Bienestar» y la intervención del Estado en la e~onom(a. y las regulaciones. debieron cambiar sus estrategias. Por un lado descubrIeron l~ '~._~ ••.~ falencias del modelo que defendían, y al mismo tiempo, debían diferenciarse del ~~ liberalismo reinante. Surge así la llamada «Tercera Vía» que se encarna en los partJ~? que vencieron
del siglo XX
181
ministro inglés que dio fin a la era de Thatcheren el Reino Unido, «los socialdemócratas van a tener implantación real en el mundo,- sus doctrinas han "de ser repensadas tan radicalmente como hace medio siglo, cuando la soc ialdemocracia rompi6originariamen_ te con el marxismo.» 1S En ladec1aración de Estocolmo en 1989 definía el socialismo derpocráticocomo «un movimiento internacional por la libertad, lajusticia social y la solidaridad. Su meta es un mundo en paz, en el que puedan realizarse estos valores fundamentales, en el que cada individuo pueda vivir una vida plena desarrollando su personalidad y sus capacidades, y en el que los derechos humanos y civiles estén amparados en una sociedad democrática.»7~ Giddens pretende separarse tanto del neoliberalismo como del marxismo cuando afirma que
7~
La «Tercera Vía»
socialdemócratas
afines
a los liberales en Europa.
:
La socialdemocracia no podía olvidar sus lejanas raíces marxistas, pero se v"¡ obliO"ada por las circunstancias a hacer una profunda revisión ideológica. Como afirma o ' . Anthony Giddens,el principal teórico de la Tercera Víay asesor de Tony Blair,e! pn
Tony Blair, en persona, afinnó que «la Tercera Vía es un camino de renovación y éxito para la moderna democracia social. No se trata únicamente de un compromiso entre laizquierda y la derecha. Persigue adoptar los valores esenciales del centro y de centro. izquierda y aplicarlos a un mundo de cambios económicos y sociales, libre del peso de una ideología obsoleta. [... ] La izquierda del siglo XX ha estado dominada por dos corrientes: una izquierda fundamentalis-ta, que veía el control del Estado como un fin en símismo, y una izquierda más moderada, que aceptaba esa dirección básica, pero estaba a favor del compromiso. La Tercera Víaes unareevaluación seria. que extrae su vitalidad de unir las dos grandes corrientes de pensamiento del centro~izquierda -el socialismo democrático y elliberalismo-, cuyo divorcio durante este siglo contribuyó tan claramente a debilitar la política de signo progresista a lo largo y ancho de Occidente.» 7~
182
Las Ideologías Este sorprendente
en el Siglo XXIt-
viraje de la izquierda hacia posiciones que resultaban
pocos años
antes inadmisibles se explica a partir de la desaparición de los países socialistas, y la vitalidad deberían
que mostraban los países capitalistas, que supuestamente, para entonces haberse desvanecido en el aire. "IISo1amente personas muy obcecadas POd(~
seguir sosteniendo dogmáticamente las ideas de Marx. La izquierda europea, para sobrevivir, debió hacerse mucho más pragmática. Como dice Mariano Grondona: «Líderes como Francois Mitterrand y Felipe González fueron socialistas en sujuventud porque querían promover el socialismo como una organización económica «alternativa» a la del capitalismo aunque, eso sí, por, la vía democrática. Hoy ninguno de ellos propone ya «reemplazar» el capitalismo por el socialismo sino apenas «complementarlo» con medidas inspiradas en un espíritu social.» "1 Las críticas de los teóricos de la Tercera Vía hacia el «Estado de Bienestan> no se quedan cortas: «Los Estados del Bienestar tradicional nos protegían contra muchos riesgos, eran como una especie de versión estática de la seguridad. De arriba abajo. Esta especie de seguridad ya no es tan relevante como lo fue en otro tiempo. Ahora queremos una sociedad de personas que estén dispuestas a tomar riesgos de manera prudente, y esto aplicado no solamente a los empresarios sino también al mercado laboral, a la fuerza de trabajo.»"l Mucho más cruda es la descripción que hace JavierCastañeda: «Trabajares bueno: ¡Créanme! Los gobernantes de la U oión Europea ya parten de una base constatada. Por un lado hay cada vez más desempleados que empiezan a ser una lacra social camino de una exclusión permanente, que tardan más tiempo en encontrar trabajo y que encima viven de subvenciones. Por otro, hay un enonne déficit de profesionales en el sector de las Nuevas Tecnologías. ¡Eureka!, ¿Cómo no se nos habrá ocurrido antes? Lo que hay que hacer es impartir aestos parados formación de alto nivel en informática y rebajar los impuestos para aquellos que contraten a este tipo de trabajadores, así los empresarios contratan a los profesionales que necesitan con una reducción fiscal y todo resuelto.[ ... ] ¿Pero cómo convencer a un parado para que deje el cómodo sofá y vaya a buscar trabajo?» ",' Giddens mismo reconoce que «en lo que respecta a las políticas de protección social y de empleo, la Tercera Vía supone la reforma de la seguridad social, para transfonnarla en un carnina hacia el empleo siempre que sea posible. Y fomenta unas condiciones justas en el mundo laboral, al tiempo que hace que trabajar compense el reducir la fiscalidad y las penalizaciones que desincentivan el trabajo y la creación de empleo.» "~y llega a mostrar el crudo enfrentamiento de intereses que genera un sistema que ya resulta imposible de financiar: «Al menos en algunos aspectos, y en algunos países, el Estado de Bienestar se ha vuelto insostenible. En lugar de originar mayor solidaridad social, como se supone que debe hacer, en esta situación las instituciones encargadas del bienestar pueden debilitarla. Se sabe, por ejemplo, que los compromisos de pensiones de algunos países, como Alemania, Italia o Japón, son completamente irrealizables, incluso sin más cambios en los patrones demográficos. Algunos países han incurrido en tal nivel de endeudamiento, que buena parte de los impuestos va
tus ideologías
afines
del siglo XX
183
simplemente a pagar los intereses, en lugar de gastarse directamente en los propios servicios de bienestar. Surgen nuevos conflictos sociales alrededor de estas fricciones _revueltas de contribuyentes, divisiones entre generaciones, luchas entre los que se benefician del sistema y los que no-.»K~En otra ocasión reconoció que «hay que afrontar el modo en el que el Estado del bienestar ha generado desigualdad, pues no sólo ha controlado algunos problemas, sino que ha generado otros. Por ejemplo, los barrios en decadencia en los suburbios de París o Londres. El Estado del bienestar inventó el sistema de pensiones, pero éste se h"aconvertido en una inhibición parael envejecimiento positivo, porque sugiere que a partir de una cierta edad la sociedad ya n.o le necesita a uno, y el Estado debe apoyarle con ingresos que los jubilados comparan con otras posibilidades, y se convierten entonces en grupos de interés.» ." Una de las banderas de la izquierda es la igualdad. Si hace años que se renunció a la igualdad absoluta, se mantiene lade ¡a igualdad de oportunidades. Giddcns afinnaque «el concepto de igualdad no puede ser sólo de igualdad de oportunidades. También hay que tener programas de redistribución. Sin ellos, no nos acercaremos a una igualdad de oportunidades. La desigualdad de oportunidades de una generación es la desigualdad en resultados de la siguiente. Hay queevitar1o.»~7 Sin embargo en otra ocasión reconoció «que los choques entre libertad e igualdad que siempre han señalado los liberales clásicos son reales. Por supuesto, desde hace mucho tiempo la igualdad de oportunidades ha sido un asunto de la izquierda y ha sido ampliamente consagrada en sus políticas, especialmente en el campo de la educación. Pero a muchos izquierdistas les ha resultado difícil aceptar sus correlatos -que los incentivos son necesarios para animar a la gente con talento a progresar y que la igualdad de oportunidades, por definición, da lugar a desigualdades importal~tes de renta-o La igualdad de oportunidades también tiende a producir altos nivel~s de diversidad social y cultural, ya que los individuos y grupos tienen la oportunidad de desarrollar sus vidas a su gusto.» "" Por otro lado, Giddens descarta todo intento «distribucionistu» con una frase lapidaria: «el dinero de Bill Gales podría financiar la economía estadounidense actual durante sólo medio día.» "V La reconciliación de la Tercera Vía con la economía de mercado se hace de manera absolutamente explícita: «La izquierda tiene que aprender a estar cómoda con los mercados, con el-papel de los empresarios en la creación de riqueza y el hecho de que el capital pri vado es esencial para la in versión social. La izquierda refonnista aceptó hace mucho tiempo que los mercados tienen un papel junto al Estado, pero este reconocimiento ha sido. característicamente. a regañadientes.» V" «Una economía de mercado que funcione bien genera mucha mayor prosperidad que ningún sistema rival. De hecho, ya no hay sistema rival, salvo en los residuos de las economías poscomunistas. Una razón principal del éxito económico del intercambio de mercado. es que sus mecanismos ofrecen señales continuas a los productores, comerciantes y consumidores.» vi «Los mercados no siempre aumentan ..Ia desigualdad, sino que pueden. en ocasiones, ser la manera de acabar con ella. Más aún, mientras se necesita un Gobierno activo para promover políticas igualitarias, la izquierda ha de aprender a reconocer que el propio
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Las ideologías
en el Siglo XXI
Estado puede producir desigualdad, además de tenef otros efectos contraproducentes 1lL sobre las vidas de los individuos -incluso cuando es reconociblemente democrático y actúa movido porhuenas intenciones-o Hastaen sus fonnas más desarrolladas. el Estado ~- ,.~ de Bienestar nunca fue un bien puro. Todos los Estados del Bienestar crean problemas .~. de dependencia. riesgo moral. burocracia. formación de grupos de interés y fraude.»"
~£.
Tony Blair reconoce expresamente los errores de su partido polftico: «Durante sus muchos años en la oposición. el Partido Laborista británico fue percibido -si bien injustamente- como el partido del gran gobierno, de las nacionalizaciones, contraria al espíritu de empresa, suave con la delincuencia. despreocupado de las cuestiones que rodean la vidade las familias. estrang~lado por los grupos de presión y favorable a una fiscalidad más gravosa y a un mayor gasto en todos los ámbitos. También se nos consideraba malos gestores de los servicios públicos. sometidos como estábamos a los " intereses de los sindicatos y de los productores y eSCilsnmente preocupados por la variedad y lacalídnd. La dercchn fue capnzde hacer de la privntización y de la libertad ..• de mercados panaceas universales. Se cre6 una falsa oposición entre derechos y responsabilidades. entre compasión y ambición, entre los sectores público y privado, entre una economía de empresa y la lucha contra la pobreza y la marginaci6n.»¥) =:,--:" Como afinna Guillermo Preminger, los gobiernos de izquierdn en Europa «han renunciado a su tradicional hostilidad hacia los mercados» lo que no les impide buscar un «nuevo modelo de capitalismo responsable porque saben que no hay alternativa a '¡"-. una economí3 global de mercado. Todas estas políticas contribuyen al proyecto de" . lograr que los valores de izquierda, la justicia soci •.ll, la solidaridad y la protecci6n al vulnerable se tengan en cuenta en una situación radicalmente nueva.» ¥~
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~¥J:"
En un documento conjunto firmado por los primeros ministros de Inglaterra y Alemania. Tony Blair y Gerh
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debe ser complementada y mejorada por la acci6n política, pero no obstaculizada por ella». Coincidimos con B lair y Schodercuando argumentan n favor de un Estado activo en áreas claves corno el empleo, la educación y la salud y no un Estado que deviene en un «mero receptor pasivo dc las víctimas del fracaso económico». Igualmente. no podríamos estar en desacuetdo cuando ellos critican un pasado no muy lejano en que se tendió a acentuar el logro de derechos sin referencin n responsabilidades o cuando se subestimó las fortalezas del mercado.» w. A esta altura cabe preguntarnos cuál es entonces, desde la 6pticade la Tercera Vía el rol del Estado. Unn vez más recurrimos a Giddens quien afinn3que «Lndemocracia social tradicional siempre consideraba que el gobierno era larespuesta. El neoliberalismo siempre propuso que el gobiernoerajustamenteel problema. Para la política de la Tercera Vía el tema no es reducir las dimensiones del gobierno ni tampoco proteger el Estado sino reestructurarlo.» ~1 «Las intervenciones económicas del Gobierno han de ser diferentes de las del pasado. Los viejos izquierdistas siempre dicen «regúlese, regúlese») y en algunos aspeclos y contextos es necesaria una mayor regulación de la vida económica. Pero la desregulaci6n puede ser igual de importante en áreas en las que las restricciones inhiben 1ninnovaci6n, lacre ación de empleo u otros objetivos econ6micos básicos.») 'l' Joseph Stiglilz quien fuera asesor de Bill Clinton afinn6que «Estábamos buscando a tientas una Tercera Vía, una vía enlre el socialismo y su Gobierno excesivamente intrusivo, y los Gobiernos minimalistas reaganianos y thatcherianos de laderccha. Por supucsto no hay una única Tercera Vía, sino múltiples terceras vías. Buscábamos una que fuera adecunda para ESlados Unidos.») .•.• Sin embargo Giddens no olvida sus ideales cuando afirma que e_1Estado podría «conceder exenciones fiscales a compañías que mantengan cierto ni vel de propiedad en manos de los empleados. A las compañías que adopten planes de este tipo. y a los empleados que compren acciones de las empresas para las quc trabajan, se les puede conceder acceso preferencial a préstamos» .tr, Un aspecto cenlral de la «Tercera Vía» es su posici6n frente a la globnlizaci6n. Giddcns se preguntn «¿Viene la globalización dada, o se puede intluiren ella? Es, en muchos aspcc.;loS, algo dado. No se puede deshacer la revolución de las telecomunicaciones. Internet no va a desaparecer. Tampoco los mercados finnncieros. Pero el argumento de la Tercera Vía es que In globalización conlleva una necesidad de más gobierno. y no menos. Aunque el gobierno ya no puede ser simplemente nacional. Tiene que haber un gobierno local y regionnl fuerte. pero hay que explorar también fonnas de gobernación transnacional. No se puede esperar que la economfa global resuelva nuestros problemas. sin instituciones adecuadas.») Inl Giddens señala la contradicción que existe en los movimientos de izquierda que están contra la globnlización. no s610 porque la mismn es inevitnble, sino porque uno de los principios lradicionalesde la izquierda hasido laintemacionalización. Hoy, más que nunca, se perc.;ibe que cualquier política que trate de implementar mejorns n los
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menos favorecidos sólo se puede implementar aescalarnundial, porque de lo centran " el país que la lleve a cabo pierde posibilidades de insertarse en el mercado globalizad o.,. 0,_, . Giddens afirma que «la intensificación de la globalización -que, en cualquier caso. va ; '':'.' mucho más allá del mercado global- ofrece muchos beneficios, cuyamaximización debe,'~ ser la meta de la política de la Tercera Vía.»
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Este sorprendente paso de los socialdemócratas, no es fruto de la casualidad. Como' reconoce Hosbawn «nuestros clásicos partidos obreros. socialistas o comunistas nacieron en una época específica que ya ha pasado. [... ] porquees laconcienciade clase' la condición sobre la cual nuestros partidos fueron construidos originalmente la qu~, está mostrando lamás seria crisis. El problema no es entonces la objetiva desproletarizaci6n que provocó la declin lción del viejo estilo de trabajo industrial sino la declinación real de la solidaridad de clase. La segmentación de la clase trabajadora. Quisiera mencionar .~-< solamente el caso del Partido Laborista británico. El tradicional voto proletario inglés ha caído mucho más que la dimensión del proletariado. En 1987, casi dos tercios de los trabajadores ocupados, elóO% de los miembros de los sindicatos y más de la mitad de. ,0;">,~ los trabajadores desocupados y sub-ocupados votaron por otros partidos y el Partido <.' Laborista reunió so1:lmente el apoyo de más de la mitad de los desempleados. Correla.; ~. tivamente, casi un 50% de los votos conservadores eran de trabajadores. Un cambiOl::$: simi.lar pued~ ser dete~:ado en el. apoyo al PC francés. iPensar que a~guna vez ambos-I, partidos pudieron conftar en la ciega lealtad de clase de sus proletanos!» 1'"
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Este rechazo de los votantes a los partidos «clasistas», que ha quedado eVidencia~::;~;~;' do en todoel mundo, obligó a los partidos a moderar sus posturas dogmáticas paraatraer;~::' a la mayoría del electorado que no es propenso a votar por programas extremistaso.,l.' '.o¡, Paradójicamente este proceso de moderación del voto coincide con el proceso que~' Bobbio denomina de
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Las ideologías
a fines del siglo XX
descenso del crimen. Además, enfrentarse inmediata para aquellos a quienes afecta.»
187 al delito es un asunto de importancia 10<1
Críticas a la Tercera Vía No hay que ser demas iado perspicaz para imagi nar las críticas que desde el marxismo ortodoxo se hacen a la «Tercera Vía». Se la considera desde una traición hasta una rendición frente al neoliberalismo. Para eso recuerdan una frase de Lenin «Los demócrataS pequeño-burgueses, estos seudo-socialistas que han sustituido la lucha de clases por sueños sobre la armonía de las ciases, se han imaginado la transformación socialista también de un modo soñador, no como ei derrocamiento de la dominación de ladase explotadora, sino como la sumisión pacífica de laminoríaa lamayoría, que habrá adquirido conciencia de su misión. Esta utopía pequeño-burguesa, que va inseparablemente unida al reconocimiento de un Estado situado por encima de las clases, ha conducido en la práctica a la traición contra los intereses de las clases [rabt~adoras.») [[JI
Pero, seguramente la crítica más aguda es la que hace Fernando Vallespín cuando afirma que la Tercera Vía fren te al liberalismo y al marxismo «no tratade ocupar un punto medio entre uno y otro. sino de integrarlos en una unidad superior. Con ello parece pretender situarse más allá del contlicto ideológico; rompe con el principio de inconmensurabilidad de los valores políticos, que larealización de unos necesariamente supone la postergación de otros. Como si la política fuera un mero juego de reconciliaciones más que de resolución de conflictos.» 110< Carlos Fuentes la critica desde otro ángulo, el del autoritarismo: «La Tercera Víano trata de sociedades abiertas ni de~ribertad. Hay de hecho una curiosa veta autoritaria en ella. En la práctica, cuando Giddens habla de una «segunda oleada de democratización», tiene en mente el desmontaje de las instituciones democráticas tradicionales. Los parlamentos están pasados de moda, su lugar deberían ocuparlo los referendos y los grupos de interés. Las reformas que la Tercera Vía hace del Estadodel Bienestar no sólo implican ahorros obligatorios. sino, sobre todo. la estricta insistencia en que todos trabajen, incluidos los discapacitados y las madres solteras.}) 1'''' Por otra parte, como se habrá percibido, es extremadamente difícil definir ideológicamente a la Tercera Vía. Como dice Guillermo Preminger: «A pesar de sus éxitos electorales, los socialdemócratas no han configurado todavía una ideología política nueva e integrada. La socialdemocracia estuvo siempre ligada al socialismo. ¿Qué orientación debería tener en un mundo en el que no hay alternativas al capitalismo? El mundo bipolar fue el contexto en el que se modeló la socialdemocracia de posguerra. Los socialdemócratas compartían al menos algunas de las ideas del comunismo, aunque también se definían a sí mismos en oposición a él. ¿Tiene todavía algún sentido estar en la izquierda ahora que el comunismo se hadesplomado completamente en Occidente, y el socialismo, más ampliamente,.se ha disuelto? Los debates políticos que tuvieron lugar en Europa a finales de los años ochenta y a comienzos de los noventa sin duda
Las Ideologías
188 reconstruyeron
sólidamente
confusión ideológica.»1l0
la socialdemocracia.
en el Siglo XXI
pero también produjeron
una g
LoSideologías
.
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Rawls
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Los socialistas no fueron los únicos que cambiaron su pensamiento. Los liberales ~' a fines del siglo XX también encontraron un teórico más sensible a las críticas que se~.~ les enrostraban:
John Raw)s.
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Rawls sigue la teoría del contrato social. Los hombres deben situarse en lo que ~I llama la «posici6n originari;),». En esta situación, imaginaria por cierto. en la que las-":' personas tienen un {(velo de ignorancia» que les impide saber cómo les irá en su vida: ~'
se dictan las normas elementales de la sociedad, :.tquellas que se consideran razonableS :~: para quien aún nosabe si será. inteligente o tonto, ricoo pobre. En su obra más conocidá ~. «Una leoría de la Justicia», y ~n su úllimo libro. editado post.mortem «(LaJusticiacomo .• Equidad». Rawls esboza una teoría de la Justicia. que podemos resumir apretadamente en estos textos: «El velo de ignorancia excluye todo conocimiento acerca de laS~. probabilidades. Las partes no tienen ninguna base para detenninar la naturaleza ~ probable de su sociedad ni de su lugaren ella. No tienen, por tanlO, bases para el cálculo de probabilidades. Tienen, además, que lomar en cuenta el hecho de que su elección de los principios deberá parecer razonable a los demás. en particular a sus descendientes . cuyos derechos se vedn profundamente afectadas por ella. Estas consideraciones se ven fortalecidas por el hecho de que las partes saben muy poco acerca de las posibles conformaciones de la sociedad. No s610 están incapacitados para calcular las probabi: lidades de las diversas circunst:lncias posibles, sino que ni siquiera pueden decirmucho acerca de cuáles son estas circunst:lncias posibles. y mucho menos enumerarlaS rX prever el result:ldo de cada una de las alternativas disponibles.» 111 «la combinación de desinterés mutuocn el velo de la ignorancia alcanza en gran medidacl mismo propós.i.t que la benevolencia, yaque esta combinación deeondieiones fuerza a que cada perso~.a en la posición original lOme en cuenta el bien de los demás.») 11:
a fines del siglo XX
189
la situación de los menos aventajados (sean quienes fueren, indios, británicos o cualq~ierotro gr~po. al margen ~e su composición étnica, mixta o no) sea mejor que la situac1ó." de los .menos ave~taJados (sean los que fueren) en cualquier esquema alternativo (pracucable) consistente con todos los requisitos de los dos principios de justicia.») 114 «Lo que rcquiereel principiode diferencia es que, por grande queseael nivel general de riqueza -ya sea alto o bajo- las desigualdades existentes han de satisfacer la condición de beneficiar a los otros además de a nosotros mismos.») W Rawls sigue siendo liberal cuando afirma que la libertad nopuede ser canjeada por un resultado econ6m ico: ((La prioridad de 1a libertad significa que siempre que se puedan establecer efectivamente las libertades básicas. no se podrá cilmbiar una libertad menor odesigual por una mejora en el bienestar económico. Solamente cuando las circunstancias sociales no pennit:m el establecimiento efectivo de esos derechos básicos. puede concederse su limitación. pero incluso entonces tales restricciones puedenjustifiearse sólo en la medidilen que sean necesarias pilra preparare} camino hacia unas condiciones en que ya no puedan justificarse.» t1~
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.,
La teoría de lajusticia se basa en dos principios: «(Primero: Cada persona hade tener
seal.
También admite las políticas estatales tendientes a compensar desigualdades inmerecidas en estos ténninos: (Este principio afirma que las desigualdades inmereci. das requieren una compensación; y dado que las desigualdndes de nacimiento y de dotes naturales son inmerecidas habrán de ser compensadas de algún modo. Así, el principio sostiene que con objeto de tralar igualmente a todas las personas y de proporcionar una auténtica igualdad de oportunidades. la sociedad tendrá que dar mayor nteneión a quienes tienen menos dones naturales y a quienes han nacido en las posiciones sociales menos favorables. La ideaes compensar las desventajas contingentes en dirección hacia la igualdad. [... ] Nadie ha propuesto el principio de la compensación como el únicocriteriode lajusticia. ni comoel objetivo exclusivo del orden social. Es muy probable que. como la mayoría de estos principios, sea s610 un principio prima facieque deba ser ponderado en comparación con otros. Por ejemplo, con los principios del mejoramiento del nivel medio de vida o de la promoción del bien común.») 111
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un derecho igual al esquema más extenso de libertades básicas iguales que compatible con un esquema semejante de libertades para los demás. Segundo: Las .. desigualdades sociales y económicas habrán de ser confonnadas de modo tal que a,la -..~ vez que: a) se espere razonablemente que sean ventajosas para todos, b) se vincul~~ ;: a empleos y cargos asequibles para todos. [... ] Estos principios habrán de serdispuestOS:Q: en un orden serial dando prioridnd al primer principio sobreel segundo. Esta ordenaci~ significa que Ins violaciones ~ las Iibertndes básicas iguales protegidas porel primer' ::;¡: principio no pueden ser justificadas ni compensadas medinnte mayores ventaj~ sociales y económicas. [ ... ] Todos los valores sociales -libertad y oportunidad. ingreso y riquezn, así como las bases sociales y el respeto il sí mismo- habrán de ser distribuidos igualitariamente a menos que una distribución desigual de illguno o de todos es valores redunden en unn ventaja para todOS.»ILIEn su último libro agregil: «En lateon!l ideal, la única defensa de las dcsigunldades en la estructura básica es que hacen CIY!
El rol del Estado en Rawls dista mucho del que asignaban los liberales clásicos y tanto más que el de los liberales ortodoxos t.:ontemporáneos: «Los errores y las imperfecciones del mercado, a menudo son graves y deben tomarse medidas compensadoras. mediante la [unción de la asign;.:¡t.:ión.Las restricciones monopolísticas. la falta de infonnnción. las economías externas y los gastos. deben reconocerse y corregirse. [... ] La función de asignación está también. encargada de identificar y corregir, mediante impuestos y suhsidios auecuados. y camhios en la definición de los deret.:hos de propiedad. las desviaciones m;ls ohvias de laeficacia, causadas porel error en los precios. al medir exactamente los cOstes y beneficios sociales. Para este fin, han de establecerse impuestos y subsidios adecuados o ha de revisarse el alcance de la definición de los derechos de la propiedad. [... 1hay una runeióndedistribución. Su tarea es la de preservar ¡ajusticia de las porciones distributivas mediante la tributación y los reajustes necesarios sobre los derechos de propiedad. Hun de distinguirse dos aspectos de esta función. En primer lugar, impone cienos impuestos sobre la donación y sucesión
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,Las IdeoLogías en el SigJo~'
Las ideologias
y establece restricciones sobre los derechos de transmisión. El propós 'lt d -: . . o e es nnpuestos y.. reglamentaclOnes no es .el de incrementar la renta (ceder r ecursos' .•.. , ' . go blemo) SinO corregIr, gradual y contInuamente, la distribución de riqueza y -~; . d d .. . preve 1as concentraCIOnes e po .ce perjUdiCIales ... para la equidad de la libertad pol't'IICay . . IaJustaIgualdad de oportunidades. [...] El reC¡blrmedlante herencia una riqueza des' g . no es más injuslO, intrínsecamente, que el recibir por herencia una inteligenCiades: gUaI E s ver d a d quee l.p:lmercaso es~a, mas'f"I'
afines
del siglo XX
191
des de sentir frustraciones son cada día mayores, porque vi vimos en una sociedad que osólo exalta hasta el paroxismo el consumo, sino que humilla y vuelve «invisible» aquien está excluido de ciertos niveles de poder adquisitivo.
Otro aspecto en el que discrepo con Rawls es su intención de separar lo que la llama «doctrinas comprensivas», o sean las religiones, las concepciones ideológicas o filosóficas. Su intento de buscar la tolerancia de la pluralidad, sacando de la filosofía polílica todo aquello que sea considerado como campo de la polémica, para definir como es .q~e en lo p~sl~l~,las des.l~uald~des b~sadas en ~uaJquiera de los dos aspectOsprincipios de la «J usticia como equidad» tan sólo a aquellos principios universalmente satIsfagan el pnnclpIO de la dIferencia. ASI, la herenCia es permisible, siempre q .). uceptados «por cualquier persona razonable}>. Así limitada la política, parecería como d' Id d .. ue a .esIgua a :esul~ante sea en ventaja de los menos afortunados y compatible con"l .. que su campo se limita a la regulación de egoísmos individuales. Los principios que !Jbertad y la,Justa Igu~ldad de ,oportunidades.» II~ {(Si ignoramos las desigualdades en' ' _ deben sustentar al Estado tolerante, para Rawls, son aquellos que resultan indispensalas perspectIvas de vIda de la gente, que nacen de esas contingencias y dejamos-~ bles para garantizar la legitimidad del poder estableciendo aquellas pautas mínimas den esas ~e~igualdades sigan ~u ~r~pio curso sin acertar a instituir las regulacio~~:la que cualquier persona razonable, es decir una inmensa mayoría, estaría dispuesta a necesanas para preservar InjusticIa de trasfondo, entonces no nos estaríamos toman«( .; aceptar. Esta posición si bien; desde el punto de vista de la toler:mciaes muy encomiable, e~ serio la idea .un la soc,iedad c.amo un sistema equitativo de cooperación entl'é~ desde el punto de vista del rol de Estado en la construcción de una comunidad cada vez Ciudadanos consIderados libres e Iguales.» II~ más humana, me parece insuficiente, porque sin caer en dogmatismos ni religiosos, ni L~lS críticas de marxistas y liberales a las teorías de Rawls no han escaseado ideológicos creo que el Estado debe hacer más que eso, como mencionaremos en el Sorprend~nlemente los marxis~a~ son más indulgentes con Rawls que los liberales que último capítulo. ven sus dIchos corno una «traICIón» a sus postulados liberales. e
A riesgo de adelantar algunas conclusiones que vendrán en el último capítulo me vaya perJtlitircriticar la teorÍade Rawls, Nadie puede negar que, dentro del liberalismo. Rawls ha hecho un gran avance y que su «Teoría de la Justicia» es mucho más humana que el utilitarismo de Bentham, o la ortodoxia fría de Hayek, pero, de todos,modos, ecuación matemática de que las desigualdades son aceptables en tanto la situaciÓn de los menos favorecidos mejore, sigue teniendo una concepción estática de la satisfaé ción de las necesidades. Es como si existiera una media absoluta de satisfacción. ñ hecho Rawls pone ejemplos como, el de imaginar dos posibles reglas de convivencia mediante una los má~ ricos tienen 1000 Y los más pobres 50, y en la otra los más ric~'~¡ tienen 70 y los pobres 40. La segunda solución es más igualitaria, pero, en la segund¡~ :: los pobres están mejor. Rawls se inclina por la primera, porque según el «principio d.~ indiferencia» que él define aún en su revisión póstuma de la «Teoría de IaJusticia» com(f:¥', que las desigualdades «deben redundar en un mayor beneficio de los miembros menós~ , aventajados de la sociedad.»
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Este principio no considera que, seguramente, es más feliz quien tiene 40 en un luga;.1;..-, 'donde el que más afortunado tiene 70 que si tiene 50 en un lugar donde otro tiene 1000~.+ Esto es así porque la pobreza y las necesidades humanas son relativas. Como se'ha, .•"-'. dicho, Luis XIV no tenía el dentista que hoy tiene cualquier obrero de la construcció~' ~'c".: en un país subdesarrollado, pero Luis XIV no sentía que le estaba privando de algo, ;':,:'com~n. El ensanchamien_to del mundo del consumo, esa experiencia de nuevas fonnas~-.' de vd a, que Hayek senala como una tarea de las clases ricas, genera deseos X~ frustraciones que no se pueden medir con -los términos absolutos de una cuantificación."#f.~ de recursos disponibles. Las necesidades del hombre son crecientes, y las oportunida~,
El progresismo Como ya hemos visto, los partidos comunistas pro-soviéticos comenzaron a buscar aliados tácticos en todos aquellos que desde distintas vertientes podían series útiles . a su causa. Comenzaron a hablar de' «fuerzas progresistas». Así se fue extendiendo esa palabra para referirse, dúde el madismo ortodoxo, a quienes sin serio, contribuían al progreso de la «causa» del socialismQ en el mundo. La palabra, conel tiempo fue asumida por muchas personas que sin ser, o sin atreverse a confesar su identificación con el marxismo, deseaban una sociedad que no fuera regulada por las leyes del mercado capitalista. Dentro de la palabra «progresismo» podemos ubicar desde marxistas ortodoxos que por diversas razones no desean confesarse como tales, hasta personas que simplemente desean que las personas más pobres puedan vivir mejor. Podemos llamar entonces «progresistas», también a los socialdemócratas tradicionales como a los defensores de [a Tercera Vía. y. hasta algunos liberales con mayor preocupación social como Rawls. Sin embargo, el verdadero progresismo siempre hunde sus raíces en la lógica marxista_ El progresismo es hijo del marxismo, pero con los años fue adquiriendo una fisonomía propia. Los progresistas que suelen llamarse simplemente «progres», tienen en la base de su pensamiento la luchadecIascs. De una u otra manera expresan una visión de la historia bipolar, donde existen oprimidos y opresores y su acción siempre tiende a la liberación de los primeros, Pero en el progresismoesa'raízmarxistasuele ser reprimida. Los progresistas nunca expresan abjertamente que.desean terminar con la propiedad privada e instaurar un régimen socúl1ista o comunista.'y allí es donde está su mayor
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en el Siglo XXI-"" -"
Las ideologías
a fi/les del siglo XX
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1$" debilidad, como diría Freud esta represión de sus verdaderos
orígenes hace eclosión de
costos impositivos o retracción del crecimiento económico. Por otra parte, cualquiera sea el monto que el Estado utilice para su acción social. siempre será menor del que debería ser, como si tales decisiones no fueran siempre fruto de un compromiso entre objetivos incompatibles.
una mala manera. Los progresistas
viven en un permanentedese~~anto.
El mundo no es lo,quedebería
ser. Frente ala caída del comunismo, comoreconoclO Eduardo Galeano, se Sienten como niños huérfanos y a la intemperie,llUNo combaten la propiedad privada como principio. pero sospechan de todo el que tiene éxit~ en los negocios. No rechazan el contrato de trabajo, pero siempre el 5uel_do del trabajador es menos del que se merece. Uno de los rasgos más característicos
del progresismo
es su visión conspirativa
de
la historia. Por todos lados existen confabulaciones para someter a los pueblos y robarles sus riquezas. La pobreza jamás es fruto d~ errores propios: siempre se de~e a las conspiraciones que desde las sombras se apropIan de nuestros bl:nes. Com~ senala Popper: la «teoría conspirativa.de la sociedad sostiene que los fenomenos SOCIalesse explican cuando se descubre a los hombres o entidades colectivas que se .hall~ interesados en el acaecimiento de dichos fenómenos (a veces se trata de un lOteres oculto que primero debe ser revelado), y que ~an t~abaja~o y cons~irado para produ. cirios. Esta concepción de [os objetivos de las CienCiaS SOCiales proVIene, por supuesto, de la teoría equivocada de que todo lo que ocurre en la sociedad -especialmente los sucesos que, como la guerra, la desocupación, la pobreza l~ escasez, etc.: p~r .regla ueneral no le O'ustan a la O'ente es resultado directo del desigOlo de algunos lOdlVlduos ; grupos pode~osos. [... ] Ya ha desaparecido la creencia en los di~ses ho~éricos CU!as-.:__ conspiraciones explicaban la historia de la guerra de Troya. ASI, los dIOses han Sido . abandonados, pero su lugar pasó a ser ocupado por hombres o grupos poderosos. :_ siniestros grupos opresores cuya perversidad es responsable d~ todos los ~al~s que sufrimos- tales como los Sabios Ancianos de Sión, los monopolistas, los capltahstas ~~.•
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los imperialistas.»121
..•..;:.".
Otra de las características de los progresistas, ligada a la anterior es su tendenc~a ~~ a sospechar de todos los que no comparten sus creencias. Quienes piensan diferentes, o tienen distintas maneras de ver las cosas, lo hacen intencionadamente, defi,enden'. intereses oscuros. O son parte de esa oscura confabulación mundial, o trabajan en defender
sus propios
intereses
Los progresistas quieren n¡naún criterio certero para producción de riquezas pueda «algo existente» que hay que producción
egoístas.
redistribuir la riqueza pero no saben cómo. No tiene~ hacerlo, y jamás consideran los efectos que sobre la causaresa redistribución. Consideran a las riquez.as como. repartir mejor, no ven el fenómeno en la dinámica de la
y el crecimiento.
Para el progresista toda persona, por el sólo hecho de s~iI~ ~e,rec~ co~diciones", económicas tales que le permitan una vida digna. Parece un pnncIpIO lOdlscutlble, pero :'1,0~ cabría preguntarse: Si esto fuera así, ¿ Quién querría trabajar? En general defienden ted!? ,,~ tipo de «asistencialismo}), todo aquello que el Estado pueda hacer por los más pobre5'". . que esa ay uda puede ~_ ,-pero nunca se detienen a observar 1os e f ectos sec~n. d ~n~s generar: c1ientelismo políticQ, faltade estímulos para la InICIativa y el esfuerzo personalt-"t:,~" ~-:;'--
Frentc al tema de la scguridad, siempre se inclinan más haciaeJ delincuente que hacia las víctimas. Si alguien pone el acento en ladefensade la seguridad inmediatamente los asocian con «los represores». Atribuyen la delincuencia a la marginación social, sin diferenciar entre el que roba un pan para comery el que organiza secuestros para cobrar millones de dólares. La policía siempre es sospechosa de cometer abusos, y es menos creíble que los delincuentes. Como dice Jorge Fernández Diez «algunos segmentos ideo lag izados del progresismo, y por supuesto gran parte de la izquierda sostienen que, como la delincuencia es producto de la miseria y por tanto del capitalismo, los delincuentes son víctimas del sistema. Que forman parte de la lucha de clases y que de alguna manera se rebelan contra las injusticias del Estado. Que esas víctimas deben ser preservadas de la persecución de la policía, que es mafiosa y funcional al despojo producido por la burguesía. l...] el delincuente es, en realidad, un indi vidualista salvaje y la sociedad carcelaria, un laboratorio de horror fascista. [... ] mirar a los delincuentes con admiración y creer que el ambiente en el que se mueven tiene algo que ver con «la cultura de los postergados» resulta un gran mal entendido de ciertas clases ilustradas. Es, precisamente una mirada pequeño burguesa progre puesto que el proletariado argentino sufre más que nadie las consecuencias de los criminales y tiene por lo tanto pensamientos en las antípodas de esa posición romántica e indulgente.») m Son radicalmente «pacifistas». No justifican la violencia en ninguna circunstancia. Si hay una manifestación violenta, en especial si tiene inspiración marxistas, no condenan que incendien edificios o ataquen a la policía, porque ven en esas acciones una justificada protesta social. Si, por el contrario, la policía actúa contra los manifestantes, aunque sea dentro del marco de la ley, los acusan de violar sus derechos y ejercer una represión ilegítima. Cuando analizan la situación mundial también son «pacifistas}) extremos. Condenan todas las gucrras. Obviamente entre la guerra y la paz todos los hombres de bien prefieren la paz, pero el pacifismo a ultranza significa que los más fuertes pueden dominarel mundo sin que nadie pueda impedirlo. Si el pacifismo extremo fuera defendido por las mejores personas, hoy Hitler sería emperador del mundo, y hubiera eliminado a todos los judíos. los gitanos, y probablemente a otras razas del planeta. En el mismo sentido absolutizan los valores ecológicos. Entre el progreso y la ecología siempre optan por la ecología. Sueñan con volver a un mundo natural, con tecnologías primitivas y no contaminantes. No perciben que el camino del progreso es irreversible, porque sin la tecnología jamás el planeta podría mantener la población actual, que es decenas veces mayor que la que existía cuando el trabajo se realizaba con máquinas y herramient~s primitivas. Frente a los animales aplican el esquema opresor 0primido. Siempre el hombre es culpable de todo lo que le pasá a los animales. Cazar un animal es un acto criminal. .. salvo 4
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Las Ideologías
Las ideologías
en el Siglo X
que se trate de un indígena, en ese caso, como el indígena es un oprimido, puede hacerl~,[__ Muchos se hacen vegetarianos porque consideran que matar a un animal para comerlo es una participación en un acto d~genocidio sistemático. -,'_,x
lJ.-
Están en contra de la tecnología. No abiertamente, pero ven con malos ojos innovaciones tecnológicas, porque son creaciones del «gran capital»', «las empresas--~ multinacionales» o el «capitalismo financiero» para hacer gastar a Iagente, para alienarla --~; y hacerla cada vez más dependiente de sus productos. Aunque no lo dicen, Son equivalentes a lo queel marxismo denomina «fetiches». ,-',
Sorprendentemente en oÍtema del aborto, no toman partido porel más débil, el niño"~ por nacer. Defienden el aborto, porque buscan la liberación de la mujer del yugO;-r¡, machista. Consideran que la obligatoria continuidad del embarazo somete a la mujer: ,',:'" ..:~ símbolo del oprimido, a la voluntad del hombre que «la embarazó». (~
afilies del siglo XX
195
emergencia social, pero su productividad es bajísima yjamás pueden dar impulso a una economía. De hecho, en cuanto la actividad económica se reactiva, son la mayoría los que, al tener posibilidad de acceder a un trabajo regular abandonan esos microemprendimientos. Sin embargo los progresistas sueñan con que la economía funcione con millones de microempresas. No están fonnalrnente en contra de las empresas privadas pero diferencian entre pequeñas y mediadas empresas (Pymes) y «grandes empresas» las primeras son buenas, o al menos tolerables, las segundas representan el mal. No importa que haya unaPyme que sea monopolista, o exija proteccionismo, subsidios, pague bajos sueldos, evada impuestos y sea irresponsable, o que una gran empresa tenga mejores sueldos, mejoresservicios sociales, pague impuestos y se muevaen unmercadosupercompetitivo. El tamaño hace la diferenciü,. Un buen progresista siempre defenderá las Pymes.
Como se oponen obsesivamente contra toda discriminación defienden los dere:.:3 __. chos de los homosexuales Ydescalifican como «homofóbico» a todo aquel que disienta ',':,,
Fomentan el «vivir con lo nuestro». Aunque no propugnan cerrar las fronteras, defienden el proteccionismo, y la reducción del comercio internacional. Aceptan una reducción en el nivel de vida con tal de evitar las importaciones que «cierran fábricas y eliminan fuentes de trabajo)). Pero no miden hasta qué punto esa situación puede hacer colapsar todo 10que es nuestro modo de vida habitual en la actualidad.
No creen en la democracia representativa. La verdadera democracia está en «i gente)) (ja~ás «(elpueblo», o ({losvotantes)), etc.). La voluntad de «la gente)) no~' expresa votando ni en las encuestas. No creen en las encuestas por su visi6 conspirativa: siempre piensan que están adulteradas, salva las que les den la razón. L: voluntad de «la gente) se expresa en manifestaciones callejeras. No importa que en país de treinta millones la manifestación sea de doscientas personas. Ahí encuentran la verdadera expresión democrática. -
Piensan que los pobres viven peor que nunca. No advierten que en términos absolutos la pobreza disminuyó nQtablemente. Lo que creció en algunos países y en determinadas regiones, es la desigualdad, pero no bajó el nivel de vida de los pobres en el siglo del capitalismo. Hoy está considerado debajo de la línea de pobreza el que no puede tener televisión o helade~a. Aún un linyera ciudadano vive mejor que un recolector de la edad de piedra.
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Aceptan que se instalen en el país empresas multinacionales, y que ganen dinero, pero todo lo que ganan deben reinvertirlo. Cuando retiran utilidades están desangrand al pueblo. Lo mismo ocurre con las empresas «nacionales)). Como los progresistas han renunciado a la ortodoxia marxista pero siguen imbuidos de su «halo mágico»)aceptan que haya empresarios, porque los necesitan 'para que generen puestos de. trabajo'~" x produzcan bienes de consumo, pero no aceptan que ganen mucho dinero, y SIlo ganan, deben reinvertido, jamás disponer del mismo a su -antojo. .., Es mentira que el Estado sea ineficiente. Aunque constatan a diario que lo organismos del Estado gastan mucho y producen poco, atribuyen esto a la corrupción actual, o campañas de desprestigio financiadas por intereses espurios en busca de s~ privatización. Cuandtl el Estadoseaconducido por un gobierno progresista la burocr~~' cia mágicamente sc \'()Iverá eficiente y estará al servicio de «la gente)) y no del «luc~ro desmedido)), propio del «capitalismo salvaje)). ' La solución de la economía está en los microemprendimientos, en la «econom popular», 'en las cooperativas pequeñas. No importa que esos proyectos no pague impuestos, ni den ninguna garantía de futuro a sus integrantes. En realidad es_. emprendimientos pueden ser una solución de último recurso para situaciones ~
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El progresista es opositor. No puede gobernar. Si gana las elecciones o defrauda asu electorado volviéndose retrógrado, liberal, vasallo del neoliberalismo, impulsor del capitalismo salvaje, o deja el gobierno, según él, acosado por las presiones y la imposibilidad de gobernar. En realidad las propuestas progresistas carecen de sustentabilidad. Son adecuadas señalando algunos males sociales, pero no tienen respuestas adecuadas ni coherentes. Las tribus indígenas tienen la verdad. Como oprimidos representan la verdad ancestral. Tienen conocimientos superiores a los de la cultura occidental que los desprecia. Mantienen un equilibro con la naturaleza (la madre tierra)que los occidentales capitalistas han perdido. En ellos reside una sabiduría que los occidentales jamás aceptarán. Incluso sus mitos y «milagros» son respetados y venerados. El progresista es democrático a ultranza. Trat:! de llevar la democracia a la familia a la escueia, al ejército. Le cuesta reconocer la existencia de roles jerárquico, porqu~ resultan formas de opresión. El maestro debe consultar a sus alumnos antes de actuar, y si es muy exigente con sus estudiantes, es un fascista. Se tiende a nivelar hacia abajo. Todos los alumnos deben aprobar sus exámenes. lo contrario es discriminatorio. No hay que exigir demasiado, la escuela debe lograr que todos tengan éxito. Los alumnos
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Las Ideologías
en el Siglo
XXI
Las ideologías
afines
del siglo XXI
"'!. mediocres y poco estudiosos son los futuros oprimidos ... hay que defenderlos deSd~':~~-:: la escuela. Los más capaces y estudiosos, tienen por ello. una cierta «vocación» ~{'_.,.. «triunfadores-opresores». Los alumnos deben divertirse en la escuela, deben hacer lo. que desean. el docente no puede «oprimirlos>~con obligaciones que ellos no aceptan:,:,. El capitán de un barco debe consultar a sus m:Jrineros antes de ordenar un virai~~. aunque ponga en peligro a la nave. El cumplimiento de la ley no puede ser impuesto.debe surgir del deseo íntimo de cada uno. Si alguien es obligado a cumplir con una ley que «viola su conciencia» se lo está oprimiendo. El progresista es un relativista moral. No cxisten verdades absolutas, cada person{ ._ debe buscar «su verdad>, y la vcrdad depende de las circunstancias históricas y' sociales. así como de la voluntad libre de cada uno. .
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Los «(derechoshumanos). y la lucha contra las discriminaciones. unaconquistadel liberalismo, han sido tomados por el progresismo y es aplicada de una manera tan extcnsiva que no sería raro que pronto se considere una atrocidad negarle la licenciade' :' . J" conductor a los no Videntes.
.I .
El progresistaodiaaEstados Unidos. al que identifica con todos lo males del mundo;~-...: No es sobre la base de un conocimiento histórico ni sociológico de la realidad . estadounidense. Estados Unidos es el poder y la riqueza y el progresista siempre es~_ .de parte del más débil y pobre. Pero no es porque Estados Unidos comete atrocidadC!i~:i. (y vaya si las cometc ) sino por el sólo hecho de ser rico y poderoso que es odiado. ~:violaciones que el gobierno estadounidense pueda cometer, no son la causa de ~~ ~. encono sino una confirmación de algo que ya se sabía desde.siempre. Sólo se puede' .•. . . ~ ser exitoso a costa de las desgraCias aJenns. ' .
.
Probablemente la descripción que hice dcl pCflsamiento progresista. u' sea alg~:_ caricaturesca. lo reconozco. pero ocurre quc. bajo el nombrc de «(progresis~o». ~~ _ escondcn numerosas facetas. que bajo el manto co.múnde un «olvidado» marxismo. se generan categorías y visiones baslante hOlllogénens. aunque no tengan dem~siada:~ _ coherencia ni viabilidad. PérezJiméncz agrega: «El comunismo ha muerto y la soclalde-'I'-" mocracia con su contcnido clásico también. Han confluido en algo difuso. viscoso•. indefinido, vago, llamado progresismo. [oo.] Yodiríaque el progrcsismocs unaseriede,_" pens3mientos vagamente hilvanados que sirve como conjunto de señas de iden~id~. suficientes para identificar a los que se autodefinen como ((progres). Es un conJunt~.~ difuso. borroso que invade todo, convirtiéndose en el más inquietante de los hu~~. des. Está. pero no tiene contornosdefiOldos. [oo.] El progresismo es como el éter ~...] dlflc~l.. de medir, registrar y localizar y SIO embargo presente en todo [oo.] El progresismo es I~ demencia senil oenferrnedad de Alzheirncrde la izquierda .•:. :••.
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Conclusión
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El progresismo cs la aplicación de algunas subyacentes ideas marxistas.a nuev~ • campos del obrar humano. Marx no hubiera soñado que sus ideas podían dar lugara~~ .,;
"',.
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defensa de la cultura homosexual. el aborto. a la protecci6n de las ballenas. o a la indulgencia para con los delincuentes y estas extrapolaciones no siempre son compatibles. En el progresismo hay. sin duda, una intenci6n originaria que debemos considerar comomuy positiva: su deseo de lograr mayor justicia. mayor igualdad. luchar contra las discriminaciones, defender la ecología. ¿Quién podría negar el valor de tales objetivos? por otro lado el ténnino es suficientemente vago como para enmarcar desde los socialdemócratas. los defensores de la Tercera Vía. hasta algunos liberales sensibles como Rawls. No es específicamente a ellos a quienes nos referimos acá como progresistas. porque esas corrientes han asumido con claridad su posición. son liberales moderados o socialistas que han renunciado a la lucha de clases y a la supresión del capitalismo de maneraexpl ícita y coherente. Los que acá criticamos son los «progresistaspropiamente dichos», es decir aquellos que se escudan en esta ambigua palabra para esconder un marxismo que no asumen. pero al que tampoco se atreven a renunciar. El problema es que algunos progresistas absolutizan algunos de esos valores y los llevan a tal extremo, que conducen a medidas que, resultan imposibles de llevar a la práctica. o que finalmente, producen todo lo contrario de lo b~scado. Por otra parte su sustrato marxista no asumido hace del progresismo algo indefinible y peligrosamente confuso. En general podríamos decir que el progresista es una persona bien intencionada que no tiene ninguna respuesta realista a los problemas que plantea. y por eso mismo. pese a sus'buenas intenciones, está más cerca de ser un obstáculo que un instrumenw para la solución de los problemas que con tanta agudeza descubre y plantea. En una palabra. o no saben lo que quieren. oquieren leque saben que no pueden.
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C\I'.il'ULO
N° 10
Las Nuevas realidades en el Siglo XXI En los Cílpítulosílnteriores hemos repílsado someramente el proceso de nacimiento y el contenido de las principílles ideologías que nos precedieron. Sin embargo para
comprender el rol de las ideologías en el siglo que estamos comenzando a recorrer, debemos detenernos en el análisis de algunas rCíllidíldes que son novedos:ls en nuestro tiempo y que no pueden dejar de considerarse. El fen6meno de la globaliz.n.ci6nmundial. no sólo de la economía sino de la cultura en generíll,la hegemonía miiitarestadounidense. la npílrición del terrorismo Islámico como un desafío íle5e poder mundial. los aVílncestecnológicos y la posibilidad de que el trabajo seíl cada vez menos necesílrio, la «nueva economía» de la información. son procesos que cambian radicíllmente el pílradigma sobre el que están sustentadas las ideologííls que hílstíl ahora hemos analiz;:ujoy represé'nran un enonne desafío para los pensadores de nuestro tiempo.
La GlobalizaciólI
Ya Marx hílbía visto en el «Manifiesto Comunista» con claridad el proceso que tendría lugar en el siglo XX «Merced al rápido perfeccionamienro de los instrumentos de producción y al constante progreso de los medios de comunicación. la burguesía -=arrastra a la corriente de la civilización a todíls líls nnciones, hastíl a lílSmás bárbílras. Los bajos precios de sus mercancías constituyen laartillerfa pesada que derrumba todas las murallas de China y hace cílpitular íll05 bárbaros más drilmáticamente hostiles a los extranjeros. Obliga a todas las naciones, si no quieren sucumbir, a adoptar el modo burgués de producción, las constriñe a introducir la lIílmada civilización, es decir. a hílcerse burguesas. En uníl palabril: se forjíl un mundo a su imagen y semejanza.» En el mismo sentido en «El Capit.al»agregaba: «Si es cierto que. de una parte. con el progreso eJe la producción capitalista, el desarrollo de los medios de transporte y comunicación acorta el tiempo de circulación para una determinada cílntidad de mercílncías, no es menos cierto que este mismo progreso y la posibilidad que el desarrollo de los medios decomunicación y trilnsporte entraña. supone, pore! contrario. la necesidad de lrabajar 1-. 'para mercados cadíl vez más lejílnos. en una palabra', 'pílra el mercado mundiaL»! «El .(.medio principal para 3cortar lílfase de la circulación es el mejoramiento de las comuni,,~:~.~ . c::lciones.Los últimos cincuenta ílños híln operildo en este respecto una revolución que I
-'.
.~
202
Las IdeoLogía.I' en el Siglo XXI
sólo puede compararse con la revolución industrial de la segunda mitad del siglo pasado Por tierra, los caminos macadamizados han sido desplazados por e I rerrocarril; por mar" las rápidas y regulares líneas de vapores han hecho pasar a sL'gundo plano la lenta ~ irregular navegación a vela, y todo el planetasc hallacircundadulll)Y porunared de hilos telegráficos. Es ahora, en realidad, cuando el canal de Suez ha venido a abrir a la navegación devaporel Asia oriental y Australia. Una remesaJL: mercancías que en 1847 necesitaba por lo menos doce meses para llegar al Asia orÍental puede arribar hoy asu destino en otlas tantas semanas» \ hoy rectJficamos, necesita «otras tantas horas» Laglobalización es, ante todo un fenómeno de desaparición de fronteras. No es con motivo d~ una acción política concertada o revolucionaria sino parla imposibilidad de los Estados Nacionales de ejercer influencia sobre la economía. Ya hemos dicho en el capítulo anterior que el abaratamiento de los transportes, su rapidez y eficiencia, así corno el aumento de la relación valor / peso-volumen ejercieron una influencia al facilitar el intercambio comercial. Pero hay muchos otros factores que hacen laglobalización una fuerza arrolladora. Veamos algunos más. La producción se basa en procedimientos tecnológicos cada vez más complejos que elaboran productos cada vez más económicos en función de una producción masiva. Cuando se fabricaron los primeros teléfonos celulares, hace unos pocos años, se hacían por miles para unos pocos países, hoy se fabrican equipos pequeños, económicos, notablemente superiores en sus prestaciones, y se deben fabricar por millones, para ser vendidos en todo el mundo. Cada nuevo producto que desarrolla la tecnología se va vol viendo a la vez que tecnológicamentemás sofisticado, más masivo. Eso conduce a la concentración de su fabricación y a la necesidad de comercializarlo en todo el mundo. Por otra parte, la producción hoy no se radica en grandes industrias centralizadas sino que un producto suele tener aportes de numerosas empresas, a veces pequeñas, con las que forman «redes». Robert Reich, que fue ministro de trabajo de Bill Clinton afirma: «Cuando un norteamericano compra un Pontiac Le Mans a General Motors, im:onscientemente está realizando una transacción internacional. De los 10.000dólares que paga a General Moters, cerca de 3.000 van a Corea del Sur, donde se efectuaron los trabajos de rutina y las operaciones de montaje; 1.750 dólares van a Japón por la fabricación de los componentes de vanguardia (motores, ejes de dirección e instrumentos electrónicos); 750 dólares a Alemania porel diseño y el proyecto del prototipo; 400 dólares a Taiwán. SingapuryJapón porlos pequeños componentes; 250 dólares a Gran Bretaña por los servicios de marketing y publicidad; y cerca de 4.000 dólares pasan a los intermediarios estratégicos de Dctroit, a los abogados y banqueros de Nueva York. a los ,
Las Nuevas realidades
203
en el Siglo XXI
estos ténninos: «Con la competencia global cada vez más fuerte, muchos líderes empresariales todavía son reticentes a reducir las horas de trabajo s~manales por temor a que el incremento de los salarios haga subir el precio de sus productos con respecto a los de la competencia extranjera. Éstos argumentan que unos mayores costes laborales harían que los productores nacionales se tuviesen que enfrentar a evidentes desventajas en el mercado, con la consiguiente pérdida de participación de mercado en la economía
global.»j
Reich afinna que estas '
de una sociedad cosmopolita
global.»
1
La globalización, es vista por.,ulgunos como la globalización de la riqueza, y no ven que también es la globalizaciónde pobreza. Si laglobalización le pennite a una empresa multinacional hacer grandes negocios, también hace competir al obrero estadounidense, inglés o alemán con el obréro de,Malasia. Nigeria oColombia. Lacaídade las fronteras es de doble vía. Para evitar sus efectos perniciosos los países desarrollados pretenden una globalización unilateral. Pid'~n libertad de comercio para sus productos, al tiempo. que subsidian a sus agricultores y restringen la circulación de las personas, limitando
la
e incluso prohibiendo
la inmigración.
Como reconoceMilton Friedman: «Somos una gran Nación, los líderes del mundo libre. Mal podernos permitirnos exigir aHong Kong y Taiwán la imposición de cupos a la exportación de productos textiles para «proteger» nuestra industria textil a expensas de los consumidores norteamericanos y de los trabajadores chinos de Honk Kong y Taiwán. Hablamos entusiásticamente de las virtudes de la libertad de comercio, mientras utilizamos nuestro poder político y económico para inducir al Japón aque reduzca sus exportaciones
de acero y de televisores.»
>l
El espectacular avance de las comunicaciones tiene una importancia fundamental. En primer ténnino porque hacen posibles estas «redes» de empresas radicadas en diferentes puntos del planeta. Hoy mediante el correo electr.ónico, los sistemas de administración global, las videoconferencias, una empresa puede funcionar en una decena de países diferentes sin que las distancias se adviertan porque todos los funcionarios que deben interactuar lo hacen con la misma facilidad que si estuvieran juntos en un mismo edificio. Pero hay una razón más, las comunicaciones, en sí mismas. se han convertido en la industria más importante de nuestro tiempo, y por su propio
204
Las Ideologías
en el Siglo
xxi~
~-::t.
carácter ((Virtuil!» no guardan relación con lagcogmfía.
Hoy nosrcsulla natural que una persona escuche radio o vea televisión por lnlcrnel desde cualquier lugar del mundo .•. " y se comunique con los conductores del programa mediante Intemeten tiempo real, co~ __-. lo que las fronteras y las distancias tienden a evaporarse en el aire.
de
La globali7...ación no es sólo un fenómeno económico O político. es abarcadora todas las manifestaciones de la cullum, y por eso significa un proceso de unificación cultural inaudito. Paulatinamente una cultura única se va manifestando en los modos de vestir. el modo de divertirse. la música de modo., hasta cuestiones mucho más profundas como. porcjcmplo, los hábitos sexu::!cs o laescalade valores de las personas. Los medios de comunicación están globalizados en una gr::m medida, y el mensaje que trasmiten no reconoce fronteras.
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por y para el triunfo del socialismo, y la globalizaci6n, en cambio, se ha convertido en el triunfo material del capitalismo mundial. Como dice Forrester: «$on tiempos extraños en que el proletariado -¡que en paz descanse!- se esfuerza por recuperar su condici6n inhumana. Mientras (La lnternacionab, esa antigualla un tanto absurda. relegada al rincón de 105objetasen desuso. las canciones olvidadns. parece resurgir. muda, sin letra ni música. entonada en silencio por el aIro bando.») l~
Sin embargo desde la izquierda más lúcida se reconoce la inevitabilidad de la ulobalizaci6n Y se centra el problema en la necesidad de un gobierno mundial. Siendo mundial la economía. laecologíay lacultura.los ESladosNacionales deben ceder parte desu autonomía para reconocer una autoridad mundial que permita contener los excesos que trascienden las fronteras. o
En la fila de los que ven la globalizaci6n como algo inevitable, a su vez hay dos .... :~::..:.. opiniones, los que la ven como un hecho beneficioso y los que, por el contrario. la--' consider::m perjudicial. _,
ComodiceGiddens: hay quienes afinnan «que laglobaliznci6n ha llegado al punto de hacer irrelevante el Estado Naci6n, que los gobiernos son irrelevantes, que el mercado global es el único dueño y señor. y que lo único q'ue pueden hacer los gobiernos es reducir su dimensión y suprimirse. dejarpnso libre. La política ya no es relevante en un mundo dominado por las fuerzas del mercado global. Yo quisiera sugerir que ninguna de estas visiones es adecuada.» 1.\ Fernando Iglesias agrega: -
Desde el liberalismo ortodoxo. Vargas Llosa opina que «esta internacionalizaci6ti\ ,~~.:-~ generalizada de la vida es, acaso, lo mejor que le ha pasado al mundo hasta ahora. [..:] _:-:."" Gracias a ella, los países pobres pueden dejar de serlo. insertándose en aquellos~-':";" mercados donde siempre podrán sacar provecho de sus ventajas comparativas, y los -- - ' países pr6speros alcanzar nuevos niveles de desarrollo tecnol6gico y científico.»~ Más '., adelante agrega: «Con la desaparición del comunismo, la posibilidad de que este,tE. proceso se acelere hasta la articulaci6n de todos los pnrticularismos nacionales en una ~ vasta y Oexible civilización global. bajo el signo de la democracia política, el respeto a los derechos humanos y a la libertad individual, ha dejndo de ser una utopía.» 10
«La izquierda puede atestigunrque laglobalizaci6n no es ni un monstruo ni un valor entre sí. No se trata de sujetarla a unjuiciode valor, sino de someterla a poderes políticos responsables y elegidos. Hace falta, como insiste Massimo d' Alema, crear una dimensión políticasupranacional pam gobernar a la globalizaci6n. Gobernada, la globalidad es una oportunidad para todos. Sin gobierno. redunda en anarquía y desigualdad para todos. Hoy, globalidad e irresponsabilidad fraternizan en exceso. La izquierda deberá insistir en la necesidad de un ordenamiento político internacional que «regule la expansión y la haga conciliable con los valores de la democracia, de la libertad individual y colectiva, asf como con lajusta distribución de la riqueza.» l~
Hay quienes critican desde el liberalismo esta globalizaci6n anárquica, afinnando _. ~ que Estados Unidos, como potencia hegem6nica debería liderar el proceso.»¿Por qué .',?:",.. Estados Unidos no puede en la actualidad asemejarse a la que fue el Reino Unido hace ,'-::. cien años? [... ] pennitirque la globalizaci6n econ6mica continúe procediendo sin uná?--i-~::. mano imperial directiva es peligroso y puede llegar a juzgarse en el futuro como una -::~:¡'--~ abdicaci6n necia de' responsabilidad.» 11 •..•••• =--
Recordemos que en el mismos sentido se hnbía pronunciado Juan XXIII en la encíclica Pacen In Terris en 1963: ~(como hoy el bien común de todos los pueblos plantea problemas que afectan a todas las naciones, y como semejantes problemas solamente puede afrontarlos una.eutoridad pública cuyo poder. estructura y medios sean suficientemente amplios y cuyo radio de acción tenga un alcance mundial. resulta, en consecuencia, que. por imposición del mismo orden moral. es preciso constituir una autoridad pública general.»
Frente a la globalizaci6n un primerdilemaes aceptarla como un hecho irreversible, o resistirse a ella. Los que intentan ponerle barreras, tienen escasísimas posibilidades de éxito ya que los avances tecnológicos hacen cada vez más inoperantes las fronteras. Ni siquiera la política de «globalización unilateral» que intentan los países desarrollados ... tiene futuro yaque lainmigrnci6n ilegal sigue siendo un fen6meno masivo, los subsidios ala agricultura son cada vez más difíciles de justificar y de financiar, y en úllima instancia; . __ las trabas a la inmigración. como ya dijimos, se traducen en traslado de empresas a los países donde la mano de obra abunda y es económica. .t•.o;:-
.,....
Mientras
que el marxismo
tradicional
era «internacionalista»,
recordemos
las :~:..,.,
últimas palabras del Mani fiesta Comunista «proletarios del mundo unios», laizquierda:.=,~ actual es antiglobalizadora. La raz6n es muy sencilla, la intemacionalización marxista era. ~
~.-i:.~
l~
Hay muchas personas que ven la globaliznción en términos de lucha de clases y entonces piensan que impedir una cumbre de presidentes de pníses con manifestaciones
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de protesta es un éxito. Como dice Rayrnon Baudon: «Un fracaso de una conferencia entre los dominantes y los dominados se traduce como una victoria para los domina_ dos.» 17 Es que muchas veces se ve a la globalización con una adhesión al triunfo del capitalismo y a la supremacía de los países industrializados. Joseph Stiglítz reconoce que «cuando mirarnos hacia atrás para contemplar lo logrado, cuando somos testigos de protestas en el mundo entero, cuando tomamos el pulso del antiamericanismo, de nuevo se hace patente que algo ha vuelto asalirmal. Bajo las protestas subyacen síntomas más hondos. Laglobalización no siempre ha traído los beneficios que prometía. De hecho, con la notable excepción de Asia -debida en gran medida a su considerable desobediencia de las recetas extendidas por Estados Unidos para lograr el crecimiento y el desarrollo- la pobreza está al alza, y adquiere tintes dramáticos en demasiadas partes del mundo.» 1"
, El resurgimiento de los «localismos»
La caída del muro de Berlín, la formación de bloques regionales como la Unión Europea y la globalización misma, hecho reaparecer culturas desconocidas, sepultadas en los IT!arcos del Estado Nacional. Cuestiones étnicas como las que enfrentaron a servios y croatas, o a los chechenios y los rusos, o a los españoles con los vascos, sesultan paradójicas. ¿Qué es laque hace queen un mundo que va hacia lamundialización de la política la economía y la cultura aparezcan con fuerza nacionalidades poco menos que extinguidas? En primertérmino lacaídade los Estados Nacionales que muchas veces fueron trazados en un mapa después de una guerra sin considerar las particularidades étnicas o culturales de sus habitantes. Crudamente Vargas Llosas lo describe así: «No hay Nación que resultara del desenvolvimiento,natural espontáneo de un grupo étnico o de una religión o de una tradición cultural. Todas nacieron de la arbitrariedad política, del de las intrigas imperiales, de crudos intereses económicos, de la fuerza bruta conjugada con el azar y todas ellas, aún las más antiguas y prestigiosas, levantan sus fronteras sobre un campo siniestro de culturas arrasadas o reprimidas o fragmentadas, y de pueblos integrados y mezclados a la mala, por obra de las guerras, las luchas religiosas o la mera necesidad de sobrevivir. Toda Nación es una mentira a la que el tiempo y la historia han ido .como a los viejos mitos y a las leyendas clásicas. fraguando una apariencia de verdad.» La creciente pérdida de protagonismo de los Estados Nacionales ha permitido el resurgir de esas entidades étnicas, lingüísticas o culturales sojuzgadas por mucho tiempo. En Barcelonaalguien me dijo una vez, «nosotros somos catalanes europeos, España no existe, es un invento de Castilla para dominarnos». No entro ajuzgar la verdad de esta afirmación o laecuanimidaddel párrafo de Vargas Llosas: Pero lo que no puede negarse es el resurgimiento de los localismos. I'J.
Por otra parte esta tomade concienciade la cultura local es un mecanismo de defensa contra el proceso de homogeneización cultural que trata de imponer la globalización mediática. CQmo dice Bell:
Las Nuevas realidades vida que nosotros el ámbito de poner laridades motivos
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exhibe esas concepciones en los objetos que adornan a nuestro hogar y a mismos, y en el gusto que ex presa esos puntos de vista. Lacuhura es, por ende, de la sensibilidad, la emoción y laindole moral, y el de la inteligencia, que trata orden en esos sentimientos.» "'¡Pueblos que vivían naturalmente sus particu. culturales, o incluso las habían olvidado parcialmente, buscan en esas raíces de diferenciación y de identidad y estos son valores que nadie puede
desconocer.
La Hegemonía Estadounidense Otro hecho de la realidad del siglo XXI es el absoluto dominio militarde los Estados Unidos sobre el resto del mundo. Laeconomía norteamericana siendo aún enormemente sólida, no es tan abismalmente superior a la de la comunidad europea y seguramente no resistirá el espectacular crecimiento que registra la economía China. Su dominio es estrictamente militar"y por eso Estados Unidos no puede resignar a compartir el poder militar con nadie. El valor del dólar se respalda más en los portaviones queen laeconomía del país. Si después de la caída dél sistema soviético Estados Unidos había quedado con el rol de única potencia mundial, los atentados terroristas delll de septiembre de 2001, exacerbaron ese sentido necesidad de liderazgo y de la necesidad de garantizar su seguridad mediante la doctrina de la «guerra preventiva» proclamada por el presidente George W. Bush. Eugenio del Río afirma que «en esta contienda, como en todas, los adversarios se influyen mutuamente. El adversario, encarnado en nuestros días por el Gobierno norteamericano, ha caído. víctima de una fiebre exageradamente ideológica, 10 que ha propiciado una mayor ideologización de sus enemigos.» ~I Instituciones tan respetables como las Naciones Unidas, o tan temidas corno la OTAN han perdido vigencia por la política unilateral de Estados Unidos. Víctor Hanson afirma que estas instituciones son ~
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prósperos. Por ellas no logramos el maravilloso lugar que merecemos en el concierto de
el que dice «No cabe coacción en religión»(II, 257). Los musulmanes, al igual que los cristianos, creen que la fe es otorgada por Dios. «¿ Quién intercederá ante Él si no es con SU permiso? [... ] Los hombres no conocen nada de su ciencia, si no es 10 que Él quiere»
las naciones.
(I1.256)
mente freudiano: son el padre al que hay que matar para lograr la felicidad. Son el chivo expiatorio
al que se le transfieren
todas las culpas: por ellos no somos ricos, sabios y
Por ellos no conseguimos
volvernos
una potencia definitiva.»
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Tampoco podernos negar laentidad de los peligros que George W. Bush denunció en un discurso reciente: «El peligro más grave para la libertad está en la encrucijada entre el radicalismo y la tecnología. Cuando la difusión de las annas químicas, biológicas y nucleares, en conjunto con la tecnología de la balística de misiles, ocurre, incluso los Estados frágiles y los pequeños grupos, pueden alcanzar un poder catastrófico para atacar las grandes naciones. Nuestros enemigos han declarado tener esta intención, y fueron descubiertos buscando estas armas terribles. Quieren la capacidad de chanta. jearnos o de herirnos a nosotros o a nuestros amigos. Nosotros nos opondremos a ello con todo nuestro poder.» 1.'. Por mucho que nos indigne la ausencia de las annas de destrucción masivas que supuestamente justificaron la guerra de Irak, no podemos pasar por alto el potencial peligro del terrorismo aliado a la tecnología. Una cuestión es criticar todos los abusos cometidos por la potencia hegemónica en Afganistán o Irak, los miles de muertos inocentes, su despreocupada soberbia; y otra es perder de vista un terrorismo fanático capaz de las peores atrocidades. Una de las tantas calamidades que traen las guerras es la polarización. Nadie puede dejar de ser «amigo» o «enemigo». La guerra contra el terrorismo puede conducirnos al mismo callejón sin salida.
El fundamentalismo Islámico Sin duda el fenómeno más impactante de nuestros días hasido la aparición en escena de un fenómeno de dimensiones impensadas: El terrorismo islámico. Lo primero que tenemos que observar es lo más obvio: El Islam no es una ideología, es una religión. Cuando el cristianismo se convirtió en religión fundamentalista y dominó el poder político económico y cultural de occidente ocurrieron las más terribles calamidades, como ya hemos visto. Hoy casi no quedan cristianos integristas, y las iglesias cristianas predican la tolerancia y la separación entre la Iglesia y el Estado. La historia del Islam es indispensable para comprender el fenómeno actual del terrorismo islámico. Si bien el Corán, libro sagrado de los musulmanes es tajante en su defensa de la guerra contra el infiel (la «Jihad») con textos como: «La recompensa de quienes combaten a Dios y a su Enviado y se esfuerzan en difundir por la tierra la corrupción, consistirá en ser matados o crucificados, o en la corte de sus manos y pies opuestos, o en la expulsión de la tierra que habitan. Esto será su recompensa en este mundo. En el otro, tendrán un tormento enorme» (El Corán, V, 37) «No es propio de un Profeta tener prisioneros hasta que haya encubierto la tierra con los cadáveres de los incrédulos.» (VIII, 68) o un párrafo que parece profetizar el ataque delll ~e Septiembre «donde quiera que estéis, os alcanzará la muerte, aunque estuvieseis guardados en las torres bien construidas, elevadas.» (IV, 80) sería un error pensar que ésta es la única interpretación del Corán ya que otros textos respaldan una visión más tolerante como
Vamos a analizar larelación histórica entre los musulmanes con los cristianos y los judíos. Según una antigua tradición el profeta Mahoma en su lecho de muerte habría dicho «No dejaremos que haya dos religiones en Arabia.}). Sin embargo la expulsión de judíos cristianos de tierras dominadas p.ormusulmanas fueron hechos poco frecuentes y si 10 comparamos con la expulsión de judíos y musulmanes por los cristianos podernos decir que fueron moderadas y compasivas. ~"
o
Se ha señalado como una diferencia entre los cristianos y los musulmanes es su relación con el poder. Mientras Jesús había dicho «dad al César lo que es del César)), y Moisésjamás llegó a poseer la tierra prometida «Mahoma triunfó durante su vida, y murió siendo soberano y conquistador.)) :7 A diferencia de Jesucristo que fundó en Pedro su Iglesia, Mahoma no creó ni tuvo necesidad de hacerlo, la dicotomía entre rey y sacerdote no existió. «En vida de Mahoma, los musulmanes se convirtieron enseguida en una comunidad política y religiosa, con el Profeta como jefe de Estado.))1~Pcro tanto cristianos como judíos, en detenninadas épocas de su historia también identificaron el poder terrenal c,?n el religioso y establecieron verdaderas teocracias. así que tampoco allí encontramos una gran diferencia. Nodebemos olvidar que las tres grandes religiones monoteístas reconocen un tronco común. El Islam desarrolló una enonne cultura. Incluso ha servido de nexo entre la cultura de la antigua Grecia y Roma con occidente ya que los estudios de los filósofos de la antigüedad eran más frecuentes entre los eruditos musulmanes que en los mismos monasterios medievales. Los descubrimientos científicos eran los más avanzados de su época, y los musulmanes demostraron una gran tolerancia con los cristianos y judíos a los que sometieron en España. «El pacto O contrato entre el Estado musulmán y una comunidad de súbditos no musulmanes recibía el nombre de dimma, y los miembros de esa comunidad tolerada se denominaban dimmi. Judíos y cristianos eran en el Estado islámico clásico 10 que en lenguaje moderno lIam:.uÍamos «ciudadanos de segunda). pero la ci~dadanía de segunda, establecida por ley y revelación y reconocida por la opinión pública, era mucho mejor que la ausencia total de ciudadanía, que erael destino de los no cristianos e incluso de algunos cristianos descarriados en Occidente.)) 2YLo único -que constituía un agravio penado con la muene era el abandono de la religión musulmana tanto para quienes la habían profesado desde su nacimiento, como los que se habían convertido. Pero recordemos que hastaRousseau, en el siglo XVIII, proponía la misma pena para los que abandonaban la religión. En occidente siempre hubo recelo hacia los musulmanes. De hecho las Cruzadas fueron guerras de religión que atacaron el corazón del mundo musulmán. Montesquieu expresaba ~n estos ténninos esa inquietud «Que la religión sea impuesta por un conquistadores una desgracia para-la naturaleza humana. La religión mahometana no
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habla más que de espada y actúa sobre los hombres con el espíritu destructor fundado.» JO
que la ha -:~
Layihad. es decir la guerra contrael infiel, tanto para defenderse corno para extender _~. el territorio de los fieles, era una obligación de todos los musulmanes. El Corán afirma que los que participan en la «Guerra Santa» van a recibir recompensas en este mundo y mayores aún en el paraíso. Quienes mucre n en esas guerras son mártires y recibirán la mayor de las recompensas en el otro mundo. Sin embargo la guerra Santa no debía ser conti nua: «El estado de guerra canónicamente obligatorio podía ser interrumpido por lo que se detinía legalmente corno treguas, pero éstas diferían poco de los supuestos tratados de paz que las potencias europeas en guerra firmaban unas con otras. Tales treguas fueron acordadas por el Profeta con sus enemigos paganos, y se convirtieron en la base de laque podría llamarse «d~recho internacional islámico». [... J En las tierras sometidas al dominio musulmán, la ley islámica exigía que judíos y cristianos fueran autorizados a practicar su religión y administrar sus propios asuntos, sometidos aciertas desventajas. Esas «desventajas» eran sólo impositivas: se aplicaba un impuesto por
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Sintieron que habían sido impulsaos por los infieles hacia un modo de vida ajeno y, en SU escala de valores un sistema de «corrupción», y para colmo esa profanación de sus tierras fracasaba condenándolos a b pobreza, que sepultó su antigua y gloriosa tradición de grandeza. El odio religioso se dirige tanto a los extranjeros invasores corno a los gobiernos locales complacientes y seculares que traicionando su religión penniten la occidentalización
de sus naciones.
Estos gobiernos laicos y prooccidentales tienen todas las de perder. En primer término, aunque son regímenes despóticos que impiden la existencia de partidos en la oposición, no pueden impedir el culto religioso, y no pueden controlar lo que se enseña en las mezquitas. Si reprimen toda expresión crítica, conceden al fundamentalismo el monopolio de la oposición. Si conceden libertad de acción a los opositores, este es un camino de una sola vía ya que una vez en el poder el fundamentalismo, no se siente obligado a respetar ninguna clase de oposición. Afganistán nos muestra un claro ejemplo. Por otra parte el Islam Il~ga a todas las clases sociales, sean universitarios o extremadamente
q
cabeza a cada infiel.
ignorantes. ,'.'
No es de extrañar entonces el odio conlra.los Estados Unidos. En la óptica de los fundamentalistas islámicos Estados Unidos es el que defiende a los tiranos que gobiernan sus países, el que defiende a Israel que le quitó su patria a los palestinos. Pero Lewis intenta otra explicación. Los fundamentalistas islámicos «y particulannente Osama Bin Laden interpretaron lacaídade la Unión Soviéticade un modo distinto. Desde su punto de vista eran ellos, y no Estados U nidos, los vencedores de la guerra fría. En su opinión, la Unión Soviética no era el colaborador benigno en la lucha común contra losjudíos y los imperialistas occ~dentales. sino más bien la fuente del ateísmo X1a falta de fe, el opresor de muchos millones de súbditos musulmanes y el invasor de Afganistán. Según ellos, y es una tesis plausible, fue su lucha en Afganistán lo que había derrotado Todas las religiones tratan de llevar su verdad a todo el mundo. Quienes creen s~r-~'-=--=:--_ al poderos ejército rojo y sumido a los soviéticos en el fracaso y la ruina. Tras haberse poseedores de la verdad se ven obligados a comunicarla alas demás. En el caso del Islam librado de la más feroz y peligrosa de las dos superpotencias infieles, su siguiente misión ese deber consta expresamente en su libro sagrado. El fiel musulmán debe contribuira consistía en enfrentarse a la otra, Estados Unidos.» .'" realizar esta conversión por las annas. Sin embargo, durante siglos las «treguas» . Los ataques terroristas no tienen antecedentes en la tradición Islámica. La Guerra admitidas por el profeta, habían sosegado los espíritus y la propagación de la fe se Santa había sido siempre una guerra tradicional, donde las tropas de Alá se enfrentaban realizaba por medios pacíficos. ¿Qué ocurrió para que el Islam se convierta repentina-' en el campo de batalla con los «enemigos de Dios». El terrorismo plantea numerosas mente en la mayor amenaza que enfrenta occidente? cuestiones teológicas a los musulmanes: En primer término la legitimidad, a la luz de la Es sorprendente, pero todavía hoy los árabes recuerdan las conqujstas de Alejan-, _ ley islámica del «martirio»: «Los juristas clásicos distinguen claramente entre afrontar droMagno como una humillación. Viven la destrucción del imperio Persacomounagran una muerte segura a manos del enemigo y matarse con las propias manos. Lo primero tragedia que los afecta. Tanto más, en el inconsciente colectivo se recuerdan las" conduce al cielo; lo segundo, al infierno. Algunos juristas fundamentalistas recientes cruzadas, o la recuperación de la península ibérica como derrotas humillantes. Para y otros han desdibujado o incluso desechado esta distinci.ón, pero esta visión no es persona que se considera soldado de la causa de Dios es muy difícil aceptar que los unánimemente aceptada, ni mucho menos. Así, el terrorista suicida está asumiendo un enemigos de Dios triunfen. -Pero estos viejos rencores se hacen muy fuertes con la riesgo considerable desde el punlO de vista teológico.» .'1 ingerencia Europea en los Siglos XIX y XX. Los árabes pasan a ser colonias sometidas El otro gran dilema del terrorismo como fOnTIa de «Guerra Santa» es. la muerte d.e al infiel. Luego con su independencia se consagr¡ln gobiernos laicos y prooccidentales: -inocentes, niños mujeres incluso musulmanes. S~gún Lewis la «Guerra Santa»: «está Para colmo, «a la humillación se sumó la frustración cuando los distintos remedios; la regulada con todo detalle en la sharia. Se exige a los guerreros en una yihad que no maten mayoría de ellos importados de Occidente, se probaron y fallaron uno tras otro.» ~ -
En la actualidad, la mayoría de los musulmanes no aceptan el terrorismo ejercido en nombre de su religión. «La mayoría de los musulmanes no son fundamentalistas, y la _mayoría de los fundarnentalistas no son terroristas.» .~1En una documental en la que se hacía un reportaje, los «barbudos y venerables responsables de la mezquita de Créteil» dijeron: «Nosotros, los viejos, ya no tenemos ninguna influencia sobre estos chicos - se lamentaron- nuestro Islam tolerante ya no les interesa ..Ellos miran por televisión losprogramas de propaganda fundamentalista que incitan.el odio. Créannos estamos tan. preocupados como ustedes.» .1,'
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XXi~:
mujeres, niños ni ancianos a menos que éstos ataquen primero, que no torturen ni mutilen a prisioneros, que den justo aviso de la reanudación de hostilidades después de una tregua y que respeten los pactos.» lR Sin embargo «Con el objetivo de matar a doce diplomáticos estadounidenses, los terroristas estuvieron dispuestos a asesinar más de doscientos africanos, muchos de ellos musulmanes, que se encontraban en las inmediaciones.»'w Todas las faonas de terrorismo, y el islámico no es la excepción, no intentan destruir al enemigo ni siquiera debilitarlo. Buscan sembrar el pánico, pero especialmente exacerbar los peores sentimientos de su enemigo, para que éste actúe con brutalidad y desmesura. El terrorista busca «acentuar las contradicciones», para que la injusticiaen la que trata de justificarse se vuelva más intolerable. Y generalmente, como podemos comprobarlo, lo logra. Las acciones antiterroristas, si no logran extirpar el movimiento de cuajo, no hacen más que facilitar el reclutamiento de fanáticos. Por último, citaremos un párrafo de Lewis que se refiere espeCÍficamente al ataque del 11 de Septiembre: «La despiadada aniquilación de miles de personas en el World Trade Center, entre ellas muchas que no eran americanas, algunas musulmanas de países musulmanes, no encuentra justificación en la doctrina ni la ley islámicas ni tiene precedentes en la historia del Islam. De hecho, existen pocas acciones de una perverw sidad tan deliberada e indiscriminada en la historia del hombre. Son no sólo crímenes contra la humanidad y la civilización, sino también actos blasfemos -desde el punto de vista musulmán- cuando aquellos que perpetraron esos crímenes afirman obrar así en nombre de Dios, su Profeta y sus escrituras. La reacción de muchos árabes y musulmaw nes al atentado del World Trade Centerfue de pasmo y horror ante la terrible destrucción y carnicería, junto con un sentimiento de vergüenza y cólera an'te la afirmación de que aquello se haCÍa en su nombre y en el de su fe. Ésa fue la reacción de muchos, pero no todos.>' 4" .
¿Qué dicen las ideologías sobre el terrorismo islámico? Veamos laopinión del marxista Gustavo Bueno: «Hay que atacar las bases mismas del Islam. Como sucedió con la Iglesiacn el siglo XVIII y la labor realizada entonces por la Ilustración. Pero mientras se ande con tolerancia no hay nada que hacer. Hay que destruir las raíces del Islam yeso sólo se puede hacer con el arma del racionalismo.»~'. Un liberal ortodoxo como Mario Vargas Llosa dice: «En los países mayoritaria o totalmente musulmanes la secularización no existe o está en pañales. Y al ampararle una religión dogmática y omnipresente en todas las mani testaciones de la vida, es inevitable que prosperen las dictaduras, expresión natural de aquella manera de pensar y creer. El cristianismo no fue menos dogmático y omnipresente que el Islam y, sin la reforma protestante y lo que ella trajo consigo justamente, un irreversible proceso de secularización en Occidente todavíaest.aría tal vez quemando herejes, censurando libros impíos y proveyendo una cobertura moral y filosófica para el absolutismo de los príncipes.»
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del siglo XXI
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El fin del Trabajo Otro de los desafíos que presenta la realidad actual es lo que se ha denominado el «fin del Trabajo». Nos referirnos a la posibilidad de que la tecnología vuelva cada vez menos necesaria la participación del hombre con su trabajo en las tareas productivas. La idea de unas máquinas que actuaran solas, sin necesidad de hombre ya había sido expresada por Aristóteles como nos lo recuerda Marx: «Si las herramientas -soñaba Aristóteles, el más grande de los pensadores de laAntigüedad-, obedeciendo a nuestras órdenes o leyendo en nuestros deseos, pudiesen ejecutar los trabajos que les están encomendados, corno los artefactos de Dédalo. que se movían por sí solos, o los trípodes de Hefestos, que marchaban por su propio impulso al trabajo sagrado; si las canillas de los tejedores tejiesen ellas solas, corno esos mecanismos, el maestro no necesitaría auxiliares ni el señor esclavos.» 4,1
Corno vimos en el capítulo tercero ya Bentham lo había previsto a fines del siglo XVII, pero limitaba el problema a los «países retrógrados o estacionarios, donde el obrero desechado no encontrase una nueva industria aque dedicarse, donde no hubiera capitales disponibles que ministrarle para el empleo que le conviene. Este es un mal pasajero que sería necesario remediar con medidas pasajeras.» 44 Marx coincide en la descripción de los hechos. pero difiere, como no podía se de otra manera, en sus consecuencias: «Cuando una operación requiere gran destreza y una mano segura, se la retira rápidamente de las manos del obrero, demasiado diestro y propenso con frecuencia a irregularidades de toda clase, para encomendarla a un mecanismo especial, regulado de un modo tan perfecto que cualquier niño puede vigilarlo.»~j. Sin embargo, obviamente, no considera este corno un «mal pasajero». Dice, en cambio: «Corno potencia hostil al obrero, la maquinaria es implantada y rnanejadade un modo tendencioso y ostentoso por el capital. Las máquinas se convierten en el arma poderosa para reprimir las sublevaciones obreras periódicas, las huelgas y demás movimientos desatados contra la autocracia del capital.» (... ] Mutilados por la división del trabajo, estos pobres diablos ex.pulsados de su esfera de trabajo valen tan poco. que sólo pueden lograr acceso a unas cuantas ramas de trabajo inferiores y, por serlo, constantemente abarrot~das y mal retribuidas. [... ] Montones de mujeres desgracia.das, privadas de trabajo por la crisis del algodón. se vieron y quedaron ya para toda la vida, al margen de la sociedad.» 4. Ya vemos entonces que Marx expone las dos posibilidades mano de obra por la tecnología. la caída de las retribuciones, marginación de la sociedad «para toda la vida».
de la sustitución de y 10 que es peor la
En la actuaEdad esta polémica entre Marx y Bentham está tan vigente como hace casi dos siglos. Hay quienes creen que la tecnología a la vez que reemplaza manode obra por máquinas, genera .tantas nuevas necesidades que son más los puestos de trabajo que se crean que los que desaparecen. mientras que otros afirman que el proceso de desaparición
del trabajo es irreversible.
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Las visiones pesimistas coma la de Jeremy Rifkin preanuncian un mundo donde 1 tecnología cada vez pemlitirá fabricar productos cada vez más baratos con men a número de trabajadores. «En la actualidad, por primera vez, el trabajo humano es~~ siendo paulatina y sistemáticamente eliminado del proceso de producción. [...] lo qu: inevitablemente
nos conducirá
a «una depresión
a nivel mundial
de magnitudes
duración incalculables.».n Ritkin agrega que ~
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defender a sus connacionales reservándoles los mejores puestos de trabajo, que una respuesta adecuada a las legiones de desocupados que se acumulan en el tercer mundo. Desde una perspectiva terriblemente más pesimista Viviane Forrester afirma que: (
11
Es posible imaginar dos escenarios extremos. En el primero tenemos una reducción de la jornada laboral tal que las personas apenas ocuparían algunas horas en trabajar
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216 y deberían buscar otras actividades entretenimiento.
para ocupar su tiempo:
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el arte. el deporte.
el
En el otro escenario tenemos el lúgubre cuadro pintado por Forrester, o el mundo que Reich trata de evitar donde masas de desocupados son abandonadas a su suerte con 10que las minorías afortunadas deben rodearse de custodios, muros y autom6viIe~ blindados, para separarse de aquellos que volverían a la edad de piedra, y por la «selección natural» irían siendo cada vez menos. Si como dice Sartori «el rico ya no necesita al pobre para que trabaje para él; más bien el rico y el pobre necesitan igualmente el capital acumulado para trabajar para ambos.» ~~Cabría preguntarse, en ese mundo en el que el trabajo ha desparecido ¿qué es lo que justifica la riqueza? «Desde el principio de los tiempos, las civilizaciones han quedado estructuradas. en gran parte, alrededor del concepto de trabajo.»_\7 o como dice Juan Pablo II «El trabajo es un bien del hombre -es un bien de su humanidad-, porque mediante el trabajo el hombre no sólo transforma la naturaleza adaptándola a las propias necesidades, sino que se realiza a sí mismo como hombre. es más, en un cierto sentido "se hace más hombre" .»\K¿ Cómo se realizará una persona cuándo el trabajo deje de ser necesario? Marcuse nos da una visión optimista, (por cierto, raro en él): «La automatización amenaza con hacer posible [a inversión de la relación entre el tiempo de ocio y el de trabajo: esto es, hacer que el tiempo empleado en el trabajo se convierta en marginai mientras que el tiempo empl~ado en el ocio se haga fundamental. El resultado sería una modificación radical en la asignación de valores, y una fonna de vida incompatible con las culturas tradicionales. La sociedad industria! avanzada se halla en movilización. pennanente contra esta posibilidad (... ] desde que la duración de la jornada laboral ~s uno de los prin~ipales factores de represión impuestos por un principio de realidad sobre uno de placer, la reducción en las horas de trabajo (... ] debe ser el primer requisito para la libertad.»w No sabemos hasta que punto las actividades de «servicios» seguirán brindando oportunidades laborales. No sabemos cu<.Í.ntostrabajadores perderán sus empleos, ni cómo se resolverá en el futuro el tiempo libre. o qué se hará con las personas que «sobran». Lo que no podemos dudar es que el problema constituye un desafío, al que ni la ideología marxista con su concepto de «ejército de reserva capitalista» o «pleno empleo socialista»), ni el optimismo liberal en el desarrollo infinito de la economía pueden dar respuestas adecuadas. La desaparición del trabajo. aunque no sea absoluta, producirá un cambio de paradigmas que no podráafrontarse con las recetas del pasado.
La nueva economía - La «sociedad de la información» Se ha llamado «Nueva economía» a la economía basada en ]a información disponible mediante la tecnología digital. Las empresas que fabrican software se cuentan entre las más poderosas del mundo, y en realidad, lodo lo que fabrican es absolutamente abstracto. Son ideas convertidas en herramientas informáticas, mediante códigos qu~~: ,~--'
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las máquinas saben interpretar. Cuando observarnos cualquier equipo electrónico vcmos como año tras año, por no decir cada mes, se achica, alcanza más funciones y prestaciones, y paradójicamente se vuelve más liviano y simple en su interior. Cuando uno abre una calculadora, o un teléfono celular, en su interior parece que no hay nada. Una simple placa de plástico con algunos microscópicos conductores. El milagro de la tecnología permite que esos artilugios se vendan por millones y cambien los hábitos de la gente. Este poder mágico de la tecnología está arrasando con la gran industria como motor del desarrollo. Pasó ya la época en la que el desarrollo económico se encontraba en las acerías, hoy está en la electrónica. Los negocios del futuro no parecen estar en la fabricación de automóviles, aviones o barcos que trasladen a la gente, sino en redes de comunicación que permitan a cada uno hacer lo que le plazca sin moverse de un sitio. El extremo antagonismo entre liberalismo y marxismo, no se verifica en el mundo de la tecnología, ya que ambos mundos, aún durante]a guerra fría pugnaban por desarrollarla. Schmucler afinna inc luso, que la disputa ideológica «enmascaró aquello que crecía incesante y celebratoriamente: la técnica.» Pocos repararon en la importancia que adquiría. más allá de las disputas ideológicas, el avance tecnológico y en qué medida M)
alteró nuestras
vidas.
Giddens reconoce que «la economía sin peso ha destruido la antigua clase trabajadora. Larazón del declive de la industria manufacturera en los países occidentales noes laglobalización misrnasinociertamente loscambios tecnológicos: específicamente, el impacto de la tecnología de la información en los procesos de producción.» hl Schmucler agrega: «Previa abstracción de las cosas, todo, en realidad, se ha ido transformando en información (... ] La posibilidad de que el mU'ndo constituya unasola realidad, la de los impulsos electrónicos, es la máxima realización a la que aspira la «sociedad de la información». Un triunfo de la técnica cuya magnitud no podía sospechar Karl Marx cuando afinnaba que, en et capitalismo, «todo lo sólido se desvanece en el aire». En la sociedad mercantil-anticipaba Marx- las cosas tienden a abstraerse; todo se reduce a un «equivalente general»: el dinero. Pero en la «sociedad de la información «el propio dinero se vuelve un «dato» más, que circula a través de un flujo imparable e infinito.»h! El culto a la tecnología, está constituyendo una verdadera ideología que supone la bondad intrínseca de todo lo que logra dominar. «La tecnología desdibuja su lugar en la historia construyendo. su propia historia. que aparece como una sucesión de triunfos del hombre sobre lo que lo rodea. El optimismo que atraviesa la tecnología se enraíza en una doble convicción: el hombre. a través del progreso, tiene un camino ya trazado en el mundo y la tecnología es la cifra que le permite conducirse adecuadamente por ese camino.»)h-'Esta ideología del «progreso» como más allá de la ética, que había sido abandonada a durante el siglo XX cuando dos bombas atómicas destruyeron a Hiroshima y Nagasaki ha regresado inadvertidamente. Todo el que se atreva a criticar los cambios que la tecnología introduce en nuestras fonnas de vida es excomulgado por retrógrado.
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218 Se h~dichoqueen la «Nueva Economía» . no se venfican. En efecto, uno de las bases bienes económicos son escasos y que su costos. En la economía de la.información la
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algunos de los postulados de la economía de cualquier teoría económica es que 1 producción o.reproducción tienen alt~: reproducción de bienes se logra haciendo
incertidumbre existencial que derivaba de la predestinación. De esta concepción originaria a la del «buen burgués», la de aquel que era un «virtuoso» padre de familiar, pero se desentendía de la suerte de sus obreros, no hay gran distancia. De una visión extremadamente religiosa que di vidía al mundo entre predestinados a la felicidad y otros, por voluntad de Dios condenados a toda suerte de desgracias que no hacían más que preanunciar su condenación en el infierno, pasamos, con gran facilidad a esta situación de indeferentismo social. Los obreros que se arreglen como puedan, mientras él asegura lo mejor para su familia. Es el empresario que cuida más a su perro que a sus obreros. Pero de todas maneras seguía existiendo una cierta místicade la producción. Es la época del Taylorismo y el Fordismo, esas maneras de obtener producción en masa, mediante la división del trabajo y la producción en serie. La producción, el ahorro y el crecimiento seguían siendo las bases de una ética que producía ganadores y perdedores. Como dice Max Weber «La ganancia no es un medio para la satisfacción de necesidades vitales materiales del hombre, "ino que más bien éste debe adquirir, porque tal es el fin de su vida. Para el común sentir de las gentes, esto constituye una «inversión» antinatunil de la relación entre el hombre y el dinero; para el capitalism.o, empero, ella es algo tan evidente y natural corno extraña para el hombre no rozado porsu hálito. Al mismo tiempo, contiene una serie de sentimientos en íntima.conexión con ideas religiosas.»
un clie en un «ffiouse». No hay escasez sino superabundancia. Los bienes de la economía de la información, lejos de buscarse mediante el trabajo, nos abruman porsu profusión. Schmucler afirma que hay una nueva profesión privilegiada que es la de «hacer transitables los caminos a través del laberinto de lo almacenado.» De hecho, una de las actividades más rentables de la nueva economía es la de los sitios de Internet que M
contienen
«buscadores».
Como dice Reich: «Las empresas que producen- alto valor no necesitan manejar muchos recursos, contar con las tropas disciplinadas de trabajadores de producción ni imponerrutinas predecibles ... Las emp~esas de alto valor no pueden estarorganizada~ de esta manera, Los tres grupos de especialistas que le confieren a estas nuevas firmas la mayor parte de su valor ~Ios que resuelven los problemas, los que los identifican y los intennediarios estratégicosdeben estar en pennanente contacto directo para descubrir las nuevas oportunidades. La comunicación debe ser fluida y clara para encontrar oportunamente las soluciones adecuadas a los problemas planteados. Aquí no hay lugar para la burocracia.» ~~
h~
Una vez más, encontramos en Marx una agudísima percepción del cambio que ya se estaba produciendo en su éppca: «El capitalista clásico condena el consumo individual corno un pecado cometido contra su función y anatematiza todo lo que sea «abstenerse» de la acumulación; en cambio. el capitalista modernizado sabe ya presentar la acumulación como el fruto de la «abstinencia» y de larenunciaasu goce individua1. «Dos almas moran, ¡ay!, en su pecho. pugnando por desprenderse la una de la otra.» En los orígenes históricos del régimen capitalista de producción -y todo capitalista advenedizo pasa, individualmente, por esta fase histórica- imperan, corno pasiones absolutas, la avaricia y laambición de enriyuecerse. Pero los progresos de la producción capitalista no crean solamente un mundo de goces. Con la especulación y el sistema de crédito, estos progresos abren mil posibilidades de enriquecerse de prisa. Al llegar a un cierto punto culminante de desarrollo. se impone incluso como una necesidad profesio~ nal para el «infeliz» capitalista una dosis convencional de derroche. que es a la par ostentación de riqueza y, por tanto, medio de crédito. El lujo pasa a fomar parte de los gastos de representación del capital.»
Es esencial a la nueva economía su carácter global"La «economía de la información» se basa en la desaparición de las barreras geográficas, e incluso culturales, corno lo demuestra el hecho de que, aún en una fase primitiva, ya existen programas que traducen los idiomas. En el futuro lo harán tan sutilmente que, no percibiremos si estamos comunicándonos con un alemán, un ruso o un chino. Laestandarización de lainforrnación digital ya en nuestros días es tal que trasciende todas las barreras. ¿Se convertirá el mundo un mundo virtual? ¿Reemplazaremos el contacto personal por las videoconferencias, y otros artificios más elaborados? ¿Todo el entretenimiento se transmitirá a través de una fibra óptica? El poco trabajo que quede por hacer ¿Se hará frente a una herramienta digital y a d;stancia? ¿O acaso el hombre se rebelará y revalorizará el contacto con el mundo real, y con las demás personas mediante las formas tradicionales? Es muy difícil profetizar. Sin embargo, mucho de este mundo de ciencia. ficción ya está entre nosotros, y no podemos ignorar. la influencia que ejerce sobre nuestras
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vidas.
Si analizamos la realidad actual de los países desarrollados, no encontramos más que débiles rastros de la ética puritana fundacional. La búsqueda desenfrenada del dinero ha virado a la búsqueda desenfrenada del placer. De la férrea moral puritana, o la sutil ética de Adam Smith en su «Teoría de los sentimientos Morales» se ha pasado a un relativismo moral absoluto. Hoy los medios de comunicación, el cine o la literatura, en especial en los países desarrollados, expresan un mensaje de relaüvismo moral absoluto, es decir que predican p~.Qpialllente lo 'que llamaríamos la amoralidad. Si algo produce placer es correcto, El psicologismo ha .condenado a la «culpa» corno el peor
La nueva ética del capitalismo Otro fenómeno que altera las bases sobre las que se asentaba la contienda ideológica del pasado es el profundo cambio en lo que podríamos llamar la base ética del capitalismo. Como hcmo~ visto, el capitalismo se originó en una concepción de base religiosa, el calvinismo y sus variantes anglicana o puritana, le habían dado un sustento , en la misión mesiánica del capital. El lucro erael signo de la gracia divina. Pero; asu vez, el dinero no se debía gastar. más que en lo indispensable, porque el objetivo era incrementar el capita~. Crecer y trabajar duro, para calmar la ansiedad que causaba la
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pecado contemporáneo. Sanj\gustín decía «amay haz lo que quieras», hoy podríamos decir «disfruta y haz lo que quieras»,
Esta nueva y tan extendida visión hedónica del mundo, poco tiene que ver con el ingenuo «hedonismo}) de los liberales.clásicos, que lo concebían como la búsqueda de la mayor satisfacción de nuestros deseos cuando íbamos a comprar al almacén. Hoy el hedonismo desenfrenado se caracteriza por el amor libre, el alcoholismo, o la drogadic_ ción. Probablemente. si buscarnos las raíces de este cambio debamos buscarlo en las políticas anticíclicas. Si antes de la depresión de 1929 un buen ciudadano era el que ahorraba y llevaba una vida frugal, es decir que ganaba más de lo que consumía, la crisis mostró que debía hacerse todo lo contrario. Para evitar las crisis de superproducción. había que consumir más de lo que se ganaba, para eso estaba el crédito. «La comunidad empresarial americana se propuso cambiar radicalmente la psicología que había construido una Nación. Su objetivo era convertir a los trabajadores americanos desde la postura de inversores en el futuro, a la de consumidores en el presente.»~~ El patriotismo consistía en consumir, para hacer andar las ruedas de la economía. Sin embargo, de la . sociedad de consumo se pasó rápidamente a la sociedad del placer. Como dice Daniel Bell: «En el decenio de 1950, subsistió la norma de larealización. pero había sido redefinida de modo que destacara el estatus y el gusto. La cultura ya no se ocupaba de cómo trabajar y realizar, sino de cómo gastar y gozar. A pesar de cierta permanencia en el uso del lenguaje de la ética protestante, el hecho era que, por la década de 1950, Iacultura norteamericana se había hecho primariamente hedonista, interesada en el juego, la diversión, la ostentación y el placer, y todo ello -típicamente de Norteamérica- de una manera compulsiva.»h~ y más adelante agrega «Si el sexo es [...] la última frontera de la vida norteamericana, entonces el motivo de la realización en una sociedad exitista halla su culminación en el sexo. En los decenios de 1950 y 1960, elculto del orgasmo sucedió al culto de la riqueza como pasión básica de la vida norteamericana.» 71) «el postmodernismo ha sustituido completamente la justificación estética de la vida por lo instintivo. Sólo el impulso y el placer son reales y afirman la vida; toda otra cosa es neurosis y muerte.}) 11
Las empresas predican una contracción al trabajo extrema (los Yuppies) y al mismo tiempo esas mismas corporaciones predican con sus productos y su publicidad el placer instantáneo. la ausencia de responsabilidad y el «dejarse estar}). Se debe ser serio y profesional de día y juerguista por la noche. 7! Esta visión del mundoque predica la ausencia de compromisos, la despreocupación por los sentimientos ajenos, ha quitado al capitalismo su única base de sustentación ética. La «autoconciencia», El hedonismo produce la pérdida de la voluntad y la fortaleza. H En una sociedad opulenta, donde es f;:ícilenriquecerse, ¿para qué esforzarse? La pérdida de esa voluntad de sacrificio por alguna fonna de ideal, aunque sea tan mezquina como la simple acumulación de riquezas, produce la decadencia de una sociedad. El paso de la simplicidad al lujo, del ascetismo al hedonismo es un índice de -- -
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la caída de las civilizaciones. 7~ Cuando los romanos habían tenido tanto éxito que preferían «pan Y circo)) antes que ir a luchar en tierras lejanas, el imperio se derrumbó. Como dice Bell: «El modernismo está agotado y ya no es amenazador. El hedonismo remeda sus estériles bromas. Pero el orden social carece de una cultura que sea la expresión simbólica de alguna vitalidad ode un impulso moral que sea fuerza motivacional o vinculatoria. ¿Qué puede mantener unida a la sociedad, entonces?)) H Para colmo, los cambios culturales no pueden lograrse por una acción política o «ingeniería socia!» ya que «derivan de las tradiciones valorativas y morales de la sociedad, y no es posible «diseñar» a éstas mediante preceptos. Las fuentes últimas son las concepciones religiosas que alienta una sociedad; las fuentes próximas son los sistemas de recompensas y las motivaciones Uunio con sus legitimaciones) que derivan de la esfera del trabajo.»
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El arquetipo de esta sociedad pos-moderna es este ser dominado por la búsqueda del placer que, no se casa, no fonna una familia, vive sólo, suele morir joven por una sobredosis, una pelea callejera o una enfermedad de trasmisión sexual. No tiene hijos ni ligaduras, no sabe para qué vive. No vive, fluye o se arrastra por la existencia. Los medios masivos muestran que el alcohol y las drogas pueden ser destructivos, pero al mismo tiempo los personajes de ficción y sus intérpretes, los actores, así cómo los deportistas hacen uso y abuso del alcohol y de las drogas de manera impúdica. Basta ver cualquier documental biográfica de un personaje del jet-set para encontrar un monótono repertorio de divorcios, amoríos, excesos, períodos de alcoholismo, drogadicción y muerte prematura. Esos referentes ineludibles en el imaginario popular forman una nueva conciencia, una nueva ideología, en el peor de sus significados. En eldiscursode1 cine y la televisión, aparece el héroe mítico, el hombre superdotado que sólo, o a lo sumo con la ayuda de una o dos personas salva al mundo con sus proezas «increíbles»). Pero esos héroes no son modelos de identificación, porque son tan extraordinarios que nadie puede imaginarse desempeñando ese papel en la vida real. No me refiero sólo a Superman, Batman o el Hombre Araña. todo el cine de aventuras americano está plagado del mismo y monótono discurso. Un hombre común, muchas veces un fracasado hundido en el alcoholo intentando suicidarse, repentinamente es llamado por las circunstancias a convertirse en héroe y salvar él sólo o casi sólo al mundo de una terrible conspiración que causará millones de muertos o la destrucción del género humano. Finalmente en su lucha quijotesca con el mal. encontrará un sentido para vivir, y por supuesto, unahennosa mujer que loacompañaráen su nueva vida. Esta reiteración de este modelo, que con pequeñas variantes reproduce el cine de Hollywood hasta el hartazgo contiene un mensaje. Si una sociedad consciente o inconscientemente, se torna el trabajo de repetirlo tantas veces por algo será. Este es un fenómeno que requeriría un estudio sociológico mucho más profundo, pero a mijuicio y en un primer análisis diría que, así corno nos dicen que la «buena vida)) es practicar el «sexo ocasionah). emborracharse y drogarse. nos están diciendo que alguien se ocupará de salvarnos, que podernos seguir arrastrando nuestra displicente autodestrucción porque existe un ser superior que cumplirá la misión salvífica que la religión atribuía al esucristo. Ese salvador
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es el héroe, una especie de Dios encarnado. porque desde hace décadas el héroe es siempre al comienzo «otro perdedof» que repentinamente escucha el llamado de la gloria y el honor y sufre una impresionante metamorfosis (no necesariamente al estilo de los super-héroes que son ya una parodia del proceso) sino porque repentinamente recuperan un vigor y una fuerza de voluntad que habían tenido en un remoto pasado para convertirse en los salvadores de la humanidad. El mensaje me resulta claro, tiene dos aspectos. La postración hedónica es reversible, y no nos preocupemos por el mundo, alguien se ocupará de salvarnos. Todavía se suele recurrir a la religión, a la familia o la escuela como reductos donde
se pueden rescatar valores que esta cultura autodestructiva aún no ha logrado pervertir. Sin embargo, la realidad nos muestra algo muy diferente. Las religiones han perdido adeptos, y los que se consideran a sí mismos integrantes de una determinada confesión religiosa, son escasamente «devotos», es decir que su religión ocupa un lugar de reducida importancia en sus vidas. Pero, además han proliferado los cultos mediáticos, que no hacen más que prometer «salud, dinero y amor», fácil y accesible. Como dice Weber: «donde la riqueza aumenta, la religión disminuye en medida idéntica; no veo, pues, cómo sea posible, de acuerdo con la naturaleza de las cosas. una larga duración de cada nuevo despertar de la religiosidad verdadera. Pues, necesariamente, la religión produce laboriosidad y sobriedad, las cuales son a su vez causa de riqueza. Pero una vez que esta riqueza aumenta, aumenta con ella la soberbia, la pasión y el amor al mundo en todas sus formas.» 77 La familia es un ámbito «conservador» de la cultura, en el sentido de que transmite. los valores de padres a hijo,s. Sin embargo, si los padres han sido captados por la civilización del hedonismo, no serán más que reproductores de esas.pautas culturales. Por otra parte, la disociación entre una familia que respete valores tradicionales y sus hijos inmersos en los medios de comunicación, sus amigos y las discotecas, puede provocar una fuerte ruptura generacional. Tampoco la escuela está logrando infundir algún sentido a la vida de los jóvenes. Cuando salen de la escueIase sumergen en los medios de comunicación, los videojuegos o se conectan a Internet, donde sí está la verdad en la que ellos creen, La escuela es un intervalo donde su vida se detiene muy a su pesar. La discoteca, y el mundo de las comunicaciones, la informática son la realidad. Viven en el ciberespacio, y su vida virtual, casi no se conecta con el mundo material. La escuela es un museo muerto. Cuandoescuchan música no oyen la imponente abstracción solemne de la sinfonía «Reforma; de Schubert, escuchar Rack, uno de los integrantes de la nueva trinidad sagrada «sexo, drogas y Rack and Rolb, No importa cuántas jóvenes se resistan a este mensaj~ ::~ideológico post-moderno, No afirmo que todos los jóvenes andan por las call~ ==-~ drogándose. Lo que afirmo acáes que, si la escuela es realmente un «aparato ideológíc~ ;'_ del Estado» como decía el marxista Althuser. 7Xestelejos de ser una herramienta para la~-:_,~«reproducción de las relaciones de producción» es, por el contrario, una herramient~ ,-de destrucción del núcleo del ideal burgués, el trabajo, la producción, la creación~~ __
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riquezas. Si esta ideología mcdiática tuvieran pleno éxito lograrían degradar la sociedad y hacerla inviable, No es mi intención, aunque pueda parecerlo. hacer acá una exaltación de una «moralina» tradicional, ni mucho menos predicar que la religión sea indispensable para el bien social. Lo que quiero señalar es que en la sociedad occidental se están degradando los fundamentos éticos que permitan esperar un futuro, Un conjunto de seres desesperanzados, movidos exclusivamente por el «placer ya», no forman una sociedad, a 10suma una horda de criminales. Las sociedades de cualquier índole, para desarrollarse necesitan una «visión», una «tierra prometida» que les permita luchar juntos contra las innumerables adversidades de la existencia.
Conclusión Como vemos, estas y muchas otras realidades de nuestro tiempo están presentando desafíos que las ideologías del pasado no han podido responder, y tanto menos podrán hacerlo en el futuro, La realidad se presenta hoy tan compleja y matizada que requiere de todos un enorme esfuerzo para rescatar. de este mundo confuso, multifacético y moralmente ambiguo, los valores paralaconstrucción de una civilización que en el futuro permita a los hombres desarrollurse como personas en el más amplio sentido de la palabra. Para esta ciclópea tarea, trataremos de hacer algún minúsculo aporte en el último capítulo.
Notas del Capítulo 1. 2. 3. .J. 5. 6. 7. 8.
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.c.
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Giddens. Allt(}IlY,Obra citada.
62. Schmuc!er.HéeflJr, ",ldeo1oKía y optimüllUl teCII(}/rílfÍl:o»,EditorÍal Biblo,\", Gijón, 1997, hup:// IYww.hipersoci%gia.or¡.:.ar!catedra/mate rial!sc!l/1/!u:ler IItml. 63. Schmuc!er,Héctor, Ohra citada. 64. Sehmuc!er.Héctor, Obra citada. 65. Reidl Robert B" Obra citada. palf. 9-1. 66. Weber Max. «Ética pro(e.f/{lI/te», Editorial Ediciones Uberrador. Buellos Aire'v, 2004, pag ' 32. 67. Marx, Karl, "El Capital» Tomo 1 CapÍlIl/o 22. 68. Rifkin Jeremy, Obra cÍltu/a, palf. 42. 69. Bell, Daniel. Obra cirada. 70. Bell, Daniel. Obra diada. 71. Bell, Daniel. Obra citada. 72. Bell. Daniel. Obra citada. 73. Bell, Daniel, Obra CÍwda. 74. Bell, Daniel. Ohra citada. 75. Bell, Daniel. Obra citada. 76. Bell, Daniel, Obm citada. 77. Weber Max. Obra ciwdu, plÍg. 179. 78. AltlllI.fSer, Loui.f, "ldeoloKía y apuT/l/(J,t itieo((jKÍt'os de Estado, Freud y Laean». www.hipersoL.iologia.com.ar.
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CwÍniLO
N" 11
Mirando hacia el futuro Después de haber analizado el contexto del nacimiento de las ideologías, y repasado
brevemente sus principales expresiones históricas, y de referirnos a los problemas inéditos que se presentan a comienzos del siglo XXI, llega el momento de hablar estrictamente del cometido de este libro: de las ideologías en nuestros días, mirando hacia el futuro.
Como primera medida, una vez repasadas las ideologías conocidas, debemos encarar la tarea de definir, ahora con mas precisión el conc~pto de ideología. Recorrer las ideologías nos presenta algo así como un laberinto d~ espejos en donde cada ideología ve a las demás de un modo diferente, y no se ve a sírnisma como tal. Esto da lugar a un verdadero calidoscopio e.n el que podemos llegar a pensar que nada es lo que parece. Esta absoluta relatividad 'de todos los conceptos. aún en su semántica, es nefasta para la vida social. Es una tentación muy grande, el escepticismo gnoseológico que se encuentra tan arraigado en las filosofías contemporáneas. Pennítaseme una breve digresión al respecto, porque me parece necesaria para fundamentar las afinnaciones que siguen: Es necesario recuperar fe en la capacidad del hombre para ir descubriendo la verdad, aunque sólo sea a tientas, con errores y horripilantes retrocesos, porque lo contrario es condenar el futuro a una insoportable incertidumbre y a la ausencia de significado en la vida social. Este escepticismo desciende de los inteleccuales a los medios. al sistema educativo y llega hasta los últimos estratos sociales. ¿Cómo no producir así desde desinterés por la política. hasta criminalidad?
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La filosofía en su intento cartesiano de fundarse en aquello que no pueda ofrecer el menor margen de duda. hasta la afirmación de la incapacidad de la razón para comprender algo que sea verdadero: este largo proceso de destrucción del valor"de la ciencia y larazón ha conducido al escepticismo. al relativismo y a la desesperación. No es que debamos volver a una filosofía «ideológica» es decir «tranquilizadora de las conciencias», «ocultadora de los males sociales» ni «herramienta de sometimiento de - los desposeídos». Tampoco buscamos una filosofía sometida a los dictados de la teología, ni tanto menos que se convierta. en un ejercicio de exégesis del pensamiento . de Marx. Pero la filosofía, no puede por ello sumergirse en los abismos de la desesperanza, de la incertidumbre y el pesimismo autodcstructivo.
Las IdeoLogías
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Mirando hacia elfuturo
en el SigLo XXI
P~es bien, si defe~der l~s derechos humanos es de izquierda, los liberales deberían serlo, ~l1ent.ras que St,ahn o Fl~~l.Castro?eberÍan estar a la derecha muy cerca de Hitler. Pero cambIemos el eje del anaiJsls: ConSideremos de izquierda la preocupación del Estad lId d I bl" . . opor .a saou e a po aClOn SIn Importar su clase social. Fidel Castro pasaría a estar a la IzqUIerda y los países más pobres y liberales serían la extrema derecha. Tomemos ahora el r:speto. de l~ ecología como un valor de la izquierda. Los países subdesarrollados serIan de lzqUI~rda y los desarrollados, sin importar su ideología, serían de derecha, porque ~o es la I~eología, sino la actividad industrial y el alto nivel de consumo lo que contam~na. An~ltcemos los derechos de la mujer, y entonces tendríamos a la izquierda aO'los paIses OCCidentales y a la derecha al récrimen Talibán que oO"obernaba Afoa . t' e o OIS ano tras aSOCIan la derecha a todo lo que defienda los intereses de Estados Unidos 1 . . d 1 Y a lzquler aa o que se opone al poder mundial que ese país ejerce, enese caso OsamaBin Laden y los Talibanes serían de izquierda.
Izquierdas y Derechas Lo primero que tenemos que analizar es si a las ideologías se las puede encasillar en el esquema bipolar de «izquierdas» y «derechas». Nuevamente las principales ideologías tienen una manera particular de ubicarse y ubicar a las demás. El marxismo se confiesa de izquierda y el fascismo de derecha. De hecho sus saludos, el puño izquierdo cerrado y la mano derecha abierta, lo expresan hasta corporalmente. El problema está con otras corrientes como el liberalismo que se ubica a sí mismo en el centro, y es ubicado por el marxismo a la derecha. Pero el tema es mucho más sutil. La Tercera Vía, a título de ejemplo, es para sus cuhores una nueva izquierda y para sus detractores
la claudicación
frente a la derecha.
Conrado Egger Lan busca un origen remoto a la diferenciación entre izquierdas y derechas: «Es prácticamente una constante histórica el otorgamiento -a la derecha, respecto de la izquierda- de las características de privilegio, honor y deferencia en la ubicación en una mesa,en una asamblea ordenada. ritual oceremonialmente [...] coincide con una tácita o explícita afinnación de la superioridad del hombre sobre la mujer, del cie'1o sobre la tierra.»
En p~cas pal~abras, al ~xistir numerosísirnas alternativas, no es posible simplificar tanto las Id.~ologlas y los sIstemas políticos o económicos como para formar una línea donde prohjamente podamos ubicar acada uno. Como dice Bobbio:
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Sin embargo, el origen histórico del uso político de los términos «izquierda» y «derecha» se encuentra en la Revolución Francesa cuando en la asamblea nacional, los nobles y el clero se establecieron a la derecha y se dejó el lado izquierdo para los burgueses, campesinos y obreros. Desde entonces se identifica a la derecha con el poder y la riqueza, y con la posición conservadora de esos privilegios, mientras que la izquierda estaría representada por los que luchan por cambiar la sociedad, con los perjudicados
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por el sistema, por los marginales.
Definición de Ideología
Pero con los años la identificación entre izquierda y marxismo nos lleva a ciertas paradojas. Si estuviéramos en 1970en Rusia, ¿dónde ubicaríamos a un disidente? Según la definición anterior, a la izquierda, yaque estamos ante un marginal, que quiere cambiar la sociedad frente a una casta poderosa de burócratas que detentan el poder político y económico en sus manos. Por supuesto que el régimen soviético los habría tachado de reaccionarios
de derecha.
Si llamamos izquierda a quienes quieren una sociedad mejor, no va a quedar nadie a la derecha. Como dice Bobbio: «No tengo ninguna dificultad en admitir la existencia de doctrinas y movimientos más igualitarios y de doctrinas y movimientos más libertarios, pero tendría alguna dificultad en admitir que esta distinción sirva para distinguir la derecha de la izquierda. Han existido y existen todavía doctrinas Y movimientos libertarios tanto a la derecha como a la izquierda.»! El problema consiste en imaginar que el cúmulo de cuestiones a los que se vinculan las ideologías pueden establecerse en una visión bipolar. Esto es absolutamente imposible. Tomemos el eje del poder. En la actualidad, prácticamente no existe persona alguna que niegue los derechos humanos, es decir esos derechos inalienables del hombre frente a cualquier acción del Estado o de otros individuos que los conculque.
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. Como ya hemos visto en varias partes de este libro, el término ideoloaía puede IOte:pretarse ~on dos signiticados radicalmente opuestos. Algunas llaman id;ología al conju.nto de Ideas Y,v~lores que guían la conciencia de un grupo determinado Y le perm,lten .trazarse ~bjetIvos o metas, o por el contrario otros llaman ideología a la «falsa conCienCIa» oconjunto de engaños mediante los cuales se disfraza la realidad para que no sea percibida. .Se atribuye a Marx ei haber defin{do la ideología como falsa conciencia, pero en rea1Jdad esta percepción existía desde la antigüedad, Y fue expresado por Rousseau de este modo «Los esclavos pierden todo en sus cadenas, hasta el deseo de salir de ellas' aman su servilismo.»5 ' Ambas acepciones de la palabra, sin embargo, tienen muchos elementos en común. Tanto se trate de una falsa conciencia de la realidad como de una certera definición de un ~arnino par~ alca~zar metas justas Y razonables, en ambos casos la ideología es un c.onjunto de aflnnaclOnes (verdaderas o falsas según la acepción que adoptemos) que tienden a mover a las personas hacia la acción política ya sea para transformar la vida social en una dirección precisa, como para resistir a los cambios que puedan producirse,
Las Ideologías
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en el Siglo XXI-
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En tiempos de Marx el socialismo era una aspiración resistitla por los Estados de su tiempo, entonces para él era bastante sencillo diferenciar ideología de ciencia. Pero cuando el social ¡smo se estableció en el poder, la ideología marxista debió convertirse en «conservadora» del régimen socialista, contra los «reaccionarios» que pretendían erradicarlo. Es paresa queLenin afirma que el marxismo es una ideología, aunque Marx se haya retorcido en su tumba. Lenin percibió la necesidad de contar con la ideología como herramienta. Toda ideología revela una voluntad de poder" y una terrible simplificación de los problemas para obtener resultados atractivos. Cuando Marx define la teoría del valor_ trabajo, la plusvalía y de ahí concluye que la propiedad privada de los medios de producción es un robo, esbozó ideas simples, cauti van tes, movilizadora de voluntades. Lo mismo ocurrió cuando los liberales dijeron «dejar hacer dejar pasan>, existe una «mano invisible» que llevará todo a ~.uen término. Son ideas simples, precisas. Son postulados indemostrables que suscitan fascinación. De allí se deducen impensables consecuencias, pero los defensores de las ideologías son fieles a sus raíces. Son obcecados, no aceptan que la realidad los contradiga. Las ideologías son siempre revolucionarias, nunca son (efonnistas. Necesitan «cautivar las mentes» con respuestas rápidas y totales, y cuando se instalan, son intransigentes, porque no consienten nin(Tún desviacionismo ni revisionismo. Las ideologías tienen coherencia interna y he~eticidad. Partes de postulados indemostrables, o de dudosa veracidad, y construyen un edificio lógico impenetrable para quienes no comparten los postulados. Las ideologías responden a una necesidad concreta del tiempo en el que surgen, y se alimentan
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Repentinamente los hombres políticos se encontraron desnudos frente los proble~ mas que debían enfrentar. Cuando uno analiza la Revolución Francesa percibe que a cada paso la ruptura de las cadenas de la monarquía y la jerarquía eclesiástica, es un objetivo mucho más fácil que el de construir una mística, una razón par defender la democracia y la libertad. Cuan~o exclaman, «libertad, igualdad y fraternidad» están buscando un nuevo credo, sin-"reparar en medio de tal efervescencia, que algunos querían más libertad que igualdad y otros más igualdad que libertad y que entre ellos lejos de instalarse la fraternida~ se instituyó el terror de la guillotina.
Es que así llegamos. a lo que a mi juicio es el núcleo del problema. Las ideologías son «religiones laicas». Nos hemos detenido más de lo que podría parecer prudente en analizar el mundo medieval, para dotar al tema de' las ideologías de su verdadera dimensión histórica. El mundo occidental se rigió durante más de mil años por un sistema de creencias cerrado y dogmático, que partía de postulados muy simples: «Dios existe, se hizo hombre en Jesucristo. Jesucristo fundó su Iglesia y le dio el poder a los sucesores de Pedro que son sus representantes en la tierra». A partir de esas verdades fundamentales, la Iglesia no sólo gobernó directa e indirectamente al mundo, políticamente y económicamente, sino que moldeó las conciencias de los hombres hasta sus más recónditos vericuetos. Hoy la misma Iglesia reconoce que su obrar sobre el mundo «temporal» estuvo lleno de excesos. Pero no es nuestra intención aquí volver sobre eso. Lo que es necesario destacar es que esos mil años generaron una arraigadísima necesidad de vivir con principios simples y seguros. Nos acostumbró a vivir en la certeza de que siguiendo postulados sencillos y precisos: esas verdades fundamenta~es; encontraríamos el camino hacia todas verdades pequeñas y cotidianas. Eso es precIsamente el «fundamentalismo religioso» hoy aún vigente en diversas regiones del mundo.
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ciencia la verdad, ni la falsedad de ninguna religión, por eso aún el más escéptico de los hombres debe respetar los caminos de la fe ajenos. En general la inquina de los «ateos militantes» contra la religión está ocultamente motivada por un sentimiento de envidia. .¿Cómo no envidiar a quien es feliz porque cree en un Dios que se preocupa.por el bien de sus criaturas? Este respeto por las creencias ajenas, no significa que los creyentes tengan supremacía alguna, en el ámbito de la política sobre quienes profesan otra o ninguna religión. Cuando laIglesia Católica pierde fuerza, se comienza a percibir que los fenómenos sociales no pueden ser gobernados por principios religiosos. A este fenómeno contribuye, sin duda la reforma protestante que viene a quebrar la unidad del cristianismo y su férrea obediencia al obispo de Roma. Pero, me atrevo a afirmar que responde a un principio más profundo y es el reconocimiento de que la fe no puede imponerse porel poder político. El crecimiento de la concienciade ladignidad humana, de su libertad y las posibilidades de la razón (proceso al que, sin duda las religiones han contribuido en gran medida) .llevó a co.nsagrar la libertad de culto, la tolerancia y la democracia. Esta es otra paradoja. Las religiones, tan intransigentes e intolerantes, al mismo tiempo reflexionan sobre lanaturalezahumanacon tal profundidad, que finalmente desatan ideas que trascienden sus cerrados marcos dogmáticos. 7
de hechos de la realidad.
La reÜgión, tiene su ámbito específico en la conciencia. Es un puente hacia la trascendencia, sU refugio seguro contra las incertidumbres y los anhelos aparentemente imposibles de perdurabilidad y felicidad del hombre. Nadie puede demostrar por la
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Mirando hacia elfutllro
La experiencia de la Revolución Francesa es extremadamente expresiva de esta angustiosa carencia de sustento. La civilización parecía cayendo al vacío. Y allí, inmediatamente, surgen las ideologías. Las ideologías son un sucedáneo de la religión omnicomprensivas. Aunque combaten a la intolerancia religiosa (el liberalismo) o incluso lisa y llanamente a la religión (el marxismo) terminan adoptando su misma estructura lógica, el partir de postulados indemostrables, basados en una fe que salta más allá de la razón, para deducir de ellos un catecismo de recetas que definan todos y cada uno de los problemas sociales. Y acá tenemos la atracara de laparadoja. Si lareligión dogmática, con su profundización en la naturaleza humana despierta la conciencia del hombre hacia su liberación de ataduras dogmáticas, la lucha contra ese mundo estrecho y rígido que establecía lareligión, condujo a los hombres a nuevas formas de fanatismo e intolerancia. ,
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La tesis de este libro es que las ideologías que han asolado al mundo, en especial en el siglo XX, son una regresión, en el sentido freudiano de la palabra, ante el temor de enfrentar la complejidad de'1a vida social sin el ropaje simplificador de la religión. Cuando cada uno de nosotros sale de la niñez, ingresa en una etapa, la adolescencia, en laque se tratade romper con la autorida~ paterna y, al mismo tiempose debe enfrentar
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Las Ideologías
en el Siglo XXI
la angustiosa inseguridad de sentirse desprotegido. El adolescente, rebelde por natu_ raleza, se refugia entonces con vigor en nuevos códigos de conducta que succiona de los grupos a los que. pertenece. Se viste, se tiñe el pelo, o se hace un tatuaje, o compra
determinadas marcas, ingiere determinadas bebidas, o escucha cierta música, que tiene una doble condición,
molestar a sus padres. y adoptar la convención
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I i
de moda entre los
adolescentes. Cuando llega a la adultez suele burlarse de esas actitudes que general_
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persona ha alcanzado la edad adulta cuando puede discernir, con los propios medios, entre lo que es verdadero y lo que es falso, fonnándose unjuicio propio sobre la realidad objetiva de las cosas.» "o en palabras de Tinbergen «En las circunstancias actuales. cuando se precisa un esfuerzo máximo, debe huirse de los caminos doctrinarios, incompatibles con una visión abierta de los problemas del mundo, y que obstaculizan su eficacia.» Pero este pensamiento no tendr~ ra magnética sugestión de las ideologías, porque no dará las seguridades de la.religión o las ideologías, ni prometerá paraísos accesibles con sólo seguir detenninados rituales, o dejar que la dinámica histórica siga su curso. El pensamiento libre será más débil, dubitativo, no recorrerá un sendero lineal sino que tendrá errores y retrocesos, deberá ser paciente, tolerante, pero todo con moderación, equilibrio y proporción. Sólo así se podrán enfrentar los desafíos del futuro.
Ideología es un sinónimo bastardo de filosofía. Aunque la filosofía no está pensada para la acción y paresa mismo 10que llamamos ideología es ~
Las ideologías son una especie de muletas que estamos usando para terminar con la Edad Media. Cuando realmente hayamos superado el síndrome del dogmatismo podremos pensar sin buscar absolutos. Las ideologías buscan una coherencia y simplicidad que hace imposible llegar a la verdad. La verdad es múltiple, compleja y matizada, las ideologías son rígidas y tratan de reducir todo a criterios ciaras, simples, coherentes. La acción política. en cambio requiere de matices, análisis de circunstancias, imaginación y flexibiliúad. Cuando vemos la ortodoxa intransigencia de un nazi. o un rnarxistao un liberal a ultranza, fenómenos que tienen entre 100 y 200 años de antigüedad, estamos viendo una caricatura de la intransigencia enseñada por la ortodoxia de la Iglesia durante quince siglos. La manera de pensar, a partir de dogmas, libros sagrados, exégesis sobre esos textos, escuelas y sub-escuelas, ortodoxia y herejías, todo es el mecanismo de pensamiento desarrollado por la Iglesia, del cual se apropiaron las ideologías, para una etapa de transición. Lo que hoy estamos observando es el nacimiento de un pensamiento flexible, dialógico, no estereotipado, con el que se podrá construir un mundo mejor. Como dice Juan Pablo II «Con razón se considera que una
hacia elfuTuro
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mente rayan lo ridículo. Pero esa transición de sometimiento a códigos extra-paternos, es indispensable porque el salto al vacío resulta demasiado abismal. Las ideologías, a mi juicio, han cumplido ese mismo objetivo, permitir a los hombres independizarse de las creencias religiosas en la construcción del mundo social y político, aún a riesgo de caer en las más lamentables excentricidades.
Si vemos el hilo conductor que va desde los primeros filósofos hasta los más burdos ideólogos, de Thales de Milelo hastaMussolini, el gran cambio en la historia lo produce el proceso de secularización que se va mostrando incipientemente en el Renacimiento y hace eclosión en la Revoluci.ón Francesa. Descartes con su duda metódica, larefonna, el Edicto de Nantes y la libertad religiosa, todo el racionalismo, el iluminismo y su discípulo Marx no hacen más que representar la desaparición del pacífico mundo de la cristiandad que había instaurado el edicto de Constantino. El poder de la religión como ordenador de la vida social, como explicación y justificación del sentido de la vida y del destino común del género humano entra en crisis y en poco más de dos siglos (los siglos XIX y XX) el mundo se debate buscando una Hueva explicación de la historia y del «fenómeno humano». Las ideologías no son más que balbuceos erráticos y heréticos en la construcción de ese nuevo paradigma.
Mirando
Durante el siglo XIX, las ideologías tomaron cuerpo y se definieron. En el siglo XX mostraron sus garras, nos sometieron a las más extremas atrocidades y estuvieron a punto de destruir al género humano. ¿Se logrará en el siglo XXI construir un mundo más racional, más libre y justo, es decir más humano y menos ideológico?
Las ideologías asesillas
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En el primer capítulo habíamos dicho que las ideologías son bestias feroces. Si analizarnos 'la historia del silo XX encontramos que el enfrentamiento ideológico condujo a millones de muertes, guerras atroces, persecuciones y asesinatos en masa como los ocurridos en la Alemania hitlerista, en la Rusia de Stalin. o en los gobiernos militares latinoamericanos. ¿Cuál sino la ideología es la base de la segunda guerra mundial o el holocausto? ¿Cuál sino la ideología es la causa de las «purgas» de Stalin o las hambrunas de Rusia en las primeras décadas del siglo? ¿Acaso no reconocen causas ideológicas las guerríllas latinoamericanas y sus represores ilegales? ¿Acaso el terrorismo de todos los signos no es un'a forma extrema de ideología, o de su ancestro: el fundamentalismo religioso? Corno deCía yaen 1974 Jorge Bergoglio «Mientras las grandes ideologías eran sólo propuestas más o menos abstractas y no realizadas, se creyó ingenuamente que sería su propia dinámica inmanente la que fijaría sus límites. Transformadas en realidad, convertidas en camino recorrido durante décadas, la situación es otra. Lo inmanente no ha cumplido con sus promesas. Se necesita ahora una visión distinta. aunque no siempre opuesta, que las trascienda.» 1<> Keynes lo expresaba en estos términos: las ideas ~
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Las Ideologías
en el Siglo XXI
occidentales estaban preocupados por las libertades que no poseían los rusos o los chinos? No parece factible que los americanos hayan puesto en juego su propia existencia por vender productos a Rusia o por un interés tan desinteresado como el de propagar la democracia porel mundo. Elconflicto era ideológico, Ambos bandos decían. «Nosotros somos dueños de la verdad y del único futuro venturoso para la humanidad. Nuestros adversarios pretenden imponernos su ideología y robarnos la verdad, y están dispuestos a destruirnos para hacerlo.» Bastó que cayera el muro (es decir simplemente que se pennitiera la circulación de personas de uno a otro lado) y la guerra fría terminó. Cuando se disuelve la URSS y Rusia acepta el fracaso de la ideología marxista en su territorio, la guerra pasó instantáneamente a ser un triste y aleccionador recuerdo. Las guerras mundiales. las persecuciones políticas que se dieron con motivo de las «guerras ideológicas» causaron un daño inmensamente mayor que todas las consecuencias de una ideología errónea, tanto a los pobres como a los ricos, tanto a la gente común como a sus gobernantes. Si las ideo-logías disputaban en torno a la distribución de la riqueza, o su traducción más pedestre, el monto de los salarios y las condiciones de trabajo, o sobre la propiedad de los bienes de producción, este aspecto de la vida social parece una nimiedad frente a los males atroces que el enfrentamiento ideológico acarreó. Probablemente el siglo XX sea recordado como el siglo de la irracionalidad política ya que, en su transcurso se puso en peligro la misma supervivencia del género humano por cuestiones que, desde una perspectiva histórica, parece ridículamente insignificantes, ¿Acaso un obrero inglés, francés, ruso o chino, vivían realidades tan diferentes como parajustificar la guerra fría, la guerra de Vietnam, la guerrilla latinoame- ricana o la represión ilegal que acabó con ella? ¿Acaso un banquero, o un empresario neoyorquino podían proteger sus propiedades privadas del holocausto atómico?
Ideología y Utopía Cuando uno se expresa en contra de las ideologías como simplificación peligrosa de la realidad y como culpables de las mayores calamidades del siglo XX, son muchos los que pueden dar a estas afirmaciones una significación que no es la que se busca, En primer término suponen que esta crítica a la ideología está en línea con quienes asimilan laera post-ideológica con el triunfo del capitalismo liberal. Como decía ya Pablo VI «Si hoy día se ha podido hablar de un retroceso de las ideologías, esto puede constituir [... ] un deslizamiento más acentuado hacia un nuevo positivismo: la técnica universalizada como forma dominante del dinamismo humano, como modo invasor de existir. como lenguaje mismo, sin que la cuestión de su sentido se plantee realmente,»
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Esta no es nuestra intención. Cuando criticamos las ideologías no afirmamos el triunfo del capitalismo liberal ni podemos dejar de reconocer que tanto en el liberalismo como en el marxismo existen verdades, ¿Quién puede negar el valor de la libertad, o de la autonomía del hombre «para elaborar su propio proyecto de vida» tal como lo defiende el liberalismo'! ¿Quién puede negar el valor del marxismo cuando brega por un mundo más justo en el que a nadie se le quite la posibilidad de logra:- su desarrollo person~l~
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Mirando hacia elfuturo
sin que se le robe el fruto de su trabajo? Dentro de las ideologías existen siempre verdades. Aunque en la ideología nacional socialista alemana hay que hacerlo con un mi.croscopio, en medio de tanta barbarie, también encontramos que puede calificarse de justa la reivindicación del pueblo alemán de liberarse de las exageradas humillaciones a las que había sido sometido en el tratado de Versal1es. Rechazar las recetas ideológicas no es negar el valor de las utopías, sino, por el contrario, ponerlas en su justo punto, Sin embargo también aquí nos encontrarnos con otra dificultad [erminológica. Utopía es una palabra de origen griego y, literalmente significa: no lugar (gr. ou= no, topos = lugar), lugar que no existe en ninguna parte. I.l De ahí surge que para muchos, en especial para los marxistas, «utopía» es equivalente a un engañoso sueño irrealizable, presentado para distraer «ideológicamente» a quienes tienen al alcance de sus manos las verdaderas herramientas para construir un mundo mejor (la revolución proletaria). Marx llamó a las utopías: «experimentos destinados a fracasar siempre», «castillos en el aire». «fantásticas sociedades futuras,» En el mismo sentido se expresa Perón cuando dice: «la apelación a la utopía que es, con frecuencia, un cómodo pretexto para rehuir las tareas concretas y refugiarse en un futuro hipotético que significa deponer las responsabilidades inmediatas', Así como también es frecuente presentar situaciones utópicas para hacer fracasar auténticos procesos revolucionarios». Pero eso no impidió a Marx soñar con la más fantástica de las utopías aquella en la que cada uno recibiría los bi~nes de acuerdo con sus necesidades, donde no sería necesario el Estado y todos se esforzarían desinteresadamente para aumentar la producción para bien del género humano, que viviría sin clases sociales ni autoridades, I~
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Las utopías en su sentido más"noble, son el sueño de un mundo mejor, Sueños que encierran esperanza y factibilidad, El hombre por su débil condición, vive en un mundo que siempre es, en alguna medida. un «val1e de lágrimas». Sus deseos jamás se ven plenamente cumplidos, En la diI)lensión religiosa, cada hombre puede encontrar un consuelo que trasciende esta vida terrenal, pero, mal que le pese a Marx, las religiones, ni sus fieles se conforman con esperar lajusticia divina, sino que se esfuerzan por vivir mejor en el presente y asegurar un mejor futuro a sus hijos. Tanto más los que no creen en la vida después de la muerte. Estecomún anhelo de todos los seres humanos de luchar contra las enfermedades, la pobreza, las discriminaciones. las injusticias, de progresar y dominar cada vez de manera más perfecrael mundo donde les ha tocado vivir, no puede dejar de apuntar a un norte utópico, a un Estado ideal, idílico, La utopía es como una brújula" Cuando la uso, ni sueño con llegar al polo norte que la aguja señala con persistencia. Pero sin brújula"mi camino será errático y tenninaré perdiendo el rumbo. El hombre tiene en su núcleo más íntimo. necesidad de esperanza. Toda su vida se construye en la expectativa de llegar a ver un mundo mejor. Frente aquienesdefinen al hombre como «una pasión inútih), queremos defender ese sentido optimista que hace que para la inmensa mayoría de las personas la vida tenga sentido y merezca ser vivida, Como dice Julián MarÍas «El hombre es una realidad utópica que es y no es, que es lo que todavía no es y tal vez p,ucde ser. Consiste en scruna realidad proyectiva, fUlUriza, deseante, nunca lograda, nunca conclusa,» I~Como dice Susana Maidana «La dimen-
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Las Ideologías
en el Siglo XXl
Mirando hacia el futuro
sión utópica fonna parte de la estructura ontológica del hombre, es entregarse a una aventurarlel pensamiento gracias a lo cual avizora un futuro que todavía no es, pero que anticipa como cautivante. Puede representarse como una flecha arrojada hacia un lugar lejano, dibujado como meta de nuestras aspiraciones aunque seamos dolorosamente conscientes de que su consumación plena no sea posible, es el punto hacia el cual proyectamos nuestros más profundos anhelos.» 17
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mayores desigualdades. que por el proceso de acumulación de capitales y la institución de la herencia se perpetúa y acrecienta con los años y las generaciones. En el otro extremode la concepción de la igualdad encontramos la igualdad absoluta o igualdad de resultados. Todos los hombres deben llegar a obtener exactamente 10 mismo. No es sólo una igualdad de oportunidades, es la igualdad de resultado. Esta igualdad es absolutamente incompatible con la libertad, y además totalmente irrealizable. La única manera de lograr una igualdad absoluta de resultado sería la de clonar a todos los individuos para que todos tuvieran [as mismas posibilidades congénitas, y luego sacarlos de toda influencia diferencial para someterlos a una educación mecánica y homogénea. Como dice Friedman: «En sentido estricto, la igualdad de oportunidades en el sentido de «identidad» es imposible. Un niño nace ciego, otro con vista. Uno tiene padres profundamente preocupados por su bienestar y que le dOlan de un buen ambiente cultural y le rodean de comprensión, mientras que otros padres se muestran disolutos e imprevisores. Un niño nace en los Estados Unidos y otro en la India, China o Rusia. Está claro que al nacer no tienen ante sí oportunidades idénticas, y no hay modo de igualarlas.» n
Tomando en su mejor acepción los términos Ideología y Utopía, nos quedamos decididamente con el segundo. La Ideologíaes la receta, la utopíaes el mundo anhelado. Nuestra tesis es que el mundo que todos anhelamos no se logra con un recetario sino con una ardua tarea de búsqueda. experimentación, correcciones, y nuevas búsquedas en un contexto de diálogo, wlerancia y respeto de la democracia. Cada vez que una minoría de «iluminados» o «vanguardias revolucionarias» han definido y encolumnado a empujones a los demás. hacia un supuesto paraíso, las tragedias han sobrevenido irremisiblemente.
Las aspiraciones humanas Los hombres aspiran siempre a más, y al mismo tiempo, esperan más. El hombre aspira a viviren libertad y enjusticia. Los avances de la tecnología, ponen cada vez más cerca suyo la solución a muchos de sus problemas y el logro de muchas de sus expectativas. Corno dijo el Concilio Vaticano Ir
En cuanto se deja algo de libertad, aún dándole a todos los mismos recursos económicos, uno se dedicará a estudiar el violín, otro a emborracharse con cerveza. Si respetarnos el derecho de los padres a educar a sus hijos, aún en igualdad económica habrá un padre que prefiera destinar esfuerzos y dinero para que sus hijos sean educados y capaces. y otro lo destinará a comprar un aula nuevo. Cualquier grado de libertad conduce, por su propia naturaleza, a diferenciar a los hombres unos de otros, precisamente porque el ejercicio de la libertad consiste en optar entre alternativas diversas, y esas opciones generan inmediatamente desigualdades de todo tipo. Vivimos en un mundo donde las desigualdades son hirientes. Mientras millones mueren de hambre, otros derrochan fortunas en extravagancias. No nos olvidarnos de esto ni por un segundo, pero el terna no es denunciar lo obvio, la cuestión está en encontrar la medida para remediar estas situaciones.
Hacia una mayor igualdad
Pobreza absoluta y relativa
Los liberales entienden la libertad como ausencia de coacción. El Estado no debe intervenir. Por otra parte entienden la igualdad como «igualdad ante la ley». Esta fonna de entender libertad e igualdad, conduce, paradójicamente a tales desigualdades que la mayoría de los hombres pierden la libertad, al convertirse en esclavos de sus necesidades insatisfechas. Corno dice Sartori: «Hoy sabernos que la libertad por sí misma no iguala las oportunidades; esta ilusión del liberalismo ha sido ya abandonada.» t~Esto conduciría a la famosa frase del ManifiestoComunista: «El obrero moderno, lejos de elevarse por el progreso de la industria, desciende siempre más y más por debajo de las condiciones de vida de su propia c1ase.»~no como decía un contemporáneo de Marx injustamente olvidado Jolm Ruskin «robar al pobre por ser pobre es la esencial forma de robo mercantil, que consiste en sacar ventajade la necesidad en que se halla el hombre para conseguir su trabajo o propiedad a bajo precio.»11 La libertad de contratación puede convertirse en libertad para aprovecharse de las necesidades ajenas y conducir a las
¿Es cierto lo que afirma Marx, y repiten sus seguidores hasta nuestros días que los pobres son cada vez más pobres? Podemos decir que sí y también que no. Todo es cuestión dedefinirqué entendernos por pobreza. Es cierto que como alegaHayek, lo que en el pasado era un artículo de lujo, hoy ha llegado hasta los más pobres. Un caracterizado marxista como Emest Mandello reconoce en estos ténninos: «El ejemplo más notable es el del azúcar. que hoy día es un artículo banal, del que no se priva sin duda una sola familia obrera francesa o europea, pero que en el siglo XV era todavía un producto de gran lujo. Los apologistas del capitalismo mencionaron siempre entre los beneficios que son fruto de ese sistema la reducción .de los precios y la ampliación del mercado para una gran cantidad de productos. Es un argumento justo. Este es uno de los aspectos de lo que Marx denomina «la misión civilizadora del capital.» 1.1
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Como hemos dicho, el último linyera de una ciudad moderna vive mejor que un recolector de la edad de piedra ya que su «recolección» es más fácil y más abundante.
Pero esto es analizar la pobreza absoluta. Sin embargo, la pobreza también debe ser analizada en ténninos relativos. Como dice Grandona: «en una sociedad en donde casi todo el mundo es pobre, no es vergonzante el serlo; en cambio en una sociedad en la
que casi todo el mundo es rico, ser pobre es doblemente doloroso. Por un lado, el dolor que puede causar la pobreza en sí misma, corno carencia; por el otro, la frustración
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se vive el no poder gozar de cosas elementales como lo hace casi todo el mundo.»
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La dinámica de nuestras necesidades es tal que, cuando nos acostumbramos a una detenninado nivel de vida resulta muy cruel descender en la escalade la sati~facción de nuestras necesidades Durkheim decía que «a medida que adquirimos la costumbre de un cierto bienestar, éste se nos escapa y nos vemos obligados a lanzamos a nuevas empresas para encontrarlo. Necesitarnos reanimarese placer que se extingue por medio de excitantes más enérgicos, es decir, multiplicar o hacer más intensos aquellos de que disponemos.» 1.1 El placer que nuestros abuelos encontraron cuando compraron su primera heladera, se convierte en dolor insoportable si tenernos que prescindir de ella. Bobbio dice que hay una «fermentación continua de las demandas» o lo que se llama la «revolución de las expectativas crecientes.» 1h Los medios de comunicación, que estimulan ~l deseo de consumo, hacen sentir a los marginales mucho más excluidos que en el pasado, y por otra parte, la proliferación de sofisticaciones tecnológicas a costos bajísimos ha generado una especie de «democracia de consumo.» 17 Hace apenas una década llevar un teléfono celular era un signo de pertenencia a una clase muy pudiente. Hoy equipos mil veces más eficientes se encuentran en el cinturón de cualquier albañil o empleado administrativo. Esta democratización del consumo para quienes tienen trabajo hace cada vez más hirientes las desigualdades para los marginados. Ya no sólo los ricos hacen gala de toda clase de artilugios tecnológicos, hasta los más modestos trabajadores acceden a ellos, con lo que la pobreza extrema a la que conduce la. marginación social se vuelve tanto más dolorosa. Pero incluso existe hasta un «goce estético» de percibir los frutos de la modernidad y el progreso. Margarita Barreta afirma que «el consumo no se refiere apenas a la adquisición de bienes; se refiere a la ilusión del consumo. El hecho de tener en objeto en potencial en una vidriera-ya hace la diferencia. [...] Hay un placer estético en mir~ vidrieras como 10hay en mirar un cuadro. [...] Estudios sobre migración para las ciudades. reflejan este fenómeno. La posibilidad de consumir, aunque sea una vez en la vida umi cosa diferente, o la posibilidad de ver los objetos en exposición, hacen que el individuo' prefiera vivir mal en laciudaden lugar de quedarse en el interior. Las personas, en general~ no pretenden exigir agua, luz y saneamiento en el campo. Aspiran a salir del tedio de lo.:;;:" rural e ir para la ciudad que los ofusca con su oferta renovada de bienes y servicios.~_ ,
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Riqueza y consumo personal Cuando se habla de las injusticias sociales y las desicrualdades económic en al t . o as, g . er meo e se omite un aspecto del temaque, a mijuicio, es esenciaL el destino de los ~lenes personales. Supongamos, por hipótesis que una sociedad enteramente capitalIsta, con un Estado mínimo está fonnada por unos pocos empresarios riquísimos y el resto son. emple~~os de sus empresas. Imaginemos también que estos contados emp.resanos nquISllTIOSs"onmuy frugales en su vida personal. Todos sus recursos son destInad.os a s.u~e~presas y retiran para sus gastos personales sumas moderadas que les ~ennlten Vlvl~dIgna~er? austeramente. La distribución de la riqueza en esa sociedad sena . tanto o mas eqUitativa que en un idnico Socialismo de Estado ya q ue 1os . d I propIetarIOS .e as empre~as sólo retirarían el equivalente a un «sueldo» de un burócrata estatal, y el sIstema funCIOnaría,con todas las ventajas de la economía de mercado. Cuando se dice que un empresario posee miles de millones de dólares esto no tendría qu~ espanta:.a nadie, y de hecho no lo hace en muchos países del m~ndo, en t~nto ese dmero esta mvertido en.empresas que generan fuentes de trabajo y producen b~en~s q~: la s?ciedad necesita. Entonces, antes de hablar de «injusticia en la dlstnbuclOn de blene~» debernos aclarar que nos referimos a la injusticia en el «disfrute personal» de esos bienes. , El ~recimiento ;econó~ico y la concentración de riqueza en pocas manos, ha con~ucldo a un .fenomeno Impensado y es que la proporción de gasto personal de los d~enos ~el capItal es cada vez menos importante. Cuantos menos sean los hipermIllonanos y tan.tos .más sean los trabajadores de «cuello blanco» la proporción de recursos que se dIlapidan en gastos personales será menor. No es que los más ricos se hayan vuelto austeros. Es que poseen tal cantidad de riquezas que no saben en qué gastar aun~ue fue~auna mínima parte de su fortuna. Como dice Sartori: {
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240 Mediterráneo, siguen esforzándose familias necesitan.».lll
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por innovar y crecer más allá de lo que ellos y sus
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Hacia una igualdad equitativa y sustentable Analicemos entonces en más profundidad la díada libertad-igualdad. Nadie puede defender seriamente ni la concepción liberal ortodoxa de libertad como no-intervención estatal e igualdad como igualdad jurídica, ni tanto menos la igualdad absoluta que amén de ser imposible, si lo fuera, reduciría a los hombres a autómatas.
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Finalmente la libertad, por restringida que ella se conciba, significa que algunos individuos van a esforzarse más que otros. Algunos dedicarán su vida a ganar dinero, otros a salvar vidas en un hospital humilde desinteresadamente, otros serán delincuentes, otros trabajarán arduamente como obreros industriales, otros dedicarán sus horas a la oraci6n, otros vivirán drogándose tirados en la calle. ¿Cómo esperar resultados idénticos
de tantas diferencias?
La igualdad de oportuniaades, es imposible, porque naciendo todos en diferentes familias y con diferentes dotes naturales, aún en la sociedad más igualitaria que podamos imaginar, en el reparto de los bienes económicos, en la educación o la salud, siempre habrá diferentes posibilidades para unos y otros.
Una igualdad de resultados, se podría lograr al menos en el campo de los recurSOs económicos disponibles. El Estado podría dar a todos los habitantes el mismo ingreso monetario. Pero tal política no sólo sería tremendamente injusta al igualar al que se esfuerza por progresar con el haragán, sino que sería igualmente injusta porque las necesidades de cada uno son diferentes. Marx llegó entonces, como hemos visto más lejos aún al proclamar el lema del paraíso comunista «a cada uno según sus necesidades.» Esta posibilidad no sólo resulta imposible en la práctica sino que «equivale a afirmar que al hombre se la da 'algo por el mero hecho de serlo, independientemente de su capacidad, de su trabajo,.de su mérito o de su utilidad. Recibirá igual un vago que un gran trabajador.».ll Por otra parte ladefinición de «necesidad» es de hecho imposible porque un indígena considerará sus necesidades satisfechas con un mínimo alimento, sin tener necesidad ni de ropa ni de vivienda, mientras que en una ciudad industrial, las necesidades podrían ser tener una casa, electrodomésticos, un automóvil, ropa, dinero para entretenimiento y así sucesivamente.
El problema del capitalismo como sistema es que, si bien el postulado de Marx del permanente empobrecimiento de lac1ase obrera no se ha verificado, tampoco ha ocurrido el «derrame» que prometía el liberalismo. Deben reconocerse dos importantes logros del capitalismo en este sentido, en primer término la aparición de fuertes clases medias, y el moderado mejoramiento de los más pobres. en especial en los países desarrollados y aún en los subdesarrollados en fases de expansión económica. Sin embargo, esto no ha impedido que la pobreza persista entre quienes están marginados del sistema de producción mundial, tanto países enteros como sectores sociales dentro de cada país, incluso en los más desarrollados. Mario Vargas Llosa. un liberal ortodoxo, reconoce que «en tiempos de crisis, corno los presentes, cuando lIega la hora de los sacrificios y éstos significan altos índices de desempleo, inseguridad frente al porvenir, aquellas diferencias en la distribución de la riqueza, que son corolario inevitable del mercado, generan rechazo, indignación y desafecto haciael sistema, 1;1 que es percibido como intrínseca. mente discriminatorio y generador de privilegios.».'"
Los hombres nacen y crecen desiguales. Por mucho que nos pese, y violente nuestro sentido de justicia, la naturaleza dota de diferentes dones a cada persona desde su misma concepción. La genética, en su inextricable lotería, otorga a cada ser ciertas particularidades que lo diferencian. Uno va a ser más inteligente, el otro más sensible, pero también alguno sufrirá de una deficiencia mental congénita. Por ro ucho que a vanee lamedicinaen su esfuerzo por reducir los males, siempre existirán diferencias. Concebir seres genéticamente idénticos (clonados), desarrollarlos en un laboratorio, y educarlos en una «escuela cibernética virtual» sería la única mañera de hacerlo, pero eso viola nuestro concepto más elemental del hombre que se define por ser único, diferente,
El meollo de la cuestión, en nuestro tiempo. ya no está centrado en la pobreza de quienes tienen bajos salarios, sino de quienes no tienen trabajo, los marginados sociales. Si bien el «mundo sin trabajo» al que nos referimos en el capítulo anterior no está aún omnipresente, algunos de sus efectos se hacen patentes. El avance tecnólógico, así como aumenta los trabajadores «de cuello blanco», y fomenta la aparición de clases medias, al mismo tiempo está sacando del sistema productivo a los menos capacitados. Se produce entonces b desocupación crónica, y la consiguiente marginación social. Ya no son personas que reclaman aumentos salariales o buscan empleo, son millones de personas que han sido excluidas del sistema económico, y tienen escasísimas posibilidades de reingresar al mismo.
irrepetible. Pero las diferencias genéticas se suman a las diferencias que se heredan. Muchos de los nacimientos con un desarrollo deficiente, se deben a la mala alimentación de la madre. Esto no sería demasiado difícil de remediar. Más difícil, pero no imposible, es superar las diferencias de fortuna suprimiendo la transmisión de los bienes de padres a hijos, eliminando el derecho hereditario. Pero aún así las influencias propias de la pertenencia a una familia, van a marcar enormes diferencias. La educación, el ejemplo o el afecto recibido en el seno familiarmarcan para siempre y en buena medida, el destino de cada persona, y son fuente de inevitable desigualdad. ¡ 1
La intervención estatal para moderar estas diferencias, es reconocida casi universalmente. Sin embargo, no es una cuestión pacífica ni ajena a conflictos y decisiones difíciles. Que el Estado deba ocuparse de asegurar un mínimo sustento a quienes por razones de salud o discapacidad estén impedidos de trabajar y no puedan recibir ayuda de su familia, parece no discutirse. Pero detenninar la magnitud de esa ayuda ya es un tema arduo. ¿Quiénes deben ser considerados discapacitados? ¿Debe asegurárseles una vida holgada, o sólo sostener sus necesidades más básicas? Los recursos que se
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Lo mismo ocurre cuando se decide subsidiar el desempleo. Todos los subsidios a determinada situación, producen el crecimiento de la misma. Así como, cuando se subsidia la industria textil, se aumenta esa actividad; del mismo modo subsidiar el desempleo tiende a aumentarlo. porque al asegurarse el sustento del desocupado habrá menos estímulos para buscar trabajo, y el trabajador tendrá menor cuidado de conservar el empleo que posee. Pero las políticas estatales tendientes a una mayor igualdad, no sólo se limitan a subsidiar con «ayuda social» a los mcnos favorecidos. También se reflejan en las políticas anti~discriminación activa. Se da por sentado que algunos individuos por el nivel sociocultural en el que nacieron, o por su raza, o por su sexo, o por cualquier otra causa, van a tener desventajas en su proyecto de vida y entonces se considera justo otorgarles ciertas ventajas que tiendan a igualar las oportunidades. Especialmente en Estados Unidos se aplican en diversos ámbitos. Por ejemplo existen «cupos» mínimos para el ingreso de personas de raza negraen las universidades: El objetivo es nivelar las posibilidades de quienes, en el pasado, por la esclavitud o prejuicios raciales. han sido discriminados negativamente. Por razones raciales, tienen menos posibilidades de ingresar, entonces se les facilita el acceso. Esta «compensación» mediante una política activa de anti-discriminación es extremadamente polémica yaque cada persona que ingresa gracias al (CUpo», le quita la posibilidad a otra. Cuando alguno de raza blanca no puede ingresar a una universidad porque lo hace otro, que en realidad sacó más bajas calificaciones, siente que, paradójicamente, se lo está discriminando por su raza.
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Establecer quienes deben recibir ayuda y quienes no, dónde se debe practicar politicas activas en materia de discriminación, cuál ha de ser la intensidad de esa ayuda, y además, como si fuera poco. quiénes pagarán por esas compensaciones es un tema extremadamente arduo. Son millones de situaciones individuales que habría que considerar. ¿Cómo legislar para no cometer peores injusticias que las que se pretenden solucionar? Es un tema de una dificultad colosal. Y sin embargo no puede eludirse.
emplean en estas ayudas, deben salir de algún lado. Básicamente de los impuestos que se extraen de la economía, y que por eso reducen la productividad del país, cualquiera seael sistema económico que adopte (de propiedad privada, mixto o estatista). El dinero que se le da a los discapacitados para el trabajo, se le quita a los hospitales, y el que se les da a los hospitales se le quita a los bomberos, y así sucesivamente. Por otra parte lo que la sociedad, destina para ayudas hoy lo quita en inversiones productivas que mejorarán el futuro económico, cualquiera sea el sistema ~conómico que adopte. Con esto se genera un nuevo dilema. El dinero que hoy qUltamos a la inversión para destinarlo a la ayuda de los más necesitados ¿No estará creando más pobreza en el futuro? Hoy se plantea un nuevo problema que en el pasado había sido ignorado, el de la justicia cntre generaciones. Cuando extremamos la a~uda a los necesitados de hoy, estamos condenando a la pobreza a las futuras generaCIOnes. Esto es más patente cuando, como es frecuente, estas ayudas estatales se financian con endeudamiento del Estado, con lo que se está pasando a las futuras generaciones el pago de estas «generosas» políticas sociales. Por el contrario si en vez de ayu~ar.a los necesitados se estimula la inversión en bienes de capital apostando a un crectlmento futuro, a costa de disminuir o suprimir las ayudas sociales, bajar salarios y otras «medidas de ajuste», se está haciendo pagar hoya una generación el fruto que recogerán sus descendientes.
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.Cada acción social que se realiza tiene su efecto adverso inevitable. Se paga un subsidio porcada hijo en escolaridad, con la intención de combatir la deserción escolar, pero finalmente no hay ninguna garantía de que el padre no use ese dinero para apostar en un hipódromo. Se aumentan los sueldos por decreto y si ese aumento tiene efecto real en la economía, aumentará el desempleo.
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Todas las intervenciones del Estado en la economía tienen su correlaco negativo, en esto tienen razón los liberales, sin embargo esas intervenciones resultan inevitables. Desde el punto ideológico tradicional la opción liberal- marxista era clara ycomprensible. El Estado no debe intervenir o el Estado debe hacerlo todo. La realidad es que a partir del «New Dcal»), la poI ftica keynesiana, los economistas reconocen el rol del Estado, con sus políticas anticíclicas, y en la satisfacción de ciertas necesidades básicas de toda su población. Por otro lado, los socialismos de estado han desaparecido del mundo. y los que se proclaman de izquierda, con alguna posibilidad de influir sobre la política de sus países, han renunciado al asistencialismo como absoluto. y han reconocido con toda claridad los «subproductos» indeseables del Estado de Bienestar. Mencionemos dos ejemplos extremos. El ultraliberal Hayek reconoce que «siempre, en el mundo occidental, ha constituido un deber de la com.unidad el arbitrar medidas de seguridad a favor de quienes -como consecuencia de eventos que escapan de su control- se ven amenazados por el hambre o la extrema indigencia.» -"y por otro lado un socialista como Giddens reconoce que «el Estado debe ayudar a las personas a levantarse y no simplemente repartir ayudas entre ellas, apunta a la importanc ia q ue da a la reforma del mercado laboral ya la creación de puestos de trabajo. Si se gastan grandes cantidades en los que se han quedado sin trabajo, cuando ese dinero podría emplearse en áreas como la educación y la sanidad, está claw que los contribuyentes no están recibiendo «un rendimiento suJicientemente bueno» de su inversión.» .1~
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Más arriba hemos dicho que cualquier fonna de asistencia social debe ser «sus ten. rabIe». Esto quiere decir que debe poder sostenerse en el tiempo. Si planteamos la cuestión en el cortísimo plazo, la solución es muy sencilla. Tomo lo que tienen los ricos y se lo doy a los pobres. Esto es lo que hizo Stalin cuando colectivizó la agricultura sin una estructura que pudiera reemplazar la propiedad feudal, produciendo una de las mayores hambrunas de la historia. Cuando igualamos expropiando sin más, estamos matando lagallinade los huevos de oro. Para hacer una eficaz redistribución del ingreso, es necesario respetar el sistema productivo, teniendo en cuenta, que cualquier política de este tipo, siempre afecta negativamente el grado de productividad de la economía. En este sentido parece valiosa la contribución de Rawls ya que no hay que perder de vista que, cualquier cambio se justifica sólo si «en una sociedad de hombres libres e
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iguales» los menos aventajados esquema alternativo practicable».
estén en mejor situación que «en cualquier otro Pero, además esa situación debe p.oder perpetuarse en el tiempo, no puede ser una solución coyuntural, ni la transferencia del problema a
cuestiones de compromiso y fino análisis de la realidad, para los que las recetas ideológicas no tienen respuestas, o sus respuestas son francamente inaplic~bles.
Democratización
las generaciones futuras. Licuamos así al meollo de la cuestión. Tienen razón tanto quienes dicen que no es posible °dejar a los desamparados a su merced, que es in~umano ~sperar ,que la «selección natural» los quite de en medio, que el Estado debe arbitrar medIos para Igualar las oportunidades, y compensar a quienes hayan sufrido ~!ve~sas situ~cion~s de discriminación, o inmerecidas diferencias innatas. Pero tamblen tienen razon qu~enes dicen como Vargas Llosa que «la oportunidad abierta a todos de ascen~er, ~ el ne~go de descender, en la escala del éxito, de acuerdo exclusivamente asu empeno e mvent~va, o pereza e inhabilidad, constituye el sustento básico de lajusticia en una democracIa.»
Otra de las aspiracione~ del hombre en nuestros días es el deseo de una mayor participación en la vida pública. En la actualidad, lademocraciacs reconocida por todos. 'Como dice Vargas Llosa «Lo cierto es que al sistema democrático hoy día nadie lo cuestiona, porque ha llegado a ser lo que Sartre dijo alguna vez que era el marxismo: «el insuperable horizonte de nuestro tiempo», 'JI
El espíritu democrático está en el núcleo original de nuestra civilización. la oración fúnebre de Pecicles en el siglo IV antes de Cristo:
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¿Cómo conciliar, entonces, ambos principios? ¿Cómo lograr~ue unaagenci~estatal con poder coercitivo remedie todas las injustas desigualdades SIO que se convIe~t~ en un ente totalitario que juzgue cada una de nue.s,tras acciones y sopeses nuestro~ ~er,Itos y nuestros resultados? ¿Cómo establecer qUle~~s merecen rCJ.lmente ay~da. l,Como decidir la cuantía de esas ayudas? ¿Cómo eqUIlibrar las neceSIdades SOCIales con los perjuicios económicos que acarrea su atención? ¿Cómo arb-itrar entre los int~re!;es de las aeneracioncs presentes y futuras? ¿Dónde está la regla segura que nos permIta trazar la lfnea? Como dice Daniel Yergin: «dónde deba fijarse la frontera entre el Estado y el mercado nunca ha sido un asunto que pueda resolverse, de una vez por todas. en alguna conferenciade paz. En vez de eso, en el curso de este siglo, hasido el objeto de en~rmes batallas intelectuales y políticas así como de constantes escaramuzas: En su conjunto, esta lucha constituye uno de los mayores y decisivos dramas del SIglo XX. Hoy el choque es tan importante y tan arriplioqueestárehacicndonuestromundo, Y preparando el terreno para el siglo XXI:»
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Giddens coloca esa frontera en la «moderación»: ~~Elmodelo de igualdad de la política de la Tercera Vía es moderado, es una meritoc~a~ia modera~a, es una igualdad de oportunidades moderada combinada con el sostenimIento de la Igualdad de resultados moderada.» n. Pero esto no nos ayuda mucho ¿verdad? Cuando uno analiza la complejidad de estos problemas no puede llegar a otra conclusión que no existe ni podrá existir una ideología capaz de responder de m~nera certera, inequívoca a estos interrogantes. Las ideologías simplifican y absolutrzan. Creen que todo es cuestión de hacer una «opción por los pobre~» y no ven que de esa manera se perjudica la productividad social y se llega a una sO~Iedad donde ,todos s.on pobres. Otros, impulsados por otras cerrazones ideológicas dIrán que las dIf~re?cIas son naturales y que nada :;e debe hacer por remediarlas. Esperan un creCImiento económico tal que el «derrame» inunde a todos de riqueza, pero ese momento parece
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«(Nuestro sistema. político 110 compite con instituciones que tienen vigencia en otros lugares. Nosotros no copiamos a Illles.trosvecinos, sino que tratamos de ser un ejemplo. Nuestra administración favorece a la ma.voría y no a la minoría: es por ello que la llamamos democracia. Nuestras leyes ofrecen una justicia equitativa a todo~ los hombres por igual, en sus querellas privadas, pero esto no significa que sean pasados por alto los derechos del mérito. Cuando un ciudadano se distingue por su valía, entonces se lo prefiere para las tareas públicas; no a manera de privilegio, sino de reconocimiento de sus virtudes. Yen ningún caso constituye obstáculo la pobreza [ ... ] La libertad de que gozamos abarca también la vida corriente,' no recelamos los unos de los otros, y nonos entrometemos en los actos de nuestro vecino, dejándolo que siga su propia senda [oo.] Pero esta libertad no significa que quedemos al margen de las leyes. A todos se nos-ha enseñado a respetar a los magistrados ya las leyes y a no olvidar nunca que debemos proteger a los débiles. Y también se nos enseJ1a a observar aquellas leyes no escritas cuya sanción sólo reside en el sentimiento universal de lo que es justo f...] Nuestra ciudad tiene las puertas abiertas al mundo; jamás expulsamos a un extranjero f...] Somos libres de vivir a nuestro antojo y, /10 obstante, siempre estamos dispuestos a enfrentar cualquier peligro [ ...] Amamos la belleza sin dejamos llevar de lasfantasías, y si bien tratamos de perfeccionar nuestro intelecto, esto no debilita nuestra voluntad f. ..] Admitir la propia pobreza no tiene entre nosotros nada de vergonzoso; lo que sí consideramos vergonzoso es no hacer ningún esfuerzo por evitarla. El ciudadano ateniense no descuida los negocios públicos por atender sus asuntos privados [...] No consideramos inofensivos, sino inútiles, a aquellos que no se interesan por el Estado; y si bien sólo unos pocos pueden dar origen a una política, todos nosotros somos capaces dejuzgarla. No consideramos la discusión como un obstáculo colocado en el camino de la acción política, sino como unpreliminárindispensable para actuar prudentemente [...] Creemos que lafelicidad es elfruto de la libertad y la libertad, del valor.» .IY
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Repitamos
Es difícil imaginar un. discurso más preciso, y resulta sorprendente
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que haya sido
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Democracia e Igualdad Si las ideologías por dogmáticas son incapaces de lograr el difícil equilibrio entre a tomar sobre el grado y la orientación de la intervención del Estado, no reconocen fronteras físicas claramente determinables sino que son objeto de una pennanente revisión, de una búsqueda de una «sintonía fina» que tenga en cuenta los problemas sociales y las posibilidades reales de cada región o país, no queda otra manera de zanjar las diferencias que con el juego democrático. Los propietarios de los medios de producción, difícilmente puedan ser mayoría electoral, entonces la democracia se convierte en árbitro entre el poder económico y las necesidades de los más postergados. Expresa la voluntad de lamayoría, tratando de poner límites al poder económico de la minoría. libertad e igualdad, y corno vimos, las decisiones
No cabe duda que el poder económico influye en cualquier proceso electoral. Para presentarse a elecciones se necesita contar con dinero para hacerse conocer. En esto los más pudientes tienen una ventaja. Sin embargo es una exageración, imposible de sostener a la luz de la experiencia histórica, que las clases dominantes manejan a su arbitrio los resultados electorales. Los partidos comunistas en América latina, por ejemplo, pese al apoyo económico y logístico brindado en su tiempo por la Unión Soviética, jamás tuvieron un caudal de votos significativo. En los dos únicos triunfos electorales de laizquierdaen el continente, lograron el triunfo mediante alianza con otros sectores más moderados (Salvador Allende en Chile) o perdieron el poder en la siguiente elección (Ortega en Nicaragua). Sartori, afirma que ,
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confundirse: república y democracia. La Repúbli ca defiende ladivisión de poderes y los derechos individuales. Consagra la superioridad de laley sobre quienes ejercen el poder, y se basa en la existencia de una Constitución, que no puede ser modificada por quienes gobiernan. Es también esencial que la república garantice a los opositores justas posibilidades de acceder al poder a su turno, si son elegidos por una nueva mayoría, y a participar en el gobierno representando a quienes los votaron. La democracia, en cambio, aún en su fonna representativa, es la consagración de la voluntad mayoritaria corno fuente del gobierno. La democracia es el gobierno del pueblo, la república es la garantía de que ese gobierno respete los derechos de todos, incluso de las minorías. En los países desarrollados funciona excelentemente este equilibrio entre el voto de las mayorías y los derechos consagrados por la Constitución. Surgen entonces partidos políticos que deben conformar a un amplio electorado, y al mismo tiempo respetar ciertas reglas de juego que están más allá de los vaivenes electorales. En las elecciones se discute que porcentaje del presupuesto se destinará a planes sociales y cómo se administrarán los mismos. se discute si se van a aumentar o disminuir los impuestos, y a quienes se aplicarán, pero los derechos individuales, y entre ellos la propiedad privada, aún de los medios de producción. están fuera de debate. Forman parte de un consenso social básico que está legitimado por el resultado del desarrollo. La inmensa mayoría no desea que se expropien las empresas, ni los bienes de los más ricos. Quieren tener empleo, o montar su propio negocio, y tener mejores oportunidades de progresar. Los países pobres, en -cambio, o sufren regímenes autoritarios, o se debate permanentemente entre el socialismo y el capitalismo en términos estrictamente ideológicos. Un gobierno establece el ,<1aissezfain> el otro amenaza con expropiar las principales empresas. Un gobierno abre las puertas a las inversiones extranjeras y la salida de capitales, y el siguiente nacionaliza la banca. Esta ausencia de consensos mínimos, esta borrachera ideológica se nutre del descontento que genera la pobreza y lo retroalimenta de manera trágica. La decadenciade la Argentina, que de ser uno de los países más ricos del planeta a principios del siglo XX, pasó a tener índices de pobrezas sólo superados por unas pocas regiones del mundo encuentra. seguramente, su mejor explicación en esta espasmódica búsqueda de soluciones extremas y contradictorias.
Ideologías, Democracia y Tolerancia Como hemos dicho. a nuestro juicio existe una íntima conexión entre las religiones y las ideologías. Cuando el mundo cristiano se fragmenta con la reforma, una primera etapa se desarrolla con la libertad de los monarcas de elegir una profesión religiosa a la que debían adherir los funcionarios del Estado e incluso los ciudadanos, bajo pena de ser perseguidos. encarcelados o ajusticiados. Rousseau. nada menos que uno de los ideólogos de la Revolución Francesa con tiesa que a su juicio «se equivocan quienes distinguen la intolerancia civil de la teológica. Ambas intolerancias son inseparables. No se puede viviren paz con personas de quienes se cree que están condenadas; amarlas se~ía odiar a Dios que las castiga: es absolutamente necesario convertirlas o
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atonnentarb.s.»42 y el mismísimo Locke, el apóstol de latolerancia religiosa, no acepta el ateísmo: «no deben ser de ninguna forma tolerados quienes niegan la existencia de Dios. Las promesas, convenios y juramentos, que son los lazos de la sociedad humana no pueden tener poder sobre un ateo. Prescindir de Dios, aunque s610 sea en pensamiento, disuelve todo.» Vemos hasta que profundidad había calado en el pensamiento humano la intolerancia religiosa. Cuando se puso en práctica la tolerancia religiosa fue un descubrimiento asombroso. Podían convivir pacíficamente en un mismo Estado personas de diferentes credos sin que se sembrara el caos o la anarquía, como se había sospechado.
reformista y el liberalismo moderado, en cuanto a soluciones políticas ha hecho que los países más exitosos sean aquellos en los que esas oscilaciones en la conducción política sean suaves, a veces casi imperceptibles.
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La gran opción de nuestro tiempo debería estar entre intolerancia y racionalidad, entre una obtusa manera de encerrarse en encuadramientos ideológicos que niegan la realidad, o una visión tolerante frente a quien piensa diferente y abierta a la crítica y a la permanente búsqueda de soluciones realistas a problemas reales.
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El temor que la tolerancia genera ya había sido percibido por Locke cuando advertía que «no es la diversidad de opiniones (que no puede evitarse), sino la negativa a tolerar a aquellos que son de opinión diferente (negativa innecesaria) la que ha producido todos los conflictos y guerras que ha habido en el mundo cristiano a causa de la religjón.»44Lo mismo podríamos decir, en nuestros días, de la intolerancia ideológica.
Cuando las ideologías reemplazan a las religiones como recetario de soluciones políticas, ocurrió lo mismo. Las revoluciones o incluso los cambios electorales consagraban una ideología que se constituía en un dogma de Estado. Los que no adherían al mismo eran perseguidos y castigados.
No es extraño que esta «desnudez ideológica» cause angustia. Permítasenos en tal sentido una breve digresión: El hombre nace sin saber quién es, ni a dónde va. Es más no nace enteramente hombre. el recién nacido se parece mucho a un pequeño cachorro. Su proceso de «hominización» es gradual. Va descubriendo que puede elegir, va tomando conciencia gradual de su existencia. El existencialismo ha marcado con meridiana claridad la tensión que vive el hombre que sale de su animalidad hacia el desconocido mundo de la libertad. Quiere conquistar su libertad pero ser libre genera angustia. La angustia existencial de estar <~arrojado»a un mundo que ya no reconoce los senderos rígidos del instinto, que no garantiza la certeza de las acciones. El hombre deja de ser inimputable, pasa a ser responsable de sus actos. Como bien ha señalado Erich Fromm las sociedades padecen de esa misma angustia colectiva, buscan caminos hacia la libertad, pero añoran esa animalidad regida por instintos que elude la responsabilidad.
Hoy, en especial desde que cayó el muro de Berlín, parecería que la tolerancia ideológica es un principio que merece la misma aceptación que tuvo en su momento la tolerancia religiosa. Pero esta es una experiencia tan nueva, que resulta difícil comprender sus alcances. En primer término, como he dicho antes, considero que las ideologías corno tales, más que una respuesta a los problemas del hombre contemporáneo han resultado una calamidad generadora de las peores atrocidades del siglo XX. Pero, esto no significaque todos piensen igual. Las ideologías van a seguir existiendo. Cuando los pensadores de la Ilustración comenzaron a hablar de tolerancia religiosa, seguramente lo hacían desde una inconfesable posición atea, agnóstica o deísta. Sin embargo, en general no propusieron el ateísmo sistemático, se limitaban a pedir la separación de la Iglesia del Estado y la libertad de cultos. De igual modo, los que considerarnos alas ideologíascomo un mal sustituto del rol de los dogmas religiosos en el manejo de la cosa pública, no pretendemos que todos compartan este pensamiento, y debemos estar preparados para convivir con personas de las más diversas ideologías. Lo que buscarnos es, precisamente, la separación de la ideología del Estado, y la tolerancia ideológica.
Esta angustia existencial colectiva es la que nos hace caer reiteradamente en la intolerancia. Las sociedades. como los hombres individualmente, buscan atajos. La libertad termina siendo una carga muy pesada. y entonces, las incertidumbres propias de la humanización, se tratan de sobreponer construyendo esquemas cerrados, herméticos y dogmáticos. En un tiempo fueron las religiones intolerantes, hoy lo son predominantemente las ideologías, aunque el integrismo religioso perdure. En todas ellas reina la inseguridad. y la angustia existencial. Cuando una religión manda a la hoguera a los herejes. o condena con la muerte la blasfemia, cuando un dictador latinoamericano sale a matar izquierdistas. o FiJel Castro fusila a disidentes, en todos los casos están expresando esa angustia existencia!, esa duda que sólo se calma, temporada y deficientemente, persiguiendo al que pretenda despertarnos de nuestro sueño. Las ideologías han sido y son un atajo para no tener que enfrentar las dificultades de la vida, )' su propia virulencia e intolerancia no son más que una prueba de su intrínseca debilidad.
Aquellos que defiendan una ideología de manera acérrima, en tanto no tomen el podere impidan a la democracia removerlos de allí, hacen un bien a los espíritus libres y pragmáticos, yaque tendremos a los liberales que nos recordarán siempre la necesidad de contar con seguridad jurídica, respetar la libertad y la propiedad privada, y nos mostrarán permanentemente los efectos indeseados de cualquier intervención del Estado en la economía o brindando ayuda sociaL Pero también nos ayudarán los marxistas y todas las demás fuerzas de izquierda, al recordarnos permanentemente las limitaciones del mercado, las injusticias sociales, y la situación de los más postergados. De esta «tolerancia ideológica» han surgido todas las convergencias prácticas que hacen que hoy los políticos tengan tantas coincidencias y ~(políticasde Estado» que son respetadas por"todos, mal que les pese, a los que se aferran a cualquier ideología ortodoxa. La convergencia del pensamiento de las ideologías basadas en el marxismo
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"Cuando la Biblia manda matar a tu propio hermano, o a tu hijo si te induce al politeísmo. ¿Qué nos está diciendo? Que los creyentes tenían enorme miedo a la duda
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nuestro acercamiento a ella es siempre relati va. Parecería entonces que la tolerancia es la virtud por excelencia, pero esto sería ca~r nuevamente en una afirmación ideológica, y de hecho, la tolerancia no puede absolutizarse.
religiosa. Si mandan matar a sus propios hijos cuando ellos se atreven a pensar diferente, es porque esa supuesta certeza debe mantenerse con amenazas y violencia. Significa en último análisis que la fe era tan necesaria como débiL '
Aunque volveremos sobre el tema más adelante, la tolerancia no puede absolutizarse porque se anula a sí misma. Como dice Aurelio Arteta: «tolerar es «permitir algo que no se tiene por lícito sin aprobado expresamente». Pues bien, la auténtica tolerancia tan sólo tolera, porque no renuncia a la búsqueda de la verdad o del bien más apropiados; lafalsa. que abandona de entrada todo cuestionarse, acaba comulgando con todo 10 tolerado. [... ] Es de temer que, al quedar todas las demás virtudes cíyicas supeditadas a ella. no haya de hecho ninguna y tal sociedad resulte despojada de la potencia .capaz de enfrentarse a las fuerzas que pugnan por abatida. De otra parte. existe el riesgo de que esta blanda tolerancia consienta que la barbarie crezca según la extensión y «naturalidad» conque esta barbarie se instale socialmente. Lo que en un primer momento pudo provocar una mayor hostilidad frente a los bárbaros intolerantes. puede después también -por disminuir la extrañeza de quienes les ~acen frente o ganar terren,o el cansancio- acrecentar el crédito y conferir alguna dignidad a su causa. La continua cesión del tolerante acentúa la intolerancia contraria, por más que paradójicamente se experimente de un modo más mitigado.»"' «Cuando se tolera todo, es que nada se admira. Si bueno por antonomasia es quien tolera. no pueden ser buenos ni el héroe, ni el santo, ni el genio ni el sabio: a fin de cue,mus, todos ellos representan en grado excelso otras tantas fiO"urasde la intolerancia. [... ] La debida tolerancia mantiene una dolorosa tensión en la pe~sona que accede a convivir en paz con quien, aunque dotado del derecho que él mismo le reconoce, ofende sus Gonvicciones.»~'
La tolerancia reUgiosa recién pudo instaurarse cuando se superó la teocracia. Al perder las religiones el poder temporal, fue posible que las personas de diferentes credos convivieran pacíficamente. Como afirmó Locke «ni las Iglesias tienen jurisdicción alguna en los asuntos mundanos, ni son el fuego y la espada los instrumentos propios para convencer de su error a los hombres y enseñarles la verdad.» 4~ La religión había quedado instalada en sus justos límites, la conciencia de los hombres. Todas las religiones habían renunciado, o perdido el poder de las armas para imponerse. Con la tolerancia ideológica existe, en este sentido un problema, ya que su finalIdad última noes laconclencmde los hombres ni su felIcidad personal, nllasalvaclón de sus almas. Las ideologías buscan el poder, su ámbito exclusivo es la preparación de las conciencias para la acción política. Entonces, parecería imposible que exista una tolerancia ideológica cuando cada ideología trata de tomar el poder y para eso debe eliminar a su adversario. Estoes, precisamente lo que ocurría cuando las ideologías más crudas dominaban el mundo. Son los escenarios de la segunda guerra mundial" o de la guerra fría. Pero el mundo de hoyes diferente. Las ideologías han perdido la adhesión de las mayorías. Los ideólogos ortodoxos son mirados como seres extraños, casi anecdóticos. Cuando en los medios de comunicación aparecen un marxista o un liberal de la vieja escue!ase los escucha con la reverencia que se otorga a las piezas de un museo. La historia pasa por otro lado. . El ideólogo y el político son seres de naturaleza diferente. El primero no puede más que ser opositor. Sus definiciones son demasiado prístinas como para mezclarse en el barro de las luchas políticas. El político. en cambio, debe hacer concesiones, actúa en la realidad. ve sus dificultades y tiene que actuar ahora. Vive presionado por las necesidades y los reclamos que resultan incompatibles entre sÍ, mide la impotenciadel Estado y navega a los tirones y como puede por un mar de reclamos insolubles. Max .Weber hablaba de dos máximas «diametralmente opuestas» la de la «ética de la convicción» y la «ética de la responsabilidad.».¡~Laética de laconvicción es la que sigue fielmente un ideario en el que se cree. sin rep;rar en las consecuencias. La ética de la responsabilidad es la que mueve al hombre a obtener los mejores resultados posibles. El ideólogo responde a la ética de la convicción, el político por más honesto que sea, necesariamente, debe seguir una ética de la responsabilidad porque debe ajustar su acción aobtener buenos resultados más que a ser fiel a sus preconceptos. No nos extrañe entonces que cualquier ideólogo que alcance el poder renuncie o sea considerado un traidor por sus colegas. Es un hecho inevitable.
Muchos asimilan la tolerancia con el indiferentismo. Se llaman tolerantes porque para ellos hay varias verdades aunque sean contradictorias entre sí. Como dice Juan Pablo II«La legítima pluralidad de posiciones ha dado paso a un pluralismo indiferenciado, basado en el convencimiento de que todas las posiciones son igualmente válidas. Este es uno de los síntomas más difundidos de la desconfianza en la verdad que es posible encontrar en el contexto actual. [... ] se niega a la verdad su carácter exclusivo, partiendo del presupuesto de que se manifiesta de igual manera en diversas doctrinas. incluso contradictorias entre sí. En esta perspectiva. todo se reduce a opinión.» ~" El tolerante es el que descubre la verdad en los lugares menos pensados. Como dijo Albert Schweitzer, los cristianos no deben disminuir el mérito de los no cristianos. Y afirma: «Alegrémonos de la verdad dondequiera que encienda su antorcha.» -'" La persona tolerante está siempre dispuesta a encontraren el que piensadiferente ese hálito de verdad que lo alienta.
Tolerancia y relativismo
¿Puede ser la tolerancia una nueva ideología?
Ser tolerante, no es ser indiferente. La verdadera tolerancia no n.iega que la verdad sea única. Su tolerancia se basa en dos principios fundamentales. El primero es que el otro aunque esté equivocado debe ser respetado corno persona ya que la verdad debe ganar por su propia fuerza la mente y el corazón de los hombres. Y el segundo principio
No hay principios absolutos, ni la libertad, ni la igualdad pueden ser absolutos. pero tampoco podernos absolutiz
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Del mismo modo, muc.has «morales» del pasado han cambiado. Hoy no sería aceptable ni el circo romano, ni los sacrificios humanos de la religión azteca. ¿Pero es esto sólo una cuestión de «contexto cultural» o hay algo realmente en la naturaleza humana que hace avanzar la historia en cierto sentido?
es que, demasiadas veces nos equivocamos, y entonces tenemos que aceptar la posibilidad
de que el otro tenga razón, al menos parcialmente.
El relativismo es sin duda un mal muy difundido en nuestro tiempo. Bloom afirma que «Hay una cosa de la que un profesor puede estar absolutamente seguro: casi todos los estudiantes que ingresan a la universidad creen, o dicen creer, que la verdad es
Una ética firmemente anclada en la naturaleza humana, tiene sentido y fuerza. Si la ética fuera fruto de costumbres sociales, etapas históricas o circunstancias de la persona ¿Cuál puede serel sentido trascendente? La inmoralidad colectiva, en vez de verse como una forma de corrupción social, debería ser considerada un «cambio cultural». Y si descubriéramos en medio de una selva remota un pueblo que hace sacrificios humanos o practica la antropofagia careceríamos de legitimación para impedirlo y tan siquiera intentar convencerlos de que obran mal.
relativa.».\' El relativismo, con sus modalidades historicista o sociologista, alude a la imposibilidad de encontrar valores absolutos. Frases vulgares como «todo depende del cristal
con el que se mire» apuntan" a afirmar que la ética, la verdad o el bien, son relativos a un determinado contexto histórico o cultural. Nada podemos afirmar de manera segura, porque si lo hacemos, estamos cometiendo un acto de antropocentrismo cultural. Estamos juzgando a otros con las pautas de nuestra cultura y esto es ilegítimo. Como dice Durkheim «Cada pueblo tiene su moral, que está determinada por las condiciones en que vive. No se le puede, pues, inculcar otra por elevada que sea, sin desorganizarla, y tales trastornos tienen que sentirse dolorosamente por los particulares.»
En el otro extremo quienes defienden el iusnaturalismo tradicional, se basan en esas verdades inscriptas en la naturaleza humana, para definir, muchas veces de manera arbitraria, cuando no antojadiza e intencionada, una (verdad» que está más allá del control social, de la voluntad democrática, o de la crítica racional. En general los «iusnaturaUstas», disfrazan bajo la cobertura de esas verdades eternas e inmutables de la naturaleza del hombre una fonna de intolerancia y autoritarismo. Tienen una visión ((colonialista» de las cultur.as, rechazando como contrario a la naturaleza humana valores, y hasta costumbres por el sólo hecho de resultarle ajenas, extrañas.
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Esta postura luce «políticamente correcta». Es muy presentable. Demuestra sensibilidad frente a las diferencias y, parece tolerante. En realidad no es tolerante, porque si todas las escalas de valores son igualmente válidas, no queda nada para tolerar. Mostrarse tolerante supone afirmar una escala de valores y aceptar que otra visión del mundo pueda ser admitiday eventualmente demostrar errores propios o aciertos ajenos.
Los relativistas, por un lado aciertan en cuanto ven que las diferentes culturas tienen escalas valorativas diferentes. que el sentido de la ética fluye con la historia y varía con la geografía, pero no encuentran un punto donde anclar su ética. Carecen de solidez y la moral pasa aser una mera descripción antropológica. Cuando Kantestablece su principio moral en la razón, cuando nos dice que un acto es moralmente buenocuando puede se establecido como norma general, no deja de tener una enorme limitación, ya que no llega al fondo de la cuestión que es demasiado sutil para ser percibido por el racionalismo. Los sacrificios religiosos humanos establecidos como nonna general, resisten la crítica Kantiana, porque la misma sólo busca una base racional a la ética individual, pero no sirve paradetenninar el núcleo central de la ética: ¿Qué es el bien?
Derecho Natural y Relativismo Es bastante explicable la existencia del relativismo en esta etapa de «~ebeldÍa adolescente» de nuestra civilización. Durante tantos siglos se nos dijo que existía un derecho.natural, y se hizo tanto abuso dogmático de ese concepto que lareacción parece inevitable. El derecho natural, ese conjunlode normas grabadas de manera indeleble en la conciencia humana, fue utilizado para congelaren el tiempo, preceptos absolutamente contingentes, y entonces, era de esperar que, liberada la cultura occidental del cepo dogmático,
saliera a proclamar
que todo es relativo.
La polémica se resuelve, descubriendo la confusión que se hace entre lbs planos ontológico y gnoseológicos del problema. La verdad moral es absoluta, el problema está en la debilidad de nuestro entendimiento para comprenderlo. El verdadero descubrimiento de los valores se logra en la historia, por las múltiples experiencias humanas, y no como una construcción individual, desde la soberbia de considerarse iluminado o la posición teológica de ser intérprete de un legado divino.
Pero afirmar el relativismo, es negar todo valor a la vida, a la cultura, al destino histórico del hombre. Si todo es relativo, .si las normas de conducta humanas son dictadas sólo por el condicionamiento histórico-cultural, ninguna tarea tiene significado, la historia no tiene sentido ni orientación. Los derechos humanos carecerían de sustento, todo quedaría reducido a una expresión de opiniones en conflicto. La verdad, corno hemos visto, no reconoce propietarios absolutos. Las verdades más evidentes, repentinamente se rebaten y se presentan como falsas. La tierra, en la edad media era el centro del universo, estaba estática y los astros giraban en torno de ella. Galileo demostró que no era así. ¿Es acaso porque la verdad sobre la astronomía es «relativa»? No, simplemente una verdad sustituyó a un error humano.
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La historia, pese a sus inesperados y catastróficos retrocesos, nos marca un camino de creciente respeto de la libertad, la igualdad, la tolerancia, la no -discriminación, etc. Casi nos inclinaríamos a pensar que ha ocurrido todo lo contrario, que la historia es el reflejo de las ambiciones desmedidas. el desprecio por la vida humana, la violencia y el salvajismo. Sin embargo una visión muy amplia, no hace más que mostrarnos que el género humano progresa en camino hacia la humanización de las relaciones sociales.
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Puede alegarse, no sin cierta razón, que la tecnología puesta al servicio de la guerra o del terrorismo, hace posible actos atroces impensados en el pasado, pero detengámo_ nos un momento a analizar esto. Hoy el hombre dispone de armas capaces de destruir
el mundo entero, pero hasta hoy no lo ha hecho. ¿Qué hubiera pasado si los griegos y los persas hubieran tenido armas atómicas? ¿ Qué hubiera pasado si las hubieran tenido Francia e Inglaterra en la edad moderna? Si bien la tecnología suele avanzar más rápido que el crecimiento moral del hombre, eso no debe opacar los avances que la humanidad ha realizado en camino a una mayor fraternidad,justicia y tolerancia. Hoy nos horrorizamos del hambre en África, y las Naciones Unidas hacen importantes esfuerzos por combatirlos. Hace apenas unos siglos, los europeos convirtieron a ese continente en un «coto de caza» de seres humanos para someterlos sin razón alguna a la esclavitud. Enla década de 1950 el gobierno federal de los Estados Unidos tuvo que mandar tropas de la Guardia Nacional para que un estudiante negro fuera admitido en la universidad de Alabama. Apenas unas décadas después, el único país donde se ejercía un régimen semejante de segregación racial, Sudáfrica, no pudo soportar las presiones internacionales y tuvo que derogar el «apartheid» y entregar el gobierno a quién resultó electo democráticamente, Nelson Mandela, quien había pasado buena parte de su vida en la cárcel por defender la igualdad entre blancos y negros. Lo que en el país que se considera paladín de la democracia y la libertad era un hecho controvertido en pocos años pasó a ser universalmente inaceptable. No podemos negar que este progreso humano ha sufrido, y probablemente seguirá sufriendo humillantes retrocesos. ¿ Volverá a aparecer un demonio como Hitler en el futuro?~Nadie puede asegurarlo, pero aún así, estas recaídas en la barbarie, no oculta a nuestros ojos, que el mundo avanza en una dirección hacia una mayor compren~ión, tolerancia y respeto de la dignidad humana, aún cuando todavía haya tantísimas cosas que hacer. Grandona expre~a que si bien se conservan «las formas más tenebrosas de la condición humana [... ] éstas ya no pueden ser exhibidas impúdicamente a la luz del día. La conciencia predominante no 10 toleraría.» '.' Desde siempre la Iglesia ha reconocido que la fuente del derecho natural está en la conciencia humana: «En lo más profundo de su conciencia descubre el hombre la existencia de una ley que él no se dicta a sí mismo. pero a la cual debe obedecer, y cuya voz resuena. cuando es necesario, en los oídos de su corazón, advirtiéndole que debe amar y practicar el bien y que debe evitar el mal: haz esto. evita aquello.» .\~«Ningúnhombre puede eludir las preguntas fundamentales: ¿Qué debo hacer? ¿Cómo puedo discernir el bien del mal? La respuesta es posible sólo gracias al esplendor de la verdad que brilla en lo más íntimo del espíritu humano.»<;'! Sin embargo, las traducciones concretas que la Iglesia hace de lo que es conforme o contrario a la ley natural, suelen basarse en la autoridad ~el magisterio jerárquico, y por eso son recl)azadas por quienes no comulgan en la fe católica. Desde una óptica más universal, podríamos decir que si bien el derecho natural se descubre por la razón, son tantas las causas que pueden oscurecer nuestro entcndimien-
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te (y de esto el psicoanálisis freudiano nos ha dado elocuentes ejemplos) que nunca podemos afinnar con certeza este o aquel acto humano es ético a la luz de la ley natural. ¿Cómo descubrir la ley natural en un mundo que presenta tanta diversidad cultural y tantos éticas particulares? Yo intentaría una respuesta por la experiencia histórica. Los hombres han avanzado, a los tumbos, a fuerza de dar tres pasos hacia delante y dos para atrás, en una dirección que le da a la historia un sentido. Este avance en el conocimiento paulatino de verdades que están en la naturaleza misma del hombre se expresa con extrema claridad en un pasaje del Evangelio. Cuando los seguidores de Jesús, le escuchan hablar sobre la indisolubilidad del matrimonio le replican que Moisés pennitía el divorcio. Jesús les contestó: «a causa de la dureza de vuestros corazones Moisés les pennitió repudiar a vuestras mujeres; más desde el principio no fue así». Una vez más recurro a Jesús de Nazareth, como filósofo. Ladefinición no puede sermás clara. Muchas veces lo que «era así desde el principio» aparece cambiado en las leyes de los hombres, «por la dureza de sus co~azones». En palabras de Juan Pablo 11:«la verdad jamás puede ser limitada por el tiempo y la cultura; se conoce en la historia, pero supera la historia misma.» "\~Este dualismo entre verdades inscriptas en la naturaleza del hombre y el doloroso descubrimiento de su contenido a lo largo de la historia. nos hace recurrir a laciencia, paradespejarcuanto hay de verdadero en la experiencia humana. Sin embargo, la ciencia es también un camino sinuoso plagado de errores y confrontaciones.
El concepto de ciencia en 'Karl Popper La verdad es única pero nuestro conocimiento es siempre limitado y dudoso. Todos los científicos cometen errores contiryuamente. y esto es inevitable. «La vieja idea de que se pueden evitar los errores, y de que por eso se está obligado a evitarlos, debe ser revisada: ella misma es errónea.». Aunque la tarea del científico es evitar los errores debe tener claro que para evitarlos, debe «ante todo tener bien claro cuán difícil es evitarlos y que nadie lo consigue completamente.» Extractamos de una serie de conferencias sobre la tolerancia en las que expuso doce principios «para una nueva ética profesional del intelectual.»: «En nuestras teorías mejor corroboradas pueden ocultarse errores, y es tarea específica de los científicos el buscarlos. La constatación de que una teoría bien corroborada o un proceder práctico muy empleado es falible puede ser un importante descubrimiento. Debemos, por tanto. modificar nuestra posición ante nuestros errores. Es aquí donde debe comenzar nuestra reforma ético-práctica. Pues la vieja posición ético-profesional lleva a encubrir nuestros errores, a ocultarlos y, así. a olvidarlos tan rápidamenre como sea posible. El nuevo principio fundamental es que nosotros, para aprender a evitar en lo posible crrores, debemos precisamente aprender de nuestros errores. Encubrir errores es, por tanto, el mayor pecado intelectual. Debemos, por eso, esperar siempre ansiosamente nuestros errores. Si los encontramos debemos grabarlos en la memoria: analizarlos por todos lados para llegar a su causa. La postura autocrítica y la sinceridad se tornan, en esta medida, deber. Porque debemos aprender de nuestros errores, paresa debemos también apre.nder aaceptar agradecidos el que otros nos hagan conscientes de ellos. Si hacemos conscientes a los otros de sus errores, entonces debemos acordarnos siempre de que nosotros mismos hemos cometido, corno ellos,
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errores parecidos. Y debemos acordarnos de que los más grandes cientí~cos han cometido errores. Con toda seguridad no afirmo que nuestros errores sean habItualmen_
te perdonables: no debemos disminuir nuestra ate~ción. Pero es huma~amente inevi_ table cometer siempre errores. Debemos tener bIen claro que necesItamos a otras personas para el descubrimiento y corrección .de errores (y ellas ~ nosotros); e,s?ecial_ mente personas que han crecido con otras Ideas en otra atmosf~ra. :~mblen esto conduce a la tolerancia. Debemos aprender que iaautocríticaes lameJorcntlca; pero que la crítica por medio de otros es una necesidad.»H Para Popper una tesis científica sólo 10 es tal cuando es capaz de ser cuest.ionada científicamente. Las verdades no se adquieren pore! descubrimiento personal, siempre riesgoso. sino por el sometimiento a la crítica de otros científicos, recién entonces, de la confrontación de las ideas surge una afirmación más cercana ala verdad absoluta: «Un hombre de ciencia expone su teoría con la plena convicción de que es inexpugnable, pero esto no convence necesariamente a sus colegas, sino que, más bien, tiende adesafiarlos. En efecto, ellos saben que la actitud científica significa criticarlo todo y no se arredran ni aún ante las personalidades más autorizadas.» ~"
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El Naturalismo en las ciencias sociales Las ideologías, como hemos visto en capítulos anteriores,.partcn del supuesto de que las ciencias sociales se basan .en «leyes natu~ales» semejJntes a la~ del m.undo físico. Por eso tanto liberales, marxIstas, como fascistas, todos son naturalIstas y tienen cada uno de ellos, sus peores vertientes en el «darwinismo social». C~mo el hom.bre es un ser libre, y su obrarescapa a determinismo de la n~tur~leza, ~ualq~ler ,«naturalismo)} en las ciencias sociales es esencialmente falso. Las CienCias socIales Jamas pueden tener la certeza de las ciencias naturales porque el libre albedrío es la negación de lacausalidad en la que la ciencia se basa, y porque el juicio sobre. lo social. siempre está car~ado de subjetivismo y pasible de toda clase de interferencIas ernoclOn~le~, de CO~fllctO.Sde intereses Opertenencia a un grupo o clase social. Por eso la unammI.dad es Imposible. Surge entonces una división entre las ciencias sociales y el arte de la política. Las ciencias sociales pueden estudiar los fenómenos humanos paraenc~ntrar algunas leyes que estadísticamente marquen tendencias, pero no.pue~en. descubrir «leyes naturales» en la sociedad. Por eso el palítico no ejerce una ClenCIJ SInO un arte. A pesar de eso si aplicamos a la acción política los pr¡nc.i~ios que Po~per aplica ~ la ciencia. encontraremos que todo proyecto de transformaclOn de la soc~e~ad de~~ra estar siempre abierto a la crítica, deberáserpluralista ab-ini.tio, y luego ~eslstlr la cfl~lca de sus opositores, o sufrir permanentes replanteos. Todo Intento. de dictar «reglas de la política» cae siempre en el maquiavelismo. ~s cierto que ~aqUlavelo y mucho otros politicólogos posteriores describieron con aCierto reglas universales p~ra obtene~ Y conservar el poder, pero lo hace!1 al precio de subordinar los fines alos mediOS. Cua~quler decálogo de b conservación del poder, cae en el cinismo del poder por el poder mIsmo.
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El ideólogo, no acepta ni necesita la crítica para llegar alo que él llama verdad. Todo lo contrario, la postulación de ideas diferentes debe ser rechazada y combatida por todos los medios, incluso mediante la violencia. Su verdad es tan evidente y omnicomprensiva que todo laque ocurre en el mundo parece confinnarlo. Como dice el mismo Popper: «Un marxista no podía abrir un periódico sin hallar en cada página pruebas confirmatorias de su interpretación de la historia; no solamente en las noticias, sino también en su presentación -que se revela en el sesgo clasista del periódico y especialmente, por su puesto en loqueel periódico no decía. [... ] Experimente unascnsación un poco chocante y le pregunté cómo podía estar tan seguro, «pormi experiencia de mil casos», respondió; a lo que no pude evitar de contestarle: y con este nuevo caso, supongo, su experiencia en mil y un casos.».W Hay «izquierdistas» contemporáneos que reconocen que «es preferible tener más dudas que razonables certezas. E!lo, quizá, también es parte de una nueva izquierdaque abandona los terribles lastres de los dogmatismos que han conducido, una y otra vez, a su fragmentación, ayuno propositivo y, al cabo, derrotas.» MI
Tolerancia y Eclecticismo Tolerancia ideológica tampoco es una especie de conciJ,iación de ideologías, ceder cada una un poco para llegara un acuerdo. Aunque muchas veces la sana acción política debe significar precisamente eso, tanto mejor es cuando la búsQHcda consiste en encontrar aquellos fragmentos de verdad que están sumergidos n las cerrazones ideológicas, y especialmente, ver en las demás ideologías, los errores de nuestro pensamiento. Juan Pablo IIcritica este «eclecticismo»: «término que designa la actitud de quien [... ] suele adoptar ideas derivadas de diferentes filosofías, sin fijarse en su coherencia oconexión sistemática ni en su contexto histórico. De este modo, no es capaz de discernir la parte de verdad de un pensamiento de lo que pueda tener de erróneo o inadecuado.» 61 L
Tanto los liberales como los marxistas, nacieron de la lucha contra dogmas preexistentes, y finalmente -terminaron consagrando nuevos dog!TIas. Por eso, debemos ser extremadamente cuidadosos al formular ideas nuevas para el tercer milenio. Ninguna afirmación parcial debe convertirse en ídolo, y la tolerancia no es la ex'cepción.
Los Límites de la tolerancia La tolerancia, no puede convertirse, como vimos. ~n una nueva ideología, pero tampoco puede admitirse corno principio absoluto. En la era «post-ideológica» la tolerancia es una virtud fundamental. sin embargo debemos detenernos y analizar cuáles son los límites de la tolerancia. La primera diferenciación es entre la existencia de tolerancia en las ideas, y otra muy diferente tolerar las acciones de los otros. Una primera y superficial conclusión seríaque la tolerancia de las ideas puede ser absoluta, en cambio la de las acciones debe ser más limitada. Sin embargo el problema de los límites de la tolerancia es mucho más complejo.
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C~mencemos por la tolerancia frente a los actos de los demás, porque es un campo más despejado para el análisis. Por más que los pacifistas, y dentro de ellos los «progresistas}) prediquen que jamás se justifica la violenci.a, lam~ntablementc esto no es así. A todos los espíritus pacíficos nos repugna la violencia, pero consagrar el pacifismo como absoluto, ya lo hemos dicho, conduce a la tir.aníade los más fuertes. El pacifismo a ultranza está condenado a ser derrotado, no es vIable. Tod.os sabemos que hay circunstancias en las que no sólo podemos hacer uso de.l~ fuerza,sIn.oque eS,tarnos obligados a hacerlo. ¿Quién dudaría en defender a su [amIba, o a SI mismo., aun con violencia frente a una auresión injustificada que pusiera en peligro sus VIdas? Las naciones que pusieran pacifismo como valor absoluto, serían inmediatamente invadidas por aquellas que no compartieran esos principios. Lamentablemente debem?s reconocer que Maquiavelo tenía razón cuando ~ecía que «hay dos maneras de combatIr, una con las leyes y atracan la fuerza. La primera es propia de los hombres, y la segund.a de los animales; pero como muchas veces no basta la primera, es ~ndispensabl~ acudIr a la segunda. De aquí que a los príncipes convenga saber usar bien de la be~tla.y del hombre.»"!No existe Estado sin policía y sin ejército, es más no existe Estado s.mejercer el monopolio de la violencia. Weber arinna que «la violencia no es ni el mediO normal ni.tampoco el único medio utilizado por Estado; es sí, su medio específico.» 6.1
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En un Estado de derecho, este monopolio de la fuerza está sujeto al cu~pl.i~iento de leyes que tratan de asegurar la vida, los derechos y el bie~estar de los I.ndlv,ldu~s. Sin embargo tenemos que ha~er algunas disquisiciones m•.ís sutiles paradefinlrel amblto de actuación de la <,:La Simple e~preslOn ~e una idea intolerante puede violentar tanto la conciencia colectl.va que la s?c.IedaddeCIde~o tolerarlas. Estos límites ya habían sido percibidos por los liberales claslcos; Locke dijO que «el magistrado no debe tolerar ningún dogma con.trario ~!~ socieda? human~ o a las buenas costumbres necesarias para conservar la soclCdadCIVIl.»Vo(tatre agrego «lo que no es tolerable es precisamente la intolerancia, el fanatismo, y todo lo que ~ueda conducir a ello.» Existen «terroristas intelectuales», personas que con. sus Ideas pueden causar mucho daño. Pero una vez ~ás enfr~~tamos e~dilema. de hlerr~ e~tre dogmatismo y prudencia. ¿Dónde está el límIte? ¿QUienpuede juzgar SI una rnanlfestafW
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ción incita a cometer delitos o conduce al fanatismo? Todos los regímenes totalitarios han usado estas herramientas para conculcar la libertad de expresión. ¿Hasta donde se debe tolerar la libertad de expresión? Nuevarnente no es una definición tajante, ni radical, sino el ejercicio de la prudencia, de una visión aguda, desapasionada y ecuánime la que podrá responder adecuadamente a esta respuesta en cada circunstancia. Cuando de las simples manifestaciones llegamos a los actos, la tolerancia se vuelve más precisa. No se puede tolerar aquello que vulnere los legítimos derechos de otra persona o de los bienes comunes de la sociedad. Como también decía Locke: «si alguna congregación tuviera la intención de sacrificar niños, o, según la falsa acusación contra los primitivos cristianos. de contaminarse lujuriosamente en promiscua impureza o practicar otras atroces enormidades semejantes, ¿está el magistrado obligado a tolerarlas porque son cometidas en una asamblea religiosa? Ciertamente, no. Estas cosas no son legales en el curso ordinario de la vida, ni en ninguna casa pri vada y, por lo tamo, no lo son en el culto de Dios, ni en ninguna reunión religiosa.» 'o' Muchas veces la libertad de expresión está ligada al derecho de peticionar a las autoridades. ¿Hasta dónde se deben pennitir las manifestaciones de protesta? Eri principio toda expresión de descontento debe ser admitida mientras no cause daños a las personas o las propiedades. Recurrimos a la palabra de Popper: «En una democracia, la plena protección de las minorías no debe extenderse a aquellos que violan la ley y, especialmente, a aquellos que incitan a otros a derribar violentamente el régimen democrático. Toda política tendiente a crear instituciones para salvaguardia de la democracia debe basarse siempre en el supuesto de que puedan haber tendencias antidernocráticas latentes tanto entre los gobernantes como entre los gobernados.» (., La democracia debe defenderse, en especial de aqueHos que pretenden derrocarla, porque una vez victoriosos, no habrá manera de recuperarla por medios legales. La intolerancia hacia los antidemocráticos, noes una facultad sencilla de ejercer. No puedo olvidar que en la Argentina, durante dieciocho-años se proscribió al partido justicialista alegando que era «antidemocrático», con lo que en nombre de lademocraciase impedía votar libremente al pueblo: Sin embargo como dice Manuel Moneada Fonseca «se pueden tolerar las ideas adversas, pero no las políticas adversas que cierran las posibilidades para la acción legal de las masas. La aceptación de políticas adversas convierte la.falsa tolerancia en conformismo. Y de éste a la.complicidad no queda más que un trecho.» ,7 Como dice Vargas Llosa: «Cediendo a sus dictados y aceptando sus reglas de juego, no se aplaca a los fanáticos. Por el contrario. se les alienta a ser cada vez más audaces en sus exigencias. ya que han comprobado que la violencia, puesta' al servicio de la intolerancia. es eficaz.»"" Nuevamente la cuestión es encontrar la diferenciación razonable entre la intolerancia justificada por la intolerancia del adversario y la intolerancia propia de tener un adversario. RawIs arroja algo de luz cuando dice: «la.secta intolerante puede ser tan fuerte inicialmente o puede crecer tan rápidamente que las fuerzas que trabajan en favor de la estabilidad no puedan transfomlarla. Esta situación presenta un dilema práctico que la filosofía porsí sola no puede resolver. El que la libertad del intolerante sea limitada
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para preservar 1a:JI,obertad baio una Constitución justa, depende de las . circunstancias. su libertad únicamente puede ser restringida cuando el tole~ante, sJnc~ramente. y con [... ], "asevuridad y lade las instituciones de libertad estan en pelIgro.» razon,creequesupropl . o
Una vez más nos encontramos con la ambigüedad más absoluta en el uso de una palabra. Cuando decimos «amaD), francamente, no sabemos a qué nos referimos. Durante el romanticismo, esta palabra pasó a ser el vínculo exclusivo que unía a un hombre y una mujer, dos seres predestinado de toda la eternidad a ser «el uno para el otro», «el amor de mi vida», «la persona indicada», o más vulgarmente «mi media naranja». Dos seres habían sido convocados por el destino para vivir un romance eterno, o en su defecto, para padecer la más terri ble desolación. Esta acepción de la palabra surge de las novelas románticas y tiene plena vigencia en el cine y la televisión. Es, francamente un uso bastardo de la palabra, que ha capturado la imaginación de millones de personas sembrándoles dudas sobre si estarán con la «persona indicada», y ha sido una de las causas de la inestabilidad familiar a la que hoy asistimos.
e en el seno de las naciones • tanto . más.. compleja es la cuestiónd en las SO I esto OCUIT. 1 o o o ales . Hoy existe una conCienCIa a relacIOnes mternaClon . . uOlversal que no 1 a mIle d o o d °fi o s humanos canibalismo mUtilaCIOnes, torturas. ese aVltu • pero eXIstenCia e sacTI lelO , , . .d d o
o
tam oeoel colonialismo ni los llamados «crímenescontraia humamdad>~. L~comu~l ~ o p o nal apart¡ordelj'uicio de Nüremberg. ha ido elaborando un cntenoque lImIta mternaclO 'd oI 1 o o di' . de guerra y otras atrocidades que se consl eran VlO a onas la toleranCia e os cnmenes de los principios universalmente aceptados,
Por otro lado el romanticismo ha cometido otro perjuicio notable: el de restringirel uso de la palabra «amor» a la relación de pareja. En nuestro lenguaje vulgar sonaría ridículo decirle a un amigo, a un hijo o a un padre «yo te amo», y mucho más confuso si se lo dijéramos a una amiga o a la esposa de un conocido.
Aurelio Arteta rescata de la falsa tolerancia el legítimo sentimiento de ~ndign~ción f te a la injusticia en estos términos «la indignación, un afecto que acampana a la ~Irtud dr:~a justicia a~za en la actualidad de un escaso prestigio que la sitúa muy pró~m~a a la intoleranci'a~ Su gesto excesivo o apasionado es basta.nte p~ra :~ndenarla~ r~pnm~r!a como muestra de mal gusto o desmesura. Si ~~tolerancJaesra renldacon la lndlgnaclOn ( por eso mismo con la auténtica compaslOn), seguramente se debe a que el mal no de su ley, conmueve o l'e con.mueve menos Rozado y limado por todos los costados ,
Tanto más bastardeado aún es el uso de la palabra cuando se refiere exclusivamente a la unjón sexual. Se suele decir «hacer el amor» para referirse a un acto sexual, aún cuando sea ocasjonal con una persona desconocida.
¡Odd moral el tolerante no sólo ha perdido las aristas con que pmchar a otros, persona, a, oo °d D h' flla sino también buena parte de la propia superfIcie que pueda ser hen a. e a 1 su a
Cuando hablamos de la construcción de una «civilización del amor» nos referirnos al sentido que le dio a esta palabra Jesucristo, en el sentido da dar a los demás «sin esperar nada acambio» (Lucas 6,35) o cuando dice que el mayor amor consiste en «dar la vida» por el ser amado (Juan 15,13). Este «dar sin esperarnadaacambio», incluso la propia vida, es la más acabada definición del amor.
de órgano para el escándalo moral.» 7" frente acualq~i~r M uc h as ve ces se confunde la tolerancia con la condescendencia , .. l xtenslOn reclamo «una tolerancia democrática mal entendida, ad~mas, propl~la a e. . infundadade derechos mientras se muestra tibiaocomp~acl~nte ante ellncumphmlent~ de los deberes. Corno arrastrado por una incesant,c conCienCia de culpa, el tolerant.eesta dis uesto a pregonar como derecho humano inaIJenable lo que no pas~ de ser un sImple p o mera asplraclOn., . ., En realidad basta con que los demandantes lo voceen con la gusto .'
1
d bida insistencia para concederlo. Cualquier deseo, nada digamos SI se presentac~mo u: deseo «popular», está siempre a punto de erigirse en norma., Est7~ tolerancla se muestra a menudo corno la máscara más seductora de la demagogIa.»
El rescate de la fratemidad
o
El difícil equilibro entre libertad e igualdad sólo se puede lograr a partIr de la o o, de la fraternidad en el sentido de que los hombres son «hermanos». mstauraClOn, b 1 . , h bía Cuando en el Génesis Dios pregunta a Caín por su hermano A e , a qUIen. a . o do Ca,'n responde «;Qué tenao que ver vo con mi hermano?»). En esa lapldana asesma , \) o '. ' d C' ti mos e am, a lrma ta se resume la maldad del aénero humano. SI, al contrano respues o •, . d' ocupa ue «tenernos que veo) con nuestros hermanos. que el bien de lo~ emas nos p~e s a q ue estamos dispuestos a dl.\r algo sin esperar nada a cambiO, comenZaf¡amo . ~0~struirl0quealguna vezse lll.\mó «Iacivilizucióndel amOf». Pero cabe preguntarnos.
¿ Qué entende~os
o
por amor.
o,
I
Una vez más debernos aclarar, que aunque estas ideas se otiginan en el mensaje cristiano, trascienden la misma fe religiosa, porque contienen un mensaje humanístico que la filosofía puede recoger, sin necesidad de dotarlas de una dimensión sobrenatural. La Iglesia, que tantas atrocidades cometió a lo largo de la historia, sin embargo, es tambjén en alguna medida «experta en humanidad» como declaró el Concilio Vaticano II y repitió Pablo VI en su encíclica «Veritatis Esplendor». Aún con sus terribles traiciones al Evangelio, y sus actos aberrantes, siempre la Iglesia. paradójicamente, indagó en la naruraleza humana y a la luz del Evangelio puede darnos orientaciones que valen en sí mismas, aún pa(a los que no creernos en todas sus enseñanzas. El hombre en su descubrimiento de su propia naturaleza y de la vida social, puede adoptar una tilosofía que se base en el amor, es decir en la donación de uno mismo a los otros, sin esperar compensación, y por el sólo hecho de creer en un destino común de la humanidad por el que vale la pena sacrificarse. Planteemos esto en términos cercanos a nuestra experiencia personal. es capaz de hacer grandes sacrificios por el bienestar de sUs hijos, de hermanos o amigos. Esta «apertura}> hacia «el otro» no requiere creer todopoderoso ni omnipotente. Basta con tener fe en el sentido de la vida. Si
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Cualquiera sus padres, en un Dios la vida tiene
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la iniciativa privada y por otro, sin dejar de lado los estímulos económicos, evite la marginación y el crecimiento de desigualdades que generan conflictos sociales.
sentido, si la historia personal y la de todo el género humano vale la pena de ser vivida, es porque descubrimos que en el otro encontramos las razones. Si vivimos en el más crudo hedonismo, todo el sentido de la vida se desvanece, porque el placer es efímero y la vida tristemente corta y siempre peligrosa. Cuando, en cambio, trabajamos para que
Ya en nuestros días el horno economicus, el hedonista que sólo persigue su interés individual sin importarle en absoluto la suerte de quienes hacen posible su enriquecimiento, es un ser minoritario y despreciado socialmente. La realidad es que, por influencia del marxismo, de las diversas formas de socialismo y no menos que de la doctrina social de la Iglesia, así como del pensamiento de todos los hombres de buena voluntad; en nuestros días, los empresarios manifiestan a diario su deseo de generar fuentes de trabajo, dignificar el trabajo de sus obreros, etc. ¿Es pura hipocresía? No lo parece. Cuando los supermillonarios del mundo crean fundaciones a las que donan cientos de millones de dólares ¿lo hacen por razones publicitarias o impositivas? Francamente cuesta creerlo. Hoy los economistas analizan el crecimiento enorme que está teniendo el «tercer sector», el de las instituciones sin fines de lucro, las Organizaciones no gubernamentales. tienen cada vez mayores recursos y sus acciones una mayor relevancia social. En el mundo se está creando una fuerte conciencia colectiva en el senlido de que una nueva sociedad, que no ha de ser ni socialista ni liberal, en el sentido dogmático que ambas palabras poseen.
otros, sean nuestros hijos o los seres más abandonados del planeta, tengan un futuro mejor, encontrarnos razones que trascienden a nuestra existencia y le dan sentido. Si queremos explicar esto de la manera más burdadiríarnos que el instinto animal de conservación de la especie nos impulsa aestadonación de nosotros mismos para el bien del género humano. En una explicación más noble, diríamos queen una sociedad donde existe este sentido de fraternidad la vida es mejor para todos. Pero, a mi juicio, siempre en el amor al prójimo existe los que la Iglesia define bajo la tríada de las «virtudes teologales»: fe, esperanza y caridad. Aún para los ateos o los agnósticos, que en nuestro tiempo, son mayoría entre las personas más cultivadas, la posibilidad de donar nuestra vida, aunque sea en una pequeña medida a los demás, lo que llamamos «aman>, es un salto más allá de la razón (fe) basado en la creencia de que estamos construyendo un mundo mejor y que la vida tiene sentido (esperanza). Tanto más claro y simple debería ser esto para los creyentes y en especial para los cristianos que encuentran mas razones para amar, creer y esperar, aunque tantas veces la experiencia muestre lo contrario.
Hoy resultaría no sólo «políticamente incorrecta» sino inaceptable una sociedad donde la riqueza si hiciera acostade los abusos de la Inglaterrade larevo!ución industrial que tan precisamente describe Marx-en «El Capital». El mundo ha avanzado y si bien aún suena agobiadoramente ingenuo hablar de una «civilización del amor», no cabe duda que una pequeña dosis de esa utópica forma de convivencia humana está penetrando en el mundo. Seguramente en dos.{smuy pequeñas, pero claramente perceptibles.
Si ni la libertad ni la igualdad podían valorizarse como absolutos, el tercer elemento del apotegma de la Revolución Francesa, la «fraternidad» parece, aún hoy marcar el equilibrio entre las dos primeras afirmaciones. La fraternidad, ese sentimiento de hermandad entre todos los hombres que viven en sociedad, esa obligación de «hacerse cargo» del destino de los demás, parece brindarnos la clave del equilibrio entre úna libertad que no debe permitir la opresión., ni una igualdad que impida el esfuerzo y la iniciativa, ni la construcción de nuestro propio «proyecto de vida».
Para no ser ingenuos debemos aceptar que esta «civilización del amor», no puede limitarse ni reducirse a un proceso de «conversión individual». Por el contrario, es mucho lo que la comunidad políticayel Estadodeben hacer para lograrlo. Pormencionar un aspecto diría, que debería ser esencial a la actividad política el educar a los ciudadanos en la virtud de la «fraternidad». No basta con que cree instrumentos que mejoren la igualdad de oportunidades, que busque que las diferencias entre las personas den lugar a unacierta «complementariedad» ni, incluso, que trate dedar política antidiscriminatorias activas, porque en todos los casos, está suponiéndose que cada individuo sólo se interesa por su propio bienestar, y la construcción de un mundo mejor, no sólo necesita instituciones que ayuden a lograr una mayor equidad, sino que necesita ciudadanos más solidarios. más preocupados por el bienestar general y el de sus vecinos, sus empleados o su socios. Esta tarca «moralizadora» del Estado no es dogmática, ni excluye la necesaria pluralidad religiosao ideológica. Consiste en adoptar aquellas conquistas que históricamente el proceso de crecimiento humano ha logrado como verdades adquiridas. ¿Quién puede considerar confesional O ideológica la generosidad, la conmiseración, o el sentido de responsabilidad social? Desde la «Teoría de los sentimientos Morales» de Adam Smith hasta la «solidaridad de clase» de Marx. todos coincidirían en que estas virtudes son valiosas para la convivencia social. En el proceso de crecimiento humano. que la historia verifica. hay tln «mínimo de sí» que las personas deben brindarse unas
Aceptemos: por un momento que aún quienes no creen en Dios, pueden encontrar sentido en una «civilización del amor», lacuestión es si no estarnos ante una abrumadora ingenuidad. Podemos aceptarlo si todos los hombres fueran santos, sean creyentes o ateos, todos obrarían pensando en los demás, en el bien y en lajusticia. Esa sería una sociedad de ángeles, y la historia nos enseña que tales sociedades no se han instalado nunca entre los hombres. Si creernos en las posibilidades del hombre, en su capacidad de construir un mundo más fraterno, no lo hacemos sólo pensando en la conversión individual, sino en la paralela, sincrónica e interdependiente modificación de las instituciones sociales. La educación debe formar ciudadanos que detesten la corrupción de los políticos, la búsquedainescrupulosade riquezas de los que más tienen oel resentimiento y la envidia de los que tienen menos, en especial si no han sabido aprovechar las oportunidades que la sociedad les brindó. Pero este proceso de educación-conversión de los individuos, es causa y efecto de transformaciones en las instituciones. Es indispensable q~e la conciencia colectiva exija instrumentos políticos y jurídicos que aseguren la honestidad de los funcionarios públicos, que establezca un marco jurídico que estimule por un lado
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a otras que constituyen ya un patrimonio universal extra-religioso y extra-ideológico. El Estado no puede, bajo laexcusade la tolerancia, dejar de propagar, yestimularestos sentimientos. Puede cuestionarse hasta la enseñanza del «patriotismo» en las escuelas públicas. pese a que está profundamente arraigado, porque muchas veces esas enseñanzas están cargadas de nacionalismo, xenofobia e incluso militarismo. Los niños desfilan al son de himnos y marchas militares y «juran con gloria morir». A lo mejor
tenO"o que ver con mi hermano? No es la ciencia la que nos da ésa respuesta sino ese salt~ más allá de la razón que es la fe. No necesariamente fe en un Dios omnipotente y omnisciente. La fe en el género humano, en el valor de la construcción de la historia y en su avance hacia un mundo mejor. No se me escapa que para el lector puede resultar desconcertante que después de haber hecho una crítica tan dura de la Iglesia Católica en su manejo de las cuestiones «temporales», y a las ideologías por ser «religiones laicas», termine este libro haciendo algo así como una «catequesis laica». Pero allí reside, a mijuicio, el meoll~ de lac~esti~n. Las ideologías tomaron de la concepción religiosa del mundo lo peor: la IntranSIgencia, el dO{Jmatismo, laintoleranda y el rechazo a toda idea ajena, pero dejaron de lado 10 más valio~o del legado religioso, la Fe, la Esperanza y la Caridad. Cuando en la Revolución Francesa se exclama libertad, igualdad y fraternidad, miles de personas vieron ese destello máuico que luego se esfumó bajo la mezquina mirada de los ideólogos del terror. o . . Si el futuro va a pertenecer a quienes encontremos razones para vIvir y teneresperanzas, debernos hacerlo mediante una concepción del mundo y la sociedad desde una perspectiva laica, diría mejor civil. Laica, no por enfrentar o combatir a .1 as diferentes creencias religiosas, que deberías merecer el más irrestricto respeto, ~Ino po~que la realidad del mundo que nos toca vivir nos muestra que en él coexisten d.•versas religiones, con ateos, deístas y agnósticos, y esto no parece q.ue vaya a cam~lar. P~r eso es necesario que esta filosofía de laFe, la Esperanza y laCandad s~ael caml~o ~a~la la Libertad, la Igualdad y la Fraternidad, sin que ninguno de los dos pnmeros pnnclplOs
deberíamos revisar esa enjundia patriótica común a las escuelas. Pero nadie puede cuestionar que el Estado inste a sus ciudadanos a ser más generosos, solidarios y sensibles frente al sufrimiento de sus semejantes, el propio tiempo que se estimule la responsabilidad en el trabajo, la creatividad y la iniciativa privada. Laconstrucción de una filosofía que ayude alos hombres a sobrevivir con dignidad en la era de la robótica y «del fin del trabajo», debería hacerse aceptando que el mundo definitivamente va a ser plural en materia religiosa y filosófica. Eso no significa negar que el crecimiento del proceso de personalización del hombre en la historia no va logrando conquistas definitivas, como el respeto a la vida, a la libertad, a los derechos humanos. Existe y se está formando, (mas allá de las ideologías que dividen, y enfrentan a los hombres, simplifican y bastardean la verdad) una filosofía compartida por todos, que no alcanza para tomar medidas políticas precisas, pero que va marcando el camino de la historia contemporánea, pese todos los retrocesos que a diario se perciben. Esa filosofía, en el mundo real, no es racionalista, (aunque parezca una herejía contraponer filosofíay razón). Esa filosofía, como la fe, debe dar un salto más allá de la razón. Tanto sea uno creyente como ateo o agnóstico, debe, más allá de una ética racionalista como la de Kant, dar un salto más allá, y mal que le pese a Descartes creer en aquello que no . resulta evidente a la razón, tal como que la vida tiene sentido, que la historiadel hombre es una lucha significativa por valores, que «el otro» merece mi ayuda y mi sacrificio. En pocas palabras, los ateos deberían pensar y actuar (como si Dios existiera» y los creyentes deberían compartir ese destino común de la humanidad «como si Dios no existiera».
avasalle el natural predominio
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del tercero.
Hay que ser patológicamente escéptico para no sentir desde lo más.profundo del ser un deseo intenso de que nuestros hijos (o los hijos ajenos, las generacIOnes futuras) viv'an mejor. A veces nos resulta más difícil encontrar un destino común cuando pensamos en nuestras luchas cotidianas, pero el futuro de nuestros niños de hoy y de mañana, se presenta siempre como algo por 10 que vale la pena luchar. Eso no se puede explicar científicamente, pertenece a nuestra nat~raleza más profunda, al núcle~ más íntimo y recóndito donde reside nuestra humanIdad. Cuando en la guerra f:13 dos ideologías aparentemente irreconciliables estaban a punlO de borrar la humanIdad de la faz de la tierra, cuando había dos señores que tenían un botón que haría saltar en pedazos el mundo, no fue la ideología lo que impidió la hecatombe. Fue ese inexplicable y misterioso impulso por la vida y el futuro que define a la naturaleza humana.
El hombre no ha encontrado aún una manera de pensar su mundo (la justicia, la solidaridad, la igualdad última de todos los seres humanos, la construcción de estructuras sociales, económicas o políticas que defiendan valores tan contradictorios como, entre tantos otros: lajusticia, el respeto de la individualidad; la valoración del esfuerzo individual y la equidad social) sin una visión de un Dios que desde fuera del mundo ordena y da sentido a la existencia. No es cuestión de qll~ todos se vu~lvan religiosos, eso no va a pasar. A rnijuicio la cuestión está en superar ~I cientifIcismo, la idea de que 1;1 ciencia todo lo puede. Cuando el hombre imagina qu~ p1,ledevjvir sin Dios, que «dios ha muerto», se aferra con pánico a la ciencia como la tabla d~ salvación. Visto de otra manera, la aparición fulgurante de la ciencia y la técnica corno un nuevo ídolo, permite al hombre de~prenderse del Dios irracional de los libros sagrados. Cuánto más avanza la ciencia más claramente se percibe el desasosiego de quienes cqmprenden que el descubrimiento de los que parecían insondables misterios, no alcanza para explicar las cosas más simples de la vida. ¿Para qué vivo? O corno dice Caín en el Génesis: ¿Yo que
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} !eldamero/semifwriu/seminario.
IItm,
Indice general
IVww..fmh.org.ar.
j Confieso! CAPÍTULO
.........•.......•............................................................•......•......• N° 1 LAS IDEOLOGÍAS ••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••
Los dos grandes significados de la palabra Alcance de la Ideología.............................. CAPÍTULO
N° 2 EL
CONTEXTO
HISTÓRICO
11 12
.
DEL NACIMIENTO DE LAS IDEOLO-
G ÍAS •••••••••••••••••••••••••••••••• : ••••••.•••••••.••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••
La antigüedad . El Cristianismo Constantino y el Edicto de Milán El feudalismo "'.... La Iglesia en la Edad Media La Inquisición : Fe y Ciencia :,~'....... El «poder temporal» de la Iglesia.:';'.......... Economía y Sociedad en la Edad Media. Las cruzadas :............ Los tiempos modernos ::.............. Viajes oceánicos ::........ La vida en las ciudades '......... Los inventos El absolutismo La reforma El nacimiento de la burguesía................. Conclusiones CAPÍTULO
!,
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N° 3 EL
LmERALlSMO
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15 15 17 18 20 21 22 26
Z7 Z7
.. . . . .. .. .. .
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.
•••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••
El liberalismo filosófico ................................................................•.................•........ Se abre la caja de Pandora .. , ¿Qué es la libertad? . La libertad de conciencia y la tolerancia Utilitarismo y hedonismo .. La ética liberal.................... . El liberalismo Político .......•.•..............................................••........•.•.•.........••.•......•...
I
5 9
28 28 '2J) 32 33 33 33 37 39
.41 43 43 44 44 45 .45 48
280
Rousseau
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Hobbes
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El utilitarismo político Locke
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51
53
CAPÍTULO
55
56
La Iglesia La Iglesia La Iglesia Críticas a
57
Las Enseñanzas sociales de la Iglesia ...................................•......•..................•..... 134
49
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Naturaleza del fascismo El fascismo desde la óptica marxista y liberal Conc1 usiones Notas del Capítulo , ,..,
48
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~~::I~~: ~:~~~:ii~:d.:~:::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::.~ Iniciativa Individual Laissez faire , Rol del Estado en la doctrina liberal El trabajo y el salario El capital " La Mano invisible .." ,''', .., Revolución Industrial. " , Oarwin y Maltbus .., , Liberalismo Democracia y Capitalismo El nacimiento de la ética capitalista Liberalismo y Positivismo Jurídico Conclusiones Notas del. Capítulo , CAPÍTULO
N° 4 EL
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N° 5
M ussolini Hitier
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IDEOLOGÍAS DESPUÉS DE LA SEGUNDA GUERRA MUN-
D!AL ••••••••.••••••••••.•••••••.•.••••••••.•.•.•••••••.••••••••.•.••••••.•••••.•••••••••••.•.•••••• 147
108 , 114 114
, " .., ~"
CAPÍTULO N° 9 LAS IDEOLOGÍAS A FINES DEL SIGLO XX Doctrina de la Seguridad Nacional El Neoliberalismo ,' , ,." .., ,' , ,"', " La era Reagan _Thatcher
FASCISMO ••••••••••••.•.•••••••••.•.•.•••••••••••••.•••.•••••••••••••117 ,', ..,
N° 8 LAS
El Marxismo Latinoamericano La mística revolucionaria y la teología de la liberación El marxismo en Europa y La Social Democracia La socialdemocracia desde la óptica de otras ideologías Los ajustes del capitalismo El Marxismo en las décadas del 60 y 70 El desarrollismo , , " ,..,., " .., Notas del Capítulo , " ,.."." ,',
101
,., "
,..,
119 121 124 125
CRISTIANISMO SOCIAL .••••••.•.•••••••.•.••••••••••.•.•.•••.•.•
antes de la «Remn NovaruTIl» asume la «Cuestión Social» y las ideologías las ideologías en general
CAPÍTULO
g-¡
, ..
N° 7 EL
El rol d"ela Iglesia . Propiedad Pri vada , , , , , Distribución de las riquezas Desigualdades Humanas Dignidad del Trabajo , , , ,', , , Iniciati va pri vada . Participación de los obreros en la empresa Rol del Estado , , ,.., , "" .., Fines de la economía Derechos humanos Relaciones internacionales , Migraciones : Rol de los cristianos La Democracia Cristiana Crítica de la doctrina social desde elliberalisrno Critica desde el Marxismo Concl usiones : Notas del Capítulo , , " " " .." ,.,
58 59 61 , 62 63 ,.63 65 65 (:6
LA REVOLUCIÓN RUSA ••.•••••.•.••••••••••••.•••.•.••••••.••••.••••• 105
La economía soviética Concl usión Notas del Capítulo , CAPÍTULO
,
, " ,.,..
El capitalismo en la época de Marx Materialismo Histórico " , Clases sociales Teorla del Valor , ,.." Plusvalía , " ,., Comercio La Propiedad Privada Ciclos económicos Ideología , " " " El Marxismo, la Política y la revolución El Marxismo y la Ética , " " , Conclusiones ,...... ¿Por qué resulta tan atractivo? Notas del Capítulo "... CAPÍTULO
,
281
Indice general
Las IdeoLogías en el Siglo XXI
, liS lIS
I
e
,..,
149 150 152 153 154 156 , 157 15S
•....•......•....•.••161 161 163 174
Las Ideologías
282 La caída del Muro de Berlín y el fin del comunismo Los Cambios en China
soviético
175 178
Las consecuencias de la desaparición del comunismo o.. La «Tercera Vía» Críticas a la Tercera Vía . Rawls El progresismo Conct usión Notas del Capítulo CAPÍTULO
N°
10 LAS
.
.
191 196 197
.
N°
XXI
NUEVAS REALIDADES EN EL. SIGLO
11 MIRANDO
201 201 205 2fJ7 208 212 213 216 218 223 223
.
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HACIA EL FUTURO •••••••••••••••••••••••••••••••••••••
Izquierdas y Derechas Definición de Ideología Las ideologías asesinas Ideología y Utopía Las aspiraciones humanas Hacia una mayor igualdad Pobreza absoluta y relativa Riqueza y consumo personal......... .. Hacia una igualdad equitativa y sustentable Democratización ".................. Democracíae Igualdad Ideologías, Democracia y Tolerancia ¿Puede ser la tolerancia una nueva ideología? Toierancia y relativismo Derecho Natural y Relativismo El concepto de ciencia en Karl Popper... El Naturalismo en las ciencias sociales Tolerancia y Eclecticismo Los Límites de la tolerancia El rescate de la fraternidad Notas del Capítulo
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LaGlobalización :........................ . El resurgimiento de los «localismos» . La Hegemonía Estadounidense................. . 'EI fundamentalismo Islámico ¿Qué dicen las ideologías sobre el terrorismo islámico? El fin del Trabajo . La nueva economía - La «sociedad de la infomación» La nueva ética del capitalismo Conclusión . Notas del Capítulo CAPÍTULO
en el Siglo XXI
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Se terminó de imprimir en el mes de enero de 2005 en los Talleres Gráficos Nuevo Offset , Viel 1444, Capital Federal
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