Marco Teórico
No importa el nivel ni el tipo de comparación o de cambio, siempre se llega a la misma conclusión: el liderazgo educacional a nivel de escuelas juega un rol altamente significativo en el desarrollo de cambios en las prácticas docentes, en la calidad de estas prácticas, y en el impacto que presentan sobre la calidad de aprendizaje de los alumnos en las escuelas (Anderson, S., 2010). Específicamente, la evidencia disponible respecto del liderazgo exitoso en el aprendizaje de los estudiantes justifica dos afirmaciones (Leithwood, Seashore Louis, Anderson y Wahlstrom, 2004, citado en Anderson, 2010): 1. El liderazgo es el segundo factor intra-escuela, después del trabajo docente en sala de clases, que más contribuye al logro de aprendizajes de los alumnos. 2. Los efectos del liderazgo usualmente son mayores en establecimientos donde son más necesarios para el logro de aprendizajes (Ej. escuelas vulnerables). En función de lo anterior, resulta necesario señalar una definición que permita comprender qué es el liderazgo; sin embargo, esta capacidad ha sido conceptualizada de múltiples maneras. Siguiendo a Leithwood, Day, Sammons y Hopkins (2006, citado en Horn y Marfán, 2010), el liderazgo se caracteriza por “fijar un norte para la organización, y tener la capacidad de movilizarla en esa dirección ”. A través de la búsqueda en la bibliografía, es posible apreciar diversas características que 1
son recurrentes y que refieren al liderazgo. Entre ellos :
A pesar de la individualidad de los líderes, el liderazgo está inserto en relaciones y organizaciones sociales y su propósito es realizar algo para un grupo.
Los líderes persiguen metas con claridad y tenacidad y responden por su cumplimiento.
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Kenneth Leithwood, Carolyn Riehl (2011). ¿Cómo liderar nuestras escuelas? escuelas? Aportes desde la investigación.
El liderazgo consistiría en la capacidad de plantear principios de modo que sean tomados por otros como objetivos propios, creándose así un sentido compartido que moviliza a la organización en pro de estos principios comunes (Horn y Marfán, 2010).
El liderazgo es una función, donde las personas en diferentes roles pueden ejercer labores de liderazgo, aunque muchas veces cuenten con desiguales recursos, habilidades y propensiones para este efecto.
El liderazgo es contextual y contingente, se practica de acuerdo a las características de la organización social, las metas fijadas, los individuos involucrados, los recursos y los plazos, además de otros factores, incluidas las características de los propios líderes. En base a lo anterior, es posible definir el liderazgo escolar como la labor de movilizar e influenciar a otros para articular y lograr las intenciones y metas compartidas de la escuela (Leithwood y Riehl, 2011). De esta manera, el liderazgo educativo logra convocar a la comunidad escolar en un proyecto común de mejora, que implica que todos los actores hagan suyo el objetivo de que los alumnos aprendan y logra orientar el alineamiento de los recursos pedagógicos financieros y humanos en pos de aquel objetivo compartido (Horn y Marfán, 2010). En escuelas con estructuras mayoritariamente jerárquicas, como las de nuestro país, ésta “función” de liderazgo muchas veces se confunde con la figura de quienes asumen los cargos directivos (Leithwood y Riehl, 2011). Estos líderes formales sólo son líderes genuinos en la medida que desempeñen las funciones de liderazgo. Estas funciones pueden realizarse de muchas maneras, dependiendo del líder, del contexto y del tipo de metas que se persiguen, asociándose de manera “indirecta” con los aprendizajes de los estudiantes, ya que estarían intermediadas por el efecto que producen en el trabajo de los profesores; y de manera “directa” en la motivación, habilidades y condiciones de trabajo de los profesores, lo que se traduce en un mejor o peor desempeño docente, el cual a su vez afecta la calidad del aprendizaje de los estudiantes (Horn y Marfán, 2010). Según lo anterior, el rol y la influencia del liderazgo directivo sobre el mejoramiento escolar consiste esencialmente en comprometerse y ejecutar prácticas que promueven el desarrollo de estas tres variables o categorías mediadoras: las motivaciones de los maestros,
sus habilidades y capacidades profesionales, y las condiciones de trabajo en las cuales realizan sus labores (Anderson, S., 2010). En base a las denominaciones de Leithwood (1994), a continuación de describen, 2
resumidamente, estas categorías ilustrando algunas prácticas específicas .
Establecer direcciones Consiste en ayudar al grupo a desarrollar una comprensión compartida respecto de la organización y de sus metas que pueda traducirse en un propósito o una visión. Se materializa de diferentes maneras: 2
Citado en Kenneth Leithwood, Carolyn Riehl (2011). ¿Cómo liderar nuestras escuelas? Aportes desde la investigación.
Identificar y articular una visión. Los líderes educativos ayudan a identificar nuevas
oportunidades para la escuela y articulan una visión de futuro que puede resultar inspiradora. Cuando las visiones son portadoras de valores pueden llevar a un mayor compromiso por parte de los miembros de la organización y a una disposición hacia un crecimiento profesional permanente. Los líderes influyen sobre cómo los demás ven el mundo y cómo deciden actuar. Fomentar la aceptación de objetivos grupales. Los líderes ayudan a fijar un rumbo,
alentando al equipo educativo a desarrollar metas compartidas. Las personas se sienten motivadas por metas que consideran convincentes, desafiantes y factibles. La existencia de esas metas ayuda a las personas a entender la lógica de la organización y a elaborar una identidad dentro de su contexto laboral. También permiten orientar la actividad organizacional en una dirección común para lograr el máximo impacto. Generar altas expectativas de rendimiento. Los líderes ayudan a fijar un rumbo a través de
acciones que demuestran sus expectativas de calidad y alto rendimiento por parte del equipo educativo. Las altas expectativas de los líderes pueden ayudar a los miembros de la organización a visualizar el carácter desafiante de las metas fijadas y, a la vez, a entender claramente que las expectativas son alcanzables.
Desarrollar a las personas Los líderes promueven la efectividad influyendo sobre las capacidades y motivaciones de integrantes claves de la organización. En las escuelas, esta habilidad depende en parte del conocimiento de los líderes sobre el “núcleo técnico” del aprendizaje y la enseñanza, muchas veces denominado “liderazgo pedagógico”. Pero esta capacidad también depende de lo que se denomina inteligencia emocional de los líderes y que corresponde a su capacidad para conectarse emocionalmente con los demás y ayudarlos a desarrollar sus propios recursos emocionales en el ejercicio de su trabajo. Ofrecer estímulo intelectual. Los
líderes ofrecen estímulo intelectual brindando
oportunidades
profundas
para
conversaciones
sobre
enseñanza
y
escolarización,
proporcionando recursos de información, apoyando programas bien organizados de desarrollo profesional e introduciendo nuevas ideas sobre la escuela para su consideración. Entregar apoyo individualizado. Los líderes educativos apoyan a sus equipos mostrando
respeto y consideración por sus sentimientos y necesidades personales. Esto le asegura al equipo educativo que los problemas que surgirán en el contexto del cambio de sus prácticas serán tomados en cuenta y que se les brindará apoyo. Proveer un modelo apropiado. Los directores ejercen su liderazgo para desarrollar a las
personas estableciendo ejemplos a seguir consistentes con los valores y las metas de la organización. Establecer modelos provee una clara guía para el crecimiento y la acción; también consolida la percepción del equipo educativo respecto de sus propias capacidades y su sentido de auto eficacia.
Rediseño de la organización Los líderes educativos exitosos desarrollan sus escuelas como organizaciones efectivas que apoyan y aseguran el rendimiento de los profesores y de los estudiantes. Tres tipos de prácticas se asocian de manera general con estos logros: Fortalecer la cultura escolar. Los líderes influyen sobre la cultura organizacional a través
de prácticas orientadas a desarrollar normas, creencias, actitudes y valores compartidos, y promocionando el cuidado y la confianza dentro del equipo educativo. Una sólida cultura escolar agrupa a los miembros en torno a las metas que se ha propuesto la escuela y los valores y las creencias que sustentan esas metas. Modificar
estructuras
organizacionales.
Los
líderes
rediseñan
las
estructuras
organizacionales a través de cambios en los equipos y en las tareas asignadas, la calendarización y el diseño del tiempo, los procedimientos operativos rutinarios y el uso de tecnologías y otros recursos materiales, elementos todos que pueden dificultar o facilitar el rendimiento personal y el cumplimiento de metas organizacionales. Los líderes educativos exitosos orientan los cambios estructurales hacia el establecimiento de condiciones positivas para los procesos de enseñanza-aprendizaje (Louis, Kruse et al, 1995).
Construir procesos colaborativos. Los líderes trabajan para aumentar el rendimiento de la
escuela brindándole al equipo educativo oportunidades para participar en la toma de decisiones respecto de temas que los afectan y para los cuales su conocimiento es crucial. Esta participación le brinda la certeza al equipo educativo de que puede moldear el contexto organizacional para satisfacer sus propias necesidades, relacionadas con el cumplimiento de determinadas metas.
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Gestionar la instrucción (enseñanza y aprendizaje)
Esta categoría abarca las funciones y acciones de gestionar la instrucción en la escuela. Algunas de ellas, como la dotación de personal, la provisión de apoyo técnico y material a los docentes, y la supervisión de los docentes, figuran en las responsabilidades oficiales de cada director de escuela y su equipo técnico. Se debe aprovechar este tipo de decisiones y procesos para vincularlas con rutinas de gestión de la enseñanza y del aprendizaje, promoviendo el progreso colectivo hacia la visión y las metas de mejoramiento escolar. El monitoreo de las prácticas docentes y de los aprendizajes se destaca entre el conjunto de prácticas de esta categoría. En cuanto a los docentes, se trata de elaborar procesos de monitoreo continuos, con el propósito de comprender mejor el progreso de los docentes, y los obstáculos que impiden la implementación de los objetivos de aprendizaje. Los líderes eficaces participan en el monitoreo del cambio y de la calidad de instrucción mediante frecuentes visitas a las aulas para observar y conversar con los docentes (y los estudiantes) de una manera informal con el fin de apoyarlos mejor, así como también realizando una supervisión formal. El monitoreo de los directores y del equipo técnico se refuerza por los procesos y normas de trabajo colectivo en los cuales los docentes analizan datos entre ellos mismos sobre sus prácticas pedagógicas, como también de los resultados de aprendizaje que se están logrando.
3
Anderson, S. (2010).
Todos los equipos directivos hacen caso a los resultados de los estudiantes. Los directores y equipos más efectivos tratan de desarrollar su capacidad y la capacidad de los docentes para recoger y utilizar datos sobre los resultados de aprendizaje y de otras dimensiones del comportamiento, junto con características de los estudiantes que están afectando su aprendizaje. Estos datos les sirven para guiar la definición de metas y de estrategias de mejoramiento en la escuela, y para una mejor comprensión del progreso y las necesidades particulares y grupales de los alumnos, durante -no solamente al final- del año escolar. Así, el monitoreo formativo del aprendizaje, seguido por intervenciones de reforzamiento en caso de estudiantes que no están progresando según las expectativas (o de mayor apoyo para los que pueden beneficiarse de mayores estímulos), es un ingrediente clave del trabajo profesional de una escuela en proceso de mejoramiento. El rol del equipo directivo en esta dimensión consiste más en crear las condiciones de trabajo (tiempo, asistencia técnica, expectativas) para que la evaluación colectiva y permanente del progreso de los aprendizaje llegue a ser una norma institucionalizada en el trabajo de los docentes, y para que haya un seguimiento con los alumnos de parte de los docentes basado en estas evaluaciones. Los sostenedores y otros agentes externos (e. g. Ministerio de Educación) pueden jugar un importante rol de apoyo a los directores, al desarrollar recursos materiales, proveyendo asistencia técnica, y modificando las condiciones de trabajo para promover un monitoreo eficaz y continuo de los resultados de los alumnos dentro de la escuela.