Manuel Delgado - La Mujer de La Calle

VIII. LA MU MUJER JER DE LA CALLE CALLE

1, LA MUJER INVISIBLE INVISI BLE

Uno de los temas más recurrentes en la poesía moderna que adopta como escenario la actividad de las calles es el que muestra al poeta, sumergido en el bullicio cotidiano, que queda prenda do de una desconocida con la que se cruza casualmente. Vemos ese amor instantáneo del transeúnte por una mujer apresurada -sin nombre, ni origen, ni destino, ni pasado, ni futuro- repe tirse en la historia de la poesía de las calles, desde «Á une passant» de Baudelaire, hasta el «Times Square» de José María Fonollosa, pasando pas ando po porr «Canijo «Canijo de Tamor efíme efímera» ra» de SalvatSalvat-Papa Papasseit. sseit. El flán eur , ese ser que se abandona poeta poe ta se ve en e n estos estos caso casoss como com o fláneur al merodeo ocioso, que se mezcla con la multitud, que distribu ye su atención entre los aparadores de los comercios y los demás viandantes, con una preferencia especial por las mujeres bellas y enigmáticas. La protagonista de la célebre novela de André Bre N adja ja , fundamental para entender el papel de la mujer en la tón Nad imaginación de los surrealistas y las primeras vanguardias, sería el pu p u nto nt o cu culm lmina inante nte de esa fascinación que qu e el varón var ón sensible sensible pued puedee experimentar, de pronto, por una mujer que está ahí, como es peran pe rando do ser ser descubierta descu bierta casi casi por azar entre en tre los los otros objetos que vemos distribuirse en cualquier calle de cualquier ciudad. 224

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El perso personaje central de estos estos ej ejempl emplo os -aq -aqu uel que mira ira> desdescubre y narra narra luego luego—es —es una una versi ersión poeti poetizzada de ese ese héroe de la moderni modernidad dad que es el transeúnte abstracto, bstracto, autorrepre utorrepresentá sentándo ndo-se como persona personaje inmanente inmanente de la vida públi pública, que existe xiste sin obje objeto, to, sin orig orige en, sin desti destina nació ción, n, como si su su hábitat hábitat natural natural fuera uera la calle calle mi misma. sma. Se trata en efe efecto de la ma manif nifestaci estació ón pura de la fi figura abstra bstracta cta del del «hombre hombre de de la cal calle», le», desco descono noci cido do que circul circula a con lilibertad, sin sin tener tener que que pag pagar pea peajes ni brindar brindar ex expli pli caci cacio ones. El hombre hombre de la cal calle se identi identiffica, a su vez, con ese ese personaj personaje e central del sistem sistema a polí políti tico co li liberal beral que que es el ciudadamolécula écula fun fundamental damental de la democra democracia cia, cada una una de cuyas cuyas no, mol accione ccioness es es expre expresió sión n mini minimali malista sta de un espa espacio cio público público enten dido como lugar al mismo tiempo de comunicación y de circu lació ación, en que cada cual puede puede gozar de los pla placeres ceres de la pura pura sociabil sociabiliidad, dad, vi vida relacio relaciona nall sin sin obje objeto concreto concreto,, en la que, que, ade de más, se puede ejerce ejercerr el el derecho derecho a habl hablar y a hacer hacer con con relació relación a los los asuntos asuntos públi público cos, s, esto es es, aquel quellos los que conci concier ernen nen a todos. todos. Aho Ahora bien, el flâneur baude baudeleriano leriano difí difícil cilmente mente podría podría se ser unaflâneuse, puesto puesto que su hábi hábitat tat natural natural -l - la call calle e-- es un do do minio minio usa usado con li libertad bertad sólo sólo por los hombres hombres y control controla ado por ellos. llos. Está claro claro, en esa esa misma dirección, dirección, que todo lo dicho so bre el el hombrede la no serí sería apli plicable cable a una una mujerde la la call lle no la cacomo se sabe sabe,, es algo bi bien disti distinto nto. Una mujer de la lle que, com versión en fem femenin enino o del del hombre de la call calle no es la versión lle, sino más bien su su inv inver ersió sión, n, su nega negativ tividad. De entrada entrada,, mujer mujer de la call calle e signifi significa senci sencilllament lamente e «prosti prostitut tuta a», mujer mujer que es si situada con frecuenci recuencia a en el el estrato strato más bajo del del sistem sistema a de jerarqui erarquizzació ción moral moral de las conduc conductas. tas. No es ca casual sual que a su tra trabajo bajo se le llame ame euf eufemísticam emísticamente ente «hace «hacerr lla a cal calle». le». Una mujer mujer de la calle calle es es aquella aquella que conf confiirma las peores peores sospechas sospechas que pueden pueden reca recaer er so bre bre una muj mujer er que ha sido sido vi vista sol sola, deteni detenida da en una una esquina esquina o rtal cualesquiera. L mujer mujer d l ll aquell l le

















fesiona sionall de las me meretri retrice cess la que ocupa el peldaño más bajo. bajo. En el imaginari maginario o domin domina ante nte acer acerca ca de quién quién tiene tiene dere derecho cho a un un ple ple no uso uso del espacio spacio públi público, co, es un persona personaje que encarna encarna en cier cier to modo una irregularid irregularida ad a correg corregir: está sola sola, ahí, ahí, ante todo todos, s, luego uego espe espera ra se ser aco acompañada, mpañada, y acompañada acompañada por por ese ese hombre hombre al al que espe espera ra y en cier cierto to modo convo convoca, ca, puesto puesto que su prese presenci ncia a señala señala un luga lugarr vacante, vacante, que no es es sin sino o el del del varón que debería naturalment naturalmente e ir a su lado. Lo mismo pasa pasa con la la noció noción de «hombr hombre e público público» », térmi térmi no que designa designa ese personaj personaje e que nace nace con con la la moderni modernidad dad ur bana y a cuya gé génesis nesis y crisis crisis Richard Richard Sennett dedicara dedicara un céle bre ensayo.1 ensayo.1El El hombre hombre públic público o es simpl simpleme ement nte e aquel aquel que se expone -como como hem hemos visto, visto, en el el doble se sentido ntido de visibil isibiliz iza arse y de arriesgarse- a relaciones sociales entre extraños basadas en la apari aparienci encia a y la la puesta puesta a dist distanci ancia, a, de las que la franquez ranqueza no no es jamás amás un requisi requisito to.. En un senti sentido do más restri restringido ngido,, el «ho «hom m bre públ público» co» es aquel aquel que se entrega, entrega, por por así decirl decirlo o, a lopúbli públi-entendido como lo que af afecta a todos y se const constit ituye uye por co, entendido tanto tanto en reino reino de la críti crítica y la la opinió pinión, n, por por lo que le corre corres s ponde ponde el el deber deber de rendi rendirr cuentas de sus sus acci accio ones en el el momen momen to en que se le requiera requiera.. En esta ult ultima acepci acepció ón, el hombre hombre pú blico blico se identif dentifica con el el polí políti tico co o con el el profe profesiona sional de cual cualquier quier si signo que desa desarrol rrollla su activ ctivida idad some someti tido do a valora valora-ció ción por por ese ese personaje personaje abst abstra ract cto o que es elpúblico de cuyo cuyo juici juicio o blico, de depende depende la calidad calidad y la cant cantiidad de su fa fama. ma. En cambi cambio o, «mu je jer pública» es un atributo denegatorio que se aplica a una per sona para la que el calificativo pública implica simplemente aceste caso, caso, no es que que la la mujer mujer estéen el el espaci espacio o cesible a todos. En este públi público, co, sino que ella ella mi misma es parte parte de ese espacio spacio públi público en que se encuentr encuentra a, def definido nido precisame precisamente nte a partir partir del del princi principi pio o de accesibili ccesibilidad dad que que en teoría teoría lo rige rige. Lo contrar contrariio de una mu j úbli disf de jerprivad privad No un muj

















vi vida privada, si sino un una mujer que es propiedad pr privada de un hombre hombre y acce accesibl sible e sólo sólo para para él. Una mujer mujer públ pública es, com como todo todo el mundo sabe, sabe, otr otra a manera manera má más de designar designar a una una puta. puta. La aparente parente parado paradojja que que hace hace que un un mismo mismo atribut atributo o —de exalte e al al hombre hombre a la catego categoría ría de ciudadano ciudadano y reba rebajje a la calle exalt la muj mujer er a la de pro prosti stitut tuta, no puede desg desgajarse ajarse de la manera manera como fue concebida concebida desde desde un princi principi pio o la ciuda ciudad contempo contemporá rá nea. nea. Las Las propia propias noci nocio ones mo modernas dernas —hasta hasta cierto cierto punto punto inter inter cambiables- de ciudadano y urbanita cont contem empl plan an en en su orig rigen a la mujer mujer co como una ano anoma mallía, cuya prese presenci ncia a en la la cal calle es es la de una una enti entidad siem siempre pre ex extraña, mal mal adapt adaptada ada a unos unos cáno cánones nes de una norma normalilida dad d que que distorsio distorsiona na.. El ord orde en polí políti ticoco-se sexua xuall do do minant minante e puede detectar en en la la mujer mujer un exceso xceso de naturaleza naturaleza o un exce exceso de urbanidad. urbanidad. En am ambos bos casos casos se se vie viene a justi ustificar el el est estado de excepci excepció ón a que se la some somete, te, con con el fi fin de mant mantener ener a raya lo que es es indicado ndicado com como una forma especi especia almente mente temi temi ble ble de alterid alteridad ad que que ha logrado rado irrump rrumpiir en en el el seno seno mismo de la civi civiliz lizació ción urbana, urbana, pero pero tambi tambié én una expresió xpresión n fue fuera ra de con con trol trol de la esenc esenciia misma de lo urba urbano. no. Simone mone de de Beauvo Beauvoir ir lo entendió entendió bieii bieii cuando cuando señalaba señalaba cómo «e «el ci ciudadano udadano busca la animali animalidad dad en en la la muj muje er, pero pero el el campesin campesino o que que hace hace el servi servicio cio mil militar encuent encuentra ra en el el burdel burdel toda toda la ma magia de la ciuda ciudad. La mujer mujer es campo campo y pastura, pero también también es es Babil abilonia» nia».1En ef efec to, la mujer cont contiinúa si signif nificando cando en la la ciudad la parte parte natura naturall de la condi condici ció ón humana, su lado «crudo «crudo» ». Se la ve entonce ntoncess como como emerg emerge encia en un co contexto ntexto hipercu hipercult ltura uralliz iza ado -l - la ciu ciu dadad- de un fa factor ctor que lo nieg niega a, por cuant cuanto o evoca voca la supue supuesta sta ve verdad natural del ser humano. Su estatus puede parecer homolog logable ento entonce ncess con el del del animal nimal de compañía, compañía, ser ser natural que ha sido no tanto dom domesticado sticado, como domici domicilliado, do, persona personajje obediente, bediente, sumiso sumiso y perm perma anentement nentemente e disponi disponibl ble, e, que que está está en

















casa casa cuando cuando no se le saca saca a pasea pasear y que se especia especializa en la la dis dis pensaci pensació ón de de afecto a los los demás demás compo componentes nentes del hoga hogar. Pero Pero al al tiem tiempo po que encarn encarna a esa naturalez naturaleza a dóci dócill que ha en en contrado un lugar lugar subordinado subordinado y servil servil en la ciuda ciudad, d, la mujer mujer tambi también én puede ser ser puesta al serv serviicio de la repre representa sentaci ció ón de lo inquieta nquietant nte e de de la vida urbana, urbana, o de la ciudad ciudad misma, de su lado oscuro, oscuro, de su condi condici ció ón al ti tiempo empo depra depravvada y depra depravadora vadora,, de su reputaci reputació ón com como lugar ugar de dese desesper spera ació ción y de peca pecado. do. De he he cho, la gran ran tradición tradición de la urba urbano noffobia de de inspira inspiració ción n bíbli bíblica ca ha pensa pensado do la ciudad ciudad como la Gra Gran n Ramera Ramera -Babel, abel, Sodoma, doma, Gomorra, omorra, Babilo Babilonia nia, Roma-, ma-, aquella aquella que debía ser ser casti castig gada por su sus inco incontables ntables abominacio bominaciones. nes. Por otro otro la lado, la puta calle calle je jera es, en el primer imaginario de lo urbano moderno, mo motivo al tie tiempo de fascinación scinación y de re recha chazo zo.. Los Los «pinto pintore ress de la vida moderna» moderna», por por emplear emplear la ima imag gen acuñada por por Bau Baudelaire, delaire, la colo colocan can en el el ce centro mismo de sus sus represe representacio ntaciones nes.. Ahí están stán los dibujo dibujos del del propio propio Co Const nsta anti ntin Guy Guyss y sobre sobre todo del del belga belga Félicien Rops (La bebedora de abse senta, Indigencia). Recuérdese el ól óleo de Lesse Lesserr Ury Ury —el pri primer gran ran pint pinto or alem alemán án que ado adop p ta como tema la gran ciudad- Escenade calle le berlin inesa, pintado en 1889 1889» » Muest Muestra a dos mujeres mujeres que at atraviesa raviesan n una una calz calzada mo mo ja jada en un ambiente nocturno, en entre el tr trasiego de de los coches» cubiertas cubiertas con un pa parag raguas. uas. Una de ellas apa aparec rece e vol volviéndose viéndose le le ve vemente hacia el punto de vista del espectador. Nada indica ex plíc plíciitamente cuál cuál es la ident identiidad de las dos transeúntes. transeúntes. En En cam cam bio bio, no hay duda: son dos dos prosti prostitutas. tutas. En En 1914 1914,, Franz Franz Krüg Krüge er pinta Friedrischstn'asse. La escena presenta presenta a otra tras dos dos mujere mujeress de aspecto specto esti estilliz iza ado, do, en la la call calle e que que da títul título o a la obra obra.. Un grupo grupo de varones varones expecta expectantes ntes al al fondo, como guarda guardando ndo cola cola, nos vu vuelve a invitar a la misma inferencia. En el el pla plano literario terario,, la literatura teratura de la modernidad no no con templ l nci de la muj n l call sino baj bajo la la figura figura de

















ranci rancia para pasea pasearr po por la la cal calle con con la la excusa excusa de ir a ver escapara escapara tes. tes.1En la las descrip descripci cio ones poética poéticass de Verl erlaine o del mismo mismo BauBaudelaire se se desplieg despliega a todo ese unive universo pobl pobla ado defilies des rúes que tanto le serv serviiría rían al al barón barón Haussma Haussmann nn parajusti ustificar su su des des póti pótica ca «hig higieniza enización» ción» de París. París.2 2 Al tie tiempo que es seña señalada lada como como sínto síntoma ma de un ma mal social social -l - la ciudad ciudad mismamisma-,, la prostitu prostitu ta callejera callejera puede puede se ser tambi tambié én un para paradój dójico factor de dig dignif nifica ción y ternura para un medio ambiente urbano imaginado com como inmiserico nmisericorde. rde. Pié Piénsese nsese en todos todos esos esos personajes personajes inmort morta a liza lizados dos por por el el cine, cine, enqe enqe los los que que las las prota protagonist onista as de Las noches dard, o Irma la dulce, de Cabir abiria, de Fellini, Vi Vivresa vie, de Godard, de Billy Wil Wilder, serían otros ta tanto ntoss para paradigma digmas. En otro plano, no es es m me enos signi signifficativo icativo cómo cómo la primera perce percepció pción n de lo urbano urbano como opacidad opacidad y mara maraña ña incontro ncontrola la ble ble, fuent uente e de zo zozo zobra bra para todo todo pode poder, r, insi insisti stiera era en mostra mostrarr su su principa principall motivo motivo de inquietud inquietud - la acti activi vida dad d de las las masa masass- en término términos fem femenino eninos. s. En efecto, cto, es elocue elocuente nte que las muche muche dumbres dumbres urbana urbanass fue fuera ran n conceptuali conceptualizzadas das con tant tanta a frecue recuenci ncia a como como dotada dotadass de un un «temperam temperamento ento femeni emenino no» », preci precisa same mente nte para subrayar subrayar su naturaleza naturaleza impredecib impredeciblle, alterabl terable e y pelig peligro rosa sa.. El gra gran n teórico teórico de las las ma masas sas de la primera primera psico psicolo log gía social, social, Gusustave Le Bon, Bon, escri escribí bía a en 1895: 1895: «Las multi multitud tudes es son por por doqui doquier er femeni emeninas.» nas.»3 3En esa esa frase rase se resum resume e la intercambi intercambiabi abillidad entre -por decirl decirlo o como como propone propone Serge rge Moscovici—e scovici—ell «eterno terno feme nino nino» » y el el «ete «eterno rno colecti colectivvo», ambos bos cara caracteriz cteriza ados dos por por su su tem pera perame mento nto «emotivo tivo y caprichoso caprichoso,, luná lunáti tico co y veleidoso veleidoso [.. [...]. .]. La masa, masa, como como la rinu rinujer, jer, está está preparada para la sugest sugestiión, del mis mis 1. Cf. Cf. J. Wolf Wolff, f, «The Invisible visible Flane Flaneuse; se; Women Women andthe andthe Uteratur Uterature e of Modernity»> Theory, Culture & Societyy II/ 3 (1985) 985), pp. pp. 3333-46. La autora autora na na rra cómo George Sand tuvo que conocer conocer las call calles es de París, París, en 1831, 1831, visti vistién én dose como un jov oven en estudiante. estudiante.



















mo modo modo que su pasi pasividad, su sumisi sumisió ón tradici tradicio onal, su re resis tencia al al do dolor la predispo predispone nen n a la devo devoció ción. n. Es cortesa cortesana na y guardiana uardiana del del hog hogar, la amante amante a la que que se se conqui conquista sta y la la nov novia con la la que se contrae contrae matrimo matrimoni nio o».1Mucho despu despué és, en 1977, 977, Michel Michel To Tournier se ref refería en en Le Vent Paracl clet a la multitud como «ese monstruo monstruo hembra y quejumbro quejumbroso so» ». El dif diferenci erencial al semánt semántiico que que se establ stable ece al amol amoldar la di di vi visión simbólica de los sexos al co contraste público/ privado o ca lle/ca lle/ casase expli xplica - es obvio- por la la manera nera no menos menos contra contrasta sta da de concebir el lugar ugar y los los roles de la muj mujer er y del del hombre hombre en en ambos dominios. dominios. Si lo lo público público tie tiene un valor valor di distinto stinto para para hom hom bres bres y mujere ujeres, s, pasa pasa lo mismo con la la experiencia experiencia dela priv privacidad. De igual manera, manera, la casa casa es el el lugar lugar de los casados, el el espaci espacio o na na tural tural en que se rea realizan la las supuestas supuestasvirtudes rtudes sacra sacrallizantes del ma trimo trimoni nio o cristia cristiano. no. Para Para los los hombres hombres esta estarr en en la la propia propia casa casa im plica, a partir de finales del siglo XIX, procla proclamar mar un territ territori orio o proteg protegido ido,, una fo fortal rtaleza en la la que se puede puede org organiz nizar la vida vida con liber libertad. tad. La forma moderna moderna de da dars rse e la div divisi isión ón de lo público público y lo privado privado se produce produce en para parallelo a la que enfrentara nfrentara,, de un la lado, do, la racio racionali nalida dad d norm norma ativ tiva —equi equililibrada brada,, imparcial, imparcial, univ universal ersal-, y, del del otro, otro, el ámbi ámbito to de los af afectos y las pasio pasione ness -imprevi mprevisibl sible, e, he terog terogé éneo, neo, caóti caóticoco-. Al Al mismo tiempo, tiempo, la divisió división n simbólica simbólica de los sexos sexos en ciernes encont encontraba raba que mientras mientras los los hom hombres eran eran depositario depositarioss «natural naturales» es» de aquell quella ra razó zón n norma normati tivva, la mujer mujer de de bía bía asumir como la labor bor fundam fundamental ental el el manteni mantenimient miento o del del hog hogar, ámbito mbito en el el que el varón debía debía encontrar ncontrar el el alivio vio de impul mpulsos

















de manera manera que si esa esa dico dicoto tomí mía a hubi hubiera sido otra, el aspe aspecto cto y la la orga rganiza nización ción de la vida urba urbana na sería serían n hoy hoy bien disti distintos. ntos. En ello llos, la desigua desigualda ldad socio socioeconó conómica mica,, pero pero tam tambi bién én la la de génenero, se traduce traduce en en segreg segregació ación n espaci espacia al, y podrí podría a aseg asegura urarse rse que la div divisió sión sexual sexual es en buena buena medida medida uno uno de los los elemento elementoss que distribuye los equipamientos públicos y concibe las escenogra fías ías para parala vida igual igualmente en en públic público o, puesto puesto que la dime dimensi nsió ón funcional de la ciudad no se ha podido liberar de la determina ció ción que sobre ella ella ejerce la dime dimensi nsió ón norma normati tivva de la socieda sociedad d que la la crea y la la usa usa.. La moderna disti distinci nció ón entre público público y privado privado establ stable ecía que lo primero primero debía debía consti constitui tuirse rse en un territ territo orio homog homogé éneo neo y tranquilo tranquilo, someti sometido do a la vigilancia ncia del del Estado, Estado, por lo que que las las tur bulenci bulencias as emoci emocio onal nales y las energ energías ías pasiona pasionalles de su sus titul titula ares natura naturalles -l -los varone varones, s, por supue supuesto— sto—de debían bían por por fue fuerza rza some some ters terse e a un replieg repliegue ue forzoso forzoso a los ámbi ámbito toss de lo segundo segundo,, en el el que las las mujere mujeress -especial -especialiizadas cultural culturalme ment nte e aho ahora ra en los do minio minios del del afecto y la la sexua sexualilida dad d domé domésti stico coss- asumiría sumirían la la es tratégi ratégica tarea tarea de ma mantenerlo ntenerlos sati satisf sfe echos. Nos hallam hallamo os ante la la invenci nvenció ón del «am «ama a de casa casa» », concre concreció ción n de un código código social social que excluye excluye a la mujer mujer de ios ios espa espacio cioss públi públicos cos y la condena a per per manecer at atada a esa esf esfera domésti doméstica ca de de la la que se la hace hace guarguardiana diana y mant mantenedor enedora a. La rea realizació ción de ese tránsito tránsito hacia hacia las es es truct tructuras uras soci socio ofamili miliares res moderna modernass no podí podía a hace hacerse rse más que que llevando a cabo cabo una una rein reinterpretació terpretación n de una mujer mujer ya hasta en tonce toncess y por doqui doquier er si siempre estatua estatuada da en en términ término os def defectivos. ctivos.

















ese santuario santuario de la priv privacidad que debía debía ser ser el el hog hogar. No se tra trata de sugerir sugerir que la mujer mujer no hubi hubiera sido vícti ctima ante ntes de esa esa divisi divisió ón simbó simbólilica ca que, que, en el el pla plano de las las prácti práctica cass soci socia ales tan to com como en el de las proyeccio proyeccione ness mítico mítico--rituales, rituales, remite remite a lo curvo, curvo, lo interior« ior«, lo húmedo húmedo,, lo lo oculto oculto,, lo lo priva privado, lo bajo bajo,, lo lo trase trasero, ro, lo coti cotidi diano ano,, etc. Se trata trata de que la mujer mujer moderna, res res ponsa ponsabl ble e del del manteni mantenimi miento ento en condi condici cio ones de ese ref refugi ugio mas mas culi culino que iba iba a ser ser el «ho «hog gar, dulce dulce hog hogar», habría habría de cono conocer cer nive niveles descono desconocido cidoss de subordin subordina ación ción y dependencia dependencia respe respecto cto de los mari marido doss y, y, en gene general, ral, del gé género nero mascul masculiino. no. En la la casa casa,, sometida; fuera de ella, sencillamente inexistente, invisible, sin dere derecho cho al ti tiempo empo y al al espacio espacio,, vícti ctima de una ag agoraf rafobia bia que que se se le impone» Ese conj conjunt unto o de factore ctoress es es el el que vuelve uelve a poner poner en en cues tión tión el axio axioma que procl procla ama el espacio spacio públ públic ico o como espa espacio cio de y para todos. De Desde sde el princi principi pio o, los los obstá obstáculos culos para para un di disfrute sfrute igual gualitario tario de la cal calle por parte de hom hombres y muje mujeres se se debie debie ron ro n a que si si la las cal calles eran eran para para los los hombre hombress un lugar ugar de la in sinceri sinceridad dad y la la incerti incertidumbre, dumbre, más lo iban a ser ser para unas unas mu je jeres a las qu que la la mi misoginia do dominante at atribuía no no sólo una mayo mayorr debili debilidad musc muscular, ular, sino tambi también én una endémi endémica vulnera ulnera bil bilidad menta mental.l. Dejando de lado que pudiera pudieran n ser ser víctima ctimass pre pre ferentes rentes de la insegurida nseguridad call callejera, ejera, y por por tanto necesi necesitada tadass de la protecció protección n del del vi vigor físico ísico superio superiorr de de los los varon varone es, tam tambi bién én es es taban meno menoss capaci capacitadas tadas para evitar evitar las las tram trampas pas de un mundo mundo de apariencia pariencias y simulaci simulacio ones, ardides rdides que podí podían an aprov aprove echarse charse

















hombre hombress pudiera pudieran n ver cuestio cuestionada su respetabil respetabiliidad, puesto que sume sumergirse rgirse en en el el domi domini nio o público público impl implicaba para para ellos llos hace hacerlo rlo en un territo territorio sin moral, en que las atadu atadura rass de la decenci decencia a po po día dían quedar quedar relajada relajadas. s. Al Al contrario contrario,, para para las muj mujeres res lo públic público o «represent representaba aba un luga lugarr donde donde se corrí corría a el ries riesg go de perder la vir tud, tud, de ensuciarse, nsuciarse, de ser ser arrastrada hacia hacia un turbul turbulent ento o e im petuoso remolino».1Porque el espacio público era inseguro no sólo físi física ca sino tambi tambié én moralmente, moralmente, jus justo to por su condi condició ción n de accesibl ccesible e a todos, todos, la mujer mujer debí debía a sali salirr y volv volve er de su ca casa rig riguro uro same samente nte vig vigilada por su padre padre,, por su herma hermano no,, por por ssu u novi novio, o, por por su esp esposo oso o por por cualquier cualquier varón dispue dispuesto sto a asumi asumir la la res res ponsabi ponsabillidad de acompañar a una dama hasta hasta la la puerta puerta misma de su domici domicillio. io. Ni siqui siquiera era la «trabaj trabajadora de la call calle» e», la pros pros titut tituta a, podí podía a estar star so sola, la, sino some someti tida da en todo momento momento a la vi gilanci gilancia a de su chulo. chulo. El descono desconocido cido,, el transeú transeúnte, nte, ese protag protago o nista nista pref preferente rente de la activ actividad idad públi pública, era para para la mujer mujer una amena menazza, por por mucho que no quedara quedara claro si lo era para su integridad tegridad personal o más más bien bien para su natural naturaleza eza de de propi propieda edad d priva privada de un solo solo hom hombre. bre. Aho Ahora bien, la la realidad sobre las ventajas de del ho hogar por lo que hace ala seg seguridad femenin emenina a se se ha demostrado demostrado muy dist distiin ta. ta. En ef efecto, el nuevo territorio territorio hog hogareño reño no fue fue en absol absoluto uto para la mujer mujer lo que prometí prometía a ser ser para el hombre hombre:: lugar para para las certidumbres, certidumbres, reducto reducto de congrue congruenci ncia a. Enseguid nseguida a se vería que, que, para para las muj mujeres, res, lejos de opone ponerse rse,, la esfe sfera de la vi vida públi pública y la de la vida priv privada se compl compleme ement ntarían arían de manera manera perversa perversa,, y

















bitualment bitualmente e explot xplota adores, dores, de servi servicio cios, s, tra traba bajjo, dinero y sexo, sexo, por por no menc menciionar que, que, frecuentemente, recuentemente, es el luga lugarr de coe coerció rción y vi violencia».1El 1El pa patriarcado privado, ej ejercido en el el do domicilio conyug conyuga al, no sólo no ali alivvió el patria patriarc rca ado publico publico -el - el de las las es es feras ras eco econó nómica micas, s, polí políti tica cass y toda todass las vincula nculadas a las las form forma as más extrí extrínse nseca cass de de activ ctivida idad soci socialal-,, sino que dev devino ino enseg enseguida su exace exacerba rbació ción, n, su expresió xpresión n má más inmise inmiserico ricorde rde.. El propio propio Jür Jür-gen Haberma bermas, a quien quien tanto deben deben las las teoría teorías del extrem extremiismo democrático democrático que enfa nfatizan tizan la vocación ocación igua iguallitaria taria del del espa espacio cio públic público o, ha recono reconocido cido,, treint treinta a años despu despué és de su famoso libro libro sobre el el asunto sunto, que la la esf esfera públ públiica burguesa burguesa nace nace y se desa desa rroll rrolla a baj bajo el signo signo de la exclusió xclusión n sexi sexista sta y que el el espacio spacio pú bli blico no fue fue el pretendido contra contraste ste del patriarcal patriarcal espacio spacio priva privado, sino su prótesis, su continuación ampliada.2 El hog hogar no fue para las muj mujere eress un lugar ugar de repl repliiegue, egue, sino sino de re relega egació ción y de reclusió reclusión. Es posib posiblle que para para los hombres hombres el espacio spacio público público fuera uera un lugar lugar desa desapacib pacible le y peligroso peligroso,, some someti ti do a todo todo tipo tipo de peli pelig gros físi físicos cos y morale morales, s, frente rente a los los cua cuales el el hog hogar era el refug refugiio, pero pero para para la mujer mujer se anto antoja que má más bie bien ha sido sido al revé revés. s. En En ef efecto, las estadísti estadística cass -cuan cuand do menos nos para el caso caso europeo—no europeo—no han hecho hecho sino sino demo demostrar que es fa falso que las mujere mujeress deban deban senti sentirse má más inq inqui uietas etas en en la la cal calle que en en casa casa.. No sufre sufren n ataques ataques prefer preferentem enteme ente nte en en lug luga ares público públicoss y por por parte de varones varones desco descono noci cido dos, s, ni el hog hogar es el luga lugarr más más seg segu ro para ella ellas. Los Los dat datos ponen ponen ensegui enseguida da de de mani maniffiesto que es en las las casa casass donde donde las las muj mujeres eres han sido sido y co conti ntinúan siendo some some



















conocido conocidoss -co -con n frecue recuencia ncia sus propias parejas- que las las esp espe eran ran o la las persigue persiguen. n. Si pa para los los varones varones la inti intimi midad dad domé domésti stica ca sedi di seña seña como un aliv alivio frente rente a los avata avatare ress y sinsa sinsabo bore ress de su vida públ pública, para las muje mujeres res ha sido y es es dema demasi sia adas das vece veces un infiemo.1

2. INTIMIDADES EXTERIORES Tienen razó razón n quienes quienes han han advertido advertido hasta hasta qué punto punto la apli plicación cación de una perspe perspecti ctiva va de género nero cuestio cuestiona, cuando no disuelv disuelve e, muchas muchas de las ce certezas rtezas a las que, que, en cualqu cualquiier disci discipl plii na o campo campo temáti temático co,, los enf enfo oques ques convencio convenciona nales les cree creen haber haber lle llegado. do. En concre concreto to,, y como en en tantos otros otros ámbito mbitos, tampo tampoco co la mayo mayorí ría a de de teóricos teóricos de la vida coti cotidi diana ana en la las socie sociedade dadess oc oc cidentales cidentales contempo contemporá ránea neass han han consi considera derado do o se se han atrev atreviido a tener en cuenta cuenta el pape papell estratég estratégiico que juegan uegan los los determinan determinan tes de género énero en las relaciones relaciones en en públi público. co. Es cierto cierto que uno de sus sus grandes randes precur precursores, sores, Ge Georg Simmel, notó notó que la cultu cultura ra oc cident cidental al no era era en absoluto absoluto asexua sexuada da,, es decir indi indifferente erente a la duali dualidad dad sex sexual ual, sino sino entera enterame mente nte mascu mascullina,2 na,2pero pero esa esa perce percep p

















riable riable genéri genérica ca un lugar relevante relevante en sus sus anál análisis. sis. Es cier ciertto que gran ran parte parte de la apo aportació rtación n de estas stas corrie corrientes ha consi consisti stido do en resa resaltar ltar el debilit debilita amiento de los constre constreñimiento ñimientoss so socioe cioestructustructural rales que se produce produce en en los los conte contextos tos situacio situacionales, nales, la apertura que en ellos llos se da a las virtud virtudes es liliberado beradora rass del azar azar y la la af afirma ció ción que impl impliican de la capaci capacidad dad de los sere seress humanos humanos para de de finir inir y rede redeffinir inir los mo momentos ntos que vive viven. n. Se olvidaron, lvidaron, no obs tante, de reco recono noce cerr cómo los los av avatare tares de de la vida públ pública tiene tienen n un sig signif nificado cado y unas unas conse consecue cuencias ncias sociales sociales abso absollutame utamente nte dis dis tint tintas as para para los los hombres hombres y para las muj muje eres. res. Así Así,, con valio valiosas sas ex ex cepcio cepciones,1no nes,1no se ha recono reconoci cido do en la la desigualdad entre entre los los se se xos un factor ctor inso insosl sla ayabl yable e en en la la génesis nesis sexuada sexuada y sexuante sexuante de la moderna moderna noció noción n de espacio spacio públ público, co, ni seha puesto puesto el ace acento nto en la desv desvent entaj aja a de parti partida que af afecta a las mujere mujeress —así como como a otros otros sere seress humano humanoss inf inferio eriori rizzados— dos—, que les impi impide de ejercer ejercer una concurre concurrenci ncia a públic pública a basa basada da en la conf confianza nza mutua, la auto autono no mía y la seguri seguridad. dad. Los traba trabajjos sobre sobre espacio spacio públic público o que no ha han consi conside dera rado do a las muj mujeres res có cómo factor dil diluido uido,, a omitir, mitir, punto punto ciego ciego en los reg registros empírico empíricoss y en en la las el elaboraciones aboraciones teórica teóricas, s, han han puesto puesto de mani maniffiesto cómo cómo es es cierto que, luego uego de más de un un sig siglo de ge ge

















de una libertad libertad de movimi movimiento entoss que su sus ma madres dres no cono conocieron cieron.. Las esposas esposas cada cada vez dependen dependen meno menoss de sus sus mari marido doss a la hora hora de disf disfrut ruta ar de los lug luga ares público públicoss o semi semipúbli públicos cos —restauran restauran tes tes, loca locales les de ocio ocio, cines, cines, et etc- . En Europa Europa,, existe xisten n cada cada vez vez menos ejemplo plos de seg segre reg gación ción espacial espacial explí explíci cita ta por por motivo motivoss de género énero.. Las Las muj mujere eress se se han in incorpo corporado rado en masa masa al mundo mundo la bora borall y lo lo han hecho hecho en no poca pocass ocasio ocasione ness asumiendo asumiendo lugare lugaress de responsa responsabil bilidad idad,, lo que ha implica mplicado do una relativ relativiz iza ación ción de lo que hasta hasta aho ahora ra había había sido una reclusió reclusión en el el hog hogar o sus sus al ale daño daños, s, es es decir el el barrio o el el co conjunto njunto resi residenci dencia al. Las Las muj mujeres res también ha han podido podido bene benefficia iciarse ma masiva sivamente mente de las las virtude virtudess prestigiado prestigiadora rass del del desplazamiento desplazamiento,, la itineranci tinerancia a y el el viaje. viaje. Pero Pero no cabe cabe enga engañarse ñarse ante lo lo que ti tiene no poco de espe espe ji jismo. Co Como ha ha señalado Jacqueline Coutras sobre la relación entre mujer mujer y esfe esfera públ pública ica, estar estar má más presente presente no tiene tiene por qué impli mplicar car habe haberr devenido devenido más visibl sible.1 e.1Los Los cam cambios bios en en la distri distri bución bución delabores labores hog hogareña reñass no han modif modificado como podí podía a ha bers berse e previ previsto sto la la tra tradici dicio onal asi asig gnació nación n del del espacio spacio públic público o a los va varones y de del ám ámbito privado a las mu mujeres adultas. Ta Tampoco han supuesto supuesto la desapa desapari rici ció ón de la la naturalez naturaleza a fuertemente uertemente se se xuada de de la activ actividad en las cal calles y pla plazas, ni ni en los los lug luga ares se se

















sión sión simbó simbólilica ca de los sexos sexos que que habían sido inculcada inculcadass dentro, en la ca casa y en en el el col colegi egio.1Hoy Hoy como aye ayer, r, all allá af afuera uera,, en la la call calle e, en ese ese nuevo nuevo bosque bosque de Caperuci aperucita, el Lobo Lobo si sigue acechando acechando a las niña niñas y a las jovencita encitas baj bajo el aspecto specto del del personaje personaje central de la vida urbana, urbana, ese «descon descono ocido cido» con con el el que baj bajo ningún ningún concepto hay que entabl entablar ar conv conve ersació rsación. n. Por supues supuesto to que cont contiinúan habiendo lugare lugaress y conducta conductass públ públicas vedadas vedadas a las mujere mujeres, s, a no ser ser que éstas éstas estén dispues dispues tas tas a pone ponerr en en pelig peligro su reputació reputación, n, sig siguiendo la lóg lógica de del «¿qué ¿qué hace hace una chica chica como como tú en un siti sitio o como éste? éste?», toman do el el tí título tulo de la película película de Ferna Fernando ndo Colo Colomo mo de 1978. 1978. Los it iti nera nerario rioss fem femenin enino os suelen suelen ser ser pref preferentem erenteme ente nte los mismo smos que ante ntes: ir de compra compras, s, llevar o recoge recoger a sus sus hij hijos a la escue escuella, etc. El merca mercado, do, la tienda tienda,, el jardín jardín infa nfanti ntil o las las puerta puertass de los los co co legi legios sig siguen uen siendo siendo esfe sferas ras espa espaciales ciales casi casi especí específficame cament nte e fe fe meni meninas nas y puntos puntos a partir partir de los cuales cuales la inmensa inmensa ma mayorí yoría a de muj mujere eres org orga aniza nizan cog cogniti nitivvament mente e el resto resto de la morfo morfolog logía ur bana. Todo ello ello no es sino el result resulta ado de que las las tare tareas propias propias del del «ama de casa casa» » son todaví davía eje ejercidas rcidas abrumadorame abrumadorament nte e por por las mujere mujeres, s, aunque deba deban n ésta éstass distr distriibuir buir su tiempo tiempo dispo disponibl nible e

















puede puede siem siempre pre oponer poner efi eficaz cazmente mente su su potenci potencia al iguali igualitario tario a las flagrantes agrantes asi asime mettrías rías que las las muj mujeres eres deben deben sufri sufrirr en el el mercado mercado de trabaj trabajo, en el el hog hogar, en la distri distribuci bució ón de la justi usticia, cia, en las jerarqu rarquiz iza aciones ciones polí políti tica cass o en en el el sistem sistema a educati ducativvo. Las Las potenci potencia a lida lidades des democrá democráti tica cass del espa espacio cio público público,, como como espacio spacio de todos todos y para todos, no se han realizado, puesto que se resienten de los lastres lastres de un un siste sistem ma global lobal que se funda, por por defin definiició ción, en la la desigualdad en el el acceso cceso y el usufructo usufructo de los recursos recursos socia sociales. Eso imp impllica que todas todas las segreg segregacio aciones nes espaci espacia ales basada basadass en en la la desigua desigualldad de cla clase o de etni etnia afectarán ectarán siem siempre pre más más a las mu mu je jeres del se segmento ex excluido qp qpe a sus hombres. La Las asimetrías reinantes en en la la soci socie edad dad no pueden pueden dejar dejar de encontr encontra ar una una ins cripción topográfica incluso en aquellos escenarios en los que, en princi principi pio o, deberían deberían dominar dominar las las identidades identidades abstra abstracta ctass - aje aje nas nas a prio priori a la div divisió sión sexual sexual—en que sedebería fundar fundar la con con vi vivencia democrática, es esto es, las de ciu ciudadano y usuario. Ese marea mareajje espaci espacia al de las mujeres mujeres se se traduce igualmen igualmentte en un escam scamote oteo del del dere derecho cho a disf disfrutar rutar de las las ventaj ventajas del anoni anoni mato y la indi indivviduaci duació ón que que deber deberíían presidi presidirr las las relac relacio ione ness en tre descono desconocido cidoss en espa espacio cioss público públicos. s. La natura naturaleza leza neutral y mixta mixta del del espa espacio cio públi público es, no nos hag hagamos ilusiones, usiones, mucho mucho



















ment mente e por por y para la mirada mirada de los los dem demás, lo que cabe cabe col colocar car en en la misma base base de la la inseg inseguri uridad dad a que que se se las cond condena.1 ena.1 Debe recorda recordarse rse aquí que todo todo el entramado entramado teóri teórico co intenteraccio raccionist nista a se se gene genera ra a parti partir del supuesto de que ese ese otro —u otra- con quien se neg negocia en en cada cada situa situaci ció ón ha visto rea realiz iza ada la utopí utopía a de de una considera consideració ción n desa desaffilia liada de cual cualquier conti contin n genci gencia a que que no sea sea la de la propi propia a prese presenci ncia a fí física sica en tanto tanto que ser ser libre libre e igual merece erece los los mismo mismoss debe debere ress y derecho derechoss de que nos cree creemos depo deposi sitario tarios.2 s.2Y Ya se ha hecho hecho notar notar cómo ese pri prin cipi cipio de igual igualdad forma formall y recip recipro rocid cida ad que se se supone supone que ri rige insti instituci tucio onal y unive universal rsalmente mente las las relacio relacione ness en en público público,, y que que distri distribuye buye de ma manera equitati equitativva respe respeto to y digni dignidad, dad, es una mera mera ilusió ilusión n pue puesto que las las re relaci laciones nes de opresió opresión, n, discriminació discriminación ny explo explotació tación que rig rigen las rel relacio ciones soci socia ales rea reales est están presen presen tes tes en en cada situaci situació ón concreta concreta cara cara a cara cara.. Y dado que la est estruc ruc tura socia social está prese presente nte en en el núcleo núcleo mismo mismo de toda toda interac interac

















daci dación socia social son consi considera derabl blem emente ente me menore noress que para para las mu je jeres» y menor también el el precio a pagar por los deslices y ma lentendido entendidoss que de manera manera constante constante gene genera ran n la las relaciones relaciones en en tre descono desconocido cidoss totales totales o relati relativo vos. s. Aho Ahora bien, es esa sexuación del espacio público no no lo logra de va valuar ni desactivar co completamente su sus vi virtudes. Bien podría pensa pensarse rse que, que, para para la muj muje er, el espacio spacio exterior terior conti continuó nuó siendo lo que habí había a sido sido en otras otras soci socied eda ades y en en Occi Occidente dente antes antes de la instau instaura ració ción n del del modelo de famili milia edíp edípiica y repl reple egada sobre sobre sí misma: misma: una esf esfe era en que -aunqu aunque e fue fuera ra más precariament precariamentee- se podí podía a rea realizar el rei reino de la libertad, en las las ant antíípoda podass de un un es es paci pacio o interio nteriorr en en que impera el reino reino de la nece necesida sidad. d. Eso Eso no quiere quiere decir decir que la cal calle no haya haya sido sido y sea un escena escenari rio o de peli peli gro para las muj mujeres, eres, a las que que los los fa factore ctoress de ins inseg eguri uridad dad af afectan ectan mucho más int intensame ensament nte e que que a los hom hombres. bres. Por des desco cont nta ado que tam tampoco poco conl conlleva leva dudar que que el el espacio spacio urbano urbano no ha si sido

















gas, el confe confesor, sor, el amant amante.,. e.,. Allí>e llí> entre desconoci desconocidos, dos, la mujer tambi también én po podía día esca escabull bulliirse de las habladurías y de los rumo rumores, res, eludi eludirr lla as vig vigilancias ncias ejerci ercida dass en en nom nombre de la comuni comunidad, dad, ser ser -paraf parafrasea raseando ndo a Baudelair Baudelairee- ella ella tambi tambié én una pri princesa ncesa que que goza goza en toda todass parte partess de su anoni nonima mato to.. Ha sido entre la mult multitud tud de descono desconoci cido doss que se se agi agitan por por las las cal calles donde donde las muj muje eres han han podido podido encontrar ncontrar un últi último ref refugio ugio para para los interca intercam mbio bios má más priv privados, dos, un escena escenari rio o sobre el que ensaya ensayarr sus sus me mejores res int intento entoss de fuga fuga y sobre el el que cono conocer cer más más de cerca en qué puede llllegar egar a consistir la libertad. 3. SALIR

¿Qué quiere decir salir?¿Qué impl implica ese eseverbo verbo,, medi media ante nte el el que indi indicam camo os la acció acción n de abri abrirr una puerta y pasar pasar del del int interio eriorr

















pasa pasa a un estadio en que debe debe dar dar de nuev nuevo expl explicaciones caciones a al guien uien sobre sobre sus activ actividades sociales sociales en públi público. co. Para Para las muj mujere eress adultas adultas «honestas» honestas», salir se identi identiffica con usar usar los los espa espacios cios pú blico blicoss y semip semipúbli úblico coss co con fines fines no instrume instrumentales, ntales, al marg marge en de las incursio ncursiones deriv deriva adas das de las obl obligacio ciones hog hogareña reñass o labo labora ra les. Se sale entonces de compras compras con con la las amiga amigas, s, la madre madre o la la le entonces sueg suegra, ra, o al al cine cine o a cenar cenar con el el marido marido.. En muchísi muchísimo moss casos, la mujer mujer casada casada no sale: «la sacan» sacan». Por tanto tanto,, sal salir a la ca calle lle sol sola as, usar usar esacal calle con libertad libertad y sin tutelas ha sido y conti continúa núa siendo siendo un obje objetivo tivo importante importante para para muchas muchas muj mujeres, res, una una pugna cuyo cuyoss éxito éxitos, s, sie siempre parci parcia ales, son un buen buen barómetro a la hora hora de medir medir el el grado rado de ema emanci ncipació pación de los los mi miembro embross de cada cada soci socieda edad, d, sobre todo, todo, por supuesto supuesto,, de aquel quellos los que han han sido disminui disminuido doss por por la distri distribuci bució ón de poder poder en el el seno seno de la fam famiilia y de la soci socieda edad. d. Lugar ugar sexuado, sexuado, escena scena rio rio en que se se inscri nscriben las las desigua desigualldades que gravan a las muje muje

















que en ell ella a rige rige. Si por un lado la la mo moderni dernida dad d ha insti instituc tuciionali nali zado toda todavvía más la dependenci dependencia a femenina, emenina, al tie tiempo que en en contraba contraba nue nuevas vas form forma as -algunas algunas bien sutil sutiles- de disimu disimullo y jus jus tif tificación icación parael domin dominio io masculi masculino no,, no es es me menos nos verda verdad d que ha hecho hecho de sus sus nue nuevos vos esp espa acios cios de y para para la publ publicidad cidad -l - la cal calle, sobre todos ell ellos- cualquier cosa cosa menos un luga ugar tranqui tranquillo y pa pa cifi cificado. cado. La calle calle ha sido sido,, sobre todo, todo, un espa espacio cio donde donde se se espe spectacul aculariz arizan an la las tensiones tensiones socia sociales y se produce producen n los los gra grandes ndes ensa ensa yo yos libertadores. El El espacio urbano no es sólo que se haya visto atrav travesado sado por por las divi divisio siones de género, nero, sino que ha sido el lugar ugar donde donde la las segreg segrega acio ciones sex sexual uales han resulta resultado más más escandalo escandalosa sass y se se han mo mostrado más in inaceptables, y ta también do donde se han despleg desplega ado y se cont contiinuarán nuarán desplega desplegando las las inic iniciiativa ativas fem feme eni ni nas nas -col colectiv ectivas o indi indivviduales—e duales—en n pos de la ema emancipació ncipación. n. Betty Betty Friedm Friedma an, en su su clásico La mística de la femini feminidad dad, denuncia denunciaba có cómo la las prácti práctica cass en en últi última ma instanci instancia a antiurb ntiurba anas



















Por no hablar hablar de aquel aquella exalt exaltac aciión apasio pasionada de la «vida de acera cera», frente rente a la fobia bia anti nti-calle calle de los los urbanistas urbanistas de de su época* que fue Muertey vida de las grandes ciu texto funda unda ciudades, un texto mental mental debido, debido, no en vano, vano, a otra mujer: jan jane e Jacobs. Ante Antess que que ella llas, de nuev nuevo una una muj mujer, Hannah Arendt, rendt, incl ncluía uía en su obra una determinant determinante e teorí teoría a general neral sobre el el La condic ició ión humana una espacio spacio público público como reg región ión de y para la plurali pluralidad dad de perspe perspec c tivas tivas que que no dej dejan de pactar tanto sus sus trenzados trenzados como sus indi ndiferenci erencia as mutuas, y en que la dif diferencia erencia se da por supuesta supuesta y es es superada superada por los los requeri requerimiento mientoss cont contiinuament nuamente e renov renova ados de la interacción:

















que transi transita ta o en en los los que se detiene. detiene. Ha sido sido también también a través través de sus sus nove novelas como como una mujer mujer nos ha recorda recordado do que el el conce concepto pto de espacio spacio público público como como marco de y para la igua igualldad de los los ciu ciu dada dadano noss no es en absolut bsoluto o univ universal rsal y no rig rige en en muchas muchas soci socie e dades, dades, com como las sometida sometidass a las tendencias tendencias má más fa fanáti nática cass del is lamismo. lamismo. Pié Piénsese nsese en el el va valor lor de la denunc denunciia de Fátima Fátima Mernissi ernissi en obra obrass com como Sueños desde el umb las sociedade sociedadess occi occi mbral al En las dental dentales, es, ahí están están los los prece precede dentes ntes de de Cha Charlo rlotte tte Bronté Bronté o Ge George Eliot liot,, y todos los los ej ejempl emplo os que nos brinda brinda Liz He Heron en su su selecció selección n de texto textoss fem feme enino ninoss esc escrito ritoss a lo largo largo del del siglo siglo XX y cció Cárte

















hace hace más denso, denso, se coa coagula ula, se deti detiene; el brazo bla blanco se hun hun de»y de nuevo nuevo se aleja aleja el torrente, torrente, manchado, retorci retorcido, do, mez cla clado, do, en perpetua prisa y desorden. desorden. El ro rom mpeca pecabe bezas zasjamás amás lllle ga a quedar quedar orde ordena nado do,, por mucho mucho que lo cont contem empl plem emo os.1 s.1 En Las olas, Wo Woolf hace hace formular rmular a uno uno de los los persona personajes jes una una de las más más bella bellas apol apologías que concebirse concebirse pudi pudiera era de la noidenti identidad, dad, esencia sencia sin seña señas, s, sin nom nombre, bre, sólo oj ojos que miran, cuerpo cuerpo que sólo sólo pide pide se ser aceptado, transcurri transcurrirr o perma permanecer, necer, y que puede decir: «Abrir brir las mano manoss hasta ahora hora unidas unidas y dejar dejar l l mis po si limi n pi quí

















ternemente ternemente en vivi vivir. r. Después spués rea reapare parece ce la indif ndiferenci erencia. a. El El ru gido del del tránsi tránsito to,, el paso de rostros rostros distin distinto toss hacia aquí aquí y ha ha cia cia allá, allá, me deja deja como drog drogado ado y con tende tendenci ncia a a soñar; lo di cho borra borra los rasg rasgos de los rostros. La gente podrí podría a atravesar travesar a través través de mí com como si fuera uera aire. re. Y ¿qué ¿qué es ese momento en el el tiempo, mpo, este día día determinado determinado,, en que he quedado quedado atrapado atrapado?? El rugi rugido del del tránsit tránsito o podrí podría a ser cualquier cualquier otro rugi rugido, el de los árbole rboles del bosqu bosque e o el de las las bestia bestias salvaje vajes. El tie tiempo se ha enrosca nroscado do cosa de una o dos dos pulga pulgadas en su carrete. carrete. Nuestro corto corto avance ha quedado quedado anulado. anulado. Tam También bién pie pienso que nues tán desnudo desnudo lidad. Sól l

















buse buses, los los camio camiones, nes, los los hombres hombres anun anunci cio o que arrastran rrastran los los pie pies y se balancean; las bandas de viento; los órganos; en el triunfo, en el el campani campanillleo y en el el alto lto y extraño extraño canto canto de un un avión avión en lo alto, to, estaba estaba lo que ella ella amaba: maba: la vida, Lo Londres, ndres, este instante nstante de de ju junio.» o.»1Amo Amor a la vida, pe pero ta también evocación de la muerte propi propia a y la la de toda toda aquel aquella multi multitu tud d de pe peatone toness ociosos ociosos o ata rea reados, dos, «cuando Londres ndres sea sea un sendero sendero cubi cubierto por por la hierba hierba y todos los que caminaban presurosos por la calle aquel miérco les por por la la mañana mañana no sea sean más más que hueso huesos, s, con unas cuant cuantas as alianza ianzas mezcl mezcla adas das con su propio propio cue cuerpo y con el oro de innu nnu sí,



















pata pata quebrada y en casa casa» » rema remarca esa esa estatuaci estatuació ón de ella ella como ser anclado, impedido o torpe para la motilidad, hecho raíz, atado imag maginariamente desde desde la prehisto prehistoria ria a un enclave enclave fi fijo en el el territo territorio rio que ya pref prefiguraba uraba el el ho hogar moderno moderno,, puesto puesto que era era el el lugar lugar del que el el va varón partí partía y al que vol volvía luego uego de

















su propi propia a existencia xistencia como como mujer. ujer. La secu secuencia encia fi final nal de la re recon cil ciliación ción de los los esposos, sposos, en ple plena call calle e, arrastra rrastrados dos por por la mul multi tud que que sigue sigue una proce procesió sión n relig religiosa iosa que ha ocupado ocupado la vía pú pú bli blica, es sin duda duda una una de las esce escena nass más más memor memorables ables de la la histo histori ria a del cine, cine, pero pero sobre todo todo es es un monumento monumento a la capa capa

















una metró metrópo pollis concebi concebida da a imag imagen y semejanza semejanza del del cuerpo cuerpo masculino.1 Todas das esa esas caract caracterí eríst stiicas se se adecuarían adecuarían a lo que que se se ha defi defi nido nido más atrás atrás como la urbs: la la acti activvidad de una una so sociedad ciedad que no es es otra otra cosa que es ese trabaj trabajo que la la fo forma y la la disuelve disuelve antes antes

















dora, dora, racio racionali nalizzadora dora,, estabili stabilizadora zadora —en cier cierto to modo estataliza corresponde con con una lógica en últi última ma instancia instancia fa falog logodora se corresponde céntrica. Ibáñe báñezz añadí añadía: a: «Ma «Mascul sculiino no es sólo uno de los los sexos, sexos, es masculina masculina la uni contrariedad* dad*-- de los se sexos [... [...]] Fem Feme unidad— ad—o contrari nina nina es la indeterm indetermiinació nación sexual, sexual, la rev reversi ersibi billida idad de los los se sexos,

















ció ción rea real que cada cada cual ti tiene asignada en el el organi rganigra grama ma tot total de la soci socieda edad d reci recibe las may mayo ores posi posibi billidades de de serl serle e escamo escamotea tea da al al otro, tro, en que la rese reserv rva a es un recurso recurso fundamental undamental para mantener mantener a raya la tendenc tendenciia de los demá demás a inmiscui nmiscuirse, rse, en que se reci recibe be como natural naturalmente mente un dere derecho cho a la má máscara mucho

















































































































Manuel Delgado - La Mujer de La Calle

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