Los Puentes de Londres (Alex Cross 10)-James Patterson

tienen alguno. —De manera que hacen básicamente lo que quieren. Eso le gustaría a Shafer. Hoy día, la mayoría de mercenarios trabaja para compañías privadas, ¿no? Monnie asintió con la cabeza. —Sí, es verdad, Saltamontes. Compañías militares privadas. Ganan hasta veinte mil dólares por mes. La media será de unos tres o cuatro mil. Las milicias privadas más importantes tienen su propia artillería, sus propios tanques. O incluso aviones de combate, aunque no lo creas. —Sí, lo creo. Hoy día puedo creer cualquier cosa. Joder, hasta creo en el Lobo feroz. Monnie apartó la vista del ordenador para mirarme. Intuí que iba a soltar una de sus célebres estadísticas. —Alex, el Departamento de Defensa tiene más de tres mil contratos con compañías militares privadas. Contratos por valor de tres mil millones de dólares. ¿No te parece increíble? Silbé. —Vaya, ahora veo las exigencias del Lobo desde otro punto de vista. —Pagadle a ese hombre —dijo Monnie—; después iremos tras él. —Pagarle no depende de mí —repuse—. Pero no estoy del todo en desacuerdo contigo. Al menos sería un plan. Monnie volvió a fijar la vista en la pantalla. —Aquí hay algo sobre la Comadreja. Trabajó con una compañía llamada Mainforce International. Escucha esto: tienen oficinas en Londres, Washington y Francfort. Con eso atrajo mi atención. —Tres de las ciudades amenazadas. ¿Algún otro dato sobre Mainforce? —Veamos. Entre sus clientes se encuentran instituciones financieras; petróleo, por supuesto, y piedras preciosas. —¿Diamantes? —Son los mejores amigos de los mercenarios. Shafer usaba el nombre de

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