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Cómo descubrir los significados y las fechas que ves mientras duermes. Con La Numerología de los Sueños busco enseñar paso a paso, y tan claramente como me es posible, un método completo…Descripción completa
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l 12 de octubre de 1492 el almirante Cristóbal Colón, al mando de tres navíos y un puñado de aventureros, soldados y clérigos, descubría la realidad de un nuevo continente que recibiría más …Descripción completa
Ensayo acerca de los antecedentes de investigación de un proyecto de innovaciónDescripción completa
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BIBLIOTECA DE TEOLOGÍA
WERNER STENGER
PANORAMA ACfUAL DEL PENSAM1Etfi'O CRISTIANO
14
LOS MÉTODOS DE LA EXÉGESIS BÍBLICA PoT WERNER STENGER
BARCELONA
LOS MÉTODOS DELA
EXÉGESIS BÍBLICA
BARCELONA
EDITORIAL HERDER
EDITORIAL HERDER
1990
1990
Ve,.,Lón
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obra de
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A la memoria df' Heinrich Kaillefdd J9()J.J98Q
In re-producción total ú parcr81 r O pr~;,o j por esenio de lo' lilulaT~' tld Cup•r~~llo Pmhtbrd~
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indice
O. 0.1. 0.2. 03. 0.4. 05. 0.6. 0.7.
Preámb wlo hermrnéu!ico Equiparación metodológica de to
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14 15
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Fu..odamentos t-eóriros
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El prob/erm~ del texto ungfnal Métodos de la criti-ca textual Letras pequeña~. grandes efectos. Las cláusulas de Santiago o el decálogo abreviado ¿Padre carnal de Jesús o de~po~ado <:on María? ¿Con intención o por des.cuido? La práctica
2
El problemQ de la rraducci.ón
40
3.
Los métodos exegéticc.1 . Texto, coherencia, estructura, significado y función.
«CL>herent.e y estructurada>' «Que se hall.a, al menos relativamente, terminada en sí y que 5e propone un parcial, parte deltcx:to Prep;nación de la segmentación de un texto Segmentanón del te;~;to Descripc1ón de la e~tructura Método> diacrónicos Crit1ca htcraria Crít1ca de las tradiciones y crítica de las fuentes Crít1ca de la redaoción y crítica de la composidón Crít1ca de los «lugares comunes~ (wpoi) de la tra· dición. Crítica de IQ-<; gé-nero~ Transición a La parte de ejemplo>,
47
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1.6.3
Parte práctiea.
111 4.
La wc M.acroe~truuuw
Microestructura Crínca liler<-1ria Congruencia lncon_gruenda Juicio crírico-lit-er~rio Crítica de las tr. Estilo y dcnominadón del gém;ro Hi1toria de los géneros Situación vital)" si1Uaci..Sn literaria
informe sobre J¡j in.sti!udón de un. profna .en su minis!erio:l:.40,1·8 Observación prelimimu y deslinde del texto Texto. Crítica de las formas Macroes tructura Microestructura Critica literaria. C'Iftica del género Arrancar rspigll!; m sábado: Me 2,23-28; Mt12,1-8; Lcó,J-5. Observación preliminar y deslinde del texto Sinopsis delte)(tO. Crítica de las formas Crítica literaria Congruen-cia Incongruencia Crflica de las tradiciones Critica del género. Crflica de la redacción y de la composición . Crítica de las fonnas y de la redacción de la veni6n de Mateo . La tempestad eil .el mar,- Me· 4,35-41. Mr 8.18-27: Lc8,22-25 La versión de Marco~. Observaciórt pre-liminar y deslinde del texto Texto. Crítica de las formas Crítica literaria . Crítica de las tradiciones Crítica del género. Crítica de la redacción y críti-ca ck la composic-ión La versión de Mateo Obs-ervación prcliminu 'obre crítica de las fuenies y deslinde dcltexto . Per.;.pectl'ra sinópti-ca Critica de las fonna' y comparación sinóptica Crítica de la Tedacción y comparación sinóptiCa Crítica de la u>mpo~icaín
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173 177
181
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5.
El centurión tU! Ca{arnllúm o la o:wación del hijo del real: Mt8,5-13; Le 7,1-10; In 4,4fk-54 , La ven.ión de l-os Sinópticos Observación preliminar de critica de las fuentes y
ftmciot~ario
:5.1.
S.l.L
5-.1.2. S. U. SJ.4. 5-.l.S. 5.L6,
5.2.
deslinde del te;o;to.
Sinopsis del texto . Crítica de hu f(lrmas Comparación sinóptica . Crítica de hu fuentes y de la redacción Critica de los géneros . . . La versión del Evangelio de Juan ..
5:2.1. 5.2.2. 5.2.3. 5.2.4. 5.2.5. 5.2.6. 5.2.7.
Observación prelimina.r y deslinde -del texto
6. 6.1. 6.2. 6.3. 6.3.1. 6.3.2.. 6.3.3. 6.4.
Un salmo del Antiguo Testamel'lro: 5!1123. Observación preliminar Texto .. Crítica de las formas Macroestructura Micro-estructura El carácter espacial del texto . Critica literaria (cr!tica -de las tradiciones y de la redaoción} Crítica de los géneros. Género. Situación \ita! Crítica e historia -de ~Jugare~ comunes.. de la tradictón. La fórmula tradicional: ..¡Tú est
6.5. 6.5.1. 6.5.2.. 6.6.
6.6.1. 6.6.2. 6.6.3. 7.
7. t. 7.2.
10
Texto. Cn11ca de las formas Crítica literaria . Crítica de ]as tradicion~ y de Crítica rle los géneros . Critica de la redacción
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de amor del Antiguo Tesro.mento,· Clliif4,1-7 Observación preliminar y deslinde del texto Texto ..
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11.5.
9.6. 9.6.1. 9.6.2.
10. 10.1.
10.2. W.3.
Critica de las formas Critica literaria . Crítica del género.
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257
Dos himlws a Crisro m el Nutvo TeslamenW: FJp 2,6-11; 1 Tim 3,16. El himno de Filipenses .
Deslinde del texto Texto.
Critica de l.a:o; forma;; y crítica. literaria (Crl~i~ -d~ ;~ tradiciones). Critka de la redacción El himno a Cristo de la primera carta a Timoteo Deslinde del texto Texto. Cr[tica de la~ forma~ Critic-a literaria y de la redacción . Critica de los géneros de Flp 2,6-11 y ITim 3,16 Critica de los «lugares comunes,. de la tradición que hablan de la preexistencia . . . . . . . . . . . . El árbol genelll6gico de Jnús segUn Mo1eo: Mr 1,1-25. Obse,.,...ación p~liminar y deslinde del texto Texto. Crítica de las formas Macroestructura Microestructura Partitura del te:o;to Crítica de la redacdón y de la composición . Crítica literarill, de las tradiciones y de la redacción Crítica de IO'l «lu.!l.ares comunes• de la tradición Generación por obra de! Espíritu y nacimiento virgio•l Hijo de David e Hijo de Dios.
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Los Jextos imciales dd -sermón de la momafia,. y del ~discurse del llano•: Mr5,3-12; Le 6, 2()-26 .
Observación preliminar y des.Jinde de !os texto:s Sinopsis de los textos . Cdti..:a de las fonnas
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10.3.1 lO.:U. 10.4.
10.4.3. 10.4.4.
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11.1. 11.2. 11.3. tl.3.1. 11.3.2.
Estructura de Mt 5.3-12 E~trucnua de Le 6,20-26 .. · · · · · · · · · · · · Crítica literaria, de las tradiciones (de las fuente;) Y de la redacci-ón . Comparación ~inóptica · · · · · · · · · · · · Cons.ecuencias para la crítica de la~ fuentes Y de la redacción. Reconstrucción en la óptic¡¡ de la crítica de las tradidorres. Verificando la prueba: de Jesús
3
lu redacciones ft.
rra\es La cart« de Pablo a Fi/embn OhseJ"Vación preliminar
Texto. Critica de las formas y de los géneros . Macroestrnctura Microcstructnru Observaciones a-dicionales y referencias bib-liográfica~
Epí1ogo.
12
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O. Preámbulo hermenéutico
310 311
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"' 333
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0.1. Equipar-ación metodológica de todos los textos Comenzaremos ei presente libro cuestionando inmediatamente su mismo título. Pues, en realidad, no existe una «metodología» específi-camente -<
dos) hemos de aplicar las mismas regla-s de que no-s servirnos para la comprensión de estos últimos»- 1 • La exégesis es una disciplina teológica, pero no por su método sino por su objeto. Aunque el teólogo, como creyente, reconozca que para él los libros de la Biblia tienen mayor autoridad que los demás libros, esa decisión de fe no debe oonducir a que, en la interpretación, se dé a los textos bíblicos un enfoque metodológico que sea fundamentalmente distinto del que se da a otros documentos escritos del pasado y del presente. O.Z. El arte del buen leer
En su obra El Anticristo, señala Friedrich Nietzsche el peligro en que se hallan los teólogos de reclamar Jos priviiegios en cuestión para su interpretación de la Biblia. Hace la siguiente observación: -«Otro distintivo del teólogo es su incapacidad para la filología. Se entenderá aquí por mología, en sentido general, el arte del buen leer: del saber Leer los hechos sin falsearlos con interpretaciones, sin dejarse llevar del ansia de comprensión, sin perder la circunspección, la pa-ciencia, la sutileza. La filolog.ia como e-phexi.s [es decir, refrenándose] en la interpretación: ya se trate de libros, de noticias de un periódico, de avatares o de una información meteorológica -por no hablar de la "'salvación del alma" ... La manera en que un teólogo, independientemente de que trabaje en Berlín o en Roma, interpreta una "palabra de la Escritura" o una experiencia ... es siempre tan atrevida que un filólogo, al escucharla, se sube por las paredes»- 2 .
Las observaciones de Nietzsche niegan con razón la legitimidad de un a-cceso teológico especial a la Sagrada Escritura y equivalen en último término a la crítica, muchas veces justificada, que se hace a los teólogos, a saber, que se cuentan entre aquellos malos lectores que en el texto descubren únicamente lo que ya se sabian de antemano. Por decirlo así: en los escritos sagrados escuchan sólo el eoo de lo lJUe ellos han gritado a las montañas. Si el teólogo quiere evitar terminar encontrándose únícamente a sí mismo en la Escritura, tiene que hacerse filólogo en el sentido en que lo entiende Nietzsche; es decir, debe ejercitarse, con «circunspección, paciencia y sutileza»-, en el «arte del buen leer»-. Como condición previa, ha de sacar a los textos sagrados de su aparente familiaridad y llevarlos a una extrañeza que permita escuchar la voz de la Biblia y no siempre y únicamente su propia voz. Tan sólo la distancia entre el lector y el texto permite que, en la lectura, se desconecten las proyecciones de sentido determinadas por las propias ideas y deseos, y que se afine el oído para escuchar la voz, frecuentemente extraña, del texto.
0.3. Distan-ciarse del texto con ayuda de los métodos I.,o;s métodos son instrumentos para este distanciamiento. Se interponen como red de coordenadas entre el lector y el texto que sirven para la observación y la descripción, e impiden la asimilación inmediata del texto _por el lector. Esto resultará quizás dolomso para Quien se acerque a la Biblia con la esperanza de que el
libro sagrado vaya a hablarle inmediatamente. Considerará los método-s como estorbos molestos que se interponen entre él y el fin pretendido: llegar a entenderse directamente con la palabra de Dios. Sin embargo, la idea de un encuentro inmediato entre el texto bíblico y el lector es inservible para el trato cotidiano con la Biblia, especialmente para la cotidianidad de un trato justificado científicamente y significativo desde el punto de vista de una inteUgencia intersubjetiva con la palabra de Dios. El deseado contacto dire-cto entre el texto y el lector quizás se conceda de vez en cuando a la le-ctura ingenua, de forma que el texto --ex-cepcionalmentetenga todavía algo que decir por sí mismo. Pero, en cas.o nonnal, los métodos distanciantes s.on !os únicos que preservan al texto de ser violado por una inteligencia del mismo que, casi siempre sin ver el proceso, redescubre únicamente en el texto las propias ideas favoritas; por este motivo los métodos, como también sabía Nietzsche, son lo que «durante más largo tiempo tiene en contra suya las costumbres e
La fol"ma, el origen y la eficada de los textos en cuanto objeto de los métodos
En las diversas ciencias que se o-cupa.n de la interpre-
tación de textos, esos métodos llevan nombres diferentes. Además, en su impronta concreta dkhos métodos están acomodados instrumentalmente a la ~ndolc de lo-s textos de que se trate. Por lo demás. de ahi se deriva la relativa justificación del titulo de nuestra obra. Pues se entiende obviamente que, para la interpretación de la :¡ lbíd.
16
B~bli~, que en algunos de sus textos tiene antigüedad de m1lemos y que, lingüística y conceptualmente, procede de un mundo enteramente distinto, hacen falta determinados conocimientos y habilidades especiales. Ahora. bien, s.i ~os situamos en un plano fundamental, y a pesar de los diferentes nombres e improntas que lleven en las diversas dencias que se ocupan de la interpretación de textos, los métodos de dicha interpretación se definen en términos muy generales por tres aspectos básicos. Así, determinados métodos tratan de describir ~a forma lingüfstic.:a de los textos y sus estructuras subyacentes. Otms métodos se preguntan acerca del sentido original del texto, acerca de las condiciones en que se originó y acerca de sus primeros destinatarios. Finalmente, hay métodos que investigan las más diversas recepciones que un texto ha experimentado o sigue experimentando en el transcurso de su eficacia histórica. Si, en lo que respe-cta a la Biblia, esto último se considera tarea de todas l~s disciplinas teológicas, incluso de las disciplinas prácbcas, tendremos que entender que la exégesis bíblica está obligada de manera especial a la des-cripción de la forma lingüística y a la investigación de las condiciones en que se originó la Biblia. Por consiguiente, persigue ante todo un fin ~(filológiCO>> y, al mismo tiempo, un fin «_hist.óri_c~.,, y por esta doble tarea se denomina «exégeSLs histonco-critica>>.
0.5. Exégesis bistórico-nítica y métodos estructlll'ales, sociológicos y psicológicos La exégesis histórico-crftica así entendida comprende también aspectos metódicos que hoy día reciben algunas veces carácter absoluto y son presentados como 17
aparentes alternativas a dicha exégesis. Así que, por un lado, pueden adoptarse planteamientos metódicos es~ tructurales, derivados. de la semiótica y de la lingüística y que sirven perfectamente para dar mayor precisión y para corrección y ampliación del instrumental filológico, y puede intentarse integrarlos, como aquí se hace, en dicho instrumentaL Por otm lado, el aspecto «histórico» del método histórico--critico hace posible también integrar métodos sociológioo-s y/o psicológicos en el inventario de procedimientos de la «razón histórica». En el futuro, estos últimos determinarán más intensamente que hasta ahora la imagen exterior del método. Pero, en el fondo, están ya comprendidos en la norma que dio Johann Jakob Wettstein para añadir a la exégesis «filológica»- la exégesis «histórica» de los libros dd Nuevo Testamento. La formula así el mencionado autor: «Ponte en la persona de aquellos a quienes los apóstoles dieron por primera vez a leer esos libros. Trasládate en espírjtu a la época y a las regíones en que se leyeron por primera vez. Procura conocer lo más posible las costumbres, usanzas, hábitos, opiniones, ideas tradicionales, proverbios, lenguaje figurado, expresiones cotidianas de aquellos hombres, y la forma en que ellos tratan de convencer a otros o de fundamentar la fe»4 • Ciertamente, la paleta del método histórico-critico se enriquece ron estos aspectos metódicos, ganando posibilidades, y los resultados que con ellos se obtienen adquieren mayor p-recisión y posibilidad de verificación intersubjetiva. Podemos afinnar incluso que la genuina sistemática del método histórico-crítico se manifiesta precisamente al añadírsele las ideas procedentes de la lingüística, de suerte que, a diferencia de lo que ocurría 4 J.J, Wetmeio, 1.<-
antes, se llega a hacer conecciones fundamentales incluso en la aplicación regular del método-. Sin embargo, todo eso no implica un cambio de paradigmas científicos. El paradigma fundamental del método históricocritico demuestra ser capaz de abarcar como elementos integrales los méto-dos particulares que se han desarroUado o que han surgido nuevos. 0.6. Pluralidad de métodos particulares En el caso de la exégesis bíblica, los métodos parecen segmentarse en multitud de métodos particulares, de forma posiblemente confusa para el principiante; e-sta confusión se hace: aún mayor por el hecho de que, a pesar de las reflexiones de los últimos veinte años, no se ha Uegado todavía a un deslinde definidor y a una denominación uniforme de los métodos. Por eso, haremos bien en tener presente la división fundamental del instrumental exegético en métodos que describen la forma lingüistica de los textos (métodos «filológicos»-) y métodos que investigan las condiciones en que se originaron los textos (métodos «históricos»). Con la aceptación de la terminología lingüística, que capta todavía más precisamente lo que queremos decir aquí («sincronía -diacronía»), las explicaciones que vamos a dar a continuación, en una primera parte teórica, toman como punto de partida esta diferenciación sencilla, pero además intentan describir, mediante una dilucidación definidora y una fijación terminológica, los múltiples pasos metódicos y el lugar adecuado de cada uno de ellos en un sistema de métodos, para que se perciba no sólo su coordinación recíproca sino también sus correspondientes funciones especificas. En una extensa parte 19
dedicada a los ejempl-os, se ejercitarán luego los diversos métodos, aplicándolos a textos e-scogidos. En todo este proceso, una sección «filológica», orientada a la forma lingüística del texto, precederá siempre a una parte «hi-stórica>>, que reconstruya las condiciones en que -se originó el texto y el sentido original del mismo.
o. 7. La problemática histórico-crltioo
..:teológica~
del método
Más intensamente que en la parte teórica, el lector se hará consciente, al .estudiar la parte dedicada a los ejemplos, del efecto distanciador de los métodos históricocriti:cos. Es verdad que los resultados pudieran hacerle ver claramente que la aplicación de los métodos no es un juego divertido, sino el camino penoso y necesario que conduce a la comprensión de un mundo que no es sencillamente el espejo de su propio mundo. Ahora bien, la distancia histórica, de la que se adquiere conciencia por medio de los métodos, y que libera a los textos de la arbitrariedad del lector y les permite hablar con su propia voz, puede, en determinadas circunstancias, privar a esos mismos textos de la posibilidad de ser importantes para el lector de hoy. Convertidos en objeto"S del pasado, estos textos hablan ya únicamente a ese pasado y enmudeciendo ante las cuestiones de hoy día. En los tiempos iniciales del método histórico-crítico, se podía tener la idea optimista de que la comprensión «filológica» de la fonna lingUística de un texto y la integración -:
20
ba, desde luego, Johann Salom-o Semler (1725-1791), uno de los padres de la exégesis histórico-critica, quien nos dice: ..:Brevemente, lo más importante en la habilidad hermenéutica consiste en que uno no sólo puede conocer con mucha certeza y precisión lo~ usos lingüísticos de la BiOlia, sino también discernir y representarse adecuadamente las circunstancias históricas de una locución bíblica; y entonces se está ya en condiciones de hablar actualmente de esm temas en la forma exigida por el cambio de fos tiempos y por las circunstancias humanas distintas que hay a nuestro alrededm·, 5 • Sin emOargo, e~te op!imismo del «descubridor» pasa por alto la problemática que no se origina, pero si se pone de manifiesto, mediante la aplicación de un método que tiene por objeto distanciar el texto para captar con autenticidad lo que él quiere decirnos. Pues, gracias a ese método, el texto se convierte en interlocutor, apareoee ahora como alguien que habla con voz propia, porque el lector histórico-crítico no le ordena ya lo que debe decir. Ahora Oicn, una consecuencia no pretendida, pero inevitable, de todo ello es que la palabra del texto se hai.la ordenada hasta tal punto u la diferente situación del momento de su aparición, que dicho texto parecerá que, en muchos casos. se despide del lector de hoy y no puede ser ya interlocutor en un diálogo con él. Albert Schweitzer (1875-1965), refiriéndose a la investigación acerca de la vida de Jesús, caracterizó así clásicamente el dilema que esto encierra: «Es curioso lo que le ha pasado a la investigación acerca de la vida de Jesús. Salió en busca del Jesús histórico y creyó que 5 J S '"'mlc<. Vorbt-r€""~);( ""' rilcoloRr.>ch~~ H~""'"'~"t. '"' ""'¡¡~,..~ 8€J•lrb,.~g d
21
podía transportarlo a nuestra época, tal como él es, como maestro y salvador. Esa investigación soltó las ataduras con las que Jesús había estado encadenado desde hada siglos a la peña de la doctrina de la Iglesia, y se regocijó cuando esa figura cobró de nuevo vida y movimiento, y vio venir de nuevo hacia sí al hombre histórico Jesús. Pero Jesús no se detuvo sino que pasó de largo por nuestro tiempo y regresó de nuevo al suyo ... con la misma necesidad con que el péndulo, una vez liberado, vuelve a su posición original» 6 . Ciertamente, no puede ser tarea de una «metodología bíblica» resolver el problema de cómo hay que pasar a través de lo histórico de Los textos bíblicos para dar el salto cualitativo hacia los enunciados teológicos que son de importancia hoy día. Contra esta dura nuez, mella sus dientes constantemente la exégesis, no sólo al hacer «teología bíblica», sino también en las reflexiones, investigaciones y proyecciones de sus disciplinas históricas, sistemáticas y prácticas, si proceden honradamente, y en el fondo lo hará también toda la teología7 . Una «metodología bíblica» cumplirá con su obligación cuando, además de exponer y ejercitar en \os métodos, llame la atención sobre los límites del pensamiento históricocrítico, más allá de los cuales comienza propiamente la ocupación teológica. Sin embargo, esta ocupación teológica no debe saltarse la labor preliminar de la exégesis histórico-crítica, si. es que el discurso teológico no quiere alzar sus pies del suelo de lo real en una ascensión pneumática a Jos cielos. 6 A Scllweiotz.er. V"n R""''""' z~ W.....,.., f...., G"c/tichJ< ,Jz, Ubt:•-Ütu·F<>»ch
Tut>;nga !\liJó,
1.1. Métodos de la -crítica textual Cuando Icemos la Biblia, no leemos el texto original, sino traducciones del texto bíbli-co hebreo -dentro del cual se conservan algunas partes -en arameo--y del texto bíbli-co griego 1• Pero aun el que pueda leer la Biblia en griego y en hebreo, no dispondrá del texto original, sino de una tentativa de aproximación al mismo: de una tentativa con fundamento científico. No poseemos el texto original. Tenemos únicamente copias y copias de copias, etc., lo que se lla dado erJ llamar los manuscritos. En el m Lindo antiguo, la tarea de copiar era propia de esclavos o de copistas profesionales que trabajaban a sueldo. En la edad media, era tarea de monjes. Era una lahor penosa. Lo sahcmos muy bien por los suspiros que dabarJ los copistas. y de los que a veces queda constancia en anotaciones marginales: <l<>gía pensam<>< tamh•én en d c-reciente númew de los \l>uario> p10-bionabd< lo Bobl·a~ue,"n <~)min•riO>Ic~gu>< hilllio-a,, plar una &cl"".:l '~'l"'""'~k frenl< "1 lo•t~ bfbhco_
25
uno de esos copistas. Y otro da un suspiro de alivio: «Así como los que viajan se alegran de divisar a lo lejos su patria, asi les ocurre también, al llegar al final de un libro, a los que se han fatigado copiándolo» 2 • A pesar de esas fatigas, y precisamente por ellas, se deslízan errores al copiar. Errar es humano. Lo peor es cuando el copista introduce cambios intencionadamente. Es verdad que las copias eran examinadas aten~ tamente por correctores especializados. A pesar de todo, únicamente en la transmisión manuscrita del Nuevo Testamento encontramos unos 250 000 lugares en que los mamtscritos difieren entre s.í; es decir, hallamos lo que se llaman variantes textuales. El método de la critica textual intenta dilucidar cuál de esaJ variantes textutlles se hallaba en el texto original. Como método científico que es, no puede decidir arbitrariamente, sino que ha de aducir razones y criterios para la elección de una variante. Tan sólo basándose en razones puede el método afirmar que la variante del manuscrito X se halla más cerca del texto original que la variante del manuscrito Y. Tales criterios pueden ser, por ejemplo: el número y an· tigii.edad de los manuscritos, o la dífusión geográfica de la variante. Cuanto más antiguo sea un manuscrito, cuanto mayor sea el número de manuscritos que atestigüen la misma variante (así suele argumentarse por lo general), tanto más probable es que nos hallemos ante el texto original. Por ejemplo, una variante que se halle en manuscritos procedentes de Egipto, África del Norte, Asia Menor y las Galias debe preferirse a otra que esté 2. Los-ejemplo!; e"~" tom3<1ot:!Utof Jht <"""''ri""""d ,..,."'"""'"· Nucya Ywk-Loodre• 1'.164. Otra nbra imponan!e sobre <'libcal t0111ual es· K. y B. A!And, ll<• Ttto.k l•i<=n T-.r..,...>llr. E,..
Now Tommem. /.1>
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26
atestiguada únicamente en un manuscrito procedente -pongamos por caso- de las Galias. Ahora bien, la critica textual no sólo cuenta mecánicamente la antigüedad y el número de manuscritos y Ja distribución geográfica de las variantes. Además de las razones externas, se ponderan también otras razones que penetran en el interior del texto, es decir, que tienen en cuenta su significación.
1.2. Letras pequeñas, grandes efectos Lo explicaremos por medio de tres ejemplos:
1.2.1. Las cláusulas de Santillgo o el decálogo abreviado Cuando leemos el relato de los He~;:hos de los apóstoles sobre lo que se ha dado en llamar el concilio de Jerusalén (Act 15), en el que se trató de una cuestión muy discutida entonces y muy importante para el futuro del cristianismo como religión universal que se diferenciaba del judaísmo -a saber, la cuestión de si los gentiles, al ser admitidos en la comunidad cristiana, debían o no circuncidarse a la manera judía-, encontramos lo que se ha dado en llamar las cláusulas de Santiago: éste, hermano del Señor, aconseja a la asamblea que no imponga a los gentiles que se convierten la obligación de circuncid.arse. Sin embargo,los gentiles deben abstenerse «de lo sacrificado a l-os ídolos y de la sangre y de los (animales) estrangulad-os y de la fornicación» (Act 15,29; variante X). Lucas, autor de los Hechos de los apóstoles, men27
ciona estas directrices a fin de estimular a los antiguos paganos a que tuvieran consjderación con sus compañeros en la fe procedentes del judaísmo, y renunciaran a ciertas cosas par-a no hacer imposible la convivencia en una misma comunidad. Entre las cosas que repugnaban a un antiguo judío por su socialización rchgiosa y cultural, y que ahora tenían que causar una impresión de falta de piedad y de escándalo religioso, había que contar: comer ca me de los animales sacrificados a los ídolos («lo sacrificado a los idolos») y de los animales no sacrificados ritualmente («la sangre» y «los estrangulados») y abstenerse de contraer matrimo-nio en un g_rado de parentesco no aceptado por los judíos («fornicación»). En una comunidad cristiana compuesta por antiguos judíos y antiguos paganos, estas normas tenían el sentido de hacer posible la comensalía (eucarística) entre judeacristianos y paganocristianos, de forma que los antiguos judíos no siutieran repugnancia ni se escandalizaran. En un mauuscrito del sig~o VI (códice D), procedente del Occidente romano, las cláusulas de Santiago tienen una redacción distinta. Según ella, Santiago exige que los pagano-s que quieran hacerse cristianos se abstengan «de lo sacrificado a los ídolos y de la sangre y de la fornicación, y que lo que no quieran que les hagan a ellos, no lo bagan tampoco a los demás» (variante Y). Por un lado, esta variante Y uos dice más cosas y, por otro lado, nos dice menos cosas que la variante X citada anteriormente. Omite lo de «(animales) estrangulados», pero aiiade la «regla de oro», fórmula clásica del precepto del amor al prójimo («lo que no quieran ... », véase Mt 7,12}. El experto en crítica textual debe resolver la cuestión de cuál de las dos variantes -X o Y-es la original. Se pueden aducir los siguien1cs criterios externos: 28
- La mayoría de los mauuscritos ofrece la variante X. - Por el contrario, el códice D es el úuico testimonio en favor de la variante Y. -En favor de la variante X hay muchos manuscritos antiguos. -Por el contrario, la variaute Y aparece sólo en el códice D, que es relativamente reciente. En efecto, data del siglo VI de nuestra era, mientras que los papiros más antiguos que poseemos datan del siglo u. - El códice D se difundió únicamente por el Occidente de la Iglesia; en cambio, la variante X aparece en manuscritos procedentes de las regiones más dive-rsas. Además de estos criterios externos, el experto en critica textual puede basarse en criterios in temas. En efecto, por medio de la omisión y de la adición ha quedado modificado el sentido del conjunto. El copista introdujo el cambio premeditadamente. Como vemos especialmente por la adición del precepto del amor al prójimo en la forma de la «regla de oro», en la variante Y no se trata ya de normas que hagan posible la convivencia entre antiguos judíos y paganos en una sola comunidad cristiana, sino de preceptos morales: «Lo sacrificado a los ídolos» uo significa ya la prohibición de comer carne de las vf.ctimas ofrecidas en los sacrificios paganos, sino la prohibición de dar culto a los dioses paganos. Lo de la «fornicación» no apunta ya a que los antiguos paganos se abstengan de los matrimonios entre parientes demasiado cercanos a juicio de los judíos, sino que prohíbe cometer adulterio. La «Sangre>> significa ahora la prohibición de cometer homicidio y no ya la exigencia rle no comer carne rle animales que hablan muerto ahogados y que no habían sido debidamente desangrados. Como el
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concepto de «estrangulados» no se compagina ya con este nuevo significado, eJ copista lo suprimió sin más, y pudo así recordar los mandamientos más importantes del decálogo, a saber, la prohibición del culto idolátrico, del adulterio y del homicidio, convirtiendo de esta manera en preceptos morales lo que antes habían sido normas de consideración y respeto mutuo. Finalmente, el experto en critico text!Ull acudirá también a la historia del texto y comprobará que la -segunda forma textual muestra la situación histórica de una Iglesia que ya no tiene el problema de la convivencia entre antiguos judíos y antiguos paganos en una sola comunidad cristiana, sino que se halla en una situación misionera en un entorn-o pagano en que debe recalcar la étka cristiana con sus exigencias fundamentales del decálogo y del precepto del amor al prójimo. P-or tanto, la conclusión de la crítica textual será: «La variante X es la original.» Por eso, es la que leemos en nuestras traducciones de la Biblia.
1.2.2. ¿Padre cornal de Jesús o desposado con María?
El segundo ejemplo lo tomamos de la tradición manuscrita del texto del Evangelio de Mateo. Lo mejor es tomar como punto de partida Mt 1,16 tal corno se halla traducido en la mayoría de las versiones, con arreglo al texto que probablemente es el original: «Jacob engendró a José, el esposo de María, de la que fue engendrado Je.sús, que es llamado el Cristo.» En cambio, en una antigua traducción siríaca encontramos la siguiente variante: «Jac-ob engendró a José. José, con quien estaba desposada la virgen María, engendró a Jesús, que es llamado el Cristo.» En el aspecto 30
de crítica textual, apenas hay ningún problema. La traducción que aparece en la mayoría de las versiones vernáculas se basa en una variante que, habida cuenta de la antigüedad y calidad, número y distribución geográfica de los manuscritos que la apoyan, merece ser preferida absolutamente a la segunda variante, que sólo cuenta en su fav-or con un manuscrito, aunque relativamente anti· guo. Además de estas razones externas, hay también razones internas que hablan en favor de la mayor originalidad de la variante citada en primer lugar. En ella aparece José como eJ «esposo» de Maria. En cambio, la segunda variante nos presenta a Maria como «desposada» con José, y esto pudiera ser una asimilación al contexto efe<:tuada por el copista, ya que en el v. 18 se dice: ~Como su madre Maria estaba desposadLl con José ... » Seguramente se trata también de una asimilarión al contexto cuando la variante denomina expresamente a Maria «virgen», pues con esta adición el copista o el traductor al siriaco pensaba probablemente en que unos versículos más adelante se dice: «He aquí que la virgen concebirá en su seno ... » (Mt 1,23). Cuand-o la variante hace de José el padre ctJrnal de Jesús («losé ... engendró a Jesús, que es llamado el Cristo»), este hecho puede entenderse en criti-ca textual de dos maneras. Una de ellas es que sea la «imitación mecánica del patrón anterior que se usa en la genealogía»3 : ~Puesto que cada nombre que aparece en la genealogía, hasta llegar a José, está escrito dos veces sucesivamente, pudo ocurrir que el copista (de la traducción siriaca) hubiera seguido inadvertidamente el patrón estereotipa3. S.M. Met:tg<>, 11 ~•hoa.l com~ttk><"J o" thr Grnl Nno r.,,.....,.~l. Lon
Yort 1971. 7
3!
do, y así, después de cometer ya en el v. 16 el error inicial de repetir la palabra José, siguió ya el modelo produciendo la mencionada variante»4 • Hay también otra explicaclón, basada en la historia del texto, es decir, en el cambio de situaciones y condiciones que influyeron en el origen de las diferentes copias. La razón para eliminar el giro pasivo «de la que fue engendrado Jesús» y sustituirlo por el de la paternidad camal de José, habría que buscada en el terreno de las decisiones dogmáticas ajenas al texto. Porque quien conscientemente hace de José el padre camal de Jesús da a conocer que la idea del «nacimiento virginal» no forma parte de la confesión de fe, propiamente tal. Sabemos por la historia de la teología que determinados sectores cristianos formulaban la fe en Jesús como el Cristo sin servirse de la idea teológica del «nacimiento virginal». Desde el punto de vista de las fórmulas de fe posteriores de la gran Iglesia, esa formulación fue considerada como herética. El hecho de que precisamente una traducción siriaca muy antigua (del siglo IV) borrara la idea del «nacimiento virginal» de Jesús y lo sustituyera por la idea de una paternidad camal de José, hace sospechar que la traducción se hallaba difundida en sectores nestorianos en una época en que el tema del «nacimiento virginal» se había convertido ya, por parte de la gran Iglesia, en criterio discriminante para reconocer la ortodoxia. Pues sólo cuando el tema llegó a constituirse en problema pudieron sentir algunos -cristianos la necesidad de modificar el texto- del Nuevo Testamento para acentuar que no se creía en el «nacimiento virginal» y que tal opinión se apoyaba en la Biblia.
4. ltri
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1.2.3. ¿Con intención o por descuido? El tercer ejemplo nos lleva a la literatura epistolar del Nuevo Testamento y amplía también la perspectiva de la critica textulll incluyendo los aspectos de la historia del texto. En 1 Tim 3,16 encontramos un breve himno a Cristo. Suponemos que no procede del autor de La seudónima carta primera a Timoteo, sino que es citado por ella, como vemos por la fórmula de citación que precede al himno y que le da coherencia con el contexto: Fórmula de citación: «Y sin lugar a dudas, grande es el misterio de la religión.» Himno a Cristo: l. «Él ( = quien) fue manifestado en carne, 2. justificado en espíritu, 3. visto por ángeles, 4. proclamado entre las naciones, 5. creído en d mundo, 6. ascendido en gloria.» El himno, artísticamente construido en el original griego, habla de la ena~rnación y exaltación de Jesús (1.• y 2. • líneas) y de su manifestación en el cielo y en la tierra (3.' y 4.' líneas), así como también de la aceptación terrena y celestial de esa manifestación (5." y 6.' lineas). En la tradición textual lo único problemático es !a primera palabra det himno. Lvs manuscritos ofrecen tres variantes textuales: l. «Él (en griego: OQ fue manifestado en carne.» 2. «Dios (en griego: E>C) fue manüestado en carne.» 3. «Lo cuo.l (en griego: O) fue manifes.tado en carne.» Las razones externas, et nómero y antigüedad de los manuscritos, así como su distribución geográfica, hablan
claramente en favor de la originalidad de la primera variante: «Él(= quien) fue manifestado en carne.» También en virtud de las r.azon.e.s internas hay que preferir esta variante, ya que se ve claramente que la tercera variante («Lo cual fue manifestado en carne») fue introducida por el copista para en~azar fácilmente con la fónnula de -citación que precede inmediatamente. El pronombre relativo griego en género neutro (en castellano do cual») enlaz:a mu-y bien con el sustantivo griego neutro -«el mis.terio (de la religión)», al que puede tomar como antecedente. En cambio, en la primera variante, el pronombre relativo griego en género masculino, «él» ( = quien), enlaza muy duramente el comienzo del himno con la fónnula de citación. Además, se explica más fácilmente que el proceso inverso el hecho de que, en la historia de la obtención de copias, un «quien» («él») original -se haya convertido en un «Dio.s (fue manifestado en carne)», por corrección intencional o por descuido de un copista. Dada la semejanza que hay en la escritura _!!!anuscrita dei griego entre «quien» (OC) y «Dios» (9q, es muy fácil imaginarse que un copista de textos bíblicos, movido simp,emente por la costumbre, hubiera confundido el pronombre relativo masculino «quien» (en griego OC) con la abreviatura corriente para escribir el nombre de «Dios» (9q, por la gran semejanza que hay entre ambas formas. Cabe también imaginarse que la modificación se lliciera intencionadamente. Porque el pronombre relativo masculino «quien» no permite ver claramente quién «fue manifestado en carne». Así las cosas, la variante «Dios fue manifestado en carne» puede entenderse como el intento de un copista por aclarar un lugar oscuro del texto y hacerlo más comprensible. Sea por descuido o intencionadamente, eso nada importa para que afirmemos decididamente: 34
las razones externas y las internas hablan en favor de la primera variante («Él {quien] fue manifestado en carne»), y nos hacen ver que ése es el texto original. Hasta aquí la critica textual. Para el método de la lz~toria del texto, que trata de esclarecer cuándo y cómo se originaron los diversos manuscritos y las diversas variantes, nuestro lugar del Nuevo Testamento es un magnífico ejemplo. Vamos a. exponerlo aquí brevemente, precisamente porque nos muestra cómo el destino de algunas personas puede depender de unas simples letras 5 • Para comprender mejor las cosas, digamos de antemano que, en el ámbito de la Iglesia bizantina del siglo VJ, se había impuesto la variante: «Él (quien) fue manifestado en carne.» Pues bien, leemos en una historia eclesiástica de aquella época: «Se dice que Macedonio, obispo de Constantinopla (499-511), fue desterrado por el emperador Anastasia por haber falsificado los Evangelios, concretamente aquella palabra del Apóstol: "Él fue manifes.tado en carne, justificado en espíritu."» En efecto, en 1Tim 3,16 él había modificado una sola letra del al~ fabeto griego; en realidad no había hecho más que modificar oon un guión interior una letra, para convertir una omicrón (O) en una zeta (9), transfonnando así un «él» en ~~ únicamente ;(se manifestó en carne», pero no se hizo realmente carne. Tal enseñanza se atribuyó aJ monje Nestorio y se la calificó de herejía. En efecto, Nestorio propugnaba --en opinión de muchos- que la encar~ nación había consistido únicamente en una especie de inhabitación del Dios Lagos en el hombre Jesucristo, sin S. f"an uno cq>osio.ón mb detollada. véas< W. St~nger. Tt~l~nlÚ< ,.Js .SC!uck>al. •IJ1bl. Zeil&ctuifh 19 {1975) 24().241; ídem. /(~ 8U<:ilJUIEJ!lhwtg ,/" 1'f<1h: X ull
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que llegara realmente a la unidad en una s.ola pers.ona. El hecho de que Macedonio hubiera adoptado en su Biblia la lectura «Dios fue manifestado en carne», fue motivo suficiente para que le consideraran cercano al hereje Nestorio, aunque en realidad no pudiera dudarse de su ortodoxia, y Ja causa real de s.u destierro y asesinato por encargo del emperador fueran motivos políticos. En todo caso, la Iglesia ortodoxa griega lo venera hoy día como santo. Unos mil años más tarde, esta variante se impuso en el á~bito de la Iglesia occidental, a través del llamado textus receptus, que es una forma del texto debida a un amigo de CaJvino y que fue usual en la Iglesia protestante: una variante que había sido ocasión para que en su tiempo se condenase a Macedonio como hereje nestoriano porque su Biblia decía «Dios fue manifestado en carne.» La ironía de la historia quíso que Jo-hann Jakob Wett~tein (1693-1754), uno de los padres de las modernas dcncias de la critica textual, que por entonces era párroco- e11 Basilea y enseñaba en la universidad de dicha cimlad, impugnara precisamente esa variante, basándose en el texto del Codex Alexcmdrinus, que él pudo ver en Londres con ocasión de un viaje a esa dudad. Él creyó que, basándose en ese códice, había que entender: «Él fue manifestado en carne.» Pero ahora, lo que en tiempo de Macedonio se había oonsiderado como lectura ort-odoxa, fue motivo para que a Wettstein le acusaran de que había querido horrar de las Escrituras la divinidad de Cristo. Estigmatizado de hereje, tuvo que abandonar la universidad y la ciudad de Basilea y marchar a Holanda. No sólo los libros tienen su destino --corno dice el proverbio: Habent sua [ata libelli-, sino que, a veces., aun las letras h.acen historia y pueden resultar peligrosas
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para los que están involucrados en ellas. Y eso no ocurrió sól-o en el rasado.
1.3. La práctica Estos tres ejemplos nos han permitido echar una ojeada a los métodos y formas de trabajar de la crítica textual. No se pretendía que, después de la lectura de este capítulo, estuviéramos ya tan ejercitados en el ruélodo que pudiéramos considerarnos desde ese momemo unos críticos textuales hechos y derech-os. Como podíamos ya presentir por todo lo que llevamos dicho, el crítico textual necesita, para ejercitar su oficio, muchísimas más haOi.lidades que un buen conocimiento de las lenguas bíblicas. Podemos afirmar incluso que la critica textual, aunque teóricamente pertenezca a la exégesis, por cuanto proporciona la condición previa para la interpretación, a saber, el texto, sin embargo- se ha convertido prácticamente en cienci¡¡. independiente. El exegeta normal de hoy día debiera estar capacitado para seguir el curso de una argumentación de critica textual y para examinar críticamente sus resultados hasta el punto de que, basándose en los materiales elaborados por la crítica textual, pueda llegar a formarse un juicio propio. Sin embaTgo, sólo en oontados casos. llegará a especiaJizarse tanto en crítica textual que pueda realizar su labor crítica desde el principio mismo, es decir, partiendo de los manuscritos originales hebreos o griegos. De todos modos, el exegeta tiene a su disposición los resultados de las investigaciones de crí:tica textual en las ediciones criticas de los textos. Mencionemos aquí las más jmportantcs:
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Antiguo Testamento: l. Biblia Hebraica, ed. por R. Kittel, Stungart 3 1937. 2. Biblia Hebwica Stmtgartensia, ed. por K. Elliger y W. Rudolph, Stuttgart 1968ss. 3. Septuaginta IIII, e d. por A. Rahlfs, Stuttgart :81965 (texto griego). 4. Rihlia Sacra iuxta Vu!gutam versionem l/11, cd. por B. Fischcr y otros autores, Stuttgart 1969 (texto latino). Nuevo Tcstameuto: 1. Novum Testamentum Gmece, segúu E. y E. Nestle, ed. coujuntamente por K. Aland, M. Black, C.M. Martini, B. M. Metzger y A. Wikgren, Stuttgart 2.1'1979. 2. The Greek New Testament, ed. por K. Aland, M. Black, B.M. Metzger, A. Wikgren, Stuttgart 3 1975.
condiciones de aplicarlos él mismo, sino únicamente basándose en los comentarios. Es decir, conviene que sea capaz de ver y entender la bibliografía exegética secundaria. A esto es a lo que quería estimularle el presente capítulo. Al mismo tiempo, esperamos que haya quedado suficientemente daro que, ya en el plano de la mera tradi-ción textual, nos movemos siempre en el ámbito de la interpretación (o «exégesis••). En efecto, por lo que respecta al significado del texto bíblico y a su enunciado teológico. no solemos disponer de acceso directo a ellos, sino que únicamente contamos con el acceso objetivo que nos ofrecen los métodos exegéticas.
Estas ediciones ofrecen los resultados de los estudios de crítica textual de los diversos mauuscritos y s.efialan en el llamado «aparato crítico••, que figura al píe de página, debajo del texto impreso reconstruido por el critico, las principales variantes que ofrecen los manuscritos. indicándose taks manuscritos por medio de abreviaturas especiales. El exegcta especializado estudiará el aparato y conseguirá así hacerse una idea de !as razones que han movido al crítico textual a decidirse por la lectura ofrecida en el texto. Además, podrá consultar en el aparato otras variantes. que, en un caso dado. le permitan formarse una opinión distinta a la del editor critico. Esos dictámenes, que a veces son divergentes, s.c condensan luego en los comentarios científicos. Por este motivo, el que los coflsulte debiera conocer un poco los procedimientos de crítica textual, aunque no esté en
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2. El problema d€ la traducción
La traducción del texto bíblioo, de la que hemos de echar mano cuando no dominamos las lenguas bíblicas, es otra forma de interpretación. Pues las traducciones no son, como quien di.ce, reproducciones digitales del texto original, sino testimonios de una determinada comprensión del texto bíblico por el traductora los traductores, y constituyen por tanto la meta de un proceso de interpretación. Sin embargo, las traducciones son para nosotros el punto de partida necesario para nuestro estudio de los textos. Por consiguiente, dependemos también en este punto de la labor previa realizada por otros, de los teabajos de los especialistas en exégesis. Si no conocemos las lenguas originales, tenemos pocas posibilidades de control. A lo sumo, lo que podemos hacer es comparar diversa~ traducciones. Por eso, es muy importante aclarar, al menos, brevemente qué es lo que ocurre en el proceso rle traducir. Traducir, en su sentido original, significa «pasar una cosa de una parte a otra» {Diccionario de autoridades; Madrid 1737, s. v. ), por ejemplo, de una orilla del río a la otra. Pero el verbo se usa ya casi exdusivamente en sentido figurado. Y entonces quiere decir: «Pasar un es.crito, o tratado. de una lengua o idioma a otro»
(ibíd.). La imagen es muy acertada, porque traducir es pasar de la l-engua original, la «lengua fuente», o ~•}, que pretende expresar lo fatal que es esta realidad. La semejanza fonética y, al mismo tiempo, la gran diferencia semántica de ambas palabras sugiere la inevitable de-s-emejanza, a ()Csar de toda la semejam:a, que hay emre un enunciado lingüístico original y su traducción. Al traducir ese proverbio italiano a una lengua no románica -----como es, por ejemplo, el alemán: Der Vbersetzer ist ein Verriiter- descubrimos toda su verdad. Porque, en el plano semántico (es decir, en el plano de su contenido enunciativo), se dice lo mismo en el original italiano que en su traducción alemana. Se afirma exactamente que el traductor es un traidor. Pero esa traducción correcta se paga al precio de una pérdida en el plano fonológico (es decir, del sonido de
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las palabras) y en el plano gramático-simácrico. En alemán no se pu-ede prescindir del verbo copulativo ist ( = es). Y esto debilita el efecto del original (da mayor pesadez) en el plano pragmático, es decir, de los efectos del lenguaje. Debilita la sensación de fatalidad que produce el original italiano con la omisión del verbo copulativo y la sucesión inmediata y rápida del sujeto y el predicado nominal. También el cambio en el plano formlógico tiene consecuencias para el plano de la pragmática: La sustitución de dos palabras en aliter.ación, y que ínclllSO riman, y qllc no obstante se diferencian fonológicamente, en el original italiano, por dos palabras completamente distintas fonéticamente, en la lengua de llegada, el alemán (Ubersetzer- Verriiter), origina una pérdida de efecto pragmático. En la semejanza y, al mismo tiempo, diferenciación fonéticas de las dos palabras italianas reside pragmáticamente --es decir, en lo que se refiere al efecto intencional~, la impresión que se pretende causar en el lector, a saber, que una cosa es la traducción más acertada posible de otra. pero que es a la vez una «traición» a la misma. En la traducción alemana se pierde ese juego lingüístico en la fonología, la sintaxis y ta pragmática. aunque se transporte de un idioma a otro la significación pura y simple del enunciado. Por eso. en la mayoría de los casos, las transformaciones que experimenta un enunciad-o lingüístico al ser traducido implican una pérdida de posibilidades lingüísticas en los diversos planos del lenguaje. Tan sólo en casos muy raros, esa transformación puede significar también una ganancia. Pero aun entonces sigue siendo verdad el proverbio italiano. Pues, al fin de cuentas, en esos casos no se trataría tampoco de una traducción <•fiel)) del original. Y a la traducción habría que calificarla, en sentido riguroso, de «traidora».
Por decirlo así, toda traducción comete necesariamente una traición, sea contra la lengua de salida, sea contra la lengua de llegada. En efecto, por un lado, la traducción debe esforzarse po-r alcanzar la mayor congruencia estructural posible entre ambos idiomas, en los planos fonológico, sintáctico. -semánti.co y pragmático. Por otro lado, la diferencia entre la lengua de salida y la lengua de llegada y la multiplicidad de los planos lingüísticos, que sería casi imposible trasladar, todos ellos y a la vez. a una equivalencia estructural, permiten alcanzar sólo de manera aproximada el objetivo apetecido. En su aspiración a sustituir completamente el original por la traducción, el traductor lo único que puede ofrecer es un sucedáneo del original. Le queda sólo elegir entre dos tipos fundamentales de posibilidades, teniendo ambas que efectuar raspados en el ideal apeteddo de conseguir la mayor adecuación posible en1re la lengua de salida y la lengua de llegada. De los dos tipos de traducción, uno, el denominado de equivalencia formal en la teoría de la traducción 1 , se orienta más intensamente hacia la forma lingüística del original en la lengua de salida. y trata de imitarla en la sucesión de las palabras, en la sintaxi5 y, en la medida de lo posihle, en la sonoridad y la fonología de la lengua de llegada. En cambio. el otro tipo de traducción, el de la equivalencia dinámica o fun· cionaP-, se centra en el efecto pragmático que un enunciado lingüístico de la lengua de salida trata de causar en sus oyentes.-lec1ores-receptores. y se esfuerza más que nada por reproducir ese mismo efe<.io mediante los re1 E A_ Nida. Tawncd ~ ><, Utd•n 1%4. "<'aso ademlol J Gn•lka. H.l' R."~' (rl>.., ) ¡¡, Ul>m·rl<~n~ dFr H•brl. !o.~Au},. drr Jl.,n/ng._., tl•elef~ld l'll:l'; ~ 1\ Noda. Ch R. TaOCr LD. rraJucc'~" le&ri~ y w~c,.ro. M•dnd l1R6; L Alo~><> Schókd.
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cursos de la lengua de llegada. Si estos dos tipos posibles de traducciones se consideran como los polos opuestos de una escala, entonces las traducciones existentes se situarán en dicha escala según la cercanía o lejania de cada uno de los polos opuestos, sin que ello signifiqu-e valoración alguna de la traducción de que se trate. Conforme a la explicación que acaba de darse, la traducción alemana Die Gute Nachricht, una traducción de la Biblia inspirada en la traducción americana Good news for modern man pero realizada por un equipo de teólogos alemanes sobre la base del texto griego, persig~.te este fin de ofrecer una traducción basada en la equivalencia dinámica 3 . Habría que incluir también en esta categoria la traducción libre (Übertragung) de Jórg Zi:nk del Nuevo Testamento. Este último traductor parte de la hase de que «ha pasado ya el tiempo en que una traducción literal del Nuevo Testamento pudiera ser entendida por todos» 4 , y por eso, en su versión, trata de desvelar «el texto antiguo tradu-ciéndolo con ayuda de expresiones libres, describe por medio de circunlocuciones el sígnificado de las palabras difíciles que no tienen equivalencia en alemán, y suaviza las fónnulas demasiado densas traduciéndolas por frases de mayor soltura,,-~.
En el otro extremo de la escala se hallan traduccio· nes como la de la Patmos-Synop:,·e, que se fijó como programa «seguir fielmente el texto griego» y que debe incluirse en el tipo de traducción basado en la equivalen· cia formal: «Las mismas palabras del original son tra3_ f},~ Gu" Ne-1 •~ ~euJ~em D<~bt·ll. '~· pr>r 1•• Soouladnte> ~""' loo; p-a1se1 de ~~~~"' aleman~ ~Mt~art 191!1 (A:m d mmno mtmo. la, '"-'a~J""'=• Blblic'--< Un .J., ha~ patrocinado tarnbl~n -u~• ~~r.,ó~ castdlan~ J'<'n,..J~ espcciaJmeOlte ¡t.>M d loc>or la•in.oantem-•no u,.,, ~aM• ~~¡·. 1'179 4 IJa> -'"~"' T•.ram~m. tta~ •le m de J ZOni ~'"''~""" 191~. j_ 5 lbid
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ducidas siempre por las mismas palabras alemanas. Sobre todo, la estructura de la frase sigue muy de cerca la construcción de la frase griega. De esta manera aparecen con frecuencia giros que son extraños a nuestra sensibilidad lingüística» 6 . En algún punto de la escala, entre los dos polos de la -«equivalencia formal» y la -«equivalencia funcional», se hallan casi todas las demás traducciones de uso corriente: la Luiherbibel revisada, la Zürcher Bibef, la HerderBibe! y la Pattloch-Bibel, o incluso la Einheitsübersetzung (o <~traducción -católica-de la unidad>>). Todas ellas oscilan entr-e la intención de ajustarse con equivalencia formal at texto original, y de sustituirlo por una equivalencia funcional para que los lectores u oyentes puedan entenderlo mejor. No podemos detenernos aquí a estudiar las ventajas y desventajas de las diversas traducdor~es en particular, porque se trata de un problema muy complejo. Aunque en la valoración de una traduc-ción entran en juego múltiples criterios, el decisivo es, -seguramente, la situa-ción en que una traducción se va a utilizar. Pues, al fin de cuentas, hay enorme diferencia entre la situación en que se hallan Los lectores privados de la Biblia, la utilización litúrgica de textos bíblicos y el uso de la Biblia en la enseñanza escolar y en la catequesis. En relación con el tema de este libro -la iniciación a los métodos exegéticas destinada a los que no tienen conocimiento de las lenguas bíblicas- las traducciones 6. W. Ln.~twm. D••lortron1!ogv;c~e Eig~'""' dclom l'•·~n~•l""· en F_J Ste resp Arb<-rOib"c~ z~ !Un Ewm¡;,li;,n D'" •·ofl,¡¡_,d,~~" Sy11opsen "~'~ M<>r~us. nocl> .\l~tthaus. -·~ i~~"'' "'" d~n P~n>llglerchsrextell lomo-U~ter~oh ]\>ti!J_ ""ea"' "m lnen V..S Neue T"'""'~"'· fnmimch-lJeu.,~h. !"''E. Dio
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más útiles son las que se acercan al principio de la «equivalencia formal», pues tales traducciones. «pretenden ofrecer un sustitutivo del texto griego (y hebreo) al lector que no domine la lengua griega (y hebrea): un sustitutivo que pennita realizar aproximadamente las mismas operaciones que el escriturista realiza basándose en el texto original» 7 . Si para nuestros trabajos exegéticas con los Evangelios se recomiendan principalmente la Pmmos-Synopse y el Synoptischt: Arb-ei.tsbuch zu den EvangeJien, que se utilizarán como base textual, será preferible escoger para las dcmá.s partes de la Biblia las traducciones que se ofrecen en los comentarios bíblicos, porqt~e en general tales comentarios se proponen realzar el texto original y las intenciones originales de los autores bíblicos; es decir, se trata esencialmente de una traducción orientada a la ;;(equivalencia formal» 8 .
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3. Los métodos exegéticas
3.1. Texto, coherencia, t"Structura, significado y función
3.1.1. ¿Qué es un texto? Ya en las reflexiones precedentes hemos tenido que recurrir al uso de términos técnicos, porque la exégesis bíblica, lo mismo que cualquier ciencia, tiene su tenninología especializada. En parte, esa terminología coincide con la de otras ciencias. Algunos conceptos especializados nos resultarán ya conocidos por el estt~dío de la lingüística y de la literatura. y habremos aprendido ya su significado técnico en los estudios de bachillerato 1• En la -ciencia es 11ecesario el uso de lenguajes especializados, porque estos lenguajes consiguen expresar conce()tos. de manera clara y di<;linta y permiten entenderse brevemente sobre determinadas realidades. Por este motivo, en el marco de una iniciación a los mée<""
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