Quiero leer a solas Relatos de las mil y una noches en la soledad
Primera Parte
Por varios autores Relatos eróticos Recopilaciones varias
Contenido
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Me obligaron mis Hermanos El amor entre Hermanos Mi primera vez fue con mi prima Jacqueline Entrando en los sueños de mí hermana Hermanas: tangas y bombachas Un amor entre locas hermanas Los perros y una chica Los chicos Crecen La excusa perfecta Un día maravilloso La chica Alocada La familia y sus secretos Se lo hice a mi hermana Mi Prima Karla Mi hermano me desea Madre e Hijo Una Película con mi hermana Mi loca prima y yo a solas Los gustos de mi prima consentida Juegos femeninos Descubriendo a mi madre Locuras de adolescencia Chantajes y mi Hermana la típica lolita El amor de mi sobrina Un día con mi primo Juegos entre primos Confesiones a mi madre Hermanas y vecinas Atrapada Estampas familiares Curiosidad al máximo Me pervirtió mi perro Madre descubre el incesto Me arodille y no sabía Todo queda en Familia Mónica y su perrito Mi hija Sandra Me dormi y esto me paso Es mi mascota Y no lo hubiera imaginado Mis recuerdos Calenturas extremas
5 7 40 60 76 359 375 377 398 406 412 414 416 418 423 426 445 448 451 460 467 473 475 483 494 495 503 510 515 519 526 532 538 551 554 557 562 565 567 569 572 580
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El despertar de mi hija La mudanza de mami El amor a una hija Un amor por sacrificio Un regalo inesperado Nosotras al fin Lo que encontré me sorprendió Era muy Morbosa Empezó un sábado por la mañana Provocandolo a él Mi confusión El agradecimiento y confianza Me chantajea Te comprendo Marcela Cuando tenía 15 años Quedara entre nuestra familia Nos se volverá a repetir Gratos recuerdos Consolandola a ella Lo sorprendi en pleno acto Cuando cumplió los 16 Una buena ducha Embarazada En honor a mi hermana Así se inicio Anita mi hermana Lo hacemos a escondidas No me lo pude creer Vivir entre dos mujeres Me consuela mucho Estaba muy desesperado Fue algo curioso lo que senti En la ducha me senti muy bien Estuve con Ella Me perdi con mi profesor Lo que no olvidare con ella
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Historia 001 Me obligaron mis Hermanos Lo que les contaré a continuación sucedió cuando tenía 21 años, en donde mis hermanos menores (17 y 18 años) me metieron en situaciones que terminaron por gustarme. Soy una chica con muy buen cuerpo y me gusta vestir ropa muy provocativa, tanto para andar en casa como fuera de ella, esa fue la razón por la que terminé metiéndome en líos. Solía vestir ropa muy sexy en presencia de mis hermanos y no me preocupaba que me vieran ligera de ropa, incluso en ocasiones me dejaba ver en ropa interior, pero por lo regular, dentro de la casa, vestía con ropa cómoda y ligera debido al calor que hacía en el sector donde vivíamos en aquel entonces, vestía con falditas cortas y tangas pequeñas o pantalones de lycra de colores claros que dejaban notar mi ropa interior muy fácilmente, mis camisetas solían ser delgadas y con ausencia de sujetador ya que mis tetas aunque grandes son muy firmes. Nunca pensé que estas ropas despertarían el deseo de mis hermanos, el día que pude darme cuenta de eso llegaría más pronto de lo que me imaginaba. Como les decía, también para salir a la calle me gustaba andar ligera de ropa, lo que permitía ver mis calientes curvas y pequeña ropa interior. Un día me dirigía a un centro comercial, abordé un autobús atiborrado de gente con una falda de algodón muy pequeña, casi de inmediato empecé a sentir manos sobre mi trasero, volteé a ver quién era el atrevido pero por lo repleto del autobús no sabía quién me metía mano y para no montar escándalo decidí no prestar atención a los atrevidos avances; Sin embargo, al ver mi pasividad, el manoseador tomó más valor y llegó incluso a deslizar sus manos bajo mi falda, yo intenté retirarme pero era imposible, así que me resigné al manoseo del que era presa. Algo extraño comenzó a sucederme, los atrevidos manoseos no me estaban pareciendo tan incómodos, a estas alturas el fulano se había extraído el pene y lo frotaba sobre mis nalgas, poco después, sentí el líquido caliente y viscoso sobre mi cuerpo, avergonzada bajé del autobús. Recorrí unos pasos cuando sentí que alguién me tomaba del brazo, sobresaltada volteé rápidamente, se trataba de mis dos hermanos. Raimundo, el mayor, me dijo: Acabámos de ver como ese tipo en el autobús te magreaba y tu tan contenta. No estaba contenta, sólo que no quería montar un escándalo, además el tipo en realidad no se propasó tanto conmigo, respondí. Eso ya lo veremos, replicó Javier, el menor de mis hermanos. Y metiéndo su mano bajo mi falda, extrajo los rastros de semen que el tipo dejó sobre mis glúteos. Entonces ¿qué es esto?, me dijo el muy guarro. No supe que decir y de inmediato me sentenciaron con decirle a mis padres, por temor y vergüenza les rogué que no dijeran nada, a cambio, yo haría todo lo que me pidieran. Luego de un momento aceptaron mi propuesta. Al otro día, muy temprano, me dijeron: Como te gusta que cualquier fulano te meta mano, vamos a cumplir tus deseos, vístete con la ropa más sexy que tengas que vamos a dar un paseo.
Me puse un pequeño conjunto enterizo de mallones blancos, sobre el cual se notaba una tanga de color un poco más oscura que me obligaron a ponerme, luego, jalaron el vestido de la parte del tiro para que se metiera en mis dos rajitas. Nos dirijimos al subterráneo y me obligaron a entrar en el vagón más lleno que pasó, quedé a merced de los calientes tipos que de inmediato me hecharon mano a sus anchas mientras mis hermanos observaban divertidos como me manoseaban. Al salir del lugar, nos dirigimos a un cine porno en donde se acostumbra que las mujeres que quieren jaleo deben permanecer paradas en un extremo oscuro del cine. Por supuesto, yo debí pararme en aquel lugar, de inmediato se arremolinaron varios hombres que empezaron a hecharme mano a su antojo. Mis hermanos, no contentos con lo que le hacían a la zorra de su hermana, les dijeron a ciertos fulanos que yo quería más que unas simples caricias y que en los baños yo estaría dispuesta a complacerlos de otra forma. Mis hermanos me sacaron de entre la turba de hombres, que de los jaloneos que me propiciaron para evitar qe me retiraran del lugar, lograron romper mi ropa a la altura del trasero, quedando buena parte de mis nalgas por fuera. En los baños fui poseída no solo por los extraños del cine sino también por mis propios hermanos, que me confesaron que siempre habían fantaseado con poseerme de esa forma, incluso, habían llegado a hurtar mi ropa intima para masturbarse en ella y regresarla a su lugar, disfrutando al saber que yo usaba interiores llenos de su semen, además, me contaron que en ocasiones, cuando me quedaba dormida, levantaban mi ropa para observar y tocar mi cuerpo. Esto me puso muy cachonda. Debo decir que ese día lo disfruté bastante. De regreso a casa, mis hermanos me prestaron un sueter para tapar mi mallon roto y abordar el subterráneo, una vez dentro, me lo quité para permitir que me hecharon mano directamente sobre mi culo desnudo, mis hermanos miraban placenteramente como me tocaban, al bajar, un tipo me tomó la tanga con tal fuerza que se quedó con ella en las manos, regresando a casa casi violada.
Historia 002 El amor entre Hermanos Soy un chico de 18 años, verdaderamente no sé cómo llegué a esta situación, o como se dio todo, pero pasaré a contarles con detalles lo sucedido. Tengo una hermana de 19 años, ella se llama Paula. Para que que sepan como es, ella mide 1,80, tiene cabello rubio y ojos celestes. Tambien tiene unos labios muy carnosos. Muchas amigas le habian dicho que se presentará en agencias de modelo, pues es una chica muy hermosa. Tiene un gran cuerpo, sus pechos son bastante grandes, de mediano tamaño, bien rendondos, con unas piernas bien torneadas, y un culo de infarto. Yo nunca la he visto ni me he enterado de que alguna vez haya tenido novio. Tampoco nunca la veía a ella como una chica que estaba buena como deciamos con amigos, sino que solo la veia como hermana y nada mas. Comenzaba el verano, mi hermana hacia pocos dias habia terminado la secundaria, en unos meses arrancaria en la universidad. Mis padres se separaron hace 2 años ya, y en casa solo vivimos mi hermana, mi padre y yo. Debo decir que mi padre es un gran hombre, tiene un buen trabajo y nos mantiene muy bien. Apenas comenzaba el verano papá se fue de vacaciones merecidas con unos amigos. Nos confió la casa, a mi hermana por ser mayor y a mi tambien por unas cuantas semanas. Invité a un amigo a mi casa, hacia mucho calor y usariamos la pileta. Le dije a mi hermana que vendria, y me dijo que no habia problema. Una vez dentro de casa, nos metimos directamente a la piscina en el patio, habian unos 35º esa tarde muy caliente. Nos pusimos a hablar con mi amigo como siempre, mientras nos refrescabamos. Charla va, charla viene, salio el tema de mi hermana por enésima vez… —Va a venir a meterse? Me encantaria verla… —Callate ya, que se yo si vendra…. (estaba cansado de que se babeen con ella) —Es que esta muy buena viejo, quiero verla en bikini. —Hasta cuando hablaras de ella???..... —Jajaja quedate tranquilo amigo, no me digas que no te gustan sus tetas? —Es mi hermana idiota! —Si, lo sé, pero es hermosa. Luego hablamos de otras cosas, hasta que efectivamente se acercó mi hermana con su bikini todo amarillo y nos preguntó si podia meterse. —Si. ( Le respondí ) Estuvimos divirtiendonos alli un rato, luego de una hora mi amigo debia irse por un compromiso que tenia. Nos quedamos ambos hermanos en la piscina hasta que ella tambien se aburrió. —Te olvidaste de que el baño del patio no se puede usar. En ese baño estaban realizando algunas construcciones que durante el verano habian cesado para retormarlas en otoño.
—Ufaa cierto… todo el verano sin este baño?? Como hago para cambiarme?? —Jaja, no sé. —Me tendre que cambiar aca… mira para otro lado. Eso hice… me di la vuelta en la piscina mientras ella se cambiaba a ropa seca. —Ya está? —Nooooooo pará!! … —Ahora? —Nooo, esperaaaa Me dio un poco de curiosidad, no porque me atrayese mi hermana, sinó de puro tonto que soy. Giré un poco mi cabeza sin mover mi cuerpo, y pude verla. Estaba dandome la espalda a mí, ella estaba casi desnuda, se habia sacado el bikini y se habia puesto una bombacha blanca, mientras se colocaba el corpiño. Enseguida me dí vuelta y me gusto lo que ví. Inconscientemente se me puso la pija dura, en mi mente estaba ese culo perfecto con una bombacha que se le metía entre los cachetes. —Bueno, ahora si. Giré y ya estaba con la ropa seca, remera ancha y pantalon de jean corto. Se fue adentro de la casa y me quede un rato en la piscina, no podia sacarme de la cabeza lo que ví, eso fue lo que desencadenó todo… Antes de dormir seguia pensando en aquello, no entendia porque mi pija estaba dura, era mi hermana, pero me calento esa imagen de la tarde. No lo pensé mas y me baje los pantalones. Me hice una paja recordando ese culo y la tela de la bombacha que se metia en él. Nunca habia visto algo tan erotico real. Siempre era en paginas porno. Escuché la puerta. Un ruido molesto. Abrí los ojos y escuche más. —Dalee que ya esta la comidaaaaa ¡!!! —Mmm, que, eh? ( Dije aun dormido, ante la voz de mi hermana que irrumpía en mi cuarto) —Dale que ya es mediodia dormilón ¡!!! Me di la vuelta en la cama y me arrepenti de haberlo hecho. No me di cuenta de que tenia la pija parada como cada mañana y se nota debajo del pantalon liviano ¡!!! Solo volvi a mirar y mi hermana se fue. Maldicion… Regrese a la cocina mientras ella me servía una ensalada liviana. —Perdon por lo de recien, no me di cuenta… —Jajaja esta bien hermanito, no tienes porque disculparte. —Gracias. Almorzamos en silencio. Para hablar de algo y que no se vuelva incomodo, le pregunte: —Nos metemos a la pile hoy? —Si, hace mucho calor.
Horas despues nos metimos en la piscina. Todo fue muy normal ese dia.. poco que comentar, yo de vez en cuando le miraba las tetas que se escondian en su bikini, no era normal ya… viendo a mi hermana… despues trataba de verle el culo, era mas divertido aun ir a la pileta con ella! —Voy a cambiarme, no mires. —Ok. Queria repetir lo de ayer, deje esperar unos segundos y giré la cabeza. Aun tenia la bikini puesta, demasiado rapido pensé!! Espere mas tiempo y di la vuelta nuevamente. —Que haces???? —Ehhh nadaaa… —Te dije que no miraras!!!! Tuve tanta mala suerte que cuando gire la cabeza para verla, ella tambien giró para acomodarse el cabello y me vió… estaba con el corpiño y la bombacha puesta!!! —Perdon, no quise.. yo… —Callate, como que no quisiste, te ví muy bien, no te hagas el zonso. —Perdoname Paula, en serio no fue mi intencion… ( rogaba para que me perdone ) —Shh, espero que sea la ultima vez que lo haces eh ? —Si, si… Por una estupidez me atrapó, me senti mal. Sin embargo ella me seguia hablando en la cena como si no hubiera pasado nada. Al siguiente dia tambien repetimos rutina. Dormir en la mañana y pileta en la tarde. Estabamos en el agua mientras nos divertiamos un poco… estabamos jugando a un viejo juego de cuando eramos niños, uno estaba en el medio y el otro no debia cruzar al otro lado. Cuando me tocó detenerla, entre forcejeo y forcejeo, mi mano paso por su teta derecha accidentamente. —Heyy, mas cuidado ¡!! Jajaja ¡! —Jaja perdon, fue sin querer. A ella le dio hambre y salió. Una vez mas se cambiaria alli mismo… —No mires eh.. —No, no… Me arriesgaria demasiado a hacerlo otra vez, pero era mas fuerte que yo… tenia que hacerlo, tenia que voltear a ver su culo… si… lo tenia que hacer… Lo hice. Giré y me lleve una sorpresa. —Que haces estupido ???!!!!!!!!?????!!!
Me gritó… sí, estaba de frente a mi, esta vez no se puso de espaldas, se quedo mirandome para ver si yo volteaba… que gran idiota fui ¡!!! —Contestame tarado, que haces que otra vez me miraste???!!!!!!!!!!!!!! —Yo… no… —No qué?? No qué?? No tenes explicacion!!! Casi me pongo a llorar, me agarro una desesperacion horrible, la habia cagado. Ella ya estaba cambiada. —Porque me mirás?? Porque?? Yo no podia articular palabra. —Te gusta ver a tu hermana ? Te gusta ver a tu hermana desnuda ? —….Ssssí… —Que asqueroso sos ¡!! Soy tu hermana ¡!! —Por fa no le digas a papa, por favor Paula, perdoname por lo que mas quieras, te lo pido… —Sos idiota? No le voy a decir a nadie. Sos un pendejo asqueroso. Se dio la vuelta y se fue adentro. Sorpresivamente, me preparó la cena y me estuvo hablando bien. Parecia que nada hubiera pasado. Pero de un tema a otro llego el tema de la tarde: —Que tengo que miras tanto? —Nada Paula, dejalo,… solo que eres hermosa, es todo, tuve curiosidad… —Gracias. Pero creo que es raro que te guste tu hermana. Sabes que tienes mi confianza y me puedes contar lo que sea. —Si, bueno no sé como ha pasado, tan solo yo un dia te ví con ropa interior, el primer dia que estuvimos en la piscina, y me gusto, por eso lo he hecho otras veces… —Te gusta mi cuerpo? A eso te refieres? —Si… Paula, perdoname por favor. —Jajaja esta bien, creo que me pasé por lo que te dije hoy. Luego de la ducha salio solo con corpiño y bombacha, se sentó en la mesa a ver TV cerca mio. Era real? Era un sueño? —Pa.. Pau… —Que pasa pendejo? No te gustaba mi cuerpo? Te molesta que esté así? —Ehh no.. noo no, esta bien… —Si dices que te gusta mi cuerpo, y como papá no estara en casa en semanas, creo que podré estar un poco mas ligera de ropa y eso a vos no te afecta. —No, no me afecta. No podia creerlo… ella estaba solo con dos prendas a unos pocos metros de mi y no le importaba ¡!!! Me quede embobado viendola, recorriendo con mi mirada sus labios, sus tetas, su
abdomen, y luego su entrepierna, trataba de ver algo pero obviamente la bombacha azul que traia no me dejaba ver alli abajo. —Que miras pendejo? —Na..nada… —No te da vergüenza ser tan asqueroso de mirar a tu hermana?? Simplemente me quede callado y tratando de mirar la TV. Me fui a mi cuarto, y antes de dormir, otra monumental paja. Habia algo que no me cerraba… algunas veces ella hablaba bien conmigo y otras su temperamento cambiaba radicalmente… no entendia nada!!! … Me desperte sobre las 11, ella aun dormia, me dispuse a hacer algunas compras para luego peparar el almuerzo. Cuando llegué, se me ocurrio una loca idea… ya que ella estaba en ropa interior, yo tambien haria lo mismo. Solo me quedaria en boxer por la casa. Me quite todo y me deje el boxer negro mientras terminaba de servir el almuerzo!!! Golpee la puerta de la habitacion de mi hermana y ya justo venia para la cocina. Cuando llegó puso una cara de sorpresa mientras estaba media dormida. Tenia el pelo atado y esta vez habia cambiado de prendas, tenia un corpiño y una bombacha blanca. —Que haces asi? —Como vos estas solo con tu bombacha y corpiño, yo estare en boxer. Te molesta? —Mmmm no… como quieras. —Ya tenes el almuerzo. —Gracias!! (sonrio y me dio un beso en el cachete) Cuando siguio su camino para sentarse en la mesa, pude verle el culo… otra vez esa bombacha blanca metiendose entre los cachetes… que erotico era!!! Mi pija crecia en el boxer y eso me excitaba mas… saber que podia notarlo. Ya la tenia muy dura y cuando me fui a sentar me vió. —Ayyy que asco neneeeeee tapate eso!! —Que cosa??? —Tu.. tu.. aparato!! —Jajaja pero si vos tambien estas vestida asi. Aguantatela entonces si provocas!!! —Que yo provoco?? Que decis pendejo?? —Jaja no te hagas la santita… —Se te puso asi por verme a mi? Eso queres decir??? —Claro! O te crees que viendo tu cuerpo no se me pararia la pija? —Callate asqueroso!! Como vas a decir eso?? Soy tu hermana, cochino!! —Jajaja bueno, aguantatela ahora. —Que pendejo cochino sos. … —En un rato te espero en la pile hermanita !! Me fui a la piscina y me tiré asi con el boxer, esto estaba entrando en un juego divertido y morboso con mi hermana...
Al rato se acercó ella y no tenia el bikini, estaba con la misma ropa que en el almuerzo. —Esta fria? —No, calentita. Y entró tambien. Comenzamos a jugar, estupideces, hablar, etc. Hasta que llego un tema “delicado” entre habla y habla. —Y vos... tenes novio? —Yo? no porque? —Nada.. es que sos muy linda y es raro. —Jajaja nunca tuve novio. —O sea que nunca... ( hice un gesto con la cabeza ) —Nunca qué? —Nunca tuviste... —Quéee ?? —Si nunca cogiste. —Shhh cochinoooo, eso es asqueroso nene, que me decis... —Que? Porque? Que tiene de malo que te pregunte? —No sé, no sé si deba responderte esto. —Daaaale... no es nada, que tiene de malo hablar de esto? —Y qué queres saber? —Eso que te pregunte... sos virgen entonces? —Ayy mira las preguntas que me haces nene, no seas asqueroso. —Porfa, contestame, please…. ( puse mi mejor carita de niño bueno ) —Ufaaa, bueno, sí, soy virgen. Contento? —Jaja si. ... El silencio no se hizo esperar. Fue algo incomodo estar ahi callados. Pero ella luego salió de la pileta para secarse acostada al sol. Apenas salió pude ver algo que casi me hace acabar sin tocarme... se le notaban los pezones sobre su corpiño mojado, esas puntitas sobresalian de ahi, pero despues vi algo estupendo. Segui bajando con la vista y vi en su entrepierna la concha marcada en la bombacha. Se me paro la pija a tope, ella se acosto y no pude ver mas nada. Me fui contra el borde de la piscina para que no pueda verme y saque la verga del boxer, enseguida me puse a pensar en eso, seguramente al estar la tela mojada se le notaban los pezones en el corpiño, y luego la rajita en la bombacha fue sublime. Acabé dentro del agua con una paja en solo segundos. —Voy adentro, queres algo? —Mm…. Si, coca cola. —Ok. Fue a la casa y volvia con lo que le habia pedido en la mano, me quede embobado viendo su entrepierna, ya tenia la bombacha seca pero se le seguia marcando la concha… ella se percató de eso. —Que miras? ( Comenzo a mirarse las piernas ) —Nada…. —Dale que estabas mirando pendejo? ( Trataba de ver algo en sus piernas, hasta que
se dio cuenta ) —Nada te dije, no miraba nada. —Pendejo asquerosooooo me estabas mirando aca ¡!! ( con un dedo señaló su concha ) —Eh ? Pero no…. —Que no, pendejo cochino, no seas asqueroso nene, cuantas veces te lo voy a decir ¡!!!!! —Que…. No… no quise, no te estaba mirando, yo…. —Uyyy que enfermo sos pendejo, estas pensando en cosas chanchas ¡!!! —Shhhh habla mas despacio, yo no estoy pensando nada, que decis ????? —Te crees que soy tonta pendejo, me estabas mirando mi cosita, no seas cochino porque te vi. —Yo.. yo… no, Paula por favor, yo no te miré nada, te confundiste —Mira pendejo sos un maleducado, te dejé pasar las anteriores porque realmente creí que lo hacias sin mala intencion, pero ya te estas pasando de la raya, me estas mirando todo el tiempo, porque???? —Bueno, Paula, es que yo… no sé como explicarlo, pero me gusta tu cuerpo, es hermoso, cuando te veo.. se me.. bueno, se me para, y no puedo evitarlo, perdoname por favor… —Estas escuchando lo que decis??? Se te para por mirar a tu hermana??? Estas loco??? Me pediste que te dijera si era virgen y lo hice, te deje hacer ls anteriores veces porque crei que era bueno para ti, pero ya estas llegando al limite, entendelo!!! … Ella se fue adentro y yo luego de secarme tambien. Me duché y en la cena le hablé de nuevo… queria arreglar las cosas… mientras comenzabamos a comer las pastas, empecé: —Paula, por favor, lo de hoy… me perdonas? Yo no lo hago con mala intencion…. Sólo cuando te veo necesito verte, necesito ver tu cuerpo hermoso, es algo queno puedo contener. —Hermanito esta bien, te perdono. Estuve pensando hace un rato y creo que no soy quien para decirte lo que hagas. Si te gusta mirarme pues hazlo, pero solo es eso, verdad? Solo te gusta mirarme. —…Si… —Esta bien, todo como antes, sin peleas? —Sí ¡!!! ( lo dije con mucha felicidad ) Vas seguir asi con poca ropa por la casa no? —Jaja si, que cochino sos. … Por la mañana le tocaba hacer el almuerzo a ella, cuando fui a la cocina la vi preparando algo en el mezon, lo que mas me extrañó es que tenia puesta una minifalda roja que apenas le tapaba el culo. —Hola —Hola hermanito, mira, te gusta? ( Haciendo referencia a la minifalda ) —Siii, estas hermosa Paula… Tenia el corpiño, la minifalda y la bombacha debajo que apenas se podia ver, recien me despertaba y ya tenia la pija dura, no puede ser. Almorzamos y esta vez no acompañó el clima, mucha lluvia, nos quedamos adentro y estabamos viendo alguna novela mala en la TV. Me puse a verla de nuevo, le mire las tetas que estaban debajo del corpiño, se veian bien redondas, podia ver el canal que forman en el medio, era espectacular, ella me vio:
—Que miras nene? —Nada, por? —Porque decis nada, si me miras a mi? —Jajaja y para que preguntas si sabes,… —Bueno, porque tengo la obligacion, si me estas mirando… —Te molesta que te mire? —No… que mirabas? —Cómo que qué miraba? —Que mirabas de mi cuerpo tontito ¡!! —Ahhh…. Ehh… (dudé si decirlo, pero lo hice ) … tus.. tetas. —Jaja como te gusta mirar pendejito ( se las agarro con ambas manos mirandome ) Te gustan? —Uffff siiiii ( Me paré para que vea la ereccion en mi boxer ) Miráa… —Ayyy paráaa sentate pendejo, no me muestres esooo —Jaja porque?? —Es asqueroso!!!! Puta, quien entiende a ésta… me pregunta si me gustan sus tetas y despues sale corriendo… no entiendo. —Bueno, perdon, es que me gusta mucho verte. Ella sonrío y nos fuimos a hacer otras cosas. Luego de ducharse salio igual vestida, con esa minifalda roja y el corpiño. Estuvimos preparando la cena juntos, ella me miraba a los ojos de a ratos y se reía, tenia el pelo suelto aun mojado, ella se fue a la mesa para poner algo y le mire el culo, apenas podia ver algo… en ese momento se inclinó un poco para acomodar algo de la mesa, se le subio la minifalda un toque y vi que no tenia bombacha!!!!! No pude verle la concha pero le vi el culo perfecto, era muy caliente. Mi boxer incremento de tamaño y ella volvio a su posicion normal y se sentó para cenar. Hice lo mismo. No pude sacarme eso de la cabeza… me fui a dormir y me hice una paja terrible… Al otro dia mientras esperabamos que se cociné el almuerzo, nos fuimos a la sala a ver un poco de TV, esta vez en los sillones, estabamos separados uno de otro y por eso la miraba a ella y de reojo a la TV. —Otra vez mirando hermanito… Puso ambas piernas arriba del sillon y las separó un poco. Enseguida noté que debajo de la minifalda no tenia nada, como ayer, le vi la concha mientras se reía y me la mostraba, no tardó en notar mi ereccion en el boxer. Me enloqueció ver eso, la concha la tenia toda depilada, podia ver algunos pelitos arriba del clitoris pero nada mas, tenia los labios bastante cerrados y pude ver la rajita y dentro algo rosado, creo que casi acabo sin tocarme… —Pa.. Paula… —Jajajaja!! tendrias que ver tu cara… no querias mirar? —No.. no tenes bombacha… —Jaja te gusta mi cosita?
—Mmm siii, me gusta.. Pau… la tengo re dura… —Mira lo parada que se te pone por mirar a tu hermana, que pendejo sucio sos ! —Uuuuffff queres verla? —……No sé…. La saque del boxer y se la mostre toda, queria acabar ya. —Fiuu es un asco eso nene… —Mmm mira como hago una paja Paula, mmmm La agarré fuerte y jale pa arriba y abajo, tres, cuatro bombeadas, le miré la concha y no pude mas… la leche salto para todos lados, el piso, el sillon, mis piernas.. uffff Ella solo se reía, yo sentia que no estaba, me sentia en otro mundo… —Ayyy mira pendejo como echastraste todo!!! Jajaja sos un cochino!!! Cesé los movimientos en mi verga y la deje descansar. La miré a mi hermana y tenia los ojos clavados en mi pija llena de leche. —Voy a limpiar todo Paula. —Si, mas vale… eso es el semen no? —Si.. nunca viste una? —No!! Ya te dije que nunca vi una… una… —Una pija. —Si, eso. Me levante como pude y limpie todo… arduo trabajo pero valio la pena. Mi hermana era muy inocente… no sabia si lo que hacia era por ser ingenua o en realidad debajo de esa cara de santita era una puta terrible que le muestra la concha a su hermano… sea lo que sea me encantaba! Nos quedamos mirando y ella empezo a hablar, ya con las piernas debajo. —Que sentis cuando haces lo de recien? —Una paja? —Si, eso! —No sé, es dificil de explicar, pero es muy rico, me encanta. —Si, ya veo!!! —Y vos, te tocas? —Que cosa? —Si te masturbas… —Ahhh porque queres saber eso? —No sé, tengo curiosidad. —Mmm si, si, curiosidad… —Jaja que pasa? —Lo preguntas de asqueroso que sos! —Bueno y te tocas o no? —… Esto me prometes que no se lo contas A NADIE entendiste? No podes contar esto que hacemos, ni siquiera a papá, ENTENDIDO? —Si, si, entiendo, como le voy a contar a papá, estas loca hermanita!!! —Jaja bueno para asegurar, ni a tus amigos.
—Ya, entendi Paula. —Bueno.. confio en vos pendejo sucio! Jajaja.. si, lo hago desde hace dos años. —Ahhh mira vos, y te gusta mucho? —Jajaja si, es lindo. —Jaja viste sos una cochina vos tambien!!! Jajaja —Jajaja pendejo estupido!! … Estaba preparando el almuerzo cuando llego mi hermana a la cocina. Dejó la minifalda, tenia el corpiño y una bombacha mas chica que las anteriores, blanca con flores rosadas. No era una tanga, pero era mas chica que las otras. —Hola Pula —Hola nene, vas bien con eso? —Si, sentate que ya te sirvo. —Ok —Que linda bombachita esa. —Te gusta? ( Se paró y me la mostro de delante y detrás ) —Sii. ( Ese orto se estaba tragando toda la tela ) Si se imaginan a su hermana que tiene un cuerpo de infarto, estando por la casa casi sin ropa, y que sea complice… mi pija estaba dura todo el dia. —Mira como la tengo dura Paula. ( mi boxer era una carpa terrible ) —Ayy nene no seas asqueroso, saca eso, vamos a comer. —Jajaja si vos tambien sos cochinita hermana… —Pero no nene, vos sos el desubicado que no podes parar de mirarme! —Jajaja y si vos me mostraste la concha ayer, no te hagas la santa. —Shhh pendejo no digas cosas chanchas! … Nos metimos a la pileta asi como estabamos vestidos, luego de boludear un rato la miraba descaradamente para que me dijera algo. —Tengo algo que miras tanto? —Jaja no. —Bueno y entonces que? —Nada. Bueno te queria pedir algo. —Jaja que cosa? —Si te podes dar vuelta. —Para? —Porque quiero ver una cosa. —Jajaja no seas asqueroso, la cola me queres ver vos. —Jaja si, me dejas? Unos segunditos, plis. —Ay no sé nene, me pedis cosas muy sarpadas, somos hermanos! —Daaaaalee… porfa… La agarre de la cintura y se enojó un poco. —Paraaa pendejo! Soltame!!! ( Eso hice ) —Perdon… —No me podes tocar nene, solo te deje mirar, somos hermanos nosotros, espero que no vuelvas a ponerme un dedo encima otra vez, ok ? —Si, si, perdon
—Que queres verme? —El culo Paula, mostramelo por favor ( lo dije suplicando ) —Bueno pero espera que salgo de la pile. Ella salio y yo me quede adentro, al borde con los brazos arriba del borde. Ella vino hacia donde estaba yo, se paro de espaldas a mi en el pasto del patio cerca mio. El culo hermoso y perfecto lo pude ver, como se adentraba la bombacha en los cachetes todo mojado. Fue una vision sublime. —Ya esta nene? Que asquerosito sos con lo que me pedis. —Mmm que rico culo Paula, me voy a hacer una paja, queres verla? —…. Bueno dale, pero rapido. —Jajaja te gusta hermanita, esperame que salgo. Ella solo se reía. Me senté en la reposera y me bajé el boxer hasta los tobillos, mi hermana estaba parada frente a mi y no se perdia detalle, me agarre la verga y me pajee mientras la veia. —Pendejito, te gustan? ( Se agarró ambas tetas ) —Siii Corrió el corpiño un poco hacia abajo y salieron sus tetas al aire frente a mi, tenian una aureola pequeña y rosada, con pezones que aputaban directo a mi, bien rosaditos, ella me sonreía y yo no aguante mas, otra vez toda la leche salio disparada, pude ver con los ojos entreabiertos como mi hermana miraba la pija… —Mmmm que tetas Paula, mmm son hermosas…. —Jajaja otra vez derramaste todo nene! —Mmmm siii —Bueno me voy adentro, limpiate eso cochino jejeje … Me duché y limpie todo… luego de acostarme a escuchar musica por unas horas, fui a la cocina y estaba Paula preparando la cena, aun no se habia cambiado, me paré detrás de ella, quedando a centimetros, y senti su aroma de mujer, recorri con la mirada su espalda descubierta y luego el culo redondo y perfecto que se tragaba la tela. —Gracias por enseñarme las tetas Paula, en serio fue fantastico!!! —Jajaja Se dio la vuelta y se percato de la hinchazon en mi boxer, como me asomaba la pija dura. —Y eso? —Se me paró hermanita, se me para por verte el culito… La saqué y me la agarre para pajearme enfrente de ella a solo centimetros. —Que queres otra vez nene? Esto queres? Se dio vuelta y se inclina apenitas para mostrarme ese culazo de nuevo… mmmmmm
—Mmm siii quiero tu culitooo.. mmmmm Me pajeaba duro viendo el culo de ella enfrente de mi pija, no podia tocarla, lo que mas queria en ese momento era correrle la bombacha y metersela! Pero no podia… ella mandaba. Me miraba por arriba del hombro y se reía… fue suficientepara mi, que acabe con todo, la salpiqué de leche en todo su culo!!! Algunas gotas pararon en su espalda, pero casi todo el liquido termino en los cachetes del culo… durante este momento ella dio un leve gemido. —Mmmmmmmm hermanitaaaa mmmm ahhhhhhhhh —Jajajajaja que pendejo sucio sos nene!!! Me manchaste toda!!! Que asco ¡!!! Me gurde la pija mientras miraba como el semen caia por sus muslos… estupendo. Busque una toalla y le dije que yo la limpiaria. —No nene, vos me queres tocar la cola, yo me limpio!! —Ufaa bue, toma. Se la paso por todo el culo limpiandose, luego el muslo, toda enchastrada, yo solo la miraba mientras lo hacia… que bella era Paula. Se tocó con la palma de la mano el culo y hizo un gesto con su cara. —Pendejo que asco que es tu semen!!! Me quedo todo pegoteado... —Jajaja asi es la leche hermanita, perdon pero fue muy excitante. —Si, ya veo lo excitado que estuviste. Que bueno era todo aquello… yo acabandole en el culo a mi hermana que se dejaba! … Al otro dia ella dijo que estaba descompuesta, se quedo en la cama todo el dia… que mal pensé! Le propuse ayudarla en algo y me dijo que la dejara sola, que dia aburrido, invite a un amigo con el que nos divertimos toda la tarde. Ya en la noche fui a su habitacion para ver si habia mejorado pero seguia igual. Despues me levante a la mañana y vi que estaba el baño ocupado. Golpee la puerta y mi hermana me avisó que estaba dentro. Pregunte por su estado y me volvio a decir lo de ayer… pregunte por si queria ir al medico pero ella me dijo que era “normal”. Ahhhh… se me encendio la lamparita! En clases nos habian enseñado la menstruacion y esas cosas de mujeres… ya lo entendia todo, seguro estaba en uno de esos periodos me dije! La deje tranquila y ya a la hora de cenar estaba bien. Dijo que queria dormir y eso hicimos. Despues de ese par de dias, mi hermana me saludo muy feliz y sonriente, estaba radiante… su rubio cabello atado con un rodete, dejaban al descubierto su espalda, las tetas sujetas por el corpiño y una bombacha toda negra era lo que llevaba, que mujer! Ese dia hacia mucho calor, la temperatura superaba los 38º, perfecto dia para la pileta. Nos tiramos juntos y jugamos un rato como hermanos. Con el cabello asi atado me
calentaba aun mas, hablamos de distintos temas, pero logre llevar la conversacion hacia donde queria. —Dale Paula, agarra la pelota. —Me la tiras muy fuerte nene, mas despacio tiene que ser. —Jajaja deja de llorar y agarrala —Dale tonto Apenas le lanze una pelota inflable, ella saltó para tomarla, y cuando bajó se le corrió el corpiño levemente, notando apenitas azomar el pezon izquierdo. —Jajaja se te ven las tetas Paula. —Ayy nene que palabrotas decis!! Se reía mientras se lo acomodaba. —Si te gusta mostrarlas… —No seas cochino pendejito!!! —Vos sos la cochina que me mostras todo jajaja —No digas cosas chanchitas nene … —Vamos a jugar a lo de siempre —Por? Te dije que no podias tocarme —Uuu dale no seas mala, un ratito nomas, por fa —Mmmm no sé nene, depende de cómo te portes —Como me porte? —Si… no me podes tocar mis partes intimas entendes? Si haces eso te mato!!! —No, claro que no lo hare Paula, tenes mi confianza Me puse en el medio de la pileta y ella tenia que cruzar de un lado a otro sin que yo la agarre. A la primera vez trate de agarrarla pero no pude, en la segunda vez si, la tome de un brazo y luego de la cintura, mientras batallaba para soltarse, nuestros cuerpos se tocaban entre si, yo ya estaba un poco caliente, la siguiente me tocaba a mi pasar, esta vez me tomó de la pierna y luego del pecho, sentia sus tetas golpear en mi espalda, mi pija se desperto y se puso durisima… luego de eso cuando le toco cruzar, la tome de atras por la espalda, con ambas manos en su cintura rodeandola por detrás, la sujetaba con mis manos desde su panza, ella se movia para todos lados tratando de zafarse y hubo un contacto, mi pija bastante dura y apretada dentro del boxer tocó el culo de Paula, una, dos veces, y ella se detuvo. —Que es eso nene??? —Que cosa? —Se te paró la pija cochino? ( Me sorprendio que haya dicho la palabra “pija” ) —Si, fue sin querer… —Jajaja si, sin querer, y queres que me lo crea pendejo?? —Bueno, vos me la pones asi, me encantas. —Mmm asique tu hermanita te pone la pija dura nene? ( En ese momento me apoyo el culo bien fuerte sobre la pija ) —Mmmmm siiii, siiiiiiii
Aun yo pegado a ella por detrás, nos fuimos moviendo hacia un borde de la pileta, yo quede en contra de una de las paredes mientras ella me apretaba delante mio contra la pared, apoyandome el orto en mi verga. —Mmm que parada la tenes pendejo… mmmm Ella restregaba con todo su culo sobre mi, mi pija se incustraba entre los cachetes, sentia que ya me venia, yo la tomaba de la panza, rodeada por la cintura y la atraia hacia mi, cada vez mas fuerte era el movimiento, la bombacha ya la tenia bien adentro del orto, ella solo gemia despacito. — Aahhhh voy a acabar… Paula… mmmm —Pendejo sucioooo mmmm te gusta que tu hermana te haga cosas chanchas…?? Ahhhhh —Uhhhhhh siiii, siiiii haceme cosas chanchas hermanita, mmmmmmmm Ahí mismo acabé, la leche me brotaba con toda furia, sentia descargarse dentro del boxer, yo la arrime a mí mientras acababa, la aprete contra mi pija enterrada en sus nalgas mientras soltaba toda la leche… Me quede en silencio y agotado. La solté y ella se dio vuelta para mirarme. —Te gusto tontito? —Jajaja siii muchooo Paula, sos espectacular…. —Jaja gracias nene, sos muy chanchito vos. En eso se acomodo la bombacha que la tenia metida bien adentro y se fue a la casa. Recupere energias y me fui adentro.. directo a la ducha. Realmente estaba exhausto, me tire a la cama y me dormi !! A la medianoche me desperto Paula para decirme que ya estaba lista la cena, eran unas empanadas riquisimas. Nos dispusimos a comer y antes de ir a dormir ella se paró y camino hacia mi, me dio la espalda, y se sentó encima mio. Ninguno dijo nada, yo la agarre de la panza como en la pileta y la acariciaba, ella sentada sobre mi pija empezo a moverse hacia delante y atrás, se me puso cada vez mas dura, ella apoyo sus manos en mis rodillas y abrio bien las piernas a cada lado de la silla, mientras me refregaba el orto por la verga apretada. Se inclino un poco hacia adelante y ahora era la concha protegida por la bombacha la que frotaba con mi pija, podia sentir levemente los labios de su vagina en mi verga, ella se dio cuenta que estaba acabando, el semen mojo todo el boxer… Paula se levanto y sin decir nada se fue a dormir. … Cada vez mas la relacion entre nosotros iba subiendo escalones, al principio solo la miraba, luego ella se dejaba mirar y ahora ya me pone el culo en la verga. Despues de almorzar comenzamos una charla diferente. —Nene… anoche cuando me fui a dormir estuve pensando. —Que cosa? —No sé si esta bien lo que hacemos. Somos hermanos y sé que no esta bien. Pero hay algo que no me deja detenerme entendes? —Si, si ( Yo le decia que si, pero no me importaba mucho lo que decia )
—Este va a ser nuestro secreto pendejo, te parece? No se lo podemos decir a nadie, ni al mas intimo amigo que tengamos, ni a papa, a nadie. Lo prometes? —Si, te lo prometo Paula. Te entiendo!! —Bien. Que hacemos hoy? Pile? —Siii … —Paula… te puedo hacer una pregunta? —Mmm si, supongo que si. —Viste lo que hicimos ayer… bueno, cuando lo hiciste sabes que me pone muy caliente y me dan ganas de acabar. Vos tambien te calentas, no? —Si, claro nenito… porque preguntas eso asqueroso?? —Jaja porque no sé cuando vos llegas al orgasmo, entendes? —Ahhh… bueno, eso lo arregle yo ayer. —Como? No entiendo. —Ayyy tontito quiero decir que antes de irme a dormir me toqué… —Ahhhhhhhh si, si, entiendo, jeje … Durante la tarde mi hermana se estaba preparando algo en la cocina, ni me percaté que era, cuando la ví miré directo a su culito, esta vez era una bombacha roja, bien ajustada en el orto. No lo dudé dos veces y me dirigí hacia ella, ya tenia la chota dura y se la apoyé en el culo. La dejé ahí unos segundos, mi hermana se reía, asique seguí, la tomé de la cintura y hacia movimientos como si la estuviera cojiendo, era tan placentero, mis embestidas hacia mi verga chocar contra ese orto. En un momento me sorprende y me toca las piernas, sin verme, estando de espaldas, agarra el elastico del boxer y me lo baja despacito… mi pija saltó afuera como un resorte. Ninguno hablaba, solo actuabamos, ya con la pija al aire empujé hacia delante e hizo contacto con la bombacha, la humedecia con el liquido preseminal que salia de mi verga, me la agarré con dos dedos y la refregué por todo el culo, se la pasaba por el medio de las nalgas, luego la sacudia contra los cachetes, me pajeaba y seguia frotandola contra la bombacha y el culo, ya estaba por acabar… Acabe todo en los cachetes, la bombacha, todo se embardunó de leche, otro poco se fue al piso… mientras me la terminaba de sacudir mi hermana con ambas manos se pasó el semen por toda la cola… como si fuera una crema! —Mmm nene estoy caliente… Retiré la verga y ella sin moverse de esa posicion, llevó su mano derecha hasta su concha y se empezo a tocar… colocó un dedo en el medio de la bombacha y lo movia de adelante hacia atrás, marcando la rajita, lo fue haciendo cada vez mas rapido, hasta que puso otro dedo, yo miraba como debajo de ese culo lleno de leche, sus dedos masturbaban la concha por encima de la bombacha, podia ver desde atrás como se dividia en el medio de sus dedos esa rajita, en pocos segundos se fundio en gemidos, y llego al orgasmo. —Uuufff pendejo, como estaba… —Jajaja si, me encanto ver como te tocaste Paula!!! —Jajaja, me voy a duchar nene, mira como me dejaste la colita! Me encanta tener un hermano degenerado como vos!
Se dio una palmada en el cachete del culo y se fue al baño. … Estas situaciones se repetian por algunos dias, siempre de la misma manera, hasta que ella ya tomaba la iniciativa. Una noche antes de dormirnos tuve la ocasión de hacerlo nuevamente. Yacia sentado, mi hermana vino hacia mí y abrió las piernas a cada lado de la silla, se sentó encima mío y hablandome cara a cara casi me hace largar toda la leche en ese instante… —Mmmm pendejo quiero que me hagas cosas chanchitas en la cola…. Largué un gemido importante al escuchar eso ¡!!! —Que me pases tu pija por ahí y me la llenes de lechita caliente ( Sonrío mirandome a la cara ) Mi hermana se estaba convirtiendo en una perra infernal en unos cuantos dias… Se levantó y se agachó en el piso, empezo a gatear mostrandome todo el culo, ella me miraba por atrás de los hombros incitandome a que vaya. Me paré y fui por ella, me arrodillé y me baje el boxer, la tome de la cintura, ella estaba en cuatro y yo por detrás, apunte con mi pija y se la volvi a pasar por su orto, ella se hacia la mala cuando intentaba tocarle una de sus partes… asique solo podia tocarla con la verga, la puse debajo de la concha, solo nos separaba la bombacha que tenia, apenas se la pasé por la chochita la sentí humeda detrás de la tela, entonces froté mi pija ahí, pronto mi pene marcaba la raja, el contacto con esa tela y saber que solo dentro estaba la concha me hacia morir… luego de un par de pasadas acabé tooooooodooooo… el culo, la bombacha, todo lecheado!!! … Era un viernes por la mañana, cuando me despierto por el ruido del telefono. —Neneeeeeeeee atendé el telefono!!!!! Me gritaba Paula desde su habitacion. Que no lo podia atender ella? Pensé Atendi y resulto que era mi padre… entre otras cosas me comunicó que llegaria a casa el domingo por la noche, le dije que me alegraba, y eso, pero por dentro lo lamenté. Paula no tenia amigas, lo que les conté al principio, de que amigas le habian dicho que podia ser modelo, fue hace un tiempo… meses para ser exacto. Tuvo un problema grave y desde entonces no habla con nadie, la tenia solo para mi realmente. —Quien era? —Tenes tanta curiosidad, porque no atendiste vos? —Dale pendejo no te hagas el tonto —Era papá nena… me dijo que llega el domingo a la noche —Ufaaa … Que habra significado esa expresion? Que no podriamos hacer mas lo que estabamos haciendo? Eso significa que le encanta hacerlo? Preguntas que me hice esa mañana… Nos fuimos al patio… yo me meti a la pileta mientras ella decidio tomar sol, estaba acostada boca arriba sobre una silla de esas de playa, yo la contemplaba a cada tanto,
pues la podia ver de frente. La estaba mirando y en ese momento abrió los ojos, me sonrió y llevó sus manos hacia atrás… enseguida supe lo que estaba haciendo. Se desabrochó el corpiño y se lo quitó, sus tetas vieron la luz del sol, Paula me arrojó el corpiño hacia mi.. lo agarré y lo deje al borde de la pileta. —Que ricas tetas hermanita, quiero tocarlas…. Ella se las agarró mientras me miraba, y las amasaba, hacia el movimiento de subirlas y bajarlas velozmente, bamboleandolas, mmmmm, me pasé la mano por arriba del boxer, la tenia bien dura. Se paró y camino hacia la pileta asi fresca, desnuda, solo con la bombacha. Se metió adentro conmigo y vino hacia mi. Estabamos uno frente al otro, ella sin decir nada me tomó con ambas manos el elastico del boxer y lo fue bajando muy despacio debajo del agua… una vez con mi pija afuera, acercó su mano derecha y me la tocó, empezo a tocarmela con dos o tres dedos por el tronco de mi verga, yo la miraba a los ojos, y ella alternaba, miraba lo que me hacia debajo del agua y me miraba a los ojos mientras sonreía, me estaba matando. Fue tomando confianza y me tocaba la cabeza de la pija, me pasaba los dedos por mis huevos. Dejó de hacerlo, y con sus manos me tomó las mias, me miraba los ojos y se reía, lentamente y suave, me las fue llevando a sus tetas.. apoyé con las palmas de mis manos bien abiertas sobre cada teta, mmmmmmmmmmmmmm…. Se las empecé a mover lento, tratandolas con si fueran oro, mientras nos mirabamos a los ojos y solo sonreíamos. Tomé sus rosados pezones con mis dedos, apretandolos un poquito, cuando lo hice Paula soltó una carcajada! Nuevamente puso sus dedos sobre mi verga, con delicadeza me movió la piel hacia atrás, yo puse mi mano sobre la suya y le indiqué como tomarla, con toda la palma de la mano alrededor del falo.. una vez que me la agarró asi, le dije e indique el movimiento para hacerse una paja. Su mano sobre mi falo y mi mano sobre la de ella, comence a moverla indicandole como se hace. Despues de unas cuantas bombeadas ella ya aprendio el trabajo, no sé si me lo hacia bien o mal, pero me encantaba… me la hacia con mucha delicadeza y timidez, e ingenuidad. Volví a tocarle las tetas, esta vez mas duro, y le dije que trate de hacerlo a mas velocidad, me obedeció y no pude mas. —Ahhhhhhhhhhhhhhhhhh, mmmmmm, sii, mmmmmmmmmmm Mientras salia toda la leche en el agua ella me seguia pajeando… que placer! —Jajaja te gustó nene? —Mmmmm siiiiiiiii … —Es la primera vez que tocas una? ( Mientras me la guardaba en el boxer ) —Si. ( Me respondio timidamente y sonriendo ) … Al dia siguiente mi amigo me habia invitado a su casa, no pude hacer cosas con mi hermana y lo lamenté… llegué la noche y fui directo al baño.
Abrí la ducha y me metí, me estaba bañando tramquilamente cuando Paula ingresa, me tomó sorpresa, giró la cortina y me vio en el medio del shampoo. —Que haces?? —Jajaja te molesta que esté aca? Si queres me voy… —Nono, no me molesta, no quise decir que… —Shhh, tranquilo pendejo… quiero hacerte una paja, me dejas? ( Puso cara de nena inocente poniendo los brazos atrás ) —Siiiiiiiiiiiii —Te extrañé mucho hoy nene Automaticamente se me paró la verga, ella se quitó el corpiño pero no la bombacha, entró a la ducha y me la agarró, esta vez mas fuerte que ayer, se arrodilló y me pajeaba rapido… si seguia asi tardaria poco en acabar, su pelo desatado y mojado me excito muchisimo, ver el agua caer por sus tetas, abria la boca mientras me la hacia, admito que me la estaba haciendo mejor que ayer, estaba aprendiendo! Luego de jugar un rato me la sacudió muy velozmente y la largue toda… cayó principalmente en sus tetas, que rico era sentir su mano! Se limpio la mano y las tetas, sin su “permiso” me las comí, le chupe las tetas, los pezones, los langueteaba, jugaba con ellos, a ella parecia encantarle, suspiraba mientras con sus manos hacian fuerza en mi nuca para que las siga comiendo… ahí me separo, me dio un empujoncito hacia atrás y se sentó sobre la bañera, abrio ambas piernas y se llevo una mano a la conchita, me miraba con cara de puta y se reía, se pasaba los dedos por arriba de la bombacha, frotandose rapido, luego metio la mano dentro y siguio masturbandose, en pocos segundos gemía, señal de que estaba llegando al orgasmo, casi gritaba del placer, sus piernas y pies se movian y retorcian… de un momento a otro se detuvo, dejando la mano quieta, y con los ojos cerrados. La ayudé a levantarse y cerré la canilla. La quedé mirando de cerca y la tome por la espalda, dirigí mi boca a la suya y nos besamos, comenzamos despacio y luego fue aumentando el ritmo, besaba esos labios bien carnosos y mojados, sus tetas chocando en mi pecho, resbalandose con el agua y sus pezones rozando en mí… ella se detuvo y me dijo que hasta aca llegabamos. Salio primera y despues yo. … Me encantó como llevaba las riendas, ella ponia las reglas, decidia cuando empezar, y cuando parar, qué mostrar, qué tocar, etc. Yo me moria de ganas por tocarle la concha, chuparla, cojerla, y todo lo que pueda imaginarme con su rajita… se estaba haciendo desear o realmente no queria sobrepasar esa barrera. Antes de irnos a dormir no pude evitar decirle lo bien que la habia pasado. —Paula… todo esto que estamos haciendo me encanta, me gusta mucho, y no quiero que lo dejemos de hacer cuando venga papá. —A mi tambien me gusta nene, pero con papá en casa no creo que podamos intentar nada. —Ok Paula, quiero que sepas que sos la mejor hermana que alguien pueda tener.
Maldicion… Paula no estaba segura de cómo seguiria esto y yo menos, pero estaba convencido de que en algo pensaria. Amanecia el ultimo dia solos… “amanecia” para mi y mi hermana era el mediodia jejeje. Me saque el boxer y sali de la cama, no tuve mejor idea que pasar el dia en bolas. —Que haces asi desnudo? —No te gusta? —Si, pero me parece un poco raro. —Es que es la ultima tarde que estaremos solos…. —Ah, entiendo. —Vos porque no haces lo mismo? —Ay no nene, no podemos sobrepasar ciertas cosas que hacemos. —Que cosas? —Digo que no podemos hacer mucho mas de lo que hacemos, no te olvides que somos hermanos pendejito. —Uuu bueno ya te pusiste mala!! —Jajaja mala yo? Queres algo? —Mmmm una paja Paula, quiero que me hagas una… —No era mala yo? Ahora no te hago nada. —Jajajaja era mentira, dale hermanita, porfa Fui hacia donde ella, le agarré la mano y se la lleve a mi pija, no se negó, me empezo a mover despacito… —Ves lo mala que es tu hermana pendejo… mira como te hace la paja tu buena hermana… Dios, eso me puso a mil, ella se dio cuenta y se reía.. a la muy puta le encantaba provocarme, se arrodillo como otras veces y me la sacudio rapido, rapido, muy rapido. —Mmmmmmmmmm, ahhhhhhh Paulaaaaa, mmmmm —Dale pendejo, quiero que me des la leche, damela calentita, mmmm Fue suficiente para mí, comenzaron a salir chorros y chorros potentes de esperma, todo fue a parar arriba de las tetas de mi hermana, entre las tetas y el cuello, tambien su mano quedo enchastrada… me la movia despues de acabar muy despacito como sacandome hasta la ultima gota y apretandomela fuerte. —Uffffffffffff —Ya me ensuciaste toda cochino, mmmmmm Se reía y se fue a limpiar. … Mi hermana la hacia cada vez mejor, yo estaba encantado, mis primeros pasos en el sexo eran con mi propia hermanita y ella lo mismo. Nadamos un rato en la tarde, no me animaba a decirle algo, esperaba que ella actuara, sin embargo no hizo nada. Cuando salimos ella se quedo a tomar sol hasta poco antes del atardecer, estaba acostada boca abajo, su culo entangado sobresalia….
Camine hacia ella, y me acosté al lado de mi hermana, mientras me acomodaba me miraba. —La tuviste toda la tarde parada nene, en que pensas? —En vos Paula. —Que cosa de mi? —Mmm… en tu cuerpo, como siempre. —Ah si? Y que parte de mi cuerpo? Puedo saber? —No sé si decirtelo, me da un poco de vergüenza…. —Jajaja te da vergüenza decirme algo y no que te vea en bolas todo el dia?? Vos si estas loquito eh… —Jajaja bueno, tenes razon, me gusta todo tu cuerpo, eso lo sabes, pero te acordas el dia que no tenias bombacha y me mostraste... —Si, me acuerdo, que pasa? —Bueno, quiero vertela de nuevo, si vos queres obvio. Mi hermana lo estaba pensando… o eso me hacia creer. —Si ya te la mostre una vez… —Pero la vi de lejos, no vale, quiero verla de mas cerca. —Seguro que la queres ver? —Siiii Se levanto y se sento en frente mio, abrio las piernas, me miró y luego llevo una mano a ese lugar, con tres de sus dedos sujetó un costado de la bombacha en la parte que le cubría la concha, tiró para el costado y pude versela, una concha depilada, tenia unos pocos pelitos en los labios mayores, dentro podia ver esos pliegues rosados que tanto me excitaban… me agarre la pija y comence a pajerme viendola. —Mmmm me encanta Paula, me encanta verte la concha… ahhhhhhhh Paula sostenía con una mano la bombacha a un costado y con la otra, puso dos dedos a los lados de sus labios vaginales y los abrió, enseñándome todo el interior con mas detales. —La querias ver de cerca nene? Míramela bien…. —Siiiiii, mmmmmmmmmmmm, uuuuuhhhhhhhh La excitacion en mí estaba ya llegando al climax, ella no paraba de mirar como me pajeaba mientras se reía y se abría la concha. —Te gusta mi conchita pendejo sucio? —Siiiiiiiiiiii, te la pongo toda Paula, mmmmmm —Que cosa me pones nene? —La pijaaaaa mmmmmmmmmmmmmmm —Estas diciendo que querés cojerte a tu hermana? —Mmmmmmmm siii, siii Paulaaa te quiero cojeeeeer… ahhhhhhhhh No aguanté mas, la leche comenzo a salir, fue cayendo sobre la toalla donde estabamos sentados, un poco fue a parar a las piernas de Paula…. Mientras acababa ella seguia masajeandose la concha, abriendola, cerrandola…
—Asique esto te tenia tan caliente cochino? Se acomodo la bombacha y se volvio a acostar. —Uff si… fue muy bueno Paula, gracias de verdad. —De nada nene, sos muy degenerado…. —Jajaja perdon por lo que te dije, no pude contenerme… —Tranquilo, esta bien, entiendo… no me molestó, no sé porque pero me gusto lo que me dijiste. Al fin pude verle lo que mas anhelaba, lo mejor es que ella me la mostraba y le gustaba, ademas que que le encantaba ponerme caliente diciendome cosas, y despues se hace la santa. Bueno, a la noche llego nuestro padre, lo saludamos y le preparamos la cena, obviamente tuvimos que ponernos ropa, hacia dias que no lo haciamos, en algun momento solos hasta bromeamos sobre el calor que teniamos con ropa. En la cena papá nos pregunto sobre lo que habiamos hecho, nosostros le preguntamos que tal la habia pasado en sus vacaciones, en fin.. lo típico. Me fui a dormir pensando en lo que pasaria con mi hermana… no sabría si podiamos seguir haciendo cosas… recordé su concha rosada y depilada y me hice otra paja antes de dormir… Papá nos habia traido un poco de ropa, remeras principalmente, a Paula entre tantas cosas que le trajo, habia una pollera, bastante corta por cierto, de color azul con detalles en celeste. Mas adelante este dato tomará importancia. Pasamos el dia en nuestro patio, esta vez estaba papá asique no pudimos hacer nada, asi paso tambien el segundo dia, realmente se estaba poniedo aburrido, lo unico que podia hacer era pajearme antes de dormir... ya estaba extrañando los juegos con mi hermana. Luego en un dia lluvioso, por la tarde nuestro padre salio un rato para realizar unas compras en el mercado, lo despedimos, él dijo que llegaria enseguida pues el mercado esta cerca de casa y no eran muchas las cosas que debia comprar. Apenas cerró la puerta me bajé los pantalones junto con el boxer y se la enseñe a Paula. —Que haces???? Ponete eso nene!!! —Si ya se fue Paula, sacate la ropa vos tambien. —No, para, para un minuto, si nos ve asi nos mata, pensa un poco querido... —No queres hacer mas lo que haciamos? —Si, si quiero seguir haciendolo, pero entende que ahora no es el momento!!! —Y cuando es? Si papá siempre está donde estamos nosotros. —Si, ya sé... pero estuve pensando yo pendejo... —Pensando que? —Como podemos hacer!!! —Ahh y tenes alguna idea? —Sii, cuando estuvieramos solos te lo iba a decir, como ahora, solo que vos sacaste tu pija y no me dejas hablar...
—Bueno, dale, contame. —Pense que a la noche podes venir a mi cuarto, o yo al tuyo, pero tiene que ser tarde, asi papá no se da cuenta, entendes? —Mmmm siii es buena idea, yo voy a tu cuarto!!! —Bueeeno, pará nene... vos sos muy apurado!!! —Por? —Que no podemos hacerlo asi a la ligera, escuchá bien. —Ufa, bueno a ver. —Nosotros nos vamos a dormir a la misma hora que papá, asique tenemos que quedarnos despiertos y un rato despues, cuando papá este dormido, vos venis a mi cuarto, entendes pendejo? —Ahhh si... —Ahhh qué? entendiste no? —Si Paula, si, tranquila. —Bueno, guardate eso que ya debe estar por llegar papá. Me manoteó la pija y se fue a otro lugar de la casa. Mi hermanita habia ideado un buen plan... perfecto!!! yo sólo debia actuar como me lo dijo. Nuestros cuartos estan arriba... hay que subir las escaleras, y hay un pasillo. Hay 4 puertas a la izquierda. La primer puerta es el baño, la segunda el cuarto mío, la tercera el cuarto de mi hermana y por último la habitacion de nuestro padre. En la cena no hubo mucho de que hablar, o nada interesate, yo solo pensaba en lo que podria hacer en el cuarto de Paula. De sólo pensarlo tenia la verga dura todo el tiempo y trataba de disimularlo. Levantamos la mesa y ayude a lavar los platos. Luego de un rato, papá se despidio y subio las escaleras para dormirse. Paula y yo nos quedamos unos minutos abajo. —Cuanto tiempo espero para ir? —No sé, una hora. —Ehhhh?? es mucho!!! —Shhh, sinó no estaremos seguros nene... queres que papá nos encuentre haciendo chanchadas? jajaja —Jaja bueno, tenes razon... entonces en una hora voy. Subimos juntos y cada uno fue a su cuarto, me acoste en mi cama a esperar que el tiempo pase... debe haber sido la hora mas larga de mi vida, el maldito tiempo no pasaba mas!!! Miré mi reloj unas 20 veces, hasta que al fin se cumplio el tiempo... Me puse de pie y sigilosamente abrí mi puerta y fui caminando despacio sin hacer el menor ruido al cuarto de mi hermana. Por suerte su puerta estaba entreabierta y solo tuve que deslizarla para entrar. Estaba todo completamente oscuro, Paula se habia dado cuenta de que habia entrado y prendio la luz de la mesita. La ví acostada en la cama con el pelo recogido, con un corpiño y bombacha, de color piel. Cerré la puerta de la habitacion y fui hasta el borde de su cama.
—Prendé el ventilador, así hace un poco de ruido... Que inteligente era mi hermana!! encendí el ventilador de pie que hacia un mini ruido, y ella con un gesto me dijo que vaya hacia donde se encontraba. La cama era simple, asique ibamos a estar mas que apretados. Se puso a un costado de la cama. —Vení pendejo, acostaté acá. ( Señaló el costado libre ) Di la vuelta y fui hacia el otro lado de la cama... apoyé una rodilla primero y luego subi la otra pierna, y me acosté a su lado. —Vamos a tener que taparnos por si viene papá... asi podes esconderte debajo. Nos tapamos con dos sábanas.. era pleno verano y si algo ibamos a padecer era calor. Luego de eso, Paula se giró hacia mí, quedamos de frente, apagó la luz y quedamos a oscuras. Hablábamos en voz baja. —Estas comoda? —Si.. hace calor pero bueno, no importa. —Tenia muchas ganas de volver a hacer esto Paula. —Queres jugar a hacerme cositas chanchas? —Siiii Con sus manos buscó mi boxer... lo encontró y con su palma me agarró todo el paquete duro. —La tenes re parada nene... tu hermanita te la pone asi? —Mmmmmmm siii Paulaaaaaa Me saque el boxer y la dejé libre alli debajo, instantaneamente su manos la agarró y me la manoseó por todos lados. Yo estaba en otro mundo, sabia que Paula no me habia permitido tocarla, pero pensé que en ese momento no me detendría, estabamos muy calientes alli debajo como parar. Mientras me la masajeaba, con una mano le toqué todo el culo, con mi palma, la pasaba por sus cachetes. Ella no decia nada, sólo aumentaba el ritmo de la paja que me hacia, segui manoseandole todo el orto, con la otra mano fui a parar a sus tetas, metí mi mano dentro del corpiño y la manosee tambien, los pezones los notaba bien duritos. Se detuvo y se dio la vuelta, dandome la espalda. —Pegate a mi pendejo, pegate atras mio. Eso hice... no entendi bien que queria hacer con eso, pero obedecí, apoyé mi pecho contra su espalda, la pija hizo contacto con el culo. Me agarró una mano y me la llevo a sus tetas nuevamente, las manosee todo lo que pude, apretandolas, sientiendolas bien firmes en mis manos.
Fui bajando con mi mano, comence a acariciarle el vientre, la mantuve ahí unos segundos y luego la baje un poquito mas, me encontré con su bombacha, a todo esto mi pija se estaba enterrándo entre los cachetes de su culo, mantuve mi mano allí mientras Paula suspiraba. Pasé mi mano por su pubis, siempre por arriba de la tela, bajé algo mas y con mis dedosllegué a tocar el clitoris, lo pude sentir muy claramente, era un punto que sobresalía, estaba muy duro, cuando lo toqué Paula empezo a suspirar mas rapido que antes, noté que le gustaba, froté mis dedos ahí y ella con sus piernas se movía en la cama... estiré mi mano lo máximo que pude y llegué a tocarle la concha, con las yemas de mis dedos las pasé por arriba de esa tela mojada, sentí los labios vaginales en mis dedos. —UUmmmhhh pendejo como mmmmmmmmmmmmmm —Sacate la bombacha Paula...
te
atreves
a
tocarme
ahí...
soy
tu
hermana..
Me quitó la mano de su concha y se la bajó, se bajó la bombacha hasta los muslos. Volví a ponerme detras de ella, mi pija ya se enterraba en la puerta del culo, como pidiendo permiso para entrar, pero no era eso lo que tenia mi atencion, sino mi mano, nuevamente puse mi mano en su pubis desnudo y ahora si noté algunos pelitos, los enredé con mis dedos pasandolo en circulos allí, y baje más... cuando mis dedos hicieron contacto con sus labios Paula solto un gemido, no fue tan fuerte pero esperaba que papá no se haya despertado, tampoco me importo mucho en ese momento, mis dedos tocaron su concha y estaba mojada, muy mojada diria yo, parecia que se habia meado... froté mis dedos en su almeja ardiente, por su clitoris, tambien notaba algunos pelitos a los costados de la concha, todo estaba empapado, Paula solo suspiraba, comence a frotar con velocidad y mi hermana tomó la almohada y la mordió, parecia que queria hablar, pero enseguida entendi que estaba gimiendo, froté lo mas rapido que pude pasando mis dedos a lo largo de su rajita humeda y Paula se movió tanto que no pude seguir, gemía con fuerza, por suerte estaba la almohada para amortiguar el ruido, supe que mi hermana estaba teniendo un orgasmo... Me quedé quieto esperando su reacción... estuvo unos segundos en silencio. —Pau... Paula... estas bien? ... —Mmmmmmm pendejo que bien me tocaste... me hiciste tener el mejor orgasmo de mi vida.... —Guau Paula en serio?? —Uhh si... Se dió vuelta para mirarme. —Todavia no acabaste vos? —No... —Mmmm como me tocaste tan bien te hago un regalo... te dejo acabarme donde quieras pendejo... —En serio Paula??? —Si, dale...
—Mmmm en las tetas, puedo? —Jaja bueno... Prendio la luz, nos destapamos y pude verla desnudita, aunque tenia el corpiño todo corrido, se lo sacó y se puso boca arriba. Yo me arrodillé en la cama al lado suyo y con mi pija encima de sus tetas me empecé a pajear. Me pajeaba con los dedos mojados por los liquidos que desprendió la concha de mi hermana. Ella se las agarabba y manoseaba mirandome con cara de puta. —Mmmm que linda concha tenes Paula, mmmmmm —Sii, me la tocaste toda cochino... dame la lechita que tenes ahi... —Ahhhhhhh, mmmmmmmmmmmmmmm Solté toda, la leche salia de mi pija y caía sobre sus tetas, solté una buena cantidad... cuando terminé Paula con una mano se las embardunó completamente. —Uff que rico pendejo, está calentita. —Mmmm Paula sos hermosa... —Bueno dale, salí de acá no sea cosa que papá se haya despertado. —Ok... Paula te gusto? —Jajaja claro pendejo... fue muy bueno, me voy al baño a limpiarme. —Bueno, hasta mañana. Salí de su cuarto y me metí al mio... la mejor noche de mi vida. Cuando me desperté bajé las escaleras y vi a Paula sola en la cocina, estaba hermosa con el pelo suelto y una remera de tirantes, tambien tenia la pollera que papá le habia regalado. —Hola Paula —Hola, dormiste bien? —Jaja si mejor que nunca. Vos? —Tambien ( Lo dijo con una sonrisa ) —Donde esta papá? —En el patio, regando las plantas. —Ah... Paula.. aprovechando que estamos solos, quiero decirte que fue increible lo de anoche... —Jajaja si, a mi tambien me encantó. —Hubo un momento en que... bueno, cuando te toqué tenias todo mojado... —Jajajaja eso me pasa cuando me caliento nene, no sabias? —...No... ( Dije extrañado ) —Ay pendejo cuando las chicas nos excitamos se nos moja eso, entendes? —Ahhhh.. es por eso! entiendo!! —Jaja que tontito. Llegó papá y nos dispusimos a almorzar. Comimos el postre y nos quedamos viendo un poco de television los tres en la sala, luego de un rato yo me fui a la heladera a buscar un poco de agua. Mientras bebía detras mio vino Paula. Hablando despacito, para que no nos escuche nuestro padre:
—Mirá pendejo, quiero mostrarte algo Instantaneamente agarró la pollera y se la subió, para mi sorpresa no teni nada, le vi el pubis y un poco de la concha, no podia verla completa así de frente. Paula se reía de mi cara... se la bajó y volvio a sentarse en la sala. A papá le quedaba media semana de vacaciones, trabajaba toda la mañana y gran parte de la tarde, estupendo para “jugar” con Paula. Esa tarde mientras disfrutabamos de la piscina, bastó un rato en que papá se fue adentro para hablar con mi hermana. —Paula, esta noche voy de nuevo a tu cuarto... —Bueno, pero no hagas ruido, como anoche, entendido? —Si. ... Llegó la hora, me metí en su cuarto, cuando se dio cuenta de mi presencia encendio la luz, el ventilador ya estaba prendido, lo primero que vi es a mi hermana totalmente desnuda, estupendo!! —Guau Paula, que linda estas asi desnudita... —Vení pendejo, dale que tengo ganas de jugar. Me acosté a su lado, me saque toda la ropa y la tire al piso, Paula apago la luz y nos tapamos debajo de las sabanas. Lo primero que hizo fue besarme, yo trataba de seguir el recorrido de sus labios y su lengua, sus labios estaban riquisimos, nos abrazamos durante el beso, nuestros cuerpos estaban muy pegados, sentia sus pezones duros en mi pecho.. Nos separamos y me agarró la pija, me la empezo a pajear mientras me decia de todo al odio en voz baja: —Mmmm que dura tenes esta pija pendejo... tu hermanita te pone asi de caliente? —Siiiii vos me pones asi Paulaaaaaaa ahhhhhhh Me la soltó y acostada boca arriba, me pidió que haga lo que la noche anterior. —Tocame la conchita nene, mirá como esta mojada... Pasé mi mano por toda la concha y otra vez parecia inundada... —Viste? Eso es porque estoy muy calentita pendejo.. tocame, tocame mmmmmmm Le tocaba el clitoris, los labios vaginales, frotaba mis dedos por ahi como la noche anterior, ella se retorcia en la cama y evitaba como podia gemir.
Tuvo otro orgasmo impresionante... Paula se dio vuelta a un costado y yo me puse detras. Agarré mi verga y me empecé a pajear, queria terminar yo tambien, Paula esta vez parecia que no podia ni hablar de lo cansada que quedó, yo le pase la pija por el culo y los muslos mientras me pajeaba, en pocos segundos mas derrame toda la leche. Apenas lo hice Paula parecio “despertarse” —Uffff me acabaste toda la conchita pendejo...... —Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh Prendio la luz y nos destapamos, me levante y le miré alli donde le acabé, efectivamente gran parte de mi semen aterrizó sobre la concha de Paula, que estaba cerrada entre los muslos... sublime. Paula se puso boca arriba y abrio las piernas, llevo una mano a su concha y se la tocó toda, juntando el semen que tenía. Me mostró la mano llena de leche mientras se reía y nos levantabamos, ella para ir al baño y yo a mi cuarto. Apenas me acosté me quede dormido. ... Ya al siguiente día almorzamos normalmente, Paula se puso nuevamente esa pollera y yo ya sabia que no tendria nada debajo... nos miramos muchas veces mientras comíamos ya anticipando lo que se vendria mas tarde. Estuvimos un largo rato sin hacer nada hasta que mi hermana subió a su cuarto a buscar no sé que cosa. Papá estaba investigando algo para su trabajo en la sala. Cuando la ví subir las escaleras me levanté y la seguí... Abrí la puerta de su cuarto y la encontré revolviendo los cajones. —Que buscas? —Unos papeles que me pidió papá para el trabajo. —Ah... Me acerqué hacia donde estaba y le levanté la pollera con una mano. Efectivamente estaba desnuda debajo, tenia todo el culo a mi vista. —Que haces pendejo??? —Me gusta ver tu culito Paula... —Pero ahora no podemos, shhhh —Tranquila, papá esta abajo, no pasa nada... Mientras ella seguia buscando los dichosos papeles, yo le pasé la mano por todo el culo, luego bajé y la metí entre sus muslos, tocandole toda la concha.
—Mmmm nene como te gusta tocarme ahí.... —Siiii Le seguia tocando la vagina, me centré en su clitoris, cuando pasaba mis dedos por ese punto Paula enloquecia... No aguantó mas y se dió vuelta. —Que calentita me pones nene, te gusta hacerme cositas no? —Ufff siii Paula me gusta tocarte todaaaa mmmmmmm —Vení, vayamos al baño asi papá no nos descubre. Se bajó la pollera y me metí primero en el baño, seguro de que nuestro padre no nos viera, detras mio vino Paula. Cerré la puerta. Una vez cerrada me dirigi hacia ella. Me agarró el paquete y me bajó el pantalon y el boxer, mi pija dura vió la luz y ella me la agarraba mientras me decia cosas al oído. —Mmmm que pija dura tenes pendejo cochino.... Se sentó en el inodoro y me la empezo a pajear en frente de su cara. Me incliné un poco de golpe y la cabeza de mi verga rozaron sus labios. —Te animas a chuparmela un poquito Paula?? Mmmmmmm —Ay eso es asquerosito nene... —Probala, dale.. mmmmmmm Nuevamente se la puse en los labios... los abrió un poquito y le entró la cabeza de mi pija en la boca, traté de metersela más pero ella no me dejó, se la sacó y con su lengua me lamió el glande. Ella se tocaba la concha mientras me lo hacia. —Toc toc toc, hay alguien? Madre mia era nuestro padre!!! Mi hermana se quedo mirandome fijo y reaccionó como pudo... teniendome la verga en su mano... —Ehhh sii, sii estoy yo, que pasa? —Ah es que no encuentro a tu hermano, sabes donde se metió? —Ehhhhhh no sé, mmm debe estar abajo, ni idea yo. —No lo vi abajo ni esta en su habitacion, Capaz esta en el patio. Y se fue. Si se imaginan a Paula con la pija de su hermano en la boca, con una mano en la concha y nuestro padre llamando a la puerta... la pasamos mal!!! De sólo pensar que hubiera pasado si nos hubiera visto nuestro padre me corrian escalofrios. —Se fue? —Creo que sí. —Dale, vestite que miro si no está. Paula abrio la puerta y no vio a mi padre. Pude salir y me fui abajo... que cerca estuvo!
Estaba transpirado del susto!! Me vio mi padre y me pidio ayuda para unas cosas de su trabajo... que lo ayude a buscar en internet alguna cosa... Cuando terminé con eso no me volvi a cruzar con Paula hasta la cena, despues de cenar en un momento solos hablamos sobre lo ocurrido. —Casi nos descubren, sera mejor que no vengas esta noche... —Ufaa Paula... —Ya sé, pero es mejor por ahora dejar de hacer esto, te das idea que pasa si nos descubre? —Si, bueno, supongo que tenes razon.. ... No pudimos hacer nada durante un par de dias. De vez en cuando nos tocabamos un poquito pero nada mas, el miedo a ser descubiertos podia mas que nosotros. Estabamos una tarde en la piscina solos, al dia siguiente papá volvia al trabajo. Nos pusimos a hablar con Paula. —No aguanto más Paula, quiero tocarte. —Shhh, no hagas esto ahora. —Me la vas a chupar hermanita? Quiero que me chupes la pija. —Shhhhhhhhhhhhhhhhh no sé, despues vemos nene, ahora callate. Le pase la mano por el culo... lo unico que podia hacer. Me fui a dormir con los huevos repletos de leche... En la mañana del lunes, debian ser alrededor de las 10 a.m., cuando mi hermana me estaba despertando. Evidentemente papá estaba en el trabajo. —Pendejo... pendejo !!! despertate nene. —Ehm, si, ya esta, mmm Lo primero que ví es a mi hermana en ropa interior. —Ya se fué papá, querés hacerme cositas? Tengo muchas ganas. —Siii. Paula se abalanzó encima mio, empezó a besarme mientras sus tetas chocaban en mi pecho... pase mis manos por detras de su cuerpo sujetandole firmemente el culo, pasandole mis palmas a lo largo y ancho de sus nalgas. Nos separamos y nos sacamos toda la ropa, con rapidez llevé mi mano a su entrepierna para hacerla gozar. Mientras tenia mi mano en su pubis: —Queres que te toque ahi Paula...?
—Sii, ahi tocame, me volves loca pendejo.... mmmmmmmmm Le froté el clitoris y pase mi mano por su conchita, ya estaba mojada, podia sentirlo en mis manos, eso me hacia calentar al extremo. Mientras masturbaba a mi hermana, entre gemidos, le hablaba. —Ahhhhhhhhhh mmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmm —Paula me vas a chupar la pija...?? —Uhhhhhhhhhh sii te la voy a chupar nene... ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh Dejé de tocarla y me puse boca arriba, Paula fue hacia atras y arrodillada en la cama me garró la pija y se la llevó a la boca. —Mmmmm siii Paula, asiiii.... que bien la chupas.... mmmmmmmm Alternaba chupada y lenguetadas, se la sacaba y se la metia, yo ya me iba a correr... —Acabo Paulaaaaa ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhh —Mmmm glup glup en la boca nene, damela en la boquitaaa mmmmmm No pude mas, la leche comenzo a brotar mientras yo me movia de placer en la cama, apenas pude abrir los ojos para ver como Paula se llevaba el semen a los labios y la lengua.... Una vez cabé Paula me la seguía lamiendo, lamia toda la leche que habia regada por alli... —Uff que bueno fue Paula, gracias... Despues de descansar unos minutos volvi a manosearla toda, las tetas, la concha, el culo.... Me arrodille en la cama y le abri las piernas. —Que me vas a hacer pendejo sucio? —Te voy a chupar la concha Paula, te la voy a lamer toda —Mmmmm eso es muy cochino nene, soy tu hermanita.... en serio queres chuparle la conchita a tu hermana? —Si, si Paula te la voy a chupar, abrí estas piernitas... mmmm Me coloqué entre sus piernas y fui directo a su raja, un olor bien rico me invadió, ese olorcito a concha me volvio loco! Saque mi lengua y languetee el clitoris, dos, tres, cuatro veces, Paula gemía... con mis labios lo apreté y succioné, ahi mi hermana disfruto mucho. —Ahhhhhhhhhhhhhhhh seguí pendejo, seguí, mmmmmmm me encantaaaaa Bajé un poco y ahora pase mi lengua por todos sus labios vaginales, se fundia mi saliva con sus flujos... Paula daba respingos en la cama de lo excitada que estaba.
—Mmmmm que rica concha tenes Paula, te gusta lo que te hago? Mmmmmmm —Uhhhmmmmmmmm si hermanito si me gusta, segui chupandomela, mmmmm voy acabar AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH Yo no paré de languetearle todo mientras mi hermana gritaba de placer y se fundió en un orgasmo para recordar.... Paula se quedó quieta, con los ojos cerrados como si estuviera dormida, a mi se me paró la verga y me pajee de nuevo, me hice una paja y acabé todo sobre los pelitos de su pubis, hacia unos cuantos dias que no se depilaba asi que se le formaron unos cuantos pelitos alli y se los enchastre todo de leche... nos quedamos dormidos un rato. ... A la mañana siguiente ya estaba caliente de nuevo... esta vez fui yo el que desperto a Paula. Bajamos a desayunar, papá ya se habia ido. Comimos algo y cuando terminamos nos quedamos hablando. —Dorimiste bien Paula? —Si, despues de lo que hicimos ayer quedé muy cansada jajaja —Jaja si, yo tambien. Te gusto habermela chupado? —Si! me calento mucho cuando me acabaste en la boca. —Uff que bueno. —Y a vos te gusto el sabor de mi conchita? —Mmmm es riquisima Paula... —Queres probarla de nuevo? —Siiiiiiiii Paula se quitó la bombacha y se sentó arriba de la mesa, abrió sus piernas y me invitó a comer su manjar. Tenia los labios bien cerraditos y aun “dormidos”... comence a lamerla toda, chupando todo el liquido que ella desprendia. Ese olor que salia me mataba de gusto. —Mmmm que rica esta Paula... que rica esta tu conchita mmmmmm —Uhhhhhhmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmm ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh siiii siiiiiiiiiiiii Paula enseguida estaba loquita de placer, gemia demasiado! —AhHHHHHHHHHHHH —Uffff Paula la tengo muy dura, te la quiero poner... te quiero cojer esta conchitaa mmmmmmmmmmm —MMMMMMMMMM UHHHHHHHHHHHHHHHHH ME QUERES COJER PENDEJO????? QUERES COJERTE A TU HERMANA?? AHHHHHHHHHHHHHHHH —SIIIII —MMMMMMMmmmmmmmmmmmm meteme esa pijaaa meteme esa pija dura pendejoo!!!
Dejé de lamer y me paré, coloqué mi pija en su concha toda mojada por mi saliva y sus fluidos, la froté un poquito a lo largo de sus labios vaginales. —Mmmmmmm queres que te la meta Paula? —Ahhhhhhh síii cojemeee cojeme pendejooo mmmmmmmmmmmm Puse mi verga sobre su agujero y empuje de a poco, la concha estaba muy cerrada, le metí la cabeza y Paula gritó. —Ahhhhh me dueleeee No hice caso y segui calavadosela de a poco, iba entrando bien despacito, con mi hermana nos mirabamos a los ojos, de un momento a otro mi verga se clavó entera, de su concha salia un poco de sangre, la saque un poco y la volvi a embestir, Paula dejo el dolor y su cara se transformo en placer, segui cojiendola despacito hasta que su concha se iba adecuando al tamaño de mi pija... Aumente un poco el ritmo y la sangre dejo de salir, Paula gemia cada vez mas fuerte. Su humeda y apretada cueva me estaban haciendo llegar al climax... —Voy a acabar Paulaaa AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH La saqué y acabé, la leche salio disparada hacia su cuerpo, apunté a su vientre, cayó alli y otro poco a su pubis... Me la quedé sacudiendo mientras Paula me la agarraba... —Chupame la conchita que yo tambien quiero acabar nene! Eso hice, volvi a lamer esos ricos labios rosados y conchudos hasta que mi hermana acabó... Nos pusimos de pie y limpiamos toda la mesa manchada con sangre, semen, etc... —Paula... te gusto ? —Si, ahora ayudame a limpiar esto. ... Limpiamos todo y volvimos a la cama... el transcurso del dia fue muy normal, en la tarde Paula y yo no hablamos de lo sucedido en la mañana.. Cenamos con papá y nos fuimos a dormir. No sé cuanto tiempo habrá pasado, pero en un momento de la noche escucho ruidos.... me despierto y en realidad es Paula la que me llama en voz baja sentada al lado mio en mi cama!!! —Nene, estas despierto? —Mmm si, si, Paula, que hora es? —No sé, creo que las 2. —Que pasa? Porque estas aca? —Me dieron ganitas de cojer....
Creo que mi cara nunca tuvo tanta felicidad. —Y si nos descubre papá? —Que importa papá pendejo, estoy muy caliente, quiero que me cojas... Se sacó la ropa y se acostó encima mio, me bajó el boxer y empezo a chuparme la pija. —Ahhhh Paula que bien, que gustooooo —Mmmmmmmmm —Uhhhhhhmmmmmmm Se reincorporo y vino a mi oído: —Vas a lamerme la conchita...? Sin decir nada me puse como la otra vez, arrodillado y con la cabeza entre sus piernas, las abrí y fui directo a lenguetear esa rajita ardiente y deseosa de pija. Solo lo hice un ratito y Paula me detuvo. —Ya estoy muy mojadita nene, necesito que me cojas ya.... mmmmmm Coloqué mi verga encima de su concha, en la posicion del “misionero” y se la metí despacito, enterrandola cm a cm en esa hermosa vagina. —Uhhh te gusta como te entra Paula? —Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhh siiiii cojeme pendejo, cojemeeeee Empece a cojerla fuerte, Paula gemia y temia que papá nos escuchase, pero en ese momento ya daba igual, seguí metiendo y sacando mi pija de esa conchita mojada, ya iba a acabar, asique me detuve. —Ponete asi Paula, asi. Me puse detras de ella, “cucharita” me agarré la pija y busqué su almeja, la encontré y le metí la cabecita... —Queres que te coja Paula? —Siiiii, metemela pendejo, meteme esa pijaaaa Se la clave hasta el fondo y comencé a cojerla con todo, Paula agarro la almohada para que no se escuchen sus gritos, en esa posicion la conchita estaba muy apretada, no aguanté mas y acabé todo... —Ahhhhhhhhh Cesé mis movimientos dentro de ella.... la leche inundó por completo su concha... ambos acabamos al mismo tiempo... nos quedamos quietos. Para finalizar… Paula y yo unos años más tarde de aquellos días seguimos teniendo sexo cuando nos podemos ver. Ella está actualmente está casada y yo tengo novia. Pero nada es comparable al sexo con Paula.
Historia 003 Mi primera vez fue con mi prima Jacqueline Mi nombre es Feliciano, tengo 18 años, pelo corto, rubio y ojos color café. Mi prima se llama Jacqueline, tiene 22 años, mide 1.80, pelo largo, castaño. La verdad es que desde que era un niño me gusta mi prima. Sólo que antes todo era un me gusta, pero ahora es más que eso. Estoy totalmente loco por mi bellisima prima. No siento amor, sino unas ganas de tener sexo con ella tremendas. Lo que nuestras familias tienen en común es que ella vive sóla con su madre y yo sólo con mi madre tambien. En el verano de 2010, las dos familias fuimos de vacaciones a las playas de Río de Janeiro, en total eramos 4 personas: mi madre Analía (42), mi tía Teresa (48), mi prima Jacqueline (22), y yo (18). Afortunadamente, ya habiamos alquilado un departamento a 3 cuadras de la playa, para hacer todo más cómodo. Llegamos a la noche luego de dos dias de viaje, y lo primero que hicimos fue descansar toda la noche. Hubo un problema de traducción y nos prepararon sólo 2 camas matrimoniales, de modo que teniamos que dormir de a dos. Mi madre y yo dormimos en una, y mi tía junto a mi prima en la otra. Ya al día siguiente comenzamos a desempacar y hacer algunas compras, por la tarde nos fuimos a la playa, el sol brillaba con mucha fuerza, en fin dia ideal de playa. Yo era el unico entre 3 mujeres, y cuando veía a mi prima Jacqueline con su bikini azul, se me pasaban todo tipo de pensamientos calientes por mi cabeza. Yo era virgen, habia tenido novias pero nunca pude tener relaciones con ellas. Yo estaba sentado y a mi lado izquierdo estaba mi madre, al derecho mi tía Teresa poniendole bronceador a mi prima por toda su hermosa espalda. No pude evitar tener una erección en ese momento, mientras observaba ese tremendo culo de mi prima. Traté de relajarme y pensar en otras cosas, no sea cosa de que mis parientas se dieran cuenta de que me pongo caliente pensando en ellas. Nos metimos los 4 al agua y nos divertimos un rato ahí dentro, luego las dos madres se fueron y quede sólo con mi prima en el mar. Nos quedamos hablando de pavadas sin importancia, hasta que de un tema a otro le pregunté si aun tenia novio. Me respondio que hacia 1 año que lo habia dejado! Interesante noticia pensé. Ya salimos del agua, pasamos un rato bastante divertido, riendonos, y nos fuimos al departamento. Nos duchamos todos y cenamos. En la cena, mi prima y yo nos sentamos de frente, y nos miramos muchas veces. No eran miradas inocentes, no sé como explicarlo, pero uno se da cuenta cuando detrás de una mirda hay algo más. Segundo día por la mañana, vamos a visitar algunos lugares caracteristicos, algo que no me hacia mucha gracia, yo lo que deseaba es estar en la playa nuevamente para ver el cuerpo de mi prima en bikini. Pero bueno, estabamos en una especie de mini montaña, subiendo unas escaleras, yo iba último y delante mio mi primita. Qué decir del enorme culo que veía subiendo paso a paso en la escalera, delante de mí. Tenía puesta una calza corta, se le marcaba bien ese hermoso culo que no podia dejar de ver. A todo esto mi
polla ya estaba reventando el pantalón, pero por suerte no se notaba mucho. Llegamos a la cima y mi prima, cansada con esas escaleras, me abraza para descansar unos segundos. Que lindo fue sentir su cuerpo pegado al mio, luego me soltó y nos quedamos mirando a los ojos unos segundos sin decirnos nada. Bajamos y nos fuimos directamente a la playa a pasar la tarde. Fue una tarde bastante normal y sin mucha drama, mi polla no cabía dentro de mi traje de baño cuando miraba el cuerpo de Jacqueline. Mi tia no era presisamente una modelo, pero tambien tenia un cuerpo esplendido a sus 48 años, que tambien daban ganas de cojerla. Llegamos a nuestro hogar y me fui a la ducha. Me encontré con unas bombachitas de mi tia Teresa. Las olí y el olor a concha me volvió loco, tuve que hacerme una paja en la ducha mientras aspiraba ese delicioso olor femenino. Mi acabada fue bestial, ya venia cargado de mi prima y ahora con esa bombachita me quede exhausto despues de la corrida. Cenamos y nuevamente las miradas se cruzaron con mi dulce prima. Antes de irnos a dormir nuestras madres se fueron a la cama y nosotros nos quedamos en el sofá viendo alguna mala pelicula. Mi prima pasaba canal por canal hasta que apareció un canal porno. Nos miramos instantaneamente y nos quedamos en silencio viendo como un actor metia y sacaba su enorme polla del coño de una actriz. —Dios, es muy grande ese aparato. –Dijo mi prima. —Si, por algo son actores je.—Alcancé a responderle. A lo que dice: —Eso debe doler bastante al entrar. —Pero tu novio la tenia mucho mas chica que esa?.—Dije señalando la polla del actor. —Pues si, bastante mas pequeña diria yo. Mi polla no era tan grande como la del actor, pero no estaba nada mal, con 17 cms de largo y bastante ancha. Mi prima prosiguió: —Y tú ya lo has hecho? —Hacer qué?.—Respondí, pero ya sabiendo lo que me preguntaba. —Que si ya has tenido sexo con alguna chica. —Ehm.. no. Estuve muchas veces con chicas pero nunca tuve sexo. Fui sincero con ella, y la conversacion, mas la follada que veía en la TV, mi polla cobró vida nuevamente, y no pasó desapercibido por Jacqueline. —Veo que estas un poco excitado. —Ehm si, bueno es que la TV, tú, digo.. —Ya, tranquilo. Es totalmente normal que tu.. bueno tu pene esté erecto. —Y tú no te excitas?.—Le pregunté. —Mmm bueno, si, si un poco. Pero ya vamos a dormir que es tarde.—Dijo para escapar del tema. Ya en la cama con mi madre no podia parar de pensar en la conversacion que tuvimos, estaba a mil a pesar de haberme corrido horas antes en la ducha, pero tuve que aguantarme ya que estba con mi madre en la cama. Nuevo dia, lluvioso esta vez, asique mi madre y mi tia dijeron que salian a hacer las compras toda la mañana, y obviamente nos quedamos solos “Jacky” y yo. La desperté
con el desayuno en su cama, una linda sorpresa que me agradeció con un beso en la mejilla, le conté a donde habian ido las madres y nos pusimos a hablar de lo sucedido anoche. —Jacky, lamento haberte puesto incómoda con la conversacion de anoche. —Que dices Feli? Me divertí con aquello. No te preocupes, que podemos hablar de cuaquier inquietud que tengas respecto al sexo. —Vaya, muchas gacias prima, eres un amor!. Seguidamente me quiso dar otro beso en la mejilla pero no sé si calculo mal o qué sucedió, pero me dio un pico. —Disculpame.—Me dijo —No, esta bien fue mi culpa. Nos quedamos en total silencio hasta que dije que me iba a preparar unas cosas para salir del aprieto. A la tarde ya el sol brillaba nuevamente y nos fuimos a la playa. Nuestras madres se fueron a recorrer la arena a orillas del mar, alejándose de nosotros. Mi prima se estaba poniendo bronceador y le pedí que me pusiera en la espalda, pues el sol me estaba cocinando. Me acoste boca abajo y Jacky comenzo a pasarme sus dulces y delicadas manos por mi espalda. —Que linda piel tienes Feli, bien suave. —Tus manos se sienten tan bien…—Le respondí. Mi polla estaba dura como piedra debajo del bañador, me quede boca abajo para que mi primita no se dé cuenta lo caliente que me pone. Luego de un rato, me propuso de meternos al agua y acepté. Dentro del agua, nos divertimos un rato hasta que me pregunto algo que iniciaría nuestras aventuras. —Y a ti te gustan las pechugonas o mas pequeñas? —Pff las pechugonas obviamente jeje! —Algo así como las mías? —Exacto! Las tuyas son ideales! Aquello enervó mis limites de calentura y me lancé a por todo: —Que te parece si te muestro mi polla y ves si esta bien de tamaño? —Me lo dices en serio Feli???!!! —Por supuesto Jacky. Tu me has preguntado si me gustaban tus tetas y creo que puedo preguntarte como está mi polla. —No lo sé.. soy tu prima. —Esta mañana me dijiste que cualquier pregunta sobre sexo me la responderias o no te acuerdas? —Bueno.. si pero… no esperaba algo como esto. —Por favor primita, vamos, yo he respondido tu pregunta. —Bueno dale, como hacemos? —Mira ven aquí cerca mio, yo me bajaré el bañador y tú me agarras la polla y me dices que tal.
—Estas seguro?? Vale pero rapido, que hay mucha gente. Me bajé la malla abajo del agua, con delicadeza le tome la mano a mi prima y la lleve a mi polla dura. Me la tocó con sus dedos, y pronto la agarro con toda su mano. —Y qué te parece Jacky? —Dios es bastante grande Feli… ni mi novio la tenia asi. Mi prima lentamente me subió y bajó el prepucio dos veces y la soltó. —Bueno guardate eso que a poco nos veran aquí y yo haciendote una paja jajaja. —Jajaja vale, prima gracias. Me la has dejado muy dura. —Pero es que tu me lo has pedido eh!! Ahora no te quejes. —Ya, lo decia en broma. Esperamos a que se bajara mi excitación y fuimos a la arena nuevamente. Nos acostamos y no podía sacarme de la cabeza lo que paso hace minutos. —Viendo tu cuerpo estoy otra vez con la polla dura. No sé como bajarla. —No creas que no eres el unico. Yo tambien estoy excitada. —En serio?? —Claro, acaso te crees que las chicas no nos excitamos. —Vale, no lo habia pensado. Sabes que seria bueno? —Que? –Me preguntó Jacky. —Que seria estupendo que me toques la polla de nuevo. —Estas hablando en serio? —Pues no habias dicho que tu tambien estabas excitada? —Si pero… soy tu prima y ya fue suficiente con lo que paso en el agua. —Vamos Jacky…, solo tocamela un poco más para bajar mi erección. —Dios chico, lo que me haces hacer. Soy tu prima y no te cortas un pelo. —Es que eres preciosa Jacky… verás me gustas mucho. —Vaya me halagas, tu tambien eres guapo pero eres mi primo. —Que dices, me vas a tocar la polla o no? —Vale pero será lo último que te haga, nunca más me pidas una cosa así, yo empecé todo esto con aquello de mis tetas asique te haré una paja para bajar eso, pero jamás pasará otra cosa de acuerdo? —Si Jacky! Entiendo perfectamente. —A dónde vamos? —Mmm no sé… ah! Allá hay unos arbustos y unas rocas. —Estas seguro? Nos pueden ver. —Vayamos. Al fin pensé! Fui con Jacky detrás de unos arbustos grandes y algunas rocas donde nadie podría vernos. Yo no aguantaba más y mi corazón latía a mil. —Aquí?—Le pregunte a mi primita. —Si, este es un buen lugar. Me bajé el bañador y saltó mi polla dura y erecta.
—Ayy tienes una polla muy grande Feli. —Tocamela por favor. —Ok, te haré una paja para complacerte y nada más, esta bien? —Si.—Alcance a responder.Obviamente que todo seguiria a más. Mi prima me agarró la polla con su mano derecha y comenzo a pajearme lentamente, subia y bajaba la piel de mi pene. —Dios primo… cómo te pones, te gusta como te la estoy haciendo? —Ahh si si, Jacky sigue por favor, así, así. —Eres un pervertido, tu prima te pone asi de caliente? —Si Jacky, me pones como no tienes idea.. Ahhh uhhh. —Yo tambien soy una pervertida, estoy pajeando a mi primito en la puta playa. Jacqueline me pajeaba con una mano cada vez mas rápido, y con la otra se tocaba las tetas. —Ahhh Jacky me voy a correr ya.. aahh aaahhhhh. —Si, suelta la lechita, vamos, córrete. —Ahhhhhh Jacky.. ahhhh…. La leche saltó de mi polla como el caudal de un río. —Dios primo, me has llenado la mano de leche… tan caliente estabas? —Asi de caliente me pones mi vida… Tras esa hermosa paja que me preopocionó Jacky, nos volvimos a la casa. Estabamos sentados en la cena, mi prima y yo al lado, y en frente nuestras madres. Jacky estaba en bikini, al lado mio, habia un mantel que cubria la mesa y llegaba hasta los pies. Mientras estabamos cenando, con mi mano izquierda agarré el tenedor para comer la pasta, y con la derecha bajé lentamente y puse mi mano sobre el muslo de mi prima. Queria aprovechar ese momento, Jacky no podia decir nada pues estaban nuestras madres en frente de nuestras caras. Enseguida me quitó las manos de encima, pero segundos despues la volvi a poner en el mismo lugar. Fui subiendo poco a poco por su muslo hasta llegar a su conchita. No quise tocarsela pues tenia miedo de su reacción, y como era de esperarse Jacqueline me sacó la mano apretándomela, señal de que no lo haga más. Terminamos de cenar y al rato mi prima salió al jardín, 10 minutos después fui yo tambien. —Estás loco???!!?—Exclamó. —Porque?—Respondí. —Cómo te atreves a tocarme mientras estamos cenando con nuestras madres en frente nuestro? —No se dieron cuenta, pensé que te gustaría. —Me has pedido que te agarre la polla debajo del agua y lo he hecho, me has pedido que te haga una paja en la playa y tambien te he complacido, pero ya es suficiente, nosotros somos primos y debes buscarte otra chica. —Jacky... por favor disculpame, yo.. yo siento que me gustas tanto que no puedo contenerme, te agradezco lo que hiciste por mí, pero no crees que ambos podemos disfrutar más? —No, basta, hasta aquí hemos llegado, que es demasiado lejos. Cállate que ahí vienen
las madres. Se cortó la conversación con la llegada de Analía y Teresa, yo estaba desilusionado y triste, los sueños de follar con mi primita parecían desvanecidos, pero tenia una semana y media para seducirla y convencerla, yo no bajaría los brazos. Pasaron dos días sin casi hablar entre nosotros, cuando le quería decir algo ella me contestaba con un gesto y se iba para otro lado, la verdad sentí que mis vacaciones habían terminado y ya no tenia ganas de hacer mas nada. El sábado por la mañana las tres mujeres se iban a la playa, pero yo acusé que esa mañana tenía sueño y otras cosas para quedarme sólo en casa. Salieron ellas de la casa y para no quedarme en la cama sin hacer nada, fui al cesto de la ropa sucia, comencé a buscar hasta llegar a una tanguita rosada que sé que es de mi prima, ya que se la había visto el día anterior cuando se agachó para juntar algo que se le fue al piso, su pantalón se bajó un poco y le alcancé a ver esta tanguita que ahora tenía en mis manos. Busqué rapidamente la parte fina, y la llevé a mi nariz, deseoso de sentir ese olor tan característico, ésta tanguita tenía un olor a concha penetrante, saqué mi polla y me estaba masturbando rápido, sintiendo el olor a conchita de mi prima, y me corrí bestialmente, tuve que limpiar toda la leche que quedó en el piso del baño. Al mediodía ya habian llegado de la playa, llegaron con la comida, era un pollo con una crema bastante sabrosa, pero nuestras madres dijeron que se volvían a la playa y Jacqueline se quedaría a comer conmigo y luego iría a descansar ya que ella acusó un dolor en la espalda bastante fuerte y quería dormir. El almuerzo estuvo bastante bueno, hablamos con mi prima de cómo les había ido a la mañana, el clima, y tonterias varias. Una vez acabdo el pollo, me dijo: —Voy a dormir, cuando me despierte voy a lavar los platos. —Descuida, yo los lavo ahora, ve a descansar tranquila que yo me encargo. —Gracias, eres un buen chico. Y me volvió a dar un beso en la mejilla. Me dispuse a lavar los malditos platos, una tarea poco convencial para mi, pero en fin… si quería follarme a mi prima tenía que hacer cosas como éstas. Ya pasados 45 minutos desde que Jacqueline se había ido a la cama, decidí ir a donde estaba ella, acostarme al lado suyo. Sería muy riesgoso pues si nuestras madres regresaban y nos veían en la misma cama… no sé la que se montaría. Pero recordé que antes de salir dijeron que volverían alrededor de las 6 de la tarde, con lo cual no era problema. Pero debía avisarle a mi hermana que me metería al lado suyo, sino su reacción podría ser peor. Me dirigí a su cama, ella estaba del lado derecho, boca arriba y entre lentamente a su lado. Me acosté y ya estando cara a cara la desperté hablandole bien despacito. —Jacky.. Jacky? —Mmmhhh qué? Qué pasa?.—Me dijo casi dormida y con los ojos cerrados. —Me voy a dormir yo tambien, no tienes problemas de que me acueste aquí? —No, mientras no hagas nada esta bien. Pero si nuestras madres vuelven y nos ven aquí? —No te preocupes, recuerda que vuelven cerca de las 6 y ya puse la alarma a las 5.
—Vale, que descanses. —Igualmente. Poco podría dormir. En cinco minutos parecia que mi prima estaba dormida y yo no podía conciliar el sueño, empecé a recrear situaciones de cómo me estaría follando a Jacqueline, yo estaba de costado mirando el cuerpo de mi prima y ella boca arriba más que dormida. Pensaba en sus caderas, en mi mano pasar lentamente por sus delicados muslos, sus hermosas tetas que yo mismo le dije que me gustaban… me dolía la polla de lo dura que estaba dentro del pantalón, pero despues de media hora mas o menos, no sé cómo, pero logré dormirme. No tengo idea de cuánto tiempo habré pasado dormido, pero me desperté y lo primero que ví es a mi prima en la misma posición que yo y con su culo casi tocando mi polla!! No podía creer que estaba sucendiendo, seguramente ella dormida se puso en esa posición sin darse cuenta. Miré el reloj que marcaba las 4 pm. Había estado dormido dos horas, y ahora tenía a mi prima casi pegada a mi. No pude contenerme más y me moví tan despacio como un caracol, hasta que mi polla toqué su culo… Dios qué locura estaba siendo esto… me pegué cada vez más hasta que nuestros cuerpos estaban bien juntos. Me quedé quieto un rato sintiendo su hermoso culo en mi polla que iba a reventar todo… Ya luego de un rato mi querida primita se despertó. Yo instantaneamente me hice el dormido. Ella sacó su culo de ese lugar y pasado unos segundos me llamó. —Feli..? Primo?.. Estas despierto?.. Hey? Me lo dijo en voz baja, yo escuchaba todo aquello pero me hice el dormido, ni me movía, y se creyó que yo estaba totalmente dormido. Se acostó nuevamente y volvió a poner su culo sobre mi paquete, esta vez mas pegado, ella se movía un poco sobre mi polla y parecía disfrutarlo. Sonó la alarma y nos despertamos. Yo dije que me iba al comedor, ella me dijo que se quería quedar a dormir un ratito más. Y esto?... me pregunté en mi mente. Cómo dos días antes me dijo que no quería saber nada más de mí y ahora abalanza su culo sobre mi polla? Tengo que aprovechar esto cuanto antes… a no ser que la muy zorra solo queria calentarme para nada. Llegaron nuestras madres, nos duchamos todos y ellas tres iban a comprar un par de cosas para el auto, cosa de que iban y volvian en 15 minutos. Apenas salieron, en el mismo comedor saqué mi polla y me empecé a pajear a toda velocidad, recordando la siesta con mi prima.. pero enseguida escuchó que se abre la puerta y es Jacqueline!!! —Pero qué estas haciendo??? (Se dió vuelta) —Jacky… perdón, lo siento, no pensé que.. que… —Ya guardáte eso !!! —Si, ya esta, ya esta. Que haces aquí, no te ibas? —Si pero decidi regresar, hay bastante viento y no quiero enfermarme. —Ahh ya. —Cómo es que te masturbas en medio del comedor? No te da vergüenza? —A mi no puedes decirme eso!
—Como que no, porque??—Me preguntó bastante preocupada. —Acaso no sabes que no me di cuenta que durante la siesta me pusiste el culo en el paquete y te movías? —Pero qué? Maldito estúpido pensé que estabas dormido!!! Imbécil!! —Yaaa yaa cálmate por favor, no grites. —Es que eres idiota Feliciano!!!! —Tranquilizate primita… si tanto te gustó puedes hacerlo de nuevo…? —Olvidalo. Sí admito que me gustó pero sacate la idea de tener algo conmigo. —Vamos Jacky… si tú misma dices que te gustó porque no lo hacemos? Ella se vino hacia mi y se sentó sobre mi polla, hablandome cara a cara: —Mira primito sé que te pongo caliente y tú a mi tambien, pero lo nuestro no puede ser, los primos no hacen estas cosas. —Jacky que dulce voz tienes, no puedo resistirme, necesito follar contigo. —Cállate Feli, cállate, no podemos hacer eso. Nos empezamos a mover, mi polla sobresalía del pantalón y rozaba con la concha de mi prima mientras nos movíamos. —Ayy primito que cachonda me pones —Jacky no aguanto mas por favor, quiero que follemos yaaa mmmhhh. Nos dimos un beso que duró bastante, ella entraba con su lengua en mi boca apasionadamente, yo le tocaba las tetas pero ella me las bajaba con sus manos. Pero una vez más mi prima se echó atrás… —Ahh basta primo basta. –Se paró y me quedo mirando. —Ohh por favor Jacky… —Mirá, para que no te quedes así te voy a dar la tanga que tengo puesta para que te hagas una paja, yo tambien sé que te masturbas con mis bombachitas, si siempre dejas un poco de leche en ellas. —Ehh vaya prima… no sabía eso.. lo siento mucho. —Ya, no te disculpes. Mi prima se metió al baño y salió con el mismo pantaloncito que tenia, pero esta vez con su tanguita en la mano. —Toma.—Me las tiró a mi. —Gracias primita. Sin pensarlo dos veces, me metí al baño, desenrrollé la tanguita y estaba muy húmeda, busqué la parte estrecha y dónde estaría su conchita estaba muy húmeda… mi prima se había puesto tan caliente como yo, rapidamente la lleve a mi nariz y en tres o cuatro bombeadas a mi polla, me corrí inundando la ducha de leche tibia. Despues de eso limpié la ducha abriendo el grifo de agua. Guardé mi polla y salí del baño, mi prima estaba sentada en el comedor. —Ya has acabado Feli? —Si primita… estaba muy excitado y sólo necesité unos segundos para correrme gracias a tu tanguita. Aquí te la devuelvo.
—Gracias, voy a ponerla en la lavadora. Jacky fue hasta el lavadero y volvió enseguida, con una gran sonrisa me dijo: —Ahora me toca a mí meterme en el baño! Y sin que me dejara preguntarle nada entró al mismo lugar donde me masturbé minutos antes. Escuché el agua de la ducha caer y me quedé mirando TV en el comedor esperando a que vuelvan nuestras madres, sin embargo con la ducha cayendo, empecé a escuchar unos leves gemidos del baño. Me pegué a la puerta y traté de escuchar un poco más, pero siempre era lo mismo, unos gemidos que sonaban muy bajo, pero tenía la confirmación de que mi primita se estaba masturbando despues de haberla puesto tan caliente! Aún era posible follarmela, solo tenia que ir paso a paso. Mi prima salió del baño con una bata cubriendole el cuerpo y enseguida le pregunté: —La pasaste bien en la ducha? —Normal una ducha, por? —La proxima vez debes gemir mas despacio para que no me de cuenta jajaja. —Ah asi que me escuchaste? Yo no puedo masturbarme? —Claro, claro! Quien ha dicho lo contrario? Solo que si no te harias la malita… —Si no me haria la malita qué? —Que podriamos disfrutar mucho mas… —Ya te he dicho que de follar nada, somos primos asique grabatelo en la mente. Se fue a su habitacion, no quedaban dudas de que si queria follar con ella tenia que ponerla loca de placer. Llegaron las madres y nos fuimos a un restaurante en el centro de la ciudad, mi prima estaba bellísima, mas que de costumbre, y mis vacaciones sólo eran pensar en ella, en su cuerpo, sus besos, sus caricias… La cena fue bien, aburrida, otra vez me senté al lado de Jacqueline, a pesar de tener sus muslos al descubierto, no me animé a tocarselos. Nos volvimos a casa y nos fuimos directamente todos a dormir despues de una larga noche. Domingo por la mañana, todos durmiendo. Nos levantamos para el mediodia, comimos algo y todos a pasar la tarde soleada y calurosa en la playa. Esta vez mi prima usaba un bikini rojo con toques amarillos, sus tetas rebotaban cuando caminaba hacia la playa, y su culito redondo me volvia cada vez mas loco. Luego de estar tomando sol alrededor de una hora, mi prima dice: —Feli me acompañas al agua? Me aburro sola. —Si, como digas, vamos. Encantado de que Jacky me haya dicho que nos metieramos al agua nosotros solos, mientras nuestras madres seguian acostadas. Camino al agua se empezó a levantar mi amiguito, otra vez al mar con ella, solos, tenia que aprovecharlo seguro. En la playa no habia mucha gente, era temprano aun, asique en el agua eramos pocos. Nos adentramos en el mar, ya donde el agua nos llegaba al pecho, mi prima se detuvo y me dijo: —Sabes? Noche soñe contigo. —En serio? Y qué soñaste?
—Lo mismo que paso anoche, soñe que nos besabamos. —Algo mas? —No! Sólo eso… —Ah y te gustó no? —Si pero no deberiamos pensar más en esas cosas. Ella se dio vuelta y empezó a nadar un poco, yo la seguí y la atrapé desde atrás y la abrazé poniendole mis manos sobre su pancita, mientras hablabamos: —Primita yo no puedo parar de pensar en ti y eso lo sabes… —Mmm primo debes parar con esto… —Jacky me vuelves loco, cuantas veces debo repetirtelo… y a ti tambien te gusto, pero no quieres disfrutar… —Feli sueltame que nuestras madres pueden vernos! —Tranquila… estan demasiado lejos como para vernos. En esos momentos mi polla nuevamente queria estallar, apretada sobresaliendo del bañador, la apreté contra el culo de mi prima. —Ahh primito sabes que si nos ven estamos jodidos? —Si, lo sé, pero tú me puedes, quiero follarte Jacky… Comencé a refregar mi polla contra su culo cada vez más rápido debajo del agua. —Ahh la tienes muy dura Feli, me estas poniendo cachonda. —Te gusta mi polla Jacky? —Mmmhh si, apretala contra mi culo más fuerte, asi, asi. Ahhh. Mi prima estaba disfrutando aquello, la estaba poniendo a punto. Yo ahora simulaba que estabamos follando, solo que con la ropa puesta, iba para atrás y para adelante golpeando el culo de Jacqueline con mi polla. —Ay primito esto es una locura, pero quiero que sigas asi, ahhh —Te haré todo lo que me pidas Jacky, uhhh ufff mi polla va a reventar. En ese momento de calentura extrema, en la misma posicion que estabamos, ella delante y yo detrás, Jacqueline me bajó el bañador y agarró mi polla con su mano derecha. —Mmm primito tu polla esta gordísima. —Aaahhhh, házme una paja por favor Jacky… Ahhhh ahhhh. Mi prima agarró mi polla y la paso por todo su culo como antes, sólo que esta vez mi aparato estaba suelto y mucho mas cómodo para su redondo culo. —Ahhh Feli estas preparado para la paja que te va a hacer tu primita? —Mmmhh si, si, si, que hermosa eres Jacky, que polvo te echaríaaaahhhh…. Jacqueline se dio vuelta, poniendose de frente a mí y comenzo a subir y bajar mi piel lentamente, me quería hacer gozar de a poco. —Dios que polla más hermosa primo. —Es toda tuya Jacky… aaaahhhhhh.
Subió su ritmo ahora, su mano derecha subia y bajaba cada vez a mas velocidad en mi polla, mientras con su otra mano, agarró la mia y la puso en sus tetas. —Te gustan mis tetas primito??? Mmm que bien se sienten…. —Son espectaculares, dejame verlas Jacky, ahhh que bien me pajeas nena… —Ahhhhhhh, córreme el bikini para que puedas ver mis tetas… Con mis manos hice caso y deje suelto a ese par de limones que rebotaron cuando salieron de su bikini. —Dios primita que tetas tan hermosas, quiero tocarlas, mmmmmhhhh —Tócame ambas, tu polla me tiene loca primo.. mmmhhhhmmmm Yo estaba tocandole ambas tetas, y la paja que me estaba haciendo mi prima era el climax… ya me iba a correr. —Ahhh Jacky me vengo, ya, ya aahhhhh —Eso, eso, primito, córrete, vamosssss —Ahhhhh ahh ahhhh uhhhh mmmmmhhhhhhh —Uff.. uff Feli.. madre mia… mmm —Ahh Jacky que bien lo has hecho… me has puesto como un burro…. —Espera que me acomodo el bikini. Listo. —Madre mia prima… —Te ha gustado? —Claro!! Fue estupendo, uff. —Mira que me pones cachonda eh.! —Te pondria calentita todos los dias mi vida… —Salgamos del agua, que nuestras madres deben estar preocupadas, y nosotros aquí tocándonos… no es plan que nos descubran. Si, volvamos. Llegamos a la arena y nuestras madres nos recibieron con preguntas: —Tanto tiempo estuvieron? Se diviertieron? —Si. —Si. Contestamos ambos. No se deberian imaginar las cosas que hacen sus hijitos dentro del agua… Nos quedamos tomando sol por unas horas, comimos algo y se acercaba el atardecer. Con mi prima nos mirabamos a cada minuto, ambos con ganas de seguir incrementando el morbo que ya teniamos. —Feli.. vamos al agua de nuevo? Estoy aburrida. —Está bien. Pocas veces he sentido tanta alegría, mi primita quería seguir con esto…ya adentrados otra vez en el agua, esta vez con mucha gente a nuestro alrededor:
—Ya la tengo dura de nuevo Jacky… —Pff si que te pones caliente primito eh? —Tu me pones así hermosa… La agarré de la cintura y la besé, ella aceptó mi beso y empezamos a meternos las lenguas a todo placer… pareciamos una pareja de enamorados alli en el medio del agua, pero nada nos importó. —Primo… que te parece esto? Dame tu mano… Le dí mi mano derecha y con la suya, me la llevó hacia su conchita por arriba del bikini. —Mmm que suave se siente Jacky… —Ahora mueve tu mano sobre mi conchita primito… hazme gozar como yo a ti. Comencé a mover mis dedos sobre su rajita, es indescriptible lo caliente que estaba, mi propia prima quería que le sobe la raja a placer… mmm. —Asi te gusta Jacky..? —Si primito, mueve mas rapido, ahh si, si. Pase mis dedos por su clitoris, los moví rapido, notaba como Jacky suspiraba cada vez mas, no podia gemir porque estaba lleno de gente. —Jacky puedo correrte el bikini y tocarte la conchita con libertad? —Esta bien, hazlo ya, Feli, vamos… mmmmhhhhh Corrí la bombacha del bikini a un lado, y toqué su rajita al fin, podia sentir un poco de vello en el pubis, tocaba su clitoris y luego su rajita, mi prima estaba loca de placer. —Ahhh primito sigue asi.. sigue asi, te gusta masturbar a tu prima??? —Mmmhh me encanta Jacky me encanta, quiero hacertelo cada dia… Pasé mis dedos unas cuantas veces más por sus labios vaginales, hasta que se vino. —Me voy a correr, ahhhh ahhh Feli… ahhhhhh ahhhh —Si, córrete primita, córrete yaaaaa —Uhhh uuummm que bien lo has hecho primo… fue un orgasmo estupendo, me has hecho gozar como una loca… tuve que reprimir los gemidos. Nos volvimos a la casa luego de una tarde esplendida, algo que nunca imaginé… estaba cada vez mas cerca de cumplir lo que tanto ansiaba, pero esto era llevar mi morbosidad al extremo. Llegamos a casa, primero dijo mi tia, luego mi madre que se duchaban, en tercer turno fue mi prima, se duchó y cuando salió se aseguro de que nuestras madres no escucharan lo que me diría. —Feli, en el cesto está la bombachita con la que anoche soñe contigo. Es blanca. —Gracias primita, eres la más hermosa del mundo. Entré rapidamente a ducharme y hurgué en el cesto, no me costó nada encontrarla, estaba arriba de todo, la agarré y la desenvolví buscando el lugar de su vagina que horas atrás habia tocado. Tenia una leve mancha en ese lugar. Abrí el grifo y comencé
a masturbarme, sentí el olor tremendo que tenía esa bombachita, un olorcito delicioso, tambien pensé en lo que habia pasado a la tarde en el agua, cuando me pidio que la masturbe, y el orgasmo no se hizo esperar, me corrí otra vez derramando la leche por la bañera. Luego ya secandome, pensé que se tuvo que haber mojado para exitarse en el sueño que tuvo conmigo, debido a las manchas que tenia su bombachita. Salí del baño y me dirigí hacia donde estaba ella. —Gracias por la bombachita Jacky, tenia un olor delicioso. Estoy seguro de que soñaste algo mas que besos para que la hayas mojado así. —Shh, nuestras madres puede oírnos. Sí… en realidad soñe que te la chupaba. —Vaya, que sorpresa. Te excitaste mucho?? —Si.. Me senté a su lado aprovechando que estabamos solos en el comedor. —Jacky quiero algo mas contigo.. —Quieres follarme? Eso si que no puede ser. —Y otra vez con lo mismo… es que no disfrutas de todo esto? —Claro que disfruto primito, podemos tocarnos, pero follar no, eso es llegar a limites que no podemos. —Pero si disfrutas de hacerme una paja, te gusta que te toque el coñito, quiero follarte primita. —Shhh… ya esta bien, podemos tocarnos, pero follar es un limite que no romperemos. Cenamos y a descansar. Empezaba la ultima semana y no me iría de Brasil sin follarme a mi querida Jacqueline. El lunes fue un dia lluvioso, nos pasamos el día de caminata y recorrida. Un mal día, en el que no pude hacer nada con mi prima. Llegamos tarde a casa… cenamos todos luego de una ducha y a la cama. Antes de acostarnos, mi prima me dijo sonriendo que en la mañana digamos que estamos cansados para quedarnos solos en casa, mientras nuestras madres se van a la playa. Acepte gustosamente, sabiendo que mi primita ya llevaba las riendas. Llegó la mañana y ambos acusamos el cansancio pactado. Nuestras madres se despidieron, dijendonos que descansemos bien… no se imaginarian nunca lo que hariamos esa mañana. Jacqueline vino corriendo a mi cama y se tiró encima mío. —Me extrañaste primito? –Me dio un beso en la boca. —Mmmh que ricos labios Jacky.. te extrañe muchisimo… —Mmmhh ya la tienes dura eh? –Me dijo pasandome la mano por mi verga. —Si primita… bajame el bóxer… —A ver… mmm que grande y gorda esta tu polla… al fin puedo verla de nuevo… —Te animas a chuparmela como lo soñaste Jacky?? —Claro que me animo primito… Jacqueline empezó a subir y bajar mi prepucio, mi prima una vez mas me pajeaba, pero ahora comienza a lamer la cabeza de mi polla. —Mmmhh que rica esta Feli… —Te gusta chuparme la polla putita?
—Ahhh me encanta primito… Jacky se metió media polla en su boca, subia y bajaba con su boca, yo estaba gozando como nunca antes, sentia el calor de su dulce boca…. —Uhhh Jacky me la estas chupando tan rico ahhh —Te pone caliente que tu primita te coma la polla? –Dijo mirandome con una cara de viciosa y una sonrisa. —Dios claro que me gusta… me voy a correr ya Jacky, ya ahhhhhh —Mmm correte en mi lengua primo, vamos, mmmm.— Seguia chupando mi polla. —Ahhhhhhhh ahhhhhhh mmmmmhhhh uhhhhhhh –Me corrí bestialmente sobre su boquita deliciosa. —Mmmmhhh mmmhh.—Mi prima lamia todo el semen que salia de mi dura polla. —Affff que gusto primita… que rica mamada… —A mi tambien me gustó Feli…—Seguia pajeandome lentamente hasta sacarme la ultima gota de leche y lamer la cabeza de mi polla. —Dios descansemos un momento… siento que estoy agotado. —No descansaremos nada! —Exclamó mi prima. Cruzando sus manos se sacó la remera, no tenia sujetador, saltaron sus tetas al descubierto! Luego bajó su calza quedandose solo con su tanguita puesta. —Te parezco atractiva? —Ufff ni te imaginas lo bella que me pareces. Ella se inclinó mostrandome todo el culo, y comenzo a bajarse su tanguita, podia divisar su conchita asomando, ufff. Ya desnuda, vino a la cama y se abrió de piernas en frente mío. Pude ver su conchita hermosa.. era rosada con unos labios que pedian a gritos una polla! —Quieres chupar la conchita de tu prima? —Uff por supuesto… Me acerqué a su coñito y empece a lamer su clitoris, con cada lengüetazo notaba como se ponia cada vez mas gordito, mi prima gemia tan fuerte que temía que nos escuchen de la calle. —Ahhh primo cómeme el coño, más, más… ahhhhh Mi prima estaba gozando, bajé con mi lengua a su rajita, lamí los labios de su vagina, brotaba de humedad, la conchita de Jacky estaba cada vez más mojada, metí mi lengua en su rajita disfrutando todo el jugo que salia de ese coñito. —Que rico sabe tu conejito primita, estas mojadisima. —Ahhh me corro yaa.. yaaa…ahhhhh Mi prima estaba corriendose en mi boca, absorví todo lo que la conchita de mi prima sacaba, era ese olor a concha que tanto me gustaba de sus bombachitas, y un sabor tremendo de sus jugos. —Te gustó Jacky? —Si.. si primito… que gran orgasmo…. Lo sabes hacer muy bien por ser tu primera vez…
ahhh (Ella seguia gimiendo) —La tengo dura de nuevo.. —Vaya, te dije que no podriamos descansar!—Exclamo sabiendo que mi polla creceria enseguida nuevamente. Las ganas de clavarle mi dura polla en su coñito eran mayores que nunca. —Jacky, puedo metértela? —No, no.. ya te he dicho que eso no. —Por favor, mira como estamos… tengo ansias de tenerla dentro tuyo… —Ven, te dejaré que juegues con tu polla en mi coño, pero no se te ocurra meterla, porque juro que nunca mas podras ponerme un dedo encima. Ok, gracias prima, no lo haré. Ella siguio en la misma posicion acostada y abierta de piernas, yo me arrodillé y mi polla apuntaba directo a su conchita, pero me tuve que contener las ganas de enchufársela, asique hice lo que me pidió. Comencé a pasar mi polla por todo su coñito mojado, era una sensacion unica, que enervo mi calentura, mientras refregaba mi polla en su rajita. —Si, si, pásala asi.—Gemia mi prima. Le dí un par de golpes con mi polla a su coño y me corrí otra vez, derramé mi leche sobre el pubis de Jacqueline. —Ahhhhhhhh Jacky… —Mira me has dejado llena de leche!. (Ella chapoteaba con sus dedos mi leche en su pubis) —Ya es que.. disculpa… —No te disculpes, me ha encantado, ahora si vayamos a preparar el almuerzo. Mi prima se levanto y el semen que estaba en su pubis comenzó a bajar por sus muslos. —Mira, me está chorreando tu leche primito. —Voy a buscar una servilleta para que te limpies. Fui hasta la cocina y volvi con dicho papel en manos. —Dejame que yo te limpio. Así pasaba esa servilleta por los muslos de mi prima, limpiando la leche que yo mismo le habia encharcado. Subí a limpiar su pubis pero el semen se pegó a su vello. —Ups, vas a tener que bañarte! —Si, ahora me meto la ducha… vienes conmigo? —Quieres que ambos entremos? —Claro primito, soy una buena prima y dejo que te bañes conmigo. Estábamos desnudos asique nos metimos juntos en la ducha, yo estaba detrás de ella, y me pidió que le pase en jabón por la espalda. Acepté gustosamente, recorrí ese cuerpo precioso, pase el jabón hasta su cadera, y luego se lo pasé por todo el culo. Mi verga, a pesar de las dos corridas anteriores, se puso nuevamente como un mástil apuntando a su culo.Yo empecé a pasarle mi polla por la raja del culo, la refregaba cerca de su
agujero. —Mmm otra vez esa polla gorda y dura… pónla en la entrada del culo y pasamela por alli…. Le abrí el culo a mi prima y puse la cabeza de mi polla en la entrada de su culito.. me moví bastante y eso precía excitarla demasiado a Jacqueline. —Jacky puedo metértela? —Que parte de no puedes penetrarme no entiendes???—Me dijo enfadada. —Es que no aguanto mas… Ella agarró mi polla, en la misma posicion, yo atrás de ella, y la puso entre medio de sus muslos, de modo que, mi polla estaba encerrada: a los lados ambos muslos y arriba su conchita. —Muévete, haz como si me estuvieras follando. Mmmmmhmhhhhhh. Empecé a moverme tal cual si se la estuviera clavando, mi polla se refregaba contra su coño ardiente, y con sus muslos, a pesar de no estar follándola, esos movimientos y ver mi polla desaparecer debajo de su culo, y el contacto con su coñito, hizo que me corra una vez más. —Ahhhhh Jacky,, ahhhhhh —Mmm vamos, suelta toda la leche, sueltala primito… piensa en que te estas follando a tu prima… mmmm —Ahhhhhh ahhhhhhh ahhhhhhhh –Mi polla soltó otra gran cantidad de semen, con las palabras calientes que decia mi prima… —Uff sigues soltando esas cantidades.! Ya salgamos antes de que lleguen nuestras madres y nos vean desnudos en la ducha… Nos secamos juntos y nos vestimos, preparamos la comida y almorzamos. —Cómo pasaron la mañana chicos?—Pregunta mi tía. —Bien, hace un ratito nos despertamos –Dijo mi prima. Nos miramos mutuamente y sonreímos. Paso el Martes, el Miercoles, y esos dias lamentablemente no pudimos encontrar ningun resquicio para disfrutar juntos. Siempre estaban nuestras madres cerca, y no podiamos buscar un tiempo para nosotros. Pero obviamente mi prima, que estaba mas caliente que yo, se inventó otra idea para que quedemos solos. Lo que una chica con ganas de pasarselo bien se busca cualquier excusa. Si bien ella sufría algun que otro dolor de columna por dormir en colchones demasiado blandos, aprovechando que a mi tambien me pasaba lo mismo, acusó un dolor en su columna vertebral por el dichoso colchón. —Má, me duele la espalda con ese colchón tan blando.—Dijo mi prima a su tía. —Bueno, queres dormir en el otro que es más duro? —Si.
—Feli tambien tiene ese problema, van a tener que dormir en el mismo colchón.—Dijo mi madre. —Bueno eso no será problema no?—Nos pregunto mi tia. —Para mi ninguno.—Respondi. —No, para mi tampoco.—Dijo mi prima. Si! El trabajo estaba hecho… dormiria con mi primita toda la noche, mas los 3 dias que faltan. La cena fue normal, todos nos fuimos a la cama y no podia esperar más a intimar con Jacqueline. Nos acostamos, apagamos las luces y todo quedo en silencio. Por suerte nuestra habitacion estaba alejada de la otra, donde estaban durmiendo nuestras madres. Ya dentro de la cama: —Quiero hacerte gozar Jacky, quiero tocar ese coñito ya. —Feli vamos a llenar las sabanas de semen y fluidos.. no creo que sea una buena idea todo esto. —Vamos.. estuvimos esperando este momento para disfrutar. —Sí, lo sé, pero ahora que lo pienso nos van a descubrir cuando vean toda las sábanas manchadas. Me resigné y sólo le dije se ponga en posicion como para tener apoyada mi polla en su culo. Aceptó y rapidamente se puso en aquella posicion tan excitante. Mi verga dura chocaba aquel culo que quería follar. Despues de unos minutos no aguante y me bajé el pantalon junto con el bóxer. Dejé mi polla libre en la cama. La pasé por el culo de Jacky, cubierto con un pantaloncito corto de dormir. —Jacky.. Jacky..? —Que pasa? —Puedo bajarte el pantalon? —Mmhh ok… No parecia decirlo con muchas ganas, pero en fin, le bajé el pantaloncito a mi prima y lo unico que separaba a mi polla de su coño era una tanguita finita. Comencé a pasar mi polla por aquella vagina, y corrí la tanguita a un costado, dejando la almejita de Jacqueline libre. Ella gemía despacio, casi sin hacer ruido, sabía que estaba gozando asique seguí rozando la cabeza de mi pene en su coñito. Notaba como cada vez más se humedecia mi primita, dos dias sin masturbarse estaban haciendo que Jacqueline este chorreando directamente. Con mi polla podía sentir su vagina tan mojada como nunca antes, parecía una sustancia biscosa abundante salir de su conchita mientras yo seguía rozándole mi polla, mojándola cada vez más, ya mi verga estaba totalmente cubierta por aquella sustancia tan biscosa, estaba poniendo a Jacky como nunca antes habia estado.
De pronto me sorprende su voz bien baja hablandome, para no despertar a nadie: —Fóllame primito. No escuché bien o escuché algo que no era… —Que dices Jacky?, creo que te escuche mal. —Dije que me folles primo, fóllame, méteme esa polla ya. —Qué?? Pero.. si me dijiste que.. no.. podia —No importa lo que te haya dicho, clávame esa polla ya que me has puesto cachondísima. —Va.. vale.. No podia creer lo que mi dulce primita de 22 años me estaba pidiendo.. si, al fin voy a poder follarme a Jacqueline. Coloqué la cabeza de mi polla en su almeja empapada, empujé para su cuerpo y entró con una facilidad pasmosa, gracias a su gran flujo. Entró toda mi polla de una, se la había metido hasta el fondo en un santiamén. —Mmmmmmmmhhhhhhh ahhhhhhhhhhhhh—Gemió despacito mi prima. Finalmente mi polla estaba dentro de su coño, sentía tanta humedad y un lugar calentito, enseguida me dispuse a bombear su rajita. —Ahhhhhhhhhhhhhh Jacky…….. que bien se siente, que bien se siente tu coñito…. —Vamos primito fóllame, fóllame…. Mmmhhhh ahhhhhh ahhhhhh Comencé a moverme metiendo y sacando mi polla de aquel chorreante coñito, estaba disfrutando cada centimetro de embestida, aquella cuevita era tan calentita y mojada que despues de cinco o seis bombeadas me iba a correr. —Uhhhh Jacky ya me vengo, me voy a correr yaaaahhhhh —Échamela dentro primito, córrete dentro mío… mmmmhhhhhh ahhhhhhhh —Es.. esstas seg..uura?? —Ahhhh si, si, no te preocupes, córreteeee ahhhhhhh —Aaaaaaaaaaaaaahhhhhhhhhhhhhhh ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh En este instante mi polla soltó toda la leche dentro de la conchita de mi prima, había sido un polvo espectacular, y me pidió que le acabara dentro. —Mmmmmhhhhhh Dios primito… esa leche esta tan caliente, siento que me quema por dentrooohhhh uhhhhh. —Jacky estas tan.. ahhhh estas tan buena prima… mmmmmhhhhhh Dejé mi verga dentro suya despues de la corrida,quedé extasiado despues de ese polvo, suspiré y me quede quieto. —Ahora sigue primito, o te crees que te dejo follarme y sólo lo haras unos segundos? Vamos, síguete moviendo dentro mio, vamos sigue follándote a tu primita mmmmmhhhhhhh
Esas palabras comenzaron a despertar nuevamente a mi pene, yo la tenia metida aún, empecé a moverme de nuevo y mi polla crecía y crecía nuevamente dentro de su coño, ya estaba otra vez a tope penetrando a mi prima. —Ahhhhh Jacky ya se me puso dura de nuevo, quieres mas putita? —Si, siiii, dame más, metela, fóllame mass ahhhhhhhhh Esta vez se la metía más rápido que la vez anterior, por suerte la cama no hacia ruido, me estaba moviendo bastante enterrándo mi polla en aquella conchita a toda velocidad, mi prima no paraba de gemir en tono bajo. —Madre miaaahhh cómo me entra esa pedazo polla…. Ahhhhhhh Yo no daba crédito a lo que mi prima susurraba. —Metemela más.. aaaahhhhhh te gusta follarte a tu primaaahh? —Siii mmmhhhhh— —Aaaaahhhh te gusta el coñito de tu prima ??? —Mmmhhh sii, siii, ahhhhhh. Esas preguntas junto con mi bombeada en su conchita mojada, me vine de nuevo. —Me corro de nuevo Jacky.. me corro ahhhhhh —En el coñito, en el coñitoooohhhhh —Aaaaaaaaaaaaaaaahhhhhhhhhhhhhhhhhh uuuuhhhhhhhhhmmmmmmm mmmmmmmmmmm, ahhhhh Jackyyyyhhh…. Ahhhhhh Una vez más habia descargado todo mi semen dentro de ella, notaba mi polla extremadamente húmeda dentro de Jacqueline, otra vez mi prima dijo que mi leche estaba muy calentita. Saqué mi polla de su coño y lo pasé un par de veces por sus labios vaginales, derramando hasta las últimas gotas de esperma. —Mmm estoy exhausto Jacky… —Noo primito… tú tanto ansiabas con follarme? Aquí tienes mi coñito, ademas yo estuve a punto pero no me he corrido aún… —Me estas pidiendo que siga follándote??? —Claro que si… Jacqueline quería más, se colocó boca arriba y abrió sus piernas. —Tengo todo el coñito enchastrado primito, pónte encima mío y métemela de nuevo. Yo me arrodillé en frente suya, me pajée unos segundos hasta que mi polla se puso dura de nuevo. —Ya la tengo dura para ti primita. Puse mi polla en la entrada de su vagina, era realmente alucinante su humedad, hasta estaba mojada en sus muslos. Entre toda la leche que le había dejado dentro del coño
más su extremo flujo, mi polla se abrió paso por su almeja, Jacky suspiró y me pidió que me mueva rápido. —Vamos primito fóllame duro, méteme esa polla que me voy a correr como nunca en mi vida, ahhhhhhhhh La tenia como queria, abierta de piernas y suplicando para que la folle, metía y sacaba mi polla de ese coñito ya inundado anteriormente, sentia como cada pedazo entraba y se deslizaba con todo ese flujo saliendo, la respiración de mi prima comenzó a subir, ya estaba cerca de correrse… —Sigueee sigue primo sigueee más, más, más ahhhhhhhh ahhhhhhhhhhhhh ahhhh me corro ya, me corroooooo ohhhhhhhhhh Mi prima daba pequeños saltos en la cama mientras yo seguía taladrando su agujero. Sus manos me agarraron del culo para que la penetre mas hondo, notaba como temblaba de la soberana corrida que se pegó. Yo despues de su corrida, yo tambien estaba a punto, esta vez no le avisé nada y le eché la leche dentro un vez más. —Madre mía primo... Que polvo… que… que placer ahhhh mmmhhhh. Retiré mi polla de ese coñito que ya habia tenido suficiente, nos abrazamos y nos dormimos ahí mismo. Ya en la mañana siguiente…. —Feli?.. Feli? Mi prima me estaba despertando con un beso. —Mmm Jacky estoy muerto… —Dios, no puedo creer lo que hicimos anoche… me has puesto tan cachonda que he tenido que pedirte que me follaras… y te has corrido dentro de mi coño tres veces.. Que gustazo de noche… —Primita sabes que te follaré cada dia verdad? —Sí.—Respondio Jacqueline sonriendo y besándome.
Historia 004 Entrando en los sueños de mí hermana Es muy extraño lo que me sucede. Jamás pensé que me pudiera estar pasando algo así. Necesito contárselo a alguien, y creo que el anonimato me ayudará, porque no es un tema que quieras hablarlo con alguien, o menos que menos con tus padres. Creo que primero debo decirles quien les habla. Me encantaría decirles mi nombre, pero no me atrevo, por obvias razones. No quiero que alguien que lea esto me pueda reconocer. Lo único que puedo decir de mí es que tengo 18 años. Lo que sí puedo decir, es que tengo una hermana menor, ella se llama Brenda, y tiene 17 años, los cumplió hace unas semanas. Apenas le llevo un año de diferencia. Todo comenzó hace unos meses. Mi hermana y yo, dejamos la casa de nuestros padres en el pueblo, para irnos a vivir a la gran ciudad a estudiar. Vivimos en un departamento pequeño, sólo mi hermana y yo. Nuestros padres nos dan dinero todos los meses para alquilar el departamento. Apenas tiene una cocina, el baño y un dormitorio donde tenemos dos camas separadas para dormir con Brenda. Es humilde, lo que nuestros padres pueden pagar, pero no necesitamos más. Tenemos horarios diferentes, yo voy a la universidad por la mañana, y mi hermana por la tarde, entonces rara vez coincidimos en el departamento, generalmente sólo a la noche. En algunas ocasiones podemos almorzar juntos, pero son pocas veces. Nuestra rutina es sencilla: de lunes a viernes vamos a la universidad, y los viernes por la noche nos tomamos el bus para regresar al pueblo, a casa de nuestros padres, dónde pasamos los fines de semana. En general, desde el principio todo fue bastante bien. No tuvimos problemas para adaptarnos a la vida en la ciudad, y viviendo juntos no teníamos inconvenientes, porque siempre fuimos muy amigables con mi hermana, nos llevábamos tan bien que nadie nunca podía creer que fuéramos hermanos. Con mi hermana Brenda, siempre fuimos muy buenos estudiantes en la escuela, generalmente sacábamos los mejores promedios, éramos muy correctos y no hacíamos nada fuera de lugar. Esto provocaba que siempre las profesoras nos elogiaran por nuestra forma correcta de actuar y de estudiar, y los demás compañeros de la clase muchas veces nos discriminaban por ser de esa manera. Siempre cuando estábamos cenando, papá nos preguntaba cómo nos iba en la escuela, y si nos iba mal, o no estudiábamos lo suficiente, nos regañaba, pero como decía, eso casi nunca sucedía porque teníamos las mejores notas. Todo esto lo cuento para poner en contexto lo que eran nuestras vidas, antes de todo
lo que sucedió después. El primer día en la uni, me senté junto a un chico, con el cual empezamos a hablar y a congeniar. Durante los primeros meses nos fuimos haciendo amigos, porque compartíamos los materiales de estudio, como libros y esas cosas. Se llama Kevin, desde entonces él viene a mi departamento, o yo voy a su casa, para estudiar, o lo que sea. Nos hicimos buenos amigos. Mi hermana también ya estaba haciendo nuevas amigas en la universidad, todo iba de maravillas. Un viernes por la tarde, yo estaba preparando mi maleta y la de mi hermana Brenda, porque en la noche nos tomaríamos el bus para volver a casa de nuestros padres, a pasar el fin de semana como siempre. Unos minutos más tarde, mi hermana llegó de la universidad, entró a casa y me saludó con un beso en la mejilla. —Hermanito... mis nuevas amigas de la uni me invitaron para salir esta noche, ¿que te parece?— Me preguntó Brenda. —...Me parece muy bien— Dije sonriendo. —¿Si?.. Bueno, voy a llamar a mamá para decirle que me quedo esta noche y vuelvo mañana. Mi hermanita estaba muy contenta porque iba a ser la primera vez que saldría con amigas por la noche, ya que antes cuando vivíamos en el pueblo, no había casi actividad nocturna, y no tenía amigas allí. Brenda llamó por teléfono a mamá y le dijo que esta noche saldría con sus nuevas amigas, que volvería mañana sábado por la tarde. Mamá aceptó pero le dijo que yo me quede, para cuidarla por si pasaba algo. Mi hermana me preguntó si yo aceptaba y obviamente le dije que sí. Me tenía que quedar por si pasaba algo, era la primera vez que mi hermana iba a salir, y era en la gran ciudad, algo totalmente nuevo. —Gracias hermanito!!— Me dijo mi hermana (siempre me dice así, nunca me llama por mi nombre) y me dió otro beso. Yo dejé las maletas por allí, total nos quedaríamos un día más. Iba a pasar la noche en casa, solo, por lo tanto me tiré en la cama y me conecté a facebook para pasar el rato. Justo estaba conectado mi amigo Kevin, y estuvimos hablando por el chat de algunas cosas, y le dije porqué me quedaría un día más. —Tengo que quedarme hasta mañana porque mi hermana va a salir esta noche. —Ahhh, ya veo. Yo tampoco tengo nada que hacer.—Me escribió. —...¿Querés venir a casa a cenar?—Lo invité, porque me aburría estando solo en casa, sin nada que hacer. —Dale! Le digo a mi madre y en unas horas voy.
—Perfecto! —En un rato llego a tu casa. —Ok, nos vemos. Cerré todo y me di una ducha, luego lo hizo mi hermana y así llegó la noche. Brenda se vistió y maquilló para salir, estaba algo ansiosa por ser la primera ocasión que saldría. La pasó a buscar una de sus nuevas amigas que vivía cerca y se fueron. Un rato más tarde, Kevin llegó a mi casa y nos dispusimos a cocinar lo que había y preparar las cosas para comer. Cenamos mi amigo y yo, mientras mirábamos un partido de fútbol, y ya luego de cenar nos pusimos a ver cosas en internet para pasar el rato. Fueron pasando las horas de la madrugada, yo me tenía que quedar hasta tarde para cuando volviera mi hermanita menor y saber que todo estaba bien. Nos tomamos varios cafés Kevin y yo, mientras hablábamos y nos conocíamos mejor de cómo éramos antes de venir a la universidad y ese tipo de cosas, haciéndonos cada vez más amigos. Ya eran casi las 5:30 de la mañana, cuando mi amigo bostezó profundamente y me dijo que ya se iba, agradeciéndome haberlo invitado a cenar. Kevin estaba por irse, cuando escuchamos que un auto estacionaba en la calle, y posteriormente mi hermana puso la llave y estaba abriendo la puerta para ingresar. Eso creí yo.... Cuando la puesta se abre, me encuentro con la sorpresa de que quién la abre es la amiga de mi hermana, ni recuerdo su nombre. Detrás de ella, aparece mi hermanita Brenda, pero la trae su amiga del brazo. —Ho..hola, vos sos el hermano de Brenda?—Me pregunta la amiga. —..S... sí...—Respondí extrañado. —Mirá... nos pasamos todas un poco con el alcohol y como Brenda no estaba acostumbrada, creo que le afectó más... Miré a mi hermana, que estaba con los ojos casi cerrados y no podía caminar sin chocarse todo... no lo podía creer. ¿Mi hermana tomando alcohol?... ¿Se volvió loca? Sin más, le indiqué dónde estaba el dormitorio. Apenas entras al departamento, entras ya en la cocina, y a la derecha hay dos puertas, la primera el baño, y la segunda el dormitorio. La amiga tomaba del brazo a mi hermana, acompañándola hasta la cama, caminando despacio... una vez que llegaron al dormitorio, con muchas dificultades, mi hermana se recostó sobre la cama, estaba destruida, no entendía como una chica tan responsable como mi hermanita menor podía haber tomado tanto, o fue que no estaba acostumbrada, no sé.
De más está decir que nuestros padres jamás tolerarían una situación así... si se enteraban de ésto, a Brenda la iban a castigar. Así son nuestros padres. Despedí a la amiga de mi hermana, y tras cerrar la puerta, fui hasta la habitación, donde estaba acostada mi hermana. Parecía que ya estaba dormida... —Bren... Brenda?—Trataba de que me escuche, pero no decía nada ni parecía escucharme, estaba dormida y muy borracha. Ella estaba vestida con una camisa blanca a rayas, tenía una falda negra, que le llegaba a medio muslo, y medias can can color negro también. Bueno, ya no podía hacer más, sólo la dejaría en la cama para que descanse. Le pedí a mi amigo que me ayude a sacarle los zapatos a mi hermana, así la dejábamos dormir cómoda y como se debe. Yo encendí el velador de la mesita para ver mejor, y mientras le sacaba el zapato de la pierna derecha, Kevin le sacaba el de la izquierda. Ahora ya estaba descalza, le acomodé un poco los pies sobre la cama, y nos disponíamos a salir de la habitación, cuando mi amigo me hizo una pregunta. —¿Cuantos años tiene tu hermana? —Acaba de cumplir 17.— Le respondí. —¿Por qué no me dijiste que tenías una hermana tan linda? —...¿Qué? —Eso... no me vas a negar que tu hermana está re buena... Yo simplemente lo quedé mirando... que mi hermanita era linda no habían dudas, con su largo cabello castaño casi rubio, sus ojitos marrones, las pocas pecas en su cara y la boca con sus labios finos... sí, mi hermana era muy bella, pero nunca había pensado de esa manera, yo la veía como la misma niña dulce de siempre. —Bueno... vamos a la cocina a terminar el café.—Dije yo para que ya dejemos a mi hermanita menor tranquila para que descanse. —Espera un minuto.. quiero verla un poco más de cerca.—Me replicó Kevin. —¿Verla más de cerca?... ¿Qué querés ver?—Le pregunté. Y aquí es donde comienza mi pesadilla. Precisamente a partir de este momento, las cosas empiezan a salirse de control. Mi amigo no me respondió, simplemente se acercó a mi hermanita muy lentamente, agarró la falda de Brenda con la punta de sus dedos, y se la levantó un poco. Yo miraba, totalmente sorprendido, lo que hacía Kevin. —¡¿Qué estás haciendo?!—Le pregunté elevando la voz. —Shh. Él simplemente le levantó un poquito más la falda, y miró a mi hermana ahí abajo. Inmediatamente volteó su cabeza para mirarme a mí. Abrió la boca como sorprendido
por lo que vió, y me habló: —Tu hermana tiene una cola tremenda!! —..¡¿¡¿Pero qué estás diciendo?!?!—Pregunté yo, no podía creer lo que le estaba haciendo a mi dulce hermanita menor. Kevin volvió a mirarle abajo de la falda, se mordía los labios mientras le miraba ahí a mi hermana, yo tenía que detener eso que estaba haciendo, se estaba pasando, le estaba faltando el respeto a mi hermana! —Tu hermanita está buenísima... tiene una cara re linda... y encima tiene una cola muy grande... está tremenda. —No hables así de ella, idiota! —En serio!!... es que tu hermana tiene la mejor cola que vi... ¡por Dios! —Basta Kevin, dejá de hacer eso!—Le dije de manera clara y directa. Por un momento pareció escucharme, y sacó su mano y su vista de ahí. Me alivié. —Se me puso re dura!—Dijo mi amigo, mientras se pasaba la mano por encima del jean. —¡¿Qué?!—Pregunté atónito. —Que se me paró mal la pija por mirarle la cola a tu hermana! Yo ni siquiera le respondí, mi nuevo amigo se estaba pasando tanto con las cosas que hacía y decía, que yo no me lo creía... —No lo tomes a mal, pero tu hermana es la chica más hermosa que vi... es muy linda!— Seguía. Hablábamos en voz baja por las dudas si Brenda nos escuchaba, pero parecía súper dormida... —Bueno Kevin, en serio ya deberíamos parar, dejá a mi hermanita tranquila y vamos a la cocina.—Le dije cordialmente. Él parecía no escucharme, simplemente no me hacía caso. —Vamos a sacarle la falda!—Dijo mi nuevo amigo. —¿Eh? —Dale... ayúdame a sacarle la falda a tu hermana, quiero verle bien el culo... —...Te estoy hablando en serio, no podemos estar haciendo éstas cosas, si alguien se entera estaremos en problemas.—Traté de ponerme serio. —No pasa nada, no seas miedoso... mira, solamente vamos a bajarle la falda para verle bien la cola, nada más... dale, es un ratito. Yo quería terminar con esa locura cuanto antes, me daba miedo lo que podría intentar hacer mi amigo, le creí y acepté a regañadientes. —...Bueno, pero sólo eso, eh? Después de mirarla, la dejamos dormir tranquila. —Si.
No sé como acepté a hacer tal cosa, que conste que yo no quería hacer eso, y menos a mi hermanita menor... mi amigo y yo le agarramos la falda uno por cada lado, y la empezamos a empujar para bajársela... lo hacíamos despacito y con mucho cuidado por si se despertaba, pero no parecía que eso fuese a suceder, parecía muy dormida. Le bajamos la falda hasta las rodillas, y luego por las piernas, hasta quitársela por completo. Me sorprendió mucho lo que vi. Verle la cola a mi hermana fue algo raro. No sé. Es difícil explicarlo... yo siempre vi a mi hermanita como una niña, tenía 17 años, pero... tiene un culo muy grande. Kevin no paraba de mirarle el culo con desesperación. Nuestros padres nos educaron muy estrictamente respecto a éstas cuestiones... nunca había visto a mi hermana ni siquiera en ropa interior, verla así fue una sensación muy extraña para mí. —Préstame un segundo tu teléfono.—Me dijo Kevin mientras yo estaba hipnotizado mirando el culo de Brenda. —¿Qué? ¿Para que lo querés? —Dámelo un minuto! Se lo dí, y lo que hizo mi amigo, fue sacarle una foto a mi hermana. —¡¿Para que le sacas una foto?!—Le pregunté. —Porque quiero que luego me la pases... —La voy a borrar ya mismo, si mi hermana se entera no te imaginas los problemas que puedo llegar a tener! —No no la borres, primero me la pasas a mí y luego si la borras, por favor... Nos pusimos a discutir como niños de 5 años, yo que la iba a borrar, y él que no, casi llegamos a gritar mientras forcejeábamos por el teléfono... nos pusimos de acuerdo en que no teníamos que seguir peleando para no hacer ruido y despertar a Brenda. —Quiero la foto para hacerme miles de pajas viéndola, tu hermana está buenísima. Vos también deberías guardarla y hacerte la paja mirándole la cola a tu hermana... Yo no dejaba de sorprenderme ante las actitudes de Kevin, dejé de discutir, era inútil... finalmente conservé la foto, luego de aquello la pasé a mi notebook personal, y la borré del teléfono por si acaso. Algo muy raro me sucedía, no era normal, y es que viendo así a mi hermanita, no podía evitar que se me ponga dura.... no puedo creerlo. Me da vergüenza decirlo, pero es la realidad... nunca creí que algo así me estuviera sucediendo. Ésta es la foto que tomó mi amigo con mi teléfono, para que sepáis cómo estaba mi hermanita menor aquella noche: Verle la ropa interior tan pequeña y ajustada, no ayudaba a bajar mi excitación. —¿Sabes qué? Quiero hacerme una paja ahora.—Susurró Kevin en voz baja. —Por favor, ya basta... de verdad prometiste que le bajaríamos la falda y ya luego la dejaríamos tranquila... lo prometiste...
—...Si... es verdad... pero mirala... no aguanto más... me aprieta mucho y tengo que sacarla... Tenía el pantalón hinchado por su miembro... yo tenía miedo de que notara el mío... dios mío en que lío me estaba metiendo. De inmediato, Kevin desabrochó su jean y sacó su verga... a mi ya me estaba por agarrar un ataque de nervios ante tal situación. —Por Dios Kevin, lo que estamos haciendo está mal, esto está muy mal. —No está mal, deja de ser tan negativo... a vos también se te paró viéndole el culo a tu hermana, no lo niegues... pajéate, no tengas vergüenza, esto no se lo contaremos a nadie. —No, no puedo hacer algo así, de verdad... —No seas tonto, estás tan caliente como yo, no es nada malo. Resoplé... volví a resoplar... bah, ya que. A quién quiero engañar. Tengo el pene a reventar bajo mi pantalón... sin más remedio, me bajé el pantalón y saqué mi tiesa verga al aire... con mucha vergüenza. Por suerte mi miembro era del mismo tamaño que el de Kevin, aunque mi amigo lo tenía un poco más grande. Yo nunca estuve en la intimidad con una chica, sí me masturbo algunas veces, pero no es algo que haya hablado nunca con alguien... de pronto estar masturbándome con un chico al lado, y viéndole la cola a mi hermanita de 17 años, era algo tan extraño como excitante, pero me sentía culpable por toda esta situación. Me maldije por haber invitado a cenar a Kevin esa noche. Pero todo esto es mi culpa. —¿Alguna vez la viste desnuda?—Me preguntó Kevin mientras nos tocábamos nuestros miembros mirando a Brenda. —No... ni siquiera así... es la primera vez que la veo en ropa interior. —Encima fíjate como se le mete la bombacha en el culo, a la muy puta. —...No le digas así, Kevin. —Ya sé que es tu hermana, pero mirá las bombachitas que usa, es una zorrita ya con 17 añitos. Todas esas cosas no hacían más que calentarme más, mientras me pajeaba más rápido... no creo que alguna vez haya estado más excitado en mi vida. Tenía el glande mojado y me salía cada vez más líquido preseminal. —¿Tu hermana tiene novio?—Me preguntó Kevin. —No!—Respondí resoplando, ya cansado de sus preguntas. —¿Nunca tuvo novio? —No.. en el pueblo donde vivíamos éramos pocos chicos. —Mmm... entonces tu hermanita debe ser virgen... —Basta Kevin, no digas esas cosas. —¿Qué? No tiene nada de malo que tu hermanita sea virgen. —Pero nosotros no hablamos de esas cosas, si nuestros padres se enteran de ésto, no
sé que me va a pasar, como mínimo me echan a la calle. —No seas tan exagerado hombre. Perdón, pero soy pesimista por naturaleza... si ustedes se imaginarían como son nuestros padres y como nos educaron... todo aquello lo veía como algo tan sucio e inmoral... pero lo permití, me sentí muy culpable. Odio que mi amigo se ponga en un modo tan optimista y aventurado en una situación así, claro, no es su hermana con la que estamos tratando, es la mía. Hablando de verle el culo, de si es virgen, de si es una zorra por usar braguitas que se le meten en esos grandes cachetes, mientras ambos nos hacíamos la paja a expensas de que en cualquier momento Brenda pudiera despertarse y mi vida se arruinase por completo. —Quiero bajarle las medias.—Susurró Kevin en voz muy baja. Yo seguía pajeándome sin hacerle caso... —Estoy demasiado caliente.—Dijo Kevin mientras se pajeaba más rápido.—Tu hermana me puso así. La verga de mi amigo estaba muy hinchada, no bromeaba, estaba realmente muy excitado con mi dulce hermana menor. De pronto dejó de masturbarse, y dio un paso hacia mi hermana, mientras su pene daba saltitos por la erección, le agarró el elástico de las medias por las caderas y se la bajó un poco, hasta los muslos, dejando el ojete de Brenda sólo protegido con la bombachita negra. Al ver lo que hacía, me incliné sobre él, tratando de detenerlo como sea. Forcejeamos mientras le decía que lo que estaba haciendo era una locura. —Shhhhhhhhhhhhhhhh. —No podemos seguir con esto Kevin, para ya por favor! —No se va a dar cuenta, tu hermana no se va a despertar! —¡¿Cómo podes estar tan seguro?! —¿Tu hermana nunca tomó alcohol? —No! —Bueno, no te preocupes!! Es la primera vez que se emborracha, está súper dormida, no se va a despertar. —¡¿Y cómo sabes?! —Porque sí. ¿Vos tampoco nunca tomaste mucho alcohol en una noche? —No, nunca tomamos alcohol con mi hermana. —¿Ves? Tu hermanita no estaba acostumbrada y tomó demasiado, o no viste como la trajo su amiga? No podía ni moverse, te lo aseguro, tu hermana está súper dormida de borracha, tanto que es imposible que se despierte, a no ser que hagamos demasiado ruido, por eso mejor hagamos silencio y tratemos de actuar con cuidado. Kevin, tomando más recaudos para no despertar a Brenda, le bajó las medias hasta las rodillas. Ver a mi hermana menor en bragas, con ese culo tan perfecto, no hacía más que excitarme al punto de que mi glande se puso demasiado rojo e hinchado... me pajeaba lento porque si apuraba un poco el ritmo, iba a acabar... la situación era muy morbosa.
Permanecimos de pie, mirando la cola de mi hermana mientras nos masturbábamos como dos pervertidos ante una mujercita... —¿Que tiene ahí?—Preguntó Kevin señalando a Brenda. —¿A qué te refieres? —Entre las piernas, abajo de la bombacha... le sobresale algo blanco. Nos acercamos un poco. —Tu hermana tiene puesta una toallita femenina. —¿Una qué?—Pregunté. —Una toallita femenina... es por el flujo. No me digas que no sabías que las chicas a veces usan eso... —No Kevin, ya te dije que no sé nada de esas cosas. Es que como dije, nunca había visto a mi hermana desnuda, ni siquiera en ropa interior o cambiándose, no tenía idea sobre las cosas íntimas de chicas. —¿Le bajamos la bombacha? —¡¡¿¿Qué??!!—Pregunté sobresaltado. —Si le bajamos la bombacha a tu hermana. ¿No te da curiosidad? —¡¿Cómo me va a dar curiosidad de una cosa así, Kevin?! —¿De verdad no te da curiosidad de ver a tu hermana desnuda? —¡¡No Kevin!! —Pues a mí sí, y mucha. —Ya es suficiente, de verdad... no es ético ni moral lo que estamos haciendo, por favor paremos con esto. —¿Alguna vez le viste la vagina a una chica?—Me preguntó mi amigo. —...No...—Respondí tímidamente. —Pues ésta es tu oportunidad, aprovéchala. —Pero es mi hermana.—Respondí. —¿Y? Es una chica. Que encima está buenísima. Y podemos verle la concha si tan solo le bajamos un poco la bombachita. —Brenda tiene apenas 17 años, esto está muy mal.—Dije apesadumbrado y resignado. No sé porque deje actuar a Kevin, quizás porque a pesar de mi miedo y temor, no podía negar que mi miembro estaba tan duro, parado y grueso como nunca lo había tenido. Mi amigo se acercó muy lentamente, con sus manos a ambos costados de las caderas de Brenda, tomó el elástico de las bragas y comenzó a bajarla, muy poco a poco, para que mi hermana no lo note. —La tiene muy metida la zorra de tu hermana.—Dijo en voz muy baja Kevin mientras trataba de bajarle la bombacha. Como mi hermana tenía las piernas juntas, al principio fue algo difícil sacársela. Yo estaba muy atento a como la tela se iba desprendiendo de su cuerpo, mirando a cada rato si Brenda hacía algún gesto que pudiera despertarla. Kevin siguió bajando, la bombacha se iba saliendo de entre sus nalgas y podíamos ver
ya su cola desnuda... un poco más... y... Dios santo de mi vida. Fue de lo más erótico y morboso que podía imaginar. Le bajó la bombacha hasta los muslos, y tiró un poco más hasta dejársela en la altura de las rodillas. Inmediatamente le miramos la concha. Nos miramos con Kevin y no decíamos nada. Ambos nos centramos en observar la conchita de una chica de 17 años, la cual era mi propia hermanita menor. Se le veía tremendamente sexy. Como tenía las piernas juntas, le veíamos la concha apretada y con los labios cerrados, con la rajita en el medio. Encima, ya sin las bragas, hasta le podíamos ver el agujerito del culo, lo tenía completamente cerrado. Ni que decir que a esa altura no nos pajeábamos más porque ante un par de sacudidas íbamos a acabar. Kevin por fin habló: —¿Aún tienes tu teléfono aquí? —Sí, ¿por qué?—Pregunté ingenuamente. —Préstamelo un segundo. Lo saqué del bolsillo de mi jean y se lo di. Rápidamente mi amigo abrió la cámara, se acercó hasta el borde de la cama, y tomó una foto de la concha y el culo de mi hermana. —Ésta foto también luego me la pasas. Me voy a hacer mil pajas con esta imagen, madre mía. Yo también conservaría aquella imagen, que ahora mismo se las muestro para que vean la visión que teníamos de mi hermanita aquella noche: Mi hermana estaba ajena a toda la perversión a la que estaba siendo sometida sin darse cuenta. —Qué morbo da ver una conchita virgen y cerradita. ¿Te calienta? —Sí... mucho...—Respondí. —Miremos de más cerca. Mira lo apretadita que la tiene tu hermana. Nos acercamos hasta el borde de la cama, con nuestras caras a pocos centímetros de la cola y la concha de Brenda. Inmediatamente sentimos el aroma súper excitante que salía de su vagina. Ambos aspiramos profundamente mientras nos reíamos. —Así huele la concha de una virgen de 17 años. Dale una lamida.—Dijo Kevin. —¿Cómo?—Respondí sin entender. —Que le des una lamida en la concha a la zorrita de tu hermana. —¿Eh? ¡¿Estás loco, cómo voy a hacer eso?!
—Dale, debe estar riquísima. Te dejo hacerlo primero por ser tu hermana, sino lo hago yo. —¿Estás seguro? ¿No crees que se despertará? —Por si acaso, dejemos la puerta abierta. Si notamos que despierta, salimos rápido sin que tu hermana se de cuenta. —Pero si se despierta, va a notar que tiene las medias y la bombacha en las rodillas, nos descubriría igual. No lo haré. —No seas tonto, es una chance única. ¿Cuándo crees que tendrás otra oportunidad de lamer la concha de una chica que esté tan buena como tu hermana? Además solo le pasas la lengua una o dos veces, para probar el gusto que tiene. No sé como, pero Kevin siempre me acababa convenciendo con sus argumentos. —Sólo te digo una cosa: si se despierta y nos descubre, juro que te mato. —Irás a prisión.—Respondió mi amigo riendo. —Da igual, si descubre lo que estamos haciendo, se termina mi vida. Me acerqué lo más lento y despacio que pude... mis manos temblaban del miedo y la excitación, todo junto. Saqué mi lengua y la estiré, cuanto más me acercaba, más embriagante era el olor que salía de su vagina. Cuando llegué a lo más cerca que podía estar, con mi lengua traté de lamer sus labios y su rajita. A la primera no pude, me acerqué un pelín más. Mi lengua hizo contacto con la rajita de mi hermana. Me moví y le pasé la lengua bien a lo largo de su concha. Le di una tremenda lamida, mientras mi cuerpo temblaba. A los pocos segundos, me retiré y Kevin trató de imitarme. Lo hizo igual que yo. Pasó su lengua a lo largo de los labios vaginales de mi hermanita, que ni se había inmutado. Ambos estábamos al borde de explotar. La excitación era tan sublime que nos daba igual todo. Miramos hacia la ventana de la habitación. El sol ya estaba saliendo. Miré mi reloj. Eran las 7:00 am. —Ya sale el sol. Es tarde. Deberíamos terminar con esto, Kevin. —Ya pronto terminamos, hombre. Tranquilo. Mi amigo se puso de pie, aún sobre el borde de la cama, y llevó uno de sus dedos hasta la concha de Brenda. Se lo pasó por todo lo largo de la raja. Subió un poco con su mano hasta llegar a su cola... Kevin trató de abrirle los cachetes un poquito y comenzó a tocarle el agujerito del culo a mi hermanita. Se inclinó un poco hacia delante, de manera que su pene quedó incrustado entre las suaves y delicadas nalgas de Brenda, y la punta de la verga quedo en la entrada del culo de mi hermana. La movía refregándola entre la concha y la cola de mi hermanita. —¡¿Qué estás haciendo?!—Pregunté preocupado. —¿No ves? Le estoy pasando la pija por la cola a la zorra puta de tu hermana. —Basta por favor Kevin, esto ya es demasiado!!!!
—Quiero aprovechar que está tan borracha que seguirá dormida. —En serio. Dejemos a mi hermana en paz, ya fue suficiente todo lo que le hicimos a la pobre. Él continuaba haciendo eso, yo podía ver como la cola de Brenda estaba ya manchada y sucia con líquido pre seminal de mi amigo. —Ohhh... mira creo que se le está abriendo el culo a tu hermana. —¡No lo hagas más, deja de hacerlo! —Se le abre, mira por favor! Kevin puso sus dedos con cuidado en las nalgas de mi hermana, las abrió un poco, y se notaba como el agujero del culo de Brenda se había abierto un poquito... estaba pringado y sucio del líquido que desprendía la excitada verga de mi amigo. Dejó su miembro allí y empujó un poco. A pesar de mi extrema calentura, temía que mi hermanita se despertase, esto ya era demasiado, no lo podía permitir. —Kevin... no se la vas a meter... ¿no? —Siii... no aguanto más, me la voy a coger, se la voy a meter por el culo! —¡¡No te vas a coger a mi hermana, eso si que no!! Me acerqué hasta ponerme a su lado y traté de empujarlo hacia atrás para que no se la metiera a mi hermanita. Durante un mini forcejeo, nos empujamos y creo que casi despertamos a Brenda, porque notamos que ella hizo un leve movimiento en la cama. Inmediatamente nos quedamos quietos y paralizados. Cuando notamos la respiración de mi hermana y que seguía dormida: —Shhh. Casi la despiertas! —Se va a despertar si seguís tratando de metérsela, idiota! —Está bien, entiendo... tranquilo... solo la apoyare un poco más en su cola hasta venirme, eso es todo! Creí que al fin tenía la situación bajo control. Pero nuevamente me equivocaba. —Vos también hacé lo mismo, acércate. Me acerqué hasta allí, al lado de mi amigo. —Pásasela así por la concha. Dudé por unos segundos de si hacerlo o no, pero lo hice. Puse la punta de mi verga apuntando a la vagina de Brenda... me acerqué hasta que mi glande hizo contacto con su rajita, dios mio, creo que casi me muero del gusto. Los labios vaginales de mi hermanita estaban algo húmedos y muy muy suaves, se sentían muy bien en contacto con mi verga, estaba a punto de explotar ya.
—Tengo muchas ganas de metérsela, por favor... quisiera metérsela en su concha apretada y desvirgarla. —No digas cosas así, Kevin, eso ya es pasarse. —¿Por qué? ¿A vos no te dan ganas de meterle la pija por donde se la estas refregando? Sería un hipócrita si respondía que no, ver la vagina virgen de mi hermana, así tan apretada y cerrada, mientras le pasaba mi pija por la rajita, era tan caliente y excitante que mi pene no paraba de crecer, por más que fuera mi propia hermana menor. —No me preguntes eso...—Alcance a responder. —¿Ves? Te moris por abrirle la concha a la puta hermosa de tu hermana... imagina por un momento que se la metes en esa concha virgen y apretada. —Dios mio Kevin, si tan solo me imagino eso, creo que me vengo. Tuve que parar un momento, porque sino me iba a venir. En ese preciso instante, miré a Kevin, él juntó mucha saliva en su boca y la escupió hacia abajo, haciéndola caer lentamente, fue cayendo toda justo en la punta de su glande y el culo de mi hermana. Ya con toda la saliva viscosa en esa zona, vi cómo empujó un poco hacia adelante... —Ahhh... se le abre la cola, se le abre a tu hermanita—Alcanzó a decir. Observé como la punta de su verga estaba entrando muy poco a poco en la cola de Brenda... —¡¡¿Pero qué hiciste?!!... Le metiste la pija adentro de la cola a mi hermana!!! —Ohhh... se la metí, se la metí por el culo! —¡¡Dijiste que no se la ibas a meter!! —Es que no pensé que se le iba a abrir la cola, mira como se la meto... mira como me estoy cogiendo por el culo a tu hermanita virgen! Alcancé a ver como mi amigo le había metido el glande en la cola a mi hermana, estaba lleno de saliva y líquido pre seminal, se notaba cómo se había abierto el culo de Brenda. Me quedé petrificado ante aquello, miraba constantemente a Brenda por si despertaba... Todavía no puedo creer como permití eso, no debería haber permitido bajo ninguna circunstancia que otro hombre, por más que sea un amigo mío, estuviera metiéndole la pija por el culo a mi hermanita menor en frente de mí... —Ahhhhh ya me vengo, voy a acabar... ohhh.—Kevin no paraba de gemir, a saber el placer que estaría sintiendo metiendo su pija en el pequeño y apretado culito de mi hermanita. Sacó apenas su verga del culo de Brenda, y lo volvió a meter enseguida, sólo entraba una pequeña parte, el glande, porque si bien el culo de mi hermana se había abierto, seguía siendo un agujerito demasiado apretado y pequeño.
—Ohhhhhhhhhhhhhhhhhhh!!!!!!!!!! Gimió fuerte mientras tenía su orgasmo, aún con su glande dentro de Brenda... estaba muy agitado... fue sacando su miembro lentamente del interior de mi hermana, y al sacarlo del todo, la cola de Brenda quedó algo abierta y se le chorreaba el semen que le había dejado mi amigo. —¿Acabaste dentro de ella?—Le pregunté, aunque ya sabía la respuesta. —Sí... mira como le sale leche del culo... ufff tu hermana está buenísima... aún no puedo creer que me la haya cogido por el culo... Kevin se metió su pene en el calzoncillo y se puso el pantalón. —¿Y...qué esperas? Dale métesela.—Me dijo. —¿Qué? —Eso... cogete a tu hermana! —No puedo cogerme a mi hermana, Kevin! Mi amigo se volvió a acercar al borde de la cama, con ambas manos abrió bien los cachetes de la cola de Brenda... —Mira... mira el culo abierto de tu hermanita, ponésela toda que no se da cuenta! Me quedé viendo cómo el agujero del culo de mi hermana estaba un poco abierto... y ella seguía dormida, ajena a todo lo que ocurría... deseaba metérsela, pero... —¿O te gustaría mejor metérsela en la concha y desvirgarla?—Me preguntó Kevin, ahora abriendo con sus dedos los labios vaginales de Brenda. Fui hasta el borde de la cama... —No puedo... de verdad que no puedo cogerme a mi hermanita menor, en serio. ¿Y si nos descubre? —No seas tonto... no te va a descubrir... dale ponele la pija en la cola que entra sola... Agarré mi pene desde el tronco y apunté hacia la cola de mi hermana... apenas mi glande hizo contacto con su orificio, pude sentir lo sucia que estaba, de semen aún tibio... pero apenas empuje mínimamente, y sentí como la punta de mi pija entraba en su cola, se sentía muy suave y caliente. —¡Le entra! ¡Se la estoy metiendo por la cola!—Dije emocionado. —¿Viste? Ya le abrimos la cola a la puta de tu hermana. Empuje un poquito más y mi pija se metió otro poco, no puedo describir esa sensación sublime... —Se la estás metiendo mucho, trata de metérsela hasta el fondo de la cola. —¿Estás seguro Kevin? No quiero que se despierte. —Siii... metésela toda en el culo, cogete a tu hermanita puta!
Ante los ánimos que me daba, yo con la excitación que tenía ya no podía parar. Empuje más y más, hasta que mi pubis tocó las nalgas de mi hermana, ya la tenía toda adentro! Se la había metido entera por el culo a mi hermanita menor! El semen que Kevin le había dejado adentro, funcionó como lubricante para que toda mi pija pudiera entrar en su cola. Ya me iba a venir, era demasiado placer, mucho para ser contenido. Fui sacándola poco a poco de su culo tan apretado, estaba súper apretado y eso me calentaba aún más, se la saqué por completo. —Mira cómo le estás abriendo el culo a tu hermana! Miramos cómo al sacarle la pija, el culo de Brenda había quedado aún más abierto que antes... ahora estaba realmente abierto. Se la volví a meter muy despacio, hasta que no aguanté más. —Me vengo ya... ahhhhhhhhh... ¿debería sacarla? —No!.. acabale adentro de la cola! Llenale la cola de leche a tu hermanita! —Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh... Eso fue suficiente, las palabras obscenas que me dijo Kevin me hicieron terminar... dejé mi pija bien adentro del culo de Brenda y me vine, me temblaba el cuerpo y el placer fue máximo, infinito, sublime. Me corrí dentro del culo de mi hermana, no paraba de salirme leche y más leche. Nunca en mi vida me había corrido así. Tras el tremendo orgasmo, fui retirando con mucho cuidado mi pene, lo saqué del todo. Enseguida el culo de Brenda comenzó a chorrear un montón de semen hacia afuera. —¿Se lo dejamos muy abierto? —Yo creo que sí. ¿Crees que se dará cuenta? —No, no lo creo. Traigamos algo para limpiarla un poco. El culo de mi hermana estaba muy abierto y sucio, goteaba demasiado semen... busqué unos pañuelos kleenex en la cocina y se lo pasé por esa zona, tratando de limpiar toda la leche que Kevin y yo le habíamos dejado. La dejé bastante limpia, aunque seguía saliendo un poco de semen de su cola, pero al menos la limpié bastante. Le subí con mucho cuidado la bombacha, y luego las medias. Por último la falda que llevaba cuando había llegado a casa. Ya con todo ordenado, apagamos la luz de la mesita y salimos de su habitación. Cerramos la puerta. Al fin todo había terminado. Despedí a Kevin, ya con el sol bien amanecido, y luego me quedé sentado en la cocina. Yo aún no me podía creer lo que habíamos hecho. La culpa me empezó a invadir, y se fue apoderando de mí. Me fui a dormir con un sentimiento muy malo, lo que había hecho era terrible. Ya en el día siguiente, o mejor dicho en ese mismo día pero por la tarde, cuando
desperté, fui a la cocina cuando me encontré con mi hermana que estaba haciendo su tarea de la universidad. —¡Hola hermanito!—Se acercó hacia mí y me dio un beso tierno en la mejilla. —Ho...hola Brenda... —¡Te debo una disculpa por lo de ayer! Mis amigas me animaron a beber demasiado y de pronto comencé a sentirme muy mareada... ojalá no le cuentes a mamá y papá...—Dijo poniendo cara de niña buena. —No te preocupes hermanita... no les voy a decir nada.—Respondí sonriendo. —Gracias!!! Por eso sos el mejor hermano del mundo, te quiero. Luego de eso seguimos hablando, bromeaba con ella sobre cómo se había emborrachado, aunque nada de eso se tenían que enterar mis padres pues podían castigarla. Mi hermana era muy dulce conmigo, no podía quitarme de la mente cómo me había aprovechado de ella... me sonríe y me habla sin siquiera sospechar nada sobre cómo le dejamos el culo lleno de leche apenas unas horas atrás. Cada vez que me habla y me encuentro con ella, se me viene a la cabeza la imagen de mi pija entrando en su culo y viniéndome dentro. Después de un par de días, Kevin quería venir más seguido a mi apartamento para intentar repetir de lo aquella noche, pero no iba a volver a ocurrir jamás. Luego de aquel desliz, Brenda no volvió a tomar alcohol.
Historia 005 Hermanas: tangas y bombachas Capítulo I: Introducción El crudo invierno amenazaba, y no se hacía esperar. La nieve caía al otro lado de la ventana, mientras del lado de adentro del salón de clases, Martín veía la nieve caer. Al mediodía, se enrolló la bufanda sobre su cuello, y junto a su mejor amigo Lucas, partieron a pie hacia su hogar. Ambos llegaron a casa de Martín, la nieve no cesaba y el frío era congelante. Ingresaron y se sentaron en la mesa mientras aguardaban por la comida caliente. Enseguida llegó Florencia, “Florcha” como le decían todos. La hermana de Martín, también arribaba a casa. Así, Agustina, la otra hermana de Martín, terminaba de cocinar y servir unas pastas con salsa deliciosas para los cuatro. Estaban en la mesa comiendo Martín, su amigo Lucas, y las hermanas mayores de Martín, Agustina y Florcha. El padre de los tres hermanos vivía en otro país, a causa del divorcio con su madre hacía unos años. Laura, la madre de los hermanos, estaba trabajando como cada día, de mañana a tarde. A decir verdad, los chicos nunca veían mucho a su madre, sólo un rato a la mañana en el desayuno, y a la tardecita y noche cuando llegaba de su trabajo. A la noche cocinaba mamá, y al mediodía lo hacía Agustina o Florcha. Agustina era la hermana mayor, ya iba a la universidad, tenía 20 años. Hermosa. Es de cabello castaño, casi rubio, con ojos verdosos/marrones. Cara angelical, con algunas pecas. Es realmente hermosa de cara. Alta, de buen cuerpo, pechos relativamente grandes y robustos, finas curvas, y una cola paradita y bien formada. Cara de nena capaz de enamorar a cualquiera. Florcha, es la hermana “del medio”. Tenía 18 años, y estaba en su último año de secundaria. Es más baja que Agustina, aunque no mucho, es morocha, ojos café. Cabello ondulado. Cachetona, linda cara aunque no como su hermana mayor, pero el fuerte de Florcha es sin duda su cuerpo. Tiene un cuerpo envidiable, caderas definidas, sus pechos son más pequeños que los de Agustina, pero igual de apetecibles, redonditos y firmes, con una ligera pancita que la hacía más bella. Un piercing en el ombligo. Pero lo mejor de Florcha son sus piernas y su cola. Tiene unas piernas excelentes, con los muslos grandes y proporcionados, la cola bien grande, redondez perfecta y gorda, una cola excelente, como la de las modelos, o quizás mejor. No pasaba desapercibida por ningún lado. A causa de ello, Martín era muy propenso a recibir todo tipo de dichos por parte de sus amigos, de lo buenas que estaban sus hermanas, ambas. Tenía dos hermanas bellísimas, y estaba harto de que todo el mundo se “baboseara” con ellas. Martín era el más pequeño de la casa, con 16 años recién cumplidos. Es más bien tímido, cabello corto, rubio y ojos azules. Le gusta hacer ejercicio al igual que a sus hermanas mayores. No era el más bonito de la clase, pero tenía lo suyo. Aquel día, después de almorzar, Agustina se fue a duchar para luego ir al turno tarde de la universidad. Un rato posterior a su ida, Martín y su amigo Lucas estaban jugando
como casi todos los días a la Play 3. Su juego favorito era el FIFA. Mientras jugaban un partido, empezaron a hablar de las chicas de clases, y profesoras. Esa mañana la profesora de Matemáticas estaba muy fuerte, maquillada y vestida con una falda a los muslos, con anteojos, ambos bromearon diciendo que la habían sacado de un video porno. Hablando sobre chicas, Lucas llegó como tantas veces, a tocar el tema de las hermanas de Martín. Si bien ambos eran vírgenes, y lo máximo que habían hecho con una chica eran unos besos con las vecinas que hacía tiempo se habían mudado, sabían algo de sexo por ver tantos videos en internet. Lucas era bastante zarpado. No tenía problemas en decir cosas que podrían avergonzar a su amigo. Sin mala intención, pero era muy extrovertido, distinto al caso de Martín. — Y alguna vez viste a tus hermanas desnudas? —Espetó Lucas. — No seas idiota. —Respondió ofuscado Martín. — En serio. Alguna vez tuviste que haberles visto aunque sea una teta. — No, no jodas. — Contame como las tienen, porfa. Alguna vez se las tuviste que haber visto. ¿Como tienen los pezones? —Lucas lo decía un poco en serio y un poco en broma. — Le vi las tetas a Agustina hace mucho, una vez nomás. Contento? —Dijo a regañadientes Martín. — A Agus? Dios! Y cómo las tiene, contame! —Lucas estaba exaltado. — Que se yo, no me acuerdo. Fue hace mucho... — Esa diosa debe tener unas tetas hermosas. Daría un brazo por acabarle las tetas. – Terminó Lucas. Martín ya ni respondió. Seguían con el partido, mientras ambos tenían la cabeza en otro lado... A la tardecita, Martín aquel día se fue a bañar, como cada anochecer. Se sacó toda la ropa, la tiró en un rincón del baño, cuando observó un par de prendas femeninas. En ese rinconcito del baño, todos los integrantes de la familia siempre antes de ducharse la ropa sucia la tiran allí, y luego al lavadero. No era la primera vez que veía la ropa de sus hermanas ahí, pero esta vez hubo algo que le llamó la atención. Vio un jean negro, el mismo que tenía Agustina en el almuerzo, asique asumió que era la ropa de Agus, que se había duchado a la tarde antes de irse a la universidad. En concreto le llamó la atención un corpiño, que estaba doblado allí, junto a las demás prendas. Inmediatamente recordó lo que su amigo le había dicho esa tarde “acabarle las tetas”. Se le vino a la mente la imagen de una pija escupiendo semen sobre las grandes tetas de su hermana, y se le puso su propia pija como un mástil. Trató de comportarse, de pensar en otra cosa, pero antes de meterse a la ducha, vio
otra prenda íntima… Una bombachita rosa abajo del jean, apenas se la podía ver. —No es nada… (Se dijo a sí mismo en su mente) Se agachó y agarró la prenda. Estaba toda arrugada. La desdobló bien, para verla en su forma original. Se sorprendió al ver que era bastante pequeña. Se preguntó si eso no debiera molestarle, porque a juzgar lo delgada que era la tela…. Se imaginó a su hermana mayor Agustina con esa prenda, y su pene daba saltitos de excitación. Se imaginó como la bombachita rosa se le debía de meter bien adentro de la cola, y tuvo que empezar a tocarse! Estaba helado de frío, afuera seguía nevando y en el baño estaba frío, desnudo, pero tener aquella prenda en su mano, inexplicablemente lo estaba poniendo como un burro. La dejó allí, doblada abajo del jean como estaba, para no levantar sospechas. Quiso olvidarse del asunto y que no volviera a suceder. Se metió rápido a la ducha antes de agarrar un resfrío, y se le fue poco a poco la excitación… Capítulo II: Tentaciones La hermana mayor, Agustina, a sus 21 años ya había tenido algunos novios, y actualmente estaba de novia. Hacía varios años que ya había experimentado el sexo por primera vez, asique tenía conocimientos en carne propia sobre el acto sexual. Distinto al caso de Florcha, que con 19 años, si bien había tenido novio, no había llegado tan lejos con él, era un compañero de escuela de un año más alto, pero duraron poco y sólo hubo besos. A su edad era aún virgen, y casi no tenía conocimientos sexuales, sólo cosas básicas aprendidas de sus amigas. Martín tenía una buena relación con sus hermanas, rara vez peleaban como en la mayoría de las familias. Si bien tenía buena relación con ambas, era mejor con Florcha. Agustina era la mayor, era más independiente, y pasaba menos tiempo en casa. El sábado ya mamá estaba en casa, después del almuerzo, cuando las tres mujeres se fueron a dormir la siesta, Martín aprovechó el momento para ver sexo en Internet. No tenía muchas ocasiones sin que nadie lo pueda ver, por eso elegía éste tipo de momentos para hacerlo. Estaba en la notebook en el living de frente al pasillo donde estan las habitaciones, para que si alguien viniera, pudiera percatarse y cerrar. Abrió varios videos de su página favorita, apenas estaba viendo el primero, ante la evidente excitación, se bajó un poco el pantalón para masturbarse. Vió varios videos, mientras se tocaba, pensaba en ir a la cocina a buscar algun tipo de papel para acabar, cuando oyó pasos en el pasillo. Segundos después pudo ver a su hermana Agustina caminando despertando de su
siesta. El chico se maldijo y se guardó disimuladamente su pene, y cerró todas las webs indecentes. Agustina fue a ducharse pues tenía un compromiso con su novio, sábado por la tarde seguro la pasaba con él. Su novio era unos años más grande que ella, y hacía ya bastantes meses que tenían una relación. Martín pensó que podía ser una buena oportunidad para regresar a la notebook y terminar el asunto, pero inmediatamente se despertó su madre. Con la desazón en su mente, y la calentura en su miembro, se dispuso a llamar a su mejor amigo Lucas para echar unos partidos al FIFA. Mientras lo aguardaba, vio cómo su hermana Agustina se arreglaba para salir con su novio, cuando por fin se fue. En fin, Martín estaba tirado en el sillón en una tarde aburrida de sábado, y en pocos minutos casi se duerme. Se le cerraron los ojos, entonces decidió ir al baño a ponerse agua fría en la cara para despertarse bien y recibir a su amigo. Ingresó al baño a paso lento, abrió la canilla y con sus manos echaba agua a su cara. Tomó la toalla y se secó. Con ese movimiento, quedó mirando hacía el otro costado del baño, donde vio nuevamente la ropa de su hermana mayor que acababa de ducharse. En ese instante se le vino a la mente la imagen del día anterior, cuando agarró esa delicada prenda femenina. En una situación normal, hubiera tratado de no darle importancia y salir de allí normalmente. Pero ese día estaba excitado por los videos que había visto y no pudo concluir, y la calentura nubla el juicio. —Agus, vos me cortaste el momento en que iba a acabar, asique ahora me tenés que ayudar. (Martín se hablaba a sí mismo en su mente). Se le volvió a poner dura y fue al rincón de la ropa sucia. Encontró lo que buscaba. Debajo de una remera, junto a un corpiño, había una bombachita blanca. La agarró, dio unos pasos hacia la puerta, para saber que no estaba ni la madre ni Florcha cerca, cerró bien la puerta del baño y se sentó en el inodoro. Se bajó los pantalones hasta los tobillos y procedió a desenrollar la bombacha de su hermana. Una vez en su forma original, notó como otra vez, igual que la anterior, parecía ser una cola—less. Como estaba de caliente en ese momento, imaginar lo chanchita que es su hermana mayor usando ese tipo de bombachas le hacía brotar líquido pre—seminal como bestia. Mientras tenía la cola—less en una mano, con la otra se masturbaba, y pronto acabó. En su mente, la cola de Agustina entangada, en su vista la bombacha de su hermana. Y en su mano, mucho semen tibio. —Qué bueno….
Se levantó de allí, puso la bombacha en donde estaba, y se limpió el semen de su mano en la canilla. Había sido la mejor paja en años. Salió del baño, habiendo descargado toda su excitación, y se dijo así mismo que ya era todo. El primer día agarró la bombacha solo por curiosidad, y el segundo porque la propia Agustina había interrumpido su masturbación sin darse cuenta. No volvería a husmear esas prendas jamás. Luego de aquellas aventuras en el baño, el chico cumplió su promesa y no volvió a tocar las prendas de sus hermanas. Cada día que iba al baño las veía allí, pero no les daba importancia por el momento. Uno de esos días, Martín había ido un rato al gimnasio, evidentemente adentro con la calefacción era caluroso, el chico llevaba en la cinta unos 3 km cuando se detuvo a descansar un rato. En el gimnasio había bastante gente, y había muchas chicas. Chicas más grandes que él. Veía sus cuerpos, lo que hacían, estaba en una edad en la que trataba de curiosear los cuerpos femeninos en cuanto tuviera la mínima ocasión. Veía como llevaban tops que les apretaban las tetas, las piernas largas y trabajadas, las ajustadas calzas que marcaban colas por todos lados.. incluso a una chica se le marcaban levemente los pezoncitos en su top! Como era de esperar, la erección no se hizo esperar, y con su short de entrenamiento se le notaba largamente. Tuvo que volver a la cinta y dejar de pensar en chicas… Apenas acabó el entrenamiento, cuando se iba yendo del lugar miró más colas, cuantas pudiera. Se abrigó bien y caminó hasta su casa. Durante el trayecto, recordó todas las chicas y sus calientes cuerpos, ahora la erección no se notaba por el pantalón largo que se había puesto. Apenas llegara a su casa, iría directo a bañarse y de paso, como la situación lo ameritaba, hacerse una paja en la bañera pensando en lo que había visto en el gym. Era tambien común en él masturbarse en la bañera pues era de los pocos momentos del día que estaba solo. Generalmente lo hacía pensando en compañeras del cole. Entró apurado a la casa, fue al baño y se encontró con su hermana Florcha bañándose. —Dale Florcha que estoy todo transpirado! –Dijo Martín, ocultando su verdadero apuro para bañarse. Tuvo que esperar varios minutos, hasta que finalmente Florcha salió del baño, envuelta en una toalla. El chico ni le prestó atención y entró al baño. Se quitó toda la ropa, ya con la pija erecta y preparada, estimulada por las jóvenes del gimnasio. Tiró la ropa en el rincón, y le llamó la atención otra vez. En la ropa de Florcha, que recién acababa de ducharse, arriba de toda la ropa, había
dejado la pequeña bombachita que había usado. Blanca, Martín estaba con el pene listo y muy caliente, y dijo en voz baja: —Prometí no agarrar las de Agus… de igual manera, solo voy a agarrar esta vez la de Florcha para ver como es, y nada más… Tratando de no tener la conciencia sucia, recogió la cola—less de su otra hermana. Era blanca, en el frente tenía detalles transparentes… igual de pequeña que las que usa Agustina. El chico la observó mientras se acariciaba la pija, hasta que decidió dejarla donde estaba. Antes de tirarla, la tela se dobló un poco y pudo alcanzar a ver algo extraño en la parte interior de la bombacha. Extrañado, volvió a abrir la prenda y la dobló para ver el lado interno. En la parte delantera, tenía algunos pelitos oscuros, el chico rapidamente pensó en el vello púbico de su hermana. Pero lo que más le extrañó, fue ver más abajo, en la parte más delgada de la cola—less, toda brillosa. Observó más de cerca, y al parecer esa parte estaba húmeda. Tocó esa parte, y notó un líquido viscoso. Y todo pegajoso. Se acercó más aún, y sintió un olor extraño. Enseguida notó que el olor provenía de esa humedad en la bombacha, y notó que era delicioso. Apenas se dio cuenta, cuando ya estaba a punto de acabar. Qué era todo aquello? Martín de pronto se notó aspirando la humedad de la bombachita de su hermana Florcha. No entendía muy bien que le pasaba, pero siguió con eso, viendo como en la tela se mezclaba vello púbico con esa humedad, haciendo de todo ese ritual algo extremadamente morboso y caliente. —Diosssssssssssssss… Suspiraba en voz baja. A su mente le vinieron imágenes de la conchita de su hermana rozando ese espacio de tela… no pudo aguantar más, se masturbó rápido pensando en su hermana Florcha, con la bombacha en la cara, sintiendo ese olor a concha que lo mataba. Inmediatamente el semen salpicó la bañera. Otra acabada tremenda. Suspiró de placer, y dejó la cola—less donde estaba. Era un chico muy inexperto. Todo un novato respecto al sexo. Asique después de bañarse, antes de irse a dormir fue con la notebook a su dormitorio, y buscó en Google información. Después de varios minutos, y varias páginas visitadas, pudo entender la situación, y qué era eso en la bombacha que tanto le había gustado!. —Lubricación y flujo vaginal… sea lo que sea, es riquísimo! (Se lo dijo en su mente) Borró el historial y se fue a dormir.
Capítulo III: Avances peligrosos A la siguiente mañana, mientras Martín estaba en la aburrida clase de historia, y la profesora hablaba y hablaba, se fue desconectando mentalmente de la clase –aunque aún estaba allí— y pensaba en sus próximos pasos. Después de las estupendas corridas de los días anteriores, estaba dispuesto a seguir haciendo lo mismo, pero antes habría que ajustar ciertas formas. Si bien en su interior, él pensaba que lo que hacía no era del todo correcto, o moralmente correcto, trataba de engañarse a sí mismo. Terminada la mañana escolar, y luego de ir a casa, planificó sus siguientes movimientos. Esa tarde había partido con los compas de la escuela, por lo tanto antes de irse de casa, recordó la ropa que llevaban sus hermanas ese día. Agustina tenía el jean azul con la remera gris, y Florcha el jean negro con una blusa verde. Grabó eso en su mente y partió. Todo listo. Se desenchufó 100% de su vida cotidiana durante el partido de fútbol, en donde está en juego el honor del equipo y sus compañeros. Algo que sólo un hombre puede entender. Ya con el sol cayendo por el horizonte, y la temperatura desplomándose, al terminar la batalla en el campo regresó a casa para darse una buena ducha y descansar para empezar un nuevo día. Arribó a casa ya de noche. Ingresó por el garaje. El auto no estaba. Mamá debía haber llevado a alguna de sus hermanas a algún lugar. Buena noticia, porque si su madre lo veía todo embarrado entrando a casa, algún reto ligaba. Dejó sus botines en el lavadero, y entró derecho al baño. Se despojó de la ropa llena de tierra arrojándola al típico lugar. Allí estaba, como cada día, la ropa de sus hermanas. Entre el partido, los golpes del encuentro, y la derrota sufrida, se olvidó de lo que había puesto en su mente antes de salir de casa, y en ese momento lo recordó. No estaba para nada excitado en ese momento, y su cuerpo desnudo le pedía que se metiese ya al agua caliente porque se estaba congelando. Esta vez había ropa de una sola de sus hermanas. Había una remera verde, con un jean negro, medias, más un corpiño color piel y una bombachita que también parecía ser de ese color, no alcanzaba a verla bien porque estaba doblada abajo del corpiño. A juzgar por la ropa, esto es de Florcha, pensó el chico. Se estaba enfriando y decidió meterse a la ducha, sin revisar la ropa. —Ummm. –El agua caliente premiaba a su cuerpo casi helado ya.
Después del shampoo, puso una mano sobre su miembro y lo acarició levemente. Sentía el agua caer en su cuerpo, mientras se recostaba sobre la bañera, acariciando su pene, que lentamente se fue poniendo duro. Pensó en algún estímulo sexual. Virginia. La chica más bella del salón. La reina. La diosa. Nunca fallaba. Ok, esta vez puso su mano agarrando su pene para empezar a masturbarse. El rubio cabello de Virginia, su carita de niña buena… pensó en lo que le haría a su compañerita si la tuviera atada a una cama. La paja fue aumentando de velocidad, a medida que imaginaba lo que haría con esa hembra. Después de unos minutos, ya estaba listo. Su joven cuerpo respondía rápidamente a los estímulos. Estaba a punto de acabar, cuando detuvo la masturbación. Cerró la canilla, y se secó con una toalla. Se puso una remera mangas largas, un buzo y las medias. Se agachó sobre la ropa de su hermana, levantó el corpiño de allí y agarró la bombacha de su hermana. La acomodó a su forma original, y buscó el interior. Y gualá! La misma mancha de humedad estaba allí. Esta vez parecía más pequeña, estaba húmeda pero no tanto como la anterior. Puso su mano en la pija erecta y palpitante, puso la bombacha con la parte húmeda en su nariz y empezó lo bueno de verdad. Otra vez lo invadió ese característico olor a hembra, a vagina. Aspiró cuanto pudo de esa droga, pensó en su compañerita de salón mientras se la jalaba despacio, no aguantaría mucho. Quería disfrutar el momento, se dispuso a terminar con aquello, cuando de repente: Toc toc. —Nene te falta mucho???? —Agustina. Se desesperó, se hizo un nudo en las manos y se le cayó la prenda al piso. —Sí, sí… no, digo, ya salgo. –Respondió mientras tiraba la bombacha al lugar donde estaba, buscando el corpiño para ponerlo encima como estaba antes. —Qué? —Que ya, ya estoy saliendo! Escuchó los pasos alejándose y respiró aliviado… uff! Que poco había faltado. A saber que le diría su hermana si lo viera haciendo lo que estaba haciendo. La verga se le puso flácida más rápido que nunca antes, del susto! Se vistió por completo y salió de ahí, mientras Agustina entraba a ducharse.
Luego de eso, trató de enterrar el suceso. Mientras Agustina se bañaba, llegaron a casa Florcha y mamá de una reunión de vaya a saber que cosa. En fin, después de la cena fue a su notebook a navegar por Internet visitando como hacía diariamente sus sitios favoritos antes de dormir. Se acostó en su cama con la notebook, y después de visitar todas las páginas favoritas y de “informarse” de las cosas como su equipo de fútbol, carreras, etc. Cerró la pc y se quedó pensando en la oscuridad. En su mente, volvió el suceso del baño, ocurrido hace pocas horas. Había ya aspirado dos veces la intimidad de su hermana Florcha, pero con Agustina todavía no lo había hecho. Abrió nuevamente la notebook y entró a una página erótica. Abrió el primer video que aparecía, era de lesbianas y se metió la mano en su pantalón. El video había resultado muy bueno, corto pero bueno, ya otra vez estaba a punto del clímax, y pensó en ir al baño a buscar la bombacha de su otra hermana, Agustina. De pronto se puso muy, pero muy caliente, y su mente empezó a carburar a toda velocidad. En su cabeza pensaba en cosas como éstas: “¿Cómo será? Seguro que es bien chiquita y apretada… ¿Estará húmeda como la de Florcha? Me muero por conocer el olorcito de tu conchita, Agus.” Estaba realmente caliente, pensando en cosas que jamás hubiera pensado. Se estaba saliendo de control. Sentía sus dedos resbalarse con el frondoso líquido preseminal que le brotaba, y no quería manchar las sábanas. Se destapó, dejó la notebook en su cama, se levantó de la cama, guardándose como pudo su erectísimo pene en sus pantalones que no daban cabida a su tremenda erección. Camino sigilosamente por el pasillo, hasta que topó con la puerta del baño. Escuchó la lluvia de la ducha cayendo. Maldición! Repitió en su mente. Su madre se estaba duchando, y no podía arriesgarse a entrar a cumplir sus sucios planes. Su madre lo podría ver fácilmente. Tocó retirada, se fue a su cama a la aburrida acción de dormirse. La madre era la última en ducharse siempre, antes de irse a dormir, por lo tanto toda la ropa sucia de la familia la recogía ella para llevarla al lavadero después de bañarse. No había otra oportunidad ese día. Si bien pensó en que podía ir al lavadero, era demasiado arriesgado, porque toda la ropa mezclada en un cesto sería dificultoso para encontrar las prendas que buscaba, y con ello haría ruido que levantaría sospechas. Capítulo IV: Obsesión Con el paso de los días, esta práctica iba siendo cada vez más cotidiana para el muchacho. Martín siempre había mirado a sus hermanas como eso, hermanas. No le despertaban ningún tipo de interés sexual. Pero con las nuevas acciones esto iba a empezar a cambiar poco a poco. Generalmente durante el día, recordaba la ropa que llevaban puesta sus hermanas para
que al final del día, supiera de quien pertenecían esas prendas. Una de esas tardes estaba jugando en la play con su amigo, vió como su hermana Florcha se iba de casa. Estaba con el pelo algo mojado y bien vestida, seguro iba a clase de inglés. —Me voy! Su amigo Lucas se quedó siguiendo la partida, mientras Martín no perdía oportunidad e iba al baño. Buscó entre la ropa, y encontró la prenda de su hermana. Una bombacha negra con bordes blancos, toda húmeda solo para él. Se la llevó a su olfato. —Mmmm qué delicia!!! Ese aroma profundo, el aroma más íntimo de su hermana invadía sus pulmones llenándolo de placer. Pensó en cómo se sentiría su hermana si se enterara de lo que hacía. Compartía una gran relación con ella. Se sentía mal por hacerlo, pero no podía evitarlo. Dejó la prenda donde estaba, y regreso con su amigo. A la noche ya había material para masturbarse! Transcurrió la tarde, y ese día quiso esperar a meterse a bañar. Quería ser el último, para descubrir la bombachita de su otra hermana, Agustina. Pero no hubo caso. La chica no llegó a casa hasta tarde, asique el adolescente tuvo que ducharse. Obviamente utilizó la bombacha negra de Florcha para hacerse una estupenda paja. Un viernes por la tarde, ya Martín y Florcha habían llegado del colegio, y Agustina tenía día libre en la universidad. Mamá trabajaba, y ese día tocaba hacer algunos deberes hogareños. Ese tipo de tareas muchas veces recalaba en los jóvenes, pues la madre trabajaba varias horas por día, y siempre pedía a sus hijos que colaboren. Había que lavar el piso y limpiar muebles en el living de la casa. Generalmente se dividían las tareas entre los hermanos. Ese día a Martín le tocaba fregar el piso y a Agustina limpiar los muebles. Florcha tenía ese día “libre” en cuanto a tareas del hogar. Martín fue al lavadero en busca de un balde, lo llenó con agua, y el trapo de piso. Pasó por el pasillo, cruzando por el cuarto de sus hermanas –Agus y Florcha compartían
habitación— y tocó la puerta para avisar a Agustina que le tocaban los muebles. Fue hasta el living para comenzar con la tarea. Estaba remojando el trapo cuando vino rápido Agustina, pasó por delante y siguió su camino, hasta la puerta principal. Mientras cruzaba por el living, dijo: —Perdón hermanito pero me llamó Javi, chauuu. —Qué? Martín no daba crédito a lo que su hermana mayor decía. La muy forra se iba porque la llamó el novio, el tarado de ‘Javi’. Le tenía bronca. No por algo en especial, pero que su hermana tenga novio no le gustaba. Cerró la puerta y adiós. Bueno, que más da –pensó— al fin y al cabo cuando regrese tendrá que hacerlo. Comenzó con su tarea, cuando esta vez su otra hermana, apareció por casa. —Hola nene. Que haces? –Florcha saludó a su hermano con un beso. —Limpiando un poco… Agus me dejó solo jaja. —Jaja la loca debe andar con Javi, no? —Tal cual… —Bueno y que hay que hacer? —A ella le tocaban muebles hoy. —Bueno, deja, lo hago yo por hoy. No quiero que mamá venga y vea todo sucio. Florcha recién llegaba a casa de gimnasia. Las dos hermanas de la casa eran asiduas a una especie de gimnasio pero donde solo iban mujeres, ya que también allí enseñaban clases de baile. Florcha y Agus de pequeñas iban allí a baile y ahora de grandes concurren a hacer un poco de gimnasia “para mantener la cola” como decían ellas. Claro que tenían diferentes horarios, rara vez coincidían las dos juntas. El chico siguió con su tarea de fregar el piso, mientras Florencia se quitaba la campera, tomaba un trapo viejo con el producto de limpieza, para comenzar a limpiar los muebles. Martín cada tanto la miraba a su hermana –estaba de espaldas a él—. Se fijaba en el cuerpo apetecible de su hermana. Le venían a la mente los comentarios obscenos de sus compañeros sobre ellas. Florcha tenía el pelo suelto, estaba con un top ajustado, y una calza negra muy apretada. Ropa de gimnasia. Sobretodo le miraba mucho la cola. Cada tanto reojeaba a su hermana, que ajena a los pensamientos oscuros de su hermano, se limitaba a lustrar los muebles. El miembro del muchacho fue despertándose. Le miraba descaradamente la cola grande y redonda a su hermana. La calza se le ajustaba tanto que era imposible no mirar. Mientras seguía lavando el piso, se imaginaba como se vería su hermana desnuda. Se imaginaba bajándole la calzita para dejar al descubierto ese culo perfecto. Su pija le iba a reventar en el jean.
Florcha estaba limpiando el mueble del TV. Le pasaba el trapo a la madera. Se agachó y abrió una de las puertitas de vidrio del mueble, para limpiar todo allí abajo. El chico no se perdía detalle de los movimientos de su hermana. La adolescente apoyó ambas rodillas en el suelo, inclinándose hacia delante para limpiar bien la parte interna del mueble. —Se puso en cuatro, se puso en cuatrooooooo –El chico se repetía cosas en su mente. Ante él, Florcha estuvo unos segundos en esa posición comprometedora, con la cola bien alzada lista para ser embestida. Martín quiso sacarse la verga ahí mismo, para correrse como un loco mientras observaba el espectáculo. Con una mano tenía el secador y con la otra se acariciaba la dura pija por encima de su pantalón. Mientras admiraba el culazo de su hermana, se imaginaba la bombachita que tendría, y con lo pequeñas que son, y lo apretada que le iba la calza, se le debía meter bien en la concha! No podía aguantar para tener en sus manos esa bombacha toda húmeda! Finalmente, Flor terminó con aquello. Martín sacó su mano de donde la tenía, y disimulo que nada había pasado, siguió fregando. —Bueno, ya esta esto. Me voy a dar un bañito porque estoy toda transpirada! El chico estaba dejando de ver a su hermana justamente como hermana, y la estaba empezando a ver como ‘chica qué está buena’. Estaba muy caliente, y esa tarde, después de que Florencia saliera del baño, volvió a casa Agustina, que también entró a ducharse. Por lo tanto ese día finalmente sería en el que conocería el aroma de Agustina… y con lo que había visto de Florcha, se imaginó el festín que se haría en el baño. Horas más tarde… Luego de que las dos hermanas se duchasen, llegó mamá a casa. El chico rápidamente ingresó en el baño. Se quitó toda la ropa, abrió la ducha para no levantar sospechas y evitar que cualquier sonido que haga se escuche. Fue directo a la ropa tirada. Observó dos tipos de ropa claramente identificables. A un lado la “montañita” de ropa de Florcha, y al costado la de Agustina. Comenzó a revisar y se dio cuenta que dentro de la calza de Florencia, estaba la bombachita que había usado ese día. “Mmm.. se sacó todo junto”.
Sacó la colaless de la calza y de lo primero que se percató fue que ya la había visto. Era idéntica a la que había usado Agustina hace unos días, que el muchacho había utilizado para masturbarse. Era imposible olvidarse de aquello. Pensó en si tendrían dos del mismo estilo, o sea dos prendas iguales cada hermana, pero no le importó mucho en ese momento, y ya con la pija bien en alto buscó la parte interior. Brillosa. Otra vez bien húmeda. Con pelitos negros esparcidos por allí. Martín puso uno de sus dedos en esa parte, y sintió como se deslizaba la yema de su dedo por la tela. “Ufff esto es demasiado” Se la llevó a su cara para aspirar la droga que más le gustaba. Que olor tan profundo! Iba a tocarse pero se recompuso. Aún con la bombachita de Florencia en su mano, buscó en el montoncito de ropa de su otra hermana. Sacó de encima la remera, el suéter, el pantalón, el corpiño, hasta que identificó el objeto del deseo. “No puede ser” Dejó la bombacha de Flor a un lado, y juntó con ambas manos la prenda de Agustina. La estiró bien ante su vista, para verla en su forma original. Una tanga purpura, con detalles como puntitos en blanco. El muchacho se quedó estupefacto. Se dio cuenta que estaba tirando demasiada agua la ducha, asique se apresuró. Observó con detenimiento la tanga de Agustina y buscó en su interior. Vió cómo la parte inferior era delgadísima! Si bien las que veía a menudo eran pequeñas, ésta lo era aún más! La parte de la tanga que cubre la vagina era muy fina, y esto llevaba al muchacho al éxtasis de placer. “Apostaría a que se le mete toda” No estaba húmeda, ni nada por el estilo. Se la llevó a la cara para sentir el aroma, y sí que lo tenía. La parte de tela que tocaba la vagina de Agustina desprendía un aroma a hembra igual de fuerte que el de Florcha. El muchacho se quedó sintiendo ese olor, hasta que las dejó donde estaban, para no levantar sospechas por si alguien entraba. Y se metió a la ducha. Se baño lo más rápido que pudo: jabón, shampoo, y en unos minutos estaba listo.
Se secó todo el cuerpo, y antes de vestirse, volvió a buscar la bombachita de Flor y la tanga de Agustina. Se sentó en el piso sobre la toalla que había usado para secarse, tomó las dos prendas íntimas con la mano izquierda, y se las llevó a la cara para estimularse como más le gustaba. Con la mano derecha se masturbaba. Luego de sentir ese olor embriagante, imaginaba a sus hermanas. Recordó la pose de Flor cuando estaba limpiando el mueble, puesta como perrito, y se imaginó a Agustina con las piernas abiertas, mostrando la concha… Apresuró los movimientos manuales y terminó llenando el borde de la bañera con espeso semen caliente. Lo limpió con papel higiénico, tuvo que cortar varias veces para limpiar todo lo que había soltado. Ya había quedado “como nueva”. Enseguida entraría mamá a la ducha, pero por suerte no se notaba que alguien se había hecho una estupenda paja. Ya también puso las telas femeninas en donde estaban, y termino de vestirse para salir muuucho más relajado y a dormir cómoda y placenteramente. El hecho de ir a bañarse era más placentero que nunca. En los ratos libres, en vez de pensar sobre las chicas de clase, pensaba en sus hermanas. Con el correr de los días, se iba interiorizando más y más sobre ellas. Casi siempre aguardaba a que ambas se ducharan, y luego lo hacía él para tener las prendas de las dos féminas. Después de varios días repitiendo el ritual, se fue dando cuenta de algunas cosas. Ambas usaban las mismas bombachas. Muchas veces se encontraba con que una de las chicas había usado una bombachita que ya había usado la otra. Esto había sucedido varias veces, en donde el chico encontraba las prendas que había usado Flor un día, y después la encontraba en la ropa de Agustina. Y también descubría que las bombachas y tangas que usaba Florencia estaban casi siempre más mojadas que las de Agustina. No era una regla fija, pero era más o menos así. Además en las de Florcha casi siempre encontraba algunos pelitos oscuros, mientras que en las de Agustina casi nunca los encontraba. Así se fue imaginando muchas cosas en sus fantasías. Cuando pensaba en Florcha, se la imaginaba con la concha peludita, y a Agus toda depilada.
La obsesión comenzaba a hacer mella en el adolescente calenturiento. Eran familia, y por lo tanto muchas veces las chicas andaban con poca ropa por la casa. Momentos en donde salían de la ducha, o tenían que cambiarse, o llegaban del colegio o uni y se desvestían rápidamente para cambiarse. No les importaba que estuviera Martín viéndolas, pues nunca se hubieran imaginado como las miraba su hermanito. Hasta el momento, las chicas seguían viendo al “enano” como eso, el hermanito pequeño. Desde siempre, toda la vida había pasado eso. En la casa eran todos familia y andar un rato con poca ropa no era nada raro. Un día, estaban desayunando, Martín, y a su lado Agustina. Florcha todavía estaba en la cama, y mamá en el baño. Agustina tenía puesta la ropa de dormir, una remera mangas largas estirada y vieja, desteñida, y un pantalón también largo. Estaba muy apurada, pues para la uni tenía que caminar muchas cuadras y siempre salía de casa antes que los demás. Estaba retrasada con el tiempo y se fue apurando. Fue hasta su habitación y trajo a la cocina la ropa que se iba a poner hoy, estaba parada al lado de Martín, quien estaba sentado tranquilamente tomando su té. La chica bebió un sorbo de café, puso la taza sobre la mesa, y se quitó la blusa de dormir, quedando en corpiño. Un corpiño muy lindo, por cierto. Color piel, aunque a Martín le importó poco, porque espiaba de reojo a su hermana mientras se cambiaba a su lado. Le veía las tetas de costado, como se movían en ese corpiño ajustado, mientras el pelo casi rubio caía sobre su cuerpo. Esas tetas grandes y redondas querían zafarse del corpiño a cada movimiento… qué espectáculo le estaba brindando su hermana mayor sin siquiera darse cuenta. Se colocó una blusa, seguido de otra, y una campera. Bebió otros sorbos de café y ahora se quitaba el pantalón. Con ambas manos a los costados de sus caderas, tomando el elástico del pantalón, se lo bajó rápido hasta llegar a los tobillos, y con ayuda de sus pies, se los quitó. Martín aprovechó para mirar de nuevo a su costado, y Agus se agachó para agarrar el pantalón del piso, cuando fue hacia abajo con sus manos para tomarlo. Durante esos pocos segundos, su hermana había quedado con las piernas estiradas pero con el torso hacia abajo para juntar la prenda de dormir, y había quedado en franca posición sexual. Martín observó todo aquello casi moviendo levemente la cabeza al costado, y vio como durante unos pocos segundos Agustina estaba con la bombacha blanca toda metidita en la cola y agachada, por lo cual durante unas décimas de segundo pudo verle más abajo,
como con la presión de estar agachada, se le marcaba levemente la chocha en la tela! Fue durante milésimas, pero esa imagen iba a quedar grabada en su mente. Le pudo ver la parte donde la bombachita le cubría la concha y encima estaba marcadita! Se le veía bien la rajita marcada en el medio y a ambos costados los labios abultaditos. Obviamente el muchacho no reaccionó, y siguió con la taza de té como si nada hubiera pasado. Enseguida Agustina se puso el jean, se acomodó el pelo, y se puso las zapatillas para marcharse mientras se terminaba el café… Poco que decir sobre lo que sucedió apenas Agus se fue. Martín se fue al baño a cepillarse los dientes y… hacerse otra tremenda paja recordando lo que había visto. Pues ese mismo día, tras la escuela y todo el transcurso de la tarde, llegó a casa al anochecer y se metió a bañar como cada día. Buscó en el rincón de la ropa y encontró solo ropa de una de sus hermanas. Se acercó más y se dio cuenta que era de Agustina. No le fue difícil encontrar la bombacha. La que había visto esa mañana cubriendo como podía tanta carne que tenía Agustina… Además miró el corpiño, y recordó la visión sublime de esas tremendas tetas moviendose! El pene le aprisionaba en el pantalón, asique se los quitó y fue abriendo la bombachita para ver el interior. Estaba muy húmeda, ese clásico brillo cubría toda la zona de tela que rozaba la conchita. Se la llevó a su nariz y sentir el olor penetrante a concha era supremo! Y el morbo de que sea de su hermana mayor mucho más. “Uffff esta empapada. Estuviste calentita? Me encanta que hayas estado toda excitada hoy.” Puso la parte mojada de la bombachita sobre su pija y se masturbaba. Embardunaba el liquido vaginal sobre el tronco de su miembro, mientras se pajeaba a ritmo frenético. Imaginaba como la conchita de su hermana desprendía toda esa humedad pegajosa en la bombacha y se moría de placer. Ya tenía toda la pija dura llena de la humedad de la chochita de su hermana mayor. Volvió a llevarse la tela a la cara para olerla, mientras su mano se deslizaba a lo largo de su joven pene con todo el líquido viscoso de su hermana. Empezaron a salir los brotes de leche para todos lados… cayeron sobre sus piernas, el piso, algunos llegaron a la pared… puf! Todo ese ritual de instinto animal era algo de otro mundo. Después de semejantes pajas
se quedaba muy relajado… era terriblemente satisfactorio hacerlo con las bombachas de sus hermanas.! Obviamente ya la moral la había perdido… todo pasaba por sus hermanas y su ropa interior. Cada vez que entraba a bañarse conocía de cual de sus hermanas eran las tangas, sabía que ambas usaban las mismas, y se masturbaba a consciencia. En una ocasión, estaba la tarde bien fresca cuando Martín estaba haciendo la tarea de la escuela. Florcha pasaba por allí, con su ondulado pelo negro, una campera y su calza ajustada negra resaltándole ese tremendo culo… —¿Cómo va eso enano? —Complicado Flor…¿vas para gimnasia? —Sí! —Yo en un rato también voy. Se despidió del chico con un beso, siempre tan amable con él. El muchacho se cansó de tanta tarea y fue también al gimnasio para despejarse un rato. Ya una vez en el lugar, comenzó con su rutina. Se detuvo para descansar unos momentos, observando todo el movimiento allí. Saludó a los conocidos que estaban entrenando. Y las chicas también haciendo ejercicio. Terminó con su programa en el gimnasio ese día, se puso la campera y se quedó a un costado observando a las chicas disimuladamente. Las veía como siempre, pero ahora en vez de esas, se imaginaba que eran sus hermanas. Regresó a casa. —Buenas.. ya llegué Flor estaba en su cuarto, mamá no había llegado aún a casa y Agustina estaba en la cocina. —Me baño yo o vas vos Agu? —Andá vos enano.. —Ok Se metió en el baño, abrió la ducha y por supuesto fue directo a la ropa de Florcha. Arriba de la calza se posaba la tanga púrpura! Esta vez la había usado Florencia. El chico hizo lo de siempre, y se percató de que la tanguita estaba mojadísima.
“Estuvo duro el entrenamiento? Parece que transpiraste toda la concha, Flor…” Ni que hablar del olor a vagina tan morboso que desprendía esa tanga! Estaba sentado en el piso, con la campera aún puesta, con los pantalones y bóxer bajados, haciéndose una paja con la tanguita recién usada de su hermana Florencia en la cara. Estaba en eso, cuando… —¡Qué estás….?! – Florcha había entrado al baño y descubierto todo! Florencia creyó que como la ducha ya estaba abierta, el muchacho estaba dentro… ahora estaba parada en la puerta como de piedra observando como su hermanito tenía una mano en su pija parada y la otra en su propia tanga. Capitulo V: negociando Se tapó como pudo la pija con la mano con la que se estaba pajeando, y la mano que tenía la tanga la escondió debajo de una de sus piernas. —Que pasa?— Preguntó Agustina desde la cocina, tras haber escuchado como Florencia casi gritó al preguntarle a su hermano que estaba haciendo. Tras unos segundos de silencio: —…..…Nada.— Dijo Florcha mirando al muchacho con la cara mas roja que un tomate! La chica no podía entender lo que veía. Bajó su mirada, se quedó mirando al suelo muerta de vergüenza, cuando el chico atinó a decir algo: —Perdon… —ESO QUE TENÉS EN LA MANO ES MI TANGA!!??. SOS UN ENFERMO DE MIERDA. Ya vamos a hablar seriamente de esto después, a solas. Tenés mucho para explicar pendejo maleducado. Te salvas que está tu hermana en la cocina. Florencia cerró la puerta del baño con todo y se fue a su habitación… El chico estaba shockeado. Todo se arruinó. Todo por ser tan confiado… todo por creer que no pasaría nada! Si tan solo… si tan solo hubiera cerrado bien la puerta… Se le bajó el miembro de golpe, se le había ido toda la excitación de un plumazo. Se metió a la bañera con la cabeza hecha un lío y pensando en qué excusa iba a decirle a su queridísima hermana. Esto era el fin.
“¿Y si le dice a Agustina? Peor. Y si le cuenta a mamá? Estoy jodido. Que hago?” Trató de estirar al máximo la ducha, y ganar minutos pensando. “Qué le digo?” Cerró la canilla y había que hacer frente a la situación. “Qué más da…lo único que espero es no ver a toda la familia en la mesa esperándome para explicar lo sucedido… ojala Florcha no le haya contado a nadie” Mientras tanto, Florencia estaba en su habitación. Trató de ponerse a estudiar, pero le era imposible. Lo que había visto era… era muy raro! Estaba muy enfadada, pero con el paso de los minutos se iba calmando. Estaba acostada en su habitación dándole vueltas a lo que había pasado. No tenía muy en claro que iba a hacer.. quería hablar con su hermano para aclarar la situación y ponerle los puntos. El muchacho salió a paso lento y se alivió al ver que ni Agustina ni su madre lo miraban raro… al menos Florencia no les dijo nada! Pusieron la mesa, y mientras cenaban, Florencia no sacaba ojo de encima de Martín, que trataba de no mirarla a la cara. Quería desaparecer! Sentía su mirada amenazadora y pesada sobre él. Tendría que tener un cuento bien preparado… que por supuesto no tenía. Luego de la cena, mientras Agustina se quedaba en la mesa de la cocina con sus apuntes universitarios para estudiar antes de ir a la cama, el muchacho se fue a su habitación. Florencia aprovechó… fue hacia su cuarto, pero en vez de detenerse en su puerta y entrar, siguió por el pasillo e ingresó al de su hermano para buscar explicaciones. Podía verlo por la tenue luz de la notebook que el chico estaba usando. Estaba acostado en la cama. Inmediatamente cerró la pc y prendió la luz de la mesita. Florcha caminó hasta su cama y se sentó en ella, al costado de su hermano menor. Martín podía verle los profundos ojos oscuros a su hermana que casi daban miedo… Mientras se miraban fijamente, empezó a hablar: —Me podés explicar qué estabas haciendo? —…….. —No respondió. —Hey.! Te hice una pregunta. Contéstame!. —Supongo que ya sabes. Me estaba haciendo una paja y ya, contenta? —Shhhhhh. No digas esas palabrotas pendejo cochino. —Bueno… me estaba “masturbando” si así te gusta. —Esta bien. Sé lo que estabas haciendo. Ahora quiero que me respondas claramente: lo que tenías en tu cara era mi tanga? —……Sí. —Sí? Eso nomás vas a decir? —No sé qué más querés que te diga. Es la verdad… entiendo que no me hables más de
ahora en adelante, ojalá no le digas a nadie, me da mucha vergüenza y te pido perdón. No sé que más decir. —Mira enano, no sé que hacías ahí, tampoco fue mi intención invadir tu privacidad. Lo tuyo es tuyo y podes hacer lo que quieras, pero creo que me debes una explicación.. esto es difícil para mí, no soy tu madre ni tu padre para regañarte, y no quiero hacerlo, pero… —Flor… —Escúchame: soy tu hermana, y entiendo perfectamente lo que estabas haciendo. Podes… podes hacer eso… son tus cosas, tu privacidad… pero.. que se yo, estoy yo acá… voy a ser clara.. masturbarte es algo normal…no hay ningún problema con eso, ya se me fue el enojo, pero lo que no te voy a permitir es que hagas según que cosas con mis tangas… ¿Qué estabas haciendo con mi tanga en la cara? —Flor, me gustaría tener una excusa, o algo.. pero.. voy a ser completamente sincero. Pero te vas a enojar mucho. Bueno… es que… cuando me.. me mas..cuando me masturbo… —Lárgalo pendejo, en serio no me enojo… si seguís sin decírmelo si me voy a enojar! Dale antes de que Agustina o mamá vengan a ver que pasa. —Bueno… es que cuando me masturbo… me gusta hacerlo con tus tangas… es decir, no solo las tuyas, sino las de Agu también… —¿Te gusta masturbarte con mis tangas? –Florcha no entendía nada. —Sí… es difícil explicarlo, pero… no sé, un día, estaba haciendo eso… o sea, ma.. masturbándome –Martín cada vez que hablaba de eso miraba a su hermana con gesto de miedo y buscar aprobación de ella para seguir— y agarré una de tus.. tangas.. y.. me gustó mucho. —No entiendo. Y porqué la tenías en la cara? —….. —Respóndeme! —…Uff, es por el olor que tienen… me las pongo así en la cara para olerlas… me encanta el olor que tienen. Florencia por un momento no podía creer lo que estaba pasando. Abrió los ojos sin creerse lo que escuchaba. —Oles mis tangas??!!!!? Mientras te masturbas?!?!?!? Vos me estas jodiendo? Es que... VOS ESTÁS ENFERMO. Tenes que hacerte ver, pendejo de mierda. Como podes hacer algo así? Somos hermanos!!!! –Florencia trataba de gritar en voz baja para que nadie escuche— —Yo… yo.. perdón, Flor… entiendo que no me hables más, que te enojes conmigo… entiendo todo… pero perdóname por favor. —No entiendo como hacés algo así… es.. ES ASQUEROSO!! Nunca escuché algo igual… no sé que decir. —Dejame explicarte… es que cuando siento el olor de tus tangas… me pone.. bueno, me pone caliente por así decirlo, no sé porqué, ni yo mismo lo entiendo, pero es así.. sentirte el olor me enciende… y acabo enseguida. —Pendejo cochino… sos asqueroso. No lo puedo creer. Martín estaba cabizbajo al borde del llanto. —Es la verdad… Por favor no le digas a mamá… ni a Agustina… porfa Florcha… voy a hacer lo que sea para enmendar mi error, te lo suplico.
—No, no le voy a decir a nadie… pero entendeme… como crees que debo actuar al saber que mi hermanito se masturba con mis tangas? Mi propio hermano! Sos un depravado! —Lo sé.. tenes toda la razón… soy de lo peor. Cuando lo hago sé que esta mal.. lo sé, pero es que… es que el placer es tan grande que no puedo! —Madre mía. Lo puedo llegar a entender de tus amigas… de tu novia cuando tengas… pero encima de tus hermanas?! Es que estás loco. —Flor… escúchame porfa. —No.. ya sé… no me tenes que decir más nada… entiendo que estás creciendo, que todavía sos chico… estás descubriendo tu sexualidad… puedo llegar a entenderlo desde ese punto… —Sí, es que ustedes son las únicas chicas que tengo cerca… las de mi escuela no me dan bola, y me faltan muchos años para tener novia. —Bueno pero eso les pasa a casi todos los chicos de tu edad, y no creo que se masturben con las bombachas de sus hermanas…entiendo que quieras aprender cosas del sexo opuesto, pero no sé si esta sea la manera adecuada… —Ya.. nada justifica mi error, pero… necesito que me perdones y no se lo cuentes a nadie… —Que se yo… yo te perdono… quiero decir, no hay nada que perdonar… ya no estoy enfadada. Entiendo que estés pasando por un momento de crecimiento sexual, todos lo pasamos.. en fin, supongo que al fin y al cabo no mataste a nadie. —Gracias Flor, no merezco que seas tan buena conmigo. —Mirá, si querés preguntarme algo sobre la sexualidad, yo te puedo responder algunas cosas… no sé.. digo para que dejes de usar mis bombachas para masturbarte aunque sea! —En serio?, como quieras… o sea, si vos querés.. te lo agradecería mucho. —Bueno, me voy ya a dormir, mañana tengo un día pesado. Uno de estos días hablamos de eso. —Bueno, perdón de nuevo, Flor, y gracias por ser la mejor hermana del mundo. Florencia se fue a su cama habiendo aclarado la situación. No lo podía creer. Le pareció algo aberrante… pero no quería retar a su hermano. A su “enano” como ella lo llamaba con cariño. Para Martín las cosas habían empezado terriblemente pero al final todo fue mejor. Aliviado de que no haya pasado algo grave. Ahora compartiría algunos “secretos” con su hermana. Florencia se fue a dormir pensando en lo sucedido. “Cómo le puede gustar oler mis tangas para masturbarse? Eso le gusta? Le gustará a todos los chicos? Que asco”. Al día siguiente, en el desayuno familiar, nada hacia pensar que Agustina o su madre sospecharán algo. A pesar de que Florencia en un momento de la conversación de la noche anterior con su hermano menor se sintió casi horrorizada con lo sucedido, a medida que iban pasando las horas, poco a poco ese sentimiento se le fue yendo. Dejó de darle tanta importancia. Pensaba que al fin y al cabo no era tan grave…que quizás ella lo había exagerado. Que su hermano disfrute su sexualidad como quiera. Esa mañana en la escuela, sin prestar atención al profesor, se puso a pensar en porqué a su hermanito le gustaba hacer eso.
“¿Qué de especial pueden tener mis tangas?” Al pensar en toda la situación, sintió un leve cosquilleo en su entrepierna. Se asustó. Luego ya en casa, esa tarde estaba asqueada de revisar los ejercicios de matemáticas, que tenía que llevar hechos el lunes a la escuela. Le iba bastante bien en la escuela, pero en matemáticas era de terror, era su peor materia. No había forma de que supiera hacer esos problemas matemáticos. Estuvo largo rato quebrándose la cabeza para poder hacerlos, pero no había forma. Podía llamar a alguna de sus amigas, pero era todo un fastidio. Ya las había molestado tantas veces con las tareas de matemáticas que pensó que no quería molestarlas otra vez. Pidió ayuda a su hermana Agustina, quien desistió porque se iba a la uni enseguida…. Tampoco es que ella supiera mucho de mate. Martín llegó a casa luego de estar de un amigo, abrió la heladera para beber una lata de coca—cola, mientras hablaba a Flor, que la veía con cara de enojo moviendo el lápiz con sus dedos: —Te pasa algo? —Sí, que ya estoy harta de éstos ejercicios… no los sé hacer, y tengo que llevarlos completos para el lunes. —Y que pasa si no los hacés? —Repruebo.. ya, me la llevo. Vengo con la nota baja y no puedo fallar en lo más mínimo hasta fin de año. —Querés que te ayude? —En serio? —Sí… así también te devuelvo la mano que me diste con guardar el secreto ;) —Jajaja, bien, me parece justo. Más que ayudarla, se los hizo completos. Martín, como se mencionó al principio del relato, no era un, como se les llama coloquialmente, ‘nerd’, pero sí era muy responsable y estudioso para la escuela. Nunca había reprobado, y se lo tomaba muy en serio. Los ejercicios de matemáticas que le daban a su hermana mayor, les resultaban relativamente fáciles al muchacho, la cual era su materia favorita y predilecta, donde rozaba el 10 de promedio. En unos 15—20 minutos, el chico terminó con los ejercicios sin mayores problemas. —Si hubiera sabido antes que eras tan bueno, no estaría reprobando matemática, jajaja. Gracias hermanito. —Jajajaja. De nada, Flor. —Ah, y sobre lo que hablamos anoche, ahora que estamos solos… sentite libre de preguntarme alguna inquietud que tengas.. no tengas vergüenza. —…Gracias por tu confianza, hermana. Por ahora no se me ocurre nada.. tampoco quiero incomodarte.
—No me incomodas, en serio. Me voy a bañar que tengo que salir.. pórtate bien, sabes a lo queme refiero, eh. —Sí. Florencia se fue a la ducha. Se quitó la blusa… el corpiño, dejando salir libres ambas tetas, pequeñas pero redondas, jóvenes y firmes, con el ondulado y oscuro cabello cayendo sobre ellas. Se quitó el jean, las zapatillas, y se bajó la bombacha, de manera que su pobladito pubis peludo quedó a la vista a la luz del baño., trató de meter la bombacha recién usada debajo de la ropa… se preguntó si su hermano la obedecería… por lo pronto no quería contárselo a Agustina. Poco importó donde estuviera, pues cuando se fue a duchar Martín, revolvió toda la ropa para encontrar la bombachita, y hacerse una soberana pajota a la salud de su hermana. Así los días fueron transcurriendo… había días en los que el muchacho se contenía como podía y no las tocaba, pero a veces era irresistible… estaba rompiendo el pacto con la buena de su hermana que tanto lo había comprendido. Pero llegar al baño, y ver encima de la ropa de Agustina, una tanga mojada, era imposible de resistirse. Además de las tangas, imaginarse que tan solo hace unos momentos las llevaban puestas sus hermosas hermanas, era re morboso! De solo pensar que hace pocos minutos, esa tanguita finita estaba toda metidita en la concha de la diosa de Agus… con un par de movimientos sobre su pene, ya tenía el satisfactorio y placentero súper—orgasmo, mientras sentía el olor de esa tanga húmeda, proveniente de la chocha adolescente y caliente de su hermana mayor. Le daba igual que fueran sus hermanas. Ya las veía como chicas, encima estaban una más partible que la otra… las chicas de sus sueños vivían en su propia casa. El hecho de que sean sus hermanas solo le agregaba un morbo y una calentura suprema. Poco a poco se fue convirtiendo en eso. Los días del muchacho tenían su punto álgido cuando se bañaba. Por suerte la primavera iba llegando, y con ello los exámenes finales para Florencia. Su último año en la escuela antes de ir a la uni. Últimamente andaba preocupada, por las ya comentadas dificultades en aprobar una materia. Sabía que si no aprobaba, tendría graves problemas para ingresar a una universidad. Una de esas tardes, tras renegar con la tarea, Florencia salió con sus amigas a la plaza a tomar mates y charlar como siempre. Estaban sentadas en el césped, con el tibio sol primaveral dándoles de lleno a las chicas, mientras conversaban de la novela que miraban asiduamente algunas de sus amigas.
Florencia se cansó de oírlas hablar de esa novela que ella la encontraba aburrida y sin sentido: —Basta de hablar de esa novela… es absurda! —Bueno… querés que hablemos de que? De tu novio invisible? –Dijo Ana, una de sus amigas, entre risas de las demás. —Jajaja…no seas forra. Y vos de que te reís si tampoco tenes novio??? –Dijo Florcha a su otra amiga, Lucía. —Bueno pero ella al menos ya tuvo y lo desechó por tarado… vos no nos contás nada sobre con quien andas! –Respondió la bella Ana. —Con nadie, con quien querés que ande. —Bueno, no tenés mucho para elegir.. pero alguien te debe echar un ojo. —…Puede ser… —¡Florencia! YA, urgente habla querida! Jajajaja. —Jajajajajajajaja, nah… —Dale, quien es? Lo conocemos? —Sí, lo conocen… —Uyyy… decinos! Dale… —Jajaja, no, por ahora no les digo nada. Y nunca se van a imaginar quien es… Tras varios minutos en donde sus amigas quisieron sacarle el nombre del muchacho en cuestión, Florencia no respondió… Rato más tarde arribó a casa. Se agachó para abrir un cajón del mesón del mueble de la cocina para guardar el termo y el mate, se dio vuelta rápido y se dio cuenta como su hermano, parado en la puerta, le estaba mirando el culo con descaro. No era la primera vez que lo cazaba mirándola… pero disimulaba que no lo había visto y no le decía nada… Se fue a la ducha, y cuando se quitó la ropa, dejó la tanga que llevaba puesta abajo de toda la ropa, para que su hermano no la vea, aunque no sirviese de nada. En fin, ya luego salió a hacer unas compras, y volvió a casa. Estaba en facebook hablando con una amiga por Chat, cuando le dijo “ya vuelvo”. Le dieron ganas de ir al baño, y en ese momento se estaba duchando su hermano. Tocó la puerta un par de veces y le dijo: —Puedo entrar? Tengo que ir al baño… —SÍ Martín respondió con un tono de voz alto para que se escuche… Florcha abrió la puerta, se bajó el jean y la bombacha y se sentó en el inodoro. Mientras su tierna y adolescente vagina desprendía la orina, solo se escuchaba el ruido del agua de la ducha cayendo sobre la bañera al otro lado de la cortina, a escasos centímetros de ella.
Florencia, aún orinando, puso su vista en el rincón de su ropa que hacía unas horas se había quitado para ducharse. Observó como la tanga que había usado estaba arriba de todo. —Che… —Qué?—Respondió el muchacho enfrascado en su lucha para sacarse el shampoo del pelo. —Agarraste mi tanga? —………………—El chico se quedó mudo. —En qué habíamos quedado? —Perdón… —Pero por lo menos sé más cuidadoso… encima me mirás la cola todos los días… disimula querido… imagino que no andarás así con otras chicas, porque un día te van a dar un sopapo. —En serio? Dios mio Flor… no lo puedo creer.. perdoname, en serio… no es con mala intención, yo solo… —Ya.. –interrumpió Florcha mientras pasaba papel por su vagina— te estás pasando… si seguís así voy a tener que decirle a mamá. —Nooooo, no por favor hermanita eso no… por favor, no le digas a nadie. —La otra vez dijiste lo mismo.. si se lo digo a mamá es por tu bien, no creo que sea saludable que sigas haciendo estas cosas… te lo digo como consejo de hermana, no te enojes. —NOOO POR FAVOR HAGO LO QUE SEA, por favor decime que puedo hacer para arreglar esto, pero por favor no le cuentes a nadie… —Está bien, no digo nada, pero.. ¿Yo que obtengo a cambio? —No sé, qué querés que haga por vos? Lo que sea Flor. –Martín ya estaba desesperado en la bañera. —Agradecé que te agarré en un día bueno… y que soy comprensible, porque hacer las cosas que hacés con tu propia hermana… no sé cuantas como yo te estaría guardando el secreto. —…..Sí, lo sé! Y te lo agradezco tanto… Puedo hacerte todas las tareas de matemática, y ayudarte a estudiar! Así no tendrás problemas para aprobar! Florencia se puso de pie, volviendo a subirse la bombachita y el jean. —Mmm.. interesante. —Qué decis? Es una buena oferta? —Jajaja… bien, me parece bien. Ahora cuando salgas del baño podés ir empezando… —Gracias, Flor. Martín respiró aliviado. “Segunda vez que me caza… si es que más tarado no puedo ser!” Tocaba hacer problemas de matemática… dentro de todo pensó que la sacó barata. Que su hermana le diga a mamá de aquello podía ser el fin del mundo. “Me echan de casa” se dijo a sí mismo. Apenas salió del baño, su hermana le había dejado la carpeta abierta en la mesa para
que empiece. Lo tenía cazado de las pelotas! —En serio no sabés hacer esto? Es re fácil.—Dijo Martín mientras empezaba a escribir. —No te hagas el canchero, pendejo…—Respodió Florencia mientras se divertía con su ipod. —Cuando tenés el examen? —En… 2 semanas. Me vas a tener que enseñar mucho enanito. —Tranquila, vas a aprobar de taquito! Unos minutos después, el muchacho cerró la carpeta. —Ya está???? —Sí, Flor. Cumplí con lo de hoy… cuando empezamos a estudiar? —No sé. Fijate en mi carpeta los temas, y después decime. —Dale. Se levantó del sillón y se fue a preparar la mesa para cenar. El chico nuevamente la observó caminando de espaldas a él, moviendo la cola a cada paso. “No podés tener ese culo…” Para el chico era demasiado. Entre las tetas de Agustina, la cola de Florcha, y las tangas húmedas, el aroma de ambas conchitas… era difícil no vivir con la pija parada. Tenía tantos estímulos, que casi siempre estaba caliente. Apenas terminó de revisar los temas a enseñar a su hermana, llegó Agustina a casa. —Como está mi hermanito lindo? –Lo saludó agachándose para darle un beso, con las tetas colgando sujetadas por el corpiño enfrente de la cara del muchacho. Era una tortura. O una bendición… Más tarde, Martín le dijo a Florcha que tendrían que ir empezando cuanto antes a estudiar. Que eran varios temas, pero según él, serían relativamente fáciles de enseñar, y que no tendría problemas para aprobar. — Ok, mañana podés? —Preguntó Florencia a su hermano. — Sí, pero después de las 5. — Perfecto, yo a esa hora salgo de inglés. La familia cenó con normalidad y todos se fueron a descansar para un nuevo y cargado día. Ya a la siguiente tarde, Florencia desde su habitación llamó a su hermano, para empezar a estudiar. El chico ingresó al cuarto de sus hermanas. Tenían varios posters pegados en las paredes con cosas de chicas... hacían varios años que estaban allí colgados.
Florcha estaba acostada boca abajo en su cama. Al lado, a escasos centímetros, estaba la cama de Agustina. La luz de la mesita en medio de ambas camas, alumbraba bastante bien. — Acá vamos a estudiar? —Preguntó Martín mientras le miraba el culo a su hermana, apretado por el jean oscuro. — Sí... es más cómodo. Algún problema? —No.. está bien. — Ok, sentate acá.—Florencia se corrió a un lado, y con la mano hizo el gesto para que Martín se siente en su cama, a su lado. El chico se sentó en la cama de su hermana, a su lado. Hacía bastante tiempo que no entraba a la habitación de Agustina y Florencia. Iba más seguido cuando todos eran más pequeños, y se ponían a jugar a algo. Florencia abrió la carpeta y sacó las hojas que iban a estudiar. —Todo tuyo… enséñame.—Florcha le entregó las hojas. —Bueno, esto es así… Y así empezó a enseñarle los temas a su hermana. Tras una hora y media de estudio, Florencia decidió que era suficiente por ese día. Además ya notaba que empezaba a progresar, y todo gracias a su hermanito! Guardó la carpeta y se levantó de la cama: —Gracias enano!—Dijo Florcha, dándole un beso en el cachete a Martín. —De nada… además recordá que te tengo que devolver el favor por lo que estás haciendo por mí. —Bueno, tampoco te lo tomes tan a pecho. —Es lo justo. Por cierto, y sobre eso… quiero preguntarte, o pedirte algo. —Decime.—Flor lo miraba con cara de niña buena. —Puedo… seguir haciéndolo? Quiero decir… si no te molesta… sino no hay problema… no quiero que te enojes..porfa.—Dijo Martín casi temblando. —No sé… si te gusta tanto…que se yo, me da un poco de vergüenza, en serio te gusta tanto? —Sí, mucho. Pero si te molesta, te juro que no lo hago más. —No… lo pensé un poco, y me cuesta entenderlo, pero… si vos querés, yo te guardo el secreto. Aunque te sigo diciendo que me parece asqueroso… —Muchísimas gracias, Flor. De verdad. —Bueno… supongo que es un buen trato. Yo te guardo el secreto y te permito seguir haciendo eso, pero vos me ayudas con toda la materia. —Sí! Me parece perfecto. Tras esa conversación, salieron de la habitación. Todo marchaba bien, y Florencia sabía que no debía arriesgarse a que su hermano la deje de ayudar con la materia, para aprobar con seguridad y poder ingresar a la universidad. Y permitiéndole seguir con aquello a su hermano menor, se aseguraba eso. “Tampoco es para tanto” pensaba. Florcha esa tarde se fue a bañar, y cuando se estaba quitando la ropa, se acordó de su
hermano. Se quitó la bombacha y la dejó arriba de toda la ropa, lista para él. Apenas salió ella, ingresó él, y se le aceleró el corazón cuando vio la bombacha negra de su hermana a simple vista. La tomó, y se llenó de su olor para hacerse una paja. Adoraba su humedad. Esto se repitió los siguientes días. Florencia dejaba sus prendas encima de toda la ropa, pues ya sabía que haría su hermanito con ellas después. Martín se dio cuenta del cambio, y se daba placer con el consentimiento de su hermana. Uno de los días en que ambos estaban estudiando en la cama, tras varias horas de estudio, empezaron a hablar del tema: —Bueno, ya es hora de irme, tengo inglés.—Florencia mirando su reloj. —Ok. (Bostezo largo y profundo de Martín) —Porqué esa cara hermanito? Gracias por la clase. —Por nada… estoy aburrido. —Bueno, vas a tener tu premio ahora, ponete contento. —Ja… ya me cambió la cara, gracias!! —Ay… es increíble lo tuyo eh. Te puedo hacer una pregunta, ya que estamos solos? —Sí.—Martín agudizó sus sentidos. —Cómo es el procedimiento? O sea… que hacés para masturbarte con mis bombachas? Martín miraba a la cara a su hermana en su cama, a escasos centímetros. Ante la pregunta, su miembro se puso duro. —En serio querés saber? —Sí! Tenía una erección de caballo, y empezaba a preocuparse de que ella lo notara. El muchacho tragó saliva. —Bueno, me encanta entrar al baño y ver tus bombachas ahí, o las de Agustina… antes no era así, quiero decir, hace relativamente poco empecé a hacerlo. Agarro la bombacha y me excita mucho saber que la tenías puesta, y sentir el olor que tienen… me excita muchísimo el olor. Me empiezo a masturbar oliéndola y acabo enseguida…no estás molesta? —No… la primera vez que te agarré en el baño y me dijiste que te hacías la paja con mi tanga –Martín al escuchar esto, sintió como la pija le iba a estallar—, no creas que me pareció normal… no entiendo como puede gustarte eso… en serio. —Como te dije… no lo entendés… Flor, no le contás a nadie, no? —A quién querés que le cuente hermanito? Le voy a decir a alguien que le doy mis bombachas a mi hermano para que se haga pajas oliéndolas! Pensá nene! —Jajajajaja, sí, tenés razón. —Ay… en fin, me voy a duchar. Salieron de la habitación, y la chica se metió al baño. Al bajarse la colaless, se sintió extraña. Algo excitada. Miró la mancha de humedad de su propia prenda y se imaginó como su hermano se masturbaría con ella. Dejó la bombachita a la vista y se metió a la ducha con la mano abajo. Tras tocarse el pubis peludito, palpó con dos deditos su conchita y la notó húmeda. Se estremeció. Quería olvidar ese episodio, pero… seguía
afuera de la bañera, desnuda. Le encantaba tocarse la concha y sentirla toda viscosa. Se llevó los dos dedos a la lengua para pasarles saliva, y se los pasó por su ya inflamadito clítoris. —Mmmmmmmmm –Gimió en voz baja. Sabía que si continuaba, tendría que desahogarse. Se detuvo y se metió a la bañera, tratando de olvidar lo sucedido. Lo que hace pocos días le parecía una asquerosidad, ahora no lo era tanto. Su ingenuidad en el sexo, su desconocimiento e inexperiencia, la habían llevado poco a poco a compartir cosas nuevas con su hermano menor. Fue algo paulatino, realmente no se dio cuenta de hasta donde había llegado su curiosidad. Aún era virgen, y ante las burlas de sus amigas, la ponían mal de vez en cuando. Era muy bella, y con ese cuerpazo… pero ningún chico le interesaba, tampoco hablaba de estos temas con Agustina –le daba vergüenza— y encontró accidentalmente en su hermanito alguien igual a ella, inexperto en las artes sexuales, y ahora cómplices de secretos oscuros. Hasta el punto de ponerse excitada sabiendo lo que haría su hermano con su bombacha húmeda. Todos esos sentimientos florecieron durante su ducha, pero no estaba arrepentida. Ya salida de la bañera, se secó. Agarró una tanga rosa limpia y se la fue poniendo despacito y lento, disfrutándolo. Se la subió por las piernas suave, hasta llegar arriba. Le encantó sentir la tela metiéndose entre sus enormes nalgas. Sentir la tanga toda metidita en la cola… se la ajustó bien arriba para sentirla bien apretada en la concha. Estaba excitada. Apenas salió del baño, buscó sus cosas y salió por el living para irse a inglés. Saludó a su hermano, indicándole que ya tenía el baño libre. Martín terminó lo que estaba haciendo, fue a su habitación a buscar ropa, y fue al baño ya si para desahogarse. La conversación con su hermana lo había puesto muy caliente. Aprovechando que no había nadie en casa, se sacó toda la ropa y recogió la bombachita que su hermana le había dejado. Buscó la parte interior, llena de humedad vaginal. La llevó a su cara e inhaló. Que delicia… Mientras se pajeaba, disfrutaba tanto como podía del olor a concha. La de Florencia. Su hermana. No era un olor desagradable, olía a hembra, era adictivo, seductor.. y era perfecto. Lo encendía. Antes de terminar, se puso la bombacha de su hermana sobre su pene, rodeándolo, y se masturbó fuerte para derramar leche caliente… algunos chorros salieron disparados, otros cayeron más cerca, y las últimas gotas, cayeron por el tronco del pene, mojando la bombachita y llenándola de semen… Una vez saciada su calentura, tomó papel higiénico para limpiar un poco el semen de la tela. No era cuestión de que alguien se entere, y más cuando su madre recogería esa
ropa… La limpió y quedó más o menos bien… aunque estaba húmeda por todas partes, por la vagina de Florencia y por su semen! Que mas daba.. la dejó allí y se metió a la bañera. Ese día era viernes por la noche ya. Luego del incidente en el baño, en la cena mamá preguntó a su hija como iba el estudio, a lo que respondió que la estaba ayudando Martín. — Que bien hijo. Qué solidaridad. Deberian aprender ustedes eh, chiruzas jaja. —Dijo la madre durante la cena. Todos rieron. Florencia se dijo en su mente “sí mami, ni te imaginas a cambio de qué cosas me ayuda con la tarea mi hermanito...” Mientras cruzaba miradas cómplices con su hermano... Después de terminar la cena, Florcha recogió la mesa. Avisó a Agustina que le tocaba lavar los platos a ella ese día, pero la hermana mayor sacó una nueva excusa, —Me tengo que bañar ya porque me voy— asique tuvo que realizar la tarea. Mientras refregaba la esponja sobre los platos con agua caliente, Martín pasaba por allí, con el ipod en mano mientras hablaba por whatsapp con su amigo Lucas. — ¿Salís enano? — No. — Por? — Lo de siempre... Lucas no tiene ganas y para ir solo, no da. — Ay ese muchacho... — Vos? Salis? — No. Salgo mañana. — Ah. — Mañana salimos, querés? — Qué? — Ya que nunca salis, vení conmigo mañana... podemos salir juntos. — Cómo? Vos no salis con tus amigas? — Sí, y? — Que molesto... además voy a estar incómodo. — No seas tonto. En serio mañana salimos. Alguna vez tenes que salir. — Bueno... — Ah che, mañana a la mañana estudiamos, querés? — Dale... despertame cuando estés lista... me voy a dormir tarde. Voy a echar unas partidas a la Play. — Ok. Así Martín se fue a la sala a jugar unos partidos al Fifa antes de irse a dormir. Florcha terminó de lavar los platos, y se fue a la cama. Estaba agotada. Llegó a su habitación. Aprovechó que estaba sola, con Agustina bañándose, su madre ya
durmiendo, y Martín en la sala. Se despojó de su ropa, y se quitó el corpiño. Estaba sólo con la tanguita puesta, se miró al espejo grande de su habitación. Tenía los pezones algo paraditos, se fijó como algunos pelitos del pubis se le escapaban a los lados del elástico de la tanga. Se giró para mirarse la cola. Le gustó como se veía, grande, firme, redonda y con la tela metiéndose toda entre sus nalgas. Se metió a la cama así. Se sentía sucia y un poco cachonda. Se arropó bien con las sábanas y trató de dormirse. Martín se quedó jugando en la PS3 hasta la madrugada, cuando se fue a dormir. Amaneció muy caluroso el sábado por la mañana. Florcha estaba dormida cuando escuchó como su hermana Agustina arribaba a casa. Escuchó ruidos y algún golpe con la puerta, prueba cabal de que venía pasadita de alcohol. Entró a su habitación y la escuchó acostarse en su cama, a pocos centímetros de la suya. Un rato más tarde, Florencia se despertó. Los rayos de sol ya entraban por la ventana. Apenas abrió los ojos, lo primero que sintió es su cuerpo apenas transpirado por el calor que despertaba aquella mañana. Miró a su costado, como Agustina dormía profundamente, y salió de la cama. En tetas y en tanga, abrió el placard. Hacía tanto calor que prefirió no ponerse corpiño, escogió una remera blanca de tirantes para estar suelta y fresca. Tenía el escote en ‘u’ que dejaba ver el comienzo del canal de sus tetas. Buscó en la parte de abajo y agarró una calza gris. Más apretada aún si cabe que las anteriores que habían puesto como un burro a su hermano. Se puso la calza y salió de su habitación sin percatarse de que estaba tan apretada que se le marcaba toda la tanga debajo de la calza. Por último se ató el pelo con un rodete y salió para la cocina. Mamá ya se había ido al trabajo. Puso a calentar el agua y preparar dos tazas de café. Mientras el agua se calentaba, fue a la habitación de su hermano a despertarlo. Abrió la puerta y entró, el cuarto de Martín era obviamente más pequeño, con la cama pegada a una de las paredes. Las paredes eran azules, tenía una mesita con velador a su lado, y muchos posters pegados a la pared de jugadores de fútbol y coches. Florcha fue hasta un lado de la cama, prendió el velador y vió a su hermano destapado, estaba con un short liviano. Le dió unas pequeñas zamarreadas en el hombro y lo llamó para que se despertase. — Martín... enano... ya estoy. — Uhm. El chico abrió los ojos lentamente, con los brazos estirados recibiendo la luz del velador. Florencia salió y fue nuevamente a la cocina. Cerró el fuego pues el agua en la pava estaba hirviendo. Puso una cucharada de café en cada taza y sirvió el agua. Con ambas tazas en sus manos, regresó a la habitación. Las dejó en la mesita de luz mientras buscaba su carpeta. Ya finalmente con la carpeta
abierta, se sentó en la cama al lado del muchacho. — — — —
Dale dormilón! Yaaa. Acá te preparé café. Gracias hermanita.
Se puso de pie y salió de la cama. — Uf. Hace calor o soy yo? — Hace calor, está insoportable. El muchacho cogió una remera y se la puso. Florcha puso la carpeta en la cama, y se acostó boca abajo en la cama de su hermano, como había hecho las veces anteriores, haciendo de cuenta que estaba en su cama. — ¿Porqué vamos a estudiar acá? —Preguntó el chico mientras se sentaba en la cama al lado de su hermana, aún medio dormido. — Porque está durmiendo Agustina. — Ah cierto. Ya con todo preparado, empezaron con el estudio, mientras de a ratos bebían café, con la mañana surgiendo y el calor haciéndose presente. Tras unos minutos, el chico empezaba a sentir un poco de sudor en su cuerpo. Estaba sentado de costado en la cama, al lado de su hermana, que estaba del lado de la pared, acostada boca abajo, leyendo los apuntes. Martín la miró. Observó su negro y oscuro cabello ondulado recogido, la remera blanca dejando ver sus hombros desnudos, y.... Cuando miró más abajo, empezó a transpirar más. Su hermana traía una calza gris apretadísima. Se le marcaba el enorme culo de una manera descomunal. Se fijó que se le marcaba la tanga! Era demasiado... además de que la calza se le metía ya en la raja del culo y lo definía a la perfección, la tanga se le marcaba todita. Se apreciaban bien los bordes de la tanguita sobresalir debajo de la calza, y notaba que era bastante estrecha. A juzgar por la marca en la calza, apenas le debería cubrir la raja del culo y un poquitín más. Ya tenía la pija hecha un misil, apuntando al techo. El short liviano formaba una carpa difícil de disimular. — Martín... nene! Florencia lo llamó mientras Martín estaba viéndole el ojete. Giró a verla a la cara... — Qué hacés? No es temprano todavía para mirarme la cola? Aguántate unas horas... — Pe.. perdón. — Me la vas a gastar de tanto mirármela. El muchacho trató de seguir con el estudio y enfocarse en eso. Pero con semejante culazo entangado y con esa calza ajustadísima hasta el límite, era difícil.
Siguieron estudiando un rato más, mientras que el chico no perdía oportunidad de cada tanto mirarle el ojete. Florencia escuchaba los consejos de su hermano y resolvía los ejercicios cada vez con menos problemas. Se percataba de como el chico le miraba la cola todo el tiempo. Se sentía casi acosada, pero en su interior le agradaba. Se fijó en el muchacho de reojo casi, haciéndose la que estaba pensando con el lápiz en la boca, y se percató que el chico estaba con la pija parada, por la presión que ejercía en el short. “No puede ser. La tiene dura? La tiene paradita. Lo puse tan caliente que se le puso así” Sintió un escalofrío. Todavía no había visto una pija en vivo y en directo, sólo las había visto en algún que otro video que había visto hace tiempo con sus amigas. Ahora tenía una ahí. La de su hermanito. Tenía una pija parada al lado suyo. Florcha seguía sintiendo las miradas de su hermano en la cola. Y estaba empezando a excitarse con toda la situación morbosa. El calor de la mañana hacía mella en ambos. Estaban transpirando. Por el calor y por la calentura que tenían. En la habitación el aire estaba denso. — Bueno, creo que ya terminamos por hoy.—Dijo Florcha para salir del paso. Aunque aún le faltaban algunos problemas que resolver. — Ok. Florencia observó como su hermano le devoraba el orto con la mirada. — — — —
Voy a empezar a pensar que tengo algo en la cola. Sorry.. no puedo aguantar. Tengo algo o qué? No... bueno, es que se te nota...
Florencia se extraño. — Qué se me nota? — La... la tanga. Florcha trató de voltearse y mirarse —sin éxito— — — — — —
Cómo que se me nota la tanga? Bueno, es que se te nota a través de la calza. Ahh. Por eso me mirás tanto esta mañana. Ya, no pude contenerme, te pido disculpas. Vale. Es mi culpa. No te preocupes.
Martín estaba caliente como una moto. Poco a poco empezaba a pensar más con la cabeza de abajo que con la de arriba.
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En fin, muchas gracias por las clases enano. Creo que estás haciendo mucho por mí. Gracias. Flor... te puedo pedir algo? Decime. Te animas a... mostrármela?
La cara de Florencia se puso roja, y una mezcla de asustada/sorprendida. — Perdón? — No te enojes... sólo quería pedirte, si vos querés obvio, que me dejes verte la tanga un poquito... porfaa. — Vos te estas escuchando lo que estás diciendo? — Sí... y me da muchísima vergüenza pedírtelo, créeme... pero verte así... me gusta demasiado, Flor. Yo sé que esta mal y todo eso pero... estas buenísima. Estás tan buena. — Jajaja. Tan buena estoy? No mientas. — No miento, estas muy buena. Estas hermosa. — Y porqué haría eso? —Enfatizó su hermana mientras seguía jugando con el lápiz en su boca. — No sé. Porque me gustas mucho. No puedo dejar de verte esa cola tan hermosa que tenés hermanita. Sería increíble que me muestres la tanguita. Te lo agradecería mucho. — Y si las ves todos los días en el baño. — Sí pero esto es distinto. La tenés puesta y vertela puesta sería 100 veces mejor. — Pero me da vergüenza. Aparte somos hermanos.. esto es casi incesto. — Si uso tus tanguitas en el baño… que tan distinto puede ser que me la muestres ahora? A Florencia le estaba gustando el juego. — Y vos que harías por mí? —Le respondió con lujuria, mirando a su hermano a los ojos mordiendo el lápiz suavemente. — Lo que quieras.... puedo hacer las tareas de la casa que te correspondan a vos, no sé. — En serio? — Sí. Las tareas del hogar que te correspondan, las hago yo. Florencia pensaba que el chico sabía como negociar. Hacer las tareas del hogar no le gustaba nada. Era una buena oferta. — Mmmm no sé. — Dale... te hago todas las tareas que quieras. Sólo tenes que mostrarme la tanga un ratito y te librás de mucho trabajo. — Dios!.... Es una buena oferta, hdp. Sólo mostrar? — Sí..Porfaaa. —Martín puso su mejor cara de niño bueno. —.........Bueno. Todos los días que estudiemos? — Síiii. — Ok. Ese es el trato. Acá y ahora te la muestro? Florcha se mordía el labio inferior mientras sentía como su tierna chochita virgen y adolescente se tragaba toda la tanga. Sentía como estaba mojando toda la tanga, que a esa altura la sentía ardiendo metida en la concha. Estaba excitadísima.
Capítulo VI: Todo tiene un precio Martín estaba atento. Su mirada se posaba sobre la cola de su hermana. Ella, atrapada por la excitación, dejó el lápiz arriba de la carpeta, y acostada como estaba boca abajo, colocó ambas manos en sus caderas, sujetando a cada lado el elástico de la calza. Miró por última vez a su hermanito, y comenzó a bajársela. Tiró lentamente y despacito su calza hacia abajo. Lo primero que saltó a la vista fue el borde de la tanga rosada. Continuó bajando, y aparecieron sus nalgas bien grandes cada vez más descubiertas. Llegó bajándose la calza hasta el final de la cola y el comienzo de sus muslos, cuando se detuvo. El muchacho observaba todo. ¡Le estaba viendo la cola a su hermana en vivo y en directo!. La tanga era demasiado pequeña, apenas le cubría la rajita del culo, estaba casi todo descubierto. Le pareció extremadamente excitante… gordo, con volumen, nalgas bien grandes… la tanga se enterraba dentro de toda esa carne. Tenía la pija parada haciendo presión en el pantalón. Estaba tan excitado que ni se cubría su erección ya, no le importaba que Florcha se la estuviese viendo. Florencia también estaba muy cachonda, de a ratos le miraba el bulto a su hermano y por momentos deseaba vérsela, pero se contenía. —Bueno, ya es suficiente—Dijo la chica. Martín se quedó viendo. Ella volvió a subirse la calza, esta vez más rápido. Se la puso en su lugar. —Ufaa, un ratito más?? —Jajaja nooo, mañana, pervertido. Se acabó el turno de hoy. Terminaron con el estudio, y Martín aprovechó lo que quedaba de mañana para hacer las tareas del hogar.. por partida doble. Le tocó fregar el piso de casi toda la casa. Pero nada era comparable con haber visto a su hermana en tanga. Valía la pena, salía ganando, se decía a sí mismo. También cocinó el almuerzo, dejando todo listo. Mamá llegó del trabajo, y agradeció a su niño por haber cocinado. Florencia también se sentó en la mesa y llamaron a Agustina para que se despierte. La mayor acusó un clásico dolor de cabeza por haber bebido tanto la noche anterior, y se quedó en la cama. Fue transcurriendo el día, y el chico estaba muy caliente todavía, por lo que había pasado en la mañana. Tenía la cola entangada de su hermana en la mente, y se le paraba la pija a cada rato. Cuando a la noche su hermana se bañara, pensó en usar la tanga para hacerse la paja. Lo llamó un amigo, que lo necesitaban para jugar un partido, porque faltaba un jugador. Aceptó gustoso la propuesta, y se fue.
Como era de esperar, cuando regresó a casa al anochecer, su hermana Agustina seguía en la cama. Pasó por el dormitorio de las chicas y la vió allí despierta, hablando con alguien por whatsapp. Fue hasta la cocina y allí estaba Florcha tomando un té. Todavía estaba con la misma ropa que en la mañana. —Hola Flor, te vas a bañar ahora? —Hola, no, ahora tengo que irme de Lucía un ratito. Por? —Ahh… ok… nada. —Eh? Dale decime! —Bueno… es porque ahora que me voy a bañar… quería…hacerlo. —Hacer qué? —Eso! Mas..masturbarme… y quería hacerlo con tu tanga. —Ahhhhhhh. Shh que mamá o Agu te pueden escuchar. Que cochino. Cuando regrese de la casa Lucía te la doy, anda a bañarte. —En serio? Graciasss hermanita! Martín le dio un beso en el cachete a su hermana, y se metió a la bañera. Apenas se sacó el pantalón y el bóxer, le saltó el pene duro, deseoso de una buena paja para descargar tensiones… pero debía esperar un rato más. Durante el baño, se tocaba, se pajeaba pensando en la cola de su hermana con la tanguita rosada, y cuando estaba a punto de eyacular, se detenía. Salió del baño, y esperó por Florencia. Mientras tanto se entretenía en facebook. Florcha por fin arribó al hogar. Martín estaba sentado con la notebook en el living. La chica lo miró y le preguntó donde estaban los demás. —Agustina sigue en su cuarto, y mamá salió a comprar comida. El chico volvió a hablar otra vez. —Flor…. Te acordas, de….? —Sí, tan apurado estás? —Bueno… un poco sí je. —Aysssss, vení conmigo al baño así ya te la doy. Florencia caminó hasta su dormitorio para asegurarse de que Agustina esté allí. Luego fue hasta el baño con su hermano detrás de ella. El chico ya sentía la pija más que dura y el corazón a mil. Florcha abrió la puerta y se metió al baño. —Esperame ahí… no hagas ruido. –Le dijo al chico atrás de la puerta, afuera del baño. Lo primero que hizo fue sacarse las zapatillas. Acto seguido, se quitó la calza, y finalmente se bajó la tanga hasta los pies, para sacarla y tenerla en sus manos. Abrió la puerta ligeramente, solo un poquito, sacó su mano por ahí para alcanzársela a su hermano. —Acá tenés. —Gracias!!!!
Martín agarró la tanga que su hermana le ofrecía y salió de allí mientras la chica se empezaba a bañar. Se fue a su cuarto, cerró la puerta, prendió la luz, se sentó en la cama, y se bajó los pantalones. Ahora podía observar con claridad la tanguita de su hermana. Estaba súper húmeda! La abrió toda y se fijó en lo de siempre, la parte interior estaba muy muy mojada, completamente. La parte estrecha era muy pequeña, el chico sin dudas pensó que esa parte la había tenido toda metida adentro de la concha. Sintió el olor y tuvo que tocarse. Se la llevó a la cara para sentir el profundo olor a concha que salía de esa tanga que en la mañana había visto puesta a su hermana. Mientras con una mano se dejaba la tanga en la cara para olerla, con la otra se pajeaba. Tras un par de sacudidas, empezó a acabar. Fue intensísima. Caía y caía semen de su chota. Creyó que nunca había sacado tanto semen. Llenó el piso de su habitación de semen pegajoso. Urgentemente, abrió la puerta y espió que nadie estuviera cerca. Fue hasta el lavadero y encontró el trapo de piso que había usado en la mañana. Se lo llevó a su cuarto y limpió todo en unos segundos. Lo más rápido que pudo, metió el trapo en un bote de agua y lo llevó al patio. Regresó a su habitación, que alivio. Todo bien. Volvió a agarrar la tanga y la miró de nuevo. Haberla visto metida toda en la cola… se le fue poniendo dura otra vez. Una ocasión más, la olió. Ahora ya la tenía dura de nuevo. Tuvo que volver a bajarse el pantalón. Tenía ganas de otra. ¿Por qué no? Además de olerla, la lamió, le pasó la lengua a la parte mojada. Le encantó el sabor de la chocha de su hermana. Luego se enrolló la tanga alrededor del tronco de su pija parada, y se pajeó… la leche que salía esta vez fue sin tanta potencia. No salía disparada, sino que brotaba del glande hacia abajo. Caía por el tronco de la pija, manchando toda la tanga con semen. Una vez terminado, Martín tenía el pene lleno de semen. Desenrolló la prenda y se limpió la pija con la tanga de su hermana. Se la pasó por toda la pija y el pubis, un poco por los huevos, para limpiar toda la leche. La tanguita rosada de Florcha quedó llena de leche tibia. Se subió los pantalones y salió de la habitación con la tanga escondida en la mano. Fue hasta el baño. Abrió la puerta, y le dijo a su hermana que ya la había usado, que se la dejaba con toda su ropa. Ella acepto. Se quedó en el living viendo TV. Cuando Florencia salió del baño, inmediatamente buscó a su hermano. Lo encontró en el living, sentado en el sillón en frente de la TV. —Boludo, qué es esto? —Qué cosa?
Florcha le mostró la tanga llena de leche a su hermano, la tenía agarrada de la punta de los dedos. —Esto es lo que yo creo que es? —Ahh… sí, pensé que te podía molestar… no sabía si decírtelo. —Esta cosa es tu semen, no? —Sí… —Vos sos tonto? No podés ser TAN ASQUEROSO. Me arruinaste la tanguita! —Por? —Cómo por???!!! Si la dejaste llena de semen, asqueroso. —Pero se puede lavar, Flor. —Si???!!?? Y quien va a lavar esta asquerosidad? Mirá si mamá ve esto? —Ah.. jaja tenés razón. —Ves? Y vos te crees que yo me voy a volver a poner esto después de que vos la hayas llenado de semen? Aparte con Agustina compartimos nuestras tangas, mirá si se llega a enterar.!!!! —Tranquila, la lavamos bien y queda como nueva. —Arreglas todo fácil vos. Qué hiciste con esto? No entiendo como hiciste para ensuciármela así. —Bueno… primero la olí… tenía un olor riquísimo, me hice una paja.. —Otra vez esas palabras! —Bueno, perdón… estaba.. —No, dejá, dale, hablá como quieras… ya para que. —Bueno, me hice una paja… y quedé caliente igual, entonces la volví a oler otra vez y me tuve que hacer otra. —Te hiciste dos pajas???? –Pregunto Florencia, sorprendida. —Sí… es que lo de esta mañana, cuando me mostraste la cola, y después oler tu tanga, estaba excitadísimo! Entonces cuando me hice la segunda, terminé y me manché todo… y me limpié con tu tanguita. —Cómo?!?! Te pasaste mi tanga por tu pito??? —Sí, tranquila que se lava hermanita… —Yo no lo puedo creer. Y estoy casi tocando tu semen, tomá y lavala vos cochino! Florencia le dio la tanga a su hermano. —No es para tanto, estuvo tremendo, gracias por dármela Flor. —Sí, ya veo lo tremendo que estuvo, si te hiciste dos pajas y me la llenaste de semen. —Jaja, es que me encanta el olor de tu concha. —Bueeeenoooo! No te pases. —Perdón, pero trato de ser sincero… —Sí, ya sé, pero sos asqueroso. La próxima vez que hagas esto, no me la des, metela directamente al lavarropas! —Bueno. —Ah, y mi concha tiene un olor horrible, me da vergüenza que me sientas el olor. Nada más. Y sí, hablo con esas palabrotas, a ver si me entendes, jaja. Florcha se rió y se fue a su cuarto. Martín se fue al lavadero a limpiar la tanga. La metió en remojo y le quitó el semen pegoteado. Luego, la metió directamente al lavarropas.
Esa misma noche, como habían quedado, salieron Florencia y sus amigas con Martín. Al chico no le hacia mucha gracia salir con todas mujeres, pero es lo que tocaba, su amigo no quería. Fueron a una discoteca, donde algunas de las amigas de Florcha bebieron de más y se dejaban coquetear por los chicos. Florencia y Martín también habían bebido, y la noche fue divertida en compañía. Ni uno se le acercó a Florencia, quizás pensaban que estaba con el novio… pero era su hermano. Pidieron un taxi y se volvieron juntos a casa, ya amaneciendo el domingo. Entraron a la casa tratando de hacer el menor ruido posible. Bromeaban sobre un muchacho que estaba tan borracho que no podía mantenerse de pie en la discoteca. Florencia llegó a su cuarto, mientras Martín tenía que seguir por el pasillo hasta el suyo. —Al fin a dormir. –Mencionó Florencia, bostezando. —Sí, muy cansado estoy. —Esta tarde estudiamos otro rato? —Sí!! —Ja, vos querés estudiar para verme. —También… aunque me gusta ayudarte. —Jaja, sí, claro.. que descanses. —Igualmente. Tras el descanso, y luego de almorzar, Martín estaba viendo un partido de fútbol, cuando Florencia llegó al living a preguntarle si quería estudiar un rato. Obviamente, el chico apagó el TV y salió disparado con ella. Se repitió la misma escena. Ella acostada en la cama, él sentado al lado, estudiaron. Mientras estudiaban, Martín le miraba la cola y como la ropa interior se le veía mínimamente abajo del jean. —Qué mirás?— Dijo la chica. —Que ya se te nota un poco… Florcha se miró y se rió. —Bueno, concéntrate en el estudio ahora… después eso. —La tenés puesta desde anoche, no? —Sí. —Es una tanga como la de ayer o una bombacha? —Es una bombacha, cochino, ahora estudiá! Cuando al fin terminaron de estudiar, Martín tenía los pantalones haciendo presión ya. Florencia cerró la carpeta. —Dale hermanita, mostrame la bombacha. —Andá a fijarte si hay alguien cerca. –Dijo la chica.
Martín abrió la puerta del cuarto, pero no había nadie cerca. La volvió a cerrar, y se sentó al lado de ella. —Nadie. —Ok. Florcha se desabrochó el jean e iba a bajárselo, pero antes Martín la detuvo. —Flor, quiero me la muestres de frente. —De frente? —Sí! —Oookey. La muchacha se arrodilló en la cama de frente a su hermano, y se bajó el jean hasta los muslos. Ante él, apareció el pubis de su hermana cubierto por una bombacha blanca. Se le veía que se le transparentaba un poco la mata de pelo del pubis. —Ya me la viste, me subo el jean. —Paraaaa un ratito más Flor. —Uh dale querido que más querés ver? Tras un par de segundos más mostrándole la bombacha a su hermano, ya se subió el jean. —Gracias Flor, estás hermosa. —Jajaja andá… —Cuando te vas a bañar? —Ahora en un ratito voy, vas a usar mi bombacha? —Sí, tengo muchas ganas. —Bueno pero no me la manches con semen…. —Te molesta mucho? Si total se lavan… no seas malaaaa, me encanta olerla y me gusta mucho llenarla de leche. —Leche? —Así se le dice al semen hermanita. —Ya sé, tontito… —Entonces? Déjame echarle mi lechita porfa…. —Bueeeno, pero si me la llenas de leche, metela en el lavarropas, no la dejes ahí, entendiste??? Si la llega a ver Agustina nos mata, y andá a saber que pensará mamá si la ve. —Sí, tranquila. Martín salió de la habitación. Florencia, de solo pensar que su hermano se iba a hacer una paja con su bombacha, se excitaba. En el baño, se quitó casi toda la ropa, y se restregó bien la bombacha en la concha, para asegurarse de que quede bien mojada y olorosa para su hermanito. Se la sacó y la dejó allí tirada con toda su ropa. Luego de bañarse, entró el chico al baño y agarró la prenda. La abrió bien y se dio cuenta de lo empapada que estaba. El olor a concha era demencial. Se hizo la paja, y acabó encima de la bombacha directamente. Se limpió la verga con la tela de su hermana y la dejó allí. Cuando terminó de bañarse, fue hasta el lavadero y la metió en el lavarropas.
La chica cuando se fue a dormir, recreó en su mente imaginándose como su hermano menor se hacía una paja oliendo su bombachita, y luego se imaginó como se la pasaría por la pija, llenándosela de semen caliente y espeso. Se sintió re contra excitada. Al principio le parecía un asco, pero ahora le encantaba. Disfrutaba de darle la bombacha húmeda a su hermanito para que se haga pajas y las llene de leche. Se tuvo que masturbar en la cama, pensando en eso. Metiendo su mano adentro de la bombacha, tocándose el clítoris, y los pezones. Decidió ir más allá, y meterse la bombacha en la raja de la concha, para llenarla aún más de sus flujos y su olor. Tuvo un orgasmo excelente. Recién se iba a dormir y ya tenía la bombachita empapada para mañana! Se durmió toda mojada. Ahora que sabía lo que su hermano hacía con sus prendas, estaba más caliente que nunca. Casi todos los días estaba excitada, y mojaba el doble que antes las bombachas. Esto lo notaba su hermano, que cada vez que las recibía, estaban mucho más húmedas que las primeras veces. Capítulo VII: ¿Dónde está la línea del límite? El lunes, Florencia antes de ir a la escuela pensó en cambiarse la bombacha, la sentía demasiado húmeda por el orgasmo de anoche, pero se la dejó puesta, para excitar más a su hermano. Estuvo toda la mañana excitada, a pesar de que a la noche se había masturbado. Tenía que hacerlo de nuevo, Florcha tenía la necesidad de tocarse otra vez. De a ratos, mientras estaba en el salón y se aseguraba que nadie la estuviera mirando, se rozaba disimuladamente los dedos debajo de su pollera del colegio, tocándose levemente la conchita por encima de la bombacha. De regreso de la escuela, Florencia le agradeció a Martín por haberle echo los ejercicios de matemáticas que tenía que llevar ese día, pues estaban todos correctos. A media tarde, mientras mamá todavía estaba en el trabajo, y Agustina en la universidad, Florencia le dejó sus apuntes de matemáticas a Martín en la mesa de la cocina, pues le habían dado más tarea. Martín abrió los apuntes mientras se tomaba un café. —Hoy no estudiamos? –Preguntó el muchacho. —No tengo muchas ganas, aparte en un rato tengo inglés. —Ok. Aunque tengo ganas de verte un poquito la bombachita. —Jajaja. El trato era que te la mostraba cuando estudiábamos! —Sí, ya sé… pero como hoy no estudiamos…dejame vértela un poquito. —Jaaa, no, sos re tramposo! Ahora me voy a bañar, te la dejo en el baño para que después te hagas una paja. —Siii, gracias hermanita. Tras meterse en el baño, Florencia se quitó toda la ropa menos la bombacha. Abrió la ducha y se empezó a tocar de nuevo antes de meterse.
Estaba parada frente a la bañera, apoyada contra la pared. Se tocaba el clítoris en círculos para darse placer. Más mojada, más cachonda, más excitada como una zorra. Se llevaba dos dedos a la boca para lamerlos, y luego otra vez al clítoris para estimularlo. No le costó llegar al clímax. Acabó como una perra, dejando el máximo rastro posible en la bombacha que a esa altura estaba casi completamente empapada directamente. Se había masturbado dos veces encima de esa bombacha. Se secó toda la acabada de su concha con la bombacha y se la dejó tirada en el baño a su hermano. En pocos días, se había transformado en una zorrita. Florencia salió del baño ya vestida, se peinó el pelo y partió para inglés, saludando a su hermano que seguía haciéndole la tarea en la mesa de la cocina. Una vez que el muchacho terminó la tarea, fue hasta el baño, recogió la bombacha mojada de su hermana, e hizo lo habitual. No podía creer lo empapada que las dejaba su hermana, pero lo agradecía. Tras sentirle el olor a la conchita sucia de su hermana, se puso la bombachita en la punta de la pija para terminar la paja y llenarla por completo de leche calentita. Una vez hecho, la dobló toda y la metió al lavarropas bañada en semen. Al rato, llegó su hermana mayor Agustina de la universidad. Lo primero que hizo fue ir a ducharse. ¿Qué sucedió cuando Martín fue a bañarse? Revolvió la ropa de Agustina, encontró su bombacha y se hizo otra paja. Esta vez era una bombachita negra, al contrario de las de Florencia, no estaba mojada. Estaba toda seca, pero al olerla en la zona de la vagina, sintió el inconfundible olor a concha, aunque no tan profundo, pero igual de excitante. A ésta bombacha no le podía echar su semen, asique se hizo la paja oliéndola solamente. Tras todo aquello, ya muy satisfecho, se dispuso a ducharse. Después de cenar, Martín se sentó junto a Florencia en el sillón del living, mientras Agustina y su madre ya se habían ido a dormir. —Te terminé la tarea ya, Flor. Te dejé todo en tu carpeta. —En serio??? Muchas gracias hermanito!!. Tu recompensa te la dejé en el baño como lo prometí. —Siiiii, gracias por dejármela Flor, te juro que me encantó!! —Que bueno, entonces la pasaste bien. —Muy bien!!! Ayer y hoy las dejaste muy mojadas. Tenía un olor riquísimo. Me hice una paja con la tuya, y después me hice otra con la bombacha de Agus. —Con las dos?!!!?? —Sí jeje. —A las de Agustina también las oles? —Sí. —Jajaja, que pendejo cochino. Me voy a dormir. Hasta mañana.
—Hasta mañana hermanita. Amanecía. Cuando se iba a levantar de la cama, Martín se dio cuenta de que se le partía la cabeza, y acusaba dolor de garganta. Le dijo a su madre que no se sentía bien. Mamá le puso la mano en la frente para medirle la temperatura y dio su diagnóstico: “tenés fiebre querido” “Quedate por hoy a dormir y descansar” El muchacho no dijo más nada y se quedó en la cama a dormir, mientras sus hermanas se alistaban para ir a la universidad y a la escuela. Durmió hasta el mediodía, cuando se levantó y preparó el almuerzo para las tres mujeres de la casa. Él no tenía hambre, sólo se iba a tomar una sopa caliente, y regresó a dormir la siesta. Para la tarde, Florencia entró al cuarto de su hermano, y lo despertó. —Vamos a estudiar un rato? O estás muy enfermucho? —Estoy enfermo pero puedo estudiar, y más con vos. —Jaja. El chico aceptó. Florencia le dijo que él se quedara acostado en la cama, y ella se sentó a su lado. Abrió la carpeta, y Martín le fue enseñando algunos problemas de matemáticas, y las soluciones. Florencia estaba vestida con una remera de tirantes escotada, que invitaba a espiar sus tetas, y la pollera roja y negra a cuadros del colegio, estaba sentada cruzada de piernas en la cama de su hermano. Martín la miró, le miraba las piernas, y obviamente quería ver qué había debajo de esa pollera escolar. —Y éste problema como se resuelve? —Preguntó la muchacha. —Así… tenés que…(la explicación del chico) —Ahí me salióoooo!!!!— Exclamó Florencia. —Qué bien. Florencia lo miró a su hermano, y observó como le miraba descaradamente las piernas. —Estás enfermo pero me seguís mirando igual eh, jajaja. —Jajaja, sí. Que lindas piernas. —Gracias. —Hoy te toca la parte del trato, eh. —Jajaja sii hermanito, quedate tranquilo que no me olvidé. —Hoy tenés bombacha o tanga? —Tanga. —Vas con tanga a la escuela? —Jajaja sí, no me la ve nadie eh, no te pongas celoso. —Jajaja. Me mostrás la tanga hermanita? —Si, pervertido.
Florencia se descruzó de piernas, las abrió un poquito, y se levantó la pollera, así sentada en la cama, para enseñarle la parte delantera de su tanga a su hermano. Martín le veía el triangulo de tanga azul cubriéndole el pubis a su hermana. —Mmm que hermosa, Flor. La tengo re parada. —Por verme la tanga? —Siii. Te animás a pararte y sacarte la pollera? —Te gustaría verme sin pollera? —Sí, porfa. Quiero ver como te queda la tanguita en la cola. Florencia no podía evitar mojar la tanga. La situación la sobrepasaba, estaba muy caliente, con la concha hinchada por la excitación. Más hinchada, más se tragaba la tela angosta de la tanguita. Tenía la tanga un poco metidita en la concha. Se puso de pie, y se bajó la pollera hasta los pies. Se giró, mostrándole el enorme culo entangado a su hermano. Sólo le cubría la rajita del ojete. —Uff me encanta como te queda la tanga Flor…aunque más me gusta tu cola… es enorme! —Jaja, en serio te gusta mi cola? —Siii, aparte la tanga casi no te cubre nada… me la vas a dar para hacerme una paja? —Sí, en un ratito me voy a bañar. —Está mojada como la bombacha de ayer? —…Sí, está un poco mojada. —Qué bien… no puedo esperar a olerte la concha hermanita. —Tendrá buen olor? —Siii… ya te dije que es riquísimo, voy a acabar enseguida. —Me la vas a llenar con tu leche? —Si, no aguanto más… la tengo re dura Flor. —Querés que te la de ahora? —Siii. Florencia se subió la pollera. Metió sus manos por abajo, y se fue bajando la tanga por sus muslos, sin que Martín pudiera verle nada. Agarró la tanga toda mojada y se la tiró a su hermano en la cama. —Me voy a bañar. Pasala bien. —Gracias Flor!!! Florencia salió de la habitación de su hermano con la pollera y sin nada abajo, con la conchita ardiendo. Apenas ingresó al baño, se sentó en el inodoro, abrió sus piernas lo máximo que pudo, y se masturbó como nunca. Se escupió dos dedos y se los pasó por toda la concha peluda, tratando de aliviar el ardor, la tremenda excitación. Imaginó como su hermano en este momento estaría oliendo su tanga, disfrutando con el olor de su concha, y llenándola de leche caliente, rica y espesa. Se pegó un orgasmo majestuoso, tratando de no gemir como una puta. Se quedó temblando. Se agarró fuerte los pelos del pubis y se llevó sus dedos a la boca. Nunca había sentido la chocha tan inflamada. Su hermano? Apenas salió Florencia de su habitación, se bajó los pantalones y olió
toda la tanga que segundos antes había estado metida en la concha y en la cola de su hermana. Estaba tan caliente que enseguida acabó. Salió tanta leche. Se lleno la pija y el pubis de semen. Se lo limpió todo pasándose la tanga por la verga y los huevos, dejándola completamente llena de leche. Al rato, ya calmada, salió de su ducha Florencia. Fue a la habitación de su hermano, envuelta en una toalla, a buscar la tanga. Él se la dio. —Ah bueno. Cuantas pajas te hiciste? Jajaja. —Una sola… pero salió mucho porque me dejaste muy caliente hermanita. —Jajaja, yo tengo la culpa? En fin, no va a quedar más remedio que tocar tu semen. Florencia agarró lo que parecía su tanga, llena de sus flujos vaginales y de semen de su hermano. Tuvo que ensuciarse los dedos con leche. Fue a su habitación a vestirse. Dejó la tanga en el piso, para después llevarla al lavarropas. Se estaba vistiendo, cuando escuchó llegar a su madre a la casa. —Florenciaaaaaaaaa— Gritó mamá desde el living. —Quéeeeeeeeeeeee? –Respondió ella. —Necesito que me ayudes con algooo. Florcha se vistió rápido y fue a ver que quería su madre. Tenía que ayudarla con unas bolsas de compras del supermercado. Mientras ayudaba a su madre con eso, vio pasar a Agustina, que llegaba a casa y cruzaba directamente el living. Florencia se acordó de la tanga llena de leche en su cuarto.!!!!!!!!!! Tarde. Florcha dejó una de las bolsas de verduras en el piso, y miró hacia el pasillo. Vió a su hermana entrar a su habitación. “¿Ay no. Y ahora?” Mamá le preguntó que le pasaba, que se quedó atontada. Ella terminó de acomodar las cosas, y se fue para su cuarto. No sabía si entrar o no entrar. Quizás no la vió, pensó. Estaba aterrada y temblando!!!!!!!! Hacía un rato estaba temblando por el orgasmo, y ahora estaba temblando de miedo. Finalmente, abrió la puerta. Vió lo peor. Agustina con la tanga en sus manos, tratando de descubrir que clase de asquerosidad era eso. Agus la vio entrar, y la miró. Florencia entró y cerró la puerta. —Florencia… esto qué es? Florcha se quedó muda, mientras notaba como se le empezaban a humedecer los ojos, temblaba, y comenzaba a llorar como una nena.
Capítulo VIII: Pacto secreto Florencia comenzó a llorar, mientras Agustina la miraba con cara de sorprendida. Reconoció la tanga como una de las prendas que habitualmente usaba, e intuía –pero sin poder creérselo— que estaba bañada en semen. “¿De quién?” —Hey… Flor, porqué llorás? Pará!…— Le dijo Agustina, tratando de tranquilizarla. Florcha dio unos pasos hacia delante y se sentó en su cama, llevándose ambas manos a la cara para sacarse las lágrimas. —Florencia… qué te pasa? Ésta es una de nuestras tangas, no?—Repitió Agustina, estirando la tanga y viéndola completa. —Perdóname…—Dijo Florcha entre lágrimas. —Qué?... De dónde sacaste esto?..Está toda pegajosa…Parece… como si fuera semen de un chico… qué es? —….Es eso! –Respondió Florencia sollozando. —QUÉ? Esto es semen???!!! De dónde lo sacaste??.....¿Tenés novio y no me contaste?! Quién es??? —No tengo novio boluda…. —Así que esto es semen!!!!…..ayyyyy que asco lo estoy tocando y esto todavía está tibio… trajiste a un chico acá?!?!?!? —Nooo…. No entendés… —Florencia seguía llorando. —Bueno, explícame entonces, dejá de llorar. —Me da vergüenza! —Soy tu hermana boluda… como te va a dar vergüenza??? —Bueno… pero prométeme que no le vas a decir a nadie… ni a mamá, por favor… —Sí, tonta, qué te pasa? Como le voy a decir a alguien? Te repito.. soy tu hermana, podes contarme lo que sea. Agustina dejó la tanga tirada en el suelo y se limpió los dedos con una toalla, los tenía un poco pegajosos por haber tocado el esperma directamente. Se sentó en la cama, al lado de Florencia, pasándole un brazo por el hombro y abrazándola, tratando de calmarla. —No le cuentes a nadie… Bueno… esa tanga es nuestra.. sí… la usé hoy… ese semen es de nuestro hermano… Martín….. Agustina abrió los ojos, por un momento creyó que era una broma. —Te gustan las bromas eh??? Jajaja, dale… —No… es en serio… Agustina se dio cuenta que le hablaba de verdad. —Pará pará pará. Esto… es semen de Martín??? Nuestro hermano???!!! —Sí… —CÓMO???!!!!??! —Shhhhh. Te puede escuchar alguien. Sí… te voy a explicar bien, no te enojes.
—A ver… esto no puede ser. Florencia volvía a recaer en el llanto y las lágrimas. Empezó a explicar con la voz entre cortada mientras lloraba. —Todo empezó porque un día entré al baño, así de repente… y estaba Martín bañándose… o eso creía yo, porque entré,…y lo ví haciéndose una paja… y tenía… se estaba masturbando con una de mis tangas… —Ah bueno… miralo al pendejo. Y qué pasó????? —Bueno… me contó que le gusta… oler nuestras tangas… y bombachas, cuando las dejamos en el baño… Agustina no se lo podía creer. —Olerlas? Las mías también????!!!! —Sí… —O sea que se hace pajas oliendo mis tangas también??? —Sí…a mi también me parecio asqueroso… al principio… lo quise retar…y decirle que no lo haga más… pero no sé, de alguna manera me convenció de que no era algo malo… perdóname… —No, pero… que más?? Que hiciste después? —Una vez me ayudo con mi tarea…y me ofreció hacerla siempre, y ayudarme a estudiar con matemática… viste que te conté que se me hacía difícil…bueno, y acordamos a que yo le seguía dando las bombachas antes de bañarme para que él se haga pajas… y él me hacia la tarea y me ayudaba a estudiar… sé que estuve muy mal… —No lo puedo creer. Cómo no me dijiste???? —Me daba vergüenza! Entendeme… —Ya… tranquila, dejá de llorar. —Y cuando estudiamos, me pedía que le muestre un poquito… yo le dije que no… pero después me ofreció también hacer las tareas de la casa… y yo accedí… —Cómo que le muestres un poquito? —Me pedía que le muestre un ratito la bombacha, a cambio de hacerme las tareas de la casa… ya sé que me pasé…pero cuando lo hacía… hasta yo me excitaba, entiendo que pienses que soy una puta… por favor no le digas a mamá… porfa…. —Shh…. Tranquila…. Calmate…¿Cómo voy a pensar eso? No seas boba… Agustina estaba descolocada y estupefacta. Lo que había escuchado era demasiado… ¿sus propios hermanos? ¡Si parecían tan inocentes! Florencia amagaba con seguir llorando, pero Agustina trató de calmarla y decirle que estaba todo bien, que no pasaba nada, que no era grave lo que había pasado, etc. Quería que dejara de llorar ya. —Flor, no llores mi vida. Lo tomaron todo como un juego inocente… y está bien. Hey… no hicieron nada malo… —En serio pensás eso? –Preguntó Florcha mirándola con los ojos lagrimosos. —Sí, boluda… dejá de llorar. Creo que nos debemos una charla con nuestro hermanito, los tres juntos. —Nooo… no quiero que se entere!!! —Dale… va a ser divertido. Hace mucho que no hablamos. Me conocés… soy muy curiosa
y necesito saber hasta donde llegan sus conocimientos sexuales jaja… —Divertido? Pensé que me ibas a matar…. —Pfff porqué? La sexualidad no es un pecado, y ustedes recién estan aprendiendo…No hicieron nada malo… necesito saber más de todo esto, dale contame con lujo de detalles todo lo que pasó. Agustina animaba a su hermana. Florencia ya había dejado de llorar. La menor le contó todo, hasta el último detalle de todos los incidentes sexuales con su hermanito. Hasta le contó lo caliente que se ponía haciéndolo, y las ganas que le daban de verle la pija a su hermano. Le contó cómo mojaba las tangas para él. Agustina ya llevaba varios años teniendo sexo con chicos, hacía tiempo que había dejado de ser virgen. Su hermana y su hermano todavía lo eran. Agustina tenía algunos años de experiencia con el sexo, ya lo había hecho de muchas formas… y por todos los orificios. Escuchar a su hermana contarle todo lo que había hecho con Martín la había puesto un poco morbosa, le encantó lo que hacían. Se sintió un poco rara, pero escuchar todo eso, tan prohibido… le despertó el morbo sexual que llevaba dentro. Cada situación que Florencia le comentaba con lujo de detalles, Agustina escuchaba más que atenta, estaba disfrutando de la charla. Hacía varias semanas que con su novio las cosas no iban de la mejor manera, y el sexo era una de ellas, ya habían pasado varias semanas desde la última vez que había tenido relaciones. Se empezó a excitar con las cosas que le contaba su hermana. —Woooow. Le mostraste la cola con esa tanguita? —Sí. —Y él estaba muy excitado? —Sí… me dijo que estaba muy caliente. Le pregunté si quería que le diera la tanga ahí, y me la baje con la pollera puesta. La dejé re mojada… no sabés lo excitada que estaba. —Jajaja! Y así fue como la llenó de semen… —Sí… después viniste vos…la descubriste, y bueno, historia conocida. —Puf hermanita… ! Hasta creo que me calenté un poco con todo lo que me contaste! —En serio? —Jaja sí, me siento un poco húmeda. —Bueno, así dejás la bombacha lista para Martín, jajaja. —Callate que ahora que me contaste lo que hace, me voy a excitar más, jajajaja. A vos no te da un poquito de vergüenza? –Preguntó Agustina. —Qué cosa? —Que te sienta el olor a concha, boluda. —Ahh jajaja. Sí, al principio me dio vergüenza… pero después se me fue… no sé. Me dijo que le encanta. —Bueno, si te contó que también se hace pajas con mis bombachas, entonces le debe gustar el olor de la mía también. —Hay que preguntarle cual le gusta más, jaja. —Jajaja. Te imaginás? Que enfermas estamos. Las hermanas se estaban divirtiendo como hacía bastante tiempo que no lo hacían.
—Tendrá alguna noviecita por ahí que no sepamos? –Preguntó Agustina. —Nah, él me dijo que no. Sino no se andaría pajeando con nuestras tangas. ¿A parte, que nos importa a nosotras? jajaja –Florcha. —Ya… pero me conocés, soy curiosa… igual, sí, que haga de su pito lo que quiera. Hablando de pito… como lo tendrá?—Le preguntó Agustina a su hermana. —Yo que sé, vos sos la experta en sexo, no yo. —Jajaja, cierto que todavía no viste ni una, no? —No, y gracias por recordármelo, siempre tan amable. —Jajaja no es para que te pongas mal, ya vas a conocer una. Quizás la de tu hermano, ¿quién sabe? Jajaja. —No seas tonta. El día que le vi el bulto en el pantalón cuando me bajé la calza, me puse como loca. —Cómo la tendrá? La tendrá grandecita ya? Me diste ganas de vérsela a mi hermanito, hdp. —Jajaja, a mi también me dieron ganas de vérsela. —Boluda, me estoy mojando mal. –Dijo Agustina, mirándose la entrepierna, sintiendo la bombacha ya mojada, algo que hacía bastante no sentía. —¿La mojaste? Le va a encantar al pendejo.—Dijo Florencia. —Igual, con toda la leche que te dejó en la tanga… no creo que pueda hacerse otra paja, el pobre. —Para mí sí puede…—Afirmó desafiante Florcha, riéndose con su hermana. —Segura? Mmmmm. —Querés probar? —Cómo? —Sácate la bombacha y dásela. —Paraaa boluda… Así nomás? —¿Cómo entonces? —Se la dejo en el baño como siempre. —Ok. —Me voy a bañar ahora. –Agustina. Agustina se puso de pie, se sacó el jean, se volvió a sentar con su hermana en el borde de la cama pero esta vez con las piernas un poco abiertas. Mientras Agustina buscaba en el cajón ropa limpia, Florencia le miraba la entrepierna, cubierta por la bombacha blanca. —Pasate la bombacha bien por la concha, así la mojas toda, y va a tener más olor. Agustina sin decir nada hizo caso. Se llevó una mano a su entrepierna, y se restregó la bombacha por toda la concha, de arriba abajo, de lado a lado, por todos los labios vaginales que desprendían humedad. La tela estaba tan húmeda que se le notaba todo el contorno de su vagina. Los labios mayores abultados y la rajita en el medio. Apretó un dedo por encima de la bombacha para metérsela ligeramente en la concha, y embardunarla aún más en sus flujos. —Qué chancha, hacer esto me puso a mil. –Agustina excitada. Agustina ya estaba lista para el orgasmo.... aún así sentada en el borde de la cama, se bajó la bombacha hasta los pies y se la sacó.
La abrió bien y le sintió el olor. No le agradó demasiado. Se la dio a su hermana Florencia para que sienta el olor. Florcha la agarró y se llevó a su olfato la parte donde estaba toda mojadita. —Sentí. Como me huele? —Le preguntó Agustina a su hermana Florencia. —Normal. Olor a concha, boluda. –Respondió Florencia. Agustina volvió a agarrar la bombacha y la olió de nuevo. —No es muy fuerte? Seguro que le gusta? Le dejé un olor a concha sucia que me da vergüenza Flor. –Dijo Agustina. —Jajaja dejá de hablar, y andá a bañarte… te aseguro que esa bombacha te la va a llenar de leche oliéndote la concha. Tras la larga charla, se les pasó el tiempo volando. Su madre les gritó desde la cocina que ya estaba la cena, que vayan a comer. Agustina se quitó toda la ropa en la habitación, se enrolló una toalla en su cuerpo, y se fue directamente a bañar. Llevaba la ropa limpia en una mano, y la sucia en la otra. Cuando ingresó al baño, tiró toda la ropa sucia al rincón, dejando la bombacha mojada y olorosa arriba de todo. La ropa limpia en el mueble. Se metió a la ducha, agua calentita. Calentita como ella. Se acostó en la bañera, disfrutó de acariciarse levemente los pezones duros, de pasarse la mano por las tetas grandes… mientras el agua le caía encima. Se pasó jabón… y se rozó con la yema de los dedos, el clítoris inflamado. “Mmmmm… cuanto hacía que no me tocaba en la ducha….” Cada vez más rápido, se tocaba a círculos el clítoris, mientras que con los dedos de la otra mano, se abría un poco los cachetes de la cola, y jugaba con el agujerito de atrás. Estuvo pensando en todo el asunto con sus hermanos menores, y como mojó la bombacha para su hermano… acabó en la bañera, jugueteando con el clítoris. Cerró el grifo, se secó y se vistió rápidamente, para comer algo. Tras la cena, Martín se fue a bañar, antes de ir a dormir. Se desvistió en el baño, y se acercó a la ropa de Agustina. No tenía muchas ganas de hacerse una paja, después de haber acabado sobre la tanga de Florcha, pero por mera curiosidad, se acercó a revisar. Encontró a simple vista la bombacha blanca mojada. No se lo esperaba. Inmediatamente se le paró la pija. Ahora no sólo las bombachas de Florcha estaban empapadas, sino que las de Agustina también???? Le sintió el olor y casi acaba sin tocarse. Que locura. Se imaginó la concha de Agustina mojando la bombacha y casi se muere. Esto era nuevo.
Siguió sintiéndole el olor a concha sucia a esa bombacha, mientras se pajeaba bien lento. De solo imaginarle la conchita a Agustina… “seguro la tiene depilada… como tendrá los labios?” Se la imaginó tocándose la chocha, metiéndose un dedo… lo que no sabía es que era justo lo que había echo la chica hacía un rato! Le pasó la lengua y lamió toda la parte brillosa, mojada y pegajosa de los flujos de su hermana…y no pudo contenerse: inmediatamente cuando sintió el semen salir, llevó la bombacha a su pija y la acabó toda. Increíblemente no paraba de escupir leche… se la llenó por completo de semen caliente y espeso… igual que la tanga de Florencia. Se apretó la pija para sacar hasta la última gota y se limpió el glande con lo que quedaba de aquella bombacha de su hermana mayor Agustina. La dejó allí… y se metió a bañar. Estaba tan relajado que casi se duerme en la bañera. Después, tiró la bombacha al lavarropas. Tras todo aquello, el muchacho se fue a dormir más placido que nunca. Las cosas no podían ir mejor. Agustina estaba en el living repasando unos apuntes, cuando todos estaban ya en sus habitaciones. Cerró el cuaderno, y se fue a dormir también. Pero antes, pasó por el lavadero. Se fijó que nadie la viera… y entró. Enseguida, abrió la tapa del lavarropas, y de inmediato se encontró con lo que parecía su bombacha. Al verla ahí, casi le da un vuelco al corazón. La agarró, e inminentemente sintió los dedos llenos de algo inconfundible: semen pegajoso y espeso. La sacó afuera del lavarropas, y la miró. Estaba arrugada, llena de leche de su hermano. La abrió y le sorprendió ver lo manchada que estaba. Repleta de semen. Obviamente, fue hasta su habitación sigilosamente, y la encontró a Florcha acostada en su cama, pero aún despierta. —Mirá lo que hizo tu hermanito. –Dijo Agustina sonriendo mientras le enseñaba la bombacha a su hermana. —A ver… viste? Te la lleno de leche el pendejo. Yo te dije. —Boluda… tremenda paja se tuvo que haber hecho. Y eso que ya se había hecho una con tu tanga. Tiene más potencia que mi novio. —¡Jajaja! Le encantó lo que había hecho su hermano… volvió al lavadero a meter la bombacha en el lavarropas y se limpió los dedos llevándoselos a la boca, lamiéndolos uno por uno, pasándoles la lengua y chupándose los dedos con los labios. “Que gusto tendrá la leche de mi hermanito?” Le pareció un sabor muy suave y algo dulzón. No le desagradó. Ya había probado la leche de sus novios anteriores, y generalmente no le agradaba, pero ésta no le desagradó en
absoluto. La muy zorra, volvió a tocar la bombacha sin sacarla del lavarropas, con un dedo, sacando un poco más de semen, y se lo metió en la boca de nuevo. Le estaba gustando, y ya estaba nuevamente excitada. Se fue a dormir con una sonrisa en la cara, y con el gustito a semen de su hermano en la boca. El día posterior, después de la mañana, cuando Florencia y Martín regresaron de la escuela, y Agustina regresó de la universidad, esa tarde Florcha le dijo a su hermano que lo esperaba en su habitación para estudiar como siempre. En la habitación, Florcha le dijo a Agustina: —Rápido y sencillo, ¿sí? —Sí. Martín ingresó al cuarto, cuando vio a Florcha en su cama, y a Agustina en la suya. Florencia estaba ya abriendo sus apuntes, acostada boca abajo en la cama, y Agustina también acostada en su cama pero boca arriba leyendo un libro. El muchacho se sorprendió un poco. Se sentó al lado de Florencia, expectante. Antes de que empezaran a estudiar, Florencia le dio un beso en el cachete y le habló: —Hermanito, no tenemos que disimular más porque Agustina ya sabe todo. —……Cómo? —Martín no entendía. —Ya le conté a Agus nuestro secreto… nuestros ‘arreglos’, entendés? Martín se giró y la miró a Agustina, sorprendido. —Es que me descubrió ayer… la tanga con la que te hiciste una paja…me descubrió y bueno, le tuve que contar todo jaja. Pero no te asustes… lo tomó más que bien…—Dijo Florcha. —En serio sabe todo? —Sí. Hasta le gustó nuestro secreto. —¿Te gustó la bombacha que te dejé ayer?—Le preguntó Agustina a Martín, sonriendo. —….... –Martín no sabía que responder! —Si querés que te las siga dando, solo tenes que decírmelo hermanito. —…Bu…bueno. —No seas tan tímido! Ahora en vez de tener un secreto entre dos, vamos a ser tres ;) –Dijo Agustina tratando de tomar la situación de manera normal. —..O…Ok.—Atinó a decir el muchacho más que sorprendido. —Para no aburrirte… una vez que me descubrió, hablamos de lo que hacíamos y a ella le agradó… hasta te dejó la bombacha para que te hagas una paja.—Le explicó Florencia. —Gracias Agus. —De nada tontito. ¿Te gustó mucho?—Preguntó Agustina. —Muchísimo. Perdón si algo te molestó… —No hay nada que perdonar.—Volvió a sonreír Agustina.
—Bueno.. situación aclarada ya?—Preguntó Florencia. —Sí.—Agustina. —Sí.—Martín. —Otra cosa… esto NO SALE DE ACÁ. Ninguno de nosotros va a revelar NADA de esto, eh? Ni a mamá, ni a nuestras mejores amigas o amigos, ni a futuras parejas… esto es un secreto sagrado de nosotros tres.—Florcha. —De acuerdo.—Martín —Totalmente.. top secret. —Agustina. —Bueno… estudiamos un rato hermanito? —Dale! Martín ayudó a su hermana con la tarea y el estudio, mientras en la otra cama Agustina estaba con la notebook haciendo un trabajo de la universidad. Mamá estaba en el trabajo, así que estaban solos. Tras la fructuosa jornada de estudio, Florencia cerró la carpeta, y Martín se preparaba para irse del cuarto. —Hey! No querés verme la bombachita hoy?—Le dijo Florcha. —Sí.. pero.. está…—Martín miraba a Agustina. —Qué tiene? Cuantas veces crees que nos vimos desnudas con mi hermana?—Dijo Florencia. —Casi todos los días.—Respondió Agustina en su cama. —Exacto. Querés verme la cola hermanito? —Sí. Florencia se desabrochó el jean y se lo bajó hasta los muslos. Apareció una bombacha roja estilo cola less. Se arrodilló a cuatro patas en el borde de la cama, mostrándole todo el culo gordo y grande a su hermano en la cara. El chico miraba embelezado… su hermana a cuatro patas en la cama, con la bombacha roja comida por el ojete, metidita. Y él a pocos centímetros. Ya la pija la tenía re dura. Marcaba bulto en el short. —Te gusta mi cola? –Preguntaba Florcha. —Sí, Flor… me encanta!!!! La chica permaneció así, mientras Martín le miraba más abajo, donde la conchita formaba un bulto en la bombacha. Se le notaban los labios mayores bien abultaditos, y una ligera marca de la rajita. Puf. Estaba claro que quería verle la concha que tantas veces le había sentido el olor. —Que cola enorme que tenés hermanita. No te molesta que se te meta tanto la bombacha? —No, ya estoy acostumbrada. El agujero del culo lo tenía apenas tapado por esa bombachita, por una delgada línea. Alcanzaba a verle como cerca de esa zona la tenía más rosadita. El muchacho ya se tocaba el bulto por encima del short… era demasiado.
Agustina observaba todo con atención. Podía verle de costado la pija parada haciendo presión, y le pareció de buen tamaño.. se le estaba haciendo agua la boca –y la concha—. Florcha terminó con la sesión, y se subió el jean. —La vas a querer? –Dijo Florencia, señalándose la bombacha— —Sí! —Ok, te la dejo en el baño. —Y a mí, no me la vas a pedir?—Dijo Agustina, poniendo cara triste. —…Puedo?—Preguntó el muchacho. —Sí! Mirá que te la mojé para vos…pedímelaa! porfii ! —Me das tu bombacha Agus? Porfa! —Qué querés hacer con mi bombacha? —Quiero hacerme una paja…y llenártela de leche…si vos me dejás. —La vas a oler también? —Siiii. —Ok hermanito… tomá: Agustina así acostada como estaba, metió las manos bajo su falda, y se bajó la bombacha azul mojada que traía, manchada por los flujos vaginales debido a su excitación. Se la tiró a su hermano que la cazó. —Gracias a las dos! —De nada. —De nada ;). Martín salió corriendo con la bombacha de Agustina en la mano… llegó al baño, se bajo el pantalón, aspiró el olor a concha excitada de Agustina, y se la llenó de lechita caliente. Más tarde hizo lo mismo con la bombacha roja de Florencia. A Agustina le encantaba revisar luego las bombachas enlechadas… sobretodo para probar el semen de su hermano… por el momento no pasaba de una ligera probadita con el dedo… pero la excitaba todo el asunto. Los siguientes días fueron parecidos… Martín ayudaba a Florencia con el estudio… y sus hermanas le entregaban las tangas en su propia cara, o alguna que otra vez se paseaban en tanga por la casa, cuando no estaba mamá en el hogar. Las dos hermanas estaban súper calientes, y el chico aún más. Martín a veces se sorprendía…un día de mucho calor, estaba merendando en la cocina. Agustina llegó de la universidad, y se fue directo a su habitación. De pronto, ella sale del dormitorio y va al living, pasando por la cocina en frente de su hermano. Agustina con una remera y en tanga, enseñando casi todo el culo, haciéndose la distraída. El ojete de Agustina si bien no era tan gordo, grande y perfecto como el de Florcha, tenía lo suyo, era sexy, “un buen culo” como decían los vecinos, y más con la tanguita toda metida. El muchacho miraba cuanto podía, y vivía al límite de la calentura. Cuando Martín la miró, ella se dio vuelta y lo cazó de lleno.
—Qué mirás? –Agustina. —Na..nada. –Dijo Martín casi escupiendo el té. —No me estabas mirando la cola, no? –Dijo Agustina irónicamente y sonriéndole, sabiendo perfectamente que lo estaba haciendo. —Me cazaste. Nada para decir. Igual vos tenés la culpa eh!—Martín sonriendo. —Ah si? Y porqué? –Contestó ella también riéndose. —Porque estás re buena con esa tanga hermana… aparte estás re sexy así. —Aww gracias… Agustina se detuvo a ordenar sus carpetas en el mesón, dándole completamente la espalda a su hermano, que le seguía mirando el orto entangado ya sin disimular. Parecía ser una tanguita blanca, no se distinguía mucho porque estaba toda metida y tenía a la vista toda la raya del ojete la zorra, que se dejaba mirar. Casi le estaba viendo la cola desnuda. Terminó con sus cosas, y se giró para mirarlo a su hermano. Ahora sí pudo confirmar que era una tanga blanca, bastante chiquita, viéndosela de frente, cubriéndole el pubis. —Me voy a bañar hermanito, tengo que irmeeee. —Ok…me la das?… —Dijo Martín, señalándole la tanga a su hermana. —La querés ahora? Martín hizo el gesto afirmativo con la cabeza. Agustina se fue hasta el baño, se bajó la tanga y se la tiró desde allí a su hermano en la cocina. Mientras Agustina se duchaba, Martín se entretuvo con la tanguita en la cocina. La desdobló y no la notó tan mojada como anteriores veces. Estaba húmeda, brillosa y calentita por el uso de su dueña hacia pocos segundos. Se sacó la pija del short y se empezó a pajear oliendo la parte húmeda, que tan solo 30 segundos antes estaba metida en la concha de su hermana mayor Agustina. Se fijó también en la tanga, la parte de la cola, que ni se la veía cuando la tenía puesta. La tenía toda enterrada entre las nalgas rozándole el agujerito del culo. Que placer se daba. Siguió sintiéndole el olor de la concha hasta que se vino, y puso la tanga en su glande para acabarla todita. Una vez repleta, la metió en el lavarropas. Tras el baño, Agustina ya vestida y peinada, con el pelo casi rubio mojado y arreglado, agarró las otras prendas sucias –la remera y el corpiño— y fue al lavadero para meterlas en el lavarropas. Se fijó que dentro estaba su tanga. “Ya la usó este pendejo?” Volvió hasta la puerta del lavadero, y se fijó que su hermano seguía en la cocina. Una vez que se aseguró que nadie la veía, mientras que en una mano tenía la remera y el corpiño, con la otra que le quedaba libre, la metió en el lavarropas y tocó su tanga llena de semen. La palpó con dos dedos, notándola bañadita en esperma. Trató de juntar un poquito de leche con los dedos, y se llevó los dedos a la boca para chuparlos. Lastima que ya estaba frío. Le hubiera encantado sentirlo tibio. Se limpió los dedos con
la remera sucia y la metió en el lavarropas con el corpiño, cerró la tapa y lo prendió. Llegó el viernes. En la noche del viernes, Agustina y su hermana invitaron a algunas amigas a la casa, porque mamá no iba a estar, ya que se iría a visitar a unos parientes a un pueblo cercano, y se quedaba a dormir allá. Los chicos tenían la casa sola hasta el sábado al mediodía. Florencia, Agustina, y sus amigas, cenaron, y luego se quedaron bebiendo cerveza. Más de lo recomendado. Martín se encerró en su cuarto con la notebook. Le molestaban los ruidos provenientes de la cocina, con tantas mujeres hablando. Las chicas bebieron un poco más de la cuenta, cuando a eso de las 3 AM se terminó la joda, y las amigas poco a poco abandonaron el hogar y se volvieron a sus casas…Agustina y Florencia limpiaron como pudieron toda la cocina, pidieron ayuda a su hermanito… algún favor les debía devolver después de ofrecerle las tangas para que se masturbe. Entre los tres dejaron la cocina reluciente.. ni rastro de algún desorden. Martín notaba como las dos estaban medias raras… obviamente estaban algo alcoholizadas. Ambas estaban más habladoras, alegres, y jodonas de lo normal. Ya con el reloj marcando las 3:30 AM, se sentaron en la mesa a beber las últimas tres botellas pequeñas de cerveza, jugando a las cartas. Agustina bebió un trago de cerveza de la botella y la volvió a apoyar en la mesa. Estaba siendo vapuleada por sus hermanos en el juego de naipes. —Ustedes me están haciendo trampa…—Agustina. —Jaja, si sos mala jugando no es nuestra culpa. –Florcha. —Bueeeno, mirá quien habla… es la primera vez en tu vida que me ganás en algo. —Segura? Si no sabes jugar, no llores hermanita jajaja.—Florencia. Agustina tiró las cartas contra la mesa, cuando recibió un mensaje de whatsapp de su novio. Se fijó su teléfono y le empezó a escribir para responderle. —Quién es?— Martín. —Que te importa pendejo, dedicate a jugar vos.—Agustina mientras seguía escribiendo. —Es el novio.—Florcha. —Sí.. algún problema?—Agustina. —A ésta hora? Medio desubicado eh…—Dijo Florcha mirando a su hermano para reírse. —Es verdad. Cómo sabe que estas despierta? Siempre te habla a esta hora? –Martín. —No jodan… ¿no me puede mandar un msje? Metidos!—Agustina. —¿Para qué te enviaría un mensaje a ésta hora? –Martín. —No creo que sea para desearle las buenas noches. –Florcha. Ambos se reían tratando de molestar a Agustina. —Jajaja cállense. Vos sos una pendeja virgen, y vos sos un pendejito pajero y virgen.
Consíganse un novio y una novia y después hablamos.—Agustina riéndose mientras seguía mensajeandose con el novio. —Ah bueno, habló la experta del sexo.—Florcha. —Jajaja no experta, pero más que ustedes sé, así que más respeto cuando hablan con una adulta.—Agustina. —Jajaja ni vos te la crees hermanita.—Florencia. —Ah sí? Habló la que todavía no vio ni un miembro masculino. Hermanito, sabías que Florencia todavía nunca se la vio a un chico?—Dijo Agustina entre risas. —¡Hey! No seas forra.—Florencia. —Jaaa ¿viste? Eso te pasa por molestarme. —Sí, claro… no te hagas la superada, porque vos ¿cuántas viste? Dos o tres nomás… —Sí, y? —Y bueno, que no sos una… ‘woow experta del sexo’, ni estás como para burlarte tanto de nosotros.—Dijo Florcha mirando a su hermano, riéndose. —Jajaja. Sí pero me burlé porque vos querías joder. Aparte, a ustedes si quisiera, les podría dar una clase de sexo.—Agustina. —Que soberbia eh. Dale entonces, enseñanos tanto que sabes.—Dijo Florcha desafiante y divertida. —Jajaja que querés que te enseñe? —No sé, digo, tanto que te haces la que sabés de sexo y nosotros no, podrías darnos una clase, no? —Qué querés, que te enseñe a coger boluda? —Jajaja sí, dale.. a ver como nos enseñas.—Dijo Florcha, desafiando a su hermana. El alcohol ya surtía efecto en ambas. Martín observada todo, callado, bebiendo el último trago de cerveza. Sus hermanas se picaron entre ellas divirtiéndose, inducidas mediante la ligera ebriedad que llevaban. Estaba claro que una conversación así nunca hubiera sucedido sin estar bajo los efectos del alcohol. Agustina estaba con una falda de jean algo corta, que le tapaba la cola y un poquito de los muslos, no más. También llevaba unas botas de cuero negras con taco, y una remera algo escotada azul a rayas con los hombros descubiertos. Se le notaban el comienzo de sus grandes y redondas tetas debido al escote, parecía que no tenía corpiño porque estaban muya apretadas bajo la remera. Se puso de pie, dejó el teléfono en la mesa, y se acomodó el pelo atrás de las orejas. —Mirá bien Flor. –Dijo Agustina. Envalentonada por el alcohol, Agustina, así parada, apoyó ambas manos y brazos sobre la mesa, se inclinó un poco hacia delante, dejando la cola paradita. —Vení hermanito, ponete acá atrás.—Le ordenó Agustina. Martín se paró e hizo lo que ella le pedía. Se colocó detrás de su hermana mayor, viendo como la faldita se le levantaba un poquito debido a la posición, alcanzándole a ver los muslos y el comienzo de la cola. Estaba parada, casi en cuatro apoyándose en la mesa.
Capítulo IX: Enseñando y aprendiendo Tras verla así, el muchacho se empezó a preguntar qué iba a pasar. Se puso algo nervioso y no pudo evitar que se le ponga dura de a poquito la pija. Florencia miraba a su hermana sorprendida. Agustina se acomodó así parada, inclinada apoyada en la mesa con la cola paradita. Giró la cabeza mirando en esa pose a su hermano atrás: —Ahora pegate a mi y poneme tu pito acá –Dijo Agustina dándose una palmada en la cola encima de la falda. Martín se estremeció. Ya tenía las pulsaciones demasiado elevadas. Se acercó a ella desde atrás, mirándola como tratando de que ella le diera el vía libre. Tenía un short de esas telas livianas, con lo que la erección se le fue notando más y más, hasta ya tenerla toda parada haciendo una enorme presión en el short, totalmente visible para sus hermanas. Le apoyó el bulto apenitas en la falda, casi sin tocarla. —Dale no seas tímido pendejo!, pegate a mí todo lo que puedas.—Agustina La chica con uno de sus brazos le tocó una de las caderas a su hermano trayéndolo hacia ella. Cuando el enorme bulto del muchacho se ajustó más a la cola de la chica, presionándola por arriba de la falda. Martín se apoyo lo más que pudo en su hermana, con su pija bajo el short tocando la falda ajustada. —Bien! Así. Uyy! La tenés parada chanchito! –Dijo Agustina, sintiendo la pija dura en la cola, mientras empezaba a mojarse. El muchacho no respondió. Se limitó a apoyarla más fuerte. —Ahí me la estás apoyando en la cola hermanito, un poquito más abajo tengo la concha. Tratá de agacharte un poquito más, y apoyármela ahí, si?—Dijo Agustina mirándolo por arriba del hombro. Martín hizo caso. Trató de flexionar ligeramente las rodillas para agacharse levemente y encontrar la conchita bajo la falda de su hermana mayor, mientras el miembro le palpitaba y daba saltitos de excitación bajo la tela. Flexionó levemente y volvió a apoyarla más abajo, esta vez ya debajo de la falda, apoyándola directamente en los cachetes de la cola. Agustina se inclinó más todavía, de esa manera se le levantó la falda hasta la mitad del ojete, y dejó el bultito de la concha en la tanga a la vista entre sus piernas. La tanga blanca le tapaba con lo justo la conchita, dejando a la vista los labios abultados marcaditos en la tela. —Ahí me podes ver donde tengo la chocha? Apóyamela ahí.—Dijo Agustina ya totalmente en cuatro, aún parada en el borde de la mesa, pero 100% inclinada hacía adelante.
Martín le podía ver donde tenía la concha por la marca en la tanga, así que le apoyó toda la pija justo en medio de la concha. Le encantó sentir sus piernas en contacto con los muslos de su hermana, y ni que hablar cuando sintió la verga apoyarse entre los labios vaginales de Agustina… se sentía calentito y delicioso, muy suavecito. —Eso… eso hermanito, ahí…—Agustina. Florencia no podía creer lo que veía. Nunca pensó que su hermana lo haría de verdad. Mirar todo eso la puso caliente. Sintió como el calorcito llegaba a su cuerpo viendo como la pija de su hermano se la apoyaba toda a su hermana. Una vez que Martín tenía la pija bajo el short apoyada en la concha entangada de su hermana, se quedó quieto así esperando la siguiente indicación. —Ahora vamos a enseñarle a coger a Florcha. Vení acá hermanita, para que veas de cerca.—Dijo Agustina. Florencia se puso de pie, y en el movimiento sintió la bombacha húmeda. Se sentó en una silla justo al lado de sus hermanos, para ver todo a pocos centímetros. —Bueno pendejo, ahora quiero que te muevas para atrás y adelante como si me estuvieras cogiendo, si?— Le indicó Agustina, tratando de enseñarles a coger a sus hermanos. El muchacho afirmó positivamente con la cabeza. Ya empezaba a transpirar un poco, estaba tremendamente excitado, con la pija bien gorda y a punto de estallar, pero no podía tocarse. Se tiró para atrás, y volvió hacia delante, apoyándola nuevamente sobre la concha. Le estaba encantando sentir como la pija se le apoyaba en esa parte tan sexy de su hermana, además de sentirla bien suave con cada achuchón. Siguió con ese ritmo, hacia atrás y adelante, cogiéndola con la ropa puesta. Apoyó ambas manos en las caderas de su hermana para hacerlo mejor. Agustina la miraba de costado a Florcha, con cara de excitación. Florencia miraba como la pija de su hermano parecía que iba a romper el short de lo empinada que estaba. Verla empujar y salir de la entrepierna de Agustina, la estaba calentando mucho, sintiendo que ya se le estaba mojando bastante la concha al ver todo eso. Martín seguía cogiendo a su hermana con solo un short y una tanga de por medio, mientras, Agustina le habló: —Podés tocarme las lolas hermanito. Poneme la mano en una teta. La chica misma le agarró una mano al muchacho que tenía en su cadera, y se la llevo hasta su teta derecha. El chico apoyó la palma entera de su manito abierta sobre la teta de su hermana encima de la remera. La sentía pesada, suave y firme, estaba tremenda! —Podés así pendejo? Tratá de acariciarme la teta mientras me seguís cogiendo. Ves bien Flor?—Preguntó Agus. —Sí.
Estaban cruzando los límites. Florencia mirando todo eso estaba tan mojada que necesitaba tocarse el clítoris ya, como sea. Se aguantaba como podía. Agustina si bien estaba más acostumbrada al sexo, sentía su chocha húmeda y recibir los pijazos de su hermanito la pusieron re caliente y excitada. También se estaba mojando a cada segundo. Martín no aguantaba más. Estar cogiendose a Agustina, en cuatro, en la cocina, con Florcha mirando al lado, por más que sea con la ropa puesta, lo estaba dejando hirviendo. Cada vez que le apoyaba la pija en la concha, era un delirio de placer. Y más ahora, que le estaba acariciando como podía una de sus grandes tetas. Se la acariciaba encima de la remera ajustada, sentía que obviamente su hermana no traía corpiño. A cada caricia, podía sentir con su mano, el pezón de la chica bajo la remera. Si se tocaba la verga con su mano, terminaría al instante. —Y Flor, ves? Así se coge. Querés probar un ratito?—Le preguntó Agustina. Florcha no sabía que decir, la tomó con sorpresa a la pregunta. Por un lado, le gustaba tanto lo que estaba viendo, que quería decir que sí, pero por otro, trataba de mantener la compostura y decir que no. —No sé. –Florencia. —Dale, ponete así como yo.—Agustina. Florcha no lo pensó otra vez y se puso de pie. Imitó la posición de su hermana, parada en cuatro apoyando las manos y brazos en la mesa. —Así?—Preguntó Florencia. —Sí! Dale hermanito, le toca a ella ahora.—Respondió Agustina. Martín retiró la mano que tenía en la teta de Agustina, y se separó de ella. Se puso atrás de Florcha. Florencia traía puesta una calza ajustada negra, estilo leggings. Se le marcaba todo el enorme orto que tenía. Al muchacho le encantó como se veía ese culazo apretado por la calza. Agustina se puso de pie, acomodándose la faldita, y se sentó al lado. Empezó con las indicaciones para sus hermanos: —Bueno, ya sabés más o menos como hacer ¿no?—Le dijo Agustina a Martín. —Sí. —Poné las manos en sus caderas para que estés más cómodo, y apoyale el pito hasta encontrarle la chocha. Agustina veía como Martín con esa enorme erección en el short, se acercaba a su hermana y se la apoyaba en medio del culo, encima de la calza. Le encantaba como se veía el paquete de su hermano, pero quería verle la pija.
Florcha se estremeció al sentir ese duro miembro apretando contra su cola. Ya la pobre sentía la bombacha inundada. Era la primera vez que hacía una cosa así con un chico… y era su hermanito menor! El chico se inclinó con las rodillas y trató de apoyarla más abajo, buscando la zona de la vagina de su hermana. Una vez que apoyó su pene excitado en el cuerpo de Florencia, Agustina habló: —Ahí tenés la concha Flor? —Un poquitín más abajo.—Respondió Florencia. Martín se despegó apenas, fue más abajo y apoyó de nuevo sobre la calza. —Ahí.—Confirmó Florcha. Florencia sintió la pija dura y parada de su hermano apoyando de lleno en su conchita bajo la calza. —Bueno hermanito, ahora cojela como te enseñe.—Indicó Agustina. Martín empezó a moverse como antes, moviéndose atrás y adelante lentamente sobre el cuerpo de su hermana. Florencia permanecía con los ojos cerrados, mordiéndose el labio, mientras notaba como su hermano se la estaba cogiendo en cuatro con la ropa puesta. El muchacho comenzó a aumentar un poco la velocidad. Su pija chocaba contra la concha, mientras su pubis chocaba contra la cola de su hermana. Estaba siendo apoteósico. Agustina no se perdía detalle de todo, mientras disimuladamente se apretaba sus muslos para rozarse la conchita que ya la tenía mojada. A Florencia le estaba encantando como su hermano se la cogía con la ropa puesta. Cada vez que sentía la pija dura y parada del chico chocar contra su vagina, le provocaba demasiado placer. Tenía la concha excitada, caliente y empapada. La pobre bombacha no daba abasto para absorber los flujos de tanta excitación que esa chochita virgen emanaba. Ya se le estaba empezando a mojar la calza. A Martín le empezaba a doler la pija, la tenía muy muy parada, y al no poder sacarla del short, le estaba apretando demasiado. Tras algunos movimientos más, en una de esas apoyadas fuertes sobre su hermana, Martín sintió que se venía, estaba por acabar. Se detuvo de inmediato. Se separó un poco de Florcha, y permaneció quieto. —Pasa algo?—Preguntó Agustina. —Perdón, es que… si seguía… iba a acabar.—Martín. —Ahhh, está bien, no te preocupes. Estás muy caliente?—Agustina.
—Sí, mucho. Casi no aguanto más. —Se te nota!—Dijo Agustina, mirándole directamente el bulto en el short. Florencia seguía en su posición, con los ojos cerrados y la cara de excitada, esperando ansiosa a recibir más apoyadas sobre la concha. —Bueno hermanito, cogela un poquito más y cuando ya ves que te venís, parás, así terminamos. –Le ordenó Agustina. Le apoyó de nuevo la pija dura sobre la conchita a su hermana. La apretó sintiendo toda la cola gorda de Florcha en esa calza ajustada, lo hizo tres veces, cuando volvió a sentir que iba a acabar. Se separó inmediatamente de nuevo. —No puedo más.—Le dijo Martín a Agustina. —Ok. Lo hiciste muy bien pendejo… descansá ahora.—Le respondió su hermana mayor. Martín agarró una de las sillas y se sentó, tratando de bajarse la calentura para que la pija le dejara de doler bajo el short, estaba extasiado. Florencia se incorporó, se acomodó el pelo y también se volvió a sentar en una de las sillas, ya totalmente empapada entre sus piernas. No recordaba estar tan mojada. Creía que se había meado. Ya con los tres sentados en la mesa, Agustina fue la primera en hablar: —Bueno hermanita… ya te enseñe a coger ! –Dijo Agustina sonriendo. —Ja… y yo que te estaba jodiendo cuando te lo dije! –Florcha. —Soy buena maestra al final? Jajajaja. —Jajaja sí... —Y…? Te gustó coger?—Pregunto Agustina. —...Sí... estuvo bueno.—Florcha. —Cuando te la metan de verdad va a ser mil veces mejor. Estás excitada Flor?— Le preguntó Agustina a su hermana. —Sí.—Respondió Florcha. —Mucho o poco? —Creo que mucho. —Mojaste la bombacha? —Volvió a preguntar Agus. —Si, mal boluda. ¿Vos? —Florencia. —Yo también estoy un poco mojada.—Dijo Agustina mirándose la entrepierna. Martín escuchaba todo eso y estaba como loco, seguía con la pija al palo. —A vos hermanito? Te gustó?—Le preguntó Agus. —Siiii.—Martín. Florencia bostezó. —Me agarró un poco de sueño.. vamos a charlar un ratito más a la pieza?—Florcha. —Dale.. yo también tengo sueñito ya.—Agustina.
Martín se puso de pie y abrió la heladera… se fijó en que podía tomar, y agarró una lata de coca—cola fría. La noche primaveral estaba demasiado caliente… Ambas hermanas se pararon y caminaron hasta su habitación. Le dijeron al muchacho que entre también. Cerraron la puerta y Martín les convidó de la lata de gaseosa. Primero tomó un trago Agustina, se quitó las botas y se acostó en su cama, luego Florcha bebió un sorbo de la lata y se acostó ella también en su propia cama. Martín acomodó un puff rosa que había allí y se recostó en él, en medio de ambas camas. Ambas chicas lo miraban y todavía tenía el paquete hinchado, síntoma de seguir con la pija paradita. No tanto como antes, pero aún estaba excitado y se le notaba. —Dios, no puede hacer tanto calor! –Dijo Agustina tirando la frazada de la cama al piso. Mientras Agustina luchaba con sus pies tratando de tirar la frazada al suelo, con esos movimientos de piernas, Martín le miraba los muslos, tratando de verle la tanga debajo de la falda. Alcanzó a vérsela un poquitín ahí abajo… se le puso la pija dura como una roca de nuevo. Florencia se la estaba mirando justo, y vio como la pija de su hermano se ponía cada vez más parada en el short, levantándose cada vez más en el pantalón… le encantó. Sintió un cosquilleo en la concha. Le pudo la curiosidad. “¿Cómo se sentirá? ¿No le molesta tenerla así apretada?” Pensaba Florencia. —No te duele? –Le preguntó Florcha a su hermano, mirándole la pija. Martín y Agustina miraron a su hermana, tratando de averiguar a quien le hablaba. Agustina se dio cuenta que le hablaba a su hermano, y tras arrojar la frazada al piso, ella también le miró el bulto en el pantalón. Martín se dio cuenta que le hablaba a él, pero no sabía a qué se refería, estaba embobado tratando de verle la tanga a su otra hermana. —Qué cosa? –Preguntó el chico. —Tu pito. No te molesta tenerlo así?—Volvió a preguntarle una curiosa Florencia. Martín inmediatamente se percató de que la tenía súper parada y erecta, muy empinada en el short y dejó la lata en el piso, para llevarse ambas manos a esa zona para taparse la erección. —Perdón.. es que… —Dijo el muchacho avergonzado. —¿Qué hacés? No te tapes! –Dijo Agustina riéndose. —Te da vergüenza? –Le preguntó Florencia. —Sí !!! —No seas tonto…somos tus hermanas, no tengas vergüenza.—Dijo Agustina. —Pero…—Trató de decir algo Martín, cuando lo interrumpió Flor. —Dale, no vas a tener vergüenza de tus hermanitas.—Dijo Florcha. —Queremos ver como la tenes… mostranos, no seas malo.—Dijo Agustina excitada, tratando de convencerlo.
Martín se convenció y se sacó las manos de su paquete, que nuevamente quedó a la vista de sus hermanas. Agustina y Florcha se la miraron fijamente y con atención, se quedaron ambas muy embobadas viéndole el ajustado y apretado bulto en el pantalón a su hermano. —Parece que te gustó mucho coger, jajaja. No se te baja! –Dijo riéndose Agustina. —Ya… no te burles! Me tapo de vuelta… –Martín. —Nooo, estaba jodiendo hermanito. A mi también me gustó, si estoy mojada. A Flor también. O no que todavía estás excitada vos también Flor? –Le preguntó Agustina. —Sí. —Respondió Florcha. —Ves? —Bueno, pero a ustedes no se les nota.. son re tramposas! –Martín. —Jajaja. —Jajajaja. Ambas chicas se rieron. —No me respondiste todavía. No te molesta tenerla así apretada? —Florcha. —Si me molesta…y me duele un poco, pero no es nada. Agustina y Florencia se miraron mutuamente y se sonrieron. Se leyeron los pensamientos una a otra. —Querés sacarla? Así no te duele…—Dijo Agustina. Martín se la quedó mirando. —Estás loca? Me la van a ver! —Si decís que te duele... la tenés muy apretadita, te vas a lastimar.—Agustina. —Ya te dije que no es nada.. puedo estar así.—Martín. —Seguro? La tenés re parada! No quiero que te lastimes el pito por nuestra culpa. —Estoy bien hermanita.. sí me duele un poco, pero tranquila que no me va a pasar nada. La pija le iba a estallar. Si no estallaba el short antes. Estar hablando con sus hermanas de esas cosas, más la cogida con ropa de hacia unos minutos… tenerla tanto tiempo apretada al pantalón le empezaba a pasar factura, era un dolorcito muy incómodo, aunque lleno de placer. Entre Agustina y Florencia, que traían la suma de alcohol + excitación… estaban desatadas. —Agu, te acordas cuando éramos chiquitas y lo veíamos desnudo? Que no sabíamos que era lo que tenía ahí.. jajaja!—Dijo riéndose Florcha. —Siii.. jaja que le preguntábamos a mami porqué tenía pito!! –Contestó entre risas Agustina. —Ustedes me veían desnudo?!?!? Cómo??—Martín. —Si… creo que cuando te bañabas… mamá te sacaba la ropa y te bañaba ella, y nosotras mirábamos de curiosas!
—Recién me vengo a enterar! —Jajaja… y parece que te creció mucho, eh.—Dijo Agustina. Martín llevó su mano ahí para acomodársela un poco, ya empezaba a sufrir las consecuencias de tenerla tanto tiempo parada y apretada. —Si te molesta mucho, sacátela… en serio.—Florcha. —Para ustedes es fácil! –Martín. —Bueno, pero no vas a estar tanto tiempo con eso doliéndote ahí... te vas a lastimar.— Agustina. —Pero me da mucha vergüenza! –Martín. —¿Vas a tener vergüenza de nosotras? Si ya te la vimos cuando eras chiquito! –Florencia. —Eso.. dale, no podes tener vergüenza de tus hermanas. –Agustina. —¿Están seguras? No sé.—Dijo Martín. —Dale, queremos ver como te creció, jaja. –Florcha. —Se nota que te duele, dale así también se la mostras a Flor, que todavía nunca vio una…va a ser la primera que vea así grandecita y parada. Aparte yo también quiero vértela. –Dijo Agustina. —Está bien… ustedes ganan. –Martín. El muchacho dejó la lata a un lado en el piso, y se llevó ambas manos a su short, agarró el elástico junto con el bóxer debajo y se lo fue bajando de a poco. Las chicas miraban atentamente sin perderse ni un detalle de lo que pasaba ahí abajo. Lo primero que vieron fue el pubis de su hermanito con algunos pelitos claros, y luego le empezaron a ver el comienzo del tronco de la pija. Martín siguió bajándose la prenda hasta que todo su caliente miembro quedó afuera, a la vista de ambas. Saltó como un resorte hacia fuera. Se bajó el short más, hasta también sacar los huevos afuera. Allí se detuvo, dejando el pantalón debajo de las bolas. La pija dura quedó al aire, parada, apuntando al techo. Agustina y Florencia se la estaban viendo a su hermano menor. La tenía demasiado dura, con el prepucio recubriendo el glande, tapándolo. —Wow… te creció un montón jaja!! –Dijo Agustina, devorándola con la mirada. —En serio? No sé… como es de tamaño? Está bien? La de tu novio es más grande?— Preguntó Martín, con la preocupación lógica de todos los hombres. —Mmmm.. no… creo que es más o menos del mismo tamaño… está perfecta!! –Respondió Agustina. La tenía normal, era de un tamaño estándar. Florencia la miraba con devoción. Era la primer pija que veía y le encantaba. Se puso la sábana encima para que no la vean, y disimuladamente se tocó encima de la calza. Palpó primero la zona del clítoris, y luego bajó con sus dedos, notando como tenía la calza húmeda. Estaba tan mojada que los flujos habían traspasado la bombacha ya. —Y Flor.. qué te parece? ¿Te gusta? –Preguntó Agustina a su hermana. —Sí. –Se limitó a responder ella.
—Hermanito, te animás a bajarte la piel para mostrarle la cabecita? –Preguntó Agustina. —Ok. Martín colocó tres dedos en su pija y se bajó el prepucio como se lo pidió su hermana, quedó a la vista el glande rojizo, bien excitado y todo húmedo por líquido pre seminal, muy a la vista porque se veía brillante. A Florencia ver aquello la excitó aún más… no paraba de mojarse. Su conchita seguía lubricando como nunca. A Agustina también le encantaba y disfrutaba con todo ello. Martín se sentía muy caliente pero algo incómodo, sus hermanas se la miraban sin pestañear! —Me siento un poco acosado. No puedo verlas yo a ustedes?—Martín. —¡Jajaja! Hoy me tocaste una teta, no es suficiente?—Agustina. —Tenés razón.. pero.. —Ah!!! ¿Y las bombachas mojadas? No podés quejarte de desigualdad eh! Jajaja. —Dijo Agustina riéndose. —Jajaja… me tapaste la boca, hdp. —Si querés, antes de ir a dormir te doy mi tanga, para que veas lo justa que soy, je. —Si quiero! —¿Vos Flor, se la vas a dar?—Preguntó Agus a su hermana. —Sí…creo que es justo por habernos enseñado el pito. Aunque esta vez la moje mucho!— Florcha. —Ves que buenas que somos? —Jaja sí.. gracias a las dos. —¿Y cuanto tiempo la podes tener parada así? –Preguntó curiosa Florencia. —Bueno… mientras esté excitado la voy a tener así…cuando deje de estar caliente se me va a bajar.. o después de acabar. Florencia seguía mirándosela, viendo esa cabecita roja y húmeda que le parecía deliciosa, con el resto de la verga apuntando al techo. —Parece que a Flor le encanta tu pija hermanito!—Dijo Agustina. —Sí, está re linda boluda.—Florcha. —A mi también me gusta! Está hermosa así paradita.—Agustina. —Bueno.. ustedes pueden ver lo caliente que estoy, pero yo no a ustedes! Eso sí que no es justo! –Dijo el chico. —¿Qué querés ver? Nosotras también estamos excitadas!—Agustina. —Bueno, quiero que me lo demuestren como yo a ustedes!—Martín. —¿Cómo? Querés que te muestre la tanga? No sé como demostrarte que estoy mojada. —Sí! Así estamos a mano… Agustina no se lo pensó dos veces. Se sentó en la cama, en el borde, y abrió las piernas un poco. Se levantó un poco la falda, para mostrarle la entrepierna a su hermano. —Mirame! Notás lo mojada que estoy?—Agustina. —Ciertamente no veo desde acá. Puedo ver de más cerca?—Martín. —Dale.
El chico se acercó aún más, poniendo la cara casi entre las piernas de su hermana mayor. Observó lo que parecía la tanga húmeda, apenas se notaba, lo que se volvía a notar eran los labios de la concha marcados en la tanga. Al estar tan cerca, lo invadió un olor bastante conocido. —Agu… espero que no te moleste lo que te voy a decir, pero el olor que tenés es riquísimo!—Dijo el muchacho, sintiéndole el olor que le era familiar. —Jajaja! Es mi concha excitada pendejo… —Me dejás olértela un minuto de más cerca? —…Bueno, si es lo que te gusta… oleme la concha.. pero no se vale tocar! –Agustina. El muchacho no se lo podía creer. Su cara estaba a centímetros de la vagina de Agustina… el olor tan característico provenía de su entrepierna, tapada por la tanga húmeda. Le sintió el olor a excitada hasta que la chica misma cerró sus piernas delante de él. —Te gusta? –Preguntó Agustina. —Sí. —Ves lo excitada que estoy? Mostrale vos Flor. —Hago lo mismo? –Preguntó Florcha. —Si querés… —Le respondió Agustina, volviéndose a acostar en la cama. En esta ocasión, fue Florencia la que se quitó la sábana y se sentó en el borde de su cama, abriendo ligeramente sus piernas. No se bajó la calza. Martín inmediatamente se volteó hacia el otro lado y se puso entre las piernas de Florcha. La miró para que ella le diera el vía libre. La chica le hizo el gesto de que lo hiciese. Movió la cabeza hasta poner su nariz cerca de la entrepierna. Empezó a olerle la concha a su otra hermana. Esta vez el olor era más fuerte, aunque igual de rico. Permaneció así mientras la pija le daba saltos de lo caliente que estaba. Mientras se la olía ahí abajo, Florencia le miraba la verga parada, y el glande rojizo todo húmedo. Ella seguía chorreando. Sentía que estaba mojada hasta la cola. Hacer eso era muy excitante. Tras unos segundos oliendo la conchita de Flor, la chica le cerró las piernas. —Yo también tengo olor rico?—Florcha. —Siiii. Ambas se rieron. Florencia se volvió a acostar, mientras que Martín también se recostó en el puff, con la pija apuntando al techo más que nunca. Las chicas no dejaban de vérsela… Luego de un rato más de seguir hablando otras cuestiones sin mucha importancia, ya cuando estaba cerca de amanecer, el sueño se hizo presente. —Bueno… creo que me voy a dormir ya. –Dijo Agustina tapándose con la sábana. Florcha ya estaba tapadita. Martín permanecía en el puff en el medio de ambas camas, aún con la chota en pie de guerra. Agustina se metió la mano bajo la falda, y se bajó la tanguita blanca mojada por sus
muslos, hasta llegar a los tobillos y sacársela. Al estar cubierta por la sábana, no podía verse nada. La tomó y se la mostró al chico, riéndose. Se la tiró a su hermano. Él la agarró. —Tu regalo hermanito. —Gracias Agu! Florcha al ver esto, hizo lo propio. Abajo de la sábana, se bajó la calza hasta sacársela, mientras Martín y su hermana la observaban. Florencia tiró de su bombacha hasta los pies, quitándosela por completo. Cada movimiento que hacía, notaba lo mojada que estaba, toda enchastrada. Se la alcanzó a su hermanito también. De pronto Martín tenía la tanga blanca y húmeda de su hermana Agustina en una mano, y en la otra una bombacha negra toda enchastrada de su otra hermana Florencia, y él con la pija dura a la vista de ambas. —Gracias Flor. —De nada. El chico lo primero que hizo fue acomodar la doblada tanga de Agustina, y la olió primero, en la zona vaginal. Estaba muy húmeda y brillosa, con mucho olor. Le encantó. Pasó a la otra. Abrió bien la bombacha negra y se dio cuenta de que esta estaba directamente muy mojada. Lo notaba a cada tacto con sus dedos, que Florencia se debía haber chorreado como una zorra. La parte interior estaba toda llena de flujos hasta la parte más delgada de la cola, completamente empapada. ¿No se habrá meado? Le sintió el olor y era muy profundo y embriagador… tremendo. A todo esto, las chicas no se perdían detalle de cómo lo hacía su hermano. —Cuál te gusta más? –Preguntó en broma Agustina. —¡Ambas! Eso lo puso a full al pendejo calenturiento. Era demasiado, demasiada excitación. Tenía que tocarse ya. Agustina se daba cuenta de lo desesperado que estaba, se le notaba mucho. —Bueno chicas… si no les importa.. voy a… —Trataba de explicar Martín, haciendo gestos con las prendas en sus manos. —No hay problema de que lo hagas acá hermanito.—Dijo una ya muy caliente Agustina. —Acá??!?! En serio?? —Yo no tengo ningún problema, así es más cómodo para vos ahí acostadito. Para vos es un problema Flor? —No… que lo haga acá así lo vemos, tengo curiosidad.—Florcha. —Ya la escuchaste hermanito.—Agustina. Jugando, tonteando, y bromeando en la mesa de la cocina, las hermanas y el chico terminaron en la pieza los tres re contra excitados y calientes. Esa noche el límite se
rompió. Martín se llevó una mano a su miembro, mientras sostenía ahora con la otra, ambas prendas. Se la subió y bajó lento dos o tres veces, cuando notó que le ardía. Se llevó la manito a la boca y se escupió algo de saliva. Volvió a la pija y la embardunó con baba. Mucho mejor. Ahora su mano se deslizaba perfecto en su tronco duro y palpitante hacia ya un par de horas. Bendita juventud. Mientras empezaba la paja húmeda, olió ambas prendas, las dos juntas. Lo que lo estimulaba el olor a concha de sus hermanas era inaudito. El chico pensaba en que sus hermanas ahora mismo estaban desnudas bajo la sábana, ambas con la concha bien mojada y caliente, viéndolo hacerse una paja con sus tangas y bombachas repletas de humedad vaginal. El bendito problemita apareció otra vez. Bajo esas impresionantes condiciones de morbo y calentura, era imposible aguantar mucho. Florencia y Agustina miraban atentas y sin pestañear como su hermano menor se hacía una lenta paja, subiendo hasta el glande hinchado y gordito, hasta la base, alcanzando a rozarse los huevos. Agustina tenía los pezones duros bajo la remera, y la conchita toda hinchada y viscosa, lista para meter lo que sea. Florcha estaba igual, pero encharcada, sintiendo los muslos y las sábanas del colchón ya mojadas. Hacía rato era solo una sensación, pero ahora ya sentía de verdad tener la cola mojada en flujos también. Por no mencionar que sentía mariposas en el estómago. Estaban fuera de control. Martín continuó con su trabajo. Se masturbaba lento para estirar al máximo el momento. De a ratos paraba, y se ponía a oler la bombacha de Florcha, y de a ratos la tanga de Agus, mientras se pajeaba. Verle oler su propia bombacha mojada, a Florencia la concha le pedía a gritos una toqueteada. Disimuladamente debajo de la sábana, se tocó el clítoris hinchadísimo que tenía en ese momento. Notó sus dedos mojados. Otra que en cuanto se tocase un poquito, iba a tener un orgasmo. El muchacho como acto final, sintió el olor de ambas conchas aspirando las dos prendas juntas, sintiendo su mano llena de flujos vaginales de sus hermanas, y ya era hora. Apenas sintió que se venía, llevó ambas telas a su pija, para acabarlas encima delante de sus dueñas calenturientas. Se pajeaba ahora a toda velocidad para que salga la leche, mientras obtenía ese tremendo orgasmo aguantado desde hacia horas, habiéndose cogido a sus hermanas con ropa, habiéndoles enseñado la pija, habiéndoles olido la concha directamente de sus entrepiernas, y con sus tangas y bombachas que ellas mismas le dieron. El primer chorro salió disparado contra la cama de Agustina, pegando en el borde de madera. Los demás se estrellaron contra la tanga de su hermana mayor y la bombacha de Florencia. Sus huevos descargaban semen, y más semen, estaba siendo un orgasmo bastante más largo de lo normal… que gusto! Cuando dejó de salir leche, Martín se
limpió con ambas prendas toda la pija, dejándola completamente limpia. Salió tanto semen que tanto la tanga blanca como la bombacha negra quedaron repletas de leche caliente. El chico se relajó, y les mostró ambas telas a sus hermanas, una en cada mano, mientras la verga se le ponía flácida de a poquito… Entre las chicas excitadas, y el semen vertido por el muchacho, el olor a sexo que había en esa habitación era supremo. Ambas hembras se quedaron mirando atontadas como esa pija caliente sacó tanto esperma. Agustina estiró la mano para alcanzar la del chico, y agarró su tanga… De inmediato sintió sus dedos calentitos por estar tocando la leche de su hermano. —Mirá lo caliente que estabas!! Me la enchastraste toda con tu semen.—Dijo Agustina mirando la tanga de cerca. Florcha también estiró la mano y agarró su bombacha negra, que ahora parecía blanca por la enorme cantidad de leche. Ambas estaban tocando el semen caliente recién eyaculado de su hermanito. —Viste lo calentito que está boluda? —Agustina. —Sí…—Florcha. —¿Te animás a probarlo?—Agustina. —¿¡¿En serio?! ¿No es un asco? —Probalo antes de que se enfríe Flor! —¿Que gusto tiene? Probalo primero! Agustina miró a su hermana para enseñarle como hacerlo. Pasó uno de sus deditos por la tanga para juntar un poco de semen, y se lo metió en la boca, apretándose el dedo con los labios. Le agradó el sabor, pero más le gustó sentirlo calentito. Se sacó el dedo de la boca y buscó más, para darle otra probadita. —Está rico boluda, dale probalo.—Agustina. —Ok. Florcha trató de hacer lo mismo. Hundió uno de sus dedos en la bombacha llena de sus flujos y la leche de su hermano. Juntó algo de semen y se lo metió en la boquita. La primera sensación fue sabor algo dulce. —Mm. Está raro… es un sabor muy raro, medio dulce, ¿no?—Florcha. —Sí… será la coca—cola! Jajaja—Dijo riéndose Agustina, mientras le daba otra probada, esta vez juntando más leche aún calentita de su tanga. Florencia hacia lo propio. Juntaban semen con los deditos y se lo metían en la boca. Dieron un par de probaditas más, hasta que se fue enfriando el esperma. Luego le entregaron las prendas completamente sucias a su hermano para que las lleve al lavarropas.
Martín no se podía creer lo que había visto. Probar su leche??? Si todo lo que había sucedido no era suficiente… habían más sorpresas! Si viendo como sus hermanas se metían sus propios dedos llenos de leche y flujos vaginales en la boca, casi la tenía ya erecta de nuevo! Se subió el short y salió de la habitación, con ambas telas enchastradas. —Hasta mañana chicas… y gracias. —Hasta mañana hermanito… ah, y acordate que ni una palabra a NADIE. El muchacho asintió con la cabeza y salió. Fue hasta el lavadero y las tiró allí dentro. Había más ropa, así que lo puso en funcionamiento y cerró la puerta. Se fue a su habitación a dormir, ya con los primeros rayos de sol de la mañana saliendo. Las hermanas, se quedaron hablando de lo sucedido, mientras seguían acostadas en sus camas. —Che.. no nos habremos pasado un poco?—Florcha. —Boluda.. estoy más excitada que nunca y me venís a preguntar eso? Jajaja. —Jaja… yo también… no sabés como tengo la concha… me mojé mal! Estoy manchando la sábana, haceme acordar mañana de lavarla.—Florcha. —Me encantó la pija que tiene. Me dieron unas ganas de metérmela en la boca! – Agustina. —¿Y después cuando se hizo la paja? No puedo creer como nos pusimos! —Perdóname pero yo necesito tocarme hermanita. —Yo también Agus. —Bueno, hagámoslo las dos juntas.. pero sin hacer ruido! Florencia y Agustina se quitaron toda la ropa, y se taparon con la sábana. Se empezaron a masturbar. Agustina se pasaba una mano por el pubis peladito, tocando el clítoris. Casi se muere. Siguió bajando frotándose los labios bien húmedos. Se metió dos dedos fácilmente en la concha, los sacaba y metía. Con la otra mano, se chupó un dedo y se lo metió ligeramente en la cola. Florencia, se abrió bien de piernas, se tocó primero el pubis peludo, y después la vagina. Palpó como tenía los labios, súper hinchados. El clítoris lo sentía grandecito, y muy sensible. Tenía la concha chorreando, se deslizó un dedo un poquito adentro de la chocha pero no quería forzar el himen. Se contentó como siempre disfrutando el clítoris. Mientras ambas emitían leves gemiditos, estaban por llegar al orgasmo. —¿Ya probaste meterte el dedo en la concha?—Agustina entre jadeos. —…No… todavía no, me duele un poco.—Florcha. —Mmmhhh… intenta metértelo en la cola.—Agustina.
Florencia, mientras mantenía una mano en el clítoris, con la otra buscó su ano, levantó la cola un poco y se metió la mano entre sus enormes nalgas. No hacía falta lubricación porque estaba llena hasta el ojete de flujo. Encontró el agujerito y trató de metérselo, entró re fácil. Se estremeció enseguida al sentir medio dedo adentro del culo. Se masturbó más el clítoris, con el dedito metido adentro de la cola y acabó. Se retorció en toda la cama, emitiendo gemidos bajos. —Ahhhhh mmmmmm….uhhh Agustina escuchó a su hermana y también se vino, masturbándose el clítoris con dos dedos entrando y saliendo de su conchita. Tras los súper—orgasmos… se quedaron calladas y quietas, despatarradas sobre las camas, a patas abiertas. —Uffff… hermanita! Creo que nunca tuve uno así!—Agustina. —Mmmhhh ni yo… estuvo tremendo!—Florcha. —Como nos puso este pendejo, por dios… Florencia se sacó el dedo de adentro la cola, mientras se acariciaba la concha con su mano… así hasta que se durmió. Agustina palmó enseguida. Capítulo X: El cuerpo femenino Martín se despertó un rato antes del mediodía del sábado para ver un partido de fútbol. Se levantó y encendió la TV. Entró al baño, desvistiéndose y se dio una ducha rápida y fría, para refrescar. Salió con el pelo mojado y se colocó solamente una de esas mallas que llegan hasta las rodillas. (traje de baño, o bañador en otros países). Y ojotas. Mientras miraba el partido en la cocina, abrió la heladera y buscó unas ensaladas para preparar el almuerzo liviano. Luego de unos minutos preparándolo, fue hasta la habitación de sus hermanas a avisar de que ya iba a estar la comida, si se querían despertar. Entró allí y se le vino a la mente todo lo sucedido hacía unas horas. Nunca se imaginó que pasarían tales cosas. Que buenos días que estaba pasando. Caminó hasta las camas y observó como Agustina estaba acostada de espaldas a él, tapada con sólo una sábana y un poco corrida, porque tenía la espalda algo destapada. Miró hacia abajo y se percató de lo que parecía ser una mancha de semen en la madera de la cama. No se había dado cuenta de eso en el momento. Se sorprendió y se rió del alcance de su ‘disparo’. Salió de allí y se fue hasta el lavadero en busca de un trapo, lo mojó y volvió a la habitación. Limpió el semen seco y pegado en la madera. Una vez hecho eso, les avisó a sus hermanas que si querían comer la comida ya estaba. Salió y se fue a seguir mirando el fútbol. Florencia una vez despierta, miró el reloj en el celular, que tenía en la mesita de luz. Se movió en la cama, sintiendo enseguida el enchastre que había dejado. La sábana de
abajo estaba toda mojada. Inmediatamente abrió los ojos y se puso de pie en el piso, así desnuda. Empezó a sacar las sábanas. Allí se despertó Agustina. Acostada y con los ojos entre cerrados, miró a su hermana desnuda, y le preguntó que hacía. —Qué haces? —Tengo que lavar la sábana, boluda. —Mmhh. —La tuya está seca? —Creo que sí. —Cómo, ‘creo’? —Sí.. esperá a ver. Agustina tocó con su mano toda la sábana y estaba bien. Florencia abrió el placard y buscó una toalla. Se la enrolló en el cuerpo, y llevó la sábana mojada al lavadero. Vió que el lavarropas estaba con la ropa de ayer, así que directamente la metió en una fuente con agua. Saludó a su hermano, y se metió a ducharse también. Se quitó la toalla de su cuerpo y directo a la bañera. Una vez que salió, volvió a enrollarse la toalla y se dirigió a su habitación. Agustina ya estaba levantada, también desnuda. Florcha se quitó la toalla y se dispuso a abrir el cajón de ropa. Escogió una bombacha gris y se la puso. Su hermana le pidió que le alcance una. —Alcánzame una, Flor. —Cualquiera? —Sí. Agarró otra bombacha, roja en este caso, y se la tiró a su hermana mayor. —No te vas a bañar?—Preguntó Florencia. Agustina giró la cabeza diciéndole que no. —No te sentís un poco sucia? —Sí, pero… esa toalla ya la usaste?—Agustina. —Sí, por? —Dámela. Florencia le alcanzó la toalla húmeda a su hermana, y ésta abrió sus piernas así parada, y se la pasó un poco por el pubis, los muslos, la parte baja de la cola y la concha, limpiándose de cualquier rastro viscoso que quedaba. —Da, no seas tan asquerosa boluda.—Florcha. —No tengo ganas de bañarme ahora. Si no es nada! Después de lo que hicimos anoche…
Florencia se rió mientras Agustina ya se ponía la bombacha y un corpiño, mientras se le movían las tetas cuando lo hacía. Tras ya estar ambas vestidas con una remerita liviana y short deportivos, fueron a almorzar, cuando recibieron también a su madre que había llegado a casa después de estar de visita de unos parientes. Mientras almorzaban en la mesa, en un momento mamá preguntó: —Y chicas, la pasaron bien anoche? Ambas miraron a su hermano y se sonrieron… respondieron que sí, sin más. Hablaron de las amigas que habían venido, y ya. El resto del día fue bastante normal, pasó poco. Martín recibió un llamado de un amigo para pasar la tarde, y Agustina se fue con el novio. Por su parte, Florencia salió a la tarde con sus amigas. Ya después, el domingo por la tarde, mientras Agustina aún dormía por haber salido la noche del sábado, Florencia y su hermano estaban en la mesa de la cocina haciendo las tareas del colegio. Una vez que el chico terminó con su tarea, se sentó al lado de Florcha para ayudarla con el estudio. Ya faltaba poco para el examen final. Esa tarde de domingo estudiaron los últimos temas de matemática para ya prepararse para el examen que sería en un par de días. —Uff !! Increíble que me haya aprendido todo esto. Gracias por enseñarme hermanito! —De nada Flor… era el trato que teníamos, no? —Sí. —A propósito de eso… ¿podés?—Dijo Martín mirando a su hermana a la cara. —¿Ahora? —Sí, por? —¿Donde está mamá?—Preguntó la chica. —No sé. Creo que en el patio… daale. —Estás loco.! Florencia se puso de pie y fue hasta el lavadero, para revisar por la puerta que daba al patio, y efectivamente su madre estaba allí, haciendo algún tipo de arreglos en las flores. Florcha volvió a la cocina, parada al lado su hermano que permanecía sentado. —Sí, mamá está allá.—Confirmó Florencia. —Bueno, me mostrás…? —Querés verme la bombacha? —Sí, porfa.! —Bueno.. ¿me querés ver adelante o atrás? —Las dos! Puedo? –Respondió sonriendo Martín. —No.. una sola. Elegí! —Dale.. por hoy nomás que terminamos con tantos días de estudio…si? —En fin.. ok.—Aceptó Florcha, que iba a empezar a bajarse la calza.
—Ah!! Esperá. Te animás a mostrarme el corpiño primero? Tenés corpiño puesto? —Sí tengo corpiño! Pero pará un poco querido!! —Perdón, pero… tengo muchas ganas de verte Flor! No seas mala… —No sé… —Si vos ya me viste la pija.. yo nomás te pido el corpiño!! —Bueno, visto así… supongo que tenés algo de razón. Pero me levanto la remera nomás. —Eso!! Gracias hermanita. —Vamos a hacerlo rápido antes que mamá venga… esperá que me fijo de nuevo. Florencia fue a revisar, y su madre seguía en el mismo sitio. Agustina permanecía durmiendo, pero ya no era ningún problema que los viera. Se quedó parada delante de su hermano menor, cuando agarró la remera que traía, levantándosela hasta dejar a la vista las tetas cubiertas por el corpiño blanco. Martín se las veía, se podían adivinar firmes y bien redonditas bajo ese corpiño, obviamente eran de menor tamaño que las de Agustina, pero le encantaron, se calentó mucho. Se tocó el pantalón por encima sin ningún reparo. —¿Qué? ¿Ya estás?—Dijo riéndose Florencia, mirándole el bulto más que duro y erecto bajo el pantalón. Martín solo sonrió. Florencia se bajó la remera. Traía puesta la calza deportiva gris apretada que ya en una ocasión había puesto caliente a su hermano. Puso ambas manos en el elástico a ambos lados de la calza, y se la bajó rápido hasta el comienzo de los muslos, dejándole ver a su hermano la bombacha rosa que tenía puesta, observándole el pubis de frente. Se le notaba ligeramente la raja en el medio de la concha, bien abajo, casi no se la podía ver. La chica se empezó a calentar viéndole el miembro duro al muchacho bajo el pantalón. Ella ahora se giró dándose la vuelta, para mostrarle la cola con la calza bajada en los muslos. Que hermoso era verle el ojete grande y gordo a su hermana. Quería meter la cara en el medio de ese orto. Con razón todos sus compañeros lo cargaban diciéndole lo buenas que estaban. Ahora él podía verlas casi desnudas! Martín no podía explicar lo excitante que era. La tela rosa como siempre se metía entre las nalgas. Le dieron muchas ganas de masturbarse ahí mismo. Tras un par de segundos mostrándole la cola, Florencia se subió la calza. Le quedaba demasiada apretada en ese culo. Dejó a su hermano con la pija parada, sonriéndole. Le gustaba mucho poner así a su hermanito, calentarlo mostrándole la bombacha. Saber que se le ponía dura y parada por ella, la excitaba. Se dispuso a prepararse la merienda… le preguntó a su hermano si quería algo. Él le respondió que le preparara un café. Lo hizo y se sentó de nuevo en la mesa junto a su hermano a merendar mientras pasaban canales de TV para buscar algo. Unos minutos después, cuando ambos terminaron de comer…
—No hay nada! –Dijo Florcha apagando el TV. —Estoy muy aburrido. —Yo también… —¿Qué podemos hacer?—Preguntó Martín a su hermana. —No sé. Yo le mando un msje a mis amigas a ver si hacemos algo. Florcha se puso de pie y agarró el ipod, abrió whatsapp e iba a empezar a escribir, cuando su hermano le vió el culo en esa calza ajustada, y también se puso de pie, detrás de ella. Aún estaba caliente de verle el corpiño y la bombacha, aunque se le había bajado la pija. Ahora se le puso dura de nuevo, y no se pudo resistir. Sin decirle nada, se movió hacia delante, apoyándole la verga en la cola a su hermana. Enseguida, Florencia se dio cuenta y giró la cabeza, para mirarlo. —¿Qué hacés? Martín no dijo nada. Se quedó así, apoyando a su hermana. Florcha lo seguía mirando: —Pará nene… salí que nos van a ver! El muchacho no hizo caso. Puso sus manos a ambos lados de la cadera de su hermana, y se apoyó más, sintiendo la cola gorda de su hermana en su pija parada. Florencia se acomodó el pelo a un costado, y con sus manos, se quitó las manos de su hermano de encima, se separó de él y se dio vuelta, ahora mirándolo de frente. —Basta. Va a venir mamá, y nos puede ver.—Dijo tratando de sonar autoritaria. —Ufa.. no seas mala hermanita… —No soy mala, vos sos el desubicado! —Un ratito nomás… estoy aburrido. —Bueno, entretenete con otra cosa! —Dale.. vamos a coger un ratito… —Qué decís pendejo, ubicate. —Es que me encanta tu cola, Flor. —Esa es manera de hablarle a tu hermana?—Dijo Florencia. —Bueno… es que me pones muy caliente! Florencia lo miró haciendo un gesto con la cara. —Quiero cogerte.. porfa hermanita!—Dijo Martín con la verga parada bajo el pantalón. El chico puso una mano en una de las caderas de su hermana, haciendo el movimiento para girarla, tratando de que ella se de vuelta otra vez. —Pero me querés coger en la cocina cuando nos pueden ver!—Respondió Florcha mientras finalmente se volvía a girar, dándole la espalda. —Si escuchamos el ruido de la puerta del patio, nos separamos, no hay problema.
—Dios! Pero rápido, ¿si? Un poquito nomás. –Resopló Florencia. La chica dejó el ipod en la mesa nuevamente, quedándose parada esperando recibir la apoyada de su hermano menor. Martín volvió a colocarse bien detrás de ella, volviendo a ensartarle la pija en el medio de las nalgas. Empezó a moverse hacia atrás y adelante, con la pija chocando contra la calza. La tomó de las caderas a Florencia, y mientras se la cogía con la ropa puesta, le metió una mano bajo la remera, acariciándole el abdomen. Ya a Florcha se le estaba humedeciendo la conchita mientras su hermanito se la apoyaba por atrás. —No podes inclinarte un poco?—Preguntó Martín mientras seguía embistiéndola. Florencia no contestó, solo actuó. Apoyó sus manos en la mesa y se inclinó un poco hacia delante, levantando el ojete para él, haciendo lo mismo que la noche del viernes. Ya con mejor posición, Martín se puso aún más caliente viendo el orto de Florencia esperando a recibir su pija. Continuó ahora en esa pose cogiéndose a su hermana. Cada pijazo se lo daba en la parte baja de la cola, sintiendo los cachetes grandes y gordos de la chica. Subió un poco su manito por la pancita de Florcha. —Flor, me dejas tocarte las tetas? —No! —Por encima del corpiño.. puedo? —No hermanito, y es mi última respuesta.—Respondió Florencia mientras sentía como su hermano tenía la pija dura y parada con cada apoyada fuerte que le daba. Pensaba que ya era suficiente con que lo estaba dejando cogérsela en medio de la cocina.. Martín aceptó la negativa y aumentó la velocidad. Mientras seguían cogiendo con ropa, apareció Agustina por el pasillo, recién levantada, saliendo de su habitación. Inmediatamente el chico la vió y se separó de Florcha, quedándose quieto. Florencia se acomodó poniéndose derecha de pie, tratando de hacer que no pasaba nada. Agustina llegó a la cocina.. miró a los dos. —Qué bien que la pasan acá! –Dijo acomodándose el pelo en un rodete. Ninguno de los dos dijo nada.. se quedaron callados. —¿Qué pasa? Sigan! ¿Mamá salió? –Dijo Agustina mientras se preparaba algo en el mesón de la cocina. —No.. está en el patio.—Respondió Florcha. —¡¿En serio?!.. Ahh ustedes están a full! Se nota que les encantó lo que les enseñé.
—Pará boluda… todo empezó con tu hermanito, que me insistió mucho! Yo no quería..— Dijo Florcha avergonzada. —Sí, claro… yo te vi re entregadita con la cola parada.. a mí no me engañas querida! –Dijo Agustina riéndose. Florcha también se rió. Mientras Agustina preparaba el mate, les pidió a sus hermanos que continuaran. —Bueno pero fíjate que mamá siga en el patio!—Le pidió Florencia. Agustina fue hasta el lavadero, y avisó de que mamita seguía allí, ahora regando las plantas con una manguera. Florencia entonces se puso nuevamente en posición, y Martín continuó con lo que estaba haciendo. Se la cogía con la ropa puesta, chocando su pija contra la parte baja del enorme ojete cubierto por la calza ajustada. Agustina los miraba mientras tomaba mate… Tras unos achuchones rápidos más así, Agustina los detuvo. —¿Quieren que les enseñe otra pose? Martín se detuvo, mientras Florcha se reincorporó. Ambos observaron con atención a su hermana mayor. Agustina se sentó en una de las sillas, subió ambas piernas a la silla y las abrió. De esa manera estaba sentada en la silla con las piernas abiertas. El shortcito deportivo rojo que traía se le estiró un poco. —Ponete acá hermanito.. –Le ordenó Agustina. Martín aún con su miembro erecto bajo el pantalón, se colocó en frente de ella, viéndola a patas abiertas con el shortcito ajustándose a su figura. Que hermosos eran sus muslos desnudos. —Ahora apóyame el pito acá, ¿podés? –Dijo Agustina señalándole su concha. Martín se ajustó más cerca y presionó su verga sobre la vagina de su hermana a través del shortcito. —Eso.. muy bien. Ahora empezá a cogerme, ¿si? El muchacho trató de aprenderse la nueva forma de coger. Su hermana le indicó que se agarre de sus piernas, con las manos para sostenerse mejor. Ya así, fue comenzando con el bombeo sobre su hermana mayor. —¿Estás viendo, Flor?—Preguntó Agustina a su hermana. —Sí. Martín le miró la cara a Agustina.. que linda estaba, con la cara un poco excitada y el rodete en el pelo!! Debajo de esa remera tenía las grandes tetas que ya había tocado
(una).. y le estaba apoyando la pija parada por toda la concha, a piernas abiertas sentada en la silla. Cada vez que le apretaba la pija contra ella, a Agustina el shortcito se le metía en la concha, porque estaba así nomás, sin bombacha debajo. Cuando llegó de fiesta el día anterior, se sacó todo y se durmió solo con ese short. Ya se le notaba mucho la raja de la chocha marcada en el pantaloncito deportivo rojo, mientras su hermano se la apoyaba ahí. El chico lo notó, y ella también, porque ya sentía como la tela se le metía en la concha y se miró ahí. —¿No te molesta que se te meta?—Le preguntó Martín mientras seguía cogiéndola. —Un poco.. esperá que me lo acomodo. Es que no tengo nada abajo. —No tenés bombacha? —No.! Martín se puso más caliente todavía al saber que solo el shortcito ajustado se interponía entre él y la conchita de su hermana mayor. Agustina se acomodó el pantaloncito de manera que no se le note la concha, cuando escucharon el ruido de la puerta del patio. Mamá ya había entrado! Rápidamente y en un abrir y cerrar de ojos, Martín sacó su pija de la concha de Agustina y se separó, sentándose en una de las sillas ahí, tapándose la erección en el pantalón. Agustina cerró las piernas, y Florencia se quedó parada… por suerte mamá no los descubrió. Se detuvieron a tiempo.! Su madre pasó hacia la cocina, y observó a sus tres hijos mirándola, quietos. —¿Qué les pasa? ¿Tengo algo?—Preguntó la madre mientras tomaba un vaso de agua. Los tres hermanos no dijeron nada y siguieron como si nada pasaba. Ya una vez que la señora salió otra vez para el patio, los tres se miraron, y Agustina empezó a hablar: —Casi. —Que susto boluda! –Florcha. Tras decir esto, sonó el ipod de Florencia. Sus amigas la llamaban para ir a tomar unos mates a la casa de una amiga. Revisó los msjes: —Bueno, me voy.. me invitaron las chicas. Florencia se calzó las zapatillas preparándose para irse. Martín, aún con la pija algo parada, le preguntó: —Flor.. antes de que te vayas, me das la bombacha? —¿Qué?... ¡¿Ahora?! El chico respondió con la cabeza diciendo que sí. La pobre de Florcha ya había mojado nuevamente la bombacha, primero por la cogida
que le dio su hermano, y después por ver a Agustina y a él haciéndolo. —No podés esperar a que vuelva? —No aguanto! Estoy muy caliente ahora hermanita… quiero pajearme ya. —… Vos no vas a decir nada?—Florcha a Agustina —Qué querés que diga?—Respondió Agustina riéndose. Florencia suspiró, resignándose. Se quitó las zapatillas, y se puso de pie en un rincón de la cocina. —Mirá para otro lado pendejo! Martín se dio vuelta para no mirarla. Florcha se bajó la calza, se la quitó. Luego hizo lo propio con la bombachita. Se la sacó ahí en la cocina, quedándose desnuda. Su hermana Agustina la miraba. Enseguida se volvió a poner la calza gris ajustada, ahora sin nada debajo. —Ya está. Una vez vestida, le arrojó la bombacha roja húmeda a su hermano. La chica se calzó y se disponía a irse. —¿Vas a ir así?—Preguntó Agustina. —Como si vos nunca hubieras salido sin bombacha!—Le respondió Florencia. Ambas se sonrieron sabiendo las veces que habían salido sin ropa interior. Florencia pasó por al lado de Agustina para irse, cuando ésta le dio una palmada en la cola. Finalmente se fue. Quedaron solos Martín y Agustina. El chico parado con la prenda de Florcha en la mano, muy caliente. Miró a su hermana… —Bueno Agu.. voy al baño, a… —¿Por? ¿No querés que te vea?—Dijo Agustina sonriéndole. —Bueno, no…digo.. sí.. si vos querés… —¿Querés o no querés que te mire? —Sí quiero! —Ok, es que estoy aburrida! Pero querés que vayamos a mi pieza así no nos descubre mamá por si entra de imprevisto? —Dale! Agustina se levantó y caminó hasta su habitación, con su hermano detrás de ella. Una vez ingresaron al cuarto de las chicas, Agustina cerró la puerta. La ventana de la habitación daba al patio, por lo tanto Agustina abrió la ventana, corrió la cortina, y la dejó un poco abierta, para poder ver si mamá estaba en el patio o no. La vió allí y se sentó en su cama. —Así podemos saber cuando viene mami. Sentate!
Martín se sentó en la cama de Florcha, en frente de Agustina. El chico se bajó el pantalón y el bóxer hasta los tobillos, sacando a relucir su virilidad. Llevó su mano derecha a su miembro y se bajó el prepucio, dejando a la vista el glande brilloso por la excitación. Ya no le daba vergüenza mostrársela a su hermana. Que ella lo estuviera mirando, solo lo calentaba más. —Ah.. Agu.. te puedo preguntar algo? —Sí hermanito, decime. —¿Los chicos también se depilan acá?—Preguntó Martín señalándose el pubis. —Mmm… no sé. No creo. —Porque en los videos de Internet están todos depilados. —Bueno.. pero a vos te queda bien así, con pelitos. A parte tenés pocos todavía. —¿Vos te la depilás? –Volvió a preguntar el chico. —Sí.. prefiero no tener pelitos. Me gusta así. —Y Flor como la tiene? Porque en las bombachas de ella casi siempre hay algunos pelitos oscuros! —Jajaja. Sí.. Flor se los deja un poco.. cada tanto se los recorta pero no es de depilarse entera como yo. A Martín le saltaba ligeramente la pija con la conversación, y esto Agustina lo notaba, que no dejaba de mirársela con atención. El chico se puso algo de baba en la mano, y se la llevó a su miembro palpitante, para comenzar con la paja. —Dios! —Qué? Estás muy excitado?—Le preguntó su hermana. —Siii… no sabés como me calentó cogerte hace un rato… y encima saber que estás sin bombacha! A Agustina la situación también la había calentado de a poco. Jugar con su hermano le gustaba. Martín finalmente abrió la bombacha de Florcha y se la empezó a oler en la zona de la vagina. El olor a concha lo invadió nuevamente… se hacía la paja lenta, tratando de no venirse tan rápido. Su hermana mayor lo miraba hipnotizada. Tras uno o dos minutos así, Agustina se inclinó a un costado para mirar por la ventana. Su madre seguía en el patio. Todo en orden. Mientras continuaba pajeándose con la bombacha de Florcha en la cara, miró a su hermana y observó que se le marcaban ligeramente los pezones bajo la remera blanca. Se vislumbraban dos puntitas puntiagudas marcadas en la remera… el muchacho se detuvo, sacándose la bombacha de la cara y deteniendo la paja. —¿Estás sin corpiño? —Hey! ¿Cómo sabés? ¿Cómo te diste cuenta? –Respondió sorprendida Agustina tratando de mirarse los pechos.
—Es que se te notan tus pezones!… —…Ahhh que boluda! Gracias por avisar… se me nota todo hoy! —O sea que estás sin bombacha ni corpiño… —Sí.. es que anoche cuando llegué me saqué todo, y me puse lo primero que encontré.. y bueno me levanté así. La remera que traía Agustina era bastante suelta, y los pezones se le marcaban mal en la tela, con la redondez de sus tetas, estaba hermosa. Martín no podía parar de mirárselas. —Dios Agu…me encantan tus tetas.. las tenés re grandes! —Gracias hermanito.. me vas a hacer sonrojar! Verle los pezones marcados en la tela a su hermana lo pusieron como un burro en celo. Se tocaba la pija con un par de dedos, subiendo y bajando el prepucio lentamente para no terminar. —No te enojás si te digo que quiero verte las tetas? —Jajaja no, no me enojo. Pero no te las voy a mostrar! —Ufaa… sos forra eh! A mi ya me viste la pija la otra noche y hoy!—Dijo Martín riéndose. —Jaja sí.. pero no es lo mismo! Aparte ya te di muchas tangas sin pedirte nada a cambio eh! —Bueno, eso sí.. ja. Aunque sea me dejás tocártelas así por encima de la remera como el otro día? —Bueeno..pero tocar no, acariciar! Está bien? —Ok. —Entendés la diferencia, ¿no? No quiero que me las toques y aprietes! Solo acariciar. —Sí, hermanita… ya te entendí! —Ah: y solamente me podés acariciar una sola teta!—Dijo Agustina también riéndose. Martín se sacó las zapatillas y el pantalón, junto con el bóxer, quedándose desnudo de cintura para abajo. Se puso de pie aún con la bombachita de Flor en una mano, y se acercó hasta donde estaba sentada Agustina. Se quedó parado en frente de ella. —Me gustaría ver como hacés para ponerte toda la ropa rápido si viene mamá.—Agustina. —No pasa nada.—Martín. Ambos miraron por la ventana, y su madre seguía allí. Agustina permanecía sentada en su cama. Martín quedó parado en frente de su hermana a pocos centímetros, de manera que la pija erecta le quedaba a la altura de las tetas de su hermana mayor. El chico hizo el gesto con su cara como pidiéndole permiso a Agustina para acariciarle la teta. La chica dijo que sí con la cabeza, y el muchacho llevó su mano derecha, con la que hace minutos se estaba haciendo la paja, a una de las tetas de su hermana encima de la remera. La apoyó con la palma abierta encima. Sintió el pezón durito sobresaliendo.. y la textura tan suave y a la vez firme de la teta grande. Impresionante. No podía creer que fuera tan lindo hacer esas cosas con las chicas. Se la empezó a mover alrededor de toda la teta.. mientras Agustina disfrutaba, mirándole
la pija bien de cerca, le parecía perfecta. La cara de la chica quedaba a la altura del abdomen de su hermano, con lo cual tenía la verga parada muy cerca suyo. Siguió acariciándole la teta con su mano, cuando se dio cuenta de que su hermana le miraba la pija que daba saltitos todo el tiempo. —¿Querés tocármela?—Preguntó un ya extasiado Martín. —¿Estás loco?—Se sorprendió Agustina con la pregunta, sacándola del trance. —Si me dijiste que te gusta… ¿a tu novio le hacés la paja? —Mirá las preguntas que me hacés! —¿Que? No te vas a hacer la zonza ahora… —No me hago la zonza! Pero… —Dale! No mientas… seguro que le haces la paja a tu novio! —Bueno! A veces se la hago.. ¿y qué?—Confesó Agustina. —¿No te animás a hacérmela a mí? —¿Vos me estás pidiendo que yo te haga una paja? Pervertido! —Si se la haces a tu novio.. porque a tu hermanito no? Porfaa…—Rogaba Martín mientras no paraba de manosearle la teta a su hermana, notando el pezón cada vez más puntiagudo. Con la conversación, y la acariciada de teta, Agustina se estaba poniendo cachonda como una zorra. —Dios! No me lo puedo creer. ¡¿Hacerte una paja?!—Agustina. —Dale.. aparte voy a acabar enseguida! Si estoy re caliente boluda… Agustina no sabía que hacer. Su lado racional le decía que hacerle una paja a su hermano era ir demasiado lejos… pero estaba tan excitada mirando esa pija caliente que deseaba acariciarla, pajearla, y sacarle toda la leche posible…cerró los ojos y suspiró. —Está bien.. te voy hacer una paja.. pero va a ser la única vez en tu vida, ¿entendiste? —Siiii…gracias hermanita!!!... Te quiero mucho! —Jajaja… más vale que la disfrutes. Mientras Martín le seguía acariciando la teta por encima de la remera, Agustina ya excitada y sintiendo la concha húmeda, alcanzó con su mano la pija de su hermano. Primero la tocó con un par de dedos, y enseguida la agarró entera como para empezar a pajearlo. La sintió dura como un fierro… y muy caliente! Muy muy calentita. —Ahhhhh dios! —¿Qué? —Es la primera vez que una chica me la toca! Que bien se siente! —Bueno.. avisá cuando te vengas, eh! —Sí. Mientras con una mano le manoseaba una teta a su hermana, con la otra se llevó la bombacha de Flor a la cara para sentirle el olor. Agustina comenzó a pajearlo bien lento… con su delicada mano subiendo y bajando de su pija, que no daba más de placer. Las uñas pintadas de rojo clarito de su hermana sobresalían alrededor de su miembro… cuando la mano de ella subía y le tocaba el glande, se estremecía de placer.
—¿Te gusta así? ¿o más rápido? —Así.. así! Podés ponerte un poco de babita?.. va a ser mejor. Agustina le hizo caso y sacó la mano de la pija, se la llevó a la boca y escupió un poco de baba… volvió a la chota, agarrándola entera de nuevo, embardunándola toda con su baba. Ahora la mano se le deslizaba muchísimo mejor… le estaba encantando hacerle la paja a su hermano, por más que no lo quería reconocer. Ya estaba muy excitada, y no paraba de sentir la manito traviesa del chico en su teta. Martín trataba de aguantar como podía no acabar… sentir la mano de su hermana llena de su propia baba haciéndole la paja lenta era lo mejor que le había pasado jamás. Además continuaba sintiéndole el olor a concha a la bombacha de su otra hermana. Tras un minuto así, Agustina empezó a notar que su mano ya no se deslizaba tan bien, y que el lubricante natural ya se estaba secando. Así que se volvió a llevar la mano para echarle mas baba. Martín observaba todo, tenía la pija más gorda e hinchada de nunca, palpitante, con el glande rojizo a punto de estallar…y él tan excitado como ni siquiera se hubiera podido imaginar… entonces aprovechó para volver a intentar: —Agu… ¿me mostrás las tetas? Porfa hermanita… quiero verte las tetas… quiero verte las tetas… levántate la remera un poquito..—Le decía Martín en tono bajo casi gimiendo, mientras aprovechaba para apretarle levemente el pezón con dos dedos! Agustina cuando sintió su pezoncito apretado cerró los ojos y emitió un leve gemido. Toda la situación… el pendejo había logrado excitarla hasta tal punto de volver a tener la conchita bien mojada y caliente como la otra noche… su novio no la ponía así ni de milagro! No pudo resistirse más, y cedió. Con la mano que tenía libre, se agarró la remera de abajo y se la fue subiendo hasta sus pechos. La levantó más, dejando sus tetas al aire, y la remera arriba de ellas. Inmediatamente Martín observó de lleno las tetas de su hermana. Eran como se las imaginaba: grandes, redondas, firmes y suave al tacto… los pezones en ese momento los tenía re paraditos y puntiagudos, eran de un color rosa fuerte… se veían deliciosos. —Que hermosas… que hermosas tetas hermanita.. ¿puedo acariciarte? La chica asintió con la cabeza, cuando así con las tetas al aire, se puso más babita en la mano, y la llevó nuevamente a la pija del muchacho. Mientras le hacía la paja, ahora el chico le acariciaba la teta directamente piel a piel. Que locura, le estaba tocando el sonrosado pezón directamente… estaba tan durito! Con el resto de la mano luego se la pasaba toda por la teta sintiéndola entera en la mano…se la manoseo toda. Agustina se calentó tanto que ya con la mano llena de baba en la pija de su hermano,
lo siguió pajeando, esta vez un poco más rápido. El chico empezó a sentir que no podía más. —Ahhhhhhh… voy a acabar, hermanita.! —Dame la bombacha.—Le pidió Agustina. Martín sacó la bombacha de Florencia de su cara, y se la dio a su hermana. Agustina agarró la bombachita, y la sostenía a pocos centímetros de la punta del glande de su hermano, para llenarla de leche, mientras que con la otra mano lo pajeaba. La chica empezó a sentir el tronco del chico tensarse… en ese momento lo pajeó más rápido, y el semen comenzó a salir… Agustina le estrujaba la pija para sacarle toda la leche mientras el líquido espeso y caliente caía sobre la bombacha de Flor que ella misma sostenía en su otra mano. —Ahhhhhhhhhhhhhh… mmmhhhh!!!!!!!! Martín no pudo contenerse un gran gemido mientras su hermana le ordeñaba la pija y él le tocaba la teta. El semen no paraba de salir, llenando la bombacha y la mano de Agustina de esperma… Una vez que no salía más, Agustina la apretó por última vez en el glande, y la sacudió. Sintió toda la leche calentita de su hermano caer en la bombacha y en su mano… estaba muerta de placer. Le cubrió el glande subiéndole el prepucio, y retiró la mano de esa verga llena de su baba. Miró su otra mano, donde tenía la bombacha roja de Flor, ahora repleta de semen. Con uno de sus dedos, juntó semen de la bombacha y se lo metió en la boca, saboreándolo. No era tanto el sabor lo que le gustaba, sino sentir la leche bien calentita. Y más le gustaba probarla porque ella misma le había sacado la leche, haciéndole la paja. La ponía loquita de placer… excitadísima. Martín la miraba mientras la pija se le bajaba lentamente luego de la explosión de placer. Agustina seguía a lo suyo sin decir nada, juntando semen de la bombacha y metiéndoselo en la boca, chupándose el dedo. Lo saboreaba y se lo tragaba. Quería comer lo que pudiera antes de que se enfriara. En un ademán por no desperdiciar nada, la chica juntó dos deditos y los pasó por la parte de la bombacha donde había más lechita espesa, juntando esta vez una “porción” considerable… abrió la boca y se metió todo, el semen y los dos dedos… los sacó de la boca chupándolos, pasándoles la lengua, y se tragó el esperma. —¡Qué rico! Me encanta tu semen hermanito! Lástima que ya se enfrió.—Dijo Agustina, ya poniéndose de pie. —Que bueno que te guste… si querés la próxima te puedo acabar en la boca! Agustina lo fulminó con la mirada. —Jajaja es broma boluda!
—Sí… dale vestite antes de que mamá nos vea y nos eche de esta casa. Martín se puso el bóxer, el pantalón, y las zapatillas. Agustina se bajó la remera, tapándose las tetas, se puso de pie y se aprestaba a salir de la habitación. Cuando dio los primeros pasos, sintió la concha tan mojadita y viscosa que no podía esperar a masturbarse. La tenía a punto caramelo, llena de ‘miel’ vaginal. —Bueno, pendejo sucio… voy a meter esto al lavarropas.. después me voy a bañar. —Ok… ¿estás caliente Agus? —Sí!… por eso tengo los pezones tan paraditos… —¿Te vas a hacer una paja ahora?—Le preguntó su hermano. —Sí, jaja…me voy a hacer una paja, estoy excitadísima.!—Respondió Agustina. —¿Me mostrás la concha?—Preguntó Martín riéndose. —Jajaja… La chica se rió y le hizo el gesto de ‘fuck you’ con el dedo mientras salía de la habitación. Tras tirar la bombacha llena de semen en el lavarropas, se metió al baño, se sacó la remera y el shortcito, y se quedó parada apoyándose de espaldas en la pared, desnuda. En momentos como ese le encantaba sentirse tan puta … el morbo con su hermano la ponía como una perra. Llevó una mano al clítoris y la otra a la concha. Mientras se masajeaba el clítoris, se metió un dedito en la concha toda viscosa, llenándolo de flujo.. estaba tan mojada! Trató de revivir lo que fue hacerle la paja a su hermano, como le salía la leche mientras ella lo ordeñaba, y como el pendejo le manoseaba la teta… se clavó otro dedo, y se cogió así rápido la conchita con sus deditos, mientras se frotaba el clítoris. Cuando acabó, le temblaron las piernas, y se fue cayendo al piso deslizándose lentamente por la pared…con los dedos enterrados en la chocha hinchadita y excitada. Permaneció unos minutos así a patitas abiertas en el suelo del baño, relajada. Luego se metió a ducharse. Capítulo XI: Del círculo vicioso es difícil salir Después de que Agustina saliera del baño, ya satisfecha tras el orgasmo, se vistió y Martín ingresó a ducharse. Luego de eso, ambos cenaron con su madre. Tras terminar de comer, mamá se fue a dormir. Agustina fue a su cama a acostarse, y Martín se quedó en el living viendo TV hasta que le agarre sueño. Ya de noche, Florencia se había quedado a cenar en casa de su amiga, y después de eso regresó a su hogar. Por suerte sus amigas no notaron que iba sin bombacha debajo de esa calza ajustada… apenas llegó a casa, fue hasta su habitación, donde se encontró con su hermana descansando en la cama. Florcha la saludó de paso, mientras abría el cajón buscando ropa para ir a ducharse. Se acordó de la prenda que le dio a su hermanito antes de irse. —Ah che, sabés que pasó con mi bombacha?—Le preguntó a Agustina. —…Sí.. está en el lavarropas. —Ok. Qué…¿Lo viste? —¿A qué cosa? —No te hagas. A nuestro hermano… lo viste hacerse la paja?
—Sí… —Jaja, me lo imaginaba. ¿Vos le pediste verlo? ¿O él a vos? —Yo a él… jaja, es que estaba aburrida! —Cómo fue? Cóntame! —Nah… —Dale boluda! Estuvo bueno? —…Y… digamos que sí. —No me voy de acá hasta que me cuentes!!! ¿Cómo se la hizo? ¿La tenía dura? ¿Le salió mucha leche? —Paraaaaa un minuto! Bueno.. no es que él se la haya hecho… —¿Cómo.. qué querés decir? —Sí.. o sea… yo le hice la paja. Florcha abrió los ojos mirándola. —¡¿QUÉ?! —Eso… —Pará!! Cómo que le hiciste la paja?!?!? —Mirá… vinimos acá, y al principio él se empezó a pajear… y me dijo que le gustaban mis tetas… a todo esto, se dio cuenta de que a mí se me marcaban los pezones en la remera!.. él insistió mucho… y me preguntó si me las podía acariciar un poquito… yo le dije que sí, pero un poquito nomás. Florencia miraba atenta a su hermana mientras le explicaba lo sucedido. —Bueno.. y con él acariciándome una teta… me puso re caliente Flor!.. encima me ponía la pija parada en frente y de cerca! Ahí me pidió que le haga la paja… y yo se la hice! No me pude resistir! —¿¿¿En serio??? —Sí… la tiene tan linda que se la tuve que tocar… —Y que más pasó??!!?? —Mientras yo le hacía la paja, él me tocaba la teta, y ahí yo ya estaba súper caliente, te imaginas… y me pidió que le muestre las tetas. —Y se las mostraste???????? —Sí… —Ahhh bueno!!!! Le mostraste las tetas!?!!?? —Sí… me subí la remera, y se las mostré… y me las siguió acariciando! Bueno, al final le hice la paja rápido, hasta que se vino en tu bombacha… te la llenó de lechita! La probé y estaba riquísima boluda! Florencia no se podía creer lo que su hermana le contaba. Le estaba gustando mucho escuchar todo lo que habían hecho. —Estás loca! De verdad paso todo eso? —Jaja sí tonta… no sabés la paja que me hice en el baño! Me mojo toda el pendejo… —Me imagino… y cómo es hacerle la paja? Está bueno? —Re lindo! Me encantó… la tenía tan durita pobre! —Jooo… yo también quiero aprender a hacer una paja!—Dijo Florcha con la voz de nena caprichosa.
Agustina se la quedó mirando. —Qué?... Querés que te enseñe?—Preguntó Agustina. —Siiiii.... enseñameee porfa! —En serio querés aprender? No sos muy pendeja todavía para hacer eso?—Dijo Agustina bromeando a su hermana. —Jajaja puta!!! Dale hermanitaaa! Enseñame a hacer una paja, ¿si?—Dijo Florcha sonriéndole y poniendo cara de buenita. —Bueeeeno. Pero esperá. ¿Cómo te enseño? Florencia se quedó mirando a su hermana, que le iba a enseñar cómo hacerle la paja a un chico. Agustina se quitó la sábana de encima, y se sentó en la cama, frente a su hermana. Estaba en corpiño y tanga. Le dijo a Florcha que se siente a su lado. Florencia aceptó y se sentó en la cama al lado de su hermana semi desnuda. La mayor comenzó a explicar: —No es tan difícil. Se la agarrás así con la mano… Agustina le mostró la típica forma de la mano cuando agarra una pija, encerrándola entre sus dedos. —Una vez que la tenés toda en tu mano, la movés para arriba y para abajo.—Explicó Agus mientras hacía el movimiento de la paja con la mano. —Pero apretándola? O suave?—Preguntó Flor. —Más o menos! Ni apretándola fuerte ni muy suave… —Ok. —Tratá de hacerlo vos. Florencia trató de imitar la posición de la mano, y moverla como su hermana. Los primeros movimientos fueron algo torpes. Su hermana le apoyó la mano en la suya e hizo el movimiento como si estuviera haciendo una paja, enseñándole. —Ves? Así. Y si lo hacés bien, seguro que en poco tiempo le va a salir toda la leche. Agustina seguía explicándole a su hermana. —Si le hacés la paja muy rápido, va a acabar enseguida. Si se la hacés más lento, va a durar más. —¿Vos como se la hiciste? ¿Rápido o lento?—Preguntó Florcha. —¿A Martín?—Preguntó Agustina. —Sí. —Al principio lento… después cuando le mostré las tetas, se la hice más rápido. Florencia atendía las explicaciones y ahora trataba ella sola de hacer el movimiento de la paja con su mano.
Agustina aprovechaba para decirle más cosas: —Y cuando bajás con tu mano, se la bajás hasta verle toda la cabecita esa gorda que tienen… que vendría a ser el glande. Le corrés la piel hasta abajo y después se la volvés a subir, ¿entendés? —Más o menos. —Ahh y otra cosa. Ponete babita en la mano así se desliza mejor. —¿Cómo cuando nos tocamos el clítoris? —¡Claro! Es fácil. —¿Y cómo se siente cuando la tocás?—Preguntó Florencia. —Calentita… y muy dura! Es hermoso sentir como se agranda cuando está en tu manito. A Florcha le entraron muchas ganas de hacer una paja en ese momento y sentir las cosas que le decía su hermana mayor. —Bueno… aprendiste o no?—Le preguntó Agustina. —Supongo que sí… —Querés que te explique de vuelta? —No, está bien. —Para aprender bien tenés que ponerlo en práctica! —Sí… lástima que no tengo novio. Agustina se quedó pensando, cuando se le ocurrió una idea. —No tenés novio… pero… tenemos un pito a nuestra entera disposición…—Dijo Agustina sonriéndole. Florencia la miró. —¿Lo llamo al pendejo?—Preguntó Florencia. —Dale, a ver si sos buena alumna…—Respondió Agustina. Se rieron ambas. —Mamá ya está durmiendo?—Volvió a preguntar Florencia. —Sí. Florcha se puso de pie y salió de la habitación. Caminó hasta el living, donde estaba su hermano mirando televisión. Lo interrumpió hablándole desde la puerta de la sala: —Hey hermanito!. Martín, sentado en el sillón, se giró para verla. —Flor! Qué pasa? —Podés venir un ratito a nuestra pieza que te necesitamos para algo! Inmediatamente Florencia se fue y volvió a la habitación. El chico se quedó pensando en para qué lo necesitaban. Esperaba que no fuera para hacer alguna tarea, o algo de eso. Apagó la TV, se levantó del sillón y se dirigió a la habitación de sus hermanas. Estaba
la puerta abierta. Entró. Lo primero que vió, fue a sus dos hermanas paradas esperándolo al borde de la cama. Florcha estaba con remera y calza, mientras que Agustina estaba en tanga y corpiño… la tanguita era de color fucsia, y el corpiño blanco. Esa tanga ya se la había llenado de leche días atrás. —Cerrá bien la puerta.—Le ordenó Florcha. El chico lo hizo. Una vez que la puerta ya estaba cerrada, Martín se acercó a ellas. —Para qué me necesitan? Florencia inmediatamente se agachó sobre su hermano, y le agarró el pantalón. Se lo empezó a bajar, ante la atónita mirada del chico. —¿Me dejás hacerte la paja hermanito? Es que quiero aprender como se hace.—Le dijo Florcha mientras ya le bajaba el calzoncillo agachada delante de él. Martín no dijo nada. Lo tomó de sorpresa!!. Vaya, una buena sorpresa! Su hermana le bajó todo hasta los tobillos, y le vió la pija aún algo flácida. Enseguida se le fue parando naturalmente. Se fijó en Agustina que estaba paradita al lado de Florcha, le miró las grandes tetas cubiertas por el corpiño… que ya había tocado esa tarde! Se le paró la pija a tope mientras Florcha la veía pararse en frente de su cara. Que buenas estaban ambas. —Que lindo pito! ¿Puedo?—Preguntó Florcha mirando a su hermano desde abajo, agachada, a punto de agarrarle la pija. Martín movió la cabeza diciendo que sí. Tragó saliva. Todavía no podía creer lo que pasaba. Se limitó a no preguntar nada y quedarse callado. —Hacé silencio que mami duerme.—Le dijo Florcha. Florencia puso su manito alrededor de la pija parada de su hermano, y se la agarró entera. La primera sensación fue excelente, la notaba tremendamente dura y caliente. Mientras Agustina la miraba, Florcha comenzó a mover la mano. Empezó a hacerle la paja a su hermano. —Hermanito, decime si te hago mal o te molesta algo, ¿si? Es la primera vez que hago una paja.—Dijo Florencia, con la pija en la mano. Martín asintió, ya evidentemente excitado. Muy lento, le movía la piel de la chota como su hermana mayor le había dicho. En unos instantes, le corrió entero el prepucio hacía atrás, dejando a la vista el glande ya gordito y excitado del chico.
—¿Así Agus?—Preguntó Florencia. —Eso! Ponete babita en la mano así se la hacés mejor.—Respondió Agustina. Florcha obedeció y se escupió baba en su mano, para volver a la verga de su hermano menor. Se la deslizó por primera vez, notando la enorme diferencia, como su manito se deslizaba sobre el tronco duro del chico. Le estaba gustando mucho tirarle la piel para atrás y verle la cabecita roja, hinchadita y babeada… seguía masturbando a su hermano, lentamente, bajando y subiendo su mano llena de baba por la verga. —¿Te gusta pendejo?—Le preguntó Agustina, mientras miraba. —Siiii. —Después de la paja que te hice esta tarde, todavía tenés leche en esos huevitos?—Le preguntó Agustina. —…Sí Agus…—Respondió Martín, con la voz baja, excitadísimo por las preguntas de su hermana mayor, que encima estaba en tanga. —Bueno Flor, ahora sacale la leche como te enseñé.—Dijo Agustina. Y que decir de Florencia, que mientras pajeaba esa hermosa pija parada, notaba como se le empezaba a mojar la concha. Florencia supo que si lo pajeaba rápido, como le había enseñado su hermana, iba a acabar. Aumentó la velocidad, más rápido. Mientras le hacía la paja ahora a más velocidad, miraba a su hermano tratando de ver si le gustaba. Entendió por la cara de excitado que tenía el chico, que sí. Iba bien. Martín sintió que iba a explotar. —Ahhhhhhh… voy a acabar Flor. Florencia siguió pajeándolo así rápido, subiendo y bajando la mano inexperta por el tronco del chico, cubriendo y descubriendo la cabecita de la pija, todo lleno de baba. Instantáneamente, sintió como la pija de su hermano sufría un ligero cambio y se tensaba, Martín empezaba a suspirar y resoplar, e inmediatamente salió el primer chorro de semen. —AHHhhhhhhhhhhh……… mmmmmmmmmhhhhhh—Gimió Martín en voz baja, mientras Florcha le exprimía la pija. Apenas sintió el líquido caliente salir y embardunarse en su manito, Florcha detuvo la paja. Agustina la vió: —Seguí boluda! No pares!! Pajealo rápido así le sacás toda la leche! Florencia le hizo caso y volvió a pajearlo bien rápido, mientras los demás chorros de semen caliente salían de la pija de su hermano. Lo estaba ordeñando. Parte del semen cayó al suelo, y otra parte quedó en la mano de Florcha, con la que le estaba haciendo la pajota.
Una vez que dejó de salir leche, Florencia miró a su hermano… estaba muy satisfecho, se lo notaba en la cara. Se sintió re bien por haber hecho su primera paja y había sido muy buena! Aparte de que al chico le había encantado, a ella mucho más. Ya sentía la calzita mojada por su conchita virgen. Se puso de pie, mientras se miraba el esperma calentito de su hermano en toda su mano. Se la mostró a Agustina. —Quiero! ¿Me das?—Le preguntó Agustina sonriéndole. —Jajaja. Florcha se rió, mientras le acercaba uno de sus dedos lleno de semen espeso a su hermana. Agustina se inclinó un poco, y se metió el dedo de Florencia en la boca, succionando toda la lechita que tenía. Se lo sacó apretándolo con los labios y se tragó la leche. —Probala! Dale que está tibiecita ya!—Le dijo Agustina a su hermana. Florencia hizo lo propio, metiéndose un dedo entero en la boca, embardunado de leche tibia recién ordeñada a su hermanito menor. Probó el semen y trató de tragárselo. Pudo…aunque no le encontró un sabor específico. Agustina le pidió otra vez a su hermana, que le acercó la mano, mientras la mayor se metió otro dedo de Florcha en la boca, pasándole la lengua y tragándose leche. Martín se quedó mirándolas embelezado tras acabar, con la pija colgando ya flácida y llena de semen y baba. Dios! Era tan hermoso ver como sus hermanas se chupaban los dedos y se tragaban su leche! —Más que bien por ser tu primera paja hermanita.—Le dijo Agustina a Florcha, que sonreía. A Florencia le quedaron los deditos limpios, pero no la palma de la mano, la cual la tenía cubierta de semen ya frío y ahora pegoteado. —Que desastre el piso!—Dijo Florcha, mirando la leche que había caído. Agustina ya había tenido un par de noviecitos, pero ninguno soltaba tales cantidades de semen. Se sorprendía cada vez que veía como a su hermanito le salía tanta leche, y más después de haberlo pajeado horas antes. La calentaba mucho eso. —Bueno… voy a buscar algo para limpiar este enchastre…—Dijo Florencia mientras salía de la habitación abriendo la puerta con cuidado para no hacer ruido y no despertar a mamá. La chica fue hasta el lavadero a buscar un trapo, lo humedeció en la canilla y volvió a la habitación. Se arrodilló en el piso, y fue pasando el trapo húmedo por el suelo, limpiando los restos de semen que habían caído. Una vez que lo dejó reluciente, se puso de pie y lo miró a
su hermano. Bajó la mirada hasta la pija, y se inclinó hacia él. —¿Te la limpio?—Le preguntó Florencia a su hermanito. Martín no entendió. Florencia le empezó a pasar el trapito por la pija al muchacho, limpiándosela de toda la baba y el semen que tenía embardunada. —Gracias.—Le dijo Martín. —De nada! Ya con la verga limpita, Florencia le subió el calzoncillo y el pantalón a su hermano. —Bueno… me voy a bañar ya…—Dijo Florencia mientras agarraba la ropa limpia que se iba a poner con la mano que no tenía semen. Martín suspiró, tremendamente satisfecho, y saludó a Agus antes de irse a dormir. Le miró por última vez la tanga, y se retiró a su habitación a descansar. Agustina también se metió a la cama. Florencia apenas ingresó al baño, se lavó la mano llena de leche de su hermano, y se desnudó, metiéndose a bañar. En la bañera ya calentita bajo el agua de la ducha, agarró el jabón y se lo pasó por todo el cuerpo, poniendo especial énfasis en su vagina. Se enjabonó bien la conchita y la cola, rozándose con el jabón. Obviamente que haberle hecho la paja a su hermano la había calentado mucho. Dejó el jabón a un costado y buscó el agujerito de la cola así parada, llevando una mano atrás. Lo encontró y se masajeó con un dedito el culo. Después, se recostó sobre la bañera, y se rozaba el clítoris tratando de acabar, llegando al orgasmo. Salió del baño, se secó, se vistió y fue directo a su pieza a dormir. Estaba muy cansada. Se puso una tanga blanca, que también en una ocasión anterior, Martín se la había llenado de semen caliente. Ingresó a su habitación, mientras se acostaba en su cama, a oscuras. Agustina la escuchó mientras se acostaba, en la oscuridad de la habitación, ya ambas acostadas en sus camas: —¿Te pajeaste?—Le preguntó Agustina. —¿Cómo sabes?—Respondió Florcha. —Me imaginé que estabas excitada después de hacerle la paja. No me quiero imaginar cómo te mojaste… A mi me pasó lo mismo. —Sí… me volví re pajera estos días boluda… —Jajajaja. Yo también! Estoy más pajera que nunca… Ambas se rieron, en la oscuridad de la pieza. —Y pensar que las tanguitas que tenemos puestas ahora, estuvieron llenas de su leche…—Dijo Florcha. —Y se las pasó por todo el pito!—Le respondió Agustina. —Dios! Bueno… basta que me voy a calentar de nuevo! —Jajaja. Que cochinas somos boluda.
—Muy chanchas. Volvieron a reírse. Al ratito se durmieron. Martín también se durmió solo en su habitación. Ese domingo había arrancado muy aburrido, pero terminó de la mejor manera. Las acciones habían tomado su curso, poco a poco. Martín nunca jamás se imaginó todo lo que estaba pasando. Meses antes, compartir cosas con sus hermanas era algo tedioso. Cuando aún las veía como hermanas, cuando no le despertaban ningún sentimiento caliente ni nada por el estilo. Discutía con ellas cada dos por tres. Ahora todo era diferente. A sus hermanas ahora las veía como las dos chicas más lindas y sexys del planeta. Y vivían con él. No tuvo tiempo de pensar, o darse cuenta cuando cambió todo tan de repente. Su vida en familia siempre había sido normal, sus hermanas no le despertaron nunca ningún tipo de atractivo, ni nada. Pero aquél frío día de invierno, cuando por primera vez curioseó la ropa de sus hermanas en el baño, viendo las bombachas húmedas allí, y sintiéndoles el olor a concha… todo empezó a cambiar claramente. Ese fue el paso que cambió todo. Ya no se hacía pajas pensando en las compañeritas del colegio. Se empezó a calentar con la ropa interior de sus hermanas, haciéndose pajas con ellas. Y ahí empezó a ver a sus hermanas de otra manera. Le empezaron a calentar ellas, sus tangas, se empezó a fijar más en sus cuerpos… y ya le fueron gustando como si fueran chicas normales, hasta llegar al punto actual, donde lo que más le calienta, son ellas dos, con el agregado de saber que eran sus hermanas, algo muy prohibido, que lo excitaban aún más. Durante varios años sus amigos lo cargaban cada vez que podían con sus hermanas mayores. Eran el sueño de todos los chicos del barrio. Siempre le repetían lo buenas que estaban, que sus hermanas eran las chicas más lindas de la ciudad, que Agustina tenía tetas grandes, que Florencia tenía un culo enorme y perfecto, etc. Incluso algunos amigos de Martín cuando iban a su casa, estaban todo el tiempo pendientes de ver a alguna de las chicas por la casa. El muchacho se cansó de escuchar de sus amigos las frases “tu hermana tiene un culo tremendo”, “tus hermanas parten la tierra”, “no pueden estar tan buenas”, “que ganas de coger con tus hermanas”. Martín siempre trataba de no darles bola, no entendía porque se lo decían tanto, y le molestaba mucho. Ahora lo comprendía. Se dio cuenta de lo buenas que estaban sus hermanas. De alguna forma que ni él se creía, había llegado a tal punto de verle las tetas a Agustina, de tocárselas, de cogerse a ambas con la ropa puesta, y de recibir una paja de cada una. Sin contar que ellas mismas le entrenaban sus tangas y bombachas húmedas recién quitadas para que él se haga la paja y las llene de leche. Se había olvidado de todo. Las chicas de la escuela, las profesoras, el porno en Internet, todo. Para lo único que vivía era ir a la escuela, hacer la tarea, estudiar, y hacer cositas chanchas con sus hermanas. Estaba casi todo el tiempo caliente. Había pasado de hacerse pajas aburridas mirando porno, a hacer de todo con sus hermanas, en poco tiempo. Era un gran cambio.
Su gran anhelo a su corta edad, era dejar de ser virgen. Ya muchos de sus compañeros canchereaban y sacaban pecho de ya haber cogido. Todo lo que había pasado era muy bueno…y todo lo que les había visto: las bombachas, las tetas, las colas entangadas… pero ansiaba mucho más. Lo que más quería, lo que más lo calentaba, era que algún día pudiera verle la concha a alguna de sus hermanas. De solo pensarlo… ya se le ponía tan parada como un mástil. Pensar en verle la parte del cuerpo más prohibida y caliente a una chica, y encima a sus hermanas, doblemente prohibido… eso lo traía loco. Se imaginaba algún día metiendo su pija caliente en la concha mojada y delicada de alguna de sus hermanas…y pensaba que eso sería supremo. Ni ideal, ni súper, ni perfecto. Sería supremo. Pero faltaba mucho para que pase una cosa así, y desde luego, en el fondo sabía que eso nunca iba a pasar. Por el lado de las chicas, tenían sensaciones algo diferentes, pero en general iguales. Florencia estaba dando sus primeros pasos en el sexo, en conocer los placeres, su propio placer hacía ya tiempo que lo había descubierto, pero ahora comenzaba a practicarlo con chicos, lo que nunca se imaginó en su vida, era que iba a ser con su hermanito menor. Había visto una pija por primera vez, había hecho su primera paja, y todo le había encantado. Aunque hasta el momento, ningún chico le había puesto un dedo encima. Sin dudas que fue un quiebre haber agarrado a su hermano, aquella tarde—noche, en el baño, haciéndose la paja con su tanga mojada en la mano. Hasta ese momento, su vida sexual era siempre lo mismo: se tocaba el clítoris en su cama o en el baño, imaginando tener sexo con algún chico lindo del barrio, nada más. Tras descubrirlo ‘con las manos en la masa’ a su hermano, en su momento se enojó, de manera natural, aunque con el correr de los días, el chico la convenció, y ella se convenció de que no era tan malo. Y hasta le empezó a gustar. Cuando supo que su hermano le olía las bombachas y se hacía la paja con ellas, en el fondo la calentaba. Ya todos los días se mojaba más pensando en lo que iba a hacer su hermanito después con sus tangas húmedas y llenas de flujo vaginal. Desembocó en toda la situación con su otra hermana, por un despiste, teniendo que contarle todo. Por suerte, Agustina lo tomó para bien. Y a partir de allí, fue dando pasos que nunca se hubiera imaginado dar con ellos. Darle las bombachas recién usadas a su hermano para que se las llene con leche, ya era algo que nunca imaginó hacer, desde luego. Mostrársele en ropa interior le gustaba, ver como el chico se calentaba mirándola, la hacía sentir muy bien. Aunque no lo vaya a admitir nunca, le dieron celos cuando Agustina le contó que le había hecho la paja a Martín, mientras éste le tocaba una teta. Se sintió celosa, y quiso aprender a hacerle la paja a un chico. No podía describir lo caliente que fue tocarle la verga al chico, y pajearlo hasta sacarle toda la leche de los huevos. En poco tiempo, había hecho todas esas cosas con un chico por primera vez, y era su hermano. Hasta había probado y tragado su semen. Hacía pocos meses, pensaba que todas esas cosas eran chanchadas asquerosas. Ahora cada vez que se pone una bombacha, no puede evitar calentarse al pensar que su hermanito se la había embardunado de semen caliente, de esperma rico… y que se
la había pasado por toda esa chota dura… pensar en esas cosas la ponía caliente y se excitaba. A veces lo pensaba y no podía creer como una chica estudiosa y decente como ella, se había vuelto tan cochina y zorra, teniendo que tocarse el clítoris cada día para sacarse la calentura que le provocaba toda la situación tan morbosa. Por el lado de la mayor, Agustina, ya a corta edad se masturbaba con frecuencia. Después vinieron los novios, un par solamente, pero ya tenía bastante experiencia con el sexo, después de hacerlo varias veces, aunque no muchas, con sus novios. Con todo lo que le empezó a enseñar sobre sexo a sus hermanos, enseguida se dio cuenta de que hacer esas cosas con ellos, le generaba un morbo especial. Por ser tan prohibido, por ser tan mal visto por la sociedad, por ser tan oscuro… notaba en la situación algo muy placentero. Su hermanito, con apoyarla sobre la ropa, mostrarle la verga, o tocarle la teta, la ponía muchísimo más caliente que su novio. Hacía mucho tiempo que no tenía tantos días estando tan caliente, quizás desde que era más adolescente. Mojar las tangas como las estaba mojando, hacía mucho tiempo que no le sucedía. Había descubierto una nueva sensación, jugar con sus hermanos a cosas prohibidas, la mataban de gusto y placer. Le encantaba cuando su hermano le pedía la tanga, se re calentaba mojándolas para él, ni cuando cogía con su novio se mojaba tanto. Encima con Javier, su novio, la cosa no venía tan bien. Lo quería, pero a la hora de coger, no engranaba tan bien la cosa. Agustina nunca se quedaba satisfecha después de coger con su novio. Él se venía bastante rápido y se dormía, mientras que Agustina se quedaba caliente. A veces ni eso, cogía con él por compromiso, y casi ni se humedecía. Ahora notaba que con su hermano, y con Florcha, la situación era completamente diferente. Notarse la chocha bien viscosa era algo que quería sentir todos los días. Y con la situación con Martín y su hermana, eso era posible. Pero había algo en lo que ambas compartían el mismo sentimiento. Las dos sabían que se habían pasado, que una chica no debía hacer tales cosas con su hermano, que no era ético, que era inmoral. Una cosa que sería imposible de explicar para una mujer decente. Hacer todas esas chanchadas con su hermanito menor las había revolucionado sexualmente, estaban mas pajeras que nunca, pero el lado racional llamaba a la cordura, y haber hecho esas cosas, eran casi inadmisibles, pero no se podían contener. Agustina ya le había dicho al chico, que era la única paja que le iba a hacer en su vida, sólo por esa vez. Florencia se la hizo sólo para aprender a pajear a un chico, ella también tenía claro que una cosa así no se podía repetir, por más que le hubiera encantado. Ya amanecía el lunes por la mañana, eso significaba que había que volver a las obligaciones bien temprano. El calorcito se hacía sentir y hacía más llevadero el asunto. Martín y Florencia partieron para la escuela, Agustina a la universidad, y mamá al trabajo. Una vez que pasó la mañana y llegaron los chicos a casa al mediodía, Martín almorzó y se tiró a dormir la siesta. Estaba muy cansado por alguna razón. Florencia se fue a
inglés, y a eso de la media tarde, Agustina llegó a casa, después de una dura jornada en la universidad. La hermanita mayor merendó algo, mensajeándose con su novio, cada vez le hablaba menos. Le dieron ganas de hacer pis, y se fue al baño. Se desabrochó el jean, y se lo bajó junto con la tanga hasta los muslos nomás. Se sentó en el inodoro y comenzó a salir pis de su vagina. Mientras tanto, Martín se despertó de la siesta. Salió por el pasillo bostezando, notando que tenía ganas de mear también. Fue hasta la puerta del baño, que estaba entreabierta, vió que en el baño estaba la luz apagada, asique entró. Abrió la puerta, e ingresó. Recién allí se percató de que estaba su hermana.!!!! —¿Qué haces pendejo?!? Salí!!!!—Le gritó Agustina apenas lo vió. —Perdón!… no sabía que estabas. —Tocá la puerta antes de entrar tontito. —Bueno, como estaba la luz apagada, pensé que no había nadie… no es para tanto hermanita… Martín seguía parado al lado de ella, sentada en el inodoro haciendo pis. —No es para tanto?? Me vas a ver desnuda! —Si no te veo nada! El chico le miró las piernas, tenía el jean subido hasta los muslos, y alcanzaba a verle algo fucsia ahí, era la tanga. Apenas le veía una partecita de los muslos, porque también la remera que traía Agus no dejaba ver nada más abajo. Escuchaba el chorrito de pis de su hermana y el muchacho se calentó un poco. Por alguna razón, le pareció muy hot ver mear a su hermana. —Bueno, dale, salí!—Le repitió Agustina. —¿Por? ¿No me dejas ver? —Estoy meando tonto! —Jaja ya sé! Me gusta verte así! —No seas cochino. —Si mirá como se me puso Agus. Agustina le miró el paquete y lo notó abultado, como otras veces. Martín fue a más, excitado por la situación, y porque no había nadie en casa, y se bajó el short y el calzoncillo, sacando la pija ya parada afuera, mostrándosela entera a su hermana. Agustina terminó de hacer pis, mientras permanecía sentada en el inodoro, ahora viéndole la pija a su hermanito. —¿Qué hacés? —¿Me hacés la paja?—Preguntó el chico, ofreciéndole la verga. —Hey! Qué te dije ayer?
—Pero… —Nada de peros hermanito, te dejé bien en claro que era la única paja que te iba a hacer, fue cosa de un día. No pretenderás que yo te haga la paja todos los días… —Ufaa. Quiero que me hagas la pajaaa… Agustina agarró un trozo de papel higiénico, y se lo metió entre las piernas, pasándoselo por la conchita, limpiándose. Al chico le hubiera encantado ver algo, pero era imposible. Sólo se calentaba más viendo a una chica hermosa haciendo pis a pocos metros de él. La chica aún sentada, se subió la tanga así, para no mostrarle nada a su hermano. Para subirse el jean, se tuvo que poner de pie, en ese momento Martín aprovechó para verle la tanga puesta y un poco de la cola. Agustina tiró la cadena, y antes de subirse el jean, su hermano le preguntó: —Esperá!! No te subas el jean, me dejás verte la tanga un minuto Agus? —…Bueno… pero un ratito eh! —Gracias! Sos re linda! Agustina se puso de frente a su hermano, mostrándole la tanga fucsia puesta, con el jean en los muslos. Le miraba la pija parada a su hermano sin pestañear. Martín se tocó la verga con un par de dedos apenas, viéndole la tanga a su hermana mayor en el baño. Le quedaba hermosa en esos muslos tan gorditos y finos. Que diosa era. —… Ya está?—Preguntó la chica. —Me dieron muchas ganas de olerte la tanga! —Bueno, cuando me bañe te la doy. —No me dejás ahora? Martín se puso como un burro, mientras de la cabeza de la pija le brotaba el líquido viscoso, humedeciéndole el prepucio. —¿Ahora?—Le preguntó su hermana. —..Si… dejame olerte la concha hermanita… porfi. A Agustina ya le empezaban a palpitar los labios de abajo. —Tanto te gusta el olor de mi concha? —Siiiii. —Bueno, para que veas que soy buena con vos, y que no te andes quejando… olémela. Martín inmediatamente se puso de rodillas en el suelo, arrodillándose ante su hermana. Acercó la cara a la concha, y le empezó a sentir el olor proveniente de debajo de esa tanga. Enseguida lo notó, como siempre. La adolescente recién había meado, y le estaban oliendo la concha.
La chica permanecía parada, mirando como su hermanito le olía la concha de cerca. No pudo evitar excitarse. Su cuerpo fue elevando la temperatura, sintiendo el típico calorcito en todo el cuerpo. Sentirse tan chanchita la ponía a full. Martín tenía la enorme tentación de sacar la lengua y pegarle una buena lamida a la tanga, en la zona de la concha. Pero se contuvo. —Bueno, me parece que ya es suficiente, no? —Ok… muchas gracias Agu! De verdad. —De nada… que hermanito pervertido que tengo! —Jajaja. El muchacho se puso de pie, con la pija súper parada, mientras su hermana se subía el jean. —Te vas a pajear?—Le preguntó Agustina a su hermano, mientras le miraba esa pija bien gordita e hinchada. —No.. me voy a aguantar hasta la noche… cuando me des la tanga! ¿Me prometés que me la vas a dar? —Jaja, sí tontito. Tengo que leer unos apuntes de la uni, después de eso me baño, que tengo que salir con una amiga. —Gracias! —Jaja.. de nada. Martín se metió como pudo la pija dura adentro del calzoncillo, se subió el short, y le quedaba una cosa enorme, Agustina se le reía. Ambos salieron del baño. Martín se quedó en la cocina merendando algo, mientras que Agustina agarró los apuntes, y se fue a su habitación, se acostó en su cama a leer. Otra vez que su hermano la había hecho humedecerse. Ya sentía la chochita algo viscosa. Trató de concentrarse en la lectura. Al rato, llegó Florencia a casa, de su clase de inglés. Saludó a su hermano con un beso en el cachete, estaba un poco transpirada, hacía mucho calor. Se le notaba la cara y el pelo algo húmedo por el sudor. Fue hasta su habitación, donde se encontró con Agustina leyendo. Florcha se quitó la remera, suspirando después de haber caminado tantas cuadras con el sol fuerte. Se sacó el jean negro que tenía puesto, y se puso una calza corta que tanto le gustaban, deportiva, le llegaba hasta los muslos, bien fresquita. En la parte de arriba, se quedó así, en corpiño. Estaba calurosa. Abrió la carpeta de la escuela, buscó las hojas de matemática, e iba a empezar a repasar todos los temas, porque el examen final era mañana mismo. Empezó a repasar todo lo que había estudiado con su hermano todos los días anteriores. Estuvo un rato sentada en su cama, mientras leía. Un ratito después, la chica cambió de posición para ponerse más cómoda. Se arrodilló
en el borde lateral de la cama, casi poniéndose en cuatro, inclinada hacia delante, leyendo los apuntes. Apoyó sus brazos en la cama, mientras así arrodillada casi en cuatro, le quedaba la cola algo paradita. Agustina le podía ver claramente el ojete a su hermana desde su cama, un poco más y casi que estaba pidiendo que se la cojan por como estaba arrodillada en el borde de la cama, inclinada hacia delante leyendo, y con el orto paradito. Estaba muy cómoda así. Permaneció así, mientras que pasado unos minutos, llamó a su hermano, para entender algo que se le había escapado de los ejercicios. —Martínnnnnnnnnnn!!!!!—Gritó Florcha llamándolo. —QUEEEEEEEEEEEEEEEEEE????????—Respondió el chico desde la cocina. —Vení un minutooooo. Martín se levantó y caminó hasta la habitación de sus hermanas. Entró y se encontró con Agustina acostada leyendo sus apuntes, y a Florcha en corpiño y calza, arrodillada en la cama casi en cuatro. —¿Qué pasa Flor? —Ayúdame con éste ejercicio… me olvidé como se resolvía!!!! Martín se sentó al lado de Florencia, que siguió en la misma posición. Miró el ejercicio y le volvió a enseñar como se hacían, mientras le explicaba, cada tanto le miraba disimuladamente las tetas, viéndole el corpiño blanco que traía. —Gracias hermanito, sos un genio! —De nada. El muchacho terminó de explicarle y la chica entendió. Agarró un lápiz y se puso a hacer los ejercicios para practicar. Mientras tanto, el chico le miraba la cola a su hermana, sin decirle nada. También la espalda descubierta completamente. Lo único que tenía en la espalda, era la tira del corpiño. Martín un ratito después se puso de pie, mientras Florencia seguía haciendo los ejercicios. El chico le miró el ojete de cerca, cubierto por esa calza negra apretada, como se le marcaba toda la cola gorda era increíble. El chico ya había quedado caliente de hacia una hora, con lo sucedido con Agustina en el baño, tras olerle la concha. Verle la cola a Florencia así, casi en cuatro, se le puso dura enseguida. Martín se puso atrás de Florcha, con su paquete directamente apuntando al culo de su hermana. Así de dura y parada como la tenía, se acercó más a ella, y le apoyó toda la pija en la cola. —Este ejercicio debe ser el más difícil… como me cuesta!—Dijo Florencia, sintiendo la pija de su hermano contra su ojete, mientras pensaba en como resolver el problema de matemática. Martín no dijo nada… se quedó apoyándola toda. Enseguida empezó a cogérsela con la
ropa puesta, moviéndose para atrás y adelante despacio, dándole achuchones con la pija a punto de estallar bajo el short y el calzoncillo, apretándola contra la cola gorda en la calza de Florcha. Agustina lo estaba viendo desde su cama, que estaba a pocos metros, solo había un espacio que separaba ambas camas. Miraba atenta como su hermanito parado detrás de Florencia, se la estaba cogiendo con ella arrodillada en el borde de la cama, haciendo ejercicios de matemática. Dejó los apuntes de la universidad a un lado, y se dedicó a mirar como Martín le apoyaba la pija en la cola a su hermanita. Empezó a mojar la tanga. Florencia sentía a su hermano atrás presionándola, pero no le daba mucha bola por el momento, quería concentrarse en los ejercicios. Martín se puso muy caliente, y ante la pasividad de su hermana, puso ambas manos sobe las caderas de la chica. Agarró el elástico de la calzita y lo bajó un poquito, alcanzándole a ver la tira de la tanguita blanca que tenía puesta Florencia. Le encantó, y se puso más caliente aún. Como veía que Florencia no le decía nada, le empezó a bajar la calza con ambas manos, hasta que se la bajó hasta los muslos, dejando a la vista toda la cola de su hermana, entangada, con la tanga blanca metiéndose entre las nalgas, cubriendo muy poco. —¿Quién te dio permiso de bajarme la calza?—Dijo Florcha. Martín no respondió, siguió a lo suyo. Le miraba ya la cola solo con la tanguita, dios! Estaba tan gordita, ese ojete estaba tan grande que no podía creerlo. Y así casi en cuatro, arrodillada en la cama con la cola parada. Le miró más abajo, por donde la tela se perdía, y se le alcanzaban a ver los labios de la concha abultados en la tanga… notándose ligeramente la raja en el medio. Uff. El chico pensaba que se moría. Florencia siguió a lo suyo, haciendo el ejercicio, escribiendo con el lápiz. Pensaba que su hermano nomás le estaba mirando la cola como había hecho tantas veces. Martín no aguantó más. Se bajó despacito el short y el calzoncillo, sin hacer ruido, aún parado detrás de Florcha, con el culo a pocos centímetros. Se bajó todo hasta los tobillos, ya con la pija al aire. Giró la cabeza y miró atrás, a Agustina. Ella lo miraba y sonreía. Agustina tampoco aguantó más, y se desabrochó el jean, sin bajárselo, se metió una mano adentro, acariciándose el pubis por encima de la tanga. El muchacho se agarró la pija parada con tres dedos desde la base, y se volvió a poner bien atrás de Florcha. Apuntó la pija directo al culo de su hermana. Se lo acercó, y le rozó la cabecita de la chota con la tanga, en el medio de las nalgas. Se estremeció. Que caliente era! Se bajó el prepucio, y le pasó el glande rojizo y húmedo por la tanga, otra vez, esta vez se sintió bien. Se separó, y notó como le dejó un poquito de líquido pre—seminal en la tanga. Florencia sintió inmediatamente como algo le estaba rozando la tanga, sentía el roce en
la cola, en el medio de las nalgas… —¿Qué estás haciendo?—Preguntó Florcha, girando la cabeza hacia atrás. Vió a su hermano sin short, con una mano en la pija, descubierta, parada, y dura. —Me ibas a coger de verdad!!!! —No tonta… te la rocé un poquito en la tanga nomás… —No te parece demasiado??? Que te estás pasando?? —No pasa nada boluda… no te voy a coger! Florencia suspiró, y volvió a centrarse en el ejercicio de matemática. Agarró de nuevo el lápiz, y pensaba arduamente como resolverlo, estaba decidida a terminarlo, el examen era importantísimo mañana, se jugaba el pase a la universidad. Su hermano se volvió a acercar, agarrándose la pija, y se la punteó en el medio del ojete, entre medio de las nalgas, sobre la tanga. Florencia lo sintió mal, pero se dejó. En ese momento se empezó a excitar. El chico sacó la pija, y volvió a meterla ahí, ahora más profundo, enterrándola un poco en los cachetes de la cola, manchándole toda la tanga con su pija babosa y caliente. Florcha permanecía escribiendo en la hoja, pensando en las dos cosas, en el ejercicio, y en la pija de su hermano bien dura y caliente en su ojete. La conchita se le fue haciendo agua, humedeciendo la tanguita. El muchacho ahora le pasaba la pija por toda la tanga, llenándola de ese líquido viscoso que le salía de la cabecita hinchada. Con sus dedos desde la base del tronco, se la sacudía por la raja de la cola. Se la pasaba por la piel directamente, pasándole el glande húmedo por los cachetes del culo. Martín estaba en esos momentos de excitación suprema, tenía unas ganas tremendas de correrle la tanga, y metérsela de una hasta el fondo en la concha, y desvirgarla. Bueno, y él también se desvirgaría. Pero se contenía como podía… hacer eso podría traer tantos problemas que lo asustaban. Agustina desde su cama miraba hipnotizada, ya se había metido la manito directamente en la concha, se estaba tocando el clítoris viendo a su hermano pasarle la pija por la cola a su hermana!!!! Estaba excitadísima, pajeándose ahí nomás. Florencia permanecía escribiendo, mientras ya tenía la chocha llena de flujo, mojando la tanga. Su hermanito se iba a dar cuenta. Martín le tocó la cola con su mano, y le hundió un par de dedos bajo la tanga entre las nalgas, agarrando la tanga llena de su líquido pre—seminal, estaba dispuesto a correrle la tanga para verle el agujero del culo y la concha. Florencia ya sentía que su hermanito se la iba a violar, apenas sintió que su hermano le agarró la tanga, soltó el lápiz y giró la cabeza hacia atrás para verlo.
—¡¡¡HEY BASTA!!! Te estás aprovechando de mí!!! —Basta que estoy estudiando!!! No te aproveches!!!— Dijo Florcha en voz alta. Martín se quedó quieto, con la pija parada y húmeda, mientras le tenía agarradita la tanga a su hermana. —Es suficiente pendejo! Soltame la tanga que me estás por coger! —Ya te dije que no te voy a coger… dale hermanita… me dejás correrte la tanga un poquito para verte? —Qué me querés ver pervertido? —Quiero verte la concha y el ojete.. porfi. —Nooo!!… soltame la tanga! No seas cochino! Florencia llevó una de sus manos atrás, a su cola, para agarrarle la manito a su hermano y sacársela de su tanga. Un poco más y quien sabe que hubiese pasado. Retiró de ahí la mano de su hermano, y se sentó en la cama. —No te pases pendejo! Casi me violas! —No seas tan exagerada boluda! Si nomás quería que me muestres la conchita… que mala que sos! —Bueno, hacete a la idea de que nunca te la voy a mostrar… ¿entendiste? —Ufaa… porquéeee????? —Porque no le puedo mostrar la concha a mi hermano! Encima solo mamá y Agus me vieron la chocha… nadie más. Me da vergüenza! —A mi también me daba vergüenza mostrarles la pija.. pero lo hice… —Está bien hermanito, pero entendé que es distinto! —Bueno… te entiendo. Perdoname! Me dejás pasarte mi pito por tu cola como recién? —NO!.. basta… eso es demasiado, pendejito sucio… —Jooo. Con qué me puedo pajear ahora??—Preguntó Martín con la pija en la mano. A todo esto, en la otra cama, Agustina se tapó con una sábana, y sin que la vean, se quitó el jean, se sacó la tanga, y se volvió a poner el jean sin nada debajo. —Tomá hermanito, hacete la paja con mi tanga. ¿La querés? Mirá que la dejé con mucho olor!—Le ofreció la tanga Agustina. —Sii. Gracias Agu! Agustina le alcanzó la tanguita fucsia mojadita a su hermano, y se fue a la ducha. Mientras caminaba hacia el baño, no podía creer que se estuviera pajeando viendo como casi cogen sus hermanos. Se había puesto muy cachonda viendo como el pendejo le pasaba la pija parada por toda la cola a Flor. Se metió a la bañera y trató de olvidarlo. Al fin y al cabo Florencia tenía razón. ¿Qué pasaba si se la metía? ¿Disfrutaría viendo eso? Eso era incesto del más alto nivel. Mejor no pensó más, y quiso olvidar y enterrar el suceso. Se duchó y se fue de una amiga. Martín se quedó en la habitación con Florencia. Abrió la tanga de Agustina y se la encontró bien húmeda. La zona de la vagina estaba muy olorosa. Se la llevó a la nariz mientras se pajeaba en frente de su hermana, que lo miraba sentada de frente en su cama.
Martín estaba cerca de terminar, cuando le habló a Florcha: —No me querés hacer la paja Flor? —No! —Si ya me la hiciste.. que te cuesta una vez más, dale… mirá lo dura que la tengo! —No hermanito… la otra vez te la hice porque quería aprender a hacer la paja… pero fue una única vez. No te vamos a pajear más! El chico se resignó aceptando su derrota, y siguió oliendo la tanga de su hermana mayor, mientras le miraba las tetas en el corpiño a Florcha y se pajeaba. —Aunque sea me mostras la cola Flor? —…Sólo mostrar? Para que veas nomás.. eh. —Siii. Quiero acabar viéndote la cola hermanita. —Ok. Florcha se dio vuelta y se puso en cuatro arrodillada en la cama, mostrándole todo el ojete entangado a su hermano. La tanga estaba llena de la babita de la chota de él. Martín podía verle toda la cola, con la tanguita blanca tapándole la raja del culo, el agujero y la concha, nada más. Encima estaba como perrita esperando recibir pija por atrás, mientras se le notaba toda la conchita marcada en la tela. El muchacho no podía más… verla así era increíble. Si tan solo… si tan solo pudiera verle la concha! Se tenía que contentar viéndole la rajita de la chochita marcada en la tanga. Mientras la miraba así, y sentía el olor a concha de la tanga de Agustina, empezó a acabar, saltando leche y cayendo toda en el suelo de la habitación de las chicas. Otra vez todo el piso manchado con leche del chico…. Florencia sintió los leves gemidos de su hermanito, y supo que ya había acabado. Salió de esa posición, y miró a su hermano con la mano en la pija y todo el semen en el suelo. —Uff… gracias Flor! Estás hermosa… tenes una cola increíble. —Gracias tontito. Querés que limpie? —No.. dejá. Limpio yo. Martín salió en pelotas de la habitación, se fue hasta el lavadero. Se pasó la tanga olorosa de Agustina por toda la pija, limpiándose los restos de leche, y la tiró al lavarropas. Agarró un trapito húmedo y volvió a la habitación. Se agachó, y limpió el piso, sacando todo el semen aún fresco con el trapo mojado, mientras Florencia aún con la calza en los muslos, así en tanga y corpiño, seguía repasando en su cama. Martín, ya habiendo limpiado todo, la miró.. le volvió a mirar la cola entangada. —Flor… no me voy a cansar de decirte que tenés la cola más linda y grande del mundo… —Jaja, y yo no me voy a cansar de decirte que me avergonzas hermanito!!!! —Sos tan sexy.. estás tan buena!...Quisiera volver a pasarte la pija por la cola… algún día me vas a dejar otra vez?
Florencia dejó de mirar la carpeta, y observó a su hermano. Le respondió con su mejor intención, tratando de sonar amable. —No… mirá hermanito, yo te quiero mucho, pero no podes hacer eso.. en serio. Te estás pasando… eso es demasiado, ¿entendés? Hacete la paja con nuestras tangas… o me vas a decir que ya no te gustan? —Sí, si me gustan mucho. Bueno, te entiendo hermanita. Gracias. Florencia le sonrió y Martín se fue a lavar el trapo lleno de semen. La chica terminó de repasar todo y ya estaba lista para el examen. Cuando se fue a bañar, se sacó la tanga toda húmeda, en la parte de atrás manchada con líquido pre—seminal frondoso del muchacho, y en la parte interior, por su húmeda y caliente chochita virgen. Se había excitado mucho con lo que había pasado, pero no quería distraerse con nada para el examen. Le dejó la tanga en el baño por si su hermano se quería hacer otra paja, y se bañó sin tocarse. Se fue a dormir temprano. Cuando se fue a duchar Martín, agarró la tanga blanca de Florcha que tenía puesta hacía minutos, y la abrió en su forma original como tantas veces para olerle la parte de la concha. Se dio cuenta de que estaba toda la tanga brillosa ahí, por lo tanto su hermana se había excitado. Le gustó saber que a pesar de que su hermana le puso los puntos, se había calentado. Las conchas, y las tangas dejan rastros!!! Le sintió el olor a concha a la tanga y se le puso dura de nuevo. Se la enrolló toda en su pija, y se pajeó llenando por completo la tanguita de leche caliente. La metió en el lavarropas y lo encendió. Pensar en que hace minutos esa tanga estaba toda marcadita por la conchita húmeda de su hermana, lo ponía como loco. Capítulo XII: Jugando a provocar Ya a la mañana siguiente, Florencia y Martín fueron a su último día en el colegio por ese año, y el verano se hacía sentir. Florcha estuvo muy nerviosa toda la mañana, el examen fue muy difícil, pero logró aprobar. Fue mucha la felicidad de la chica, cuando ese día finalmente aprobó el examen de matemáticas. Cuando volvieron a casa al mediodía, ya de vacaciones, Florencia comunicó la buena noticia a sus hermanos, y obviamente le agradeció el esfuerzo a Martín por haberla ayudado tantas semanas. A la mayor, Agustina, aún le quedaban algunos días más para rendir exámenes finales de la universidad, pero estaba bien encaminada.
Transcurrieron un par de días sin mayores sorpresas. Martín quería llegar a más con sus hermanas, pero ellas no querían… sólo se limitaban a dejarle las bombachas recién usadas en el baño, para que él se haga pajas. Uno de éstos días, mientras el chico estaba una tarde aburrido jugando a la play, empezó a recordar como sus hermanitas le hicieron la paja, y se le paró la pija. Apagó la consola y buscó a alguna de sus hermanas por la casa. Se percató de que Florcha había salido con sus amigas, y fue hasta la habitación de sus hermanas, encontrando a Agustina estudiando acostada en la cama. La chica estaba estudiando acostada boca abajo, con una remerita y en bombacha, sin pantalón. Martín le veía bien el culo, con una bombachita negra cubriéndole la raja del orto. —Agu, ¿vamos a jugar un ratito? Agustina, sin dejar de leer los apuntes, le respondió: —¿A qué querés jugar? —No sé… me puedo hacer la paja acá? —Estoy estudiando ahora nene… —Joooooo.—Resopló Martín desilusionado. —Tengo que rendir, hermanito.. no me molestes por favor. En un rato te dejo la bombacha en el baño. El chico se fue de la habitación algo triste y siguió jugando a la consola… unas horas más tarde, se hizo la paja en el baño oliendo la bombacha negra de Agustina. Pasó una semana, con Florencia pasando mucho tiempo con sus amigas, y Agustina estudiando para sus exámenes, en que el chico empezaba a notar que no avanzaba nada con ellas. No quería resignarse a sólo pajearse con sus tangas. Una de esas tardes, en pleno diciembre, ya con el verano oficialmente instalado, y como saben en el hemisferio sur, con mucho calor… Esa tarde, Agustina se fue a bañar como siempre. Terminó de estudiar, y se metió a la ducha. El calor era insoportable. Abrió la canilla de agua fría y se refrescó. Cuando salió de la bañera, y se secó con la toalla, agarró la ropa limpia que había llevado al baño para ponerse. Primero se puso la bombachita, después el corpiño. Se iba a poner el jean, pero desistió. Hacía mucho calor. Recién terminaba de bañarse y ya casi empezaba a sentirse un poco transpirada. Salió del baño así, en corpiño y bombacha. Cuando apenas salió del baño, miró para atrás y vió a su hermano en la cocina. Le estaba mirando la cola. Se dio cuenta enseguida. Sonrieron los dos, la chica no le dijo nada, y Agustina caminó por el pasillo hasta su habitación, sabiendo que su hermanito desde la cocina le estaba viendo la cola mientras
caminaba. Se sintió acalorada… hacían varios días que estaba con la mente en el estudio, y sentir de nuevo esa miradita del chico, le elevó la temperatura en el cuerpo. Martín se quedó embobado viéndole el ojete desde atrás, mientras ella caminaba. Que caliente se veía. La chica entró a su habitación, y no se puso nada más, así con poca ropa siguió estudiando, aunque con la mente algo perturbada, por la miradita que le había dado el chico. Un rato después, llegó Florencia a casa. Dejó sus cosas en el living y se fue a su pieza. Se encontró con su hermana estudiando en ropa interior. —Que hacés hermanita. —Hola Flor… —¿Todo bien?.. ¿Y esa cara?—Le preguntó Florcha. —¿Qué cara?—Dijo Agustina riéndose. —No te rías boluda… te conozco. Hiciste algo con el pendejo? —Jaja.. no tonta. Aunque me puse un poco calentona porque cuando salí de bañarme, me miró toda la cola. —Saliste así en bombacha? —Sí.. no ves el calor que hace? Las dos se rieron. —Pobre.. seguro lo re calentaste. —Jaaa.. mirá quien habla. Si le debe encantar al pendejo… —Bueno, eso seguro. Florencia se preparaba para ir a ducharse. Agarró una toalla, la ropa limpia, y se alistaba a salir de la habitación para ir al baño. Agustina estaba algo excitada por lo que había pasado. —Che… ¿te animás a hacerlo vos?…—Le preguntó una divertida Agustina a su hermana, sonriendo. —…Qué? No te entendí.—Respondió Florencia, mirando la cara de traviesa de su hermana mayor, sabiendo que estaba tramando algo. —Que ahora vayas hasta el baño en corpiño y bombacha, a ver si te mira. —Ay boluda no seas forra… pobre… me va a re mirar. —Jaja.. dale! Seguro que le re gusta… —Bueeeno…pero cualquier cosa fue idea tuya, eh! —Jajaja sí… Después contame si te miró. —Jaja ok. Florencia se quitó toda la ropa que traía encima, y sólo se quedó como le había dicho su hermana, con un corpiño color piel, y una bombachita gris. Agustina la miró… y ambas se rieron. Sabían que su hermanito la iba a mirar de arriba a abajo.
Florcha finalmente salió de la habitación así, con una toalla en la mano, y en la otra, la ropa limpia para ponerse. Apenas salió de la habitación hacia el pasillo, inmediatamente Martín en la cocina giró su cabeza y la vió de frente, caminando por el pasillo. Le miraba las tetas, cubiertas bajo el corpiño, y las piernas desnudas, más el pubis cubierto por esa bombacha gris que tantas veces había llenado de leche. La chica lo miró, y se metió al baño, sabiendo que la había mirado entera. A Martín se le puso muy dura enseguida. Unos minutos más tarde, cuando Florencia terminó de bañarse, sólo había llevado como ropa limpia una tanga, y una remera manga corta. Se puso la remera, sin corpiño, y se puso la tanguita. Salió así del baño, y fue hasta la cocina a buscar un poco de agua, para ofrecerle una mejor vista a su hermanito. Su hermano la volvió a mirar. Mientras se servía agua de la jarra de la heladera, el chico le miraba el enorme ojete, con una tanga roja cubriéndole poco. Florencia terminó de beber agua, sabiendo que su hermano la miraba. Empezó a sentir un cosquilleo en la conchita, al sentirse tan putita. Se dio vuelta rápido y lo cazó viéndole la cola. —Que haces pendejito cochino?—Le preguntó Florcha sonriendo. —Te miraba la hermosa cola que tenés… Florencia se rió y volvió a su habitación, encantada de haber calentado a su hermanito tan gratuitamente. Una cosa era mostrarle la cola a su hermano porque él se lo pedía explícitamente, a cambio de haberle enseñado matemática, y haberla ayudado a estudiar para un examen. Pero mostrarle la cola en tanga, gratis, haciéndose la tonta, era otra cosa muy distinta. Se dio cuenta de que lo hizo sólo para calentarlo, y a ella le encantó eso… y se humedeció. Caminó y llegó de nuevo a su habitación. —Yyyy… qué paso? ¿Te miró?—Preguntó enseguida muy ansiosa Agustina. —Siiiiiii… mucho!—Respondió Florcha, mientras se acostaba en su cama. —Contame bien… y te gustó? —Si… me miró toda… encima fui a la cocina a tomar agua, dejé que me vea bien toda la cola… Ambas se rieron, tras haber calentado a su hermanito a modo de juego. El chico tuvo que descargarse haciéndose la paja oliendo la bombacha gris que había dejado Florcha en el baño, pensando en su ojete entangado. Así las hermanas empezaron a pasearse más en ropa interior apropósito por la casa. Aprovechando que mamá nunca estaba en casa por la tarde, las dos chicas se dejaban ver en corpiño y bombacha, e incluso tanga, por la casa, con la excusa del calor. Ellas se divertían haciéndolo. Les gustaba sentirse miradas por su hermano. A la mañana siguiente, Agustina ya se había ido a la universidad, mamá al trabajo, y
Florencia junto a Martín se quedaron durmiendo, disfrutando de las vacaciones. Cerca del mediodía, Florcha se despertó, se levantó en remera y tanga como estaba ayer, se arregló un poco el pelo frente al espejo en su habitación, y salió así para la cocina. Se iba a poner una calza, pero hacía mucho calor. Aparte así calentaría a su hermano. Miró el reloj, casi eran las 12. Cerró la cortina de la ventana para que no entre más sol. Así vestida con la remera y la tanguita roja, sin nada más, empezó a sacar las cosas de la heladera para preparar algo para comer. Fue hasta la habitación de su hermano, lo llamó para despertarlo, y siguió cocinando. Caminar por la casa en tanga era algo que le agradaba, y la ponía excitadita… Mientras estaba en el mesón preparando la ensalada y unas pastas, Martín apareció en la cocina bostezando, recién levantado. Estaba en cuero, solo con un short. Miró a su hermana… y otra vez estaba en tanga, por Dios. La miró mientras se sentaba en la mesa de la cocina… ya con la pija parada. Se veía súper sexy, con el pelo morocho enrulado cayendo por su espalda, con la remera llegándole justo hasta el comienzo de la cola, y la tanguita roja cubriéndole apenas poco de ese orto descomunal. Miraba como la tela se le metía entre las nalgas… Florcha preparaba el almuerzo de espaldas a él, mostrándole el culo entangado de manera gratuita. El chico no quiso perder la oportunidad, y se puso de pie, se le acercó por detrás, mientras ella preparaba el almuerzo en el mesón. Ahora tenía su pija parada haciendo bulto en el short, a escasos centímetros del ojete en tanga de su hermana. La agarró desde atrás, poniendo ambas manos sobre la remera de la chica, en las caderas, y le apoyó la pija en el medio de la cola. —Me dejás apoyarte un poquito?—Le preguntó el chico, ya apoyándola entera. —¡Hey! ¡¿Qué hablamos hermanito?!... Salí… Florcha lo empujó un poco hacía atrás, despegándolo de ella. Al ratito, el chico nuevamente la apoyó igual, poniéndole la verga en la cola. Florencia lo re sintió, notó como la pija del chico se le incrustaba en su cola, estaba durísima… y se le empezó a humedecer la concha bajo la tanga. —¡¿En qué habíamos quedado pendejo?!—Dijo Florcha tratando de empujarlo para atrás. —…Vos tenés la culpa por estar en tanga, así me re calentás, boluda… —Bueno hermanito, pero estoy así porque hace mucho calor… —Dale.. déjame cogerte un minuto así, si ni siquiera me la saqué del short… —Basta!... vamos a comer… Florencia lo separó de ella, tratando de comportarse. Una vez la chica terminó cocinar, se dio vuelta con la comida y la puso en la mesa, notando como a cada paso su hermanito le miraba la entrepierna y la cola, sintiendo como esa tanga le cubría muy poco. Con las miradas, andar tan suelta de ropa, y la
apoyada… ya tenía la concha bien húmeda. Esperaron a Agustina, y se pusieron a almorzar. Cuando Agustina llegó a casa y abrió la puerta, vió a su hermana parada en tanga sirviéndose agua, y a Martín comiendo, con tenedor en la boca, mientras la miraba… que panorama! Apenas ingresó, se miraron entre las chicas sonriéndose. La mayor dejó su portafolio tirado a un costado en el piso. —Que calorrrrrr que hace! Se sacó la remera, y se bajó el jean, sacándoselo en frente de sus hermanos, ahí en la cocina. Se quedó en corpiño y bombacha, mientras ambos la miraban. Se sentó en la mesa y se sirvió un vaso de coca—cola, mientras le pedía a Florcha que le pase la ensalada. Comieron así, los tres casi en bolas, sin que ninguno diga nada. Martín ahora le miraba las tetas en ese corpiño a Agustina, y como se movían cuando la chica levantaba el tenedor para comer. Tras el almuerzo, las chicas se fueron a su habitación, mientras a Martín le tocaba levantar la mesa y lavar los platos. Una vez que ambas se acostaron en sus camas, se pusieron a hablar: —Hay que admitir que es un juego divertido… viste como nos mira?—Dijo Agustina. —Si… aunque otra vez me apoyó, boluda.. antes de que llegues! —En serio??!!?? —Siii… me apoyó entera… encima me dijo que lo re caliento así en tanga! —Contame bien todo! En ese momento, Florcha le contó como su hermanito se había calentado y la había apoyado en la cocina. Mientras le contaba, ella que ya había quedado algo excitada, se calentó más contándolo. Una vez que le contó todo, a Agustina le gustó, y quiso ir a más: —Me diste ganas de calentarlo, pendeja! ¿Vamos a seguir jugando?—Preguntó Agustina. —¿Cómo? —Voy a ir así a buscar mi portafolio que dejé en la cocina… —Jaja dale! Las dos se rieron, Agustina se levantó de la cama, y caminó hasta la cocina en corpiño y bombacha, para jugar a calentar a su hermanito… Llegó a la cocina, su hermano escuchó sus pasos y se dio vuelta mientras lavaba los platos, ahí la miró.
Agustina sin decir nada, buscó su portafolio de la uni, y se agachó para agarrarlo, mientras le mostraba el culo a su hermano, haciéndose la tonta. Una vez en su mano, se dio la vuelta y miró al chico, notando como la miraba toda. Regresó a su habitación, habiendo logrado el objetivo. El muchacho le vió toda la cola mientras se agachaba, en la posición perfecta para culearla, mientras la bombachita se le metía adentro. A Martín, este cambio en sus hermanas, le parecía algo extraño. Si bien varias veces las había visto en ropa interior por la casa, era una vez cada tanto. Ahora se le mostraban así todos los días, sabiendo todo lo que había pasado. Empezaba a tener la leve sospecha de que lo hacían para calentarlo… pero se dijo que quizás eran sólo ideas suyas. Lo que sí era cierto, era que tenía la pija como una bomba a punto de estallar… después de haberlas visto a las dos así. Era un martirio… Se tuvo que pajear otra vez, pensando en ellas. Quería cogérselas y culearlas a las dos, por más que sean sus hermanas… necesitaba hablarlo con alguien, pero no se lo podía contar a nadie, ni a su más íntimo amigo. Cuando Agustina llegó a su habitación, le contó a su hermana lo puta que había sido, agachándose para mostrarle bien el ojete. Obviamente, ambas se divirtieron. Este jueguito de andar casi en bolas por la casa les empezó a gustar mucho a las chicas, que les encantaba recibir las miradas de su hermanito menor. El problema era que al pobre chico lo calentaban mucho, y no lo dejaban ir a más. Al día siguiente, por la tardecita, con el sol ya cayendo, Martín llegó de jugar un partido de fútbol con amigos, cuando entró a casa y se encontró con Agustina caminando por el living en ropa interior. La chica juntó sus carpetas de la uni en la mesa del living, y cruzó la sala para volver a su habitación, para estudiar. Cuando lo vió al chico, se le subieron las pulsaciones un poco, sabiendo que la estaba mirando. El chico dejó sus botines en el suelo, mientras se dedicaba a mirarla, la podía ver de frente. Tenía un corpiño color negro, sin tirantes en los hombros, sólo atrás…no entendía como no se le caía! Encima soportar esas grandes tetas… y abajo traía una tanguita negra, del mismo estilo del corpiño… parecía que combinaban. Enseguida notó su miembro crecer poco a poco debajo del pantalón deportivo. Agustina, con sus carpetas en la mano, empezó a caminar así por la sala, cuando Martín, nuevamente, no pudo contenerse. —Que linda estás hermanita… —Ja…gracias pendejo… vos también. —Jaja… te puedo decir algo? —…Mmmm.. depende. Jaja.. sí, dale.. qué?
—Estás tremenda así… y ese corpiño te queda perfecto. —En serio? —Sí…¿puedo acariciarte una teta? ¿Aunque sea por arriba del corpiño? —¿Otra vez? —Si… son enormes! Quiero tocártelas de vuelta…porfi. —….mmmmm…………Bueno.. pero 5 segundos, ok? Martín aceptó y agradeció… 5 segundos eran mejores que nada. Estiró su brazo, y abrió toda la mano, apoyándosela toda sobre el corpiño, en una de sus tetas. Agustina lo miraba. El chico inmediatamente movió su mano, acariciando y manoseando toda la teta. Todavía no podía creer lo perfectas que eran esas tetas. Agustina le retiró la mano. —Bueno! 5 segundos… listo! —Ahhh… un ratito más! —Jaja no, suficiente pendejito… ¿la tenés parada?—Le preguntó Agustina mirándole el bulto en el pantaloncito. —Si…se me para viéndote en corpiño y bombacha… o eso es tanguita? —Es tanguita! ¿Te gusta? —Siii… ¿me mostrás como te queda en la cola? Agustina le dio el gusto a su hermano, y se dio vuelta, para mostrarle la cola. Martín le veía ahora la espalda completamente desnuda, excepto por la tira del corpiño, y abajo la tanguita negra diminuta casi sin cubrirle nada… le estaba viendo el ojete prácticamente desnudo! La línea de tela de la tanga era demasiado fina, y se le enterraba por completo en el orto. El muchacho se calentó mucho, y sin decirle nada, le apoyó la palma entera de la mano en la cola, en uno de los cachetes. —Heyyyyyyyyy!!!… sacá la mano de ahí!!!!!!!!—Exclamó Agustina. Martín obedeció tras haber sentido el culo caliente de su hermana mayor, y enseguida trató de apoyarle la pija en la cola. Lo intentó, pero la chica estuvo atenta y no se dejó. —Qué hacés? Martín volvió a intentarlo, aprovechando que Agustina estaba contra la pared del living, y esta vez sí, empujó hacia delante, y con la chota bien parada bajo el short, se la clavó entre medio de las nalgas. —Ayyy nooooo hermanito… —Dale.. dejate Agus… El pendejo pensó que para andar así en tanga por casa, había que pagar un precio. Martín empujaba hacia delante y atrás como ella misma le había enseñado, apretándole
la pija en la cola. Con esos movimientos, mientras le enterraba la pija, la tanga despareció entre las nalgas del culo, se le metió por completo adentro de la raja del ojete. La chica trataba de defenderse, esto de jugar a calentar a su hermano se le estaba escapando de las manos. El chico mientras la apoyaba fuerte, llevó una mano hacia delante y le agarró una teta por encima del corpiño, manoseándosela entera. Agustina estaba apoyada en contra de la pared, con las carpetas de estudio en una mano, tratando de frenar a su hermanito. —…Ay no nene… tengo que estudiar! Dejame… La chica se movió un poco para el costado, zafándose del acoso del chico, que la quería agarrar de nuevo. —No te dí permiso para que me hagas eso pendejo! Agustina se fue hasta su habitación a seguir estudiando… otra vez había estado cerca. Un poco más y… El siguiente par de días, fueron parecidos. Agustina y Florencia andaban por la casa en corpiño y bombacha, para jugar a calentar a su hermanito, que las miraba y no podía hacer nada, más que masturbarse con sus bombachas en el baño. Además el chico notaba que cuando estaba mamá en casa, por las noches, las dos se vestían un poco más. Se levantaba, y veía a Florencia preparando el almuerzo en tanga, estaba jugando a la play, y pasaba por el living Agustina en bombacha, era un calvario. Y las otras dos, se reían entre ellas cuando se contaban como se habían paseado en frente de él para calentarlo un poco. Agustina ahora ya había rendido sus últimos exámenes, y por fin podía disfrutar de unos meses de vacaciones como sus hermanos. Un buen día, ya cerca de navidades, con el sol machacando y haciendo saltar los termómetros… Martín se despertó al mediodía, fue hasta la cocina y observó a sus dos hermanas en corpiño, Florcha estaba en bombacha, y Agustina tuvo la decencia de ponerse un shortcito deportivo al menos. Mientras esperaban la comida, Florencia puso la mesa… el mantel, los platos, los cubiertos… y mientras lo hacía, le ponía el culo al lado a su hermano, para que se lo vea todo. La zorra lo hacía a propósito, mientras se miraba con Agustina para divertirse. El chico trató de pensar en otra cosa, pero no… apenas levantado y ya con la verga apretándole el calzoncillo. Florencia estaba con un corpiño ajustado blanco, y una bombachita violeta… era imposible no mirarle ese enorme y gordo ojete con el que tantas veces se había hecho la paja.
Comió como pudo, ya un poco harto de calentarse porque a las señoritas se les ocurre andar casi sin ropa por el calor. Después de eso, a la hora de a siesta, Martín se dedicó a ver un partido de fútbol en la TV de la cocina. Lo peor era que no podía sacarse de la cabeza el culo de su hermana. Esa mañana estaba muy caliente. Las chicas estaban en su pieza, con el ventilador prendido al máximo, el calor era insoportable. Agustina estaba sentada en su cama con la notebook en sus rodillas, navegando en Internet, algo transpirada… mientras Florencia se estaba pasando una crema por las piernas, de pie en frente del espejo. —Flor… vas a buscar un poco de agua a la heladera? —…Ok… Florencia iba a salir de la habitación, mientras Agustina le miraba el ojete a su hermana, y se le ocurrió una idea. —Esperá… está Martín en la cocina? —Sí.—Respondió Florencia. —Tengo una idea. —¿Querés que lo caliente mostrándole la cola? —Sí.. pero vení acá primero. Florencia fue hasta donde estaba Agustina, y se quedó parada en frente de su hermana, aún sentada en la cama. —Date vuelta! Florcha se giró, dándole la espalda a su hermana. Ahora Agustina tenía el orto de su hermanita a escasos centímetros. Estiró sus manos hasta la cola de su hermana, y le agarró la bombacha violeta a Florencia. —Qué estás haciendo? —Te voy meter la bombacha más adentro de la cola así lo calentás más!… —Que hdp que sos!—Dijo Florencia riéndose. Agustina agarró la bombachita de su hermana en la parte de la cola, y se la metió bien adentro de las nalgas, para dejar más a la vista, mientras con sus dedos rozaba toda la piel en esos cachetes gordos. La estiró para arriba, de manera que la parte de tela que cubría la raja del culo, se deslizó hasta meterse toda adentro. —Que orto tenés boluda.—Dijo Agustina dándole una palmada en un cachete. —Hey.. pará.. me la metiste toda!—Dijo Florencia mientras se tocaba la cola y no encontraba la tela, dándose cuenta que se la metió toda.
Las dos se rieron, y ya Florencia salió de su habitación con la bombachita violeta bien enterrada en la cola por su hermana. La sentía demasiado adentro… tenía la cola casi desnuda para calentar a su hermanito. La sintió tan clavada en el ojete que se sintió muy putita… solo se le veía la tira de la bombacha en la cadera, y el pubis.. parecía que tenía la cola completamente desnuda. Caminó hasta la cocina así, abrió la heladera, y su hermano dejó de mirar el partido, para mirarla a ella. Martín sacó la vista del tele, y observó como Florencia abría la heladera, de espaldas a él, en corpiño y bombacha, pero con el ojete completamente descubierto… sólo le veía el elástico de la bombachita en la espalda baja. “Hija de puta… no podés ser tan zorra de andar así por casa.. encima tenés el culo más grande del mundo.” El chico, que ya estaba caliente y un poco molesto por la situación, se puso de pie. Florencia cerró la heladera, mientras tenía la botellita de agua en la mano, tratando de quedarse unos segundos más así para mostrarle toda la cola casi desnuda a su hermano. Estaba sonriendo sabiendo que el chico la estaba mirando. Martín caminó hasta donde estaba ella, y se sacó la pija parada del pantalón, dejándola al aire libre. Florencia se iba a dar vuelta, pero enseguida el chico la agarró desde atrás, de la espalda y la empujó levemente contra el mesón. —Ay que te pasa nene? Martín se agarró la pija con sus dedos, y se la llevó hasta la cola de su hermana, haciendo contacto entre el glande y la piel de las nalgas. —Paraaaa hermanito… eso es tu pija? —Siiiii. —Qué hablamos?!?!? Soltame ya pendejo! —No seas tan provocadora entonces! Te dije que en tanga me calentás! —…Ay pero… —Nada! Me voy a hacer la paja en tu ojete así aprendes a no ser tan zorra! —Ya te dije que me visto así porque hace calor hermanito… soltame dale! Martín no obedeció, estaba muy caliente como para detenerse esta vez, mientras le apoyaba todo el tronco de la pija en la cola, llevó sus manos adelante y le empezó a manosear ambas tetas por encima del corpiño. —Nooo.. paráa pendejo!!! No podés hacer esto….te estás pasando!!!!—Decía Florcha mientras trataba de sacarle las manos de sus tetas, pero no podía. —Sacate las tetas afuera Flor, te las quiero tocar! —Bastaaa!!! Hacete la paja con las bombachas y punto.. si querés después te doy mi bombacha…pero dejame!
—No, qué bombacha?!?!?.. me voy a hacer la paja en tu cola así aprendes hermanita.. me calentaste demasiado! El chico empujó para adelante, y mientras apretaba a Florencia contra el mesón de la cocina, le metió la pija en el medio de la cola, clavándosela entre las nalgas, sintiendo la tela de la bombacha ahí bien adentro. —Mmmm zorrita… mirá como te metiste la bombacha en la cola para calentarme… y eso que sos virgen… —Perdóname hermanito.. no lo hice a propósito! El chico se separó de ella, y sacó una mano de sus tetas, para llevarla atrás y agarrarle bien la bombacha del elástico de arriba. Tiró hacia arriba, haciendo que la bombachita violeta se le entierre al máximo en el ojete, y se le clave bien la concha. —Ayyyyy me haces mal pendejo!!!! Me aprieta la concha!! —Eso te pasa por ser tan puta hermanita! —No soy putaaa!!… bastaaaaaa.. porfaaa sacame la bombacha de ahí que se me clava en la chocha y me duele! Me vas a lastimar!!!! Florencia sentía como su hermano le clavaba la bombacha bien arriba, y le estaba doliendo la concha mientras se la apretaba así. Martín, con la mano izquierda le agarraba y manoseaba una teta por encima del corpiño a su hermana, y con la mano derecha se empezó a hacer la paja en el culo de la chica. Florencia sintió la cabecita de la pija bien dura, hinchada y babeada, tocándole la cola, junto con la mano de su hermano, notando como se estaba pajeando en su ojete. —No lo hagas hermanito… por favor… no te podés hacer la paja en mi cola! Esta mal!! Muy mal!! No seas chancho! —Jodete por ser tan puta Flor!... te voy llenar el culo de leche.. todo este ojete hermoso que tenés. El chico se hacía la paja, con el movimiento de su mano hacia arriba y abajo, le tocaba los cachetes de la cola a su hermana, mientras que la cabecita de la pija hacía contacto también con la piel de la chica, en la raja del ojete, dejándole todo el líquido pre— seminal ahí en la cola. Mientras tanto, con la otra mano le tocaba la teta. Florencia dejó de resistirse un poco, sabiendo que ella misma tenía la culpa por haberlo provocado tanto. Todavía tenía la bombacha violeta bien clavada en la conchita, y mientras su hermanito la manoseaba toda y se pajeaba en su cola, se empezó a calentar. Era la primer mano de un chico que le tocaba las tetas, y encima la pija de su hermano estaba bien dura, sentía como le mojaba la cola con esa babita que le sale del glande.. y ahí ya sintió que la concha se le humedecía. Martín le miraba bien ese enorme y gordo ojete mientras se pajeaba sobre él, estaba en una posición casi como si estuvieran cogiendo, sabía que si le metía la pija más abajo, podría sentirle la chochita a su hermana!
El muchacho trató de moverle el corpiño, y no pudo. —Dale Flor, sacate las tetas afuera un ratito! —Noo… —Porfaaa… Florencia ya sintió que estaba mojando la bombachita, no podía creer que se pusiera tan excitada… Martín dejó la paja por unos segundos, mientras se la dejaba así paradita punteándosela en la cola, y con ambas manos adelante, trató de bajarle el corpiño y sacarle las tetas afuera. Mientras trataba de hacerlo, Florencia se cansó de tanto manoseo y lo ayudó. Florcha se sacó ambas tetas afuera del corpiño, dejándolas al aire libre, mientras sentía la pija de su hermano clavarse en el medio de la raja de su ojete, y sin admitirlo, le estaba gustando demasiado. Tener esa verga jugando ahí, haciendo contacto con toda su cola, le encantaba, la mataba… de a ratos tenía el instinto animal de abrirse bien la cola para que su hermanito se la clave bien adentro, pero se contenía. Ya la pobre notaba la concha hinchada bajo la bombacha, mojando la tela. Ahora con las tetas afuera del corpiño, Martín se las tocó bien, abriendo enteras las palmas de sus manos y agarrando las lolas por completo, sintiendo los pezoncitos bien duros en su mano…las tetas de Florencia eran más pequeñas que las de Agustina, pero las notaba mas firmes y redonditas.. ambas tenían unas tetas tremendas. Luego, dejó una mano en una teta, y se dedicó a seguir con la paja, mientras Florcha se inclinaba un poco en el mesón, ya dejando al chico hacer lo que estaba haciendo. Mientras sentía la suave teta y el duro pezón de su hermana en una mano, se pajeaba ahora rápido con la otra, tocándole a cada movimiento todo el culo gordo a su hermanita, con la mano y con la pija. —…Avisá cuando vayas a acabar pendejo! No me vas a acabar en la cola! —Siiiii… te voy a acabar en la cola hermanita…te voy a llenar la cola de lechita… por ser tan calienta pijas… y a Agustina le voy a hacer lo mismo, por ser tan calentonas! Florcha se resignó. El chico ya sentía que se venía, haciéndose la paja en el enorme ojete de su hermana, casi desnudo, con la bombacha toda metida y estirada. Le metió la pija un poco entre las nalgas, y se pajeó fuerte tocándola toda, con la pija metida en la raja de la cola, y con la mano tocándole todo el ojete mientras se pajeaba, con los movimientos. —AAAAhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh Empezó a salirle la leche, seguía pajeándose en el ojete de su hermana, con una mano en una de sus tetas, se fueron sucediendo los enormes chorros de semen, uno atrás de otro, chocando contra el culo de Florencia, la leche le caía en los cachetes, en la
bombacha, en el medio de la raja del orto, se le metían ahí… La chica sentía como la leche bien caliente se le escurría por el medio de la cola… casi iba a tener un orgasmo sin tocarse. Notaba los chorritos de semen salpicarle toda la cola… en ese momento estaba tan excitada que se le hizo agua la conchita, sintiéndola toda mojadita, junto con la tela de la bombacha también empapada en flujo. Martín se sacudió la pija, dejando saltar las últimas gotas de leche en la cola de su hermana, y se separó de ella, completamente exhausto. Florencia se acomodó un poco, dándose la vuelta y mirando a su hermano. —Te fuiste al carajo… tengo la cola llena de leche pendejo sucio! Cochino!! —Andá así a tu pieza… mostrale a Agus como te dejé.. así también la voy a dejar a ella! Florencia empezó a caminar por el pasillo con la botella de agua que le había pedido Agustina en la mano, con las tetas afuera del corpiño, con la cola repleta de lechita caliente de su hermano, toda manoseada y con la bombacha violeta manchada con semen y toda estirada metida adentro de la cola. Encima a cada paso que daba, sentía como la leche se le empezaba a caer por sus muslos, y también notaba como tenía la concha bien viscosa, llena de ‘miel’ vaginal, toda hinchadita producto de su excitación. Abrió la puerta de la pieza, y vió a Agustina acostada en la cama, aparentemente escuchando música con los auriculares. Inmediatamente la vió a su hermana, y se sacó los auriculares, se puso de pie y se la quedó mirando, re sorprendida, sin entender porqué estaba con las tetas afuera. —Acá tenés el agua…—Dijo Florcha, dándole la botella a su hermana. —…Qué… ¿qué hiciste?... ¿Porqué estás así? —Tu hermanito se hizo la paja en mi cola, mirá, me llenó de leche. Florencia se dio vuelta, mostrándole toda la cola salpicada de semen. —Boluda… pará pará. ¿¡¿¡¿Cómo?!?!? —Qué no entendés? Nos pasamos.. lo calentamos tanto que me hizo esto! —Dios! ¿Y te gustó?.. Mirá todo lo que acabó… esto pasó recién???!!!?? —Sí!… Agustina le miraba la cola, y la bombacha… todo manchado con semen. Llevó un par de dedos a la cola de Florcha, y juntó leche de los cachetes. Lo sintió tibio, así que se lo metió en la boca. —Mmm todavía esta tibiecito boluda.. probalo… Florcha llevó una de sus manos atrás, a su ojete, se metió un par de dedos en la raja del culo, y juntó leche… se la metió en la boca, y se la tragó, chupándose los dedos. —Sí, está rica.
Agustina probó más, se agachó para estar a la altura de la cola de su hermana, y le metió los dedos entre las nalgas, donde había más leche. Juntó esperma y se lo comió… —A ver, abrí la cola así saco más lechita.—Dijo Agustina. Florencia, con ambas manos, agarró los cachetes de su cola, abriéndosela bien para su hermana. Ahora se le veía toda la bombacha doblada ahí clavada, mientras que se le veía todo el semen salpicado alrededor. Agustina le pasó los dedos por toda esa zona, cerca del ano, juntando lechita, y metiéndose los dedos en la boca, tragándosela toda. Le dio una palmada en un cachete, y se puso de pie. —¿Y te tocó las tetas que las tenés afuera del corpiño? —Sí… —¿Cómo fue? —Yo me hice la tonta mostrándole bien la cola como siempre.. y él se paró y me puso contra el mesón.. ahí empezó a pajearse en mi cola.. y después me pidió que saque las tetas.. me las tocó.. encima me dijo que a vos también te lo iba a hacer! jaja.. —En serio?!?!? —Sí…Al principio traté de pararlo, pero no pude. Ya después me calentó tanto que me excité toda… —Me imagino.. a ver mostrame.. ¿te excitaste mucho? ¿Te mojaste? —Sí.. si cuando me empezó a caer la leche toda calentita en la cola, casi acabo sin tocarme! —Jo!… a ver hermanita, mostrame como tenés la conchita. Agustina llevó una mano a la entrepierna de su hermana, y apoyó dos dedos en la bombacha, sobre la concha de Flor. —Me parece a mí o tenés la bombacha re mojada? —La tengo re mojada Agus! Era la primera vez que a Florcha, otra persona le tocaba la conchita. Su hermana se la había visto miles de veces cuando se cambiaban, pero nunca se la había tocado. Agustina le apoyó y hundió un poco los dedos entre los labios de la chocha, hundiendo la bombachita en la vagina. Florcha se estremeció, al sentir otros dedos que no eran los de ella, en la concha. Se agarró de su hermana, porque le empezaron a temblar un poquito las piernas. Apoyó su mano en uno de los hombros de Agustina. —Epa! Así que así te dejó el pendejito…te puedo bajar la bombachita un poco? —…Sí…—Respondió Florencia entre jadeos. Agustina, con ambas manos, le bajó la bombacha mojada y olorosa a su hermana, hasta los muslos.
Volvió a meter sus dedos en la concha de Flor, ahora tocándole directamente los labios vaginales, completamente llenos de flujo. —Mmmm… cómo te mojas chanchita… a ver.. donde tenés el clítoris… Agustina le buscó el botoncito, embardunándose los dedos de esa sustancia babosa de la conchita de su hermana. Se lo encontró. Florcha se volvió loca apenas se lo tocó. —Acá está! ¿Te gusta? —Siii… Agustina dejó esos dos deditos encima del clítoris hinchado, mientras que con la otra mano, la llevó hacia la cola de Flor. Se chupó un dedo, y se lo metió en la raja de la cola, tratando de buscarle el agujerito. —Jaja.. no te asustes! Te voy a meter un dedito en la cola.. así está más bueno! Florencia se limitaba a cerrar los ojos y morder los labios… su hermana le acarició con el dedo la cola, hasta que le encontró el agujerito bien cerrado… lo puso encima, y empujó para adentro, metiéndole un poco el dedo. Con la otra mano, empezó a mover sus dedos sobre el clítoris, notando que Florencia iba a terminar pronto, estaba demasiado excitada. Sacó el dedo del culo, y lo volvió a chupar, lo metió de nuevo, y ahora le entró más, le entró el dedo en el culo hasta la mitad. Ahora le masturbaba fuerte el clítoris lleno de flujo, mientras que le metía y sacaba medio dedo de la cola, notando como Florencia estaba casi temblando. —Acabá hermanita… mirá cómo te llenaron la cola de leche… quien diría que sos virgen… acabá pendeja! —MMMMMMHHHHHHMMMMM AAAAHHHHHHHHHHHH A Florencia le llegó el orgasmo, se tensó entera, las piernas le flaquearon, mientras se agarraba de su hermana, que la estaba masturbando con dos dedos en el clítoris y otro metido en la cola, diciéndole cosas chanchas al oído! Su propia hermana mayor! Que sea ella, la calentó mucho más… Mientras se venía con el dedo de Agus metido en el culo, se relajó, quedando totalmente floja… Agustina le sacó el dedito de la cola, y la acompañó hasta la cama, la ayudó a acostarse… estaba llena de flujo vaginal, de leche de su hermano… y súper cansada. Se quedó acostada boca arriba en la cama, toda enchastrada. —¿Te gustó?—Le preguntó Agustina. —Sí… mucho… —Mmm.. mirá cómo estabas hermanita…¿Dijiste que el pendejo me iba a hacer lo mismo a mí? —Sí. Porque somos muy provocadoras…ja. —Me dieron ganas boluda!.. Ahora viéndote así.. Quiero que me llene la cola de leche a
mi también! Espero que todavía le quede lechita en los huevos! Agustina se sacó el shortcito, quedándose en corpiño y bombacha. Salió de la habitación, camino a la cocina… Agustina se sacó el shortcito, quedándose en corpiño y bombacha. Salió de la habitación, camino a la cocina… Llegó, y estaba mirando a su hermanito, sentado mirando la tele. La chica se quedó mirándolo con los brazos en jarra. El muchacho se volteó a verla, y Agustina inmediatamente se inclinó, quedándose paradita mostrándole la cola en bombachita. —Me dijo Flor que querías hacerme lo mismo… o ya no querés? A Martín se le puso la chota dura instantáneamente, mientras miraba como la puta de su hermana mayor se le ofrecía de esa manera. Se puso de pie, y se sacó la pija dura afuera, aún húmeda por la acabada de hace minutos. Fue hasta ella, y la miró… Agustina le sonrió, entonces el chico se puso detrás de ella. —Estás segura? Lo dije un poco en broma.. es que estaba muy caliente! —No importa… yo también quiero que me acabes en la cola… podés? Te queda leche? —…Creo que sí… Claro que le quedaba leche, y más con su hermana calentándolo así… se empezó a pajear, esta vez en el culo de Agustina. Se la apoyó sobre la bombacha, mientras se pajeaba fuerte. Agustina disfrutaba… sintiendo los movimientos de su hermanito en los cachetes de su cola. Se inclinó un poco más, apoyando las manos en la mesa, ofreciéndole una mejor visión de su ojete. —Te puedo tocar la cola Agus? —Mmm… bueno.. pero un poquito eh! No te pases… Ahora le acariciaba la cola con una mano, mientras con la otra se pajeaba rápido, sintiendo la piel de su hermana bien caliente. Le miró más abajo, y quiso llevar su mano a la zona de la concha de la chica. Fue bajando, hasta tocarle los muslos, acercándose peligrosamente a esa zona. Agustina se dio cuenta. —…Cuidado con lo que vas a hacer! —Me dejás?—Le preguntó Martín a su hermana, acariciándole el borde de la bombacha bien cerquita de la concha. —No! La chocha no pendejo! El muchacho retiró la mano de ahí, y mientras se pajeaba en el culo de su hermana, le empezó a venir el orgasmo. Apuró los movimientos, y las reservas de semen que le quedaban, comenzaron a salpicar la cola de Agustina, en menor cantidad que a Florencia.
La leche que caía del glande, caía sobre los cachetes y la tela de la bombacha de Agustina… a la chica le encantó sentir semen calentito caer en su cola. Se le estaba haciendo agua la boca por probarlo. Hacía tiempo que no lo hacía con su novio… y era su hermanito, mucho más morbo! Martín volvió a sacudirse la pija, esta vez apretándola para que salga toda la leche, y se la pasó por toda la bombacha y el culo para limpiársela bien. —Gracias hermanito! Agustina ya estaba contenta por recibir lechita en la cola como su hermana. Se puso bien de pie, y se tocó toda la cola, notando el semen espeso y caliente. Chapoteó con sus dedos en el medio del ojete, juntando leche de la bombachita, y se lo metió en la boca… se chupó los dedos mientras su hermano la miraba. —Lástima que Flor te sacó casi toda la lechita.. me acabaste poca! —..Sí.. Florencia tiene la culpa! Los dos se rieron. —La próxima vez quiero que me des la leche a mi primero! ¿Entendiste? —Sí Agus. Agustina terminó de tragarse el poco semen que su hermanito le había acabado en la cola, y se retiró a su habitación… el chico se guardó el miembro, totalmente satisfecho tras dos pajas, una en el culo de cada hermana, con los huevos completamente vacíos. Ahora podía ver el partido muy tranquilo. Una vez que Agus llegó a la pieza, se encontró con su hermana ya dormida… estaba con las tetas afuera, la bombacha en los muslos, y toda enchastrada. La tapó con una sábana, no sea cosa que mamá cuando vuelva, le dé por entrar a la pieza, y encontrarla así, como si se la hubiesen cogido entera. La mayor se dedicó a sacarse la bombacha sucia, y se fue a bañar para limpiarse los restos pegajosos de semen ya seco en su cola. Más tarde se bañó Florencia también, cuando se despertó, y notó como estaba, se sintió la chica más sucia del mundo. Capítulo XIII: Ventajas de la juventud Al día siguiente, apenas amanecía, el chico era despertado por su madre, había cita con el dentista. Medio dormido, con los ojos aún cerrados, y queriendo volver a dormirse… —No quiero ir ma!
—Hay que ir hijo, es un chequeo de 5 minutos nomás.. dale que se me hace tarde. —Ufa… ¿justo me tenían que dar el primer turno? Se maldijo por tener que ir del dentista a primera hora de la mañana. Se levantó, se vistió rápido y se subió al coche en el asiento del acompañante, mientras su madre conducía. Lo llevó de la dentista. El muchacho ingresó, y por suerte la vieja gorda y fea de la dentista le revisó los dientes unos minutos. —Todo bien Martincito. Martín odiaba que lo llamen así. Tras darle un beso de saludo a la señora, se retiró enseguida del lugar y regresó al auto. Mamá lo llevó de vuelta a casa, y ella se fue al trabajo. El chico abrió la puerta y entró a la casa, 8 de la mañana, sin mamá que ya se había ido al trabajo, todo en silencio, sus hermanas durmiendo… ¿qué hacer ahora, con toda la mañana por delante? No se podía volver a dormir…al parecer iba a ser una mañana muy aburrida. Iba a encender la consola para jugar a la play, pero se le ocurrió una idea. Recordó lo que le había dicho Agustina el día anterior. “La próxima vez quiero que me des la leche a mi primero! ¿Entendiste?” Se le paró la pija, ya con energías recargadas. Primero desayunó. Calentó agua en la pava, y se tomó un té. Unos minutos después, caminó despacito y sin hacer ruido, hasta la habitación de sus hermanas. Abrió la puerta muy lentamente, sin hacer ruido. La ventana estaba con la cortina abierta, por lo cual entraba un poco de luz del sol, y podía ver bien. Sólo se escuchaba el ligero ruido del ventilador. Se fijó que ambas chicas estaban dormidas… ambas tapadas sólo con una sábana, cada una en su cama. Caminó hasta la cama de Agustina, y ella estaba acostada de costado, dándole la espalda al muchacho. Martín le tocó el hombro, tratando de despertarla. Se lo tocó dos o tres veces, cuando la chica reaccionó. Giró solo la cabeza, y lo miró, con los ojos entrecerrados, re dormida. —…Mmmmhh…qué pasa? —Quiero darte la leche como me pediste. La chica casi suelta una carcajada. —¿Tan temprano? ¿Qué hora es? ¿Mami ya se fue? —Sí, ya se fue… querés que te de la leche hermanita? —…Bueno… pero.. ¿ahora? Esperá un rato.. dejame dormir un poco más. Agustina trató de seguir durmiendo, pero Martín ya estaba caliente. En esa posición, podía tocarle la espalda y la cola a través de la sábana a su hermana. Puso una mano
sobre los cachetes del culo, y se sacó la pija afuera del short. Agustina se dio cuenta, pero estaba media dormida… lo dejó hacer por el momento. Aparte le agradaban esas caricias en la cola. El chico se empezó a pajear bien lento, mientras le tocaba el culo a su hermana. Se agachó, y metió la mano debajo de la sábana, y ahora le tocó el culo directamente piel a piel, debajo de la sábana. La chica se dio cuenta y ahí sí le paró el carro, porque estaba durmiendo completamente desnuda bajo la sábana! —Pará hermanito…pará. Estoy en bolas… Esto no hizo más que calentar al muchacho, ya con la pija saltando de excitación. Sacó la mano de ahí abajo, y como Agus estaba acostada cerca del borde de la cama, el chico podía llegar a apoyarle la pija parada en la cola. Lo hizo. Se empezó a pajear ahora con la chota rozando el culo de Agustina, pero a través de la sábana. —¿Puedo correr la sábana? Te quiero llenar la cola de leche Agus. —..NO! Estoy desnuda… Agustina permanecía acostada en esa posición, ahora sujetando fuerte la sábana para que su hermano no la corra. El chico seguía pajeándose en su cola, si seguía así iba a manchar toda la sábana, y ella tendría que limpiarla… —A ver pendejo… tráeme una bombacha del cajón… Martín obedeció a su hermana mayor, y buscó en el cajón donde ya sabía que sus hermanas guardaban las bombachas y tangas… agarró una bombacha azul, con bordes blancos… y se la dio a la chica. Agustina metió sus manos debajo de la sábana y se puso la bombachita subiéndosela por los muslos sin que el chico pueda ver. Una vez que ya se la había puesto, ella misma corrió la sábana y le dejó el culo para que se lo llene de lechita. —Ahora sí hermanito… acabame toda la cola…pero tené cuidado de no manchar las sábanas, ¿entendiste? —Sí. Martín observó la cola de Agus ahora con la bombachita azul recién puesta, y se acercó a ella. Le puso la pija en el culo, y siguió pajeándose, mientras su hermana cerraba los ojos con sueño, dejando a su hermanito hacer eso. Se pajeaba fuerte, mientras a cada movimiento su manito chocaba contra el culo de su hermana, manchándole toda la cola con la babita de la pija excitadísima. Agustina no se movía, seguía acostada de costadito, con los ojos cerrados, casi
durmiéndose, mientras sentía la pija dura de su hermano en su ojete. Martín agarró la sábana, y la destapó entera a su hermana, ahora viéndole la espalda. —Hey… me vas a ver las tetas pendejito…—Reclamó Agustina sin mucha fuerza, bostezando. Eso era justamente lo que quería el muchacho. Ante la pasividad de su hermana, estiró un brazo hasta adelante, y le agarró entera una teta con toda la mano. Ahora le agarraba y manoseaba una teta mientras con la otra mano se pajeaba en la cola de la chica, con ella casi desnuda en la cama, sólo con la bombacha azul puesta. Así no aguantaría demasiado. Le apretó un poco, sintiendo esa enorme y firme teta en su mano, mientras empezaba a chorrearle la leche de la pija. Como su hermana le había dicho que tenga cuidado de no manchar las sábanas, le clavó bien la pija en el culo, en el medio de los cachetes, y acabó todo, manchándole toda la pobre bombachita, y llenándole toda la cola de leche… Agustina la sintió bien metida y dura entre sus nalgas, mientras sentía también todo el líquido bien caliente chorreando en su ojete.. mientras su hermano todavía le tenía agarrada una teta. El pendejo se retiró, ya satisfecho, y como empezaba a ver que se le iba a caer la leche por la cola para abajo e iba a ensuciar la sábana, agarró una toalla que estaba en la habitación y la puso abajo del muslo de su hermana, para que cuando caiga la lechita, caiga en la toalla y no en las sábanas. Se quedó un minuto viendo como le chorreaba la leche en la cola a su hermana mayor, y se fue a jugar a la consola. Agustina se quedó así, ni se movió, enseguida se volvió a dormir, con el culo chorreando lleno de leche de su hermano. Al rato, unas horas después, con el sol ya más cerca del medio del cielo, la primera en despertarse fue Florencia. Se quedó acostada en la cama antes de levantarse… se quedó mirando a su hermana, que estaba con la cola destapada, al borde de la cama… se extrañó un poco, viendo esa toalla. Unos minutos más tarde, finalmente despertó Agustina. Enseguida recordó lo que había pasado hacía algunas horas, y se dio cuenta de que sentía toda la cola pegoteada… —¿Pasó algo boluda? ¿Porque pusiste esa toalla?... Agustina se dio la vuelta, y agarró la toalla, tirándola al suelo. —…Es que vino tu hermanito y se hizo la paja en mi cola… —Mentira! —En serio tonta… vení a verme la cola… la tengo toda pegoteada!
Florencia se empezó a reír. Se levantó de la cama y fue hasta la de su hermana.. se acercó para mirarle bien la cola… le pudo ver todo enchastrado con semen.. y la bombacha manchada. Tras eso, Florcha se puso ropa interior, y fue a preparar el almuerzo, mientras que Agustina salió para el baño así, en bombacha y en tetas, total su hermanito ya se las había visto, tocado, y manoseado… no le preocupaba mucho ya. Florencia terminó preparando la comida y lo llamó a su hermano que estaba en el living, mientras Agustina se bañaba. —Nene… a comer! —Ok!!! Mientras ambos almorzaban, salió Agustina de la ducha, ahora con una tanga limpia, sin corpiño, y se sentó así directamente a comer algo. Martín se la quedó mirando… y obviamente no sacaba la vista de esos melones. Mientras comía, debajo de la mesa se le paró la pija otra vez. Agustina estiraba la mano para agarrar el vaso, o la sal, y a cada movimiento se le movían de un lado a otro las tetas… —¿Qué tanto mirás pendejo?—Preguntó Agustina, sabiendo que lo excitaba con sus enormes gomas. —..Nada… Ambas chicas se reían. Agus se agachó sobre la mesa, y le miró el bulto a su hermanito. —La tenés paradita! Florencia quiso mirar, e hizo lo mismo. —Es verdad! ¿Por qué la tenés así?—Le preguntó Florcha. —A que es por mis tetas! La tenés parada por verme las tetas, o no hermanito? —Sí Agus! —Que pendejo sucio… te calentás con las tetas de tu hermana!—Dijo Agustina riéndose, cargándolo. Los tres en la mesa se rieron, mientras terminaban del almorzar. Martín recogió los platos, y los llevó al lavavajillas… con el bulto aprisionándole en el pantalón corto. —Después de la paja que te hiciste en mi cola ya estás así de nuevo?—Le preguntó Agustina mirándole el pito. —…Es culpa de tus tetas! Y por mostrármelas.. se me paró por eso. —Sí… seguro… igual aunque ahora estuviera con corpiño, seguro la tendrías parada igual. —Bueno… puede ser! Jajaja.
—Jajajaja. El chico lavó los platos en unos minutos y se secó las manos con un repasador. Se dio vuelta para volver a la mesa, y sacó la pija dura en frente de sus hermanas. —¿Quién me hace la paja? Porfa porfa! Las chicas se quedaron ambas mudas viéndole la pija saltando de excitación. —¿Agus?..¿Flor?...¿Ambas? —¿Ambas? ¿Querés que las dos te hagamos la paja juntas? Jajaja seguí soñando pendejo! —Jajaja bueno… si no me quieren hacer la paja… me dejan a mí pajearme en sus colas? Eso sí! —…Ok… —¿Quién pone la cola?—Preguntó Martín sujetando su pija dura. —¿Ahora? —Sí! Quiero pajearme ya! Tus tetas me re calentaron Agus! —Bueno, te toca a vos Flor… yo recién me bañé!—Respondió Agustina. —Jaja que tramposa que sos hermanita! Vos lo calentás mostrándole las tetas y yo tengo que poner la cola para que me la llene de leche!—Dijo Florcha riéndose. Florencia se puse de pie, y se apoyó en la mesa de la cocina, donde hacía unos minutos había almorzado. Se inclinó un poco para mostrarle todo el orto a su hermano, que ya estaba detrás de ella. Martín no perdió tiempo, y le metió la punta de la pija entre las nalgas, encima de la bombacha. Comenzó a pajearse, mirando al costado, a Agustina, para verle bien las tetas. Que su hermana se siente a comer en tetas, lo había puesto muy muy caliente… encima se estaba pajeando otra vez en el enorme y gordo ojete de Florencia. De a ratos se pajeaba, y de a ratos se la agarraba del tronco con un par de dedos, y se la pasaba toda por los cachetes del culo, sacudiéndosela. Se apoyó con la mano izquierda en la cadera de Florencia, y con la derecha se pajeaba rozándole la pija y la mano por el culo. —Flor…te la puedo pasar por la concha? —…No! Siguió con eso, ahora la mano izquierda la sacó de la cadera de Florencia, y la movió hacia el costado, hasta tocarle una teta a Agustina. La hermana mayor lo dejaba, mientras miraba todo, calentándose. Martín le agarró un pezón con los dedos, apretándolo… ahí Agustina recibió una ‘descarga eléctrica’ y notó como se le calentaba la concha. Gracias a la estupenda acabada de la mañana sobre el culo de Agustina, ahora el muchacho podía aguantar un poco más de tiempo. Detuvo la paja. Se agarró con ambas manos en las caderas de Florencia, y ahora se movía como si se la estuviera cogiendo. Se movía hacia atrás y adelante, y con la cabeza
de la pija le punteaba el orto, encima de la bombacha. Florcha se mojó toda al sentir tanto… ya tenía los pezones duros, la piel erizada y la vagina húmeda, mientras su hermanito le metía la pija entre los cachetes del culo. Ahora sí, era mucha la calentura, se le agitó la respiración y cuando sintió que se venía, el chico se agarró la pija y se pajeó fuerte en el ojete de su hermana para sacar toda la leche. El semen fue cayendo sobre los cachetes del culo, un chorro saltó hasta la espalda, y los demás fueron bajando por el medio de la colita de Florcha. Mientras acababa, el muchacho volvió a apoyar la otra mano sobre las tetas de Agustina. Terminó sacudiéndose la chota y limpiándosela con la bombacha de Florencia, dejando toda sucia a su hermana. Sin decir nada, Florencia se tocó con los dedos todo el culo, y los restos de leche que tenía ahí, se los metió en la boca… la había dejado muy excitada. Lo propio hizo Agustina… metió un par de dedos en los cachetes del culo de su hermana, y se tragó un poco de semen calentito y recién ordeñado. —¿Satisfecho? Espero que no se te pare hasta mañana pendejito!—Le dijo Agustina mirándolo mientras le sonreía. El chico se fue directamente a dormir una siesta.. estaba agotado. Se quedaron las chicas solas en la cocina. —Como me calentó boluda…—Dijo Florcha tocándose un poquito la concha sobre la bombacha, parada al lado de su hermana. —¿Mucho? —Sí… como ayer. ¿Querés ver? —Dale! A mi también me excitó! Encima me tocó las tetas… Florcha, muy excitada, así parada en la cocina, se bajó la bombacha mojada hasta los muslos, mostrándole de frente el pubis lleno de pelos oscuros a su hermana, y la conchita que se notaba hinchada. Llevó su mano ahí abajo, y con dos deditos, se abrió los labios de la concha todos babeados para mostrarle a Agus. —¿Ves? Me pone así este pendejo! —Sí… estás muy mojada. Agustina le miró bien la conchita a su hermana, notando los labios mayores, los de afuera, bien hinchados y gorditos, con la rajita en el medio… el clítoris sobresalía un poquito, pero no alcanzaba a verle los labios de adentro. Parecía la concha de una nena todavía, con los labios mayores bien abultaditos y la raja en el medio. —Todavía tenés conchita de bebe hermanita.! —..No te burles! No tengo la culpa de que sea así…jaja. Florencia se tocó ahora el clítoris, ya excitándose cada vez más.
Agustina se puso de pie, viendo como se tocaba su hermana menor. Tras calentar a su hermano mostrándole las tetas, después de que se las haya tocado, recordar como le llenó la cola de leche en la mañana, y como se pajeó en el culo de Flor… más ahora ver a su hermana tocarse, todo eso la había puesto también muy caliente a Agus. Florencia se masturbó fuerte el clítoris, cuando ya sintió el orgasmo. Su conchita desprendió más humedad, mientras terminaba de pasarse los deditos por los labios… se los limpió con los pelitos del pubis. Se subió la bombacha… estaba toda mojada y sucia con leche. —Uff… —¿Bueno? —Muy. —Me toca!—Dijo Agustina. La mayor se bajó la tanga húmeda también hasta los muslos. —Que enchastre! Ya tengo que cambiar la tanga otra vez…—Dijo Agus. Así parada en tetas y con la tanga bajada, ahora ella le mostraba la concha a su hermanita menor. Tenía el pubis completamente depilado, y la concha era bien rosada. Tenía los labios mayores no tan abultados, y los labios menores sí más sobresalientes… de ese característico color rosa fuerte, todos brillosos por la humedad. Florencia la miraba, mientras Agustina se chupó los deditos y se los llevó al clítoris. Comenzó a tocarse, mojándose los dedos entre baba y flujo vaginal… De pronto, dejó de jugar con el clítoris, y se metió un dedito en la concha. Florencia como era virgen, nunca lo había hecho, y quería ver. Se le acercó un poco. —¿Cómo se siente meterse el dedo?—Le preguntó Flor a Agus. —Mmmm es hermoso boluda… Agustina se metía y sacaba uno de sus deditos en la conchita, mientras lo notaba todo mojadito por sus jugos. —¿Querés probar?—Le preguntó a Florcha. —…¿Cómo? —Si querés probar como se siente meter un dedito en la concha. —…Si, pero… me va a doler. —No, tonta!… te digo que vos me metas un dedito a mí! —Ahhh.. ¿En serio?.. Sí quiero! —Ok… esperá. Agus acomodó una silla, y se sentó en ella. Se sacó la tanga, mientras la agarraba en un puño de la mano, y abrió sus piernas para su hermana. Ahora estaba completamente desnuda en la cocina! Florencia le veía bien la concha a su hermana, con las piernas abiertas. Se arrodilló en el suelo, y se puso entre las piernas de Agustina.
—Enseñame.. no te quiero hacer mal. —No es difícil hermanita. Primero chupate el dedo que me vas a meter! La chica hizo caso, y se metió el dedo del medio en la boca. Lo chupó y lo llenó de babita. —Eso!... ahora nada más metémelo… Agustina se abrió la concha con sus dedos, para hacerlo más fácil. Florencia acercó su dedo hasta la concha húmeda de su hermana, y lo metió levemente por el orificio vaginal.. lo introdujo más adentro… con suavidad… mientras su dedo se abría paso entre los sonrosados labios… increíblemente le estaba metiendo un dedo en la concha a su hermana! Parecía loco, pero… Tras tener medio dedo adentro, Agustina le indicó que lo empiece a mover, y metérselo hasta el fondo. Ahora metía y sacaba su dedo enterito de la conchita de su hermana mayor, notando como estaba todo tan viscoso, apretado y mojado. —¿Te gusta?—Le preguntó a Agustina. —Sí!...mmm.. ya voy a acabar hermanita… ¿te animás a tocarme el clítoris mientras me metes el dedo? —…Bueno! Así entonces Florencia con un dedo le empezó a masturbar el clítoris, moviéndolo en círculos como se lo hacía ella, y con otro dedo le cogía la conchita, la sentía muy apretadita y empapada. ¡Estaba masturbando a su hermana! Se envalentonó con lo que estaba haciendo, mientras Agustina gemía bien despacito, para que su hermano no escuche nada desde su habitación. Florencia la estaba masturbando más que bien… le tocaba el clítoris mientras le metía el dedo, ya suspiraba de placer. —Voy a terminar Flor… más rápido! Obedeció la orden, y la pajeó más rápido, hasta que Agustina se vino, el orgasmo fue tremendo, la vagina explotó de placer, mientras se contorneaba toda en la silla! Hacía demasiado tiempo que otros dedos no la pajeaban… y encima era la primera vez que la tocaba una chica, y nada más ni nada menos que su hermanita virgen! Eso sin dudas la calentó más… —Uff… Florencia sacó el dedo de la concha, todo babeado, y lo chupó para saborear la conchita de su hermana mayor. —Chanchita! —¿Te gustó? —Que te parece!... aprendes rápido pendeja!…
—Jaja.. a mi también me gustó hacértelo! Agustina cerró las piernas y se quedó descansando unos segundos tras el intenso orgasmo, mientras se acariciaba el pubis… —Ya estamos a mano.. por como me pajeaste ayer! Te la debía jaja. —Sí. —…Y no te duele cuando te meten… la pija? Porque te metí un solo dedito y estaba re apretadita tu chochita! —…No… cuando estas muy lubricada no duele, al contrario!.. —Es que cuando le miro el pito a nuestro hermanito.. un poco me asusta! No sé si me entra todo eso a mí. —Jaja.. quédate tranquila.. si estás bien mojadita y excitada te entra! Nada más te va a doler un poco la primera vez. —Entiendo…bueno Agus.. me voy a bañar. Tengo leche y flujo por todos lados! —Dale.. bañate rápido que después voy yo. Florcha se fue a bañar, mientras Agustina se volvía a poner de pie, y se colocaba la tanguita de nuevo, sólo por si Martín se despertaba… luego se bañó también. Ese día se amontonaron las tangas y bombachas en el rincón de la ropa sucia…todas mojadas por sus conchas calientes, y llenas de leche… Agustina las juntó y metió en el lavarropas, y lo encendió. No sea cosa que mamá vea todo eso y se de cuenta de algo. “Ya… al fin todo en orden!” Pensó Agustina. Ya a la tardecita, Florcha se fue de sus amigas, y Agustina aún estaba en casa, vistiéndose para ir un rato a casa de su novio. La había invitado a cenar con los padres. Se puso un vestidito elegante que le llegaba a los muslos, pero medio informal, blanco con detalles azules… también se maquilló un poquito, se pasó el labial, y esperó la llamada de su novio que la iba a pasar a buscar en el auto. Si ya naturalmente estaba tremenda, un poco maquillada y parecía una princesa. Mamá llegó del trabajo, mientras Martín se despertaba recién de la siesta. —¿Estuviste durmiendo vos?—Le preguntó mamá al chico. —Sí… tenía mucho sueño ma, es que a la mañana no me dormí. Mamá se fue al baño, mientras se quedaron Agustina en la cocina esperando al novio, y Martín recién levantado, en cuero, sólo con un pantaloncito. —¿A dónde vas? —A comer con mi novio nene… —¿Van a algún lado? —No, a su casa.. ¿por? —Ahh.. porque estás tan bien vestida! —Jaja.. no, es que vamos a comer con los padres de él… Martín se la quedó mirando, notando lo bella que era su hermana mayor. De sólo pensar
en que otro la podía poseer, le daban celos y bronca. Ni hablar si se la cogían… se le cruzaba ese pensamiento por la cabeza y se ponía gallito. —Comés y te volvés me imagino… —¿Perdón? —O van a hacer otra cosa después..? —¿A qué te referís con ‘otra cosa’ querido? —Ya sabes a que me refiero… no quiero que cojas con él. —SHHHHHHH. Te va a escuchar mamá tarado!! ¿Qué decís pendejo? ¿Ahora me controlás?... No me digas que estás celoso de tu hermana! —No.. no es eso… —Jajaja… sí, claro… igual quedate tranqui que hace mucho que no cogemos… no creo que eso cambie hoy… —Puff.. que estúpido que es tu novio hermanita! Si me dejaras, yo te cogería todos los días… —…Me imagino! Pero olvidate de esas ideas porque nunca va a pasar pendejito!… —Ya sé… sólo decía!... —¿Si?..Bueno.. más te vale.. por eso te digo mejor sacate eso de la cabeza porque no va a pasar. Con esa acalorada conversación, al chico se le puso dura.. así de fácil se calentaba con sus hermanas, y obviamente por su corta edad, que por casi nada ya se le ponía erecta… Agustina miró como empezaba a actuar extraño.. y se dio cuenta de la erección en su entrepierna. —¿Otra vez? —Sí… —Respondió el chico sonriendo. —Te dije que esperaba que no se te pare hasta mañana hermanito! Martín se acercó a ella, y le metió la mano atrás, para tocarle la cola encima del vestido ajustado. —Pará! –Dijo Agustina en voz baja. —Un poquito… —¿Vos querés que nos vea mami? Sacame la mano! Martín sacó la mano de ahí, pero le agarró una mano a Agustina, y se la llevó a su paquete, para que la chica le toque bien la verga a través del pantaloncito. —Basta hermanito en serio… me tengo que ir. Mientras Agustina le sobaba la chota, la madre salió del baño. Inmediatamente Agustina sacó la mano de ahí, y ambos hicieron como que nada pasaba… qué actores! —Nene.. ¿no me regás un poco las plantas? —Ok mamá… Martín se fue al patio a regar las plantas… Mamá se puso a limpiar unas verduras en la cocina para después cocinarlas… y mientras
se puso a hablar con su hija. —Todavía casi no lo conozco a este chico…¿cuándo me lo vas a presentar? —Sí mamá.. pero no sé.. no estoy muy bien con él ahora mismo… —¿Por qué? —No sé… muchas cosas. Me llama Martín.. ya vengo. El chico llamaba a su hermana desde el patio… ¿para qué? Apenas llegó su hermana, Martín cerró la canilla y dejó la manguera tirada en el piso. —Estoy muy caliente Agus. —¿Y yo que culpa tengo? No me digas que me llamaste para esto… —Sí! Dejame tocarte la cola mientras me hago la paja! —No seas idiota! Ya me tengo que ir.. —Dale.. encima del vestidito.. o dejame tocarte las tetas! —…Bueno pero acabá rápido pendejo! —Si… Se escondieron los dos atrás de la pared del patio para que mamá no los viera desde la ventana de la cocina, y Martín se sacó la pija afuera. Estaba parada y dura como siempre. —Apurate que me van a picar los mosquitos! El muchacho se empezó a pajear, mientras ponía una mano encima de las tetas de su hermana, a través de la tela del vestido. —Mmmm… no tenés corpiño! —Shh… no sé como se te para tanto el pito… y eso que hoy te hiciste dos pajas! Martín siguió pajeándose, bien rápido, no quería que su novio llegue a buscarla y desperdiciar la chance de hacerse la paja con ella. Le manoseaba ambas tetas, pasando de una a otra, tocándole ambas, sintiendo levemente los pezones bajo la tela. —¿Me mostrás la bombacha hermanita? La pregunta la sorprendió a su hermana. —¿Estás loco? —No!... O es porque no tenés nada debajo de ese vestido?—Dijo Martín riéndose. —No seas tonto… sí tengo bombacha.. pero no te la puedo mostrar ahora! —Sí.. levántate el vestido un minuto… dale hermanita, si podes.. así voy a acabar más rápido! —Dios me libre… que hermano pervertido. Pero fijate que no venga mamá. Martín, con la verga en la mano, se asomó por el borde de la pared, y vió a su madre aún en la cocina, por la ventana. Le hizo la seña a su hermana y volvió con ella. Agustina se dio vuelta, dándole la espalda,
y se agarró el vestido blanco que le llegaba a los muslos, y se lo levantó con ambas manos hasta las caderas, para mostrarle la bombachita azul que traía.. mostrándole con ello todo el culo. Martín sintió que ya se venía, mientras se pajeaba viéndole la cola y la bombacha a su hermana en el patio a escondidas de su madre. Se le arrimó a la chica, y sin que ella se de cuenta, le clavó la pija entre los cachetes del ojete, manchándole la bombachita con su pija excitada y babosa. —¿Qué mierda hacés? Me ensucias toda! Pero no se detuvo. Se la pasó por el culo mientras ella trataba de pararlo. Estiró su mano nuevamente a las tetas de la chica… se las volvió a manosear, esas tetas grandes y suaves… Agustina se estaba calentando otra vez. Mientras le ensuciaba toda la cola a su hermana con su pija, ya iba a venirse. —¿Te puedo acabar en la cola Agus? —NO! Me vas a ensuciar entera!! No no no…Salí de ahí! Martín aceptó y salió del culo de Agustina, que se lo dejó lleno de líquido pre—seminal. La chica se bajó el vestido, acomodándoselo bien. El chico miró como se le movían las tetas a su hermana mientras se acomodaba el vestidito. —¿Entonces me dejás acabarte en las tetas? —Jaa… seguí soñando cochino! La pija le iba a estallar… la tenía tan parada, se le notaban un poquito las venas, a esa joven verga, toda húmeda por la excitación, con el glande rojo y bien gordito. —Mirá como la tengo Agus… tocámela aunque sea.. para acabar… —..Está bien… pero lo hago nomás porque me estás sacando tiempo… así acabás de una buena vez!!! Agustina se la agarró con un par de dedos solamente, en el tronco, cuando lo empezó a pajear, mirándolo a los ojos a su hermano. Lo calentó con la mirada, poniendo su mirada de puta… con solo dos, tres sacudidas, y ya le empezó a sacar la leche a su hermano… los primeros chorros de leche se estrellaron en la pared del patio… por suerte era blanca… los demás y los últimos se chorrearon al piso. A Agustina se le ensució un poco la mano con semen.. se la sacó de ahí y se lamió un poco la manito para tragarse la leche caliente de su hermano recién ordeñada, con cuidado de no ensuciarse la boca pintada. —¿Contento? —Muy!! Gracias hermanita… te quiero!
—Ya.. basta… me voy a limpiar la mano. Finalmente Agustina entró directo al baño y se limpió.. la vino a buscar su novio… se fue a cenar con él, con el culo todo manchado con la babita de la pija de su hermano… ella misma pensaba que no podía ser tan puta, pero le encantaba. Martín se guardó el pene.. y limpió los restos de leche en la pared y en el piso con el agua de la manguera… Más tarde llegó Florencia, cenaron junto a su hermano y su madre. Obviamente, mamá estaba muy cansada, y apagó la tele para irse a descansar esa noche. Ya habían pasado algunas horas desde la paja con Agus en el patio… El muchacho se iba a ir a dormir.. pero todavía no le daba sueño. Se quedó hablando con Florencia un rato en el sillón del living, a oscuras, mientras su hermana veía una película. Florcha bostezó, cuando terminó la peli. —Bueno hermanito.. me voy a dormir. —Ok.. que descanses. Florencia le dio un beso en el cachete a su hermano, que se quedó viendo lo que había en la tv, hasta que le agarrara sueño. Se recostó en el sillón.. tan cómodo que casi se duerme. Tenía los ojos entrecerrados viendo algo en la tele, cuando a eso de las 1:30 escuchó el ruido de la puerta. Se despertó bien, y escuchó a Agustina entrar a casa, saludando al novio, que se iba en su auto. La adolescente pasó por el living y lo vió a su hermanito ahí. —¿Todavía no te dormiste? —..Ya estaba por ir…¿vos.. como la pasaste? —Puf, aburridísima. Encima esos viejos me hicieron mil preguntas… ya conocen toda mi vida. —Me imagino… y con tu novio.. no hiciste nada? —No.. no hice nada! Agustina se quitó los zapatos allí en el living, cuando casi se cae por el equilibrio. —Jaja.. ¿estás media borracha? —No!... bueno.. algo mareada.. me dieron unas copas de champagne… al menos la comida estuvo buena. Martín se la quedó mirando mientras tiraba los zapatos a un costado. —¿Qué mirás? —Nada!.. ¿No puedo mirarte? Si sos re linda… —Ja.. gracias.. aunque si me mirás tanto, tené cuidado de que no se te pare el pito de nuevo. —Que soberbia! Aunque si sigo viéndote, se me va a parar… —Jajaja… después de tres pajas? Lo dudo muchiiiisimo. —¿Querés probar? Si te levantas un poco el vestido y me mostrás la bombacha, se me para!
Agustina solo se rió, y se subió el vestido con sus manos, mostrándole la bombachita azul de frente. A Martín le volvió a crecer el pene viendo eso… increíblemente ya estaba otra vez casi listo. Se la tocó un poco para que se le pare por completo. Se puso de pie, y se la sacó afuera, enseñándosela otra vez a su hermana, bien paradita, aunque le dolía un poco. —¿Ves? Se me para viéndote en bombacha hermanita. —¿Pero cómo se te para tanto? Jajaja. Martín llevó otra vez su mano, y comenzó a pajearse mirando el pubis de su hermana mayor. Se acercó hasta ella, y se puso detrás. Agustina lo dejó hacer. Le metió la pija en la cola y se pajeaba ahí, cada tanto se la pasaba por todo el orto. La chica estaba sorprendida… no lo podía creer. Martín ahora se la agarró con los dedos, y se la pasó de arriba abajo por toda la raja del culo, tocándole la bombacha con su glande… Martín se calentaba pensando que el novio no le hacía esto… que era re cornudo… mientras a su novia le pasaban la pija por la cola y ella se dejaba. De pronto, con todos esos movimientos, se le escapó la pija un poco y se le fue para abajo, rozándole la concha a su hermana por encima de la bombacha. —¡Hey! ¡¡Sácala de ahí ya!! —Fue sin querer!! Martín se la volvió a agarrar y siguió pajeándose en el culo de Agus… empujó hacia delante y se la clavó bien adentro, haciendo presión con la bombacha en el culo… A todo esto, con Agustina media ebria, se calentó también ella… mientras sentía ese pedazo de carne jugar en su cola. El pendejo dirigió su pija hacia abajo, y se la pasó por la zona de la conchita, sin importarle las advertencias que le había dado su hermana mayor. —¿Otra vez fue sin querer? —…Esta vez no! —Pervertido! No me la pases por ahí… Agustina se inclinó, apoyando las manos en la pared, mostrándole bien el culo a su hermano, mientras se agarraba el vestido para mantenerlo arriba. Ahora Martín podía verle la concha abultada en la bombacha. Lo excitó mucho esa imagen, apuntó bien la cabeza de la pija ahí, y le clavó la chota en la bombachita, en la concha.
Agustina lo sintió y casi se muere.. la chocha se le empezó a calentar y humedecerse. Martín ahora le pasaba toda la pija a lo largo de la conchita, encima de la tela.. se sentía muy suave… se estaba por venir. La chica, a pesar de estar muy caliente ya, en un acto de cordura, lo detuvo. —Basta.. basta hermanito… la chocha no. —Porqueeee?!? No te gusta en la chocha? —…Sí… si me gusta.. pero eso está prohibido! —..Ufaa… El muchacho la sacó de ahí, mientras ya estaba por terminar… seguía masturbándose en el ojete de la chica. —No me acabes en la cola! —¿Por? —No quiero que me ensucies otra bombacha! Me voy a quedar sin!.. Martín tuvo que salirse de atrás de ella, con la verga en la mano, a punto de terminar. —Entonces dejame acabar en tus tetas.. si.. si? Porfi.. porfi hermanita! Quiero acabarte las tetas… —No… ya te dije que no! —Daaale…¿qué tiene de diferente acabarte en la cola o en las tetas? Agustina se quedó pensando. —Aparte esta va a ser la cuarta paja hoy.. me va a salir poca leche! —Cuatro pajas! ¿Estas seguro? Tengo miedo que te dé algo… —Tranquila.. si me cuesta respirar, paro!! Jaja dale… me va a salir poca lechita.. dejame acabarte en las tetas hermanita… La chica estaba muy excitada… y quería. Mientras pensaba en la decisión, su hermano se agarraba la pija, y con la otra mano le tocaba las tetas encima del vestido… se las manoseaba.. se las tocaba.. mientras se miraban a los ojos los dos. Martín le metió la mano adentro del vestido, ahora acariciando una teta directamente.. tocándole todo el pezón duro…mientras no paraban de mirarse. A Agus esas caricias en las lolas la estaba matando… tenía la conchita bien mojada y viscosa. —…Bueno.. pero cómo hacemos? Enseguida el chico se puso re feliz. —No sé… Agustina miró el sillón, y se sentó en él. Martín fue hasta ella, parándose en frente. Ahora le quedaba la pija a la altura de las tetas de su hermana, sentada en el sillón.
—Apurate! Martín se pajeó fuerte, mientras tenía el escote de su hermana en frente. —Mostrame las tetas hermanita! Agustina se bajó un poco el vestido, cuando ambas tetas salieron afuera. —No me vayas a ensuciar el vestido porque te mato! Apuntá bien con tu pito. Al escuchar eso, el chico se calentó mucho, y sentía que le llegaba el orgasmo. Con tantas pajas ese día, ya le dolía bastante la pija. Se inclinó más hacia delante, hasta rozarle la pija en el escote de las tetas, y empezó a salir leche! Los primeros chorros cayeron en la parte de arriba de las lolas y el resto más abajo, cerca de los pezones. Agustina miraba bien como la pija de su hermano le acababa en las tetas! No podía creer como había llegado a tanto.. encima que estaba toda mojada. Le encantó sentir la leche calentita… Martín se sacudió más, notando como el semen caía sobre las tetas de la chica, sin ensuciarle el vestido… se la sacudió golpeando la pija en la parte de arriba de las tetas de su hermana.. cuando hizo eso, Agustina lo empujó para sacarlo. Obviamente había salido poca leche respecto a las anteriores acabadas.. pero aún así.. Agus tenía las tetas bien enlechadas. Sin decir nada, se puso de pie, mirando a su hermanito. Caminó hasta la cocina, con las tetas llenas de leche, cortó papel de cocina y se lo pasó por las tetas, limpiándose bien toda la lechita caliente de su hermano.. cómo le había gustado! Esto nunca lo había hecho con sus anteriores novios.. mientras se pasaba el papel de cocina por las tetas, su hermano también fue a la cocina, con la verga ya guardada. —¿Te gustó Agus?—Preguntó el chico. —…Sí… me gustó!... Nunca me habían acabado en las tetas.. —¿¡En serio!? —Sí pendejo cochino!.. Una vez limpita, tiró el papel a la basura, y se miró de no tener sucio el vestido con semen. Todo bien. —Me voy a dormir… —Dijo Agustina. Martín también se fue a dormir, después de un día en el cual se había hecho cuatro pajas… todas con sus hermanas. Estaba totalmente destrozado. La chota le dolía un poco y la notaba muy sensible… mejor descansar… Agustina fue directo a su habitación… se sacó el vestido y se metió a la cama en bombacha.
Se tapó con una ligera sábana y se empezó a acariciar las tetas, a acariciar el pubis, y la conchita… Luego metió una mano en la bombachita, y se clavó dos dedos de una, sintiendo su concha bien babeada y con hambre. La chica se hizo la paja pensando en su hermanito acabándole las tetas.. que caliente había sido! Mientras tenía el orgasmo, se lamía las tetas con la lengua ella misma, tratando de saborear algo de la leche de su hermano menor. Tras unos minutos, se quedó dormida con la concha y la bombacha toda mojada. Capítulo XIV: Regalo de Navidad Tras un largo día lleno de placer, llegó el día navideño. Florencia se despertó a la mañana, y leyó la lista que le dejó escrita su madre en un papel con las cosas que había que comprar para la noche. Se vistió y salió para el supermercado. Compró todas las cosas que mamá le había dejado dicho, y regresó a casa un rato después del mediodía. Dejó las compras en la mesa, y notándose ya un poco transpirada por el calor, se desvistió, quedándose en corpiño y tanga. Se puso a acomodar las cosas mientras Agustina recién se levantaba. Caminó hasta la cocina en bombacha y en tetas, encontrándose con su hermana, aún pasándose la mano por a cara para despertarse bien. Fue hasta ella y la saludó con un beso en el cachete. —Hola hermanita. —Buen día Agus… ¿todo bien? —Sí… ¿saliste a comprar? —Sí. Mamá dejó una lista con las cosas para ésta noche… —Ahh.. me hubieras despertado..así íbamos juntas. —Nah, seguro llegaste tarde.. mejor que hayas dormido. —Sí… bueno, de eso quería contarte. —¿Qué pasó?... ¿Lo hicieron? —¿Eh? —…Si cogiste con tu novio, boluda… —Ahhh..jaja.. no! —¿Y entonces? Agustina agarró de la mano a su hermana y se la hizo poner sobre sus tetas. —Tocalas.. no sentís algo raro? Florencia, sorprendida, empezó a pasarle su manito por las tetas a Agustina, notando la típica sensación de cuando se tocaba la cola y tenía leche ya pegoteada de su hermano. Inmediatamente la menor se dio cuenta. —Hija de puta! Te acabó en las tetas!... ¿¿¡¿Lo dejaste?!??
—Si me re calentó boluda… lo dejé y me echó la lechita en las tetas. —…Y estivo bueno??? —Siiii. Me encantó. Creo que nunca te conté que jamás me habían acabado en las tetas. —..No.. nunca me dijiste… Florcha retiró la mano de las tetas de su hermana, y siguió acomodando las compras en la mesa. —Me voy a dar una ducha rápida hermanita, hasta la bombacha tengo sucia. —Ok. —Después te ayudo con eso. Agustina se fue a bañar para sacarse esos restos de semen pegajoso de las tetas, y cambiarse de ropa, porque esa bombachita azul ya la había mojado entera la noche anterior. Se la sacó y la dejó tirada en el rincón del baño, y se duchó. Tras eso, ya limpita, se puso una tanga limpia y un corpiño, y fue a la cocina a ayudar a su hermana. Ya avanzaba la tarde, y comenzaron a preparar todo para la noche, porque iban a venir algunos familiares como siempre. Se colocaron ambas en el mesón de la cocina. Sacaron las patas de cordero, el pollo, las papas, las cebollas… —Bueno. ¿Quién corta ésto?—Preguntó Agustina señalando el pollo. —Vos. A mí dejame con las papas. —También hay que traer la mesa del living acá y acomodar los cubiertos. —De eso se podría ocupar Martín, ¿no? —Sí… andá a despertarlo así nos ayuda. —Ok. Florcha fue hasta la habitación de su hermano, abrió la cortina y la ventana para que entre luz, y lo miró al chico mientras dormía en su cama, completamente destapado, boca arriba y en calzoncillos, se le notaba la pija un poco parada. Le tocó el hombro al chico varias veces hasta que se despertó. —Despertate que nos tenés que ayudar a preparar las cosas para ésta noche.. dale! —…Bueeno! No grites… Martín ni siquiera abrió los ojos, tenía mucho sueño.. trató de seguir durmiendo! Florencia se quedó esperando al lado de la cama, al ver que no reaccionaba… le siguió mirando el pito y se acercó, abrió bien su mano y le agarró bien la pija encima del calzoncillo, y se la apretó. —Auu!!! ¿Qué hiciste?—Dijo Martín abriendo los ojos. —Nada tonto! Te agarré el pito a ver si así te despertás! —Ya entendí… ahí voy. Me apretaste fuerte forra.
—Eso te pasa por no obedecerme!.. Encima ya la tenés parada de nuevo! —Sí.. bueno.. es normal tenerla así cuando me despierto. El muchacho la miró y lo primero que vió fue la cola de Florcha mientras ella caminaba para volver a la cocina. Estaba en tanga! Motivo suficiente para que se le ponga como una roca. Inmediatamente se puso de pie, y caminó bostezando hasta el baño, para cepillarse los dientes. Luego de hacerlo, mientras se secaba la boca con una toalla, miró la bombacha sucia color azul de Agustina tirada allí en el baño. La juntó y no pudo evitar abrirla como siempre, y notarla con el típico olor a concha caliente de adolescente. Se tentó a pajearse, pero no lo hizo. Dejó la bombacha olorosa tirada y salió del baño. Fue hasta la cocina, mientras sus hermanas preparaban la comida en el mesón, de espaldas a él, mostrándole ambas la cola entangada y la espalda desnuda excepto por la tira del corpiño. Tremendo! Florcha estaba con un conjunto blanco, y Agustina, color piel… Se acercó hasta ellas, y se puso detrás… aún estaba sólo en calzoncillos, y con la pija bien parada debajo de la tela, se apoyó en Agustina, poniéndosela en la cola. —Ya empezamos… —Dijo la chica. Florencia miró y vió su hermanito la apoyaba a Agus. —Basta de jugar querido, tenés que traer y acomodar la mesa, buscar todos los cubiertos en el living, y ponerlos..—Le dijo Flor. —¿Tanto trabajo me dan a mí? Qué tramposas!—Dijo el muchacho, mientras seguía apoyándosela toda a Agus. — Si no querés hacerlo, entonces vení a cocinar vos! —…Mejor hago lo que me dijeron! —Jajaja. —Jajajaja. Martín seguía apretándola toda a Agustina, mientras se bajaba el calzoncillo sólo un poco, lo suficiente para que la pija salte afuera. Trató de ajustar la posición y apuntarle bien entre las nalgas de su hermana, y se la apoyó en el medio, encima de la tanga. Agustina seguía en lo suyo, cortando el pollo con un cuchillo grande, mientras su hermanito le apoyaba la pija entre los cachetes de la cola. —No tuviste suficiente con las cuatro pajas de ayer que ya la tenés paradita de nuevo? —Sí Agus.. ustedes me ponen así. Las dos se reían.
—Recién agarré tu bombacha en el baño y la dejaste con un olor muy rico.. te excitaste anoche? —Sí hermanito… La conversación estaba calentando a los tres. Agustina ya se estaba humedeciendo mientras notaba el duro miembro de su hermano golpearle la cola. Mientras continuaba con eso, llevó ambas manos hacia delante para agarrarle las tetas a Agustina, por encima del corpiño, con las manos abiertas y apretándoselas. La chica dejó el cuchillo y cerró los ojos disfrutando de su hermanito manoseando y apretando sus tetas, poniéndole el pito en la cola, jugando. Ya la había excitado… Florencia los miraba, dijo: —Dejen de jugar que tenemos que hacer las cosas.. delen! Martín soltó las tetas de Agus, y se separó de ella. La chica volvió a abrir los ojos, ya toda excitada. El chico se movió al costado, colocándose detrás de Florcha, y con sus dedos, llevó su pija dura a la enorme cola de su otra hermana. Se la pasó por los cachetes gordos y luego se la clavó entre las nalgas como siempre. Florencia suspiró. Martín llevó las dos manos hacia delante y ahora le agarró las tetas sobre el corpiño a Flor, mientras se movía hacia atrás y adelante empujando con su pija en la cola de su hermana, metiéndole la tanga bien adentro. Florcha continuaba pelando las papas como podía, mientras su hermanito le hacía de todo. Ella también comenzó a notar el placer, y como su cuerpo se iba calentando más y más. Martín le manoseaba las tetas y las apretaba, metía las manos adentro del corpiño y le rozaba los pezones rosaditos, ya bien duritos. Dejó una mano en una teta, y la otra la llevó atrás y le empezó a manosear la cola, le acariciaba un cachete… tan suave y caliente. A Florencia sentir a su hermanito tocándole las tetas, la cola, y la pija dura haciendo contacto con su cola y su tanga… fue suficiente para que se empiece a mojar. Aunque se estaba excitando mucho, se hacía la que no quería. —…Basta.. hermanito.. tengo que cocinar.. en serio… —Dejate Flor… ¿No te gusta?—Dijo Martín apretándole el pezón bajo el corpiño, y clavándole la pija en el medio de la cola sobre la tanga, hundiéndola. —…Sí… sí me gusta pendejo… pero ahora estoy cocinando!—Respondió Florcha, ya notando la tanga húmeda por su conchita.
Martín retiró la mano de esa teta, acomodándole el corpiño, y sacó su pija de la cola de su hermana, que seguía pelando las papas, ahora bien caliente y con la cara colorada. Volvió a ponerse detrás de Agustina. Le hizo lo mismo a ella, agarrándole las tetas y metiéndole el pito entre los cachetes…ella se dejaba, le encantaba… dejó el asunto de cocinar a un lado, mientras se le babeaba toda la concha y se mordía los labios, apoyando las manos en el mesón. El muchacho le pasaba la pija por toda la cola, hasta que, sin querer, la cabecita se le metió por debajo de la tanga, en el medio de los cachetes. A la chica le encantó… ya estaba tan caliente que no le dijo nada. Martín empujó un poco, enterrándosela ahora ya debajo de la tanga.. Él ya estaba muy muy excitado… si se tocaba un poco, inmediatamente acabaría. Continuó jugando ahí, manoseándole las tetas, cuando de pronto empujó un poco más, y ya el glande chocó contra el agujerito de la cola de su hermana! —Mmm…¿Te gusta hermanita? —Dios… pendejo calentón!... Metémela más adentro! Ella se estremeció al sentir el pito de su hermano rozándole su ano… se estaba derritiendo más abajo en su vagina. Quería sentirla bien en el culo. Florencia dejó las papas por un momento, y se centró en ver a sus hermanos.. esa frase de Agustina la sorprendió. Miró bien y se fijó como el pito de su hermanito estaba bajo la tanga de Agus. —¡¿Te la metió?! ¿¿¿¡¿Están cogiendo?!??? —..No!… me la está apoyando en la cola! Pero no me la metas pendejito! El chico empujó más hacia delante, con la tanga algo corrida, y logró clavarle la cabeza de la pija toda hinchadita, en el medio del culo de Agustina… no podía creerlo. ¿Y si se le metía adentro? Estaría culeándosela! Estaría cogiéndosela por la cola a su hermana mayor.!! —Mmmmmhhhhh… ahí hermanito…—Dijo Agustina totalmente excitada, sintiendo la pija de su hermano en el agujerito de la cola. Martín trató de clavársela más, haciendo presión contra la delicada colita de Agustina… verla así de excitada, contra el mesón de la cocina.. fue demasiado, sintió que ya se venía. Inmediatamente la sacó de ahí y se movió hacia atrás, para no acabar… casi! —¿Qué pasa?—Preguntó Agustina con los ojos cerrados, con la necesidad urgente de tener la pija otra vez rozándole la entrada de su cola. —…Es que casi acabo hermanita! —…Metémela de nuevo… dale!
Agustina ya estaba súper caliente… deseaba ser cogida allí mismo, de parada… deseaba que le corran la tanguita al costado y se la metan hasta el fondo de su conchita mojada… pero era su hermano… no podía hacerlo. Con su hermana mayor rogándole que le meta el pito en la cola, el chico no podía aguantar tanta calentura… respiró hondo, y se acercó a ella de nuevo, agarró la tanga de su hermana con un par de dedos, y la movió levemente, no podía verle el agujero del culo porque tenía los cachetes cerrados y eso lo impedía, pero metió su miembro duro y palpitante otra vez ahí… era increíble lo caliente que sentía esa parte del cuerpo de Agustina.. y ella sentía súper caliente la pija de su hermanito. Todos estaban transpirando… Florencia ya se dedicaba a mirar… y a ella también le chorreaba la concha… Mientras Agustina disfrutaba de tener la cabecita gordita e hinchada del pito de su hermano en la cola, sintiendo como le humedecía su agujerito con líquido pre seminal… abrió los ojos y miró a su hermana.. le sonrió, mientras Florcha se estaba acariciando el pubis por encima de la tanga, mirándolos. Martín ya tenía el instinto animal de acabar con todo y reventarle el culo a su hermosa hermana… otra vez estaba muy cerca de dejar de ser virgen… pero se contenía como podía, empujando, mientras su miembro chocaba contra el orificio de la cola de Agus.. y sus piernas chocaban contra las de su hermana… a ella la estaba matando sentir la pija tocarle ahí.. era tremendo… —¿Te puedo bajar la tanga Agus? Quiero verte la concha! —…No!.. eso no pendejo… El chico salió de ella, porque otra vez sentía que le llegaba el orgasmo.. mientras se calmaba un poco, miró a su otra hermana, y fue el turno de ella. Volvió a colocarse detrás de Florencia, la agarró de las caderas y le apoyó bien la pija parada en la cola… mientras jugaba pasándosela por la tanga chiquita… Se movía como si se la estuviese cogiendo así paradita… mientras Florcha suspiraba, notando la tanga empapada y la conchita virgen caliente. Agustina estaba como una perrita en celo… los miraba mientras se acariciaba una teta por encima del corpiño y se chupaba un dedo. Martín estaba como loco… se agachó, y metió su cara entre las piernas de Florencia, se acercó hasta la entrepierna, allí debajo de la cola, y le sintió el típico olor a concha excitada… La chica lo notó. —¿Qué haces nene? —Te estaba sintiendo el olor Flor.. ¿estás muy excitada? —Sí…pero no seas así.. me da vergüenza!
—Es que me encanta tu olor a concha hermanita… Esto no hizo más que calentar al extremo al chico… ya el corazón le latía a mil…Volvió a ponerse de pie, y le dio una palmada en el cachete de la enorme cola. —Auuu!!!! —¿Qué? Si te re gusta… Le dio otra cachetada en el culo. —No lo hagas más! –Exclamó Florencia. —Si te encanta chanchita… ¿estás muy mojada?—Le preguntó Martín al darle otra cachetada en la cola. —Ahhh!! Sí… —Si qué? —Siiii estoy mojadaa! Tras escucharla así, Martín trató de calmarse porque iba a llenar la casa entera de leche… Las dos chicas no paraban de chorrear flujos con la situación… —Pegale vos también Agus! Mirá como le gusta!—Dijo Martín palmeándole la cola a Flor. Agustina aceptó y le dio una palmada en el otro cachete de la cola de Florcha. —Mmhhhh aaaahh.—Gemía Florcha, inclinada en el mesón, con las papas delante a medio pelar. Martín y Agustina continuaron dándole cachetadas uno en cada cachete gordo del culo de Florencia…que se iba poniendo cada vez más colorado y rojizo. —¿Te gusta Flor?—Le preguntó Agustina, mientras le palmeaba el ojete. —Aaaaia… bastaa…sí… me gusta.. pero esto está mal! —Nena mala! Te gusta que te den chachás en la cola!—Dijo Agustina. Martín no se tocaba la pija… si se la tocaba, o si se la metía otra vez en la cola a alguna de sus hermanas, iba a acabar.. estaba en extremo caliente.. mientras seguía dándole cachetadas en la cola a Florcha, junto con Agustina… ya tenía los cachetes rojos! A cada palmada, se le movía toda la cola… era tremendamente excitante! Florencia estaba a punto también de llegar al orgasmo.. sin tocarse siquiera… pero ahora con cada cachetada en su cola… era mucho placer.. se sentía tan chancha y sucia que le encantaba. Cada roce de su clítoris en la tela de la tanga era mortal… lo tenía húmedo e hinchadito. Trató de volver a la realidad, de bajar a tierra tras toda esta locura… —Basta… basta Agus… basta hermanito… en serio… tenemos que cocinar y preparar todo… y todavía no hicimos nada!
Agustina pareció entenderlo, y dejó de pegarle en la cola… —..Dentro de un rato va a venir mamá y nos va a matar…—Volvió a decir Florcha. Martín trató de resistirse, no podía parar. Estaba demasiado caliente, en extremo excitado. La palmeó otra vez, y luego con ambas manos abiertas en los cachetes de la cola, se la manoseó entera. —Te estás pasando pendejo!!!! Florencia le quitó las manos de ahí, y el chico al fin se detuvo… —Me dejaron la cola roja! Me arde un poco…—Dijo Florcha acariciándose la cola, como dándose mimos. El chico se quedó así… se metió la pija paradísima adentro del calzoncillo, notándose a lo bestia la erección…hizo caso a su hermana, y empezó a acomodar las mesas, los manteles, y los cubiertos… Qué decir de Agustina… tragó saliva mientras se calmaba… agarró de nuevo el cuchillo para cortar el pollo… estaba con la concha bien calentita y mojada… toda viscosa, con la tanga bien húmeda… y tenía el agujerito rosado del culo lleno de babita de la pija de su hermano. Florencia se acomodó el pelo un poco… estaba re transpirada y colorada… quedó con la cola toda roja y caliente.. y la chochita babeada e hinchada. Su tanga directamente estaba mojadísima… la tela casi no alcanzaba para absorber tanta excitación que chorreaba de esa concha. Ambas chicas podían sentir el olor de lo excitadas que estaban… ese característico olor estaba en el ambiente…en el aire de la cocina… ese aroma a concha caliente, excitada y mojada…se miraron entre ellas disimuladamente y se sonreían… Se quedaron cocinando las dos en el mesón… y se quedaron bien calientes y excitaditas… ambas con la conchita mojada y chorreando, listas para ser cogidas. Prepararon la comida en ese estado… ya era la media tarde. Dejaron todo listo, encendieron el horno, y esperaron a que llegue mamá y luego los familiares para la cena de nochebuena… Martín preparó todo y se fue a bañar… abrió directamente el agua fría, bien fría, para refrescarse del intenso calor y de la intensa calentura que se había agarrado con sus hermanitas calentonas… Las chicas dejaron todo listo y se fueron a su pieza, para ya elegir qué ropa se iban a poner, y eso… Apenas entraron ambas a su habitación, Agustina la miró a Florencia desde atrás, viéndole la cola toda marcada y colorada.
—¿Te sigue ardiendo? —¿Qué cosa?—Preguntó Florcha volteándose. —La cola! —Ahh… no, ya estoy bien… aunque sigo excitada! —Yo igual… ¿querés tocarme para ver como tengo la chuchi? —Dale.. a ver. Agustina se quedó parada y se abrió un poco de piernas. Su hermana Florcha se acercó, y le metió su manito en la entrepierna. Con dos dedos, le tocó la concha por encima de la tanga, notándola bien húmeda y suave. —Tocame vos a mí ahora.—Dijo Florencia. Florcha retiró su mano de ahí, y ahora fue Agustina quien llevó un par de dedos a la concha de su hermanita menor. Le tocó toda la zona de la vagina y la notó muy muy mojada. —Te mojaste mucho hermanita! —Sí… —Te gusta que te den palmadas en la cola zorrita! Jaja… —Ya te voy a agarrar! Agustina colocó ambas manos en las caderas de su hermana, agarró el elástico de la tanguita y se la bajó hasta los muslos… viéndole el pubis pobladito de pelos. Le pasó la mano por ahí, agarrándole esos pelitos, jugando mientras se miraban… —Qué ganas de coger que tengo!—Dijo Agustina. Luego, Florencia se sacó ella misma la tanga por completo, bajándosela por las piernas hasta dejarla tirada en el suelo. Se giró y se tumbó en su cama… algo cansada. Se le ocurrió una idea. Se arrodilló en la cama, y movió la almohada, hasta ponerla debajo de ella… la acomodó y se sentó encima de la almohada. —Awww… ¿vas a cogerte la almohada como cuando éramos chicas? —Sí! Necesito pajearme Agus… y los dedos no me alcanzan hoy! —Que buena idea! ¿Querés que lo hagamos juntas? —Dale.. pero cerrá la puerta! Agustina cerró la puerta de la pieza, y aprovechando que el chico se estaba bañando y mamá aún no llegaba, las hermanas querían sacarse la calentura. Enseguida ella también se quitó la tanga arrojándola al piso, y se metió en su cama, acomodando su almohada y sentándose encima. —Hace años que no lo hacemos!
Ambas estaban cada una en sus camas, en corpiño, pero sin tanga, sentadas encima de sus almohadas… y comenzaron a cabalgarlas! Estaban tan calientes que tenían que masturbarse… se frotaban la concha contra las almohadas, ensuciándolas con sus flujos… rozando los clítoris contra las telas… Florencia en poco tiempo se estaba viniendo… se movía encima de la almohada bien fuerte como si estuviera cogiendo… y se frotaba la conchita caliente por toda la almohada. —Ahhhhhh… dios! Agustina lo hacía más lento, disfrutándolo más…mojando su almohadita… dándose placer, con su clítoris hinchado rozando la tela, era terriblemente satisfactorio… —Mmmmhhhh ayy ya casi estoy Agus!— Dijo Florcha ya casi en el clímax. —Yo también hermanita… uhmmm… tengo muchas ganas de que me cojan! dios…¿vamos a coger rápido? —Siii.. quiero coger rápido! —Mmmmhhh… vamos a coger rápido Flor… Aumentaron la velocidad ambas, rozándose y apretando la concha contra la almohada, tensándose y viniéndose ambas en un orgasmo simultaneo… —Ahhhhhhhhhhhhhhh… siiiiiiiiiiiiii Se agarraron fuerte de la almohada con las manos, mientras todo su cuerpo se derretía tras el orgasmo… se quedaron quietas, acostándose derrumbadas en la cama. —Uff… ¿Cómo estuvo?—Le preguntó Agustina. —…No me quedan ganas ni de hablar.. dios que bueno! Tras unos minutos descansando así, Agustina se levantó y preparó una toalla para ducharse…se fue a bañar… y luego fue Florencia. Ya bañadas, estaban las dos en la habitación, desnudas, con la puerta cerrada. Florencia abrió el cajón, agarró la primera bombacha que vió, y le tiró otra a su hermana… se vistieron casual… una faldita negra ambas, y remera ajustada con detalles. Mientras estaban charlando de alguna tontería, mientras se vestían… ambas todavía estaban excitadas… a pesar del orgasmo sobre la almohada… las dos seguían calientes… lo que había pasado esa tarde con su hermanito, había sido demasiado. A todo esto, llegó mamá.. ya a la tardecita, empezaron a caer los familiares que venían a cenar esa noche… algunos tíos que siempre veían sólo una vez al año… al primo.. a la prima… Saludaron a todos, poniendo sus mejores caras, y luego de un rato cenaron todos juntos.
Cada tanto Agustina se mensajeaba con el novio, mientras Florcha se ponía al tanto de la vida de su prima… Martín ahí estaba calladito, aburrido… aunque con la pija a medio despertar, cualquier mínimo estímulo y se le pararía de inmediato… no había acabado a la tarde. Ya avanzando la noche, luego de la cena… el muchacho se cansó del aburrimiento… como al lado de él, a su derecha, estaba sentada su hermana Florcha, estiró la mano, hasta ponérsela sobre las rodillas descubiertas de la chica… todo esto bajo la mesa, donde estaban todos cenando, hablando de las típicas tonterías familiares de siempre. Florencia lo notó.. y lo miró de reojo. Martín empezó a subir la mano por la pierna… por los muslos, deslizando sus deditos… hasta que llegó a la falda. La acarició levemente, y le metió la mano bajo la falda a su hermana… mientras miraba a los demás en la mesa que nadie se de cuenta. Al otro lado, a la izquierda, tenía a su tía… por suerte el mantel era largo y tapada todo. Martín le empezó a acariciar la parte interna de los muslos a su hermana… que al recibir esas caricias, como ya venía caliente, empezó a mojar la bombacha otra vez… que remedio. Por el momento no le dijo nada… hasta que el muchacho subió más… y más… hasta estar al borde de tocarle la bombacha. En ese instante, Florencia le agarró la mano disimuladamente, y se la apretó…clara indicación de que de ahí no podía subir más. Se quedó jugando entonces en esa zona… tocándole el interior de los muslos a su hermana… los notaba calientes, mientras la chica se humedecía. Florcha agarró su celu y empezó a escribir por el whatsapp… “Tu hermanito me está tocando…” Presionó enviar. Se lo mandó a Agustina, que estaba sentada en frente. Agus miró su celu.. le sorprendió ver que le mandó un msje su hermana. Lo abrió y lo leyó… sintió un escalofrío por todo el cuerpo… dejó de hablar con el novio, para escribirle a su hermana. “¿En serio?... ¿Cómo? Contame!” Florencia escribió: “Me está acariciando… me quiere tocar la concha!” Agustina apenas lo leyó, se atragantó con la bebida… “Qué envidia! ¿Lo dejaste que te la toque?”
“No.! Me toca los muslos… casi tocándome la concha!” Las dos ni se miraban para no levantar sospechas.. simplemente escribían en el whatsapp. “¿Te estás mojando?” –Le escribió Agus. “Siiiii”. —Respondió Florcha sonriendo. “Hdp. Vas a hacer que me moje!” A todo el asunto, el muchacho continuaba con sus roces… en uno de esos movimientos, sin querer uno de sus deditos rozó la bombacha de la chica… ella ni se dio cuenta.. pero él ya estaba con el pito haciendo presión en el jean… se puso el mantel encima para que por las dudas nadie le viera la erección. Tíos, abuelos, primos…todos hablando normalmente ahí… quien se iba a imaginar que las chicas tenían la chochita chorreando bajo la mesa… y que hacían cosas tan chanchas con su hermanito menor… La tía le preguntó a Florencia sobre el colegio, ésta le respondió las muy buenas notas que sacó al final, y la tía le dijo “Qué responsable! Siempre fuiste muy estudiosa.. ven? Ella es un ejemplo! Deberían aprender ustedes!” dijo refiriéndose a sus hijas, o sea las primas de Florencia.. mientras le sonreía… lo que no sabía la tía era que la nena estudiosa y responsable en este mismo momento tenía la bombacha toda mojada.. mientras su hermanito menor le metía mano y casi le estaba tocando la concha! Después de eso, trajeron la típica comida como los turrones y esas cosas, y ‘festejaron’ la navidad a medianoche. Un rato después, se retiraron los demás familiares.. algunos algo pasados de copas ya. Volvió el silencio a la casa. Mamá limpió un poco y se acostó enseguida, acusando mucho sueño. Los tres chicos se quedaron un rato viendo tv… cuando su madre se fue a su cuarto y cerró la habitación, empezaron a hablar en la cocina, de pie mientras levantaban la mesa. Hablaban en voz baja. —No podés ser tan pervertido! Me tocás en cualquier lado ya!—Dijo Florencia tratando de ‘retar’ de alguna manera a su hermano… —No fue nada!... Aparte seguro te gustó… —..Bueno.. sí me gustó.. pero no es motivo para que me metas la mano en la concha en cualquier momento! Los tres se rieron en voz baja… —Si ni me dejaste tocártela!—Respondió el chico. Martín le volvió a meter la mano entre las piernas, ahora estaban parados frente a frente, y se la metió debajo de la falda. Le acarició la parte interna de los muslos con los
dedos otra vez, bien cerca de la bombacha… —Así te toqué… no te toqué la concha hermanita! —Me da vergüenza que me toques ahí! Florcha le sacó la mano de su entrepierna, mientras no paraba de humedecerse. —¿A vos te da vergüenza Agus?—Preguntó el chico. Llevó su mano a Agustina… sin decirle nada, se la metió bajo la faldita, subiendo la mano, rozándole la piel de los muslos con sus deditos… jugó con ellos en el interior de los muslos de su hermana mayor… La chica lo miraba mientras el muchacho continuaba jugando…la acariciaba toda ahí… sintiendo el calorcito… se la subió aún más… ya rozándole la bombachita… el chico podía sentir la tela… ¿ella sentía que ya casi se la estaba tocando? Al ver que su hermana no le decía nada, siguió rozándole la entrepierna… le pasaba los dedos lo más ligero posible por sobre los bordes de la bombacha… tocaba la tela… y la chica lo sentía, pero se dejaba. —¿Ves Flor? No pasa nada… mirá cómo la estoy tocando… Mientras se miraban a los ojos, Martín le apoyó un dedito en la concha, sobre la tela… enseguida lo quitó.. le pareció húmeda. Volvió a acariciar los muslos, bien arriba…y otra vez le apoyó el dedo en la chochita. Como su hermana se dejaba, subió bien su mano en la entrepierna de Agus, y le empezó a acariciar con dos dedos sobre la concha por encima de la bombacha… sin dudas la sentía bien húmeda! Florencia los miraba. —¿Te está tocando la concha?—Preguntó. Agustina se agarró la falda y la levantó, para mostrarle a su hermana. Ahora con Agus sosteniéndose la faldita arriba, podía vérsele toda la bombacha, y las piernas. Y por supuesto, ahora Florencia podía ver bien como Martín tenía sus dedos sobre la conchita de su hermana. Se excitó tremendamente al ver esa imagen. El chico mantenía sus dedos acariciando la vagina sobre la bombachita blanca de su hermana… presionó más, hundiendo un poco sus dedos junto con la tela, dentro de los labios vaginales. Inmediatamente Agustina sintió el placer, y se estremeció, cerrando los ojos. Martín no podía creer que le estaba tocando la concha a su hermana. Retiró la mano de ahí por un momento. Rápidamente se desabrochó el jean y sacó la
pija parada afuera, mostrándosela a sus hermanitas. Una vez que estaba la pija al aire, volvió a meterle la mano en la entrepierna a Agustina. Mientras le rozaba la conchita… —Quiero verlas… quiero que me muestren la concha… ¿te puedo bajar la bombacha Agus? La chica no respondió.. ya estaba tan mojadita que no pudo contenerse al verle la pija tan parada, y llevó una mano para tocársela. La agarró con un par de dedos, levemente… mientras ambos se tocaban, Florcha los miraba… y ella también se empezó a tocar por encima de la bombacha. Agustina se la dejó de tocar, y se dio la vuelta, para mostrarle bien la cola… la bombacha blanca se le metía entre las nalgas… —Poneme el pito en la cola hermanito… pero no me bajes la bombacha! La chica se inclinó, poniéndose casi en cuatro, apoyándose las manos en la mesa. De esa manera, su hermano se agarró el pene y se acercó, hasta clavárselo entre los cachetes, haciendo presión en la tela de la bombachita… estaba tan excitado que se la manchó con la babita de la pija. Se la pasó por ahí, pero luego la bajó un poco, pasándosela por la concha, sobre la tela. Su hermana no le dijo nada. Le apoyó la punta de la pija entre los labios vaginales y trató de empujar, cuando su hermana mayor soltó un leve gemido. Al ver todo esto, Florencia ya se estaba tocando el clítoris por encima de la bombacha. Ella también se puso inclinada sobre la mesa, incitando a su hermanito a que le haga lo mismo. —Me toca!—Dijo Florcha. El chico la obedeció, y salió de Agustina para poner atrás de su otra hermana. Le subió la falda, viéndole toda la cola, y le puso ambas manos a los costados de los cachetes. Se los abrió un poco, le abrió un poquito la cola para meterle la pija… se la puso bien abajo, mientras la agarraba de las caderas. Trató de hacer lo mismo, flexionó un poquitín las rodillas para ponerle la pija en la concha. Lo logró. Apenas sintió su tronco apoyarse y deslizarse por los labios de la concha de su hermana, casi acaba. Le apoyaba la cabecita de la pija en la conchita, haciendo presión para metérsela.. mientras Florcha suspiraba y jadeaba. Ya estaba chorreando mucho, y su hermano lo notaba. Mientras se la pasaba por la chocha, le agarró el elástico de la bombacha, y quería bajársela.
—Quiero que me muestres la concha hermanita… dejame bajarte la bombacha! Permaneció callada, gimiendo en voz baja, sintiendo la pija de su hermano chocar en su conchita virgen… —Me da vergüenza!… Martín llevó una de sus manos abajo, y la metió entre las piernas de su hermana. Le tocó entera la concha encima de la bombacha… estaba empapada! Florcha estaba ya muy caliente y llena de flujos… por primera vez su hermano le estaba tocando bien la concha, sintiendo sus labios gordos a través de la tela húmeda! —Mmmm… estas re mojada hermanita… mirá Agus.. tocale la concha.. mirá lo mojada que está. Agustina estiró su brazo y metió su mano en la entrepierna de Florcha… le tocó el clítoris y la conchita, su hermana se retorció y gimió. —Uhhhhh…—Gimió Florencia. El chico volvió a meterle la pija ahí, y se la pasó bien a lo largo de la chochita… ya el tronco se le humedecía con los flujos de su hermana, que la tela de la bombacha no podía absorber ya. —¿Te gusta que te pase la pija por ahí hermanita? —…Sii… ahhhh —Cómo te gusta Flor…dale mostrame la concha… mostrame cómo tenés la concha mojada porfa… —…Ahhhh... te la muestro si Agus también te la muestra… Florencia ya no daba más. Tenía que tocarse para tener el orgasmo.. y uno sólo no sería suficiente. La pobre ya sentía que se le caían gotas de su concha por los muslos… Martín se detuvo por un momento. La miró a Agustina. —…Ok.. te la vamos a mostrar… pero antes meteme de nuevo el pito en la cola… que me gusta mucho…—Dijo Agustina. El muchacho hizo caso a la tremenda puta de su hermana mayor, ella se abrió la cola con sus manos, y él le metió la pija dura en la cola otra vez, a ella eso le encantaba.. le encantaba sentirla ahí. —Metémela por abajo de la bombacha hermanito… ponémela bien en la cola! Hizo caso, y le movió un poquito, levemente la bombachita para meterle la pija bien adentro. Empujó, y volvió a sentir el cálido agujerito del orto de Agustina, chocar contra su glande gordo e hinchadísimo. —Uhhh… esoo… ahí pendejo…
—Ahh.. hermanita… no aguanto más!... —Dale chanchito… dejamela un ratito más en la cola.. dejamela así clavadita que me encanta… —Me voy a venir Agus.. voy a acabar…! Agustina ya estaba como una perrita en celo…y Martín peor… tras todas esas cosas que le pedía su hermosísima hermana.. era casi inhumano seguir resistiendo… tenía la pija bien clavada en el agujerito de la cola de Agustina, y ya no daba mas… el líquido pre— seminal brotaba bestialmente, manchándole todo el culo a su hermana. Por algunas fracciones de segundo, se le cruzaba por la cabeza tratar de metérsela por la cola, que excitada como estaba su hermana, se dejaría… pero no lo hizo. Estaba al borde de acabar. Se despegó de su hermana. Ya no podía resistir más. Agustina lo entendió, mientras se mordía los labios, más caliente y puta que nunca. La chica se inclinó aún más, hasta quedar completamente en cuatro, paradita apoyada sobre la mesa. —Bueno… bajame la bombacha hermanito… dale bajame la bombachita y mirame la concha! El chico se bloqueó por unos instantes. Entre la extrema calentura, la leche que le estaba a punto de salir, la pija que le estaba por estallar, y lo que le pedía su hermana mayor… pensaba que ella se bajaría la bombacha. —¿Qué esperás pendejo? ¿Querés verme la chocha mojada o no? Martín salió del trance y se acercó nuevamente a ella. —Siiii quiero Agus. —Entonces bajame la bombacha! El pendejo puso ambas manos sobre las caderas de su hermana mayor, que estaba en cuatro paradita apoyada con las manos en la mesa, y le agarró el elástico de la bombachita a cada lado. Mientras Florcha los miraba atentamente, el chico empezó a bajársela de a poco, tirando hacia abajo. Mientras le bajaba la bombacha, Agustina estaba disfrutándolo con los ojos cerrados y mordiéndose los labios, deseando mostrarle la conchita a su hermanito menor. Martín se la siguió bajando, ya el elástico estaba bajado hasta los muslos, y la parte de tela en la zona que le cubría la vagina se resistía a bajarse, como quedándose pegadita la bombacha a esa concha mojada. La tela estaba tan húmeda que se había casi adherido a la piel de los labios vaginales de Agustina. La bajó un poco más, y al fin esa parte se desprendió de la conchita, y bajó con el resto de la bombacha hasta los muslos. El chico la soltó, dejándosela así, bajadita hasta medio muslo.
Apenas la soltó, miró hacia esa parte y pudo verle apenas los pliegues rosaditos asomando. Casi iba a acabar sin tocarse. —¿Me la estás viendo pendejo?—Le preguntó Agustina. —…Sí.. pero apenas.. ¿me puedo agachar para vértela bien? —Dale… Martín se puso de rodillas en el suelo, ahora con la cara a la altura de la cola de Agus. Uff. Ahora sí podía verle bien la concha a su hermana. La tenía ligeramente abierta, con los labios bien rosados y brillantes por la humedad. Al pendejito le saltaba sola la pija de pura excitación. —¿Y?...¿Te gusta?—Volvió a preguntar Agus. —Siiiiii… es hermosa hermanita!. Martín siguió mirándosela, tantas veces había soñado este momento, y ¡ahora era real! A Agus le estaba encantando mostrarle la concha su hermanito. Además podía verle apenitas el agujero del culo también todo brilloso por la babita de su pito, que minutos antes se lo había metido. Se acercó más, hasta quedar justo entre las piernas de su hermana. —¿Puedo tocarte? —NO! Era ver nomás pendejo! —Bueno! No te enojes… Al verle esa rajita mojada, que tantas veces le había sentido el aroma, que tantas veces había soñado con ver… quería tocarla, chuparla, pasarle la legua, cogerla, meterse adentro… Le estaba viendo la concha a su hermosa hermana, mientras ella se la mostraba gustosa. —¿Listo?—Dijo Agustina, agarrándose el elástico de la bombacha. Se la empezó a subir, hasta ponérsela por completo… Martín se volvió a parar.. y miró a Florcha. Ella estaba tan excitada como su hermana, y también tenía ganas de mostrar la concha. Mientras ahora también la miraba Agustina, con cara de viciosa, Florcha sin decir nada, se puso en la misma posición y se subió bien la falda. Enseguida, Martín se colocó detrás de ella, agachándose entre sus piernas, viéndole la bombachita enterrada en la cola. —Ay.. no sé…—Dijo Florencia, casi arrepintiéndose.
—Daleeeeee!… te toca! ¿Querés que yo te baje la bombacha Flor?—Le preguntó el chico. —No… me da mucha vergüenza! Tras decir esto, Agustina se colocó a su lado, y ella le agarró el elástico de la prenda a su hermana. —Yo te la bajo ¿querés?—Le preguntó Agus a su hermanita. —…Bueno.—Asintió Florencia. Ahora sí, Agustina comenzó a bajarle lentamente la bombacha a su hermana, bajando por los cachetes, hasta los muslos, mientras el chico observaba en primera fila el espectáculo. Su hermana mayor bajándole la bombacha a su hermana menor para mostrarle la concha a él! Una vez que se la bajó hasta los muslos, la soltó. Se le veía toda la tela de la bombacha empapada. Martín la miró, y llevó su vista a la entrepierna, debajo de la cola. Florcha tenía la conchita más cerrada, con el tajo al medio sin más, y los labios mayores bien gorditos a los costados. Se le veían algunos pelitos oscuros. También el chico notaba como la tenía re húmeda. A pesar de estar súper excitada, le daba mucha vergüenza. —¿Ya me la viste hermanito? –Pregunto Florencia, apurada por subirse la bombacha de nuevo. —Un minuto más Flor… me encanta cómo se les moja toda… Las dos chicas no podían resistir esos estímulos… era tan excitante. Sentirse tan putas y chanchas las ponía como locas. —¿Te gusta la chuchi de Flor?—Le preguntó Agustina a su hermano. —..Mucho! Me gustan las dos… Agustina permanecía de pie al lado de su hermana. Mientras la miraba, le metió la mano en la parte interior de los muslos, acariciándola ahí. Martín observaba todo y no se lo podía creer. Florcha se estaba derritiendo, no aguantaría mucho. —…Basta Agus..!—Le dijo a su hermana. Agustina ya sabía perfectamente que Florencia estaba al borde del orgasmo. Subió su mano por el muslo, hasta llegar a la concha. La menor se estremeció. Agus le pasó la yema de un dedito por encima del clítoris… todo hinchadito y baboso. Apenas lo sintió, Florencia se agarró a su hermana. La agarró del brazo. Agustina sólo sonrió, y ahora con dos dedos, se los llevó a los labios vaginales y poniendo
un dedo a cada lado, se los abrió un poco. —Mirásela bien pendejo.—Le dijo Agustina a su hermano. El muchacho permanecía atónito, ahora viendo como su hermana mayor le abría la conchita a Florcha, mostrándosela a él. Mientras Agus se la abría, los hilitos de flujo se estiraban entre los labios…ahora el chico podía verle asomar los labios menores, se le notaban rojizos. Todo estaba tremendamente húmedo allí. —Me vas a hacer acabar!!—Le dijo Florcha ya desesperada a su hermana. Agustina le pasó un dedo por adentro de los labios, hasta volver al clítoris. Florencia no resistió más. Se tapó la boca con la mano, mientras empezó a gemir, y su cuerpo se convulsionaba. Agustina siguió estimulándole el clítoris ahora a full, pasándole el dedo en círculos. La menor gemía en voz baja, mientras su hermana mayor la masturbaba y la hacía tocar el cielo con tanto placer. Tras el temblequeo de piernas… todo se calmó… Martín observaba como de la concha de Florencia salían dos gotas de flujo, que caían sobre el muslo, y bajaban por la pierna… Agustina sacó su mano de allí, y le subió la bombacha a su hermana. Florcha se quedó quieta.. con la cara colorada… apenas reaccionó, se puso de pie y se acomodó bien la bombacha que le molestaba. Miró a los dos y sonrió. El chico también se puso de pie, mientras se miraban entre ellos. —Me encantó verlas..! —A mi también me gustó mostrártela chanchito! —..A mi también… Martín se miró la pija, súper parada y dura en frente de ellas. Se la agarró apenas con los dedos, y se bajó la piel, mostrándole el glande hinchado a sus hermanas. El muchacho se las quedó mirando a los ojos a ambas. —¿Qué te pasa?—Le preguntó Florencia. —Es que… bueno… después de verles la concha.. me dieron muchísimas ganas de coger!.. Mientras se las miraba, quería meterles el pito ahí…! —..Bueno.. eso sí que no pendejo.. eso está prohibidísimo! ¿Entendiste?—Le dijo Agustina. —Jooo… Sí entiendo…pero quiero coger! —Yo también ahora tengo ganas de coger hermanito.—Dijo Agustina. —¿En serio? —Sí.. ¿no viste lo mojadita que tengo la chocha?
El muchacho asintió. —Cuando las chicas tenemos la concha tan mojadita es porque queremos coger hermanito. Pero entre nosotros no podemos porque eso sería incesto! —Sí.. lo sé… bueno.. ¿me mostrarías la concha otra vez Agus? Quiero vértela de nuevo! La chica sonrió. Estaba esperando que se lo pidiera. —Sí pendejito… Agustina, de frente a su hermano, se levantó la falda, y se corrió la bombachita a un costado, mostrándole la conchita de frente, y el pubis depilado. —Me encanta tu concha hermanita!..Bueno, la tuya también Flor… Ambas se rieron. Martín le miraba la entrepierna a su hermana, viéndole el tajito… —¿Y por dónde la tengo que meter para coger? ¿Me mostrás Agus? —¡¿En serio no sabes?! —Bueno… más o menos! Vi varios videos en Internet, pero… Ahora siendo real es distinto! —Jaja! ¿Querés que te enseñe a coger de verdad? —Siiii. —Bueno…pero vamos a la pieza! Acá nos puede ver mamá! —Está durmiendo ya… —Bueno pero no me confío! A vos porque no te importa nada! Agus se bajó la falda, se acomodó la bombacha y caminó hasta su habitación. Martín la siguió con la pija al aire, y Florcha fue la última, apagó la luz de la cocina y los tres entraron a la habitación de las chicas. —Cierren bien la puerta.! Florencia la cerró. Agustina encendió la luz de la mesita, cuando le sonó el celu. Era su novio mandándole un mensaje para verse. La chica lo leyó. —Este tarado quiere que nos veamos… no jodas ahora querido.—Dijo Agus con sus hermanos. —¿Qué le vas a decir?—Preguntó Martín. —Nada… que no tengo ganas!. Jajaja. Se lo escribió, presionó enviar. Una vez hecho eso, Agustina se subió a su cama. —Siéntense en el piso que les voy a enseñar a los dos!—Ordenó Agustina. Ambos acataron, entonces Martín y Florcha se sentaron en el piso, al borde de la cama mirando a Agustina.
—Bueno, primero me voy a sacar esto… Agustina se quitó la remera, quedándose en corpiño, y se quitó también la falda, ahora estaba en ropa interior en la cama. Que diosa era! Se sentó en la cama, y se abrió bien de piernas. Se le notaba toda la tela de la bombacha en la zona de la vagina bien húmeda. Agus se volvió a correr la bombacha a un costado, y la dejó ahí, mostrándole bien la concha a piernitas abiertas a su hermano y a su hermana menor. —Mirá hermanito… La chica se llevó sus dedos a la conchita y se abrió bien los labios vaginales, enseñándole todo. —Acá tenés que meter el pito!—Dijo Agustina, señalando con su dedo el orificio vaginal. Martín la miraba, pero no lo notaba mucho. Es que ni se le veía el agujerito. Sólo se le veían los labios rosados y húmedos. —¿Te entra ahí?—Preguntó sorprendido el chico. —Sí… Agustina se metió un dedito en la concha, para mostrarle mejor a sus hermanos. —¿Ves como entra? Martín asintió, con la pija apuntando al techo. —Para meter el pito la concha tiene estar excitada hermanito.. como la tengo yo ahora, ¿entendés? —Sí… Agustina sacó el dedo de su conchita, completamente embardunado de flujo, y se lo chupó. —Otra cosa… cuando tengas novia y se la metas por la concha.. nunca pero NUNCA lo hagas sin preservativo…¿me escuchaste? Martín asintió. —Para vos también Flor… nunca vayas a coger sin preservativo! Se los digo por las dudas… Florcha también asintió. —Bueno.. ahora les voy a enseñar otra cosa…
Agustina se puso de pie, y se dio la vuelta. Se arrodilló en la cama, mostrándole la cola a sus hermanos. Apoyó la cabeza en el colchón para inclinarse y levantarse más la cola. Se bajó la bombacha así… Martín casi se muere. Se la bajó hasta los muslos, y se la dejó ahí. Ahora podía verle el culo y la concha a su hermana mayor, arrodillada en la cama! —También se puede coger por la cola… yo todavía no lo hice, pero les puedo enseñar como se hace. Agustina llevó ambas manos a sus cachetes, y se los abrió bien, enseñándole el agujerito a sus hermanos… Tenía el culo con forma de asterisco perfecta, bien rosadito y cerrado. —¿Me ven bien la cola?—Preguntó Agustina. —Sí –Respondieron ambos. —Ok… este agujerito es más cerradito que la conchita… para meterla ahí hay que ponerle babita, sino no va a entrar! La chica llevó uno de sus dedos a la entradita, pasándoselo por encima. —¿Querés ponerme el pito acá hermanito? Así te enseño bien. —Ok. —Si llegás a intentar metérmela en la concha, te juro que te mato… —..Tranquila! No lo voy a hacer Agus.. —Más te vale! Martín se puso de pie, con la pija paradísima. Tenía a su hermana arrodillada en la cama, mostrándole el culo y la concha. Dios. La concha se veía tan bien que era imposible no desear metérsela por ahí. Estaba tan rosada e hinchada, tan brillosamente húmeda… pero apuntó más arriba, y le apoyó la cabecita en el agujerito de la cola. Agustina lo sintió, mientras seguía abriéndose la cola con sus manos. —Mmmm… bueno… para meterla adentro, tenés que ponerle babita así hermanito… Agustina se puso algo de baba en un par de dedos, y los llevó hacia su agujerito. Se lo pasó por ahí, tocándole de rebote la pija a su hermano, embardunándose la cola de baba. Una vez que ya tenía su culito lleno se baba, Martín se la apoyó de nuevo ahí. Notó como se le deslizaba mucho más. Quería abrirle ese culo virgen y tan cerradito. —No empujes porque me la vas a meter!—Le dijo Agustina. —Hermanita.. quiero metértela! Un poquito aunque sea.. —NO!... ¿estás viendo Flor? —Sí… —Te toca a vos ahora! —…¿Me pongo como vos? —Sí tonta! Florencia se puso de pie, se sacó la falda…y se arrodilló en la cama al lado de su hermana.
Se bajó ella sola la bombachita esta vez. Martín se puso detrás de ella. Madre de Dios! Ahora su pija apuntaba al culo más grande y perfecto del mundo, y la conchita virgen y cerradita de su hermana Florcha… —Bueno Flor.. para coger por la cola, tenés que estar muy preparada!.. primero abrítela bien! Florcha lo hizo. Se abrió los enormes cachetes con sus manos. Ahora el muchacho podía verle el agujerito a ella. Lo tenía más color piel, pero igual de cerradísimo que su hermana. —Eso chiquita!.. Ahora te voy a poner babita en la cola… Agustina se escupió en los dedos, y se lo pasó por el agujerito del orto a su hermana. A Florencia le encantó. —Listo! Ahora te la va a poner ahí.. vas a ver que te va a gustar! Martín lo hizo. Se acercó y le puso la pija en la cola, volviendo a humedecerse el glande con la baba de Agustina, mientras se la apretaba en el culo a Florcha. —¿Te gusta?—Le preguntó Agus. —…Sí… El chico siguió jugando… empujó un poco, y sintió que casi se la mete! Se resbaló entre la baba.. pero por un momento juró que casi se la metía en el culo… —Así se coge por la cola! ¿Aprendieron? Los dos asintieron. Pero Florencia quería seguir sintiendo ese miembro duro en su entradita… Martín se separó, porque ya estaba por acabar. —Ahora sí ya no aguanto más chicas.. necesito acabar! Las dos se incorporaron y se subieron la bombacha de nuevo. Se sentaron en la cama, viéndolo a su hermanito con la mano en la pija. Martín se la empezó a masajear, pero… se detuvo. —Dale! ¿Qué pasa? Queremos ver como te hacés la paja hermanito!—Lo animó Agus. —.. Sí, pero… quiero algo! —¿Qué? —¿Me dejan acabarles en las tetas? Las dos se miraron. —¿A mí o a ella? –Preguntó Agustina.
—A ambas! Inmediatamente se rieron. —No sé!... Por mí.. te dejo… pero ella no sé si se anima!—Le respondió Agustina. —¿Te animás? Daleee… —No sé!... –Dijo Florencia. Martín se empezó a pajear un poco más… —Dejame acabarte las tetas Flor… es lo mismo que en la cola! Florcha miró a su hermana… y la convenció. —¿Querés que lo hagamos las dos juntas?—Agustina. —…Bueno!.. ¿pero qué tengo que hacer? —Nada! Arrimate a mí. Inmediatamente, las dos se sentaron en el borde de la cama, bien juntitas. Ahora el chico estaba de pie en frente de ellas, a pocos centímetros. La pija le quedaba a al altura de las caras de ambas. Flexionó un poco las rodillas, para apuntarle a las tetas de sus hermanas. Se veían cuatro tetas muy apetecibles bajo los corpiños… esos escotes lo mataban! Las chicas, muy excitadas, no quitaban ojo de encima de ese pito duro y palpitante… deseaban recibir leche caliente en sus pechos… Martín continuó, hasta que verles las caras y las tetas a sus hermanas fue el punto final. Se la apretó fuerte mientras se pajeaba, ya saliendo el semen. Apunto bien y el primer chorro le cayó en el corpiño a Agustina, los restantes en la parte de arriba de las tetas, enseguida se movió un poco hacia Florencia, mientras le seguía saliendo leche, y le acabó las tetas a ella también… Florcha apenas sintió la leche, la agarró del brazo a su hermana. Las últimas gotas le cayeron en las piernas a Florencia, incluso en la bombacha! El muchacho, ya satisfecho y cansado, se separó. Descargó la calentura que había tenido todo el día, y de la mejor manera. Tenía tanta lechita cargada, que hubo suficiente para ambas. Ahora las dos tenían las tetas bañaditas en leche caliente de su hermanito! La parte superior de los pechos de las chicas habían sido salpicados con semen… un poco en los corpiños.. y a Florcha en las piernas y la bombachita. ¡Qué chanchada! —Está muy caliente!—Dijo Florcha, tocándoselo con los dedos sobre sus pechos. —¿Te gustó?—Le pregunto su hermana. —Sí! Primera vez!
Agus le sonrió. —Busca algo para limpiarnos pendejo!—Le dijo Agustina al chico. El chico se subió el jean, abrochándoselo, y salió despacio de la habitación. Mientras, Agustina y Florencia se divertían pasándose los dedos por las tetas, manchándose todas con semen calentito. Regresó Martín con el rollo de papel de cocina. Se lo pasó a su hermana. Cortó un poco, y le dio a Florcha, mientras se cortaba también papel para ella. —Limpiate con esto Flor. Ambas comenzaron a pasarse el papel de cocina por el pecho y las tetas, limpiándose de la acabada de su hermanito menor. Se lo metían en el medio de ambas lolas, y un poco por el corpiño, para limpiar el resto. Una vez que acabaron de limpiarse: —Bueno.. ya tengo mucho sueño… me voy a dormir.—Dijo Martín. —Ok hermanito… tomá, llevate esto y tiralo.—Le dijo Agustina, mientras ambas le daban el papel lleno de leche. El chico los agarró y fue saliendo de la habitación. —Qué descanses pervertido!—Le dijo Agus. El muchacho tiró el papel lleno de leche a la basura, y se fue a acostar… enseguida se durmió. Había sido mucho ese día. En la habitación de las chicas, ambas se quedaron juntitas jugando. Agustina la miró a su hermana, y notó como le había quedado un poco de leche en su bombacha, en la zona del pubis, y ella no se había dado cuenta. —Te quedó un poquito acá. Florcha se miró. —Ay sí.. ni cuenta me dí. —Sacate la bombacha que me vas a manchar la sábana y no quiero tener que lavarla. —Ok. Florcha se quitó la bombachita llena de flujos y semen, y la tiró al piso. —Sacatela vos también! —¿Por? —Me da vergüenza estar desnuda y que vos no!
—Bueeno. Agustina se rió y la comprendió, ella también de quitó la bombacha, dejándola tirada en el suelo junto a la de Florencia. —¿Estás excitada?—Le preguntó Agustina a su hermana. —Siii… mucho! ¿Vos? —También!... A ver mostrame… Florcha se abrió un poco de piernas, mostrándole el pubis peludo y la conchita toda babeada. Agus estiró su mano, y se la empezó a tocar… mientras se miraban y sonreían, Florcha le dijo: —Me encantó cuando me puso el pito en la cola! —Sí.. viste!.. ¿Querés jugar? —Bueno. —.. ¿Por donde jugamos hermanita?.. ¿Por la chocha o por la cola? —Mmm.. quiero jugar en la cola. —Ok!..Date vuelta! Ponete como perrita… Florencia obedeció a su hermana mayor. Se giró y se arrodilló en la cama, a cuatro patitas, mostrándole la cola y la concha a su hermana. Agustina le abrió los cachetes del culo con sus manos, y le puso más baba al agujerito… puso uno de sus deditos encima, y comenzó a presionar. —¿Querés que te meta el dedito en la cola, Flor? —…Sí! Agus trató de meterlo… su uña pintada de rojo se metió, deslizándose con la babita, pero empujó un poquito más, y no entraba. Ese culo estaba muy cerradito. La mayor retiró su dedo, y acercó su cara de ángel al ojete de su hermana…sacó la lengua, y bien despacito, le dio una lengüetada con la puntita de la lengua al agujerito cerrado de su hermana menor. —Ahhhhhhhhh!!! Boluda!.. ¿Qué hiciste?—Preguntó excitadísima Florencia. —..Te pasé la lengua por la cola!.. Es otra manera de lubricar!. —¡¿En serio hiciste eso?! —Jaja.. sí, porqué???? —Me encantó!.. ¿Pero no te da asco? —Pero no tonta! Es re lindo. ¿Querés que te lo haga de nuevo? —Siii. Agustina volvió a meterle la lengua, pero esta vez se la pasó por el agujerito de arriba abajo y le dio un lengüetazo con casi toda la lengua. Le llenó la cola de baba.
Florencia estaba en el cielo, sintiendo como le lamían el culo. —Dios! Me encanta… me gusta mucho Agus! La mayor continuó lamiendo… movía su carita de abajo a arriba mientras le pasaba la lengua por el culo a su hermana… Florcha apoyó su cara contra la almohada para gemir y que no se escuche nada. Estaba recibiendo demasiado placer, no podía creer que eso fuera tan placentero. La lengüita de su hermana estaba muy calentita y babosa… que lindo se sentía que le lamieran la cola. Agustina ya comenzaba a sentir que se le abría un poquito más el ano a Flor… y en ocasiones le metía la puntita de la lengua adentro del culo. Su hermana se movía toda. Mientras Agus le pasaba suavemente la lengua por la cola a su hermana, Florcha gemía en voz baja, despacito.. ida…totalmente entregada al placer, como si se estuviera durmiendo solita del placer mientras le lamían el agujerito. Agustina le pasaba una y otra vez la lengua por el culo… lento, suave, despacio… Cuando Florencia ya estaba con los ojos cerraditos y totalmente relajada, Agustina se separó levemente de su ojete, bajó un poquito y le pasó la lengüita a lo largo de la concha, por los labios vaginales. Florcha se sorprendió, pero estaba tan relajada que se dejó… Su hermana ahora estaba probando sus flujos… mientras le pasaba la lengua a lo largo de la conchita, llenándola también con babita. Lo hacía tan lento y suave, que su hermana estaba totalmente ida, con los ojitos entrecerrados y gimiendo sin mucha fuerza bajo la almohada, casi hipnotizada. Agustina, con dos dedos, le abrió los labios de la concha a su hermana, y metió su lengua en el medio, lamiéndole los pliegues rojizos llenos de humedad vaginal. La menor se estremeció y despertó del trance. Iba a tener otro orgasmo pronto. Florencia volvió a levantar la cabeza de la almohada, para decirle algo a su hermana. —Me estás matando Agus..! Voy a acabar otra vez… —¿Te gusta?.. —Si.. sii hermanita… La mayor dejó de lamerle la concha mojada, y se separó un poco. Se chupó un dedo y se lo puso en la entrada del culo a su hermana. Presionó, y ahora al estar más dilatado y excitado, además lleno de baba, se le metió de una hasta la mitad. —Mmmmmmmmmm!!!! —Te entró! Ahí te entró hermanita… Florcha se contenía los gemidos, pero ahora tenía medio dedo adentro del culo.
Agustina lo empezó a mover, para afuera y para dentro, bien despacito, mientras se lo metía cada vez más y más…de pronto, en una de esas, se lo metió entero! Se lo dejó clavado hasta el fondo por unos segundos. —Ahhhh.. ahhhhh!!!! —Tenés un dedo entero metido en la cola hermanita!.. –Dijo Agus divertida. Ahora lo siguió moviendo, sacándolo todo, notando como le quedaba el agujerito algo abierto, y después volviéndolo a meter entero. — ¿Ves? Así se coge por la cola… Florcha estaba en el séptimo cielo mientras le metían un dedo por el culo! Ese dedito entraba y salía con facilidad ya, mientras el agujerito se dilataba. —Cómo te entra, Flor!—Dijo Agustina sorprendida. —Mmmmm…!! —Ahora te podrían meter el pito.. ya tenés la cola abierta. La menor gemía mientras se movía ella también, tratando de meterse el dedo más adentro y sentirlo todo. —Mmmhhh… dios!.. ahhh… me gusta mucho! —¿Te hubiera gustado que el pendejo te meta el pito adentro de la cola? —Siiiiiii. —Mmmm… que hermanita cochina!… Agus le sacó el dedo, le paso la lengua por la cola, y se lo volvió a meter. —Mirá si ahora estuviera acá.. ¿dejarías que tu hermanito te coja la cola?.. Acordate que estamos jugando… —…Si.. sí me dejaría!—Respondió Florcha. —Mmm… yo también.. hasta dejaría que me meta el pito en la concha… Ambas estaban al límite… Florcha no podía más, estaba poseída, y Agustina tenía la conchita chorreando mal.. la tenía encharcada. Si bien estaban ‘jugando’ como decían ellas.. se estaba yendo todo al demonio con la calentura en esa habitación. Florencia no resistió más, y se tocó el clítoris mientras acababa con el dedo de su hermana metido en la cola. Se retorció y tembló, mientras tenía el orgasmo…fue muy intenso y duró varios segundos. Era su tercer orgasmo del día. Se tapó la boca con la mano mientras gemía. Cayó destruida en la cama, cansada y agotada, transpirada.. ya estaba toda despeinada y los pelos se le pegaban en la cara por el sudor. Agus retiró su dedito del culo, y se acostó junto a ella. Se quedaron mirando cara a cara, ambas acostadas en la misma pequeña cama, desnudas, salvo por el corpiño, con algo
de semen pegajoso en sus tetas, y llenas de flujo y baba… —Perdoname que no te la pueda devolver.. no puedo más Agus.. —No importa tonta! —Mañana te la devuelvo… promesa. —¿Si? ¿Vas a animarte? —Sí.. ya vas a ver jaja. Florcha ya entrecerraba los ojos, muerta de sueño. Agustina tuvo que dormirse re contra excitada y mojada. —Nunca me contaste… ¿ya cogiste por la cola Agus? —..No.. por la cola soy virgen como vos! —Bueno.. ya nos metimos los deditos jaja. —Jajaja eso es cierto.. pero nunca me metieron el pito por la cola. Se quedaron hablando en voz baja, acariciándose ambas juntitas en la cama, hasta que se durmieron así! En bolas y destapadas! ¿Y si mamá en la mañana antes de irse, abría la puerta de la habitación de las chicas? En medio de la noche, a altas horas de la madrugada, Agustina se despertó. Inmediatamente notó que estaba desnuda durmiendo con su hermana en la misma cama. “Nos quedamos dormidas!!!!!!!!!!!!!” Para no despertar a su hermana, y como quería seguir durmiendo con ella, agarró la sábana lentamente, y la puso encima de sus cuerpos, tapándose ambas… ahora al menos si alguien entraba, estaban tapadas con la sábana. Volvió a dormirse. Capítulo XV: ¡¿Hay más regalos?! Transcurrieron las horas, ya salía el sol por el horizonte y amanecía. Mamá se despertó primera como siempre. Por suerte hoy no trabajaba, era día 25, por lo tanto feriado. Realizó algunas tareas del hogar mientras sus hijos dormían, y ya cerca del mediodía se despertó Martín. Se puso un short y fue hasta la cocina en cuero, donde estaba su madre. Ella lo vió y le dijo: —Nos invitaron a comer de la tía Rosa… vestite bien que en un rato vamos hijo. —¿La tía Rosa? —Sí… dale que hace mucho que no vamos allá. —Ok ma… —Voy a ver si ya se despertaron aquellas.—Dijo mamá, refiriéndose a Agus y Florcha. Caminó hasta la habitación de las chicas, abrió la puerta, y vió a sus hijas acostadas y acurrucadas en la misma cama… tapadas con una sábana.
Le encantó esa imagen de sus hijas durmiendo juntas.. era tan dulce. Le parecía muy tierno que estuviesen así. “Qué dormilonas… mejor no las despierto”. Lo que no se imaginaba mamá era las cosas que hacían sus hijas, y porqué estaban durmiendo juntas… y que debajo de esa sábana, estaban desnudas las dos. Salió del cuarto de las chicas. —Siguen durmiendo… vamos nosotros solos hijo. Yo me voy a bañar y salimos.—Dijo mamá. El muchacho salió algo bajo de ánimo.. ir a comer de la tía era aburrido. Mamá se metió al baño, Martín escucho la ducha abierta y el agua cayendo, ya se estaba bañando. El chico, antes de ir a su cuarto a vestirse bien, entró al de sus hermanas. Abrió la puerta, y la dejó abierta.. así se escuchaba el ruido de la ducha del baño, por las dudas. Se sorprendió enormemente… sus hermanas estaban dormidas en la misma cama. “Qué raro.” Se acercó hasta la cama… hasta ponerse en el borde. Ellas estaban acostadas de costado, una enfrente de la otra, cara a cara por así decirlo. Del lado del borde de la cama donde estaba Martín, tenía a Florcha.. le daba la espalda a él. Se le notaba el contorno del ojete en la sábana. Sigilosamente, agarró la sábana, y trató de moverla, para verlas. Cuando lo intentó, notó que estaba atascada. Tironeó un poco, y con esos movimientos, se fue despertando Florencia. Abrió los ojos poco a poco, viendo a su hermana dormida a su lado. Enseguida notó que alguien estaba tirando de la sábana. Miró atrás, y observó a su hermanito. Nadie dijo nada, el muchacho continuó tirando, hasta que la sábana cedió y las destapó a las dos. ¡Estaban desnudas! Enseguida se le puso dura… le podía ver la cola a Florcha, y el pubis a Agustina… —¿¿Mamá donde está??—Preguntó ya despierta y exaltada Florencia. —Bañándose! Tranquila hermanita. —..Me asustaste!.. —¿Por qué están durmiendo juntas.. y desnudas?! —…Nos quedamos hablando.. y nos dormimos querido.
Con la charla entre ellos, despertaron a Agustina. —Boluda… menos mal que no nos vió mami!—Le dijo Florencia a su hermana.—Se está bañando ahora. Martín se sacó la pija ya parada afuera del short. —Uy.. ya de tempranito arrancamos!—Dijo Agustina. —Te la voy a poner en la cola Flor.. ¿me dejás?—Preguntó el chico. —..Sí..—Respondió Florencia, mirándose con su hermana, y riéndose, sabiendo lo que habían hablado la noche anterior. Sin perder el tiempo, Martín se inclinó un poco, para que su pija quede a la altura del culo de su hermana. Le abrió un poco un cachete, y se la metió ahí adentro, sintiendo el cálido recibimiento. Mientras Florencia permanecía acostada de costadito, su hermano en el borde de la cama le enterraba la pija dura en la cola, haciendo contacto con el agujerito. Florcha puso cara de placer, mientras Agus miraba todo. De pronto, se dejó de escuchar el ruido de la ducha en el baño. —Dale salí que mami ya va a salir!!!—Dijo Florcha. —Quiero acabar hermanita… dejame llenarte la cola de leche! —Mmmm.. bueno pendejo! Pero rápido!!! El muchacho se apresuró, se empezó a hacer la paja bien rápido en el culo de su hermana, por suerte, enseguida le vino el orgasmo. Apenas sintió que se venía, dejó de tocarse y le clavó el pito en el medio de la cola, mientras los chorros de leche comenzaron a salir.. Tenía el glande haciendo presión en el agujerito del culo de Flor… que sintió la leche derramarse toda en su caliente agujero… apenas se despertaba y ya estaba con leche en el culo. Cómo todavía tenía la cola un poquito abierta después de que Agustina le metiera el dedo… sintió como un poco del semen se le escurría adentro del culo… tremendo. ¡Le estaba entrando leche de su hermano por el agujerito de la cola! En qué clase de zorra se había convertido… El chico terminó, y la sacó de ahí, notando todo el enchastre que había dejado. Le dejó la cola llena de leche a su hermana. —Chicas, yo me voy con mami a comer de la tía Rosa.. Se subió el short y salió de la habitación.. cerró la puerta y se fue a su pieza a cambiarse. Florencia y Agustina se quedaron como estaban, mirándose.
—¿Estuvo bueno?—Le preguntó Agus con cara de placer. —Sí… me dejó la lechita chorreando en la cola. Vas a tener que lavar las sábanas después de todo! —Jooooo… pendejo de mierda!—Dijo Agus, mientras se reían. Aún ni se habían movido de sus posiciones.. Florcha seguía acostada en la misma posición, aunque ahora con la cola repleta de semen caliente y espeso. Notaba como se le caía por los muslos, mientras se miraban con su hermana. Mamá salió del baño, ya vestida, y se fueron con Martín en el auto, a almorzar de la tía. Las chicas escucharon el ruido del garaje, ahora sabían que estaban solas. —.. Creo que me entró un poco de leche adentro de la cola.—Le dijo Florcha a su hermana. —¿En serio?.. A ver mostrame como te dejó. —Ok. Florencia, con cuidado, se levantó un poco… y se puso como anoche. Arrodillada en la cama, mostrándole el culo y la concha a su hermana mayor. —Uff.. mirá toda la lechita que te acabó hermanita! Agus se sentó detrás de ella. Se le hizo agua la boca.. y la concha también. Le abrió los cachetes con ambas manos, y miró todo el semen que le había dejado su hermanito calentón… hasta se le caía por los muslos. Ya estaba la sábana manchada. —¿Sentís que se te metió adentro de la cola?—Le preguntó Agus. —Sí… Agustina llevó el dedo medio al agujerito del culo de su hermana, y de sorpresa, se lo acarició, embardunando todo con lechita aún calentita. —Te voy a meter el dedo Flor. —¿Estás loca? Sin responder, solo sonriendo, empujó el dedo hacia adentro, y se le metió de a poco. Le metió el dedo con leche y todo adentro del culo. El semen estaba siendo un gran ‘lubricante’. Se animó más y fue metiendo y sacando el dedo, mientras se lo metía con leche adentro del agujerito… —Me estás metiendo la lechita en la cola hermanita! Agus sólo actuaba.. ya estaba re caliente de nuevo. Le metía el semen adentro con el dedo… luego lo sacaba, y juntaba con el dedito más leche alrededor, la movía hasta dejarla encima del agujerito y le metía el dedo, para meterle toda la leche adentro de la cola.
—Qué chancha que sos Agus!.. sos muy asquerosa… diosss.. lo peor es que me encanta.— Dijo Florcha. Agustina se había dormido caliente anoche.. sin tocarse. Ya sentía el calorcito del cuerpo regresar de inmediato. Haberse dormido toda mojada y sin acabar… hoy lo iba a pagar su hermana! —¿Te puedo lamer la cola hermanita? Quiero probar la leche que todavía está tibia!— Dijo Agustina, convertida en un demonio sexual, excitadísima. Florencia, que ya estaba excitada mientras le metían leche adentro de la cola, no puso muchos reparos. —Sí.. te dejo Agus… —Te re gusta chanchita! Pedímelo! —Sii me gusta… dale hermanita.. chupame la cola! Las dos se reían.. Agustina movió su cara hacia delante, y así con los cachetes del culo abiertos, le metió la lengua, pasándole por el agujerito de la cola y alrededor, juntando semen tibio con su lengua y tragándoselo de a poquito. Le pasaba la lengua, se tragaba la lechita que había juntado, y luego se la volvía a lamer, volviéndose locas de placer las dos adolescentes. Mientras se lo hacía, Florencia no paraba de gemir mientras su hermana mayor le lamía el culo y le limpiaba la leche de su hermano. Una vez que terminó de tragarse la mayor parte de la acabada de su hermano, le dio una última lamidita en el culo a Flor. Le dio una palmada en un cachete y se repuso. —Listo hermanita… te dejé la cola limpia! Florcha sólo suspiraba. —Ahora que no hay nadie… podemos aprovechar y bañarnos juntas..—Dijo Agustina con cara de pícara a su hermana menor. —Qué buena idea!... Quiero que sigamos jugando! —Yo también… dale vamos! Quiero que me hagas algo… —¿Qué Agus?—Preguntó Flor. Agustina le acarició la concha por encima de los labios a su hermana. —Quiero que me chupes la chocha… ¿te vas a animar? —…Ay… ¿estás segura?... No sé!—Respondió Florencia. —Sí tonta!... Dale hermanita… quiero que me la chupes un poquito…—Dijo Agustina, mientras le pasaba el dedo por los labios de la concha a Florcha. La menor cerró los ojos al sentir ese toqueteo…
—Bueno.. pero decime cómo tengo que hacer! —Siii. Agustina se puso de pie, y ayudó a su hermana a levantarse de la cama también, agarrándola del brazo. Una vez que ambas estaban paradas, en bolas y todas sucias de sexo, caminaron así hasta el baño. Entraron las dos y dejaron las toallas colgadas. Agustina abrió la ducha, esperaron a que el agua este tibia, y se metieron juntas a la bañera. —Vamos a apurarnos… no sea cosa que lleguen mamá y Martín, y nosotras bañándonos juntas como si fuéramos nenas!. Primero lo primero: se pasaron jabón por todo el cuerpo, limpiando cualquier resto de semen que les quedaba… en las tetas y la cola principalmente. Una vez hecho eso, Agustina, así de pie, abrió un poco sus piernas. Le hizo el gesto a su hermana para que se vaya allá abajo… Florcha aceptó, y se arrodilló en la bañera, ahora con la cabeza entre las piernas de su hermana. —Bueno Flor… tenés que pasarme la lengua por el clítoris.. así voy a acabar muy rápido! ¿Podés? —…Creo.. decime si hago algo mal, ¿ok? —Si, dale! Florencia acercó más su cara, y sacó la lengua.. con la punta de su nariz rozaba el pubis depilado de Agustina. Le dio la primera lamida en el clítoris, mientras caía el agua por su cuerpo. Miró hacia arriba para ver la cara de Agus, y volvió a pasarle la lengua por todo el botoncito. —Uhmm… eso hermanita.. así… Agarró más confianza, y ahora le fue pasando cada vez más rápido la lengua por todo el clítoris, mientras su hermana se empezaba a retorcer. Agustina suspiraba y se acariciaba los pezones, mientras su hermana menor le lamía el clítoris con inocencia. —Más rápido Flor.. más rápido… que acabo! Florcha puso sus manos en las piernas de Agus para sostenerse mejor, y le empezó a comer el clítoris al máximo, pasándole la lengua mientras su hermana al fin tenía el orgasmo!
—Ahhhhhhhhhhhhhhh!!!!!!!!!!!!!! Le temblaron las piernas, gemía… mientras el agua seguía cayendo sobre sus jóvenes y calientes cuerpos. Florencia se quedó quieta, mirando desde abajo a la cara a su hermana, notando como ésta se mordía los labios mientras acababa… —¿Qué tal? ¿Lo hice bien?—Preguntó Flor. —Re bien pendeja!... Pero no terminé.. Agustina tras el primer orgasmo, no estaba satisfecha. Ahora ella también se arrodilló sobre la bañera, y se giró dándole la espalda a su hermana, poniéndose en cuatro. —Dale!! Comeme la conchita!—Exigió Agustina en voz alta. Su hermana se puso detrás, ahora viéndole los labios de la concha. Le dio un lengüetazo de abajo a arriba por toda la raja a su hermana mayor! —Diossss! Así Flor!.. dale pendeja.. chupame la concha! Florencia ya estaba desatada también, estaban como dos perritas, una lamiéndole la concha a la otra, y eran hermanas. Florcha metía su lengua entre los rosados labios vaginales de Agus, dándole el mayor placer posible, le estaba encantando chuparle la chochita. Le metía la lengua y los labios de la concha se abrían un poco, eran muy suaves y delicados… Agustina llevó sus manos a su cola, y se abrió los cachetes para mostrarle el agujerito del culo. —Quiero en la cola también!.. Pasame la lengua por la cola pendeja! Florencia ahora le pasó la lengua por el culo, cuando a Agustina le recorrió una descarga eléctrica por todo el cuerpo. La menor se entretuvo jugando, le daba una lamida en el agujerito de la cola, y otra lamida en la concha, lamida en la cola, lamida en la concha, una y una, mientras su hermana se estaba muriendo de placer, ya cerca del segundo orgasmo. —Siii.. cola y concha hermanita.. asiiii.. mmmmmmm ahhhhhhh... La menor continuó, ahora ya con la lengua algo cansada, tratando de hacer acabar a Agustina. La chica mayor llevó sus dedos al clítoris, y se lo masajeó en círculos, viniéndose en su segundo orgasmo, más intenso que el primero, mientras su hermanita le chupaba la cola y la chocha. —AHHHHHH.. Siiiiiiiiiii…. Mmmmmmmhhhhhhhhhh
Florencia se quedó agarrada de su hermana, besándole la concha, mientras Agustina se convulsionaba y movía… lo hizo hasta que terminó, y se quedó quieta… ya sin fuerzas, mientras su hermanita ahora le daba besitos en los labios de la conchita, casi enamorándose.. —Parece que te gusta mi concha hermanita…!—Dijo Agustina ahora más relajada. —¿No te gusta que te dé mimitos en la chuchi? —Sí!!… me quedaría toda la vida así! Dame mimitos Flor… Florcha le dio algunos besos más en la conchita a su hermana mayor, bien lento, disfrutando del momento… Tras terminar, ambas se repusieron y se sentaron en la bañera cara a cara, mientras la ducha les seguía tirando agua… se sonreían. Ambas tenían la cara colorada. Se acariciaron un poquito las piernas… los muslos, y los pechos… sin decir nada. En ese instante, Florencia soltó una carcajada. —¿Qué? ¿Qué te pasa loca? –Preguntó Agustina. —Que me sigue saliendo leche de la cola! Me metiste mucha adentro boluda! —Ahhhh… jajaja. Florcha se metió un poco el dedo en el culo mientras le salían las últimas gotas de semen de su hermano del agujerito… —Bueno.. vamos a salir, estamos tardando mucho. Se secaron juntas, y salieron así desnuditas hasta la pieza, donde se vistieron. Luego, almorzaron algo liviano, mientras ya avanzaba la tarde, y llegaron a casa mamá y el chico. Esa tarde no pasó mucho… ya en la noche, Florencia se fue a comer con sus amigas, y mamá volvió a salir, con una vieja amiga, a cenar afuera. Martín estaba en su habitación, acostado con la notebook en la panza, navegando por Internet… Agustina se terminó de arreglar para salir también… seguramente iba a ir al boliche con las amigas, o el novio. Ella terminó de maquillarse, estaban los dos solos en la casa. La chica, ya vestida, con botas de tacón alto, y bien peinada, fue hasta su habitación a buscar plata para salir… problema. Abrió la billetera y no había nada. “Dios. No tengo un mísero peso!” Fue hasta la mesita de luz, abrió el cajón, y buscó en las cosas de su hermana, a ver si podía sacar plata… revisó, pero tampoco. Fue hasta la cocina, el living, revisó varios cajones y sólo encontró monedas sueltas. Ni siquiera estaba mamá para pedirle… “No hay plata en esta casa!” Pensó ya muy preocupada Agustina. Se empezó a molestar, pasó por la habitación de su hermano, al pasar lo vió tirado en la cama. Ingresó a su cuarto, y…:
—Nene… eu!!! —..¿Qué?—Contestó el chico mirándola. —¿Tenés plata? —¿Eh? —Si tenés plata pendejo! Me quede sin… y mami no está! —…Eso te pasa por gastarte todo en alcohol!—Le dijo el chico riendo y burlándose. —Ja, ja.. que gracioso… en serio! Prestame plata.. después te la devuelvo! —¿Cuánto? —.. No sé… $250… $300… —¡¡¿¿$300??!!... ¿Por qué no le pedís plata a tu novio? Encima después nunca me los vas a devolver.. te conozco muy bien!!! Agustina se acercó hasta ponérsele al lado a su hermano. —No seas forro hermanito!! Ya tendría que estar saliendo.. se me va a hacer tarde!! Dale prestame…—Dijo poniendole cara de trola. —Chupámela boluda! Me cuesta años ahorrar la plata y vos me pedís $300 de una..! —Hey! Esa no es manera de hablarle a tu hermana! Pedime perdón! —¿Por qué? Dije chupámela.. eso te dolió? —No, no me dolió, pero tampoco es para que me hables así! —Bueno.. perdoname Agus.. —Ya.. aparte no te la voy a chupar nunca pendejito! Jajaja. —…Me la estás parando!.. ¿Cuántas pijas chupaste Agus? —No seas idiota.!! —¿Qué? ¿No puedo preguntar?—Dijo el chico riéndose. —No! Es cosa mía eso! —¿No querés admitir que se la chupaste a muchos chicos? —Mirá.. no me hagas calentar pendejo! Y no, no se la chupé a muchos chicos! Sólo a los que tuve de novio.. no soy puta! —Bueno.. no te enojes tonta!.. Era broma. Martín dejó la notebook a un lado de la cama, y se bajó los pantalones, mostrándole el pito ya parado y erecto a su hermana. —Agus… —¿Qué?!!! —Me dieron muchas ganas de que me la chupes! Es que hablar de esto… —No tengo tiempo para jugar ahora.. prestame plata que me tengo que ir!—Dijo la chica, apurada. —No te voy a prestar plata… te la voy a regalar.. pero… —..¿Qué? —A cambio de que me la chupes! Agustina se quedó con cara de piedra. Reaccionó unos segundos después… —…Dale.. no jodas más… dame la plata que se me hace tarde! —Ya te dije boluda! Te la doy, pero a cambio me chupás la pija...! —¿Estás hablando en serio? —Siiii! Mirá cómo la tengo por vos!… dale.. haceme un pete hermanita…
La chica se quedó mirándole fijamente ese miembro que tanto le gustaba… —No.. estás loco… no quieras aprovecharte de mí pendejo! —No me aprovecho! Yo te doy plata, y vos me hacés un pete!.. es un trato justo Agus! —No.. no.. no… no puedo chupártela! —Dale Agus… si se la chupás a tu novio… yo también quiero!... Quiero saber como se siente… porfi! —…Estoy arreglada, vestida, peinada, maquillada y con labial… ¿a vos te parece que yo te puedo hacer un pete así? —Si estás hermosísima así! —Pero me voy a ensuciar entera tontito!! —Mmmm… si te la metés en la boca… no tenés que tocarla! Agustina miraba su reloj, apurada, viendo como pasaban los minutos. Hoy había que salir, aparte ya se había arreglado… —Dios. ¿Vas a terminar rápido hermanito? —Siiii. —…Apurate entonces.. sentate. Martín sonrió, logró sobornar a su hermana.. y se la iba a chupar! El chico se sentó en la cama, en el borde, con los pies apoyados en el suelo. Agustina, sin perder tiempo, se agachó entre las piernas del chico. —Escuchame… no intentes nada raro… te la voy a chupar, pero no me vayas a ensuciar… si me ensucias, te mato pendejo!!! El muchacho asintió. Cuando su hermana le hablaba así, era mejor asentir y no decir nada. Se agarró el tronco de la pija con los dedos, se bajó la piel para mostrarle la cabecita, y la direccionó para que quede a la altura de la boca de su hermana. La chica abrió sus delicados labios, pintados de rojo, y se metió la pija hasta la mitad. Allí cerró su boca, y empezó a chuparla. Bien despacio y lento para no mancharse ni correrse el labial, Agus empezó a mover la cabeza mientras la pija salía y entraba poco a poco de su boca, la llenó de babita con la lengua… Martín no podía creer lo que estaba viendo. Una chica con cara de ángel, toda maquillada le estaba chupando la pija! Y encima era su hermana… aún mejor. Aunque le costaría caro, valía la pena. Agustina trataba de hacerlo acabar rápido… le estaba gustando chupársela a su hermano, pero quería irse ya. —¿Salís con tus amigas o con tu novio?—Preguntó Martín.
Agustina recorrió todo el tronco de la pija apretándola con sus labios, se la sacó de la boca y le respondió: —Con las chicas.. después me veo con mi novio. Se la volvió a meter despacito en la boca. Siguió chupando lento, subiendo y bajando por la pija dura, con sus labios rojos… —¿Hoy van a coger?—Martín. Agus volvió a bajar con la boca sobre el tronco, y se la sacó de la boquita para hablar, mientras lo miraba a los ojos. —Que te importa!.. ¿No querés que me coja? Le dijo eso y se la volvió a meter en la boca, cuidadosamente, saboreando cada centímetro de verga. El muchacho estaba llegando… Agustina nuevamente abrió la boca y se sacó el pito, todo babeado… mientras miraba a su hermano.. —Hace mucho que no me cogen hermanito.. hoy tengo ganas. Enseguida se la metió en la boca, y Martín no aguantaba más. Sentir esa boca tan húmeda y calentita era supremo! Esos labios pintados…y las cosas que ella le decía… —¿Te gusta?—Le preguntó Agus, sacándosela de la boca y lamiéndola. —Siii… ¿a vos te gusta hacer petes hermanita? —Sí…me gusta mucho! Apenas dijo eso, con sus labios se comió la pija otra vez hasta la mitad, la piel del pito ya estaba algo rojiza, señal de que el labial se estaba corriendo… Agus le apretó fuerte los labios en el pito mientras se la chupaba, subiendo y bajando despacito, todo lleno de baba…mientras lo miraba a los ojos con cara de putita. El chico sintió el orgasmo, no le dijo nada a su hermana, iba a acabarle adentro de la boca!!! Se tensó, y la chica se dio cuenta, pero ya era tarde. Tenía media pija metida en la boca, cuando sintió los primeros chorros de leche caliente y espesa en su garganta, y luego en su lengua… Tuvo el acto reflejo de sacársela y moverse, pero si lo hacía se iba a ensuciar toda… el semen le caería en la cara, o en el vestido… así que se quedó quietita, con la boca abierta mientras el pito de su hermano derramaba lechita en toda su boca, llenándosela de semen. Hizo ruido con la boca llena de pija, quejándose, mientras el chico se descargaba… de
nada sirvió.. se quedó mansa y sumisa esperando a que su hermanito termine. El muchacho casi se muere de placer… le había acabado en la boca a su hermana! Y toda adentro… cuando se recompuso del orgasmo, la miró a ella… tenía una cara de furia infernal!!!!!!!!!! La chica le hizo el gesto de que no se la saque de la boca, porque se iba a manchar… aún con el pito en la boquita, Agus se tragó toda la leche que tenía en la boca, luego bajó con sus labios por todo el tronco de la pija de su hermano, absorbiendo todo el semen y baba… cerró los labios, y se tragó todo. —Sos un pendejo de mierda!!!!!!!! Se puso de pie, mientras se acomodaba el vestido. —Me hubieras avisado que ibas a acabar!! Me acabaste en la boca cochino!! Me tuve que tragar toda tu leche!!!!!!!!!!! La chica estaba bastante irritada, aunque le había encantado tragarse tanta leche… lo que le molestaba era que su hermano había hecho lo que quiso con ella. Martín abrió el cajón de la mesita de luz… sacó los billetes de sus ahorros y se los dio a su hermana. Aún tenía bastante dinero guardado, pero llevaba ahorrando bastante tiempo. La chica los agarró, sintiéndose muy mal.. en ese momento le cayó la culpa.. por haber obtenido ese dinero por chupar una pija… exactamente como lo hacían las putas. Trató de no darle importancia. —¿Tengo algo?—Le preguntó la chica a su hermano, para que le mirara si tenía el labial corrido, o si tenía semen en la cara. —No, estás perfecta hermanita! Agustina salió de la pieza de su hermano. Pasó rápido por el espejo, vió que no tenía nada y enseguida salió de la casa para reunirse con sus amigas, con semen en el estómago y un poco excitada, tras haberle chupado la pija a su hermano por plata. Más tarde, cuando se encontró con el novio… se besaron un rato, hasta que fueron al auto del chico. Se puso condón y tuvieron sexo en el asiento trasero. Como siempre, su novio se vino rápido y ella se quedó un poco caliente… se quedó en silencio acostada en el auto, mientras su novio conducía para llevarla a casa. Agustina, ese mismo día, había cogido con su novio, le había hecho un pete a su hermano, se tragó toda la leche, y su hermana le comió la concha. Lo peor era que tras la cogida con su novio, no había quedado satisfecha. Llegó a casa y se fue directo a dormir. Capítulo XVI: Un nuevo placer Ya en la mañana del día siguiente, Martín que se había ido a dormir temprano la noche anterior, se despertó primero. Abrió la ventana.. vió algunas nubes… parecía que iba a llover.
Ya mamá se había ido a trabajar. Sus hermanas estaban durmiendo. Realizó algunos deberes del hogar, luego abrió la heladera, sacó algunos alimentos, y dejó preparado el almuerzo. Ya era el mediodía, afuera empezaron a caer las primeras gotas. Fue hasta la pieza de sus hermanas para avisarles que ya estaba la comida. Una vez dentro, se dio cuenta que Agustina estaba despierta, tapada solo con una fina sábana, y al parecer Florencia estaba aún dormida. —Agus… ya está la comida… por si querés comer algo… —Ok.—Le respondió ella, acostada en la cama. Martín se acercó hasta ponerse al lado. —¿Como estuvo anoche la joda?—Le preguntó. —…Normal…—Respondió la chica, en voz baja y media dormida. —..¿Cogiste? —………Sí… —¿Cómo fue? —¿Para qué querés saber?... Cogimos en su auto… aunque como siempre yo no acabé y me dejó con las ganas… —Dios.. que pedazo de idiota!.. —Bueno hermanito.. no es para tanto! Florencia seguía durmiendo en la otra cama. El chico se calentó con la conversación, tenía una malla puesta, se desató el cordón y sacó la pija afuera, aún algo blanda pero ya casi erecta. Su hermana mayor estaba acostada ‘de costado’, con la cara en el borde de la cama, y el chico le puso la pija en frente de la carita, a pocos centímetros, ahora sí ya bien paradita. Agustina abrió más los ojitos, viendo eso ya se despertó bien y se puso alegre. —¿Te pusiste perfume o algo? Que rico.—Le dijo a su hermano. Martín tenía su pene agarrado del tronco, y lo movía ligeramente cerca de la cara de su hermana, que lo miraba con devoción. —¿Me la chupas hermanita?—Preguntó en voz baja. —Conseguite una novia para que te la chupe! Yo soy tu hermana… —No quiero una novia… quiero que me la chupes vos..! —Ja…¿Y querés que te chupe la pija gratis? —¿Cuánto querés por chupármela? —…No soy una puta!!!! —Bueeeno… no te enojes!...Nada más decía!.. ¿No te gusta mi pito?
—…Sí que me gusta!... —Y bueno.. dale chupamela Agus… aparte también me dijiste que te gusta hacer petes.. o no? —Sí, me encanta, pero… —Daleeee! Agustina suspiró. —…Bueno pendejo!.. a ver.. estoy muy cómoda así! Metemela en la boca. Agustina abrió la boquita, así acostadita en el borde de la cama, para que su hermano le meta el pito en la boca para chupársela toda. El muchacho no perdió tiempo y viendo los labios abiertos de su hermana, se acercó más y le metió la pija adentro de la boca. Agus cerró los labios, apretándole el tronco, y se empezó a mover un poco, despacito, chupándosela. En ese momento se sentía la chica más puta del planeta… haciéndole un pete a su hermanito menor en su propia cama! Pero le gustaba mucho… De a ratos, se la sacaba de la boquita y se la volvía a meter, le lamía el tronco y se la llenaba de babita. Se la estaba comiendo mientras con sus labios succionaba el tronco, bajó por el pito y se la sacó de la boca. La pija estaba con la piel del prepucio tapándole el glande. —Bajate la piel hermanito.. mostrame la cabecita de tu pito. El chico obedeció, con un par de dedos se agarró la piel, llena de caliente baba de su hermana, y se la bajó despacito, toda, hasta mostrarle la rojiza e hinchada cabecita de su miembro, todo brillante y húmedo. —Mmmm… que rico pendejo! Agus le abrió su delicada boquita de petera a su hermano, y el chico se la volvió a meter. Ahora el placer era mayor, porque se la estaba chupando con el glande descubierto… En ese momento, Florencia se despertó. Escuchó algunos ruiditos.. se dio vuelta en la cama, con los ojos todavía entrecerrados, viendo a su hermano de espalda, haciendo algo al borde de la cama de Agustina. La menor se los quedó mirando.. se destapó, estaba en ropa interior. —¿Qué están haciendo?—Preguntó desde su cama. Agustina se sacó la pija de la boca, mientras se miraban con su hermano, con el pito lleno de baba en el medio. —Estoy haciendo un pete hermanita.. ¿querés aprender como se hace?—Le dijo Agus.
Florencia se puso de pie enseguida, súper curiosa, y así como estaba en corpiño y tanga, se acercó hasta ponerse al lado de su hermano, viéndole toda la pija babeada en frente de la cara de su hermana, que tenía los labios de la boca húmedos. —¿Qué es un pete?—Preguntó Florencia. —..Es chupar el pito hermanita! —..¿¿¿Le estás chupando el pito??? Desde cuando??? —…Anoche se la chupé por primera vez.. y ahora… —¿¿Por qué no me contaste?? Yo también quiero!!!—Dijo Florencia, sintiéndose celosa. —Bueno!.. Me daba un poco de vergüenza… —Enseñame a hacer un pete Agus!—Dijo Florcha. —Ok, pero esperá un minuto, que ahora se la estoy chupando yo!! Agus se la metió en la boca, lo máximo que pudo, y fue moviéndose de atrás hacia delante, chupando la pija. Mientras Agustina se la chupaba a su hermano, Florcha miraba atenta. La chica se la sacó de la boca, y los hilitos de baba le quedaron colgando de los labios. —No vayas a acabar hermanito… Se la volvió a meter, chupando y lamiendo con mucha babita el pito de su hermano, bien lento y pausado, dándole mucho placer. Agustina mientras le hacía un pete a su hermano, ya sentía la bombacha húmeda... le encantaba sentirla así, apenas sentía la tela húmeda, se excitaba mucho más. La ponía cachonda. Le dio una última chupada con los labios succionando el tronco, y se separó de la pija, dejándola toda enchastrada con baba, súper caliente y palpitante. —Te toca Flor! Sentate acá… Florencia obedeció a su hermana, que le dio un lugar, y Florcha se sentó en el borde de la cama. Ahora estaba con el pito de Martín en frente de su cara. —Bueno pendeja… abrí la boca, y hacé de cuenta que el pito es una paleta de helado!— Le enseñó Agus a su hermana. Florcha abrió sus labios, Martín se acercó, y trató de metérsela adentro… la cabecita le chocó contra los labios, y enseguida se deslizó para adentro de la boca de Florencia. —Ok hermanita.. ahora chupala como hice yo! Florcha empezó con movimientos algo torpes… intentaba subir y bajar con sus labios apretando el tronco de la pija. Tras unos segundos, fue agarrándole el truco, aunque le costaba.
—Eso… ponele mucha babita… así va a ser mejor!—Agustina. El chico ya se estaba quejando de que se vendría pronto. Florencia se la chupaba a su hermano, mientras Agustina la miraba. Estaba haciendo su primer pete… —Me voy a venir…!—Avisó Martín. Enseguida la chica se la sacó de la boca, mientras le chorreaba un poco de baba por los labios. —¿Querés acabar hermanito?—Le preguntó Agustina. —Sí Agus.. ya no aguanto!—Respondió el muchacho, con la verga durísima y repleta de babita de sus hermanas. —¿Dónde tenés ganas de echarnos la lechita hoy? —…Quiero acabarles en la boca…¿puedo? —¿Cómo en la boca?—Preguntó Florcha. —..Es que anoche mientras se la chupaba, tu hermanito me acabó adentro de la boca.. y me tuve que tragar toda la leche! —¿No te gustó tragártela toda?—Le preguntó el chico, excitadísimo. —…Sí me gustó, nene… pero me molestó que no me avisaras! Los dos se rieron. —Bueno Flor… ¿querés que te acabe en la boca?—Le preguntó Agus. —Ayyy… no sé… me da asquito.—Dijo Florcha. —Es normal… pero vas a ver que es rica! —Pero… le va a salir mucha lechita! ¿Cómo me la voy a tragar toda?—Dijo Florencia. —Probala hermanita… si te gusta la leche, te la vas a tragar, sino la podés escupir! —…Bueno… Martín se empezó a pajear despacito, ya era hora. Sus dedos se deslizaban con extrema facilidad por su pija. —Abrí la boca Flor!—Dijo el chico. Florencia abrió la boquita, el muchacho se dio los últimos sacudones, y cuando sintió el orgasmo, se la metió en la boca abierta a su hermana. Inmediatamente Florcha cerró los labios, tenía media pija metida en la boca, la sentía tan caliente, tan dura, tan hinchada… y comenzó a salir el semen. Agus miraba todo con extrema atención, con la conchita toda babosa. El chico explotó, sentir los labios de su hermana apretándole el pito, y la humedad allí dentro… La leche fue derramándose en la boca de Florcha, que sentía como los primeros chorros de líquido caliente le golpeaba casi en la garganta, los demás los sintió derramarse en
su lengua, mientras lamía como podía ese miembro… tenía la boca llena de pija, y ahora repleta de leche caliente y espesa. Florencia la sintió como casi siempre, no tenía un sabor muy especial, pero le encantaba probarla, como a su hermana. Sentirla tan calentita la mataba. Martín resopló mientras terminaban de salir las últimas gotas de semen. —Yyyyyyy…¿Te gusta la leche?—Preguntó Agustina. Florcha todavía tenía el pito en la boca. Hizo el ruido de ‘sí’, moviéndole la cabeza ligeramente. —¿Te la podés tragar? Martín se movió, y le fue sacando lentamente la pija de la boca, hasta retirársela por completo. Estaba llenísima de una mezcla de babita y leche… Florencia cerró los labios, se le derramó un poco de semen por la comisura, pero tenía toda la acabada en la boca, saboreándola con la lengua! Se la empezó a tragar… casi se ahoga, pero siguió tragando, sintiendo como toda esa lechita espesa bajaba hasta su estómago, mientras Martín y Agus la miraban! Ya se había comido casi todo… aún le quedaba un poco de leche caliente en la boca. La miró a su hermana a la cara. —¿Te queda todavía?—Preguntó Agus. —..Sí.—Respondió Florcha, tratando de que no se le escape. —Ok… despacito… tratá de tragarla.. Florencia, finalmente, se tragó lo último que le quedaba, y ya toda la acabada de su hermano se la había comido. Sentirse tan puta le encantó… lo había escuchado tantas veces de sus amigas… que cuando conversaban de esos temas, sus amigas decían que todavía no lo habían hecho… ella casi ni sabía de qué hablaban. Se sorprendió sabiendo que ella ahora ya tragaba leche. —Listo! Me la tragué toda!!!—Dijo Florcha sonriendo orgullosa. —Viste que te iba a gustar!! ¿Estaba muy rica?—Le preguntó Agustina a su hermana. —Siiiiii. —Joooo.. me dieron ganas de tomar leche a mi también!.. ¿Voy a poder hermanito?— Dijo Agustina, con cara de putita. —…Sii… enseguida se me para de nuevo Agus! —Bien!!!!! Hacé que se te pare rápido porfaaaa! El chico recién había acabado, pero que sus hermanas le chupen la pija y se traguen la leche, sumado a las cosas que le pedían, lo mantenían caliente… le duró apenas dos o
tres minutos la relajación post orgasmo… enseguida se le fue poniendo un poco dura de nuevo, aunque no del todo. Las dos lo miraban. El chico se la empezó a tocar, la tenía muy sensible. Pasó sus dedos a lo largo del tronco, manchándose con babita y semen… ya ahora sí empezaba a sentir el gustito de nuevo. Agustina estaba ansiosa por tragar leche, mientras miraba como su hermanito trataba de ponerse caliente de nuevo, cómo le gustaba esa pija… El chico se pajeaba rápido, ahora ya la tenía dura de nuevo, pero le faltaba para excitarse más… —¿Te falta poco?—Preguntó Agustina. —No… todavía no. —¿Cómo podemos hacer para que te excites mucho?—Agus. —…¿Me mostrás la concha hermanita? Si te miro la conchita, me voy a calentar rápido! —Ok pendejito. Agustina se quitó la sábana de encima, estaba en ropa interior también. Se recostó sobre sus codos, abriendo las piernas de frente a su hermano. —¿Querés que me saque la bombacha? —Siii. La chica agarró el elástico de la prenda, y se empezó a bajar la bombacha blanca y húmeda por sus piernas. La dejó a un costado de la cama, mientras ella le abría las piernitas a su hermano, mostrándole toda la concha. Agus llevó su mano ahí, y con un dedo a cada lado de los labios vaginales, se abrió la chochita. —Mirá como la tengo mojadita pendejo. —¿Se te puso así por hacerme un pete? —Siii. Ahora Martín estaba viéndole la concha toda húmeda y viscosa… le veía los labios rosados llenos de flujo brillante y pegajoso, mientras su hermana se la abría, y los hilos de flujo se estiraban entre los labios… Esa imagen fue mucho. Se pajeó muy fuerte, ya notando la excitación, sin dejar de mirarle la concha a Agus. La chica se empezó a tocar la parte de adentro de los labios, embardunándose su dedito con la humedad vaginal. Le encantaba sentirse tan mojada. Al ver eso, el chico ya notaba que se acercaba el segundo orgasmo. —Ya viene hermanita… Agustina se incorporó, y se sentó al borde de la cama, al lado de Flor.
Martín se pajeaba fuerte, sintiendo como le temblaban mínimamente las piernas. —Abrí la boca Agus.. voy a acabar! —Dale… quiero que me des la leche pendejo! Agus abrió la boca y sacó la lengua afuera. Al escuchar eso, Martín se inclinó y se la metió en la boca a su hermana. Ella cerró su boquita, mientras el semen salía de la pija, con menos potencia, pero en buena cantidad, dentro de la boca de Agustina. Poco a poco iba saliendo la leche, mientras el chico suspiraba, con la pija metida en la boca de la diosa de Agustina.. que encima le pedía la leche! La chica disfrutó de la acabada, sintiéndole el gusto a la lechita caliente de su hermanito… que suerte que lo tenía! No se animaba a hacer algo así con su novio… incluso había chupado varias pijas, pero nunca se había tragado la leche. Ahora se tragaba la de su hermano casi todos los días, y le encantaba! Cuando terminó, Agus se sacó el pito duro y caliente de la boca, y se fue tragando el semen sin problemas. Mientras miraba a sus hermanos, se tragó toda la lechita, con la boca cerrada, comiéndoselo todo. —Gracias hermanito!—Dijo Agus limpiándose los labios, ya satisfecha por su ración de leche calentita y espesa. El muchacho ya no daba más… ahora sí estaba completamente relajado. Se quitó la malla por completo, y se fue a duchar… estaba todo sucio de leche y baba… Agustina se puso la bombacha, y las dos se fueron a almorzar con leche en el estómago. Llegaron a la cocina, se sentaron en la mesa, e iban a empezar a almorzar, mientras Martín se bañaba. —Qué hambre que tengo!—Dijo Florencia. —¿Si? —No desayuné nada.. sabés que si no desayuno me agarra mucha hambre! —...Jajajajaja.—Agustina soltó una carcajada. —¿Qué?!.. ¿Qué pasa tonta? —Nada… es que pensé en algo… —Decime!..¿En qué pensaste que te reíste tanto?—Preguntó Flor. —Nada.. no es nada boluda. —No!!, ahora me decís Agustina! —Jajaja… bueno.. es que cuando dijiste eso de que no desayunaste… te equivocas! Desayunamos una leche calentita! —…Jajajajaja. Sos asquerosa hermanita…aunque tenés razón. —Jajaja. —Y la leche estaba recién ordeñada!—Dijo Florcha. Ahí ambas estallaron a reírse… el chico escuchó las risas desde el baño… preguntó desde
ahí qué pasaba, pero ellas le dijeron que nada importante. —Bueno.. basta… demasiado chanchitas estuvimos hoy.—Dijo Agustina. Terminaron de almorzar, Florcha se fue de una amiga, y Agustina tenía que hacer unos trámites en el centro. Se vistió bien, remera + jean, y se llevó un paraguas, porque llovía bastante afuera. El chico se quedó solo en la casa, ahora relajado tras el baño, y contento con lo que había pasado con sus hermanas. Se puso a jugar a la consola un rato… Fue transcurriendo la tarde. De a ratos llovía, y de a ratos paraba. Empezó a llover muy fuerte, cuando Agustina regresó a casa del centro. El taxi la dejó en la vereda de casa, apenas bajo del coche, se mojó toda con el agua de lluvia y entró adentro. Se quitó las zapas todas mojadas, y dejó el paraguas a un costado en el garaje. Una vez que entró a la cocina, su hermano se la quedó mirando. —Justo hoy tenía que caer tanta agua!—Dijo la chica. Se empezó a pasar las manos y dedos por el pelo, acomodándoselo un poco, porque también estaba algo húmedo. Llevó un folio con papeles al living, y se sentó en el sillón, recostándose un poco. Martín estaba comiendo unas galletitas, estaba aburrido y se acercó hasta ella, se sentó al lado, en el sillón. —¿Quéres?—Le preguntó el chico a su hermana, convidándole del paquete. —Dame una hermanito. Mientras comían, la chica intentó prender el tele. Pero no encendía. Martín trató de encender la luz, y tampoco. —Ahh buenooo… que lindo! Ni luz hay… Más aburrida no puedo estar. Estaba la luz cortada, afuera llovía a cántaros, y estaban los dos sentados aburridos en el sillón del living. Pasaban los minutos… Martín la miraba.. le vió la tira de la bombacha blanca sobresaliendo abajo del jean… Se la siguió mirando, mientras pasaban los minutos… aunque no tenía ganas de más sexo ese día, se lo pidió por mero aburrimiento: —¿Me mostrás la bombacha Agus? La chica giró la cabeza, y lo miró. No le dijo nada, estaba tan aburrida que aceptó.
Se desabrochó el jean, y se lo fue bajando, era tan ajustado que costaba sacarlo… finalmente se lo quitó, y lo dejó tirado en el piso. Ahora la adolescente estaba con una remera, y en bombacha. Se sentó de lado en el sillón, para mostrarle de frente a su hermano. —No sabés como me calienta verte así boluda… Martín ya empezaba a sentir el calorcito del cuerpo otra vez… increíble. Agustina estaba con las dos piernas arriba del sillón, con las piernitas ligeramente abiertas, su hermanito podía verle la bombacha de frente, la zona del pubis y la conchita… se notaba ligeramente la rajita en la tela. Estuvo mirándosela así algunos minutos, mientras la chica estaba quieta… al muchacho se le volvió a parar la pija. —¿No querés verme la chocha?—Preguntó Agustina. —..Sí quiero!.. No te lo pedí porque por ahí te molesta… —No seas tonto… me encanta que me la mires!… pedímelo cuando quieras. Agus se agarró el costadito de la bombachita, y se la corrió a un lado. Se la dejó corridita a un costado, mientras ahora le mostraba la delicada concha a su hermanito. El chico se la miraba… Agustina abrió un poquito más las piernas, en esa pose se le veía la conchita más cerradita… los labios rosaditos sobresalían un poco, mientras se le notaba la humedad… La chica permaneció así quieta, disfrutando que su hermanito le mire la concha… corriéndose la bombacha para mostrársela. Estaban tan embobados, que escucharon el ruido de la puerta del garaje, y se asustaron. Se dieron cuenta que mamá había llegado del trabajo. Agustina se puso de pie como un rayo, se acomodó la bombacha y agarró el jean, subiéndoselo a toda velocidad. Mamá entró a la cocina, mientras Agustina se estaba abrochando el botón del jean. Saludaron a mamá y los dos se quedaron mirando sonriendo.. faltó poco para que los descubrieran! Luego de eso, Agustina se fue a duchar. Había sentido la bombacha mojada todo el día. Entre la chupada de pija que le dio la noche anterior a su hermano, la cogida que le dio el novio, el pete a la mañana sumado a que se tragó toda la leche, y la mostrada de concha que le dio a su hermanito recién… la bombachita blanca había quedado toda mojada. Se excitó tantas veces que esa pobre bombacha quedó llena de flujo vaginal.
La dejó tirada en el rincón y se metió a bañar. Cuando terminó de bañarse, se vistió, agarró la bombacha sucia y salió, pasó por el cuarto de su hermano. Abrió la puerta, y lo vió tirado en la cama. —¿La querés?..La dejé muy mojada!—Dijo Agustina, enseñándole la bombacha blanca, estirándola con sus manos. —Siiiii! La chica le tiró la bombacha, Martín la agarró al vuelo. Agus le guiñó el ojo a su hermano, y cerró la puerta. Inmediatamente el chico se bajó la malla, sacando su pija dura afuera. Abrió la bombachita y le encantó recordar ‘viejos amores’. Estaba toda mojadita y enchastrada con ese flujo brilloso y pegajoso… mejor imposible. Le sintió el olor a concha tan excitante… mientras se pajeaba. Cuando iba a terminar, se enrolló la bombachita de su hermana en la pija, y acabó, llenándola de leche. Se limpió las gotas de semen en todo el pito y los huevos pasándose la bombacha… Ya una vez limpito, se subió la malla y llevó esa bombachita toda sucia de leche y flujos, y la tiró directamente al lavarropas. Capítulo XVII: Freno …Unos días posteriores, Martín pasó la tarde en la casa de un amigo… siempre hablaban de cualquier tema, pero como era obvio, Martín no le dijo nada de lo que hasta ahora estaban siendo los mejores meses de su vida con sus hermanas. Disfrutaron de la piscina en otro gran día de sol y calor veraniego, más tarde el chico volvió a casa. Una vez que abrió la puerta del garaje y entró, se quedó en la cocina tomando una sprite helada. Al rato, Florcha llegó a casa. Entró a la cocina, saludó a su hermano con la mano y dejó las llaves en la mesa. Martín la miró…la chica llevaba el pelo con una colita, (cola de caballo). Se venía muy bonita con el pelo de esa forma. Se la notaba transpirada. Además, estaba vestida con un top bastante ajustado, se le moldeaban un poco las tetas en esa remera… y abajo traía la calza gris corta, que le llegaba a medio muslo, apretadísima y súper ajustada. Lo que se le marcaba el culo no tenía nombre. Y en los pies, unas zapas deportivas. Casi se muere… su hermana estaba tremenda. La chica se dio cuenta de que la miraba. —¿Qué mirás tanto hermanito? —…Que estás re linda!... ¿A dónde fuiste así? —A gimnasia tontito! Hacía bastante que no iba! —¿Y a qué lugar fuiste?
—A un gimnasio que me recomendó una amiga! ¿Por? —…¡¿Fuiste así vestida a un gimnasio?!.. ¿¿¿Pero había chicos también??? —Y sí, obvio que había chicos! ¿Por qué? ¿Tengo algo? —Que con esa calza se te re marca la cola! —…Y qué tiene? —¿¡¿Cómo qué tiene?!? Te habrán mirado todos los chicos!! —..Jajaja. ¿Estás celoso pendejo? —…No!… El chico caminó hasta ella, y se puso detrás de su hermana. Ahora le veía el enorme culo sobresaliendo en la calza… era demasiado apretada! Se le puso dura la pija al instante. —Se te marca mal la cola boluda!.. ¿Los chicos te la miraron? —Sí, algunos me re miraban! Ni disimulan jaja. —..Y qué más pasó? —Nada.. qué más va a pasar! El muchacho se sintió muy muy celoso… y además le afloró el sentimiento de hermano… de cuidarla y protegerla… un sentimiento que solo los hombres que tienen hermana pueden entender. Imaginarse que su hermanita salió así casi mostrando el culo, y que tantos chicos la podían mirar o intentar algo, lo pusieron en alerta. Se preocupó por ella. —…No tenés que ir así mostrando la cola Flor… —…¿Por? —Porque siempre hay alguno que… siempre va a haber alguno que se va a intentar aprovechar… —Ay no seas tonto! —En serio!.. Me vas a decir a mí… conozco a los hombres más que vos! Me da un poco de miedo que vayas así en calza! —Sé cuidarme sola hermanito!.. ¿Qué te da miedo? —…Que te vean la cola así en calza.. y que intenten chamuyarte… Martín, atrás de ella, le agarró el elástico de la calza de las caderas, y se la fue bajando, despacio, hasta bajársela a los muslos. Florcha se dejó, curiosa, pensando que tramaba su hermano. Ahora el muchacho le miraba la cola, con una bombachita blanca que se le metía entre las nalgas. —¿Eso te da miedo? ¿Qué intenten chamuyarme?—Preguntó Florcha. Martín movió su mano, y se la apoyó en el cachete de la cola, con la palma abierta, sintiendo la piel calentita… —Sí.. y me da miedo que intenten tocarte la cola… Le fue pasando la mano por los cachetes, acariciándole toda la cola a su hermana.
—No soy puta hermanito… no me voy a dejar tocar la cola por cualquiera!—Dijo Florencia. —Ya sé.. pero nunca se sabe! Te lo digo por las dudas.. La desconfianza de su hermano molestó un poco a Florencia. —¿No confiás en mí? Acordate que todavía soy virgen!.. ¿Y que tiene si alguna vez dejo que me toquen la cola? —…Si ven que te dejás, van a intentar cogerte Flor… El chico se desató el cordón de la malla rápido, y se sacó la pija parada afuera. Se acercó más a ella, le corrió la bombachita ligeramente con dos dedos, y le metió el pito entre las nalgas, empujando más adentro hasta rozarle el glande en la entrada del culo. Florcha la sintió re dura en la entradita de la cola y cerró los ojos, disfrutándolo… Martín se despegó un poco de ella, sacando la pija de ahí, quedó rebotando y apuntando al culo. Le agarró el elástico de la bombacha con las dos manos a los lados en las caderas, y se la empezó a bajar. Iba viendo como la tela se ‘despegaba’ de la cola de Florcha, se la bajó hasta los muslos, dejándosela ahí con la calza. Ahora el chico llevó su mano ahí abajo, Florcha abrió sus piernas un poco, la mano del chico le rozó entre los muslos, y le apoyó un par de dedos en los labios de la concha, sintiéndolos ligeramente húmedos y también sintió tocar algunos pelitos. —¿Estás excitada o transpirada?—Preguntó el muchacho. —Las dos cosas hermanito! —¿Por qué te excitaste Flor? —Que te importa!—Dijo Florcha sonriendo. —¿Te mojaste porque te miraban la cola en el gimnasio? —…Puede ser!…—Dijo Florencia, lo que era un sí rotundo. Martín seguía pasándole la yema de los dedos por toda la conchita a su hermana, por los labios húmedos. —¿Te gusta que los chicos te la miren? —Siii… me gusta mucho que me miren la cola! El adolescente sacó la mano de la concha, y con ambas manos, le agarró los cachetes y le abrió bien el culo a su hermana. Podía verle el agujerito bien cerrado, y más abajo los labios vaginales separados por una rajita. Tener a su hermana con una cola en el pelo, excitada, y con el culo abierto… era mucho para el chico. Le brotaba líquido pre seminal. Llevó un par de dedos a su boca, se puso saliva, y se los pasó por la entradita de la cola a su hermana. Una vez hecho eso, le abrió otra vez bien los cachetes con las dos manos, viéndole todo, dio unos pasitos hacia delante y apuntó el pito al agujerito, esta vez el glande se humedeció con la babita que le había puesto, mientras se la punteaba
en la cola. Florcha al sentir todos esos estímulos, se dejó hacer… ya venía algo excitadita del gimnasio, y ahora estaba empezando a volar de calentura. Cómo Martín le abría los cachetes del culo, y ella estaba con las piernitas un poco abiertas, sumado a la babita que le puso… el chico notó como cada vez el agujerito de la cola se le abría mínimamente… sólo en vez de estar completamente cerrado, en algunos momentos notaba como se le abría un poquito ligeramente. Le clavó la pija en la entradita, y empujó bastante, haciendo presión sobre el culo de su hermana. —Ayy pará hermanito.. me la vas a meter! —No te la meto Flor!... —Bueno, pero no empujes tanto que me duele un poco! El chico dejó de empujar tan fuerte, pero se la seguía apoyando en la cola, haciendo disfrutar a su hermanita. Cada vez que la cabecita hinchada del pito chocaba contra el culito de Florcha, los dos emitían leves gemiditos. —Ahhhmmmm…basta nene… —…No te gusta? —Sí.. me encanta.. pero ya va a venir mami… Martín obedeció y se separó un poquito. —Voy a acabar hermanita… querés la leche en la cola? —Siii! Se empezó a pajear rápido, sintiendo el orgasmo, apuntando con su pija a la cola de su hermana, mientras la lechita saltaba y chocaba contra los cachetes del culo de Florcha, uno tras otro. Se apretó el tronco tratando de sacar hasta la última gota, se la refregó por el orto a su hermana, y se la sacudió ahí, mientras Florcha sentía el semen calentito en su cola. Ella se lo tocó con los dedos, mientras el chico miraba, ya relajado. —Bueno pendejito, me voy a bañar! Florcha sin decir más nada, salió caminando hasta el baño así, con la calza y la bombacha en los muslos, y con la cola llena de leche. Ya en la bañera, Florencia se limpió toda y se masturbó deliciosamente… :::::: Luego de un par de días en los que no pasó demasiado, ya se acercaba el año nuevo. Esa tarde del último día del año, Martín se despertó, luego de tomar una siesta.
Mamá le dijo que iban a pasar la noche de año nuevo en la casa de una tía, así que el chico se bañó y se vistió para la ocasión. Luego de él, se dieron un baño sus hermanas. Ya era la tardecita, Agustina se estaba maquillando en el espejo baño, porque iba a pasar la noche con sus amigas, mientras que Martín, Florencia y mamá iban a ir de una de las tías. Estaba el adolescente, junto a su hermana menor y a su madre en el living, pasando canales en la tv para que corra el tiempo y se haga la hora de ir. Se aburrió se esperar, y se levantó del sillón, yendo hasta su pieza. Caminó por la cocina y por el pasillo, pero antes de llegar a su pieza, cruzó por el baño y vió la puerta un poco abierta, y la luz encendida, obviamente estaba Agustina. El chico miró a través del espejo, viendo como su hermana terminaba de pintarse los labios, y dejaba el lápiz labial por ahí. Le dio curiosidad, y sin pensarlo demasiado, fue hasta la puerta del baño, y la abrió, entrando adentro. Cerró bien la puerta. Lo primero que observó fue a su hermana con el jean bajado en los tobillos, y bajándose la bombacha, mientras se sentaba en el inodoro. —¡¿Qué hacés?!—Preguntó Agustina, ya sentada. —Nada… estoy aburrido. —…Voy a mear por si no te diste cuenta hermanito! A Martín no le importó demasiado, se acercó hasta ella, parándose en frente, y se desabrochó el jean. Como ella estaba sentadita en el inodoro, y él estaba de pie en frente, el pito le quedaba a la altura de la cara de Agustina. Se agarró la pija, ya paradita, poniéndosela en la cara a su hermana. —¿Me hacés un pete Agus? La chica se lo quedó mirando, sorprendida. —¿Dónde están mamá y Flor?—Preguntó Agustina. —En el living… —Entonces salí de acá idiota!!!! Mamá nos puede llegar a descubrir!!!!!!! —Tranquila! Si no estamos haciendo ruido… aparte está viendo la tele! —Pero igual tonto!! El chico no le hizo caso, se quedó mirando a su hermana, tenía los ojos delineados y los labios pintados otra vez de un rojo fuerte. Se acercó más, se bajó la piel y le puso el glande casi en los labios. —Abrí la boca hermanita… chupame la pija un minuto…
—Noo!!!!!!! Nos van a ver pendejo! Martín le puso la pija en los labios. Agustina los cerró más, haciendo fuerza para que no se la meta en la boca, mientras se le escapaba la risa. El chico siguió jugando, pasándole el glande por los labios. —Ay pará hermanito!.. Me vas a correr el labial. —Entonces abrí la boca! Quiero que me la chupes… —Pero…ahmmmm!!!! Apenas Agustina abrió la boca para decir un pero, el chico empujó y se la metió entre los labios, apenas. La chica se quejó un poco, pero Martín dio un pasito hacia delante y se la metió hasta la mitad en la boca. Ahí ya Agus se dejó y no opuso resistencia. Agustina lo miró a su hermano con los ojos abiertos, mientras ya tenía media pija en la boca. —No te quejes tonta!—Dijo Martín sonriendo. Ella hizo ruido con la boca llena de pija, tratando de quejarse un poco. —Si te encanta hacer petes hermanita!… La chica cerró los labios y se la empezó a chupar, tratando de hacerlo acabar rápido para que mamá no los descubra. Mientras se la chupaba, Agustina aún sentada en el inodoro, con el jean en los tobillos y la bombacha en los muslos, comenzó a mear. Se escuchaba el ruido del chorrito de meada mientras se la estaba chupando a su hermano. La adolescente llevó una de sus manos a los huevos de su hermano, y se los acarició… Martín se excitó muchísimo, encima los podían descubrir. Mientras su hermana mayor meaba y le acariciaba los huevos, se la estaba chupando en el baño, con mamá y su otra hermana en el living. La chica terminó de mear, sacó la mano de las bolas de su hermanito, y aún con el pito entero metido en la boca, cortó algo de papel y se limpió la conchita. Martín no aguantaba más… lo calentaba muchísimo que su hermana sea tan puta. Le miró el escote en la remera… se le veían muy bien desde esa pose, de arriba. Llevó una mano hacia abajo, y le agarró una teta por encima de la remera y el corpiño. No le cabía en la mano entera ni de milagro. —Qué hermosas tetas que tenés Agus… mmmmhhhhhhh La chica, se sacó la pija de la boca y le habló:
—¿Para vos tengo buenas tetas?—Le preguntó mirándolo a los ojos con clara intención de calentarlo y hacerlo acabar. —Siiii… tenés unas tetas re grandes hermanita… dios.. quiero llenártelas de leche… ¿puedo? —No!... Me vas a ensuciar entera, y ya estoy arreglada para irme! —Ufaaa… ¿entonces te puedo echar la lechita en la boca? —Mmmm…no sé… —Daleeee… te acabo toda adentro de la boquita… así te la tragás… —…Ok pendejo!.. Pero no me vayas a ensuciar algo!.. Vos dejame el pito quieto adentro de la boca, así me trago toda la leche y no se me cae a la cara o a la ropa, ¿entendiste? —Siii. —Bueno, apurate porque van a sospechar!.. Agus se volvió a meter ella sola el pito en la boca, se la chupó se arriba abajo apretando los labios rojos contra el tronco, succionando todo y llenándola de babita tibia. Martín no soportó más, hizo caso, y cuando empezó a acabar, se quedó quieto, con la pija metida hasta la mitad en la boca de su hermana mayor. La chica cerró los labios mientras recibía el semen calentito en su boquita, derramándosele en la lengua, sintiendo los espasmos de la verga dura de su hermano. Los dos estaban en silencio, el chico cerró los ojos ante tanto placer. Por último, Agus, aún con la boca llena de pija, comenzó a tragarse de a poco la lechita. Fue sacándose el pito lentamente, chupando los restos de semen y baba que le quedaban, hasta sacarlo por completo de su húmeda boca. Ya una vez así, se tragó toda la leche de una. Cerró los labios, ya excitada por haber chupado pija y haber tragado leche… A pesar de que su hermana le había dejado la pija limpia chupándosela, le había quedado algo de babita, y se secó con una toalla. Se la guardó y se abrochó el jean. —¿Tengo algo?.. ¿Estoy limpia?—Pregunto Agustina. —…No… no tenés nada!!! ¿Ya te la tragaste toda? —Sí… estaba rica!—Dijo Agus sonriendo. La chica se puso de pie, Martín le miró el pubis depiladito y el comienzo de la chocha, ella enseguida se subió la bombachita y el jean. El muchacho abrió la puerta del baño, observó desde allí que el tele del living estaba prendido, así que estaba todo en orden. Salió él primero del baño, y unos segundos después su hermana, mientras se reían entre ellos. Ya minutos más tarde, Agustina se fue con sus amigas, mientras que mamá, Florcha y Martín, salieron para ir a comer de la tía, con algunos parientes nuevamente. Una vez que llegaron, saludaron a todos los familiares, mientras la tía les ofrecía que
tomen asiento y se vayan preparando para comer el asado. Obviamente, Florencia y su hermano se sentaron juntos… Esperaron hasta que estuviera la comida. Una vez se sirvieron todos en la mesa, cenaron mientras pasaban los minutos y ya se empezaban a escuchar los primeros fuegos artificiales de la noche. Terminaron el asado –estaba increíble— y luego trajeron algunos postres… Martín aceptó, Florcha dijo que ya estaba llena. Mientras todos estaban degustando las tortas de chocolate, Florencia ya estaba bastante aburrida. Pensaba en cualquier tontería, hasta que terminó pensando en cosas chanchas… Mientras se calentaba en su mente, pensando en todo tipo de chanchadas con su hermanito… se le fue poniendo húmeda la chocha. Quería que su hermanito le meta la mano en la entrepierna, pero no se animaba a pedírselo! El chico, se sacó la cuchara de la boca, y miró a su hermana. Se extrañó por cómo lo miraba. Conocía esa cara… Florcha aprovechó la ocasión, y con una muy voz baja, para que nadie alrededor en la mesa escuche, se le acercó un poco al oído: —¿Querés tocarme?..Estoy excitada. Martín casi se atraganta con la torta. Claro que iba a querer. Su hermana le sonrió. El adolescente dejó por un momento la torta, y metió su mano izquierda abajo del mantel. Luego, se la empezó a subir por las piernas y los muslos a Florcha. Agradecía que su hermana estaba con una falda corta. Le metió la mano entre las piernas, Florencia trataba de no morderse los labios, porque ya estaba muy caliente, y ella abrió un poco sus piernas para que su hermanito le haga lo que se le antojara ahí. Mientras miraba a la nada y se hacía el que escuchaba la conversación de sus familiares en la mesa, Martín hundió su mano tocándole todo el interior de los muslos, y luego estiró sus dedos hasta llegar a tocar la bombacha de su hermana. Florcha lo sintió y se estremeció por dentro. La chica abrió aún más sus piernas, al otro lado no tenía a nadie, era la última de la mesa, así que no había mayores problemas. Sólo deseaba ser toqueteada por su hermano… se estaba mojando mucho. Martín jugaba con sus dedos sobre la conchita de Florcha, encima de la bombacha, acariciando la tela, sintiendo la rajita en el medio… impresionante. Se le puso el pito como un cohete!
Disimulaba todo lo que podía, no hacía ningún movimiento brusco con su brazo, para no levantar sospechas. Se re sorprendió, cuando, de pronto, sintió algo en su pantalón. Enseguida se percató de que su hermana le estaba sobando la verga por encima del jean! Esto sí que era una sorpresa! Florcha hizo lo mismo, abrió la palma de su mano y se la apoyó en la pija, y se la agarró un poco, acariciándola entera, por encima del pantalón. La chica estaba descontrolada… y ahora el muchacho también. Mientras los dos disimulaban mirando a sus parientes en la mesa, se estaban tocando mutuamente debajo del mantel. Martín se enloqueció, pero la procesión iba por dentro. Subió un poquito su mano, y se la metió adentro de la bombacha. Apenas lo hizo, sin querer le rozó el clítoris a su hermana. —Ahh.—Gimió Florcha, en voz baja. Al muchacho, sentir ese gemidito tan excitante de su hermana, lo puso a mil. Tenía la mano adentro de la bombachita de Florcha, en el pubis…sentía tocar todos los pelos de su hermana, le parecía terriblemente caliente tocarle ahí y sentir tantos pelos en la concha. Florencia ya casi no podía más… estaba cerca del clímax. Ya tenía la conchita muy jugosa, sentir los inexpertos y juguetones dedos de su hermanito en su pubis, en sus pelos, en su entrepierna… y ella sentir la pija parada en su mano, era mucho placer. Volvió a acercarse al oído de su hermano, para hablarle en voz baja: —Voy al baño pendejo… tengo que acabar… Martín se calentó muchísimo. Pero se le ocurrió una idea. —Esperame en el baño Flor… no te toques todavía. Florcha lo entendió enseguida, y se puso contenta. Dijo en voz alta: —Paso al baño tía. —Sí querida, pasa nomás.—Le respondió. Martín sacó la mano de la bombacha de su hermana, y la chica se puso de pie, con la concha mojada, y caminó hasta el living de la casa, fue hasta el baño y cerró la puerta. Se quedó parada, esperando, con muchísimas ganas de tocarse el clítoris y acabar toda. Martín esperó unos segundos para no levantar sospechas, y para que se le baje aunque sea un poco la erección, y que cuando se ponga de pie, nadie lo note. Pasados uno o dos minutos, el chico se terminó la porción de torta, y se paró.
—Voy afuera un ratito. —Bueno nene. ¿Vas a tomar un poco de aire?—Preguntó una de las tías. —Sí… —Hacés bien querido, hace un poco de calor acá adentro! Martín se fue por el living, llegó hasta la puerta del baño, y la abrió. Cerró la puerta, y se encontró con su hermana, allí en el baño de la casa de la tía. Inmediatamente, sin decir nada, los dos se miraron y el chico se desabrochó el jean y sacó su pija durísima afuera. —Mmmm… cómo me gusta tu pito hermanito… Florcha se agachó, le agarró la pija, la peló y se la empezó a chupar! —Ahhh dios!—Resopló el chico. Florcha se la estaba chupando agachada, mientras llevó una mano a su entrepierna, se la metió adentro de la bombacha y se masturbaba el clítoris mientras chupaba pija. —Ay Flor… ahhh Flor!.. me vas a hacer acabar!!! Florencia se pajeó con rapidez, sintiendo el inminente orgasmo. —Uhhhhhhhhhhhhh La chica gimió con un tono algo alto, pero ni le importó que la puedan escuchar, estaba demasiado caliente, mientras tenía la boca llena de pija y estaba acabando, sintiendo como algunas gotas de su concha se caían al suelo! —Mmmmmmhhhhmmmmm—Gimió Florcha haciendo ruido con la pija en la boca, temblando. Permaneció así, ahora quieta, mientras terminaba su orgasmo… había sido épico! Se la sacó despacito de la boca… miró a su hermano, y se le escapó una risita. Pero estaba lejos de relajarse. Un solo orgasmo era poco. Seguía igual de caliente. Se puso de pie, ambos miraron al suelo, notando algunas gotas, producto de la acabada de Florcha… La chica agarró una toalla color rojo oscuro que había ahí, se arrodilló en el suelo, y limpió lo que su sucia conchita virgen había dejado en el piso. Luego ya sí, se paró, y dejó la toalla a un costado. Martín le habló: —Date vuelta hermanita… ¿puedo jugar en tu cola? —Mmm.. ¿con tu pito querés jugar? —Siii.. dios!
Inmediatamente, Florencia se dio la vuelta, quedando de espalda a su hermano. La chica se apoyó con las manos en la fuente de la canilla del baño, mientras se inclinaba, levantando la cola para su hermanito. El chico se acercó bien detrás de ella, le levantó la falda para verle el culo… se le metía toda la bombachita adentro, era increíble ese orto descomunal. Le corrió la bombacha levemente a un costado, y le metió la pija entre las nalgas, hasta llegar a toparse con el agujerito de la cola. —Ayyyy…. Ahhhhhh—Gimió Florencia. —Shhh… nos van a escuchar zorrita!… —Mmmm.. ¿Por qué me decís zorrita pendejo? —Porque estoy muy caliente!... Y porque sos una zorrita hermosa hermanita. —Ahhhhhhyyyyyyyyyy… Martín se la sacó un minuto de la cola, porque estaba por terminar, y quería alargar ese momento al máximo. Estaban al límite de la calentura. Mientras descansaba unos segundos, y la miraba… —Bajate un poquito la bombacha Flor… quiero mirarte la concha… Florcha aceptó gustosa, así parada e inclinadita, se agarró la bombachita y se la bajó apenas hasta donde comenzaban sus muslos. —Abrite la cola hermanita.. abritela toda y mostrame. La chica llevó sus manos a ambos cachetes de la cola, y se la abrió bien, para mostrarle todo a su hermano menor. El chico ahora le veía bien el agujerito del culo, bien cerradito, y abajo la conchita toda mojada, se le notaban los labios súper húmedos e hinchaditos. Casi se muere con esa visión…no podía creer como algo podía ser tan perfecto. Era afortunado de vivir eso. Florencia, mientras se abría toda la cola para su hermano, se le estaba chorreando toda la concha, sintiéndose tan puta. Ya sentía como el flujo se le caía por los muslos, esa acción de abrirse la cola mostrándole el agujero a su hermanito, la hizo sentir tan chancha, que su conchita pedía a gritos que se la cojan toda. Martín se acercó, y con Florcha aún manteniendo su ojete abierto, el chico le puso baba a su dedo y se lo pasó por todo el agujero del culo… la chica se moría de placer. El adolescente estaba a punto de acabar, mientras le pasaba el dedo por el culo a su propia hermana! Los dos se olvidaron por completo que estaban en el baño de la tía, y que los podían descubrir. Luego, le metió la pija ahí, y se la apoyó en la entradita, llenándose de babita la punta
del pito. Le daba puntadas en la cola, empujando… —Uhhh Flor… tu cola se te abre un poquito cuando te apoyo la pija… —Ahhhhiii… ¿se me abre la cola? —Siii… se te abre un poco… mmm.. dios hermanita… quiero cogerte… —Mmmm… te juro que si no fueras mi hermano… te pediría que me cojas! —Ahhhh…dejarías de ser virgen en el baño de la tía??.. O me pedirías que te la meta en la cola??? —Mmmmmhhhh… dejaría que me la metas por donde vos quieras! —Uffff Flor!... no aguanto más… si sigo jugando, tu cola se va a abrir y te la voy a meter adentro… —Yo también estoy por acabar otra vez pendejo! Florencia se tocó el clítoris otra vez, sintiendo el pito caliente de su hermanito jugando en su cola, que amenazaba con abrirse en cualquier momento. Martín no soportaba más, sacó la pija del culo, y como último placer, se la llevó a la concha. Le apoyó la cabecita hinchada de su pija en el medio de la conchita a su hermana, se asustó porque se deslizó un poco y casi se la mete adentro de la chocha! Había estado cerca, un poco más y se la hubiera enterrado… sintió toda la humedad de la concha de Florcha en su pito, y ese fue el final. Empezó a descargar semen y más semen, mientras suspiraba, se la dejó ahí, la leche saltaba y se estrellaba contra los labios de la concha de su hermana!! Florencia cuando sintió los chorros de leche caliente en su chocha, mientras se tocaba el clítoris, se vino en su segundo orgasmo, gimiendo como una perrita, tratando de no hacer ruido. —Uhhhhmmmmm Martín continuó echando leche sobre la conchita de su hermana… por dios! Se la llenó de leche calentita. De pronto, dejó de salir leche, mientras Florencia dejaba de temblar… los dos habían acabado. El chico se la sacudió, golpeando su pija en uno de los gordos cachetes de la cola de su hermana. Sin decir nada, Florcha sentía como la lechita le cubría la concha por completo, además de sentir también semen en los cachetes de la cola… el muchacho se relajo por completo, guardándose el pene en el pantalón. —Alcanzame la toalla pendejo… uff… me quiero limpiar. El chico la agarró, pero esa toalla era roja oscura. Si se limpiaba el semen, se iba notar. —Flor… pero se va a notar la leche en la toalla… ¿la usas igual? —…Vos decís que alguien se puede dar cuenta?... —No sé… capaz.
Ahora ya relajada, a Florcha le entró el miedo a ser descubiertos. Por precaución, no usó la toalla, simplemente se subió la bombacha y se quedó así, con la concha llena de leche. La tela de la bombacha se le ensució por completo, y la adolescente sentía toda la concha calentita y pegoteada. —Que sucia que estoy! —No es para tanto hermanita… en un rato ya vamos a casa. —Sí, vos porque ahora no tenés que andar con la concha llena de semen!!—Dijo Florcha. Se rieron. —Dios! Nos tardamos un mundo… van a pensar que estoy descompuesta! Fijate si viene alguien nene. Martín abrió la puerta ligeramente, no vió a nadie cerca, y salió… se fue directo a la mesa nuevamente. Se sentó, y estaban todos, al parecer nadie sospechó nada. Florencia, se quedó mirándose al espejo, arreglándose un poco el pelo, acomodándose la falda, y salió del baño, caminó con la leche en la concha, sintiéndose toda sucia y pegoteada… con la bombacha tratando de que no se le caiga el semen por los muslos… a cada paso, sentía todo el enchastre que tenía entre las piernas. Así se sentó en la mesa, al lado de su hermano, sin decir nada. Le incomodaba sentir la chocha tan sucia, rogaba que el tiempo pase rápido. Poco después, al fin llegó la medianoche, se festejó un poco el año nuevo, y la familia volvió a su casa. La chica lo primero que hizo fue pasar por el baño. Se sacó la falda, se sacó la bombacha. Agarró una toalla, la humedeció y se limpió toda la concha, sacándose ese semen pegajoso y húmedo… Una vez hecho eso, tiró la prenda llena de semen y flujo vaginal al lavarropas, y se fue a dormir desnudita. Agustina había estado toda la noche de joda… llegó un poco pasada de alcohol a casa, cerca del amanecer. Ya de día, en la mañana la primera en levantarse fue Florcha. Se vistió con ropa cómoda de verano y ayudó en la cocina a su madre con algunas cosas. —Me voy a hacer unos mandados hija.. ¿te ocupas de cocinar hoy? —Si mamá. Mientras mamá salió un rato a comprar algunas cosas, Florcha se quedó cocinando. Mientras lo hacía, pensaba y recordaba lo excitante que había sido la noche anterior… y quería más. Se había quedado con ganas de chupársela más tiempo anoche. Le encantó sentirla adentro de la boca. Ya cerca del mediodía, fue a despertar a su hermano. Entró a su pieza, prendió la luz y le habló: —Si querés comer algo.. ya está la comida! El chico se levantó en cuero, con una malla solamente, y fue hasta la cocina.
—Buen día Flor… —Hola pendejo! La chica se acercó hasta él, y le dio un beso en el cachete. Inmediatamente, se agachó sobre él, y le acarició la pija por encima de la malla. Desde allí abajo, lo miró a los ojos. —¿Te puedo hacer un pete hermanito? Martín, aún medio dormido, creía que estaba soñando. Pero era la realidad. —¿Co… cómo? —Si puedo chuparte el pito! Es que me dieron muchas ganas! —.. En… en serio me la querés chupar? —Sí!.. ¿Me vas a dejar o no? —Sii… si te dejo hermanita! Florcha se puso contenta, y enseguida le desató el cordón de la malla, y ella misma le sacó la pija afuera a su hermano. Cada vez que se la veía o que la tenía en frente, no podía evitar repetirse en su mente lo linda que era la pija parada de su hermanito. La agarró con una mano, y se la metió en la boca, comenzando la mamada. Martín miraba como su hermana se la chupaba agachada en la cocina, metiéndose el pito casi todo en la boca, y saliendo, succionando el tronco con los labios, y poniéndole mucha babita… Florencia, que aprendió de su hermana, se sujetaba con las manos en las piernas del chico, mientras se tragaba la pija y le encantaba. La saboreaba lentamente, sintiéndola dura y palpitante en su lengua… Lo peor era que no podía contarle nada a sus amigas, que siempre la cargaban con su poca experiencia sexual. Le gustaría contarle a sus amigas que le encanta petear y tragarse la leche como una putita… Le daba algunas lamidas en el glande… eso era mortal para el adolescente. Cuando sintió que iba a terminar, Martín se separó de ella y se la sacó de la boca. Quedaron colgando hilitos de baba entre los labios de Florcha y la pija de su hermano. —¿Ya vas a acabar hermanito? —Si!.. Me pone a mil que me la chupes boluda… igual puedo darte la leche varias veces seguidas! —Estaba jodiendo tontito! El chico, trató de descansar un momento, se agarró el tronco de la pija con un par de dedos, y se lo puso recto, apuntando al techo, para mostrarle los huevos a su hermanita. —…¿Te gustan?—Preguntó el chico.
—..Sí…se te ven re grandes las bolas hermanito! —¿Te animás a pasarles la lengua? Florcha sonrió, y se acercó aún más, sacó la lengua afuera y le lamió los huevos a su hermano. Una vez, y luego otra vez, le fue pasando toda la lengua llena de babita a lo largo de las bolas, como si fuera una nena lamiendo un helado. —Me las podés chupar cuando quieras Flor… Luego de eso, Florcha le agarró la pija, y se la volvió a meter adentro de la boca. Se la chupó fuerte y rápido, mientras el orgasmo era inminente. —Ahhhhhhhhh…¿querés la leche en la boca hermanita?..¿vas a ser buena y te la vas a tragar toda? Florcha, con la boca llena de pija, hizo el ruido y el gesto de ‘sí’. El adolescente ya estaba muy caliente…suspiraba. Florcha se sacó el pito de la boca para acomodarse, pero inmediatamente llegó el orgasmo. El primer chorro de leche le cayó en los labios, el segundo y el tercero al costado de la nariz, cerca del cachete. Martín mientras cerraba los ojos disfrutando del orgasmo, volvió a sentir la húmeda y caliente boca de su hermana menor, que se la metió de nuevo, y se la estaba chupando mientras le echaba toda la acabada adentro… Una vez que terminó, abrió los ojos y se miraron los dos… Florencia se rió porque sentía la leche en la cara… Chupó y se tomó toda la leche de su hermano, mientras le daba las últimas lamidas al tronco, tragándose la acabada. —¿Qué te paso?—Preguntó el chico sonriendo. —No sabía que justo en ese momento ibas a terminar!... Me quedó tu leche en la cara. —Sí… te ves re graciosa, jajaja. —Jajaja. Florencia le guardó ella misma la pija adentro de la malla a su hermanito, agarrándola con delicadeza, y luego su puso de pie… fue hasta el baño, y humedeció un par de toallitas para la piel. Se miró al espejo, viéndose semen en la cara… se rió sola pensando en lo puta que se había convertido. Hacía unos meses nunca había visto una pija, y ahora ya tragaba leche y hasta le acababan en la cara. Se pasó la toallita por toda la cara, limpiándose los restos de leche. Luego de eso, almorzaron con su hermano y su madre, de lo más normal. Más tarde, fue a su pieza, donde se encontró con Agustina ya despierta, aún acostada en la cama. Se miraron, y Florencia le sonrió. Agustina, que ya la conocía de memoria, sabía que
algo había hecho. —Contame ya! Allí en su habitación, Florcha se sentó en la cama de su hermana, poniéndose al lado de Agus. Le contó todos los detalles de lo que había sucedido la noche anterior, y por supuesto, de lo que había pasado en la mañana, antes de comer. Mientras se lo contaba, las dos se iban calentando. —Qué pendeja atrevida!.. En el baño de la tía!—Dijo Agustina. —No sabés como me puso Agus!... —Me imagino… y ahora contándomelo me hiciste calentar a mí. —Jajaja…yo también me volví a excitar! Florcha le empezó a acariciar las piernas a su hermana… subiéndoselas hasta los muslos. Le rozó los dedos en el pubis, encima de la tanga. —¿De qué tenés ganitas?—Preguntó Florcha. —…Mmm.. de verle el pito a nuestro hermanito… Florencia se detuvo ahí, y le empezó a acariciar la conchita a su hermana por encima de la tanga. —A mí me dan muchas ganas de que me lo meta…¿a vos?—Florcha. —También… que lástima que sea nuestro hermano… sino, dejaría que me coja todos los días…—Respondió Agustina. Agus también acariciaba a su hermana, pasándole la yema de los dedos por las tetas y el corpiño. —¿Sabés de que tengo muchas ganas ahora?—Agustina. —¿De qué? —…De tomar la leche. —…¿Y si vamos a tomar la leche?—Le preguntó Flor. —Dale..! Las dos se sonrieron, y se levantaron de la cama. Ambas estaban en ropa interior, abrieron la puerta de la habitación, y salieron para el living. Mamá estaba durmiendo la siesta, así que debían ser cuidadosas con no hacer ruido. Caminaron juntas, y en el living estaba el chico, sentado en el sillón hablando con un amigo por el ipod. Inmediatamente las vió a sus hermanas en corpiño y tanga, Agus con un conjunto negro, y Florencia de blanco. Dejó el ipod a un costado, para centrarse en ellas. —Hermanito… necesitamos algo!—Dijo Florcha. —…Ok.. ¿Qué pasa? —¿Podés darnos la leche?—Preguntó Agustina.
El chico no dijo nada. Se le aceleraron las pulsaciones, se puso de pie y se bajó la malla. Tenía el pene algo blando, sus hermanas se agacharon las dos en frente de él, y se la empezaron a tocar entre las dos! Las veía desde arriba, les veía los escotes provocados por los corpiños… y ellas dos masajeándole la pija con los dedos para ponérsela dura. Algo que lograron en pocos segundos. Se sonreían entre ellas mientras lo hacían. Ya con la pija parada, Agus fue la primera en metérsela lentamente en la boca y chuparla.. tras un par de chupadas, se la sacó e hizo lo propio Florencia. Compartían el pito de su hermano, chupándolo y comiendo un rato cada una, pasándole la lengua entre las dos, ante la mirada del chico que estaba resoplando ante semejante placer… Trataban de no hacer ruido, porque estaban en el living, y mamá durmiendo la siesta en la habitación. Agus se la agarró del tronco con los dedos, y lo empezó a pajear, subiéndole y bajándole la piel del prepucio, escondiendo y descubriendo el glande a cada movimiento. Era mucho.. verle las caras de putas a las dos chupándole la pija era demasiado. —Queremos tomar la leche pendejo!—Dijo Agustina. El muchacho se agarró la pija con la mano entera, y ya notando el inminente orgasmo, se empezó a pajear fuerte, la baba que sus hermanas le habían dejado en toda la pija era un excelente lubricante. Por su parte, Agustina y Florencia abrieron ambas la boca y sacaron la lengua afuera, esperando como perritas sedientas la leche caliente de su hermanito menor. Al ver eso, el muchacho explotó. Mientras se pajeaba, apuntó el pito a la boca y la lengua de Agus, comenzó a salir el semen… los primeros chorros, cayeron en la lengua de su hermana mayor, y algunos iban a parar adentro de la boca, enseguida Martín se movió ligeramente y le puso la pija en la boca a Florcha, dándole leche espesa a ella también, acabándole en los labios y adentro de la boca. Ya dejando caer las últimas gotas de esperma, dándole un poco a cada una, se la sacudió en la boca de Agus, ella misma le dio una lamida en la punta de la pija. Ambas se miraron y cerraron la boca, mientras saboreaban la acabada de su hermano. Se tragaron la leche juntas, y luego Florcha se pasó la lengua por los labios, porque le había quedado un poco de semen ahí, y se lo comió todo. Las chicas se sonrieron y se pusieron de pie, mientras Martín caía rendido en el sillón, agotadísimo. —Muchas gracias hermanito!!!... ¿Te pasa algo?—Dijo Agustina, viéndolo a su hermano con los ojos casi entrecerrados. —No… nada más estoy muy cansado…
—¿Querés que te traiga algo? —…Agua! Por favor… Agustina fue hasta la cocina, miró por el pasillo y vió que mamá debía seguir durmiendo, así que abrió la heladera, agarró la botella de agua, y volvió al living. Se la dio, y el chico empezó a beber un poco. —Qué bueno que tenías leche para las dos, pendejo! ¿Querés algún regalo por lo que hiciste por nosotras?—Dijo Agustina sonriendo. —…Mmm… qué les puedo pedir… Martín dejó la botella a un costado en el sillón, y aunque estaba agotado ya de sexo, no pudo resistirse. —¿Puedo pedir que me muestren la concha las dos juntas? —¿Ahora? —Sii. —¿Vos que decís, Flor?.. —Quiero mostrársela!.. Pero rápido por si se despierta mami. —Ok!.. ¿nos querés ver de frente o de atrás? —De atrás! Las dos chicas se dieron vuelta, paradas una al lado de la otra. Se le inclinaron un poco, y ambas se fueron bajando las tangas despacito, hasta los muslos. Martín, sentado en el sillón, podía verles la cola y la concha debajo asomando a ambas… poco a poco, increíblemente se le fue endureciendo el miembro otra vez… Mientras sus dos hermanas le mostraban la concha, el chico se las miraba con atención. La de Agustina estaba ligeramente más abierta y rosada, la de Florcha, estaba bien cerradita, asomando debajo de ese enorme y hermoso ojete. Al muchacho se le re paró la pija, ya la tenía completamente erecta, pero notaba que esta vez le dolía mucho. Había sido demasiada actividad ya en el último tiempo… casi tenía la pija más tiempo parada que normal. Después de unos minutos, las chicas se subieron la tanga y se voltearon. —Parece que te gustó el regalo!—Dijo Agustina, mirándole la pija parada. La chica al ver ese miembro tan duro, quiso disfrutarlo más. Se volvió a poner de espaldas a él, se le acercó, y se sentó encima de su hermano. Agustina se sentó encima de la pija dura de su hermanito! Ahora la chica tenía el pito haciendo contacto con la tela de su tanga, en la zona de la conchita… apoyó sus manos en las rodillas de su hermano, y comenzó a moverse, refregándose toda la pija dura por la concha y la cola, solo con la tanguita negra evitando el contacto directo.
Florcha sólo miraba, mientras Martín no podía creer lo que estaba pasando… encima le re dolía la pija, pero le daba mucho placer a la vez tener a su hermana mayor refregándole todo… —¿No querés tocarme las tetas?—Le preguntó Agus. Al chico le dio un espasmo… llevó ambas manos hacia delante, le agarró ambas tetas por encima del corpiño… no le cabían en la mano… Martín estaba agarrándole y acariciándole las enormes tetas por encima del corpiño a su hermana, mientras ella estaba sentada encima de él, de espaldas, moviéndose para refregarse el pito duro por la conchita. Cada roce y contacto entre la pija y la tanga, era un sacudón de placer y dolor a la vez para el adolescente. De pronto, Agustina ya excitadísima, se levantó un poquito, y con un par de dedos, se corrió la tanga a un costadito, dejando la concha al descubierto. Se sentó encima de vuelta, ahora con el tronco de la pija encajado a lo largo de los labios vaginales de Agus. —Perdoname si te ensucio un poco hermanito, estoy re mojadita. Que decir de Martín, que apenas pasó eso, casi se muere. Ahora sentía la pija re húmeda por la concha mojada de su hermana mayor… y como si fuera poco, Agustina de nuevo se empezó a mover, ahora refregándose todo el tronco del pito a lo largo de la conchita, sintiéndolo durísimo. La adolescente lo estaba disfrutando tremendamente… se estaba mojando tanto que la pija se le deslizaba re fácil a lo largo de su delicada conchita rosada… quería acabar así. En uno de esos movimientos, cuando Agustina se pasaba el pito por la concha, sin querer la punta de la pija se le deslizó un poquito adentro de los labios, casi metiéndose en la concha… Agus lo notó y se asustó… pero también se re calentó. De solo pensar que un poco más y el pito de su hermano se le hubiera metido en la chocha…se puso a mil. Fue más cuidadosa… notaba que ya tenía la conchita re abierta y que cualquier movimiento en falso, podía terminar con la pija de su hermanito enterrada hasta el fondo de su concha. El chico no podía creer cómo su hermana se pasaba la pija por la concha… mientras ella estaba sentada encima suyo, moviéndose, y él le acariciaba las tetas… podía sentir el caliente cuerpo de Agus…de la chica más linda del planeta…la que todos querían poseer… era tanta la excitación que algo empezaba a andar mal. Martín, mientras notaba la pija y los muslos humedecidos por los flujos que desprendía la chochita de Agus, se empezó a marear un poco. Le dolía mucho la pija, no podía tenerla mucho tiempo más así parada… encima sentir como se refregaba con los labios vaginales de su hermana, y a cada refregada se escuchaba el ruidito a húmedo, era tremendo… nunca había sentido algo igual. La cola
de Agus chocando con su pubis, viéndole la tanga negra corridita a un costado… Se estaba mareando, ya había acabado varias veces ese día, y sentir tantos estímulos era demoledor. —…Agus… no puedo más… necesito meterte el pito en la concha…ahhhh!... quiero cogerte… —…Ummm… yo también quiero que me cojas hermanito.. pero no podemos… Agustina estaba pensando muchísimo la decisión… cada segundo que pasaba… por la mente se le cruzaba meterse la pija adentro… su conchita lo estaba deseando más que nada en el mundo… Florencia miraba todo con extrema atención, mientras se tocaba el clítoris por encima de la tanga. Martín comenzó a sentir que el cuerpo se le iba, algo le pasaba. La calentura era suprema, y ya no podía más seguir sintiendo a su hermosa hermana moviéndose encima suyo y pasándose la pija por la chocha… cada refregada de su pito en esos labios rosados, delicados, suavecitos y mojados eran una oleada de placer en todo el cuerpo que ya no podía seguir resistiendo. Se le empezaron a cerrar los ojos, contra su voluntad. Se estaba mareando mucho. —...A..Agus… me siento mal…—Dijo el chico en voz baja, casi sin poder completar la frase. —¿Estás bien?—Preguntó Agustina. Pero ni se detuvo, la chica estaba cerca del orgasmo, seguía moviéndose sentada encima de su hermanito, de atrás hacia delante, pasándose la pija por toda la concha hasta rozar el clítoris con el glande… —Pará hermanita… pará un minuto!.. —¡¿Qué te pasa?! —…Creo que me falta el aire… Agustina no le dio ni pelota, se mordió los labios, ya a punto de acabar, y empezó a moverse más rápido, con todo, refregándose la pija en la concha, moviendo el culo. Florcha le miró la cara a su hermano, y notó como se le estaban poniendo los ojos en blanco. Se asustó y se desesperó. —Pará boluda! Lo vas a matar!!—Exclamó Florencia. A Martín le estaba costando respirar, se le cerraron los ojos y se puso todo negro. Martín sintió que se iba, se le cerraron completamente los ojos sin poder hacer nada, y de pronto perdió la consciencia. Agustina reaccionó, se detuvo, y se puso de pie, se dio la vuelta, y miró a su hermano
ya con los ojos cerrados. Florencia y su hermana, aún con la tanga corrida, ya ambas totalmente asustadas y desesperadas, se le pusieron cada una al lado del chico, tocándolo en los hombros y en la cara, sin que el muchacho se inmutase. —Euuuu!!!!!!!!!!! Pendejo!! —Ayyyyy que le pasa???!!!... —No sé!!!! —¿Llamamos a mami?—Preguntó Florcha. —Estás loca!!! Noooo!!!!! —Pero si es algo grave???!!!! —Andá al baño y traé alcohol y algodón!!!!—Le dijo Agustina a su hermana. Florencia salió corriendo hasta el baño, abrió la puerta del mueble y sacó la botella de alcohol y un trozo de algodón. Inmediatamente regresó. Echó mucho alcohol en el algodón, y se lo puso en la nariz a su hermano para que lo aspire. —Dale.. despertate, despertate, despertate!!!—Lo animaba Agustina. Mientras las dos trataban de reanimarlo, el chico volvió a sentirse consciente, recobró el sentido y notó estar aspirando alcohol, escuchó las voces de sus dulces hermanitas pero no entendía lo que decían. De pronto, abrió por fin los ojos. —Al finnn!!!!!!!!!!!! —Ufff… que susto nos diste hermanito!!!!! ¿Estás bien? El chico se despertó, algo confuso… miró a las dos y ya reconoció lo que había pasado… Agustina le empezó a dar besos en la cara. —Perdón… me maree mucho… auf, me duele la cabeza… —Hubieras avisado antes!!!—Dijo Agus. —¡¿QUÉ?! Si te dije varias veces que pares!!!! —..Bueno!.. Perdoname hermanito.. estaba excitadísima!.. Me estaba gustando mucho jugar con tu pito… —A mí también me estaba encantando!.. Pero me empecé a sentir mal… —¿Y ahora como estás? —Creo que bien…aunque me duele mucho la cabeza.. y me sigue doliendo mi…—Martín miró su pija, ya poniéndose blandita. —¿Te duele?—Le preguntó Agustina, acariciándole la pija con la mano. —Sí!.. Pero eso ciertamente no va a ayudar… me la vas a poner dura de nuevo! —Si!! Tenés razón… perdoname! Agus sacó la mano del miembro de su hermano, ya dejándolo tranquilo…ella misma le guardó la pija y le ató el cordón de la malla. Luego, le dio un beso en la frente al chico. —Va a ser mejor que descanses… ¿podés pararte?
El chico se puso de pie con cuidado… aún estaba algo mareado y tenía las piernas flojas. —Te acompañamos a la cama hermanito… vamos antes de que mami nos vea! Las dos chicas, en ropa interior y aún calientes, lo acompañaron a su hermano hasta su pieza. Lo acostaron en la cama, prendieron el ventilador, y lo dejaron dormir. —Descansá bien!!! ¿Querés que te traigamos algo? —No.. está bien así. Finalmente, las dos cerraron la puerta sin hacer ruido, y se fueron a su cuarto… Se quedaron hablando de lo sucedido un poco, ahora ya más calmadas. La excitación se les fue enseguida con el susto. —Creo que nos pasamos un poco…—Dijo Agustina. —Vos te habrás pasado! Un poco más y lo matás.. yo no hice nada!!!—Le respondió Florcha. —Para boluda!... tampoco exageres.!! —Será mejor que no le pidamos la leche por unos días.. —Jajaja, sí. Las chicas salieron con sus amigas esa tarde, ya sin poder jugar a cosas sucias con su hermanito. A la noche, cuando se sentaron a cenar, mamá les preguntó a sus hijas porqué dormía tanto Martín. Ellas respondieron que les dijo que estaba muy cansado y que no quería comer nada… El muchacho durmió toda la tarde y la noche de corrido… se despertó en la mañana del día siguiente. Ya no le dolía nada, volvía a sentirse bien como siempre. Agustina también se despertó en la mañana. Había dormido en ropa interior, se levantó y se puso unas zapatillas de tela cómodas, y una remera. No se puso nada abajo. Salió así de la habitación y lo primero que hizo fue ir a la cocina. Preparó unas tostadas con mermelada, un té, y llevó todo en una bandeja al cuarto de su hermano. Cerró la puerta tras de ella, y fue hasta al lado de la cama de su hermano, ya despierto, y mirándola. Puso la bandeja en la mesita de luz. —Hola hermanito lindo! ¿Estás mejor? —Hola Agus!…Sí… creo que ya está todo bien. —Que bueno! Te traje algo para que comas! —Gracias!!!! Tengo un hambre… aunque no hacía falta que lo hagas! Podía haber algo más excitante que tu hermana mayor te traiga el desayuno a la cama, recién levantada, en remera y en bombacha? Obviamente el chico se la quedó mirando, viéndole las piernas y la bombachita gris
cubriéndole el pubis… se le puso la pija dura, pero ya no le dolía!! Bien. Agustina se dio cuenta de que su hermano la miraba. —¿Qué mirás pendejo?—Le preguntó la chica, sonriéndole. Martín estiró su brazo, y le empezó a acariciar los muslos. —Lo hermosa que estás así… —Gracias! —Hermanita…¿Me mostrás la cola? La chica se mordió el labio, empezando a calentarse. —¿Estás seguro?... ¿Ya la tenés parada? —Sí! —Mmm.. no sé… mirá si te desmayas de nuevo! Creo que será mejor que por unos días estés tranquilito! —Noo.. fue ayer nomás, porque estaba agotado.. ahora ya estoy perfecto como siempre!!! —..Bueno… pero si te pasa algo me avisas… Agustina se dio la vuelta, ahora dándole la espalda a su hermano, que aún estaba acostado en la cama. El chico le levantó apenitas la remera, para verle todo el culo, bien redondito y suave… sólo cubierto un poco por una bombacha gris, con los bordes rosados. Qué hermosa cola… se la empezó a acariciar, tocándole la tela también… —¿Y ésta bombachita?... Nunca te la había visto.—Dijo Martín. —La compré hace poco! ¿Te gusta? —Sí.. es re linda.!.. Aunque más me gusta lo que tenés abajo de la bombacha… ¿puedo ver lo que tenés ahí? —Ay que hermano chanchito!..¿y qué querés verme abajo de la bombachita? —…La cosita que se te moja toda cuando te excitás… ¿qué crees que puede ser? —Mmm… vos querés verle la chocha a tu hermana…—Dijo Agus. Agustina, ahí parada al lado de la cama, se inclinó un poco hacia delante, para mostrarle aún más la cola a su hermano, casi poniéndosela en la cara, y para que le pueda ver la conchita desde atrás. Martín, ya completamente caliente, y ahora con la cola de su hermana inclinada y más cerca de él, le agarró la bombacha en la parte de la concha, y se la corrió con los dedos. Con el pulgar la mantenía sostenida a un costado, mientras ahora le podía ver la conchita entre las piernas… Se la veía cerradita, con los labios juntos, con el tono rosadito… era terriblemente excitante. Agustina se estaba calentando demasiado, inclinándose para ponerle la cola en la cara a su hermano, y sintiendo como le corría la bombacha, imaginando como le debía estar
mirando la chochita. El chico, manteniendo la bombachita a un costado, acercó dos dedos y se la empezó a tocar, le empezó a acariciar la concha, pasándole la yema de los dedos por los labios, y por la rajita en el medio… —…¿Te gusta?—Preguntó Agustina. —Siiii… mucho… me gusta mucho!.. ¿A vos te gusta que te toque? —Sí…! —…Me gustaría meterte el dedo en la concha Agus… —Mmmm… ¿metérmelo adentro? —Sí… ¿puedo hermanita?.. ¿Te gustaría que te lo meta? —Sí pendejito!.. Te dejo… pero poneme babita en la chocha si me lo vas a meter! Martín llevó sus dedos a la boca, juntó toda la saliva que pudo, se la puso en dos dedos y enseguida se los volvió a llevar a la concha de Agus, le corrió nuevamente la bombacha y le pasó los deditos a lo largo de los labios, embardunando toda la chochita con baba. —Mmmm!...Uhhh.. eso hermanito…así!—A Agustina le encantó recibir esos estímulos.. Gemía ligeramente. Ya con la concha llena de baba, el chico le pasó el dedo del medio por la rajita, y ya estaba buscando el lugar para metérselo adentro. —Decime donde te lo meto hermanita! —…Mas abajo…más… ahí! Ahí.. metelo adentro! Le costó debido a su inexperiencia, pero una vez que encontró el orificio, hundió su dedo lleno de babita, y apenas le entró la uña y un poco más. No quiso forzar mucho por las dudas de hacerle mal a su hermana. —¿Estás segura que es ahí?... —Sii tontito! Dale metemelo adentro! Martín empujó el dedo más adentro… le costaba, la concha estaba muy cerradita… lo metió hasta la mitad… poco a poco, sintiendo lo caliente que estaba todo ahí dentro! —¿No te duele Agus?... Está re apretadito! —No… está bien! Tratá de meterlo todo…¿podés? El muchacho hizo caso, tampoco era para estar preguntando tanto en una situación así. Empujó hasta meterle el dedo entero adentro de la concha! Agustina suspiró, totalmente excitada ya. Martín sintió lo calentito y húmedo que estaba su dedo… le había metido el dedo a su hermana! En la concha!... comenzó a jugar. Le sacó el dedo completo, despacito, sintiendo toda la suave y delicada vagina… luego, se lo volvió a meter, abriendo los rosados labios de la conchita a su paso… notando como cada vez entraba más fácil. Era tremendamente estimulante meterle el dedo en la
concha a su hermana mayor, con la bombachita corrida a un costadito… Todo esto con su hermana paradita e inclinada para él… La chica gemía despacito, sintiendo el dedo de su hermanito menor entrar y salir de su chochita, le estaba encantando. El adolescente lo hizo un par de veces más, le clavó el dedo hasta el fondo, y se lo sacó… luego le acarició la cola y los muslos, y le acomodó la bombacha en su lugar. Agustina, con la cara colorada y súper excitada, se dio la vuelta para mirarlo. —¿Y… qué tal mi chocha?—Le preguntó Agus con una sonrisa. —Tremenda!... Dios hermanita.. me encanta tu concha…bueno, me encanta también tu cola… tus tetas.. tus piernas.. todo! —Jajaja! Que lindo que sos conmigo! Te quiero mucho pendejo. —Yo también… encima estaba re calentito ahí!.. La tengo re parada Agus… ¿nunca vamos a coger? —No… eso sabés que no hermanito… —Joooooo!... ¡¿Por qué?!.. Quiero coger con vos… aparte a vos también te gustaría…no lo niegues! Agustina se sentó en la cama, al lado de su hermano, mientras comían y tomaban el desayuno. Antes de agarrar una tostada, el chico se miró el dedo, completamente brilloso y húmedo por la conchita de su hermana. La miró a ella, y se lo metió en la boca, sintiéndole el gusto a la concha de Agus. Se rieron los dos, y empezaron a comer. Mientras, Agustina le hablaba: —Claro que me gustaría que me cojas hermanito… me encantaría!... pero no podemos… hacer eso, sería incesto!... Si alguien nos llega a descubrir, podríamos tener problemas muy graves…el incesto está muy mal visto por la sociedad y por la ley… está penado… y es moralmente incorrecto… ¿me entendés? No podemos llegar a eso… —…Sí… pero… —Pero nada hermanito… el incesto está mal!.. no podemos coger…hacer eso está muy mal, y no lo podemos hacer! —Ya… te entiendo… espero que podamos seguir jugando como venimos haciendo… —Bueno, esas cosas sí podemos seguir haciéndolas! —¿Te animás a hacerme un pete Agus?.. Estoy calentísimo!.. —Ja.. ¿y por qué te pusiste así? —..Por meterte el dedo en tu concha…! Y porque tengo la hermana más linda del mundo… Agustina se abalanzó sobre su hermano, abrazándolo, y le dio un par de besos en la cara. —No te voy a hacer un pete, ni te voy a hacer la paja… es mejor que todavía no te esfuerces mucho.. me asusté mucho ayer!.. —Ok Agus... ah, muchas gracias por el desayuno! Estuvo riquísimo… —De nada tontito.
Agustina se puso de pie, y salió de la habitación. Para Martín, que su bellísima hermana se dejara meter un dedo en la concha, era clara indicación de que tenía a la mejor hermana del mundo. Bueno, a las dos. Encima que sea tan prohibido, y en su pieza… era tan morboso… no podían existir situaciones más morbosas que esas. Se fue calmando la excitación poco a poco. Si se tocaba, iba a tener un súper orgasmo, y por las dudas, no se tocó, por si le fallaba el cuerpo como ayer. Mejor descansar un par de días en ese sentido. Después de un rato, el chico se levantó de la cama y fue a darse un baño. Algunos días pasaron… Martín cada tanto que estaba a solas con sus hermanas, las tocaba y ellas se dejaban un poco… pero no querían excitarlo mucho por las dudas… el desmayo había asustado bastante a las dos adolescentes. Cuando el chico les decía que quería que se la chupen, o que le muestren la concha, ellas preferían no hacerlo por el momento, y esperar un par de días. Esto no hizo más que cargar y llenar de calentura a Martín… pues tampoco había acabado en ese par de días. Uno de esos días, el chico estaba en el living, cuando Agustina pasaba por allí, dejando las bolsas de las compras del supermercado en la mesa. Él se acercó por detrás, apoyándole la pija en la cola, y agarrándole las tetas adelante. —Hoy tengo muchas ganas hermanita… quiero que me la chupes.. —…Mmmm ya?.. Esperá unos días más… así estamos completamente seguros de que ya te recuperaste! —Ufaa… Martín se despegó de ella, ayudándola a acomodar las compras. —Tengo noticias!.. el domingo es el cumple de mi novio… y nos invitó a todos a pasar el día en su campo. —¿A mí también me invitó?—Preguntó Martín. —Sí! A mami y a Flor también. —…No sé porqué me invitó.. casi ni lo conozco… bah, hablamos una vez nomás… —¿Y qué tiene? Invitó a toda la familia! Vas a ir! —¿Estás segura?..Pero me voy a aburrir!..¿en el campo? ¿Aparte a quién más invitó? —No sé.. a sus amigos supongo! —Bue.. ¿el domingo? —Si! Capítulo XVIII: Los accidentes, simplemente ocurren. Dudas. Miedos. El domingo, Agustina se despertó primera, se arregló por la mañana y fue al cuarto del chico, a despertar a su hermano. Abrió la ventana para que entre la luz del sol, y le tocó el hombro. —Dale que en un rato tenemos que ir!!!
Martín se despertó, sin muchas ganas, pero bueno. Su hermana se retiró de su habitación, y él lo primero que notó, es que tenía la pija durísima. Es lo que tiene no haberse hecho la paja durante tantos días, por precaución. Encima sabía que ese día, en el campo del novio de su hermana, no podía hacer nada… “Ufffffff… tengo que aguantar otro día más así.” No estaba seguro de si iba aguantar! Ya habían pasado varios días sin acabar, era mucho para el joven calenturiento. Se levantó y se puso una malla, por suerte se le bajó un poco la erección, y por el momento no se le notaba. Una remera mangas cortas, zapatillas y se fue a la cocina. Mamá se estaba terminando de arreglar en el baño, y Agustina ya estaba lista en la cocina. La adolescente estaba con el pelo atado en un rodete, con una remera azul, con letras en ingles en naranja, y con un shortcito deportivo color rojo, que le marcaba un poco la cola. —¿Y Flor?—Preguntó Martín. —No va a venir!—Respondió Agus. —¡¿Por?! —…Porque no puede. —¿Cómo que no puede?.. Si ella no va, yo tampoco! —Shhh!... Florcha no puede ir porque está indispuesta! —…Ahhh… bueno.. no sabía! Los dos se rieron…luego, los tres subieron al auto, y mamá condució. El campo del novio no quedaba tan lejos, estaba a una hora y media. Arribaron cerca del mediodía. El clima estaba excelente, cielo azul con algunas dispersas nubes blancas, brisa y no tanto calor, era ideal. Una vez que llegaron, se bajaron del coche, y el novio de Agus los recibió. Cuando se besó en la boca con su hermana, Martín miró para otro lado. Luego, el novio le dio la mano al chico, tratando de sonar agradable. “Buenas.. ¿que tal campeón?” Martín solo esbozó una leve sonrisa de compromiso…les mostró la casa, y luego se sentaron en una mesa larga con los demás invitados, al aire libre, debajo de la sombra de los enormes árboles. Más le dolió al muchacho, cuando el novio presentó a Agustina a sus amigos, y todos empezaron a chiflar y alagar a su hermana, y por supuesto, al afortunado cumpleañero, haciendo algunos comentarios pasaditos de tono… Sabía de antemano que no la iba a pasar del todo bien viniendo al cumpleaños del novio de su hermana, que no era buena idea… se puso a pensar en otras cosas, mientras ya esperaban a comer el asado. Por suerte, la comida llegó enseguida, y por un rato todos dejaron de hablar tanto, mientras comían. No era tanta gente, pero sí eran unos cuantos.
Después de comer el asado, trajeron a la mesa un poco de torta, el chico acusó que ya estaba lleno, y se levantó de la mesa. Fue hasta la casa, entró y preguntó por el baño. Descargó su vejiga, y salió de la casa. Se fue a dar un paseo solo por el campo. Tratando de hacer pasar el tiempo como sea, se fue bastante lejos, caminó bastante por el lugar… bonito lugar, se dijo. Todo era silencio, y solo se escuchaba el sonido de la brisa en los árboles, y el canto de los pájaros… con las risas de los invitados a lo lejos. Luego fue regresando, pero no volvió a la mesa. Estaba a unos cuantos metros de donde estaban los demás, no muy lejos. Se sentó sobre el tronco de un árbol talado, debajo de las sombras de los demás árboles, que formaban una hilera uno al lado del otro. Quería quedarse otro rato más solo y en silencio. Se fue pasando la tarde, y Agustina estaba pasándola con el novio, cuando los amigos de él se pusieron a jugar un partidito. Lo llamaron para que juegue, el novio aceptó, y se puso a jugar al fútbol con sus amigos… Agustina se quedó sola, media aburrida, mirando el celular. Miró a su madre, al otro lado de la mesa, estaba hablando con la madre de su novio, aparentemente tenían cosas en común porque las veía hablar muy fluidamente. Luego, miró hacia el otro costado, donde estaban las demás chicas invitadas.. amigas de su novio, compañeras, primas… nunca se había hablado con ellas, así que tampoco… Mientras miraba a su novio jugando al fútbol con sus amigos, agarró una botellita de agua, y se fue a donde estaba su hermano. Se levantó de la mesa, y caminó hasta esa zona un poco apartada, donde habían bastantes árboles… lo encontró a su hermano menor sentado sobre el tronco de un árbol. Ella se sentó a su lado. —¿Qué hacés hermanito?.. ¿Aburrido? —No.. estoy bien así. —¿No querés ir a jugar a la pelota con ellos? —Nah… Ambos hablaban bajo la sombra de los árboles, mientras se escuchaban al fondo las voces y los pelotazos de los chicos jugando. Mientras hablaban, Agustina, poco a poco, se tomó toda la botella de agua. Luego de media hora, quizás un poco más, la chica empezó a sentir ganas de ir al baño. Cruzaba las piernas a cada rato, aguantándose. Su hermano se dio cuenta. —¿Te pasa algo?... ¿Te estás meando? Agustina movió la cabeza diciendo que sí. Miró para la casa… —Uf.. qué lejos me queda el baño.—Dijo la chica.
—.. Hacé acá.! —¿Cómo? —Que hagas pis acá… total nadie te ve. —Ay.. ¿Estás loco?.. Soy una chica! —…¡¿Y que tiene?! —Que se supone que las chicas no meamos en cualquier lado, tontito! —Mmm..si no te ve nadie acá! —Bueno pero igual! —Dale, si querés yo vigilo que nadie venga! Agustina suspiró. —Ayyy…en fin… pero mas te vale que vigiles bien pendejo!!! Si viene alguien, me avisas!!! —Sí hermanita, quedate tranquila! La chica se puso de pie, dio unos pasos y se agachó justo al lado de un árbol, mientras su hermano miraba hacia donde estaban los demás, por si se acercaba alguien. Todo estaba tranquilo. Martín le dijo que no venía nadie, y Agustina se bajó el short y la bombacha hasta los muslos, cuando empezó a mear, mirando a su hermanito. Se escuchaba el ruidito del chorrito de pis chocando en el suelo, mientras el chico en vez de vigilar, la estaba mirando a ella. Momento algo incómodo, Agus se reía. —¿Qué mirás?... Mirá para allá y fijate que no venga nadie! Uff, que alivio… tenía muchas ganas de mear! Terminó y se movió un poco, mientras salían las últimas gotitas de su concha. Se puso de pie, su hermano la miró, viéndole el pubis y el comienzo de la conchita, de frente. Agustina enseguida se subió la ropa, cubriéndose de nuevo. Dio unos pasos hasta volver al tronco donde estaban sentados. El chico la había visto unos segundos desnuda, y ya se le había puesto dura.. quería ver más. Ahora estaban los dos de pie, Martín estiró un poco el brazo y le empezó a acariciar los muslos con la mano y los dedos, muy arriba, tocándole el short rojo. Agus lo miró y sonrió. Le miró la malla y la notó re abultada. —…Te re gustó lo que viste, no? Pendejo cochino…—Le dijo Agus sonriendo. El muchacho le fue subiendo la mano, hasta rozarle los dedos al pasar en la concha, sobre la tela del short. —Ay no hermanito… no podemos jugar acá… —Mostrame la cola Agus... quiero tocarte la cola. La chica se dio la vuelta, dándole la espalda a su hermano, para dejarle el culo a su disposición. El shortcito deportivo color rojo le tapaba solo el ojete, y se lo apetaba mucho, destacándolo, haciéndolo como más grandecito y definido. Se veía excelente.
Martín se lo empezó a acariciar, pasándole la palma entera de la mano por los cachetes de la cola, encima de la tela. Luego, agarró con ambas manos las caderas de su hermana, y le apoyó la pija. —Nos van a ver…!—Dijo Agustina, aunque disfrutando la apoyada. Su hermano no le dio bola… se separó de ella, y agarró el elástico del short… se lo fue bajando, hasta dejárselo en los muslos. Ahora podía verle la cola solo cubierta por una bombachita color rojo que le cubría poco, se le metía toda entre los cachetes. —Viniste combinada hoy.—Dijo Martín, refiriéndose a la bombacha del mismo color rojo que el short. El chico se desató el cordón de la malla y sacó con dificultades su erecto pene al aire libre… Agus lo notó, y ya pensó que era demasiado. —Basta pendejo… en serio… mirá si nos ve alguien! —No nos ve nadie tonta… están algo lejos.. y nos cubren los árboles!—Respondió el adolescente tratando de calmarla. Martín, completamente excitado, ya con el glande húmedo, comenzó a jugar con su pito en la cola de su hermana, pasándoselo por los cachetes, por la raja, por la concha, por los muslos… Agustina lo disfrutaba, sintiendo ese duro miembro tocando sus partes íntimas… que delicia, que caliente, que morbo… —¿Me dejás bajarte la bombacha hermanita? La chica se estaba calentando mucho. —Ay, no nene…hay mucha gente allá.. hasta nos puede ver mami… —…¿Y si nos ponemos atrás de ése árbol?.. Nadie nos vería ni aunque miraran para acá. Martín le señaló uno de los árboles más grandes y anchos, estaba a pocos metros. La chica lo pensó, y calentona como estaba, se dijo así misma que era una buena idea. Si se ponían atrás de ése árbol, nadie los vería. Sin decir nada, Agustina se movió un poco, hasta llegar atrás de ese árbol. Así, parada, apoyó las dos manos sobre el árbol, y separó un poco las piernas, mientras su hermano se puso detrás de ella. El adolescente no perdió el tiempo, le agarró la bombachita a su hermana y se la bajó hasta los muslos, con el short. Martín se escupió toda la baba que pudo en la mano, y se embardunó todo el tronco de la pija. Ya con el pito lleno de baba, se lo agarró con un par de dedos, y se la puso sobre la concha a su hermana.
Apenas ambos sintieron el contacto, gimieron. —Mmmmh!—Agus. —Uhhhffff—Martín. El chico comenzó a moverse, hacia atrás y adelante, pasándole todo el tronco de la pija a lo largo de la conchita, deslizándose sobre los labios vaginales, ya húmedos por la babita y por la propia humedad que desprendía la putita hermosa de Agus. Martín quería repetir lo que había hecho su hermana con él, el día del desmayo… y lo estaba logrando. Le pasaba la pija por la chocha caliente a su hermana mayor, sintiendo esos labios tan suaves y delicados… que placer!.. No aguantaría mucho más. Estaba todo mojadito y enchastrado ya allí… cada movimiento era una tremenda oleada de placer para los dos…cuando el chico se movía hacia delante, la cabecita de la pija le alcanzaba a tocar el clítoris a Agus, que se moría… —Ay pendejo… tengo miedo de que te desmayes… mirá que acá sí que no hay solución.. te desmayas acá y no sé que voy a hacer! —No pasa nada Agus!.. Ya estoy bien. Si me siento mal, paro. Y por todos esos días que no se hizo la paja por precaución…ya tenía los huevos enormes, cargados de mucha leche…si acababa, iba a derramar un montón de semen… un montón. Se separó un minuto de ella. Juntó mucha baba en su boca, y se la volvió a poner sobre toda la pija… estaba re contra babeada. Se la puso otra vez entre los labios de la concha a su hermanita, y se la refregaba toda ahí… era increíble cómo se deslizaba entre la chocha, y súper caliente…era muy muy caliente. La concha a Agus se le hinchó toda de la excitación. —Tené cuidado hermanito… cuidado.. no me la vayas a meter adentro… Agustina disfrutaba como loca… también estaba cerca del orgasmo ya, mientras esa pija dura y parada de su hermanito, le calentaba la concha como nunca… Martín veía como su miembro aparecía y desaparecía debajo del culo de su hermana, cada caricia con esa conchita era mortal… mientras se movía hacia atrás y adelante, comenzó a moverse un poquito más rápido, pasándole la pija a lo largo de los labios vaginales. En uno de esos veloces movimientos, al estar todo tan babeado y húmedo, cuando el chico se movió para adelante, sin querer la cabecita de la pija se hundió apenitas sobre el agujerito de la concha…encima, la conchita de Agus ya estaba abierta por la excitación… Martín quiso empujar para adelante con el objetivo se refregarle la pija por la concha como venía haciendo, pero el glande se le había metido ligeramente adentro, él no se dio cuenta, y sin querer, cuando se movió hacia delante, le fue metiendo toda la pija
adentro de la concha, de un solo movimiento, se le fue deslizando toda adentro de la chocha… le metió el pito adentro a su hermana!!!!!!! —Ayyy… ayy hermanito!!! Me la metiste!..—Dijo Agus mientras gemía, excitadísima. Los dos gimieron como unos animales cuando entró la pija en la concha de golpe. Fue el momento de placer más fuerte de los dos en sus vidas. Pero ambos se asustaron al mismo tiempo. Había sido un accidente. —Fu.. fue.. fue sin querer Agus.. yo…ya te la saco, perdoname!!!! Martín se asustó, no podía juntar las palabras, al mismo tiempo que estaba sintiendo un enorme placer… estaba perdiendo la virginidad con su hermana! Agustina no sabía como reaccionar, se llevó la sorpresa de su vida cuando sintió el pito bien gordito de su hermano penetrarle la chochita, abriéndosela toda, y ahora la tenía adentro… se agarraba fuerte del árbol apoyando las manos en él, porque estaba más caliente que nunca en su vida… pero por otro lado, estaba asustada y aterrada!! El muchacho sentía la pija toda calentita ahí adentro, apretadita, y todo mojadito y suave dentro de la concha… no podía evitar querer seguir… Pensaba que su hermana se iba a re enojar, y quiso sacársela cuanto antes de la concha, y tratar de enmendar de alguna forma el error. Se movió lentamente para atrás un poquito, con ese movimiento, la pija se deslizó saliendo un poco de la concha, pero fue tal el placer de ese movimiento, de esa pija dura y parada saliendo, en contacto con las paredes vaginales, que los dos volvieron a gemir mal. No se la sacó del todo, ahora le quedó sólo el glande metido adentro. Martín, al notar lo tremendo que era coger, no se resistió, y a pesar de tener miedo de lo que le podía llegar a decir su hermana, empujó para adelante y se la volvió a meter, pero esta vez más adentro, casi hasta el fondo… —OOOHHHHHH….. ayyy pendejooo…—Gimió Agustina, mordiéndose los labios. —Ahhhhhhhhhhhh!!!!—Martín. Las piernas del muchacho chocaron contra las piernas y el culo de su hermana.. se la había clavado entera. Ninguno decía nada por el momento, solo gemían… Era la primera vez que a Agustina se la metían sin preservativo. Siempre se había cuidado con sus novios… ahora, para ella era indescriptible la diferencia de sentir una pija sin forro en su concha… que gusto!. Le encantó sentirla así, al natural. Martín puso sus manos a los lados en las caderas de su hermana, y se la empezó a coger… se la empezó a coger, moviéndose para atrás y adelante. Sentía como tenía su miembro más hinchado y gordo que nunca, mientras entraba y salía de la conchita caliente de Agus…
—Ohhhh... Ohhh hermanito… me estás cogiendo…—Agustina no podía parar de gemir y hablar como una putita en celo. La chica estaba disfrutando como nunca, pero por otro lado, no podía permitir lo que estaba pasando… en su mente, tenía la obligación moral de parar esa locura… era su hermano menor!.. pero cuando sentía el pito abriéndole la concha, era tanto el placer que no podía parar… —Ahhh!!…Cómo te atreves a cogerme, pendejo de mierda…soy tu hermana… uhhhh! Agustina se inclinó un poco, así paradita, con las manos apoyadas en el árbol, se inclinó parándole un poco más la cola a su hermanito para que se la pueda coger con más facilidad. “Soy tan puta que estoy desvirgando a mi hermanito…” La chica pensó eso, y sonrió… súper calentona. Martín no decía nada, sólo resoplaba, suspiraba y gemía, tratando de concentrarse en coger bien. Le costaba, era la primera vez, y ella lo notaba, pero esa inocencia era aún más morbosa y excitante. Le sacaba la pija hasta la mitad, luego empujaba hacia delante y se la enterraba toda hasta el fondo, el pubis del chico golpeaba la cola de Agus cada vez que se la metía toda… La pija dura del adolescente, entraba y salía con facilidad de la concha caliente de su hermana… estaba re mojada ya. Hasta en cada penetración, se escuchaba ligeramente el ruidito de los flujos, cuando el pito se deslizaba adentro. —Ahhhhhhh…ayyyyyyyy sii…—La chica gemía, sintiendo como la pija parada de su hermano se movía adentro de su concha, cogiéndosela toda. Agus estaba con los ojos entrecerrados, mordiéndose el labio inferior, gimiendo como una perrita, agarrada del árbol. Martín no aguantaría mucho tiempo más, cogerse a la diosa de su hermana era a lo máximo que podía aspirar. La conchita rosada de Agus se tragaba la pija con desesperación… la chica hacía fuerza con su vagina, absorbiendo y apretando todo el pito cada vez que se la metía hasta el fondo. Pero Agustina empezó a pensar en si alguien los descubría… que ella era la mayor en esta situación, ella era la responsable… de su hermanito podrían decir cosas, además era hombre…pero de ella… sería una situación gravísima… que pensarían los demás si los descubren… como se deja coger una chica de 21 años por su hermano menor en el medio de los árboles…? —Creo que deberíamos parar hermanito.. en serio tengo miedo de que nos vean!
—No pasa nada tonta…no nos pueden ver… —Nos puede ver mi novio! Nos va a matar si nos ve! —Mirá allá hermanita.. ¿lo ves?.. está jugando a la pelota.. ni se da cuenta que te estoy cogiendo. Agustina efectivamente lo miró, asomando la cara al costado del árbol, y lo vió completamente enfocado en el partido, jugando con sus amigos… mientras a ella se la estaba cogiendo su hermanito atrás de los árboles. —¿Te imaginás si nos descubren así?—Le preguntó Agustina. —¿Cogiendo? —Sí!... se armaría un escándalo… se nos arruinaría la vida para siempre! —No seas tan extremista Agus… ¿no te gusta sentir mi pito adentro de tu conchita? —Ja…cómo me conocés pendejo..! Me encanta hermanito… me encanta que me la hayas metido toda… —A mi también me gusta mucho cogerte… quiero cogerte todos los días… —Te juro que todavía no puedo creer que me estés cogiendo en el campo de mi novio… y en su cumple!—Dijo Agustina, casi sin poder creer lo que estaban haciendo. —Es mi regalo para él en su cumple.. cogerme a su novia… Agustina se re contra calentó con lo que dijo su hermanito… iba a tocarse el clítoris para acabar, con la pija de su hermano adentro de la concha. Martín se estaba cogiendo de parada a su hermana mayor, escondidos atrás de los árboles, en el cumpleaños del novio de ella… en esas condiciones estaba perdiendo la virginidad! En una de esas, el chico se la metió toda adentro, bien hasta el fondo de la concha, su pubis chocó contra la cola de su hermana, y permaneció así unos segundos, quieto, disfrutando de tenerla toda clavada a su hermanita…sintió todo tan calentito y húmedo… que ya estaba por terminar. —Ahhhhh!!!…uf.. cómo me la estas poniendo pendejo… —.. Uhhh… voy a acabar hermanita… —Mmmmm…que rico… ¿dónde me querés acabar, corazón? —Ahh.. Agus…quiero acabarte adentro de la concha… Agustina sonrió, sabiendo perfectamente que iba a decir eso. Hablaban en voz baja, en tono dulce y cariñoso: —Mmm.. que pendejo chanchito que sos… —¿Me dejás hermanita? —No!… no podes hacer eso nene… —¿Por?... porfa hermanita linda… quiero llenarte la conchita de leche… —Ayy no… me vas a embarazar hermanito… no quiero quedar embarazada… Mientras hablaban, seguían cogiendo, aunque más lento y pausado, Martín se la metía despacito… Cada vez que su hermanito se la metía toda, Agus sentía como los huevos chocaban
contra su clítoris… lo deseaba, quería sentir por primera vez su concha inundándose de semen espeso y caliente… pero tenía un poco de miedo. Podía pararlo a su hermano y prohibirle acabarle adentro de la concha, pero no lo hacía… porque a pesar del temor lógico, estaba tan caliente, era una situación tan morbosa, que quería que le acabe adentro… Ahora el chico volvió a aumentar el ritmo, se movía rápido, cada vez que se la metía, chocaba su pubis contra el culo de su hermana, haciendo ese típico ruidito, se la estaba cogiendo lo más fuerte que podía…le estaba metiendo el pito en la chocha a su hermana, en esa delicada y hermosa conchita, abriéndosela toda… —Uhhh… ayyy hermanito… siiii… ayy siii…—Agus gemía mucho! —Ahhhhh!… acabo…ya acabo preciosa… —Mmmm…ohhhh... me vas a embarazar pendejo…—Susurró Agustina, gimiendo, al límite de la excitación. Martín no pudo contenerse más, se la enterró toda en la concha babosa a su hermana mayor, se le puso tensa, y la pija empezó a escupir leche, leche y más leche… Apenas Agustina sintió la leche derramarse en su interior, tuvo un orgasmo! —Mmmmmmmmmhhhhhhhhhh!!!!!!!!!!!!!!!!—Gimió la chica, sin abrir la boca para no hacer ruido. Sintió toda la leche calentita de su hermano adentro de la chocha, inundándosela por completo… encima tenía casi toda la pija metida también… Mientras la chica acababa, le temblaban las piernas, se agarraba fuerte del árbol y se le estremecía la concha. Ahora tenía la conchita repleta… repleta de pija y repleta de mucha leche… todo adentro suyo! Era la primera vez que le acababan adentro, y era su propio hermano menor! Con el orgasmo de Agus, la vagina le apretó aún más el pito al chico…que siguió derramándose adentro de su hermana… nunca había vivido algo igual. Fue la acabada más larga de su corta vida. Tantos días sin hacerse la paja… tenía mucha leche… le vació los huevos adentro de la concha a su hermana… Ambos terminaron… acabaron con sus orgasmos… que descontrol. Martín se quedó quieto, con la pija aún parada, metida en la concha de su hermana…toda caliente por la leche ahí adentro… Agustina se quedó con los ojos cerrados… pocas veces había vivido algo así… le quemaba la chochita, le ardía tener tanta leche caliente adentro… se sintió re puta… que placer. El chico, ya relajado, fue saliendo, despegándose de ella… bien despacito… se movió hacia atrás, retirándole la pija poco a poco… apenas se la sacó por completo, de la
concha empezó a chorrear semen… Los dos miraron hacia donde estaban los demás, por suerte nadie se había percatado de nada, se seguían escuchando las voces de los chicos jugando a la pelota. Agustina se dio la vuelta, aún media floja de piernas, casi tropezándose con las raíces del árbol, mientras sentía como la lechita se le caía por los muslos. Lo miró a su hermano, y tuvo mucha culpa: —¿Qué hicimos hermanito?… dios.. esto no debió pasar… esto no tuvo que pasar nunca… Un poco de leche se le chorreó directamente de la concha hacia abajo, cayéndosele sobre la bombacha, que la tenía junto al short en los muslos. —Ay que boluda, se me va a ensuciar todo. Agustina, con cuidado, se bajó el short y la bombachita hasta los pies, se sacó las dos prendas por encima de las zapatillas. —Toma!! Teneme esto y fijate que no venga nadie por favor! Agus le dio la bombacha y el pantaloncito a su hermano, que los agarró. La bombacha roja ya estaba manchada con un poco de semen. La adolescente estaba desnuda de cintura para abajo, atrás de los árboles, esperando que ni su madre, ni su novio, ni nadie la vea… se puso nuevamente atrás del árbol donde habían cogido, y así parada como estaba, abrió un poco las piernas, para que se le salga la leche de la concha. —Mirá todo lo que me dejaste pendejo…—Dijo Agustina. Ella llevó una mano a su conchita, y se la abrió con los dedos. Se abrió los labios rosaditos y delicados de su chocha, mientras caía la leche directamente al suelo, o se le chorreaba por los muslos. Martín la miraba mientras lo hacía, vigilando cada tanto que no se acercara nadie. Le había acabado tanto adentro, que le rebalsó la chocha a su hermosa hermana. El muchacho tenía la pija llena de leche y flujo… se la limpió con la mano, como pudo, y se la guardó adentro de la malla. Pasó la mano por las hojas de un árbol, para limpiarse. Agustina seguía de pie, con las piernitas abiertas, tratando de sacarse la lechita de la concha. Le salía bastante. Se miraba ahí.. se metió un par de dedos adentro, intentando agarrar semen y sacarlo hacia fuera. —No te conté nada hermanito… pero dentro de un rato, cuando se vayan todos, mi novio me dijo que me iba a coger… —¿Acá? —Sii tontito… en la casa!.. Me dijo que a la tardecita sus padres se van y nos dejan la casa sola..
Se metió dos dedos en la vagina, y se sacó más leche.. se sacudió los dedos en el aire, mientras el semen se caía al piso. —Ayy... mi novio se va a re dar cuenta… me dejaste la chuchi llena de tu leche pendejo! —Perdoname hermanita!… es que hacían muchos días que no acababa… yo quise, pero vos me decías que todavía no! —Claro, encima eso, tenías toda la leche acumulada! Los dos se rieron. Agus siguió sacándose como podía la leche de su hermano de su pobre conchita. Luego de unos minutos, no salía más… todo el semen se había caído al suelo. Tenía la concha toda sucia y pegoteada. Se puso baba en la mano, y se la pasó toda a lo largo de los labios vaginales, limpiándose un poco… espero unos segundos a que se seque. —Bueno, parece que ya me salió toda. ¿No viene nadie? —No, tranquila! —Dame la ropa. Martín le alcanzó la ropa a Agus. Vió la mancha de semen en la bombacha, se veía, si su novio después la veía así, seguro lo iba a notar. La chica le pasó la lengua a la tela de la bombachita, limpiando la mancha de semen. Levantó una pierna, y se puso la bombachita, luego la otra, y se la subió por completo. Luego se puso el short, le costó un poco ponérselo porque le ajustaba tanto la cola que se le trababa para subírselo del todo. Lo hizo, y ya ambos vestidos y satisfechos, salieron de entre los árboles, para volver a donde estaban todos los demás. La tarde había avanzado, pero el cielo seguía predominantemente azul, la brisa algo cálida les daba de costado…el sol había bajado ya un poco, y les daba de frente en la cara. Mientras caminaban de regreso, uno al lado del otro, Agustina se puso más seria: —Eu hermanito.. escuchame una cosa. —¿Qué pasa? —No te vayas a creer que esto lo vamos a repetir… Martín la miró y le puso cara como diciéndole “otra vez con lo mismo” —Aunque me mires así pendejo… lo de hoy, pasó, fue un accidente… entiendo que estábamos jugando, y me la metiste sin querer.. estábamos los dos muy excitados, y la seguimos… pero lo que hicimos estuvo muy mal, ¿me escuchaste? —Para mí no estuvo mal!—Le replicó el chico. —Mirá, no vamos a discutir ahora… pero lo que hicimos, está muy mal, es incesto, te pongas como te pongas… es algo totalmente prohibido, y no lo vamos a hacer nunca más, ¿entendiste?
—Sí Agus.. te entendí… —Ok.. otra cosa. Acabarme adentro de la concha, no estuvo mal, estuvo MUY MAL, y no te voy a echar toda la culpa, porque yo también tengo culpa, por permitirte que me lo hagas… —Ya sé.. pero estuvo tan bueno! Fue tremendo… si te re gustó! —… A ver, hermanito… sí, me encantó sentir toda tu acabada en mi chocha… creo que nunca sentí tanto placer en toda vida… de hecho, es la primera vez que me cogen sin preservativo… pero ese no es el punto! Nos equivocamos, no tuvimos que haberlo hecho, porque yo ahora tengo que tomar la pastilla para no quedar embarazada! —…Sí… tenés razón Agus.. te re entiendo!.. Creo que soy muy irresponsable… te prometo que no lo vuelvo a hacer. —Muy bien!.. espero que te haya quedado todo claro. Seguían caminando, ya estaban llegando a la mesa. —Bueno… ¿te gustó tu primera vez?—Le preguntó Agus a su hermano, sonriéndole. —Muchisisisisimo!!! —Jajaja… espero que haya sido especial… supongo que no es lo ideal que hayas tenido tu primera vez conmigo, que soy tu hermana, pero bueno… lo hecho, hecho está. —Noo hermanita… yo quería hacerlo con vos… tener la primera vez con vos, fue lo mejor que me pudo haber pasado!!! —Me alegro entonces… para mí también fue re lindo… y de alguna manera, me gusta que te hayas estrenado conmigo… pero como te dije, fue un accidente, y no lo vamos a repetir. Martín estaba muy contento. Su primera vez había sido con su hermana mayor! Con la semi diosa hermosa de su hermana… una de las fantasías más prohibidas y calientes, se había hecho realidad. Encima, con el peligro latente de que alguien los vea… Llegaron a la mesa donde estaban todos, y se pusieron a hablar con mamá, y Agus con su novio, como si nada hubiera pasado. —¿Qué hacían?.. ¿Se fueron a sentar allá bajo la sombrita de los árboles?—Le preguntó mamá a sus hijos. —Sí mami, estaba re linda la sombra y re tranquilo el lugar.—Contestó Martín. El novio le contaba a Agustina las jugadas del partido, sin que ella le preste mucha atención… “Si supieras que mientras vos te divertías jugando a la pelota, atrás de los árboles mi hermanito me cogía y me llenaba la conchita de leche…” Estuvieron todos sentados ahí un rato más, hasta que caía el sol y era la tardecita ya. Los invitados empezaron a juntar sus cosas, y a irse. Martín y su madre saludaron al novio de su hermana, y se subieron al auto. Se volvieron a casa. Agustina y su novio se quedaron en la casa de campo. Ya cuando todos se habían ido, hasta los padres del cumpleañero, ambos entraron adentro, y comenzaron a besarse
con locura. Después de los besos, el novio quería coger ya, le sacó la remera a Agustina, pero ella lo detuvo. —Pará un minuto.. tengo que ir al baño! El tipo resopló, a Agus no le gustó nada, pero bueno… Agustina caminó hasta el baño. A cada paso, sentía la concha muy húmeda, viscosa… y también sentía la bombacha sucia. Se metió al baño, y cerró la puerta. Se bajó la bombacha y el short, y se sentó en el inodoro. Enseguida notó que la bombachita estaba manchada con semen, llevó una mano a su entrepierna, se tocó la conchita con los dedos, y notó como todavía le seguía saliendo leche de la concha… Se asustó, su novio lo iba a notar sin ninguna duda, encima le chorreaba! Se metía los dedos, tratando de sacar leche, las gotas caían al inodoro, estuvo así 2 o 3 minutos, siguió metiéndose los dedos, hasta que ya no se sacaba mas nada. Agarró papel higiénico, y se lo pasó por toda la chocha, limpiándose de una vez por todas la leche de su hermanito. Cómo notaba que pasándose papel aún estaba húmeda, agarró una toalla del baño, y se la pasó por la concha, metiéndose un poquito la toalla adentro, para limpiarse bien… una vez hecho eso, dejó la toalla donde estaba, ahora sucia con semen y flujos!.. La chica se rió, divertida, como si hubiera hecho una travesura. Se sacó la bombachita y el short, porque su novio se podía dar cuenta, y salió así desnuda del baño, lista para coger. Su novio ya la estaba esperando en la cama, en pelotas, y con el preservativo puesto. “Ay… esto va a ser un poco aburrido” Pensó Agustina. Efectivamente, mientras cogían, hacían siempre las mismas posiciones… mientras tenía la pija de su novio adentro, con preservativo… ella ya notaba que no era lo mismo ni por asomo… que quería coger sin forro! Notaba que no se sentía tan llena, que la pija de su novio no la llenaba tanto como la de su hermano… al sentir las dos pijas adentro el mismo día, se dio cuenta que la de su hermanito era más gordita, y que la llenaba más, provocándole más placer. En unos minutos, el tipo se vino. Después de acabar, se quedaron los dos tirados en la cama. El novio la quiso abrazar a Agustina, pero ella se resistió… se levantó de la cama, y le pidió que la lleve a su casa ya. Se sentía muy confundida y triste. No entendía que le pasaba. Quería estar con su hermano, no con su novio…
Ya entrada la noche, su novio la llevó hasta su casa, la dejó en la puerta, y se saludaron fríamente. Agus ingresó a su casa, cerró la puerta con llave. Ya todos estaban durmiendo, porque estaban todas las luces apagadas. Fue hasta el baño a cepillarse los dientes y darse una ducha rápida, y se fue a su cama. Entró a su habitación y prendió la luz, estaba Florencia acostada, al parecer dormida. Agus estaba desnuda, se metió a la cama de su hermana, y la abrazó. Florencia se despertó… y Agustina le contó todo. Se quedaron dándose mimos en la cama, hasta que se durmieron juntas. Alegres y contentas por lo que había pasado con Martín, pero tristes por lo que había pasado con el novio. Agustina entendió que ya no lo quería, que no tenía sentido esa relación. Iba a cortarle a su novio pronto, pero aún no estaba preparada para dar ese paso, no se animaba a decírselo. Pero ya era hora, la decisión estaba tomada. Lo iba a dejar. Al otro día, Agustina buscó las pastillas del día después que tenía guardadas en uno de los cajones de su pieza, para situaciones de emergencia. Sacó una y se la tomó con un vaso de agua. Capítulo XIX: Adiós barreras Agustina tenía la cabeza hecha un desastre. Estaba preocupada y con mucho miedo de quedar embarazada. Estaba harta de su novio. Le había encantado coger con su hermanito, pero eso era algo prohibido, y que estaba mal. Tenía un lío en la mente. Martín se sentía el chico más feliz del mundo. Había tenido sexo con su hermana mayor… tenía muy claro que no se iba a repetir, pero ya había valido la pena. Desde que anoche Agustina le había contado a su hermana que había cogido con Martín, Florcha no paraba de hacerle preguntas. “¿Cómo fue? ¿Te gustó? ¿No los vio nadie? ¿Cómo se siente?” Agus le respondía, y positivamente. Florencia empezaba a tener ganas de experimentar también, pero no estaba preparada todavía. Ése era un paso muy grande. Además sabía que con su hermano no podía coger. Estaba deseando tener novio para tener sexo…por una parte quería, su hermanito casi se la había metido en el baño de la tía, y le había encantado… además de lo que le decía su hermana, de lo bueno que había sido que se la coja Martín. Pero por otro lado, aún tenía mucho miedo de dejar de ser virgen y que alguien entrara en ella por primera vez. Aquel día por la noche, una amiga de Agustina la invitó a salir a bailar. Ella aceptó. Quería despejarse de tantos líos en su mente. Le preguntó a su hermana si quería ir, pero Florcha estaba terminando su período y aún no se sentía del todo bien. Entonces la mayor salió por la noche con su amiga.
Entraron a uno de sus boliches preferidos. Apenas ingresaron, a Agustina le llegó un mensaje al teléfono. Era su novio. Le preguntaba dónde estaba y qué estaba haciendo. Ella ni le respondió. Diez minutos más tarde, el novio la llamó a Agus. Atendió, y le dijo que estaba en el boliche con una amiga. Le preguntó si quería que vaya para allá… Agustina no sabía que decirle, no lo quería ni ver, pero no se animaba a decírselo. Después de algunas idas y vueltas, su novio apareció por el lugar. La encontró a Agus y la saludó con un beso en la boca, y saludó a su amiga. Después, se fue a saludar a unos amigos. Agustina comenzó a beber alcohol, cualquier bebida, estaba muy confundida. Mientras hablaba con su amiga, veía como su novio miraba a otras chicas. Incluso se puso a hablar ‘muy juntitos’ con una. Esto la terminó de desesperar. Después de un tiempo, ya estaba media mareada por el alcohol. Pasó un rato más con su amiga, hasta que otro chico, más grande, se acercó, y quiso tratar de chamuyar a Agustina. Si algo no le faltaban, eran hombres a su alrededor. Ella no se negó, para darle celos a su novio. El muchacho, todo musculoso, agrandado, empezó a pedir tragos para los dos, él pagaba. Mientras hablaban de cualquier tontería, Agustina le seguía la corriente en la conversación, sin interesarse, mientras se tomaba un trago tras otro. En algún momento, el novio de la chica vió lo que pasaba, y se metió. Cruzó palabras con el tipo que intentaba chamuyarse a su novia, para dejar las cosas en claro. En fin, tras toda esa situación, el novio dijo que ya era suficiente, y le dijo a Agustina que la llevaba a casa. Ella, ya cansada de tanta tontería por esa noche, aceptó. Su novio la ayudó a subirse al auto, porque estaba media mareada. Pero no la llevó a su casa. La llevó hasta la casa de él. —¿Para que me traés acá?—Le preguntó Agustina. —Hoy no están mis padres.—Respondió su novio. —..Quiero ir a mi casa!—Exclamó la chica. El chico apagó el motor y se bajó del auto. Abrió la puerta de su casa, y la llevó a su novia en brazos, adentro. La metió en su cama, y la comenzó a desvestir. Agustina no tenía ganas de tener sexo, pero que remedio. Su novio le sacó la ropa, dejándola en ropa interior. Agarró un preservativo, ya la tenía parada, y se lo colocó en su pene. Se puso encima de Agustina, le bajó la tanga y en posición ‘misionero’, se la metió, así nomás. —Aia.. me duele estúpido!—Dijo Agus, que no estaba excitada ni lubricada. El tipo ni la escuchó, siguió moviéndose encima de ella, metiéndole la verga en la
concha. Después de unos minutos, la chica empezó a humedecerse. Luego de 5 o 10 minutos, cuando Agus se estaba empezando a calentar, su novio empezó a resoplar, y se corrió, acabó en el condón, mientras se la cogía. Se tumbó encima de ella, ya cansado, luego de acabar. Agustina se lo sacó de encima, empujándolo para el costado. Recién se estaba excitando, y su novio ya había terminado. Se tocó el clítoris fuerte, masturbándose ella misma, mientras le preguntaba a su novio si le iba a echar otro polvo. —¿Vas a seguir o te vas a dormir como siempre?—Le preguntó. El chico ni respondió. Cerró los ojos, desnudo, aún con el preservativo puesto, ya durmiéndose. La adolescente se levantó de la cama, y dejó a su novio, dando por finalizada la relación. —ESTO SE TERMINO, IMBÉCIL. SOS UN TARADO, CHAU!!.—Dijo Agustina gritándole, enojadísima y caliente, de bronca y de excitación. Se vistió como pudo, y salió de la casa de su novio, caminando con dificultad. Pidió un taxi, se subió, y pidió que la lleven a su casa. En todo el trayecto hasta su casa, pensaba en qué iba a hacer ahora. Estaba muy enojada, y muy caliente… estaba excitada. Ya se había cansado de no disfrutar del sexo, de no tener orgasmos mientras cogía… estaba cansada de que se la cojan mal. Algo que con su hermano, había disfrutado plenamente. Pagó el taxi y entró a casa. Le costó meter la llave en la cerradura. Luego, dejó la cartera en la mesa del living, se quitó sus zapatos, y caminó por el pasillo. Iba a ir a su habitación a masturbarse en la cama y dormirse, pero cuando cruzó por la puerta de la habitación de su hermano, pensó unos segundos, y la abrió. Tenía muchas ganas de pija. De tener una pija dura y grande adentro de la concha. De que le den mucho placer. Estaba decidida a romper todas las normas y reglas del incesto. Caminó hasta la cama, encendió la luz de la mesita, y sin hacer ruido, lo tocó en los hombros a su hermano, llamándolo en voz baja para que se despierte. Estaba cerca de amanecer ya. El chico fue abriendo los ojos, sin entender lo que sucedía. Lo primero que vió, fue a su hermana sacándose la remera y levantándose la falda, mostrándole la cola, parada al lado de su cama, inclinada. Estaba en corpiño y con la faldita. Martín vió eso y se le puso a mil el corazón… Agus se inclinó más, aún de pie, casi poniéndose en cuatro, con la falda completamente levantada. Su hermanito le veía toda la cola y los muslos, estaba con una tanga negra. —¿Querés cogerme pendejo?—Le preguntó Agustina, con la concha caliente. El chico pensó que era una broma o algo. Se levantó como un rayo de la cama, sin saber
que hacer. Estaba casi sin ropa, sólo con un calzoncillo, con el pito parado haciendo presión bajo la tela. Se quedó de pie, mirándole la cola a su hermana. —¿Es… en serio Agus?…¿Qué pasó?... ¿Por qué ahora?... ¿Qué hora es?—Preguntaba Martín, sin entender lo que su hermana le pedía. —Ay.. después te explico hermanito.. ahora necesito que me cojas.. por favor…—Dijo Agus en voz baja y casi suplicando. Agustina se fue bajando la tanga de a poquito, para calentar aún más a su hermano, mientras se la bajaba, un hilito de flujo quedó colgando entre los labios vaginales y la tela negra de la tanguita. Se la sacó hasta los pies, dejándola en el suelo. Se agachó y agarró la tanga, se volteó ahora mirando de frente a su hermanito, se puso la tanguita húmeda en la boca y la mordió, mirándolo a él. La tiró al piso, y se arrodilló en la cama de su hermano, sobre el borde, poniéndose en cuatro, para que se la cojan. Martín miraba estupefacto, Agustina ya estaba en cuatro como perrito, arrodillada en el borde de la cama, separando las piernitas, esperando recibir pija como una puta. —¿Me vas a coger o no?—Preguntó Agus, que ya estaba lista. —Pero… el incesto…está mal… la sociedad… la ley.. —Dijo Martín, recordándole las palabras a Agus que siempre le decía. —Me importa una mierda!.. No me importa la sociedad, no me importa que esté mal!.. ¿me escuchaste? Nada más quiero que me cojas toda pendejo!—Replicó Agustina. —¿Y si nos descubren?…dijiste que podríamos tener problemas graves… —No hagas ruido! Mami y Florcha están durmiendo, si no hacemos ruido no pasa nada hermanito… dale que ya estoy mojada! Martín no dijo más nada, convencido por su caliente hermana. Ella estaba desesperada y necesitaba pija, y él debía dársela. Se sacó el calzoncillo, quedándose completamente en pelotas, con la verga apuntando para delante. Se acercó hasta ponerse bien detrás de ella. La conchita le brillaba de humedad. Era tremendo ver a su hermana en esa posición. El chico se puso algo de baba en la punta de la pija, y se la puso en la concha. Puso las manos en las caderas de su hermana, y empujó para adentro, metiéndosela toda, abriéndole los labios rosaditos e hinchados, llenos de flujo. —Mmmm…sii… cojeme como te enseñé hermanito… Ahora Martín tenía casi toda la pija clavada adentro de Agus. La chica volvió sentir la concha llena, repleta de carne… que gusto le daba. El adolescente la fue sacando, y luego se la enterró de vuelta, sintiendo como esa conchita le envolvía y apretaba la pija, dándole placer. Los dos trataban de no hacer el más mínimo ruido, al otro lado estaba el cuarto de las chicas, y más atrás el cuarto de mamá, así que debían coger en silencio. Agus cerraba los ojos mientras disfrutaba al fin de una buena pija entrándole, el chico
se esforzaba en hacerlo lo mejor posible, mientras la tenía agarrada de las caderas, aumentó el ritmo, cogiéndosela más rápido. —Ohhh… así hermanito… así… más.. dame más fuerte…—Susurraba Agustina en voz baja. La chica apoyó la cabeza en el colchón, al escuchar lo que le pedía su hermana, Martín se concentró mucho para cogérsela bien. Ahora aumentaba el ritmo, cada vez que se la metía, las piernas del chico chocaban contra el culo de Agus, y los huevos golpeaban la conchita, cerca del clítoris, dándole a la chica aún más placer. Agustina estaba cerca del orgasmo, tenía la cara apoyada en la cama, con los ojos cerrados y la boca abierta, disfrutando de que su hermanito se la coja toda. La pija le entraba y salía sin problemas, estaba re mojadita, esos labios rosados estaban hinchaditos, mientras el muchacho no paraba de moverse, atrás y adelante, cogiendo a su hermana. La puerta de la habitación había quedado un poco abierta, si mamá por alguna razón se levantaba y pasaba por allí, vería a sus hijos cogiendo! El chico ya se la estaba cogiendo muy fuerte, hacía ruido cada vez que su pubis chocaba contra la cola de Agus. Ella ya estaba a punto del orgasmo, llevó una mano a su entrepierna, y con dos dedos en su clítoris, se masturbaba mientras su hermano le daba al máximo. —Au…ahhh…ah… que bien que cogés pendejo de mierda… Inmediatamente, Agustina se vino, mientras Martín continuaba penetrándola, ella tuvo el primer orgasmo, mientras hacia fuerza con la vagina y le apretaba el pito a su hermanito. El esfuerzo que estaba haciendo el muchacho se hacía notar, ya estaba por terminar también, así que se la sacó de golpe de la concha, mientras ella se reponía de su tremendo orgasmo. El muchacho se la quedó mirando, su hermana mayor tenía la conchita un poco abierta, toda rosada y brillosa, y él tenía su pija también llena de flujos. Respiró hondo. —Metémela de nuevo… dale hermanito…—Suplicaba Agustina. —Ahí te la pongo Agus.. ahí te la pongo toda… —Mmmmhhhh…—Gemía ella. Martín se agarró el pene con un par de dedos, volvió a acercarse a ella, y se la metió toda en la concha. La chica suspiró, su hermano volvió a agarrarse de sus caderas, y a cogérsela fuerte. Era demasiado placer tener a su hermana en cuatro en su cama… Agustina ya tenía la conchita muy abierta, mientras le entraba toda esa pija, se le estaba poniendo colorada. Ella agarraba con fuerza la sábana de la cama, mientras su hermanito se la cogía, ya se
escuchaba el ruido de sus piernas y su pubis chocando contra la cola de Agus… Plaf, plaf, plaf… Estaban haciendo ruido, pero a ninguno le importaba. —Ayy sii.. así.. así me gusta que me cojan… La cama también empezaba a hacer ruido, la madera y el colchón se movían con los fuertes movimientos, y eso provocaba un ruidito que se debía escuchar desde las otras habitaciones. —Uhh… uhhh… uhhh…—Gemía ella. —Ohhh… ya voy a acabar hermanita… oh… —No.. me acabes.. adentro… ohhhh… por favor.. —…¡¿Querés tomar la leche Agus?! —Mmmm… ¿me la vas a dar en la boca? —Siii. Martín, ya sintiendo el inminente orgasmo, se movió para atrás, sacando la pija de la chochita mojada de su hermana, dejándosela bien abierta. Agustina se dio la vuelta rápidamente, sentándose en la cama, en el borde, de frente a él. Abrió la boca y sacó la lengua afuera. Su hermanito se acercó, y le metió el pito en la boca, ella la cerró, y con sus hermosos labios le apretó todo el tronco… enseguida el muchacho no pudo más, y todo el semen le empezó a brotar, mientras Agus se lo tragaba todito, un chorrito tras otro. Martín acababa adentro de la boca de su hermana, mientras ella lo miraba, con la boca llena de pija, tragándose toda la leche caliente. Cuando terminó, la chica sonrió, y él le sacó el pito de la boca… lo tenía repleto de babita y semen… Agus le pasó la lengua por todo el tronco y el glande, limpiándoselo todo. Le había pegado una cogida tremenda a su hermana. Se quedaron los dos así, quietos… respirando, mirándose. A Agustina le chorreaba un poco de lechita por los labios. Estaba muy contenta. Por fin estaba bien cogida. A Martín se le empezaba a poner blanda la pija ya. Agus se movió un poco en la cama, agarró la almohada y apoyó la cabeza encima, se acostó boca arriba, y abrió sus piernas frente a él. —¿Me vas a echar otro polvo hermanito? Quiero más! Al chico le dio un golpe de adrenalina. Era su hermana, era su cama, era tan morboso y prohibido, era tan caliente, que a Martín se le estaba poniendo dura de nuevo, enseguida.
—Subite a la cama pendejo.. vení.—Dijo Agus. El chico lo hizo, se subió a la cama y se arrodilló entre las piernas abiertas de su hermana. Ya la tenía casi erecta por completo. Agustina llevó una mano a su depilada entrepierna, y se acariciaba el clítoris. Luego, se abrió la concha con los dedos, la tenía muy mojada y excitada, hinchadita. —¿Te gusta mi chocha? —Mucho.. me gusta mucho Agus! —¿Querés meterme tu pito de vuelta? Martín le dijo que sí moviendo la cabeza. Agustina le agarró la pija con los dedos, y ella misma se la puso en la entrada de su concha. Martín sólo empujó para adentro, metiéndole media pija, ya bien parada. Ahora notaba como la abertura de esa vagina estaba más abierta, y trató de moverse nuevamente dentro de ella. Ahora sentía su pija mucho más sensible, luego de la primera acabada. En esa pose de ‘misionero’, podía verle la cara toda excitada a su hermana, la notaba un poco transpirada, y las grandes tetas bajo ese corpiño negro, se veían tan sexys… Ya se estaba moviendo, esta vez más despacio, cogiéndose a su hermanita en su cama, metiendo y sacando su pija dura de esa deliciosa conchita rosada. Cada roce dentro de esas calientes paredes vaginales era una delicia. Se la metía toda, y se la dejaba unos segundos toda clavada. A Agustina eso le encantaba. Le gustaba mucho sentirse llena de pija, tenerla toda adentro. —Ahhh.. me encanta tu pito… me encanta lo grande que lo tenés…—Decía la chica en voz baja. Cada vez que se la ponía hasta el fondo y chocaba contra ella, las tetas se le movían bajo el corpiño. Agustina estiró la mano hasta el cuerpo de su hermano, con la palma abierta de su mano, le acariciaba el pecho… a pesar de su corta edad, lo tenía marcadito… bajó y le acariciaba el abdomen, alcanzaba a notarle ligeramente los abdominales… nunca se había fijado bien. Ella se calentó aún más notando eso. Ahora el chico se empezó a mover más fuerte, casi como antes, tratando de cogerse bien a su hermana. Ella suspiraba mucho ya. Estaba cerca de otro orgasmo. Mientras estaban cogiendo, ella lo detuvo. —Pará un minuto pendejo.. pará. El chico se detuvo, sacándole la pija de la concha. Agustina levantó las piernas, y se las puso en los hombros a su hermano.
—Agarrame de las piernitas hermanito… te las voy a poner en los hombros… Ya con las piernas de la chica levantadas, apoyadas en los hombros de su hermano, el chico se las agarró. —Ahora vas a sentir mi chochita más apretada.. te va a gustar! El muchacho se extrañó con esa pose rara, pero no pensó demasiado. Con las tremendas piernas de su hermana en sus hombros, le puso la cabecita roja e hinchadita de su pija en los labios vaginales de Agus, que ahora los tenía bien cerraditos. Se la apoyó y empujó para adentro, su pija se iba abriendo paso entre los labios rosaditos de su hermana… estaba re apretada ahora. —Uffff… dios!—Exclamó el chico, cuando le pudo meter la pija entera adentro. Ahora se la metía y sacaba con más dificultad, en esa pose la concha de su hermana estaba muy cerradita… le estaba dando muchísimo placer. Agus la sentía toda calentita adentro y se moría de placer sintiendo como la dura pija de su hermanito menor le abría toda la conchita. Martín se movió más rápido, ahora la estaba cogiendo fuerte, su hermana no paraba de gemir en voz baja como una perrita. La cama hacía ruido, el chico le agarraba fuerte las piernas mientras se la metía, dándole placer a ella. Agustina se metió la mano entre las piernas tocándose el clítoris, y la chica llegó a otro orgasmo. —MMMMMhhhh… —Shhhhhh. La adolescente no pudo evitar gemir fuerte, con la boca cerrada, al estallar en otro estupendo orgasmo… le indicó a su hermanito que pare de cogérsela, porque tenía la concha muy sensible ya. Martín sacó su pene de adentro de ella, y le bajó las piernas de los hombros. Agustina quedó descansando unos segundos despatarrada en la cama, con la concha abierta y húmeda… El chico aún estaba muy caliente, a punto de la segunda acabada. Pronto ella se repuso, mirándolo a su hermano. —¿Querés acabar pendejo? —Sii. —Como fuiste tan bueno conmigo… y me cogiste tan bien… te voy a hacer un regalo… Agustina lo empujó a su hermano, haciéndolo acostar boca arriba. La pija apuntaba al techo. Ella se inclinó sobre él, apoyándole las tetas en la pija, sin sacarse el corpiño.
Martín suspiró cuando su pito se rozó con las grandes tetas de su hermana.. dios santo. La chica agarró la pija dura con la mano, y mientras lo miraba a los ojos a él, se la puso entre las tetas, en el medio… ella movía el pito de su hermanito, golpeándoselo en las tetas, en el corpiño… metiéndoselo en el medio de ambas… —Ohhh… A Martín le temblaba el cuerpo ya… —¿Querés ensuciarme las tetas con tu leche? —Ahhhh… sii.. si quierooo… —Mmm… entonces acabame las tetas chanchito.. Agustina le golpeteó la pija entre sus tetas dos veces más, y el chico comenzó a derramar leche caliente… ella seguía agarrándosela, se la dejó entre las tetas, mientras el semen le caía entre sus pechos y en el corpiño… algunos chorros se le metían entre medio. —Cuánta lechita nene…—Dijo Agus, pasándose la pija por las tetas, embardunándose toda de semen. Martín casi no podía respirar. No podía imaginarse tener tanto placer. Agus le soltó la pija, que cayó ya rendida sobre su pubis. La chica se levantó de la cama, completamente satisfecha, con las tetas llenas de leche de su hermano. Agarró la tanga, se la puso, y miró al reloj. —Uhh ya van a ser las 6:30! Dale que mamá ya se va a despertar!!! Martín se sorprendió. Su madre ponía el despertador siempre a esa hora para despertarse para ir a trabajar. El chico agarró su calzoncillo y se lo puso. Luego, se tapó con la sábana. —Hasta mañana hermanito! —Hasta mañana Agus. Su hermana salió así, con la falda ya acomodada de nuevo, en corpiño, con el pecho y las tetas llenas de leche. Fue hasta el baño, agarró unos pañuelitos de papel, y mientras se miraba al espejo, se limpiaba las tetas. Pensaba en lo bien que se la había cogido su hermanito… sonrió, ya con los pechos limpios, y se cepilló los dientes. Una vez que salió del baño, ya caminando por el pasillo, se encontró con su madre, que recién se levantaba!. No pudo evitar ponerse nerviosa. —¿Vos hiciste esos ruidos nena?—Le preguntó mamá, que se había despertado escuchando los ruidos de la cama mientras cogían. —..Ahh.. sí… es que me choque contra la mesa…estoy algo mareada—Mintió Agustina. —Ay ay ay… no me gusta que tomes tanto, hija. Agustina se metió en su pieza… ni se había dado cuenta que hizo tanto ruido. Pero no le importaba. Se acostó en su cama, contenta, súper satisfecha, y bien cogida. Había roto todas las barreras del incesto… ahora ya no había marcha atrás.
Tras varias horas de sueño, Florencia fue la primera en despertarse, y fue quien preparo la comida al día siguiente. Agustina se despertó con un montón de mensajes en su celular, provenientes de ahora su ex novio. Casi ni los leyó, no quería saber más nada con él. Se despertó muy alegre, con un poco de culpa, pero feliz. Se dio una ducha rápida, salió del baño en ropa interior y saludó a Flor. —¿Porque estás tan sonriente?—Le preguntó Florencia. Almorzó con su hermana, y allí le contó como se la cogió Martín anoche, cuando llegó de la fiesta, y cómo había dejado a su ex. Terminaron de comer y se quedaron hablando las dos en el sillón del living, mientras Agustina le contaba todos los detalles de lo bien que se la había garchado su hermanito. —Ya sabes Florencia.. esto.. a nadie!!!—Le dijo Agustina. —Ya sé tonta!... contame más, cómo estabas vos? —Así mirá.. Agustina se dio la vuelta y se arrodilló en el sillón, poniéndose como perrita. —¿Ves Flor?.. Yo me puse así en la cama. —Y él estaba acá atrás, no?—Dijo Florencia, sentada al lado de ella, apoyándole una mano en la cola a Agus. —Sí!. Agustina solo estaba en ropa interior, Florcha le agarró la bombachita a su hermana, y se la bajó un poco. —¿Te la metió por la concha?—Le preguntó Florencia. Agustina respondió que sí con la cabeza, mientras su hermana se puso detrás y le miraba la conchita. Se la tocó un poco con un dedo, notándola ligeramente húmeda. —¿Estás excitada Agus? —Si… me calenté contándote todo! —Yo también me mojé..—Dijo Flor. Florencia se la siguió acariciando, pasándole la yema del dedo por los labios vaginales. —Ay me dieron ganitas de chuparte la concha!—Dijo Flor. —Mmm, ¿si? —Sii.. puedo? —Si.. dale! Florencia se puso detrás de su hermana, le bajó la bombacha hasta las rodillas, puso sus manos en las piernas de ella y hundió su cara en la cola de su hermana. Sacó la lengua afuera, y se la pasó por la concha, por la parte donde tenía el agujerito.
—Uhhhmmmm—Gimió Agus. Mientras Florcha le comía la concha a su hermana mayor, se despertó Martín. Fue hasta la cocina sólo en boxers, vió su plato de pastas y lo metió al microondas. Escuchó algunos ruidos en el living, se acercó hasta allí, y se quedó totalmente sorprendido por lo que vió. Sus hermanas jugando en el sillón… inmediatamente Agus lo vió y le sonrió. El chico se olvidó de la comida y se acercó, hasta sentarse en el sillón al lado de ellas. Florencia tenía la cara metida entre las piernas y la cola de su hermana, mientras sacaba la lengua y se la pasaba a lo largo de toda la concha a Agustina. El muchacho miraba, con el bulto abultado, viendo esa imagen tan excitante… él también quería probar la concha de Agus! —¿Te gusta que te hagan eso?—Preguntó el chico, un tanto sorprendido. —Muchoo hermanito!.. ¿Querés probar?—Le preguntó Agustina. —Sii. Martín observó unas veces más como Flor le pasaba la lengua, y ahora le tocaba a él. Florencia salió de entre las piernas de su hermana, y se metió el chico. Puso sus manos en los cachetes de la cola de Agustina, y le empezó a lamer toda la concha a su hermana, que ya estaba mojadita por la babita de Flor. El adolescente ahora disfrutaba de lamer esa hermosa conchita rosada que ya anoche se había cogido… le pasaba la lengua por todos los labios, mientras Agus suspiraba, con las manos puestas en el respaldo del sillón, totalmente excitada. Florcha pidió permiso, su hermano se movió un poco, y la menor volvió a colocarse en posición para lamerle otra vez esa zona. —Meteme la lengua adentro…mmm! Florcha hizo caso, y trató de meterle la punta de su lengua caliente adentro del agujerito de la concha… se lo metió un poco, y se la sacó de nuevo. Agustina estaba muy caliente ya… estaba gimiendo mucho. —Así hermanita?—Le preguntó Flor, mientras le metía y sacaba la lengua de la concha. —Siii… mmmm más Flor… más adentro metemela… Florencia hizo un esfuerzo para meterle aún más la lengua adentro de la concha a su hermana… se la metió hasta la mitad! Agus tenía la conchita re excitada y mojada… Florcha se cansó un poco, y descansó, sacando la cara de entre las piernas de su hermana. La concha le quedó chorreando babita para abajo. Martín vio eso y le fue imposible resistirse. Se sacó el bóxer hasta los pies, se lo quitó, quedándose completamente desnudo, con la pija parada apuntando a esa conchita babeada. Se acercó a ella, y le pasó la punta por la concha… —Mmm ya me la querés meter otra vez chanchito… —Quiero cogerte toda Agus!...
—Ahhh… me encanta lo dura que la tenés! Martín, ante la mirada de Florcha, le pasaba la pija por los labios vaginales a Agustina, sintiendo todo bien húmedo… la chica cerraba los ojos, ya con muchas ganas de tenerla bien adentro. —Dale cogeme pendejo…—Dijo Agustina suspirando. El chico apuntó bien a la entrada de la vagina, y ya se la iba a meter. —¿Te coge sin preservativo?—Preguntó Florcha. —Si.. me encanta así!.. Mientras no me acabe adentro de la concha no pasa nada… —Agus.. si querés.. podemos usar… —No! Me gusta así, nada más no me acabes adentro pendejo! ¿Entendiste? —Si! Mientras Florcha miraba y se tocaba ella sola, Martín empujó hacia delante y le fue metiendo la pija bien dura adentro de la conchita mojada a su hermana… deslizándose completamente sin problemas. A Agustina le encantó volverse a sentir llena de esa pija… entrando en su interior, tan caliente, tan dura… ahora deseaba ser penetrada como anoche. Otra vez se estaba dejando coger por su hermano. El adolescente se la metió entera, hasta chocar sus piernas contra las de ella, y la saco un poco, para volverla a meter, y así comenzar a cogérsela. Mientras apoyaba sus manos en las caderas de la chica, se la cogía a su hermana mayor que estaba en cuatro, arrodillada en el sillón, gimiendo y moviéndose hacia atrás y adelante. Cada vez que se la metía, la conchita se abría comiéndose toda la verga, poniéndose cada vez más abierta. Martín suspiraba con tanto placer, le estaba gustando mucho. Florencia miraba como el pito de su hermano entraba y salía de la mojada concha de Agus.. se veía tan lindo, tan excitante, que ella se tocaba el clítoris mientras miraba, mojándose entera. —Ahhhhhh… mmmmm… así.. así hermanito…—Gemía Agus. —Ohh..!! Mientras cogían, el celular de Agustina comenzó a sonar. El chico detuvo sus movimientos, dejándole la pija bien clavada en la concha, pero quieto. Agustina miró su teléfono, vió que era su ahora ex novio quien la estaba llamando, hizo un gesto molesto y atendió. Se puso el teléfono en la oreja, mientras permanecía en cuatro, con la pija de su hermano enterrada en la concha. —Hola..? —Hola mi amor, tenemos que hablar!—Dijo su ex. —No tenemos nada que hablar, no quiero seguir!—Le replicó Agustina.
Martín solo esperaba, con su miembro bien calentito adentro de su hermana… se empezó a mover otra vez, pero ahora bien despacito y lento… sacando y metiendo su pija en esos labios rosaditos e hinchados, llenos de flujos. Agustina lo tocaba con la otra mano, y le decía que pare un minuto. —Podemos arreglarnos, no seas así… —No, no podemos! El muchacho no quería parar, así que mientras Agustina seguía hablando con el novio por teléfono, continuó cogiéndosela, metiéndole la pija en la conchita rebosante de placer. —¿Por qué no querés seguir Agu? ¿Qué hice mal? Decimelo por favor…—Le decía su ex. —Porque te portás como un imbécil! Cada vez que se la metía hasta el fondo, sus piernas chocaban contra la cola de su hermana, haciendo ruidito. Ahora se la metía más rápido, mientras Agus trataba de no gemir, pero le costaba. —Voy para tu casa, quiero arreglar esto!—Le dijo su ex novio. Agustina le iba a contestar, cuando Martín se la puso toda y ella no pudo evitar gemir. —Ahhhh... No, no vengas, no quiero hablar con vos!—Le respondió tras el gemido. Martín se movía muy rápido y se la cogía más fuerte, la chica se movía toda tratando de sostener el teléfono en su oído, y no podía parar de gemir. Se estaba cogiendo a su hermana mientras ella hablaba por teléfono con su ex novio. —Ohh… ahhmm… ayy… Su novio al otro lado del celular estaba escuchando los gemidos. —¿Te pasa algo mi amor? Agustina ya tenía ganas de decirle que se la estaban cogiendo como él nunca lo había hecho! —Uhh… no.. nada! Su hermano ya estaba cerca de terminar, le estaba cogiendo esa delicada conchita como a ella le gustaba, y obviamente Agus también estaba a punto de su orgasmo. Agustina le cortó a su ex, dejó el celu tirado en el sillón, y se llevó sus dedos a su clítoris, mientras se venía con la pija de su hermanito adentro. —Ohhh!... uhhhh.. dale pendejo, cogeme más.. cogeme!—Rogaba Agustina con voz de nena. Eso fue suficiente para el chico, que le reventó la concha con dos o tres bombeadas bien fuertes y sacó la pija, se pajeó en el culo de su hermana, mientras toda la leche caía en
los cachetes de la chica, que se convulsionaba por su orgasmo… Martín terminó de sacudirse su miembro, apretando hasta que saliera toda la leche sobre la cola de Agus, y ella terminaba de temblar tras su orgasmo. Agustina se tocó la cola con sus dedos, notando todo el semen calentito de su hermano. —Ufff.. y eso que recién me duché.. ahora me tengo que bañar de vuelta.—Comentó Agustina entre sonrisas. Martín se volvió a poner su ropa. Florcha estaba re excitada con todo lo que había visto! Sentía la chocha tremendamente mojada, los pezoncitos bien duros, la bombachita la tenía empapada… ella también ya quería coger como sus hermanos! —Yo también quiero coger!—Exclamó Flor. Agustina y Martín se la quedaron mirando… —No podés hermanita…—Le dijo Agustina. —¿Por qué no, Agus? No es justo que ustedes cojan y yo no! —Porque sos muy chica todavía… —No soy chica! Tengo 19!! —Y bueno!.. todavía sos muy pendeja para coger hermanita.. —Si vos ya cogías mucho antes… sos re tramposa. —Bueno, por eso!.. Tu primera vez tiene que ser con el chico adecuado, con quien sea tu primer novio… no con tu hermano! Florencia decidió no seguir con la discusión. Indudablemente que quería coger ya, necesitaba ella también ser penetrada…le dieron ganas de decirle a Agustina “Bien que vos dejaste que nuestro hermanito tenga su primera vez con vos, forra!”. Agustina se fue a bañar… le había quedado la conchita toda colorada y muy sensible! Su hermano se la había re cogido varias veces en poco tiempo, estaba re satisfecha y contenta. Se limpio toda la leche de la cola mientras se bañaba, luego se secó y se puso un bikini, Flor también, y ambas salieron al patio a tomar sol. Después, esa noche, a Agustina le bajó la regla, confirmando finalmente que no estaba embarazada. Nunca había estado tan feliz de que le viniera. Al día siguiente, todo parecía normal. Cuando se despertó Martín, se levantó con ganas de cogerse a su hermana. De sólo pensarlo, se le puso bien dura… se quedó pensativo en su cama, antes de levantarse. “Ya soy un hombre… ahora cojo!.. Ya estoy cogiendo!..” Todavía no podía creerse como había esperado tanto tiempo que llegaran estos momentos, tantas pajas viendo porno, en Internet o revistas, o imaginándose a las compañeras de la escuela…ahora ya cogía! Y encima se cogía a la hermosura de su hermana mayor… Se levantó de la cama súper contento, pasó por la ducha, y luego se sentó a almorzar con Florcha. Estaban los dos sentados en la mesa de la cocina, comiendo. —Agus no va a venir a comer?—Preguntó Martín. —No se siente bien...—Respondió Florcha.
—Que.. ahora.. ella está…? —Si, tontito!—Le respondió Florcha riéndose. Martín también se rió, aunque no le agradaba mucho que su hermana mayor estuviese en su periodo! Tenía muchas ganas de coger, pero no iba a ser posible, al menos ese día… Encima Florcha estaba re caliente, tenía muchas ganas de coger, no soportaba ser la última en todo… de a ratos se hacía la tonta y lo miraba con lujuria a su hermanito, o se daba vuelta para mostrarle la cola. —Que lindo día, quiero aprovechar para tomar sol hermanito.—Dijo Florcha, mientras lavaba los platos. —Sí, hay mucho sol… Florencia se fue hasta su habitación, se iba a poner un bikini, pero no estaba segura cual ponerse. Se le ocurrió una idea, para calentar a su hermano. Se puso un bikini y llevó otro hasta la cocina, donde estaba Martín mirando tele. —Eu pendejo… no sé que bikini ponerme! Martín la miró, Florcha estaba en bikini, era de color azul con puntitos blancos… estaba tremenda. —¿Te gusta ésta que tengo puesta?.. ¿o te gusta más ésta?—Dijo Florcha, señalándole la otra bikini, que era completamente roja. —…No sé… Florcha se quitó la que tenía puesta, se sacó la parte de arriba, quedándose en tetas, y luego se sacó la parte de abajo… estaba completamente desnuda frente a su hermano! Martín le miraba ese pubis oscuro y lleno de pelos… que excitante era. Enseguida la chica se puso el otro bikini rojo. —Ése me gusta más, Flor! Sin más, Florencia dejó la azul en su habitación, y luego de un rato fue a pasar la tarde al patio, había dejado a su hermano con la pija dura, mostrándosele en bolas a propósito… Se puso protector solar, luego puso una toalla sobre el césped y se acostó boca arriba, bajo el sol. Hacía mucho calor. Tras un rato viendo televisión, Martín tomó un poco de agua, y fue para el patio también, estaba aburrido. Acomodó una reposera, y se sentó sobre ella. Sólo tenía una malla. Estaba al lado de su hermana, pero en la sombra que daba la casa. La miraba… ella tras un rato, se dio la vuelta, acostándose boca abajo. Ahora le veía la tira del corpiño roja en la espalda, y la colaless en el culo… evidentemente le quedaba algo pequeña, porque se le metía casi entera entre los cachetes… al verla así, el chico se calentó mucho, ya tenía su miembro paradito bajo la malla. Florencia giró la mirada y lo vió, sabiendo que la miraba. La chica se desató la tira del
corpiño de la bikini, dejando su espalda desnuda. Tras un rato así, se agarró la colaless de la bikini, y se la bajó, sacándosela y dejándola a un costado. Estaba tomando sol desnuda. —Cuidado que te puede ver el vecino!—Dijo Martín. —Que me vea!…—Respondió ella sonriendo. El tapial que separaba su patio del patio del vecino, no era tan alto. Si alguien trataba de espiar por encima, podría llegar a ver a Florcha desnuda tomando sol, acostada… el vecino tenía sus años, quizás unos cuarenta… a Martín le sorprendió lo puta que estaba siendo su hermana. No aguantaba más, ya viéndole la cola desnuda. El muchacho se bajó de la reposera, y se sentó en el césped, al lado de su hermanita. —Mirá si justo está en su patio y mira para acá, y te espía… —¿Vos decís que el vecino se va a calentar si me ve desnuda?—Preguntó Florcha, haciéndose la tonta. —Si!... te llega a ver esta cola hermosa… a vos desnuda… yo creo que salta el tapial y te viola! Los dos se rieron. La chica se puso un poco de protector solar en una mano, y se lo pasó por todo su enorme ojete, se lo pasaba por las nalgas… mientras, su hermano la miraba. —¿Te gusta que te mire, Flor?—Preguntó Martín. —Sí… no te das cuenta que me saqué la bikini para vos? Florcha quería provocarlo mucho… ella estaba muy excitada, estaba a punto de dejar de ser virgencita, quería coger, quería sentir lo que le contaba su hermana, una pija penetrándola… Martín se puso a la altura del culo de su hermana. Ahora estaba al rayo del sol, le empezó a acariciar los gordos y excitantes cachetes, aún húmedos por la crema solar. Florencia, aún acostada boca abajo, llevó sus dos manos a su cola, y con ambas, se abrió bien los cachetes. Martín ahora le veía bien el agujerito del culo y los labios de la concha cerraditos. —Mirame ahí hermanito… ¿te gusta lo que ves? —Sí Flor… me gusta mucho! —¿Y te gustaría cogerme? —Obvio boluda… me encantaría! A Florencia le gustaba escuchar que le diga eso… el chico estaba con la pija re parada, le dolía de lo dura que la tenía! Ya le brotaba mucho líquido pre seminal del glande. Mientras ella mantenía su ojete abierto, él le puso un dedo en el agujerito del culo… se lo pasó por ahí, y luego se lo bajó por la concha. Se acomodó un poco, y puso su cara entre las nalgas de la chica, sacó la lengua afuera, y le lamió el culo. —Mmmmm..—Gimió Florcha, con los ojos cerrados.
Martín le pasó varias veces la lengua por el orificio anal a su hermanita, dejándoselo lleno de babita… —¿Ahora no te da miedo que el vecino te vea chupándole la cola a tu hermana?—Dijo Florencia. El chico se rió… y siguió lamiéndosela. —Te va a hacer mal el sol hermanito, ponete protector, sino te vas a quemar! —No pasa nada… es un minuto. —Es que está re fuerte! Luego de un rato chupándole el culo, sacó su cara de ahí y continuó con las caricias. —Bueno.. creo que ya fue suficiente sol por hoy!—Dijo la chica. Se levantaron los dos, y volvieron adentro de la casa. Tomaron algo, mientras avanzaba la tarde. Florcha fue a su pieza, dejó la bikini, y volvió a la cocina desnuda. En el camino se puso un corpiño y una remera. Mientras su hermano le miraba el pubis, ella se puso una calza deportiva corta, sin nada abajo. Luego las zapatillas. —¿Vas un rato al gimnasio? —Sí! —¿No te ponés nada debajo de la calza? —No, es más cómodo así hermanito! —Se te re marca la cola Flor!... te la van a mirar mucho. Lo cierto es que estaba tremendamente caliente su hermana en calzas… la forma en que se le marcaba el culo era impresionante! La chica le dio un beso en el cachete a su hermanito, y se fue. Una vez que llegó allí, inmediatamente ella se percató de todas las miradas de los chicos, había mucha gente. Se puso a hacer ejercicio, mientras por dentro estaba loca de deseo. Martín se dedico a limpiar un poco su habitación… seguía muy caliente, y no paraba de imaginarse las cosas que podía llegar a estar haciendo su hermana con tantos chicos alrededor… se sentó en su cama, agarró el teléfono y le mandó un mensaje por whatsapp a Florcha. “¿Estás pasando desapercibida? ¿O te están mirando?” La chica, mientras estaba pedaleando en la bici estática, lo leyó riéndose. “Me están re mirando! Está lleno de chicos” Martín se bajó la malla, porque la pija le estaba apretando mucho ya.
“Cómo te gusta que te miren la cola, hermanita! ¿Qué estás haciendo?” “Siiii…estoy en la bicicleta” “Ahh!... Mientras pedaleas.. levantá un poco la cola así te la re ven..¿te animás?” “Jajaja que malo sos! Obvio que me animo!” Florcha se hizo la tonta, y mientras pedaleaba, levantaba un poco la cola.. de esa manera se le veía más, y casi todos los hombres del lugar no perdían detalle, haciéndose los distraídos… Estaba re desatada… los chicos del gimnasio, el vecino, su hermano… daba igual… quería llamar la atención de los hombres. “Ya lo hice, encima los miro por el espejo y me re miran!” El adolescente ya se pajeaba mientras leía lo que su hermana le escribía. “Que putita que estás, Flor!.. cuando vuelvas, te voy a chupar bien la cola” “Mmm quiero!” Respondió ella, mojándose entera en el gimnasio. “¿Estás excitada?” “Sii, mal!” “Bueno.. tené cuidado hermanita… que no le pase nada a tu calza porque andás sin bombacha! Imaginate si se te rompe o le pasa algo” “Ay me estás asustando… es verdad! Un montón de chicos me verían la concha! Me muero jajaja” Tras un par de intercambios más, Florencia terminó su rutina, y se volvió a casa… Martín estaba muy caliente. Ya era la tardecita, apenas la chica llegó a casa, tenía ganas de hacer pis y se metió al baño. Luego, tiró la cadena, se limpió y se subió la calza. Ahora estaba parada mirándose en el espejo del baño, estaba un poco transpirada, justo cuando su hermano menor entró al baño. Se miraron, y el chico inmediatamente se puso detrás de su hermana, y sin decirle nada, le agarró la calza y se la bajó hasta los tobillos. Martín se arrodilló en el suelo, de esa manera su cara quedaba a la altura del enorme culo de Florcha. Lo abrió un poco y le metió la lengua, comenzando a chuparle la cola otra vez… la chica permanecía de pie, agarrada del lavamanos, mientras la lengua de su hermanito jugaba en su agujerito. Ella separó un poco las piernas. Su hermano le pasaba la lengua por el agujero del culo de una manera casi desesperada, Florcha se derretía de placer, le encantaba que le chuparan el culo.
Tras varios lengüetazos, la adolescente estaba completamente excitada… había calentado tanto a su hermano todo el día, que ella tampoco ya no daba más… Martín se desabrochó la malla, sacándose el pito afuera. —Ahhhh…mmmmmmmmmmmmmm —¿Te gusta que te chupe la cola? —Siii… uhhmmm sii. El chico continuaba lamiéndole el culo a su hermana en el baño, cuando se puso de pie, apuntó su pija y se la puso sobre el ano. —Ohhhh…—Gimió la chica al sentirla tan dura en su cola. Florcha llevó sus manitos a sus cachetes y se abrió bien el ojete, su hermano se la ponía ahí, el agujerito del culo estaba todo lleno de babita… cada vez que Martín se la apoyaba y empujaba, el orificio se le abría ligeramente a la chica… jugaba con la punta de la pija empujando en ese culo que se estaba abriendo de la excitación… Florencia sentía como su conchita estaba muy húmeda, muy excitada… sentir ese pito calentito y duro en su cola era tremendo… —Mmmm… se te re abre la cola, Florrrrr…—Dijo Martín, mirando como el agujerito de su hermana se abría poco a poco cuando le apoyaba el glande. Ya no aguantaba más, quería metérsela por el culo a su hermana… ella seguía abriéndose los cachetes, notando como la punta casi se le metía ya. —Se me abre porque estoy re excitada hermanito…ahhh… deberíamos parar.. me la vas a meter! —Te quiero coger Flor.. te la quiero meter bien en la cola… —Ay no, basta pendejo! —Si sos re putita hermanita.. Florencia se re calentó cuando escuchó que su hermano le dijo putita… quería coger, pero al mismo tiempo no se sentía lista, no le parecía la situación ideal tampoco. El chico empujó más para adentro en esa cola babeada, notó como se le abrió un poco más, y la puntita del glande se le metió adentro! —Ahhhh!!! Ay me duele hermanitoooo!!! Martín no le hizo caso, la sacó y se la volvió a apoyar, el agujerito del culo de Florcha estaba un poquito abierto, sumado a la saliva que tenía tras la chupada que le dio su hermano, y lo excitada que estaba ella sintiendo la pija dura ahí… —Paraaaa… en serio pendejo… todavía no estoy preparada para coger! —Te la voy a meter toda en la cola Flor… te voy a culear! —Noooo!!! Por favor.. mi primera vez tiene que ser con alguien especial… —Suplicaba Florcha.
El adolescente no le hizo caso, estaba tan caliente que sólo quería romperle el culo a su hermana virgen. Empujó más, y notó como su glande entero se metió adentro de la cola de Florcha! —AHHHHHHHHHHHHHH ME DUELE!!! Me duele la cola!!!!! Martín tenía la cabeza gordita y roja de la pija metida en el culo de su hermana, se lo abrió por primera vez! Le estaba haciendo el orto a su hermanita virgen de parada! Y en el baño. A todo eso, mamá llegó a casa… cuando entró al living y puso sus cosas en la mesa, escuchó apenas el ruido del grito de Florencia cuando su hermanito se la metió en la cola, y fue a ver que pasaba. Le pareció que el grito vino del baño, se acercó hasta la puerta, la cual estaba cerrada, se notaba que estaba la luz prendida adentro. —¿Hija? ¿Estás bien?—Preguntó mamá detrás de la puerta. Martín y Florcha se quedaron quietos como estatuas al instante. Se re asustaron. El chico tenía clavadita a su hermana en el culo… —¿¿Nena?? ¿Te pasa algo?—Preguntaba mamá otra vez tras la puerta. —Em… no ma.. no pasa nada!—Respondió Florcha, con la pija de su hermanito aún metida en la cola. —Me pareció que gritaste o algo. —No ma, está todo bien... —¿Te vas a bañar? —Si! —Bueno querida. ¿Dónde andan tus hermanos? Florencia no sabía que decir, mientras su hermanito permanecía quieto... el culo de la chica se estaba cerrando aún con la pija adentro. —...Agustina está acostada... y Martín creo que salió con los amigos!—Mintió Florencia. Tras eso, mamá se retiró de allí. Uff! Casi los atrapan... pero ahora había otro problema: Martín estaba en el baño, no con sus amigos... —¿Cómo le vas a decir eso? Mirá si nos descubre que estamos los dos acá! —Shhhhhhhhhhhhh.. callate pendejo! No hagas ruido... fue lo primero que se me ocurrió! Ella tenía razón, era mejor no hablar y quedarse callados, porque si su madre escuchaba algo extraño nuevamente, quizás vendría de nuevo el baño y esta vez abriría la puerta. —Ay.. sacamela que me duele mucho la cola hermanito...—Suplicaba Florcha en voz baja. Martín no le hizo caso, llevó sus manos adelante, tocándole las tetas por encima de la remera, mientras la punta de su pija se le metía adentro de la cola a su hermana. Empujó aún más, pero el ojete de su hermana no se podía abrir tanto.
—AHHH!! —Shhhh. —...Es que me estas rompiendo la cola pendejo!—Susurraba la chica. El chico fue sacando de a poquito la cabecita de la pija del culo de su hermana... apenas la sacó, el culo se le cerró como antes. Bajó, y le dió más lamidas, para ponerle más babita, eso sí le gustó a Flor... luego, se puso nuevamente detrás, se la puso en el agujerito y se la metió otra vez, ahora más adentro, metiéndole media pija en la cola. Florencia respiraba fuerte, ahora sintiendo como se le abría bien el culo. El adolescente trataba de meter y sacar su miembro de ese ojete tan apretado, y lo estaba logrando. Le dificultaba un poco cogérsela por la cola así parados, pero no le importaba. Ahora se la metía y sacaba lentamente y muy despacio, abriéndole cada vez más el orto. A Florencia le empezó a gustar un poco, a pesar del dolor... su hermano estaba sintiendo demasiado placer, la cola de su hermana estaba muy apretada, la pija se deslizaba ahí adentro con toda la babita, le estaba abriendo el culo a su hermanita... aumentó la velocidad, metiendo y sacando su pito más rápido. —Ayy... más despacio hermanito... ahh... no me metas todo el pito que me duele! Florcha con sus manos se abría lo máximo que podía sus cachetes, para que el pito de su hermano pueda entrar más fácil, encima el chico se la estaba culeando muy fuerte, cada vez que se la metía, le metía casi la pija entera adentro del culo... eso le provocaba dolor pero también excitación. No podía creer que por primera vez estaba cogiendo, con su hermanito, y encima por la cola! —Si te entra casi toda Flor... mmm.. mirá como te entra toda la pija en la cola... Florcha se miraba su cara en el espejo, toda colorada y llena de placer, con la boquita abierta, suspirando tratando de no hacer ruido. Hacía minutos era virgen, pero ahora se sorprendía como casi toda la pija de su hermano le entraba en el culo... pensaba que a lo sumo cuando se cogía por la cola, entraba sólo un poco de pija... pero le entraba casi toda. Sentía el culo lleno de verga... Martín ya sentía el inminente orgasmo, le apretó fuerte las tetas a su hermana y se la cogía fuerte, chocando sus piernas contra las de ella, aún el culo apretaba mucho, pero ya estaba más abierto, tras algunos movimientos más, acabó, se la dejó hasta la mitad metida adentro de la cola, mientras la leche comenzaba a derramarse adentro... un chorro tras otro, todo adentro de la cola de su hermana... Florencia por primera vez sentía una pija dura llenándole el culo de leche caliente... apenas lo sintió, abrió la boca al máximo mientras cerraba los ojos... le estaba encantando sentir tanto semen dentro suyo. Se sintió putísima, y le gustaba. Tras vaciarle los huevos adentro del ojete, Martín le fue sacando la pija de adentro, ya habiendo desvirgado a Florcha por el culo... se lo dejó chorreando de lechita. Apenas se la sacó, el agujerito de la cola de la chica se cerró, pero se le empezó a escapar un chorrito de leche, que se le caía para abajo, yéndose hasta la concha. La chica sacó las
manos de sus cachetes, que volvieron a su posición normal, mientras sentía la cola toda caliente con mucha leche. Ya calmado y relajado, el chico se preocupó un poco por su hermana. Mientras le acarciaba la cola, le preguntó: —¿Te duele hermanita?..¿Te gustó? —..Sí me gustó... aunque me duele un poco... te dije que no me la metas toda! La tenés muy grande... encima en la cola. —Es que te entraba!... creo que hasta podía metértela más adentro. —Bueno.. basta. Abrí la ducha que le dije a mami que me iba a bañar, si tardamos va a sospechar. Martín se subió la malla nuevamente y fue a abrir la canilla de la ducha, ahora ya caía el agua en la bañera. Florcha se sacó la remera, el corpiño, las zapas, y se quedó desnuda. Martín la vió mientras ambos se reían. —¿Cómo salgo? Si está mamá me va a ver! Florencia abrió ligeramente la puerta, para espiar si su madre estaba cerca. Desde allí se podía ver una parte de la cocina. Afortunadamente, la vió allí, acomodando unas frutas. —Mami está en la cocina... salí ahora y tratá de que no te vea... dale!!! Martín le hizo caso, salió del baño y cerró la puerta. Espió, y cuando mamá no miraba hacia dónde estaba él, salió de ahí y se fue por el pasillo para su pieza... se metió y se quedó ahí. Pensó en qué excusa le pondría a su madre. Le iba a decir que llegó de estar con sus amigos y que ella no lo vió arribar a casa. Florencia se metió a la bañera... se recostó un poco. Lo primero que hizo fue pajearse como una loca, tocándose el clítoris. Luego de acabar, se pasó jabón por todo el cuerpo, y tenía que sacarse la leche del culo. Estaba sentadita en la bañera, mientras le caía el agua encima, abriéndose el orto para que se le salga el semen de adentro... trató de meterse un dedo para tratar de sacársela. “Uhhh... cómo duele... pendejo de mierda... cómo me la vas a meter entera...” Pensaba Florencia mientras se metía el dedo en la cola para sacarse la leche de adentro. Ahora le dolía cuando se metía el dedito. Trató de sacarse toda la lechita de adentro de la cola, se volvió a pasar jabón, y finalmente salió de bañarse. Fue hasta su pieza envuelta en una toalla, por suerte mamá no sospechó nada. Una vez dentro, se sacó la toalla y se quedó desnuda, mientras su hermana Agus estaba sentada en la cama conectada a internet. Una vez allí, le contó lo que había sucedido... Obviamente, Agustina no se lo podía creer, o creía que era una broma. Tras saber que hablaba en serio, ambas se abrazaron, conscientes de lo que estaban haciendo, de la primera vez, del incesto... un cúmulo de emociones. —Florencia!... cogiste por la cola antes que yo!—Bromeó Agustina. —Viste!!!.. al fin te superé en algo!!!—Respondió Florcha. Ahora la situación cambiaba... Agustina era virgen por el culo, y Florencia era virgen por
la concha... permanecieron hablando de cómo había sido todo. Agustina la felicitó y le preguntaba si le dolía, o cómo se sentía. Su hermanita menor le explicó hasta cómo le llenaron la cola de leche caliente, mientras se vestía. Después de eso, llegó la noche, y todos cenaron en la cocina sin mayores novedades. Una vez finalizada la cena, mamá se fue a dormir, y las chicas también se fueron a su habitación, ya acostándose para mañana. A Martín le tocó limpiar y refregar los platos, luego se quedó un rato conectado a internet antes de ir a dormir. Durante ese rato, se quedó hablando con un amigo por chat, cuando le dió sueño. Se fue a su cuarto, y se sacó toda la ropa menos el calzoncillo. Se acostó en su cama, y antes de dormirse, se le vino a la mente lo que había pasado a la tarde, y cómo se había cogido a su hermana por el culo. No pudo evitarlo, y se le fue poniendo dura... iba a hacerse una paja recordando todo, pero se dijo: “¿Porqué me voy a pajear?.. ¿Y si me la cojo de vuelta?” Se le escapó una sonrisa... ya no se pajeaba, ahora estaba a su alcance coger cuando quisiera. Si sus hermanas querían, claro. Se puso de pie, y así en calzoncillos, salió de su pieza y se metió en la de sus hermanas sin hacer ruido. Cerró la puerta tras él. Ambas aún estaban despiertas. Agustina escuchó el ruido y encendió la luz de la mesita. La mayor estaba acostada, mientras que Florcha estaba sentada en el borde de su cama, pasándose una crema por las piernas, estaba en corpiño y tanga. Sin decir más, el adolescente se acercó hasta la cama de Florencia, mientras ambas lo miraban. Le agarró las piernas a su hermana, y la hizo acostar. Ella se dejó hacer, viendo qué tramaba su hermanito. Después, le levantó las piernas y las separó, con ella acostada boca arriba. —¿Qué estás haciendo?—Preguntó la chica riéndose. —Quiero cogerte la cola otra vez Flor! Florencia abrió la boca sorprendida. —¿Ah si?... ¿Quién te pensas que soy?.. ¿Tu puta? Martín no le dijo nada, simplemente así como estaba, le agarró la tanguita a su hermana, sacándosela por las piernas... la dejó tirada a un costado en la cama. Se escupió los dedos, y se los llevó al culo de Florcha, metió la mano entre esos enormes cachetes y se lo pasó por el agujerito llenándoselo de saliva, y sacó su miembro afuera del calzconcillo... se inclinó un poco encima de ella, parado en el borde de la cama, para ponerle la punta de la pija en la entrada del orto a su hermanita. Cómo no atinaba, Florencia le agarró el tronco del pito y ella misma se lo puso en la entrada de su cola. Florcha estaba acostada en su cama boca arriba, con las piernas abiertas y levantadas, con la cola en el borde de la cama, y su hermanito parado apoyándole la punta de la pija en el culo lleno de baba. Desde esa posición podía verle la cara a su hermana, y las tetas bajo el corpiño, más abajo le veía el pubis lleno de pelos. Se agarró de las piernas de Florcha, y comenzó a empujar para abrirle el orto y meterle la pija... Agustina miraba atenta desde su cama, mientras Florcha ya suspiraba, le empezaba a
doler cuando su hermano trataba de metérsela. Tras un par de intentos, empujó fuerte y se la metió de golpe, le entró media pija. —AHHHH!!!—Gimió la chica por el dolor. —Shhh.. mami duerme. Una vez que ya tenía su pija nuevamente dentro del culo de su hermana, decidió abrírselo más cogiéndola... ahora se movía, hacia atrás y adelante, metiendo y sacando su duro miembro de esa entrada tan apretada y cerrada... La cola de Florcha estaba abriendose nuevamente, aunque le dolía mucho. Martín continuaba culeándose a su hermanita, la sensación de meter su pija en ese culo tan cerrado, era tremenda... de sólo pensar en que le estaba abriendo bien la cola a su hermana, lo ponía súper caliente... y se la metía más adentro y más fuerte. En una de esas, empujó hacia delante y le dejó otra vez casi toda la pija enterrada en la cola, permaneció así unos segundos, quieto. —Ohhh.... Agustina no aguantó más y se levantó de su cama, estaba curiosa y quería ver, quería ver cómo se cogía por la cola, cómo su hermana era penetrada... se sentó en la cama de Florencia, al costado de ella, viendo como la pija de su hermanito se le metía casi entera. —¡Flor!.. te la mete entera en la cola!... –Dijo Agus, sorprendida. El adolescente se movió para atrás, y volvió a clavarla... Florcha llevó una mano a su entrepierna para pajearse tocándose el clítoris. Mientras se tocaba el botoncito en círculos, su hermano se la ponía por la cola, abriéndosela cada vez más... ante la mirada de Agustina. El chico le agarró fuerte las piernas y se esforzó para cogerla más fuerte, le estaba reventando el culo a Florcha, la pija estaba muy gorda por la calentura, mientras entraba y salía con dificultad de ese agujerito tan cerrado y apretado, Florencia no aguantó más y tuvo un orgasmo, sintiendo su cola llena de esa pija... Martín le vió la cara de excitada mientras se venía, eso lo puso al límite y le metió el pito hasta el fondo, enterrándoselo casi entero, Florcha sintió cómo su cola se abrió al máximo mientras le entraba tanta pija en el ojete... —Ohhh... ohhh.. basta hermanito... –Dijo Florencia en voz baja, ya satisfecha tras su orgasmo. El muchacho la fue sacando, poco a poco, sintiendo como la cola de su hermana le apretaba el miembro mientras se la sacaba... se la sacó toda. Llevó sus manos a los cachetes del culo de Florcha, y se los abrió bien... ahí le veía cómo tenía la cola abierta!.. Tenía el agujero abierto, casi del tamaño de su pija. —Mmmm mirá Agus... mirá cómo tiene la cola abierta.—Dijo Martín. Agustina se inclinó y le miró el culo a su hermana, se lo veía mientras Martín le abría bien los cachetes... a ella le parecía re contra abierto, no podía creer cómo su hermanita
menor lo tenía así... —Dios Flor... ¿no te duele?... tenés la cola re abierta hermanita!—Le dijo Agustina. Florencia no respondió, Martín le volvió a poner la pija en el culo, y empujó.. esta vez entró fácil, ya tenía otra vez el pito adentro del culo de su hermana, se la metió hasta que sus piernas chocaron contra la cola de ella, se la cogió unos segundos más, hasta que no aguantó y se vino dentro de ella... siguió moviéndose culeándosela aún mientras acababa y le llenaba la cola de leche. Florcha ya estaba muy cansada, casi completamente ida, relajada, permanecía quieta con los ojos cerrados y la boca abierta, dejándose coger la cola y dejando que su hermanito se la vuelva a rebalsar de semen... sentía placer, dolor, por un momento no sabía si lo que estaba sucediendo era real o un sueño, todavía no caía que ya no era virgen por atrás y que le estaban haciendo la cola, además de que se la dejaron re abierta. Martín terminó, y retiró el pito del culo de su hermana... esta vez le quedó más abierto que tras la cogida del baño... le volvía a caer el semen del agujero, manchando las sábanas de la cama. El chico se quedó sentado en la cama, súper cansado... Florcha ni se movió.. seguía boca arriba a patas abiertas con la cola chorreando lechita... le costaba moverse! Martín le dió un beso en la frente a su hermana, otro en la cara a Agus, y se fue a su habitación a descansar. Agustina se quedó sola con su hermana en la cama. Le acariciaba las piernas... —¿Estás bien Flor?... —..Aia... me duele mucho la cola Agus...—Dijo Florcha ya sintiendo un poco de ardor. —Me imagino!... si te la metió toda el pendejo éste... y eso que cuando me la metió a mí en la concha me pareció re grande, no sé como te entró toda en la cola hermanita.—Le dijo Agustina a su hermana. Si bien el miembro del chico no era nada de otro mundo, a ellas les parecía grandecito... —Uh... me duele... —Te voy a dar mimitos así se te pasa Flor... Agustina se arrodilló en el piso, y se puso entre las piernas de su hermana. Se acercó, y le empezó a dar besos suaves en la cola, que ya estaba nuevamente cerradita. Le besaba el agujerito, posaba sus labios ahí, y cuando salía un poco de leche, le pasaba la lengua para limpiarla... tras unos minutos dándole besos a la cola de su hermana y lamiéndole el culo y la leche que le salía, se puso de pie y agarró la tanga, se la puso a Florcha, y ya con la tanga puesta, la ayudó a moverse para acostarse bien y dormir. A Florencia le dolía y le ardía la cola, aún con la tanguita puesta sentía que se le escapaba la leche, pero se durmió enseguida. Agustina hizo lo propio acostándose en su cama. Capítulo XX: El morbo de lo prohibido En la mañana siguiente, apenas se despertó, lo primero que hizo Florcha fue llevarse una mano a su cola y tocarse con los dedos el agujerito encima de la tanga para ver si le dolía. Se metió el dedo bajo la tanguita y se tocó el culo... lo notó todo pegajoso y con
algo de semen, pero no sentía dolor. Se levantó y fue hasta la cocina. Mamá le dejó una nota escrita para que haga los mandados, y la despertó a su hermana para ir juntas. Se dieron una ducha, y salieron a hacer las compras. Mientras caminaban por los pasillos del supermercado, hablaban de lo que sucedía con su hermano menos, y el incesto que estaban cometiendo. —¿Y la cola? ¿Te duele?—Le preguntó Agustina. —No... no me duele. Creo que quiero hacerlo otra vez.—Respondió Florcha. —Yo también ya tengo ganas... Ambas se miraron, sabiendo lo que iban a hacer apenas llegaran a casa. Una vez que terminaron con las compras, pagaron y volvieron a su hogar. Dejaron las cosas en la mesa, y juntas fueron a la habitación de su hermano. Abrieron la ventana para que entre luz, estaba nublado afuera, y las dos lo despertaron. El chico abrió los ojos, pensando que lo llamaban para ir a almorzar, pero no. Apenas se despertó, Agustina se bajó el jean y la bombacha, mientras le decía a Florcha que ella quería ser primera. La mayor se subió a la cama, le sacó la pija afuera a su hermanito, que ante esos toqueteos, ya estaba dura, luego se escupió la mano y se la pasó por la concha. Ya con la vagina llena de baba, se sentó encima de su hermano, poniéndose la pija en la entrada de la concha, y se fue sentando, metiéndose la pija entera adentro de la conchita, mientras miraba a los ojos a su hermanito. El adolescente no lo podía creer... apenas levantado y ya su hermana estaba encima suyo, metiendose ella misma su pito en la chocha. No se quejó, faltaba más... era súper sexy. Mientras Florencia miraba, ella también se quitó el jean y se metió la mano adentro de la bombacha para pajearse tocándose el clítoris. Agustina apoyó las manos sobre el pecho de su hermano, y empezó a cabalgar encima de él. Subía y bajaba mientras la concha se amoldaba nuevamente a esa pija parada... al principio estaba re apretada y estrecha, pero luego se fue abriendo y mojando cada vez más. En cuestión de minutos, la chica estaba tan excitada que tuvo que tocarse el clítoris y estallar en un orgasmo. Martín estaba suspirando tratando de aguantar lo más posible, pero tener a su hermana mayor cabalgando encima suyo, enterrándose su miembro en esa conchita rosada, era difícil de aguantar. Después del orgasmo de Agustina, el chico avisó que se venía también. Antes de que acabara, Agus le dijo que espere. Ella fue levantándose, sacando poco a poco el pito de su chochita húmeda, y le dijo a Florcha que le tocaba a ella. La menor hizo lo mismo que su hermana: se bajó la bombacha, se acomodó en la cama encima de Martín, una pierna a cada lado, se puso babita en la cola, le agarró la pija, que estaba llena de los flujos de su hermana, y la dirigió hasta su cola. Se la puso en su agujerito, y se fue sentando encima, metiéndose poco a poco esa pija dura en la cola... le fue entrando despacito, hasta sentarse por completo, sintiendo toda la pija adentro del culo. —Ay.. que grande que tenés el pito hermanito. Imitó a su hermana, y se movía subiendo y bajando sus caderas, para que el miembro del chico entrara y saliera de su cola. Ya estaba muy caliente, y se tocaba el clítoris otra vez... mientras culeaba con su hermanito, no pudo evitar venirse teniendo esa pija
metida en la cola... suspiró y gimió como una perrita, quedándose ahora quietita con el pito todo clavado en el ojete. Tras unos segundos, se movió de encima, y le agarró la pija con la mano... le hizo la paja a su hermano, que no decía nada, sólo se dejaba hacer. Agustina se metió, corrió a su hermana a un costado, y se metió la pija en la boca, chupándosela como una putita. Mientras se la chupaba, el chico le avisó que se venía. Agus se sacó el pito de la boca y lo pajeó hasta acabar, la leche saltó un poco hacia arriba, chocando contra la boca, los labios, y la cara de Agustina... la chica soltó la pija, mientras se volvía a poner de pie, ahora con semen en la cara y los labios. Se pasó un dedo por los labios, metiéndose la leche en la boca, y luego ambas se volvieron a vestir. Sin decir nada, salieron de la habitación, y solo le dijeron a su hermano que ya estaba la comida lista. Simplemente, las chicas se cogieron a su hermano. Martín poco pudo decir... se guardó el pene y se levantó para ir a comer, ya relajado por el orgasmo que ellas le provocaron. Así daba gusto vivir. Se sentaron a almorzar, ninguno dijo nada sobre lo que habían hecho. Tras el almuerzo, Agustina permaneció en la mesa comiendo una torta de chocolate, mientras Florcha se dispuso a lavar los platos. Martín abrió la heladera, tomó un poco de agua, y luego se puso detrás de Florencia. Mientras la chica lavaba los platos, su hermano le agarró el jean y se lo bajó hasta los tobillos... le acarició la cola, con todo eso, se le fue poniendo dura la pija nuevamente. Se la sacó afuera de la malla. Le agarró la bombachita a su hermana y se la corrió a un costadito, le puso la pija en la cola, le abrió los cachetes y se la metió así, directamente sin lubricación. —Ahhhhhhh! Le entró igual a Florcha. Se la clavó en la cola y luego la sacó, nuevamente la metió, ya abriéndole el culo a su hermana... ella no decía nada, sólo se limitaba a lavar los platos mientras cada vez que sentía la pija adentro de la cola, cerraba los ojos y suspiraba... Martín se agachó y le dió un par de lamidas en el ojete a Florcha, luego se volvió a parar y se la metió entera, chocando sus piernas contras las de ella. La agarró de las caderas y se la empezó a coger. Cogerse a su hermana por la cola, de parada, con la bombacha corrida al costado, mientras lavaba los platos... era demasiado excitante. La agarró fuerte y le dió un par de bombeadas más a ese culo, dejándoselo bien abierto. Sintió que ya se venía, así que le dejó la pija bien adentro de la cola y acabó, derramando toda la lechita nuevamente en el interior de su hermanita. La chica no se quejó, sino que gimió mientras el semen le caía adentro del culo, lo disfrutaba.... una vez que terminó, el chico fue sacando el pito de ese hermoso y perfecto ojete, bien redondo y grande... le volvió corrió la bombacha a su hermana, ahora poniéndosela en su lugar, y le subió el jean. Ella terminó con los platos, se secó las manos, y se abrochó el jean. Aún tenía la leche adentro de la cola, saliendo un poco hacia afuera y manchando la bombachita. Agustina terminó de comer, y viendo lo que habían hecho sus hermanos, ella ahora quería más... caminó hasta su hermano, le agarró la pija con un par de dedos, estaba blandita, llena de baba y semen.
—¿Se te para de nuevo pendejo? Martín no respondió... estaba muy reciente el orgasmo, como para que se le ponga dura otra vez y enseguida. —Dale hermanito... hacé que se te pare la pija que quiero coger! El chico no daba más... tenía que tenerla erecta de nuevo, pero era difícil lo que le pedía Agustina. Pero que una chica hermosa como ella hablara así, diciendo esas palabras, lo excitaban tanto... —Agus... sacate la ropa, si te veo desnuda se me va a poner dura otra vez... Agustina obedeció de inmediato, se sacó la remera, el corpiño, el jean, y la bombacha, se quedó completamente desnuda en frente de su hermano. El chico observó con detenimiento el cuerpo de Agustina... cada día le parecía más hermosa. Tras un par de minutos, su joven cuerpo respondió, mientras le miraba las tetas y la entrepierna con la concha asomando a su hermana, se le paró el pito. Se bajó la piel mostrandole el glande a Agus. La chica sonrió. —Vamos al living... Ambos caminaron hasta el living, Agustina estaba desnuda, se recostó sobre el sillón, abrió sus piernas, y apoyó los pies sobre el sillón. Martín no tuvo que esperar nada más, se inclinó un poco y se puso entre las piernas de Agustina, dirigió la cabecita de su pija a la entrada de la concha rosadita de su hermana, y se la fue metiendo, abriendo los delicados labios vaginales de Agus... se quedó quieto, con el pito clavado en la conchita mojada, le miraba las tetas, re grandes... la miraba a la cara... y se fue moviendo, hacia atrás y adelante, cogiéndose otra vez a su hermana. —Mmmmm si.. así pendejo, así... No podía describir esa hermosa sensación de tener sexo con ella. Era supremo. Tras un rato cogiendo así, aumentó el ritmo, Agustina no paraba de gemir, sacó la pija de la concha y se pajeó encima de ella, acabándole en el pubis... se sacudió la verga y se la golpeteó contra el depilado pubis, saltando las últimas gotas de semen caliente sobre el hermoso cuerpo de la joven. Los dos se rieron juntos, y el chico directamente se fue a bañar. Agustina se limpió el pubis con una toallita y se vistió nuevamente. Tras la ducha, y despues de coger ese día dos veces con cada una de sus hermanas, Martín estaba muy relajado... como no tenía nada para hacer, y su mejor amigo no estaba, se puso a jugar a la consola. Ya era la media tarde, estaba sentado en el sillón frente al tele jugando, cuando apareció por ahí Florcha, estaba aburrida y se sentó en el sillón al lado de su hermano. —¿A qué estás jugando?—Preguntó la chica. —Fútbol, hermanita... —Ahh... ¿vas perdiendo? —Siiiiii!
—....¿Querés jugar conmigo? Florencia comenzó a sacarse la ropa... primero la remera, quedándose en corpiño, y después se sacó el jean. La chica se arrodilló en el sillón, poniéndose en cuatro, como perrita... pero Martín no la miró. Estaba concentrado en el partido. —Dale.. no me hagas rogarte... si ya sabés lo que quiero...—Florcha. —¿Qué querés?—Le preguntó el chico riéndose. —...Que me cojas la cola.. dale bajame la bombacha hermanito! Martín dejó el mando a un costado, se olvidó de la consola y se puso a mirar a su hermana. Las chicas se convirtieron en zorras con ganas de pija todo el día. El chico simplemente se quitó la malla, y ahora desnudo, se tocó un poco la pija para que se le pare de nuevo. Le agarró la bombacha a Florencia, y se la bajó un poco hasta los muslos. Le abrió los enormes cachetes de la cola, viéndole el agujero del culo con un poco de leche de la acabada anterior... eso lo re calentó. Ni se limpió la puta de su hermana. Tenía el culo ligeramente abierto y con semen... —Tenés la cola llena de leche hermanita. Él ya tenía la pija dura, le escupió en el culo y se la puso ahí... —Ahhhh! Se la enterró nuevamente en la cola, de inmediato se la cogió con fuerza, entrando y saliendo de ese ojete, a Florcha le seguía doliendo un poco cuando se la metía, pero le gustaba. Hacía poco era virgen pero ahora ya se la culeaban a cada rato. Martín notaba como ahí adentro estaba todo caliente, y encima cada vez que sacaba la pija, la sacaba llena de semen de la anterior acabada... le metió el pito bien hasta el fondo. Le encantaba cogerse esa cola hermosa, bien gordita. —¿Querés más leche adentro de la cola Flor? —Ay si... –Respondió tímidamente la chica. El adolescente volvió a venirse adentro del culo de su hermana. Le sacó la pija de adentro, y ya le chorreaba bastante leche de la cola, se le caía por los muslos. —Gracias hermanito.. te quiero. La chica se puso de pie, le dió un beso en la cara a su hermano, agarró su ropa y se fue a duchar, caminando con el culo lleno de semen. Estaban todo el día cogiendo. Martín terminó tan cansado, que durmió como una bestia hasta el día siguiente. Ya era viernes. Se despertó bien entrada la tarde... debían ser las cuatro o cinco de la tarde. Pasó por el baño y luego hasta la cocina. Estaba Agustina tomando agua allí parada al lado de la mesa. —Hola Agus.
—Hola hermanito... cómo dormiste! —Sí... estaba muy cansado... —Me imagino—Dijo Agustina sonriendo. —¿Flor?—Preguntó el chico. —Se fue de una amiga. Martín abrió la heladera buscando algo para comer, sacó unas frutas, mientras veía como su hermana mayor preparaba la cartera para ir a algún lado. Estaba vestida con una remera blanca de tirantes que le marcaban el corpiño, una falda de jean que le llegaba a los muslos, y unas zapatillas deportivas. El chico observó a su hermana, como se acomodaba el pelo detrás de las orejas, le miraba el escote... —Agus... ¿tenés ganas de coger? La pregunta sorprendió un poco a la chica. Sin esperar respuesta, Martín caminó hasta ella, y la empezó a acariciar, pasándole la palma abierta de la mano por las caderas, y por encima de las tetas. —Ahora no hermanito... tengo que irme. El chico siguió tocándola, ahora acariciándole los muslos, subiendo por debajo de la falda, mientras Agustina juntaba algo de dinero y lo metía en su cartera. —¿A dónde vas? —Tengo que ir a la peluquería! Le subió bien la falda, para verle la cola. Traía una bombachita rosa, con los bordes en blanco... se le metía mucho entre los cachetes. Se veía tremendamente sexy esa cola con esa bombacha. —¿No te da un poco de miedo de que alguien te levante la falda y te vea así? —¿Así cómo? —Así.. te vea la cola... la bombacha... dios... no podés estar tan buena hermanita... sos hermosa. —Aww.. gracias pendejito.. y no, no me da miedo porque nadie me va a poner un dedo encima! A Martín se le puso la pija como una roca. —Mmmm ahora te tengo que coger hermanita... —Jajaja.. ¿por qué? —Porque me re calentó la bombachita que tenés puesta! —Ay no seas así pendejo... en 5 minutos tengo turno en la peluquería! —Ohhh... no seas mala Agus... dale... dejame cogerte un minuto... La chica cerró los ojos sintiendo las caricias de su hermano, le tocaba la cola, los muslos, le tocaba la concha por encima de la bombacha... no puedo evitar humedecerse. Su hermano se acercó aún más a ella, que ya dejó la cartera a un costado y apoyaba las manos sobre la mesa de la cocina. Martín sacó su miembro afuera, ya parado y excitado. Le corrió la bombachita rosa a un costado, dejando la conchita rosada descubierta y le
puso el glande en los labios vaginales, frotándoselos un poco por ahí... notaba como estaban cada vez más húmedos. Se la puso en la entradita de la concha, ya bien mojadita, y empujó para adentro, metiéndole medio pito. —Ahhhh.... no me das tiempo ni a sacarme la bombacha pendejo! —Ohh... me gusta cogerte así con la bombacha puesta hermanita... —Mmm.. que cochino que sos... ¿sabes?.. a mí también me calienta.. —¿Si?.. ¿te gusta mucho? —Siii... me encanta que me corras la bombachita y me la pongas en la chocha... uhhh... dale.. más adentro metemela! Martín escuchó eso y casi se muere... una chica hermosa, su hermana mayor, hablando así, y encima estar cogiéndole la concha, era mucho... le sentía el perfume de mujer, le sentía el olor del pelo, parecía el paraíso. Qué lindo era cogerse a una chica tan linda, con el agregado del morbo de ser su propia hermana. Ella se inclinó un poco, mientras su hermano se la cogía lentamente, porque la conchita todavía estaba un poco estrecha. Agus miró el reloj, y ya se le hacía muy tarde, no podía seguir. —Ay hermanito... tengo que irme... me re excitaste pendejo! El chico sacó su pito de la vagina de su hermana. —Quiero acabar Agus! —No puedo, tengo que irme ya.. mirá que hora es! Agustina se bajó la falda, se acomodó la bombacha en su lugar, agarró la cartera e iba a salir. Martín le tocó otra vez la entrepiena, le metió la mano bajo la falda, tocándole la concha por encima de la bombachita, notandola bien húmeda. —¿Vas a ir a la peluquería con la bombacha mojada? —Vos hiciste que la moje toda pendejito cochino! Siguió tocándola, ahora acariciandole el clítoris por encima de la tela. Agustina cerró los ojos, sentía la concha muy mojada ya... estaba empapando la bombacha. De pronto, le retiró la mano de ahí a su hermano, metió ella misma sus manos bajo la falda, y se fue bajando la bombachita rosa hasta los pies. Se la sacó por encima de las zapatillas, y se la dió a su hermano. —No puedo ir con esa bombacha, la mojé entera! Agustina sacó una toallita de la cartera, y se la pasó por la concha, limpiándose de toda su caliente húmedad... una vez que se dejó sus tiernos labios vaginales secos y limpios, se prestaba para irse. —¿Vas a ir a la peluquería sin bombacha bajo la falda? —Sí, no es la primera vez que lo hago hermanito.
—Que chanchita que sos... me encanta que seas tan calentona. —Basta, me vas a hacer mojar de nuevo! —¿Me puedo hacer la paja con tu bombacha? Te la quiero llenar de leche. —Sí cochino, podés hacer lo que quieras con mi bombacha! La chica no perdió más tiempo, y salió para la peluquería, sintiendo el aire dándole en la entrepierna... igual la falda no dejaba ver nada. Enseguida, Martín se sentó en una silla. Estiró la bombachita rosa de su hermana, buscó la parte de la concha, dónde estaba bien húmeda. Le sintió el olor, invadiéndolo ese aroma a concha excitada, a la conchita caliente de su hermana mayor. Se agarró el miembro para pajearse. Tenía la pija llena de flujos de la chocha de su hermana mayor. Mientras le sentía el olor a la bombacha de su hermana, se pajeaba embardunándose la mano con los flujos... cuando iba a acabar, puso la prenda encima de su pija, y acabó, saltó mucha leche, ensuciando entera la bombachita rosa. Se la pasó por toda la pija limpiándosela toda, dejando la tela toda enchastrada. Se levantó y fue hasta el lavarropas. La tiró ahí adentro, y como había mucha ropa, cerró la tapa y lo encendió. Agustina entró a la peluquería, se sentó y la atendieron... se imaginaba a su hermanito haciendo chanchadas con su bombacha y se mojó otra vez... encima se calentaba sabiendo que andaba sin nada abajo de la falda. No podía evitar sentirse tan chanchita y puta. Terminaron de cortarle las puntas del cabello, pagó y volvió a casa, ya era casi de noche. Saludo de nuevo a su madre y a su hermano nuevamente, haciendose miraditas cómplices... ya de noche, llegó Florcha a casa. Cenaron los cuatro juntos en familia, y Agustina se fue a bañar. Salió y se vistió en su cuarto, iba a salir con sus amigas. Mamá ya se había ido a dormir, mientras que Florcha estaba tirada en su cama chateando con una amiga. Agustina ya se estaba arreglando y maquillando en frente del espejo del baño. Martín estaba algo aburrido, cruzó por el baño y la vio a su hermana poniéndose labial rojo en los labios mirándose al espejo. Entró al baño, para hablar con ella. —¿Salís Agus? —Sí... vos? —Nah... —¿Por? —No tengo muchas ganas. ¿Con quién salís? —Con mis amigas, tontito. ¿Con quién querés que salga? —Preguntaba nomás! Agustina se pasaba el labial, Martín estaba atrás de ella, viéndo como estaba vestida... tenía una remera ajustada negra, y una pollerita bastante corta, también color negra, le tapaba la cola y un poquitín más... —¿No es muy corta esa pollera?—Preguntó el chico. —¿Te parece?
—Sí! —Y que te importa como me vista yo!—Dijo ella sonriéndole por el espejo. —Nada... bueno, es que no me gusta que te miren... —Ja.. no te pongas celoso hermanito... Martín le hizo gesto con la cara a través del espejo, mientras ella se reía burlándose un poco de él. El chico le miró las piernas descubiertas, que tremendas piernas... Agustina ahora agarró el lápiz delineador, y se empezó a delinear los ojos. —¿Tenés algo abajo de la pollera? —Obvio querido... ¿por qué esa pregunta? —Como te gusta andar sin nada abajo... —Ja.. no te hagas el tonto conmigo pendejito!—Dijo la chica riendo. —¿Qué tenés puesto... bombacha o tanga? —Qué te importa.—Se reía Agustina. —¿No puedo saber que hay abajo de la pollera? —Mirame si querés ver que hay...—Respondió la chica, con una sonrisa. El chico le agarró la pollerita negra por el borde, y se la subió despacito, mientras miraba a Agustina a través del espejo, ella seguía delineándose los ojos. Le fue viendo la parte alta de los muslos, y la cola, poco a poco... descubriendo que su hermana tenía puesta una tanguita negra. Agustina miraba a su hermano, a través del espejo... sentía como le subía la pollera y le miraba la cola y la tanga.. se fue excitando. Sentirse espiada por su hermano la excitaba... —Estás toda combinada hermanita... —¿Te gusta? —Sí. ¿A vos te gusta ésto? Martín le preguntó eso, mientras metía su mano en la entrepierna de Agus, tocándole la concha por encima de la tanga, sintiendo los labios de su hermana. —Sí.. me gusta mucho pendejo... —¿Y ésto?—Preguntó el chico, sacándose la pija ya bien dura del pantalón. Se la pasó por los cachetes de la cola. —Umm... me encanta eso nene... Agustina seguía delineandose los ojos, mientras su hermanito le pasaba la pija por la cola. —Cuidado que no venga mami. —Tranquila... ya está durmiendo hace rato. El chico le agarró la tanga a Agus. —Ésto no te lo voy a preguntar.. porque ya sé que te gusta.. —¿Qué cosa? —Cogerte con la tanguita puesta... Apenas dijo eso, Martín corrió la tanga a un costadito, dejándo la concha descubierta,
y le puso la pija ahí... buscó la entradita, pero así parados no podía. Agus se inclinó un poquito, ella misma movió sus piernas hasta que la cabecita de la pija de su hermano quedó en su concha. El adolescente empujó, y le fue metiendo el pito poco a poco en la conchita... se la fue abriendo centimetro a centimetro... Agus la sintió adentro, ya notando como se le abría la concha... terminó de delinearse y cerró los ojos. —Uhh... mi amor!...—Susurró la chica. —¿Te gusta hermanita? —Siiii... cogeme pendejo! Agustina estaba toda arreglada, con los ojos delineados, los labios pintados... estaba aún más hermosa de lo normal. Martín la agarró de las caderas y se la re cogió a su hermana con la tanguita puesta, corrida a un costadito... entraba y salía de esa concha con facilidad, ella estaba húmeda. Se la metía entera, hasta chocar sus piernas contra las de ella.. de a ratos, sólo se la cogía con media pija, se la metía un poquito y se la sacaba, haciéndola enojar a su hermana! —Ay dale nene... cogeme bien!—Decía Agus con los ojitos entrecerrados. —¿La querés bien adentro? —Ohhh!... siii... bien adentro hermanito... metemela bien adentro... —Mmm me encanta tu concha Agus... me encanta cogértela toda... —Uhhmm entonces cogémela pendejo... cogeme la concha... ahhh! El chico se re contra calentó... se la metió de una entera... cada vez que se la clavaba hasta el fondo de la concha, Agustina gemía. Ya la tenía re mojada y abierta, los labios se tragaban esa pija con devoción. —Ayyy... así hermanito.. así!—Chilló la chica, mientras se tocaba el clítoris para acabar. Mientras Agustina acababa, se le contraía la vagina, su hermano estaba al borde, se excitó tanto que se la re contra cogió, le dió cinco o seis bombeadas bien fuertes, se escucharon los ruidos de sus piernas chocando contra las de ella y contra el culo, se la metió tan fuerte que Agustina abrió la boca totalmente ida de placer, le reventó la conchita. Enseguida se la sacó, y le empezó a chorrear leche, saltando hacia delante, chocando contra los cachetes de la cola de su hermana... uno tras otro! Los dos se quedaron quietos... Agustina temblando y con la cola llena de leche, mientras Martín se sostenía de pie como podía, agarrándose de la pared. Poco a poco se le fue bajando la excitación y la verga... La chica volvió a abrir los ojos, mirándolo a través del espejo... —Me ensuciaste toda cochino... traeme una toallita del cajón ese. El chico se apresuró a agarrar una toallita y se la dió a su hermana. Ella se la pasó por los cachetes de la cola, limpiándose la lechita caliente. —¿Me manchaste la tanga?—Preguntó Agus.
—..No... no está manchada.—Dijo Martín. Tiró la toallita sucia con semen al inodoro, y se palpó la cola.. estaba limpia. Le pidió otra toallita a su hermano. Le dió otra, y esta vez la chica se la pasó por los labios vaginales, limpiándose la concha después de haber sido cogida por su hermano... se le notaba como la tenía un poco abierta. Mientras se pasaba la toallita por la chocha, la sintió algo irritada... y le dolía un poco. Tiró esa otra toallita sucia, y tiró de la cadena. Se acomodó la tanguita en su lugar, se acomodó la pollerita, el pelo, y ya estaba lista para salir. Encima estaba recién cogida, mejor imposible. Se dio la vuelta, y miró a su hermano todavía cansado. Ella misma le agarró la pija blandita y se la metió adentro del pantalón. Salieron juntos del baño, fueron hasta el living. La chica ya estaba esperando que la pasen a buscar sus amigas. —La próxima vez tené más cuidado nene... casi me hacés mal.—Dijo Agustina. —Perdoname... es que estaba muy caliente hermanita. —Sí, me di cuenta... pero tratá de controlarte mejor porque casi me destrozas mi pobre chochita! —Sí... perdón de nuevo Agus! La chica le sonrió y se sentó en el sillón, prendió la tele para ver algo y que pase el tiempo más rápido. Martín se preparó algo para tomar. Después de un rato, a la chica le llegó un mensaje de su amiga, diciéndole que iba con media hora de retraso... —Joooo... media hora! —¿Qué pasó? ¿Viene atrasada? —Siii... me aburro. ¿Qué podemos hacer hermanito? Los dos se quedaron sentados en el sillón unos minutos en silencio... hasta que al adolescente se le pasó la relajación del orgasmo anterior... Estiró su brazo hasta ella... puso la mano sobre una teta, encima de la remera. Se notaba que estaba sin corpiño. Agus simplemente se dejó. El chico la fue bajando, por el abdomen... por el pubis... hasta llegar a los muslos. Se los acarició, mientras hacía todo eso y exploraba el delicioso cuerpo de su hermana, se le iba parando nuevamente de a poco el pito. Mientras le tocaba la parte interna de los muslos, subió bajo la pollera hasta meterle los dedos por debajo de la tanga... ella abrió un poco sus piernas, y Martín le tocó los labios de la concha un poco. —Mmm.. ¿otra vez pendejo?—Dijo Agustina, notando como le volvía el calorcito al cuerpo. —Sí hermanita... quiero cogerte otra vez... —Ay... me vas a echar otro polvo? —Sí hermosa! Martín se levantó del sillón, y se puso en frente de su hermana. Le acarició las tetas,
notando los pezones sobresaliendo de la remera... se miraron inmediatamente al notar eso... luego bajó y le subió la pollerita. Se arrodilló entre las piernas de su hermana mayor, ella las abrió bien. Le corrió la tanga a un costado... que lindo era verle la concha a una chica tan hermosa... verle la conchita a su hermana... acercó su cara y sacó la lengua, le dió una lamida de abajo hacia arriba, chupándole bien los labios hasta el clítoris... Agustina suspiró, aunque notó cierto ardor. Enseguida el adolescente se puso de pie otra vez, se bajó el pantalón, y apuntó su pene erecto hacia la conchita de Agus. Se la puso entre los labios, y se la metió despacito... entró re fácil, se notaba que tras la cogida anterior en el baño, su hermana tenía la concha más abierta ahora. Mientras le iba entrando, la chica se miraba ahí, viendo como se la cogían... pero esta vez más sintió bastante ardor en la conchita. —Au... au. —¿Te pasa algo hermanita? Martín continuó cogiendose a su hermana mayor... se la metía y sacaba despacio, la chica, a cada movimiento de esa pija adentro suyo, le ardía la vagina. Tenía la concha enrojecida, toda colorada... su hermanito menor aumentó el ritmo, metiéndosela más fuerte, clavándosela bien adentro, hasta el fondo de la conchita. —Ohhh... ay.. pará pendejo... Martín no le dio bola, estaba otra vez muy caliente ya, y la seguía cogiendo con fuerza, entrando y saliendo de la conchita abierta de su hermana, estaba muy colorada e irritada. —Uhh... me arde la concha hermanito... en serio... me duele... deberíamos parar. A Agustina le estaba ardiendo mucho la conchita mientras su hermano no paraba de cogerla... le metía toda la pija adentro, ella la sentía muy grande... le ardía y le dolía la vagina a cada movimiento. El chico se movió más rápido, los labios rosaditos de su hermana estaban muy irritados, mientras se abrían con la pija penetrándola. —Ayy!.. Basta!!... basta pendejo... me estás reventando la chocha...—Exclamó Agustina, tratando de empujarlo para que salga. Martín por fin entendió, y se movió hacia atrás, retirando su pija de la conchita de su hermana... se la dejó bien abierta y enrojecida. Agustina sentía que le ardía mucho, y no quería coger más. —Ay no sabés cómo me arde la concha hermanito... —...La tenés toda colorada Agus. —Uff me re duele. Agustina se acomodó la tanga, poniéndosela en su lugar... se sentía incómoda, pero al menos ya no le dolía. —Creo que fue mucho sexo en poco tiempo, pendejo... Los dos se rieron. Estar todo el día cogiendo trajo sus consecuencias... nunca había
tenido tanto sexo seguido. La chica caminó un poco, le molestaba pero estaba mejor. Al rato, al fin llegó su amiga, y salió con ella al boliche. Allí trató de bailar como siempre, pero tenía la chocha tan irritada que hasta le molestaba al bailar. Como era lógico, Martin se quedó caliente... se fue a cepillar los dientes, y se iba a ir a dormir, pero cuando cruzó por la habitación de sus hermanas, estaba la puerta algo abierta y pudo ver a Florencia aún despierta, estaba en corpiño y bombacha, sentada en su cama con la notebook, seguramente chateando con sus amigas o algo por el estilo. Iba a saludarla antes de dormirse. Entró a la habitación. —Flor.. pensé que ya te habías dormido. —Hey hermanito...¿Agus ya se fue? Que andaban haciendo? —Estábamos... Ahí Martín se sentó al lado de su hermana en la cama, y le contó a Florcha todo lo que pasó con Agustina. Después de contarle todo, Florencia se quedó mirando a su hermano, le miró más abajo y notó como se le marcaba el bulto en el pantalón... —¿La tenés parada?—Preguntó Florcha. El chico se miró, ni se había dado cuenta. —Siii... Florencia dejó la notebook a un lado, estiró su mano, y se la puso encima, tocándole la pija... le metió la mano adentro, y se la sacó afuera del pantalón. Ahora le estaba haciendo la paja a su hermanito, ambos sentados uno al lado del otro en la cama de Florcha. —¿Te gusta que te haga la paja? —...Si... mucho... Florcha subía y bajaba su mano, masturbando a su hermano menor. Lo miró a la cara y se rieron. —¿Qué?—Preguntó Martín. —Te conozco esa cara hermanito... ¿querés pedirme algo? —Si... quiero verte la cola.. —Mmm.. eso nomás? —Bueno.. también quiero mirarte la concha! —Que nene pervertido...—Dijo Florencia, soltando el pito de su hermano. La chica se arrodilló en la cama, poniéndose en cuatro. Se agarró la bombachita y se la bajó, mostrandole esa cola perfecta a su hermanito, se inclinó un poco más, y así también le mostraba toda la conchita. Martín estaba detrás de ella, tenía los labios de la concha bien cerraditos, con la rajita en el medio. —Te voy a chupar la concha, Flor...
—Uhh.. que atrevido sos pendejo... El chico puso su cara detrás del culo de su hermana, sacó la lengua afuera, y se la pasó por toda la concha a su hermana menor... le pasaba la lengua por los labios vaginales, cubriéndoselos de saliva. Con esos estímulos, la conchita se Florcha comenzaba a abrirse un poquito, y ahora se le asomaban los labios menores, los tenía de un color muy rojizo. Martín subía con su lengua, de modo que le chupaba la concha y la cola, pasándole la lengua también por el agujerito del culo, que ya lo tenía un poquito más abierto que antes. —Mmmmmmhhhh! Se paró, y con su hermana en cuatro arrodillada en la cama, le puso la pija en la concha, y se la frotó entre los labios... Florencia ya estaba muy mojada, estaba excitada! —Me da un poco de vergüenza que me la pases por ahí hermanito!—Decía la chica excitadísima, sintiendo la pija dura resbalando entre sus húmedos labios vaginales. Martín estaba muy caliente... la conchita peluda de Florcha era muy tentadora, quería meterla entre esos labios súper apretados, quería meter el pito en la conchita virgen de su hermana. Le puso el glande en donde parecía que tenía la entrada... —Flor... te la puedo meter en la concha? Capítulo XXI: El paso final —Flor... te la puedo meter en la concha? Florencia lo pensó, tenía ganas de sentir la pija de su hermano en su conchita, mientras Martín se la refregaba... pero respondió que no. —...No... no hermanito... ponemela en la cola... Florcha llevó sus dos manos hasta sus cachetes, y se abrió bien la cola para su hermanito menor. Cada vez que se abría el culo para su hermano, no podía evitar calentarse... le chorreaba la concha cada vez que se abría así esperando que le metan el pito. Martín le hizo caso a su hermana, primero le pasó bien la lengua por la cola, para llenarla de saliva, y luego se la puso por ahí, abiréndole el culo nuevamente a Florcha. La pija le entraba cada vez más fácil a la adolescente. —Ahhhhhh..—Gemía. Ya con el miembro duro del chico dentro de la cola de su hermana, comenzó a moverse penetrándola fuerte, le agarraba los cachetes y los apretaba mientras empujaba hacia adentro, hasta clavarle todo el pito en la cola... a Florcha le encantaba que se la cojan así. La chica podía sentir bien el pubis de su hermanito chocando contra su cola, indicación
de que la pija se la metía entera, bien hasta el fondo... eso la calentaba aún más, llevó sus dedos al clítoris, para tocarse y llegar al orgasmo, suspirando y gimiendo como una perrita... —Uhhhh... ahhhhhhhhhh!!! —Mmm... ya acabo hermanita... Martín al escuchar esos gemidos, también llego al clímax, cogerle esa hermosa cola a Florcha era tremendamente excitante, se la puso bien adentro y dejó salir toda su leche caliente en el fondo del culo de su hermana... —Ayyy... ayyy...—Gimió Florencia sintiendo el semen de su hermano adentro. —¿Te gusta tener la leche adentro de la cola?—Le preguntó Martín, aún con su pito clavado en el ojete de Flor. —Siii... ohhh... me encanta porque está re calentito!—Respondió la chica mordiéndose los labios. El chico retiró lentamente su miembro, una vez fuera, se quedó mirando como su hermana tenía la cola bien abierta, del tamaño de su pene... No pudo evitar poner uno de sus dedos ahí, mientras le salía la leche de a poco hacia abajo por los muslos, pero apenas rozó esa zona, Florcha saltó porque le dolía mucho la cola. —Auuuu!!!! —¿Qué pasó? —..Me re duele hermanito! Martín retiró su dedo de ahí. Florencia se paró, le dió un beso en el cachete de la cara a su hermano mientras se sonreían, y fue directamente al baño a darse una ducha antes de dormir. Mientras se duchaba y se limpiaba, notaba como las veces anteriores, aunque esta vez peor, un poco de dolor... se tocaba apenas para sacarse el resto del semen que tenía adentro, notando lo abierta que tenía la cola... sus dedos entraban con total facilidad. Después de coger varias veces por el culo, Florcha apenas a sus 19 añitos ya tenía la cola muy abierta. Un día más tarde, era sábado... ya por la tarde, Florencia se fue a pasar el día con sus amigas, mientras Agus recién se despertaba, había llegado a casa al amanecer. Se levantó y caminó hasta la cocina en corpiño, con una calza corta marcándole bien la cola, no se puso bombacha porque le molestaba el roce con la conchita, que la tenía muy irritada. Se preparó el mate con masitas, y fue al patio a buscar la ropa limpia que se estaba secando en el tendedero. La trajo a la cocina, y le tocaba planchar. Saludó a su hermanito que recién llegaba de hacer un mandado. El chico se quedó sentado ahí, mirando algo de televisión, haciéndole compañía a su hermana, que estaba planchando la ropa mientras tomaba mates cada tanto. —¿Agus... te duele? —¿Qué?
—...Si te duele... tu... —Ahhh! Ya casi me había olvidado... sí, todavía me arde un poco! —Perdoname... no quería lastimarte... —No pasa nada tonto!—Le dijo Agustina sonriendo. —En serio... ojalá se te pase pronto. —Sí, ahora en un rato llamo al ginecólogo!.. Espero que me atienda. Mientras planchaba ropa, Agustina se topó con su bombacha rosa que había usado ayer. La estiró entre sus manos y se la mostró a su hermanito. —¿Te divertiste con esto ayer?—Preguntó la chica. —Sí... mucho! Te la dejé repleta de leche calentita... —Qué chanchito! —¿De verdad no te molesta que haga eso?.. Si querés no lo hago más hermanita. —No!.. Ya te dije que me gusta ponerme las bombachas sabiendo lo que haces con ellas... me calienta! Martín se fue excitando escuchando eso, mientras se le paraba la pija debajo de la malla. —Ya me calentaste!—Dijo el chico. Agustina se rió. Él se puso de pie y fue hasta donde estaba ella, poniéndose detrás de su hermana mayor.. ella seguía planchando. La empezó a acariciar, pasandole las manos sobre la cintura y la panza... le daba besos en la espalda, cuando fue bajando hasta la cola, sacándole la calza de a poco, hasta dejársela en los muslos. Ya con su hermana con la cola al aire, se la acarició un poco, bajando hasta los muslos. A la chica le agradaban las caricias. —No me toques la concha hermanito. —Está bien. Le metió la mano entre los cachetes, tocándole más adentro... —Agus.. ¿y si te la pongo en la cola? Agustina se sorprendió por la pregunta. Martín directamente puso su pija entre las nalgas de su hermana, posando su glande sobre la entrada del culo... sólo se la dejaba ahí apoyada mientras trataba de convencerla. —Ay no.. todavía me da miedo por la cola pendejo! —Ufa... —Dejamela así hermanito... me encanta sentirla ahí. —Me dan muchas ganas de metértela adentro! —Bueno, aguantate! El chico le hizo caso a su hermana, mientras le dejaba la punta de la pija en la entrada de la cola, llevó sus manos adelante y le tocaba las tetas por encima del corpiño...
Tras unas cuantas caricias en esos grandes pechos, se agarró su miembro con una de sus manos para pajearse en el ojete de Agustina. —¿Puedo acabarte la cola hermanita? —Mmmm.... ¿vas a acabar mucha lechita? —Siiii... —Bueno.. esperá un minuto que termino con ésto! Agustina terminó de planchar todas las prendas, y se quedó quieta con las manos apoyadas en la mesa, mientras su hermanito se pajeaba en su cola, rozando a cada instante, pasándole la pija por los cachetes del culo, hasta venirse. Agus sintió cada chorro de semen caliente en su cola... mientras el glande de su hermano la rozaba toda.. una vez el chico terminó, se la pasó por los cachetes hasta que le salió lo último, mientras su hermana llevaba una de sus manos atrás y se esparcía un poco el semen con sus dedos. Juntó un poco y se lo puso en la boca, chupándose el dedo... Después de dejarle la cola llena de leche, Agustina se bañó y luego llamó al ginecólogo, le dió turno para el martes. Ya más tarde, en la noche, una vez que mamá ya estaba dormida, Florencia y Martín empezaron a jugar en el sillón del living. Se calentaron hasta que se empezaron a sacar la ropa. La chica se abrió de piernas sentada en el sillón, con las piernas en alto. Martín se la quiso meter, Florcha se abrió los cachetes, y el chico notó que su hermana ya tenía el culo abierto... ahora se le re abría, cuando antes estaba super apretado. Le puso el glande en la entrada, pero Florcha enseguida sintió que le dolía, se arrepintió y le tuvo que pedir que no lo haga. El muchacho le hizo caso y se guardó su miembro. Así estaban las cosas. No podía coger con sus hermanas por tiempo indefinido! Una vez llegado el día Martes, bien temprano en la mañana, Agustina se tuvo que levantar. Con lo que le costaba despertarse temprano. Se vistió, se perfumó y fue a su cita con el ginecólogo. Llegó al centro y por suerte la atendieron enseguida. El licenciado la inspeccionó y le recetó una crema específica para su irritación vaginal, que no era nada serio y sanaría en un par de días. La adolescente se tranquilizó, y ya más tarde, de noche en su casa, se dió una ducha y luego se pasó la cremita para el ardor por toda la conchita. Fue a su habitación y se metió desnuda en la cama, apenas se tapó con una ligera sábana. Martín terminó de cenar último, y se fue para su cama. Apenas se acostó, se le vinieron a la mente imágenes de sus hermanas desnudas, y tuvo una erección. No se aguantó, y se levantó en silencio hasta entrar al cuarto de sus hermanas. Abrió la puerta y la cerró
tras él, la luz de la mesita estaba encendida, vió a las dos chicas acostadas cada una en su cama, aparentemente hablando de algo. Florcha inmediatamente se percató de que su hermanito estaba con su miembro parado, porque se le notaba a través del short. —¿Qué buscás acá?—Le preguntó en tono algo burlón. —Quiero coger. —Jaja... ¿Qué, nosotras estamos a tu disposición?—Preguntó Agus. —No.. nada más les pregunto si quieren...! —No pendejo... yo sí quiero pero todavía me duele..—Dijo Florcha. —Idem.—Agregó su hermana. —Joo... ¿vamos a volver a coger, no? —Si nene, no seas tan desesperado!.. Esperá unos días hasta que estemos bien. —Ok...—Aceptó el chico y se fue a su cama a dormir. Durante esa semana, Florencia y Agustina comenzaron a dedicar su tiempo al próximo año en la universidad, yendo a buscar los primeros apuntes, y organizar sus cosas para el año estudiantil que daría comienzo dentro de pocas semanas. Todo eso conspiró para que las chicas estuvieran menos tiempo en casa, mucho más ocupadas, por lo tanto su hermano estaba más aburrido e inquieto. Por fin llegó el fin de semana, tras una semana entera sin que los hermanos tengan sexo. Martín entendía la indisponibilidad de sus hermanas mayores, por lo tanto se dijo que unos días sin sexo no eran para tanto. Aguantó hasta el sábado sin hacerse la paja, porque le gustaba estar muy excitado para la próxima vez que coja con alguna de sus hermanas. Ya se levantaba por las mañanas muy caliente, le daban ganas de pajearse y relajarse, pero se contenía. Su joven cuerpo necesitaba estímulos. El sábado amanecía soleado, templado, con algunas nubes blancas. Florencia abría la ventana de su habitación, dejando entrar un poco de sol y brisa algo calurosa. Mientras, Agustina, se despertaba. Notaba su cuerpo entre las sábanas calentito, excitado... llevó ambas manos a sus tetas, acariciándoselas lentamente, sintiendolas en sus palmas... y luego bajo por su abdomen, hasta su pubis, se rozó apenitas el clítoris con la yema de uno de sus dedos, y luego se lo pasó por su delicada rajita, notando algo de humedad... se había despertado excitada. Y lo más importante, ya no había dolor. Los adolescentes almorzaron juntos, como era sábado, almorzaban más tarde aún de lo normal, ya después en la tarde, Florencia y Agustina aprovecharon para ir a comprar ropa, y otras cuestiones, acudieron al shopping. Las dos adolescentes se pasearon por casi todo el lugar, buscando y comprando todo tipo de accesorios y ropa... ya iban a irse, cuando por último entraron a un local de ropa interior. Tanto Agus como Florcha eligieron un par de prendas, la señora que atendía les dijo que podían probárselas asique las chicas pasaron a uno de los probadores, y cerraron
la cortina tras ellas. El lugar era algo pequeño, pero entraban cómodas las dos. Había un espejo grande, y dos sillas. Sin más preámbulos, las dos comenzaron a desvestirse, estaban vestidas de manera parecida, se quitaron la remera, luego las zapatillas, y finalmente el jean. Una vez que estaban en ropa interior, se quitaron el corpiño y la bombacha, quedándose desnudas. Se pusieron ambas el primer conjunto, mucho no les agradó a ninguna, luego, se probaron la segunda prenda que habían elegido, y ahora sí les agradaba a ambas. Florencia había elegido una tanguita roja, con el corpiño del mismo color. Se miró al espejo y le agradó como le quedaba. Le pidió opinión a su hermana. —¿Me queda? —...Sí.—Dijo Agus mirándola. —¿Y atrás?—Volvió a preguntar Flor, refiriéndose a su cola. Se puso de espaldas a ella y le mostró la cola a su hermana. Agustina la miró y le dijo que le gustaba. Luego, Florencia se giró un poco para verse la cola por el espejo, notando que se le veía su ojete casi desnudo, apenas se notaba en triangulito en la parte superior, y nada más. —Boluda... ni se me nota la tanga.—Dijo Florcha. —Y es obvio querida, con esa cola enorme que tenés...!—Le respondió su hermana mientras se reían. Florcha se acomodó nuevamente y Agustina le dió una palmada en el cachete del culo... sonó un poco fuerte. —Shh... la señora que atiende nos va a escuchar!—Susurró Florencia con una sonrisa. Agustina también se reía, y le puso la palma abierta de su mano en uno de los muslos a su hermana, y fue subiendo despacito hasta rozarle la tanguita. Siguió subiendo por la raja de la cola, entre medio de los cachetes, mientras se miraban a los ojos con Florcha. Agustina agarró la tanguita roja que se estaba probando Florcha, y metió sus deditos por debajo... apenas le rozaba el agujerito del culo con las uñas y la yema de sus dedos. —¿Te duele?—Le preguntó. —..No.. —Susurró Florencia. Entonces la mayor siguió tocándole ahí, le pasaba el dedo por la abertura de la cola. —No sabés lo excitada que estoy hoy.—Dijo Agustina en voz baja. —...¿Me mostrás?—Le preguntó Flor con una sonrisa. Agustina le devolvió la sonrisa cómplice, ella tenía puesta la prenda que se estaba probando, una bombachita colaless blanca con circulitos rosados, con el corpiño del mismo estilo.
Se sacó la bombacha y se abrió un poco de piernas, sentada en la silla del vestidor. Se abrió los labios de la conchita un poco con los dedos a los costados, mostrándole a su hermana lo húmeda que estaba. —...Ya tengo muchas ganas de coger! —Yo también Agus! Ambas se quitaron las prendas, quedándose completamente desnudas. Escuchaban algunas voces, otras chicas estaban en el local, con lo cual tenían más morbo aún por las chanchadas que estaban haciendo en el vestidor. —Tengo una idea.—Dijo Agustina. —¿Qué? —Abrite la cola. Florcha le hizo caso, ella también se estaba excitando, y le parecía divertido lo que estaba haciendo con su hermana. Puso sus manos en cada cachete del culo y se los abrió bien, mostrándole el agujerito de la cola a su hermana mayor. Se le veía apenitas abierto. Agus agarró su teléfono y le sacó una foto! Inmediatamente, se la mandó a Martín, con un mensaje: “¿Querés metérsela por ahí hermanito?” El chico estaba acostado en su cama navegando por internet, muy aburrido. Dejó la pc en la mesita y cerró los ojos para dormir un rato, cuando sonó su teléfono y vió un mensaje de Agustina. Lo abrió y con enorme sorpresa vió esa tremenda foto. Florcha abriéndose la cola, notándose el todo el culo y la conchita asomando debajo. Al instante tuvo una erección. En dos segundos, se quitó la ropa y le respondió: “Pero qué están haciendo??? Dónde están???” Agustina se rió mientras lo leía, y escribió de nuevo. “En el vestidor de un local... nos estamos probando ropa interior! Cuando lleguemos a casa te la mostramos pendejito..¿querés?” “Siiiii!!!.. se me re paró la pija boluda... decile a Florcha que le quiero coger la cola” Agustina se lo dijo, y a Flor le agradó la idea. “Ella dice que tiene ganas! ¿Y a mí no me querés coger hermanito?” “Ya no te duele?” Agustina puso el teléfono entre sus piernas abiertas y se sacó una foto de su conchita húmeda, y se la mandó con un msje. “No pendejo... mi concha necesita pija”
Martín vió la imagen de la rosada conchita de su hermana toda húmeda y brillosa, sumado al mensaje... no pudo evitar tocarse y comenzar a pajearse lentamente. Se pajeaba y escribía. “Ayy cómo tenes la concha hermanita.. estás re mojada! Ya no aguanto más Agus... te quiero coger... vengan ya!” “Jajaja, viste?? Estamos con muchas ganas” El adolescente se bajó la piel para relucir su rojizo e hinchado glande, con su pene bien erecto, se sacó una foto y se la mandó a Agustina. La chica la vió y sintió un cosquilleo en la entrepierna... le mostró la foto a Florcha. “No pude aguantarme... me estoy pajeando por ustedes!” Agustina le contestó: “Nooo! No lo hagas! Esperá a que lleguemos a casa así nos coges hermanito...” Martín dejó de tocarse, estaba muy, muy caliente... no resistiría mucho tiempo así. Las chicas se vistieron, y salieron del vestidor. Pagaron las prendas que compraron, y salieron del shopping con varios bolsos de compras. Entraron a un taxi y volvieron a casa. La espera fue eterna para el chico, media hora después del último mensaje, las hermanas por fin llegaron y entraron a casa. Caminaron hasta su habitación, Martín lo notó y fue hasta el cuarto de las chicas. Ellas estaban dejando todo lo que habían comprado arriba de las camas, mientras se sentaban allí. —¿Mami?—Preguntó Florencia. —Está en casa de la tía.—Respondió Martín, ya desatándose el cordón de la malla y sacando su miembro parado afuera. —Pará hermanito... recién llegamos! —¿No me dijiste que querían coger? —Sí, pendejo... pero esperá un poco! Primero queremos probarnos la ropa que compramos...—Respondió Agustina. El chico hizo un gesto de desilusión y se guardó su miembro, pero estaba muy caliente y quería descargarse ya mismo contra el cuerpo de alguna de sus hermanas. Florencia le dijo que se siente en el puff a un costado que había allí, mientras ellas se probaban la ropa. El chico le hizo caso y se recostó. Las dos hermanas comenzaron a sacar cada nueva prenda que habían adquirido y se la probaban en frente del espejo de la habitación. Remeras, camisas, jeans, calzas, zapatos... hasta que llegó el turno de la ropa interior. Agustina sacó el corpiño blanco con puntitos rosas de la caja. —Hermanito... ¿querés ver el corpiño que me compré?
—Siii!!... mostrame como te queda el corpiño Agus.. La chica se quitó la blusa y el corpiño que traía, dejando sus tetas al aire rebotando mientras se colocaba el nuevo corpiño... su hermano miraba embelesado y con su miembro a punto de estallar. —Qué tetas que tenés Agus..—No pudo evitar comentar el chico. Agustina sólo lo miró sonriendo. Una vez que tenía el corpiño puesto, se miró en el espejo y le agradaba ver sus grandes pechos ajustados en esa prenda. —¿Te gusta?—Le preguntó a su hermano. —Mucho!. —Ok... querés ver la bombachita? —Siiiiiiiiii.—Respondió el muchacho ya tocándose su pija por encima. Agus se quitó el jean y se sacó la prenda que tenía, Martín le miraba la cola desnuda mientras su hermana mayor se ponía la bombacha nueva lentamente, subiéndola por sus piernas. Una vez que se la puso, ahora estaba sólo con el corpiño y la bombacha que se había comprado, se acercó un poco hasta la posición de su hermanito, poniéndose de frente a él. Martín le miró la entrepierna cubierta por la tela, era súper sexy... más arriba sus tetas sujetadas por el corpiño, muy ajustadas, su hermana era una belleza imponente. —¿Cómo me veo?—Preguntó ella, ya sabiendo la respuesta. —Increíble hermanita... ¿me mostrás como te queda en la cola? Luego, la chica se dió la vuelta, mostrándole la cola, con la bombachita metiéndosele en la raya. El muchacho alcanzó a tocarle un poco las piernas y subió hasta posar sus dedos en los cachetes de la cola de Agustina. Mientras la tocaba, pasándole los dedos por la raya de la cola, hundiéndolos un poco bajo la bombachita, casi sentía que iba a acabar sin tocarse la pija... la piel de su hermana estaba muy caliente. Ella ya estaba muy mojada y excitada, así que llevó una de sus manos atrás y se agarró la bombacha, la corrió un poco al costadito, para que su hermano le viera la conchita y el culo. El chico le abrió un poco los cachetes y le vió todo, pero puso la yema de su dedo encima del agujerito de la cola de Agustina, estaba bien cerradito. —Te la quiero poner en la cola, Agus... —¿Me vas a hacer la cola?—Preguntó la chica, re excitada. —Siii... si vos querés te la pongo en el culo hermanita... —Mmm... estoy tan excitada que quiero que me hagas la cola...—Dijo Agustina mientras se mordía el labio inferior. La chica se separó de su hermano, y caminó hasta su cama. Se recostó boca arriba,
abrió sus piernas y le ordenó a su hermano que se la coja, mientras Florcha miraba. —Dale, cogeme pendejo... Martín fue hasta ella, se arrodilló en la cama entre las piernas de su hermana. Agus agarró la bombachita y se la corrió ella misma al costado de la concha. El chico sacó su miembro de la malla, ya bien duro, y se puso baba en la punta. Enseguida se arrimó, poniendo el glande en la entrada de la vagina de su hermana, y empujó para adentro... Lo primero que notó, fue toda la humedad que Agus tenía en su almeja, estaba muy mojada... una vez que se la metió un poco, fue moviéndose para que su pija entrara y saliera mejor a cada embestida. El chico estaba tan excitado y caliente, que notaba que no podría aguantar demasiado. Trataba de cogerla lento y más despacio, estirando como sea el momento de terminar. Mientras se la metía más adentro, le miró el escote de las tetas a su hermana mientras se le movían con el vaivén, luego le miró la cara a su hermana, completamente roja y excitada, con los ojos entrecerrados mientras suspiraba, y sintió que se venía ya. —Acabo hermanita....! —¿Ya?—Le preguntó Agustina. Martín se la puso bien adentro, tenía sus manos apoyadas sobre las piernas de su hermana, que le comenzaban a temblar un poquito. —No me acabes adentro pendejo! El chico ya en el clímax, se la sacó de la rosada conchita húmeda, y acabó en el pubis de Agustina, dejándo caer toda su leche caliente sobre el pubis y la bombacha de su hermana... tenía mucho semen. —Ay mi bombacha nueva!!!—Exclamó Agus, mientras se tocaba la lechita recien acabada en su pubis, y en la tela. —¿Porqué hoy acabaste tan rápido?—Le preguntó a su hermano. —Uff.. me vine muy rápido porque estaba muy muy excitado! —...Bueno... después de comer la seguimos...y quiero que me hagas la cola hermanito!— Le pidió Agustina. Agustina se sacó la bombachita nueva, llena de semen de su hermano, y le pidió a Martín que la ponga en el lavarropas. El chico le hizo caso. Más tarde llegó mamá a casa y cenaron en familia. No dijeron nada de lo sucedido, y tras un par de horas, Florcha le dijo a su madre que ella se encargaba de lavar los paltos, que vaya a descansar, así que mamá se fue a dormir, mientras los tres chicos estaban en la cocina. Una vez que terminaron con esa tarea, apagaron el tele y se fueron a la habitación de las chicas, entraron y Agus cerró buien la puerta. Florcha prendió la luz de la mesita, alumbrando tenuemente el cuarto, que iba a ser testigo de una noche de sexo
incontrolable... Sin mediar palabra, las dos chicas comenzaron a quitarse toda la ropa, y se quedaron desnudas. Martín hizo lo mismo. Obviamente, su miembro estaba listo, ya duro, mientras sus hermanas se lo miraban con devoción. Agustina les dijo a ambos que no hagan ruido, mientras se sentaba con su hermana en una de las camas. Martín se quedó parado en frente de ellas, y las chicas le agarraron la pija, la escupieron y comenzaron a pajearlo las dos juntas. Una vez que se divirtieron unos minutos haciéndole la paja, Agustina se acomodó en cuatro en la cama, como perrita, y su hermano le pasó la lengua por la concha y por la cola... luego de eso, se puso detrás de ella y le puso el pito en la entrada de la conchita, sólo empujo un poco, para cogérsela. Su hermana gemía muy levemente, mientras el chico la agarraba de las caderas y se la ponía por la concha, abriéndosela toda con su pija. La penetraba despacio, porque no quería venirse rápido. —Ponemela en la cola pendejo... ¿te animás?—Le preguntó Agus en voz baja. Escuchar esas palabras sucias de su hermosa hermana mayor, mientras tenía su pija entera metida en su chocha, y el chico por un segundo se estremeció de placer... Se la sacó, y Florcha, que aún estaba sentada al lado, le abrió los cachetes de la cola y le pasó la lengua por el agujerito virgen a su hermana... le pasó varias veces la lengua por la cola, y luego le metió un dedo, con Martín mirando todo ese espéctaculo lésbico... Flor le fue sacando despacito el dedo de la cola a Agus, que ya estaba lleno de baba, y fue el turno del chico, se acercó y le apoyó el glande en la entrada del culo, empujó un poco y su pija se fue deslizando hacia adentro, mientras Agustina se mordía los labios, sintiéndo el pito de su hermanito meterse en su cola virgen... —Ahhh...—Susurró la chica. La cola de Agus estaba mucho más apretada que la de Florcha, por lo tanto el adolescente fue cuidadoso, y se la metió hasta la mitad. Se la sacó un poco, y se la metió de nuevo a Agus por el ojete, hizo eso varias veces, hasta que ya le podía meter la pija entera, hasta el fondo del culo. Agustina abrió lo más que pudo sus piernas, mientras con sus manos se agarraba fuerte de la sábana de la cama, sintiendo el pito duro y parado de su hermano menor entrando y saliendo entero de su cola. El chico se calentó mucho, estaba cogiéndole el culo a su hermana, fue haciéndoselo más rápido... se la metía hasta chocar sus piernas contra las de ella, su pubis contra los cachetes del ojete, mientras que su pija estaba más que excitada y caliente, muy dura y gorda. Como se dio cuenta que estaba por terminar, se la sacó de golpe, dejándole el agujero
de la cola un poco abierto a su hermana, que se quedó quieta, deseando recibir más pija como una perrita en celo. Florcha la acariciaba a su hermana, la cara, los hombros, las tetas, rozándole los pezones duros con sus dedos, mientras Agustina se desesperaba, ya con la chochita súper húmeda y excitada. —Dale hermanito... metemela! —¿En la concha o en la cola?—Preguntó su hermano. —Dónde vos quieras.. meteme la pija de nuevo por favor... Con su hermana mayor suplicando por pija, Martín se la puso en la concha, se la cogió uno o dos minutos, y ya casi llega al climax, entonces se la sacó. Esperó unos segundos, y le abrió nuevamente la cola y se la puso ahí, su pito entraba con dificultad en el culo, pero ya dentro, se movía para culearla a su hermana, y cuando le estaba por llegar el orgasmo, se detenía y se la sacaba. Cuando hacía eso, Agustina se desesperaba, quería tener la pija metida en la concha o en la cola, pero bien metida y que se la coja más tiempo. Martín descansaba unos segundos, mirando el ojete de su hermana ligeramente abierto por su pija, y la conchita también con los rosados y delicados labios abiertos. La vagina de Agus chorreaba flujo por los muslos, mientras su hermano se la cogía un ratito por cada lado... un rato por la concha, un rato por la cola. Cuando ya sintió que no podía aguantarse más, se quedó quieto con la pija bien metida hasta el fondo de la cola de su hermana. Agustina se dió cuenta enseguida, ya lo conocía mucho, y le preguntó: —¿Querés acabar hermanito? —Siii... ¿dónde querés que te acabe la leche Agus? —...A Florcha le dejás la lechita adentro?—Preguntó ella. —Sí. —¿Es lindo Flor? —A mí me encanta hermanita...—Respondió Florcha mientras le acariciaba las tetas. —Mmmm... bueno, acabame adentro de la cola! Con ese pedido de Agustina, Martín se puso aún más excitado, si es que aún podía... estaba tan excitado que le latía con mucha fuerza el corazón, le encantaba escuchar a su hermana decir cosas chanchas, lo ponía al límite. Comenzó a moverse otra vez dentro del culo de Agus, metiendo la pija hasta el fondo y sacándola hasta la mitad, para volver a enterrársela... —Ohh... hermanita... como me gusta cuando hablas así... —¿Te gusta que tu hermana hable así, pervertido? —Mucho.. me encanta.. dale decilo otra vez por favor.. ahh... —Mmm.. quiero que me acabes adentro de la cola... —Oh... te voy a llenar el culo Agus...
—Mmmm sii.. dale llename la cola de leche calentita hermanito... Mientras Agustina decía esas chanchadas, se pajeaba tocándose el clítoris bien rápido, y se vino, pidiéndole a su hermano que le acabe adentro del culo. Martín escuchó esas palabras tan sucias y llegó al climax, suspirando y gimiendo, se quedó quieto con la pija metida en la cola de su hermana, derramando todo el semen espeso adentro.. —Ahhhhhhhhhh!.... Tomá toda la leche hermanita.. tomá toda la leche en la cola... mmmmmm. Agustina sintió todo el semen bien caliente adentro del culo, mientras tenía el orgasmo, aguantándose como podía los gemidos... se quedaron ambos quietos un par de segundos, Martín suspiró, ya relajado, y le fue sacando el pito poco a poco de la cola... apenas se lo sacó, la leche comenzó a brotar del agujerito del culo de su hermana, cayendo por la raja del ojete, llegando a la concha, y bajando por los muslos. A todo ésto, Florencia estaba más excitada que sus dos hermanos juntos... a ella también le chorreaba la chocha, pero aún más.. se mojaba más que su hermana. Tenía la conchita a punto caramelo llena de flujo, y sentía la cola ya dilatada para que le metan el pito. Agustina se acostó boca arriba en la cama, totalmente satisfecha con esa cogida... —Mmmm hermanita.. mi cola necesita mimos!—Dijo Agus susurrando en voz baja, con los ojos cerrados. Florcha la entendió, y se arrimó hasta la cola de su hermana, le abrió los cachetes y le empezó a dar besos en el agujerito del culo, mientras le salía la leche... le daba besos y le pasaba la lengua, tragándose el semen que le salía de la cola. —Pasame la lengua por la chuchi también, por favor hermanita... Florcha le hizo caso, y bajó un poco, Agus tenía las piernas abiertas así que Flor sacó la lengua afuera y en esa posición se la lamió toda, le dió varios lengüetazos a lo largo de los labios de la concha, sintió toda la humedad que tenía su hermana... luego volvió a subir un poco para chuparle otra vez la cola y tragarse más lechita que salía de adentro. Agustina, si ya estaba relajada tras la cogida que le pegó su hermano, ahora aún más, con las lamidas de su hermanita menor por su cola y su concha... con los ojos entrecerrados, se reincorpoó, sentándose en la cama, junto a su hermana... aún sentía la cola chorreando semen, manchando las sábanas, pero daba igual. Martín aún estaba recuperándose de su tremendo orgasmo, cuando Florcha se paró, y mientras le acariciaba el abdomen, le agarró la pija blandita y lo empezó a pajear para ponérsela dura otra vez. —Ahora me tenés que coger a mí pendejo!—Le dijo al oído mientras sonreía. Mientras trataba de parársela otra vez, le decía chanchadas en voz baja.
—Estoy re mojadita hermanito... ¿querés tocarme la conchita? El chico comenzó a reaccionar ante los estímulos de Florcha.. llevó sus dedos a la peluda entrepierna de su hermana, rozando pelos, tocando los labios, notando todo bien mojado e hinchadito... Flor lo seguía pajeando, y ya se le puso dura. Enseguida, Florencia se puso contenta, sintiendo la pija bien parada en su mano. Se escupió saliva y la embardunó toda, luego se la soltó, y se puso de espaldas a él, así parada, apoyando las manos en la pared, e inclinándose un poco, parando la cola. Con esa invitación, el chico simplemente se puso tras ella, le abrió los enormes cachetes de ese ojete perfecto, notando la cola abierta ya... le puso la pija en el agujerito y se la metió sin problemas... el culo de Florcha ya estaba a la medida de la pija de su hermano, que aprovechando eso, la agarró de las caderas y se la cogía más rápido, chocaba su pubis contra los cachetes de la cola de su hermana, se escuchaba el ruidito, retumbando en la habitación, era tremendamente excitante. Ese ruido del pubis chocando con la cola de Florcha, sólo se escuchaba eso en la habitación, llena de olor a sexo. Martín se la cogía a su hermana por el culo, así de parada, la chica sentía las gotas de flujo cayendo por sus piernas, mientras le metían el pito por la cola. El adolescente se la sacó de adentro del culo, le abrió bien los cachetes con ambas manos, y le vió el agujero bien abierto, ya no se le cerraba como otras veces. —Mostrale a Agus como tenés la cola. Florcha se movió un poco, mientras su hermano le abría los cachetes, para mostrarle a Agus que estaba sentada al lado en la cama, como tenia la cola bien abierta. Agustina se la miró, eso calentó más al chico, y a Flor, que le encantaba mostrar como le dejaban el culo. Sentirse tan puta la excitaba muchísimo. Luego, Florencia dijo que estaba cansada en esa pose, así que se acostó en el borde de la cama, boca arriba, subió las piernas al colchón y las abrió para que su hermano pueda cogerla así. El chico se acomodó entre sus piernas y se la volvió a enterrar en la cola. Agustina arrimó la cara, Martín sacó su pija del culo de Flor, y Agus abrió la boca y se la metió, se la chupó unos segundos, cuando el chico volvió a ponersela en la cola a Florencia. Lo hicieron un par de veces más. Agustina se la chupaba, y luego Martín se la ponía en la cola a Flor. Después, con el pito de su hermano entrando y saliendo de su culo abierto, Florcha sintió las manos de su hermana en sus tetas, acariciando y apretando sus pezones duros... Agustina se acercó y le besó las tetas, bajando su mano hasta la entrepierna, tocando con sus dedos el pubis peludo de Florcha, y más abajo, acariciando el clítoris hinchadísimo, cuando se lo tocó, Florencia casi salta de placer. Mientras Agus le chupaba las tetas, y Martín se la metía por la cola, Florencia sintió los
dedos de su hermana bajando hasta tocarle los labios de la concha, y le metió apenitas un dedito adentro, porque estaba tan mojada que el dedo se deslizaba solo en esa concha virgen de adolescente toda empapada. Florencia sintió tanto placer, que deseaba ser penetrada por ambos orificios... la pija de su hermano en el culo ya no la llenaba, estaba tan excitada que la conchita pedía que le metan el pito... su hermana le tocaba el clítoris y los labios vaginales, llevándola al límite del placer. El chico se la sacó de la cola, viendo los dedos de Agus jugando en la conchita peluda de Flor, le puso la pija encima de los labios hinchados y mojados, estaba toda chorreada la conchita de Florencia, que al sentir la pija parada y dura en la vagina, no se aguantó más: —...Ay... ayyy quiero que me metas el pito en la chocha hermanito...—Suplicó Florcha. Martín suspiró al escuchar eso... —¿Có.. cómo? —Quiero que me la pongas en la concha pendejo! El chico miró a Agustina, y ella le preguntó a su hermana, mientras seguía pajeándola tocándole el clítoris: —...¿En serio Flor?... ¿Estás segura?... —Ahhhh... siii... dale... metemela en la concha hermanito... Con Florencia tan excitada y caliente, pidiendo pija por la concha, Martín le acomodó el glande en la entrada de la vagina, estaba toda mojada pero muy cerrada, los labios los tenía muy cerraditos y apenas se le veían los labios menores de un color rojizo, llenos de humedad.. —Te la meto Flor...—Dijo su hermano como un ultimátum, para que si su hermana se arrepintiera, lo dijera ahora. Agustina y su hermano la miraban, a Florencia miles de pensamientos de le cruzaban por la cabeza, quería hacerlo porque estaba muy excitada y deseaba mucho ser penetrada por la concha, y además tanta presión de ser virgen no le gustaba, ya quería terminar con eso de una vez.... pero los remordimientos volvieron a su cabeza. —No... perdoname... no!—Dijo Florencia, poniendo su mano encima de la concha, para que no se la meta. Martín se molestó un poco, pero la entendió... no dijeron nada, solo ambas se sentaron en la cama, Florcha estaba avergonzada y pedía perdón por lo sucedido... se sentía mal por eso, se sentó junto a su hermana, y el chico se pajeaba para terminar. —¿Vamos a tomar la leche?—Le preguntó Agus a su hermana, que estaba algo triste, tratando de animarla.
Florencia le sonrió y dijo que sí. Ambas se pusieron juntas, para que su hermanito menor les acabe en la cara... Martín simplemente se acercó, y se pajeó fuerte hasta venirse, le puso la pija en la cara a sus hermanas, cuando saltaron los chorritos de semen... primero golpearon en los labios y los cachetes de la cara de Agustina, luego se movió un poco para darle leche a Florcha, ella abrió la boca y sacó la lengua, cayéndole el semen adentro... Tras acabarle en la cara y la boca a sus hermanas, el adolescente se sacudió el pito en la boca de Agustina, mientras se reían... las chicas se pasaron los dedos por la cara limpiándose el semen y metiéndoselo todo en la boca, y se lo tragaron como a ellas les gustaba. Después de eso, Agustina le dió un beso a su hermano y se fue a acostar a su cama. Martín cayó rendido en la cama de Florcha, junto a ella, estaban todos muy cansados. El chico se recostó junto a Florencia en su cama, para descansar un rato. Estaban desnudos. —Perdoname hermanito por lo de decirte... que me la metas.. y después que no.. soy re tarada. —..No pasa nada tonta... en serio está bien. —Gracias. ¿Querés acostarte un rato conmigo? —Dale... un ratito nomás y me voy a mi cuarto.—Dijo Martín. Apagaron las luces, y cerraron los ojos. Martín y Florcha estaban acostados en la misma cama, con el chico detrás de ella. Fueron pasando los segundos... los minutos... estaban tan cansados que se durmieron. De pronto, Martín se despertó. Estaba todo oscuro. ¿Qué había pasado? Se movió un poco y sintió el cuerpo de otra persona. Recordó que se había acostado junto a su hermana, pero se había quedado dormido!!! Enseguida, con desesperación miró su reloj en la oscuridad, eran las 4 de la mañana. Uff. Se tranquilizó. Si no se hubiera despertado, su madre en la mañana se iba a dar cuenta que sus hijos dormían juntos y desnudos... que desastre hubiera sido! “Si mamá se entera de esto...” Pensó. Pero lo sacó de su cabeza, mejor no quería ni imaginar lo que pasaría. Hizo un movimiento como para salir de la cama e irse a su cuarto, pero cuando se movió, sus piernas rozaron las de su hermana, y su pija rozó los cachetes del enorme culo de Florcha... —¿Flor?—Susurró el chico en voz baja. Florcha no le respondió. Estaba dormida. No lo pudo evitar. Con esas horas que había dormido, ya estaba recuperado de energías. Como nuevo. La rozó de nuevo, apoyándole el pito en la cola a su hermana... y se le puso duro como una piedra, en instantes. La cola de Florcha se sentía muy caliente, la piel tan suave y tibia... Ella estaba de costado, y él atrás... en una especie de cucharita.. quiso jugar un poco más, antes de irse a su cuarto.
Se movía muy, muy despacito para no despertarla, pasándole la pija parada por los cachetes de la cola, y metiéndoselo entre ellos, en la raja del culo, ahí estaba mucho más calentito. Se acomodó de manera que su pija estaba en el ojete de su hermana... mientras se la pasaba por ahí, accidentalmente se le fue un poquito más abajo, y sintió el glande tocando los labios vaginales de Florcha, y sintió que todavía estaba todo húmedo... La sensación que le dió, de su glande haciendo contacto con los pelitos que su hermana tenía, y rozando la conchita húmeda, lo puso a mil. Dejó su pija ahí, con el glande encima de los labios vaginales... que placer le daba. Florencia tenía los muslos pegajosos con sus flujos, y eso lo notaba el chico en su miembro. Para lograr mas excitación, al adolescente no se le ocurrió mejor idea que ponerse toda la saliva posible en su mano, y llevarla lentamente hasta entre medio de las piernas de su hermana, sin despertarla, y ponerle la babita en la concha, se le cayó un poco en los muslos de la chica, pero la mayor parte se la puso en los cerrados labios vaginales. Le volvió a apoyar la cabeza hinchada de la pija en la concha, ahora llena de baba y toda resbaladiza, su miembro se deslizo por los labios de la chochita de Florcha. “Ohhhhhhhhhhhhhhhhhh...” Martín no podía hacer ruido, pero lo caliente que se estaba poniendo, era claro indicio de que estaba por cometer una locura. Entre su cola gorda y perfecta, sus muslos calentitos, su piel suave, y su conchita toda mojada, a Martín le estaban dando enormes ganas de cogerse a su hermana otra vez, era todo tan excitante, tan morboso, tan caliente y sucio... Con su glande entre los labios llenos de saliva de su hermana, el chico se movió apenitas, casi imperceptiblemente, hacia adentro... casi se le detiene el corazón. El glande le entró adentro de la concha a Florcha... Su hermana estaba tan húmeda, le puso tanta babita, que un ligero movimiento y la pija se le deslizó apenitas adentro... estaba metiéndole apenitas el pito a su hermana, en su conchita virgen, mientras ella dormía y no se daba cuenta! Martín tenía la boca abierta mientras no podía creer lo hermoso que era metérsela en la concha a Flor... estaba tan quieto en la cama, para no despertarla, que apenas se movía muy, muy despacio. No podía detenerse ahora, sabía que lo que estaba haciendo estaba muy mal, no podía desvirgar a su propia hermana mientras ella no sabía nada, ni se daba cuenta, pero cuando sentía los húmedos y apretados labios de la chocha de su hermana en su glande, nada importaba, sólo había que empujar más adentro, para meter toda la pija en esa concha tan apretada. Estaba tan caliente, que no le importaban las consecuencias. Concentrado, en silencio, con la boca abierta, en la oscuridad, se movió ligeramente y empujó más, notando como su pija hacía presion para meterse en la concha... pero era difícil, tratar de cogerse a
una chica virgen de costado y con las piernas cerradas, mientras ella está dormida... Se la fue poniendo más adentro, moviéndose milimétricamente para no despertarla, cuando sintió ahora sí que su pija se deslizó otro poco dentro de la vagina. Inmediatamente sintió un líquido muy espeso y caliente, le pareció raro, estiró su mano hasta allí, se tocó un poco la pija mientras se la dejaba adentro, le tocó los labios vaginales a ella, con las yema de los dedos, y sintió esa sustancia que enseguida reconoció como sangre. “Mierda... ¿que estoy haciendo?” En ese preciso instante había desvirgado a su hermana!!!! Muchas cosas cruzaron por su mente, sentimientos de culpa, pero ahora ya estaba hecho, y seguía muy excitado.... “Perdoname hermanita... te quiero mucho” Se movió más, para metérsela más adentro, pero la concha estaba re apretada.. hizo un esfuerzo, empujó fuerte y se la metió hasta la mitad, y su pubis chocó contra la cola de su hermana. Florencia se despertó. Poco a poco, fue abriendo los ojos, movió los brazos. Sintió algo en su vagina. Se sintió rara. —¿Qué estás...? Abrió los ojos bien grandes, la adrenalina le recorrió todo el cuerpo, y se despertó bien. Enseguida se dió cuenta que estaba en su cama, desnuda, con su hermano atrás, y con algo en su concha, que parecía ser la pija de su hermanito... Estaba todo oscuro, llevó una mano atrás y tocó a su hermano en el pecho y el abdomen, confirmando lo que estaba sucediendo. —¿Qué hiciste?... —Shh... —Me metiste el pito en la chocha!!!!!!!!!!! Florencia estaba sintiendo la pija de su hermano penetrando su conchita, se sentía raro porque era la primera vez, y nunca había sentido nada igual, no sabía si llorar, gritar, patalear... —Ayyy pendejo de mierda me desvirgaste!!!!! —Shhhh... vas a despertar a mamá.—Respondió su hermano. La chica no sabía que hacer, se quedó quieta, sorprendida, mientras Martín la agarró de la cadera y se la empezó a coger, le metía y sacaba la pija de la concha, pero sólo le entraba hasta la mitad, la tenía muy cerradita y apretada, y acostados en esa posición no era sencillo... Con lo que había dicho Florencia, se despertó Agustina.
—¿Eu.. qué te pasa?—Preguntó Agus y encendió la luz de la mesita. —...Tu hermano me metió el pito en la chocha... me está desvirgando! Agustina saltó de su cama, para ver de cerca lo que estaba sucediendo... se sentó en el borde de la cama dónde su hermana estaba siendo cogida y desvirgada por su hermanito... Martín le agarró una pierna a Flor, y se la subió un poco para que se abra más la concha, pero no le entraba, Florencia sentía como esa pija trataba de entrar en su interior y no podía. La chica ponía cara de asustada. —Ohhh... tenés la pija muy grande hermanito... no me entra. —Tranquila.. si te entra toda en la cola, te tiene que entrar en la concha.—Le dijo Agustina, tranquilizándola. Florcha metió una mano entre sus piernas, y se tocaba el clítoris para mojarse, cosa que estaba logrando, así, la pija de su hermano pudo entrar más, poco a poco, hasta que se la clavó entera en la concha... toda la pija adentro. —Ayy...ayyyy.. ohhhhh. Martín sintió como la conchita de su hermana se abrió pro primera vez mientras le metía todo el pito... estaba tan apretada que le daba un placer enorme, estaba por acabar ya. Sin decir nada, el chico se la cogió un poco hasta que no pudo más, se la puso toda, su pubis chocó contra la cola de ella, y se vino dentro de su hermana... chorros y chorros de leche caliente adentro de la conchita hasta hace minutos virgen de Florcha. —Uuuuhhhyyy... ahhhyy me acabaste adentro de la chocha pendejo.—Decía Florcha mientras se tocaba el clítoris y tenía un orgasmo, sintiendo el semen de su hermano en lo profundo de su ser, inundando su húmeda conchita adolescente y apretada... Se detuvieron, Martín sintió mientras acababa, como su pija era apretada y succionada por la concha de su hermanita, que tenía su orgasmo mientras se le llenaba la chocha de leche. El chico se la sacó, estaban los dos transpirados, a Florcha se le pegaban los pelos en la cara colorada, mientras Agus los miraba con ternura... Permanecieron ambos acostados como estaban... Florcha tenía la conchita peluda rebalsada de leche calentita, se quedó sintiéndola así, sin hacer nada. —¿Te gustó Flor?... Sé que lo que hice estuvo mal... no te avisé, ni te dije nada... pero.. —Si me encantó tontito...de todas maneras... Quería que fueras el primero, hermanito... hoy, o mañana, o en unos días, seguro que te iba a pedir de nuevo que me cojas por la concha...—Le dijo Florencia. Los tres sonrieron.
—¿Mañana vamos a repetirlo?—Preguntó Martín. —Obvio hermanito... lo vamos a repetir cada vez que podamos.—Respondió Agustina. —Siii.—Añadio Florencia. —Este será nuestro secreto.—Dijo Agustina sonriendo.
Historia 006 Un amor entre locas hermanas Empezaré diciendo que tengo una hermana sola, se llama Florencia. No me corresponde hablar de su vida actual. En aquel tiempo, cuando ambas éramos adolescentes, recuerdo que Florencia tenía 21 años, y yo 18. Vivíamos en la casa de nuestros padres, Pedro y Marta. Era una casa normal, de una familia de clase media. Lo primero que recuerdo son mis primeros días en la universidad, apenas ingresaba. Yo era la típica ‘nerd’ que sólo le interesaba estudiar. No era fea, pero ya con ser ‘nerd’, ningún chico se me acercaba, mientras las demás ya todas tenían novio. Tengo el cabello un poco rizado y morocho, bastante largo, mis ojos son color café, y no me quejo de mi cuerpo, pero podría ser mucho mejor, para qué engañarse. Yo me pasaba mi tiempo libre estudiando, de la facultad a casa y de casa a la facultad, el resto de la tarde estudiaba. Tampoco me gustaba salir por la noche. Y mi hermana era la contra—cara. Bonita, blanco de mira de todos los chicos, con su cabellera larga, rubia y su cara angelical, con sus ojitos verdosos. Su cuerpo perfecto con sus medidas justas. También es muy extrovertida, tiene voz de mando, con lo cual jamás pasa desapercibida. Tiene una figura que muchas chicas envidian. Yo me llevaba bien con ella, teníamos una buena relación, y nos contábamos todo. Papá por aquellos tiempos estaba un poco irascible con mi hermana. Estudiar no era lo suyo. Apenas con mi gran ayuda pudo terminar la secundaria. Trabajaba de lo que encontraba, se aburría al mes y renunciaba, así era ella. También tuve que acostumbrarme a verla con novios distintos a cada año. Nuestra familia era de creencias antiguas y cerradas. Nuestros padres se casaron apenas cumplieron la mayoría de edad. Era la típica familia que no permitía a sus hijas salir a ningún lado hasta tener 18 años, los temas como el sexo eran tabú, nuestros padres nunca nos enseñaron sobre sexo y esas cuestiones. Lo único que recuerdo es cuando nuestros padres, juntos nos llamaron al salón para decirnos algo, y era que nosotras debíamos llegar vírgenes al matrimonio. Para ponerles en contexto la historia que voy a contar. Papá quería que Florencia se casase pronto, claro que ella nunca se dejaba ver con sus novios, pues que nuestro padre se enterara que ya había tenido 3 novios, hasta la podía echar de la casa. Yo sabía de sus aventuras, pero era un secreto que yo nunca diría a nuestros padres. Le advertí varias veces de las cosas que hacía, que si papá se enterara podía acabar mal, me preocupaba por ella, pero Florencia sabía cuidarse. No me quiero imaginar si papá se hubiera enterado de que su angelito, o sea yo, tuve sexo a los 17 años, un día que con la excusa de ir a dormir de una amiga, salimos, con un par de tragos ya estaba ebria como nunca lo había estado, y encima termine en un parque con un chico que ni sabía quien era!! Sí, tuvimos sexo. Estaba tan alcoholizada que ni me acuerdo como fue, lo único que
recuerdo es que me dolió tanto que juré nunca más hacerlo!!! Estaba enojada conmigo misma por tamaña estupidez de pendeja… a los pocos días se lo comenté a mi hermana y ella supo entender… estaba claro que decírselo a mis padres era una locura. En fin, estábamos una noche acostadas mi hermana y yo hablando como siempre antes de dormir, puesto que compartíamos habitación, cuando me confesó que ese día había estado con el novio. Los diálogos trataré de contarlos más o menos como me los acuerdo, una virtud es mi buena memoria: — Que hicieron?—Pregunté yo. — No sé si contarte. — Por? — Bueno, ya tenés 18 pendeja, podría contarte. — Dale contame. — Fuimos a su casa, y no estaban los padres, y... — Y qué? — Y lo hicimos. — En serio? — Sí. — Cómo estuvo? — Uff re bueno. — Wow. Si papá se entera.. — No se va a enterar. Vos no le vas a decir nada, no? — No, tranquila. ... — Cuando vas a tener novio, vos? — No sé, soy fea. — No boluda, seguro algún chico te mira. — No creo. — Pero te gusta alguien? — No. Mi respuesta fue en un tono que mi hermana se dió cuenta que me molestaba hablar de esos temas, y nos dormimos. En este punto es en donde comienza la historia con mi hermana. Al final del año, termine bien el primer año de la Facu, y con la familia nos fuimos de vacaciones a Mar del Plata como generalmente hacemos. Estábamos acostadas boca abajo en la playa, ambas en bikini, tomando el radiante sol bajo una toalla, la playa estaba a medio llenar, aún era algo temprano en la mañana. Nuestros padres habían ido a caminar a lo largo de la orilla, es algo que cada año hacen y les gusta mucho hacer. Le pedí a mi hermana que me pasase protector solar por la espalda, ella aceptó y mientras se arrodillaba al lado de mi cuerpo, me pasaba la crema. Entonces, empezó a fastidiarme:
—Y cuando vas a estrenar novio? –Preguntó mi hermana. —Que se yo Flor, no me jodas con eso. —Acá hay muchos chicos lindos, podemos probar. —Florencia.—Dije en tono de voz negativo, parándole el carro. —Bueno, tranquila. No quería molestar, pero es raro. —Raro qué? —Que con 18 no hayas tenido novio. —Florencia, no todas las chicas son como vos. —Bueno… pero… no te dan ganas? —Ganas de qué? —De hacerlo. —Hacer qué? —Tener sexo, boba. —No sé. —Cómo no sabes? No sentís la necesidad de estar con un hombre? —A veces, pero se me pasa. —Tocándote? —Eh? No. —No te tocas? —No. No hago esas cochinadas. —No mientas, soy tu hermana boluda. —Es la verdad, no hago eso. —No te creo… pero porqué? —No sé, intenté una vez pero no siento nada. —Qué? Cómo que no sentís nada? —Basta. —No no no, Romina, estas diciendo que no te masturbas porque no sentís nada? —Shhhhhhhhh, te van a escuchar boluda. —Buenoo, pero es verdad que no sentís nada cuando te tocás? —Sí, eso dije! Burlate. —Jajaja nooo, pero te estas perdiendo de mucho. —Da igual, no me interesa. —Tengo una idea. —Qué? —Te tengo que enseñar a masturbarte. —Quéeeee???????????? Estas loca???? —No, por? —Me da vergüenza! Encima si papá o mamá se enteran de algo así nos echan de casa! —Jajaja tranquila, no puedo permitir que mi hermanita no sepa darse placer. —Pero ya te dije que no siento nada, no hagas nada. Me dan asco esas cosas! —Shh, tranquila Ro, yo te voy a enseñar. Yo no es que necesitara de un manual de instrucciones para mi cuerpo, pero había intentado masturbarme una vez, y no sé si era demasiado chica o qué, pero no sentí nada, me toqué un poco porque se corría el rumor en la secundaria entre las chicas que se masturbaban, y bueno. Pero por alguna razón sea la que fuere no sentí nada, además de que para mí, con la familia que me crió, hacer eso era muy malo, yo pensaba así, por eso no lo hice nunca más. Mis experiencias sexuales, aparte de perder mi virginidad a los 17, empezó bastante
más tarde de lo normal. Recién a los 18 tuve mi primer orgasmo, seguramente por la educación que recibí de mis padres, no concurría en esos temas. Algo que mi hermana había concurrido hace largo rato. De hecho mi primer orgasmo fue gracias a mi hermana. Volviendo a la playa. Así es ella, todo rápido y sin pensar. Yo permanecía acostada boca abajo, mientras ella agarró el pote de crema y se puso mucha cantidad en las manos, y empezó a pasármela por las piernas. Me fue pasando la crema por mis pies, fue subiendo por mis piernas, y luego masajeaba mis muslos, con delicadeza y lentitud, pasándome el protector solar. Después me la pasó por la cola, y luego bajo de nuevo a mis muslos. Tenía la sensación de que me iba pasando la crema con las manos cada vez más cerca del comienzo de mi cola, con las palmas abiertas de sus manos subía por mis muslos, y los dedos grandes me los metía ligeramente abajo del bikini, sentía que con esos dedos me rozaba un poquito los labios de mi vagina, y con esos movimientos repetitivos yo me empecé a sentir muy relajada, pero me vi obligada a hablarle: —Qué haces? —Te estoy pasando la crema, porqué? —Ya me la pasaste muchas veces. Ella no respondió, seguía con esos movimientos, me dí cuenta de lo que estaba haciendo, y traté de no ser exaltada, había bastante gente alrededor, aunque no muy muy cerca como para ver lo que estábamos haciendo. —Flor, nos van a ver. —Vos tranquila, relajate. —Ya van a venir papá y mamá Florencia, basta. Traté de sonar más agresiva, pero no había caso. Incluso hice el amago de levantarme, pero mi hermana me indicó que permanezca así. —Estoy vigilando Ro, no te asustes. Yo estaba aterrorizada ya, esa situación me incomodaba mucho porque cualquiera nos podía ver! Mientras seguía sintiendo sus dedos peligrosamente cerca de mi cosita, incluso los empezó a hundir más adentro. —Mmmm, deberías rasurarte hermanita. Claramente lo decía por mi entrepierna, nunca me la había rasurado, sabía de chicas que lo hacían pero yo nunca lo hice. Me estaba tocando los labios de la conchita metiendo los dedos abajo del bikini, y encima me empezó a gustar, que sucia me sentía!!! En un acto de cordura, le pregunté:
—Flor, nos ve alguien? Tengo miedo. —No, tranquila que estoy mirando. Yo empecé a sentir algo rico, y me empezaba a retorcer. Mi hermana se dio cuenta: —Te gusta Ro? No respondí. —Tenés muchos pelitos boluda, esta noche te depilo. La verdad es que nunca había sentido algo así, me sentía re extraña, por un lado me gustaba eso que me hacía pero yo pensaba que estaba mal, que era una guarrada, cochinada, y mis pensamientos éticos estaban muy presentes. Una parte de mí quería levantarse y terminar con esa locura, y otra quería quedarme acostada pensando que estábamos solas y que me siga tocando. En ese momento en que mi cabeza se debatía qué hacer, sentí cómo un dedo de mi hermana me tocaba más adentro aún, en mis labios menores, inmediatamente sentí como electricidad por todo mi cuerpo, fue raro en ese momento para mí, me estaba excitando a full y nunca lo había sentido. Incluso largué un gemido leve, yo permanecía con los ojos cerrados tratando de pensar en que nadie nos estaba viendo, pero tuve que hablar por mi miedo: —Flor, no vienen papá y mamá? —No… estoy viendo y nadie nos mira, tranquila. —Dios, esto es muy raro. —Hacé silencio Ro, ya siento cómo te estás mojando toda. Sabía que se refería a la lubricación de la vagina, eso lo aprendí en la escuela con las clases básicas de sexualidad, pero nunca lo había sentido hasta ahora. No me gasté en seguir hablando, estaba disfrutando de los toqueteos que me brindaba mi hermana y sentía ahí abajo como me humedecía cada vez más. En fin, ahí estaba yo, la niña buena, correcta y estudiosa, siendo masturbada por mi propia hermana mayor en el medio de la playa y a la vista de todo el mundo. ¡Qué locura! Unos segundos después, Florencia se detuvo y quitó las manos de ahí: —Ahí vienen. Se refería a nuestros padres. Yo ya estaba en una especie de trance, excitada como una perrita en celo, abrí los ojos y vi de nuevo la arena, traté de comportarme como si nada hubiera sucedido, pero tenía muchas preguntas para mi hermana!!! Tenía una sensación nueva en todo el cuerpo, estaba muy caliente, pero lo disimulé bien toda la mañana. Ya con nuestros padres al lado de nosotras, me giré para broncearme la parte delantera, nos miramos con mi hermana y nos reímos jaja. Yo por primera vez sentía la conchita
toda calentita e hinchada, y tenía ganas de tocármela, pero me contuve. Un rato después, con mi hermana nos fuimos a caminar la orilla. Mientras caminábamos, empecé a preguntarle: —Me siento rara Flor. —Jajaja porqué? —No sé. —Te gustó? —Sí, mucho. —Y bueno, entonces? —Así entonces se siente masturbarse? Es mejor de lo que pensaba jaja. —Jajajajaja. —Me siento húmeda. —Es normal hermanita, no sé como no te lo enseñé antes, creí que lo aprenderías solita como yo jajaja. —Jajaja. —Te sentís rara porque todavía estás excitada, en un rato se te pasa. —Entiendo. —Ah, y te tengo que depilar toda ahí. —Cómo? —No sé…. Nos vamos a la casa un rato antes, y ahí lo hacemos. Durante el resto del día todo transcurrió normalmente. Luego antes del atardecer, con mi hermana dijimos a nuestros padres que íbamos a la casa que alquilamos a bañarnos, que por hoy habíamos tenido suficiente (una tonta mentira para meternos juntas al baño y hacer otro tipo de cuestiones jeje.) Nuestros padres se quedaban un rato más en la playa, así que caminamos hasta la casa (estaba a 2 cuadras) y nos metimos directas al baño. Cabe destacar que muy pocas veces nos bañamos juntas, sólo recuerdo algunas imágenes cuando éramos pequeñitas, porque nuestros padres no nos dejaban hacerlo. Yo sabía de mis amigas y las que tenían hermana, a veces se bañaban juntas. Con lo cual la idea de meterme con mi hermana a la bañera me daba miedo, quien sabe que dirían nuestros padres si se enteran. Le dije que había que hacerlo rápido porque podían venir. Bueno, ya las dos ahí, nos sacamos la bikini y ella abrió la ducha, como decía, había una bañera, así que nos sentamos una de cada lado mirándonos de frente. Mi hermana abrió la boca: —Te crecieron bastante las tetas, eh pendeja jaja. —Sí, supongo, aunque no como las tuyas. Era raro ver a mi hermana desnuda, es decir, hacía mucho que no la veía así. Nos miramos las tetas mutuamente jaja, era claro que las suyas eran un poco más grandes.
Incluso pude apreciar que sus pezones eran más rosaditos que los míos, los suyos eran de un rosa fuerte, y los míos un rosa más clarito. Sí, siempre fui muy detallista, es algo que llevo en mi personalidad. Ella abrió sus piernas delante de mí, yo miré y vi como estaba toda depiladita, sin un solo pelito. Me agradaba como se veía. Le podía ver toda la conchita al descubierto, era extraño para mí porque yo tenía mucho vello y no me la podía ver bien cuando me bañaba. Mi hermana se miró su pubis y se pasó la mano por allí, y por la conchita, me dijo: —Está suavecita. —Te gusta así? –Preguntó ella. —Sí, se ve bien. —Bueno, a ver empecemos antes de que lleguen los papás. Vi que en la mano tenía el pote de crema que usa papá para afeitarse… lo abrió y se puso mucha cantidad en una mano. —Papá no se va a dar cuenta? —No creo. Yo abrí mis piernas con algo de vergüenza, y mi hermana con toda la naturalidad del mundo, me echó toda la crema en el pubis. Con sus dedos hacía círculos sobre mi piel para llenar todo el lugar de crema. Enseguida tomó la afeitadora manual que usábamos para las vellos de las piernas (en esa época era lo que usábamos) y poco a poco me fue rasurando el pubis. Esa situación me había empezado a excitar por alguna razón, sentía como volvía ese calorcito a mi cuerpo, pero traté de disimularlo. Mi hermana puso mas crema, ahora alrededor de mi conchita, y con cuidado me rasuraba todo, yo sólo observaba cómo lo hacia. Con todos esos roces me seguía calentando. Finalmente terminó el trabajito, y quedé toda depilada. —Te gusta? Yo me miré por encima y me agradó. —Sí. Enseguida salimos rápido de la bañera por temor a que lleguen los papás. Nos pusimos una bombachita y el corpiño, antes de salir del baño mi hermana que estaba atrás mio me dio una palmada en la cola! Después en la noche cenamos, y nos fuimos a dormir temprano. Nuestros padres tenían
su habitación, y nosotras otra, sólo que había una sola cama grande donde dormiríamos las dos juntas. Había sido un día bastante inusual, mi hermana me había masturbado en la playa, luego nos metimos juntas a la bañera y me depiló el pubis, yo me excité por primera vez y me había encantado, todo esto a espaldas de nuestros severos y conservadores padres. Bueno, ya con mi hermana nos acostamos juntas y no hablamos nada, estábamos muertas después del viaje y el intenso primer día. Nosotras siempre dormimos en ropa interior, nada más corpiño y bombacha. El sol entrando por la ventana, abro los ojos aún dormida, y mi hermana llamándome. —Qué? Qué pasa?—Pregunté yo. —Dale que se hace tarde. —Para? —Para ir a la playa boluda. —Ya? —Son las 10, dormilona. —Uhm. La miré y la vi frente a mí bajándose la bombacha para ponerse el bikini. Tenía una cola envidiable. Estaba desnuda, agarró su bikini y me tiró el mío a la cama. Yo quería dormir un rato más, cerré los ojos y enseguida los abrí porque mi hermana ya con el bikini puesto, saltó a la cama encima mío. —Dale hermanita que nos vamos. —Quiero dormir un rato más, dale… Ante mi negativa, me sacó la sábana con la cual me tapaba, y me dijo: —Dale, o querés que te cambie como a los bebés? —Mmmhh… (yo aún estaba media dormida) Evidentemente mi gesto de sueño no le gustó, y sentí sus dedos a ambos lados de mis caderas, sujetando la bombacha. —Ja ja ja, parece que la nenita se despertó toda mojada. La escuché, pero ni le contesté. En ese momento me acordé de una especie de sueño erótico que había tenido a la noche y sí, sentía toda la bombacha húmeda. Me moría de vergüenza. —Querés que te saque la bombacha? —Mmmhh… papá y mamá donde están? —En la cocina. —Bueno, dale, pero rápido… Agarró el elástico de la bombacha y me la fue bajando, hasta sacármela por completo.
Nos miramos a los ojos mientras me la sacaba, había una tensión sexual palpable entre ambas. Luego de sacármela, manejó mis piernas a su antojo, y agarrándome de los tobillos me las abrió por completo. Yo sólo me dejaba hacer, ella se acercó más y me acarició los alrededores de mi conchita. —Uhmmm –Gemí ante la caricia. Florencia además me abrió los labios de mi rajita con sus dedos, mientras yo estaba despatarrada en la cama ante ella, mostrándole mi conchita. —Estás toda mojada Ro… —Flor, después quiero me muestres tu conchita así. —Bueno, en la playa. Ahora ponete esto que nos vamos. Le había visto la concha ya a mi hermana ayer en la bañera, pero consideraba justo que me la mostrara toda abierta como me la estaba viendo a mí. Sí, poco a poco me estaba transformando en una perra ante mi propia sorpresa e incredulidad. Bueno, me puse el bikini y ya salimos, a la playa a pasar el día. Apenas llegamos nos acostamos a tomar el sol, esa era siempre nuestra rutina. Nos acostamos juntas boca abajo, nuestros padres estaban al lado sentados en las reposeras. Sin dudas yo seguía caliente, después de la escena en la cama estaba muy cachonda. Un rato después, con mi hermana fuimos al agua un ratito para refrescarnos un poco. Sin dudas ese día la playa estaba con más gente que el día anterior, incluso podía notar la mirada de algunos chicos sobre nuestros cuerpos. Nos metimos al agua, fría, luego de unos minutos nos fuimos acostumbrando a la temperatura. El agua ya nos llegaba a la altura de las tetas, cuando Florencia me abrazó desde atrás, pegándose a mi cuerpo, mientras con una mano me acariciaba la pancita abajo del agua. Luego la pasó hacia atrás y me acariciaba la parte de atrás del muslo. Me susurraba al oído: —Mmm querés una caricia? Yo, que seguía caliente por lo de la mañana, no me podía resistir. —Sí, pero nos van a ver. —Si? —Sí, allá en frente nuestro están papá y mamá, y hay mucha gente en el agua. —Tranquila, abajo del agua no nos pueden ver. —Bueno pero es raro que estés con las tetas aplastadas a mi espalda. —Jaja porqué? No somos hermanas? Yo quiero mucho a mi hermanita y quiero abrazarla.
Superada por la excitación, me convenció. Comenzó subiendo despacito por mis muslos, hasta manosearme la cola con devoción abajo del agua, todo disimulado mientras me abrazaba. Yo miraba por todos lados a la gente alrededor en el agua, y cada uno parecía enfrascado en lo suyo. Enseguida me percaté de que Florencia aparte de tocarme la cola, me corrió la parte de abajo del bikini a un costado, dejando libre mis partes íntimas en el agua. Me pasó dos o tres dedos por la raya de la cola, hasta llegar a mi agujerito. Me lo acarició unos segundos mientras al oído me susurraba: —Mmm por la colita? Jaja —Ahh… Aquello me mataba, sus caricias eran tan efectivas. Luego siguió bajando con sus dedos hasta toparse con mi conchita, acariciándome por encima de la rajita. Solté un suspiro grande de placer. —Qué hinchadita estás, Ro… —Uhmmm estoy muy excitada Flor, deberíamos parar. —Yo también estoy caliente, pero déjame terminar esto… Subió sus dedos hasta la zona de mi clítoris, me abrió los labios y me lo empezó a frotar. —Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh —Shhhhhhhhhhhh Solté un terrible gemido!!!! Seguro alguien me tuvo que escuchar! Miré desesperada a ambos lados pero la gente seguía en lo suyo… —Tranquilita hermanita, ahora vas a tener un orgasmo pero no hagas ruido… —Mmmmm Mi hermana nuevamente apoyo sus dedos sobe mi clítoris y lo frotó de nuevo, yo me moví toda del gusto y ella me sujetaba bien abrazada desde atrás. —Ves? Así, así, sin chillar… —Uhmm Flor, mmmmmmm los papás nos van a ver! —Shhh… crees que piensan que te estoy tocando toda abajo del agua? —Ufffff —Mmm seguro piensan que somos unas hermanas santitas. —Ahhhhhhhhhhhhh uhhhhhhhhhhhhhhmmmmmmmm Ese fue el final para mí. Sus palabras me calentaron tanto que mientras me rozaba el clítoris estallé en mi primer super—orgasmo! Fue brutal. Temblé toda y mi hermana con la mano que tenía en mi clítoris, ahora me sujetaba la pierna para que no me mueva… fue delicioso. Me toqué la conchita por encima y estaba toda hinchada… que placer!
Ella se separó de mí mientras yo consumía el máximo de oxígeno posible y me acomodaba el bikini en su lugar… No hablamos de eso, simplemente nos miramos y nos reímos a la vez. Enseguida salimos del agua. Yo había experimentado mi primer orgasmo, que locura, mi hermana me lo había dado! Nos acostamos de nuevo en la playa, esta vez boca arriba.. yo notaba que a Florencia se le notaban tremendamente los pezones duros sobre el bikini. Un rato después: —Me pasás el bronceador? –Preguntó ella. Mi padre me lo alcanzó y yo se lo dí. Ella aún acostada se lo pasó por la cara, el cuello, los hombros, brazos y el abdomen. Como no se quería levantar, me dijo que se lo pasase yo por sus piernas. Acepté. Sería, por lo menos, raro para nuestros padres ver que yo le pase protector solar a mi hermana. Sí, hasta una cosa así era mal visto por nuestros padres. Pero creí que esta vez no habría problema. Puse un poco en mis manos, y lo fui pasando por sus perfectas piernas… por los pies, las rodillas, los muslos. En ese momento yo pensaba en la ocasión del día anterior cuando mi hermana haciendo esto me había tocado la conchita. Tenía a mis padres atrás, con lo cual, no podían ver si yo delicadamente le tocaba un poco la concha a mi hermana. Sí me podían ver otra gente de la playa. No sé que se me pasó por la cabeza, pero quería devolverle la jugada a mi hermana jeje. Hice hincapié en sus muslos, pasando mis manos con la crema por allí, cuando con disimulo le acaricié con dos dedos la conchita por encima del bikini. Ella abrió los ojos y me miró con sorpresa, yo la miré y me reí. Un par de veces más hice lo mismo ante su atenta mirada. Me hubiera gustado más pero dadas las circunstancias con tanta gente y mis padres era imposible. Durante el resto de la tarde no pasó nada más, nuestros padres estaban cerca, y había mucha gente, así que fue todo tranquilo, a la tardecita nos fuimos a casa. Luego de bañarnos y de cenar, cuando nos fuimos a dormir, se dio la siguiente situación. Yo ya estaba acostada, y luego de un rato mi hermana terminó de bañarse, y entró en ropa interior a la habitación, a acostarse. Era la primera vez solas después de lo de la tarde para poder hablarnos. Nos miramos y ella habló: —Te animaste a tocarme, y con toda la gente… —Sí, quería vengarme por lo de ayer jaja. —Ah, mirá que bien la pendeja jajaja. —Jajaja. —No nos quedó algo pendiente?
—Sí… Rápidamente mi hermana tomó mi mano, y me la llevó hasta su conchita. —Dale, bajame la bombacha —Ahora? —Sí, dale que ya estoy mojada. —Creí que podemos esperar a que se vayan a dormir (nuestros padres) —Da igual… hace de hoy que estoy excitada, y que estén despiertos me da morbo! —Morbo? —Quiero decir que me pone más caliente. Yo entendí y me puse de rodillas en frente de ella, y agarré con ambas manos a los lados la bombacha y se la empecé a bajar, se la saqué y mi hermana abrió las piernas. Ante mí quedó expuesta la conchita de Florencia, ahora que la veía mejor, me encantaba como se veía. Sus labios eran más gruesos que los míos, de un color rosado fuerte. Podía notar que la tenía un poco brillante porque como me había dicho estaba húmeda. Estaba embobada explorándola con los ojos, cuando me habló de nuevo: —Qué esperas? Pásame la lengua. Yo no entendí. —Qué? —Que me pases la lengua por la conchita Yo me quedé mirándola como boba. —Qué? No me digas que tampoco sabés lo rico que es que nos hagan eso! —En serio? —Sí, después yo te lo hago. Yo estaba sorprendida, pero… bajé mi cabeza hasta su entrepierna, y la miré antes de empezar. —No seas tímida… tenés que pasarme la lengua como si mi conchita fuese una paleta, es fácil, dale. Hice caso, y saqué mi lengua, me aproximé más e intenté hacer lo que me pedía. Mi primer lengüetazo fue de abajo hacia arriba, empezando en el final de su rajita hasta su clítoris. —Uhm, que bueno. Repetí el movimiento varias veces sobre su vagina, mientras mi hermana suspiraba con los ojos cerrados. Al ver cómo le gustaba, me animé más y lamí más rápido. Mi hermana entre suspiros me dijo que le lamiera el clítoris. Subí un poco mi cara y ahora lamí su clítoris, estaba muy hinchado, y me estaba empezando a gustar.
—Uhhhhhhhhhhhh ahí, ahí….. ahhhhhhhhhhhhhhh Florencia jadeaba y se movía mucho, estaba inminente su orgasmo, y minutos después de lamerle el clítoris pudo ‘explotar’. Se tapó la boca con la almohada para que no se escuchen sus gemidos! A todo esto, yo sentía la bombacha húmeda otra vez. Mi hermana se repuso, y nos miramos. —Uff que bueno Ro… que bueno.. lo hiciste re bien! —En serio? —Sí… vení acá. Me acerqué, y ella me dio un beso en la boca. Nunca lo habíamos hecho. Me acosté a su lado, mientras ella se recomponía. —Flor, si estás cansada podemos dormir. —No seas tonta, esperame un minuto más y te la devuelvo… Unos minutos luego, ella se arrodilló ahora frente a mí y me acercó su cara, nos volvimos a besar. Esta vez fue un beso más largo, y lento… acto seguido, se sacó el corpiño, y me bajó la bombacha. Me acarició la conchita. —Uff ya estás toda mojadita Ro. —Me puse así mientras te lo hacía. —Umm, que pendeja chanchita, seguro te calentó mucho. Puso su cara entre mis piernas y ahora era ella quien me lamía mi conchita, me lo hacía más pausado y lento, me gustaba mucho. Me pasaba la lengua por el clítoris, y con sus dedos me acariciaba toda la rajita. —Te voy a meter un dedo. Yo la escuché pero suspiraba ante el placer, sentí que un dedo de mi hermana me estaba penetrando, estaba muy caliente, su dedo entraba y salía con facilidad gracias a mi humedad. —Mmmm te gusta Ro? —Sí… sí Flor… mmmm chupame la concha… ahhhhh —Imaginarán papá y mamá que al lado de su cuarto te estoy lamiendo la concha? —Nos echan… nos echan a la calle… ahhhhhhhhhhhhhhh —Que rica está tu conchita, Ro… me encanta comértela —Uhmm me vas a matar Flor…. —Te meto otro dedito? —Dos? —Sí, más o menos así es el tamaño cuando te coja una pija
Luego metió otro dedo, ahí yo me puse una almohada en la cara mientras gemía como loca. Mi hermana me succionaba el clítoris, y me cogía con los dedos muy rápido, hasta que llegué al orgasmo, tuve un temblor en todo el cuerpo otra vez. Mi hermana se chupaba los dedos mientras terminábamos… —Está rico el jugo de mi conchita? —Jajaja riquísimo. Nos acostamos desnudas y todas despatarradas… Yo estaba viviendo en el paraíso con estos nuevos placeres! Después de aquella noche, pasaron un par de días, estaba malo el tiempo, lluvia y algunas circunstancias que no nos dejaron tocarnos como hubiéramos deseado, más que algun toqueteo leve. Por las noches seguíamos haciendo este tipo de encuentros sexuales con mi hermana. Uno de esos días, habíamos llegado a casa luego de pasear un poco por la ciudad con nuestros padres, y mi hermana se metió a bañarse. Ese día tampoco habíamos podido hacer nada, bajo la excusa de que no aguantaba y tenía que ir al baño, para que mis padres no sospecharan, entré al baño. Mi hermana obviamente había escuchado, me miró como diciendo ‘qué atrevida’. Abrió la ducha para hacer creer que ella se estaba bañando… Florencia estaba en ropa interior, me acerqué y nos empezamos a acariciar, por la pancita, los muslos, los hombros… Me saqué el jean que tenía y nos tocábamos por encima de la bombacha. Nos tocábamos la cola, las tetas… Yo le tocaba la conchita a ella y ella a mí por encima de la tela, nos estábamos mojando ambas. Lo hicimos unos minutos hasta que paramos, para que nadie sospeche nada. Me puse el jean, y salí hacia mi habitación con toda la bombachita húmeda. Pero si hasta acá están sorprendidos (como yo, no puedo creer todo lo que hice) sin dudas la situación más loca, caliente, y excitante es la que quiero contar ahora. El último día, por la mañana empacamos todo, era cerca del mediodía cuando estábamos un tiempito solas en la casa, ya que nuestros padres habían ido a comprar la comida a la rotisería por lo que habían salido y tardarían un rato. Apenas cerraron la puerta, nos juntamos y nos besamos. Ella me sentó en una silla y me abrió las piernas. Yo traía una falda corta, esas de jean, que me llegaban a tapar la cola, no mucho más. Florencia se arrodilló y me corrió la bombachita a un costado, para empezar a lamerme la concha.
Me dio unas lamidas, cuando se le ocurrió algo, y se detuvo. —Tengo una idea, ya vengo. Fue corriendo a la cocina… vaya a saber que tenía en mente en un momento así, pensé… mientras la esperaba me escupí la mano y me la pase por toda la conchita… sentirme tan sucia me hacía sentir tan excitada…. Apareció mi hermana con una banana en la mano, bien… —Qué vas a hacer con eso? —Te la voy a meter. —Jajaja estás loca, eso no me entra. —Vas a ver que sí. —Pero… una banana? —Sí, porqué? Tiene forma de pija. —Sí, eso seguro… pero… Bueno, Florencia actuó nomás, primero se metió la banana en la boca, con la cáscara, y la fue lamiendo, y llenando de saliva. Yo preparaba mi conchita también llenándola de baba. Una vez lista, me acercó la banana e hizo contacto con mi vagina, poco a poco la fue metiendo, lo que más me sorprendió es que me entraba sin problemas, se deslizaba dentro de mi conchita de una manera tan excitante que me encantó. Llegó a meterme media banana y ya no me cabía más, en ese momento hizo movimientos metiéndola y sacándola de mi cuevita mojada. Yo estaba a punto de llegar al orgasmo, pero justo en ese instante, escuchamos el ruido de la puerta, nuestros padres habían llegado!!!! En un par de milésimas mi hermana se paró, la muy forra me dejó la banana enterrada en la concha, y yo con las piernas abiertas! Las cerré, y no me dio tiempo para más, porque la puerta estaba ahí nomás de donde estábamos ‘jugando’. Me tapé como pude, con las manos arriba de las piernas, hasta que nuestros padres estaban preparando todo para servir el almuerzo… Nos miramos con mi hermana mientras papá ponía los platos, yo estaba dura como una piedra! Que poco había faltado para que nos descubrieran! — Vamos chicas hagan algo. (dijo mi madre para que pongamos los cubiertos a la mesa) Por suerte mi hermana dijo que ella lo hacía… así que buscó los cubiertos ella misma, mientras yo permanecía ahí… en un momento en que nadie me veía, metí mi mano abajo y me acomodé la bombacha, la puse en su lugar, la media banana que tenía afuera hacía presión en la tela y marcaba bulto, pero al menos nadie me iba a ver la banana en esa comprometida posición… Todos almorzando a escasos metros y yo con la concha llena de banana.
Con la situación más o menos controlada, todos se sentaron a comer, yo ni me paré, arrimé la silla en la que estaba sentada hasta la mesa… Lo peor (o mejor) es que la presión que hacía la bombacha sobre la banana, me la metía más adentro todavía… bueno, al menos de esa forma no se me iba a escapar, que quien sabe que pasaba si se caía al piso y mi mami me preguntaba porque la banana tenía olor a concha… Con mi hermana cruzábamos miradas y la muy tonta se reía… Yo sentía la banana adentro y la concha toda hinchada de la excitación, encima estaba tan mojada, seguía desprendiendo jugos, la bombacha se me pegaba a la piel de lo mojada que estaba, casi parecía como si me hubiera meado encima, que locura… no me quería imaginar como debiera estar la silla. Luego cuando terminamos de comer, por suerte el calvario acabó… disimuladamente fui al baño, caminar con esa cosa metida entre las piernas era difícil pero pude hacerlo sin levantar sospechas… En el baño me senté en el inodoro y me bajé la bombacha, estaba empapada, agarré la banana, me la saqué y me la volví a meter, así, cada vez más rápido hasta llegar al orgasmo. Estaba tan mojada que hacía ruido cuando me la metía, y entraba derechita, sin problemas. Me imaginaba que era una pija dura, y me excitaba tanto… En fin, después de terminar aquello, lamí la banana del placer jaja, para probar el gustito de mi conchita. Me limpié la concha y los muslos con la única parte seca de tela que quedaba de la bombacha, y la guardé, salí sin nada debajo de la falda, para ponerme otra, porque esas estaban inutilizables… la banana también la saqué a escondidas y después se la terminó comienzo mi hermana en el viaje. De ser una niña buena, ‘nerd’, correcta, sin pensamientos sobre sexo, a mis 18 años mi propia hermana mayor me había trasformado en una perra caliente… húmeda a cualquier hora, me despertaba húmeda, pensaba en mi hermana y mojaba las bombachas, lista para el sexo todo el tiempo, sólo en una semana. Estaba claro que todo se había salido de control en esas vacaciones… Los años siguientes seguimos teniendo encuentros sexuales a escondidas, yo disfrutaba muchísimo con ella, además de que aún le tenía cierta fobia a los hombres por mi experiencia a los 17, llegó un momento en que por distintas obligaciones lo hacíamos cada vez menos, y la rutina se apoderó de nosotras como en toda relación, además luego mi hermana se casó, y yo también conocí a alguien especial y nos casamos, pero hace poco llegó el divorcio, y esa es una historia que no voy a contar.
Historia 007 Dos perros y una chica Sucedió cuando tenía 17 años, siempre he sido una chica, que aunque no fuera una miss universo, a donde quiera que voy llamo la atención, metro sesenta y cínco de estatura, ojos color miel, tez blanca y cabello liso; Llevo la conchita completamente depilada porque es más higienico y me gusta más, recientemente había dejado de ser virgen. Me encontraba sola con mi hermano, dos años menor que yo, quien se encontraba en su cuarto preparando unas cosas para irse de camping con sus amigos, mientras yo por mi parte, recordaba lo excitante que había sido tener relaciones por primera vez. Todo esto, mientras me vestía con un pequeño top y una minifalda, aun no me ponía mis bragas porque estaba buscando mis favoritas. De repente entró el desgraciado de mi hermano y, jugando pesado (como siempre lo hacíamos), me ató las manos a la espalda y me tumbó sobre la cama, cayendo boca abajo sobre unos almohadones. Justo en aquel instante sonó un claxon de carro, sus amigos llegaron a recogerlo, y el muy sinvergüenza me dijo riendo: Mi hora hermanita, tendrás que desatarte tu sola. Después de eso salió corriendo. Mientras trataba de desatarme sonó el teléfono, intenté levantarme pero en aquella posición me era imposible, entonces, la grabadora se activó y solo escuché el siguiente mensaje: Sonia, Dani, nos encontramos al compadre Guillermo y vamos a pasar la noche en su rancho, regresamos mañana (típico de ellos). Entré en pánico, no habría nadie que me desatara y mi novio me recogería a las 8:00 pm, intentaba zafarme del hábil nudo de mi hermano mientras pensaba que esta vez se había propasado, después de un rato me fatigué y me quedé acostada, al poco tiempo me quedé dormida. Desperté sudando, mi cuerpo estaba bañado en sudor y el aire acondicionado estaba apagado, mi único consuelo era la puerta abierta, por donde de vez en cuando entraba una brisita. En ese momento, entraron a mi cuarto los dos perros de mi hermano, un rott—wailer llamado Titán y un pastor alemán de nombre Lobo, siempre odíe que se metieran en mi cuarto, pero esta vez sentí un alivio porque pensé que serían como esos listos perros que salen en la tele y ayudan a las personas... estaba equivocada, ambos se acercaron y empezaron a olerme, quizá el sudor de mi cuerpo les parecía raro. Titan estaba enfrente de mi con una pija descomunal, me sorprendí mientras observaba como le crecía mas y mas, en eso, sentí a Lobo detrás mio intentando subírseme: Que cosas, cree que soy una perra. Reí al principio, hasta ver sobre el tocador mis bragas, que me hicieron recordar rápidamente que no llevaba nada que me protegiera, empecé a gritarle al perro: LOBO NO!!, ATRÁS, FUERA!!! Le ordenaba que saliera de mi cuarto pero no me hacía caso, se subió sobre mi y al tiempo que lo hizo se me levantó la falda quedando totalmente desprotegida, no pasaron más que unos segundos antes de sentir que su cosa empezaba a tocar mi entrepierna muy cerca de mi entrada. Me movía rápidamente esperando que se bajara, pero ahora imagino que solo empeoré la situación, el desgraciado se excitaba más y más y empezaba a bombear en el aire sobre mis caderas, yo le gritaba y empezaba a llorar,
no podía ser follada por un animal, no era correcto. El desgraciado eyaculó en la entrada de mi vagina, empezé a sentirme tranquila porque el perro no había podido penetrarme: Un perro con eyaculación precoz, que suerte tengo, pensé. Lobo se bajo de mi espalda y se empezó a lamer su pija, mientras tanto, sentí como un bulto pesado se colocaba nuevamente en mi espalda, esta vez era Titán, que al igual que Lobo empezó a moverse sobre mi, al principio su pene golpeaba mis gluteos... poco después sucedió, la leche del pastor alemán le sirvió como lubricante y fue entonces cuando su gigantesco miembro entró en mi vagina, empezé a llorar y a gritarle que parara, a lo cual, obviamente no obedeció. Empezó a moverse rápidamente dentro de mi, realmente era grande, de lo único que podía estar agradecida era de haber perdido la virginidad semanas atrás, mientras Titan seguia empujando dentro de mi, sonó el teléfono, escuché el mensaje de mi novio avisándome que no podría pasar por mi esa noche. Empezé a sentir como el perro trataba de meterse más: Dios, ya la tengo hasta dentro, me toca el fondo y este desgraciado tiene más todavía. Era su bola lo que quería meterme, casi tan grande como una pelota de tenis... finalmente entró y acto seguido empezó a llenarme de cantidades inmensas de semen canino, sentía como si me hubieran abierto una manguera dentro de mi vagina, su bola hacía perfecto cierre con mis labios vaginales, me quedé tendida sin poder hacer nada y el gran perro, gustoso encima de mi. Pasó un rato antes de zafarse y llenar mis almohadas y el piso de cantidades enormes de semen. Depronto, la pesadilla volvía a comenzar, otra vez Lobo intentaba subirse, me ensartó con tanta agilidad que parecía imposible que fuera el mismo perro, yo solo podía gemir y esperar que terminase. De la misma forma que Titan, Lobo me abotonó a él llenándome de leche, quedé hecha un desastre, un total batidero de semen por toda mi área vaginal y mi cuarto. Cuando Lobo terminó, antes de dejar que Titan se volviera a subir, rodé sobre el piso y con gran esfuerzo logre llegar a las escaleras que subían a la sala—comedor, pensé que estando en una posición vertical lograría ponerme de pie y llegar a la cocina para tomar un cuchillo y por fin librarme. Al llegar a las escaleras e intentar subirlas de espalda, Lobo se colocó sobre mi y me penetró nuevamente, me follaba duro, como si yo no le importara, después de todo él era solo una animal. Me era imposible levantarme, así que me dejé llevar, pensaba que pronto terminaría pero en cuanto lo hizo, Titán saltó sobre mi, su gigantesca pija entraba tan profundo que perdí el conocimiento. Al despertar en la mañana, Lobo estaba abotonado a mi, al parecer, había terminado de violarme, finalmente pude levantarme, llegar a la cocina y liberarme, las muñecas me ardían, estaban casi moradas. Limpié mi cuarto y las escaleras, a juzgar por la cantidad de semen que ví, debieron haber estado fornicándome todo la noche. Tomé una ducha y mientras lo que a mi me parecían litros y litros de esperma salían de mi vagina llegaron mis padres. Jamás sabré si notaron que no me podía sentarme del todo bien, lo que si se, es que tanto Lobo como Titán desde ese día me obedecían más a mi, que a mi hermano.
Historia 008 Los chicos Crecen —¡Cómo crecieron los chicos! – decía Alcira, la madre de Darío, recostada en su reposera una tarde a fines de Febrero. — Imagínate, Germán ya se recibió de subteniente, parece mentira – Alejandra le respondió con algo de tristeza en la voz — ¿En serio? – dijo mi madre — ¿Y adonde lo destinan? — Tiene que presentarse en Curuzú—Cuatiá el lunes – la pena de Alejandra era razonable, su hijo se alejaba de su lado —¡Me voy a quedar tan sola! El verano iba llegando a su fin. Alejandra, la madre de Germán, solía invitarnos a pasar las tardes en la piscina de su lujoso pent—house. Allí íbamos Darío, Freddy y yo con nuestras respectivas madres, Alcira, Elena(la madre de Freddy) y Marcela (mi mamá). Yo escuchaba la conversación de las tres mujeres mientras mis amigos jugaban un partido de ping—pong. Teníamos los tres 16 años, y ese verano tanto Freddy como yo habíamos pegado el último estirón. Yo ya medía 1,80m y Freddy era algo más bajo, pero no mucho. Dary había salido a su madre, de menor estatura, pero su cuerpo era bastante más robusto que los nuestros. Germán, el hijo de Alejandra, era dos años mayor que nosotros y acababa de terminar el Colegio Militar, siguiendo los pasos de su padre, Francisco. Ese día había ido a retirar los papeles de su nombramiento. Ellos eran la familia de mejor posición económica en el edificio donde vivíamos. Francisco era Coronel retirado, y trabajaba para una empresa proveedora de insumos militares, por lo que sus contactos con los ejércitos de Latinoamérica le permitían realizar suculentos negocios. Vivían en el departamento más lujoso del edificio, con piscina propia, gimnasio y todos los detalles de confort que se puedan imaginar. Alejandra había entablado una entrañable amistad con nuestras madres, que eran de clase media y debían trabajar para ayudar a nuestros padres a mantener nuestro nivel de vida. Desde pequeños nos habíamos acostumbrado a ir a merendar y a jugar a su casa, con Germán. Ella nos atendía como a su hijo, nos ayudaba con nuestras tareas, en fin, era una mamá más para nosotros. —Charly (por mí) y Freddy estiraron de golpe – dijo Elena – Mirá lo desgarbados y flacos que son... — Si, van a tener que hacer gimnasia para armonizar los cuerpos...— dijo mi madre. — Cierto, con algo de pesas se van a poner a punto –Alejandra sabía bastante, se pasaba horas en su gimnasio particular. — ¡No sé de donde va a sacar tiempo mi hijo! – dijo Elena – Este año tiene Francés en el colegio y no sabe nada. Va a tener que estudiar como loco... — A Charly le pasa lo mismo – coincidió mamá – El con el inglés no tiene problemas, yo le enseñé de chiquito, pero de Francés ni jota.... — ¡Pero haberlo dicho antes! – terció Alejandra – Yo hablo Francés, les puedo enseñar...
Alejandra provenía de una tradicional familia salteña, gente muy adinerada que le había costeado una educación de lujo. Durante mucho tiempo mi madre se había preguntado cómo podía estar casada con un tipo como Francisco, bastante grosero y autoritario. La respuesta le llegó una tarde, no hacía mucho tiempo, en que Alejandra, deprimida tras una discusión conyugal, había venido a casa por la noche buscando consuelo. Mi madre escuchó con paciencia la historia del capitán destinado a la guarnición de Salta que había seducido a la hija de una familia patricia del lugar, de 16 años, dejándola embarazada. Para salvar el escándalo, los padres de la niña arreglaron con el jefe del destacamento la boda, a pesar de los 8 años de edad que los separaban. Francisco no tuvo otro remedio que acceder pues de lo contrario perdería su carrera. Así pues, se casaron y el traslado solicitado por el comandante los trajo a vivir a Buenos Aires. — Sería estupendo – dijo Elena, que no podía costear una profesora particular de Francés para Freddy — ¿No será demasiado trabajo? — ¡Por favor! – casi suplicó Alejandra – Para mí sería una ocupación...Vos sabés que no hago nada en todo el día.... me aburro...¡Me encantaría romper la monotonía! — Más ahora que Germancito se va...— intervino mamá — ¡Claro! – se entusiasmaba Alejandra — ¡Para mí serían una compañía los chicos! – continuó – Así no estaría tan sola... — Bueno, vamos a decírselo a ellos... – cortó Elena — ¡A ver, Freddy, Charly! Nos aproximamos. Darío no tenía mucho que ver en la cuestión, aparte últimamente sólo pensaba en Laurita, una chica con la que estaba saliendo hacía seis meses. — Ale les puede ayudar con Francés este año...— dijo Elena — Sería bárbaro – acepté rápidamente para volver a jugar al ping— pong. — ¿Vos estás de acuerdo? – Elena presionó a su hijo. — Si nos da café con torta...— dijo Freddy con cara de pillo. — ¡Pero mirá vos..! – se escandalizó su madre y todos reímos. En los días siguientes nuestras madres retomaron sus labores, Germán se fue a Curuzú y nosotros comenzamos el colegio. Pasó marzo, y en abril empezaron nuestras clases de Francés. Como nuestros padres y madres trabajaban, Freddy y yo almorzábamos algo al volver del colegio y luego de descansar un poco subíamos a la casa de Alejandra para que nos ayudara. Pensé que esta rutina iba a resultar pesada, aburrida, pero ella supo transformarla en algo agradable. A medida que pasaban los días fuimos aprendiendo a maravillarnos con la cultura de esta mujer; nos enseñó a leer los clásicos, alquilaba famosas películas francesas para que acostumbráramos el oído a la pronunciación, nos hacía escuchar a Edith Piaf, Ives Montand, en fin, nos tenía fascinados. Bebíamos sus palabras, su voz era cautivante, la veíamos ir y venir por la casa con su andar elegante, inquietante. Su cabello castaño estaba siempre recogido con un gracioso moño, su ropa era distinguida, sus ojos grises se destacaban en el rostro perfecto, que había ido perdiendo el bronceado del verano pero no por eso era menos bello. Y su perfume... En mayo cumplí los diecisiete y Freddy los cumplió en Junio. Para esta época, esperábamos
la hora de ir a la casa de Alejandra cada vez con más ansiedad. Ella parecía compartir el gusto que sentíamos por estar en su compañía, siempre nos esperaba con una sonrisa sus ojos nos acariciaban con ternura, nos recibía con un beso a cada uno, nos mimaba... — Párense derechos...— solía decirnos — ¡Qué altos están! – y parándose a nuestro lado comprobaba que habíamos superado su metro setenta y tantos de estatura – Ya son dos hombres... — Ya te pasamos...— bromeaba con ella — Bueno, con tacos estamos parejos..— y al decirlo se paraba en puntillas – Deberían hacer gimnasia para desarrollar el tórax... ¿Porqué no vienen todos los días un poco más temprano y vamos al gimnasio? — Sii..sería bárbaro – dijo Freddy. Cualquier excusa nos parecía buena con tal de estar más tiempo a su lado. — Bueno, vamos a hacer así – propuso Alejandra – A partir de mañana vienen directo de sus colegios, hacemos una hora de gimnasia, después nos duchamos, almorzamos y estudiamos Francés.¿Está bien? — Fenómeno – acepté. Cada vez nos unían más cosas. A pesar de todo, siempre notaba alguna melancolía en su mirada, como una tristeza interior que la acompañaba permanentemente. Esos maravillosos ojos grises no brillaban. ¿Por qué?... Al día siguiente, ni bien llegué del colegio me puse un conjunto de gimnasia, y subí a su casa. Me abrió la puerta enfundada en una malla de Lycra que se adhería a su cuerpo, que para mi sorpresa era espectacular. Aunque la había visto muchas veces en traje de baño en la piscina, no recordaba haber reparado en aquellas caderas rotundas, las piernas largas, los pechos voluptuosos. Debo haber puesto una cara de estúpido total, ya que ella soltó una carcajada. — ¡Charly! – reía — ¡Te quedaste embobado! — ¡Es que esa malla te queda espectacular! – la piropeaba — Daale....que puedo ser tu madre...— no se enojó, más bien parecía complacida. — Ya sé....pero igual sos un bombón – le dije, besándola en la mejilla. Alejandra bajó la vista y sus mejillas se tiñeron con un ligero rubor. — Gracias....— balbuceó Me iba a guiar hacia el gimnasio cuando tocaron a la puerta y apareció Freddy. La miró de arriba abajo con picardía: — Perdón...¿No está Alejandra? – soltó – Vos debés ser la hermana menor... — ¡Andá, pavo! – ella se reía, halagada. Por primera vez vi brillar aquellos hermosos ojos. — Ale, estás de película – seguía Freddy, que siempre había sido muy desenfadado – no me voy a poder concentrar en la gimnasia... — Bueno, si quieren me cambio y me pongo algo más holgado...— dijo Alejandra, siguiendo la broma — Nooo, está bien así – me apresuré, causando su hilaridad. — Si hubiera sabido que me iban a lisonjear de esta forma, me lo hubiera puesto mucho
antes...— comentó mientras nos acercábamos a las máquinas. — Nunca usás ropa ajustada – le dije. — A Francisco no le gusta...— su mirada perdió el brillo – Es más, si sabe que me puse esta malla delante de ustedes, creo que me mata... — ¡Si es por mí, no se va a enterar! – dijo Freddy, y ella volvió a reír. Nos explico la rutina que había elaborado para nosotros y nos abocamos a la gimnasia, sin dejar de admirar a nuestra profesora con el rabillo del ojo. Cuando terminamos los ejercicios estábamos los tres sudados, contentos ¿excitados?... La malla se había adherido totalmente al cuerpo de Alejandra. Podía adivinar los glúteos firmes, se marcaban ligeramente sus pezones, el cuello estaba tentador con aquellas gotitas resbalando hacia sus senos...Mientras sentía mi pene agitarse debajo de mi buzo de algodón, desvié la mirada para no delatarme. — Bueno, vamos a ducharnos y luego a almorzar – nos señalaba el camino del baño. — Ah, nos íbamos a duchar acá...— dijo Freddy – Yo no traje nada... — Yo tampoco, pensé que me iba a duchar en casa y después volvía...— me disculpé. — Como quieran...— dijo Alejandra – pero vamos a perder un montón de tiempo. Si quieren les presto toallas y alguna ropa de Germán...y mañana se vienen preparados. — Bueno, dale – acepté — Vamos a ver...— abriendo el armario sacó dos toallas y rebuscó entre la ropa de su hijo – Los shorts de Germán les van a quedar un poco cortos...pero no importa, total no los ve nadie... — ¿Quién se baña...? – pregunté, pensando que tal vez ella se iba a desnudar al entrar a la ducha. Eso me ponía muy ansioso a estas alturas de los acontecimientos. — Ustedes arréglense en este baño, yo me ducho en el de mi dormitorio – me desilusionó. Nos bañamos y nos pusimos la ropa de Germán, que por cierto nos quedaba bastante pequeña. Salimos a la terraza, hacía un frío bárbaro, era julio, y colgamos las toallas a secar. Volvimos hacia la cocina, donde Alejandra, envuelta en una bata de toalla disponía el almuerzo sobre la mesa. Su cabello caía mojado sobre los hombros de la bata Sin querer, me imaginé que debajo podía estar desnuda, y el short se me abultó. No sé si ella se dio cuenta, pero me senté deprisa para disimular. Comimos entre las bromas de Alejandra sobre la ropa que nos iba chica y nuestros cuerpos desgarbados. — Van a ver como en tres meses van a ser dos bombones— nos prometió – las chicas se van a morir por ustedes Por la tarde mi concentración en el Francés dejó mucho que desear, preocupado como estaba por descubrir si Alejandra estaba desnuda debajo de la bata. Se hicieron las cinco de la tarde y nos despidió con un beso a cada uno y las recomendaciones para el otro día. Los días siguientes fueron desesperantes. No podía dejar de mirar el cuerpo de Alejandra, me atraía totalmente. Me pasaba las tardes espiándola, a ver si en algún descuido suyo podía admirar algo más de aquel tesoro que estaba descubriendo. Pero la traidora malla
de Lycra no se abría nunca, lo único que hacía era pegarse al objeto de mis desvelos, marcando aquellas formas que me obsesionaban. Por las noches, Ale era la dueña de mis fantasías de adolescente, la musa inspiradora de mis pajas. Para colmo, la intimidad era cada día mayor y la confianza entre los tres aumentaba, permitiéndonos diálogos más atrevidos, que siempre eran liderados por el atrevimiento juvenil de Freddy — ¿Cuál máquina te gusta más? – le preguntó una tarde Alejandra. — Vos...— respondió Freddy. Yo me quedé esperando el reto. — Noo...es mucho para vos, todavía no estás preparado...— para mi sorpresa ella seguía la broma sin escandalizarse. — ¿No, Charly? – me incluyó, con un brillo cómplice en la mirada. — Bueno, quizás si yo le ayudo...— aventuré, muerto de miedo.¡Si mi madre llegaba a escuchar me echaba del planeta, no sólo de casa! — ¡Epa!... de a dos no vale...es mucha ventaja – dijo ella riendo – Me voy a duchar. Me quedé hecho un nudo mirándola alejarse hacia su dormitorio. — ¡Me tiene loco! – me dijo Freddy por lo bajo — ¿Viste qué lomo tiene? — ¡Pero es la mamá de Germán! – le contesté, tratando de ocultar mi propia excitación y lavar mi culpa. — Daale...a ver si no le mirás las tetas...— me dio un empellón camino al baño. Nos duchamos y fuimos a la cocina. Alejandra tardó algo en volver y cuando apareció casi me da un ataque. El cabello castaño caía húmedo sobre los hombros, el cuerpo cubierto por un suéter de lana que le llegaba hasta el nacimiento de los muslos, dejándolos casi totalmente desnudos. En los pies, unas sandalias de taco chino. El movimiento de sus pechos al caminar denunciaba la ausencia de sujetador, resultaba terriblemente sensual. Durante el almuerzo nuestro azoramiento era total, se nos caían los cubiertos al piso, circunstancia que aprovechábamos para tratar de ver sus piernas...y algo más... Pasamos al living y nos acomodamos en los sillones donde solían transcurrir nuestras clases de Francés. De casualidad Freddy y yo no tropezamos al tratar de sentarnos en el sillón frente a ella. Alejandra se recostó en el sofá recogiendo sus hermosas piernas mientras abría el libro. Yo fingí leer el mío mientras de reojo espiaba sus movimientos. La clase fue discurriendo por espacio de una hora hasta que hicimos un descanso. — El Francés es el idioma del amor, de los románticos – nos explicaba mientras servía café. Al inclinarse hacia la mesita enfrente nuestro, el escote en V del suéter nos ofreció un generoso panorama de sus pechos. – Si algún día quieren conquistar a una mujer de verdad, háblenle algo de Francés..— al volverse para acomodar el almohadón del sofá, el suéter se levantó dejando al descubierto sus hermosas nalgas, cubiertas por una tanga blanca con encajes. Temblando, dejé mi tacita de café sobre la mesita mientras me acomodaba para disimular la erección que el espectáculo estaba provocando en mis pantalones de algodón. — Francisco te hablaba Francés cuando eran novios...— Freddy también se removió nervioso en su sillón.
— Nnooo..— se reía ella – Francisco de romántico no tiene nada... — Pero te gustaría que te hablaran bajito al oído en Francés...— no sé de donde saqué valor para insinuarle. — ¡Por supuesto! – brillaron sus ojos grises – Si algún día tengo un amante, va a tener que hacerlo – dijo con picardía. — ¿Te gustaría tener un amante? – pregunté en tono indiferente — Es un decir...— me pareció que jugaba conmigo al gato y al ratón. Transcurrió agosto y en septiembre comenzó la primavera. Los días templados agregaban más ansiedad a nuestras tardes con Alejandra. La odiada malla de Lycra resultaba calurosa y fue reemplazada por un ajustado short de algodón y un top de la misma tela. Nuestros pantalones largos desaparecieron y comenzamos a usar otros cortos, sin camisetas. Con Freddy nos pasamos unas cuantas horas debatiendo si debajo de la ropa de nuestra adorada profesora había ropa interior, hasta que llegamos a la conclusión de que no. Nuestra excitación llegaba a límites increíbles cuando el short húmedo por el sudor se colaba entre los labios de su vagina, delineando aquel pubis delicioso. Con el esfuerzo, los pezones de Alejandra se marcaban bajo el top, erectos casi como nuestros penes, que a duras penas lográbamos disimular. Nuestros cuerpos ya mostraban los resultados de la gimnasia, que ella se encargaba de alabar. — Ya tienen unos lomos espectaculares – nos adulaba – Este verano no sé como van a hacer para escaparse de las atorrantas de sus amigas... — No, si no queremos escaparnos..— le respondió Freddy – Más bien queremos que nos agarren...— se reía. Una tarde, a principios de octubre, Ale nos dijo que debíamos suspender la clase de Francés pues debía ir a la Alianza Francesa a devolver unas películas que había alquilado para pasarnos. Nos ofrecimos a acompañarla. Nos vestimos y viajamos en el Metro hasta el centro, donde devolvimos las películas. Ella estaba con una falda de lino y una blusa de seda con cuello de solapas. Sus pechos redondos se delineaban discretamente, sin estridencia. Calzaba finísimos zapatos de tacón, que equiparaban su altura casi con la nuestra. Enlazamos su brazos uno de cada lado y entramos en el Metro para volver a casa. Para nuestra sorpresa el andén estaba repleto, era la hora pico en que la mayoría de los empleados retornan a sus hogares. Cuando el tren abrió sus puertas, la marea humana nos lanzó dentro del vagón. Freddy y yo manoteamos un pasamanos cada uno y Alejandra quedo entre nosotros, enfrentándome, sin otro apoyo que nuestros cuerpos. Siguió entrando gente y apretujándonos. Un tipo con un bolso se paró detrás de mí, el bolso daba justo en mi cintura, empujando mi pelvis hacia delante, de manera que quedó apretada contra la de Alejandra. Ella tenía las piernas separadas, para lograr un mejor equilibrio, a la par que se aferraba a mí. Freddy, empujado por la gente por detrás de ella también la apretaba. Sentí los muslos de Ale rozando contra los míos. Mi pene se agrandaba rozando su
pelvis, su cara junto a la mía, su respiración se agitaba. Freddy la apoyaba por detrás, y sus ojos parecían salirse de las órbitas. Mi erección ya era tremenda, mi pija se apretaba contra la conchita de Ale, sus tetas sobre mi pecho sin que yo pudiera hacer nada. Bajé mi mirada y vi el rubor en sus mejillas. Freddy respiraba acalorado. Durante tres largas estaciones estuvimos en esa embarazosa situación de sándwich, la cabeza de ella se recostó contra mí, como entregada. Era una sensación de placer y vergüenza que ninguno de los tres había provocado y no nos atrevíamos a mirarnos a los ojos. Por fin el vagón se vació algo y nos separamos un poco. — Uff...hace calor aquí – comentó Alejandra. — Si, esto está repleto..— dije por decir algo — Menos mal que ya llegamos – terció Freddy. Procuré pensar en otra cosa hasta que pude dominar mis hormonas y cuando descendimos del tren hablamos sobre bueyes perdidos sin hacer alusión al viaje. Esa noche, evocando la tibieza de aquel cuerpo me masturbé hasta quedar relajado... La primavera nos tenía con los sentidos a flor de piel. Freddy y yo éramos vírgenes aún, pero queríamos superar esa situación. Fuimos a un cabaret en la zona norte pero la experiencia fue un fracaso, volvimos bastante frustrados. A mediados de noviembre se realizaba anualmente el baile de Rotary Club, a beneficio del Hospital de niños. Todos concurrían con sus mejores galas, era el evento social de la zona. Mi madre me encaró unos días antes: — Charly, vas a venir la baile...— me sugirió. Ella sabía que no me hacía ninguna gracia, era un acontecimiento que me resultaba aburrido, eran todos mayores, la música era antigua, Frank Sinatra, Glenn Miller. — Uuy, mami, es un plomo de pesado..— comencé a negarme. — Tenés que hacerme ese favor – me dijo – necesito que vengas... — ¿Por..? – me extrañé — Mirá, no comentes nada – comenzó – Resulta que Francisco se va a Colombia y Alejandra me dijo que no quería ir sola, que todos iban acompañados. Realmente me dio pena, el marido la tiene bastante descuidada. Con Elena tratamos de convencerla, nos decía que no tenía ropa, puso mil excusas. Al final la convencimos diciéndole que Freddy y vos iban y que le podrían hacer compañía...— mi madre casi suplicaba. — Ah, bueno, siendo así...— traté de disimular mi súbita alegría. Ser la pareja de Alejandra en un baile de gala....no era una proposición para desdeñar. Esa semana fuimos a comprar nuestros smoking con Freddy. Estábamos entusiasmadísimos. El día de la fiesta esperábamos a Alejandra en la recepción de nuestro edificio mientras nuestros padres sacaban lo autos de las cocheras, vestidos y perfumados. Ella apareció al abrirse la puerta del ascensor, su figura iluminada por la luz del vestíbulo nos hizo callar. Su cabello castaño brillaba cayendo sobre sus hombros, la boca roja entreabierta, los
ojos grises con destellos maravillosos. Un vestido negro largo hasta los tobillos, de una tela parecida a la seda lavada, con detalle de piedras en la cadera, audazmente escotado, que se ceñía a su cuerpo acelerando los latidos de nuestros corazones. Los pechos se movían acompasadamente con su andar al acercarse a nosotros... — Estás muy bella esta noche...— susurré en mi rudimentario Francés al inclinarme para saludarla con un beso en la mejilla. — Más que bella... estás maravillosa – apoyó Freddy en el mismo idioma. — Ah...si me van a seducir en Francés no me voy a poder resistir..—su mirada traviesa nos acariciaba – Ustedes están fantásticos...— y tomándonos a cada uno por el brazo nos dirigimos a los coches. Ya en la fiesta, sentados a la mesa con nuestras familias se ufanaba jocosa — Miren los galanes que me acompañan – bromeaba – Debe haber varias que me están envidiando – nos halagaba mientras nuestros padres, orgullosos festejaban la broma. — Vamos a bailar – dijo mi madre a mi padre al escuchar una melodía. Los padres de Freddy también salieron a bailar. Yo miré a mi amigo para ver quién sacaba a Alejandra. Me hizo señas para que lo hiciera yo, que tenía más práctica en ese tipo de música, él era más de salsa y Rock’n roll. — ¿Baila, madame? – me incliné ceremonioso para invitarla — Ay Charly, hace tanto que no bailo...— me dijo levantándose de su silla. — No te preocupes, a lo sumo te voy a pisar un poco – reíamos mientras nos dirigíamos a la pista de baile. Con mi mano derecha rodeé su cintura, casi temblando por el azoramiento. Ella pasó su brazo izquierdo alrededor de mi cuello, tomando mi mano libre con la suya y para mi sorpresa se apretó contra mi cuerpo, su mejilla se juntó con la mía, sus tetas maravillosas presionaban mi pecho...Podía percibir su perfume mientras girábamos al compás de la música. Bailaba maravillosamente, sentía su pelvis rozar mi entrepierna, el contacto me hizo estremecer. Cerré los ojos embelesado por su aroma, rogando mentalmente que nadie se percatara de mi excitación. Así bailamos cuatro piezas. En las dos últimas yo retiraba un poco mi cintura para evitar que ella pudiera notar mi erección. — ¿Querés bailar con Freddy? – murmuré entrecortadamente, muy a pesar mío. — Si, pobre, se debe estar aburriendo...— asintió al tiempo que tomándome de la mano nos aproximamos a nuestra mesa.— ¡Qué bien que bailás Charly! – sus palabras me sonaron a gloria y agradecí mentalmente que no se hubiera dado cuenta del estado de mi pene. Tomó a Freddy del brazo y me quedé observándolos evolucionar por la pista, la cara de mi amigo roja por la emoción, los ojos de ella entrecerrados, su mejilla pegada a la de él, sus cuerpos fundidos al compás de la música. Al cabo de otras cuatro piezas comenzó a sonar un tango por los parlantes y tras un breve diálogo se tomaron de la mano y volvieron a la mesa. Freddy caminaba medio de costado, con su mano libre por delante, como queriendo ocultar algo... Quedamos los tres sentados.
— Realmente bailan muy bien los dos – dijo Alejandra – me gustó mucho... — Sí, lastima que no sé bailar tango – comenté — Si les gusta, yo les puedo enseñar...— ella nos miraba alternativamente a los ojos mientras hablaba. — Sería buenísimo, ahora está poniéndose de moda – dijo Freddy. A nuestras espaldas sonó una voz masculina muy educada. — Señora, ¿Aceptaría bailar este tango conmigo? – preguntó un hombre de unos cuarenta y tantos, muy bien parecido. Reconocí en él a un acaudalado empresario de la zona, muy respetable, el soltero más codiciado al decir de las charlas de mi madre con sus amigas. Nos ignoraba a Freddy y a mí olímpicamente. — Si mis galanes me dejan...— amablemente Alejandra respondió mientras nos miraba con picardía. — ¡Por supuesto! – me apresuré a contestar educadamente, muy a mi pesar — ¡Quién mandó a este plomo! – pensé para mis adentros. El hombre la tomó galantemente del brazo y cuando llegaron a la pista comenzaron a bailar. Pude observar que Ale se mantenía a respetable distancia de él, sus movimientos eran cautelosos y respondía a su conversación inclinando la cabeza. Cuando finalizó la danza, tras un corto diálogo retornaron en nuestra dirección. — Muchas gracias – dijo ella como despidiéndolo, para mi secreta satisfacción. — Ha sido un placer – contestó el hombre – Chau chicos...— se dirigió a nosotros con un tono que se me antojó despectivo. — ¿Quién es? – quiso saber Freddy, más indiscreto y espontáneo que yo. — Un pesado...— contestó Ale acariciándole la mano sobre la mesa – Me invitó a salir... — Bueno, el tipo tiene buen gusto...— me quería hacer el hombre de mundo – Yo en su lugar...— insinué. Freddy se removió disfrutando mi audacia. — Ah, con ustedes sí – la sonrisa iluminó el rostro de Alejandra. – Pero éste no habla Francés... Nos reímos los tres. Nuestros padres regresaron a la mesa y las mujeres se fueron al toilette mientras los hombres iban a conversar con unos conocidos. — Me apretó todo cuando bailábamos – se atolondró Freddy al quedarnos solos — ¡Se me paró la pija y no sabía qué hacer! — Si, a mí también – me sinceré — ¡Qué fuerte está! — ¡Viste, dijo que saldría con nosotros! – se entusiasmaba mi amigo. — No creo, debe haber sido en chiste – traté de serenarlo y al mismo tiempo no quería ilusionarme en vano – Está casada... — Sí, pero de eso no dijo nada...— Freddy se daba ánimos. Me quedé callado una fracción de segundo, imaginando lo hermoso que sería tener un
encuentro con Ale, besar sus labios, acariciarla. Mi mente de virgen adolescente no registraba ni remotamente la posibilidad de cojerla, eso quedaba reservado para las chicas del cabaret. Creo que ni en nuestras más atrevidas fantasías con las chicas de nuestra edad contemplábamos la posibilidad de llegar realmente al sexo, mucho menos con una mujer como Alejandra, una diosa etérea, casi irreal. — Largá el vino...— dije – te está haciendo mal... — Vos siempre tan optimista – se burló mi amigo. El resto de la noche bailamos con ella hasta cansarnos, estaba como encendida. Acariciaba nuestras nucas, nos hablaba bajito al oído, nos volvía locos. Cuando nos retirábamos no se cansaba de decir “lo bien que la habían tratado sus galanes”, provocando la hilaridad orgullosa de nuestros padres. Me acosté disfrutando su perfume que se había quedado impregnado en mis manos... El final del ciclo lectivo se acercaba. Tanto Freddy como yo habíamos aprobado Francés con holgura, pero continuábamos nuestras clases con Alejandra. Nuestro trato con ella había cambiado después de la fiesta, las conversaciones eran más picantes, nos permitíamos bromas con doble sentido todo el tiempo, las miradas se cruzaban entre los tres con complicidad. Un par de veces sorprendí la vista de ella deteniéndose sobre nuestros pantaloncitos que no lograban ocultar la excitación que su cuerpo nos producía. Aprovechábamos cualquier excusa para tocarnos, y la mayoría de las veces esos contactos se prolongaban más de lo necesario. El día anterior a la finalización de las clases me dirigía a su departamento como todas las tardes y encontré a Freddy a punto de llamar a la puerta. Cuando nos abrió, mi amigo se inclinó para besarla en la mejilla y pasó hacia el gimnasio. Cuando me tocó el turno de saludo, me incliné y la besé lo más cerca de la boca posible, en la comisura de los labios. Al mismo tiempo, mis manos que normalmente apoyaba en su cintura cuando la saludaba, se quedó detenida a la altura de sus pechos, de manera que al acercarme le rozaba el costado de las tetas, por debajo de los brazos. Había estudiado este movimiento para que pareciera casual. Ella no acusó recibo de la caricia y seguimos a Freddy. De reojo miré su busto y vi sus pezones marcarse violentamente debajo del top de algodón.¿Le habría gustado?. Me propuse repetir la operación a partir de ese momento todas las veces que fuera posible. Al día siguiente terminaron las clases y con ellas la razón para nuestros encuentros con Alejandra. Subimos a su casa por la tarde y yo no hacía más que buscar alguna excusa para seguir visitándola. — No sé que vamos a hacer por las tardes sin las clases de Francés – me lamenté mientras tomábamos café después de la sesión de gimnasia — Bueno, ahora tienen todo el día libre...—dijo ella — Yo, lo primero que voy a hacer es tomar sol – dijo Freddy – Estoy blanco teta... — Sí, yo también me quiero broncear – dije por seguir la conversación — Yo ya empecé hace algunos días – acotó Alejandra. Reparé que su piel tenía un lindo colorcito — ¿Adónde van a tomar sol? — No sé, iremos al río – dijo Freddy – Las piletas están muy caras. — Si quieren pueden venir acá – ofreció ella. Mi entusiasmo me desbordó, era la excusa
perfecta para continuar nuestra intimidad. — Uyy...sería bárbaro – me apuré a aceptar – Total por la tarde no vas a tener mucho que hacer.... — Claro, pero mejor vienen por la mañana, a esa hora el sol es más sano, broncea mejor – mientras hablaba nos mostraba los brazos. Yo recorrí todo su cuerpo con la mirada. Los brazos estaban bien bronceados, lo mismo que las piernas, perfectas. Lo extraño era que su vientre, que normalmente debía estar a salvo del sol por el traje de baño enterizo que le había visto usar el verano pasado cuando nos invitaba con nuestras madres a la piscina, tenía el mismo tono del resto del cuerpo. Tampoco se notaban las marcas de lo breteles en sus hombros....¿Estaría usando bikini Alejandra? El solo hecho de imaginarla me agitó los sentidos. — Vos estás bronceada parejo...— insinué – no se te notan las marcas de la malla... — Sos muy observador vos...— me miró recto, los ojos grises tenían aquellos destellos inquietantes. — Más bien se babea mirándote, Ale – soltó Freddy, burlón. — Lo que pasa es que por la mañana estoy sola...— su mirada insinuante me acarició otra vez – y como nadie me ve aprovecho y tomo sol...desnuda – dijo como saboreando el efecto que sus palabras causaban en nosotros. Que dicho sea de paso fue devastador... — ¡Ah, entonces venimos de mañana! – Freddy se repuso antes que yo del golpe y siguió el picante juego. Ella soltó una carcajada, halagada. — Daale...ustedes no se levantan temprano ni para verme en bolas...— el pequeño rubor de sus mejillas delataba la excitación que el diálogo intencionado le producía. Al día siguiente, mis padres se fueron a trabajar como de costumbre bien temprano pero yo, en lugar de seguir durmiendo me levanté. No me animaba a ir muy temprano a la casa de Ale, no sabía a qué hora se marchaba Francisco. A eso de las diez ya no pude aguantar más y decidí llamar a Freddy. — ¿Vamos a tomar sol? – le pregunté, sorprendido porque se encontrara despierto. — A la casa de Alejandra...— me insinuó — Sí, dale vamos ya – lo apuré. Me entusiasmaba la fantasía de que tal vez podríamos sorprenderla tomando sol desnuda... Subimos y tocamos a la puerta. Tardó en responder, lo que aceleró mi pulso. Me la imaginaba buscando algo con que cubrir su desnudez para recibirnos. — ¡Hola! ¡Qué milagro tan temprano! – nos saludó al abrir la puerta. Para mi desilusión vestía la misma malla enteriza del verano pasado – Disculpen que demorara pero me estaba poniendo la malla. — ¿Vas a tomar sol? – preguntó Freddy – Te venimos a hacer compañía. Observé que saludaba a Freddy con un piquito en los labios. Cuando me tocó el turno la abracé por el costado de las tetas como ya era habitual y le estampé también un pico.
No se inquietó. Todo era natural, para gran deleite de mis fantasías. — Yo ya empecé, Francisco se va temprano y yo aprovecho el sol más suave – explicaba mientras íbamos hacia la piscina – después subí a vestirme, a esta hora se pone muy fuerte y tengo miedo que me irrite los pechos – su mirada aparecía insinuante mientras hablaba. — ¡Te dije Charly, teníamos que venir más temprano! – Freddy tenía esa facilidad para insinuarse de la forma más natural. — ¡Sí, y seguro me quieren pasar crema por la espalda! – en lugar de escandalizarse, Alejandra seguía la broma con una sonrisa pícara y los ojazos grises encendidos. Mientras reíamos nos recostamos en las reposeras al borde de la piscina. Nos untamos de crema protectora y ella retomó el juego. — Bueno, si quieren ir practicando me pueden pasar bronceador – nos miraba bajando los breteles de la malla para dejar descubiertos los hombros. Se volvió y nos dedicamos a acariciar aquella maravilla. Temblábamos por la excitación, nuestras cuatro manos recorrieron su espalda y sus hombros varias veces de arriba abajo. Estuve tentado de introducir mi mano por dentro del traje de baño, debajo de los brazos, a ver si conseguía tocar algo de esas tetas que me obsesionaban, pero no me animé. Cuando ya no había más excusas para seguir acariciándola, nos tumbamos a tomar sol. Pasó un tiempo en que con los ojos cerrados me entregué a mis fantasías hasta que escuché la voz de Ale : — Me voy a dar un chapuzón – dijo. Abrí los ojos justo para ver que a la pasada observaba la carpa que formaba mi short. Miré a Freddy y vi que él también se encontraba en situación embarazosa. — ¿Vienen? – Alejandra no hizo alusión a nuestros estados. No tenía forma de disimular mi erección, de modo que me levanté con naturalidad y me zambullí rápidamente, esperando que el frío del agua me calmara. Freddy hizo lo mismo y nos encontramos los tres en el centro de la piscina. Ella comenzó a hundirnos y nosotros la agarrábamos por todos lados, jugando con aparente inocencia con la mamá de nuestro amigo ausente. En realidad mis movimientos eran totalmente intencionados. La abracé por detrás, colocando como al pasar mis manos sobre su busto. Ella rodeaba con sus brazos el cuello de Freddy y al moverse apoyé mi verga, nuevamente parada, contra sus nalgas. Ninguna resistencia, sólo grititos de excitación. Nos separamos y ella se dirigió a la parte menos profunda. La seguí y mientras la sujetaba con un brazo por los hombros metí la otra mano entre sus piernas y la levanté, arrojándola hacia Freddy. Pude sentir el bulto blando de su vulva. Ella reía y se retorcía. Se paró ordenando su cabello hacia atrás. — Se quedan a almorzar conmigo? – nos invitó — Bueno – dijo Freddy, y su voz sonó ronca — Bárbaro, me voy a cambiar y a preparar la comida – saliendo de la piscina nos dedicó un besito a la distancia y se fue secándose con la toalla. Nos quedamos en la piscina comentando en voz baja nuestras calenturas. Al rato reapareció Alejandra con su traje de baño en la mano y lo colgó para que se secara. — Vengan a comer – no dijo, inclinándose desde el borde. Levaba una túnica artesanal
que le llegaba al comienzo de las piernas, por debajo de lo glúteos. Por debajo se dejaba ver la tanguita blanca. Se ataba en la cintura con un lazo de la misma tela, que la sostenía evitando que se abriera. El movimiento de sus pechos denunciaba la ausencia de sujetador, las puntas se marcaban deliciosamente. La sedosa piel de los brazos desnudos incitaba a la caricia... — Ya vamos...— dije saliendo del agua, mientras tomaba mi toalla y comenzaba a secarme. — Pongan las mallas a secar – dijo ella –así no mojan adentro. Me quedé paralizado, no tenía pantaloncito de repuesto... — Uy, no traje nada para cambiarme..— me disculpé. — No importa, ponéte la toalla alrededor de la cintura, es sólo para comer – me contestó con naturalidad – Total, no te va a espiar nadie...— se reía. Me di vuelta y colocando la toalla alrededor de mi cintura me quité el short. ¡por favor, que no se me pare! Pensaba, azorado. No tendría cómo disimularlo. Los nervios me jugaron una mala pasada y un torpe movimiento hizo que la toalla se deslizara. Ella pasaba a mis espaldas hacia la cocina. — ¡Qué buen culito! – me largó, dando una palmada sobre mis nalgas blancas. Me quedé clavado al piso mientras Alejandra se alejaba muerta de risa. Freddy salió del agua también riéndose de mi culo, desenfadado se desnudó y colgó su short junto al mío y luego se arrolló la toalla en la cintura. Tiesos por la excitación, entramos a la cocina. Alejandra sirvió el almuerzo y los tres nos sentamos a comer, comentando lo bien que habíamos terminado el año lectivo, los planes para las vacaciones, cualquier cosa que evitara algún tema escabroso que pudiera excitarme, no fuera a ser que la toalla delatara mi bulto... Para mi desgracia no pude dejar de notar que el lazo que sostenía la túnica de ella se iba aflojando, ésta se iba abriendo con sus movimientos y el escote se iba agrandando. Para cuando se levantó a retirar los platos el bendito lazo estaba totalmente flojo, los dos bordes de la túnica corrían paralelos por el centro de su pecho juntándose por debajo del inicio de su tanguita, de sus pechos sólo tapaban los pezones y los costados. El valle de sus senos se nos ofrecía en todo su esplendor, con sus estupendas redondeces, la diferencia de color en su piel nos indicaba las zonas que generalmente estaban tapadas por el traje de baño. No podía apartar mi mirada de allí. De mi pija, ya ni me acordaba. Alejandra se inclinó para tomar mis cubiertos y el borde de la prenda se abrió aún más, mostrándome un pezón obscuro, con una aureola grande, que me atraía como un faro. Ella se dio cuenta de la dirección de mi mirada y cerró apenas la brecha. — Se me van a escapar – comentó al pasar, mirándome burlona. Y sin trancisión — ¿Tomamos café? — Si, dale – contestó Freddy. Yo estaba todo confundido, no podía articular palabra. — Bueno, mientras se calienta nos ponemos las mallas y lo tomamos en la pileta – nos invitó. Cuando se dio vuelta salí rápidamente y me puse el short, sentándome con
Freddy en sendas sillas junto a la mesita de afuera. Ale trajo la bandeja con los cafés, se inclinó para dejarla sobre la mesita. Otra vez la abertura. Otra vez las tetas, ahora se veían sus dos pezones. Se enderezó y tomó su traje de baño — Sírvanse el azúcar mientras yo me cambio – indicó. Por un momento pensé que lo iba a hacer delante nuestro, pero giró en dirección al baño, regresando unos instantes más tarde con el bañador puesto. — Hace calor – dije mientras abría la sombrilla por encima nuestro. — Sí, esta hora es mala – me miraba fijamente, con una sonrisa en los labios, como si disfrutara de mi azoramiento – mejor nos quedamos a la sombra – dijo mientras se sentaba en la tercer silla junto a nosotros. — La verdad, Ale, la paso fantástico con vos – Freddy lo decía sinceramente. Yo sentía lo mismo. — ¿Vos, Charly? — Yo también...— dije tímidamente, aún sin salir de mi estado de shock. — Bueno, gracias – nos dedicó una sonrisa — Pero seguramente la pasarán mejor con sus amigos – y con picardía —...con las chicas de su edad, en lugar de una vieja como yo... — ¡Qué va! – Freddy se agitó — ¡Vos no sos vieja! La pasamos mejor con vos que con cualquiera ¿Verdad Charly? — ¡Por supuesto! – salí de mi letargo – Vos sos especial...— traté de adularla. El rostro de Ale pareció enternecerse al bajar sus ojos. Sus mejillas se ruborizaron levemente. — Les cuento un secreto...— comenzó a hablar bajito – Ustedes también son algo especial para mí. Realmente este año que estuvimos tan juntos me parece un sueño. Me mimaron, me acompañaron, me siento querida, admirada...— su voz era un susurro encendido — Bueno, pretendientes no te deben faltar – dije, tomando atrevimiento nuevamente – en la fiesta del Rotary el tipo ése se mató con vos – mi lenguaje desenfadado causó su hilaridad — Sii...— reía – Ese lo único que quería era cojerme...— ahora sus palabras causaron nuestra sorpresa. Por primera vez pensé que yo también quería cojerla... — Bueno...nosotros...— Freddy tenía un tono pícaro en la voz — ¡Con ustedes es distinto! – cortó ella – Yo siempre tuve la fantasía de sentirme querida, valorada. Ustedes me piropean, me hacen sentir una mujer deseada, aunque no se den cuenta – Pareció ignorar la insinuación de Freddy – Con ustedes realicé la mayor de mis fantasías, no saben lo lindo que es eso, decía entusiasmada – ¿Ustedes tienen alguna fantasía que les gustaría realizar? — Bueno, yo quiero verte tomando sol en bikini...— dije, tratando de que pareciera una broma. En realidad pensé en decir “desnuda” pero no me atreví a tanto. — Ay, sol, no tengo una bikini – me dijo con fingida pena, siguiendo el juego – Francisco no me deja... — ¿Y un conjuntito de ropa interior que pase por bikini? – mi amigo con su habitual
desparpajo se metió en el juego. — Mmm...eso puede ser – Alejandra parecía divertidísima – Pero me da vergüenza... — Dale...si no se va a enterar nadie...— mi morbo se agigantaba. — No sé...— dudaba – Tendría que buscar...¡Pero no se lo van a contar a nadie! – pareció decidirse. Las mejillas tenían un rubor subido. Se humedecía los labios con la lengua y nos acariciaba con su mirada cómplice... — ¡Es nuestro secreto! – remachó Freddy. Alejandra se fue hacia su dormitorio moviendo sensualmente las caderas al caminar mientras nosotros nos quedamos comentando en voz baja. — ¡La vamos a ver casi en bolas! – murmuró Freddy excitadísimo — ¡Ni yo mismo me lo creo! – le contesté, acomodándome en la silla inquieto por lo que venía. Después de unos minutos que me parecieron interminables, Ale reapareció envuelta en una toalla. Las finísimas tiritas negras del sujetador presagiaban un espectáculo inolvidable. El cabello sobre los hombros, la boca jugosa entreabierta, los ojos grises que brillaban en el rostro hermoso, bronceado. — ¿Listos? – preguntó divertida —¡No se lo van a contar a nadie, Eh! – nos amenazaba con el índice levantado — ¿A ver? – traté de no sonar muy ansioso. Ella dejó que la toalla se deslizara. El sujetador era mínimo, los pechos se erguían gloriosos, tentadores. La tanguita muy cavada de encajes era transparente y sólo el pubis desaparecía tras una parte más obscura. Movía sus caderas cadenciosamente, lo que agitaba aún más nuestros sentidos. — ¿Qué tal? – jugaba con nosotros, volviéndose para mostrarnos las nalgas que la prenda desnudaba al meterse en el valle de su cola hermosa. — Ale, voy a soñar con vos toda la noche – mi voz se entrecortaba. — Nada de pajas...— se inclinó provocativa sobre mí, estampándome un piquito en los labios. De repente aquella mujer distinguida, recatada, finísima, se había convertido en una tigresa sensual, provocativa, adueñándose de todos mis instintos animales. — ¡Por lo menos una! – Freddy era siempre espontáneo. — Bueno, una sola – reía ella – pero cuidadito con mojar las sábanas. – Se sentó sorbiendo el resto de su café – Bueno, ya me vieron desnuda...— susurraba inclinándose hacia nosotros. — Toda desnuda no...— yo quería más. — Ah, más de esto no puedo... me da vergüenza... – se defendió. — Dale, no seas mala...— insistí, acariciándole el brazo. — Nooo....— rió – Eso sería corrupción de menores...— y levantándose se zambulló en
la piscina. El resto de la tarde transcurrió entre bromas subidas de tono y caricias intencionadas, hasta que nos tuvimos que ir a nuestras casas. —¿Vienen mañana? – nos invitó al retirarnos. — ¿Querés? – dijo Freddy. — ¡Por supuesto! – asintió – Voy a estar sola todo el día... — Bueno, hasta mañana – me despedí. Al besarla entreabrí los labios para darle a mi beso algo de sensualidad, mientras descaradamente le apretaba las tetas por los costados. Ella pareció detenerse como gozando de la caricia. Mi noche fue más que agitada y por la mañana siguiente llamé a Freddy apenas se fueron mis padres a trabajar. — Subamos más temprano que ayer – le dije — Se va a avivar de que la queremos ver en bolas...— pareció dudar — Bueno, aunque sea media hora antes – insistí — Bueno, nueve y cuarto – aceptó. A las nueve y quince estábamos llamando a la puerta de Alejandra. No demoró tanto en abrirnos. Estaba envuelta en la toalla del día anterior, lo primero que noté era la ausencia de breteles en sus hombros. Descalza quedaba un poco más baja que nosotros. — ¡Se cayeron de la cama! – nos miraba burlona — ¿Te despertamos? – Freddy se hacía el boludo mientras le daba el consabido piquito. — No, estaba tomando sol...— la mirada de ella me indicó que ya adivinaba nuestras intenciones — ¿Desayunaron? — No...— contesté. Me moría por ver lo que ocultaba aquella toalla. Me acerqué para besarla, otra vez entreabrí los labios y presioné sus pechos por encima de la toalla, que se movieron apenas, blandos pero firmes, libres de la tiranía del sujetador. — Les sirvo café en la mesita – invitó Ale – Acomódense — Te ayudamos...— dijimos, siguiéndola a la cocina. Mientras la veía caminar delante de mí rogaba que la toalla se aflojara, que se enganchara en algún mueble... Como el día anterior, preparó café, puso las tazas en la bandeja y cortó torta que distribuyó en una fuentecita. Cargando el desayuno nos sentamos en las sillas alrededor de la mesita, al costado de la piscina. El sol estaba agradable. — Les pongo crema...— insinuó. Me pareció ansiosa por hacerlo, pero descarté la idea por descabellada. Ale no se iba a calentar con nosotros... — Dale – le dije, poniéndome de pie, de espaldas a ella. Me untó de crema, sus manos me recorrieron causándome una sensación por demás erótica. Mi sexo comenzó a agrandarse debajo del short. — Date vuelta – me dijo, su voz resultó rara. Llenó sus manos de crema que comenzó a esparcir por mi rostro, mi cuello, el pecho. Me miraba recto a los ojos, la boca húmeda y entreabierta. Sus manos descendieron por mi vientre, parecía que me acariciaba a
placer. – Listo – dijo, y volviéndose hacia Freddy – Ahora vos... Repitió la operación con Freddy, que se envaró al contacto de sus manos. Ella parecía disfrutar la tarea. Luego nos sentamos a desayunar. Con el movimiento, efectivamente la toalla se había aflojado algo, deslizándose hacia abajo. Ahora sus pechos aparecían algo más expuestos. Ella lo debía percibir, a cada rato tiraba de la toalla hacia arriba. Mientras bebíamos el café y comíamos la torta, que era deliciosa, hablábamos del día anterior. — ¿Durmieron bien anoche? – nos preguntó, provocativa. — Soñé con vos toda la noche – sin achicarme, también quería ver lo que podía provocar en ella. Me miró con picardía. — ¿Y te gustó lo que soñaste? – La toalla se deslizó más abajo por su busto, yo esperaba que en cualquier momento apareciera el borde de algún pezón. — Ah, si te cuento te vas a poner colorada...— quería descolocarla, excitarla. — Yo soñé que nos bañábamos los tres desnudos en la piscina...— Freddy era más directo, atacó sin ningún miramiento. — ¡Epa!...Habrás incendiado las sábanas – su mirada provocativa y su sonrisa nos estaban poniendo muy nerviosos.— Yo también tardé en dormirme... — No me digas que pensabas en nosotros...— seguí provocándola. La toalla se había aflojado definitivamente. Ella, inclinada hacia delante la sostenía cubriendo sus pechos, sin intentar anudarla nuevamente. Por detrás descubría su espalda casi totalmente. Los hombros brillaban al sol, como pidiendo una caricia... — Mmm....me da vergüenza...— bajo la cabeza, el cabello suelto de cubrió el rostro. Cuando la volvió a levantar, sus ojos grises tenían aquel brillo que me excitaba tanto... — Dale, deschaváte Ale, nosotros te contamos todo...— Freddy se acercó a ella hablándole bajito, como en un susurro cómplice – Además, sabés que queda entre nosotros...— la presionaba. Freddy era un maestro, siempre me llevaba la delantera. — Es que es muy fuerte, mi marido estaba durmiendo a mi lado...— se recostó sobre la mesa apoyando su barbilla sobre una mano, la otra aún sostenía la toalla. Por sobre su cabeza, la espalda desnuda me atraía sin remedio... — ¡Pero ¿Qué pensabas?! – a duras penas podía contener mi ansiedad. — Me quedé enganchada con lo que dijiste de verme toda desnuda...— parecía entregarse, finalmente – me dí una máquina bárbara...— continuó, humedeciéndose los labios con la lengua, las mejillas encendidas – Pensé que yo nunca los vi desnudos a ustedes...— Nos miraba fijo, como estudiando nuestras reacciones – Estaba segura que hoy iban a venir más temprano... – sus labios se extendieron con una sonrisa pícara. — Te gustaría vernos desnudos...— Freddy no preguntaba, lo daba por sentado.
— No sé si les daría vergüenza...— Su cara estaba totalmente encendida, su mirada era ardiente. La conversación se había puesto muy caliente, mucho más de lo que nunca hubiera imaginado. Además, ya no se trataba de bromas, estábamos hablando de posibilidades reales, de algo que debíamos decidir si queríamos que pasara o no...Yo recordé mi excitación. Si me desnudaba ella vería mi pija parada, sabría que me calentaba mirándola, no tendría ninguna posibilidad de disimular. — Vos también te desnudarías...— me sorprendí al escucharme decir aquello. — Sería lo justo...— concedió ella. – Pero tiene que ser nuestro secreto absoluto – recomendó – Si mi marido se entera, me mata – soltó una risita nerviosa. — ¡Por supuesto! – confirmé.¡ No quería imaginar la cara de mi madre si escuchaba semejante conversación!. Por un instante nos quedamos los tres callados, como sopesando la decisión que íbamos a tomar. Nos miramos y soltamos los tres una risita que era puro nervio. — ¡Bueno, quién empieza el strip—tease! – Freddy con su desenfado habitual rompió la tensión. — ¡Ustedes, por supuesto! – rió Alejandra, nerviosa. — ¡Ah, no vale! – me quejé. — ¡Yo quiero ver la mercadería antes de comprar! – se reía ella, descarada. — Bueno, está bien – concedió Freddy, parándose, al tiempo que con la mirada me instaba a imitarlo. Me levanté mirando a Ale. No valía la pena ocultar mi erección, de modo que opté por hacerla más ostensible. Ella retiró su silla de la mesa como para disfrutar mejor del espectáculo. Sus manos sostenían sin mucho entusiasmo la toalla que apenas cubría sus pezones y se amontonaba sobre su pubis, escondiéndolo de nuestra vista. Su volvió a humedecer los labios con la lengua, entrecerrando los ojos. Rodeamos la mesa, colocándonos casi al borde de la piscina. Tomando los elásticos de nuestros trajes de baño los fuimos bajando lentamente hasta que cayeron al piso. Yo había visto a Freddy desnudo varias veces en las duchas del club, pero nunca empalmado como ahora. Comparé su poronga con la mía, era un poco más corta, pero no mucho. Totalmente desinhibido puso sus manos en las caderas mostrando su miembro. Yo miré a Alejandra. Parecía embelesada con el show. —Mmm....son dos potros – otra vez la mirada de la tigresa se adueño de mis instintos – las chicas se deben divertir mucho cuando las cojen... — Estee...yo todavía no... – me puse más colorado aún al tener que admitir mi virginidad — Yo tampoco...— admitió Freddy — ¡Ah, pero qué desperdicio! – se burlaba ella, despiadada —¡Sus amigas deben ser tontitas! — Bueno, ahora te toca a vos...— puntualicé, ansioso por verla desnudarse. Se levantó de la silla, las manos sosteniendo la toalla que caía a lo largo de su cuerpo, cerrándose justo delante de su conchita, postergando nuestra ansiedad por mirarla.
— No see...me da vergüenza...— dudaba, pero su mirada provocativa nos invitaba a presionarla. Fingió escapar, como eludiendo su compromiso. La comenzamos a perseguir desnudos alrededor de la piscina. — Ah, no, un trato es un trato – la acorralamos. Ella miraba nuestros cuerpos entre risitas nerviosas. Al ver que no tenía escapatoria, se zambulló y nosotros la seguimos al agua. La atrapamos en la parte menos profunda. La toalla había quedado atrás. Sus pechos mojados brillaban al sol, los pezones erectos eran el blanco de nuestras miradas libidinosas. — ¡Ahora vas a ver! – reíamos mientras le hacíamos cosquillas. — ¡Noo...Charly! – sus grititos eran de pura excitación —¡Cosquillas no, por favor! – se retorcía entre nuestros brazos — ¡Ay Freddy, me vuelven loca! — ¡Por traidora! – dije, aprovechando para apoyar mi verga entre sus nalgas mientras Freddy le apretaba las tetas La liberamos y ella trepó desnuda por la escalerilla. La seguimos hasta que se tumbó en la reposera más ancha, al lado de la mesa. Busqué con mi vista su pubis, esperando ver la mata de vello. Para mi sorpresa estaba totalmente depiladita, las piernas entreabiertas dejaban ver los labios tentadores de su vagina. Volvimos a torturarla con las cosquillas. — Ay, Freddy noo..— se retorcía, abriendo las piernas y aferrando nuestros brazos – Charly, por favor, me van a matar – suplicaba Se puso de costado. Freddy se recostó por detrás de ella en la reposera mientras nuestras cosquillas se iban transformando en caricias... — Mmm...Charly – arrodillado junto a ella le acariciaba las tetas sin encontrar resistencia. Detrás de ella Freddy aplastaba su pija entre sus nalgas. Ella echó la pelvis hacia atrás para hacer más intensa la fricción, al tiempo que yo, apoyando mi boca sobre la suya abría los labios y buscaba su lengua con la mía. — Mmm....bebés....despacito – susurraba con voz ronca mientras mis manos descendían por su vientre y encontraban aquella deliciosa conchita. Mi inexperiencia en este terreno era total. Mirando de reojo comencé a frotar los labios con la palma de la mano. Ella abrió las piernas, pasando una de ellas hacia atrás, por encima del cuerpo de mi amigo. Su concha quedó totalmente expuesta, para mi deleite. Mientras con una mano acariciaba mi nuca, la con la otra guió sabiamente mis dedos a lo largo de su vulva, por entre los labios tibiamente húmedos hasta encontrar su clítoris, erecto. Me miraba fijamente a los ojos, al tiempo que Freddy desde atrás acariciaba sus pechos y besaba su cuello y sus hombros. — Ale, sos una diosa...— susurré. Sus jugos empapaban toda mi mano. Ella movía su cadera hacia atrás y adelante gozando de las caricias. Llevó mi mano que la acariciaba hasta mi boca y pude sentir el sabor de sus líquidos, pasando mi lengua por mis dedos y los suyos. Su cara era de un completo placer. — Así, suavecito – susurraba Alejandra – quiero sentirlos así... Con un leve movimiento trajo la pija de Freddy por entre sus piernas y comenzó a frotar su conchita contra ella. Fascinado me aparté un poco para observar el vaivén de aquella poronga sobre la entrada de la vagina, y ella con su mano libre acarició la mía.
— Ah...quiero sentir esas pijitas...— me la acariciaba arriba y abajo, como masturbándome. — Ale...— Freddy estaba en la Gloria. Ella, sin dejar de acariciarme, con su mano libre colocó la punta de la pija de mi amigo en la entrada de su concha, abriendo aún más las piernas. — Despacito, Freddy, metémela despacito – susurró – quiero que me cojan despacito, suave... Pude ver como mi amigo empujaba suavemente y su verga iba penetrando la vagina de Alejandra. — ¿Así, Ale? – preguntó él — ¿Te gusta? — Ay, mis soles...me están haciendo sentir tantas cosas...— se extasiaba ella. Tiró de mí, acercando mi pija a su boca y comenzó a pasar la lengua por la cabeza. Luego se la introdujo toda y succionó suavemente. La poronga de Freddy ya estaba totalmente dentro de ella, pude ver los testículos asomando entre la piernas escandalosamente abiertas. — Ale...yo también te quiero coger – le dije, inclinándome sobre ella y acariciándole un pecho — Ay si, tesoro – me miró, saliéndose de la penetración de Freddy. – Vení, recostáte aquí... Nos levantamos los tres, para cambiar de posición. Me recosté en la reposera boca arriba y ella cabalgó sobre mí. Con un hábil movimiento acomodó mi verga y comenzó a descender sobre ella. La sentí penetrando su sexo hasta que sus nalgas rozaban mis testículos y ella comenzó a moverse encima mío. Freddy le acariciaba las tetas desde atrás, levantándolas y yo aproveché para chupar una vez más sus pezones. Ella se inclinó sobre mí, como ofreciéndomelos. Al hacerlo, la verga de Freddy volvió a frotarse entre sus nalgas, aún lubricada por los jugos de Alejandra. Con una mano ella acomodó la punta sobre la entrada de su ano. — Así, Freddy – pidió con voz entrecortada – ponémela por el culito....Empujá, bebé...— al tiempo que comenzaba a gemir. Sentí la pija de mi amigo penetrar, presionando la mía dentro del cuerpo de Ale. Empujé fuertemente hacia arriba, clavando mi verga hasta el fondo de su conchita, como si se la quisiera romper... — Te la meto toda...— pedía permiso Freddy, descargando todo el peso de su cuerpo sobre nosotros. — Siii...¡Hasta el fondo! – los gemidos de Alejandra ya eran gritos de morboso placer — ¡Cójanme toda! – su voz era tensa, sus manos apretaban nuestros cuerpos con violencia. Freddy bombeaba instintivamente dentro de su culo y yo en su concha, nuestras pijas se encontraban violentamente dentro de su vientre. Su cuerpo se contrajo varias veces, nuestra inexperiencia no nos permitía identificar sus orgasmos, pero la sentíamos vibrar entre nosotros. — ¿Te gusta así? – casi le gritaba — ¡Por favor! – se agitaba furiosamente—¡No sé cuantas veces acabé!¡Por favor! – repetía En medio de tanto sudor y saliva compartidos sentí que iba a estallar dentro de ella. Sin poder abrir la boca me derramé en su interior. Ella abrió sus ojos y me miró con
ternura, mientras sus pechos se agitaban al compás de los empujones de Freddy. — Charly...bebé....me llenaste toda..— se inclinó sobre mí y me besó, jugando con su lengua dentro de mi boca. — Ale...— Freddy amainaba la fuerza de su bombeo, al tiempo que inundaba de semen su intestino. Podía sentir su eyaculación dentro del cuerpo de Alejandra. — Ay, Freddy, chiquito....acabaste...— se recostó contra él. Nos quedamos abrazados bajo el sol, besándonos tiernamente para después separarnos. Ella se zambulló en la piscina y nosotros la seguimos, abrazándonos los tres en el agua nuevamente. — Debutaron...— nos acariciaba y jugaba con nosotros, mirándonos con picardía. — Nunca me imaginé...— empecé a hablar — ¿Qué Ale fuera tan puta...? – me cortó ella, bajito, su cara contra la mía, sus brazos alrededor de mi cuello – Ustedes me hacen puta, me vuelven loquita....¡Yo era una señora respetable! – se reía — ¿Dónde aprendiste a cojer así? – le preguntó Freddy, morbosamente curioso. — ¡No sé! – dijo ella riendo – Es la primera vez que me cojen de esta forma...nunca había sentido tanto placer... La aceptación explícita del placer que experimentaba me excitó nuevamente. Ella se volvió para besar a mi amigo, que con la espalda contra la pared de la piscina, la levantó. Desde atrás yo acariciaba sus pechos. Moviéndose voluptuosamente ella rodeó el cuerpo de Freddy con sus piernas. Yo acariciaba su conchita debajo del agua, cuando sentí el miembro de mi amigo colarse entre mis dedos y penetrarla. Retirando mi mano, comencé a acariciar su ano, que quedaba expuesto tentadoramente. Me apreté contra ella y la punta de mi pija se apoyó en la entrada del agujerito. Empujé y la penetré con asombrosa facilidad. Cuando sus nalgas rozaban mi vientre comencé a bombear. Ella se movía al ritmo de nuestra pasión, dando gruñiditos de placer —Mmm...son insaciables...— susurraba – tenían muchas ganas de cojerme... — Te cojería todo el día...— murmuré en su oído — Tenemos todo el día...— concedió Alejandra. Ese verano aprendimos de ella todo el placer que una mujer puede brindar a dos jóvenes inexpertos. A mediados de marzo, Ale anunció orgullosa su embarazo. — ¡Qué bueno! – dijo mi madre al conocer la noticia. — Sí, ahora no va a estar tan sola – se congratuló la mamá de Freddy.
Historia 009 La excusa perfecta Desde hacía unos meses había comenzado a trabajar en un local de ropa de una reconocida marca. Éramos varias personas encargadas del comercio y la venta, entre todos mis compañeras de trabajo podías encontrar algunas vendedoras, una encargada de la supervisión general, cajeras y... a un solo hombre, el guardia de seguridad. Todos formábamos parte del grupo de trabajo diario, y cada uno hacía lo suyo sin interferir en otras áreas, por este motivo estaba terminantemente prohibido las relaciones personales entre los empleados, al menos durante el trabajo. Sin embargo, se habían oído algunos rumores de que el guardia había mantenidos relaciones con la encargada y con una de las cajeras después de hora, cada una por su lado y mientras todos se preparaban para irse. Ellas, sin saberlo, habían caído en las garras de este joven que todas en secreto apodaban “el rompe—parejas”, pues se decía que disfrutaba cogiendo con mujeres casadas o en pareja, un grupo del que yo formaba parte. Romina, la encargada, era una mujer de 32 años, esposa y madre; Carla, la cajera, estaba en pareja cuando todo ocurrió, pero se cruzó con el mejor amigo de su novio a la salida del hotel alojamiento y ese fue el fin de su relación. Juan Cruz era el nombre de aquél guardia, y trabajaba todo el día desde que durante un asalto a mano armada habían herido al guardia anterior. Desde que comenzó a estar todo el día en el local, esperaba la salida para quedarse charlando conmigo y hacía evidente el interés por mí. Yo trataba de ser amable, aunque de no darle mucha bolilla por lo que las otras empleadas me habían dicho de él. En cierta medida me atraía, pues es un pibe joven y es muy bonito. Además se rumorea que tiene muy buen físico, debido a la profesión y a algunas horas de gimnasio. Aunque trataba de rechazarlo, comenzaba a coquetear sin quererlo. Poco a poco se ganaba mi confianza, con halagos y sobretodo con mucho respeto. Entonces comencé a pensar que mis amigas eran las equivocadas, que aquél joven solo buscaba una relación amistosa conmigo y que sus intenciones no eran malas, lamentablemente me estaba equivocando muy feo, pues poco a poco caía en sus garras. Las invitaciones cayeron pronto: primero se ofreció a llevarme al trabajo, pasarme a buscar por la casa de mi madre e irnos juntos hasta el local. Después de rechazarle esa invitación por motivos obvios, esperó una semana antes de invitarme a tomar algo, otra oferta que también rechacé. La tercera fue la vencida, pues me encontró camino a la universidad un día que debía rendir, estaba atrasadísima y no tuve otra opción que aceptar. Era un sábado por la mañana, había pedido permiso en el local para faltar y asistir al último examen del segundo año de la carrera de diseño de interiores, en una universidad que te da las facilidades como para poder trabajar y llevar los estudios en perfecta armonía. Cuando llegamos a la puerta habían pasado cerca de media hora de examen, y no tenía intenciones de entrar a desaprobar en un parcial hecho a las apuradas y con los nervios de punta, así que decidí no asistir y preparar directamente el examen recuperatorio. Él se ofreció a llevarme a casa, antes de responder bajé la cabeza, miraba mi pantalón de jean para ocultar los lagrimones de bronca y odio hacia mi misma, no podía ser tan
tonta de haber perdido la oportunidad de rendir después de todo el tiempo que había estado preparándola. Tenía mucha bronca e impotencia, no podía haber sido tan tarada. Cuando se percató de mi llanto, me levanto la cabeza tomándome del mentón y me secó las lágrimas con los dedos. Me consoló y me sacó a dar una vuelta, a pesar de que estaba llegando tarde a su trabajo no le importó pasearme por el centro y hacerme reír casi a carcajadas con verdadera gracia, pronto había olvidado lo de el examen y pronto había olvidado que estaba de novia, nos estábamos besando. Cuando me llevó a casa, me bajé en la esquina y antes de separarnos nos besamos casi con desesperación. Quedamos en encontrarnos el jueves, a la salida del trabajo. El jueves llamé a mi novio antes de salir del trabajo excusando que no me sentía bien, que me iba a tomar el colectivo que me deja directo en la esquina de casa y que no se preocupe, que al día siguiente nos veríamos. Antes de salir me fui a sacar la ropa del trabajo al vestuario con las demás empleadas, que se sorprendieron al ver los cambios cuando salí de blusa, jean ajustado y unas botas altas de un color marrón clarito. Antes de retirarme llamé a mamá, para avisarle que salía con las compañeras del trabajo y que si llamaba mi novio le dijese que me había acostado porque no me sentía bien, que ella sabía lo celoso que era y que no quería tener problemas con él. Una vez que dejé todo en orden me dispuse a salir del local, justo en el momento en que la encargada comenzaba a marcar los números de la alarma. Al salir, vi que Juan Cruz esperaba en su auto a media cuadra de donde estábamos, me dí cuenta inmediatamente que trataba de ocultar el hecho de que me iba con él, ahí percaté que talvez algo de razón había en las versiones de sus amoríos con otras empleadas, pero ya a esa altura poco me importaba y sólo pensaba en disfrutar de esa noche. Nos fuimos directamente a una confitería de la zona, nos sentamos en una mesa junto a la ventana que daba a la calle y pedimos vino espumante al mismo tiempo que un cantante solista comenzaba su show. Después de unas cuantas charlas intrascendentes el alcohol y el ambiente ayudaron para que nos besáramos pronto, él se paró y se sentó del mismo lado que yo estaba, en ese tipo de sillón doble que se han puesto de moda en pub’s de buena categoría. Comenzaba a besarme al mismo tiempo que su mano recorría mi cuerpo, pasaba por mis pechos, mi espalda y mi cola sin detenerse en ningún lugar en particular. Hasta que una de sus manos se detuvo en mi blusa y con dos dedos comenzó a desenganchar unos de los botones del centro de la prenda dejando libertad para poder meter su mano y tocar mis senos. Cuando logró su cometido, metió su mano y la coloco por encima de mi pecho izquierdo, masajeándolo y manoseándolo con desesperación. Sus movimientos comenzaron a excitarme, y mis pezones comenzaban a ganar rigidez. Tirando de la copa del corpiño liberó mi teta, y abalanzó el manoseo sobre ella palpando cada centímetro y estrujando el pezón que había logrado ganar su atención, totalmente duro y desafiante. Mi cara apoyada en su hombro, mis labios entreabiertos dejaron escapar más de un gemido que fue absorbido por la música del lugar, Juan Cruz no dejaba de comerme el cuello a medida que seguía jugando con mi pecho. Realmente estaba disfrutándolo y poco a poco comenzaba a humedecerme, necesitaba que escapáramos de allí pronto, estaba comenzando a excitarme y todo se volvería más provocador si antes no éramos echados de aquel lugar. Para todo esto nos estábamos zarpando más de la cuenta, pero pronto vi que las cosas podían empeorar: mientras seguía con su mano aferrada a mi pecho, pasó la otra sobre mi abdomen acariciándolo y buscando un hueco en mi jean que lo dejase meter la mano para masturbarme, lo consiguió rápidamente aunque el espacio
no era suficiente y terminó jugando con mis vellos, sin llegar a tocarme el sexo que para estas alturas estaba bastante húmedo. Con mi mano derecha paseándose por su pierna seguía intentando aguantar mis deseos de sobar su miembro por encima del pantalón y poder sentir la dureza y el calor traspasar las telas. Disimulaba mis intenciones pero mis movimientos parecían haberme delatado, pues él sin decirme nada tomó mi mano y la apoyó contra su paquete. Inmediatamente quedé sorprendida por su tamaño, pues era mucho mas grande del que estaba acostumbrada y no es que mi novio tenga pene chico, simplemente aquello era evidentemente mucho más voluminoso. Sin dudas disfrutaría como una atorranta, pero para eso necesitaba que nos vayamos de aquél lugar, estaba demasiado excitada como para poder bancarme un rato más en aquel sitio. Le supliqué. Y acomodándonos un poco las ropas salimos en dirección a la puerta. En el camino, Juan Cruz trataba de ocultar su erección con su suéter azul, y mi teta izquierda se bamboleaba libre bajo mi camiseta que tenía evidentes botones sin prender, pero no los suficientes para llegar a mostrar algo. Pude notar la seriedad con la que nos miraba el dueño mientras no retirábamos del lugar, imagino que habrá visto nuestro espectáculo más que el que ofrecía aquel cantante solista sobre el escenario tratando de imitar sin éxito a Joaquín Sabina. Con cierta maldad, y debido a la desinhibición que el alcohol me produce no abandoné la puerta sin antes tirarle un beso al serio jefe, algo que advirtió mi ocasional acompañante y festejó a carcajadas. Al salir del local, caminamos hasta el auto que había quedado a unos cuantos metros y nos subimos sin dejar de mirarnos todo el camino. Una vez arriba, volvimos a atacarnos a los besos como dos adolescentes en celo, esta vez más libres y con menos inhibiciones. Nuestras manos encontraron rápidamente las partes que antes habían abandonado y siguieron con ansias un manoseo indecente, mi mano se dedico nuevamente a palpar y amasar su miembro con tremenda calentura, y la suya comenzó a buscar mi teta nuevamente, pero esta vez le tocó el turno a mi pecho derecho. Después de unos cuantos minutos de calientes caricias y besos, Juan Cruz interrumpió el manoseo mutuo con evidentes ganas de terminar los trámites en un sitio donde podamos estar más cómodos. —Bueno, bueno. Vámonos de acá, no doy más —dijo, mientras recuperaba un poco la compostura y encendía el auto. Se concentró en conducir rápidamente hasta un lugar para mí incierto, abandonó su concentración en mis pechos a pesar de que yo seguía aferrada a su bulto. Trataba de masturbarlo por encima del pantalón y lo miraba maliciosamente, —Haber que bien manejas ahora— le dije, mientras trataba de distraerlo del manejo con mis manos sobre el paquete. Él sonrió y siguió conduciendo, sin titubear. Mis dos tetas habían dejado abandonadas las copas del corpiño, y se bamboleaban rítmicamente a mis movimientos. No me preocupe en acomodarme la ropa, sabía que no duraría mucho vestida. Por un momento tuve ganas de bajar el cierre de su pantalón, meter la mano en los calzoncillos y sacar ese enhiesto miembro para chupárselo, pero mantener un poco la compostura me hizo mantener a raya mi calentura y esperar. Después de pasar por el centro de la ciudad y una zona residencial, enfiló el auto en el garage de una pequeña pero elegante vivienda. —Ya llegamos —me indicó—.
Después de cruzar el porche, nos aplastamos contra la puerta entre besos y caricias, nuestras manos siguieron descubriendo nuestros cuerpos aún fuera de la casa. Mientras nos besábamos, Juan Cruz abrió la puerta y entramos como empujados por una fuerza mayor, poderosa. De un manotazo la cerró, y comenzamos a desnudarnos en la sala, junto a la puerta y un juego de sillones de cuero negro evidentemente de categoría. Desprendió mi blusa dejando a la vista un corpiño torcido y mal puesto con los pechos fuera de sus copas, parecía la imagen de una mujer que recién acaba de ser ultrajada y todavía no ha podido recuperar la compostura. Se abalanzó sobre ellos y comenzó a besarlos, a apretujarlos con ambas manos mientras su boca saltaba de un pezón a otro para chuparlo y succionarlo con fuerza. Los besaba poseído y se entretenía con ellos, evidentemente mis pechos lo excitaban y no es por presumida pero son de buen tamaño y totalmente míos, totalmente naturales. Sus manos los abandonaron por un momento para desabrocharse el pantalón, bajárselo hasta las rodillas y después de tirar uno a uno sus zapatos, terminar de sacárselo. Ahí pude notar su pene a través del calzoncillo, duro y en diagonal contra su vientre, abrazado por la tela de su ropa interior. Su grosor era más que considerable, aunque la tela de la prenda era negra se adivinaba muy bien su tamaño. Aproveché el momento que se separó de mí para desvestirme y sacarme de una vez la ropa que todavía tenía puesta: hice equilibrio para poder sacarme las botas, luego le siguió el pantalón de jean que patié junto a uno de los sillones de cuero y por último el corpiño, que desde hacía tiempo ya no cumplía ninguna función más que la de estorbar e incomodarme. Nuestras bocas se volvieron a juntar, nuestros cuerpos tapados tan sólo con la ropa interior comenzaban a desearse y mi intimidad pedía a gritos ser atendida. Mientras explorábamos nuestras bocas en un beso ardiente, sus manos comenzaron a separar mis nalgas en un juego indecente y provocador, al mismo tiempo yo metí mi mano en su calzoncillo y extraje su pene, que me dejó sorprendida por el grosor que no lograba abrazar completamente y esa tibieza exquisita que sentía en la mano y rozaba mi abdomen. Parada con furia se aplastaba entre nuestros cuerpos y amenazante me apuntaba al rostro, como invitándome a probarla. Para todo esto me dí la vuelta dándole la espalda y apoyando mis nalgas contra ese enhiesto instrumento, ya no me bancaba la calentura y como una desesperada comencé a fregar mis nalgas contra ella, como si quisiera que mis muslos fueras capaz de tomarla y hacerle una paja. Pero en realidad mis necesidades en ese momento eran otras, Juan Cruz sin dudarlo sabía muy bien lo que estaba necesitando y sin más preámbulos me hizo a un lado la bombacha y pasándome la punta de su pene por afuera comenzó a metérmela. Apoyé mis manos sobre el sillón para sostenerme, mientras él comenzaba a bombear lentamente, aumentando el ritmo cada vez. La penetración ganaba potencia poco a poco, las fuerzas del impacto me hacían bambolear las tetas atrás y adelante, al mismo ritmo. En plena cojida me tomaba del pelo y tiraba de él, comenzó a decirme algunas palabras subidas de tono como si no se animara a insultarme, pero al ver que yo le daba lugar comenzó a ser más grosero. —¿Te gusta, puta?— preguntaba al mismo tiempo que seguía bombeando, y pasando sus manos se agarraba a mis pechos para masajearlos y apretar los pezones con fuerza, acercándome al orgasmo. —Ummm..., bebé. Siii, soy tu puta —al pronunciar estas palabras por un instante mi
mente no pudo evitar posarse en la imagen del rostro de mi novio, pero el goce me hizo volver a olvidarlo. Me estaban cogiendo como nunca, realmente estaba disfrutando mucho con mi ocasional amante. Las embestidas eran cada vez con más rudeza, y después de unos minutos ya me tenían al borde del orgasmo. El momento culmine llegó pronto, cuando me metió la punta del dedo en la cola mientras me agarraba las nalgas en la penetración. Creí desfallecer, los brazos que me sostenían apoyada en un sillón perdieron fuerza y me dejé caer sobre él, con gotas de sudor resbalando por mi espalda y llegándome a la cola, donde se perdían entre las nalgas y terminaban abrazando el pene que no dejaba de entrar y salir de mi interior, esta vez con menos potencia y más lentitud. A pesar de la velocidad de la penetración, de la presión que su pene debe haber sentido durante mi orgasmo y todo nuestro juego previo, Juan Cruz no había acabado aún y aunque con más lentitud aún seguía bombeando. Nos separamos, me di la vuelta y lo besé con pasión por unos minutos, tomándome de su pene húmedo y acariciándolo agradecida. —Andá para mi pieza, que ahora voy —me dijo antes de retirarse, y perderse en la cocina de su pequeño hogar—. Me dirigí a la habitación completamente desnuda y encendí la luz. Observé desde la puerta con admiración el orden en que se encontraba todo, desde la prolijidad con que estaba hecha la cama hasta la ubicación casi milimétrica del control remoto del televisor. Entré sin dejar de observar, y me coloqué frente a un espejo junto a la puerta para admirar mi cuerpo. El sudor de unos minutos de buen sexo hacían brillar mi piel y dibujaban en cada curva un hilo de luz que salía en todas direcciones, mis pelos revueltos me daban aires de atorranta y la expresión de mi rostro daban indicios de que hacía un ratito había disfrutado de una buena pija, algo que debía agradecer, o mejor dicho que quería agradecer. Me senté sobre el acolchado, un hermoso acolchado gris con detalles en blanco y unas letras chinas grandes en negro, algo que seguramente amaba y cuidaba mucho, pues estaba tan impecable como cada cosa dentro de esa habitación. Después de unos minutos apareció por la puerta con una botella de champagne apoyada entre hielos en un baldecito de aluminio y una copa en la mano. Apoyó todo en el respaldar de su cama y me pasó la copa, bebí un trago largo y antes de dejar la copa junto al balde me apoyé el vidrio frío sobre mis pezones, que ganaron una rigidez apenas perceptible. Juan Cruz se pasó por delante mío y se fue a sentar a mi lado, pero antes de que lo haga lo tomé de las caderas y lo detuve empujándolo para que quedara frente a mí, mis rostro quedó a la altura de la verga semi—erecta que me apuntaba amenazante, con una humedad que dejaba brillar todo su tronco y la porción de glande que había quedado fuera. Lo empuje levemente para que se arrimara, cerré los ojos y apoye mi boca entreabierta sobre la punta de aquél miembro, mis pulmones se llenaron de su exquisito aroma y mis ganas de chupársela llegaron al punto extremo. Le dí un beso tierno, como el beso primerizo de una adolescente, para luego empezar a chupársela lentamente, probando en cada pasada un poco más de aquella carne tibia. En esos momentos todo lo hacía con mucha lentitud y mucha calentura, su rostro me miraba entre sorprendido y excitado por mi actitud de puta, pero yo sólo pensaba en disfrutar aquel momento sin importarme realmente nada. Cuando mi boca no fue capaz de albergar más, mis movimientos comenzaron a acelerar y con el miembro dentro comencé un movimiento de penetración, tratando de mantener cerrados mis labios para provocarle en cada ida
y venida un mar de sensaciones. Lo abandonaba sólo para apoyar su pene contra un costado y en un beso continuo recorrerlo desde la base hasta la punta. Mientras mi boca se encargaba de brindarle placer, mis manos o lo masturbaban, o se entretenían jugando con los vellos de su vientre o simplemente apoyadas en algunas de sus piernas bajaban y subían inconcientemente. Todo se había vuelto exquisitamente sucio en aquella mamada, las comisuras de mis labios brillaban por la humedad generada por la mezcla de fluidos de mi boca y su pene, la punta de la nariz estaba perfumada y mis manos empapadas con la misma mezcla, mi pelo habían molestado más de una vez cayendo sobre el enhiesto miembro y humedeciéndose. A medida que seguía chupando, noté que Juan Cruz estaba llegando al orgasmo y que si no me detendría pronto acabaría llenándome la boca de semen. No era mi intención que eyaculara, no es que aquello me produjera rechazo, simplemente necesitaba sentirlo nuevamente en mi interior, pues rendirle culto a su pene me había hecho empapar nuevamente y necesitaba calmar mi calentura. Retiré su pene de mi boca, y lo dejé no sin antes brindarle un ruidoso beso sobre la punta del glande. Como una gata en celo me saqué la bombacha, me di la vuelta y salté sobre la cama con agilidad, me coloqué en cuatro patas con mi concha apuntándolo y me pasé un dedo por entre los labios vaginales invitándolo a metérmela nuevamente. La punta de mi dedo salió completamente mojada, estaba que no daba más y mordiéndome el labio inferior lo demostraba en el rostro. Juan Cruz me siguió, subió a la cama de rodillas tras de mi y me tomó por las caderas. Me giré por un instante para observarlo y pude ver como acercaba su pene aún brillante por mi saliva a mi entrada, para luego empujar y dejarlo deslizarse hacia mi interior. Comenzó a cogerme con fuerza, con violencia y velocidad como un poseído. Aceleraba haciéndome gozar como nunca y se detenía cada tanto para no acabar, manejaba el ritmo con maestría y yo comenzaba a llegar a mi orgasmo, el primero de dos que me brindaría sobre la cama. De pronto mis uñas se clavaran en su acolchado, los músculos de mis pies se tensaron y los espasmos del orgasmo se traducieron en gritos de placer. Él seguía bombeando aunque con menos velocidad, pues yo estaba recuperándome del éxtasis mientras Juan Cruz volvía poco a poco a tomar ritmo. Me sorprendí cuando me la sacó, pero no imaginaba cuales eran sus intenciones. Me hizo a un lado y se recostó sobre la cama boca arriba, esperando que me montara sobre él y comenzara a cabalgar. Yo no esperé mucho, pase mi rodilla izquierda por encima de su cuerpo y después de apoyar la punta de su pija en mi entrada me dejé caer lentamente, sintiendo como se me introducía centímetro a centímetro aquel instrumento. Cuando llegué abajo, comencé un sube y baja frenético mientras él me sobaba las tetas desde su posición. Me agache para darle un beso, y para dejar mis pechos más cerca de sus manos. Los apretujaba como un niño, y jugaba con los pezones apretándolos y estrujándolos entre sus dedos. Yo seguía cabalgando sobre su verga como una puta, flor de cogida me estaba pegando mi compañerito de trabajo y lo bien que lo estaba pasando. Comencé a sentir el clímax acercarse, y empecé a tomar más ritmo sobre aquella deliciosa verga. Ya había dejado de bajar y subir, y sólo me separaba de ella para dejarme caer como una desesperada. Mis gritos resonaban en la habitación, y seguramente eran escuchados por los vecinos.
—Ummm..., amor. ¡Siiiii!, ¡Siiii! —gemía como nunca. Disfrutando como una atorranta— ¡¡¡Cojeme!!!, ¡¡¡Cojeme!!! —le pedía. Él comenzó a mover su pelvis con furia, como si quisiera partirme al medio. Las fuerzas de sus embestidas se juntaban con las mías para hacer una penetración profunda y ruidosa. Yo no daba más, y tirando mi cabeza hacia atrás reventé en un clímax fatal y agotador. Los espasmos de mi vagina me imagino ordeñaron el pene de Juan Cruz, porque comencé a sentir unos potentes chorros de semen tibio inundarme completamente. Aún segundos después del orgasmo seguía cabalgando aunque iba perdiendo velocidad poco a poco, como si en plena cogida comenzara a desvanecerme lentamente. Juan Cruz enterraba su cabeza sobre la almohada, con la cara hacia el techo y los ojos cerrados con fuerza, como tratando de largar toda gota del semen que pudiera contener. Mi espalda había quedado tirada hacia atrás, con el cuerpo temblando del goce y lleno de sudor resbalando por él, gotas que caían de mis pechos y recorrían mi abdomen para perderse en los vellos de mi intimidad, en busca de formar parte de la penetración. Su miembro seguía en mí, yo me enderecé y me dejé caer sobre su pecho rendida. Ambos quedamos pegados en un sudor compartido, permanecimos unos cuantos minutos en esa posición mientras sentía su pene perder la erección dentro de mi interior. Al retirarme de arriba suyo su miembro terminó de abandonarme y cayó flácido sobre su vientre, bañado en el fluido de ambos que lo hacían brillar ante la luz de aquella habitación. Después de estar unos minutos en esa posición me dí cuenta que mi amante se había entre dormido, y decidí dejarlo tranquilo allí. Me recosté a su lado y abrazándolo por el pecho me dejé vencer yo también por el sueño. Una noche de buen sexo me relaja y no me cuesta dormirme, pronto mis ojos estaban cerrados y caía en un sueño profundo. Durante horas no supe absolutamente nada, mi cuerpo y mi mente descansaban junto al que había sido mi amante ocasional por una noche. Desperté sobresaltada, vi la claridad a través de la ventana y supe inmediatamente que estaba llegando tarde. Miré mi reloj y lo confirmé, habían pasado cinco minutos de las ocho y media de la mañana. Mi madre seguramente estaría preocupada, y mi novio había quedado en irme a visitar antes de irse al trabajo. Sabía que no llegaría, y mientras comenzaba a inventar en mi mente una buena excusa que me permita salir ilesa de aquel engaño me levanté de la cama a toda velocidad tanteando y buscando en el camino la ropa que había dejado tirada. Encontré la bombacha junto a la cama, y me dirigí hacia el comedor donde sabía que había dejado el resto: las botas y el jean habían quedado tirados junto a uno de los sillones y el corpiño y la blusa encima de él. Después que junté la ropa y acomodé todo, me fui hasta el baño a toda prisa para darme una ducha antes de irme a casa, no podía aparecer así y menos si llegaba a estar mi novio esperándome. Encontré la puerta del baño rápidamente, estaba entre abierta y desde el comedor se podía ver la bañera. Entré y me bañe lo más rápido que pude, al salir me peiné y me sequé sobre la alfombra, desnuda me dirigí hacia el comedor. Juan Cruz dormía profundamente, y a pesar del ruido que había hecho no dio señales de querer despertarse. Después de ver la bombacha decidí no usarla esa mañana, tenía manchas evidentes del sexo del que había disfrutado la noche anterior, así que la guardé en la cartera en un rincón bien escondida. Me puse el jean, el corpiño, la blusa y las botas a toda velocidad, había logrado bañarme y cambiarme en tiempo record. Aún con los cordones de las botas sin atar me fui hasta la habitación, y sin encender la luz me acerqué al borde la cama para despertarlo y despedirme de Juan Cruz.
Después de sacudirlo por un hombro insistentemente, entreabrió los ojos y me miró sorprendido. —¡Juan!, ¡Juan!, me voy —le dije—. —¿Eh?, ¿Qué? —Me voy. Tengo que irme. —¿A dónde? —Me voy a casa. —¿Te llevo? —me preguntó aún dormido y tratando de incorporarse—. —No, no, esta bien. No te preocupes. Decime por donde pasa el 147, que ese me deja a una cuadra. —Acá. En la esquina —dijo señalando hacia la pared, en dirección hacia la calle Güemes—. —Bueno, gracias. Nos vemos a la tarde. En el trabajo...—me agaché para atar los cordones de las botas, y antes de irme...— Ah, y no te olvides que de esto ni una palabra, eh. Antes de dejarlo allí me agaché sobre su vientre, un olor a sexo me llenó los pulmones, lo miré a los ojos con cara de atorranta y besé la punta de su pene. Él respondió con una sonrisa, y me observó mientras me retiraba de aquella habitación. Lo dejé durmiendo, crucé el comedor a paso largo y abandoné aquella casa por primera y por última vez. Al salir observé el automóvil en la entrada del garage, y uno a uno me vinieron los recuerdos de los momentos vividos la noche anterior. Mientras caminaba en dirección contraria, hacia la esquina donde pasaría el colectivo, iba imaginándome que cosas podría decirle a mi novio para dejarlo tranquilo y que no sospechara nada, pero tenía la mente demasiado aturdida para esperar un poco de claridad que me dejara inventar la excusa perfecta.
Historia 010 Un día maravilloso Considero ser una mujer con mucha suerte por tener un hermano con el que he gozado desde muy pequeña los placeres del sexo sin complejo de culpa ni remordimientos, sino por el contrario con un profundo amor, placer y respeto. Formamos una familia de cuatro miembros, mis papas, mi hermano Pedro y yo que soy dos años menor que él.mis padres trabajan ambos y por lo que intuirán tenemos mucho tiempo para estar solos en casa mi hermano y yo. Mis padres son bastante liberales y deshinibidos por lo que en casa —dado que vivimos en una zona cálida — es comun que andemos en ropa interior casi todo el tiempo. Siempre compartimos una habitación mi hermano y yo y no teniamos ningun pudor para cambiarnos de ropa uno delante del otro. Las primeras experiencias sexuales que recuerdo se dieron una ves que llamaron nuestros papas para avisarnos que llegarian tarde y decirnos que cerraramos bien nuestra habitacion y nos durmieramos por lo que yo le pedi a mi hermano dormir en su cama pues tenia miedo. El acepto de buen grado y como hacia algo de calor me quite la ropa quedando solo en pantaletas y mi hermano en truza, nos acostamos y nos tapamos con una sábana. La proximidad y el roce de nuestro cuerpos desnudos nos empezo a exitar y mi hermano me abrazo y nuestros cuerpo quedaron totalmente juntos, yo sentia una sensación muy agradable y mas cuando mi hermano empezo a recorrer con su mano mi espalda y a tocarme las nalgas por encima de la pantaleta. Dada la proximidad de nuestros cuerpos senti su verga muy dura y le pregunte que porque estaba asi, y me contestó que no sabía pero que desde hacia algun tiempo se le ponia a veces asi. sin mediar palabra se la aprete con mi mano y me dio gran curiosidad y le dije. —Oye ¿la puedo ver ? —¿ Para que quieres verla si ya la has vista muchas veces ?. — Pero nunca asi de dura. — Bueno —me dijo—. Se levanto de la cama encendio la luz,se puso a un lado de la cama y se bajo la truza y apareció ante mi su verga bien parada la toque con mi mano y me parecio algo maravilloso ¿Por que no te acuestas y me dejas observarla bien ? se quito la truza y se acosto y me di a la tarea de inspeccionarla y tocarla por todos lados al hacerlo con miedo al principio despues con mas confianza senti algo muy agradable y me gusto mucho hacerlo, asi estube un buen rato subiendole y bajandole la piel muy despacio para ver su cabeza y sentir su calor y dureza. —Oye —me dijo — me dejas ahora tu ver tu cosita ?
—Claro que si —le conteste— Me acoste y el me quito mi pantaleta, abri mis piernas y me empezo a ver y a abrir los labios con gran curiosidad y a tocarme por todos lados, descubri en ese momento que era muy agradable que me tocara mi cosita. Despues de un tiempo nos acostamos asi desnudos y abrazados nos dormimos. A partir de esa fecha casi todas las noches poniamos seguro a la habitación,nos desnudabamos y nos acariabamos por un buen rato, generalmente me acostaba boca abajo y el me besaba toda la espalda, las piernas y las nalgas y en cada beso yo tenia una sensación de lo mas placentera, luego me volteaba y me acariciaba las piernas, me las abria y observaba por unbuen tiempo mi cosita, y le gustaba mucho olerla y besarla, es por demas decirles que pasaba unos momentos inimiginables de placer. Despues de todo esto se acostaba él y yo le acariaba su verga que estaba durisima y le subia y bajaba lentamente la piel pues me exitaba mucho ver como aparecia su cabeza rosadita y como le salian unas gotitas de un liquido clarito,el cual se lo esparcia por toda la cabez y esa sencación para mi hera sumanete exitante. Mis padres tenian unos amigos con los que alternaban mucho y ellos tenian una pareja de hijos, Ivan cuatro años mayor que mi hermano y Vanesa dos años mayor que yo o sea de la misma edad que mi hermano, por la relacion de nuestros padres conviviamos mucho,ya fuera en nuestra casa o en la de ellos. Ellos formaban una pareja de hermanos muy singular pues siempre estaban tomados de la mano o abrazados y nunca se peleaban. Una tarde nos reunimos en nuestra casa las dos familias. Los papas se instalaron en la sala para tomarse una copas y a nosostros nos mandaron a ver unas peliculas que nos habian alquilado, de modo que nos aprovisionamos con golosinas y palomitas y nos pusimos a ver la pelicula. nuestro papas estaban muy contentos riendo a cada rato y nosostros tambien viendo la pelicula. Ya entrada la noche vino el papa de Ivan y les dijo a sus hijos que habian decido ir los cuatro a bailar y que si no tenian inconveniente en quedarse a dormir con nosostros pues ellos llegarian al amanecer. Ellos contestaron que no y nosostros dijimos que con mucho gusto, aunque a decir verdad, nos incomodo sobre manera pues cuando mis papas salian a trasnochar nosotros aprovechábamos para andar desnudos en toda la casa y la pasabamos muy bien. Las veces que habiamos estado juntos nunca pasaba nada extraordinario solo reiamos y consumiamos golosinas y hablabamos de cosas sin importancia. Se fueron nuestros papas y nos quedamos los cuatro solos viendo la tele. Ellos estaban juntos en un sillon y se les notaba incomodos e inquietos despues de un tiempo Ivan dijo que porque no jugabamos a algo. —Si vamos a jugar a algo —dijo su hermana — —¿ A que podemos jugar ?—dijo mi hermano — —Que tal si jugamos a “castigo o verdad”. —contesto Ivan nos sentamos en la alfombra
en circulo y mi hermano quedo enfrente de Vanesa y yo de Ivan, como ambas teniamos falda al sentarnos en el piso enseñabamos nuestras pantaletas y tanto mi hermano como Ivan no quitaban la vista de nosotras. Empesamos con preguntas sencillas y castigos faciles como tomar un vaso con agua sin respirar, hacer 5 lagartijas o nosotras hacer 5 sentadillas(lo que les pertimitia vernos claramente las pantaletas), pero fue subiendo de tono, hasta que le toco castigo a Vanesa y dijo Ivan. —De castigo que se quite la falda – Todos nos volteamos a ver y dijo Vanesa : —Si me la quito pero cuando a otro le toque castigo que tambien lo haga. Todos estuvimos de acuerdo y Vanesa se quito la falda, quedando con su camisa y sus pantaletas,era un niña muy blanca de muy buenas piernas por lo que en pantaletas se veia muy bien y observe como tanto la verga de mi hermano como la de ivan estaban muy duras. cuando me toco castigo a mi inmediatamente me pidieron que me quitara la falda y asi lo hice para ese momento ya todos nos encontramos muy exitados. Volvio a perder Vanesa e Ivan dijo: —De castigo masturba a Pedro — ¿Como es eso de que me masturbe ?—pregunto mi hermano. —¿No saben lo que es masturbarse ? nos pregunto ivan —No — dijimos tanto mi hermano como yo. —¿Tampoco saben lo es un orgasmo? — nos pregunto nuevamente — —No contestamos nuevamente— —porque no nos enseñas, —dijo mi hermano. —Primero vamos a hacer un pacto entre los cuatro —dijo Ivan. —¿En que consiste ?—pregunto mi hermano. —Que todo lo que hagamos entre los cuatro nunca,nunca se lo vamos a platicar a nadie aunque alguna ves nos dejemos de ver o nos enojemos. ¿estan de acuerdo, ? Nos prengunto a ambos y contestamos que si. juntemos nuestras manos y repitan. ¡juramos que esto sera un pacto secreto de los cuatro! lo repetimos al unisono y empezo la clase,con Ivan como maestro Si han visto como la verga se pone dura cuando el hombre se exita ? —si contestamos todos — Se puso de pie y se bajo la truza y ante nosotros quedo su verga mucho mas grande que la mi hermano y mas gorda y tremendamente dura — es por demas decirles que para mi fue fascinate verla —la tomo en su mano y empezo a subir y bajar la piel,
—Esto es masturbarse —nos dijo a mi hermano y a mi. ¿nunca lo has hecho Pedro?. —No nunca — —Sacatela y has como hago yo Pedro se saco su verga y empezo a imitar el movimiento de Ivan. —¿Que sientes ? —le pregunto— —Siento algo muy sabroso. — Si en vez de hacerlo tu te lo hace una mujer sientes mas sabroso y despues de un buen de estarlo haciendo vas a sentir algo que es lo mas maravilloso del mundo, ¡eso es el orgasmo! bueno entonces que te haga Vanesa a ti y a mi que me haga Jannet(ese es mi nombre). Tomo La verga de Pedro Vanesa y empezo a masturbarlo por la forma de hacerlo se veia que tenia bastante práctica. —tu hazme a mi—dijo Ivan con gran nerviosismo y exitación tome la verga de Ivan y la empece a mover, con torpeza la principio,pero pronto aprendi y al poco rato Ivan empezó ha hacer exclamaciones fuertes. como: — ¡ya! ¡ya! me estoy viniendo, me estoy viniendo. De su verga salio un liquido espeso y blancusco que cayo en mi mano,por instinto lo oli y me parecio uno de los aromas mas exitantes y ricos habia olido. ante esto Vanesa acelero el moviento en la verga de Pedro y este empezo a retorcerse. —¡es delicioso!, ¡es delicioso! eso es el orgasmo dijo Vanesa, pero no te sale nada porque todabia esta chico, pero cuando crescas te va salir igual que a mi hermano. — ¿que es eso que te salio ? le pregunte a Ivan. —se llama semen o leche y es lo que hace que las mujeres se embaracen cuando se los hecha uno adentro de su panocha. No entendi lo que quiso decir, pero me dio pena preguntar. —Ahora nos toca a nosotras dijo Vanesa. —Para enseñarles, acuestate en el sillón ordeno Ivan a su hermana y esta inmediatamente lo hizo. se coloco enfrente de ella, le quito sus pantaletas y le abrio las piernas. acerquense nos indico Ivan, y mi hermano y yo nos acercamos para poder ver bien. —Aqui arriba del hoyito por donde les sale la piss tienen esta bolita que se llama clitoris y es donde las mujeres sienten muy rico cuando se lo tocan, masturbate para que vean los muchachos como se hace—le ordeno Ivan a Vanesa y esta empezo a sobarselo. todo
esto nos tenia a todos super exitados. — Jannet acuestate tu tambien para que veas que bonito se siente. Con gran gusto me acoste e inmediatamente Ivan me quito las pantaletas y me abrio las piernas y toco mi clitoris —¡que sensacion ! era indescriptible me siguio haciendo y le dijo a Pedro hasle a Vanesa para que se venga rico. Despues de hacerme un buen rato senti el enorme placer que proporciona un orgasmo, fue tanto mi gusto que casi senti que me desmayaba. —oye Ivan— le dijo Pedro— ¿como es eso del semen y los niños? — ¿no saben como se hacen los niños? no contestamos, tanto mi hermano como yo. —Acustate otra ves Vanesa —le dijo su hermano— y muy obediente se acosto,le abrio las piernas y no dijo a nosotros que ya estabamos ahi para no perder detalle miren abajo del hoyito por sale la piss hay un hoyo mas grande, que es este, e introdujo un poco uno de sus dedos, por aqui se le mete la verga a las mujeres y despues de meterla y sacarla durante algun tiempo, tienes un orgasmo y le hechas el semen adentro y cuando las mujeres ya son adultas quedan embarazadas. Con todo esto los muchachos ya tenian la verga paradisima, de manera que le dijo Ivan a mi hermano. —¿quieres metersela a Vanesa? —Si, pero porque porque no se la metes tu primero para ver como se hace. —De acuedo —dijo Ivan— Se coloco entre las piernas de su hermana apunto su verga en el hoyito y se la metio toda, se espero un momento y empezo el mete y saca.Vanesa exclamaba que que rico. —Ahora metesela tu, —le dijo a mi hermano. Igual se coloco en medio de sus piernas y se la empeso a meter y a sacar y tanto él como Vanesa decian que esta muy sabroso. —¿quieres probar Jannet?— me dijo Ivan— con la tremenda exitacion que tenia le dije que si —Mira— me dijo— la primera ves te va doler un poco pero solo esa ves, despues vas a gozar como vanesa. ¿ a ti te duele Vanesa? — le pregunto su hermano —No— le contesto—, ni la primera ves me dolio. —¿Donde puedo encontrar una toalla?—pregunto. Fue por ella y me acosto el sillon junto a Vanesa que gozaba mucho con lo que le estaba haciendo mi hermano, puso la toalla, me acosto encima de ella y me abrio las piernas, se puso saliva en su verga y me la puso a la entrada de mi vagina y empezo a meter. poco a poco preguntandome si me dolia, en cuanto entro la puntita empece a sentir un gran placer y a medida que avanzaba el placer era mucho mas, de manera que el pequeño dolor casi ni lo senti, de
pronto empujo fuerte, senti un pequeño dolor y ya la tenia toda adentro se espero un momento y despues se empezo a mover, yo sentia que me iba a morir de placer, casi inmediatamente tuve un orgasmo de lo mas delicioso e intenso, senti unas palpitaciones de la verga de Ivan y su voz que gritaba que se estaba corriendo. Cuando abri los ojos mi hermano y vanesa estaban´parados junto a mi viendo como habia yo gozado de mi primera relacion. le pidio a Pedro antes de salirse de mi unas servilletas, me limpio mi panochita, recogio la toalla que estaba abajo de mi, me dio la mano y me levante. —¿que te parecio ? —me dijo Vanesa — Es lo mas rico que he sentido —conteste— —Ahora ya lo pueden hacer ustedes todas las veces que quieran—nos dijo Ivan Bueno vamos a acostarnos porque no tardan en venir nuestro papas Nos dirigimos a la habitacion y asi desnudos como estabamos nos acostamos cada pareja en una cama. En cuanto se acostaron Ivan y Vanesa se empesaron a besar y despues de un rato se puso arriba Ivan y empesaron a hacerlo muy rico. abraze a mi hermano y le toque su verga que ya estaba durisima. —¿quieres metermela? le pregunte. Por toda repuesta se puso arriba de mi me abrio las piernas y me apunto su verga y la empezo a meter sentia yo un placer enorme y cuando se empezo a mover me moria de gusto casi inmediatamente tuve un orgasmo y Pedro se seguia moviendo, al poco rato empezo a gemir diciendo que se venia, por instinto aceleramos nuestros movimiento y alcanzamos junto un gran orgasmo. Volteamos a ver nuestro amigos y abrazados ya estaban casi dormidos.,se levanto Pedro puso seguro en la puerta y nos quedamos profundamente dormidos. Despues de ese dia todas las noches poniamos seguro a la puerta nos desnudabamos y teniamos relaciones cada ves mas satisfactorias, a la fecha tengo 16 años, tengo novio y disfruto sus cariacias, aunque espero con ansias cada noche para hacer el amor con mi hermano, he aprendido a amarlo y a respetarlo, al igual que él a mi pero los orgasmos que experimentamos son lo mas exquisito que tenemos hasta ahora en nuestras vidas.
Historia 011 La chica Alocada Fue un sábado de mucho calor, en ese tiempo mi mama trabajaba en una dependencia del gobierno en la ciudad en donde vivo al igual que mi papa, pero en esos días a ella le tocaba su descanso los domingos así que el sábado tuvo que trabajar y llegaría tarde aquel día había muchísimo calor era como las 3 de la tarde y estaba un poco aburrida en mi cuarto así que baje para ver que hacían mi papa y mi hermano en la sala, pero para colmo ellos estaban viendo su bendito fútbol. Yo baje con un shortito azul de tipo cachetero sin calzones y un top de tirantitos sin brasier pues la verdad que en esta parte del país hace muchísimo calor. Bueno baje y como ellos estaban con su dichoso fútbol me acosté en el sofá bocabajo a ojear unas revistas pasaron casi 10min. de que había bajado y note que mi papa y hermano estaban murmurando algo, yo no le di importancia y seguí con lo mío luego vi que mi hermano se levanto y fue hacia la puerta de la calle, bajo las cortinas y cerro la puerta en eso estaba cuando siento que mi papa me empieza a tocar las nalgas, después se sienta a mi lado y me jala hacia él y empieza a besarme en la boca y a chuparme la lengua muy rico, con una mano me apretaba una de mis tetas y con la otra me frotaba la vagina por encima de mi short pasaba tan rico su dedos por toda mi concha que de inmediato sentí como de mojaba mi shortito, luego me dice “Ya Sofy sácame el pene y chúpalo no aguanto mas” así lo hice y cuando se lo saque el ya la tenia bien parada me lo metí en la boca hasta la mitad y se lo empecé a mamar muy rico que empezó a gemir un poco de pronto veo a mi hermano parado atrás de mi ya desnudo, el me jala de las piernas, me arranca el short, me las abre y empieza a chupar mi vagina siento su lengua caliente entrar y salir y pasarla por toda mi vagina llega a mi clítoris y yo ya no aguanto mas y me vengo en su boca a chorros. Ya estaba tan excitada que ya quería verga yo seguía mamando a mi papa y mi hermano a mí la vagina después mi papa dice “Vamos al piso si no vamos a manchar el sofá de tu mamá”, se tumba en el piso bocarriba yo me hinqué y me metí todito su pene a la boca y mi hermano me ensarto en la vagina de un solo golpe me la metía y sacaba tan fuerte que yo de decía “despacito nene me duele” pero el ni caso me hacia y seguía dándome muy fuerte por la concha, luego me la sacó y le dijo a mi papa “Ahora que me la chupe a mi” el se paró frente a mi y me metió su verga en la boca, pero empecé a sentir algo en el culo, mi papa me lo estaba lamiendo y metiéndome 2 dedos pero luego sentí algo mas grueso, cuando voltee a ver mi papa el intentaba meterme su pene en mi culo, yo le decía “No papa que haces duele mucho” y el le dijo a mi hermano “Calla a la puta de tu hermanita”, el lo hizo jalándome del cabello y metiéndome su verga en la boca muy bruscamente, yo no era virgen del culo pero rara ves dejaba que me cojan por allí además la verga de mi papa es muy grande y gorda y siempre me ha dolido que el me coja por ahí; pero no le fue difícil metérmela toda hasta el fondo y creo que por lo excitada que estaba no me dolió ni me importo y fue tan rico sentir sus bombeadas tan fuertes y ricas que hasta sentía sus huevos chocar con mis nalgas y creo que también mi hermano se excitó tanto que me empezó a meter su verga en la boca tan rápido que parecía que me la estaba cogiendo luego de un rato así; empecé a sentir que me venia otro orgasmo “Ahhhh mmmmmmm Aahh me vengoooo” gritaba yo y empezó a caer chorros de mis jugos por mis muslos, luego mi papa me dice “Vente pendejita”, y así ensartada en el culo me llevo hacia atrás, se acostó y yo quede de espaldas a el “Cabalga puta trágate toda mi verga pendeja” me decía el, yo empecé a cabalgar como
loca mientras mi hermano me chupaba las tetas y me dedeaba la vagina yo solo gemía y pedía mas y mas como una puta insaciable mi papa me jala del cabello y me dice “Acuéstate encima de mi Sofy” el me empezó a bombear, a meter y sacar muy rico y suavemente su pene de mi culo y a besarme el cuello y la boca mientras mi hermano se acerca y empieza a pasar su pene por mi vagina y me la va metiendo poco a poco hasta que logra metérmela toda al principio las embestidas de los 2 eran suaves y lentas pero después empezaron a moverse mas rápido y fuerte y gritaba como loca creo que hasta los vecinos me habrán escuchado diciendo “Denme mas fuerte, mas rápido quiero mas, cojanme soy su puta aahhh” y otra ves tuve una venida monumental a chorros; luego cambiaron de posiciones, me voltee mi papa me la saco del culo y yo misma me metí su vergota en la vagina me acosté otra ves encima de el dándole el culo a mi hermano yo ya estaba ansiosa por tener otra ves 2 vergas en mis huecos pero mi hermano me la metió también en la vagina “WOW” allí me sentí morir del placer que estaba sintiendo era la primera ves que tenia 2 vergas en la vagina al mismo tiempo y era tan rico todo lo que me hacían, mi papa me chupaba las tetas, me besaba en la boca y mi hermano me lamía la espalda y el cuello era el máximo placer que había sentido en mi vida que me volví a venir como una puta a chorros. Pero después de un rato empezaron a cogerme como maniáticos y con una fuerza que sentía mucho dolor pero también era tan rico que me vine una ves mas y yo ya estaba muy cansada y les decía “Ya no, ya no puedo mas” pero ellos no me hacían mucho caso que digamos; después mi hermano me la sacó de la vagina y me la metió en el culo, me daban verga tan fuerte pero tan delicioso que otra ves me empecé a venir como loca y en ese momento mis piernas se entumieron y ya no las sentía pero así cansada y con las piernas entumidas ellos empezaron a intercambiar posiciones y yo les decía “ Ya no papa ya no puedo mas” pero ellos seguían, me cogian tan duro que hasta parecía una violación “Ya por favor paren yaaa!!” les gritaba yo pero tan no me hicieron caso que estuvieron cogiendome e intercambiando posiciones mas de 2 horas y ya no sentía nada de lo que me hacían ya después de mucho rato de estarme cogiendo y les dio la gana de terminar a mi hermano lo tenia en la vagina y a mi papa en el culo acabaron casi iguales el primero fue mi papa me echó su lechita caliente en el culo y después mi hermano hizo lo mismo en mi concha se sentía tan rico sus chorros de lechita caliente en mi interior, cuando me sacaron sus penes de mi culo y concha salían chorritos de semen, yo quede cansadísima y tirada en el piso mientras ellos se vestían y después de vestirse mi papa le dice a mi hermano “Lleva a tu hermanita a que se eche un baño” “Si papa” le dice el. Mi hermano me cargó, me subió al baño, abrió la regadera y como pude me bañe depuse casi a gatas me fui a mi cuarto me acosté, caí rendida y dormí un rato, como a las 8 p.m. llegó mi mamá y me llama a cenar me levante, me puse un poco de crema en la vagina y en el culo pues los tenia un poco rojos e hinchados me puse una camiseta larga sin ropa interior y me baje a cenar.
Historia 012 La familia y sus secretos Nos habíamos ido de vacaciones a Atlántida donde mis padres tienen un chalet al que vamos todos los años. Con nosotros vino también mi primo Jorge y mi tío Bernardo ya que su mujer, hermana de mi madre, este año no tenia las vacaciones en verano y ella misma les animó a que vinieran con nosotros y así por lo menos él no perdería el verano. Estábamos todo el día fuera de casa; en la playa, dando paseos por ahí, nos íbamos a otros balnearios, en fin que nos movíamos bastante. Una tarde, después de almorzar, decidimos ir a Pirlápolis para comprar cerámicas. Mi tío Bernardo prefirió echarse una siesta y mi madre, como de costumbre, se quedó arreglando la cocina. Cuando ya llevábamos un rato viajando hacia Pirlápolis, mi padre se dio cuenta de que se había dejado la billetera en la casa y volvimos deprisa por ella. Mi primo y mi padre se quedaron en el auto y yo entré por la billetera. Habrían pasado unos 20 minutos desde que salimos. Yo entré sin hacer ruido para no despertar a mi tío Bernardo, pero al pasar por delante de su habitación oí unos gemidos muy fuertes y miré hacia dentro ya que la puerta estaba abierta. El cuadro que me encontré era espectacular. Mi madre estaba a cuatro patas sobre la cama, con la falda levantada y mi tío se la estaba cogiendo por detrás, a todo ritmo. Me quedé petrificado, sin saber qué hacer. Mi madre me vio por el espejo del armario y dio un grito. Mi tío pensó que gritaba porque le venía el gusto y le dijo “¡Acábate!, ¡acábate!” Pero ella se desenganchó rápidamente y toda apurada, se vino hacia mí llorando y pidiéndome que, por lo que más quisiera, no le dijera nada a mi padre. Me abrazó llotando y prometiéndome lo que quisiera a cambio de no decir nada y de olvidar lo que había visto.La escena me excitó enormemente, y como mi madre me estaba abrazando, se debió dar cuenta que me había empalmado. — Puedes estar tranquila que no contaré nada de esto — les dije serio —. Pero no creo que pueda olvidarlo. Y ahora será mejor que me vaya, que mi padre me está esperando en el coche y si no salgo pronto, entrarán a ver qué pasa. Agarre la billetera y apesumbrado, salí corriendo. Cuando llegué al coche, le dije a mi padre que me sentía un poco cansado y que prefería quedarme en casa. Cuando vi que se alejaban, volví a entrar con más sigilo que antes, a ver si mi madre y mi tío seguían con lo de antes o si mi intervención les había cortado. Al volver a la habitación vi a mi madre sentada en la cama. Mi tío estaba enfrente de ella, sentado en un sillón, cabizbajo y con cara de preocupado. — Me he quedado helado Carmen. — No te preocupes, le dijo mi madre, conozco a Miguel y se que no dirá nada. — ¿Y que pensara el ahora de su madre? —le preguntó mi tío. — Pues pensara que soy una puta. —El también parece que se ha puesto caliente — dijo mi tío — Ja,ja,ja, ya he notado cómo se le ha puesto —dijo mi madre — se le salía por encima la bermuda. La tiene grandísima. Cuanto más pienso en él y en que antes me ha visto liada contigo más caliente me pongo. — Pues yo todo lo contrario, le contestó mi tío, tengo la tensión por los suelos (y debía ser cierto, porque tenia la pija flácida como un flan de huevo recién hecho).
— Olvídate de todo y cojeme que tengo la concha ardiendo de ganas. — ¡Chiquilla! ¿Después de lo que ha pasado no se te han quitado las ganas?, le dijo mi tío. — Debo de ser una zorra pérdida, pero tengo más ganas que nunca que me cojan. Yo alucinaba con lo que estaba oyendo, no podía creer que la que hablara fuera realmente mi madre. — Pues yo realmente, ya no puedo. Mi madre, con cara de enfado, se tumbó en la cama y comenzó a masturbarse con dos dedos. La escena era grotesca. Armándome de valor y tremendamente excitado, entré en la habitación. Al verme mi madre, se incorporó y de nuevo dio un grito. Pero esta vez, la notaba más tranquila y con una sonrisa socarrona. — Entra chico, no te cortes, dijo mi tío. Yo estaba bastante nervioso a pesar de que la actitud de ellos dos parecía favorable a mi presencia.Mi madre se acercó decidida, me bajó la bermuda un poquito, me agarró la verga y empezó a masajeármelo. Luego me pasó la mano por los huevos e inmediatamente, se agachó y se metió entera mi pija en su boca. Mientras me la chupaba yo alucinaba no solo por su dulce mamada, sino por el espectáculo de ver sus gordas tetas balanceándose. Me atraían mucho sus tetas, tan redondas y tan gordas. Mi tío, excitado por la escena, se puso detrás de ella, le abrió un poco las piernas y empezó a cojersela. — ¡Qué encharcada estás! ¡Tienes el chocho inundado! — dijo mi tío. Ella debía estar gozando de lo lindo pues mientras me la chupaba no dejaba de gemir y de mover el culo para sentir más la pija de mi tío. Al ratito, empezó a gritar de gusto dejando de chupármela, mientras veía por la cara de mi tío, que el también se estaba corriendo. Yo entonces me atreví a poner mis manos sobre su espalda y empecé a acariciársela bajando hasta tocar sus pechos.Ella se tumbó en la alfombras y me dijo que se la metiera. Yo, que estaba completamente salido, me monté encima de ella y se la clavé en toda su vagina. Mi polla es mucho mas voluminosa y dura que la de mi tío (me imagino incluso que la de mi padre) y le hizo efecto. La agarraba de los muslos, del culo y le comía las tetas mientras la cojia a todo ritmo. Ella tuvo tres orgasmos entre gritos y gemidos antes de que yo me acabara. Desde entonces para acá, me he convertido en el amante de mi madre y como soy celoso, no permito que la toque ni mi padre ni mi tío.
Historia 013 Se lo hice a mi hermana Yo tenia 16 y mi hermana 14. Los dos somos muy altos, yo mido 1.93 y peso como 85 kilos, soy un tanto atletico ya que frecuento el gimnasio y practico varias artes marciales, tengo cabello y ojos negros y uso lentes. Mi hermana por el otro lado mide 1.80 (si es bastante alta), tiene ojos y cabello negros al igual que yo y tambien usa lentes usa el cabello largo, abajo del hombro y su cuerpo esta para morirse, tiene unas tetotas (creo que es copa c, no estoy seguro) las cuales te dan unas ganas de sentirlas de solo verlas (siempre en la calle se le queda viendo la gente) y un unas nalgas de primera categoria son grandes pero bien paradas y muy firmes aparte de unas piernas que parecen no tener fin con unos chamorros igual de firmes que su culo. Pero bueno terminando con esto lo que ocurrio fue lo siguiente. Los dos vivimos con nuestros padres en Laredo en la frontera con E.U y un dia nuestros padres me dijeron que tenian que irse por cuestion de negocios a Europa por un tiempo y yo la verdad en ese momento no pense nada incorrecto pero unos dias despues de que ellos se habian ido y nosotros estabamos solos estabamos jugando un videojuego de final fantasy que a mi hermana le gusta ver como los paso pero nunca pasarlos ella, bueno despues de un rato de jugar me di cuenta que traia su pijama con todo y que todavia no era de noche, era un conjunto que tenia desde hace siglos pero ella nunca se fijaba en que esa ropa ya no le quedaba lo cual resaltaba su anatomia y en ciertas ocasiones hasta se transparentaba su ropa interior, este fue uno de esos casos, ella traia puesta unas pantaletas de esas grandes medio infantiles pero con un dragon chino en ellas en la parte del trasero, me le quede viendo de una forma muy obvia (que pendejo no?) y cuando ella se dio cuenta me volteo a ver con una cara de “que te trase” y me dijo — que diablos crees que estas mirando— y yo muy a las bravas le dije — pues que ya no eres una chiquilla y que ya no deberias usar esa pijama — ella me respondio — pues que diantres importa como se me vea se supone que estoy en mi casa, no? o es que te sientes atraido por mi pinche pervertido?— en ese momento yo no podia pensar en otra cosa que no fuera su cuerpo y tenia una ereccion olimpica y como no le respondi a lo ultimo ella me dijo — no puedo creerlo mi propio hermano con ese tipo de pensamientos— y al percatarse de mi ereccion dijo — me cae que eres patetico eres un pervertido inutil— ante eso yo senti una furia indescriptible por lo que sin pensar la tome por el cabello y la jale a mis piernas (yo estaba sentado)y la coloque sobre mi, despues le jale la pijama con todo ya calzones para dejar al descubierto su perfecto y palido trasero, no me podia controlar y lo que hice fue darle una nalgada con todas mis fuerzas, fue tan duro el golpe que incluso me dolio la mano y ella reacciono de la misma manera gritando de forma descontrolada, despues de la primera logro soltarse pero la sujete del brazo y la amarre con un cable que habia cerca de la tele, le amarre brasos y piernas para que no tratara de escapar y me dedique a seguir nalgueandola, golpe tras golpe ella gritaba y lloraba, la verdad no la amordaze porque sus gritos me exitaban, sus enormes nalgas ya estaban perfectamente rojas por lo que la sujete y la tendi boca arriba en mi cama, en ese momento me di cuenta que su vagina estaba secretando jugos, no me lo podia creer, acaso era por el dolor o esto le gustaba?, no supe solo pensaba en seguir con esto por lo que le quite la parte de arriba de la pijama y el bra que traia, era blanco con corazones, pero bueno al ver sus enormes y perfectos pechos no me contube y comenze a golpearlos como si fuera su trasero esto
solo ocasiono que se mojara mas abajo pero no me detuve y los segui golpeando hasta que quedaron del color de sus nalgas, en ese momento vi como un liquido transparente salio a chooro de entre sus piernas por lo que pense que se habia orinado, entonces la sente y la abraze llorando pidiendole disculpas pero para mi asombro en lugar de reclamar me dijo —luego le seguimos no?, esto fue tan exitante nunca me habia venido de esa manera— para mi asombro no se habia orinado sino que se habia venido, no lo podia creer.
Historia 014 Mi Prima Karla Cuando llegue a la ciudad de México a los 16 años, me aloje en casa de un tío el cual vivía con su esposa y mis primos, ellos eran cinco, entre los que se encontraba Karla, una encantadora niña de 13 años, jovial, alegre y llena de vitalidad, propia de una belleza angelical. Me había electrizado con su candor pues la última vez que la vi, había sido 3 años atrás. Allí estaba, ella tierna e ingenua y yo en similitud ingenuo y aturdido por esa muñeca ahora desconocida para mi; me había enamorado, esa era la realidad, enamorado yo desde el primer encuentro con Karla. Fue fácil el proceso de adaptación a mi nueva vida en la ciudad de México, y para Karla se había tornado diferente pues su madre le daba un trato inadecuado a una chica de su edad, la insultaba como si no fuese hija suya; ese fue el ingrediente principal que daría sentido a nuestras vidas, pues ahora nos teníamos el uno al otro. Así pasaron 4 años de amor en silencio, con pequeños roces sin intenciones aparentes y después intencionadas, luego caricias sutiles e insinuaciones muy ocultas, de allí pasamos a las caricias con intención plena y sin insinuaciones. Pero siempre conteniéndonos, sin ir mas allá, sin nunca mencionarlo eran roces y caricias mudas. Hasta que el inminente día llegó; esa vez yo arribe a casa del tío, la cual en un principio aparentaba silencio, pase a una recamara y la tía estaba mas que dormida, casi “muerta”, seguí para llegar hasta la recamara que yo ocupaba y en el baño que estaba intermedio a todos los cuartos, se escuchaba la regadera, pensé: “lo mas seguro es que la perezosa de la tía dejo la llave de la ducha abierta”; entre con intención de cerrarla y mi sorpresa fue enorme, realmente inmensa, tanto que aun me agobia el recuerdo. Era el mismo cielo, era un baño grande y blanco, lleno de vapor que asemejaba nubes y tras ellas una figura Celestial que mas que bañarse parecía acariciarse, pues la piel suya era una piel tersa, limpia y embriagante; las calientes gotas de agua caían y se deslizaban lujuriosas por toda su piel y ardientes hilos de agua le arrancaban la mezquina espuma que aun la vestía y ya sin ella me mostraba un paisaje digno de ángeles y dioses. Allí frente a mis pupilas, una mano jabonosa rozaba los botones de sus senos y la otra mano, con más fortuna, alisaba los escasos y sedosos hilos que en su monte de venus florecían. Luego la mano afortunada subía por el vientre, pasaba entre su pecho, acariciaba el largo cuello y se introducía en la boca, tocando la lengua con un dedo y así daba tregua a la otra mano, permitiéndole hurgar en los pétalos de su capullo, allí unos dedos artesanos daban forma a una efímera obra de arte, que al asomar era su ruborizado clítoris y este desaparecía después de un ahogado gemido de placer. Mi sorpresa fue mayor cuando Karla entre espasmos y gemidos tomo un “duché” vaginal que allí tenia (era de su madre) y lo comenzó a pasear tras de sus tersas nalgas, lo unto de shampoo y lo deslizo por su hermoso canal y hasta que encontró el lugar preciso, detuvo el vaivén por un instante, para luego comenzar su lenta invasión al interior de ese pequeño orificio; el avance del esbelto utensilio de plástico fue lento, cauteloso y candente pero arranco un suspiro y luego un gemido diciendo Amadeuuuus el cual me dejo atónito, quise entrar a tomarla y sustituir a ese artefacto, pero quizás lo fuerte de su gemido despertó al oso que roncaba en la recamara de al lado y ahora golpeaba la puerta increpando “Ya chamaca de mierda te vas a acabar el agua”.
Yo estaba a centímetros de esa patética mujer, tras la puerta y tras la cortina de baño estaba mi amada Karla, flotando en una nube de vapor con un orgasmo frustrado. Yo era un témpano de hielo, con mi mano bajo el pantalón apretando el pene hinchado de excitación y, tras puerta y cortina dos mujeres que me derretirían; una descargando su ira si me veía pene en mano y en el baño con su hija desnuda (no iba a reflexionar los motivos), y la otra de lujuria y excitación por su orgasmo frustrado. Pasaron 4 ó 5 segundos cuando Karla atino a responder “ya mami, solo enjuago mi cabello, me seco y salgo”. Tras la puerta y ya lejos solo se escucho que su madre concluía “Date prisa” y sonaba un portazo en su recamara. Cuando pensé que era la oportunidad de salir y estaba a punto de hacerlo, Karla atravesó la cortina, allí estábamos frente a frente de nuevo, pero ahora ella desnuda y yo vergonzosamente con mi mano sujetando mi ahora flácido pene, con una cara de estúpido asustado y atinando solo a decir “Perdón, creí que no estaba ocupado”. Ella, tierna y valiente me obsequio un beso en la mejilla y se despego de mi rozándonos los labios y asintió “Cuando mas excitada estaba te invoque, no se si es magia pero apareciste, ahora sal antes que mamá regrese”, me empujo hacia fuera tomando suavemente mi pene y cerro la puerta. Todo ese día fue de intentos fallidos por estar cerca de ella, ya en la cena que por cierto fue como casi todas (aburrida y nada calida) mi tío pidió pan y no había, Karla se ofreció a ir por algunos a la tienda y yo a acompañarla; salimos corriendo, compramos pan de bolsa y regresamos corriendo, ya en el garaje, la sujete por los hombros y baje mis manos por su espalda hasta llegar a sus prominentes nalgas, aferrándolas como temiendo que escaparan y le dije —“Cariño, ya no soporto esta angustia, siento que te deseo”. Y ella respondió —“No eres tu, somos los dos, mira: hoy nos quedamos a ver T V hasta que a todos les de sueño y después veremos que pasa”. Entramos a la casa y terminamos la cena. Apuramos el quehacer de la cocina y nos tiramos en la alfombra de la sala para ver la T V, el tío fue directo a dormir junto con los primos pequeños, mi primo el mayor a jugar con un video a su recamara y la tía se quedo dormida en el sofá. Media hora después, la cercanía de Karla me excito y ella lo noto bajo la delgada frazada que nos cubría; así comenzamos un dialogo en susurros diciendo ella: — Nunca he visto uno… bueno solo el tuyo en la tarde, pero no lo vi bien. — No te creo. — No se trata de creer o de dudar, no conozco uno, en verdad. — Y tu novio. — El solo ha llegado a caricias tontas y desde un día que le confesé que me gustabas terminamos. — Y mi primo. — No seas tonto, desde que le salio vello en su pubis mi mama nos separo de cuarto y comenzó con sus pudores escandalosos y trabas mentales. — ¿quieres verlo bien? — Quiero verlo y tomarlo, quiero acariciarlo y que tu me acaricies y tengo miedo a la vez, pues no se si llegue a controlarme. — Yo iba a preguntarte eso, pues en el baño parecías una experta y te diste gusto como una Venus con aires de amazona. — En verdad solo aprendí a masturbar mi clítoris cuando tu hermana me enseño la vez que te vinieron a visitar, me dijo que si era aun virgen lo podía hacer por mi ano… Esa
vez me dio miedo y solo frotamos cada una nuestro clip, pero ahora que te vi espiando tras la cortina del baño, justo cuando sacaba fuego de mi botoncito, te imagine dentro de mi pero me dio miedo y solo atine a introducir en mi hoyito el “duche” de mamá. — ¿duele, lastima? ¿Qué se siente? — ¿quieres saber? –pregunto con una picardía excitante. — Quiero que me cuentes tus sensaciones. — Te puedo decir que fue fantástico y eso no te haría saber la real sensación de tener algo dentro ¿Quiere saber lo que se siente? —Insistió. — Si. –Respondí. –Quiero saber. Karla se puso rápidamente en pie y dijo a su madre: — Mami, vamos, anda vamos a la cama. –quien con tumbos y paso torpe alcanzo a llegar a su recamara, guiada por Karla. Cuando ella regreso a la sala, llevaba en sus manos el “duche” y la crema de afeitar de mi tío. No dijo nada y los coloco tras el sofá. Yo la tome a mi lado y guié su mano bajo la frazada. Ella temblorosa acaricio mi tranca que ya escurria pequeñas lagrimas de excitación, solo alcanzo a ddecir — Es grande, mucho… es tibio y muy suave. — ¿Lo quieres probar? — ¿es normal? ¿no es sucio? No se que me da. –Dijo ella. — ¿quieres que acaricie tu hoyito? –Pregunte. — Besame. Solo has eso. Yo la abrace con gran fuerza y me aloje en sus senos tibios y tersos, acariciando su espalda, su nuca, tirando con breve fuerza sus cabellos para despegar su rostro del mio y después introducir dos de mis dedos a su boca. Luego baje mi mano y buscando bajo su falda encontré un par de nalgas firmes y trémulas, sin obstáculo alguno pues había dejado su bikini en el baño, las separe y comencé a acariciar la misma puerta que dio placer a mi amada Karla en el baño. — ¿qué sientes? –Pregunte. — Ya te lo dije hace un rato, es indescriptible. –Ella jadeaba de excitación y de un momento a otro dio vuelta sobre mi quedando arriba y yo tirado en la alfombra. Alzó mi camisa y paso su lengua hirviente por toda mi espalda, monto mis hombros y sin dejar de lamer, bajó su rostro hasta mis nalgas, llevó el short a mis rodillas y siguió su juego de lengua, chupaba y lamía una y otra mis nalgas y por fin las separo, aun recuerdo la sensación de su aliento en mi hendidura, con sus labios muy cerca de mis pliegues y su lengua comenzando un suave estoque en mi orificio, un excitante escalofrió me recorrió y por instinto contraje mis dos prominencias, apretando su nariz, por lo que ella ataco con mas fuerza, ahora acariciando con sus dedos e impregnando con su calida saliva la entrada de mi ano, agregando: — ¿quieres sentir lo mismo que yo? — S sii, atine a decir, — Dame tu pene, lo quiero probar. Yo me gire hacia un costado y mi pene quedo al aire, ella lo tomo con gran delicadeza y lo comenzó a oler, su gesto fue de gozo, dijo que era un aroma salvaje. Yo solo dije: — Pruébalo, besalo, acarícialo pero ya no pares. –Ella lo tomo en sus dos manos lo tiro con suavidad y engullo el glande, lo hacia con paciencia y como si lo disfrutara, luego dijo — Huele y es rico además. Inició un sube y baja de sus manos, masturbándome vigorosamente, yo sentía el orgasmo en puerta y apreté mis piernas. Ella frotaba con vehemencia su clítoris contra
mi pie y para prolongar el momento tan excitante hizo una pausa. Alargo su brazo tras el sofá y tomo el “duche” junto con la crema de afeitar, unto un poco en su colita, me dio el tubo de plástico y me pidió: — Házmelo por mi hoyito, házmelo ya Amadeus, estoy muy caliente, pero por favor cuida mi tesoro es para ti pero ahora no, me da miedo. Nos colocamos en un 69 y comencé a deslizar suave y lento el pequeño tubo plástico, cuando ya por fin entro todo inicie el mete y saca, lento y pausado, luego lo acompañe con un dedo y ella tuvo un espasmo, paramos un instante y me pidió seguir, su excitación la hizo morder con fuerza mi pene, me queje y gemí por el dolor con placer que ese castigo me ocasiono, yo estaba enfrascado estimulando a mi amada prima, cuando percibí una sensación extraña, era frió, fresco y lubricante, ya rodeaba mi hoyito y en unos segundos note el aroma característico de mas crema de afeitar. Karlita comenzaba la tarea de estimular mi ano, sin descuidar su tarea sobre la tranca, instantes después metía y sacaba un dedo y luego dos, hizo una pausa y pregunto: — ¿Querías conocer la sensación? Esa es ¿satisfecho? — Si mamita, es rico. — Es fabuloso. –Dijo. — Quiero darte mi pene, Quiero que el arito de mi reina pruebe este falo. — Espera, sigue haciéndomelo. Saque el pedazo plástico y lo releve por otro de mis dedos y después uno mas de mi otra mano. Ya tenía tres y se lo hice saber: — Hay tres dedos míos dentro de ti. —Eso la puso a mil, se súper excitó y me dijo: — Espera. – Saco su dedo y repentinamente sentí algo mas voluminoso y frió. — ¿qué es? –Pregunte. — Calma corazón. –Ella metia en mi ano un delfín de porcelana que habia en la mesa de centro, tenia unos 3 cm. De diámetro en su parte mas ancha y unos 10 de largo hasta donde llegaba la aleta. Lo froto, metio y saco, convirtiendo eso en un algo estupendo. Era riquisimo, la dilatación de mi esfínter a causa del delfín y la frescura de la crema de afeitar me llevaron a un orgasmo muy explosivo y prolongado. Ella atrapo todo mi jugo en su boca y se calento demasiado pidiendo: — Metelo, metelo en mi culo, desgarra mis entrañas que ya no resisto. voy a tener un orgasmo. Porfavor amor, metemelo en mi culo y desmadrame todita. Tratando de apagar sus gemidos la bese y ella me mordio los labios. diciendo: — Anda por favor te lo imploro, meteme tu cosa en el culo. La coloque en cuatro, entre con suavidad y puse mi mano en su boca temiendo un grito o gemidos fuertes. Ella mordio y me sangro la mano un poco. Lo que me puso euforico y arremeti con fuerza en su estrecho orificio que palpitaba de placer y excitacion. Comenzo un frenetico movimiento desde su posicion baja y yo tome su ritmo, haciendo un bombeo que no duro mas de un minuto. cuando estalle en mi segundo orgasmo. mordi mis labios para no gritar pero fue inutil ella se dio cuenta y la excitacion la hizo estallar en una serie de mini orgasmos que acabaron en un estallido final con un alarido de placer, cosa que hizo despertar a casi todos. El tio entre sueño y vigilia grito ¿que ocurre? pero la tia si salio de su recamara a la sala. Esos segundos permitieron acomodarnos mi camisa y la blusa de Karla pero mi short quedo lejos de nuestro alcance, por lo que me cubri con la frazada.
El ambiente u los aromas de la sala eran obios, si la tia queria explicacion de lo que sucedia, creo que estaba de mas. Se concreto a echar a mi amada prima de la sala y la mando a su cuarto y en breves palabras a mi me amenazo con hacerlo saber a mis padres y a mi tio. Por lo furica que estaba tomo una esquina de la frazada y dio un tiron, quedando descubierto mi tranca, que si no la habia visto en el baño cuando estuvo a punto de descubrirla, ahora la tenia ante sus desorbitados y escandalosos ojos, solo alcanzo a balbucear: — Que es eeestoo. ¿Que pasa aqui? y se tambaleo. Yo muy nervioso logre incorporarme de la alfombra y la tome de un hombro, caí sentado en el sofá y ella en mi torso. La recoste y quedo atonita con la mirada fija entre mi camisa abierta, mi pubis, mi pene y las piermas. La habia tomado de la nuca para dejar reposar su cabeza en el cojin del sofa, pero en lugar de hacer eso, jale su rostro hacia mi y lo acerque a mi pene ya debil y lleno de semen y saliva de Karla. Ella se resistio pero lo termino por introducir en su boca. Comenzo a temblar como si tuviera mucho miedo y se incorporo de un salto. Solo dijo: — Esto no esta bien, tienes la noche para areglar tus cosas y te me largas. no quiero que amanezcas en mi casa mañana. Realmente me enamore de mi prima Karla y no la queria dañar, asi que para no hacer de la pasion un drama, solo me vesti, tome mis libros en una caja y sali con un cambio de ropa y lo que llevaba puesto. Fui a parar a Campeche y desde alla me comence a comunicar solamente con Karla. nadie supo de mi hasta que logre mi titulacion. Anduve por todo el pais, en EU, Cuba, Belice, Guatemala, Chile y parte de Argentina. Ahora radico en el D. F. Con KARLA tuve algunos encuentros al llegar a radicar a la cd. de México. fueron fenomenales, ella y yo nos iniciamos con su novio ya se los contare. Tambien contare la lección que di a mi tia y la forma en que reclame a mi hermana Noelle. Karla me enseño a explorar la sexualidad desde todos los angulos que posee la estrella del erotismo y se que aun ay cosas que no conozco.
Historia 015 Mi hermano me desea —¿Qué hacía el tío Vicente saliendo de tu habitación esta mañana en pelotas? — ¿tu tío? No se, no le he oído. Mi hija y yo éramos uña y carne. Éramos amigas, confidentes. Éramos una sola, la reencarnación de cómo yo hubiera querido ser de joven, lista, espabilada, tranquila, segura de si misma. Dos años de carrera y con nota en todas las asignaturas. Era yo con más posibilidades, más medios, más gracia y desenvoltura; para mi era imposible engañarla o confundirla. — ¡venga mamá! Que te crece la nariz, no sabes mentir. En la vida me hubiera atrevido a decir yo eso a mis padres, pero ella me lo soltaba como si fuera mi conciencia. — pues veras… como te lo diría… — se ha aprovechado de ti, estaba segura de que lo intentaría, ¿te ha visto desnuda? ¿te ha tocado? — me ha follado… — ¡queeee…! Estas loca, como le has dejado. Le conté como empecé a mirar si lo que me había contado el otro día era cierto, como fui confirmando sus sospechas, como nos pilló a su padre y a mí haciendo el amor y como la segunda noche, viendo su polla asomar por la puerta, había hecho lo que hice. — pero que barbaridad, dejarse follar por su hermano. Mamá, tu no estas bien de la cabeza. — si, no… no se, no debo estar muy bien, pero me pilló dormida, presentía que no era la de tu padre la polla que estaba entrando en mi, era mucho mas grande… — ¿mas grande que la de papa? — mucho mas grande… ¿pero cuando le has visto tú la polla a tu padre? Se rió con ganas, sin ninguna vergüenza, como si fuera lo más natural del mundo ver el pene del padre. Pensé lo mismo de antes: yo, a mi padre, no le había visto ni las rodillas, pero si le hubiera visto alguna vez algo mas intimo, jamás se lo hubiera confesado a mi madre como lo hacia ella, con ese desparpajo y naturalidad. — ¿cuantas veces después de cenar, te agarra y te sube sobre él y te quita la falda o te remanga la camisa? — pues casi siempre que está en casa
—¿y tú ves que al cabo de un rato me despido y os dejo solos? — si… — cuando le empieza asomar la puntita por la bragueta del pijama me quedo mirando con curiosidad a ver que pasa… — ¡pero que dices! — calla mami, no sea antigua. Cuando la veo toda fuera, la cabecita pelada y la piel tensa, es cuando decido que es el momento de dejaros solos. — hija, me da vergüenza oírte decir esas cosas. ¿y cómo no me lo habías dicho antes? — se os veía tan felices, tan enamorados… que papá, con todas las posibilidades que tiene por ahí fuera, con las compañeras de trabajo tan guapas y jóvenes, esté deseando venir a casa, tirarte en la cama y hacer el amor contigo, pues que quieres que te diga… es tan bonito. Me emociona veros, no es normal ver tanto cariño en dos personas al cabo de tantos años. — me dejas pasmada. No se que decirte…como explicarte… — si. Pero dime una cosa. ¿Dices que la polla de tío Vicente es todavía mayor que la de papá? Este era ya un tema más técnico en el que yo tenía ventaja. Seguimos hablando como dos mujeres cotilleando y bajando la voz. — si, casi el doble de larga. Es un poco mas fino que el de tu padre pero muy larga. Cuando la mete no te hace daño, pero la sientes bien al final, golpeándote el útero, como queriendo seguir mas dentro. — ¿y que se siente al tenerlo tan al fondo? — un gusto enorme, es como un plato nuevo, desconocido, exótico, mejor condimentado, mas sabroso… — si, será, pero no me hago una idea. No lo he hecho nunca. — no tengas prisa. Esas cosas vienen solas. Te voy a explicar más o menos. A ti te gusta la ensalada… — si — la lechuga, el tomate, su poquito de vinagre, bien de aceite y el punto de sal. — si, me encanta cuando nos queda bien. — ¿y te acuerdas de la ensalada que preparaba tu tío cuando de pequeña íbamos a
visitarle? Le echaba esto y lo otro, estaba buenísima, la llamaba Trampó. — me acuerdo que estaba muy buena, pero no me acuerdo que le echaba. — es igual. Te gusta la ensalada de todos los días, pero de vez en cuando probar otra no viene mal, te apetece. Me imagino que para tu tío la ensalada suya, tan buena, es algo aburrida y al probar la nuestra mas simple le encanta el cambio. — pues lo que es yo, no pienso dejar que pruebe la mía, tu haz con la tuya lo que quieras. Nos reímos las dos de su salida. Lo había cogido rápido y entendió lo que yo le quería decir y lo que es mas, me dio a entender que yo era muy libre de seguir probando cosas nuevas y que no se iba a escandalizar por ello. Todo fue normal hasta la primera noche que mi marido durmió fuera de casa. Yo temía, pero esperaba, ese momento. Lo que no esperaba fue cómo se produjo. Después de cenar, mi hermano, que según su costumbre cuando estábamos solas, iba en calzoncillos, me dijo: — ven hermanita, siéntate aquí. Y señaló sus rodillas. Yo, como tantísimas noches en los últimos 20 años obedecí una orden, que esta vez no era de mi marido. Me recogió la falda y enseñó mis bragas negras, metió la mano por dentro, primero por detrás y luego por delante, buscando algún hueco entre mi densa pelambrera donde poder introducir sus dedos, mientras la otra mano se acercaba a mi pecho. Cinco minutos después, mi hija se despidió de nosotros. Miré hacia abajo y casi dos palmos de polla salían medio colgando por el lateral de la única prenda que llevaba puesta. Esa era la señal para retirarme, me levanté y me dirigí a mi habitación. Ni siquiera me di la vuelta para ver qué hacía él. En cuanto me tumbé desnuda en la acama lo sentí encima de mi. Me besó por todos los lados, me acarició y me estrujó, y al final fue metiendo su largísima polla, centímetro a centímetro, apartando mi enmarañada y ya empapada mata de pelo, hasta que llegó al final, tal como había descrito a mi hija unos días antes y luego se apartó un poco y empujó de nuevo, golpeando en lo mas profundo de mi vagina y me producía dolor cada vez que golpeaba y placer al retirarse y al final solo placer, hiciera lo que hiciera. Esa noche no se quedó a dormir conmigo, aunque alguna otra vez, con bastante frecuencia, sí se acostaba a mi lado y quedaba placidamente dormido, roncando a mi lado al finalizar una grandiosa follada. No volví a dormir sola casi ningún día durante los cinco meses siguientes. Cuando se retiró un rato después con los calzoncillos en la mano, su gordita y peluda barriga recortada por la luz de la mesilla, vi como una delgada sombra se apartaba del hueco de la puerta, escapando precipitadamente, mientras las dos le oíamos exclamar en voz alta y con un tono natural. —ay Pepi, Pepi. ¡Qué rica estas hermanita!
Historia 016 Madre e Hijo me llamo Carmen y quiero contaros el cambio radical de mi vida que sufrí gracias a mi querido hijo. Para poneros en situación debo deciros que tengo 44 años y mi hijo acaba de cumplir los 18. Sobre el borracho de su padre prefiero no hablar, salvo para deciros que me abandonó cuando se enteró de que estaba embarazada. Desde entonces no he vuelto a saber de él, ni quiero. Mi hijo Manuel es todo lo que me queda y por él lo daría todo, este año hará el examen de ingreso en la universidad y con suerte hará una buena carrera. Desde que mi marido me dejó él se ha convertido en el motivo por el que lucho, me he dejado los cuernos trabajando para que él tuviera una buena educación y que sea un hombre de provecho. Físicamente mi hijo era un chico guapo, que se cuidaba y practicaba deporte. Por mi parte entre mi hijo y mi trabajo ocupé los 18 años desde que mi marido se largó. No me da vergüenza decir que no he mantenido ninguna relación sexual desde entonces, me basto, o me bastaba, conmigo misma. Sin embargo una vez que mi hijo cumplió la mayoría de edad me replanteé mi vida. Había sacrificado mi vida para que mi hijo tuviera todas las oportunidades, pero ¿qué pasaba conmigo? ahora que mi hijo ya podía volar solo me di cuenta de que llevaba un montón de años sin preocuparme de mi. Me miraba al espejo y no me veía nada mal a pesar de mis 44 años, mis tetas siempre fueron lo que más llamó la atención de los hombres, ya que son naturales y de un gran tamaño, quizás tuviera unos kilos de más, nada que no se pudiera arreglar con una dieta o con un poco de ejercicio. Lo que de verdad necesitaba era volver a sentir una polla dentro de mí, estaba harta de masturbarme en la soledad de mi habitación. Dado que a mi edad mi vida social era escasa y que en el trabajo no había ningún hombre atractivo decidí meterme en una de esas páginas de contactos de Internet. Soy un poco negada para las cosas de informática en mi casa tenemos dos ordenadores, uno en la habitación de mi hijo y otro, más antiguo, en la mía, que apenas encendía. Me metí en Internet y tras consultar distintas opciones me decidí por uno de los portales más conocidos, de esos que se anuncian constantemente en las principales paginas de Internet. Me inscribí y creé mi perfil, mi mensaje era: “Madura que se conserva muy bien desea hombre que la haga volver a sentir joven”. Según leí para que tu perfil tuviera éxito había que poner algunas fotos. La sola idea de poner mis fotos en Internet para que las viera todo el mundo me puso bastante cachonda, me puse ropa sexy, una minifalda, una camisa bastante abierta para mostrar mi escote y subí las fotos al ordenador. Una vez superados todos los trámites y después de dar el número de mi tarjeta de crédito me puse a buscar hombres. La situación era muy excitante para mi. Tras años y años de sequía me encontraba viendo perfiles de decenas de hombres, en un principio busque hombres de mi edad, pero luego dije eso de solo se vive una vez y empecé a mirar perfiles de chicos de 20 años, la verdad es que ver esos cuerpos jóvenes y musculados e imaginarme follándolos en la cama hicieron que mi coño empezara a chorrear. Salí de la página y me dispuse a masturbarme sobre la cama de mi habitación, teniendo un orgasmo riquísimo. Justo cuando acababa de correrme oí como mi hijo llegaba de clase. Rápidamente me vestí y salí a su encuentro.
—Hola mami que tal —Hola hijo, ¿qué tal las clases? —Bien, por cierto que bien te queda ese vestido, ¿tienes una cita?— dijo entre risas Es cierto, se me había olvidarme quitarme la camisa bien abierta —Jaja que tonto eres hijo, es que esta tarde tengo una reunión muy importante y tengo que ir elegante. —Vaya, creía que habías quedado con algún chico, sabes que a mi no me importaría verdad mama —¿En serio? —Pues claro que no, te has sacrificado para darme una buena educación y ahora que soy mayor de edad te toca vivir tu vida y pasarlo lo mejor posible, nada me haría más feliz que verte contenta. —Ay hijo no sabes que me alegría me das, de hecho iba a decirte que me iba a apuntar a un gimnasio para perder algunos kilos—no le dije nada sobre la página de contactos donde me había metido. —Haces muy bien mami, ojala tengas suerte. Esa conversación me dejó más tranquila, nunca sabes como va a reaccionar tu hijo. Esa tarde, después de volver del trabajo pasé por el gimnasio que había cerca de mi casa y me apunté. Por la noche, una vez que cenamos y mi hijo se acostó, fui nerviosa hacia el ordenador para ver si alguien me había dejado algún mensaje. Ansiosa me metí en la página y vi que tenía dos mensajes privados. El primero era de un señor de 50 años, divorciado y con dos hijos, rápidamente lo borré. El otro de un chico de 20 años cuyo mensaje era: “Menudas tetas, ¿me das tu Messenger?”. No puedo negar que me sentí un poco decepcionado, esperaba algo más. A la mañana siguiente me metí en mi cuenta desde el trabajo, esta vez había seis mensajes, menuda sorpresa. Tres de ellos eran de personas de mi edad que no me interesaban. Otros dos eran de dos personas jóvenes que lo único que querían era verme las tetas. El último era de una persona que aseguraba tener 19 años, no incluía foto pero en su perfil su frase favorita era:”El amor halla sus caminos, aunque sea a través de senderos por donde ni los lobos se atreverían a seguir su presa.” Lord Byron. Tuve que admitir que me gustó lo misterioso de la frase, además cualquier persona que me conozca sabe que mi poeta favorito es Lord Byron, así que le respondí y le dije: “Me ha encantado tu frase, me agregas al Messenger?”. Le di mi dirección de email y se lo envié.
Por la tarde fui al gimnasio, lo que me ayudó a tranquilizar los nervios, aun así el resto del día estuve nerviosísima, me metía en el correo cada dos por tres para ver si me había agregado, pero hasta la noche no pasó nada. Una vez mi hijo se metió en la habitación después de la cena me conecté a Internet y me metí en el Messenger, ¡me había agregado! Yo no sabía muy bien como funcionaba aquello pues solo lo utilizaba mi hijo. Cuando me metí vi que el icono de la persona, estaba de color verde, señal de que estaba conectado. La frase que tenía puesta era la misma que me había enviado en la página de contactos. Estaba un poco nerviosa pues no sabía quien debía llevar la iniciativa, por suerte él abrió fuego, vi como me había enviado un mensaje: —Hola —Hola —¿Cómo te llamas? —Me llamo Carmen, ¿y tú? —Carlos, ¿de donde eres Carmen? —De Madrid ¿y tú? —También que coincidencia —Me ha gustado mucho tu cita —Es mi escritor favorito —Que coincidencia, el mío también Por lo menos ya teníamos algo en común —¿Te puedo preguntar cuantos años tienes? —44 ¿y tú 19 no?—decidí no mentir con la edad —Eso es, ¿las fotos son reales? —Sí, claro —Pues te conservas muy bien, si me permites que me lo diga A saber a cuantas les habría dicho lo mismo, pero me sentí halagada. —Gracias, yo todavía no he visto ninguna tuya. —Ya las verás, tienes un cuerpo muy bonito, seguro que habrás conquistado a muchos
hombres —Jajaja ojala, ¿y tu muchas mujeres? —Hago lo que puedo, por cierto, ¿tienes webcam? Esto se ponía interesante. —No, en este ordenador no, aunque mi hijo tiene una En cuanto le envié el mensaje me di cuenta de mi garrafal error, había confesado que tengo un hijo, la mejor de forma de ahuyentar a cualquier hombre. —¿Tienes un hijo? ¿y tu marido? —Me divorcié— ¡no iba a decirle que me abandonó! —Que imbécil tenía que ser ese tipo, dejar a una mujer tan bella —Gracias —Lo de la webcam te lo decía porque si quieres podríamos vernos a través de ella. —Intentaré quitársela a mi hijo durante unas horas —Mientras tanto te mando una foto mía para ir calentando motores. Te la mando a tu correo, mañana hablamos a la misma hora OK? Vaya, esto se ponía interesante, vi como se cerraba la ventana de conversación del Messenger y al minuto recibí un correo de Carlos. Lo abrí y descargué la foto ansiosa por verle, cual fue mi sorpresa cuando abrí la imagen y me encontré con una foto de su polla, y menuda polla, estaba erecta y debía rondar los 20 cm. La verdad que cuando vi ese instrumento en la pantalla del ordenador el corazón se me desbocó, hacía tantísimo años que no veía una polla ¡y ahora un chico de 19 años me mandaba una foto de su pene! Fue más que suficiente para provocarme un calentón de cuidado que tuve que solucionar masturbándome frente a la pantalla. Al salir de mi habitación para ir al baño vi como la luz de la habitación de mi hijo se apagaba rápidamente para que yo no la viera, esperé que no me hubiese oído utilizando el ordenador a esas horas de la noche. El día siguiente me levanté y vi que mi hijo ya estaba despierto, de hecho había hecho el desayuno, ¡con lo vago que es para las tareas del hogar! —¿como esta la mujer más guapa del mundo? —Hola hijo que sorpresa como me mimas. —Tú te mereces eso y mucho más. Ese día estuve nerviosísima en el trabajo, no veía el momento de conectarme al Messenger en casa y volver a chatear con ese chico tan bien dotado y con el que había conectado
tan bien. Fui al gimnasio y cuando volví a casa me encontré una bolsa de la tienda de informática en el salón, la abrí y vi que había varios juegos d ordenador y, la vida te da sorpresas, una webcam. —Manuel, ¿qué has comprado? —Hola mamá, he ido a la tienda de informática de la esquina para comprar algunas cosas que necesitábamos. —¿Y la webcam? —Es que la que tengo en mi habitación está un poco vieja, si te parece esa la ponemos en tu ordenador y yo pongo esta en el mío —Pero yo no se como se utiliza eso —Si es muy fácil, yo te enseño Fuimos a mi habitación y mi hijo la conectó y la instaló en un santiamén —¿Pero la gente con la que chateo va a ver si tengo webcam? —Eso depende de ti mamá, es una decisión personal—me guiñó el ojo y salió de la habitación ¿Qué misterios se traía ese? En fin, serán cosas de la edad Durante la cena estaba al borde de un ataque de nervios y creo que mi hijo lo notó, porque no paraba de mirarme. Recogimos todo y yo me metí en mi habitación apresuradamente. En menos de dos minutos estaba en el Messenger, él todavía no aparecía, oí como mi hijo se metía en su habitación, espero que se durmiera pronto para que no oyera a su madre de 44 años chateando por las noches como una adolescente. Un rato después vi como el icono de Carlos se ponía en verde. De nuevo comenzó él la conversación —¿Te gustó la foto? —La verdad es que me sorprendió un poco —¿Pero te gustó o no? —Jeje pues sí claro, la verdad es que era muy grande —Me lo imaginaba y tú ¿has cumplido tu parte del trato? —Sí Estaba calentísima, ¡me excitaba tanto la idea de desnudarme ante un desconocido! —Espera un momento—le dije
Esa ocasión había que celebrarla, me puse un top que dejaba ver mi generoso escote y unos pantalones ajustados. Conecté mi cámara y vi su imagen, ¡era su polla! todavía no estaba erecta pero ya mostraba un buen tamaño. —Vaya Carmen, que tetas más bonitas tienes —Tu polla tampoco está mal—no me creía que estuviera escribiendo estas cosas—¿no vas a dejarme ver el resto de tu cuerpo? —Por ahora está bien así. ¿Y tú no vas a dejarme ver tus pechos? —Como quieras— lentamente me quité el top —¿Y el sujetador? —Déjame ver tu polla en máxima erección —Jaja como quieras— se empezó a frotar la polla y vi como eso no paraba de crecer, ¡qué disparate! creció a mayor tamaño que el rabo de la foto que me había enviado por correo electrónico —Ahora es tu turno Carmen Me puse de espaldas a la cam y me quité el sujetador, me tapé las manos con las tetas y me di la vuelta. —Déjamelas ver —Prométeme que te vas a pajear con ellas —Claro Me quité las manos y dejé ver mi tamaño 95 natural, su polla dio un salto como un cohete. —Joder Empezó a masturbarse y yo no pude evitar llevarme la mano a la entrepierna. Cuando puse mi mano en ella me asusté al comprobar que estaba chorreando como una regadera, mis flujos manchaban la silla. Mientras veía su paja yo empecé a masturbarme, quien me hubiera visto así a mis 44 años masturbándome al mismo tiempo que un chico de 19. Mi dedo entraba y salía con total facilidad de mi lubricado coño, no pude evitar jadear a pesar de que temía que mi hijo no estuviera dormido y me oyera, pero era una situación tan nueva y excitante para mí. En menos de un minuto me corrí como una loca. Él aguantó un poco más pero al poco tiempo se vino echando chorros de leche. —Ha sido genial Carmen nunca pensé que una madura fuera tan caliente como tú
—Esto hay que repetirlo Manuel, ¿mañana a la misma hora? —Allí estaré Tras la magnífica corrida me levanté para limpiar mi empapada silla y mi todavía ardiente coño. Cuando salí al baño pude ver otra vez la luz de la habitación de mi hijo que se apagaba rápidamente. Estuve a punto de echarle la bronca por estar hasta tan tarde con el ordenador, pero con lo que había hecho esa noche no era quien para dar lecciones. Esa noche me la pasé fantaseando con la magnífica polla de ese chico, me la imaginaba dentro de mí, hacía tantos años que no sentía un rabo taladrándome… Las noches siguientes nos las pasamos igual, yo cada día me ponía una prenda nueva y más sexy con la que calentarle mientras que él me mostraba su enrome polla masturbándose, compré ropa que antes nunca me habría atrevido a llevar, tangas, sujetadores de todos los colores, ligueros, si a esto le sumamos que gracias al gimnasio había perdido algunos kilos no se podía negar que estaba viviendo una segunda juventud gracias a ese semental. Mi hijo no solo me apoyaba sino que me fomentaba a hacerlo, le gustaba ver la ropa que me compraba y me animaba a comprar más. Un día no me anduve por las ramas y le propuse a mi misterioso compañero de webcam quedar y conocernos. Pensé que se negaría pero ante mi sorpresa dijo que sí, que para él era una decisión muy importante pero que estaba de acuerdo en que había llegado el momento. Me pregunté porque era tan importante la decisión de quedar con una mujer pero acordamos vernos ese viernes, el propuso una discoteca del centro de la ciudad, yo dije que no me dejarían entrar a mi edad pero él dijo que no me preocupara, que lo arreglaría todo. Me pidió que me vistiera sexy, dijo que me reconocería él. Quedaban tres días para el viernes y durante esas noches no se conectó al Messenger, debía de estar guardando fuerzas para los que nos esperaría. Por fin llegó el ansiado día, habíamos quedado a las 22 y yo esperaba que mi hijo saliera antes que yo para que no me viera salir con esa ropa tan provocativa que iba a llevar, por suerte salió una hora antes que yo, por cierto bastante nervioso, supuse que habría quedado con alguna chica de su clase. Aproveché para arreglarme: me puse un vestido negro muy sexy que no me ponía desde hace años pero ahora por suerte no solo me entraba sino que me quedaba como un guante, me miré en el espejo y me sentí orgullosa, mi culo y mis tetas podrían conquistar a cualquier hombre. Me puse unos zapatos de tacón y bragas negras cuando mi pervertida mente se dio cuanta de que faltaba algo. Fui al baño y cogí la espuma de afeitar de mi hijo, la observé unos segundos sin atreverme a dar el siguiente paso. Me quité el vestido y las bragas, cogí una cuchilla y me abrí de patas delante del espejo, extendí la espuma por mi chochito y procedí a depilármelo. Ya que esa noche iba a follar, quería que mi regreso al mundo del sexo fuera por todo lo alto. A las 21:30, temblando como un flan, salí de casa rumbo a la discoteca, mi vestido atrajo las miradas de muchos hombres por el camino, lo que me dio un poco de confianza en mi misma, sin embargo no podía dejar de pensar en como sería mi vuelta al sexo después de tantos años de sequía. Había perdido muchos años de experiencia, y para colmo el
sexo con el desgraciado de mi marido había sido aburridísimo, seguro que el chico con el que había quedado a sus 19 años sabría muchas más cosas sobre el sexo que yo. Llegué a la discoteca y ante mi sorpresa me dejaron pasar a pesar de que tenía más edad que la mayoría de la gente allí. No pisaba una discoteca desde mis tiempos de universitaria y estaba un poco perdida, de hecho mucha gente me miraba sorprendida, aunque algún chico me guiñó el ojo o me sonrió. Me dirigí a la barra para pedir la bebida cuando noté dos manos por detrás que me agarraban de la cadera. —Shhhhhh —¿Quién eres? ¿Eres tú Carlos? Lentamente esas manos me fueron guiando hasta un reservado, yo intenté girarme para verle la cara pero él no me dejó, de hecho me puso una cinta alrededor de los ojos, lo que todo sea dicho me resultó bastante excitante. Me llevó a una especie de cuarto que supuse vacío, puso sus manos en mis hombros y me sentó en un sofá. —Carlos ¿eres tú? me está excitando muchísimo—y era cierto, mi chochito estaba empezando a chorrear. —Shhhh Noté como me bajaba el vestido hasta la cintura, mis tetas saltaron al aire y mis pezones se pusieron erectos en un santiamén. Mi respiración se hacía más entrecortada mientras mi excitación crecía por momentos. Noté como hundía su cara en mis pechos y los besaba delicadamente, pasando su lengua por mis pezones, yo intenté tocarle pero él puso mis manos en mi espalda, estaba jugando conmigo. Se levantó y se fue hacia el otro extremo de la habitación. No veía nada pero me pareció oír el sonido de una cubitera. Oí como volvía hacia mí y a los pocos segundos noté el tacto de un hielo en mi canalillo. La sensación de calentura y excitación que tenía unida al gélido tacto del hielo en mi piel hicieron que se me pusiese la piel de gallina. Di un suspiro y noté como mi amante, con el hielo en la boca, me lo restregaba por las tetas y la tripa, yo estaba a cien y empecé a gemir, aquel juego me estaba excitando muchísimo. Noté como su mano se deslizaba por debajo de mi vestido y se abría paso, a través de las bragas, hacia mi coño. Ahí no pude más. —Carlos si haces eso me voy a correr. Él se dedicó a acariciar mis muslos, retrasando el momento de la masturbación. Yo estaba a cien y no podía más. —Carlos méteme el dedo ahora— le ordené Dicho y hecho. No fue uno sino dos y hasta tres dedos los que se introdujeron con facilidad en mi lubricado coño, empezando una masturbación que terminó en unos pocos segundos ya que no pude evitarlo y me corrí entre grandes espasmos.
Él siguió metiéndome los dedos pero yo no pude aguantar más la presión, quería follarme a ese semental ya. Llevé mis manos a mi nuca y rápidamente me quité el lazo que cubría mis ojos. Cuando mis ojos se acostumbraron a la luz vi, a unos centímetros de mi cara y haciéndome un dedo, a mi hijo. Su cara era un poema. Todavía tenía su mano en mi entrepierna cuando impulsivamente me puse de pie. —Mamá deja que te explique Me quedé bloqueada, no supe como reaccionar y salí corriendo, ¡mi hijo me había estado masturbando! Así que él era el que había ideado ese plan de Internet y la webcam, ¡qué ciega había estado! Recorrí como un fantasma los pasillos y la pista de baile de la discoteca, cuando noté que mi hijo me agarraba del hombro. —Mamá ¿me vas a dejar que te lo explique o no? Le di un bofetón en la cara, la gente que estaba bailando a nuestro alrededor nos miraba. —Mamá tranquilízate—me puso las manos en los hombros—no se como te sentirás, pero si he hecho esto ha sido por tu bien, lo he hecho porque he pensado que después de todos estos años en los que te has sacrificado por mí me tocaba devolvértelo, me daba pena que una mujer tan bella como tú desperdiciase el resto de su vida sin tener sexo con hombres, por eso cuando me dijiste que ibas a ir al gimnasio y que te ibas a poner guapa me hiciste tan feliz. Esa noche vi tu foto en una página de contactos y me di cuenta de lo mucho que representas para mí. Tú has trabajado como una mula para darme la mejor educación y yo tenía que compensarte, hacerte feliz. Yo no sabía que hacer, por una parte me sentía engañada pero por otra había visto otra cara de mi hijo, me di cuenta de que había pasado tanto tiempo junto a él y todavía no le conocía, estaba enamorada de mi propio hijo. Comencé a llorar y puse mi cabeza en sus hombros, él la acogió y me besó cariñosamente. —¿Pero tú que sientes por mí hijo? —Mamá yo creía que te quería como madre, pero ahora que estoy madurando me he dado cuenta de que no solo te admiro por lo que me has dado, sino que te quiero y deseo devolverte por lo menos algo de tu sacrificio, quiero hacerte feliz Nos quedamos abrazados en medio de la pista, no sabía que hacer, dentro de mi se había despertado algo que llevaba incubando desde hace años y que por fin salía a la luz. Le agarré de la cabeza y nos besamos en la boca, nuestras lenguas se mezclaban con lascivia, yo puse mis manos en su paquete y comprobé que su tamaño era tal y como yo veía en la webcam. Pedimos unas copas y nos sentamos en un sofá, allí estuvimos besándonos y metiéndonos manos como adolescentes en celo durante un buen rato, él sobaba mis tetas y yo disfrutaba de la dureza de su polla que parecía reventar su paquete hasta que mi hijo dio el siguiente paso:
—Vamos a casa mamá Nos cogimos de la mano y salimos de la discoteca Subimos en mi coche y durante el viaje nadie dijo anda, la tensión se notaba y nos mirábamos, sabiendo lo que estábamos a punto de hacer. Conduje nerviosa hasta nuestra casa y aparqué el coche en el jardín. Entramos y fuimos directos a mi habitación, pero allí nos quedamos parados, al lado de mi cama, mirándola. Una cosa era lo de la discoteca pero aquí íbamos a pasar a palabras mayores. Lo que íbamos hacer era uno de los mayores tabúes de nuestra cultura, algo reprobado por toda la sociedad, pero ¿se le pueden poner límites al amor entre una madre y un hijo? No, por supuesto que no, llevaba demasiados años engañándome a mí misma me acerqué a mi hijo y le quité la camiseta. Él me quitó los tirantes del vestido y dejando otra vez mis tetas sueltas. Estaba ansiosa por comprobar lo que había visto por el ordenador en vivo así que le bajé los pantalones y los calzoncillos, desnudándole completamente. Lo que quedó a ante mi vista fue un enrome pene de gran longitud y grosor, tal y como había visto y tal y como había soñado tener en mi interior. Nos miramos a los ojos. Me quité el vestido y solo me quedé con los zapatos de tacón. Me puse de rodillas hasta que su miembro quedó a la altura de mi cara. Tenía que agarrarlo, palparlo. Lo agarré y estaba palpitante, caliente, con las venas hinchadas. Poco a poco lo fui guiando hasta mi boca. En un primer momento pasé mi lengua por la punta y acaricié sus inflados huevos, él comenzó a gemir. —Mamá... No me lo podía tragar de un golpe así que me lo introduje lentamente en la boca, una parte quedó fuera pero encajó bastante bien. Comencé con la mamada a un ritmo lento pero continuo, años que no hacía una pero no se me estaba dando nada mal a juzgar por su cara, a mi me estaba encantando ver la cara desencajada por el placer de mi hijo así que me llevé la mano a mi clítoris. No pudimos continuar mucho más pues mi hijo daba muestras de estar a punto de correrse. Paré y le agarré la polla con la mano para evitar que eyaculase, había que esperar, quería sentir todo ese semen dentro de mí. Él se recompuso. —Ahora, mamá, me toca compensarte a mí. —Quiero que me folles hijo, llevo 18 años sin probar un hombre pero deseo que seas tú el que me haga correrme de nuevo. Lo pensé y lo cierto es que la última vez que había estado con un hombre fue la vez que concebí a mi hijo, hace 18 años ¿Cómo podía haber estado ciega tantos años? Me empujó sobre la cama y mis potentes pechos botaron. Se puso a cuatro patas y se sumergió en mi depilado y anegado coño. Sentir su lengua jugueteando con mi clítoris fue la gota que colmó el vaso y me corrí dando gritos de placer, él siguió durante más tiempo, la verdad es que no se le daba nada mal a mi hijo, su lengua recorría todos
los rincones de mi vagina, la movía en círculos sin dejarse nada que chupar, me estaba volviendo loca con esa endiablada masturbación por lo que el segundo orgasmo no tardó en llegar, mis flujos se esparcieron por la colcha de la cama y la cara de mi hijo. Sacó su cabeza de mi entrepierna mientras que yo trataba de controlar mi desbocada respiración. Puso su cuerpo sobre el mío y fue guiando su pene hacia mi cueva, esos segundos se me hicieron eternos, ¿Como sería la sensación de sentir una polla de nuevo en mi oxidado coño tantos años después? —Mamá, ¿estás lista? —Claro hijo Noté la punta de su miembro pugnando por abrirse paso en mi coñito, que al estar completamente empapado no opuso resistencia, poco a poco fui notando su pene entrando y entrado, parecía que no acababa nunca, me dolió un poco pues mi vagina no estaba acostumbrada a que entraran en ella más que mis dedos pero la sensación de placer a medida que cada centímetro de mi hijo entraba en mí era ya indescriptible. Cuando la metió del todo se quedó unos segundos empujándola más y más. —Quiero llegar hasta el fondo de tí mami Todavía no se como me entró semejante aparato entero pero el caso es que mi hijo una vez logrado su objetivo sacó su pene y me lo volvió a meter, hasta que mi coño quedó totalmente adaptado a él. Me cogió las piernas, las puso en sus hombros y comenzamos a follar. Es difícil describir lo que pasó durante esos minutos en que mi hijo y yo hicimos el amor, pero fui encadenando orgasmos uno detrás de otros, aquella polla me quemaba cuando entraba en mí, él estaba sobre mi cuerpo penetrándome y yo le agarraba su duro culo para que la penetración fuera más profunda, él apoyaba sus manos en mis tetas y en ocasiones aprovechaba para besar mis pezones, que estaban al máximo de su dureza había estado tanto tiempo sin sentir esa maravillosa sensación que ahora no quería que mi hijo saliera de mí. Tras unos minutos follando en esa posición mi hijo me dio la vuelta, me puso a cuatro patas y me folló en esa postura. Mis tetas se movían al ritmo de su penetración yo notaba como sus testículos se balanceaban y chocaban contra la entrada de mi coño, su respiración se entrecortaba, sin duda estaba a punto de correrse —Mami me voy a correr —Está bien hijo dentro de mí quiero recibir todo tu semen —¿Pero no pasará nada? —Nada, no te preocupes Aguantó unos segundos más en los que yo alcancé un nuevo orgasmo, noté como me sujetaba las caderas, hundía su polla hasta lo mas profundo de mi coño y tras un grito de placer se corrió, noté su polla explotando y temblando dentro de mí, su semen caliente
iba ocupando mi coño pero sus huevos parecían no agotarse nunca y acabó saliendo y cayendo sobre mis piernas y sobre las sábanas. Tras semejante esfuerzo físico ambos caímos rendidos en la cama. —Ha sido genial hijo ¿e ha gustado? —Me ha encantado mamá Nos quedamos acariciándonos y tocando nuestros cuerpos, él se puso encima de mí cuando en unos minutos noté que algo crecía y sentí su rigidez en su pecho. —Pero hijo ¿ya tan rápido te has recuperado? No estaba dispuesta a echar un solo polvo esta noche y parecía que mi hijo quería seguir dándome guerra, se dio la vuelta y comenzó a comerme el coño. Comprendí lo que quería hacer y formamos un 69, él lamiendo mi coño con fruición y yo metiéndome esa tranca hasta la garganta. Como ya había recibido su lefa en mi interior esta vez esperé hasta que se corrió y expulsó una buena cantidad de semen en mi boca, había olvidado su sabor salado. Parece que a mi hijo le encantó ver a su madre tragarse toda esa leche pues en unos segundos su polla volvía a estar tan dura como siempre. Se tumbó sobre la cama con su polla enhiesta. Me puse sobre él, agarré su nabo y me lo fui metiendo lentamente, noté como me empalaba ese enrome aparato. Su grosor, su longitud, me llenaban y me provocaban un grato escozor, comenzamos a follar de nuevo, yo bajaba y subía con eso clavado dio mío cuantos años perdidos con ese macho en mi propia casa. —Hijo mío eres un semental —Mamá tengo que reconocer que nunca supuse que fueras tan caliente Aquellas palabras me pusieron a cien y me provocaron un nuevo orgasmo, dios que locura, la cabeza me daba vueltas cada vez que sentía esa espada perforándome hasta mis entrañas, ¿cuánto tiempo llevábamos follando? Había perdido la noción del tiempo entre tantos orgasmos y corridas. Seguimos así varios minutos —Mamá voy otra vez —Aguanta un par de segundos que yo también estoy a punto de caramelo. Estuvimos otro medio minuto apurando al máximo —Hijo creo que ya puedes, me voy a correr Yo había notado como mi hijo hacía un esfuerzo sobrehumano para aguantarse así que en cuanto se lo dije no aguantó más y expulsó su semen de nuevo con una potencia inusitada dentro de mi desbordado coño al mismo tiempo que yo me volvía a correr. Nos quedamos en esa posición unos segundos más sin decir nada, recuperando fuerzas, yo aprisionaba su miembro ya flácido dentro de mí mientras su semen salía a borbotones.
Nos miramos a los ojos y nos besamos con locura. Ese fin de semana fue una maratón de sexo en la que recuperamos el tiempo perdido, follamos en todas las posturas y en todas las habitaciones de la casa y desde esa noche en que lo hicimos por primera vez mi hijo y yo dormimos juntos y no escondemos nuestro amor. Historia 017 Hermana ya déjalo todo atrás Ya estoy harto de cómo me tratas. Estoy harto de que me hagas responsable de todo. ¿Por qué te crees que he callado tanto tiempo, si no es por ti? Yo lo di por agua pasada, pero tú no. Sigues con los reproches, tus chantajes y tu cara de odio. Pues lo voy a contar todo. Tú lo has querido. Habrá una parte de la historia en la que coincidirás. La otra, jamás querrías que viera la luz. Pero no me callaré nada. Ahí va. A todo el que lo lea: Soy de Málaga, me llamo Miguel, y tengo 28 años, casualmente la misma edad que tenía Maite cuando se desencadenaron los hechos que voy a relatar. Hechos que ocurrieron ya hace 14 largos años. Ni vivo en el mismo barrio ya, ni mi relación contigo era tan nefasta como es hoy. Eso sí, mi madre ya era cocinera de un restaurante de barrio, eso no ha cambiado, aunque el restaurante no es el mismo. “Cuando llegueis del cole, esperad en la puerta de Maite a que ella aparezca. No protesteis por la comida y portaros bien.” Todos los dias nos decía prácticamente lo mismo, recuerdas Leti? Maite en realidad era el apelativo de Marie Therese, profesora nativa de francés de un centro de secundaria. Conviviendo años atrás con un español de baja calaña, decidió dar un giro a su vida cuando nació la hijita de ambos, Martina, y lo echó de casa. A partir de ahí la relación cordial con mamá se estrechó bastante. Siempre se vió reflejada en Maite. Ambas se equivocaron a la hora de elegir pareja. Ahora se ayudaban en lo que podían. Mamá siempre hacía comida para todos, y Maite nos cobijaba en su casa mientras llegaba mamá de trabajar. “Por favor Maite, no quiero que te den ningún problema. Eres libre de regañarles como si fueras yo misma. De castigarlos si hiciera falta. Y cualquier cosa que creas que deba saber, dimelo inmediatamente.” “No te preocupes Isabel. En realidad los niños son un cielo, y me ayudan mucho con Martina. Se manejarme con niños. Jajaja. De verdad, tranquila.” La oímos decir muchas veces con ese característico acento francés. Era de gran ayuda para mamá, tener una vecina—amiga tan paciente como Maite, y dispuesta a tenernos en su casa, hasta su regreso del trabajo. Eramos muy niños cuando empezamos a quedarnos en casa de Maite. Recuerdo que la pequeña Martina tenía pocos meses. Y es verdad, en cierta manera, ayudamos mucho a Maite jugando con su hija, dandole biberones, o balanceando su cuna para que no llorara a la hora de dormir. Los dos, aunque yo por edad, algo más que tú, Leti. Mientras Maite preparaba las clases, corregía exámenes, limpiaba la casa o simplemente descansaba
frente al televisor. Martina crecía en realidad, con dos hermanos más, y nosotros, con un juguetito de carne y hueso de piel morena, pelo rubito y lindos ojos azules. Era tan preciosa, tan graciosa… La adorábamos realmente. Llegó la primavera—verano de ese año en que Martina aún no había cumplido los tres años, y Maite ese día llegó con la cria de la guardería y con un paquete grande. “Adivinais qué es esto? Bien, pues es para Martina pero también para vosotros. Nos vendrá muy bien refrescarse”. Se refería a una de esas piscinas de plástico, para un patio o jardín que tan de moda se estaban poniendo. Casi no había día que no nos bañaramos. Te encantaba la piscinita, recuerdas Leti? Reconozco que cuando nos dijo lo de la piscina, pensé que quizás yo ya era grande para una piscinita infantil. Había cumplido los 14 años en abril, y me ví fuera de la piscina mientras tú de 11 y Martina de casi 3, la disfrutaban. Que rabia me dio. Pero no. Aunque la piscina no medía mucho, 2 metros de diámetro a lo sumo, Maite nos animaba a bañarnos. Recuerdo el primer día que se llenó, un caluroso día de primeros de junio: “Claro que cabemos todos. Yo también me meteré, cuando me apetezca. Solo no debeis ser salvajes para que no se rompa. Y por supuesto juegos, no peligrosos, pues Martina aún es muy pequeña.” “Pero Maite, es que no tenemos bañador…” Mientras ya Martina chapoteaba en el agua, asida a ella. “Pero y quééé? —gesticulando exageradamente y divertida— En ropa interior hombre! Solamente no podreis el día que la tengais sucia. Jajaja”. Como fuera que teniamos muchas ganas y que Martina nos imploraba bañarnos, eso hicimos. Tu en braguitas y yo en calzoncillos nos metimos en la piscina. Posteriormente, y a pesar de que mamá, nos comprara incluso un bañador nuevo a cada uno, nos bañariamos en la piscina indistintamente en ropa interior o ropa de baño, en función de la disponibilidad del momento. Mamá lo sabía y no se oponía. Al revés se reía con Maite del hecho de bañarnos en slip o braguitas. Nunca supe si mamá llegó a enterarse que Maite también se bañaba en ropa interior cuando no tenía bikini disponible. Al menos yo nunca se lo dije, mas bien por…pudor y discreción. Me encantaba verla en bikini, mojada… Y en ropa interior, más. Por supuesto, que con anterioridad había reparado en su cuerpo; en sus pantaloncitos cortos comodos de andar por casa; en sus camisetas sin sujetador; en su figura bajo el albornoz siempre predispuesto a abrirse sobre y bajo el cinto cuando salía de la ducha…; pero estar pegado a ella en la piscina, o pasando semiflotando sobre ella, o tocarla sin reparos en el juego, o mirarla mientras se secaba el agua en el patio, o todo lo que la piscina aportó de nuevo era algo distinto. Notaba cosas nuevas. Mi primera masturbación con emisión de semen ocurrió en una calurosa noche de esos dias, en mi habitación, y teniendo como visión su cuerpo mojado y mi fantasía. Hasta que no acabó sus clases, Maite no se bañaba a diario. Pero a partir de entonces, gustaba de remojarse con nosotros. Lo pasabamos de escándalo. No es de extrañar que le dijeramos a mamá que queríamos irnos a casa de Maite, cuando ella salía para el trabajo. Nos levantábamos tarde, desayunabamos los tres, y cuando ella se disponía
a marchar al Restaurante, cogíamos la toalla y para casa de Maite. Mamá, le daba la comida preparada, hablaban 5 minutos sobres sus cosas, nos daba el aviso de buen comportamiento de rigor, y se iba. A veces Maite nos recibía envuelta en el albornoz, salida de la piscina para abrirnos, pues decía que a las 12 de la mañana, el calor del sur de España era ya insoportable. Sí, julio es terrible, antes y ahora, pero entonces nos daba igual. Esos días más pronto nos metíamos en la piscina. Un día de finales de julio, ocurrió, aunque tú tardaras unos pocos días mas en darte cuenta, Leti. Serían las 13,30hs, ya llevando un buen rato en la piscina los cuatro, cuando Martina dijo que quería ver en el video una peli de dibujos nueva. Maite, con su bikini amarillo salió del agua. Le quitó a su hija las braguitas mojadas que llevaba, le puso unas nuevas tras secarla bien (Maite insistía en que era fundamental secarse bien, sobre todo en las zonas íntimas) y se dispuso a ayudar a secarte, Leti. No es que no estuviera acostumbrado a verte, pero no sé que pensé, cuando frente a mi te obligó a quitarte la braguita del bikini y te secó ella tus genitales para mostrarte como había de hacerse bien. Tu protestaste algo, porque yo estaba mirando todo, pero ella ni caso te hizo y siguió con lo que hacía. No me excité al verte Leti, sino al verla a ella abriendote de piernas y pasandote la toallita a conciencia por cada pliegue de tu sexo. Te alargó las braguitas, te las pusistes y os acompaño al comedor a poneros la película. A los pocos minutos volvió con un botellín de coca—cola del cual salía una pajita, y se metió en la piscina frente a mi. Yo sentado con las piernas estiradas y juntas, se sentó con las piernas separadas, dejando las mias en el centro. Era la unica manera de compartir el espacio sin chocar. Me ofreció coca— cola y al aceptar, alargó su brazo echandose algo para adelante y ofrecermela. Mis pies rozaron su entrepierna, que me pareció muy carnosa. Al devolversela, misma operación e idéntico roce. Todavía más cuando los ofrecimientos y devolución, se repitieron dos veces más al menos hasta que nos acabamos la coca—cola. Su indiferencia, opuesta a mi excitación, me excitaba aún más. Maite fumaba poco, y ese día fue el primero que lo hizo en la piscina. Se puso a cuatro patas, se acercó a mi y alargó su brazo al pollete de la ventana que estaba justo detrás de mi, donde se encontraba el paquete de cigarrillos y el encendedor. Con su rodilla apoyada en el suelo entre las mias, al retirarse me puso la mano en el sexo con firmeza, pero descuidadamente. La retiró enseguida: “Ey, chico ¿Qué es eso duro que tienes ahí? – me pregunto directa y burlonamente, mientras retrocedía hasta su sitio de la piscina— Vaya con Miguel! Eso tan grande no es cosa ya de niños”. Miraba con sus ojos azulverdosos entornados, posando la vista en mi sexo y en mis ojos alternativamente. “Que quieres que te diga Maite”. Mierda!! Enrojecí. Últimamente me pajeaba hasta dos y tres veces diarias. La primera del día en mi cuarto antes de levantarme. También en el baño de la casa de Maite, justamente para evitar eso que no podía controlar cuando me rozaba con la francesa. Se incorporó levemente rozandome con todo para ponerse a mi lado. Me echó el brazo por el hombro, poniendome su seno sobre mi pecho y el hombro. Me habló mirandome: “¿Necesitas hablar de algo con una amiga? –No— Ey Miguel, son cosas normales a tu edad! –Sí puede… no se— A ver, cuentame, ¿por qué estás así?” Y me dio un toque en el pene, que me dolió un poco. —Ay!!—
“Bueno… —no sabía que decir— me puse así al verte secar a la Leti –verdad a medias—. Pero no sé porqué, porque he visto a mi hermana muchas veces.” “Es chica todavia, pero pronto será una mujer. –Me hablaba en tono docente casi—. Tiene botoncito en los pezones ya, y el primer vello en el pubis, aunque aún su chochito es más parecido al de una niña que al de una mujer” Y tanto!! Menuda diferencia de cuerpos entre el de Leti y el de Maite. “Sí… ya.” “¿Ya qué? ¿Tu ya has visto el sexo de una mujer?” “Más o menos –mentí—. Las mujeres tienen más pelos ahí” “Jajaja. No siempre. –Claro que sí, afirmandome en mis ´conocimientos`— No, pero ahora no te lo puedo demostrar”. No sabía bien a qué se refería. Hubo unos segundos de silencio. Espachurró el resto de cigarro en el suelo del patio tras la piscina, me miró y me acarició el pecho y el vientre… “Bueno, tú verás como lo haces, pero esto – en el instante que me asió el pene sobre el slip y meneó dos o tres veces arriba y abajo a modo de paja—, lo tienes que bajar. No es bueno estar mucho tiempo así”. Terminó diciendo mientras se apartaba de mi y salía de la piscina. Me llevé la mano instintivamente a mi miembro, erecto como un marmolillo, y no paré de tocarme por encima del slip, mientras ella frente a mi, se secaba con la toalla. Lentamente, deleitandose, mirandome. Tras de un rato, dijo: “Me voy a preparar la comida. Terminaré de secarme en el cuarto, y hoy, las chicas comeremos todas en braguitas. Jajaja”, y se perdió por la puerta de acceso a la cocina desde el patio. Me dejó para que bajara mi estado, y eso hice. Desparramé no mucho, pero por entero sobre el agua de la piscina. Creo que hasta jadeé. Todo me pareció increíble! Cumplió lo que dijo. Comieron en braguitas, pero no como creí, pues Maite además llevaba sujetador, eso sí, ambas prendas de un conjunto que se transparentaba bastante. Pese a que evitaba mirarla, misión imposible, me fijé bien en su pubis oscuro bajo las braguitas. Su rajita intergluteal. Sus pezones de aureola normal y botoncito visible. Almorcé excitado. Al día siguiente, en la piscina antes del almuerzo, ella se bañó en bragas y sujetador, y… la sombra oscura de su pubis no estaba! “He traido una peli nueva. Luego la vereis juntas, vale Leticia?” –Vale— A la misma hora del día anterior, Maite saco a su hija, la desnudo y la secó completamente como de costumbre, mientras Leti se secaba, creo que de forma concienzuda. Maite tras secar a Martina, se dirigió a ti. — “No no no, Leti, braguita fuera y a secarse bien el bollete.” Tú te desnudaste y tras unas pasadas de toalla por la entrepierna, se acerco a ti, te colocó nuevamente ante mi, y esta vez te inclino hacia el lateral subiendote una pierna de forma que tu sexo quedaba casi horizontal frente a mi vista, y ahí estuvo secandote mucho rato. Cada pliegue. Moviendote toda tu carne de los labios, tanto externos como internos. “Hala, ahora sí.
Hoy sin braguitas, que estareis mas fresquitas. Venga vamos a poner la peli”. Y entraron las tres en casa. Yo… otra vez estaba como el dia anterior. Erecto a más no poder. — “Ya las dejé viendo la peli, —me dijo cuando volvió, mientras se introducia en la piscina. Te has fijado en el chochete de tu hermana? –Sí— Bien, tal vez mas tarde te deje comparar quién tiene mas pelos ahí, si ella, que apenas tiene, o yo. —¿Sí?— Sí, así comprobaras que ser mujer y tener pelos, no siempre se cumple.” Ese día Leti, te bromeó mucho sobre tu sexo durante la tarde, y te metió en el baño para enseñarte el suyo y comparar. Ambas os reiais, y os sentiais mujeres, mientras yo jugando con la niña, os miraba de reojo. Precisamente estando con la pequeña en el cuarto de Maite, durmiendola, y cuando ella entró sin hacer ruido para echar un vistazo, no sé si te acuerdas que cerró la puerta. “Callandito Miguel, que no se despierte Martina. Recuerdas cuanto vello tiene Leti ahí? – Sí—. Pues mirame y compara.” Se desnudo de la parte de abajo, como no veía bien en la semioscuridad, se arrodilló en la cama a una cuarta de mi con las piernas semiabiertas, su pubis frente a mi y claramente lo ví perfectamente depilado. “Mira bien” y se toco, abriendose los labios y mostrandome su clítoris y su vulva. Más tarde supe que algunos movimientos que hizo eran masturbatorios. Me tocó abajo, comprobó mi erección, me metio la mano bajo el short que tenía y me masturbó. Una adorable paja acompañada de besos y chupadas en mi glande. Si no hubiera sido porque me pajeé en el baño antes de comer, me hubiera corrido inmediatamente, pero no. Aún así, algo despues mi fluido viscoso salió delante de su cara. Se tumbó a mi lado, se abrio hacia un lado sus braguitas por las ingles, y con sus dedos mojados de mi fluido… se toco el clítoris en redondo. “Ahora me toca a mi Miguel, no tardaré mucho… mmm, aghh”. Emitía callados quejidos, mientras no paraba de recoger con la yema de sus dedos mi lechada viscosa depositada en mi vientre, y llevarsela a su clítoris. Así hasta que cerró sus piernas, se revolvió algo, y apretaba los parpados cerrados, y respiraba con la boca abierta muy rapidamente. “Yo también tuve mi orgasmo, chico”. Yo tumbado a su lado, la miraba y me deje besar en la boca. Luego ella se incorporó, se puso de nuevo su sujetador y salió diciendome: “Limpiate con la sabana. No importa”. A partir de ahí, Maite y yo, comenzamos nuestra relación secreta. Fue la pasión de los siguientes dias, lo que te puso en guardia. Los juegos, mis erecciones, que también tú notabas, y las causi pilladas en que nos sorprendías, las que te hicieron saber, que allí estaba ocurriendo algo distinto. Nuevo. Sexual. Sospechaste de algo, cuando cada día, para dormir a la niña en la siesta, ya no ibamos tú o yo solos, sino Maite y yo siempre. Tuviste que entrar, para vernos desnudos en la postura del misionero, follándome a Maite. “Qué haceis?! Sois unos guarros!” – Leti calla!!— A la vez casi Maite y yo. “No, se lo voy a decir a mamá” – Leti veeen. Joderrrr se lo va a decir a mi madre—. Le dije a Maite. Esperabas muy enfadada en el sofá del comedor, a que llegaramos. Lógicamente llegamos enseguida. Yo no sabía muy bien que hacer y solo te miré. Estaba asustadisimo por la amenaza de que se lo dijeras a mamá. Pero no. Maite demostró que sabía manejar a los niños y te ofreció a cambio de tu silencio, participar con nosotros en nuestro juego. ¿Por qué aceptaste? ¿Acaso me odias por eso?
A partir de entonces Maite no solo me acariciaba en presencia tuya, sino que pedía caricias mias delante de ti. Tu querías también de todo eso, pero al principio, no que te las hiciera yo. Creo que eran celos. Así que los besos, y las pajas de esos dias te las hizo Maite por tu testarudez. De todas formas, ella lo hacia sin reproches y concienzudamente. Con toda concentración posible. Sí, disfrutaba besandote, lamiendote el coñito y el ano, pajeando tu clítoris, pellizcandote los pezones, pero a la hora de sentir, prefería que el placer se lo diera yo. Su pollita de oro, como decía. Ahí, aun había posibilidad de echar marcha atrás, pero no. A ti, ya te encantaba el juego y querías más. Por eso no te oponías a que yo te tocara, a las indicaciones de Maite. De la forma que ella me decía. Tampoco tengo yo la culpa que un día dijeras: “Yo también quiero sentir lo que es capaz de hacer una pollita de oro”. “¿Quieres? — te dijo Maite, y asentiste—. “Bueno, la polla de oro de Miguel puede servir para las dos, ahora bien, hay que preparar bien el camino.” Yo debería de haberme negado en ese instante, pero esa mujer me tenía absorvido. Por otro lado, también me alegraba lo bien en que los últimos dias lo estabas pasando. La de veces que te corrías. “Preparar el camino? ¿Cómo?” Y es así como empezaste a seguir las indicaciones de nuestra maestra para darme placer, durante los dos dias siguientes. Imagino que hacías con gusto el aprender a menearmela, a comermela, a sentir el roce de mi glande en tu vulva, a apreciar el sabor de mi semen, cada día mas hecho, más de adulto. En dos dias, Maite, ya trajo un aceite lubrificante especifico para las relaciones sexuales. Que ella y yo nunca habiamos necesitado, pero para ti sí. ¿Aquí es donde quieres que me calle? ¿Qué no lo cuente? ¿Qué desaparezca? Con Martina en el dormitorio durmiendo, en esa tarde de finales de agosto, hicimos todo lo que nos indicó Maite. Tu sentada en el filillo del sofá con las piernas muy abiertas y echada hacia atrás. Yo arrodillado sobre unos cojines en el suelo. Maite nos lamió el sexo a ambos. Primero a ti, luego a mi, mientras me decía que te tocara el coño. Eso hice. Creo que no hacía falta que nos echara el lubricante, pero lo hizo. Primero a ti, extendiendolo por toda tu vulva. Luego a mi, pajeandome así y logrando que mi pene resbalara en toda su extensión. Para después ordenarnos: “Ahora Miguel, dirige tu polla a su entrada…. Ves que abierta está? Así, … suave.” Tú no mirabas ni aún cuando sentiste mi capullo abrir paso por la entrada. “Leti te va a doler un poco, pero es normal. Después de eso, sentirás el placer que esta polla de oro, me hace sentir a mi. Es lo que querías no? – Tú asentias mirandola solo a ella— Chupa mis dedos Leti y muerde si te ayuda. Ahora Miguel… sigue metiendola.” No hacia falta ayuda, pero Maite me empujó el culo, de forma que mi polla se terminó abriendose paso definitivamente por tu vagina. La metí hasta el final. Me alegré de que solo hicieras gestos y apenas te quejaras. Sentía mi polla muy aprisionada en tu coño, pero era agradable. “Muy bien chicos, ahora vosotros solos” Mientras se echó a un lado y empezó a pellizcarse sus duros pezones y a masturbarse, mirandonos. “Mmmm, te gusta Miguel?” –Siiiií— Afirmaba lleno de placer. “Te gusta Leti?” —Sí, ahora sí … aghhh – y jadeabas. “Eso es pequeños… Miguel, no te corras dentro, porque tu
hermana aunque aun no ha tenido la regla, debes de ir acostumbrandote a no hacerlo. Te acostumbrarás a correrte en su boca, de momento.” Y eso hice esa vez, y todas las que te follaba en los siguientes 4 años. Te volviste tan puta como nosotros, Leti. Si me apuras, peor aún. Acuerdate la vez que te descubrí pajeando a Martina. Cuantos años tenía ella? Cinco? Sí cinco, y tú trece. Yo con el tiempo, mis corridas las fui espaciando, pero tú, no perdías el tiempo y ya conmigo, o con Maite te corrías durante todo el día. Acuerdate la vez que le pediste unas bolas chinas a Maite, y como las usabas incluso en casa. Mamá nunca se enteró de que la cara de gusto que ponías desayunando, era por causa de ese juguete que ya llevabas dentro desde por la mañana. Yo no tengo la culpa de que mamá encontrara aquel chollo y nos mudáramos más cerca de su trabajo poco tiempo después. Aquella historia con Maite, no terminó por mi culpa. Mamá consideró la mudanza y tampoco me pidió opinión. Pero reconozco que me alivió en parte. Digo en parte, porque aunque mi historia con Maite terminó, contigo no. Me chantajeabas. Me buscabas cuando yo no quería. Hacias cualquier cosa para excitarme, o no te acuerdas ya, las mañanas que venías a mi dormitorio, yo aun dormido, y me la comías? Decias que te encantaba hacerla crecer en tu boca.
Historia 018 Una Película con mi hermana La historia que les voy a contar esta vez es la primera vez que tuve sexo con mi hermana. Ella tiene 3 años más que yo, se llama Sandra. Es morena, pelo largo rizado, con una mirada muy bonita, delgada, pechos grandes y un culo bien formado. La verdad que entre ella y yo había una buena relación, la típica relación entre hermanos, nada más nunca había habido sexo ni nada. Llegó un fin de semana en que nuestros padres se fueron de viaje, ese sábado no tenía idea de salir y mi hermana tampoco…Nos pusimos a ver la televisión pusimos una película, la actriz se parecía un poco a mi hermana. A mitad de la película, había imágenes de sexo, la actriz mostraba sus pechos y miré a mi hermana y me la imaginé a ella desnuda y me empalmé, sólo de pensarlo, al estar los dos en pijama, ella creó que me miró y se dio cuenta, pero no nos dijimos nada. Al acabar la película empezamos a hacer zapping y en un canal había una película porno una chica con cinco chicos. Tenía una polla en el coño, otra en el culo, una en la boca y una en cada mano. Lo dejé un poco y entre yo y mi hermano se produjo este breve intercambio de declaraciones: —Teta, ¿te vas a ir pronto a dormir? —¿Qué quieres que me vaya para pajearte? —Exacto... —Por mi puedes pajearte igualmente. Eso hice, me la saqué y empecé a pajearme, mi hermana se quedó mirando, empezamos a hablar de sexo, empezó ella a romper el hielo: —¿a cuantas chicas te has follado? —Sólo a dos, a mis dos últimas novias. ¿Y tú? —A unos cuantos. —¿La tengo más grande que tus otros ligues o que? —Más o menos igual. —Podrías hacerme tú la paja… —No de eso nada, soy tu hermana. —Va porfa y mañana limpió yo toda la casa y no les digo a los padres que te has traído esta mañana a tu exnovio… —Bueno vale…
Entonces fue cuando se me acercó, me pasó una mano por la cara, por el pecho, me dio un besito de hermana en la mejilla, y me puso su mano en mi polla, empezó a mover la mano de arriba abajo, mientras me daba besitos en la mejilla. Entonces posé mi mano en su culito, que a gusto estaba. Nuestras bocas se juntaron y nuestras lenguas empezaron a entremezclarse. Que rica sabía que bien lo hacía, cuanto estaba disfrutando… Seguíamos morreándonos mientras me pajeaba, le pedí que me la chupara, y eso hizo, se arrodilló y se puso a chupármela. Lo hacía muy suavemente la chupaba de categoría, se notaba que ha comido muchas pollas en su vida… Pasaba la lengua por toda la polla de arriba abajo y se la metía en la boca se la metía entera y subía y bajaba la boca como si fuera un coño y estuviera follándome la polla. Mientras tanto con la otra mano me acariciaba los testículos, me puse a disfrutar. Del contacto de su boca sobre mi piel. No tardé mucho en correrme, se lo tragó todo, me dejó que me corriera en la boca. Ahí fue cuando ella se levantó y me dijo: —Ya has tenido tu corrida hoy, me voy a dormir… Y se fue. Eso fue todo por esa noche al día siguiente, nada más levantarme me entraron ganas de ir a mear y fui al baño, entré y me puse a mear, no me di cuenta que mi hermana estaba duchándose, estaba la cortina corrida, y en ese momento estaba con el agua parada. A la que empecé a mear, ella se dio cuenta, se salió de la ducha, está detrás mía, sin que me diera cuenta y por detrás mía paso la mano y se puso a sujetármela mientras meaba, al girarme la vi desnuda, por primera vez en mi vida, mojadita, preciosa, apoyando sus tetas en mi espalda. Me puse cachondo y me empalmé, cuando termine de mear giré todo el cuerpo la abracé y nos dimos un beso en los labios, juntabamos nuestras lenguas y empezamos a recorrer nuestros cuerpos con las manos. Nuestros labios unidos, nuestras lenguas jugueteaban, nuestros pechos apoyados el uno sobre el otro, mi pene apoyado sobre su coño… mis manos sobre su espalda, sus manos en mi culo. En esas estábamos cuando empecé a bajar, a besarle la mejilla, la barbilla, el cuello, los hombros, hasta que llegué a sus pechos… Mordisqueaba sus pezones, pasaba mi lengua por todo su pecho, primero una teta luego la otra, le daba besos por toda su extensión. Seguí bajando besando su tripa, por todas partes, pasando mi lengua, acariciándola toda con mi lengua y con mis manos, me entretuve en su ombligo, y ahí fue cuando me pidió que me sentará en el water, y le hice caso, ella se arrodilló en tierra y empezó a chupármela. Qué placer, que maravilla… Qué bien lo hacía. Sus manos acariciaban mis testículos, ella se metía toda mi polla en su boca, pasaba la lengua por toda ella, subía y bajaba como si su boca fuera un coño que me estuviera follando. Hasta que me corrí, todo mi semen en su boca, que se lo trato. Entonces me volvió a besar en la boca, la hice tumbarse en tierra, y empecé a besarle los pies, a meterme cada dedo de su pie en mi boca, mientras le besaba, le estaba besando cada centímetro de su cuerpo, sus tobillos, sus pantorrillas, sus rodillas, sus muslos, hasta llegar al coño, donde empecé a pasarle la lengua por el coño, a besárselo, mordisqueándoselo, saboreándolo. Entonces le metí un dedo, lo metía y lo sacaba como si fuera mi polla, mientras tanto mi lengua seguía posada y moviéndose sobre su coño, mi otra mano también le acariciaba
la zona. Sus movimientos demostraban que el placer que le estaba dando era muy grande, sus sonidos también, estaba disfrutando, de mis dedos, de mi lengua, notando mi respiración tan cerca de esa zona tan delicada. En esas estábamos cuando tuvo un gran orgasmo. Cuando ya estaba cerca del orgasmo su mano se había posado en mi pene, moviéndolo y así había conseguido revitalizarlo. Me había empalmado de nuevo. Estaba bien duro, entonces fue cuando me tumbé encima de ella y puse la punta de mi polla en su coño y me quedé parado, en ese momento recapitulé y cuando fui a sacarla para ir a por un condón, ella me dijo que se tomaba pastillas para no quedarse embarazada, ahí fue cuando la penetré hasta el fondo, que placer más maravilloso. Que gusto... Entraba y metía, sus manos en mi culo ayudaban al movimiento, nuestras bocas no paraban de besarse, nuestras lenguas de buscarse la una a la otra. Estábamos disfrutando mucho. Hasta que nos corrimos, nos vinimos a la vez.
Historia 019 Mi loca prima y yo a solas A— Hola, Luisa, buenas tardes. ¿Cómo estas?. L— Bien, ¿Tu?. ¿Como estas después del acontecimiento del otro día?. A— Aparte de un poco cortada ahora aquí, por tu presencia, bien. La verdad es que se me han despertado cosas que creía dormidas para siempre. L— No seas tonta. ¿Te vas a cortar ahora conmigo después de tantos años de amistad?. A— Eso no evita que me sienta cortada. No creas que es que no me gustó. Solo que me resulta sorprendente. El acontecimiento... ese encuentro – entiéndeme, placentero— no dejo de ser una autentica sorpresa, no se me había ocurrido que pudiese ocurrir algo así, contigo y con tu marido, que cosas. Lo pienso y aun me pongo colorada. L— ¿Estas arrepentida?. A— No, claro, que no. De ninguna manera. Todo lo contrario. Por mucho apuro que me de, que me da, he descubierto algo que no solo me sorprende sino que me ha despertado al pasado. Es como si los nervios de las primeras experiencias hubiesen regresado reviviendo otros momentos. Me ha traído esos recuerdos L— ¿Los recuerdos de las primeras experiencias?. A— Si, a eso me refiero. A la manera en que viví aquellas primeras experiencias. Sus nervios, sus temores y su ansiedad. Por que no se que es lo que era mas excitante, si hacer o la duda de que iba ocurrir y que vendría después. L— Tienes razón. En aquellos momentos adolescentes, la espera de que el chico te cogiese la mano, o te besara creaba una ansiedad insoportable. El corazón parecía desbocarse, una y otra vez que la situación parecía aproximarse y eso resultaba terrible, tremendo. No te digo nada de los primeros roces libidinosos en los que creí que dejaría de respirar, creía que me iba a morir de ansiedad. Y quizás esa ansiedad es la que se repite ahora, aquella misma que ponía un grado de temor tal que hacia de la espera algo insoportable a la vez que imposible de abandonar. ¿Tu recuerdas tus primeras encuentros?. ¿Cómo no te vas a acordar, eso nunca se olvida?. A— No, nunca se olvida. Un primo, mío, del que estaba enamorada desde niña y del que muchas otras ocasiones anteriores había fantaseado que algo ocurriría. L— Vaya. Un primo. Que tendrán los primos que siempre pasa algo con ellos. Supongo que la edad justa en el sitio justo. ¿No fue así?. A— Claro. Entre que tendría unos 17 o, 18, cuando yo tenia 15 que me hacían percibirlo como un hombrazo hecho y derecho y que me daba clases, para superar las matemáticas, dejándonos solos mas de una vez en casa parecía inevitable que ocurriera. La verdad es que yo estaba mas pendiente de él que del álgebra, no lo podía evitar. No hacia otra cosa que estar lo mas cerca de el que podía, me gustaba olerlo y sobre todo, si alguna
vez notaba su aliento sobre mi cuello accidentalmente me deshacía. L— Ya imagino. Así que supongo que en algún momento la cosa exploto. A— Como era normal. Pero no creas que no le costo, arrancarse. Yo pensaba ya que no le gustaba, o que no me vía como yo quería que me viese. Así que después de muchos momentos de esos en los que si, pero luego no, un día cuando menos lo esperaba, estando sentado a mi lado, mientras me explicaba, sentí su mano en mi rodilla. Creí que me iba deshacer y que solo era un roce accidental, pero después de un rato de seguir apoyada en sobre mi piel sin retirarse –por supuesto yo inmóvil como una estatua— me di cuenta que quizás mi suerte había cambiado. El calor me subió al rostro y el corazón temía explotar, mientras rezaba aturdida por que siguiese. L— ¿Y siguió?. A— Siiiiiiii. Aunque tardo lo suyo. Yo seguía inmóvil, sin articular palabra, oyendo de fondo su voz, casi diluida el una lejanía falsa mientras solo prestaba atención al tacto de sus dedos que apenas se movían despacio hacia el interior de mi rodilla. La sensación me estaba diluyendo haciéndome perder la noción del tiempo. No se cuanto transcurrió en ese primer momento. Solo me daba cuenta, después de un rato, que inerte y empapada, como su mano estaba en todo el interior de mis muslos. Era asombroso la sensación, los nervios, el placer, mi inmovilidad, la angustia... todo estaba mezclado retorciéndose en una madeja de goce imposible. L— Que bien descrito. ¿Y que pasó?. A— Ya te puedes imaginar, a partir de aquel día, solo esperábamos que mis padres se marcharan en algún en de las horas de ayuda escolar, —que gracias a Dios, ocurría con cierta frecuencia— para entra en ese mundo nuevo de sensaciones insospechadas que se empezó abrir para mi. En los días que nos quedábamos solos, fuimos descubriéndonos, avanzando y sintiéndonos asfixiados el uno en el placer del otro. No sabes la intensidad de las cosas que descubrí, quizás por lo desconocidas o quizás por lo nuevo, pero fue fantástico. L— Así que el primito te enseño a sentir. Te descubrió un mundo nuevo de sensaciones y de misterio que hasta entonces solo imaginabas. Que solo era una sospecha. A— Claro. Hasta entonces cualquier acontecimiento había sido solo imaginario. Ningún chico me había tocado, solo en la fantasía había visto a alguien besarme o tocarme. Así que cuando sentí sus dedos recorriéndome las piernas me falto poco para asfixiarme de manera tan extraña que la fatiga se convirtió placer. El roce me penetraba desde un cosquilleo de la piel de las ingles hasta un calor dulce en mi interior que me diluía las entrañas. Estaba empapada solo deseaba sentir sus dedos entre mis labios que no tardaron en llegar, haciéndome exhalar un profundo suspiro cuando recorrió, despacio, toda su longitud llevándome a un punto que iba a explotar en orgasmo. L— Dios santo, solo de oírte soy yo la que tiene las bragas mojadas. Pensar en esa experiencia a los quince años me hace imaginar tu estado de excitación y me revuelve. ¿Qué ocurrió después?.
A— Con el sentido medio perdido por el placer y los nervios, mientras me acariciaba, tomo mi mano y se la coloco sobre la bragueta presionando la palma contra el bulto duro y largo que ocultaba la ropa. No puede evitar que toda mi atención se centrase en semejante experiencia. Me agarre a él sintiendo la enorme potencia que representaba su rigidez y su volumen y lo acaricié una y otra vez, entre el deseo de sentirlo y el temor de ser interpretada como una fresca. El tiempo y la impresión mantenida por los dedos disolvió esta duda, llevándome a un punto que no sabia si quería mas notar sus yemas en mi raja, o su erección en mi mano. Fuera como fuese, todo estaba por encima de lo esperado envolviéndome en una nube de placer que me obligaba a abandonarme aflojándome las fuerzas con la misma intensidad con que aumentaba el placer. Note como a través da la tela de su pantalón aquel cuerpo entraba en su limite y empezaba a convulsionar en espasmos repetidos y rápidos, poco después de que él se tensara como una tabla, que se alargaron, en el tiempo, entre un golpe y otro mientras una mancha humada aparecía atravesando el tejido al final de aquel cuerpo. Aquello fue el limite que rompió mi resistencia. La poca conciencia recuperada con el aviso de su corrida y la percepción repetidamente convulsa de su eyaculación se perdió en la misma impresión morbosa que sus golpes produjeron en mis cerebro, que espesando la niebla mental que me envolvía me aflojo el cuerpo entregándome a una dulce sensación creciente que me invadió hasta explotar en contracciones que no podía soportar. Se me aflojo todo el cuerpo hasta el punto en que los gemidos se hicieron llanto y me quede laxa, inerte, entregada. L— La verdad es que tal y como me has contado tu primera experiencia, describe que la viviste y la conservas en el recuerdo con extraordinaria excitación. Es maravilloso, ver que un acontecimiento vivido hace tanto tiempo puede conservarse tan vivo y tan fresco en la memoria. No se trata de juegos de palabras, sino de que el contenido libidinal, sin perderse un segundo, conserva la intensidad que solo en esos años se puede experimentar. Solo de imaginarlo, —créeme—, me he excitado. Casi he podido ver a tu primito tocándote agitado y nervioso, y casi notar la sensación que tus manos al agarrarlo, de tu cuerpo al sentirse acariciado. He vivido tu orgasmo, casi y me entran deseos de sentir un cuerpo joven como el de el tocándome y tocándolo. Ufff, chica que calentón me has dado.
Historia 020 Los gustos de mi prima consentida Era día de las madres y solíamos ir a casa de mi abuela para reunirnos toda la familia. Recién llegamos mi novio y yo, comencé a ver a personas que no conocía, quizás son familiares míos que hace años no veo, le dije a él. Salude a los que conocía, me presentaron a otros y reconocí a algunos que llevaba tiempo sin ver, pues había estado fuera del país un par de años. Era mucha la gente que había, niños, adolescentes, personas adultas y ancianos, incluyendo a mis abuelitos. Entramos en la casa buscando a mi abuela para felicitarla y al salir, mi novio me hizo una seña tocándome con su codo, lo miré y seguí su mirada fija en punto, encontrándome con unas piernas largas bien estilizadas, un abdomen plano al descubierto con un pircing en el ombligo, una piel morena y un cabello negro, suelto, casi hasta la cintura… labios gruesos, boca grande y apetecible, ojos redondos con unas pestañas largas que me llamaron a la distancia, moviéndose de arriba abajo Uuuuyyyy ¿y esa quien es? — dije dirigiéndome a mi novio Si no lo sabes tú — respondió él No creo que la conozca, ese cuerpo alto y voluptuoso, lo reconocería a mil metros Diciendo esto vi como se acercaba la chica hacia donde estábamos nosotros Hola prima… ya no saludas – me dijo Oh… eh… prima¿?— respondí balbuceando y un poco confundida ¿No me reconoces? tanto tiempo tenemos sin vernos? Y eso que era tu primita consentida. Dios no puede ser… Desi?… Desirée? Jaja, sí, ¿por qué te sorprendes? Cómo por qué, la última vez que ti vi tenías 13 años y medías poco más de un metro… ahora cuanto mides? 1.72… y acabo de cumplir 18 Que impresionante!!! como pasa el tiempo, de cara te ves muy parecida a cuando estabas niña, excepto porque tus facciones ya te hacen ver como una mujer Soy una mujer prima y bien mujer… No lo dudo – dije casi entre dientes, mordiéndome los labios para controlar lo que me provocaba, pues mi primita sí que había crecido y cómo le caía de bien ¿Y él… anda contigo…? – preguntó mirando a mi novio de pies a cabeza, con un morbo
que pude descifrar en su expresión. Sí, es mi novio Hola— dijo él extendiéndole la mano Hola, mucho gusto… primo? jajaja Jaja, llámame como quieras, es un placer conocerte— dijo él muy caballerosamente pero sin seguirle el juego a la maliciosa prima que incitaba a jugar, con sus ojos y su risa, coqueteándole descaradamente delante de mí. Las dejo, voy a saludar a los demás, nuevamente encantado de conocerte— enfatizó mi novio mientras le daba nuevamente la mano y se marchaba. La observé como lo seguía con la mirada, como si yo no estuviera frente a ella, de repente volvió su rostro hacia mi como cayendo en cuenta de mi presencia, se puso seria y se excusó para irse. Minutos más tarde me acerque nuevamente a mi novio ¿Que pasó con tu primita? Preguntó con una sonrisa provocadora Pues nada, eres tu la miel que ella se quiere comer y yo la abeja que te está cuidando y que ella siente que debe esquivar Si es así, mejor para ti, ya tienes el señuelo Y cómo se supone que le haga? Después que te fuiste se te quedo viendo descaradamente como si yo no existiera y luego ni reparó en mi. Como voy a usarte de señuelo si le importa un pito que seas mi novio, si quiere te buscará por su cuenta, se lo vi en la cara; se distanció de mí precisamente porque le gustaste. Pues yo no voy a seguirle el juego, así que si te gusta tu prima, utiliza eso que dices que percibiste para acercarte a ella; aunque yo creo que ella hace lo que se le viene en gana y ¡qué ganas las que tiene! se le nota hasta en el andar. Eso es cierto, nunca me había gustado una mujer tan cercana a mi, pero de verdad que la miro y se me hace agua la boca, cual dulce listo para ser devorado— dije mirándola de lejos Las mujeres se atraen por sí solas, aunque muchas cuando se dan cuenta de que se sienten atraídas, se alejan, pero no hay barreras entre ustedes, ni raza, ni consanguinidad que las separe, al contrario, mientras mas cercanía haya, por amistad o cualquier cosa, será mayor el disfrute y la complicidad – puntualizó mi maravilloso compañero, como siempre con la frase perfecta, en el momento más oportuno. Me quede en silencio un momento mientras seguía observándola de lejos, me provocaba comerme esa boquita y que con ella me comiera a mi completita… ¿Cómo hago para llamar su atención sabiendo que me esta evitando a propósito…? – pensé.
— Buenas tardes!— dije acercándome al grupo donde ella se encontraba, salude a otra prima que no había visto y mientras tanto, vi como Desi se alejaba nuevamente de mi y se acercaba a mi pareja aprovechando mi ausencia; parece que le ofrecía algo de tomar, cosa que ni yo había hecho por andar embobada con la relajada de mi pariente, que ahora ocupaba mi puesto a su lado. Me regresé a donde ellos estaban, sin ánimos de darme por vencida y antes de llegar, ella se levantó dejándome el puesto y ofreciéndome una cerveza, para tener una razón para retirarse. Esta bien, gracias. Te acompaño. No podrás con las tres botellas— le dije Ella ni se inmutó, siguió caminando como si yo no fuera a su lado, sacó las cervezas de la cava, me dio dos a mi y me dijo que iba al baño. —Ok, te espero — No tranquila, ve tú con tu novio Ufff ya me estaba exasperando. Me regresé obstinada donde él estaba, extendiéndole la mano para darle la botella. ¿Que pasó? Te rebotó otra vez? Sí, que rabia, no haya como quitarme de encima y yo tampoco voy a estar toda la noche detrás de ella como una imbécil … te gusta?— me preguntó Sabes que sí pero… Actúa con inteligencia… tu sabes lo que quiere, pero ella no sabe lo que tú quieres, demuéstrale que no estás celosa, que no te importa que mire a tu pareja, que puede hacer lo que quiera, pero no se lo digas, solo haz que lo entienda y atrápala como haces con las mujeres, sé tu misma no te pongas nerviosa, domínala como a veces te gusta hacerlo, no dejes que ella te lo haga a ti. Ok, voy a intentarlo, gracias mi amor Entré a la sala de la casa donde ella se encontraba, todos los demás estaban afuera. ¿Qué haces?— le pregunté Nada, me estoy arreglando las cejas, no me dio tiempo hacerlo antes de venir— (sostenía un espejito con su mano) Y que te estás arreglando si las tienes preciosas, á mi sí que me hace falta, mírame nada más
Sí, te hace falta un toque— dijo pasando su pulgar por mis cejas Pues entonces no se diga más, yo te ayudo a ti y tu a mi Me senté en el mueble a su lado aprovechando la buena racha y ella recostó su cabeza en mis piernas… se veía preciosa desde arriba, entre mis pechos y mi sexo. Comencé a quitarle los pelitos que tenía de mas, mientras le hablaba de todo un poco; en minutos la estaba haciendo reír y cuando lo hacía se abrazaba a mi desde la misma posición donde se encontraba, haciendo que mis tripas se apretaran fuerte por el contacto, que hacía erizar todo mi cuerpo. Tú si eres loca… dices cada payasada… porque no me cuentas cómo te fue en el viaje que hiciste A medida que la conversación se extendía yo me acercaba más a ella, me di cuenta como se sentía a gusto conmigo y me preguntaba por qué me había estado esquivando… ¿tanto le gusta mi novio… y tan celosa me creía a mi…?— pensaba — Me fue maravilloso— le respondí— … ya sabes lo divino que es viajar y conocer lugares hermosos y pues, con ese hombre que a mi me acompaña.. que te puedo decir? cuando no estábamos ocupados en el trabajo o disfrutando de las bellezas del lugar, estábamos teniendo el sexo mas rico que te puedas imaginar… — Me estás ruborizando, mejor no cuentes dinero delante del pobre, cambiemos de tema. — Por qué, ¿acaso te excita? — Claro que me excita, crees que soy de piedra? Y yo aquí no tengo con quien desahogarme— dijo ya como lanzando el anzuelo… y eso que era yo la que estaba pescando. — Pues si quieres te lo presto… con lo rico que es hacerlo con él, no me importa que haga disfrutar a otras como lo hace conmigo — Estas loca, como crees… ¿tú eres capaz de compartirlo? — Claro que sí, eso no se desgasta, además no soy para nada celosa — Que loca que eres en verdad, mejor cambiemos de puesto que ya yo estoy bien así— dijo mirándose en el espejito de mano. Me acomodé en sus piernas del mismo modo en que lo hizo ella conmigo y la rodee con mi brazo, posando mi mano cerca de sus nalgas, las cuales eran exquisitas, sin duda. Oye, tu eres una mujer muy bella— le dije mirándola a los ojos— como voy a ser tan egoísta para quitarle a mi novio un manjar así de la boca… que disfrute todo lo que quiera y si me deja mirar mejor… (cuando dije esto deje caer mi mano más abajo tocando el inicio de su trasero, acariciándolo)
Ella se quedó fija en mi mirada, como para comprobar, que tan en serio estaba hablando. Te gusta ¿verdad?— le dije Bueno… me hace cosquillas Ja ja, yo me refiero a mi novio, no a mi caricia Ah… jajaja… es atractivo e interesante, que te puedo decir? — dijo sonriendo, mientras sus ojos brillaban sin cesar, estaba excitada, no cabía duda— Pero de ahí a lo que tu dices nada que ver, nunca estaría con el novio de una amiga, menos de una prima— dijo. Que tonta eres De verdad te apetece mirarlo haciéndolo con otra? A mi, claro que sí ¿te apetece a ti que los mire? Un ruido nos hizo voltear rápidamente hacia atrás, entraba mi abuelo diciendo que la fiesta era afuera, que saliéramos del cascarón Pues hagámoslo, salgamos del cascaron, dije mientras le daba una palmada en sus preciosas nalgas cuando pasó frente a mi Al salir la invité a sentarnos junto a mi novio, me dijo que iba por unas cervezas que la esperara allá, al llegar donde él estaba le dije: Por lo menos ya no me esquiva, admite que le gustas, pero no creo que haya oportunidad conmigo, a lo sumo me dejará mirar si es que acepta hacerlo contigo, solo quiero que me hagas ese favor, quiero que te la cojas por mi. Tranquila, no te des por vencida Ella llegó al sitio, se sentó frente a nosotros formando un triángulo y lo miró a los ojos mientras tomaba de su cerveza. Desde un grupo me llamó otra prima para presentarme a su novio y me fui dejándolos solos Quedas en buenas manos, literalmente hablando— le dije en el oído antes de irme, ella sonrió con malicia Demoré aproximadamente diez minutos lejos de ellos, ya estaba desesperada por volver, pero sabía lo bien que aprovecharía mi novio ese tiempo a solas con ella. ¿Me extrañaron? – les pregunté al sentarme nuevamente en aquel triangulo que me estaba dando una de mis mejores calenturas. Claro que sí, especialmente tu primita que estuvo a punto de irte a buscar
Claro, te tardaste mucho — dijo ella riéndose, yo no entendía el juego, solo reía y escuchaba Sabes que tu prima es muy parecida a ti— me dijo mi novio Ah si? Y en que será? Las dos tienen la misma fantasía— dijo él con esa expresión tan sexy que me encanta Tosí con la cerveza que había entrado en mi boca, no perdía la capacidad de asombro de lo que mi novio era capaz de lograr con solo un par de minutos, ella se carcajeó con mi reacción. Viste, te dije que se iba a sorprender— le dijo mi novio mientras se levantaba a buscar otra cerveza ¿Y cuál es tu fantasía?— le pregunté mirándola con una seducción que nos ató a ambas al instante Quiero tener sexo con una mujer— dijo acercándose a mi rostro y mordiendo su labio inferior… mmm como quisiera ser yo la que acariciara con mis dientes y mi lengua esa boquita deliciosa, en este mismo momento (pensé). Ella continuó diciendo: También me he imaginado muchas veces como sería hacerlo con una pareja, como ustedes, nunca me habrías pasado tu por la mente como una opción, no porque no seas atractiva, en verdad lo eres y me gusta como te desenvuelves, pero me parecías muy seria, así que no se me hubiera ocurrido que a ti te provocaran ese tipo de “cosas”. Me provocas tú… y ya ves, las apariencias a veces engañan — le dije y acercándome a su oído, con una voz sensual y llena de excitación continué — Te he perseguido toda la tarde, ya es de noche y solo estoy pendiente de ti… me tienes loca, con esa cara sensual, esa boca, ese perfume, tu culo tan provocativo que me llama cuando caminas dándome la espalda, resistiéndote a mi… con todo tu cuerpo me has hecho sudar y mojar todo el día, quiero comerte toda. ¿Y como hacemos?, aquí no puede pasar nada, hay mucha gente, mejor cuadremos para otro día y nos vemos No, no, no de ninguna manera, ya encontraremos la forma Pasaron un par de horas y ya quedaba poca gente, algunos se habían marchado y otros habían ido a dormir. El plan era esperar a quedarnos solos, no podíamos irnos ya que estábamos en un pueblo a tres horas de donde vivíamos y los más allegados se quedarían, entre ellos nosotros tres. El tiempo trascurrido, en lugar de aplacar mis deseos, me tenía aun más excitada, pues ella se encargo de mantenerme encendida, con jueguitos, miradas y comentarios subidos de tono. Bebíamos de una sola botella que ella guardaba entre sus piernas y cuando se la quitaba, rozaba con mis dedos su sexo y luego ella hacia lo mismo conmigo.
Ya casi no queda nadie. No pueden tocarse una a la otra aquí, pero desde donde están, pueden acariciarse ustedes mismas sin que nadie las vea— sugirió el oportuno de mi hombre, que observaba como se calentaba cada vez más el ambiente, en aquel triangulo sexual. Sin dudarlo ni un momento, ella metió su mano dentro de su pantalón y yo hice lo mismo conmigo. La observaba sacando la punta de su lengua, mojando sus labios, cerrando sus ojos y trasformando sus gestos en puro placer, mientras yo conseguía un orgasmo intenso y silencioso, mirándola masturbarse frente a mi y deseándola más cada minuto. Luego llegó su turno al clímax… apretó sus ojos y mordió sus labios para no gritar, al final de sus convulsiones contenidas y aun con la sensación que cubre el cuerpo femenino después de un buen orgasmo, abrió nuevamente sus ojos buscando mi mirada, intentando regalarme la última gota de su éxtasis… ese orgasmo me dejo aun más excitada y sus expresiones me hacían sentir ganas de devorarla allí mismo. ¿Me acompañas al baño?— le dije recomponiéndome un poco Claro, vamos El baño estaba ocupado, salimos de la casa nuevamente y nos sentamos en otro espacio desde donde nadie se veía. Mi novio estaba parado allí y nos dijo que siguiéramos disfrutando, que allí sí podíamos acercarnos más, que él nos avisaba si alguien venía. Nos sentamos frente a frente y nos atrajimos con desespero, poniendo cada una la mano en la cabeza de la otra, para unirnos en un beso animal, apasionado, deseado; saboree su lengua con un gusto exquisito y mordí sus labios sin querer soltarlos, eran una delicia tal como lo imagine… ella desabrocho mi pantalón, muy hábilmente metió su mano dentro y comenzó a masturbarme con fuerza y suavidad al mismo tiempo; metió uno de sus dedos en mi sexo empapado y seguía besándome, la boca, el cuello, el lóbulo de la oreja, me estaba comiendo mi prima y yo estaba en el cielo… jadeaba tragándome todo el placer para no gritarlo, ella ahogaba mis quejidos en su boca y yo seguí ese movimiento rítmico que ella inició con su mano en mi sexo, que rápidamente me llevó a un nuevo orgasmo… Cada vez estaba más excitada… no podía parar, ahora yo la tocaba a ella; que ganas tenía de quitarle toda esa ropa y saborear todo su cuerpo de mujer, recorrerla con mi lengua toda y reconocer en su piel, en su aroma de hembra apasionada, cuánto había crecido mi prima. La deseaba, metí dos dedos de un solo golpe en su entrepierna la cual los recibió, entre jugos y sudor, con un jadeo que no pudo reprimir; la bese para callarla e intensifiqué mis movimientos haciéndola respirar cada vez mas fuerte y apretar mi mano contra ella; movía sus caderas como una diosa del sexo, me estaba volviendo loca con esos movimientos y como si fuera poco me dijo al oído, —ésta es por ti primita— se aferró a mi cuello succionándolo fuerte y con esa pasión que parecía infinita, acabo en mi mano. Nos recuperamos y arreglamos nuestras ropas, mientras miraba como novio ya no podía disimular su erección, mucho estaba aguantando y con esa escena frente a sus ojos no era para menos… Tengo una idea — les dije, mientras limpié mis manos y caminé hacia las únicas personas
que quedaban en el lugar, entre ellos mi hermano y unos primos Muchachos, nosotros vamos con Desi a la farmacia a comprarle algo para el dolor de vientre, pobrecita tiene rato con malestar y no tiene analgésicos ¿No quieres que vayamos nosotros? — preguntaron No gracias, ustedes están bastante tomados, es mejor no manejar así, no hay problema yo me conozco por aquí, estaremos bien Ok, tengan cuidado Nos montamos los tres al carro, yo de copiloto y ella atrás fingiendo dolor. Salimos de allí y le dije a mi novio que se estacionara en una plaza detrás de un mural que estaba como a seis cuadras de casa de mi abuela y donde quedábamos escondidos a la vista de los carros que pasaban, eran las dos de la madrugada. Él se estacionó y yo sin bajarme del carro, me pasé como pude al puesto de atrás y me lancé sobre ella, mi prima, nos besamos desesperadamente, como si fuera la primera vez, aun teníamos muchas ganas las dos, comenzamos a quitarnos la ropa lo mas rápido que pudimos sin dejar de entrelazar nuestras lenguas… al descubrir mis senos ella se prendió de ellos, besándolos y chupándolos con lujuria mientras me decía… — Que rica sabes primita, como me excitas, tienes un cuerpo hermoso y provocativo — Tú a mi me encantas, me estas haciendo delirar, que lengua tienes, como mueves los dedos, como hueles— Besé sus senos que no eran muy grandes, pero cabían perfectos en mi mano, la acosté en el cojín y me puse encima de ella, terminé de desnudarla y ella a mi, pegamos nuestros clítoris y comenzamos a movernos como si la estuviera cogiendo con un pene, frotamos nuestros sexos chorreantes de placer y ella me apretaba por mis nalgas hacia ella, abriendo las piernas lo mas que podía, mientras me decía, —cógeme primitia, cógeme así… ahh, ahhh que rico… fui al primera en venirme, luego llego ella. Me levanté y le dije al oído: es todo tuyo— enseguida se acercó hacia donde estaba mi novio, quien seguía en el puesto del piloto pero girado hacia nosotras, ella lo besó, pude ver sus lenguas enredarse y mi clítoris empapado e hinchado volvió a encenderse pidiendo más; él inclinó el puesto totalmente hacia atrás y ella bajo el cierre de su pantalón, le sacó el pene erecto, se lo metió en la boca y comenzó a mamarlo mientras se acomodaba en cuatro… yo empecé a masturbarme de nuevo y con la otra mano tocaba el sexo de mi prima que estaba apuntando hacia mi, al igual que su culo bello, provocativo, jugoso; sin titubear metí mi lengua en su coño moreno, disfrutando del sabor y el olor a sexo de quien en ese momento sentía mi mujer, chupé sus labios, su clítoris, pasaba mi lengua desde su sexo hasta su culito, apretando con mi mano sus nalgas y dándole fuertes nalgadas. Ella seguía mamándolo, cada vez mas rápido y mi novio jadeaba, acariciándome la espalda y mi trasero, ensalivó un dedo y lo metió en mi culito sabiendo que me yo me estaba acariciando el clítoris y todos comenzamos a movernos más rápido, el olor a sexo invadía el interior del vehículo, mi prima se vino en mi boca y yo en mi mano y la de mi novio, ella se acomodó y se sentó sobre el
huevo metiéndoselo hasta las entrañas, saltaba y jadeaba fuerte, haciendo que mi novio intensificara también sus movimientos… cabalgó encima de él diciendo lo rico que era meterse el huevo de su primo… — Ahhhh… que divino es este hombre, gracias por prestármelo, le voy a acabar encima— y comenzó a dar gritos de placer, la bese nuevamente para callarla y ahogar su orgasmo en mi boca, me separé de ella un poco y le dije, síguete moviendo ahora le toca a él… entonces iniciaron nuevamente sus movimientos, yo besé a mi novio y luego a ella, quien le decía — Te gusta como me cogí a tu novia… esta rica, solo me falto chuparle el coño… mmmm… cómo lo deseo. Se seguía moviendo mientras agarraba mis tetas en sus manos y las metía en su boca como podía, por segundos; sentí contraer a mi novio y vi en su expresión que iba a terminar; mi prima, en pleno orgasmo de él se vino de nuevo mezclando así sus líquidos con el semen y restregándolo por ambos sexos… Exhaustos aún y controlando un poco nuestra acalorada respiración, volvimos a casa de mi abuela, aun estaban allí mis primos y mi hermano, quien me preguntó: ¿Qué ha pasado?, me tenían preocupado, tienen los teléfonos apagados Es que no tenemos cobertura aquí, pero ella esta mejor, no encontramos farmacias abiertas por aquí y tuvimos que ir al otro pueblo. Y ya estás mejor?— le pregunta a ella Uy si, es un alivio, sentía que me explotaba por dentro cuando salí de aquí— dijo mirándome con una complicidad y morbosidad, que desde esa noche se quedó para siempre con nosotras. Se convirtió en uno de mis mejores vicios, en una excelente amante. He tenido su cuerpo esa noche y muchas más; todo lo que falto por hacer esa primera vez, lo disfrutamos repetidas veces en otros momentos, en mi casa, en mi cama, en el baño, en el mismo carro en una posterior visita a aquel pueblo… Hace más de dos años que nos devoramos en cada encuentro; cada vez que podemos nos regalamos una maravillosa escena de sexo, a solas o con mi novio y ahora más que nunca sigue siendo… mi primita consentida.
Historia 021 Juegos femeninos Ella se encontró por casualidad con una antigua amiga del instituto, fueron a cenar y luego a un espectáculo de hombres con lo que la excitación que sufrió una de ellas motivó que la reunión de amigas se convirtiera en una reunión de sexo. Ella se encontró por casualidad con una antigua amiga del instituto, fueron a cenar y luego a un espectáculo de hombres con lo que la excitación que sufrió una de ellas motivó que la reunión de amigas se convirtiera en una reunión de sexo. La historia que me dispongo a contar ocurrió el pasado verano cuando conocí a Pili, una chica rubia de 1,70 aproximadamente, poco pecho y culo estrechito y apetecible. La primera vez que la vi calculé que tendría no más de veinticuatro años. Ella llevaba poco tiempo en nuestra ciudad a la que se había desplazado para casarse y trabajar. Me dijo si podía acompañarla a ella y a su amiga Julia, aún más alocada y cachonda que yo misma y la cual aprovechaba la menor ocasión para hablar de chicos y de sexo sin el más mínimo recato. Pili me dijo que me invitaba a cenar con ellas para, de este modo, celebrar una pequeña fiesta de despedida de soltera. Por supuesto accedí gustosa a su invitación. El sábado siguiente fuimos a un restaurante italiano y allí le regalé unas prendas íntimas que había comprado en un sex—shop al que había ido en alguna ocasión. Consideré que era lo más adecuado pensando que se iba a casar en unos días. Así pues todas reímos cuando Pili abrió sus regalos. Un corsé con el que estilizar su figura, unas bonitas braguitas de color blanco junto al portaligas a juego en el mismo color y todo ello bien transparente para que nada quedara a la imaginación de quien lo viera. Por su parte Julia, mucho más provocativa, nos sorprendió a ambas regalándole un enorme consolador imitando la textura masculina y otro tipo de liguero con dos penes, uno por cada lado. Si tu marido no funciona con esto le jodes tú a él –le dijo riendo de buena gana. Después de cenar y tras tomarnos dos botellas de un exquisito vino decidimos irnos a una sala de fiestas que Julia conocía y en la que, casualmente, se desarrollaba como espectáculo un destape de hombres sólo para mujeres. Tanto Pili como yo estuvimos de acuerdo con la idea pues pensamos que podía ser algo divertido. Una vez llegamos al local, pagamos las entradas y entramos en una gran sala en la que nos sentamos cómodamente en unos amplios sillones. En pocos minutos llegó un apuesto camarero el cual con la mejor de sus sonrisas nos preguntó qué deseábamos tomar. Tras tomar nota y marcharse, Julia comentó divertida lo que le gustaría tomar del guapo camarero. Pedimos copas entre risas y bromas hasta que, bastante cargadas de alcohol, empezaron a desfilar los hombres. Al poco rato pude ver como Pili se relamía los labios mirando a uno de los chicos mientras que Julia, en un par de ocasiones, se levantó la falda de vuelo que llevaba enseñando provocativamente su tanga y gritando como una loca:
¡Muchachos, aquí, aquí! ¡Venid aquí tíos buenos! Pili, muerta de vergüenza, trataba de agarrarla para que se estuviera quieta pero era casi imposible pues debido a su estado de embriaguez no atendía a razones. Llegados al final del espectáculo invitaron al público para que se apuntara para participar en un destape con premios en metálico. Ahora sí que fue imposible mantener a Julia quieta apuntándose ésta la primera aunque fue la última que salió al escenario. El alcohol empezaba a hacer estragos en nosotras y eso que la noche apenas había hecho más que empezar. Cuando Julia apareció en el escenario parecía una auténtica profesional. Empezó a moverse de forma sensual acariciándose por todo el cuerpo para así animar al público presente. Lo primero que se quitó fue la bonita falda que llevaba dejando tapado lo demás por su larga blusa que se levantaba de tanto en tanto dejando su tanga al aire. El público asistente aplaudió cuando se dio la vuelta y se agachó pues, en esa postura, levantó la blusa y su tanga, por detrás, no tapaba nada. Sin embargo, cuando se deshizo de la blusa fue aún mejor ya que sus grandes tetas colgaban como si le pesaran y, cuando se agachó, parecían las ubres de una vaca. De más está decir que ganó el premio y un par de botellas de champán por lo que en el viaje de vuelta no paramos de reír y felicitarla por el éxito que había tenido. Al regresar a casa se acercó a mí y mientras me tocaba las tetas me susurró débilmente al oído: ¿Te ha gustado? La verdad es que tú también las tienes grandes…. Es cierto pero no las tengo caídas –respondí notando como Julia las sopesaba entre sus manos. Como las dos estaban bastante bebidas conduje yo mientras ellas iban detrás jugando y comentando todo lo que había ocurrido. Entramos en la cochera de la casa y, al bajar, se me ocurrió comentarle a Pili que nos enseñara el conjunto que le había regalado. Ella, sonriente, lo sacó pieza por pieza y nos lo enseñó. No tonta, así no, mejor puesto. ¿no crees? –la animé divertida a que se lo pusiera. ¿Aquí? –preguntó indecisa. ¿Por qué no? Es tu cochera y sólo estamos las tres –añadí tratando de acabar con sus últimas resistencias. Bueno está bien, pero daos la vuelta que me da vergüenza –dijo tras pensárselo un rato. Riéndonos de buena gana de su falsa vergüenza nos dimos la vuelta pero yo, por el cristal del coche, la miraba hasta que, al acabar, nos dijo que ya podíamos mirar. Nos giramos y ambas nos quedamos completamente calladas mientras observábamos su bonito cuerpo. Su rubio cabello, la mirada ingenua que siempre había tenido, los altos tacones, las
medias de encaje, la braga transparente y diminuta que, con el corsé transparente, dejaban ver unos exquisitos senos de tamaño pequeño y firme con una gran aureola y, entre sus piernas, se notaba todo el coñito con el vello rubio y perfectamente recortado. Creo que me mojé allí mismo ante la imagen de mi amiga. Tenemos una orden para ti –le dijo entonces Julia. Debes cruzar el jardín hasta llegar a tu casa, nosotras te acompañaremos. Lo hizo sin rechistar pues, a la hora que era, nadie la podía ver pero yo me fijaba en su cuerpo y en aquel pequeño y redondo culo. Ya en el interior de su casa y sin cambiarse de ropa, nos ofreció una copa diciéndonos que nos quedáramos a dormir pues ya no eran horas para volver a nuestras respectivas casas. Sin hacernos de rogar aceptamos y, de pronto, escuché a Julia decir sin el más mínimo recato: ¿Sabéis chicas lo que me gustaría ahora? Lo que más me gustaría ahora sería tener una buena polla entre mis piernas. Pues chica, como no te metas el consolador que le has regalado a Pili –contesté yo. Levantándose de inmediato fue a buscarlo y, una vez volvió, se soltó la blusa dejándola caer al suelo para a continuación desprenderse de la falda. Se sentó cómodamente en el sofá, se quitó el tanga y, desnuda por completo, empezó a pasarse el consolador por su peludo y ya humedecido coño. Levantó las piernas abriéndolas al máximo con lo que nos ofreció el espectáculo perfecto de su vagina y su agujero posterior y aunque el consolador era de considerables dimensiones la verdad es que no le fue difícil metérselo por completo escuchando con agrado como chapoteaban sus jugos al entrar y salir aquel pene de látex de su excitado coñito. Yo me encontraba a su lado mientras Pili se sentaba enfrente de ella. Julia no aguantó tanto placer y alargó una mano poniéndomela sobre uno de mis senos el cual empezó a sobarme como una loca hasta que despojándome del top con el que cubría mis pechos, me desnudó de cintura para arriba para después quitarme la falda hasta que quedó al aire mi delicada braguita de color negro. Al final, me coloqué sobre ella obsequiándola con mis pechos para que los chupara lo cual hizo con exquisita delicadeza. Empezó lamiéndome los pezones con gran dulzura haciendo que se endurecieran al instante. Gemí agarrándola de la cabeza para que no abandonara el sensual tratamiento que me estaba dando. No tardó en hacer más perversa su caricia acariciando el grueso pezón con sus abultados labios con los que lo envolvió haciéndome estremecer de placer. Pili se nos acercó observando como me las chupaba y la cara de inmensa satisfacción que ponía gracias a los labios y la lengua de mi amiga. Aprovechando su cercanía alargué mis manos cogiéndola de sus morenos y robustos glúteos para empezar a magrearle con descaro su bonito culo al tiempo que Julia no cejaba en su chupeteo sobre mis tetas. Julia, sin sacarse el grueso consolador del interior de su vagina, me levantó sin aparente dificultad dejando mi chocho a la altura de su cara mientras mi cara quedaba frente a
Pili. Nos quedamos mirando fijamente y poco a poco y como si ambas lo estuviéramos deseando hace rato, acerqué mi cara a la suya besándola con extrema dulzura. Unimos nuestros húmedos labios sin decir nada, tan solo sintiendo nuestras entrecortadas respiraciones. Acaricié con mis dedos su mejilla mientras ladeaba la cabeza al mismo tiempo que entreabría mis labios ofreciéndole mi lengua juguetona la cual recibió con evidente agrado enroscándose ambas en un combate que poco a poco fue haciéndose más cruel y despiadado. Julia aprovechó mi actitud descuidada para llevar la tela de mi braguita a un lado dejando ante su excitada vista mi empapada entrepierna la cual reclamaba ansiosamente sus primeros cuidados. Con gran regocijo por su parte escuché como le decía a Pili: ¡Cielos Pili, mira qué sorpresa tenemos aquí! ¡Pero si está completamente depilada! Arrancándome la braguita de forma brutal mis dos amigas se dedicaron a mirarme el coñito como si estuvieran adorando aquel delicado tesoro que les ofrecía sin ningún recato. El interés mostrado por ambas hizo que me mojara aún más si eso era ya posible. De un solo golpe y sin esperármelo Julia se hizo con mi caliente chocho llevándolo hacia su hambrienta boca para empezar a comérmelo con gran avidez como si en ello le fuera la vida. Así cariño, vamos cómemelo. Así, así….me encanta como me lo haces –apenas pude articular animando a mi amiga a que siguiera con aquel encantador tratamiento. Mientras tanto Pili no se quedaba atrás aprovechando mi total indefensión para besarme y cogerme el culo con sus dos manos para abrírmelo y cerrármelo a su antojo. No tardé en perder la noción de qué manos eran las que me tocaban, unas me abrían las nalgas, otras me metían un dedo en el coño o bien me restregaban el agujero del culo haciéndome lanzar verdaderos alaridos de placer. Ante ese doble ataque al que era sometida, despojé a Pili del corsé empezando a chuparle su pequeño pero apetitoso seno el cual empecé a chupar de forma frenética centrándome en su sensible y oscuro pezón. Mi amiga me ayudó en mi sensual contacto acariciándome la nuca con sus dedos para después apretarme contra ella de forma furiosa como si pretendiera no dejarme escapar. Pude escuchar como Pili gemía totalmente entregada a mí; me sentía poderosa al ver cómo lograba dar placer a aquella muchacha que se entregaba a mis juegos con total complacencia. La habitación se llenó con los suspiros y lamentos satisfechos de todas nosotras; sería difícil decir cual de las tres gozaba en mayor medida. Cuando Julia se apartó de mí me quedé bien abierta de patas y en posición de perrito continuando chupando las tetas de Pili la cual me pedía que siguiera de aquel modo enloquecedor hasta que finalmente acabó corriéndose chillando de placer. Tras observar como se corría de aquel modo tan magnífico bajé lentamente hasta llegar a su palpitante entrepierna. ¿Qué quieres hacer conmigo? –le escuché que decía con dificultad tratando de recuperarse del orgasmo obtenido.
Ya lo verás cariño, es un secreto –le respondí guiñándole un ojo mientras le sonreía de manera pícara. Sin embargo, tuve que dejar de hablar pues sentí algo frío que rozaba la entrada de mi vagina. Volví la cabeza descubriendo a Julia jugueteando con el consolador doble que se había introducido en su coñito mientras con el otro extremo apuntaba sobre el mío. Aquella idea me gustó sobremanera pues me apetecía follarme a Julia mientras ella me follaba a mí al mismo tiempo con aquel largo y grueso instrumento. De un solo golpe y sin decir nada mi amiga me lo metió entero con decisión arrancándome un fuerte lamento al sentirme taladrada por aquel fálico invitado. Pili observó excitada la doble penetración y colocándose sobre mí en posición inversa se dedicó a lamerme el agujero de mi culito al tiempo que Julia aprovechaba para follarme como una desesperada. Podía sentir como aquel duro consolador entraba y salía de mi encharcado chochito el cual lo recibía con gran placer. Cerraba los ojos pues no me era posible mantenerlos abiertos ante el tratamiento que mi amiga me daba. Julia sabía como moverse para hacer que mi deseo por ella se multiplicara hasta el infinito. Tan pronto se movía de manera lenta pero precisa como de pronto aumentaba sus embestidas hasta hacer que me fuera aproximando al orgasmo. Sin embargo y de manera maliciosa sabía cuando parar para hacer que el placer me abandonara para de nuevo empezar a percutir contra mis entrañas haciéndome jadear de satisfacción. Sigue Julia, sigue cariño….me estás volviendo loca. ¡No me hagas sufrir más, te lo suplico –susurré débilmente mientras me relamía de gusto. ¿Te gusta, eh putita? Ya verás como vamos a disfrutar las tres juntas –me dijo con aquellos ojos brillantes llenos de lujuria y vicio. Por lo visto no tenía bastante con joderme de aquel modo salvaje pues separó a Pili de mi culito y escupiendo sobre el mismo lo ensalivó con sus delicados dedos humedeciéndolo mientras me frotaba las nalgas las cuales empezó a golpear con pequeños azotes que fueron adquiriendo paso a paso mayor ímpetu hasta que mi dolorido trasero empezó a enrojecer. Agarró las manos de Pili poniéndolas sobre mis nalgas obligándola a que me las abriera y, de este modo, teniéndome completamente entregada presionó sobre mi anillo anal introduciendo un dedo para luego acompañarlo por otro más. Era la primera vez que alguien me prodigaba una caricia como aquella y debo decir que aquella caricia desconocida me encantó. Noté como mi estrecho esfínter se dilataba permitiendo el paso de aquel par de exploradores en busca de aquel tesoro todavía virgen. Sin pensarlo dos veces me dediqué a hacer lo mismo con Pili la cual acogió el contacto con un profundo suspiro. No tardé en aprender aquella primera lección sumergiendo mi cabeza entre aquel par de montículos comenzando a chupar el oscuro agujero de mi amiga el cual comenzó a dilatarse sin aparente esfuerzo. Imité a Julia y tras escupir sobre el ano de Pili me entretuve esparciendo la cálida saliva sobre aquel agujero para humedecerlo de manera conveniente. Julia extrajo el consolador de su coñito y dirigiéndose a su bolso empezó a buscar en
el mismo hasta que encontró lo que buscaba. Con los ojos vidriosos por la emoción que me embargaba vi como blandía un juguete del que había oído hablar en diversas ocasiones pero con el cual nunca había tenido el gusto de tropezarme. Nuestra amiga vino hacia nosotras llevando entre sus manos unas excitantes bolas chinas las cuales estaba segura que harían las delicias de todas nosotras. ¿Qué tienes ahí? A ver, déjame verlo –le pedí mientras me estremecía ante la imagen de aquel diabólico juguete. ¿Alguna vez habéis jugado con algo como esto? Puedo juraros que con este juguetito se pueden alcanzar los orgasmos más brutales –nos aseguró Julia jugando con las bolas chinas entre sus dedos. No quise perder la oportunidad de ser la primera en probar aquel artilugio así que, poniendo mi trasero en pompa, se lo ofrecí para que fuera profanado por mi amiga. Fóllame con ellas, vamos. He oído hablar muchas veces de ese juguete y nunca he tenido ocasión de disfrutar de ellas –dije gritándole a Julia para que se animara a introducírmelas en mi interior. ¿Así que quieres que te folle con ellas, eh muñequita? Verás como te correrás con ellas como una perra. Ayudada por Pili para que me abriera las nalgas empezó a presionar sobre mi anillo anal hasta que lanzando un ahogado gemido noté como la primera bola se alojaba en mi conducto anal. Tras la primera entró la segunda y así sucesivamente fueron introduciéndose todas haciéndome gemir con cada uno de aquellos fantásticos ingresos. Me estremecí de placer tratando de evitar el orgasmo que notaba cercano gracias al roce de aquellas bolas en el interior de mi sensibilizado culito. Goza, cariño, goza –me tranquilizó Julia acariciándome el cabello mientras me hablaba. Aguanta la respiración mientras gozas con ellas dentro de tí. Son estupendas –respondí completamente agradecida por aquel regalo con el que me obsequiaba. No creo que tarde en correrme. Jamás había sentido un placer igual. Lo estás haciendo muy bien. Espera que voy a sacártelas para que goces como nunca. Efectivamente, tras unos segundos disfrutando de aquel modo irrepetible, Julia empezó a estirar del hilo haciendo que aquel dulce tormento que sentía fuera aumentando paso a paso. A cada bola que iba saliendo lanzaba un fuerte gemido gozando de un modo desconocido y genial. Era increíble el placer que aquello podía ofrecer. Mordí con fuerza mi labio inferior tratando de controlar el escandaloso orgasmo que se avecinaba entre mis piernas. Al notar como la última bola abandonaba mi agradecido agujerito acabé prorrumpiendo en un fenomenal orgasmo el cual me dejó completamente satisfecha y relajada. Tras descansar unos minutos, Julia no quiso dejarme tranquila y cambiando de objeto cogió el consolador para llevarlo hasta mi satisfecho culito. Gracias a la anterior caricia no le fue difícil hacer que entrara en mis entrañas empezando a follarme el culo mientras
por el otro extremo se lo metía en el coño a Pili la cual empezó a berrear como una loca. Creí que no sería capaz de soportar tanto placer. Aquel falso miembro masculino me follaba una y otra vez sin descanso. Ambas nos movíamos adelante y atrás prodigándonos una maravillosa sensación placentera en nuestros respectivos agujeros. Al fin escuché como mi amiga Pili emitía un ahogado jadeo indicando que se corría sin poder aguantar más. Esa fue la señal para volver a dejarme ir viendo como de mi empapada vagina volvía a escapar una nueva porción de jugos vaginales la cual fue recogida por Julia lamiéndome una y otra vez hasta dejarme bien seca. Julia escapó de mi palpitante entrepierna y con dificultad logré quitarle el consolador el cual todavía mojado me metí en mi coño. Mi amiga se sentó cómodamente sobre la cara de Pili mientras yo aproveché para chupar su pequeño agujero rosado metiendo mi hambrienta lengua todo lo posible. Al ver cómo empezaba a dilatarse favoreciendo el tan necesario contacto, aproximé aquel pene de látex a la entrada de su culo. Ayudé a mi amiga a levantar las piernas y poco a poco fui metiéndoselo, primero con movimientos lentos y pausados para hacer juego y luego todo de un solo golpe acompañando aquella follada con dos dedos sobre su excitado clítoris el cual se endureció nada más acariciarlo. Le ofrecí mis labios a mi amiga empezando a morrearnos apasionadamente. Julia me mordía ligeramente los labios agradeciéndome de aquel modo el placer que le daba. Le obligué a bajar la cabeza hasta el coño de Pili haciendo que se lo chupara mientras yo la enculaba hasta que Pili, entre fuertes convulsiones acabó corriéndose. Sudadas nos acostamos las tres desnudas en la misma cama poniendo cada una la mano donde más le pudiera apetecer. Mientras trataba de recuperar el ritmo cardíaco vi acercarse a Pili a mi oído susurrándome en voz baja: Me gustaría repetirlo pero la próxima vez tú y yo a solas. ¿De acuerdo? Accedí a su solicitud sonriéndole de forma cómplice pero disimulada para que Julia no se percatase de aquel mudo acuerdo. Dejé descansar la cabeza sobre su abdomen cerrando los ojos a continuación para caer en brazos de Morfeo en busca del tan necesario descanso tras aquel estupendo polvo.
Historia 022 Descubriendo a mi madre En las noches de verano como esta en la que escribo siempre recuerdo el día que mi madre dejo de ser solo madre y se convirtió en un sueño que aún me cuesta creer. Yo tenía 18 años, por entonces era más delgadito que ahora, un cuerpo de adolescente en pleno desarrollo, mi madre en cambio tenía el cuerpo más que formado, el de una mujer de 43 años, muy normalita, de metro sesenta aproximadamente y con curvas pero sin estar gorda, tampoco eran curvas sensuales ni mucho menos, eran las redondeles de una madre para mí, no veía nada sexual en ellas ni siquiera podía plantearme los acontecimientos de esa noche. Como cada fin de semana nos quedábamos solos en casa los dos ya que mi padre pasaba mucho tiempo fuera y mis hermanos estaban de viaje con sus amigos. Yo salía a dar una vuelta pero llegaba temprano a casa, normalmente aprovechaba para ver alguna película porno en mi habitación ya que esos días estaba solo, pero aquella noche mi madre aún seguía despierta y eso rompía mis planes porque al ir a su cuarto vería luz en el mío y sabría que tenía la tele encendida, con lo cual simplemente me metí en la cama a dormir. Durante un rato no pare de dar vueltas, esperando a ver si mi madre se acostaba y así podría poner la tele, pero no la oía, así que decidí ir a ver si se había quedado dormida viendo la tele en el salón, si era así podría despertarla para que se fuera a la cama y al fin ver la película. Me acerqué lentamente a la puerta del salón sin hacer ruido al caminar por si aún estaba despierta, la puerta estaba entre abierta con lo cual pude mirar dentro sin hacer ruido al abrirla. Mi sorpresa al asomarme fue grande, ya que en la tele estaba la porno que yo quería ver, mi madre se habría dormido viendo la película anterior pensé. Con esta situación me daba cosa despertarla, ya que al hacerlo estaría la porno en la tele, lo único que se me ocurría era cambiar de canal antes de despertarla pero podía despertarse. Mientras pensaba en que hacer miraba la porno y mi pene empezó a llenarse de sangre creciendo y haciéndose notar en los pantaloncitos que usaba para dormir en verano, esto hizo que mi mano fuera casi por reflejo a mi paquete y empezara a acariciarlo, sin darme cuenta había descubierto la mejor de las soluciones, podía ver la película desde la puerta y si mi madre se despertaba me daba tiempo de irme a la cama sin que ella pudiera darse cuenta. Me coloqué cómodamente pero sin dejar de estar alerta, mi madre estaba en un sillón de respaldo alto situado de espaldas a mí, con lo cual ninguno podíamos vernos sin movernos antes. La situación era realmente morbosa, el miedo a que me pillaran hacía que me excitara mucho más de lo normal viendo una película porno. Mi polla estaba enorme en mi mano y sin querer se me escapaba algún leve gemido que no podía contener, pero eran inaudibles a tan solo un metro de mí.
Me calentaba por segundos y mordía mis labios para no gritar de placer, la situación se ponía más caliente cuanto más notaba que me acercaba al final, ¿Qué pasaría si mi madre se despertase justo mientras yo explotaba? El miedo a ser pillado me llevaba a arriesgarme más. Me adentré en el salón para ver mejor la televisión, entonces un gemido incontenible se escucho claramente en la habitación, pero el gemido no salió de mi boca, era mi madre la que gemía. Mi cara palideció ante ese suceso inesperado, me quedé petrificado unos instantes sin saber que hacer, mi pene permanecía erecto en mi mano y sentía los rápidos latidos de mi corazón en él. Los gemidos de mi madre eran perfectamente audibles y se iban acelerando. Empecé a dar pasos lentamente hacia la puerta, intentando huir de la habitación, pero a pesar de lo nervioso que estaba y que había dejado de prestar atención a la película mi polla seguía firme y dura. Al llegar a la puerta me di cuenta de que estaba muy excitado, más aún que antes, cerré los ojos para pensar y calmarme un poco y entonces fue cuando oí los gemidos de mi madre realmente, resonaron fuerte en mi cabeza y note como su vibración bajaba por mi cuerpo hasta mi pene que se hinchaba como si fuera bombeado por el sonido de su placer. Abrí los ojos de nuevo y sin pensarlo avance un poco hacia el sillón en el que se encontraba mi madre, quería verla, no sabía el por qué pero el caso es que quería hacerlo. Al estar bastante cerca pude ver parte de ella, desde mi posición veía la parte de arriba de su cabeza, con lo cual a menos que ella mirara hacia arriba y atrás sería imposible que me viera, esto propició que me acercara un poco más. Así pude ver partes del cuerpo de mi madre ocultas a mis ojos desde mucho tiempo atrás. Tenía las piernas abiertas y un camisón corto de verano subido a la altura de las caderas. Una de sus manos agarraba su pecho izquierdo por encima de la ropa mientras que la otra acariciaba la intimidad entre sus piernas. Me acerqué algo más para apreciar mejor esto último, vi que sus braguitas estaban un poco apartadas a un lado, eran unas braguitas de esas que usan las madres, nada que ver con los tangas de ahora, mucho mayores, blancas y con encajes, se arrugaban en su ingle mientras sus dedos jugaban con su clítoris. Ver a mi madre así hizo que no pudiera contener mi mano y comenzara a tocarme al mismo ritmo que ella. No estaba muy seguro de lo que hacía, nunca había visto a mi madre de ese modo, pero ahora la miraba con lujuria como si fuera una película porno de las que tanto me gustaban pero en vivo. No apartaba los ojos de ella y de su coñito mientras me masturbaba. Pronto las ideas descabelladas cruzaron mi mente, pensé cosas como que ella se diera la vuelta y me pillara, pero que en vez de enfadarse me la chupara, en ese momento recordaba que era mi madre y trataba de no pensarlo y volver a lo mío, pero es que realmente cuando volvía a lo que hacía era lo mismo ya que me tocaba la polla viendo como ella se metía los deditos. Mi excitación crecía y la de mi madre también al juzgar por sus gemidos, mi mente se nubló más aún y empecé a ver como algo lógico presentarme ante mi madre tal cual
estaba, tan lógico lo veía que lo hice. Al mostrarme ante mi madre con la polla fuera a punto de estallar ella me miró estupefacta, también estaba en su mayor momento de excitación y creo que por eso cuando me acerqué a tocar su chochito no lo impidió. Empecé a frotar los labios de su coño con mi mano mientras ella me miraba fijamente a los ojos incrédula de lo que estaba pasando. Tomé su mano y la coloqué sobre mi verga, empecé a darle movimiento para que ella siguiera y justo cuando empezó a hacerlo pareció entrar en razón, paro en seco y se puso muy nerviosa. Se tapo todo lo que pudo y me apartó de ella. — Esto no esta bien Luis, vete a tu cuarto. — Pero mama… —¡¡VETE!! Salí corriendo del salón hacia mi cuarto, al llegar cerré la puerta y me metí en la cama, me tape con una sabana fina de verano hasta la cabeza, me sentía fatal por lo que había llegado a hacer y aún más por lo que quería hacer. Recuperé lentamente la calma como tras una pesadilla, ya no estaba excitado, solo me sentía fatal, pero para mi sorpresa todo cambió de nuevo al acercar mi mano a mi cara, pude oler en mis dedos el aroma del sexo de mi madre, y rápidamente mi polla volvió a hincharse, de nuevo vi con otros ojos todo lo ocurrido y comencé a tocarme una vez más mientras olía mi mano y recordaba a mi madre. Tras unos minutos, en los que apretaba el culo cada dos por tres para no correrme, note que el pomo de mi puerta se movía, me recoloqué como pude pero mi verga quedo fuera de mis pantalones aunque seguía tapada por la sabana. Mi madre entró en mi cuarto y se sentó a los pies de mi cama. — Luis… Creo que tenemos que hablar. — Sí mama. Mi madre colocó una de sus manos sobre mi pie izquierdo cariñosamente mientras que con un tono calmado pero serio comenzó a hablarme. — Luis, lo que ha pasado antes está mal, no se como ha sido pero no debe repetirse nada así jamás. ¿Lo entiendes? — Sí mama. — Mira yo soy tu madre y esas cosas no se hacen con las madres, tu has llegado al salón y me has encontrado en una forma que no estas acostumbrado pero no por eso dejo de ser tu madre.
Mi madre alargo la mano y encendió la luz pequeña que estaba sobre la mesa junto a mi cama. Al hacerlo pudo verme bien, noto el color en mis mejillas y el bulto en mi sabana, además al verla de nuevo a la luz mi polla quiso hacer acto de presencia dando un respingón y soltando líquido preseminal que empapó la sabana. Con cara de sorpresa y enfado se me recompuso para seguir con su charla. — ¡Luis! No me digas que sigues así. ¿Te has estado tocando? — Bueno… — ¡No me mientas! — Sí, pero porque estaba que no me aguantaba ya… — Y ¿En qué pensabas? — En chicas — En chicas… ¿De verdad Luis? — Que sí, que sí, en chicas nada más. — ¿No habrás estado pensando en mí verdad? — No, de verdad que no. Mi madre puso cara de no creerme pero no quiso seguir con el tema. — Súbete los pantalones y a dormir ya. — Sí mama, pero es que así no podré dormir. — Me da igual Luis, tu hoy no te vas a tocar ahí más aunque tenga que quedarme hasta que te duermas. — Pero mama… — Ni pero ni nada, que si te tocas a saber que obscenidades pensarás. En ese momento salió mi carácter y no pude callarme. — Pues ¿Qué pasa si pienso en ti? No creo que sea tan malo. — Pero como se te ocurre decir eso, soy tu madre, ¿En qué pensabas todo el tiempo, y cuando me has tocado en el salón? ¿No te das cuenta que soy tu madre? — No, no me daba cuenta solo te veía como una mujer, nada más.
— Pero no soy una mujer cualquiera, soy tu madre, hay millones de mujeres en el mundo más guapas y más jóvenes que yo. — Sí, pero ahora mismo no hay ninguna mujer a la que desee follar más que a ti. Dicho esto se hizo el silencio, mi madre se quedó sin palabras y simplemente se levantó y salió de mi cuarto. Yo me quedé algo extrañado con como se había ido, la verdad que aunque intenté masturbarme no pude porque me sentía culpable al creer que había hecho daño a mi madre con mis palabras. Decidí ir a su cuarto a disculparme y retirar todo lo que había dicho, así que salí de mi habitación hacia la suya. Al acercarme a su puerto pude volver a oír esos gemidos que me acompañaron poco antes en el salón, me asome un poco y vi de nuevo a mi madre masturbándose bajo las sabanas. Entre sus gemidos escuchaba algo entre cortado y, tal vez fuera por mi propia fantasía, juraría que escuché como decía mi nombre entre gemido y gemido. Entré en su cuarto firmemente, ella me miró sorprendida, me acerqué a su cama y levanté la sabana, pude ver que se encontraba completamente desnuda con una mano en su coño. Entré en su cama colocándome directamente entre sus piernas. —¿Qué haces Luis? — Quiero entrar en ti, y tu también lo quieres, dime si no que no te gusta tenerme entre tus piernas. — Luis, no por favor, esto no… no… ahh Poco a poco fui metiendo mi polla dentro del agujero que años antes me vio nacer, mi verga volvía al lugar al que pertenecía. Comencé a moverme dentro de ella, mi madre no tardo en agarrarme fuerte de los brazos y los glúteos clavando sus uñas en mí. Nos mirábamos fijamente mientras la penetraba una y otra vez, apoye mi peso en una sola mano para poder acariciar su cuerpo con la otra, recorriendo con ella sus piernas mientras se enroscaban en mi cintura, subiendo hasta sus pechos y encontrando allí unos pezones enormes y salientes fruto de la lactancia de tres hijos. Entonces empecé a besarla y ella me respondió apasionadamente, nuestros gemidos se hundían en la boca del otro mientras ella apretaba su cuerpo al mío con las piernas. — Mama, no aguanto más, estoy apunto… — Un poquito más hijo, solo un poco. — No puedo mama tengo que sacarla o me correré dentro.
— Correte mi amor no pasa nada, correte pero no la saques. Comencé a correrme dentro de ella, sentía mi leche salir a propulsión y bañarla por dentro, mi polla se mantenía erecta moviéndose más rápido lubricada por mi semen. Seguí envistiendo a mi madre durante un buen rato hasta que al fin se corrió con mi polla y mi leche dentro. —Quédate un poco dentro Luis, no salgas todavía. Yo obedecí a mi madre y no saqué mi polla de ella hasta que me lo indicó. Cuando al fin la saqué mi esperma chorreó por sus labios, ella rápidamente fue al baño y se limpió bien. A su regreso se echó a mi lado y sin decir nada me abrazó, tras unos minutos quiso romper la magia. —Luis esto nunca debería haber pasado, pero bueno ha pasado y ya está. Pero ahora vete a dormir a tu habitación y lo olvidaremos, nunca más haremos esto ¿Vale? Yo me fui a mi cuarto sin decir nada, me eché en la cama y me dormí enseguida sin imaginar que la historia se repetiría.
Historia 023 Locuras de adolescencia Ya llevaba algunos años con mi novia de 18 años, una niña muy bonita, de cabellera rubia, piel blanca, delgadita y con un buen culo. Era tímida, con rostro de niña todavía. Siempre le pedía que vistiera muy sexy para mi, y al terminar su jornada escolar, se metía al baño de la escuela y allí se cambiaba de ropa. Un día le pedí que fuera a mi casa vestida muy provocativa, y ella escogió una minifalda blanca con vuelo, demasiado corta, digamos que dos pulgadas abajo de donde terminaban sus hermosísimas nalguitas. Yo le pedí que no usara short debajo de la falda, y solamente una tanguita, la cual ella escogió. Tenía esta tanga los bordes rosaditos, los cuales bajo cierta luz, se translucían a través de la faldita blanca. También usó una blusa ombliguera y escotada, de color rosa, muy sensual, y unas sandalias. Esa era toda la ropa que la protegían de verse desnuda. Salió de la escuela como a las 3:00 pm dirigiéndose hacia el microbus que la llevaría al metro más cercano. Al hacer la parada, subió su pierna en el primer escalón, dejando ver todo su muslo desnudo a todos los que pasaban por allí. Sin duda el más afortunado fue el conductor del microbus, quien probablemente vió la tanguita que cubría su feminidad. Al tomar un asiento, junto a la ventana, se dio cuenta de lo corto que era su faldita, porque podía sentir su conchita cubierta por la diminuta tanta tocar el asiento del microbus. El viaje era algo largo, por lo que cayó dormida en un profundo sueño. Solo fue despertada al sentir una mano tocar su muslo, dirigiéndose hacia sus partes más íntimas. Entonces, asustada y molesta vio al tipo que había sentadose junto a ella. Ella le pidió permiso para pasar, puesto que se acercaba la parada, pero el tipo solo se rió burlonamente sin moverse. Ella parada, sentía las miradas del tipo que ante esta postura, podía casi observar como se notaba la tanga a través de la falda. Ella asustada y desesperada, intentó “brincar” al tipo, pasando una pierna por encima de las de él, dándole la espalda. Al hacer este movimiento, el tipo tuvo la mejor vista de toda su vida. Pudo observar frente a él el culo de mi novia, cubierto por una tanga muy sexy y delgada. Al tener semejante vista, la tomó de la cintura con sus manos y la jaló hacia abajo, sentándola exactamente sobre su miembro totalmente erecto. Mi novia cayó de sentón y el miembro del tipo quedó exactamente en su puchita. El tipo le dijo “estás muy buena mamita, y quiero cogerte aqui mismo”. Ella asustada intentó escapar, pero era imposible y al ver que eran los únicos pasajeros del microbus, entendió que nadie podría ayudarla. El chofer veía a través del espejo retrovisor, con mirada perversa y gustosa. Ella comprendió que el chofer solo iba a deleitarse con el espectáculo. El tipo le dijo al oido “sácamelo puta, con mucho cuidado y no vayas a hacer ninguna estupidez”. Mi novia asustada dirigió su mano sin pensar hacia el pants del tipejo, deslizándolo hacia abajo y descubriendo que él no traía ropa interior. Ella pudo percibir inmediatamente el olor a pene sucio, y no pudo evitar hacer gestos de asco.
El tipo molesto le dijo “Ni me hagas tus caritas de niña pendeja, que te vas a tener que acostumbrar a mi verga, porque de aquí en adelante te voy a coger cuando yo quiera”, y continuó diciendo “ahora tomalo con las dos manos y mastúrbame”. Ella sentada en él con las piernas abiertas, podía agarrar y ver el miembro del tipo con las dos manos y pensó que sería mejor masturbarlo rápidamente para hacerlo venir y evitar algo mucho más degradante. El tipo disfrutaba y de repente su leche salió disparada hacia el asiento, pero se molestó y le agarró ambas manos diciéndole: “ni creas puta que te vas a salir con la tuya. Ya conozco a las de tu clase que se creen tan listas”. Entonces la tomó del cabello y la recostó hacia el asiento, dejando ver su trasero hacia el pasillo del microbus. En ese momento subieron unos albañiles y vieron la escena con incredulidad. El tipo les dijo molesto “que ven imbéciles, es mi perra!”. Ellos enojados por el insulto se acercaron con intenciones de pelea. Entonces el tipejo les dijo, “Miren mugrosos, denme veinte varos cada quien y los dejo follarla”. Mi novia gritó y le pidió clemencia, que la dejara ir, pero el tipo le dijo “cállate el hocico”, mientras le comenzaba a introducir uno de sus asquerosos dedos en la vagina. Mi novia solo pudo exclamar un gemido ante ello. Los albañiles lograron juntar quince varos entre los dos, a lo cual el tipo dijo “Denme los 15, pero solo dejaré que la penetren rapidamente”. Entonces el tipejo la volvió a tomar del cabello y la acomodó de forma que el abdomen de mi novia quedó en sus piernas con el culo volando hacia el pasillo. El tipejo acarició su trasero e hizo a un lado la tanguita con una mano, dejando la conchita rasurada de mi novia expuesta hacia los albañiles. Mi novia solo decía “no!, por favor no!”, siendo ignorada por todos. El primero de ellos se sacó la verga y de un golpe le dio una penetrada y comenzó a cogerla como un animal, de forma muy rápida. Duró muy poco pero se vino dentro de ella. El segundo trató de hacer lo mismo, pero ante tanta excitación se vino antes de penetrarla. Al terminar semejante escena, el tipo la levantó y la sentó en sus piernas diciéndole “desde mañana quiero que te vistas así de putita desde que salgas de tu casa. ¿Entendiste?, pero con la falda mas corta todavía”. Entonces con una navaja que traía cortó la faldita de mi novia, dejándola al borde de su culo. El tipo se bajó del micro y mi novia se quedó allí llorando. Al recuperar un poco la noción, ella se bajó del micro corriendo, dándose cuenta que la falda cortada dejaba ver sus nalgas y su tanga. Así caminó hacia mi casa, que quedaba muy lejos. Llegó a mi casa como a las 11:00 pm y me contó la historia. Solo no me dijo lo que ocurrió al bajar del microbus y andar en la calle exhibiendo su culo ante toda la gente, pero supongo que no solo la volvieron a manosear.
Historia 024 Chantajes y mi Hermana la típica lolita Desde pequeñitos mi hermana y yo hemos estados muy unidos. Somos mellizos, así que lo hemos vivido casi todo juntos, crecimos juntos, vamos juntos al colegio, vivimos la adolescencia juntos, ahora tenemos 18 años así que pude ver como mi hermana pasaba de ser una niña a una atractiva chica como es ahora. La verdad es que el cambio ha sido a mejor. A pesar de que todavía no está totalmente desarrollada, mi hermana Clara es una mujer de bandera. Es la típica lolita de esas que se exhiben en Internet (y eso es precisamente lo que la hundió). Es alta, mide 1.70, delgada y con un cuerpo muy bien definido. Sí, ya se que los hombres sólo nos fijamos en las tetas, pero ella tenía mucho más aparte de eso (aunque las tiene bien grandes, es cierto). El culo es firme y compacto, de esos redonditos que dan ganas de estrujarlo, las piernas largas y perfectas, una melena morena, ojos verdes y en general cualquier cosa que calentaría a un hombre. Ella es consciente de ello aunque no se viste de forma provocativa, sobre novios se que tuvo uno con el que rompió hace poco, supongo que ya habría perdido la virginidad a esas alturas. Nuestras relaciones siempre fueron buenas, con nuestras discusiones como todos los hermanos pero por ejemplo yo fui su paño de lágrimas cunado rompió con su novio. Sobre lo que estáis pensando, no, nunca he sentido (mejor dicho, sentí) una atracción física hacia ella, aunque en los típicos años de la adolescencia en los que te matas a pajas no había dudado en mirarle las tetas, y ella se había paseado ligera de ropa delante de mí bastantes veces, aunque no le di mayor importancia. Por mi parte he tenido un par de novias, aunque no se porque mi hermana nunca las aceptó, de hecho cuando se las presenté me solía decir que era muy hábil en rodearme de las chicas más estúpidas del colegio. Esta historia tuvo lugar hace unos meses. Era viernes y mi hermana se disponía a salir con sus amigas, yo en cambio me tenía que quedar en casa amargado terminando un trabajo para la clase de historia. Mientras andaba por el pasillo observé la puerta del baño entreabierta y vi a mi hermana maquillándose y dispuesta para salir. La verdad es que iba preciosa, con unos vaqueros ajustados pero con ese cuerpo todo le quedaba bien. —No traigas a ningún chico a casa eh… —Que niño eres todavía hermanito ¿te molestaría verme en la cama con otro hombre? —Primero tendría que partirle la cara por tirarse a mi hermana, luego quizás nos llevaríamos bien —Jajaja La verdad es que este tipo de conversaciones entre mi hermana y yo eran muy frecuentes, siempre nos estábamos picando sobre temas de sexo. A los 10 minutos entró en mi habitación para despedirse y tras hacer lo mismo con mis padres que estaban en el piso de abajo oí como se cerraba la puerta.
La siguiente hora me la pasé lidiando con el aburrido trabajo de Historia. Cuando lo terminé busqué mi memoria USB para guardarlo. Por más que rastreé la habitación no logré encontrar nada, por lo que fui enseguida a la de mi hermana por si había algo allí. Se había dejado el ordenador encendido, no logré encontrar mi memoria USB pero encontré otra que no había visto hasta entonces en el fondo de un cajón. Tenía capacidad para 2 gigas, más que la mía, así que la metí en un puerto del ordenador de mi hermana para ver si estaba vacía. Había dos carpetas, una llamada “clase de historia” y otra “religión”. Me sorprendió lo de religión pues hacía dos años que no dábamos esa asignatura en el colegio así que la abrí. Sólo había un vídeo de no demasiado tamaño. Intrigado lo abrí, y lo que contemplé cambió mi vida. Lo primero que vi fue una grabación de la webcam de mi hermana, los primeros segundos sólo se veía su cama, pero después vino la fiesta: aparecía mi hermana completamente desnuda, sólo llevaba un sombrero de cowboy pero el resto iba total y completamente en pelotas. Mi corazón se aceleró cuando vi que se subía a la cama y cogía una polla de plástico de unos 20 cm., empezó a sonar música y mi hermana se introdujo ese armatoste por su coño. Tengo que describiros como era la escena: lo primero que me sorprendió fue ver que mi hermanita se había depilado totalmente su coño, nunca la había visto desnuda desde que éramos pequeños pero la verdad es que su cuerpo se había desarrollado muy pero que muy bien: las tetas eran sencillamente espectaculares, grandes pero sin llegar a gigantes, perfectamente redondas y firmes. Su cuerpo era delgado y su culo aparentaba ser duro como una piedra. Pude ver su tatuaje en la nalga derecha (me había dicho que lo tenía pero no me lo había dejado ver) era un delfín que le quedaba de muerte. A todo esto ella continuaba con su masturbación frente a la cámara, a juzgar por su cara lo estaba pasando francamente bien. Cuando me quise dar cuenta noté que mi polla pugnaba por salir de mi pijama, joder, ¡me había excitado con mi propia hermana! El vídeo duraba solamente un minuto pero lo tenía que volver a ver. Rápidamente saque el lápiz USB y lo llevé a mi habitación, copié el video en mi escritorio y dejé el lápiz donde lo había encontrado. Cerré la puerta de mi habitación y me dispuse a visionarlo de nuevo. Me prometí mil veces que no me masturbaría viendo ese vídeo pero no lo cumplí. Me saqué la polla del pantalón y comencé a pajearme mientras veía a mi hermana sentarse sobre esa enorme polla de plástico. No tardé ni 20 segundos en correrme como nunca, echando chorros de semen sobre la mesa del ordenador que me costaron bastante papel higiénico limpiar. Me sentí un poco culpable por haberme pajeado con mi propia hermana pero es que quien podía resistirse ante esa lolita. Esa noche no pude dormir dándole vueltas al dichoso vídeo, de hecho de madrugada tuve que encender el ordenador de nuevo y volver a masturbarme de lo caliente que estaba. La verdad es que ese video era pura dinamita. A las 4 oí como mi hermana abría la puerta de casa, pegué la oreja a la pared de mi habitación (nuestras habitaciones eran contiguas) pero solo oí como se quitaba la ropa (nueva erección) y se metía en la cama. No me lo quitaba de la cabeza, asumí que mi hermana me gustaba, y tenía algo que me daba una posición de ventaja sobre ella. Era mi deber sacarle partido. Pasé el fin de semana maquinando lo que podía hacer, dándole vueltas a como tener a mi hermana a mis pies. Mi plan era claro: acostarme con mi hermana. No solo follar, sentía algo más por mi hermana que hasta ahora había permanecido oculto, me había puesto celoso pensar que ella se desnudaba ante otros hombres, puede sonar machista
pero así es. Tenía que lograr que mi hermana cayera en mi trampa, así que lo dispuse todo, opté por chantajearla. Esperé al domingo por la noche, a las 23 podía oír como chateaba con alguien por el Messenger. Decidí mandarla un correo en vez de decírselo en persona. Hola hermanita. No me voy a andar por las ramas: ayer rebuscando en los cajones de tu habitación vi algo que no tendría que haber visto. Ya sabes a lo que me refiero. A partir de ahora te tengo a mi merced y vas a hacer lo que te ordene. Si ten niegas, solo tengo que mandar este vídeo a toda la gente del colegio, con lo que eso conllevaría. Mañana pasarás tu primera prueba: quiero que vayas al colegio vestida (no desnuda como en tus videos, vestida) de la manera más sexy que puedas. Quiero que te retrases 15 minutos y que entres a clase cuando el profesor ya haya comenzado la lección para que todos vean lo caliente que eres. Por supuesto tu no dirigirás a mi en ningún momento, si quieres hablar conmigo hazlo a través del teléfono móvil. Pórtate bien y un beso. Ramón Lo mandé y esperé su reacción. A los pocos segundos oí como abría la puerta de su habitación rumbo a la mía, intentó abrir la puerta, pero había echado la cerradura. Dio un puñetazo en la puerta. —Abre la puerta hijo de puta No dije nada —¡¡¡¡¡Ábrela cabrón!!!! Cuando se cansó volvió a su habitación y oí como tecleaba, a los pocos segundos me llegó un email suyo HIJO DE PUTA ME LAS VAS A PAGAR TODAS JUNTAS ERES UN CABRÓN PAJILLERO NO VOY A PLEGARME A TUS CAPRICHOS Contesté: Ahora mismo estoy escribiendo un mensaje a todos los chicos de mi clase: tú eliges, puede ir sobre el trabajo de historia o sobre lo que haces en la soledad de tu habitación. Mañana acabo de redactarlo. Se lo mandé y apagué el ordenador, pude oír como me insultaba a través de la pared. Encendí mi MP3 y me relajé, mañana sería un día muy duro. A la mañana siguiente mi hermana no dio señales de vida, por lo que salí al colego yo solo. Mientras hablaba con mis amigos a la entrada de clase miraba continuamente por si veía a mi hermana. Ni rastro. El profesor llegó y nos sentamos. Comenzó con su aburrida lección de matemáticas, yo miraba al reloj, 5 minutos, nada, 10 minutos, nada, 20 minutos, nada, empecé a impacientarme. En ese momento ocurrió. Como estoy sentado al lado de la puerta oí el ruido de tacones en los desiertos pasillos del colegio. Sonreí. No pasó ni un minuto hasta que se abrió la puerta, todas las miradas de la clase se giraron hacia ella, incluido
el profesor. Efectivamente era mi hermana, y tuve que aguantar la respiración cuando la vi: llevaba una blusa blanca anudada a su cintura que dejaba ver su ombligo y apretaba sus tetas, por debajo una minifalda vaquera que apenas cubría su culo, cuando me dio la espalda la entrar vi que sobresalía el hilo rojo de un tanga. Buscó una silla donde sentarse cuando el maestro habló: —Clara, que horas son estas de llegar —Lo siento profesor, pero me he quedado dormida, no volverá a pasar Se puso roja y se sentó. La clase permaneció en silencio unos segundos, oí cuchicheos y rumores, el amigo que se sienta a mi lado se giró y me susurró. —Joder con tu hermanita Ramón Yo también estaba aluciando, no pensé que se lo fuera a tomar tan en serio. Tuve que ponerme un folio en la bragueta para ocultar mi tremenda erección. La clase continuó yo miraba a mi hermana pero ella solo miraba a la pizarra. Cuando finalizó la lección nos levantamos, yo salí con mis amigos al pasillo y con el rabillo del ojo vi que ella también se levantaba. Fuera mientras mis amigos comentaban como iba vestida mi hermana intercambiamos algunas miradas, ella parecía furiosa. —Oye Ramón consíguenos una cita con tu hermana —Como te controlas en casa con ese monumento al lado —Os queréis callar, pervertidos Mi hermana era de mi propiedad. Cuando iba hacia el comedor recibí un mensaje de mi hermana Estarás contento, ya me he convertido en la zorrita del colegio, quiero que devuelvas mi video YA Contesté Esto no ha hecho más que comenzar hermanita Por la tarde teníamos clase de gimnasia y decidí poner a prueba a mi hermana de nuevo. Hola, has pasado la primera prueba con matrícula de honor, ahora te toca dar el do de pecho. Quiero que al terminar la clase de gimnasia vayas al vestuario de chicos y digas que han cortado el agua en el vuestro y que si podrías ducharte allí. Te dejo que vengas cuando la mayoría de los chicos se hayan ido, pero yo estaré esperando para ver como lo haces. Creo que no hace falta recordarte a lo que te expones si no cumples tu parte
del contrato. Un beso En un minuto llegó la respuesta: Eres un cabrón y un pervertido La clase de gimnasia pasó, el grupo de chicos estaba bastante alejado del de chicas así que no pude ver a mi hermana. Ya en el vestuario tardé en ducharme a propósito, cuando salí apenas quedaba seis o siete persona vistiéndose. Empecé a secarme cuando apareció mi hermana. Iba envuelta en una toalla blanca que apenas le cubría el cuerpo, me sorprendió ver su entereza y que no parecía nerviosa. Enseguida se formó un silencio en todo el vestuario, y todos se quedaron mirándola. —Perdonad chicos pero han cortado el agua en el vestuario de chicas y yo era la última en ducharme, así que espero que no os moleste que me duche aquí Hubo varios segundos de silencio y de miradas entre nosotros, yo también tuve que disimular y poner cara de asombro. Ante el silencio mi hermana se encaminó hacia las duchas, que estaban al fondo del vestuario. Reaccioné y la seguí, varios amigos hicieron ademán de ir ellos también pero levanté el puño en señal de amenaza. Cuando llegué vi que mi hermana había tendido su toalla sobre la entrada de la ducha para protegerse y que no la vieran. Como en esas duchas solo nos duchábamos nosotros no había ningún tipo de cortina. A pesar de todo ella puso su toalla a modo de cortina colgándola del techo aunque no la cubría del todo, solo hasta la cintura. Cuando llegué pude ver su duro y prieto culo, y ese tatuaje que me volvía loco. —Como se te ocurra mirar te mato —Tranquila Clara, hice como que dejaba de mirar pero me puse lado Enseguida oí como abría el grifo y el agua empezaba a fluir. —Oye Clara, no se si te me he pasado un poco con todo esto Esperé unos segundos pero no respondió. —Quiero decir, que igual no tendría que haberte chantajeado Vi como se giraba y aprecié su depilado coño —Me ha servido para darme cuenta de muchas cosas hermanito, dime ¿vas a acabar con esto o tienes alguna prueba más? —Bueno la verdad es que me quedaba una pero si quieres lo dejamos —No—me interrumpió— estoy dispuesta a hacerla si quieres
—Bueno, no es necesario pero... —Insisto, estas pruebas han despertado algo en mí que no imaginaba. Terminó de ducharse y me giré para no verla desnuda. Oí como se enrollaba en la toalla y pasó a mi lado, mi erección en estos momentos era máxima y cuando vi su cuerpo mojado apenas cubierto por la toalla estuve a punto de explotar. —Acuérdate de mandarme el mensaje Buf... me había dejado como una moto, saqué el móvil del bolsillo de mi pantalón y escribí el siguiente mensaje: Has pasado las dos primeras pruebas con muy buena nota, todavía te queda una última. Quiero que en la hora de biblioteca intentes calentar al máximo al bibliotecario, esta vez no te daré instrucciones precisas, depende ti y de tu imaginación. Un beso donde tú quieras. Me vestí y salí del vestuario, quedaba media hora de recreo antes de clase de biblioteca. Bastante caliente, llegué a la biblioteca y me senté en una posición estratégica desde la que veía toda la sala, el bibliotecario, don Casimiro, era un señor de 60 años que trabajaba en el colegio desde que se fundó, ahora estaba en la biblioteca esperando su jubilación. Nosotros nos reíamos de él porque siempre se quedaba alucinado mirando a las chicas y babeaba en cuanto veía un buen escote o una atrevida minifalda. Precisamente así llegó mi hermana a la biblioteca, con los modelitos que habían causado más de una erección en la clase de matemáticas esa misma mañana. A don Casimiro no tardó en írsele la mirada al espectacular cuerpo de mi hermana, por si fuera poco se sentó enfrente de él abriendo las piernas y enseñando su minúsculo tanga. Cogió un libro de encima de la mesa y empezó a leerlo. El bibliotecario estaba rojo y con un notable bulto en el pantalón, mi hermana leía el libro con un dedo metido en la boca, la verdad es que se le daba bien eso de calentar a los hombres. En menos de un minuto se levantó y se acercó a Casimiro a preguntarle algo, se inclinó de tal manera que su escotada blusa mostró sus enormes tetas y las puso en las mismas narices del pobre viejete que no daba crédito. Yo tampoco me lo creía y me coloqué detrás de una estantería para tener una mejor vista de la situación. Ella hizo como que se le caía un lápiz y se agachó a cogerlo, dejando ver su tanga. Yo no pude más y tras comprobar que no había nadie cerca de mi me saqué la polla del pantalón y me empecé a masturbar con rapidez. Ella terminó de calentar al bibliotecario y me empezó a buscar con la mirada por la sala, hasta que dio conmigo, al principio me dio vergüenza que mi hermana me viera pajeándome pero no podía parar con la paja y la situación era morbosísima, por lo que no tardé mucho en correrme ante la atenta mirada de Clara, derramando abundantes chorros de semen en los libros de la estantería. Durante el resto del día no cruzamos palabra aunque a veces nos mirábamos divertidos, yo ya sabía que tarde o temprano me la iba a follar y ella seguro que pensaba lo mismo. Volví a casa a las 14 y ella llegó un poco después. Después de comer mis padres
salieron a hacer unas compras y nos quedamos solos mi hermana y yo. Estaba un poco arrepentido por haberla chantajeado de esa manera y decidí borrar el vídeo en la que aparecía masturbándose en su cama y que había dado origen a ese tormentoso día. Me levanté del sofá y me dirigí a su habitación. Llamé para entrar. —Pasa Abrí la puerta y la vi tumbada en la cama leyendo un libro, iba vestida con una camiseta y unos pantalones muy cortos. —Vengo a darte tu USB para que veas que cumplo la promesa de borrarlo. Me senté frente a su ordenador y metí el lápiz en la ranura. Se levantó de la cama para ver como lo borraba, cuando estaba a punto de dar a la tecla “Supr” mi hermana cogió el ratón. —Espera, quiero volverlo a ver, que no me acuerdo de cuando lo hice Ante mi sorpresa hizo click en el icono y se volvió a abrir el vídeo que tantas pajas me había provocado. La situación era de lo más excitante, los dos juntos viendo las imágenes de como se despelotaba y se metía ese rabo de plástico en su chochito. Estaba tan caliente que a pesar de todos mis esfuerzos la erección fue inevitable. Para colmo, como llevaba el pijama no había manera de ocultarla. —Vaya vaya hermanito que es eso que tienes ahí— y sin mediar palabra estrujó mi rabo en sus manos, parecía alucinada como si no hubiera visto una verga antes. Yo intenté zafarme pero ella agarraba mi miembro con más fuerza, mi pijama estaba a punto de reventar. —¿Todo esto es por mí, de veras te excito tanto? Yo ya no podía más y se lo acabé confesando. —Es por ti, desde que te vi en ese vídeo no paso un día sin que me pajeé viéndolo, nunca imagine que con 18 años ya fueras tan zorra. —¿Zorra eh? Ahora verás. Abrió el armario y ante mi sorpresa sacó el sombrero de cowboy que se ponía en el video, luego rebuscó en una caja de zapatos y sacó la enorme verga de 20 cm. que se introducía. Se desnudó completamente dejando ver su precioso cuerpo y se puso en la cama a cuatro patas. Sin mediar palabra se empezó a meter el consolador en su depilado chochito que empezó a extraer sus flujos a un ritmo acelerado. Me miraba con una cara de zorra indescriptible y se metía el dedo en la boca para darse un aire de lolita. La situación estaba al rojo vivo y no dudé en sacarme la polla del pantalón del pijama y empezar a pajearme con esa escena. Mi rabo creció como un cohete y nos masturbamos frenéticamente, mirándonos pero sin tocarnos no tardamos mucho en corrernos, primero fue mi hermana que tuvo un orgasmo delicioso con esa polla de plástico en su interior
y empapando la colcha de su cama, después yo me corrí lanzando chorros de lefa que me empaparon las manos, las rodillas y cayeron hasta al suelo. Respiramos agotados por el esfuerzo que habíamos hecho pero al mismo tiempo sabíamos que aquello no iba a acabar así. Mi verga se recuperó muy rápidamente y estuvo en posición de combate a los pocos segundos. Me desnudé y me acerqué a la cama, donde mi hermana me esperaba abierta de piernas. —No sabes las ganas que tenía de follarte hermanita. —Cállate y métemela ya o voy a enloquecer, quiero que me llenes con tu leche. Sumergí mi cabeza en su empapado y ardiente coño y jugueteé con mi lengua que recorrió su cueva y provocó que mi hermana arqueara su espalda de puro placer y se corriera llenándome la cara con sus flujos. Loco de lujuria besé todo su cuerpo, su tripa, sus preciosas tetas y sus pezones que apuntaban al techo hasta que nos fundimos en un beso de tornillo. Mi hermana no perdió el tiempo y se puso a chuparme la polla frenéticamente, estábamos los dos como locos, a pesar de su edad se veía que mi hermana tenía experiencia en el tema porque me hizo una mamada perfecta, se metió todo mi rabo de una vez y me acarició los cojones, a veces se lo sacaba y chupaba solo la punta mirándome con cara de puta. Estuve a punto de correrme pero paré porque quedaba lo mejor. —Quiero que me folles cabrón, quiero que me la metes y me des duro por todo lo que ha pasado hoy en el colegio Sin mediar palabra se la metí de un golpe, entró a la perfección pues estaba muy lubricada. Empezamos a follar a un ritmo acelerado, yo estaba encima y ella me agarró el culo para que se la metiera hasta el fondo e intentaba aprisionar mi pene con las paredes de su coñito. A los pocos segundos se ruborizó y dio un largo suspiro, acababa de tener otro orgasmo, yo seguía penetrándola con dureza aprovechaba para mordisquear sus pezones y ella me abrazaba con sus piernas. Cambiamos de postura y ella se puso a cuatro patas ofreciéndome una privilegiada vista de su empapado coño. La agarré de las caderas y se la volví a meter de golpe, mientras sentía como mis cojones chocaban contra la entrada de su cueva. Mi hermana inició un movimiento circular con su culo que me hizo estar al borde de la corrida muchas veces. Nos entregamos en un polvo de escándalo que nos hizo gritar y gemir de placer a los dos. —Métemela más fuerte cabrón —Vete preparando que te voy a llenar tu coñito de puta con toda mi leche No recuerdo cuanto tiempo estuvimos follando porque perdí la noción del tiempo, puede parecer inconsciente esto que voy a decir pero no utilizamos ningún tipo de protección, yo di una embestida final, clavé mi pene en lo más profundo de su vagina y me corrí como nunca, llenándola con mi semen que acabó saliendo de su coño y manchando todas las sábanas. Nos besamos y nos acariciamos durante unos minutos más y finalmente nos dormimos abrazados, disfrutando del maravilloso incesto que acabábamos de cometer.
Historia 025 El amor de mi sobrina Reconozco que resultó completamente placentero notar cómo mis repletos testículos empujaban contra sus rollizas y juveniles nalgas. Tras un fuerte gruñido vacié mi dolorido y agradecido almacén en el interior de su estrecho conducto vaginal. Paula, mi querida sobrina, comenzó a retorcerse temblando como si se encontrara en pleno éxtasis, como una unión mística con la divinidad. Nunca había logrado hacer gozar a mi mujer de ese modo tan completo, tan terriblemente salvaje y perturbador. Aquella chiquilla, aquella especie de lolita de Nabokov consiguió sorprenderme gratamente con ese orgasmo espectacular. Al fin se había entregado a mí, había logrado hacerla completamente mía. Si mi hermano y mi cuñada se llegan a enterar de lo que había hecho con su querida hijita estoy seguro que me matan……… Pero creo que será mejor que empiece desde el principio de la historia para que no se quede nada en el tintero. Pues bien, el testimonio que paso a contaros sucedió no hará más de cinco meses. Nos encontrábamos en pleno mes de mayo, en plena primavera aunque ya los primeros rayos solares se hacían notar. Hacía un calor bochornoso mezclado con una agradable brisa de última hora de la tarde. El sexo es hermoso y agradable cuando nos depara ciertas sorpresas inesperadas y sólo depende de nosotros mismos el aprovecharlo y deleitarnos con él. Entrando en materia les diré que la historia gira en torno al cumpleaños de Paula, mi joven sobrina. La fiesta se celebraba en casa de mi hermano, un lujoso chalé a las afueras de la ciudad con un amplio jardín donde habían preparado una gran mesa con platos con diferentes aperitivos. Platos llenos de patatas, aceitunas, chorizo, trozos de salchichón y fuet, tortilla de patatas…..todo ello complementado con diferentes tipos de bebidas tales como refrescos así como bebidas alcohólicas para los adultos. Así pues asistí junto a mi esposa al cumpleaños de mi sobrina Paula. Llegamos sobre las ocho y media aunque mi hermano dijo que la fiesta empezaría sobre las nueve. A mi mujercita le gusta llegar puntual a cualquier reunión o acto social al que debamos acudir, mucho más aún si se trataba de la puesta de largo de su sobrina favorita. Paula, mi querida y dulce Paula, es una jovencita de 18 años, una verdadera muñequita, una especie de lolita más cercana a la adolescencia que a la edad adulta. Una mezcla de candidez juvenil y de sensualidad adulta. Posee un cuerpo curvilíneo que, en apenas dos años, abrirá el deseo de cualquier hombre. El cabello lo tiene castaño claro con mechas rubias a lo largo de una amplia melena que descansa sobre su espalda. Un cuerpo de pechos pequeños y redondos como dos manzanas jugosas, ancha de caderas pero no en exceso y de piernas largas y rotundas. Lo mejor de ella es su bonito trasero que, como dije anteriormente, en apenas dos años será objeto del interés de todo el personal masculino. Sólo de pensar en su cuerpo menudito y en sus formas curvas mi polla se endurece sin poderlo evitar. Aquella noche fue una de las más excitantes de toda mi vida, una noche llena de sexo y lujuria. Mi mente perversa y calenturienta empezó a trabajar nada más llegar al salón y acercarnos a felicitarla. Quedé hechizado por su encantadora sonrisa y por su amplio
escote en el cual fijé mi mirada de forma fugaz. Tuve que disimular mi nerviosismo ante mi cuñada y mi esposa no fuera cosa que se percatasen de mis pensamientos impuros. Paula cubría su bonito cuerpo con un precioso vestido de lino de color blanco que resaltaba sobre su bronceada piel. Se cerraba con una amplia cremallera en la espalda y dejaba apreciar sus redondos pechos gracias al generoso escote en pico que tenía. Apenas le cubría medio muslo mostrando las piernas sin ningún recato. Aquel exquisito conjunto lo complementaba con unas bonitas sandalias de alto tacón. Soy proclive a excitarme fácilmente con los encantos femeninos así que podéis imaginar la impresión que me produjo mi joven sobrina. Siguiendo con el relato repito que Paula nos recibió con una bonita sonrisa agradeciéndonos la presencia en su puesta de largo. Nos dio dos besos en las mejillas acercando peligrosamente los labios a los míos como de forma descuidada. Apoyó con fuerza la mano en mi brazo haciéndome vibrar con ese inocente contacto. Minutos más tarde y aprovechando un momento en que nos quedamos solos no pude aguantar su encantadora presencia y la piropeé diciéndole lo guapa que estaba aquella noche. Mi sobrina, un tanto turbada ante mi declaración, rió como una tonta sólo acertando a darme las gracias por el cumplido recibido. Estuve toda la noche admirándola a distancia, sin pretender acercarme a ella. La veía reír alegre junto a sus primos y sus amigos, se la veía contenta y feliz disfrutando de su fiesta de cumpleaños. No dejé de disfrutar de su lacio cabello, de su espalda desnuda, de sus mejillas rosadas por efecto del poco alcohol ingerido….Felizmente pude disimular mis más recónditos deseos para que mi esposa no sospechara nada. Parece ser que los tragos de sangría no le sentaron bien ya que tuvo que pedirle a mi cuñada que necesitaba tumbarse un rato. Observé con gran placer como se retiraban ambas al interior de la casa. Me acerqué a pedir una nueva copa y pude ver a mi bella sobrina bailando sin parar. Parecía una diosa griega con aquel bonito vestido de lino que se pegaba a su juvenil cuerpo como una segunda piel. Sus redondas formas se marcaban por debajo del vestido excitándome con solo verla. Terminó aquella movida canción y Paula se acercó a mí preguntando por su tía. Contesté amablemente diciéndole que se sentía un tanto indispuesta y se había tumbado a descansar un rato. ¿Y tú no bailas? –me preguntó divertida. ¿No te gusta o es que la tía no te deja bailar con una jovencita como yo? –rió guiñándome un ojo. Sólo acepto bailar si es con la reina de la fiesta –contesté uniéndome a su bonita sonrisa. Tío, eres un adulador. Seguro que de joven has sido todo un don Juan –dijo mirándome con ojos brillantes mientras volvía a sonreírme mostrando sus dientes perfectamente cuidados. La tomé de la mano al empezar a sonar los primeros acordes de una bonita canción romántica. Junté mi cuerpo al suyo y pude comprobar con agrado como se pegaba a mí. Siempre que podía la pegaba contra mí de forma disimulada, sentía su pecho contra el mío, la calidez de su cuerpo de mujer, su aliento golpeando mi cuello y el aroma de la
fresca fragancia que había elegido para tan especial noche. No tenía mucho tiempo así que debía jugar mis cartas de manera conveniente….. Paula cariño, estás realmente preciosa. Hace nada eras aún una niña y ahora ya eres toda una mujer. Una mujer que pronto arrancará suspiros en los muchachos con los que te cruces —le dije débilmente al oído apretando mi pubis contra el suyo. Mi inocente sobrina meneó el pubis contra el mío de forma levemente circular obligándome a cerrar los ojos mientras disfrutaba con aquel travieso contacto. No pude evitar que mi polla respondiera ante aquel roce. Abrí ligeramente los ojos encontrándome con la mirada malvada de mi joven sobrina. Paula estaba tratando de seducirme con sus redondas formas, no tenía ninguna duda de ello. Dejaría que se desarrollaran los acontecimientos tal como mi sobrinita deseara, no pensaba lanzarme a por mi presa sino que quería que fuera ella quien tomara las riendas. Sólo atinaba a mirarla mientras ella me sonreía de manera traviesa como si disfrutara con aquel peligroso juego. Una vez acabada la cena ya eran casi las 11,30 de la noche y los jóvenes deseaban seguir con la fiesta así que convinieron en ir a una discoteca cercana en la que el ambiente era bastante marchoso. Quedé un tanto pasmado cuando Paula me animó a acompañarles. Acepté de inmediato pues siempre me han gustado los saraos y la fiesta. En un breve momento de reflexión me acordé de mi esposa y le dije a mi sobrina que iba a buscarla para que viniera con nosotros. Oh tío, no debes preocuparte por mi querida tiíta. Le pregunté si se apuntaba a seguir la noche y me dijo que todavía se encontraba indispuesta y que se quedaba en casa de mamá para recuperarse. Mamá me dijo que vengas con nosotros y así me cuidas para que no me pase nada –dijo fijando sus bellos ojos en los míos. Si supieras como pienso cuidarte –pensé mientras me acariciaba de forma disimulada mi excitado pene por encima del pantalón. Venga anímate. Quiero que seas mi pareja de esta noche. No acepto un no por respuesta –me dijo arrastrándome hacia ella mientras sonreía de manera inquieta. No podía imaginar lo que aquella loca cabecita tramaba, sólo diré que en aquellos momentos no pensaba en otra cosa más que en tirarme a aquella jovenzuela. Mi cabeza trabajaba a mil por hora calculando lo que podía hacerle a mi estimada sobrina. Ya no existían para mí ni sus padres ni mi esposa la cual en aquellos momentos estaría reposando las copas de más que había ingerido. Estábamos esperando un taxi para dirigirnos a la discoteca cuando Paula hablaba animadamente con sus amigos. De pronto les dejó de lado y aproximándose a mí me espetó sin darme tiempo a responder: Vamos tío, cojamos el primer taxi. Enseguida se unirán a nosotros… Al llegar el taxi le abrí cortésmente la puerta para que entrara. Mientras se acomodaba en el asiento centré, ya sin disimulo alguno, mi mirada en sus tremendos muslos para irla bajando a lo largo de sus torneadas piernas. Me acomodé junto a ella en el asiento trasero poniéndose el taxi en marcha al momento. Empezamos a charlar sin hacer caso
alguno al taxista. Me sorprendió cuando, de sopetón, puso su mano sobre la mía la cual reposaba sobre el asiento. Se acercó peligrosamente a mí apoyando, de forma descuidada, su linda cabecita sobre mi hombro. El fresco aroma de su perfume volvió a envolverme nuevamente cuando escuché que me decía: Tío, hoy es el día más feliz de mi vida. Realmente lo estoy pasando fenomenal y eso que la noche apenas acaba de empezar…..Pero dime, ¿piensas que puedo resultar interesante a los hombres? Los chicos de mi edad me parecen unos inmaduros. Me gustaría entregarme en brazos de un hombre maduro como tú….. Juro que me quedé sin habla ante aquella confesión. Tardé unos segundos en responder a sus palabras. La osadía de mi sobrinita estaba alcanzando unos límites insospechados. Las redes seductoras de aquella jovencita me iban abrazando cada vez más y más. Ya no me quedaba duda de que no tardaría en tenerla entre mis brazos. Carraspeando ante su comentario tan solo pude decirle: Paula cariño, te diré que eras la más hermosa de toda la fiesta. Esta noche estás realmente preciosa con ese vestido tan ceñido a tu cintura. Como te dije en la fiesta estás hecha toda una mujer. Los chicos andarán locos contigo…… ¿Los chicos dices? No quiero oír hablar de ellos. Sólo piensan en ellos, son egoístas y prepotentes. Necesito alguien que me comprenda, que me haga mujer, sentirme deseada como una verdadera mujer…..¿sabes una cosa? Desde que te vi llegar a casa con la tía sentí algo desconocido dentro de mí, una sensación agradable y especial. Siento mi cuerpo vibrar deseando que me abraces, que me acaricies…..por favor, necesito que me hagas feliz aunque solo sea esta noche, deseo celebrar el mejor cumpleaños de mi vida –susurró en voz baja entrecerrando los ojos. El tan deseado momento había llegado al fin. La sentí totalmente entregada a mí, deseando sentirse amada por un cincuentón como yo. Un cincuentón de cabello canoso pero todavía interesante para una jovencita como ella. La acogí entre mis brazos notando como se abrazaba a mí con fuerza. Paula cerró los ojos al tiempo que me ofrecía sus rosados y delicados labios los cuales junté a los míos en un beso inicialmente suave para dar paso a un mayor apasionamiento. Presioné contra sus labios obligándola a abrirlos para que dejara paso a mi hambrienta lengua la cual se mezcló sin dificultad con la de mi sobrina que la recibió con gran alborozo. Te deseo….te deseo Marcelo……por favor, hazme tuya. Hazme sentir el mejor cumpleaños de mi vida….. –musitó en un breve momento en que separó sus labios de los míos. ¿Vamos a la discoteca o prefieres que vayamos a otro sitio? –ofrecí mientras le acariciaba uno de sus redondos pechos a través de la tela del vestido. Nada más tocarlo noté como el pezón se erizaba gracias al roce de mis dedos. Llévame donde quieras…haz conmigo lo que desees. Te necesito…¡Dios, cómo te necesito! Me dirigí al taxista al cual pillé mirándonos a través del retrovisor del coche y le indiqué una dirección a la que había ido alguna vez. Era un edificio antiguo de alquiler de
habitaciones donde poder echar un polvo de manera discreta. Tras veinte minutos de viaje llegamos al fin, saludé al muchacho de recepción pidiéndole una habitación con cama de matrimonio. El muchacho me sonrió de manera cómplice entregándome las llaves mientras echaba un discreto vistazo a mi sobrina. Miré el llavero viendo que nos había sido adjudicada la habitación número 42. El recepcionista me indicó amablemente que nos dirigiéramos a la tercera planta así que cogimos el ascensor y marqué el botón número tres. Nada más cerrarse la puerta agarré a Paula de la cintura y volvimos a darnos un beso lleno de pasión contenida. No podía creer la suerte que el destino me había deparado aquella noche pues iba a tirarme a mi sobrinita con total complicidad por parte de ella. Ya en la habitación, y tras asegurar convenientemente la puerta para no ser molestados, la tomé del brazo atrayéndola hacia mí. No tardamos en volvernos a besar…Noté como Paula mezclaba sus dedos entre mi canoso cabello para pasar después a acariciar mi nuca con las uñas. Fui bajando lentamente mis manos a través de su espalda hasta dejarlas descansar sobre su empinado culo. Subí la tela del vestido hasta dejarla recogida en su cintura y empecé a manosear de forma grosera sus rollizas nalgas a través de la tela de la braguita que las cubría. Escuché como mi querida Paula emitía un ahogado gemido agradeciéndome mi caricia. Pude ver como se mordía el labio inferior tratando de reprimir el deseo que la embargaba. Mordisqueé con gran delicadeza su barbilla para pasar a su cuello el cual empecé a chupar con gran deseo. Paula respiraba con dificultad disfrutando con lo que le hacía. Voy a hacerte pasar la mejor noche de tu vida. No tenemos mucho tiempo así que debemos aprovecharlo. Yo también hacía mucho tiempo que deseaba esto –le dije junto a su oído notando como vibraba de emoción con mis palabras. De su cuello pasé al lóbulo de la oreja y nada más lamerlo noté como aquella putita totalmente entregada a mí alcanzaba su primer orgasmo sin poder remediarlo. Una vez se relajó alargué mi mano hacia su entrepierna notando su braguita blanca de algodón totalmente empapada. Paula se dejó llevar hasta la pared y, bajándole la cremallera del vestido sin dificultad alguna, pude ir observando finalmente en todo su esplendor aquel juvenil cuerpo el cual iba apareciendo según el vestido iba cayendo lentamente al suelo hasta formar una col gigantesca. Me dediqué a observar con delectación aquel delicioso cuerpo que mi sobrina me ofrecía. Parecía una auténtica diosa, era un placer solo mirarla. Cubría sus encantos con un bonito conjunto de sujetador y braguita de color blanco. No lo pude soportar más y noté como mi cuerpo respondía ante tanta belleza. Me deshice con prontitud del pantalón y de la camisa observando como aquella jovencita me miraba con ojos de deseo. Rocé su cuerpo con el mío volviendo a besarnos pero esta vez de manera más suave como si ambos quisiéramos disfrutarlo de manera especial. Alargué mi mano hacia su espalda buscando ansiosamente el cierre del sujetador el cual
no tardé en encontrar. Paula extrajo sus brazos a través de los tirantes y el precioso sujetador cayó al suelo quedando ante mi vista aquel par de delicados senos. Eran un par de senos redondos y firmes. Un par de senos lozanos y plenos de juventud. Fijé mi vista en aquel par de oscuros pezones que me provocaban incitándome a llevar a cabo las mayores locuras. No pude evitar lanzarme a por ellos lamiéndolos como un lactante, los lamía y besaba con fruición escuchando con gran placer el efecto que producía mi caricia en ella. Paula gemía débilmente agradeciéndome aquel diabólico contacto. La cogí en brazos levantándola sin dificultad y la llevé hasta la amplia cama de matrimonio donde la dejé caer boca arriba. Transité de arriba abajo a través de aquel cuerpo del pecado recorriéndolo con mis labios y mi lengua. Al llegar a sus muslos paré en seco haciéndola sufrir levemente con aquella dulce espera. Me agarró de la cabeza y llevándome entre sus piernas la escuché exclamar: No me hagas sufrir más, maldito bastardo. Hazme disfrutar, ¡hazme mujer de una vez! Retiré la tela de su braguita a un lado encontrándome con aquel tesoro tan deseado. Lo tenía perfectamente recortado como si hubiera esperado largo tiempo para ser explorado. El pubis estaba cubierto por un pequeño triángulo de vello de color oscuro. Centré mi atención en su lubricada vagina y en su palpitante clítoris el cual parecía invitarme a hacerme con él. Era una imagen deliciosa contemplar la vagina de aquella inexperta muchacha completamente repleta de jugos vaginales. Introduje mi cabeza entre sus piernas haciéndome con tan exquisito tesoro. Empecé a lamer su clítoris con enorme cuidado cuando percibí como comenzaba a vibrar emitiendo un profundo lamento mientras alcanzaba su segundo orgasmo. No la dejé descansar y seguí chupando su clítoris una y otra vez hasta lograr ponerlo bien duro. Marcelo, me gusta…me gusta lo que me haces. Es genial. ¡Cómo me estás poniendo! Continué con el martirio que le estaba propinando pues deseaba que enloqueciera totalmente para así facilitar el tan deseado encuentro. Paula cogió mi cabeza con sus dos manos apretándome con fuerza contra ella. No paraba de retorcerse aullando sin descanso. Sus juveniles alaridos resonaban en toda la habitación. Abandoné su delicado botón ascendiendo hacia su vientre el cual acaricié con tremenda ternura. ¡Sigue, sigue….no pares ahora! ¡No me dejes ahora, por favor! –escuché como gimoteaba llorando de emoción. Hice caso omiso a sus súplicas y seguí ascendiendo a través de su bronceado cuerpo hasta colocarme sobre ella. Mi joven sobrina metió una de sus manos entre nuestros cuerpos y finalmente acabó alcanzando su deseado objetivo. ¡Dios, qué dura está! –dijo con los ojos cerrados al tiempo que acariciaba mi polla con suma delicadeza.a través de la tela del pantalón. ¡Marcelo dámela, dámela, te lo suplico! Deseo hacerte mío, quiero chupártela y notarla toda dentro de mi boca…… Soltó con rapidez la hebilla del cinturón para pasar a desabrochar el botón y acabar
bajando finalmente la cremallera. Me ayudó a deshacerme de los pantalones quedándome tan solo en slip. Aquella loca jovencita se acercó a mí jugueteando con mi miembro a través de la tela del slip. Jugó conmigo unos segundos acariciándome el tallo arriba y abajo haciéndolo palpitar con su caricia. Pude verla completamente sofocada mostrando una cara de zorra impresionante. El cabello totalmente sudado le caía sobre la cara. Sujetó la tela del slip por ambos lados y lentamente fue bajándolo hasta que mi poderoso miembro saltó hacia delante buscando su posición natural. Paula lanzó un grito de satisfacción al observar mi inflamado instrumento apuntándola de forma desafiante. Abrió los ojos como platos y vi como humedecía sus labios pasando la lengua sobre ellos. ¡Joder tío, menuda polla que tienes! Nunca imaginé que tuvieras algo así –dijo agarrándola entre sus dedos. Vamos cariño, cométela. Sé que lo estás deseando…..—la animé mientras le acariciaba el cabello entre mis dedos. La sujetó con sumo cuidado observándola con detenimiento como si fuera un tótem al que adorar. Parecía hechizada por aquel inmenso instrumento que acogía entre sus dedos. De pronto empezó a masturbarme lentamente moviendo su mano arriba y abajo. Llevó la piel del prepucio hacia abajo dejando al aire el rosado champiñón. Emití un leve gemido agradeciendo tan delicioso contacto. Debido al roce de sus dedos, la polla creció hasta alcanzar su máximo esplendor. Las verdosas venas se marcaban a lo largo del tallo, daba la sensación de poder reventar en cualquier momento. Le hice un gesto indicándole que empezara a chupármela. No aguantaba más, deseaba sentir aquellos labios juveniles y tiernos sobre la piel de mi excitado miembro. Paula aproximó su boca hacia mi polla y sacando la lengua golpeó ligeramente sobre el orgulloso glande. Aquella femenina caricia me hizo estremecer de emoción. Al fin noté como sus labios envolvían el músculo del amor succionándolo con auténtica devoción. Abrió los labios permitiendo el paso de mi barra de carne la cual se introdujo en el interior de su pequeña boquita. Parecía mentira pero aquella boca admitió la entrada de mi sexo sin dificultad alguna. ¡Oh sí, mi niña! Chúpala, es toda tuya. Agggh, sí, sigue así, muy bien….. No esperó más para empezar a comerse tan codiciado tesoro moviendo su liviana cabecita arriba y abajo. Tras unos segundos de estarme maltratando con aquel dulce tormento, la extrajo de su boca y empezó a lamer mi grueso tallo desde la base hasta el glande para bajar nuevamente buscando mis cargados testículos los cuales se introdujo en la boca lamiéndolos con irreprimible deseo. Abandonó nuevamente su presa y mirándome a los ojos me preguntó con voz melosa: ¿Te gusta lo que te hago, cariño? Dime, ¿lo hago bien? Lo estás haciendo muy bien, tranquila. Sigue así, por favor….. Lo cierto es que sus movimientos resultaban un tanto torpes. Sin embargo, no era el momento para poner pegas a tan adorable felación. Volvió a tragársela metiéndola y
sacándola cada vez con mayor velocidad. Ayudó al tratamiento bucal sujetando con fuerza el objeto del deseo y masturbándome con la mano. No aguanté mucho tiempo aquel sufrimiento que me propinaba con tanto placer. La separé con infinita desgana y tumbándola boca arriba sobre aquel desconocido lecho me dispuse a llevar a cabo el tan deseado acoplamiento…. Por favor, házmelo con cuidado. He escuchado que la primera vez es doloroso pero ¡tengo tantas ganas de ser tuya!.—observé que su mirada demostraba pavor y deseo a partes iguales. Me situé sobre ella y acercando mis labios a su boca volví a besarla con delicadeza. Me separé de ella y mirándola a los ojos le dije tratando de tranquilizarla: Paula cariño, eres realmente encantadora. Tranquilízate que pronto pasará el dolor. Voy a lubricarte bien así que tras el dolor inicial pronto gozarás como loca. ¡Tengo tantas ganas! Fóllame vamos, no puedo soportarlo más….. Separé sus torneadas piernas y colocándome entre ellas me dispuse a lamer su excitada galería. Empecé separando los labios vaginales con mis dedos y aproximando mi húmeda lengua lamí la entrada con sumo cuidado. Me dirigí a su botón acariciándolo con la punta de la lengua escuchando como Paula gemía de forma entrecortada. Apoyó una de sus manos sobre mi cabello ahogándome entre sus piernas. Torturé su frágil y sensible clítoris con mis labios y mi lengua rozándolo sin descanso hasta dejarlo completamente duro. Así estuve dos largos minutos hasta que mi dulce Paula acabó explotando entre mis labios. Ahora sí estaba lista para ser follada…… Bien, ahora sí voy a follarte. Prepárate a gozar amor mío. Ascendí sobre aquel deseado cuerpo mientras mi querida sobrina doblaba las piernas abriéndolas al máximo como si quisiera facilitarme el acceso a su vagina. Apunté sobre ella y me dejé caer poco a poco introduciéndome en su interior. Entré con mi cabeza de forma delicada como si estuviera pidiendo permiso para profanar tanta belleza. Aquel exquisito coñito estaba caliente y deseoso de sentirme en su interior. Noté el himen dificultándome la entrada y cómo Paula apoyaba las manos en mis nalgas animándome a seguir. Ahora, vamos….metémela toda. Al fin llegó el momento de ser mujer –dijo junto a mi oído apretándome contra ella. Me dejé caer sobre ella notando como cedía el himen ante tan terrible invasor. Paula lanzó un grito aterrador, empezó a llorar tratando de soportar aquel agudo dolor que le subía por las piernas. Penetré por completo dentro de ella hasta notar como mis huevos golpeaban contra ella. Disfruté sintiendo como aquel estrecho conducto me acogía en su interior. Aquella jovencita arañaba con fuerza las sábanas mientras se acomodaba a las embestidas que empezaba a propinarle. Comencé a tomar velocidad en el interior de su deliciosa cavidad entrando y saliendo una y otra vez. Paula seguía llorando mientras me miraba con semblante atemorizado.
En apenas un minuto el dolor inicial dio paso a los primeros gemidos de mi inexperta amante. Cruzó las piernas por detrás de mis nalgas apretándome contra ella como si quisiera que nos fusionáramos en uno solo. ¡Dios, qué placer sentía en esos momentos! Me estaba follando a mi sobrinita con total complicidad por su parte. Así estuvimos durante cinco largos minutos golpeando contra ella sin descanso hasta que decidí cambiar de posición y le indiqué que se pusiera de espaldas a mí mirando a la pared. Observé una mancha rojiza sobre las sábanas, era la prueba palpable de la entrega de su virginidad. Una nueva idea había acudido a mi mente y me propuse llevarla a cabo. Deseaba acabar también con la virginidad de mi entregada sobrina follándome su oscuro culito. Debía aprovechar el estado de total entrega que demostraba para conseguir horadar tan deseado agujero. Volví a ingresar en su vagina con mayor facilidad que la primera vez. Gracias a sus jugos vaginales la entrada resultó más cómoda dilatándose para dar paso a mi rígido instrumento. Acompañé la follada llevando mis dedos hacia su ardiente clítoris observando como Paula sollozaba de placer. Era una sensación exquisita sentir como aquella jovencita se abría a mis deseos sin oponer la más mínima resistencia. Percibí como se aproximaba un nuevo orgasmo de mi sobrina y decidí cambiar de táctica. Extraje mi polla de su vagina escuchando con placer como emitía un enojado quejido indicando que quería que siguiera. Sin embargo, no tardó en cambiar de idea al sentir el contacto de mis dedos sobre su oscuro agujero posterior. Exhaló un profundo suspiro mientras abría los ojos como platos. Su sudoroso rostro cambió el aspecto relajado por una cara de angustia imaginando lo que se le avecinaba. Lamí su entrada pasando del ano a la vagina y de la vagina al ano. Paula jadeaba pidiéndome que siguiera animándome con voz vacilante y entrecortada. ¿Qué pretendes hacerme, tío? ¿No pretenderás hacerme lo que estoy imaginando? Eres un morboso, ¿también se lo haces por ahí a mi tía? Tranquila mi amor que vas a disfrutarlo tanto o más que por tu coñito. Sólo relájate y goza con lo que voy a hacerte –le dije con voz ronca. Aquella loca muchachita me miró con cara de desconfianza aunque tampoco trató de apartarse. Una vez estuvo bien lubricada, me dispuse a follarme ese apetitoso culito. Me situé tras ella abriendo bien sus nalgas con mis manos para dejar paso a mi erecto instrumento. Paula no puso objeción alguna a mis requerimientos sino que echó su trasero hacia atrás buscando el contacto conmigo. Aquella inexperta gatita era una auténtica viciosa y no tenía intención de negarme nada aquella noche. Estaba dispuesta a dejarme explorar sus más recónditos tesoros. Vamos tiíto querido, fóllame el culo. Hazlo despacio no me vayas a lastimar….Deseo entregártelo todo, que me desvirgues el culo con tu maravilloso pene. Aquella putita me animaba a follarle su exquisito agujero anal así que no me lo pensé dos veces y empecé a apretar mi gruesa cabeza sobre su estrecha cavidad. Costaba entrar así que me dediqué a masturbarle su empapado coñito esperando conseguir que se relajara para así permitirme ingresar dentro de ella. Pese a sus ánimos se mostraba
nerviosa y temerosa. Me miraba con el rostro desencajado como si tratara de indicarme que no fuera brusco con ella. Acaricié su vagina metiendo primero un dedo y luego dos más hasta que la escuché gemir de satisfacción. Por fin logré que se relajara y que dilatara bien su esfínter para así poder penetrar dentro de ella. Fui presionando poco a poco observando como su estrecho agujerito iba permitiendo el paso de mi glande. Mi querida sobrinita movía sus nalgas de forma circular incitándome a que siguiera apretando. Fui entrando con extrema lentitud en tan deseado conducto hasta que noté como la cabeza había quedado incrustada. — Sigue….vamos sigue. ¡No te pares ahora! –dijo moviendo su trasero hacia atrás. La sujeté de las caderas y apretando fui metiendo mi polla centímetro a centímetro observando como reprimía el largo gemido que estaba a punto de emitir. Era un placer inenarrable perforar aquel juvenil orificio que tan bien se entregaba a mí. Me quedé quieto unos segundos y acercándome a ella le susurré al oído: — Ahora putita voy a clavártela hasta el fondo. Quiero que disfrutes con el placer y el dolor que voy a ofrecerte. — No por favor, no lo hagas. Ten compasión de mí. No, no por favor…noooo!!!!! La atraje con fuerza hacia mí y abrazándola por la cintura empujé hasta notar como mi músculo ocupaba por completo sus intestinos. Mis huevos golpearon salvajemente contra sus poderosas nalgas. — Nooooooooooooo!!!! Sácala Marcelo, por favor sácala. Me duele, sácala por favor…. — Cálmate Paula….cálmate bonita. Verás que pronto el dolor pasará y me pedirás que te folle hasta reventar. La llevé hacia mí haciéndome con uno de sus pechos mientras le chupaba el cuello como un desesperado. Ella suspiraba tratando de hacerse al tamaño de mi miembro. Dejé que descansara unos segundos y de repente empecé a follármela golpeando una y otra vez contra su redondo trasero. Los gritos de dolor se convirtieron en gemidos ahogados de placer, un placer inmenso que le recorría todo el cuerpo. — Fóllame sí…..fóllame. ¿Eso es lo que querías, verdad? ¿Te gusta follarte a tus conquistas por ahí? ¿A mi tía también te la follas por el culo? — Cállate y disfruta de lo que voy a hacerte. Sólo disfruta…..—le dije al oído empezando a sodomizarla. Paula jadeaba sintiendo mis fuertes embestidas, era una mezcla de leves gemidos con fuertes berridos con los que demostraba el placer que sentía. Se agarró con fuerza al cabezal de la cama aguantando como podía las acometidas que le propinaba. —¡Córrete, maldito hijo de puta! ¡Venga córrete! ¡Vas a matarme cabrón! Jamás imaginé gozar de este modo.
Estuve sodomizándola treinta segundos más hasta que acabé eyaculando dentro de ella llenando sus entrañas con mi espeso y cálido semen. Aquella putita se corrió nuevamente acompañándome en tan formidable orgasmo. Respiré con dificultad tratando de recuperarme de tan tremendo polvo. A mi edad aquellos excesos se acababan pagando pero estaba dispuesto a repetirlo a la menor oportunidad que se me presentara. Extraje mi polla observando como salía un hilillo de sangre de su excitado culito. Aquella sesión había resultado bien provechosa. Había logrado desvirgar los dos agujeros de mi joven sobrina. Paula se tumbó boca arriba sobre las deshechas sábanas mirándome con ojos complacidos. ¿Qué tal te encuentras putita? ¿Qué te ha parecido tu primera vez? –pregunté echándome sobre ella para besarla con exquisita dulzura. — Marcelo te amo. Me ha encantado como me lo has hecho. Has sido salvaje pero considerado conmigo. Realmente me has hecho la mujer más feliz del mundo. Me duele pero me has hecho muy feliz. Me alegro que hayas sido tú quien haya gozado de mi cuerpo…..¡Gracias, muchas gracias! — ¡Nada de eso! Gracias a ti querida. A mi edad estas oportunidades no se presentan muy a menudo. — Tío, no quiero que nadie se entere de esto. ¡Si mis padres se enteran me matan! Tranquila mi niña que nadie va a enterarse. Imagínate si se enteraran tus padres y tu tía…..Será nuestro secreto, nadie más lo sabrá –le aseguré volviendo a besarla. —¿Sabes que me gustaría repetirlo? –dijo con voz mimosa revolviéndose entre las sábanas. — Ya veremos, ya veremos….Ahora vístete que llevaran horas preguntando por tí. A ver como me las apaño para explicar nuestra desaparición. — Ese es problema tuyo, Marcelo. Deberás dar una explicación convincente para que nadie sospeche nada raro. Me levanté camino de la ducha mientras pensaba que estaba en brazos de aquella encantadora lolita. Días más tarde la llamé al móvil preguntándole si le había venido el período. Riendo me dijo que no me preocupara que no estaba embarazada. Lancé un suspiro de alivio…..Ya nada sería como antes y ambos lo sabíamos.
Historia 026 Un día con mi primo Mi historia ocurrio hace unos meses atras. Mi primo siempre me habia tirado la onda el es super guapo y tiene un super cuerpo y tiene una pantalla en la lengua y siempre jugaba con ella dentro y fuera de su boca y eso me hacia estremecer. Un dia fuy a casa de mi tia pero ella no estaba solo estaba mi primo yo entre y llame y el me contesto desde el baño. Por mi mente lo unico que paso fue “esta es mi oportunidad” me dirigi hacia el baño la puerta no tenia seguro, entre y el rapido miro desde la bañera y me pregunto que hacia alli, yo con una sonrisa muy traviesa le pregunte que si queria ayuda y el me dijo que si, que le lavara la espalda. Me acerque a el y tome el jabon comenze a frotarle la espalda y comenze a exitarme. le acaricie las nalgas y comenze a tocar su pecho y el cojio mi mano y la puso en su verga. me metio a la bañera con todo y la ropa pero no me importo. el se encargo de quitarmela me arrodille frente a el le bese la punta se su gran y dura verga e inmediatamente comense a introducirla toda en mi boca nunca pense que chuparselo seria tan delicioso. El me llevo hacia el y comenzo a besarme por el cuello hasta que llego a mis tetas comenzo a chuparmelas con desespero cerro la llave de el agua y me acosto en el suelo comenzo a pasar la pantalla por mi clitoris y eso me hizo estallar en un orgasmo rapidamente. Le pedi que me metiera la verga el lo hizo y estubimos en esa y muchas mas pocisiones por mucho rato terminamos despues de muchos orgasmos el me baño a mi y yo a el. Luego salimos de el baño y el me presto una camisa en lo q se secaba la ropa. Bueno nunca lo hemos vuelto a hacer pero me encantaria. Y ahora siempre que nos encontramos nos miramos con deseo pero ninguno dice nada.
Historia 027 Juegos entre primos Yo no sé cuando empezó ese cosquilleo en mi pene, pero lo sentía cada vez que veía a mi prima Magdalena. Trataba de estar con ella siempre que podía. Desde que era un puberto me imaginaba lo hermoso que sería besarla, abrazarla y acariciarla. Mi prima Magdalena era y es una hermosa joven; rubia, cabellera debajo de los hombros, vivaracha y alegre, alta, bustos grandes, acinturadita y con unas nalgas bien paraditas, preciosa de arriba abajo, como una potranquita inquieta. Pícara y coqueta en ocasiones. Siempre que la veía, mi mirada recorría su cuerpo de arriba abajo disfrutándola, pero con tristeza, celos y coraje porque sabía que ella no era para mi. Mi mirada siempre terminaba entre sus piernas, como un imán me atraía su hermosa —”Y” —que se le formaba en medio de sus bien torneadas piernas, no importaba que ropa usara, siempre se le marcaba lindamente. Pero por esos tiempos mi única relación sexual era con mi mano, yo entonces tenía 19 años. Era tímido, algo introvertido, mi relación con mis amigas se había concretado solo a besos y a manosear sus pechos. Magdalena, de la misma edad que mí hermana Leticia, 18 años. Vivía con mis tíos y su hermana Rosalía cerca de nuestra casa. Magdalena era inseparable de mi hermana Leticia. Un día, en mi casa, yo jugaba a las luchitas con mi hermana en la cama de mi habitación como lo hacíamos ocasionalmente desde niños, pero esta vez había algo diferente pues estaba presente mi prima. No recuerdo como empezó el juego, pero se trataba de dominar físicamente al adversario. Recuerdo que después que vencí a mi hermanita, que ya no podía moverse, Magda dijo: —Yo sigo.— Me puse colorado y pensé que quizá no era buena idea, las niñas no deben jugar así con los niños, claro que las hermanas no cuentan para mí. Pero no tuve opción, ella ya estaba sobre mi cuerpo tratando de sujetarme. Las dos jovencitas unieron sus fuerzas para derrotarme. Cada una trataba de sujetarme un brazo, ponían sus rodillas sobre mis piernas y trataban de inmovilizarme como sus instintos se lo decían, yo respondía a sus ataques de la manera más cuidadosa posible, ya que no quería lastimarlas, giraba mi cuerpo, zafaba un brazo, les detenía sus dos manos a cada una por las muñecas. El juego fue largo, sudábamos, gritábamos, gruñíamos, decíamos palabras groseras. Yo no podía salir derrotado, ellas tampoco querían aceptar que un muchachito las pudiese derrotar a las dos. Mi apuración mayor era que pudiesen notar la erección que yo tenía con el bulto que se iba formando en mi pantalón. Yo les hacía cosquillas, eso las enojaba mucho pero con esa excusa podía tocar partes de su cuerpo que de otra manera no hubiese podido, sobre todo sus tetas. Se les subía el vestido mientras jugaban, yo disfrutaba el ver sus piernas, sus nalgas. Todo era muy divertido. En un momento del juego, me quite a mi prima de encima de mi sujetándola entre sus piernas, mi mano agarro su pubis, la voltee y la deje de espaldas en la cama. Sentí como una descarga de deseo, de todo lo que no se puede explicar. No retire mi mano
inmediatamente, sentía latigazos de placer, dolorosos, estaba tocando el centro del mundo, mi mundo, mi universo. Voltee a ver a mi prima, a la mujer. Ella estaba radiante con una sonrisa en la boca, jadeando satisfecha. Retire mi mano por la pena de sentir lo que sentía, deseo. El placer de sentir sus labios vaginales bajo su calzón, de sentir la puerta de sus secretos, de sus tesoros, de mis deseos, era insoportablemente fuerte. Tratando de disimular mi excitación, me coloque en posición fetal para que pudiesen atacarme fácilmente y yo esconder mi erección. Esporádicamente las atacaba con piquetitos a sus costillas o candados suaves para inmovilizarlas. En el juego también me rozaba con las exuberantes chiches de mi hermana Leticia, se sentía agradable apachurrárselas aunque fuese con mis brazos o pecho, pensaba que los novios que tuviera la pasarían muy bien con sus atributos de mujer. Con mi hermana podía ser un poco más brusco, además, ¿Cómo podía seguir agarrando a Magda y no tocar a Leticia? Tenía que ser más o menos parejo en el juego. Ellas respondían con mordidas, Magdalena me estaba mordiendo un brazo y picando las costillas. —Si me siguen mordiendo, yo también las voy a morder, y en las tetas para que les duela.— Les advertí. Ellas se rieron de mi amenaza y siguieron mordiéndome donde podían. —Te vamos a dar tu merecido.— Me decían.— Flacucho débil. Yo no quería que el juego terminase, me estaba divirtiendo mucho, sobre todo porque estaba bien excitado. Sujetaba a Magdalena entre mis piernas, apretando sus tetas, sus costillas, su cabeza a la altura de mi pecho. Ella arriba de mí, con sus manos trataba de sujetarme mi brazo. Leticia me retorcía las orejas, yo le hacía cosquillas en su estomago. Pero la sensación en mi bien erecto pene en el estomago de Magda restregándose contra él, me tenía rojo por el deseo. Ella se reía de mi situación, movía su estomago para sentir mi miembro, se sonreía picarescamente como diciendo: mira como te tengo caliente y no puedes hacer nada para remediarlo. En un momento en que Magdalena estaba debajo de mi cuerpo, yo sujetando sus manos con mis manos, los brazos extendidos, con mi pecho sintiendo sus bien desarrolladas tetas, mi pene bien caliente y bien erecto sobre su pubis, sudando en abundancia, mi cara cerca de la suya preguntándole si se rendía, estuve a punto de besarla en la boca. Pero la presencia de mi hermana mordiéndome un brazo y golpeándome en la espalda me detuvo. —¿Por qué tienes el pito parado?— Me pregunto mi hermana entre risas.— ¿Te gusta sobarte con nosotras?— Yo guarde silencio todo apenado, ellas se reían de mi vergüenza. —Basta de juegos— les dije— Yo gané. —Claro que no, nosotras vamos ganando.— Me decían. —Bueno, ya se acabó el juego, vayan a jugar a las muñecas.—Les respondí. —Vamos a seguir jugando, y ya no te decimos nada de tu cosa— Dijo Magda.— —No, ya no quiero seguir jugando, me da pena.— Respondí.
Riéndose y burlándose de mí, salieron de mi habitación, yo entre al baño para asearme y masturbarme, el dolor que sentía en mi pene era riquísimo. Al masturbarme no dejaba de pensar en lo que sentía, nunca antes había tocado así a una mujer, bueno salvo mi hermana, pero con ella no había sentido esta deliciosa sensación y excitación, fue delicioso. Esperaba que no le contaran a nadie de nuestras luchitas, no fuese que lo fueran a mal interpretar o peor aún, a interpretar como fue, y mis padres me pusieran como campeón de boxeo por jugar así con las niñas. Pasaron tres o cuatro días y nada sucedió, me imagine que todo había acabado ahí y que nunca más volvería a jugar así con mi prima. Pero esa tarde de viernes mis papas salieron llevándose a mi hermana a una reunión de amigos, yo me quede estudiando porque estaba en exámenes. Escuche que mi prima Magdalena no iba a ir ya que también tenía que estudiar. Ella es estudiante responsable, lo sé porque algunas veces yo la ayudaba en sus tareas Minutos después que partiera mi familia quedando yo solo en la casa, Magdalena llegó con unos cuadernos y libros para que le explicara unos problemas de matemáticas. —Se que estas estudiando para tu examen, pero necesito tu ayuda en matemáticas.— Ella bien sabe que con mucho gusto la ayudo, que dejo todo por ellas. Se sentó junto a mí en la mesa del desayunador y me enseño sus problemas. Yo me sentía feliz de poder hacer algo por ella, su presencia me llenaba, me llenaba de gozo, tan bella, tan fresca, tan suave. Sus pechos tocaban mi brazo, en ocasiones su mano la ponía sobre mi muslo desnudo, ya que yo solo usaba un short deportivo, acariciándolo suavemente lo que me llevó a una erección. Magdalena divertida, sonreía picarescamente de ver mi situación, ya su mano había tocado “por accidente” varias veces mi bulto al intentar acariciar mi muslo. Cuando terminamos de estudiar, pensé que ya se iría a su casa para tristeza mía, me dio las gracias y para mi sorpresa, me dijo. —Me gustó mucho jugar a las luchitas contigo, ¿Quieres jugar conmigo otra vez? —Bueno, pero te advierto que vas a perder otra vez.. Por eso me dicen ¡Miguel el imbatible¡. —Ya veremos, Miguel el imbatible— me contestó.—A mi me dicen ¡Magdalena la arrasadora! — No voy a tener piedad de ti.— le dije al tiempo que la sujetaba y llevaba al sofá de la sala. —Mejor en tu cuarto, en la cama— me respondió. Mi mente trabajaba a mil por hora, anticipando lo que vendría, nervioso pero a final de cuentas feliz. Ella con intenciones de jugar inocentemente, yo de satisfacer deseos carnales y pecaminosos. A empujones y jalones, jugando, abrazándola y manoseándola lleno de deseo llegamos al cuarto, ella se aventó en la cama y con una mirada feroz en la cara, con las piernas
abiertas, rodillas levantadas me dijo: Ven que ahora si no te salvas. Yo estaba bien prendido, viéndola con su uniforme de colegio, sus calcetas, su falda plisada a cuadros que en su posición me dejaba ver sus calzoncito blanco, sus piernas blancas y bien torneadas, su blusa blanca en la que resaltaban sus jóvenes pechos, su mirada de reto que parecía la de una diosa en celo, un ángel caliente. —Quítate tus zapatos.— le ordene al tiempo que me quitaba los míos.— Vas a ver como te gano fácilmente.— —Quítate tú también la camiseta— Me dijo mientras se quitaba su blusa— Tuve que hacer un esfuerzo para cerrar la boca. Que linda se veía con su sujetador, con sus pechos tratando de salir de su prisión. Yo me deshice de mi camiseta que arroje a un rincón quedando vestido solamente con mis calzoncillos deportivos cortos. Me lancé sobre ella y sujeté sus brazos, su cuerpo se enredo en el mío y comenzamos la lucha más extraordinaria que se haya visto. Entre jadeos, gruñidos y risas nos restregamos por varios minutos, mis manos cada vez más atrevidas tocaron casi todo su cuerpo, embarraba mi pene en sus nalgas, a su estómago, a su espalda, a sus piernas, pero mi pene estaba feliz y quería más. En un momento en que la logré sujetar boca arriba, montado sobre ella, yo sujetando sus manos, sus brazos extendidos, nos miramos a los ojos con todo el deseo que se tiene a esa edad y nos movimos rítmicamente como si estuviésemos haciendo el amor. Mi mano soltó su muñeca y acarició sus labios. Mi boca se acercó a la suya y le di un beso, ella me correspondió abriendo su boca, nuestras lenguas se tocaron finalmente, primero frenéticamente, después más despacio, abrazados nuestra respiración se hizo más agitada, el ritmo de nuestro roce púbico se estabilizó. Separe mi cara de la de ella para verla, nos sonreímos, nos volvimos a besar sin dejar de frotarnos, acaricié sus pechos con mis manos, mi lengua limpiaba el sudor de sus mejillas, de su frente, de su cuello. Ella con las piernas separadas, las rodillas dobladas, sostenía mi cuerpo con su pubis. Sentí su mano que paso por debajo de mi calzoncillo, toco mi pene suavemente, lo tomo y lo apretó suavemente, bajó su mano a mis testículos acariciándolos, tomo uno de ellos y acomodándoselo en su linda mano. Lo apretó con fuerza. —Ahora, ¿Qué vas a hacer?— Ya te tengo bien agarrado por los huevos Miguel el imbatible.— Tu me querías morder mis chiches no?. —Magdita, hermosa, no seas mala, así no se vale.— Supliqué. —¿Te parezco hermosa?— me pregunto al tiempo que me apretaba más fuerte mi testículo. —La más mujer más hermosa del mundo— Contesté con un gemido de dolor. —¿Vas a hacer todo lo que te diga?— Decía apretando un poco más fuerte con su mano. —Si, todo lo que digas.— —¿Lo prometes?.— —Si, Si, lo prometo.— Contesté con voz de dolor. —Ven, ponte boca arriba.— Lo dijo al tiempo que me soltaba mi testículo y me acostaba boca arriba. Ella se puso sobre mi, sentada a horcajadas, la falda se le había levantado, su pubis
frotaba mi pene que no había disminuido su erección a pesar del dolor. Empezó Magda un movimiento de su pubis hacia delante y hacia atrás, frotando mi pene que marcaba una gran tienda en mis pants. Se quitó su sujetador y tuve ante mí la vista más maravillosa de sus tetas, erguidas mirando hacia arriba, retadoras, su forma de montañas picudas, dos Everest en vivo y directo, una vista maravillosa que parecía ser la mejor postal de mi vida. —¿Se fue el dolor?— Me preguntó.— ¿Te gustan mis pechos?— —Sí, pero por favor no me vuelvas a apretar mis huevos, y sí me gustan tus pechos mucho, son bellísimos — Contesté con la boca escurriendo saliva.— —Tócamelos.— me ordenó.— Vas a hacer todo lo que yo diga.— Yo obediente los toqué, los apreté, pellizque sus pezones rosados y suaves. Que maravillosa sensación que junto con el roce de su pubis con el mío me tenía excitadísimo. Ella seguía frotándose sobre mi pene, sus manos echaron su cabello hacia atrás, yo apreté más fuerte sus hermosas tetas y me empujaba hacia arriba para aumentar el roce de mi pene con su cuerpo. Ella movía sus pechos de lado a lado y yo le correspondía apretándolos con más fuerza, recorriéndolos en toda su extensión. —Ahora bésamelos y muérdemelos como me amenazaste.—ella me exigió. Yo me erguí y la obedecí, mis labios tocaron su fina piel, abrí mis labios y me engulle todo lo que pude de su pecho, mi lengua frenética y desesperada quería más y más, cambie de teta, mi mano se poso en la otra. Acomode mi pene para que sintiera más las caricias de su pubis pero el instinto hizo que mi mano frotase sus bragas en las que sentí la forma de sus labios vaginales. La hermosa, admirada y deseada –”Y”—. Fue como un disparador, Susana trato de bajarme mis calzoncillos y quitarse sus bragas al mismo tiempo. Yo claro, ayudé poniéndola de espaldas en la cama y bajando sus bragas hasta quitárselas, me quite los calzoncillos y me arroje sobre ella, ella con sus piernas abiertas me dejo colocarme entre ellas, que delicia frotarme contra ella, sentía su bellos púbicos como plumas que me acariciaban, mi boca en su pecho escurría saliva, mis manos recorrían su cuerpo desesperadamente sin saber donde detenerse, ella me acariciaba la espalda, mi nuca y movía deliciosamente su cuerpo, estuvimos así varios minutos hasta que bajo su mano y metiéndola entre nuestros cuerpos agarro mi pene con fuerza y suavidad. El pájaro hay que tomarlo así; ni tan fuerte que lo ahogue, ni tan suave que se escape. —Déjame verlo, — Me pidió. Me separe obedientemente para poder yo también admirarla a ella, me coloque a su lado sin soltarla. —”Que bonito”— Me dijo mientras lo estrujaba con suavidad.— “No sabía que me fuese a gustar tanto tocarte tu verga, esta muy bonita”. —”Bonita tú “— Le conteste. — “Eres lo más bello del mundo”.— Con una de mis manos sobre su pecho y la otra aprendiendo a acariciar sus labios
vaginales, mi mirada se perdía en su cuerpo sin saber donde detenerse, sus rubios bellos púbicos brillaban con la luz en un dorado que solo tiene el amanecer, sus nalgas redondas como melones, musculosas y suaves, su ombligo en su vientre duro, sus pechos duros y amorosos, su cara angelical, sus labios húmedos que me incitaban a besarla, sus piernas bien torneaditas y su talle en armonía. Todo me llamaba, como en un sueño me encontraba yo, viéndola desnuda. Que ansia no tener más manos, no tener más bocas, no tener más ojos. Tomo mi mano y la acomodo un poco más arriba, en su clítoris, con su mano me enseño el movimiento y ritmo que quería. —Así, en la parte superior del clítoris.— Me enseño.— Que rico me haces Miguel. ¿Te hago yo rico?— —Riquísimo Magda.— Estuvimos así por un tiempo, ella acariciándome mi pene, yo acariciando su clítoris y sus labios vaginales, besándonos. Yo tocaba, estrujaba, besaba sus hermosísimos pechos. Mi mano no pudo resistir y bajándola un poquito introduje un dedo en su vaginita, que hermosa sensación yo sentía al hacerlo, la entrada al lugar mas deseado. Ella respondía con suspiros y pequeños jadeos. Yo movía mis dedos cada vez más rápido, regresaba al clítoris, volvía a su vagina. Besaba sus pezones rosaditos y duros. Ella me apretaba con más fuerza mi verga y aceleraba sus movimientos cada vez más. Su orgasmo llegó anunciándose con su respiración, con sus jadeos, ella se estremeció y se ilumino como un ángel. Mi dicha de verla y el saber que yo había provocado esa iluminación no se puede describir, me sentía en el cielo. Yo no podía retenerme más, el placer me ganaba. Me zafé de sus manos y me coloqué sobre ella dispuesto a tener todo lo que había deseado tanto tiempo, introducirme en ella, quería que los dos fuésemos uno. Magdalena aún sin recuperarse completamente me detuvo, puso sus manos sobre mi pecho deteniéndome con suavidad, y con cara de tristeza pero con dulzura me dijo: No podemos hacerlo hoy Miguel, yo me quiero entregar a ti, quiero darte mi virginidad, quiero que seas el primero, lo deseo mucho. Pero hoy no puedo, podría quedar embarazada. Ven, vamos a seguir acariciándonos, vamos a terminar así hoy. Me volví a recostar junto a ella y reanudamos nuestras caricias. Yo feliz por lo que ella me había dicho, que yo iba a ser el primero, que ella iba a ser mía. Continuamos acariciándonos por largo tiempo, pero no lo suficiente para la pasión y el placer. Otro orgasmo le llegó suavemente, su respiración, su rubor, sus movimientos, sus jadeos, todo cambió, se transformaron en un cuadro de vida. Yo no lo sabía entonces pero ella me tenía más regalos por su sensibilidad y erotismo, regalos que disfrutaría cada día más. Lo sentí en mi mano, en mi mente, en mi pene que apretaba con más fuerza, en todo mi cuerpo.
Cuando se recuperó de su orgasmo, me dijo: Quiero que tú también sientas lo que yo sentí, deja llegar tu orgasmo, no te contengas. Yo también quiero ver como te vienes. — toma mi pene con tu boca.— Le pedí suplicante.— Déjame sentir algo que nunca he sentido. Nos acomodamos de tal forma que pudiese hacerlo y al mismo tiempo yo pudiese seguir acariciando su vagina y sus tetas. Yo estaba en el cielo, mi verga en su boca, mi mano en su vagina introduciéndole un dedo, tocando sus pechos, mi cuerpo muy sensible a cualquier roce temblaba de placer que era casi doloroso. —Que verga tan bonita tienes.— Me dijo en un momento que se la saco de su boca.— Tan grande, tan dura, tan suavecita, muy bonita. No sabía que fuese a gustar tanto esta parte de tu cuerpo Miguel, mi amor. Eres hermoso.— —Yo sabía que eres hermosa, Magdita de mi vida, pero no sabía que me pudieses hacer tan feliz, realmente estás arrasando conmigo amor.— Ella se rió de mis palabras. —Déjame también disfrutar de tu vagina.— Le dije acomodando mi boca entre sus piernas y girando para quedar en un 69, coloqué mis manos en sus nalgas, mis labios en los vaginales suyos y aspire con todos mis sentidos el lugar más deseado, su clítoris, su vagina, sus perfumes, todo me llegó como una tempestad, nunca había visto esta parte del cuerpo de una mujer y ahora se la estaba lamiendo y besando a la mujer de mis deseos. Estaba aprendiendo a darle placer en el aprendizaje más recompensado, mi placer. Sus suspiros y gemidos me parecían música que fue creciendo en frecuencia y en intensidad. Nos decíamos entre suspiros lo que sentíamos, lo que experimentábamos, nos animábamos mutuamente al agradecer nuestras caricias. Por fin entendí lo que significa éxtasis. —Que rico me haces Miguel, que delicia.— Me dijo— Seguro tienes mucha experiencia con otras mujeres.— —Eres la primera mujer que veo desnuda, eres la primera que toco en sus partes sexuales, eres la primera que me toca la verga.— Contesté.— Y tú Magda, ¿es la primera vez que te tocan como yo te toco?, ¿es la primera vez que tocas y mamas verga? —Le pregunté reanudando inmediatamente mis besos en su clítoris. —Así como estamos nunca lo había hecho.— Me respondió.— Nunca había mamado verga ni tampoco me habían besado ahí donde me estas besando, ya me habían tocado antes y yo ya había acariciado penes, pero nunca había sentido lo que siento ahora, es riquísimo, por eso quería jugar a las luchitas contigo, para saber que se sentía, por eso quiero coger contigo, para saber que se siente. Yo no sabía que pensar de lo que me había contestado, ¿quizá sentía celos? No lo sé, pero yo seguí en lo que estaba haciendo con más ahínco. Su clítoris rosadito, como botón de la más bella de las flores me atraía como la flor a la abeja, sus bellos dorados, suavecitos, acariciaban mi barbilla. Mi dedo dentro de su vagina disfrutaba de la
inmensa suavidad de esa piel, investigando que tesoros guardaba. Mi pene aprisionado en su boca lanzaba oleadas de placer a todo mi cuerpo, su mano sujetaba mi miembro, lo apretaba y acariciaba con movimientos casi mágicos, su otra mano acariciaba mis testículos suavemente. Dejé de pensar, dejé que todo sucediera. Solo sentir, solo placer y más placer. Yo seguía reprimiendo mi orgasmo hasta que sentí y oí que ella volvía a tener otro. Y entonces gozoso me solté, y todo explotó, el mundo desapareció y llegó la felicidad plena. Oleadas de placer llenaron a todo mi cuerpo que se estremecía con cada nueva pulsación que llegaba a mi pene, más y más placer. —Y luego paz.— Cuando pude de nuevo abrir mis ojos, y la sangre disminuyó su flujo por mi cabeza, el mundo seguía siendo bello, más bello que antes. Magdalena estaba en trance, ojos cerrados, jadeos en su respiración normalizándose, sus senos subían y bajaban con su respiración, su boca y labios llenos de semen, su mano sujetando mi pene que escurría más semen, que pulsaba y seguía palpitando esporádicamente. Parecía una guerrera victoriosa, satisfecha de la victoria conseguida sobre su oponente. Mi dedo en su vagina sentía también sus pulsaciones, sus contracciones. Mi mano en su seno quería agarrar su corazón. La abracé y la besé. Me abrazó y me beso. Palabras no faltaron, le pedí que fuese mi novia, ella me dijo que siempre sería mi novia pero que lo guardáramos en secreto, que no quería que su novio se enterase de nuestros juegos. Nos vestimos mutuamente sin dejar de besarnos y acariciarnos. Arreglamos la cama y la acompañe a su casa. Nos despedimos con besos y caricias. Se rió mucho al recordar mi pena por mi erección en el juego con mi hermana y de mi sorpresa cuando me agarró por los huevos. Planeamos vernos al día siguiente para volver a jugar y que cuando pudiese, nos íbamos a entregar por primera vez, el uno al otro.
Historia 028 Confesiones a mi madre Soy un chico corriente, de los que no destacan. Los que tienen una vida mediocre, gris, pero que de repente, un suceso, un percance, le cambió su vida radicalmente, la forma de entender el mundo, su propia existencia y la forma de relacionarse con su madre. Pese a haber tenido algún escarceo que otro con alguna chica, sería su propia madre la primera mujer con la que iba a tener un contacto físico, íntimo y carnal. Mi nombre es Jaime. Mido 1.64 y soy muy normal de físico, moreno, de cara agradable y algo gordo (un poco sólo). Para nada tengo tipo atlético. Mi madre, Eva, es más alta que yo, mide 1.72, tiene 42 años llevados de forma fenomenal: Se cuida, va al gimnasio, come poco, …, es una auténtica hembraza. Su piel es morena, bronceada, y su pelo es muy liso, de media melena color marrón. Tiene la cara huesuda, con mentón prominente, rasgos marcados, etc, lo que le da una apariencia de seriedad que en realidad la distancia de las personas. Primero abrió una óptica en un pueblo, pero por su carácter algo distante, no tuvo éxito y cerró. Acabó como Bióloga y Farmacéutica dirigiendo el Departamento de análisis clínicos de un Hospital. Lo que me pasó fue un accidente en monopatín que hizo que acabase en el Hospital donde trabaja mi Madre. Pues nada, que saltando por una escalera con una barandilla central, perdí el equilibrio y fui a acabar con mis partes genitales en el borde de hierro del pasamanos. Y en la caída me fastidié del todo la muñeca derecha, que me la escayolaron. Los huevos se me hincharon de una manera enorme y tuve que ir al urólogo, que curiosamente, conocía a mi Madre. El urólogo recomendó una crema que había que ponerme dos veces al día en mi paquete, para curarme de la herida. Como la crema había que ponerla bien expandida y mi mano derecha estaba ausente, este Médico recomendó que contratáramos una enfermera o que fuese cada día al Hospital para aplicármela. Mi madre, en ese momento, por amor propio o porque era trabajadora del Hospital, se negó, dijo que ya lo haría ella, que era un incordio llevarme cada día al Hospital y más aun contratar a una enfermera. Eva, ¿Estás segura? Si, no te preocupes. Total, no me voy a asustar, ¿No?. No deja de ser mi hijo. Y así empezó una relación atípica, de esas que tienen que suceder muchas circunstancias para que tengan lugar. Mi Madre me ayudaba de forma muy cariñosa, haciendo de esa experiencia algo totalmente hermoso, y, de momento, algo que para nada tenía que ver con el incesto. Era sólo una madre ayudando con todo su amor a su hijo enfermo. Dos veces al día iba a mi habitación. Mi Padre sabía lo que estaba sucediendo en esa habitación entre su mujer y el hijo de ambos, pero nunca protestó ni entró para interrumpir ese momento de intimidad suprema en el cual mi madre estaba acariciando mi zona genital.
Yo me recostaba en la almohada y mi madre hasta me desabrochaba ella el pantalón y me bajaba los calzoncillos, todo con una sonrisa cariñosa para que no me sintiera incómodo. Si para mí era rarísimo verla reír, lo era más que me desnudara. Cariño, ¿Te hago daño?. No, mami, no te preocupes. Si ves que te duele o que aprieto demasiado, por favor, dímelo. Gracias. Eres un encanto. Huy!, eso de encanto, que no lo oiga tu padre. Jejejeje. Y poco a poco, con total ternura, mi madre extendía la crema por mis aun hinchados genitales. Por cuenta propia, también decidió echarme un poco de crema por la base el pene, por el tronco, “Por si acaso”. Mamá, ¿Y no crees que debería de ponerse un poco erecto el pene? Hombre, deber, pues debería. Te estoy acariciando tu cosa con mucha suavidad y no noto para nada que esté erecta. En otras condiciones debería de estar ya empalmado ¿no? [Yo me sentía un emperador con mi madre en mi habitación tocándome el pene]. En otras condiciones esto jamás habría ocurrido, cielo. Y, por favor, Jaime, no digas este tipo de cosas que me pongo roja como un tomate. Además, tu padre está desayunando y te aseguro que para nada le gustaría escuchar esta conversación. Me guiñó un ojo para que no me sintiera incómodo, pues ella quería que estuviera relajado en esa situación tan comprometida. Esos 10 días pasaron fugaces, como un relámpago, como unas vacaciones que nadie se las espera. Esa situación hizo que entre mi madre y yo hubiera un clima, una química especial, una mirada diferente, que antes no había. Cualquier muchacho en mi situación se habría enamorado de su madre. El último día, la última aplicación de esa bendita crema, llegó. Era temprano, como los otros días. Después de desayunar juntos mi padre, mi madre y yo, los dos nos íbamos a la habitación seguidos por la mirada perturbada, dubitativa y perdida de mi padre. Él se quedaba leyendo el periódico sabiendo qué pasaba en la habitación de al lado. Lo que pasó ese día es que mi madre iba muy mal de tiempo, a toda prisa, estresada de trabajo. Y por eso se olvidó de abrocharse del todo su blusa, con lo que yo tenía una vista perfecta del pecho (talla 100) de mi madre, su sostén y su precioso canalillo. Empezó con la crema y curiosamente ese día sí que se me empalmó.
Vaya !, hoy que es el último día va y se te empalma. [¿Vaya?, pensé yo. Parecía un lamento. ¿Querría verme empalmado?] Además, mi mirada estaba totalmente clavada en su escote. Y ella se dio cuenta. Mamá, perdóname, de verdad. No sé que me pasa, pero hoy no puedo parar esa excitación. Bueno, tranquilo, es natural y no deja de ser una buena señal. Es normal que te pongas empalmado. Ya me parecía a mí que tardabas. Gracias, mamá. Jaime, eso sí, deja de mirarme el escote que tengo la mano llena de crema y no puedo abrocharme. Si quieres te abrocho yo… No. No hace falta. Ya estoy acabando. Bueno, caballero, un beso por lo respetuoso que has sido estos días. Y me dio un estupendo beso en la mejilla que me hizo dar un suspiro. Hasta este momento, nuestra relación seguía siendo la de una madre y un hijo, con el respeto convencional que obliga nuestra sociedad. Pero al cabo de cinco días, el Urólogo quería ver una muestra de mi semen para ver las secuelas. Para eso fui al Hospital, acompañado de mi madre. Una enfermera de bastantes años me pasó a una sala para que yo mismo me ordeñase, pues la muñeca derecha ya la movía bien. Me dio un baso de plástico, unas revistas porno, y me pasó a una triste y cutre sala. Obviamente, ni una gota. Pasados 20 minutos, me dijeron que mejor lo dejábamos para otro día pues seguramente ése estaba yo nervioso. Al día siguiente volví a intentarlo pero tampoco, ni una erección. Al tercer intento, hasta bajó mi madre toda preocupada, pues parecía que había una secuela. Estaba radiante, como siempre, con una bata blanca que realzaba más el moreno de su piel, y yo estaba enamorado. ¿Qué, Jaime?, ¿Tampoco nada hoy? Nada, horroroso, lo intenté casi media hora pero ni se me empalmó. Pues el pasado Lunes tuviste una erección conmigo, ¿No? ¿Aun lo preguntas?. Tú misma la tocaste. Ya, ya, no me lo recuerdes. A ver si mañana puedes que esto empieza a ser muy preocupante.
Era el cuarto día, y mi madre estaba detrás de la puerta muy ansiosa porque su pequeño lo estaba pasando mal. A los 15 minutos su ansiedad la venció y acabó Golpeando la puerta y entrando en la sala. Ella con su bata blanca y yo sólo con el calzoncillo puesto. Jaime, cariño, ¿No consigues echarlo? Nada, mami. Hoy tampoco y estoy muy asustado. ¿Me pasará algo? Bueno, tampoco te angusties. Aunque me extraña, si en la habitación te empalmaste, no sé por qué aquí no. Por favor, mamá, igual es eso, …, ¿No podrías ayudarme tú? ¿¿¿ YOOOO ??? ¿Estás loco? ¡ No puedo hacer esas cosas !. Por favor, lo que te pido es ayuda, nada más. ¿Cómo voy a masturbar a mi hijo? ¡ Jaime, que animaladas dices ! Mamá, es como si me dieras crema. Ya me tocaste los genitales 10 días, ¿Qué más te da uno más uno menos?. Además, mira cómo estoy algo erecto simplemente con tu presencia. [Me bajé los calzoncillos y mostré a mi madre una incipiente erección]. Cielo, esto es una locura. A ver, déjame ver. Con sumo cuidado, mi madre palpó mi pene y sonrió levemente al ver que tenía una erección, que el problema podría curarse. Se agachó delante mía y así pude ver nuevamente ese escote precioso que empalmaba más y más mi pene. Mi madre me bajó del todo la piel del prepucio y empezó un movimiento de sube y baja que ya se asemejaba a una masturbación. Dejaba de comportarse como una madre normal y actuaba como una madre “especial” empujada por las circunstancias. Bueno, Jaime, acabemos con esto pronto. Vamos a salir de dudas porque yo tampoco aguanto otros días de preocupación. Pero por lo que más quieras, ni una palabra de esto a tu padre. Mi amor, mi madre, se quitó la bata y quedó con un top negro algo escotado. Sin poder mirarme a los ojos, acercó, agachada, su cabeza a mi vientre, y así empezó a masturbarme muy lenta y suavemente. Ninguno de los dos hablaba. Éramos conscientes de que rompíamos un tabú y cruzábamos una puerta peligrosa. Me sorprendió cuando empezó a besarme la barriga, alrededor del ombligo. Ella sabía cómo empalmar a un hombre, en esa ocasión peculiar, a su propio hijo, y lo que quería era que esa escena acabase lo antes posible. Movido por ese momento en el que ya poco o nada importa, mi mano derecha acarició como pudo, de hurtadillas, el pecho de mi madre, por encima de su ropa. Fue sólo unos fugaces segundos. No, cariño, eso sí que no, no puede ser. Eso no. Perdona, mamá, fue la excitación.
No te preocupes, mi amor, venga, cielo, córrete. En ese instante eché un inmenso chorro que como pudo, mi madre recogió acalorada en el frasco de muestras. Ninguno habló pues sobraba todo. No nos miramos, pues estaba todo dicho. Ni siquiera nos dimos cuenta que al salir los dos juntos, tras varios minutos los dos dentro de la misma habitación, acalorados, muy acalorados, jadeantes todavía, con el semen muy caliente, era obvio que algo pasó allí dentro, y todos los que nos vieron salir juntos supusieron lo impensable. Tras unos días, el urólogo nos llamó para los resultados y dijo que había una pequeña infección que le preocupaba. Y necesitaba dos pruebas más, sería echar mi semen en el baso de muestras justo una hora después de tomar una medicación para descartar cualquier secuela. Eso lo podría hacer ya en mi casa. Esa vez tomé yo la iniciativa: Mamá, tenemos que hablar. — Si, tranquilo, dime, cariño. Estoy turbado por lo que nos pasó en el Hospital. Casi ni duermo… —Chsssss. No te preocupes por nada. [Me decía esto mientras me acariciaba el cabello y me daba un cariñosísimo pico en los labios]. — No sé qué haría sin tu ayuda. [Nos fundimos en un abrazo]. — Cariño, pasamos por unos hechos y circunstancias rarísimas y pasó lo que pasó. No me arrepiento de nada y no te arrepientas de nada. Sólo te ayudé. Te ayudé y volveré a ayudarte. —¿Si? ¿Y cómo? — Tienes que eyacular al poco tiempo de tomar la medicación para ver cómo salen los valores de tu semen y los dos sabemos que solo no vas a poder. Tendré que ayudarte. Además, nos han pasado cosas tan excepcionales que no me va a costar. — He tenido una suerte inmensa contigo, Mamá. [Me apreté a ella, sintiendo sus pechos de cerca y besándola con amor en su cara]. — Sólo dos cosas: Te ayudaré como pueda pero sin llegar a masturbarte directamente. Eso no sería correcto entre madre e hijo. Lo hice una vez y jamás volveré a hacerlo. No soportaría tener que volver a tocar el pene de mi hijo. Encontraremos entre los dos otro modo. Tú confía en mí. Mi madre y yo pactamos no contarle absolutamente nada a mi padre, y por supuesto, hacerlo todo a sus espaldas. Los dos aprovecharíamos las vacaciones locales para hacer el acto de amor y entrega total de mi madre hacia mí. A las 3, tras la comida, mi Padre se iba a su empresa y mi madre (aunque nunca lo hacía), echaría la siesta conmigo, invitando a su propio hijo a su lecho conyugal. Tras tomar la medicación, ella se ponía su camisón para facilitar la cosa. Noté que escogía uno muy ligero, con amplio escote. Sobran las palabras, lo hacía directamente para excitarme. Yo también me preparaba para la ocasión. Me ponía el pijama y a las 3:30 de la tarde me acostaba junto a mi madre en su cama. — Jaime, Hijo, ponte encima mía y relájate. Creo que la naturaleza hará el resto. — Con el pantalón estaré muy incómodo. — Quítatelo, cielo. Yo me subo un poco el camisón para facilitarte las cosas.
Y me puse encima de mi madre, como cubriéndola, poseyéndola, haciéndola mía, pero ella con las bragas y yo con el calzoncillo. — Así, cariño, muévete así…, sigue así. Poco a poco mi erección se hizo evidente. Acariciaba la cabeza de mi madre, mientras notaba sus pechos, su vientre contra el mío, sus muslos desnudos contra los míos, su cuerpo en excitación, su respiración jadeante. Empecé a besar sin cesar a mi madre en la mejilla, bajando poco a poco a su cuello. Cada vez éramos menos madre e hijo y más, …, otra cosa. — Mamá, te quiero. — Lo sé, cariño, No tardes en correrte, por favor. De su cuello pasé otra vez a su mejilla, muy cerca, cada vez más cerca de su boca. No paraba de darle picos, pequeños besos en sus carnosos labios, hasta que se los absorbía como si fuera un manjar prohibido. Nuestras lenguas llegaron a juntarse. Mi pene casi me hacía daño al golpear con fuerza a las bragas de mi madre. Al poco tiempo estallé, y mi amor, como pudo, recogió la costosa muestra. — Jaime, reposa un poco junto a mí, no tengas prisa en irte que tu padre no vendrá hasta tarde. — Mamá, gracias, te amo. Te deseo. — Tranquilo, sosiégate…, relájate. Así me quedé dormido junto a ella, semidesnudos los dos, con mi cabeza en contacto con su pecho casi al descubierto por su ligero camisón. La tarde siguiente era la última en la que los dos estábamos de vacaciones y podíamos repetir la operación. — Mamá, ayer ya eché un chorro enorme y hoy no sé si tendré reservas. — No te preocupes, entre los dos lo vamos a conseguir. [Me guiñó un ojo haciendo un gesto de complicidad, me tomó de la mano y me llevó sonriéndome a su cama]. — Por favor, Eva [La llamé por su nombre], déjame que hoy me desnude que ayer mi glande me rozaba mucho con el calzoncillo. — Bueno, no hay problema, pero yo las bragas ni loca me las quito, que sólo me faltaba quedarme embarazada de mi propio hijo. —¿Me pongo yo abajo? — Si, no me importa. Hoy será fijo el último día y puede ser un poco especial. Además, me has tratado con sumo respeto hasta ahora y por eso no temo nada. — No sabes cuanto te amo. Sólo me sonrió como respuesta y acarició mi cara mientras me miraba. Se iba acomodando ella arriba mientras era ella la que hacía los primeros vaivenes y movimientos sexuales de excitación. Su pecho bailaba con los movimientos y nuestros vientres ya estaban pegados, mientras me erección era cada vez más enorme. Nuestros jadeos ya se podían oír en toda la casa.
Mi madre no paraba de sonreírme y de mirarme a los ojos mientras me acariciaba el cuello y mi pecho. De repente, mi madre echó un enorme suspiro y echó su cuello hacia atrás lo más que pudo y no paraba de machacar mi polla contra sus muy húmedas bragas. Acababa de romperse del todo el tabú. Acabábamos de romperlo todo. Hasta ahora prácticamente había ayudado a su hijo asustado y enfermo. Hoy disfrutaba con su hijo, gozaba de él, tenía sexo con su hijo Jaime. En ese trance de erotismo y pasión, como puse, de un solo intento, desabotoné el camisón de mi madre dos botones, dejando más al descubierto su pecho sin sostén, sus tetas, las tetas de mi madre casi al desnudo, bailando para mí. Mis dos manos sobaron su pecho por encima del camisón, sin pudor, con lascivia, sin freno alguno. Los levantaba, los pesaba, jugaba con ellos. Abrí más su escote con la intención de tocarle las tetas directamente, sin ropa de por medio, para probar el tacto de su piel, de su carne. Pero ella me apartó dulcemente la mano. — No cariño, eso no puede ser, tiene que haber una barrera. No. — Por favor, te lo suplico, hoy, sólo hoy. — No, ya he hecho bastante. No puedes pedirme eso [Me dio besos en la mejilla para calmarme]. — Estoy a punto, Mamá, me corro... Como pude, alcé mi cabeza y la lamí en los labios. Ella se rió. Vio que su hijo estaba excitado como un caballo. Hay cosas que no tienen marcha atrás. Otra vez lo intenté y esta vez ella se rindió, permitió que tocara su pecho totalmente al desnudo, sus duros y erectos pezones, su cuello, apretándolo, casi haciéndole daño. Ella cada vez suspiraba más... — Jaime, hijo, que la que se corre soy yo... ! — Mamá, ya me corro, ya me corro... Se apartó un poco y con su mano dio los últimos masajes a mi pene para que me corriera. Semidesnuda, desabrochada por completo, abochornada, colorada, excitada por su hijo, aceleró el ritmo de su mano y vio como su amado hijo Jaime echaba un chorro enorme de semen que llegaba a la almohada. Nos quedamos en esa postura unos minutos, mirándonos, sonriendo levemente, sin hablar nada. Lo habíamos hecho. Le había visto las tetas, se las había tocado, la había lamido, la excité, me masturbó, me besó, me acarició. Distábamos de ser sólo madre e hijo.
Historia 029 Hermanas y vecinas Una tarde cualquiera de verano entré en el portal de mi apartamento cargado de bolsas de la compra. Aunque, en realidad, mi residencia actual no podría describirse como “apartamento”; es más bien un ático que consta de dos habitaciones y un cuarto de baño. El inconveniente es que el pasillo es demasiado bajo, no así el resto de la casa. Pero bueno, vayamos a la historia. Como decía, empecé a subir las escaleras acompasadamente, pero me detuve cuando los vecinos del último piso se cruzaron conmigo. Era una pareja de cuarenta y tantos años, sin ningún rasgo en especial. Excepto uno: la mujer era una aprovechada. —¡Hola, Dani! Precisamente queríamos verte. —La señora me cogió del brazo, haciéndome trastabillar— Mira, te explico, esta noche mi marido y yo vamos a asistir a una cena muy importante, y fíjate tú qué coincidencia que Nieves va a salir de fiesta, y claro, la niña no se va a quedar sola, y habíamos pensado en ti. No te importa dormir en casa esta noche, ¿verdad? Ya sabes que mi marido y yo confiamos totalmente en ti. Quise decir algo, pero la mujer se despidió de mí apresuradamente, y el hombre me dedicó una sonrisa nerviosa y acompañó a su mujer. ¡Vaya marrón me habían dejado! Tenía trabajo pendiente que hacer en mi cuarto de estudio, y no me podía permitir un retraso. Suspirando, subí las escaleras hasta llegar al último piso antes del ático. Como ya casi era hora de cenar, decidí timbrar a la puerta de los vecinos. Al hacerlo se me ocurrió una idea: ¿y si la niña se quedase a dormir en mi casa, y así yo aprovechaba para trabajar? Entre pensamientos, Verónica abrió la puerta. Se trataba de una niña de once años morena y con el pelo a la altura de los hombros. A pesar de la edad, su cuerpo formaba una bonitas curvas, resaltadas en ese momento por un top amarillo y una minifalda vaquera. Pensé que los vecinos debían de tenerme un aprecio tremendo; no creo que dejasen a cualquiera a cargo de su guapa hijita. Sin embargo, a mis veinte años y con una estupenda novia, mi líbido no reaccionaba con esa clase de estímulos. —Hola, Vero. —Hola. ¿Te quedas esta noche conmigo, Dani? —Eso parece. Tengo mucho trabajo que hacer en mi casa. ¿No te importa quedarte a dormir en mi piso? La niña sonrió dulcemente. —Claro que no. Voy a por mis cosas. Me quedé esperando un rato. Alguien surgió de las escaleras. —Hola, Dani. Me giré y encontré a Nieves, la hija mayor de los vecinos. —Creí que ibas a salir. —Sí, pero se me han roto los planes. Hoy duermo en casa.
Verónica apareció junto a la puerta cargada con una bolsa de viaje. —¡Nieves! ¡Qué bien que has vuelto! Sabes, voy a dormir en casa de Dani. La chica me miró con una media sonrisa. —¿Es eso cierto? —preguntó. —Sí, lo propuse porque tengo trabajo que hacer en mi piso. Pero ahora da igual, ya que estás aquí. Nieves sonrió y se echó hacia tras el cabello. —No importa, a Vero parece que le hace mucha ilusión. Además, yo no conozco tu piso. —Abrió sus preciosos ojos negros en mi dirección— Si no es mucha molestia, yo también podría quedarme esta noche. Un estado de nerviosismo me invadió. ¿Por qué? Pues porque Nieves era una atractiva chica de dieciocho años con un cuerpo impresionante. En concreto, la niña tenía unos pechos de talla cien que se movían acompasadamente al caminar, un culito respingón bien torneado y una cara de niña buena que invitaba a la lascivia. Es decir, más o menos como la pequeña Verónica, aunque totalmente desarrollada, desde luego. No me atreví a negarme. En realidad, no quería ninguna historia con Nieves, porque no teníamos nada que ver, nuestras vidas eran muy diferentes, y además yo tenía una novia a la que quería con locura. Las dos hermanas cogieron sus cosas y juntos subimos al ático. Me aclaré la cara con agua y me sequé con la toalla. En ese momento estaba concentrado en el trabajo que tenía que entregar mañana, y no permitiría que mis invitadas me desviasen de mis obligaciones. Subí las escaleras del baño y adentré en el pasillo de rodillas. Era frustrante tener que andar agachado en el pasillo de mi propia casa, pero no había encontrado nada mejor. Bajé las escaleras de mi cuarto y me sumergí en una maraña de papeles. Después de organizar los folios durante unos minutos, caí en la cuenta de que me había dejado en la otra habitación unas cuartillas muy importantes, así que fui a por ellas. Arrodillado, peté en la puerta. Verónica me abrió. —Perdona que te moleste, linda. —Observé los papeles que buscaba encima de una mesilla — Mira, ¿te importaría alcanzarme esos folios? La niña, que aún no se había quitado la ropa de calle, se giró y agarró las cuartillas. —Gracias. Al coger los papeles, la puerta del baño se abrió, y apareció Nieves, arrodillada. Se acercó a nosotros gateando. —¿Aún no te has puesto el pijama, Vero? —dijo a su hermana, sonriente— Venga, póntelo y acuéstate. —¿Tú no te vas a la cama? —replicó la niña. —Sí, pero dentro de un rato. —Se acercó más a mí— Tengo que comentarle una cosa a Dani.
Nieves sí estaba en pijama, y eso me estaba trayendo de cabeza. La chica, al estar arrodillada, dejaba a la vista un generoso escote provocado por lo holgado del pijama. No pude evitar que la mirada se me perdiese por entre los generosos pechos de la adolescente. Nunca había sido un admirador de los senos grandes (de hecho, los de mi novia eran medianos tirando a pequeños), pero el dicho “Dos tetas tiran más que dos carretas” era absolutamente cierto; cualquier hombre sucumbe ante una buena delantera. —No es justo. —Verónica frunció el ceño— No me dejéis sola. Puede ser bochornoso, pero yo seguía comiéndome con los ojos el escote de Nieves, y estaba seguro de que a ella le gustaba. Sin embargo, quería olvidarme de historias e irme a trabajar. —Lo siento, pero tengo mucho trabajo que hacer. Será mejor que me mar… Antes de terminar de decir que me marchaba, noté una presión sobre mi entrepierna. Sorprendido, comprobé que la pequeña Verónica me estaba palpando el paquete. —¡Hala! —exclamó la niña con admiración. Me quedé quieto, paralizado. No me había dado cuenta de que iba en calzoncillos y, claro, el espectáculo que me brindaba Nieves me había levantado la “moral”. Lo que me parecía increíble era que una niña tan inocente e ingenua me estuviese tocando los genitales. Como si con ella no fuera la cosa, Verónica me apretó suavemente el pene por encima del slip, por lo que di un respingo. La niña retiró la mano rápidamente. —¡Vero, no toques esas cosas! —Nieves me miró y se mordió el labio— Estás molestando a Dani. —Me agarró del brazo— Ven, vamos a hablar a tu cuarto. Estaba completamente hipnotizado. Cual muñeco, Nieves me llevó de la mano a mi habitación. Nada más entrar, la pequeña Verónica nos siguió. —¡Oye, yo también quiero ir! Desperté de mi letargo y analicé la situación; esto estaba llegando demasiado lejos. —Es que… —vacilé— Es que eres menor de edad, Verónica. Nieves se volvió a anudar la coleta que retenían sus cabellos oscuros mientras reía con la boca muy abierta. —¡Pero Dani! ¿Qué tiene que ver que sea menor de edad? —Se volvió a morder el labio— No vamos a hacer nada malo… Fue entonces cuando comprendí que no tenía escapatoria. Nieves se acercó a mí de rodillas… aunque la habitación no tenía techo bajo. —Esto no… La chica me besó dulcemente en los labios. Fue solo un leve contacto, pero hizo que me recorriera un escalofrío de gusto. Ante la mirada de sorpresa de su hermana, comenzó a besarme el cuello y a quitarme la camisa. Intenté resistirme.
—Para, Nieves, yo… Posó un dedo sobre mis labios para hacerme callar. Luego susurró… —No llevo ropa interior… Creí que el corazón me iba a salir del pecho. La chica me quitó la camisa y empezó a besarme el torso. Sin ningún reparo, metió la mano en mi calzoncillo y me agarró el pene. Su mano comenzó a moverse lentamente. Pues ahí estaba yo, con la polla en manos de una adolescente y una niña observándolo todo. Era una situación más de sueño erótico que real, la verdad. —Ven aquí, Vero. Nieves llamó a su hermana. Yo asistí, incrédulo, al espectáculo. —Bájale los calzoncillos, anda. La chica dejó de masturbarme, pero yo seguía muy excitado. La pequeña Verónica, eufórica, me quitó poco a poco la única prenda que me quedaba. Abrió la boca y los ojos cuando ante ella se alzó el pene erecto de un hombre de veinte años. Dado que la niña estaba anonadada, Nieves terminó de sacarme por completo el slip. Sin contemplaciones, cogió la pequeña manita de su hermana y la posó sobre el húmedo glande. —¿Qué te parece? La niña sonrió y deslizó los dedos por mi pene. —Está hinchado. Y la punta está mojada. Nieves besó a su hermana en la frente. —¿Te atreves a hacerle una paja? Madre mía, como siguiesen hablando de ese modo me iba a estallar el corazón. Pero Verónica me soltó el pene. —¿Qué te pasa? La niña parecía asustada. Su hermana intentó consolarla, pero era consciente de que había ido demasiado rápido. —Perdóname. ¿Ya estás mejor? —Secó una lagrimita que corría por sus mejillas— No te preocupes, tú sólo mira. Nieves se acercó a mi posición. Yo continuaba tumbado y con la polla palpitante. La chica se agachó y me dedicó una mirada con sus ojos en celo. —¿Tienes novia, Dani? La chica soltó aire sobre mi pene, haciéndome estremecer. —Sí. —¿Es la chica que sube a veces aquí? —Sí, así es; se llama María. —Es muy mona. Y dime… ¿qué te encanta que te haga María?
Titubeé; la chica estaba jugando conmigo. Pero, ya que estábamos en esa situación, ¿por qué no disfrutar? —Me hace unas mamadas deliciosas. Nieves pareció sorprenderse por mi cambio de actitud. Pero sólo lo pareció; me dijo que me pusiera de pie. —¿Y ahora qué? —la reté una vez alzado. Y fue en ese instante cuando, arrodillada y sin previo aviso, Nieves se despojó lentamente de la parte de arriba del pijama. Ante mis ojos se encontraron los pechos más impresionantes que yo hubiese visto. No me cabía la menor duda de que eran naturales, pero salvo eso no los podría describir: eran fantásticos. —Apuesto a que María no te hace esto… Nieves me agarró la polla y la besó, aunque sin llegar a metérsela en la boca. En vez de eso me masturbó lentamente durante unos instantes que me parecieron eternos. De vez en cuando golpeaba la polla contra sus senos y se estimulaba los pezones con el glande y el líquido seminal que desprendía. —¡Me corro, me corro! Mi polla empezó a escupir semen caliente que la chica procuró que impactasen contra sus pechos. Las descargas fueron bestiales, estaba pasando el mejor momento de mi vida sexual con la hija de mis vecinos. Cuando dejé de correrme, me relajé y contemplé la maravillosa imagen de Nieves con los pechos cubiertos de semen. Pero no me dejó tiempo ni para relajarme: de sopetón, se metió la polla en la boca y succionó hasta dejármela reluciente. Una pasada, en definitiva.
Historia 030 Atrapada Entramos a la carrera porque ya estábamos atrasados para llegar al almuerzo familiar y mis padres son muy estrictos con la hora de llegada. También lo es mi hermano Raúl. Cerramos la puerta y después de unos segundos escuchamos un golpe seco, las luces se apagaron y el ascensor se detuvo. Otras veces ha pasado lo mismo, pero luego se recupera — me dijo mi hermano Raúl tratando de calmarme. El sabe lo histérica que soy. A mi, la oscuridad me da pánico y ahora encerrados mi pánico crecía y comencé a gritar descontroladamente. No pensaba nada, tenia la mente en blanco y simplemente gritaba por reflejo, por temor, sin control alguno y seguí gritando hasta sentir que los brazos de mi hermano me apretaban con fuerza contra la pared del ascensor y me tapaba la boca con una de su manos. Así me mantuvo ahogando mis gritos hasta que estuvo seguro que no lanzaría mas alaridos Entonces me dijo casi tiernamente. Cálmate Magda, la corriente tiene que hacerse normal, este aparato volverá a funcionar, no lo dudes, nada pasará – Estoy cansada, también lo ha de estar mi hermano, porque forcejeamos cuando trataba de tranquilizarme. Hace mucho calor adentro. Estoy sudando copiosamente, las manos de Raúl también están húmedas. Hay un aroma de cuerpos humanos sudorosos que crece en el espacio oscuro y reducido. Puedo apreciar que mi frecuencia cardiaca ha aumentado mucho y tengo los dientes apretados. Permanezco inmóvil con la espalda apegada a la fría pared metálica y mis piernas separadas como si temiera perder el equilibrio. Ningún pensamiento logra ordenarse en mi mente,solo un deseo animal de huir. De no estar ahí, de que no fuera verdad que estábamos encerrados sin ayuda externa. Los dientes apretados y los ojos cerrados. No se para que tenia los ojos cerrados si igual la oscuridad era absoluta. Perdía la sensación de tiempo. sentía mi cuerpo caliente, palpitante como un perro asustado. La presencia de mi hermano Raúl me mantenía unida a la realidad ya que no a la cordura. Cada cierto tiempo, segundos seguramente, estiraba la mano en la oscuridad para tocar a Raúl. Entonces el tomaba mi mano y me la apretaba. No me decía nada, todo lo que había que decir ya lo había dicho. La piel caliente y sudorosa de nuestras manos apretadas nos infundía valor Comencé a sentir un dolor en el estomago, pensé que comenzaría a vomitar pero luego el dolor bajó y se me instalo en el bajo vientre. Comprobé con terror adicional que el dolor se hacia intenso y tenia la premura absoluta de ir al baño. Traté de contenerme apretando mis muslos y al comienzo lo conseguí. pero a los pocos instantes el dolor se hizo mas agudo y palpitante, traté de moverme sin soltar la mano de Raúl, cuando me di cuenta que algunas gotas comenzaban a humedecer mis calzones. Mis genitales se contraían con fuerza y con un ritmo pesado.Quise decirle a Raúl lo que me pasaba pero no pude hacerlo. Gotas mas gruesa y mas frecuentes salían de mi, que pronto fueron seguidas por un pequeño chorro que percibí caliente y me di cuenta que ya no podría contenerme.El liquido ardiente empapaba mis calzones y comenzaba a deslizarse entre la base de mis muslos hasta alcanzar mis media y de pronto al sentir que el dolor
intenso se aliviaba, simplemente me entregué a mi destino y sintiendo como me vaciaba plenamente y mi flujo ardiente y abundante me invadía entera y comenzaba a rodar por mis piernas, empapando mis medias y acumulándose en mis zapatos. Separe entonces mas mis piernas y sentí que algunas gotas pesadas caían desde mis calzones al piso del ascensor como una lluvia caliente y secreta. Una función tan sencilla como era orinar, la vivía ahora como una operación pesada, lenta, separada en etapas densas y calientes, cada una de las cuales me conmovía, sentía íntimamente mi cuerpo en una forma natural y silvestre poniendo todos los sentidos en cada latido de mis vísceras. Me sentía aterrada y extraña. Al vaciarme me había aliviado de esa tensión y agradecía a la oscuridad, porque no me hubiese gustado que Raúl me viera así. Me di cuenta en ese momento que el pudor tiene mas que ver con la luz, con la visión, que con cualquier otro aspecto. Sin embargo creo de Raúl se había dado cuenta de todo. El liquido al caer había producido un ruido típico y el apretaba mi mano como indicándome que comprendía. Me dijo algunas palabras que no entendí muy bien pero que parecían indicarme que el tenia la misma premura. Pensé que para un hombre es mas fácil. Los hombres orinan en forma mas expedita en cualquier espacio. Pero yo estaba ahí completamente mojada, con las piernas abiertas sin moverme un centímetro de esa posición. Me habría gustada decirle a Raúl que me daba cuenta lo comprensivo que era conmigo dadas las circunstancias. Quise acercarme un poco a él pero lo mojada que estaba me hacia demasiado torpe. Entonces estiré mi mano en la oscuridad y casualmente toqué su pene descubierto que comenzaba a destilar una orina tan caliente como la mía. Yo nunca había tenido un pene en mi mano y creo que nunca lo hubiese hecho sino no hubiera sido un encuentro casual en la penumbra. Lo tomé y ahí en medio de la oscuridad aprecie que era de una suavidad inefable. Ese contacto me produjo una cercanía diferente con mi hermano que fue mas que física. Estaba viviendo una situación común con el, una situación que contenía elementos de temor, de miedo, de ansiedad y de incertidumbre y eso nos hacia estar mas comunicados que nunca. El hecho que no nos viéramos hacía mucho mas valiosa y cómplice la información sensorial táctil que teníamos el uno del otro. Ahora sostenía su pene en mi mano y de ese modo permitía que el se aliviara de su orina que caía pesadamente al suelo del ascensor y dispersaba gotas ardientes sobre mis piernas. Un vapor de olor denso iba llenando el espacio, de por si, ya poblado de aromas íntimos y cuando su chorro dejo de fluir, mi hermano suspiró profundamente y su aliento quemante acaricio mi rostro. Yo no había soltado su pene. Aún lo sostenía en mi mano. De ese modo sentía a Raúl mas cerca y mas intimo. Creo que ese miembro parecía endurecerse y yo lo acogía con suavidad. De algún modo me hacia sentirme mas protegida. Tratando de acercarme aun mas a él,llevé mi mano hacia sus testículos que me parecieron pesados, calientes y suaves. Esferas duras encerradas en una especie de medio liquido que producían en mi mano sensaciones nuevas. Yo los acariciaba dulcemente porque quería que Raúl estuviera tranquiló, porque de ese modo podía transmitirme tranquilidad a mi que aun estaba poderosamente asustada. Me di cuenta que mientras acariciaba los testículos de mi hermano su pene había crecido notablemente y se había endurecido. No podía verlo pero era evidente al tacto que tenia una poderosa erección. Yo había leído que en estados de stress los hombres producían este tipo de erección. Raúl se había
acercado a mi. Yo ya no apoyaba mi espalda en la pared del ascensor sino que afirmada en ella con una mano, me había podido desprender de mis calzones completamente mojados que me impedían moverme. Raúl me sostuvo mientras retiraba la prenda desde mis pies y luego pude moverme con mayor libertad. En ese momento escuchamos pasos en el pasillo del otro lado, Instintivamente nos acercamos a la puerta para poder escuchar mejor.Deberíamos haber gritado para que nos oyeran, sin embargo nos quedamos tomados de las manos mientras Raúl se colocaba detrás mío sosteniéndome de los hombros. Los pasos se alejaron y ninguno de los dos gritó. Nos quedamos en silencio. Un silencio que se hizo denso y que continuó pesado y caliente mientras mi hermano se acercaba a mi y pegaba su cuerpo a mi espalda. Yo percibí eso como un gesto de acercamiento protector. Estaba desnuda de la cintura hacia abajo y sentí su pene apoyado sobre una de mis nalgas, todo estaba húmedo y tibio. Estábamos muy unidos y sentía como su pene resbalaba entre mis nalgas mojadas con mi orina caliente que había escurrido por ellas al sacarme mis calzones. Raúl me acariciaba el cabello como para darme mayor seguridad. Lentamente me fue inclinando hacia adelante y para mantener el equilibrio apoye ambas manos sobre la pared fría del ascensor, había separado mas la piernas. MI hermano me retenía junto a el atrayéndome desde las caderas y en ese momento sentí que el pene de Raúl comenzaba a penetrar entre los labios mayores de mis genitales. Yo permanecí inmóvil porque esa penetración me iba liberando de mis miedos, de mi pánico inicial, de la angustia del encierro y de algún modo me iba liberando sin haber abandonado la prisión. Recibía esa penetración como un deleite raro, mezcla de pudor, placer y tensión. La situación de abandono completa en que estábamos nos había llevado a mi y a mi hermano a establecer esta forma de comunicación intima. Por supuesto que me daba cuenta lo que estábamos haciendo y también quienes éramos, pero no tenia ningún conflicto. En ese momento sentía a mi hermano de una manera como nunca lo imagine,pero en ningún momento sentía la necesidad de rechazarlo, ni me sentía promiscua. Creo que estábamos viviendo algo a lo cual las circunstancias nos habían llevado. Así me fui acomodando para facilitar la penetración de Raúl que ahora entraba grueso, largo, caliente entrando y saliendo rítmicamente, acomodándome con sus manos, atrayéndome y alejándome de él, para luego hundirse mas profundamente en mi sexo que ahora ardía y palpitaba sobre su longitud y su grosor. No había luz y no tenia pudores. Y me moví con él, para él y para los dos. Sentía su cuerpo sudoroso apegado al mío. Sus testículos y sus pelos sobre la piel de mi trasero me llenaban de sensaciones desconocidas y comencé a sentir que el latía dentro de mi, en el fondo de mi, y me lleno de semen repartiendo parte de ese bálsamo entre mis nalgas. Tenia la sensación de estar en la suavidad mas intima entre un hombre y una mujer. Yo palpitaba y mi sexo se contraía para volver a relajarse y no se por que en ese momento me acorde de Gloria, la mujer de Raúl, mi cuñada,de la cual yo era confidente. Lo que estaba haciendo con Raúl me recordaba a Gloria porque a ella le gustaba contarme su intimidad con mi hermano sin ahorrarse ningún tipo de detalles y yo había visto varias veces desnuda a Gloria y en ese momento se me atojaba la imagen
de su culo blanco y redondo. Fue entonces que le dije a mi hermano las únicas palabras claras de ese momento de encierro. — Hazme lo que le haces a Gloria — EL seguramente se había sorprendido con mis palabras y no me respondió, de modo que se lo dije de nuevo. — Hazme lo que le haces a Gloria— Entonces mi hermano volvió a tomarme desde las caderas, y de nuevo sentí su pene entre mis nalgas, pero ahora su cabeza caliente y redonda no apuntaba a la entrada de mi vagina sino que presionaba sobre entrada de mi culo. Me quedé tranquila, no me moví ni un milímetro. Raúl me atraía hacia el empujando sobre la entrada. Un dolor corto y quemante y luego mi culo que se abre glorioso y un placer infinito que me recorre desde la entrada hasta las profundidades que yo misma ignoraba tener Nos movíamos armoniosamente, ya no teníamos ningún cuidado, ya no nos importaba si volvía la electricidad. No nos hubiese importado que alguien golpeara la puerta. Habíamos traspasado todo los márgenes y limites del terror del miedo de la desesperanza, del pudor y de los tabúes. Y nos corrimos juntos ahí muy dentro de mi, bien clavada, sintiendo como sus testículos que yo había acariciado separaban mis nalgas agradecidas uniéndonos en un placer infinito. Ya si ningún miedo. Mi pánico había desaparecido. De pronto un ruido anunció que la luz se establecía con la misma velocidad con que había desaparecido. Nuestras ropas estaban en el suelo. Rápidamente las recogimos y miramos hacia el pasillo. Estaba desierto. Corrimos los diez metros hasta mi oficina. Entramos cerrando violentamente la puerta y solo entonces nos miramos. Raúl aun goteaba semen desde su pene que aun estaba erecto. Yo separe mis piernas para dejar que escurriera mi sexo. Luego acomode mi falda y en ese momento sonó el teléfono. Yo respondí. Era Gloria. —Si querida ahora vamos … Hubo un problema con el ascensor —— ya te contaré. Luego corrimos hasta el estacionamiento a tomar el auto.Con mi hermano no hablamos en el trayecto hasta la casa de nuestros padres ni hemos hablado después de lo vivido, pero creo que deberemos hacerlo muy pronto. Ya no tengo miedo.
Historia 031 Estampas familiares Cuando cumplí 17 años mi padre se fue de la casa. Así de pronto, simplemente le dijo a mi madre que ya no la quería, que ya estaba harto de vivir con nosotros y se marcho. A mi ni siquiera me dio la cara y tardo mas de tres meses en darme una explicación, la cual no acepte. En un principio mi madre sintió que el mundo se le hundía, pero con el tiempo lo supero, es una mujer valiente que sabe salir adelante. Llego a un acuerdo con mi padre y el siguió pagando mis estudios, aparte de una mensualidad hasta que yo terminara una carrera. Para mi madre a la larga fue mejor, pues poco a poco recupero su alegría que en los últimos tiempos se había visto reprimida por mi padre. Siguió siendo la madre tierna y amorosa de siempre y al no estar mi padre, empecé a disfrutar de más libertades que antes. Al cumplir 18 años empecé a faltar a dormir los fines de semanas, pues siempre encontraba alguna amiga que me invitase a su departamento. Por lo general eran chicas de provincia que venían a estudiar a la universidad y vivían solas entre dos o tres amigas. Cuando cumplí 20 años ya se había hecho una rutina que desde el viernes en la noche mi madre no contaba conmigo, hasta el lunes en la mañana, en que pasaba por casa a recoger mis cosas para irme a la universidad, donde estudiaba la carrera de ingeniería civil. —Hijo, ten cuidado con tus relaciones no te vayan a atrapar antes de tiempo y aunque algún día quiero ser abuela, deberá de ser en el momento preciso. —No te preocupes Má, ellas solo se quieren divertir como yo y no pasa de ahí. No quieren todavía amarrarse a alguien y así nos divertimos todos. —….Ahhhh….que tiempos estos, en mi época si una mujer tenia relaciones sexuales se convertía en puta, ahora mientras mas expertas es mejor. —Los tiempos cambian madre y hay que adaptarse a ellos. Me fui a la escuela pensando en que mi madre se había quedado años luz en el pasado— Ah que mi mamá tan antigua, ella con sus rezos y caridades era feliz. Sin ser un adonis era lo suficiente atractivo para mis amigas para pasar la noche con ellas, mi experiencia era la de todo joven de mi edad y aunque practicaba el sexo oral nunca había enculado a nadie, era mi asignatura pendiente. La semana la pase estudiando con vectores y momentos aparte de resistencia de materiales hasta que llego el viernes. Ese día tenia una cita con una amiga bastante ardiente a la cual estaba decidido a pedirle el culo, ya la vez anterior le había metido medio dedo y no había dicho nada, así que ahora no se libraba de ser el primer anito que me iba a tirar. Como todos los viernes me bañe y arregle para irme a la disco, tomarme un par de copas y luego a pasarla bien. A las 22:00 horas estaba en la disco esperando a mi amiga, la cual se tardaba un poco. Una hora después llego Brenda, amiga en común, la cual me traía un mensaje.
—Perdóname Paco (me llamo Francisco) pero no pude venir antes, con la nueva que Graciela se tuvo que ir a su pueblo pues se puso mala su abuela y posiblemente no regrese hasta el lunes. En verdad que me cayó mal la noticia pues ya teníamos planes para todo el fin de semana, pero a lo hecho pecho y no me quedo otra que aceptar la situación. Esto me cambiaba los planes pues ya tenía casi un año sin dormir los fines de semana en casa y aunque había chavas muy buenas y dispuestas (Empezando por Brenda) en la disco, no quise irme con otra, pues Graciela podía molestarse y negarme el culito que tanto anhelaba. Me tome un par de copas y como a las 24:00 horas me fui a la casa. Iba un poco frustrado pues se me escapaba un culito al que le traía muchas ganas, pero ni modo, otro día seria. Al llegar a mi casa entre como si nada y como traía un poco de hambre me fui a la cocina ante—comedor a comer algo. Me prepare una torta de jamón y me senté a comérmela cuando de pronto me lleve la sorpresa de mi vida. Mi madre entro a servirse un refresco pero ¡En que fachas! Traía puesto un ligero negro y un corsé también negro de la misma tela que las medias, una especie de seda transparente que dejaba ver sus tetas y sus nalgas. No traía calzones y llevaba el pelo suelto cayéndole por los hombros. Como el ante—comedor estaba separado por una barra de la cocina no me vio, pero yo si la vi, ¡Y vaya que si la vi! Al agacharse a coger el refresco alcance a ver los pelitos de su raja, que tenia el culo firme y blanco como la nieve, las tetas grandes con pezones pequeños, y que si estaba pasadita unos kilitos de mas en realidad la hacían verse mas antojable, en pocas palabras mi madre ¡estaba buenísima!. Por un momento pensé continuar echándome el “Taco de ojo” con mi madre, pero me gano la vergüenza de que ella se diera cuenta lo que estaba haciendo, así que decidí ponerla sobre aviso. —¡Cajumm, cajummm! Al primer tosido mi madre se volteo a donde estaba y solo exclamo. —¡Paco! ¡¿Qué haces aquí?! —Aquí vivo madre. —Si….pero tu deberías estar en la disco. —Bueno…se me cayó el plan y me regrese a la casa. —Pero tu nunca regresas los viernes en la noche—ella continuaba hablando sin caer en cuenta que estaba desnuda ante mi. —Bueno, algún día tenia que regresar, si quieres me voy para no estorbar. En ese momento le cayo el veinte de cómo estaba desvestida y de que yo creía que ella tenia un amante en la casa, de pronto salio corriendo a su recamara a ponerse algo mientras me decía. —No, espera, no te vayas aun.
Un instante después salio con una bata, también transparente que aunque permitía ver lo que había debajo, lo disimulaba un poco. —Creo que tenemos que hablar mijito. —No madre, no tienes que decirme nada, yo comprendo que tú tienes necesidades que satisfacer y no soy nadie para juzgarte. Ella me tomo de la mano y me arrastro a su recamara diciéndome. —Mira bien en todos lados, aquí no hay ningún hombre y nunca lo ha habido, también puedo decirte que jamás lo habrá. —Mamá por favor, si lo hay o no lo hay eso solo a ti te compete, es más, me extraña que no lo haya, eres una mujer muy hermosa y cualquiera se sentiría orgulloso siendo tu pareja. —Te agradezco el halago, pero quiero dejar bien claro que no tengo ningún amante, desde que se fue tu padre no he estado con otro hombre, y no es por serle fiel, pues bien sabes que no se lo merece, sino porque me propuse que cuando tuviera otra pareja seria alguien muy especial. —O.K. madre, ahora me voy a mi cuarto a dormir. —Espera Paco, quiero explicarte porque me encontraste vestida así. Estuve a punto de decirle que no quería oír sus explicaciones, pero algo me detuvo a escucharla, aunque no deje de balbucear. —Bueno madre…..no es….necesario….que —Mira hijo, el que yo no tenga pareja no significa que no tenga deseos y a falta de pan tortillas, o sea que cuando tu te vas los viernes en la noche yo me pongo esta ropa de lencería que me gusta mucho, me meto a mi recamara, pongo una buena película porno y me masturbo: si hijito, me masturbo como todo mundo, hasta tener un orgasmo. Normalmente como tu no vuelves hasta el lunes, me quedo con esta ropa hasta el domingo en la noche, así que sábado y domingo me pego un par de masturbadas mas. Hoy como comprenderás no te esperaba y así sucedió lo que paso. De pronto me acerque a ella y con palabras cariñosas le dije. —Mamita, tu lo que necesitas es un hombre que te haga feliz tanto sexual como anímicamente, alguien que te quiera y te respete, eres muy hermosa y por lo que acabo de ver enloquecerías a cualquier hombre. —¿Te gustó verme así? —No solo me gustó, me excitó en demasía, pues aunque seas mi madre no dejas de ser mujer y yo un hombre.
—¿No te molestó que estuviera vestida así? —Al contrario madre, lo que vi me gustó tanto que creo que si lo disfrutas deberías de hacerlo mas seguido entre semana, así disfrutamos los dos. Pensé que había ido demasiado lejos por la cara tan seria que puso mi madre, así que me prepare para recibir una respuesta de enojo, pero para mi sorpresa mi madre me dijo. —¿Qué piensas del incesto? ¡Glupp! Trague saliva y sopese mis palabras para decirle. —Yo creo que nadie tiene la verdad de nada, hay familias que se desmoronan por una relación incestuosa, pero hay otras que se fortalecen. Creo que mientras exista el amor no hay problema, debe ser maravilloso que el ser que te dio la vida también te de su cuerpo o que a la que le provocaste tan grandes dolores en el cuerpo al parir, después le puedas dar grandes placeres en su mismo cuerpo. —¿Me harías el amor? —Si madre….si te lo haría….con toda mi alma…..con todo mi cuerpo….con todo mi amor. Nos quedamos viendo el uno al otro y el silencio se hizo a nuestro derredor, nuestros cuerpos vibraban uno junto al otro como esperando que pasara algo, como llamándose uno al otro. Por un momento la situación pareció ponerse ridícula pero en ese instante mi madre hizo un movimiento que provoco que su bata se abriera y alcanzara a ver lo blanco de sus senos junto al rojo de sus pezones; puse mis manos sobre sus hombros y ella las suyas en mi cintura, nos acercamos lentamente y nuestros cuerpos se unieron. Su piel era tersa, suave y calida: no pude evitar llevar mis labios a su boca y la bese, la bese suavemente y ella no rechazo la caricia, al contrario; respondió a ella con vehemencia y su lengua se mezclo con la mía. Era un beso de desesperación, de ansia reprimida y deseo incontrolado. Deslice su bata hasta sus pies y me regodeé con lo que veía. Un cuerpo en plenitud que muchas jovencitas envidiarían. Lo negro de su lencería hacia resaltar la blancura de su cuerpo, por el espejo vi sus hermosas nalgas y me dije que algún día entraría por en medio de ellas. La senté en la cama y me desvestí delante de ella quedando totalmente desnudo, ella no pudo evitar un gesto de sorpresa al verme la verga. —Ayyy hijo, hacia tanto que no te veía así. —Pues ahora me veras cada vez que quieras mamita. —¿Puedo tocarla? —Te lo ruego mami, lo estoy deseando Ella llevo su mano a mi pene y empezó a sobarlo lentamente sin dejar de verlo, de pronto se decidió y se lo metió en la boca dándome una deliciosa mamada. Repaso lo
largo del pene con su lengua y con su mano me masajeaba los huevos. —¡Ufff! Mamita, esto es delicioso, nadie me ha hecho gozar tanto….que rico me la mamas mamita. Ella continuaba con la verga en la boca dándome placer y yo no pude evitar que escapara algo de mis líquidos seminales que a ella le gustó saborear. —Que rica verga tienes mijito, tu padre no te llegaba ni a los talones, de ahora en adelante, antes de irte los fines de semana tendrás que darme lo que necesito. —Ayyy mamita, se me hace que de ahora en adelante ya no me voy a ir los fines de semana. Saque mi verga de su boca y la puse de pie. La acaricie en las piernas, el torso y las tetas sintiendo su calida y sedosa piel, ella temblaba de excitación y alcance a oír de sus labios como quedamente me decía. ……Métemela mi vida….lo deseo mucho…….quiero sentirte dentro. Solo de oírla estuve a punto de venirme, el momento era tremendamente lascivo; me iba a coger a mi madre, le iba a meter la verga a la mujer que toda la vida me había cuidado con esmero y cariño. En ese momento decidí que iba a darle lo mejor de mí, que la iba a volver loca de pasión y la haría la mujer más feliz del mundo. La acosté sobre la cama y le abrí las piernas. Baje mi cabeza a su raja y le pegue la mejor mamada que en mi vida había dado. Ella reacciono de inmediato. —¡Uggg! Mi vida….me vengo….que rica lengua tienes……tu padre nunca me hizo esto…. era un pendejo idiota…. ¡Me estoy viniendo mi vida! El rápido orgasmo la dejo toda húmeda y lista para recibir mi verga, me acomode entre sus piernas y mirándola a los ojos le comencé a meter la verga centímetro a centímetro. Fue maravilloso ver la expresión de su cara cambiar conforme entraba mi pene en su vagina, inicio con un gesto de miedo y termino con la mirada perdida en el infinito. Instintivamente cruzo sus piernas sobre mis riñones para recibirme lo mas profundo posible y comenzamos el mete y saca eterno. —¡Ayyy mi vida…como la gozo….esto es divino…..que feliz soy…….me voy a venir! —¡Mamita linda….que rica estas….nunca me había tirado alguien tan sabrosa…que rico aprieta tu vagina…..me vas a sacar la leche! —¡Si mi amor….dámela toda…..vuelve a entrar en mi….mi bebito! No pudimos contener nuestra pasión y estallamos en un torrente de semen, jugos y sudor que nos llevo al borde del éxtasis. Quedamos agotados y satisfechos, en un solo acto sexual mi madre me había dado lo que muchas amigas me daban en una noche. Nos quedamos callados por unos minutos disfrutando el estar uno junto al otro. —Espero que halla sido mejor que tu plan de esta noche.
—Mamita, este momento vale por un año de planes como el que tenía hoy. —¿No tenias nada especial? —Lo de todos los fines de semana…aunque….bueno….no importa. —¿Qué es lo que no importa, acaso era alguien especial? —No mamá, nadie en especial. Lo que pasa es que hoy íbamos a hacer algo que nunca he hecho, eso era lo diferente. —¿Y se puede saber que era eso? —Por primera vez le iba a dar por el culo a una mujer. Nos quedamos callados por unos instantes (esperando en mi interior que hubiera mordido el anzuelo) hasta que ella dijo. —Pues mira como son las cosas, tu nunca has enculado a nadie y a mi nunca me han enculado, así que podemos iniciarnos juntos en la practica anal. Todavía hice como que no era esa mi intención diciéndole. —Pero mamita, no se si tu lo desees, no quiero que te sientas obligada a nada. —Si tu lo deseas, lo deseo yo mi amor. De pronto se voltea y se pone con el culo al aire y ahí estaba. El culo más hermoso que pudiera imaginarme para iniciarme en el sexo anal, y aparte era el culo de mi madre. El culito de Gabriela me gustaba, pero le faltaban esos kilitos de mas que en una mujer hacen que el culo adquiera una redondez y tersura, que lo hacen mas antojable. El culo de mi madre era grande pero no deforme, paradito con los globos blancos y tersos, y en medio de ellos, ese orificio entre negro y rosado que es la entrada al recto de todas nuestras pasiones, ese recto que aprieta el pene con suavidad y lo hace disfrutar lo que nunca imagino. Había ganado con el cambio. Me coloque detrás de mi madre y le aplique saliva al ano, le metí una falange de mi dedo medio y después apoye la punta de mi verga en la entrada. Empuje poco a poco hasta que sentí como cedía el esfínter. Logre introducir unos 10 centímetros y me quede quieto, esperando que ella se acostumbrara. Mi madre no se quejaba, solo apretaba los puños agarrando las sabanas y castañeaba los dientes, pero al detenerme un rato para que se acostumbrara empezó ella misma a meterse lo que le faltaba, echando el cuerpo para atrás, hasta quedar totalmente ensartada. —¿Lo disfrutas mi amor……es lo que esperabas……te gusta este primer culo que te comes mi vida? —Es divino mamita….nunca pensé disfrutar tanto…..te amo mami.
—Yo también te amo bebe……siempre tendrás mi culo…..serás su único dueño…….soy feliz mi vida. —Ayy mamita, estoy en la gloria, que delicia. Estuvimos moviéndonos un buen rato y otros nos quedamos quietos, yo quería hacer durar el momento lo mas que se pudiera, pues era mi primera vez, pero nuestra pasión era tanta que no pude mas, estalle en las entrañas de mi madre llenando su recto con mi semen y así nos quedamos por un buen tiempo, los dos comunicados por mi verga y su culo. Después de romper el contacto nos dormimos abrazados y decidimos que a partir de esa fecha seriamos amantes. El lunes en la tarde me encontré a Gabriela en la universidad. —¡Paco! Oye, quiero pedirte una disculpa por irme si avisar. —No te preocupes Gaby, no pasa nada, esas cosas pasan. —¿Qué te parece si el viernes nos vemos? —¿El viernes? —Si, el viernes. —No se Gaby, es que tengo que salir fuera con mi madre. —Bueno pues, entonces el otro viernes —¿El otro? —Si, el otro. —Mejor yo te hablo para confirmar,¿Te parece? —O.K. Paco así quedamos. Lo que Gabriela, ni Brenda ni ninguna otra sabia es que yo ya no volvería a llamarles jamás, teniendo a mi madre en casa lo demás ya no me importaba.
Historia 032 Curiosidad al máximo Cuando estas entrando a la adolescencia muchas cosas se te hacen fáciles, o por lo menos no lo piensas tanto antes de tomar alguna decisión o de aventurarte en situaciones aún desconocidas para ti. Dentro de ellas y una de las más importantes creo yo, son las que tienen que ver con nuestro cuerpo. Empezamos a tener cambios drásticos, las hormonas están cada vez mas fuera de control y el gusto por sensaciones y conocimientos nuevos están a la orden del día. Una de ellas es lo concerniente al sexo, tenemos una gama inmensa de posibilidades, tanto dadas al rechazo y a la curiosidad, al morbo o la ingenuidad, como al gusto y al miedo de enfrentarlo. En mi familia como en muchas otras, hablar de sexo era muy difícil, casi impensado. Pareciera que esas cosas o cualquier tema relacionado con ello, estaba fuera de comentario familiar. Así que lo poco o mucho, fuera verdad o mentira, lo encontrabas fuera de tu casa, con amigos, en publicaciones, en películas, etc. Pero nunca vivido en carne propia. Hasta que me ocurrió a mí. Soy el mayor de la familia y fue esa diferencia de edad, mi curiosidad innata y la inocencia por parte de los dos, lo que me llevo a conocer muchas cosas sobre el sexo, con mi propia hermana. Todo empezó en unas vacaciones escolares de verano. Mi madre me pidió de favor que llevara mi hermana al médico, ya que llevaba algunos días enferma y le tocaba su revisión. Normalmente mi madre era la que la asistía, como llevarla, traerla, etc. pero aprovechando que yo estaba de vacaciones no quiso faltar una vez mas a su trabajo y me pidió ayuda, ya que mi padre, la mayor parte del tiempo se la pasaba trabajando. Mi madre me dio algunas indicaciones y salimos al consultorio del médico, tuvimos que esperar mucho tiempo para que nos atendieran ya que tenían bastantes pacientes. No recuerdo con exactitud cuanto fue, pero ya me había arrepentido de haberle hecho ese favor a mamá, cuando note que a mi hermana la fiebre nuevamente se le empezaba a elevar. Avise inmediatamente a la recepcionista y fue cuando por fin la atendieron. Entre con ella para decirle al doctor lo que mi madre me había indicado y mientras yo hablaba el empezó a revisarla. Le hizo algunas preguntas, le dio algunos medicamentos y le dijo que se quitara los zapatos, empezó a tomarle los signos vitales como presión, temperatura, altura, peso, etc. y todas esas cosas que los médicos hacen para colocarlo en tu historial. Después de un rato, yo ya estaba distraído con algunas revistas, cuando me llamó la atención la indicación que le dio el médico de que se quitara la ropa. Inmediatamente deje de hacer lo que estaba haciendo y giré la cabeza como un resorte hacia mi hermana, ¿porqué?, no lo sé explicar, simple curiosidad supongo, pero sentí un nudo en el estómago al oír esas palabras. Mi hermana siguió las indicaciones del medico sin ningún reclamo, sin voltear a verme y como si yo no estuviera ahí. Llevaba un vestido que al momento de la instrucción empezó a desabotonarse de la parte trasera y se lo empezó a quitar muy lentamente sacando primero los brazos uno por uno y después
bajándolo hasta sus rodillas, levantando cada una de las piernas hasta quitárselo por completo. Me impresionó lo que vi. Me sentí un poco incomodo por la situación y tome camino para salirme del consultorio, pero note la naturalidad con la que el doctor ya una persona mayor, seguía haciendo anotaciones en una carpeta parado junto a mi hermana, sin tan siquiera fijarse o tomar en cuenta que yo seguía ahí ni en lo que mi hermana estaba haciendo, al igual que mi hermana que sin ninguna malicia o pena había empezado a desnudarse aunque estuviera yo con ellos, supuse que era por lo mal que se sentía y no le diera importancia a mi presencia. Eso indicaba que el que estaba pensando y actuando con plena morbosidad era yo, pero no lo podía evitar. Me bastaron unos segundos al ver el cuerpo semidesnudo de mi hermana para excitarme enormemente. En cuestión de un instante la verga ya la tenía a tope. Debo decir que aunque mi hermana y yo convivíamos todos los días juntos, cada uno era muy respetuoso en las cuestiones de intimidad física. Cada quien se cambiaba en su cuarto, en el baño etc, y nunca ninguno de los dos andábamos con poca ropa por la casa. O, por lo menos, yo nunca había caído en cuenta en esos detalles. Aparte que en ningún momento me había llamado la atención físicamente el cuerpo de mi hermanita. Yo en aquel entonces contaba con casi quince años y mi hermana con doce y en lo personal nunca había visto a una mujer ni chica ni grande semidesnuda en persona. Me vinieron a la mente en esos momentos, los comentarios de algunos de mis compañeros de clase y otros amigos sobre lo bien que se estaba poniendo mi hermana, comentarios que yo rechazaba casi inmediatamente porque para mi seguía siendo mi hermanita pequeña. Yo siempre he tenido la idea de que las cosas pasan por algo y que la vida te da para escoger muchas oportunidades, algunas buenas otras no tanto, algunas que regresan y otras que jamás vuelven a aparecer pero que te dan la libertad de decidir, escoger, conocer, de aprender y hasta de divertirte. Unos meses antes de salir de vacaciones, un buen amigo en ese entonces, en una de las tantas pláticas que teníamos, me había confiado que uno de sus primos le había enseñado a algo muy rico, se quedó un poco serio y luego me dijo...a masturbarse. Que era algo bien padre, placentero y satisfactorio. Los detalles no los recuerdo, pero me llamaron tanto la atención sus comentarios, que al poco tiempo yo también, por simple curiosidad y porque las hormonas ya las empezaba a traer a tope como dije en un principio, me empecé a interesar en esos menesteres, me gustó y me volví también adicto masturbador. La carne es débil y mas a esa edad, lo tenía a la mano y no le hacía daño a nadie, así que también me hice asiduo a esa práctica innegablemente rica. Pero lo que realmente me llamó mucho la atención fue una vez que estuvimos platicando de esas cosas que mi amigo me preguntó por cual era la inspiración que yo tomaba cuando me la estaba jalando, a lo que yo le respondí con toda naturalidad que la imaginación, o que alguna revista, alguna imagen de un desnudo que haya visto en las películas, algunos calzones que veías por descuido, como se les transparentaban los pechos y pezones a algunas mujeres por la calle y mil cosas mas, cualquier cosa era
buen pretexto, le dije. ¿Por qué? le pregunte, ¿y tu en que piensas cuando te la estas haciendo?. Un poco serio, pero con una emoción extraña me dijo. ¿No te enojas?, no, le dije, claro que no. Y me contestó, pero un poco retraído y misterioso, que lo hacía pensando en las hermanas de sus amigos, en sus mamas y de vez en cuando, en sus propias hermanas y en su mamá. Me quedé helado, me sorprendió lo que me dijo. En mi vida yo hubiera pensado en eso, al contrario, pensar en ello, era como quitarme las ganas automáticamente. Le dije que estaba loco, que yo no compartía ese punto de vista y fue cuando me dijo que en mi ejemplo, tanto mi madre como mi hermana, estaban muy bien. No quise entrar en detalle, me sentí un poco incomodo a donde iba la conversación y muy amablemente le seguí el rollo por un rato para luego dar por terminada esa conversación. No había vuelto a pensar en eso, hasta ese momento. El recuerdo de sus palabras me llegó como un rayo. Y pude ver con toda certidumbre que tenía razón. En mi vida hubiera pensado tan siquiera en ver a mi hermana con otros ojos, pero lo que tenía en frente, nublaba por completo mi razón. El cuerpo curvilíneo de mi hermana se veía exquisito. Con tan solo doce años se había desarrollado increíblemente y yo no me había dado cuenta. Recordaba que de mas pequeña había sido medio llenita, pero nunca llegando a la gordura, y en esos momentos el vestido que utilizaba, un poco mas abajo de sus rodillas, esos con pliegues; y calcetas que también llegaban a las rodillas, no dejaban ver lo que realmente tenía en su interior. Era alta, un poco mas que sus compañeras de clases, eso si lo recuerdo bien. Su tez apiñonada llegando un poco mas a la blancura adornaba toda su piel. Sus piernas eran gruesas, firmes y torneadas desde sus pantorrillas hasta sus muslos y caderas, verdaderamente increíbles y muy apetecibles. Los calzones que llevaba, unos rositas con puntitos blancos, se le ajustaban completamente a sus caderas, resaltándole una nalgas carnosas y paraditas y al frente, increíblemente, se le transparentaban perfectamente unos labios vaginales regordetes y abultados. Preciosos. De su vientre completamente plano asomaba un ombligo perfecto, medio cubierto por una camiseta de tirantes ajustada a su cuerpo, sin brasier pude notar, pero que reflejaban el par de volcanes que sobresalían de su pecho, no muy grandes pero si coronados por unos pezones bien paraditos, que resaltaban queriendo taladrar la tela de la camiseta. Las imágenes que llegaban a mis pupilas en esos instantes mi cerebro no los podía procesar tan rápidamente. Estaba anonadado de como mi propia hermana podía estar tan bien. Estaba tan impactado con lo que tenía en frente que me desperté de mi embelesamiento cuando empezó a caminar después de recibir la instrucción del doctor, que por cierto yo no oí, que le decía que se recostara en un taburete alto donde hacía sus revisiones. Hasta ese momento ella tomó en cuenta que yo también seguía ahí y movió su cabeza buscándome, encontrándose con mi mirada fija en todo su cuerpo. Cuando se detuvo nuevamente es cuando yo levanté la vista y vi la interrogante sorpresa en sus ojos, reflejada por lo sorprendido que yo estaba. Busco rápidamente la mirada del doctor al igual que yo, pero al verlo distraído nuestras miradas se encontraron
nuevamente, haciéndome un gesto interrogante y al mismo tiempo de negación que yo entendí perfectamente y que me decía que tanto miraba, yo negué con la cabeza y todo apenado lo único que me dio por hacer fue salirme lo mas rápido que pude del consultorio. La esperé unos minutos mas sentado en la sala de espera, pensando en lo que acababa de pasar y todo apenado por haber sido tan obvio y se terminara dando cuenta mi hermana. Mi verga todavía seguía dando temblores de solo recordar lo que acababa de ver. Me sentí mal, me sentía incomodo, sucio, pero la sorpresa me había hecho hacer cosas que en su momento no pude controlar. Estaba luchando con mis temores morales cuando la vi salir. Con mi mirada la recorrí de arriba abajo, mis ojos jamás la podrían volver a ver como un día antes. Pasaron algunos minutos para que intercambiáramos algunas palabras, la note un poco seria. Para romper el hielo le pregunté como se sentía y me respondió que un poco mareada por la medicación que le había suministrado el médico. Me dijo en lo que consistía su malestar y lo que tenía que hacer para recuperarse. — Me dijo el Dr. Que tenía que descansar — Lo bueno que estamos de vacaciones – Le respondí—. — Si... –me siguió diciendo—, estas vacaciones voy a descansar mucho, no me he sentido bien últimamente, no pienso salir a ningún lado... ... ¿A ningún lado? –le respondí—... pues si nunca sales... Tienes razón, pero ahora menos... –me siguió diciendo— se me hace que voy a ver mucha televisión... — Espero y yo también... –le respondí y solté una carcajada. Ella también se rió— —¿Oye? – Me pregunto nuevamente— ¿Te puedo hacer una pregunta? — Claro! – Le dije – ¿Por qué me dejaste sola en el consultorio? Me quedé frío. Nunca pensé que me fuera a preguntar eso. Me puse nervioso inmediatamente por el cargo de conciencia que traía. No – le dije, tratando de disimular mi nerviosismo – Lo que pasa es que ya estaba un poco aburrido y quise salirme a tomar aire... –le mentí— además, el doctor ya te iba a revisar y no quise quedarme a incomodarte –continué diciéndole— ¿A incomodarme... porque dices eso? Tu nunca me incomodarías con nada...—me contestó— Además mi mamá te mandó a que me cuidaras. Ella siempre se queda conmigo... Bueno –le dije— es mamá, si ella se queda es por eso, pero yo siendo tu hermano, pues
no me sentí con la suficiente confianza como... – y lo pensé un momento— pues como para quedarme y verte... — Con poca ropa –me contestó rápidamente— —¡Eso! —Le dije— con poca ropa... – y se me vinieron sus imágenes nuevamente a mi memoria— Siempre hemos respetado nuestra intimidad –continué diciéndole— y pues me sorprendió un poco que te quitaras la ropa estando yo presente... Y eso que tiene de malo –me dijo volteándome a ver a los ojos— — No, no nada –le contesté— es que como te digo, me tomaste por sorpresa... tenía muchísimo tiempo que no te veía así y pues me sorprendí –cuando terminé la frase me arrepentí de haberla dicho— —¿Te sorprendiste? –luego, luego me preguntó— ¿a que te refieres con sorprender...? –me volvió a preguntar— — No, no –le dije— no pienses mal, al contrario. Lo que pasa es que ya haz crecido muchísimo... y pues vi que ya no eres la niñita que yo recordaba –le dije todo nervioso— —¡Aahh! –me dijo— ya entendí... —¿Ya entendiste que? –le pregunté— Pues la cara que tenías cuando me viste... si el doctor se hubiera dado cuenta, el mismo te hubiera sacado de ahí...—me dijo soltando una carcajada— —¿Qué tan obvio fui? –le pregunté con una risita nerviosa— — Si un poco –me contestó muy naturalmente— pero no te preocupes, no se dio cuenta. De eso nada mas me di cuenta yo y queda nada mas entre nosotros dos, ¿sale?... — terminó diciendo— — Por mi no hay ningún problema –le respondí— Seguimos caminando unos metros mas y lo que me dijo nuevamente me sorprendió e hizo volar mi imaginación a diez mil por hora. Pero antes de decírmelo me abrazó con su brazo izquierdo, mientras seguíamos caminando... — Oye –me preguntó— — Que paso –le respondí— —¿Y te gustó lo que viste? – volteándome a ver con unos ojos y una sonrisa picara— Me quede viendo a sus ojos y le respondí con toda calma que sí, que me había gustado mucho. Ella bajo su mirada al piso y yo la apreté con fuerza con mi brazo y le di un beso
en la frente. Te quiero mucho, me contesto, igualmente le dije. Y seguimos caminando sin decir ninguna palabra hasta que llegamos a la casa. Al llegar, cada uno se fue a su habitación y no nos volvimos a ver en todo el día. Todo ese tiempo le di la vuelta a lo que me había dicho y no encontraba ninguna respuesta, y preferí mejor dejar las cosas así. Varias noches me encontré con esos recuerdos en mi mente, y tanto me habían impactado, que todos ellos eran los pensamientos mas eróticos que me servían de combustible para frenéticas noches masturbatorias. Pasaron algunos días. Nuestros padres trabajando, nosotros de vacaciones. Ella se quedaba en casa y yo la mayor parte del tiempo fuera con amigos. Todo parecía volver a la normalidad cuando un día por la tarde que yo no tenía ningún plan me quede en casa. Mis padres y mi hermana habían salido y yo estaba tranquilamente viendo la TV en la sala. Al poco rato llegaron de compras y comimos. Mis padres me preguntaron cuales eran mis planes para esa tarde y les dije que ninguno en especial. Que me quedaría a ver la tele todo el tiempo. Charlamos un rato, nos divertimos y convivimos todos juntos y después de un rato, mis padres y mi hermana se subieron a sus habitaciones y yo me quedé nuevamente solo en la sala. No pasó mucho tiempo, cuando llegó mi hermana y me preguntó si me podía acompañar...
Historia 033 Me pervirtió mi perro Contaba en ese entonces unos 15 años de edad, cerca de cumplir los 16, delgada, morocha de 1,56m de altura, contextura con que contaba en ese momento. Todo se inicio una tarde, que regresaba a casa, después de haber corrido durante un par de horas. Llegue a mi cuarto, me saque las zapatillas y me tire sobre la cama, estaba medio dormida, cuando sentí que una lengua lamía entre mis dedos, era mi perro el que se pasaba gran parte del día acompañándome. El contacto de su húmeda lengua me produzco un cosquilleo y una sensación extraña, que llego a erizarme la piel. Quite mi pie de manera instintiva, y eche a Duffy para que me dejase tranquila. No le di mayor importancia al suceso, pero debo confesar, que ese contacto me había agradado. Les comento que mi perro es relativamente grande, de unos 30 Kg. aproximadamente. Pasaron varios días, cuando otra tarde después de un prolongado trote, se volvió a repetir la escena de aquel día, pero esta vez decidí que continuara haciéndolo, después de varios minutos, comencé a excitarme, con esa fricción de su lengua entre mis dedos, metiéndola por todos los intersticios. De manera inconsciente me sobreexcite, sin quererlo, mi mano se deslizo dentro de mi joggins y empecé a tocar mi sexo, primero suave y lento, para luego ir acelerando la acción, hasta llegar a acariciarme tan impetuoso que me sorprendí gimiendo y jadeando, dejándome llevar hasta tener un hermoso orgasmo. Después de finalizado, permanecí un rato tendida, con la respiración agitada todavía, me sentía un poco avergonzada por lo que había hecho, pero realmente lo había disfrutado ampliamente. No tarde en repetirlo días después, el hecho de pensarlo hacia que me excitara cada vez más. Esta vez me quité los pantalones quedando con mi trusa puesta, Duffy no tardó en lamer mis dedos del pie, estaba muy caliente, bajé mi prenda un poco y comencé a agitar mi clítoris mientras la lengua del perro recorría mis dedos. Acompañando de un grito entrecortado llegó un formidable orgasmo. Cada vez que lo hacia sentía como una culpa, pero el deseo que me embargaba superaba ese sentido de desliz. Pensamientos cada vez mas morbosos y aberrantes empezaron a invadir mi mente, a los que por temor, incertidumbre, pecado o que se yo cuantas cosas mas, hacían que no los llevara a la realidad. Una tarde, repetía la experiencia anterior, pero esta vez mientras su lengua hurgaba entre mis dedos, acariciaba su cuerpo con mi otro pie, hasta que sin pensarlo toque su bulto con mi empeine, que de manera instintiva dejó lo que hacia para abrazar mi pierna y comenzar a agitarse de manera frenética, no sabia que hacer, así que trate de sacarlo, mi perro se freno en su intento, para pretender nuevamente reanudar su propósito, impidiéndoselo nuevamente. En ese momento no entendía bien que le ocurría, pero con el tiempo, descubrí el por que de su accionar. Duffy comenzó a lamer su zona sexual, para comenzar a surgir algo rojo, que salía de su capullo, parece que se dio cuenta que lo observaba por que se detuvo en lo que estaba haciendo para comenzar a mover la cola, parecía que me estuviera pidiendo que lo continuara, llena de curiosidad, comencé a juguetear sobre su panza con mi pie desnudo, de manera instintiva se abrió de patas. Con algo de temor mi pie tocaba su zona genital, no tardo en resurgir algo rojo y venoso, que asomaba rápidamente, sentí un poco de impresión, pero la tentación fue mayor, seguí hasta llevarlo al máximo
y surgir una verga bastante grande, Me excitaba verla, a pesar de mi desconcierto continué, hasta que oí los pasos de mi madre en el pasillo, que como un rayo dejé lo que estaba haciendo y me metí en el baño. Me era difícil experimentar algo más con Duffy, ya que mi madre estaba casi todo el día en casa, por consiguiente no me animaba a permanecer mucho tiempo “jugueteando” con el perro, así que aprovechaba los momentos que salía a visitar a alguna vecina. Una noche, mis padres decidieron salir, sabia que contaría con tres horas para disfrutar con mi perro. Cerca de las nueve de la noche, se fueron, cerré toda la casa, y me lleve a mi perro a la habitación, volqué una manta vieja en el piso, me quite la ropa y quede con mi prendas íntimas. Comencé a jugar con Duffy, con el pie comencé a excitarlo, no tardo su rojo instrumento, en aparecer, sin previa espera, se monto sobre mi blanca y delgada pierna y empezó a agitar su cuerpo de una manera frenética, sentía el contacto de su miembro estimulado, en mi extremidad, que abrazaba con fuerza, su vaivén era cada vez mayor, mientras jadeaba y sacaba su lengua. En pocos minutos, no tarde en sentir algo calido y pegajoso que bañaba mi pierna, apenas acabo, su lengua comenzó a chupar su líquido, hasta subir y llegar a mi entrepierna, a las que comencé a abrirlas, era algo indescriptible las sensaciones que me producía, cuando su lengua llego a rozar mi vulva húmeda a través de mi prenda. Temblando me la saqué, para disfrutar con mayor intensidad, esa rápida y áspera lengua, que lamía sin descanso, mi mojada vagina. Era la primera vez que lamían mi cosita, era tan especial e insuperable, que después de dos ansiosos orgasmos volví a la realidad, me sentía muy extraña por lo sucedido pero deseosa de repetirlo. Fui a ducharme, y al regresar al dormitorio vi. a Duffy, durmiendo sobre la alfombra, me quité la bata y desnuda me volqué sobre él, era más que excitante lo que me sucedía. Comencé a masturbarlo, cuando su verga volvió a ponerse a full, estaba más que tentada, sin pensarlo demasiado lamí su aparato, con mucha timidez, pero no me animé a llevarlo a mi boca. Me volqué boca arriba sobre la cama, y mi pierna busco su bulto, que sin perder tiempo se empezó a agitar, hasta largar otro poderoso chorro. Sin esperar me unté todo lo que pude mi cuerpo a la espera de su glotona lengua. Volcada sobre la cama Duffy, saltó a ella, e inició una sesión de lamidas sobre mi desnudo cuerpo. Mis pequeños pechos eran agitados, por los lengüetazos que me propinaba, al igual que por mi vientre y vagina. Levanté y abrí mis piernas en V, para permitir que su lengua tuviese mayor acceso, desde mi ano hasta mi raja, entre gemidos, alucinantes orgasmos me llegaron, era indescriptible la sensación que ese perro me causaba. Pero cada vez que su lengua rozaba mi ano, parecía querer introducirse por ahí, sentía su aliento cálido, su hocico puntiagudo acariciándome el clítoris, y esa enorme y áspera lengua lamiendo arriba y abajo, hasta llegar a inflamar mis labios vaginales. La conmoción era extrañísima, que me puso la piel de gallina. Me quedé ahí, inerte, disfrutando, mientras mi rostro parecía encenderse y mis ojos salirse de su orbita. Por mi cuerpo corrían como pequeños choques de eléctricos que me dejaban jadeando, moviendo mi cintura en círculos arriba y abajo tratando de no desperdiciar el contacto de su lengua. Creo que ese momento tuve un par de orgasmos mas, que me estremecieron, jamás había tenido una sensación de esas características. Recuerdo que todo me daba vueltas y mi respiración era tan agitada que parecía que el corazón me saltaría del
pecho. Me introduje un dedo en la boca y lo acerqué a mi clítoris y comencé a acariciarlo en pequeños círculos, para reiterar esas descargas eléctricas que parecían brotar de mi cuerpo, hasta convertirse en estremecimientos, finalizando en deliciosos orgasmos. Después de recibir semejante lamida, caí exhausta, por todas mis venidas. Cuando reaccione, me sentía extraña por lo hecho, pero muy radiante por lo que llego a proporcionarme. Me dormí, después de haber limpiado y acomodado todo. A la mañana siguiente, al despertarme, sentí los deseos de repetirlo, pero por el temor de que apareciesen mis padres, desistí de la idea. A partir de esa noche, lo repetía cada vez que me era posible, lo masturbaba con mi pie, para luego embadurnar mi cuerpo con su semen, me colocaba en cuclillas, levantando mi culo para gozar su lengua degustar mis orificios, era algo fascinante y enloquecedor. Se había transformado en una adicción, a lo que poco a poco fui tomando valor para llegar asir su verga con la mano (a la que lubricaba para no dañar su aparato, pues había leído que era muy sensible), esta vez, mas animada comencé a masturbarlo lentamente, mi mano apenas rodeaba ese tronco. Me excitaba ver como se ponía, hasta que pude ver detalladamente, como un fuerte y acaudalado chorro de flujo, regaba mi desnudo cuerpo, al que no tardaba en ofrecérselo para disfrutar sus lujuriosas e perseverantes lamidas. Paulatinamente fui agregando variantes en ese juego sexual, aplicaba mi cuerpo desnudo contra su verga, frotándome contra ella, al que apenas sentía mi contacto, intentaba apresar, para empezar con sus frenéticos movimientos, como intentando cogerme, para llegar al mismo final, derramando su fluido sobre mi piel, para finalizar con su excitante lengua limpiar mi cuerpo regado de su flujo. Si bien, iba adicionando algunos cambios, las cosas no pasaban a mayores, hasta el momento no había surgido plenamente por mi mente ser poseída por mi perro, creía que era algo demasiado loco, obsceno o que era una enferma al intentar hacerlo, a pesar que me sugestionaba esa verga cada vez que estaba en toda su intensidad. Un día se me ocurrió ver por Internet, paginas referentes a la zoofilia y fundamentalmente con perros, creo que lentamente se me fue transformando en una obsesión, a la que no llegaba a concretarla por temor a lo que me podría llegar a suceder o que me transmitiese una enfermedad, a pesar de que periódicamente lo llevábamos al veterinario. Una mañana, después de una ducha, salí del baño con el fin de vestirme, mientras buscaba una de mis prendas que había caído bajo la cama, me arrodille para recogerla, levantando el culo y alargando el brazo para alcanzarla, en el instante, que Duffy, que se paseaba por la habitación, en forma sorpresiva, se me arrojo aprovechando mi posición. Sin esperar nada y en forma desenfrenada empezó a agitarse en mi espalda tratando de penetrarme, sus patas me apresaron, como acomodándose para iniciar su coito. Su voluminosa verga friccionaba por varios lados de mi cuerpo, intentando penetrarme, traté de quitarlo al sentir que me arañaba con sus uñas, pero a pesar de eso me apresaba con mas fuerza, para meterme su aparato. Era evidente que estaba bastante alzado, recordé en ese momento que había pasado bastante tiempo de la última vez. Pasó por mi cabeza que sucedería si me introdujese su verga, pero inmediatamente desistí de la
idea. El pene del perro seguía rozando mi cuerpo, intentando entrar, le grité, a pesar de disfrutar esa situación de intento de posesión, pero no era el momento preciso, así que con gran esfuerzo lo pude sacar. Me levante como rayo en cuanto salio, y me vestí rápidamente y salí al encuentro de unas amigas que venían a visitarme. En la reunión mi mente mantenía presente la reacción de mi perro, creo que eso fue lo que me decidió a concretarlo, a pesar de los temores no me abandonaban. Pero la traba principal era la presencia de mis padres, lo que me impedía tener un tiempo mayor, para ejecutar mi deseo, ya que lo que practicaba con Duffy, ya no me era suficiente. Así pasó el tiempo, hasta que me enteré que en veinte días, tendrían una fiesta, esa era mi oportunidad de poder estar sola con mi Duffy, durante bastantes horas, concretando esa fecha como mi “noche nupcial”. Realmente estaba ansiosa, esperando la fecha prevista, realmente parecía que no llegaba nunca el día, pero como todo en esta vida, llegó el momento esperado. Estaba muy nerviosa, pero apenas mis padres se fueron cerré todo bien, y llevé a Duffy a mi habitación, esa tarde lo había bañado, y mientras lo hacia, friccionaba su bulto para excitarlo bien para esa noche. Me quité mi ropa, y desnuda tomé a Duffy y me revolqué junto a él. Así estuvimos un rato, pronto le ofrecí mi cosita, a la que no tardó en lamer, después continué chupándosela lentamente que comenzaba a aparecer cada vez mas, la tragué lo que pude, llenándome hasta la garganta con cada centímetro. Me la metía y sacaba de la boca, la besaba, la chupaba, la deslizaba por sobre mis labios, la retenía por un largo rato adentro, jugando con ella, sorbiendo los juguitos que ya comenzaba a destilar espesamente. Parecía que estaba drogada, no sé bien que me ocurría pero era una desesperación por esa verga, estaba como cautivada. Me volqué sobre la cama, hasta que después de varios intentos, colocó sus patas delanteras en la misma, así que tome su aparato y coloque su puntita en la puerta de mi cosita, fue mas que suficiente, fue una sensación extraña, empujé un poco como para que penetrara lentamente, cuando al sentir el contacto de mis labios vaginales, un poderoso empellón, hizo que accediera buena parte, intente frenar su ímpetu, pero estaba perdida, su agitación se acelero, pegue un grito de dolor al sentir como se introducía sin miramientos, parecía que me desgarraba, trate de quitarlo, pero me era imposible, mi diminuto cuerpo estaba dominado por la voluminosidad de Duffy, que hacia caso omiso a mis pedidos de que se quitara. En mi desesperación, me largue a llorar como una chiquilla desamparada, parte por el miedo y el sufrimiento que me producía Un nuevo dolor me invadió, al sentir desgarrar mi himen, dándome la sensación, de que su aparato sexual se introducía mas adentro. No dejaba de temblar, y padecer algo de malestar, mientras el bombeo no cesaba, cuando sentí que un líquido algo calido y ácido se descargaba en mi útero. Apenas cumplió con su objetivo, salio de mí, para lamerse su verga, mientras media desfallecida, permanecí tendida, evacuando su simiente teñida por mi sangre, que afloraba de mi cavidad. A pesar de todo estaba todavía caliente, miré mi cosita, su suave
rosado había desaparecido, para estar bastante roja e inflamada los bordes vaginales, me la toque para masturbarme, pero me dolía bastante, así que frené mi impulso. Podría mentir y comentarles que tuve una serie de orgasmos, pero no fue tan así, no niego que me gustó, a pesar de ciertos dolores, era la primera vez que algo se introducía en mi vagina. El miedo, la incertidumbre, las dolencias no me permitieron disfrutarlo con total plenitud, mi noche nupcial no fue lo tan esperado, solamente que mi virginidad ya no estaba. No sentí pesar tanto por eso, sino que sabia que disponía de bastante tiempo hasta la llegada de mis padres y no lo podía disfrutar a mí agrado, solamente debía consolarme, pensando en una próxima vez. Durante un par de días el dolor me continúo, llegué a pensar que no lo volvería a repetir, que ya era suficiente, aunque cuando podía dejaba a Duffy lamer mi cosita. Creo que me había conformado con eso, lo hacia cuando me era posible, en los momentos que mi madre salía de casa.. Una noche decidieron ir al cine, cosa que no era muy habitual en mis padres, pero como era una película que le habían recomendado decidieron ir. Repetí lo de aquella noche y subí a Duffy a mi habitación, sin perdida de tiempo me desnude, y me arrodillé sobre la alfombra, la lengua de Duffy no se hizo esperar demasiado, recorriendo mis cavidades, pero no tardó en montarme, y agitar su cuerpo tratando de meterme su verga, que empezaba a asomar. El perro estaba caliente y yo también, sentía su miembro refregarse por mi espalda y glúteos, lo tome con mi mano y acerque su punta en mi raja, movimiento suficiente para introducirse con todo, gracias a la lubricación de ambas partes, sentía como su punta chocaba contra las paredes de mi vagina. Cada vez, me abrazaba más con sus patas, moviendo su pelvis a un ritmo acelerado, el roce en las paredes de mi vagina era vertiginoso, llevé mi dedo a mi clítoris mientras el bombeo era cada vez más rápido. Mi posición me permitía observar como ese tronco de carne, entraba y salía de mi vagina de manera presurosa. Estaba en un estado de paroxismo total, ya no pensaba, mis cinco sentidos estaban compenetrados en esa vehemente cogida, hasta las arañadas que me efectuaba el perro, me producían placer, la transpiración comenzó a bañar mi cuerpo. Jadeaba igual que Duffy mientras las gotas de su baba, caían en mi espalda. El perro empujaba cada vez mas prendiéndose a mi cuerpo y yo, levantaba mi culo para sentir su penetración, esa sensación de ser poseída por una bestia era patética. En ese momento de total placer, algo pareció partirme, pequé un grito, en el instante que mis labios inferiores cedieron, para introducirse el extremo de su bola, en segundos parecía hincharse en mi interior, como tomando posesión de todo el espacio, que mi vulva lo permitía. Los roces se aplacaron para sentir el palpitar de esa verga, estimulando mi punto G, dando llegada a una serie de alucinantes orgasmos., mientras no dejaba de temblar, disfrutando ese momento que realmente con palabras no se puede llegar a describir. Pero faltaba lo mejor, al eyacular su leche, vibré como una hoja, sentí como descargas eléctricas por todo mi cuerpo, no podía dejar de jadear y gritar de los espasmos que me originó, estaba fuera de sí, hasta mis tetas parecían que explotaban Realmente me había transformado, en su sumisa perrita, dispuesta a que hiciese de mí cualquier cosa,
con tal de disfrutar del placer que me proporcionaba. Giró sobre sus patas y quedamos culo con culo, era una situación inverosímil, algo que no creía que me llegase a suceder. Recapacitaba que ocurriría si en ese instante llegasen mis padres, pero hasta me producía una especie de morbo, que alcanzasen a verme en esa situación. El perro trataba de salirse, pero el acople se mantenía, hacia que en mi posición de perra, trataba de acompañar los movimientos de Duffy para impedir de que un brusco desacople terminara produciéndome un desgarro, Volví a tener otra venida, no tan fuerte pero deliciosa, después de un largo tiempo 10 o 15 minutos, realmente no lo sé, se produzco el desenlace, con una cascada de su leche que conservaba en mi interior. El perro lo primero que hizo fue lamer su verga y yo abanicar mi conchita inflamada que me ardía bastante. Después de acomodar todo, y bajar a Duffy, me fui a duchar, donde me percaté de los arañazos que tenía. Me acosté y era tal el cansancio que me dormí al instante, después de esa calurosa y ardiente relación zoofilia.
Historia 034 Madre descubre el incesto Unos de los fines de semana en que mi “Ex” le tocaba llevarse a mis hijos, apareció el viernes por la tarde a recogerlos, pero mi hija que está en una academia de danza no quiso ir con él, puesto que el sábado teníamos una exhibición de otros grupos de otros pueblos y ella estaba interesada en verlos. Por lo que solo se fue mi hijo con él. Cuando regresamos de ver la danza, nos fuimos a casa y nos pusimos a preparar el almuerzo, cuando se presentó en casa mi vecina Raquel. Ella no trabaja, pero le gusta ir vendiendo cosas por las casa. Vende cosméticas, ropa interior, bisutería, en fin de todo. Me comentó que si luego iba a estar en casa, para que viera unas cosas nuevas que había traído por si me interesaba algo. Le dije que de acuerdo que luego después de comer nos veríamos. Apareció sobre las 4 de la tarde con varias bolsas y estuvimos hablando un rato en el salón, ella y yo solas, porque mi hija estaba en su cuarto chateando en el Messenger con sus amigas. Empezó a sacarme cosas de las bolsas que íbamos viendo una a una y unos conjuntos de ropa interior. Ella insistió en que me probara algunos para ver cual me quedaba mejor y comprarlo. Como yo suelo estar en bata de baño en casa o en camisón no tuve que hacer mucho esfuerzo en quitarme la ropa. En el momento que me estaba desabrochando el sujetador apareció mi hija para ver si pillaba algo y para que le comprara cualquier cosa. Mis pechos quedaron al aire, mientras Raquel me daba el nuevo para probármelo. Una vez puesto me dijo que me quedaban bien. Me enseñó las braguitas que le acompañaban y le dije que donde iba a ir yo con eso que era muy pequeñas, la verdad eran preciosas de encaje blanco. Pruébatelas Carmen, seguro que te quedan bien. Me quite las que llevaba puestas y me puse las nuevas. — Te quedan muy bien, verdad Sandra? Le preguntón Raquel a mi hija mirándole a los ojos — Yo creo que sí mamá, y si no te gustan me las podías comprar a mí. Dijo mi hija con cara de risueña — La verdad carmen, te quedaría mejor si te cuidaras un poco y te recortaras un poco de vellos o te afeitaras entera, porque la verdad es que no se te ve bien con esos vellos asomándote alrededor. Aquel comentario la verdad no me hizo mucha gracia, pero sabía que llevaba razón y le contesté: Pero que hago yo con esto afeitado Raquel? Si no voy a ninguna parte, además no tengo a quien enseñárselo. Y soltamos las tres una carcajada porque sabíamos cuales eran los motivos.
No es eso, pero tienes un cuerpo precioso para poder lucir lo que quieras y no lo aprovechas. Hazme caso, además yo hace mucho tiempo que lo hice y desde entonces siempre lo llevo liso. Y tu tienes una vagina preciosa para que se te vea bonita. En serio?? Le pregunté un poco sorprendida. Si mujer, mira. Se desabrochó el pantalón que llevaba y se los bajó hasta las rodillas junto con las braguitas que llevaba y dejó al descubierto su coño totalmente afeitado. Mi hija y yo nos quedamos sorprendidas mirándola porque además llevaba un pircing en uno de sus labios. Joder que moderna eres! Jajajajaj, Es que hay que estar a la moda y me gusta, por favor no meréis de esa forma que parece que nunca habéis visto un pircing Si claro que los he visto en la Playa pero me ha sorprendido un poco, no esperaba que tu lo llevaras. Pues mira también llevo uno en el pezón. Estas cosas le vuelven loco a mi marido. Por favor Raquel, que está aquí mi hija. Vamos como si la niña fuera tonta. Dijo ella con una pequeña sonrisa. Se desabrocha la blusa, y se saca uno de los pechos por encima del sujetador para que veamos el pircing. Era un pecho enorme y con un pezón que iba a juego con el tamaño de sus tetas. La verdad es que se le veía muy bien. Bueno que!!! Os gusta?? Preguntó ella tocándose el pezón Si, la verdad es que es bonito y curioso, pero yo no me hago eso ni muerta, le dije. Pues yo cuando sea mayor me haré uno porque está tela de chuli!!! Contesto mi hija mirando fijamente el pezón de Raquel. Tu estas loca!!! Eso tiene que doler un montón. Contesté Anda Carmen, no seas antigua, luego las niñas harán lo que quiera y seguro que debe de estar preciosa. Como os podéis imaginar la situación era para verla, yo solo con las bragas nuevas puestas y los pechos al aire porque ya me había quitado el sujetador, Raquel con el pecho fuera y los pantalones bajados por las rodillas con el coño pelado al aire y mi hija allí mirándonos a las dos. Bueno a lo que íbamos. Sandra cual crees que está más bonito el de tu madre peludo o
el mío. Comentó acercándose a mí para que ella pudiera vernos a las dos juntas. No se que decir, pero la verdad es que me gusta mas el tuyo, parece mas joven y divertido, y tu llevas razón, muchas amigas mías se lo quitan todo. Lo ves Carmen, deberías de hacerlo, tengo aquí un producto para quitarlos en frío y una crema para retardar el crecimiento del vello que te vendría bien. Además tienes a tu hija que te puede ayudar por las partes que no te veas, porque a mí me ayuda mi marido. Bueno! ya veré lo que hago. Se subió los pantalones y seguimos viendo mas ropa interior que yo me iba probando, hasta que mi hija hizo el siguiente comentario: Mami esas me gustan, porque no me la compras Sandra, creo que todavía eres joven para usar de esos tipos Mamá todas mis amigas usan ya tangas y siempre tengo yo que ir super antigua, venga mami porfa, cómpramelas. Mira, tengo aquí otras super chulas para niñas de tu edad que van también a conjunto con este sujetador. Toma pruébatelas. Dijo Raquel dándole a mi hija las prendas. Pero ahora me la pruebo??? Contesto ella con voz avergonzada Si mujer, ahora, que te da vergüenza?? Jajaja. Está aquí tu madre en pelotas y a mi me has visto de todo y no tiene porque darte cielo. Esta bien. Se dio la vuelta para quitarse la camiseta que llevaba y se bajo las bragas para probarse el conjuntito. Yo sabía perfectamente que le estaba dando un poco de vergüenza hacerlo delante de Raquel. Se las puso, se dio la vuelta, pero a mi no me gustaban mucho y le dije que si tenía de otro tipo. Mirando en las bolsas sacó otra y se las dio a Sandra, pero esta vez no se dio la vuelta y mientras de estaba desnudando observaba como Raquel miraba el cuerpo de mi hija desnudo y comentó: Que linda estas Sandra, como has crecido y que envidia de pechos tan tiesos, no como una que ya los tiene caídos. Y de seguro que en cuanto se te desarrolle ya los pezones y se te quite el abultamiento que tienes, verás como te quedará un pircing precioso ahí. Noté que a mi hija se le enrojeció un poco su rostro y yo le hice un gesto a Raquel para que no siguiera diciéndole nada más, pero no de enfado, al contrario, estaba orgullosa de que le dijera cosas bonitas a ella. Lo que se probó me encantó, estaba increíblemente linda y le quedaba genial. Nos compramos varios conjuntos, tomamos café y Raquel se fue ya a su casa. Le regaló un par de tanguitas, una con un dibujo del pajarito Piolín y otras con dos ojos dibujados.
Ya adentrada la noche y sentadas viendo la televisión en el sofás, le dije que iba a tomar una ducha y que se arreglara porque íbamos a cenar fuera, y el primer comentario que me hizo mi hija fue si iba a hacer eso. A que te refieres Sandra?? A afeitarte, Hay Dios mío, no se que hacer Venga mamá, hazlo, ponte moderna Bueno esta bien, lo voy a hacer, pero vete arreglando que nos vamos pronto. Genial Mamá!!!, voy a ducharme yo primera rápida. Esta bien mi vida. Mientras mi hija se estaba duchando, yo preparaba la ropa que me iba poner y al ratito me fui al baño y ella estaba cepillándose su pelo largo totalmente desnuda. Me quité la ropa que llevaba y me metí en la ducha y empecé a ducharme. Estaba observando que Sandra no salía del baño y pensaba que se estaba haciendo la remolona y que no quería irse para verme como me afeitaba. Yo no quería hacerlo delante de ella. Pero envista de que no se iba, decidí hacerlo. Terminó de cepillarse el pelo y se sentó en el retrete a orinar, mientras yo me senté en el borde de la bañera y empecé a untarme el gel en los vellos para comenzar el afeitado. Pasando la mano por mis vellos para hacerme espuma y pensando como iba a quedar mi vagina afeitada y recordando lo que pasó con Raquel por la tarde, me empecé a excitar, miraba de reojo a mi hija y observaba que no se le iba detalle de cómo me estaba haciendo la espuma, empecé a pasarme la cuchilla y los vellos iban cayendo en la bañera. De vez en cuando me echaba agua para ver por donde iba y volvía a pasar la mano con más gel. Cada vez que repetía esa acción mi sensación era mas agradable y mas excitante y notaba la suavidad con la que iba quedando mi coño peladito. Mi hija me preguntó que si me dolía y le dije que no. Una vez que terminé le pregunté que como había quedado. Yo estaba con todas mis piernas abiertas y con todo mi vagina abultada que parecía el de una niña con mis labios vaginales sobresaliendo. Veía los ojos de mi hija como lo miraba y sus ojos se abrían desencajados. Me dijo que quedaba bien pero que por la parte de abajo todavía tenía vello y le dije que ya eso no me lo podía yo ver y quitar. Mami, si quieres te ayudo y te los quito yo. Esta bien, cielo, pero mejor no uses la cuchilla y llégate por lo que nos dio Raquel y me lo pones por donde tenga todavía.
Vale mama. Cuando salió del baño, yo pasaba mis manos por mi coño afeitado y la sensación era increíble, estaba loca por masturbarme y correrme allí mismo, notaba una suavidad y un gusto que hasta escribiendo ahora mismo me lo estoy imaginando y me estoy mojando. Cuando llegó ella con las tiras de depilar, estaba fuera de la bañera y secándome y me dijo que si no me los iba a quitar, y le dije que si, pero que lo íbamos a hacer en el dormitorio para estar más cómoda. Nos fuimos las dos desnudas a mi cama y me tumbé con las piernas abiertas y le dije que ya ella me pusiera las tiras para quitar lo que restaba. Con mis manos apartaba mis labios para que mi hija pudiera ver mejor los vellos y pudiera quitármelos. La primera que me puso notaba como rozaba sus manos por aquellas partes y eso me producía un gusto y una excitación increíble. Con el primer tirón que hizo para arrancarlos aquello me dolió y pegué un grito. Mi hija se asusto. Que te ha pasado mami, te ha dolido?? Uffffff, un poco pero no pasa nada, sigue por favor, La verdad es que los pequeños tirones me estaban doliendo un poco, y yo tenía los ojos cerrados cuando noto un airecito en mi coño que me hizo dar un respingo y observo que mi hija estaba a unos pocos centímetros soplando con su boquita para que no me doliera. Creía que solo el sentir de aquel aire y su aliento iba a hacer correrme viva. Os juro que si llega a ser otra persona le hubiera cogido la cabeza y la hubiera metido entre mis piernas para que me comiera todo el coño entero. Aquella situación me hacía recordar cuando mi ex, que por cierto fue el único hombre que me ha tocado, me hacía eso cuando pasaba su lenguita por mí. Mama date la vuelta porque por aquí ya no veo más. Aquel comentario hizo despertarme de los pensamientos que estaba teniendo. Vale tesoro. Me volví de espalda y me puse a cuatro patas y dejé que ya terminara. Pero la situación se hacía cada vez mas insoportable. Pensaba en lo que ella estaría viendo ahora con todo mi culo en pompa, notaba sus dedos como iban apartando mi vulva hacia un lado y a otro para poder terminar de quitarme los vellos, para colmo, ella se sentó encima de una de las plantas de mis pies y notaba el ardor de su coñito. La sensación que tenía yo de humedad en mi vagina, sabía perfectamente que ella la estaría observando y tenía que ver por fuerza como mi coño estaría chorreando. Puse mi cara sobre la almohada, porque estaba como loca y quería pegar un grito
cuando de repente noté algo muy frío que me hizo levantar mi cabeza de golpe. Coño!!!!!!!! Sandra que haces!!!!!!!!!!!. Lo dije gritado, que la pobre se asustó. Nada mama, untándote la crema que dijo Raquel que tenías que ponerte después del afeitado. A vale!!!!!!. Aquel frió en pocos segundos se volvió en un calor insoportable, con un sentir de gusto y placer alucinantes. Notaba toda la mano extendida de mi hija rozando todo mi coño que estaba a punto de estallar y tener un orgasmo, y notaba su coñito húmedo en mi pie porque estaba segura que ella también se estaba excitando. Cuando pensé que eso no podía ser, me di la vuelta de inmediato y me senté en la cama. Mamá todavía no se te ha quitado la crema Es igual cielo, ya lo termino yo. Bueno esta bien, voy a lavarme las manos. Venga si, y vístete que nos vamos. Cuando salió del cuarto, creo que en mi vida me había puesto unas bragas tan deprisa, porque creo que dos segundos más y le estallo todo los flujos vaginales del orgasmo en la mano de mi hija. Dios!!!! Que situación, tenía la respiración que parecía que había corrido los 100 metros lisos. Pero aquello no acabó ahí. Cuando nos fuimos a cenar y estando sentadas ya comiendo y hablando de cosas. Le pregunté a mi hija. Cielo!!, y patricia??? Que le pasa, está mala o algo?? Hace tiempo que no va por casa y ni te llama. (Patricia es una de las mejores amigas de mi hija de su clase) No nada, mama. No pasa nada No me digas eso que te lo noto en la cara, algo ha ocurrido con ustedes. Que no mamá te lo juro, que no pasa nada Venga anda, cuéntamelo!! – ni siquiera me miraba, sus ojos miraban el plato de comida. Que no mama Que pasa que no tienes confianza conmigo Si que la tengo Entonces???
Es que………..!!! – se calló por unos segundos Es que que!!!!, por favor Sandra dímelo que seguro que puedo ayudarte Se metió contigo Mmmmmmmmm!!! Como que se metió conmigo??? Si, es que no te lo puedo contar Dímelo anda Bueno, estábamos en su casa con Laura, Estefanía, Sonia y estábamos hablando de cosas de chicas. Y patricia dijo…… Haber Sandra, confía en mi, mujer, por favor que soy tu madre Esta bien, dijo que las mujeres se tocaban y se masturbaban y que tu seguro que hacías eso porque tu no tienes a ningún hombre y que estas sola y que… (Volvió a callarse) Y que que!!!!, termina por favor. Que tu seguro que tendrías un aparato de plástico y que te lo metías ahí. Y le dije que era una guarra y que se fuera a la mierda y me fui de allí corriendo Me atraganté con la comida y me quedé perpleja, no sabía que decir, mis manos cubrieron mi rostro, y en ese tiempo pensé que mi hija ya se estaba haciendo mayor y que tenía que hablar de esas cosas con ella. Bueno cielo, tampoco eso es para tanto Si mama, no me gustó nada lo que dijo allí delante de todas. Es una idiota Bueno vale ya!!! Paré unos segundos y pensé en que no iba a mentirle y tenía que ser sincera con ella y contestarle a todas sus dudas. Estaba segura que sería lo mejor. Pues tu amiga no mentía!!!! (En ese momento mi hija levantó la cabeza y me miró a la cara) El que mama???? Pues que si, que yo a veces me toco, y además casi todas las mujeres lo hacemos, y estoy segura que hasta su madre lo hace. Y eso no es malo??? No cielo, eso es una necesidad como otra cualquiera y no es malo. No se como explicártelo mi vida
Dímelo porfi!!! A ver!!!, hay momento que las personas se excitan por cualquier motivo y después de eso pues nos solemos masturbar para sentir placer. No sabía como explicarlo y además estaba segura que mi hija no era tonta y ya sabría cosas de esas, por lo que en vez de explicárselo decidí ir al ataque. Pensé que la mejor defensa es el mejor ataque. Además, no me digas que tu no sabes lo que es excitarse (se puso colorada y no dijo ni una palabra hasta pasado un rato) Bueno si, si se lo que es Y sabes lo que es una masturbación??? Si Y estoy segura de que ustedes habláis de esas cosas en el colegio Si Y también estoy segura de que alguna de tus amigas o tu lo habéis hecho también. No, yo no, te lo juro mama Vamos a ver Sandra, si nos vamos a sincerar, nos tenemos que contar todo, te parece??? Vale esta bien. Has intentando tu eso alguna vez? No yo nunca, pero Estefanía si nos dijo que lo hacía. Bueno esta bien, pero si ella lo hace no quiere decir que eso este mal, de acuerdo? Si Es normal que las personas y más a tu edad lo hagan y quieran experimentar esas sensaciones por primera vez. Pero yo nunca lo he hecho, me da vergüenza. Además no se y no me atrevo, a veces me entran ganas pero nunca me he atrevido Bueno, yo se que te tienen que entrar ganas porque yo he pasado por tu edad y es normal además se perfectamente que también te excitas y cuando tu lo creas conveniente lo puedes hacer, sin miedo y sin tabúes. (Otra vez volvió a ponerse roja? Y como sabes que yo me excito mama?
Hija por dios, una no es tonta y se perfectamente que te pasa y cada vez mas a menudo. Cuando cojo la ropa sucia para meterlas en la lavadora veo perfectamente como están tus braguitas de mojadas. Oju!! Mama Que no pasa nada cielo, que todo esto es normal. Pero dime cuando haces tu eso Pues cuando estoy sola o me estoy bañando lo suelo hacer. Pero bueno, vamos a irnos y ya en casa seguimos hablando si te apetece, de acuerdo?? Vale Todo el tiempo de regreso en coche hacia la casa, le iba dando vueltas al tema y la verdad es que me sentía bien porque mi hija entendía perfectamente todo aquello y era una buena oportunidad para que una madre explicara a su hija aquellos aspectos de la sexualidad que normalmente no se suelen hablar y es lo mejor que unos padres pueden hacer y que desgraciadamente no se hacen. Llegamos a casa y nos dirigimos al baño para lavarnos los dientes y mi hija me comentó que si podía dormir hoy conmigo que hacía mucho tiempo que no lo hacía y que como no estaba el hermano pues que si yo quería y acepté. Nos desvestimos y nos quedamos solo en braguitas, como siempre hemos dormido, y nos acostamos las dos acurrucaditas, yo estaba boca arriba y ella me echó su pierna por encima de mi muslo y apoyó su cara sobre mi pecho derecho, apagué la luz y seguimos conversando. Una pregunta mami Dime Cuando nos acostábamos los tres juntos y a veces yo me despertaba porque tu movías las piernas y me desvelabas, es porque estabas haciendo eso??? Si cielo, no te voy a mentir, cuando se tienen ganas pues se hace y ya esta, no pasa nada, eso es lo mas natural del mundo. Y tu cuando te excitas?? Hay cielo, no se que decirte, pues cuando me pasa Además, tu seguro que lo has tenido que notar cuando me pasa. Yoooo??????? Si tu, no te hagas la tonta ahora.
Bueno si mama, a veces me he dado cuenta porque algunas veces cuando te has quitado las bragas y yo he entrado a ducharme después que tú, me las he probado para ver como me quedaban y casi siempre estaban mojadas. Que has hechooooooooooo???? Perdona mama!!! Jajajajajja, que malita eres ( y empecé a hacerle cosquillas en la barriga, y nos reíamos mucho) Mama tu también hacías eso con abuela? Si cielo, también lo hacía, todas las niñas tienen esas curiosidades a tu edad y todas han pasado por eso. Entiendo mama. Pero yo me refería a que te has dado cuenta otras veces de que me he excitado, a que si? Si mama Esta tarde te distes cuentas a que si?? Si Pues ves?? hay situaciones y momentos en que las hormonas se suben y no lo puedes evitar, cuando sentía que me mirabas mientras me afeitaba y cuando me tocabas para quitarme los vellos y sobre todo cuando me untabas la crema, estaba muy excitada Si mama ya me di cuenta Estaba muy mojada verdad? Ya lo creo que estabas se te veía todo brillante y mojado Claro cielo, esas cosas no se pueden evitar, cuando otra persona te esta tocando aunque sea tu propia hija, eso se siente. Yo también lo estaba Ya lo se cielo, yo te estaba notando y además te temblaban las manos a que si? Si jejejejejeje Pues yo, en ese momento, al sentirme de esa forma, pues te entran ganas de tocarte y te masturbarse, entiendes?
Si mama Y tu, como me estabas tocando pues tu también te excitabas, pero no te tienes que preocuparte de eso ni avergonzarte cielo, es normal. Es que yo al sentir eso tan suavito me estaba poniendo nerviosa. Si, si ya me daba cuenta, no hace falta que me des explicaciones, eso se nota perfectamente, además ahora se que estas nerviosa porque no dejas de moverte a que si?? Si jejeje Yo también mi vida estoy nerviosa, me estoy acordando de todo lo que hemos pasado hoy y todavía no se me ha quitado la excitación, y llevo toda la noche mojada, jajajaja Yo creo que también estoy mojada mama, (Noto que mi hija quita el brazo de encima de mí y se lo lleva a sus partes para comprobarlo) Ahhh siii??? Si mama, mira dame la mano. (Cogió mi mano y me las metió entre sus braguitas para que notara que estaba mojada) Cuando note mi mano pasar por sus pelitos y llegar a su coñito que lo tenía empapado me dio un subidón desde los pies a la cabeza que creía que me moría. Wow!!! Jajajaja, si que lo estas cielo, pues esto te pasará muchas veces y cuando estés de esa manera y tengas ganas, pues te masturbarás como todo el mundo hace. Y tu estás mojada mucho mamá? Ya lo creo hija. Puedo comprobarlo?? (ME IBA A MORIR) Si cielo. ( Mientras mi hija buscaba en la oscuridad mi vagina para tocarla, abrí mis piernas y leventé mis braguitas para que pudiera meter la mano) Jo!!! mama, jajajajajaj Porque te ríes???? Pareces que te te has meado!!!! jajajajaja (las dos soltamos una carcajada al unísono) Si, jajaja, eso parece Y te vas a tocar?? Pues no lo se, jajajaja
Dime la verdad mama Si cielo casi seguro que lo haga, estoy loca por hacerlo. Mami puedo yo verte??? Hay Sandra, no me digas eso ahora, por Dios, que me va a dar mucha vergüenza Venga mami, porfi!!!! A sin veo como lo haces y yo aprendo. Esperaré a que te duermas Pues no me voy a dormir Por dios Sandra, bueno esta bien. (Me quité mis bragas y las eché al suelo y empecé a tocarme) Abrí mis piernas y mis dedos empezaron a recorrer mi coño húmedo y mi respiración a alterarse. Yo ya no me daba cuenta ni de que mi hija estaba ahí conmigo, solo quería tener un orgasmo que era lo que todo el día tenía ganas de hacer. Mamá no te veo, voy a encender la luz. ( a mí ya me daba igual de todo, yo lo que quería era correrme, porque yo ya no podía mas aguantar) Vale cielo (casi no me salía la voz) Al ratito abrí los ojos y observé a mi hija alucinada de como yo me estaba masturbando. Me estás viendo como se hace? (yo con los ojos cerrados y disfrutando del momento) Si mama (Si a mi no me salía la voz, menos le salía a ella de lo que estaba contemplando) Pero no se que me pasaba que no podía tener el orgasmo, no sabía si era por lo nervios, por la ansiedad que tenía de que me llegara o porque me cortaba el echo de que mi hija me estuviera mirando, pero la excitación no se me quitaba, al contrario, cada vez era mas fuerte Abro mis ojos por un momento y veo que mi hija está sentada en la cama observándome y teniendo su mano entre sus piernas. Cielo si deseas hacerlo lo puedes hacer, que no te de vergüenza, fíjate como estoy yo y lo que estoy haciendo. Si mama pero quiero que tu me ayudes. Sabía que era su primera vez, y que su vergüenza haría que no lo sintiera bien y yo quería ayudarla, quería que ella sintiera su primer orgasmo como nunca. Dejé mi masturbación y le dije a mi hija que se tumbara, que cerrara sus ojos y se relajara. Me puse de rodillas y le ayude a quitarse sus braguitas, estirazó sus piernas y quedó ante mis ojos el coñito
mas bonito que una persona puede ver o imaginar. Su vagina cerradita, sus pocos vellos rodeándola. Algo increíble. Me entraban ganas de agacharme y comérmelo enterito, pero no podía hacer eso. Me vuelvo a tumbar en la cama y con mi mano izquierda me estaba masturbando y con la derecha tocando el estómago de mi hija asta llegar a su pelitos y empezar a rozarle su coñito, cuando en pocos segundos siento que abre sus piernas muy lentamente y con movimientos circulares utilizando mis tres dedos de en medio y muy suaves empiezo a masturbar a mi niña (Por supuesto que en ningún momento hice por introducir ningún dedo). Dios!!! Que sensación, que suavidad, que lindura, era increíble el flujo que le estaba saliendo. Sentía como los pelitos que rodean su vulva estaban totalmente empapados y a mi me goteaba mi coño. Yo iba a estallar, mi respiración era intensa y escuchaba a mi hija jadear muy despacio y que estaba disfrutando el momento. Vuelve la cara hacia mí y noto que me muerde el brazo derecho, el mordisco fue tal, que en otras condiciones seguro que yo hubiera pegado un grito de dolor. Cerró mi hija las piernas de tal forma que mis dedos quedaron atrapados y no los podía mover. SE HABIA CORRIDO. ERA SU PRIMER ORGASMO!!!. Pero lo mío en aquel mismo instante y con dos dedos metidos en mi coño y a reventar de gusto y placer hizo levantar mi culo de la cama y tener una corrida, que os juro de verdad que en mi vida había sentido nada por el estilo. Aquel instante duró varios segundos, después una relajación total y nos quedamos aflojadas inmersas en un profundo éxtasis. Sin decir ninguna palabra la una a la otra, mi hija se vuelve hacia mí, y se pone en la misma postura en la que nos acostamos al principio, sentía su respiración alterada en mi pecho, le pase mi brazo por encima de su cabeza y empecé a acariciar su pelo. No tardó ni cinco minutos en quedarse dormida abrazada a mi. Observaba su carita de ángel y pensaba en lo que había sucedido. No me sentía culpable de nada. Por cierto, os juro que recordando y escribiendo esto. No he podido evitar tener un orgasmo. A la mañana siguiente, estando yo en la cocina preparando el desayuno, pensando en como se iba a sentir mi hija cuando se levantara, en como me iba a mirar y que me podía decir o yo decirle a ella, se acerca a mi y con un abrazo tierno me dice. — TE QUIERO MAMA, TE QUIERO!!!!, ERES LA MEJOR MADRE DEL MUNDO. Se me saltaron las lágrimas y la besé en su cabello.
Historia 035 Me arodille y no sabía Una calurosa noche de enero me encontraba acostado intentando dormir junto a Mariela, mi compañera en la vida desde hacía poco menos de un mes, pero no lo lograba. Una persistente molestia no me permitía relajar. No se trataba de un dolor sino de una inquietud, estaba intranquilo por diferentes problemas laborales y económicos, de esos que te impiden apoyar la cabeza en la almohada y descansar. El cuarto estaba oscuro, serían las dos de la mañana, Mariela dormía o eso creía yo y solo se escuchaba el sonido del silencio. Recurrí entonces a un viejo hábito que me acompaña desde la niñez y que pongo en práctica cada vez que atravieso por alguna dificultad, me arrodillé sobre la cama y me incliné hacia adelante apoyando firmemente la cabeza contra la cabecera juntando las manos sobre la nuca. Esta posición me serena y ayuda a relajar. Tanto me tranquilicé que no me di cuenta que ella se levantó y recién tomé conciencia de su presencia cuando se sentó a mi lado pero yo estaba mal y no hice ningún gesto que demostrara que apreciaba su compañía. A pesar de mi involuntaria indiferencia Mari se quedó un largo rato a mi lado sin emitir sonido y luego comenzó a acariciar muy suavemente mi espalda. En otras ocasiones un gesto de esta naturaleza me hubiera molestado pero descubrí que con su suavidad me relajaba mejor. Mi pasividad la alentó a continuar y con el correr de los minutos las caricias se extendieron a mis nalgas, muslos, piernas, hombros y brazos. Feliz de sentir que me serenaba la dejé hacer. Luego de unos minutos de esos magníficos masajes relajantes se retiró y regresó al rato portando un recipiente con agua tibia y jabón. Se enjabonó las manos y se dedicó a lavar con incomparable maestría la cara posterior de mis muslos y las nalgas. La sensación fue exquisita y provocó que, obedeciendo a un acto reflejo, abriera las piernas invitándola inconcientemente a extender el lavaje a la región genital. Así lo hizo tomando con una mano los testículos al tiempo que apoyaba su dedo índice contra mi ano y con la otra, que estaba muy bien enjabonada agarró mi ya erecto miembro y comenzó a ejercer un movimiento masturbatorio tan eficiente y placentero que en menos de lo que pude darme cuenta acabé en su mano. Cuando terminaron los espasmos de tan buen orgasmo me di cuenta que su índice se encontraba totalmente dentro de mi culo pero no me molestó, más bien diría que me gustó bastante. Conciente del placer que me brindaba como broche final me chupó con intensidad hasta asegurarse que no quedaba ni una pequeña gota de semen dentro de mí. Enseguida me dormí completamente relajado, muy estirado, boca arriba sobre la cama con las piernas bien abiertas, la cabeza de mi compañera sobre mi hombro y su pierna derecha cruzada sobre las mías. A la mañana siguiente tuvimos nuestro diario encuentro sexual, como corresponde a cualquier pareja que lleva tan poco tiempo de convivencia, y nos dispusimos a enfrentar la jornada. Ninguno de los dos comentó lo sucedido la noche anterior. Ese día fue muy bueno y pude resolver la mayor parte de los problemas que tanto me mortificaban pero a la madrugada, sin ningún motivo que no fuera el recuerdo del placer recibido, y a pesar de estar en paz volví a apoyar mi cabeza contra la almohada, me arrodillé, abrí las piernas y por consiguiente el culo y esperé. Luego de unos minutos
Mariela se levantó de igual manera que la noche anterior pero esta vez no se sentó a mi lado sino que se arrodilló por detrás y no perdió tiempo con la espalda. Sus manos se dirigieron directamente a mis nalgas y me dio tanto placer acariciándolas que me hizo abrir todavía más aprovechando ese momento para apoyar esta vez su lengua y no su índice contra mi abertura anal. Creí enloquecer de placer y la dejé demostrar su maestría en el arte de generar sensaciones. Me lamió desde el ano hasta los testículos y desde ahí hasta el glande. Se metió mi miembro tan profundo en su garganta que cuando lo sacó de su boca estaba tan empapado por su saliva que no necesitó, esta vez, agua enjabonada para que su mano resbalara como la noche anterior. El resultado fue el mismo, eyaculé como un adolescente y me dormí rápida y profundamente. La siguiente noche me acosté más temprano que nunca, estaba ansioso por recibir el mismo tratamiento que las noches pasadas pero esta vez Mariela me ganó de mano, a eso de la una de la mañana se estiró boca abajo, apoyó su cara contra la almohada y se arrodilló levantando la cola lo suficiente como para que quedara totalmente expuesta. Sorprendido, sin saber cual era su interpretación de lo que venía sucediendo, me sentí obligado a devolver de alguna manera los favores recibidos. Lo hice sin pensar cuales serían sus razonamientos y sin la dulzura y delicadeza que ella tuvo conmigo. Contemplé unos momentos la belleza de sus curvas, retiré hacia sus hombros el pequeño camisón de satén que apenas cubría la mitad de sus glúteos dedicándome a jugar con los delgados elásticos de su tanga, uno de mis pasatiempos favoritos. En cuanto comenzó a balancear su pelvis en clara señal de aprobación unté su ano con saliva, apoyé mi pija con firmeza y empujé sin contemplaciones hasta meterla totalmente en su culo. Una vez toda adentro nos quedamos quietos unos segundos y luego comenzamos unos movimientos tan bien armonizados que parecía que los hubiéramos practicado desde siempre. Mi falo entraba y salía con tanta naturalidad, se deslizaba tan fácilmente que comprendí que era amplía su experiencia en la materia. Igual que las dos noches anteriores por causa de sus movimientos magistrales eyaculé mucho antes de lo deseado luego de lo cual caímos rendidos y nos dormimos completamente relajados. Esos primeros días de sexo anal marcaron el camino que transitaríamos durante nuestra convivencia, los siguientes dos años, y serían los responsables de que duráramos tanto ya que sin ello seguramente no hubiéramos estado juntos más de tres o cuatro meses. Luego de estas experiencias abrimos un paréntesis de tres días tras lo cual volvió a sorprenderme. Estaba yo a punto de dormirme cuando noté que se levantaba. Disimuladamente me tendí boca abajo y esperé. Regresó como el primer día con el agua tibia y enjabonó suavemente mi trasero hasta hacerme arrodillar, abrir las piernas y relajar el ano. En plena sesión de caricias me introdujo un dedo, luego dos, tres y cuatro mientras con el mayor y anular de la otra mano se deslizaba con firmeza por toda la extensión de mi pene apretándolo pero sin permitirme eyacular. Creí que eso sería todo pero pronto me di cuenta que había traído algunas cosas más, concretamente varios envases de desodorante, cremas y perfumes, todos ellos cilíndricos y de diferente grosor. Como yo estaba totalmente entregado, víctima de un incontenible placer que anulaba todas mis defensas, colaboré en todo dejándola avanzar hasta donde quisiera. Y lo que quiso fue introducir cada uno de estos “juguetes” en mi culo hasta llegar a meter el más grueso de todos, de unos cinco centímetros de grosor y más de veinte de largo
dejándolo quieto un buen rato hasta lograr la completa dilatación. Una vez dilatado lo metió y sacó tantas veces como deslizó su mano por mi miembro hasta, ahora sí, lograr la más maravillosa eyaculación que pueda recordar. Al día siguiente me sentí en deuda pues lo había pasado tan bien que sentía la obligación de pagar lo recibido, pero esta niña ya me había demostrado que con ella era menester usar la imaginación, así que pensando en lo que ocurriría esa noche por la tarde me dirigí a un sex shop y compré algunos productos bastante interesantes. Una vez en la cama no le di tiempo y tomé la iniciativa. La desnudé, lo nuestro siempre fue en silencio, ella se tendió boca abajo facilitándome el acceso a su espléndida piel y le hice un muy meticuloso masaje por cada centímetro de su cuerpo utilizando un aceite adquirido esa tarde. Mis dedos se deslizaron con gran suavidad y al llegar a su entrepierna se introdujeron naturalmente, sin esfuerzos, alguno en su vagina y otros en su ano haciéndola suspirar. Cuando aumentaron sus jadeos le metí un dilatador anal no muy grueso mientras le lamía el clítoris, dos o tres minutos después se lo saqué y le introduje otro mucho más grueso y con ese aparato metido hasta el punto en que no se lo podía quitar la puse boca arriba y le metí mi pija en la concha y me moví tanto y tan violentamente que la llevé a un estado de éxtasis como nunca había logrado llevar a ninguna mujer. Había sido una doble penetración perfecta. Tal como lo había intuido la siguiente noche esos dilatadores estuvieron dentro de mí, sentado alternativamente sobre cada uno de ellos mientras Mariela se ubicaba sobre mi pija metiéndosela hasta el fondo de su culo. Fueron dos años que no olvidaré fácilmente. Terminamos por otros motivos pero durante ese tiempo vivimos muchas experiencias, siempre de sexo anal, como el día que le metí un dilatador por la mañana y se lo dejó, a mi pedido, todo el día colocado. Fue a trabajar, caminó por las calles, viajó en el metro, subió a un taxi, almorzó con amigas y en su culo siempre estuvo ensartado nuestro más grueso dilatador hasta que por la noche, en compensación, le metí un envase de crema de afeitar de más de seis centímetros de grosor. Cabe acotar que con Mari jamás debatimos el tema, todo surgió naturalmente aquel día que mis preocupaciones me impedían dormir y me arrodillé para relajarme. Yo quería dormir y ella creyó que quería recibir placer anal. Por suerte no me entendió.
Historia 036 Todo queda en Familia Llegamos por fin después de pasar por varias horas de carretera entre el carro. Estábamos cansados de verdad pero es que el paseo familiar de fin de año es el evento que nadie se quiere perder y menos yo, porque es allí en donde me veo con mis primos y puedo compartir con ellos momentos que de otra forma no se darían. Mi familia no es muy grande, no es numerosa pero si somos muy cariñosos. Estamos regados por toda Colombia. El paseo de este año fue a la Tebaida en Quindío, un paraje cálido de un clima espectacular, mucho color verde en medio del Eje Cafetero. Mi papá, quien es el cerebro de toda esta operación familiar, alquiló una finca para pasar el año nuevo y escapar un poco a la feria de Cali. Llegamos, como les decía, primeros a recibir la casa, acomodar las cosas y demás. A la mañana siguiente pude ver esta casona de pérgolas y balcones, muy blanca de verdes rejas. Un jardín amplio, asador y piscina, una muy bonita vista al valle del río La Vieja y el olor a naranjos entrando por doquier. Es espectacular. Mientras mi mamá y yo terminábamos de desempacar los cachivaches de la cocina sentimos el arribo de mi otro tío, el hermano mayor de mi papá, y su familia. Llegaron los primos de Bogotá, llegó Manuel. Que pena, yo en camiseta, vestido de baño y chanclas. Manuel se bajó del carro, saludó a mi padre y a mi madre. Me miró. Hola, me dijo y me abrazo…has crecido me dijo riéndose. Hace 5 años no nos veíamos, yo le conteste; tu tambien. Por la noche mi mamá hizo su tradicional asado. Comimos, nos tomamos unos rones, cantamos…en fin, nada diferente a la reunión típica de familia. Tarde en la noche caminaba hacia mi habitación, después de acostar a mi hermanito, cuando sentí a Manuel cantando en la ducha, mi curiosidad pudo más que mi pudor y me asomé. Lentamente escalé el pequeño muro de piedra teniendo cuidado de no caerme. Lo vi, estaba a plenitud bajo la tenue luz del baño. ¡Qué hombre tan lindo! Su cuerpo firme denotaba su reciente paso por el ejercito…su tatuaje, sus brazos, su pecho velludo, su espalda como mesa de billar, sus piernas fuertes…esa piel morena, su, su… todo, papacito. No estoy segura si Manuel me vio o sintió que lo observaba, pero al otro día no me decía prima sino Marcela, mi nombre, y por la tarde, luego de la piscina y el juego de ping pong ya era Marce. Los días pasaron y recordaba ese cuerpo, no podía dormir pensando en él, en lo que sería capaz yo de hacer con ese hombre bajo mis piernas, sobre mi, dentro de mi. El 2005 se acabó y entre champagne y abrazos despedimos el año. Manuel me abrazó fuertemente y me besó en el cachete, yo sentí que me derretía, que me iba…
La última noche en la finca Manuel y yo nos quedamos conversando acerca de la U, de su novia en Bogotá, de mi novio en Cali… hablamos mucho, los demás se fueron a la cama para madrugar al otro día a coger carretera. Entre palabra y palabra nos acercamos, sus manos acariciaron mis antebrazos mientras yo jugueteaba con su pelo. Has cambiado mucho, me dijo mirándome a los ojos, estas muy linda. Tu tambien, le conteste. Me agarró la cara con sus dos manos, me dio un pico y se levantó de la silla. ¿Eso era todo? ¿Un piquito sencillito y ya? No lo creo. Veni, Manuel, le dije susurrándole, acompáñame… Caminamos agarrados de las manos hasta perdernos en la sombra del estadero, nos sentamos en las asoleadoras de la piscina, el en una y yo en otra. El deseo me consumía pero la moral me atajaba. Manuel y yo solíamos bañarnos juntos cuando éramos niños, era casi un hermano. Me levanté y me arrunché a su lado. Él se acomodo y estaba visiblemente excitado, le quité la camiseta y empecé a besarle el pecho. Trató de decirme algo, pero no lo dejé, pues mi lengua invadió toda su boca y mis dientes se hicieron dueños de sus labios. Me quité mi camiseta y el sostén. Marce, me dijo, pero después guardó silencio mientras sus manos acariciaban mis senos y su boca se saboreaba mis endurecidos pezones. A este punto ya no sentí moral alguna, esto es normal entre primos, pensé. Su pantaloneta a duras penas y podía contener a su miembro. Mientras nos besábamos procuraba rozarle con mi cuca su pene lo más que pudiera, empezamos a gemir, a jadear. Me volteó con gran fuerza, quedé boca arriba sobre él, me metió la mano bajo mis pantys, empezó acariciarme el clítoris mientras lamía mis orejas y mi cuello, me metió sus dedos y pudo sentir lo mojada que estaba, lo dispuesta para él. Se levantó rápidamente y me tendió sobre la silla, me quitó el resto de mi ropa y empezó hacerme sexo oral, las estrellas brillaban sobre mi cabeza y entre mis piernas su lengua poderosa había encontrado el punto justo. Se levantó y no lo dejé, lo agarré por la cintura. Se quitó la pantaloneta y me dejó su verga erecta en la cara, la cogí con mis manos cuidando que en una de ellas quedaran sus huevas…me lo metí a la boca y se lo lamía de arriba abajo… pude ver en su rostro que disfrutaba cada momento. Me puse de pie lentamente mientras con mis manos jugueteaba con su pene, me volteé, me lo puse entre las nalgas, nos movimos en sincronía absoluta, me incline un poco hacia delante y con sus manos sobre mi espalda me penetró… ¡Ahhh, que delicia! No pasó mucho tiempo antes de que me pusiera frente a él, extrañaba su rostro y quería verle al venirse, a esta altura yo ya había terminado dos veces. Me acomodé, él se agacho un tanto, me volvió a penetrar, me agarró de las nalgas y me levantó por el cielo, con su miembro aun dentro de mi se inclinó hacia delante, lo rodeé con mis piernas para sentirla toda adentro, toda. Su respiración cambió de ritmo, supe que se acercaba el momento. Me quité, me arrodillé y se la mame otra vez, me ayudé con las manos mientras él intentaba torpemente
acariciarme los senos… seguí con su polla en mi boca, con mis labios la acariciaba y mi lengua recorría toda la distancia… me agarró la cabeza con fuerza y ahogado me dijo: ¡ya! Yo no paré, dejé que su leche me llenara la cara, lo quería así, era una fantasía que quería hacer y lo hice. Su cuerpo agotado cayó sobre mí. Nos metimos a la piscina un rato y luego de despedirnos románticamente nos fuimos cada quien a su cuarto. A la mañana siguiente no nos hablamos, el desayuno alborotado por los menores parecía un velorio para nosotros, traté de hablar con él pero me evadió. No entiendo, me dijo y fue lo último que le oí decir antes del adiós. Así que esperaré al próximo paseo familiar a ver si ya maduró.
Historia 037 Mónica y su perrito Yo soy Mónica y mi infancia la pase en el campo, teníamos un perro muy bonito de raza Pointer Inglés, blanco con manchas rojizas, era muy juguetón, le encantaba correr por la granja y en varias ocasiones tuvimos que correr tras de él para alcanzarlo y evitar que se escapara. No sé bien como fue que comenzó mi fascinación hacia él, no sé si seria la soledad en la que me encontraba, tenia catorce años, no tenía amigas y ni mucho menos un novio. La única con la que pasaba el tiempo era mi hermana, aunque ella me apoyaba, aun así yo me sentía muy sola. Así pues comencé a pasar mas tiempo con Juguetón, todas las tardes al regresar de la escuela, me ponía a jugar con él hasta que mamá me llamaba a comer, convencí a mi papá de que lo dejara quedarse toda la noche en mi cuarto, me costo mucho trabajo convencerlo pero al final como casi siempre termino accediendo a los caprichos de su princesita. Una noche después de haberme bañado y aun estando desnuda en mi habitación, justo en el momento en el que me agache para ponerme mi ropa interior sentí su hocico frió y húmedo en mi colita, sentí su aliento cálido en mi piel, me quede sorprendida e inmóvil, fue una sensación muy agradable, pero en un instante la idea me pareció demasiado guarra, enfadada me volteé hacia él y con tono firme le reprendí. — Eso no se hace Juguetón, no es divertido – pero la realidad fue otra, esa nueva sensación despertó en mi un instinto casi animal que terminaría entregándome completamente a él. A costada en mi cama trate de no darle importancia a lo que avía sucedido, trate de dormir pero casi me fue impasible, en mi mente daba vueltas una y otra vez la idea de sentir otra vez el húmedo hocico de mi perro en mi rajita. Comencé a excitarme y paso por mi mente la idea de ¿porqué no? Me senté en la orilla de la cama, mi cuerpo temblaba de la excitación que sentía, me quite el pantalón del pijama y comencé a frotarme la conchita por enzima de mi calzoncito. Juguetón parecía estar dormido, pero comencé a llamarlo, después de un par de intentos él alza su cabeza y camina hasta mi cama. Yo seguía acariciándome, mis pezones sé sentian duritos y mi calzón comenzaba a humedecerse. — Vamos, Juguetón, ven chiquito, ven quiero que me pongas tu naricita en mi cosita otra vez— pero Juguetón, no reaccionaba. — Vamos, acércate, no tengas miedo esta vez no te voy a regañar— le decía mientras me quitaba el calzoncito. Se me ocurrió que tal vez si se lo daba a oler el se acercaría. Le puse el calzoncito en su hocico justo donde estaba húmedo con mis fluidos y el los olfateo, se acerco asta mi entrepierna pego su nariz fría a mi vulva. Al sentirlo me estremecí, metí mi dedo índice un poquito en mi rajita y se lo acerque a su hocico. Él lo comenzó a lamer, se acerco mas a mí, olía como desesperado mi sexo como si buscara de donde salía ese olor rico que le había gustado. Y cuando menos me di cuenta comenzó a lamerme de una forma tan impresionante que casi de inmediato comense a gemir, sentí un poco de miedo que mis papás y mi hermana me escucharan, así que con mi mano derecha me tape la boca para silenciar un poquito mis sollozos. Su lengua recorría todo mi sexo hasta llegar a mi colita, en cada arremetida mi cuerpo
se convulsionaba en un estado casi hipnótico de placer. Sentía mis pezones casi a reventar, con mi mano izquierda los pellizcaba y jalaba aumentando así las sensaciones, que en un momento se juntaron; fue como si el tiempo se hubiera detenido y una explosión de energía se acumulara en mi cuerpo hasta que ya no pude más. Termine en un orgasmo que me hizo llorar, con los ojos llorosos y el cuerpo empapado en sudor me quede completamente dormida, esa noche ya no supe mas solo dormí. Estaba fascinada con lo que sucedido la noche anterior, me humedecía tan solo de pensar en lo que había sentido. Esa mañana no pude concentrarme en la escuela, solo contaba las horas y los minutos para que fuera el momento de regresar a casa, solo quería jugar con mi perrito y hacer las travesuras que había descubierto anoche. Para no variar esa mañana el descanso fue más insoportable que como de costumbre, sentada sola en el patio, mientras miraba como las demás chicas jugaban o platicaban reunidas en grupitos de amigas, me sentí más sola que nunca, quería que mi perrito Juguetón, estuviera ay con migo. Por fin sonó el timbre de la escuela, ya eran las dos de la tarde y sentí una gran emoción porque podría jugar con mi perrito, Llegué casi volando a casa, aventé mi mochila al sillón de la sala, le avise a mama que ya había llegado y que saldría a dar una vuelta a la hacienda con Juguetón. Salí al patio, Juguetón estaba echado como siempre bajo el limonero, al verme alzó la cabeza y moviendo su cola se acercó a mí. —Me extrañaste— le pregunte mientras le acariciaba la cabeza y el cuello – vente bamonos— y como siempre él me siguió. Me sentía muy nerviosa pero a la vez excitada, mi cuerpo temblaba como si tuviera frió a pesar de que hacia mucho calor. Camine con mi perro lo mas lejos que pude, no quería que mi padre o alguno de sus empleados fueran a encontarme jugando de esa manera con Juguetón. Así me dirigí asta donde no pudieran encontrarme, ya una vez segura de que nadie podía vernos me senté en el pasto y comencé acariciarlo en la cabeza y en el cuello, como de costumbre Juguetón lamía mi cara y movía su cola. —¿Te acuerdas de lo que hicimos anoche? Hoy vamos a jugar otra vez. Me levante del suelo y tras revisar con la mirada por ultimas vez, me quite mis calzoncitos y los arroje a un lado de Juguetón, una cosquillita rica salía de mi clítoris y parecía viajar hasta mis pezones, poco a poco sentí como se iban endureciendo hasta que se podían notar por enzima de mi blusa, Me senté de nuevo en el suelo, pero esta vez con las piernas separadas, podía sentir el pasto fresco en mi entrepierna y la cálida brisa del viento hicieron que deseara tocarme. Con mi dedo índice comencé a rozar poco a poco mi clítoris, me estremesi de placer cuando sin que lo esperara Juguetón comenzó a pasar su lengua áspera por mi vulva, no pude menos que lanzar un acallado pero lleno de placer gemido. Cerré mis ojos y mientras Juguetón me comía con su enorme hocico, mis manos acariciaban mis pechos, redondos duros y tan sensibles que no podía creer lo que estaba sintiendo. Mi respiración se fue volviendo mas y más agitada, de mi boca no salían mas que suspiros, y de repente convertidos en un lloriqueo casi infantil tuve un orgasmo. Juguetón no paraba de lamerme, en cada embestida podía sentir como si su lengua
ásperamente llegaba casi hasta mi útero. Yo quería mas, jamás pensé que pudiera gritar tanto de placer o que mi perrito pudiera dármelo; pero así era, tuve un segundo orgasmo justo en el momento en el que embriagada en placer, lujuria y sexo; mi vagina comenzó a contraerse y empapada en sudor quede exhausta en el suelo. Extenuada tarde algunos minutos en reponerme, me senté de nueva cuenta en el suelo, mi respiración aun era un poquito agitada, me ardía mi conchita y al tratar de levantarme las piernas me temblaban; fue entonces cuando vi a Juguetón a unos pasos mas adelante echado en el suelo, cual grande fue mi sorpresa al ver que él se lamía un enorme pené que le salía de entre las piernas. Era enorme, roja y se le notaban un montón de venas; asombrada me acerque asta él, llena de curiosidad intente agarrarlo, pero me entro un poco de miedo al pensar que talvez se enfadaría y me lanzaría una mordida, el problema era que me sentía tan excitada que en verdad quería tocarla, quería sentir como era y me preguntaba en mi mente sí seria como tocársela a un chico. Decidida lentamente fui acercando mi mano asta su pené, solo me atreví a ponerle un dedo enzima, pero al notar que él solo me miraba y sacaba la lengua como cuando le acariciaba la cabeza, me dio el valor suficiente para agarrarlo con toda mi mano; se sentía muy dura y era tan gruesa que apenas y lograba rodearlo con mi mano. —¿Quieres que te masturbe?— le pregunte excitada. Pero la verdad es que aun que Juguetón me hubiera dicho que no, mi mano ya había comenzado con esta tarea. Quede sorprendida al darme cuenta que entre mas lo estimulaba su pené crecía y se ensanchaba aun más. Estaba tan emocionada, jamás pensé que Juguetón reaccionaria de esa manera ante mis caricias, era como si le gustara lo que le hacia, pero... ¿Seria lo mismo que masturbar a un chico? Y si se lo chupaba ¿Qué pasaría? Cerré los ojos y acerque su pené a mi boca, trate de rozarlo con la punta de la lengua pero no pude. Tenia miedo, hasta ese momento, había fantaseado e incluso planeado como seria mi primera vez. —¿Qué estoy haciendo? – me pregunte, así no era como lo había planeado... ¡así no!... Por primera vez en los últimos meses Juguetón; no paso la noche en mi cuarto, me sentía tan confundida que lo mejor que pude hacer era no tener al perro cerca, por lo menos un tiempo. Pero pase una noche muy extraña, despertaba continuamente masturbándome y soñando casi despierta que Juguetón me hacia el amor, como si fuera un hombre. Desperté sudorosa, con la mano entre mis piernas y completamente excitada, me sentía extraña y confundida. ¿Cómo saber, que mis sentimientos no estaban influenciados por mi soledad? No lo sabia, pero tampoco me importaba; me había dado cuenta que durante esos dos días mi corazón latía de excitación, me emocionaba al extremo tener que cuidarme, para que no me viera nadie con mi perro y sobretodo me di cuenta que ya no me sentía tan sola. Ese día decidí que por más malo que fuera yo no podía estar peor. Decidí esperarme asta la noche, por que en el día seria imposible que nadie me descurieran. Espere a que mis padres y mi hermana se durmieran, salí cuidadosamente de mi habitación y tras revisar que mis familiares dormían, llame en voz baja a Juguetón, salimos juntos al patio y caminamos hasta la parte de atrás del ático, a solo unos cuantos metros de mi casa, pero lo bastante aislado como para que nadie nos escuchara. Las
ansias me hacia temblar, el roce de mi camisón sobre mi piel desnuda me hacia sentir como en un sueño, sentía mis pezones duros y estos se notaban a través de la fina tela blanca. —¿Te gusto?— le pregunte a Juguetón, mientras el camisón se deslizaba por mi cuerpo asta el suelo. Que de desnuda frente a Juguetón, me sentía tan húmeda, salvaje e increíblemente para mí, lo único que en ese momento quería, era tener el enorme y grueso pené de mi perrito en mis manos, quería chapárselo y una ves que él estuviera a mil, quería que me penetrara, tan salvaje como lo hacia con sus perritas. Me puse en cuclillas, lo más cercas a él que pude, con mi mano derecha comencé a masturbarlo, pero pasados unos minutos no sucedía nada y Yo me volvía loca de deseo. No aguante mas y me acosté sobre la hierba, separe las piernas lo mas que pude y mientras me acariciaba, lo llame. —Ven, chupame la colita, vamos chiquito ven— Juguetón se acerco a mí, y de inmediato comenzó a lamerme la vulva, de una manera tan brutal que casi de inmediato comencé a llorar de placer. A cada lengüetaso suyo, mi cuerpo se estremecía, sentía entrar su lengua áspera hasta lo mas intimo de mi ser. No tarde mucho en tener el primer orgasmo de esa noche. —A hora me toca a mí— le dije juguetonamente a mi perrito mientras me levantaba, todavía agitada por la tremenda lengüeteada que juguetón me acababa de dar. Le acaricie el lomo, la sensación de su suave pelaje en mi mano, se hizo sentir reconfortada y mucho más segura de lo que estaba por hacer. Con suavidad baje mi mano hasta su pancita, y no me sorprendí al ver que esta vez su pené asomaba una puntita roja de su funda de piel peluda, se notaba ya bastantemente excitado y sin pensarlo mucho la tome con mi mano, con un suave movimiento de arriba a bajo comencé a masturbarlo llena de placer. Me encantaba la sensación de su pené, duro como si fuera un palo, pero tan sube y cálido al tacto, que estoy segura que cualquier chica enloquecería al tener un pené así en su mano. Juguetón se excitaba cada vez mas, lo notaba porque su pené empezó a ponerse enorme, entonces cerré mis ojos y sin pensarlo mucho lo metí en mi boca; Apenas y cabía en mi boca, estaba caliente y su sabor salado al principio me pareció chocante, pero conforme se la iba chupando y Yo me iba excitando llego a gustarme. Comencé a notar que su pené se iba engrosando cada vez mas en mi boca, y de este salía un liquido calientito, que aunque no—tenia mal sabor, empezó a provocarme horcajadas y me vi obligada a sacármelo de mi boca. En verdad se había puesto enorme, aun sorprendida y recuperándome de la asfixia, Juguetón se puso como loco, daba vueltas alrededor de mí, y a aprovechando que quede a gatas, él se monto en mi agarrándose fuertemente con sus patas a mi cadera. Frenético bombeaba queriéndome penetrar, su pené chocaba contra mis nalgas y en una de sus embestidas por poco y me penetra por la colita; Me espante muchísimo, no quería que me la metiera por ahí, trate de safarme pero lo único que conseguí fue que me gruñera e intentara morderme el cuello. —detente Juguetón me haces daño— le implore al perro. Me quede inmóvil un momento, estaba aterrada, comencé a llorar e intente safarme de nuevo, pero la repentina violencia con la que Juguetón intento detenerme, hicieron que lo reconsiderara una vez más.
Pero mi esfuerzo no fue tan en balde, en el segundo intento de quitármelo de enzima, mi colita quedo mas arriba y mis pechos quedaron al ras del suelo. No tardo mucho en atinarle a mi vagina, y una vez que entro la punta, me la metió completa asta el fondo, sentí un dolor horrible, como si me destrozara todo por dentro, mis lloriqueos se intensificaron tanto que temí que mis padres me escucharan llorar, pero ya no podía hacer nada, Juguetón me había penetrado y en ese momento me poseía como su hembra, me cogía de una manera tan salvaje que me arrepentí de todo, afortunadamente para mi el dolor empezó a desaparecer y cuando menos me di cuenta se había convertido en placer. Lo sentía tan rico dentro de mí, que se me olvido el mal rato que pase, en un instante mis sollozos dejaron de ser de dolor para convertirse en gemidos llenos de placer, que salían de mi boca, acompañados de palabras que inconscientemente y a causa del estado en que me encontraba, le decía a mi perro: —¡Ay que rico, que rico... sigue perrito, así cogeme cogeme...! Los orgasmos no se hicieron esperar, aun que suene exagerado llegaron uno tras otro, asta sumar tres, sumida en una cascada de erotismo zoofilico y en un estado semiinconsciente, no note el momento en el que mi perro quedo abotonado a mí, ni tampoco el momento en el que paso su pata por encima de mi espalda y quedamos mirando hacia lados opuestos del campo, me di cuenta asta que comencé a sentir como se llenaba mi vientre con un liquido que parecía estar hirviendo, era tanto que sentía como escurría por mis piernas. Pasados unos minutos, Juguetón tiro hacia adelante intentando zafarse, sentí un dolor como si me desgarraran por dentro, intente agarrame de la hierba para evitar ser arrastrada por el suelo, pero entre mas me sujetaba mas tiraba el perro y me hacia daño, no se cuento tiempo mas estuve abotonada, pero no tardo mucho en poder zafarse. Quede rendida en el frió pasto aquella madrugada, mientras que de mi vagina salía un rió de esperma mezclado con sangre. Había sobrevivido a mi primera experiencia Zoofilica y sexual en mi vida, estaba completamente rasguñada de las caderas, tenia las rodillas raspadas y mi vagina estaba tan adolorida que tardo un par de días en recuperar su estado normal. Desde ese día las cosas cambiaron entre mi perro y yo, me había convertido en su perrita y él lo sabia, en varias ocasiones Juguetón intentaba montarme y en otras hasta llego a gruñirme para que le obedeciera, lo tuve como amante un par de años mas asta que él ya no pudo.
Historia 038 Mi hija Sandra Con el paso del tiempo, encuentro cada vez más excitante lo que pasó esa noche con mi hija; tanto que es cada vez más poco lo que queda de aquel firme propósito producto del cargo de conciencia, de jamás volver a tocarla. Por lo que percibo, a ella le pasa lo mismo. Fue una larga lucha conmigo mismo librada desde que ella tenía como doce años hasta ahora cuando bordea los 23 años, lucha a la que claudiqué aquella noche de principios de Enero. Recuerdo que en sus primeros años de adolescencia, no podía evitar que la verga se me parara cuando de manera desprevenida me dejaba verla en pantaloncitos o cambiándose de ropa o duchándose desnuda. Creo que vi cada etapa del desarrollo de sus tetas desde que era niña hasta esa memorable velada cuando ella temblaba de emoción mientras yo le mamaba esos pezoncitos chiquitos, duros, rodeados de una aureola color café claro del tamaño de una moneda. Fueron muchas las masturbadas que me pegué a lo largo de mi vida pensando en ella, distrayendo así mi creciente deseo de levantar su falda, bajar sus calzones y hundir mi verga en esa chocha prohibida que al fin pude saborear totalmente, descubriendo un sabor saladito, y un olor metálico, embriagador, que me enloqueció. Pero siempre me contuvo el cuestionamiento moral, la convicción de que no estaba bien lo que pensaba, el temor a hacerle daño y sobre todo a perder el amor que ella mostraba por su padre. Recuerdo en especial el enorme esfuerzo que tuve que hacer para no cometer una imprudencia una noche cuando al llegar a casa la encontré dormida en el sofá de la sala, aun con la falda de colegio puesta, dejando ver los panties amarillos semitransparentes que llevaba puestos. Casi me pilla la mamá mientras me deleitaba mirándola, al tiempo que me sobaba la verga por encima del pantalón y me moría de ganas de tocar ese culo delicioso, contundente, sensual, al que soñaba penetrar mientras la imaginaba a ella gimiendo de placer. Nunca intenté seducirla seriamente; me limitaba solo a fantasear con ella y a hacerle bromas frecuentes sobre su belleza y sensualidad a las que Sandra reaccionaba con agrado pero sin malicia. Y las cosas hubieran seguido igual a no ser por un cambio sorprendente en su comportamiento. De pronto, actuando en contra de lo acostumbrado, y siempre que su mamá no anduviera cerca, se me mostraba ligera de ropas o se sentaba descuidadamente mostrándome los calzones, mientras actuaba con la mayor naturalidad de mundo. Era evidente que se me insinuaba y frente a esa realidad encontré que una cosa era fantasear y otra muy distinta consumar los hechos. Y nuevamente me resistí, limitándome solo a hacerme la paja frenéticamente, usando los calzones que le había visto puestos y descargando todo el semen en ese pedacito de tela que escasas horas antes había estado en contacto directo con su rica chocha. Pero como que la vida me empujaba hacia ella; mi suegro enfermó y se hicieron frecuentes los viajes de mi esposa a visitarlo, dejándome solo en casa con mi hija. Ni ella ni yo nos atrevíamos a tomar la iniciativa y nuestro comportamiento era artificial, como cumpliendo un ritual de “no debemos hacerlo”, si bien los dos sabíamos lo que estaba pasando.
Aquella tarde de sábado, se armó en la obra una celebración muy animada; consumimos mucho licor y bailamos hasta que terminando la tarde casi al tiempo todos abandonamos el lugar. Unos minutos antes, recibí una llamada de mi esposa para contarme que salía hacia su casa paterna y que me encargaba a Sandrita a quien había dejado sola en casa, con cara de ansiedad, probablemente de aburrimiento según dedujo ella. Seguramente por los tragos, complementado por el hecho de que llevaba varios días de abstinencia sexual gracias a la pereza de mi mujer, mi verga reaccionó vigorosamente ante la noticia y decidí que ya no me resistía más y que esa noche se harían realidad mis sueños. Encontré a Sandra sentada en la sala viendo televisión, vestida solo con una piyama de nylon tipo “baby doll” que exponía casi todas sus torneadas piernas y sus brazos, siendo evidente además que no llevaba brassiere. Logré contener mis ímpetus solo atemorizado por la posibilidad de que estuviera interpretando equivocadamente la actitud de mi hija. La convencí de que nos tomáramos una copa de vino y me senté prudentemente a su lado, hablando de lo divino y de lo humano. Se le notaba nerviosa; yo, ni se diga. Pero poco a poco nos fuimos soltando y al rato, a la cuarta copa, ya reíamos animadamente, circunstancia que aproveché para conducir la charla hacia temas íntimos. “Papi, no seas tan curioso; para que quieres saber cuándo y con quien fue mi primera vez” me decía riendo, lo que me animó a insistir y a hacer más atrevidas mis preguntas. Para entonces, había ya extendido mi brazo sobre sus hombros y aprovechaba para atraerla hacia mí y juntar mi mejilla con la suya, sin encontrar de parte de ella resistencia alguna. Y de pronto, usando mi otra mano giré su cara y besé su boca. Ella bajó su rostro y se quedó en silencio; yo le hablaba atropelladamente mientras acariciaba su mejilla y le pedía que me mirara a los ojos. Entonces, con una mirada dulce, ella volteó a mirarme y me ofreció sus labios que besé mientras sentía que un corrientazo recorría todo mi cuerpo y explotaba en la punta de mi verga. Decidí avanzar poco a poco; mientras la besaba en la boca y en el cuello, le hice un discurso de lo mucho que ella me había gustado desde muy pequeña y sobre los esfuerzos enormes que hice para no descontrolarme y agredirla. Ella estaba como transportada y apenas balbucía uno que otro monosílabo de afirmación. Mi mano por primera vez acarició sus senos que me parecieron durísimos y demasiado suaves al tacto. “Te gustan?” me preguntó y yo respondí hundiendo mi cara entre ellos y mamándole alternadamente uno y otro pezón a lo cual ella respondía tensando su cuerpo y dejando escapar suaves quejidos. Mi caricia de sus muslos subió hasta su entrepierna y haciendo a un lado sus diminutos calzones, hundí mi dedo en su charco íntimo. “Papi no…….” Me decía y su mano que al principio hacía un tibio esfuerzo por detenerme, terminó apretando la mía, como pidiéndome que fuera más profundo mientras nuestros besos desbordaban pasión. Liberé mi verga de su incómoda prisión y Sandra sin dudarlo, con entusiasmo, empezó a masturbarme procediendo casi enseguida a darme una mamada que se me antojó la más erótica del mundo. Sus calzones para entonces ya habían desaparecido y yo frotaba su clítoris duro como una alverja. Ya no había reversa; cuando ella tomó un respiro me arrodillé delante de ella y colocando sus piernas en mis hombros metí mi lengua entre su chocha totalmente encharcada y me bebí sus jugos al tiempo que cada roce con su clítoris la hacía estremecerse y gemir de una manera deliciosa. Levanté sus piernas y
mi lengua buscó hambrienta el agujero de su culo y le prodigué una mamada que ella recibió primero con asombro y luego con entusiasmo. No esperé más; mi verga se hundió por primera vez en la vulva que había sido motivo de mis sueños por muchos años y anticipando un disfrute prolongado del momento, dosifiqué mis impulsos y demoré sistemáticamente mi orgasmo. Sandra en cambio, dio rienda suelta a su excitación y arqueando su espalda experimentó un orgasmo intenso, acompañado de un grito obsceno, seguido de pequeñas réplicas que duraron largo tiempo. Quedó exhausta entre mis brazos y mientras nos besábamos y su mano jugueteaba con mi verga, me fue contando cómo cedió al imposible moral de desear sexualmente a su propio padre. Supe entonces que el mayor amor de su vida había sido el papá de una compañera de colegio, cuando mi hija recién cumplía 16 años. “No ha habido nadie desde entonces que me haya dado más placer en la cama, hasta que hoy pude confirmar mi percepción de que tu deberías ser ideal como amante” me comentó. Fue frustrante para ella ver pasar uno tras otro múltiples amantes jóvenes, que siempre se preocuparon por su propia satisfacción y nunca por la de ella quien a pesar de ser tan sexual terminaba desolada, sin alcanzar un verdadero orgasmo, logrando algún nivel interesante de morbo motivada no por su compañero sino por sus fantasías que poco a poco empezaron a incluirme a mi. Culiamos hasta entrada la madrugada y un par de veces me derramé dentro de ella, quien en ambos casos me acompañó otra vez con orgasmos prodigiosos y ruidosos. Fue rico abrir sus nalgas y hundir mi verga en su culo que sentí deliciosamente estrecho; pero mejor fue verla metérsela en la boca cuando se la saqué como procurando dejármela limpia. Casi me derramo en su garganta. Cansados, dominados por el sueño, totalmente satisfechos sexualmente, decidimos que lo que había pasado era muy rico pero que no era sano continuar una relación así. “Mi vida se volvería un infierno conviviendo bajo el mismo techo con mamá al tiempo que me como su marido, mi propio padre. Ha sido delicioso, pero no puede pasar de acá” sentenció. Y Recogiendo su ropa se dirigió a su alcoba, dejándome inmerso en un mar de dudas y cavilaciones. Evito desde entonces encontrar su mirada y nuestro comportamiento volvió a la normalidad. Pero puede más mi morbo y a solas, no hago más que repasar cada detalle de esa noche de pasión. Creo que ella está en las mismas……
Historia 039 Me dormi y esto me paso Nací en un pueblo de una provincia del norte, en una casa dedicada a la labranza, eras mis padres y mis dos hermanos, Rosa y Carlos, no había cumplido los 17 años empecé a tontear con Luís dos años mayor que yo, así que como digo a los 18 casada y con un bebe. El parto fue muy complicado, me operaron y el doctor nos dijo que no podía tener más hijos, lo sentimos mucho pero así es la vida. Luís trabaja con su padre, tienen la representación de maquinaría agrícola en varias provincias, lo cual viaja mucho. Los dos somos muy ardientes, raro es el día que no tenemos sexo, y cuando vuelve de visitar algún cliente después de estar dos o tres días fuera, nos comportamos como verdaderas fieras, de recién casados Luís le encanta que me acueste solo con el camisón, cosa que ya es costumbre en mí. Visito muy a menudo a mis padres, sobre todo los fines de semana, bien los tres o yo sola con mi hijo cuando Luís esta fuera, allí tengo mi habitación, si no van mis hermanos mi hijo Dani duerme en una de las habitaciones, si va alguno en nuestra habitación. Así pasaron los años, pero hace dos años me ocurrió algo precioso, llegado el viernes Luís estaba en otra provincia con unos clientes, y no llegaba hasta el domingo, así que después de comer mi hijo y yo nos dirigimos al pueblo, llegando a media tarde a casa de mis padres, me encontré que estaba mi hermana Rosa con su marido y su hija, nos alegramos mucho, pasaríamos el fin de semana muy animado. Mi hijo con mi padre y cuñado estaban en el granero intentando poner un portón, mama y mi hermana y yo en la cocina charlando, cuando sonó el teléfono, mi madre lo cogió y al rato dice. .— Anda vuestro hermano esta en camino con sus hijas para pasar el fin de semana. Nos alegramos de nuevo, nos reuniríamos todos, lo pasaríamos de maravilla, mas tarde estando yo con mama en la cocina me dice. .— .— .— .— .—
Como nos arreglaremos para dormir. No te preocupes mama, Dani duerme en mi habitación. Hija, ya tiene 20 años. No pasa nada mama, es un cielo. Bueno, tú sabrás.
A ultima hora llegó mi hermano con su esposa e hijas, y después de cenar se nos hizo las 12, así que mi padre dijo se iba a acostar, para por la mañana intentar acabar el portón, ahora tenía mucha ayuda, así que los hombre y las niñas se fueron a acostar, y nosotras nos quedamos charlando en la cocina, después de un buen rato decidimos acostarnos. Me encamine a mi habitación, y entre sin dar la luz, me desvestí como de costumbre me puse el camisón y me acosté de espaldas a mi hijo, dormía como un angelito, después de un rato me dormí. No se que hora sería pero me desperté, mi hijo estaba a mi espalda abrazado a mi, podía
sentir su respiración en mi cabeza, seguía dormido, tenía un brazo bajo mi cabeza y el otro abrazándome por mi cintura, estaba pegado a mí, sentía su pene tieso como un palo a la altura de mi ano, no me moví ni un músculo, me estaba excitando, aquel pene tocando en mí, me empecé a poner húmeda, dios me estaba poniendo a cien, me moví un poco pero seguía durmiendo. Hice unos movimientos, hasta que su pene estaba tocando mi vagina, el seguía durmiendo, yo estaba pingando, estaba sintiendo su pene en mi vagina, hice un poco de presión y entró como un rayo, al rato mi hijo empezó a bombear, yo no movía ni las pestañas, tuve un orgasmo sin moverme lo mas mínimo, aceleró el bombeo y se corrió como una bestia, podía sentir como el semen salía de mí y me empapaba los muslos, seguía sin moverme, se le fue deshinchando, la sacó se dio la vuelta y siguió durmiendo. Me quedé dormida asta que el sol me despertó a las 10 de la mañana, mi hijo ya no estaba, me duche y baje a la cocina donde mi madre hermana y cuñada estaban con las cacerolas. .— Hija, dormiste bien, valla horas. .— Si mamá, dormí de maravilla. Pasamos el día, yo no podía quitarme de la cabeza lo ocurrido, mi hijo los ratos que estuve con él, tan amable como siempre, así que llegó la noche y de nuevo pasó lo mismo. Después de comer nos dirigíamos a casa en la capital, mi hijo y yo hablamos de diversas cosas, riéndonos todo el camino, cuando llegamos a casa ya estaba Luís. Pasó la semana y el jueves me pregunto. .— .— .— .—
Mamá, vamos este fin de semana al pueblo. Te apetece ir. Si, claro que sí. Luego preguntamos a papa.
Ese fin de semana nos acompaño Luís, así que Dani durmió en la habitación de mi hermano, a la semana siguiente Luís dice que el miércoles y jueves se va a otra provincia a visitar unos cliente, así que el miércoles después de cenar, me dice mi hijo. .— Mamá, puedo dormir contigo. .— Por que no hijo. .— No está papa, para que no duermas sola. Yo me sonreí, y seguro que mi cara se me encendió, como la de mi hijo cuando le dije que sí. Los dos días ocurrió lo mismo que en el pueblo, mi hijo creyéndome dormida me folla, desde entonces siempre que Luís esta de viaje mi hijo duerme conmigo.
Historia 040 Es mi mascota ero siempre me he metido de todas las cosas en mi panochita por ejemplo salchichas, y zanahorias, presisamente estaba en mi sillon y estaba pensando en jugar un poco, me fui a mi cuarto a ponerme falda y algo delgadito de calzon por si las moscas, por si llegaba algun familiar, podia disimular en todo caso jijiji, fui me cambie mi jeans y regrese con una falda y un mini calzon, ya traia a mi salchicha consentida y un condon, lo comence a enfundar y derrepente mi perro se acerca y queria que le diera mi salchicha, le dije no perro malo, yo me la voy a comer por mi panochita ya que a ella nadie se la quiere comer y bueno si quieres despues te la doy cuando haya termidado de masticarla, estaba en eso platicandole mis planes y que se trepa por enmedio de mis piernas y yo hice la salchicha para arriba con mis manos, y el perro se aserco mas, hasta el punto que su trompa quedaba en mi cara y me lamia, y le dije aun asi no te la voy a dar jajaja reia, pero cuando se arrimo mas, mi pucha y su verga se encontraron yo reia y pare de manera inmediata por lo que senti: un vuelco en mi estomago y mi panocha comenzo a palpitar, el perro en su afan de alcanzar la salchicha se movia y me restregaba su pito en mi entrada, mire hacia abajo y vi que mi falda era un estorbo la jale y lo senti mas de cerca, su piel tan calientita, algo humedo me tocaba las piernas, me deslice en el sillon para pegarmele mas, comence a mover mi pelvis encontra de el y comence a jalar mi calzon que sedio de manera inmediata, en mi entrada algo caliente pero algo flasido trataba de entrar, le di la salchicha y le di tambien mi virginidad recuerden que solo cosas sin vida me habian cojido, se la atraganto como tambien a mi panocha pero no se bajo de donde estaba de todos modos yo lo tenia aprisionado, su lengua pasaba sobre mis labios con sabor a salchicha, sacaba mi lengua para tocarle la suya, sensaciones me sacudian y mas me restrega y movia mi pelvis enloquesidamente, mis brazon lo tomaban por la espalda peluda y mis piernas querian abrirse todo lo posible para darle cobijo en mi panochita rosadita, en eso comenso a pornersele dura su verga y entro en mi, calientita calientita que verga tan suculenta y punsante, mi panochita lo saboriaba y estaba volviendome loca, mis ojos se me iban para atras, yo continuaba con mis movientos pelvicos enloquesidos, el no se movia solo respiraba muy fuerte, me lo queria tragar, y cada vez mas sentia su pito más largo y mas ancho, sabia que mi panocha era elastica porque una vez me meti un pepino jajajja si estaba regrade, nunca pense que cabria pero con el condon y mucha cremita entro, más o menos sentia lo mismo pero esto que tenia dentro estaba ocupando mas espacio a lo ancho ya lo largo, total que comenzo a mocerse pense que se iba a escapar de mi pero no comenzo a bombear por lo que yo me detube, bombeaba como si se fuera a terminar el mundo yo jemia y me habia tomado las rodillas, mientras el me cojia, derepente se paro y senti como su esperma caliente corria dentro de mi inundandome, un sonido se escucho como de algo que escapa a presion y senti como corria liquido por mis nalgas pasando por el ano y llendo a parar en el sillon, mis orgasmos no tenian
presedente senti irme y venir, lo que en ese momento pasaba por alto era: que tal que alguien llegara en ese momento, la verdad olia a los mil demonios y yo en una posicion en la que le daba mi panochita a mi perro auuug! que rico, se quedo un momento quieto despues quiso salirce pero no pudo ni yo lo deje porque sentia que algo me arrancaba, quiza mi panochita palpitante, se jalo con fuerza y salio algo tremendo, bueno por la posicion no pidia ver, pero senti, su semen comenzo a correrme por dentro para salir en un chisguete y despues menguar pero sin dejar de fluir, me lamio la parte y se alejo para acostarse, su verga era tremenda no se como me pudo caber semejante tamalon, tenia esa forma de tamal desproporsionado me aserque para verlo lo toque y me lo meti en la boca pasando mi lengua por su alrededor lo saque de mi boca y una ondanada de chisguetes baño mi nariz hasta mi boca.
Historia 041 Y no lo hubiera imaginado Fue una noche como tantas saliamos a divertirnos tomar un poco y logicamente a tener sexo pero da la penosa realidad de que el tonto este me resulto impotente nunca me satisfacia a plenitud siempre terminaba el primero y me dejaba con unas ganas inmensas y se imaginaran las discuciones y todo eso despues de cada encuentro me sentia decepcionada y muchas cosas pasaban por mi mente de dejarlo de entenderlo y seguir con el y asi iva transcurriendo los dias hasta que un buen dia en que encontraba navegando por el internet por casualidad o por suerte diria yo entre en esas paginas de zoofilia me escandalice un tanto por lo grotesco y imprecionante de los relatos y relaciones entre perros y mujeres que vi y me parecio absurdo y lo deje ahi, hasta que un dia vi como mi rottweiler que tiene el nombre de negro montabaa uno de los labradoress quiza enforma de juego o instintivamente pero lo cierto es que se corrian e incluso lograban exponer su pene rojizo de forma delgada y por curiosidad y mas aun recordando lo visto y leido aquella oportunidad por el internet me detuve a obserbar como aparecia de ambos perros sus penes rojizos pero muy delgados aparentemente los contemple un buen rato y hasta me atrevi a jugar con ellos llegando a rozar su pene y me causo gran inpresion lo duro y fuerte que se apreciaba, despues de un momento los deje. Pasando un tiempo un dia sabado en que mi familia se fue de viaje por unos dias aproveche para salir a divertirme y lo hice con mi enamorado, nos fuimos a vaylar tomamos regular por que yo me sentia muy mareada y logicamente sedienta de sexo y triste mi realidad en muchachito no funciono nuevamente me dio tanta rabia que lo deje plantado en el hotel llege a mi casa a eso de las 2 de la madrugada super incomoda entre a mi casa. Me didigi a mi cuarto me desvesti para acostarme, pero antes de hacerlo me dirigi al baño para hacearme practicamente desnuda por que con el inconveniente con mi enamorado en el hotel mis interiores estaban sucios y me los quite mas aun por que estaba sola en casa, ya momentos en que me encontraba aseandome la boca con las piernas entre abiertas siento un lamido por la parte posterior a la altura de mi ano y parte de mi vagina que me dejo estatica y helada del susto cuando volteo para ver que era lo que vi fue algo impresionante era mi perro Negro que me miraba de una manera indescriptible con una mirada de deseo con los ojos brillosos que me asustaron mucho y al costado de el estaban los dos labradores bien estaticos y con la lengua jadeante y con la misma actitud de mi rottweiler, poco a poco fui retrocediendo con direccion a mi dormitorio y les cuento hasta mi borrachera se me paso en un santiamen, logre cruzar la puerta y serre la misma y los deje afuera, muy aterrada me acurruque en mi cama pensando y meditando mil cosas mas aun lo que habia visto en el internet y algunas cosas que me contaron mis amigas hasta que de pronto me entro una exitacion tremenda recordando ese instante en que me recorrio su lengua en mis partes intimas mi perro negro, no se imaginan lo confundida que me encontraba ese momento y poco a poco iva caldeando mi exitacion senti el deseo inmenso de ser cogida por mis perros pero a la vez sentia miedo de lo que podia pasarme nunca lo habia experimentado no sabia que tamaño tendrian sus penes y si me causarian daño hasta que me decidi y tomando casi un vaso lleno de ron me di valor y abri mi puerta con la idea de encontrar a los tres pero no fue asi solamente estaba el rottweiler lo que paso ese momento fue sorprendente
practicamente me enpujo para atras con su osico y retrocediendo un poco cai de espaldas en mi cama con las piernas entreabiertas logicamente muy asustada, cuando de pronto senti que su osico se metia entre mis piernas y empezo lo que nunca en mi vida habia sentido pues cuando empezo a lamer mi vagina con esa lengua larga y aspera me llevaba a lo infinito asi de pronto llegando a experimentar unos orgasmos increibles cosa que con el tonto de mi enamorado nunca lo habia sentido fue alucinante y rico pero ahi no acabo todo faltaba experimentar lo mejor por el inmenso perro empezo a querer trepar ensima mio rasgandome por momentos con sus garras era claro que queria montarme yo ya super exitada jale mi cobija al suelo y me puse de rodillas o en cuatro patas de pronto el inmenso animal trato de montarme y me derribo con su tremendo peso yo un tanto aturdida y mareada por el ron que habia tomado me incorpore nuevamente y me acomode de tal manera que cuando volvio a montarme pude resistir su peso que los cuento era enorme, de pronto senti unos incones a la altura de mi ano y vagina momentos en que me acomode quebrandome un poquito para que pudiera penetrarme y lo izo de manera rapida a cien por hora diria yo, y por mi ignorancia y desconocimiento de como era el pene del perro yo deje que me penetrara en principio les cuento senti una cosa dura y delgada que me penetraba y luego de unos segundos senti que al quedarse quieto y estatico y solamente sentir que solamente contorneaba las piernas fue grande mi sorpresa cuando empece a sentir algo inmenso dentro de mi vagina que poco a poco iva engrosando mas y mas y cuando quise reaccionar y sacar su pene o quitarmelo de encima no pude hacerlo me apricionaba con sus patas delanteras por la cintura y no dejaba escapatoria poco a poco sentia una cosa inmensa en mi utero y empezaron unas pulsaciones y algo caliente que derramaba dentro de mi que les cuento eran innumerables orgassmos que se venian y me hacia sentir una mezcla de dolor y placer a la vez una cosa indescriptible que solo si lo hacen podran experimentar en carne propia. cuando de pronto luego de unos tres u cuatro minutos de estar montado se bajo de mi espalda y yo tonta crei que ahi terminaba todo por que pense que sacaria su pene y ya y ahi recien me di cuenta que no era asi estaba apricionada por el bolon inmenso que se forma en el pene del perro cosa que yo desconocia me causo un inmenso dolor cuando giro sobre sus patas y nos quedamos abotonados cola con cola ahi senti mas orgasmos por que sus pulsaciones de su pene y el liquido caliente que me derramaba seguia causando mas orgasmos sucesivos poco a poco iva viendo mi realidad estaba siendo violada de forma voluntaria por mi perro y me encontraba abotonada como les repito gozando como nunca de placer infinito cuando de pronto empezo a jalonearme de lado a lado yo que soy menudita se imaginan me arrastraba de lado a lado por espacio de nose unos 20 o 25 minutos cuando lo senti mas jadeante y nervioso no me imaginaba que era y claro al voltear al costado vi a uno de los labradores al mas grande asercandose hacia nosotros desafiante y gruñendo momentos en que dio un tiron luego de escucharse un chasquido grotesco se desprendio y cuando vi su pene que colgaba entre sus piernas me quede estupefacta era una masa enorme de unos 20 cm con un bolon tamaño de una manzana de regular tamaño y me quede pasmada y cuando crei terminar todo esta historia el bendito labrador aprovechando mi impresion en segundos luego de lamer mi concha se avalanzo ensima mio y con una fuerza y brutalidad inusitada empezo a bombear duramente yo empece a llorar de miedo por que lo hacia con una brutalidad
incontrolable apricionandome por la cintura con sus fuertes patas yo senti desfallecer por el dolor por que no era como la de mi rottweiler era mucho mas grande lo sentia asi porque me llenaba completa y me ocacionaba un dolor y placer inmenso, yo de momentos miraba el perne inmenso rojizo de mi Negro que seguia emanando semen en pqueños chisguetazos y me decia que tan inmenso sera lo que me estaba penetrando lo unico que les puedo decir esque era mucho mas gordo y definitivamente mucho mas grande y estuvo mucho mas tiempo montando luego al igual que el rottweiler giro sobre sus patas y se quedo pegado a mi yo nuevanmente sentia desmayarme era inmenso el dolor que me ocacionaba mas aun cuando me jaloneaba pero con cada pulsacion dentro de mi y el chorro de semen que me introducia sentia placeres jamas soñados, fueron casi 30 minutos que soporté el jaloneo continuo de Alex por que asi se llama este perro hasta que por fin con un curioso y grotesco chasquido se desprendio y cuando lo vi era descomunal grande gordo y el bolon mucho mas grande parecia una pera mediana y este fue mas alla como que adivinando mi dolor empezo a lamer mi vagina llena de semende de dos perros mios y yo ya repuesta de mi dolor no me quede alli quice experimentar el como se sentia mamar semejante pene empece a lamer y se dejo trnquilo logre introducirme en la boca la mitad de el pene inmenso pero no llegue a introducir el bolon me era imposible no cabia en mi boca y poco a poco se fue poniendo flacido y se enfundo dentro de su piel al igual que mi rottweiler luego se quedaron sentados diria yo muy satisfechos de haber desvirgado a una mujer y yo de haber tenido dentro semejantes penes que me ocacionaron dolor y inmenso placer que nunca habia sentido con nadie en absoluto.
Historia 042 Mis recuerdos Hola me llamo Tammy soy una chica de quince años, con un cuerpo bastante desarrollado y bien formado la historia que les voy a contar es real y un poco fuerte. Bueno lo que ocurrió fue que cuando tenia unos once años yo vivía con mi madre y su esposo (ósea mi padrastro) les aclaro esto por que él fue el principal responsable de lo que soy ahora. Un día en que yo me levante de mi cama para ir al baño vi que la puerta del dormitorio de mi madre estaba entre abierta y se escuchaba unos quejidos yo me fui aproximando despacio asta llegar a la puerta y vi que mi madre estaba sobre Alex y se movía como si estuvieran jineteando sobre un caballo los dos estaban desnudos y yo no sabia que pasaba asta que mi madre se levanto de Alex y pude ver que tenia el pene totalmente parado y también pude ver que mi madre tenia el cocho todo mojado en ese momento mi madre se puso de cuatro patas sobre la cama y le dijo que se la metiera por el culo yo no podía creer lo que estaba viendo mi madre decía palabras ; como perro hijo de puta meteme toda tu pija que mi culo te necesita y otras cosas mas que nunca le avía escuchado decir. Pero no contenta con el pene en su culo se comenzó a meter su mano en su cocho desde el lugar en que yo me encontraba podía mirar que la mano de mi madre se perdía en su cocho mientras Alex le metía con bastante fuerza y le daba de nalgadas cosa que mi madre gritaba de placer. Así estuvo un rato asta que Alex le dijo que sé venia entonces mi madre se aparto del y se metió la pija en la boca chupando con todas sus fuerzas y hacia que la pija de Alex desapareciera dentro de su boca asta que vi que comenzaba a salir un liquido espeso y mi madre se lo tragaba todo como si fuera un manjar. Luego mi madre se echo en la cama y yo tuve que volver despacio a mi cama lo que no entendía era que mi vagina se mojo y mis pezones quedaron duros por un largo rato. Después de esa escena yo quede con la curiosidad de que se sentía tener algo dentro de la vagina y comencé a tratar de meter mi dedo dentro de la mía pero era muy estrecha y me dolía pero me gustaba las cosas que sentía cada que me tocaba, así paso un buen tiempo. Asta que un día que yo no tenia clases me quede sola en casa y me dedique a tocarme y como vi que mi madre tenia un liquido que se ponía en su ano y vagina fui a su cuarto saque de su mesa de noche y me eche en el piso comenzando a untarme ese liquido por toda mi vagina y también por el ano así asta que pude meter dos asta tres dedos dentro de mi vagina como también en mi culito y sentí un placer enorme cada que me metía una vela que también encontré en las cosas de mi madre así me pasaba cada ves que tenia oportunidad de estar sola en mi casa pero un día que mi madre tenia que ir a su trabajo por la tarde (ya que mi mamá trabaja medio día solamente en un colegio y Alex Todo el día), yo como de costumbre me fui al ! cuarto de mi madre para poder satisfacerme con la vela y un consolador que también era de mi mamá. Estaba tan concentrada en lo que me metía el consolador por la vagina y la vela por mi culito que no escuche que Alex había llegado para recoger unos papeles y estaba mirándome como me metía las dos cosas a la ves en eso me dijo, haaaa perrita como te gusta meterte cosas al culo no bueno si no quieres que se lo cuente a tu madre aras lo que yo te diga. Como me encontraba totalmente desnuda y con las piernas abiertas al máximo no me dio tiempo a pararme y Alex se tiro sobre mí y me comenzó a tocar la
vagina y como tenia el consolador todavía dentro me lo comenzó a mover y saco con su otra mano su pija y me dijo que se la chupara yo no sabia que hacer y mas el miedo a que le contara a mi madre de cómo me encontró, no tuve otro remedio que chuparle la pija como el me iba enseñando luego de que se la chupe me saco el consolador de mi vagina y me metió su pija pero como la tenia bas! tante gruesa me dolió un poco y me dijo ves perrita como es mejor tener uno real y comenzó a meter y sacar luego me puso de cuatro patas y me lo metió Por atrás, a mí me dolió al principio pero como ya tenia experiencia con la vela me solté todo lo que pude y sentí como me entraba semejante pija en mi ano así asta que termino dentro de mi culo y pude sentir mi primer orgasmo como si me fuera a desmayar. Luego de eso me dijo que teníamos un secreto los dos y que lo volveríamos a repetir en otra oportunidad luego de eso el se marcho y me quede toda adolorida pero satisfecha de que mi mamá no se iba a enterar de lo que yo asía con su esposo. Así paso un tiempo Alex Siempre buscaba la forma de cojerme el rato que le daba la gana y como a mí me gustaba yo no me oponía y me enseño a caminar sin bragas porque, el momento que quería me la metía, asta que cierto día en que mi madre tenia una cena con sus colegas de trabajo yo me tenia que quedar con el. Y esa noche me dijo que tenia un! a sorpresa para mi primero me dijo que le baile sacándome la ropa poco a poco una ves que estuve desnuda me puso en un montón de poses y me saco fotos con una zanahoria en mi en mi culo y un pepino en mi cocho luego me metió una botella y muchas cosas mas luego me dio una cogida primero por mi cocho luego por mi ano y termino en mi boca haciéndome tragar todo el semen que salía de su gran pija y goce tantas veces que quede medio muerta luego dijo que me pusiera de cuatro patas ya que seria su perrita y me llegaría a dar un paseo con la correa del perro que teníamos así me saco al patio trasero que tenemos en casa con la correa en el cuello y yo de cuatro patas me hizo dar dos vueltas el patio en esa pose diciéndome así perrita puta así quiero verte siempre obediente y calladita pero en eso apareció mi perro se me acerco a mi y comenzó a lamerme la cara yo lo quise votar pero Alex me dijo que El era mi macho y no tenia que botarlo mas bien tenia que ser su perrita en celo y me ! metió un dedo en el culo y le hizo oler a Nerón como se llama el perro luego de oler el dedo se acerco a mi culo y me comenzó a lamer yo quede quieta pero con una sensación que no avía sentido asta ese momento la lengua de Nerón comenzó a lamer también mi cocho y abrí lo mas que pude las piernas para poder sentir como me metía la lengua en el hueco mismo así estuvo un buen rato asta que me monto sentí que sus patas se abrasaban a mi cintura y su pija me quería penetrar izo varios movimientos tratando de meterla pero no lograba su objetivo en eso Alex se agacho y con su mano le guío la pija asta la entrada de mi cocho y de un solo empujón me la metió asta el fondo nunca había sentido el cocho tan lleno como ese momento yo sentía que me penetraba asta el útero mientras Alex me decía así perrita eso era lo que tu querías y mientras el perro me culeaba Alex saco su pija y me izo chupar metiéndome asta la garganta mientras que Nerón me metía con mas fuerza su pija y sentí como se ! iba hinchando mas y mas parecía que me iba a partir el cocho entonces comencé a tener varios orgasmos juntos y ya no me importaba que tan fuerte me penetraba Nerón ni cuan adentro metía su pija Alex lo único que quería era sentir por mas tiempo ser poseída por dos pijas como asta ese momento pero como todo llega a su fin sentí como me bañaba por dentro el semen de Nerón y comenzaba a rebalsar por mi cocho sentía que mi cocho estaba totalmente abierto pero
había una bola dentro de mi que no dejaba que Nerón se salga entonces Nerón se dio la vuelta pero la pija seguía dentro mío y quise sacarlo pero me dolió un montón y deje que Nerón se quede ahí por un rato mas en eso Alex saco su pija de mi boca y se acerco para ver como Nerón se había quedado colado a mí y diciéndome ves perrita como quedaste con tu macho pues ahora sentirás otra pija pero en el culo y tal cual sus palabras me la metió por el culo asta el fondo sin darme tiempo a recobrarme del todo y así con la pija d! e Nerón y la pija de Alex comencé a tener otros tantos orgasmos más asta que sentí que Nerón se salió de mi cocho y Alex termino en mi culo de una forma brutal que cayo sobre mí y quedamos un buen rato tirados en el piso luego nos fuimos a bañar y me puso una enema y me dio una ducha vaginal con una crema que tenia para que no tenga ninguna infección por la cogida con el perro luego de darme un beso y meterme un pepino en el cocho para que se me baya acostumbrando a tener algo dentro siempre y pueda tener el cocho lo mas abierto posible así me dormí soñando con las nuevas cosas que me pasaron esa noche. Paso el tiempo Ya tenia catorce años y salí de vacaciones del colegio Alex le propuso a mi madre llevarnos al campo para que pudiera disfrutarlas pero como a mi madre no le gusta el campo dijo que solo fuéramos los dos y que ella se iba a quedar para descansar sin tener que levantarse temprano y así nos fuimos solo los dos para alegría mía ya que así iba a poder disfrutar el estar con Alex todo el tiempo sin tener que compartirlo con mi madre, ya en el campo Alex me llevo a conocer la hacienda que por cierto se especializaba en la cría de caballos y también había bastantes otros animales y también había tres peones que se quedaban a cuidar y la cocinera que era una mujer de unos treinta años y un poco gordita pero bien dotada así nos pasamos parte de la mañana; Por la tarde Alex me dijo que me pusiera una blusa un poco suelta y una falda bastante amplia y sin nada por debajo como de costumbre, y así ataviada salimos a dar unas vueltas nos fuimos acercando donde trabajaban los peones y mientras tanto Alex me dijo que me hiciera la distraída y me dejara ver con disimulo que no llevaba nada bajo la falda para así calentarlos a los peones una ves llegamos yo me senté sobre unas maderas y con las piernas abiertas solo un poco para que les cueste un poco ver pero al estar un distraída me fui de espaldas asía el piso y caí con la falda en la cara y todos me vieron mi culito desnudo y sin querer me puse roja pero me recupere rápidamente en eso Alex me dijo que nos fuéramos de allí que el Ya estaba muy caliente para seguir aguantándose y volvimos a la casa para poder coger sin que nadie nos moleste. Una ves que entramos en el cuarto me desnudo y me la metió de un solo golpe sentí como me taladraba su pija y me quería morir de placer pero también necesitaba que me metiera algo por el culo ya que me sentía incompleta y no había mas que una pinche vela pero era algo mas gruesa que los dedos de Alex me la metió y sentí que quería algo mas grueso ya que con la practica que tenia mis dos huecos podían dilatarce asta que mi mano se perdiera dentro pero la calentura que tenia Alex no podía esperar mas y termino muy rápido cosa que me dejo a medias entonces me dijo que tuviera un poco de paciencia que ya se encargaría que goce todo lo que yo quería. Entonces me fui a dar un baño de agua fría para poder esperar asta que la cocinera se fuera a su dormitorio que quedaba algo lejos de la casa principal que también era la de los peones y ni bien cénanos se marcho la cocinera y Alex me dijo que me alistara que ahora podría gozar asta el limite y salió al patio y trajo dos hermosos perro! sy una perra que estaba en celo los dos perros la querían coger y Alex los amarro para mantenerlos lejos y así me izo agachar y trajo a la perra para que me lamiera el culo la
perra comenzó a lamerme por todo el cuerpo luego me eche boca arriba y Alex me unto con sus jugos del cocho de la perra para que yo estuviera con el olor de perra en celo luego saco a la perra y soltó a uno de los perros este se acerco directamente a lamerme mi cocho y me quiso montar como en ese momento estaba sentada sobre un sillón solo pude echarme para atrás y así me la metió y comenzó con él mete y saca yo sentía la pija del perro muy gruesa como me gustaba y más cuando se le comenzó a hinchar dentro de mí, que delicia de pija me asía gozar de lo lindo era tan sabroso lo que sentía en mi cochito y mientras me la metía su lengua se metía un mi boca en mis tetas me hacia gozar oh que rico asta que el perro se quedo quieto y solo sentía que por dentro seguía bombeando asta que comenzó a terminar ym! e lleno de semen sentía que en cada bombazo de su pija era una nueva descarga de semen pero en eso el perro se bajo y quiso sacar su pija pero no le permití y le sujete con una mano antes que se salga su bola que se forma adentro me di maneras de darme la vuelta y me puse de cuatro patas para que Alex dejara al otro perro suelto y así lo izo entonces como yo estaba de cuatro patas se vino a olerme el culo y también se quería montar solo que como tenia al otro metido en mi cocho Alex le acomodo para que me penetrara por el culo le guío con la mano asta que comenzó a meter su linda pija en mi culito con la pija ya dentro la presión que hacia no dejaba que el otro se saliera mas comenzó a hincharse mas en mi cocho y me comenzó a jalar para salirse pero no podía Y así con las dos pijas de los dos perros dentro estaba gozando un montón y para completar Alex me la metió por la boca y que cogida que tuve fue sensacional tener tres pijas para mi sólita era mas de lo que había soñado y! tuve varios orgasmos a la ves que casi me desmayo de tanto gozo y en esa posición terminaron los tres en cada hueco respectivamente o malo fue que el perro que estaba metido en mi cocho lo saco de un jalón y sentí un dolor fuerte pero gracias a eso el otro la saco sin lastimarme y quede un buen rato en medio de un charco de semen que me salía del culo y el cocho y así toda abierta como estaba le pedí a Alex que me revisara si no tenia algún desgarre en la vagina pero por suerte no tenia nada, Alex me llevo alzada asta el baño para poder bañarme e irnos a dormir me sentía bastante agotada pero Alex tenia otros planes para mí luego de descansar un momento me dijo que me pusiese unas botas y un collar de perro ya que me tenia que llevar a dar un paseo y solo con botas y el collar en mi cuello y una correa me saco de la casa rumbo a donde estaban los caballos entramos a la cuadra y me dijo que escogiera uno yo busque en los cuatro que había el mas alto y entonces lo trajo al c! entro de la cuadra y me dijo que me metiera abajo y le comenzara a chupar la pija lo cual ice sin rechistar mientras lamía la pija del caballo vi que le iba creciendo de una manera descomunal nunca habia visto una pija como esa una vez que la tenia bien parada me dijo que haga la prueba de metérmelo en el cocho y lo ice entro poco a poco pero solo entraba unos 20 centímetros y en dos oportunidades el caballo se movió de golpe y pense que me iba a traspasar entonces lo saque y me lo metí por el culo que pija mas rica me sentía llena ya entro unos cuarenta centímetros y podía entrar algo mas y con movimientos de cadera me fui haciendo coger con aquella bestia me la metía como no se imaginan y el caballo se meneaba y me dio un empujón que me metió mas de media pija creo y termino bañando mi culo con su espeso semen que me lleno asta la garganta y me chorreo por las piernas y no pude aguantar mas lo saque y me puse a lamer esa pija que me izo gozar al máximo y me dejo mas abierta ! de lo que ya era, entonces Alex me jalo de la correa y me pregunto si me había gustado y le dije que si pero no fue todo ya que luego de llevar al caballo a su lugar me ato las manos y me elevo del piso
colgándome de una biga del techo me asuste un poco por su expresión de sádico pero dijo que no me asustara que era parte de otra forma de gozar me ato las piernas lo mas abiertas que pudo y trajo a los tres peones y les dijo puta nueva diviertance con la perra y los tres se abalanzaron sobre mi comenzaron a chuparme los pezones me lamieron mi cocho y comenzaron a darme nalgadas uno de ellos me metió un dedo en el culo y dijo que ancha que es patrón le podemos dar un uso mejor a estos huecos y sin esperar respuesta de Alex me descolgaron y comenzaron a cogerme entre los tres por donde les dio la gana una ves que terminaron de cogerme me sacaron de la cuadra llevándome a jalones asta un corral donde había un toro que decían que era el mas manso que tenían y que lo alejaron de los! demás por que quería cogerse a todas las vacas y siempre estaba dispuesto así me metieron bajo el toro y me hicieron chupar su pija a diferencia del caballo esta era mas delgada y roja pero bien larga y entre chupadas que le daba los peones me pellizcaban los pezones y me metían sus manos por cualquier hueco luego me pusieron de cuatro patas y me la metieron el toro parecía que sabia de esas andadas ya que se comenzó a mover en esa posición un poco y luego mas rápido ya asta ese momento estaba otra vez caliente y teniendo mas orgasmos que en todo el día así termino dentro de mí llenándome totalmente de un semen bastante caliente que parecía que me cocinaba el cocho así como me encontraba toda embarrada de semen me llevaron a la casa que tenían ellos una vez dentro me pusieron en las poses que jamas me imagine que se pudiesen hacer luego uno de ellos me saco al patio y me dio una manguereada con agua fría luego me hizo agachar y metió la manguera por mi culo para llenarme de ! agua y así poder lavarme interiormente me lleno tanto que ya no pude resistir mas y solté un chorro bastante fuerte y comencé a vaciar toda el agua que me metió y creo todo lo que quedo del almuerzo y cena que había ingerido ese día luego izo lo mismo con mi vagina me la lleno asta que dijo yo creo que ahora estas ya lista para lo que te espera me volvió a meter a la casa y me ataron a una madera en forma de equis y llamaron a la cocinera que se llamaba Ana y esta dijo al verme oohh pero si no había sido una santita la putita esta bueno ahora nos vamos a divertir, y comenzó a desnudarce asta quedar solo con las bragas puestas mientras tanto Alex y los tres peones se sentaron al frente mío y dijeron que comience la fiesta en eso Ana saco de un ropero unos consoladores bastante grandes y una fusta se acerco a mi y comenzó a darme suaves golpes en las piernas luego en mis tetas y por ultimo en mi cochito poco a poco comenzó a aumentar los golpes asta que en una de esas me dio en ! pleno clítoris que me izo retorcer de dolor y comencé a llorar pero me dijo eso no es nada todavía a lo que sentirás todavía luego trajo una pomada y comenzó a untarme en mi vagina y mi culito la pomada no sé que tenia pero comenzó a calentarme los dos huecos como si me estuvieran metiendo dos fierros calientes y según untaba me metía mas y mas adentro sus manos asta que sentí que tenia las dos manos dentro de mi que placer que sentia comencé a exitarme con tal fuerza que pedía mas y Ana me decía ves putita como te gusta ahora y saco sus manos y trajo un consolador de esos con doble punta y tan largo lo doblo en dos y me lo metió por el cocho y tomo un pepino del más grueso que encontró y lo metió en mi ano luego me desataron y me puso una braga de cuero que tenia unos cinturones para poder apretarlo contra mis dos invasores que tenia dentro y luego le puso un candado para que no me lo saque durante las horas que me mandaron a dormir. Ya al día siguiente me hicieron levantar como a las nueve de la mañana y Alex me dijo que Ana me estaba esperando baje a la cocina y Ana se acerco me dio un golpe en el cocho
y como tenia metido el consolador todavía me izo ver estrellas de dolor y caí al piso y dijo puta tan tarde te levantas a ver párate que es hora de sacar lo que tienes dentro me soltó las correas y me saco la braga de cuero me hizo echar en una mesa y me abrió las piernas luego saco primero el pepino de mi ano y este quedo como un tubo de abierto yo creo que si se acercaba mas a mirar me hubiese visto asta la garganta luego saco el consolador y también quedo todo abierto que con mucha facilidad Ana metió su mano y me dijo así es como tendrás el cocho y el ano de ahora en adelante puta, para poder meter cualquier cosa en esos dos huecos, y me mando a bañarme. Una vez aseada baje de nuevo a la sala y me esperaban Alex y Ana para salir y como yo me puse una calza y un top me hicieron sacar y me dejaron solo ! los tenis dijeron que ahí no necesitaba de ropa ya que mi oficio era la de perra y solo tenia que estar dispuesta a lo que mis amos me ordenaran y luego de ponerme la bendita correa al cuello me sacaron a caminar por la hacienda me hicieron coger con cuatro perros dos caballos un chivo tres cerdos y me llenaron el cocho y el ano de lo que les dio la gana y goce como loca asta la hora que nos toco volver a la casa para poder comer porque me moría de hambre y tenia un cansancio que no se imaginan luego de bañarme y alimentarme me fui a dormir pero como ya era costumbre de tener algo metido en los dos huecos. Era las cinco de la tarde cuando sentí que alguien me saco las sabanas que me cubrían eran los peones que se encontraban alrededor de mi cama y dispuestos a darme una cogida me abrieron las piernas y sacaron los pepinos que tenia metidos me hicieron chupar sus pijas asta decir basta luego uno de ellos se echo en la cama y me metió la pija por el ano y el segundo le imito tenia las dos pijas en el culo y una tercera en la boca me cogieron con todas sus fuerzas y mientras lo hacían ya iban planeando lo que me aria después y entre palmadas en las nalgas y pellizcos en los pezones terminaron dentro de mi luego uno de ellos metió su mano en mi cocho y otro por el ano me masturbaron asta hacerme acabar como unas diez veces luego me llevaron a un cuarto donde se encontraban Ana y Alex Ana colgaba de las tetas de un arco de madera mientras que tenia unas pesas que colgaban de sus labios vaginales las manos atadas atrás y las piernas separadas con una varilla que la mantenía lo mas ab! ierta posible mientras que Alex le daba de golpes en las nalgas con una fusta de cuero dejo de golpearla y se acerco a mi me miro y basto una seña y los peones me llevaron a una camilla ginecologica me ataron las manos y las piernas luego se fueron donde Alex. Alex les dejo a su cuidado a Ana mientras que el se iba a encargar de atenderme a mi vino hacia mi reviso mis correas y luego trajo unas pinzas con unos cables y me los puso en los pezones trajo una especie de tenazas y con un arito de oro en la mano me dijo esto es para que siempre me recuerdes y conecto los cables a una batería y comenzó a pasarme una corriente eléctrica por las tetas que me puso loca de desesperación que no pude darme cuenta que mientras me pasaba corriente ya Alex me había colocado el aro en mi clítoris desconecto la corriente y me hizo relajar y me mostró que ya tenia el aro ensartado luego trajo unas raíces de unos ocho centímetros de grosor y me metió uno en cada hueco y me dijo que con eso dentro iba a ser la mujer mas ancha de toda la tierra ya que tenia el don de doblar su tamaño y así poder dilatar mucho mas mis dos huecos. Mientras tanto se fue a ver lo que le asían a Ana y desde el lugar que me encontraba vi que la tenían colgada de los pies y manos y uno de los peones le metía las dos manos por el cocho y otro le metía una mano en el ano mientras que Ana gozaba como loca
pidiendo mas y mas luego la bajaron y le hicieron sentar sobre una botella mientras que los cuatro le comenzaron a orinar en todo su cuerpo y principalmente en la boca mientras que Ana se movía sobre la botella y pedía mas tragando parte del orín que llenaba su boca Alex salió del cuarto trayendo con el uno de los perros que me habían cogido en la mañana a Ana inmediatamente se puso de cuatro patas para que el perro la cogiera el perro se monto y comenzó a moverse sobre ella tratando de meter su pija por su cocho pero Ana le dio su ano para ser penetrada y en un momento tenia toda la pija del perro incrustado en lo mas profundo de sus intestinos y como gozaba asta que el perro dejo de moverse y se la saco de un solo jalón qu! edándole el ano abierto y choreando semen luego dijeron que iban a donde se encontraban los caballos y me dejaron atada a la camilla con los huecos llenos y sentía que se me abrían mas paso mucho tiempo y no volvían y se me adormecieron las piernas y tenia algo de frío y así me quede dormida no se cuantas horas estuve así pero cuando desterte ya comenzaba a salir el sol y no tenia noticias de Alex o las demás personas si asta una hora mas tarde cuando escuche pasos cerca la puerta y vi a Alex aparecer le reclame por dejarme toda la noche allí y me dijo que era preciso ya que cuan mas horas tenga las raíces en los huecos mas grande serian mis huecos y estaría preparada para recibir lo que sea por ellos, comenzó a sacarme las raíces y vi que una de ellas era mas del doble de lo que me metieron creo que eran de unas tres pulgadas o cuatro cada una nunca creí que mi cocho y mi ano podía dilatarce tanto pero así era ahora los tenia tan anchos que una pija normal o la mas gruesa er! a como cualquier cosa y así me desato y me costo un poco mantener el equilibrio al principio pero ya recuperada Alex me llevo a la casa para poder bañarme desayunar luego descansar un poco ya por la tarde Alex me llamo para dar un paseo y me llevo a conocer un animal que no recuerdo su nombre pero era mas grande que un cerdo y tenia una lengua muy larga era inmenso me mostró su pija y me dijo que ese era mi premio por portarme tan bien, me metí un poco bajo el y vi que la pija que tenia era mas gruesa que mis dos manos juntas y todavía no estaba en su tamaño de erección le sobe un poco los testículos y comenzó a sacar su pija cada ves mas larga y mas gruesa asta que llego casi asta el piso la tome en mis manos y le lamí el centro donde tenia un orificio que parecía un cocho de una niña pequeña le metí la lengua y se puso mas dura todavía me eche en el piso y abrí las piernas pase la pija sobre mi cocho para calentarme y comenzó a botar una especie de leche por su pija que m! e sirvió de lubricante ya que mi cocho todavía no estaba mojado del todo una vez que creí que era la hora de probar esa pija me la metí por el cocho y comencé a menear las caderas eso calentó al animal ya que comenzó a empujar para metérmelo mas adentro pero yo ya estaba llena y no me entraba ni un alfiler mas en mi dilatado cocho tuve que parar de moverme comencé a tener mi primer orgasmo con la pija dentro y goce un montón pero ahora tenia que metérmelo por el ano y me acomode para la nueva penetración una vez de cuatro patas quise meterlo poro no podía entonces Alex me auxilio y comenzó a sobarme el ano lo calentó un poco y me dijo ahora estas lista, esta ves si comenzó a entrar lentamente llegando casi a introducirme unos 20 centímetros luego comencé con el mete y saca y tuve unos cuatro orgasmos mas asta que el animal comenzó a terminar dentro mi culo me lleno de su semen tanto que no pude aguantar con la pija dentro y la saque y seguía saliendo semen a grandes chorros y ! yo rebalsaba por todo lado de mi cuerpo su espeso semen así termine agotada y feliz
de haber dado fin con todos los animales de la hacienda luego volvimos a la casa y Alex no dejo que me bañe metió a los cuatro perros que tenia y me hizo coger con todos ellos asta que mi cocho y mi culo ya no daban mas los perros se turnaron y perdí la cuenta de cuantas veces fui ensartada por ellos, Alex una vez que vio que los perros ya no querían seguir cogiéndome los saco y me dijo ahora ve a bañarte que mañana volvemos a la ciudad ya que acá se termino el juego, y sin mas me dejo sola en casa para poder descansar yo pensé que seria una noche tranquila pero me equivoque ya que los peones todavía querían coger la ultima noche que yo me quedaría en esa casa así vinieron a llamarme para que los acompañe a el arroyo que había cerca de la casa una vez allí me desnudaron y me cogieron los tres me metieron sus manos una botella y un palo luego me llevaron asta una de las carreteras y me hicieron! posar desnuda para que los conductores que pasaban por ahí me miraran mi cuerpo desnudo asta que uno paro a un lado de la carretera y me cogió a la fuerza yo pensé que me ayudarían los peones a los gritos que daba pero ni se acercaron me dejo tirada en el piso llena de barro me pare y comencé a caminar y recién se aparecieron diciendo que me avían filmado mientras me violaba ese tipo y que después me mostrarían una ves que llegamos a la casa me bañaron y llevaron a coger con todos los animales para poder filmar y tener un recuerdo de lo puta que ya me avían vuelto cogí con todos los que pude y asta un pequeño mono que se prestaron para poder ponerme en muchas poses con la pequeña pija dentro luego de todo eso recién pude descansar y ya de día retornamos a casa pero como Alex no le aviso de el retorno a mi madre la pillo con un tipo en la cama no hizo ningún lió pero le dio bastante rabia por que me dijo que a mi madre le tocaba ir un tiempo a la hacienda así paso el tiempo ! asta ahora que me e vuelto una reputa que quiero estar cogiendo todo el tiempo ya que mi cocho y mi ano no se sacian con nada, y en este preciso momento me estoy metiendo un consolador doble gozando como una loca.
Historia 043 Calenturas extremas Una tarde que estaba muy caliente, no buscaba como desahogar mis ganas, para colmo estaba solo, tenia un mes sin coger, mi novia estaba fuera y decidi no salir por si llamaba, ya que es bastante celosa, en fin ahi estaba en pelotas y caliente, en eso tocan el timbre, me puse un boxer y sali a ver, era un vecino con quien me llevaba, traia a su perro, un simpatico perro tamaño mediano, pelo corto, blanco con negro, me pidio muy amable que si podia encargarme de su animal, porque le urgia salir y no tenia con quien dejarlo, me caia bien el tipo asi que acepte, total iba estar solo por dos dias, entonces con una sonrisa amable me pidio que lo cuidara toda la noche por que el viajaba pero regresaba temprano, resignado acepte y despues que me lo dio, lo vi partir entramos a la casa, y le di un hueso de carnaza para que jugara y me dejara disfrutar mi pelicula, se echo cerca, y me puse a ver mi pelicula completamente desnudo, me masturbaba de lo mas rico, cuando lo vi levantarse y acercarse, me tape por instinto, tratando de correrlo de ahi, pero insistia husmeando entre mis piernas, parecia entusiasmado, me llamo la atencion, recorde que al perrito lo habia visto mientras otros perros machos igual que el, lo montaban y parecia feliz, me cruzo una loca idea y me destape, sin perder tiempo saco su larga lengua y me comenzo a lamer emocionado, era un placer raro, pero rico, su lengua recogia mis jugos, me lamio los huevos, tranca y punta del pene me entregue a ese raro placer, me la puso como piedra, el perrito seguia lame y lame, y yo disfrutaba, entonces hizo algo mas sorprendente, comenzo a moverse inquieto, levantando la cola, como lo hacen las perras en celo, daba vueltas y vueltas, inquieto y emocionado, me asalto mas la calentura, y rapido halle un condon y me lo puse, el perrito brincaba y se quedaba quieto alzando la cola, con cierto miedo pero con mucha calentura, me acerque y le pegue mi verga en su culo, estaba hirviendo, lejos de espantarse, se quedo quieto como esperando, me imagine al vecino cogiendolo y me puse mas caliente me coloque en una posicion mas comoda, entonces le di un suave masaje en su agujero con mi glande, parecio emocionarse mas y mas, hasta que yo estaba tan caliente, que busque mantequilla y se la aplique, y suavemente comence a puntearlo, se dejaba hacer todo, excitado empuje y meti la punta haciendo que se encorvara un poco, empuje mas y mas, era un horno caliente aquello, que daba unos ricos apretones, hasta que quedo pegado a el, se quedo quieto, entonces imitando un perro me movi cogiendolo, se encorvaba dejandome penetrarlo,lejos de quejarse, se comportaba como perra en celo, le di con mas ganas, hasta que eyacule, era un placer sin palabras, de locura, para rematar cuando lo saque y me quite el condon, inmediato comenzo a comerse mi semen, dandome un placer electrizante, no se detenia, se husmeo lo mejor que pudo su culito recien desflorado y luego siguio atendiendome, lo calme y fui a lavarme me recoste a descansar y el perro hizo lo mismo, pasaron unas horas y me levante,comi ligero y cuando lavaba mis trastes, senti nuevamente la lengua del animal lamiendo mis genitales, me gire y lo deje atenderme, logro una nueva ereccion, por instinto, se preparo nuevamente, pense —que carajos— y busque otro condon, esta vez con cuidado lo recoste, parecio entender, cuando me miro acercar detras con mi verga erecta, me coloque y se la meti de nuevo, era delicioso como daba suaves apretones y lo caliente
que era, asi recostado de costado y yo detras, comence a bombearlo, excitado, como bestia en celo, lejos de espantarse o ponerse agresivo, parecia disfritarlo mucho, hasta que senti que llegaba mi leche, me pare y quitandome el condon, se lo acerque a su hocico, comenzo a lamer hasta que brotaron los chorros, que lamio con gula, recogiendo todo lo que escurria de mi verga, no cesaba su gusto, me dejo limpio y seguia buscando leche, pense que era obvio que no era por casualidad, pero no quise dudar de mi vecino al dia siguiente, pasaban de las 10, cuando escuche el timbre, me levante soñoliento y con solo mi boxer fui a ver, era mi vecino que venia por su perro pero traia una bolsa en la mano, me dijo que como pago al favor podiamos desayunar, lo deje entar, vestia un short deportivo de suave nylon, sin querer mire su trasero y la verdad se veia bien, siempre lo veia correr y estaba marcado, entramos y se sento, llame a su mascot que feliz lo recibio, estaba distraido y no vi que al abrir mis piernas se me veia todo, entonces el perro de inmediato husmeo y trate de controlarlo, su dueño se rio, me dijo que siempre lo hacia ya muchos les molestaba, por estar conversando no pude detenerlo y recibi su lenguetzao en los huevos, no pude evitar un suspiro, mi vecino dijo —dejalo si te agrada, a mi me gusta—, lo siguio haciendo, fue tanta mi locura de placer que me despoje de mi boxer y era tan morboso tener ahi a mi vecino, aun que nos teniamos confianza esto era diferente, miraba a su perro lamer y lamer mi ereccion, se quito las ropas y el perro de inmediato se lanzo con su dueño lamiendo, pero llego mas lejos, este levanto las piernas y su perro le lamia el ano, gemia de gusto, poniendome caliente, no pude evitar ver como su ano se dilataba a cada lamida, me miro mientras jadeaba, fue una invitacion sin palabras, busque rapido un condon, me lo puse y me acerque mientras aun amo y mascota disfrutaban, colocandome entre sus piernas lo penetre, haciendolo gemir, comence a bombearlo excitado, gemia increible, poniendome mas caliente y su mascota pedia lo suyo pero podia esperar, teniamos todo el dia, al igual que con su mascota, cuando llegaba mi leche me quite el condon y se lo acerque, abrio la boca y me dejo eyacular en ella, engullendo mi tibia leche, chupando riquisimo, nos miramos y siguio mamando Cuando se fueron amo y perro, iban felices, contentos y bien cogidos, fue una expériencia que no repeti por que no pude...jejeje
Historia 044 El despertar de mi hija Mi nombre es Enrique, tengo 40 años pero me he conservado bien haciendo ejercicio y comiendo saludablemente, soy viudo, mi esposa murió hace casi un año dejándome solo con mi hija Sandra de 18 años. Sandra apenas entro a la universidad, desde que su madre falleció ella se dedico a los estudios, dejo a su novio y se centro en su carrera de medicina. Sandra es una joven hermosa, blanca, delgada, cabello negro, un cuerpo hermoso, senos firmes, no muy grandes pero redondos perfectos, un trasero muy deseable y unas piernas largas, sin duda el deseo de cualquier joven u hombre mayor. Últimamente no he podido evitar mirarla cuando regresa del gimnasio con su ropa apretada al cuerpo o cuando se levanta en las mañanas con su pijama de tela fina que deja ver sus pezones a través de la ropa y sus shorts que me permiten ver sus lindas piernas y el movimiento de su trasero cuando camina. Estoy seguro de que ella ya no es virgen, un día la escuche hablando por teléfono con una de sus amigas y ella le contaba su experiencia con su ex novio. Por mi parte, desde el fallecimiento de mi esposa nunca volví a salir con ninguna mujer ni tuve sexo, tal vez sea por eso que el hermoso cuerpo de mi hija llamaba tanto mi atención. En fin, un día yo había llegado del trabajo y estaba sentado en la sala viendo tv y llego Sandra con una amiga de la universidad, la amiga se llama Ana, una joven muy linda también, con senos más grandes que los de Sandra, una cintura delgada y un perfecto trasero. Hola papa, Ana y yo estaremos arriba en mi habitación, me dijo mi hija, yo les dije OK y mientras subían las escaleras veía moverse el trasero de ambas y Ana miro hacia atrás y me dirigió una mirada muy sensual como invitándome a hacerle el amor. Yo seguí viendo la tv y luego de casi una hora, Ana bajo las escaleras se acerco a mí y se sentó a mi lado en el sofá. Hola Don Enrique, ¿como esta? Vengo a proponerle algo que se le ocurrió a Sandra, me dijo. ¿Qué cosa?, le pregunte. Sandra me conto que desde que murió su esposa usted ha estado muy solo, y a su hija se le ocurrió que tal vez yo pueda ayudarlo, que le parece? Me dijo mientras tocaba mi pierna y su mano subía poco a poco. Yo la mire sorprendido pero luego me deje llevar por ella, ya que estaba desabrochando mi pantalón y mi pene se empezaba a ponerse muy duro. Ana se acostó en el sofá y empezó a chupar mi pene de una manera increíble, en tan solo un momento yo estaba tan duro, que no recuerdo la última vez que estuve así, ella se quito su blusa, dejándome ver sus hermosos y grandes pechos y luego se quito su pantalón mostrándome su gran trasero. Tuvimos sexo en el sofá, estábamos en posición misionero, simple, pero una de mis favoritas, yo disfrutaba metiendo mi pene en su joven y mojada vagina, y ella gemía de placer y me pedía que siga más fuerte. Luego cambiamos a posición perrito y yo disfrutaba viendo ese hermoso trasero mientras introducía mi pene en su vagina, también vi como mi hija Sandra nos observaba desde arriba, claro, yo fingí no darme cuenta de
eso para seguir disfrutando de este hermoso regalo que mi hija había pedido a su amiga. Luego de terminar con un gran chorro de semen en el trasero de Ana, me sentí cansado y feliz, ella se limpio y se sentó a mi lado y me dijo que mi hija había planeado esto y que además tenía planeado algo más. ¿De qué se trata?, pregunte Ana me respondió que mi hija quería tener más experiencias sexuales y quiere traer un chico a casa para tener sexo con él, pero no se atrevía a decírmelo por temor a que me enojara. Yo me quede sorprendido, pero lo pensé bien y luego del regalo que me había dado mi hija, yo no podía negarme, a esa edad ella había empezado a despertar en su vida sexual y quería mi permiso para hacerlo, yo acepte. Subí a la habitación de Sandra, ella estaba sentada en el borde de la cama, me senté junto a ella, Ana, que aun seguía desnuda se quedo parada junto a la puerta. Es cierto lo que me comento Ana, pregunte a mi hija. Sí, me respondió, me dijo que no quería hacer las cosas a mis espaldas, después de la muerte de su madre solo quedamos ella y yo y debíamos ser sinceros y tener una buena relación, padre e hija. Yo sonreí y le di un abrazo, sentí sus pechos contra el mí. Está bien, le dije, puedes traer a tu novio. No es mi novio, me respondió, solo es un chico que conocí en la universidad y me gusta, nada más, por ahora no quiero tener novio, solo desenvolverme mas en el sexo, me dijo. Yo le dije que está bien y ella lo llamo y listo, llegara en 15 minutos me dijo. El chico se llama Marcos, yo abrí la puerta y lo recibí. Tiene 20 años, era alto y delgado, no tenía mala pinta, sube le dije, y le señale donde el cuarto de mi hija, el un poco avergonzado subió dándome las gracias. Yo me dirigí a la sala pero Ana, quien ya se había vestido me detuvo y pidió que suba a ver a mi hija tener sexo, al principio me negué, pero luego me invadió el deseo de ver a mi hija de una manera en que nunca la había visto, Ana me tomo de la mano y subimos las escaleras. La puerta de la habitación estaba abierta y vi a mi hija acostada, desnuda con las piernas abiertas y a Marcos lamiendo su preciosa vagina. Cuando Ana y yo entramos Marcos se sorprendió pero mi hija le pidió que siguiera, me miro y me dijo que ella quería que yo la observara, me senté un pequeño sillón junto a la cama y Ana se sentó en mis piernas. Veía como ese muchacho disfrutaba al clavar su pene en la mojada vagina de Sandra, el ponía a mi hija en varias posiciones y en su cara se notaba el placer, igualmente mi hija gemía del placer de tener un pene dentro de su joven vagina, me encantaba ver como sus pechos se movían al momento en que Marcos la penetraba en posición perrito. Estaba muy excitado y Ana empezó a chupar mi pene de nuevo, y tuve un enorme orgasmo al mismo tiempo en que mi hija también mostraba en su cara la expresión de placer que le había producido su orgasmo. Marcos se fue y luego Ana, dejándonos solos a mi hija y a mí, Sandra me agradeció y me beso en la mejilla, yo estaba encantado viendo su hermoso cuerpo desnudo, era toda una mujer, sabes que quiero que seas feliz, le dije, y que si tienes dudas o más cosas que aprender sobre sexo puedes contar conmigo, claro que yo tenía otras intenciones,
me imaginaba lo grandioso que sería poder disfrutar de ese cuerpo, mi hija me sonrió y me dijo que vendría a mi sin dudar y luego fue a ducharse. Luego de aquella inusual pero fabulosa experiencia viendo a mi hija tener sexo, no podía dejar de pensar en ella, su cuerpo juvenil, sus pechos, su trasero, la deseaba y ella lo sabe, me provoca sentándose en mis piernas y moviendo su trasero sobre mi pene, caminando por la casa en poca ropa, en pequeñas tangas, pero ambos nos contemos y no intentamos nada mas, así que últimamente he salido con una amiga del trabajo, se llama Elizabeth, tiene 35 años, un cuerpo hermoso, bien cuidado, una piel blanca y suave, cabello negro hasta los hombros, piernas largas y bien formadas, senos firmes, de tamaño normal y un trasero que es su mejor atractivo. Hemos salido varias veces y tenido sexo, ella es increíble en el sexo oral, me vuelve loco, parece una experta; mi hija Sandra lo sabe, desde aquella experiencia acordamos ser mas comunicativos y no guardarnos secretos, le he contado hasta detalles de nuestra intimidad, a Sandra le interesa mucho hablar de sexo y saber más, me encanta ver como se excita al hablar de estos temas, ella también me ha contado experiencias suyas con chicos, lo cual me causa gran excitación y al tener sexo con Elizabeth he llegado a imaginar hacerlo con Sandra. Un viernes por la mañana yo llevaba a mi hija a la Universidad, mientras yo conducía ella empezó a tocar mi pierna, muy despacio, mi pene empezó a endurecerse y Sandra hablo: Sabes pa, me gustaría conocer a Elizabeth y hablar con ella por lo q me has contado parece muy agradable. La idea me sorprendió, pero luego lo pensé bien y me di cuenta que no tenía nada de malo, así que esta noche invito a Elizabeth a casa, le dije. Esa misma noche Elizabeth, mi hija Sandra y yo estábamos cenando muy amenamente. Eres muy hermosa, que bueno que sales con papa, dijo Sandra. Gracias, respondió Elizabeth, y me di cuenta de cómo recorría con la mirada el cuerpo de Sandra. Ya era hora de que papa conozca a alguien que lo haga feliz, incluso en el sexo, dijo mi hija y me sorprendí, mire a Elizabeth pero ella no reacciono mal, al contrario, sonrió. Si, tu padre también me hace feliz en la cama, es algo muy importante, dijo Elizabeth. Bueno chicas, no creo que debamos hablar de esto, dije yo, un poco avergonzado. No pasa nada Enrique, me dijo Elizabeth, me agrada que tu hija sea curiosa y directa, y como tú me has contado, que no te oculte nada. Si papa, no te avergüences de algo tan lindo y normal como el sexo, dijo Sandra. Está bien dije yo, ya más relajado. Me voy a duchar, que disfruten, dijo Sandra levantándose de la mesa y se despidió con
una sonrisa picara. Está bien, dije y note otra mirada de Elizabeth recorriendo todo el cuerpo de mi hija, de pies a cabeza. Luego de eso, Elizabeth y yo subimos a mi habitación, ella estaba muy excitada y lucia muy sexy, con su uniforme de trabajo, una falda ajustada y hasta las rodillas que dejaba ver la forma de su trasero, una blusa blanca un poco desabotonada que dejaba ver un poco de su brasier, yo empecé besándola, desde su cuello, poco a poco fui desabotonando su blusa, tocaba sus senos por encima del brasier, los besaba, ella se quito el brasier mientras yo le quitaba su falda, se acosto boca arriba en la cama y se quito la hermosa tanga que tenia, comenzó a jugar con su vagina, tocaba su clítoris, sus labios mientras yo me desvestía rápidamente, ven, acuéstate, me dijo, yo totalmente desnudo la obedecí y ella empezó a chupar mi pene de la manera tan excepcional en que lo hace, suavemente lo metia todo en su boca, movía su lengua de forma increíble, me encanta, de repente me di cuenta de que Sandra nos observaba por la puerta entre abierta, Elizabeth también se dio cuenta, pero no se asusto, sino que la invito a pasar. Sandra, no quedes allí, pasa, siéntate en la silla junto a la cama y mírame hacerlo, ven y aprende, dijo Elizabeth. Mi hija entro a la habitación, apenas había salido de la ducha, estaba vestida con un hermoso brasier y tanguita negra, lucia increíble, deseaba tocarla, pero solamente le sonreí y ella también a mí, y se sentó. Elizabeth seguía dándome placer con su boca, y de rato en rato miraba y sonreía a Sandra, luego cambiamos a la posición del 69, y yo disfrutaba de su trasero y su vagina tan húmeda, mientras Sandra se quitaba el brasier y la tanga, para empezar a tocarse. Elizabeth se puso en posición doggy, y yo empecé a penetrarla en su vagina, se sentía increíble, tan húmeda, ella gemía de placer y yo observaba a Sandra masturbándose en la silla, con un rostro lleno de placer, así mi hija continuo mirándonos tener sexo, mientras yo la miraba y la deseaba mas; habíamos cambiado de posición, Elizabeth estaba sobre mí, moviendo su cadera de forma increíble, para mi sorpresa Elizabeth le indico a Sandra que se siente junto a nosotros en la cama, ella obedeció y se sentó frente a mí, Elizabeth tomo mi mano y la puso en la vagina de Sandra, era el paraíso, introduje un dedo en la vagina de mi hija, totalmente húmeda, ella gemía de gusto mientras Elizabeth tocaba sus pechos, La excitación era tremenda, mi pene estaba a punto de estallar, Elizabeth se movía increíblemente sobre mí, y Sandra tomaba mi mano y la movía hacia adentro y fuera de su vagina, los 3 llegamos a un fabuloso orgasmo, derrame mi semen dentro de Elizabeth que gritaba de gusto, y Sandra tocaba los pechos de Elizabeth con un gesto de placer, yo estaba encantado, Elizabeth se levantó y se acostó junto a mí, tocaba su vagina llena de mi semen y mi pene aun un poco duro también envuelto por los fluidos de Elizabeth, Sandra estaba acostada, tocándose, con los ojos cerrados, aun disfrutando el orgasmo que tuvo, enseguida Elizabeth dijo algo que me sorprendió. Chúpala, dijo Elizabeth a Sandra mientras tocaba mi pene con su mano, Sandra me miro por un segundo y luego miro a Elizabeth quien la tomo suavemente de su rostro
y la acerco a mi pene, Sandra cerró los ojos, tomo mi pene en sus manos y comenzó a chuparlo, yo estaba sorprendido, la miraba y no podía creerlo, pensé en impedirlo pero Elizabeth me beso y susurró al oído: relájate y disfrútalo, ambos lo quieren. Así que me le hice caso, me relaje y disfrutaba de cómo mi hija Sandra me hacia sexo oral, lo hacía bien, despacio, tocaba la punta de mi pene con su lengua, ella también lo disfrutaba, Elizabeth sostenía su cabello, y la ayudaba a meterse todo mi pene en la boca, poco a poco, era increíble, voy a acabar de nuevo les dije. Hazlo, me dijo Elizabeth, y Sandra no paraba de chuparlo, no aguante mas, me vine en la boca de Sandra, fue increíble, ahora si estaba satisfecho, mire a Sandra tenía mi semen resbalando de sus labios, con un rostro de placer me pregunto: estuve bien pa? Perfecto, le dije, y Elizabeth se acerco a ella y la beso, era como un sueño verlas besarse y compartir mi semen de boca a boca. Al final Sandra se despidió y se fue a dormir a su habitación, Elizabeth se quedo a dormir conmigo y yo le agradecí por aquella gran experiencia, pero aun pensaba en poseer el cuerpo de Sandra, ese era mi objetivo.
Historia 045 La mudanza de mami Mis tíos acababan de comprar su casa de verano en cerca de nuestra ciudad, ellos viven en los estados unidos, el tío es muy querido por mi mama, pues es su hermano menor, desde muy joven se había ido a estudiar a los estados unidos y se había casado allá. Mi tía, Carol, es americana, se ve mucho más joven de lo que es, rubia y de ojos claros, de cuerpo atlético y siempre vestida con ropa muy casual, un poco ligera de vez en cuando. Ellos solo tienen una hija, mi prima Amy. Ella es tres años mayor que yo, pero manteníamos una buena relación. Nuestra familia le tiene mucho cariño, pero no nos veíamos tan frecuentemente como quisiéramos. Ahora que había adquirido su casa en la playa las cosas cambiarían. Mi prima estaba estudiando su primer año de la universidad, se quería especializar en nutrición, siempre ha sido atleta de alto rendimiento y en ese momento su pasión era el triatlón. Tenía dos meses para vacacionar una vez terminado su curso escolar y antes de que empezara el siguiente. Mi tía estaba en el área docente pero era más bien administrativa, había ocupado puestos en como consejera y directora de primaria o secundaria, la ventaja con esos puestos era que podía tomarse las mismas vacaciones además que le permitía mucho tiempo libre y vacaciones con un sueldo moderado. Mi tío por el contrario era adicto al trabajo, se la pasaba metido en el trabajo día y noche, estaba como encargado de la expansión de una empresa financiera y siempre estaba buscando nuevas opciones de inversión en bienes raíces o en negocios. Viajaba mucho y pasaba poco tiempo con la familia, pero tenía muy buenos ingresos. En esa ocasión, mi tía y mi prima llegaron una semana antes que mi tío que se encontraba por Europa en un viaje de negocios, ella había adquirido una propiedad por medio de un amigo de mi tío. Era una casa muy sencilla con tres habitaciones justo frente al mar con una playa hermosa en la Riviera Maya. A pesar de lo sencilla que era la casa, les había costado una fortuna, pero era la forma en que mi tío podía compensar su ausencia según mi percepción. La casa estaba aproximadamente a cinco kilómetros del Puerto Morelos por una brecha bastante pedregosa. Mi mama me pidió que las acompañara pues era su primer fin de semana con la casa y necesitaban a alguien que les ayudara tanto con la limpieza como con la mudanza. Mi tía había conseguido rentar una pick up un poco vieja, pero con un amplia cama para cargar todas las maletas, cajas y muebles que necesitábamos llevar desde la ciudad. Decidí vestirme ligero, tanto por el calor como por la mudanza, unos shorts de futbol y una playera eran más que suficientes. Pero no fui el único con atuendo veraniego, mi tía Carol llevaba igual que yo un short pero de mezclilla muy ajustado y una blusa de algodón blanco sin mangas, muy holgado sobre un top rosa que se asomaba al menor de los movimientos. Mi prima Amy llevaba un vestido de tela muy delgada de algodón floreado y unos converse rojos sin agujetas, el vestido no tenia tirantes solo una tela arrugada con elástico que se ajustaba sobre sus pechos, más abajo la tela volaba al ritmo del viento.
Mi tía es una mujer muy guapa, sus rasgos son americanos muy delicados, tez blanca, ojos claros y nariz delgada; su cuerpo es aun más americano, torso ligeramente cuadrado y de pechos muy voluminosos, piernas muy atléticas, pantorrillas y muslos marcadas, nalgas redondas y grandes. Tal vez no caía dentro de los rangos de una súper modelo, pero nadie podía negar que era una mujer muy bella y muy sensual, pues dentro de su “inocente” apariencia era una mujer con pocos prejuicios en cuanto a la vestimenta. Cargamos todo en la camioneta, mi tía se empina cada vez que se recoge una caja y mi mirada no se puede apartar de sus pechos voluminosos o de sus redondas nalgas que se asomaban en tan diminutos shorts. Mi prima poco se preocupo en ayudar. Eran tantas cosas que se lleno la cama de la pick up por completo, todavía nos quedaban algunas cajas por lo que le comente a mi tía que yo las podía llevar sobre mis piernas. —Esas cajas son muy pesadas —— dijo mi tía con su acento americano —— Mejor las ponemos en medio y Amy va sobre tus piernas. Sin más comentarios nos subimos a la pick up, yo cargue la caja, que era bastante alta y la puse entre los dos asientos delanteros, me senté en el asiento de copiloto y mi prima se tuvo que sentar sobre mis piernas. Los primeros kilómetros ella estaba sentada lateralmente sobre mis piernas, por ratos sentía que me entumía un poco y me acomodaba de manera diferente y ella me hacia la cortesía de levantarse un poco para que me pueda acomodar. Justo cuando en uno de esos acomodos Amy se levantaba cuando la pick up paso por encima de un bache y dimos un gran brinco los dos y sus piernas se alinearon con las mías de tal manera que mi pene quedo colocado justo en medio de sus nalgas. Amy con evidente incomodidad se levantó para volverse a acomodar y no estar sentada justo sobre mu paquete, cuando la pick up oscila bruscamente para entrar a una carretera rústica bastante deteriorada. En ese momento las piernas de mi prima se abren casi completamente debido a su desequilibrio y quedan colgadas sobre las mías. Tanto movimiento dentro de la cabina hacia que las nalgas de Amy se frotaran fuertemente contra mi miembro, su alineación generaba un roce un poco más que ligero, mi mente ya empezaba a jugarme trucos para que no pudiera evitar que el tamaño y dureza de mi pene aumentaran poco a poco. El movimiento seguía de manera constante y mi miembro igualmente iba creciendo, a tal grado que me era muy incomodo ya tener atorada mi erección en la entrepierna. No sabía cómo zafarme de aquella situación, así que decidí esperar a que la pick up diera un gran salto para poder moverme y acomodar mi pene. De nuevo un gran bache sacudió la pick up, momento que aproveche para ajustar mi palo pero fue justo en ese momento que Amy se intento colocar más cómoda hacia atrás que hizo que se colocara exactamente debajo de su concha. Mi miembro estaba totalmente erecto, mi short era tan holgado que le daba mucha libertada de movimiento, por su parte la delgada tela de la falda de Amy poco impedía
que sintiera su rica conchita frotándose. De pronto por encima de la alta caja de cartón mi tía Carol pregunto: —Como están ustedes dos por allá? Quieren que tomemos un descanso en el siguiente poblado? —Estamos bien mamá ——contesto rápidamente mi prima Amy lo que me dejó completamente anonadado. Entonces mi tía Carol me miró con ojos de duda, pero yo solo le conteste levantando los hombros, dando a entender que no importaba. Mi palo estaba tieso como una macana, mi cabeza se frotaba con la concha de mi prima casi directamente, las telas poco a poco se iban acomodando, cuando de pronto sentí como Amy se inclinaba lentamente para cambiar las estaciones de radio y subir el volumen, pero más importante para acomodar sus labios vaginales sobre mi glande. La alineación era exacta, sus piernas colgaban bien abiertas en el aire por encima de las mías y podía sentir como mi glande se incrustaba ligeramente por en medio de sus labios vaginales solo impedidos por las delgadas telas. Después de sintonizar una canción de rock a mucho volumen las manos de Amy se fueron a posar justo sobre de mis rodillas y con un pequeño movimiento de caderas, arqueo su espalda y paro sus redondas nalgas para ofrecerme su cuerpo completamente. El movimiento de la pick up ya no era lo único que sucedía entre nosotros dos, pues mis manos tomaron las delgadas caderas de Amy para llevarlas hacia adelante y hacia atrás para frotar con mayor lujuria nuestros sexos. Podía sentir los jadeos de Amy camuflajedos por la ruidosa música y la alta caja de cartón que estaba entre nosotros. Mi excitación llegaba al límite de lo pensable. Nuestros cuerpos se frotaban frenéticamente frente a mi tía y ella ni siquiera lo notaba. En movimiento magistral pase mi mano por debajo del vestido de Amy y acaricie el contorno de sus piernas hasta llegar por encima de sus panties. Mis dedos se deslizaron sobre la superficie de nylon y se contrajeron justo en medio de su raja para dejar su humedad impregnada en mis yemas. Sus manos se apretaron sobre mis rodillas, un fuerte respingo dejo totalmente rígido su cuerpo, sus piernas se enrollaron alrededor de las mías. Fui acariciando su húmeda rajita con movimientos cortos de mis dedos, podía sentir su piel completamente erizada por las caricias. Sus movimientos eran cada vez más pronunciados, la carretera ya no nos daba tanto bamboleo pero ella parecía ya estarse moviéndose al rito de la canción mientras mis dedos se deslizaban a lo largo de su concha. La lujuria ya se había apoderado por completo de mi, simplemente ya no estaba pensando. Ya no pensé más en la conductora de la pick up y simplemente me deje llevar. Tomé a Amy por la cintura y la levante de mis caderas, ella con la fuerza de sus piernas se mantuvo elevada mientras que yo corría sus panties por encima de sus muslos, su falda
ya me llegaba a la cintura y con una mano saque de mis shorts mi erecto pene. Al bajar sus caderas, Amy había logrado montar sus frondosos labios sobre mi erecto pene, de tal forma que me frotaba su clítoris a todo lo largo de mi ancho pene. La sensación era sumamente excitante, cada vez que su clítoris pasaba por encima de mi glande sus labios se abrían anchamente y casi podía sentir que mi verga se remojaba profundamente en su concha, pero luego regresaba con el mismo movimiento y me volvía a sentir fuera de ella. Pronto la situación escaló demasiado rápido, en una sentada su concha se había introducido hasta casi la mitad de mi verga, poca resistencia había causado pues estaba totalmente húmeda. Por los siguientes trescientos o cuatrocientos metros mi prima y yo nos desinhibimos completamente y cogimos como si no existiera nadie mas en el mundo. Sentí mi verga ir y venir mil veces por toda la concha de Amy, entraba hasta tocar el fondo y luego salía casi por completo. En un par de ocasiones perdimos el rumbo pero las manos de Amy rápidamente me hacían encontrarlo. Des pues lo inevitable se hizo presente, mis brazos abrazaron con firmeza las caderas de mi prima y una fuerte contracción me llevo a chorrearme por completo dentro de ella. Nuestros líquidos se habían combinado para hacer un verdadero desastre entre mi short y su vestido. Por suerte ya solo estábamos a unos cuantos minutos de la casa de Puerto Morelos. Tanto mi prima como yo estábamos mucho más relajados. Tan pronto llegamos cada quien se bajo del vehículo y agarro su propio rumbo. Mientras yo me iba hacia unos matorrales, Amy se llevaba la llave para entrar a la casa. Nos limpiamos como pudimos para evitar una situación incomoda, pero realmente no se prensentó. Los tres ayudamos descargando la pick up en silencio. Yo bajaba las cajas y las maletas por delante de mi cuerpo para tapar los rastros del sexo, pero poco podía hacer Amy con las huellas de la mancha circular por detrás de sus nalgas. Solo esperaba que mi tía no lo notara en aquel momento pues eso podía significar la diferencia entre un terrible verano de uno grandioso.
Historia 046 El amor a una hija Un solicito padre se ofrece a desvirgar a su hija y hacer que disfrute al máximo su primera penetración. por Maduro baboso Soy un hombre de 40 años, casado y con dos buenas (muy buenas diría) hijas. Mi esposa se llama Claudia y mis hijas se llaman Susana de 19 y Nancy de 17 años. Claudia es morena clara, mide 1.68 y tiene todo en su lugar, un par de tetas bien duras y un culito bien parado y respingón, por su modo de ser le gusta ser muy coqueta con todos; mi hija Susy es de tez clara, mide 1.58 y tiene unas buenas medidas de 87 – 58 – 89, a ella le gusta vestir muy sexy, y sinceramente me caliento mucho con sólo verla; pero de las tres la que más me excita es Nancy, y por eso sucedió esta historia, ella es de tez clara mide 1.60 y sí que tiene medidas de modelo, 90 – 59 – 91 y todo bien duro y paradito. Un día que llegue de la oficina, me encontré con una nota de mi esposa que decía que se había ido con su hermana a comprar, y mis hijas me habían llamado a la oficina para decirme que se irían al cine después de la escuela, así que iba a tener toda la tarde para mí solo la casa, así que decidí aprovecharlo para andar semi desnudo, como a mí me gusta andar, así que me di un baño y con sólo mi bata, sin nada abajo estuve en la sala y me dispuse a ver una película xxx que me habían prestado hasta que repentinamente llego Nancy, ella vestía su uniforme del instituto, muy sexy por cierto, que es de una faldita escocesa de cuadros de color rojo que le llega un poco más arriba de la rodilla, también con su camisa blanca que hacía que sus tetitas se vieran muy apetecibles. Al verla apagué rápidamente la tv, sin embargo, ella al verme se acercó y me saludó como cualquier hija saluda a su papá. Yo. – ¡hola hija cómo te fue! Nancy. – hola papi bien… Yo. – ¿y tu hermana? Nancy. – se fue con unos amigos de su clase y preferí venir aquí. Entonces ella se sentó a un lado de mí, pero no lo había yo notado pero al no tener ropa interior y después de ver un poco de pornografía mi pene obviamente tuvo su reacción y Nancy lo notó y se puso nerviosa. Nancy. – bueno papi, quizás sea mejor que vaya a fuera a comprar algo… Yo. – ¿¿¿por qué hija??? Nancy. – eeeees que bueno no era mi intención pero vi tu entrepierna y pues, como ya en la escuela hemos visto algo de sexualidad, supe que tienes una erección… Yo al principio me sentí fatal, pero al ver ella como que tenía un aire picaresco me di valor y decidí sacar provecho con la niña que más me ha excitado en toda mi vida sexual. Yo. – bueno hija, ya eres algo mayor y bueno creo que es natural que ya sepas cosas relacionadas al sexo… Nancy. – sí papi pero no sé mucho. Yo. – y bueno disculpa no quería que vieras mi excitación. Nancy. – y ¿¿¿por qué te excitaste papi??? Al oír esta pregunta sabía que era mi oportunidad así que me di más valor aún y… Yo. – bueno hija es que un hombre cuando ve a una chica tan bella como tú, pues se
excita sin querer. Nancy. – … ahh papi no sé qué decir, pero gracias por decirme que soy bella Y en medio de esta situación noté cómo en sus tetitas su pezones respondían a mis palabras, ya que se veía que empezaban a ponerse duritos, tal como me gustan. Yo. – hija dime qué tanto sabes de sexualidad… Nancy. – bueno no mucho pero sé lo básico. Yo. – y ¿¿¿nada más has tenido teoría??? ¿No has tenido práctica? Nancy. – ay papi cómo se te ocurre, no yo soy aún virgen, mira si te soy sincera, estoy buscando al hombre que me haga mi primera vez algo placentero y sin dolor, pero aún no empiezo tal búsqueda. Yo.— y ¿por qué no empiezas ahorita? Mi hija se quedó atónita ante mi cuestionamiento, por lo que ella no sabía qué decir así que me decidí a dar el primer paso, conquistar su corazón para luego conquistar su virginidad. Yo.— hija sabes tú eres muy bella y cualquier hombre daría la vida por tenerte a su lado, incluso yo, sabes me gustaría poder ser yo el hombre que buscas para aprender cosas del sexo. Al decir esto mi mano se posó sobre sus piernas tan bellas que tiene y ella estaba bien nerviosa, y me acercaba más y más hasta que por fin la besé tiernamente en la boca aunque ella se resistió con mi fuerza pude lograr besarla. Nancy. – mmmmm, ah papi pero esto no esta bien, tú no puedes ser el primer hombre de mi vida sexual es más ni siquiera en toda ella. Yo. – pero hija quién más te puede enseñar cómo es sin que te lastimen o abusen de ti Nancy. – sí papi pero engañarías a mamá y eso no me gustaría que ella sufriera y más por mi culpa. Yo.— pero hija yo no la engañaré es más, es mi deber ayudarte a enseñarte las cosas de la vida. Nancy. – sí papi pero… me gustaría pero no sé… Yo.— además no le diré nada si tú no le dices nada. Al terminar de decirle esto la volví a besar en la boca y ella ya no se resistió por lo que empecé a cambiar mi beso a un beso francés, mientras que mi mano empezó a subir de su pierna a sus ricos muslitos blancos como la nieve y que me estaban poniendo el pene en toda su erección máxima. Agarraba sus muslitos fuertemente y fui subiendo hasta llegar a la cuevita jamás explorada, y que yo haría mía, sobre su panty le fui acariciando suavemente, a lo que ella respondía con gemidos enloquecedores, mientras que mi pene salía de la bata listo para penetrar. Yo. – Nancy, mi vida, sabes me tienes a mil, mira cómo esta mi pene. Nancy. – ay papi a poco yo te provoque tal cosa, está muy grande y gordo, quizás no me cabrá en mi vaginita, está muy chiquita para tal cosota. Yo. – no te preocupes hijita yo sé cómo te cabrá entera y hasta pedirás más, vente vamos a nuestro cuarto. Nancy. – ¿nuestro cuarto? Yo.— sí o sea tu habitación, pero a partir de hoy ahí será nuestra habitación, lugar donde te haré y te enseñaré muchas cosas sexuales. Entonces la cargué en brazos como si fuéramos recién casados y le di un beso en su boquita muy tierno, pero ella trataba de meter su lengua, por lo que le dejé, mientras
mi lengua también se metía en su boquita. Luego llegamos a la habitación y la paré a un lado de la cama, y me quité mi bata y todo mi cuerpo bien conservado lo vio ella. Nancy. – papi, eres el primer hombre que veo desnudo, hasta tu pene parece como así fuera una lanza de lo parado que está. Yo. – ahora hija yo te quitaré tu ropita sexy. Nancy. – a poco te excita mucho mi uniforme papi. Yo. – como no tienes idea. Así que le empecé a desabrochar su camisa y al hacerlo le acaricié sus tetitas tan ricas por encima de ese sostén que mostraban sus ya excitados pezones y finalmente le quité la camisa que cayó al suelo, luego le desabroché esa faldita y se lo fui bajando lentamente acariciando tu bello culito y vi sus pantis ya todas mojadas por la excitación, así que le quité su sostén y sus panties dejándole solo sus calcetas y sus zapatillas, luego así parada le empecé a besar chupar esas tetas que tanto había anhelado y que ahora eran mías. Le iba mordiendo sus paraditos pezones, a cada mordisco ella gemía más y más, ya que también le acariciaba su vagina con mi mano desocupada. Ya casi no pude contenerme y la acuesto en la cama le abrí sus piernas, y comencé a comerme su vagina, ese olor a hembra en celo me excitaba más y más así que le dije: Yo. —hija ahora te lo meteré Nancy. – sí papi pero por fa que no me duela sí. Te quiero papi, qué bueno que serás el hombre que me quite mi virginidad Con tales palabras ya no me contuve y le abrí y acomodé sus piernas al lado mío y coloqué mi pene tieso en su rajita y fui introduciendo poco a poco. A cada entrada ella se quejaba un poco, así iba introduciendo hasta que toqué con lo más hermoso en el mundo, con su himen. Yo.— hija mírame a los ojos cuando te desvirge Nancy.— sí papi Así que de una sola embestida se lo metí hasta el fondo, a lo que ella reaccionó con un grito entre dolor y placer, y de sus ojos salieron unas lagrimas, así que para calmar la situación me quedé quieto entre su vagina y comencé a besarla en la boca y le acariciaba sus tetitas en espera de que estuviera lista para empezar a bombear. Nancy. – ya pa, ya se me quitó el dolor, please, mételo y sácalo como lo hacen en las pelis porno Yo. – ah sí que eres una zorrita hija así que ya has visto porno. Nancy.— sí papi, he visto las películas que tu tienesssssssssss ahhhhhhhhh ¡¡¡sí másssss!!! No terminó de decir eso cuando empecé a bombear entrada y salida de manera rápida, a cada embestida sus tetas se movían con una maravilla. Nancy. – sí papi dale más duro, másssssssssssss hazme lo que quierassssssssss ahhhhhhhhhhhhhh mmmmmmmmmm ayyyyyyyyyyyyyyyyy soy sólo tuyaaaaaaaahhhhhhh papi Yo.— vamos mi zorrita muévete lo haces bien, sí que estudiaste mucha teoría. Nancy.— pero me gussssssssstaaaaaaaa más la prácticaaaaaaaaaa y másssss tu papiiiiiiiiiiiiii
Eso me decía cuando le llegó su orgasmo, fue tal su placer que dio un grito con esa sensación de llena de placer total, por mi parte ya me iba a venir así que saqué mi pene y empecé a masturbarme y dejé caer toda mi leche sobre ese par de tetas más bellas y también cayó parte en su pelo rojo, por ella se lo pinta de pelirrojo y excita mucho. Y en su cara. Ambos cansados pero satisfechos nos abrazamos y me dijo: Nancy.— ¡¡¡gracias papi!!! sabes de ahora en adelante como agradecimiento por haberme desvirgado de una manera esplendorosa, cada vez que quieras que hagamos el amor sólo pídemelo que siempre estaré dispuesta para ti, ¡¡¡soy tuya!!! A partir de ese momento mi hija Nancy y yo somos amantes, en próximas entregas les diré como la enculé y le enseñé a mamar, además de cómo desvirgué a una amiguita de ella.
Historia 047 Un amor por sacrificio Me llamo Nicolás, tengo 44 años y hace ocho estoy casado en segundas nupcias con Cecilia, dos años mayor que yo. Ella a su vez también viene de otro matrimonio y tiene una hija de 20 años. Magdalena, así es el nombre de esta chica bonita y educada. Se la pasa estudiando y no sale mucho. Es habitual escuchar cómo va rebotando a todos los que la llaman para invitarla. “Sorry, pero tengo que estudiar”, siempre es la excusa. Cuando nos mudamos juntos, Magdalena tenía 12 años, era una niña inocente. Desde ese tiempo se vislumbraba que iba a tener un cuerpo espléndido, porque ya se le habían definido los pechos y tenía un cuerpo súper estilizado. La cuestión es que la chica se fue poniendo grande, pero esa inocencia con la que se manejaba no la inhibía conmigo cuando me descubría mirándola. Ella acostumbraba a vestirse con ropa suelta, unos shorts cortitos, siempre metidos en el culo. O musculosas sin corpiños. Ni hablar de las bikinis infernales que acostumbraba usar durante el verano, esas que sólo se tapan la rayita de la cola con una tirita diminuta. Tenía un lomo impresionante y unas piernas torneadas y largas, que le daban un aspecto de modelo publicitaria. Después de que Cecilia entró en una penosa etapa de menopausia, mi vida sexual se convirtió en un infierno. Paulatinamente fuimos dejando de sentir interés el uno por el otro y el mal humor se apoderó de casi todos nuestros encuentros. Magdalena, en cambio, cada vez estaba más fresca y ya tenía que contener mis erecciones cuando bajaba a desayunar en bombachita y musculosa, con el pelo atado y una cara de viciosa que sólo aparecía cuando estaba semi dormida. Cecilia trabaja en un consultorio médico y yo soy corredor de seguros, lo que me permite tener cierta libertad a la hora de definir mis horarios. Magdalena se iba todas las mañanas a la facultad y por las tardes cuidaba a unos niños para poder solventar sus estudios. El año pasado casi me sorprende masturbándome en el baño. Yo la estaba espiando por la ventana cuando ella se ponía bronceador al borde de la pileta. Ella advirtió mi presencia, pero siguió con su tarea. Se pasaba el bronceador con mayor lentitud, haciendo círculos sensuales con sus dedos por todo su cuerpo. Cuando creí que había terminado, me llamó. “Nicolás, vení un minuto, please”. Yo estaba a punto de explotar y tardé unos cuantos minutos en tratar de que mi polla volviera a su estado natural. Cuando llegué a la piscina, Magdalena estaba de espaldas, con los breteles la parte superior de la bikini desabrochada y los dos brazos cruzados debajo de su cabeza. Desde el costado se veían sus pechos apretados contra la reposera. Su culo apenas estaba tapado por una tirita turquesa y se perdía en su entrepierna. “Nico, me pasarías el bronceador por la espalda”, me dijo y yo me puse como loco. Traté de calmarme para no hacer una locura, pero a medida que fui pasando el aceite por su espalda, se me calmaron los nervios. “Que deliciosas manos tenés, Mamá debe pedirte a menudo que le hagas masajes, no?”. Yo no respondí y se generó un silencio incómodo. Magda se dio cuenta y lanzó una frase como para no arruinar el clima que se había generado: “Si yo fuera ella, estaría todo el tiempo pidiéndote que me masajearas la espalda”. Mi polla se puso dura y para disimular, me tapé con la toalla. Y le inventé una entrevista de trabajo para no empeorar aún más las cosas. Ese día estuve todo el día excitado recordando su cuerpo delicioso y su cola espectacular.
Trataba de borrarla de mi mente pero su imagen volvía recurrentemente. Cuando llegué a casa, Cecilia me recibió con reproches con su mal humor habitual de los últimos tiempos. Tuvimos una discusión elevada de tono y ella decidió irse a lo de su madre asegurando que ya estaba harta de mí. Cuando llegó Magdalena, preguntó con su madre y la puse al tanto de la situación. Ella se puso a llorar y me abrazó con fuerza, el calor de su cuerpo volvió a instalar en mi mente todas las imágenes de la lujuria que me habían acompañado durante el día. “Yo no quiero que ustedes se peleen. Haría cualquier cosa para que sigamos todos juntos. Por favor, Nico, tienen que hacer algo”. La invité a la cocina a tomar un café y le expliqué la situación en la que estaba su madre desde que había entrado en la menopausia. Le dije que para mí era difícil renunciar a mi vida sexual cuando me creía plenamente vigente. Le expliqué que hacía todos los esfuerzos para encausar nuestra relación, pero que su madre ya se había cerrado a todo lo que tuviera que ver con el sexo y el placer. Magdalena me escuchaba atentamente y en el fondo yo sentía que me estaba comprendiendo. Llamó a su madre y le dijo que se quedara tranquila, que ella iba a arreglar las cosas y que lo mejor sería que se quedara a dormir en lo de su abuela hasta que se calmaran los ánimos. “Vos quedate tranquilo, Nico, que hoy yo me voy a hacer cargo de vos. Ahora te recomiendo que te pegues un baño mientras yo preparo la cena”. No sabía cuáles eran los planes de Magdalena, pero asentí y me fui para el baño. Mientras me estaba enjabonando, sentí que se abría la puerta del baño. Era Magdalena. Abrió levemente la cortina y me preguntó: “¿Nico, necesitas algo?”. Estaba con un camisón de tul, que apenas cubría su cuerpo porque era casi transparente. No tenía ropa interior y mi polla reaccionó al instante. “¿Qué pasa, estás necesitando un poco de consuelo no?”; me dijo con su mirada clavada en mi entrepierna. Aproveché la situación y le pedí que me enjabonara la espalda, porque estaba con ciertos dolores en uno de mis hombros y no llegaba sin que sintiera un pinchazo a la altura del omoplato Sus manos se movían con suavidad y cuando llegaban a la altura de mi cola, las volvía a subir haciéndome caricias con sus uñas. Mi erección ya estaba causándome dolores en los testículos y no veía la hora de que Magdalena saliera del baño para descargarme con una buena masturbación. Sin embargo, esta chica estaba decidida y no había nada que pudiera detenerla. “¿Si yo fuera Mamá, qué me pedirías en este momento?”. Me di vuelta, le mostré la polla y le dije: “Que te la metas en la boca”. Magdalena se puso colorada, no pensó que yo iba a contestarle con tanta franqueza. Me dijo que ella nunca había llegado hasta tan lejos con ningún hombre y que tenía miedo de defraudarme. La empujé hacia abajo haciendo presión con mis manos en sus hombros y cuando vi que su boca estaba cerca de mi polla, le expliqué: “Tenés que abrir la boca y lamerlo como si fuera un helado”. Ella, obediente, comenzó a lamerla con entusiasmo ya medida que fueron pasando los minutos, con sus manos hacía movimientos masturbatorios y su lengua me daba golpecitos secos en el glande. “¿Lo hago bien, Nico, te gusta”, me preguntó en el mismo momento en el que no pude contener el orgasmo y me corrí dejándole toda la cara y el pelo impregnados de semen. “Espero que te sientas mejor”, me dijo, se acomodó el camisón, se limpió con una toalla los restos de mi esperma y salió alegremente del baño. “Después de cenar seguimos charlando, papi”. Cuando llegué al comedor estaba sólo iluminado por dos velas. A diferencia de lo que
hacía habitualmente, Magdalena no había puesto nada sobre la mesa. Sólo había dos candelabros sobre el mantel. Magda me estaba esperando sentada al borde de la mesa. Y antes de que pudiera preguntar nada, me habló con una voz muy sensual. “Hoy yo voy a ser tu cena, espero que te guste”. Se levantó el camisón y se señaló la vagina. “Empezá a comer vos primero, que yo ya estuve picando algo”. Ponía voz sensual y cara de perra. No pude negarme y enterré mi boca en su entrepierna. Estaba empapada y tenía un sabor fresco, primaveral. Temblaba como una loca. “ahhhhhhhhhhhhh, Nico, no pares, ahhhhhhhhhhhhh, me siento extraña, ahhhhhhhhhhhhh”. Noté que se estaba corriendo porque su cueva se llenó de flujo y porque mis caricias tenían otro impacto. Magdalena me confesó que era virgen, pero que su fantasía siempre había sido que yo la desvirgara. Mientras lo decía, mi polla latía y pensé que me correría allí mismo. Tenía frente a mí a una mocosa de 20 años, con un cuerpo escultural y una calentura que yo no veía desde mis tiempos de la secundaria. “Haceme mujer, Nico, haceme todo lo que te gustaría hacerle a mi madre”. Eso me calentó mucho más. Se parecía bastante a Cecilia, sólo que tenía 20 años menos, nadie la había penetrado y su conchita estaba hirviendo. Acomodé la polla justo en su entrada y la metí con suavidad, para evitar que le doliera y todo se echara a perder. Sentí cómo se rompía su himen, porque cuando superé ese obstáculo, ella empezó a gozar ya pedirme que la cogiera con fuerza: “Dámela toda papi, ahhhhhhhhhhhhh, no puedo creer que mami se pierda una polla tan espléndida”. Yo bombeaba con fuerza y deseaba que ese polvo no terminara nunca. Así fue que le pedí que se pusiera en cuatro patas y me paré por detrás para ver el panorama que ofrecía su culito hermoso y virgen. Jugué con los dedos para ver cuál era su reacción y sentí cómo se estremecía cuando introduje uno de mis dedos en su culo. “Noooooooooooo, por ahí nnnnnnnoo. Me va a doler, papi, ahhhhhhhhhhhhh”. Yo estaba muy caliente como para detenerme, así que después de lubricarle el agujerito con saliva, le introduje mi polla empapada por sus jugos. “Noooooooooo, qué dolor, no se te ocurra moverte”, me pidió mientras sus músculos se iban aflojando y mi polla ganando terreno en su interior. Cuando estuvo toda adentro, empecé a bombear con fuerza y noté cómo se retorcía a pesar de tener los ojos llenos de lágrimas. “Sos un hijo de puta, ahhhhhhhhhhhhh, dámela toda en el culo”, me suplicó. Yo acabé más que en el baño y le llené el culo de leche. Ella también acabó y me pedía más y más. De algo estaba seguro, ya no quería irme de esa casa. Quedamos exhaustos en el comedor ya mí ya me estaba invadiendo un inevitable sentimiento de culpa. No era mi hija, pero durante estos años, yo la había cuidado y querido como si lo fuera. “Ahora vas a tener que cambiar el humor papi, porque si mami no quiere ir con vos a la cama, ya sabés con quién poder hacerlo. Lo importante es que no se desuna la familia, ¿no?”. Yo no estaba muy seguro, pero debo reconocer que me es imposible negarme a esta criatura divina. Con Cecilia seguimos ignorándonos, pero su hija vela por nuestro matrimonio y mantiene mi polla al día.
Historia 048 Un regalo inesperado Cuando yo tenía 17 años, ella tenía 15. Mis amigos me decían que tenía una hermanita que cualquier hombre desearía. Nunca les hice caso, pero al verla crecer, la comencé a ver como mujer y me di cuenta de la muñeca que dormía en el cuarto de a lado. Una vez, cuando yo me comenzaba a masturbar pensando en mi hermanita, esto fue cuando ella ya tenía 18, yo tenía 20. En una de esas me cachó pajeandome por ella, cuando salí me preguntó que si había sido pro ella, claro que traté de negarme pero se dio cuenta. En esos tiempos, ya estábamos acostumbrados con nuestros padres a tocar el tema del sexo. Mis padres salieron y ella y yo decidimos seguir platicando de eso, todo tranquilo como siempre hasta que pregunto: — ¿Te gusta que te la… chupen? — si – respondí En ese momento se hincó y acarició mi pene con dulzura. — ¿Qué haces? – — Algo que esperé por mucho tiempo Hermanito – En ese momento salió al jardín y me llamó con una mirada tan sensual que atrae a cualquiera. Salimos y fuimos a sentarnos debajo de la sombra de un árbol muy grueso, del lado opuesto de la casa. Ella traía una minifalda a cuadros nada apretada que se veían sus piernas de lujo, y un top blanco casi transparente que hacía resaltar que no traía sostén y remarcaba sus pezones. — ¿te gusta mi cuerpo Dani? – preguntó levantando un poco su faldita. — siempre te e deseado desde hace años – respondí algo nervioso. En ese momento nos fundimos en un beso interminable y poco a poco fui quitando su falda hasta que se quedó en tanga, nada más. A sus ves yo solo tenía puesto un traje de baño. Cuando terminó ese beso, nos vimos a los ojos y entonces volteo a ver sus senos y desabrochó su brasier, que cayó y dejo al descubierto sus tetas redondas y bien firmes. — acaríciame Dani, tócame – con una vos de ternura dijo ella. Comencé a masajear sus pechos y termine de quitarle la tanguita, la recargué en el árbol y la penetré con fuerza, tomamos un ritmo fuerte, y ella gemía mucho. Entonces fue cuando me agache y pude probar su cosita, tomé sus jugos y ella lo disfrutó, después volvimos a la casa y después de besarnos, cada quien se fue a su cuarto. Esa noche, mis padres dormían y Karla y yo estábamos en el jardín con sus amigas y
unos amigos míos. Se hizo tarde y nos metimos a la casa. — ¿te gustó lo de la mañana? – dijo Karla — claro – — creo que sería bueno repetirlo ahora mismo, pero creo que ahora podríamos en mi tina – dijo con cara de malicia. Llegamos a su cuarto y nos desnudamos locamente uno a otro. Entramos al baño y me metí a la tina, después ella se sentó directamente en mi pene, soltó un gemidito y se acomodó. Sus tetas quedaron a la altura de mi boca, y claro que aproveché, las chupe como nunca, después de un rato ella se movía sobre mi pene como una maestra, eso no se olvida. Quiero decirles que yo escribí la historia de Minerva. He tratado de escribir esto para hacerles pasar un buen rato. Creo que soy afortunado al temer estas chicas, espero que sigan pasando cosas así para platicar mas a uds. Nos vemos, espero que les haya gustado.
Historia 049 Nosotras al fin Estaba totalmente desnuda, esperando que el calor sofocante disminuyera un poco, sin embargo las noticias decían que la onda de calor podía aumentar aun mas su intensidad, tome la toalla y Salí con la intensión de darme una ducha de agua fría, al abrir la llave me di cuenta que el agua estaba tibia, y entonces regrese a mi recamara, me tendí nuevamente en la cama y prendí el ventilador, el aire acariciaba mi cuerpo desnudo, lo sentía recorrer cada centímetro de mi piel, separe las piernas y deje que acariciara mi monte de Venus, me di la vuelta y ahora la caricia era en mi espalda, recorriendo hacia abajo, y me gusto cuando mis nalgas recibieron la caricia del aire. El cansancio se apodero de mi cuerpo y me quede dormida, no recuerdo cuanto tiempo pero solo desperté cuando escuche a mis padres hablar en voz baja al pie de la cama. —esta dormida, mira así se ve tan inocente, como cuando era una chiquilla. —pues si Silvia, pero nuestra hija ya no es una niña ahora ya es una mujer, mira su cuerpo, tiene demasiado que enseñar y ya no puede dormir asi, tienes que hablar con ella. —¡No seas pudoroso! Mira tócala un poco siente la suavidad de su piel, ¡solo un poco! Decidí fingir, que seguía dormida y deje que mi padre deslizara sus dedos por mi espalda, y siguió sin detenerse hasta pasar por mis nalgas, lo escuche salir de forma apresurada de mi recamara y fingí despertar en ese momento. ¡Mami! Me quede dormida, hacia mucho calor, y el agua estaba muy caliente, ¿mi papa? ¿Donde esta? —Esta bañándose hija, igual que tu venimos cansados, yo te aviso para que te des un baño antes de ir al comedor. Antes de salir deslizo su mano por mi cintura, y termino dándome una palmada sonora en una de mis nalgas. ¡Mami! Me duele, solté una risilla ingenuamente. Me puse una licra y me dispuse a salir a ver que hacia mi padre, y recordé sus palabras que dijo antes de salir, “es verdad tiene la piel suavecita” si no fuera mi hija. A mi mente regresaron momentos de mi adolescencia, cuando al llegar a casa muchas veces me sentaba en sus rodillas y el parecía disfrutarlo, incluso varias veces lo pille cuando me miraba las panty, al estar mal sentada, pero jamás imagine que el pensara en mi como una mujer, y no como su hija, eso lo tenia que averiguar. En cuanto a mi madre, jamás sentí pudor cuando ella entraba a mi recamara y yo estaba totalmente desnuda, incluso ahora recuerdo muchas veces que me sentaba a su lado así desnuda, y ella me acariciaba el cabello, y en ocasiones pasaba su mano por mis tetas, pero jamás he pensado nada de ella, sin embargo el calor sofocante de esos días me ayudaría a resolver el misterio de mis padres, y terminamos en un triangulo de sexo y lujuria del cual no deseamos salir jamás. Después de una comida ligera, pasamos un rato juntos mirando el televisor, de reojo me di cuenta que mi padre aprovechaba para tocar las tetas de mama, y lo hacia sin
despegar su mirada de mis piernas, a mis 18 años yo había desarrollado un cuerpo muy bonito, las tetas casi se podían igualar a las de mi madre, mis nalgas redondas y paraditas, quizá lo único en lo que no podía igualarme a ella era mi monte de Venus, pues ella tiene demasiado bello y yo en cambio tengo solo un pequeño montecito. Fingí estar cansada y me despedí de ellos dándole un beso en la mejilla a cada uno, pero a mi padre fingí no darme cuenta y casi le doy el beso en la boca, me aleje sin mirar atrás y me encerré en mi recamara, me despoje de toda mi ropa y me tendí en la cama, el calor seguía quizá no igual de intenso pero seguía, me puse de pie para abrir mi ventana, la luz estaba apagada y fue cuando abrí que escuche voces en la cochera, justo debajo de mi recamara, vi las siluetas de mis padres y decidí tratar de escuchar que decían, por lo que baje sigilosa a la cocina y pude escuchar algo de lo que hablaban. —Podemos intentarlo mi amor, quizá no lo tome a mal. —Pero Silvia, es cierto que se ha convertido en una mujer hermosa, pero no se si hagamos bien. —Yo, ya no puedo soportar mas, y si tu no deseas participar lo hare sola, y mas pronto de lo que te imaginas. —De acuerdo Silvia, tú encárgate de preparar el terreno. Regrese sigilosa a mi recamara y me recosté de forma rápida, pensando que en cualquier momento podrían entrar como lo hacían cada noche para darme mi beso antes de dormir. —Sonia, mi amor, ¿ya duermes? Seguí inmóvil y los sentí aproximarse, y mi madre dijo lo siguiente. —Mírala, ¿no se te antoja acariciar sus lindas nalgas? O tocar esos lindos bellitos, o quizá sus rosados pezones. —Vamos Silvia, deja que descanse mañana la trataras de convencer, creo que tienes razón. Me dieron un beso en la mejilla y salieron, claro como siempre mi madre no perdió la oportunidad de acariciar mis nalgas antes de salir, solo que esta vez la caricia era más que llena de deseo, pues mi piel desnuda la estaba poniendo inquieta. Durante la noche, desperté victima de sueños donde mi padre me estaba cogiendo, mientras mi madre miraba con ojos lujuriosos, me quede pensando si eso era lo que deseaba mi madre, me sentí intrigada esperando el nuevo día ya no pude conciliar el sueño pensando muchas cosas. Por la mañana, después de tomar el desayuno juntos salimos como todos los días, ellos al trabajo y yo a la universidad, de momento olvide lo escuchado por la noche, pero mi madre me dejo nuevamente inquieta, cuando me dijo lo siguiente antes de salir del auto. —¡Sonia! Esta tarde me gustaría aprovechar que papa, llegara tarde a casa para platicar contigo, por favor espérame si es que pensabas salir. Si mami, ahí estaré chao. Por la tarde al llegar a casa, mi madre había llegado y estaba preparando los alimentos, me recibió y cuando entre a mi recamara a los pocos minutos la escuche entrar, yo estaba por desnudarme para bañarme, pero por primera ves me sentí un poco incomoda, o mas bien apenada. —¡Hija! Me gustaría preguntarte algo, y espero seas sincera amor.
Dime mami, te escucho. —¿Sigues teniendo sexo con tu novio? ¡No mami! Pero por que me lo preguntas, ¿Qué sucede? —Nada Sonia, solo es curiosidad. Al tiempo que seguía hablando, me desabotono la blusa, y poco a poco me fue dejando desnuda, ya sin ropa sobre de mi siguió con sus palabras, mientras yo la escuchaba sentada en la cama. —Sonia, ya eres una mujercita, y estas cada día mas linda, tu padre y yo, platicamos en días pasados, en cosas que pasan a diario, y bueno mira, ¡tu papa te admira como mujer! Piensa que te pareces mucho a mí, cuando tenía tu edad. —Hija, ¿tu estarías dispuesta a dar un poco de placer a tu papi? Pero mama, como crees, ¿el te a dicho que me desea? —Si Sonia, te desea tanto que yo accedí a platicarlo contigo, y si aceptas, nos gustaría que fuera mañana por la noche. ¡No se mama! Creo que me daría pena, pero si tú lo apruebas podemos intentarlo. —Gracias hija, no sabes lo feliz que me siento, y el lo estará mas cuando se lo mencione. Esa noche ya no vi cuando llego mi padre, y al día siguiente todo parecía normal, pero ya por la tarde nuevamente mi madre ya estaba en casa cuando llegue de la universidad, después de comer solo ella y yo, me dijo lo siguiente. —¿Sonia, estas segura de lo que hablamos ayer? Si mami, lo estoy. —Bueno mi amor pues que te parece si tu y yo vamos de compras y nos preparamos para recibir a papi. Nos fuimos de compras, y me sorprendí un poco, cuando entramos a un local de lencería, ella pidió unos modelitos demasiado sugestivos, eligió por mi uno en color rosa, de tela delgada, demasiado transparente, y junto con el juego de lencería pidió una diminuta bata en color negra, demasiado corta y por supuesto transparente. Salimos con nuestras compras las primeras asombras de la noche caían sobre la ciudad, la gente se apresuraba en regresar a sus hogares, yo por mi parte, sentía una sensación de vacio en el estomago, todo me imagine menos que mi madre era la mas interesada en ser participe de un trió entre nosotras dos y mi padre. Al llegar a casa me dijo que subiera a mi recamara, me diera un baño y me pusiera la ropa que habíamos comprado, y que solo saliera cuando ella me lo indicara. Subí y me bañe, con toda la calma del mundo, cuando escuche que mi padre llegaba, Salí de la ducha y con el cuerpo aun mojado, me puse la diminuta prenda, y después la batita, espere y en pocos minutos escuche a mi madre aproximarse a mi recamara. —¿Sonia? ¿Ya estas lista mi amor? Mami, ven por favor un momento. —¿Qué sucede hija? Te has arrepentido. No, pero quiero que me digas como me veo, antes de salir. —Te ves divina cielo, pero solo te hace falta ponerte unas zapatillas, anda póntelas y te esperamos en la sala. ¡No me puedes esperar mami! —No mi cielo prefiero adelantarme.
Salió y me dejo ahí, con los nervios a punto de traicionarme, me puse las zapatillas negras que son las mas altas que tengo, y Salí, no sin antes respirar profundamente, me sentía como deben sentirse los corderos antes de ser sacrificados. Al llegar a la sala, no mire a nadie, y decidí sentarme en el sofá, de pronto los escuche salir de su recamara, mi madre venia con un tanga, en color negro, y sus zapatillas negras, papa solo con un bóxer blanco, el cual por cierto no podía ocultar su erección, se aproximaron a mi lado y se sentaron dejándome en medio a mi. —Sonia, que hermosa estas linda, espero no tomes a mal nuestro proceder, pero en verdad no lo podemos evitar. Papi, no te preocupes, yo ¡igual deseo esta experiencia! Y nadie tiene que sentirse culpable. Al escuchar mis palabras papa se relajo un poco, o mas bien creo que los 3 lo hicimos, ya con mas confianza papa dijo lo siguiente. —Mi amor, podrías sentarte en mis piernas como lo hacías cuando eras una chiquilla. ¡Si papi, claro que puedo!, sin esperar me senté en sus piernas y me tome de su cuello. Fue el inicio de un juego incestuoso que ya no podríamos detener. —¡Que hermosas tetitas tienes mi amor! No sabes cuanto deseaba tenerlas en mis manos. Mientras decía estas palabras, su mano entraba por la fina tela de la batita y aprisionaba con delicadeza una de mis tetas, un gemidito le dio a entender que la caricia me había gustado. Haaaa papi, que delicada caricia, uuummmmm. Soltó los tirantitos de la batita y cayeron por mis hombros dejando descubiertas ambas tetas, se apodero de ambas y las masajeó con una caricia que me derritió todita, su boca busco afanosa llegar a mi boca, por ves primera sentí su boca unida a la mía, todo mi cuerpo temblaba de la emoción que estaba sintiendo en esos momentos . Cuando me di cuenta mama estaba recorriendo mi espalda con las yemas de sus dedos, que enloquecedora acción, papa se puso de pie, invitándome a hacer lo mismo, mama seguía acariciando mi espalda, pero al estar de pie abrazada a mi padre, ella deslizo mi batita hasta quitarla por completo. Sentía que debajo del bóxer de papa, una gran sorpresa me aguardaba. Papa seguía chupando mis tetas, y de pronto mama me estaba bajando la tanga, y cuando la quito por completo, hizo algo que me estremeció de pies a cabeza. Se sentó en el piso, y separo mis piernas, lo mas que pudo y metió su cabeza en mis piernas tratando de besar mi rajita, sus manos me tomaron de mis nalgas y así logro su objetivo, meter su lengua en mi raja. Hahahaha, mami, ¿Qué haces? Hohohohoho que rico. Su lengua entraba dejando un hilillo escurriendo por mis piernas, pero el placer era lo máximo. Papa se separo de mi y observo con ojos de placer como mami, comía mi rajita mientras yo me estremecía de placer, ya no era necesario que ella separara mis piernas yo misma las abrí buscando el mayor placer posible. ¡Por dios papi, esto es enloquecedor!
—¿Te gusta que mami coma tu rajita mi amor? Si papi es deliciosooooooooo hahahahahhaha ssissisiiiiii Mama se aparto de mí y ambos observaban mi reacción, mi cuerpo estaba todo tembloroso, y entonces mama dijo lo siguiente. —Bueno mi amor, creo que es el momento de subir a la cama. Sin darme tiempo de reaccionar, papá me tomo en brazos y me llevo cargando a la recamara de ellos, mama nos seguía a corta distancia, y observe como se desprendía de la ropa que la cubría, dentro de la habitación mama se veía muy hermosa, a pesar de sus 42 años, seguía con un cuerpo envidiable, sus tetas seguían firmes, no le pedían nada a las mías, siempre quise preguntarle algo y solo ahora me atrevía a hacerlo. ¿Mami, por que tus pezones son mucho más grandes que los míos? —Pues, gracias a tu papi, el se ha encargado de ponerlos así, ¿te gustaría tenerlos igual? Si, mami seria algo delicioso. —Ya nos encargaremos de ese detalle amor, no te preocupes. —Ahora te enseñare como mamar una rica verga, tu boquita aprenderá a tomar la leche fresca mi amor. Cuando mama termino de hablar, le quito a papa el bóxer, y salto una verga hermosa la piel obscura, no muy larga pero su cabeza se veía demasiado rica, su forma en forma de hongo, invitaba a chuparla, mama la metió a su boca y la metía y sacaba con suavidad mientras papa se ponía tenso, cerraba los ojos y apretaba todos sus músculos. —Ha Silvia, sigues teniendo una boca deliciosa, cada día me haces gozar mas hohoooo —Ahora tu nena, abre la boquita y aproxímate. Mientras mama decía esas palabras me aproxime abriendo la boca y tratando de ser buena alumna metí la verga de papi en mi boca, chupe como lo hacia mama, y creo que le agrado, seguí chupando sin parar, y de pronto papa dijo. —Espera, espera mi amor, creo que no estamos siendo equitativos, vamos a gozar los 3 al mismo tiempo, ahora es el turno de mama, la recostó y ahora el chupaba su raja, mientras yo me escabullía a chupar la verga de papa, de pronto mama soltó sus gemidos, creo que en verdad le encanta que le mamen la raja. Para ese momento los 3 estábamos totalmente en sincronía, mama me pidió me acercara y beso mi boca, su lengua entraba en mi boca saboreando el liquido que de la verga de papa había chupado, con desesperación dijo lo siguiente. Ya amor no aguanto mas, hagámoslo, por favor es el momento, con el cuerpo tembloroso y bañado en sudor mi madre, se apresuro a mamar la verga de papa, para dejarla totalmente mojada, se abrió de piernas y recibió a mi padre, solo unos segundos le permitió estar dentro de ella, y le pidió me la metiera a mi. Cuando le saco la verga de su raja, esta salió totalmente blanca por la leche de mama, y poniéndome acostada me tomo de la cintura y me metió a mí la verga, mama se apresuro a chupar mis pezones, y los apretó con sus labios haciendo más placentero el momento, ahora la saco de mi raja y esta ves escurría mi leche, la combinación de los tres fue lo que mama deseaba, ella se apresuro a chupar hasta la ultima gota de leche de esa verga, satisfecha se aparto y me dijo me pusiera de pie y separara las piernas lo mas que pudiera, obedecí y lo que siguió fue la locura. Mama se puso frente a mi, sentada en el piso, su lengua chupo mi rajita con una forma que me hacia gritar de placer, pero cuando sentí a papa detrás de mi chupando mi culo,
las piernas me temblaban sin parar, las dos lenguas recorrían mis dos orificios, haciendo que me perdiera en un momento de lujuria y deseo desenfrenados. Papaaaaaaa, esperaaaaaaaa, no puedo massssssssss, fueron mis palabras antes de terminar en un torrente de líquidos vaginales, la mas golosa fue mama, pues se apresuro a chupar hasta la ultima gota, los labios de mi vagina palpitaban y estaban ligeramente hinchados, mama siguió mamando mi raja, mientras papa fumaba un cigarrillo observando nuestra acción, por fin termine en un ultimo orgasmo, y caí desfallecida en el piso, nos recostamos y dormimos los 3 en la misma cama totalmente desnudos. Después de aquella noche todo cambio en nuestras vidas, papi tiene dos hembras dispuestas a darle placer cuando lo pida, y mama y yo en ocasiones nos mamamos las rajas, y tenemos deliciosos momentos, de placer y lujuria.
Historia 050 Lo que encontré me sorprendió Encontré el video porno en su ordenador, y quedé escandalizada cuando descubrí que la escena trataba de un hijo que se follaba a la madre, y ésta era una mujer bastante parecida a mí, más o menos de mi edad, bastante voluptuosa, de grandes pechos, y un gran culazo. No podía creer que aquello le excitara a mi hijo, siempre había imaginado que los ídolos sexuales debían ser jóvenes y con cuerpos esculpidos, me hacía preguntarme como me veía a mí, y si también yo sería capaz de excitarle, como parecía hacerlo aquella tórrida historia de la pantalla. En un principio todo aquello me disgustó bastante, pero luego comencé a tener sentimientos encontrados, por un lado me escandalizaba, pero por otro me daba la complacencia de poder sentirme de nuevo deseada, como la protagonista del video, cosa que hacía años yo no sentía, y creía olvidado en mi mente, pero que ahora volvía a revelarse con extrañas sensaciones a las que no sé si podría llamar excitación. Descartando después todos estos pensamientos, mientras me reprendía a mi misma, me centré en que lo mejor era dejar el ordenador como lo había encontrado y no hacer mención a ello, ya intuía aunque sin querer saberlo con detalle, que mi hijo tendría su propia sexualidad, que ahora en estos momentos y debido a su juventud se limitaría a la masturbación con todo este tipo de material para recrearse, pero el descubrimiento de aquel video me había dejado perturbada. Cuando llegó a casa intenté mantenerme lo más normal que pude, aunque no sé si conseguí disimular del todo aquella preocupación, aunque él no me dijo nada. Toda la noche estuve dándole vueltas al tema, sin apenas dormir, y no sabía porqué tenía que obsesionarme por aquello, podría pasar por algo normal, los chicos jóvenes tienen que experimentar todos los campos, pero ¿también el incesto? me pregunté quisquillosa. Al día siguiente tenía un aspecto horrible, con grandes ojeras, y mi hijo me preguntó si me pasaba algo, y yo le contesté que no, aunque mi comportamiento debió de parecerle extraño, por que yo no hacía nada más que mostrarme recatada, y le observaba constantemente, por si le pillaba mirándome de forma que no fuera la adecuada, pero no ocurrió nada de eso, más bien se comportaba con la normalidad habitual, lo cual al cabo de un rato, tengo que admitir me decepcionó un poco por raro que parezca, pues me preguntaba si no era capaz de resultarle atractiva como la mujer del video, aunque compartiésemos semejante fisonomía. Así que tras un rato viendo la tele juntos en el sofá, me decidí a probar algo, justificándome en que solo se trataba de comprobar si existía una conducta perturbada de mi hijo hacía mí. Me dirigí a la habitación, y me puse una falda, retorné al salón, y volví a sentarme en el sofá, mi hijo no debió ni percatarse del cambio de vestuario, pues no hizo observación alguna, yo me senté descuidada, con la falda situada por encima de las rodillas, pero nada de nada, las levanté un poco más, hasta media pantorrilla, dejando visibles mis aún bien torneadas piernas, yo me sentía un poco desvergonzada, pero podía más la curiosidad que tenía por saber cual sería el resultado, y éste fue que al mirarme él para compartir algo gracioso de la televisión, se percató para su sorpresa de la visión de mis piernas, y miró fugazmente hacía ellas, para apartar rápidamente la mirada, y entonces aquello pareció perturbarle, comenzó a moverse nervioso en el sofá, y miraba fugazmente de soslayo, hasta tal punto que tras un rato se levantó y se marchó del salón.
Yo satisfecha con lo que había provocado, ahora tenía curiosidad por saber que haría, y me levanté, para ver que la puerta del baño estaba cerrada, como una colegiala pegué la oreja a la puerta, estaba como ida, sólo una idea me obsesionaba, si mi hijo estaba masturbándose excitado por mí, y la simple idea en vez de contrariarme, me producía un extraño cosquilleo, y sensación de excitación, que hacía mucho no experimentaba. Pero la razón volvió a mí, y me dije a mí misma que ya había experimentado suficiente, y con resultado satisfactorio para mi ego, pues parecía que mi cuarentón cuerpo aún levantaba pasiones. Volví al salón, donde adopte una pose más recatada, y al cabo del rato volvió mi hijo, con el semblante tranquilo, me miró la falda ya bien colocada, y se sentó sin decir nada, casi sin volver a mirarme. Al día siguiente estaba preparando el desayuno en la cocina, y Luis, que así se llama mi hijo, llegó después, me saludó de mala gana, pues siempre tenía mal despertar, y se sentó en la mesa, yo estaba de espaldas a él, ocupada en el poyete de la cocina, y al girarme vi como mi hijo apartaba rápidamente la mirada de lo que parecía ser mi culo, yo quede sorprendida y a la vez preocupada, pudiera ser que hubiera despertado una malsana lujuria en mi hijo, y que éste ahora me viera con ojos diferentes, y un sentimiento de culpabilidad me invadió por haber querido jugar con él. Me senté frente a Luis, y apenas dejé de mirar mi taza de café, pero luego pensé que quizás se debiera a una falsa impresión por mi parte, pues él actuaba con normalidad, yo llevaba puesta una bata, y nada más, pues dormía desnuda, y al levantarme de la cama sólo me colocaba bien abrochada dicha prenda, pues ésta era bastante tupida, y no dejaba mucho a la imaginación sobre lo que había bajo ella. De repente una leve sonrisa afloró a mi boca, al pensar que si pudiera haber captado la atención de mi hijo otra vez, y de nuevo aquella sensación de calor me invadió, me sentía extraña y calidamente perturbada, algo que me nublaba la razón, y hacía que me alejara de todo juicio, de tal forma, que casi sin darme cuenta, y de manera involuntaria, me retoqué la bata disimuladamente, como para que de forma accidental quedará más abierta en mi escote, cosa nada difícil debido a lo voluminoso de mis pechos, me fije en el reflejo de mi imagen en el cromado de la tostadora, y podía ver perfectamente el canalillo asomar por entre la tela. No tarde en ver a mi hijo mirar sin mucho disimulo hacía aquel lugar, y a cada mirada suya, mi libido aumentaba, notaba el calor en mi entrepierna, y como comenzaba a mojarme debido a mi loca excitación, pero no podía parar. Era consciente del calentón que estaba provocando en Luis, pero en una rara justificación pensé que se lo tenía merecido por ver aquellas películas, y que aquello era un castigo hacía él. Luego cogí un poco de mermelada con mi dedo y se lo acerqué. Prueba esta mermelada, está muy buena le dije, él dudó un momento, pero luego introdujo el dedo en su boca, y con un gesto rápido y tímido lo chupó para probar el alimento, asintiendo a mi afirmación. ¿Me das a probar de aquella? le pregunté refiriéndome a la que tenía en su lado, y que era de un sabor diferente, él buscó con su mirada el cuchillo para untar, pero como estaba metido en el recipiente de la mantequilla, le dije que con el dedo, que no me importaba, y él dudando momentáneamente de nuevo, me obedeció, y alargó su dedo untado en mermelada, yo me lo metí en la boca, y al contrario de cómo lo hizo él, lo chupé lenta y jugosamente, cuando hube terminado me mostré totalmente natural, mientras él me miraba fijamente y atónito.
Yo seguí desayunando como si nada, y entonces mientras intentaba echarme a la boca una tostada con mermelada, parte de ésta cayó justo al canalillo abierto, sobra decir que fue obra mía tal torpeza. Esgrimí un leve lamento por mi mala suerte, y me abrí aún más la bata para dejar a la vista la porción de mermelada que manchaba justo por encima del canalillo, aunque sin enseñar más de lo que es correctamente visible en el pecho, con el dedo recogí parte de ésta antes de que se deslizara por la piel hacía abajo, y me la metí en la boca con un gesto, tengo que reconocer poco menos que obsceno, mientras miraba a mi hijo que se mantenía abstraído con la boca abierta, sin saber a donde mirar. Umm, que buena, dije intentado disimular un poco mi zorrería. Ten, toma mira que buena, le dije mientras le ofrecía mi dedo con el resto de mermelada que había recogido de entre mi pecho, él la tomó como un autómata, tal era su estado de estupor. Entonces me levanté de la mesa, y dije que me iba a la ducha, sonriendo como para indicar que era debido a haberme manchado con la comida, y al acercarme al poyete, pude ver que Luis bajo el pantalón de su pijama tenía una enorme erección, que fue el colofón a mi actuación de aquel día, me sentía una pérfida... pero en un estado de excitación que me hacía olvidar que lo que hacía estaba mal, mi... estaba empapado, y estaba deseando tocarme, y sentir un orgasmo. Cuando me encerré el baño, estuve un instante en silencio para escuchar que ocurría fuera de allí, y oí los pasos de mi hijo y cerrarse la puerta de su habitación, pensé que iba a masturbarse él también, quizás viendo aquella película de incesto del hijo follándose a su madre, y por extraño que parezca aquello me excitó aún más.
Historia 051 Era muy Morbosa Todo empezó hace algo más de diez años, cuando me quedaba muy poco para cumplir los trece años. Debo decir que yo he sido siempre muy caliente y morbosa y me masturbo desde que tengo uso de razón. A la edad que da comienzo mi relato yo ya había follado, tanto con chicos como con chicas. Siempre he sido bisexual, aunque debo decir me atraen algo más las mujeres. Mi madre se había preocupado de decirme la verdad sobre le sexo y los cuidados que debía tener, por lo que yo iba bastante despreocupada por la vida. En casa éramos mi madre y yo. Mi madre se había separado de mi padre hacía mucho, lo cual me parece normal, ya que era un borracho cabrón que la pegaba a menudo. La verdad es que después la vida le pagó a ese cerdo con la misma moneda, pero eso es otra historia. Mi madre y yo éramos razonablemente felices y nos queríamos mucho. Nunca tuvimos mucho pudor y hablábamos sin tapujos. Yo sabía de sus líos e incluso alguna vez se traía algún hombre a casa. Amigos que yo conocía y que se quedaban a dormir. A mi no me importaba, al revés, quería que mi madre fuera feliz. Y lo conseguía, más o menos. Un día, quince días más o menos de mi trece cumpleaños, yo me estaba duchando. Mi madre entro en el cuarto de baño a peinarse, como hacía muchas veces. Mientras yo me duchaba, aprovechábamos para hablar de tonterías y yo para pedirle que me comprara alguna ropa, que me encantaba. La ducha tenía una mampara semitransparente y nos veíamos ambas con dificultad, pero yo si había notado que ella me miraba más de lo normal, algo que yo atribuí a su curiosidad de madre sobre mi crecimiento. Acabé de ducharme y abrí la mampara. Empecé a secarme mientras seguíamos hablando y ella peinándose. Últimamente a mí me dolían un poco las tetas, así que se lo comenté. — Mamá, no se lo que me pasa, pero desde hace un tiempo me duelen un poco las tetas – la comenté yo. — Eso será de que te están creciendo, hija – me respondió. — Si que me han crecido desde este verano, ¿verdad? – la dije y ella se volvió a mirarme. — Si, hija. La verdad es que te has puesto tremenda – me dijo mi madre. — ¿Tremenda de que? – la dije yo sin entender. — Tremenda de buena, hija – me contestó. Yo me hinché de orgullo y me gustó que mi madre me dijera eso. — ¿Te gusto? – la pregunté yo bromeando. — Hija, estás para mojar pan – me contestó ella medio en broma, medio en serio. Yo decidí seguir con aquello para ver hasta donde llegaba. Me picaba la curiosidad. — ¿Te gustan las tías, mamá? – la pregunté directamente. — Hija, yo no hago ascos a nada en la cama – y se rió. Yo también. Y decidí ir más lejos. — ¿Tú me follarías? – la pregunté directamente. Ella no se extrañó de mi lenguaje porque siempre habíamos hablado muy claramente. Se volvió y me miró a los ojos. En ese momento vi una mirada muy especial. — Mi niña, si no fueras mi hija, tenlo por seguro – me soltó directamente. — ¿Y que, que sea tu hija? ¿No te parece este cuerpo para comérselo? – dije yo haciendo
el ganso mientras había soltado la toalla y totalmente desnuda me pasaba las manos por todo el cuerpo mientras me contoneaba. — Calla, anda y estate quieta, a ver si vamos a acabar haciendo lo que no debemos…— y diciendo esto se fue. En ese momento me di cuenta que mi madre hablaba en serio. Era verdad que le parecía apetecible y que me follaría si no fuera su hija. De pronto yo vi a mi madre con otros ojos y me di cuenta de lo buena que estaba. Con sus treinta y cinco años era una mujer espectacular. Una rubia de 1,75 con un culo y unas tetas de infarto. Yo había visto muchas veces en la calle a mujeres como ella y había pensado que estaría muy bien follármelas, pero nunca lo había pensado de mi madre. En ese momento me di cuenta de que a ella, a mi madre, también me apetecería follármela. Con estos pensamientos llegue a su cuarto. Yo llevaba puesta una toalla minúscula que más que tapar podía provocar. Ella, estaba sentada en su cama poniéndose unas medias. A mi madre le gustaba llevar liguero y la había visto muchas veces, pero esta vez era distinta. La vista de sus piernas, las medias, el liguero y sus bragas me calentó de pronto. En ese momento lo decidí, deseaba follarme a mi madre y estaba segura de que no iba a encontrar demasiada resistencia. Me puse enfrente de ella y me recosté sobre la pared. Traté de poner la postura más sexy que había visto en las películas, pasándome una mano por las piernas y otra por el pelo. Mirándola fijamente y con una sonrisa picarona, la dije: — ¿Tienes prisa, mami? Ella se me quedó mirando, como pensando un buen rato. Me miró de arriba a bajo comiéndome con los ojos. — Pero, hija, ¿de verdad que tu te lo quieres montar con tu propia madre? – me preguntó incrédula. — ¿Y tú con tu propia hija? – la devolví la pregunta. — Anda, no hagas más el tonto….— me dijo con la “boca chica”. — Pues a mi me encantaría follar contigo…. – la solté sin pensarlo dos veces. Ella levantó otra vez la vista y, ahora, si en su mirada empezaba a asomar la lujuria. — Hija, para, que estás consiguiendo ponerme caliente….— me dijo como pidiendo clemencia. Yo “ataqué” directamente, me fui hasta ella y me senté “a caballo” sobre sus piernas y de frente a ella. — Mamá, quiero que me folles. Quiero que me enseñes a follar como estoy segura de que sabes hacerlo. Quiero ser tu putita….— el lenguaje debió hacer su efecto, porque después de unos segundos me dijo: — Ven aquí, zorrita – me abrazó y me empezó a dar un beso de “tornillo”. Para mi fue como una explosión dentro de mi. De golpe me vino un calentón tremendo. Mientras nos besábamos apasionadamente me quitó la toalla y yo empecé a quitarle la ropa. — ¡Pero que buena estás, hija mía! – me dijo mirando mi cuerpo desnudo. Ella acabó de desnudarse. — Déjame verte bien, mamá. Ella se quedó totalmente desnuda y se separó un poco para que yo la viera bien. Tenía unas tetas increíbles y el coño depilado por completo, lo que me llamó la atención. Con mis cuatro pelos, tenía yo más que ella. Yo me relamí ostentosamente. — Joder, mamá, estás buenísima – la dije. — ¿De verdad, hija? – me pregunto agradecida.
— Y tanto – dije yo – Me parece que no me voy a cansar de comerme esas tetas y ese chocho. — Me encanta que seas tan putita y que me hables así, hija. — Quiero ser tu putita y que hagas conmigo lo que quieras, mamá. — Si supieras la de veces que me he hecho pajas pensando en esto, hija – me dijo. Yo me sentí superhalagada. — ¿Y por que no me has follado antes? – la pregunté. — Me daba miedo, hija. — Basta de charlas – dije yo empujándola hacia atrás – déjame comerme este chochazo que tienes, mami. — No vayas tan deprisa, hija. Ven, anda, túmbate a mi lado que voy a chupar esas deliciosas tetitas de mi nena. Nos tumbamos en su cama y empezó a chuparme las tetas. Yo mientras también le sobaba las suya, pero estaba deseando probar su coño. Empecé a tocárselo y lo encontré empapado. — ¿Estás cachonda, eh, mami? – la dije yo, socarrona. — Es que me pones a mil, hija – me dijo soltando mi pezón derecho de su boca, — Vamos a hacer un 69, mamá. — Venga, hija, a ver si sabes comértelo. Yo tenía ya experiencia con algunas amigas, así que no dudé. Nada más poner mi lengua en su clítoris, mi madre dio un grito. — Ayyyyyyyyyyyyyy, hijaaaaaaaaaaaaa, que gustazo…………….si, que sabes, jodía………. Nos hicimos una mamada mutua de muerte. Nos corrimos como dos perras en celo y finalmente nos quedamos tumbadas besándonos saboreando el sabor de ambos coños. — Hija, ¿Dónde has aprendido a hacerlo?.......menudo orgasmo….casi me muero….. — Y tu, mamá. Casi me rompes el coño de gusto. — Como me gusta que me hables así, hija, me calientas muchísimo. — Mamá, quiero que estés siempre muy caliente para mí. Vamos a estar siempre desnudas y dispuestas a follar, ¿vale? Vamos a reventarnos los chochos de gusto, ¿vale? — Si hija, si – se reía – mira que eres calentorra. — No lo sabes tu bien. No sabes lo puta que es tu hija – la dije. — Eso esta bien…pero no vayas a decirle nada a nadie, ¿eh? – me dijo asustada. — ¿Te crees que soy tonta o que? – y me levanté para ir al cuarto de baño. — ¿A dónde vas? – me preguntó mi madre. — A mear – la dije. — Espera…— me dijo. — Es que me meo – dije yo. — Vale, pues mea – me dijo mirándome fijamente. Yo me quedé unos segundos sin reaccionar, pero enseguida entendí que mi madre quería que meara allí mismo. Yo no la había hecho nunca, pero lo había visto muchas veces en revistas y videos que mi madre tenía en casa. Aquello me calentó otra vez sobremanera. — ¿Quieres que te mee? – la pregunté directamente. — Si, quiero probar tu meada – me dijo con la voz quebrada por la lujuria. — Vale, pero voy a mojar toda la cama. — No importa, luego la cambio – me dijo y me hizo un gesto para que lo hiciera. — Voy, mamá. Mira que eres guarra – la dije yo — No sabes cuanto, hija – me dijo. Yo me puse de rodillas en la cama, sobre su cara. Me costó un poco al principio, pero al rato solté un chorro que fue a parar directamente a su cara. Ella buscó con su boca mi
meada y se la tragó enterita. Después empezó a lamerme el coño para no dejar ni una gota, lo que hizo que me corriera otra vez. Aquel día empezó una relación en mi vida que no ha terminado. Yo me ha casado hace año y medio y mi marido no sabe absolutamente nada, claro. Yo sigo viendo a mi madre todo lo que puedo y nuestros encuentros son más fogosos que antes si cabe. No tenemos límites en el sexo. Hemos hecho todas las guarradas imaginables, hemos hecho trío con putas y hemos disfrutado como locas. Yo estoy embarazada de seis meses de una niña. Muchas noches pienso en lo maravilloso que sería un trío, abuela, madre e hija.
Historia 052 Empezó un sábado por la mañana era un sábado por la mañana mi esposo emprendería un viaje para una investigación de su trabajo así que estaría fuera de casa por casi un mes. El lunes por la mañana comenzó mi día normalmente mis hijos se fueron a la escuela y yo me dedique a mis labores domesticas. Por la tarde me dirigí hacia el gimnasio a donde acudo todas las tardes para mantenerme en forma. A pesar de los años que tengo he notado que muchos hombres se me quedan viendo de pies a cabeza y eso me molesta mucho, en fin ese día me dedique a mis actividades. Habían pasado un par de horas cuando de repente un joven se acerco hacia a mi y me entrego mi bolsa de trabajo, en donde traía mi toalla y otras cosas, diciéndome que la había olvidado, en la cancha en donde voy a correr. Le di las gracias y nos pusimos a platicar un rato. El tenia 27 años era alto de piel clara, ojos claros y un buen cuerpo ya que se notaba que iba constantemente al gimnasio en fin era muy guapo, se llamaba Héctor. Conforme fueron pasando los días nos fuimos conociendo mas y el se ofreció a ser mi instructor yo como novata en el gimnasio acepte para que no fuera a cometer ningún error y así aprovechar el gimnasio al máximo. Así fueron pasando los días y cada día notaba que el era mas amable conmigo y aprovechaba cada ocasión para arrimarme su cuerpo, al cual yo respondía alejándome de el. Un día mi hija quedo en pasar por mi al gimnasio, estaba saliendo del gimnasio cuando mi hija llegó, enseguida le presente a Héctor y se saludaron normalmente. Cuando fuimos a casa mi hija comenzó a hacer bromas con respecto a Héctor y solo nos reíamos. Así fueron pasando los días y conforme estos pasaban el se atrevía a tocarme mas y yo rápidamente me separaba. Un día nos quedamos hasta tarde, solo quedábamos el y yo en el gimnasio cuando le dije que me dirigía a las duchas a cambiarme el se ofreció a esperarme, cuando me estaba yo cambiando sentí que alguien me agarro por atrás, inmediatamente me di la vuelta y era Héctor quien se había metido a la ducha de mujeres, por suerte no estaba desnuda, me agarro y me empujo contra la pared y dirigió sus labios contra los míos yo trataba de safarme pero no podía ante la fuerza de el. El continua besándome el cuello y diciendo cosas como: “que rica esta mami, estas bien buena quiero cogerte hacerte sentir mujer como nunca te lo han hecho sentir”, mientras yo seguí tratando de safarme de el. En una de esas mis intentos al fin vencieron y salí corriendo de gimnasio y me fui a mi casa. Al día siguiente no fui al gimnasio, me metí a bañar, la casa estaba sola y comencé a recordar aquel suceso, sin querer poco a poco me fue excitando aquella situación no podía creer que un joven me deseara tanto. Me seguía bañando cuando tocaron a la puerta pensé que era mi hija me envolví una toalla y fui a abrir la puerta, al abrir me sorprendió era Héctor, este se quedo mudo al verme solamente en toalla, le pregunte que se le ofrecía y me respondió tartamudeando que venia a pedirme disculpas por lo sucedió aquella noche, lo invite a pasar mientras me cambiaba para platicar mejor de la situación.
Le dije que me esperara en la sala mientras iba a mi recamara a cambiarme; estando en mi recamara, me estaba empezando a quitarme la toalla cuando mi puerta de la recamara se abrió era el, me sorprendí y le dije: Héctor ¿que haces aquí? El me respondió vine para ayudarte a cambiarte en seguida se abalanzo sobre mi y me quito la toalla quedando completamente desnuda, en ese momento estaba excitada ya que estaba recordando aquella noche en el baño, el se sorprendió al verme desnuda, mientras decía: mujer que rica estas y me tiro a la cama me comenzó a comerse mis tetas como un loco mordía mis pezones, así llego hasta mi vagina que también comenzó a comer, que rico era una sensación única, se desvistió dejando ver una gran verga gruesa y larga, la cual apunto a mi vagina para penetrarme, así fue me penetro, yo daba unos gemidos de autentico placer, solo sentida como la gran verga salía y entraba de mi vagina, a los pocos minutos se vació dentro de mi, saco su verga llena de leche y me la puso en la boca, le limpie con mi boca todos los residuos de su leche pero su verga no perdía erección al contrario mas dura se ponía, agarró su verga y se empezó a masturbar cuando estaba a punto de venirse me dijo que abriera la boca y descargo su leche en mi boca, la cual me trague toda, seguido pensé que hasta allí iba a acabar, pero sorpresa aun tenia pila para al rato, me puso boca a bajo en la cama y apunto su verga hacia mis nalgas, sentí su enorme verga entre mis nalgas tratando de penetrarme analmente hasta que lo logro, sentía un dolor inmenso pero placentero, sentía como su verga salía y entraba lentamente, algunas veces se le salía toda y su verga chocaba con mis nalgas, así me estuvo embistiendo hasta que derramo su leche en mis nalgas, me puso de frente contra el y comencé de nuevo a mamarle la verga como una loca, mientras se la mamaba, la puerta de mi recamara se abrió era mi hija que acaba de llegar. Yo muerta de vergüenza solo me la quede viendo con la mitad dela verga de Héctor en mi boca. En ese momento sentí que me moría: mi hija al ver tal acto me dijo: ¡mamá que estas haciendo!, yo me quede callada, pensé que mi hija mi odiaría por esto toda su vida, pero oh! Fue mi sorpresa cuando dijo: ¡mamá que estas haciendo y por que no me invitas a disfrutar con ustedes!, mi cara se lleno de asombro igual que la de Héctor, en seguida yo le respondí: ¡ven hija, ven con mami!. Sin pensarlo dos veces mi hija cerró la puerta de la recamara y se comenzó a desvestir, cabe mencionar que mi hija es muy guapa, tiene un buen cuerpo, tiene unas tetas duras y redondas, un abdomen plano, y un culo firme y redondito tiene unas piernas bien gruesas y torneadas como las de su madre. Cuando terminó de desvestirse se dirigió hacia la cama y me arrebato la verga de entre mis manos y se la llevo a su boca, el solo hecho de ver como esa enorme verga desaparecía al entrar en la boca de mi hija, me excitaba mucho, Héctor se dedico a penetrar a mi hija por el culo como me lo había hecho a mi mientras yo me masturbaba a un lado mientras veía como mi hija era penetrada con una enorme verga y como ella lo disfrutaba, al final Héctor se despidió de nosotras y se fue, dejando a mi hija y a mi bien calientes, mi hija me miro con una mirada tentadora y me dijo: ¡ven mami necesito de tu compañía!, me acerque a ella y comencé a besar su cuello lentamente, baje hacia sus tetas y con la punta de mi lengua les rodee sus pezones los cuales se encontraban muy duros, con la punta de mi lengua húmeda, seguí recorriéndole las tetas, le mordía los pezones mientras ella gemía de placer. Mientras me dedicaba a chuparle las tetas la penetraba con una mano al cual ella respondía con grandes gemido, fui bajando hacia su vagina la cual esta bien depilada, y comencé a morderle los labios superiores, con mi lengua recorría todo su contorno, luego
con la punta de mi lengua la fui penetrando y comencé a comerle su vagina, mordía su clítoris y ella gemía mas de placer, con mis manos me ayudaba hasta que ella se vino en mis labios, enseguida ella agarro y comenzó a besarme en la boca para limpiarme sus jugos, después de eso, se dirigió hacia mi vagina y la cubrió de besos suaves me comenzó a penetrar con sus dedos, poco a poco introducía cada vez un dedo mas hasta que logro penetrarme con su puño, solo veía como su puño salía y entraba de mi vagina, mi vagina ya estaba roja y me dolía pero no le decía que parará ya que me gustaba mucho, a rato me viene en su puño y comenzó a chuparse la mano con mis jugos, en seguida nos abrazamos y nos besamos, mientras me decía: “mami si hubiera sabido que cogías bien rico, te hubiera pedido que me cogieras desde hace mucho tiempo atrás”. Así abrazadas nos quedamos dormidas, luego nos despertamos y nos bañamos juntas. En ocasiones mi hija aprovecha que no hay nadie en casa mas que ella y yo y me comienza a coquetear para que me la coja.
Historia 053 Provocandolo a él Siempre he sido muy cariñosa con mi padre, desde pequeña, pero nunca había pasado nada sexual, desde hace varios meses me le he estado insinuando un poco, para ver que pasa, desde hace años me dormía junto a el, hace dos noches, el salio a una fiesta con sus amigos, mas o menos como alas 4 am llego a casa, yo escuche que se abría la puerta así que Salí de mi cuarto y baje las escaleras, cuando llegue ala entrada me di cuenta de que mi padre había llegado con tres de sus amigos, ya algo ebrios, yo solamente traía un TOP, y un short de licra, al estar ahí, note que sus amigos se me quedaban viendo con algo de lujuria, así que solamente le pregunte a mi papa que si quería algo de comer, el me dijo que si, y me fui ala cocina a prepararle algo, estando en la cocina escuche que sus amigos le decían oye que buena esta tu hija y cosas así, note que el no se quejaba de los comentarios de sus amigos, así que pensé que el opinaba lo mismo que ellos sobre mi. Unos minutos después los tipos se fueron, y el me dijo que le llevara la comida a su habitación, llegue a su habitación y tenia en la mano una botella de tequila, me dijo que me quedara con el viendo la TV. Le había preparado ensalada de camarón, pues es lo único que había en la cocina, ya que horas antes mis hermanos habían ido a cenar con sus amigos y terminaron con todo. Mientras veíamos la TV le comencé a dar camarones con la mano, cuando se los daba los dedos me quedaban embarrados de crema y el me los chupaba, eso me puso algo cacho, en ese momento le puse un camarón en la boca, y le quedo la barbilla manchada de crema, así que me acerque a el y se la quite con la lengua, el solamente me miro y sonrió, mientras seguía tomando de la botella, me dijo que si quería un poco, y le dije que no, que yo no tomaba, (cosa que si hago) entonces el me dijo soy tu padre, a mi no me puedes engañar, yo se que tomas después de escuchar eso le di un trago a la botella, seguimos tomando hasta que nos terminamos poco mas de la mitad, el ya estaba muy ebrio, apague la televisión y la luz, y nos tapamos con una sabana, era una noche muy calurosa, estábamos como a 30C, le dije que tenia mucho calor, entonces me dijo que me quitara la ropa, después de todo me ha visto desnuda toda la vida, obedecí, y me quite la licra solamente, así que quede en TOP y tanga de hilo, me voltee hacia un lado de la cama y el se puso detrás de mi, abrazándome, note que tenia una erección, pues tenia su pene justo en mis nalguitas, lamentablemente, cuando voltee a verlo el ya estaba dormido, su pene no estaba completamente erecto por el alcohol que había tomado, pero aun así lo sentía durito, le acercaba mi colita incitándolo a despertar, pero no despertó hasta la mañana siguiente, me arme de valor y dirigí mi mano derecha hacia su pene, lo tome y lo comencé a mover, cada vez mas rápido, pero nunca reacciono. Así que este fue otro mas de mis fracasos con mi padre, espero que próximamente lo convenza de algo mejor que eso.
Historia 054 Mi confusión Enviudé hace dos años, una hermosa mujer era mi amada esposa. La recuerdo en los ojos de mis dos hijas: María Alejandra y Luciana, de 18 y 21 años respectivamente. Luciana notaba mi soledad y el vacío que su madre dejó. Asumió algunas labores del hogar y la guía de su menor hermanita. Mi vida sexual se convirtió en un conjunto de noches con prostitutas, aventuras con vecinas y una maestra de la escuela de mis hijas y las fantasías en mi mente con… es difícil decirlo… pero deseaba a mis hijas sexualmente, poseerlas… deseaba penetrar a Lucianita. Una tarde ella salía de la ducha cubierta con una toalla, la abracé, mi intención interior era la de follarla. Sin embargo, me controlé, lloré. Ella me abrazó y es seguro que sintió mi erección. Cayó parte de la toalla, pero no me concentré en observar su cuerpo sino en despejar el deseo incestuoso. Era de noche cuando quedamos solos en la casa, la menor de mis hijas estaba en una pijamada con sus amigas. Luciana conversaba por teléfono en el sofá y desde mi lugar podía disfrutar de la vista de sus curvas. Pronunciadas caderas, fuertes piernas. Senos jóvenes y glúteos para el goce. Mis genitales tenían todo el estímulo para el sexo con ella. No era una niña y habíamos conversado sobre mis hábitos con prostitutas y demás mujeres, era evidente su disgusto pero también resignación. Luciana. – le dije Me miró, al terminar la llamada telefónica. Acompáñame a dormir. – completé Torció su boquita, con disgusto. Algo de pena. No era la primera vez que se lo había propuesto. Pero esta vez se puso de pie. Ahorita voy. – pronunció algo que no esperaba. La deseaba pero era eso tal vez suficiente. Sin llegar a satisfacer mi instinto y tal vez esa desviación o anormalidad. Amor filial, perversión. No sé cómo lo llames tú. Fui a mi cama, me desnudé y me cubrí. Ella ingresó a la habitación con un camisón que cubría su pecho y hasta arriba de sus muslos. Suspiré con deseo y tratando de mantener la calma. Me miró con ligero enojo, me retiró la mirada y se quitó con relativa agilidad el camisón. Se aproximó a la cama y se recostó sobre mí. Me preocupó no saber su real intención, pensé que tal vez tendría una actitud violenta o alguna reacción fuerte. La acaricié y empecé a estimularme con su textura, su temperatura y la impresión visual que me facilitaban los espejos de la cómoda y un armario en el cuarto. Luciana, qué piernitas mamita! Esa cinturita. Ay bebita! Perdóname pequeña, pero soy hombre! tengo ese deseo que conoces bien. Sexo mi vida, quiero sexo contigo. Ay mi amor, es incorrecto, no lo mereces, pero bebé no sabes cuánto te lo agradezco. – decía yo cada vez más excitado. Mis manos recorrían sus muslos, y acariciaban sus mejillas mientras robaba besos de sus labios. Acomodaba ella su cabello y yo también. Mi nenita.
Ay que grandota estaba! Tenía un aroma de dulzura y de hembra. Le pedí que nos sentáramos y retiré su brassiere. Ella al parecer entró en dudas y no deseaba continuar con el acto sexual, sabía que la ruta era directa hacia el coito. Pero algo había hecho que entre así a la habitación con su propuesta de sensualidad y entrega. Acaricié su vientre, ese vientre seductor. Fue un placer. Y besé sus senos, uno de ellos primero. Mi pene estaba listo y me puse de pie para que pudiera brindarme una fellatio inicial. La cabeza de mi pene a pocos centímetros de su boquita y una de mis manos acariciando su rostro y cabello, acercándola para invitarle a chuparme la pinga. Creo que fue suerte que no presentará excusas o disgusto y que sus labios y lengua estuvieran pronto dándome el placer en mi falo. Delicioso. No deseo explicar más esta situación. Miré su tanga, negrita, pequeña, qué culo! genial mi Lucianita. — Recuéstate sobre la cama, lo haz hecho muy bien. Quiero ver tu culazo. Empínate. Me dirigí a terminar con esas ansias y penetrarle la vagina pero ella volteó, y cogió me pene de nuevo. El placer había tomado posesión de su naturaleza de hembra y estaba mamando nuevamente. que rico. no sabía si dejar que ese momento culmine en eyaculación. Bajaba la mirada y encontraba sus ojos cerrados y sus labios hermosos masajeando la piel de mi pene. Su boca remojando mi glande. El meneo de sus cabellos, el sonido en su boquita, eso era lo que más me excitaba. Alzaba la mirada y veía el camino desde su cabello, espalda, cintura y me quedaba imaginar la vista desde atrás de su culo, de su anito. Había sudor sobre su piel. Cogi sus manos y acaricié sus dedos con los míos. Ella me miró. Me dolió esa mirada. Sin pensar, le falté el respeto. Sigue chupando, puta. – Le dije. Chupa pendeja, que tienes que sacarme la leche. – Estaba hecho una bestia. Me miró de nuevo, percibí asco o algo… ahora sí ella deseaba terminar y dejar esto de una vez por todas. Para evitar su mirada y esta incómoda imagen que se venía repitiendo, sin mirarla fui firme para voltearla y colocarla en la pose de perrito. Ajusté su cuello con el mío. Acaricié su ombliguito y con esa mano la sujeté de la panzita, con la otra acomodaba una de sus piernas que se me escapaba tal vez porque le estaba haciendo doler o no estaba cómoda. Déjate – le susurré, mientras terminaba de apresar a mi banquete sexual. Adelanté sus rodillas y me encajé bien, su concha me quedaba alta, ella ya estaba más alta que yo pero con ese acomodo de rodillas iba a quedar justo para el bombeo de chucha. Y así fue. Lucianita, que rica conchita mami! ay diosita, mami, princesita. Ella gemía. Putita, putita, así debes entregarte siempre a tu papito, que te quiere tanto, solo necesita un poco de sexo, de tu cuerpito tan rico. Papi, te amo. – me dijo, llevada por la excitación. Me excita estar así – me dijo. Sometida, viéndote excitado, cachándome, utilizándome como hembra. – — Aumentó mi cachorrita. Que delicioso era ver como sus nalgas eran encogidas por la presión de cada embestida
mía. Ya en esta sesión la había penetrado agarrándola del cuellito, jalándole el cabello, apoyado en su cinturita, amasando sus caderas, cogiendo fuerte esas ricas caderas tiernas. Besé sus muslos. Luciana, esas nalgas las palmotié a mi gusto. A pesar de la viada del sexo siempre hubo ese espacio para el juego pícaro. El final de esa noche de pasión era marcado por una escena en la que una mano mía se apoyaba en su espalda baja, sobre la marca que su tanga había dejado tras un bronceado de verano. Mi otra mano apoyada suavemente sobre su cadera, adentrándose en su vagina a veces y también descendiendo a sus muslitos. Mi dedo pulgar jugó poco con su anito, aunque fue estimulante y ella reaccionaba intentando voltear pero era presa de mi sujeción. La impulsé hacia delante, cayó de cara sobre la almohada, se golpeó. Levanté sus pantorrillas para dejarla desiquilibrada. Todo su peso sobre sus rodillas y su cara. Presioné su nuca y era mi pentración la fuerza que hacía que ella siga en esa posición. Seguí la penetración para dar lugar al chorreo de semen y luego dejé la presión tan violenta para dejar fluir la leche en su interior. Ella volteaba para ubicar el motivo de tanto placer. Miraba sus nalgas por sobre sus hombros, sonrió un poco. La lechada fue placentera. Así confieso a ustedes una noche con una de mis hijas. He olvidado algunos detalles y también es posible que haya confundido algunas situaciones y acciones con las de otras noches con ella o con su hermana.
Historia 055 El agradecimiento y confianza fui papa a los 18 años con milene de mi misma edad, llegamos a vivir juntos un año despues de haber nacido mi hija y la llame jimena pero devidos a la inmadures de nuetra relacion a medida que pasaba el tiempo tubimos una serie de desabenencias y optamos por separarnos, obiamente mi hija quedo bajo el cuidado de su mama y yo viaje al interior del pais y me intale en una casa que herede de mis padres despues de su muerte. despues de eso pasaron 12 años despues de mi separacion solo podia ver a jimena casi una vez al año y los ultimos 5 años su mama viajo a chile y de ahi no tube mas noticias de ellos, bueno yo en todo ese tiempo no tube ninguna relacion formal con nadie y solo salia con chicas los fines de semana a modo de dibertirme uno de esos dia recivi la llamada de milene abisandome que nesecitaba hablar conmigo sobre nuestra hija ademas me conto que habia iniciado una nueva relacion con otra persona, yo le pedi que viniera a mi casa para habalr de ello y asi fue en una semana llego sola y me conto que le habia hido mal y tambien me pidio que me hiciera cargo de jimena solo por un tiempo hasta que se resolviera todo caso que yo accedi quiza con la sensacion por querer conocer a mi hija,ya que hace mucho que lo la veia. quedamos en que me la embiaria en un bus ya si paso, fui a recibirla al terminal estube esperandola de muy temprano hasta que llego el bus que la traia admito que me temblaban las piernas de los nervios y me sorprendi aun mas cuando la vi vajar del bus evidentemente a sus 13 años habia cambiado muchisimo casi era todo una mujer muy linda tenia el pelo lacio de unos 1.68 de estatura de senos muy pronunciados toda una adolecente nos saludamos y despues de todo la acompañe a su nueva casa ya en casa le mostre su habitacio que quedaba junto a la mia. De eso pasaron dos semanas y empezamos a imtimar mucho cada noche nos reuniamos en su habitacion para contar nuestras vidas y eso se combirtio en una rutina. Esta historia de insesto empieza cuando una vez llegue un poco mas tarde a casa entre sin hacer ruido a su cuarto que estaba semiabierta ella estaba dormida ensima de la cama con un short muy pegadito solo con su braziere de veras que me sorprendi mucho ahi no pude evitar sentir el bulto que se formaba en mi entrepiernas, no me atrevi a despertarla despues de un rato la tabe con un cobertor y eso no evite rozar sus piernas se veian duritas y suaves. Puedo suponer que esto me haya sucedido por que casi nunca tube la idea de ser papa o lo que se sentia pero no pude evitar verla de otra manera pero trate de reprimir mis impulsos en ese instante de eso paso tres dias mas era ese dia nos lebantamos temprano para preparar el dessayuno ella se disculpo conmigo y me comento que iria a comprar un poco de ropa y por eso devia entrar a ducharse, ya despues de media hora el desayuno estaba lista, como no salia de su cuarto opte por ir a avisarle para que venga y me dirigui empuje la puerta y al abrir me que atonito, estaba completamente desnuda al pie de la cama hechandose una locion corporal ella tambien se quedo muda estubimos haci un largo rato no podia despegar los ojos de su sexo y sus senos eran hermosas y lebantaditas
hasta que le dije: —ahh disculpame si disculpame oye de veras lo siento pense que ya habias terminado. —no disculpame ami por no cerrar la puerta. En eso se cubrio con la toalla que estaba tirada en el piso desde ese momento no me quite de la caveza esa imagen de mi hja desnuda de ahi pasaron dos dias mas era sabado y recibi una imvitacion de parte de un primo para asistir a un cumple. Optamos por ir los dos esa tarde ya en la fiesta bailamos mucho yo tome unas copas hasta la una de la mañana hora en que dessidimos ir a casa en el camino me pregunto que como se sentia tomar yo le explique que si te mides solo te marearas me dijo que le gustaria probar y saber lo que se sentia. Quiza debido a mi embriaguez acepte y le dije podiamos brindar en casa con un champan ella me abrazo y me dijo que era su mejor amigo y me abrazo eso hizo que me pusiera a mil tenia el pene a punto de estallar. cuando llegamos a casa saque la champaña y dos copas nos dirigimos a mi cuarto pusimos un video en la tele y nos servimos el trago llegamos a tratar temas bariadas despues de cuatro copas seguimos charlando en eso se me salio preguntarle sobre su mama si habia tenido otras relaciones despues de mi, ella me miro y empezo a reirse le pregunte el motivo me explico que se habia acordado de una vez en que su amma salio a una fiesta y ya de muy noche entro con un tipo creendo que ella estaba dormida me conto que entraron sin hacer ruido y empezaron a vesarse luego que se desvistieron y que el la penetro y que ella emitia unos quegidos al respecto me pregunto por que lo hacia. estaba completamente exitado que no pude disimilarlo en eso le respondi que era mormal y que si ella emitia gemidos era por que sentia placer me pregunto si era doloroso hacer eso yo le dije que no y no pude mas en eso le dije que yo podia ayudarle a descubrirlo y me lance sobre ella empece a besarla y ala ves a sacar al aire esos pechos tan perfectos casi de un jalos le quite el vestido empece a vesarla todo el cuepo hasta llegar asus piernas me apresure a quitarle su truzita dejando al descubierto su cuevita casi sin pelos desesperado empece a pasarle mi lengua en eso ella me correspondio y me apreto a su vientre entre tartamudeos me dijo que le gustaba le abri un poquito sos lavios vaginales hasta dar con su clitoris empece a mover mi lengua en circulo haciendo que escapara sus primeros jugos estube asi casi por 20 munutos hasta que me desnude le puse en su cara mi pene casi a punto de rebentar empezo a chuparmelo no pude mas y la acoste le abri sus piernas le puse mi pene en la entrada de su cuevita y le dije que se relajara un poco, asi lo hizo en eso empece a empujarsela apenas entro solo la cabeza y me pidio que me detubiera empeso a lagrimear me dijo que le dolia mucho opte por sacarselo pero en un instante se recupero y me pidio que la penetrara de nuevo exitadisimo acepte de nuevo le puse mi pene en la entrada y suavemente empece a empujarselo entro la cabeza y en eso vi como rodaba por sus piernas un hilillo de sangre me dio miedo pero ella me pidio que no me detuviera en eso di un empujon hasta penetrarla por completo empece a moverme freneticamente luego cambiamos de pose y la volbi a penetrar de forma de perrito hasta que logre sacarle unos gemidos estubimos como locos en eso me vine dentro de ella nos despues nos vesamos y nos quedamos dormidos.
Historia 056 Me chantajea Me llamo Nuria y desde hace unas semanas estoy siendo chantajeada por mi hermano pequeño. Tengo veintidós años, una chica castaña, que mide un metro setenta, delgada, con un tipo que los chicos dicen que estoy bastante bien. Mi hermano, en cambio, está empezando a estudiar ahora económicas. A menudo hemos discutido acaloradamente. Yo, como soy mayor, siempre encuentro argumentos, aunque el siempre acaba diciendo que estoy en las nubes. A pesar de todo, nos llevamos bien. Somos muy distintos. Mi hermano, aunque acaba de pegar el estirón, está mucho más delgado y su aspecto es aún bastante pueril. Ricardo, mi hermano es moreno. Yo ya he pasado por esa etapa. Soy sin duda una mujer joven, de pechos desarrollados, de caderas anchas, de cintura estrecha, de muslos y brazos carnosos y de muñecas y tobillos delgados. Casi no me hace falta hacerme la cera y mi pelo es suave, sedoso. Tengo un pelo lacia y largo en la cabeza, los ojos marrones, la boca de labios sensuales. Los estudiantes no tenemos mucho dinero y en ocasiones nos cuesta encontrar un trabajito para mantener nuestros pequeños gastos. A mi no me llegaba la asignación que mi padre me daba. Por eso, sisaba en el monedero de mi madre, unas veces más, otros menos, unas moneditas para juntar para el fin de semana. Mi madre se quejaba. Yo le echaba la culpa a Ricardo cuando no me escuchaba. Pronto, me di cuenta que más que mi madre, era de mi padre del que podría obtener un sobre sueldo y comencé a sisar de su cartera pequeños billetes. El caso es que mi padre se dio cuenta y aunque en esta ocasión no fui yo quien le echó la culpa a Ricardo, mi padre se hizo eco de lo que mi madre le decía. Ricardo se tragó una bronca de escándalo. El negaba que fuera el autor de los robos, pero mi padre estaba convencido y le gritaba. Se apropió de su hucha, con el ahorro de meses y le castigó sin salir un mes y sin asignación durante tres meses. Me dio lástima escuchar el veredicto mientras escuchaba la voz acalorada de mi padre desde una habitación contigua. Cuando acabó el sermón, Ricardo, al pasar por delante de mí me miró con cara de rencor, de ira contenida, a pesar de que realmente le expresé que lo sentía. Durante unas semanas estuve sin sisar, pero al poco, necesitaba dinero para una fiesta de universidad, así que comencé a sisar monedas del bolsillo de la chaqueta de mi padre. Yo me sentía culpable, pero no me podía perder la fiesta. Volví a entrar en el despachito de mi padre a la hora de la siesta y le cogí un pequeño billete de nuevo. Estaba más nerviosa que de costumbre y sentí un gran alivio cuando dejé el papel en mi propia cartera. No me di cuenta de una cosa. Al otro lado de la habitación, encima de la librería, había una luz roja diminuta que anunciaba que la cámara de video de mi padre estaba funcionando.
Fue una fiesta sensacional, sobre todo, por que estando mis padres fuera, yo me pude recoger tardísimo. Ricardo ya dormía cuando llegué y me acosté tras beber un baso de leche. A la mañana siguiente saludé a Ricardo, que ya se había levantado. —¿A que hora llegaste anoche?.— Me preguntó. No me gusta que me controlen, y menos el mocoso de mi hermano. No le contesté, pero me senté a su lado frente a la tele. Tenía el video encendido, aunque estaba viendo una carrera de motos. Me fijé que me miraba los muslos que asomaban de mi camisón. Cerré las piernas instintivamente, pero es que acto seguro se puso a mirar fijamente mi torso, seguro que para ver si se transparentaba algo. Quise desviar su atención. — ¿Qué estas viendo en el vídeo? ¿Una marranada?.— —¿Una marranada? Estoy viendo la tele.— Me contestó —¿Ah sí?.— Cogí el mando y puse el canal del video. Reconocí el despacho de mi padre. No se si fue casualidad o una premeditación extraordinaria de mi hermano, pero ví en el vídeo como entraba yo misma en el despacho y registraba la chaqueta de mi padre buscando la cartera, cómo la abría y cogía el billete. Ricardo se inclinó al vídeo y sacó la película. Se la intenté quitar. Fue un suave forcejeo. No me sentía con fuerza moral para luchar. Ricardo se fue a su cuarto. Estaba asustada. Después de quedarme pensando en el sofá de la sala, fui en su busca. —¿Qué vas a hacer con el video?.— Mi hermano deslizó su mirada sobre mí estudiando mis formas.— Eso depende de ti.— —Te prometo que no lo voy a volver a hacer.— —No es suficiente.— —Te daré el dinero que Papá te quitó.— — No es suficiente.— — ¿Qué quieres? ¿Qué se lo diga a Papá? Es capaz de pegarme.— Ricardo se quedó callado, no me miraba ni creo que mirara a nada cuando me soltó aquello — ¡Quítate el camisón!.— Me fui de la habitación, pues no estaba dispuesta a transigir de aquella manera con mi hermano. Pero luego pensé que al fin y al cabo, era mejor tragarse el orgullo y acceder a su chantaje, pues, la verdad, en un principio no pensé que fuera a ir más allá de verme en bragas.
Así que fui a su cuarto en bragas, con los pechos al aire. No era nada de particular. Yo he hecho top less, para disgusto de mis padres en mis vacaciones familiares en Estepona. —¡vaya! ¡parece que comienzas a entrar en razón!.— Ricardo parecía notablemente satisfecho cuando me vio aparecer. Estaba sentado en su silla de estudio. La giró noventa grados para verme de frente. Hizo un gesto, golpeando su muslo con la mano para indicar que me acercara y me sentara. Yo veía de esta forma que al ceder a su chantaje, me estaba metiendo en un laberinto de pasiones. Pero a pesar de eso me acerqué. Iba a poner mi trasero sobre su muslo, pero Ricardo, me abrazó y me llevó hacia él. Puso su mejilla sobre mi vientre mientras me acariciaba las nalgas. Luego me besó alrededor del ombligo. No sabía que hacer con mis manos, así que las dejé sobre su cabeza, jugando con su pelo. —Ya te puedes sentar.— me fui a sentar como el me había indicado al principio, sobre una pierna, pero me agarró de uno de mis muslos para que me sentara de manera que cada pierna cayera a un lado de su cintura. Mi hermano seguía con sus manos sobre mis nalgas, aunque ahora, más que acariciarlas, las amasaba. Coloqué mis brazos alrededor de su cuello. Intuí lo que quería porque notaba como miraba mi boca. Dudé entre apartar mi cara o acercarla a la suya. Opté por lo más cómodo y cerré los ojos hasta sentir las suaves almohadillas de sus labios chocar con las mías. Ricardo se mostró impaciente en su primer beso. Su lengua atravesó mis labios y se hicieron un hueco entre mis dientes. Se apoderó de mi boca y yo le dejaba hacer. Se la ofrecía como tributo a su silencio, a los sufrimientos causados por mi culpa. Como ya os he dicho, tengo el pelo largo. Sentí deslizar una de las manos de Ricardo por mi espalda y de pronto, un tirón de mi cabellera que me hizo doblar el cuello hacia detrás, así que separamos nuestras bocas, aunque lentamente. La lengua de mi hermano se deslizó por mi barbilla y luego por mi cuello y mis clavículas hacia mis pechos dispuesta a repetir una práctica que seguro que no realizaba desde que era un bebé. Coloqué mis brazos en las rodillas de Ricardo, detrás de mi cuerpo. Arqueé la espalda hacia delante y le ofrecí a Ricardo el calor y la suavidad de mis pechos. Mi hermano se distraía lamiendo de uno u otro caprichosamente. Desabroché el botón y la bragueta del pantalón de mi hermano y metí la mano en sus calzoncillos. ¡Qué sensación más deliciosa la de su excitación! Su falo estaba al cien por cien. Tengo muy poca experiencia y por eso, el tocarle el pene a mi hermano me puso muy cachonda. Luego le cogí los huevos y estuve acariciándolos un rato. Ricardo abrió sus piernas. Casi me caigo. No tardé en entender lo que me pedía. —¡Ponte de rodillas!.— Le obedecí y me puse de rodillas entre sus piernas. Volví a meter la mano en sus calzoncillos y a manosearle los huevos. Entonces Ricardo pronunció las palabras fatídicas que sabías desde hacía unos instantes que terminaría pronunciando —¡Chúpalo!—
A mi me daba asco, pero comencé lamiendo un poco la cabecita. Aquella gotita que salía de la cabecita estaba dulce, era como de néctar. A Ricardo no le parecía esto suficiente. —¡Métetela en la boca!.— Me la metí, pero la verdad es que no sabía que hacer con la lengua. Mi hermano se impacientaba.— ¡Vamos, Coño!.— —Es que no se.— —¡Ya te enseñaré!— Ricardo me cogió de los pelos y separó mi boca de su sexo. Luego me atrajo hacia él, después de bajarse los calzoncillos — ¡Con la tetas! ¡Restriega tus tetas en mi polla!.— Sus órdenes eran igual de explicitas que de hirientes. Comencé a moverme a un lado y otro, apoyando mis manos en sus muslos. Sentía la dureza de su pene en mi piel. No tardó mucho mi hermano en reventar y yo en sentir salpicar su lechecita caliente sobre mis senos. Deseé sentirme dolida, humillada, aunque la verdad es que también deseaba ocultar mi excitación. Por eso me aparté sin más de mi hermano, haciendo como que estaba muy ofendida. Me fui a mi cuarto a por unas braguitas limpias y me metí en la ducha. Mientras acariciaba mis pechos me acordaba de la boca de Ricardo lamiendo mis pezones y la manera en que me agarraba de las nalgas. Cada vez que derramaba el gel sobre la manopla me acordaba de la manera en que su semen había impregnado mis pechos. No suelo masturbarme, y no lo hice aquel día, aunque sí reconozco que para evitarlo tuve que ir sustituyendo el agua caliente por la fría. Yo me hacía, como ya os he dicho la ofendida y mi hermano parecía muy orgulloso. Me miraba con cierto aire posesivo y descarado y yo ni lo miraba. Lo ignoraba. Le calenté la comida que mi madre había preparado para su ausencia y comimos sin decir apenas más palabras que “¿me pasas el pan?” o “Dame la sal”. Como ya os he comentado, me había acostado bastante tarde la noche anterior, así que decidí acostarme la siesta. Me gusta meterme dentro de la cama, así que generalmente, me quito la ropa de abajo, aunque me dejo la de arriba, eso sí, sin sujetador por que es muy incómodo. A eso de las cinco de la tarde me desperté al oir crujir la puerta. Sabía que era Ricardo aunque la verdad es que él no solía entrar en mi habitación. Intuía que venía a buscarme. Lo sentí acercarse lentamente y meter la mano bajo mis sábanas. Y luego sentí sus dedos en mi nalga. Me di la vuelta sorprendida —¿Qué haces?.— No me contestó, así que intenté apartar su mano de mi culo. —¡Déjame!.— —¿No te acuerdas que me lo debes?.— —¡Ya te he pagado!.— —¡Ah!, ¿Lo de antes? ¡Eso eran los daños morales! ¡Ahora me tienes que recompensar por el dinero! –
Me eché a un lado y me quedé quieta mientras se sentaba a un lado de la cama y continuaba magreando mi el culo. Advertí en la penumbra que Ricardo se desabrochaba la bragueta y se sacaba el prepucio mientras me sobaba. En ese momento recibí de nuevo sus instrucciones. —¡Chúpame!.— Puse mi cuerpo encima de su muslo para alcanzarle con la boca y comencé a lamer la cabecita. El me acariciaba la cabeza mientras me destapaba. Sentí el aire cálido en mis muslos desnudos. Ricardo presionaba ahora mi cabecita hasta conseguir que yo metiera en mi boca su prepucio y a continuación tiró de mi camiseta hacia arriba, desnudando mi espalda, aunque yo sabía que lo que buscaba eran mis senos, que intentaba proteger cruzando mis brazos. Ricardo metió mi mano bajo mis bragas acariciando directamente mis nalgas mientras había desistido de encintrar mis pezones pero continuaba presionando mi cabeza, para que no le soltara el prepucio. Yo estimulaba su cabecita con la lengua, como si de un caramelo se tratara. Mi excitación ganó enteros cuando me dí cuenta en décimas de segundos de que Ricardo eyaculaba, pero no estaba dispuesta a tragarme su semen. Conseguí apartar la cara de su pene y me levanté para escupir el viscoso líquido. Era de comprender que Ricardo no se podía quedar así, así que me tiró a la cama. Caí de bruces, ofreciéndole mi trasero. Él cayó detrás de mí. Me agarró mis manos con las suyas. Forcejeamos. Yo sentía en mi espalda sin movimientos de pelvis. Sentía por encima de mis bragas como su pene atravesaba en sentido longitudinal una y otra vez el surco de mis nalgas y al fin una caliente y húmeda sensación en mis bragas, expandirse y mojar hasta la parte baja de mis nalgas mientras mi Ricardo daba hondos rugidos de macho esforzado. Después de aquello, yo no podía engañarme más a mi mismo y tuve que reconocerme ciertamente atraída por lo que mi hermano me hacía. Deseé en los días posteriores que mi hermano me asaltara, pero era lógico pensar que estando como estaban mis padres por allí, Ricardo se retrajera un poco. La sorpresa llegó esa noche que mis padres salieron al cine. No hacía ni una hora que habían salido. Ricardo debió pensar que era tiempo suficiente para confirmar que mis padres encontraron entradas. Yo estaba arreglándome las uñas delante de los libros., haciendo como si estudiara. Llevaba unos pantalones cortos como de playa. Mis muslos asomaban casi enteros. Eran unos de esos pantaloncitos que si una no tiene cuidado, le aparecen los pelos de las ingles por los lados. Arriba sólo llevaba una camiseta blanca. Mi madre me había dicho muchas veces que Ricardo no paraba de mirar cuando vestía así, pero yo no sólo no hacía caso, sino que ahora, deseaba espolear sus instintos. Ricardo apareció en la puerta de mi dormitorio. Tiró de mi mano sin decir nada y me puso de pié con decisión pero con suavidad. Me acerqué a él esperando un abrazo que no tardó en llegar. Mi boca se fundió con la suya y comencé a sentir como sus manos
bajaban mis pantalones. Siempre que mi hermano me hacía algo que me gustaba no podía evitar la coletilla —¿Qué haces?.— — Te voy a proporcionar placer. Te voy a hacer yo hoy una paja. Quiero que te corras en mi mano— mi hermano me lo había puesto tan bien que me quité la camiseta. Ricardo me besó más apasionadamente todavía. Luego tiré de mi pantalón hacia abajo, y alzando una rodilla y luego la otra, los llevé hasta los tobillos y me deshice de ella. Sentí que Ricardo tiraba de mis bragas hacia debajo. Yo hice lo mismo que antes y pronto sentí mi sexo libre de ropa. Separé mis piernas al sentir que los dedos de Ricardo se enredaban en los rizos del bello de mi pubis. Ricardo me mordió la oreja y dio un tirón de ella, luego metió su lengua profundamente en su interior. Aquello me puso loca. Él se iba colocando detrás de mí y pronto sentí como su polla, metida dentro del pantalón, dividía mis nalgas ligeramente en dos, como una de sus manos me amasaba los pechos y como la otra se deslizaba suavemente por mi vientre, hasta encontrar mi hendidura. Sentí la yema de sus dedos rozándome el clítoris. Me constaba que Ricardo no tenía mucha experiencia, así que puse mi mano sobre las suyas y las guiaba. Le indicaba lo que quería sentir. — ¡Asi! ¡Suave! ¡Así!.— Ricardo a veces se dejaba guiar, pero potras tomaba la iniciativa y sentía la presión de sus dedos en mis pechos o en los labios de mi sexo. Presionaba y me obligaba a clavar mi trasero en su ingle. Se paró para deshacerse de su pantalón. Los veía arremolinados en sus tobillos. Luego volvió a sobarme de nuevo. Ahora sí sentía su pene caliente en mi espalda. Su escroto rozaba mis nalgas. Estaba muy excitada. Mi sexo empezaba a destilar el jugo del amor y Ricardo hizo algo inesperado, deslizando su mano hacia mis piernas y metiendo uno de sus dedos dentro de mí. Doblé levemente mis rodillas y luego intenté ponerme de pié. Mi hermanito movía el dedo de dentro afuera. Yo empecé a empujar su mano hacia dentro de mí mientras sentía que me pellizcaba las tetas. No aguanté más y comencé a correrme. Mi hermano, al sentirme respirar acelarada primero y luego gemir roncamente, o bien por los movimientos descontrolados que ahora realizaban mis caderas debió de sentir la proximidad de su orgasmo. Lo sentí esitrarse en mi espalda e intuía su estado. Alargué una de mis manos por detrás de mi espalda y le cogí el escroto, moviéndolo como queriendo jugar con sus bolas. Una exclamación llenó el aire de mi dormitorio —¡Puta!.— Y al momento sentí la respiración jadeante de Ricardo, y el semen deslizarse por entre mis nalgas, desde la parte baja de mi espalda, mientras Ricardo me apretaba contra él cogiendo fuertemente mis dos senos. Me dí la vuelta para besarle, y nos entregamos a un beso fenomenal. No me pude negar a ponerme de rodillas y lamer la cabecita del pene manchado de semen de Ricardo
cuando poniendo sus brazos en mis hombros y presionando de mi cuerpo hacia abajo me pidió. –Límpiame.— Me estaba acostumbrando al sabor de su lechecita. Como os he dicho, mientras mis padres estaban en casa era difícil que Ricardo me hiciera nada, pero en cuanto se iba, era otra cosa. No se de donde obtenía la información, pero parecía que seguía un plan metódico. Un día después de haberle masturbado un par de veces y de el haberme metido el dedo otro par de veces durante la anterior semana, coincidimos de nuevo solos. Yo había animado a nuestros padres a salir para que Ricardo pudiera jugar conmigo y mis padre, con toda confianza salieron. Yo me había puesto el camisón, pues era de noche y mi hermano apareció, como siempre. Yo ya me había acostumbrado a sus dedos y no concebía mayor placer que sentirme penetrada por ellos, por eso, cuando hacíamos estas cosas, Ricardo y yo no necesitábamos hablar. Mi hermano me hizo una seña y yo me puse de pié. Entonces bajó los tirantes de mi camisón y me dejó desnudos los pechos y los hombros inmovilizados junto al cuerpo. Al verme indefensa me pellizcó los pezones ligeramente mientras nos besábamos. Ahora me costaba menos excitarme y era estar cerca de Ricardo y empezar a ponerme caliente. —¡Subete el camisón!.— Me ordenó mi hermano. Obedecí. Él hizo la otra mitad del trabajo y me bajó las bragas. Al sentirlas en mis tobillos, yo separé las piernas esperando que se pusiera de pié y metiera su mano entre mis muslos por debajo de mi vientre hacia dentro de mi rajita. No fue así. Ricardo, en cuclillas buscó mi sexo con su boca y pronto sentí sus labios restregarse contra mi sexo. Me separó los labios del coño y encontró mi cresta, excitada, larga, abultada y colorada. La lamió repetidamente. Me hacía enloquecer cuando para mi decepción lo vi separarse y hacer como si escupía un pelo. Lo intentó otra vea pero no pareció gustarle. Comprendí que mis pelos constituían para el un impedimento. Me cogió entonces y me empujó hacia la mesa de estudio. Me senté con las piernas separadas y Ricardo, colocado entre mis muslos, de pié, me hizo suya introduciendo sus dedos en mi vagina, pringándose de mis jugos mientras me mordía el cuello y la clavícula, y yo le dispensaba calientes y tiernos besos en lugar de fieros mordiscos. Al Día siguiente, al salir de la ducha, le robé una maquinilla de depilar a mi madre y con cuidado, me afeité el toto. No tardaron en faltar de nuevo mis padres de la casa. Estabamos los dos viendo una película en el salón. Yo esperaba que Ricardo me lo pidiera de un momento a otro. Llevaba una minifalda y una camiseta, y como siempre que sabía que me quedaría a solas con mi machito, sin sujetador. Me miró fijamente y sin parpadear me dijo. — ¡Quítate las bragas!.—
Mis bragas salieron de mis piernas rápidamente. Ricardo, mientras veía la película puso la mano en mi muslo y la fue subiendo. La sentía caliente cada vez más cerca de mí y aquella parsimonia me excitaba. De repente noté sus dedos rozando mi sexo. Ricardo puso una cara extraña y luego comprendió. Me inspeccionó cada trozo de piel de mi vientre y se convenció de mí desnudez total. Ricardo, sin mediar palabra se desnudó y yo adiviné que debía hacer lo mismo. Quedamos los dos desnudos, de pié el uno frente al otro, nos sentamos y nos abrazamos. Nos entregamos en un profundo beso mientras nos acariciamos y comenzamos a estimular nuestro sexo mutuamente. La mano de Ricardo se movía por mi vientre, comprobando la suavidad de mi piel y al poco, su boca empezó a buscar primero mis senos, entreteniéndose en besar fuertemente los pezones y morderlos con los labios. Luego me hizo tirarme en el sofá, lamiendo mis pechos aplanados contra mí misma por la fuerza de la gravedad. Sólo una de mis piernas colgaba del sofá. Ricardo buscó mi sexo con su boca separándola de la otra y a la ve empezó a poner su cuerpo sobre el mío, pero sin echarse sobre mí. Sentí cada una de sus rodillas a ambos lados de mis mejillas mientras su cara se hundía entre mis piernas que estaban agarradas entre sus brazos. Su lengua me lamía hoy, sin problemas de pelos sueltos, el sexo, de arriba abajo y de adelante hacia detrás. Yo sabía lo que quería, pero tal como estaba lo que podía hacer era agarrarle el pito y lamer sus testículos. Lo hice y Ricardo se excitaba y me lamía con saña. Le propuse a Ricardo una postura mejor. Pablo se tumbó en el sofá, con la cabeza sobre un cojín y yo me puse en la misma forma en que él estaba antes. No tardé en sentir mis nalgas y mi sexo, ocupados por su cara mientras yo, ahora podía engullirme entero el pene de mi hermano. Aquello era delicioso, por que además, Ricardo se ayudaba con los dedos y me los introducía en la rajita profundamente, mientras me lamía alrededor. Yo me esforzaba en lamerle de la mejor forma posible, lentamente pero con decisión, como si fuera lo más delicioso del mundo. Ricardo comenzó a mover sus dedos dentro de mí y mi excitación fue subiendo. Estaba insertada por mi sexo y por mi boca. Sentía además su lengua en mi clítoris y eso me animaba a lamer la cabecita de su pene. Ricardo se empezó a mover suavemente y yo comencé a realizar también suaves movimientos pélvicos, moviendo mi sexo delante de su cara, haciendo que su lengua me lamiera todo el sexo y que su dedo me penetrara con más profundidad. Por mi parte, sentía su pene salir y meterse en mi boca con mayor velocidad, ya que a la que yo le imprimía a mi cabeza, se sumaba la que el mismo le daba con sus movimientos. Estaba a punto de correrme cuando noté el viscoso líquido inundarme la boca. Si lo soltaba y lo escupía, Ricardo dejaría de lamerme y penetrarme, así que succioné para dentro lo que pude y pronto obtuve mi recompensa, pues el verme así, como una guarra, penetrada por delante y por detrás, fue demasiado para mí. Los dos nos movíamos. Eramos el yin y el yan. Nos comíamos desesperadamente el uno al otro y nos agitábamos
restregándonos, sintiendo el cuerpo caliente del otro, su placer, su íntimo sabor. No me arrepentía de lo sucedido, aunque, eso sí, pensaba que haberlo lamido todo era establecer un precedente muy peligroso por que daría pié a que Ricardo me lo pidiera siempre. Estaba equivocada. Ricardo siempre quiere más.Ricardo disfrutaba cada vez más conmigo. (Y yo con él). Sabía que algo tramaba aunque no supiera que es lo que era. Un día me pidió dinero. Se lo dí a cuenta de lo que aún le debía. En realidad no hemos hecho ninguna cuenta de lo que me debo o le debo. Un chantaje es así, una relación unidireccional. Sin embargo, a mí, mi chantaje me proporcionaba gratificantes experiencias. Se fue a la calle y vino muy nervioso. Traía una bolsa, que parecía de una farmacia. Me di cuenta que trasteaba en el ropero de mamá, en el de la ropa vieja.. Lo achaqué a alguna movida sin importancia. Nunca pensé que Ricardo planeara casarse conmigo, es decir, tener una noche de bodas. El caso es que uno de esos fines de semana que mis padres aprovechaban para darse una escapada, noté que mi hermano tenía una actividad fuera de lo normal. Sabía que haría efectivas, desde luego, y una vez más las cláusulas de mis chantaje, así que estaba duchada desde la mañana. Mi hermano me ordenó que me duchara. Serían las seis de la tarde. —¡Pero si ya me he duchado!.— La repliqué. —No importa. Dúchate. Hoy es un día muy importante.— Me duché de nuevo. Me excité pensando en lo que Ricardo tendría preparado. Me imaginé de nuevo enredada en un sesenta y nueve con mi hermano. Al salir, Ricardo me llamó desde el cuarto de mis padres. Yo estaba enrollada en la toalla y llevaba los pelos cogidos con una toalla. Encima de la cama de mis padres había un traje de boda, era el de mamá. Al lado estaba el traje negro de papá. Pesar de que yo ya tenía una idea de lo que Ricardo pretendía, le pregunté —¿Para que has sacado esto?.— —Nos lo vamos a poner.— —Pero, ¿No te da respeto?.— Ricardo calló un instante. Al final me contestó.—¡Si!, pero como la boda de ellos fue civil y no religiosa, he pensado que no tiene tanta importancia.— Yo estaba segura de que el traje de mamá me quedaría ancho, y a Ricardo, el de papá, ni que decir. Mi hermano me sugirió que antes de ponerme el traje debía de ponerme los atuendos adecuados. Me hizo pintarme las uñas de las manos y de los pies de color rojo, y los ojos, los labios de un rojo intenso. Me peiné todo lo más solemne que sabía. Después, mientras él se había colocado los pantalones, que le estaban muy anchos y la camisa, que era una suya y una pajarita, buscó unos calcetines oscuros y unos zapatos. Decidió ponerse los brillantes zapatos de ceremonias de papá, unos anticuados que ya no usaba, probablemente, desde la comunión de Ricardo. Al verme aún enrollada en la toalla, nos pusimos a buscar unas braguitas para la ocasión. Rebuscamos entre las mías, pero aunque había alguna más atrevida que otras, no era
lo que buscaba Ricardo. Me sentí un poco cortada mientras buscábamos entre la ropa de mamá. Eso era lo que Ricardo hacía cuando lo sentía unos días antes buscar en el cuarto de mis padres. Al final encontramos unas bragas de encaje blancas. Eras unas braguitas atrevidas y elegantes, con transparencias donde más debía de haber tapado. Me las puse. Me quedaban un poco anchas, pero me quedaban. Mi hermano encontró el sostén. Ese sí me quedaba muy grande, a pesar de lo cuál, Ricardo insistió. Finalmente, buscamos unas medias y de nuevo tuvimos que acudir a Mamá. Tenía unas de mayas blancas que venían bien para la ocasión y aunque estaban un poco anchas se sostenían. Tuvimos la suerte de encontrar un liguero que no didé en ponerme. La chaqueta le estaba grandísima a Ricardo. A el le sobraban dos tallas. Estaba gracioso. Ricardo extendió ante mí las joyas de mi madre. Mis manos se cubrieron con sus pesados anillos de oro. Tenía ocho anillos de oro puestos, me colocó dos pulseras en las muñecas y también en los tobillos, y aprovechó para colocar un anillo, simple, de oro, en uno de los dedos de mis piés. Sentí el frío en mi cuello cuando Ricardo me colocó aquel collar doble de perlas, y luego, me coloqué unos pendientes muy grandes. Me miré al espejo. Estaba cargada, recargadísima, barroca, pero me sentía sexy. Bueno. El novio me esperaba en el cuarto de la tele. Me fui hasta allí. Ricardo me miró con deseo, con pasión. Me cogió la mano y encendió el video, el responsable auténtico de toda esta aventura. Allí apareció, en la pantalla de la tele, el propio Ricardo disfrazado como de Juez. Leía un documento después de presentarse como funcionario de casamientos a distancia. El papel que leía me obligaba a ser la sumisa esposa de mi esposo, que era mi amo, mi dueño, mi señor, que dispondría de mí como gustase. Decía que el presente se firmaba voluntariamente. Al final se despedía. Miré a Ricardo. Me señaló un documento, igual al leído por vídeo, probablemente el mismo. —¡Firmalo Ya!.— —Pero Yo no lo firmo voluntariamente. Me haces chantaje.— —Bueno, eso no lo sabe el funcionario. Y tienes que elegir...ten en cuenta que algunas de las escenitas entre tú y yo están grabadas...— Me quedé fría. Ahora si que estaba desconcertada. –Le diré a papá que me obligaste.— —¿te obligué? ¿A ser una zorra que se ha entregado por no asumir una bronca?.— — Eres...eres un cerdo.— — ¿Crees que papá va a creer que yo, con dieciocho años te obligué a ti, con veintitantos? ¿Sabes que si esto hubiera ocurrido unos meses antes podría acusarte de corrupción de menores?. Guardé apenada silencio. No esperaba que Ricardo actuara con tan mala leche. Me desperté de mi ensimismamiento al pedirme Ricardo de nuevo que firmara aquello. Lo firmé.
—Guardaré este documento donde nadie lo encuentre.— Me dijo orgulloso, triunfante. Un par de lágrimas corrió el rimen de mis ojos. Tengo que decir que he buscado el documento y no lo he encontrado. Sí he encontrado alguno de los vídeos con las escenitas de nosotros grabadas, pero sospecho que tiene más. No me puedo fiar. —Y ahora...Vamos a consumar el matrimonio.— Me cogió de la mano y me llevó hacia el cuarto de mis padres. Aquello me hacía sentir como una trasgesora total, como si traicionara a mamá, que usaba las bragas, las joyas, su traje de boda y finalmente, su cama. Al principio no tenía ganas de nada. Ricardo se me acercó para besarme y tuve que inclinar la cabeza, pues los zapatos blancos de aguja, por supuesto, de mamá, me hacían mucho más alta que él. Me comió la boca con un beso apasionado que apenas respondí por compromiso. Se quitó la chaqueta. Había traído un lector de CDs y empezó a sonar una música espiritual, instrumental y exótica. Me cogió. Bailamos. Al sentirme abrazada a él, la verdad es que se me pasó un poco el disgusto. Me gustaban otros chicos y me gustan, pero no cabe duda de que era a Ricardo al chico que más quería y el que más sexo me había hecho disfrutar. Mis besos se fueron volviendo más tiernos, más apasionados. Deseaba descalzarme para estar a su altura. Pero me pidió que me quitara el vestido antes. Me fui desnudando. Veía mi cuerpo sobrecargado de joyas en los cristales del armario y de la cómoda. Me volví a dejar abrazar por Ricardo, que me agarraba de las nalgas mientras con el rabillo del ojo me miraba el culo atrapado entre sus manos. Me desabroché el sostén, como me pidió mientras el se desabrochaba la camisa. Puso en mi cuello su pajarita. Luego, cogió un nuevo collar, de piedrecitas, un poco hippy, y me lo colocó alrededor de la cintura. Nos abrazamos de nuevo. Sentí la textura de su camisa blanca y la piel de su pecho en mis pezones excitados. Me pidió que me quitara las bragas. Mi hermano estaba extasiado viendo como desabrochaba el liguero de las medias para sacarme las bragas. Él se quitó los zapatos y yo pensé que podría quitarme aquellos zapatos altísimos. No me lo consintió. Acto seguido se quitó los pantalones y le ví con unos calzones de los de toda la vida, no unos slips, sino unos calzoncillos largos. La cabecita de su picha quería salirse juguetona entre los botones de su bragueta. Yo me acerqué a él y le desabroché la bragueta mientras nos besábamos. El pene salió de sus calzoncillos y lo acaricié. Ricardo me recompensó tocándome mi rajita desnuda de pelos y metiendo la yema de su dedo dentro de mi rajita humedecida. Me pidió que le diera un lamentón en la picha. No me podía negar, y menos el día de nuestra boda. Fue un lametón descarado pero breve, pues Ricardo me obligó a ponerme de pié de nuevo y me empujó con suavidad a la cama. No abrimos ni siquiera las sábanas. Apartamos la colcha y allí, Ricardo y yo nos echamos, abrazados, besándonos de nuevo.
Cada vez que me movía sonaban las cuantiosas joyas que me colgaban. Me sentía incómoda con los zapatos en la cama. Ricardo se había quitado los calzoncillos y yo acariciaba su pene, dándole masajes en toda su longitud hasta hundir mis dedos en su escroto, cada vez más rugoso. Le cogí sus huevos duros al sentir lamer de mis pezones. Lo tenía entre mis piernas. Yo alargaba mi mano para cogerle los huevos y el me lamía, mordía con los dientes y estiraba de ellos. Me volvía loca. Y cuando aquel pezón estaba ya excitado, mi hermano atacaba el otro. — ¡Follame!— Aquellas palabras salieron de mi boca sin yo quererlo, sin darme cuenta, Le dije. Se lo repetí varias veces. Al fin se puso de rodillas y sacó de la mesita de noche un preservativo cuyo coste había financiado sin saber. Lo sabía por que reconocí la bolsa de la farmacia en que la caja estaba envuelta al lado del preservativo. Ricardo rompió la funda y se lo quería poner aunque no atinaba, pues estaba muy nervioso. Me lo dejó a la tercera vez que se lo pedí. No deja de ser paradójico que yo le colocara el preservativo a mi hermano con el que íbamos a consumar nuestro incestuoso amor. Lo desenrollé suavemente en su pene. Los dos mirábamos en silencio cómo la funda se extendía durante unos segundos. Después, Ricardo me empujó con dulzura, hasta tumbarme en la cama. Mi hermano me cogió los hombros por detrás de mi espalda y me llevó hacia él. Sentí la cabecita entre mis labios, a punto de penetrarme. Yo ya ni me acordaba de la última vez. Le pedí que me penetrara despacio, y Ricardo se portó como un amante comprensivo, ganando mi sexo centímetro a centímetro, segundo a segundo. Me sentía dilatar y creo que Ricardo sentía mi dilatación ante él. Abrí las piernas. Ese era tal vez el motivo por el que Ricardo no quería que me quitara los zapatos. Con los taconazos aquellos, mis caderas parecían obligadas a ensancharse más mi cintura se arqueaba más y sentía mi sexo muy expuesto a sus embestidas. Ricardo me la había metido entera ya y el escroto contagiaba su calor a mis nalgas, como yo contagiaba de mi humedad a la base de su pene. Ricardo ya sabía lo que tenía que hacer. Yo no se si lo aprendió en las películas porno o es un instinto que los hombres tienen, lo mismo que no me acuerdo si me muevo por que me lo pidió el cuerpo la primera vez que lo hice o por que algún chico me pidió que me moviera. No me hizo falta, en cualquier caso, que Ricardo me lo pidiera esta vez. Nos miramos profundamente a los ojos mientras comenzamos a movernos el uno contra el otro, acompasando nuestro movimiento, deseando que el roce fuera el máximo. Mi vagina recogía todo el placer que mi hermano me proporcionaba con su pene. Me había cogido las manos y las manteníamos unidas por encima de mis hombros, y al no tener punto de apoyo, mi hermano me la clavaba profundamente. Sentí mi vagina comenzar a convulsionarse, excitada al ver los esfuerzos que mi macho, Ricardo, hacía ya por vaciarse, por hincarmela, arqueando su espalda, contrayendo sus lumbares, metiendo sus riñones, mirando al techo. Comencé a gemir, con unos gemidos ahogados, roncos, mitigados, rugidos de leona
asmática. Arqueaba mis caderas. Las joyas hacían que al moverme sonaran como cascabeles alrededor de mí. Doblaba la espalda y sentía mi piel húmeda por el sudor, mis peones ardientes sentían el roce del aire y buscaban el contacto de Ricardo, que de pronto se desplomó sobre mí, vacío de semen y de fuerzas, y aunque se continuaba moviendo, lo hacía ya por seguir proporcionándome un placer que ya remitía. Le besé la oreja. —Ya está, amor mío, ya está.— Le dije para sosegarle y después lo tuve un rato encima de mi, disfrutando acariciando sus nalgas sudorosas, intercambiando nuestros besos, nos apartamos. Quedamos en la cara callados y luego, Ricardo fue a tirar el preservativo a la basura, bien escondido, según me dijo, para que no lo encontrara nadie. Bueno. Ahora soy la esposa fiel y sumisa de mi hermano Ricardo. Cada vez que mis padres se ausentan, mi hermano me hace el amor y yo la verdad es que disfruto mucho.
Historia 057 Te comprendo Marcela Me llamo Marcela, tengo 38 años de edad, soy casada, tengo dos hijos, mi hija Andrea de 14 y mi hijo Luisito de 10, mi esposo se llama Luis, tiene 42 años....no es la octava maravilla que digamos, me case con el porque me supo enamorar, ni a mi ni a mis hijos nos ha faltado nada, tal vez a mi algo de sexo....pues el no es muy fogoso en la cama, si tenemos relaciones 2 o 3 veces al mes es mucho y la verdad yo necesito de mas, siempre he sido muy caliente... Físicamente, creo ser una mujer atractiva, nunca me faltaron galanes y algunos guapísimos, pero el amor me llevo a casarme con Luis, mido 1:71 mts...soy llenita.... piel blanca, senos mas grandes de lo normal, lo que mas me gusta de mi son mis piernas y mi trasero, tengo unas nalgas duras y respingonas.... he mantenido así mi cuerpo gracias a muchos aeróbicos, pelo largo negro y ojos claros, mas de una vez me han dicho que aparento menos edad de la que tengo.... El caso es con los años, me enamore de Luis, todo iba muy bien, jamás paso por mi mente alguna vez serle infiel a mi esposo, estos dos últimos años empecé a tener fantasías sexuales con otros hombres que llamaban mi atención, pero solamente en mi intimidad cuando me masturbaba, pues Luis debido tal vez a su trabajo ya no era el mismo amante de antes, así que tuve que empezar a darme satisfacción yo solita De mi familia les dire que es una familia tranquila y muy cariñosa, nos juntábamos muy seguido en casa de mis padres a comer o alguna fiesta, mi familia esta conformada por dos hermanas, menores y Diego, mi hermano de 33 años, recién casado.......... con todos ellos me he llevado siempre muy bien.... Bueno el caso es que un día que nos encontrábamos en una reunión familiar en casa de mi hermano Diego, subí al segundo piso al baño, pase por un pasillo y vi a Diego que se estaba cambiando la camisa, vi su torso desnudo, además de que estaba en calzoncillos pues vi como se coloco después un pants......eso me calentó......seguí mi camino hacia el baño y no podía borrar esa imagen de mi mente, estaba necesitada de sexo ¡¡, pero era mi hermano, jamas habia fantaseado con el, nunca en mi vida se me ocurriria tener relaciones con el, la palabra INCESTO no me atraia, pero mi hermano............... Toda la comida me la pase observándolo, lo empezó a mirar de otra forma, pues mi hermano es un tipo que tiene un cuerpo fornido, hace muchísimo ejercicio....tiene un cuerpo muy bien formado, fuerte, sus músculos lo delatan...su cara es preciosa, tienes muy finas las facciones, total que para disimular mi calentura me acerque a platicar con el y con su esposa Diana, por cierto una preciosidad de mujer, tal para cual......yo toda mi vida habia escuchado comentarios de mi padre que Diego era un mujeriego, que le fascinaba el sexo, que era un infiel por naturaleza, que atraía chicas a montón, cambiaba de mujer como si nada, supuse que seria un gran amante, imagine su miembro y mi pantaleta se humedecio, transcurrida la reunión y le dije a ambos que haber que día iban a la casa a visitarnos. Un Viernes por la mañana tocan a la puerta y vi que era mi hermanito, me puse nerviosa...... eran las 11:00 A.M. mis hijos se habían ido a sus diversas actividades y Luis se encontraba trabajando, como pude me puse un short de mezclilla y un top, me
peine y me puse algo de maquillaje, hacia un calor de mil demonios, baje y lo salude, pero me llamo la atención que no llevaba a Diana, le pregunte por ella y me dijo que se habia ido hacer algunas cosas pero que le habia dicho que lo alcanzara en mi casa, me dijo que si no era inoportuno, le dije que no habia problema y me daba gusto tenerlo en mi casa, no se porque pero me empecé a sentir sexy. Veía como se me quedaba viendo a las piernas así como a mis senos, le dije que porque no me ayudaba por el momento acomodar algunos muebles de la sala y arreglar mi cuarto, me dijo que si, así que subimos hasta mi recamara que estaba todavía tirada, nos pusimos a tender las sabanas y al estirarla pude ver como su mirada se fue a mi entrepierna como tratando de ver algo mas, sus miradas me estaban poniendo cachonda, además Diego iba vestido con un jean ajustado que se le veían bien, sus nalgas resaltaban perfectamente, sus piernas musculosas, no exageradas ¡ ricas ¡¡¡¡ su camiseta resaltaba aquellos brazos fuertes...... Empecé a ponerme nerviosa, mi mente estaba ya imaginando muchas cosas sucias.... estaba muy necesitada de sexo, así que me levante y camine rumbo al tocador, hice como que iba a sacar algo, pero lo que quería yo en realidad era que me viera por detrás, pues tengo unas piernas largas y torneadas además de mi trasero......pude verlo por el espejo como disimuladamente me observaba..... Me volví a sentar mas cerca de el, empezamos a platicar de cosas banales, yo recargue mi mano en su pierna y mi mirada se me fue a su cierre del jean, no se si era mi imaginación o que¡ pero veía que estaba creciéndole un bulto.......y lo deseaba......... era mi hermano pero necesitaba una follada, estaba completamente mojada, mi coño sentía sensaciones llenas de lujuria....llego el momento en que imagine como aquello le creceria y pose mi mano sobre su bulto........me dijo: — Marce, que haces? — Perdoname hermano, pero es que............ No pude continuar, me sentia turbada y comenze a sollozar como una tonta. En pocas palabras le narre lo mal que andaba mi matrimonio en el plano sexual y que desde hacia tiempo mi marido no me tocaba, el parecio comprender de inmediato, poso su mano en mi hombro atrayéndome hacia el y me dijo: — Perdona, pero tu marido es un estúpido al no tocarte......si eres hermosa, siempre lo he dicho. Se puso de los mil colores, yo no le quitaba la mirada de encima, lo miraba fijamente a los ojos, el también en forma por demás retadora me sostenía la mirada..... — Marce, tu eres mi hermana mayor, pero no soy de palo, eres una mujer muy hermosa. Me arme de valor, esta era mi oportunidad, tal vez nunca se volveria a presentar y como ya lo dige me sentia muy caliente. — Diego, crees poder guardarme un secreto?
— Desde luego......dime..... — siempre te admirado, no como mi hermano, sino como hombre — sin quitarle la miráda a los ojos, me acerque y me oi decirle: quiero coger contigo..... — Marcela!!!! La verdad................ yo también.......... —si, mira nada mas, pensé que nada mas yo era la que quería..........me gusta eso, será nuestro secreto que dices? — o.k. será nuestro secreto. Me levante, me digiri hacia el, conforme me acercaba me iba desabrochando el short el se levanto y también se lo quito, ambos nos quitamos la playera hasta quedar en ropa interior, la mía era muy sexy, pues acostumbro a utilizar ropa muy sexy y muy pequeña...... Nos quedamos viendo y como rayos nos empezamos a besar, vaya que rico besaba mi hermanito, que delicia, que ganas!!!!, nuestras lenguas se estaban entrelazando, nuestra saliva era caliente, nuestras manos recorrían nuestro cuerpos, me besaba el cuello, me quito el sostén y empezó a besar mis senos....ahhhhhhh¡¡¡¡¡¡¡¡madre mía ¡¡¡¡¡ me sentía en la gloria¡¡¡¡¡¡¡¡le baje sus boxers y entendi por que muchas mujeres lo buscaban, que pedazo de verga!!!! con mi mano le tome su enorme pené, la tenia muy bien, larga y bastante gruesa, llena de venas, se sentía hirviendo, nada que ver con la de mi marido, ni punto de comparación, aquello si era una verga!!!!....mientras nos besábamos se la empecé a jalar suavemente.....por la forma de gemir de el sabia que lo estaba disfrutando..y yo no se diga, cada vez mas caliente... Me hinqué y aspire su aroma, mis ojos no podian creerlo, mi hermanitos se mandaba severa polla, la mejor que hubiese visto, se la empecé a lamer, de arriba hacia abajo, empezando por sus testículos que por cierto también los tenia bastante grandes, para terminar introduciéndomelo en la boca, (lo que podia) que rico sabia, tenia años que no practicaba el sexo oral, era la verga de mi hermano la que chupaba pero no pensaba en ello, solo deseaba comérmela, extasiarme con su barra candente y deliciosa,.... seguía mamandole la verga...... lo veía a los ojos, seguía gimiendo.......le pregúntaba muy de vez en cuando “ te gusta como te la chupo”, mi hermano Diego contestaba con la respiración agitada que siiiiii¡¡¡ dale¡¡¡¡¡ummmmm¡¡¡¡¡¡¡ que rica la tienes¡¡¡¡¡ quiero sentirla adentro de mi¡¡¡¡¡¡¡ esta si que esta apetecible¡¡¡¡¡¡ummmmmm¡¡¡¡ así te había imaginado Diego¡¡¡ummmmmm...... Después de darle una excelente mamada, me levanto y me recostó sobre la cama, me quito el bikini y se fue directo a mi coño dándome lamidas rápidas y despacitas directamente en mi clítoris, mientras con su dedo me acariciaba el ano, ahhhhh¡¡¡¡¡¡¡ que forma de mamar¡¡¡¡¡¡¡¡ que lamidas¡¡¡¡¡¡¡¡ ahhhhhh¡¡¡¡¡¡ asiiii¡¡¡¡ asiiiii¡¡¡¡ diegoooooooooooooo¡¡¡¡ahhhhhh¡¡¡¡¡¡por dios¡¡¡¡¡¡¡¡¡ummmmmmmm¡¡¡¡¡¡¡¡¡ Me vengooooo¡¡¡¡¡¡¡ahhhhhhhhhh¡¡¡ vaya orgasmo que alcance, ya para ese entonces entre los besos y las caricias había tenido un par de orgasmos.....pero este había sido divino............inconscientemente levantaba las caderas y empujaba mi coño hacia su boca en señal de que no parara de lamerlo.......mi esposo tampoco me hacia el sexo oral
pues no le gustaba, decía que le daba asco......yo siempre había tenido la curiosidad por probarlo, pues mis amigas decían que era lo mas rico del sexo y al parecer no estaban equivocadas, yo estaba desatada, mi lenguaje no era el común, porque a mi marido tampoco le gustaba que me expresara como “ metemela” o quieres que te la mame “ o cosas por el estilo, decía que eso era muy ordinario.....pero ahora todo era diferente, me sentía como una adolescente en celo¡¡¡ Mi hermanito por lo que se veía era un experto en lo que se refiere a coger, no paraba de lamerme y yo fascinada..... ummmmmmmmm¡¡¡¡¡¡ahhhhhhhhhhh¡¡¡¡¡ Mis manos la tenia sobre su cabeza, acariciaba su pelo, estaba realmente muy excitada, juro por dios que tuve entre tres y cuatro orgasmos en todo el tiempo que me lamió el coño.......finalmente le suplique “ Diego metemela” me subí mas a la cama y el se subió arriba de mi, no hubo necesidad de guiar a su miembro, solito totalmente erecto, encontró mi coño y entro rápidamente, estaba muy mojada, al sentirlo adentro me volví a venir y fue cuando empezó a moverse, rápido...ahhhhhhhh¡¡¡¡¡¡ yo le acariciaba su espalda, enterraba mis uñas en ellas, las bajaba a sus nalgas que eran hermosas, duras y paradas, lo empujaba hacia mi, mi coño quería comérselo todo, queria que se perdiera en mi concha, era grandioso sentirlo adentro, su verga estaba hecha a mi medida, era perfecta, del calibre que mi coño había añorado siempre, mi pelvis palpitaba de tanta excitación......... Después el me levanto y me apoyo sobre la pared y me puso en posición, me abrió las piernas y me la metió...ummmmmm¡¡¡¡¡¡ ahhhhhhhhh¡¡¡¡asiiiii¡¡ Diegooooooo¡¡¡¡¡¡¡ohhhhhhhh¡¡¡¡¡metemela así¡¡¡¡¡¡¡¡ ahhhh¡ La tienes grande, dura como a mi me gusta¡¡¡¡¡¡¡así metemela hermanito¡¡¡¡¡¡¡oooohhhhhh¡¡¡¡¡ahhhhhhhhhh, cogemeeeeeeee, ahhhhhhhhhhh, Me vengooooooo¡¡¡¡¡¡ahhhhhh¡¡¡¡ las piernas me empezaron a temblar producto del orgasmo que tenia en esos momentos..... Después me puso en la posición de perrito, el de pie y yo sobre la cama, que rico¡¡¡¡¡¡¡¡¡me tenia agarrada de las caderas, me estaba cogiendo fuerte, muy rápido........su dedo me lo introducía en el ano, que placer dios mío¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡ me decía: Te gusta hermanita? siiiiiii¡¡¡¡¡¡ ahhhhhhh¡¡¡ ohhhhhhh¡¡¡¡¡¡ asiiiiiiii¡¡¡ ohhhhhhhh. No tarde mucho en tener de nueva cuenta otro orgasmo gigantesco....... Después yo le dije que se recostara, me monte sobre el, con su verga bien adentro empecé a mover las caderas, Diego me ayudaba, tomamos un ritmo muy sincronizado.......nuestras respiraciones agitadas, nuestros gemidos se escuchaban fuertes, el sudor corria por nuestros cuerpos........yo no paraba de contornearme fuerte, Diego empezó a gemir mas rápido, empecé a moverme mas duro..... — Mmmm… como deseaba tu piel, tu aroma… — Ay Diego… te deseo tanto… bésame el culo… Y diciendo esto me coloco de nuevo en cuatro patas como una perrita deseosa de sentirlo de inmediato y levanto mi culito hacia su cara, pues se cuanto le gusta esto a los hombres y separando mis nalgas comienza a pasar sus dedos por la vagina primero
y por el culo después impregnándolo por completo con mis flujos para así introducir un dedito suavemente por allí. El siguiente paso, la lengua, tanteando apenas con la punta para comprobar el efecto que producía en mí. La pasa tímidamente de la conchita hasta el ano, tan delicadamente que me sentí morir. — Como me gusta tu espalda, y ese culo tan rico, que banquete!!!!! — Cómetelo entero… que esperas… El ni corto ni perezoso arremete contra mis nalgas lamiéndolas, mordisqueándolas y separándolas con sus grandes manos, masajeándolas en círculos, encendiéndome aún mas, haciéndome gemir y jadear de manera incontrolable para lo cual el es un completo experto. Mi culo está completamente dilatado por sus caricias y lametones. Estoy tan excitada que mi vagina parece a punto de explotar de tan hinchada y húmeda que se encuentra. Gotas de sudor descienden por todo mi cuerpo y siento que el momento de un nuevo orgasmo se aproxima pero el se detiene y se separa un poco de mi cuerpo… que espera? me pregunto… y pego mi trasero a su verga para frotarme contra ella. — Marce, te la puedo clavar por el culo? — Diego,uhmmmm, hermanito, no preguntes y metemela por favor!!!!! Me da escalofríos recordar lo doloroso que es al principio pero el deseo le puede al miedo y me coloco en posición de recibir su verga curva de nuevo dentro de mi. Esta vez los preliminares han sido mas largos y mi culo esta tan dilatado que sé que no habrá problema. Comienza a introducir la punta poco a poco y luego el resto. Siento que todo da vueltas y quedo apoyada en los codos debido al dolor a pesar que el ha sido tan cuidadoso. Empiezo a gemir pero poco a poco me voy acostumbrando de nuevo a este intruso tan deseado y querido hasta el punto que yo misma comienzo a moverme hacia delante y atrás pegando mis nalgas contra la parte baja de su abdomen. Siento sus bolas chocar contra mi vagina y el dolor se torna poco a poco en placer. Me apoyo en mis manos nuevamente para darle mas firmeza a mis movimientos, moviendo mis caderas en círculos y de vez en cuando Diego me dijo: me vengo, hazte a un lado, ya me vengo.....” vente adentro” quiero sentirte..........ummmmmmmm¡¡¡¡¡ahhhhhhhhhhhhh¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡acelere el ritmo, soltamos un gemido al mismo tiempo ahhhhhhhhh¡¡¡¡¡¡¡ me tape la boca y se la tape a el......... ummmmmm ahhhhhhh¡¡¡¡¡¡ nos venimos juntos....nunca lo había experimentado...... nunca me había venido al mismo tiempo con mi esposo, el cual había sido mi único hombre en la vida........ la dura verga de mi hermano palpitaba en mi ano entregándome deliciosos y calientes chorros de esperma, durante breves instantes permaneci ensartada, tenia la verga de mi hermano dentro de mí ano, ya me imagino si alguien hubiera entrado a la recamara.....después no paramos y empezamos a vestirnos....
Historia 058 Cuando tenía 15 años Esto sucedió cuando tenía 15 años. Siempre fui una niña muy caliente, no se porque, aunque las maestras en el colegio dijeran siempre que no era de nuestra edad, que nos cuidáramos de los chicos, etc. a mis tempranos quince años, todo en lo que yo podía pensar, era en acostarme con alguien. Soñaba muchas veces en mi clases de ingles, que el profesor me retenía después de clase para cogerme, podía imaginarme como me abría para meterme su verga bien grande hasta lo mas profundo, era tanta mi afición a tener sexo que incluso me le insinué a varios profesores con los que apenas llegué a tener algún encuentro furtivo, me tocaban pero parecía que ninguno se atrevía a metermela. Nunca se me hubiera cruzado por la mente lo que después ocurriría. Un día estaba viendo tele con mi papi, estábamos los dos solos. Desde pequeña he tenido la costumbre de sentarme en sus piernas para ver tele pues el siempre fue muy cariñoso conmigo. Ese día me senté con el, yo llevaba aun puesto mi uniforme que consistía en una falda amplia a cuadros y camisa blanca. Debo decir que ese día me sorprendí de sentirme que con solo estar encima de mi papi, estaba mojada y entonces empecé a excitarme una vez más con la idea de tener sexo. Pero, con papa? Sería posible? De repente sentí su bulto bastante grande lo que me indicaba que el también estaba emocionado. No lo podía creer, mi papa estaba emocionado con tenerme en sus piernas. No sabía si estaba imaginando todo, así que decidí ponerlo a prueba re hice como que me acomodaba para dormirme un poco y abrí las piernas de manera que quedé en medio de su pierna izquierda, traté de abrirlas lo mas normal para que pareciera que era sin querer que lo hacía. Me dio resultado, sentí que su mano se deslizaba como quien no quiere la cosa bajo mi falda y después sentí como empezó a acariciar mi conchita por encima de mi panty. Me traicioné porque me moví un poco, entonces el sacó la mano y ya no hizo nada. Pero estaba feliz, ahora sabía que solo era cuestión de tiempo antes de que lo sintiera entrar fuerte dentro de mí. Esperé mucho para estar a solas con el otra vez, por lo general siempre estaba mama con nosotros. Llegó un momento en que no soportaba a mi mamá por estar siempre ahí. Pero mi oportunidad llegaría pronto, porque mi abuelita se enfermó, y mi mami tuvo que viajar al interior del país para atenderla. Yo estaba feliz, y decidí actuar ese mismo día. Pasé toda la tarde pensando como seducirlo, hasta que se me ocurrió volver a ponerlo a prueba. No me quité el uniforme pero si el panty, me acerqué a la sala de TV, el estaba viendo un partido y le dije: — ¿Qué ves papi? — Un juego de football, quieres ver? —Sí.. Como de costumbre, me le senté con las piernas abiertas, el se agitó cuando me sintió sin nada, se río a medias y me dijo: —¿Qué haces? —Nada, quiero ver tele contigo. —¿Solamente? —Si, pero estoy cansada, puedo recostarme en ti.
—Claro. —Puedo tomar el control de la Telecom. —Sí. El tenía el control en la mano, cerca de su pierna, entonces se lo agarré, y el hizo como que lo retendría, en eso le jalé la mano para que cayera justo en mi falda. Ahí sabía que la quería tener, entonces le dije: —¿Papi me haces mimos? El captó mi idea, y solo me dijo: sí, pero cierra tus ojitos para que sientas mejor. Cerré mis ojos y sentí cuando me metió la mano debajo de mi falda. Como ya tenía las piernas abiertas no le costó, me metió primero un dedo, después dos y empezó a hacer círculos dentro de mi rajita. Yo sentía algo tan rico que pensé que no podría soportarlo, como que no podía respirar, empecé a gemir un poco y el aumentaba la presión, dolor—placer, así iba, aprentándome, en un momento, no me pude contener y puse mi mano sobre su paquete. —¿Quieres tocarlo? —Síiiiii —Tócalo pues, te enseñaré como.. Así pasamos toda la tarde. Cuando terminamos, me dijo.. —Espérame hoy encueradita, te voy a meter algo que te va a gustar mas... Yo estaba emocionada, pero entonces me dio un poco de miedo. ¿¿Y si mama se enteraba?? Aun así, hice lo que me dijo y al llegar la noche, me encueré y me metí de bajo de las sábanas para esperarlo. Al rato de esperar, oí que la puerta se abrió. Venía solo con su pantalón, sin camisa, sin zapatos. —Te voy a enseñar algo nuevo —¿Qué papi? —Espera y lo sabrás. Entonces me agarró las dos manos y me ató una a cada dosel de la cama, y me dijo: —Quiero que abras las piernas lo mas que puedas Así lo hice y me ató también las piernas. Después se quitó el pantalón y mi su verga enorme, inflamada y gorda. La puso en mi boca y yo la empecé a chupar. La primera vez se vino en mi boca, parecía muy complacido de ver los chorros que salían de mi boca, de su leche. Después me empezó a besar toda, me pellizcaba los pezones y mis tetas se pusieron rígidas, mientras me besaba, metía sus dedos en mi concha cada vez mas fuerte, hasta que me dolía, —Papi por favor —Espera, ya veras que te encantará.... En eso sentí que me puso la punta de su verga en la entrada de mi concha y empezó a meterla, a mi me dolía mucho.. —Papi ya no, me duele, ya no —Cállate, ya va estar —¡Pero es que me duele! —Grita todo lo que quieras, pero seguiré... Así siguió hasta que me la metió toda de un solo, yo grité, me dolió increíblemente. Luego vino el mete—saca, mete saca, mete saca, mete saca, a cada empujón sentía que me partía en dos, pero poco a poco, empecé a gemir, lo cual lo excitó mas y siguió mas fuerte —Ya ves putita que te iba a gustar —Mas, mas papi, mas fuerte... Mete—saca, mete—saca, fuerte y duro... no se cuanto tiempo paso, yo gemía, gritaba
y parece que eso lo alentaba a seguir mas fuerte, cuando se vino en mí, me echó toda su leche en mi cuerpo, y después me puso su verga en mi boca una vez mas para que la chupara. Así lo hice. Cuando terminó, me desató y me chupo un rato mi conchita dolorida. Después de eso, papi me visitaba en las noches, para nuestras largas horas de sexo, incluimos muchas cosas, juguetes, vibradores. Nunca más estuve insatisfecha y con papa seguimos teniendo sexo hasta la fecha, hoy tengo 24 años. Mi mama regresó a los dos días de eso, y nunca sospechó que dos días antes, le abrí las piernas a mi papi para que me desvirgara...
Historia 059 Quedara entre nuestra familia Esta historia comienza un día en que regresaba de clases antes de hora porque había faltado el profesor que dictaba la clase antes de la salida. Mi nombre es Laura y tengo 16 años. Actualmente vivo con mi hermano de 17 años y mi madre de 42 años Mis padres se divorciaron hace varios años por lo que casi no vemos a mi padre y nosotros somos muy unidos. A pesar de que quede mal que yo lo diga tengo un cuerpo muy bien formado cosa que heredé de mi madre que con su edad aún se conserva en buena forma ya que practica gimnasia para ello pero, a pesar de ello, luego de la separación no ha tenido otra pareja. Esta historia comienza un día en que regresaba de clases antes de hora porque había faltado el profesor que dictaba la clase antes de la salida. Como siempre llegué a casa y entré y aunque sabía que mi madre y mi hermano estarían en casa a esa hora me extrañó que no escuchara ningún ruido. Me dirigía a mi habitación cuando sin que me vieran sorprendo a mi hermano saliendo de la de mi madre y ésta besándolo en la boca le dice — Hoy te portaste muy bien y me hiciste gozar como nunca, espero que mañana lo repitamos. Yo salí inmediatamente de casa e hice tiempo para regresar a la hora habitual pero no sabía que pensar de lo que había visto y oído, y aunque lo sospechaba estaba dispuesta a averiguarlo. Con esta idea al día siguiente fingí que iba a clases como siempre, pero apenas salí volví a entrar sin que me vieran y subí al altillo donde había una rendija en el suelo que daba justo sobre la habitación de mi madre y desde allí iba a poder observar todo lo que pasara. No tuve que esperar mucho tiempo hasta que vi que mi madre y mi hermano entraban en la habitación besándose apasionadamente. Luego se empezaron a desnudar lentamente y así pude ver el estupendo cuerpo de mi madre, con sus tetas redondas y firmes que daban ganas de chuparlas, su culo bien formado y su coño totalmente depilado que tentaría a un santo. También pude observar la polla de mi hermano que al principio me sorprendió por su tamaño pero luego me sentí orgullosa de que estuviera tan bien dotado. Después de esto mi hermano se acostó en la cama boca arriba y mi madre le empieza mamar la polla tragándosela hasta la garganta aunque por su tamaño no podía metérsela toda en la boca, hasta que mi hermano le larga toda su leche la que mamá trata de no desperdiciar ni una gota pero era tanta que le resbala por la comisura de los labios. Luego es mi madre la que se acuesta boca arriba y mi hermano empieza por chuparle las tetas prendiédose de auellos pezones como un ternero para luego ir bajando la cabeza hasta llegar a su coño y hundiendo la cara en él le hace una lamida que hace que mi madre llegue al orgasmo o eso me pareció a mí por sus gemidos y por que le pedía a mi hermano — más, no pares, Aaaahhhhhh –
En los momentos siguientes mi hermano se pone encima de ella y la empieza a penetrar, primero despacio y luego más rápido, en tanto mi madre le dice — más fuerte, dale toda tu leche a tu mamita. Siiiii. Pero la cosa no terminó ahí porque luego que mi hermano acabó dentro de ella y después de descansar un ratito mi madre le empezó a mamar nuevamente la polla hasta que esta estuvo totalmente empinada. En este momento mi madre se pone en cuatro patas y le pide a mi hermano que se la meta por el culo — Metésela por el culo a tu mamita que se que a vos te gusta como a mí – Y mi hermano sin hacerse rogar la embiste fuertemente cosa que a ambos los hizo gozar, hasta que mi hermano nuevamente descargó dentro de ella ese líquido que tanto deseaba. Ellos quedaron tirados en la cama exhaustos después de la sesión de folleteo. Yo sin poderme contener hurgaba mi raja con incontenible calentura y durante ese rato me corrí varias veces como una loca. Después de observar todo lo que les conté salí de casa y simulé llegar del liceo como siempre. Pero en lo que pensaba día y noche era como hacer para que mi hermano me hiciera lo mismo que a mamá ya pesar que era virgen soñaba con tener esa tremenda polla dentro de mí. Un día en que mi hermano y yo quedamos solos me decidí a intentar excitarlo para ver si lograba que me follase. Me vestí lo más provocativamente que pude poniéndome una minifalda de cuero negro, y arriba un top transparente que dejaba ver mis tetas redondas y bronceadas y no me puse ropa interior. Bajé así vestida al living donde estaba mi hermano y me senté delante de él, el tan pronto se dio cuenta de mi presencia me miró y al notar como estaba vestida se sorprendió un poco pero enseguida dirigió su mirada a mis tetas y luego a mis piernas las que yo abrí para que me viera el coño cosa que el hizo y lo que vio seguro que lo excitó porque en su pantalón se notaba como su polla crecía, en ese momento yo me desnudé completamente y le dije con picardía — ¿Te gusta? — a lo que contesto — Claro hermanita – Yo me fui acercando a él y agachándome le bajé los pantalones y luego el slip y al hacerlo aquella polla enorme saltó hacia adelante como una catapulta, yo la tomé con mis manos ya pesar de que nunca lo había hecho antes la empecé a mamar, el me empujó la cabeza pero no era necesario pues era tanto el gusto que me daba que no quería largarla e intentaba metérmela toda en la boca aunque por su tamaño no me cabía. Luego de un ratito descargó toda su leche en mi boca la que yo traté de tragar aunque era tanta que no pude tragarla toda pero la que tragué me gustó. Mi hermano todavía estaba con la polla empinada cosa que me encantó y por lo visto el quería seguir gozando de mi cuerpo porque me hizo acostar sobre un sofá y me empezó a chupar las tetas, yo me sentía encantada de que lo hiciera y después de un ratito se dedicó a chuparme el coño, yo me sentía en la gloria y tuve mi primer orgasmo. Luego de desnudarse me preguntó si era virgen a lo que contesté que si, pero que quería que fuese él el que me desvirgase, a lo que el asintió diciéndome que estaría encantado de ser el primero. Entonces me empezó a meter su polla suavemente hasta que chocó con mi himen por lo que dio un fuerte empujón para romperlo, yo pegué un pequeño grito que él apagó tapando mi boca con la suya metiéndome su lengua hasta la garganta, después del
primer momento ya no sentí ningún dolor por lo que mi hermano me dejó de besar y siguió metiéndome su polla cada vez más adentro lo que me enloquecía de gusto, luego de metérmela toda y de que yo me acostumbré a ella empezó un mete y saca suave pero profundo, Estábamos en lo mejor de la faena cuando veo entrar a mi madre por la puerta la que se nos queda mirando al principio sorprendida, pero luego complacida porque nos dice — Veo que tienen una fiestita, lástima que no me hayan invitado – En ese momento mi hermano me llena mi coño con su leche llegando así a mi segundo orgasmo. Mi madre entretanto nosotros descansábamos se desnudó completamente y se acercó a mí diciéndome si había disfrutado con mi hermanito y que ahora era ella la que me iba a hacer gozar. Dicho esto me besó por todo el cuerpo deteniéndose en mi coño y lo empezó a lamer mejor que como lo había hecho mi hermano poniéndose de tal manera que su coño quedó al alcance de mi boca por lo que yo le lamí el suyo, y fue un 69 perfecto que disfrutamos de principio a fin llegando ambas al orgasmo en el mismo momento. Mi hermano en ese tiempo ya se había recuperado completamente y al vernos a nosotras gozar como lo habíamos hecho tenía su polla totalmente empinada y reclamó metérmela en el culo, yo al principio me resistí pues su polla era demasiado grande pero luego el tomando una crema me fue metiendo un dedo, después dos y hasta tres dedos en mi agujero que lo fue abriendo, hecho esto me puso la punta de su polla en el culo y la fue metiendo poco a poco hasta que tenía la mitad de su tronco adentro esperando a que me acostumbrara. A mi me dolía bastante y se me llenaron los ojos de lágrimas por lo que mi madre me consolaba besándome y diciendo — Al principio duele pero después vas a gozar como nunca – Poco a poco el dolor pasó y mis gemidos de dolor cambiaron por gemidos de placer, al notar esto mi hermano me terminó de meter toda su polla empezando luego a meterla y sacarla primero despacio y luego más fuerte hasta que desparramó dentro de mí aquel líquido que me enloquecía de placer. Y no se si gocé más con esto que cuando me desvirgó tanto fue lo que lo disfruté. Después de estas experiencias tenemos sexo muy frecuentemente con mi hermano, con mi madre o entre los tres siempre que queremos porque tanto mi madre, mi hermano y yo en todo momento estamos dispuestos a ello y nunca damos muestras de cansancio. Aunque he tenido relaciones sexuales con otras personas, hombres y mujeres lo que más disfruto es cuando lo hago en casa y en familia.
Historia 060 Nos se volverá a repetir Mi hija de 17 años Carolina está realmente buenísima. Sus medidas son 93—60—90, y os aseguro que sólo con mirarla te pones cachondo. Es alta, con el pelo rubio y por los hombros, unos pechos preciosos, grandes, duros y muy bien puestos, y un culo increíble también duro y bien puesto. No es un secreto que mi hija es un poco zorra, ya que siempre ha tenido muchos novios y sé de buena tinta que ha llegado hasta el final con muchos de ellos. El día que pasaron los hechos era un sábado de hace tan sólo dos semanas. Eran las 23:00 horas, mi hija había quedado con su último novio, pero éste le había dado plantón y finalmente se había quedado en casa. La verdad es, que mi hija desde que tenía 15 años que me producía una excitación terrible pero siempre me había contenido porque era mi hija. Esa noche mi mujer no estaba porque estaba de viaje, y mi hija y yo estábamos mirando la televisión sentados en el sofá uno al lado del otro. Al ser ya un poco tarde yo estaba sólo en calzoncillos que es como duermo, pero ella vestía con un top de tirantes ajustadísimo y una minifalda cortísima. Yo llevaba un rato mirándola y estaba cada vez más excitado, incluso tenía una considerable erección, pero ella parecía no darse cuenta. Mientras que la miraba no podía parar de pensar que muchos chicos habían gozado de ella, y yo también quería hacerlo. Puse mi mano en su muslo y comencé a acariciárselo, ella ni se inmutó porque creiría que era un gesto puramente cariñoso. Yo, al ver su reacción, comencé a subir mi mano por su muslo, entré mi mano por dentro de su minifalda hasta llegar a las bragas y comencé a acariciarle el coño por encima de ellas. Ella se dió cuenta de lo que hacía, pero no hizo nada para remediarlo. Yo, cada vez más excitado introduje mi mano por dentro de sus bragas y comencé a acariciarle el coño cada vez con más frenesí y finalmente ella sin mediar palabra me cogió la mano y me la apartó. Aunque mi hija no decía nada parecía muy sorprendida por mi comportamiento, pero disimulaba mirando la tele. Yo, cada vez más excitado introduje una mano por dentro de su top y de su sugetador y comencé a acariciarle un pecho, pero ella finalmente me apartó la mano de nuevo y me preguntó si me había vuelto loco, pero yo sin responder la tumbé encima del sofá y me puse encima suyo. Ella me preguntó que hacía pero yo comencé a besarla ya tocarla. Ella me pedía que parase, pero sin embargo no se resistía demasiado. La desnudé de cintura para arriba y comencé a besarle y sobarle sus preciosas tetas, y ella seguía diciéndome que parase. Yo no le hacía ni caso y seguía jugando con sus pechos, se los toqueteaba y chupaba sus herguidos pezones. Deslicé una de mis manos hasta su coño y pude notar como éste estaba húmedo debido a su excitación, y entonces la acabé de desnudar con gran habilidad. Ella insistía en que la dejase pero se notaba que en realidad también disfrutaba con eso, y yo me quité el calzoncillo, coloqué mi enorme miembro delante de su coño y la penetré con gran fuerza. —¡¡¡Ahhhhhhhhhhhh!!!
Ella dio un gran grito medio de dolor medio de gusto, y yo comencé a meter y sacar mi polla de dentro suyo cada vez con más fuerza. —Ohhhh, ohhhh, ohhhhh, ohhhhh, ohhhhhh. A medida que la penetraba ella gritaba con más fuerza, y se notaba que también estaba disfrutando con eso. Mientras que la penetraba sobaba sus increíbles pechos con mis manos y se los apretaba con fuerza produciéndole a ella un gusto terrible. —Mmmmmmm, ohhhhhhhhh, mmmmmmmm, ohhhhhhh. Los dos estábamos disfrutando muchísimo, y se notaba que mi hija no era nuevo en los temas referentes al sexo. Seguí metiéndola y sacándola hasta que no aguanté más, la agarré fuertemente del culo con las dos manos para poder hacer más fuerza, la penetré hasta lo más hondo y descargué toda mi leche templada. Después de esto acabé totalmente agotado, y nos quedamos los dos estirados uno al lado del otro descansando. Había pasado un rato cuando de repente, mi hija se acercó a mi y me agarró la polla con una mano. Con bien pocas caricias mi miembro ya volvía a estar erectísimo, y entonces ella acercó su boca y comenzó a chupármelo. Se metía y sacaba mi polla de su boca cada vez más rápido, y yo volvía a estar excitadísimo. Ella seguía chupando hasta que finalmente yo cogí a mi hija, la puse a cuatro patas, la agarré fuertemente por la cintura, coloqué mi polla en frente de su culo y la penetré de un fuerte empujón. —¡¡¡Ahhhhhhhhhhhhhhh!!! Ella dió un gran grito de dolor, y yo seguí metiéndosela cada vez con más fuerza. —Ohhhhh, ahhhhhh, ohhhhhhh, ahhhhhhh. Ella gemía fuertemente sin parar, hasta que el dolor y el placer se fueron equilibrando de tal manera que al ginal lo único que notaba era placer. Yo metía y sacaba mi polla de su culo, y ella se apretaba las tetas para producirse más placer. Por fin no aguanté más, así que la agarré aún con más fuerza, y penetrándola hasta lo más hondo me corrí alcanzando un grado de satisfacción insuperable. Al día siguiente hablamos de lo sucedido, y los dos quedamos deacuerdo en que no podía volver a repetirse, pero los dos reconocimos que habíamos disfrutado muchísimo con aquello.
Historia 061 Gratos recuerdos Cumpli apenas 16 años, soy bastante atractiva, no una modelo, pero soy más o menos alta, delgada, de cabello castaño largo y lacio, ojos negros, una boca sensual y mi cuerpo es armónico, tengo pechos pequeños pero bien formados, una cintura pronunciada y una cola casi perfecta. Mis padres nos enviaban a mi hermano Diego ya mí a pasar un mes de vacaciones a la casa de mis tíos en la playa. Yo la pasaba bárbaro porque además de mi hermano tres años mayor que yo, estaban mis tíos y mis primos Luis de 20 años y Hugo de 18 años al igual que mi hermano y un montón de amigos, ya que ellos vivían allí todo el año. Desde chicos jugábamos en la playa desde que salía hasta que se ponía el sol y, cuando fuimos más grandes también íbamos a bailar a alguno de los dos boliches que había en Claromecó y terminábamos viendo amanecer de nuevo en la playa. La de mis tíos era una familia humilde. Mi tío se dedicaba a la construcción y mi tía a la limpieza de casas de familia. Cuando crecieron mis primos le ayudaban a mi tío. Era para mi común verlos con el torso desnudo, sus cuerpos musculosos y bronceados y ese olor a transpiración que me resultaba tan familiar y ya empezaba a despertarme fantasías de todo tipo. Un día de ese verano en que yo ya tenía 16 años, mi tía, tuvo que trasladarse a Buenos Aires por dos días a hacer unos trámites. Me había invitado a acompañarla pero preferí quedarme porque el tiempo estaba espléndido y yo me divertía muchísimo con mi hermano, mis primos y las amigas que ya me había hecho. Después de comer, a la hora de la siesta, yo estaba acostada en la cama de la pieza que me habían destinado, (había otro dormitorio para mis tíos y un tercero para los varones) descansando el cuerpo y la piel cubierta solo con una sábana, cuando sentí que entró alguien sin hacer ruido. Me relajé cuando advertí que era mi tío quien se sentó en la cama a mi lado y comenzó a acariciarme el cabello. No me extrañó porque era muy cariñoso conmigo. Cuando bajó su mano por mi espalda, aún encima de la sábana, me puse alerta y cuando la posó en mi cola, sobresaltada me di vuelta y le pregunté qué hacía, si se había vuelto loco. Nada, me contestó él, quédate tranquila que yo se bien que te gusta, te veo en la playa como vas casi desnuda con ese bikini que apenas te tapa haciendo calentar a los chicos. Le dije que me dejara o se lo contaría a mi tía a su regreso. Me tomó de la cara con fuerza y me tapó la boca para que no gritara. No chiquita, me dijo, yo le voy a contar a tu tía que te la pasás provocando a tus primos y que te has acostado ya con más de un chico en la playa, todos lo saben. Ella se lo contará a tus padres y ya sabes como reaccionarán ellos que son tan moralistas. No, por favor tío, no les digas eso a mis padres, alcancé a suplicar, sabes que no es verdad, que soy virgen. Pero no me oía o hacía que no me escuchaba. Había deslizado la sábana y me acariciaba los pechos que comenzaban a erizarse. Yo volví a suplicarle y me advirtió: no le voy a decir nada si te portás bien, pero tenés que ser muy obediente ¿me entendiste?. Así me gusta, me dijo, siéntate en el borde de la cama, mientras se bajaba los pantalones.
Me sobresalté ante el tamaño de su miembro y eso que aún estaba medio flojo. Nunca había tenido uno tan cerca. Había visto otros antes espiando a mi hermano y mis primos cuando se bañaban y también cuando jugábamos “al doctor” y nos acariciábamos el cuerpo desnudo haciendo que nos revisábamos, pero éramos más chicos y nunca había tenido uno tan grande frente a mi cara. Como vio que yo no sabía qué hacer tomo una de mis manos y la apretó contra la base de su miembro y me indicó que la subiera y la bajara. Que lo mojara con mi saliva para que se deslizara más fácilmente. Yo observaba perpleja como iba creciendo de tamaño y se iba endureciendo mientras asomaba su cabeza por debajo de la piel. Fue entonces que me la metió en la boca y me dijo: vas a comerla como se come un helado. Al principio me dio un poco de asco el olor a pis ya sudor, era un olor animal, pero al rato me acostumbré y empecé a disfrutar, al fin de cuentas ya estaba deseando desde hacía un tiempo que ocurriera. Sentí que salía un juguito y que su miembro no paraba de crecer. Mi tío me tenía agarrada del pelo, igual pude ver como se le entrecerraban los ojos, echaba la cabeza hacia atrás y empezaba con un movimiento rítmico a metérmela más profundo en la boca hasta que estalló en un mar de leche dentro de mi boca. Quise evitarlo pero el líquido me ahogaba y no tuve más remedio que tomármelo todo. Mi tío con los ojos entreabiertos y con un hilo de voz me dijo: te gustó putita eh, tengo más para vos, ahora pásale la lengua hasta que no quede ni una gota y volvió a mostrarme su mano abierta amenazadora. Pasé la lengua por su miembro desde la base hasta la punta con especial cuidado de su cabeza. No me detuve hasta que no hubo rastros de semen. Estaba excitada, me había mojado toda entre las piernas. Ahora más tranquilo empezó a besarme ya acariciarme los pechos. Al verme excitada pasó con fuerza su mano por mi raja que estaba mojada por mis líquidos y me metió un dedo hasta el fondo y lo hizo jugar adentro. Yo jadeaba y me dejaba hacer. Cuando su miembro estuvo otra vez erguido extendió su camiseta en la cama y me acostó encima de ella. Abrió mis piernas, se pasó saliva en su miembro y me la fue metiendo de a poco hasta que entró toda. Yo ahogué mi grito pero no pude evitar el dolor. Sentía el peso de su cuerpo encima mío que me cabalgaba como un animal y me daba una mezcla de placer y dolor. Acabó rápidamente otro torrente de esperma que inundó mi pequeña vagina. No llegué a acabar pero sentí un enorme placer. Cuando sacó su miembro vi que mezclado con el semen que bañaba mis muslos había un charco de sangre. Casi me desmayo al verlo. Se levantó, me ordenó que lavara la camiseta antes que volviera mi tía y que como me había portado bien no le diría nada a nadie. Le obedecí y volví a acostarme. Estuve toda la tarde tirada en la cama llorando. Por la noche en la cena ninguno de los dos obviamente hizo mención de lo ocurrido, aunque mi tío me tiraba indirectas del tipo: se te ve más grande Vivi, estás más crecida, sos toda una mujer y mi hermano y mis primos se reían a carcajadas mientras yo, roja como un tomate, me moría de vergüenza. En mi cuarto, después de cenar pensé que todo había pasado, que había sido una pesadilla y que al otro día iría a la playa como todos los días. Me equivoqué. Ya me estaba desvistiendo para dormir cuando entraron mis primos. Iba a gritar cuando el mayor me agarró y me dijo: eres una buena chica, vas a obedecer o todos se van a enterar. ¿entendiste? me dijo apretando el brazo. Alcancé a balbucear que si, que me iba a portar bien entre sollozos, entonces me hizo inclinar mientras me susurraba en el oído: ya eres una mujer, y ahora vas a portarte como una verdadera mujer. Las mujeres son todas unas putas y les gusta que las cojan, a lo macho, a lo animal. Entrégate como la puta que eres y la vas a pasar muy bien. Me calmé. No
tenía escapatoria, además, cuando me susurraba en el oído me excitaba. Mientras se desnudaban Hugo continuaba hablándome: me vas a chupar la pija como te enseñó mi papá, verdad putita, y yo no podía evitar excitarme. Se paró delante mío mostrándome su miembro. Ese miembro que yo había visto otras veces y que también había deseado. Lo tomé y empecé a pasarle la lengua con ganas como había aprendido mientras lo estimulaba con mi mano frenéticamente. Sentía como crecía y se endurecía en mi boca con ese olor y sabor de animal que reconocía con gusto. Mientras hacía lo mío, Luis se colocó detrás mío y me quitó la bombacha, separó mis piernas y me pasó su lengua por mi raja. Una vez que estuvo mojada comenzó a pasarme los dedos por la entrada de la vagina y por la cola. Se me doblaban las piernas del placer que sentía. Estaba toda mojada y gemía desenfrenadamente. Nunca había sentido tanto hasta ahora y tuve mi primer orgasmo antes que Hugo acabara en mi boca. Me tragué toda su leche y lamí su miembro como había aprendido. Me detuve un momento cuando vi que entraba mi hermano, temí que me matara por lo que estaba haciendo, que terminara todo en una tragedia. En una fracción de segundo pensé mil modos de disculparme y de explicarle que yo no había sido, que me habían forzado. No hizo falta, se sentó en la cama, sacó su miembro del pantalón y comenzó a masturbarse mirando a mis primos abusar de mi. Al ver esto, continué con mi trabajo sobre el miembro de Hugo que quedó algo más flojo pero reluciente. Mi hermano tomó su lugar, era demasiado, todo el morbo se me vino encima, era el colmo. Más me calentaba cuanto más prohibido. Chupé su pija con fruición mientras Luis me tomó por la cintura y me la puso por la vagina de un solo golpe y comenzó a galoparme. Su miembro no era tan grande como el de mi tío ni tampoco como el de Hugo, pero igual era de un tamaño importante y sentí que golpeaba las paredes de mi vagina con fuerza. Mi hermano que se había estado pajeando mientras observaba acabó casi al mismo tiempo que Luis. Yo alcancé mi segundo orgasmo. Tenía la boca llena de leche al igual que mi vagina además del propio chorro que yo había lanzado. Era el turno de Hugo que ya se había recuperado y me tiró violentamente sobre la cama boca abajo y me montó como a una yegua. Eran animales que me estaban cogiendo y no cabía en mi de gozo. Los otros dos se recuperaban disfrutando como Hugo me cabalgaba. Alcancé el tercero de mis orgasmos al mismo tiempo que mi primo llenaba mi vagina con lo que a mi me parecieron litros de semen hirviendo. Estaba agotada y me costaba sostener el peso del cuerpo flojo de Hugo que no terminaba de eyacular. Se ve que tenía acumulada esperma desde hacía rato. Se corrió de mi lado cuando terminó y pensé que eso era todo, pero no. Mi hermano me tomó por el pelo y sin decir palabra, como si estuviésemos en alguna de las tantas peleas que teníamos de chicos, me colocó al borde de la cama en cuatro patas como una perra. Se ubicó detrás mío y me pasó saliva en el orificio de mi culo que estaba ya un poco mojado. Le supliqué que no lo hiciera y el muy bruto me dio un golpe fuerte con la mano abierta en mi cola por toda respuesta. Se mojó el dedo en mi vagina que estaba llena de jugos y esperma y me lo metió con fuerza en el culo. Volvió a repetir la operación pero con dos dedos y la tercera vez ya era su miembro el que me estaba partiendo en dos. El animal me lo puso de golpe y me hizo saltar del dolor. El miembro se salió. Entonces me tomó con una mano de un hombro y con la otra se ayudó a metérmela despacio. Una
vez que estuvo adentro pensé que no habría nada igual, que no podía ser que tuviera semejante pedazo de carne endurecida adentro de mi culito virgen. Lo sacó y lo puso un par de veces hasta que entraba y salía con facilidad. Entonces empezó la cabalgata. Me sentí una yegua que es cogida por un caballo. Me galopaba hasta que descargó todo su esperma en un chorro interminable que llenó mi culo de leche y placer. Me chorreaba semen por los muslos y no paraba de eyacular. Creí que me moría. Me dolía todo y no paraba de gozar. Cuando la sacó y soltó mi hombro me desplomé en la cama. Era más que suficiente. No pensaron lo mismo mis primos que ya estaban calientes otra vez y con sus miembros erguidos esperando por mi. Hugo me empujó contra la pared, me hizo levantar una pierna y me la puso de parada. Apoyada contra la pared me levantó la otra pierna y me la sostuvo con sus manos a la altura de su cadera mientras me la daba contra la pared. Creí que me iba a reventar la cabeza y la espalda. Antes de acabar me llevó así como estaba y se acostó en la cama y yo arriba. Putita, movete vos me dijo. Pasé mis piernas por sus costados y me moví con las pocas fuerzas que me quedaban. Antes que me desmayara, Luis se sumó para ponérmela por el culo que estaba ardido. No alcancé a decir nada que ya la tenía adentro. Luis llevaba el ritmo y yo en el medio del sándwich. Alcanzamos a terminar los tres casi al mismo tiempo. Me acompañaron al baño y me ayudaron a higienizarme. Después me depyoron en la cama. Al otro día amanecí con fiebre y dolores por todo el cuerpo. Cuando llegó mi tía por la noche me dijo que debía ser un resfrío de sol, que debía cuidarme más. No pude hacerlo porque sin que ella supiera, todas las noches hasta que terminaron las vacaciones, alguno de mis primos o mi hermano o mi tío me visitaban a escondidas por mi habitación y algunas veces en la siesta también. Fueron mis mejores vacaciones. Aún hoy, cuando los veo muy de vez en cuando a mis primos revivimos esos momentos. Con mi tío ya no y con mi hermano, cuando viene a Buenos Aires capaz que si. Yo creo que así fue como empezó todo y ahora me pasan algunas cosas como las que he relatado anteriormente.
Historia 062 Consolandola a ella Mi hermana había llegado ese mismo día, había venido para quedarse unos días, su marido tenía que hacer un viaje y mi madre le dijo que se viniera a casa, hacía escasamente un año que se había casado, ocupó la antigua habitación suya que estaba justo al lado de la mía. Os diré que mi nombre es Raquel, mi hermana es mayor que yo, tiene 25 años y su marido 30, tras la cena y la consiguiente tertulia ante la tele, decidí irme a dormir, tenía que madrugar al día siguiente, al poco de estar acostada oí como se abría la puerta de la habitación de mi hermana y entraron los dos, al poco los ruidos de la cama delataron lo que estaban haciendo… cesaron enseguida. Al día siguiente cuando volví a casa desde el instituto ya se había marchado mi cuñado, a mi hermana la encontré seria, supuse que por la ausencia de su marido, cuando acabamos de comer yo me fui a mi habitación a tumbarme un rato, al poco entró mi hermana y se sentó en la cama, estaba seria y le dije que si le pasaba algo, sin contestarme empezó a llorar, me levanté y la abracé y le pregunté que sucedía y me dijo que eran problemas de matrimonio, a lo que le dije, mira Ana, cuéntamelo por favor, y ella me contó, que es que siempre que hacían el amor ella se quedaba con ganas, que él la acariciaba y enseguida se excitaba y se la metía corriéndose en seguida y dejándola con muchas ganas y que anoche volvió pasar lo mismo, y le dijo que ella necesitaba también sentir placer, y él contestó que estaba cansado que otro día. Yo no dije nada y le acaricié el pelo y le dije con toda naturalidad que si se quedaba con ganas que se masturbara, y dijo que antes lo hacía pero ahora no se sentía con ganas, me preguntó si a mi me pasaba lo mismo y le dije que no… Yo había tenido novio y desde hace un año pues tenía mis aventuras con chicas, y le conté que no siempre pero acababa teniendo el orgasmo con él, no le dije que tenía aventuras con chicas… cuando se le pasó se fue a su cuarto… a la noche me dijo que si no me importaba que durmiéramos juntas y se pasó a mi habitación…no me importó… Nos desnudamos y yo me quité el tanga y me puse unas braguitas más cómodas para dormir. Me puse una camiseta y me tumbé en la cama ella se puso también una camiseta y hablamos del tiempo que hacía que no dormíamos juntas, apagamos al luz y ella no dejaba de dar vueltas, estaba inquieta, le dije que se calmara, y le pregunté si quería que la abrazara, sin esperar respuesta lo hice yo, a su espalda pegada a ella y con mis manos por delante, con mis manos en su estómago, su camiseta era corta era verano y dormíamos encima de la cama sin taparnos…Mi mano le acariciaba suavemente su estómago como para que se calmara…alguna vez rozaba su pechos por la parte de abajo. Pero no era mi intención pasarme con ella lo hacia de manera natural. Además era mi hermana, y aun teniendo confianza no le conté de mis aventuras con chicas. Al poco ella se volvió hacia mi y mis manos quedaron prácticamente en sus nalgas me dijo que gracias por consolarla y me dio un beso en la mejilla. No sabría explicarlo pero mi mano acariciaba lentamente su culo como antes lo hacía con su estomago, mi mano estaba encima de sus braguitas, al poco noté como cambiaba la respiración de mi hermana, a mi me empezaba a subir un calorcito excitante… por lo
que decidí parar con los tocamientos… Pero cual no fue mi sorpresa cuando me dijo que si podía seguir acariciándola que se relajaba mucho… no dije nada y seguí. Esta vez fui más decidida y ya eran más descaradas mis caricias, bajaba hasta los muslos y le pasaba mi dedo por su raja del culo, por encima de las braguitas…ella me susurró que nunca le habían hecho esas caricias, tan cariñosa y delicadamente, y le dije que no se preocupara, y esta vez metí la mano por debajo de la braguita acariciándole las nalgas de forma suave despacio. Sabía lo que estaba haciendo pero no sabía la reacción de ella, mi dedo se paseó por su raja del culo, cada vez llegaba más abajo hasta rozar su coño, ella trataba de no suspirar pero se le escapaba algún gemido… yo estaba poniéndome muy mojada… y excitada… le susurré en su oído que estaba junto a mi boca que si le gustaba… ella me dijo que mucho, y yo le dije que se dejara llevar y no pensara en nada. Entonces cambié mi mano de posición y le empecé acariciar los muslos despacito, llegué a su entrepierna y le dije que las abriera, separó sus piernas y le acaricié el coño por encima, luego metí los dedos y le acaricié su raja. Estaba húmeda, seguí acariciándole por encima. Sus gemidos ya no los contenía, entonces le separé los labios y mis dedos se desplazaron por su raja. Estaba chorreando… no tardó en estallar en un orgasmo, cerró sus piernas y mi mano quedó atrapada yo estaba sonriendo…. Le besé en la mejilla y le dije que disfrutara del momento, al poco se quedó dormida, yo tardé bastante pues mi excitación no desapareció tan fácil… A la mañana siguiente yo me marché y ella se quedó durmiendo… No puede olvidar lo que había hecho esa noche con mi hermana. Cuando llegué a casa ella se me acercó y me dijo, gracias, y me sonrió, ella tenía que salir así que se fue, llegó a media tarde, mis padres estaban fuera. Estaba yo viendo la televisión, se sentó a mi lado y me dijo que hacia tiempo que no sentía lo de a noche, le dije Ana solo te masturbé, ella pareció avergonzarse y me dijo que lo hacia muy bien… esa noche cuando nos acostamos, yo apenas la rozaba pero ella se acercó y me dijo, hermanita me gustaría repetir lo de anoche, yo le dije que había sido puntual y que lo había hecho sin pensar, y que además a mi esas cosa me excitaban bastante y que no estaba muy bien pues era mi hermana. Ella no contestó, me tomó la mano y la llevó a su entrepierna yo le dije que si seguía así yo también era mujer y con ganas… no dijo nada así que yo tomé de forma descarada la iniciativa, la tocaba y ella parecía encontrarse muy a gusto.. Le dije que la había de desnudar entera y me dijo que hiciera lo que quisiera. Le quité la camiseta y mis labios se fueron a sus pezones, empecé a mojárselos con mi lengua, tenía los pechos pequeños pero enseguida se pusieron duros sus pezones seguí besándole y bajé por su estomago hacia coño… le separé las piernas le besé las ingles, ella estaba gimiendo descaradamente, le paseé la lengua por la raja y le metí un dedo en su coño mientras me comía su diminuto clítoris, no tardó en llenarme la boca con sus líquidos. Una vez que acabó de echarlos me puse a su lado y le besé suavemente en los labios luego le abrí los labios y mi lengua y todos sus líquidos pasaron a su boca. Los saboreaba como una loca, mientras yo seguí metiéndole los dedos en el coño, esta vez fueron tres y al poco se volvió a correr… Entonces estaba tendida en la cama, me levanté un poco y le puse mis pechos en
su cara. Ella comprendió rápido y empezó a besármelos y chuparlos, le dije que me hiciera lo mismo que yo le había hecho, y ella bajó hasta mi coño y me lo besó, lamió y chupó, con mi calentura no tardé en correrme llenándole su boca con mis líquidos, nos abrazamos las dos, y nuestras bocas estaban juntas, saboreando nuestras lenguas nuestros líquidos, nuestro olor a sexo.. Estábamos presas de placer… le dije que quería comerle el culo y la puse en un 69 y empecé a besarle el culo y lamerle las nalgas, le daba mordisquitos y mi lengua jugaba con su culo.. ella me metía los dedos en mi coño … mi lengua logró meterse en su culo y ella gemía descaradamente, después le metí un dedo y ella se apartó… yo le sujeté la cintura y presioné entró muy fácil… ella ya no se resistió. Luego le metí dos y cada vez llegaba más adentro, lo sentía demasiado mojado pero ella empezó a menear su cintura y al poco estalló en un orgasmo bestial yo saqué los dedos no estaban manchados pero tenían ese olor tan característico y tan excitante nos pusimos de rodillas en la cama y le di a chupar los dedos que ella succionó de forma ávida… después me colocó a mi encima y empezó a besarme el culo y morderme las nalgas, me metió dos dedos de golpe y me estuvo besando las nalgas y fallándome con los dedos largo rato hasta que no pude más… y me corrí como una loca. Después sudadas y agitadas fuimos al baño nos íbamos a duchar cuando le dije que se pusiera de rodillas en la bañera y dándole un beso en los labios le dije que no se asustara pero que me apetecía y empecé a soltar el pis sobre sus pechos me meaba y ella incluso ponía la mano como si fuera una ducha. Luego me tumbé yo en la bañera y ella de pie me meó entera desde el coño hasta los pechos me gustaba el calor, sentirme duchada de esa manera. Después nos reímos y nos duchamos con un montón de caricias añadidas que nos llevaron a corrernos las dos a la vez follándonos nuestros coños con los dedos, fue algo morboso excitante. Esa noche dormimos estupendamente las dos abrazadas, a la noche siguiente volvimos con nuestros juegos pero esta vez me dio una sorpresa, por la tarde había salido a comprar un arnés doble una parte para el coño y la otra para follar, me lo puso y me dijo que la follara como si fuera un hombre. Después de las caricias la puse de rodillas en la cama y le metí la polla en su coño mientras la otra parte me follaba el mío… como no era muy grande se lo metí todo, y cada vez que golpeaba contra sus nalgas me producía un inmenso placer, se corrió ella antes que yo, pero decidí que era hora de probar a metérselo en el culo, le besé el culo se lo lamí y le dije que se lo iba a meter, ella me dijo que por favor que no, que por ahí no lo había hecho nunca le seguí besando y ensalivando, estaba muy lubricado por la corrida de su coño y poco a poco se lo metí, ella se quejaba de dolor, yo paraba pero no lo sacaba hasta que entró todo. Estuve quieta un rato y después poco a poco empecé a follarla yo estaba al borde del orgasmo, chorreaba por mis piernas, estaba gozando solo de poder poseerla de esa manera… cada vez la enculaba más rápido ella apretaba su culo contra mi haciéndome sentir follada al mismo tiempo, por la otra parte la que se metía y devoraba mi coño, ella se estaba acariciando su coño y no tardo en correrse pero yo seguí follándola con fuerza y me corrí también al poco, ella me dijo que no parara que le venía otro y seguí. Al poco sentí mis piernas mojadas, se estaba haciendo pis al mismo tiempo, y al chocar
nuestros muslos me mojaba yo. Pusimos la cama, disfrutamos de forma salvaje las dos, ni que decir que nos hemos hecho amantes y que compartimos ese gran secreto.. Ella me ha confesado que no ha vuelto a discutir con su marido, si la quiere follar lo hace, y ella no dice nada solo sonríe, pensando que lo que siempre ha anhelado lo tiene. Nos vemos todas las semanas y una vez en su casa y otra en la de mis padres somos dos cuerpos en uno...
Historia 063 Lo sorprendi en pleno acto día en que estando solos mi hijo y yo en casa, al pasar por delante del cuarto de baño, me dí cuenta que estaba masturbándose. Todas las madres sabemos que nuestros hijos se hacen pajas, pero esa vez al pararme junto a la puerta me pareció que le oía decir mamá entre jadeos. Me quedé extrañada y creí que no lo había oído bien así que me fuí a la cocina. Al poco rato mi hijo salió del cuarto de baño y vino a la cocina, sin decirme nada me abrazó y me dió un beso en la mejilla, junto a los labios al tiempo que me decía: — Que guapa eres mamá, si no fuera tu hijo, me casaba contigo. Debo deciros que mi hijo tiene veinticinco años, no es un crío, es muy guapo y muy cariñoso. Esas muestras de afecto eran naturales en él, pero aquel día después de lo que había oído, me quedé un poco azorada. Me dejó sola y fue al salón a ver la televisión, mientras yo me quedaba con mis pensamientos. No se como pasó, pero me puse muy susy pensando en mi hijo y en que yo su propia madre pudiera excitarle. Seguía dándole vueltas al asunto cuando noté que tenía los pezones duros como piedras y las bragas empapadas y ya solo tenía una idea en la cabeza, necesitaba que me follaran y quería que fuera mi hijo. Dejé la cocina y fuí a mi habitación, al pasar por el salón me acerqué a mi hijo por detrás del sofá donde estaba sentado y acariciándole el pecho, le di un beso en los labios, mientras le decía: — Cariño, me a gustado mucho lo que me has dicho en la cocina, si no fuera tu madre... te comería. Lo dejé en el sofá notando como empezaba a tener otra erección y me metí en mi habitación para ponerme sexy. Me coloqué unas bragas blancas con un orificio central que dejan ver mi precioso y pelado coño y unos sujetadores sin copa que dejan mis pechos al aire, me pinté los labios de rojo sangre y solté mi cabellera sobre mis hombros. Por encima me puse una bata de estar por casa nada excitante. Como ya me imaginaba, mi hijo, no tardó ni cinco minutos en volver a meterse en el cuarto de baño, iba a volver a pajearse, pero esta vez no le iba a dejar, su leche iba a ser para mí. Llamé a la puerta y me contestó con voz entrecortada: — Está ocupado mamá. — Abre, es una necesidad urgente — Esta bien, espera un segundo. Abrió la puerta y sus pantalones de pijama no podían ocultar su gran excitación. Ver aquel bulto, me puso todavía más susy. — Que estabas haciendo ahí encerrado — Nada que tenía un apretón — Sí, ya veo que te aprieta bastante — le dije mientras le acariciaba su polla.
— Mamá, que haces — no sabía que hacer ni donde meterse. — Mira cariño, he estado pensando en lo que te he dicho antes y la verdad no me importa ser tu madre, te comería igualmente, me he puesto muy caliente y estoy loca por que me folles. Y mientras le decía esto, retiré mi bata y le dejé ver mi esplendoroso cuerpo aderezado con la lencería. Se quedó como hechizado mirándome y me dijo: — No te puedes imaginar lo mucho que he deseado que esto pasara, ni en mis mejores pajas me imaginaba algo así. Siempre me han gustado las mujeres gordas, y eso es por tí. Tienes un cuerpo precioso mamá. — Gracias, tu también pero hoy no me siento tierna, hoy me siento como una perra en celo y necesito un semental que me clave su dura polla y me llene de leche. — Te voy a dar tanta leche que vas a explotar mami. Fuimos a mi habitación y lo tendí sobre la cama de matrimonio abrí mis piernas y me senté sobre él, solo notar como la polla de mi hijo entraba en mi húmedo coño, me corrí de gusto y él también. Su semen salía a borbotones de su polla y notaba como me llenaba las entrañas. Su miembro seguía duro como un palo, así que lo volví a meter en mi coño, mientras jugaba con mis tetitas. Sentí las manos de mi hijo en mis caderas, como sus dedos se hundían en mi carne, como me apretaba con fuerza las nalgas, clavándome sus uñas y yo me moría de deseo. Hacía años que no me ponía tan caliente. Cogí sus manos y las llevé hasta mis pechos. — Por favor, juega con ellos, masajéamelos, me excita tanto. — Quiero comérmelos mamá, quiero mamar de esas tetas que me alimentaron de pequeño. Empezó a trabajarme las tetas con total dedicación mientras yo clavaba mis uñas en sus pezones, estirándoselos y rascándoselos. — Así, cariño, como me gusta, que bien te follas a mamá. — Tienes el coño más caliente que he probado nunca, que bien me follas. Empezamos a movernos cada vez más deprisa hasta que noté que su leche se agolpaba a punto de estallar y entonces me bajé de él mientras le decía: — Cariño córrete en mi cara. — Mamá, que susy eres, chúpamela y trágate la leche de tu hijo. La primera explosión me dió de lleno en la cara su leche colgaba de un mechón de mi cabello, la segunda ya no la dejé escapar y devoré aquel miembro hasta que se quedó flácido y vacío, luego colocándome otra vez sobre él pasé mis manos por mi cara
recogiendo los restos de su semen y comiéndomelo con gula le dije: — Está satisfecho, mi macho, le ha dado placer su gordita. Me contestó: — Me has dejado totalmente a gusto mamá... por ahora pero creo que mi polla se va a acostumbrar a tí, después de follar con una mujer como tú las demás no me van a excitar tanto, además tú eres mi madre y eso es insuperable. — Pues ya lo sabes aquí tendrás a mamá abierta siempre para tí Hace ya tres años de esta historia y seguimos follando como locos.
Historia 064 Cuando cumplió los 16 Yo siempre iba a mi casa mi prima de 16 hasta que un dia tuvo que pasar algo inolvidable. Era un día sábado de repente fue a mi casa a visitarme mi prima yo estaba con mi enamorada en ese instante ya entrar mi prima mi enamorada me dijo que tenia que ir a la universidad así que yo le dije a mi prima que se quedara a esperarla a su tía mientras yo me fui a dejarla a mi enamorada a la uni me demore como media hora en ese trayecto cuando regrese a mi casa mi prima seguía aun todavía en ese instante llamo por teléfono mi madre y me dijo que mi padre la había llamado a su trabajo y que iban a demorar por que la había invitado a cenar entonces le dije a mi prima lo sucedido entonces le dije a mi prima que quisiera hacer mientras regresan mis padres y me dijo que quería ver películas entonces nos pusimos a ver películas y nos aburrimos entonces le dije a mi prima que le parecía si nos íbamos a bailar entonces me dijo vamos nos fuimos a la disco tragos van y vienen ya mi prima estaba mareada yo estaba un poco entonces tocan una musica romántica y salimos a bailar. Rozamos nuestros labios sin pensar en eso nos miramos fijamente a los ojos y sin pensarlo dos veces nos dimos un beso entonces yo me di cuenta que ella quería mas que eso le propuse irnos a otro lugar y me acepto. salimos de la disco la embarque en mi moto y nos fuimos a un hotel al entrar al cuarto no besamos profundamente y caímos en la cama la empecé a besar sus hermosas tetas y vi que poco a poco se iban poniendo duritas le baje mi boca por su ombligo y empecé a lamerla lentamente le bajé sus bragas y empecé a lamerle su rico coñito que estaba afeitadito como para la ocasión ella después de un rato se levantó de la cama y me comenzó a quitarme la ropa hasta que me quede en trusa interior y le miro fijamente a mi polla que estaba completamente erecto se acerco sus labios a mi trusa y con sus diente me fue sacando hasta quedar desnudo volvió su cabeza lo miro nuevamente a mi polla y comenzó a lamerme lentamente hasta comenzó a tragarlo con su boca todo mi pene me vine dentro de su boca. Luego de un rato ella me dijo que le hiciera por su coñito pero que lo lubricara por que era su primera vez que lo hacia entonces yo completamente excitado la tumbe a la cama le abrí las piernas y vi como estaba mojado todo su coñito ya se había venido una ves con mi polla en su boca comencé a penetrarla lentamente hasta que se lo metí de una sola empujada le hice gritar de placer y dolor por que sentí que algo le salia de su coñito y era sangre de lo que yo le había roto su himen era su primer hombre la ponía en todas las poses y ella accedía aun con su coño ardido le gustaba le dije que se ponga en posición perrito ella se arrodilló y vi su rico culo redondito. Comencé a lubricar su coñito por que le dije que la iba a introducir por allí entonces al ver su rico culo afine mi puntería y como estaba también lubricado se la empuje hasta que le hice llorar ella me decía que le dolía y que se lo sacara pero no la hice caso y le empecé a montar una y otra vez hasta que me vine dentro de su culito rico. Después de esa experiencia inolvidable con mi prima ella cada vez que quiere que se la tire va a mi casa
Historia 065 Una buena ducha Mi hermana, con quien habitualmente vive mi padre, viudo, quería ir de veraneo, después de algunos años sin salir de la capital a causa de las frecuentes dolencias de éste. Así pues, me llamó un día para pedirme que me encargara del cuidado de nuestro padre durante una quincena del mes de agosto y, aunque ciertamente no me apetecía mucho, acepté porque me parecía que mi hermana también tenía derecho a disfrutar de la vida. Mi padre es un hombre de avanzada edad, 80 años (yo soy la hija más pequeña de la familia) y su salud no es muy buena. Tiene problemas en las piernas que le dificultan enormemente caminar, además de otros muchos achaques. Los dos primeros días transcurrieron sin ninguna incidencia digna de mención. Pero al tercer día, debido al gran calor reinante, le animé a que se duchara, pues empezaba a desprender un “tufillo” a sudor poco agradable. La idea no le gustó demasiado porque tenía miedo de caerse en la ducha, por lo que le dije que no había ningún problema, que mejor era que se bañara y yo le ayudaría y cuidaría de él para que no sufriera ningún percance. Dicho y hecho. Abrí la ducha, regulé la temperatura del agua y le invité a pasar al baño. Al principio ambos sentíamos un poco de vergüenza, pero yo no podía dejarle solo y exponerle al riesgo de sufrir un grave accidente. Así que le dejé que se metiera en la ducha y cuando estaba en ella, pasé para enjabonarle. Al verme entrar se giró hacia la pared para cubrir su desnudez y comencé a enjabonarle la espalda. El agua me salpicó por todo el cuerpo y empezó a empaparme por lo que le dije a mi padre que para poder realizar bien mi tarea, si a él no le importaba, me iba a quedar en bragas y sujetador. Su silencio lo interpreté como una respuesta afirmativa por lo que me quedé rápidamente en paños menores y me metí en la ducha con él para poder bañarle mejor. Al ponerme frente a él no pude evitar ver su miembro. Me quedé atónita. Jamás había visto una verga de esas dimensiones. A pesar de su edad, y de estar en estado de flacidez, tenía una verga de unos 18 o 20 cms. y 8 o 10 cms. de grosor. ¡Un auténtico aparato de guerra!. Me quedé como hipnotizada durante algunos segundos sin poder separar mi vista de tan fenomenal miembro, pero al darme cuenta del nerviosismo de mi padre, logré desviar la mirada y empecé a frotarle lentamente con la esponja el pecho, el cuello, los brazos… y así fui bajando poco a poco. Al llegar al vientre observé que su pene empezaba a crecer de forma desmesurada. —Lo siento mucho, hija mía, no se lo que me pasa, pero no puedo evitarlo — dijo él, señalando con la mirada su descomunal instrumento. —No te preocupes, papá, llevas muchos años viudo y es algo normal que te ocurra esto. Además, a cualquier hombre en esta situación le ocurría lo mismo. —Ya lo sé, pero tú eres mi hija y no está bien. —Vamos papá, no seas ahora un remilgado. Además, olvídate que soy tu hija e imagina que soy tu enfermera particular.
Después de este breve intercambio de palabras continué bajando y llegó la hora de enjabonar su hermosa verga. Me puse de rodillas y empecé a masajearla lentamente con la esponja mientras el permanecía de pie, sin dejar de mirar mis preciosas tetas. De pronto sentí sus manos sobre mi pecho intentando quitarme el sujetador. —Hija, perdóname, pero hace tanto tiempo que no veo una mujer desnuda, que me gustaría pedirte un favor. ¿Te importaría quedarte desnuda delante de mi?. —Está bien papá, pero no hace falta que te diga que esto será un secreto entre nosotros dos — le dije yo, haciéndome la estrecha, aunque mi calentura iba en aumento por segundos. Me desnudé totalmente y continué con mi tarea. A estas alturas su polla había alcanzado un tamaño colosal y no dejaba de manosearme el pecho con sus grandes manazas, lo que me producía una calentura como hacía años que no sentía. Sin pensármelo dos veces agarré su cipote y, abriendo la boca todo lo que podía, lo engullí hasta su mitad, porque era imposible tragárselo entero. Le di una deliciosa y lenta mamada, mientras que con mi mano libre tocaba mi húmeda raja que estaba a punto de explotar. Cuando intuí que estaba a punto de venirse la saqué de la boca y se la cogí con las dos manos, sin llegar a abarcarla en su totalidad debido a su enorme tamaño, incrementando el ritmo de la deliciosa paja que le estaba haciendo. En unos segundos brotó de su falo un enorme torrente de leche espesa y caliente que salió disparada hacia mi cara inundándome. Le terminé de lamer los restos de semen de su polla que aún permanecía medio erecta. Me incorporé situándome frente y restregándome su glande en mi raja experimenté uno de los orgasmos mejores de mi vida. Desde ese momento, mi padre se aficionó a las duchas, y perdió el miedo a caerse, disfrutando durante esos días como nunca había imaginado. Nuestra experiencias no quedaron solo en la ducha, sino en otros lugares de la casa, que les contaré en una próxima ocasión.
Historia 066 Embarazada Hasta ahora, solo he tenido un hijo, mejor dicho, hija. Mi niña linda, como me gusta decirle, creció sana; hasta la fecha continúa sin problemas de ningún tipo. Es alta, tan alta como yo y su madre, esbelta, hermosa, y lo digo como hombre, no como padre; además, así la ven mis amigos que la conocen, y los familiares cercanos; creo que sus compañeros coinciden con nosotros, porque la acosan con constancia. Más adelante la describiré corporalmente. Se inició sexualmente hace dos años, es lo que ella dice, y le creo. Hace siete meses se embarazó. Parece que lo hizo intencionalmente; seleccionó al galán, individuo del que no quiere saber nada en estos momentos. Desde su inicio en las maravillas del sexo, se protegía correctamente con anticonceptivos, pero tomó la decisión de tener un hijo, y lo hizo. Hasta ahora ni ella, y menos yo, tenemos una explicación racional que esclarezca la decisión de ser madre a tan temprana edad. Está por terminar la preparatoria, y quien estudiar filosofía; no lo puedo creer, pero eso es lo que ella quiere. Debo reconocer que es una devoradora de libros de todo tipo y que, durante todos sus estudios, siempre ha tenido la máxima calificación, figurando siempre en el primer lugar de su clase y escuela. Un verdadero cerebro esta tan especial hija de mi vida, ¡a quien amo entrañablemente por tantas razones! Como es de suponer, en cuanto su abdomen creció, dejó de ir a la escuela y se enclaustró en casa. Debo señalar que, cuando ella comprobó su embarazo, vino y nos lo dijo muy formal, y muy seria. Nosotros, mi esposa y yo, nunca hemos sido mojigatos, ni muy observadores de la norma. Así que, aclarado su deseo de tener el hijo, la rodeamos de afecto y atenciones. Durante este lapso, se ha dedicado a devorar libros, escuchar música la clásica, que es su favorita, ya escribir no sé qué cosas. Siempre ha estado alegre, se puede decir que feliz en forma por demás manifiesta, felicidad que se demuestra en el relato que sigue. Como les decía, en casa nunca hemos sido conservadores. Por eso no tenemos muchas reservas para las cuestiones sexuales. Por ejemplo, no es raro que cualquiera de nosotros caminemos completamente desnudos por la casa, sin que esto nos altere en lo más mínimo. Mi hija, la llamaré como mi querida Linda, por supuesto, también tiene esa liberalidad. A pesar de lo que dije, cuando yo veía a mi niña semidesnuda, o por completo desnuda, no dejaba de admirar su cuerpazo adolescente. No obstante, les aseguro que nunca tuve ninguna idea sexual al verla, o al abrazarla y besarla en la boca como es nuestra costumbre. Insisto, nunca fantaseé con el cuerpo de Linda, menos con la idea de seducirla. Durante las primeras semanas del embarazo, sintió los desagradables síntomas de la preñez. Cuando se sentía mal, prefería venir a mis brazos para consolarse, que ir a los de su madre, incluso, ésta me llegó a decir que se sentía un tanto desplazada en el papel que tradicionalmente corresponde a las madres. En esos momentos de mal estar, le gustaba acostarse sobre mis muslos estando yo sentado, decía que así me era más fácil acariciarla. En efecto, acariciaba su rostro, alisaba su largo y hermoso pelo, le daba masaje en el cuerpo por todas partes, algunas veces directamente en la piel conforme
ella lo solicitaba. Me enternecía chiquiarla, darle el afecto que necesitaba, estoy seguro. Cuando su panza creció, me pedía casi todas las mañanas que le pusiera crema, solicitud un tanto insólita puesto que ella misma podía untársela en el vientre. Yo le daba gusto; me pasaba muchos minutos untando crema en su gran panza. Ella cerraba los ojos, sonreía como si disfrutara mucho sentir la mano que untada, en realidad una caricia desacostumbrada. Ocasionalmente, la percibí respirar agitada; cuando menos dos veces, jadear como si estuviera excitada. Pero yo ni siquiera prestaba atención a esas manifestaciones físicas. Me concretaba a ver la panza para guiar la mano adecuadamente. Claro que varias veces sus senos rebosantes estuvieron al aire, completamente desnudos; los veía un tanto embelesado, pero, les juro, sin excitarme sexualmente. Es que son unos senos portentosos, demasiado bellos con la plétora preparatoria de la lactancia. Los pezones se le empezaban a poner prietos, y las areolas ya tenían considerables dimensiones. Claro que yo ya había admirado esos senos de virgen adolescente, muchas veces llegué quedarme extasiado durante todo el tiempo que tenía a la vista sus fantásticos senos, soberbios en su belleza. Una tarde me quedé en casa a trabajar en un ensayo; mi mujer se fue a trabajar. Linda estaba en su recámara leyendo no sé qué libro. Momentos antes de concentrarme en mi trabajo, fui a verla para ver si no se le ofrecía algo. Ella me vio, sonrió apartando el libro, y dijo: “de momento nada, papá. Tal vez al rato. No te preocupes, estoy bien... un tanto confusa... pero nada de cuidado. Trabaja, si algo se me ofrece, te echo un grito, ¿sale?”, atribuí su confusión al libro que leía, por eso no le di importancia a la palabra. Estaba ensimismado en la redacción del documento, cuando escuché que se abría la puerta de mi estudio. Sabía que era ella, por eso ni siquiera levanté la vista cuando entró. La escuché caminar en mi dirección, y entonces sí dejé de mirar el papel para verla a ella... ¡la vi venir desnuda, completamente desnuda!, muy bella, con la gran panza reluciente, brillante por la tensión y la crema. De las formas corporales, pasé a verla a los ojos. Vi su mirada muy extraña, un tanto desacostumbrada. Pelé los ojos cuando la vi contonearse y sacar la lengua lamiéndose los labios en una actitud francamente lasciva, lujuriosa. El corazón me latió más fuerte; no pude apartar la vista de los labios sensuales — hasta ese momento me percaté de la extrema sensualidad de todo su cuerpo, de su hermoso rostro, en fin, de toda ella, que desde siempre le conocía ese tipo de actitudes a las que nunca identifiqué, o no quise hacerlo — Más alarma, cuando sus manos empezaron a pasear por su cuerpo, deteniéndose eternidades en sus chichis hinchadas, duras, para luego llevar sus divinas manos hasta las caderas, pasearlas por sus nalgas y, para mi asombro, ponerlas sobre su sexo lleno de pelos castaños, adorables, realmente bellos, y todo dando pasitos cortos, haciendo movimientos de lascivia exacerbada. Se detuvo a unos centímetros del escritorio. Ninguno de los dos habíamos dicho una sola palabra, solo nuestros ojos hablaron. Al estar allí, vi que se lamió con mayor intensidad los labios, acomodó sus dos manos por debajo de las tetas pesadas, y dijo: —Papacito lindo... estoy muy caliente, tengo enormes deseos de coger, de coger mucho, mucho... pero no con cualquiera, ¡quiero coger contigo! — Casi me caí del sillón. Mientras habló, la miraba directamente a los ojos; el rostro tenía la lánguida expresión de las
enamoradas, o de las que están, como ella dijo, enormemente calientes, deseosas de coger. Tragué saliva, mis manos sudaron, mi intelecto derrapó; sin embargo, veía sus chichis increíblemente hermosas, sin poder apartar mis ojos de esa belleza. Con pena, sentí frustración por no ver su vientre completo, y menos sus pelos que se escondían tras el escritorio. No sabía que decir o hacer, solo continuaba tragando saliva; sudaba copiosamente. Fueron segundos interminables, de tremenda confusión, y más por los términos vulgares que empleó para expresar su deseo, — como ella había dicho — de no saber cómo actuar en tan inesperada y terrible situación. Vio mi asombro y mi desconcierto, y continuó: —Entiendo, te entiendo, papá, sé que estás tan confuso como yo estaba hace unos minutos, pensando en coger contigo. Razoné, reflexioné, y encontré que una verga es una verga, independientemente de quien sea el propietario de la verga. Para tomar la decisión, imaginé que tenía un encuentro a ciegas, es decir, teniendo los ojos vendados, lo mismo el hombre con quien me encontraba. Por supuesto que la idea de ese encuentro, era fornicar con un desconocido; claro, lo mismo para los dos. Bien, lo besé y me besó con la pasión propia de quienes están dispuestos a coger rico, sin trabas, sin límites. Luego acarició mis chichis, y yo sus nalgas potentes y redondas. Mientras hablaba, yo imaginaba la escena, por supuesto, me estaba excitando aún contra mi voluntad. —Luego acarició mis nalgas, y yo tomé su verga; luego me agaché, y la acaricié con mi boca, aunque, en la reflexión, no se la mamé, pero ahora pienso que hubiera sido rico, además de adecuado. Bueno, para no hacer más larga esta explicación, caímos al piso, abrí los muslos, puso la cabeza de la verga en la entrada de mi vagina, y yo, al mismo tiempo que él, empujé las nalgas para ir al encuentro de la verga divina que de golpe se metió hasta el fondo de mi anegada vagina. Luego, el fabuloso mete y saca que me hizo llegar a un feliz, portentoso y placentero orgasmo. Recibí su leche en mi vagina, y lo besé con agradecimiento y gozo. En ese momento nos quitamos la venda de los ojos y descubrimos que éramos padre e hija... ¡y no pasó nada!, solo otro beso, esta vez lleno de amor y ternura. ¿Ves que no importa que cojamos tu y yo?, la prohibición es estúpida. Y lo es, porque parte de premisas falsas, es decir, quita la calidad de hombre al padre, y de mujer a la hija, y ¿por qué?, pues nada más porque a alguien se le ocurrió que así debía ser. Se ha dicho hasta la nausea y el vómito, que se prohíbe la cogida entre padres e hijos, porque darían productos deformes, inviables inclusive. Claro que se ha demostrado que es falso de toda falsedad. Pero supongamos que es cierto; el riesgo entre nosotros, para ya particularizar, o mejor, personalizar, ese riesgo no está presente, ¡ya estoy embarazada!, y ni modo que me vayas a embarazar de nuevo — Se reía feliz por este final de su racionalización. Pero imagina otra posibilidad. Supón que vengo y te digo: ¿sabes qué, papá?, Mi amiga María está arriba conmigo, es una chica muy linda, de mi edad, y compañera de escuela. Nos tenemos el chorro de confianza, nos contamos todas nuestras cosas. Pues... — aquí dramatizaría un poco — fíjate que, me da pena, pero pues tengo que decírtelo porque la quiero mucho, y me ha hecho muchos favores... además, yo sé que entiendes muy bien las necesidades de las adolescentes, ¿no es así? Bueno, pues ella dice que le gustas mucho, ¡fíjate!, claro, tu pelas los ojos y sigues atento. Pero, bueno con todo y pena ya me comprometí; fíjate que ella quiere pues... bueno, la neta, quiere hacer el amor contigo — como ese era un primer acercamiento en el
tema de tu hija querida, no me atrevía a decirte palabras claras aunque se consideren altisonantes; a mi son las que me gustan, ya me escuchaste, ¿no? — yo estaba lelo escuchándola sin poder ni atreverme a decir nada, además, su ejemplo anterior me tenía loco... de contento, bueno, como que daba salida a mis trabas mentales, me permitía admirar a mi gusto la belleza desnuda de a mí amada hija que ahora se transformaba en mi muy deseada hija, la hermosa jovencita que, sonriente, dramatizaba muy coqueta e ingeniosa — No pongas objeciones, yo le dije que aceptarías sin duda, incluso, con mucho deseo por aquello de que a quién le dan pan tierno que llore, ¿no es así?. Pero ella, vergonzosa como es natural, te pide que todo se realice teniendo tú, los ojos vendados, bien vendados como para que no la puedas ver, porque ella teme que la identifiques y luego, pues... que te pongas a perseguirla. Yo le digo que no sería así, pero no la convencí, porque para mí sería fantástico que tú pudieras admirar la belleza rutilante de mi amiguita. Entonces qué, ¿aceptas? No creo que te negaras ante esta solicitud verdaderamente colosal de cogerte a una casi niña; creo que para cualquier papá sería un platillo de gourmet, ¿no crees? Entonces, me iría, regresaría en unos minutos, te vendaría los ojos, te diría: espera, en un minuto mi amiguita estará contigo. Y sí, pasados unos minutos sentirías un beso largo en tu boca, además de un sutil perfume que no identificarías como mío. Pero sería yo la que te besaba, y te acariciaba, y pondría tus manos en mis colosales chichis que tú creerías eran de mi amiguita, luego te pediría que mamaras mis chichis, que metieras tus manos a mi pucha, que acariciaras mis pezones. Todas mis palabras con voz deformada para que no la reconocieras. Luego tomaría tu verga, la besaría, pero no la mamaría, porque no corresponde a una chamaquita que se inicia esa práctica que ya es de... bueno, podría ser. Finalmente, pondría la cabezota de tu verga en la puerta de mi vagina, empujaría mis nalgas, jalaría las tuyas con mis manos, y me meterías esa rica vergota que tienes, yo lo sé. ¿Cogimos, no? Yo me iría sin que tú me hubieras visto. ¿Pondrías objeción?, no para nada. ¿Tendrías trabas por haberte cogido a una casi niñita?, para nada, al contrario, te sentirías el más chingón de los galanes. Tal vez nunca sabrías que te habías cogido a tu hija... ¡y todos contentos!, ¿no? ¿Pasaría algo?, claro que no. ¿Te irías al infierno, suponiendo que creyeras en él? por supuesto que no. ¿Entonces?, dime, ¿dónde quedaron las limitantes y las prevenciones?, aún suponiendo que en esa cogida suplantando yo a una amiga no existente me hubieras embarazado, ¿pasaría algo?, claro que no. Solo tendrías un niño que, de acuerdo a los convencionalismos para designar a los parientes, sería a la vez tu hijo y tu nieto, ¿no sería verdaderamente colosal? Entonces, papacito lindo, ¿te vas a coger a tu niñita? Si todavía tienes trabas, te vendo los ojos y piensa, supón que es esa compañerita de escuela a quien acaricias, besas, chupas, mamas y coges. Dime, ¿me permites... darte un chingo de besos? Digo palabrotas porque sé que estas te aceleran, de calientan pues... seguido escucho que le pides a mamá... La interrumpí, me daba un formidable pretexto para eludirla... aunque no estaba muy convencido de que ella se retractara de la propuesta, propuesta y visión de la divina embarazada que ya me tenían súper caliente, muy, pero muy excitado; de todas formas, argumenté: —Eso, eso... ¿no te sientes mal por... ¡traicionar a tu madre!, haciendo que yo le sea
infiel? —No es mi pretensión, digo, si vamos a romper las reglas, esta que mencionas es una menor que, además, estoy segura la has roto en varias ocasiones, lástima que no fuera conmigo. Por otro lado, si nuestras cogidas — porque no creas que será solo por esta ocasión, para nada, quiero continuar cogiendo contigo hasta que los dos ya no podamos hacerlo por estar ¡demasiado viejos... o muertos! — van a continuar, pues... ya veremos las formas de comunicárselo a mamá y, si logramos convencerla, bueno, pues cogemos los tres. Te juro que también deseo besar a mamá, y no como hija cariñosa, sino como mujer hecha y derecha. Sí, no te escandalices, esto de que las mujeres, y los hombres claro, no pueden coger entre ellas y ellos, es otra de las vaciladas que se han inventado contradiciendo la naturaleza y lo que sucede todos los días miles, millones de veces, aunque esté tan terriblemente prohibido, ¿no es cierto lo que digo? La verdad, mi hija, lectora incansable, estudiosa de todo, y presunta filósofa, me tenía anonadado, terriblemente perplejo por los alcances de sus propuestas, ideas, deseos y apetencias. Además, cuando argumentaba, imaginé escenas de amor, bueno, de cogidas, como que ya no tengo razón para ser tan cauto y tan “educado” cuando mi hija es una desbozalada, de cogidas tremendas entre los tres, y..., ¡carajo!, imaginar a mi mujer y mi hija cogiendo entre ellas, me puso tan febril, que quemaba. Pero ya mi hija, sonriendo lujuriosa, coqueta y decidida, daba la vuelta al escritorio; yo estaba sentado, toma mi cabeza, la atraía hacia su cuerpo sin fuerza, como dándome oportunidad a negarme oa levantarme, o correr a la puerta huyendo. Pero mi resistencia, aún sin haber digerido los planteamientos de mi retoño, estaba definitivamente derrotada. Así que, sin pensar ya en nada, viendo la hermosa teta hinchada y prieta en areolas y pezones, tensa por la leche que ya se formaba en su interior, abrí la boca y... la chichita fabulosa de mi hija entró a mi boca. Fue el principio de la tremenda cogida que ese día dimos... ¡padre e hija!. Claro, con la teta en mi boca, mis manos se fueron a las nalgas que tantas veces imaginé duras, tersas, y las apreté, acariciándolas con fuerza. Sentía que mi hija gozaba, que se estremecía, además decía, “así papá, así, mamas divinamente, muerde mis pezones, saca la lechita de mis chichis, papacito, mama, mama” Enseguida, jadeando, gimiendo su placer, me levantó, y comenzó a desvestirme con calma, gozando cada uno de sus movimientos, besando cada centímetro de piel que iba apareciendo, mordió mi remedo de pezones, lamió como perra mi tórax, y sus manos siguieron con el cinturón, luego bajó los pantalones sin dejar de lamer la piel. Yo tenía ya, bueno, desde que la vi entrar encuerada, con la panza reluciente, tenía la verga como riel de ferrocarril, y la erección continuaba incólume. Cuando la verga saltó porque le faltó el sustento de los estúpidos calzones que las reglas nos han obligado a vestir, ella la tomó en sus manos, la acarició con ternura recorriendo la piel para descubrir la cabezota; tengo una tremenda verga cabezona, la verdad; se embelesó contemplándola, viendo como se pelaba la cabeza, admirada de las gotas de lubricante que el ojos tuerto dejaba salir, después, se agachó echando para atrás su culo fabuloso, con lo que mis dedos que estaban por allí, se metieron entre las nalgas, en esa fabulosa barranca que va desde el culo hasta la pucha, y mi dedo índice se solazó acariciando el culito de la bella hija que Dios me dio, bueno, pues ella besó la verga; yo esperaba que se la metiera a la boca, pero ella era, es, una caprichosa inteligente que desde ese día
— no sé antes, ella me dijo que no correspondía a una casi niña, en un primer momento, meterse cínicamente la verga a la boca. En realidad lo hizo así, para aumentar mi calentura, el deseo hirviente de tener todas las caricias posibles con esa formidable hembra que es mi hija. Pero meneó las nalgas de tal forma que mis dedos extasiados en la barranca de los agujeros de las mujeres, tuvieron que caminar hasta adentrarse en la tremenda humedad que era ya la pucha de mi bello retoño. Mis dedos acariciaron las ninfas gruesas de mi hija, llegaron al clítoris y lo sobaron con cuidado, con ternura, caricia que detonó el primer estallido de mi seductora. Jadeó, gritó su orgasmo, suspiró anhelante y me levantó para llevarme hasta una silla sin brazos, me obligó a sentarme luego de besarme con largueza a lengua penetrante y lujuriosamente danzante. Mi verga palpitaba como la de una caballo garañón. Ella se separó un poco para solazarse con la visión de mi fusil presto a dispararse, cosa que ella adivinó por mi mirada anhelante, presa de gran agitación. “Aguanta, papacito, aguanta”, me dijo la muy cabrona. Enseguida me puso las chichis en mi boca para continuar mamándolas, hasta las mordí, incluso algunas gotas de leche pude extraer, así de fuerte las estaba mamando y chupando. Sentí que sus piernas tocaban las mías y las obligaban a cerrarse, percibí, de reojo, que ella avanzaba tanto como la panza y mis mamadas se lo permitían, para lograr sentarse sobre la gran verga que apuntaba al cielo y que, por eso, apuntaba también a la raja de mi hija embarazada; sentí la humedad, antes de ser perfectamente sensible a los labios primero, y después a las paredes de la vagina, mientras mi verga iba metiéndose y metiéndose en la caverna del placer. Sin parar, sin permitir que sus tetas salieran de mi boca, mi adorada empezó a moverse con un vaivén increíble dada la gran panza que chocaba a cada movimiento con mi tórax, pero mi verga era la beneficiaria de tan ricos y lascivos movimientos. Las nalgas iban y venían, mi verga quería vomitar, y por eso mis manos se fueron a las nalgas sin igual de mi hijita, para moverlas acelerando el compás que ella había implantado. Cuando ella estalló, mi eyaculación venía presurosa, pero de nuevo mi malvada, alucinante y sabia sexual, se levantó rápido, bruscamente. Emitió gritos orgásmicos junto con gritos de dolor porque el ponerse de pie mi boca lastimó sus tetas plenas, soberbias, terriblemente tensas preparándose para la lactancia. Emitiendo grititos, suspiros, jadeos, gemidos de perra en celo, sin tener en cuenta mi estado de febril agitación, de casi fúrico deseo de obtener el placer de esta tremenda e inesperada cogida, se sentó en el escritorio, y dijo: “Ven papacito lindo, ven cogedor incansable, ven a mamarme la pucha, mama mucho, mama hasta que me hagas morir de placer” No podía dejar de obedecer. Me agaché, ella abrió los muslos lujuriosos; percibí el olor extraordinario de sus genitales que estilaban jugos, seguramente incrementados con los míos. Puse la boca en su pucha, suspiré, sonreí feliz, luego besé repetidamente esa sagrada pucha de mi hija, para enseguida meter la lengua hasta recorrer todos los recovecos de esa gruta monumental por su belleza, sabor y olor, mismos que absorbí como sibarita del placer, de la mamada misma, bebí sus jugos, saboreé sus ricos líquidos, y me dediqué a besar, lamer, chupar y morder su clítoris crecido por tanta excitación. Puedo afirmar: desde que mi lengua se metió a la raja, los orgasmos de mi hermosísima cogedora, se hicieron casi permanentes. Los movimientos de sus nalgas siguiendo el ritmo de mis mamadas me hacían desear como loco estímulos sobre mi verga de burro.
Y otra vez ella, tal vez comprendiendo mi desatino, dijo: “Ven papacito, ve... pon tu verga en mi boca... pero no dejes mi pucha, hagamos un 69 de fábula por favooooorrrrrrrrr”, había tenido un nuevo orgasmo cuando hice lo pertinente para cumplimentar los deseos de mi ama. Ni tarda ni perezosa, en cuanto tuvo a mano la gran verga, la acarició con sus dos manos, y luego la besó como preámbulo a la gran mamada que inició de inmediato, al tiempo que hacía más violentos, casi feroces los movimientos de sus nalgas para lograr que mi lengua la llevara de nuevo al Nirvana del placer sexual. Los estremecimientos de esas nalgas, los gemidos que emitía y los movimientos de su boca en mi verga, hicieron que mi eyaculación se precipitara, grité como loco, como alguien al que se está torturando sin misericordia, grité y grité mientras aventaba chorros y chorros de leche a la boca de mi retoño que la tragaba mientras emitía grititos velados por el grosor de la verga que en ningún momento intentó sacarse de la boca. Como la emoción del placer me paralizó, mi lengua dejó de moverse, pero no las nalgas que continuaron los movimientos aún más veloces; así fue que, mientras yo terminaba de eyacular, ella mantenía el orgasmo inmenso, intensísimo que se prolongaba con los movimientos febriles de sus hermosas nalgas. Por primera vez, los grititos, los gemidos, los sollozos y los movimientos de las nalgas de mi hija cogedora, amainaron, se fueron haciendo más y más lentos, hasta detenerse. Pero un minuto después, ella sacó la verga de su boca e inició una risa inacabable, diciendo que los orgasmos fueron maravillosos, mientras descendía dejando mi cuerpo tirado en el piso, vino a besarme con ternura, para luego meter en mi boca restos de semen que degusté con placer increíble, tanto que mi verga inició el nuevo despertar. Sus labios continuaron besando y su lengua lamiendo los jugos que había recogido de su pucha estrecha y muy, muy anegada. Lamía y lamía mi rostro, sonreía llena de felicidad, y me susurraba: “Te amo viejito, te amo... y sigo deseándote. Ven, métete otra vez... ¡por favor, métete!”, y se colocó sobre el escritorio poniendo a mi alcance sus preciosas nalgas, el surco fabuloso el culito sonrosado, y la pucha llena de pelos. Mi verga ya estaba de nuevo como brazo de santo... la apunté directo en el culo, pero ella protestó moviendo las nalgas para que la verga fuera al lugar que ella quería, a su portentosa, caliente, tersa y estrecha vagina. Se la metí de un golpe, ella suspiró y se reía diciendo, “¡métela, métela, viejo cabrón!”, claro, los movimientos de mete y saca se iniciaron para el gran placer de los dos. En esta ocasión ella gemía a cada embestida, movía las nalgas de una deliciosa manera, de una forma que yo nunca había visto que unas nalgas se movieran cuando una verga está metida en la vagina. El mete y saca se prolongaba, ella tomó mis manos que jalaban de sus ingles y las llevó hasta sus tetas duras, tersas, ella misma hizo que mis dedos aprisionaran los pezones y luego los pellizcaran con fuerza; gritó de dolor, pero también como presagio de su nuevo y potente orgasmo; después hizo que mis manos tomaran la gran panza y de allí la jalara a cada metida de verga. Las manos de ella fueron hasta atrás tratando de alcanzar mis nalgas pero solo una logró asirse de mi muslo para jalarlo, para que las metidas fueran más intensas, más profundas, a mayor velocidad. Sentí que el orgasmo de mi adorada hijita se prolongaba y yo disfrutaba al máximo deteniendo mi eyaculación con el pensamiento de prolongar las metidas, el orgasmo de mi hija, la visión extraordinaria de esas nalgas moviéndose y viniendo a golpear repetidamente mis muslos, mi vientre y mis huevos y sentir de una excitante manera la panza con el producto moviéndose como si también estuviera
cogiendo. Estaba por eyacular, cuando ella gritó: “¡para, para...!”, se desprendió, me jaló con brusquedad y me llevó a la silla, para montarse sobre la verga que sentí se fue hasta el fondo de la vagina, y luego los febriles movimientos de sus nalgas, sus suspiros, sus gemidos, sus jadeos increíbles y ella jaló mi cabeza para que mi boca mamara sus preciosas chichis de embarazada, las mamé como loco sintiendo cómo mi verga era estrujada por la pucha, por la vagina de mi adorada, la panza chocando con mi tórax, panza que veía arrobado y más caliente me ponía. El orgasmo apenas suspendido, siguió y siguió aun después que mi verga vomitó todo el semen dentro de tan maravillosa gruta del placer, y tanto que ella continuó moviéndose evitando con esos lujuriosos movimientos que mi verga se doblegara. Siguió gimiendo, gritando como loca a cada intensificación de su permanente orgasmo por un tiempo increíblemente prolongado, sin que mi verga se doblegara, para mi asombro, y siguiera erecta, llena de sensaciones placenteras, pero donde las primicias de la eyaculación duraron eternidades para presentarse, y esto cuando el cansancio, la intensidad y prolongación del placer de mi adorada cogedora, iniciaron el retroceso. Cuando eyaculé, ella gritó tan fuerte por el orgasmo que esa hermosa sensación de sentir el choque de los chorros de leche en su vagina le produjo. Dejó caer su cabeza en mi hombro jadeando y jadeando, como si hubiera corrido kilómetros y kilómetros. Cuando nos serenamos, los besos tiernos suplieron la febril agitación, los movimientos lúbricos que los dos habíamos sido pródigos en dar y recibir. Acaricié su espalda, sus nalgas, su rostro, sus tetas separando un poco su bello torso. Mi verga estaba aún en la vagina, lánguida, flácida, pero conservando algo de las dimensiones de la erección. Se levantó, y me levantó. Me acostó sobre el diván y luego ella se montó sobre mi cuerpo diciendo: “Quiero que goces mi pucha llena de mecos, de tu semen encantador, pero... sin lubricidades agregadas, ¿sale?”, y se reía feliz. Así lo hizo, Talló su pucha contra la piel de mi cuerpo, todo mi cuerpo. Yo sentía que era una expresión de agradecimiento y de confirmación del deseo de continuar en las cogidas maravillosas que ese día iniciamos mi hermosa hija y yo. La llevé a su cama. Me acosté junto a ella besándola suave y tiernamente, acariciando todo lo que mis manos alcanzaban hasta que se durmió con una gran sonrisa en los labios. Esta es la historia, historia que se continúa hasta la fecha. Pronto vendrá mi nieto. Ojalá que después... mi hija siga amándome como mujer.
Historia 067 En honor a mi hermana Todo empezó una ves era verano (hace 6 meses de esto) estaba devolviendo una pelota a los vecinos de alado de mi casa cuando sin querer paso por el cuarto de ella y con que me encuentro ella salia de bañarse se estaba a punto de sacar su toalla pero no llego a eso solo que esa toalla se le callo y que ella estaba de espaldas a mi cuando de pronto agacha a agarrar su toalla y que me mostró su hermosa vaginita que salia de entremedio de su entre piernas toda agachad ella se podía ver esa vulva rosadita me daba mucho morbo pero la excitación era mas grande y entonces saque mi verga y empecé a masturbarme descomunal mente hasta que llegue a correrme muy fuertemente era hermoso tener ese culito bien redondito ahí enfrente mio hasta que ella se vistió y ya me había corrido mirando su hermoso cuerpo el día paso y solo estaba pensando todo el día en ella mi hermanita que me pajeaba cada ves que me acordaba de lo que sucedió ese día Llega el fin de semana y ella estaba en su cuarto cuando de pronto me llama y me pregunta Andrés como me queda se estaba preparando para salir a una fiesta con sus amigas y tenia un jeans bien apretadito cuando le digo si hermanita te queda espectacular y me muestra su culo cuando de pronto una reacción que ni yo pude sujetarme solo salio de mi de mi loca obsesión por ella y le agarre su hermoso culo que rico era eso lo amasé todo hasta que de pronto me dice mi hermana: —¿Andrés que estas haciendo? —Nada hermanita disculpame es que tienes un cuerpo hermoso —Si pero somos hermanos me dijo —Ok ok, disculpame le dije. Bueno como les cuento esto también les cuento que trabajo en boliches de dj y siempre llego a tardes horas a mi casa Cuando llego ese dí (era verano obvio) y voy a la heladera por un poco de comida como algo cuando me dirijo a mi cuarto no9 encuentro mi short pensé estará en el cuarto de mi hermanita inocentemente entro y que me encuentro a ella durmiendo en tanguita y sin corpiñito juaaa estaba en mi salsa saque mi verga y empecé a masturbarme ella estaba de espalda en la cama con su hermoso culo hacia afuera osea de mi lado casi afuera de la cama se veía un poquito los labios rosaditos de su vaginita virgen afeitadita yo con mi verga en la mano pajeándome a full hasta que se me ocurre acercar mi verga a su culito como ya les dije fuera de la cama despacito lo acerque y de pronto sentí una gloria solo había rosado sus entre piernas y su conchita que rico se sentía todo tan suavecito esa hermosura durmiendo en la cama y yo con mi pene entre sus piernas empecé a frotar lentamente ella hacía caras como de placer pero estaba dormid yo lo sabia porque la conocía cuando mi pene empezó a largar jugos que ayudaban a lubricar moje sus tanguitas hasta que estaba por llegar a correrme y ella se despertó me quede sin habla me miro y me dijo: —¿Que haces Andrés?
Nada, no le contesté nada re callado solo atiné a guardarme mi verga bien parada a puntito de estallar y salí de su cuarto. Los días trascurrieron no se hablo nada de eso hasta que llego un día domingo todos se fueron a una fiesta menos yo al menos creía que estaba solo obvio me despertaron y les dije que no quería ir que me quedaría durmiendo lo mismo le habían preguntado a mi hermanita María la cual yo creía que había excedido. Cuando me despierto creía que estaba solo salí en pelotas hacia la cocina buscar algo para comer cuando siento ruido en la pieza se abre la puerta del cuarto de mi hermanita ella estaba en casa no había ido a la fiesta pero lo mas vergonzoso fue cuando ella me vio en pelotas y me dijo mirando mi verga —Andate a vestir hermano quieres —Si claro. Huy que vergüenza pero no me importo al cabo de esto paso el tiempo una hora mas o menos creo....al rato comemos hablábamos cosas sin importancia hasta que yo saque un licor de mi padre y me puse a tomar una sorpresa ella no toma pero ese día quería empezar a tomar me dijo que le enseñara solo le dije que tenia que tomar y ya. Entonces sin darnos cuenta empezamos a tomar ya tomar cuando al termino de dos ella empezó a quebrar la vos le estaba haciendo efecto el alcohol que hermoso dije este es mi día así que le di mas y mas alcohol cuando puse musica busque algo romántico y ya ella estaba bailando conmigo empecé a apretarla hacia mi fue hermoso sentir a ella encima mio sus tetitas ricas y su vaginita apretando mi pene totalmente parado hasta que busque su cara y gracias al alcohol nos fundimos en un delicioso un culposo beso el cual me dio pies para tocarle el culo que rico redondito lo moldeaba de mil formas hasta que ella me dijo que no daba mas que quería dormir y le dije que bueno se acostó y yo en mi cuarto pero no podía dejar esta hermosa oportunidad ella con tragos encima podía hacer lo que quisiera con ella agarré después de una media hora fui a su cuarto ella estaba dormida si con una pollerita de jeans que dejaba ver sus nalguitas y un topcito azul hermoso podía apreciar su rico cuerpo desde la puerta de su cuarto y bueno me anime y fui empecé a tratar de despertarla pero no me respondía debido a su estado de ebriedad el cual yo me aproveche y fui sacando su pollerita y su topcito lentamente hasta dejar ver sus rosaditos pezones los cual empecé a lamerlos como dulce eran subes riquisimos ella solo dormía después me atreví a sacarle su pollerita y debajo de eso su rica tanga celeste de seda si mi verga volaba ya me acababa solo hasta que le saque esa tanguita con los dientes que rico es vagina rosadita tiernita que lo primero que se me ocurrió era chupársela lo cual accedí ahí nomas entonces empecé me arrimé y ahí empecé a chupar ya chupar el gusto mas grande de mi vida sin ninguna duda hasta que empezó a despedir jugos vaginales y de pronto tuvo un orgasmo mientras dormía que rico después de eso me clave una rica paja mirándola a ella desnuda y si así seguí pajeándome hasta hoy en día la amo.
Historia 068 Así se inicio Anita mi hermana Así inicie a mi hermanita menor en el sexo, fui su profesor, ahora el aprendizaje es mutuo, pues Anita tiene una imaginación mas grande que la de cualquier director de películas XXX, y ni que decir de su apetito sexual. Anita es mi hermana menor, es de tamaño mediano, es de tez blanca y ojos como su cabello, café claro. Figura esbelta, pechos medianos, cintura de diosa y un traserito proporcionado y paradito. (es así como 88-59-89) Este año Anita termina el colegio, y al siguiente ingresa a la Universidad. Yo soy de 23 años, delgado, mas moreno que blanco, cabello color negro, ojos café, 1.70 de estatura, así como cinco centímetros mas que Anita. Era por la noche y no había quedado nadie en casa, solo mi hermana menor y yo. Ella porque había peleado con su enamorado, y yo porque no tenia otros planes mejores. Mientras Anita hacia sus tareas, leyendo no se que cosa, yo miraba en la televisión una película. Después de un rato me acerque a ella a ver que leía con tanta atención, ella cerro su libro súbitamente. Yo me extrañe y pensé mal, debo reconocer que ella me atraía mucho, pero como soy su hermano no puedo expresarlo muy efusivamente y mas bien trato de esconder o disimular mis tendencias incestuosas. No escondí mi mala intención y le dije que seguramente miraba cosas de mujeres o talvez de hombres o quizás de ambos, a lo que ella molesta me recrimino diciendo que era solo su tarea, a lo que respondí que si era así me mostrara. Ella me dio su libro sonrojándose, yo entendí todo al verlo, era uno de anatomía sexual, donde se mostraban los órganos sexuales masculinos y femeninos. Yo le pregunte si estaba estudiando eso, me dijo que en su clase de Biología le estaban exigiendo hacer un tema sobre educación sexual, y les obligaban a estudiar todo lo referente al asunto. Comente que era aburrido, y ella replico que le causaba curiosidad, pero que era tan pesado aprender todos esos nombres extraños, y que a veces tenia ganas de olvidar todo y mandar al diablo la materia (la verdad es que a ella le atraen mas las ciencias exactas). Yo intente aprovecharme de esta situación para ver si me era posible tener alguna experiencia como las contadas en los relatos de incesto que me gustaban leer. Comencé diciendo que en la practica la sexualidad era mucho mas divertido y placentero, ella con una sonrisa picarona dijo que como yo sabia eso, le respondí que a mi edad uno ya ha vivido algunas cosas y tiene cierta experiencia. La verdad es que mi experiencia se limitaba a un par de relaciones con mi enamorada y así como cientos de películas X........XX, es decir mas había mirado que haberlo hecho, aunque el par de veces que lo hice con mi chavita esta quedo supersatisfecha, esto me lo dijo ella. Ella siguió insistiendo que le contara que no se lo diría a nadie. Yo me hice a los difíciles replicando que como se le ocurría, que lo primero que haría era decírselo a sus amigas. Y volvía a insistir prometiendo que no lo haría, además así aprendería mas que leyendo ese librote. Entonces aprovechando la situación le dije que aprendería mas practicando. Añadí que me extrañaba que aun no lo había hecho con Juan (su enamorado), ella dijo que como se me ocurría, que había veces en que Juan intentaba meterle mano, pero que no dejaba por debajo la ropa, y que solo se lo permitía por encima de la ropa. Y
con una cara de calentura, que nunca antes le había visto insistió que le contase mis experiencias. Pensé rápidamente y le dije que mejor le mostraría una película donde vera todo lo que debía que saber acerca del sexo. Cambiaron un poco las cosas cuando dijo que no se atrevía a ver algo como eso, pero con un poco de persuasión le convencí acordando en que mientras mirábamos yo le iría explicando lo que iba sucediendo. Además que le gustaría pues seria una película suave y nada grotesco. Entonces subiendo a mi habitación prepare la video y escogí una película hardcore, una en la cual había de todo, oral, anal, y hasta algo de zoofilia. Nos acomodamos, ella en una silla y yo en mi cama recostado. Al principio la película pasaba las previas a las grandes fiestas, como se encontraban los amigos y como iban a la casa de uno de ellos donde esperaban las nenas. Parecía que iniciaría con una gran orgía, pero cada pareja se dirigían a unas habitaciones, donde comenzaban con el calentamiento mutuo, besos de lengua, manoseos sobre la ropa, etc. Hasta ahí Anita miraba atenta y sin preguntar, me imagino que algo así había pasado con su enamorado. Hasta que la primer pareja empezó a quitarse la ropa, Anita se acomodo en la silla como no queriendo perderse nada. Entonces la nena de la película empezaba a acariciar el pene de su pareja, primero sobre la ropa y luego sacándosela lo masturbaba, fue cuando empecé a narrar a Anita lo que sucedía, mientras Anita empezaba a ruborizarse quizás por la vergüenza de ver aquello. Entonces se pasaron a otra escena en que otra mujer le estaba dando una tremenda mamada a su pareja, fue allí donde empezó todo a cobrar fuerza, pues Anita pego una expresión de sorpresa, yo la tranquilice y le conté que eso era el famoso sexo oral, y la escena se completo cuando el tipo le chupaba la conchita de la nena. Así fueron pasando los minutos y yo sin disimular mi erección de Anita, hasta que llego la penetración primero vaginal y luego anal, esta ultima mas sufrida, pues creo que era la primera vez de la actriz, además del penecito que se gastaba el suertudo de la película. Fue cuando Anita dijo que eso parecía ser doloroso, a lo cual respondí que solo al principio pero que después se gozaba hasta mas que del convencional. Y como dándome la razón los gemidos fueron creciendo en la televisión, hasta el punto en que Anita se tuvo que poner de pie para terminar de ver la escena. Y me comento se sentía extraña, y que sentía como si deseara ser la actriz para poder sentir esos placeres. Inmediatamente aproveche su comentario para decirle que siempre era mejor practicarlo que verlo. Añadí que si ella gustaba podríamos ayudarnos con nuestras sensaciones, pues yo estaba para coger con cualquier cosa delante mío, y mas aun con mi hermanita menor, que me traía a mil desde hace tiempo. Ella se ruborizo nuevamente, y como diciendo que PORFAVOR SI, dijo que no se sentía muy bien con aquello, además que estaba mal. Insistí al ver su indecisión prometiéndole que nadie se debía enterar y que yo seria muy cariñoso, entonces ella lanzo una serie de advertencias, en que si no le iba gustar dejaría de hacerlo, y cosas por el estilo. Para empezar a hacer realidad mi mas escondida fantasía, hacerlo con mi hermanita, me acerque a esta y la tome en mis brazos, (soy bastante fuerte debido a que hago gimnasio), y la sentí estremecerse, le dio un beso francés al cual ella respondió con fervor, y esto me animo a ponerle mis manos en sus nalgas y empezar a acariciarlas como quería. Fui recorriendo su cuerpo y ella trataba de tomar mi miembro sobre mis
pantalones, lo que me excitaba sobre manera. Entonces la recosté en la cama mientras le quitaba la blusa que ya estaba mas como solera. Deje libre su pecho, y lo único que me estorbaba para apreciar sus bellos senos era su sujetador blanco, no tarde mas de diez segundos en quitárselo y poder besar usas montañas de placer, se los lamí, chupe hasta cansarme, mientras ella me quitaba la camisa, aunque con dificultad pues perdía el control de sus manos debido a la profunda excitación que sentía, note que hasta le temblaban las manos. Así se toparon nuestro pechos, los de ella suaves, blancos delicados, y el mío velludo, moreno y firme debido a los ejercicios. La bese hasta confundir nuestras salivas. El siguiente paso fue mas complicado, yo no quería dejar de besarla, mientras mis manos intentaban quitarle los ajustados jeans, y ella intentaba lo mismo con los míos. Y no se como pero en un momento me encontraba en boxers, y ella con sus piernas libres a mi vista, y unas braguitas blancas al igual que su sujetador. La gire encima mio para poder explorar con libertad sus nalgas, ustedes dirán que tenia yo con sus nalguitas, pero son tan bien formaditas que da ganas de besarlas eternamente. Fui bajando poco a poco sus bragas, y ella se encargaba de mis boxers, lo que escuche fue una exclamación de ¡DIOS MIO! cuando libero mi pene, que le pareció grande, y la verdad es que es respetable, pero tampoco como de burro. Yo no dejaba de suspirar por aquel escultural cuerpo de mi hermanita: “¡Ohhhhhhh Ana!, que cuerpazo que tienes”. Ella sonreía al ver mi expresión, y tomaba en su mano derecha mi pene y lo masturbaba como había visto en la película, era todo un sueño hecho realidad. Entonces fue bajando los besos poco a poco por mi pecho a mi ombligo y termino en mi miembro, fue besándolo despacito como tratando de descubrir su sabor, hasta que finalmente le dije que me la chupara, y tímidamente fue introduciendo mi pene en su virginal boca, sentía como cada centímetro de mi pene era recorrido por esos labios y yo ya estaba en la gloria. Después de un rato de chupar mi pene me coloque sobre ella en la postura de 69, pero yo encima. Así comencé a besar y lamer su coñito, tenia un sabor salado pero delicioso. Ella recibía mi pene mientras regulaba la penetración con sus manos en mis caderas. Hasta que me anime y empecé a mover mis caderas como penetrándola, a lo que ella respondió con un gemido pues yo iba introduciendo mi lengua en su vaginita. Pasado un momento la estaba penetrando por la boca a un ritmo acelerado, ella ya tenia sus manos en su boca evitando que yo introdujera todo mi miembro en su garganta. La coloque boca arriba dispuesto a desvirgarla, y ella lo comprendió y me dijo que se lo hiciese despacio, que sino se vería obligada a dejar todo. Yo asentí con una sonrisa diciendo que lo haría tan fuerte como ella lo pidiera y no mas. Me acomode entre sus piernas, ella las abría al máximo y me acomodaba sus pies cruzándolos en mi espalda, tal como había pasado en la película. Comencé a besarla candorosamente en los labios y fui bajando a sus senos, mientras tocaba su coñito con mi pene, ella gemía por las intensas sensaciones y comencé a penetrarla. Ella dio un quejido, pare y le pregunte si estaba bien y dijo convencida: “¡Hey!, no pares sigue, sigue empujando que esta entrado suavito”. Termine de escuchar eso cuando continué empujando un poco mas fuerte, entonces ella exclamaba que siguiera que estaba entrando bien. Cuando me tope con su virginidad la abrace fuerte y le dije que le dolería un poco, pero que era solo esa vez, y respondió: “las veces que sean necesarias”. Eso me armo de valor y de un empujón le rompí para siempre su himen, ella dio un grito de dolor y se aferró fuertemente a mi espalda, espere un momento y después empecé a bombear despacio, pasado un par de
minutos ella empezó a jalarme hacia ella cada vez que embestía, y empecé a metersela con mayor vigor, ella gemía: “si, siii, amor dale mas fuerte, damelo todo”. Yo me sentía en otro mundo. No se cuanto estuvimos en esa posición, lo que si se es que era toda una eternidad. Entonces sin retirar mi miembro de ella, lleve sus piernas a mis hombros dejándola justo debajo mio, y se la clave con toda la energía que tenia, me suspendía y me dejaba caer con todo el peso de mi cuerpo y mi miembro entraba por entero en su coñito, haciéndola temblar a ella y a la cama entera. Pasado un momento empezó a gritar por las fuertes penetraciones y continuaba pidiéndome mas y mas. De esta manera Anita alcanzo por primera vez un orgasmo, tan intenso que lloro del goce que sentía. Yo no tardaría en acabar, pero aguantaba estoicamente. Seguidamente ella se coloco encima mio por su iniciativa, la película le había dado una serie de ideas que las quería aplicar, y comenzó a cabalgar mi miembro pausadamente al principio luego mas velozmente, y cuando yo ya no podía mas, ella se detuvo y pregunto que me pasaba, le respondí que ya iba terminar, y ella se levanto rápidamente y empezó a chupar ardorosamente mi miembro, hasta que solté todo lo que tenia con una fuerza que nunca antes había sentido, creí que había perdido hasta mis testículos con aquella eyaculación. Anita sorprendida por la fuerza con que salía mi leche reía y decía que realmente era sorprendente lo que ocurría cuando los hombres terminábamos, y probo así su primer ración de esperma, de su hermano. Yo como buen maestro le advertí que si eso terminaba dentro de ella podría dejarla embarazada, a lo que ella dijo que estuve cerca de embarazarla. Como una hora después de lo sucedido, ella tomaba un baño para sacarse los residuos, de esperma que tenia en el cabello y cara. Entonces tuve ganas de hacer realidad otra de mis fantasías, quería metersela por el ano a Anita. No sabia como poner en practica mi idea hasta que ella al salir de la ducha me pregunto que maneras había para evitar quedar embarazada, a lo que respondí inmediatamente, que utilizando un preservativo, condón o pastillas anticonceptivas y explique un poco en que consistía cada una. Y dije que finalmente había una y que la habíamos visto en la película, y era el sexo anal. Ella respondió inmediatamente que eso no lo habíamos probado y que deseaba hacerlo alguna vez, yo inmediatamente y sin perder oportunidad dije que en ese preciso momento podríamos hacerlo. Ella sorprendida me dijo que si yo podía tener una vez mas una erección, respondí que por ella tendría todas las que quisiera y empecé a besarla nuevamente. Ella respondía tomándome de la cintura y masturbando nuevamente mi pene. Después de un rato tenia nuevamente una erección poderosa, entonces Anita dijo que le parecía como imposible que semejante cosa le entrara en el culo. Ya veremos respondí. Comencé a besar su clítoris así parados como estábamos, ella respondía con gemidos, le di vuelta y empecé a besar sus glúteos, QUE SENSACIÓN. Empecé a introducir mi lengua a su anito virgen, ella reía y gemía experimentando nuevas sensaciones. Inclino su cuerpo hacia delante dejándome a disposición todo su culo. Entonces le dije que quería que lubricara mi miembro, ella sin mas preámbulo empezó a chupar y ensalivar mi pene, hasta mis testículos. Mientras yo ensalivaba su culito, tratando de dilatarlo introduciendo primero un dedo y luego dos, ella gemía de dolor y placer y decía entre succiones que le dolería. Para confortarla le dije que sentiría mas placer que antes, y ella mordisqueaba mi pene. En seguida coloque su cuerpo hacia delante apoyándose en la mesa mientras su colita se entregaba a mi disposición, con maestría se acomodo de manera que me dejo ver por completo ese culito apretado. Me dispuse a penetrarla, sabia que faltaba mas lubricación
y ensalive mas mi pene, y lo coloque a la entrada de su ultimo agujerito virgen. Empecé a empujar despacio mientras besaba su espalda y cuello para relajarla, ella se sujetaba con fuerza a la mesa e inclinaba su cabeza para resistir el desvirgamiento anal. Empezó a introducirse la cabeza de mi pene y ella gritaba de dolor, yo la sujete del cuello y le decía que ya iba estar todo dentro que se relajara. A cada milímetro que metía mi pene ella se quejaba: “Ohhhhhhh, uhh , ohhhhhhh, ayy, despacio, ahhh despacito porfa....”. La verdad es que también a mi me estaba lastimando, tenia su culito tan estrecho, y además era la primera vez que daba anal. Así estuvo hasta que logre introducir todo mi miembro en su culito, mientras pensaba en esta primera enculada que daba en mi vida, y lo mejor es que a quien se la estaba dando. Eso Anita, le decía, y ella lloraba de dolor, besaba su espalda con mayor intensidad y empezaba a juguetear con su clítoris lo que empezó a excitarla. De esta manera empecé a sodomizarla, primero suavemente hasta que su culo y mi pene se acostumbraran a su estado de presión. Después de unos minutos yo ya podía encularla con mas fuerza pues ella se quejaba menos, y empujaba hacia atrás cada vez que se la metía. Que sensación la que tenia, y termine tomándola de sus hombros y clavándosela con todas mis fuerzas, ella respondía con mas quejas y gemidos entrecortados. La lleve a la cama y la coloque boca abajo y me coloque detrás de ella y la penetre sin contemplaciones, ella abría las piernas y levantaba la cola para sentir de mejor manera mi pene. La sodomicé sin piedad, ella ya no solo gritaba de dolor sino que también de placer y entre las pocas palabras que podía pronunciar le entendí: “mas fuerte”, “rómpemelo”, “Ohhhhhhh! dios”. Como ya me había corrido hace rato, esta vez aguantaría el doble de tiempo, y pensaba aprovecharlo para tenerla en todas las posiciones posibles, ella encima, de cuatro (a lo perrito), ella de frente con sus piernas en mis hombros, esta ultima la que mas me gusto pues podía verle la cara mientras la enculaba, y me encantaban sus expresiones, mezcla de dolor y placer, fue en ese momento que me entere que ella era algo masoquista y yo un poco sádico. Ella de pie un poco inclinada hacia delante y yo dándole por detrás; así estuvimos como una hora. La verdad es que para la segunda ronda yo tardo demasiado en acabar, eso para fortuna de ella y para la mía. Finalmente la tome en mis brazos de frente, ella se monto en mi y le ensarte mi pene en su culito, sus brazos alrededor de mi cuello y sus piernas enredadas en mi cintura, empezó a prácticamente saltar sobre mi pene, clavándoselo con fuerza, y yo alucinado le ayude con todas mis ganas, así no dure ni un minuto mas, pues había un espejo delante mio que me permitía ver como mi miembro le entraba y salía, ambos tuvimos el primer orgasmo anal, me temblaron las piernas y tuvimos que caer en la cama. Lo único que recuerdo después es haberla visto salir con un paso dificultoso después de la tremenda sesión de sexo que nos dimos.
Historia 069 Lo hacemos a escondidas Fue un día que mi tíos salieron de paseo y mi primita se quedó sola en casa ella tenia 15 añitos y yo 20. Fue un verano cuando mis tíos deciden irse de paseo a rio y a mi prima no le encanto la idea de ir porque estaba enferma y propuso quedarse en la casa de mis padres y mis padres al enterarse del paseo de mis tíos ya que mi tía es hermana de mi padre también se pone de acuerdo con mi madre para ir a ese paseo que duraría una semana es entonces que yo como en ese tiempo que me estaba preparando para una unas pruebas en la universidad también decidí no ir y quedarme en casa. Entonces mis padres dejaron en la casa víveres para toda la semana pero la universidad queda en Ica a casi una hora de mi tierra Pisco. Yo me quedaba a veces en Ica en el cuarto de un amigo que había alquilado cuarto allá pero ese día no me quede allá y me vine eran como las 4 de la tarde llegue a casa y abrí la puerta y entre a mi cuarto y en la ducha escucho que alguien se duchaba hasta me había olvidado que mi prima se había quedado en casa y le grite prima eres tú a lo que respondio si primo haya y me contesto quieres comer en la cocina hay comida debe estar fria, calientala yo le respondi que ya había comido por que en Ica me metí a un restaurante y almorcé haya y me metí a mi cama me recosté un rato y por el umbral de la puerta veo que mi prima pasa con la toalla que se tapaba la parte de arriba y se le veía toda rajadura y la colaza que tenia porque mi prima mide 1.70 y tiene una colaza que para que le cuento y unos pechazos que algunas mujeres envidiarían. La quede mirando y ella parece que se dio cuenta porque al frente estaba la refrigeradora y se agachó y me dejo ver esa linda autonomía yo en ese momento me puse nervioso y la cosa se puso dura como no te imagina ya que tengo una cosa bien proporcionada 20.cm y es gruesa 5 c.m Como habrá sido mi arrechura que me dio una ganas de estornudar y ella se volteo violentamente para ver que me pasaba Y me dijo: —Primo has venido enfermito A lo que en ese momento se me vino a la cabeza y le dije: —Sí prima. —Ahorita te llevo agua calentita para que tomes con limón Entró con la tolla como la había visto hace mucho y yo ya me había embolsado en la cama y me dijo: —Primo que tienes. —Me creo que me quiere dar fiebre. Ella me puso la mano en la frente pero a la hora que se agacha para ponerme la mano en la frente se deja ver esos lindo pezones durito y rosadito y yo no aguante mas y la jale y la avente en la cama a lo que me dice —Primo ¿que haces? Y yo sin darle respuesta alguna la comencé a besar primero puso resistencia pero yo ya estaba llevado por el demonio hasta que poco a poco comenzó a responder mis besos y
me dijo primo no podemos hacer esto porque somos primos y yo le dije que si nadie nos vería que nadie iba a decir nada a nadie y le metí la mano en su conejito a lo que dio un suspiro y se dejo llevar y le saque la tolla que llevaba amarrada y la eche en la cama y le pase la lengua por todo el cuerpo y ella que se estremecía y me jalaba el cabello y me decía no primo le abrí la piernas bien y le metí la langusa en su clítoris que ya lo tenía durito y ella se movía ya había encontrado el punto me di la vuelta y me puse en un 69 espectacular y ella no quería chuparme el pito me decía que no que no lo había hecho nunca a lo que yo le respondi que le iba a gustar y seguí metiéndole la lengua Y ella no hacía nada hasta como habrá sido la excitación que comenzó a meterse la verga en la boca y comenzó a chuparlo pero con un poquito de miedo tocaba la cabecita y lo sacaba hasta llego la desesperación el deseo y se metió toda la verga de un golpe a la boca y comenzó a chuparla como una maestra yo me quede atontado al ver como mi prima la que no lo había hecho nunca mamaba como una perra Entonces me paré y la puse en la orilla de la cama y le puse la verga en la boca para mirarla como se metía la verga a la boca que ya a esa hora ya mi verga estaba en su dimensión y lo hacía como una maestra le dije: —Prima que bien lo chupas. Ella se lo sacó de la boca y me respondió que nunca lo había hecho pero que en una película que había visto con su amiga así lo hacía y que lo trataba de hacer igual pero me creo que era una alumna muy inteligente porque lo hacía me creo que ni la profesora lo haría como ella lo estaba asiendo después de un rato que ya estaba a punto de botar todo mi semen en su boca le dije prima te lo voy a meter en tu conejito a lo que me dijo que no que ella no había hecho eso nunca y que para otro día seria que si gusta te lo saco con la mano tu leche a lo que yo le dije prima no tengas miedo es rico y te va a gustar y no te va a doler porque te lo voy a ser despacio y ella me dijo que todo eso va entrar es muy grande eso me va a ser doler yo le dije que no que yo sabría hacerlo para que no le duela. A tanto ruego acepto pero me dijo que la cabecita nada mas por que le va doler por ser la primera vez que poco a poco y que mañana otro poquito si quería a lo que yo accedí. Entonces la eché al borde de la cama le abrí bien las piernas y le puse la cabecita en la entradita y le comencé a refregar en su entradita y ella suspiraba hasta que le metí la cabecita como se le dice y dio un chillido y me metió la uña en la espalda y me dijo ahí no mas ya está bien con unas lágrimas en los ojos pero yo le dije: —Un poquito más. Ella me aguantaba el pecho para que no se lo metiera mas para adentro y yo me movía lentamente y ella se desesperaba y me decía: —Primo un poquito más para ver. Y yo le hice caso y le empuje un poquito más y es ahí donde ella dio un grito de dolor y placer me creo porque me arañó toda la espalda. Yo le decía que ya faltaba poco que se lo comiera todito y ella me dijo no porque me duele mucho ya tenía como 12.cm adentro faltaba el resto me comenzó a mover lentamente y ella daba unos quejido que se escuchaba por toda la casa cuando ella comienza a moverse lentamente ya había entrado al ritmo se había arrechado bastante en un descuido se lo empujo todito de un golpe y ella se quedo casi como desmayada y yo seguía bombeando y bombeando con una rapidez endemoniable ya estaba muy ardiente por cierto hasta que ella reacciono y comenzó a moverse con una rapidez increíble
Yo lo metía y lo sacaba y ella me lo mitraba como entraba y salía y yo le decía si lo sacaba y ella me decía: —No primo déjalo ahí no mas no lo saques que esta rico que rico había sido. Hasta que me suplico que ella quería subirse a lo que accedí; me eche en la cama y ella se subió encima mío y poco a poco se lo comenzó a meter hasta que se lo metió todito y comenzó a cabalgar como una loca o una puta. Yo le chupaba esos lindos pechos rosaditos y me decía: —Que ricooooooo primo. Vas a cachame así. ¡Qué rico! Seré tuya y de nadie más ¡Rico asiii! ¡Ya no aguanto más me orino primo! —me dijo Yo le dije que siguiera que eso era lo más rico al cual no sé cuantas veces se vino por que yo acabe empapadito toda mis piernas y ella suspiraba no sé cuantas veces dio su orgasmos porque yo la opuse de posición perrito y se lo metí y es ahí donde yo comienzo a meter y sacar hasta que se me viene mi toda mi leche y se lo saco para que ella vea porque ella me pidió ver mi leche haber como salía y se lo quedo mirando y me dijo: —Primo toda esa leche botas. Yo moví la cabeza y sonreí y le dije: —¿Te lo quieres tomar? —Para otra vez será. Así que ya han pasado 3 meses y siempre nos encontramos con mi prima y lo hacemos a escondidas.
Historia 070 No me lo pude creer Mi mama y yo vivimos solos en casa desde hace poco mas de 6 años que papa se fue a Estados Unidos y no regreso. la pasion insana de ambos lo inicio mi mama hace dos años cuando yo tenia 16, debo aclarar que mi madre siemppre a mantenido muy buena figura en su cuerpo, ya que desde chica segun me platica practica los aerobics lo cual hace hasta la fecha, por lo que su cuerpo no le pide nada a una chica de mi edad mi madre provoco toda esta situacion como les comente lineas atras hace 2 años. Ella empezó a usar ropa corta y escotada en cada oportunidad que tenia en la sala me enseñaba los calzones descaradamente, pero yo no le tome mucha importancia hasta que un dí después de bañarse salio del baño solo con una toalla enredada a su cuerpo y me llamo para su habitacion, yo muy nervioso pero muy curioso fui a su habitacion, nunca se desprendio la toalla del cuerpo me hizo habrir uno de sus cajones donde guarda su ropa intima me hizo sacar un conjunto de bikini con sujetador blancos y unos boxers rojos, me dijo dime hijito cual te gusta mas, yo muy nervioso aposte por el bikini blanco y ese le sujeri, me dijo gracias amor ya vete por qu me voy a cambiar y no creo que te quieras quedar. Esta situacion de opiniones sobre su ropa interior duro unos dos meses, un dí sin mas que su ropa interiro me llamo a su habitacion para preguntarme como se vehia, no lo niego se me erecto el pene al ver su rica figura ahí me quede hasta que se vistio y se fue a trabajar como de costumbre, yo para esto ya fantaseaba aunque muy confundido por que era la imagen de mi mama con la que yo me masturbaba casi a diario. Total para que mi relato no sea tan largo y aburrido esta situacion de exhibicionismo y provocaciones de mi madre duraron 1 año y tres meses un dí como ya era su costumbre salio del baño con su tradicional toalla enredada en su cuerpo me llamo a su habitacion después de un buen rato, yo ese dí andaba muy caliente, así que me fui a su habitacion solo traia una playera floja y un boxer encima, ese dí entre a su habitacion traia aun la toalla en su cuerp, en su cama estaba una tanga roja con su sujetador, un bikini negro y un violeta con sus respectivos sujetadores, a un lado un vestido colo rojo muy cortito y escotado, me dijo si yo fuera tu esposa que ropa interior me sugeririas para acompañar ese vestido, yo como ya era costumbre como me ponia nervioso y excitado al ver su ropa intima, así que apresuradamente le dije mama es obio que sugiero la tanga pero le dije sin sosten, ella dijo picaron he. Yo dije si mama para que fuese mas exitante al caminar; ella me dijo al momento que se desprendió de la toalla y se coloco de espaldas detrás de mi frente a nosotros hay un espejo en su cuarto que va de piso a techo, me quede perplejo al ver sus senos reflejarse en el espejo, que excitado estaba me quede mudo pero con pensamientos ya muy cochinos al igual que los de mi mama, ella se agacho a la cama para tomar la tanga y me dijo tu me ayudaras no ire sin sujetador tu me lo pondras cuando dijo eso yo ya no reaccione ella cuando se agacho, yo de un solo tiron me baje mi boxer y arremeti con tremenda metida de verga por que por atras tenia sus piernas separadas y eso me ayudo a que la penetracion fuera facil y rapida, solo escuche un gran gemido diciendo papito cuanto te tardaste para darme esta metida que deseaba desde hace mucho tiempo, yo la tome por debajo de sus senos y segui bombeando con mucha rapidez creo que dure como unos 6 minutos metiendo y sacando al tiempo que pellizcaba sus pezones con mis
dedos, no olvido como gemía y como le escurria liquido vaginal por sus piernas después de unos 6 minutos y con sus grandes gemidos me vine dentro de ella y que explosion sentí en mi cuerpo era mi primera cogida y era con la mujer que me procreo que me trajo al mundo. Ese día solo me la cogí así de rapido por que al terminar me sentí muy confundido, ella solo se recosto el la cama y después se baño nuevamente y se fue a trabajar, duramos tres dias sin dirigirnos palabra alguna ni mirada, fue hasta el cuarto dí cuando ella en la noche entro a mi habitacion solo con una bata blanca semi transparente y sin prendas intimas abajo, ese dí fue mu verdadera experiencia de sexo por que ella me llevo a su ritmo y velocidad practicamente me cogio todo, ese dí le aguante tres cogidas y varias mamadas sin llegar al orgasmo en el sexo oral, yo termine bastante adolorido ya que las dos ultimas veces fue relación anal que es lo que realmente enloquece a mi mama, hoy en dí cogemos unas dos o tres veces por semana a veces vamos a un buen hotel y otras tantas en casa.
Historia 071 Vivir entre dos mujeres cuando tenia yo 16 años mi relación con el sexo solo se reducía a tirarme una empleada que había en casa y también algunas veces a su madre una mujer de unos 35 años, pero yo crecía entre lúbricos sueños y también observaciones de grandes folladas, pues era un chico muy curioso, y ya fácilmente a esa edad podía encontrar los sitios donde follaban las personas mas adultas. En una oportunidad vi como mi padre se follaba a la hija de la sirvienta que había en casa a Elvira, una muchacha de unos 15 años a la que yo también me la follaba, pero lo mas fuerte era cuando vi en una posición envidiable todo el cachondeo como mi padre la voltea u deja todo su culo bien paradito y le mete su miembro al ano de Elvira entonces Elvira grita hayyayya por favor señor Isidro no sea malo noooo pero ya el inclemente señor se la clavo toda, y por todos los gritos habido llegan hasta ese lugar de la casa su madre encontrando a mi padre enculando a su hija, ella ante todo no protesta contra mi padre y por el contrario se desviste y le da de lamidas su hija en la vagina. Además de lamerle el culo a mi padre, así va cachondeando por unos 20 minutos. cuando la hija casi exhausta a punto de desvanecer pide clemencia y mi padre reventó en el interior de sus intestinos, entonces la madre de Elvira empezó a mamar la pija de mi padre lo hacia con maestría y mucho oficio. Escuche decir que si me habían ya entregado el culo a mi a lo que respondió Elvira que si ya había enculado con el señorito y su madre también le dijo que si, y como la tiene pregunto mi padre dijo Eva la madre de Elvira, tiene una gran huasa, pero creo que con unos años mas sera mucho mas grande que la suya, y tal vez sera la mas grande del pueblo, imagínese que ahora mide unos 25 cm y es muy gruesa, además siempre esta como un acero rígida el otro día me tuvo casi toda la noche empalada, claro yo feliz pero estuve muy cansada, lo mismo me paso el día jueves de la semana pasada señor, me tuvo toda la noche y solo pudo salvarme, el canto de los gallos. Eso le encantará a su madre y a sus hermanas dijo mi padre y rió, entendí que ellos ya cachondeaban hace mucho tiempo, y que por ahí se desliza mi imaginación de que a mi madre le gustara y también a mis hermanas, bueno y empecé a mirar a estas de diferente manera le miraba el trasero y los seno y sus movimientos mi madre era una hermosa mujer de 42 años. mis hermanas tenían la mayor 19 años y la menor tenia 14 años, entonces yo me imaginaba haciéndole el amor a una y otra pero luego despertaba volvía al mundo real, y para esos casos Elvira era quien pagaba los platos rotos ella era quien aguantaba toda mi furia de macho, y a el también le gustaba así pasar un par de años, para entonces yo ya tenia 18 estaba listo para el servicio militar así que empecé a despedirme de mis amistades en el pueblo para irme al servicio empecé a tomar con amigos y amigas, una de esas despedida hice una fiesta en mi casa, donde mi madre mis hermanas estarían así como mi padre así que empezó la fiesta, y luego los tragos, cuando ya muy avanzada la noche observaba a mi madre yo de manera extraña y ella pareció darse cuenta, pues estaba con un traje muy provocativo con sus senos casi descubiertos y sus prominentes nalgas cada ves que caminaban estaban a disposición como pidiendo algo duro entre sus pero en eso mi hermana me dice que observo tanta atención así un buen rato ya los invitados se retiraban y yo quede mas arrecho que un burro de año tenia la obsesión de tirarme a mi madre, a mis hermanas, pero no lo podía hacer.
Entonces fue cuando buscar a Elvira o a su madre pero ya fue demasiado tarde estaban culeando con mi padre y unos amigos mas, luego dije que si mi padre se tiraba a las que consideraba mis mujeres porque no podía hacerlo yo con su mujer o sea mi madre, así que fui resuelto hasta su habitación, empujo la puerta y la encuentro casi desnuda queriendo acostarse. La pregunte por mi papa, y me dijo que no sabia había salido con unos amigos, seguro que regresara ya muy muy de mañana, me dijo como haciéndome una invitación, cruzaba las piernas de manera muy erótica luego las levantaba como para sacarse los zapatos, me pidió que le diera un masaje en el tobillo que se había cansado por la velada, así lo hice, y al hacerlo mi miembro crecía y crecía y yo casi ya no podía ocultar mis anhelos, pero ella casi inocentemente me decía así hijo sigue sobándome mas me hace sentir bien,luego me comento que sabia masajear bien así que por favor masajeame los hombros, estos estaban casi desnudos y cuando lo empecé hacer cayo el tul transparente que lo cubría, así que ella se hecho boca abajo en la cama y me pidió que lo siguiera haciendo por la espalda, así lo hice ella tendida en la cama como si no le interesara lo que pasaba en mi y muy confiada, yo ya no pude resistir mas así que me deshice de mi pantalón y ella parecía dormir solo decía esta bien así hijo hijito esta bien así me hace mucho bien me dijo entre desinteresada y adormitada por lo tanto no se dio cuenta de que yo estaba ya sin pantalones y mi inmenso miembro a punto de reventar. Le destape mas ya estaba libre las nalgas grandes y sedientas como me la imagine tantas veces y sin respetar nada empecé a sobarlas cada ves mas fuerte y ella como si no entendiera lo que pasa se acomodaba a posiciones cada ves mas lubricas, le abrí las nalgas y ahí estaba el ansiado agujero del ano rosado y redondo así que instintivamente le metí un dedo ella se movió muy complacida, se acomodo de mejor manera para que pueda ser mas placentero y luego me acerque hasta tan hermoso agujero del ano y lo empecé a besar le metía mi lengua hasta donde podía, y ella casi dormida quedo en posición de cuatro así que eso era suficiente invitación para empezar a follármela por el culo, me saque el calzoncillo y me pues algo de unas pomadas en la pija y empecé mi labor para introducirla, cuando de pronto ella como traída de un lejano mundo se da vuelta y me dice que te pasa hijo que tienes soy tu madre que vergüenza quien te a enseñado todo esos que vergüenza Pero yo estaba con mi miembro en toda su extensión, su máximo grosor y me sentía como un animal, obviamente no podía quedar así, así que que tome a mi madre por los cabellos y le di unas bofetadas en la cara y las nalgas y le dije que ella había dejado que las cosas avancen hasta donde están y que ya era demasiado tarde para arrepentirse así que la atraje para que me chupe la pinga pero ella no quería hacerlo la obligué y lo hizo. Poco a poco lo hacia con mas agrado así que cuando ya estaba todo casi en mis manos le empecé a lamer la hermosa zorra y ella me lo agradeció y me dijo hijo tienes una pija grande y gruesa nada comparable con la de tu padre que eran de dimensiones mas pequeñas Sí madre ahora quiero hacerte por delante para luego después hacerte por el culo, no no me mataras yo he permitido que tu padre me introduzca por el ano pero lo tuyo es demasiado grande, con se hará como estoy diciéndolo, así que le medí sin compasión mi garrote en el clítoris ella se movía y se movía con agrado como si quisiera tragarse toso con su vagina me agradecía y me besaba, y luego de unos 10 minutos de movimiento
ella se vino una y otra ves y otra así que saciada y se quedo casi quieta, en esos momentos yo quería seguir y así lo hice ella me pedía que tuviera clemencia ya ya no podía había dado todo de ella, pero yo estaba sordo así que seguí con el metí y saca ella casi como loca casi desvanecida recibió inmensos ríos de leche de su hijo, luego la bese y me agradeció con ternura y me dijo que ya me fuera, pero le dije no no ahora te haré por el culo madre sino esto no sera completo, así que le di vuelta y ella se resistió pero yo la obligue después de unas cuantas algadas ella entendió que no podía resistirse y que era mejor acceder acaso podía obtener también placer por el ano así que le metí mi miembro lentamente hasta el fondo ella se desvaneció ya casi como muerta alcanzo a decir sigue hijo sigue hoy me dolerá pero después ya no sigue por favor... así que seguí y me vine en sus intestinos una vez, pero yo no saque mi miembro así que se paro de nuevo y cuando estuve en esos movimientos de entrada y salida despertó y empezó a moverse como ella quería así culeamos hasta el amanecer varias veces q por la zorra y por el culo y luego me fui, pasaron los días y me despedí de mi madre y mis hermanas, y mi padre, y cuando me fui mi madre me dijo que me extrañaría mucho y que estaría esperando ansiosa el día en que yo volviera que ahí tendría también a mis hermanas.
Historia 072 Me consuela mucho Mi primera novia la tuve a los 17 años, ella tenía 16 en ese momento. No me puedo quejar de esa relación, era una linda muchacha, aunque su cuerpo era bastante aniñado. En ese momento sus pequeñas tetas eran una protuberancia en su cuerpo que solo adquiría mayor interés cuando sus pequeños pezones rosados se ponían duros con el suave rozar de las yemas de mis dedos o con la dulce y tibia humedad de mi lengua. Fueron momentos muy agradables los que pase junto a esta niña. A partir de ese momento he tenido, como la mayoría de los hombres de mi edad, una incontable cantidad de novias, más o menos atractivas, más o menos gordas, más o menos sexy, pero todas con algún atractivo que hace de un hombre una bestia salvaje deseosa de carne femenina. El que este libre de culpa que lance la primera piedra. De todas formas la importante no es la primera novia de uno, sino la ultima. Y esta última novia que encontré es algo realmente especial. Cabe aclarar que a pesar de salir siempre con mujeres menores que yo, mis fantasías estaban plagadas de mujeres maduras. Eso de la experiencia que da la madurez siempre fue suficiente incentivo para lograr perfectas erecciónes en mis largas sesiones de masturbación que suelo tener en mi casa. El problema es que siempre fui muy tímido con ellas, no me sentía seguro que una mujer madura y sexy pudiera estar atraída por un hombre de apenas 25 años, flacucho y sin mayores expectativas en la vida. En realidad me sentía como una especie de Woody Allen en un mundo donde la mayoría de los hombres, según mi criterio, eran Leonardo Di Caprio y la mayoría de las mujeres maduras eran Sharon Stone. Me sentía incapaz de poder satisfacer a una hembra madura, llena de experiencias y temía que comparara mi rendimiento sexual con sus anteriores relaciones. Todo esto era así hasta que un día afortunadamente pasó lo que tenía que pasar. A todos nos llega nuestro cuarto de hora y a mi me llego acompañado de la mujer que mas ame en toda mi vida y a la que mas masturbaciones le he dedicado. Hasta hace un año atrás estaba felizmente casado con una muchacha de 21 años llamada Mariana. No era una locura de mujer pero sus curvas y su calentura en la cama eran cuestiones para tener muy en cuenta, para nada despreciables. Cuando la conocí tenia apenas 17 años y hacia el amor como toda una profesional. No había quien pudiera resistirse y parece que ella tampoco pudo resistirse a su compañero de trabajo con el cual se escapo un año atrás. Así es, mi mujer me dejo por su compañerito. Eso no seria nada si solo me hubiera dejado a mí, pero lo peor de la situación es que me abandono a mí y al mismo tiempo abandono a su pequeño hijo de dos años de edad. Desde aquel terrible día no he vuelto a saber de ella. A partir de ese momento, mi madre comenzó a venir más asiduamente a mi casa, ya que yo debía ir a trabajar diariamente y alguien tenía que cuidar al pequeño niño. Prácticamente puedo decir que el niño encontró a su nueva madre en su propia abuela. Mi madre es una mujer de 48 años de curvas generosas y proporcionadas. Lo que siempre me atrajo mas de su figura fueron sus exquisitos senos. Cuando era niño solía jugar con su ropa interior y sus corpiños eran realmente enormes. Con el pasar de los años y la llegada de la adolescencia empecé a masturbarme sintiendo el olor de sus ropas mas intimas.
Diariamente alrededor de las 8:30 de la mañana llegaba mi madre y se quedaba en mi casa hasta alrededor de las 17 hs que yo volvía del trabajo. Ella no tenia problema de quedarse ya que al ser viuda cobraba una pensión de por vida que le entregaba el gobierno y por lo que no necesitaba mas trabajo que el que tenia en mi casa. Una tarde de julio, hace aproximadamente 6 meses, estaba enfrascado en el trabajo en un proyecto muy especial que no me dejaba prácticamente tiempo para nada. Eran tiempos muy estresantes donde la falta y el abandono de mi mujer habían hecho mella en mi humor y en mi concentración. Sentía mi cuerpo como una roca. Era una pila de nervios y totalmente inadecuado para comenzar una nueva relación con una mujer. La única que comprendía mi situación y me apoyaba constantemente como se imaginaran era mi madre. Alrededor de las 18 hs llame a mi casa. Hola – Contesto del otro lado de la línea mi madre. Hola mamá. Soy yo. Espero que no te moleste pero estoy un poco atrasado en el trabajo, sabes lo duro que es este proyecto en el que estoy involucrado. Te quería pedir si hoy no puedes quedarte un par de horas más. Creo que alrededor de las 21 hs. voy a estar llegando a casa. – Suplique a través de la línea telefónica. No te preocupes hijo, no te apures que aquí esta todo controlado, tarda cuanto quieras, yo te estaré esperando con una rica comida caliente. – Respondió. Gracias mamá, que haría sin ti. – Conteste y corte la línea. Esa tarde seguí trabajando hasta el anochecer. Al llegar a casa, tal cual lo había prometido mi madre, tenía la comida servida en la masa. Un delicioso guiso de lentejas que hacia que el cuerpo volviera a tener una temperatura adecuada para un ser humano. El frío en el exterior de la casa era intenso y la noche proponía más y más frío. Gracias por todo lo que has hecho durante estos 6 meses mama, no habría podido llevar adelante la crianza del niño sin que estés tu a mi lado. – Comente sinceramente sentado a la mesa junto a ella. No tienes nada que agradecerme para eso soy tu madre.- Respondió con una sonrisa en sus labios que me hacia quererla mas y mas. Al terminar la cena fuimos al cuarto del niño el cual hacia ya mas de una hora estaba profundamente dormido. Nos acercamos lentamente a la puerta de su cuarto. Con la mayor de las cautelas abrimos una leve rendija que permitió a un haz de luz penetrar en la habitación y nos ayudo a comprobar que el niño dormía como todo un angelito. Abrace a mi madre por la espalda tomándola de los brazos y dándole un beso en el cuello le agradecí nuevamente por todo el trabajo que se tomaba para que mi vida y la del niño salieran adelante. Ella sin decir nada, solo mostrando una leve sonrisa, se acomodo más junto a mi cuerpo haciendo que su culo rozara contra mi miembro, el cual casi inmediatamente reacciono más que enérgicamente. Automáticamente por causa del pudor que me asalto en ese momento separe mi cuerpo del de ella. No quería que notara la erección de mi pene rozando en su delicioso culo. Seguramente ella pensaría que soy un total anormal si se diera cuenta de lo que producía en mí.
Cerramos la puerta de la habitación y volvimos a la cocina. Mi madre se dirigió al cuarto donde tenía su abrigo y su cartera y se disponía a irse. ¿Que haces mamá? – Pregunte preocupado por el mal tiempo que hacia esa noche. No puedes volver a tu casa con esta noche tan fría y cruel. Prefiero que te quedes a dormir aquí en casa conmigo, no vaya a ser que atrapes una pulmonía. Aparte de todo no tienes a nadie que te necesite mas que yo en el mundo y te necesito aquí esta noche.- No se porque dije esas palabras en particular pero salieron muy naturalmente de mi y parece que mi madre las acepto de inmediato. Esta bien, si insistes me quedare y te haré compañía. – Contesto. Perfecto, tú puedes dormir en mi cuarto y yo preparare el sillón en el living y allí dormiré. – Comente. De ninguna manera, no puedes dormir en el sillón con el frío que hace. Tu cama es de dos plazas y demasiado grande para una mujer sola. Hace mucho que no duermo con un hombre y me gustaría que me hicieras compañía esta noche. Como cuando eras un niño de 5 años y venias corriendo de tu habitación y a la mañana siguiente tu padre y yo te descubríamos entre nosotros. – Contesto mi madre recordando los viejos tiempos. Pero mira que ya no tengo 5 años, soy todo un hombre madre. – Dije en forma cómplice. Mi madre solo rió y se dirigió al cuarto. Yo la seguí y un instante después ambos estábamos junto a la cama. Necesito que me prestes unos de las remeras esas enormes que tienes hijo, ya que no tengo ningún camisón aquí. – dijo mi madre. Puedo prestarte uno de los que dejo María al irse – Ofrecí. OK, préstame uno. – acepto mi madre Yo ni lerdo ni perezoso le preste el camisón más sexy que tenia mi mujer. Era un camisón de seda negra, muy escotado que hacia sentir a cualquier hembra como toda una gata en celo. Mi madre se dirigió al baño con el camisón y al poco tiempo ya estaba nuevamente en la habitación conmigo. Al verla entrar no podía creer lo que ese espectáculo ofrecía a mis ojos. Si que mi madre sabia lucir un camisón de seda. Sus grandes y redondas tetas se lucían como jamás se habían lucido en su vida. Note rápidamente que no tenia corpiño bajo el camisón lo que hacia que sus enormes y, aparentemente siempre duros, pezones se notaran sensiblemente provocando en la seda un pequeño monte que cualquier alpinista, entre los que me cuento, desearía escalar. El camisón apenas ocultaba su bombacha aunque al caminar y desde la parte de atrás más de una vez está quedaba a la vista del afortunado espectador. Te molesto si duermo con un bóxer y una remera mamá. – Pregunte Duerme como quieras hijo, ya te he visto muchas veces en bóxer. – Contesto mi madre.
Nos metimos rápidamente en la cama y nos tapamos hasta la nariz por el frío que hacia. Que frío hace. Acércate hijo abrázame de atrás que quiero entrar en calor. – Ordeno mi madre. En ese momento me quede más helado por la situación que por el frío. Como haría para abrazarla si tan solo unos minutos atrás el leve rozar de su culo había provocado una erección claramente reconocible para una mujer de la experiencia de mi madre. Por otro lado era la oportunidad de mi vida para tenerla solo para mí, en mi cama y los dos prácticamente semidesnudos. Me acerque lentamente por atrás, mi madre estaba acostada de lado dándome la espalda y mirando hacia la pared. Pase mis brazos por debajo de los de ella y tome sus manos. Ya el solo hecho de sentir sus manos me provocaban una excitación incontrolable. Vamos, acércate más hijo que no siento tu cuerpo, con confianza que soy tu madre. – Imploro. Seguí acercándome, tal cual me había sido ordenado, hasta que mi cuerpo se puso en contacto con el de mi madre. Seguí el contorno del cuerpo de ella y ahora si efectivamente estábamos absolutamente en contacto. Podía sentir sobre mi pene el culo de mi madre caliente y sediento, o al menos eso me parecía a mí en ese momento de calentura sublime. Creía que su culo estaba suplicando por un buen pedazo de carne, pero estaría suplicando realmente por mi miembro cada vez mas duro o solo era mi imaginación que me jugaba una mala pasada. Mmmmm ahora si hijo, es bueno volver a sentir el cuerpo de un hombre después de tanto tiempo– Decía mi madre con una voz mas sensual que nunca. Y es bueno volver a sentir toda una mujer en mi cama – Respondí No me digas eso hijo, me vas a hacer poner colorada, seguramente no soy la mujer que desearías tener en tu cama en este momento. – Continuo mi madre mientras jugaba con mis dedos y los pasaba por sus labios levemente humedecidos. No puedo pensar en una mujer mas sexy y que mas desee tener en mi cama en este momento mas que tu – Conteste sin pensar realmente en lo que estaba diciendo. Tal vez si lo hubiera pensado no me hubiera animado a decirlo. ¿Es verdad eso? ¿Me consideras sexy? ¿Tanto te gusto? – Avanzo mi madre. Por supuesto después de esta pregunta de mi madre creo que ya todo estaba clarísimo. Ella tenía claras intenciones conmigo y ya se había percatado de mi erección que invadía lentamente su culito. ¿Qué si me gustas? , creo que ya sabes la respuesta por lo que estas sintiendo a tus espaldas, ¿no crees? – Respondí mientas apretabas mas mi miembro contra su culito. Si, ya lo he notado, es imposible no notarlo, también lo note cuando estábamos en la puerta de la habitación del niño. Y para serte sincera, el saber que estoy provocando eso
en mi propio hijo me puso a mil. – Continuo mi madre mientras humedecía mis dedos en su boca. Luego de decir estas palabras comenzó lentamente a bajarse el bretel del camisón dejando totalmente al descubierto uno de sus enormes senos. Ahora si pude ver claramente el maravilloso pezón de mi madre. Era oscuro y bien redondo. Estaba tan erecto como lo estaba mi pene en ese momento, y no les voy a mentir eran unos pezones que, erectos como estaban, debían medir por lo menos 3 cm. de longitud. Llevo mi mano y empezó a seguir el contorno de su pezón con mi dedo humedecido por su saliva. Giraba una y otra vez alrededor de ellos mientras se escuchaban pequeños jadeos provenientes de lo mas profundo de su ser. Continuamos así por un rato hasta que mi madre con la mano que le quedaba suelta se levanto el camisón dejando a mi vista su magnifico culo. Al mismo tiempo que hacia esto tomo mi bóxer y lo bajo de un tirón. Sacatelo de una vez hijo, quiero sentir el calor de tu miembro en mi culo. – Ordeno mi madre mientras dejaba mi mano sobre una de sus enormes tetas y me la guiaba para calentarse más y más con mis caricias. Como pude me saque el bóxer y lo lance lejos de la cama, al instante mi miembro salto como si tuviera un resorte y se puso firme para dar batalla al culo de mi madre que cada vez se sentía mas y mas sediento de placer. Sin que ella lo pidiera hice lo mismo con su bombacha. Por supuesto mi madre no se resistió en lo mas mínimo y dejo que desnudara su prolijamente depilada vagina. Ya ambos estábamos sin nuestra ropa interior. Mi madre empezó a rozar su culo contra mi pene cada vez mas duro mientras yo no dejaba de apretar y acaricias sus hermosos senos. Parecía toda una experta la forma en que apoyaba su culito en mi miembro, lo movía para arriba, para abajo, y lentamente comenzaba a masturbarme con esos movimientos. Tras unos minutos de pura excitación y placer, mi madre se puso de rodillas en la cama y de un tirón lanzo su camisón lejos de donde nos encontrábamos nosotros. De pronto me encontré con ella totalmente desnuda y excitada junto a mí, en mi propia cama. Sus enormes senos caían pesadamente ante mis ojos y sus duros pezones me apuntaban amenazantes. ¿Que te parece hijo? ¿Te gusta lo que ves? ¿Dime, te sigo calentando ahora que me ves desnuda y mojada por ti? – Dijo lascivamente mi madre. ¿Que si me calientas? Mira como tengo mi pene madre, esta a punto de explotar, solo necesita unas caricias tuyas y me sacaras tanta leche como nadie me ha sacado jamás – Respondí como pude ante tanta excitación. Mmmmm mi amor, que dura esta, que hermoso mástil tienes, mucho mejor que cuando tenias 5 años. – Respondió mi madre mientras acariciaba mi miembro con las yemas de sus dedos. En ese momento y sin más espera, se lanzo hacia mi miembro deseoso de ser succionado
por una madura de su calidad. Al llegar a mi pene, ya más que durísimo, empezó a dar pequeños piquitos con sus labios carnosos en mi cabecita, mientras que con su mano apretaba la base de mi miembro. Uff que placer sentía, con ninguna de mis novias o parejas anteriores había sentido el placer que estaba sintiendo en ese momento con la madura mas maravillosa que un hombre pudiera imaginar. Era toda una experta chupadora, parece que lo había hecho por años y seguramente así era. Transcurrieron unos minutos de irresistible placer hasta que mi madre abandono su tarea por un momento para avanzar por mi cuerpo besando y mordiendo mi pecho y mis pezones lo que me calentó aun mas todavía. Al llegar a mi boca se detuvo un momento ante ella y empezó a lamer muy suavemente mis labios. Su humedad y dulzura hacían que mi corazón palpitara con un tren fuera de control. Una vez que hubo mojado bien mis labios con su saliva empezó a besarme y a avanzar con su lengua dentro de mi boca. Encontró mi lengua y junto a la de ella empezaron fundirse en un beso profundo de placer. Parecía que ambas lenguas se conocieran de toda la vida y se complementaran convirtiéndose en una sola entidad. Mientras nos besábamos apasionadamente empecé a pellizcar sus pezones, que ya a esta altura parecían una roca. Ella bajo su mano tomo mi pene y lo dirigió a la entrada de su vagina ya empapada de sus deliciosos jugos. Que calor salía de esa vagina. Sentía su excitación y el palpitar de sus labios vaginales sobre la cabeza de mi pene. De pronto de un solo empujón penetre a mi madre hasta que mis huevos chocaban contra sus nalgas. Acostado boca arriba sentía como mi madre me cabalgaba y el solo hecho de escuchar los gemidos que le provocaban mi duro miembro sentía unas ganas incontrolables de acabar y llenarla de leche. Quiero sentir tu leche, quiero llenarme de tu semen caliente hijo. Quiero acabar contigo y que fundamos nuestros cuerpos en uno solo. Quiero tener tu miembro viril dentro mío para toda la vida. Como no te aproveche todos estos años. No puedo creer que estuvieras con esa puta y frígida de Mariana, teniendo a una hembra caliente y sedienta de macho como yo a tu disposición. – Decía delirando de placer mi madre. Unos momentos después de esas palabras como era inevitable acabe una cantidad de leche nunca antes vista por mí en su caliente, mojada y profunda vagina. Ninguna mujer me hizo acabar así en mi vida y ninguna lo volverá a hacer. Mi madre al sentir mi leche saliendo y golpeando su interior como latigazos no pudo aguantar más y entre gritos de placer y locura acabo sobre mi pene aun rígido y dispuesto a seguir luchando. A estas alturas por supuesto ya no sentíamos mas frío. Después de acabar como jamás lo habíamos hecho, mi madre se acostó a mi lado, y abrazándome me dijo: Nunca me gusto esa Mariana para ti y con sus acciones ya demostró que es toda una perra. La única mujer adecuada para ti soy yo. Soy la esposa que necesitas para criar a tu hijo y soy la hembra que necesitas para saciar tu sed de sexo. A partir de ahora me mudare a tu casa y dormiré en esta cama junto a ti noche tras noche. Criaremos a tu hijo como nuestro y el comenzara a llamarme mamá y nunca sabrá que en realidad soy su abuela. A partir de ahora somos marido y mujer. Tu ya no me dirás mamá en publico, sino que me dirás amor, mi vida o
de la forma que mas te plazca y solo me dirás mamá cuando estemos en la cama y me la estés metiendo bien hasta el fondo de mi ser. Muy bien, que así sea. – Respondí. Y nos quedamos dormidos abrazados desnudos en nuestra cama, dándonos las caricias que siempre quisimos darnos y recién ahora pudimos hacerlo.
Historia 074 Estaba muy desesperado Spooky estaba desesperado. Había una perra en celo en el vecindario y el pobrecito no se podía aguantar estar puertas adentro sin la oportunidad de servirla. Aullaba lastimeramente, se frotaba con todo cuanto se le pusiera a tiro y al colchón de su cucha lo tenía de aquí para allá tratando de ensartarlo. Me daba mucha pena verlo así a mi labrador, tan grande y fiero, sufriendo por una perra en celo. Me olía toda cada vez que le tocaba que yo lo bañe o le controle el pelaje. Esta última semana estaba realmente desesperado. Una mañana me encontró en la cocina y se me pegó a la pierna con unas ganas que me dio un poco de miedo. Me la abrazó con las patas delanteras y empezó a querer copularme. Yo lo eché pero no me lo podía sacar de encima. Tuve que amenazarlo con un repasador para que entendiera que así no podía ser. Por la tarde le di un baño con agua menos que templada, con la intención de calmarlo un poco. No se quedaba quieto, de excitado que estaba. Me empapó dos veces, sacudiéndose y me dejó toda mojada. Cuando intenté secarlo, volvieron sus intenciones. Me daba vueltas alrededor, intentaba posicionarse detrás de mí, me arrimaba su flanco y no se quedaba ni un momento quieto. Me daba mucha pena que mi Spooky no pudiera desahogarse, pero tampoco iba a dejar que montara a una perra cualquiera. No lo había criado tres años para eso. Le ajuste el collar y le puse la correa atada a la pata de la mesa en el lavadero. Me empecé a quitar la ropa mojada para ponerla a lavar, mientras él, sentado, me miraba con esos ojos que me pueden. Yo tenía húmeda hasta la ropa interior. Puse en el lavarropas el joggin, el buzo y la remera blanca, después me saque el corpiño y la bombacha y también los adosé al lavado. En cuanto me incliné a cerrar la puerta del lavarropas, sentí su lengüetazo entre mis glúteos y los labios de mi vulva. Me incorporé, giré sobre mis talones, sorprendida y lo regañé con dureza. El me miraba, sentado sobre sus patas traseras, con todo el miembro afuera de su capuchón. Lo miré, asombrada. Era enorme, grisáceo, venoso y puntiagudo. Spooky tenía algo tremendo para cualquier perra que lo necesitara. Me excitó verlo. Sentí culpa y vergüenza, pero me había excitado verlo así. Su lengua me había mojado toda. Fui hasta el baño, abrí la ducha y me metí. El chorro de agua tibia no pudo sacarme de la cabeza la imagen de mi Spooky excitado con mi desnudez.
Empecé a tocarme, lenta y suavemente, como cuando era adolescente. No tardé en llegar a un grado de excitación insoportable. Recostada contra la pared de azulejos, con los ojos cerrados y mi mano hurgando entre mis piernas, la imagen del perro montando a una perra cualquiera me hacían envidiarla. El chorro de agua tibia no lograba calmar tanta ansiedad, ni ese toy que me regalaron hacía su trabajo entre mis muslos apretados. Después de un rato de padecer, salí de la ducha. El agua empezaba a enfriarse. Me envolví en un toallón y fui hasta el lavadero. Solté la correa de Spooky y lo tuve dándome vueltas alrededor en todo el camino hacia mi habitación. Me olía por debajo del toallón, metía su cabeza entre mis piernas a cada paso y no me dejaba caminar tranquila. Entré a mi cuarto, cerré la puerta y me acosté en la cama, dispuesta a seguir con mis manualidades. Apenas cerré los ojos y puse mi mano entre mis piernas, Spooky abrió la puerta de un topetazo y saltó sobre mi cama. Siempre lo hacía. De noche dormía junto a mí, a los pies de la cama. Se quedó como siempre, echado justo antes del borde, largo tal cual es y con ese pelaje hermoso. Pero otra vez tenía el miembro fuera de su capuchón. Lo miré un rato mientras él se lo lamía con delicada fruición. Era enorme, verdaderamente. Estiré una de mis piernas y con las puntas de mis dedos le acaricié la panza. El se estiró, acostándose de lado, entregado por completo. El ariete que tenía empezó a meterse en su capuchón de nuevo y pareció calmarse un poco. Mi pie seguía en su vientre y yo empecé a moverlo despacio, acercándolo a su miembro. Lo rocé con la planta del pie y fue suficiente para que asomara de nuevo. Esta vez, mi perro se incorporó y lamió mi pierna. No hice nada para retirármelo. Dejé que su lengua siguiera, primero por mi pantorrilla, después por mi rodilla, después por la parte interior de uno de mis muslos hasta que llegó al borde del toallón. Le retiré la cabeza con una mano, pero también me quité de encima el toallón que me cubría. Me quedé desnuda sobre la cama, con mi perro olfateándome entre las piernas. Levanté las rodillas y las separé, sujetándome las piernas con ambas manos. La lengua de Spooky se acercó a mi vagina y empezó a lamérmela. No podía dejar de mirarlo mientras pasaba su lengua por los labios húmedos de mi vulva y llegaba hasta meterla entre mis glúteos. Los pezones se me habían erguido de una manera que con solo sentirlos me provocaba unas ganas tremendas. El perro empezó a levantarse y pude ver otra vez su miembro enorme fuera del capuchón. Solté mis piernas que quedaron a los lados de la cabeza de Spooky. Estiré una mano y le toqué el tremendo falo. Lo tenía bien duro, cilíndrico y con esa puntiaguda cabeza que no imaginaba lo que pasaría si me la metía por alguna parte.
El seguía lamiéndome toda. Lo tomé con las manos de las patas delanteras y me lo puse encima de mi cuerpo. Babeaba a un lado de mi cara, su cuerpo tenso y musculoso y ese miembro que intentaba llegar donde yo quería, pero no lo lograba. Empezó a jadear. Se arqueaba intentando poner su pene en alguna parte, pero solo lograba pasármelo por el vientre, el ombligo y nada más. Yo pensé en la locura que estaba haciendo, pero la curiosidad y ese tremendo pedazo que tenía mi perro entre las patas pudieron más que mis remilgos. Me lo quité de encima con cierta dificultad. Le coloqué un zoquete en cada pata delantera porque sus uñas me empezaban a raspar y temía que me dejaran alguna marca muy característica. Después busqué el bozal en su armario, se lo coloqué y volví con el a mi cama, desnuda y excitada. Me arrodille en el medio, coloqué una de mis almohadas debajo de mi vientre, doblada y lo llamé. Spooky subió a la cama y comenzó a olfatearme. Sentí su nariz fría entre mis glúteos y el resoplido de su aliento por los labios carnosos de mi vulva. Estiré mis brazos hacia atrás, tomé sus patas delanteras con mis manos y con mucho trabajo, conseguí que se me colocara encima. Me abrazó con sus patas por la cintura y comenzó a moverse, intentando copularme. Su pelvis se movía alocadamente, hacia delante y atrás, rápido. La punta de su miembro pasaba cerca de mis aberturas, pero sin llegar a ensartarme por ninguna. Sentí como resbalaba por los labios de mi vulva, pero no acertaba con mi orificio. Después de un rato y ante su desesperación, lo ayudé con una mano. La pasé por detrás de mi cuerpo, le tomé el miembro entre los dedos y acomodándolo mas arriba, me lo coloqué entre los labios de la vulva. Eché las caderas más atrás y un poco mas arriba y ahí si, logró penetrarme. Sentí como su ariete me entraba en la vagina con una fuerza inesperada. Sus patas me sujetaban fuerte y su pelvis se adelantaba, incontroladamente. El babeaba en mi hombro, el miembro se me hundía más y más con cada empellón y yo no lograba como contenerlo.
Intenté sacármelo de encima pero solo logré excitarlo más. Gruñó y me echó todo su peso sobre mi espalda. Sentí algo grueso en la entrada de mi vagina, muy ancho y redondo y con un empellón brutal, me lo introdujo entero. Grité contra las sábanas. Me moría del dolor. Parecía que me estaba partiendo en dos y no dejaba de moverse, bombeando con sus patas traseras sobre el colchón, ensartándome cada vez más. Después, un río de semen le salió disparado dentro de mi concha. Sentir ese chorro poderoso de esperma llenándome la argolla me hizo olvidar del dolor y las molestias. Era viscoso y se me escurría por la vulva y Spooky no salía de adentro mío. Pero se calmó un poco. Pensé en los perros que a veces veía en la calle y me imaginé que me había pasado. Me quedé quieta, sintiendo su leche salir de mi concha adolorida. Esperaba que Spooky se tranquilizara un poco para intentar sacármelo de adentro, pero el parecía no tener intenciones de hacerlo. Cuando lo hizo, fue peor. Parecía que me iba a arrancar parte de mi cuerpo con su verga hinchada. Esperé, al borde de la desesperación, con mi perro pegado a mi vagina hasta que después de un rato por fin logró sacármela con un “plop” inolvidable. Me dejó abierta y dolorida, con la vulva hinchada y empapada en semen. El se reponía despacio, desde el borde de la cama. Yo no podía moverme del dolor que me había causado. Las sábanas estaban enchastradas de su semen y mis fluidos mezclados, que chorreaban entre mis piernas, espesamente. Después de un rato me levante como pude, me fui directamente a la ducha y tomé un baño largo y sedativo. El agua caliente calmó un poco mis dolores y esa ingenua curiosidad que me llevó a dejarme coger por mi adorado Spooky. Pero tal vez si le enseñara un poco, tal vez…
Historia 075 Fue algo curioso lo que senti En aquellos años yo apenas contaba con 17 añitos y tenía dos años de ser la novia del hermano de mi mejor amiga (o medio hermano ya que ella es hija de la segunda esposa del papá de mi novio). La familia de mi novio tenía un pequeño rancho a poco más de una hora de la ciudad donde vivimos, así que era muy común que algunos fines de semana fuéramos a descansar allá. Como en todo rancho que se respete tenía varios perros, algunos de los cuales eran perros que mi novia rescataba de la calle, por lo que no eran perros de raza pura, pero eso sí, sanos, hermosos y muy cariñosos; bueno de hecho mi novio decía que los perros de raza pura son más enfermizos y delicados por que se cruzan entre hermanos y parientes lo que debilita sus genes. Aunque sé que eso tal vez no les interese mucho a ustedes leerlo, creí que era importante decirlo para explicar porque mi novio prefería a ese tipo de perros que a los de raza. Mi novio tenía tres perros favoritos, Hércules, Aquiles y Solovino, de hecho Solovino aún vive con él- Los tres eran perros medianos de razas mezcladas El asunto fue que en esa ocasión nos habíamos quedado solos mi novio y yo en la casa del rancho, era medio dio así que casi habíamos acabado de almorzar porque nos levantamos tarde. Estábamos los sentados en la mesa del comedor, platicando sin hacer nada en especial, cuando de pronto Solovino entro a donde estábamos y se hecho frente a nosotros, al principio lo ignoramos y seguimos con lo nuestro, pero de repente me di cuenta de lo que Solovino estaba haciendo, sin ningún descaro el perro estaba lamiendo su propio pene, un pedazo de carne enorme rojo y bastante macizo. Eso llamo mi atención pues aunque había visto eso antes, nunca había tenido oportunidad de verlo con atención por temor a que me vieran raro o pena de lo que pensarían de mí, pero la verdad es que mi novio y yo nos teníamos muchísima confianza y habíamos tenido muchas experiencias juntos. Solovino es un perro mediano color canela de pelo corto y hocico algo largo. Yo me quede como hipnotizada a media frase cuando vi al perro lamerse ese bello pene, por lo que mi novio se dio cuenta y sin ninguna pena me pregunto: -¿Te gusta golfita?- así me decía cuando pensaba en alguna travesura -Sí…- respondí un poquito tímida- me llama la atención, papi… -Pues ayúdale, te va a gustar. -¿Pero y si me muerde? -No te apures ya está acostumbrado- dijo mi novio- ya está acostumbrado, a tu cuñadita le encanta. -Pero…- todo pasaba tan rápido que no sabía que decir o que hacer - Ya sabes que no debes pensar las cosas, ven te va a encantar lo que te voy a enseñardijo mientras me levantaba del brazo y me llevaba a donde estaba el perro.
Solovino se nos quedó viendo con cara de alegría, tal vez ya sabía por dónde iba la cosa, mi novio le acaricio el lomo y el travieso perrito se recostó panza arriba. Yo temerosa le tome el pene al perro, era más duro de lo que esperaba, comencé a recorrerlo con mi mano pequeña y delgada mientras que con la otra le acariciaba la pancita, mi novio se quedó cerca de mí y me dijo, “bésalo”, mientras se tocaba sobre el pantalón, yo empecé a besarlo en la barriga mientras seguía acariciándolo, “bésale la verga, con cuidado” dijo mi novio, yo obedecí como siempre en esas situaciones. Me metí a la boca con mucho cuidado su pene pus tenía miedo de lastimarlo, comencé a recorrer con mi lengua su tronco, y cuando llegaba a la cabeza le daba besitos y chupaditas en la punta, esto parecía encantarle a Solovino porque se movía como queriendo penetrarme la boca mientras yo le llenaba de saliva su erecto y colorado miembro. Mientras tanto mi novio se colocó detrás de mí sin decirme nada, desabrocho el short que llevaba y lo deslizo por mis piernas dejándome solamente con una tanga negra de hilo dental que se perdía entre mis nalgas. Mi novio se puso a oler mis coño, y a lamerlo sobre la tela transparente que lo cubría, jugaba con sus dedos en mí ya de por si empapado coño la situación era alucinante, estaba yo chupándosela al perro favorito de mi novio, mientras mi novio me hacía sexo oral, en medio del comedor de la casa cerca del pasillo principal, con peligro de que alguien regresara en cualquier momento y nos descubriera, toda esa combinación de hechos me ponía a descontrolada, mi novio siguió lamiendo y jugueteando con mi clítoris mientras metía sus dedos gruesos en mi coño y con su pulgar acariciaba mi ano, él sabía que eso me vuelve loca y me pone sumisa y obediente. De pronto se acomodó debajo de mí y saco mis tetas de la blusa, y se puso a chuparlas como becerrito, pues yo seguía arrodillada en cuatro patas chupándole el pene a Solovino. No tardó mucho en liberarme de la blusa que llevaba, y siguió mamando mis pechos mientras con su mano estirada seguía acariciando mi área genital. -¿Quieres que te coja? -Dijo mi novio de repente. -Siii…- dije excitada. -¿Quién? ¿Solovino o yo?- no respondí, no sabía que responder- ¿el perro verdad? -Siii- fue lo único que pude decir, normalmente es esas situaciones no pienso y acepto lo que me digan… Él se levantó y acerco al perro por detrás de mí, Solovino se puso a olfatear mi empapado coño metía su fría nariz entre mis labios, y de pronto empezó a lamerlos con su dura lengua, la movía con una maestría que nunca antes había sentido, era larga y poderosa, parecía que quería recoger cada gota que estaba derramando, y también olía mi ano lo que hacía que me estremeciera por sentir el roce de su nariz. Mientras tanto mi novio se acomodó en el piso para que ahora le hiciera la mamada a él, los dos machos cambiaron de lugares. Obviamente esto hizo mella en mi u sentí un orgasmo que hizo temblar mis brazos y mis piernas pero sólo Dios sabe cómo me mantuve en pie, esto lo noto mi novio por cómo le apreté con la boca se acercó más a mí y me dijo al oído me dijo que era una buena perrita, después me puso su camisa en la espalda y coloco a Solovino sobre mí,
“vas a sentirte como una verdadera perrita” dijo sonriendo, solo vino empezó a golpear mis nalgas tratando de encontrar mi entrada, y no tardo en hallarla. El perro de mi novio me empezó a penetrar con fuerza, una brutalidad que nunca había imaginado, el dolor era increíble, pero el placer era aún mayor, mi novio me acariciaba la cara, podía sentir sus fuertes manos recorrer mi rostro que reflejaba un rictus de dolor y placer, estaba haciendo gala de mi naturaleza sumisa y masoquista, lo cual mi novio disfrutaba mucho. Mi novio me metió su pene en la boca pero lo saco al poco rato, tal vez porque se lo apreté fuerte pues no podía controlar la fuerza por el dolor que sentía, no me contuve más y comencé a gritar como poseída, ya no me importaba si alguien llegara, estaba totalmente fuera de mi misma. El perro embestía tan fuerte que sentía que me partía en dos, yo con los músculos de mi coño intentaba apretarlo, pero era difícil por la velocidad con la que el perro me estaba dando placer. De pronto sentí como algo chocaba contra mi entrada, y con las embestidas Solovino consiguió meterlo hasta que se atoro dentro de mí, en ese momento el perro se relajó y se apoyó en el piso dejándome debajo de él, mi novio me dijo que no me asustara que era el bulbo, que Solovino ya iba eyacular; y así fue, sentí como Solovino se regaba dentro de mi coño, y sin más el perro se dio la vuelta y nos quedamos pegados unos minutos más, que mi novio aprovecho para que le diera una mamada, y lo masturbara, mi novio toda vía tardó algunos minutos en eyacular, y me rego toda la cara con 5 o 6 chorros de su delicioso y blanco esperma, un poco de su abundante leche cayó al piso y yo la lamí con mi lengua, después con el dedo recogí lo que tenía en la cara y me lo comí como a él le gustaba que lo hiciera. “Como me gustaría que la puta de mi hermanita estuviera aquí para lamerte la cara” yo solo sonreí y seguí chupando mi dedo lleno de blanco y cremoso semen, y pensaba en lo linda que se vería mi cuñadita en mi posición o por lo menos lamiéndome el rostro, pues los tres ya habíamos otras aventuras antes y sabía que realmente estaría encantada de participar.
Historia 076 En la ducha me senti muy bien Cuando hice aquel viaje a New York con mi madre yo tenía 16 años, y ella treinta y tres. Se había casado muy joven estando embarazada de mí, y a los 2 años se divorció, por lo que apenas tuve relación con mi padre, era hijo único y siempre estuve muy ligado a mi madre, lo que no quiere decir que fuera un niño mimado, enmadrado o amanerado, todo lo contrario, me gustaban horrores las chicas, siempre estaba pensando en ellas aunque no había tenido ninguna experiencia y, por supuesto, no paraba de masturbarme a todas horas. A mi madre le había tocado un viaje de un fin de semana a New York para dos personas, que se ganó en un sorteo de la empresa donde trabaja y como no tenía con quien ir, pues de hecho no había vuelto a tener pareja estable desde su divorcio, fuimos los dos juntos. Llegamos el viernes por la tarde al hotel, la sorpresa al llegar fue que sólo había una cama de matrimonio, circunstancia a la que mi madre no dio importancia, dijo que ya nos arreglaríamos, pero a mí me incomodó bastante, ya que por ese entonces yo solía estar empalmado continuamente y tenía miedo de que me descubriera. Sin embargo, lo que más me preocupó fue el ver que la habitación, que era de diseño muy moderno tenía la ducha en un extremo de la habitación, sin puerta y con una mampara translúcida, lo cual me obligaría a desnudarme en medio de la habitación. Por otra parte me daría la posibilidad de ver a mi madre desnuda a través del cristal, lo que me excitaba enormemente ya que hacían mucho años ya que no había visto a mi mamá desnuda, y para qué negarlo?, mamá está bien buena!. Una vez en el hotel decidimos cambiarnos para dar un paseo por la ciudad. Mi madre se quitó la ropa con toda naturalidad dejando ver un conjunto de ropa interior negro muy ajustado y que dejaba libre la mayor parte de sus senos y de su trasero, lo que me provocó cierta conmoción en mis partes bajas. A la vuelta, bastante tarde y algo cansados, llegó el momento que yo estaba temiendo desde que vi la habitación, aunque también en cierto modo ansiaba, pues mi madre decidió que pasáramos a la ducha para dormir más relajados. - Bien, pasa tú primero a ducharte - dijo, y entonces reparó en como era la ducha Anda, te has fijado que ducha más original, está en medio de la habitación - pero no le dio más importancia. Me desvestí, quedándome sólo con los calzoncillos, y me acerqué a la ducha, sin atreverme a desnudarme, así que empecé a perder el tiempo cepillándome los dientes, peinándome, etc. Mi madre se debió dar cuenta de que estaba incómodo porque entonces me dijo. - Oye, si te da corte que te vea el culo me lo dices y me doy la vuelta, pero no va a ser la primera vez que lo vea, así que métete de una vez en la ducha - dijo mientras empezaba a desvestirse. Hice lo que me decía, aunque no me atreví a pedirle que se diera la vuelta. Me desnudé y me metí en la ducha, no sé si era mi imaginación pero lo cierto es que sentía que mi mamá me miraba demasiado, sobretodo mi pene, sentía que me estaba examinando y
tuve sensaciones de corte y de morbo, entonces vi como ella se acercaba al lavabo que estaba a dos pasos de mí y se desmaquillaba. La excitación me provocó una tremenda erección que trataba de disimular poniéndome de espaldas a ella. En ese estado no podía salir, tirándome un buen rato bajo el agua. Ella se empezó a impacientar y dijo que saliera de una vez, entonces reparé en la situación, en que era mi madre y volví a mi estado normal, saliendo de la ducha, aunque sin intentar ya ocultar nada. Me terminé de secar, me puse un pijama corto y me metí en la cama. Era su turno, tenía claro que me pediría que me diera la vuelta, pero no lo hizo. Dándome la espalda en todo momento se desabrochó el sujetador y se bajó las bragas con toda naturalidad, sin dejar de hablarme y dándose a veces la vuelta mirándome a la cara, por lo que tenía claro como yo la estaba observando fijamente. Tenía un culo fantástico, bien prieto, con nalgas grandes, gordas y redondas, unas anchas caderas, y unas carnes sonrosadas. - Hijo, parece que es la primera vez que ves un culo - dijo al ver mi mirada clavada en su cuerpo - Si lo llego a saber te digo que no mires, aunque más vale que te vayas acostumbrando, porque ya ves como es esta habitación. Además no tiene importancia, al fin y al cabo soy tu madre -siguió mientras se metía en la cabina. Estaba muy cortado pero mi erección era tremenda. Mi excitación al verla debajo del agua adivinando su cuerpo, que se mantenía perfecto, iba en aumento. Observaba la forma de sus senos, intuía su pelambrera a través del cristal y sin darme cuenta empecé a masturbarme sin poder controlarme. Me corrí justo cuando cerró el grifo dejando el pijama manchado de semen. Salió de la ducha tapándose con la toalla y se sentó en la cama para terminar de secarse dándome la espalda, lo que me permitía ver el perfil de sus senos y el inicio de su culo. Finalmente se levantó se puso unas bragas limpias y una camiseta larga para dormir, me dio un beso en la frente sin llegar a adivinar lo que había estado haciendo al mirarla, apagó la luz y allí acabo todo por esa noche. El día siguiente fue agotador, visita a la ciudad, subida a la estatua de la libertad, visita a brodway, Manhatan y todo lo demás. No fuimos al hotel ni siquiera para cambiarnos para ir a cenar, cena muy buena cabe decir, así como cabe decir que mi madre bebió algo más de la cuenta, si bien no estaba ebria estaba ya prendida por lo que cuando llegamos estábamos destrozados, aunque habíamos disfrutado mucho y la pasamos realmente bien. Se acercaba el momento que yo tanto había temido el día anterior, aunque me encontraba más relajado al comprobar la actitud de mi madre en la noche precedente, por lo que me desnudé del todo y fui a cepillarme los dientes, circunstancia que ella apreció. - Que alegría mi niño - dijo - veo que ya has dejado tus tontos pudores. Y sin quitar ni por un instante su mirada de mi miembro que se encontraba flácido agregó - Mira, para que veas lo natural que es vamos a hacer una cosa que hace mucho que no hacemos, nos vamos a duchar juntos, te apetece?, - Bueno - dije con una voz entrecortada. Claro que me apetecía pero pensaba que no podría controlarme y suponía que ella ya no encontraría tan natural que tuviera una
erección. - Pues vamos - dijo desabrochándose el sujetador aunque ya de frente a mí, y a continuación bajándose las braguitas. Que hermosas tetas, bien grandes, con unos pezones color rosa y unas aureolas inmensas. Ahora la tenía ante mí en todo su esplendor. Sus pechos eran grandes aunque firmes, su pubis, fantástico, se adivinaba tras su vello, que tenía muy bien depilado por los lados, sólo tenía pelo encima del coñito, por lo que se podía adivinar su sonrosada almeja. Era la primera mujer que veía desnuda, y era una maravilla, pero también era mi madre y lo sabía, lo que hizo que pudiera controlarme y mantener mi pene en estado de relajación para mi alivio. - Venga, puedes mirarme todo lo que quieras que seguro que te gusta - Su comentario me cortó un poco y bajé la cabeza, pero ella me levantó de la barbilla y añadió - que ayer bien que mirabas mientras me desnudaba y me secaba, así que deja la timidez y mírame a la cara. Así que se había dado cuenta de todo, aunque no parecía importarle, es más me estaba incitando a que mirara sin rubores y cara a cara. Sin duda le parecía algo natural. Nos metimos en la ducha, que no era muy grande, por lo que estábamos bastante apretados, abrió la regadera, me dio la vuelta y comenzó a enjabonarme la espalda con mucha suavidad, bajó por mi trasero, mis muslos hasta llegar a las piernas. Mi pene empezaba a despertarse. Se dio la vuelta y me dijo - Ahora te toca a ti. Empecé por los hombros, con muchísimo corte fui bajando por la espalda. Se dio cuenta y dijo que apretara más. - Frota más fuerte que no me voy a desgastar - Al llegar a la cintura mi mano se paró, no me atrevía a seguir. Ella cogió mi mano, la plantó en medio de sus nalgas y añadió El culito también hay que enjabonarlo, no te dé vergüenza. Su piel era tan suave, tenía mis manos en medio de las nalgas de mi madre y no podía creerlo, se las frotaba suavemente de arriba hacía abajo, lentamente, luego de sólo enjabonárselas empecé a amasárselas, se las veía y yo sólo quería mordérselas, chupárselas, comérmelas, se las apretaba y a ella no parecía importarle ni incomodarla pues nada me dijo. Mi excitación iba en aumento ya no podía controlarme y tenía una erección considerable que ya no sabía como disimular, situación que enseguida apreció mi madre. - Ahora de frente - dijo dándose la vuelta. Al ver mi verga que ya estaba totalmente erecta se llevó las manos a la boca y exclamó – uuuuyyyyyy , Pues si que estás hecho un hombre de verdad, sí señor – mientras tenía la mirada clavada en mi miembro que apuntaba hacia el techo. Entonces me asusté, creí morir de vergüenza y casi me eché a llorar como un niño. Pensaba que me iba a llevar una regañada por estar así delante de ella. Pero una vez más me sorprendió.
- No seas tonto hijo, que eso a tu edad es lo más natural del mundo - A pesar de su comentario mi erección bajó, pero eso no iba a durar por mucho tiempo. Aún en la ducha me dijo, - además creo que eso también debe ser enjabonado – mientras miraba descaradamente mi verga. Tomó con una mano mi verga, con la otra el jabón, se agachó en frente de mí y empezó su labor. “Pero que pequeña se te ha puesto”, –dijo- “pero sé como puedo arreglarlo”agregó con unas risitas muy pícaras-. Primero con su mano agarró mi tronco y lo sacudió varias veces y con fuerza como para que se despertase, a continuación lentamente me corrió hacía atrás el prepucio dejando el glande libre y se le quedó mirando por un momento. Ya esto era demasiado para mí, miré hacía abajo y me di cuenta que tenía mi pinga a pocos centímetros de la boca de mamá, yo sólo que quería que se la tragara, mandárselo hasta la garganta, creí estar soñando, poco a poco mi verga empezó a pararse de nuevo, luego me percaté de que mi tranca estaba totalmente erecta entre las manos de mi madre, “ya esto es otra voz” “no esperaba menos de ti mi amor” – me dijo. Yo tenía rato ya sin pronunciar palabra por la excitación y el morbo y no me importó para nada lo que ella pudiera decir, aunque estaba consciente que tarde o temprano quizás me regañaría no podía dejar pasar esta situación de tal morbo, simplemente mi excitación no me lo permitía. Empezó a enjabonar mi mástil erecto lentamente, también mis bolas que apretaba lenta pero fuertemente y luego la enjabonada se convirtió en un masaje, mi madre me estaba pajeando de una manera espectacular y sentí que me iba a correr muy pronto. Mientras todo esto pasaba mamá nunca dejó de hablar, hablaba de cosas triviales como el clima en la ciudad, los lentes de sol que se había comprado, lo rica que estuvo la cena, en fin actuaba muy normal, como si nada extraño estuviera pasando y eso inevitablemente me excitaba aún más. Mi eyaculación ya estaba más que anunciada y ella lo presintió por mis gemidos. Desde que empezó a enjabonarme y pajearme había pasado sólo poco más de 3 minutos y no aguanté más, empecé a botar chorros de mi leche caliente sobre ella, y aunque estuve masturbándome continuamente eso días mi eyaculación estuvo muy cargada, mi leche fue a parar en su cara, en su boca y también entre sus grandes tetas, mientras estaba eyaculando ella nunca dejó de pajearme lo que me proporcionaba un placer aún mayor. Si bien estaba recién eyaculando me había olvidado por completo de que esa mujer era mi madre, o más bien no me importaba porque mi instintos me liberaron de cualquier tabú, yo sólo quería clavarle mi estaca hasta lo más profundo de su ser, hacerla vibrar con mi verga, quería hacerla mía, acabar dentro de ella, quería perder mi virginidad con ella y sabía que aquella era mi oportunidad. Aún hoy en día no puedo olvidar la imagen de mi madre con mi semen sobre esas hermosas y grandes tetas que tiene, la manera en que mi semen chorreaba sobre sus labios, y de sólo pensar en cómo con su lengua lo chupó para luego tragárselo todo hace que tenga una erección tremenda ahora mismo. Después enjuagó mi verga con agua hasta dejarla bien limpia del jabón y de semen, me miró a la cara, tomo mi verga que aún estaba parada con su mano derecha y me dio un largo y exquisito beso en el glande, soltó mi polla y luego se puso de pie, “ya te la dejé bien limpia mi cielo”, me dijo.
- Venga, te toca otra vez -, además mira como has dejado a tu mamita hijo, “tendrás ahora que enjabonarme de nuevo y deberás hacerlo muy bien” dijo dándome el frasco de gel. Estábamos frente a frente, primero enjaboné su cuello, luego aún con un poco de pudor bajé hasta sus pechos, y atónito vi como sus pezones, preciosos, grandes y rosados, se erizaban. - Muy bien, lo estás haciendo muy bien, así me gusta, siga así mi niño, siga así- - No podía creerlo, pero mi madre se estaba excitando con mis caricias. Eso, naturalmente, volvió a despertar mi pene que había perdido algo de su erección Vaya vaya vaya- añadió - veo que tu verga vuelve a crecer, como has crecido hijito, debo decir que tienes una polla muy linda !. Con este comentario ya me sacó de órbita, era obvio que ella estaba excitada y más que fuera de sí, nunca antes había escuchado esas palabras en boca de mi madre, “polla”, “verga”, estaba hablando como una puta o como si fuera mi mujer o algo así. Sin embargo yo no lo respondí nada, me quedé callado. Seguí con mi tarea de enjabonarle sus ricas tetas, esta vez era yo quien no quitaba la mirada de esos hermosos pezones que me tenían totalmente loco, se las amasaba, apretaba igual que como había hecho con sus nalgas, sólo que esta vez yo estaba cara a cara del objeto de mi deseo, yo quería probar esas tetas tan deliciosas y mi mamá debió saberlo. Llegué a tener un erección creo que hasta mayor a la que había tenido ya, mi pene estaba tan erecto que me dolía. Yo ya estaba fuera de mí también y como estábamos de frente y tan cerca el uno del otro decidí restregarle mi verga erecta, y así lo hice, como yo ya en aquel entonces era unos 12 CMS más alto que mamá primero se lo restregué por el abdomen, mientras seguía amasándole sus tetotas, luego mi glande fue aparar en el hoyo de su ombligo, se lo meneaba, se lo restregaba y ella gemía de placer, sin quitar mis manos de sus tetas ni por un segundo me incliné un poco hasta que la cabeza de mi verga llegó a estar frente a frente con su concha, di otro paso más hacia adelante y ahora le estaba restregando mi polla contra su concha, que sensación tan placentera fue sentir como su vello raspaba mi glande que se encontraba totalmente pelado con el prepucio echado atrás, hacía círculos con mi verga sobre su vagina, se la meneaba por todas partes, incluso por la entrada pero sin llegar a empujársela, quería que se excitara aún más. Entonces ella alzó sus brazos por completo hasta tomar con ambas manos el tubo de la regadera que se encontraba por encima de nosotros quedando así totalmente expuesta a mí y a mis deseos. -Tienes unas tetas fabulosas, tus tetas me tienen loco mamá!, -con esa frase rompí mi silencio. Quieres chuparle las tetas a tu mami?.. – entre gemidos ella preguntó-. Por favor, yo respondí. Entonces qué estás esperando, péguese a las tetas de su mami como cuando era un niño, chupe, chupe todo lo que quiera... A continuación acerqué mi boca a su teta derecha, no podía creerlo, primero le di un beso en el pezón, ella se estremeció, luego abrí mi boca y encerré todo su pezón entre mis labios y lentamente se lo empecé a chupar, que rico estaba, sus pezones parecían que iban a estallar de lo erectos que estaban, le di pequeños mordiscos y ella empezó a gemir, luego pasé mi lengua por toda su teta, se las besaba, se las mordía, se las chupaba, todo esto mientras mis manos amasaban su culo espléndido, sentía la dureza de sus deliciosas nalgas. Era la primera vez que tenía unas tetas a mi alcance y no podía
dejar pasar la oportunidad, le mamé cada cm de sus tetas, mi verga estaba de toque, sentí que en cualquier momento me iba a correr de nuevo y mamá no dejaba de jadear. Estuve mamándole las tetas por unos 3 minutos cuando de pronto ella me preguntó... -Te gusta lo que me estás haciendo, verdad? - Sí - dije a media voz, estás deliciosa mami... - Entonces sigue, aún estoy muy sucia – dijo-, soltó el tubo de la regadera, me dio la espalda bajándome las manos por sus caderas, y con todo descaro separó sus piernas elevando una y apoyándola en el piso de la ducha. - Ahí también tienes que enjabonar - añadió señalándome sin duda su sexo abierto. Con lentitud llevé la mano a su pubis, enjaboné el poco vello que tenía y después bajé la mano. No lo podía creer, mi madre estaba totalmente mojada. Me acerque lo más que pude a su cuerpo y ahora le restregaba mi verga erecta contra sus grandes y gordas nalgas, me acerque más aún, hasta que mi glande y parte de mi mástil se alojaron en medio de su culo, sentía que mi verga estaba muy bien abrigada donde estaba, era una sensación infinitamente más placentera a cualquier cosa que hubiese probado hasta entonces... - Vamos no pares, que creías, que sólo te gusta a ti acariciarte? - Volvía a sorprenderme, sabía mis aficiones, aunque lo disimulaba a la perfección - O es que piensas que ayer no vi como te masturbabas mientras me duchaba? - Se había dado cuenta, aunque no había dicho nada - Y no te preocupes, que no me molesta, me halaga, me halaga saber que aún puedo hacer despertar tales instintos y emociones, más aún sabiendo que se trata de mi hijo querido... Cogió uno de mis dedos y lo metió en su vagina. Era la primera vez que hacía algo así, era fantástico. Si bien era la primera vez que metía mis dedos en el coño de una mujer hice todo lo posible para hacerla pasar un buen rato, y supongo que lo hacía bien porque mi madre no paraba de gemir y de jadear, incluso llegó a gritar de placer. Yo por mi parte estaba en otro mundo, movía mis dedos enérgicamente y variaba la velocidad, me estaba follando a mi madre con los dedos. Como ya dije mi verga se encontraba totalmente erecta en medio de su hermoso culo, su espalda chocaba con mi pecho, mi mano izquierda amasaba su teta izquierda, mi mano derecha la masturbaba locamente, mis brazos la tenían prisionera de mí y mis deseos mientras nos comíamos a besos, me la lengüeteaba, fue el primer beso de ese tipo que pude dar y que como sabían!, yo seguía masturbándola más y más, no paraba de gemir hasta que de pronto se estremeció por completo, ahora sé que fue porque tuvo un orgasmo, mientras todo esto ocurría yo me estaba pajeando con sus nalgas, se lo restregaba por todas partes, hasta llegué a sentir el calor que desprendía su ano hirviente, cuando supe que tuve el orgasmo me volví loco meneándole mi verga y acabé una vez más, me corrí entre sus nalgas y le dejé su rico culo lleno de mi leche caliente, no la había penetrado aún pero fue la sensación más excitante que hube tenido hasta aquel día... Con mi verga todavía entre sus nalgas la apreté fuertemente contra mí, permanecimos así por unos instantes, luego se volteó y ahora frente a frente me besó en la boca, fueron besos largos y apasionados, apretó fuerte su pecho contra el mío, sentía sus tetas ahora contra mi pecho y mi verga semiflácida contra su abdomen, creí había terminado todo
ya pero allí fue cuando terminó de dejarme anonadado. Se arrodilló de nuevo enfrente de mí y me dijo, te volviste a ensuciar, déjame yo lo arreglo –agregó-. Comenzó a besar mi pene que aún no había perdido del todo su erección y que se encontraba lleno de semen, me besó varias veces el glande, y luego se tragó lo que pudo de mi tronco y lo lamió desde casi el comienzo de la base hasta el glande 3 veces hasta eliminar cualquier rastro de semen, esto hizo que mi semen se volviera a poner en pie de guerra, mi madre lo notó de inmediato y dijo “ya estuvo bueno por hoy” quiero que guardes tus fuerzas para cuando volvamos a casa, veo que te gusta que te besen aquí amor, esa sorpresa te la daré después. No había que ser un genio para saber que esa sorpresa sería “una buena mamada”. Esa noche no llegué a follarla, y si bien besó y tuve mi verga algunos instantes dentro de su boca no me dio la tan deseada mamada... Luego se puso de pie, le limpié el semen de su culo, Nos limpiamos los dos, me secó todo mi cuerpo así como dejó que le secara cada parte de ese rico cuerpo suyo y fuimos a la cama. - Lo que acaba de ocurrir - dijo cogiéndome la mano - has de considerarlo como un regalo por nuestra visita a New York. Llevo viendo tiempo como has crecido, como te iba llamando la atención el sexo, y quería que lo conocieras. Es algo natural, pero no lo es tanto que lo hagan madre e hijo, por lo que esto deberá ser un secreto entre nosotros. Además - confesó - he disfrutado mucho, debes saber que desde que me divorcié no había vuelto a estar con un hombre, y me ha encantado, me da gusto saber que cuento con un macho como tú en mi propia casa, serás un buen amante, me encargaré de enseñarte todo... Me besó en la boca por última vez y apagó la luz. Dormimos desnudos, como nos habíamos quedado, le recosté mi verga contra su culo, pasé mi brazo por encima de su cuerpo hasta que mi mano llegó a apretar su teta y nos quedamos dormidos así... La mañana siguiente, nos levantamos muy temprano, fuimos al aeropuerto y regresamos a nuestro país... Desde ese día hasta hoy han pasado 5 años, tengo 21 años ahora y desde que volvimos a casa mi madre se convirtió en mi amante, tenemos el mejor sexo bestial que se pueda imaginar, estando de regreso pude follarla, pero esa es otra historia y no sé si quieran oírla, si es así escríbanme y con gusto relataré todo lo que pasó en la casa luego de volver del viaje.
Historia 077 Estuve con Ella Estaba yo cursando el segundo año de secundaria y tenía 14 años cuando tuve mi primer experiencia sexual. Ese día, en el colegio, nos habían castigado a mí y a una amiga llamada Pamela. Nos pusimos de acuerdo y en lugar de ir a la dirección indicada fuimos a escondernos a la biblioteca del colegio, que en ese tiempo estaba en remodelación y por lo tanto cerrada a los estudiantes. Pamela y yo estuvimos una media hora platicando sobre lo que nos iban a hacer cuando se dieran cuenta de lo que habíamos hecho. Como la biblioteca es de dos pisos, Pamela quiso subir al segundo, pero un escalón estaba flojo y cuando ella pisó se quebró por completo, cayendo ella por todos los escalones. Yo, temeroso de que se hubiera fracturado algo, me acerqué a auxiliarla. En la caída la falda del colegio se había desgarrado, quedando ella en mallas, que eran muy comunes en las chicas, sobre todo en las mayores. Yo, sin darle importancia a su vestimenta, me acerqué y me arrodillé ante ella; puse su cabeza en mi rodilla y le empecé a hablar, sin obtener respuesta. La levanté y la acosté sobre una mesa para que descansara. Pasaron quince minutos después del accidente hasta que empezó a reaccionar. Cuando se puso de pie, fue cuando pude ver su escultural cuerpo con mayor precisión. Ella siempre fue muy linda y simpática conmigo, pero francamente nunca me había dado cuenta de esas tetitas que en realidad parecían melones, de ese culito tan amplio que haría feliz a cualquiera y que a pesar de sus 14 años ya estaba demasiado desarrollado. Cuando se acercó hacia mí, me dio un beso en la mejilla y me dijo que estaba muy agradecida por haberla socorrido en ese momento. Le dije que no importaba y que mejor pensara en la manera de salir de ese problema. Ella me dijo que no me preocupara y se sentó a junto a mí tomando mi mano, lo que me desconcertó un poco. Seguimos charlando hasta el punto en que, no sé cómo, hablamos de sexo. Ella me preguntaba si yo había tenido algún acercamiento sexual, a lo que dije que no, y a la vez le pregunté lo mismo. Ella se quedó seria mirando hacia el techo; yo le repetí la pregunta, pero esta vez ella se acercó susurrando a mi oído que no, pero que le gustaría empezar cuanto antes. Este comentario fue la gota que derramó el vaso. Mi polla llegó al punto más alto, tanto que creí que iba a reventar mi pantalón. Ella se paró y, dando unos pasos adelante, dio media vuelta y se tomó la cintura. Empezó a contonearse y a bailar sensualmente. Yo ya estaba a reventar y eso que faltaba lo mejor. Ella empezó a quitarse la blusa, quedando sólo con un top y las mallas. Yo ya no podía más por lo que, de un jalón, me arranqué la camisa y el cinturón. Pamela se acercó a mí dándome un beso francés que desencadenó todo. Yo, de un tirón, le quité el top y le bajé las mallas sin cuidado por la calentura, quedando ella en brassier y con unas braguitas que realmente fascinaban. Yo, para ese entonces, estaba casi totamente desnudo. Le empecé a acariciar sus tetas hasta que, sin querer, le reventé el cierre. Sus tetas cayeron como dos gotas de agua en mis manos; era imposible no tocar esas preciosidades. Bajé poco a poco hasta llegar a su coñito, que para ese momento ya estaba húmedo. Me pidió que lo besara con las bragas puestas pero yo no esperé más y se las arranqué con una fuerza descomunal. Empecé a besarle su conchita y a meterle la lengua y a sentir sus líquidos. En ese momento nos tiramos al suelo e hicimos un 69 excepcional. Yo, al igual que ella, era inexperto y no aguanté correrme en su boca. Yo pensé que eso le daría asco, pero cual
fue mi sorpresa cuando empezó a tomar toda mi leche y mamarme con más fuerza. Ella también se corrió en mi cara y también empecé a tomarme todos sus líquidos. Un rato después, se sentó y abrió las piernas diciéndome que la follara, que no podía esperar más. En ese momento reaccioné un poco y le pregunté si estaba segura, porque iba a perder la virginidad. Ella dijo que eso era lo mejor que le podía ocurrir: “A poco no te gustaría ser el primero en mi vida”. Eso me calentó con más ganas y me abalancé sobre ella con más fuerza de lo normal. Sin esperar, le metí mi polla tanto como pude. Ella soltó un grito ensordecedor de placer que hacía que me calentara más, y poco antes de correrme me salí, corriéndome en sus tetas y su cara. Yo la seguía besando. Cuando pasó un tiempo mi polla, que se había vuelto fláccida, volvió a la normalidad, y volvimos a lo anterior. Esta vez fue todavía más placentero pues ella seguía contoneándose y gimiendo con tal fuerza que retumbaba en las paredes del edificio. Esta vez no aguanté y me corrí dentro. Ella se asustó un poco pero ganó lo caliente del momento, lo olvidó y seguimos ahí, pegados unos 15 minutos. Inventábamos posiciones y eso nos tenía más entretenidos. Cuando mi polla empezó a bajar de tamaño, la saqué y me puse a descansar en el piso; así estuve como unos 5 minutos cuando ella se paró, empezó a bailar y luego se dejó caer en el suelo. Pero esta vez en lugar de abrir las piernas, se empinó y me dijo: “mira mi culito, ¿a poco no te gustaría picarlo unas cuantas veces?”. Ese comentario reanimó mi polla y en menos de 5 segundos ya estaba otra vez parada. Nunca en mi vida había sentido algo parecido. Como dije, yo era inexperto, por lo cual le metí la polla de una vez, y ella soltó el grito más fuerte que he escuchado en mi vida. Lloró y me insultó tanto que yo creí que estaba a punto de terminar el sueño, pero en eso dijo: “no te preocupes, sólo ten cuidado la próxima vez”. Yo lo hice otra vez pero con mucho cuidado, metiéndola cada vez un poco más hasta el punto en que yo tenía todo dentro de ella. Yo creí que eso le molestaba pero ella, entre gemidos y gritos, decía: “sigue..., ahhhh si..., qué rico..., ahhhh...”. Yo estaba en otro mundo. Así estuvimos nada menos que 45 minutos y realmente fueron los mejores momentos de mi vida. Cuando ya no podíamos más nos pusimos a acariciarnos, besaba sus tetas, las llenaba de leche; mientras tanto ella me mamaba y se tomaba todo lo que yo sacaba. Al final nos empezábamos a limpiar cuando ella se dio cuenta de que su ropa estaba totalmente desgarrada y que no iba a poder salir así de allí; así que pasaríamos toda la noche en aquel lugar. Yo salí, llamé a nuestras casas para decir que íbamos a quedarnos a dormir con un amigo y lo mejor es que se creyeron todo.
Historia 079 Me perdi con mi profesor Mi nombre es Ana María, soy una chica de 17 años de edad, piel blanca, ojos verdes, cabello medio dorado natural, estatura alta y cintura esbelta. Poseo labios muy sexys los cuales los decoro con labial rojo intenso, también mis piernas son hermosas y mis nalgas re riquísimas que las tengo, mis senos todavía no son la gran cosa pero son muy bonitos. Yo misma me califico como una chica muy golosa y caliente pues mi vida es sólo el sexo, mi vagina siempre está ardiendo de calentura sexual y de igual manera es exquisita por ello cualquier hombre que me la mete lo dejo relinchando de placer. Por último estudio la secundaria en el estado de México en un colegio privado, mi lindo profesor es un caballero de 32 años de edad súper guapo, sexy y muy bien caliente. Ahora comenzare esta riquísima historia de mi desfloración la cual disfrute hasta el cielo. Como ya mencione soy una colegiala muy caliente desde mis 15 años, siempre he buscado un buen hombre con quien perder la virginidad y que me dejara más que satisfecha, así que me hice novia de un chico lindo igual quien era un compañero de colegio, planeaba entregarle a él mi preciada virginidad pero empecé a desertar cuando una tarde platicando con mi mamá le hable de sexo pues con mi mamá estoy muy abierta y creo que ella se da cuenta que yo su hija soy muy golosa porque antes de perder mi virginidad todas la noches me escuchaba darme tremendas masturbaciones en mi cuarto viendo algunas películas pornográficas, bueno ella y yo comenzamos la plática de sexo hasta que le pregunte cuales eran los hombres que podían dejar a una mujer totalmente satisfechas, por lo que sin dudarlo me menciono que sin duda alguna eran los hombres adultos pues ya ellos tienen muchas experiencias por lo que eran los indicados para toda mujer golosa y de lo contrario a los jóvenes aunque eran guapos también, a diferencia de los grandes les faltaba madurez y experiencia por lo que eran casi niños en la cama. Esto realizo que me arrepintiera de irme a la cama virgen con mi novio joven porque no me iba a satisfacer como yo una chica muy golosa y caliente lo deseaba, lo único malo es que no conocía en la ciudad un hombre soltero pues guapos si había muchísimos pero ninguno soltero y en el colegio no había todavía profesores guapos como yo le deseaba, así que tuve que seguir sólo con mis masturbaciones por la noche o con mi novio a quien no le permitía más que manosearme nada más. Pero para mí más hermosa suerte una profesora tuvo que retirarse y en su lugar llego un profesor el que ya describí que era guapísimo ideal para mí. Por lo que de manera inmediata pensé en que él era el hombre indicado para entregarle mi virginidad. El era un caballero de pelo rubio, alta, con un cuerpazo bien sexy, ojos medio azules, en efecto era el hombre ideal y además era un profesor muy amable pero también educado, el único problema es que también era casado, desde que llego a darnos clases a todas las chicas volvió locas incluida yo por su belleza varonil y su caballerosidad que encantaba, era muy buena onda, no era gruñón y a todas nos tenia paciencia en las clases de matemáticas, el era extremadamente tierno con todos pero más principalmente con nosotras las mujeres hermosas del colegio, le gustaba a demás lanzarnos indirectas a veces con bromas de doble sentido, esto y más ocasiono que todas nosotras nos volviéramos locas de deseo por el que dejamos de prestarle atención a nuestros novios, el mío incluido, por lo que él se molesto bastante al ver
que me estaba enamorando del profesor cada día más en lugar del que era mi novio, yo trate de decirle que no más no podía evitar el deseo hacia el profesor, hasta todas las noches me hacia pajas en su nombre soñando con que él era el hombre que me hacía el amor por primera vez, hasta que no aguante más las ganas y decidí tratar de seducirlo. Para eso me compre una falda escolar más cortita que la que tenía que ya hasta casi era una minifalda, me maquille más, compre unas zapatillas sexys y todas los complementos femeninos que me hicieron verme la colegiala más dulce y sexy de la clase. Estos cambios de prisa mi mamá noto por lo que casi me llamo la atención por comprar una falda tan corta pero al fin logre que no me hiciera más teatro. Con esto decidí intentar seducirlo, la primera vez fue una tarde que nos estaba dictando operaciones, al verme de inmediato con mi falda cortita él se inquieto bastante pues aunque a las otras eran atrevidas igual ninguna lo fue tanto como yo, el no descansaba de mirarme las piernas por lo que supe que seducirlo no iba a costar tanto, y me aventure a ir más lejos, mientras el nos dictaba desde su escritorio yo inicie a subirme considerablemente mi falda para no ser tan obvia, luego abrí un poco mis hermosas piernitas dándole una maravillosa vista a mi entrepierna, luego comencé a chuparme el lápiz para ser más coqueta, como consecuencia a esto él se puso tan inquieto que ya tartamudeaba al hablar sólo viéndome a mí, por lo que imagine de inmediato que tendría ya su verga bien erecta porque no se levantaba de su escritorio. Eso ocasiono que él fuera más atento con migo y se volviera muy dulce para mi hasta me subió puntos en un examen por lo que me motivo a seguir con los juegos eróticos, el no perdía ni una sola oportunidad para verme mis piernas y hasta mi intimidad aunque sea por encima del calzón, esto cada día era más profundo y evidente que mi novio noto por lo se enfureció más con el profesor pues ya sospechaba que lo había elegido para quitarme mi virginidad de colegiala y convertirme por siempre en una mujer. También mis amigas y compañeras me tenían envidia por ser la chica consentida del guapísimo profesor de matemáticas y no ellas, además sospecharon que esos coqueteos terminarían por irnos lo dos a la cama. La siguiente oportunidad de que me tocara ahora si sucedió una tarde de lunes al salir de clases, como todos los días continúe mis juegos de seducción hacia el pero también iba notando cada vez que su resistencia no duraría mucho, al salir me quede bromeando con mis amigas del pues me pedían que por lo menos les contara como seria nuestra aventura en la cama y que sin duda iba yo a disfrutar como nunca perdiendo la virginidad con un bombón como él, mientras hablábamos notamos como desde lejos nos echaba ojitos de coqueteo desde el salón de clases los cuales correspondimos pero nada más. Yo me retire al baño mientras mis amigas se fueron del colegio, nunca me imagine que ese día me iba a manosear por fin mi amado profesor, mientras me arreglaba el pelo en frente del espejo note como entro el profesor viéndolo por el espejo, de inmediato mi excitación creció, me voltee lentamente con una mirada súper excitada hacia él. Se acerco lentamente a mi mirándome con mucho deseo, luego me dijo al odio ¡Mi amor veo que me deseas verdad nena!, yo con voz dulce le conteste ¡Si profesor deseo que me haga el amor usted! Le dije toda lanzada, el ya muy caliente me pregunto ¿Eres virgen Ana María?, yo con voz sexy y convencida le conteste ¡Si profe virgencita y nueva sólo para usted! El muy caliente serró la puerta del baño, luego me subió mi
falda metiendo su mano entre mis piernas, ¡umm!, sentí muy rico mientras me manoseaba las piernas, sus manos suaves y calientes me estaba dando mucho placer y al tocarme mi vagina encima mi calzón pudo notar que ya estaba mojadisima ya deseando que en ese momento me la metiera ya, pero lamentablemente no se pudo porque el intendente toco a la puerta y tuvimos que terminar yo entretuve al intendente permitiéndole a él salir sin ser visto del baño de mujeres. Al día siguiente rápidamente le fui con el chisme a mis amigas del hermoso faje que habíamos tenido en el baño yo y el profesor, todas quedaron maravilladas por lo que les dije de su increíble experiencia manoseando mujeres, pero a partir de ahí las ganas de follar de los dos aumento más que bastante, pero por des fortuna no habíamos tenido otra oportunidad hasta una semana después que al fin llego nuestro momento de intimidad para hacer el amor ahí mismo en el salón de clases del colegio. Resulta que un viernes el director suspendió las clases por motivos que desconocimos todos pero nos convino a fin de cuentas, todos los alumnos ya alumnas se retiraron acepto yo y mi profesor pues ya habíamos planeado que aprovecharíamos esa oportunidad que el colegio quedaba absolutamente sólo, él le dijo al intendente que se quedaría a trabajar hasta tarde por lo que le dio las lleves del colegio y por supuesto yo me quede escondida súper emocionada de pensar que al fin mi profesor deseado me haría el amor quitándome mi virginidad ese mismo día. Mi vagina se inicio a mojar de la calentura deseando que el intendente se retirara para poder correr a los brazos de mi profesor muy amado y deseado que yo misma escogí para perder mi virginidad convirtiéndome en toda una mujer. Tan luego que se retiro el intendente fui de inmediato a donde él estaba que era el salón de clases. Mi más hermosa y caliente sorpresa fue cuando al entrar al salón el me recibió con una hermosa rosa roja en su mano, yo la olí, su olor lindo aumento mis ganas sexuales hacia él, luego con su tierna voz me dijo que si en verdad lo deseaba entregarle mi virginidad a él y no a mi novio pues sabía de él, yo le conteste con una voz sexy y tierna totalmente convencida ¡Si profe deseo que usted me desflore!, ¡Deseo que me haga gozar como a una puta que es lo que soy, soy su puta! Dicho esto tomo mi falda colegial subiéndola hasta mi cintura, luego me sentó en su escritorio con mis piernas totalmente abiertas, poco a poco retiro mi calzón iniciando a comerme el coño ¡umm, umm! Inicie a gemir como loca, a los poco minutos ya me sentía en el cielo tocando las nubes de tanto placer y experiencia con que me mamaba mi vaginita virgen. Me hacia cosas increíbles con su lengua en mi vagina y clítoris, se bebía mis flujos vaginales como miel, me sentía muy feliz con las piernas completamente abiertas en frente de él mientras me seguía mamando mi vagina con indescriptible placer y gloria, cuando me metió un dedo en mi rajita ¡uyy! Explote de tanto placer, sin duda alguna el era un genio para satisfacer e las mujeres, explote en varios orgasmos, continuaba comiéndome el coño con tanta delicadeza que nunca olvidare. Al fin después de tanto placer estaba vuelta loca gritaba sin parar, sentía que mi vagina estaba al rojo vivo de calor y excitación disfrutando de la mamada de mi profesor hasta que no soporte más y le grite con mucha lujuria y pasión ¡Ya profe no aguanto métamela por favor! ¡Métamela hasta el fondo, desflóreme soy suya toda suya! El saco una bolsita que contenía un concón y yo confundida le pregunté ¿Qué hace profesor? El me dijo ¡No querrás quedar embarazada ahora por sólo una calentura verdad Ana María! ¡Ya que sólo tienes 17 años apenas y yo debo cuidarte para que no
quedes embarazada nena mía! Conforme se iba poniéndolo vi como crecía su pene bien grande por lo que medio me asuste porque sabía que me dolería un poco más no por eso deserte. El aplico saliva en mi rajita vaginal mesclada con mis flujos vaginales, me abrió las piernas iniciando a metérmela, ¡umm, umm, umm! Me sentía que tocaba el cielo por cada segundo que entraba esa vergota en mi vaginita virgen, sólo sentí un muy leve dolor pero paso de prisa pues después de toda la mamada que me dio mi vagina ya estaba totalmente bien lubricada por ello entro fácil pero aun así salieron unas cuantas gotas de sangre de mi vagina e himen desvirgados. El placer que sentía era maravilloso, gritaba como loca al sentir como entraba y salía su pene de mi vagina mientras me seguía besando mis senos y cuello con tanta pasión y amor, tomo la rosa roja iniciando a pasármela por todo mi cuerpo mientras seguía penetrándome. Me estaba haciendo el amor con toda pasión, lujuria y amor que nunca olvidare, sin duda alguna él fue el hombre indicado para hacerme gozar como nunca, estaba al máximo de placer, le decía gritando ¡Más, más al fondo, métemela más adentro! Era yo muy insaciable, anhelaba que nunca terminara de hacerme el amor, sentía que su verga era de fuego dentro mi vagina. Luego cambiamos de posición, me senté en su pene a esa altura estaba que no me aguantaba y el tampoco, hasta que no pudo más saco de inmediato su pene de mi vagina retirando el preservativo, y lo más rico fue cuando me hecho toda su leche en mi boca, sabia muy delicioso. Ahí terminamos, me vestí y le deje mi calzón como recuerdo y evidencia de que él fue quien me robo la virginidad y él me regalo la rosa roja de amor, nos retiramos dándonos un beso apasionado en los labios muestra del amor que sentía por él pues si no estuviera casado de seguro me casaba con el no importando la diferencia de edades, toda ese noche no pude dormir de la felicidad de haber perdido la virginidad con el hombre de mis sueños y de lo hermoso que fue, todavía e esas horas sentía en mi vagina su pene y me di otra masturbación ya no siendo virgen en su nombre . Al día siguiente rápidamente sin esperar más les conté lo maravilloso que fue con migo haciendo el amor por primera vez desflorándome, por lo que me felicitaron y también excito a todas las chicas a coquetearles igual para perder su virginidad igual con el profe de nuestros sueños eróticos. Lo triste fue que mi novio escucho toda la conversación sin que nos diéramos cuenta y ahora está totalmente destrozado porque le hice infiel entregándome a otro para perder mi virginidad y no a él, pero bueno aunque me duele verlo triste, también porque después de lo que paso rompió con migo no me siento muy mal ya que mi primera vez fue maravilloso, sin duda siempre para toda mi vida recordare al profesor que me quieto la virginidad e incluso cuando haga el amor con otro tal vez veré a mi amado profesor.
Historia 080 Lo que no olvidare con ella Me llamo Angelina y todo el asunto comenzó cuando cumplí los 14 años. Ante todo, debo decir que mi madre murió al nacer yo, y crecí sola con mi padre. Mis padres eran hijos únicos, por lo que nunca he tenido más familia que mi padre. Se casaron muy jovencitos, (de “penalty”), él tenía 17 años y ella 16. Cuando tenía 13 años a mi padre le destinaron a otra ciudad. Allí no nos conocía nadie. En lo físico, me parezco a mi madre. Al poco de llegar allí, me vino mi primera regla y como todavía no había hecho amigas, pues era verano, en plenas vacaciones, no había empezado al colegio. Estaba sola en casa cuando noté que manchaba y estaba muy asustada. Al llegar mi padre a casa, nos sentamos en el sillón, me abrazó fuerte y me explicó todo lo que debía saber. Según me iban creciendo los pechos, notaba que mi padre me miraba más. Al poco de cumplir los 14 años, un día al regresar a casa, me encontré a mi padre saliendo del baño desnudo. Estaba lloviendo y yo regresaba a casa empapada. Llevaba una blusa muy fina y un sujetador bastante transparente, por lo que al estar mojados se me marcaban mucho los pezones. Nos quedamos mirándonos el uno al otro y me preguntó si había conocido algún chico en el barrio. Le dije que no. Seguía mirándole fijamente y a mi padre se le estaba poniendo tiesa. Le pregunté a ver si podía tocárselo y me dijo que sí, pero que antes me diese un baño y me pusiese ropa seca para no coger una pulmonía. Antes de ir al baño, al pasar junto a él le rocé con la mano y le dije: —¡Qué suave, papá! Él me retiró la mano y me dijo que lo dejara para luego. Entré en la bañera, y a los pocos minutos entró mi padre preguntándome se quería que me frotara la espalda. De niña me lo había hecho muchas veces, aunque al ir creciendo dejó de hacerlo. Le dije que sí, que me gustaba. Se puso detrás, se echó un poco de gel en la mano y comenzó a frotarme suavemente la espalda, los hombros. Luego me hizo ponerme de pie y siguió frotándome el culo, las piernas, Volví a sentarme en la bañera y siguió sus manos por mis clavículas, llegaron a mis pechos y ahí se quedaron unos momentos, mientras con uno de sus dedos masajeaba suavemente mis pezones. Éstos se iban poniendo cada vez más duros y notaba un ardor en mi sexo. Le dije a mi padre y me contestó que enseguida me lo calmaría. Seguidamente bajó su mano por mi estómago hasta llegar a mi sexo. Pegué un bote y me dijo que estuviese muy tranquila, que no me iba a hacer daño y que esas caricias me encantarían. Mientras su mano seguía allí, uno de sus curiosos dedos, encontró el botoncito erótico y empezó a masajeármelo. Yo estaba estremecida y empecé a gemir y a jadear de placer. Al poco papá me dijo que me había corrido por primera vez. Que había anhelado hacer esto hacía bastante tiempo. Salí de la bañera y me sequé rápidamente. Papá me esperaba en su habitación. Me sentí cohibida y me abrazó fuertemente, diciéndome palabras cariñosas. Me tumbó en la cama y me besó. Sentir sus labios pegados a los míos, su lengua suave jugueteando con la mía, me volvió a excitar. Bajé mis manos por su torso y agarré su pene. Era tan suave, y estaba tan grande, y tan dura que al principio me asusté al pensar que al penetrarme me iba a partir en dos. Papá me tranquilizó diciéndome que mamá también se había asustado la primera vez, pero que luego le pedía continuamente que se lo volviese a meter. Eso me tranquilizó.
Se tumbó a mi lado y me preguntó si quería saborearle. Le dije que sí y me metió su hermosa polla en la boca. Le fui lamiendo poco a poco y notaba como se iba hinchado más hasta que explotó dentro de mi boca. Me tragué su semen y me gustó. Luego me volvió a tumbar en la cama boca arriba y se puso encima y empezó a bajar sus labios por mi cuello, hasta llegar a mis pechos. Me los chupó, lamió y saboreó todo lo que quiso y siguió bajando sus labios por mi estómago hasta llegar a mi sexo. Me dijo que si con la mano me había dado placer, con la boca iba a disfrutar más. Estaba muy caliente y según noté su lengua por mi sexo, entrando en mi vagina, exploté. Instintivamente apretaba con las manos la cabeza de papá contra mí cuerpo. Veía mis jugos en su cara, en su boca. Él volvía a estar totalmente empalmado. Se colocó entre mis piernas y se metió de un golpe. Grité de dolor, pero me calmó con suaves caricias y palabras cariñosas. Empezó a moverse lentamente al principio, para ir sacando y metiendo con más fuerza cada vez. Me gritó que se iba a correr y en cuanto sentí su semen fluir por mi cuerpo exploté. Nos quedamos tumbados, sin aliento, durante un rato mientras recuperábamos la respiración, él todavía con su pene dentro de mí, sudorosos, mientras nos besábamos suavemente. Al rato, se volvió a empalmar y entonces me penetró por detrás, mientras que sus dedos jugaban con mi clítoris. Fue fantástico. Posteriormente, me enseñó muchas posturas y maneras de hacer. De esa primera vez, me quedé embarazada. Como al poco de llegar a la nueva ciudad alquilamos un pequeño apartamento en un barrio que según le dijeron a papá en la empresa, no era muy aconsejable para mí, nos cambiamos de barrio. Allí nadie sabía nada de si éramos padre e hija o éramos pareja, no nos importó que yo estuviese embarazada. En la calle le llamaba por su nombre. Tuvimos tres hijos y una hija a cada cual maravillosos. Han pasado varios años y en la vecindad ha cambiado bastante gente. Tengo ahora 42 años y papá aunque era joven todavía murió tras una larga enfermedad. Hará cosa de un par de años más o menos, vi a una pareja, él tiene 4 años más que yo y ella, una jovencita, besándose apasionadamente en el portal. No le di importancia pero a los pocos días sin querer, ya que las paredes de las dos casas están pegadas, oí que ella le llamaba papá. Al poco un conductor borracho la atropelló y la mató. El padre quedó desconsolado y un día según subíamos en el ascensor empezamos a hablar. Le pregunté si quería tomar una copa en mi casa a lo que accedió. Comenzamos a hablar y entre sollozos, me confesó que había mantenido relaciones con su hija durante años y que ahora no sabía qué hacer. Yo le confesé lo mío con mi padre. Después de eso, empezamos a mantener una amistad que ha ido convirtiéndose en amor. Él no había tenido hijos con su hija. Les comenté a mis hijos y me contestaron que adelante, que yo era muy joven para vivir el resto de mi vida sola, y además mi hija me dijo que incluso era joven para tener más hijos. Los cuatro me confesaron que ya sabían que su padre era a la vez su abuelo, que él les había confesado todo antes de morir. Se lo dije a Ernesto que es el vecino en cuestión y me dijo que estaba encantado, que siempre había querido tener hijos. No nos hemos casado, aunque vivimos juntos. Estamos a punto de tener gemelos, dos chicos. Estamos encantados. Y en la cama... Aunque distinto de mi padre, Ernesto es fantástico. He aprendido algunas cosas con él que nunca había hecho con papá.
FIN del Primer Libro