LIDERAZGO Y POSTMODERNIDAD
1/2005
EDITORIAL
Francisco Mira .......................................................... 2 1.
LIDERAZGO Y POSTMODERNISMO Jaume Llenas ............................................................. 4
2.
¿A DÓNDE SE HAN IDO TODOS LOS LÍDERES? Jaume Llenas ........................................................... 18
3.
EL PROPÓSITO DE LA IGLESIA. DESCUBRIRLO, MANTENERLO Y APLICARLO Jaume Llenas ........................................................... 30
4.
EL MARAVILLOSO MINISTERIO DE APRENDER A VIVIR (Y DE VIVIR PARA APRENDER) Jaume Llenas ........................................................... 42
5. EL LIDERAZGO CRISTIANO
Charles F. Hummel ................................................. 54
Francisco Mira
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Si hay algo que caracteriza a nuestra época es la velocidad a la que cambian todas las cosas, los avances tecnológicos están contribuyendo a ello de forma decisiva en todas las áreas. En medio de todos los vertiginosos cambios que se están produciendo, las ideas no se quedan al margen y hoy día de forma innegable podemos afirmar que se ha producido un cambio de paradigma: de la Modernidad a la Postmodernidad, dicho cambio está afectando a todas las áreas del conocimiento desde las letras a las ciencias incluyendo la tecnología como es el ejemplo de la arquitectura. No están siendo incluidas en ese cambio estas disciplinas académicas en un nivel teórico, también las ideas aplicadas a la vida, la ética, los valores o antivalores, todo nuestro estilo de vida está siendo modificado. Las iglesias, los grupos cristianos no son entidades aisladas e impermeables (aunque a veces lo intentemos) y también toda nuestra vivencia está viendose afectada. Como cristianos frente a cualquier cambio significativo no debemos adoptar actitudes negativas, descalificadoras o defensivas. El extremo de ser acríticos y tragarnoslo todo también lo debemos evitar. Este cambio de paradigma es todo un desafío para la humanidad y también para la fe cristiana, si lo analizamos y lo criticamos podremos estar en la mejor disposición para salir airosos de esta nueva situación y mantener la relevancia del mensaje cristiano. No todo depende de nosotros «del Señor son los tiempos y las sazones» pero el Señor quiere usarnos y capacitarnos en medio de la historia.
Es en ese contexto que nos llegan cuatro trabajos bien pensados y elaborados de nuestro querido hermano Jaume Llenas, él pudo exponer estas cuatro reflexiones en el contexto de un Encuentro de Líderes universitarios. A petición nuestra lo ha reelaborado en forma escrita para ser publicado. Desde una óptica bíblica y a la vez una buena información nuestro hermano nos introduce en la esencia de este cambio de cosmovisión y lo pone en una perspectiva adecuada en cuanto a la misión cristiana. Seguidamente nos ayuda a profundizar en relación a lo que es la visión de la iglesia, del cristiano en ese contexto y nos ayuda a reflexionar sobre nuestra respuesta y actitud frente a esta situación. Un cambio de esta magnitud ha de afectar a aquellos que tienen una posición de liderazgo, su perspectiva de este, sus actitudes, todo esto es tratado en el tercer artículo. Concluye con una interesante reflexión sobre el ministerio cristiano en medio de la postmodernidad, con una actitud positiva y motivadora para establecer sobre bases correctas nuestra labor y ministerio. Su lectura nos enriquecerá y su reflexión nos ayudará a entrever con más claridad algunas claves que como creyentes y responsables no podemos perder de vista en el momento actual. Finalmente, por su contenido directo y retante, nos ha parecido oportuno añadir un último trabajo titulado: El Liderazgo Cristiano, de Charles F. Hummel. Agradecemos sinceramente a nuestros hermanos el esfuerzo realizado y deseamos que su lectura sea motivo de estímulo para cada uno de nosotros.
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Jaume Llenas
LIDERAZGO Y POSTMODERNISMO CUANDO CREÍAMOS QUE TENÍAMOS TODAS LAS RESPUESTAS DE GOLPE CAMBIARON TODAS LAS PREGUNTAS Mario Benedetti
1ª Corintios 9: 19-23
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Durante mucho tiempo hemos creído que teníamos todas las respuestas. Hemos desarrollado una apologética consistente, y el cristianismo evangélico ha sobresalido por su capacidad para el razonamiento, para la construcción teológica, para la argumentación razonada, etc. Sin embargo, los últimos años nos han traído una nueva realidad. Aquellas cosas para las que nosotros teníamos respuestas, ni siquiera eran preguntadas por la gente. La nuestra es una generación que no cree que existan conceptos absolutos, más allá de la conciencia de que no hay absolutos. El concepto de verdad ha entrado en una profunda crisis. Nuestros conciudadanos piensan que cada
uno de nosotros posee una parte de la verdad, un aspecto fragmentario de ella, y que ninguno de nosotros puede llegar a conocer toda la verdad. Alguien lo explicaba diciendo que somos como tres ciegos que se acercan a un elefante, y tocan partes diferentes del animal. Uno se acerca a la trompa, y afirma que el elefante es como una manguera larga y flexible. Otro da contra el costado del elefante, y le define como un muro enorme e infranqueable. Finalmente el tercero, toca una de sus patas y dice que el elefante es como una columna. Todos ellos tienen razón, sin embargo ninguno de ellos es capaz de ver la totalidad del elefante.
¿DE QUÉ HABLAMOS CUANDO HABLAMOS DE POSTMODERNIDAD?
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La postmodernidad nace en el dominio de la arquitectura hacia los años 60 del siglo pasado. Es un movimiento cultural que discute la modernidad y sus conclusiones. Al principio es un movimiento que se expande en el ámbito de la filosofía y en el que intervienen Derrida, Fish, Liotard, y otros, para convertirse en un movimiento sociológico, de forma que una gran parte de los habitantes del mundo occidental han sido afectados por este cambio cultural. Cuando hablamos de postmodernidad no podemos entender que afecte por igual a todas las regiones de la Tierra. La postmodernidad es un fenómeno casi totalmente occidental, aunque sus efectos no dejen de hacerse notar en otros lugares del mundo. Sin embargo, en los países árabes o en muchos países africanos o asiáticos su influencia es escasa o casi nula. Ni siquiera en nuestro país la afectación es uniforme. Varía entre la ciudad y el campo, varía de
una ciudad a otra, varía con la edad (en este momento el umbral de la postmodernidad se encuentra entre los 45 y los 50 años, de modo que los menores de estas edades están más influenciados por la postmodernidad que los mayores), etc. Con todo, la influencia de la postmodernidad no deja de crecer de año en año.
¿UNA MODA PASAJERA O UN CAMBIO DE COSMOVISIÓN? Algunos piensan que hablar de la postmodernidad es una moda que pasará en poco tiempo. Creen que es un producto de la mercadotecnia. Incluso algunos afirman que está comenzando a quedar superada, y que ya no se habla de ella sino que ya comienza a hablarse de sus sustitutos. Creo que los que piensan de esta forma no entienden la profundidad del cambio sociológico y cultural que se ha producido. La postmodernidad es el cambio cultural más profundo que hemos vivido en los últimos 500 años. Para entenderlo tenemos que saber que una cultura se mueve en cuatro capas o círculos concéntricos. El nivel más superficial de una cultura lo forman las preferencias personales, que es lo que hace que cada persona tenga unos gustos distintos a los de otros. A unos les gusta la carne y a otros el pescado. El siguiente nivel de una cultura está formado por las costumbres, que significa la forma de hacer las cosas que la gente tiene en un determinado lugar geográfico. Son las preferencias locales. En una ciudad hay grupos de jóvenes que visten de la misma forma. En algunos lugares de España hay cuatro medidas de café y en otros tres, etc.
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El tercer nivel lo constituyen los valores culturales, que son mucho más generalizados. Son los valores en los que cree una determinada sociedad. Son distintos entre los gallegos y los andaluces, o entre los catalanes y los murcianos. Son expresiones dentro de una misma cosmovisión y distingue una cultura de la otra. Finalmente el nivel más profundo es el de la cosmovisión. Las cosmovisiones traspasan épocas y fronteras. Son los parámetros más profundos que usamos para interpretar el mundo. Cuando una idea llega a nosotros lo que la admite o la rechaza son estos criterios, muchas veces subconscientes, que nos hacen separar lo aceptable de lo inaceptable. España es postmoderna y Francia también lo es, y sin embargo son diferentes. Comparten una misma cosmovisión aunque son diferentes sus valores culturales. La postmodernidad es un cambio en este nivel más profundo de la cultura. Durante las épocas históricas podemos distinguir tres sistemas culturales. La cultura tradicional, la cultura moderna y la cultura postmoderna. El primer sistema cultural identificable es la cultura tradicional, también llamada premoderna. La palabra tradicional la describe muy bien, porque aquello que es correcto, aceptable o no aceptable es aquello que la tradición dicta. La forma en la que siempre se han hecho las cosas es la forma correcta. Los ancianos son la pauta de esa cultura, ya que nadie sabe mejor qué es la tradición que los ancianos. Una institución tradicional que ha sobrevivido al paso de los años es la iglesia católica. La verdad en esta institución es lo que han dicho los concilios, lo que la iglesia interpreta como verdad. La tradición es la norma de verdad dentro de la Iglesia Católica Romana. Muchos miembros de esta iglesia afirman creer lo que sus padres les enseñaron o lo que la
Iglesia enseña. Con todo, hoy podemos apreciar la división tan profunda que existe entre la jerarquía, que es una estructura tradicional, y los miembros que discuten gran parte del ideario de su propia religión. La cultura en la que Jesús vivió era una cultura tradicional, así como lo son las culturas greco-romanas. La frase preferida de este sistema cultural es: «siempre se ha hecho así». Durante los siglos XV y XVI se produce el primer gran cambio cultural con muchos fenómenos implicados. Es la cultura moderna que se presenta a través del humanismo, el renacimiento, la reforma y más tarde la ilustración. Son distintas manifestaciones dentro de una misma cultura. El enfrentamiento entre la Iglesia Católica y Galileo representa, teatraliza, el choque entre estas dos cosmovisiones. La pauta de la cultura moderna es el científico, la razón, la medida de todo es el ser humano. Las consecuencias de esta era son el progreso científico, la revolución industrial, etc. La frase preferida de este sistema cultural es: «está científicamente demostrado». La modernidad ha durado en Europa 500 años, pero hacia finales del siglo pasado comenzó a dar muestras de debilidad. Comienza a surgir un nuevo sistema cultural, la postmodernidad. Este nuevo sistema surge por la decepción de la modernidad. La razón no es la respuesta de todo, de hecho, es imposible que el ser humano llegue a saber lo que es la verdad, porque la verdad objetiva no existe. La razón lleva a creerse en posesión de la verdad, y todo aquel que se cree en posesión de la verdad es un intolerante. Lo único intolerable es la intolerancia. Hay muchas formas de conocer que la modernidad ha despreciado, como por ejemplo los sentimientos, o la intuición. Las verdades que existen son verdades particulares, personales, locales. Lo que es verdad para mí, no tiene porque serlo para el otro, es mí verdad y no tengo
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derecho a imponérsela a nadie más, casi no tengo ni derecho a proponérsela. Es un acto de presunción presuponer que yo tengo la verdad y el otro no.
EL PATRÓN BÍBLICO DE LA ADAPTACIÓN CULTURAL. 1ª CORINTIOS. 9: 19-23
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¿Existe preocupación en la Biblia por la adaptación cultural? Algunos piensan que la Biblia no se ocupa de estos temas. Que está simplemente preocupada por cuestiones espirituales y que lo que hay que hacer es simplemente proclamar el Evangelio. Sin embargo, la Biblia está muy preocupada por darnos las pautas para que nuestro ministerio se adapte culturalmente y sea relevante. Es muy interesante realizar una lectura atenta de Hechos de los Apóstoles y darse cuenta como Lucas describe detalladamente el proceso de adaptación mental que ocurre en el apóstol Pedro. El Evangelio nace en un entorno plenamente judío. Jesús mismo así lo declara, cuando explicita que Él ha sido enviado a las ovejas perdidas de Israel. Pero cuando miramos más atentamente, nos damos cuenta que ningún mensaje es más internacional que el Evangelio. ¿Cómo pasa del entorno judío al entorno gentil? El primer paso lo da Pedro: Después de que el Evangelio llega a los samaritanos, Pedro no regresa a Jerusalén sino que se queda en Lida y Jope, dos ciudades de población mayoritariamente gentil. En esta última ciudad se aloja en casa de Simón que es curtidor, en medio de un ambiente ritualmente impuro. Dios tiene que enviarle la visión del lienzo que desciende del cielo. El tema del lienzo es los alimentos impuros, que establecían una barrera entre gentiles y
judíos, pero más allá de eso Pedro ve una aplicación a las personas. Cornelio le hace llamar y él dice que lo que el lienzo le mostró es que a nadie puede llamar impuro. He aquí un proceso de apertura mental. El segundo marco de referencia lo describe Pablo cuando proclama el Evangelio. En el libro de Hechos podemos hacer una distinción entre aquellos mensajes que predica en un entorno mayoritariamente judío, en donde la base de la predicación es el Antiguo Testamento, y aquellas ciudades mayoritariamente gentiles, en donde deliberadamente cambia el punto de partida que le llevará a Jesús. En estas ciudades hablará de los fenómenos de la naturaleza, hablará de las divinidades locales, hablará de los poetas locales, etc. El mismo Evangelio pero con dos aproximaciones. Adaptación a la cultura en la que el Evangelio se predica. El texto que explica la teoría que Pablo sigue es 1ª Corintios 9: 19-23. En estos cinco versículos se explican tres puntos importantes:
1. La disposición a adaptar nuestra forma de presentar el Evangelio a la audiencia que nos escucha
Pablo se hace judío a los judíos, gentil a los gentiles, débil para los débiles espirituales, es decir, aquellos que tienen problemas de conciencia, como explica en Romanos 14, etc. Su disponibilidad es total. «A todos me he hecho de todo». Pablo es culturalmente flexible. Pablo no exige a sus oyentes que se adapten culturalmente a la forma en la que él está acostumbrado a pensar, o a proclamar el Evangelio. Probablemente le sería más fácil. Pero somos nosotros quienes tenemos
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que adaptarnos a ellos y no ellos a nosotros. ¿Por qué no lo hacemos? ¿Por qué tantas rigideces? ¿No será que, en muchas ocasiones, más que de fidelidades bíblicas, se trata de que no queremos hacer el esfuerzo de aprender nuevos sistemas de comunicación? Hablamos idiomas distintos, pero insistimos en que ellos aprendan el nuestro en lugar de aprender el suyo.
2. La creencia profunda de que el cristianismo es una cosmovisión alternativa
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Pablo les dice que a los que están bajo la ley, él se pone bajo la ley, (a pesar de que él no está bajo la ley), y luego a los que están sin ley, él se sitúa en la posición del que no tiene ley ( no estando sin ley). Pablo no está bajo la ley, y no está sin ley. Su posición es que está bajo la ley de Cristo, versículo 21. De la misma forma, nosotros no estamos sujetos a ninguna cultura específica. No somos ni tradicionales, ni modernos, ni postmodernos, ya que el Evangelio es una cosmovisión alternativa totalmente distinta a las demás y que nos explica el mundo en su complejidad. Por ello no podemos casarnos con ninguna cultura concreta. El cristiano tiene que establecer una diferencia entre ser postmoderno y ser sensible a la postmodernidad. Ser posmoderno es haber asumido todos los valores de la época en la que vivimos y hay muchas cosas inaceptables dentro de cada sistema cultural que los cristianos tenemos que discutir. El Evangelio siempre va a contracorriente en cualquier cultura que se exprese. Sin embargo ser sensibles a la postmodernidad significa que, sin haber asumido todos los valores de esta cultura, somos capaces de expresar el evangelio eterno en términos comprensibles para la gente de hoy en día.
3. La razón de la necesidad de ser sensibles a la cultura
Pablo la expone clarísimamente. En el versículo. 19 lo dice con estas palabras: «...para ganar a mayor número». En los versículos 20, 21 «... para ganar a los que están bajo la ley ... para ganar a los que están sin ley». En el versículo 22 «... para que por todos los medios salve a algunos». Pablo lo que nos dice es que cualquier adaptación cultural del verdadero Evangelio es necesaria si el fin es la salvación de los incrédulos. No hay cosas demasiado grandes, ni esfuerzos demasiado intensos. Hay algo que justifica todo esfuerzo que es la salvación de los perdidos. ¿Compartimos este anhelo de Dios, que es el anhelo de Pablo? ¿Realmente estamos dispuestos a realizar cualquier cambio en nuestra forma de expresar el Evangelio para la salvación de los perdidos? Me da la sensación que no siempre la Iglesia española está dispuesta a hacer los cambios necesarios. Mucha gente está necesitando una doble conversión, a nuestra cultura eclesiástica, a nuestra jerga evangélica, a una subcultura evangélica formada por lenguaje, himnología, formas denominacionales, etc. y finalmente al Evangelio eterno. Y Pablo enfatiza en el versículo 23 que no se ha dejado el Evangelio en el camino. Que no ha tenido que prescindir del Evangelio. «Y todo lo hago por amor del evangelio...» No hay cosa que ame más que el Evangelio, es por eso que lo predica de forma que sea comprensible a todo el mundo.
PRINCIPALES CARACTERÍSTICAS DE LA POSTMODERNIDAD QUE INCIDEN EN EL MINISTERIO Vamos a citar solo las más importantes:
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El problema de la Verdad
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Como ya dijimos, nuestra sociedad no concibe que la verdad pueda conocerse. Cada uno de nosotros conocemos una porción de la verdad. El problema es que estamos acostumbrados a presentar un Evangelio en clave moderna. Proclamamos un evangelio que son cuatro reglas espirituales, y muchas veces lo presentamos como un esquema doctrinal. Los postmodernos no están interesados en la teoría del Evangelio. Son subjetivos, mientras nosotros enfatizamos la objetividad. La evangelización moderna enfatiza la conversión de impacto. Presentar el evangelio como un esquema claro, reducido a unas simples leyes. Aceptar ese mensaje y convertirse con una oración. La evangelización postmoderna es distinta, es una conversión de proceso. Oye el evangelio de un amigo al que conoce y es parte de una relación que ambos comparten. Va entendiendo aspectos parciales del evangelio y va tomando decisiones que le llevan a recibir a Cristo. Finalmente el cambio es total, absoluto, pero se ha llegado a él por un proceso. En nuestro continente se necesita presentar el evangelio unas 8 veces de promedio para que una persona acepte el evangelio. Eso es difícil realizarlo fuera de una relación continuada de amistad. Alguno podría pensar que son malos tiempos para la Biblia, ya que ésta pretende ser la Verdad. Sin embargo no necesariamente los postmodernos van a rechazar la Escritura. Aunque sí es cierto que van a rechazar algunas formas concretas de presentarla. Tenemos que huir de una aproximación que es sólo doctrinal. Las Escrituras tienen aspectos que son muy prácticos para problemas prácticos. Fijaos que hemos huido de muchos temas que preocupan a la gente. Por ejemplo, casi nunca se predica en la Iglesia sobre la teología del