Ponencia presentada en el coloquio Vigencia y Perspectivas del Liberalismo, Liberalismo, realizado los días 22 al 24 de junio de 1998, en la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Iztapalapa.
LIBERALISMO Y COMUNITARISM LIBERALISMO COMUNITARISMO: O: ¿UN FALSO DEBATE? Miguel González Madrid * INTRODUCCIÓN Hacer referencia al liberalismo hoy en día resulta una tarea con muchos sentidos e implic implicaci acione ones. s. Esto Esto sugier sugieree que a veces veces es mejor mejor hablar hablar de las diversas corrientes liberales y de sus propios puntos de divergencia, más que de una tendencia universalista liberal totalmente coherente que hoy parece dominar al mundo. En el último medio siglo, específicamente, el liberalismo ha llegado a ser, ciertament ciertamente, e, «un campo de ideas ideas y posiciones posiciones sumamente sumamente diversificado» diversificado» (Merquior, 1993: 19). Sin duda, duda, la fortaleza y la debilidad debilidad que la burguesía burguesía mostró en cada periodo a lo largo de su trayectoria histórica como clase social ascendente y dominante, pueden ser ser tomadas como una muestra de las tensiones tensiones que anidan en el pensamiento liberal: su fortaleza ante el poder político absoluto siempre fue un buen pretexto pretexto para destacar destacar las ventajas del individualismo individualismo,, pero su debili debilidad dad ante ante sus propia propiass creaci creacione oness siempr siempree fue una circu circunst nstanc ancia ia para para reclamar la protección común del individuo, así como para denunciar y atacar la amenaza de ideas colectivistas que más bien tendían a vaciar la individualidad individualidad que a protegerla. protegerla. El liberalismo liberalismo apareció apareció así estigmatiz estigmatizado ado como un tipo de reduccionismo individualista, a pesar del reconocimiento de la pluralidad de volun voluntad tades es indivi individua duales les,, al mismo mismo tiemp tiempo o que delimi delimitad tado o por la imperi imperiosa osa necesidad de la asociación de éstas en una comunidad política, precisamente para evitar la autodestrucción autodestrucción individual.
EL PERFIL HISTÓRICO DEL LIBERALISMO Desde Desde sus orígen orígenes es europe europeos os el libera liberalis lismo mo políti político co presen presentó tó una fuerte fuerte hostil hostilida idad d al poder poder absolu absoluto to y coerci coercitiv tivo. o. Aparec Apareció ió como como una corrie corriente nte de pensam pensamien iento to opuest opuesta a a todo todo absolu absolutis tismo mo y a toda toda forma forma de opresi opresión ón del individuo, al mismo tiempo que como corriente política instigó a la creación de insti instituc tucion iones es repres represent entati ativas vas y protec protector toras as de la libert libertad ad indivi individua dual. l. Como Como *
Profesor e investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Iztapalapa.
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corriente política política contribuyó a la destrucción destrucción de los viejos órdenes de sociedad sociedad y facilitó el ascenso de la incipiente burguesía al poder, durante los siglos XVII a XVIII. Concretamente, Concretamente, se opuso primero abiertamente al sistema de privilegios, lealtades lealtades y señoríos señoríos que fragmentaban fragmentaban,, aislaban y constreñían constreñían la vida de las personas, y luego emprendió una larga lucha por instaurar su propio modelo de poder político. Por ejemplo, en Inglaterra, la incipiente burguesía apoyó al principio la centr centrali alizac zación ión del poder poder en manos manos del rey como como una una estrat estrategi egia a orient orientada ada a unificar la naciente naciente estructura social social y política, al mismo tiempo que a contener la intr introm omis isió ión n gube gubern rnam amen enta tall en su vida vida «pri «priva vada da» » me merc rcan anti til; l; pero pero la inst instru rume ment ntali alida dad d de ese ese apoy apoyo o le perm permit itió ió obte obtene nerr conc conces esio ione ness que que la fort fortal alec ecie iero ron n y prep prepar arar aron on para para dest destru ruir ir las las inst instit ituc ucio ione ness resi residu duale aless aristocráticas y la institución institución transitoria de la monarquía absoluta, puesto puesto que no eran compatibles con su lógica libertaria e individualista. En el último tercio del siglo XVII habría de triunfar la revolución inglesa creado creadora ra de instit instituci ucione oness repres represen entat tativa ivass y protec protector toras as de la liberta libertad d y la propiedad individuales, con el doble sustento de una racionalidad jurídica civil y mercantil y del uso directo de la violencia violencia (cfr. Tigar Tigar y Levy, 1978: 213-251). El status y la posición aristocrática, cedieron paso, por ejemplo, al poder del dinero y al contrato; el derecho derecho divino y el derecho natural fueron fueron reemplazados por el derech derecho o positi positivo; vo; y el poder poder del indus industri trial, al, del banque banquero ro y del comerc comercian iante te sustituyeron al poder del terrateniente, del eclesiástico y del guerrero feudal (Laski, 1994: 11). Vendrían Vendrían posteriorme posteriormente nte los intentos intentos de autojusti autojustificac ficación ión de esas insti instituc tucion iones es como como de la propia propia esfera esfera mercan mercantil til en expans expansión ión,, con Hume, Hume, Smith, Ferguson, Hobbes y Locke a la cabeza. De modo que, como dice José Guilherme Merquior, «en el siglo transcurrido entre la Revolución gloriosa y la gran Revolución francesa de 1789-1799 [,] el liberalismo −o, más precisamente, el protoliberalismo protoliberalismo− se asoció constantemente con el "sistema inglés" −es decir, con una polic policida idad d ( polity) polity) basa basada da en un pode poderr regi regio o limi limita tado do y un grad grado o considerable de libertad civil y religiosa» (Merquior, 1993: 16). La figura del ciudadano, sin embargo, no estaba colocada todavía en el centro del modelo político liberal, y menos el reconocimiento de una ciudadanía amplia o extensa, como sería el caso en las postrimerías del siglo XX. El mismo Hobbes, en su Leviatán, no habla habla del ciudadan ciudadano o modern moderno, o, sino sino del «súbdi «súbdito» to»:: un tipo tipo de «ciudadano» sometido al poder común (monárquico) mediante un sistema de derechos y obligaciones referido indefectiblemente a la protección de la vida y los bienes de los individuos (burgueses), es decir, un ciudadano cuya riqueza material es determinada como base necesaria de su condición política. El Estado es, en esas circunstancias, la representación y la forma de integ integrac ración ión de los propie propietar tarios ios burgue burgueses ses en un territ territori orio o determ determina inado do y unificado por la lógica del mercado (cfr. al respecto el punto de vista de Mialle, 1985). Hobbes es quien describe describe esa relación funcional funcional de manera paradójica, pues al insistir en que el Estado existe por un pacto entre los individuos que le ceden todos sus derechos naturales, menos el derecho a la vida, se vuelve un poder poder común común superi superior or a la suma suma de los poderes poderes indivi individua duales les,, pero pero con con la
obligación de proteger y asegurar la vida y los bienes de esos individuos (Sabine, 1991: 345).
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Hobbes aparece como un defensor del poder absoluto y se dice que sus escritos estaban destinados a apoyar a la monarquía absoluta de su tiempo, pero al mismo tiempo se le declara individualista y utilitarista completo (Sabine, 1991: 337 y 345). El Estado aparece, pues, en función del interés individual, a pesar de su poder soberano. Para otros, sin embargo, Hobbes está lejos de ser un individualista duro y sí, en cambio, un apologista de la centralización y la unidad del Estado. En esta segunda perspectiva el Estado es una resultante del pacto social de voluntades individuales, pero no de voluntades individuales separadas, sino ligadas por la necesidad de sobrevivir socialmente y vueltas a ligar por un poder que son ellos mismos en común, pero que a final de cuentas les es extraño y en apariencia por encima incluso de todas ellas. En la crítica política de Marx, por ejemplo en El manifiesto del partido comunista, se describe al Estado como la junta que administra los negocios de la bur burgu gues esía ía.. Marx Marx propo proporc rcio iona na ahí ahí una una imag imagen en inst instru rume ment ntal al del del Esta Estado do precisamente porque la concepción dominante del nuevo orden social es una concepción instrumental que presenta al Estado como un poder político común limitado y en función de la propiedad privada y la libertad de concurrencia. Hasta mediados del siglo XIX el Estado moderno es presentado impúdicamente como el Estado que consagra los derechos y las libertades de los individuos con intereses en la tierra y el capital. Hoy en día, sin embargo, tal imagen se ha corrido hacia un individualismo menos materialista y posesivo, de modo que han aparecido nuevos derechos de las personas denominados «derechos humanos» y, en consecuencia, el «Estado de derecho» actual es mucho más complejo.
L A JUSTIFICACIÓN DEL NUEVO ORDEN SOCIAL Es eviden evidente te que el libera liberalis lismo mo surge surge como como una necesi necesidad dad de justif justifica icació ción n racional del nuevo orden social (Laski, 1994: 12), unas veces enfocado más a la función político-jurídica protectora del Estado (el Estado político de derecho); derecho); otras, otras, a la capacidad capacidad innovadora innovadora individua individual. l. En este último último sentido, sentido, como dice Harold J. Laski, el liberalismo siempre adoptó una posición negativa ante la acción acción social y la fuerza unificad unificadora ora de la tradición tradición,, «lo que siempre le hizo prefer preferir ir el bendec bendecir ir toda toda innova innovaci ción ón indivi individua dual, l, antes antes que el sancio sancionar nar las uniformidades que el poder político trata de establecer» (Laski, 1994: 15). Esa necesidad necesidad persiste en la actualida actualidad: d: el orden social social vigente vigente requiere de una justificación continua, y la discusión entre las variantes liberales sofisticadas actuales actuales en torno a los temas de la libertad individual individual,, la justicia justicia social social y la conver convergen gencia cia comuni comunitar taria ia de intere intereses ses,, por ejemp ejemplo, lo, son otras otras formas formas de presentaci presentación ón de esa justificaci justificación ón racional. Así fue con el burdo economicismo economicismo smithiano y la visión política política racionalista hobbesiana, hobbesiana, o con el utilitarismo utilitarismo de Bentham y de los Stuart Mill, y así ha sido con los sofisticados planteamientos de econo economía mía de Mises Mises y Hayek, Hayek, de elecc elección ión públic pública a de Buchanan Buchanan y Nozik, Nozik, de justici justicia a social como equidad equidad de Dowrkin Dowrkin y Rawls, de solidaridad solidaridad y justicia justicia comunitaria de Walzer y Sandel.
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Podemos decir, sin embargo, que el liberalismo representó verdaderamente un progreso progreso real con con respecto respecto a otros paradigmas paradigmas político políticoss y teóricos teóricos (Laski, (Laski, 1994: 17), y que hasta el mismo Marx reconoció en la burguesía su capacidad para revolucionar el mundo de su tiempo prácticamente en todos los ámbitos. Pero es también pertinente preguntar si el liberalismo ha agotado la fuerza innovadora de la democracia representativa y si, entonces, se hace necesario el impulso de paradigmas que dependan menos del individualismo o que trasladen la identidad individual al campo de la cooperación sustentada en un alto sentido de pertenencia a la comunidad política. política . El triunfo de uno u otro paradigma ha de ocur ocurri rirr siem siempr pre, e, no obst obstan ante te,, sobr sobree la base base de: de: (a) (a) mayo mayorr o me meno norr individualismo aceptable socialmente, o (b) de mayor o menor comunitarismo aceptable aceptable individualme individualmente. nte. Las resistencias resistencias y los cuestionami cuestionamientos entos mutuos mutuos siempre estarán, de todos modos, a la orden del día. Con respecto al sistema liberal, como sistema de ideas y de vida, su rápida expansión y universalización ha sido una pretensión que ha corrido al parejo del ascenso capitalista. La inserción del homo economicus en el mercado mundial, como su motor primordial, primordial, sin embargo, ha encontrado siempre resistencia resistencia en la tradición y los nacionalismos, de la misma manera que la defensa del derecho del individuo a edificar su propio destino y a limitar cualquier autoridad externa ha encontrado resistencia resistencia en el desafío de la integración comunitaria comunitaria basada en la solidaridad, la «igualdad compleja» y el nuevo patriotismo. El ascenso del liberalismo no ha sido lineal ni ha estado exento de contradic contradiccion ciones es y tensione tensiones. s. Ciertamen Ciertamente te surgió surgió como un enemigo enemigo duro del privilegio aristocrático o del corporativismo medieval, pero él mismo autolimitó su universalidad al adjudicar tempranamente las virtudes libertarias al individuo propietario de la tierra y el capital. Se opuso a la autoridad absoluta e inventó diversos controles constitucionales constitucionales a ésta, pero el reino de la propiedad privada mercantilizada fue la piedra de toque del nuevo régimen político y la libertad de concurrencia fue prescrita de manera ilimitada. También También desde su origen exigió que la autoridad procediera conforme a derecho y no con base en caprichos o en decisiones otorgadas por algún sistema de privilegios, pero, paradójicamente, en la medida en que hasta ahora ha sido imposible el acceso real a la propiedad, el ejercicio del derecho a la propiedad privada mercantilizada ha dominado como un capricho impersonal (cfr. Laski, 1994: 14). La pretensió pretensión n universal universalista ista del liberalismo liberalismo puede resumirse resumirse en una especi especiee de intent intento o por lograr un alcanc alcancee excepc excepcion ional al de los derechos derechos y las libertades libertades individuales individuales,, aun reconoci reconociendo endo a los individuo individuoss como diversos y plurales. Pero el universalismo universalismo individualista corre corre el riesgo de apoyarse en en un tipo de uniformidad y de fragmentar fragmentar la pluralidad, de reducir la pluralidad a un simple simple hecho hecho empírico empírico sin repercusió repercusión n en la deseable deseable innovació innovación n deliberativ deliberativa, a, como por ejemplo desearía Habermas con su teoría de la acción comunicativa. Por otra parte, es paradójica paradójica la hipótesis hipótesis de los liberales liberales contractualis contractualistas tas clásic clásicos os relaci relaciona onada da con la mejor mejor vía de la univer universal salida idad d de los naciente nacientess princi principio pioss libera liberales les,, consis consisten tente te en garant garantiza izarr los derech derechos os y las libert libertade adess individuales a través del Estado. Sin embargo, debe aclararse que, por lo menos en Hobbes y Locke, ese Estado es a la vez político y político y civil civil : es un poder que nace de atañee a− la asociación de individuos propietarios, propietarios , a la comu comuni nida dad d de − y atañ
pers person onas as dist distin inta tass del del cler clero o y de la serv servid idum umbr bree me medi diev eval al,, que que son son los los «burgueses».
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Podemos observar que esa imagen del Estado moderno no connota todavía el sentido fuerte de la separación entre gobernantes y gobernados. Hobbes es, ciertamente, politicista sólo en el sentido de la racionalidad del poder común para salvar el problema del conflicto entre voluntades individuales irracionales. Por eso decimos que Hobbes mantiene una posición individualista endeble y una posición altamente justificatoria del poder absoluto contenedor de los intereses egoíst egoístas as indivi individua duales les.. Esta Esta posici posición ón fue correg corregida ida por Locke, Locke, para para quien quien la relación de «confianza» (trust (trust ) entre el Estado y los ciudadanos, así como la cons conser erva vaci ción ón de la mayo mayorr part partee de los los dere derech chos os natu natura rale les, s, perm permit itee a los los ciuda ciudadan danos os manten mantener er una posici posición ón vigila vigilante nte de los actos actos del Estado Estado,, y ello ello debido debido ya a una percepc percepción ión de la posibi posibilida lidad d de la autono autonomiz mizaci ación ón de las nacientes instituciones representativas.
JUSTIFICACIÓN Y DESIGUALDAD La paradoja a la que se enfrentó Hobbes ante el problema de la supremacía de la unidad unidad del Estado Estado para para garant garantiz izar ar la protec protecció ción n del interé interéss indivi individua dual, l, es traducida como la base del nacimiento de dos vertientes de pensamiento en la filosofía política: una, justificatoria del nuevo orden social con primacía de lo político estatal; la otra, justificatoria del nuevo orden social con primacía del pueblo en general y del individuo en particular (Córdova Vianello, 1996: 5). La primer primera a vertie vertiente nte resume resume una versió versión n burda burda de la condic condición ión de igualdad "política" de todos los miembros de la comunidad que es el propio Estado. En otras palabras, se trata de una igualdad sólo en términos del tratamiento común racional de intereses individuales irracionales de origen. En cambio, la segunda resume una versión pura de la condición de libertad individual de individual de los miembros de esa comuni comunidad: dad: una veces veces atada atada al autoin autointer terés és (enfoq (enfoque ue propia propiamen mente te raci racion onal alis ista ta), ), pero pero otra otrass atad atada a al inte interé réss de la cole colect ctiv ivid idad ad (enf (enfoq oque ue normativista) (Eder, 1992). En relación relación con la libertad libertad individua individuall desde el enfoque enfoque racionalista, racionalista, Merquior dice acertadamente que el liberalismo en su forma histórica clásica es un cuerpo de teorización «que aboga por un Estado constitucional constitucional (es decir, una autoridad central nacional con poderes bien definidos y limitados y un alto grado de control por los gobernados) y una elevada proporción de libertad civil [o libertad como ausencia de coerción o como todo lo que puede hacerse si no está prohibido por la ley]» (Merquior, 1993: 32). De esa manera, observamos que en Hobbes coexisten coexisten interés y libertad : el interés protegido protegido y ordenado ordenado racionalmente por la comun comunidad idad política política y la libertad en contra de los excesos del poder soberano o en contra de disposiciones y acciones no pactadas socialmente. La idea de igualdad política, es decir, de igualdad de derechos políticos de todos los ciudadanos, es la piedra angular de la democracia política, pero ella es intro introduc ducida ida poster posterior iormen mente te una una vez que se recono reconocen cen los derec derechos hos básic básicos os individuales. Con Rousseau la democracia política va mucho más lejos que un
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simple reconocimiento de iguales derechos políticos y que la toma de decisiones mediante mediante deliberaciones deliberaciones colectivas colectivas de los ciudadanos ciudadanos.. Para él la democracia democracia requie requiere re tambié también, n, como como condic condición ión fundam fundament ental, al, que la distri distribuc bución ión de la propie propiedad dad privad privada a sea atempera atemperada, da, de manera manera que no se abran abran brecha brechass de desigualdad social y económica. Rousseau probablemente estaba pensando en una estructura social más o menos homogénea que impidiera la formación de diversas clases sociales. Su ideal de sociedad estaba más cerca de lo que C. B. Macpherson identifica como la corriente democrática democrática inglesa del siglo XVII, basada en un modelo de «sociedad «sociedad de una sola clase», es decir, en la idea de «un hombre, un voto», o todos los derechos derechos políticos políticos a todos los propietario propietarios: s: en una palabra, palabra, la «ciudadanía «ciudadanía de una sola sola clase» clase» (Macph (Macphers erson, on, 1994: 1994: 23 a 34). 34). Sin embarg embargo, o, en los hechos hechos Rousse Rousseau au estaba estaba con otro otro pié en otra corrien corriente, te, la basada basada en el modelo modelo de sociedad dividida en clases, pues asumía la discriminación de las mujeres como un sector social carente de derechos. Tal vez esa actitud misógina no sea determinante determinante para suponer una posición ambigua con respecto a la conformación de la estructura social, puesto que ésta no se define define precisamen precisamente te en términos términos de género, género, pero debemos debemos recordar recordar que, en el mundo, las mujeres son hoy en día un sector de la población numeroso y ligeramente superior al de los hombres, y que la democracia política puede consolidarse precisamente si la brecha que divide a los propietarios de los no propietarios se atenúa considerablemente mediante otros atributos. Posteriormente, tanto en Europa como en Estados Unidos de América, habría de extenderse la justificación de la democracia por medio de la idea de que todas las personas estuviesen en posibilidad de adquirir cualquier cantidad y tipo de bienes, o de que la disponibilidad de bienes propios, más o menos grande, fuese igual a todos. Es el caso sofisticado, por ejemplo, de Robert Nozick, quien habiendo efectuado efectuado una relectura relectura de Locke, sugiere que, dado que en la actualidad no existen oportunidades reales de apropiación de bienes territoriales por una vía que no sea el mercado, mercado, sea éste el mecanismo mecanismo para proveer proveer de las oportunidades de usar libremente una serie de bienes y objetos del mismo tipo. El mercad mercado o es conceb concebido ido así como como un mecani mecanismo smo redist redistrib ributi utivo vo de bienes bienes intercamb intercambiables iables,, y la función función del «Estado «Estado mínimo» mínimo» consisti consistiría ría entonces entonces básicamente en evitar el daño entre personas y en aplicar las sanciones a quienes incurran en la comisión de daño. Podemos observar como el pluralismo liberal clásico carece de un sustento iguali igualitar tario io referi referido do a una una amplia amplia distri distribuc bución ión de derec derechos hos ciuda ciudadan danos. os. Tal pluralismo considera a los individuos con intereses divergentes y en conflicto, para lo cual, pues, se hace necesario el Estado como factor supremo de equilibrio polí políti tico co.. La plura plurali lida dad d está está refe referi rida da ahí ahí a la desi desigu gual al cant cantid idad ad de bien bienes es individuales y a una probable distribución desigual de derechos políticos. El pluralismo de la democracia liberal reconoce, en cambio, en primer lugar, la necesidad de atemperar los desequilibrios sociales y económicos, y, en segundo lugar, de distribuir igualitariamente los derechos políticos entre los miembros de una sociedad de «una sola clase». De acuerdo con Macpherson, «el liberalismo siempre había significado liberar al individuo de las limitaciones anticuadas de las instituciones establecidas hacía mucho tiempo, [pero] para el momento en
que el liberalismo aparece como democracia liberal, esto se convirtió en una reiv reivin indi dica caci ción ón de la libe libera raci ción ón de todo todoss los los indi indivi vidu duos os por por igua igual[ l[.. ...] .]» » (Macpherson, 1994: 32-33).
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Para Lorenzo Córdova Vianello la idea de «poliarquía», sugerida por Robert A. Dahl, parte precisamente del principio de la distribución de iguales derechos a los ciudadanos. Ella designa un proceso de extensión de la ciudadanía política a una porción cada vez más alta de adultos, al mismo tiempo que a la posibilidad de oponerse y de revocar a los funcionarios del gobierno. En ese sentido, la idea de la poliarquía constituye una etapa superior del desarrollo de la democracia liberal liberal (Córdova (Córdova Vianello, 1996: 10 y 11). La democracia democracia,, con Dahl, connota así un sentido más alto de la pluralidad: ya no se trata solamente de la diversidad a secas secas (tout court court ), ), sino de una diversi diversidad dad ampliada ampliada y basada basada en iguale igualess y mejores derechos políticos: una diversidad en equilibrio, equilibrio , pues. Sin embargo, en primer lugar, en los hechos parece no existir ya una preocupación explícita por atemperar las desigualdades sociales y económicas, que no debe ser confundida con la llamada «ayuda humanitaria» a la población literalmente hambrienta, y en segundo segundo lugar, lugar, es dudoso dudoso que en la actual actualida idad d el poder para afecta afectarr las políticas y la configuración gubernamental se distribuyan equitativamente en la sociedad (Arblaster, 1991: 120). A pesar de la pretensión de disminuir las brechas de la desigualdad social y econó económic mica, a, en décadas décadas anteri anteriore ores, s, unas unas veces veces median mediante te las interv intervenc encion iones es gubernamentales y otras mediante el mecanismo del libre mercado, hasta ahora esa desigualdad desigualdad sigue sigue siendo un hecho empírico empírico lacerante lacerante,, en tanto que el ejercici ejercicio o pleno de iguales derechos derechos está restringi restringido do por la condición condición de tal desigualdad social social y económica. económica. Como dice Anthony Arblaster: Arblaster: La desigualdad desigualdad en la riqueza y el poder económico «es una forma de desigualdad política que contradice el principio de igualdad expresado en el lema "una persona [,] un voto"» (Arblaster, 1991: 121).
DESIGUALDAD E INJUSTICIA Charles Taylor, comunitarista destacado, señala con mucha lucidez, citando a David Hume, que «la justicia es una virtud importante cuando hay escasez y la gente no se mueve espontáneamente por lazos de afecto hacia la benevolencia mutua», porque es evidente que si todos disponen de recursos suficientes para vivir, incluso en mayor medida en unos casos que en otros, no hay razones para perseguir una distribución equitativa de esos recursos, y si la gente actúa por benev benevole olenci ncia a mutua, mutua, tampoc tampoco o hay razone razoness para para impone imponerle rle una norma norma de distribución (Taylor, 1997: 242). La necesidad de justicia aparece cuando ciertamente la distribución de recursos es desigual y no existen mecanismos de autocompensación individual o social, o cuando éstos existen pero son débiles, ocasionales o raros. Si atendemos esas condiciones de existencia de la justicia, entonces podremos estar de acuerdo en que ella connota un sentido profundo de la justificación del orden social imperante y que se autoreproduce en función de éste.
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Aunque en el campo de los derechos políticos las desigualdades parecen haber disminuido en términos de su extensión progresiva, en el campo de los derechos sociales y económicos parecen profundizarse, de acuerdo con los datos, por ejemplo, que anualmente publican diversos organismos internaciones sobre la pobreza en el mundo: una cuarta de la población mundial vive en condiciones de pobreza, y de ella alrededor de 850 millones de personas viven en condiciones condiciones de desnutrición y hambre, con menos de un dólar al día. Esto último, como afirma Arblaster, es ya una restricción lamentable a la igualdad política. Pero desde el punto de vista de Michael Walzer, Walzer, otro destacado comunitar comunitarista, ista, es conveniente distinguir una variedad de «esferas de justicia» y de mantener su conexión para evitar la generalización de la desigualdad registrable en alguna de ellas (Walzer, 1997a). De acuerdo con Walzer, desde sus orígenes el igualitarismo igualitarismo político estuvo estuvo orientado a abolir sólo una parte de las diferencias en la sociedad, no a abolir la propia propia divers diversida idad d de la estruc estructur tura a social social y econó económic mica. a. Dejand Dejando o en pie esta estructura, se limitó a eliminar la «dominación» (el servilismo, las reverencias, etc.) en una esfera. Este, sin duda, fue un avance en la esfera política. «Pero los medios de dominación se constituyen de manera diversa en sociedades diversas. La cuna, la sangre, la riqueza heredada, el capital, la educación, la gracia divina, el pode poderr esta estata tal: l: todo todo ello ello ha serv servid ido o en una una époc época a u otra otra para para que que unos unos domi domina nase sen n a otro otros» s» (Walz (Walzer er,, 1997 1997a: a: 11). 11). De modo modo que que los los ries riesgo goss de la desigualdad están latentes en cada esfera cada vez que los bienes específicos a cada una de ellas ellas no están bien bien distribuidos. Una «igualdad simple» puede registrarse en una esfera en donde hay una distribución equitativa de bienes, pero la carencia de este tipo de distribución en otras esferas no puede ser motivo para debilitar la igualdad en aquella esfera. Dicho inversamente: la desigualdad en una esfera no es motivo para limitar el acceso acceso a otra otra esfera esfera en donde donde es posibl posiblee la iguald igualdad. ad. Esta situación situación es plante planteada ada por Walzer Walzer en términ términos os de «igual «igualdad dad complej compleja». a». Esta noción noción significa, pues, «que ningún ciudadano ubicado en una esfera o en relación con un bien social determinado puede ser coartado por ubicarse en otra esfera, con respecto a un bien distinto» (Walzer, 1997a: 33). Así, puede darse el hecho de que la distribución de una cantidad limitada de cargos públicos genere una situación de desigualdad en términos de la diferenciación política; pero si el ejercicio de un cargo público confiere ventajas a su titular en otra esfera, esfera, la desigualdad conexa será evidente, y con ello la injusticia en esa otra esfera. Eso es lo que ocurre con frecuencia, frecuencia, por ejemplo, en los casos de gobernantes que se enriquecen debido a las prácticas prácticas de corrupción. En primer lugar, la noción de «igualdad compleja» parece ser, sin embargo, un truc truco o de un libe libera rali lism smo o refi refina nado do para para just justif ific icar ar la posi posibi bili lida dad d de desigualdades en unas u otras esferas. El argumento se reduce a señalar que basta que ningún tipo de bien en una esfera determinada sea utilizado para obtener ventajas en otras esferas, para que la «igualdad compleja» exista; y que, por lo tanto, tanto, la «conversi «conversión» ón» de la falta de éxito éxito en una esfera por la obtención obtención del mismo en otra, otra, sea factible para para todos. En segundo segundo lugar, se rechaza rechaza la fact factib ibil ilid idad ad de la apar aparic ició ión n de una una soci socied edad ad carac caracte teri riza zada da por por la igua iguall dist distri ribu buci ción ón de bien bienes es a toda todass las las pers person onas as en toda todass las las esfe esfera rass y, en
consecuencia, por la obtención del éxito en una esfera tras otra (Walzer, 1997a: 33).
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El liberalismo comunitario de Walzer se asienta progresivamente en una reconside reconsideració ración n de la inevitabili inevitabilidad dad de las desigualdade desigualdadess de las sociedades sociedades modernas, de una manera consoladora, incluso en un sentido más fuerte que en el caso de Hegel, quien había defendido la imagen de una comunidad política en donde el ciudadano encuentra su libertad como autorrealización, lejos de las contradicciones y limitaciones mundanas de la sociedad civil. La consolación parece venir en el momento en que cualquier persona accede, sin obstáculos, obstáculos, a otro tipo de bienes en una esfera diferente diferente a aquella aquella en donde ha encontrado una desigualdad particular (y entiéndase que estamos hablando de biene bieness no preci precisam sament entee materi materiale ales). s). Las «front «frontera eras» s» entre entre esfera esferass no representan obstáculos de acceso a bienes específicos, sino acotaciones de la aplicación de un principio distributivo en particular, de manera coherente y sin la influenc influencia ia restricti restrictiva va de otro. otro. Ahí donde donde algún algún principi principio o distributiv distributivo o de bienes o recursos haya fallado o no haya sido magnánimo con ciertas personas, como es frecuente con los principios de «intercambio libre» (el mercado) y de «mer «merec ecim imie ient nto» o» (la me meri rito tocr crac acia ia), ), entr entra a en esce escena na el princ princip ipio io de la «necesidad «necesidad» » (Walzer, 1997a: 34); y es precisamen precisamente te aquí que el liberalismo liberalismo comunitario justifica: (a) las desigualdades generadas por el mercado, porque si bien bien «el interc intercamb ambio io libre libre es palmari palmariame amente nte abiert abierto; o; no garant garantiz iza a ningú ningún n result resultado ado distribu distributiv tivo o en partic particula ular»; r»; (b) las limita limitaci cione oness de alcanc alcancee de la distribución de bienes por méritos; y (c) el auxilio de la comunidad política para garantizar la distribución de otro tipo de bienes entre los «excluidos», según el esquema esquema de la «igualdad «igualdad compleja» compleja» y los registros registros de «necesidad» «necesidad» (Walzer, (Walzer, 1997a y 1997b). En cuanto a la comunidad política, que puede equipararse a una pequeña comuni comunidad dad en partic particula ular, r, a una comunida comunidad d nacion nacional al o a una socied sociedad ad de nacion naciones, es, hay un bien que de entrad entrada a «distr «distribu ibuimo imoss entre entre nosotro nosotros»: s»: «la pertenencia en alguna comunidad comunidad humana». humana». Cualquier Cualquier hombre hombre o mujer mujer sin perten pertenenc encia ia a alguna alguna comuni comunidad dad simple simplemen mente te es una person persona a «sin «sin patria patria» » (Walzer, 1997a: 44), cualesquiera que sean el tipo y el tamaño de comunidad. El sentido de pertenencia a una comunidad política, según Walzer, es fundamental para que las personas puedan garantizar su vida «juntos de muchas maneras». Tanto Tanto la superviven supervivencia cia como el bienestar bienestar,, por ejemplo, «exigen «exigen un esfuerzo común: contra la ira de los dioses, contra la hostilidad de otros pueblos, contra la indiferen indiferencia cia y las inclemenci inclemencias as de la Naturaleza Naturaleza (hambrunas (hambrunas,, inundaci inundaciones, ones, incen incendio dios, s, enferm enfermeda edades des), ), contr contra a la breved brevedad ad de la vida vida humana humana» » (Walze (Walzer, r, 1997a: 76). La tipología de necesidades fundamentales y de bienes distribuibles por medio medio de la comuni comunidad dad políti política, ca, sin embarg embargo, o, es un punto punto de desacu desacuerdo erdoss teóricos. Esto hace decir, de nuestra parte, que a pesar de que para Walzer «toda comunidad política es un Estado de beneficencia» o al menos una comunidad previsora, en el cual es fundamental el «sentido compartido de la obligación y l os deberes» para que exista como tal «comunidad», no está claro qué tipo de bienes y cuánto de ellos se requiere requiere en un momento determinado, determinado, en una comunidad comunidad específic específica. a. Simplemente, Simplemente, como reconoce reconoce Walzer, «no es posible posible estipular estipular a
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priori el priori el tipo de necesidades que debieran ser reconocidas; [y] tampoco existe un método a priori para priori para determinar los niveles apropiados de previsión» (Walzer, 1997a: 79 y 101). A pesar de ello, cada comunidad trata de cumplir con su cometido, si bien es cierto que no lo cumple como idealmente se lo propone y que, incluso, existen comunidades políticas que se desintegran debido a que no cumplen sus objetivos de justicia. Desde el punto de vista de Charles Taylor, entre las personas con un alto sentido sentido de comunidad comunidad política política existe existe un «sentido «sentido de compromiso compromiso mutuo» (Tay (Taylo lor, r, 1997: 997: 243) 43), de la mism misma a mane anera en que que, por por eje ejemplo mplo,, los los contractualistas clásicos formularon la hipótesis de la vinculación en un Estado civil mediante un pacto social, ya fuese de asociación, asociación, de sujeción o de ambas cosas. El supuesto de Taylor tiene importancia en relación con el papel del gobierno, gobierno, cuyas políticas políticas y principios principios distributi distributivos vos no pueden ser fortuitos fortuitos o carentes de una orientación cohesiva. La pregunta de Michael Sandel, recordada por Taylor, con respecto a la eficacia y la ubicación principal de los principios de jus justi tici cia a prop propue uest stos os por por John John Rawl Rawls, s, en el caso caso de una una soci socied edad ad «que «que no manten mantenga ga una relaci relación ón de solida solidarida ridad d a través través de un fuerte fuerte sentim sentimien iento to de comunidad», es bastante pertinente. pertinente. Inicialmente, Inicialmente, el liberalismo comunitario cuestiona dos cosas: una, una, la pretensión de validez universal de los principios rawlsianos de justicia, que, según Rawls, son acordados mediante un proceso de eliminación del autointerés en la asunción de la posición original , es decir, mediante mecanismos de cooperación por simple convergencia de concepciones entre actores individualizados acerca de lo que deben ser esos principios de justici justicia; a; y la otra, otra, precisamente la ausencia de la cuestión, en la propuesta rawlsiana, de vínculos de solidaridad solidaridad en una comunidad política, a pesar de que Rawls piensa que los actores actores individua individualizad lizados os suponen suponen principios principios de justicia justicia válidos socialmente. IBERALISMO Y COMUNITARISMO (CONCLUSIONES) LIBERALISMO Y
Hemos visto que la concepció concepción n de la inevitabi inevitabilidad lidad de las desigualdades desigualdades en las sociedades modernas, en la perspectiva liberal clásica como en la comunitaria, no varía notablemente. Lo que hace vigente al liberalismo no es precisamente su actitud positiva frente a la libertad progresiva de las personas, sino la tensión que existe en las formas mediante las cuales puede lograrse tal libertad. De modo que sobre la manera de tratar las desigualdades hay serias divergencias entre los propios liberales, y será siempre así al aceptarse que el principio básico sea el de la libertad y que el de la igualdad acaso sea una atenuante atenuante de los excesos excesos individua individualistas listas,, como parece sugerir sugerir el liberalismo liberalismo comunitarista. Podemos puntualizar puntualizar nuestra opinión al respecto. respecto.
1.
El liberalismo clásico insistió en el orden de problemas de la libertad individual, de las limitaciones al poder gubernamental y de la protección de la vida y los bienes individuales. El tema de la desigualdad fue compensado, en general, por la fórmula de la democracia liberal , cuyo componente básico fue la extensión de la igualdad de derechos políticos. En ello se apoyó notablemente la noción de «poliarquía» de Dahl.
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El comunitarismo nos dice ahora, a través de Walzer, por ejemplo, que la desigualdad en una esfera (el mercado, digamos) no puede ser obstáculo para conseguir bienes de otro tipo en otras esferas. La desigualdad, nuevamente, es justificada. Hasta aquí no hay diferencia de fondo con los principios liberales clásicos. Pero, desde el punto de vista vista de Walzer, Taylor y Sandel, la distribución de bienes que se oriente a compensar necesidades entre los miembros de una comunidad, requiere no sólo de ciertos principios de justicia, sino de un alto sent sentid ido o de pert perten enen enci cia a a la comu comuni nida dad, d, es deci decir, r, de un sent sentim imie ient nto o de patriotismo y de actitudes de solidaridad.
3.
Tanto Tanto Rousse Rousseau au como como Montes Montesqui quieu eu enfati enfatizar zaron on la idea idea del interé interéss indivi individua duall en funció función n del interé interéss general o público, público, en opos oposic ició ión n al autoin autointer terés és del contra contract ctual ualism ismo o libera liberall de Hobbes Hobbes y, sobre sobre todo, todo, de Locke Locke (Merquior, 1993: 81). Particularmente, Rousseau introdujo un elemento nuevo a la discus discusión ión del interé interéss indivi individua duall proteg protegido ido por el Estado Estado,, justa justamen mente te en relaci relación ón con la necesi necesidad dad de la reapro reapropia piaci ción ón de la capaci capacidad dad de decisi decisión ón colectiva, lo cual evitaba, además, discutir acerca de los controles a un poder en aparie aparienci ncia a separa separado do de la misma socieda sociedad; d; ese element elemento o es la democr democraci acia a misma (cfr (cfr . Rousseau, 1977). La idea de interés general o público, sin embargo, ha sido reemplazada por los comunitaristas por la de bien común. común. El camb cambio io no pare parece ce ser ser nomi nomina nal, l, pero pero tamp tampoc oco o me mejo jora ra la propu propues esta ta de demo democr crac acia ia.. La idea de bien bien comú común n desc descri ribe be aquí aquí,, en primer primer luga lugar, r, el tratamien tratamiento to de necesidade necesidadess comunes comunes de diverso tipo de las personas mediante mecanismo mecanismoss distribut distributivos ivos o compensato compensatorios rios basados en el sentimie sentimiento nto de la solidaridad y el patriotismo. A decir de Taylor, el vínculo de solidaridad entre person personas as de una una misma misma comuni comunidad dad «está «está basado basado en un sentid sentido o de destin destino o compartido, donde el mismo compartir es valioso» (Taylor, 1997: 252). Para él, «destino compartido» es mucho más que convergencia de intereses, que en var vario ioss caso casoss suel suelee ser ser apar aparec ecer er me medi dian ante te inte intera racc ccio ione ness estr estrat atég égic icas as,, eminentemente de salvaguarda de intereses diferentes en condiciones comunes de conflicto. Pero, además, a Taylor le parece que el patriotismo sigue siendo «un baluarte de la libertad» para garantizar la supervivencia supervivencia de las personas en comunidad, y significa significa mucho más que «principios morales convergentes»: convergentes»: «se trata de una lealtad común común a una comunidad histórica histórica particular» (Taylor, 1997: 260).
4.
Los planteamientos comunitaristas son tan discutibles como los de la matriz liberal clásica. Sin embargo, tienen la ventaja de que ofrecen, en su señalamiento de los «límites de la justicia» (Sandel, 1994) o de la aplicabilidad de principios principios distributiv distributivos os diferenciados diferenciados (Walzer, (Walzer, 1997): (a) un enfoque de justicia distributiva más congruente con la particularidad de las comunidades políticas, y (b) un soporte humano y cívico al tratamiento de las necesidades de las person personas as en comuni comunidad dad.. Y quizás quizás estas estas dos cosas cosas hagan hagan relati relativam vament entee atractivo al liberalismo comunitarista, sobre todo cuando suele ser frecuente la defensa de las identidades comunitarias o la búsqueda de nuevas fórmulas de integración comunitaria.
5.
Aunque Aunque Taylor Taylor recono reconoce ce las implic implicaci acione oness negat negativa ivass de los ideale idealess patrióticos patrióticos,, como un nacionalis nacionalismo mo exacerbado, exacerbado, que en algunos casos casos condujo a formar identidades comunitarias pero también a justificar gobiernos
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autori autoritar tarios ios y falsame falsamente nte redent redentore oress (Taylor (Taylor,, 1997: 1997: 258), es perti pertinen nente te preguntarse si no la democracia liberal que pregona el comunitarismo es un inte intent nto o de just justif ific icac ació ión n de un mode modelo lo naci nacion onal al en espe especi cial al,, como como el norteamericano, cuya referencia es recurrente en la literatura al respecto. Esta es una seria limitación del comunitarismo, puesto que esa referencia ilustra una visión única de la felicidad y del buen vivir. De acuerdo con Chantal Mouffe, «est «esto o es inco incomp mpat atib ible le con con el plur plural alis ismo mo,, que que cons consti titu tuye ye un pilar pilar de la democracia democracia moderna» (Mouffe, (Mouffe, 1997: 14), y, según según el universal universalismo ismo liberal, constituye en sí la posibilidad de que el sentimiento comunitarista se autolimite [empíricamente] al destacar la paradójica tensión entre «los de adentro» y «los de afuera» (cfr. Bernstein, Bernstein, 1996: 33). Paulette Dieterlen, Dieterlen, sin embargo, señala la defens defensa a comun comunita itaria ria de la plural pluralida idad d sólo sólo en conexi conexión ón con los princ principi ipios os distributivos. Esta última connotación parece no ayudar a entender otro tipo de objetivos del funcionamiento de la democracia: la participación en la toma de decisiones en una una soci socied edad ad espe especí cífic fica a y estr estruc uctu tura rada da por por volu volunt ntad ades es hete hetero rogé géne neas as,, diverg divergent entes, es, en confli conflicto cto y a veces veces poco propen propensas sas a la cooperac cooperación ión y a la solidaridad solidaridad.. En realidad, realidad, como dice Walzer (Walzer, (Walzer, 1997: 320 y 321), 321), en todo lugar el ciudadano «tiene que estar listo y ser capaz, llegado el momento, de delibe deliberar rar con sus compañ compañero eros, s, de escuch escuchar ar y ser escuchad escuchado, o, de asumir asumir la resp respon onsa sabi bili lida dad d por por sus sus pala palabra brass y acto actos» s»,, porq porque ue la «sob «sober eran anía ía de la ciud ciudad adan anía ía» » «es «es el fin fin de la tira tiraní nía» a»,, y más más de la tira tiraní nía a de una una fals falsa a configuración colectivista.
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