La Universidad y la Obra Estudiantil
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Subsidios 20 y 21 – La Universidad y la Obra Estudiantil. Publicado en la Revista “Comunidad”, órgano informativo de la Comunidad Internacional de Estudiantes Evangélicos.
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LA UNIVERSIDAD Y LA OBRA ESTUDIANTIL Israel Ortiz ha sido secretario Sub Regional de la CIEE para América Central y México desde 1979. Es licenciado en Sociología y Teología y profesor en el Seminario Teológico Centroamericano (Guatemala).
INTRODUCCIÓN Hemos de subrayar de entrada que el interés de los estudiantes por la universidad ha sido más por las razones de carácter personal que por ella misma. Es decir que muchos estudiantes estuvieron en la universidad para obtener un título, pero no más que eso. Ellos pasaron por la universidad, pero no siempre la universidad pasó por ellos. En este sentido, la indiferencia, la no participación en la vida universitaria y el desconocimiento de su realidad ha caracterizado a la mayoría de los estudiantes, incluidos los cristianos. Nos compete conocer e interesarnos por la universidad; no solo porque estamos en ella, sino porque nuestra ética bíblica es, en última instancia, para el bien de toda la sociedad y empieza con una ética de la Creación. Por ella nos es imperativo interesarnos por la Cultura y ponerla a disposición del hombre en la sociedad. Nuestra misión en la universidad implica el conocimiento de la universidad y el interés por afectarla con el Evangelio. La presente reflexión es una aportación para seguir abriendo camino en esta dirección.
A. LA REALIDAD UNIVERSITARIA 1. LOS PROBLEMAS QUE LA AQUEJAN
a. Crisi s de Identid ad Esta crisis que sufren la mayoría de las universidades en América Latina, se presenta bajo múltiples formas que permiten caracterizarla como coyuntural, política, estructural, intelectual e ideológica. Pero de manera específica sufre un desfase respecto a sus objetivos como universidad y su relación con la sociedad. Ramiro Castro dice que la crisis se da en el sentido que nuestra sociedad espera que la universidad cumpla simultáneamente una serie de funciones, contradictorias entre si varias de ellas, sin que ni su infraestructura, ni sus recursos sean adecuados para ninguna de ellas. Es una crisis que refleja la realidad del país con todas contradicciones y carencias. Como subrayamos en VISION ’90, el propósito formador de la universidad, su función crítica, su rol investigador, se ha reducido a la producción de mano de obra especializada para el sistema. Peter Berger afirma que, actualmente, en todas partes, y especialmente en los países pobres, las universidades son los templos sagrados del nuevo culto a la modernidad y el progreso. La universidad ha provisto de herramientas metodológicas a sus graduados para que se inserten en el engranaje de la producción, pero no necesariamente produce profesionales en todo el sentido que la vocación universitaria significa. Estamos lejos de ser una universidad humanística, científica técnica y en servicio de la comunidad, especialmente dirigida a los desposeídos. b. Anarquía y burocratización en la administr ación Los ideales de cogobierno, democratización de la cátedra y autonomía universitaria, entre otras, de la Reforma de Córdoba (1919), no han producido los resultados esperados. La participación estudiantil en la dirección de la universidad ha sido útil para velar por los intereses del estudiante y los fines de la universidad; pero también ha producido anarquía en la formulación y aprobación académicas, abusos de poder al amparo de los cargos. Es evidente, como señala el Dr. Arellano, el carácter de una práctica educativa caracterizada por el “facilismo académico”, la demagogia y el populismo ejercitados no solamente por líderes estudiantiles sino también por autoridades que necesitaban el voto estudiantil. Condescendencia que hizo que los estudiantes pretendieran mayores facilidades para el ingreso, aprobación de cursos y obtención de títulos. Por otro lado, la autonomía de la universidad ha sido utilizada muchas veces para defender intereses particulares y mantener estructuras impropias. De esta manera se perpetúan estructuras académicas y administrativas. El “status quo” académico es considerado como fruto de conquistas políticas y por ello debe ser inmutable. La democracia interna se ve como un fin y no como un medio para servir a la sociedad. De modo que toda demanda de cambio en la estructura académica o
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administrativa es un ataque a la autonomía universitaria. Las conquistas de la Reforma Universitaria deben ser rescatadas y puestas al día de la realidad de la universidad de hoy. c. Crecimiento de la población estudiante-trabajador La crisis económica ha hecho que muchos estudiantes tengan que trabajar para sostener sus estudios. Como consecuencia, el tiempo para el análisis, la investigación y la práctica se reducen mucho más. El estudiante trabajador tiene que optar por carreras que muchas veces no son de su interés y vocación. De manera que se da una sobresaturación de estudiantes en determinadas carreras y con la siguiente reducción de posibilidades de mercado de trabajo. El subempleo ha alcanzado al profesional universitario. Esta situación ha afectado de igual modo a carreras como las ciencias médicas, las ingenierías, y otras más. d. Déficit presupuestario y docente La universidad nacional siempre ha adolecido de falta de recursos y en algunos casos ha hecho falta una buena orientación de los mismos. Esa falta de recursos ha inducido para que la universidad no cuente con toda la infraestructura física para facilitar la investigación, la producción de literatura, y la renovación académica de sus docentes. Por otro lado, la universidad experimenta una crisis de maestros. Muchos de los actuales profesores son profesionales recién graduados que empiezan a experimentar en la cátedra. Pero el problema no es solo la falta de auténticos maestros. J.C. Mariátegui, subrayó en su tiempo que la crisis no se reduce a que existen malos maestros. Consiente, principalmente, en que faltan verdaderos maestros. Hay en la universidad algunos catedráticos estimables, que dictan sagaz y cumplidamente sus cursos. Pero no hay un solo ejemplar de maestro de la juventud. Es evidente en muchos casos el divorcio existente entre la cátedra y la ética. 2. PENSAMIENTO Y CONDUCTAS PREDOMINANTES
a. El Individualism o El individualismo es el pensamiento y conducta prevaleciente entre los estudiantes que han asumido el materialismo como su ideología. Tanto el estudiante de pocos recursos como el de buenas posibilidades buscan su propio bienestar, unos para lograr un medio de subsistencia, los otros para lograr mayores placeres. Este énfasis provoca una competencia muchas veces desleal, una pérdida del sentido comunitario, y una despreocupación por la esencia del ser humano como persona. b. El pragmatismo empresarial Esta actitud resalta el mercantilismo con que es vista la universidad, la carrera y los fines de la profesión. Aunque existen crisis de empleos, la mentalidad de lucro permea a los estudiantes, especialmente dentro del contexto de las universidades privadas. Es una mentalidad que responde al neoliberalismo económico y sus políticas de mercado que predominan en el sistema. Para este tipo de estudiante la vocación del servicio es una idea romántica que no compagina con sus criterios de maximización de las oportunidades y recursos. Es un estudiante metalizado que supedita el hombre al dinero. En esta carrera al éxito empresarial, las vocaciones humanísticas ceden paso a las profesiones de los “negocios”. c. Pasivismo Una conducta fácilmente observable es el pasivismo del estudiante como sujeto de aprendizaje y su actitud frente a los problemas de la universidad y la sociedad. Esta doble actitud refuerza cierto tipo de educación bancaria que persiste en nuestro sistema educacional, y un tipo de docencia que sin investigación fácilmente degenera en repetición, memorismo y mediocridad. La reflexión y el sentido de autocrítica y conciencia social no son virtudes que caracterizan al estudiante hoy. La pregunta que es fuente del conocimiento como lo subraya Gastón Bachelar, ha cedido paso al estudiante silencioso que no interroga, que no cuestiona lo que recibe. Es un estudiante que pertenece a una cultura de la imagen y del sonido, presa de unos medios de comunicación que piensan y eligen por otros, y que moldean pensamiento y conductas. Finalmente, afirmamos que este pasivismo deja al descubierto una generación menos interesada en la lectura. d. Existencialismo Práctic o Este existencialismo es una forma de vida y pensamiento que se expresa en términos de “vivir y disfrutar la vida”, de “hacer hoy, el mañana es incierto”, y un “énfasis en el puro existir, surgir y aprender en el mundo”. Es un existencialismo no tanto filosófico sino pragmático, entretejido en la trama del cine, la
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televisión y la vida cotidiana. Es una forma de vida caracterizada por cierto hedonismo, relativismo, sentimientos de miedo y absurdo en tanto lo que cuenta es la existencia presente. e. Búsqueda Detrás de los diversos andamiajes que predominan entre los estudiantes, existe una búsqueda profunda de mitos, modelos y una razón para vivir. Sobre todo se percibe una búsqueda de lo trascendental, de lo oculto, de lo espiritual. Es una búsqueda también por lo novedoso, por aquello que posibilite nuevas experiencias, pero que sobre todo provea seguridad. Este espíritu se conjuga con la apertura al diálogo que el universitario siempre ha manifestado. El desgaste de las ideologías de turno, de la política electorera estudiantil, de la pretensión de la razón y la ciencia para llenar la necesidad de lo infinito en el hombre, y la religiosidad popular, ha provocado un sentimiento de búsqueda y a la vez indiferencia.
B. NUESTRA ACTITUD FRENTE A LA REALIDAD UNIVERSITARIA Debemos reconocer que nos hemos acercado a la universidad con una actitud pragmática. Por lo general, hemos soslayado su problemática. Nos hemos preocupado más por nuestros programas y resultados que por cómo influir sobre toda la universidad con el Evangelio. Nos toca tomar mayor interés por su situación a fin de contribuir a la transformación de la universidad desde una perspectiva evangélica. 1. INTERÉS AUTÉNTICO POR LA UNIVERSIDAD
a. Defensa de la uni versi dad La educación pública es una de las conquistas sociales que debe defenderse frente a la avalancha del neoliberalismo que pretende privatizarla. La universidad estatal necesita ser evaluada y reformada, pero no privatizada. La existencia de estructuras obsoletas no es excusa para vedar el derecho a la educación superior, sino demanda para replantear lo que significa ser universidad. La universidad privada no ha mejorado la educación universitaria sino que ha fragmentado el conocimiento universal y ha desviado el sentido de la vocación. El conocimiento y la cultura son patrimonio de la humanidad otorgados por Dios. Debemos, por ello, abogar porque el Estado asigne un presupuesto que permita a la universidad nacional mejorar su calidad de enseñanza, investigación y participación en la realidad nacional. b. Modernización de la universidad La universidad necesita ser replanteada en términos de naturaleza y misión y librarse de estructuras que no respondan a los cambios de la ciencia y el desarrollo. Pablo Gonzáles Casanova dice que la modernización de la universidad no es asunto a discutir, aceptar o rechazar; que para la Universidad y su desarrollo de las ciencias, humanidades, investigación, educación y difusión de la cultura la necesidad de tal modernización es un hecho renovable y necesariamente repetible. Debemos preguntarnos, dice, qué clase de modernización necesita la universidad? Y responde que la modernización debe estar relacionada con proyectos humanistas de liberación y justicia y procurar el reordenamiento académico, administrativo y docente que permita a la universidad cumplir sus objetivos de misión. La modernización debe proveer formación actualizada y orientada a los intereses de la universidad y la nación. c. La universidad y la sociedad Sin vano pesimismo ni falsa esperanza, creemos que la universidad tiene un rol protagónico en el contexto nacional. Mientras no reduzca su misión a la producción de tecnócratas, sumidos en la maquinaria de la producción capitalista, ni se convierta en ciego instrumento del Estado, la universidad tiene grandes posibilidades, en el marco de la creciente pobreza del Tercer Mundo. La universidad debe ser intérprete de los signos del pueblo, no rebajarse ni ser expresión de una clase política dominante sino de la sociedad en su conjunto. Gonzáles Casanova afirma que la universidad más que nunca tiene que contribuir a pensar y hacer el proyecto humanista emergente. Pero, ¿podrá la universidad por sí sola, entregada a su propio esfuerzo humanista, cambiar la mentalidad de los estudiantes de la época? Los movimientos estudiantiles cristianos tienen palabra y aporte desde una perspectiva bíblica del hombre, la sociedad y la educación. Los graduados de nuestros movimientos inmersos en la vida universitaria tienen la oportunidad de afectar el rumbo de la universidad y de la sociedad a través de su ética y estilo de vida, la cátedra y el pensamiento. Pueden orientar el sentido de la vocación universitaria y aportar a favor de la justicia social, del derecho de las mayorías y el desarrollo de toda la sociedad.
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2. EL DESAFÍO A SER CONTRACULTURA
La presión del grupo, las corrientes ideológicas y la influencia de la cátedra muchas veces determinan la manera de ser, pensar y actuar del estudiante. Dado este contexto, ¿cuál ha sido el grado de influencia de los cristianos sobre el pensamiento y la conducta de los universitarios?, ¿se diferencian cualitativamente los cristianos del resto de la población estudiantil? Confesamos muchas veces que los cristianos han sido arrastrados por los lineamientos prevalecientes en el ámbito universitario: en su forma de hablar, visión de la carrera, búsqueda de status. Solo una minoría ha sido diferente y ha luchado para influir con el Evangelio en su universidad. La Biblia nos desafía a no permitir que el presente siglo nos moldee a su sabor y antojo. Nos exhorta a transformarnos por la renovación de nuestra mente, para ser libres de los condicionamientos de la sociedad que vive a espaldas de Dios (Ro 12:1-2 cf. 1 Pe 1:13). Más aún, el desafío para los cristianos universitarios no queda en una exhortación negativa. Frente a los procesos de alienación y degradación humanos, Jesús nos llama a ser distintos y a participar activamente como “sal” y “luz”, como presencia cualitativa del evangelio, en beneficio de la humanidad (Mt 5:13-16 cf. Fil 2:14-16). Porque “somos” es que se nos demanda que “vivamos” como contracultura, anunciando la justicia, la paz y el amor del Reino. ¿Qué significa ser la “sal” y ”luz” del mundo? John Stott anota que Jesús utilizó estas imágenes para ilustrar la influencia que deben ejercer sus discípulos en la sociedad. Resalta cuatro verdades sobre los cristianos: 1) Son fundamentalmente distintos de los no cristianos; las imágenes diferencian a ambas comunidades. 2) Deben permear la sociedad no cristiana. Aunque son (deberían ser) moral y espiritualmente distintos, no deben apartarse de la sociedad. Su luz está para alumbrar en las tinieblas y su sal para salar el mundo. 3) Pueden influir sobre la sociedad no cristiana y permearla con los valores del Reino. Alumbrar implica llevar a la verdad, despejar las tinieblas del error y el pecado. Salar implica preservar a la sociedad de la corrupción, inmoralidad, deshonestidad, mentira, violencia. La pregunta entonces es ¿dónde están la luz y la sal? 4) Deben retener sus distintivos, convicciones, valores y estilos de vida, evitar ser asimilados por los valores del mundo y hacerse presentes de modo fiel al carácter cristiano (diferentes) e inmersos en el mundo (nuestra mundanalidad). Esto implica forjar una mente cristiana y un estilo de vida según los valores del Reino que desafían al sistema de vida imperante. Con esta base y cosmovisión participaremos en la universidad y nuestra sociedad. 3. PARTICIPACIÓN RESPONSABLE
Como iglesia de Cristo hemos sido enviados en misión al mundo estudiantil (Jn 17:18). Esto define nuestra presencia en la universidad: ser y hacer discípulos de Cristo. En primer lugar, no es posible hacer misión en la universidad si los estudiantes no están en el contexto estudiantil. El modelo de nuestro ministerio es Jesús, quien para traernos el evangelio se humanó, vivió y estuvo entre nosotros (Jn 1:14). En segundo lugar, nuestra presencia en la universidad obedece fundamentalmente a la proclamación y vivencia del evangelio. Solo el Evangelio puede transformar la situación de la universidad, especialmente porque esta sufre una profunda crisis moral y espiritual. El Evangelio cambia a las personas y las desafía a cambiar su sociedad (1 Co 1:23,24; Ro 1:16-17). El Evangelio de la cruz, que resulta insulto a la intelectualidad universitaria y escándalo al pragmatismo económico, es poder de Dios para salvación. Este debe ser nuestro aporte invariable y permanente a la comunidad estudiantil. En tercer lugar, somos llamados a participar responsablemente en el contexto estudiantil y el mundo. Brian Griffiths afirma que el cristianismo comienza con la fe en Cristo y termina con el servicio en el mundo. Estamos llamados a proclamar, en palabra y obra, el Evangelio, que responde a la totalidad del ser humano. a. A nivel personal Esta responsabilidad es de todo estudiante como parte de la comunidad estudiantil. Los cristianos deben ser buenos estudiantes, íntegros y responsables en sus deberes académicos, laborales, familiares y todas sus relaciones. Los movimientos estudiantiles cristianos deben preparar bíblica, teológica y pastoralmente
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a sus estudiantes para que participen creativa, honesta y positivamente en sus iglesias y universidades y en la sociedad. Debemos seguir forjando la vocación del servicio cristiano, formar a los estudiantes desde la cosmovisión y ética cristiana, y estimularlos a la integración de su fe y profesión. Debemos apoyar y acompañar pastoralmente a quienes posean una vocación política, o estén inclinados a proyectos de investigación, desarrollo social comunitario y otras áreas de servicio humano. La madurez de los movimientos es medida por la participación e influencia cualitativa de sus graduados en el mundo. b. A nivel comuni tario Hemos definido la misión del movimiento cristiano en la universidad. No está llamado a formar partidos o a luchar por alcanzar posiciones en la política estudiantil o fuera de ella. Cabe, sin embargo, a miembros particulares llegar allí con un criterio definido de servicio. Nuestros movimientos no deben estar ajenos a la problemática estudiantil y de la sociedad sino mostrar una postura crítica desde una perspectiva bíblica y por razón de la justicia del evangelio. Cada movimiento debe tener la libertad de participar según el caso y en la manera más sabia. Preferentemente, los movimientos deben hacerse presentes a través de sus graduados, personas debidamente fundamentadas en la Palabra, que conocen su realidad y están comprometidos con el Señor, la Universidad y la sociedad. 4. PREPARÁNDONOS PARA LA MISIÓN
a. Ser com uni dad de la Palabra La Palabra de Dios nos juzga y renueva. Debemos volver permanentemente a ella porque es la norma y autoridad última de nuestra fe, doctrina y conducta en un medio que muchas veces antepone la experiencia subjetiva, el racionalismo o el contexto a la Palabra. Este retorno nos impulsa a enriquecer nuestros programas de formación teológica y ministerial. A estructurar nuestro pensar bíblicamente desde la Palabra y en diálogo con nuestro contexto pues, como afirma Oliver Barclay, donde no hay pensamiento bíblico, el vacío es llenado por pensamiento no bíblico. b. Ser comuni dad del Espíritu Libramos lucha en la universidad esencialmente contra huestes espirituales y para ello dependemos del poder y la presencia del Espíritu Santo. Esto demanda una vida de ayuno, oración, santidad y una actitud obediente a la Palabra del Señor. A la vez, significa hacer eficaz nuestra fe y esperanza en un contexto de desesperanza e incertidumbre. Como comunidad del Espíritu hemos de vivir y conducirnos según el perdón, la reconciliación, la comunión, el amor, la paz y la justicia que emanan del Evangelio. c. Ser comunidad encarnada en su contexto Necesitamos conocer y comprender nuestro contexto para hacer pertinente el Evangelio. Esto, por un lado, significa dar la debida importancia a la subcultura estudiantil. De manera específica, los movimientos deben esforzarse por conocer los pensamientos, conductas y necesidades de los estudiantes, especialmente de la nueva generación. Por otro lado, implica un trabajo serio de evaluación y profundización de nuestra hermenéutica bíblica. Nuestra evangelización debe responder a los desafíos ideológicos, religiosos, políticos, sociales, desde una perspectiva evangélica sustentada en las Escrituras y en diálogo con el contexto. Contextualizar el mensaje significa articularlo para nuestro día y estilo de vida. No se trata solamente de racionalizar la fe, sino de vivirla en plenitud como testimonio abierto del poder del Evangelio. d. Ser comuni dad de servicio Los movimientos estudiantiles deben ser clara expresión del Reino de Dios en su contexto de misión. En primer lugar, estamos llamados a ser comunidades que desde sus propias limitaciones sirvan a los estudiantes de manera concreta. En un contexto donde priman el individualismo y la competencia, debemos mostrar solidaridad e interés real por los estudiantes y sus necesidades. Cada movimiento buscará programas y proyectos que presten servicio a los estudiantes de pocos recursos. En segundo lugar, es preciso profundizar esfuerzos para formar la vocación del servicio cristiano en cada generación. Si hemos de ser contracultura cristiana debemos forjar estudiantes y profesionales que desafíen los valores y estilos de vida de la época. Tenemos un modelo que imitar y proponer a la sociedad hoy: Jesús, el siervo sufriente. Aparte de él todo será un humanismo condenado a su propia suerte.
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e. Ser comuni dad misio nera Los movimientos deben ser comunidades de auténticos misioneros: la proclamación y vivencia del Evangelio es la razón de nuestra existencia. Cada estudiante está llamado a “ser” y “hacer discípulos” como estilo de vida. A llevar el anuncio del Cristo encarnado, crucificado y resucitado, sin embajes ni disculpas pues el Evangelio es poder de Dios para salvación de los que creen. Se nos demanda compartir la vida de Jesús, no solo información acerca de El; con actitud compasiva, compromiso y sacrificio. Debemos tomar en serio nuestra inserción y conocimiento de la vida universitaria, convivir con los estudiantes, amar y servirles a partir del Evangelio, que puede transformar sus egoísmos y temores en nueva vida y salvarlos de todas sus alienaciones para hacerlos mujeres y hombres nuevos. Finalmente, nuestra responsabilidad es anunciar, desde nuestra realidad latinoamericana, todo el Evangelio que afecte todo el ser del estudiante y la Universidad. Cada generación es responsable por la evangelización de su Universidad y de levantar la vista para ver más allá de sus fronteras. Jesús nos desafía a ser sus testigos hasta lo último de la tierra.
PREGUNTAS PARA LA REFLEXIÓN GRUPAL 1. Como punto de partida, ¿nos interesa la universidad más allá de lo que podemos sacar de ella? ¿Cuál es la base para una actitud diferente? 2. ¿Cómo se reflejan los problemas mencionados en la realidad de nuestra universidad? 3. ¿Exponemos nosotros los pensamientos y conductas predominantes del punto 2? ¿Qué desafíos o respuestas presenta el evangelio a cada uno de ellos? 4. ¿Cuál debería ser nuestra actitud frente a la realidad universitaria que hemos discutido y confrontamos diariamente?
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