KARL R. POPPER: LA LOGICA LOGIC A DE LAS CIENCIAS SOCIALES
PRESENTADO POR:
KEILY JOANA FREYLE PIMIENTA CRISTIAN ENRIQUE PEÑA MENDOZA
UNIVERSIDAD DEL NORTE I SEMESTRE MAESTRIA DE DESARROLLO SOCIAL ESPISTEMOLOGIA DE LA CIENCIA BARRANQUILLA 2011
Para poder inferir sobre la lógica de las ciencias sociales de Karl R. Popper se hace antes necesario saber quién es él, de donde surgió su filosofía, quienes fueron sus maestros, de donde nace sus ideologías o pensamientos, en fin, conocer sobre su antecedentes históricos, y cuál fue la relevancia de sus obras en la historia.
LA VIDA DE POPPERi Es importante saber que Karl Popper fue hijo del abogado judío Simon Siegmund Carl Popper , nacido en Praga, y de su esposa Jenny Schiff . De la familia Schiff provenían varias personalidades significativas de los siglos XIX y XX tales como el director de orquesta Bruno Walter. A principios del siglo XX nace Karl Raimund Popper. En la Viena de principios del siglo XX que vio nacer a Karl Raimund Popper, la situación de los judíos era compleja: por un lado, pertenecían a las capas medias y altas de la sociedad, y ocupaban con frecuencia posiciones destacadas en la economía y la política: por ejemplo, el acomodado Simon Siegmund colaboró estrechamente con el alcalde liberal Raimund Grübl; pero, por otra parte, eran habituales las demostraciones de antisemitismo. (Es decir, fanatismo o racismo). Karl Popper comenzó sus estudios universitarios en la década del 1920 la escena política estaba dominada efímeramente por la izquierda: florecía entonces la llamada Viena Roja . También Popper, interesado principalmente en la pedagogía política, se implicó en este movimiento, ingresando en las juventudes socialistas. Brevemente llegó a formar parte, incluso, del partido comunista. Sin embargo tras un violento enfrentamiento entre los comunistas y la policía vienesa en el que perecieron ocho personas, Popper se alejó rápidamente del comunismo; Tras presentar en 1928 una tesis doctoral fuertemente matemática dirigida por el psicólogo y lingüista Karl Bühler, Popper adquirió en 1929 la capacitación para dar lecciones universitarias de matemáticas y física. En estos años tomó contacto con el llamado Círculo de Viena. Popper cuestionó siempre algunos de los postulados más significativos de este grupo de pensadores, lo que dificultó su integración en él. En cualquier caso, el Círculo se vio influido por la fundamentada crítica de Popper y, de hecho, La lógica de la investigación científica, principal contribución de Popper a la teoría de la ciencia, apareció por primera vez en una serie de publicaciones del propio círculo vienés, a pesar de que contenía una moderada crítica al positivismo de esta comunidad de filósofos, La obra fue recibida como fruto de las discusiones del círculo, lo que llevó a muchos a calificar equivocadamente a Popper como positivista. El ascenso del nacionalsocialismo en Austria llevó finalmente a la disolución del Círculo de Viena. En 1936 su fundador Moritz Schlick fue asesinado por un estudiante, lo que fue abiertamente celebrado por la prensa cercana al nacionalsocialismo. En 1937, tras la toma del poder por los partidarios de Hitler, Popper, ante la amenazante situación política se exilió en Nueva Zelanda, tras intentar en vano emigrar a Estados Unidos y Gran Bretaña, En el Canterbury
College en Christchurch, Popper vivió aislado y hasta cierto punto desconectado de un mundo que se precipitaba entonces en el torbellino de la Segunda Guerra Mundial. En este entorno Popper redactó su obra La sociedad abierta y sus enemigos; También de aquella época data su amistad y colaboración con el neurobiólogo John C. Eccles, junto al que escribiría El Yo y el cerebro en 1977. Tras la guerra, en 1946, Popper ingresó como profesor de filosofía en la London School of Economics and Political Science . El sociólogo y economista liberal Friedricht August von Hayek fue uno de los principales valedores de Popper para la concesión de esa plaza. Sin embargo, la relación entre ambos pensadores es aún controvertida. A pesar de que ambos mantenían posiciones metodológicas parecidas y de que Popper hizo suyos algunos conceptos fundamentales de las obras de Hayek, tales como el principio del orden espontáneo, lo cierto es que Popper desconfiaba de los mecanismos puros del mercado libre que abanderaba Hayek, predicando más bien cierta intervencionista que no desembocara, en cualquier caso, en el control o en la propiedad estatal. En 1969 se retiró de la vida académica activa, pasando a la categoría de profesor emérito, a pesar de lo cual continuó publicando hasta su muerte, el 17 de septiembre de 1994 en East Croydon (Londres). Los logros filosóficos de Karl Popper le valieron numerosos reconocimientos, tales como ser nombrado caballero por la reina Isabel II del Reino Unido en 1969. Recibió la insignia de Compañero de Honor (Companion of Honour) en 1982, el premio Lippincott de la Asociación Norteamericana de Ciencias Políticas y el premio Sonning. Fue miembro de la Sociedad Mont Pelerin, una comunidad de estudios fundada por Hayek para promover una agenda política liberal, así como de la Royal Society de Londres, con el rango de miembro, y de la Academia Internacional de la Ciencia. Entre otras, cultivó la amistad del canciller alemán Helmut Schmidt. Algunos conocidos discípulos de Popper fueron Hans Albert, Imre Lakatos, y Paul Feyerabend. La vida de Popper nos da la oportunidad de entender un poco más su epistemología.
LA LOGICA DE LA INVESTIGACION CIENTIFICA ii Se dice que Karl Popper expuso su visión sobre la filosofía de la ciencia en su obra, ahora clásica, La lógica de la investigación científica , la cual en su primera edición se publicó en alemán en 1934. En esta obra el filósofo austriaco aborda el problema de los límites entre la ciencia y la metafísica, y se propone la búsqueda de un llamado criterio de demarcación entre las mismas que permita, de forma tan objetiva como sea posible, distinguir las proposiciones científicas de aquellas que no lo son. Es importante señalar que el criterio de demarcación no decide sobre la veracidad o falsedad de una afirmación, sino sólo sobre si tal afirmación ha de ser estudiada y discutida dentro de la ciencia o, por el contrario, se sitúa en el campo más especulativo de la metafísica. Para Popper una proposición es científica si
puede ser refutable, es decir, susceptible de que en algún momento se puedan plantear ensayos o pruebas para refutarla independientemente de que salgan airosas o no de dichos ensayos. En este punto Popper discrepa intencionadamente del programa positivista, que establecía una distinción entre proposiciones contrastables (positivas), tales como Hoy llueve y aquellas que no son más que abusos del lenguaje y carecen de sentido, por ejemplo Dios existe . Para Popper, este último tipo de proposiciones sí tiene sentido y resulta legítimo discutir sobre ellas, pero han de ser distinguidas y separadas de la ciencia. Su criterio de demarcación le trajo sin querer un conflicto con Ludwig Wittgenstein, el cual también sostenía que era preciso distinguir entre proposiciones con sentido y las que no lo tienen. El criterio de distinción, para Wittgenstein, era el del "significado": solamente las proposiciones científicas tenían significado, mientras que las que no lo tenían eran pura metafísica Era tarea de la filosofía desenmascarar los sinsentidos de muchas proposiciones autodenominadas científicas a través de la aclaración del significado de las proposiciones. A Popper se le encuadró en dicha escuela cuando formuló su idea de la demarcación, pero él mismo se encargó de aclarar que no estaba de acuerdo con dicho planteamiento, y que su tesis no era ningún criterio de significación (Popper siempre huyó de cualquier intento por aclarar significados antes de plantear teorías). Es más, Popper planteó que muchas proposiciones que para Wittgestein tenían significado no podían calificarse como ciencia como, por ejemplo, el psicoanálisis o el marxismo, ya que ante cualquier crítica se defendían con hipótesis que impedían cualquier refutación. Popper era consciente del enorme progreso en el conocimiento científico que se experimentó en los siglos que le precedieron, en tanto que problemas como la existencia de Dios o el origen de la ley moral parecían resistirse sin remedio, puesto que no mostraban grandes avances desde la Grecia clásica. Por ello, la búsqueda de un criterio de demarcación aparece ligada a la pregunta de ¿qué propiedad distintiva del conocimiento científico ha hecho posible el avance en nuestro entendimiento de la naturaleza? Algunos filósofos habían buscado respuesta en el inductivismo, según el cual cuando una ley física resulta repetidamente confirmada por nuestra experiencia podemos darla por cierta o, al menos, asignarle una gran probabilidad. Pero tal razonamiento, como ya fue notado por David Hume, no puede sostenerse en criterios estrictamente lógicos, puesto que éstos no permiten extraer (inducir) una ley general (universal) a partir de un conjunto finito de observaciones particulares. Pero Popper supera la crítica de Hume abandonando por completo el inductivismo y sosteniendo que lo primero son las teorías, y que sólo a la luz de ellas nos fijamos en los hechos. Nunca las experiencias sensibles anteceden a las teorías, por lo que no hay necesidad de responder cómo de las experiencias particulares pasamos a las teorías. Con ello, Popper supera la polémica entre empirismo y racionalismo, sosteniendo que las teorías anteceden a los hechos, pero que las teorías necesitan de la experiencia (en su caso, de las refutaciones) para distinguir qué teorías son aptas de las que no.
La salida a este dilema, propuesta en La lógica de la investigación científica , es que el conocimiento científico no avanza confirmando nuevas leyes, sino descartando leyes que contradicen la experiencia. A este descarte Popper lo llama falsación . De acuerdo con esta nueva interpretación, la labor del científico consiste principalmente en criticar (acto al que Popper siempre concedió la mayor importancia) leyes y principios de la naturaleza para reducir así el número de las teorías compatibles con las observaciones experimentales de las que se dispone. El criterio de demarcación puede definirse entonces como la capacidad de una proposición de ser refutada o falsabilizada . Sólo se admitirán como
proposiciones científicas aquellas para las que sea conceptualmente posible un experimento o una observación que las contradiga. Así, dentro de la ciencia quedan, por ejemplo, la teoría de la relatividad y la mecánica cuántica y, fuera de ella, el marxismo o el psicoanálisis. En este sentido, resulta extremadamente revelador el pensamiento que Popper escribió en las primeras páginas de su autobiografía Búsqueda sin término : “ Porque fue mi maestro quien me enseñó no solamente cuan poco sabía, sino también que cualquiera que fuese el tipo de sabiduría a la que yo pudiese aspirar jamás, no podría consistir en otra cosa que en percatarme más plenamente de la infinitud de mi ignoranci a” iii
En el sistema de Popper iv se combina la racionalidad con la extrema importancia que la crítica tiene en el desarrollo de nuestro conocimiento. Es por eso que fue bautizado racionalismo crítico . Las ideas de Popper sobre el conocimiento científico pueden considerarse como la base que sustenta el resto de sus contribuciones a la filosofía. Además han gozado de enorme popularidad desde que fueron publicadas por primera vez y, al menos entre la comunidad científica, el concepto de falsabilidad ha enraizado fuertemente y es comúnmente aceptado como criterio válido para juzgar la respetabilidad de una teoría. Consciente de ello, y de las críticas que suscitaron sus teorías Popper afirma: “...Acepto la tesis de que sólo debemos llamar «real» a un estado de cosas si (y solo si) el enunciado que lo describe es verdadero. Pero sería un grave error concluir de esto que la incerteza de una teoría, es decir, su carácter hipotético o conjetural, disminuye de algún modo su aspiración implícita a describir algo real. En segundo lugar, si es falso, entonces contradice a un estado de cosas real. Además, si ponemos a prueba nuestra conjetura y logramos refutarla, vemos muy claramente que había una realidad, algo con lo cual podía entrar en conflicto. Nuestras refutaciones, por ende, nos indican los puntos en los que v hemos tocado la realidad, por decir así .”
Popper hace mención en este escrito que para cada conjetura existe ha existido y siempre existirá una refutación, lo que significa que: si algo tiene la posibilidad de ser falso puede ser cierto . Sin embargo cuando algo no puede ser falso es tan utópico que nunca podría ser verdadero. Ya que para que exista la posibilidad que sea real, necesita su contraparte de ser falso. Ya que para que exista algo real debe existir su lado irreal. Es mediante su dilema del falsacionismo, que Popper logra explicar que para que exista ciencia deben existir modelos científicos que expliquen sucesos o verdades y que sean totalmente aplicables a la realidad para
que funcionen en la mayoría de los casos. Y es por esto que deja afuera a todas las ciencias sociales, ya que estas no están metódicamente explicadas por modelos, simplemente se basan en la observación de patrones y fundamentos. Al respecto opina Fernando Molini Fernándezvi, que los aspectos esenciales del racionalismo crítico son: a) La elaboración de ideas creativas que se someten a la más eficaz «refutación» b) La refutación se compone de tres elementos fundamentales:
La autocrítica y crítica interna más intensa. La más dura crítica externa. Intentar, con el máximo esfuerzo, su «falsación».
c) La falsación consiste en contrastar la hipótesis con la realidad mediante la búsqueda de las mejores pruebas materiales (con contenido empírico) que puedan rechazarla. No se trata de verificarla, porque, además de proporcionar más errores, se considera conceptualmente «imposible». Esta imposibilidad la expresa Popper en los siguientes términos: “Ningún conjunto de enunciados contrastadores verdaderos podrá justificar la pretensión de que una teoría universal es verdadera», pero, y ésta es tal vez su mayor aportación a la teoría del conocimiento, «suponiendo que los enunciados contrastadores sean verdaderos, basándonos en ellos podemos a veces justificar la pretensión de que una teoría explicativa universal es falsa ” (Popper, K.R., 1974, págs. 20 y 21.
En las ciencias sociales suele resultar más difícil que en las naturales llegar a tener la certeza de que los enunciados contrastadores son verdaderos. Aun así, todo parece indicar que, en términos comparativos, es más eficaz tratar de falsar la teoría que intentar verificarla. d) Si la hipótesis no supera la refutación, se rechaza. Cuanto más rápidamente haya sido rechazada, tanto mejor. Significa que el tiempo en que se ha mantenido una creencia falsa es menor y que las probabilidades de encontrar antes una alternativa comparativamente mejor son mayores. e) Con la lección que proporciona el error descubierto, se elabora una nueva hipótesis más avanzada. Y se la somete a nuevas falsaciones , haciendo otra vez el máximo esfuerzo por rechazarla. f) Cuando la hipótesis supera la refutación, se mantiene como provisionalmente válida. Si se trata de una hipótesis que se ha arriesgado a dar un gran salto respecto al conocimiento previo, la ciencia puede haber logrado un notable avance. No parece posible considerar como definitivas estas mejoras, aunque algunas sean más permanentes que otras. El que una teoría se mantenga poco
tiempo no significa necesariamente que tenga poco valor. Su rápida obsolescencia se podría deber a que abrió campos tan novedosos que atrajeron a numerosos investigadores altamente cualificados. A las teorías sin interés casi nadie les presta atención. Su impacto será limitado, pero pueden durar mucho tiempo. g) Las mejoras en el conocimiento también tendrán el inconveniente de ser locales, es decir, estarán circunscritas a unas determinadas condiciones de espacio, tiempo, circunstancias y características, aunque algunas tiendan a ser más universales que otras. h) Cabe suponer que en el futuro se propongan nuevas falsaciones para los mejores avances de la ciencia actual, que éstas no sean superadas y que ello provoque su rechazo total o parcial. Por grandes logros científicos entiende Molini aquellos que, tras someterse a refutación, fueron capaces de alejarse más respecto a lo que hasta entonces se tuvo como cierto, es decir, las novedades teóricas que supusieron una revolución práctica más profunda en su campo. A veces pasan muchas generaciones hasta que se dan las condiciones que facilitan el descubrimiento de las limitaciones y los errores de las grandes teorías del pasado, pero a la larga casi ninguna o ninguna resiste la mejora de conocimientos que nuevas mentes producen con el paso del tiempo, al menos tal y como fueron originalmente formuladas. Popper explica su criterio de demarcación y su hipótesis de la falsación con el siguiente ejemplo: Einstein «consideraría su teoría como insostenible si no resistiese ciertos tests... Buscaba experimentos cruciales, cuyo acuerdo con sus predicciones en modo alguno establecería su teoría; mientras que un desacuerdo, como él mismo fue el primero en señalar, mostraría que su teoría era insostenible... Actitud completamente diferente de la actitud dogmática que constantemente pretendía hallar "verificaciones" para sus teorías favoritas... La actitud científica era la actitud crítica, que no buscaba verificaciones, sino contrastaciones cruciales; contrastaciones que podían refutar la teoría contrastada, aunque nunca podrían establecerla» (Popper, K., 1985, págs. 51-52). Más adelante precisa: «Si alguien propusiese una teoría científica debería responder, como Einstein, a la cuestión, ¿bajo qué condiciones admitiría que mi teoría es insostenible? En otras palabras, ¿qué hechos concebibles admitiría como refutaciones, o falsaciones, de mi teoría? Yo había quedado sorprendido por el hecho de que los marxistas (cuya pretensión central consistía en afirmar que eran científicos sociales) y los psicoanalistas de todas las escuelas fueran capaces de interpretar cualquier evento concebible como una verificación de sus teorías. Esto, juntamente con mi criterio de demarcación, me condujo a pensar que sólo las refutaciones intentadas que no tuviesen éxito qua refutaciones, deberían contarse como "verificaciones"» (Idem 55-56).
Popper parece inclinarse a pensar que en su esencia el método científico es el mismo para las ciencias de la naturaleza y las sociales, aunque sus diferencias pueden ser enormes. Refiriéndose a la unidad del método científico, comenta: «He cambiado de opinión sobre este punto bastantes veces y he intentado encontrar el lugar donde las ciencias naturales y sociales divergen en cuanto a métodos. Solía pensar que había encontrado el punto de divergencia y luego se me ocurría un contraejemplo que me hacía ver que no era tal... Yo diría que ésta es la única tesis sobre la unidad que yo defendería: a saber, que siempre aprendemos por la crítica; en cuanto a lo demás, la diferencia puede ser tan grande como se quiera y yo no tendría nada que objetar a ello». (Schwartz, P. y otros eds., 1993, pág. 26). Finaliza Molini su discurso sobre el racionalismo crítico de Popper diciendo lo siguiente: “Cuanto más rápidamente se vayan superando las versiones actuales del racionalismo crítico, tanto mejor. Sería de desear que dentro de poco los “partidarios” actuales lo consideren un método primitivo, incluso infantil, esto significaría que se ha avanzado sustancialmente en alternativas más perfeccionadas.
Las mejoras pueden proceder tanto de reformulaciones internas como de nuevas teorías externas, algunas de las cuales todavía ni siquiera podemos imaginar. No cabe esperar que lleguen a existir métodos científicos insuperables. Muchas de las grandes teorías supuestamente más corroboradas han acabado quedando obsoletas. Una teoría no superada no significa necesariamente que sea cierta, sino más bien que todavía no hemos sido capaces de mejorarla. Si la superación del racionalismo crítico se retrasa, ello significa que a ese respecto la evolución y la “biodiversidad" intelectual están estancadas. ”vii
En cuanto a su idea del conocimiento para Popper mientras más específico y complejo sea el modelo científico, más apegado a la realidad estará. Nunca olvidando que para que existan modelos y teorías verdaderas, siempre existirán sus contrapartes y más teorías que las invaliden. Que son igualmente verdaderas. Lo que significa que solo se puede generar una verdad, (o lo que se define como conocimiento) a partir de modelos científicos o hipótesis perfectas, pero como la creación de estas es algo utópico Popper se conforma con que el modelo sea lo suficiente aproximado para que funcione en la mayoría de los escenarios. Siempre haciendo énfasis y reiterando en que existe lo falso en lo verdadero y, que una idea o concepto nunca será completamente verdadera porque existirán otras ideas o conceptos que la invaliden.
Popper expresa así que todo el tiempo estamos elaborando teorías e hipótesis de acuerdo a nuestras expectativas y la mayor parte del tiempo las estamos experimentando a las cuales las llama conjeturas. Al momento de que una teoría puede ser contrastable, aunque no se pueda verificar, es falseable. Cuando se generaliza algo y puede haber una excepción, una refutación, se convierte en teoría científica. Así él confirma que no se trata de verificar infinitamente una teoría, sino de encontrar algo que la convierta en falsa; haciéndolo lógico y no metodológico. Con esta idea el crecimiento del conocimiento científico se encarga de eliminar teorías y crear una división entre la ciencia y la metafísica, por medio de conjeturas, que se ponen a prueba y refutan principalmente por científicos. Críticas recurrentes de Popper tanto al esencialismo metodológico como al historicismo pero además critica al "sociologismo del conocimiento" o "historismo" que no hay que confundir con el "historicismo". Según dicha doctrina nuestro conocimiento no es más que consecuencia de nuestra circunstancia histórica, de nuestra época con sus tensiones y conflictos de intereses y por ello nuestro estado actual de conocimiento no es ni mejor ni peor que otro cualquiera negando así la existencia de cualquier verdad, no ya moral, sino incluso científica. Popper, radicalmente opuesto a dicha doctrina, sostiene que el conocimiento humano puede plantearse la búsqueda de la verdad, no entendida como verdad absoluta sino como acercamiento cada vez mejor a la verdad a través de teorías que explican la realidad mejor que otras y que puedan refutarse.
Falsabilidad como criterio de cientificidad En su análisis de los procedimientos de verificación de hipótesis y teorías, Popper plantea tres tesis: 1. En primer lugar, según Popper, la pretensión de "verificar" empíricamente todo enunciado científico conduciría irremediablemente a la muerte de la ciencia. Este efecto aniquilador afectaría no sólo a las proposiciones de la metafísica, sino también a todo conocimiento científico del mundo material. La hipótesis científica más sencilla (p.ej.: el cobre es un conductor de electricidad) exigiría comprobar tal cualidad en todo el cobre existente en el universo dentro y fuera de la tierra. Eso es imposible. Por tanto, una hipótesis científica que pretenda llevar al conocimiento de las leyes de la naturaleza y efectuar pronósticos válidos, es algo inverificable. 2. En segundo lugar no se puede ni siquiera hablar de una confirmación "inductiva" de hipótesis. El recurso al "principio" de inducción, como "probabilidad" de una hipótesis que se iría constatando en una serie de hechos, no remedia la precariedad de medios para verificar hipótesis. Como había ya afirmado Hume, un enunciado universal nunca podrá ser verificado por observación. Por tanto, la idea de fundamentar la ciencia en el método inductivo, a partir de experiencias particulares, conduce a ilogicidad en la construcción de la ciencia. Pero Popper fundamenta esta tesis en su análisis del mismo concepto de "probabilidad de la hipótesis".
3. Dadas dichas premisas se deduce que habrá que analizar los métodos de verificación aplicados en las ciencias naturales sin ayuda del "concepto" de verificación y sin ayuda del concepto de "inducción". Popper opera en su concepción dentro de las reglas de la filosofía analítica centrada en el análisis del lenguaje: el que las "leyes naturales" no sean verificables se fundaría así en que las proposiciones que las formulan son "proposiciones universales" ilimitadas y que por tanto incluyen en sí una cifra ilimitada de casos de aplicación, cuando realmente el observador sólo podrá efectuar una cifra limitada de observaciones en su trabajo verificador. Por otra parte se encuentra la afirmación de la no-consistencia lógica del mismo concepto de "inducción". Una inferencia afirmada "inductivamente" sólo sería válida si existiera una regla universal, el "principio de inducción" que justificara dichas formas de inferencia desde la constatación de casos particulares de realización de una hipótesis a la afirmación de la existencia de una ley universal que siguen dichos casos. Ahora bien, una regla de inducción universalmente aplicable debería estar formulada en una proposición que además deberá ser "general". Pero no es fácil encontrar un tipo de proposición adecuada para formular tal principio. No puede tratarse de una proposición "analítica" cuya validez se infiriera a partir del mero análisis de los términos de la proposición general. La conclusión no sería ya inductiva sino deductiva. Y si se trata de una proposición "sintética" debería apoyarse - para ser fieles al principio básico del empirismo - en la experiencia. Pero ésta, a no ser que se cometa petición de principio exigiendo la validez previa de lo que hay que demostrar, no justifica el paso de lo particular a lo general. El mismo principio de inducción debería demostrarse inductivamente. La cuestión sobre la justificación o validez del principio de inducción no es distinta de la cuestión sobre la justificación de la hipótesis de que existen hipótesis generales. A no ser que se recurriera a una justificación en base a un principio de inducción a nivel superior que a su vez requeriría otro de orden más superior, etc. (el clásico regressus in infinitum). Tampoco tiene, según Popper, significado claro la expresión "probabilidad de una hipótesis". Si se la refiere a la probabilidad matemática de que, por ejemplo, saliera un seis al arrojar un dado, debería considerarse no tal sucesión de posibles eventos, sino la serie de proposiciones (referidas cada una a uno de dichos eventos), y entonces tendríamos que enfrentarnos con la probabilidad de que se dé una proposición de tal tipo ("ha salido un seis") frente a un conjunto de otras proposiciones ("ha salido un uno", etc.). Ahora bien, si una "hipótesis general" es concebida como serie de proposiciones (serie, por lo demás indefinida), entonces, la relativa frecuencia de las verdades de estas proposiciones tendría que servir a evaluar la probabilidad de la hipótesis. Eso podría llevar a la consecuencia absurda de que, por ejemplo, una hipótesis tuviera una probabilidad de 1/2 si por término medio, una de cada dos proposiciones contradijera tal hipótesis.
La verificabilidad de las leyes naturales sería así algo imposible inductivamente por la falta de sentido del mismo concepto de inducción. El único método válido será pues el "deductivo". La ciencia, para Popper, o es deductivista en su forma de justificar sus enunciados, o ni siquiera podrá ser una construcción "racional". La tesis del círculo de Viena sobre la necesidad de una verificación empírica (presuponiendo la posibilidad de la inducción) se apoyaría así en el "dogma" empirista: la certeza última es la proporcionada por la percepción sensible. En el "positivismo lógico", la ciencia se construye sobre sillares elementales: los enunciados elementales basados en evidencias suministradas por los sentidos. Pero Popper señala que tales enunciados sólo son justificables por otros enunciados, y que toda percepción es también "interpretación". Por lo tanto, el saber es, desde su comienzo mismo, algo conjetural, hipotético, revisable. Presuponer que los enunciados de la ciencia tuvieran una última fundamentación en tales enunciados elementales presupone la "fe" en su validez - la ciencia se encontraría en la situación del barón de Münchhausen, que quiere escapar de las arenas movedizas tirando él mismo de su propia coleta. Ahora bien, al aplicar el método deductivo a la comprobación de teorías empíricas hay que distinguir previamente dos cuestiones: a) ¿Cómo se llega a configurar hipótesis o teorías? b) ¿Cómo comprobamos o verificamos teorías? La cuestión a) es de carácter psicológico, no se plantea en lógica de la ciencia. Una teoría, como sistema de proposiciones, se formula aunque ni sea verdad o no exista un camino racional desde ella a la observación. Puede responder a una ocurrencia, etc. Lo comprobable serían las hipótesis. Los enunciados científicos sólo serían pues ensayos, esbozos arbitrariamente creados, con mero valor de conjetura, que sólo podrían tener valor científico tras una comprobación. Pero dado que tal comprobación no puede ser exhaustiva en su "verificación" (mostrar la verdad), sólo queda el método de la falsación, es decir, el "refutar" las afirmaciones de esa teoría contrastándolas con los datos empíricos. La posibilidad de la falsación de proposiciones universales se apoya en que son transformables en una forma de proposición negativa, en 'proposiciones-no-se-dax'. Dado que no podemos "verificar" la proposición 'todos los cisnes son blancos' sólo nos queda el camino de comprobar la proposición transformada "no hay ningún cisne no blanco" (por ejemplo, negro). Si se diera el caso de que existiera un cisne no blanco, podría formularse una proposición "singular": "en tal sitio y en tal momento se da un cisne no blanco", y esta proposición contradice a la proposición transformada (universal) sobre la no existencia de cisnes no blancos. Esto mostraría la falsedad de la hipótesis. Es decir: de un enunciado singular se seguirá la negación de una "proposición" o enunciado general, pero no la verificación de una "proposición o enunciado universal".
A las proposiciones con carácter singular las denomina Popper "proposiciones base" pues sirven de fundamento a la evaluación, falsación, de hipótesis generales. La exigencia del empiricismo de hipótesis comprobables en la experiencia concreta debe transformarse así, según Popper, en la exigencia de proposiciones "falsables" (en el sentido de la "posibilidad lógica" de tal demostración de su falsedad - prescindiendo de la facticidad empírica de tal demostración). De ahí se pasa al "criterio" sobre la distinción entre proposiciones empíricas (falsables) y "metafísicas" (no falsables). Una vez rechazado el imposible camino de la "inducción" se toma pues el de la "deducción". En lugar del principio de la "verificación" se aplica el principio de la falsación. Pero entonces se plantea la cuestión sobre la "confirmación positiva" de una teoría empírica. Esta cuestión se plantea por el hecho de que dicha teoría "empírica" se haya mantenido firme ante todos los anteriores intentos de falsación. Decir que una teoría tiene una buena base empírica no significa pues sino afirmar que hasta ahora han fracasado todos los intentos anteriores de derribar sus hipótesis de partida por recurso a la experiencia. (NB. Debe considerarse a este respecto, que a pesar de esta tesis popperiana, Carnap intentó más tarde construir una teoría de la inferencia inductiva) En la base del saber científico no habría pues un fundamento infalible, sino sólo problemas, sólo "convenciones críticas" apoyadas en la confianza o fe sobre la fuerza de la razón. Y tampoco será posible desarrollar todo el examen de los saberes en un lenguaje especial, sino deberá recurrirse al lenguaje ordinario (aquí Popper vuelve a la idea de Moore), y a conceptos "no claros". La ciencia no es así posesión de una verdad definitiva, sino proceso incesante de búsqueda crítica, sin concesiones. Respecto a las "teorías" deben clarificarse varios puntos: Popper no emplea de forma unitaria el término de teoría, unas veces lo usa para designar proposiciones aisladas de un determinado tipo (proposiciones afirmativas indicativas: "todos los cisnes son blancos"), otras para designar conjuntos de proposiciones universales enlazadas según sus contenidos y lógicamente en "sistemas", como las proposiciones de la ley de la gravitación universal en Newton. Una proposición estrictamente "universal" es vista así como aquella en la que no se implica ninguna limitación a un espacio concreto espacio-temporal. Es en ese sentido en el que Popper estudia la teoria como sistema de tales proposiciones. Las ciencias humanas también deben someterse, según Popper, al método científico. Para él, el concepto de conocimiento científico es "uno". Existe un monismo metodológico. Toda explicación científica deberá pues adoptar el esquema lógico básico en que el hecho o fenómeno a explicar ( explicandum ) deberá verse como conclusión inferida de forma lógico-deductiva a partir de unas premisas constituidas por una teoría y condiciones iniciales ( explicans ) - el llamado modelo nomológicodeductivo.
Por ejemplo, una teoría sobre relaciones humanas de ejercicio de dirección de personas (Td) puede constar de una serie de proposiciones universales en sentido estricto, en que se formulan afirmativamente determinados efectos de diversos estilos de dirección, que se darían siempre que se presentaran determinadas condiciones. Una proposición de este género sería la que afirma que 'la aplicación de un estilo de dirección autoritario (fundado carismática, tradicionalmente o de otra posible forma) tiene como efecto una mayor insatisfacción sobre personas de alto nivel de cualificación que la aplicación de un estilo también autoritario pero más funcional' (-> Autoridad). Aquí hay que notar que es muy discutida la misma posibilidad de que las ciencias sociales (y entre ellas las económicas o de la empresa) puedan llegar a formular proposiciones universales en sentido estricto que sean "verdad" y al mismo tiempo no permanezcan en el ámbito de las certezas triviales del "Alltagswissen" - con lo que ni serían "científicas". La objeción a dicha suposición, que ciertamente es el presupuesto de los modelos matemáticos de la Economía General (un presupuesto ni cuestionado ni justificado por ésta a nivel metateórico) proviene de la convicción de que las afirmaciones realizadas en estas ciencias se refieren siempre a épocas determinadas, a situaciones muy concretas, a culturas muy definidas, y no son generalizables. Esta es la razón por la que Albert (1957) ha propuesto ampliar el mismo concepto original de teoría en el positivismo lógico, y admitir como teóricas proposiciones universales pero no en sentido estricto. Se trataría de "quasi-teorías" La cuestión sobre el valor de estas quasi-teorías en el campo de las ciencias sociales y si, o en qué medida podría pasarse desde ellas - gracias al proceso de "nomologización - a teorías en el sentido de Popper, sigue siendo un problema planteado a la Teoría de la Ciencia. Von Hayek (1972) propone a este respecto otra alternativa: la de que la investigación de fenómenos "complejos" sólo podría conducir a formular teorías no sobre regularidades o leyes que regirían la aparición de eventos singulares, sino sólo la aparición de ciertos "esquemas" o estructuras comunes en esos eventos.
BIBLIOGRAFIA
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