Curso electivo: Novelas, ciudades e ideologías. Estudiante: Andrea Dubois Acercamiento ala representación femenina en País portátil Silencio, mujer/ dijo/ de nada valdrá tu queja/ ni en este momento/ ni en los otros .
Miyó estrini
No sorprender! a nadie a"rmar #ue País portátil es una novela donde se entre entrela$ la$an, an, en un apar aparent ente e caos, caos, divers diversos os mundos mundos,, tiempo tiemposs y vida vidas. s. En es este te via% via%e e deci decisi sivo vo #ue #ue debe debe rea eali li$a $arr el me meno norr de los los &ara$arte con'uyen el presente y el pasado de una familia (y si se #uiere, de un país) a trav*s de la evocación de la memoria. +os planos gener era ales en los #ue se desarrolla este %uego narrativo de perspectivas espaciotemporales son tres: el presente de Andr*s, es decir, el momento en el #ue atraviesa la capital del país para cumplir la acción- el pasado inmediato, su llegada a Caracas y su iniciación en
la mili milita tanc ncia ia guer guerri rill ller era, a, y el pasa pasado do m! m!ss rem emot oto, o, #ue #ue abar abarca ca la istoria y la tradición de los &ara$arte, así como su inevitable caída en la desgracia. /odemos /odemos percibir entonces dos grandes realidades en la novela: una tradición feudal antigua y el des#uiciado ritmo moderno de la ciudad. Ambos planos se entrela$an de forma magistral en el te0to, ponien poniendo do en eviden evidencia cia los parale paralelis lismos mos entre entre ambos ambos conte conte0to 0tos: s: si bien el espacio y el tiempo son otros, los problemas no parecen cambiar o arreglarse, al contrario, se van eredando inevitablemente todas las in%usticias, las dudas, los fracasos y la violencia #ue vienen acec ac ec and ando a los los &ar ara$ a$ar arte te (y al se serr uman umano o) desd desde e tiem tiempo poss inmemorables, y #ue parecieran tener siempre una resolución tr!gica. 1odas 1odas estas e0periencias se mani"estan, por supuesto, en los persona%es, o m!s bien en las sombras en las #ue se an convertido dic dicos os pers person ona% a%es es debi debido do a sus sus cir circuns cunsta tanc ncia ias. s. 2n grup grupo o muy muy interesant interesante e de persona%e persona%ess de la intraisto intraistoria ria de los &ara$arte &ara$arte y de la novela en general lo constituyen las mu%eres. Esta minoría, relegada casi siempre al plano íntimo del ogar, sufre directamente las in%ustas
tradiciones patriarcales del !mbito feudal, así como el atropello y el caos del espacio urbano. Nos centraremos entonces en ellas, a#uellos persona%es femeninos #ue marcan con sus pasos ligeros el curso de la novela, y #ue ponen en evidencia las consecuencias de una larga línea de incertidumbres eredadas. +a istoria de las mu%eres en esta novela nos llega a trav*s del e%ercicio de la memoria de otros persona%es, es decir, ninguna de ellas narra su propia istoria. Estas mu%eres aparecen entonces a trav*s de una memoria fragmentaria- son narradas por voces #ue no son las suyas, y #ue sin embargo dan cuenta de su signo tr!gico. En una de sus intervenciones en País portátil, /ap! 3alvador dir! #ue 4las mu%eres de la casa tenían la peor parte y en su recuerdo abía como una
permanente
enfermedad5
(6on$!le$
+eón,
787).
Esta
enfermedad, silenciosa pero permanente, arremete con fuer$a contra las "guras femeninas de la familia, a #uienes solo les #uedaba e0tinguirse poco a poco, muy calladamente, entre sus recuerdos acomodados en lo m!s recóndito de la casa. 2no de estos persona%es atravesados por a#uella 4permanente enfermedad5 es la innombrable tía 6eorgina. Esta mu%er aparece en la primera mitad de la novela, pero su intervención es tan corta #ue casi se puede pasar desapercibida, casi. De nuevo es 3alvador el #ue la trae a un primer plano: 4doctor y general Epifanio &ara$arte, padre de nosotros cuatro, por#ue a 6eorgina no ay #ue nombrarla5 (999). Nos enteramos entonces #ue esta mu%er es ermana de 3alvador, nica i%a de Epifanio, y #ue al parecer cometió algo tan espantoso #ue no puede ser nombrada, de eco 3alvador no la considera parte de la familia y la e0cluye de alguna forma de la casta de los &ara$arte. Muco despu*s nos enteramos de la istoria de 6eorgina, pr!cticamente olvidada por el lector desde esa breve mención. +a visión del mundo de este persona%e est! claramente marcada por el tiempo y el espacio en el #ue vivió. En a#uel 1ru%illo feudal 4las mu%eres debían meterse en sus asuntos y no en cosas de ombres5
(78;). Es evidente #ue los roles #ue debía cumplir cada g*nero eran en muy marcados y cerrados, por lo #ue salirse de la norma era desa"ar toda una tradición establecida por generaciones. 6eorgina #uiso en algn punto tomar las armas al igual #ue sus ermanos, pero sus deseos fueron vistos como una bofetada a las 4buenas5 costumbres, por lo #ue no le #uedó otra opción m!s #ue dedicarse a los o"cios 4apropiados5 de una mu%er de la *poca. 3u presencia en la novela es tambi*n interesante debido a #ue es uno de los pocos persona%es femeninos #ue tiene la oportunidad de escoger un futuro para sí misma: +a nica #ue pudo aber cortado los ilos, fugarse, rellenar y tapiar todos los agu%eros #ue la conducían al desenlace inevitable, elegir la otra vida, acerse modista en Madrid con todo lo amable #ue fue su marido al llevarla a conocer el mundo.
Este fragmento nos dice muco, como el eco de #ue 3alvador ya tenía la intuición de #ue todos los &ara$arte estaban condenados a un "nal tr!gico e inevitable (a pesar de tener el poder de decidir y actuar), pero tambi*n #ue el car!cter de 6eorgina estaba marcado por esa misma incertidumbre e0istencial #ue va a sentir Andr*s durante su recorrido por la ciudad. A ella se le presenta la oportunidad de decidir y en ese acto se abre una serie de dudas y dilemas #ue no puede resolver, por lo #ue se ve tentada a escoger por lo seguro, an si eso signi"ca perder su libertad. 3obre este punto =rlando Arau%o, en su ensayo sobre País portátil, a"rma #ue 4el ombre tiene la alternativa de abrirse paso
acia sí mismo y lucar por su liberación5 (9>87: 79?). A pesar de esto 6eorgina reca$a esa primera oferta de libertad, por lo #ue sufre las consecuencias de dica decisión. Atragantada por todas las cosas #ue no podía decir ante la presencia de los otros decide suicidarse, casi como una ltima forma de reclamar la libertad #ue le abía sido negada debido en parte a sus decisiones y en parte a las presiones sociales de la *poca. 3u muerte #uedó como un asunto innombrable,
sucio, fuera de orden. @ue una muerte #ue nadie lloró a e0cepción de ortensia, #uien guardó su luto por el resto de su vida. ortensia es un persona%e muy silencioso, casi fantasmal, #ue andaba por la casa vestida siempre de negro, y dedicada nicamente a la tarea de recoger las cartas. De su istoria sabemos muy poco, sin embargo 4decían #ue para ortensia no ubo sol, ni luna, ni nunca tuvo #uince aBos. No #uedaba un solo retrato donde ella estuviera sonriendo ni se conocen los %uegos #ue acía.5 (6on$!le$ +eón, 789). Esta descripción nos abla de
una mu%er #ue
aparentemente siempre fue vie%a, siempre perdida en su mundo interior regido por la religión y el culto a la muerte. ortensia de algn modo intentó eliminar la culpa y los pecados de su familia a trav*s de un luto aparente #ue no era por los muertos sino por los vivos: 4los vestidos negros para ella, m!s #ue la manera de mostrar duelo, fueron como una e0piación5 (789) A pesar de no estar del todo presente, de ser casi una aparición en medio del a%etreo del ogar, ortensia tambi*n rompe con las normas establecidas para las mu%eres de la *poca al no contraer matrimonio y a dedicarse a una silenciosa vida del ogar, desapercibida por la mayoría. Este acto es de una rebeldía mínima, pero contundente, #ue la relega a una vida de soledad escogida voluntariamente. Ella escoge el e0ilio, un e0ilio acia un mundo interior impenetrable. =tra de las mu%eres relevantes en la istoria es la distinguida Ang*lica. 3i bien no es una &ara$arte por la$os de sangre, se convierte en una al momento de su matrimonio con íctor afael. Este matrimonio, ltimo deseo del padre de Ang*lica, e%empli"ca perfectamente el con'icto entre el prototipo del 4maco5 de la *poca y el car!cter sumiso #ue debían asumir las mu%eres. Ang*lica era, ante todo, una mu%er #ue se distinguía de las dem!s mucacas del pueblo: 4abía sido educada en un colegio de niBas en Caracas y sabía bordar. Cuando regresó, ya seBorita, ablaba de t. Era distinta5 (9), representaba, por lo tanto, el opuesto de todo lo #ue
caracteri$aba a íctor afael. Desde su #uietud, sin embargo, Ang*lica le ace reconocer a su futuro marido su propia vulgaridad: 4íctor afael era un caballo cerrero. F por primera ve$ se dio cuenta, por#ue Ang*lica sin decir una palabra, se lo i$o notar.5 (9?). Ang*lica se nos presenta entonces como una %oven delicada, "na, con un car!cter m!s afín al ambiente urbano de Caracas. A pesar de esto mantenía siempre un semblante sobrio, silencioso y serio. En ella se presentaba el con'icto de todos a#uellos #ue an conocido la vitalidad de la ciudad y #ue por alguna ra$ón se ven obligados a volver a la provincia. +a incomodidad, la incesante sensación de no pertenecer, de #uerer irse de ese lugar, acompaBan siempre a Ang*lica en su estadía en 1ru%illo, aun#ue no lo demuestra pblicamente: 4F Ang*lica se #uedaba seria, pensando, por#ue ella esperaba volver a Caracas, ya casi no era de estas tierras y aun#ue %am!s llegó a decirlo, pues era muy prudente, se sentía incómoda en a#uella casa olorosa a remedios5 (6on$!le$ +eón, 98). Ang*lica renuncia entonces a su sueBo de regresar a la capital. /adece silenciosamente los tratos y las pruebas a las #ue la somete su marido, asumiendo estoicamente el papel #ue le a sido impuesto: mientras andaba por los barriales, Ang*lica 4ya casi no podía m!s, y aun#ue tuviera ganas de llorar, no se atrevía a llorar5 (9>?). Esto podría verse tambi*n como una pe#ueBa muestra de rebeldía (como la de ortensia), sin embargo, el car!cter tan sereno con el #ue Ang*lica acepta todo a#uello #ue la agobiaba pareciera apuntar m!s bien a una p*rdida de la fe, al desencanto, a la resignación fatal ante el astío de la e0istencia. +o observamos cuando la pare%a llega a su verdadera casa, un lugar m!s cómodo #ue el #ue abían visto en un principio: 4G). 2na situación muy similar es la #ue sufre Ernestina. ita 6nut$mann, re"ri*ndose a la relación entre Ang*lica y víctor afael,
asegura #ue el mismo 4representa un contrapunto sentimental al de Ernestina5 (9>8: 7;;). Ambas istorias de amor trastocado se narran casi sucesivamente, como alentando al lector a #ue considere los paralelismos entre ambas istorias. +a de Ernestina es sin embargo una istoria de amor m!s desgarradora por#ue antes del episodio #ue la sumió en un llanto eterno ella sí concebía una ilusión, una esperan$a- en a#uella *poca antes de su compromiso con 8: 7;J). 1oda su vida de seBorita estuvo destinada siempre al matrimonio, aun#ue su sueBo iba m!s all!, deseaba irse del pueblo, conocer las ciudades y ale%arse de"nitivamente de a#uella casa. 3u ilusión se incrementaba cuando contemplaba el cuadro #ue le abía regalado
En la mente de Ernestina se crea un imaginario de la ciudad como un lugar brillante, ideal, símbolo del progreso. Encantada por a#uel cuadro y por las e0plicaciones de
a enfermar, di%o Eudocia. 8: 7;8). Ernestina se convierte entonces en el signo visible de una tragedia #ue ya venía gest!ndose desde los inicios de la casta familiar, tragedia #ue deber! enmendar Andr*s en el presente urbano de la capital. Es posible rastrear esta situación en otra de las obras de Adriano 6on$!le$ +eón. En el cuento 4+os invisibles fuegos5 ( Uno y otros cuentos , 7II), Dorila, protagonista del relato, es una mu%er del
interior del país #ue estuvo prometida en su %uventud a casarse y abandonar el pueblo- su familia, representación del poder patriarcal, no permite la unión y asesinan al mucaco para evitar futuros escapes. Esta relación evidente entre ambos te0tos es #ui$!s lo #ue llevó a =rlando Arau%o a denominar los cuentos de Adriano como muBones de novela (9>87: 7I8) #ue serían posteriormente desarrollados en País portátil. 1anto Dorila como Ernestina encarnan de algn modo la p*rdida de la gracia, el abandono de los dioses. 3us cuerpos y sus e0istencias se convierten en la prueba viviente de una tradición ancestral #ue fracasó por#ue no abía forma de evitarlo. ablando sobre el cuento de Adriano, Arau%o apunta #ue 4se establece un paralelismo entre la se#uedad de la mu%er y la de la tierra5 (7I>). +o mismo sucede en la novela cuando Eudocia recuerda cómo, %usto antes de la boda de Ernestina, presintió de forma casi prof*tica la llegada de la 4maldición5 familiar: Esa noce del 9 de mar$o, antes de #ue usted viniera al mundo, noce de 9>7>, la desgracia cayó sobre esta casa, s*palo, por#ue nunca se me a #uerido creer. abló Eudocia y volvió a seguir:
desde esa ve$, estoy segura, se nos metieron las garrapatas en las paredes, todo era pulga y pio%os y se secó la astromelia y el viento se llevó el $inc de la barda. (p. 9J)
Con esta sentencia se de"ne tanto el futuro de los &ara$arte como el futuro de la misma Ernestina. Con ella desaparecen las mu%eres de la familia, sin embargo, esa "gura femenina y signi"cativa para la istoria va a ser representado por Delia en el presente cara#ueBo. Delia representa de algn modo todo lo #ue las &ara$arte no pudieron tener por su conte0to istórico: tiene posibilidad de escoger su propio rumbo, tiene acceso a estudios universitarios, es parte activa de la luca armada en contra del abuso del poderK Delia se desenvuelve en un plano enteramente urbano y tiene, aparentemente, los mismos derecos #ue sus camaradas masculinos. En su car!cter convergen todas las actitudes #ue no posee Andr*s y #ue no puede llegar a alcan$ar debido al fracaso perenne de su línea familiar: 4+a descon"an$a, sí. F Delia estaba segura. El miedo, sí. F delia estaba "rme. +a confusión, sí. F Delia estaba clara.5 (77I). Ella y Andr*s forman una pare%a #ue muestra las diversas facetas de una situación similar, ambos est!n metidos en la luca política, uno seguro y el otro no, y sin embargo, ambos tendr!n desenlaces lamentables. Delia, con su olor a mandarinas, se convierte r!pidamente en la visión de la mu%er ideal de Andr*s: 4por allí venía Delia, o por cual#uier parte, da lo mismo, no era ella, pero se parecía a #uien uno toda la vida est! esperando5 (79). Delia es la visión ideali$ada de la seguridad y de la insurrección política. Es interesante #ue la rebeldía de Delia no solo se d* en lo pblico sino tambi*n en lo íntimo. 1oda a#uella superstición mo%igata en torno a la se0ualidad femenina ace #ue el desenfado de Delia acia su propia virginidad sea percibido como un acto de insurrección:
42na mucaca debe ser pura y limpia, la castidad es grata a Dios y a los ombres, di%eron, el #ue da la mano da el bra$o, repitieron, es feo y as#ueroso, vas a sufrir muco, te abrir!n un ueco enorme, se te llenar! de pus, podrías #uedar est*ril, duele, duele muco, no lo agas, se burlar!n de tiK5 (p 7)
+o interesante de la situación de Delia es #ue a pesar de #ue cambia el conte0to espacial y temporal, su desenlace es el mismo #ue el de las &ara$arte. +os persona%es femeninos en esta novela tienen pocas oportunidades de surgir en su entorno, por lo #ue suelen encontrarse entre dos opciones "nales: la muerte o el e0ilio. Algunas eligieron la muerte voluntariamente como la tía 6eorgina. A otras les cayó el peso de la in%usticia, como a Delia y a Ang*lica. =tras simplemente decidieron uir de su realidad al nico lugar donde no las podía alcan$ar nadie: su propia interioridad, espacio lleno de recuerdos y fantasmas, nicos acompaBantes en a#uel terreno solitario e inf*rtil.
Referencias
Arau%o, =. (9>87). Narrativa venezolana contemporánea . (pp.7I77?). Caracas: Editorial 1iempo Nuevo. 6on$!les +eón, A. (sin feca de edición). País portátil. Colección El Dorado. . (7II). 4+os invisibles fuegos5 en Uno y otros cuentos . Caracas: Monte Lvila Editores (pp. 7>;J). 6nut$mann, . (9>8). 4Adriano 6on$!le$ +eón. /aís port!til: entre el documento y la "cción5. (En línea). ecuperado el I7
de
mayo
de
7I9J.
Disponible
en
ttp:OOrevistas.ucm.esOinde0.ppOA+POarticleOvieQOA+P8899I7;9AO 7>IJ