William J.R. Curtis
La arquitectura moderna desde 1900. Introducción Introducción
El historiador que se dispone a escribir una historia de la arquitectura moderna ha de empezar necesariamente con una definición de su tema. Muchas épocas pasadas han calificado sus propias arquitectura de 'modernas', por lo que el término en sí mismo es escasamente distintivo. La 'arquitectura moderna' que constituye el tema principal de este libro fue una creación de finales del silo !"! y principios de !! y se concibió como c omo reacción al supuesto caos y al eclecticismo de los diferentes revivals o 'revitalizaciones' de las formas históricas que tuvieron luar a comienzos del silo !"!. #undamental para el ideal de una arquitectura moderna fue la noción de que cada época del pasado había poseído un estilo propio y auténtico, e$presión del verdadero sentido de su tiempo. %e&n esta misma visión, se supone que se produo una ruptura hacia mediados del silo !(""", cuando la tradición renacentista se tambaleó deando un vacío en el cual desembocaron d esembocaron numerosas adaptaciones y recombinaciones 'no auténticas' de las formas del pasado. )sí pues, la misión consistía en redescubrir el verdadero camino de la arquitectura, sacar a la luz formas adecuadas a las necesidades y aspiraciones de las sociedades industriales modernas y crear im*enes capaces de encarnar los ideales de una 'era moderna' supuestamente diferenciada. +a hacia medidados del silo si lo !"! alunos teóricos como César Daly , Eugène Viollet-leDuc y y Gottfried Semper debatían debatían la posibilidad de un enuino estilo moderno, pero tenían pocas ideas sobre su forma. asta poco p oco antes del final de ese silo, con el considerable estímulo de un conunto de inventos estructurales producidos entretanto, no se dieron saltos imainativos en el interior de visualizar las formas de una nueva arquitectura. Esta fase pionera -que dio como resultado entre entre otras cosas/ el Art Nouveau y la Escuela de Chicago- fue alo propio de las naciones industriales 'avanzadas' de Europa occidental y de los Estados 0nidos. "ncluso entonces había un
concenso relativamente escaso en relación con la apariencia de una arquitectura nueva1 por el contrario, había unas aspiraciones ampliamente compartidas, susceptiles de traducción visual en varios sentidos. La 'arquitectura moderna' -se insinuabadebería basarse directamente en los nuevos medios de construcción y de doblearse ante las e$iencias de la función1 sus formas deberían ser depuradas de la parafernalia de las reminiscencias históricas y sus sinificados habrían de armonizarse con las e$periencias y los mitos específicamente modernos1 su moral debería entra2ar cierta visión del proreso humano y sus elementos deberían ser susceptibles de una e$tensa aplicación a determinadas situaciones sin precedentes suridas del impacto de la m*quina sobre la vida y la cultura del hombre. En otras palabras, la arquitectura moderna debería brindar un nuevo conunto de formas simbólicas que refleasen realidades contempor*neas con m*s claridad que ese caón de sastre de los 'estilos históricos'. En realidad, entre apro$imadamente 3456 y la década de 3576 surieron una serie de posturas que reivindicaban la 'modernidad' como atributo principal, hasta que en dicha década pareció que se había conseuido finalmente un amplio consenso. En todo caso, esto es lo que alunos arquitectos en eercicio y alunos propaandistas deseaban que creyesen sus coet*neos. 8ara ello hicieron un considerable esfuerzo por distinuir las características del 'Estilo nternacional '9 ese lenuae e$presivo de vol&menes simples y flotantes y de eometrías nítidas que parecía ser compartido por arquitectos tan diferentes como !e Cor"usier , #$#$%$ &ud , Gerrit 'ietveld , (alter Gropius, )ies van der 'ohe y los dem*s. :sta -afirmaban- era la &nica arquitectura verdadera para el silo !!. ;tros movimientos coet*neos se dearon a un lado cómodamente y se hizo de todo por limar diferencias y mantener la fachada de un frente unificado. 8ero la historia no se detuvo, y los mismos individuos creativos que parecían haber estado contribuyendo a un obetivo com&n siuieron sus propios caminos por separado1 a su vez, las ideas erminales fueron transformadas por sus seuidores. eacciones, críticas y crisis -por no mencionar circunstancias e intenciones ampliamente dispares- componían el conunto. 8or tanto, si un historiador tuviese que mirar hacia atr*s, tras el lapso de un silo, al periodo de 3566-355?, no se vería aobiado por un línea principal de evolución, &nica y monolítica, que abarcase desde los 'pioneros del dise2o moderno' por usar la e$presión de Ni*olaus %evsner / hasta la arquitectura del <imo cuarto del silo !!, sino que se vería sorprendido por la aparición y el dominio de nuevas tradiciones que invadieron radualmente esa herencia de actitudes y vocabularios leada por el silo !"!. M*s a&n, esta insinuación de ideas nuevas podría verse en términos lobales, abriéndose paso poco a poco en diferentes tradiciones nacionales y reionales, transform*ndolas y siendo transformadas por ellas. Este libro adopta esa visión leana. a de admitirse aquí que e$isten dificultades particulares con la que se enfrenta cualquier intérprete del pasado reciente. El historiador que se dispone a escribir una historia de la arquitectura moderna estar* describiendo e interpretando unas tradiciones que a&n no han lleado a su fin. E$iste el peliro de que pueda imponer un
modelo demasiado e$clusivo a los hechos recientes, haciendo así que apunten inevitablemente a aspectos cualesquiera de la arquitectura de su propio tiempo que él mismo admira. Entonces la historia deenera en polémica. Esto es lo que debe esperarse de esa literatura pendiente de la moda que siempre parece seuir la estela de los movimientos contempor*neos, pero errores semeantes se encuentran en las obras eruditas cuidadosamente valoradas que pasan por ser los libros cl*sicos sobre la arquitectura moderna. 8ese a la fuerza y la claridad de su é$ito, los primeros cronistas como Sigfried Giedion, +enry-'ussell +itchcoc* y Ni*olaus %evsner / se inclinaron a compartir el fervor proresista de sus protaonistas. @omprometidos de antemano con la idea de un 'espíritu de la época' unificado, afirmaban reconocer su e$presión arquitectónica en las obras del movimiento moderno de la década de 3576 y consideraban que su misión era escribir libros de revelación que reistrasen ese drama mundial de la 'verdades arquitectura de la época' que se estaba desarrollando. (éase la nota biblior*fica, p*ina A56/.
predecesoras 'eclécticas'- era la idea de que tales formas habían surido en cierto modo 'no contaminadas' por lo anterior.
densos, como microcosmos que combinan visiones idealizadas de la sociedad con interpretaciones tridimensionales de la condición humana1 trascienden la representación obvia y funcionan en planos que afectan a la mente y los sentidos a través del control abstracto del espacio, la luz, la estructura, la eometría, la materia y el movimiento. +o creo que un obetivo fundamental de cualquier historia de la arquitectura debería ser e$plicar por qué ciertas confiuraciones y soluciones técnicas se consideraron adecuadas para un determinado cometido, y sondear los sinificados y las intenciones subyacentes. La sencilla y ena2osa palabra 'estilo' oculta multitud de vicios, y cuando se investia sobre un artista de cualquier cateoría se descubre una especie de contenido mítico que invade las fomras. emos de enfrentarnos con los modos en que las fantasías, las ideas e incluso las intuiciones de índole moral se traducen a términos arquitectónicos. Lueo est* el intrincado problema de por dónde empezar9 Gcu*ndo aparece una arquitectura específicamente 'moderna'H Iastante se ha dicho ya para indicar que no hay una respuesta f*cil a esta preunta. Es interesante se2alar la variedad de puntos de partida de las historias anteriores, que naturalmente refleaban las diversas concepciones de la arquitectura moderna que tenían sus autores. )sí, Ni*olaus %evsner -que quería resaltar el fundamento social y moral de la nueva arquitecturacomenzaba su libro %ioneers of the )odern )ovement 35BA/ con (illiam )orris y el movimiento Arts and Crafts de la década de 34A6. Sigfried Giedion -que estaba obsesionado con la framentación espiritual de su propia época y veía la arquitectura moderna como un factor unificador- describía el silo !"!, en su obra Space. /ime and Architecture 35J3/, como una era dividida9 por un lado, las formas 'deradadas' del eclecticismo1 por otro, aquellas 'tendencias nacientes' muchas de ellas en la ineniería/ que apuntaban a una nueva síntesis de la forma, la estructura y la honradez cultural. +enry-'ussell +itchcoc* -que estaba interesado en descubrir los rasos visuales de la nueva arquitectura- suería en /he nternational Style 35B7, en colaboración con %hilip #ohnson/ que la arquitectura moderna sintetizaba las cualidades cl*sicas de la proporción con las actitudes óticas hacia la estructura. %in embaro, en sus escritos posteriores, +itchcoc* se volvió menos aventurado y prefirió evitar las teorías amplias sobre los oríenes en favor de una cataloación meticulosa y enciclopédica de la secuencia de los estilos. El énfasis de los escritos históricos se vio obliado a cambiar en cuanto la propia tradición moderna se tornó m*s e$tensa y variada. Los historiadores posteriores a la "" =uerra Mundial enfocaron el tema con una perspectiva m*s amplia y elaboraron unas enealoías m*s compleas. ,runo 0evi por eemplo, en su %toria dell1 architettura moderna, 35?6/ defendía una síntesis cultural 'or*nica' que ampliaba los principios espaciales de 2ran* !loyd (right . Colin 'o3e en sus célebres artículos de finales de la década de 35J6/ e$aminaba las continuidades cl*sicas dentro de la arquitectura moderna y rastreaba las ideas que había tras las formas. 'eyner ,anham, en su libro /heory and Design in the 2irst )achine Age 35A6/, recreaba los antecedentes teóricos de las primeras tres décadas del silo !! e indaaba en las convenciones visuales y los sinificados simbólicos de la 'estética de la m*quina' de la década de 3576. El libro de %eter Collins Changing deals in )odern Architecture 35A?/ se concentraba m*s en las teorías que en los edificios reales y situaba varios de los componentes intelectuales del movimiento moderno en los te$tos del silo !"! e incluso del !(""". Los escritos de !eonardo ,enévolo por eemplo, Storia dell1 architettura moderna, 35A6/ procedían de una tradición historior*fica completamente
distinta que abordaba los factores sociales y la acoida de la arquitectura por parte del p&blico. 8ara él, el hecho crucial era la >evolución "ndustrial, mientras que la arquitectura moderna suría como un fracasado esfuerzo por resolver los problemas de la ciudad en e$pansión. ;tros autores posteriores preocupados por la crisis de la industrialización, como )anfredo /afuri y 2rancesco Dal Co 35KA/ o 4enneth 2rampton 3546/, se apoyaron en estos fundamentos para articular sus propias versiones de una prehistoria moderna, pero con mayor conciencia de las contradicciones políticas e ideolóicas de la propia arquitectura moderna véase la nota biblior*fica, p*ina A56/. esulta ena2oso tratarlos simplemente como partes o productos de ciertos movimientos1 cuanto m*s interesante sea la creación individual, m*s difícil ser* colocarla en una casilla cronolóica en particular. )sí pues, el problema de los oríenes se aborda en la primera parte del libro no por medio de una desventurada b&squeda del primer edificio verdaderamente moderno o alo parecido/, sino a través de ese enfoque m*s fructífero de averiuar el modo en que las líneas de pensamiento heredadas se unieron en diferentes mentes individuales en los <imos a2os del silo !"! y en los primeros del !!, ya que fue entonces cuando las formas se crearon para e$presar, simult*neamente, la aversión hacia la revitalización superficial de los revivals, y la confianza en las enerías y la relevancia de la vida moderna. #ue la época del Art Nouveau, de +orta, Gaud5 y )ac*intosh1 de (agner , +offmann y !oos1 de los rascacielos de Sullivan y 'oot en Chicago, y de las primeras casas de (right , con su nuevo sentido del espacio1 de los intentos por parte de ,ehrens y %erret de emplear nuevos métodos y materiales al servicio de ideas sobrias que abstraían los valores cl*sicos fundamentales. Cambién fue la época de la e$perimentación cubista y futurista en las artes. %evsner la describió acertadamente como la fase 'pionera' del dise2o moderno, y éste parece un término bastante adecuado con tal que no se sienta la tentación de rebaar sus creaciones a meras
'anticipaciones' de lo que vino a continuación, y con tal que no se imaine que le paso desde este periodo e$ploratorio hasta la década de 3576 fue un camino f*cil. Los futuros 'maestros modernos' rechazaron pero también prosiuieron la labor de sus predecesores inmediatos, a medida que se abrían paso por el leado de los dilemas del silo !"!9 cómo conciliar lo vieo y lo nuevo, lo mec*nico y lo natural, lo utilitario y lo ideal. ) su vez, lucharon con las contradicciones de la ciudad industrial y con los conflictos suscitados entre las definiciones nacional e internacional de la cultura. La mayoría de ellos recibieron el influo de las formulaciones reionalistas o de las versiones del clasicismo durante sus a2os de formación, y tales influencias fueron incorpor*ndose a su obra mediante un proceso de abstracción. La seunda parte del libro se concentra en la cristalización de la arquitectura moderna entre las dos uerras mundiales. Fo es necesario ser un defensor de la idea de los 'momentos cl*sicos' en el arte para identificar la década de 3576 como un notable periodo de consolidación, especialmente en olanda, )lemania, #rancia los Estados unidos y la 0nión %oviética. (isto en retrospectiva, esto se ha denominado el 'periodo heroico' de la arquitectura moderna1 a lo laro de él, !e Cor"usier , )ies van der 'ohe, (alter Gropius, Erich )endelsohn, Gerrit 'ietveld , 4onstant5n )élni*ov , 'udolph Schindler y 'ichard Neutra por mencionar sólo unos cuantos/ crearos unos edificios que tal fuerza innovadora que acabaron con el dominio de las tradiciones anteriores, estableciendo así nuevas definiciones de arquitectura para le futuro.
modernización. 0na vez que se ha fundado una tradición, se va transformando a medida que se perciben nuevas posibilidades de e$presión, se&n cambian los valores, o bien cuando se afrontan nuevos problemas. M*s a&n, nuevos individuos heredan las definiciones culturales y los principios inalterados implícitos en los prototipos, y los amplían en sus propias direcciones. )ntes del estallido de la "" =uerra Mundial se habían establecido ramificaciones del movimiento moderno en luares tan diversos como #inlandia y =ran Ireta2a, Irasil y %ur*frica, Mé$ico y apón. 0na 'seunda eneración' -que incluía a fiuras como Alvar Aalto, ,erthold !u"et*in, Giuseppe /erragni y &scar Niemeyer modificó las ideas erminales para adecuarlas a las nuevas intenciones y para enfrentarse a diferentes climas, culturas y tradiciones. Mientras tanto, los propios creadores oriinales prosiuieron sus investiaciones y reaccionaron ante las crisis políticas y económicas de la década de 35B6 con versiones menos dom*ticas del maquinismo y con versiones m*s acomodaticias de lo 'natural', lo 'vern*culo' y lo 'primitivo'. 0na denominación simple, como la de 'Estilo "nternacional', no hace usticia al alcance y la profundidad de la arquitectura moderna realizada en el periodo de entreuerras. La tercera parte del libro e$amina la difusión lobal de la arquitectura moderna desde la década de 35J6 hasta finales de los a2os 35K6. )quí nos encontramos cara a cara con problemas asociados a los fenómenos de transplante pues la arquitectura moderna se inertó en culturas totalmente diferentes a aquéllas en las que había comenzado/, de devaluación pues las formas simbólicas se fueron vaciando radualmente de su polémico contenido oriinal y quedaron deradadas por los intereses comerciales o las burocracias estatales/ y de reeneración pues los conceptos b*sicos se ree$aminaron o rechazaron, y se abrieron nuevos territorios e$presivos/. )dem*s de las <imas obras de los enveecidos 'maestros' de la arquitectura moderna, esta parte del libro estudia la modificación radual de los primeros modelos utópicos del urbanismo1 la aparición de rupos que buscaban un enfoque menos absolutista del proyecto, como el /eam 6 1 el desarrollado de nuevas 'variedades' de arquitectura moderna en distintas culturas nacionales por eemplo, Espa2a, )ustralia, "ndia o apón/1 temas enerales como el 'reionalismo' y la interpretación del conte$to urbano1 la adaptación a los climas y culturas locales en los países en desarrollo1 tipos de edificio como el bloque de viviendas en altura y el rascacielos como caa de vidrio1 así como arquitectos individuales como !ouis 4ahn, #7rn 8t9on, !uis ,arrag:n, Aldo van Eyc* , Carlo Scarpa, Ale;andro de la Sota, #osé Antonio Coderch y Denys !asdun. En las décadas de 35A6 y 35K6, tanto dentro como fuera del movimiento moderno, hubo crisis y críticas que indicaban una confianza m*s clara en el pasado y en las ense2anzas que debían aprenderse de la ciudad tradicional1 y también el espíritu proresista del 'proyecto moderno' fue atacado. Los escritos teóricos de este periodo fomentaban el retorno a los eemplos históricos mediante la manipulación de sinos y referencias, o mediante la abstracción y transformación de tipos urbanos ya muy arraiados. ) finales de la década de 35K6 estaba de moda se2alar que el camino hacia delante consistía en ir hacia atr*s. %urió la arquitectura 'posmoderna', con sus recetas y citas arbitrarias, y pronto se vio acompa2ada por toda una colección de historicismos y
manierismos de los que era blanco cualquier periodo del pasado. @uando se escribió la introducción a la primera edición de este libro, en ella se afirmaba9 ueda por ver si esto significa el hundimiento de una tradici?n o es otra crisis =ue precede a una nueva fase de consolidaci?n$<
8ese a la retórica sobre el 'final de una era', la arquitectura posmoderna resultó ser efímera. En realidad, se trataba de otra reorientación m*s en la que ciertas ideas centrales se ree$aminaban de un modo nuevo. En esta tercera edición 355A/ se ha a2adido una parte cuarta que estudia la complea evolución de la arquitectura mundial desde 3546 apro$imadamente. En ella se evitan las posturas críticas habituales y los 'movimientos' en buena parte ficticios, y se intenta se2alar edificios y tendencias de valor duradero. La b&squeda ha sido amplia e incluye tanto el Cercer Mundo como el 8rimero. %e han escoido eemplos de luares tan diversos como Espa2a e "ndia, #inlandia y )ustralia, #rancia y Mé$ico, los Estados 0nidos, %uiza y apón. Lo que parece es que hay varias 'culturas de la modernidad' en el pasado reciente, y que éstas combinan modelos y proramas a laro plazo con preocupaciones y problemas contempor*neos. @ada vez m*s, las ideas arquitectónicas cruzan las fronteras, y esta parte del libro se ocupa de la mezcla de lo nuevo y lo vieo, lo local y lo universal1 presupone la idea de una tradición moderna con varias líneas y estudia los distintos modos en los que las ideas eneradas a principios del silo !! est*n siendo fertilizadas y transformadas en respuesta al conte$to y a la memoria cultural, así como a las condiciones sociales y tecnolóicas que cambian r*pidamente. El trasfondo de todo ello es la e$plosión de la metrópolis de la 'información', un sistema de redes visibles e invisibles que est* destruyendo las antiuas definiciones del campo y la ciudad, y que est* e$iiendo una nueva escala de pensamiento situada entre la arquitectura, el urbanismo, el arte paisaista y la planificación territorial. Es mediante un detenido an*lisis de alunas obras concretas de elevada intensidad -de sus ideas uía, su estructura espacial, sus mitos sociales y sus respuestas a la cultura, a la tecnoloía y a la naturaleza- como podemos empezar a percibir las corrientes m*s profundas de determinado periodo. %i la <ima parte del libro destaca edificios como el 8alacio de @onresos en %alamanca, Espa2a 354?-3557/, de #uan Navarro ,alde3eg1 el Ianco de on Non y %hanhai 35K5-354?/, de Norman 2oster 1 el estudio '%anath' en )hmadabad, "ndia 35K5-3543/ de ,al*rishna Doshi 1 la ilesia de )yyrm@*i , cerca de elsinDi, #inlandia 354J-354K/, de #uha !eivis*@1 o el museo @hiDatsu-)suDa, en apón 3545-355B/, de /adao Ando, no se debe sólo a que se trata de unos e$traordinarios loros recientes en términos puramente arquitectónicos. %e debe también a que se cuentan entre los <imos edificios que han e$traídos su sinificado de sus respectivos luares y sociedades, al tiempo que han supuesto una contribución a una sólida cultura arquitectónica lobal. Estos edificios no recuerdan que la arquitectura moderna de finales del silo !! posee una complea identidad9 una identidad que siue aspirando a cierta universalidad, si bien reacciona a los territorios y tradiciones diferentes1 que estimula la innovación radical, si bien reactiva sus propios principios eneradores1 y que inspira nuevas visiones para el futuro, si bien transforma el pasado. Ouiz* sea inevitable que, a medida que el libro se apro$ima al presente, el autor caia en aluna de las trampas de sus antecesores al defender alunos aspectos de la
situación contempor*nea en peruicio de otros. 8uedo decir al menos que mi propósito ha sido presentar una imaen equilibrada, mantener una perspectiva histórica leana y dear claros los fundamentos de todos mis uicios. (ivimos en un presente arquitectónicamente confuso que observa su propio pasado a través de un velo de mitos y medios verdaderos alunas de ellas fabricadas por los historiadores/ con una mezcla de romanticismo, distorsión y perpleidad. @omo meor se fomenta la libertad de elección para el futuro es con un entendimiento acertado, preciso y e$iente del luar de cada cual en la tradición. Este libro se escribió en parte con la idea de que se puede construir un puente histórico sobre la corriente de las modas intelectuales pasaeras, que nos lleve a un terreno filosófico m*s firme, y en parte con la esperanza de que esto podría fomentar una vuelta a los principios b*sicos. 8ero tales propósitos han sido secundarios9 lo primero que debería hacer un historiador es e$plicar qué pasó y por qué, independientemente de lo que ahora pueda pensar la ente de ello.
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