LA BIBLIA RESPONDE.
f\RMANDO BONJOUR
LA BIBLIA RESPONDE ¿Cuántas veces quiso contestar una pregunta que le· hizo la persona con quien estaba estudiando la Biblia, y no encontró la respuesta adecuada? Aquí tiene su oportunidad. El pastor Bonjour le proporciona respuestas a las 64 preguntas más frecuentes que hacen los. estudiantes nuevos de las Escrituras. El autor ha tenido mucha experiencia como pastor e instructor bíblico. corno profesor, y en los últimos 16 años, corno consultor de la Escuela Radiopostal de La Voz de la Esperanza. Este es un libro de referencias que podrá usar en forma continuada mientras da estudios bíblicos a sus interesados.
LA BIBLIA KESPeN•E Respuestas a las preguntas más frecuentes que hacen los estudiantes nuevos de la Biblia
J. Armando Bonjour
ASOCIACION CASA EDITORA SCDAMERICANA Av. San Martín 4555, 1602 Florida Buenos Aires, Argenuna
UvlPRESO EN LA ARGENTINA Printed in Argentina
Es propiedad. Queda hecho el depósito que marca la ley 11. 723.
Segunda edició'n. 1995 (2.000 ejemplares)
ISBN 950-573-487-5
Se terminó de imprimir el 6 de abril de I 995. en talleres propios
220 BON
Bonjour, J. Armando La Biblia responde • 2' ed. • Florida (Buenos Aires): Asociación Casa Editora Sudamericana, 1995. 125 p.; 20 x 14 cm. ISBN 950-573-487·5 (tapa flexible) l. Titulo - 1. Estudios bíblicos
-36428-
Prefacio Es muy frecuente que los lectores de la Biblia, en particular los que comienzan a estudiarla, se vean acosados por muchas preguntas. Algunas son producto de su desconocimiento de la Escritura: otras son el fruto del prejuicio, o de informaciones equi\·o-:adas que de alguna manera recibieron. Un número creciente de nuestros hermanos está dando estudios bíblicos a una cantidad cada vez mayor de personas interesadas en conocer la Palabra de Dios. Muchos de ellos, por no haber tenido una preparación teológica adecuada, se encuentran con dificultades para responder algunas de esas preguntas. El pastor J. Armando Bonjour, que por muchos años ha sido pastor . profesor, y en los últimos 25 años, consultor de La Voz de la Esperanza. ;;rimero en la Argentina y luego en los Estados L"nidos, ha preparado pa~a su publicación algunas de las preguntas que con mayor frecuencia han hecho los alumnos de los cursos por correspondencia que ofrece el programa radiofónico mencionado. Confiamos que estas respuestas, bíblicamente bien documentadas, puedan ayudar al gran ejército de laicos que difunden la Palabra de Dios con su mensaje de salvación a las almas sedientas que anhelan encontrar paz para su vida y la esperanza cierta de la vida eterna. ~ecién
IndicePreguntas respecto a la Biblia ¿Hay varias clases de Biblias? ............ . ' Biblias con c::rrores o agregados ... . J. El Antiguo Testamento y su valor para los cristianos ... El Antiguo Testamento y 2 Corintios 3: 14. .......... . 5. Salvación por obras y por la gracia ....
11 12 13 14
15
Preguntas sobre la ley y la gracia 6. 7. 8. 9.
Bajo la gracia no es necesario observar el sábado
No somos justificados por las obras de la ley ..... Cris10 es el fin de la ley. Romanos 10: 4 .. No es1amos bajo ayo. Gálatas 3: .::?5 ..... . O. La kv 1erminó con Juan. Lucas 16: 16 . l. En G.:ncsis no se mencionan los Diez \-!andamientos . ' En d :-.Juc\O Teslamento hay sólo dos mandamiencos
19
20 21 22 24 25 26
Preguntas sobre el sábado
r Lldos
, ~. 1
'
16. 17. 18. 19.
:o. 2 l. ,, 23. 2J. 25.
ILlS dias son iguales Jesus transgredió el sábado No se menciona el sábado ¿ Preanuncio de la abolición del sabado? Guardáis los días ... Gálatas 4: 10 Cambios del calendario y el sábado ..... . Cris10 es nuestro reposo, y no el sábado La observancia del domingo segun Hechos 20: 7 Del sábado al domingo entre los siglos 11 y VI Diferencia entre día y día. Romanos 14: 5, 6 . La ley y la cruz en Colosenses 2: 14-17 . El -;ábado es para los judíos .... Guardar el sábado no nos salva
J1 32 33 35 36
37 38 40
42 45 46 50
52
Preguntas sobre la alimentación 26. Todo lo que Dios creó es bueno. l Timoceo 4: J-5 27. Pedro, mara y come. Hechos 10 .. 28. Todo lo que se vende en la carnicería. 1 Corintios 10: 25 29. ¿Que comamina al hombre"! Mareo 15: 1-20 30. El reino de Dios no es comida. Romanos 14: 14-20 .
57
58 60 61 63
LA BIBLIA RESPONDE 31. ¿Permiso para comer carnes limpias e inmund:is? Deuteronomio 12: 15
65
Preguntas sobre la naturaleza del hombre en la muerte 32.. 33. 34. 35. 36. 37. 38. 39. 40. 41. 42. 43. 44.
El ladrón arrepentido, ¿fue al paraíso desput!s de morir en la cruz? "El alma no pueden matar". Mateo 10: 28 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Deseo partir y estar con Cristo. Filipense~ 1: 20-25; 2 Corintios 5: 6-8 Significado de la palabra "alma" en la Bibli;i ............. El cuerpo es mortal, pero el alma es inmortal . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . El infierno . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . .. .. . . Fuego eterno. Fuego que nunca se apagará ..\tormentados por los siglos de los siglos . . . . . . . . . . . . La pitonisa de Endor y el rey Saúl Las almas debajo del altar. Apo..:alipsis 6: 9-11 Si el alma es inmortal . . . . . . . Dios es Dios de vivos y no de muertos . . . . . La prédica de Cristo a los espíritus antedilu\ianos. 1 Pedro 3: 18·20 La parábola del rico y de Lázaro. Lucas 16: 19-.31 . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
45. 46. 47. 48.
Comienzo de la obra del Espíritu Santo La divinidad del Espiritu Santo El bautismo del Espiritu Santo y el don d.: k:-iguas El pecado rnntra el Espíritu Santo
49. 50. 51. 52. 53. 54. 55. 56. 57. 58. 59. 60. 61. 62. 63. 64.
Los hermanos de Jesús ............... . El uso del velo por parte de las mujeres La actuación de la mujer en público El bautismo por los muertos .... . La esposa de Caín .............. . Casamiento entre familiares ..... . \1iguel arcángel ............... . El rebautismo .. . El uso de pantalones por parte de la mujer . El ayuno ......................... . El nombre Jehová ................... . Tres días y tres noches. Mateo 12: 40 .. . El rapto secreto ..................... . ¿Cuál es el séptimo día? .............. . Somos de otro marido. Romanos 7: 1-6 Explicación de Hebreos 6: 4-8 ...
69 70 72 73 74 75 77 79 80 S2 85 86 88
Preguntas sobre el Espíritu Santo 93 ':}4
95 ':}9
Preguntas sobre temas di•t!rsos 103 103 105 106 109 110 111 112 113 115 116 117 120 121 122 124
PREGUNTAS RESPECTO A LA BIBLIA
l. ¿Hay varias clases de Biblia? ¿Es verdad que hay varias clases de Biblias? La Santa Biblia es una sola, lo que sucede es que hay diversas versior;es o traducciones: las de los eruditos católicos, aprobadas por la Iglesia Católica, y las de los eruditos cristianos no católicos. Ambos grupos son ;;ruditos en el conocimiento del hebreo y griego, idiomas originales del An:iguo y del Nuevo Testamento, respectivamente, y tuvieron a su disposidón los mismos manuscritos cristianos. De modo que aunque a veces usan palabras diferentes, el sentido siempre es el mismo en todas las versiones .:onocidas, excepro la "Versión del Nuevo Mundo" que no es aconsejable por ser tendenciosa. Debemos, señalar sin embargo, una diferencia que surgió en el Concilio de Trenro (1546) cuando las autoridades católicas decretaron incluir siete libros en el Anriguo Testamenro: ToJ?ías, Judit, La s_abiduría, El Ecle;;;ástico. Baruc y 1 y 2 \'lacabeos, además de algunos capítulos añadidos ai libro de Ester y al de Daniel. Se trata de libros históricos de autores he~~ws. pero no reconocidos por éstos como del canon sagrado. San Pablo :if:~mó que "la palabra de Dios les fue confiada a los judíos" (Rom. 3: 2), ~;;~o aunque Jesús los reprendió por muchas cosas en las que habían faltajo, nunca los recriminó por haber anulado o perdido alguno de los libros sagrados. La lista de los 39 libros del Antiguo Testamento reconocidos como sagrados en los días de Jesús, fue reconocida por destacados cristianos como \!e!itón de Sardis, en el año 177; Orígenes, 230; Atanasio, 326; Cirilo, 348; Rufino y Jerónimo, 395, y otros. La misma Iglesia Católica reconoce una diferencia entre estos agregados y los 39 libros canónicos al llamar a aquéllos "deuterocanónicos", o sea de "segunda inspiración". Los cristianos no católicos los llaman "apócrifos" o sea de autores inciertos.
11
12
LA BIBLIA RESPONDE
2. Biblias con errores o agregados ¿Es verdad que la Biblia actualmente tiene errores y agregados? Gracias al extremo cuidado de los copistas de la antigüedad, no se infiltraron errores de concepto ni agregados. Cuando los antiguos escribas copiaban el texto sagrado de los libros de los profetas, respetaban reglamentos muy rigurosos, y, debido a esto, prácticamente era imposible que se deslizaran errores. Además, los creyentes consideramos que la pro\idencia divina cuidó de su Palabra a través de los siglos. Como si Dios deseara dar pruebas a sus hijos de que no hay errores ni agregados en la Biblia, en forma providencial preservó durante 1900 años antiquísimos manuscritos bíblicos en unas cuevas de las montañas que bordean la costa oeste del Mar Muerto, en Palestina. Habían pertenecido a la biblioteca de una comunidad religiosa judía que los escondió allí para salvarlos de la posible destrucción a manos de los ejércitos romanos. contra quienes luchaban hacia el año 68 de nuestra era. Esos numerosos manuscritos hebreos descubiertos en 1947 abarcan casi todos los libros del Antiguo Testamento. Se destacan dos rollos del libro de Isaías casi completos; todavía estaban dentro de los jarrones en que habían sido guardados y depositados. Los eruditos que los examinaron, declararon que muchos de ellos fueron escritos entre cien y doscientos años ames de Cristo. Vale decir que eran aproximadamente 2.200 años más ar:tiguo que los manuscritos hebreos que se tenían en 1947. Al compararlos. se comprobó que no había errores ni agregados que hayan modificado d texto sagrado. Con todo el material manuscrito que ya se tenía, enriquecido con los valiosos hallazgos de 1947, podemos decir con seguridad que el texto bíblico es auténtico y correcto, por lo tanto, debemos estudiar la Santa Biblia con confianza, sabiendo que sigue ofreciéndonos, en verdad, la Palabra de Dios.
LA BIBLIA
13
3. El Antiguo Testamento y su valor para los cristianos ¿Tiene aún valor el Antiguo Testamento para los cristianos?
Algunos cristianos han llegado a creer, por diversos motivos, que el .-\ntiguo Testamento ha perdido su importancia como fuente para enseñar la doctrina cristiana, y que, por lo tanto, no es necesario. Piensan que lo importante es el Nuevo Testamento. Para responder, recordaremos algunos hechos fundamentales que se pasan por alto o quizá se desconocen: 1. El Nuevo Testamento es un conjunto de escritos basados en el Antiguo Testamento. Los escritores del :\uevo Testamento lo citan constantemente para confirmar la doctrina del Evangelio. Como término medio, un versículo de cada siete es una cita o una referencia al Antiguo Testamento. Para Jesús y los apóstoles era la Sagrada Escritura (2 Tim. 3: 15); era la Escritura inspirada por Dios (2 Tim. 3: 16); era la Palabra de Dios que habia que guardar (Luc. 11: 28); era el E,·angelio anunciado por los •·profetas en las Santas Escriruras" (Rom. 1: 2, 3). En fin, era la da ve :=-ara indicar la personalidad de Cristo (Luc. 2.+: 25-27, -+4-47). 2. Antes que el Nuevo Testamento estuviera escrito. Jesús ordenó es_.!Jriñar las Escrituras (Juan 5: 39); a,l\irtió del peligro de errar al igno:-arlas (Mar. 22: 29); afirmó que eran bienaventurados los que "oyen la palabra de Dios, y la guardan" (Luc. 11: 28). Cuando el apóstol Pablo recomendó las Escrituras y afirmó que eran inspiradas, se refería únicamente al Antiguo Testamento (2 Tim. 3: 15-17); del mismo modo cuando decía que enseñaba "conforme a las Escrituras" (1 Cor. 15: 3, 4). 3. El Nuevo Testamento que fue escrito entre los años 40-96 OC. recién comenzó a ser citado por escritores cristianos después del segundo siglo, es decir, a partir del año 200 OC. Vale decir, que durante dos siglos el Antiguo Testamento fue el único documento para defender la realidad y la verdad de Cristo y su Evangelio. Atenidos a estas evidencias tan claras, es un error grave afirmar que el Antiguo Testamento hoy nada tiene que ver con la enseñanza del Evangelio. Desecharlo es abrir la puerta a interpretaciones equivocadas.
14
LA BIBLIA RESPONDE
4. El Antiguo Testamento y 2 Corintios 3: 14 Si se afirma que el Antiguo Testamento no está abolido, ¿qué significa lo expresado en 2 Corintios 3: 14? En primer lugar, el apóstol Pablo no podría haberse referido a lo que nosotros hoy llamamos Antiguo Testamento, porque no se llamaba así la parte de la Biblia escrita antes de Cristo (véase la pregunta 3). Por otra parte, el Nuevo Testamento no se había escrito todavía, solamente se había comenzado a escribir alguna de sus partes. Por lo tanto, lo que en algunas versiones -no en todas- se llama el "antiguo testamento", en este versículo es sólo una expresión que se refiere al "pacto antiguo", que el apóstol presenta en contraste con el "nuevo pacto" mencionado en el versículo 6 del mismo capítulo. Obsérvese, además, que lo "quitado" por Cristo no es el "antiguo testamento" sino el "velo" que impedía a muchos aprender la lección ofrecida en él (2 Cor. 3: 15, 16). Era el velo de las tradiciones y prejuicios que a muchos les impedía comprender que Jesús era el "verdadero Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo (Juan 1: 29); ese velo de prejuicios y tradiciones no los dejaba aceptar a Cristo como el garante del nuevo pacto en lugar del cordero que era sacrificado como garante del antiguo pacto. - Así como Jesús necesitó valerse del Antiguo Testamento, o sea de "Moisés, los profetas y los Salmos" (Luc. 24: 27, 44), para demostrar su identidad y su obra, nosotros también lo necesitamos. Si anuláramos el Antiguo Testamento, ¿con qué probaríamos que Jesús es el Cristo? El Nuevo Testamento es verdadero porque lo es también el Antiguo. Un Testamento no anula al otro, sino se complementan maravillosamente. Así pues, el Antiguo Testamento sigue siendo la Palabra de Dios.
LA BIBLIA
15
S. Salvación por obras y por la gracia ¿Es verdad que el Antiguo Testamento enseña la salvación por las obras, y el Nuevo Testamento, por la gracia? Cuando Adán y Eva pecaron, en su primer encuentro con Dios se les prometió la salvación por la gracia. Se les advirtió que habría una dura lucha entre los seres humanos y la serpiente, el diablo, pero también se les prometió una victoria terminante mediante la simiente de la mujer, con la que herirían mortalmente al engañador (Gén. 3: 15). El Nuevo Testamento explica que esa simiente "es Cristo" (Gál. 3: 16). Por lo tanto, cada vez que ellos, y luego sus descendientes, sacrificaban un cordero sobre el altar, manifestaban su fe en el Redentor prometido, cuya salvación se ofrecía por gracia. Solamente debían creer en la promesa de Dios y eran perdonados. El sacerdote hebreo ofrecía el sacrificio simbólico que por gracia daba el perdón al creyente. El sacerdote intercedía ante Dios en favor del pecador al ofrecer la sangre de la víctima inocente. Cuando Jesús fue a Juan el Bautista para ser bautizado, éste lo presentó diciendo: "He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo" (Juan 1: 29). En la epístola a los hebreos, se explica en forma admirable y clara ese hecho: Cristo, como el sacrificio en lugar del cordero, ofrendado una sola vez (Heb. 9: 23-26), y Cristo como el sumo sacerdote que intercede por nosotros en virtud de su sacrificio (Heb. 7: 25; 8: 1-3). Por otra parte, afirmar que el Antiguo Testamento ofrece la salvación por las obras de la ley, y que el Nuevo la ofrece por la gracia, sería acusar a Dios de cometer una equivocación y fracasar. Sería afirmar que ante el fracaso del sistema del Antiguo Testamento, Dios lo cambió por otro más fácil, el de la gracia. El apóstol Pedro no acepta tal equivocación, pues afirma que somos rescatados "con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación; ya destinado desde antes de Ja fundación del mundo, pero manifestado en los postrimeros tiempos por amor a vosotros" (l Ped. l: 18-20). * Así pues, el Antiguo y el Nuevo Testamento ofrecen al pecador la salvación por la gracia de Dios manifestada en Cristo.
• Las ralabras en cursiva que aparecen en las citas biblicas fueron destacadas por el autor.
PREGUNTAS SOBRE LA LEY Y LA GRACIA
6. Bajo la gracia no es necesario observar el sábado ¿Es verdad que ahora no es necesaria la observancia del sábado, pues ya no estamos bajo la ley sino bajo la gracia? Si fuera verdad que la gracia nos exime de guardar el sábado, o sea de la obediencia al cuarto mandamiento, la misma gracia nos permitiría desobedecer cualquiera de los otros nueve mandamientos. Sin embargo, observamos que todas las congregaciones cristianas enseñan que aquéllos deben ser obedecidos, y reconocen el hecho de la obediencia como prueba de la salvación lograda por la gracia. De manera que concluimos que estar bajo la gracia no es vivir con autorización para desobedecer la ley de Dios, sino recibir el poder divino que nos habilita para obedecerla. El que vive bajo la gracia es el que ha aceptado el perdón de sus pecados por la fe en el sacrificio de Jesús, y ha recibido ese perdón sin pagar algo o realizar alguna obra especial. El perdón es gratuito, o sea, de gracia. Viene al caso la pregunta del apóstol Pablo que él mismo contesta: ·'¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde? En ninguna manera. Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él?" (Rom. 6: 1,12). Vale decir que el perdón recibido por gracia no :10s es dado para que sigamos pecando. Ya no vivimos para pecar, estamos muertos al pecado. ¿Qué acciones constituyen pecado? "Todo aquel que comete pecado, infringe la ley, pues el pecado es infracción de la ley" (1 Juan 3: 4). Y para que sepamos a qué ley se refiere, citamos Romanos 7: 7: "Pero yo no conocí el pecado sino por la ley; porque tampoco conociera la codicia, si la ley no dijera: No codiciarás". "No codiciarás" es el décimo mandamiento de la ley de Dios. De manera que si estamos muertos al pecado, significa que por la gracia de Dios ya no vivimos pecando voluntariamente. Así como el apóstol Pablo supo que la codicia es pecado, y la abandonó, podemos saber que la idolatría es pecado, porque así lo indica el segundo mandamiento; también sabemos que matar es pecado, porque lo dice el sexto mandamiento; o que el no santificar el sábado es pecado, porque lo indica el cuarto mandamiento. Lo mismo podríamos decir de cada uno de los Diez Mandamientos. Concluimos que vivir bajo la gracia no solamente es recibir el perdón gratuito de nuestros pecados o desobediencias a la ley de Dios, sino que también es recibir el poder de su gracia para vivir una nueva vida. "Básta'.e mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad" (2 Cor. 12: 9).
19
20
LA BIBLIA RESPONDE
7. No somos justificados por las obras de la ley A causa de que somos justificados por la fe y no por las obras de la ley, ¿por qué es necesario guardar el sábado? Es verdad que somos justificados por la fe y no por las obras de la ley, porque la ley de Dios no tiene recursos para justificar al transgresor. El único propósito de la ley de Dios, los Diez Mandamientos, es señalar lo que es pecado o es contrario a la voluntad de Dios. Por ejemplo: si robamos, pecamos, porque la ley de Dios dice: "No hurtarás". Nuestros robos no se justifican porque dejemos de robar, o porque seamos generosos, o porque hagamos todo lo que la ley dice. El perdón, que es la justificación, se recibe por la fe en el sacrificio expiatorio de Cristo, no en virtud de alguna obra. Santiago compara la ley de Dios con un espejo (San t. 1: 22-25). Sabemos que un espejo solamente puede mostrarnos las manchas, nunca lavarlas. Se necesita agua y jabón para lavarlas. ¿Qué diríamos de alguien que desechara o rompiera el espejo porque éste no puede limpiarlo? Del mismo modo, la ley de Dios es el "espejo" que muestra nuestros pecados pero, como el espejo, no puede lavarnos o justificarnos. Solamente nos hace entender que necesitamos lavarnos, y el único que podrá hacerlo es Cristo, quien por la fe en su sacrificio justifica nuestras transgresiones. Es decir, somos justificados sin las obras de la ley. Lo dicho, nos hace entender que necesitamos de ambas: la ley, que nos muestra la verdadera condición de nuestra vida frente a Dios, y la fe en el sacrificio de Jesús, que nos perdona y otorga su justicia. Ese acto de misericordia inmerecida, el perdón por la fe en Jesús, despierta un amor profundo hacia El, y produce el resultado indicado por el Señor mismo cuando dijo: "Si me amáis, guardad mis mandamientos" (Juan 14: 15). De modo que sólo la obediencia es el fruto maravilloso de la fe verdadera (Rom. 3: 31).
LA LEY Y LA GRACIA
21
8. Cristo es el fin de la ley. Romanos 10: 4 En Romanos 10: 4 dice que el fin de la ley es Cristo, ¿quiere eso decir que Cristo abolió la ley de Dios? La palabra "fin" que se traduce del término griego cellos, en ambos idiomas tiene dos significados: el de finalización de algo, o el de propósito u objetivo. Así decimos: "El accidente que dejó inválido a mi amigo puso fin a su carrera". Aquí el sentido es de terminación. Si decimos: "Viajé con el fin de solucionar aquel pleito", le damos a la misma palabra el sentido de propósito. En Romanos 10: 4, ¿cuál de los dos significados tiene la palabra fin? Si dijéramos que tiene el sentido de terminación de la ley, nos encontraríamos con que el apóstol se contradice a sí mismo, dado que a través de toda la epístola reconoce la vigencia de la ley de Dios. En Romanos 7: 7, dice que no habría sabido que la codicia era pecado "si la ley no dijera: No codiciarás". En Romanos 13: 9, 10 afirma que el amor al prójimo conduce a la obediencia de la ley de Dios, y cita cinco mandamientos: No adulterarás, no matarás, no hurtarás, no dirás falso testimonio y no codiciarás; o sea, cita del sexto al décimo mandamiento. Y como para indicar que había otros que no mencionó, dijo: ''y cualquier otro mandamiento ... ".En efecto, hay otros cinco. En el capítulo 2: 17-23, del mismo libro, vuelve a reconocer la existencia de la ley al citar el pecado del adulterio y la idolatría, pecados señalados por el séptimo y el segundo mandamiento, respectivamente. En otras declaraciones de esta misma epistola, el apóstol Pablo demuestra que para él la ley de Dios seguía existiendo. En Romanos 3: 20 dice que "por la ley es el conocimiento del pecado''. También afirma, dos veces, que donde no hay ley no puede haber pecado (Rom. 4: 15; 5: 13). Por lo tanto, cada vez que usa en su epístola la palabra pecado, se refiere a la desobediencia de la ley de Dios. Así pues, para el apóstol la ley existía Y la llamó "santa, y el mandamiento santo, justo y bueno" (Rom. 7: 12). Al notar con tanta claridad que Pablo reconoce definidamente la existencia de la ley de Dios en ésta y en todas sus epístolas, no podríamos admitir que en Romanos 10: 4 dijera que la ley había terminado con Cristo. Por lo tanto, concluimos que en este pasaje ta palabra "fin" tiene el sentido de "objetivo o propósito". "Porque el fin (propósito) de la ley es Cristo, para justicia a todo aquel que cree". En efecto, advertidos por la ley de Dios, descubrimos que somos pecadores, o sea, desobedientes a los Diez Mandamientos. Al comprender-
22
LA BIBLIA RESPONDE
lo, encontramos que "la paga del pecado es la muerte" (Rom. 6: 23), por Jo cual sabemos que estamos perdidos. La ley nada puede hacer para perdonar esos pecados, pero cumple su propósito: hacernos entender que necesitamos a Cristo, quien salvará a todo el que cree.
9. No estamos bajo ayo. Gálatas 3: 25 Yo creo que no es necesario guardar el sábado porque en Gálatas 3: 25 dice que "venida la fe, ya no estamos bajo ayo"; ¿qué opina usted? Admitamos por un momento que al estar en la fe ya no tenemos nada que ver con la ley, y que por esa razón podemos desobedecer el mandamiento del sábado. Sería razonable preguntarse: ¿por qué no podríamos desobedecer los otros nueve por Ja misma razón? ¿Por qué no podríamos matar, robar, adorar dioses ajenos, ser idólatras, en fin, desobedecer cualquiera de los Diez Mandamientos y no solamente el del sábado? Nadie admitiría eso, porque todos consideramos que el ladrón, o el adúltero, o el idólatra es un mal para Ja sociedad. Los que hacen tales cosas no están en la fe. Así pues, sí el análisis del argumento lo refuta, algo debe estar equivocado en él. Veamos, entonces, dónde está la equivocación. Las Escrituras dicen: "Por las obras de Ja ley ningún ser humano será justificado delante de él: porque por medio de Ja ley es el conocimiento del pecado" (Rom. 3: 20). Aquí descubrimos la razón del error, o sea: afirmar que la ley podría justificar, cuando su única misión es enseñar qué es el pecado. La ilustración del apóstol es magnífica al decir que "la ley ha sido nuestro ayo -conductor-, para llevarnos a Cristo, a fin de que fuésemos justificados por la fe" (Gál. 3: 24). Un "ayo" es la persona encargada de criar y educar a niños y a jóvenes. Del mismo modo, la ley de Dios cumple su única y verdadera misión cuando nos enseña la voluntad de Dios. "Y conoces su voluntad (la de Dios), e instruido por Ja ley apruebas lo mejor" (Rom. 2: 18). Cuando la ley ha cumplido su definido y único cometido, o sea, enseñarnos la voluntad de Dios, entonces, nos lleva a Cristo, el único que puede perdonar todos nuestros pecados o desobediencias a la ley de Dios (1 Juan 3: 4). "Mas venida la fe, ya no estamos bajo ayo, pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús" (Gál. 3: 25, 26). Al no estar bajo ayo, ¿significaría que ahora podemos desobedecer la ley de Dios? De ninguna ma-
LA LEY Y LA GRACIA
23
nera, porque la fe no invalida la ley, sino la confirma (Rom. 3: 31; 1 Juan· 3: 24; 5: 3). Para hacerlo más claro, ejemplifiquemos la ilustración del apóstol. Tomemos a los jóvenes que asisten a una universidad con el fin de ser médicos. Se en~uentran bajo ayos, sus profesores, quienes les enseñarán todo lo necesario para cumplir correctamente con esa profesión. Cuando los "ayos" comprueban, a través de años de rígidos exámenes y muchas prácticas, que el alumno aprendió medicina, lo gradúan. Este abandona aulas y ayos, porque ahora es doctor. Ya sabe lo que debe hacer y no necesita de sus ayos. ¿Significa eso que ahora podrá hacer lo que se le ocurra en medicina? Algunos lo han hecho y por ello perdieron su derecho a ejercer la profesión. No son más doctores. La rebeldía a la enseñanza de sus ayos, les costó su título. Algo semejante sucede en relación con la ley de Dios. En calidad de "ayo" nos enseñó qué debíamos hacer para ser hijos de Dios pues no lo éramos. Para que podamos serlo, nos llevó a Cristo y "venida la fe, no estarnos más bajo ayo". ¿Olvidaremos lo que nos enseñó el "ayo" por estar con Cristo? Porque recibimos el perdón de todos nuestros pecados, ¿nos sentiremos autorizados a desoír todo lo que nos enseñó el "ayo"? De ninguna manera, porque si estamos con Cristo somos nuevas criaturas, las cosas viejas, nuestra vida de pecados, o desobediencias pasaron y todas las cosas son hechas nuevas (2 Cor. 5: l 7). Se realizó el milagro del nuevo nacimiento: pasamos de desobedientes a obedientes. "Todo lo puedo en Cristo que me fortalece" (Fil. 4: 13). El poder de Cristo en nosotros hace posible esa maravillosa realidad.
24
LA BIBLIA RESPONDE
10. La ley terminó con Juan ¿Quiere decir Locas 16: 16, que la ley terminó con Juan? El texto dice: "La ley y los profetas eran hasta Juan; desde entonces el reíno de Dios es anunciado, y todos se esfuerzan por entrar en él". En realidad, este texto no afirma que terminaron o dejaron de tener valor "la ley y los profetas". Quiere decir que esos escritos eran los únicos documentos que contenían, hasta ese entonces, lo revelado por Dios respecto de su reino. Para anunciarlo y convencer a los hombres de su realidad, eran necesarias las enseñanzas y las profecías irrebatibles ofrecidas en "la ley y los profetas". ¿Qué fuerza podía tener esa prédica sin los profetas? · Al recordar solamente algunas expresiones de Jesús, entendemos que para él "la ley y los profetas", lo que hoy llamamos el Antiguo Testamento, no pudieron haber terminado. Indicó su permanencia cuando ordenó escudriñar las Escrituras, porque ellas daban testimonio de El (Juan 5: 39). Afirmó que la ignorancia de las Escrituras era la causa del error (Mat. 22: 29). Reiteró su importancia cuando dijo, citando a Deuteronomio 8: 3: "No de solo pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios" (Mat. 4: 4). Para explicar el Evangelio a dos discípulos preocupados, y luégo a los once, "les declaraba en todas las Escrituras lo que de él decían" (Véase Luc. 24: 25-47). Los apóstoles recomendaron el estudio delas~r~!Ir~s y declararon su utilidad (2 Tim. 3: 15-17); afirmaron que fueron escritas para nuestra enseñanza (Rom. 15: 4). Sostuvieron que la palabra profética era una antorcha a la que había que estar atentos (2 Ped. 1: 16-21). En fin, "la ley y los profetas" eran escrituras tan importantes que se las cita 280 veces en el Nuevo Testamento. Por lo dicho, queda claro que esa expresión de Jesús significaba que la "ley y los profetas" era todo lo que hasta entonces había sido revelado tocante al reino de Dios.
LA LEY Y LA GRACIA
25
11. En Génesis no se mencionan los Diez Mandamientos En el Génesis nada se dice de los Diez .Mandamientos. ¿Fueron dados por Dios a los israelitas recién en el Sinaí? Leyendo el Génesis descubrimos que los principios enunciados por los Diez Mandamientos eran conocidos, pues las acciones que constituían trans· gresión de ellos se consideraban pecado. Sabemos que "por la ley es el conocimiento del pecado" (Rom. 3: 20), y "que donde no hay ley tampoco hay transgresión" (Rom. 4: 15). El mismo hecho de que existiera la muerte era demostración de que había transgresión de la ley (1 Juan 3: 4), pues "la paga del pecado es la muerte" (Rom. 6: 23). Además, la Biblia enseña que la ley de Dios es eterna (Sal. 119: 9S. 151, 152). El patriarca Abrahán, que vivió 500 años antes de darse la ley por escrito en el Sinaí, guardaba los mandamientos de Dios (Gén. 26: 5). Por otro lado, no es posible aceptar que un Dios santo y omnisapiente hubiera dado unos mandamientos para los que vivieron antes del Sinai. 0rros para quienes nacieron después del Sinaí, y luego otros para los que \ivieron después de Cristo. En Dios "no hay mudanza, ni sombra de varia..:ión" (Sant. 1: 16, 17). Observemos algunos incidentes, relatados en d Génesis, que demuestran la existencia de los Diez Mandamienws desee ios orígenes del mundo.
l. No adorar dioses ajenos. En Génesis 6 se menciona el diluvio uni\ ersal como consecuencia del abandono del Di.:~ verdadero. El relato de la torre de Babel (Gén. 11) es otra demostración de la condena que pesa sobre los adoradores de dioses falsos. 2. No tener ídolos. Si Jacob consideraba que era pecado tener los dioses que Raquel había hurtado a su padre, y los e=:terró, demuestra que ya se conocía el mandamiento que prohíbe vene~arlos (Gén. 31: 19, 30; 35: 1-4). 3. No blasfemar. La conducta de Esaú, reb::ida en Génesis 25: 27-34, fue blasfema, por cuya razón en el Nuevo Testamento se lo califica como "profano" (Heb. 12: 16). 4. Observar el sábado. El séptimo día fue be!'ldecido y santificado por Dios en la creación (Gén. 2: 1-3). También fue bendecido por Jesús; recordemos que en el Nuevo Tescamento se nos e:::seña que "sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho" (véase Juan 1: '.-3, 10; Heb. 1: 2, 3; Col. 1: 15-18). La Biblia llama al séptimo día "shabb:uh", término hebreo 4uc significa descanso; y luego pasó a nuestro idioma ~orno "sábado". En Exo. 16: 4-30 se ordena la observancia del sábado un :nes antes de llegar al Si-
26
LA BIBLIA RESPONDE
naí, lo que demuestra que el mandamiento era conocido. Transgredirlo, como lo hicieron algunos, significaba no respetar la ley de Dios (vers. 28). Nótese, además, que el mismo mandamiento da la razón de la observancia: "porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra ... "y porque "Jehová bendijo el día de reposo y lo santificó" (Exo. 20: 11). 5. Honrar a los padres. En Génesis es notable el respeto que los hijos de Dios mostraban hacia sus padres. El caso de Cam, hijo de Noé (Gén. 9: 20-27), nos ayuda a comprender la alta estima en que se tenía al quinto mandamiento. 6. No matar. La condena del asesinato, como el cometido por Caín y otros relatados en Génesis, demuestran la existencia del sexto mandamiento (Gén. 4: 8-15). 7. No cometer adulterio. El caso de Dina, hija de Jacob (Gén. 34: 1-7), y la conducta intachable de José frente a la tentación a cometer adulterio, indican el conocimiento del séptimo mandamiento. 8. No hurtar. Raquel robó a escondidas los dioses de su padre (Gén. 31: 19-37). La reacción de Jacob, cuando Labán lo acusó de hurto (vers. 30-32), demuestran el conocimiento del octavo mandamiento. 9. No levantar falso testimonio. El incidente entre Isaac y Abimelech (Gén. 26: 6-11) y el de Jacob y Esaú (27: 1-45) demuestran que la mentira era considerada una mala acción. 10. No codiciar. El resultado desastroso de la codicia de Eva (Gén. 3: 6), prueban que la codicia era pecado. La codicia de Lot (Gén. 13: 11, 12), manifestada en su elección, fue un pecado que trajo una maldición.
12. En el Nuevo Testamento hay sólo dos mandamientos En el Nuevo Testamento, ¿no son sólo dos, y no diez, los mandamientos? Esos dos mandamientos que Jesús citó (~lat. 22: 35-40), están en el Antiguo Testamento (Deut. 6: 5; Lev. 19: 18). El afirmó que de ellos "depende toda la ley y los profetas". El verbo "depender" quiere decir "estar bajo sujeción o subordinación" de algo. En efecto, los primeros cuatro
LA LEY Y LA GRACIA
27
mandamientos dependen del amor hacia Dios, y los últimos seis, del amor hacia el prójimo. Así pues, los Diez Mandamientos dependen o son consecuencia de los dos; no están abolidos, permanecen y, por esa razón, se hace referencia a ellos en todo el Nuevo Testamento. Veámoslo: l. No adorar dioses ajenos: Mat. 4: 10; 1 Cor. 8: 5, 6. 2. No tener ídolos: 1 Cor. 6: 9; 10: 7, 14; Rom. 2: 22. 3. No blasfemar: 1 Tim. 1: 13, 20; 6: l; Apoc. 13: 5, 6; 17: 3. 4. Observar el sábado: Mar. 2: 27, 28; Heb. 4: 4, 9, 10; Mat. 24: 20; Hech. 13: 14,' 42-44; 16: 13; 18: 3, 4. 5. Honrar a los padres: Mat. 19: 19; 15: 4, 9; Mar. 7: 10; 10: 19; Luc. 18: 20; Efe. 6: 2, 3. 6. No matar: Mat. 19: 18; Mar. 10: 19; Luc. 18: 20; Rom. 13: 9; Sant. 2: 11. 7. No cometer adulterio: Mat. 19: 18; Mar. 10: 19; Luc. 18: 20; Rom. 13: 9; l Cor. 6: 9; Sant. 2: 11. 8. No hurtar: Mat. 19: 18; Mar. 10: 19; Luc. 18: 20; Rom. 13: 9; 1 Cor. 6: 10. 9. No levantar falso testimonio: Mat. 19: 18; Mar. 10: 19; Luc. 18: 20; Rom. 13: 9; Apoc. 21: 27; 22: 15. 10. No codiciar: Rom. 7: 7; 13: 9; 1 Cor. 10: 6; l Tim. 6: 9. Como se notará, los últimos seis mandamientos son citados en forma casi completa, y a pesar de que con los primeros cuatro no sucede lo mismo, podemos creer en la vigencia de ellos porque una y otra vez se nos insta a obedecerlos.
PREGUNTAS SOBRE EL SABADO
13. Todos los días son iguales Para mí todos los días son iguales y, por lo tanto, da lo mismo adorar a Dios en un día o en otro. En un sentido todos los días parecen iguales, constan de 24 horas, tienen día y noche, y uno sigue al otro. Y por supuesto que cada día debemos manifestar una conducta cristiana, puesto que sería absurdo adorar a Dios en un día y en los otros vivir incorrectamente. Sin embargo, la Santa Biblia nos enseña que hay diferencia. Dios mismo la señaló al bendecir y santificar el séptimo día, cuando concluyó la creación (Gén. 2: 1-3). BENDECIR significa "alabar, celebrar, ensalzar, ser colmado de bienes por la Providencia, consagrar al culto". SANTIFICAR, significa "hacer santo, dedicar algo a Dios, apartar algo para un uso sagrado". Por lo tanto, cuando Dios bendijo y santificó el séptimo día, lo hizo definidamente diferente de los demás días del ciclo semanal. Quienes tenemos fe en Dios, ¿podemos despreciar la bendición y santificación dada a su dia? ¿Puede ser lo mismo observar cualquier día y no el bendecido y santificado por Dios? Para los profetas y apóstoles existía esa diferencia, porque siempre llamaron al séptimo día shabbat, que quiere decir día de reposo. El mandamiento comienza pidiendo que nos acordemos de santificarlo, o sea, apartarlo para un uso sagrado. Los otros seis días son para hacer todas nuestras tareas, "mas el séptimo día es reposo para Jehová tu Dios ... Porque en seis días hizo Jehová ... todas lascosas ... y reposó el séptimo día; por tanto Jehová bendijo el día de reposo y lo santificó (Exo. 20: 8-11). Nótense dos cosas definidas: el mandamiento se refiere a "e/ séptimo día", no a un séptimo día"; es decir, se refiere a un día definido. Además, señala la razón para recordarlo: "Porque Je:hová bendijo el día de reposo y lo santificó". En el Nuevo Testamento se respetan estas indicaciones. Lucas escribió su evangelio unos 32 años después de la ascensión de Jesús. En el capítulo 23: 54-56 y 24: 1-3 nos refiere la secuencia de los días. Señala el día de preparación, o sea el viernes, luego afirma que fue guardado el día de reposo, el sábado, conforme al mandamiento, y que luego, en "el primer día de la semana", ocurrió la resurrección. Toda la cristiandad rec;onoce que Jesús resucitó el primer día de la semana, y por ello se desea justificar la observancia del domingo. Pero ya observamos que la bendición y santificación de Dios fue otorgada al séptimo día y no al primero. El diccionario de la lengua española da el siguiente significado de estos dos días: domingo, primer día de la semana: sábado, séptimo día de 31
la semana. Así pues, según la Santa Biblia, la historia y nuestro propio idioma, el sábado es el séptimo día, y el domingo, el primero. La bendición y santificación de Dios sobre el séptimo día, lo hacen claramente diferente de los demás.
14. Jesús transgredió el sábado Si Jesús transgredió el sábado, ¿por qué yo he de observarlo? En los evangelios se hace referencia a ocho ocasiones en las que Jesús sanó a enfermos en sábado. En algún caso ordenó al enfermo que llevara su cama y se fuera a su casa, y en otro caso justificó a sus discípulos cuando trillaron en sus manos el trigo que comieron, porque "tuvieron hambre" (Mat. 12: l). ¿Eran esas acciones una transgresión del sábado? Según las tradiciones judías, sí lo eran. Sin embargo, los judíos no tenían razón, porque el que hizo esas cosas tenía mayor autoridad que ellos. Sin duda, Jesús sabía lo que era correcto hacer en sábado y lo que no correspondía. Por eso, explicó a sus acusadores que "lícito es hacer bien en el sábado" (Mat. 12: 12). Cuando los judíos insistieron en acusarlo de transgresor del sábado, les indicó su autoridad divina, diciendoles: "El Hijo del hombre es Señor aun del sábado" (Mar. 2: 28). La expresión "Hijo del hombre" para los judíos era significativa: era lo mismo que decir Dios. En verdad, Jesús es el "Señor del sábado", su dueño, porque fue su creador. El bendijo y santificó el sábado en la creación (Gén. 2: 1-3). Así lo reconoce el Nuevo Testamento al señalar a Cristo como el Creador de todo (véase Juan l: l-3, 10; Heb. 1: 2, 3; Col. l: 14-19). Aunque los judíos pretendían ser los señores del sábado y tener autoridad para acusarlo, Jesús, siendo el único y verdadero Señor del sábado, y habiéndolo hecho "por causa del hombre" (Mar. 2: 27), tenía absoluta autoridad para indicar lo que era correcto o incorrecto hacer en ese día. Por lo tanto, no podemos unirnos a los judíos acusando a Jesús de haberlo transgredido. Entonces, ¿qué fue lo que hizo Jesús? Enseñar con palabra y ejemplo a santificar correctamente el sábado. Si nosotros usáramos las horas bendecidas y santificadas por el Señor en la creación, haciendo actos de mise-
ricordia a los enfermos o necesitados, o prepariramos comidas sencillas para alimentarnos, no estaremos transgrediendo el sábado. Hagamos lo que hizo Jesús en sábado y lo santificaremos. Practiquemos su costumbre de ir al lugar de culto en sábJdo (Luc. 4: 16). Atendamos a los enfermos que necesitan de nosotros. o hagamos cualquier obra de.misericordia y amor en favor de los que sufren, sin buscar recompensa. Pero nunca intentemos justificar con la enseñ;:mza de Jesús, la atención yue damos a las tareas comunes de la semana. ~) a nuestros negocios diarios o a cualquier tarea realizada para favorece~ nuestros intereses materiales. (Véase lsaías 58: 13, 14.)
IS. No se menciona el sábado Jesús no le dijo al joven rico que debía guardar el sábado (Mat. 19: 16-26); cuando se refirió a los grandes mandamientos, indicó sblo dos (:\-tat. 22: 35-40). Tampoco se mencionó el sábado en el concilio de Jerusalén (Hech. 15: 1-35). ¿Eso no significa que ~I sábado había dejado de ser un día de observancia obligatoria? A fin de ofrecer una respuesta clara, con' endrá analizar los tres casos por separado. El joven rico: Jesús fue explícito con él rec.)rdándole cinco de los Diez :Vtandamientos. No citó los cuatro primeros ni el décimo. Si por no mencionar el sábado, que es el cuarto, estamos au:orizados a desobedecerlo, por lógica nos asiste el mismo derecho a desobedecer los otros no mencionados. En lógica se señala la falacia de este ar~umento diciendo que "el que prueba demasiado, no prueba nada". Jesús no mencionó al joven rico muchas .;osas necesarias en la vida del creyente, como ser la fe, la gracia, el arre~entimiento, etc. No diríamos por eso que no son necesarias. Aceptamo~. por otra parte, que Jesús .:orno Maestro de los maestros no se equivocó .::i su método de enseñanza. Hizo lo único y mejor que convenía hacerse. :\o hay duda que si alguna vez ese joven reflexionó, se dio cuenta que era .idorador de un dios ajeno: sus riquezas, pecado señalado por el primer ::-..andamiento. Y es precisa-
mente la fe, no mencionada al joven rico, la que a todos nos ayuda a ser obedientes (Rom. 3: 31; Heb. 11: 6). Por lo dicho, queda claro que no queda anulado el mandamiento del sábado porque Jesús no se lo mencionó; como tampoco quedan anulados los otros mandamientos por la sola razón de que no fueron mencionados en esa ocasión. Dos mandamientos y no diez: Los dos mandamientos citados por Jesús fueron tomados del Antiguo Testamento. El primero está en Deuteronomio 6: 5 y el segundo en Levítico 19: 18. Vale decir que fueron dados por el mismo Dios que dio los Diez Mandamientos; por lo tanto, no se anulan, sino que se complementan. Los dos son la síntesis de las manifestaciones de nuestro amor a Dios y al prójimo, y los diez son el análisis o la expresión detallada de cómo hacerlo. "De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas", dijo Jesús. "Depende" quiere decir, estar en sujeción o subordinación de uno, provenir, proceder, ser consecuencia. Y eso es justamente lo que sucede, Los Diez Mandamientos son consecuencia o provienen de los dos principales. Los primeros cuatro nos enseñan cómo amar a Dios con todo nuestro corazón y nuestra fuerzas, y los últimos seis, cómo amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Así es que los dos mandamientos no anulan los diez, ni los diez contradicen a los dos. Los diez dependen o provienen de los dos. El concilio de Jerusalén: La carta apostólica dice: "Porque ha parecido bien al Espíritu Santo, y a nosotros, no imponeros ninguna carga más que estas necesarias: que os abstengáis de lo sacrificado a ídolos, de sangre, de ahogado y de fornicación; de las cuales cosas si os guardáreis, bien haréis" (Hech. 15: 28, 29). En la carta se hace referencia directa al séptimo mandamiento. Si aceptamos que por no haberse mencionado el sábado, eso significa que no hay que guardarlo, ¿qué de los otros ocho mandamientos no mencionados? ¿Quedaron anulados? ¿Y qué de la fe, la gracia, el arrepentimiento, el bautismo, que tampoco fueron mencionados en la carta? ¿Eso nos autoriza a descartar tales verdades? ¿Qué cosas se estudian en un concilio? Los problemas que causan disputa o inseguridad, para encontrar la forma de resolverlos. Las doctrinas o mandamientos aceptados no se discuten en los concilios. Por eso nada dice la carta respecto al robo, al sábado, al bautismo, a la gracia, etc. En esas cosas no había desacuerdo. Para la iglesia cristiana de ese entonces no había duda si debían guardar el sábado o el domingo. Todos guardaban el sábado, y por esa sencilla razón nada se dijo respecto al día de reposo. De haber habido cambio en cuanto al día de reposo, sin duda se hubiera levantado un~ seria polémica. Grandes fueron las reclamaciones de
EL SABADO
35
los judíos y serias las amenazas cuando Jesús se propuso enseñar la correcta observancia del sábado. Hasta quisieron matarlo (Mat. 12: 14; Juan 5: 16). ¡Qué clamor de protestas se hubiera levantado si los discípulos hubiesen enseñado que el sábado estaba abolido y el domingo era el verdadero día! Nada de eso aparece en el Nuevo Testamento. Ese silencio total en cuanto a un cambio, es la prueba mayor de que todos observaban el sábado.
16. ¿Preanuncio de la abolición del sábado? En lsaías 1: 10-15 y Oseas 2: 11, ¿no se preanuncia que el sábado iba a ser abolido? Si aceptáramos que en estos pasajes se preanuncia la abolición del sábado como día de reposo, lógicamente debemos aceptar que las demás cosas allí mencionadas iban a dejar de tener importancia. Además del sábado, isaías incluye las fiestas, los sacrificios, las ofrendas, el incienso, las asambleas y la oración. Oseas hace una enumeración semejante, agregando que Dios haría cesar el gozo. ¿Es que también las asambleas, la oración y el gozo concluirían para el pueblo de Dios? Sin duda que se ha llegado a una conclusión errónea, pues tal cosa no es admisible. Para interpretar correctamente un pasaje bíblico es necesario tener en cuenta el contexto; es decir, lo que se díce antes y después del texto. Con sabiduría se dice que "un texto sin su contexto, es apenas un pretexto". lsaías reclama a su pueblo por su vida pecaminosa. Lo señala como ·'cargado de maldad", "generación de malignos", "hijos depravados". Espiritualmente enfermos "desde la planta del pie hasta la cabeza" (vers . .i, 6). Esa vida pecaminosa era la causa por la que Dios señaló la ínutilidad de sacrificios, ofrendas, incienso, sábados y aun la oración. Oseas, contemporáneo de Isaías, encaró el mismo problema. Compara al pueblo de Dios con una ramera, adúltero espiritual, pues va detrás de dioses ajenos y vive en pecado pretendiendo ser pueblo de Dios. ¿Qué puede valer cualquier acto de adoración o culto de Dios, si se ·;ive en pecado? ¿Cómo podríamos engañar a Dios ofreciéndole un culto hipócrita? Para que nuestras expresiones de adoración a Dios, inclusive en el día de reposo, sean aceptables, debemos reconocer nuestros pecados,
arrepentirnos de ellos y aceptar el perdón ofrecido (Isa. l: 16-19). De le contrario, la duplicidad hipócrita colocará fuera de lugar aún lo correcto.
17. Guardáis los días ... Gálatas 4: 10 ¿No explica Gálatas 4: 10, 11, que no es necesario guardar los días? ¿Se refiere al día sábado? Para saberlo debemos comenzar con el versículo 8, donde obsen·amos que el apóstol Pablo se está dirigiendo a los gálatas que habían sido paganos, pues dice: "Ciertamente, en otro tiempo, no conociendo a Dios. servíais a los que por naturaleza no son dioses". Y luego de recordarles que habían conocido al Dios verdadero, les pregunta: "¿Cómo es que os volvéis de nuevo a los débiles y pobres rudimentos, a los cuales os queréis volver a esclavizar?" Nótese que los que leían esta carta habían servido a los que "no son dioses'', que habían conocido luego al Dios verdadero, y que ahora estaban volviendo a los pobres rudimentos de su época pagana. Por lo tanto, en primera instancia, los "días" del versículo 10 no podrían ser referencia al sábado del mandamiento del Dios creador; porque los paganos no lo reconocían como tal ni santificaban el sábado. Sabemos que un día importante de Jos paganos era el primero de la semana llamado "día del sol". Los nombres de los días tienen que ver con sus dioses: el lunes, con la diosa luna; el martes, con Marte; el miércoles, con Mercurio, etc. Tenían también meses dedicados a sus dioses, como enero, aJ dios Jano. Es probable que los judaizantes hayan logrado que los gálatas aceptaran observar algunos días de fiesta de Ja ley ceremonial, los que caducaron cuando Cristo se constituyó en el "verdadero Cordero de Dios que quita el pecado del mundo" (Juan 1: 29). Además, debemos aclarar que en ningún Jugar de la Biblia se usa el lenguaje de este texto para referirse al sábado. El séptimo día es el shabbath, nombre propio del día de reposo, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamentos. Por otra parte, cuando Dios lo bendijo y santificó, "reposó el día séptimo de toda Ja obra que hizo" (Gén. 2: 2). De manera que, si la observancia del sábado fuera un acto esclavizador, tendríamos que admitir que el mismo Creador se esclavizó cuando reposó el primer sábado en este mundo. Y siendo que Jesús dijo que el "sábado fue hecho por causa del hombre" (Mar. 2: 27), tendríamos que admitir, además, que
fue hecho para esclavizar a sus criaturas. Por todo lo dicho, se ve claramente que esos días mencionados en Gálatas 4: 10, no se referían al sábado. El sábado para el pueblo de Dios es un día de gozo (Isa. 58: 13, 14).
18. Cambios del calendario y el sábado Se han producido varios cambios del calendario. ¿No sería posible que por ellos el sábado no sea el que corresponde a la realidad?
El calendario ha sido un instrumento para contar los años, meses y dias, inventado por el hombre desde que tenemos conocimiento de su historia. El sol y la luna intervienen en la medición y el fraccionamiento del tiempo (Gén. 1: 14). La semana es una excepción, pues es un período de tiempo marcado por el acto creador realizado por Dios en siere días. Creernos que no ha habido pérdidas en la cuenta del riempo, dado que Jesús, quien reprendió a los judíos por muchos errores o descuidos religiosos, nunca señaló que guardaban un sábado falso. El mismo lo sanrificó, teniendo por costumbre ir al lugar de adoración y culto cada sábado (Luc. 4: 16). Poco antes de Jesús, el emperador Julio César (lOl-44 AC) tuvo que ajustar el calendario civil al astronómico. El llamado entonces calendario Pompiliano, se había atrasado 90 días del calendario astronómico. Dicho en otras palabras, el invierno según el calendario astronómico estaba adelantado en 90 días. Por eso Julio César, asesorado por el famoso astrónomo egipcio Sosigenes, en el año 47, antes de Cristo, le quitó esos 90 días al calendario civil y lo ajustó así al astronómico. Eso se hizo sin afectar o alterar el ciclo semanal. Ese calendario era usado por el Imperio Romano en los días de Jesús. Unos l.600 años después de Julio César, se hizo necesario otro cambio. Como el calendario juliano se basaba en un año de 365 días y 6 horas, en vez de la realidad que son 365 días, 5 horas, 48 minutos y 46 segundos, al llegar al siglo XVI, esos 1J minuws y algunos segundos, sumaron l l días de diferencia con el calendario astronómico. Por ello Gregario VII, asesorado por el astrónomo Cristóbal Clavio, decidió seguir su consejo de omitir esos once días, lo que se hizo el jueves 4 de octubre de 1582. pasándose al viernes J5 de octubre. Tampoco en esca ocasión se alteró el ciclo semanal.
Por lo indicado, sabemos que no se ha alterado el ciclo semanal en todos los tiempos. Había razones fuertes para evitarlo, pues así como el pueblo conocedor .del Dios verdadero santificaba el séptimo en honor del Dios vivo, el Creador, así los pueblos paganos tenían el primero en homenaje de su gran dios, el sol. De modo que ni para los paganos ni para los cristianos era aceptable despreciar su día sagrado.
19. Cristo es nuestro reposo y no el sábado Si Cristo es nuestro reposo, ¿necesitamos reposar el sábado? Debemos recordar que originalmente el sábado fue santificado y bendecido antes de que el hombre pecara (Gén. 2: 1-3). De modo que originalmente no pudo ser creado como símbolo de alguna experiencia relacionada con el pecado. Su razón de ser, era recordar a los seres humanos, por la eternidad, la obra maravillosa realizada por el Creador. Cuando en el Sinaí se dio por escrito el mandamiento del reposo semanal, se reiteró el motivo: "Acuérdate del día de reposo para santificarlo ... porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar y todas las cosas que en ellos hay ... " (Exo. 20: 8-11). La observancia del sábado y el matrimonio son dos instituciones divinas establecidas antes de que el pecado entrara en el mundo, y por lo tanto son permanentes. Sin embargo, encontramos que posteriormente a ambas instituciones se les dio un sentido espiritual: al reposo semanal el de reposo espiritual que encontramos en Cristo, y al matrimonio el de la unión de la iglesia con Cristo. Sobre lo primero escribe Pablo en la epístola a los hebreos (cap. 4). No lo hace para anular el reposo semanal {Heb. 4: 9), sino para ayudar a los hebreos a comprender que necesitaban de Cristo, única fuente de reposo espiritual. Este reposo lo alcanzamos en virtud del perdón de nuestros pecados que solamente Cristo puede dar. Esos pecados de los cuales recibimos perdón, los conocimos a través de la ley de Dios (Rom. 7: 7). ¿Sería razonable, entonces, hablar de reposo en Cristo, si insistiéramos en desobedecer uno de sus mandamientos? Y justamente el sábado, mandamiento dado para ayudarnos a fortalecer y mantener la fe en el Creador y Salvador. Y además cuando sabemos por la Palabra de Dios que faltar a uno es faltar a todos (Sant. 2: 10-12).
EL SABADO
39
Para comprender que una aplicación simbólica que sugiere un mandamiento no anula la obediencia real del mismo, hagamos referencia al mandamiento que defiende la santidad del matrimonio: No cometerás adulterio. Adúltera es la persona que teniendo cónyuge a quien prometió amar y vivir fielmente en el estado de matrimonio, acepta luego a otra u otras personas en su intimidad. Cuando la Biblia hace una aplicación simbóli-:a. indica que los que dicen amar a Dios pero aman al mundo son "almas adúlteras" (Sant. 4: 4). La iglesia de Dios en todos los tiempos fue comparada muchas veces por los profetas como la esposa del Señor, de modo 4ue su infidelidad a Dios fue considerada adulterio espiritual. Un ejemplo está en los tres primeros capítulos de Oseas. Otro en Apocalipsis 17. Pues bien, si nosotros no participamos del adulterio espiritual dado que vivimos fielmente la vida cristiana, ¿nos permitiría eso ser adúlteros físicamente? La respuesta es tan evidente que parecería innecesario darla. Sin embargo, podría ser necesario insistir preguntando: ¿Qué es lo más grave, el adulterio espiritual o el físico? Ambos son igualmente gra\ es. porque de no mediar la conversión y el arrepentimiento, son pecados ..:uya paga es la muerte. El adulterio físico nos hace adúlteros espirituales, o el adulterio espiritual nos prepara para ser adúlteros físicos. Volviendo ahora al cuarto mandamiento, el del reposo: el hecho de que en Cristo disfrutamos reposo espiritual, ¿nos autoriza a anular el sentido físico que siempre tuvo el mandamiento? Como en el caso anterior, la respuesta es una sola: el sentido espiricual no anula el fisico. Y en este caso, afirmaríamos qu~ en mayor grado, desde que el descanso físico indicado en el mandamiento propende a fortalecer el reposo espiritual. Pqr esa razón, Jesús dijo: "El sábado por causa del hombre es hecho" (Mar. 2: 27). ¿Por causa de qué? Por causa de la vida espiritual del hombre. Al dejar de lado sus trabajos, obligaciones y presiones de los seis días de la semana, el hombre disfruta de un día de reposo que alivia tensiones, preocupaciones y cansancio, y concede tiempo para el cultivo espiritual. ¿Qué quiso decir el Señor cuando ordenó: "Acuérdate del día de reposo para santificarlo"? Santificar quiere decir: "apartar algo para un uso sagrado", con lo que se indica su propósito: actividades diferentes a las de los seis días de trabajo. Es el día que dedicamos a la atención de los valores espirituales, dejando de lado los materiales. Nuestra mente y acción se dirigen a lo que fortalece nuescro descanso espiritual. Concurrimos, como Jesús, a la casa de culto (Luc. 4: 16); al!i fortaleceremos la fe .::on oír su Palabra (Rom. 10: 17). Vivimos un dia sin presiones, porque con nadie tenemos compromisos comerciales o de trabajo. Es el día del Señor (Mar. 2: 28), y por lo tanto nuestros únicos compromisos los tene-
mos con El. Al dedicar tiempo para actividades misioneras, atendiendo a enfermos o necesitados como lo hacía Jesús (Mat. 25: 35-40), estamos atendiendo al Señor mismo. Todo esto es posible porque al descansar espiritualmente en Cristo, aceptamos su mandato de descansar físicamente. La ganancia espiritual del sábado, al apartarlo para el Señor, nos prepara para una nueva semana de luchas, pero que con seguridad significarán nuevas victorias. (Véase también la pregunta 13.)
20. La observancia del domingo según Hechos 20: 7 ¿No demuestra Hechos 20: 7 que era costumbre de los cristianos guardar el domingo? Este pasaje dice textualmente: "El primer día de la semana, reunidos los discípulos para partir el pan, Pablo les enseñaba, habiendo de salir al día siguiente; y alargó el discurso hasta la medianoche". Los Hechos de los apóstoles fue escrito por el apóstol Lucas unos 35 años después de la resurrección de Cristo. La mayoría de los comentaristas aceptan que utilizó la manera bíblica de contar los días, respetada por los judíos y cristianos primitivos; vale decir, que el día comienza a la puesta del sol. El cómputo romano para contar el día de media noche a media noche, como se estila hoy, no aparece en los es1::ritos del Nuevo Testamento; por lo tanto, la reunión de Troas tuvo que efectuarse en lo que nosotros llamamos "sábado de noche"' pues a la puesta del sol comenzaba el primer día de la semana. Dice el texto que Pablo "alargó el discurso hasta la medianoche", o sea nuestro sábado de noche. A esa hora el joven Eutico se accidentó, después de lo cual habiendo "partido el pan y comido, habló largamente hasta el alba; y así salió" (vers. 9, 10). Así queda claro que el apóstol Pablo salió de viaje después del alba, bien temprano, al aclarar o recién salido el sol. Mientras sus compafieros de viaje subieron al barco, él fue por tierra hasta Asón (vers. 13), desde donde siguió con ellos. Con esto concluimos que después de la reunión nocturna del mismo día, en la parte clara de ese primer día de la semana, o sea el domingo de mañana, el apóstol continuó su viaje. Si alguien no pudiera aceptar que Lucas usó el cómputo bíblico para
EL SABADO
41
contar los días, y prefiere aceptar que ya había abandonado lo indicado por las Escrituras para plegarse a costumbres paganas de los romanos, lo .::ual no es fácil de aceptar, tampoco este texto puede usarse como prueba de que era costumbre la observancia del primer día de la semana, pues el mismo escritor se ocupó de indicar el motivo de la reunión: "Pablo les enseñaba, habiendo de salir al día siguiente" (\ers. 7). Esta explicación i:!S muy importante, porque impide dar otra razón. Si Lucas aclaró que la reunión de ese domingo fue porque Pablo habil de viajar, ¿qué derecho nos asistiría, 20 siglos después, de indicar otro motivo? De haber sido cosrumbre observar el domingo, ésta hubiera sido la oportunidad de explicarlo. Pero al contrario, como si Lucas hubiera :mricipado una equivocada interpretación futura respecto a esa reunión. dejó aclarada la razón de la reunión: el apóstol iba "a salir al día siguiente". No es prudente hacerle decir a la Biblia lo que no dice, y mucho menos contradecir lo que dice con claridad. Por lo tanto, Hechos 20: 7 no prueba en absoluto que era costumbre entre los cristianos del primer siglo celebrar reuniones en domingo. Esa fue una reunión ocasional, en la que ;;e trató de aprovechar lo más posible la visita je! apóstol a los creyentes Je Troas. La Cena del Señor en esa ocasión tampoco ;:-rueba que se la celebró ;:ior ser domingo, pues no había día fijo para su -:e!ebración. Cuando frsús instituyó ese rito, fue jueves de noche. Apa~enremente hubo un tiempo cuando se la celebraba todos los días (Hech. :: 46). En su carta a los corintios, el apóstol Pablo dice: "Así, pues, codas las veces que comiereis este pan, y bebiereis esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta que venga" (1 Cor. 11: 26). Así el apóstol reconoce que la celebración de la Cena del Señor se la realizaba en ocasiones dete:-minadas por las circunstancias, como lo fue en Troas.
21. Del sábado al domingo entre los siglos 11 y VI Si en el Nuevo Testamento no se presenta una discusión clara sobre el cambio del sábado al domingo, ¿no se la hace con claridad en escritos posteriores a los apóstoles? Quien hace esta pregunta tiene razón al reconocer que en el Nuevo Testamento no hay ningún indicio de la realización de tal cambio, porque de haber existido no hubiera pasado inadvertido. Con sólo recordar la reacción contra Jesús, a quien se amenazó de muerte por el solo hecho de corregir un error respecto a la observancia del sábado (Mat. 12: 16; Juan 5: 16), nos preguntamos: ¿Qué hubiera sucedido si luego los cristianos se hubieran declarado totalmente en contra del sábado? Forzosamente tendría que estar reflejada en el Nuevo Testamento la lucha entre las dos ideas. Así como aparecen las reiteradas discusiones respecto a la circuncisión, la que se declaró sin importancia (1 Cor. 7: 19), con mayor razón deberían encontrarse las que expliquen los motivos del cambio del día de reposo. El silencio del Nuevo Testamento sobre el particular confirma que evidentemente no se había producido cambio alguno. Los textos que suelen citarse como Hechos 20: 7; Romanos 14: 5, 6; Colosenses 2: 14-17; Gálatas 4: 8-11, y algún otro, no se refieren al cambio del día de reposo, como lo explicamos al responder a las preguncas sobre ellos. (Véanse las preguntas 17, 20, 22, 23.) Consideremos los documentos más citados, posteriores a los apóstoles, de los que se dice que confirman la observancia del domingo. LA DIDAJE: Este documento es conocido también como Las enseñanzas de los apóstoles. Fue encontrado en 1873, y se considera que fue escrito entre los años 120-190 DC. El único texto conocido está mutilado, es decir, le faltan palabras o partes. La traducción literal del pasaje que se cita como prueba de la observancia del domingo dice así: "De acuerdo con el Señor, del Señor, reunidos romped pan y tomad eucaristía". Las traducciones en español que se ofrecen, dicen: "En e/ día del Señor, del Señor, reuníos, romped el pan y tomad eucaristía" (traducción de Kirssopp). S. Huber traduce así: "Los días del Señor reuníos para la participación del pan y la acción de gracias". Como se ve, se le ha agregado la palabra "día" que no existe en el original. Atenidos al contexto y otros escritos de la época, sería más razonable agregar la palabra "mandamiento" en lugar de "día", con lo cual diría: "De acuerdo con el mandamiento del Señor, reuníos ... etc." La verdad es que en ninguna parte del Nuevo Testamento o de escri-
EL SABADO
43
tos del 11 siglo, época en que se escribió la Didajé, se llamó "día del Señor" al primer día de la semana. La primera vez que así se hace es en un evangelio apócrifo llamado Según San Pedro, escrito hacia fines del segundo siglo. Eusebio (265-340), en su famosa Hiscoria Eclesiástica desaucoriza ese evangelio señalándolo como espurio, escrito por alguien que no fue el apóstol (véase Historia Eclesiástica VI, 12. Editorial Nova). De manera que agregar la palabra "día" a este texto mutilado, para probar la observancia del domingo, no es razonable por no estar de acuerdo con el pensamiento de la época ni con el contexto bíblico. La única referencia definida respecto al día del Señor está en el Nuevo Testamento, y dice: "Así que el Hijo del hombre es Señor aun del sábado" (Mar. 2: 28). CARTA A LOS ,\tlAGNESIOS: Es una cana de Ignacio, obispo de Antioquía, quien murió alrededor del 115. Este es otro escrito, que como muchos otros, perdió su valor documental a causa de las interpolaciones hechas al texto, o sea frases, palabras o capítulos agregados al original. Por eso, esta carta ya no refleja el pensamiento del autor, sino de personas que vivieron mucho después de él. En este caso, se reconoce que las interpolaciones a esta carta fueron agregadas por personas que vivieron en torno al año 300. Por ese motivo está demás que se trate de refutar algo que no tiene valor documental. JUSTINO: Murió como mártir entre el 163 y el 167. Es el primer autor cristiano que hace referencia a algún acto religioso realizado con regularidad el primer día de la semana, al que llama reiteradamente "día del sol". Ese dato se encuentra en su Apología Mayor al emperador, capítulo 67, donde se lee: "Y en el día llamado del sol, hay una asamblea de todos los que viven en las ciudades o en el campo ... " (Los Santos Padres, S. Huber, tomo 1, pag. 196). Aunque Justino se refirió a este asunto en varios de sus escritos, nunca llamó al domingo "día del Señor". Recién lo hicieron escritores muy posteriores a él. CONCILIO DE LAODICEA: Dos fechas se suelen dar para su realización: 343 ó 381. Damos a continuación los dos decretos que nos interesan respecto al día de reposo. Canon 16: En sábado los Evangelios y otras porciones de las Escrituras deben leerse en alta voz. Canon 29: Los cristianos no deben judaizar y estar ociosos durante el sábado, sino que deben trabajar en ese día; pero honrarán especialmente el día del Señor, y siendo cristianos no harán. si es posible, ningún trabajo en ese día. Si a pesar de eso, se los encuentra judaizando, serán separados de Cristo" (Sacrosancra Concilia, de Labbe y Cossart, tomo l, columna 1514).
Obsérvese que esto se decreta en el siglo lV, cuando ya se observa el abandono de ciertas prácticas apostólicas, aunque no en todos los grupos ·cristianos. Sin embargo, todavía se ordenan actos religiosos para el sábado, lo que significa que no se lo consideraba abolido. La siguiente cita podrá mostrarnos cómo se mantenía la observancia del sábado, en forma generalizada, en el siglo V. SOCRA TES ESCOLASTICO (385-445): Es el continuador de la Historia Eclesiástica de Eusebio. En el libro V, capítulo 22 de su historia, dice: "Aunque casi todas las iglesias del mundo celebran los misterios sagrados el sábado de cada semana, sin embargo los cristianos de Alejandría y Roma, en .consideración de una antigua tradición, han dejado de hacerlo". La disputa entre los dos días había de tener su definición en el siglo VI. En efecto, habiendo sido Roma favorecida por circunstancias políticas que le permitieron dominar otros centros cristianos, siguiendo esas traaiciones en desacuerdo con la letra y el espíritu de las Escrituras respecto al día de reposo, en los concilios Aurelianenses I (511) y IlI (538), conocidos también como de Orleans, se decretó que todo lo que las Escrituras señalaban para la santificación del sábado debía aplicarse a la santificación del domingo, amenazando con severas penalidades civiles a los que no aceptaran esta nueva ordenanza. Resumiendo lo dicho, vemos: 1. Que en el Nuevo Testamento nada se argumenta sobre un cambio del sábado en favor del domingo. 2. Que los documentos más citados de la primera parte del segundo siglo, son textos mutilados o interpolados, por lo cual perdieron su valor documental. 3. Que recién aparece una alusión a un reposo en el domingo en forma definida en la segunda mitad del siglo II, con Justino Mártir. 4. Que desde alli en adelante sigue la puja entre los dos días, ocupándose del asunto el Concilio de Laodicea (siglo IV) cuando reconoce actividad religiosa en ambos días. 5. Que a mitad del siglo V nos sorprende un historiador de la iglesia, diciéndonos que "casi todas las iglesias del mundo celebran los misterios sagrados en el sábado de cada semana", aclarando que Roma y Alejandría no lo hacían debido a una "antigua tradición". 6. Que recién en el siglo VI, los concilios Aurelianenses se expresan definitivamente contra el sábado, imponiendo la observancia del ·domingo. Esta medida de fuerza prueba que en el siglo VI había tantos observadores del sábado, que fue necesario que un concilio se ocupara de ellos
EL SABAOO
45
y procurara desanimarlos en su proceder, amenazándolos con penas civiles tan graves como cárcel, destierro o muerte.
22. Diferencia entre día y día. Romanos 14: S, 6 Pablo en Romanos 14: 5 dice: "Uno hace diferencia entre día y día, y otro juzga iguales todos los días". ¿No significa esto que podemos con-
siderar como día de reposo cualquier día, sea el sábado o el domingo? Para poder responder sin equivocarse, es necesario tener en cuenta el contexto del pasaje, y también los problemas existentes en la época en torno al posible cambio del día de reposo. En primer lugar, es interesante nocar que el >luevo Testamento siempre hace distinción entre el sábado y el domingo. Al séptimo dia de la semana siempre lo llama sábado, o "día de reposo", según la Versión Reina-Valera revisada en 1960. En esta versión se cradujo la palabra ''shabbath" como "día de reposo". En cambio. al domingo lo llama invariablemente "primer día de la semana". Pablo en este te.xto se refiere a "días" solamente. En segundo lugar, un análisis del capículo l~ revela que no se está cratando de posibles divergencias en cuanto al día de reposo. El tema es más bien la dificultad ocasionada por ciertos creyentes débiles en la fe, que tenían opiniones particulares respecto de algunas comidas (vers. 1, 2). Obsérvese que en ocho de los 23 versículos del capítulo, se hace referencia a esas comidas (2, 3, 6, 14, 17, 20, 21, 23), y en ocho se aconseja no hacer de ello motivo de juicio o de tropiezo (2, 3, 4, 10. 13, 15, 19, 20). Además, en ningún otro capítulo de la epístola, el apóstol alude a un posible cambio del día de reposo semanal, como para concluir que en la expresión ·'diferencia entre día y día" se refiera al día de reposo. Más aún, atenidos a todo lo expresado en el Nuevo Testamento, podemos asegurar que no había controversia en cuanro al día de reposo semanal (véanse las preguntas 14 y 15). Se discute reiceradamente la circuncisión y se define con claridad que no era necesaria (Gál. 5: 6; l Cor . .,: 19). En cambio, Jesús mismo dijo que de los Diei Mandamientos ni una jota ni un tilde podría tocarse (Mat. 5: 17-19: Luc. 16: 17). En cuanto a que codos los días son iguaks. en referencia al día de
reposo, la misma Escritura declara que no es así (véase la pregunta 13). Entonces, ¿a qué días pudo haberse referido el apóstol? Creernos que el versículo 6 nos revela la respuesta. Dice: "El que hace caso del día, lo hace para el Señor; el que no hace caso del día, no lo. hace para el Señor. El que come, para el Señor come, porque da gracias a Dios; y el que no come, para el Señor no come, y da gracias a Dios". ¿Significa esto que algún creyente de aquella época podía vivir sin comer? ¡De ninguna manera! Pero sí podrían haber vivido sin comer durante esos "días" mencionados. El que comía en esos días dedicados a no comer, no cometía falta, como tampoco el que no comía. Los ayunos o días de ayuno no eran ordenados por mandamiento de Dios, eran voluntarios. Era costumbre judía ayunar dos veces por semana (Luc. 18: 11, 12). En el Megillat Ta'aníth (un tratado judío sobre el ayuno, escrito en el primer siglo de nuestra era), se explica que los judíos ayunaban los lunes y los jueves. En otro antiguo documento llamado la Didajé, escrito a principios del siglo II, en el capítulo 8: l, se señala que los cristianos no judíos, particularmente en el oeste del imperio romano, a causa de sus sentimientos antisemitas declararon los miércoles y los viernes como días de ayuno. Teniendo en cuenta las consideraciones hechas, sería claramente admisible que en Jos versos 5 y 6 se hace referencia a los días de ayuno, pero es evidente, por lo expuesto, que no hace referencia al día de reposo, el sábado.
23. La ley y la cruz en Colosenses 2: 14-17 Según Colosenses 2: 14-17, la ley de Dios fue clavada en la cruz; por lo tanto, ¿necesitamos observar el sábado? Si la Ley de Dios hubiese sido clavada en la cruz, entonces no solamente el mandamiento del sábado quedaría anulado, sino también los otros nueve. Es evidente que eso no ha sucedido, porque en todas las iglesias cristianas todavía se enseña que hay que respetar esa ley. Al no guardar el sábado, se explica que el día de reposo se cambió al domingo, con Jo que se admite que el mandamiento del reposo semanal permanece. Por otro lado, el mismo apóstol hace referencia a la Ley de Dios en todas sus epístolas, lo cual refuta la idea de que para él estuviera abolida.
EL SABADO
47
Nótese que en esta misma epístola a los colosenses señala como pecados que hay que abandonar a la fornicación, a la idolatría, a la blasfemia y a la mentira; pecados señalados por la ley de Dios (cap. 3: 5-9) (véase la pregunta 8 sobre Romanos 10: 4). Además, conviene recordar que los Diez Mandamientos están citados, directa o indirectamente, en todo el Nuevo Testamento, lo cual señala la permanencia de la Ley de Dios (véase la pregunta 12). El principal propósito del apóstol Pablo al escribir el capítulo dos era refutar enseñanzas fundadas en "filosofías y huecas sutilezas, según tradición de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo", con "culto a los ángeles" y fruto de una "mente carnal" (cap. 2: 8, 18). O sea, había un aparente esfuerzo de algunos en conciliar las enseñanzas apostólicas con doctrinas judaicas, helenistas y paganas, pero que no eran "según Cristo", sino "en conformidad a mandamientos y doctrinas de hombres" (cap. 2: 8, 22). Nótese que después de advertir el error de esas doctrinas presentadas por los falsos maestros descritos en el versículo 8, el apóstol presenta la personalidad divina de Cristo (vers. 9, 10) y su obra de redención por "el poder de Dios que le levantó de los muertos" (vers. 12), razón por la cual "a vosotros, estando muertos en pecados ... os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados" (vers. 13). Con estos antecedentes llegamos al versículo 14, donde dice: "Anulando el acra de los decretos que había contra nosotros" (versión Reína'lalera, 1960). "Y cancelada Ja cédula del decreto firmado-contra nosotros" (versión Torres Amat). Esa "cédula" o "acta de los decretos que había contra nosotros", ¿eran los Diez Mandamientos de la ley de Dios'? Sería imposible admitirlo por dos razones: 1) Los Diez Mandamientos no son decretos "contra nosotros", sino que son preceptos de una ley santa, justa y buena (Rom. 7: 12), cuya obediencia significa bienestar y felicidad, por lo que nigún mandamiento está "contra nosotros". 2) El mismo apóstol que recuerda "el perdón de todos los pecados" por Cristo (Col. 2: 3), dos veces aclaró a los romanos que donde no hay ley tampoco hay pecado (Rom. 4: 15; 5: 13). Por lo tanto, si hay pecados que perdonar es porque hay una ley que los señala (Rom. 7: 7; 3: 20). Concluimos entonces que el "acta de los decretos que había contra nosotros" y que fue clavada en la cruz, tiene que ser otra cosa, pero de ningún modo la ley de Dios. De lo contrario la contradicción del apóstol sería evidente, pues por un lado reconocería la permanencia de la ley de Dios y por otro la anularía.· La palabra griega traducida como "acta" o "cédula" en el versículo 14 es cheirografan. Primariamente quiere decír ··contrato escrito" o "cer-
tificado de deuda" resultante de alguna transgresión. También "libro con registro de pecados" usado para la co·ndenación del transgresor. Esto nos ayuda a entender que lo que fue clavado en la cruz fueron los registros de nuestros pecados que "estaban contra nosotros" condenándonos a muerte (Rom. 6: 23). Esa era la obra cumbre de Cristo, "el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo" (Juan l: 29). Su obra no era quitar la ley de Dios, sino el pecado, que es la transgresión de esa ley (1 Juan 3: 4). Por lo tanto, Cristo clavó en la cruz el cheirografon, o sea el "registro de nuestros pecados", o "el certificado de nuestra deuda" de pecados que "había contra nosotros, que nos era contraria". Así se cumplió la promesa: "Yo, yo soy el que borro tus rebeliones ... " (Isa. 43: 25). De ese modo, destruyendo el cheirografon, o sea las evidencias de nuestros pecados, Cristo despojó "a los principados y potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz" (Col. 2: 15). En efecto, "el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba delante de nuestro Dios día y noche" (Apoc. 12: 10), fue derrotado y descubierta su falacia. La versión popular Dios habla hoy presenta así los versículos 14 y 15: "Dios canceló la cuenta que había contra nosotros y que nos condenaba por sus requisitos legales. Puso fin a esa cuenta, clavándola en la cruz. Cristo, al morir en la cruz, venció a las autoridades y poderes espirituales, y los humillló públicamente, llevándolos como prisioneros en su desfile victorioso". Habiendo quedado claro que lo que fue clavado en Ja cruz no fue la ley de Dios sino todo registro de nuestros pecados, perdonados por Ja muerte de Cristo y, por lo tanto, simbólicamente clavados en la cruz, pasemos ahora a los versículos 16 y 17. Las comidas, las bebidas, los días de reposo o sábados mencionados en el versículo 16, son identificados por el versículo 17, donde dice: "Todo lo cual es sombra de lo que ha de venir; pero el cuerpo es de Cristo". En efecto, en el ritual del templo y su sacerdocio levítico, había fiestas, comidas, bebidas y días de reposo o sábados que eran "sombra" o símbolos de Cristo. La Pascua era un día de descanso celebrado con comidas y bebidas en recuerdo de la liberación de la esclavitud de Egipto. Desde que Cristo nos liberó de la esclavitud del pecado (Rom. 6: 17, 18), se constituyó en nuestra pascua "sacrificada por nosotros" (l Cor. 5: 7). Así, el apóstol reconoce en la Pascua una sombra de Cristo. La gran fiesta de la Purificación del Santuario, celebrada cada año el 10 del mes séptimo, otro día de descanso o sábado, también era una "sombra" de Cristo cumplida con su único sacrificio (Heb. 9: 23-26). Y lo mismo podría decirse de otras fíes-
EL SAHAL>ü
49
tas o días de reposo como los panes ázimos. el pentecostés, las cabañas, etc. De esta manera, contrariamente a lo que enseñarícrn esas "filosofías y sutilezas huecas" contra las que Pablo precavía a los colosenses, los cristianos no necesitaban tomar en cuenta para su salvación ese ceremonial simbólico, pues las "sombras" dejaban su lugar a la realidad: Cristo. No podríamos decir lo mismo respecto J.l séptimo día, el día de reposo señalado por la ley de Dios, pues cuando fue establecido mediante la bendición y santificación del Sei'lor (Gén. 2: l-3), aún no había enirado el pecado en el mundo, por lo tanto no podía habérselo establecido como sombra de algo que no había ocurrido. Obsér\'ese que el mismo mandamiento da como razón de su santificación la creación del mundo: "Acuérdate del día de reposo para santificarlo ... porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar y todas las .:osas que en ellos hay, y reposó para santificarlo ... porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra. el mar y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día ... " (Exo. 20: 8- l l ). Aquí es oportuno decir que el apóstol Pablo declaró a los colosenses que esa creación es obra de Cristo (Col. l: 15-18). Por lo tanto siendo El el Creador, fue El el que bendijo y santificó el sábado. Esa es la razón por la que Jesús afirmó una vez a los judíos que el "Hijo del hombre es Señor aun del sábado" (Mar. 2: 2S). El mismo apóstol .:omparó una \CZ ame los judíos el reposo del sábado con el reposo espiritual (Heb. 3, .i). Pero con ese hecho no anulaba la primera razón de su santificación, ser un recuerdo de la creación, pues la creación del mundo no fue anulada, ni tampoco su Creador. Fue una forma utilizada por el apóstol para hacer encender a los judíos que con el solo reposo físico del sábado, no podían alcanzar el reposo espiritual sin aceptar a Cristo. El único que podía darnos reposo espiricual, mediante el perdón de nuestros pecados, era Cristo. (Véase la pregunta 19.) Concluimos diciendo que las fiestas señaladas en el versículo 16, eran referencia directa a las fiestas simbólicas o ··sombras" de Crisro del ritual del te::mplo y del sacerdocio levítico, que ya no tenían objeto. Por lo tanw si alguno no quería celebrarlas no cometía falta y por ese motivo no debía juzgárselo como transgresor. Ofrecemos, como valiosa e interesante. ia noca explicativa que aparece en El Nuevo Testamento i:on Nocas. pubiicado por la Sociedad Americana de Tratados, 21 West 46 th St., J\;ew York 1Copyright 1906). Esa nota fue preparada por el Rev. P. A,. Rodriguez y el Sr. Carlos Araújo, de Madrid, España, ambos creyentes evangelicos. no· adventistas. En las pági. nas 648 y 649, dan esta explicación al \ersículo 16: "Nadie os juzgue. apruebe y repruebe, vuestro modo de trarar la !ey ceremonial; de nucv;i
luna o de sábados, los días cuya observancia estaban asociados con carnes, bebidas y lunas nuevas. Rom. 14: 10, 13. Este pasaje no se refiere al sábado de la ley moral, ni a los mandamientos que prohíben el robo, el asesinato y el adulterio. Este sábado semanal no ha perjudicado nunca a los hombres, sino que ha promovido siempre su bien. Su observancia les ayudó a conquistar los mejores lugares de la tierra y a poseer la heredad del pueblo de Dios. Isa. 58: 13, 14; Jer. 17: 21-27".
24. El sábado es para los judíos Me han explicado que el sábado fue dado a los judíos y que el domingo es el día de los cristianos. ¿No es eso lo que enseña el Nuevo Testamento? No encontramos tal afirmación en el Nuevo Testamento. En las ocho veces que menciona el "primer día de la semana" no se dice que es el día de guardar en lugar del sábado (Mac. 28: l; Mar. 16: l, 9; Luc. 24: l; Juan 20: l, 19; Hech. 20: 7; 2 Cor. 16: 2). (Sobre Hechos 20: 7, véase la pregunta 20.) Veamos en primer lugar lo que nos explica el Antiguo Testamento, única parte de la Biblia que tenían Cristo y los apóstoles para documentar sus enseñanzas (véase la pregunta 3). 1. En Génesis 2: 1-3 se nos informa que al terminar la creación del mundo, Dios bendijo y santificó el séptimo día. Recordemos que·"santificar" quiere decir "apartar para un uso sagrado". No existían, entonces, judíos ni otras razas, sino solamente Adán y Eva. Por lo tanto, originalmente el sábado se hizo para e/ hombre (Mar. 2: 27). 2. Cuando Dios dio la ley escrita a su pueblo escogido, más de dos mil años después de la creación, explicó en el mismo mandamiento que la razón para santificar el sábado era "porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra ... y reposó en el séptimo día; por tanto Jehová bendijo el día de reposo y lo santificó" (Exo. 20: 11). Así queda claro que Dios no dio el sábado a los judíos porque eran judíos, sino porque él había bendecido y santificado el séptimo día como reposo en la creación. Los judíos recibieron ese mandamiento porque eran los únicos adoradores del Dios vivo, el Creador del universo. Todos los demás pueblos del mundo
EL SABADO
51
adoraban dioses falsos. Así el sábado constituía una señal de que el pueblo judío adoraba al Creador (Eze. 20: 20). · 3. Cuando en una ocasión Dios habló por medio del profeta a su pueblo, aclaró que el sábado era "mi día santo", no el día de los judíos (Isa. 58: 13, 14). 4. Además, la observancia del sábado no era privilegio exclusivo de los judíos; también para los extranjeros representaba una gran bendición servir a Dios y guardar el sábado (Isa. 56: 6, '7). 5. Las verdades que el pueblo judío conocía de Dios no las debían esconder, sino que debían ser la "luz de la naciones" y "mi justicia para luz de los pueblos" (Isa. 42: 6; 49: 6; 51: 4). Habían sido llamados para e\·angelizar el mundo (Isa. 60: l-6). En el Nuevo Tescamento encontramos dos declaraciones definitorias respecto al sábado: l. Jesús se ocupó reiteradas veces de enseñar a los judíos a santificar correctamente el sábado. Ellos lo acusaron de transgredirlo, pero tal acusación era falsa (véase la pregunta 14). En una de esas ocasiones, cuando ~o recriminaron, Jesús les respondió: "El sábado por causa del hombre fue hecho" (Mar. 2: 27). Nótese que no les dijo que fue hecho por causa del judío. En la versión Reina-Valera revisada de 1960, dice "día de reposo'', que es la traducción de la palabra shabbach -el nombre del séptimo día. ¿Cuándo fue hecho el sábado? Ya explicamos que fue hecho al finalizar la creación del mundo, como corona de la maravillosa obra dd Creador. Ahora bien, si Jesús dijo que el sábado fue "hecho por causa del hombre", haríamos mal de decir lo contrario. La Biblia nos enseña que fue hecho para el hombre, a fin de que tenga el úempo necesario para cultivar su vida espiricual, para fomentar la comunión con Dios, para el estudio de su Palabra, para recordar constantemente a su Creador. De esa manera, el sábado sigue siendo una bendición espiritual para el hombre de cualquier raza. 2. En esa misma ocasión, Jesús hizo otra afirmación importante: "El Hijo del hombre es Señor aun del sábado" (vers. 28). ¿Por qué el Hijo del hombre es Señor o dueno del sábado? Porque El fue su creador, tal como lo afirma el Nuevo Testamento: "Sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho"; por El "asimismo hizo el universo"; y "por él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y en la tierra" (Juan l: 1-3, lO; Heb. 1: 2. 3; Col. 1: 15-17). Así, el Nuevo frstamento aclara que Je~ús fue el que hizo el ~ábado y, por lo tanto, sigue siendo su día; el sábado es el día del Señor. Esa fue la razón por la que tuvo el derecho de corregir a los fariseos, enseñándoles la observancia correcta del sábado, pues no
52
LA BIBLIA RESPONDE
·era el día de los judíos, sino el día del Senor; ese derecho le pertenece porque fue quien lo creó, lo santificó y lo guardó. Así pues, concluimos que el sábado no es el día de los judíos, sino el día que Jesús hizo para los seres humanos de todas las razas.
25. Guardar el sábado no nos salva ¿Por qué es necesario guardar el sábado, si no es el sábado el que nos salva? Es verdad que el sábado no nos salva, porque nuestro Salvador es Cristo, "porque no hay otro nombre debajo del cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos" (Hech. 4: 12). Pero si encaramos así el plan de salvación, como lo sugiere la pregunta, tendríamos que decir que tampoco salva al idólatra destruir sus ídolos, ni al asesino dejar de matar, ni al mentiroso abandonar la mentira. Pero eso que es verdad, ¿nos permite dejar de obedecer cualquier mandamiento porque el único que salva es Cristo? El Evangeliq_ oos enseña que Cristo vino a salvar a "su pueblo de sus pecados" (Mat. l: 21); que El es el "Cordero de Dios que quita el pecado del mundo" (Juan l: 29). "Y sabéis que él apareció para quitar nuestros pecados, y no hay pecado en él" (l Juan 3: 5) De manera que si fuimos salvados del pecado por Cristo, ¿cuál será el resultado? "Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios" (1 Juan 3: 9). Si es así, es evidente que somos salvados del pecado, por lo que tenemos que definir qué es pecado. Esta es la respuesta bíblica: "Todo aquel que comete pecado infringe también la ley; pues el pecado es infracción de la ley" (1 Juan 3: 4). El apóstol Pablo dijo: "Yo no conocí el pecado sino por la ley; porque tampoco conociera la codicia, si la ley no dijera: No codiciarás" (Rom. 7: 7). De modo que si el pecado es la desobediencia a cualquiera de los Diez Mandamientos, y la misión de Cristo es quitar nuestros pecados, lo que debemos hacer es obedecer al Señor -lo contrario a pecar. Por eso, el que fue salvado por Cristo "no practica el pecado", o no desobedece los mandamientos.
EL SABADO
53
Volviendo ahora a la pregunta, decimos que no somos salvos porque dejamos de codiciar, sino que dejamos de codiciar porque fuimos salvados. ¿Observa usted la diferencia? Tampoco somos salvados porque dejamos de robar o mentir, sino que dejamos de robar y mentir porque fuimos salvados de esos pecados. Del mismo modo, no somos salvados por guardar el sábado, sino que guardamos el sábado porque fuimos salvados por Cristo -de seguir desobedeciendo ese mandamiento. Cristo es el único que puede salvarnos de nuestro deseo de pecar. El nos hace nuevas criaturas, con nuevos deseos (2 Cor. 5: 17). La presencia del pecado, o de la desobediencia en nuestra vida, es demostración de que no hemos sido salvos. Por eso dice la Biblia: "En esto sabemos que nosotros le conocemos, 5i guardamos sus mandamientos. El que dice: yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y no hay verdad en él" (l Juan 2: 3, 4). También Santiago aprueba esta declaración (2: 10-12).
PREGUNTAS SOBRE LA ALIMENTACION
26. Todo lo que Dios creó es bueno. 1 Timoteo 4: 3-5 ¿Por qué la iglesia adventista prohibe ciertos alimentos, cuando en 1 Timoteo 4: 4 dice que "todo lo que Dios creó es bueno, l nada es de desecharse''? Comencemos con el análisis desde d v.:rsículo 3. "Mandarán abstenerse de alimentos que Dios creó". El alimento que Dios creó para el hombre está indicado en Génesis 1: 29: .. roó planta que da semillas" y "todo árbol en que hay fruto que da semilla". Cuando la tierra quedó destruida por el diluvio, Dios admitió el uso de Ja carne (Gén. 9: 3, 4). Aunque allí no se dan detalles, sabemos que Noé co:wda la existencia de animales limpios e inmundos (Gén. 7: 2). Moisés dej0 una lista detallada de los animales en Levítico 11 y Deuteronomio l~. ¡Dios sabe de cuántos males nos libramos cuando no usamos los animales que él señaló como inmundos! Por ejemplo, el cerdo es transmisor de la tr~q.u~y el cisticerco. Ciertamente. nos costaría mucho admitir que Dios se propuso con esa enseñanza sac:ir de la mesa de su pueblo platos nutritivos y deleitosos. En cambio, es f3...:'.l admitir que la obediencia a esas enseñanzas promoverían la salud del pu
58
LA BIBLIA RESPONDE
Alguien, atenido al versículo cuatro, podría insistir en que no hay li mitaciones en fa alimentación: "Porque todo lo que Dios creó es bueno y nada es de desecharse, si se toma con acción de gracias" (vers. 4). Ad viértase que ese "todo" y ese "nada es de desecharse", forzosamente qued¡; limitado por la frase condicional: "si se toma con acción de gracias". As; pues, "todo lo que Dios creó es bueno", tratándose de todo lo que El creó para alimento, porque hay muchas cosas creadas por Dios que no son alimento; felizmente algunas de ellas las señaló definidamente como que ne son saludables. (Con respecto al significado de la expresión "todo" encontrará más argumentos en la pregunta 28.) Con lo explicado queda claro que este pasaje no nos abre una puerta para hacer uso de cualquier cosa que pudiera parecernos alimento, sino que será sólo aquello que Dios creó como tal. Y lo que tuvo la bondad de señalarnos que no es alimento, haremos bien en no usarlo, y mucho menos burlarnos de Dios, al darle gracias por lo que nos dijo que no es alimento. Hoy se ha comprobado que la mayoría de las enfermedades se inician por una equivocada manera de alimentarnos. Son las enfermedades de la nutrición. Regularmente se dice que alguien murió del corazón, o del estómago, o de los riñones, o del higado, o de los nervios, etc. Pero pocas veces se dice o se explica que esos órganos fueron afectados por una dieta inadecuada, o por malos hábitos respecto a la alimentación. De manera que si alguien se interesa en enseñar a los creyentes a usar alimentos saludables, que Dios ordenó, como lo hace la Iglesia Adventista, está haciendo la voluntad de Dios. Para todos, el resultado será mejor salud y un mejor servicio a Dios.
27. Pedro, mata y come. Hechos 10 La visión del apóstol Pedro relatada en Hechos 10, ¿nos autoriza a comer animales inmundos? Para dar la respuesta debemos analizar lo sucedido según se relata en Hechos l O y l l: l-18. Pedro había subido a la azotea de la casa donde habitaba en Jope, para orar. Sintiendo hambre, vio en visión algo semejante a un gran lienzo que descendía a la tierra en el que había toda clase de animales limpios e inmundos, y oyó una voz que le decía: "Pedro, ma-
LA ALIMENT ACION
59
ta y come". Su respuesta fue terminante: "Señor, no, porque ninguna cosa común o inmunda he comido jamás". Esta escena se repitió tres veces (vers. 13-16). "Y mientras Pedro estaba perplejo dentro de sí, sobre lo que significaría la visión que había visto, he aquí los hombres que habían sido enviados por Cornelio, llegaron a la puerta" preguntando por él. "Y mientras pensaba en la visión, le dijo el Espíritu: He aquí tres hombres te bus:an. Levántate, pues, y desciende, y no dudes de ir con ellos, porque yo los he enviado" (vers. 17-20). No hay duda que para Pedro el desconcierto del primer momento quedó resuelto. La orden del Espíritu Santo de ir a la casa de unos extranjeros o gentiles, a quienes consideraba inmundos, aclaró totalmente el significado de la visión. No se trataba de comer animales inmundos, sino de no considerar a los gentiles como inmundos. Por eso, Dios le había dicho: "Lo que Dios limpió, no lo llames tú común" (vers. 15). Nótense ahora las primeras palabras de Pedro a Cornelio y a las personas reunidas en su casa: ''Vosotros sabéis cuán abominable es para un varón judío juntarse o acercarse a un extranjero; pero me ha mostrado Dios que a ningún hombre llame común o inmundo" (ver. 28). Después que le explicaron el motivo por el cual lo habían llamado, gracias a la intervención de un ángel del Señor, Pedro comenzó su discurso diciendo: "En verdad comprendo que Dios no hace acepción de personas, sino que en toda nación se agrada del que le teme y hace justicia" (vers. 34, 35). Esta visita que hizo el apóstol a los extranjeros levantó una ola de protestas en Jerusalén. Cuando llegó a la ciudad con seis creyentes que lo habían acompañado a Cesarea, a casa de Cornelio, y lo recriminaron diciéndole: "¿Por qué has entrado en casa de hombres incircuncisos, y has comido con ellos?", Pedro les relató todo lo sucedido. "Entonces, oídas estas cosas, callaron, y glorificaron a Dios, diciendo:¡ De manera que también a los gentiles ha dado Dios arrepentimiento para vida!" (Hech. 11: 1-18). Por lo tanto, si el apóstol Pedro, los demás apóstoles y todos los hermanos que participaron en esta experiencia llegaron a la conclusión definitiva de que la visión tuvo solamente el propósito de romper el prejuicio, fuertemente arraigado, contra los extranjeros o gentiles, mostrándoles que para Dios no eran inmundos, hoy no nos asiste el derecho de darle a la misma visión otra interpretación. Por otra parte, sería una blasfemia el afirmar que Cristo había venido al mundo para que con su sacrificio fuesen limpiados los animales inmundos. De ninguna manera esta visión nos autoriza a comer animales inmundos, pues siguen siendo impropios como alimento. Si entonces fueron inmundos, mucho más lo serán ahora, con
60
LA BIBLIA RESPONDE
el auge de las enfermedades en el reino animal (ofrece alguna idea adicio nal la pregunta 26). ·
28. Todo lo que se vende en la carnicería ¿Por qué los adventistas prohíben comer la carne de cerdo y otras car~ nes, cuando en 1 Corintios 10: 25 dice que podemos comprar todo lo quese vende en la carnicería? Volvemos al principio de que para interpretar bien una frase bíblica! es necesario tener en cuenta siempre el comexto. En este caso es necesaria comenzar desde el versículo 19 y seguir hasta el 29. Así descubrimos que1 el apóstol se refiere a la costumbre pagana de ofrecer los animales en sa~ crificio a los ídolos antes de vender la carne al público. Pablo consideraba! que esa acción idólatra era una ofrenda a los demonios; además. sabia que1 tal sacrificio no afectaba para nada la carne ofrecida (vers. 19. 20). Pero' ante el problema que esto creaba en la conciencia de algunos creyentes. que podían pensar que comer esa carne era venerar ídolos (vers. 24. 29), Pablo dio dos consejos: el primero era el de comprar la carne sin preguntar si había sido ofrecida a los ídolos (vers. 25); y el segundo, que cuando aceptaban la invitación de un incrédulo debían comer todo lo que se les pusiera delante, sin preguntar si acaso habría sido ofrecido a los ídolos. En caso de que se les dijera que se la había ofrecido a los ídolos, no debían comerla (vers. 27, 28). Sin embargo, algunos insisten en que dice "todo": "De todo lo que se vende en la carnicería comed ... y ... de rodo lo que os pone delante comed". Nuevamente debemos llamar la arención al contexto, donde se nos indica que ese "todo" tiene límites. En este caso está claramente indicado que se trata de todo lo ofrecido a los ídolos y que es aceptado como alimento por la Pa.labra de Dios. Si no quisiéramos aceptar los limites que ese "todo" tiene según el contexto, nos colocaríamos en situaciones irrazonables. Por ejemplo: si a un carnicero poco escrupuloso se le ocurriera vender carnes malas. infectadas o descompuestas, según ese equivocado criterio tendríamos que comprar sin decir nada, porque la Biblia dice "de todo lo que se vende en la carnicería, comed". O si un incrédulo pusiera delante de nosotros be-
LA ..\LIMENTACION
61
bidas alcohólicas y alimentos perjudiciales a la salud, también nos veríamos obligados a comer y beber de todo, porque una orden bíblica dice: "de todo lo que os pone delante, comed". Felizmente la Biblia no sostiene tal absurdo, pues ese todo queda claramente limitado por el contexto. ' Hay otros muchos pasajes que usan la palabra "todo", pero siempre encontraremos que es limitado por el contexto. Por ejemplo: "Todo lo puedo en Cristo que me fortalece" {Fil. 4: 13). Todo, sin limites, sería lo bueno y lo malo, pero aquí el texto y el contexro indican los límites, o sea "todo" pero en Cristo. o todo lo bueno (vers. S). Otro ejemplo: "Todo lo que hacéis ... hacedlo todo en el nombre del Señor" (Col. 3: 17). Todo lo que se hace en el nombre del Señor, puede ser solamente lo que la doctrina y las normas cristianas aceptan corno bueno o correcto. Ese "todo" está limitado por muchos contextos encontrados en toda la Biblia. Refiriéndonos ahora a la carne de "cerdo y otras" que se mencionan en la pregunta, recordamos que Dios mismo advirtió a sus hijos que d cerdo y otros animales son inmundos (lev. 11 ). Conviene recordar aquí que el término "inmundo" en el Amiguo Tesramemo puede tener el sinónimo de "contagioso", pues al leproso, cuya enfermedad es contagiosa, se lo consideraba inmundo (lev. 13: 3, 15, .W, 45). l.1 carne de cerdo es el único vehículo con el que el hombre puede contagiarse de enfermedades como la triquinosis y la cisticercosis.
29. ¿Qué contamina al hombre? Mateo 15: 1-20 Jesús, al decirnos en Mateo 15: 11: "No lo que entra en la boca contamina al hombre; mas lo que sale de la boca, esto contamina al hombre", ¿nos autoriza a comer de todo sin las restricciones señaladas en el Antiguo Testamento? En primer lugar, observemos que Jesús llegó a esta declaración a fin Je responder a una pregunta de unos escribas y fariseos: "¿Por qué tus discípulos quebrantan la tradición de los ancianos? Porque no se lavan las manos cuando comen pan" (vers. 2). A esta pregunta Jesús respondió con otra (vers. 3), para hacerles notar que lo que contamina al hombre es la desobediencia a los mandamienros de Dios. que ello~ quebrantaban amparándose en sus tradiciones, y no un rito ce~;!monial como el de lavar5e las manos (vers. 4-9).
b¡
LA HlliLlA KESPONDE
Cuando los discípulos le preguntaron aparte qué quiso decir al afo mar que "no lo que entra en la boca contamina al hombre; mas lo qu sale de la boca, esto contamina al hombre" (vers. 10, 11), Jesús les expli có que la contaminación se producía primero en la mente, antes de reali zarse la acción. Por eso, señaló como fundamental y primera causa de !; contaminación los "malos pensamientos" que salen del corazón (vers. 19) Para responder la pregunta que se nos hizo, preguntamos lo siguien te: ¿No es un mal pensamiento proponernos comer lo que sabemos qw es perjudicial para la salud? Por supuesto que sí. Dios nos señaló en s~ amor cuáles eran los animales impropios como alimento (Lev. 11). No! dio un buen número de leyes higiénicas para preservarnos con salud, y no! explicó que si las obedecíamos "ninguna enfermedad de las que emié z los egipcios, te enviaré a tí; porque yo soy Jehová tu sanador" (Exo: 15: 26). Nos advirtió de los males del alcohol (Prov. 20: 1; 23: 29-32; 31: 41 5). Nos enseñó que nuestros cuerpos son templo del Espíritu Santo "comprados por precio", aclarando que "si alguno destruyere el templo de Dios. Dios le destruirá a él; porque el templo de Dios, el cual sois vosotros, san-. to es" (1 Cor. 6: 19, 20; 3: 16, 17). Hoy la ciencia médica aprueba coda eso y felizmente nos advierte de otros males que aparecieron después dé los profetas y apóstoles, pero que destruyen definidamente la salud, camal el tabaquismo, las bebidas estimulantes y las drogas. Frente a todas estas observaciones tenemos que reconocer que cada vez que nos proponemos participar de algo que daña nuestro cuerpo, primero ha salido el "mal pensamiento" contaminador. Porque en verdad no nos contaminamos con las bebidas alcohólicas cuando entran por la boca, sino que ya estábamos contaminados cuando salió el mal pensamienco que las codició. Hoy sabemos con certeza que las enfermedades que cobran más tributo en muertes prematuras, son las provocadas por una equivocada manera de alimentarnos: comidas impropias, bebidas alcohólicas, tabaco, bebidas estimulantes, drogas, etc. Todo esto está entre las causas principales de las enfermedades evitables, pero que sólo pueden ser provocadas por "los malos pensamientos" que nos inducen a usar lo que no conviene.
LA ALIMENTACION
63
JO. El reino de Dios no es comida. Romanos 14: 14-20 Cuando los adventistas enseñan que no se han de comer ciertos ali1entos, ¿no contradicen el consejo del apóstol Pablo dado en Romanos ti: 15? En verdad la Iglesia Adventista no enseña que no se han de comer ciertos alimentos", sino enseña que no se han de comer las cosas que o son alimentos. Su enseñanza propende a una reforma en los hábitos e vida y el uso de lo que en verdad es alimento. En el versículo 15 dice: "Pero si por causa de la comida tu hermano s contristado, ya no andas conforme al amor. No hagas que por la comila cuya se pierda aquel por quien Cristo murió". Enseñarle, pues, al crerente a lograr un mejor estado de salud, y a vivir en forma saludable, no lene el fin de "contristarlo" ni de que "se pierda aquel por quien Cristo nurió". Al contrario, al aprender formas correctas de alimentarse se senirá feliz, y al descubrir que sus hábitos alcohólicos, tabáquicos o de otra 1aruraleza eran los causantes de sus graves males. o que en el futuro se nanifestarian sus efectos inevitables, se sentirá dichoso de que alguien se o advirtió a tiempo. Comprendemos que algunas personas esclavizadas por el alcoholisno, d tabaquismo, o la costumbre de usar como alimentos los que no lo •on. aun cuando se los advierte del daño que producen al organismo, pre~ieren seguir con sus malas prácticas y se aparten de la iglesia. En tal caso, ~creemos que ese texto nos aconseja que los dejemos tranquilos con sus ticios para no apartarlos de Cristo? ¿No será más bien que el que así pro:ede es porque amó más a sus vicios y malos hábitos que a Cristo? El Evan~elio es "poder de Dios para salvación a todo el que cree" (Rom. 1: 16). Por lo tanto, no necesitamos bajar las normas de vida correcta, pensando ~ue así ganaremos a los hombres. Si siguen con sus pecados y abandonan la iglesia, no tienen la culpa las correctas enseñanzas que ayudarán al creyente a gozar de mejor salud. No se aparta por causa de la comida, sino por causa de su incredulidad al Evangelio. El versículo 17 dice: "Porque el reino de Dios nos es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo''. La justicia, la paz y el gozo verdaderos se disfrutan en plenitud cuando vivimos sanos física y espiritualmente. Mucha verdad hay en el antiguo adagio: "Mente sana en cuerpo sano''. Estas reflexiones nos permiten comprender que el apóstol no se refería en estos textos a comidas sanas que favorecen la salud de los que acep-
64
LA tllHUA Kb.l-'U1"LJc
tan al Señor, prohibiéndonos enseñarles a dejar sus malos hábitos. Por lo tanto, los versículos 15 y 17 tienen que referirse a alguna legislación arbitraria respecto a comidas saludables con las que harían cuestión los flacos en la fe referidos en los versículos 1 y 2. Esas enseñanzas prohibirían alimentos saludables, prescribirían ayunos obligatorios en días determinados (vers. 5, 6), indicando que para ser salvos había que cumplir esas ordenanzas. Tales medidas de abstinencia, consideradas por esas personas como necesarias para la salvación, nada tenían que ver con el reino de Dios. Dicho esto, aún podría decírsenos que el apóstol no está de acuerdo con esa lista de animales limpios e inmundos, puesto que dice que "de suyo nada hay inmundo" y que "todas las cosas J la verdad son limpias" (vers. 14, 20). Si aceptamos que el apóstol consideraba equivocadas las indicaciones de Dios dadas en Levítico 11 o Deuteronomio 14, lo sorprenderíamos en una seria contradicción, pues él mismo le dice a Timoteo que "toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar. .. corregir . .. " (2 Tim. 3: 16), y a los romanos les dice que "las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se escribieron ... " (Rom. 15: 4). Siendo que en su tiempo sólo existían los escritos del Antiguo Testamento, seria aventurado pensar que el apóstol estaba en contra de la enseñanza bíblica respecto a lo limpio y lo inmundo. Por lo tanto, los versículos 14 y 20 evidentemente se referían a alimento saiudable que los débiles en la fe señalaban como impropio, condenando su uso como un acto pecaminoso. Por otra parte, si pretendiéramos que la expresión "todas las cosas a la verdad son limpias" no excluye nada, acusaríamos a Pablo de haber cometido una tremenda equivocación, pues nadie ignora que no "todas las cosas" son limpias o comestibles. Hay muchas cosas que por repugnantes, provocan náuseas aun al pensar en ellas: otras cosas son v]'1enos violentos; ciertas cosas provocan enfermedades; y aún hay cosas 'fle sencillamente no se pueden comer aunque se quisiera. Así que, forzosamente, la frase "todas las cosas" en la mente del apóstol debió haber tenido un límite, y ese límite lo declaraba el Antiguo Testamento que eran las Escrituras que disponían los apóstoles. (Véanse orros comentarios sobre la palabra "todos" en la pregunta Nº 28.) Aquí volvemos otra vez a la importancia del contexto, a fin de ayudarnos a descubrir ese límite. Los creyentes que d apóstol describe como "débiles en la fe", insistían que ciertos aliment..:is limpios no debían comerse en ciertos días, porque hacerlo era pecado. A "todas" esas comidas saludables se refería y no a lo señalado clarame:ue por las Escrituras ~o-
es mo no aceptable como tal. Salir de esa conclusión es olvidar que "un texto, sin su contexto, es apenas un pretexto". En este caso sería un pretexto para permitirnos el uso de algo que nos gusta aunque atentaría contra nuestra salud, dejándonos abierto el camino a fin de justificar cualquier otra costumbre inwrrecta en relación con la alimentación. El apóstol Pablo comenta en 1 Timoteo ~: 1-5 un problema parecido relacionado con la restricción en los alimentos saludables y que se explica en la pregunta 26, cuya lectura recomendamos.
31. ¿Permiso para comer carnes limpias e inmundas? Deuteronomio 12: 15 ¿Se autoriza en Deuteronomio 12: 15 a comer carne limpia e inmunda? Raras veces se ofrece este versículo como r:uón para afirmar que aun a los israelitas se les autorizaba comer carnes inmundas, pero como lo hemos encontrado hasta en folletos en donde se lo usaba para desaprobar ia reforma pro-salud de la Iglesia Ad\·entista. ofrecemos la explicación. Después de señalarse en los primeros versículos del capítulo 12 los deberes del pueblo de Israel respecto a lo que deban hacer en el "lugar que Jehová vuestro Dios escogiere entre todas vuestras tribus, para poner allí su nombre" (Vers. 5), se llega al versículo 15, donde dice: "Con todo, podrás matar y comer carne en todas tus poblaciones conforme a tu deseo, según la bendición que Jehová tu Dios te haya dado; el inmundo y el limpio la podrá comer, como la de gacela o de ciervo". Teniendo en cuenta elementales leyes gramaticales acerca del artículo, el género y el uso de expresiones tácitas, entenderemos que no se está hablando de carnes inmundas o limpias, sino de personas que ceremonialmente podían ser consideradas limpias o inmundas. Como ejemplo de tales condiciones, señalamos algunos de los muchos textos que lo explican: Levítico 5: 2; 11: 24-40; Números 19: 7, 8, 10. etc. De manera que, a pesar de los estatutos señalados en los primeros 14 versículos de Deuteronomio 12 respecto a lo que debía hacerse en relación al "lugar que Jehová escogiere ... para poner J.llí su nombre" (posteriormente ese lugar escogido fue Jerusalén), al pueblo se le dijo: "Con todo, podrás matar y comer carne en todas tus pobiaciones conforme a tu de-
66
LA BIBLIA RESPONDE
seo, según la bendición que Jehová tu Dios te haya dado: el [ser humano] inmundo y el [ser humano] limpio la podrá comer [la carne], como la de gacela o de siervo" (ambos animales limpios). Nótese que si se hubiera tratado de carnes limpias e inmundas, correspondía el uso del género femenino, debiendo decir: "la [carne] inmunda y la [carne] limpia la podrá comer", pues sería un error decir: "El [carne] inmundo y el [carne] limpio la podrá comer". (Hemos señalado entre corchetes los elementos tácitos existentes en el te\to en cuestión.) Además. sería un absurdo decir que la carne comerá a la carne. Es claro entonces que Deuteronomio 12: 15 no hace referencia a carnes limpias o inmundas.
PREGUNTAS SOBRE LA NATURALEZA DEL HOMBRE EN LA MUERTE
32. El ladrón arrepentido, ¿fue al paraíso después de morir en la cruz? Si las almas no existen, ¿por qué Jesús le prometió al ladrón que estaría con él ese día en el paraíso, según Lucas .23: 43? El ladrón arrepentido le dijo a Jesús: "A.cuérdate de mí cuando vengas en tu reino. Entonces Jesús le dijo: De cierto te digo que hoy esrarás conmigo en el paraíso" (Luc. 23: 42, 43). Jesús fue sepultado el viernes antes de la puesta del sol, pasó el sábado en la tumba y el primer día de la semana resucitó (Luc. 23: 54-56; 24: l). :\I encontrarse con María, el domingo temprano, Jesús le dijo: "No me toques, porque aún no he subido a mi Padre: mas ve a mis hermanos, y diles: Subo a mi Padre . .. " (Juan 20: 1i). Siendo que Jesús no había subido al paraíso hasta ese domingo de mañana. ¿sería que engañó al ladrón con una promesa que no cumplió? Esta aparence contradicción la creó una equivocada tradición sustentada por algunos traductores bíblicos que ..:~eian que al morir el hombre se iba al paraíso. Y facilicó este error, el hecho de que en los antiguos originales griegos del Nuevo Testamenro no se :.isaban signos de puntuación, ni se separaban las palabras entre sí. la coma .:¡ue hace falta en Ia respuesta de Jesús, recién fue inventada por un impresor de Venecia en daño 1490. Además, en Lucas 23: 43 no se encue:ma en el original la palabra "que" incluida en varias versiones, diciendo: "De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso". ¿Es necesaria esa palabra? En primer lugar notemos que el ¡)edicto del ladrón fue: ....\.cuérdate de mi cuando vengas en tu reino". Ese ruego está en concordancia con la enseñanza de Jesús quien dijo que iba a preparar un lugar para sus hijos (no estaba preparado), y que iba venir ··otra vez" para buscar a los suyos (Juan 14: l-3). Había ensenado que vendría "en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras" (\.fat. 16: 27). Los apóstoles sostuvieron la misma enseñanza. indicando que la salvación y reunión con Dios seria en ocasión de la venida de Jesús. El apóstol Pablo explica que los vivos "no precederemos a los que durmieron ... ",sino que seremos "arrebatados juncamente con ellos", es decir con los que serán resucitados (l Tes . .i: 15-1-). Tan fundamental es la doctrina de la resurrección en el plan de salvación que se dice que si los muertos no resucitan es vana nuestra fe, y los que durmieron en Cristo están perdidos f\Ó5e 1 Cor. 15: 13-19). Teniendo presente esta enseñanza de Je5us y sus apóstoles. compren69
70
LA BIBLIA RESPONDE
demos por qué el ladrón pidió a Jesús que se acuerde de él "cuando vengas en tu reino", o sea en su segunda venida, cuando los que duermen y los que estarán vívos, "juntamente" serán redimidos por el Señor siendo transformados de mortales en inmortales (1 Cor. 15: 51-55). Por lo tanto, teniendo en cuenta esta doctrina sustentada por Cristo y la iglesia cristiana primitiva, en 11inguna manera pudo Jesús haberle prometido al ladrón algo contrario a su propia enseñanza. Y tampoco pudo haberle dicho que ese viernes estaríél con El en el paraíso, siendo que El no fue, como se lo explicó a María el domingo de mañana. Por lo tanto, volviendo al texto, saquemos la palabra que, que no está en el original, y pongamos la coma donde corresponde, y todo quedará aclarado: "De cierto te digo hoy [este viernes], estarás conmigo en el paraíso". ¿Cuándo? Cuando venga en mi reino. En efecto el ladrón será uno de los que oirán la voz del Señor y despertará para vida eterna. De ese modo queda todo explicado: Jesús no mintió al ladrón, ni le prometió algo que estaba en total desacuerdo con su enseñanza. El día de la venida del Señor será el día cuando "el postrer enemigo" del hombre, la muerte, sea vencido (1 Cor. 15: 26).
33. "El alma no pueden matar:' Mateo 10: 28 Me han enseilitdo que el alma es inmortal, pero encuentro en Mateo 10: 28 que, aparelltemente, Jesús se contradice, porque primero dice que el alma no se puede matar y luego afirma que se la puede destruir en el infierno. ¿Cómo se entiende esto? La contradicción existe cuando se sostiene una enseñanza que no es bíblica: "la inmortalidad del alma". No hay tal entidad en el ser humano que sea inmortal por naturaleza. El hombre perdió su derecho a la vida eterna, o sea a la inmortalidad, por causa del pecado, cuya "paga" es la muerte (Rom. 6: 23). Desde que perdió la inmortalidad, tiene el privilegio de "buscarla" de nuevo (Rom. 2: 7), y solamente le será devuelta por Jesucristo "el cual quitó la muerte y sacó a luz la vida y la inmortalidad por el evangelio" (2 Tim. l: 10). Ante lo dicho, analicemos el texto. Descubrimos primeramente que la palabra" alma" que ha sido traducida de la palabra griega "psuche"
EL HOMBRE EN LA MUERTE
71
es la misma que en otros lugares se la traduce por "vida" o "vidas" (Mat. 6: 25; 16: 25, etc.). Varias veces por "persona" o "personas" (Hech. 7: 14; 27: 37,etc.). Y aun otras veces por pronombres. o la mente, o el corazón, etc., pero nunca se refiere a una entidad separada del cuerpo que sobreviva a la persona al morir. (Véanse las preguntas 35 y 41.) La palabara 'infierno" fue traducida de la griega geenna, que en nuestro idioma se escribe "gehenna", y que es la transliteración de la palabra hebrea "ge'hinnom", o sea el "valle de Hinnom", que era un valle al suroeste de Jerusalén, donde se echaban la basura de la ciudad, los animales muertos y aun los cuerpos de maleantes ajusticiados, y donde el fuego se mantenía encendido a fin de evitar la contaminación del ambiente. Quizá por eso "gehenna" llegó a ser un símbolo del fuego final (véase la pregunta 37). Nótese ahora que desde el versículo 16 de Mateo 10, Jesús advierte a sus discípulos acerca de las severas persecuciones a las que iban a ser sometidos. que para muchos de ellos significarían el martirio. En efecto, rodas los discípulos murieron por su fe, excepro Juan, al que Dios libró milagrosamente de una muerte violenta. En vista de ese futuro peligroso, para alentar a sus discípulos les recordó que no necesitaban temer a los que mataban el cuerpo, porque el "alma", o sea la vida, no puede ser destruida por el hombre. En cambio, convenía contiar definidamente en quien no solamente puede destruir el cuerpo, sino también el "alma"; o sea, "la 'ida'' o la ''persona'', lo cual significaría la pérdida de la vida eterna prometida por el dador de la vida (Juan 1: 4; 3: 16). Este acontecimiento trágico sucederá el día cuando los que no creyeron serán echados "al fuego preparado para el diablo y sus ángeles" (Mat. 25: 41 ). Ese será el "gehenna" o infierno donde serán destruidos para siempre los que rechazaron la inmortalidad que les fue ofrecida por el Evangelio. Todos los mártires que murieron por su fe. no fueron destruidos, pues recibirán de nuevo la vida en el día de la resurrección, cuando lo "mortal se vista de inmortalidad" (1 Cor. 15: 51-55). Los que no se interesaron por la vida eterna, porque amaron más al pecado que a su Salvador, quedarán destruidos y no recibirán la vida, porque "el que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida" (Juan 3: 36). Serán destruidos por el fuego eterno, que será eterno en sus resultados. Lo que queme lo quemará o destruirá eternamente (véase la pregunta 38).
72
LA BIBLIA RESPONDE
_34. Deseo partir y estar con Cristo Filipenses 1: 20-25 y 2 Corintios 5: 6-8, ¿no nos enseñan que el alma va a Dios cuando la persona muere? La enseñanza popular de que el alma va al cielo cuando un creyente en Cristo muere, pareciera estar confirmada en estos textos, pero obsérvese que en ninguno de los dos el apóstol Pablo indica cuándo sucederá el encuentro con el Séñor, pero sí lo dice en muchos otros lugares de sus escritos. A los tesalonicenses les explica que cuando venga el Señor se producirá ese feliz encuentro, y que los que "duermen" (los muertos) y "los que vivimos ... seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor" (1 Tes. 4: 13-18). A Timoteo le recuerda que el día de su muerte estaba cercano, pero que recibiría "la corona de justiCia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no solo a mí, sino también a todos los que aman su venida" (2 Tirn. 4: 7 ,8). Jesús mismo así lo indicó cuando dijo: "Porque el Hijo del hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras" (Mat. 16: 27). El pasaje de 2 Corintios 5: 6-8 nos permite confirmar lo dicho. Obsérvese el contexto: en los versículos 1-4 hace referencia a la muerte y explica que deseamos "ser revestidos de aquella nuestra habitación celestial" (vers. 2), "porque no quisiéranios-ser desnudados, sino revestidos para que lo mortal sea absorbido por la vida (vers. 4) ¿Cuándo seremos revestidos de inmortalidad'? ¿En ocasión de la muerte'? No, sino en ocasión de la segunda venida del Señor, como lo explica más adelante al decir: "a la final trompeta ... los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados" (1 Cor. 15: 51-54). Y es tan irrenunciable y determinante la esperanza de la resurrección en el plan de salvación, que si no hay resurrección, Cristo no ha resucitado, seguimos en nuestros pecados, y "entonces también los que durmieron en Cristo perecieron" (vers. 14-18). Si fuese cierto que el creyente al morir va al cielo y recibe su recompensa, ¿qué necesidad habría de resurrección? No podría decirse que los que durmieron en Cristo "perecieron", puesto que estarían ya con Cristo. Pero la verdad es que todos juntos nos reunirenios con el Señor, los que duermen y los que están vivos, en el mismo día, el de la venida gloriosa del Señor, cuando se producirá la resurrección de los muertos.
EL HOMBRE EN LA MUERTE
73
35. Significado de la palabra "alma" en la Biblia Unos dicen que en el hombre existe un alma eterna y que sale de él al morir; otros dicen que no hay tal cosa: ¿podría decirme qué enseña la Biblia sobre esto? La palabra "alma" es una de las traducciones de la palabra hebrea nefesh en el Antiguo Testamento, y de la griega psujé en el Nuevo. En las 775 veces que aparece la palabra nefesh en el Antiguo Testa-
mento, más de cien veces es traducida por "\ida", otras por "aliento", "respiración", "persona", emociones o deseos. En el Nuevo Testamento de las cien veces que aparece psujé, sucede algo semejante, pues además de "alma" se la traduce por "vida", o "aliento"', "seres vivientes", ''persona o personas", o afectos o sentimientos. Como se ve, tanto nefesh como psujé tienen variadas acepciones además de "alma". La primera vez que se usa nefesh en el Antiguo Testamento es en Génesis 2: 7, en donde algunas versiones la traducen por "alma viviente" y otras por "ser viviente". En ese versículo se explica que la unión del cuerpo formado del polvo de la tierra con el aliento de vida que Dios le dio, formó un "alma" o un "ser" viviente. Por lo tanto comprendemos que no hay dos entidades en el ser o la persona, sino que la unión del espíritu de vida y el cuerpo físico, o polvo de la tierra. forman una sola: el ser viviente. Por eso en muchas ocasiones se traduce :1efesh por "persona" (Gén. 14: 21; Núm. 5: 7; Deut. 10: 22, etc.); más de cien veces por "vida" (Gén. 9: 4,5; l Sam. 19: 5; Job 2: 4,6; Salmos 31: 13, etc.) En Números 31: 19 por "persona" (haya dado muerte a nefesh). En Jueces 16: 30 por "yo": muera yo (nefesh). En el Nuevo Testamento sucede algo similar con la palabra griega psujé. Más de cuarenta veces se la traduce por "\ida" (Mateo 6: 25; 16: 25, etc.) Se la usa para referirse a la vida del ser humano como la de los animales (Apoc. 16: 3). También se la traduce por "persona" o "personas" (Hech. 7: 14; 27: 37; Rom. 13: l; l Ped. 3: 20, etc.) También como pronombre personal (Mat. 12: 18), o las emociones (Mar. 14: 34), la mente o el corazón (Efe. 6: 6). La idea de que el "alma" es una entidad que puede existir fuera del cuerpo, como un ser inteligente y capaz de continuar la existencia del ser humano, poseyendo una naturaleza inmortal. es algo totalmente ajeno al pensamiento de la Biblia. Esa idea se origino err el antiguo paganismo Y luego se introdujo en el sistema filosófico griego y paulatinamente fue adoptada por el cristianismo (véase la pregunta .!l ).
74
LA BIBLIA RESPONDE
Por otra parte es importante tener presente que a pesar de que se usa la palabra "alma" muchas veces en la Biblia, nunca dice que sea inmortal. En cambio Jesús afirmó específicamente que será destruida en el infierno (Mateo 10: 28) y el profeta dijo que "el alma que pecare morirá" (Eze.18: 4). Algo que se destruye o muere no es inmortal. Concluimos que cuando se usa la palabra ''alma" en las versiones castellanas de la Biblia, pueden usarse con rectitud términos más claro.s para nuestro entendimiento, sea la palabra vida, persona o algún pronombre correspondiente. Con todo, no debemos olvidar que "alma" también significa persona. Cuando decimos que en una población viven "diez mil almas", queremos decir personas. Por eso en la Biblia podemos darle el mismo significado, sin agregarle el que no es bíblico: el de un ente inteligente y espiritual que vive fuera del cuerpo. (Véase la pregunta 36.)
36. El cuerpo es mortal, pero el alma es inmortal ¿Acaso no es mortal sólo el cuerpo; pero el alma o espíritu que actúa en el cuerpo, inmortal? La Biblia nos enseña que solamente Dios es inmortal (1 Tim. 6: 15,16). Si Dios es el "único que tiene inmortalidad", es evidente que no pueden existir otros seres inmortales. Nosotros y todos los seres creados por Dios tenernos el don de la inmortalidad condicional. Como el hombre la perdió porque no respetó la condición: la obediencia. y la perdió por el pecado o sea la desobediencia (l Juan 3: 4), se nos aconseja que la busquemos (Rom. 2: 7). Nótese que quien tiene que buscar algo es porque lo ha perdido. En efecto, el hombre perdió la inmortalidad por causa del pecado. El que la busca la hallará, pues Dios mismo por medio de Jesucristo "sacó a luz la vida y la inmortalidad por el Evangelio" (2 Tim. 1: 10). Por eso quien cree en Jesús no se perderá, mas tendrá vida eterna (Juan 3: 16). ¿Cuándo recibiremos de nuevo la inmonalidad perdida? Será en ocasión de.la venida del Señor, cuando lo mortal será revestido de inmortalidad y "se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte con victoria" (1 Cor. 15: 51-54). Es decir que hasta entonces la muerte fue victoriosa sobre sus víctimas. No las había liberado para que vayan a estar con Dios.
EL HOMBRE EN LA MUERTE
75
Obsérvese que el pasaje citado (1 Cor. 15: 51-54), explica que los que serán revestidos de inmortalidad, estaban "durmiendo" el sueño de la muerte. El que duerme está en estado de inconsciencia, con la esperanza de despertar, pero mientras duerme no está actuando en otra parte (Sal. 104: 29; 146: 4; 115: 17; Ecl. 9: 5, 6, to; Eze. 18: 4). Por lo tanto, los muertos descansan y no están actuando a través de un alma o espíritu. Siendo tan clara la Escritura respecto a la inmortalidad, es evidente que no existe un alma inmortal después de la muerte. Y esta enseñanza bíblica queda corroborada como verdadera cuando nos hacemos las siguientes reflexiones: 1. Si el alma fuera el verdadero yo, y su naturaleza es refractaria a la burda materia, ¿qué necesidad tiene del cuerpo? ¿Por qué hizo Dios alma y cuerpo, si bastaba para la existencia feliz del hombre poseer solamente el alma? 2. Si el alma necesita formar un todo con el cuerpo para experimentar la conciencia de la felicidad, entonces se supone que los justos que ya están en el cielo no podrán gozar de una plena felicidad, pues les falta el -::uerpo. 3. Si, por otro lado, el cuerpo es innecesario para tal efecto, ¿qué necesidad de la resurrección de los muenos? ¿Regresará el alma a su antigua "cárcel", el cuerpo, para llevarlo al cielo o al infierno? 4.Si el alma sola puede sufrir los tormentos del infierno, ¿por qué debe resucitar el malo y retomar un cuerpo que el alma no necesita? O a la inversa, si las culpas son del cuerpo, ¿para qué los sufrimientos del alma? Estos evidentes contrasentidos demuestran que la teoría de la inmortalidad del alma no es verdadera. Y, por lo tanto, no es bíblica.
37. El infierno ¿No le parece que el infierno como castigo para los réprobos es una injusticia de parte de Dios? ¿Cómo será posible que las personas ardan eternamente sin consumirse? La idea de un infierno eterno-, donde se dice que existen las más terribles formas de sufrimiento mental y físico por toda la eternidad; es un concepto heredado de la mitología pagana, cargada de dioses tiranos, vengativos y crueles. Lamentablemente esa equivocada idea comenzó a in-
76
LA BlBLlA RESPONDE
troducirse en el ambiente cristiano y finalmente se la aceptó. Cuando se comenzó a traducir la Biblia a los diferentes idiomas, las palabras hebreas y griegas que se refieren al sepulcro o lugar donde descansan los muertos, en muchas ocasiones fueron traducidas por "infierno", lo cual es un error que confunde al estudiante bíblico. Algunas reflexiones nos ayudarán a entender la ensefianza bíblica sobre el particular. De acuerdo con nuestra limitada y humana manera de entender la justicia, comprendemos que las equivocaciones de los hombres deben ser pagadas con penas carcelarias o materiales en conformidad con la falta cometida. Acusamos de tiranos, deshumanizados o hasta de criminales a los que además de encarcelar al culpable le aplican castigos físicos o de cualquier orden. Consideramos que van contra los derechos humanos que Dios ha dado a cada ser. Sin embargo, con la doctrina del infierno eterno le estamos endosando a Dios la monstruosidad de encarcelar a los pecadores en un lugar donde hay toda clase de espantosas penas físicas, terribles sufrimientos morales en un ambiente aterrador, con el agregado de que los réprobos padecerán esas condiciones inenarrables por los siglos de los siglos sin fin. ¿Será esa injusticia la justicia de Dios? De ninguna manera. La Biblia nos ensefia que cuando Dios permite el sufrimiento o alguna prueba al ser humano, es para purificar su fe (1 Ped. 1: 6, 7). Que su amor nunca admite que las pruebas sean mayores que las que podamos soportar (1 Cor. 10: 13). Que nos disciplina porque nos ama y quiere prepararnos para la salvación, y que cuando deja sin disciplina a alguien, es porque ya nada se puede hacer por él (Heb. 12: 4-11). Además se hace claro que Dios no quiere que nadie perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento (2 Ped. 3: 9). Frente a este breve esbozo del carácter y proceder de Dios para con el pecador, preguntamos: ¿Qué objeto tendría Dios al hacer sufrir a los impenitentes en un infierno eterno? Para esas pobres criaturas endurecidas en el pecado que ya no buscarán arrepentimiento, ¿qué objeto tendría el sufrimiento eterno? ¿Acaso sentirá Dios placer en hacer sufrir a los malos por la eternidad? Jesús dijo que pagará a cada uno según sus obras (Mat. 16: 27). ¿Será ése un pago conforme a sus obras? ¿Será justo que unos pocos años de vida equivocada, tengan que pagarse con sufrimientos que se prolonguen por la eternidad? Las Escrituras enseñan que el fuego final será purificador (2 Ped. 3: 10-13). Que cuando llegue ese día "ardiente como un horno ... todos los soberbios y los que hacen maldad serán estopa; aquel día que vendrá los abrasará, ha dicho Jehová de los ejércitos, y no les dejará ni raíz ni rama" (Mal. 4: 1, 3).
Con esto entendemos que los que amaron el pecado, junto con el diablo y sus demonios, serán destruidos para siempre. No existirá un lugar en el universo de Dios donde los rebeldes vayan a vivir sufriendo por la eternidad. La triste historia del pecado terminará y terminarán los que amaron más el pecado que el bien.
38. Fuego eterno. Fuego que nunca se apagará. Atormentados por los siglos de los siglos Si el castigo final de los pecadores no es un fuego eterno, ¿por qué se habla en la Biblia del "fuego eterno" (Mat. 25: 41), y del "fuego que nunca se apagará" (Mat. 3: 12)? "El fuego eterno". La palabra griega correspondiente a eterno, es aio-
nios. Al analizarla se descubre que el riempo de duración de ese "eterno" tiene que ver con la duración de la exisr.encia del sujeto al cual se refiere. Por ejemplo, en antiguos papiros griegos se usó para referirse a la continuidad del mandato de los emperadores romanos. En el caso de Tiberio César su "mandato eterno (aionios)", duró 23 años, o sea desde que subió al trono hasta su muerte. En la Biblia tiene el mismo sentido. Judas 7 dice que Sodoma, Gomorra y las ciudades vecinas, "fueron puescas como ejemplo, sufriendo el castigo del fuego eterno". Ese fuego eterno no está quemando todavía. Se conoce el lugar donde estuvieron es.as ciudades en Palestina, pero allí no hay fuego. Sin embargo, fue eterno en sus resultados, porque el lugar donde estaban esas ciudades ha sido !nundado por las aguas saladas del Mar Muerto. El apóstol Pedro confirma lo explicado cuando dice que Dios "condenó por destrucción a las ciudades de Sodoma y Gomorra, reduciéndolas a ceniza y poniéndolas como ejemplo a los que habían de vivir impíamente" (2 Ped. 2: 6). Siendo ese fuego eterno un "ejemplo a los que habían de vivir impíamente" y siendo que solamente dejó cenizas y destrucción para siempre, del mismo modo sucederá con el fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles (!\tac. 25: 41). El fuego eterno es eterno en sus resultados. "Fuego que nunca se apagará". Probabll!mente Juan el Bautista se inspiró en Malaquías 4-: 1-3, donde e! profeta recuerda el "día ardiente
78
LA BIBLIA RESPONDE
como un horno", cuando todos los "que hacen maldad serán estopa" y "no les dejará ni raíz ni rama". Vale decir que se trata de un fuego que nadie podrá apagar. Se apagará cuando haya terminado su obra de purificación y de destrucción de todo lo malo. Un ejemplo bíblico corrobora esta conclusión. Jeremías advirtió a sus contemporáneos que si seguían siendo rebeldes, Dios haría "descender fuego en sus puertas, y consumirá los palacios de Jerusalén, y no se apagará" (Jer. 17: 27). En 2 Crónicas 36: 19-21 se registra que ese día de destrucción había llegado habiéndose consumido "al fuego todos sus palacios", con lo que se cumplió "la palabra de Jehová por la boca de Jeremías". En verdad el fuego que destruyó a Jerusalén en los días del profeta, no pudo ser apagado. Dejó de quemar cuando completó su obra. Del mismo modo, nadie podrá apagar el fuego final. Sólo se extinguirá cuando haya terminado de destruir al pecado. "Serán atormentados por los siglos de Jos siglos" (Apoc. 20: 10). Al observar que en el versículo 9 se dice que "de Dios descendió fuego del cielo, y los consumió", descubrirnos que esta expresión es similar a las otras. Es evidente que una cosa consumida no puede seguir quemando ni ser atormentada. Por eso deducimos que es lógico concluir que la expresión "atormentados por los siglos de los siglos", tiene el mismo sentido que "fuego eterno" o "fuego que nunca se apagará". Se trata de un fuego que cumplirá la misión de destruir para siempre el pecado y a los que lo amaron. Arderá hasta no dejar "ni raíz ni rama", hasta que sean "ceniza", hasta que sean "consumidos". Entonces el fuego se apagará solo, como se apagó el "fuego eterno" que consumió a Sodoma y Gomorra, y que "no se apagará" como el que en los días de Jeremías destruyó puertas y palacios de Jerusalén. Arderá todo el tiempo que sea necesario hasta que haya dejado destruido para siempre al pecado y a los pecadores, por los siglos de los siglos. Si rechazáramos esta aclaración bíblica, sostendríamos la inaceptable doctrina del infierno con su fuego eterno que es totalmente ancibíblica (véase la pregunta 37).
EL HOMBRE EN LA MUERTE
79
39. La pitonisa de Endor y el rey Saúl La experiencia del rey Saúl y la pitonisa relatada en 1 Samuel 28, ¿no demuestra que los espíritus de los muertos existen? Siendo que la Biblia asegura que los muertos están en estado de inconsciencia, que duermen, nos preguntamos qué sucedió en el caso de Saúl. ¿Era lo que le apareció realmente el espíritu de Samuel? En el versiculo 6 se afirma que Jehová no contestó a Saúl por los medios correctos y usuales de comunicación: los sueños, el Urim o los profetas. En el versículo 3 se recuerda que Saúl habia echado de su reino a los adivinos. ¿Por qué? Así lo había ordenado Dios, como puede leerse en Exodo 22: 18; Levítico 19: 31 y muchos otros pasajes. En Deuteronomio 18: 10-12 se afirma que consultar presuntos adivinos es "abominación a Jehová". Teniendo en cuenta esto y admitiendo por un momento la posibilidad de que Samuel no estuviera muerto, nos preguntamos: ¿Podría ser que Sarnuel utilizara un instrumento de comunicación que era "abominación a Jehová"? ¿Haría Samuel en la muerte lo que había condenado cuando estaba vivo? ¿Enviaría Dios a Samuel, muerco, con un mensaje mediante un instrumento abominable, como lo era la pitonisa? De ninguna manera. Lo que sucedió fue que el rey Saúl estaba tan apartado de Dios, que en su desesperación buscó comunicarse con El a través de ese medio abominable. Hizo lo que suele hacer el creyente que se aparta de Dios. Al no tener la paz que !e ha quitado su propio pecado, busca la paz en el alcohol o en las drogas, hallando lo que en realidad no es paz, sino engaño. Obsérvese que cuando Saúl le preguntó a la pitonisa lo que veía, ésta le dijo: "Un hombre anciano viene cubierto con un mamo". A esto se dice que Saúl "entendió que era Samuel (1 Sam. 28: 14). Nótese que la pitonisa no le dijo que era Samuel. ¿Quién era, entonces, ese supuesto espíritu de Samuel? El apóstol Pa~ blo lo declara: "Porque estos son falsos apóstoles, obreros fraudulentos, transfigurándose en apóstoles de Cristo. Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se transfigura en ángel de luz" (2 Cor. 11: 13, 14). En efecto, ese "anciano" que vio la pitonisa y que Saúl i:reyó que era Samuel, era sencillamente un demonio disfrazado y de ningún modo Samuel. Porque "los muertos nada saben, ní tienen más paga: ... y no "tendrán parte en todo lo que se hace debajo del sol. .. "(Ed. 9: 5,6). (Véase la pregunta .41.)
80
LA BIBLIA RESPONDE
40. Las almas debajo del altar Si los muertos están inconscientes en el sepulcro, ¿por qué dice Apocalipsis 6: 9-11 que "las almas de los que habían sido muertos ... clamaban a gran voz"? Si deseamos usar este pasaje para sostener la doctrina según la cual el alma es inmortal, encontraremos que el mismo texto contradice sus postulados, pues según tal doctrina, los fieles cristianos que "habían sido muertos por causa de la palabra de Dios y por el testimonio que tenían" (vers. 9), deberían estar en el cielo, sin embargo aparecen alojados debajo de un altar reclamando "a gran voz" por las injusticias cometidas contra ellos. Por lo demás, los que sufrieron el martirio por la Palabra de Dios, no necesitaban clamar venganza, porque según esa misma doctrina, los martirizadores ya estarían en el infierno purgando sus iniquidades. Además, un poco más adelante pedía a esas "almas" que siguieran debajo del altar y soportaran su angustia "todavía un poco de tiempo, hasta que se completara el número de sus consiervos y sus hermanos, que también habian de ser muertos como ellos" (vers. 11). Esto significaría que esas almas todavía estarían esperando su redención, porque rndavia no se ha completado la lista de los que habrían de morir por la Palabra de Dios. Por lo tanto, siendo que estos textos contradicen definidamente lo que enseña la doctrina de la inmortalidad del alma, es un absurdo usarlos con tal propósito. Para entenderlos bien, analicemos todo el.capítulo. Todo el libro del Apocalipsis es profético y está por lo tanto cargado de símbolos con los que se ilustran hechos históricos y experiencias de la iglesia cristiana. La mayoría de los comentadores descubren en los siete sellos del capítulo seis, siete etapas de un aspecto histórico de la iglesia desde su iniciación hasta la venida del Señor. Repasemos rápidamente el capítulo seis. El primer sello presenta a un caballo blanco y a su victorioso jinete, como admirable representación de la iglesia apostólica en su triunfante trayectoria durante el primer siglo de nuestra era (vers. l, 2). Los caballos rojo, negro y amarillo, y los detalles indicados en cada sello, representan la creciente contaminación espiritual dentro de la iglesia, a medida que la misma se fue apartando de la Palabra de Dios para ajustarse a tradiciones humanas. Este peligro lo advirtieron el apóstol Pablo (2 Tes. 2: 7) y el apóstol Juan (1 Juan 4: 3). Ese "misterio de iniquidad" o "espíritu del anticristo" en acción, creó
EL HOMBRE E:--1 LA MUERTE
81
una época de persecuciones por un lado, y propició la entrada de herejías en la iglesia por otro, simbolizadas por el caballo rojo y su jinete (vers. 3, 4), acontecimientos cumplidos en los siglos II y III. A éste sigue un tercer período de escaso alimento espiritual y consecuente oscurantismo, representado por el caballo negro y su jinete (vers. 5, 6), que dominaron los siglos IV y V. La cuarta etapa profética, con símbolos que claramente muesrran el desarrollo de la decadencia espiritual de los siglos VI al XVI, está representada por el caballo amarillo con la muerte como jinete (vers. 7. 8). Al término de este largo período la profecía predice el levantamiento de una protesta, una reclamación justa motivada por todas las acciones cometidas en los siglos anteriores contra los que murieron acusados de herejía, cuando en realidad eran fieles a la Palabra de Dios. Así llegamos al quinto sello (vers. 9-11) donde aparecen las almas debajo del altar. Esas "almas" simbolizan o representan el clamor de aquéllos que por haber sido tratados injustamente por su fidelidad a Dios, esperan justicia. En este caso se usa)a figura de lenguaje llamada "personificación", por la que se atribuye vida, acción o inteligencia a cosas inanimadas. Así se la usa al decir que la "sangre de ..\bel" clamaba ante Dios (Gén. 4: 9, 10), o que la piedra clamaba desde la pared y la viga le contestaba (Hab. 2: 11 ), o que el salario defraudado a los trabajadores clamaba ante Dios (Sane. 5: 4). En el texto que nos ocupa. las personas o mártires llamados "almas", sacrificadas injustamente en aras del fanatismo religioso equivocado durante los siglos anteriores, .:!amaban a Dios por justicia. Y Dios contestó su clamor. En la vida, esos cristianos perseguidos y manirizados habían sido considerados como el apóstol Pablo lo dijera: "escoria del mundo" y "desecho de todos" (1 Cor. 4: 13). Pero gracias a los movimientos espirituales de los siglos XII al XVI, esos muertos recibieron "ropas blancas", desde que fueron reconocidos como mártires de la fe verdadera, y no herejes. Hoy se comprueba que ellos murieron "por causa de la Palabra de Dios y por el testimonio que tenían". A esas "almas", o sea a los mártires, se pidió que "todavía reposaran un poco de tiempo, hasta que se completara el número de sus consiervos y sus hermanos, que también habían de ser muertos como ellos". En verdad, desde los días de los reformadores. millares de tumbas fueron abiertas para recibir nuevos mártires de la fe. y ro.ctavía seguirán las fuerzas del mal luchando contra los que viven conforrr.e a "la Palabra de Dios". pues "el diablo ha descendido a vosotros con gíande ira, sabiendo que tiene poco tiempo" (Apoc. 12: 12). . Próximo está el día glorioso de la venida ;:!~ Jesús, cuando por la re-
82
LA BIBLIA RESPONDE
surrección de los muertos, todos se levantarán para recibir juntos el galardón de la vida eterna (1 Tes. 4 13-18; Heb 11: 32-40). Esos mártires estarán en la magna congregación (Apoc. 7: 9, 10), porque fueron resucitados de acuerdo con la promesa del Señor (Juan 5: 29).
41. Si el alma es inmortal Yo pensaba que el alma del hombre era inmortal, pero se me ha dicho que no y que no existe. ¿Podría explicarme cuál es la verdad? Es muy popular la creencia de que al morir una persona, sale de ella un algo invisible llamado alma o espíritu, y que mantiene las características sensoriales y mentales que tenía el ser humano cuando estaba vivo, y que va al cielo a gozar, o al purgatorio a reparar sus pecados, o al infierno a sufrir eternamente por ellos. Se afirma que en todos los casos es inmortal y gozará o sufrirá eternamente. La Santa Biblia nos ayudará a conocer la verdad. Cuando Dios creó al hombre lo formó "del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente" (Gén. 2: 7). Obsérvese que la unión del "polvo de la tierra" con el "aliento de vida" dado por Dios constituyó un ser viviente. A este ser se le advirtió en el Edén que la desobediencia a la voluntad de Dios significaría la muerte (Gén. 2: 17). El hombre desobedeció, cometiendo lo que la Biblia llama pecado (1 Juan 3: 4), por lo que se le comunicó la sentencia: "Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás" (Gén. 3: 19). Así pues, la muerte aparece como resultado del pecado, y no como el comienzo de una existencia nueva o diferente. Cuando se produce la muerte, el proceso es el inverso: "El polvo vuelve a la tierra, como era, y el espíritu vuelve a Dios que lo dio" (Ecl. 12: 7). O sea que termina y deja de existir el "ser viviente". El "aliento de vida" o "el espíritu" que Dios agregó al "polvo de la tierra" para formar un "ser viviente", al morir vuelve a él y el cuerpo, al polvo. Nos preguntamos ahora: ese "aliento de vida" o "espíritu" que vuelve a Dios, ¿es una entidad completa, consciente y capaz de realizar las actividades físicas v mentales del hombre vivo? ¿Sigue viviendo el hombre sin el cuerpo? Sol;mente Dios mediante su Palabra puede respondernos con verdad.
EL HOMBRE EN LA MUERTE
83
Salmos 104: 29: "Les quitas el espíritu, dejan de ser". Salmos 146: 4: "Pues sale su aliento ... en ese mismo día perecen sus pensamientos". Salmos 115: 17: "No alabarán Jos muertos a Jah, ni cuantos descienden al silencio". Eclesiastés 9: 5, 6, 10: " ... los muertos nada saben . .. También su amor y su odio y su envidia fenecieron ya; ... porque en el Seo! (sepulcro), adonde vas, no hay obra, ni trabajo, ni ciencia, ni sabiduría". Ezequiel 18: 4: "El alma que pecare, esa morirá". Job 14: 12, 21: "Así el hombre yace y no vuelve a levantarse; hasta que no haya cielo, no despertarán ... Sus hijos tendrán honores, pero él no fo sabrá; o serán humillados, y '(él) no encenderá de ello". Daniel 12: 2: "Y muchos de Jos que duermen en el polvo de la tierra serán despertados". Estas afirmaciones categóricas, confirmadas por otras muchas que no estamos mencionando, no nos permiten dudar respecto al estado de inwnsciencia de los muertos. Por lo tanto, ese "espiritu" que vuelve a Dios que lo dio no es un ser inteligente, incorpóreo. que sigue viviendo la vida Je! hombre en otra esfera. Es únicamente la \ida que proviene de Dios, y que unida al polvo produce el ser viviente. Sin ese aliento de vida "dejamos de ser", "perecen nuestros pensamientos". o sea que al morir no parcicipamos en ninguna actividad común al ser vi\O. El polvo solo o el espíritu solo, no forman un ser viviente. ¿Cuál es entonces la esperanza de los que mueren? Será su despertar, .;orno lo dicen dos pasajes citados (Job 14: i::: Dan. 12: 2). Tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, observamos en centenares de ocasiones que se usa el verbo "dormir" para referirse a la muerte. Así como d que duerme está en estado de inconsciencia, pero despertará de nuevo a un estado de conocimiento, del mismo modo d que muere, duerme, porque está inconsciente, pero tiene la promesa de despertar, que se cumplirá en el día de la resurrección. La doctrina de la resurrección es tan vital en el plan de la salvación, que el apóstol Pablo la recuerda en frases que destacamos: "Porque si no hay resurrección de muertos, tampoco Cristo resucitó. Y si Cristo no resucitó. vana es entonces nuestra predicación, ~·ana es también vuestra fe . .. Porque si los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó; y si Cristo no resucitó, vuestra fe es vana; ... Entonces :ambién los que durmieron en Cristo perecieron" Pero como la resurrección es una verdad divina, el apóstol concluye diciendo: "Mas ahora Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de los que durmieron es hecho ... Pero cada uno en su de-
84
LA BIBLIA RESPONDE
bido orden: Cristo, las primicias; Juego los que son de Cristo en su venida" (1 Cor. 15: 13-23). Ahora bien, si el alma fuera inmortal y después de salir del cuerpo estuviera gozando en el cielo su recompensa eterna, todo lo dicho por el apóstol Pablo respecto de la importancia de la resurrección estaría equivocado. No podría decir que si los muertos no resucitan están perdidos, pues ya estarían en el cielo. Y si el espíritu goza en el cielo librado de su cuerpo material, ¿para qué la necesidad de encerrarlo de nuevo por medio de la resurrección? (véase la última parte de la pregunta 36). También el Señor indicó que por medio de la resurrección no se perderían los que creyeran en él: "Y esta es la voluntad del Padre, el que me envió: Que de todo lo que me diere, no pierda nada, sino que lo resucite en el día postrero" (Juan 6: 39). Ese día postrero de la resurrección será el de la feliz reunión de todos los hijos de Dios de todos los siglos, pues los resucitados y los que estén vivos en ese día glorioso, "seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor" (l Tes. 4: 13-18). Nótese otro detalle importante señalado por el apóstol Pablo a los corintios. Afirma que al realizarse la resurrección el Señor ganará una victoria sobre todos sus enemigos, "y el postrer enemigo que será destruido es la muerte" (l Cor. 15: 24, 25). Si la muerte fuera la que nos libera de la cárcel del cuerpo para ir a la presencia del Señor, no podría señalársela como un enemigo, sino como un bienaventurado libertador. Pero la verdad es que la muerte es el enemigo causante de nuestra perdición eterna, un enemigo del que solamente Jesucristo puede librarnos puesto que El es "la resurrección y la vida" (Juan 11: 25). Gracias a la resurrección nada se perderá, sin ella todo estaría perdido. Por eso Jesús dijo que de todo lo que le diere el Padre "no pierda yo nada" sincr que fo resucite en el día postrero" (Juan 6: 39). Así concluimos que no existe un alma inmortal. El creyente, al morir, duerme el sueño de la muerte, del que será despertado por Jesucristo, el Dador de la vida, en el día de la resurrección.
EL HO\IBRE EN LA MUERTE
85
42. Dios es Dios de vivos y no de muertos Si los muertos están inconscientes, ¿qué quiso decir Jesús cuando afirmó, refiriéndose a Abrahán, Isaac y Jacob. que Dios no era Dios de muertos? El incidente que provocó esta declaración lo relatan tres de los Evangelios (Mat. 22: 23-33; Mar. 12: 18-27; Luc. 20: 27-40). Para entender correctamente este pasaje necesitamos atenernos al contexto. Nótese que fueron palabras dirigidas a los saduceos, personas que creían en Dios, pero negaban la resurrección de los muertos Uviar. 22: 23; Mar. 12: 18; Luc. 20: 27). Para explicar el problema que ellos le presentaron, Jesús hizo referencia a la resurrección. Por eso citó un pasaje del Pentateuco, los cinco libros de Moisés en los que ellos sí creían. Con Exodo 3: 6, 16, Jesús comprobó la doctrina de la resurrección (Mat. 22: 31, 32), demostrando que para Dios, gracias a la esperanza de la resurrección de los muertos, esos tres patriarcas no estan muertos, solamente descansan, sólo duermen el sueño de la muerte del que serán despenados en el día de la resurrección. Jesús recordó en sus enseñanzas muchísimas veces la resurrección de los muertos. Una vez dijo que "todos los que están en los sepulcros (no en el cielo) oirán su voz; y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida... "(Juan 5: 24-29). En esa resurrección se levantarán Abrahán, Isaac, Jacob y todos los que aceptaron la salvación ofrecida por el Señor. El apóstol Pablo explica lo mismo en 1 Tesalonicenses 4: 13-18 respecto a los "que duermen" y a la resurrección de los justos. Al escribirles a los corintios hace una afirmación terminante acerca del lugar que le corresponde a la resurrección en el proceso de la salvación de los hombres. Afirmó que "si no hay resurrección de muertos, tampoco Cristo resucitó ... y si Cristo no resucitó vuestra fe es vana, aún estáis en meseros pecados. Entonces los que durmieron en Cristo perecieron" (l Cor. 15: 12-23). En la mente de Jesús no había dudas respecto a la resurrección de los muertos, pues El mismo es "la resurrección y la vida" (Juan 11: 25). Y para que nadie dudara de esta verdad, ni los que escucharon esa declaración ni los que la leemos, resucitó a Lázaro después de haber estado en el sepulcro cuatro días. Del mismo modo, cuando Jesús, el Autor y Dador de la vida vuelva en gloria, "todos los que están en los sepulcros (no en el cielo) oirán su voz; y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida; mas los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación" (Juan 5: 28, 29). En esa ocasión los sepulcros de Abrahán, Isaac y Jacob, que todavía están en la cueva de Macpela, protegidos por un monumental edi-
86
LA BIBLIA RESPONDE
ficio en la ciudad de Hebróri, en Palestina, se abrirán y esos patriarcas que tuvieron fe en la simiente prometida que es Cristo (Gál. 3: 16), se levantarán de entre los que duermen, conforme a la promesa de la resurrección. Es importante y significativo recordar que en muchísimos pasajes de la Biblia se afirma que los que murieron "duermen". En verdad no podría ilustrarse mejor el significado de la muerte. Así como una persona que duerme no tiene consciencia de lo que sucede en su derredor, del mismo modo lo está el que duerme el sueño de la muerte. Pero así como el que duerme despertará en algún momento, el que duerme el sueño de la muerte también despertará. Jesús afirmó que "todo el que vive y cree en mí, no morirá eternamente" (Juan l l: 26), es decir, no estará inconsciente eternamente, sino que despertará. Por lo tanto, para Dios no está muerto, solamente duerme. Por eso, para Dios, Abrahán, Isaac y Jacob no están muertos, sino que duermen.
43. La prédica de Cristo a los espíritus antediluvianos Si los muertos nada saben, ¿por qué el apóstol Pedro nos dice que Cristo predicó a los espíritus de los antediluvianos en l Pedro 3: 18-20? La enseñanza de la Biblia es muy clara y terminante respecto a la naturaleza del hombre durante la muerte. La hemos explicado en preguntas anteriores (véanse las preguntas 35, 36 y 41). Siendo que "los muertos nada saben" (Ecl. 9: 5), que en el mismo día de la muerte "perecen sus pen- . sarnientos" (Sal. 146; 4) y que "no alabarán los muertos a Jah, ni cuantos desciendan al sepulcro" (Sal. 115: 17), sería un absurdo pensar que Cristo predicara a los muertos que se encuentran en estado de inconsciencia. Ananlizando el texto encontramos la respuesta. En el versículo 18 se nos dice que después de morir Jesús para nuestra salvación, fue "vivificado en espíritu". ¿A qué espíritu vivificador se pudo referir el apóstol Pedro? En Romanos 8: l l encontramos la respuesta: "Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por el Espíritu que mora en vosotros". Por esto queda claro que Pedro se refería al Espíritu Santo que lo levantó de los muertos. Sigue diciendo en el versículo 19: "En aquel [o sea en la persona del Espí-
EL HOMBRE EN LA MUERTE
87
ritu Santo) también fue y predicG a los espíritus encarcelados, los que en otro tiempo desobedecieron". ¿Quién fue el instrumento del Espíritu Santo para predicar a los antediluvianos? "Noé, pregonero de justicia ... " (2 Ped. 2: 5). El fue el que predicó el mensaje de salvación durante 120 años, y fue guiado para ello, como todos los profetas de Dios que "hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo" (2 Ped. 1: 21). ¿Por qué dice "espíritus encarcelados"? Sin duda se refería a losantediluvianos encarcelados en sus pecados. Los cristianos de aquellos tiempos solían referirse al pecador como a un ser "encarcelado". Jesús dijo: ·'La verdad os hará libres" (Juan 8: 32) El apóstol Pablo afirmó: "Y li'ertados del pecado, vinisteis a ser siervos de justicia ... Mas ahora habéis sido libertados del pecado ... " (Rom. 6: 18, 22). De manera que aquí el apóstol Pedro está usando una expresión apostólica común al referirse a los pecadores como encarcelados por el pecado. ¿Por qué dice entonces "espíritus" y no .. personas"? La palabra pneu:na que se traduce como "aliento", "soplo de vida", también en algunas xasiones se la usa para referirse a personas. El apóstol Pablo se refirió 1 su persona como "mi espíritu" (l Cor. 16: 18) y a la persona de Timo:eo, como "tu espiritu" (2 Tim. 4: 22). Por lo tanto, nada tiene de parti:ular que un apóstol hable de los "espíritus" al referirse a personas. Nótese 1demás que el apóstol Pedro recuerda que esa prédica guiada por el Espí~itu Santo se realizó "cuando una vez esperaba la paciencia de Dios en .'os días de Noé, mientras se preparaba el arca" (1 Ped. 3: 20), pues no ;::iodría ser cuando ya no tenía ningún objeto predicar el Evangelio, cuanJo ya todos estaban perdidos. · Alguien podría pensar que queremos forzar una explicación, pero no es así. Lo único que hacemos es no contradecir la doctrina-de las Escrituras sobre la naturaleza del hombre en la muerte, la que es terminante (véanse :as preguntas 36, 39, 41), y además atenernos al contexto bíblico, recoriando expresiones propias de la época de los apóstoles. De lo contrario, 1demás de esa contradicción resultante de la mala comprensión de estos textos, nos encontraríamos con que tendríamos que aceptar el dogma del purgatorio que tampoco es bíblico, pero donde si hubiera sido razonable, Je acuerdo con el dogma, el predicar a los espíritus. En el infierno no correspondería tal prédica, pues allí, según la misma doctrina no bíblica, es:án los que ya no tienen salvación. Y además tendríamos que explicar la ;::iarcialidad de Jesús al hacer acepción de personas, dado que en esa su;rnesta visita a los muertos, solamente atendió a los antediluvianos y no a los demás. La respuesta que ofrecemos concuerda con todas las enseñanzas bí-
88
LA BIBLIA RESPONDE
blicas, lo cual es importante, porque en la Santa Biblia no hay contn ción. También concuerda con expresiones apostólicas utilizadas en a tiempo, y no nos obliga a aceptar un dogma totalmente antibíblico c lo es el del purgatorio.
44. La parábola del rico
y
Lázaro
Si los muertos están inconscientes, ¿cómo debemos entender la parábola del rico y Lázaro según Locas 16: 19-31? Si aceptamos que esta parábola nos enseña que al morir vamos de inmediato al paraíso o al infierno, nos encontraríamos con las siguientes contradicciones bíblicas: 1. Jesús y los apóstoles enseñaron que la recompensa de los justos les será dada recién en ocasión de la segunda venida de Cristo (Mat. 16: 27; 25: 31-41; 1 Cor. 15: 51-55; 1 Tes. 4: 16, 17; Heb. 9: 28; Apoc. 22: 12 y otras). 2. Además, la Biblia enseña que los muertos nada saben, ni participan en ninguna actividad en la tierra (Ecl. 9: 5, 6, 10; Sal. 146: 4, etc.) (Véanse las preguntas 32 y 41.) 3. Por otra parte, en la parábola, el rico conversa con Abrahán, quien supuestamente está en el paraíso (vers. 24-31). Pero la Biblia dice que Abrahán aún no está en el cielo. En la epístola a los Hebreos, se mencionan muchos nombres de hombres de fe de la antigüedad, entre ellos Abrahán (Heb. 11: 8-19). Después de referir esos nombres dice: "Y todos estos, aunque alcanzaron buen testimonio mediante la fe, no recibieron lo prometido; proveyendo Dios alguna cosa mejor para nosotros para que no fuesen ellos perfeccionados aparte de nosotros" (vers. 39, 40). Corno se ve, ni Abrahán ni ninguno de los fieles de la antigüedad han recibido el cumplimiento de la promesa de Dios respecto a la salvación, pues El ha dispuesto que "no fuesen ellos perfeccionados aparte de nosotros". En efecto, cuanáo venga Jesús, todos los redimidos recibirán, en el mismo día, el galardón de la vida eterna prometido por la gracia de Dios (1 Tes. 4: 16, 17; 2 Tim. . 4: 6-8). Por otro lado encontramos contradicciones con la misma doctrina de la inmortalidad del alma, como ser:
EL HO:\IBRE EN LA MUERTE
89
1. Según ella, al morir la persona, el espíritu queda libre de su cuerpo, sin embargo, en la parábola, las supuestas almas o espíritus del rico y Lázaro tienen ojos, dedos y lengua (vers. 23. 24). ¿Es que los espíritus tienen los mismos órganos físicos que los cuerpos? 2. Además el rico pide que vaya "alguno de entre los muertos" (vers. 30), para advertir a sus familiares de su error. ¿No hubiera correspondido pedir que alguno de entre los vivos fuera a hacer esa obra? 3. Y por último, ¿podria admitirse como realidad eterna que el lugar del supuesto castigo, el así llamado infierno, esté tan cerca del paraíso de modo que pueda existir comunicación entre unos y otros? ¿Haría felices a los redimidos el oir por la eternidad las quejas y los gemidos de los réprobos y observar su eterno sufrimiento? En vista de todas estas contradicciones que emanan de una interpretación literal de la parábola, como lo sugiere la pregunta, concluimos que esta parábola, como todas las parábolas, es una ilustración cuya aplicación corresponde darla solamente al que la usó. en este caso Jesús. Se dice que "oían también todas estas cosas los fariseos, que eran avaros, y se burlaban de él" (vers. 14). Deducirnos por eilo que el Señor usó esta parábola para advertir a sus oyentes avaros y confiados en sus riquezas, que la salvación no depende de los bienes materiales que se poseen, sino de la conducta y el correcto proceder de la persona. En ese entonces era popular la idea de que la pobreza y o la enfermedaj eran maldiciones de Dios (véase Juan 9: 1-3), y que la riqueza era bencii.::ión divina. Esta parábola contradice tan equivocada creencia, por cuyo motivo la refirió el Señor.
PREGUNTAS SOBRE EL ESPIRITU SANTO
45. Comienzo de la obra del Espíritu Santo. ¿Es verdad que el Espíritu Santo comenzó su obra en favor de los hombres recién en el día de Pentecostés? La Santa Biblia enseña que el Espíritu Santo es eterno (Heb. 9: 14), pues forma parte de la Divinidad, por cuya razón tanto su existencia como sus obras son señaladas también en el Antiguo Testamento: se lomen.:iona 88 veces en 22 de los 39 libros que lo forman. El Nuevo Testamento a su vez atestigua que los antiguos profetas que lo escribieron fueron inspirados por el Espíritu Santo (2 Ped. l: 19-21; 2 Tim. 3: 15-17). Mencionaremos algunos de esos 88 pasajes que se refieren al Espíritu Santo en el Antiguo Testamento. La primera mención está en el segundo versículo de la Biblia, donde se señala su presencia en ocasión de la creación y el ordenamiento del mundo (Gén. 1: 2). Durante el éxodo del pueblo de Dios, el Espíritu Santo dio inteligencia especial en artes a Bezaleel, · quien participó en la construcción del santuario o tabernáculo (Exo. 31: 2, 3). En la época de los jueces se menciona su presencia siete veces, como '.mpartiendo valor y fortaleza a los dirigentes del pueblo (Juec. 3: 10; 6: 34; l 1: 29; 13: 25; 14: 6, 19; 15: 14). El profeta Elíseo pidió "doble porción" Jel Espíritu que guiaba a Elías (2 Rey. 2: 9). Gracias a ello realizó sor¡:irendentes milagros (2 Rey 4: 32-36, 42-44; 5: 1-14). El rey David, en la oración que ofreció después de su arrepentimiento por su grave pecado, rogó: "No quites de mí tu santo Espíritu" (Sal. 51: 11). El profeta Isaías menciona un derramamiento del "Espíritu de lo alto", Jo que significaría grandes bendiciones para el pueblo de Dios (Isa. 32: 15). Por medio del profeta Ezequiel, Dios prometió la presencia de su Espíritu para que tenga el poder y deseo de obedecerle (Eze. 36: 25-27; 39: 29). El profeta Zacarías, llamado por Dios para dirigir y alentar a Is~ael después del regreso del cautiverio en Babilonia, recibió un mensaje de ánimo para Zorobabel, quien era el dirigente del pueblo en esos días. Le dijo: "Esta es palabra de Jehová a Zorobabel, que dice: No con ejérci:o, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos" !Zac. 4: 6). Estos 15 pasajes escogidos de entre los 88 existentes en el Antiguo Tes:amento nos muestran la forma en que actuaba el Espíritu Santo en favor je los hijos de Dios antes de Cristo. Confirman, además, que siempre es;uvo presente el Espíritu Santo para cumplir su obra de salvación en favor Je los seres humanos. Por esos textos además, aprendemos que puede ha93
94
LA BIBLIA RESPONDE
ber abundancia de su presencia, o puede retirarse bajo ciertas circunstancias, pero siempre está presente donde ha de confirmarse la verdad frente al error. El día de Pentecostés, referido en Hechos 2, nos presenta una ocasión en la que hubo un derramamiento especial y abundante del Espíritu Santo, predicho por el profeta Joel (cap. 2: 28-32), según lo explicó el apóstol Pedro.
46. La divinidad del Espíritu Santo ¿Forma parte el Espíritu Santo de la Trinidad o es solamente un poder usado por Dios? Por las muchas y muy claras referencias que la Biblia nos da respecto al Espíritu Santo, descubrimos que tiene atributos que únicamente pueden encontrarse en una personalidad y no en un poder. Una fuerza solamente actúa cuando alguien la dirige. Anotaremos algunos de esos atributos: l. Enseña - Juan 14: 26.
2. Convence - Juan 16: 8. 3. Impide, prohíbe - Hech. 16: 6, 7. 4. Concede, permite - Hech. 2:4 5. Habla - Hech. 10: 19.
6. Toma decisiones - 1 Cor. 12: 11. 7. Puede ser entristecido Efe. 4: 30. 8. Llama - Apoc. 22: 17 9. Comisiona - Hech. 13: 2 10. Intercede - Rom. 8: 26.
Podríamos duplicar esta lista, pero es suficiente para ayudarnos a comprender que el Espíritu Santo tiene atributos propios de una personalidad. Deidad del Espíritu Santo Respecto a la deidad del Espíritu Santo, indicaremos algunos pasajes que la definen con claridad: l. Es eterno (como Dios) - Heb. 9: 14.
EL ESPIRITUSANTO
95
2. 3. 4. 5. 6. 7.
Es omnipresente (como Dios) - Sal. 139: 7-10. Es omnisciente (como Dios) - 1 Cor. 2: 10, 11. Es omnipotente (como Dios) - Sal. 139. Es creador (como Dios) - Job 33: 4; Sal. 104: 30. Es re-creador (como Dios) - Juan 3: 5. Es Jehová (como Dios) - Compárese Jer. 31: 33, 34 con Heb. 10: 15, 16. También Isa. 6: 3-10 con Hech. 28: 25-27. 8. Es igual a Dios - Hech. 5: 3, 4. En l Corintios 2: 10 se afirma que "el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios" Nada ni nadie que fuera inferior al mismo Dios podría escudriñarlo. Otro Consolador Jesús dijo a sus discípulos que al dejarlos no quedarían huérfanos porque les enviaría otro Consolador que estaría con ellos siempre (Juan 14: 16). En griego hay dos palabras para referirse a "otro": "jéteros", que significa otro de otra clase, y "állos" que es "otro" de la misma clase. Este iexto usa "állos" o sea "otro" de la misma clase. Jesucristo es "Emmanuel: Dios con nosotros" (Mat. 1: 23); por lo tanto, el Espíritu Santo, que ~s ocro de la misma clase, es también "Dios con nosotros"
47. El bautismo del Espíritu Santo y el don de lenguas ¿Es verdad que solamente los que hablan lenguas son los que han recibido el bautismo del Espíritu Santo? La respuesta la ofrece con claridad el apóstol Pablo. Cuando explicó a los corintios la doctrina de los dones espirituales, comparó a la iglesia con un cuerpo correctamente formado, en donde no todo es pies u orejas.ni ojos o manos (véase 1Cor.12: 12-27). "Vosotros, pues, sois el cuerpo de Cristo, y miembros cada uno en particular. Y a unos puso Dios en la iglesia, primeramente apóstoles, luego profetas, lo tercero maestros, luego los que hacen milagros, después los que sanan, los que ayudan, los que administran, los que ·tienen don de lenguas" (vers. 27 ,28). Es significativa la afirmación de que "a unos puso Dios en la iglesia ... " o sea que esos dones serían distribuidos por Dios "a unos" y no dados a todos. El otro
96
LA BIBLIA RESPONDE
hecho es que el don de lenguas está señalado en último lugar, como que no fuera el más importante o necesario. Luego, el apóstol pregunta: "¿Son todos apóstoles? ¿son todos profetas? ¿todos maestros? ¿hacen todos milagros? ¿tienen todos dones de sanidad? ¿hablan todos lenguas? ¿interpretan todos?" (vers. 29, 30). La única respuesta razonable a estas preguntas es NO, no todos son apóstoles, o profetas, o maestros, ni tampoco todos hablarán lenguas. Por lo tanto, no es correcto afirmar que al no hablar lenguas no se ha recibido el bautismo del Espíritu Santo. Sería acusar al Espíritu Santo de hacer acepción de personas, porque "todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como él quiere" (vers. 11), así como "Dios ha colocado los miembros cada uno de ellos en el cuerpo, como él quiso" (vers. 18). No se trata de arbitrariedad, sino de dar a la iglesia los dones que necesita para su perfección, usando su divina sabiduría. Por lo tanto, no sería correcto exigirle al Espíritu Santo un don, cuando El en sabiduría divina los reparte de acuerdo con las necesidades de la iglesia. El camino más excelente
Después de haber aclarado el apóstol que ninguno de los dones es dado a todos, afirma: ''Procurad, pues, los dones mejores. Mas yo os muestro un camino aun más excelente" (vers. 31 ). Y lo introduce con esta declaración: "Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe'' ( 1 Cor. 13: 1). De modo que si no tengo amor. aunque hablara lenguas "angélicas", sería solamente ruido sin valor. El amor es la primera manifestación del fruto del Espíritu (Gál. 5: 22, 23). No podría haber manifestación del Espíritu Santo sin el amor. Por esa razón, se puede estar seguro de haber sido bautizado por el Espíritu Santo cuando se manifiesta amor y aunque no se hable en lenguas, pero nunca cuando se habla en lenguas y no se tiene amor. ¿Cómo puedo saber si en verdad tengo el amor de Dios? "Pues este es el amor de Dios, que guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos no son gravosos" (1 Juan 5: 3). "Y en esto sabemos que nosotros le conocemos, si guardamos sus mandamientos. El que dice: yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y la verdad no está en él" (cap. 2: 3.4). La obediencia a los mandamientos de Dios es la prueba irrefutable de la presencia del amor de Dios en nuestros corazones. "Y nosotros somos testigos suyos de estas cosas, y tambié"n el Espíritu Santo, el cual ha dado Dios a Jos que le obedecen" (Hech. 5: 32).
EL ESPIRITUSANTO
97
El verdadero don de lenguas
Cuando el Espíritu Santo impartió por primera vez el don de lenguas a la iglesia cristiana naciente, fue para evangelizar al gentío reunido en Jerusalén, que había venido de unas quince diferentes zonas lingüísticas del imperio romano (Hech. 2: 9-11). Los oyentes quedaron asombrados al oír a unos galileos hablarles "cada uno en nuestra lengua en la que hemos nacido" porque "les oímos hablar en nuestras lenguas las maravillas de Dios" (vers. 8, 11). Así se cumplió el propósito divino del don de lenguas. Jesús les había prometido: "Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén ... " (Hech. 1: 8). Gracias al auténtico don de lenguas, los discípulos testificaron acerca de "las maravillas de Dios" ante esa multitud reunida en Jerusalén, y los que comprendieron el mensaje, porque se habló "a cada uno" en "la lengua en la que hemos nacido", llevarían ese testimonio a sus respectivos países. Lo que dice el apóstol Pablo a los corintios en los capítulos 12, 13 y 14 de primera Corintios es un esfuerzo por corregir una deformidad manifiesta del verdadero don de lenguas. Después de explicar el lugar que ocupan los dones espirituales en la iglesia (cap. 12), y señalar el camino más excelente (cap. 13), da dos consejos que sobresalen: "Seguid el amor; procurad los dones espirituales, pero sobre todo que profeticéis . .. porque mayor es el que profetiza que el que habla lenguas ... En la iglesia prefiero hablar cinco palabras con mi entendimiento, para enseñar también a otros, que diez mil palabras en lengua desconocida" (1 Cor. 14: 1-19) Por lo tanto, darle preeminencia al don de lenguas, indicando que es la única señal del bautismo del Espíritu Santo, es un error que puede llevarnos a males más graves. Por eso el apóstol señaló dos caminos como más excelentes: "Seguid el amor" y "sobre todo que profeticéis". Además, no se ajusta a la realidad el hecho de afirmar que el don de lenguas sea la única señal del bautismo del Espíritu Santo. "Jesús, lleno del Espíritu Santo" (Luc. 4: 1), nunca habló en lenguas. Lucas nada dice acerca de que los millares bautizados en Jerusalén después del Pentecostés hablaran en lenguas, ni tampoco que así haya sucedido con los muchos conversos en Samaria (Hec. 8: 4-25). Solamente menciona dos ocasiones después del Pentecostés: en relación con la conversación de Cornelio (Hech. 10: 45, 46), y la de doce creyentes bautizados en Efeso (Hech. 19: 6, 7). Eso nos ayuda a comprender que aunque el don de lenguas verdadero tiene su lugar, y aparece cuando el Espíritu Santo lo da, es un error afirmar que sea la única demostración del bautismo del Espíritu Santo.
98
LA BlBLIA RESPONDE
El bautismo del Espíritu Santo Nu~stros primeros contactos con el Espíritu Santo comienzan cuando abrimos nuestro corazón al llamado que nos hace a través del Evangelio. Cuando finalmente por convicción nos preguntamos ¿qué debemos hacer?, se nos dirá: "Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo" (Hech. 2: 37, 38). Ese arrepentimiento que nos guía al abandono del pecado, y que nos lleva a una nueva vida de obediencia, lo que es el nuevo nacimiento (Juan 3: 5-8), es obra del bautismo del Espíritu Santo, porque si lo fuera del agua solamente, sería imposible para el hombre ser una nueva criatura. De allí que el Espíritu Santo es dado a los obedientes (Hech. 5: 32). Para continuar desobedeciendo a Dios, no necesitarnos la presencia permanente del Espíritu Santo en nuestros corazones. Una vez bautizados por el Espíritu Santo, éste repartirá luego sus dones "a cada uno como quiere" (1 Cor. 12: 11).
Conclusiones 1. Si no todos reciben un mismo don en particular porque el Espíritu Santo los reparte como quiere, de acuerdo con la necesidad de la iglesia, no puede ser el don de lenguas señal exclusiva del bautismo del Espíritu Santo. 2. Según el mismo Pablo, si hay un camino más excelente que la recepción de alguno de los dones espirituales señalados en l Corintios 12: 28, ese camino es el amor, el cual tiene primacía sobre los otros dones, inclusive sobre el don de lenguas. -- -~ - -- - ., ~ 3. Si es posible hablar lenguas sin amor, y eso no tiene valor (l Cor. 13: 1), significa que el amor es superior al don de lenguas, y lógicamente es un don que todos deben recibir. Es la primera manifestación del fruto del Espíritu (Gál. 5: 22, 23). Solamente puede manifestar amor quien haya sido bautizado por el Espíritu Santo, porque nadie podría obedecer a Dios sin ese bautismo indispensable. Sólo quien haya experimentado esta nueva vida, podrá ser escogido por el Espíritu Santo para recibir alguno de sus dones especiales, a fin de edificar el cuerpo de Cristo que es su iglesia (Efe. 4: 11-13). 4. Los dones espirituales destinados a la iglesia solamente tendrán valor cuando sus miembros hayan sido preparados por efecto del bautismo del Espíritu Santo experimentado en el proceso de su conversión o nuevo nacimiento. Recibir esos dones espirituales sin ese bautismo previo seria hasta un absurdo, pues la persona no estaría preparada para usarlos. Por
EL ESPIRITU SANTO
99
eso se afirmó que cualquier don sin el amor no úene ningún valor, sea el de lenguas, el de profecía, o ciencia, o fe o aun el martirio (1 Cor. 13: 1-3). Por lo tanto, poniendo las cosas donde el apóstol Pablo las coloca, aceptemos el ''camino más excelente'', sigamos el amor. Dejemos luego al Espíritu Santo que reparta los dones que quiera darnos a fin de que nos habilite para colaborar en la edificación de la iglesia.
48. El pecado contra el Espíritu Santo ¿Cuál es el pecado contra el Espíritu Santo y por qué no puede ser perdonado?
En Mateo 12: 23-32 y Marcos 3: 20-30, se registra esa enseñanza. Obsérvese que está relacionada con la acusación hecha a Jesús en el sentido de que sus obras y enseñanzas eran de origen diabólico, cuando Jesús era en realidad "Emmanuel", o sea "Dios con nosotros" (Mat. l: 23). Por eso concluimos en primer lugar que cometemos el pecado contra el Espíritu Santo cuando res;hazarnos terminante e insistentemente alguna enseñanza de la Palabra de Dios, para sostener nuestras propias opiniones. De esta manera, lo que hacemos es perseverar en algún pecado que el Espíritu Santo nos ha señalado como tal, y es como si le atribuyéramos al diablo la verdad que El nos presentó. Podríamos decirlo también de otra manera: El pecado imperdonable es el que no se confiesa. Dios, en su infinita bondad, ha prometido limpiamos. de toda maldad cuando nos arrepentimos y confesamos nuestras faltas. Así se lo afirma, por ejemplo, en Isaías 1: 18; Miqueas 7: 18, 19; Salmos 103: 8-12, etc. También el Nuevo Testamento confirma la doctrina del perdón total al anunciar al Salvador, reiterando que vino a salvarnos de "nuestros pecados" (Juan l: 29). Que si los confesamos con arrepentimiento nos limpiará "de toda maldad" (1 Juan 1: 9). En los planes de Dios no hay limitaciones para otorgar perdón al que lo desea. El problema serio nos lo creamos nosotros mismos cuando nos encontramos con una enseñanza de la Palabra de Dios que no nos agrada y, aunque tenemos alguna convicción respecto de ella, preferimos seguir con nuestra idea. Así comenzamos a actuar contra el Espíritu Santo. El fue enviado por Dios para guiarnos a "toda verdad" (Juan 16: 13). Esa
100
LA BIBLIA RESPONDE
verdad está en la Santa Biblia, cuyos autores "hablaron siendo inspirados por el Espíritu Sant,o" (2.Ped. 1: 21). Frente a nuestra resistencia, el Espíritu Santo sigue su obra para convencernos de nuestro error (Juan 16: 8). En esta lucha del Espíritu en favor de la verdad, a pesar de nuestra simpatía e insistencia para con algún error, llegará el momento en que cederemos a los perseverantes llamados del Espíritu Santo y reconoceremos nuestro pecado, lo confesaremos arrepentidos y recibiremos el perdón, o rechazaremos esas invitaciones y persistiremos en el error. Esta actitud de resistencia constante al Espíritu Santo cauteriza nuestra conciencia de tal modo que finalmente no percibimos sus llamamientos. De esa manera llegamos a cometer .el pecado contra el Espíritu Santo, o sea que por rechazar insistentemente la verdad a través de largo tiempo, finalmente no sentimos la necesidad de arrepentirnos de ese pecado, y por lo tanto, tampoco lo confesamos. Por eso decíamos que el pecado imperdonable es el que no se confiesa. La Santa Biblia nos aconseja: "No contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención" (Efe. 4: 30). Si lo contristamos ·insistiendo en algún error, en algún pecado, llegaremos a sufrir la experiencia del rey rebelde, de quien se dijo: "El Espíritu de Jehová se apartó de Saúl, y le atormentaba un espíritu malo ... " (1 Sam. 16: 14). Si aceptamos el ofrecimiento del Señor que no limita de ninguna forma y en ningún caso el perdón total, nunca caeremos en el pecado imperdonable. Amemos a Dios y a su Palabra de tal modo y con tal intensidad que nuestro mayor gozo sea obedecerla, aunque tal medida signifique romper con viejas tradiciones o formas de vivir equivocadas que por alguna razón nos gustaban. Aceptemos con amor la voz que nos habla en las páginas de la Palabra de Dios, que es la voz del Espíritu Santo (2 Ped. 1: 21), y siempre, ante nuestro arrepentimiento y confesión, recibiremos el perdón.
PREGUNTAS SOBRE TEMAS DIVERSOS
49. Los hermanos de Jesús ¿Por qué se dice que la Virgen Maria solamente tuvo un· hijo, Jesús, cuando en el Nuevo Testamento se mencionan en varios lugares a los "hermanos de Jesús"? En efecto, en el Nuevo Testamento se hace referencia a los hermanos de Jesús en los siguientes versículos: Mateo 12: 46-50; Marcos 3: 31-35; Lucas 8: 19-21 y Juan 7: 2-8. Las evidencias que se obtienen de la lectura de esos pasajes revelan que se trataba de hermanos mayores, por lo que se acepta generalmente la idea de un primer matrimonio de José, cuya esposa había fallecido. Obsérvese que al referirse a esos "hermanos" se destaca la oposición de ellos a la obra y las determinaciones de Jesús, a fin de disuadirlo de sus planes, pues ellos "ni creían en él" (Mar. 3: 21, 31; Juan 7: 2-5). En aquellos días, los hermanos menores nunca hubieran interferido en las acciones y determinaciones del primogénito de la familia. La primogenitura era reverentemente respetada. Por eso es que para una persona conocedora de las costumbres familiares de los tiempos bíblicos, este argumento resulta concluyente. Además resalta el hecho de que Jesús, desde la crúz, encomendara su madre a su discípulo Juan y no a sus hermanos, a quienes hubiera correspondido cuidar de ella, si hubieran sido sus hijos (Juan 19: 25-27). A estas evidencias podemos agregar otra a manera explicativa: la palabra griega adelfói, traducida por "hermanos", también señala a otros familiares cercanos, como hermanastros o primos. En el caso de Jesús, valiéndonos de nuestra palabra definitoria, diríamos: hermanastros. Estas consideraciones permiten aceptar sin lugar a dudas que Jesús fue el único hijo de la Virgen María.
SO. El uso del velo por parte de las mujeres Atenidos a 1 Corintios 11: 4-15, ¿debemos entender que una mujer no puede entrar a la iglesia sin usar velo? Si pudiéramos ubicarnos en Corinto en los días del apóstol Pablo, sin duda veríamos con mayor claridad las razones de estas instrucciones, razones que hoy ya no existen. Sabemos por la historia que la ciudad de Co103
16+
LA .t:H.l:SUA RESPONDE
rinto fue en esa época una de las más corrompidas, quizá la peor en aquel entonces. Por ser un centro de comercio internacional, atraía mucha gente, incluyendo a los que practicaban la idolatría acompañada de prácticas licenciosas, hombres viciosos y mujeres lascivas. Tanto era así, que en ese tiempo "corintianizar" era un sinónimo usado para referirse a la entrega desenfrenada a los placeres de la carne. Exisúan sacerdotisas cuyo culto era la fornicación, y su apariencia en público, tanto por su vestimenta como por su peinado, era provocativa y desvergonzada. Por ello, las mujeres de vida honesta, judías, romanas o griegas, aparecían en público usando el velo. De modo que lo que el apóstol quiso enseñar a las hermanas de la iglesia de Corinto, era que no vayan descubiertas como las mujeres de vida pervertida y licenciosa, deshonrando de esa manera a Dios. Aparentemente algunas creyentes habían descuidado ese detalle, creando un problema desagradable a la congregación cristiana. No hay duda de que diferentes costumbres en diferentes países demandan diferentes instrucciones. Podernos estar seguros de que si el apóstol se hubiera dirigido a mujeres cristianas que vivieran en una ciudad donde las prostitutas y mujeres licenciosas usaran velo, y donde las mujeres respetables no lo usaran, su consejo hubiera sido diferente. De todos modos, el mismo apóstol da una solución en el versículo 15, que ayudaría a resolver el problema: "Por el contrario, a la mujer dejarse crecer el cabello le es honroso; porque en lugar del velo Je es dado el cabello". Estos pasajes tienen otro aspecto discutible: el largo del cabello en las mujeres y en los hombres. El apóstol dice que "al hombre le es deshoroso dejarse crecer el cabello'" y en cambio a "la mujer dejarce crecer el cabello le es honroso" (Vers. 14, 15). Corno el apóstol, con sabia prudencia, no indica cuán largo debe ser el cabello que se deje crecer, ni cuán corto el que no se deje crecer, mal haríamos nosotros en pretender legislar sobre ese detalle. Nos pondríamos en el caso ridículo de querer hacer decir al apóstol lo que no dijo, o de pretender saber más que él. . De modo que usando su misma prudencia, evitaremos ir a'Ios extremos o caer en exageraciones, y aceptaremos las costumbres que son propias y decentes en los países donde nos toque vhir. Si en algún momento nos correspondiera vivir en algún país donde cierto tipo de hombre usa el cabello tan largo que necesita de cintas o trenzas para sujetarlo, evitaríamos ese extremo, y seguiríamos el consenso general de lo que es correcto y sigue siendo básico como uso en hombres maduros y de juicio equilibrado. La mujer seguirá el mismo criterio juicioso.
TEMAS DI VERSOS
105
51. La actuación de la mujer en público Ateniéndonos a 1 Corintios 14: 33-35 y a 1 Timoteo 2: 11, 12, ¿es correcto que la mujer hable en público en la iglesia? En primer lugar nos referiremos al pasaje de 1 Corintios. Debemos recordar que tanto entre los judíos como entre los griegos, la costumbre colocaba a la mujer en un segundo plano en las acciones públicas y privadas. Por esa razón el apóstol dijo que "es indecoroso que una mujer hable en la congregación" (vers. 35). Eso nos permite concluir que por esa costumbre social pública, a fin de evitar malos entendidos con respecto a la conducta honesta y correcta de las congregaciones cristianas, el apóstol estableció ese mandamiento. Si las esposas no entendían algo de lo enseñado en la congregación, debían preguntar "en casa a sus esposos". Aparentemente había habido cierta "confusión" en la iglesia, quizás por haber intervenido damas en alguna discusión (vers. 33), y porque, atenidos al concepto judío y griego, algunos hombres protestaron porque se permitiera hablar en público a las mujeres. Para evitar tales dificultades en el futuro, el apóstol Pablo señaló ese camino como conveniente. En l Timoteo 2: 11, 12 aparece otro principio señalado, que tiene que ver con la no preeminencia en la iglesia, sino con la preeminencia respecto del hombre. Por eso dice: '.iéf>orque no permito a la mujer enseñar, ni ejercer dominio sobre el hombre, sino estar en silencio". ¿Ante qué clase de hombres? El apóstol lo dice: "Quiero, pues, que los hombres oren en todo lugar; levantando manos santas, sin ira ni contiendas" (vers. 8). Sería absurdo concluir que a una mujer le fuese prohibido "enseñar" a un esposo incrédulo el Evangelio, pues sólo así lo podria ganar para Cristo (véase l Cor. 7: 16; l Ped. 3: l, 2). Feliz la mujer que tenga un esposo fiel, y feliz la mujer qui! pueda "enseñar" a un esposo infiel para que acepte a Cristo. No se trataría en tal caso de un acto de preeminencia, sino de verdadero amor de una esposa para con su esposo. Por otra parte, no podríamos afirmar que el plan de Dios siempre se ajusta a los requerimientos nacionales o sociales de algunos pueblos, como en este caso el de la restringida actuación de las mujeres judías y griegas en público. La verdad es que Dios se valió de numerosas mujeres para enseñar a su pueblo, o para cumplir misiones públicas. Como ejemplos podemos recordar a María, la hermana de \.loisés y Aarón (Exo. 15: 20, 21), a Débora, la profetisa que se destacó por encima de Barac, el hombre Je la acción (Juec. 4: 4-9), y a Huida, la proretisa (2 Rey. 22: 14-20). También en el Nuevo Testamento encontramos mujeres en acdón.
Ana, la profetisa que "no se apartaba del templo", y "hablaba del niño [Jesús] a todos los que esperaban la redención de Jerusalén" (Luc. 2: 36-38). Las cuatro hijas de Felipe que profetizaban (Hech. 21: 8, 9). El apóstol reconoció elogiosamente el trabajo evangélico hecho en las iglesias por nueve mujeres que le ayudaron mucho en la obra del Señor (Rom. 16: 1-15). El recomienda a los filipenses que atiendan a Evodia y Sintique, dos mujeres que "combatieron juntamente conmigo en el Evangelio" (Fil. 4: 3, 4).
Además, es necesario recordar la profecía de Joel 2: 28, 29 en la que Dios no discrimina acerca del sexo para derramar su Espíritu en virtud del cual "profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas", y también los siervos y las siervas. Esta profecía es reconocida como veraz en el Nuevo Testamento (Hech. 2: 17, 18). Así pues, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento encontramos a mujeres que profetizaron y enseñaron públicamente movidas por el Espíritu de Dios. De manera que hoy, contrariamente a como era antaño, cuando los conceptos sociales de la mayoría de las naciones no establecen que sea "indecoroso" para la mujer aparecer en público, podemos dar gracias a Dios de que haya tantas que siguen colaborando en la obra de Dios con singular y marcado éxito. Queda así claro que la indicación del apóstol Pablo respecto al papel de la mujer en público, señalada en los textos de la pregunta, respondía a una situación local donde era "indecoroso" que la mujer actuara en público. Donde no exista tal condición, podrá la mujer dotada del don de enseñar, cumplir ese ministerio en favor de la proclamación del Evangelio.
52. El bautismo por los muertos ¿Por qué dice el apóstol Pablo en 1 Corintios 15: 29 que algunos se bautizaban por los muertos? ¿Qué valor tiene ese bautismo?
No hay duda de que éste bien podría ser uno de los textos difíciles de entender a los que aludiera el apóstol Pedro cuando dijo que "nuestro amado hermano Pablo" entre las muchas que escribiera con.sabiduría, te-
fl:.MAS lJlVEl<.SOS
107
nía "algunas cosas difíciles de entender" (2 Ped. 3: 15, 16). Y hoy este pasaje se complica frente a la doctrina antibíblica de que el alma no muere y que la persona sigue viviendo sin el cuerpo (véanse las preguntas 32-44 sobre este tema). Para entender este pasaje correctamente tenemos que valernos de otros pasajes del Nuevo Testamento que nos permiten descubrir que la palabra "bautizar" puede tener dos significados: el relacionado con el rito del bautismo por inmersión, y el de una confrontación con la muerte o riesgo de muerte. Jesús mismo hizo referencia a este "bautismo" que era diferente al que había recibido en el río Jordán. En Mateo 20: 22, 23 y Marcos 10: 38, 39, se recuerdan las palabras con que Jesús se dirigió a sus dos discípulos, Juan y Santiago, cuando a través de su madre le pidieron lugares de privilegio en su reino. Les dijo: "A la verdad, de mi vaso beberéis, y con el bautismo con que soy bautizado, seréis bauúzados ... " Es obvio que cuando dijo estas palabras no se refería al bautismo por agua, sino a un bautis~ mo que estaba en el futuro: "De un bautismo tengo que ser bautizado; y ¡cómo me angustio hasta que se cumpla!" (Luc. 12: 50). Estas dos referencias nos explican que en los días apostólicos la palabra "bautismo" tenia esos dos significados: el rito simbólico del bautismo por inmersión y las confrontqciones o riesgos de muerte arrostrados por causa de la predicación del Evangelio, tan resistido y contradicho en aquel entonces. También es importante recordar aquí que los "muertos", según expresiones de los apóstoles, no siempre eran los que morían físicamente. Ellos solían referirse a veces a "los muertos en pecados", o sea a los que espiritualmente estaban muertos. (Col. 2: 13; Efe. 2: 1, 5, etc.) Teniendo presentes estos elementos explicativos, podemos analizar el texto en cuestión {I Cor. 15: 29), descubriendo el pensamiento del apóstol con claridad: "De otro modo, ¿qué harán Jos que ... "¿A quiénes se refiere el pronombre "los"? No hay duda de que es a los apóstoles o predicadores del Evangelio como lo era el que escribía. Lo demuestran claramente los versículos siguientes, del 30 al 32. " ... que se bautiza ... " Aquí bautizar tiene el significado ya indicado: el de arriesgar la vida por algo. Allí se explica que ellos, los predicadores, "peligramos a toda hora". Particularmente en el verso 32 recuerda los graves riesgos de muerte ocurridos cuando "batalló en Efeso contra fieras" humanas. Sin duda, es una referencia al incidente relatado en Hechos 19: 23 al 20: 1. Los apóstoles constantemente estaban en peligro de muerte, como puede leerse en 1 Corintios 4: 9-13; Romanos 8: 36; 2 Corintios 4: 8-12 y otros pasajes. Ese era el "bautismo" al que se refi'.'
rió Jesús cuando recordó a Juan y Santiago que "con el bautismo con que yo seré bautizado, seréis bautizados". La verdad es que todos los apóstoles después de muchos peligros, murieron finalmente como mártires de su fe. Juan murió de muerte natural, pero fue porque lo salvó el poder de Dios de un intento de muerte violenta. " ... por los muertos". En este caso es evidente que se trata de los muertos espirituales. Como ya lo indicamos, el apóstol Pablo solía referirse de ese modo a los que vivían en el pecado, muertos en pecado, y por lo tanto sin esperanza de salvación, y sin vida espiritual. Teniendo presente estas consideraciones podríamos leer el texto así: "De otro modo, ¿qué harán los (quienes predican el Evangelio) que se bautizan (que corren riesgos de muerte) por los muertos (en pecados)?" O quizá parafraseando el texto, diríamos: "De modo que si no hay resurrección, ¿para qué correrán continuamente riesgos de muerte los mensajeros del Evangelio en favor de los pecadores, si de todos modos éstos están destinados a morir?". Es decir, sería un absurdo de parte de los predicadores del Evangelio desafiar constantemente el peligro de muerte, "si los muertos no resucitan" (1 Cor. 15: 16, 32). Pero como la resurrección de los muertos espirituales era posible por la aceptación del Evangelio, bien valía la pena aun morir en el empeilo misionero en vista de la resurrección que tendría lugar cuando Jesucristo volviera. Debe notarse que si no aceptáramos esta explicación, entramos en serias contradicciones bíblicas, las cuales solamente existen si nos apartamos de su significado verdadero. En este caso, obsérvese que prácticamente todo el capítulo 15 hace resaltar la importancia absoluta de la resurrección de los muertos. Sin ella "los que durmieron en Cristo perecieron" (vers. 18). Pero gracias a la resurrección "el postrer eneoúgo que será destruido es la muerte" (vers. 26). Esta declaración señala a la muerte como el último enemigo del hombre, y no como una liberación del hombre para pasar a una vida mejor. "La muerte es la paga del pecado" (Rom. 6: 23). De modo que si no fuera por la resurrección estaríamos perdidos y no en el cielo. Pero gracias a la resurrección que se producirá en ocasión de la venida del Señor (vers. 51-55), se dirá finalmente: "Sorbida es la muerte en victoria". · Siendo que el hombre muerto está "durmiendo", o sea en estado de inconciencia, no puede aceptarse la idea de que alguien pueda hacer algo bautizándose por otro. Si una persona murió en sus pecados, el muerto no podrá cambiar su condición porque alguien se bautice por él. Los muer-
tos "nada saben, ni tienen más paga... porque en el Seo! (sepulcro), adonde van, no hay obra, ni trabajo,-ni·ciencia, ni sabiduría" (EcL 9: 5, 10). Además, debemos destacar que el bautismo bíblico es un testimonio absolutamente personal de fe en algo que uno mismo conoció y creyó. Según la Biblia, para recibir el bautismo uno debe ser adoctrinado en todo lo que Jesús enseñó (Mat. 28: 19, 20). Luego, debe creer de todo corazón en lo que le fue enseñado (Hech. 8: 36, 37), y finalmente debe arrepentirse de sus pecados y errores (Hech. 2: 37, 38). Así, resulta que el bautismo es un testimonio personal, un acto que nadie puede hacer por otro. De allí que bautizarse por un muerto es un absurdo bíblicamente hablando, dado que sería un acto realizado en abierta contradicción con la doctrina del bautismo cristiano, y con la de la naturaleza del hombre durante la muerte.
53. La esposa de Caín ¿De dónde tomó Caín esposa, si no se registra ningún nacimiento de mujer hasta su casamiento? ¿Sería una hija de alguna otra pareja creada por Dios, no mencionada en la Biblia? En Génesis 4: 16, 17 se registra la huida de Caín y su casamiento en tierra de Nod, donde nació su primer hijo, Enoc. Hasta allí solamente se hace referencia al nacimiento de Caín y Abe!, hijos de Adán y Eva. Recordemos que en Génesis 1: 27, 28 se dice que después de crear al hombre y a la mujer, Dios les dijo: "Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra ... " Dios creó un solo hombre y una sola mujer y de ese núcleo inicial debía formarse la humanidad. Siendo Caín fruto de la primera generación humana no podía de ninguna forma encontrar una esposa de otra familia, ya que la suya era la única que existía hasta ese momento. Por lo tanto, debió casarse con una hermana. En la actualidad esto no es aceptable, debido a que la degeneración de la especie humana es tan marcada que los hijos de matrimonios entre hermanos corren el riesgo de nacer con graves defectos físicos y mentales. (Véase la pregunta 54.)·Pero al principio no fue así, pues la especie humana era perfecta, por lo que no fue necesario que Dios proveyera' otro medio para que se cumpliera la orden de multiplicación de los seres humanos.
110
LA BIBLIA RESPONDE
Recién unos 2.500 años después de la creación, entre las reglamentaciones dadas por Dios a Moisés en favor de la salud del pueblo de Israel, figura la que prohíbe el casamiento entre parientes cercanos (Lev. 18: 6-17). Lo que por lo general preocupa en tomo a esta pregunta es la razón por la que no dice nada la Biblia respecto del nacimiento de hermanas de Cain en el mismo capítulo cuatro de Génesis. El caso es que Moisés, quien escribió el Génesis, decidió seguir describiendo la vida de Cain hasta la séptima generación de su descendencia, sin explicar nada de lo que sucedía al mismo tiempo en el seno de la familia de Adán y Eva. El relato contenido en los versículos 9-24 solamente refiere acontecimientos de la vida de Caín y sus descendientes. Recién en el versículo 25 Moisés vuelve atrás en la historia, al tiempo de la muerte de Abe!, para referir el nacimiento de Set, cuyo nombre significa .. sustitución", dado que Eva lo recibió como el hijo en lugar del que había sido muerto. Esto no significaría que entre el nacimiento de Abe! y el de Set no hayan nacido otros hijos e hijas. Génesis 5: 3 dice que Adán tenía 130 años cuando engendró a Set. ¿Cuántos años pasaron entre el nacimiento de Abel y de Set? No lo dice la Biblia, pero sí sabemos que cuando ocurrió la muerte de Abe!, ya era un hombre hecho, pues como Caín, Abel tenía definido el trabajo de su vida: "Y Abe! fue pastor de ovejas, y Caín fue labrador de la tierra" (Gén. 4: 2). No sería entonces absurdo pensar que cuando ocurrió la trageJia, Caín y Abe! eran hombres que fácilmente contarían los treinta años de edad. Sean más o menos esos años, hasta que Adán cumplió ciento treinta años, y nació Set, ¿no sería natural pensar que entre Abel y Set nacieran otros hijos e hijas? En verdad sería absurdo negarlo. En los ochocientos años que vivió Adán después del nacimiento de Set, "engendró hijos e hijas" (Gén. 5: 4). Lo mismo entendemos que sucedió antes del nacimiento de Set. Por lo expuesto hasta aquí, es evidente que la esposa de Caín fue una hermana suya.
54. Casamiento entre familiares ¿Es pecado casarse entre primos o hermanastros?
En Levítico 18: 6-17 encontrarnos indicaciones respecto a matrimonios entre familiares que son considerados como ··maldad". ~oy sabemos que no se trataba solamente de una orden religiosa, sino de gran valor
higiénico y de defensa de la salud de la familia humana. Hoy, la ciencia que estudió este asunto nos explica las razones. _ Los especialistas en genética afirman que la mayor parte de las personas poseen entre dos y diez genes defectuosos. Los genes son pequeños elementos que se encuentran en cada célula generatriz. Son responsables de la forma en que éstas se desarrollan y también de la transmisión de los caracteres hereditarios. Siempre forman parejas. Uno procede de la madre y otro del padre. Por lo general, un solo gene dañado no produce defecto físico; tienen que estar dañados ambos, el del padre y el de la madre, para que se produzca la deformidad. Afortunadamente, por lo general, los genes imperfectos de un cónyuge no concuerdan con los del otro, excepto en el caso de familiares muy allegados, cuando su distribución puede ser similar. Si la consanguinidad de ambos esposos no es muy cercana, casi nunca los genes defectuosos de uno de ellos se encontrarán con los genes imperfectos del otro. Debido a esto, el niño recibirá de uno de los padres lo que le falta al otro. En cambio, si los padres son hermanos, primos hermanos, primos segundos o hermanastros, la posibilidad de que tengan hijos defectuosos es considerablemente mayor que la del promedio general.
55. Miguel arcángel Quisiera saber quién es e) arcángel Miguel. El nombre Miguel nos viene del hebreo "Mika'el", que significa "¿Quién es semejante a Dios?". En la Santa Biblia aparece cinco veces. En Daniel 10: 13 se lo presenta como "uno de los principales príncipes". En el mismo capítulo, versículo 21, como "vuestro príncipe". En Daniel 12: 1 es "el gran príncipe que está por los hijos de tu pueblo". En Judas 9, como el "arcángel", título que quiere decir "jefe de ángeles". En Apocalipsis 12: 7 aparecen Miguel y sus ángeles luchando contra el dragón y sus ángeles, a los que vencen. En relación con Judas 9 y la disputa del arcángel Miguel con Satán, es interesante observar que el apóstol Pablo aclara que en el día de la segunda venida de Jesús, "el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero" (1 Tes. 4: 16).
1'l1
LA lSUSLiA
Kt:.SPONDE
Teniendo en cuenta el significado del nombre Miguel -¿Quién es semejante a Dios?-, que él es el que defiende al pueblo de Dios, el que actúa en la resurrección (Dan. 12: 1-3), que es el personaje que vence al dragón o Satanás (Apoc. 12: 10, ll; 1 Juan 3: 8), y que la voz del Señor es voz de arcángel, concluirnos que Miguel es Cristo, el semejante a Dios. "El cual, siendo en forma de Dios, no tuvo por usurpación ser igual a Dios" (Fil. 2: 6).
56. El rebautismo ¿Es correcto bautizarse otra vez si uno ya fue bautizado? ¿No dice la Biblia que hay un bautismo?
Es verdad, la Santa Biblia afirma que hay "un bautismo" (Efe. 4: 5), y nos explica cuándo y cómo debe ser administrado. De manera que si lo que se llamó bautismo no fue realizado respetando las condiciones que indica la Biblia, no podríamos afirmar que lo recibido fue el bautismo, sino algo que recibió ese nombre sin serlo. Sí alguien pagara una cuenta con moneda falsa, y luego es obligado a pagarla con moneda legítima, no ha pagado dos veces la cuenta, sino una sola. Lo mismo pasa cori él bautismo. Si lo que recibimos fue un "bautismo" que no se ajustó a las condiciones indicadas por Dios en su Palabra, al bautizarnos correctamente no estamos redbiendo dos bautismos, sino uno solo, el correcto, el legítimo. , Notemos las condiciones de un bautismo cristiano según la Biblia: 1. Debemos recibir la enseñanza de "todas las cosas" que el Señor mandó enseñ.ar (Mat. 28: 19, 20). 2. Debemos creer de "todo corazón" lo que aprendimos (Hech. 8: 36-38). 3. Debemos arrepentirnos de nuestros errores, es decir, dejar de vivir en forma equivocada, y recibir el Espíritu Santo (Hech. 2: 37, 38). 4. Debemos ser bautizados por inmersión a fin de cumplir con el significado de ese rito, o sea, la sepultura del hombre viejo y la resurrección del nuevo (Rom. 6: 3-6). Así, seguimos el ejemplo que Jesús nos dio en su bautismo (Mat. 3: 16), el que realizó cuando tenía como treinta años (Luc. 3: 23).
TEMAS DIVERSOS
113
Por lo tanto, si en lo que nos administraron como bautismo no se cumplieron estos requisitos fundamentales, no podríamos afirmar que fuimos· bautizados. Pudo haberse cumplido un rito que se llamó bautismo, pero no fue el bautismo cristiano, el ordenado por Jesucristo. Por ejemplo: un niño de pocas semanas no podría recibir la enseñanza requerida y tampoco comprendería el proceso de la fe y el arrepentimiento, por lo cual no está en.condición de recibir el bautismo verdadero. Lo que se puede hacer en favor de los niños es una consagración a Dios de parte de los padres y los padrinos, quienes quieren así manifestar el deseo de que ese niño sea un cristiano cuando sea mayor. Luego, a medida que crece será enseñado en la doctrina del Señor, creerá en ella, sentirá el arrepentimiento por lo que pudo haber realizado equivocadamente y pedirá el bautismo por sí mismo, porque ha decidido ser cristiano por propia elección. Así sucedió con quien es· nuestro ejemplo, Jesús. El fue presentado por sus padres al sacerdote a los ocho días de nacido (Luc. 2: 21-24). Pero luego, cuando tuvo como treinta años, fue al río Jordán y pidió a Juan el Bautista que lo bautizara (Luc. 3: 21-23). En verdad, Jesús no necesitaba bautizarse, porque no había cometido pecado, y Juan el Bautista reconoció ese hecho cuando le dijo que era él (Juan) quien debía ser bautizado por Jesús y no al revés, pero la respuesta del Señor fue: "Deja ahora, porque así conviene que se cumpla toda justicia" (Mat. 3: 15). De ese modo Jesús se constituyó también en ejemplo respecto del bautismo verdadero.
57. El uso de pantalones por parte de la mujer ¿Es incorrecto que la mujer use pantalones? Al hacerse esta pregunta regularmente se tiene en cuenta el pasaje de Deuteronomio 22: 5, que dice: "No vestirá la mujer traje de hombre, ni el hombre vestirá ropa de mujer: porque abominación es a Jehová tu Dios cualquiera que esto hace". Lo más probable es que este pasaje se refiera a la costumbre pagana, todavía común en algunos paises, practicada con el fin de engañar respecto al verdadero sexo de la persona con.el fin de realizar actos inmorales. Por otra parte, es necesario reco~dar que cuando fue escrito esta ordenanza, tanto el hombre como la mujer usaban túnicas con faldas lar-
11~
LA tiltlL!A .lU:.SPONOE
gas. Todavía observan esa costumbre en las tierras bíblicas una notable mayoría de sus habitantes. Después de haber visitado esos pueblos, admitimos que no es fácil para un lego descubrir la diferencia entre los vestidos con faldas de un hombre y los de una mujer. Sin embargo, algunos detalles del atuendo general impiden confundir a un hombre con una mujer, como ser la cofia, el turbante, el velo y algunas pequeñas particularidades que diferencian las faldas que usan ambos sexos. Así pues, al referirse el texto indicado al traje del hombre o a la ropa de la mujer, no podríamos afirmar que se refiera a una parte del vestuario, sino al ropaje completo, con lo que podría hacerse pasar un hombre por una mujer, o viceversa y con fines pecaminosos. Refiriéndonos ahora al pantalón en particular, recordarnos que su uso comenzó junto con el trabajo de la mujer en las fábricas y en diversas otras actividades en las que hoy se ocupa, donde las faldas eran un peligro o hasta inapropiadas en lo que al decoro se refiere. Con el tiempo se amplió su uso, aceptándose otros motivos como el deporte, la comodidad, el clima, etc., para finalmente formar parte hasta del bien vestir. De todos modos es claro que hombres de sana conducta no usarían trajes de mujeres con el atuendo propio de ellas, ni mujeres de la misma calidad moral usarían ropa de hombre, incluyendo sus respectivos pantalones. Al fin y al cabo, el pantalón, que es solamente una parte del traje del hombre, no basta para crear confusiones en cuanto al sexo de quien lo viste, dada la natural diferencia entre la conformación del cuerpo masculino y femenino, que no se puede disimular. Por lo tanto, al no existir el propósito de engaño respecto al sexo por el solo uso del pantalón que, lo repetimos, es solamente una parte del traje masculino de occidente, no podríamos aplicar el sentido del pasaje bíblico al uso por parte de la mujer de ese detalle de la vestimenta del hombre. Ante estas consideraciones, concluimos que no es pecado ni incorrecto el uso del pantalón por parte de la mujer. cuando el propósito es evitar el peligro de accidentes en ciertos trabajos en la industria, o propender al decoro en el deporte y otras diversas circunstancias. Estimamos, sin embargo, que en los países occidentales deberíamos ser prudentes y razonables con respecto a este detalle, de modo que, por ejemplo, para la iglesia, donde no existen razones de trabajo, se vistan las damas con sus ropas que incluyen la clásica falda, evitando los extremos o detalles de la moda que muchas veces atentan contra la modestia, el recato y/o hasta. la decencia.
TEMAS DIVERSOS
115
58. El ayuno ¿Por qué se debe ayunar? ¿Cuándo y cómo debe practicarse el ayuno?
De acuerdo eón la historia bíblica, el ayuno era una práctica generalizada en todas las naciones, cumplido frente a circunstancias difíciles o penosas. Algunos piensan que la misma naturaleza lo sugiere, desde que frente a momentos angustiosos el organismo de por sí rechaza el alimento. En la Biblia encontramos tres casos de ayunos excepcionales de cuarenta días (Deut. 9: 9; 1 Rey·. 19: 8; Mat. 4: 2). Además se refieren diversas ocasiones en las que el pueblo de Dios reconocía sus faltas y, anhelando el perdón divino, incluían el ayuno en su reconsagración (Jue. 20: 26; Neh. 9: l; Jer. 36: 9, etc.). El Nuevo Testamento también hace referencia a la costumbre de ayunar. Algunos religiosos muy estrictos lo hacían dos veces por semana (Luc. 18: 12), el segundo y el quinto día de la semana, o sea los lunes y los jueves. Jesús advirtió a sus discípulos que después de su ascensión se presentarían momentos en los que el ayuno sería oportuno (Luc. 5: 34, 35). Al hacer frente a grandes y difíciles problemas en su vida, Pablo consideró necesarios muchas veces al ayuno y la oración (2 Cor. 6: 5; 11: 27). Para encontrar soluciones adecuadas oraban y ayunaban (Hech. 13: 3). Sin embargo, el apóstol Pablo explica que no había mandamiento definitivo para el ayuno o para los días de ayuno (Rom. 14: 1-6) (véase la pregunta 22). Por eso afirmó que no debía juzgarse al que no comía o al que comía. Del mismo modo no debía condenarse al que hacía caso del día de no comer y el que no hacía caso. Eso nos ayuda a comprender que el ayuno o los días de ayuno son prácticas de determinación voluntaria y personal. Por otra parte, esto no significa que, en vista de alguna circunstancia especial o problema dificil, toda una congregación local o mundial no pueda definir un día de ayuno, invitando a que participen del mismo todos los creyentes que'·cfesean hacerlo. Conviene recordar que podía darse el caso de que alguien ayunara sin estar preparado espiritualmente para ello. (Véase Isa. 58: 4-7.) Eso quiere decir que si vivimos en pecado voluntariamente, si no nos arrepentimos de él, ni lo confesamos al Señor, el ayuno solamente podría ser una acción sin sentido y hasta condenatoria. De manera que, cuando pasamos por alguna circunstancia difícil y angustiosa, si sentimos el deseo efe ayunar y orar, sintámonos en libertad de hacerlo. No pensemos que el "sacrificio" de no comer inclinará más a Dios para ayudarnos. Usemos en cambio ese tiempo de ayuno para exa-
116
LA BIBLIA RESPONDE
minar nuestra vida frente a la voluntad de Dios y decidamos con fe y buena voluntad ajustarnos a ella. Así, el ayuno y la oración serán una bendición porque "los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; al contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios" (Sal. 51: 17).
59. El nombre Jehová Según me han explicado, el único y verdadero nombre de Dios es Jehová; ¿por qué, entonces, no usan ustedes más ese nombre? La verdad es que en el Antiguo Testamento se usan por lo menos seis nombres diferentes para referirse a Dios: JHVH, Adonai, Elohim, El, Elión y El Saddai, los que corresponderían a Señor, Dios, Altísimo, Todopoderoso y otros semejantes. Para los escritores del Antiguo Testamento todos esos nombres eran válidos. El que aparece en algunas versiones hispanas, no en todas, como Jehová, correspondería al primero, JHVH, nombre de Dios tan sagrado para los judíos, que lo consideraban innombrable. Como se observa, se trata de cuatro consonantes sin vocales, cuyo sonido puede variar, según las vocales que se coloquen. El hecho es que en la escritura hebrea antigua no se usaban vocales, sino solamente consonantes. Recién en el siglo VI de nuestra era, los eruditos en hebreo llamados masoretas, para facilitar la lectura del hebreo, inventaron un sistema de puntos colocados entre, sobre o debajo de las letras, para indicar las vocales que corresponden a cada palabra. Como el hebreo había sido un idioma abandonado ya por varios siglos en nuestra era, cuando los masoretas volvieron a actualizarlo, se encontraron con que la pronunciación que pudo haber tenido en el pasado esa palabra de cuatro consonantes, JHVH, era imposible de reconstruir. Hasta ahora no hay forma de saberlo con certeza. De manera que, respetando los masoretas el supersticioso escrúpulo de los hebreos para pronunciar ese nombre y para evitar que alguien lo profanase, comenzaron a colocar a esas cuatro consonantes, las vocales correspondientes a Adonaí, otro nombre de Dios que se traduce por Señor. De ese modo, cuando el lector llegaba a la palabra JHVH, leía Adonaí. Cuando se hicieron las primeras versiones en castellano, inglés y otros idiomas populares europeos, en torno al siglo XII, se aceptaron las voca-
TEMAS DIVERSOS
117
les sugeridas por los masoretas, y en vez de decir Señor, como alguna versión lo hizo, formaron la palabra Jehová. Hoy, después de mucho investigar y anhelar descubrir cuál pudo haber sido la correcta pronunciación de JHVH, la mayoría de los eruditos están inclinados a admitir que correspondería Jahveh oYahvé, es decir, la tercera persona del verbo ayah, que significa ser. De ese modo Jahveh o Yahvé significaría "el Existente" por sí mismo, o "el Eterno". En vista de ello, en la actualidad varias versiones hispanas prefirieron usar Yahvéh en vez de Jehová. En vista de lo explicado, consideramos absurdo hacer una cuestión por el nombre Jehová, como si fuera el único que corresponde. Primero, porque las evidencias existentes se inclinan a reconocer como más apropiado decir Yahvéh. En segundo lugar, porque habiendo sido correcto para los profetas valerse de seis nombres diferentes, para señalar al Ser supremo, no será para nosotros falta de reverencia para con Dios, que hagamos lo mismo.
Resultará de provecho consultar el Comentario bíblico ad,.enr.ista. t. 1, páginas 179-182.
60. Tres días y tres noches. Mateo 12: 40 Mateo 12: 40 dice que Jesús estaría tres días y tres noches en la tumba. Si fue sepultado el viernes de tarde y resucitó el domingo de mañana, ¿cómo se cumplieron esos tres días y tres noches'? En primer lugar, se comete un error al querer darle un sentido o significado occidental a una expresión que en el orieme se entendía en forma diferente. Para interpretar una frase o expresión idiomática de la Biblia, debe aceptarse el sentido que se le daba en la época y en la zona donde. era usada. Durante casi dos mil años, los cristianos que aceptaron esa fra~se entendía en Palestina en los días de Jesús, tuvieron en cuenta el hecho de que en "tres días y tres noches" no se incluían necesariamente las 24 horas de cada día, sino que podían ser pane de cada uno de ellos. Esa fue la razón por la que siempre se aceptó que los "tres días y tres noches" durante los que Jesús estuvo en la tumba. fueron el viernes (parte del día), el sábado (todo el día) y el domingo (parte del día). En segundo lugar se comete otro error al pretender que esa expresión
118
LA BIBLIA RESPONDE
y las de los otros 19 pasajes que lo mencionan, se refieren a días comple-
tos. En ninguna ·ocasión se dice que sean días completos. En este caso, aparentemente, podrían tener razón tanto quienes afirman que son días completos como los que dicen que son parte de los días. Pero el argumento del que insiste en que son días completos, pierde valor cuap.d,o aceptamos el significado que se daba a esa expresión en la Palestina de los días de Jesús, según vimos antes. Veamos ahora el testimonio de los testigos presenciales de los acontecimientos. En Lucas 24: 13-24 se habla de dos discípulos que iban de Jerusalén a su casa en Emaús el domingo por la tarde y que se encontraron en el camino con un forastero que les preguntó cuál era la razón de su tristeza. Al comentar ellos con él lo sucedido ese fin de semana y expresarle la profunda pena que sentían, ya que creían que "él era el que había de redimir a Israel", Cleofas dijo: "Y ahora, además de todo esto, hoy es el tercer día que esto ha acontecido" (vers. 21). ¿Cuál era el "tercer día" para Cleofas? En el versículo 13 se dice que esos discípulos iban a Emaús "el mismo día", o sea "el primero de la semana" señalado en el versículo 1 del mismo capítulo. Así pues, para un testigo que estuvo presente y vio lo sucedido el viernes, el sábado y el domingo, "el tercer día" fue "el primero de la semana", que llamamos domingo. Esos discípulos volvieron esa tarde a Jerusalén para dar la noticia de su encuentro con Jesús, y se hallaron con los once y otros más reunidos con ellos. Mientras relataban lo que les había acontecido, Jesús se puso en medio de ellos y les explicó las Escrituras, indicándoles que había sido necesario que padeciera "y resucitase de los muertos al tercer día" (Luc. 24: 46). Cleofas había afirmado hacía pocas horas que el tercer dia era el primero de la semana. Por lo tanto, se había cumplido la señal dada por Jesús de que resucitaría "al tercer día". · -En los Evangelios se usan tres diferentes expresiones al referirse a esos tres días y tres noches. Cuatro veces dice: "En tres días" (Mat. 26: 61; 27: 40; Mar. 14: 58; Juan 2: 19-21). Dos veces dice: "Después_ de tres días" (Mat. 27: 63; Mar. 8: 31). Doce veces dice: "Al tercerd[a~(Mat. 16: 21; 17: 23; 20: 19; 27: 64; Mar. 9: 31; 10: 34; Luc. 9: 22; 18: 33; 24: 7, 21, 46; 1 Cor. 15: 4). Estas tres expresiones, además de la de Mateoú": 40, se refieren al mismo hecho y, por lo tanto, forzosamente tienen el mismo sentido, a no ser que queramos acusar a Jesús de haberse contradicho o confundido. Por lo tanto, siendo que para Cleofas el "tercer día" era el primero de la semana, o sea el domingo, y Jesús no le dijo que estaba equivocado, mal haríamos nosotros en contradecir a un testigo presencial dos mil años después de los hechos.
TEMAS DIVERSOS
119
Hasta los sacerdotes y los fariseos así lo entendieron, pues cuando reclamaron la custodia de la sepultura para evitar el posible robo del cuerpo de Jesús por parte de sus discípulos, pidieron que fuera vigilada "hasta el día tercero" (Mat. 27: 64). Ese día tercero, ya lo vimos, era el primero de la semana. A esto podemos agregar el claro testimonio de Marcos: "Habiendo, pues, resucitado Jesús por la mañana, el primero de la semana, apareció primeramente a María Magdalena ... " (Mar. 16: 9). Además, mencionemos a algunos de entre las decenas de escritores de los primeros siglos que hicieron referencia al día de la resurrección: Justino: (martirizado en el 163 ó 167 DC). En su Apología dirigida al emperador, en el capítulo 67, afirma que los cristianos celebraban en la mañana del día del sol (nuestro domingo), una reunión en memoria de la resurrección del Señor. Clemente de Alejandría: (150-200). En su obra titulada Stromata, libro VII, capítulo 12, hace referencia a lo mismo respecto del día de la resurrección. Tertuliano de Cartago: (160-230). En su obra De corona, capítulos 3 y 4, se refiere al domingo como el día de la resurrección. Cipriano, obispo de Cartago: (200?-258). Afirma en su epístola 58, capítulo 4, que el día después del sábado es el día de la resurrección. Anatolio, obispo de Laodicea: (230-300). En su Canon pascual, capítulos l, 7, l O, 11 y 16, dice que el primer día de la semana es el día de la resurrección. Pedro, obispo de Alejandría: (260?-311 ). En su Epístola canónica, canon XV, explica que el sexto día Jesús sufrió por nosotros, y que celebraban el primer día de la semana como día del Señor, porque en él se levantó de la tumba. Concluimos que si para Cleofas, un testigo presencial de lo sucedido en realación con la muerte, sepultura y resurrección de Jesús, el tercer día fue el primero de la semana, si para Jesús se había cumplido lo que había dicho respecto de su resurrección al tercer día, y Marcos afirma que, en efecto, Jesús había resucitado por la mañana del primero de la semana, es claro que de los tres días el tercero fue el domingo, llamado por las Escrituras "el primero de la semana". Entonces el segundo día de los tres días tuvo que ser el sábado, y el primero tuvo que ser nuestro viernes. Además, no podemos desconocer el testimonio de los escritores cristianos de los primeros cuatro siglos a los que hicimos referencia, los que unánimemente señalan al primer día de la semana como el de la resurrección.
120
LA BIBLIA RESPONDE
61. El rapto secreto ¿Podría explicarme cómo se relaciona el rapto secreto con los acontecimientos que tienen que ver con la segunda venida Cristo?
de
La enseñanza del "rapto secreto" presupone que Dios librará de una manera espectacular a sus hijos de la gran tribulación relacionada con la venida de Cristo retirándolos secretamente de en medio de ella. En verdad, tal acción no está incluida, en la Biblia, entre los acontecimientos relacfonados con la segunda venida de Cristo. El afirmó que vendrá "con gran poder y gloria" (Mat. 24: 30). Que "todo ojo le verá", hasta los ojos de los incrédulos "que le traspasaron" (Apoc. 1: 7). Que vendrá en forma personal, así "como le habéis visto ir al cielo" (Hech. 1: 9-11). Que su venida será audible, "con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios (1 Tes. 4: 13-16). Y que recién entonces serán separados los salvos de los perdidos, "como aparta el pastor las ovejas de los cabritos" (Mat. 25: 31-33). En todo esto no hay lugar para un rapto secreto. Tampoco habría necesidad de ello, porque Dios siempre manifestó misericordia en favor de sus hijos a través de todas las edades y en medio de todas las tribulaciones. Libró al pueblo de Israel frente al Mar Rojo (Exo. 14). Libró a su pueblo de los ejércitos asirios en los días de Ezequías (2 Rey. 18, 19). Su poder y misericordia salvaron a los tres jóvenes hebreos en medio del fuego (Dan. 3), y a Daniel en medio de los leones (Dan. 6). Del mismo modo, el Señor cuidará a sus hijos en medio de esa gran tribuladón sin que haya necesidad de raptarlos, para evitarles las terribles consecuencias que ella supone para las otras personas. Para sostener esa doctrina se hace referencia a que Jesús "vendrá como ladrón de noche" (Luc. 12: 39; l Tes. 5: 2; 2 Ped. 3: 19). Estos textos no hacen más que advertir que el Sefior vendrá en un momento inesperado, sorpresivo para muchos. Si nos refiriéramos a Mateo 24: 40 y 41 como probatorio del rapto, al afirmarse·que uno será tomado y otro dejado, tropezamos con el contexto. Cristo comparó su venida con los días de Noé (vers. 37-39) y también con los días de Sodoma y Gomorra (Luc. 17: 28-30). De allí que los que entraron en el arca fueron los "tomados", y los que quedaron fuera los "dejados". Lo mismo los "dejados" en Sodoma y Gomarra fueron los que perecieron y los "tomados", los que salieron de las ciudades. Estos son los dos grupos que provocará la venida del Señor: los que se salvarán y los que han de perderse. En ello no interviene ningún rapto secreto, será un acto realizado con la gloria de Dios, visible y audíblemente.
TEMAS DIVERSOS
121
62. ¿Cuál es el séptimo día? Me han dicho que el séptimo día es el domingo, ¿podrían explicarme por qué en las lecciones que estudio se dice que es el sábado? La primera referencia al séptimo día está en Génesis 2: 1-3. Alli se explica lo que hizo Dios después de los seis días de la creación: "Y bendijo Dios al día séptimo, y lo santificó, porque en él reposó de toda la obra que había hecho en la creación''. Cuando siglos más tarde Dios entregó a su pueblo por escrito sus mandamientos, indicó que "e/ séptimo día (no un séptimo) es reposo para Jehová tu Dios ... " y se aclara la razón por la que fue santificado: "Porque en seis días hizo Jehová los cielos y Ja tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto Jehová bendijo el día de reposo y lo santificó" (Exo. 20: 8-11). A ese día séptimo, de reposo, a través de toda la Biblia, Antiguo y Nuevo Testamento, se lo llama shabbath y que traducido quiere decir "reposo". La palabra sábado que usamos en español para señalar al séptimo día, fue tomada del hebreo shabbath. Es el nombre propio dado al séptimo día. En el Nuevo Testamento se encuentra el mismo panorama respecto del séptimo día. En Lucas 23: 54-56 se nos dice que "era el día de preparación [viernes], y estaba por comenzar el día de reposo [sábado}", cuando las mujeres que vieron donde Jesús fue sepultado volvieron a Jerusalén "y prepararon especias arommáticas y ungüentos; y descansaron el día de reposo, conforme al mandamiento". Sigue el relato en el capítulo 24, diciendo que "el primer día de la semana, muy de mañana, vinieron al sepulcro ... y entrando no hallaron el cuerpo del Señor Jesús" (vers. 1-3). Y Marcos Jo confirma al decir: "Habiendo, pues, resucitado Jesús por la mañana, el primer día de la semana ... " (Mar. 16: 9). Estas referencias del Nuevo Testamento aclaran que para los cristianos, fueran judíos o gentiles, el séptimo día era el sábado, y el día que le seguía era el domingo o primer día de la semana. Esto concuerda con lo aceptado por todos: que el día de la resurrección era el primero de la semana, al que ahora llamamos domingo, y el anterior era el séptimo llamado shabbath, o sábado en nuestro idioma. Nuestro propio idioma está de acuerdo con esta conclusión bíblica e histórica. Si usted lo deseara comprobar, busque en un diccionario de la lengua española la palabra "Domingo", donde encontrará, palabra más,
122
LA BIBLIA RESPONDE
palabra menos, la siguiente definición: "Primer día de la semana". Busque luego la palabra "Sábado", y hallará que dice: "Séptimo día de la semana". Así queda claro que según la Santa Biblia y la historia el séptimo día de la semana es el sábado y el domingo es el primero. Por lo tanto, no es bíblico afirmar que el séptimo día es el domingo.
63. Somos de otro marido. Romanos 7: 1-6 Yo no creo que sea necesario guardar el sábado, porque en Romanos 7: 4 dice que morimos "a la ley mediante el cuerpo de Cristo". ¿Tendría la bondad de decirme si estoy en lo correcto? Si "muerto a la ley mediante el cuerpo de Cristo" significa que podemos desobedecer el mandamiento del sábado, también significaría que podríamos desobedecer los otros nueve mandamientos y así seguir siendo idólatras, o blasfemos, o adúlteros, o mentirosos, etc. Como tal conclusión es irrazonable, la expresión "estar muerto a la ley por el cuerpo de Cristo" debe significar otra cosa. Veámoslo. En Romanos 7: 1-6 se presenta una ilustración valiéndose del matrimonio. Se explica que mientras vive el esposo, la esposa no puede pertenecer a otro marido sin caer en adulterio, pero cuando aquél muere "ella queda libre de la ley del marido" (vers. 2). Por lo tanto, debemos definir cuál es el "marido" que tiene que morir para que podamos pertenecer a Cristo. ¿Con quién estábamos unidos en "matrimonio" antes de pertenecer a Cristo, con la ley de Dios o con el pecado? El versículo 5 contesta: "Porque mientras estábamos en la carne, las pasiones pecaminosas que eran por la ley obraban en nuestros miembros llevando fruto para muerte". Obsérvese que dice "mientras estábamos en la carne". ¿Qué hace el que está en la carne? "Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios, porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden" (Rom. 8: 7). Y como para que no nos confundamos al utilizar la ilustración, pregunta: "¿La ley es pecado? En ninguna manera. Pero yo no conocí el pecado sino por la ley; porque tampoco conociera la codicia, si la ley no dijera: No codiciarás" (Rom. 7: 7). En los versículos 12-23 aclara el apóstol que está "vendido al pecado" (vers. 14). Dice que al hacer lo que no quiere aprueba "que la ley es
TEMAS DIVERSOS
123
buena" (vers. 16). Así, su gran lucha no era contra la ley de Dios, sino contra "la ley del pecado que está en mis miembros" (vers. 23). De este modo queda claro que "el marido" que debe morir para que podamos pertenecer a Cristo es el pecado y no la ley de Dios. Nótese que lo aborrecible para el apóstol era el pecado que no quería hacer y no la ley de Dios a la que señala como "a la verdad santa, y el mandamiento santo, justo y bueno" (vers. 12). Nótese además que el mismo apóstol ya había explicado la necesidad de que "el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado ... Y libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de justicia" (Rom. 6: 6, 18). Estas consideraciones hacen evidente que recién cuando muere "el pecado", con quién estábamos ligados en "matrimonio", podemos unirnos a Cristo que nos rescató del pecado. Para confirmar esta maravillosa verdad, debemos recordar que el pecado "es infracción de Ja ley" (1 Juan 3: 4). Cuando muere el pecado (no la ley) pertenecemos a Cristo. Por eso el apóstol Juan, dice: "El que practica el pecado es del diablo; porque el diablo peca desde el principio. Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo" (1 Juan 3: 4, 8). Resulta pues evidente que el Hijo de Dios no apareció para destruir la ley, sino el pecado. De modo que, muerto ese "marido" dominante, el pecado, pertenecemos a Cristo, y por la fe en El la ley no es destruida, sino confirmada (Rom. 3: 31). Digamos ahora algo acerca del versículo 4: "Así también vosotros, hermanos, habéis muerto a Ja ley mediante el cuerpo de Cristo, para que seáis de otro, del que resucitó de los muertos, a fin de que llevemos fruto para Dios". ¿Qué quiere decir "muerto a la ley mediante el cuerpo de Cristo"? Cuando aceptamos a Cristo, recibimos el perdón de todos nuestros pecados, o sea de nuestras desobediencias. Por lo tanto, ¿qué ley puede condenar al perdonado? Para la ley de Dios estamos muertos, "pues ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús" (Rom. 8: 1). Ahora que estamos en El, llevamos fruto para Dios", lo que es justamente lo contrario del pecado. "El que practica el pecado es del diablo", pero "todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado [desobediencia], porque es nacido de Dios" (1 Juan 3: 8, 9). Así es como somos nuevas criaturas, "las cosas viejas pasaron [nuestra relación con la desobediencia]; he aquí todas son hechas nuevas" (2 Cor. 5: 17). Conviene decir algo más respecto al versículo 6: "Pero ahora estamos libres de la ley ... " Lo estaremos mientras vivamos unidos por la fe a Cristo, obedeciéndole. El pecado ha dejado para siempre de ser nuestro "marido". Si acaso caemos en alguna tentación, "abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo" (1 Juan 2: 1). La fe nos guía de inme-
124
LA BIBLIA RESPONDE
diato al arrepentimiento, a la confesión del pecado y al perdón, de modo que nuestra relación con Cristo no fue afectada por ese pecado confesado, sino fortalecida. Jesús lo dijo claramente: "Ningún siervo puede servir a dos señores; porque ·aborrecerá al uno y amará al otro ... " (Luc. 16: 13). Gracias a Cristo, ahora vivimos bajo "el régimen nuevo del Espíritu" que nos da el poder para vivir la nueva vida de obediencia, y no bajo el regimen de la carne "que no se sujeta a la ley de Dios ni tampoco puede" (Rom. 8: 7). El triunfo que ganó Cristo en nuestro favor es total. El pecado murió, quedó disuelto ese "matrimonio", y ahora somos plenamente de Cristo. Al serlo se produjo en nosotros el milagro de los milagros, el que hace que "llevemos fruto para Dios". Como lo explica claramente el apóstol Juan: "Este es el amor de Dios, que guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos no son gravosos. Porque todo aquel que es nacido de Dios, vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe. ¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?" (1 Juan 5: 3-5). Así queda en claro que lo que muere en nosotros para ser de Cristo no es la ley de Dios "a la verdad santa" (Rom. 7: 12), sino el pecado, que es la transgresión de esa ley (1 Juan 3: 4). Por eso es que queda en pie el mandamiento del sábado, así como permanecen los otros nueve mandamientos reconocidos como permanentes por todos los cristianos. Justamente a eso hace referencia Santiago cuando dice: "Porque cualquiera que guardare toda la ley, pero ofendiere en un punto, se hace culpable de todos. Porque el que dijo: No cometerás adulterio, también ha dicho: No matarás. Ahora bien, si no cometes adulterio, pero matas, ya te has hecho transgresor de la ley. Así hablad, y así haced, como los que habéis de ser juzgados por la ley de la libertad" (Sant. 2: 10-12).
64. Explicación de Hebreos 6: 4-8 Ateniéndonos a Hebreos 6: 4-6, ¿es imposible para un cristiano que cae en pecado volver a_levantarse y a ser aceptado por Dios?
El único pecado imperdonable que señala la Biblia es ei pecado "contra el Espíritu Santo (Mat. 12: 31, 32). Y la mejor definición que podemos
TEMAS DIVERSOS
125
dar de ese pecado es la siguiente: "Es el pecado que no se confiesa". (Véase la pregunta 48.) En Isaías l: 18 se garantiza el perdón para los más graves pecados. En l Juan 1: 9 se encuentra la promesa de que al confesar los pecados se nos limpiará "de toda maldad". En 1 Timoteo l: 15, 16, Pablo se consideraba el mayor pecador, pero que recibió la misericordia del perdón. Por lo tanto, quien manifiesta el deseo de volver al Señor, de confesar sus pecados, de apartarse de ellos y volver a la debida senda, no se encuentra en "pecado imperdonable". El tal será aceptado por el Señor, quien dijo: "El que a mí viene, no le echo fuera" (Juan 6: 37). La situación descrita en Hebreos 6: 4 y 5 no se aplica a una persona que, después de haberse apartado de Dios, vuelve a sentir en su corazón el anhelo de regresar y en cuyo arrepentimiento actúa la fe. Si una persona hubiera sido totalmente iluminada por la verdad, hubiera gustado del don celestial, hubiera gustado de la Palabra de Dios y de las virtudes del reino de Dios que esperamos, nunca hubiera entrado en la senda de la apostasía. Lo que pasó, sin duda, fue que se dejó engañar por Satanás al no haber fortalecido su fe en el estudio de la Palabra, y por lo tanto creyó que dejar al Señor era el mejor camino. Pero cuando su experiencia lejos de la buena senda le ayudó a descubrir que estaba equivocado, y ahora sí comienza a dejar que la verdad lo ilumine, a gustar el don celestial, la presencia del Espíritu Santo, y todo lo que nos ofrece el Señor, será nuevamente aceptado y perdonados sus pecados. Es el pródigo de la parábola que vuelve al hogar, después de haber salido de él, y que es recibido por el Padre celestial (Luc. 15: 11-32).