Creyendo en Dios por po r Sus Seres Queridos
por John Osteen
Creyendo en Dios por Sus Seres Queridos
Los sacó fuera y dijo: Señores, ¿qué debo hacer para salvarme?
Ellos le dijeron: Cree
y serás salvo tú y tu casa (Hechos 16:30,31). ¿Tiene usted hijos, hijas, madres, padres, tías y tíos, abuelitos, abueütas, un cónyuge—alguien en su familia que necesita ser salvo? ¡Segu ramente o no es taría leyendo este libro! ¿Sabía usted que porque usted es salvo, la sal vación también es dispo nible para su familia? La Biblia dice: Cree en el Señor Jesús y serás salvo tú y tu casa. Nosotros podemos creer que Dios tocará a nuestros pari entes y que los traerá al Rein o de Dios. No podemo s quedarnos sentados con las manos cruzadas y dejar que nuestros parientes que se encuentran en ciudades y estaen el Señor Jesús
Impreso con permiso de John Osteen Ministries Producto Centroamericano, Impreso en Guatemala por: LA FAMILIA FELIZ
APARTADO POSTAL 602-1 Guatemala, C. P. 01907, Guatemala, C. A.
Copyright © 1988 by John Osteen Todos los derechos reservados. ISBN 0-912631-70-8
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dos distantes y a través del mundo, permanezcan in munes a nuestra nuestra preocupación por ellos. Nosotros tal vez seamos la únic a luz que ellos lleguen a tener. Y tenemos que alu mbrar.. .tenemos que alcanzarlos. Tal vez sus parientes se encuentren en la oscuridad del pecado. pecado. Muchos han sido conquistados por los poderes del mal, errando por los caminos y sendas de la vida. Parecería que nunc a volve rán a casa, pero quiero que sepa que hay esperanza para ellos porque USTED ES LA LLAVE. Usted es la llave para su salvación. Usted tiene una responsabilidad por ellos y Dios lo usará si está dispuesto a renunciarse asimismo y derra mar su vida por ellos. Un día se regocijará porque vendrán a Dios. Yo tenía un pariente que se encontraba profunda mente en el pecado—alejado de Dios, alejado de las cosas de Dios. Por años proseg uí sin hacer nada al respecto. Mas un día mientras estaba orando, el Seño r me alertó y dijo: "Mas te vale que hagas algo acerca de esa situación." Empec é a alcanzarlo en amor. Empe cé a orar: "Sata nás, levanta tus manos de mi ser querido. Te ato, Satanás. Les ordeno , demonio s, que se alejen alejen de él en el Nomb re de Jesús. Lo rodeo con el amor y la misericor dia de Dios, dondequiera que se encuentre." Oraba de esta forma a pesar de que esta persona se encontraba a cientas y cientas de millas alejada de mí. Entienda que no existe la distancia en el mundo espiri tual. Es como si estuviéram os allí mismo .
si esa persona estuviera parada al lado mío: "Satanás, te ordeno que levantes levantes tus tus manos de él. él. Poderes demonía cos, los reprendo . Les ordeno que dejen su vida. Quiebro vuestro poder sobre su mente en el Nombre de Jesús. Lo llamo al Rein o de Dios. Lo rodeo con amor y misericordia." Hice esto cada día. Y creí que Sataná s lo estaba dejand o, porqu e lo tiene que hacer. La Bibli a dice: En mi nombre arrojarán los demonios (Marc os 16:17). El poder de Dios en el Nombre de Jesús arroja al poder del diablo . Por fe, veía que lo rodea ba la luz, la gracia y la misericordia. Ahor a bien, esto ocurrió, no impo rta si yo lo vi en lo natural o no, porque Dios dijo que tenemos el poder de librar a otros del poder del enemigo. En resumen, esta persona empezó a tomar interés en las cosas de Dios. ¡Ahora, este pariente mío a venido al Señor Jesucristo—en total sumisión a Su voluntad— es salvo y va en camino al cielo! ¡La Palab ra de Dios funciona! ¡No tene mos que dejar a nuest ros familiares en la oscuridad! Pero la urgencia que tengo en mi corazón es ésta: No se deje llevar por sus propios pensam iento s. No diga: "Bu eno , de todas manera s no están tan cercano s a mí. Se trata de un prim o lejano, una tía o un tío. " Tome seriedad—preocúpese. ¡Y no se de por vencido! Recuerde, usted tiene a su disposición el Nombre que está sobre todo nombre (vea Filipenses 2:9-11). Decídase y diga: "No voy a permitir que mi hijo, mi hija, mi madre o padre, o cualquiera de mis parientes se
dos distantes y a través del mundo, permanezcan in munes a nuestra nuestra preocupación por ellos. Nosotros tal vez seamos la únic a luz que ellos lleguen a tener. Y tenemos que alu mbrar.. .tenemos que alcanzarlos. Tal vez sus parientes se encuentren en la oscuridad del pecado. pecado. Muchos han sido conquistados por los poderes del mal, errando por los caminos y sendas de la vida. Parecería que nunc a volve rán a casa, pero quiero que sepa que hay esperanza para ellos porque USTED ES LA LLAVE. Usted es la llave para su salvación. Usted tiene una responsabilidad por ellos y Dios lo usará si está dispuesto a renunciarse asimismo y derra mar su vida por ellos. Un día se regocijará porque vendrán a Dios. Yo tenía un pariente que se encontraba profunda mente en el pecado—alejado de Dios, alejado de las cosas de Dios. Por años proseg uí sin hacer nada al respecto. Mas un día mientras estaba orando, el Seño r me alertó y dijo: "Mas te vale que hagas algo acerca de esa situación." Empec é a alcanzarlo en amor. Empe cé a orar: "Sata nás, levanta tus manos de mi ser querido. Te ato, Satanás. Les ordeno , demonio s, que se alejen alejen de él en el Nomb re de Jesús. Lo rodeo con el amor y la misericor dia de Dios, dondequiera que se encuentre." Oraba de esta forma a pesar de que esta persona se encontraba a cientas y cientas de millas alejada de mí. Entienda que no existe la distancia en el mundo espiri tual. Es como si estuviéram os allí mismo . Diariamente oraría por ese ser querido . Diría, como
si esa persona estuviera parada al lado mío: "Satanás, te ordeno que levantes levantes tus tus manos de él. él. Poderes demonía cos, los reprendo . Les ordeno que dejen su vida. Quiebro vuestro poder sobre su mente en el Nombre de Jesús. Lo llamo al Rein o de Dios. Lo rodeo con amor y misericordia." Hice esto cada día. Y creí que Sataná s lo estaba dejand o, porqu e lo tiene que hacer. La Bibli a dice: En mi nombre arrojarán los demonios (Marc os 16:17). El poder de Dios en el Nombre de Jesús arroja al poder del diablo . Por fe, veía que lo rodea ba la luz, la gracia y la misericordia. Ahor a bien, esto ocurrió, no impo rta si yo lo vi en lo natural o no, porque Dios dijo que tenemos el poder de librar a otros del poder del enemigo. En resumen, esta persona empezó a tomar interés en las cosas de Dios. ¡Ahora, este pariente mío a venido al Señor Jesucristo—en total sumisión a Su voluntad— es salvo y va en camino al cielo! ¡La Palab ra de Dios funciona! ¡No tene mos que dejar a nuest ros familiares en la oscuridad! Pero la urgencia que tengo en mi corazón es ésta: No se deje llevar por sus propios pensam iento s. No diga: "Bu eno , de todas manera s no están tan cercano s a mí. Se trata de un prim o lejano, una tía o un tío. " Tome seriedad—preocúpese. ¡Y no se de por vencido! Recuerde, usted tiene a su disposición el Nombre que está sobre todo nombre (vea Filipenses 2:9-11). Decídase y diga: "No voy a permitir que mi hijo, mi hija, mi madre o padre, o cualquiera de mis parientes se
S
vaya n al infierno. Voy a extenderl es mi ayuda— me vo y a encontrar con ellos en el cielo." Usted puede ser la llave para que sus seres queridos lleguen al cielo. Haga todo lo que sepa hacer—escriba esa carta, haga esa llamada telefónica, comience a orar, ore por ellos en el Espíritu Santo, reprenda al diablo, y Dios lo llevará a la victoria. La maldición de la Ley
Deuteronomio 28 nos muestra la maldición de la Ley y la bendici ón de la Ley. Parte de la maldic ión tiene que ver con nuestros hijos. Tus hijos y tus hijas serán entregados a pueblos extranjeros; tus ojos se con sumirán mirando cada día hacia el lugar de su desti-
(versículo 32). Este versículo está hablando acerca de nuestro círculo familiar. Dice hijos e hijas, pero podría con igual facili dad decir tías, tíos, madres y padres. La maldición es ver a sus hijos e hijas—los miem bros de su familia—caer en las manos del enemigo. ¿Quién es nuestro enemigo? La Biblia dice: Vuestro erro, pero tus manos nada podrán hacer
enemigo, el diablo, como león rugiente da vueltas y busca a quien devorar (1
Pedro 5:8). Que tragedia caminar bajo la maldición de la Ley y ver a los miem bros de su familia en las manos de Satanás, ciegos y siendo arrastrados a un infierno diabólico—y no tener fuerza en las manos, no tener poder en las manos para ayudarl es. Usted los ve esclavos de la drog a, bajo la influencia del alcohol, con hogares quebrantados, su
mentes, y no hay nada que pueda hacer para ayudarles. Esa es la maldición de la Ley. Pero yo tengo buenas nuevas para usted. usted. Gálatas 3:13,14 dice: Cristo nos redimió de la maldición de la
Ley,
haciéndose
maldición
por
nosotros...para
que
la bendición de Abraham hecha en Cristo Jesús se ex tendiese a [nosotros].
Las bendiciones están enumeradas en los primeros 14 versículos versículos de Deuteronomio 28 . Si usted pertenece a Jesús, vendrán sobre ti y te alcanzarán todas las bendi ciones que van a continuación, por haber escuchado la voz de Jehová, tu Dios. bendito en el campo. trañas. . .(versículos
Serás bendito en la ciudad y Bendito será el fruto de tus en-
2-4). Dios se preoc upa por nuestras familias. Todo s nuestros parientes pueden ser salvad os, librados y bendecidos. Tenemos que extender nuestra ayuda a aquellos necesitados dentro del círculo de nues tra familia. No diga tan solo: "Bueno, alguien ya se ocupará de ellos." No. Decídase que es usted el que puede hacer algo acerca de eso. Es una cosa terrible ser perdid o. Que cosa horrible morir sin Jesú s—mo rir sin Dios . El infierno existe. Jesús es el único camino al cielo. Dios nos dijo la ver dad en la Biblia. ¡Oh, Dios mío, tenemos que dar nuestro testimonio a nuestras madres y padres, nuestros hermanos y herma nas! Tenemos que amarlos amarlos compasivam ente y urgirles urgirles que se salven y que no se pierd an. Oh, la hora es tan
vaya n al infierno. Voy a extenderl es mi ayuda— me vo y a encontrar con ellos en el cielo." Usted puede ser la llave para que sus seres queridos lleguen al cielo. Haga todo lo que sepa hacer—escriba esa carta, haga esa llamada telefónica, comience a orar, ore por ellos en el Espíritu Santo, reprenda al diablo, y Dios lo llevará a la victoria. La maldición de la Ley
Deuteronomio 28 nos muestra la maldición de la Ley y la bendici ón de la Ley. Parte de la maldic ión tiene que ver con nuestros hijos. Tus hijos y tus hijas serán entregados a pueblos extranjeros; tus ojos se con sumirán mirando cada día hacia el lugar de su desti-
(versículo 32). Este versículo está hablando acerca de nuestro círculo familiar. Dice hijos e hijas, pero podría con igual facili dad decir tías, tíos, madres y padres. La maldición es ver a sus hijos e hijas—los miem bros de su familia—caer en las manos del enemigo. ¿Quién es nuestro enemigo? La Biblia dice: Vuestro erro, pero tus manos nada podrán hacer
enemigo, el diablo, como león rugiente da vueltas y busca a quien devorar (1
Pedro 5:8). Que tragedia caminar bajo la maldición de la Ley y ver a los miem bros de su familia en las manos de Satanás, ciegos y siendo arrastrados a un infierno diabólico—y no tener fuerza en las manos, no tener poder en las manos para ayudarl es. Usted los ve esclavos de la drog a, bajo la influencia del alcohol, con hogares quebrantados, su mergidos en la inmoralidad, atormentados en sus
mentes, y no hay nada que pueda hacer para ayudarles. Esa es la maldición de la Ley. Pero yo tengo buenas nuevas para usted. usted. Gálatas 3:13,14 dice: Cristo nos redimió de la maldición de la
Ley,
haciéndose
maldición
por
nosotros...para
que
la bendición de Abraham hecha en Cristo Jesús se ex tendiese a [nosotros].
Las bendiciones están enumeradas en los primeros 14 versículos versículos de Deuteronomio 28 . Si usted pertenece a Jesús, vendrán sobre ti y te alcanzarán todas las bendi ciones que van a continuación, por haber escuchado la voz de Jehová, tu Dios. bendito en el campo.
Serás bendito en la ciudad y Bendito será el fruto de tus en-
trañas. . .(versículos
2-4). Dios se preoc upa por nuestras familias. Todo s nuestros parientes pueden ser salvad os, librados y bendecidos. Tenemos que extender nuestra ayuda a aquellos necesitados dentro del círculo de nues tra familia. No diga tan solo: "Bueno, alguien ya se ocupará de ellos." No. Decídase que es usted el que puede hacer algo acerca de eso. Es una cosa terrible ser perdid o. Que cosa horrible morir sin Jesú s—mo rir sin Dios . El infierno existe. Jesús es el único camino al cielo. Dios nos dijo la ver dad en la Biblia. ¡Oh, Dios mío, tenemos que dar nuestro testimonio a nuestras madres y padres, nuestros hermanos y herma nas! Tenemos que amarlos amarlos compasivam ente y urgirles urgirles que se salven y que no se pierd an. Oh, la hora es tan avanzada, mis amigos. Tenemos que decidimos que
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nuestras familias serán salvas—que vamos a ganarlas. No necesitamos que se unan a una cierta iglesia. De berían ir a la iglesia, pero deberían unirse a Jesús y dejar que El entre en sus vidas. La experiencia de mi salvación
Recuerdo cuando fui primeramente salvado. Mi hermano había sido salvado y se inició en el ministerio metodist a. Tuvo una conv ersión dramática que lo llenó con un gran entusiasmo para el Señor. Daba su testimo nio por todas partes , a toda persona. A través de él, desperté al hecho de que había un Dios y que Jesús era el Salvador. Pero era tan jov en que no dejó una huella muy profunda en mí. Más tarde, él se fue para prose guir con sus estudios y se quedó alejado por años mien tras nuestra familia permaneció donde estaba. Ningún miembro de nuestra familia asistía la igle sia con regularidad. De vez en cuando iríamos a algún tipo de reunión. reunión. Recuerdo una reunión de revivamiento a la cual me llevó mi madre—tenía que haber sido una reunión del Espíritu Santo porque el predicador casi me asusta de muerte. La reunió n tomó lugar en una gran tienda de campaña y nunca me olvidaré el mensaje del predicador. Alguien había matado a alguien, lo había atado a un bloque de cemento y tirado al río. Pero de alguna manera el cuerpo se había desligado, había flo tado a la superficie y fue fue encon trado . Este predicador gritó: "¡Estén seguros que sus pecados los encontrarán," y mi cabello se me puso de punta! Me acuerdo de ésto
Luego recuerdo yendo a la iglesia, parado al lado de mi madre, cantando: "Esta es mi historia, esta es mi canción—alaba ndo todo el día a mi Salvador." Sé que fui a la escuela dominical una o dos veces, pero fuera de eso no fui expuesto a mucha influencia espiritual. Pero le agradezco a Dios por un joven llamado Sam Martin, quien comenzó a darme su testimonio. Yo no era ni uno de sus parientes, pero el comenzó a ha blarme de Jesús. Plantó una semilla acerca de Dios en mi corazón. No me habló acerca de la iglesia, la Biblia, o el Espíritu Santo. Me dijo com o ser salvo. No discuti ó doctrinas conmigo . No estaba estaba avergonzado del Señor Jesucristo. En la escuela secundaria, cuando teníamos que es cribir reportes de nuestra elección, él daba un reporte sobre Jesús. Se pararía lleno de valor por el Seño r Jesucristo . Y siempr e me decía: "John, deberías ser salvo." Yo me avergonzaba que lo conocía. Cruzaría la calle para no caminar cerca de él, porque él era tan extravagante cuando hablaba de Jesús. Recuerdo una vez cuando volvía de un club noc turno en Ft. Worth, Texas, perdido y deshe cho sin Dios. Tenía deseo de tener a Dios pero temía entregarle mi vida. Pero Dios comen zó a despertar mi corazón . El Padre comen zó a atraerme. Jesús dijo: dijo: "Nadie puede venir a mí, si el Padre que me envió no lo trae" (vea Juan 6:44). Yo sabía que necesitaba a Dios, pero le tenía miedo. Tenía miedo de entregarme al Señor. Señor. Llegué a casa a las dos de la mañana y busqué una
nuestras familias serán salvas—que vamos a ganarlas. No necesitamos que se unan a una cierta iglesia. De berían ir a la iglesia, pero deberían unirse a Jesús y dejar que El entre en sus vidas. La experiencia de mi salvación
Recuerdo cuando fui primeramente salvado. Mi hermano había sido salvado y se inició en el ministerio metodist a. Tuvo una conv ersión dramática que lo llenó con un gran entusiasmo para el Señor. Daba su testimo nio por todas partes , a toda persona. A través de él, desperté al hecho de que había un Dios y que Jesús era el Salvador. Pero era tan jov en que no dejó una huella muy profunda en mí. Más tarde, él se fue para prose guir con sus estudios y se quedó alejado por años mien tras nuestra familia permaneció donde estaba. Ningún miembro de nuestra familia asistía la igle sia con regularidad. De vez en cuando iríamos a algún tipo de reunión. reunión. Recuerdo una reunión de revivamiento a la cual me llevó mi madre—tenía que haber sido una reunión del Espíritu Santo porque el predicador casi me asusta de muerte. La reunió n tomó lugar en una gran tienda de campaña y nunca me olvidaré el mensaje del predicador. Alguien había matado a alguien, lo había atado a un bloque de cemento y tirado al río. Pero de alguna manera el cuerpo se había desligado, había flo tado a la superficie y fue fue encon trado . Este predicador gritó: "¡Estén seguros que sus pecados los encontrarán," y mi cabello se me puso de punta! Me acuerdo de ésto como si hubiera ocurrido ayer.
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Biblia. Miré por todas partes pero no podía enco ntrar una. Finalm ente, encontré la Biblia familiar—u n gran libro que asimismo tenía inscritos todos los datos famil iares. Me senté a la mesa del comedo r a esas tempran as horas de la mañana, como un joven perdido, buscando al Señor, tratando de encontrar paz en mi corazón— temero so de Dios. Y leí, y leí, y leí, y sabe que, no podía entende r ni una palabra que leía. La Biblia dice: Pero el hombre psíquico no acepta las cosas del Es píritu de Dios; son locura para él y no puede entenderlas, ya que hay que juzgarlas espir itualmente (1 Corin tios 2:14). Así es que cerré la Biblia—nunca me olvidaré de esto...me es tan real como si hubiera ocurrido ayer—y fui a la puerta para salir afuera. afuera. Y en el mom ento en qu e mi mano tocó la puerta—algo, o mejor dicho "Alguien" me dijo: "Vuelve y abre la Bibli a." Gracias a Dio s que tuve bastante sentido para hacerlo . Volví a la mesa dond e estaba la la Biblia y la abrí al azar. Que dó abierta mostrando un gran y hermoso cuadro de Jesús, parado en una puerta y golp eando. Y debajo decía: He aquí que estoy a la puerta y llamo. Si alguno—bien, eso me incluía a mí— oye mi voz y me abre, entraré en su casa (Apocal ipsis 3:20). Miré a ese cuadro y pensé: He aquí que estoy a la puerta y llamo.
Luego recuerdo yendo a la iglesia, parado al lado de mi madre, cantando: "Esta es mi historia, esta es mi canción—alaba ndo todo el día a mi Salvador." Sé que fui a la escuela dominical una o dos veces, pero fuera de eso no fui expuesto a mucha influencia espiritual. Pero le agradezco a Dios por un joven llamado Sam Martin, quien comenzó a darme su testimonio. Yo no era ni uno de sus parientes, pero el comenzó a ha blarme de Jesús. Plantó una semilla acerca de Dios en mi corazón. No me habló acerca de la iglesia, la Biblia, o el Espíritu Santo. Me dijo com o ser salvo. No discuti ó doctrinas conmigo . No estaba estaba avergonzado del Señor Jesucristo. En la escuela secundaria, cuando teníamos que es cribir reportes de nuestra elección, él daba un reporte sobre Jesús. Se pararía lleno de valor por el Seño r Jesucristo . Y siempr e me decía: "John, deberías ser salvo." Yo me avergonzaba que lo conocía. Cruzaría la calle para no caminar cerca de él, porque él era tan extravagante cuando hablaba de Jesús. Recuerdo una vez cuando volvía de un club noc turno en Ft. Worth, Texas, perdido y deshe cho sin Dios. Tenía deseo de tener a Dios pero temía entregarle mi vida. Pero Dios comen zó a despertar mi corazón . El Padre comen zó a atraerme. Jesús dijo: dijo: "Nadie puede venir a mí, si el Padre que me envió no lo trae" (vea Juan 6:44). Yo sabía que necesitaba a Dios, pero le tenía miedo. Tenía miedo de entregarme al Señor. Señor. Llegué a casa a las dos de la mañana y busqué una
Bien, esto debe significar
la puerta de mi corazón—que Dios está tratando de llamar a mi corazón.
Tomé entonces una colcha y me fui afuera a acostarm e sobre el pasto. Miré hacia arriba a las estrel
Oh, Dios, ¿qué haré cuando muera?
¿Qué me sucederá
cuando envejezca y entre a la eternidad?
Allí, acostado sobre el pasto esa noche pensé sobre Dios—y pensé sobre Sam Martin. Me acordé que él me hablaba de Dios. Así que, el próximo día lo llamé por teléfono y le dije: "Sam, algo muy extraño me ocurrió la noche pasa da cuando regresé de un club nocturno. " Y le conté del cuadro, y de las estrellas y de mis pensamientos sobre Dios. "¿Que me sucede?" "Pero, John," me contestó Sam, "estás bajo la con vicción del pecado ." Pensé: Dios mío, ¿que es esto? No sabía lo que significaban ninguno de estos términos religiosos. "Sam ," le dije, dije, "quiero ir a la iglesia iglesia contigo ." Yo le había prometido de ir con él a la iglesia pero siempre me echab a atrás. Así es que , nos pusim os de acuerd o para un cierto día y hora. Quiero que sepan que ese domingo por la mañana llegué a la iglesia antes que él. ¡Nunca me olvi daré— vi a su camioneta dar la vuelta de la esquina, buscándome con la mirad a com o un águila a un gorrión! Entra mos a la iglesia y nos sentam os. No me acuerdo lo que el ministro predicó. No me importó —lo que quería era era llegar a caminar al altar. Cuando llegó el moment o de la invitación, invitación, me pare ció como si el diablo me haya clavado los zapatos al suelo—no podía moverm e. No podía hacer nada. Fi nalmente, Sam puso su brazo alrededor mío y dijo:
Biblia. Miré por todas partes pero no podía enco ntrar una. Finalm ente, encontré la Biblia familiar—u n gran libro que asimismo tenía inscritos todos los datos famil iares. Me senté a la mesa del comedo r a esas tempran as horas de la mañana, como un joven perdido, buscando al Señor, tratando de encontrar paz en mi corazón— temero so de Dios. Y leí, y leí, y leí, y sabe que, no podía entende r ni una palabra que leía. La Biblia dice:
Oh, Dios, ¿qué haré cuando muera?
¿Qué me sucederá
cuando envejezca y entre a la eternidad?
Tomé entonces una colcha y me fui afuera a acostarm e sobre el pasto. Miré hacia arriba a las estrel las en sus marchas majestuosas por los cielos y pensé:
Allí, acostado sobre el pasto esa noche pensé sobre Dios—y pensé sobre Sam Martin. Me acordé que él me hablaba de Dios. Así que, el próximo día lo llamé por teléfono y le dije: "Sam, algo muy extraño me ocurrió la noche pasa da cuando regresé de un club nocturno. " Y le conté del cuadro, y de las estrellas y de mis pensamientos sobre Dios. "¿Que me sucede?" "Pero, John," me contestó Sam, "estás bajo la con vicción del pecado ." Pensé: Dios mío, ¿que es esto? No sabía lo que significaban ninguno de estos términos religiosos. "Sam ," le dije, dije, "quiero ir a la iglesia iglesia contigo ." Yo le había prometido de ir con él a la iglesia pero siempre me echab a atrás. Así es que , nos pusim os de acuerd o para un cierto día y hora. Quiero que sepan que ese domingo por la mañana llegué a la iglesia antes que él. ¡Nunca me olvi daré— vi a su camioneta dar la vuelta de la esquina, buscándome con la mirad a com o un águila a un gorrión! Entra mos a la iglesia y nos sentam os. No me acuerdo lo que el ministro predicó. No me importó —lo que quería era era llegar a caminar al altar. Cuando llegó el moment o de la invitación, invitación, me pare ció como si el diablo me haya clavado los zapatos al suelo—no podía moverm e. No podía hacer nada. Fi nalmente, Sam puso su brazo alrededor mío y dijo: "John, iré contigo si te decides a ir."
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Nun ca me olvidaré esa caminata. Oh, yo no sabía mucho acerca de este gran Padre Celestial, pero sí sabía que mi corazón estaba vacío y el mundo no me podía satisfacer. satisfacer. Así que, me levant é, miré a Sam , y me encam iné por el pasillo hacia el frente de la iglesia. El predicador tomó mi mano y dijo: "¿Tomas a Jesús como tu Señor?" Yo dije: "No sé—y o soy una persona mala. Yo soy un pecador." El sonrió y dijo: "No te pregunté eso—¿quieres recibir a Jesús como tu Señor y Salvador?" Nunc a me olvidaré lo que dije a continuació n. "Ab solutamente." Cuando dije eso, pasé de la oscuridad a la luz, de la muerte a la vida. ¡Qué glorioso día fue ése! Estaba tan emocionado de haber sido salvado, de conocer a Jesús. Camino a casa pasé por una gasolinera, fui al baño y me arrodillé allí mismo y oré. ¡Qué cosa increíble! No obtuve el bautismo en el Espíritu Santo hasta 19 años después, pero obtuve la salvación y me convertí en un predicador del Evangelio. ¡De hecho, tres semanas después que fui salvado ya estaba predi cando! Seis semanas después de ser salvado , estaba predi cando tres veces a la semana. Dirá usted: "¿Dónde estaba predicando? ¿Quién lo invita ba ?" Nadie me invitaba. Yo iba. Fui a las cárceles y por las calles. Fui a los los hogares para la gente anciana—en esa época los llamaban gran jas pobres. Y fui a las casas de las misiones. Dios puso en mi corazón que El me había llamado a predicar. No
lo podía creer al princip io. ¡Ser salvo en si ya era glorioso, pero me fue difícil comprender que El me había llamado para predicar!
Pero el hombre psíquico no acepta las cosas del Es píritu de Dios; son locura para él y no puede entenderlas, ya que hay que juzgarlas espir itualmente (1 Corin tios 2:14). Así es que cerré la Biblia—nunca me olvidaré de esto...me es tan real como si hubiera ocurrido ayer—y fui a la puerta para salir afuera. afuera. Y en el mom ento en qu e mi mano tocó la puerta—algo, o mejor dicho "Alguien" me dijo: "Vuelve y abre la Bibli a." Gracias a Dio s que tuve bastante sentido para hacerlo . Volví a la mesa dond e estaba la la Biblia y la abrí al azar. Que dó abierta mostrando un gran y hermoso cuadro de Jesús, parado en una puerta y golp eando. Y debajo decía: He aquí que estoy a la puerta y llamo. Si alguno—bien, eso me incluía a mí— oye mi voz y me abre, entraré en su casa (Apocal ipsis 3:20). Miré a ese cuadro y pensé: He aquí que estoy a la puerta y llamo.
Bien, esto debe significar
la puerta de mi corazón—que Dios está tratando de llamar a mi corazón.
Mi primer converso
Toda mi familia solía ir a los clubes nocturno s. No se preo cupa ban por Dios. Por lo general yo iba con ellos, pero ahora que era salvo, no iba más. Los días pasaban y yo no salía salía con ellos. Una vez, después de la cena y de que los platos hayan sido lava dos, fui a recoger esa enorme y vieja Biblia—la única que tenía—y la puse sobre la mesa para leerla. No entendía mucho por ese entonces, pero comenzaba a entende r un poqui to. Mi familia familia me dejaba sólo como si hubiese un fantasma en la casa. Pero una noche, mi hermana Mary me vio sentado en mi luga r usua l a la mesa. Se estaba preparando para salir con el resto de la familia a un club nocturno, pero antes de salir se me acercó y se paró a mi lado. Qued ó allí parada por un momento y luego dijo: "John, ¿por qué te qued as aquí y no sales más con nosotr os? ¿Por qué te quedas en casa y lees lees la Biblia? ¿Por qué lo estas haciendo? Me figuré que ya era tiempo que dijera algo, porque hasta ese momento no le había dicho a nadie nada. Sabían solo que dejé de hacer las cosas que solía hacer y que come ncé a leer la Biblia. Así que, la miré y caute losamente le dije: "Mary, dejé que Jesús entre en mi corazón . El se convirtió en mi Señor y Salva dor y terminé de vivir para el mund o." Luego bajé mi mirada
lo podía creer al princip io. ¡Ser salvo en si ya era glorioso, pero me fue difícil comprender que El me había llamado para predicar!
Nun ca me olvidaré esa caminata. Oh, yo no sabía mucho acerca de este gran Padre Celestial, pero sí sabía que mi corazón estaba vacío y el mundo no me podía satisfacer. satisfacer. Así que, me levant é, miré a Sam , y me encam iné por el pasillo hacia el frente de la iglesia. El predicador tomó mi mano y dijo: "¿Tomas a Jesús como tu Señor?" Yo dije: "No sé—y o soy una persona mala. Yo soy un pecador." El sonrió y dijo: "No te pregunté eso—¿quieres recibir a Jesús como tu Señor y Salvador?" Nunc a me olvidaré lo que dije a continuació n. "Ab solutamente." Cuando dije eso, pasé de la oscuridad a la luz, de la muerte a la vida. ¡Qué glorioso día fue ése! Estaba tan emocionado de haber sido salvado, de conocer a Jesús. Camino a casa pasé por una gasolinera, fui al baño y me arrodillé allí mismo y oré. ¡Qué cosa increíble! No obtuve el bautismo en el Espíritu Santo hasta 19 años después, pero obtuve la salvación y me convertí en un predicador del Evangelio. ¡De hecho, tres semanas después que fui salvado ya estaba predi cando! Seis semanas después de ser salvado , estaba predi cando tres veces a la semana. Dirá usted: "¿Dónde estaba predicando? ¿Quién lo invita ba ?" Nadie me invitaba. Yo iba. Fui a las cárceles y por las calles. Fui a los los hogares para la gente anciana—en esa época los llamaban gran jas pobres. Y fui a las casas de las misiones. Dios puso en mi corazón que El me había llamado a predicar. No
Toda mi familia solía ir a los clubes nocturno s. No se preo cupa ban por Dios. Por lo general yo iba con ellos, pero ahora que era salvo, no iba más. Los días pasaban y yo no salía salía con ellos. Una vez, después de la cena y de que los platos hayan sido lava dos, fui a recoger esa enorme y vieja Biblia—la única que tenía—y la puse sobre la mesa para leerla. No entendía mucho por ese entonces, pero comenzaba a entende r un poqui to. Mi familia familia me dejaba sólo como si hubiese un fantasma en la casa. Pero una noche, mi hermana Mary me vio sentado en mi luga r usua l a la mesa. Se estaba preparando para salir con el resto de la familia a un club nocturno, pero antes de salir se me acercó y se paró a mi lado. Qued ó allí parada por un momento y luego dijo: "John, ¿por qué te qued as aquí y no sales más con nosotr os? ¿Por qué te quedas en casa y lees lees la Biblia? ¿Por qué lo estas haciendo? Me figuré que ya era tiempo que dijera algo, porque hasta ese momento no le había dicho a nadie nada. Sabían solo que dejé de hacer las cosas que solía hacer y que come ncé a leer la Biblia. Así que, la miré y caute losamente le dije: "Mary, dejé que Jesús entre en mi corazón . El se convirtió en mi Señor y Salva dor y terminé de vivir para el mund o." Luego bajé mi mirada
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de nuevo a esa vieja Biblia. Tenía temor que se iba a avalancha r contr a mí. Cuan do la miré de vuelta, vi que le corrían las lágrimas por el rostro. "John, ¿crees que Jesús salvaría a alguien como yo?" me preguntó. Y yo dije: "Sí, creo que lo haría." Y conduje a mi herman a Mary al Señor. Se arrodilló allí mism o y le dio su corazón a Jesús.
Ioni ce. Y no saldré saldré más contigo. Estoy en camino con Jesús ahor a." Me di vuelta y me fui. Entonces comenzó a seguirme por todas partes. Solía verrir al cine donde yo trabajaba y me acompañaba a la casa. De vez en cuando trataba de hablarme de Dios. Cami naba a mi lado y me pregunt aba: "¿Vas a la iglesia?" Y yo diría: "Si." Y seguiríamos seguiríamos caminando. De pronto preguntaría: "Bueno, ¿qué hacen ahí?" Y yo le diría: 'Tenemos un culto." Cada día caminábamos juntos a nuestras casas, cruzando por un baldío vacío que daba a un callejón detrás de su garaje. Cua ndo llegábam os a su casa nos despedíamos y yo continuaba el resto del camino sólo a mi casa. Pero este día particula r se paró—justo detrás de su garaje. Aún lo pued o ver ahí parado . Llevab a un somb rero y un traje de petimetre. Ahí estaba parado, mirándome, y dijo en una forma casi desafiante: "John Osteen. No me voy a mover. Sé que tienes algo que yo quiero . ¡No sé lo que es y tú no me lo quieres decir, pero no me voy a mover de este lugar hasta que me digas como lo puedo obtener!" "Ben, no sé exactamente como decírtelo. decírtelo. Lo único que sé es que era un pecador y que necesitaba aceptar a Jesús com o mi Seño r y Salvador. Y Dios me salvó. " Entonces, en un instante se quitó su sombrero, se arrodilló y dijo: "Yo también dejaré que El lo haga para mí. " Así es que me arrodillé al lado suyo y oramos juntamente. Años después, Ben terminó siendo un alto oficial
Un amigo es salvado
Luego traté de hablarle a uno de mis amigos con el cual solíamos salir de parrandas tantas veces. Al prin cipio tenía temor de hablarle porque sabía que era un tanto alocado. Pero en realidad tenía temo r de decirle que le había dado mi corazón a Jesús. Después de haber sido salvado, me pidió que sa liera con él un sábad o por la noch e. Y yo le dije: "N o, Ben, no voy a salir contigo." "¿Por qué no ?" me preguntó. "Salimos cada sábado sábado por la noche. Ya lo sabes." "No lo voy a hacer más," le contesté más bien tímidamente. "Sí, lo harás," me dijo, riéndose. "Saldrás con migo." "No, no lo haré," dije yo, mirándolo esta vez di rectamente a los ojos. El me miró y come nzó a reírse aún más fuerte. "Ya se que te pasó—te has convertido en uno de esos cris tianos."
Mi primer converso
de nuevo a esa vieja Biblia. Tenía temor que se iba a avalancha r contr a mí. Cuan do la miré de vuelta, vi que le corrían las lágrimas por el rostro. "John, ¿crees que Jesús salvaría a alguien como yo?" me preguntó. Y yo dije: "Sí, creo que lo haría." Y conduje a mi herman a Mary al Señor. Se arrodilló allí mism o y le dio su corazón a Jesús.
Luego traté de hablarle a uno de mis amigos con el cual solíamos salir de parrandas tantas veces. Al prin cipio tenía temor de hablarle porque sabía que era un tanto alocado. Pero en realidad tenía temo r de decirle que le había dado mi corazón a Jesús. Después de haber sido salvado, me pidió que sa liera con él un sábad o por la noch e. Y yo le dije: "N o, Ben, no voy a salir contigo." "¿Por qué no ?" me preguntó. "Salimos cada sábado sábado por la noche. Ya lo sabes." "No lo voy a hacer más," le contesté más bien tímidamente. "Sí, lo harás," me dijo, riéndose. "Saldrás con migo." "No, no lo haré," dije yo, mirándolo esta vez di rectamente a los ojos. El me miró y come nzó a reírse aún más fuerte. "Ya se que te pasó—te has convertido en uno de esos cris tianos." Y cuando se rio, algo se levantó dentro de mí. "Sí,
Ioni ce. Y no saldré saldré más contigo. Estoy en camino con Jesús ahor a." Me di vuelta y me fui. Entonces comenzó a seguirme por todas partes. Solía verrir al cine donde yo trabajaba y me acompañaba a la casa. De vez en cuando trataba de hablarme de Dios. Cami naba a mi lado y me pregunt aba: "¿Vas a la iglesia?" Y yo diría: "Si." Y seguiríamos seguiríamos caminando. De pronto preguntaría: "Bueno, ¿qué hacen ahí?" Y yo le diría: 'Tenemos un culto." Cada día caminábamos juntos a nuestras casas, cruzando por un baldío vacío que daba a un callejón detrás de su garaje. Cua ndo llegábam os a su casa nos despedíamos y yo continuaba el resto del camino sólo a mi casa. Pero este día particula r se paró—justo detrás de su garaje. Aún lo pued o ver ahí parado . Llevab a un somb rero y un traje de petimetre. Ahí estaba parado, mirándome, y dijo en una forma casi desafiante: "John Osteen. No me voy a mover. Sé que tienes algo que yo quiero . ¡No sé lo que es y tú no me lo quieres decir, pero no me voy a mover de este lugar hasta que me digas como lo puedo obtener!" "Ben, no sé exactamente como decírtelo. decírtelo. Lo único que sé es que era un pecador y que necesitaba aceptar a Jesús com o mi Seño r y Salvador. Y Dios me salvó. " Entonces, en un instante se quitó su sombrero, se arrodilló y dijo: "Yo también dejaré que El lo haga para mí. " Así es que me arrodillé al lado suyo y oramos juntamente. Años después, Ben terminó siendo un alto oficial de las Fuerzas Aéreas en el Pentágon o. Cuan do volvía
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Un amigo es salvado
a casa de visita me venía a ver, y cada vez diría: "John, vaya mos a ver ese viejo lugar de nue vo. Ahí es don de me arrodillé—ahí mismo—ahí es donde encontré al Señor. " Y a continu ación participaríamo s en un glorio so momento alabando al Señor. Mi padre es salvado
Poco después de eso, comencé a tratar de alcanzar a otros miembros de mi familia. Mi padre nunc a nos llevó a la iglesia. No recuerdo nunca que mi padre me haya llevado a la iglesia, ni una vez. Mi madre me llevó varias veces. Eso es algo muy triste. No lo digo en una forma derog atoria pero es la verdad. Mi padre padre no conocía a Dios. Nunca nos habló de Dios. El fue fue bueno con nosotros, un buen padre, pero nunca nos habló de Dios. Nunca conoció al Señor Jesucristo . Cuand o yo fui fui salvado , cuand o le di mi corazón a Jesús, sabía que mi padre estaba perdido y que iría al infierno. Yo sabía que él, por su propia cuenta, no estaría interesado en Dios, así es que decidí que iba a orar por su salvación. Estaba determi nado de ganarl o para el Señor. Hasta le di aviso al diablo. Dije: "Diablo, no tendrás a mi padre." Oh, yo amaba a mi padre. Una de las cosas qu e me gustaba en él era que era más bajo que yo en estatura. El era un pequeño holandés de cinco pies y cinco pulga das de estatura. Era una persona preciosa, pero perdida. Mi padre no sabía mucho acerca de Dios o la eter nidad. Solía decir: "John , cuand o me muer a, estaré tan
zanja. No hay nada despu és de esta vid a." Realm ente creía eso. Yo le dije: "Papá, si no existe nada después de la muerte, si no existes más y terminas como un perro enterrado en un pozo , dejaría de preoc uparm e por ti. Si eso fuera verdad, nunca más te molestaría. "Pero, Papá," yo le suplicaba, "eso no es verdad. La Palabra eterna de Dios declara que tú has sido hecho en la imag en de Dios. Tienes que vivir en algun a parte. Hay solo dos lugares a donde ir—el cielo o el infierno. Sin Jesús morirás e irás al infierno. "N o desistiré. Voy a represent arte Papá. Voy a . presentarme delante de Dios y creer por tu salvación." Mi madre se había entregado al Señor, pero cierta mente teníamos una tarea difícil delante de nosotros en lo que se refería a Papá. Yo conti nuab a habl ándo le acerca de ser salvado y el solía decir: "No, yo estoy bien. Soy tan buen o com o algunos de esos hipócritas en la iglesia." Si algunos de su familiares o amigos le han dicho eso, puede hacerles recordar lo siguiente: Si se están escondiendo detrás de un hipócrita, son más pequeños que ellos. ¡Y si no les gusta n aquí, mejor será que se asercioren que van a ir al cielo; porque si no, terminarán rodeados en el infierno con todos los hipócritas por toda una eternidad! En una oportunidad, estaba conduciendo un avivamiento en una iglesia bautista en Dallas y le pedí a mi madre que traiga a Papá a las reuniones. Aho ra bien, mi
a casa de visita me venía a ver, y cada vez diría: "John, vaya mos a ver ese viejo lugar de nue vo. Ahí es don de me arrodillé—ahí mismo—ahí es donde encontré al Señor. " Y a continu ación participaríamo s en un glorio so momento alabando al Señor.
Poco después de eso, comencé a tratar de alcanzar a otros miembros de mi familia. Mi padre nunc a nos llevó a la iglesia. No recuerdo nunca que mi padre me haya llevado a la iglesia, ni una vez. Mi madre me llevó varias veces. Eso es algo muy triste. No lo digo en una forma derog atoria pero es la verdad. Mi padre padre no conocía a Dios. Nunca nos habló de Dios. El fue fue bueno con nosotros, un buen padre, pero nunca nos habló de Dios. Nunca conoció al Señor Jesucristo . Cuand o yo fui fui salvado , cuand o le di mi corazón a Jesús, sabía que mi padre estaba perdido y que iría al infierno. Yo sabía que él, por su propia cuenta, no estaría interesado en Dios, así es que decidí que iba a orar por su salvación. Estaba determi nado de ganarl o para el Señor. Hasta le di aviso al diablo. Dije: "Diablo, no tendrás a mi padre." Oh, yo amaba a mi padre. Una de las cosas qu e me gustaba en él era que era más bajo que yo en estatura. El era un pequeño holandés de cinco pies y cinco pulga das de estatura. Era una persona preciosa, pero perdida. Mi padre no sabía mucho acerca de Dios o la eter nidad. Solía decir: "John , cuand o me muer a, estaré tan muerto como un perro. Sencillamente, tirame en una
zanja. No hay nada despu és de esta vid a." Realm ente creía eso. Yo le dije: "Papá, si no existe nada después de la muerte, si no existes más y terminas como un perro enterrado en un pozo , dejaría de preoc uparm e por ti. Si eso fuera verdad, nunca más te molestaría. "Pero, Papá," yo le suplicaba, "eso no es verdad. La Palabra eterna de Dios declara que tú has sido hecho en la imag en de Dios. Tienes que vivir en algun a parte. Hay solo dos lugares a donde ir—el cielo o el infierno. Sin Jesús morirás e irás al infierno. "N o desistiré. Voy a represent arte Papá. Voy a . presentarme delante de Dios y creer por tu salvación." Mi madre se había entregado al Señor, pero cierta mente teníamos una tarea difícil delante de nosotros en lo que se refería a Papá. Yo conti nuab a habl ándo le acerca de ser salvado y el solía decir: "No, yo estoy bien. Soy tan buen o com o algunos de esos hipócritas en la iglesia." Si algunos de su familiares o amigos le han dicho eso, puede hacerles recordar lo siguiente: Si se están escondiendo detrás de un hipócrita, son más pequeños que ellos. ¡Y si no les gusta n aquí, mejor será que se asercioren que van a ir al cielo; porque si no, terminarán rodeados en el infierno con todos los hipócritas por toda una eternidad! En una oportunidad, estaba conduciendo un avivamiento en una iglesia bautista en Dallas y le pedí a mi madre que traiga a Papá a las reuniones. Aho ra bien, mi madre tenía una fe muy fuerte; así es que, secretamente
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Mi padre es salvado
puso algo de ropa adicional en el auto, suponiendo con fiadamente que sería salvado y bau tizado dur ante el avivamiento. Prediqué el viernes por la noche y el sábado por la noch e y Papá ni se movió de la silla. Pero el domingo por la mañana mientras estaba predicando mi sermón, se levantó de su asiento, y caminó por el pasillo y subió a la plataforma don de yo me encontraba. Se paró al al lado mío y dijo: "Voy a terminar hoy lo que comenzé hace unos 20-25 años atrás. Estoy entregando mi corazón al Señor Jesucristo." Más tarde le pregunté a Papá que quería decir con eso de "terminando lo que había comenzado" y él me dijo: "Hace años atrás, me perdí por los campos durante una tormenta de nieve . Estaba a punto de desma yarm e por el frío. frío. Me encont raba entumeci do y sabía que me iba a morir cong elado . No me podía mover, y clamé a Dios: 'Dios mío, si me sacas de ésta, te serviré.' Me desperté un poco más tarde caliente como una tostada Dios me salvó la vida y yo me olvidé de mi promesa." Nadie sabía de la prom esa de Papá, pero Dios sabía. Y mi padre no lo olvidó nunca. Oh, desper témosn os. ¡Dios dijo que pode mos ser sal vos... y nuestra casa! Escriba una carta, haga una llamada telefónica, vaya a ver a sus seres queridos y déles su testimonio, vaya y comparta el amor de Dios, hag a algo. No permita que el tiempo se le escape de las man os. Alcance a sus sus familiares y ordénele al diablo que los deje. Diariam ente, en sus oracio nes, rodéelos con amor y misericordia y llámelos al Reino de Dios.
Romanos 2:4 dice que la bondad de Dios lleva a la gente al arrepentimien to. Crea en Dios que serán salvos y que se encontrarán con usted en el cielo. ¡No desista! No se de por venc ido— siga adelante. Un día lo encontrarán en el cielo y le dirán: "Gracias a Dios que no desististes por mí. Gracia s a Dios que me diste tu testim onio . Gracias a Dios que encon tré al Señor porque tú no te diste por vencido . Te maldije. Te dije que me dejaras sólo. Te dije que no me interesaba lo que me decías, pero tú seguistes adelante, sin darte por venci do. Gracias a Dios que me encu entr o en el cielo por ti." ¿No sería esto una cosa gozosa? Un cordero por casa Algunos de ustedes tal vez estén pensando: "De acuerdo, ¿pero tengo alguna Escritura en la Biblia para creer en eso—para aferrarme y hacérselo recordar a Dios—reclamarlo y creer que cada uno de mis hijos, mi esposo o mi esposa no se perderán, que serán salvados? ¿Hay forma que pued a reclam ar mi casa? Oh, sería una cosa terrible ser llevado de este mundo tempranamente y dejar a sus hijos o esposo o esposa en este tenebroso mundo , perdidos y deshechos. ¿Cómo llegarán a en contrar la salvación ? ¿Habrá alguien que les llegue a hablar de Jesús? El Antiguo Testamento nos dice co mo Dios juzgó a Egipto cuando el Faraón rehusó obedecer la orden de Dios de liberar a los israelitas de la cautiv idad. Por su desobediencia, Dios mandó una plaga para destruir a
puso algo de ropa adicional en el auto, suponiendo con fiadamente que sería salvado y bau tizado dur ante el avivamiento. Prediqué el viernes por la noche y el sábado por la noch e y Papá ni se movió de la silla. Pero el domingo por la mañana mientras estaba predicando mi sermón, se levantó de su asiento, y caminó por el pasillo y subió a la plataforma don de yo me encontraba. Se paró al al lado mío y dijo: "Voy a terminar hoy lo que comenzé hace unos 20-25 años atrás. Estoy entregando mi corazón al Señor Jesucristo." Más tarde le pregunté a Papá que quería decir con eso de "terminando lo que había comenzado" y él me dijo: "Hace años atrás, me perdí por los campos durante una tormenta de nieve . Estaba a punto de desma yarm e por el frío. frío. Me encont raba entumeci do y sabía que me iba a morir cong elado . No me podía mover, y clamé a Dios: 'Dios mío, si me sacas de ésta, te serviré.' Me desperté un poco más tarde caliente como una tostada Dios me salvó la vida y yo me olvidé de mi promesa." Nadie sabía de la prom esa de Papá, pero Dios sabía. Y mi padre no lo olvidó nunca. Oh, desper témosn os. ¡Dios dijo que pode mos ser sal vos... y nuestra casa! Escriba una carta, haga una llamada telefónica, vaya a ver a sus seres queridos y déles su testimonio, vaya y comparta el amor de Dios, hag a algo. No permita que el tiempo se le escape de las man os. Alcance a sus sus familiares y ordénele al diablo que los deje. Diariam ente, en sus oracio nes, rodéelos con amor y misericordia y llámelos al Reino de Dios.
Romanos 2:4 dice que la bondad de Dios lleva a la gente al arrepentimien to. Crea en Dios que serán salvos y que se encontrarán con usted en el cielo. ¡No desista! No se de por venc ido— siga adelante. Un día lo encontrarán en el cielo y le dirán: "Gracias a Dios que no desististes por mí. Gracia s a Dios que me diste tu testim onio . Gracias a Dios que encon tré al Señor porque tú no te diste por vencido . Te maldije. Te dije que me dejaras sólo. Te dije que no me interesaba lo que me decías, pero tú seguistes adelante, sin darte por venci do. Gracias a Dios que me encu entr o en el cielo por ti." ¿No sería esto una cosa gozosa?
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Para proteger a los israelitas de esta plaga, Dios los instruyó a sacrificar sacrificar "un cordero po r casa. " La sangre de un cordero sacrificado tenía que ser aplicada a los postes de las casas de cada hog ar judí o. Dios dijo que cuando vería la sangre del Cordero, que pasaría de largo y que la plaga no destruiría a los miembros de esa casa. La sangre de ese cordero sacrificatorio fue lo que salvó a los familiares. La Biblia dice en Éxodo 12:3 que tomemos "un cordero por casa." ¿Quién es ese Cordero? Cuando Juan el Bautista dijo: "He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mun do," ¿de quién estaba hablando? ¡Jesús! Jesús es el Corder o de quien nos tenem os que aferrar para nuestras casas. Usted puede tomar al Cor dero de Dios para toda su casa. ¿Significa eso que su niño nunca se podrá perder? No— mil veces no. ¿Le asegura esto que su niflo siem pre será salvo? No. Pero es una promesa. Es una declaración, y si usted la reclama, si se aferra a ella, atreviéndose a hacérsela recordar a Dios—si llega a subir la escalera celestial al lugar donde la sangre fue asperjada en los cielos y dice: "Pad re, Tú has dicho que pued o tener un cordero por mi casa. Jesús es ese Cor dero . Tomo el Cordero por mis hijos, mi espo so, mi esposa, toda mi casa y los reclamo para Dios"—Dios escuchará su oración. Yo creo que el Jesús que lloró por Jerusalén, sabe que no podemos ser felices sin saber que de alguna maner a pode mos reclamar a nuestra s familias. Y es por eso que creo que El escribió indeleblemente sobre las
Un cordero por casa Algunos de ustedes tal vez estén pensando: "De acuerdo, ¿pero tengo alguna Escritura en la Biblia para creer en eso—para aferrarme y hacérselo recordar a Dios—reclamarlo y creer que cada uno de mis hijos, mi esposo o mi esposa no se perderán, que serán salvados? ¿Hay forma que pued a reclam ar mi casa? Oh, sería una cosa terrible ser llevado de este mundo tempranamente y dejar a sus hijos o esposo o esposa en este tenebroso mundo , perdidos y deshechos. ¿Cómo llegarán a en contrar la salvación ? ¿Habrá alguien que les llegue a hablar de Jesús? El Antiguo Testamento nos dice co mo Dios juzgó a Egipto cuando el Faraón rehusó obedecer la orden de Dios de liberar a los israelitas de la cautiv idad. Por su desobediencia, Dios mandó una plaga para destruir a todos los hijos primogénitos en Egipto.
páginas de Escritura Sagrada que puede haber un cor dero por casa. Y no import a cuan lejos ha errado ese hijo o hija en el pecado, cual tenebrosas pueden ser sus vidas, puede haber una mamá o un papá que se aferrarán de Dios y dirán: "Un cordero por casa. " Y Dios obrará. Reclamando un cordero por su familia
Hay un hombre en mi iglesia cuya madre se preo cupó y preocupó sobre su hijo porque no vivía para Dios. ¿Se dio por vencid a esa madre? No , reclamó la promesa de Dios y tomó un cordero por su casa. Presentó esa promesa ante Dios y dijo: "No im porta lo que sea necesario, Dios mío , tráelo a Ti. " Esta es la forma com o deber íamo s orar. orar. "No impo rta lo que requiera, que el Cordero de Dios traiga a mis hijos, mi madre, mi padre, mi esposo, mi esposa, mi casa a Dios. Los reclamo para mi Dios." Hoy, ese hombre está sirviendo al Señor—y todo, porque su madre reclamó un cordero por su casa. Hágale recordar su familia a Jesús—lleve su fa milia a Dios. Yo no sé lo que hace usted com o padre o madre, pero muchas veces cuando mis hijos vivían en nuestra casa, iría a sus habitaciones durante la noche cuando estaban dormiendo y oraba que el precioso Es píritu Santo de Dios y Sus ángeles permanecieran cerca de ellos, que Dios les hablara y que continuara librándo los del mal del mun do. Estoy agradeci do que mis hijos no desean al mundo—son buenos hijos. Deleita al corazón de un padre de ir adonde sus
Para proteger a los israelitas de esta plaga, Dios los instruyó a sacrificar sacrificar "un cordero po r casa. " La sangre de un cordero sacrificado tenía que ser aplicada a los postes de las casas de cada hog ar judí o. Dios dijo que cuando vería la sangre del Cordero, que pasaría de largo y que la plaga no destruiría a los miembros de esa casa. La sangre de ese cordero sacrificatorio fue lo que salvó a los familiares. La Biblia dice en Éxodo 12:3 que tomemos "un cordero por casa." ¿Quién es ese Cordero? Cuando Juan el Bautista dijo: "He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mun do," ¿de quién estaba hablando? ¡Jesús! Jesús es el Corder o de quien nos tenem os que aferrar para nuestras casas. Usted puede tomar al Cor dero de Dios para toda su casa. ¿Significa eso que su niño nunca se podrá perder? No— mil veces no. ¿Le asegura esto que su niflo siem pre será salvo? No. Pero es una promesa. Es una declaración, y si usted la reclama, si se aferra a ella, atreviéndose a hacérsela recordar a Dios—si llega a subir la escalera celestial al lugar donde la sangre fue asperjada en los cielos y dice: "Pad re, Tú has dicho que pued o tener un cordero por mi casa. Jesús es ese Cor dero . Tomo el Cordero por mis hijos, mi espo so, mi esposa, toda mi casa y los reclamo para Dios"—Dios escuchará su oración. Yo creo que el Jesús que lloró por Jerusalén, sabe que no podemos ser felices sin saber que de alguna maner a pode mos reclamar a nuestra s familias. Y es por eso que creo que El escribió indeleblemente sobre las 20
No dude de Dios cuand o presente sus hijos a Dios . No permi ta que el diablo le llene el corazó n de temor. No existe un diablo dentro o fuera del infierno que pueda rob ar a uno de sus hijos. Ellos servirán a Dios porq ue usted ha toma do un cordero por su casa. Recl ame las promesas de Dios y aférrese a ellas—no dude, no va c i l e — ba hasta Dios donde la sangre asperjada del Cordero de Dios fue aplicada al trono de misericordia y diga: "Padre, yo tomo ese Cordero—Tu Hijo—no sola mente para mi mismo sino para mi casa. " Y el Dios que creó los mun dos, comenz ará a obrar. El come nzará a obrar a favor de sus hijos. Sus hijos pueden ya ser viejos, o tal vez la comuni cación entre ustedes se haya roto hace tiempo y no sabe ni don de se encuen tran. Pero Dios sabe. Y El hará todo lo que sea necesario para traerlos a El, si usted toma un cordero por su casa, reclama las promesas de Dios, y cree y tiene fe en El. su
Una familia entera salvada
En una oportunidad me encontraba en el hospital, donde se me estaban haciendo ciertas pruebas y tuve la oportunidad de dar testimonio a un hombre que iba a tener una operación del corazón . Se acongojó y lloró cuando le dije del maravilloso amor de Jesús por él. Luego oramos juntamente para que reciba a Jesús como Señor y Salvador. Después, durante la tarde, volvió a mi habitación del hospital con su esposa. Ella tambié n fue fue glorios a
páginas de Escritura Sagrada que puede haber un cor dero por casa. Y no import a cuan lejos ha errado ese hijo o hija en el pecado, cual tenebrosas pueden ser sus vidas, puede haber una mamá o un papá que se aferrarán de Dios y dirán: "Un cordero por casa. " Y Dios obrará. Reclamando un cordero por su familia
Hay un hombre en mi iglesia cuya madre se preo cupó y preocupó sobre su hijo porque no vivía para Dios. ¿Se dio por vencid a esa madre? No , reclamó la promesa de Dios y tomó un cordero por su casa. Presentó esa promesa ante Dios y dijo: "No im porta lo que sea necesario, Dios mío , tráelo a Ti. " Esta es la forma com o deber íamo s orar. orar. "No impo rta lo que requiera, que el Cordero de Dios traiga a mis hijos, mi madre, mi padre, mi esposo, mi esposa, mi casa a Dios. Los reclamo para mi Dios." Hoy, ese hombre está sirviendo al Señor—y todo, porque su madre reclamó un cordero por su casa. Hágale recordar su familia a Jesús—lleve su fa milia a Dios. Yo no sé lo que hace usted com o padre o madre, pero muchas veces cuando mis hijos vivían en nuestra casa, iría a sus habitaciones durante la noche cuando estaban dormiendo y oraba que el precioso Es píritu Santo de Dios y Sus ángeles permanecieran cerca de ellos, que Dios les hablara y que continuara librándo los del mal del mun do. Estoy agradeci do que mis hijos no desean al mundo—son buenos hijos. Deleita al corazón de un padre de ir adonde sus hijos duermen y orar y tomar un cordero por su casa. 21
El próximo día, el día antes de la operación, volvió de nuevo con su hija hija mayor. Yo le pregunté: "¿ Conoc e a Jesús? " Y ella ella respondió rápidamente: "Oh, sí, pero casi toda nuestra familia está en la habitación de Papá y quisiéramos que venga y hablé con ellos. No todos son cristianos." Vea usted, Dios quiere quiere un cordero por casa. casa. Les dije: "Ustedes vuélvanse ya y yo vendré dentro de un ratito." Al rato fui a ver a ese hombre—su habitación es taba repleta de niños y parientes. Cerré la puert a detrás mío y comencé a relatarles como el Señor me salvó a mí . Luego les miré a cada uno a los ojos y les pregunté: "¿Conoce al Señor? ¿Está realmente salvado? " Tres o cuatro no conocí an al Señor. Así es que empe cé a decirles como ser salvos. Uno a uno , derramando lágrimas, aceptaron a Jesús como su Salvador. Y luego, mientras nos encontrá bamos en ese momento santo, empezamos a cantar: "¡Asombro sa gracia, que dulce el sonido, que salvó a un desdichado como yo! Una vez perdido, pero ahora fui encontrado—cieg o una vez, pero ahora veo. " ¡Oh, Jesús Jesús era tan real! En cuanto comenzamos a cantar, la puerta se abrió y el hijo mayor-un muchacho alto, grande y fornido— entró con su esposa y su hija adolescen te. Y en cuan to los vi, el diablo me susurró al oído: "Déjalo tranquil o— ya terminó todo. No necesitas necesitas comenzar de nuevo con todo esto con él." Pero Jesús dijo: "No , no lo dejes
No dude de Dios cuand o presente sus hijos a Dios . No permi ta que el diablo le llene el corazó n de temor. No existe un diablo dentro o fuera del infierno que pueda rob ar a uno de sus hijos. Ellos servirán a Dios porq ue usted ha toma do un cordero por su casa. Recl ame las promesas de Dios y aférrese a ellas—no dude, no va c i l e — ba hasta Dios donde la sangre asperjada del Cordero de Dios fue aplicada al trono de misericordia y diga: "Padre, yo tomo ese Cordero—Tu Hijo—no sola mente para mi mismo sino para mi casa. " Y el Dios que creó los mun dos, comenz ará a obrar. El come nzará a obrar a favor de sus hijos. Sus hijos pueden ya ser viejos, o tal vez la comuni cación entre ustedes se haya roto hace tiempo y no sabe ni don de se encuen tran. Pero Dios sabe. Y El hará todo lo que sea necesario para traerlos a El, si usted toma un cordero por su casa, reclama las promesas de Dios, y cree y tiene fe en El. su
Una familia entera salvada
En una oportunidad me encontraba en el hospital, donde se me estaban haciendo ciertas pruebas y tuve la oportunidad de dar testimonio a un hombre que iba a tener una operación del corazón . Se acongojó y lloró cuando le dije del maravilloso amor de Jesús por él. Luego oramos juntamente para que reciba a Jesús como Señor y Salvador. Después, durante la tarde, volvió a mi habitación del hospital con su esposa. Ella tambié n fue fue glorios a mente salvada.
El próximo día, el día antes de la operación, volvió de nuevo con su hija hija mayor. Yo le pregunté: "¿ Conoc e a Jesús? " Y ella ella respondió rápidamente: "Oh, sí, pero casi toda nuestra familia está en la habitación de Papá y quisiéramos que venga y hablé con ellos. No todos son cristianos." Vea usted, Dios quiere quiere un cordero por casa. casa. Les dije: "Ustedes vuélvanse ya y yo vendré dentro de un ratito." Al rato fui a ver a ese hombre—su habitación es taba repleta de niños y parientes. Cerré la puert a detrás mío y comencé a relatarles como el Señor me salvó a mí . Luego les miré a cada uno a los ojos y les pregunté: "¿Conoce al Señor? ¿Está realmente salvado? " Tres o cuatro no conocí an al Señor. Así es que empe cé a decirles como ser salvos. Uno a uno , derramando lágrimas, aceptaron a Jesús como su Salvador. Y luego, mientras nos encontrá bamos en ese momento santo, empezamos a cantar: "¡Asombro sa gracia, que dulce el sonido, que salvó a un desdichado como yo! Una vez perdido, pero ahora fui encontrado—cieg o una vez, pero ahora veo. " ¡Oh, Jesús Jesús era tan real! En cuanto comenzamos a cantar, la puerta se abrió y el hijo mayor-un muchacho alto, grande y fornido— entró con su esposa y su hija adolescen te. Y en cuan to los vi, el diablo me susurró al oído: "Déjalo tranquil o— ya terminó todo. No necesitas necesitas comenzar de nuevo con todo esto con él." Pero Jesús dijo: "No , no lo dejes
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fuera." Así que , le dije breve mente lo que estábamos haciendo y por que estábamos cantando. Me volví a la esposa y le dije: "¿Es usted cristi ana?" Y ella contes tó: "Oh , sí, yo conozco a Jesú s." Luego le pregunté a la hija adolescente: "¿Eres cristiana?" Y ella respondió: "Oh, sí, yo conozco a Jesús." Luego lo miré directamente a los ojos a ese gran y fornido hombre y pregunté: "¿Conoce al Seño r?" "No ," me contestó. "Estoy perdido. No soy cris tiano." "Jesús trató con su corazón muchas veces, ¿ver dad?" "Oh, sí." "¿No quisiera abrir su corazón, como estos lo hiciero n, y entrega rle su corazón a Jesú s?" le pregu nté. Me agarró de la mano y comenzó a llorar, diciendo: "Sí , oh, sí. Quier o ser salva do." Y así, el círculo se compl etó. Jesús bendijo a esa familia, familia, salvand o a cada uno de ellos.
alguna parte a lo largo del camino de la vida, Dios contestar á esas oraciones. El Dios que no pued e ment ir nunca los abandonará. Hay una canción vieja que dice: "Había noventa y nueve que se encontraban salvos dentro del refugio del rebañ o. Pero uno estaba allí afuera en los mon tes, muy alejado de las puertas de oro...Y a través de las mon tañas y de las laderas rocosas, se levantó un grito de gozo a las mismas puertas del cielo: '¡Regocijaos, he encontrado a Mi oveja!'" Dios buscará a su hijo, su hija, su madre, su padre, su esposo, su esposa. El irá por las monta ñas. El irá por los valles. El contestará su oración. El no puede fle charse atrás de Su promesa. Tom e un cordero por su casa. Recla me a sus hijos, sus familiares para Dios. No entregue a su hijo, su hija, su familia al diablo. No lo haga. Escale mucho más allá de las estrellas y pase por las puertas perladas, camine por las calles de oro, al lado del glorioso río, y preséntese diariamen te delante del tron o de Dios. Diga: "El Cor dero de Dios es para mi casa—para mi esposo, mi es posa, mis hijos. Dondequiera estén, oh, Dios Dios mío, cap túralos. No importa lo que requiera, tráelos." A veces decimos: "Mi hija es demasiada mala, mi hijo es dema siad o malo . Mi papá ya está dema siado perdido y en camin o al infierno. Mi pariente está demasiado atado a las drogas—es demasiado tarde." ¡Pero con Jesús, nunca es demasiado tarde! La segunda de Pedr o 3:9 dice que Dios no quiere que nadi e perezca,
Rescate su familia Mis hermanos, no podemos dar por descontado a nuestras familias. Tenem os que reclam ar a un corde ro por nuestra familia. Ten emos que creer que don deq ui era se encuentren—no importa en que pozo infernal se encuentren tal vez—que podemos reclamarlos para Dios. Dios no olvidará una oración de un padre o de una
fuera." Así que , le dije breve mente lo que estábamos haciendo y por que estábamos cantando. Me volví a la esposa y le dije: "¿Es usted cristi ana?" Y ella contes tó: "Oh , sí, yo conozco a Jesú s." Luego le pregunté a la hija adolescente: "¿Eres cristiana?" Y ella respondió: "Oh, sí, yo conozco a Jesús." Luego lo miré directamente a los ojos a ese gran y fornido hombre y pregunté: "¿Conoce al Seño r?" "No ," me contestó. "Estoy perdido. No soy cris tiano." "Jesús trató con su corazón muchas veces, ¿ver dad?" "Oh, sí." "¿No quisiera abrir su corazón, como estos lo hiciero n, y entrega rle su corazón a Jesú s?" le pregu nté. Me agarró de la mano y comenzó a llorar, diciendo: "Sí , oh, sí. Quier o ser salva do." Y así, el círculo se compl etó. Jesús bendijo a esa familia, familia, salvand o a cada uno de ellos. Rescate su familia Mis hermanos, no podemos dar por descontado a nuestras familias. Tenem os que reclam ar a un corde ro por nuestra familia. Ten emos que creer que don deq ui era se encuentren—no importa en que pozo infernal se encuentren tal vez—que podemos reclamarlos para Dios. Dios no olvidará una oración de un padre o de una madre y esas oraciones van a acompañar a sus hijos—en 24
sino que todos alcancen el arrepentimiento. ¡NUNCA ES DEMASIADO TARDE! Tal vez se pregunte: "¿Escuchará Dios la oración de un pecad or?" Seguramen te, Dios escuchará la oración del pecador. Es así como me escuchó orar a mi cuando le pedí que me salvara. Deberíamos estar lo suficientemente preocupados para decir: "¡N o! No voy a permitir que el diablo tenga a mi hijo. No voy a permitir que el diablo tenga a mi hija. No voy a permitir que el diablo teng a a mi esposa. No voy a permitir que el diablo tenga a mi esposo." ¡Oh, mi amigo, no se de por vencido! No se de por vencido. USTE D ES LA LLA VE PARA ALGUIEN. Usted puede rescatar a sus familiares. Tom arlos de vuelta del enemi go. ¡No permita que el diablo los tenga! No sé acerca de usted, pero yo estoy determinado que seré la llave para mi familia y para muchos otros. No permitiré que se vayan al infierno. Tiene que comenzar a preocuparse por sus parien tes—no estoy hablando de sentirse un poco preocu pado —tiene que clamar a Dios por ellos. Estoy ha blando de intercesión—alguien capaz de clamar por aquellos que no están bien con Dios. En la Biblia Amplificada, dice en Job 22:30: El rescatará a aquellos por los que intercedas, a pesar que no sean inocentes.
¡Únicamente los culpables necesitan misericordia! ¿Va a dejar que poderes demoníacos destruyan a su cóny uge, su niño, su pariente, su amigo? Usted tal vez
alguna parte a lo largo del camino de la vida, Dios contestar á esas oraciones. El Dios que no pued e ment ir nunca los abandonará. Hay una canción vieja que dice: "Había noventa y nueve que se encontraban salvos dentro del refugio del rebañ o. Pero uno estaba allí afuera en los mon tes, muy alejado de las puertas de oro...Y a través de las mon tañas y de las laderas rocosas, se levantó un grito de gozo a las mismas puertas del cielo: '¡Regocijaos, he encontrado a Mi oveja!'" Dios buscará a su hijo, su hija, su madre, su padre, su esposo, su esposa. El irá por las monta ñas. El irá por los valles. El contestará su oración. El no puede fle charse atrás de Su promesa. Tom e un cordero por su casa. Recla me a sus hijos, sus familiares para Dios. No entregue a su hijo, su hija, su familia al diablo. No lo haga. Escale mucho más allá de las estrellas y pase por las puertas perladas, camine por las calles de oro, al lado del glorioso río, y preséntese diariamen te delante del tron o de Dios. Diga: "El Cor dero de Dios es para mi casa—para mi esposo, mi es posa, mis hijos. Dondequiera estén, oh, Dios Dios mío, cap túralos. No importa lo que requiera, tráelos." A veces decimos: "Mi hija es demasiada mala, mi hijo es dema siad o malo . Mi papá ya está dema siado perdido y en camin o al infierno. Mi pariente está demasiado atado a las drogas—es demasiado tarde." ¡Pero con Jesús, nunca es demasiado tarde! La segunda de Pedr o 3:9 dice que Dios no quiere que nadi e perezca,
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preocu parse. ¡Oh, sacúd ase! Acerqú ese a Dios. ¡No se de por venc ido! No los aban done a los poderes de moníacos. Incalculables legiones—millones de demonios—han sido desatados desatados sobre nuestra generación. generación. Ninguna otra generación ha sido tan sujeta al poder maléfico de las drogas y el alcohol, arruinando las mentes y los porve nires de la gente. Muc hos de nuestros parientes han caído presos de esa confabu lación diabólica. Parecería que el diablo está prevaleciendo en todas partes. ¿Ex iste una respuesta? El mundo le dice a la gente que vaya a este doctor o a aquel doctor, que tome esta pildora o esta otra pildora. ¡Deberíamos decirle a la gente acerca de la única pil dora para para tomar—"el Evangelio"! Jesús dijo dijo en la Gran Comisión: A los que creyeren les acompañarán estos Y el primer prodig io que prodigios (Marcos 16:17). acompañará al creyente es: En mi nombre arrojarán los demonios (versículo 17). El no dijo de rogarles que salgan, o invitarlos a que salgan. El Dijo: Ved que os he dado poder de pisar serpientes y escorpiones, y
sobre
toda acechanza del enemigo, sin que nada os dañe
(Lucas 10:1 9). ¡Se supon e que usted arroje a los demo nios en el Nombre de Jesús! Deberíamos alzamos y usar el poder del Nombre de Jesús y echar al diablo de nuestros hogares, nuestros hijos, nuestros parientes. Al diablo no le importa cuantos títulos universi
sino que todos alcancen el arrepentimiento. ¡NUNCA ES DEMASIADO TARDE! Tal vez se pregunte: "¿Escuchará Dios la oración de un pecad or?" Seguramen te, Dios escuchará la oración del pecador. Es así como me escuchó orar a mi cuando le pedí que me salvara. Deberíamos estar lo suficientemente preocupados para decir: "¡N o! No voy a permitir que el diablo tenga a mi hijo. No voy a permitir que el diablo tenga a mi hija. No voy a permitir que el diablo teng a a mi esposa. No voy a permitir que el diablo tenga a mi esposo." ¡Oh, mi amigo, no se de por vencido! No se de por vencido. USTE D ES LA LLA VE PARA ALGUIEN. Usted puede rescatar a sus familiares. Tom arlos de vuelta del enemi go. ¡No permita que el diablo los tenga! No sé acerca de usted, pero yo estoy determinado que seré la llave para mi familia y para muchos otros. No permitiré que se vayan al infierno. Tiene que comenzar a preocuparse por sus parien tes—no estoy hablando de sentirse un poco preocu pado —tiene que clamar a Dios por ellos. Estoy ha blando de intercesión—alguien capaz de clamar por aquellos que no están bien con Dios. En la Biblia Amplificada, dice en Job 22:30: El rescatará a aquellos por los que intercedas, a pesar que no sean inocentes.
¡Únicamente los culpables necesitan misericordia! ¿Va a dejar que poderes demoníacos destruyan a su cóny uge, su niño, su pariente, su amigo? Usted tal vez sea la única persona que llegue a orar, que llegue a 26
pero los diablos nunca me preguntaron si estaba orde nado. Tengo un título de bachiller, un título de maes tría, y dos doctorados, pero ningún demonio jamás me pregu ntó acerca de esos títulos. Tod o lo que me pre gunta es: "¿E n qué Nom bre vienes a mí ?" Y yo res pondo: "E n el Nombr e de Jesús. " Y es eso lo que acaba acaba con la tarea. ¿Está destru yendo el diablo a su padre? ¿Está destru yendo a su madre? ¿Está destr uyen do el diablo a su cónyuge ? ¿Está destruyendo a su tía, su tío, su hijo, su hija? Bien, usted puede hacer algo al respect o. Usted puede usar el Nombre de Jesús y arrojar al diablo fuera. Con paciencia heredamos las promesas ¿Oró alguna vez y parecía que Dios se fue al otro lado del cielo , se sentó allí, y lo ignoró? Bien, eso no significa que Dios no lo ama. Por el mero hech o que aún no ha obtenido una respuesta, no significa que no la obtendrá. Mamas , papas, escúchenme. No se den den por venci dos con su hijo o su hija. hija. Espo sos y espo sas, no se den por vencid os con sus sus cónyu ges. Tal vez, aún no hayan oído del cielo , pero Dios contestar á sus oraciones. La perseverancia [entramos] en Biblia dice: Por la fe y la perseverancia Así que, posesión de las promesas (Hebreos 6:12). reclame al cordero por su casa. Mant énga se firme. Habiéndolo hecho todo... sosténgase de pie. Mantén gase parado. ¡No perm ita qu e lo mu eva n! ¡USTED ES LA LLAVE PARA ALGUIEN! No
preocu parse. ¡Oh, sacúd ase! Acerqú ese a Dios. ¡No se de por venc ido! No los aban done a los poderes de moníacos. Incalculables legiones—millones de demonios—han sido desatados desatados sobre nuestra generación. generación. Ninguna otra generación ha sido tan sujeta al poder maléfico de las drogas y el alcohol, arruinando las mentes y los porve nires de la gente. Muc hos de nuestros parientes han caído presos de esa confabu lación diabólica. Parecería que el diablo está prevaleciendo en todas partes. ¿Ex iste una respuesta? El mundo le dice a la gente que vaya a este doctor o a aquel doctor, que tome esta pildora o esta otra pildora. ¡Deberíamos decirle a la gente acerca de la única pil dora para para tomar—"el Evangelio"! Jesús dijo dijo en la Gran Comisión: A los que creyeren les acompañarán estos Y el primer prodig io que prodigios (Marcos 16:17). acompañará al creyente es: En mi nombre arrojarán los demonios (versículo 17). El no dijo de rogarles que salgan, o invitarlos a que salgan. El Dijo: Ved que os he dado poder de pisar serpientes y escorpiones, y
sobre
toda acechanza del enemigo, sin que nada os dañe
(Lucas 10:1 9). ¡Se supon e que usted arroje a los demo nios en el Nombre de Jesús! Deberíamos alzamos y usar el poder del Nombre de Jesús y echar al diablo de nuestros hogares, nuestros hijos, nuestros parientes. Al diablo no le importa cuantos títulos universi tarios pueda tener usted. Yo soy un ministro ordenad o, 27
luz. Usted es la única persona. No desista con ese cónyuge, ese padre, esa madre, ese muchacho o esa joven . No impo rta cuan alejados se encuent ren. ¡Si usted se presenta a Dios en su lugar y no desiste, el Dios de los cielos que contesta oraciones, comenzará a obrar en su favor y un día, usted los verá librados del poder del diablo y puestos en libertad! Si usted tiene un pariente que necesita de Dios, usted puede mantenerse en la brecha por ellos, interce diend o por ellos ante el trono de Dios. Dios está bu s cando a alguien que se mantenga en la brecha por los perdidos (vea Salmo 106:23 y Ezequiel 22:30). Diga esto en voz alta: "O h, Dios, quier o qu e mis parientes sean librados del diablo y los poderes de mon íacos . Señ or mío, vengo a Ti a favor de mis seres queridos, mis parientes, y estoy creyendo que serán librados, puestos en libertad, lavados, limpiados, per don ado s, salvado s, y se irán al cielo. Lo creo en mi corazón y lo confieso con mi boca, en el Nombre de Jesús." Ahora, cierre su puño y diga: "Diablo, demonios, en el Nombre de Jesús les orde no que levanten sus man os de mis parientes. En el Nombre de Jesús, no les permitiré que los tengan. Ellos irán al cielo; no irán al infiern o. Ellos ten dr án gozo aquí sobre la tierra y no sufrirán el infierno sob re la tie rra . Yo los recl amo y les ord eno que los dejen en el Nom bre de Jesús. Quie bro vuestro poder sobre sus mentes, sus cuerpo s y sus espíritus. Los pongo en libertad.
pero los diablos nunca me preguntaron si estaba orde nado. Tengo un título de bachiller, un título de maes tría, y dos doctorados, pero ningún demonio jamás me pregu ntó acerca de esos títulos. Tod o lo que me pre gunta es: "¿E n qué Nom bre vienes a mí ?" Y yo res pondo: "E n el Nombr e de Jesús. " Y es eso lo que acaba acaba con la tarea. ¿Está destru yendo el diablo a su padre? ¿Está destru yendo a su madre? ¿Está destr uyen do el diablo a su cónyuge ? ¿Está destruyendo a su tía, su tío, su hijo, su hija? Bien, usted puede hacer algo al respect o. Usted puede usar el Nombre de Jesús y arrojar al diablo fuera. Con paciencia heredamos las promesas ¿Oró alguna vez y parecía que Dios se fue al otro lado del cielo , se sentó allí, y lo ignoró? Bien, eso no significa que Dios no lo ama. Por el mero hech o que aún no ha obtenido una respuesta, no significa que no la obtendrá. Mamas , papas, escúchenme. No se den den por venci dos con su hijo o su hija. hija. Espo sos y espo sas, no se den por vencid os con sus sus cónyu ges. Tal vez, aún no hayan oído del cielo , pero Dios contestar á sus oraciones. La perseverancia [entramos] en Biblia dice: Por la fe y la perseverancia Así que, posesión de las promesas (Hebreos 6:12). reclame al cordero por su casa. Mant énga se firme. Habiéndolo hecho todo... sosténgase de pie. Mantén gase parado. ¡No perm ita qu e lo mu eva n! ¡USTED ES LA LLAVE PARA ALGUIEN! No desista. Usted es la única esperanza. Usted es la única
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"Y o haré mi parte, Padre, de traerlos a que
conozcan a Jesús. Gracias, Pad re, están rodea dos de amor y misericordia y de Tu bondad. Yo los reclamo para el Reino de Dios, en el Nombre de Jesús." Sus seres querid os vendr án a Jesús. Serán puestos en libertad del poder del diablo y servirán a Dios el resto de sus vidas. Algunos de ustedes no tienen a nadie que sea esa llave. No existe un amigo , una madre, un padre que se preocu pe. Esto me llega al corazón . Hay miles y miles de personas que no tienen a nadie—nadie se preocupa. No existe una sola persona que usted sepa que ore por ellos— ni un pariente que conozca a Dios. Oigo vues tros gritos que dicen: "Nad ie se preoc upa por mí. Estoy atormen tado. Estoy perdido y nadie se preoc upa. No tengo a nadie." Pero tengo nuevas para usted hoy día. Yo seré ese alguien. Quiero que sepa que Dios lo ama—no importa com o vivió en el pasado. Usted puede aceptar a Jesús com o su Señor y Salvador hoy día. Quier o que ore esta oración conmigo: "Oh , Dios, yo sé qu e sin sin Jesú s estoy per did o. Yo sé que sin Jesú s me mo rir é e iré al infierno. Pero, Dios, yo no quier o ser perd ido. Qui ero ser salvo. Le doy la espa lda al diab lo y a mi form a pasad a de vivir. No volveré nu nc a má s a esa form a de vid a. Me vuelvo a Ti, Jesú s y te pido que ent res a mi cora zón. Sé mi Señ or y Salv ado r. Dios, aho ra eres más que mi Dios. Dios. Eres mi Pad re celesti celestial al y yo soy soy Tu hijo. Me enc uen tro en la familia de Dios. Gracias, Jesús, por salvarme Amén ."
luz. Usted es la única persona. No desista con ese cónyuge, ese padre, esa madre, ese muchacho o esa joven . No impo rta cuan alejados se encuent ren. ¡Si usted se presenta a Dios en su lugar y no desiste, el Dios de los cielos que contesta oraciones, comenzará a obrar en su favor y un día, usted los verá librados del poder del diablo y puestos en libertad! Si usted tiene un pariente que necesita de Dios, usted puede mantenerse en la brecha por ellos, interce diend o por ellos ante el trono de Dios. Dios está bu s cando a alguien que se mantenga en la brecha por los perdidos (vea Salmo 106:23 y Ezequiel 22:30). Diga esto en voz alta: "O h, Dios, quier o qu e mis parientes sean librados del diablo y los poderes de mon íacos . Señ or mío, vengo a Ti a favor de mis seres queridos, mis parientes, y estoy creyendo que serán librados, puestos en libertad, lavados, limpiados, per don ado s, salvado s, y se irán al cielo. Lo creo en mi corazón y lo confieso con mi boca, en el Nombre de Jesús." Ahora, cierre su puño y diga: "Diablo, demonios, en el Nombre de Jesús les orde no que levanten sus man os de mis parientes. En el Nombre de Jesús, no les permitiré que los tengan. Ellos irán al cielo; no irán al infiern o. Ellos ten dr án gozo aquí sobre la tierra y no sufrirán el infierno sob re la tie rra . Yo los recl amo y les ord eno que los dejen en el Nom bre de Jesús. Quie bro vuestro poder sobre sus mentes, sus cuerpo s y sus espíritus. Los pongo en libertad. 29
Noso tros estamos yend o al Padre por usted. Cu ando nadie se preocupa, nosotros nos preocupamos Vamos a creer a Dios por usted. Si usted ha sido salvado, leyendo este libro, escríbanos y comparta las buenas nuevas con nosotros. Queremos regocijaros regocijaros con usted. ¡Qué Dios lo bendiga!
"Y o haré mi parte, Padre, de traerlos a que
conozcan a Jesús. Gracias, Pad re, están rodea dos de amor y misericordia y de Tu bondad. Yo los reclamo para el Reino de Dios, en el Nombre de Jesús." Sus seres querid os vendr án a Jesús. Serán puestos en libertad del poder del diablo y servirán a Dios el resto de sus vidas. Algunos de ustedes no tienen a nadie que sea esa llave. No existe un amigo , una madre, un padre que se preocu pe. Esto me llega al corazón . Hay miles y miles de personas que no tienen a nadie—nadie se preocupa. No existe una sola persona que usted sepa que ore por ellos— ni un pariente que conozca a Dios. Oigo vues tros gritos que dicen: "Nad ie se preoc upa por mí. Estoy atormen tado. Estoy perdido y nadie se preoc upa. No tengo a nadie." Pero tengo nuevas para usted hoy día. Yo seré ese alguien. Quiero que sepa que Dios lo ama—no importa com o vivió en el pasado. Usted puede aceptar a Jesús com o su Señor y Salvador hoy día. Quier o que ore esta oración conmigo: "Oh , Dios, yo sé qu e sin sin Jesú s estoy per did o. Yo sé que sin Jesú s me mo rir é e iré al infierno. Pero, Dios, yo no quier o ser perd ido. Qui ero ser salvo. Le doy la espa lda al diab lo y a mi form a pasad a de vivir. No volveré nu nc a má s a esa form a de vid a. Me vuelvo a Ti, Jesú s y te pido que ent res a mi cora zón. Sé mi Señ or y Salv ado r. Dios, aho ra eres más que mi Dios. Dios. Eres mi Pad re celesti celestial al y yo soy soy Tu hijo. Me enc uen tro en la familia de Dios. Gracias, Jesús, por salvarme . Amén ." 30
Noso tros estamos yend o al Padre por usted. Cu ando nadie se preocupa, nosotros nos preocupamos Vamos a creer a Dios por usted. Si usted ha sido salvado, leyendo este libro, escríbanos y comparta las buenas nuevas con nosotros. Queremos regocijaros regocijaros con usted. ¡Qué Dios lo bendiga!
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