Historia Histo ria de la Ingeni Ingeniería ería La historia de la civilización civilización es en cierto modo, la de la ingeniería: largo y arduo esfuerzo para hacer que las fuerzas de la naturaleza trabajen en bien del hombre.
INGENIERÍA PRE CIENTÍFICA Aproximadamente en 200 d. de J.C., se inventó un ariete llamado “ingenium” para atacar las murallas. Muchos años después se llamó al operador del ingenium, “ingeniator”, que muchos historiadores creen que fue el origen de la palabra ingeniero.
Ariete de asedio operado por uno de los primeros “ingenieros”
[1]
El hombre siempre ha dedicado mucho trabajo al desarrollo de dispositivos y estructuras que hagan más útiles los recursos naturales. Esos hombres fueron los predecesores del ingeniero de la era moderna. La diferencia más significativa entre aquellos antiguos ingenieros y los de nuestros días, es el conocimiento en el que se basa sus obras. Los primitivos ingenieros diseñaban puentes, máquinas y obras de importancia sobre la base de un conocimiento práctico o empírico, el sentido común, la experimentación y la inventiva personal. En contraste con los ingenieros de la actualidad, los antiguos practicantes carecían casi por completo del conocimiento de la ciencia, lo que es explicable: la ciencia prácticamente no existía. La ingeniería permaneció esencialmente ese estado durante muchos siglos. [2] En la década de 1500 ocurrió una serie de descubrimientos científicos importantes en la ingeniería y matemáticas, lo que sugiere que aunque se había resta do importancia a la ciencia, estaba ocurriendo una revolución en el razonamiento con relación a la naturaleza y actividad de la materia. El movimiento, fuerza y gravedad recibieron considerable atención en plena Edad Media y más adelante.
Un invento que contribuyó a la terminación de la forma de vida con castillos rodeados de murallas fue el cañón, que apareció en Alemania en el siglo XIV, y para el siglo XV los castillos ya no se podían defender. La mayoría de los ingenieros bien conocidos del Renacimiento, eran ingenieros militares y civiles, al igual que arquitectos y artistas. En 1514, el Papa Paulo III tuvo que resolver el problema de sustituir al arquitecto Bramante después de su muerte, ocurrida durante la reconstrucción de la Basílica de San Pedro. Se eligió a un artista e ingeniero llamado Miguel Ángel Buonarroti, al que se le conoce simplemente como Miguel Ángel, para concluir el proyecto. Es bien conocida su obra en la terminación de dicha basílica. Sin embargo, es menos conocido que se le llamó en Florencia, y nuevamente en Roma, para que diseñara fortificaciones para esas ciudades. Después de construirlas, se convenció de que éstas no resistirían… ¡debido a la incompetencia de los defensores! Individualista y testarudo al grado de que un colega escultor le rompió la nariz en una riña. Otro de los muchos enemigos de Miguel Ángel fue Leonardo de Vinci. Al igual que Miguel Ángel, a de Vinci se le conoce mejor por sus logros artísticos. Sin embargo, era un estudioso activo, casi absorto continuamente. Dominó la astronomía, anatomía, aeronáutica, botánica, geología, geografía, genética y física. Sus estudios de física abarcaron todo lo que se conocía en su tiempo. Tenía una curiosidad científica que alguna vez le causó problemas. El Papa León X lo despidió cuando supo que aprendía anatomía humana disecando cadáveres. Desde el punto de vista puramente científico, ¿existe mejor manera de aprender la anatomía humana? En 1483, de Vinci se trasladó a Milán y presentó el siguiente resumen al Duque Ludovico Sforza, esperando conseguir empleo: "Después de ver, Mi Muy Ilustre Señor, y habiendo considerado ahora suficientemente las pruebas de quienes se tienen por maestros y diseñadores de instrumentos de guerra y de que el diseño y operación de los mismos instrumentos no es distinto de los que se usan comúnmente, trataré sin perjuicio de nadie de hacerme comprender con Vuestra Excelencia, revelando mis propios secretos y ofreciendo después a su placer, y en el momento apropiado, poner en efecto todas las cosas que por brevedad se anotan parcialmente en seguida, y muchas más, de acuerdo con la exigencias de los distintos casos. “Puedo construir puentes muy ligeros y fuertes, que se pueden transportar fácilmente, y con ellos perseguir, o de ser necesario, huir del enemigo, y otros más, seguros y capaces de resistir al fuego y ataque, y fáciles y prácticos para utilizar y quitar; y tengo métodos de quemar y destruir los del enemigo. En un sitio bajo asedio, sé cómo quitar el agua de los fosos y cómo hacer infinitos puentes, espalderas, escaleras y otros instrumentos adecuados a dichos propósitos. “Además, si en el asedio es imposible usar el bombardeo por causa de la profundidad de las zanjas, o de la fortaleza de la posición y de la situación, puedo destruir toda fortaleza u obra de cualquier otro tipo si no está hecha de piedra. “También tengo los medios de hacer fácil y conveniente la transportación de cañones, y con ellos arrojar piedras semejantes a una tempestad; y con el humo de ellos provocar gran temor al enemigo, causándole grandes danos y confusión. “Y de ocurrir en el mar, tengo la manera de construir muchos instrumentos capaces de ataque y defensa, y bajeles que ofrezcan resistencia al ataque de los cañones más grandes, pólvora y humos. También tengo los medios, con túneles y pasajes secretos y tortuosos, hechos sin ruido, de llegar a determinado punto, incluso aunque sea necesario pasar bajo zanjas o algún rio. También haré vagones cubiertos, seguros e indestructibles, que al penetrar con su artillería entre el enemigo, romperán el mayor cuerpo de hombres armados. Y detrás de éstos puede seguir la infantería sin sufrir daños y sin encontrar oposición. “Si también hay necesidad, haré cañones, morteros y piezas de campo de formas hermosas y útiles, distintas de las de uso común.
“Cuando se pueda usar el cañón, puedo fabricar catapultas lanzadoras y máquinas para arrojar fuego, Y otros instrumentos de eficiencia admirable, que no se usan comúnmente y en breve, de acuerdo como sea el caso, imaginaré diversos aparatos infinitos para el ataque y defensa. “En tiempo de paz, creo que puedo dar satisfacción igual a la de cualquier Otro en arquitecturas en el diseño de edificios públicos y privados y en la conducción de agua de un lugar a otro. También puedo realizar esculturas en mármol, bronce o terracota; igual sucede con la pintura, la que puedo hacer tan bien como cualquier otro, quienquiera que sea. “Más aún, será posible comenzar a trabajar en el caballo de bronce, que servirá para recordar la gloria inmortal y honor eterno de la feliz memoria de vuestro padre, Mi Señor, y de la ilustre Casa de los Sforza. y si hay alguien a quien parezcan imposibles o irrealizables cualquiera de las cosas antes mencionadas, me ofrezco para hacer una prueba de ellas en su parque o en el lugar que plazca a Vuestra Excelencia; a quien me encomiendo lo más humildemente que puedo."
Evidentemente, el Duque Ludovico Sforza no se impresionó y no contrató a de Vinci después de leer su resumen; sin embargo, sí comisionó a de Vinci más tarde, como resultado de una asociación de éste con otro artista. El duque tenía el hábito de pagar tarde, cuando lo hacía, lo que obligó a que de Vinci renunciara una vez; sin embargo, lo reconsideró más adelante. Leonardo de Vinci fue uno de los grandes genios de todos los tiempos. Anticipó muchos adelantos del futuro; por nombrar algunos: la máquina de vapor, la ametralladora, cámara oscura, el submarino y el helicóptero. Pero, es probable que tuvieran poca influencia en el pensamiento de la ingeniería de su tiempo. Sus investigaciones eran una mezcolanza no publicada de pensamientos e ilustraciones. Era un investigador impulsivo, y jamás resumía su investigación para beneficio de otros a través de la publicación. En sus cuadernos hacía la anotación de sus investigaciones de derecha a izquierda, posiblemente por comodidad, debido a que era zurdo. Otro gran genio de ese tiempo fue Galileo, quien a la edad de 25 años fue nombrado profesor de matemáticas en la Universidad de Pisa. Estudió mecánica, descubrió la ley fundamental de la caída de los cuerpos y estudió el comportamiento del movimiento armónico del péndulo. Dictó conferencias sobre astronomía en Padua y Florencia, y posteriormente fue acusado ante la Inquisición, en 1633, debido a su creencia de que el Sol y no la Tierra, era el centro de nuestro universo. En 1638 publicó su máxima obra matemática, que poco después fue colocada en el MDCX Expurgatorius, quedando prohibida su lectura en todos los países católicos. En las postrimerías de su vida, bajo arresto domiciliario, se concentró en el tema menos controvertido de la mecánica. En el periodo medieval se empleaban cabriadas para soportar los techos, pero eran burdas y con frecuencia aumentaban el peso del edificio, sin contribuir a su resistencia. En ese tiempo no se comprendía bien el diseño de las cabriadas. Debido al uso de métodos empíricos en el diseño de miembros estructurales, los edificios públicos, especialmente las iglesias, tenían fama de desplomarse sobre los confiados visitantes. El techo de la Catedral de Beauvais se desplomó dos veces en el siglo XIII, y en el siglo XVI se agregó un campanario que poco después caía al suelo. Desde luego, las catedrales eran y siguen siendo obras monumentales con grandes vanos que siempre han exigido alarde de ingenio de arquitectos e ingenieros.
LOS AL BORES DE LA INGENIERÍA MODERNA O CIENTÍFICA La característica fundamental de la ingeniería, tal como se la concibe actualmente, es que se basa en el conocimiento científico, y como tal fue comenzando a desarrollarse a partir del siglo XVI. Uno de los descubrimientos más importantes en la historia de la ingeniería mecánica lo realizó Simón Stevin en Holanda, a fines de la década de 1500. Mediante el “triángulo de fuerzas", permitió a los ingenieros manejar fuerzas resultantes que actuaban en los miembros estructurales. Stevin escribió un tratado sobre fracciones y también realizó trabajos que llevaron al desarrollo del sistema métrico. Se cree que fue Andrea Palladio el primer ingeniero que comprendió realmente las fuerzas en las cabriadas. En 1570 diseñó puentes para Venecia, en que todos los miembros del puente tenían un
propósito útil. En 1560, Giovanni Battista della Porta inició una sociedad en Nápoles llamada la Academia de los Secretos de la Naturaleza. Era semejante a otras anteriores como la Academia de Platón, el Liceo de Aristóteles y el Museo de Alejandría. Durante este tiempo había mucha comunicación entre los científicos europeos. Sin embargo, esa academia se cerró debido a sospechas del clero. En 1603 se fundó la Academia Lincea que existe hasta la fecha. Galileo fue uno de sus miembros. Estos pretendían fundar monasterios laicos en distintas partes del mundo. La Real Sociedad de Londres fue hecha legalmente pública en 1662, después de una serie de reuniones secretas. Boyle, Hooke y Newton estuvieron entre sus miembros. En 1666 se formó la Academia Francesa, y en 1700 se inició la existencia de la Academia de Berlín. Por el mismo tiempo tuvo lugar una diversidad de descubrimientos matemáticos de consideración. Alrededor de 1640, Fermat y Descartes descubrieron independientemente la geometría analítica. Un sacerdote inglés llamado William Oughtred, aproximadamente en 1622, diseñó la primera regla de cálculo basada en la suma de logaritmos para obtener el producto de dos números. Ya desde antes de la Edad Media había ocurrido un cambio importante en el enfoque de la ciencia. Fue el concepto de que una hipótesis se debía rechazar o aceptar en base al resultado de un experimento. Había comenzado el “método científico". Descartes y Leibniz descubrieron en forma independiente el cálculo diferencial. Newton descubrió el cálculo integral, y luego describió la relación recíproca entre los cálculos diferencial e integral. Sus descubrimientos ocurrieron en Woolsthorpe, aproximadamente en 1665, debido a que Cambridge estaba cerrada como resultado de una epidemia.
LAS PRIMERA ESCUELAS DE INGENIERÍA Jean Baptiste Colbert fue ministro bajo Luis XIV y estableció la primera escuela formal de ingeniería en 1675. El Corps du Génie, como eran conocidos, eran ingenieros militares entrenados por Sébastien le Prestre de Vauban, ingeniero militar francés muy conocido. En 1771 un pequeño grupo de ingenieros, a los que se llamaba frecuentemente para dar su testimonio sobre proyectos de puertos y canales, formó la Sociedad de Ingenieros. John Smeaton, director del grupo, fue el primero en darse el título de ingeniero “civil" para señalar que su incumbencia no era militar. Esta sociedad se constituyó en la Institution of Civil Engineering en 1828, iniciando con ello una especialización dentro de la ingeniería. En 1795, Napoleón autorizó el establecimiento de la Ècole Poly-technique, que fue la primera de este tipo de escuelas que aparecieron en Europa durante el siglo XIX. Otras siguieron, tales como el Eidgenos-sisches Polytechnicum en Zurich en 1855, las escuelas politécnicas en Delft en 1864, y otras en Chemnitz, Turín y Karlsruhe. En 1865 se fundó el Massachusetts Institute of Technology, el primero de su tipo en los Estados Unidos. Durante el periodo medieval, las principales fuentes de energía eran el agua, viento y animales. La cola de abanico se inventó basta el siglo XVIII. Mediante engranajes mantenía orientadas las palas principales de los molinos de viento siendo uno de los primeros dispositivos autorregulados conocidos de la historia de la ingeniería. Thomas Savery tuvo el gran mérito de idear la máquina de vapor, aunque otros anteriores a él aportaron ciertos adelantos menores en ese campo. En 1698 recibió una patente por un dispositivo operado por vapor para drenar minas; lo anunció en un libro que escribió más tarde, y que intituló Tire Mines Friend. En 1712, Thomas Newcomen mejoró mucho la máquina de vapor, la que también se usaba para bombear agua de una mina. Estas primeras máquinas eran muy deficientes, aunque representaban el desarrollo inicial de la energía a partir de máquinas térmicas. Es difícil imaginar el punto en que estaría nuestra civilización en la actualidad sin esas máquinas. Antes de la máquina de vapor hubo toda una serie de adelantos científicos en el siglo XVII. Robert Boyle estudió la elasticidad del aire y descubrió la ley que relaciona la temperatura, presión y volumen, que hoy día lleva su nombre. Robert Hooke experimentó con la elasticidad de los metales y descubrió la ley de la
elasticidad que también lleva su nombre. Christian Huygens determinó las relaciones de la fuerza centrípeta y Sir Isaac Newton estableció las tres leyes básicas del movimiento. Siguiendo a Newcomen, James Watt hizo tales mejoras significativas a la máquina de vapor, que con frecuencia se le atribuye parcialmente la invención inicial, junto con Savery y Newcomen. Durante un experimento en 1782, encontró que un “caballo de cervecería” desarrollaba 33 000 pies libra (unos 44 700 joules) por minuto, iguales a 1 caballo de fuerza. A la fecha todavía se usa esta equivalencia. En 1804, Richard Trevithick fue el primero en lograr que una locomotora de vapor corriera sobre rieles. Más tarde demostró que las ruedas lisas podían correr sobre rieles lisos si las pendientes no eran demasiado excesivas. Una de las locomotoras de Trevithick se exhibió en una vía circular en Londres en 1808, pero descarriló y volcó. Se habían pagado tan pocos chelines por verla, que no se volvió a colocar sobre la vía. George Stephenson, después de ser empleado como vaquero, sirvió como fogonero de una máquina de vapor y luego como cuidador de una máquina de bomba. A los treinta y dos años, construyó su primera locomotora de vapor, y luego abogó insistentemente por la enmienda a un acta, aprobada en 1821, para que se empleara la locomoción a vapor en vez de caballos en un ferrocarril que correría desde Stockton hasta la mina de carbón de Willow Park. Utilizó el riel de 1.42 m que se había usado anteriormente para vagones tirados por caballos. Todavía, este calibre de vía es el de uso más común en todo el mundo. Como sabemos, después del desarrollo de los sistemas ferroviarios en Europa y América, los adelantos ingenieria se sucedieron a una tasa cada vez más creciente. La primera mitad del siglo XX produjo un número casi increíble de avances en ingeniería, al grado de que queda poca duda sobre que las dos guerras mundiales fueron catalizadores de gran parte de ese progreso. La invención de los automóviles y aeroplanos en los Estados Unidos fueron factores significativos en el desarrollo ingenieril del siglo XX. Los inventos de Tomás Edison, que iniciaron la industria de la energía, y el invento de Lee De Forest de la “válvula electrónica" (tubo al vacío), que dieron considerable ímpetu a la industria de las comunicaciones también fueron acontecimientos muy significativos. Desde 1880, la ingeniería fue civil o militar, mientras que hasta esa fecha había sido ambas cosas simultáneamente. En 1880 se fundó la American Society of Mechanical Engineers, seguida de la American Society of Electrical Engineers en 1884 y el American Institute of Chemical Engineers en 1908. El American Institute of Industrial Engineers se fundó en 1948 y fue el último campo importante de la ingeniería en organizarse.
El presente artículo fue extractado y editado de http://ares.unimet.edu.ve/mecanica/bpii00/Historia/historia.htm Imagen: [1]
La guerra de asedio en la antig üedad:
http://www.puntadelanza.net/Foro/phpBB3/viewtopic.php?f=17&t=6854 Cita: [2]
José Eduardo Méndez Pozo, Universidad Autónoma de Santo Domingo, Facultad de Ingeniería: http://www.monografias.com/trabajos35/historia-ingenieria/historia-ingenieria.shtml#origen
BREVE HISTORIA DE LA INGENIERÍA ESTRUCTURAL En este capítulo se hace una introducción al origen de los materiales, los primeros constructores y los científicos que han hecho aportes al desarrollo de la mecánica de los materiales, y los sistemas constructivos que hoy en día usan los grandes constructores para sus proyectos de estructuras, con el fin incentivar en los estudiantes el estudio de la historia de las ciencias y las vidas de esos personajes EL EMPIRISMO En algún momento de sus inicios, el hombre inventó algunas máquinas sencillas para facilitar su labor. Desde épocas muy antiguas ya existían el plano inclinado, con sus dos modalidades: la cuña y el tornillo y la palanca con sus tres derivados: la polea, la rueda y el eje. Puede decirse que durante la historia, sólo se ha añadido una máquina a las usadas por el hombre prehistórico: la prensa hidráulica, inventada por Pascal, en 1620. Debe anotarse que la ingeniería estructural existía como un arte en la antigüedad, mas no como una ciencia. No existen registros sobre consideraciones racionales acerca de la resistencia de los materiales o del comportamiento de los miembros estructurales, hasta que Galileo intentó analizar la viga en voladizo, en 1638 d.C. Aparentemente, los constructores actuaban por reglas empíricas, que se transmitían de generación en generación, conservadas en secreto por los artesanos y rara vez modificadas por nuevos conocimientos. A pesar de ello, las estructuras construidas durante estos períodos no dejan de sorprender. El primer ingeniero estructural parece haber sido IMHOTEP, conocido como el constructor de la pirámide escalonada de Sakkara, alrededor de 3000 a.C. Durante los siglos de historia del antiguo Egipto se construyeron muchas estructuras maravillosas -como la pirámide de GIZEH-, y numerosos templos y tumbas. Prácticamente los únicos elementos estructurales usados fueron la viga y la columna. Aunque usaron el arco como elemento arquitectónico, estructuralmente sólo se ha encontrado uno, construido alrededor de 1500 a.C. Durante los mismos siglos, las civilizaciones del Eufrates desarrollaron sus propios métodos de construcción. Las murallas se construían en adobe de barro secado al sol y recubierto con ladrillos horneados y decorados de colores. En sus construcciones, los asirios usaron, tal vez, el verdadero arco, así como la viga y la columna. Los ladrillos de barro no pudieron resistir el embate del tiempo, como sí lo hicieron las construcciones egipcias. “Babilonia retornó al barro del cual había sido construida y sólo los montículos indican su antigua ubicación”, decía Sir Banister Fletcher1. Es posible que la mecánica empiece con ARISTOTELES (384-322 a.C.), o más seguramente, con el autor del tratado Problemas de Mecánica, el cual es un texto de mecánica práctica dedicado al estudio de las máquinas simples. En sus obras Tratado de los Cielos y Física, Aristóteles trata conceptos de mecánica y su aplicación a la estática, lo cual podría considerarse como el origen del “Principio de las Velocidades Virtuales”. El más importante de los físicos griegos fue ARQUIMEDES (siglo III a.C.), el más célebre de la antigüedad y uno de los matemáticos más notables de todos los tiempos. Su obra “Tratado sobre el equilibrio de las superficies” lo convierte en el fundador de la estática. En él desarrolla las leyes de la palanca e introduce el término “centro de gravedad”. Plutarco cita en su obra Vida de Marcelo la famosa expresión sobre la eficiencia de la palanca atribuida a Arquímedes: si hubiera otro mundo y pudiera ir a él, podría mover éste. Aunque Arquímedes nunca escribió sobre cosas prácticas como las máquinas, éstas constituyen los inventos mecánicos que lo hicieron famoso, v. gr.: la catapulta, la bomba de espiral y los aparejos de poleas, que detuvieron a los romanos por más de tres años en el sitio a Siracusa.
Figura 1.1 Pont du Gard, puente-acueducto romano en mampostería de piedra, sur de Francia; long:173 m, alt: 49 m; tomado de referencia 11 Aunque los romanos hicieron poco por la ciencia, comparados con los griegos, sobrepasaron a sus antecesores y contemporáneos en los desarrollos de Ingeniería. Para garantizar el desplazamiento de sus ejércitos desarrollaron su notable habilidad como constructores de puentes. Fueron famosos por su longitud los puentes sobre el Rhin de longitud superior a los 500 m, en pilotes de madera y el de Trajano sobre el Danubio de casi 1200 m, construido en arcos de madera.
Figura 1.2. Acueducto romano de Segovia Los romanos desarrollaron el auténtico arco semicircular de mampostería que usaron ampliamente para sus puentes y acueductos; entre éstos deben mencionarse el “Pont du Gard” en Francia y el “acueducto de Segovia” en España, aún existentes y verdaderas estrellas del turismo mundial. Así como los egipcios y los griegos habían usado ampliamente la viga y columna de piedra, los romanos desarrollaron, además del arco de mampostería, la cúpula de piedra, de la cual es destacable el Panteón en Roma, construido en el año 123 y que permaneció durante casi dieciocho siglos como la mayor luz en estructura alguna (44 m)2.
Figura 1.3 Interior del Panteón Roma Durante la Edad Media no encontramos ningún científico que pueda compararse con Arquímedes, aunque los árabes mantuvieron el conocimiento y difundieron nuestro sistema de numeración decimal, creado en la India alrededor del año 600 d.C. La creación en Italia de las primeras universidades alrededor del año 1200 d.C., rompe ese período de hibernación científica producido en esa época. Al principio el progreso fue lento, pues los científicos eran tildados de herejes, situación que apenas cambió en el siglo XVIII, cuando la investigación científica se libró de la suspicacia y persecución anteriores. En el siglo XIII Roger Bacon en su obra: “Opus Majus”, hizo énfasis en la importancia de la experimentación en la ciencia; predijo el descubrimiento del telescopio y el microscopio. Citas: 1. Fletcher, B., A History of Architecture on the comparative Method; Sribner¨s, Londres, 1948; citado por Kinney, Indeterminate Structural Analysis, pág. 4 2. Cowan y Wilson, Structural Systems, pág. 12
ORIGENES DE LA MECANICA DE MATERIALES Entre los siglos XV y XVI se destaca LEONARDO da VINCI, posiblemente el genio más versátil de todos los tiempos. Fue el primero en introducir el concepto de: “momento de una fuerza” y prácticamente fijó el principio denominado “tercera ley del movimiento de Newton”. Sus esfuerzos dieron resultados en campos tan diversos como: la pintura, la escultura, la
anatomía, la astronomía, la física, la botánica, la cartografía, estudios de la atmósfera, canales y edificaciones e interpretación de fósiles. También estudió la flexión de vigas apoyadas en sus extremos y la resistencia de vigas en voladizo; la resistencia de alambres de varias longitudes; hizo algunas investigaciones sobre la resistencia de las columnas, estableciendo que ésta varía inversamente con su longitud y directamente con alguna relación de su sección transversal. En el siglo XVI Andrea PALLADIO usó las primeras cerchas en la construcción de puentes y techos de edificaciones, aunque sus diseños no tenían como base un análisis racional. En su obra el mismo Palladio expresaba que para su dimensionamiento y concepción, ”no es posible establecer reglas ciertas y determinadas” 3. Antes solo se usaban en la construcción vigas, columnas, arcos y cúpulas. Sin embargo se necesitaron dos siglos más para que los constructores se dieran cuenta de la importancia de esta nueva forma estructural y fuera usada masivamente.
Figura 1.4. Palladio, puente en madera sobre el río Cismone; tomado de la ref. 8 En el capítulo VII del libro tercero de su obra: Quatro Libri del l´Architettura, Palladio comenta sobre el puente sobre el río Cismone, cerca a Trento, de 30 m de luz, cuyo esquema se muestra en la figura 1.3: Los puentes de esta clase son muy sólidos, bellos y cómodos. Su fuerza consiste en que todas sus partes se sostienen mutuamente, el entrelazado de todas sus piezas es muy bello y lo que los hace ser cómodos es que su piso se encuentra al nivel del camino de tierra firme.4 SIMON STEVIN (1548-1620), ingeniero belga, merece ser mencionado pues introdujo el principio del “triángulo de fuerzas” y escribió sobre varios temas de Estática e Hidrostática. GALILEO GALILEI (1564-1642) inauguró la edad de la razón en el análisis estructural. Fue el primero en estudiar la resistencia de los sólidos a la rotura, creando, por así decirlo, la Mecánica de Materiales. En su segundo libro: “Diálogos sobre Dos Nuevas Ciencias” , discutió el problema de la viga en voladizo bajo su peso propio y una carga concentrada en el extremo. Consideraba que la viga permanecía rígida, excepto en la
sección de falla y que la compresión se concentraba en la parte inferior de esta sección, con una tensión constante en el resto de ella. Este problema denominado “El problema de Galileo” no fue resuelto correcta y completamente sino en 1855. Aunque sus resultados no fueron correctos, su trabajo llamó la atención sobre la existencia e importancia de lo que denominamos la mecánica de los materiales.
Figura 1.5. Galileo, dibujo de la viga en voladizo; tomado de la ref. 3 ISAAC NEWTON (1642-1727) profesor de Matemáticas en la Universidad de Cambridge, estableció en su famosa obra: Principios Matemáticos de la Filosofía Natural, las leyes del movimiento, la ley de la Gravitación Universal y el Cálculo Infinitesimal. Fue notable por su permanente voluntad de reconocer las contribuciones de sus predecesores y contemporáneos, expresada en su famosa frase: “Si he podido ver más lejos que los demás, es porque me he parado en los hombros de gigantes” .7 Cuánta humildad le falta a las generaciones actuales para dar crédito a los trabajos de los demás. Como rara vez se tiene la oportunidad de consultar los textos originales y siguiendo la recomendación de Koyré, citado antes, se presenta la denominada Ley III , de los “axiomas o leyes del movimiento” de Newton y conocida por todos los estudiantes de física de las facultades de ingeniería: 8 “Con toda acción ocurre siempre una reacción igual y contraria: o sea, las acciones mutuas de dos cuerpos siempre son iguales y dirigidas en direcciones opuestas.
“El que empuja o trae a otro es empujado o atraído por el otro en la misma medida. Si alguien oprime una piedra con el dedo, también su dedo es oprimido por la piedra. Si un caballo arrastra una piedra atada con una soga, el caballo es retroarrastrado (por así
decirlo) igualmente, pues la soga estirada en ambas direcciones y con el propio impulso de contraerse tirará del caballo hacia la piedra y de la piedra hacia el caballo y tanto se opondrá al progreso de uno cuanto ayude al avance del otro. Si un cuerpo cualquiera golpeando sobre otro cuerpo cambiara el movimiento de éste de algún modo con su propia fuerza, él mismo a la vez sufrirá el mismo cambio en su propio movimiento y en sentido contrario por la fuerza del otro cuerpo (por la igualdad de la presión mutua). A tales acciones son iguales los cambios de movimientos, no de velocidades, y siempre que se trate de cuerpos no fijados por otra parte. Igualmente los cambios de velocidad en sentido contrario, puesto que los movimientos cambian igualmente, son inversamente proporcionales a los cuerpos. Se cumple esta ley también para las atracciones como se comprobará en un escolio próximo.” Citas: 3. Citado por Juan José Arenas de Pablo, ref.1, pág. 68 4. Arenas, ibídem. 5. Galileo Galilei, Consideraciones y demostraciones matemáticas sobre dos nuevas ciencias, pág. 218-219 6. Citado por Navarro en su Antología de Galileo, pág. 302-303 7. Uribe, Análisis de Estructuras, pág. 50. 8. Newton, Principios matemáticos de la Filosofía Natural, pág. 1
ORIGENES DE LA TEORIA DE LA ELASTICIDAD Robert HOOKE, uno de los más importantes científicos de Oxford en el siglo XVII, trabajó con habilidad y gran diversidad de intereses. En su estudio sobre la “elasticidad”, obtuvo la que se conoce como la ley que lleva su nombre, como resultado de sus trabajos para obtener un resorte que reemplazara el péndulo de los relojes. Su expresión “Ut tensio sic vis” (Como la tensión así es la fuerza), aunque poco conocida por los estudiantes e ingenieros actuales, es una de las leyes de la Mecánica de los Materiales que más influyó en el desarrollo de la Ingeniería Estructural en el siglo XIX. MARIOTTE en 1670 la aplicó a las fibras de una viga y observó que algunas fibras de la viga se estiraban y otras se acortaban; definió como frontera la profundidad media de la viga, desarrollando el concepto de “eje neutro”. Los BERNOULLI, entre la segunda mitad del siglo XVII y la primera del XVIII constituyeron una familia de científicos suizos que dejaron honda huella en la ciencia. Jacob estudió la forma de la curva de una barra elástica deflectada. Se le acredita por haber asumido que durante la flexión hay una sección que permanece plana; por alguna razón, no le dio importancia a la posición de esa superficie neutra. Johann, su hermano, enunció el principio de las “velocidades virtuales”, base de los métodos para determinar las deformaciones elásticas de las estructuras. Daniel, su hijo, se interesó por determinar la elástica de las barras dobladas, las vibraciones de las vigas y desarrolló la ecuación diferencial para la vibración de una barra. LEONARD EULER (siglo XVIII), de Basilea (Suiza), influido por Daniel Bernoulli, estudió los problemas de las curvas elásticas de vigas y columnas, empleó el método del Trabajo Mínimo y contribuyó con su valiosa discusión sobre el “pandeo de las columnas”. Fue un
autor muy fecundo que escribió sobre ramas muy diferentes de la matemática y la física. Por las épocas de Euler, su compatriota Ulric GRUBENMANN, se dio cuenta del valor de las cerchas usadas doscientos años antes por Palladio y las usó en la construcción de varios puentes de casi 100 m de luz. Sin embargo estos puentes no fueron construidos con base en un análisis racional, sino por el método del tanteo. Charles August COULOMB (1736-1806), renombrado Físico, puede considerarse junto con NAVIER como uno de los creadores de la Resistencia de Materiales. En 1776, publicó el primer análisis correcto de los esfuerzos en una viga con sección rectangular. Aplicó la Ley de Hooke a las fibras, situó la superficie neutra en su posición correcta, desarrollo el equilibrio de las fuerzas en la sección con las fuerzas externas y evaluó correctamente los esfuerzos. También consideró la etapa plástica, e indicó que en la falla, bajo ciertas condiciones, la superficie neutra debería moverse a otra posición. Fueron necesarios 135 años desde que Galileo hiciera el primer intento de solucionar el problema. Presentó su famosa teoría sobre la presión de tierras sobre muros de contención y enunció su teoría de la torsión de ejes.
Thomas Young, tomada de página www.biografiasyvidas.com THOMAS YOUNG (1733-1829), en Cambridge, introdujo por primera vez el concepto de “Módulo de Elasticidad”, con una definición muy diferente a la que conocemos hoy en día: “El Módulo de Elasticidad de cualquier sustancia es una columna de la misma sustancia, capaz de producir una presión en su base que es al peso que causa cierto grado de compresión como la longitud de la sustancia es a la disminución de la longitud” . Trató
también problemas de torsión de ejes y flexión de vigas en voladizo y el problema de la tensión y compresión excéntrica de barras de sección rectangular. Louis Marie Henri NAVIER (1785-1836), Ingeniero, Matemático y Profesor, publicó en 1826, la primera edición de sus “Leçons”, el primer gran texto de Mecánica en la Ingeniería. No solo presentaba un buen tratado sobre la resistencia y las deflexiones de las vigas de cualquier sección, sino que también consideraba arcos, columnas con cargas excéntricas, puentes colgantes y muchos problemas técnicos. A NAVIER le corresponde el honor de desarrollar la primera teoría general de los sólidos elásticos, así como el primer
tratamiento sistemático de la teoría de estructuras. Otros tres ingenieros que fueron pioneros en el desarrollo de la Teoría de la Elasticidad fueron: LAMÉ, quien publicó el primer libro sobre “elasticidad” y con CLAPEYRON introdujo el concepto de igualdad del trabajo externo y el interno en una estructura deformada. BARRÉ de SAINT-VENANT (1791-1886), Ingeniero francés, fue tal vez el más grande de quienes aportaron a la formulación de la “Teoría de la Elasticidad”. Trabajó sobre la flexión de vigas curvas, las vibraciones y las deformaciones plásticas. En 1853, presentó su famosa Memoria sobre la Torsión a la Academia Francesa, en la cual contenía además todo lo que en su época se conocía sobre la Teoría de la Elasticidad. DUHAMEL (1797-1872), contemporáneo de Saint-Venant, trabajó en la teoría de la vibración de los cuerpos elásticos. En su Mémoire sur les Vibrations d´un Systéme Quelconque de Points Matériels (1834), mostró que los desplazamientos producidos por una fuerza variable pueden ser representados por una integral, subdividiendo los intervalos infinitesimales con el fin de obtener el movimiento forzado como la suma de los movimientos de los intervalos. Esta ecuación conocida como la “Integral de Duhamel” y es ampliamente usada hoy en día en la Dinámica de Estructuras para el caso sísmico.
NACIMIENTO DEL ANALISIS ESTRUCTURAL En 1857, CLAPEYRON presentó a la Academia Francesa su “Teorema de los tres Momentos” para el análisis de las vigas continuas, en la misma forma que BERTOT la había publicado dos años antes en las Memorias de la Sociedad de Ingenieros Civiles de Francia, pero sin darle crédito alguno. Puede decirse que a partir de este momento se inicia el desarrollo de una verdadera “Teoría de las Estructuras” . En 1854 el Ingeniero francés BRESSE publicó su libro “Recherches Analytiques sur la Flexion et la Résistance de Pieces Courbés” en que presentaba métodos prácticos para el análisis de vigas curvas y arcos. En 1867 fue introducida por el alemán WINKLER (1835-1888), la “Línea de Influencia”. También hizo importantes contribuciones a la Resistencia de Materiales, especialmente en la teoría de flexión de vigas curvas, flexión de vigas apoyadas en medios elásticos. James Clerk MAXWELL (1830-1879) de la Universidad de Cambridge, publicó el que podríamos llamar el primer método sistemático de análisis para estructuras estáticamente indeterminadas, basado en la igualdad de la energía interna de deformación de una estructura cargada y el trabajo externo realizado por las cargas aplicadas; igualdad que había sido establecida por Clapeyron. En su análisis, presentó el Teorema de las Deformaciones Recíprocas, que por su brevedad y falta de ilustración, no fue apreciado en su momento. En otra publicación posterior presentó su diagrama de fuerzas internas para cerchas, que combina en una sola figura todos los polígonos de fuerzas. El diagrama fue extendido por CREMONA, por lo que se conoce como el diagrama de Maxwell-Cremona. El italiano BETTI en 1872, publicó una forma generalizada del Teorema de Maxwell, conocida como el Teorema Recíproco de Maxwell-Betti. El alemán Otto MOHR (1835-1918) hizo grandes aportes a la Teoría de Estructuras. Desarrolló el método para determinar las deflexiones en vigas, conocido como el método de las cargas elásticas o la Viga Conjugada. Presentó también una derivación más simple y más extensa del método general de Maxwell para el análisis de estructuras indeterminadas, usando los principios del trabajo virtual. Hizo aportes en el análisis gráfico de deflexiones
de cerchas, con el complemento al diagrama de Williot, conocido cono el diagrama de Mohr-Williot, de gran utilidad práctica. También obtuvo su famoso Círculo de Mohr, para la representación gráfica de los esfuerzos en un estado biaxial de esfuerzos. Alberto CASTIGLIANO (1847-1884) presentó en 1873 el principio del trabajo mínimo, que había sido sugerido anteriormente por MENABREA, y que se conoce como el Primer Teorema de Castigliano. Posteriormente, presentó el denominado Segundo Teorema de Castigliano para encontrar deflexiones, como un corolario del primero. En 1879 publicó en París su famoso libro Thèoreme de l´Equilibre de Systèmes Elastiques et ses Applications, destacable por su originalidad y muy importante en el desarrollo del análisis hiperestático de estructuras. Heinrich MÜLLER-BRESLAU (1851-1925), publicó en 1886 un método básico para el análisis de estructuras indeterminadas, aunque en esencia era una variación de los presentados por Maxwell y Mohr. Le dio gran importancia al Teorema de Maxwell de las Deflexiones Recíprocas en la evaluación de los desplazamientos. Descubrió que la “Línea de Influencia” para la reacción o una fuerza interna de una estructura era , en alguna escala, la elástica producida por una acción similar a esa reacción o fuerza interna. Conocido como el teorema de Müller-Breslau, es la base para otros métodos indirectos de análisis de estructuras mediante modelos. HARDY CROSS (1885-1959) profesor de la Universidad de Illinois, publicó en 1930 su famoso método de Distribución de Momentos, que puede decirse revolucionó el análisis de las estructuras de marcos continuos de concreto reforzado y puede considerarse uno de los mayores aportes al análisis de estructuras indeterminadas. Este método de aproximaciones sucesivas evade la resolución de sistemas de ecuaciones, como las presentadas en los métodos de Mohr y Maxwell. La popularidad del método decayó con la disponibilidad de los computadores, con los cuales la resolución de sistemas de ecuaciones dejó de ser un problema. Los conceptos generales del método fueron extendidos posteriormente al estudio de flujo en tuberías. Posteriormente se hicieron populares los métodos de KANI y TAKABEYA, también de tipo iterativo y hoy en desuso.
Figura 1.6 Torres Europa: un desafio a la ley de la gravedad, concreto reforzado, Madrid En la década de los 50, Turner, Clough, Martin y Topp presentan lo que puede llamarse como el inicio de la aplicación a estructuras de los métodos matriciales de la rigidez, que han obtenido tanta popularidad en la actualidad. Posteriormente, se desarrollaron los métodos de elementos finitos, que han permitido el análisis sistemático de gran número de estructuras y la obtención de esfuerzos y deformaciones en sistemas complejos como las presas de concreto usadas en las hidroeléctricas. Entre sus impulsores están: Clough, Wilson, ZIENKIEWICS y Gallagher. El advenimiento de las computadoras en la década de 1970 revolución el análisis estructural. Debido a que la computadora podía resolver grandes sistemas de ecuaciones simultáneas, los análisis que llevaban y, a veces, semanas en la era previa a la computadora ahora se podían realizar en segundos. El desarrollo de los métodos actuales, orientados a la computadora se pueden atribuir, entre otros, a J. H. ARGYRIS, R. W. CLOUGH, S. KELSEY, R. LIVESLEY, H. C: MARTIN, M. T. TURNER, E. L. WILSON Y O. C. ZIENKIEWIEZ.
REFERENCIAS CITADAS CAPITULO 1 1. ARENAS DE PABLO, JUAN JOSÉ: “El Puente, Pieza Esencial del Mundo Humanizado”, Lección inaugural del año académico de 1982-1983, Universidad de Santander, España. 2. BASSOLS, B., NARCISO; GALILEO INGENIERO y la libre investigación, ed. Fondo de Cultura Económica, México, 1995 3. GALILEI, GALILEO: Consideraciones y demostraciones matemáticas sobre dos nuevas ciencias. Editora Nacional, edición preparada por Solis y Sadaba, Madrid, 1976 4. JARAMILLO, J.O., Los Fundamentos del diseño en ingeniería civil, Trabajo de promoción, Universidad Nacional Sede Manizales, 1995 5.NAVARRO; VICTOR. Galileo, Antología. Ediciones península, Barcelona, 1991. 7. NEWTON, ISAAC. Principios matemáticos de la filosofía natural, dos tomos, Alianza Editorial, Madrid, 1987. 8. PALLADIO, ANDREA: Los cuatro libros de arquitectura, ed. Akal, Madrid, 1988 9. SAGAN, CARL; El Mundo y sus demonios, ed. Planeta, Barcelona, 1997 10. SALAZAR, Jorge Eduardo, Historia de la Mecánica Estructural, Trabajo de Promoción, Facultad de Ingeniería y Arquitectura, Universidad Nacional Manizales, 1994. 11. Enciclopedia Las cien maravillas; tomo XII, Salvat editores, 1981 12. VITRUBIO, Los diez libros de la Arquitectura, ed. Alianza, Madrid, 1995
Fuente: Curso Análisis Estructural I, que ofrece por Internet la Universidad Nacional de Colombia, dentro del Programa Universidad Virtual:
http://www.virtual.unal.edu.co/cursos/sedes/manizales/4080020/index.html El autor, José Oscar Jaramillo Jiménez, es M.Sc. en Ingeniería civil, especialidad estructuras, de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de Colombia Sede de Bogotá; ha sido profesor desde 1975 en las carreras de Ingeniería Civil y Arquitectura (por algunos semestres) en laSede Manizales, en las áreas de ingeniería estructural: análisis y diseño, con aplicación al estudio sismorresistente. En la actualidad es miembro de la Asociación Colombiana de Ingeniería Sísmica (AIS). Es autor del texto Ingeniería Estructural , con dos ediciones (1999, 2001), editado por la Universidad Nacional de Colombia Sede Manizales, que se usa como material básico en el primer curso de diseño estructural del programa de Ingeniería Civil en la Sede de Manizales;de la serie «Lecturas complementarias», en la cual se han impreso once números y del texto Análisis clásico de estructuras, en proceso de edición por Unilibros. Ha impulsado en sus cátedras el estudio de las estructuras con el uso de modelos a escala reducida, tanto en balso, como en microconcreto reforzado, y en éste, el estudio de los procesos de fisuración y comportamiento inelástico del concreto.
EL HORMIGÓN ARMADO La invención del hormigón armado se suele atribuir al constructor William Wilkinson, quien solicitó en 1854 la patente de un sistema que incluía armaduras de hierro para «la mejora de la construcción de viviendas, almacenes y otros edificios resistentes al fuego». En el 1855 Joseph-Louis Lambot publicó el libro «Les bétons agglomerés appliqués á lárt de construire» (Aplicaciones del hormigón al arte de la construcción), en donde patentó su sistema de construcción, expuesto en la exposición mundial en París, el año 1954, el cual consistía en una lancha de remos fabricada de Hormigón armado con alambres. François Coignet en 1861 ideó la aplicación en estructuras como techos, paredes, bóvedas y tubos. A su vez el francés Joseph Monier patentó varios métodos en la década de 1860, muchas de estas patentes fueron obtenidas por G. A. Wayss en 1866 de las empresas Freytag und Heidschuch y Martenstein, fundando una empresa de hormigón armado, en donde se realizaban pruebas para ver el comportamiento resistente del hormigón, asistiendo el arquitecto Prusiano Matthias Koenen en estas pruebas, efectuando cálculos que fueron publicados en un folleto llamado «El sistema Monier, armazones de hierro cubiertos en cemento». Que fue complementado en 1984 por Edmond Coignet y De Tédesco, método publicado en Francia agregando el comportamiento de elasticidad del hormigón como factor en los ensayos, estos cálculos fueron confirmados por otros ensayos realizados por Eberhard G. Neumann en 1980. Bauschinger y Bach comprobaron las propiedades del elemento frente al fuego y su resistencia logrando ocasionar un gran auge, por la seguridad del producto en Alemania. Fue François Hennebique quien ideó un sistema convincente de hormigón armado, patentado en 1892, que utilizó en la construcción de una fábrica de hilados en Tourcoing, Lille, en 1895. En España, el hormigón armado penetra en Cataluña de la mano del ingeniero Francesc Macià (más tarde presidente de la Generalitat de Catalunya) con la patente del francés Monier. Pero la expansión de la nueva técnica se producirá por el empuje comercial de François Hennebique por medio de su concesionario en San Sebastian Miguel Salaverría y del ingeniero José Eugenio Ribera, entonces destinado en Asturias, que en 1898 construirá los forjados de la cárcel de Oviedo, el tablero del puente de Ciaño y el depósito de aguas de Llanes. El primer edificio de entidad construido con hormigón armado es la fábrica de harinas La Ceres en Bilbao,2 de 1899-1900 (aún hoy en pié y rehabilitada como viviendas) y el primer puente importante, con arcos de 35 metros de luz, el levantado sobre el Nervión-Ibaizabal en La Peña, para el paso del tranvía de Arratia entre Bilbao y Arrigorriaga (desaparecido en las riadas del año 1983). Ninguna de las dos obras fue dirigida por Ribera, quien pronto se independizó de la tutela del empresario francés, sino por los jóvenes ingenieros Ramón Grotta y Gabriel Rebollo de la oficina madrileña de François Hennebique. Hennebique y sus contemporáneos, basaban el diseño de sus patentes en resultados experimentales, mediante pruebas de carga; los primeros aportes teóricos los realizan prestigiosos investigadores alemanes, tales como Wilhem Ritter, quien desarrolla en 1899 la teoría del «Reticulado de Ritter-Mörsch». Los estudios teóricos fundamentales se gestarán en el siglo XX.
Fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/Concreto_armado#Historia
Antecedentes históricos de la ingeniería en la Argentina
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1810 - 1835: Desde la Revolución de Mayo hasta que Rosas asume el gobierno, aparecen los primeros ingenieros militares argentinos formados para actuar en el ejército patriota. Bernardino Rivadavia trae al país los dos primeros ingenieros civiles, uno inglés el ingeniero Santiago Bevans, y otro francés, el ingeniero Carlos Enrique Pellegrini. Se crea el Departamento Topográfico de la Provincia de Buenos Aires. 1852 -1870: Hubo una eclosión de la ingeniería, sobre todo en el ferrocarril y los levantamientos topográficos. Llegan numerosos ingenieros extranjeros, como Pompeyo Moneta y se implanta, a iniciativa del rector Juan María Gutierrez, la carrera de ingeniero en 1866 graduándose los primeros en 1870. 1870-1900: Es el lapso en el cual la ingeniería argentina adquiere personería propia. En efecto, se amplían los centros de enseñanza y se crean las facultades de Ingeniería de Córdoba y La Plata, así como la Escuela de Ingenieros de Minas de San Juan. Los ingenieros argentinos construyen y dirigen ferrocarriles, puertos, abastecimientos de agua, industrias y se realizan las primeras obras hidráulicas en el país. El argentino Carlos Casaffouth diseña el dique del lago San Roque junto al francés Esteban Dumesnil. Fines del siglo XIX: La ingeniería argentina es una realidad como lo demuestra la fundación del entonces Centro Nacional de Ingenieros, el 8 de marzo de 1895 y la aparición de la revista "La Ingeniería", en el mes de agosto de 1897. Se inaugura el puerto de Buenos Aires y se crea el Ministerio de Obras Públicas de la Nación en 1898: La red ferroviaria sobrepasa los 16 mil km. de longitud. 1900 - 1920: Se caracteriza por la influencia de la Primera Guerra Mundial. Otro gigante, el ingeniero Otto Krause, que en la década de 1880 había construido y organizado los talleres del F.C.O. en Tolosa, los primeros de América latina, es convocado para organizar los arsenales de la patria. Tras cumplir con esta tarea, fue convocado por el Dr. Antonio Bermejo, ministro de Educación de la Nación, para organizar la enseñanza técnica. A su vez, en reemplazo de Krause fue nombrado por el ingeniero Luis A. Huergo, que impulsaría la construcción del Puerto Militar, luego denominado Puerto Belgrano. Paralelamente, se descubre el petróleo argentino luego de que el ingeniero Enrique Hermitte, jefe de la división de Minas y Geología de Ministerio de Agricultura de la Nación comisionara al ingeniero Pablo Nogués para comprar equipos de perforación para la búsqueda de agua. Un equipo dirigido por el ingeniero Rómulo Quartino da entonces con el primer yacimiento de petróleo. Así los también ingenieros Huergo, el propio Hermite, Alberto Schneidewind, Leopoldo Sol intervienen en su explotación. Fuente: http://www.fceia.unr.edu.ar/labinfo/facultad/historia/hist_de_la_ing.htm
Antecedentes históricos de la ingeniería en la Argentina (II)
La ingeniería argentina hizo su aparición en la época colonial, básicamente ejercida por ingenieros militares españoles. En 1594 y ante el peligro de una invasión inglesa, se decide construir un fuerte que proyectó en España el ingeniero Cristóbal de Rodas, pero de su ejecución se hizo cargo un sobrestante toscano, Bathic de Filicaya, que lo llevó a la práctica en 1616. Este parece ser el primer indicio de ingeniería en el Rio de la Plata.(*) Recién para 1702 llegó el gallego José Bermúdez de Castro, primer ingeniero que actuó en lo que hoy es Argentina, ocupándose de completar el fuerte e hizo planos de la ciudad de Buenos Aires. Lo siguió otro español, Domingo Petrarca que trabajó en muchas obras. Después viajaron al Río de la Plata muchos ingenieros españoles, destacándose el gallego Pedro Antonio Cerviño, el milanés Eustaquio Giannini y varios franceses. Los antecedentes históricos sobre los estudios en ciencias duras se remontan a (1799-1806) cuando Manuel Belgrano desde su cargo de secretario del Consulado crea la Escuela de Náutica con la intención de formar Ingenieros Militares; como esta, otras instituciones de vida breve se suceden en el tiempo en un país asolado por una interminable guerra civil. En 1821, con la firma del gobernador Martín Rodríguez se crea la Universidad de Buenos Aires para los estudios de Ciencias Exactas, pero no sobrevive, cuando Rivadavia su inspirador pierde el poder se suprime del presupuesto universitario. Inducidas por las ideas renovadoras de Urquiza y de Sarmiento se reinstalan las ingenierías 25 años después al ver la importancia que tienen en el desarrollo de los países industrializados, lo que enfatiza la relación directa de las tecnologías en el progreso, luego de sus viajes que los ponen en contacto con la intelectualidad de la ciencia y la educación de Europa y E.E.U.U., ambos próceres deciden fomentar estas carreras respondiendo con terquedad civilizadora a los graves episodios que en el país afectan la normalidad de sus gestiones como Presidentes de la Nación. En 1855 el célebre ingeniero y pintor francés Carlos Enrique Pellegrini, padre del Dr. Carlos Pellegrini, el que luego fuera presidente de Argentina, fue quien propuso al rector de la Universidad de Buenos Aires, José María Gutierrez crear la carrera de ingeniería, lo que se hizo tomando como base el Departamento de Ciencias Exactas: incluyendo allí los agrimensores, arquitectos, mecánicos, etc., tiene un voto favorable del Consejo de Instrucción Pública en 1856, pero queda en proyecto hasta que en 1865. Entonces, nuestra primera escuela de ingenieros nació bajo al presidencia de Bartolomé Mitre, por gestión del rector de la Universidad de Buenos Aires, el reconocido publicista y estadista que fue don Juan María Gutierrez, también Director del Departamento Topográfico de Buenos Aires. Dentro de esta dependencia se crea la carrera de ingeniería civil, para la cual se consulta a un sabio italiano, don Pablo Mantegaza. Sobre la base de sus consejos se contrató a tres profesores extranjeros. La Universidad de Córdoba tenía un proyecto semejante, pero se concreto algo mas tarde. Para la enseñanza de las matemáticas puras, con el título de profesor astrónomo se contrató al doctor Bernardino Speluzzi, de la Universidad de Pavia. Para la enseñanza de las matemáticas aplicadas, al ingeniero Emilio Rossetti de la Universidad de Turin; y para la enseñanza de las ciencias naturales al profesor Pellegrino Strobel de la Universidad de Parma. Con esta base y mediante un decreto del 16 de junio de 1865 se inicia la enseñanza de la ingeniería en Argentina, cuyo primer programa contenía: matemática, física, astronomía, mecánica racional y aplicada,
máquinas, construcciones, arquitectura, e historia natural general y especial, dependientes del "Departamento de Ciencias Exactas" de la Universidad de Buenos Aires. Por esta causa se celebra el día 16 de junio el Día del Ingeniero. El primer graduado fue don Luis Augusto Huergo (1837-1913) - dentro de un grupo de 12 inscriptos - y terminó sus estudios el 6 de junio de 1870, recibiendo su diploma en diciembre de ese año.[[1]] Por esta causa, el 6 de junio es el "Día de la Ingeniería". Don Luis Augusto Huergo al graduarse contaba con 33 años de edad y era el mayor de sus condiscípulos.[[2]] Había cursado antes estudios en los Estados Unidos de Norteamérica, actuado en la comercialización de cereales y ejercido la agrimensura para la que fue habilitado en 1862 por el Departamento Topográfico de la provincia de Buenos Aires. Hoy al igual que lo hicieran hace mas de 150 años quienes dieron los primeros pasos para consolidar estos pueblos en una nación y lo hacen otros países del mundo que hoy lideran los procesos de desarrollo e innovación tecnológica, debemos sumar nuestros esfuerzos en promover la formación de futuros ingenieros en calidad y cantidad.
http://oberaonline.com.ar/web/nacionales/47-sociedad/1512-6-de-junio-dia-del-ingeniero
HISTORIA DE LA FACULTAD DE INGENIERÍA DE LA UBA La Facultad de Ingeniería forma parte de la Universidad de Buenos Aires, en la actualidad compuesta por trece facultades. La Universidad de Buenos Aires fue fundada por un edicto del 9 de agosto de 1821, firmado por el gobernador de la Provincia de Buenos Aires Martín Rodríguez e inaugurada solemnemente tres días después. Se crean cinco departamentos: ciencias sagradas, derecho, medicina, matemáticas y estudios preparatorios; aunque no se llegan a formalizar carreras de ingeniería. Durante la gestión del rector Juan María Gutiérrez se reinstala el departamento de ciencias exactas, que había sido suspendido durante el gobierno de Juan Manuel de Rosas. Por decreto del gobernador Mariano Saavedra, del 16 de junio de 1865 se establece "en la Universidad de Buenos Aires un Departamento de ciencias exactas, correspondiendo la enseñanza de las matemáticas puras y aplicadas, y de la Historia natural." En 1866 el Departamento contaba con los siguientes trece inscriptos en orden alfabético: Valentín Balbín, Santiago Brian, Adolfo Büttner, Jorge Coquet, Luis A. Huergo, Francisco Lavalle, Carlos Olivera, Matías Sánchez, Luis Silveyra, Miguel Sorondo, Zacarías Tapia, Guillermo Villanueva y Guillermo White. El primer graduado del Departamento es el Ingeniero Luis Augusto Huergo. El diploma está fechado el 6 de junio de 1870 y lo habilita como "Ingeniero de la Escuela de esta Universidad en la Facultad de Ciencias Exactas". Posteriormente, se instituyó oficialmente el 6 de junio como Día de la Ingeniería. El primer plan de estudios constaba de 18 asignaturas, aproximadamente el 30 por ciento de ellas estaban vinculadas al dibujo y otro 30 por ciento a las Matemáticas. Sólo dos asignaturas se referían a la construcción y dos a la geología y mineralogía. Además, el título de Ingeniero incluía los conocimientos del agrimensor. Por decreto del 26 de marzo de 1874 se modifica el estatuto de la Universidad de Buenos Aires creando cinco facultades. El Departamento de ciencias exactas es dividió en dos facultades: la Facultad de Matemática y la Facultad de Ciencias Físico-naturales. Funcionó regularmente la Facultad de Matemática otorgando títulos de ingeniero civil. En 1878 se incorporaron nuevas carreras: ingeniero geógrafo, arquitecto y doctor en matemática. En 1881 se nacionaliza la Universidad de Buenos Aires, el decreto nacional del 7 de febrero de 1881 establece: "Quede entre tanto refundada la Facultad de Matemáticas con la de Ciencias Físico-naturales, establecidas por el decreto del 26 de marzo de 1874". Los estatutos universitarios de 1891 cambian el nombre a "Facultad de ciencias exactas, físicas y naturales", nombre que conserva hasta 1952. En el año 1894 los estudiantes de la carrera de Ingeniería fundan el primer Centro de Estudiantes del país que tomó el nombre de "La Línea Recta". En 1948 se crea la Facultad de Arquitectura y en 1952 por decreto nacional se divide la facultad en dos: Facultad de Ciencias Exactas y Naturales y Facultad de Ingeniería. La facultad funcionó muchos años en la Manzana de las Luces, en la calle Perú 222, hasta que en 1948 recibió el edificio de Las Heras y en 1956 el de Paseo Colón. Fuente: http://www.fi.uba.ar/institucional/index.php?m=135
HISTORIA DE LA FACULTAD DE INGENIERÍA DE LA UNLP La Facultad de Ingeniería nace en el año 1897 como Facultad de Ciencias Fisicomatemáticas, a partir de la iniciativa del Senador Provincial Rafael Hernández, quien fuera el principal impulsor de la Universidad de la provincia de Buenos Aires. En 1897 se iniciaron los cursos correspondientes al primer año, con una matrícula de veinte alumnos regulares. En ese momento la Facultad estaba en condiciones de expedir los diplomas de ingeniero civil, mecánico, arquitecto, agrimensor, doctor en ciencias físico-matemáticas, doctor en ciencias naturales y doctor en química.
Ingeniería: centenaria y adaptada a todos los cambios Con más de 110 años de historia, la legendaria institución que comenzó bajo el nombre de ”facultad de ciencias fisicomatemáticas” fue de sus comienzos un pilar clave para el desarrollo de otras carreras de la UNLP La facultad de Ingeniería nació en 1897 como facultad de Ciencias Fisicomatemáticas, a partir de la iniciativa del senador provincial Rafael Hernández, quien fuera el principal impulsor de la Universidad de la provincia de Buenos Aires. Ese mismo año se iniciaron los cursos del primer año, con una matrícula de veinte alumnos regulares. En ese momento la facultad estaba en condiciones de expedir los diplomas de ingeniero civil, mecánico, arquitecto, agrimensor, doctor en ciencias físico-matemáticas, doctor en ciencias naturales y doctor en química. Desde sus inicios hasta nuestros días, más de cien años después y con sus 12 carreras y sus 9 departamentos, la facultad de Ingeniería es dentro de la Universidad local uno de los ejemplos más contundentes de la materialización de los sueños de dos de sus ilustres fundadores, el senador Rafael Hernández, quien la concibió a través de una visionaria iniciativa, y Joaquín V. González, quien a partir de su nacionalización la consolidó como la gran Universidad de la Ciencia y el Conocimiento en nuestro país. Hacia 1911 la facultad se encontraba organizada en tres escuelas: la Escuela de Ciencias Físicas, dirigida por el alemán Emil Bosé; la Escuela de Ciencias Matemáticas, dirigida por el ingeniero Agustín Delgado, y la Escuela Superior de Hidráulica, a cargo del ingeniero Julián Romero, hasta que en 1913 se designó director al ingeniero Adrián Pereyra Miguez. Este es el momento en que comenzó un período de crecimiento y debate sobre las carreras, la formación que deberían tener sus profesionales y las imprescindibles necesidades de equipamiento que se requerían a principios de siglo. En las Memorias del año 1911, la facultad ya manifestaba la preocupación por las pocas excursiones que realizaban los alumnos de los últimos años, indispensables en las carreras de Hidráulica y Electricista, y solicitó que durante el año 1913 sean numerosas y que abarquen todo el país: los estudiantes debían conocer las obras públicas en todo el país. Así, en 1913 se produjo la primera excursión de los ingenieros hidráulicos, junto a los ingenieros electricistas, que visitaron las obras de Bahía Blanca, Mar del Plata, Rosario y Córdoba. Uno de los problemas didácticos de esos años era la imposibilidad de la facultad de valorar la formación -los conocimientos filosóficos, literarios y de las ciencias naturales- de sus ingresantes, a excepción del título secundario. El planteo y la preocupación de las autoridades quedaron expresados en las Memorias del año 1912, cuando se manifestó que “no hay una cultura universitaria completa, sin una sólida preparación filosófica y literaria”. En 1916, a pesar de la crisis económica que atravesaba el país y que repercutió seriamente en la facultad, -con la reducción del 15% del presupuesto- comenzó a consolidarse el nivel académico de las carreras. Un año después, en 1917, el Consejo Académico autorizó la construcción del gabinete de ensayo de materiales y es designado el ingeniero José Bimbi a cargo de la dirección de las obras. A partir de 1919 comenzó la aplicación de la Reforma Universitaria y toda la educación universitaria entró en un gran debate. En las propias Memorias de la facultad se planteó “la necesidad de redefinir los ideales y objetivos, el carácter utilitario, ético, social o político, la naturaleza y la calidad de la enseñanza; las bases de su evolución. Esto,
por supuesto, con más intensidad se debe plantear en Ingeniería, por su particular interés para la industria y su vinculación directa con el engrandecimiento del país”. Las clases se reanudaron el 1º de septiembre de 1920, una vez reorganizada la Universidad de acuerdo con los nuevos estatutos. A partir de estas modificaciones, le correspondió a la facultad una transformación muy importante en su historia: la separación del Observatorio Astronómico y las escuelas que en él funcionaban. Una de las consecuencias inmediatas fue el cambio de nombre: por resolución del Honorable Consejo Académico, el 21 de octubre de 1920 pasó a denominarse facultad de Ciencias Fisicomatemáticas Puras y Aplicadas. El día 3 de febrero de 1921 el Consejo Académico modificó la organización de la facultad del siguiente modo: la Escuela Superior de Ciencias Matemáticas y Físicas, la Escuela Superior de Mecánica y Electrotecnia y la Escuela Superior de Hidráulica y Agrimensura. El 24 de julio de 1920 se realizaron las elecciones según el nuevo estatuto que incorporaba a los alumnos y los graduados al Consejo Académico, y resultó electo decano el ingeniero Eduardo Huergo. Además se designaron los directores de las Escuelas de Hidráulica y Electrotecnia. Para la primera fue nombrado el ingeniero Ferrucio Soldano y para la segunda se decidió llamar a un especialista europeo: el doctor Enrique Fassbender, de la Universidad de Berlín. A partir de esta etapa, desde 1922 a 1924, se inició un período de grandes avances para la Facultad en todos los órdenes, desde el perfeccionamiento de los planes de estudio, la incorporación de nuevos profesores de reconocida trascendencia, la organización de la biblioteca general con las instalaciones y el espacio adecuado, el traslado de la facultad a su edificio actual y la iniciación de la construcción de la Estación Experimental de Hidráulica y Electrotécnica. En 1959 el Consejo Académico creó la División de Ingeniería Legal y Economía; en 1963 la Universidad dio impulso a la facultad de Arquitectura, independizándola de la facultad de Ciencias Fisicomatemáticas, y en 1965 se creó el Departamento de Ingeniería Química. Los planes de estudios fueron actualizados en 1966, y tuvieron vigencia, salvo algunas leves modificaciones, hasta la década del 80. Por una resolución de la Presidencia de Universidad de 1968 se creó la facultad de Ciencias Exactas y le fueron transferidos los departamentos de Matemática y Física. A partir de allí, la vieja facultad de Ciencias Fisicomatemáticas pasó a denominarse facultad de Ingeniería. Un nombre nuevo. Una historia de vieja data.