UNIVERSIDAD RURAL DE GUATEMALA ASIGNATURA: GRAMÁTICA Y LINGÜÍSTICA CODIGO: FE216 Lic. Sergio Alejandro Meneses Reyes
Historia de la Gramática Quienes iniciaron el estudio de la gramática fueron los griegos, que lo hicieron desde una perspectiva filosófica y describieron la estructura de la lengua. Esta tradición pasó a los romanos, que tradujeron los términos gramaticales, tanto de las partes de la oración como de las categorías gramaticales; muchas denominaciones han llegado a nuestros días (como por ejemplo nominativo, singular, neutro). Pero ni los griegos ni los romanos supieron cómo estaban relacionadas las diversas lenguas. Esta aproximación surgió con la gramática comparativa, que fue el enfoque dominante en la lingüística del siglo XIX. Al parecer, las primeras investigaciones gramaticales del mundo moderno han ido emparejadas con el afán por descifrar las inscripciones y textos antiguos. De ahí que la gramática estuviera ligada a las sociedades que poseían una extensa tradición de textos escritos. La primera gramática que se conoce es la Panini para el sánscrito, una lengua de la India. En ella se mostraba cómo se formaban las palabras y qué parte de las mismas era la que llevaba el significado. Los trabajos de Panini y de otros estudiosos indios sirvieron para interpretar los libros sagrados de los hindúes, que se escribieron en sánscrito. Otro pueblo que prestó gran atención a su lengua fueron los árabes, que en la edad media introdujeron en Occidente todo el saber de los filósofos griegos, olvidados hasta que ellos llegaron. Realizaron la traducción de las obras de la antigüedad a su lengua, y en función de su expansión geográfica estuvieron en contacto con otras lenguas desde la cuenca mediterránea hasta Persia en el extremo oriental. Gracias a la convivencia que tuvo lugar en la península Ibérica de las culturas árabe, hebrea y cristiana se desarrolla en Toledo la Escuela de Traductores, donde se copian y traducen importantes obras que así llegaron al conocimiento de Occidente. A lo largo del siglo X, los judíos completaron el inventario léxico del hebreo, conocido como el lexicón, término de origen
griego, y asimismo llevaron a cabo lo que hoy se denominaría primer estudio filológico del Antiguo Testamento. Al gramático griego Dionisio de Tracia se le debe el esfuerzo de elaborar su Arte de la Gramática, primera gramática de su lengua en términos modernos, difundida por los árabes y que ha servido de base a las gramáticas del griego, del latín y de otras lenguas europeas hasta bien entrado el renacimiento. Durante toda la edad media quienes en Europa se dedicaron al estudio conocían, además de sus propias lenguas y el latín, las de los pueblos vecinos con quienes estaban en contacto. Aprovechando esta circunstancia se plantearon de qué forma podía hacerse la comparación entre las lenguas. Con la llegada del renacimiento y su admiración por el mundo clásico se cae en la trampa de pensar que el ideal en los estudios gramaticales consiste en describir cualquier lengua conforme a la estructura que poseían el latín y el griego. Durante los siglos XVI y XVII, lo que se intentó fue determinar qué lengua era la más antigua, dado el conocimiento que de ellas se había adquirido durante la edad media y el renacimiento. Como tuvieron en cuenta su tradición cristiana y por tanto la Biblia, en muchos casos se llegó a la conclusión de que se trataba del hebreo. También se eligieron otras lenguas por circunstancias ajenas a lo lingüístico: ése fue el caso del holandés en el entorno centroeuropeo y muy relacionado con la reforma protestante y la expansión comercial. Durante el siglo XVIII se inician las comparaciones entre las lenguas, que culminan con la afirmación de que existe una única lengua, origen de cuantas se hablaban en Europa, Asia y Egipto —la que se llamará más tarde indoeuropeo—, hecho que afirmó el filósofo alemán Gottfried Wilhelm Leibniz. En el siglo XIX los estudiosos desarrollaron un análisis sistemático sobre determinados aspectos de las lenguas, realizado con el modelo que supuso el sánscrito. La guía para elaborar las gramáticas de muchas lenguas europeas, la egipcia y algunas asiáticas, fue la gramática de Panini. A estos estudios ya situados en la comparación de las lenguas relacionadas utilizando la obra de Panini como guía se les denomina gramática indoeuropea, que es un método para comparar y relacionar las formas de la oración que poseen muchas lenguas.
No obstante, el enfoque renacentista que consiste en describir las lenguas bajo el modelo grecolatino tardó en desaparecer. No se inició la descripción gramatical de las lenguas dentro de sus propios modelos hasta principios del siglo XX. Bajo esta nueva perspectiva hay que colocar el Manual de las lenguas indígenas americanas (1911), obra del antropólogo Franz Boas y sus colaboradores, así como los trabajos del danés Otto Jespersen, dentro ya de la escuela estructuralista y descriptiva, que publicó Filosofía de la Gramática (1924). La obra de Boas ha sido la base en la que se han inspirado muchas gramáticas descriptivas estadounidenses. La de Jespersen ha sido la precursora de otros enfoques de la teoría lingüística, como por ejemplo la gramática generativa. Boas desafío la metodología tradicional de la gramática al estudiar otras lenguas no indoeuropeas y que no tenían testimonios escritos, como las lenguas indias de Estados Unidos (véase Lenguas aborígenes de Estados Unidos y Canadá). Creía que la capacidad humana que es el lenguaje se organiza en la gramática de cada lengua concreta. Toda gramática descriptiva debería describir las relaciones que se establecen entre las palabras y las oraciones de una lengua, a partir del inventario del que disponen las personas en el lenguaje. Gracias al esfuerzo innovador del trabajo de Boas, la lingüística descriptiva se convirtió en la gramática dominante en Estados Unidos durante la primera mitad del siglo XX. Jespersen, lo mismo que Boas, pensaba que las lenguas había que estudiarlas a partir de las manifestaciones orales de sus hablantes y no de los documentos escritos, porque como ha demostrado Bühler en su Filosofía del lenguaje, la lengua hablada y la escrita representan distintos niveles del lenguaje. Buscaba Jespersen los elementos comunes a todas las lenguas y los clasificó en su teoría de los tres rangos, para encontrar la estructura en la que se organizan, tanto en su forma presente (el conocido por estudio sincrónico) como en su forma a través de la historia (conocido por estudio diacrónico). El análisis descriptivo, representado en estos dos autores, desarrolla unos métodos precisos y científicos, y además consigue describir las unidades formales mínimas de cualquier lengua. Como aísla esas unidades y encuentra la estructura que las relaciona, se conoce por gramática
estructuralista. Fue concebida en primer lugar por el lingüista suizo Ferdinand de Saussure, que distinguió entre la estructura general que poseen todas las lenguas, y que él denominó lengua (con el término francés langue), y las realizaciones concretas de esa estructura que hacen todas las personas cuando hablan, a lo que denominó habla, parole en palabras de Saussure. La lengua es el sistema que sostiene cualquier idioma concreto, esto es, lo que hablan y entienden los miembros de cualquier comunidad lingüística porque participan de la gramática de ese idioma. El habla es la realización concreta de la lengua, pero en sí misma no es lo que describe la gramática. La gramática estructural concibe cada lengua particular, ya sea el chino, el francés, el español, el swahili o el árabe, como un sistema que tiene varios niveles, cada uno con sus elementos propios —fonemas, morfemas, sintagmas y semantemas, esto es, los elementos mínimos de la fonética, la morfología, la sintaxis y la semántica— y que se interrelacionan en esa gran estructura. Así pues describe y estudia las relaciones que existen en todos los niveles del habla en cada lengua concreta. Y ello esté o no escrito, hablado o grabado en una cinta magnetofónica. A mitad del siglo XX, Chomsky, que había recibido una formación estructuralista en la escuela de Bloomfield, buscaba la forma de analizar la sintaxis del inglés dentro de los principios estructurales. Su esfuerzo le condujo a concebir la gramática como la teoría de la estructura y no como la descripción de unas oraciones concretas. La entiende como un mecanismo que produce una determinada estructura, que no es sólo de una lengua determinada, sino que pertenece a la competencia, es decir la capacidad que tienen las personas para emitir y entender las oraciones que forman parte de su lengua o de cualquier otra. Su teoría, de carácter universal, está relacionada con las de los estudiosos de los siglos XVIII y XIX, quienes estaban buscando la raíz lógica de la gramática, para que fuera la clave que analizara el pensamiento. A esa escuela perteneció el filósofo británico John Stuart Mill, que ya en 1867 creía que las reglas gramaticales de una lengua eran la forma que correspondía al modo en que estaba organizado el pensamiento humano universal.
Definición Se denomina gramática a la ciencia que tiene como objeto de estudio a los componentes de una lengua y sus combinaciones. El concepto halla su origen en el término en latín grammatĭca y hace referencia, por otra parte, al arte de dominar una lengua de modo correcto, tanto desde el habla como con la escritura.
Además de todo lo citado hay que subrayar que quienes comenzaron a plantear y desarrollar la gramática fueron los griegos entre los que destacó, además de Aristóteles o Sócrates, Crates de Malos que en el siglo II a.C fue el director de la Biblioteca de Pérgamo. Junto a dicha figura tampoco hay que pasar por alto la de Elito Donato que se caracterizó por ser el gramático más importante de lengua latina durante el siglo IV.
Para entender mejor estas acepciones podemos establecer una frase como ejemplo: ―Sara se encontraba estudiando inglés pues deseaba conseguir el First Certificated para lo cual su profesor siempre trabajaba con ella la gramática del idioma pues era la forma de conseguir aprobar y obtener la titulación‖.
No obstante, hay que dejar patente que el documento más antiguo sobre gramática está datado en el año 480 a.C en La India y fue realizado por Pánini. El nombre de aquel es Astadhiaia.
La gramática, por lo tanto, se puede definir como el grupo de principios, reglas y preceptos que rigen el empleo de un lenguaje en particular (al respecto, hay que decir que cada lenguaje posee su propia gramática). Como ciencia, está contemplada como parte de la lingüística. El estudio de la lengua consta de cuatro niveles: el nivel fonético-fonológico, el nivel sintáctico-morfológico, el nivel léxico-semántico y el nivel pragmático. Aunque las diferencias entre estos niveles carecen de precisión, suele restringirse el estudio de la gramática al plano sintáctico-morfológico. Partiendo de lo expuesto en el párrafo anterior podemos establecer, por tanto, que cuando se estudia la gramática de un idioma en concreto se aborda el mismo desde varios puntos de vista. Así, en primer lugar, se aprende todo lo relacionado con la fonética que es la producción de los sonidos. De la misma forma, se hace hincapié en lo que es la morfología, es decir, la construcción de las palabras. Tampoco se pasará por alto la sintaxis del idioma que consiste en estudiar cómo se combinan las palabras y cómo son las relaciones entre ellas; la semántica que gira en torno a la construcción de las expresiones; y finalmente la etimología gracias a la cual se analiza el origen de las palabras que conforman la lengua en cuestión.
Entre las distintas clases de gramática o enfoques en el análisis de esta disciplina pueden mencionarse a la gramática de tipo prescriptivo o normativo (presenta, de manera autoritaria, las reglas de uso para un lenguaje específico, despreciando las construcciones no estandarizadas), la gramática descriptiva (describe el uso actual de una lengua, sin juzgar en forma prescriptiva), la gramática tradicional (las ideas acerca de la gramática que se han heredado de Grecia y Roma), la gramática funcional (que aporta una perspectiva general en relación a la organización de la lengua natural), la gramática generativa (un enfoque formal para el estudio sintáctico de las lenguas) y la gramática formal (que aparecen en lingüística computacional). El español, por ejemplo, está considerado como una lengua de carácter flexivo y de tipo fusional (por utilizar, por lo general, la flexión para marcar los vínculos entre sus elementos) y presenta una gramática similar a la de las demás lenguas romances. La Gramática estudia la lengua, teniendo en cuenta -según la filosofía que la sustente- en algunos casos solamente las formas (como en la Gramática estructural), o las formas y los significados (como en la gramática tradicional). La Gramática, pues, es una descripción sincrónica del sistema de una lengua. Constituye el estudio científico de su funcionamiento y sus características, en el momento actual; explica cómo es el sistema.
Para su estudio, se distinguen tres criterios gramaticales: Criterio sintáctico: función, régimen, conexión, concordancia, coherencia y cohesión. Criterio morfológico: variaciones o accidentes de los vocablos: género, número, persona, caso, grado, tiempo, modo, etc. Criterio semántico: significaciones, connotación y denotación. Otros campos del estudio del lenguaje, lo constituyen: Fonología o fonética: aspectos consonantes, acento y entonación, etc.
sonoros:
descriptiva se encarga de describir cómo están organizados los morfemas. Indica qué lenguas tienen una estructura parecida. La gramática estructuralista, cuyo principal exponente es Ferdinand de Saussure, se basa en el pensamiento de que a las lenguas había que estudiarlas a partir de las manifestaciones orales de sus hablantes y no de los documentos escritos; se buscaban los elementos comunes a todas las lenguas y se clasificaban para encontrar una estructura y unas unidades formales mínimas que las organizara tanto en su forma presente (el conocido por estudio sincrónico) como en su forma a través de la historia (conocido por estudio diacrónico). La gramática estructural concibe cada lengua como un sistema que tiene varios niveles, cada uno con sus elementos propios, que se interrelacionan.
vocales,
Sistema gráfico: representación de los elementos sonoros: letras, signos de puntuación, etc. No es tarea fácil separar totalmente la sintaxis de la morfología, como lo han demostrado algunos lingüistas.
Tipos de Gramática La gramática normativa es aquella que estudia el funcionamiento de las diversas partes de la oración según las normas existentes en la lengua: palabras compatibles, oraciones bien formadas, etc. La gramática histórica es aquella que se interesa por los cambios que ha habido en la formación de las palabras y de las oraciones a lo largo de la historia. La gramática comparada estudia las semejanzas y diferencias que existen entre varias lenguas; establece las relaciones que hay entre las lenguas al comparar su fonética y las equivalencias en el significado de las palabras, estudia cómo influye una lengua en otra. La gramática funcional investiga cómo se emplean las palabras y qué tipos de oraciones son las adecuadas según sea el contexto social en que se empleen. La gramática
La gramática generativa transformacional, fundada por Noam Chomsky, es un estudio analítico de los principios de la lengua como totalidad, no como particularidad. Parte de la siguiente definición de lenguaje: el lenguaje es el conocimiento poseído por los hombres que les permite entender hablar y escribir cualquier lengua. Esta gramática se concibe, no como la descripción de unas oraciones concretas, sino como estructura. Las reducciones de la gramática escolar Para que lo sea cabalmente, sin embargo, se requiere plantear y revisar los objetivos que se proponen para su enseñanza, la forma en que se la enseña e incluso la concepción de lengua que la sustenta. En este sentido, es necesario evitar dos identificaciones incorrectas en que ha incurrido a menudo la gramática escolar:
La enseñanza de la lengua y la enseñanza de la gramática: la enseñanza de la gramática constituye sólo una parte de la formación lingüística del estudiante. ¿Quién puede dudar de que el objetivo prioritario de la enseñanza de la lengua es que el estudiante se exprese, oralmente o por escrito, con fluidez, que comprenda textos y que sostenga sus argumentos coherente y, en lo posible, eficazmente? Lo que resta probar, sin embargo, es si estas habilidades se adquieren sólo "haciendo" o si, alcanzado un determinado nivel de desarrollo cognitivo, la
reflexión metódica sobre el funcionamiento de la lengua no acelera y profundiza tal adquisición.
La gramática y el análisis sintáctico de las oraciones: frecuentemente la enseñanza de la gramática se reduce al análisis sintáctico de las oraciones, que se realiza a menudo como un ejercicio mecánico de identificación y rotulación. Cualquiera sea la modalidad que se adopte (cajas, arbolitos, corchetes), el análisis sólo puede llegar a constituir para el estudiante un medio útil de reflexión sobre el funcionamiento del sistema lingüístico cuando está apoyado en su intuición de hablante y en la formación teórica que paulatinamente irá adquiriendo.
DE LA GRAMÁTICA ESTRUCTURAL
NORMATIVA
A
LA
GRAMATICA
1. El estudio del lenguaje es tan antiguo como nuestra cultura occidental. Es cierto que ha experimentado profundos cambios y que, a lo largo de los tiempos, la «ciencia lingüística » ha operado sobre diversos campos. Su primera fase está representada por la gramática tradicional, que, creada por los griegos, continuada por los romanos, mantenida en la Edad Media y renovada en el Renacimiento, conserva, más o menos reformada, su vigencia hasta tiempos relativamente recientes. Es la gramática tal como la concibe Nebrija: «scientia recte loquendi recteque scribendi ex doctissimorum virorum usu atque auctoritate collecta». No se limita a constatar puramente los hechos del uso idiomático, sino que decide entre empleos legítimos e ilegítimos. Se basa, por consiguiente, en el criterio de autoridad. Pero como nace por la aplicación al lenguaje de las preocupaciones lógicas y racionalistas de sofistas, peripatéticos y estoicos, se busca a sus preceptos y reglas un fundamento teórico, filosófico, con lo cual resulta una gramática lógica. Y ésta es su equivocación: partir de supuestos extralingüísticos y afirmar la tesis del perfecto paralelismo entre, el pensar y el hablar, al querer identificar las categorías gramaticales con las categorías lógicas.
Este error fundamental, sin embargo, conduce a una apreciación justa: la existencia de una gramática general o teoría del lenguaje, de la que las gramáticas particulares no son sino su aplicación a las diferentes lenguas. Lo inexacto es la creencia de que ese sustrato común a todos los idiomas sea de índole lógica. En dos puntos, pues, la vieja gramática estaba acertada: en la consideración' sincrónica o estática de los fenómenos de un idioma, y en la afirmación de que había una constante tras las múltiples variaciones de la lengua humana. En otros dos puntos se equivocaba radicalmente: en la identificación de las categorías gramaticales con las lógicas, pues trataba de ver cómo éstas se reflejaban en la lengua y no al contrario, y en la creencia de que la constante o norma general del lenguaje era precisamente la de una lengua determinada, el griego o el latín, pretendiendo que las categorías válidas en esa lengua se proyectaban en los demás idiomas.
2. En tiempos más tardíos, la lingüística tomó un rumbo diametralmente opuesto; El descubrimiento de lenguas antiguamente ignoradas, como el sánscrito, tuvo como consecuencia, de un lado, el establecimiento de una teoría comparativa, que derivó en genealogía histórica y prehistórica, y, de otro, la pretensión de explicar un determinado estado de lengua por los estados precedentes. Abandona, por consiguiente, el estudio sincrónico, y, con ello, la lengua como todo único se disuelve. Preocupada por la genealogía, se ocupa de los «disiecta membra» del lenguaje, y aunque su labor es fructífera no corrige ninguna de las faltas metodológicas de la gramática tradicional. Es cierto que reconoce la no coincidencia de las categorías gramaticales con las lógicas, pero no se preocupa de determinar aquéllas. Y, por considerar las lenguas como productos del espíritu colectivo, introduce nuevos apriorismos extralingüísticos e intenta explicar determinados hechos lingüísticos sólo por factores psicológico-sociales o bistórico-culturales.
Estas nuevas tendencias hacen desarrollar algunas disciplinas lingüísticas antes descuidadas, como la fonética, que entregada a lo inmediatamente perceptible, los sonidos, degenera en una ciencia física y fisiológica.
intercomunicación y del uso individual de ese sistema, delimita aún más el campo científico de la «gramática». La gramática será el estudio del sistema de un estado de lengua dado, sin atender al uso particular que los individuos hacen de él.
3. Vemos que las dos tendencias fundamentales que perduran en la lingüística hasta aun hoy día, la tradicional y la histórica, se basan en postulados ajenos a la esencia del lenguaje. O lo consideran como medio de comunicación del pensamiento o del total de la psique humana (logicismo y psicologismo), o no atienden más que a los elementos materiales con que se manifiesta (fisicismo y fisiologismo). No han conseguido ni la una ni la otra tendencia determinar lo que es el lenguaje, y han permanecido en los aledaños, allende o aquende su esencia. Son representantes de una lingüística trascendente.
5. Lingüistas posteriores han profundizado las teorías de F. de Saussure e intentado explicar la estructura y el funcionamiento de los sistemas que constituyen las lenguas. De esta manera se ha formado una gramática que, para distinguirla de los antiguos libros normativos o históricos, suele llamarse estructural y funcional, y se basa exclusivamente en post ulados lingüísticos, desentendiéndose de toda relación con la lógica y la psicología. Y estudiando los sistemas de lenguas particulares, los sistemas idiosincráticos, se ha llegado a fundar una -poneronía o metacronía en que se exponen las leyes generales de la estructura y el funcionamiento de los sistemas lingüísticos, la estructura y el funcionamiento del sistema abstracto del lenguaje, del cual son proyecciones los diferentes sistemas de las lenguas particulares.
4. El punto de vista inmanente, el considerar el lenguaje como fin en sí mismo, no se ha aplicado hasta tiempos muy recientes. Fué Ferdinand de Saussure, si no el primero ni el único, el que con mayor claridad insistió en la necesidad de estudiar el lenguaje desde un punto de vista lingüístico. Ante todo, establece una tajante división metodológica: la lengua puede ser considerada o bien como un estado de fenómenos simultáneos, o bien como una evolución de fenómenos sucesivos; en el primer caso, la simultaneidad origina necesariamente una organización sistemática de los fenómenos; en el segundo, la sucesividad no requiere la organización sistemática de los fenómenos. Así, tenemos dos lingüísticas: la lingüística sincrónica, que en el fondo es semejante, aunque con métodos renovados, a la gramática tradicional, y la lingüística diacrónica, que no es sino una transformación de la llamada gramática histórica. En la mente de Saussure, la «gramática», en su sentido estricto, no puede ser más que sincrónica, el estudio de un estado de lengua, ya que sólo los estados comportan un sistema, y la gramática es la descripción de un mecanismo de piezas que se relacionan entre sí. Por otro lado, la distinción saussuriana de lengua y habla, de un sistema de signos adoptado por un grupo social para su
Por Otra parte se ha intentado salvar el abismo con que Saussure separó lo diacrónico de lo sincrónico," mediante el establecimiento de una diacronía que en lugar de estudiar, como la antigua gramática histórica, los fenómenos de la evolución de las lenguas aisladamente, se aplica a buscar la relación de estos cambios con los diversos sistemas sucesivos de una lengua. Aquí vamos sólo a ocuparnos de la «gramática estructural » en su sentido estricto: disciplina sincrónica que trata de explicar el funcionamiento y la estructura de los sistemas lingüísticos. ¿Para qué enseñar gramática? Esta pregunta recibirá diferentes respuestas según la concepción que de la lengua se tenga. En la lingüística actual, el formalismo y el funcionalismo se oponen, entre otros aspectos, en el énfasis relativo que asignan al componente cognitivo y al comunicativo, respectivamente, como función básica del lenguaje humano. El primero destaca su relación con el pensamiento. El segundo lo
entiende prioritariamente como el instrumento privilegiado de la comunicación. Tal disidencia se asocia con la posición que uno y otro le asignan al sistema léxico-gramatical: central en el primero como vínculo entre la expresión fónica y el significado; dependiente en el segundo, ya que se entiende que la gramática es, en última instancia, reductible a la semántica y a la pragmática. En el terreno de la enseñanza, estas dos posturas teóricas no son incompatibles e incluso pueden ser complementarias: la gramática da cuenta de los mecanismos formales y el enfoque comunicativo de la función –pragmático-discursiva– que el hablante les asigna. El desplazamiento de la gramática del currículo no siempre ha ido acompañado de una evaluación de los efectos de tal pérdida, entre los cuales enumeraremos los siguientes:
Ejercicio intelectual: el descubrimiento y la formulación de los mecanismos formales operantes en el complejo sistema de la lengua requieren un considerable esfuerzo de abstracción y de deducción. Como señala I. Bosque (1994), tratándose de un ―'corpus de conocimientos' que puede considerarse en lo fundamental objetivo, sistemático y sin contradicciones internas‖ (p. 12), la gramática permite practicar la argumentación en un terreno poco sujeto a la opinión o a la intervención de factores externos. La capacidad formativa que puede llegar a proporcionar la gramática en esta línea es similar a la de las matemáticas o de la lógica, sólo que se realiza a partir de un sistema que el estudiante conoce y usa cotidianamente. Medio de adquisición de habilidades metalingüísticas: una conducta metalingüística es una conducta de control del lenguaje. Las habilidades metalingüísticas se proyectan, deliberadamente, a la reflexión del lenguaje, a su adecuada producción y a la supervisión de su comprensión. Esta consciencia metalingüística no proviene enteramente del conocimiento implícito que como hablantes nativos tenemos de nuestra lengua, sino que requiere un Ángela Di Tullio Manual de gramática del español aprendizaje. La gramática, correctamente enseñada y practicada, puede llegar a resultar en este sentido un instrumento eficaz.
Base para el conocimiento de lenguas extranjeras: aun cuando actualmente se ha favorecido el enfoque comunicativo en la enseñanza de las lenguas segundas y extranjeras, se comprueba habitualmente que se gana un tiempo y esfuerzo considerables si el estudiante cuenta con un conocimiento de la gramática de su propia lengua, que le permitirá advertir los posibles contrastes y los puntos críticos en que ambas gramáticas presentan divergencias.
Sustento del análisis trans-oracional: si bien el análisis del discurso se ha reivindicado como una superación de la gramática, en muchos aspectos la presupone y la necesita. Así, por ejemplo, lo reconoce M.A.K. Halliday, quien, cuando la tendencia dominante de la lingüística era la sintáctica, se oponía a la gramática como comienzo y fin de la enseñanza de la lengua, pero que hoy reconoce la necesidad de proclamar la prioridad de la gramática como fundamento del análisis del discurso: "Sin la gramática no hay manera de hacer explícita nuestra interpretación del significado". Lejos de una oposición entre gramática oracional y gramática textual, la relación que se establece es de complementariedad entre ambas, asentada en el carácter básico de la primera.
Conocimiento "per se": la gramática ha formado parte de la educación básica desde los orígenes mismos de la civilización – no sólo occidental sino también de otros pueblos (hindú, chino, árabe). Sus conocimientos forman parte, pues, de un patrimonio cultural compartido.
Aunque secundaria, esta razón no es enteramente desdeñable, ya que permite entender la gramática como un producto cultural, condicionado por lenguas –en la tradición occidental, el griego clásico y el latín– y por una cultura particular. ¿Qué es una gramática? La gramática es, en principio, la descripción de una lengua. Podría pensarse que para ello al gramático sólo le compete identificar las unidades, clasificarlas y dar cuenta de su combinatoria. Sin embargo, incluso la más simple de tales tareas supone una
concepción acerca del funcionamiento del lenguaje –una teoría del lenguaje– que sustentará los criterios de análisis, la relación entre los componentes de la descripción lingüística, el carácter más o menos abstracto de las representaciones que proponga, el alcance universal o particular de las reglas que postule. Precisamente la gramática es una construcción teórica diseñada para describir y explicar el funcionamiento del sistema lingüístico. Como tal, debe definir con precisión sus unidades de análisis, los criterios y la metodología que va a emplear dentro de un marco conceptual coherente y, explícito. Este marco incluye un modelo sobre qué es el lenguaje humano, cómo se adquiere y de qué modo es usado por los hablantes de una cierta comunidad. Supone establecer también principios generales de organización de las unidades, a los que se atienen todas las lenguas, y las características específicas de una lengua particular. En un sentido estrecho, la gramática sólo estudia las unidades significativas y su combinatoria. Comprende dos partes: la morfología y la sintaxis. La primera se ocupa de la estructura interna de las palabras. Su unidad de análisis es el morfema, la unidad significativa mínima. Una palabra como libro no es segmentable en artes que preserven la dualidad entre sonido y significado: es una palabra simple. En cambio, libro-s, libr-ero, libr-ito contienen cada una dos formantes. La morfología detiene su análisis al llegar a la palabra. La sintaxis, a su vez, estudia la combinatoria de las palabras en el marco de la oración, su unidad máxima. Entre el morfema y la oración, unidades mínima y máxima, respectivamente, del análisis gramatical, se ubican la palabra, unidad compartida por ambas partes, y las unidades intermedias, los sintagmas, construcciones como el libro, mi viejo libro de gramática, muy interesante, lejos de la ciudad, leer detenidamente. La gramática tradicional centró su estudio en la palabra y su clasificación ("las partes de la oración"), por lo que estuvo más cerca de la morfología que de la sintaxis propiamente dicha. En cambio, en la gramática moderna, fundamentalmente, desde mediados de este siglo, la oración se Ángela Di Tullio Manual de gramática del español convierte en latinidad básica cuyos formantes son las unidades intermedias.
La noción clave para la labor del gramático es la gramaticalidad: ésta permite deslindar construcciones (morfológicas y sintácticas) bien formadas de secuencias anómalas (que se representan precedidas por asteriscos: *). La labor del gramático se centrará, pues, en la identificación de los factores que intervienen para tal deslinde: no se trata de normas de orden prescriptivo (propias de la gramática normativa) sino de las reglas constitutivas del sistema, que no se descubren directamente sino mediante las operaciones de manipulación. Así, el gramático marcará con asterisco (l a) porque contraviene una regla del sistema –la presencia de a con los objetos directos personales– pero no (l b): aunque la forma haiga sea condenada por los puristas, porque no pertenece al español estándar, es usada por hablantes de algunos dialectos, y sociolectos del español: (l) El profesor amonestó el alumno. Ojalá haiga mucha gente en el acto.
La enseñanza de la gramática En la escuela bilingüe, el profesor se encuentra a veces con una duda: ¿en qué lengua o en qué variedad debo enseñar? La respuesta a esta pregunta debe buscarse tomando en cuenta los dos propósitos fundamentales de este tipo de escuela: formar a los alumnos tanto en lo ético como en lo cognitivo y enseñarles a utilizar el castellano para diferentes fines. Con respecto al primer propósito, si mi objetivo es que mi alumno entienda lo que le digo; entonces, debo enseñarle en la lengua o variedad que él entienda. Por ejemplo, si mi alumno habla quechua, entonces debo enseñarle Ciencias Naturales en dicha lengua para que comprenda lo que le digo y, si mi alumno habla una variedad regional de castellano, debo enseñarle esa asignatura en su variedad regional. De esta manera, aumenta el grado de aprendizaje de valores y contenidos así como el desarrollo de habilidades. Por otro lado, con respecto al segundo propósito, si mi objetivo también es que mi alumno aprenda
castellano como segunda lengua, entonces debo enseñarle a utilizar esta lengua de diversas maneras. Debemos tener en cuenta, sin embargo, que un niño que no habla castellano no va a aprenderlo simplemente porque nosotros le hablemos en esta lengua. El castellano tiene que ser enseñado con técnicas especiales que conocen los maestros de castellano como segunda lengua. Entonces, por una parte, nuestro deber es enseñarles a nuestros alumnos en su propia lengua o variedad para que entiendan apropiadamente los contenidos de las distintas asignaturas y, por otra, nuestro deber es enseñarles a usar el castellano utilizando nuestras mejores técnicas didácticas. Ahora bien, ¿qué variedad del castellano debemos enseñar como segunda lengua? Pues debemos enseñar, por lo menos, dos variedades de castellano: la variedad de castellano que se usa en la región de nuestros alumnos, para que puedan aprender a comunicarse en castellano dentro de su comunidad en las diversas situaciones que lo requieran, y la variedad estándar, para que puedan utilizarla adecuadamente en los contextos en que su vida escolar y posteriormente laboral la exijan. En el caso de alumnos que ya hablan una variedad regional, debemos enseñarles a respetar y valorar su variedad de castellano pero, además, debemos enseñarles la variedad estándar para que ellos también puedan hacer uso de ella en el desarrollo de su formación académica y profesional. El Manual de Gramática del Castellano. Variedad estándar y usos regionales es un libro que presenta los principales rasgos de la variedad estándar y los compara con algunos de las variedades regionales. Su intención no es afirmar que la variedad estándar sea mejor que otras ni que sea la correcta. Nosotros pensamos que toda variedad del castellano es igualmente valiosa e igualmente correcta, en el sentido de que cumple su finalidad expresiva, y que toda variedad debe ser utilizada libremente por sus hablantes para expresarse. Pero también reconocemos que nuestros alumnos, además de su lengua materna o de su variedad regional, deben dominar la variedad estándar del castellano para que puedan acceder al prestigio y a las ventajas que ella ofrece a los que la hablan.
Ahora bien, ¿qué entendemos por gramática en nuestro manual? Hemos visto que las diferentes variedades de una lengua se caracterizan por una serie de rasgos. Estos rasgos son fundamentalmente de dos tipos: LÉXICOS Y GRAMATICALES. Los primeros son los relacionados con el vocabulario de una lengua. En efecto, parte importante del conocimiento de nuestra lengua es saber qué signos son utilizados en nuestra comunidad para hablar del mundo que nos rodea. Por ejemplo, los hablantes de castellano sabemos que el signo casa es empleado para hablar de las construcciones en que vivimos y los hablantes de quechua se refieren a tales construcciones con el signo wasi (los bilingües, por supuesto, tienen la ventaja de que conocen más de un sistema de signos). Estas mismas diferencias de vocabulario se encuentran entre las variedades de una lengua: por ejemplo, algunos hablantes de castellano le llaman palta al fruto que otros llaman aguacate; análogamente, algunos hablantes de quechua al agua la llaman unu mientras que otros, yaku. Los rasgos gramaticales de las lenguas y variedades son de diferente índole. Existen rasgos que caracterizan la pronunciación, tanto por los sonidos que se utilizan como por la forma de la entonación; a estos rasgos se los conoce como FONÉTICO-FONOLÓGICOS. Las lenguas y variedades también se distinguen por la forma en que construyen sus palabras; estos rasgos se llaman MORFOLÓGICOS. En el castellano, por ejemplo, los sustantivos como gato, pueden aparecer de cuatro maneras distintas según que se le añadan los diferentes sufijos de género y número: gat-o, gat-a, gat-o-s y gat-a-s. En el inglés, lengua en la que no hay género, los sustantivos sólo pueden llevar un sufijo de número: cat-s ―gatos‖. En quechua, tampoco hay sufijos de género, pero esta lengua tiene marcas de número, persona y caso: misi-ykikuna-wan ―con tus gatos‖. Por último, las lenguas y variedades se caracterizan por rasgos SINTÁCTICOS, aquellos que determinan la forma en que se construyen las frases y oraciones. Como este manual se centra en el ESTUDIO DE LOS RASGOS SINTÁCTICOS, a continuación presentaremos algunas ideas generales sobre este aspecto de las lenguas y variedades, y desarrollaremos los rasgos particulares que caracterizan a la sintaxis de la variedad estándar del castellano y la diferencian de algunas variedades regionales.