13/08/2015 Obj.:Usa formas expositivas en los textos argumentativos: narraciones, descripciones, caracterizaciones, definición, explicación, comentario
Guía de aprendizaje Nº 3 segundo nivel “Yo tengo un sueño” Martin Luther King Me alegro de poder participar hoy con todos vosotros en un acontecimiento que entrará en la historia de nuestro país como la mayor manifestación que se haya conocido por la libertad. Hace cien años, un gran americano, bajo cuya sombra simbólica hoy nos encontramos, firmó la carta de emancipación. Esta proclamación importante fue una gran antorcha de esperanza para millones de esclavos negros, marcados por el fuego de la injusticia más destructora. Llegó esta proclamación como llega un alegre amanecer después de una larga noche de cadenas. Pero han pasado cien años y el hombre negro sigue sin ser libre. Cien años más tarde, la vida del negro es aún una vida a medias, amputada por la disgregación, coartada por la discriminación racial. Cien años más tarde, el negro vive en una solitaria isla de pobreza en medio de un océano gigantesco de bienestar material. Cien años más tarde, el negro malvive al margen de la sociedad americana y se encuentra en el exilio estando en su propio país. Por eso hemos venido hoy aquí, para denunciar esta situación vergonzosa. En cierto sentido, hemos venido a la capital de nuestro país para cobrar un cheque. Cuando los arquitectos de nuestra República redactaron las maravillosas palabras que figuran en nuestra Constitución y en la Declaración de Independencia, firmaron un pagaré que todo americano tendría derecho a cobrar. Este pagaré contenía la promesa de que todos los hombres -sí, todos: negros o blancos- tendrían derecho inalienable a la vida, a la libertad y a buscar y procurar su felicidad. Hoy resulta evidente que, por lo que respecta al hombre negro, América no ha hecho realidad las promesas dadas. En vez de cumplir con sus obligaciones sagradas, América les ha dado a los negros un cheque que nos ha sido devuelto con la observación de "Fondos insuficientes". Pero nosotros nos negamos a creer que el banco de la justicia no tenga ya fondos. Nos negamos a creer que no haya ya dinero suficiente en las grandes cámaras acorazadas en que se guardan las oportunidades de este país. Por tanto, hemos venido a cobrar este cheque, un cheque que, cuando lo alarguemos por encima del mostrador, nos dará las riquezas de la libertad y la seguridad de la justicia. Hemos venido también a este lugar honorable para recordarle a América que se impone una furiosa necesidad del ahora. Ahora ya no es posible permitirse el lujo de "un periodo de calma" o tomarse los tranquilizantes de un progreso lento, de un progreso paso a paso. Ha llegado la hora de que las promesas de la democracia se hagan realidad. Ha llegado la hora de ponerse en camino desde el valle oscuro y desangelado de la disgregación racial hacia el camino claro que lleva a la justicia para todas las razas. Ha llegado la hora de sacar a nuestra nación de las arenas movedizas de las injusticias raciales y de alzarla sobre la roca firme de la fraternidad. Ha llegado la hora de que la justicia se convierta en una realidad para todos los hijos de Dios. Nuestra nación se vería abocada a un desastre si no se diese por enterada de la urgencia de la situación actual. Este verano caluroso, tan apremiante como el justificado descontento del hombre negro, no se acabará hasta que no llegue el otoño refrescante de la libertad y la justicia. 1963 no es un final, sino un comienzo. Quien espere que el negro, ahora que se ha desfogado, esté contento, se llevará una desagradable sorpresa si el país sigue en la misma línea que hasta ahora. No habrá ni paz ni descanso en América hasta que no se le concedan al hombre negro todos los derechos ciudadanos. Las tormentas de la revuelta seguirán haciendo temblar los pilares de nuestra nación hasta que no llegue el claro día de la justicia. Y tengo que decirle esto a mi pueblo ahora, de pie ante el umbral desgastado que llega al palacio de la justicia: mientras intentamos ocupar el lugar que, por derecho, nos corresponde, no debemos hacernos culpables de cualquier acción que vaya contra el derecho. No bebamos del cáliz de la amargura y del odio para saciar nuestra sed de libertad. Nuestra lucha debe tener siempre lugar en las alturas del hombre y de la disciplina. No podemos permitir que nuestra protesta creadora caiga en la violencia física. Debemos elevarnos siempre, de nuevo, hacia esas alturas majestuosas en que opongamos, a la fuerza física, nuestra fuerza del alma. Este nuevo y maravilloso espíritu combativo que se ha apoderado de la comunidad negra no debe incitarnos a desconfiar de todos los blancos. Pues muchos de nuestros hermanos blancos han llegado a la conclusión, como muestra su presencia hoy aquí, de que su futuro está ligado inseparablemente al nuestro. Han llegado a la conclusión de que su libertad no puede desligarse de nuestra libertad. No podemos caminar solos. Y cuando nos pongamos a caminar debemos comprometernos a caminar siempre más y más. No podemos ya retroceder. Hay personas que les preguntan a aquellas otras que se sienten comprometidas con los derechos de los ciudadanos: "¿Cuándo os daréis por fin por contentos?" No nos podremos dar jamás por contentos mientras el hombre negro siga siendo víctima de horrores innombrables nacidos de la brutalidad policial. No nos podremos dar jamás por contentos mientras a nuestros cuerpos cansados se les niegue, después de un largo viaje, reposo en los moteles de carreteras comerciales y en los hoteles de las grandes ciudades. No nos podremos dar jamás por contentos mientras la libertad de movimiento del negro consista, en primera línea, en ir a parar de un gueto pequeño a otro más grande.
13/08/2015 Obj.:Usa formas expositivas en los textos argumentativos: narraciones, descripciones, caracterizaciones, definición, explicación, comentario No nos pondremos dar jamás por contentos mientras a nuestros hijos se les siga negando su libertad y dignidad por medio de carteles en los que pone: "Solo para blancos". No nos podremos dar jamás por contentos mientras al negro de Mississippi no se le conceda el derecho al voto y el negro en Nueva York no tenga realmente a nadie a quien quisiera votar. No, no nos damos por contentos, y no nos podremos dar jamás por contentos hasta que la ley fluya como el agua y la justicia como una poderosa corriente.
Sé bien que muchos de vosotros habéis llegado hasta aquí acongojados y atemorizados. Algunos de vosotros venís directamente de estrechas celdas. Algunos de vosotros venís de regiones donde, cuando reclamasteis libertad, os visteis acosados y zarandeados por las tormentas de la persecución y de la violencia policial. Vosotros sois los veteranos del sufrimiento creativo. Seguid y creed que el sufrimiento inmerecido tiene virtudes redentoras. Regresad al estado de Mississippi, volved a Georgia, volved a Louisiana, volved a los arrabales y a los guetos de las grandes ciudades del norte, volved con la confianza y el saber de que se puede cambiar y se cambiará la situación actual. No nos acostumbremos al valle de la desesperación. Hoy os digo, amigos míos, que, a pesar de las dificultades de hoy y mañana, yo sigo soñando. Es un sueño profundamente enraizado en el sueño americano. Yo sueño con que, un día, esta nación se alzará para vivir según el verdadero significado de su credo: "Nos parece una verdad evidente: todos los hombres han sido creados iguales". Yo sueño con que un día sobre las rojas colinas de Georgia, los hijos de los antiguos esclavos y los hijos de antiguos negreros puedan estar sentados juntos a la mesa de la fraternidad. Yo sueño con que un día incluso el estado de Mississippi, un estado que se consume bajo el calor de la injusticia y de la opresión, se convertirá en un oasis de la libertad y de la justicia. Yo sueño con que un día mis cuatro hijitos puedan vivir en una nación en que se les juzgue no por el color de su piel, sino por su carácter. Yo sueño..., yo sueño con que un día en Alabama, ese estado con sus racistas malignos, ese estado con un gobernador de cuyos labios caen palabras como "intervención" y "anulación de la integración racial"... con que un día exactamente ahí, en Alabama, niños y niñas blancos y negros se cojan de la mano como hermanas y hermanos. Yo sueño hoy... yo sueño hoy con que un día, todo valle sea alzado y toda colina y montaña descienda. Los lugares ásperos se harán suaves y los desniveles allanados. Y se manifestará la gloria del Señor y toda carne lo verá. Esta es nuestra esperanza. Con esta fe regreso al sur. Con esta fe seré capaz de desprender de la montaña de la desesperación una piedra de la esperanza. Con esta fe seremos capaces de convertir los sonidos disonantes de nuestra nación en una maravillosa sinfonía de la fraternidad. Con esta fe seremos capaces de trabajar juntos, de rezar juntos, de luchar juntos, de ir juntos a la cárcel, de levantarnos juntos por la libertad, sabiendo que un día seremos libres. Ese será el día en que todos los hijos de Dios puedan darle a esta canción un nuevo significado: "Mi país, de ti, país de la libertad, canto yo. País en que murieron mis padres, orgullo de peregrinos, que resuene desde todas las montañas la libertad". Si América quiere llegar a convertirse en una gran nación, esto tiene que hacerse realidad. Dejad, pues, que la libertad resuene desde las poderosas cumbres de New Hampshire. Dejad que la libertad resuene desde las poderosas montañas de Nueva York. Dejad que la libertad resuene desde las altas Alleghenies en Pennsylvania. Dejad que la libertad resuene desde las cúspides nevadas de las montañas Rocosas de Colorado. Dejad que la libertad resuene desde las onduladas faldas de las montañas de California. Y no sólo esto, pues dejad que la libertad resuene también de la Stone Mountain de Georgia. Dejad que la libertad resuene de la Lookout Mountain de Tennessee. Dejad que la libertad resuene de cada colina y de cada montículo de topos de Mississippi, de cada elevación. ¡Dejad que la libertad resuene! Si dejamos que la libertad resuene, si dejamos que la libertad resuene desde cada ciudad y cada casa, desde cada estado y cada gran ciudad, entonces podremos acelerar la llegada del día en que todos los hijos de Dios, hombres negros y blancos, judíos y paganos, protestantes y católicos, se den la mano y puedan cantar las palabras de ese viejo espiritual negro: "¡Libre! ¡Por fin libres! ¡Gran Dios todopoderoso, por fin somos libres!"
(Discurso pronunciado durante la Marcha a Washington por Trabajos y por la Libertad el 28 de agosto de 1963, Washington, D.C., Estados Unidos de Norteamérica )
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Preguntas de análisis y comprensión 1. ¿Cuál es la finalidad del discurso? 2. ¿A quién o quiénes dirige su mensaje Martín Luther King? 3. ¿Cuál es el llamado que hace MLK al pueblo negro? 4. ¿Qué quiere decir con “cheques de fondo insuficiente” el emisor? 5. ¿Por qué crees que en nuestro tiempo a pesar de la continua reflexión social y el cambio de visión sigue existiendo discriminación? 6. ¿Cuál es la idea principal de cada párrafo y, finalmente, del discurso?