ÜOSE IGNACIO GONZÁLEZ FAUS
CLAMOR DEL REINO ESTUDIO SOBRE LOS MILAGROS DE JESÚS
VERDAD E IMAGEN
JOSÉ IGNACIO GONZÁLEZ FAUS VERDAD E IMAGEN 79
CLAMOR DEL REINO Estudio sobre los milagros de Jesús
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EDICIONES SIGÚEME - SALAMANCA, 1982
A Pedro Arrupe, fiel servidor y señal inequívoca del Reino de Dios que llega. En solidaridad doliente.
© EDICIONES SIGÚEME, 1982 Apartado 332 - Salamanca (España) ISBN- 84-301-0868-8 Depósito legal: S 95-1982 Pnnted ín Spain Fotocomposición e impresión. EUROPA ARTES GRÁFICAS, S.A. Sánchez Llevot, 1. Teléfono 22 22 50, Salamanca, 1982.
CONTENIDO GUÍA DE LECTURA
I.
II.
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ANÁLISIS
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3 4 5. 6 III.
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DATOS 1. Las mentalidades 2 El material ,
La teología de los diversos evangelistas Algunos ejemplos Textos no cristianos sobre milagros Los milagros del Antiguo Testamento
CONSECUENCIAS 7 Ante la crítica histórica 8. El mensaje de los hechos
APÉNDICE Selección de la Vida de Apolonio de Tiana
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GUIA DE LECTURA
Las páginas que siguen son exposición y desarrollo de lo que, de manera más sintética, escribí en La humanidad nueva «Los milagros de Jesús no son garantías exteriores de la tevelación, sino que son más bien expresión o parte de ella» (p 122) Entonces no hubo espacio, ni tiempo, ni estudio para elaborar suficientemente esta tesis fundamental Hoy quisiera llenar aquella laguna Un complemento importante pata estas páginas lo constituye el artículo Jesús y los demonios Introducción cnstológica a la lucha por la justicia, publicado en 1977 en Estudios Eclesiástico',, v en el que se estudiaban más detalladamente las curaciones de endemoniados Como aquel artículo acaba de aparecer en Ediciones Sigúeme, en la obra titulada he y justicia no ha sido necesario volver a recogerlo aquí Esta circunstancia me ha permitido ofrecer, en su lugar, la larga selección de textos de la vida cit Apolonio de liana, que figura como apéndice de este volumen, y que me parece un material útil, puesto que su acceso está prácticamente cerrado para el lector de habla castellana Creo que hay un par de observaciones indispensables para la recta comprensión de lo que quiere decir la presente obra a) Este no es un tratado sobre el milagro en general, ni sobre la totalidad de los hechos que, a lo largo de la historia, han sido calificados como milagrosos Sólo pretende estudiar una parte ínfima de esos hechos aquéllos que se atribuyeron a Jesús de Nazaret Sobre todos los demás no se emite juicio alguno v, si alguna vez se los menciona, es sólo porque la comparación con ellos puede facilitar la mejor comprensión de los llamados milagros de Jesús b) Dentro de esta tajante delimitación del tema, la obra intenta comprometerse al máximo Espero, y en parte acepto, que algún crítico me tache de recaída en el liberalismo, y hasta que se sorprenda de esta inconsecuencia, por cuanto yo mismo creo haber marcado
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José Ignacio González Faus
en otros lugares mi desconfianza frente a lo que teológicamente se llama el liberalismo, en las cuestiones de crítica histórica Sin embargo me ha parecido que era preciso correr ese riesgo, ante el desconcierto y las preguntas que embara2an a mucha gente, y que les provocan cierta sensación de ser engañados, cuando obras modernas sobre el tema les dan la impresión de escurrir el bulto y refugiarse en una atención exclusiva y minuciosa a la pregunta de qué es lo que dice el texto Esto puede ser necesario, pero para mucha gente no basta hoy en día Situada en el contexto de la preocupación de esas gentes, la presente obra no aspira a aplicar ningún «suero de la verdad» a los evangelios (y en este sentido espero escapar al liberalismo), sino sólo a sugerir algo que podemos suponer que ocurrió sin realizar con ello ningún reduccionismo en la fe, y profundizando en cambio la comprensión de nuestra identidad como creyentes Pediría al lector que tenga muy en cuenta esta observación Esto por lo que toca al contenido de la obra Y todavía creo necesarias otfas dos indicaciones sobre la forma de abordar su lectura En primer lugar quisiera advertir que la primera parte del libro es la que me parece de lectura más difícil Una recogida paciente de datos para la reflexión —tanto si se trata de recoger los rasgos que configuran nuestra mentalidad subjetiva ante el tema, como si se trata de catalogat los trazos que componen el material objetivo a estudiar—, es siempre una labor pesada y de digestión lenta Por eso he intentado redactar la obra de tal manera que el lector no interesado por las constataciones y las comparaciones pacientes, pueda pasar directamente al capítulo tercero, comenzando la lectura de esta obra por su segunda parte En segundo lugar, los capítulos bíblicos (3, 4 y 6) piden ser leídos —para resultar eficaces y fructuosos— con la biblia y la Concordia de los evangelios al alcance de la mano, y en contacto constante con los pasajes a que remiten las notas También una lectura de este tipo tiene que ser necesariamente lenta Pero sin estos contactos, la tedacción de esos capítulos resultará demasiado concisa y densa, porque está hecha de forma mucho más enunciativa que explicativa Quizás habtá lectores que soportarán mejor ese análisis si se leen primero los dos capítulos de conclusiones de la parte tercera, tampoco habrá inconveniente en ello, pues cada una de las partes tiene suficiente entidad por sí misma Sant Cugat del Valles (Barcelona) Mayo, 1981
I DATOS
1 Las mentalidades
«Nuestros mayores creían gracias a los milagros, nosotros creemos a pesar de ellos» ' Esta frase de I Evely fotografía matavillosamentc, con la expresividad y la fuerza que caracterizan a algunas formulaciones provocativas de este autor, el fondo de nuestra sensibilidad v el problema que bloquea de entrada a nuestra mentalidad cuando nos decidimos a afrontar la cuestión de los milagros de Jesús o todavía más la del milagro en general Por eso vamos a tomarla como punto de partida para un acercamiento concreto y no mei amenté teórico al tema 1
La devaluación del milagro En efecto venimos de una época en la que aceptar los milagros resultaba beneficioso aunque fuese «difícil» Por eso había que hacer acopio de razones y de respuestas a dificultades lo más contundentes posible Pero todo indica que estamos virando hacia otra forma de ver, en la cual ya no importa la dificultad de asegurar el milagro porque éste se nos ha convertido más bien en inútil, cuando no en obstáculo positivo Probablemente es eso mismo lo que intuía R Bultmann cuando escribió que «la fe cristiana no tiene el más mínimo interés en probar la posibilidad o la realidad de milagros de Jesús en cuanto sucesos del pasado» y que «lo contrario sería simplemente un error»2 Bultmann escribe eso a pesar de que él mismo acepta como históricamente innegable que Jesús realizó determinadas curaciones asombrosas Y si quizás puede discutirse el sujeto de la frase (es decir que sea la fe cristiana quien sustenta ese absoluto
1 L Evely L evangelt sense mites Barcelona 1971 19 2 R Bultmann Glauben und Verstehen I Tubingen 21954 227 Para Bult mann solo hay una acción de Dios que supera las leyes de la naturaleza y por tanto un único milagro la revelación (cf Ibid 221)
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Datos
desinterés), sí que se vuelve evidente la afirmación bultmaniana cuando la releemos así: la fe de los cristianos modernos no nene el más mínimo interés en probar la posibilidad o realidad de los milagros de Jesús... Dentro de este contexto mental, habrá cristianos que se decidan a lanzar simplemente por la borda todas las narraciones evangélicas de milagros, y hasta sentirán que su fe ha madurado y se ha liberado con ello 3 . Otros, por fidelidad y respeto hacia el texto recibido, se esfuerzan en mantener la realidad y la vigencia de esas narraciones; pero el mismo empeño voluntarlstico con que se realiza esa fidelidad, da testimonio del obstáculo que encuentra. Probablemente, también esos otros cristianos se encontrarían más cómodos sin tener que cargar con tantas narraciones de milagros en los evangelios: ¡por algo se habrá convertido en un tópico la constatación extrañada de que la mitad del texto de Marcos consiste en relatos milagrosos! Por consiguiente, sigue siendo válida la frase de Evely, al menos como descripción no valorativa de una mentalidad: nosotros creemos más bien a pesar de los milagros Algunos incluso puede que crean sintiéndose un poco ridículos por tener en su texto normativo tanta milagrería que casi parece poco responsable. ¿Qué ha ocurrido? Es bueno constatar en primer lugar que se trata de un cambio de mentalidad, lo cual significa ^uejjtrasjrnentalidades son posibles y han exisüdg^HeTíechoTpQrjriás extraño que ñoTparezca, sigue siendo verdadque nuestros abuelos creían «gracias a los milagros». Y si no queremos caer en la autosuficiencia cómoda y en el desprecio de todo lo que no comprendemos, este hecho nos obliga a preguntar qué ocurriría entonces y cómo se "ha producido el cambio de mentalidad que estamos describiendo. Quizás así (y desde luego sólo así) seremos capaces de comprendernos mejor a nosotros y a los demás. ¿Qué ha ocurrido pues? 2.
De la manipulación de la apologética a la gratuidad de lo inmampulable
Para empezar, la frase de Evely no es nueva. Reencarna algo que ya se había anunciado en vanos de los «padres» de la cultura moderna. J J. Rousseau escribió hace más de dos siglos: 3 Sin embargo, la conclusión que sacaba Bultmann de lo dicho no es que haya que eliminar los milagros, sino que «hay que entregarlos sin reservas a la critica histó-
Las
mentalidades
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I'appui qu'on veut donner á la croyance en est le plus grand obstacle ótez les miracles de l'évangile et toute la terre est aux pieds de Jésus-Chnst4 Al cabo de dos siglos, lo que entonces pudo ser visión del pionero parece haberse convertido va en ingrediente de la sensibilidad común Y un ingrediente quizás agrandado por los efectos que ha dejado en nuestra sensibilidad la fiebre apologética del siglo pasado Efectivamente, hoy nos parece que dicha apologética fue presa de la mentalidad dentista decimonónica en lugar de ser dialogante con ella Por eso se empeñó en que, para que yo pueda asegurar que una acción es de Dios (y si el milagro interesa es por la sospecha de que pueda ser una acción que nos remite a algo de Dios), tengo que llegar a excluir científicamente la posibilidad de que proceda de cualquier olla causa Pues bien, con ese presupuesto que el siglo XIX dio siempre por sentado v sobre el que nunca se interrogó, es con el que tenemos que discutir nosotros para entendernos En la historia y en los cambios culturales ocurre casi siempre así no es simplemente con las afirmaciones expresas de una cultura o de una mentalidad con lo que se entra en conflicto al producirse un cambio de mentalidad, sino más bien con los presupuestos tácitos y los postulados «incuestionables» de esa mentalidad Y este es en fin de cuentas el «handicap» de nuestra humana razón la cual, por brillante que sea, nunca se alcanza plenamente a sí misma rica» La pretensión de este libro es que una vez hecho eso si que tiene ínteres buscar el sentido de aquello que aparezca tomo resistente a la trinca histórica 4 «El apovo que se quiere dar a la fe es el mayor obstáculo contra ella Quitad del evangelio los milagros v toda la tietta quedará a los pies de Jesucristo» (Citado sin referencia en H Bourgeois Liberer Jesús París 1977 135) la famosa profesión de fe del vicario de Savoya en el tomo cuatto del hmtlio contiene ataques parecidos en realidad no se cree al milagro sino al hombre que lo cuenta el verdadero milagro sena que donde hav fanáticos perseguidos no hubiera milagros «si los milagros desrinados a pronar vuestra doctrina necesitan a su vez pruebas ¿pata qué sirven' » Cf p 67-74 en la edición de Granicr Hermanos, París s/f De manera paitada Ficbte (según X lilhette Le thnst des phüosophes París 1974 91 [ed multieopiada]) solo entiende los milagros de Jesús como «concesiones» Y si vale la genetalizacion de estos dos e|emplos habríamos de decir que lo que crea problemas a los hombres del XVIII en el tema del milagro no es la cuestión de las leves de la naturaleza v la posibilidad de su suspensión sino su utilización como ar gumento Por eso cuando no pueden negar el milagro lo explican mas o menos como Fichte como una toneesión excepcional v no ptecisamcnte e|cmplar (ver tam bien lo que diremos de Kant en la nota 7) En cambio el siglo XIX acepta la utiliza eion del milagro como argumento pero se encalla en la cuestión de su posibilidad Pu£s_-DüJ3—mwxa.min^^A^AA sipln YYme parece que es hi|a__de_una teacción contra el XIX y de un cierto retorno a laTóWx-de-seTiririíeTXVIII
Las mentalidades 18
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Datos estructura cognoscitiva y menos en la estructuta «creencial» de la persona 6 El hecho es que hoy somos particularmen£e__se«sihles —creo que con razón— al hecho de que (¿"captación de una acción de Dios no acontece al nivel del conocimiento uelllíficu, sino at-myel del «reconocimiento» Y el reconocimiento discurre por otros cauces c) Finalmente, la mentalidad que estamos combatiendo falsifica también al mismo conocimiento científico al que, posiblemente, ha convertido en ídolo sin saberlo, quedando asi presa del cientismo y pretendiendo con él que la ciencia puede establecef definitivamente hasta dónde llegan y hasta dónde no llegan las leyes de la naturaleza En el siglo XX la ciencia se ha vuelto infinitamente más cauta y más sobria respecto a las posibilidades de su modo de conocimiento, incluso aunque seamos mucho más conscientes de su necesidad porque casi no disponemos de otro Hay que añadir que, en este sentí do, la mentalidad científica no hace nada nuevo más bien retorna otra vez de la euforia del siglo pasado a la sobriedad de un Kant Y de él aceptaría esta definición del milagro, que renuncia deliberadamente a sentar cátedra sobre los límites de las leyes de la naturaleza «Los milagros sólo son acontecimientos que ocurren en el mundo en virtud de causas cuya acción está regida por leyes que ignoramos y debemos ignorar de todas maneras» 1
Lo mismo ocurre en el caso de los milagros y, sobre todo, en el caso particular de los milagros de Jesús Hoy nos parece que aquella concepción según la cual, para poder asegurar que un hecho remite a Dios habría que excluir científicamente la posibilidad de que se deba a cualquier otra causa, falsifica a Dios, a la fe y a la misma ciencia Y podemos intentar mostrarlo, a pesar de que el siglo diecinueve aceptase tranquilamente aquel modo de concebir como fundamento seguro sobre el que se podía edificar sin temor a) En primer lugar falsifica a Dios —según creemos—, o por lo menos al Dios cristiano Hoy somos particularmente sensibles ante la distinción entre el concepto cristiano de Dios y el Dios de un teísmo o religiosidad general Y al Dios del nuevo testamento le es inherente esa discreción en su actuar que siempre deja a éste ambiguo Dicho con lenguaje de los evangelios y que más tarde volveremos a encontrar una misma acción podrá ser leída como obra de Dios, pero —esa misma acción— podrá ser leída rambién como obra de Beelzebul Bultmann tiene absoluta razón cuando escribe que los milagros de Jesús «están afectados por la misma ambigüedad que el milagro que es el propio Jesús» 5 Y esta ambivalencia nunca se disolverá con argumentos ni datos científicos En definitiva puede depender de dónde esté situado cada uno También por otra razón nos parece que la mentalidad decimonónica falsifica a Dios Si la causalidad de Dios implica la exclusión de todas las demás causalidades, ello tiende a configurarnos una idea de Dios como excluyente de su mundo y, por tanto, como competidor o enemigo de éste Aunque puede que esta conclusión sea discutible, es innegable hasta qué punto son hoy alérgicos los creyentes a la imagen de un Dios excluyente o rival del hombre y del mundo Por eso, la idea del milagro como violación de las leyes de la naturaleza creada, no nos habla tanto de la realidad de Dios cuanto, en todo caso, de una atbitranedad que nos parece difícilmente conciliable con la idea de Dios Esta es la ptimeta tazón de nuestra incompatibilidad con el modo de ver del siglo pasado b) Pero además tememos que la concepción decimonónica del milagro falsifique a la fe, trasladándola al nivel del conocimiento científico y conviniéndola en resultado de una prueba concluyente Y eso no es exactamente la fe En otro lugar ya sugerí que la apologética del siglo XIX había fallado por situar la fe demasiado en la
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R Bultmann o c
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Asi pues, en esros ttes puntos parece haberse producido insensible m H porque de la apologética Sin caer demasiado en psicologismos, entenderemos mejor a la mentalidad apologética de la que intentamos distanciarnos, si llegamos a comprender que responde a algunos mecanismos muv elenu niales y espontáneos del psiquismo humano 6
J I González Faus Acceso a Jesús Ensayo de teología narrativa Salamanca
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La religión dentro de los limites de la mera razón en Kants WerkeW Perhn 19U 86 Kant sostiene la inutilidad de los milagros boy aunque trata de convencer nos de su necesidad histórica en el momento en que una religión de mero culto y oh sdviniias pasa a ser una religión en espíritu y verdad Ver todo el apéndice a la se Í>UI di jarte en la edición de Alianza Editorial p 86-91
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Datos
Así por ejemplo: ya antes del estallido decimonónico del problema entre ciencia y fe, el filósofo Spinoza notaba con agudeza innegable que «los hombres llaman divina u obra de Dios a aquella obra cuya causa se ignora»*. Desde esta mentalidad espontánea es comprensible la tentación de convertir esa ignorancia de causa en una exclusión positiva y probada de causa. Pero semejante manera de argumentar se apoya en otro mecanismo del psiquismo humano, que también lo denuncia Spinoza: Pues al vulgo le parece que (la providencia de) Dios se manifiesta más claramente que nunca cuando ocurre algo insólito y contrario a la opinión habitual sobre la naturaleza... Y creen que nada prueba tanto la existencia de Dios como el hecho de que la naturaleza no guarde sus leyes 9 .
Spinoza ataca esta mentalidad porque, según él, es incapaz de captar lo admirable de la creación a la que estamos acostumbrados, y sólo cree hallar algo digno de admiración en lo insólito o extraño. Con ello —es decir: si Dios necesita contradecir a la naturaleza para poder manifestarse— la creación se convierte en cierto modo en inútil. No queremos entrar ahora en el ataque de Spinoza a la mentalidad que describe. Sólo hacemos notar que su forma de argumentar será válida desde una mentalidad como la spinoziana para la que Dios, a pesar de todo, sigue siendo una evidencia casi «matemática»: si Dios es captable en lo común ¿para qué buscarle en lo insólito? Pero la argumentación de Spinoza será menos comprensible allí donde Dios, no sólo ha dejado de ser evidente, sino que se ha convertido en objeto de una pregunta que ni siquiera es existencial, sino simplemente curiosa. En cualquier caso, y prescindiendo de esta valoración, me parece que Spinoza sigue describiendo una forma esponránea de actuar del psiquismo humano cuando afirma: 8 Tractatus theologico-politicus, cap 6, n 1, en Opera omnia II, Den Haag 1895, 22 (en la edición castellana de Ediciones Sigúeme, p 133) 9 Ibid Para Spinoza, en cambio, Jesús hizo milagros porque, siendo la sabiduría misma («Summus philosophus» le llamaba, según atestigua Leibniz) había penetrado como nadie los secretos de la naturaleza y sabe qué recurso puede aplicar en cada caso concreto para obtener la curación pretendida Así sabe que la saliva mezclada al polvo produce un ungüento que es una maravilla terapéutica para según qué casos, etc Como siempre, el racionalismo resulta muirrb más brillanre cuando sólo ataca, que cuando explica positivamente...
Las mentalidades
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Los hombres se figuran que mientras actúa la naturaleza según su orden normal, entonces Dios no hace nada, y que cuando Dios actúa entonces están ociosas las causas naturales y la fuerza de la naturaleza. Y así, los hombres tienden a imaginarse dos poderes numéricamente distintos uno del otro, el poder de Dios y el poder de las realidades naturales (aunque este último determinado y creado por el otro) 1 0 .
Repito que a nosotros ahora nos interesa más la descripción que hace Spinoza de funcionamientos espontáneos del psiquismo humano, que no su valoración. Si él los valora tan negativamente es, además, por razones de defensa propia: pues, naturalmente, un «vulgo» que piense así «creerá que aquéllos que intentan comprender y explicar lo milagroso por causas naturales, no hacen más que suprimir a Dios o al menos su providencia», una acusación a la que Spinoza hubo de hacer frente " . A nosotros, en cambio, nos interesa notar que, para la mentalidad técnica (quizás no para la auténticamente científica), la naturaleza ya no es aquella «transparencia» o evidencia de Dios que le parecía a Spinoza, sino que más bien la naturaleza hace superfluo a Dios. Y desde esta mentalidad sí que sería lógica la división de «ámbitos de poder» que, según Spinoza hace «el vulgo», así como la búsqueda de Dios en aquel ámbito del que sabemos (o creemos saber) que no es el de la naturaleza. Es pues muy comprensible esta mentalidad que estamos analizando aunque, desde un punto de vista estrictamente teológico, haya que añadir que probablemente está condenada al fracaso. Cristianamente hablando se puede adelantar la sospecha —importante para nuestro tema— de que a Dios nunca se le va a encontrar, por así decir, «con las manos en la masa». Vamos pues a tratar de examinar esa sospecha un poco más. 4.
Mentalidad apologética y tradición teológica Probablemente habría que decir que esa mentalidad decimonónica que estamos tratando de describir y de la que hemos comenzado por distanciarnos, aunque responda a anhelos comprensibles del psiquismo humano, es contraria, por lo menos, a toda una línea de la tradición teológica. 10 Ibid., n 2, en Opera omnia, 22-23. 11 Recordemos cuántos exegetas se han encontrado también con esta acusación, justificada o no
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Datos
En la tradición, el milagro ha sido visto de dos formas diversas, que corresponden bastante a lo que hemos calificado como mentalidad del siglo XIX y del final de nuestro siglo XX Tomás de Aquino y Agustín representarían a cada una de esas dos mentalidades Y no es casualidad que, precisamente Tomás, que arroja la teología a la arena del anstotehsmo y del primer despertar de la ciencia, sea más afín a la mentalidad del siglo XIX En cambio Agustín sería más cercano a la nuestra puesto que a) Parece intuir que los hombres nunca podremos hablar con demasiada segundad de algo como «contrario a la naturaleza» sino, en todo caso, como contrario a nuestro conocimiento de ella Y por eso, casi siempre que habla del milagro aclara «no ocurre contra la naturaleza sino contra lo que nosotros conocemos de ella» u Y lo repite cuando quiere dar una definición «Llamo milagro a lo que es contrario a la expectativa o la capacidad de aquél que lo admira» B Para subrayar, en otro momento, lo «impropio» de nuestra manera de hablar Nosotros impropiamente decimos que Dios hace algo contrario a la naturaleza cuando es contrario a nuestro conocimiento de ella Y llamamos naturaleza a lo que no es más que el curso acostumbrado y conocido por nosotros de la naturaleza 14 b) Y no es eso todo junto a esa «epistemología científica» que parece más cercana a la mentalidad de hoy, Agustín esgrime una teología que también sería contraria a aquella suspensión de la naturaleza que Spinoza presentaba como característica de la manera como los hombres se imaginan una acción de Dios Pues esa suspensión, según Agustín, pondría a Dios en contradicción consigo mismo, por así decir Pues Dios, creador y origen de todas las naturalezas no hace nada contra la naturaleza, y a cada cosa le resultará natural lo que él haga, puesto que de el proviene todo el orden el ritmo y la regulación de la naturaleza I5 12 San Agustín De ctvitate Dei XXI 8 2 en Obras de san Agustín XVII Madrid 1965 775 13 San Agustín De uhhtate credendi 16 34 en Obras de san Agustín IV 1956 893 14 San Agustín Contra Vaustum 26 3 en PL 42 480 481 15 Ibid En realidad Agustín no coincide sin mas con la mentalidad moderna aunque pueda resultar mas próximo a ella puesto que no mira el milagro «desde
Frente a esta mentalidad, Tomás —o por lo menos el Tomás de la Summa— hace más tranquilamente el salto desde nuestro conocimiento de la naturaleza a la naturaleza misma Y definirá así al milagro Se llama milagro propiamente dicho a lo que sucede al margen del orden de la naturaleza y más propiamente a lo que ocurre al margen del orden de toda la naturaleza creada de modo que sólo pueda ha cerlo Dios 16 Aquí encontramos, convertido en definición científica, precisamente aquello que Spinoza reprobaba como «mentalidad del vulgo» Pero la razón de esto no es ninguna falta de rigor en Tomás —como podría pensar Spinoza— sino más bien el excesivo realismo de su epistemología de la naturaleza Tomás pasa con tranquilidad de la naturaleza conocida o desconocida por nosotros, a la naturaleza existente o inexistente y, por consiguiente de que algo supere nuestro conocimiento a que supere simplemente las facultades de la naturaleza Así lo muestra el siguiente texto que tiene en su favor la asombrosa luminosidad de muchas descripciones de Tomas, y su forma clara y progresiva de expresarse La palabra milagro viene de «admirar» Y la admiración surge cuando los efectos son manifiestos y la causa oculta Como se admira alguien cuando ve un eclipse de sol y desconoce su causa Ahora bien, es posible que la causa de un efecto perceptible sea desconocida a algunos y conocida a otros Por eso hay cosas admirables para algunos que no lo son para todos como el eclipse de sol, del que se admira el rústico pero no el astrónomo Iras esta preparación gradual, Tomás entra ya en Ja definición del milagro Y se llama milagro aquello que esta repleto de admirabilidad porque su causa es desconocida simplemente a todos Y esta causa oculta a todos es Dios Por tanto aquello que hace Dios al margen de la causalidad conocida 17 por nosotros se llama milagro aba|o» (es decir desde la naturaleza y sus leyes) sino «desde arriba» (es decir desde Dios) Y es claro que la excepción de una ley física en cuanto prevista por Dtos des de toda la eternidad pasa a formar parte de la misma ley Por eso Agustín puede considerar que ni siquiera las resurrecciones de los muertos son contrarias a la natura leza Todo ello no obsta sin embargo para que su forma de concebir resulte mucho mas aproximable a la mentalidad moderna 16 I q 110 a 4 c 17 I q 105 a 7 c Nótese la facilidad con que el texto pasa insensiblemente de la causalidad conocida por nosotros a la causalidad real
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Las mentalidades
Datos
Y por tanto, si con el tiempo se nos diera sobre el origen de estas narraciones una explicación en la que desapareciera lo milagroso, esto no supondría ningún problema para la fe, sino una garantía de nuestra comprensión humana de Cristo 2>
Al milagro se le considera difícil no por la dignidad de la cosa en que ocurre, sino porque supera las facultades de la naturaleza 18 Añadamos a modo de comentario malicioso, aunque insignificante, que, mucho más cauto, el evangelista se limita a afirmar «jamás se ha oído decir que» (alguien abra los ojos de un ciego de nacimiento) u , en vez de decir jamás podrá ser que Parece inútil notar que, en este punto, nuestra mentalidad sintoniza mucho más con la postura agustiniana que con la tomásica Y por eso puede ser bueno insistir en que la mentalidad moderna no está nada ausente de la tradición teológica Hay un texto admirable de Schleiermacher en el que, sin poder echar mano de todas las luces que nosotros creemos que nos ha aportado la crítica histórica, y agarrándose al hecho claro de que «Jesús rehusó siempre realizar milagros meramente ostentativos o demostrativos» 20 , Schleiermacher apunta la posibilidad de «comprender cómo enfermedades puramente orgánicas pueden ser curadas con acciones psicológicas» v, por consiguiente, la posibilidad de definir los milagros de Jesús como «acciones humanas» 2 1 Y por debajo de este intento no hay, en Schleiermacher, un simple afán racionalista, sino algo mucho más serio toda una concepción de lo sobrenatural No tenemos necesidad —escribe— de aceptar un sobrenatural que sea, a la vez, un antinatural, más bien debemos verlo como la «intensidad potencial» que viene dada en la misma naturaleza y en la calidad de Cristo 22
Más cauro que Tomás, Schleiermacher parece distinguir ya entre la «causalidad conocida» en un momento dado de la historia, y la que «con el tiempo» podríamos llegar a conocer Con eso ¿no reencontramos el germen de aquel «desinterés por los milagros» que proclamaba Bultmann, o de aquel «creer a pesar de los milagros» con el que hemos comenzado nosotros' Pues ahora quizás podemos afirmar también que hay algo en esa forma de ver que no es del todo extraño a la tradición teológica 5
Mentalidad
apologética y mentalidad
bíblica
Finalmente, y aunque no es ahora el momento de entrar en textos bíblicos, sí que conviene enunciar, de manera general, que de las dos concepciones que esramos exponiendo, quizás la que hemos llamado agustiniano-moderna sea más cercana al pensamiento bíblico que la tomásico-decimonónica Quizás pueda parecer pretencioso hablar simplemente de «mentalidad bíblica» a propósito de un conjunro de textos tan plurales y tan diversos como los del antiguo y nuevo testamento Y ya veremos que caben muchas matizacíones en nuestro enunciado Sin embargo no resulta pretenciosa, sino más bien rectamente onenrada, la siguiente caracterización de R Hooykaas
Y en esta concepción de lo sobrenatural hay algo que puede ser muy decisivo para la fe, y que Schleiermacher intuye con verdadera y profética finura
18 I, q 105 a 7 ad 2 19 Jn 9 32 20 F Schleiermacher Das Leben Jesu Berlín 1864 207 21 Ibid Sobre la inutilidad de los milagros para la fe, cf también Der chnsthche Glaube II Berlín 1960 115 119 22 F Schleiermacher Das Leben Jesu 222 En este mismo sentido escribí en otra ocasión «no es en lo paranatural ni en lo antinatural sino en la profundidad ul tima de lo natural donde quizas debe ser buscada la explicación ultima de los mi lagros» (Jesús y los demonios Introducción cnstologica a la lucha por la justicia en la obra en colaboración Fe y justicia Salamanca 1981 86)
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En la Biblia un milagro no está considerado como una intervención en un mundo que, sin ella, seguiría su curso ordinario, sino que tanto la regla como la excepción son igualmente maravillosas para una visión religiosa la acción de Dios está detrás de cada cosa por trivial que parezca Desde el punto de vista bíblico no hay mucha diferencia en que Dios se manifieste en los milagros o en el orden de la naturaleza, pues en ambos queda igualmente reconocida su omnipotencia Está justificada por tanto la oposición a convertir en absolu to el orden de la naturaleza, pero eso no altera para nada el hecho de que los milagros aparecen para nosotros como acontecimientos contra naturam 24 23 24
Ibtd 236 R Hooykaas Natural law and divine mtracle Leiden 1959 206 212 217
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Datos
De acuerdo con este texto no sería legítimo establecer que el punto de partida para tratar de los milagros de Jesús sea la tesis de que existen unas leyes inquebrantables de la naturaleza, y que a partir de esas leyes el creyente venga a decirnos que Dios se manifiesta quebrantándolas y el incrédulo afirme que esas leyes no se quebrantan jamás El punto de partida seria más bien este otro, mucho menos pretencioso se pueden desbordar las expectativas humanas en lo referente a aquello que el hombre experimenta como frontera Si a esc desborde de expectativas se le quiere llamar «ruptura de leyes» eso será sólo un modo de hablar y válido exclusivamente quoad nos, para nosotros Pero la «sensación» desde la que se llama a algo milagro no es, para la Biblia, la de admiración, sino más bien la de una indicación fuerte o una sacudida indicativa Y esa mentalidad se refleja incluso a nivel de lenguaje es curioso que nuestro «milagro» no es la palabra utilizada habitualmente por la Biblia, a pesar de los contenidos que vimos sacaba de ella santo Tomás Milagro viene del latín miraculum (thaumasion en griego)25 que significa admirable y que traduce probablemente el hebreo peleh cu va raíz significa separar lo admirable es entonces lo no normal y aquí encontramos la descripción de la admiración que daba Tomás de Aquino Pero esa palabra es sólo una posibilidad entre muchas otras y, desde luego, no es la posibilidad preferida por la Biblia cuando habla de lo que nosotros llamamos milagro la Biblia, por supuesto, sabe y proclama que la acción de Dios suscita admiración, y no deja de subrayarlo en una sene de términos como megaleía (latín magnaha26), erga (latín opera11) sin más aditamento, etc Pero para hablar del milagro, el acento no se pone tanto en lo admirable (en el sentido de a-normal) cuanto en lo significativo de esa acción Según Léon-Dufour28, la expresión más típicamente bíblica sería una expresión compuesta y en la que el nuevo testamento introducirá todavía una modificación importante respecto del antiguo
25 Cf Sal 105 22 (de los LXX) «hizo milagros (mphlaot) en la tierra de Cam» También Jl 2 26 26 Cf Sal 105 21 (IXX) «se olvidaron de Dios que hizo cosas grandes en Egipto» 27 Cf Ex 34 10 (IXX) «vera todo el pueblo las obras del Señor » 28 En la obra de la que ademas es editor Les míreteles de Jems París 1977 24 25
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En el antiguo testamento aparece la expresión terata kai sémeía, que se suele traducir por prodigios y signos29 El primero de estos dos vocablos alude a algo extraordinario, aunque muchos de sus usos muestren que su extraordinanedad no se debe al hecho de ser producido por una causa contraria a las «leyes naturales»30 El segundo vocablo alude a un acontecimiento que da alguna enseñanza, que es significativo, por sí mismo o por el contexto en que acaece l a pareja debe ser traducida como endíadis no se trata sólo de un prodigio sino de un prodigio significante Y el acento recae en la significanvidad, aunque su carácter «prodigioso» sea exigido para que pueda ser objetivado y comunicado, y supere los límites de la pura subjetividad Esta expresión veterotestamentana tiene vigencia en algunos escritos del nuevo testamento, pero siempre fuera de Jesús31 En los evangelios, como aún hemos de ver, se suaviza o se desautoriza simplemente el vocabulario veterotestamentano, y es también rarísima la presencia de los vocablos clásicos del helenismo como pa radoxon, aretes o epiphaneía32 En estos sucesivos corrimientos de enfoque (del miraculum al signum, y de ambos al lenguaje de los evangelios) nuestro tema experimenta una primera delimitación sobre la que volveremos más adelante Apuntemos pues, por el momento, que tanto la pluralidad de vocablos bíblicos, como el corrimiento desde lo maravilloso (miraculum) a lo significativo, obedecen probablemente a unas diferencias de mentalidad más hondas para la Biblia ni Dios ni su poder necesitan para afirmarse la suspensión o contradicción de lo creado Como nota léon-Dufour 33 , uno de los momentos más intensos para la experiencia bíblica de acción de Dios en la historia, el paso del mar Rojo con todo lo que supone, está descrito expresa29 Es característica sobre todo del Deuteronomio (por ejemplo 6 22 7 19 26 8 29 2 34 11 ) Pero ver también Ex 7 3 Bar 2 11 Is 8 18 Sal 134 9 y 77 43 Y fuera de los LXX cf Jos 24 5 Jer 32 20 21 30 Asi el salmista reza «soy para muchos como un prodigio pues tu eres mi auxilio» (70 7 de los LXX) 31 Es sumamente curioso que esta expresión tiene un sentido positivo aplicada a los milagros de los apostóles (Hech 2 43 5 12 6 8 14 3 2 Cor 12 12 Heb 2 4) Pero en cambio tiene un sentido negativo si se trata de aplicarla a las obras deje sus (Jn 4 48) Con ese mismo sentido negativo se aplica a los falsos profetas (Me 13 22 par) o a la obra del misterio de iniquidad (2 Tes 2 9) 32 Véase lo que diremos mas adelante en el cap 3 33 X León Dufour o c , 29
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Datos
mente a través de una causa natural: «envió Dios un viento que apartó las aguas» (Ex 14, 21) El prodigio sobrepasa las fuerzas actuales del hombre en un momento dado, pero sin violar ninguna ley natural Y esto supone, como contrapartida, que el prodigio no es necesaria e infaliblemente un detector de Dios es posible, por ejemplo, que también los falsos profetas hagan prodigios Al hecho prodigioso hay que añadirle algún elemento de lectura (por ejemplo, su significado) para que remita a Dios Y por eso la Biblia suele usar el lenguaje del milagro mucho más en contextos de oración, o en el discurso del Señor, que en contextos de argumentación objetiva o en el discurso teórico y enunciativo Si todas estas observaciones están rectamente orientadas, entonces podemos apuntar, para concluir, este dato importante el lenguaje bíblico —sin decir que coincide totalmente— parece más cercano a la mentalidad agustiniana que a la mentalidad tomásica que hemos descrito antes Cabría argüir, por supuesto, que ello se debe a que la Biblia habla desde una cosmovisión «precientífica» Pero el dato es difícil de negar Y tampoco cabe excluir la hipótesis de que lo verdaderamente «precientífico» —por paradójico que resulte— fuese precisamente el cientismo del siglo pasado Sin embargo, hemos dicho al comienzo de este capítulo que nos interesaba más comprender que desautorizar rápidamente a la mentalidad decimonónica Quizá su comprensión nos ayudará, de rebote, a entendernos mejor a nosotros mismos y a nuestra sensación de aporía ante el tema de los milagros Por eso vale la pena concluir tratando de buscar lo que puede haber de legítimo en esa mentalidad que hoy pesa sobre nosotros y que desconcierta a muchos 6
Sentido y sinsentido
de la apologética
En mi opinión, la mentalidad apologética había intuido bien que lo que llamamos milagro se presenta como vinculado a u n tipo de admiración que es distinta de la admiración que suscita todo lo ordinario, por maravilloso que sea Sus críticos no son justos cuando la atacan por ello Pues eso no se debe a que sea incapaz de captar las maravillas de lo cotidiano, sino que es expresión de otra experiencia elemental, a saber que el milagro aparece como vinculado a alguna «transgresión de frontera» Donde quizás se equivocó el siglo XIX fue al situar la experiencia de la frontera —de forma quizás tan
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racionalista como ingenua— en el campo de las leyes físicas para convertirlo así en una especie de «prueba de Dios» Aunque, por el otro lado, también habremos de decir que la transgresión de frontera está mal leída como milagro si se la aisla de todo contexto revelador o religioso (revelador de qué, es cosa que hemos de ver todavía) Y ¿por qué la mentalidad decimonónica vinculó la transgresión de frontera a la ruptura de las leyes naturales' Creo que por el afán de eliminar la ambigüedad Oque quizás es intrínseca e ínehminable') en el tema del milagro En efecto, tanto lo insólito como muchas transgresiones de frontera, pueden ocurrir a veces por mecanismos psicológicos, o como efecto de lo que los hombres llamamos azar (como cuando el quinielista a quien sólo quedan tres meses para cobrar el subsidio de paro, obtiene un único boleto de catorce por el que cobra más de doscientos millones) Puede suceder por tanto que lo insólito consista sólo en el hecho de que lo más improbable se realice alguna vez y precisamente en determinadas circunstancias Y de ahí surge la pregunta siempre retornante ¿cómo distinguir entonces si un hecho se debe a esa causalidad no dominada que llamamos azar, o a la intención autocomunicadora de Dios que me interpela en el milagro ? l a respuesta de la apologética trataba de eliminar racionalmente esa ambigüedad, haciendo imposibles al azar o a las otras explicaciones, con lo cual no quedaría más agente posible que Dios Así nace la idea del milagro como algo opuesto a las leyes de la naturaleza, y así se desarrolla una concepción del milagro como exento de toda ambigüedad en cuanto acción de Dios En cambio la mentalidad moderna (y probablemente también la mentalidad bíblica en su mayoría) se orienta más bien por la línea del contexto en que ocurre, aceptando con ello tranquilamente una cierta dosis de índistinguibilidad para la acción de Dios, y de ambigüedad para lo que llamamos milagro, y renunciando conscientemente a eliminar todo grado de ambigüedad posible Puede que esté aquí la diferencia última entre ambas mentalidades Y quiero subrayar expresamente que se trata de dejar a esa ambigüedad en su sitio, sin tratar de despacharla tampoco por la puerta contraria a la que buscaba la apologética, como sería por ejemplo la afirmación de que el milagro tiene que poder explicarse necesariamente por causas naturales, por cuanto las leyes de la naturaleza no pueden romperse nunca Si alguien se empeñara en definir el mi-
Las mentalidades 30
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Datos lagro como ruptura de las leyes de la naturaleza, entonces tendríamos que decir que, probablemente (y al margen de razones teológicas) la afirmación de que no pueden existir milagros —por su pretensión de universalidad—, desborda las posibilidades del conocimiento científico tanto como la afirmación que quisiera probar la realidad efectiva de una sola de esas rupturas de las leyes de la naturaleza No se trata pues de sustituir la desmesura de un saber por otfa desmesura de signo contrario lo único sensato patece ser la sobriedad del que reconoce sencillamente que no sabe, y que él, o el conocimiento de su época, no pueden explicar un determinado suceso Esta constatación resulta importante pata situar lo más exactamente posible el sentido de nuestro estudio Al abordar el tema de los mi ¡agros de Jesús, no nos mueve un interés por los milagros, sino el in teres por el evangelio No los estudiamos porque todavía esperemos encontrar alguno en nuestras vidas, ni porque, si pudiésemos pro barios históricamente, nos ayudarían a creer Los estudiamos porque forman parte del evangelio y nos ayudarán a comprenderlo
Volviendo a nuestra reflexión por comprensible que fuera el intento de la mentalidad apologética, fracasó y tenía que fracasar Pero su fracaso quizás pueda enseñarnos algo a nosotros Pues a través de él, y de toda la reflexión que precede, va tomando cuerpo la sospecha de que quizás existen, no sólo dos mentalidades diversas, sino dos definiciones o dos concepciones distintas del milagro, que se amparan ambas bajo la misma palabra
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Punto de llegada
¿dos definiciones
del milagro''
l o que da lugar a estas dos definiciones son probablemente las ideas implícitas o los conceptos presupuestos en cada una de ellas En el primer caso, el milagro es concebido como garantía de la existencia de un Dios omnipotente, o del carácter divino de alguna acción o de algún hecho (por ejemplo, de la existencia de la iglesia o de unas presuntas apariciones) En el segundo caso el milagro es simplemente una señal de cómo es Dios, o de la misericordia victotiosa d t Dios Tiene pues más de «lección» y de invitación que de garantía, y apunta más al designio misericordioso de Dios que a su poder o a la indiscutibilidad de sus obras No obstante, el milagro anuncia a esa misericordia de Dios no meramente como real, sino como «más fuerte» (le 11, 22) como victoriosa (por ejemplo, sobre el reino del enemigo)
En la primera concepción, el milagro extrae toda su fuerza del hecho que Duquoc califica como «escapar a toda causalidad inmanente» 34 En la segunda no buena parte de la fuerza del milagro brota del contexto en que acaece o del anuncio concreto al que aparece vinculado . Añadamos ahora, aunque esto deberá quedar claro al final de los capítulos siguientes, que la primera de estas dos concepciones es más «religiosa», mientras que la segunda es más evangélica 35 l a primera, aunque pretende ser ilustrada, empalma en el fondo con la mentalidad popular, a la que trata de cribar críticamente y de suministrar apoyos científicos l a segunda tampoco queda exenta del nesgo de una utilización egoísta del milagro que podría darse buscando a Jesús «no porque visteis signos, sino porque comisteis hasta saciaros» (Jn 6 26) Y por lo que roca a Jesús, los capítulos siguientes van a mostrarnos que la primera sería más bien la interpretación dada por las gentes, y por unos autores que escriben en una situación en que los acentos van pasando de lo «basileico» a lo «cristológico» (Jesús ha pasado a ser «él mismo el reino» según la famosa definición de Orígenes la autobastleid) Mientras que la segunda se nos aparecerá más bien como la interpretación dada por el propio Jesús y por buena parte de los estraros evangélicos, para los que no se rrata sólo de «discernir el hecho transcendente», sino que hay que captar también su significado pleno 36 pues el milagro no es tanto una segundad dada al anuncio del reino que llega, cuanto una cierta verificación de esa llegada 37 Y si todo esto es así, hay que concluir probablemente que lagro, en la segunda de las definiciones que comentamos, no separarse de los testigos, es decir, de aquéllos para quienes fue Y, por tanto, para esta segunda definición, no parece que
el mipuede signo hagan
34 Ch Duquoc Cnslologia Salamanca 1969 119 35 Recuérdense las palabras de La humanidad nueva que hemos citado en el prologo Cf p 11 36 De ahí que el milagro ira unido a la palabra no como garantía extrínseca de ella sino como parte de su contenido 37 Es importante subrayar aquí que esta doble caracterización no coincide con una definición del milagro «en sentido estricto» y «en sentido lato» Esta sena probablemente la distinción que haría una mentalidad apologética pero con esta distinción no habríamos s elido de la primera de las dos concepciones que estamos reseñando En cambio para la se gunda concepción lo primario es que el milagro ha de mantener una cierta pluralidad de interpretaciones posibles pues la victoria de la misericordia de Dios (que el milagro anun cía) se revela también como victoria humana y no como regalo de algún mago
Datos
Las mentalidades
falta milagros «en sí», absolutos o definitivos en los que un Dios que, sin querer, es colocado «fuera» del m u n d o , interviene «desde fuera» y de vez en cuando, para algo que el mundo en su marcha normal sin Dios no es capaz de hacer Esta forma de ver olvida que, por lejano y por «fuera» que esté, Dios «sólo es trascendente en medio del mundo» 3 8 Basta pues simplemente con milagros que fueron revelación de la misericordia victoriosa de Dios para los testi gos que convivieron con Jesús El aspecto de lo que se llama la miraculosidad absoluta (es decir, si pueden tener alguna explicación natural, psicológica o si no deben tenerla) sería un aspecto que queda, en realidad, fuera de la cuestión, sea cual sea la respuesta que se de a la pregunta por esa explicación natural Y esta observación vale al menos para los milagros y los testigos evangélicos, que son los que vamos a estudiar Los evangelistas, a pesar de su situación de exaltación, no parece que se apoyen en esa miraculosidad absoluta no dicen que han visto cosas inexplicables para siempre, sino sorprendentes para ellos, y con un mensaje en esa sorpresa
1 Científicamente hablando, no parece que exista hoy segundad sobre el contenido y límites de las llamadas «leyes naturales», sino más bien la sospecha de que las conocemos poco, provisionalmente y sólo dentro de unos márgenes limitados
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En cambio podría discutirse más hasta qué punto vale lo que estamos diciendo para unos milagros como los presuntos de Lourdes que de entrada se plantearon (y quizás con razón, dada la mentalidad decimonónica) como hechos umversalmente inexplicables Pero ya dijimos que ni aquí vamos a estudiar esos sucesos de Lourdes o de la hagiografía, m ellos forman parte de lo que se llama «el depósito» de la fe cristiana En cambio sí que se hacía necesario llegar a esta conclusión que todavía, para algunos, resultará absolutamente mes perada que cuando hablamos de los milagros del jesús de los evan gelios, quizás estamos hablando de algo muy distinto de cuando hablamos de los milagros de Lourdes y demás Y una vez llegados al término de esta reflexión, puede que valga la pena resumir lo que ha ido apareciendo como balance de todo nuestro recorrido, antes de pasar a abordar lo que constituye propiamente el tema de nuestro estudio los milagros de Jesús 8
A modo de balance
Cuando hoy abordamos el estudio de los milagros de Jesús, conviene tener en cuenta los siguientes datos previos 38 Cf D Bonhoeffer carta del 30 IV 1944 en Wtderstand und Ergebung, Munchen 1967 135
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2 Teológicamente, resulta hoy muy cuestionable la idea de que Dios actúe contra sus leyes, las suspenda o les haga excepciones En todo caso, hoy entendemos mejor la posición de Agustín que, amparándose en la eternidad de Dios, insistía en que el hecho presuntamente «milagroso» pertenece también a la «lev», aunque no a nuestro conocimiento de ella 3 En cualquiet caso, todas las reflexiones anteriores nos autorizan a pensar que el tema de los milagros no puede tratarse en abstracto, a partir de milagros imaginados, o hipotéticos, concebidos como presuntas realizaciones de una noción genérica del milagro Hay que proceder más modestamente, a partir de aquellos hechos concretos que tienen la pretensión de ser reales Y en nuestro caso, esta norma significa nosotros vamos a estudiar sólo los milagros de Jesús, atribuidos a él por los autores de los evangelios No vamos a tratar de otros milagros cuyos testimonios podamos encontrar en la Biblia (sea en el antiguo o en el nuevo testamento) o en la historia de la iglesia o fuera de ella Y si a veces recurriremos a ellos, será sólo en cuanto pueden iluminar nuestro tema, no porque queramos partir de alguna definición absoluta de lo que es el milagro en sí mismo considerado Más bien habremos de ir viendo qué es lo que entienden por milagro los textos evangélicos cuando hablan de ellos Pues todas las consideraciones anteriores nos han dejado con la sospecha de que dichos textos, y el mismo Jesús, podían entendet algo diverso de lo que expresa nuestra definición «absolutista» del milagro 4 Como es precisamente en el caso del organismo vivo (mucho más aún que en la naturaleza inanimada) donde más clara nos aparece la existencia de energías naturales y de leyes desconocidas para nosotros, aunque no por eso inactivas, no parece infundado de momento el retener la antigua distinción entre «curaciones» y milagros «de naturaleza» para clasificar el
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Datos
material evangélico. Algunos exegetas rechazan hoy esa distinción w. Nosotros quisiéramos que sea sólo el estudio de los textos el que justifique su rechazo o su aceptación.
2 El material
De acuerdo con lo anunciado, vamos a prescindir de las profecías (anuncios de la pasión o de la destrucción de Jerusalén, etc.) y de aquellos sucesos extraordinarios que no tienen por sujeto a Jesús (sea que le tengan por objeto, como podrían ser la transfiguración o la concepción virginal, sea que no formen parte directamente de su historia terrena, como pueden ser la mudez y ulterior curación de Zacarías o los sucesos que tienen lugar tras la muerte de Jesús). Una vez hecha esta primera criba en el material, nos quedarían en los evangelios unos treinta y dos episodios, que constituyen el objeto de nuestro estudio. 1.
Clasificación por temas Una primera aproximación a estos treinta y dos pasajes, nos permitirá clasificarlos de la manera siguiente:
39 Así por ejemplo X Léon-Dufour, o c , 32, quien aduce sustancialmente estas tres razones que no tenemos derecho a atribuir más fijeza a la «naturaleza» que a las personas, que en última instancia todo milagro afecta a las personas, y que debajo de esa distinción no hay más que el deseo racionalisra de explicar las curaciones por factores psíquicos, y rechazar como imposibles los milagros de naturaleza Respecto a la primera, creo que no se trata de «atribuir más fijeza», sino de constatar que el ser vivo nos es aún más deconocido que el mundo físico La segunda razón olvida que los milagros «de naturaleza» pueden afectar a las personas pero sólo de manera indirecta y no necesaria (el sol supuestamente girando en Fátima, no parece tan beneficioso como una curación de Lourdes) Y en cuanto a la tercera razón toda la gracia está en si ese deseo es lo único que subyace a la distinción que comentamos
a) Siete milagros de los llamados «de naturaleza»1: — la conversión del agua en vino — la multiplicación de panes (que vamos a considerar aquí como un episodio único a pesar de su repetición en Me y Mt) — la tempestad calmada — el caminar sobre las aguas — la pesca milagrosa — la moneda hallada en el pez y — la maldición de la higuera. De ellos, el segundo y el tercero son comunes a los tres sinópticos (y la multiplicación de panes también a Jn). Le en cambio ha tachado de su texto el caminar de Jesús sobre las aguas (que curiosamente ha conservado también Jn), y el episodio de la higuera. Fi1
Recuérdese lo dicho en la nota 39 del capítulo anterior
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El material
Datos
— Dos escenas de curación a distancia la hija de la mujer cananea, y la del criado del centurión (que, con vanantes leves, está también en Jn) Como si la curación a distancia se reservara precisamente para los no judíos — Dos de leprosos Una de ellas común a los tres sinópticos, y otra exclusiva de Le (los diez leprosos) — Añadamos otras dos curaciones bien diversas, pero que son comunes a los tres la suegra de Pedro y la mujer con flujo de sangre — Y quedan tres escenas privativas de un solo evangelista el sordomudo de la Decápolis (Me), el hidrópico de Le, y la oreja de Maleo cuya curación sólo la atestigua Le, a pesar de que los otros tres (también Jn) conocen el dato de su ataque y su herida
nalmente, dos de estos milagros son exclusivos de un solo evangelista (la conversión del agua en vino y la moneda en la boca del pez) b) Tres resurrecciones Una de ellas común a los tres sinópticos, y las otras dos exclusivas de un solo evangelista Le (para el hijo de la viuda) y Jn (para Lázaro) c) Cinco curaciones de endemoniados (si no consideramos la alusión general acerca de la Magdalena en Ic 8, 1 s, ni la curación de la hija de la cananea que igual podría caber en este apartado) Dos de estas curaciones son comunes a los tres sinópticos, y constituyen los más típicos de entre los exorcismos atribuidos a Jesús el de Gerasa y el del niño epiléptico2 Otra de un poseso mudo ha dejado también huellas en los tres, si bien Me, en lugar del exorcismo, ha conservado únicamente la discusión a que da lugar si los demonios son lanzados en nombre de Dios o de BeeizebvA ÍA t^otasmo de -cm dercicívíc. «ega y mu-dc., exclusivo de Mt, es con toda seguridad un duplicado de este mismo episodio Y queda en quinto lugar el endemoniado de la sinagoga de Cafarnaúm que para dos evangelistas, Me y Le, constituye el primer capítulo de la actividad taumatúrgica de Jesús Significativamente, Jn no contiene ningún episodio de curación de endemoniados, por lo que este género es el único que no aparece de alguna forma en los cuatro evangelistas d) Nos quedan finalmente unas diecisiete curaciones de diversos tipos, que podemos clasificar así — Cuatro de ciegos el de Jencó común a los tres sinópticos, el de Betsaida exclusivo de Me, el de nacimiento exclusivo de Jn, y los dos ciegos de Cafarnaúm de que sólo habla Mt y que son, para muchos autores, un nuevo duplicado mateano del episodio de Jencó — Cuatro de paralíticos el hombre con te mano seca y el paralítico de Cafarnaúm son también comunes a los tres sinópticos El de la piscina es exclusivo de Jn, como la mujer encorvada en la sinagoga es escena de solo Le
2 Cf sobre estos episodios Jesús y ¿os demomos en Fe y Justicia, Salamanca 1981 83 87
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e) Además de todos estos episodios, conservan los evangelistas una. serte de resúmenes, o enunciadoi aimaxtai sobre la actividad taumatúrgica de Jesús, los cuales, por lo general, no aportan contenidos de interés No obstante, se nota en unos pocos de estos resúmenes cierta tendencia a dar una visión mecánica y casi mágica del milagro De ellos el más fuerte sería Le 6, 17-19 con su concepción de un «flujo» o virtud milagrosa que parece emanar de Jesús y que casi diríamos que descompensa lo que en el pasaje paralelo de Me (3, 7-13) era mis bien un mandato de silencio Aunque una tendencia parecida (por la alusión al tocar a Jesús o su vestido como medio de curarse) se nota en Me 6, 56 (Mt 14, 36) Y sin llegar a tanto, pero sí con cierto tono multitudinario y mecánico, en Mt 15, 30 Fuera de esto, no parece que los resúmenes ofrezcan material digno de consideración 2
Reparto del material común
Una reflexión sobre este material que acabamos de presentar, nos permite establecer las siguientes coincidencias y diferencias a) Hay once milagros comunes a los tres evangelios sinópticos la suegra de Pedro 3, el endemoniado de Gerasa4, el niño epilépti-
3 4
Me 1 29 31 Mt 8 14 15, Le 4 38 39 Me 5 1 20 Mt 8 28 34 Le 8 26 39
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co5, el ciego de Jericó6, el hombre con la mano seca7, el paralítico de Cafarnaún8, el leproso9, la hemorroísa10, la hija de Jairo ", la tempestad calmada u y la multiplicación de los panes, único que ademas es común a los cuatro evangelistas 13. Ya acabamos de indicar que la herida de Maleo es común a los cuatro, pero no su curación. b) Sólo dos milagros son comunes a Mt y Le: un endemoniado mudo 14 y el criado del centurión 15. Ello nos obliga a subrayar que la llamada Fuente Q (o Fuente de los logia) de la que procede este material, era un documento muy escaso en milagros. Esto se debe, según unos, a que dicha fuente es propiamente hablando un recuento de palabras de Jesús. Mientras que otros quieren ver en ello un indicio de que el material más cercano a Jesús y a los hechos era más parco y menos milagrero que los textos definitivos.
e) Le es el autor que más milagros tiene en lo que suele llamarse su «fuente propia»: los diez leprosos20, el hidrópico21, la mujer encorvada22, y el hijo de la viuda 2 ', parecen ser material de esa fuente. A ellos hay que añadir, como privativos de Le frente a los otros sinópticos, el de la pesca milagrosa24 (de probable origen joánico) y la curación de Maleo 2 \ f) Mt en cambio sólo tiene tres milagros propios, que resultan fáciles de destacar: dos de ellos ya hemos indicado que parecen ser duplicados de hechos ya narrados26. El otro es el extraño episodio de la moneda hallada en la boca del pez 27, que se aparta decididamente del género de los milagros evangélicos, como aún hemos de ver. g) Me es el evangelista con menos milagros propios: sólo dos. Pero, no obstante, con interés mucho mayor que los exclusivos de Mt. Pues estas escenas privativas de Me (el ciego de Betsaida 28 y el sordomudo de la Decápolis 29) son precisamente las más ricas en lo que podríamos llamar «técnicas» curativas: uso de la saliva, significado más terapéutico que humano de la acción de tocar, y hasta desarrollo progresivo de la curación. Se hará preciso aclarar el porqué de esta particularidad, precisamente en el primer evangelista. h) Y a modo de apéndice añadamos que Jn posee cuatro milagros propios: las bodas de Cana30, el paralítico de la piscina31, el ciego de nacimiento 32, y la resurrección de Lázaro 33. A ellos se suman otros tres o cuatro que parece compartir con los sinópticos 34, cifra elevada si se considera la habitual distancia de Jn respecto al material sinóptico: ni en las palabras ni en la cronología podríamos decir que casi la mitad de Jn es común a los sinópticos.
c) Tres milagros son comunes a Me y Mt y en ellos, con toda seguridad, hay dependencia de un evangelista respecto del otro, aunque tanto la cananea l6 como la higuera maldita I7 hayan recibido una significación bastante diversa en Me y en Mt. El otro milagro común a estos dos sinópticos —el caminar sobre las aguas18—se encuentra también en Jn (Esta enumeración prescinde de la segunda multiplicación de panes, repetición que también es exclusiva de Me y Mt). d) Me y Le sólo tienen un milagro común que es precisamente el que desata la actividad pública de Jesús: el endemoniado de la sinagoga19. La total diversidad en la presentación de la escena favorecería la sospecha de que no se trata de una dependencia, sino de un milagro atestiguado por dos fuentes diversas. 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19
Me 9, 14-29, Mt 17, 14-21, Le 9, 37-43 Me 10, 46-52, Mt 20, 29-34, Le 18, 35-43 Me 3, 1-6, Mt 12, 9-14, Le 6, 6-11 Me 2, 1-12, Mt 9, 1-8, Le 5, 17-26 Me 1, 40-45, Mt 8, 1-9, Le 5, 12-16 Me 5, 25-34, Mt 9, 20-22, Le 8, 43-48 Me 5, 22-43, Mt 9, 18-26, Le 8, 41-56 Me 4, 35-41, Mt 8, 23-27, Le 8, 22-25 Me 6, 31-44 (8, 1-10), Mt 14, 13-21 (15, 29-39), Le 9, 10-17, Jn 6, 1-13 Mt 12, 22-24, Ix 11, 14-15 Mt 8, 5-13, Le 7, 1-10 (cf Jn 4, 46-54) Me 7, 24-30, Mt 15, 21-28 Me 11, 12-14 y 20-24, Mt 21, 18-22 Me 6, 45-52, Mt 14, 22-23, Jn 6, 16-21 Me 1, 21-28, Le 4, 31-37
20 le 17, 11-19 21 Le 14, 1-6 22 Le 13, 10-17 23 le 7, 11-17 24 Le 5, 1-11 (cf Jn 21, 1-14) 25 le 22. 29-51 26 Mt 9, 32-34 es duplicado de 12, 22-24. Mt 9, 27-31 de 20, 29-34. 27 Mt 17, 24-27 28 Me 8, 22-26 29 Me 7, 31-37 30 Jn 2, 1-11 31 Jn 5, 1-18 32 Jn 9, 1-41 33 Jn 11, 1-44 34 Cf Jn 4, 46-54, 6, 1-13 y 16-21 El cuarto sería la pesca milagrosa que en Jn es postpaseual y no entra por tanto en nuestro cómputo
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Motivos narrativos del material evangélico El género literario que suele llamarse «narración milagrosa» consta, al menos para las curaciones, de una sene de tópicos bastante fijos que, en los evangelios sinópticos, se pueden detectar con mucha más pureza en episodios de los primeros capítulos, como si luego ya la libertad creadora o teológica de cada evangelista fuera soltando amarras Estos tópicos serían la aparición en escena del taumaturgo, la presencia del enfermo la súplica o intercesión, la curación, y algún rasgo o detalle que funcione como prueba de la verdad de esa curación De manera perfectamente esquemática, casi enumerativa, pueden verse estos cinco puntos en la curación de la suegra de Pedro narrada por Me (1, 29-31) Si la curación es un exorcismo, cambia un poco la disposición de los tópicos 35 pues es lógico por ejemplo que el endemoniado no demande su curación, sino que más bien se oponga a ella En los evangelios hay narraciones en las que parecen mezclados los motivos de ambos géneros literarios Es lógico que estos tópicos se vayan, por así decir, «rellenando» al convertirse en carne de narración Así por ejemplo, en la curación del leproso encontraremos que el tercer y cuarto punto del esquema citado se ensamblan mediante el sencillo diálogo entre el enfermo y Jesús «si quieres , quiero » Pero además de estas vanantes, por así decir lógicas y esperadas, los evangelios sinópticos han dado entrada en sus narraciones de milagros a una sene de morivos que podemos llamar característicos del milagro evangélico, por su comparación con el resto de la literatura taumatúrgica Y estos motivos tienen además consistencia suficiente como para posibilitar una clasificación de los diversos milagros evangélicos, y para que podamos estudiar su presencia o importancia en cada uno de los evangelistas, e incluso su antigüedad y su cercanía a los hechos Aunque, naturalmente, la clasificación exacta de estos motivos no sea totalmente posible, y esté sujeta a vanantes, según los autores, vamos a proponer una enumeración que es la que seguiremos en nuesrros análisis y cotejos posteriores a) Existe, en primer lugar, el motivo de la misericordia, representado principalmente por el verbo splangó sobre todo en su forma 35
Cf sobre esto Jesús y tos demonios 75
41
participial, como descripción de una reacción o motivación de Jesús 36 Derivadamente podemos encontrarlo también en la súplica del enfermo (eleéson ten piedad) 37 b) Muy típico y abigarrado es en los evangelios el tópico de la fe, con infinidad de expresiones, niveles y fórmulas desde la más elemental y espontánea del «tened confianza» (tharsette) 38, hasta la exultación definitiva del «tu fe te ha salvado»39, pasando por toda una serie de vanantes intermedias como la pregunta («¿crees'»)40, el reproche por la falta de fe 41 , o el ajuste del don concedido a la fe («hágase según tu fe»)42 c) Típico también de los evangelios es el género de milagros que vamos a llamar de discusión, y que otros califican como de «legitimación», o milagros «con frenre antifanseo», etc Son milagros claramente polémicos, pero lo que se debate en ellos no" es el poder de Dios o la calidad del taumatutgo Incluso, propiamenre hablando, tampoco apuntan a una verdad que es legitimada por la prueba del milagro (como sería la posibilidad de perdonar pecados, en el caso del paralítico de Cafarnaún)43, sino que se trata de una verdad que el mismo milagro la pone en acto como por ejemplo que se pueda curar en sábado44 o que al rocar al leproso no se contrae impureza puesto que Jesús, tocándolo, le «purifica» (Me 1, 41), o que el reino de Dios está llegando En estos casos «putos», los milagros de discusión parecen excluir todo otro tipo de motivos (como la fe, o la misericordia, o las técnicas curativas ), lo que muestra que la discusión sobre el sábado es motivo en sí misma Añadamos que este motivo de la discusión en sábado es además el más limpiamente presente en los tres sinópticos (también el de la fe, pero con variaciones enormes) y tampoco falta en Jn, lo que parece garantizar su historicidad supuesto además que el tema del sábado es escanda36 37 38
Cf Me 1 41 6 34 8 2 9 22 Mt 14 14 15 32 20 34 Le 7 13 Cf Mt 10 47 Mt 9 27 15 22 17 15 20 30 le 17 13 18 38 Cf Me 6 50 Mt 14 27 9 2 9 22
39 Cf Me 5 34 10 52 Mt 9 22 le 8 48 18 42 17 19 Fuera de los milagros ef Le 7 50 40 Cf Mt 9 28 41 Cf Me 4 40 Mt 8 26 14 31 42 Cf Mt 8 13 9 29 15 28 43 Me 2 1 12 par En este episodio aunque el poder de perdonar esta referido al Hijo del hombre parece ampliarse luego cuando el pueblo se admira de que Dios haya dado «tal poder a los hombres» 44 Cf Me 3 1 6 Mt 12 9 14 Le 6 6 11 13 10 17 14 1 6
42
Datos
El material
loso para las comunidades judías, y ya no interesa a las comunidades griegas d) Un nuevo tópico (esta vez no privativo de los evangelios) es el de las técnicas curativas (barro, saliva, formas de tocar, etc ) 45 que deriva hasta concepciones del contacto físico totalmente mágicas El tema del «tocar» es uno de los más importantes, pero también de los más equívocos, en los relatos evangélicos En él caben desde el tacto como simple expresión de acogida humana (Jesús tocando o dando la mano al enfermo)46, hasta un cierto tono más «ritual» (imponerle las manos)47 o una inversión en la que Jesús ya no toca al enfermo sino que «es tocado» por éste, a veces incluso inesperadamente 48
Una vez establecidos los tópicos narrativos más característicos de las narraciones de milagros, añadamos aún dos palabras sobre su permutabilidad 1 Por lo general, un milagro no suele cambiar de motivos al ser narrado por uno u otro evangelista Es frecuente que desaparezca algún tópico (por ejemplo, el de los mandatos de silencio) o que palidezca considerablemente, o que un mismo motivo sea retrabajado de manera muy diversa por uno u otro evangelista en la misma escena (véase el tratamiento de la fe, por Me y Mt, en el episodio de la higuera) Pero es muy raro que un milagro cambie de motivos narrativos al pasar de un evangelista a otro 2 las variaciones que acabamos de mencionar se deben probablemente a que existen algunos tópicos que aparecen como más flotantes, quizás porque se conservaron más ligados al recuerdo de la persona de Jesús que al de ninguna escena concreta Por eso es posible que estos motivos «emigren», por así decir, fuera de las narraciones milagrosas Véase como ejemplo la presencia de la misericordia en Mt 9, 36, la del perdón en Ic 7, 48 v la frase «tu fe te ha salvado» en le 7, 50 3 Frente a esto, existen otros motivos que parecen haberse conservado como mucho más vinculados a una escena o un tipo determinado de episodios y, por eso, al pasar de un evangelista a otro, no desaparecen y son menos retrabajados Esto vale paradigmáticamente para los milagros que hemos llamado «de discusión», como ya hicimos notar 4 Finalmente, todo este análisis de los motivos y de su presencia tiene muchísima más aplicación en las curaciones que en los llamados «milagros de naturaleza» Y hechas todas estas observaciones sobre el material en general, nos queda ahora examinarlo un poco más detalladamente en cada uno de los evangelistas
e) Añadamos un par de apéndices a esta enumeración Aun cuando su presencia en los evangelios es escasa, podemos agregar aquí que el perdón de los pecados parece haber nacido expresamente vinculado a la fe ante una acción milagrosa, para emigrar después a otras escenas Finalmente, y aunque ya no pertenece a la narración sino que, en todo caso, la cierra, habría que mencionar como típico de algunos relatos evangélicos el silencio impuesto o la prohibición de divulgar el hecho la imposición de silencio es un tópico del enftentamiento de Jesús con los demonios («porque sabían quién era») que empalma con la teología de Me sobre el ocultamiento de Jesús, o es retrabajado por ella En cambio, puede que no deba entrar aquí el mandato de silencio dado a los leprosos, puesto que su razón podría ser más bien el acelerar la presentación a los sacerdotes (únicos capacitados para establecer oficialmente la curación) y sentar así lo que antes hemos llamado «prueba» o constatación del milagro acaecido Estos diversos motivos me parecen algo bastante característico de las narraciones sinópticas En Jn tienen mucha menos presencia y, en cambio, encontraríamos en él un motivo epifánico o de manifestación, que tiene muchísimo menos relieve en los tres primeros evangelios
45 Cf Me 7 46 Cf Me 1 13 8 54 22 51 47 Cf Me 6 48 Mt 3 10
33 8 23 25 Jn 9 6 ss 31 1 41 5 41 9 27 Mt 8 3 8 15 9 25 9 29 20 34,1x5, 5 Le 4 40 v 13 13 5 27 ss 6 56 Mt 9 20 14 36 Le 6 19 8 44 46
4
Clasificación por autores
I
MARCOS
43
a) Reparto del material Hay en Me tres narraciones de endemoniados Es el evangelista sinóptico que menos contiene, aunque conserva las tres más caracte-
44
El matertal
Datos
rísticas Además hay cinco milagros de naturaleza (sin duplicar el de los panes) y diez curaciones la suegra de Pedro, el leproso, el paralítico de Cafarnaún, el de la sinagoga, la hemorroísa la hija de Jairo, la de la cananea, el sordomudo de la Decápohs, el ciego de Betsaida y el ciego Bartimeo Podemos añadir cuatro resúmenes, descontando uno que no habla propiamente de Jesús sino de los apóstoles49 b) Algunas observaciones la lectura detenida de este material permite establecer las características siguientes 1 La aparición de los milagros en Me es muy temprana y abundante, comparada con los otros dos sinópticos Hay una especie de «irrupción» del milagro que debe tener su correspondencia en lo que tiene de irrupción y de provocación el Jesús de Me 2 En contraste con eso, la segunda mitad de su evangelio está casi desprovista de milagros, también en correspondencia con el camino oscuro que recorre el Jesús de Me tras la crisis de Cesárea 3 Me es el evangelista que da más importancia a la «impotencia» de Jesús El sumario de 6, 5-6, en comparación con los otros evangelistas, deja de ser un resumen de milagros para pasar a ser un enunciado de incapacidades En este mismo sentido, la presencia del motivo de las «técnicas» presenta en ocasiones a Jesús como si luchara progresivamente con la enfermedad El poder taumatúrgico de Jesús no es pues para Me, omnímodo, sino coexistente con su debilidad o su anonimato 4 Al igual que otros evangelistas, Me narra con algunos vocablos muy típicos de él, como, por ejemplo eythys (en seguida) o el verbo egeiro (levantar, pero también resucitar) 5 Finalmente no creo que se pueda destacar ningún motivo de los que hemos enumerado antes como típico de Me Es verdad que abunda en él el tema del contacto físico, pero también son frecuentes la fe y la misericordia En todo caso podría señalarse cierta escasez de los motivos de discusión pues, para Me, no son los milagros ni las palabras, sino toda la figura de Jesús, lo que constituye una controversia viva También debe señalarse una presencia mucho más pronunciada que en los otros evangelistas de los mandatos de silencio, los cuales, mucho más frecuentes al comienzo, parecen ir espaciándose luego 49
Me 1 32 34 3 10 12 6 5 6 y 6 56 A los apostóles se refiere Me 6 13
II
45
MATEO
a) Reparto del material Mt es, en primer lugar, el evangelista con más resúmenes, hasta el punto de que la primera referencia sobre la actividad taumatúrgica de Jesús, viene dada no por un milagro concreto sino por uno de estos enunciados Pueden contársele al menos unos diez 50 No obstante puede que sea el evangelista en que los sumarios son más vagos y más carentes de los diversos tópicos narrativos Tiene además cuatro curaciones de endemoniados (la del cap 9 es probablemente un duplicado de la del 12), cinco milagros de naturaleza tres de los que llamaríamos «clásicos» más los de la moneda y la higuera " Y finalmente el mismo número de diez curaciones que contabilizamos también para Me, pero muy agrupadas en capítulos el leproso, el centurión y la suegra de Pedro en el cap 8, el paralítico, la hemorroísa, la hija del régulo y la pareja de ciegos en el cap 9, y luego ya más espaciadas el hombre de la mano árida, la hija de la cananea y los dos ciegos de Jericó, de los que la pareja del cap 9 es probablemente otro duplicado En total unos 19 milagros, cifra que coincide prácticamente con los 18 que contabilizamos en Me b) Algunas observaciones Una lectura atenta de este material nos permite extraer también algunas conclusiones que facilitarán nuestro acceso al pensamiento de Mt Así por ejemplo 1 En contraste con Me, la aparición de los milagros resulta en Mt bastante tardía No los encontramos hasta el capítulo 8 Y tienden, como hemos dicho, a concentrarse en capítulos que siguen a su vez a otros largos capítulos de discursos de Jesús Milagros y palabras quedan en este evangelio como dos raíles paralelos, sin demasiado contacto En cambio, para Me, el milagro sustituía prácticamente a la palabra 2 Se mantiene la disminución de milagros en la segunda parte del evangelio tan sólo hay uno más que en Me y es el extraño caso de la moneda en el pez Pero es contraria a Me la presencia de resúmenes en la segunda parte de Mt, puesto que parece quitar carácter excepcional a los milagros narrados allí 50 21 14 51
Mt 4 23 25 8 16 17 9 35 10 1 14 14 14 35 36 15 30 31 19 2 y Como siempre no contabilizamos la repetición del milagro de los panes
Datos
El material
3 Cualquier concordia de los evangelios pone de relieve que las narraciones de Mt son enormemente esquemáticas, en contraste con la abundancia de pinceladas y detalles concretos de las narraciones de Me Este detalle es más significativo por tratarse de un evangelio notablemente más largo que el anterior 4 Ha decrecido en Mt el tema del silencio, así como las pinceladas con más sabor a magia o a técnicas curativas La frecuencia de duplicados marca, en cambio, una cierta tendencia a la hinchazón 5 Finalmente, el tema de la fe va a irse configurando en este evangelista de manera especial prácticamente es exclusivo de Mt el reproche de ohgoptstos (hombre de poca fe) 52 y la respuesta de Jesús de que se cumpla el milagro «de acuerdo con tu fe»53 Se alaba solamente la fe de los paganos (cananea y centurión) y se apunta, como causa del milagro, a la fe de Jesús, aún más que a la del enfermo Tenemos aquí un ejemplo de lo que hemos dicho antes un motivo que, sm emigrar, va impostándose de una manera bien particular en cada evangelista
b) Algunas observaciones Otra vez, una consideración más detenida del texto, y una comparación con los anteriores, va a permitirnos establecer 1 La aparición del milagro queda más estabilizada en Le Ni es tan tardía como en Mt ni tan pronta como en Me Y a la vez está más entremezclada con una palabra a la que acompaña o a la que se vincula, en forma que aún habremos de precisar la continuidad de discurso y milagros en el capítulo 4, es una muestra clara de lo que decimos 2 Aunque todavía persista algo, en Le se ha suavizado mucho el amontonamiento de milagros en la primera parte de la vida de Jesús La mayoría de los milagros típicos de le aparecen en su segunda parte A ella ha sido trasladado también el exorcismo que dará lugar a la disputa sobre el poder de Dios o de Beelzebul 3 Se ha reducido claramente el motivo del silencio aumentando en cambio el de las discusiones 4 Aunque también se encuentra reducido el motivo del contacto físico, sin embargo es Le el que más recurre a la extraña frase sobre la virtus o fuerza curativa que parece emanar de Jesús Pero no sé si lo escaso de la cifra permite erigir este detalle en significativo 5 Los demás motivos parecen también estabilizados, si bien es le el que más utiliza la frase «tu fe te ha salvado», hasta hacerla emigrar —como ya dijimos— fuera de las narraciones de milagros 6 Le es el evangelista que menos distingue entre enfermedad y posesión Con facilidad atribuye una enfermedad al demonio o califica un exorcismo como curación, cosa que sería insólita en Me
46
III
LUCAS
a) Reparto del material El tercer evangelista es el que cuenta menos milagros de naturaleza sólo los tres «clásicos» de pesca, tempestad y panes Contiene también un buen número de resúmenes unos ocho si prescindimos de los milagros no obrados por Jesús 54 Se añaden cuatro escenas de liberación de endemoniados muy bien seleccionadas las tres clásicas (sinagoga de Cafarnaún, niño epiléptico y Gerasa) más la que da origen a la disputa sobre el poder exorcista de Jesús Finalmente es el autor que narra más curaciones, aunque no con tanta ventaja como para que se pretenda ver en ello una señal de la preferencia de Le por la medicina En total son trece la suegra de Pedro, el leproso, el paralítico de Cafarnaún, el lisiado de la sinagoga, el centurión, el hijo de la viuda, la hija de Jaira, la mujer con flujo de sangre, la mujer encorvada, el hidrópico, los diez leprosos, el ciego de Jencó y el amigo Maleo Una suma global de veinte milagros, que es la más alta aunque por un margen muy escaso 52 53 54
Fuera de los milagros aparece en Mt 6 30 (Le 12 28) y 16 8 Cf Mt 9 29 y 8 13 Le 4 40 41 5 15 6 18 19 7 21 8 2 9 1 9 11 9 49
47
IV
Una palabra sobre JUAN a) Reparto del material Juan es el evangelista con menos milagros, pero también con los milagros más aparatosos Como ya dijimos, no hay en él escenas de endemoniados todo el mundo es el que ha pasado a ser un inmenso en demomado, y la vida de Jesús es el exorcismo perenne Hay cuatro resúmenes que, además de enunciar, suelen estar atentos a la reacción que provocan los milagros de Jesús De sus famosos siete milagros (número probablemente simbólico), tres son de naturaleza" Los otros cuatro se distribuyen en tres curaciones y una resurrección 55 Prescindimos de la pesca milagrosa por su localizacion postpascual y dado que en los sinópticos tampoco hemos estudiado las narraciones pascuales
48
Datos
b) Algunas observaciones 1. Por comparación con los otros evangelistas, llama la atención la práctica igualdad numérica entre curaciones y milagros de naturaleza. Jn parece dar la misma importancia a ambos, y esto creo que es un reflejo de su teología del milagro. 2. Pero además llama la atención la ausencia de casi todos los motivos narrativos de los sinópticos: una vez (en el ciego de nacimiento) aparece el tópico del contacto y el uso medicinal de la saliva. En cambio sí que persiste y con cierto relieve el motivo de la discusión: todas las curaciones que obra Jesús por su propia iniciativa son en sábado, lo cual tiene una repercusión importante en las reflexiones teológicas subsiguientes que hace el evangelista. 3. Fuera de esto, se constata casi a simple vista que todas las narraciones y sumarios de Jn están dominados por un motivo literario distinto y al que ya hemos aludido: la idea de la manifestación que lleva a la fe o a la incredulidad. Y aún podemos precisar más: en la primera mitad del evangelio el signo lleva a la fe; mientras que en la segunda mitad (a partir de la crisis) el signo lleva mayoritariamente a la contradicción y a la no-fe. 4. En íntima relación con lo anterior se halla la utilización exclusiva por Jn de la palabra «signo» (semeion) para definir al milagro. El significado teológico de todos estos datos, de innegable relieve, lo estudiaremos más adelante.
APÉNDICE Sobre ¿os relatos comunes a los diversos evangelistas En los milagros que Mt y Le han tomado de la Fuente Q, aquello que conservan de idéntico sus narraciones actuales son precisamente las palabras y a lo más, la frase que introduce al sujeto (por ejemplo: entrar en Cafarnaún —centurión... oyendo Jesús se admiró y dijo). Así, en la narración del centurión, el planteamiento de la escena es muy diverso en Mt y Le, pero ambos coinciden hasta el calco en las palabras de modestia finales del centurión, y se asemejan mucho en las palabras que expresan la reacción de Jesús 56 . Igualmente, en el caso del endemoniado, Mt y Le conservan intacto el discurso de Jesús, mientras difieren claramente en la composición de la escena (empezando por el enfermo que, para Mt es sordomudo mientras para Le es solamente mudo) ". Esto confirma la hipótesis de que la Fuente Q era una recopilación de palabras de Jesús, y puede dar razón, en parte al menos, de la casi ausencia de milagros en ella. Los otros milagros que son comunes a dos evangelistas no permiten detectar ninguna norma acerca de los elementos que pasan de un evangelista al otro. En cambio, algunos de los milagros que están en los tres sinópticos tienen un tronco común constituido tanto por elementos narrativos como por palabras de Jesús. Más aún: los elementos narrativos comunes parecen consistir en una rápida enumeración, casi un catálogo, de datos, a modo de un apunte con el que se puede componer la narración. Así por ejemplo:
56 Compárese Mt 8, 5-7 con Le 1, l-6b Y en cambio Mt 8, 8-10 con Le 7, 6c-9 57 Mt 12, 22-26a difiere mucho de Le 11, 14-I8a, mientras que Mt 12, 26b-28 coincide con Le 11, 18b-20
50
Datos
— venir a la casa — suegra, fiebre, — la dejó — servía 5íi. O en el caso de la hemorroísa: — mujer, doce años, — acercándose por detrás tocó el vestido, — él le dijo — hija, tu fe te ha salvado 59. En ambos casos da la sensación de que se trata de un apunte previo, que contiene todos los elementos con que componer una narración, y este esquema se repite (aunque quizás no con tanta pureza) en bastantes de los otros milagros comunes a los tres. La excepción más saliente la constituye, significativamente, un milagro polémico: el del paralítico de Cafarnaún. Aquí, lo que ha permanecido inalterado en los tres evangelistas son precisamente las provocativas palabras de Jesús sobre el perdón de los pecados y la justificación posterior60. En alguna ocasión se han aventurado hipótesis sobre la existencia de alguna «fuente de milagros» en los evangelios, y Bultmann creyó poder afirmarla para el cuarto evangelio, aunque su opinión no es hoy aceptada. Habría que ver si en el caso de que se pudiese hablar de una «fuente de milagros» no tendría que ser precisamente para aquellos milagros que son comunes a los tres sinópticos. Y debería tratarse no de un relato o colección de ellos, sino de una simple recopilación de datos claves. De ser así, los sinópticos no dependerían tanto unos de otros, cuanto de este apunte previo. Y ello daría al testimonio de estos relatos una mayor antigüedad. Pero es claro que esta sola observación no es suficiente para constituir en hipótesis.
58 59 60
Cf Me 1, 29-31, Mt 8, 14-15, Le 4, 38-39 Cf Me 5, 25 27 34, Mt 9, 20 22, Le 8, 43 44 48. Cf Me 2, 5-11, Mt 9, 2b-7, Le 5, 20-24
3 La teología de los diversos evangelistas
Al final del capítulo primero apuntábamos ya un primer rasgo que parece distinguir la concepción del milagro en los evangelios, de los restantes textos religiosos, incluso bíblicos Dijimos entonces que la designación semeía kai terata (signos y prodigios) es la consagrada en el antiguo testamento y representa ya una cierta corrección frente a otras concepciones que acentúan sólo el aspecto de lo paradójico o lo prodigioso (teras) Esta fórmula veterotestamentana se mantiene en muchos escritos del nuevo testamento \ y sin embargo desaparece por completo o es tratada negativamente en los evangelios2 Y sólo al final de éstos vuelve a insinuarse con una sene de limitaciones y matices que iremos viendo en el presente capítulo Pero esta coincidencia tampoco significa que los cuatro evangelios tengan una concepción monolítica y absolutamente unitaria del milagro Por eso se nos hace necesario estudiarlos y presentarlos por separado 1
Marcos fuerza del Reino Ateniéndonos a los detalles consignados en el capítulo anterior, podríamos encerrar en tres palabras la teología marcana de los milagros de Jesús los milagros son praxis, son fuerza y son revelación a) En primer lugar, los milagros son praxis «acción» Ya hemos notado cómo el evangelio más corto es el que contiene narraciones más largas de milagros Y es fácil comprobar que casi todos los fragmentos con que Me alarga sus relatos milagrosos están constituidos por detalles o pinceladas narrativas Si Mt —que es el de 1 Cf Hech 2 22 4 30 5 12 6 8 7 36 14 3 15 12 Rom 15 19 2 Cor 12 12 Heb 2 4 2 Cf Mt 24, 23 24 par Jn 4, 48
54
Análisis
narración más escueta— alarga alguna vez estos relatos, es por introducir en ellos discursos de Jesús En Me no es así cuando alguna palabra alarga la narración no se trata de un discurso de Jesús, sino de diálogo con o entre los personajes En cuanto acción, los milagros de Me no van a glorificar a Jesús (como es el caso en Mt) ni a autentificar su mensaje (como quizás en Le), sino que van a ponerlo por obra Brotan de la fuerza del Reino que está ya en acto con la presencia de Jesús y con su anuncio del Reino Esto concuerda con el hecho de que el Jesús de Me no es un maestro o un enseñante sino un «profeta», en el sentido de anunciador o proclamador su predicación se reduce prácticamente al anuncio del Reino, y los milagros realizan este mismo anuncio que no puede ser mera enseñanza O mejor formulado realizan ese anuncio cuya enseñanza es su praxis Dentro de este carácter práxico, los milagros de Me no están desvinculados de la persona de Jesús Son acción de Jesús y en seguida vamos a ver cómo el interés de Me se orienta, a través de la acción, hacia la persona de Jesús Pero parece claro que ese interés de Me hacia la persona de Jesús no apunta tanto al aspecto «cnstológico» (rasgo típico de Mt) cuanto, por así decir, al aspecto «psicológico» o personal que se trasluce en la acción Así, por ejemplo, Me ha añadido por su cuenta la pincelada de la compasión de Jesús a un fragmento común de la narración del leproso, conservado igual por los tres sinópticos3, Me es el único en constatar que Jesús miró «con ira» y reaccionó «con tristeza» durante un milagro de discusión4, y pese a no registrar casi palabras de Jesús, es el único que ha conservado la respuesta más dura a la cananea Sólo él ha conservado también el detalle inexplicable o escandaloso de que «no era tiempo de higos» cuando Jesús hizo secar a la higuera5 Y él es también quien más relieve da al recurso de Jesús al contacto físico en la realización de la terapia También hicimos notar en el capítulo anterior que las narraciones exclusivas de Me son las que contienen más detalles de «técnicas» o dificultades curativas que —muy probablemente— los otros sinópticos conocieron pero prefirieron dejar Se puede discutir si la presencia de estos detalles se debe al influjo de narraciones extra 3 4 5
Cf Me 1 41 par Cf Me 3 5 par Me 11 13 par
La teología de los
evangelistas
55
cristianas (el dato de la saliva es bien significativo) o a la mayor cercanía a los hechos Hay exegetas que piensan que estos pasajes proceden de la fase más tardía de Me (y no del llamado Urmarkus o Marcos primitivo) y esto nos inclinaría a la primera hipótesis Pero por otro lado es clara la presencia de aramaísmos (por ejemplo, Eppheta) precisamente en estas narraciones, y ello abogaría por un origen más antiguo En cualquier caso, lo que resulta difícil creer es que su presencia en Me se deba a una mera imitación o confrontación literaria Si Me no tuvo la dificultad que parecen tener los otros sinópticos para dar entrada a estos rasgos extraños, es porque son armonizables, tanto con la impotencia de Jesús, de que hablaremos luego, como con el Jesús que ha interesado a Me el Jesús desconcertante, rompedor de esquemas y difícil de clasificar l o que, a su vez, empalma con los dos temas teológicos preferidos por el primer evangelista el del escondimiento y el de la incomprensión (o dificultad para la comprensión) Finalmente, que los milagros son acción quiere decir ellos hablan por sí mismos y no por (o con) las palabras que les acompañan Por eso son difíciles porque el lenguaje de la acción es más oscuro y más ambiguo, aunque sea también más interpelador Me suele preferir la palabra egeiro (levantar) para calificar a algunos milagros, palabra ambigua que puede no decir nada, pero puede apuntar también a la resurrección Ambigua queda también su partícula preferida y exclusiva eythys (en seguida) puesto que Me no sólo la emplea para subrayar la aparición más o menos repentina de la curación, sino para otras mil transiciones narrativas y cronológicas b) Esta acción es expresión de una fuerza (dynamu) Me ha elegido esta palabra sorprendente para calificar a los milagros, mientras que la palabra «signo» es, para Me, lo que piden a Jesús tentándole y lo que no se dará a aquella generación En esto parece coincidir con otras comentes del nuevo testamento que ven en el signo lo que reclaman los judíos 8 y lo que harán los falsos profetas al final9 6 Compárese ton lo que diremos a continuación sobre el uso del adverbio pa rachrema (inmediatamente) por Le 7 Cf Me 8 11 12 8 1 Cor 1 22 9 Me 13 22 2 Tes 2 9
)t,
Análisis
Pero, al igual que antes, los milagros son una fuerza que no es i.mio fuerza tristológica cuanto la fuerza del mensaje-praxis, es deIII : fuerza del Reino. No es la fuerza de una determinada palabra o persona, sino la fuerza del mensaje cuando es vivido con la totalidad de entrega con que lo vive Jesús. Por eso, la fe (que Mt y Le reelaborarán luego de manera diversa) la ha definido Me de manera muy significativa como una milagrosa fuerza humana: «no dudar en vuestro corazón sino creer que sucederá» (11, 23). Esta fuerza se presenta en un escenario contrario, que está más marcado que el de los otros sinópticos por referencias demoníacas o presencias de espíritus impuros: proporcionalmente es Me quien más prodiga estas alusiones en sus sumarios, como si fueran un color habitual de sus fondos. Mientras que Le asimilará más el demonio a la enfermedad, y Mt tenderá a olvidarlo más. Y como fuerza «de algo» que, por tanto, no es todavía ese algo, y que acontece en un contexto hostil, los milagros de Me tendrán cierto carácter de combate; «Satanás no puede luchar contra Satanás», es la versión que da Me del milagro como signo del Reino 10. Por eso los milagros de Jesús, pese a su extensión narrativa, tienen carácter más ocasional, más episódico; mientras que en Mt serán más constitutivos. Al igual que las flores, los milagros no son la vida ni eliminan las dificultades de la muerte y la vida, pero hablan de las posibilidades de la vida. Por ese carácter ocasional, coexisten con la debilidad, y Me parece tener interés en subrayar que ese Jesús poderoso puede ser, a la vez, débil. Y lo subraya no sólo narrando, sino cargando de testigos las escenas en que esta debilidad aparece. Podemos verlo particularmente en dos momentos: 1. Me es el evangelista que más ha orquestado el fracaso de Jesús en Nazaret. Sólo él subraya que estaban presentes los discípulos y que había «muchos» u . Sólo él se atreve a decir que Jesús «no pudo», pese a que los asistentes conocen y comentan lo ocurrido en otras partes, con lo que el ridículo de Jesús parece ser mayor. Sólo él da relieve a la extrañeza o admiración de Jesús por una falta de fe que le ata las manos. La excepción de que «a pesar de todo curó a unos pocos imponiéndoles las manos» (6, 5) no echa por tierra toda esta construcción
10 11
Me 3, 24 s. Compárese con sus paralelos en los otros sinópticos 6, 1 y 2
La teología de los evangelistas
57
como uno se sentiría inclinado a pensar: más bien señala que la falta de milagros no estuvo en la voluntad de Jesús sino en la hostilidad de la situación. Muy claro se ve por la comparación con Mt que más bien atribuye la falta de milagros a la voluntad de Jesús («no hizo milagros» donde Me escribe que «no pudo hacerlos») ante la falta de fe de los nazarenos. Y por eso Mt omite el verso de Me sobre las «pocas excepciones». 2. Toda esta debilidad se continúa con el rasgo ya constatado de la casi desaparición de los milagros en la segunda parte del evangelio, y culmina con la debilidad de Jesús en la pasión. Esta es mucho más sufrida que elegida por Jesús: en Me no hay renuncia a las legiones de ángeles, ni curación indulgente del atacante Maleo, ni continuo conocimiento por Jesús de lo que va a venir, como ocurre en Mt, Le y Jn. Con absoluta razón escribe P. Lamarche: «que Jesús es impotente ante la mala voluntad humana, y que él que salvó a otros no se puede salvar a sí (Me 15, 31) es una revelación que arroja una luz definitiva sobre él y sobre su Padre» n. Como fuerza del Reino los milagros son inseparables de la historia concreta de Jesús, y no pueden ser leídos al margen de ella. Pero son también inseparables de la fe que es su concausa 13. c) Y por todo eso los milagros son también revelación, tal como la concibe Me: revelación del Dios escondido o del que es Hijo de Dios en la anonimidad. Revelación que coexiste con (o acontece en medio de) los mandatos de silencio, la oposición desatada y la incomprensión de los discípulos. Revelación que es así de discreta y de anónima no sólo por el contexto demoníaco o de dureza de corazón en el que se presenta, sino también porque, en este mundo ambiguo y negativo, la presencia de Dios no es un factor exterior, sino el milagro mismo de lo humano llevado a su profundidad última, quizás entrevista o sospechada pero increída. Esta es la razón por la que Me sigue viendo la fe como una «milagrosa fuerza humana» en
12 P Lamarche, en su contribución a la obra editada por X Léon-Dufour, Les mímeles de Jésus, París 1977, 225. 13 «En todas las narraciones marcanas de milagros se hallan unidos el motivo de la fe y el de la agravación de la dificultad Expresión clásica de esta fe puesta a prueba y atacada es la profesión paradójica, «creo, ayuda mi incredulidad» en la que coinciden dialécticamente la experiencia de inutilidad y la trascendencia radical de lo humanamente posible»' G Theissen, Urchrtslhche Wundergeschiohten, Gutersloh 1974, 139
Análisis
La teología de los evangelistas
el sentido que liemos ditho. Y por eso cabría concluir parodiando el milagro que describe Me, con la letra de una canción muy actual: «con vosotros está y no le conocéis». Esto es lo que revela el anuncio del Reino, y esto es lo que encarna la peisona de Jesús que, precisamente en esto, es efectivamente Hijo de Dios.
está de acuerdo en afirmar que es Mateo el autor de esas reducciones a lo esquemático. No las ha recibido de la tradición u. Como único ejemplo baste comparar, en la narración del poseso de Gerasa, cómo Mt despacha en medio versículo enunciativo (8, 28b) lo que para Me eran casi cuatro versículos ambientadores (Me 5, 3-6a). Y si Mt alarga alguna narración es para introducir en ella discursos que, a lo mejor, los otros sinópticos transmitirán en otros lugares, o para reproducir palabras concreras de la gente 18. También por esta misma razón, Mt carece de milagros propios, pero multiplica respecto a Me los enunciados genéricos o duplica el número de curados e incluso alguna narración. Porque no es la historia o la trama concreta sino el hecho mismo del poder, lo único que interesa al evangelista. Fuera del episodio de la moneda en el pez, sólo podemos colocar en el haber exclusivo de Mt la ampliación del caminar sobre las aguas, desde Jesús hasta Pedro; pincelada que, como luego veremos, tiene probablemente relación con el tema de la fe. Finalmente, entre las palabras que parecen particularmente típicas de este autor, algunas son meras muletillas narrativas (como el km idou: «y he aquí», o como el participio idón: «viendo»), mientras que otras, como el citado título de Kynos, el verbo proskyneo (prostrarse), la invitación a tener confianza {tharsein, cf. 9, 2 y 9, 22) y el calificativo de oligopistos (de poca fe) nos remiten a los dos puntos siguientes.
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2.
Mateo: distintivos del Mesías El estudio de S. Legasse en la obra de X. Léon-Dufour 14 me parece una palabra casi definitiva sobre la concepción mateana del milagro, aunque pueda discutirse algún argumento concreto n . En la exposición que sigue le somos particularmente deudores, si bien vamos a mantener un esquema parecido al que hemos seguido en la de Me, para facilitar la comparación con éste. De acuerdo con dicho esquema podríamos establecer, en tres pasos, que, para Mt, los milagros son un segundo raíl junto a la palabra; que son poder cristológjco. y que tienen una particular relación con la fe. a) Ya notamos en el capítulo anterior la curiosa disposición, un poco elemental, a la que recurre Mt: capítulos de discursos y capítulos de milagros. Posiblemente hay ahí algo más que una cierta impericia narrativa: con frecuencia Mt subraya la dualidad «predicar y curar» con mucha más fuerza que sus paralelos correspondientes de Me o Le 16. Y es que el Jesús de Mt es, a la vez, Maestro y Señor (el Kynos es palabra cara a este evangelista). Y junto al poder de su palabra (exousía) aparece el poder de su obrar: la dynamis que en Me traducíamos preferentemente como fuerza —fuerza del Reino—, se mantiene en Mt pero con un significado más cercano al de poder: se trata del poder cristológico del Mesías. Por esto hallamos al segundo evangelista desinteresado en la anécdota. Sus narraciones son esquemáticas y se ajustan mucho más a los puntos tópico" presentación y súplica, curación, constatación, etc. La crítica 14 Les miracles de Jésus selon Matthieu, 227-247 15 Así por ejemplo es innegable la concentración cnstológica de los milagros en Mt Pero me parece discutible que ésta se exprese en el uso del participio idón (habiendo visto), típico de Mt Pues ese participio es una muletilla del evangelista, usada también fuera de los relatos milagrosos Y la alusión al «ver» de Jesús la dan también los otros sinópticos en algunas narraciones de milagros, aunque prefieran el indicativo al participio 16 Cf Mt 4, 23 «predicando y curando», con sus paralelos Me 1, 39 y Le 4, 44 También Mt 9, 35 «enseñar y curar», con Me 6, 6b y Le 8, 1
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b) Si Me veía la divinidad de Jesús como praxis, Mt la ve como presencia personal. Y por eso no es de extrañar que, para Me, los milagros remitieran sí a Jesús, pero a través de la «ruptura» del Reino que Jesús encarna y ellos desvelan; mientras que en Mt remiten a Jesús porque apuntan al poder trascendente de su persona. Mt elimina la debilidad de Jesús y relativiza los mandatos de silencio que ha heredado de Me. Añade por su cuenta, en las curaciones a distancia, que el enfermo fue curado «en aquella misma hora» 19, y suprime las «técnicas» terapéuticas o curaciones progresivas del pri17 Cf H J Held, Matthaus ais Interpret der Wundergeschichten, en G Bornkamm y otros Uberheferung und Auslegung im Matthausevangelium, Neukirchen 6 1970, 155-237 Sobre todo 156 s 18 Compárese Mt 9, 26 y 9, 33 con los otros sinópticos que enuncian la reacción del pueblo de manera más genérica 19 Cf 8, 13 y 15, 28
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mcr evangelista. Igualmente modifica la escena de la hemorroísa tal como venía en el material que recibe, para que Jesús no emita ningún poder inconsciente, sino que se dé cuenta de lo que quiere la mujer, y la cure conscientemente. Asimismo, el verbo tocar parece perder en él todo posible sentido terapéutico, para pasar a ser un gesto de relación personal. Con ello estamos ya en el tema de la fe. Pero lo dicho basta para hacernos ver que lleva razón S. Legasse cuando escoge la expresión ta erga tou Chnstou (las obras de Cristo, o del Mesías) como la que mejor definiría la teología mateana del milagro, a pesar de que Mt sólo la usa una vez20. Y que sigue teniendo razón Legasse cuando da a entender que Mt ha resituado o reinterpretado una actividad terapéutica que «tal como la ejercía Jesús no bastaba para reconocerle como Mesías según los criterios de la espera judía»21, espera que constituye todo el transfondo ante el que Mt ha escrito su evangelio. c) La fe no es aún en Mt una profesión doctrinal, ni menos universal, pero tampoco es aquella seguridad en las posibilidades de lo humano en cuanto marcado por el Reino. Más cercano a Me, ha conservado no obstante esa confianza, dándole como objeto la bondad y el poder de Jesús. Frente a la definición que antes citábamos con palabras de Me, cabría elegir ahora otra elaborada con palabras •exclusivas de Mt y que procede, si no de un milagro propio, sí al menos de la repetición de un milagro que es exclusiva de Mt: Jesús pregunta a los dos ciegos: «¿creéis que puedo hacer eso?» (9, 28). Y aquí tendríamos la mejor definición de la fe. Es bien probable que también ahí haya una reelaboración postpascual del material más prepascual de Me. Y a esa confianza en Jesús corresponde la invitación de Jesús a confiar (tharset) que ya hemos señalado como característica de Mt. Pero esa confianza en Jesús viene presentada de manera un tanto polémica. Por un lado, los judíos no la tienen, mientras que Jesús la alaba siempre —y sólo— en los paganos22. Es indudable que aquí se trasluce no sólo la polémica de Jesús, sino la del mismo Mt con el judaismo. 20 Mt 11, 2 Ya hemos dicho que Mt conserva la dynamis mateana, aunque quizás no con idéntico significado 21 O c. (en nota 14), 238 22 Cf 8, 10 y 15, 28. En el caso del centurión, Mt ha suprimido además la recomendación que hacen los judíos en su favor (ver Le 7, 45)
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Y, por otro lado, se reprocha a los discípulos el ser tibios en esa fe. Una rápida comparación con la narración del niño epiléptico en Me muestra en seguida que, mientras allí recaía el acento en la fe del padre, ahora ha pasado a la falta de fe de los discípulos 2\ Así se refuerza el dato que antes encontramos: que el reproche de poca fe es casi exclusivo de Mt y parece acuñación suya. Sólo volvemos a encontrarlo fuera del contexto de milagros, en Le 12, 28 que proviene de Mt 6, 30. Y finalmente, lo que es más sorprendente de todo, Mt prefiere, a la frase probable de Jesús: «tu fe te ha salvado», la otra más aquilatadora de «hágase según tu fe»24. No entramos ahora en la cuestión de si ese carácter polémico con que Mt parece acuñar el tema de la fe, obedece a unas circunstancias particulares de la iglesia en la que escribe (conversión de paganos y enfriamiento de la fe en los primeros creyentes) 2 \ Esta cuestión ya no nos resulta tan decisiva a la hora de estudiar los milagros de Jesús. Lo importante para nosotros es que se ha producido una reelaboración de un tema que si, por una parte, completa a Me en la explicitación de la concentración cristológica, por otra parece alejarnos de los hechos, al proyectar sobre el Jesús terreno la fe postpascual en el Cristo de Dios. 3.
Lucas: huellas de Dios Le es probablemente el autor con más peso de milagros. Es verdad que tanto en el número de relatos como en el de resúmenes difiere poco de Mt. Pero a esto hay que añadir que la fuente personal de Le es la que contiene más milagros, hay que añadir las alusiones a milagros en las palabras de Jesús 26, y también la presencia de rasgos milagrosos en contextos no jesuánicos, la cual se prolongará en el libro de los Hechos, aunque aquí no vamos a considerarla. Este interés por lo milagroso parece deberse a una particular teología del tercer evangelista que, para acomodarnos al esquema 23 Cf Mt 9, 21 s y 17, 20 Ambos son pasajes exclusivos, y el segundo de ellos ha sido intercalado por Mt como respuesta a una pregunta que Me también conoce, peto a la que responderá de otra manera 24 Cf 8, 13, 9, 29 y, en parte también, 15, 28 25 Así S legasse, o c , 242 s 26 Así en las palabras contra Herodes, y en las referencias a las viudas y leprosos en tiempo de Elias, o al regreso de los 72
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con que arrancamos en Me, la reduciremos también a tres puntos el milagro es parte de la palabra, es manifestación de Dios y es garantía de la fe a) Si en Me el milagro (como toda la praxis de Jesús) sustituía prácticamente a la palabra o se convierte él mismo en la palabra de Jesús, y si en Mt palabra 5 milagro se hallan tendidos como dos vías paralelas, en le, por el contrario, palabra y milagro se interpenetran y se remiten mutuamente el uno al otro Por eso es Le el autor que tiene más milagros de legitimación (y además en su fuente propia) o que vincula el milagro a una determinada enseñanza concreta27, como por ejemplo la gratitud en el caso del leproso, etc El famoso «tránsito de lo escatológico a lo parenético» que suele presentarse como típico del tercer evangelista, se refleja también en los milagros Finalmente, parece notarse a veces un subrayado en la vinculación de los milagros a la palabra «a ti te lo digo», «bajo tu palabra» , «os pregunto», «llamó a la niña con un gran grito » También los demonios gritan con gran voz, como el leproso cuando regresa Al lado de eso, y aunque Le no narra con el pintoresquismo marcano, hay un afán por el rasgo concreto que personifica al máximo el episodio Es bien difícil saber si se refleja en ello el interés documental del hombre culto (cf Le 1, 1 s) o más bien el afán popular por lo concreto Pero son pinceladas clásicas de Le que la niña tenía doce años, que la mujer llevaba encorvada dieciocho, o que la mano seca del hombre era la derecha Y estas pinceladas revelan un interés que quizás ha reformulado uno de los resúmenes cuando añade que Jesús curaba «a cada uno en particular»28 En consonancia con esto puede estar el hecho de que también en el material propio de Le aparece el motivo de la misericordia" que se convierte así en un motivo típico de todas las fuentes Pero, salvo esta tendencia personifícadora, no hay en la misma acción nada que sea significante por sí mismo al modo como lo intentaba Me la significación tiende a concentrarse en la miraculosidad misma del hecho, en lo que éste tiene de «paradójico» o «inesperado», vocablos ambos que son propios del tercer evangelista30
27 28 29 30
Y no simplemente al anuncio genérico del Reino Cf Le 4 40 con Mt 8 16 y Me 1 32 Cf Le 7 13 asi como la siguiente palabra de Jesús «no llores» Cf endoxon 13 17 paradoxon 5 26
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La corrección a modo de sumario, que introduce le respecto de Mt en la embajada del Bautista 31 marca también este corrimiento hacia la miraculosidad, como garantía de la palabra b) Todo esto obedece a que le tiene una particular concepción del milagro, que él mismo ha formulado casi sin darse cuenta cuando nos dice que en Jesús «estaba el poder de Dios para curar» (5, 17) el milagro ya no es fuerza del Reino, ni dimensión cnstológica o mesiánua, sino que es el mismo poder de Dios Por eso, como luego veremos, la fe pertenece más a la consecuencia del milagro que a sus presupuestos Es típico de le haber reelaborado o compuesto él casi todas las conclusiones de sus milagros Y estas conclusiones se caracterizan repetidamente por 1) una reacción de miedo o asombro, asimilable al llamado «temor religioso»32, 2) una expre sa mención de Dios las gentes dan gloria a Dios33 o proclaman que Dios los ha visitado 34, 3) un comienzo de división en las reacciones A veces son sólo unos pocos o sólo el curado quienes glorifican a Dios, mientras que los otros se enfurecen o se endurecen Probablemente como forma de destacar ese poder de Dios, es característico de le el adverbio parachrema (inmediatamente) para describir la aparición de la curación Si quizás proviene del material lucano como alguna de las reacciones que acabamos de citar 3 \ él lo ha introducido en otras muchas narraciones36 Aunque se trate de una de tantas muletillas narrativas, cteo que, en este caso, la muletilla es teológicamente significativa Como poder divino, el milagro es una cualidad de la que Jesús es consciente v por la que no está poseído sin querer y quizás esto es lo que significa la extraña respuesta de Jesús ante la acción de la hemorroísa, que es exclusiva de un autor tan racionalista por otra parte, como le lógicamente pues, va no habrá coexistencia entre poder v debilidad, tal como la encontrábamos en Me Y en efecto en Nazaret no hay falta de fe que condicione la inacción de Jesús Más bien es el propio Jesús quien desata el conflicto provocando a los oyentes 37 Y esta provo-
31 32 33 34 35 36 37
Cf 7 21 Thambos 5 9 phobos 5 26 8 37 5 10 Para el asombro cf 9 43 5 25 13 13 17 15 18 18 43 dos veces 7 16 Ver también 8 37 y 9 43 Cf 13 13 Por ejemplo 8 44 47 8 55 4 39 5 25 18 43 Cf 4 23 25 27 exclusivos del tercer evangelista
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cación tiene una razón muy clara que también encontramos en otra escena propia de Le 38: Jesús los provoca porque esperan el milagro como curiosidad o diversión, pero no para creer. La razón de la fe ha de ser recibida como tal, para alabar a Dios por ella: no puede ser tomada para distracción. Por eso, en la designación del milagro, mantiene Le la dynamis de los otros dos sinópticos, que sirve también a su concepción aunque con cierto corrimiento del significado. Pero además la acompaña de los dos vocablos de corte helenista (endoxon y paradoxon) que ya conocemos. Quizás es este también el motivo que hace a Le asumir determinadas concepciones culturales del mundo helenista, tendentes a identificar, o no distinguir, enfermedad y posesión diabólica. Vistas desde Dios, se unifican todas las fuerzas enemigas del hombre: se convierten en una misma fuerza ante aquél que es «el más fuette» (11, 22 versión propia de Le). Por eso el Jesús de Le «cura» endemoniados e «impera» exorcistamente a los vientos o a la fiebre. No hay identificación, y Le seguirá hablando en ocasiones de endemoniados y de enfermos, o attibuyendo en otros momentos la enfermedad a una esclavitud de Satán. Pero lo que sí parece haber es una falta de motivo para distinguir. Y esta no puede ser otra que la relativización de todas las fuerzas hostiles ante Dios 39. c) Y con ello se ve que también ha de sufrir un corrimiento el tema clásico de la fe. Esta ya no será una especie de concausa que participa en la consecución del milagro, sino que pasa a ser más bien consecuencia de éste. Y por eso, aunque Le ha conservado más
38 Como es la reacción de Jesús ante Herodes' Le 22, 1-12 39 El esquema racionalizado y lógico que parece adivinarse a veces en la Biblia sería el siguiente la enfermedad es debida a una fuerza hostil al hombre pero inmediatamente impersonal, el endemoniado es ptesa de una fuerza personal (pot eso se habla de «posesión» diabólica) Pero por claro que pueda parecer este esquema, sus límites son muy imprecisos porque esa misma fuerza impersonal no procede tampoco de Dios (que no es autor del mal) sino de Satán Por eso puede decir Le, a propósito de la mujer encorvada, que «Satanás la ató» (13, 16) Con lo que los límites entte enfermedad y posesión se diluven A su vez, en Jesús hay una fuerza o energía capaz de vencer a la enfermedad y, por eso, puede ser presentada incluso como energía impersonal (la famosa virtus extens, cf le 6, 19) Pero hay también un poder personal que impera a los demonios, los cuales constituyen en cuanto setes petsonales un obstáculo mayor (cf Le 10, 17 «hasta los demonios») Pero también aquí los límites son imprecisos
que los otros la frase de Jesús: «tu fe te ha salvado», amplía no obstante el significado de esa frase en los pasajes en que la usa él solo, y no la refiere tanto a la consecución de la curación, cuanto al perdón o al encuentro con Dios (caso del leproso agradecido) hasta hacerla emigrar fuera del campo de los milagros (7, 50). Así se inicia un giro hacia la racionalización apologética de los milagros y de su relación con la fe. Y por eso precisamente interesa a Le destacar la posibilidad de una reacción incrédula en el sentido que notábamos hace un momento, de tomar la señal de Dios como motivo de distracción. Le alude a las ciudades que no se convirtieron con milagros, así como a los hermanos de Lázaro que tampoco se convertirían ni aun con los más aparatosos, como el regreso de un muerto. Pero es legítimo sospechar que, en este giro, se dan ciertas diferencias entre la concepción de Le y la del propio Jesús. Diferencias que un autor describe de la manera siguiente: Mientras que Jesús no se reservaba el poder de los milagros, Le conoce un mundo en el que la predicación evangélica está en concurrencia con taumaturgos no cristianos. Reconoce la existencia de un «mundo maravilloso» pagano, pero la atribuye a la magia. Para él no hay milagros más que en servicio del evangelio 40. Así empieza a ser perceptible una evolución que ve los milagros menos como «signos intrínsecos del Reino» y más como hechos paradójicos que tienen su sentido en Dios (el carácter de signos pot referencia al Reino, lo conservarán en todo caso como signos de la dialéctica entre el ya y el todavía no, típica del Reino). Por este carácter nuevo, será lógico y frecuente situarlos en un contexto de predicación, pero ya no con el significado marcano (el milagro habla), sino como autentificadores de la palabra. De ihí que el milagro divida. Es muy posible que esto tenga que ver qon la famosa desescatologización lucana y su manera de entender el retraso de la parusía41. Y aún cabe añadir la sospecha de que si, a pesar de lo dicho, el evangelio de Le no es tan apologético como la otra obra de este autor, se debe a su respeto hacia la tradición
40 A George, en la obra ya citada de X Léon-Dufour (ed ), p. 257 41. Cf. lo dicho en J I González Faus, La humanidad nueva, 176-179 sobre la solución lucana al problema del retraso de la parusía
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recibida, como se demuestra claramente en el detalle de que los Hechos vuelven a recuperar sin escrúpulo alguno la definición de se meta kai terata que, sin embargo, no ha tenido entrada en el tercer evangelio42 4
Juan signos para que creáis El dato más llamativo, probablemente también el más siginificativo teológicamente del cuarto evangelista, no es ni la reducción numérica, ni la diferencia argumental, ni la mayor aparatosidad de sus milagros, sino el cambio de nombre los milagros son signos (se meta) Y nuestra tesis sería la siguiente Jn ha aceptado el planteamiento de sus enemigos Pero, aun así y todo, con signos y todo, los enemigos no han creído Esta es, en mi opinión, la visión del cuarto evangelista Recordemos, para comenzar, que el semeion es aquello que había sido desautorizado en los sinópticos43 porque, en definitiva, es tentación, y que no lo van a tener los oyentes y seguidores de Jesús En el mismo Jn hay aún reminiscencias de este uso en 2, 18 y 6, 30 el signo pertenece, como en los sinópticos, al lenguaje inquisitivo de los judíos Pero, sin embargo, Jn llama signos a los milagros de Jesús y los hace actuar como tales son señales que manifiestan la gloria y llevan a la fe Para manifestar la gloria los milagros son más aparatosos el ciego es de nacimiento y el muerto lleva ya cuatro días sepultado En la narración hay cierta acentuación que recae en el taumaturgo como divino, yjn supera en esto los trazos con que Mt ponía de relieve a Jesús ahora ya no se trata de una fe dirigida a Jesús en cuanto capaz de recibir de Dios el poder de hacer aquello, sino de una fe que concluye que Jesús es el Hijo de Dios Por eso desaparece la súplica (casos del paralítico y el ciego) o aparece como desautorizada en el caso de María y del centurión es Jesús quien (hace el milagro y así) «manifiesta su gloria» (2, 23) De acuerdo con esta concepción, en la primera parte del cuarto evangelista se marca siempre una relación entre el signo y la fe 44 , 42 Hech 2 22 ha fundido para aludir a los milagros de Tesus dynameis kai se meta kai terata 43 Aunque propiamente era el signo «prodigioso» o unido al sustantivo teras 44 Cf 2 23 3 2 4 54 6 2 («le sigue») 6 14 7 31
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incluso se subraya que el Bautista no hizo signos4i No obstante se insinúan ya ciertas ambigüedades en el signo, que vendrían a darse cuando se le convierte en necesario por desorbitarlo 4f, o cuando el destinatario se queda en él, sin ver su significado47 Pues bien todo sucede como si estas posibles ambigüedades acabaran invalidando los signos y si éstos, al principio, llevaban a la fe, en la segunda parte del evangelio acabarán llevando más bien a la incredulidad o a la hostilidad48, y Jn conoce incluso los argumentos que, a pesar de la realidad del signo, pueden darse para no creer que Jesús no guarda el sábado, que «sabemos de dónde viene mientras que el Mesías cuando venga nadie sabrá de dónde viene»49, que por cada signo recibido se pide orro mayor 50, y de entre estas diversas formas de comportarse ante el milagro, la reacción probablemente más masiva no es ni la de los creyentes ni la de los hostiles (Caifas, fariseos, etc ) sino la de tanta gente que sólo llega a creer a medias o mal como los que pese a su aceptación, no inspiran confianza a Jesús (2 23-25) o como Nicodemo (3, 2 9 s), o como sus parientes (7, 3-5) o como tantos judíos indecisos (7, 31 40 s 8, 30 s 59) Este tema de los indecisos o semicreyentes, que marca también lo que tiene de historia y de proceso cada llegada a la fe, es tema importante v descuidado en el cuarto evangelista Pero lo principal para Jn es que, aun habiéndose situado Jesús en el terreno del adversario, que era el reclamo de los signos del cielo el adversario no ha llegado a la fe Y si esta es la tesis del cuarto evangelista, se sigue de ahí una doble consecuencia a) En realidad, el signo acaba por quedar relativamente desautorizado En este sentido habría menos distancia de la que suele suponerse entre Jn y los otros sinópticos Cuando se le dice a Tomás «dichosos los que creen sin ver», eso ha estado preparándose a lo largo de todo el evangelio, no sólo por el contraste inmediato con el que creyó porque había visto, sino por la historia larga de todos los que, habiendo visto, no creyeron Y este detalle no cambia cuando
45 46 47 bien en 48 49 50
Jn 10 41 4 48 si no veis signos y prodigios no creéis 6 26 me buscáis no por haber visto signos sino porque comisteis Tam 6 14 el signo presenciado lleva al deseo de proclamar rey a Jesús Cf Jn 9 16 11 46 12 37 Jn 7 27 Cf 11 37
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el evangelista comenta a sus lectores que los signos se han escrito para que ellos crean (20, 30 31), puesto que también el lector del cuarto evangelio habrá de creer por medio de unos signos que él tampoco vio No parece pues exagerado el decir que Juan ha entrado en el juego o en la aventura de los signos, y ello le permite mostrar su resultado negativo De otra forma no tendría la incredulidad el enorme papel que tiene en el cuarto evangelio b) Precisamente por esta devaluación progresiva del signo, asistimos en el cuarto evangelio a un cambio de su significado Conforme se desvirtúa su valor «convincente», el signo va adquiriendo otro valor de expresividad intrínseca Esta expresividad intrínseca la captó ya la célebre frase de Agustín en su comentario a Juan «en cuanto Jesús es Palabra, sus obras son también palabras para nosotros»51 Y así ocurre que la curación del paralítico expresa que Dios sigue trabajando o que el sábado consiste en la liberación que anticipa el Sábado de Dios, la del ciego significa que Jesús es la luz del mundo, la multiplicación de panes ocurre como puesta en acto de que Jesús es el pan de vida, y Lázaro resucita porque Jesús es la resurrección y la vida También la escena de Cana (aunque aquí no tengamos palabia de Jesús que la declare) está expresando que ha llegado la hora de las promesas mesiánicas (bíblicamente significadas por el vino) Este corrimiento es tan importante que la palabra «signo», en el cuarto evangelista, es entendida muchas veces por su relación con esta expresividad intrínseca de los milagros, dando así lugar a todo lo que suele llamarse sacramentalidad del cuarto evangelio Sin embargo parece innegable que, en los primeros usos (basta con ver 2, 23) el signo era sobre todo «epifanía de la gloria» de Dios Entendidos en este segundo sentido, los signos serían sólo una parcela de otro concepto más amplio y muy importante en el cuarto evangelio el de las «obras» de Jesús Las obras son la verdadera manifestación de la gloria y también cabría notar aquí la adjetivación progresiva que va dando el cuarto evangelista obras, obras buenas, obras de Dios n Pero, para nuestro autor, estas «obras» no son sólo los milagros, sino toda la actuación de Jesús Por eso son ellas lo decisivo de Jesús, y son ellas lo que empalma con su conciencia de fi-
51 InJoanmsEv 24 2 (ed de la BAC XIII 620) Agustín dice eso refinen dose precisamente a los milagros de Jesús 52 Erga (10 25) erga kala (10 32) erga tou Theou (10 37)
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Ilación ellas dan testimonio y Jesús las hace porque son obras del Padre, porque se las ha dado el Padre o las ha visto hacer al Padre Las obras vienen a ser el sustituto del concepto sinóptico del Reino Y el esquema sinóptico Abba Reino 53 se puede ver continuado en Jn en el otro binomio Padre-Obras En perfecta coherencia con eso, son las obras de Jesús (no alguna declaración concreta) las que provocan la acusación de blasfemia o al menos la pregunta por la legitimación de su potestad 54 Hav pues una grande e innegable diferencia entre Juan y los sinópticos en la concepción del milagro Y, como antes decíamos a proposiro de Le (que sería el más cercano a Jn en este punto), hay también una cierta distancia respecto de la concepción del Jesús histórico Pero esta diferencia y esta distancia no deberían hacernos perder de vista el momento en que Jn parece cerrar el círculo y acercarse de nuevo a la concepción sinóptica Una vez hecha esta cuádruple presentación por separado, es el momento de establecer una comparación que marca con suficiente claridad, no sólo los puntos en que cada evangelista se diferencia de los otros tres, sino, sobre todo, la existencia de una evolución lógica V unitaria en la teología de los diversos evangelistas sobre el milagro Pues, en mi opinión, no se trata sólo del pluralismo de cuatro visiones diversas y coexistentes sino que se trata de la concatenación de cuatro etapas en un único proceso de cambio
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(onclusionet
A través de todo lo expuesto llegamos —creo que con bastante seguridad— al siguiente resultado Mientras en el material o en los «motivos narrativos» no es po1 \ ( ,rablecer una evolución clara a su paso por los diversos evangelistas" en cambio es fácil constatar una evolución relativamente lineal en la teología del milagro, de un evangelista a otro A modo de resumen, vamos a presentarla en cinco capítulos
53 Sobre el cf J I González Faus Aa-eso a Jesús Ensayo de teología narratt ¡ Salamanca 1979 46 58 i Cf no solo 10 33 sino 5 17 18 y 6 30 55 Los únicos indicios para ella serian la desaparición de los exorcismos en Jn y la casi ausencia de las «técnicas curativas» a oartir de Me
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a) Por lo que toca a la definición misma del milagro, éste sería en Marcos una expresión del Reino, en Mateo un distintivo de Cris to, en Lucas una huella de Dios y en Juan una «razón» para la fe En consonancia con esto se halla la derivación de la terminología para Me el milagro es dynamis, Mt mantiene ese término, pero entendiéndolo en un sentido algo diferente, en el contexto de las erga tou Chnstou, Le lo conserva también, pero alternándolo con otros más maravillosistas (endoxon, paradoxon), y Jn lo sustituye finalmente por el de semeion b) El milagro tiene una especie de marco de lectura o de referencia, del cual no se le puede aislar para su comprensión Dicho marco de lectura sería en el primer evangelista la debilidad de Jesús, en Mt la confianza en él, en Le los otros milagros de la historia (ve terotestamentanos y de la iglesia primera) y enjn el hecho de que la Palabra se hizo historia o «carne» c) En este contexto los milagros enseñan algo para Me la pre sencia y la fuerza oculta del Reino, para Mt la «personalidad» de Cristo, para Le la actuación de Dios en la historia y parajn la carne concreta de la Palabra que está hecha de realidades tan de esta historia como la vida, la luz, el trabajo o la alegría del vino d) Pero esta enseñanza se lleva a cabo de formas distintas según la concepción de cada evangelista en la concepción práxica de Me, los milagros suplen prácticamente a las palabras enseñantes, para Mt se suman a ellas como los dos carriles de un mismo camino, para Le se producen en un contexto enseñante, de modo que auten tifiquen la palabra pronunciada en ese contexto Parajn, en cambio los milagros enseñan en cuanto son declarados por alguna enseñan za expresa e) Finalmente, hay también una evolución en la teología de la fe Para Me la fe es la fuerza del enfermo que Jesús es capaz de des pertar, y en Mt se mantiene algo parecido pero invirtiendo el orden de factores para mostrar una fe en Jesús que llega hasta arrancarle el milagro En los otros dos evangelistas cesa la prioridad de la fe respecto del milagro en Le viene a ser un factor para el discernimiento del milagro y enjn una consecuencia de éste, aunque ya notamos la constatación pesimista de Jn respecto al poder de los signos para engendrar la fe Tomando pie de una terminología de Theissen cabría
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hablar de fe que vence la dificultad, fe que suplica, fe que agradece y fe que cree 56 Creo que estos cinco puntos resumen la evolución que hemos venido constatando Si se me permite alegorizar una comparación que antes utilicé, podríamos decir que el milagro que, en Me, quedaba como la flor respecto de la planta, pasa a ser en Mt algo más intrínseco como el fruto, y se interioriza mucho más en los otros dos evangelistas, convirtiéndose en la savia misma que a ratos asoma al exterior, pero que corre por dentro del árbol Y una vez llegados aquí no es difícil constatar que, en el comienzo y el término de toda la evolución que hemos descrito, se encuentran precisamente las dos concepciones del milagro a que llegábamos al final de nuestro capítulo primero una más «simbólica» (ahora podemos emplear ya el término más «basileica») y otra más apologética o religiosa Ambas concepciones, por consiguiente, no están desligadas entre sí, sino que nos marcan el proceso seguido por los discípulos y por la predicación primera, en sus sucesivas vueltas sobre Jesús Y en este caso, la más antigua cronológicamente tiene casi todas las garantías de ser la más fiel a los hechos tal y como ocurrieron Mientras que la segunda tiene muchos más visos de ser una lectura teológica y postpascual, al menos en su formulación última, más exclusivista y más nítida Si se acepta esta conclusión tendremos una hipótesis de trabajo de cierta importancia, con la que acercarnos al estudio de los hechos realizados por Jesús de Nazaret
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Cí o c (en nota 13), 133-143
Algunos
4 Algunos ejemplos
Las conclusiones a que llegábamos en el anterior capítulo son suficientemente importantes como para que podamos decir que agradecerían una ulterior confirmación, y que sería útil para nosotros si pudiéramos verlas corroboradas o puestas en acto a través del análisis de algún milagro concreto y alguna perícopa determinada No es este un empeño muy viable, puesto que ni toda la teología de un evangelista se contiene necesariamente en un único relato milagroso, ni son demasiadas las narraciones comunes a todos ellos (o al menos a la mayoría, pero incluyendo si es posible a Juan) Con todo, creo que contamos con elementos suficientes como para intentar darle al capítulo anterior una pequeña confirmación, al menos mediante unos pocos ejemplos prácticos l a suma de los cuatro ejemplos que vamos a presentar a continuación, creo que nos orienta decididamente en la línea de las conclusiones de nuestro capítulo tercero 1
El andar sobre las aguas
El episodio de Jesús caminando sobre el lago de Genesaret se nos ha conservado en un triple testimonio de Me, Mt y J n ' En el análisis que sigue no vamos a responder a la cuestión de influjos y prioridades Puede ser que Mt reelabore una versión marcana ya conocida, pero no tratamos de tomar posición sobre este punto Tampoco nos pronunciamos sobre el origen de la narración del cuarto evangelista, que sólo conserva en común con los otros las dos fraseseje, o «claves» de un hipotético apunte «caminar sobte las aguas» (Jn 6, 19) y «Yo soy, no temáis» (Jn 6, 20) Nuestro interés no se centra en una investigación de orígenes sino en una comparación de resultados, o de tratamientos del tema 1
Cf Mt 14 22 33 Me 6 45 52 Jn 6 16 21
ejemplos
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Y de tratamientos teológicos En un análisis estilístico esta narración podría servir también para ver concretados algunos de los rasgos que ya nos son conocidos pintoresquismo de Me y tendencia a la abstracción de Mt Bastaría con comparar el presente narrativo de Me 6, 48 o el detalle de que Jesús quería pasar de largo (ibid), con el hecho de que Mt suprime el nombre concreto del lugar (Betsaida para Me y Cafarnaún parajn), y pluraliza lar multitudes Pero sería precipitado convertir esas diferencias estilísticas en fruto de intenciones doctrinales En cambio, una lectuta del conjunto de las tres narraciones deja fácilmente la siguiente impresión para Me se trata de un episodio que acontece a los disúpulos, mientras que en Mt el protagonista verdadero es el propio Jesús, de acuerdo con la concentración cristológica mateana que ya señalamos Mt narra de manera que, prácticamente, el correlato de Jesús se convierte en «la nave» en abstracto, mientras que en Me esrán constantemente en juego «ellos», pronombre que repite en cinco ocasiones más que Mt, subrayando además por su cuenta que «todos» le vieron Y en contraste con este relieve dado a los discípulos por Me, Mt subraya a Jesús, a quien nombra expresamente (14, 27) y de quien señala que se retiró «solo» a orar (14, 23) Este planteamiento dará lugar a las conclusiones que saca cada evangelista del episodio en Me los discípulos asisten a algo que acaba provocándoles temor y dejándolos fuera de sí (6, 51), reacción que empalma fácilmente con el tema marcano de la incomprensión de los discípulos En cambio, en Mt, los discípulos pasan por el miedo pero llegan, desde él, a la fe el «no temáis» de Jesús ha conseguido realmente su efecto (cf Mt 14, 26 y 33) Para Mt no hay más miedo que el momentáneo error de percepción de «tomarlo como un fantasma», mientras que para Me hay otro miedo más hondo, que viene del «no comprender» (Me 6, 52) ya desde antes (por ejemplo, desde los panes y, en general, desde toda la aparición de Jesús) De acuerdo con este planteamiento diverso, Mt se permite intercalar, él solo, el hecho de que también Pedro camine sobre las aguas, para poder así insertar su reproche sobre la ohgopistia, la falta de fe Así, la secuencia del caminar de Pedro queda perfectamente enmarcada entre el «mándame if a ti» y el «temió» Aquí están exactamente el lado positivo y el lado negativo de la fe sobre la que Mt predica
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Análisis
Y este corrimiento hacia Jesús culmina hasta el extremo en el relato de Jn: aquí todo resulta mucho más hierático; apenas hay anécdota o acción, y el episodio se convierte casi en un pasaje de aparición: Jesús cerca de la nave, y la nave que se encuentra en la orilla (cf. Jn 6, 19 y 21). Estas tonalidades se refuerzan por el hecho de que Jn suprime además la oración de Jesús. Y al quitar el thaneite de los dos sinópticos, con su tono de diálogo humano, es más que probable que le dé a la frase siguiente (egó eimi = yo soy), no el sentido de un reconocimiento humano, sino el sentido plenamente revelador («yo soy Yahvé») que ha pasado desde Ezequiel a muchos momentos del cuarto evangelio. 2.
El centurión Esta curación procede de la fuente Q, y probablemente es la misma que (por otra fuente) ha llegado hasta Jn, si bien el siervo del centurión romano ha pasado a ser en Jn hijo de un funcionario real. En mi opinión ninguno de los dos sinópticos ha conservado sin reelaboración el texto primitivo de Q, salvo en las famosas palabras de confiada humildad del centurión y en la subsiguiente alabanza de Jesús. También parece quedar un rasgo del original en la decisión de Jesús de ir a casa del pagano sin cuidarse por quedar o no quedar contaminado 2. Este rasgo conserva mucho más relieve en el texto de Mt que en el de Le \ Otra vez parece claro que, en Mt, los dos polos de la narración son la fe del pagano y Jesús: el centurión sale al encuentro y pide la curación. Jesús toma la iniciativa de ir él. Pero la fe del centurión es tan grande que considera exagerada esa iniciativa. Su criado se cura «según esa fe» (Mt 8, 13) la cual, además, es contrapuesta a la falta de fe de los judíos mediante unas palabras amenazadoras que Le ha conservado también, pero en otro lugar y como bloque errático (Le 13, 28), sin que sea posible asegurar quién las mantiene en su verdadero contexto. En Le en cambio, la fe del centurión no es contrapuesta a la fe de los judíos, puesto que ellos mismos interceden por él, de acuerdo con el planteamiento que hace Le de la escena y que es más 2 Recuérdese la observación de Jn 18, 28 los fariseos no entran en el pretorio para no contaminarse 3 Comparar Mt 8, 7 con I.c 7, 6
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verosímil pero quizás por eso más sospechoso de haber sido arreglado: el centurión ha oído hablar de Jesús y pide a unos judíos que intercedan por él para que vaya a curarle al siervo. Al no aparecer en escena el centurión, Jesús queda también como más difuminado ante el «poder de Dios»; ese hecho de no presentarse en escena el centurión es utilizado luego por Le como razón de por qué tampoco hace falta que Jesús vaya a su casa (cf. 7, 7), aunque, al comienzo de la escena, el deseo del centurión era que acudiese. Le deja aquí una cierta contradicción (entre v. 3 y 7) quizás por su afán de arreglar con verosimilitud el comienzo de la escena. Pero todo el conjunto de ésta da la impresión de que casi se reduce a una especie de oración, por intercesión de Jesús. En consonancia con ello, no hay en Le mención expresa de la curación: se la encuentran al llegar a casa, sin que nadie les haya dado la orden de volver fundada en una curación ya conseguida4. Otra vez, pues, Jesús queda como difuminado ante el poder de Dios, o se pone más acento en que Dios es el que cura por medio de Jesús. Jn sólo coincide con Le en que el niño es un enfermo de muerte y no un paralítico como decía Mt. Pero el objetivo de Jn parece estar más bien en su propio tratamiento del tema de la fe: el funcionario cree primero «Jesús cuando, a pesar del reproche con que le ha recibido (4, 48) le despide sin que él haya visto nada de lo que Jesús le asegura. Y acaba creyendo en Jesús al comprobar la coincidencia entre la hora de la curación y la hora en que Jesús le despidió. «La concepción joánica del signo parece provenir de estos versos 52 y 53 que no tienen ningún paralelo en los sinópticos. El inquirir y comprobar del padre, es un comportamiento racional correspondiente al signo... Y éste no es tanto la curación en sí, cuanto la correspondencia temporal entre la curación del niño y la palabra de Jesús»5.
4 Comparar el verso 13 de Mt con el verso 10 de Le 5 O Betz - W Gnmm, Wesen und Wirkhchkeit der Wunder Jesu, Frankfurt 1977, 131 La polémica judía contra el cristianismo da la impresión de haber comprendido de igual manera esta fuerza del signo, puesto que el Talmud de Babilonia (hacia el siglo V d C ) atribuye un milagro prácticamente idéntico de curación a distancia y coincidencia de horas, a un rabino que vivió más o menos en la época de redacción del cuarto evangelio Puede verse el texto en A Weiser, A qué llama •milagro la Biblia, Madrid 1979, 249
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Análisis
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La multiplicación de panes Este es el único milagro común a los cuatro evangelistas, aunque probablemente no se deba esta coincidencia a la presencia del milagro en fuentes diversas, sino a una importancia teológica grande que tuvo para todos ellos, quizás por su relación con la eucaristía Esta ubicación concreta del milagro le hace menos apto para ser retrabajado por las intenciones del evangelista que lo narra Y efectivamente, al comparar las frases comunes a todos, se tiene la impresión de que existe una especie de tronco previo, que constaría de los elementos siguientes — Cinco mil en el desierto — Los discípulos fueron a decirle despídalos para que puedan comer — Respondió dadles vosotros de comer — Cinco panes y dos peces — Los tomó, miró al cielo, los bendijo, partió y dio a los discípulos — Comieron todos y se saciaron — Doce cestos de mendrugos sobrantes Sobre este esquema común, quizás es la íritención de Jn la que más se transparenta en la forma de retrabajarlo Por eso comenzaremos nuestra exposición por él De Me a Jn asistimos al proceso siguiente en la forma como narra Me diríamos que Jesús se ve sorprendido por la situación apiadado de las gentes porque están como ovejas sin pastor, se ha puesto a enseñarles largamente y se ha hecho muy tarde 6 , hasta el punto de que han de acudir los discípulos a avisarle Jn en cambio quita toda la iniciativa a los discípulos y la pasa a Jesús no existe ningún problema de horario, sino que el Señor se adelanta a los acontecimientos También suprime Jn el que Jesús dé el pan a los apóstoles es él quien parece repartirlo directamente, por desproporcionado que esto resulte En el esquema narrativo que hemos presentado, Jn sustituye también la fórmula de mirada al cielo, bendición y fracción del pan, por la palabra euchansíésas que interpreta todos esos participios de manera ya explícita Finalmente Jn añíide al esquema narrativo común una sene de rasgos igualmente significativos las gentes 6
Cf Me 6 34 35
le siguen por los signos que han visto, estaba cerca la pascua, Jesús toma la iniciativa hasta el punto de que, cuando pregunta a Felipe, «ya sabía él lo que iba a hacer» y sólo pregunta para tentarle Y los doscientos denanos que, en el cálculo de Me bastarían para alimentar a toda aquella gente, son para Jn insuficientes Un último rasgo, más discutible, puede ser el hecho de que sólo Jn afirma que los panes eran de cebada (kníhinous Jn 6, 9), y, en vez del desierto de Me y Mt, ha situado la escena en un lugar donde había mucha hierba 7 Con ello, mientras los sinópticos parecen aludir más al maná y al pan en el desierto, Jn da la impresión de que emparenta el milagro también con el de Elíseo en 2 Re 4, 42-44, marcando las diferencias con éste si Elíseo alimentó con veinte panes de cebada 8 a *>' cien hombres, Jesús con sólo cinco alimentó a cinco mil El signo se ha magnificado, como suele hacer el cuarto evangelista Y todas estas modificaciones presentan la escena de acuerdo con el doble significado de la palabra signo que hemos expuesto antes la multiplicación de los panes es un milagro para creer, que lleva a reconocer que «este es el verdadero profeta que había de venir a este mundo» Pero, como tal signo puede malentenderse de manera utilitaria9, la multiplicación es además un milagro sobre Jesús como «pan de vida» 10, y quiere decir lo siguiente si Dios y no Moisés era el que había dado el pan en el desierto, cuánto más será Dios el que da ese alimento de la vida imperecedera n , que es Jesús Toda esta carga teológica contrasta con la discreción de Me, donde se ha creado una situación de apuro, donde los apóstoles se muestran dispuestos a ir a comprar pan para salir de ella, y donde Jesús simplemente comienza a repartir el pan Una discreción que casi favorece la interpretación racionalista que sólo ve en la escena una puesta en común de todo lo que cada uno llevaba, gracias a la cual pudieron alimentarse todos u 7 Cf Jn 6 10 con Mt 14 13 y Me 6 32 Marcos y Mateo sitúan la escena en el desierto con lo que la mención postenot de que se sentatan «en la hierba» pierde relieve si no resulta contradictoria puede tratarse de un pequeño oasis Juan suprime la mención del desierto y declara en cambio que «habla mucha hierba en el lugar» con lo que el tono del pasaje queda menos dramático 8 Krtthmous también como en Jn Cf 2 Re 4 42 9 Clara alusión a ello en la decisión de hacer rey a Jesús (Jn 6 15) 10 Ese es el sentido de buena parte del discurso posterior Cf Jn 6 34 11 Cf Jn 6 26 s 12 Asi por ejemplo en la novela de V Leñero El evangelio de Lucas Gavilán Barcelona 1980
Análisis
Algunos ejemplos
Mt, por su parte, ha iniciado ya esta evolución a partir del texto marcano. Para comenzar, el motivo de la misericordia no se concreta en el hecho de que las gentes van como ovejas s>in pastor y necesitan enseñanza 13, sino que el motivo vuelve a emigrar a la enfermedad y la curación: «se apiadó de ellos y los curó» (Mt 14, 14). Mt sigue también su costumbre de sustituir el pronombre autos de Me por el nombre propio de Jesús. Ante la sugerencia de los discípulos sobre lo avanzado de la hora, pone en labios de Jesús la respuesta de que no tienen necesidad de marcharse para comer, y consiguientemente hace innecesaria la oferta de los apóstoles de ir a comprar pan para todos, que han conservado Me y Le. En vez de eso se constata la impotencia de los discípulos para darles de comer, y esta constatación da pie a la orden de Jesús que sólo transmite Mt: «traedme los panes» (14, 18). Queda pues clara la «concentración cristológica» de Mt, que culminará en el «signo» joánico. Le, por último, apenas parece haber retrabajado esta escena y sigue más a Me, aun con alguna de esas pequeñas componendas lógicas tan de su gusto, como el decir que Jesús «los acogió y a la vez, les habló del Reino y los curó» (Le 9, 11). Mantiene también de Me la descripción minuciosa de la forma de sentarse. Y, sorprendentemente, no ha puesto una de esas conclusiones tan caras a Le en sus relatos milagrosos. Da pues la impresión de quC el tercer evangelista se ha limitado aquí a transmitir un material de los otros dos, sin reelaborarlo para sus objetivos teológicos. Aun con las limitaciones que hemos intentado señalar, estos tres me parecen los ejemplos más importantes, por cuanto en ellos podemos recurrir también a Jn. Se constata así la existencia de una evolución a lo largo de los cuatro evangelistas. Y vamos a completarla con un último ejemplo que ya no está en Jn, pero cuyo paso por cada uno de los tres sinópticos resulta fácil de reconstruir.
Me hace una larga descripción del calvario de la mujer, que Mt no trae, y que Le ha reducido al problema de la impotencia de los médicos, que quedan así tácitamente enfrentados a Jesús. Añade Me una descripción de la curación, en la cual constata que Jesús es consciente de haber sido tocado. Por último, la reacción de Jesús obliga a la mujer a confesar «toda la verdad» (Me 5, 33): por tanto también su enfermedad supuestamente vergonzosa. Por esta razón, Me subraya más que nadie el temor de la mujer al verse descubierta. En Le, por el contrario, la mujer sólo va a confesar «con qué intención le tocó y cómo fue curada al instante» (Le 8, 47). Mt ya no consigna ningún comportamiento ulterior de la mujer, sino sólo de Jesús. Mt, por su parte, suprime todo lo que no sea Jesús y la mujer: gente, preguntas, comentarios o alusiones a médicos. Sólo ha conservado la intención confiada de la mujer que se decía a sí misma: «si consigo tocarlo me curaré» (Mt 9, 21). Jesús en Mt no tiene nada que preguntar: no sólo sabe que ha sido tocado, sino por quién y con qué intención. Por eso se limita a volverse y bendecir a la mujer. Mt es también el que más resalta la curación y su eficacia «a partir de aquel momento» (9, 22). Y, por lo que toca a Le, el rasgo que más le distingue de los otros dos es la conducta posterior de la mujer: la confesión de la mujer no se dirige a Jesús como en Me (6, 33) sino a todo el pueblo, y proclama «cómo había sido curada en seguida» (parachréma: Le 8, 47). El problema de la enferma ha pasado a segundo plano; su confesión es fruto tanto del milagro como del conocimiento profundo de Jesús a quien la mujer no ha pasado inadvertida, puesto que sabe que ha salido poder de él y, por tanto, que alguien le ha tocado aun cuando «todos lo negaban» (Le 8, 45). Se capta así que, cuando Jesús despide a la mujer con una frase común a los tres: «tu fe te ha salvado», esa fe ha ido evolucionando y cambiando de significado en cada uno: en Me era una fe que vence dificultades (aunque, eso sí, «al oír hablar de Jesús»)15. En Mt es una fe que confía en Jesús. En Le es una fe que confiesa agradecida y, por tanto, posterior ya al milagro.
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4.
La mujer con flujo de sangre Apuntábamos al final del capítulo segundo el hipotético apunte previo que pudo servir de base a los tres sinópticos para este milagro 14. He aquí como ha configurado cada uno de ellos ese material.
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Detalle que Mt ha conservado a la letra, pero erl otro lugar Mt 9, 36. Ver más arriba 49-50.
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15 Cf Me 5, 27 Más arriba hemos notado también cómo se repite ese detalle en Me Cf. p. 54.
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Y del análisis anterior surge también una segunda consecuencia que viene avalada por el cambio de lugar que ha operado le respecto de Me, con la frase de Jesús «una energía ha salido de mí» Me la sitúa antes de volverse Jesús y como sensación privada le la coloca en medio de la actuación de Jesús y como proclamación pública Con este cambio de lugar, Ic la ha cambiado también de significado Pues en Me esa frase se usaba para justificar el que Jesús se vuelva y pregunte El lector judío que fuese informado de que Jesús se volvió a preguntar, esperaría verle contrariado por el hecho de haber contraído impureza legal al ser tocado por la mujer l6 Pero, de acuerdo con la polémica marcana contra este tipo de impurezas17, el interés de Jesús marcha por otros senderos Si pues Me dice que Jesús es consciente de haber sido tocado, es sólo para dar a entender que no se considera impuro y sigue actuando con normalidad Me no tiene otro camino que el recurso a esa expresión de la «energía que sale» porque, en una situación en que todo el mundo oprime a Jesús, éste sólo puede ser consciente de ese contacto distinto e impurificante, por la energía que sale de él Por tanto en Me, la extraña observación parece que no apunta más que a subrayar lo escandaloso de la normalidad con que Jesús sigue actuando Le en cambio prescinde de la polémica de impurificación y toma como central la conciencia de Jesús, la cual —separada de allí— se convierte más en una conciencia de que «ha salido poder» y Jesús la proclama públicamente O con otras palabras mientras que en Me la «energía que sale» era sólo ocasión para que Jesús se sepa y se proclame tocado y no impuro, en Le es al revés el ser tocado es oca; sión para proclamar que Jesús conoce el poder que ha salido de él Mt por su parte suprimirá de un plumazo toda esta cuestión como ajena a su teología La no impurificación puede quedar presupuesta, pero no es contemplada lo que importa a Mt es que esa forma más inconsciente o involuntaria de curar es ajena a la dignidad cnstológica, como también lo sería la concepción lucana en la que Jesús queda más reducido a una «causa instrumental» y Dios es quien hace el milagro por él Y así, en correspondencia con lo que acabamos de decir acerca de la fe, se descubre aquí otra evolución que va desde la fuerza del
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Cf Lev 15 25 27 Cf Me 7 1 s
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Reino presente, capaz de traspasar fronteras (Me), hasta la dignidad mesiánica (Mt) y la presencia o huella de Dios en la persona de Jesús (le) Con ello, hemos podido ver, reflejada en ejemplos concretos, la tesis que antes enunciábamos de manera más global, sobre la evolución de la comprensión teológica del milagro a lo largo de cada uno de los evangelistas Y, una vez que los hemos comparado entre ellos, es hora de confrontar todo ese material de los evangelios con el de otras narraciones de milagros, ajenas a los documentos fundacionales del cristianismo, pero procedentes también del mundo antiguo, de la misma lengua, y de la cultura en que fue predicado y se expresó el mensaje cristiano
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5 Textos no cristianos sobre milagros
Los evangelios son hijos de una cultura determinada. Su carácter de «palabra de Dios» no les garantiza una especie de «gestación virginal» incontaminada de toda sujeción a alguna carne concreta. Las mismas diferencias entre ellos ya revelan esto. Y no para hacer apologética, sino para tratar de entenderlos, se nos impone una mirada detenida hacia otros monumentos de la época en los que también está presente el tema de lo milagroso. En este capítulo vamos a considerar tres de esos textos: los célebres exvotos del templo de Esculapio en Epidauro, un diálogo de Luciano de Samosata (El mentiroso) y la Vida de Apolomo de Tiana, de Filostrato. Prescindiremos de los textos judíos extrabíbucos, no sólo porque son posteriores al cristianismo (en las obras de Josefo todavía no se conocen milagros de rabinos), sino porque parecen ser fruto de una polémica anticristiana muy concreta, que nos obligaría seguramente a otro tipo de análisis. Sólo haremos notar el detalle curioso de que abunda en ellos un tipo de milagro desconocido en los evangelios: la lluvia presuntamente conseguida por las oraciones de algún rabino. Toda esta comparación puede parecer superflua. Al revés que en los años veinte, hoy está en baja el recurso al mundo griego como fuente de explicación de los evangelios. Incluso hay exegetas que sostienen que, cuando se leen las narraciones helenistas de milagros, se tiene desde el primer momento la sensación de estar en un mundo y una teología que distan años luz de los evangelios. Los textos de Epidauro, como luego veremos, se compararían mejor con los testimonios milagrosos de algún santuario tipo Lourdes (tema que no nos interesa). Y el diálogo de Luciano, más que un texto sobre el milagro es un escrito sobre la credulidad ante lo maravilloso: su correlato estaría, mucho más que en los evangelios, en los horóscopos, los cinturones magnéticos, la comunicación con extraterrestres y
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otra inmensa variedad de tomaduras de pelo —vagamente fundamentadas algunas de ellas, y ampliamente comercializadas todas ellas— con las que se alimentan las humanas ganas de soñar de los maltratados pobladores de este planeta. Creemos, sin embargo, que este tipo de afirmaciones no deben darse por evidentes ni por sentadas, sino que es conveniente verlas aparecer de los textos mismos. Por otro lado, aun a través de concepciones filosóficas o teológicas muy distantes, es posible encontrar afinidades de mentalidad, o literarias, que nos ayuden a comprender mejor lo que es contingente en los evangelios'. Tampoco pretendemos con este capítulo excluir la comparación de los milagros evangélicos con los relatos del antiguo testamento a los que dedicaremos el capítulo siguiente. Que el hombre ha buscado lo maravilloso casi desde que existe, y que lo maravilloso tiene algo que ver con la superación de las mil fronteras que experimenta la existencia humana, es cosa que no necesita mayor declaración. Hasta el punto de que esa búsqueda, o la ilusión del hallazgo, es casi lo único que hace soportable esta vida a muchas gentes. Que, a pesar de todo, lo maravilloso no se encuentra o, al menos, no parece muy a disposición de los hombres, es otra enseñanza que impone la vida a quien se atreve a mirarla con sobriedad. Que quizás haya que buscar lo maravilloso sin bajarse del tren de esta cotidianidad pesada, puede que sea una consecuencia ética muy recomendable, a sacar de las experiencias anteriores. Y no sé si con estas consideraciones ya se habrán vuelto inútiles todas las páginas que siguen. Sin embargo, porque somos humanos y nada de lo humano nos es ajeno, es posible que tenga algún sentido el acercarse a contemplar estos testimonios de lo maravilloso que hemos recibido de algún momento determinado; con tal de que se haga, a la vez, con una cautela infinita, pero sin ninguna fatuidad despectiva.
1 En cualquier hipótesis, es la concepción del milagro y la forma de narrarlo lo único que nos parece ob|eto de comparación con los evangelios Entrar en ]uicios comparativos sobre la realidad misma de lo milagroso resulta una polémica ínnecesatia Por eso me parece inevirablemente apologénco, aunque no quiera serlo, el siguiente juicio de L Sabourin «ninguno de los actos maravillosos de la documentación rabínica y helenista presenta una garantía de autenticidad suficiente como para que podamos encontrar en ellos las características de un milagro auréntico» (mientras que en los evangelios sucedería lo contrario) Cf The divine miracles discussed and defended, Roma 1977, 53
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Análisis
1. Las inscripciones de Epidauro Esculapio, el dios de la medicina, tuvo santuarios en diversos lugares de la antigua Grecia. El más famoso fue el de Epidauro, en la península del Peloponeso, no lejos de Corinto. En 1883 se descubrieron tres estelas (Pausanias testifica la existencia de seis) llenas de inscripciones de exvotos, en las que se da gracias al dios por las curaciones milagrosas obtenidas. En total sesenta y seis inscripciones, en bastante buen estado de conservación, redactadas en dórico hacia el siglo IV antes de Jesucristo. No hace falta detallar el interés que levantaron y la cantidad de literatura apologética a que han dado lugar. Sí que es preciso hacer constar que no poseemos el texto castellano de casi ninguna de estas inscripciones 2, bastante repetitivas por lo demás, y no todas del mismo interés. Cuando se descubrieron fueron tachadas por la ciencia médica de «pura superstición». Más tarde se dijo que la ciencia médica debería avergonzarse de ese juicio que sólo provenía de un desconocimiento de las enormes e inexplicadas posibilidades de influjo de lo psíquico sobre lo físico. Sin algo de realidad latente bajo la hinchazón del texto de las estelas, no se explicaría la innegable vitalidad del templo. Y este juicio sigue en pie aunque se acepte a la vez el que se atribuye al cínico Diógenes: «si todos los que no se curaron hubiesen dejado un exvoto, habría muchísimos más». De hecho, la obra que pasa por clásica sobre estas inscripciones, y de la cual he sacado su texto, concluye con esta observación que constituye su tesis central: En el psiquismo del hombre enfermo late un maravilloso poder curativo al que todavía no tiene acceso nuestro saber, pero que el médico está obligado a despertar. Se le podría describir con las hermosas palabras de Liek: «y ¿cuál es el milagro de la medicina? Nada más, pero también nada menos que el milagro de la vida misma .» 3 .
2 Salvo los números 1, 3, 4 y 23 en la obra tantas veces citada de X LéonDufour, Les míneles de Jesús, y los números 1, 6, 7, 8 y 17 en la obra de A Weiser, A qué llama milagro la Biblia. Nosotros tomamos el texto de la obra clásica sobre el tema' R Herzog, Die Wunderheüungen von Epidaurus, Leipzig 1931, 8-35. 3 O c , 157 Herzog es un defensor moderado de los textos de Epidauro en el sentido dicho Para ello presenta diversos paralelismos no con los evangelios, sino con textos de santuarios cristianos como Lourdes (donde también hay testimonios de curaciones que sólo ocurrieron al regreso, o meses después) o como St Ieonhard en Inchenhofen (Baviera) y otros de la hagiografía católica o protestante.
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Una lectura detenida de los exvotos, nos va llevando a las conclusiones siguientes: a) La materia del milagro Como es lógico tratándose del dios de la medicina, la mayoría de los milagros son curaciones. No hay ninguna resurrección, pero sí algún milagro de los que llamaríamos «de naturaleza», especialmente entre los que tienen carácter legitimador del santuario. Hay otros muy cercanos al tema de la salud, como los casos de esterilidad, calvicie y piojos, o casos de enfermedades causadas por el dios como castigo. Entre las dolencias curadas están presentes casi todas las que aparecen en los evangelios (ciegos, mudos, sordos, parálisis diversas, hidropesía... No hay casos de lepra y sólo uno de epilepsia). No obstante asistimos a una gama más amplia de enfermedades: cálculos, tenia, heridas de arma blanca, gusanos, embarazos, tisis... Y aquí encontramos el primer detalle a comentar: hay algún caso en el que la misma enfermedad resulta casi más milagrosa que la curación, como embarazos de varios años, producidos a veces por una falta de precisión en la plegaria4. Por fortuna, en uno de estos casos la crítica ha podido reconstruir el origen de tales inverosimilitudes: el texto ha pasado por dos redacciones sucesivas con el correr del tiempo. La primera decía simplemente: «no admires el tamaño de esta tabla, sino el poder del dios: cómo llevó su carga durante cinco años hasta que hizo la incubación durante la cual la curó el dios». En esta redacción se aludía seguramente a la curación de algún tumor. Pero al trasladarla a la estela, la inscripción debió ser reinterpretada: la «carga» se convirtió entonces en un embarazo, y la curación pasó a ser nada menos que el parto de un cincoañero quien, nada más nacer, se bañaba él sólito y corría al lado de su madre ">. Digamos finalmente que son muchos los milagros que aducen nombre propio y lugar de origen del agraciado. Para los casos en que el texto es absolutamente seguro, Herzog aduce el siguiente balance: 26 con referencia de nombre y lugar, 8 con nombre pero sin
4. Cf n 3' Istmomke había pedido al dios quedar embarazada y se le cumplió el deseo. Como al cabo de tres años no daba a luz, volvió al santuario y el dios le explicó en la incubación que ella sólo le había pedido un embarazo, no un parto. 5. Cf n 1. En adelante, todos los números entre paréntesis en el texto, se refieren a la numeración establecida para las inscripciones de Epidauro.
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lugar, 2 con lugar sin nombre personal, y unos 9 en que faltan ambos datos 6 . Los casos en que el texto ha de ser reconstruido no alteran esta proporción. El mismo afán de concreción se nota a veces en la referencia al origen de la enfermedad, que proviene del dolo de una suegra (13), o en las risas que provoca la calvicie (19). b) La forma de la curación El esquema narrativo es muy semejante en casi todos los milagros: tras presentar al personaje y su enfermedad, la inscripción introduce el milagro con la fórmula: «durmió en el santuario, tuvo un sueño y le pareció que...» 7 (históricamente consta la realidad de esas dormidas en el santuario o «incubaciones»). Durante el sueño, el paciente cree experimentar alguna intervención del dios de la cual a veces encuentra huellas (como manchas de pus o de sangre) al despertar. O bien el dios le indica algún procedimiento que, puesto en práctica al despertar, devuelve la salud al paciente. Los milagros de castigo (a incrédulos o no pagadores) se atienen menos al tópico de la incubación. Pero más de la mitad de las curaciones mantienen el esquema dicho, lo que hace su lectura bastante repetitiva y aburrida. Como puede deducirse de lo anterior, las curaciones conservan una gran ambigüedad entre lo médico y lo milagroso. El motivo de las técnicas curativas que citábamos al hablar de los evangelios, y que allí quedaba casi reducido a la saliva y la imposición de manos en el órgano dañado, se encuentra aquí enormemente ampliado: hay ungüentos para las heridas, colirios para los ojos, vendajes, dietas y hasta intervenciones quirúrgicas8. En otros pocos casos son los animales del santuario (perros o serpientes) quienes, lamiendo las heridas, curan al visitante9. Un hombre tan escéptico como Luciano reconoce la verdad de las curaciones de Epidauro atribuyéndolas a «medicamentos benignos»10. Por su brevedad, y por su clara explicación psicológica vale la pena concluir este apartado con la cita de una curación concreta: la de
6 O c, 57 7 Egkatheydón de opsm eide Edoket. . con vanantes sinonímicas o de conjugación. Asi en los números 2, 3, 4, 6, 7, 8, 9, 13 (17), 18, 21, 23, 24, 27, 28, 29, 30, 31, 34, 35, 37, 38, 39, 40, 41, 42, 46, 51, 53, 62, 66 8 Cf 9, 12, 13, 17, 18, 19, 20, 23, 25, 26, 27, 28, 30, 31, 32, 37, 39, 40, 53, 61, 62, 66 9 Cf 20, 26, 33, 42, 45 10 Philopseudes, 10
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una niña muda que «viendo venir por la rampa una serpiente, llena de terror comenzó a dar gritos llamando a sus padres y, de esta manera, se encontró curada» (44). c) Otros motivos Además de la incubación, encontramos como características de estas curaciones, otros tres motivos que están ausentes en los evangelios. El primero de ellos será el de los honorarios, a veces en forma de ofrenda al dios n , y que puede ser comprensible desde el presupuesto de una auténtica actividad médica en el santuario: un niño mudo comienza a hablar precisamente prometiendo la paga (5); otras veces es el mismo dios quien reclama un precio determinado (4). El segundo tópico es el de los milagros punitivos, que por lo general castigan la falta de fe en el santuario o los honorarios impagados n. Finalmente citemos el motivo de «legitimación»: pero aquí ya no se legitima algo del hombre (como su superioridad sobre el sábado, o la posibilidad de perdonar los pecados...) sino el poder del dios en aquel santuario y, consiguientemente, sus virtudes curativas13. Una consecuencia de esta comercialización del milagro es que también la fe va a sufrir un cambio de significado. El tema de la fe queda ligado exclusivamente a la eficacia terapéutica del santuario. Dentro de él entrarán algunos rasgos de obsequiosidad del dios, que antes de conceder un hijo pregunta si se le quiere niño o niña (34) o que carga con quintillizos a una mujer estéril y ansiosa de maternidad (39)- Pero todo ello no hace sino corroborar el juicio de A. George: «los relatos quieren inspirar confianza en el dios curandero, y también asegurar la prosperidad del santuario. No conllevan mensaje alguno sobre la vida religiosa o moral del fiel, ni tratan de establecer comunión entre él y su dios» H . Esta es la razón por la que los milagros punitivos, como ya hicimos constar, apuntan sobre todo a los insolventes y a los incrédulos. Antes de pasar al apartado siguiente, digamos para concluir que, en el nivel al menos lingüístico, es posible señalar tres expresiones
11 Cf 12 Cf 13 Cf 14 En Jésus, 101
4, 5, 22, 25, 46 6, 11, 36, 47 3, 4, 6, 10, 15, 36 su colaboración a la obra editada por X Léon Dufour, Les mímeles de
NN
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que parecen tener su paralelo en los evangelios: hay un ciego que, al comenzar a ver, ve árboles (18), un mudo al que cura el dios tocándole la lengua (51) y, aunque aquí el texto está reconstruido, un hombre con un muslo «seco» (60) si bien en Mt 12, 9 se trata de una mano. Ninguno de estos paralelismos es absolutamente claro, ni demasiado sorprendente, y todos pueden deberse simplemente a la naturaleza misma del tema. 2.
El Diálogo de Luciano de Samosata
Mucho menos significativo, como no sea por contraste, el Diálogo de Luciano refleja un mundo totalmente ajeno a los evangelios. Un mundo en el que el milagro es independiente de todo planteamiento religioso, y se podría definir más bien como búsqueda de una solución fácil, del tipo de la piedra filosofal. Búsqueda de algo desconocido, sí, pero natural y actuante, y que tenga la ventaja de la comodidad, frente a la dificultad que suponen el lento conocimiento científico, o soluciones como la cirugía o las dietas, y el respeto a las leyes del organismo vivo. En el mundo que refleja Luciano, lo importante será que las cosas se arreglen con palabras extrañas ", quizás egipiias16, o «atándole al pie un canto recogido de la columna sepulcral de una doncella»17. Esta categoría de lo «natural desconocido» será una fuente de «ingresos crecidos» 18 o de brillo y poder, para aquél que lo domine. De ahí lo presumidos que aparecen los taumaturgos. Pero semejante categoría degenera en pura superstición y mitología, cuando intenta dar alguna explicación coherente: así por ejemplo, se nos dice que los espíritus temen a tales o cuales conjuros, más o menos como puede huir un insecto ante el aroma de un insecticida. La fe tampoco tiene nada que ver con la actitud del hombre ante las preguntas y realidades últimas, sino que consiste en un simple «rendirse ante la evidencia», como lo formula Cleodemo, personaje del Diálogo, que antes había sido incrédulo 19. Los afortunados que han presenciado tales maravillas no sólo han visto curar a un epiléptico,
15 16 17 18 19
El mentiroso (Pbilopseudes), 7 y 17 Ibid, 31 «usando el idioma egipcio» Ibid, 11 Ibid, 16 Ibid, 13
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sino que han contemplado además al demonio salido 20 y hasta han oído revelar quién es y por dónde había entrado en el cuerpo del paciente. El milagro es calificado con las palabras que serían más ambiguas para los evangelios como thaumaston o teras —prodigio— desprovista incluso dt los matices «significantes» con que la utiliza la Biblia21 y, por supuesto, puede ser conseguido —con tal que se pague— para fines inmorales o amores ilegítimos22. En medio de todo este contexto, el irónico Luciano intenta hacer un tratado sobre la razón crítica frente a aquel maravillosismo populachero: se niega a creer que «con remedios externos puedan curarse males o dolores cuva causa es interna» y se ve menospreciado «por su persistencia en tratar científicamente la enfermedad»23. Y cuando la credulidad ya no tiene argumentos ante la crítica, sólo entonces opta por defenderse con el recurso a la religión, ante lo que Luciano responde que «puede haber dioses y sin embargo ser falso todo eso»24. Si, a pesar de eso, le dedicamos atención es por la innegable semejanza de alguna de sus expresiones con otras de los evangelios. Aparte del imperativo de confianza tharsette, que también hallaremos en Apolonio de Tiana, llaman la atención una referencia a «andar sobre las aguas» 2 \ la acción de «soplar»26 y, sobre todo, la escena de un paralítico que «echándose al hombro ¡as parihuelas en que le habían traído, se volvió al campo»27. Algún punto hipotético de comparación lo rendríamos en el detalle de preguntar el nombre al demonio 28, que sólo aparece una vez en los evangelios y en una de sus escenas más extrañas, aunque otros lo explican desde la concepción semita del nombre y, por tanto, del conocimiento del nombre como forma de dominio. Aunque la obra de Luciano es muy posterior a los evangelios, es difícil suponerle al autor algún conocimien-
20 Ibid, 31 y 16 El mismo tipo de constatación hallaremos en los exorcismos de Apolonio de Tiana 21 Ibid, 5, 29 (terastia) y 11 Sobre thaumaston recuérdese lo dicho en el capitulo primero 22 Ibid, 14 23 Ibid, 8 24 Ibid, 10 25 Ibid, 13 «¿qué hacer viéndole caminar por el aire, andar sobre el agua '» 26 Ibid, 12 27 Ibid, 11 28 Ibid, 16 «el enfermo calla pero el demonio revela quién es, de dónde ha venido y cómo ha entrado en ei cuerpo del paciente »
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to de éstos, dada la situación de descrédito y persecución de los primeros cristianos en el imperio Parece más coherente pensar que se trata de expresiones circulantes por el mundo antiguo, y que de él habrían podido pasar a los redactotes de los evangelios
Pero, en contra de lo que sostuvieron muchos científicos en el siglo pasado, la obra de Filostrato es considerada noy como ajena a toda polémica con el cristianismo Sólo en el paso del siglo III al IV —cuando el cristianismo ya ha «invadido» la casi totalidad del imperio— surge la utilización de Apolonio como motivo apologético contra Jesucristo Hierocles, gobernador de Diucleciano, escribió una obra contra los cristianos29 argumentando a partir de Apolonio de Tiana Los predicadores cristianos la tomaron como una ofensa, y Eusebio de Cesárea se creyó obligado a responderle con un tratado en el que acepta a Apolonio como un filósofo honrado, al que Filostrato habría convertido en mago (contra la expresa intención declarada por este autor) Eusebio discute en particular cada milagro, mostrando infinidad de contradicciones las preguntas que hace Apolonio a Aquiles son estúpidas, si sus técnicas las aprendió en la India, había de ser un brujo, pues el propio Filostrato reconoce que los brahmanes eran brujos, etc Pero además, Eusebio se deja llevar peligrosamente hacia una argumentación a prion si hay unas leyes inmutables de la naturaleza, sólo Dios está por encima de ellas (no es que las quebrante —aclarará— sino que está fuera de ellas) y, por tanto, quien actúe de ese modo habrá de ser un hombre-Dios Ahora bien consta claramente que Apolomo no fue tal, puesto que 1) no ha dejado nada tras de sí, ni unos seguidores, ni una iglesia, ni una doctrina (su filosofía era la de Pitágoras simplemente), 2) fue a la escuela y aprendió ('), y 3) él mismo reconoce que su «divinidad» la aprendió en la India 30 Si, pues Apolomo no era Dios, no pudo hacer milagros
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3
La vida de Apolonto de Tiana a) Presentación del personaje
Según la biografía que vamos a comentar, Apolonio murió casi centenario durante el reinado de Nerva (entre el 96 y 98 de nuestra era) De acuerdo con esto debió ser contemporáneo estricto de Jesús de Nazaret la biografía que conservamos de él fue escrita por el filósofo pitagórico Filostrato, que gozó de gran reputación en la corte de Julia Domna, esposa de Septimio Severo Sabemos que en la capilla privada de este emperador, en lugar de imágenes de los dioses, había estatuas de Alejandro Magno, de Orfeo, Abrahán, Apolonio de Tiana y Jesucristo La emperatriz habría sido la que encargó a Filostrato la composición de una biografía de Apolonio quien, hacia fines del siglo II, ya tenía algunos templos en Asia menor Para ello, se dice que la emperatriz suministró al biógrafo las cartas de Apolonio, más otra biografía procedente de su discípulo y compañero de viajes, Damis Si es que existió esta otra biografía, habría sido la primera en orientar el recuerdo de Apolonio hacia lo que suele llamarse «aretalogía», conviniéndolo en un ser revestido de poderes divinos Orígenes nos habla además de una tercera biografía (tampoco conservada) que acusa a Apolonio de brujo y charlatán De ambas acusaciones intenta liberarle Filostrato Apolonio no fue un brujo, sino un verdadero sabio, fabuloso conocedor de los secretos de la naturaleza que había aprendido durante sus viajes a mundos desconocidos Pero —como puede verse en la antología que ofrecemos en el Apéndice— el texto de Filosttato oscila entre esta interpretación expresamente proclamada, y algunos rasgos mitológicos o aretalógicos, que cabe suponer procederán del material de Damis utilizado por Filostrato La biografía que vamos a comentar está datada hacia el 217 (el reinado de Septimio Severo va del 205 al 235) Queda pues separada de los hechos por más de un siglo y, en este punto, atusa una clara desventaja respecto a los evangelios
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Es, por lo menos, curiosa esa inversión de los razonamientos a que lleva el afán polémico ahora no son los milagros argumento de la divinidad, sino que la no-divinidad de Apolomo es un argumento a pnori contra la posibilidad de sus milagros Probablemente, y como suele ocurrir, este tipo de polémica apologética resultará más perjudicial para el propio cristianismo que para Apolomo Pues llevará al cristianismo a presuponer un concepto de divinidad que quizás no es exactamente el que se revela en Jesús y fomentará en la iglesia la clásica tentación apolinansta o monofisita (Jesús no pudo aprender porque era Dios, etc ) Sin embargo, este punto nos ínte-
29 30
Philalethes El amante de la verdad Cf Eusebn Contra Hieroclem PG 22 795 867
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resa menos ahora Lo importante es notar que la polémica desatada a comienzos del siglo IV ya nunca se acalla del todo Revive el siglo pasado, como hemos dicho, y perdura por ejemplo en la Enciclope día soviética, que despacha como carentes de importancia la figura y los milagros de Jesús, asimilándolos a Apolonio de Tiana 31 Y, antes de hacer un comentario detallado, quizás convenga adelantar una presentación de carácter más global, que facilite su lectura En el apéndice de este libro, encontrará el lector una amplia selección traducida del texto de Filostrato, dado que éste no es accesible al público de habla castellana Dicha selección contiene todos los relatos milagrosos, más una colección de párrafos suficientes para ambientar sobre la figura de Apolonio y las intenciones del biógrafo un marco que parece absolutamente necesario para facilitar el sentido de las narraciones específicamente milagrosas Adelantemos un par de impresiones globales que deja la lectura de la obra de Filostrato 1 La vida de Apolonio no es un texto religioso ni moral, puede que ni siquiera filosófico —aunque esta sea la intención que nos confiesa su autor—, al menos en el sentido occidental de la palabra filosofía Más que «la otra dimensión», busca fantasías desconocidas y ocultas, como podría hacerlo un libro de viajes en el mundo antiguo Etiopía, la India, las plantas extrañas, dragones, sabidurías nuevas, levitación, vegetarianismo a ultranza constituyen su verdadero contexto Por eso, lo que en ella suscita más sospechas no son los milagros concretos que narra, sino todo el ambiente en que se mueve la narración la facilidad del viaje hasta la India, los guías expertos, el conocimiento de la mitología griega y de la lengua griega por los brahmanes, la conciencia que tienen los personajes sobre su anterior reencarnación, la existencia del ave fénix Y, por eso otra vez, si hubiese que buscarle un paralelismo o un término de comparación, creo que éste no lo constituiría tanto el texto de los evangelios, cuanto obras como El tercer ojo del tibetano Lobsank Rampa, o —caricaturizando más— los viajes de Marco Polo 2 De acuerdo con esto, a nivel general la obra parece ser más bien una descripción de cierto superhombre, aunque no preusa-
31 Ya en la época moderna el primer autor que conozco y que echa mano de Apolonio como argumento contra el significado de Jesús es el marqués de Sade en su Dialogo de un moribundo y un sacerdote
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mente nietzscheano, pues no creo que Nietzsche estuviera muv de acuerdo con ese tipo de superhombre vegetariano y poco dionisíaco En los evangelios, en cambio, no se pretende una descripción de ningún tipo de superhombre el mismo «poder cnstológico» de Jesús del que hemos hablado, no es el poder de ningún superman sino el del Enviado por el amor de Dios que llega Lo más «divinizado» en la biografía de Apolonio es precisamente el final de su vida el proceso y la muerte, mientras que al comien/o parece ser más humano o simplemente un sabio En Jesús ya notamos que ocurre al revés la vida tiene una pendiente hacia abajo que no le ahorra el fracaso y la muerte infame Apolonio parece mucho más el hombre que se hace Dios A Jesús se le confesó más bien el Dios hecho hombre 'i Pero nada de esto impide que podamos encontrar infinidad de pinceladas o de «argumentos» de milagros, evocadores del texto evangélico, principalmente del de LUCAS NO en balde son obras de una misma época y cultura Para comenzar, la declaración de intenciones de Filostrato 32 tiene cierto parecido con la de Le 1, 1-4 ante la variedad de opiniones, se le ha hecho necesario al biógrafo escribir una narración cuidadosa (exacnbósai) y recoger los detalles más cuidados 33 Ambos lo harán, no obstante, con finalidades distintas Filostrato para reivindicar que Apolonio no era un brujo sino un sabio y Lucas para que se vea «la solidez de las enseñanzas recibidas» (Le 1, 4) La forma como entiende Filostrato esa «exactitud» está probablemente más cercana a la forma como la entiende Lucas de lo que puede estarlo la comprensión moderna acerca de una «investigación cuidadosa» Por este motivo pienso que es importante, pese a la impresión general de disimilitud, recoger todas esas semejanzas concreías, porque pueden proporcionar un elemento muy valioso de discernimiento de los milagros evangélicos Y esta es la razón del análisis que sigue Digamos para concluir que la vida de Filostraio consta de ocho libros cuyo tema viene a ser el siguiente 1) Presentación del perso32 Ver el apéndice de este libro n 1 Las referencias a la vida de Apolonio que van a seguir en el texto remiten solo a los números con que hemos ordenado la selecuon que presentamos en el apéndice Allí encontrara el lector la referencia exac ta a la obra de Filostrato 33 Aknbestera Compárese con el aknbos de Le 1 3
Análisis
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naje 2-3) Viaje al Oriente y a la India 4) Regreso a Grecia 5) Ida a Roma Discusiones sobre el imperio y gobierno 6) Viaje a Egipto y Etiopía Regreso 7) Cárcel 8) (el más maravillosista, como hemos insinuado) Juicio, libertad y muerte
permite ser más sensible ante lo que está ocutriendo en la naturaleza (58) o gracias a un fluido o éter que tienen las almas (24) A su vez, las acciones sorprendentes de Apolomo nunca son conflictivas para la religión oficial aunque ocasionalmente puedan corregir algún abuso concreto (53), siempre resultan confirmadoras del establecimiento religioso v en este sentido, se parecerían más a los milagros atribuidos a algunos santos que a los milagros del propio Jesús Apolomo adora al sol (48, 55), declara que hav que ofrecer sacrificios luego de obtener lo que se pide (6, 29) y confirma el funcionamiento de lo sobrenatural a través de los sueños (7), sobre el que hemos visto que descansaba buena parte de la irradiación de Epidauro Y cuando de< lara perdonada una culpa no lo hace a partir de su propia exégesis de Dios v del suceso concreto como Jesús, sino porque se han cumplido exactamente los ritos que prescriben para ello Pitágoras y Empédocles (45) Mas radicalmente aun la diferencia clave entre Apolomo v los brujos no reside tanto en los procedimientos de uno v otros, cuanto en que los brujos pretenden altetar el curso del destino, mientras que Apolomo se somete a los hados (38)
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b)
Comparación
Vamos a situar en cinco grandes capítulos nuestra comparación entre la Vida de Apoloruo y los evangelios el nacimiento, los «milagros», los endemoniados, las pinceladas narrativas afines, y la muerte del héroe 1 El nacimiento de Apolonio viene precedido por una especie de «anunciación» (2), ante la cual su madre «no se turba», y acompañado por fenómenos naturales y avisos en sueños que significan todo lo que ha de llevar a cabo En esto coincide con los evangelios de la infancia Pero la familia de Apolomo era de las más ricas (2, 3) su madre salió a u n prado a dar a luz acompañada de las criadas, y el niño se asemeja más al Jesús de los apócrifos que al de los evangelios canónicos gran inteligencia y extraordinaria belleza (4) Tanto que a los catorce años sus padtes le llevan a un profesor de Tarso 2 Desde el primer momento de la obra el tema del milagro y de los poderes sobrenaturales se decanta masivamente hacia la capacidad de conocer cosas ocultas, y esta orientación nunca abandona a la biografía pese a sus infinitas revueltas 34 Por ello debemos extendernos un poco más en este punto Apolomo es descrito como «conocedor de los espíritus» (sophos ta daimonia) y quizás esta es una de las descripciones que mejor le cuadran, en la mente de su biógrafo Este conocimiento de las fuerzas ocultas le proporciona segundad, y le hace acreedor de respeto ante las dificultades que encuentra Se trata de un saber que, unas veces, aparece presentado como conocimiento «científico» (por ejemplo, en la India) y otras como mágico Porque en definitiva no se sabe muy bien si esa sabiduría viene de otro mundo que envía señales a éste 35 , o si procede de Dios que se la revela, no a los poca-cosa como en los evangelios, sino a los sabios pitagóricos (35) En cualquier caso, su aprendizaje es cuestión de entrenamiento (57, fin) En un momento dado —aunque sea en su defensa ante Domiaano— Apolomo explica alguno de esos poderes simplemente gracias a una dieta especial que le 34 Cf números 5 6 7 8 17 24 «Muy aficionado» 26 33 35 37 39 41 47 51 52 54 55 62 35 Como hoy se dice por ejemplo de los ovnis Cf 39
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Otto rasgo digno de comentario sus especiales poderes los utiliza Apolomo con frecuencia bien en defensa propia a la manera de venganza o, al menos, de castigo o de amenaza (7, 29, 34 ), bien para una defensa eficaz de la justicia (53) como la que podría encontrarse en los antiguos libros de caballerías Por eso, quien lea el episodio de Aspendus de Pamfilia (8) podra pensar que los «empresarios» siguen siendo los mismos entonces y ahora, mientras que, en cambio, los profetas de la justicia luchan hoy infinitamente más desvalidos Y debido a estos usos de sus poderes, Apolomo, a pesar de su virtud no consigue evitar un ronillo consrante de superioridad pretencioso unas veces e nónico otras 36, y que culmina quizás en una frase que bien puede evocar por contraste— al cuarro evangelio a Apolomo no le ha enviado nadie sino que «me he enviado yo mismo para ver si hago hombres de vosotros u n t o si os gusta como si no» (11) Como una de las razones principales de ese poder se nos presenta con frecuencia a Apolomo tomo un natunsta desde la alimentación al vestido y a la fundamentatión de su modo de actuar (11, 16 ) se mantiene el principio de que la natutaleza no debe ser nunca contrariada o violada sino conocida, comprendida y apoya-
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da, porque «las cosas que violan la naturaleza, apenas si pueden llegar a la existencia»37 En este ecologismo a ultranza puede resultar Apolonio particularmente moderno, pero su clave es otra Apolonio s e mueve en el interior de una naturaleza divinizada y en un mundo enormemente politeísta Dentro de ese marco, su comunión profunda y consciente con la naturaleza le merece el título de «hombre divino» (15, 57) De manera parecida, los brahmanes son religiosos sirn plemente porque son conocedores o buscadores de lo oculto (17) Personalmente encuentro en este punto uno de los campos de m a yor divergencia con el texto cristiano con el cristianismo ha concluido la concepción de lo divino como el campo de lo mará vilfoso que nos queda por conocer Una concepción de la que cabría decir que brotó secularizada en el cientismo del siglo XIX y que hoy, de la mano de la descnstianización del mundo occidental, vuelve a renacer en multitud de místicas a lo Sánchez-Dragó En otros momentos (14, 56) es su enseñanza y la capacidad de in f]uir que tienen sus palabras, lo que es capaz de obtener efectos curativos soprendentes Y en este punto es posible que haya más cercanía con la realidad histórica de Jesús, de la que llega a captar nuestra mentalidad Si intentamos comparar ahora todos los rasgos que hemos ido recogiendo, con la lectura de los evangelios que hicimos en el capítulo tercero, podríamos formular la siguiente conclusión Mientras el Jesús de los evangelios reconoce la posibilidad de qUe otros hagan milagros, y la legitimidad de que los hagan en su nombre, pero reivindica tajantemente para sí la vinculación de sus obras de poder con el reino de Dios que llega, Apolonio se mueve en un mundo donde el milagro no tiene casi resonancias religiosas puede aprenderse y esta es una de las razones de los viajes de Apolonio Al menos puede aprenderlo un.pequeño número de superdotados Y la gente que los presencia se admira, no de Dios ,s , sino «de la gran sabiduría de aquellos hombres» (23) Precisamente porque puede aprenderse existe el gran riesgo de que falle si no se practica bien la fórmula (22) También por eso, al igual que en Epidauro, la frontera entre las técnicas curativas y la acción poderosa es
37 Vida de Apolomo I 22 (texto no comprendido en el apéndice que presen tamos al final) 38 Cf lo dicho sobre Lucas en el capitulo tercero p 63
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infinitamente más imprecisa que en los evangelios Los enfermos son muchas veces afínes (ciegos, manos paralizadas, endemoniados ) pero el acto de «tocar» o imponer las manos de los evangelios, se ha convertido aquí en unos masajes sobre la zona dañada (22) En cualquier caso, podemos afirmar que el milagro no está al servicio de Dios ni del Reino, sino de un determinado arte de vivir Y el mundo en el que acontecen los milagros no es este mundo en que los hombres luchan y sufren, oprimen y son oprimidos, sino un mundo en el que existen los sátiros (50) y el ave fénix y la piedra mágica llamada pantarbe (25) y la reencarnación consciente (23) incluso en animales (41, 54) Un mundo ammista en el que los brahmanes ya hablaban griego (17) y los sacerdotes egipcios conocían la escultura y los certámenes griegos (49) En resumen el mundo en el que acontece el milagro es, al menos, tan inverosímil como el milagro mismo 3 Si ahora prestamos atención a las narraciones de endemoniados, salta a la vista de entrada un planteamiento también diverso así como hay en la obra cierto corrimiento de lo moral hacia la sabiduría, no se da la concepción ético moral de lo demoníaco, tan característica del texto cristiano 39 Por eso, las curaciones de endemoniados en la Vida de Apolomo nunca tienen el tono de enfrenta miento que las caracteriza en los evangelios y que, en definitiva, es el enfrentamiento entre el bien y el mal, entre el «santo de Dios» y el «príncipe de este mundo», entre el Reino de amor al hombre y la enemistad hacia el hombre Los demonios son, en fin de cuentas, pobres infelices, capaces de sufrir de amor como los mortales (21, 32), o son simplemente vampiros camuflados (32) o sátiros más o menos en celo (50) o almas en pena (21) cuyo principal poder reside en ser desconocidos Por eso no se les combate con el poder evangélico de la palabra, sino con determinadas amenazas y recursos misteriosos que nosotros desgraciadamente no conocemos (17, 29, 50) pero cuya aplicación por Apolomo demuestra que lo decisivo en el combate contra ellos está en saber que los sátiros no resisten al vino (50), o que atravesar una comente puede curar a un perro rabioso (54), exactamente igual que Flavio Josefo afirma que los esenios buscan piedras y plantas contra las enfermedades del alma 40
39 40
Cf sobre esto Jesús y los demomos De bello judaico II 135
en Fe y Justicia
Salamanca 1981 67 s
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Y por esta razón, el motivo clásico de la «comprobación» del exorcismo que, en los evangelios, tiene siempre como gozne la salud del poseso, se decanta aquí muchas veces hacia el hallazgo del cadáver del demonio 41 Por todo esto encontramos aquí una posibilidad que es desconocida en los evangelios la de una «posesión diabólica inconsciente» que hará que el milagro consista a veces en descubrir al demonio mas aún que en echarlo (27, 31), y que el exorcismo no atienda tanto a revelar quién es o qué dice el taumaturgo, sino quién es el demonio 4 En medio de estas desemejanzas existen una sene de pinceladas narrativas bien afines a los evangelios, y no sólo a nivel de lenguaje, donde entrarían términos como el tharset inspirador de confianza (26, 33 ) o la súplica del diablo para que no se le atormente 42 , o incluso el que uno de los milagros que hallamos en la vida de Apolonio aparezca aludido con el verbo semainó (48) que parecían rechazar los sinópticos Más allá de estas coincidencias que es difícil valorar hasta qué punto son significativas, hay otras más profundas que reflejan una mentalidad y una cultura común, como es la idea de un «traslado» del demonio (a los cerdos en los evangelios y a una estatua aquí (31) que vuelve lógicamente muy sospechoso el detalle del poseso de Gerasa También la «aparición» de Apolonio ante sus discípulos (59) evocará aquel verso de Lucas (24, 39) que parece repetido casi literalmente «palpadme y ved que un fantasma no tiene carne y huesos como yo» Es cierto que Apolonio no se aparece desde la dimensión de Dios, como el Resucitado, sino desde Roma y tras ganar su defensa, salvando instantáneamente la distancia hasta Dicerchia No cabe negar esta diferencia teológica fundamental, pero creo que ella tampoco anula la sospecha frente a la anécdota concreta con que la ha plasmado Lucas (conclusión a la que también se inclina la crítica histórica desde un puro análisis del texto de Lucas, en comparación con los otros evangelistas) Finalmente, dentro de todo este cotejo merece consideración aparte la narración de la joven resucitada en Roma (36), por su semejanza con la del hijo de la viuda de Naím (otra vez de Lucas, y exclusiva de él) La pintura de la escena es bastante similar la pro-
41 42
Cf n 27 Este motivo se encuentra también en Luciano de Samosata Basantdsó Comparar con Me 5 7, Le 8 28 Mi 8 29
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cesión de duelo está ya en marcha por las calles, si bien aquí su magnitud se debe a que «pertenecía a una familia consular», detalle significativamente desconocido por Lucas También Apolonio hace parar el cortejo y toca a la joven (no al féretro) Pero no pronuncia una orden en alta voz, sino algún sortilegio en voz baja, detalle que merece subrayarse, por cuanto marca una actitud diversa en Apolonio y en Jesús respecto al milagro que operan Tampoco es devuelta la niña a los suyos, sino que ella se levanta y se vuelve a su casa Y el detalle quizás más significativo el mismo Filostrato (al revés que lucas) no parece creer lo que cuenta, puesto que de la muerte sólo dice que parecía tal (dokountos) y acentúa luego la hipótesis de que aún quedara en la muchacha cierta vida que Apolonio adivinó por el vapor de su cara Esta incredulidad del autor respecto a lo que narra, aboga por la utilización de algún tipo de fuente en la que encontró el relato Pero, de todos modos y a pesar de Jas claras diferencias teológicas, me parece innegable que esta relación nos obliga a ser enormemente suspicaces ante el episodio que cuenta lucas La apologética polémica puede responder que la obra de Filostrato es posterior a la del tercer evangelista y que, por consiguiente, el autor del plagio sería en todo caso el filósofo y no el evangelista Pero eso sería confundir la crítica histórica con un juicio de intenciones La hipótesis de que Lucas haya hecho una lectura cristiana o cristológica de algún relato o rumor conocido en el mundo pagano, siempre debe pesar no como versión con más probabilidad histórica, sino como simple hipótesis sin respuesta y que, sin embargo, por un sentido mínimo de sobriedad, de cautela y de atención a las explicaciones naturales, debe ser tenida en cuenta 5 Y para concluir nos queda una palabra sobre la muerte del héroe En el interrogatorio de Apolonio por Tigelino (34, 35) se marca claramente la utilización de su poder en defensa propia, al revés que Jesús ante Pilatos Por eso Apolomo sale triunfante en su defensa y, a pesar de tener por acusador al fiscal más competente y más temido del imperio, le reduce a un «juguete de su filosofía» (59) Al biógrafo le cuesta conceder que realmente muriera y, entre todas las historias arrulladoras que han corrido sobre su muerte, deja abierta la posibilidad de que ésta no ocurriese (63) La diferencia con los evangelios llega aquí al máximo, y hace juego con todo lo
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Análisis
que notábamos sobre los dos nacimientos al comienzo de este análisis Apolonio ciertamente no necesitó ser embalsamado furtivamente por algunas mujeres insensatas Toda nuestra comparación quizás podríamos resumirla ahora en esta única conclusión la vida de Apolonio pertenece a un género más o menos «hagiográfico», y no a un género de evangelio Y esta diferente impostación global habrá de tener alguna traducción concreta a la hora de comprender más abiertamente el texto evangélico que es lo que andamos buscando Es hora por ello de intentar algún tipo de balance 4
Conclusión Algunas de las conclusiones que vamos a enumerar ya se han ido apuntando durante la exposición, pero ahora podemos sistematizarlas todas en tres grandes capítulos a) La no utilización del milagro Este es probablemente el rasgo que más destaca en una comparación con los evangelios En éstos no se da ninguna de las rependas formas de utilización del milagro, sea obrándolo en beneficio propio 43 , sea cobrando por ellos (como hallamos en Luciano y Epidauro), sea principalmente a través de milagros punitivos, que son típicos no sólo en Epidauro y en Apolonio, sino, más cercanamente, en el antiguo testamento y en los evangelios apócrifos44 y una vez en el mismo libro de los Hechos Señalemos además que lo que se castiga es, muchas veces, el hecho mismo de no creer en ellos o el no pagar por ellos 43 Salvo la pencopa de la moneda en la boca del pez 44 Como único ejemplo he aquí una escena tomada casi a ciegas de entre un material abundante «Dándose cuenta José de que el niño iba madurando juntamente con la edad, quiso de nuevo impedit que quedara analfabeto por lo que lo llevó a otro maestro y lo puso a su disposición Este le dijo «le enseñaré en primer lugar las letras griegas después las hebreas» Es de notar que el maestro conocía bien la capacidad del muchacho y le tenía miedo Jesús le dijo «si de verdad eres maestro y conoces perfectamente las letras, dime primero cuál es el valor del Alfa y luego te diré yo cuál es el de la Beta» Irritado entonces el maestro le pegó en la cabeza Cuando ei niño sintió el dolor le maldijo, e inmediatamente se desvaneció el maestro y cayó a tierra de bruces El muchacho volvió a casa de José Este se llenó de pesar y dijo a su madre que no le dejara salir de casa porque todos los que le enojaban quedaban muertos» {Evangelio del Pseudotomas, 14 En la BAC [148], 315-316)
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Como quiera que se les explique, los milagros de los evangelios son «misericordia en acción» y no otra cosa En este sentido constituye también una clara diferencia la casi desaparición en los evangelios del milagro-espectáculo, cuya finalidad parece ser el suscitar un tipo de admiración diversa de la religiosa45 A pesar de todo (y por eso hemos hablado de «casi desaparición») parecen haber entrado en los evangelios algunos rasgos de este tipo, en los llamados milagros de naturaleza Este es otro de los motivos por los que me pareció útil conservar la distinción entre curaciones y milagros de naturaleza Probablemente, tenemos derecho a considerar estos pocos rasgos maravillosistas como excepciones y, por tanto, como sospechosos46 Y, en contraste con esta no utilización del milagro en provecho propio, aparece en los evangelios el servicio del milagro a la causa del reino del Dios y del hombre del Reino Orígenes ya había captado esta diferencia cuando escribía que Jesús sería igual que los magos «si no hubiese hecho más que mostrar la eficacia de sus artes, como ellos Pero no hay mago alguno que, por medio de lo que hace, se dedique a incitar a sus espectadores para que mejoren sus costumbres y vivan pensando que han de dar cuenta de sus vidas a Dios»47 b) Diferente significado de la fe Hemos encontrado a lo largo del análisis anterior que la admiración, las pocas veces que se la cita, se reduce a ser el asombro lógico del hombre ante lo extraño En los evangelios, en cambio, aun en los últimos, iba mucho más lejos y pretende ser el camino de apertura hacia la fe, mientras que en los dos primeros casi desaparece subsumida en la admiración general que suscita el hecho de Jesús por eso no es exclusivamente algo posterior al hecho sino casi previo a él, y, en este sentido, condiciona una visión diferente de la fe Efectivamente en los milagros no cristianos, la fe es una toma de postura ante la narración milagrosa escuchada y, por tanto, afecta principalmente al oyente del milagro En los evangelios la fe es
45 Cf el dialogo de Luciano 12, y lo que dijimos al hablar de Lucas en el capitulo 3 46 Véase no obstante lo que diremos sobre el significado de estos milagros en el capítulo siguiente 47 Cf Contra Celso I 68 (PG 11, 788)
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Análisis
un componente mismo de la narración milagrosa y afecta más bien al interlocutor de Jesús que solicita el milagro Cuando las narraciones no cristianas conocen este otro tipo de fe le dan un tratamiento radicalmente distinto de los evangelios, reducible a estos dos puntos 1) no la llaman fe sino euéthia (candor, simplicidad)48 o, en todo caso, esperanza, 2) además no la dirigen al taumaturgo sino más bien "A procedimiento la dormida en el santuario, los conjuros o la ciencia de Apolonio En los evangelios, en cambio, esta forma de confianza está integrada en la fe que alaba Jesús es una decisión hacia la superación de las fronteras, que brota como respuesta a un anuncio concreto (el reino) y a una persona concreta (Jesús) que significan una sacudida ante las fronteras humanas Consiguientemente las narraciones no evangélicas tampoco conocen la posible reacción de incredulidad, rechazo o escándalo ante el milagro, de todos o de algunos, que teológicamente pasará a ser luego la libertad de la fe, o el posible rechazo del Reino y del Mesías Para las narraciones no cristianas esta actitud de incredulidad es, a lo más, algo previo al milagro, nunca posterior a él Y esta diferencia radical está posibilitada porque, en los evangelios, la fe no afecta tanto al puro hecho cuanto a su significado teológico, mientras que en los textos no cristianos se dirige más al hecho en sí mismo c) El papel de la palabra en la realización del milagro También parece claro que, en los evangelios, el poder de la palabra no se debe ni al «miedo» que pueden provocar a los espíritus determinadas amenazas, ni a las virtudes ignotas que tienen ciertas fórmulas extrañas (lo que suele llamarse resis barbartké o crypta onomata lenguajes desconocidos) y a las que, por eso mismo, se intenta mantener en secreto Cuando en los evangelios se pronuncian algunas palabras extrañas como el ephetta (Me 1, 34) o el tahta ku mi (Me 5, 41) son traducidas inmediatamente, pues su virtud no radica en su extrañeza y, en todo caso, serán extrañas para el lector y para el narrador, pero no lo fueron para los testigos ni para el taumaturgo 49 48 Cf el n 9 de Epidauro sobre la simplicidad (euethia) del ciego que cree (nomtdset) que sanara 49 Cf sobre este tema Luciano 9 12 16 31 34 y Apolonio nums 21 y 36
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Consiguientemente, fuera de los evangelios no hay mandatos de silencio, como no sea para ocultar la fórmula mágica eficaz que es precisamente lo que los evangelios revelan sin recelo alguno En los evangelios hemos encontrado a veces mandatos de silencio hasta en los resúmenes y a vetes hasta sin milagro (Me 8, 30), porque lo que pretenden ocultar no es la fórmula sino el hecho o la persona Ya subrayamos que, para Marcos, esa ocultación se relaciona con la anonimidad de Jesús y con su particular debilidad, con la que coexisten y en la que acontecen los milagros Todas estas diferencias son fundamentales Y más allá de los acercamientos que hemos señalado y que será necesario tener muy en cuenta, nos confirman una conclusión a que habíamos llegado por otros caminos cuando nos hablan de «milagro» los evangelios (sobre rodo los dos primeros), nos están queriendo hablar de algo bastante diverso o, al menos no del todo coinudente, con otros usos del concepto de milagro tanto intenores como exteriores al crisrianismo En este sentido, y por lo que toca a los milagros de Jesús, es claro que no tenemos que creer «gracias a los milagros», pero qui/as tampoco tenemos que creer «a pesar de ellos», como pensaba Evely
Apéndice
APÉNDICE
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Vespasiano, persuadido de que todo era posible a su fortuna, no teniendo nada por increíble, adopta un aire de satisfecho y, en medio de la muchedumbre que se hallaba presente, ejecuta lo que se le había prescrito En el acto recobra la mano sus funciones y el ciego ve de nuevo brillar la luz Los testigos presenciales de estos hechos los recuerdan todavía hoy, y no ganarían nada con mentir 50
Las curacione
50 c 7
Tácito Historias 4 81 \ e r también la Vida de Vespastano de Suetonio,
Los milagros del antiguo testamento
6 Los milagros del antiguo testamento
A pesar de nuestro esfuerzo por buscar paralelos en el mundo helénico, y de nuestra intención de darles toda la beligerancia posible, hay que reconocer que el resultado de nuestra investigación anterior es relativamente escaso Y es que, en efecto, la exégesis se encuentra hoy cada vez más unánime en la aceptación de que el trasfondo que pueden tener las narraciones evangélicas de milagros debe ser buscado mucho más en el antiguo testamento que en el mundo helénico la tajante oposición de Bultmann a este enfoque parece hoy superada ' Por ello, y aun sin olvidar al mundo griego, se nos impone ahora una vuelta atenta a los relatos veterotestamentaños de milagros Clases de relato1, O Betz y W Gnmm nos han dejado la clasificación que me parece más atinada para comparar los milagros del antiguo testamento con los de los evangelios 2 Según estos autores, en el antiguo testamento es posible encontrar cuatro clases diferentes de hechos «extraordinarios», i. los que sólo la imprecisión de nuestro lenguaje occidental ha metido bajo el mismo denominador común de «milagro» Estos serían los siguientes 1
a) íl nsno legitimador, o el milagro que acredita a un profeta y que tiene como finalidad no el transmitir directamente un mensaje, sino el conseguir que se crea y se acepte lo que dice el enviado de Dios «Si no te creen al primer signo, te creerán al segundo» dice Yahvé a Moisés (Ex 4 8) Y tras el paso a pie enjuto del Jordán, comenta el cronista que «aquel día engrandeció el Señor a Josué ante todo Israel para que le respetaran como habían respetado a Moisés mientras vivió» (Jos 4, 14) 1 Geschtchte der syn Tradición Gottingen '1980 245 2 Wesen und Wirklichkett der Wunder Jesu Frankfurt 1977 Ver también I SaDounn The divine mimclet dncussed and defended Roma 1977 19 37
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En este apartado entran, entre otros, todos los primeros milagros de Moisés (plagas incluidas) o el fuego que bajó del cielo para consumir el sacrificio de Elias 3 A esta concepción legitimadora del milagro, suele pertenecer la expresión semeía kai terata que ya dijimos que era sospechosa para el nuevo testamento 4 Pero no cabe hablar de una reserva exclusiva de esa expresión para este tipo de milagros, puesto que siempre es posible, después que han ocurrido milagros de otro tipo, el hacer de ellos un uso «legitimador» Añadamos que esta ha sido la concepción preferida en el catolicismo de la Contrarreforma el milagro era una legitimación de la iglesia y de su palabra A esto hemos llamado nosotros concepción «apologética» del milagro b) Las teofanías, experiencias o presencias de Dios, como pueden ser las del Éxodo5 o de las visiones apocalípticas, y en las que cabe encontrar un esquema narrativo común, caracterizado por el temor del vidente y la expresión tranquilizadora «no temas» Son experiencias Por eso afectan menos a la acción del hombre sobre la historia, y más a la relación directa del hombre (o del pueblo) con Dios Más que captar o comprender la acción de Dios, el vidente es aquí captado y aprehendido por Dios c) Las curaciones que, en el antiguo testamento, pertenecen al ciclo de Elias y Elíseo, y de las que tenemos los ejemplos siguientes — curación de Naamán el leproso por Elíseo (2 Re 5, 1-15), — curación del rey Ezequías por Isaías (2 Re 20, 1-11), — resurrección del hijo de la viuda de Sarepta por Elias (1 Re 17, 17-24), — resurrección del hijo de la sunamita por Elíseo (2 Re 4, 8-37)6 Además de estas curaciones expresas, deben citarse alusiones o promesas del antiguo testamento sobre las curaciones de los tiempos mesiánicos la central es el célebre anuncio de Isaías que Jesús
3 1 Re 18 16 s La oración de Elias pide expresamente «muestra que Tú eres el Dios de Israel y que yo soy tu siervo y por Tu mandato he hecho todas estas cosas» (lbid 36) 4 Cf supra en los capítulos 1 y 3 5 Cf Ex 20 18 21 Dt 33 2 6 Sobre los milagros de esre uclo estribe I Sabounn «Hay razones objenvas para considerar los milagros de Elias y Elíseo como total o parcialmente legendarios» (o c 30)
Análisis
lomará como base para dar su respuesta al Bautista «se abrirán los ojos de los ciegos y los oídos de los sordos, saltará el paralítico como un ciervo y la lengua del mudo cantará» y que en Isaías va unido al anuncio de aguas en el desierto (cf Is 35, 5-6) d) Finalmente existen las acciones salvadoras, que suelen tener como objeto no a un individuo particular, sino al pueblo, y que se conservan ligadas principalmente al recuerdo de Moisés el maná (Ex 16) o el paso del mar Rojo (Ex 14) son los ejemplos más salientes de estas acciones, por la situación desesperada y de peligro mortal a que hacen referencia Pero la Biblia está llena de alusiones a ellas de tono litúrgico, narrativo o teológico Ya notábamos en el capítulo primero cómo aquí lo verdaderamente milagroso es el hecho de haber sido salvado, y que la Biblia no se preocupa demasiado por si también es «milagroso» el modo concreto en que tuvo lugar la salvación Así el Éxodo atribuye el paso del mar Rojo no a una acción de Dios que suplanta, inutiliza o contradice a las causas segundas, sino a «un viento que apartó las aguas» (14 21) A un viento se debe también la presencia milagrosa de codornices (Núm 11, 31), fenómeno de emigración conocido en el desierto y que permite capturarlas cuando están agotadas 7 Y además de esos ejemplos claros, cabe citar aquí la «multiplicación» del aceite y harina por Elias8, y otra multiplicación de panes por Elíseo 9 Finalmente podría entrar en este apartado la tempestad apaciguada ttas el castigo de Jonás, aunque para nosotros parece hoy evidente que el libro de Jonás no pertenece a los llamados libtos «históricos», sino que es una especie de novela ejemplar Pero la navegación era en todo el mundo antiguo un avatat peligrosísimo y, por eso, es lógico que se haga presente en muchas alusiones a actos salvadores 10
7 Incluso el castigo posterior a que alude Num 11 33 es muy comprensible para algunos especialistas ya que las codornices se vuelven indigestas porque han acabado por alimentarse de plantas venenosas en su emigración por el desierto 8 1 Re 17 8 16 Cf también para Elíseo 2 Re 4 17 9 2 Re 4 42 44 A ella hemos aludido mas arriba en la p 77 10 Asi por ejemplo según Plutarco (Caesar 38 5) Cesar habría dicho a un timonel al complicarse una navegación «no temas llevas contigo la forruna del Cesar»
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Aplicación a los milagros evangélicos
Si ahora tratamos de aplicar esta clasificación a los milagros de los evangelios sinópticos, nos vamos a encontrar abrumadoramente con este detalle que considero muy significativo a los evangelistas no les ha interesado predicar de Jesús más que los milagros del tercer y cuarto apartado (cutaciones y salvaciones) Este dato se repite con tanta contundencia, a pesar de la innegable exaltación «milagrera» de los evangelios que podemos dar como cierto que ese interés selectivo de los evangelios proviene de los hechos mismos del Jesús tetreno Esta consideración general hemos de verla ahora confirmada paso a paso a) El signo legitimador no es el milagro de Jesús En los evangelios asistimos repetidas veces a la solicitud de una «señal del cielo» a la que Jesús se niega, incluso con cierta vehemencia (Me 8 12 y Mt 16, 1-4) En otro momento (o en otra versión de esa misma escena, procedente ahora de la fuente Q), Jesús responderá, no negando directamente el signo, sino aludiendo como única concesión al signo de Jonás En le 11, 32 queda muy claro que el sentido del signo de Jonás es únicamente la conversión ante la predicación Jesús será signo como lo fue Jonás para los ninivitas sólo si se convierten ante su predicación Mateo, en cambio, ha hecho una relectura postpascual de las palabras de Jesús, y ha convertido el signo de Jonás en los «tres días y tres noches» de desaparición u La petición del signo culmina con las demandas de bajar de la cruz, que tampoco obtienen respuesta Recordemos finalmente que el propio Jesús, en el discurso escatológico, desautoriza los signos y los prodigios como legitimadores de los presuntos profetas y mesías del momento citemos como ejemplo Me 13, 22 que, muy probablemente, es un logion puesto en labios de Jesús por la comunidad, ante las experiencias de la guerra judaica y de la destrucción de Jerusalén Para ambientar más esta última temática, recordemos los datos que nos proporciona Josefo sobre los pretendientes mesiánicos éstos se presentaban ante el pueblo anunciando signos que los legitimaban como tales Teudas prometió que a su mandato se abriría el Jor11
Nótese el contraste entre M t l 2 4 0 y l 2 41
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Análisis
Los milagros del antiguo testamento
dan y se produciría un paso a pie seco I2. Y los falsos mesías que aparecen cuando la guerra judía, piden al pueblo que vaya al desierto porque allí verán sémeía kai terata 13, la ambigua expresión tantas veces encontrada y comentada. Puede ser que Marcos —por la relación que tiene con un tema muy suvo que es la incredulidad de los discípulos— haya hecho en algún momento un uso secundario del milagro como legitimador, para que los discípulos se decidan a creer. Así podría deducirse de Me 4, 40 (tras la tempestad calmada) donde cambia de lugar la frase de Mateo sobre la fe. Lo que en Mateo aparecía como una exhortación a la confianza, anterior al milagro, en Marcos habría quedado como una consecuencia extraída del milagro, para que los discípulos se decidan a creer: ¿por qué sois tan incrédulos? ¿cómo es que no tenéis fe? Pero siempre se trata de un uso secundario, derivado del hecho de que los discípulos, para Marcos, no acaban de estar a la altura de la novedad de las circunstancias y de la gran transformación que se les exige. El sentido de todos estos datos es cristológicamente muy importante: «aquí hay algo más que un profeta», es decir: Jesús como Cristo se legitima por sí solo. Por eso no hay signos legitimadores en los evangelios sinópticos. O, precisando más, cabe añadir esta consideración importante: las legitimaciones que hay en los evangelios no se refieren a la mesianidad de Jesús, sino que, unas veces, pasan por el contenido del milagro de modo que legitiman aquello que el milagro realiza. Y otras veces el milagro se hace legitimador sólo cuando ha habido fe previa en él. Con otras palabras: en ninguno de los dos casos se trata de una legitimación meramente formal; lo que se legitima es que el hombre está por encima del sábado, o que el hombre Jesús puede perdonar pecados l4 , o que el hombre lo
puede todo cuando tiene fe. La legitimación pasa pues a través del hombre. El sábado tiene sentido en cuanto es «signo del Reino» o anticipo del descanso escatológico: por eso no se puede apoyar en nombre del descanso sabático lo que es contrario al Reino. O, como formulará Juan: si se trata del Reino «mi Padre sigue trabajando y por eso trabajo yo» (Jn 5, 17). Por eso se puede realizar en sábado aquello que es presencia del Reino como la curación. A su vez, el perdón (que es el bien raíz del Reino que llega) se da en la asombrosa capacidad de acogida humana de Jesús, que pone en acto la misericordia de Dios y devuelve al hombre la paz consigo mismo. Finalmente, la conversión que pide el Reino, o la fe que acoge al mensajero y al anuncio del Reino, pone en juego la capacidad escondida del hombre para trascender sus propias fronteras. En todos estos casos asistimos, sí, a un cierto milagro de «legitimación». Pero su sentido es totalmente distinto a los del antiguo testamento: no se trata de garantizar a un profeta (ya hemos dicho que Jesús como Mesías se legitima por sí solo), sino de una acción más bien polémica que pone en acto los contenidos del Reino. En cambio, y tras lo dicho en nuestro capítulo tercero, cabe esperar que ésta será precisamente la concepción del cuarto evangelio. O. Betz y W. Grimm han señalado también una serie de paralelismos que parece existir en este punto entre Juan y el libro del Éxodo, que es la fuente principal del milagro como legitimador. Así, por ejemplo, la expresión «realizar un signo», de Jn 2, 11, está tomada de lo que el Éxodo dice sobre Moisés15; la conclusión del cuarto evangelio pide para Jesús la misma fe que Dios requirió del pueblo para Moisésl6; el «segundo signo» (Jn 4, 54) no alude como pensó Bultmann a un recuento o «fuente de signos», sino a Ex 4, 8; la conducta de Nicodemo que deduce que Jesús es enviado y que Dios
12 «Vagabundos e imposrores, dándoselas de inspirados por Dios y prometiendo novedades y revoluciones, persuadían a la plebe para que se abandonara a los espíritus (daimonan), y los empujaban al desierto pretendiendo que allí iba a mostrarles Dios signos (sémeía) de libertad» Guerra judía II, 259 Sobre leudas señala Josefo expresamente que «afirmaba que era profeta» y que «engañó a muchos» Ver Antigüedades 20, 97 13 «Persuadían a la turba que los siguiera al desierto, pues decían que allí les iban a mostrar prodigios y signos que ocurrirían según la providencia divina Y muchos por seguirles recibieron el castigo de su estupidez» (Antigüedades 20, 167-68) 14 En ambos casos sería tentador para mí recurrir a la traducción del Hijo del hombre simplemente por «hombre», y afirmar que, en los dos milagros aludidos, debemos leer «para que veáis que el hombre tiene poder de perdonar pecados» o
«luego el hombre es señor del sábado» Pero sigo creyendo más probable que el uso de la expresión Hijo del hombre en los evangelios es siempre titular, y que no hay indicios suficientes para que recurramos a la hipótesis de la otra posible traducción Añadamos además que esa traducción tan tentadota no es, sin embargo, necesaria pues del sábado se dice bien claramente que ha sido hecho «para el hombre», y el lo gion sobre el poder del Hijo del hombre para perdonar pecados, pertenece a los que se llaman del Hijo del hombre «terreno», es .decir, alude a la presencia humana y anónima de Jesús (Ver sobre esto J I González Faus, La humanidad nueva Ensayo de cnstología, 259-270). 15 Cf Ex 4, 17 30, 10, 1-2 y 11, 10 (aquí el griego trae sémeía kai terata aunque el original tiene sólo la palabra mophetim) 16 Cf Jn 20, 30 s y Ex 14, 31
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Los milagros del antiguo testamento
Análisis
está con él, por los signos que hace, es la que corresponde en el Éxodo al pueblo que ha visto los signos 17 l a orientación apologética del cuarto evangelio que comentamos en nuestro capítulo tercero 18, no vendría pues de influjos racionalistas o griegos, sino del Éxodo 314 con el que tienen claro paralelismo los signos joánicos Y el fracaso de esta «teología del signo», que comentamos antes, reproduce para Juan el mismo rechazo de Dios por su pueblo de dura cerviz, que se había producido en el antiguo testamento, y esto a pesar de que los signos de Jesús habían trascendido a los del Éxodo b)
Los milagros de Jesús tampoco
sin ser decisivos tomados por separado, sí que tienen fuerza mirados en conjunto 20 — El antiguo testamento describe con frecuencia a Yahvé como el que camina sobre las aguas 21 — la frase que sólo trae Marcos (6, 48) «quería pasarles de largo», podría ser según los autores citados una alusión al paso de Yahvé ante Moisés22 — En todos los evangelistas encontramos el motivo del miedo, aunque con descripción diversa, y la palabra tranquilizadora «no temáis», típicos ambos del género teofánico 2i Estos indicios permiten sospechar que el caminar sobre las aguas, a lo largo de su paso por los evangelistas ha sido concebido cada vez más tomo una teofanía, lo cual justificaría la expresa manifestación de Juan (6, 20 Yo soy), de la que ya dijimos que, en este evangelista, parecía aludir al Ani Yahvé (Yo soy Yahvé) tan típico de Ezequiel Haría comprensible también la conclusión de Mateo (14, 23) «se postraron diciendo verdaderamente eres el Hijo de Dios» Pero en cambio me parece muy discutible que la perícopa tenga ya en su origen verdadera intención de ser una teofanía, puesto que para Me no concluye con la sensación de presencia experimentada de Dios sino con una alusión a la incomprensión de los apóstoles En todo caso, yo casi preferiría emparentaría con la pretensión de Antíoco de mandar a los mares y andar sobre las aguas (cf 2 Mac 5, 21 y 9, 8) ¡Cristo sí que sería capaz de eso, y no el emperador extranjero' Alguna otra pincelada que se encuentra en los demás milagros de naturaleza, no llega a configurar su carácter de teofanías, o puede explicarse (como en el caso de la pesca milagrosa en Le 5, 1-11) por el probable origen postpascual de la perícopa
son teofanías
Pinceladas teofánicas se encuentran en los evangelios con alguna frecuencia, fuera de los milagros de Jesús Así, por ejemplo, en todas las escenas en que se alude a la presencia del «ángel» (Zacarías, los pastores o el sepulcro vacío), y más claramente aún en el pasaje de la transfiguración de J e s ú s 1 ; Ninguno de ellos constituye el objeto del presente estudio, pero es bueno constatar su presencia en los evangelios, porque agudiza el contraste con su ausencia en las narraciones de milagros, que vamos a mostrar Ciñéndonos pues a estas narraciones, es innegable que hay un grupo de relatos que podrían aspirar a ser clasificados entre las «teofanías», y son los milagros de la naturaleza l a razón de esta posibilidad es doble porque alguna vez se hallan vinculados al motivo del temor (típico de las teofanías), y porque también en el antiguo testamento las teofanías suelen aparecer vinculadas a fenómenos extraordinarios de la naturaleza, como trueno, tormenta, terremoto' Sin embargo, casi todos los milagros evangélicos de naturaleza tienen un carácter más bien salvador del peligro y de la esclavitud a la naturaleza, y por eso creo que entran más exactamente en el cuarto de los apartados que estamos examinando Cabría decir que en los evangelios Dios, propiamente, no aparece en la tormenta, sino que libera de ella Hay no obstante, un milagro sobre el que cabe discutir más detenidamente su pertenencia al capítulo de las teofanías, y es el caminar de Jesús sobre las aguas, precisamente por su carácter de acto gratuito O Betz y W Gnmm aducen los siguientes paralelismos que, 17 Cf Jn 3 2 s y Ex 3 12 Para todos estos paralelismos O Betz W Gnmm o c (en nota 2), p 126 s 18 Cf supra p 66 69 19 Cf La humanidad nueva 195 202
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c)
Las curaciones de los evangelios anuncian superación de las del antiguo te stamento
cumplimiento
y
El empalme más directo de los evangelios con el antiguo testamento tiene lugar en las curaciones Esto resulta sorprendente, ya
20 O c 83 84 21 Cf Sal 77 19 20 Job 9 38 38 16 22 CfEx33 19 22 y 34 6 con el verbo parerchomai que es el mismo de Me 6 48 23 El imperativo tharseí danimo') que añaden Mareos y Mateo al «no temáis» lo encontramos tanto en el antiguo testamento (cf Gen 35 17 y 1 Re 17 13 en los Setenta) como en la Vida de Apolonto Por lo que es mas lógico pensar que se trata de una palaDra común reclamada por la necesidad de la narración y que no aclara nada referente a influjos o relaciones entre los textos
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Los milagros del antiguo testamento
Análisis
de entrada, por una razón innegable las curaciones que son el milagro menos frecuente y con menor relieve en el antiguo testamento, son el dominante en los evangelios ¿Por qué ? En este hecho hunde una de sus raíces la concepción del Dios revelado por Jesús, a la que hemos aludido en otros momentos de la cnstología 24, y que puede ser útil recordar rápidamente el Reino que Jesús anuncia es la revelación de Dios Y este Reino se pone en acto en las obras de Jesús ta señal que da Jesús ante la pregunta del Bautista25 tiene una referencia clara al antiguo testamento y hace, a la vez, una particular lectura de éste se cumple la esperanza mesiánica, y se cumple la esperanza mesiánica para los necesitados En la respuesta de Jesús al Bautista se da probablemente una triple alusión al oráculo de Is 35, 5-6 (cojos, ciegos, sordos), al anuncio de Is 61 (evangelio de los pobres) y a los muertos y leprosos del ciclo de Elias y Elíseo El profundo significado de este triple enlace merece ser puesto de relieve con más detenimiento Al elegir v fundir los tres lugares citados del antiguo testamento, Jesús opta por una línea de la esperanza veterotestamentana que podemos llamar la del «Dios de los necesitados», frente a otra que sería la del «Dios de los justos» o del Dios que legitima con signos a los profetas, como en el Éxodo Una opción a la que alude quizás la frase de Jesús sobre los sanos y los enfermos (Mt 9, 12) y acabará siendo confirmada por su propio destino de Justo «abandonado» Quizás quepa decir también que la respuesta de Jesús al Bautista tipifica esa clásica tríada de la que, según la esperanza bíblica, salva Dios espada, hambre y peste 26, es decir los muertos, los pobres y los enfermos He aquí el santo y seña que ofrece Jesús al Bautista Por supuesto, no es esa toda la ptaxis de Jesús Pero sí que es este el distintivo de toda ella El resto de su conducta (el combate contra la lev o contra el poder sacerdotal, la acogida a los pecadores y la comida con publícanos, etc ) continúa toda esa línea de la esperanza veterotestamentana que está también descrita en el antiguo testamento como «liberar a los cautivos, sanar a los contritos de corazón y anunciar el año de gracia de Yahvé», un texto que Jesús se 24 Cf Acceso a Jesús 46 58 sobre la bipolandad Abba Remo y La humanidad nueva 59 s 25 Mt 11 2 s Sobre este texto cf La humanidad nueva 94 95 26 Cf Jer 24 10 Y recuérdese la antigua plegaria de la iglesia que pedia la li beracion «a peste, fame et bello»
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lo apropia también, programáticamente27 Pero dentro de esta conducta, las curaciones son, para Jesús, lo que hace visible el significado de toda su praxis Curaciones y resurrecciones son liberación de una esclavitud humana y victoria sobre un enemigo del hombre y, en este sentido, revelan como liberadora (y no como impía o blasfema) toda la restante praxis de Jesús, a la cual podemos llamar praxis mesiánica en el sentido antedicho es el mesianismo de los necesita dos, más que el mesianismo de los justos y sanos Este distintivo de la praxis de Jesús se vuelve todavía más expresivo si lo hacemos contrastar con algunos textos judíos que reflejan la inevitable ( ? ) marginación social de la enfermedad «No entrarán en la casa de Dios cojos y ciegos» parece ser un misterioso refrán que nos ha conservado el segundo libro de Samuel (5, 8) Y según la regla de Qumrán El que está inmovilizado de pies o manos paralítico, ciego o sordo o mudo, el que lleve en su carne una mancha visible, el anciano débil incapaz de mantenerse en pie en la asamblea, no pueden entrar para ocupar un puesto en el seno de la comunidad en cuyo centro hay ángeles de santidad 28 Con sólo que se tenga mínimamente en cuenta este escenario, sorprenderá en los evangelios cómo el primer paso de algunas curaciones de Jesús es integrar socialmente al enfermo que venga el ciego hasta la comitiva, que se presente el leproso a los sacerdotes, que quede claro que la dolencia no significa ningún pecado ni de él, ni de sus padres, etc Y tras esta constatación general, nos queda por ver ahora en qué momentos concretos o en qué rasgos concretos parecen haberse reflejado en los evangelios las curaciones del antiguo testamento Para ello, es preciso intentar una comparación con las narraciones del libro de los Reyes sobre los milagros de Elias y Elíseo, puesto que los oráculos de Isaías sólo enuncian curaciones, pero no contienen relatos de ellas 1 En primer lugar enumeraremos algunas relaciones que son inseguras porque pueden ser debidas a la naturaleza misma del tema Así, por ejemplo, la utilización del verbo limpiar (katharídsó)
11 28
Cf Is 61 1 2 y Le 4 18 l Q S a 2 , 4 9 En la edición de Clarendon Press Oxford 195 5 I p 116
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p.ira la curación de la lepra, a pesar de las repetidas coincidencias29, puede ser insignificante desde una concepción de la lepra como impureza También, en las resurrecciones de Elias y Elíseo se alude al uso de determinadas «técnicas», que difícilmente dejarán de evocarle al lector algo así como una respiración artificial30 ¿Hasta qué punto podrían tener algo que ver con las célebres técnicas empleadas por Jesús en algunos pasajes de Marcos y de Juan ? la respuesta para mí es muy dudosa 2 Otras evocaciones resultan más claras, por la textura misma de la frase, aunque los paralelismos tengan lugar en pasajes que no son paralelos entre sí «¿Qué tengo que ver contigo» (ti emoi kai soi) dice a Elias la viuda de Sarepta cuando muere su hijo, y es inevitable recordar la interpelación de los demonios a Jesús 3l Igualmente, el envío de Naamán a bañarse en el Jordán parece calcado en el envío que hace Jesús a la piscina de Siloé, aunque en este caso no se trate de un leproso sino de un ciego n Lucas señala expresamente que ambos milagros veterotestamentanos se parecen a los de Jesús en el hecho de que han sido obrados en favor de gentes «de fuera» y no a beneficio de quienes se creían con derecho a ello^33 También el fracaso de Giezi en curar al niño de la sunamita recuerda la impotencia de los discípulos para curar al niño epiléptico 34 En todos estos casos, tenemos una identidad de pinceladas y hasta —en la relectura que hace Lucas— una intención teológica común 3 Pero las correspondencias se vuelven más claras en dos de las resurrecciones atribuidas a Jesús I-a mujer de Sarepta es una viuda igual que la de Naím 35, y había encontrado a Elias «a la puerta de la ciudad»36 En ambos casos asistimos a una exhortación al ánimo, con expresiones diversas, y tras la resurrección del niño encontramos literalmente la misma frase «y se lo dio a su madre» " Por esos paralelismos tan claros, hay exegetas que creen ver una nueva alusión a Elias en el comentario del pueblo de que «un profeta nos ha visitado» (Le 7, 16)
29 30 31 32 33 34 35 36 37
Los milagros del antiguo testamento
Análisis
Cf 2 Re 5 10 5 12 14 Me 1 40 42 Le 17 14 17 Cf 1 Re 17 21 y sobre todo 2 Re 4 33 35 Cf 1 Re 17 18 y Mt 1 24 5 7 Cf 2 Re 5 10 y Jn 9 7 Cf Le 4 25 27 mas la observación de que al oírle montaron en cólera (v 28) Cf 2 Re 4 29 33 y Me 9 18 28 Gyné chera en 1 Re 17 10 y en Le 7 12 Eis ton pilona tes poleos (1 Re 17 10) te pyle tes poleos (Le 7, 12) 1 Re 17 13 y Le 7 15
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A su vez, la resurrección del hijo de la sunamita presenta ciertas semejanzas con la de la hija de Jairo Esta vez no literales, pero sí en la composición de la escena En ambos casos hay una embajada primera y un anuncio posterior de que el enfermo ya ha muerto y la ayuda llega tarde La historia alcanza así el punto máximo de dificultad, para verse resuelta desde ahí por la acción del taumaturgo ih Y junto a este doble grupo de paralelismos, que probablemente estaban ya acuñados en el material que recibieron los evangelistas, éstos han tenido un claro interés en subrayar algunas diferencias de contenido teológico, que serían reducibles a éstas dos Jesús no realiza el milagro a través de la oración —como los profetas— sino inmediatamente Y, por lo que toca a las resurrecciones obradas por Jesús, hay que añadir tampoco están hechas a través de prácticas más o menos terapéuticas, sino con el imperativo de su palabra «a ti te digo, levántate»39 Me parece seguro que es precisamente la posibilidad de comparación con Elias y Elíseo lo que empuja a marcar estas diferencias, cuya intención cristológica es clara en las curaciones de Jesús no sólo hay cumplimiento, sino superación del antiguo testamento Si antes hablábamos del mesianismo de los necesitados, frente al mesianismo de los «justos», ahora debemos añadir que el reino de Dios implica una presencia de Dios mucho más inmediata que la prevista por el antiguo testamento El mesianismo experimenta así una doble corrección, y en dos sentidos que son contrapuestos Algo semejante a la otra doble corrección que sufre también la idea de Mesías, al dotarla de contenido teológico por un lado con la muerte y, por otro, con la resurrección y trascendenca del Cristo d) También hay acciones salvadoras entre los milagros de Jesús El resto de los paralelismos con el antiguo testamento lo encontramos en las acciones salvadoras Y esto nos da un primer acercamiento a la lógica de los milagros llamados «de naturaleza» Tales milagros tienen que aparecer en los evangelios para mostrar a un Dios definitiva y totalmente salvador en Jesús Como a la experiencia liberadora del Éxodo siguieron los relatos de la creación, del Génesis, así tras las curaciones que significan al Reino, hay una referencia a la restauración de la creación Si en la creación Dios había 38 39
Cf 2 Re 4 8 37 con Me 5 22 s y Mt 9 18 s Le 7 14 y Me 5 41
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Análisis
«salvado» del caos originario (Gen 1,3), ahora aparece como salvador también del caos «histórico». Y la naturaleza es uno de los enemigos históricos del hombre, al igual que la enfermedad, la muerte, el mal moral o el mismo hombre (endemoniados) y los demás. Otros autores explican su significado notando que las curaciones son beneficios a individuos aislados, mientras que los milagros de naturaleza o las acciones salvadoras acontecen en grupos de personas (con excepción de la moneda en el pez y, por supuesto, del episodio de la higuera que ni siquiera es acción salvadora). En cualquiera de estos dos sentidos es como puede ser cuestionable la designación de «milagros de naturaleza», puesto que no son «entretenimientos» con la naturaleza sino liberaciones o beneficios al hombre, en relación eso sí con la naturaleza. Pero entrar en esta discusión nominal me parece superfluo. En este apartado hay dos milagros —o mejor: dos bloques de milagros— cuyo paralelismo con el antiguo testamento me parece innegable. Y son precisamente los que se refieren al alimento y al mar (o la tormenta). En el primer caso tenemos las dos multiplicaciones de panes, que pueden aludir al episodio del maná o a la multiplicación del aceite por Elias y del pan por Elíseo. En el segundo caso tenemos las dos tempestades apaciguadas, que nos remiten al paso del mar rojo y al episodio de Jonás en la barca. Agua y pan podrían tener para la Biblia —según algunos autores— cierto carácter «totalizador». Y, por otro lado, la fusión del milagro de los panes con un milagro en el mar 40 es un dato antiquísimo que han conservado fuentes diversas, y que procede con gran probabilidad de una tradición anterior a ellos. Vamos pues a ver estos relatos un poco más despacio. 1. En el caso de las multiplicaciones de panes, las alusiones al Éxodo son indudables, y han sido además explícitamente confirmadas por el cuarto evangelio, en el discurso eucarístico que sigue a la multiplicación. El maná era llamado «pan del cielo», y el milagro tiene lugar siempre en el desierto41. Jesús aparece en él como nuevo Moisés, pero como un Moisés que integrando el aspecto material'del alimento terreno, lo trasciende sin negarlo, hasta una dimensión 40 Cf Mt 14, 13-21 y 22-33, Me 6, 32-44 y 45-52; Jn 6, 1-15 y 16-21 41 Ya indicamos en el cap. 4 que Juan lo sitúa en un lugar donde había «mucha hierba» y sin mención del desierto Pero la alusión al Éxodo tiene lugar poco después «vuestros padres comieron el maná en el desierto y murieron» (Jn 6, 31 y 49).
Los milagros del antiguo testamento
j jC)
más global que sacia todas las hambres de la persona y las sacia definitivamente. Esta visión totalizadora la conoce Juan, si bien él —por su utilización más apologética del milagro como signo— ^ i a formula expresamente en otro momento: en el discurso posterior y en la conversación con la mujer de Samaría, refiriéndola ahora a la sed humana. Y está también en los sinópticos, por las referencias eucarísticas con que han narrado el acto benefactot de los panes multiplicados. Pero además, parece haber también contactos con las multiplicaciones del libro de los Reyes, en las que siempre es el pan elemento básico: en un caso pan y aceite (1 Re 17, 8-16) y en el otro el pan de las primicias (2 Re 4, 42-44). Sin embargo, a diferencia de Elias, Jesús sólo piensa en la situación de la multitud, mienttas que Elias multiplica el pan porque también ¿/necesita comer4*. Y Eliseo alimenta con veinte panes a cien personas, mientras que en el caso de Jesús las cifras son infinitamente mayores. Es sugestiva —pero no creo que tenga argumentos suficientes— la interpretación que dan Betz y Grimm de las cifras con que concluyen las multiplicaciones de panes: según estos autores los doce cestos con cinco mil alimentados aludirían al pueblo judío, mientras que los siete cestos con cuatro mil aludirían a los gentiles. Jesús aparecería así como «pan» de la humanidad total. Para esta interpretación se nos remite, en primer lugar, a Hech 4, 4, donde la primera comunidad judía convertida al cristianismo consta de cinco mil conversos de las doce tribus, reforzando además la interpretación con las dos expresiones joánicas: «reunid» y «que no se pierda ni uno» (Jn 6, 12). No hay en cambio cita convincente para la segunda cifra, aunque se pueda aludir a los siete diáconos que son los que inician la misión a los paganos (Hech 8, 4 s) 44 . 2. Por lo que toca a la liberación de «las aguas» no tenemos sólo el caso paradigmático del mar Rojo. Hay en el antiguo testamento otra historia de una tempestad calmada, en el capítulo primero del libro de Jonás. Como la figura de Jonás se ha hecho presente en 42 Si comparamos la conclusión del milagro en Juan y en los sinópticos, veremos que Juan pasa casi de largo la alusión al «saciarse» que es fundamental para los sinópticos (cf Jn 6, 12 con Mt 14, 20, Me 6, 42 y Le 9, 12) mientras que añade la reacción de las gentes «este es efectivamente el profera que había de venir» (6, 14), que no conocen los sinópticos 43 1 Re 17, 11 13 44 O Betz-W Grimm, o c , 54-55, 69-70, 136-137
IJO
Análisis
lu tradición sinóptica a partir de la cuestión del signo, no será de cxilañar que también ahora exista una alusión a él. Y, en efecto, entontramos el detalle curioso de un Jonás que duerme tranquilamente mientras la tempestad pone en peligro a los que navegan con él, y que es despertado por éstos para que haga algo 45 . Pero luego parece haber una lectura simbólica del signo de Jonás, sobre todo en el evangelista Mateo. Jonás calma la tempestad entregándose a sí mismo; pero como él es el verdadero culpable no habrá entrega de «sangre justa» (1, 14) ni su sangre caerá sobre sus compañeros de viaje (1, 14). Jesús salvará también a sus compañeros de humanidad, arrojado al abismo de la muerte, pero en él sí que se entrega «sangre inocente» (Mt 27, 4) que acabará cayendo sobre quienes lo arrojan a la muerte (Mt 27, 24). Esta lectura ya se sale del material de nuestro tema, pero aludimos a ella para confirmar la presencia del libro de Jonás, como uno de los puntos de referencia en la lectura de los milagros de salvación de las aguas. La repetida presencia de Jonás en la primitiva imaginería cristiana podría confirmar este dato. Agua y pan, ya lo dijimos, pueden tener en la Biblia cierto carácter totalizador. De acuerdo con esto, los milagros de naturaleza pretenderían presentar a Jesús como salvador total, convirtiéndolo en anuncio de esa «nueva creación» que ha dejado ya de ser hostil, o causa de necesidades y de esclavitudes para el hombre. Conclusión Y quizás ahora comprendemos qué profundo sentido tiene el que, de todos los tipos de milagro veterotestamentario, hayan pasado a los evangelios las curaciones y liberaciones, en vez de las acciones legitimadoras y los actos teofánicos. A partir de aquí se nos hace patente, como conclusión de este capítulo, una de las caracterizaciones más importantes de los milagros evangélicos, que viene gestándose a lo largo de todo este tratado. Los milagros de Jesús no son directamente apologéticos, sino benefactores. Su uso apologético es una reflexión posterior: y en esto pueden coincidir las conclusiones del presente capítulo, con las de nuestro capítulo tercero. Tampoco constituyen necesariamente excepciones a las leyes de la naturaleza, sino que, en todo caso, quebrantan ese régimen de las
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cosas por el que la «salvación» inesperada y rápida no es la forma de solución para los problemas del hombre 46 . Y revelan, no tanto el poder y la existencia de Dios, cuanto la misericordia oculta que envuelve a la realidad, y el contenido del reino de Dios que pugna por nacer en ella. Y una vez concluido este último análisis, tenemos ya todos los elementos requeridos para intentar, en los dos capítulos siguientes, sacar nuestras conclusiones con respecto a la facticidad y el significado de los milagros de Jesús.
3.
45
Cf Jon 1, 5 6 con Me 4, 38, Mt 8, 24 25, Le 8, 23 24
46. En formulación atinada de K Gutbrod- «estas narraciones no hablan de ruptura de las leyes de la naturaleza, sino de ruptura de las leyes del existir humano, y del cómo de esas rupturas» Dte Wundergeschichten des neuen Testaments, Stuttgart 1978, 57
III CONSECUENCIAS
7 Ante la crítica histórica
Este capítulo intenta ser un resumen breve de lo que la investigación crítica cree poder decir sobre los milagros de Jesús que narran los evangelios Pero quiere ser un resumen que lleve a una toma de posición, aunque sea provisional y minimalista Por interina e hipotética que haya de ser una tal toma de posición, no creo que sea posible llegar sin ella hasta el significado de los milagros de Jesús Al menos es preciso saber qué es lo que no sabemos, saber hasta dónde creemos saber Y si un sentido de la seriedad y de la sobriedad científica nos impide pronunciar juicios sobre lo «histórico» y lo no histórico, al menos quizás podremos pronunciarlos sobre lo que es sospechoso y lo que es más verosímil Sin este mínimo de corporalidad, toda busca del significado de los milagros de Jesús es difícil que escape a la acusación de ser un pensar idealista Con este mínimo de corporalidad, no vamos a pretender que el significado de los milagros se deduce mecánicamente de él (esto sería recaer en el liberalismo), pero sí que armoniza o no está en contradicción con él 1 1
Historia de la cuestión
Pero la investigación crítica ha sufrido aquí chascos senos que hoy la hacen más cauta En sus orígenes osciló entre estas dos posiciones, asumidas a veces en forma apnonsta aceptar los relatos de milagros como históricos, dando de ellos una explicación «natural», o no aceptarlos como históricos, rechazándolos como mitos Ambas posiciones fueron víctimas del cáncer de su propia lógica unilateral, como ahora intentaremos mostrar
1 Véase lo que decimos en Acceso a jesús, 20 21 sobre el Jesús histórico como criterio negativo de la cristologia
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Consecuencias
a) El callejón sin salida del siglo XIX La primera posición tiene su origen probablemente en H G Paulus, autor de una vida de Jesús que vio la luz a comienzos del siglo pasado2 Pero su representante más conocido quizás sea E Renán En mi opinión, esta escuela había visto bien que muchas curaciones quizás pueden explicarse por alguna forma de influencia psicológica o parapsicología, pues, en realidad, se trata de tipos de enfermedad muy repetidos Ha visto con razón que «.sería más có modo decir que [los milagros] fueron invención de unos discípulos muy inferiores a su Maestro, los cuales, no pudiendo percatarse de su profunda grandeza, han buscado elevarlo mediante un prestigio indigno de él» i Y ha sospechado con razón que Jesús fue exorcista V taumaturgo un poco pese a él «como ocurre siempre en las grandes carreras, Jesús sufrió los milagros que la opinión exigía, aun cuando no los hiciera»4 De aquí surge esa actitud que podemos calificar como de sobriedad en la explicación, y que es típica de esta escuela Pero dicha actitud no puede convertirse en una panacea que da razón de todo, sin perder su misma sobriedad Y así, si no puede decirse que sean hipótesis absolutamente descabelladas el recurso a influjos psicológicos para explicar algunas curaciones, y hasta la apelación a un efecto óptico para explicar el andar sobre las aguas 5, o que la multiplicación de los panes consistiera en el ejemplo dado por Jesús empezando a repartir lo que él y los suyos llevaban, y que al seguir este ejemplo todos aquéllos que traían algo, resultó que hubo de sobra para todos , sin embargo el lector se encuentra ya fuera de toda mesura y siente que le toman el pelo, cuando un Strauss —tan crítico por otra parte— le explica que la tempestad se calmó gracias a unos odres de aceite que los discípulos traían escondidos y que al echarlos al mar lo apaciguaron6, o cuando —,todavía en 1970' — hay quien explica los temblores de tierra y fenómenos atmosféricos reportados el domingo de pascua, por el hecho de que las mujeres 2 Das Leben Jesu ais Grundlage etner reinen Geschuhte der Urchnstentums Heidelberg 1828 3 E Renán Vida de Jesús Barcelona 1967 210 Subrayado mío 4 Ibid 211 5 Véase como lo explica E Renán (o c 327) «en el curso de una tempesrad Jesús aparece sobre las olas parece caminar sobre las aguas del mar» luego apela ya «a alguna alucinación sufrida por los compañeros en el lago» 6 Citado sin referencia por V Messon Hipótesis sobre Jesús Bilbao 1978 99
Ante la crítica histórica
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salieron hacia el sepulcro llevando no aromas con que ambalsamar el cadáver, sino pólvora y detonadores de mercurio o plata, que conocían por la proximidad de Alejandría, capital de la alquimia de la época, y con los cuales abrieron el sepulcro 7 Ante el inesperado terrorismo precoz de aquellas pobres campesinas locales, uno recuerda la mordacidad del dicho popular hay tonterías tan descomunales que sólo un sabio puede llegar a decirlas Por otro lado, este tipo de explicaciones no necesitaba apelar a su modernidad para autojustificarse Celso ya las utilizó hace mil setecientos años 8 la vía crítica llegó por aquí hasta un callejón sin salida En dirección contraria, es el propio Sttauss en su Vida de Jesús (1835) quien tira por la acera de en medio, declarando absolutamente mítico todo aquello que en los evangelios huele a milagroso Y, otra vez, esta postura acaba cayendo en descrédito por su misma unilaterahdad Sin duda que en los evangelios hay elementos no-históncos, productos de una mentalidad de época y de una ley de gravedad mitificadora Pero, por un lado, no se pueden eliminar los milagros sin eliminar todos los evangelios, dada la estrecha relación que —de una u otra forma— hay en los evangelios entre anuncio y hecho Y, por otro lado, como luego veremos, los mismos instrumentos que la crítica histórica ha ido labrándose para precisar la historicidad, llevan a la conclusión de que hay material histórico subyacente a las narraciones de milagros Renán tenía toda la razón cuando denunciaba este camino del plumazo total como «demasiado cómodo» b) La aportación de la historia de las formas Una segunda etapa puede llevar los nombres clásicos de Bultmann y Dibelms, padres de la historia de las formas Estos autores cayeron en la cuenta de una primera división general que cabe introducir en los relatos de milagros Unos de ellos (llamados paradigmas o apotegmas, según cada autor) estarían al servicio de la palabra, y suelen ser narraciones que concluyen con algún logion o frase clave de Jesús Otros son relatos más ampliados, que intentan presentar a Jesús como taumaturgo han brotado del afán de contar, y podríamos llamarlos tranquilamente «historietas», sin dar sen7 Cf R Ambelain Jesús París 1970 319 s 8 «En Egipto aprendió unas artes secretas y luego al volver a la patria se enal tecio con ellas y llego a creerse Dios» Asi le cita Orígenes Contra Celso I 28 (PG 11 713) Ver también el cap 38 del mismo libro
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Consecuencias
tido negativo a esta palabra. Lo que parece claro es que los primeros tenían su lugar en la predicación, y los segundos en la conversación más informal. Según ambos autores, las primeras de estas narraciones tendrían más garantías de historicidad que las segundas- Bultmann enumera entre las primeras las curaciones en sábado, el endemoniado de Mt 12, 22 s, los diez leprosos, la hija de la canartea y el centurión de Cafarnaún. Y comenta: Estos pasajes no están contados en el estilo de las historias de milagros, pues el milagro está aquí totalmente al servicio del interés doctrinal Por el contrario, el paralítico de Cafarnaún es una auténtica historia de milagro, que sólo secundariamente se ha convertido en apotegma 9. Aquí tenemos un ptimer criterio de aproximación que parece coherente y lógico. Dibelius cree incluso que las tmtaaones del segundo grupo son aquellas que más compuestas están de acuerdo con el esquema litetario clásico, con sus cuatro o cinco tópicos 10. Y J. Jeremias señala que precisamente las narraciones de origen palestino son las que están más libres de este esquema tópico u . No obstante tampoco conviene entusiasmarse demasiado con este hallazgo: pues dado el «desgaste» que ha sufrido el material antes de fijarse por escrito definitivamente, el criterio expuesto puede resultar brillanre en uno o dos ejemplos, pero resulta inaplicable en muchos otros casos. No es tan fácil clasificar con certeza las narraciones. c) Más atención a la totalidad del texto que a sus diversos estratos Quizás por esta amarga experiencia, la crítica se vuelve enormemente cauta, hasta llegar con el tiempo a suscitar la pregunta desazonada de si su cautela no será ya comodidad. Se da por supuesto que Jesús realizó «algo» 12, vistas las razones que ahora trararemos de 9 Geschtchte der synoptischen Tradition, Gottingen '1980, 223 10 Cf supra, p 40 11 Véase más adelante en este mismo capítulo, p 142 12 «No puede haber ninguna duda de que Jesús realizó determinadas acciones que, a sus ojos y a los de sus contemporáneos eran milagros, es decir, se hallaban remitidas a una causalidad sobrenarural divina Sin duda ninguna curó enfermos y expulsó demonios» escribe R Bultmann, Jesús, Tubingen 1961, 146
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presentar Pero, a la hora de precisar el qué, se rehuye agarrar al toro por los cuernos, y se nos viene a decir que lo único importante es desentrañar el significado del texto recibido. Lo cual es mucha verdad, pero acaba suscitando la pregunta de si puede existir ese significado sin realidad y ese mensaje sin historia, o si dicha concepción no estará lastrada por algún idealismo inconsciente, que queriendo dar razón de la palabra bíblica, da razón en realidad de una palabra griega. Pretender por ejemplo que los ciegos son sólo un símbolo de nuestra incapacidad para conocer a Dios y los leprosos son sólo un símbolo de nuestra impureza ante Dios, es convertir esa incapacidad y esa impureza en una superestructura ideológica, exactamente igual que se evacúa el importante mensaje de Jesús sobre los pobres cuando se pretende reducirlo sólo a una «pobreza espiritual». La moderna teología de occidente debería haber aprendido bien esta lección, por las estériles consecuencias que ha tenido para ella: después de «espiritualizar» el evangelio, occidente ha acabado por dejar de creer, a la vez, en la historia y en el evangelio. El escándalo «materialista» de los milagros no puede ser impunemente eliminado H . Este estado de la cuestión es el que creo que nos obliga, no solamente a aducir las razones por las que parece innegable que Jesús realizó algunas acciones extrañas tenidas por milagrosas, sino —en un apartado posterior— a intentar precisar un poquito cuáles y qué tipo de acciones. Por supuesto, con el máximo posible de sobriedad tanto a la hora de afirmar como a la hora de negar. Y con la convicción —aludida hace un momento— de que el proclamar que no sabemos o que no podemos elegir, también es una forma de conocimiento, con tal de que ese no-saber se haga consciente.
Buen reflejo del estado de la cuestión es también el siguiente texto de R H Fuller, que hace suyo R Pesch- «aunque la tradición de que Jesús realizó exorcismos y curaciones está muy bien testimoniada, sm embargo ni una sola historia concreta de milagros de los evangelios puede probarse con segundad como histórica. Algunas proceden de recuerdos concretos, las más de ellas quizás fueron compuestas bajo la impresión que había dejado tras de sí la actuación de Jesús» (Jesu ureigne Taten?, Freiburg 1970, 18) A pesar de eso sigo creyendo necesario el esfuerzo arriesgado y provisional por un poco más de concreción 13 Sobre la relación entre el significado y el hecho, y sobre la imposibilidad de prescindir totalmente de éste, sin falsificar los significados cristianos, véanse las excelentes páginas d e j M Rovira Belloso, Revelación de Dios y ialvactón del hombre, Salamanca 1979, 108-112
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Consecuencias
2.
Argumentos de tipo general También este apartado tiene que ser un resumen de lo que otros ya han encontrado y dicho, sin más originalidad que la que puede caber en la manera de ordenar, de relacionar y de utilizar los argumentos. Nos preguntamos ahora por qué razones cree hoy la investigación crítica que es innegable y sólidamente probada la afirmación de que Jesús realizó ciertas acciones tenidas por milagrosas. ¿Qué argumentos tiene la crítica histórica para ello? En síntesis, creo que pueden reducirse a estos cinco: a) Alusiones a los milagros en palabras de Jesús muy antiguas y que son tenidas por auténticas El ejemplo clásico es el dicho sobre Betsaida y Corozaín 14. Como nota Mussner, Corozaín (que no vuelve a aparecer en todo el nuevo testamento) no interesa para nada a la primitiva comunidad cristiana. Este logion no parece ocupar ningún lugar en la primitiva comunidad, mientras que sí que desempeña un papel en la vida de Jesús: son palabras pronunciadas cuando el desmoronamiento de la llamada «primavera galilea» o éxito inicial de la predicación de Jesús 15. Por otro lado, el logion contiene una teología que no coincide con la de ninguno de los evangelistas, y que debe proceder del mismo Jesús: el milagro aparece presentado como razón o argumento, en el sentido que indicábamos en Lucas y Juan; pero sin embargo, lo que provoca este argumento no es exactamente la fe, sino la conversión. Y con la conversión estamos de lleno en el contexto de la predicación de Jesús sobre el Reino (cf. Me 1, 15). El milagro es un elemento de esa predicación, que tiende precisamente a provocar la conversión que comporta el anuncio del Reino. Ciertamente resulta difícil no pensar que, con todas estas consideraciones, estamos tocando el fondo mismo de los hechos. Y este pasaje no es único. De Jesús parece pmvenir también la frase de Le 10, 18 que habla de Satanás cayendo del Jelo como un rayo, y que contiene una teología más propia de Jesús que del tercer evangelista: el milagro como victoria sobre el enemigo del hombre (Satán), No por el «poder» que refleja, sino por lo que tiene de victo14 Mt 11, 20-24 y le 10, 13-15 Se trata de uno de los fragmentos más seguros de la Fuente Q, que ambos evangelistas transmiten casi sin variaciones 15 Cf F Mussner, Los milagros de Jesús, Navarra 1970, 21-23
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ria sobre Satán, es por lo que el milagro es signo de Dios. Como ya vimos, esta mediación va desapareciendo en los últimos evangelistas. Queda aún la vinculación de los milagros a la polémica de Jesús contra el sábado: una polémica que es, en sí, más amplia que el tema de los milagros ">; y una vinculación que aparece en tres fuentes diversas17. No cabe duda de la historicidad de la polémica de Jesús contra el sábado. Y de ella merecen señalarse tres rasgos: 1. El objetivo de la polémica no es la teología judía del sábado que Jesús parece aceptar, puesto que él mismo considera como una desgracia el que se tuviera que huir precisamente en día de sábado (cf. Mt 24, 20). 2. El objetivo de la polémica es más bien la disyuntiva sábadohombre (Me 2, 2) o, si se prefiere: si la gloria de Dios está en el hombre curado o en el sábado guardado. Un texto del judaismo prohibe ayudar a salir a un hombre de un pozo o de un lugar con agua en día de sábado 18, ante lo cual parece rebelarse Jesús: ¡si se tratara de una oveja o de una riqueza vuestra sí que la sacaríais! 19. Hay aquí una forma de argumentar que no es extraña a Jesús 20 . Precisamente por eso, la cuestión del sábado se convierte para Jesús en un capítulo importantísimo en el que está puesta en juego la revelación misma de Dios, y esto es lo que vuelve a Jesús raramente provocativo. Sin este elemento habría que decir que más bien tenía razón el archisinagogo de Le 13: ninguna de las personas curadas en sábado estaba aquejada de males tan urgentes quf no pudieran esperar unas horas, y la semana tiene otros seis días en los que era posible curarse. 3. Y hay otro detalle característico de estas narraciones que las distingue de otras parecidas de legitimación, y que aboga por una gran fidelidad a los hechos ocurridos: en las curaciones en sábado no se trata de unos milagros que, por lo que tienen de poder o de maravilla, legitiman una conducta transgresora distinta, al dejar desar-
16 Puesto que también aparece, por ejemplo, en el episodio de las espigas arrancadas Me 2, 23-28 par 17 Mateo-Marcos, la fuente propia de Lucas y la de Juan 18 Documento de Damasco IX, 15-17 (Texto de probable origen esenio, descubierto en 1896 en una sinagoga del Cairo, y cuyo contenido disciplinar es muy semejante al de la Regla de Qumrán) 19 Cf Mt 12, 11, Le 13, 15 y 14, 5 20. Véase sobre esto La humanidad nueva, 103
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mados a los críticos Aquí la misma conducta transgresora es el milagro Jesús nunca pareció recurrir a milagros para justificar sus conductas discutibles éstas se justifican desde su experiencia de Dios y del hombre (o del hombre a partir de Dios), como muestra por ejemplo Me 7, donde no hay ningún milagro Y ello nos permite afirmar que lo que «justifica» la conducta de Jesús ante el hombre de la mano seca o ante la mujer encorvada, no es el modo mará villoso como se han curado, sino el mismo hecho esperanzador de que se han curado Le 13, 16 deja bien pocas dudas a este respecto En mi opinión, estas tres características tienen una originalidad tal, y vinculan con algo tan ciertamente jesuánico, que resulta difícil el dudar de que Jesús debió realizar algunas curaciones milagrosas en sábado b)
Presencia de los milagros en la primitiva predicación cris tiana que ha prescindido por completo de la vida de Jesús
La teología se ha preguntado muchas veces cómo es que los discursos de los Hechos de los apóstoles, que reproducen el tenor de la primera predicación cristiana, se permiten prescindir tan olímpicamente de toda la vida de Jesús Aparte de las clásicas razones justificadoras (como solía ser el decir que esa vida era ya conocida para los primeros oyentes), se llegó a la conclusión de que había ahí una razón teológica de peso, que es la importancia total y decisiva de la resurrección para la predicación primera Pero ahora nos surge la pregunta inversa cómo es que una teología que cree poder prescindir de todas las anécdotas del Jesús terreno, no consigue callar su carácter taumaturgo 2 1 al que, por otro lado, no explota apologéticamente ni concreta en anécdotas La única respuesta que parece viable es el peso enorme que ese rasgo tenía en la imagen, tanto del Jesús que anunciaban los apóstoles como del que quizás recordaban muchos de los oyentes Y porque los milagros se narraron concretamente en una etapa posterior, aunque se recordaban genéricamente desde el primer momento, es por lo que hoy la crítica histórica se siente muy segura al afirmar que Jesús realizó actos de poder extraordinarios (como curaciones, etc ), pero muy insegura a la hora de precisar cuáles en concreto
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Cf Hech 2 22 y 10, 38
c)
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Reconocimiento del carácter taumaturgo de Jesús por los mismos enemigos que no le confiesan como al Cristo
Tenemos aquí, en primer lugar, un pasaje intraevangélico el famoso logton sobre Beelzebul, que está testimoniado por dos fuentes claramente diversas 22 , como se ve por la distancia de ambas redacciones, y que refleja la primera reacción del frente fariseo ante Jesús al no poder negar sus obras, se las interpreta como acciones demoníacas Ante esta reacción pronuncia Jesús una de las frases que mejor resumen su teología de los milagros, y cuya autenticidad sustancial reconocen también los exegetas «es que ha llegado a vosotros el reino de Dios» (Mt 12, 28) Dos testimonios extraevangélicos confirman también aquí que nos estamos moviendo en las arenas de los hechos mismos El primero es una alusión del mártir Justino quien, en su obra dirigida a los judíos precisamente, se lamenta de que «se atrevieron a llamar mago a Jesús»2i Justino no habría sentido Ja necesidad de quejarse por esta interpretación y de responder a ella, si tal interpretación no se hubiera producido efectivamente El segundo texto es un famoso pasaje del Talmud babilónico En la víspera de pascua fue colgado Jesús Un pregonero marchó cuarenta días delante de él «va a ser lapidado porque ejerció la magia, sedujo a Israel y lo apartó (de Dios) Todo el que conozca algún justificante, venga y argumente a favor de él» Como no se le hallaron atenuantes, fue colgado la víspera de pascua 24 Creo que, de rodos los aurores que conozco, sólo hay uno que no refiere este texto a Jesú¿ de Nazaret Se trata de J Jeremías quien lo entiende de otro rabino, Yoshua, casi un siglo anterior a Jesús, y ve en el rexto del Talmud una prueba de que, en casos de urgencia, se permitían el ajusticiamiento hasta en la víspera de pascua 2i Pero, aun sin entrar en esta divergencia, sigue en pie un hecho fundamental el judaismo posterior ha leído ese texto como aplicado a Jesús de Nazaret, él ha sido en ocasiones base de su polémica anticristiana Así lo reconoce un autor judío, J Klaussner, en su 22 Marcos y la Fuente Q 23 Didogo con Trtfon 69 7 24 Sanedrín 43 a 25 Dte Abendmahlsworte Jesu Gottingen 1960 p 13 nota 8 y p 73 nota 1 En contra cf F Mussner o c 24 y A Weisser Jesu Wunder damals und heute Stuttgart 1976 10
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obra precursora de los posteriores libros judíos sobre Jesús, publicada en hebreo en 1925 (un decenio antes, por tanto, que la obra de Jeremías citada arriba) Klaussner escribe, repitiendo el argumento que intentamos presentar aquí «las autoridades del Talmud no negaban que Jesús obró signos y milagros, pero los miraban como actos de brujería»26 Tales acusaciones no se habrían dado de no haber habido actos que interpretar como brujería Pero este argumento, que hoy puede parecer muy claro, reclama de nosotros un poco más de análisis Pues, si hemos de dar crédito a los evangelios, se trata de unas acusaciones que, aunque ya las conocieron los fariseos, no pesaron absolutamente nada a la hora de la condena de Jesús El sanedrín no le acusa de magia sino de blasfemia y de ataque al templo, y más tarde, ante Pilatos, de subversión los milagros de Jesús no parecen afectar ni impresionar a los sanedntas, si no es, en todo caso, por el hecho de estar obrados en sábado Dado el afán de los evangelios por explicar causalmente la muerte de Jesús, este detalle llama la atención Debemos preguntarnos por eso si es que tiene algún significado Pese a la diferencia entre los evangelios y el Talmud, y a pesar de la oscuridad que envuelve el proceso de Jesús, podemos inclinarnos a pensar que la acusación de magia o brujería no desempeñó en él ningún papel Debe haber nacido más tarde, sea por la necesidad de justificarse ante una condena sentida como injusta, sea porque, con el tiempo, los milagros se habrían ido haciendo cada vez más llamativos En sus orígenes, su fuerza estaba más en el Reino que en ellos mismos Y, a la acusación de que son obra de Satán, Jesús responde otra vez desde el Reino como derrota de Satán En cambio, más adelante, con" el retraso de la parusía y el corrimiento hacia lo cnstológíco, es cuando la iglesia se ve envuelta en una polémica sobre Jesús como mago Arnobio entra en ella argumentando que los magos no actúan como actúa Jesús, sin palabras misteriosas ni brebajes secretos27 Y un fragmento de una supuesta carta de Pilato al emperador Claudio (') hace decir al procurador romano que «cuando el pueblo vio que era el Hijo de Dios, sus jefes se 26 Jesús of Nazaret London 1925 27 (trad cast Jesús de Nazaret, Buenos Aires 1971) 27 «Qui sine ulla vi carminum sine herbarum et graminum succis sine ahqua observatione solhcita sacrorum hbaminum et temporum » Adversus Gentes I 43
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llenaron de envidia y me lo trajeron prisionero, empalmando mentira tras mentira y diciendo que era un mago»2S En conclusión el argumento tiene su valor, pero la hinchazón que parece haber sufrido desde su presencia en los evangelios a la polémica posterior, nos revela que también los milagros de Jesús además de ser históricos, han sufrido un proceso de amplificación d) La forma en que son narrados algunos milagros se aparta de la teología de la comunidad primera Se trata aquí de una variante del célebre criterio de «discrepancia» debe mirarse como histórico todo aquello que no pueda explicarse ni como proveniente de la comunidad primera, ni del judaismo Vamos a verlo por pasos 1 Aquí entra en primer lugar el tema de la fe la fe que reclama Jesús, sobre todo el Jesús de Marcos, no es la misma fe que pide la iglesia primera En el primer caso se trata prácticamente de una posibilidad desconocida de/ hombre, que brota en ei encuentro con Jesús v que es ella misma concausa del milagro En el segundo caso se trata de la fe en Jesús como el Cristo de Dios 29 No cabe pues que la iglesia primera componga —ni que conserve— estas narraciones sobre una fe más «primitiva», por razones kengmáticas o apologéticas Sólo puede ser por respeto a los hechos 2 En segundo lugar entra aquí la tolerancia de Jesús La iglesia primera más bien es una celosa guardiana de la exclusividad de Jesucristo Por eso parece que la frase de Me 9, 38-40 no proviene de ella sino del propio Jesús30, quien no tiene dificultad en que otros arrojen demonios en su nombre El propio Bultmann sitúa la frase en el borrador del evangelio más antiguo (Urmarkus) y da como histórico el dato de que otros usasen el nombre de Jesús para echar demonios " Y si la frase es histórica, surge entonces el argumento de J Jeremías ¿cómo iba a utilizar alguien el nombre de Jesús, si no es porque éste se había revelado eficaz en la expulsión de demonios? 28 Puede verse el texto completo en la obra de Van der Loos citada en la nota 37 de este mismo capitulo p 154 Ademas v según las Acta Pitati los judíos insisten ante el procurador «¿no re hablamos dicho que era un mago?» (Patrología onentatis IX 75) 29 Cf 1 les 1 9 s 4 14 30 Se trata de la respuesta dt Jesús a Juan que se queja porque han visto a al guien que no era discípulo lanzando demonios en nombre de Jesús «No se lo impí dais pues no habrá nadie que obre un milagro en mi nombre y pueda hablar mal de mi a continuación» 31 Teología del nuevo testamento Salamanca 1981 91
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3 Aquí entra también una cierta desvalonzación del milagro, bastante típica de Jesús, pero no tan propia de la iglesia primera Para Jesús lo milagroso cede ante lo escatológico que el milagro, por lo demás, anuncia Y por eso, cuando los discípulos se alegran por sus milagros, Jesús corrige la dirección de esta alegría alegraos más bien por estar en el libro de la vida 32 Puede que esta frase no sea auténtica, pero en cambio sí que parece reproducir una actitud real de Jesús Y con esta reserva consuena otro rasgo que se adivina más de una vez, allí donde aparece el motivo que llamamos de misericordia Los oyentes del relato perciben cierta reserva del Maestro a desempeñar el papel de curador Adivinan que su verdadera misión es otra Pero saben que se deja conmover por cualquiera que ponga en el su confianza 3i 4 Por supuesto, cabe aquí también todo el tema de la dificultad o incapacidad de Jesús, que ha culminado en la pincelada ya comentada de Me 6, 5, y que ha resultado incómodo a los otros evangelistas, los cuales han optado por suavizarlo o prescindir de él No analizaremos más este detalle del que ya hablamos en otro momento 34 Quede sólo la insinuación de si ciertos usos del motivo de las «técnicas curativas», que precisamente tiene más relieve en Marcos, no serán, más que una contaminación de motivos paganos, una forma de dar relieve a ese trasfondo de debilidad tan típico del primer evangelista 5 Finalmente, puede plantearse la cuestión de la relación entre milagros y mesianidad, aunque se trate de un punto más oscuro Los evangelistas —a pesar de todas sus diferencias— tienen y proclaman una visión de Jesús como Mesías Y si esto es así, afirman algunos exegetas que no acaba de verse qué necesidad tuvieron de presentar un Mesías taumaturgo, dado que este rasgo parece ausente de toda la teología mesiánica posterior «Ninguno de los títulos que el cristianismo apostólico ha conferido a su fundador implicaba el que se lo considerase como taumaturgo, sanador de posesos y enfermos Mesías Hijo del hombre. Hijo de Dios, Doctor o Profeta, 32 Cf le 10 17 21 33 E Trocme jesús de Nazaret visto por ¿os testigos de su vida Barcelona 1974 148 34 Cf tupra p 56 57
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Jesús no debía por eso realizar los milagros que le atribuyen los evangelios, ante aquellos que le dieron esas denominaciones» 35 Y en contraste con esto, es tunoso que al Bautista no se le attibuya ningún milagro aunque pueda responderse que ello se debe a la tácita polémica con los discípulos de Juan, tampoco puede negarse que esa polémica nunca la plantean los evangelios en el campo del obrar milagros e) Muchos milagros son parte constitutiva de algo tan esencial y tan auténtico en los evangelios como es el anuncio del Reino También aquí la argumentación debe proceder por pasos 1 Esta pertenencia de los milagros al Reino se refleja en la relación enrre milagros y palabra que ya conocemos, y de la que cada evangelista da testimonio a su modo para Marcos los milagros son palabra, para Mateo el anuncio del Reino circula por esa doble vía decir y hacer, para lucas se apoyan mutuamente De la forma que sea hasta por el mismo volumen que ocupan los milagros en los evangelios, se testifica esa unidad palabra-obra, tan típica del anuncio salvador de Jesús 2 Se refleja también en la presencia de los milagros en casi todas las palabras de misión tanto durante la vida de Jesús como después de ella 36, presencia que habrá de ser fundamental a la hora de preguntarnos lo que significan los milagros para nosotros 3 Finalmente se refleja en la orientación de los milagros, como del anuncio del Reino, a los excluidos pobres, marginados, ciegos cojos, ett Por esa orientación que ya analizamos en el capítulo anterior y que es de lo más característico del ministerio del Galileo, no resulta exagerado el decir que la mayoría de los milagros narrados por los evangelistas forman parte integrante de lo más medular y más auténtico del anuncio de Jesús
35 S Legasse en la obra editada por X León Dufour Les mímeles de Jesús París 1977 125 126 En la misma linea J L Espinel El lenguaje de los milagros de Jesús Ciencia Tomista 67 (1976) 529 576 no se esperaba un Mesías taumaturgo (558) tampoco Flavio Josefo habla de que rabino alguno hiciera milagros (estos se comenzaron a contar a partir del siglo II no tienen teología especial ni van unidos a anuncio alguno y se narran para ensalzar al rabino p 562) Bultmann en cambio es menos tajante y reconoce que «el hecho de que se espera ban milagros del Mesías debe haber contribuido a que en la comunidad palestina se contaran milagros de Jesús» Geschichte der synoptischen Tradition 245 36 Cf le 10 9 17 19 Me 16 17 18
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Si hay que hacer un balance de estos cinco capítulos argumentaÍes habrá que comenzar reconociendo que, tomados por separado, tienen un valor desigual no todos son igualmente convincentes Pero mirados en su conjunto sí que resultan de un peso considerable Al entrar en contacto con ellos es casi imposible que no se imponga una conclusión Jesús de Nazaret tuvo que obrar actos tenidos por milagrosos Esta parece ser la única explicación coherente Pero el problema surge a partir de aquí ¿cuáles'' Y ¿cómo se explican las acciones extraordinarias de Jesús' Es aquí donde la crítica histórica se sabe hoy mucho más insegura, donde los criterios que cada autor suministra contradicen a veces a los que otro ha propuesto, y donde, por eso mismo, todo el mundo evita el «mojarse», sobre todo al nivel de las conclusiones globales La magna obra de Van der Ioos que intentó eso, nos resulta hoy de un optimismo apologético poco convincente37 Fuera de él, los autores prefieren hablar en general Y quizás sólo J Jeremías se ha atrevido a esbozar unos criterios para los casos particulares38, que probablemente son mas convincentes en su aspecto negativo que en el positivo Por eso le seguiremos en la primera parte de nuestra exposición Pero antes de entrar en ella, y manteniéndonos a un nivel intermedio entre lo general y los casos particulares, quizás podemos afirmar que hay algunos rasgos concretos de lo que testifican los evangelios que pueden ser tenidos por auténticos, puesto que contradicen a la dirección que va tomando la evolución de la teología del milagro Así, por ejemplo, en mi opinión serían históricos — la casi desaparición de los milagros en la segunda mitad de la vida de Jesús, — el que Jesús daba una clara importancia a sus milagros, pero una importancia que no coincide con el aprecio que solía tener de ellos la gente, y que Jesús no comparte o desvaloriza, — también el episodio de la incapacidad de Jesús en Nazaret (Me 6, 5-6 aunque hoy, ese episodio quizás le habría costado a Marcos alguna advertencia del santo oficio), — y finalmente, los diversos motivos con que narran los evangelios, v que difieren de los clásicos del género, aun cuando esos motivos puedan haber emigrado de una narración a otra
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The miníeles of Jesús Leiden 1968 Teología del nuevo testamento Salamanca 41981 108 119
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Argumentos de carácter particular Al intentar ahora una toma de posición lo más concreta posible hemos de proceder con argumentos y criterios estrictamente históricos, sin tomar en consideración la verosimilitud o inverosimilitud intrínseca de la noticia Argumentar partiendo de que una determinada acción es imposible y, por tanto, el relato que la cuenta no puede ser histórico, será válido en otros momentos, pero aquí equivaldría a cometer una petición de principio, puesto que lo que estamos tratando de investigar es qué son o qué no son los milagros de Jesús En todo caso, únicamente tendremos derecho a exigir que cuanto más inverosímil parezca la noticia, tanto mayores sean los argumentos históricos que la avalan a) Sospechas de carácter negativo Pero, procediendo sólo con argumentos históricos, J Jeremías sostiene que es posible efectuar una triple reducción en el material que aportan los evangelios 1 Una primera reducción al nivel de la crítica interna del texto Por ejemplo es innegable que en los evangelios hay una clara tendencia amplificadora se pasa de un enfermo a dos, de 4 000 alimentados a 5 000 (sin mujeres y niños) o de siete canastas sobrantes a doce, se duplican algunas narraciones como la de los panes También es constatable una amplificación en los resúmenes sumarios que en Marcos no contenían milagros, ya los contienen en Mateo ¥) Fs también verosímil que en algunos momentos se hayan producido malentendidos de tipo lingüístico Según Jeremías el caminar epi tes thalassés puede muy bien ser entendido como caminar junto a la orilla y no sobre el mar, y no es él el primer autor de esta observación Strauss, en su Vida de Jesús, ya alude a un comentario irónico de H G Paulus, de que «el único milagro que hay aquí es el filológico»40 Igualmente, el comentario entristecido «nadie comerá ya de tus frutos» (porque el fin está cerca), pudo convertirse en un «nadie coma de tus frutos», vehiculando consigo la subsiguiente maldición de la higuera41 En ambos casos el afán amplificador ya 39 Cf Me 6 34 y 10 1 con Mt 14 14 y 19 12 40 Das Leben Jesu II Tubingen 1836 182 Dejo la cuestión a los filólogos pe ro quisiera notar que cuando Luciano habla de caminar sobre el agua utiliza la mis ma preposición que los evangelios (eph hydatos epi tou hydatos Philopseudes 13) 41 Según Bultmann el que este episodio haya podido nacer de alguna parabo la (cf Os 9 10 16 v Miq 7 1) es cosa que ha sido apuntada muchas veces Geschich te der syn opttschen Tradition 246
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notado habría provocado o favorecido el malentendido lingüístico. En esta misma línea se halla la interpretación que da Jeremías del pasaje de Gerasa. Según él, originariamente el verso 11 del capítulo 5 de Marcos iba seguido inmediatamente por el verso 1442. Pero la respuesta original del endemoniado: «mi nombre es legionario o soldado», que era una clara alusión despectiva a los romanos, se malentendió en el sentido numérico: «legión» se interpretó como «muchos»; y esto dio lugar a la adición de los versos 12-13, y a la idea de ocupar toda una piara también numerosa. Finalmente, la amplificación se produce muchas veces por lo que Jeremias llama «adorno narrativo»: el episodio de Maleo lo conocen los cuatro evangelistas, pero sólo Lucas lo ha convertido en una curación milagrosa. Tampoco es inverosímil pensar que un texto primero pudo contener la siguiente reacción de Jesús ante la exigencia del tributo: «para que no se escandalicen, ve al mar, echa tu amuelo, vende lo que pesques y con lo que cobres paga el tributo»; pero la misma gratuidad del gesto de Jesús ayudó a convertirlo en milagro. Y en un terreno todavía más hipotético, una frase simbólica de Jesús, «seréis pescadores de hombres», pudo ser amplificada narrativamente en forma de un relato de pesca milagrosa43. Hasta aquí la primera argumentación de J. Jeremias. Por supuesto que, en todos los casos, no se trata más que de hipótesis, cuya verosimilitud puede ser innegable, pero cuya facticidad no está probada. Sin embargo no valdría aquí la clásica respuesta apologética: lo que gratis se afirma puede negarse gratis. No. La argumentación debe sopesar —como acabamos de decir— la verosimilitud extrínseca de la hipótesis con la inverosimilitud intrínseca de la noticia. No es otra la manera de argumentar de la iglesia cuando, para reconocer una acción como milagrosa, exige —al menos en teoría— la exclusión positiva de todas las demás hipótesis explicativas. Aplicada aquí esta forma de argumentar, que creemos correcta, nos obliga a decir que las hipótesis propuestas por Jeremias, si no se afirman a sí mismas como históricamente garantizadas, sí que vuelven sospechoso el episodio evangélico al que se refieren. Y que estamos obligados a esa cautela. Nada más.
42 «Había allí en la falda del monte una gran piara de cerdos paciendo y los que apacentaban huyeron y dieron noticia del hecho en la ciudad» 43 Así también Bultmann, o c, 246
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Pero también nada menos. Porque, si ponemos en juego las hipótesis sugeridas, resulta que lo que va quedando puesto entre paréntesis como sospechoso son, precisamente, casi todos los milagros de «naturaleza»: la higuera, la moneda, la pesca, el andar sobre las aguas. ¡No es nada casual, sino muy lógico, que precisamente ahí se produzcan las amplificaciones! 2. Una segunda reducción debe efectuarse en los milagros que tiene algún posible paralelismo extraevangéhco. La fuerza de la argumentación es la misma que antes: no se trata de haber probado algún calco, sino de la lógica sobriedad y cautela que sabe dar beligerancia a las hipótesis no excluidas, aunque tampoco estén probadas. Como nota con razón Bultmann, los paralelismos que puedan aducirse rara vez constituirán «fuentes»; pero ilustran la atmósfera, muestran motivos y formas narrativas y hacen comprensible su presencia en los evangelios44. En este sentido enumera Jeremias la resurrección del hijo de h viuda. (Le 7, 11 s) por sus paralelismos con la que narra la Vida de Apolomo; el ciego curado con saliva (Me 8, 22 s) por su paralelismo con una curación del mismo tipo atribuida al emperador Vespasiano por Tácito y Suetonio45; y la conversión del agua en vino (Jn 2, 1 s) por sus hipotéticos paralelismos con descripciones que hallamos en Pausanias46 y en Eurípides47 sobre el vino manante en las fiestas de Baco. A todos ellos cabe añadir la alusión de Luciano al andar sobre las aguas48. De todos esos ejemplos, el relativo a las bodas de Cana es en mi opinión el más inseguro49. Y también me resulta cuestionable el último de los paralelismos propuestos por nuestro autor: el paralítico que carga con su camilla, y al que encontramos tanto en los evangelios como en el diálogo de Luciano de Samosata, y del que Bultmann afirma que se trata de un rasgo frecuente50. Lo cues-
44 O. f , 253 45 Cf la cita supra, p 104-105 46 Descripción de Grecia VI, 26, 1 47 Bacantes 1.98-201 48 Philopseudes 13 También en la literatura rabínica se habla de un cierto Nachson de la tribu de Judá que fue el primer israelita que se atrevió a caminar sobre las aguas, pero se hundió y el bastón de Moisés le salvó (Ver la cita en O Betz-W Grimm, Wesen und Wtrklichkeit der Wunder Jesu, Frankfurt 1977, 56, nota 89) 49 O Betz-W Gnmm (o c, 128) lo relacionan más bien con Ex 7, 19 aunque no me parece una aproximación demasiado convincente 50. O. c , 248
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tionable reside en que aquí, el paralelismo no afecta al milagro, sino a un episodio posterior a él, y cuya supresión no equivale a eliminar la curación pudo haberse tomado del ambiente un rasgo que afecta a la comprobación del milagro, sin copiar también a éste Estas reticencias pueden tener sentido dado que, por otro lado, el tratarse de un milagro «de legitimación» o de discusión, le da cierto aval dentro del contexto de los evangelios, como luego diremos 3 Finalmente, Jeremías intenta una tercera reducción al nivel de historia de las formas La constatación que mueve a argumentar desde aquí ya la hemos citado antes se trata de que las escenas que podemos datar como de origen palestino, están más libres de los clásicos 4 ó 5 tópicos narrativos clásicos en los relatos de milagros Y ello permite sospechar que allí donde aparezcan estos tópicos de manera clara y sistemática, quizás estamos ante un relato tardío, de origen helenístico, y sospechoso de ser creación literaria Esta reducción, como va insinuamos, es de aplicabilidad relativa, pues rara vez nos encontramos en los evangelios con formas puras (carentes totalmente de tópicos o tejidas sólo con ellos), y yo creo que es además dudosa si se la hace funcionar sola Por poner un ejemplo la curación de la suegra dq, Pedro debería ser eliminada de acuerdo con este criterio, pues se trata de una esquematización muy en consonancia con los tópicos narrativos Y sin embargo, muchos exegetas la cuentan entre el material más fidedigno y más antiguo, precisamente por su misma falta de pretensiones y por su presencia en el primer capítulo de Marcos No obstante, el criterio de reducción propuesto le sirve a Jeremías para una comparación luminosa entre dos curaciones de ciegos, Bartimeo y el ciego de Betsaida51, que lleva hasta la conclusión de que pueden ser dos versiones de un mismo episodio — La primera es una versión de claro origen palestino nótese el nombre, la palabra Rabbum, el título de Hijo de David, las pinceladas del ciego mendigando y arrojando su manto, etc En ella lo importante es la telación entre la fe del ciego y la escucha de Jesús, más que el milagro en sí La narración no se atiene a los tópicos clásicos — La otra sería una versión posterior de origen griego, donde asistimos a la eliminación del público, las manipulaciones, la saliva 51
Me 10 46 52 y Me 8 22 26
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y la progresividad de la curación, y en la cual el poder taumatúrgico ocupa un lugar mucho más central que en la anterior El ciego de Me 8, 22 s, se nos vuelve pues sospechoso no sólo por la comparación con el relato de Vespasiano, sino dentro del mismo texto en el que figura Por otro lado, esta ambivalencia histórica de la narración no impide que se la vea como justificada, si es cierto lo que antes sugerimos que Marcos no ha tenido inconveniente en hacer algunos recursos al motivo de las «técnicas» curativas, porque era una forma de expresar algo que hemos aceptado como histórico y que es muy importante para la teología marcana del milagro la coexistencia de los milagros de Jesús con su debilidad Hasta aquí, siguiendo a Jeremías, una argumentación de tipo negativo que nos suministra algunos criterios de reducción en el material evangélico Pero ahora querríamos no darnos por satisfechos con la continuación habitual a pesar de todo es innegable que Jesús realizó algunos actos extraordinarios Tratamos más bien de seguir preguntando ¿existe alguna cntenología que nos permita resguardar positivamente la historicidad de algunos episodios concretos? b) Indicios positivos Al entrar aquí caminamos por arenas todavía más movedizas No obstante quizás es posible suministrar algunas pistas aunque, por supuesto, en voz bajísima, y sin pretender llegar hasta los ípsissima facta de Jesús, aunque quizás sí contemplarlos un poco más de cerca Por esta razón preferimos hablar más bien de indicios de fiabilidad Y —además de los ya enunciados en la segunda parte de este capítulo en forma más genérica— cabría afrontar como posibles indicios de fiabilidad los siguientes, que a continuación discutiremos un poco más 1 ¿La ausencia de motivos claramente helénicos? 2 ¿La aducción de nombre y lugar concretos' 3 La presencia del motivo de la fe en su versión más primitiva, y del motivo de la misericordia 4 La testificación múltiple, tal como la delimitan los criterios clásicos de historicidad en los evangelios 5 La confhctividad 6 La no utilización del milagro o su utilización por los evangelistas para un fin diverso del que pediría la acción narrada En cierto modo, la enumeración sigue un orden creciente de fiabilidad, hasta el extremo de que sólo con interrogante me atrevo a poner los dos primeros Una palabra ahora sobre cada uno de ellos
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1 la ausencia de motivos claramente helénicos en una «forma» o unidad, sólo llega a probar el origen palestino de la perícopa Tampoco está excluido, por supuesto, que algo de origen mas tardío pueda ser históricamente más auténtico Pero el criterio conserva cierta mayor fuerza en el caso de los milagros, por cuanto en la comunidad palestina no parece haber un afán de uso apologético o exaltador del milagro (las mismas referencias o comparaciones concretas con el antiguo testamento han nacido quizás en comunidades judías, pero de habla griega) A veces incluso, como en el caso de Bartimeo de Me 10, 46 s, ni siquiera se señala una determinada reacción de los testigos, como invitando al lector a que se una a ella 2 El segundo de los indicios citados es valorado de forma muy desigual por los exegetas Sin aceptarlo positivamente, R Pesch señala su ausencia como sospechosa n Y en contra de la opinión de Jeremías antes citada, R Bultmann ve en la aducción del nombre una señal clara de que la narración es secundaria53 No puede negarse que precisamente la imaginación popular tiene cierta tendencia a la concreción Pero lo llamativo para nuestra búsqueda es que se aduzcan datos concretos de nombre y lugar en un texto que es muy poco dado a hacerlo, como es el texto de los evangelios Un ejemplo otra vez preclaro es el de Bartimeo, el ciego de Jencó En cambio, en el caso del ciego de Betsaida (Me 8, 22 s) la crítica se inclina a considerar el nombre de la ciudad como un añadido posterior del redactor Marcos, que contradice a la narración recibida, puesto que Betsaida era una ciudad grande y la narración habla expresamente de una aldea 54 A esto hay que añadir la sospecha de que Me 8, 22 s tenga un sentido espiritual, por su presencia entre dos pasajes relativos a la incomprensión de los discípulos 3 También el tercer indicio debe ser manejado con cuidado, puesto que ya notamos la posibilidad de que un mismo motivo emigre de una narración a otra Deberá pues ser completado por otros indicios Pero sí que parece innegable (y es casi una de las conclusiones de todo nuestro estudio) que Jesús realizó curaciones de las que se llamarán «arrancadas» por la misericordia, y coadyuvadas por la fe del enfermo
Este criterio podría formularse también de la manera siguiente son más fiables aquellos milagros que, en su versión primera, manifiestan una preeminencia de lo «basileico» sobre lo cnstológico Pues esta preeminencia coincide con la conclusión a que llegábamos en nuestro capítulo tercero Y los motivos de la fe y de la misericordia, tal como los hemos expuesto, son propiamente motivos basileicos 4 El cuarto tiene en sí mismo una fuerza innegable, pero sus posibilidades de aplicación afectan más a rasgos particulares que a la totalidad de una narración Por ejemplo, parece muy probable que Jesús curó enfermos considerados como leprosos y excluidos de la convivencia común, aunque luego este rasgo haya sido plasmado en escenas diversas pot distintas fuentes Si la curación del siervo del centurión es el mismo episodio que la del hijo del régulo en Juan —como me inclino a considerar— tendríamos aquí otro ejemplo más completo 5 Más comentario merece el siguiente indicio la conflictividad de algunos milagros concuerda con la indiscutible conflictividad de la vida de Jesús y le da lógica y funcionamiento concretos Tampoco se ve, dada la inevitable tendencia a usar argumentativamente el milagro, qué interés podía tener la comunidad en desvalorizar el «argumento» conviniendo al milagro en inaceptable —por conflictivo— Además, muchos de los milagros que entran aquí, quedan también recubiertos por alguna palabra de Jesús tenida como auténtica Veamos por ello algunos ejemplos Primero las curaciones en sábado, ya comentadas Casi toda la polémica de Jesús contra el sábado gira alrededor del «hacer bien o no hacer», «salvar o no salvar» en sábado Ello implica como innegable que Jesús realizó determinadas curaciones espectaculates en día de sábado El precisar cuál o cuáles de ellas (el hidrópico, la mujer encorvada, el hombre de la mano seca, el paralítico de la piscina o el ciego de nacimiento) va depende del resto de indicios que militen en favor o en contra de cada episodio Mencionemos también como conflictiva la aceptación del contacto con la hemorroísa y la proclamación pública de la conciencia de ese contacto sin considerarse impuro por ello Ya hicimos notar que ésta parecía ser la versión más primitiva del suceso, que luego lucas convirtió en una conciencia del poder emitido 55
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52 Cf Jesu uretgne Taten? Freiburg 1970 80 y 134 53 Geschichte der syn Tradttion, 228 54 Cf Me 8 23 y 26 Además Sh E Johnson The blind man from Beth satda New lestament Studies 25 (1979) 370 383
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Cf supra p 79 80
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Consecuencias
Y aquí entraría igualmente la decisión escandalosa para un judío de acudir a casa del pagano Una pincelada que tiene muchos visos de ser histórica, dado que no ha sido utilizada luego para realizar la curación ésta se produce sin que sea necesaria la presencia física de Jesús No se ve pues por qué habrían de recurrir los evangelistas a ese gesto, escandaloso a la vez que inútil Y las oscilaciones que notamos en este punto al analizar el pasaje56, podrían obedecer a este deseo de suavizar algo que era posible ignorar (puesto que no era imprescindible para la curación), pero que no era honesto silenciar57 Finalmente también cabe mencionar el detalle de «tocar el féretro» en Naím, si bien aquí este indicio a favor concurre con la sos pecha antes expuesta Digamos en conclusión que este indicio de la conflictividad no es en el fondo más que una aplicación concreta del criterio más genérico de «desemejanza», utilizado para el texto de los evangelios o para las palabras de Jesús Ya es sabido que este criterio no es aplicable a todo el texto evangélico, por su misma naturaleza (pues Jesús compartió en muchos puntos la conducta y mentalidad de su época, y no puede ser suyo sólo lo que se aparte de ellas) Pero allí donde tiene aplicabilidad, es uno de los criterios más fiables 6 El último es otro de los indicios que me parecen más serios, sobre todo cuando aparece unido con alguno de los anteriores Esto tampoco significa que su ausencia vuelva la narración ya sospechosa sin más, puesto que es lógica y necesaria la tendencia de los evangelios a sacar alguna lección del milagro, ya sea sobre el valor de la oración, o sobre el poder de la fe, o sobre el ser de Jesús Pero, precisamente por lo lógico de esta tendencia, resulta enormemente extraño el pasaje en que esto no se cumple, y sugiere que la presencia de esa narración se debe sólo a la fuerza de los hechos El ciego de Jencó puede otra vez servirnos de ejemplo Y en esta «no utilización» del milagro entra, por supuesto, la ausencia de paralelos o de referencias implícitas o expresas a textos del antiguo testamento (o a textos extrabíblicos sobre milagros) 56 Supra p 74 75 57 Contra la argumentación del texto podría arguirse que el rasgo de acudir a casa del pagano puede haber sido compuesto por la iglesia primera para justificar su paso a los gentiles Pero de ser asi la misma lógica de la narrativa creadora pediría que Jesús se hubiese hecho efectivamente presente en la casa del centurión detalle que no se cumple Por otro lado este relato que procede de la Fuente Q es pro bablemente anterior a la misión de los paganos
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¿Hacia una toma de posición? a) Una primera conclusión de lo expuesto podría ser que, otra vez, los que más carentes están de estos criterios de fiabilidad son los milagros de la naturaleza Ello nos los hace otra vez sospechosos y muestra que no ha sido inútil mantener la distinción entre curaciones y milagros de naturaleza Aunque, por su carácter de salvaciones comentado en el capítulo 6, estos milagros nos muestran una especie de redundancia armónica del reino de Dios, que hace comprensible su presencia en las biografías de Jesús, sin embargo, a nivel inmediato aparecen más desconectados del anuncio del Reino, y más vinculados a la exaltación del poder cnstológico Por ello soportan la pregunta de si no habrán nacido a partir de narraciones paganas similares, y para no dejar a Jesús por debajo de los testimonios paganos Y esta pregunta se agudizaría por el dato importante de que no hay huella de ellos ni en la Fuente Q, ni en ninguno de los resúmenes Por eso, y para nuestra reflexión ulterior, vamos a colocar sobre ellos el paréntesis de una duda Quizás con una excepción que es L multiplicación de los panes Aquí me parece más prudente proceder por otro camino, puesto el episodio de «una extraña comida» en el desierto quizás no puede ser despachado de un plumazo la repetición, la testificación en fuentes diversas, la importancia descomunal que le han dado todos los evangelistas (y que se muestra en que Juan lo ha tomado como base para su discurso del «pan de vida», y los sinópticos lo han narrado de manera eucarística), su estrecha vinculación con la tentación de Jesús (en Juan se le quiere proclamar rey, y en Marcos se lo empalma con la petición de una señal del cielo, motivando en ambos casos la huida de Jesús)58, y su pertenencia al gesto de las «comidas de Jesús» que los exegetas consideran como muy garantizado todos estos rasgos creo que nos obligan a aceptar como más segura la realidad de una comida con la multitud, más o menos extraordinaria Sobre en qué reside ese carácter extraordinario, el historiador ya no puede pronunciarse más es cosa que habrá que dejar al prejuicio previo de cada cual, aunque no cabe duda de que la pin tura de esa comida se ha trazado con tonos de exaltación frente a los profetas del antiguo testamento, y con pinceladas que seguramente son simbólicas, como el desierto o las cifras de lo sobrante 58
Cf Jn 6 15 y Me 8 11
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b) A partir de este momento quizás el historiador debería frenar sin sonrojo alguno, y bajarse del coche reconociendo su imposibilidad de seguir adelante Sin embargo, todo investigador tiene sus intuiciones, sus corazonadas y su estimativa particular, que pueden ayudar a la investigación aunque, técnicamente hablando, no formen parte de ella A este nivel de las preferencias o sospechas personales, usando los indicios antes expuestos, pero supliendo con apreciación personal aquello que ya no es mensurable, quisiera atreverme a proponer mi selección particular Una «selección científica» es ciertamente inalcanzable porque (al igual que ocurre en los dichos de Jesús) tampoco aquí es posible separar lo auténtico de lo noauténtico Pero, a modo de ejemplo, el lector que pregunte podría quedarse con episodios como éstos el endemoniado de la sinagoga, el niño epiléptico, el endemoniado mudo y sordo, el ciego de Jencó, el hombre de la mano seca (y/o alguna de las curaciones en sábado de lucas), algún leproso 59, la hemorroísa, el criado del centurión y la suegra de Pedro Ello no significa ni que todas las escenas de esta lista tengan la misma seguridad, ni que todas las que no figuran en ella estén al mismo nivel de exclusión el silencio puede ser simple ignorancia o empate, antes de ser desautorización positiva 60 A pesar de todos estos matices, muchos considerarán criticable el intento de haber concretado tanto Otros elaborarán otra lista diversa Sólo queda decir que soy plenamente consciente de ambas cosas
creyente puede aceptar esa hipótesis explicativa sin menoscabar en absoluto la integridad de su fe Será bueno recordar lo que escribe un tratadista a este respecto
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Aunque se tratase de curaciones producidas con poderes naturales menos conocidos, quedan suficientes diferencias entre la persona de Jesús y cualquier otra personalidad de las dotadas con poderes curativos naturales Lo que separa al Salvador Jesús de cualquier otro hombre en este punto es la unidad irrompible en que todas sus fuerzas se concentran hacia una única meta cumplir en todo solo la voluntad de su Padre, buscar la gloria del Padre y llevar a todo el hombre hasta la comunidad con El Esta profundísima unidad de Je sus con el Padre, da a su obrar una originalidad irrepetida lo distingue de todo lo que pueden hacer los hombres solos y es a la vez, la clave más importante para tener acceso a la comprensión de los milagros de Jesús 61 Este til ° de unidad original e irrepetible entre la obediencia misionera de jesús y sus curaciones nos hace comprender que, en el caso de los milagros de Jesús, los hechos son mucho más importantes que su explicación científica Esto es lo que sospechaba nuestro primer capítulo y sobre esto precisamente ha de reflexionar nuesrro último capítulo Pero antes de pasar a él, señalemos todavía una última conclusión
c) Y de las dos conclusiones anteriores surge en seguida una pregunta Aquello que nos ha ido apareciendo como lo más fiable históricamente, es la curación de una sene de dolencias (padecimientos psicógenos, parálisis, cegueras, enfermedades de la piel ) en las que no cabe excluir la posibilidad de una explicación natural, por ejemplo en la línea de lo que hoy se llaman «terapias de superación» u otra parecida ¿Qué decir ante esta cuestión'' Creo que simplemente esto el historiador debería reconocer, de nuevo, que la ulterior explicación segura de esas curaciones se sale de sus posibilidades Pero el teólogo debe proclamar a su vez que el
d) El último campo de preguntas es éste ¿qué decir de las resurrecciones atribuidas a Jesús ? l a respuesta es más complicada de lo que podría sospechar un racionalismo precipitado, puesto que tres fuentes diversas atribuyen a Jesús alguna resurrección, sin que pa rezca posible establecer dependencias entre ellas Sin embargo, al abordarlas por separado, debe quedar como sospechosa la del hijo de la viuda, por todos los paralelismos con Apolonio o con el antiguo testamento que ya pusimos de relieve Creo que también ha de ser mirada así la de Lázaro, y no por «prejuicios» de tipo tacionalista (ya dijimos que esto sería, en nuestro caso, una petición de principio) sino por razones de orden histórico el episodio de Lázaro es demasiado importante, demasiado clamoroso y demasiado vincula-
59 Formulación deliberadamente cauta para no entrar en la larga polémica de R Pesch contra F Mussner (Jesu ureigne Taten7 p 28 a 134) 60 R Pesch (o c 140) por su parte enumera como «casos singulares histórica mente asegurados curaciones de fiebre de ciegos de la mano paralizada»
61 A Weisser Jesu Wunder damals und heute Stuttgart 1976 14 15 Menos preocupado aun G Theissen «esta fuera de duda que Jesús poseía facultades para normales Mas aun poseía el don de provocar en otros hombres estas facultades» Sociología del movimiento de Jesús, Santander 1979 p 104
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do al desenlace de Jesús, como para que no lo conozcan los sinópticos, quienes, sí que conocen, por ejemplo, la unción en Betania (aunque no la sitúan en casa de Lázaro). Tanto su magnitud como su importancia nos obligan a decir que, en este caso, los sinópticos estaban obligados a no callar. El argumento ex silentio resulta válido aquí. Válido, al menos, para impedirnos afirmar, aunque otros lo creerán compensado por el lujo de detalles con que narra Juan. Y en cuanto al pasaje de la hija de Jairo, las cosas son mucho más oscuras. De él sólo cabe constatar que, por un lado, es una narración muy palestina, tanto en los detalles concretos como en la expresión thalita kumi, que se ha conservado en arameo. Su empalme con el de la hemorroísa le da para mí cierta fiabilidad. Pero, por otro lado, no puede excluirse la hipótesis de que se haya pasado de una curación a una resurrección. Marcos es quien más deja esta sospecha, que surge ya de la comparación entre Me 5, 2 3 y M t 9 , 18: en la nueva versión la niña ha pasado de estar enferma a muerta. Por eso no debe ser desoído Bultmann, cuando habla de esta narración como un caso típico de la hinchazón progresiva de la dificultad 62. Dentro de este contexto, la misma frase de Jesús: «no está muerta», contribuye a mantener la sospecha. Por estos cuatro puntos podría ir una toma de posición en la que siempre hemos aceptado deliberadamente el jugar con desventaja. Es hora de pasar a exponer el significado teológico de nuestro balance.
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Un puñado de curaciones que la ciencia quizás podría interpretar en la línea de lo que algunos llaman terapias de superación; una lectura de esas curaciones como «señales del reino de Dios que llega», hecha por el autor de ellas; y una serie de pinceladas que tienen todos los visos de ser históricas, al margen de la anécdota concreta en que vienen contadas: Jesús hacía curaciones y gestos maravillosos movido por una misericordia irresistible, las hacía por motivos, a veces, polémicos, contando con la fe del paciente y tocando a los enfermos. Este núcleo modesto pero, en mi opinión, irreductible ante la crítica, es el que se ofrece ahora a la lectura de nuestra fe, igual que se ofreció a la fe de los primeros testigos y de los posteriores. Esta lectura es lo que va a intentar el presente capítulo como conclusión de todo nuestro estudio. En él no solamente quisiéramos penetrar en el significado de los hechos de Jesús, en sí mismos, sino también prolongar ese significado hasta sus implicaciones para los hechos de la iglesia y para los hechos del hombre y de la historia humana. 1. Las señales de Jesús
62. 229.
Reflejada en el paso de Me 5, 23 a 5, 35. Ver Geschicbte dersyn. Tradttion,
a) Sobre la posibilidad de interpretaciones «naturales» Existen cristianos para quienes la mera insinuación de la posibilidad de que intervengan factores «naturales» en la explicación de los milagros de Jesús, equivale prácticamente a una negación de éstos, atenta contra la divinidad del Señor y hace imposible la fe. Y la conclusión de nuestro estudio ha sido más bien, no que «los milagros de Jesús se explican sólo por causas naturales», pero sí que la fe puede quedar abierta a ese tipo de hipótesis, sin lesionarse por ello en lo más mínimo. Por esta tazón se hace necesario aclarar aún más el sentido que damos a nuestra postura. Permítasenos pues, todavía, una triple observación sobre su significado histórico, cristológico y teológico.
Consecuencias
El mensaje de los hechos
1 En primer lugar, puede ser útil la constatación siguiente el tema de la explicación hipotéticamente «natural» de los milagros de Jesús, ha cambiado de signo Si antaño fue un tema «izquierdoso», arma del racionalismo para no creer, hoy —por así decir— se ha derechizado es expresión de una fe tan radical que no necesita de esos apoyos exteriores Esto es lo que, de una manera intuitiva, captaba la frase de Evely con que comenzamos este libro nuestros mayores creían gracias a los milagros y nosotros creemos a pesar de ellos Como nuevo y más matizado ejemplo de este cambio, quisiera citar dos páginas de uno de los creyentes más filofideístas o más polémicamente verticales del momento, un hombre que sería lógico alinear junto a personajes como Maunce Clavel, pero cuyo texto tomarían muchos censores como salido de la pluma de un Renán En su éxito editorial Au Dieu inconnu, el rumano Petru Dumitriu hace esta triple constatación
Y así era efectivamente, aunque todavía quetamos introducir un pequeño matiz en ese texto, que es el siguiente a pesar de todo, los evangelios no pretenden hablat genéricamente de todas esas curaciones populares (aunque las conocen como se transparenta en los resúmenes o en los comentarios sobre curaciones hechas por otros en nombre de Jesús), sino que quieren hablar sólo de aquellas curaciones concretas en las que, además, interviene Jesús de modo particular Este matiz, pequeño peto importante, nos abre el camino a la segunda observación que queríamos hacer y que hemos llamado cnsrológica Pero no quita en absoluto el valor sinromático que hemos atribuido a la tita de D u m i t n u el cambio que supone encontrar esas palabras no en la pluma de un racionahsra del XIX, sino en la pluma de un «místico» del XX
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— Marcos guarda la sobria reserva de un narrador realista, hasta el punto de que todo su texto podría haber sido escrito por un testigo ocular neutro, o incluso no creyente, también por un hombre de nuestro siglo, con sólo atribuir a la alucinación colectiva los milagros que un contemporáneo de Marcos altamente cultivado, como Tácito, no habría puesto en duda, — yo no sé lo que ocurrió entre el calor de mediodía y el polvo luminoso del mar de Galilea, ni en la noche de la tempestad, ni en la muchedumbre que ya no tuvo hambre tras haber comido las migas de pan y de pescado No sé con qué literalidad hay que tomar tal o cual episodio milagroso Pero de lo que no puedo dudar es de las curaciones Y efecrivamente, y ya por lo que toca a las curaciones, añade nuestro autor — En presencia de un ser tan extraordinario y tan desinstalador como Jesús, lo milagroso sería que no hubiese habido curaciones milagrosas Los epilépticos, los neurópatas, los enfermos con molestias psicosomáticas curaban al contacto con él Poseía un magnetismo, un aura, una irradiación, como decimos nosotros sin poder explicar el fenómeno El ambiente psicológico era de espera, de tensión aguda, de efervescencia moral, religiosa, política en todo el país, entte dos crisis místicas y dos explosiones de violencia política Era una combinación de Lourdes y la toma de la Bastilla, un estado excepcional del psiquismo colectivo, con todas las repercusiones que eso entraña para los sistemas neurovegetativos individuales '
1
P Dumitnu Au Dieu mconnu París 1979 148 y 149
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2 En segundo lugar, cuando no polemizamos contra lenguajes como el de las «terapias de superación» o parecidos, no estamos insinuando ni aceptando que se tratase de casos más o menos vulgares de sugestión Soy consciente de que expresiones como la de «rerapia de superación» pueden sonarle a alguien a engaños o abaratamientos de lo natural, y que sobre todo la palabra «sugestión» suena a una ilusión infundada, y el que se deja sugestiona! a crédulo En la milagrería popular es bien probable que la sugestión, en sentido negativo, juegue un papel decisivo, y por eso hay momentos en que la verdadera curación podría consistir en liberar no tanto de la presunta dolencia, cuanto de la manera patológica como es vivida el enfermo se siente curado porque ha sido sanado de su relación enfermiza con su propia dolencia Pero en el caso de Jesús hay que añadir la fuerza que Jesús provoca y utiliza (la fe) no proviene del engaño ni de la sugestión infundada, sino de su capacidad de acogida, de su apritud para centrar al hombre, para comunicarle la bondad de su propio ser y para despertar las posibilidades máximas de cada persona, allí donde éstas efectivamente existen Esa confianza que despierta energías desconocidas no es, por supuesto, la segundad del poderoso prometeo en su propio poder, smo la fe del hombre pobre en Jesús y en lo que éste es capaz de hacer por él Tampoco despierta Jesús una fe en €us¡ métodos o en su ciencia, sino en su persona y en la cercanía de Dios que se atisba al contacto con su persona Esa es la confianza que activa posibilidades misteriosas («tu fe —no yo— te ha curado»), posibilidades no habiruales que quizás sólo se actúan al-
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guna vez, como cuando se produce una mutación en la evolución de los vivientes2. En este sentido, hay que añadir que, como tales terapias de superación, no se reducen a unos secretos médicos inexplicados o aparentes, sino que ni siquiera sabemos si pueden ser conseguidas por alguien más a esos mismos niveles. Y, por lo tanto, en nuestra forma de interpretar los milagros, no se trata de una naturalización reductora de lo sobrenatural, sino más bien de lo que escribimos en otro momento: «no es en lo paranatural ni en lo antinatural, sino en la profundidad última de lo natural, donde quizás debe ser buscada la explicación última de los milagros» 3. De esta manera, los milagros vuelven a poner en ejercicio la frase de Leonardo Boff que, en otra ocasión, comentamos como posible clave de toda la cristología: «tan humano sólo puede ser Dios mismo»4. Tan «natural» —cabría decir ahora— sólo puede ser lo sobrenatural. La experiencia de la pavorosa contradicción que anida en eso que llamamos el ser «natural» del hombre, puede ayudar a comprender lo que decimos. En este punto pienso que la experiencia humana más elemental, y válida aunque en general poco racionalizada, puede formularse así: quizás existan en el hombre esas fuerzas misteriosas que revelan la «intensidad potencial» o la «profundidad última» de lo natural, y que puesta en acto explicarían las curaciones de Jesús; pero lo que está claro es que esas fuerzas no están a disposición del hombre, que a tos hombres les es imposible actuar esas fuerzas últimas con serenidad, con lucidez justificada y sin instrumentalización (las tres cosas a la vez). O, dicho con el lenguaje colorista de Jesús: quizás exista objetivamente la fe que traslada montañas; pero lo que ciertamente no existe es el hombre' capaz de tener esa fe con sensatez y desinterés. En todo caso el hombre llegará a tener una fe paciente, más que una fe transformadora. Y precisamente porque esta es nuestra realidad, es por lo que el hombre intenta en ocasiones desatar esa fuerza a base de la suges-
tión y el engaño. Por poner un ejemplo muy actual: casi todos los médicos opinan que el canceroso que no conoce su enfermedad, está mucho más capacitado para luchar contra ella que aquél que la conoce. Ello podrá ser clínicamente cierto aunque, por otro lado, el derecho a saber lo que tiene es de los más elementales del enfermo porque lo contrario es despersonificador. Y generalizando ahora: es la verdad la que muchas veces destroza al hombre, y por eso se intenta ayudarle con la mentira. Porque la fuerza salvadora quizás está en él, pero lo que ciertamente se escapa al hombre es la disposición de esa fuerza. ¿Qué organismo personal ha llegado a tan total armonía entre lo físico y lo psíquico, que sea capaz de estar sereno en la hora decisiva, de creer en sí en el momento de la experiencia de frontera, sin caer en el orgullo patológico de Prometeo, y convirtiendo en eficaz esa fe? Jesús de Nazaret fue capaz de despertar en los hombres esa fuerza, no por el recurso a la hipnosis o a la mentira, sino por la verdad de Dios que emanaba del encuentro con él: la verdad de la total, absoluta e incondicional aceptación del hombre derrotado. Por eso tuvo Jesús tanta razón —y tanta originalidad— al leer sus milagros como señales del reinado de Dios. 3. Y con eso estamos ya en el aspecto teológico de nuestra explicación. Al aceptar la posibilidad de esa interpretación que algunos rechazarán como reductora porque deja abierta la puerta a explicaciones «naturales», estamos aceptando que al mismo milagro le pertenece intrínsecamente una dosis de ambigüedad. La misma ambigüedad que es ley de toda donación de Dios a esta historia, y que significa algo muy serio y muy decisivo: que sólo Dios y nadie más elimina esa ambigüedad, convirtiendo el acto creyente de «conclusión» en «reconocimiento». Esto es lo que parece olvidar la definición apologética del milagro: que a Dios no se le puede enjaular o aprisionar en sus signos, ni siquiera para asegurarlo más; que sólo por Dios se conoce a Dios y que sólo el Espíritu de Dios puede hacernos confesar como «Señor» a la Palabra de Dios. Eso que el nueyo testamento formula así de llanamente 5 y que es lo mismo que obliga a la teología a hablar de Dios como trinidad, para poder hablar de nuestro conocimiento de Dios: que Dios se objetiva para, nosotros (Palabra), pero también se subjetiviza en nosotros (Espíritu) y sin esto no es captable en su objetivación, en su logos.
2 La piedad popular ha captado a veces con finura que puede existir una cierta vinculación entre el milagro y la bondad ética, aunque luego esa vinculación se haya formulado muy mal en la línea farisaica de una justificación por las obras del tipo de que «a los buenos Dios les escucha más, mientras que a los malos no les hace ni caso» Y sin embargo, tal vinculación podría existir en otro sentido- la bondad es lo que más puede llegar hasta abrir esos ámbitos de posibilidad desconocidos y misteriosos de la persona viva, como quizás ocurrió en el caso de tanta gente que se postró a los pies de Jesús, pero no ocurrió con la cerrazón de los fariseos o de los nazarenos 3 Jesús y ¡os demQmos, en el volumen colectivo Fe yJuttKU, Salamanca 1981, 86 4 Cf la cita en L» humanidad nueva, 239
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Cf 1 Cor 12, 3.
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Por eso, una vez aceptada esta ambigüedad que comentamos, referente a la posibilidad de explicaciones «naturales», hay que añadir también sería intento vano toda pretensión de dominar esa posibilidad hasta convertirla en un conocimiento tecnificable Y en este sentido es bueno recordar que el tema de la fe, en los relatos de milagros que parecen más primitivos y más creíbles históricamente (es decir la fe como previa al milagro y como factor causal de éste más que como consecuencia de la contemplación del milagro), nos desconcierta cuando pretendemos dominarlo más pues la fe que alaba o reclama Jesús no siempre es la fe del mismo individuo curado, en muchos momenros es la fe de sus familiares o acompañantes 6 Y no parece que este dato podamos eliminarlo como deformación posterior, vistas las perícopas en las que aparece y la falta de sentido que tendría esa presunta deformación tardía la ambigüedad debe pues permanecer por ambos lados posible explicación «natural», e imposibilidad de dominar esa posibilidad Llegar hasta aquí pertenece, en mi opinión, a la valentía de la fe Pero dejar aquí las cosas pertenece al respecto intrínseco a toda verdadera fe que, por eso mismo, renuncia a la manipulación «técnica» de aquél en quien cree b) Los signos del Reino Hablábamos de «un puñado de curaciones que la ciencia quizás podría interpretar en la línea de lo que algunos llaman terapias de superación» Hasta ahora hemos intentado clarificar la segunda parte de la proposición, pero no es menos significativa la primera en los milagros de Jesús se trata sólo de un puñado de curaciones Muchos más leprosos y muchos más ciegos o paralíticos había en el Israel de Jesús y en el mundo de entonces Y sin embargo no todos recibieron la curación que anunciaba Jesús, sino sólo una mínima parte Esta constatación tan elemental desvirtúa cualquier empeño por convertir al milagro en una especie de «solución» El milagro no es el camino de solución, sino la revelación de que ésta puede existir la mística (revolucionaria o creyente), la fe que reclamaba Jesús, no produce a la larga soluciones, pero produce signos La obligación ulterior es convertir en solución (o en camino de solución) lo que en el momento de la mística fue dado como signo Y aquí comienza la tarea de la iglesia de la que en seguida hablaremos Antes, permítanse aún unas aclaraciones sobre este punto 6
Cf Me 2 5 9 24 Mt 18 10 15 28
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la concepción del milagro como «signo del Reino» no sólo aparece como la más antigua y la más vinculable históricamente al Jesús terreno, sino que además encaja perfectamente con aquellos «motivos narrativos» que entresacamos como clásicos en los evangelios y como históricamente fiables, más allá de las anécdotas concretas en que aparezcan encarnados la misericordia, el escándalo, la fe y la misma acción táctil de Jesús Pues el reino de Dios es misericordia adveniente que necesita la acogida metanoica de la fe, y que provoca un escándalo inesperado Personalmente, tengo la impresión de que en esta especie de entramado entre Reino, misericordia, fe, escándalo y hasta el gesto acogedor de las manos, nos hallamos muy cerca de lo ocurrido en la vida terrena de Jesús Pero algunas formas de relacionar los milagros con el Reino podrían inclinarse inconscientemente hacia esa falsa manera de concebir el milagro como «solución» Los milagros de Jesús no hablan de una fácil (,o difícil', esto importaría poco ahora) transformación del mundo en paraíso Y Jesús mismo, o los evangelistas, hubieron de resistir a esta concepción que pugnó por abrirse camino y por imponerse, tanto en la vida del Maestro como en la de la iglesia primera los milagros hablan sólo de posibilidades inesperadas y gratuitas Lo válido de la evolución posterior, que parece ir conviniendo los milagros en «pruebas», tal como ya la hemos presentado, radica precisamente en que ha captado que los milagros son excepcionales y que, por lo tanto, su papel, por así decir, es mis epistemológico que «práctico» Su error quizás estuvo en que colocó la función epistemológica del milagro al nivel del argumento apologético y no al nivel del imperativo transformador Por supuesto que, en cuanto esas posibilidades inesperadas afectan a la carne misma de nuestra historia doliente, los milagros de Jesús significan sin lugar a dudas que el reino de Diot tiene ugnos intrahutóricos que pertenecen intrínsecamente a él Sin tales signos instrahistóricos se le falsifica, y va no es el reino de Dios sino el de las «potestades» o dioses de los grupos dominantes Como ha formulado un autor con exactitud, Jesús con sus milagros, Ha indicado claramente una dirección válida para la fe en la salvación la de que la mitigación y ulterior supresión de toda miseria, de la enfermedad del hambre, de la ignorancia, de la esclavitud y de la inhumanidad de todo tipo constituye la tarea permanente y más importante del hombre para con el hombre 7 7
J Blank Jesús de Nazaret Madrid 1973 88
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Consecuencias
El reino de Dios tiene necesariamente esos signos intrahistóricos. Pero sólo se hace presente en la historia bajo la forma de esos signos que, a la vez, «abren» la matriz de la historia, aunque sin producir el nacimiento que el hombre esperaría. Y si el reino sólo se hace presente bajo la forma de esos signos es porque «no es de este mundo» (Jn 18, 36) de pecado. Las expresiones habituales de muchas teologías: «construir el reino de Dios» o «trabajar por el Reino», contienen una ambivalencia que se hace preciso eliminar. No es el Reino lo que se construye sino sus necesarios signos intrahistóricos -los cuales, cabría añadir, acontecen como fruto de la «conversión» que la llegada del Reino solicita (cf Me 1, 15). Y por tanto, aun la mejor imagen de una sociedad en camino hacia la fraternidad de los hijos del Padre y hacia la libertad de los hijos de Dios 8, no pasa de ser un pequeño milagro, un signo del Reino, importantísimo pero mínimo: porque no sólo es una parcela en medio de un mundo bajo el poder de las potestades, sino que está ella misma amenazada por su propia degradación'. Cualquier otra concepción del trabajo intrahistórico como construcción eficaz del Reino, se verá abocada a la larga a una decepción cruel. Mientras que, por el otro lado, la aceptación del «milagro histórico» como signo y no como solución de la historia, sólo me parece posible desde la fe en Jesucristo como «autobasileía» de* Dios (Orígenes), es decir, desde aquello hacia lo que el signo señala. Desde esta concepción, no debiera haber lugar para el desencanto en el cristiano, sino únicamente para la paciencia resistente del que
8 Y por polémica que resulte la afirmación, me siento obligado a añadir ante tantas informaciones distorsionadas, que algo de eso sigue siendo aún la Nicaragua actual, para mucha gente de buena voluntad y sin intereses creados 9 Esta ambivalencia la expresa maravillosamente el siguiente texto de Chr Duquoc «Separados de la misión del siervo, los milagros de Jesús habrían anunciado, no va la libertad humana ante aquello que es la raíz de su muerte, sino un paraíso infantil en donde la «situación bienaventurada» de los hombres no hubiera sido el fruto de su decisión, sino simplemente el efecto déla arbitrariedad poderosa de un «monarca» los milagros no pretenden establecer un paraíso sino orientar las libertades hacia lo que anuncia el mensaje de Jesús, revelar el poder de liberación inmanente a la buena nueva Los apócrifos, al separar el milagro del anuncio, no sólo han traicionado la sobriedad evangélica sino el contenido mismo de la revelación Cristo no es una especie de mago que arranca a los hombres de su condición, de lo «finito» de su situación es aquél que le da sentido transcendente a lo que, aparentemente, no tiene más que validez terrena» Cnstología, Salamanca 4 1981, 90
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siempre espera algo contra todas las desesperanzas, porque sabe que la historia y el futuro nunca están cerrados del todo 10. Los evangelios no se definen por lo maravilloso, sino por la lucha contra los poderes opresores (espíritus, o demonios o lo que sean). Y esto diferencia a sus milagros de todos los demás: que son milagtos exigentes en sus consencuencias (misericordia, fe, ataque a los «sábados» que estén por encima del hombre...), y por eso escandalosos. Este marco de interpretación me parece importantísimo. Sospecho que sólo desde aquí tiene sentido el hablar de los milagros de Jesús. Pero que, desde este marco, regañan los milagros una importancia absolutamente irrenunciable. Y esa importancia puede ponerse de relieve mediante una sencilla prolongación de todo lo dicho hacia los milagtos de la iglesia, y hacia el milagro como posibilidad por explorar del hombre o de la historia humana n . 2.
Las señales de la iglesia
a) Milagro y miñón Hay un dato que no podemos escamotear, y al que ya hemos aludido: en las escenas de misión de los evangelios, aparece como 10 Quisiera añadir que no son los modernos eslóganes de involución v desencanto los que obligan a esta consideración haciendo, por así decir, de la necesidad virtud Creo que es algo que me he cansado de repetir desde los momentos de más ilusionada espetanza Véase por ejemplo La teología de cada día, 177, 390-391, 403 s Acceso a Jesús, 88-91 v 191-198 11 Con esta concepción del milagro evangélico como «signo del Reino» queda definitivamente fuera de nuestro contexto el viejo problema de las leyes de la naturaleza En el caso de Jesús ese problema no entra en el juego el signo del Reino no necesita ser algo contra las «leyes de la naturaleza» En todo caso, y si hubiera que definirlo en torno a ellas, habría que hablar más bien de una transformación o potenciación de dichas leyes, en la línea de la transfotmación que aguarda a la creación entera (cf Rom 8, 19 s) En cambio, la orientación del milagro hacia una demostración cierta de la autoría divina de un hecho, sí que tiene coherencia formal con la idea de una actuación contraria a las leyes de la naturaleza Ya hicimos notar cómo esa evolución se inicia en los mismos textos evangélicos y por qué razones Pero es la implantación del cristianismo en el mundo helénico lo que la potencia hasta la unilaterahdad la falta de sentido de la historia, o la diversa concepción del devenir histórico que posee la cultura griega, hace prácticamente imposible una concepción del milagro como «signo del Reino» el eterno retorno es, por definición, la negativa a toda transformación de las leyes naturales como muy bien comprendió Nietzsche Y donde no existe la escatología mal puede haber ninguna realidad que sea anuncio de la escatología A George tiene toda la razón cuando argumenta que «la ausencia de historia de salvación en el pensamiento griego no permite al milagro ser el signo de una salvación escatológica y universal» (en la obra editada por X Léon-Dufoui, Les miracleí dejésuí, 108 Ver también L Sabourin, The divine mímeles , 175)
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Consecuencias
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intrínseco al envío algún tipo de poder contra demonios, enfermedades, ere n Cada evangelista puede haber aderezado este dato de acuerdo con su peculiar teología Es también probable que algunas de estas palabras no sean palabras de Jesús aunque, en este caso concreto, ello mas bien agudiza la pregunta de cómo la iglesia se atrevió a poner en sus labios unas palabras que podían ser desmentidas por los hechos Pero el dato existe, tanto en el envío prepascual de los discípulos como en la misión postpascual de los doce Y hoy es lógico que nos preguntemos qué pueden significar ese tipo de promesas de milagros como las del final de Marcos que parecen tan desautorizadas por la práctica Esta conciencia de la iglesia que mira al milagro como perteneciente a su misión se mantuvo en pie a pesar del giro que fue conviniendo los signos del Reino en razones apologéticas la iglesia considero siempre el milagro como algo «propio» Y cuando la teología antigua se preguntaba si podían ocurrir milagros fuera del cristianismo, y hasta qué punto, deformaba quizás esta conciencia, pero a la vez estaba dando testimonio de ella la teología acertaba al pensar que los milagros —por así decir— pertenecen a la iglesia o «le han sido dados» Pero desfiguraba ese acierto al creer que el milagro que le ha sicio dado a la iglesia era el milagro «prueba» el milagro clasico de la apologética, que la misma iglesia acabó por manipular en beneficio de sí misma o de su propia autoridad Con ello, el tema de los milagros de la iglesia se pasó exclusivamente a Iourdes o fenómenos parecidos y, lo que es peor, se agotó en ellos la iglesia fue olvidando que el milagro que le ha sido dado por su misión era sobre todo el milagro «signo del Reino», el cual no le facilita nada las cosas a ella (como tampoco se las facilitaron a Jesús sus milagros), pero a la historia v al mundo les anuncia una ultimidad victoriosa que es Misericordia Ya he notado en otros momentos que este libro no aborda para nada la concepción apologética del milagro ni los hechos concretos con los que ella argumenta Se limita a citarla cada vez que resulta Útil para hacer más comprensible por conttaste la otra concepción Fsio es lo que hemos hecho ahora Y como contraste con esa conciencia del milagro de la iglesia expresada apologéticamente quizas sea útil el verla expresarse de otra forma, mediante un título
que dieron a Jesucristo los padres primeros Me refiero al título cnstologico de Cristo médico
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Cf Me 16 17 18 Mt 10 1 le 10 9 19
b)
El Cristo médico
Nunca es fácil presentar una síntesis rápidamente Y quizás en el caso del título de Cristo médico no sea ni posible el unificar una expresión que aparece de forma muy dispersa y ocasional Para facilitar esa síntesis rápida se me ocurre señalar que este título parece correr una suerte muy semejante a la que modernamente ha corrido el de Jesucristo liberador Unas veces, el Chnstos tatros es una consecuencia o una forma de expresar el título global de Salvador 13 Cristo es médico de las heridas del «príncipe de este mundo» >4, médico contra la mordedura de la serpiente 15, y Gregorio Niseno aclara que este es un título de los que se dan a Jesús «por causa nuestra» u Esta generalización, o el platonismo ambiental, llevan a algunos padres a una espiritualización del título, que podemos encontrar precisamente en los dos padres más platónicos Jesús es médico «de los ojos del alma» o «de las enfetmedades del alma» n Pero, junto a esta doble denominación, hay en otros padres una clara insistencia en lo que hoy se llamaría «liberación integral», y entonces se formuló llamando a Cristo «médico integral» (panarkés latros) 18 Atanasio teafirma este sentido de la expresión Jesús es médico material también, porque una vez que Dios ha creado, ya no sigue actuando por sola su Palabra, sino por medio de la creación, la salvación, por tanto, no sólo llega hasta la curación corporal, sino que se realiza también a través de ella 19 Y quizás es Cirilo de Jerusalén, en sus Cate quesis, quien da la fórmula más clara y mejor fundada 13 Cf Ignacio de Antioquia Eph 7 2 Cirilo de Jerusalén Catequesis 12 8 (PG 33 733 c) 14 Clemente de Alejandría Quts dives salvetur 29 (PG 9 633 d) 15 Atanasio In Math 11 27 2 (PG 25 212 a) 16 Contra Eunomium 3 (PG 45 612 c) 17 La primera expresión es de Orígenes In Joan 20 26 (PG 14 645 c) Lase gunda es de Gregorio Niseno De oratione dominica 4 (PG 44 1161 d) Exclusiva del alegonsmo de Orígenes es la siguiente argumentación asi como el medico permí te que el paciente piense cosas que a veces no son ciertas pero que le ayudan a curar se asi Dios permite a veces (por la encarnación) que el hombre no le tenga por Dios para bien del hombre (Cf Contra Celso 4 18 19 (PG 11 1052 b) 18 Clemente de Alejandría Pedagogo 1 2 (PG 8 256 b) 19 Atanasio De tncamatione 44 2 (PG 25 173 c)
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Jesús es tatro% psychón kai somatón, médico de almas y cuerpos, porque la totalidad de la salud cristiana reside precisamente en esa relación cuasisacramental entre estas dos dimensiones Por eso Cirilo esboza un paralelismo cuidadoso entre ceguera/parálisis corporal y cegtu ra/parálisis del alma (incredulidad e inmoralidad) unifica relauonalmente la frase «no peques más» con Ja otra «roma tu camilla V anda» v concluye que Jesús «curó al alma para dar salud al cuerpo» 20 En resumen cabría decir el problema moderno de las relaciones liberación-salvación, está entrevisto por los padres como problema de relaciones entre curación humana y salvación cristiana, dando lugar a posturas diversas, pero semejantes en su diversidad a las que hov conocemos El título de Cristo médico llevó a un sector de la iglesia antigua a interesarse enormemente por la medicina, con un interés que no era expresa (o exclusivamente) científico sino claramente teológico Y puede que no sea exagerado el afirmar que ese interés de la iglesia de los padres por el Cristo médico es uno de los factores explicativos que dan razón del progreso destacado de la medicina precisamente en el mundo occidental, de matriz cristiana Esta constatación sigue en pie a pesar de lo que hayan sido actuaciones posteriores de la iglesia de la Contrarreforma en sentido contrario, o degradaciones posteriores de la ciencia médica occidental a partit de la Ilustración Pero esta última observación no la hemos hecho por afanes triunfalistas, sino porque nos da una lección muy clara Iras el cambio de conciencia histórica de los dos últimos siglos, lo que fue en la iglesia primera el Cristo médico ha pasado a serlo el «Cristo íibertador» Y del mismo modo que los padres comprendieron que Jesús no había venido para curar él sino para que los hombres curásemos, y que Jesús no había sido «médico» para manifestar su poder sino para descubrirnos el nuestro (o mejor el poder del reino de Dios en nosotros mezclado con toda la pecaminosidad y toda la limitación humana que se quiera), hoy cabe decir que el título de Mesías o de Jesús libertador (que se corresponden sensiblemente) hablan también de la liberación que nos es dado realizar o intentar a los hombres la teología de la liberación (con todas las correcciones que convenga hacerle, o con todos los avisos que haya que dar contra 20
Catequesis 10 13 (PG 33 677 c)
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una reducción de la plundimensionalidad de la liberación humana), reencuentra aquí una sena raíz cnstológica y que, como es propio de la mejor teología, a través de lo cnstológico empalma con la realidad misma de Jesús de Nazaret y, en este caso, con ese rasgo tan saliente de su vida que son los milagros c) El milagro como don a la iglesia Con ello hemos vuelto a dar en lo que decíamos al comienzo de este apartado el milagro como don y como tarea de la iglesia Si la iglesia se ha definido como «sacramento de salvación» y, por tanto, como realidad anunciadora y anticipadora de la escatología, a la que anuncia precisamente en anticipaciones simbólicas, y si hemos definido el milagro como signo del Reino, como señal de la escatología sembrada en esta historia de pecado, entonces parece imponerse otra vez la conclusión de que el pequeño milagro intrahistórico y ambiguo es un don que pertenece a la misión de la iglesia «a los que crean les acompañarán estas señales echarán esclavitudes en mi nombre, superarán las barreras de la incomunicación, pondrán su vida en peligro sin romperse, y devolverán las ganas de vivir a los que ya no tenían ni ganas ni razones para hacerlo»21 lo que toca a la iglesia no es, por supuesto, «conocer los tiempos y las fechas de la liberación» pero sí sentir su fuerza22, y vivir su misión tal como el evangelista Mateo vivió los milagros de Jesús «tomó sobre sí nuestras flaquezas y cargó con nuestras enfermedades» (Mt 8, 18) Desde esta concepción, el milagro de la iglesia no será por supuesto el pan de cada día o de cada mañana, como quizás parecieron esperarlo algunos teólogos «liberadores», cayendo en ensueños milenanstas que no son sino la versión «ilustrada» del maravillosismo de la mentalidad popular, aunque esos ilustrados no sean conscientes de ello Pero los milagros de la iglesia sí que serán entonces señales Que no eximen de la condición fracasante de la historia, pero que están presentes en ella Exactamente como en la vida de Jesús, a la que tampoco eximieron de su marcha hacia el Calvario, pero a la que jalonaron de esas brechas abiertas en la conciencia de los hombres Para ayudar a mantener esta dialéctica es por lo que hemos insistido tantas veces en el detalle histórico de que los mila-
21 22
Cf Me 16 17 18 Cf Hech 1 8 mas el texto de J BlaiA ruado en nota 7 de este capítulo
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gros de Jesús no eran separables de su misión de siervo, ni fruto de una especie de omnipotencia, y que coexistieron con la debilidad, la dificultad y hasta la impotencia 3
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Pero, precisamente porque es don de su Señor y no propiedad de ella (como podría tender a pensar una mentalidad apologética polémica), el milagro de la iglesia no es exclusivo de ella es más bien como una visibilizauón del milagro que se le pide a toda la humanidad Nadie sabe hasta dónde haría Dios con él si él no pusiera obstáculos, solía afirmar Ignacio de I oyóla Y tampoco puede negarse que hoy la historia humana se ha visto movida por una conciencia de que era posible traspasar barreras y que, en este punto, la conciencia de la humanidad es hoy irreversible a pesar de las crisis de descncznco Pues bien el milagro que se le pide a la humanidad es, en su integridad, expresión de la fe que demandaba el Jesús histórico y que es acogida del don del Reino Milagro posibilitado hoy por los milagros de Jesús, y por el milagro de Jesús como apertura del hombre que es anunciadora del reino de Dios La iglesia, que debiera empeñarse mucho más en ellos, no es ni mucho menos la depositaría única del milagro intrahistórico de las pequeñas curaciones y liberaciones a producir en la historia, y de las aperturas de la conciencia humana cuando ésta tiende a cerrarse Dentro de ese milagro de la humanidad ¿cuál sería la tarea específica de la iglesia? Yo la situaría en el testimonio de este doble punto tan vinculado al recuerdo de Jesús que el milagro es signo y no solución, y que el milagro señala hacia el Dios del Reino y no hacia el reino del hombre Una rápida palabra sobre cada uno 1 Que el milagro de Jesús era signo y no solución, acabamos de comentarlo hace un momento De acuerdo con esto, la iglesia debería recordar pacientemente al mundo que la contingencia y la pecaminosidad, en cuanto heridas sentidas por el hombre, no tienen solución fuera de Dios, y que todo intento de «resolverlas» o superarlas absolutamente en este mundo sólo conducirá a degradar al hombre identificándole con esa contingencu y esa pecaminosidad, para que así no las sienta como heridas No vale la pena insistir más en esto
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2 Además debe ser absolutamente característico de la iglesia el testimoniar cuál es el único camino para esos milagros íntrahistóricos que se le piden al mundo no el camino de Prometeo, sino el de esa gratuidad fontal que nunca empaña (ni queda empañada por) el empeño paciente —e indomable porque es empeño amoroso— con esta historia aparentemente cerrada la iglesia debe anunciar que el empeño intrahistórico es paciente porque es misericordioso (y en esto es transpanencia de Dios) pero no porque es prométela) Y el hombre debería haber aprendido ya, de su larga historia, que cuando hace sus milagros a lo Prometeo no queda encadenado por ningún Zeus celoso ésta será en todo caso la interpretación que hace de Prometeo la religiosidad humana, cosa que al mismo Marx joven, tan crítico de esa religiosidad, se le pasó por alto Prometeo queda encadenado por sus propior milagros, y esta lección, que debería ser supersabida, es la que los hombres se niegan a aceptar, ya desde mucho antes de Marx Por eso vamos a intentar releerla otra vez, en algunos de los ejemplos en que modernamente hemos tenido que vivirla el milagro de la técnica, el milagro de la liberación social y el milagro de la medicina Que la revolución técnica ha sido un auténtico milagro de la humanidad, en el sentido en que estamos hablando en este apartado, es cosa de la que no puede caber duda Pero el hombre ha vivenciado este milagro como la gesta de su propio prometeísmo que roba a los dioses el fuego sagrado Y el resultado es que la misma tecnología se ha convertido en un Zeus omnipotente y colérico, cuyos rayos pueden acabar en cualquier momento no sólo con cada individuo, sino ya con todos y con todo el planeta a la vez El célebre «hombre unidimensional» que es víctima de las propias «necesidades falsas» que él se ha creado 2> y que, como la Castilla de A Machado «desprecia cuanto ignora», es decir, cuanto no es reducible a esa única dimensión a la que él se ha autorreducido, constituye uno de los análisis más lúcidos de nuestra era técnica Y ese hombre unidimensional no es más que el prometeo atado a la roca de sus propios productos y al que el águila de la revolución tecnológica va devorándole las entrañas la irracionalidad de un mundo que cada vez va gastando una parte mayor de la riqueza que ha sabido producir, en armas asombrosas de destrucción, con el piopósito —también írra23
H Martuse El hombre unidimensional
Barcelona 1969
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cíonal— de no usarlas, y con la dinámica fatal de que cada vez se hace necesario avanzar un poco más en el porcentaje de nesgo admitido, para mantener nuevos equilibrios de terror que son los únicos que nos libran del terror toda esta pavorosa irracionalidad es un ejemplo bien preclaro de lo que puede ser en la historia humana un milagro frustrado o falsificado A su vez, la liberación social se ha convertido en un aparato deforme e irreconoscible que devora como Saturno a sus propios hijos El hombre unidimensional ha pasado a ser aquí la Rebelión en la granja2/í El pavor angustiado del Ienin moribundo que, como el maestro del aprendiz de brujo, adivinaba y temía el cataclismo que podían provocar las fuerzas que él mismo había desatado, se ha cumplido hasta más allá de lo que el mismo autor del pronóstuo pudo llegar a temer Y bien sé que en todo el occidente existe un teflejo visceral anticomunista que es puramente defensivo y absolutamente irracional Pero por desgracia es innegable que ese reflejo tiene demasiados agarraderos en los que sostenetse Y que si el bueno de don Carlos Marx levantara la cabeza, se quedaría convertido en estatua de sal como la mujer de Iot, al contemplar sin dat crédito a sus ojos hasta qué punto el «reino de la libertad» que él soñó puede convertirse en archipiélago Goulag, el poder de los oprimidos en gerontocracia, la creatividad del género humano (en la que él tanto cteyó) en la radical falta de imaginación creadora de todas las escolásticas del este, y la calidad y generosidad humana de aquellos ciudadanos de la Comuna de París (tan elogiados por él), en hipersensibilidad patológica para todo tipo de cuestionamiento y de autocrítica Y esto en tan pocos años Quizás tenían razón aquellos judíos que pensaban que cuando el hombre no hace milagros con el poder de Dios, es que los hace con el poder de Beelzebul Y, junto al hombre unidimensional y la rebelión en la granja, se hace inevitable el citar a la Nemesia médica1"' Porque se trata de la misma actividad concreta en que se plasmaron los milagros de Jesús, vamos a prolongar un poco más el análisis del otro milagro humano que está volviéndose contra el hombre mismo la medicina, la cura-
ción, el campo en que Jesús llevó a cabo la mayoría de sus señales del Reino Por extraño y paradójico que parezca está resultando que, al menos en el occidente moderno, la medicina —al igual que la tecnología y el socialismo— se está conviniendo en otro de los grandes demonios enemigos del hombre, y que le oprimen precisamente en nombre del mismo beneficio que le hacen y a través de él 2( Permítase una triple consideración sobre este punto a) La contemplación de las curaciones de Jesús quizás podría llevar a la medicina occidental a recuperar aquello que ha perdido a una revalonzación del paciente, y del paciente como persona viva Del enfermo como sujeto Quienquiera que haya tratado con personas afectadas pot enfermedades difíciles, habrá podido experimentar que aún más que por la misma enfermedad tan terrible a veces, muchas de estas personas sufren por haber dejado de ser sujetos en lo referente a su relación con la propia salud La medicina occidental ha expenmentado un corrimiento hacia la química, en consonancia quizás con la forma de «razón instrumental» típica de la Ilustración27 El hombre, el enfermo o desesperanzado de Mt 11, 4 5, se convierte así insensiblemente en un tubo de ensayo en el que se vierten los compuestos de alguna reacción química a producir Mientras la medicina oriental tiene la intuición de potencial y ayudar a las mismas energías propias y desconocidas del organismo vivo, la medicina occidental parece querer suplantarlas De esta manera mientras Jesús trataba con enfermos (y este es el sentido del valor que él daba a la fe, y de nuestra apertura a posibles explicaciones en la línea de las terapias de superación, ett ), los médicos hoy, como tantas vetes se ha dicho, ya no tratan con enfermos sino sólo con enfermedades Dos ejemplos bien expresivos de lo que decimos pueden ser la superespeciahzación, que no ha quedado compensada por la mera yuxtaposición de especialistas, puesto que el organismo vivo no es una mera suma de órganos sino una misteriosa unidad entre todos ellos, y la desaparición de esa figura clásica del «médico de cabecera» que, sin ninguna especialidad, se ha especializado quizás en el conocimiento concreto de cada persona, de su
24 Cf G Orwell Rebelión en la granja Barcelona 1964 25 I Ilhch Nemesis medica La expropiación de la salud Barcelona 1975 No suscribo rodas las resis del auror ni la absolura radicahdad de algunas de ellas pero creo que es un libro que debería hacer pensar muy senamenre
26 Y si algún suspicaz pregunta por que no doy entrada también al capitalis mo en esta enumeración la respuesta es bien clara el capitalismo no es ningún mi lagro y no hace mas que recoger sus frutos cuando se enfrenta con el paro o con el hambre de media humanidad 27 Cf M Horkheimer Critica de la razón instrumental Buenos Aires 1969
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historia, de su particularidad irrepetible Y un último campo de esta despersonalización a cuántos ancianos la medicina les alarga hoy la vida orgánica hasta el máximo (y quién sabe si por experimentar) a la vez que les reduce hasta el mínimo la respirabilidad, la conciencia de dignidad y la razón o sentido para vivir esa vida orgánica b) Y la despersonahzauón se acentúa por lo que hoy está pasando a convertirse en una verdadera dictadura del médico Por supuesto que no hay aquí nmgún tipo de ataque personal contra gentes que son a veces extraordinarias como hombres, y que en tantos casos eligieron su profesión como servicio a sus semejantes Pero a los médicos está empezando a ocurnrles como a los miembros del comité central de cualquier país del este quizás quieren ser socialistas v liberar a los hombres, pero sólo consiguen ser burócratas que los oprimen Y esto ocurre como digo, más allá de la categoría personal y de la buena voluntad de muchos de ellos, por una especie de fatalidad a la que pocos acaban escapando El médico pertenece a una «casta» distinta, infinitamente más cerrada y más clerical que cualquier casta de sacerdotes Ante ella sólo se tiene palabra y sólo se cuenta como persona, si es posible presentarse con el hábito sacerdotal de «soy el doctor fulano» Esa casta no tiene necesidad de contar con el enfermo ni de escucharle Ella decide por el enfermo Experimenta en él y con él, unas veces de manera consciente, pero otras incluso sin llegar a darse cuenta El enfermo sólo es un noíniciado Y como no entendido, como ajeno a la casta, carece de voz, recibe órdenes que deberá ejecutar (o dejar ejecutar en él) sin conocer su sentido y sin preguntar por sus motivaciones puesto que entonces se le impondrá tajantemente silencio Pero el enfermo intuye que, en la ejecución de esas órdenes inapelables puede estar poniendo en juego decisiones muy senas, y se siente así atrapado en una red invisible e invencible, tanto más sutil cuanto que en manos de aquellos hombres está uno de sus bienes más decisivos no su casa o su coche que confió con tranquilidad relativa al fontanero o al mecánico, sino su vida misma la situación del paciente es semejante a la de los antiguos acusados de brujería por la Inquisición si no se cura es porque él no colabora, pero si quiere «colaborar» esto significará dejar de ser persona precisamente en lo que toca a su vida, y aceptar que otros decidan por él en aquello que es lo más suyo Cierto que todo esto es mucho más complejo, cierto que nadie se posee plenamente a sí mismo y que todos estamos remitidos a los
demás para infinidad de cosas va desde el nacer, cierto que multitud de enfermos son quisquillosos, impertinentes, pretenciosos, y que el miedo a la enfermedad todavía agudiza esos defectos, cierto también que existen algunos médicos admirables y excepcionales Pero nada de esto quita el que la medicina occidental está ya derivando por esa pendiente que acabamos de describir, y que es bien peligrosa28 c) Finalmente, y por si lo dicho fuera poco todos esos riesgos y dificultades se elevan a la enésima potencia por el hecho de que la medicina haya pasado a ser, para los profesionales de ella, no un medio de ayuda a los demás, una especie de sacerdocio (que es lo único que debiera ser), ni siquiera un medio correcto de vida, sino pura y simplemente un medio de enriquecimiento y del mayor enriquecimiento posible la casta, en este punto, no perdona ni a sus propios miembros, y todas las emulaciones, competencias y rivalidades se resuelven y se juzgan a la lu/ del brillo extenor de la riqueza adquirida con la profesión Con lo que, para escapar a eso, se teje una red de complicidades en la que entra toda clase de «simonías», dicotomías, honorarios aterradoramente desproporcionados, y la total funcionalización del médico, cuya meta ya no es la salud del enfermo (la cual acabará por ser un subproducto de la profesión o un medio de propaganda para ella), sino el visitar el mayor número posible de pacientes, en los más lugares posibles v, naturalmente, en el mínimo posible de tiempo «Voy a operar dos apendicitis [innecesarias por supuesto] para pagarme las vacaciones de este año» 2; Cualquier profesional de la medicina conoce muy bien la cantidad y calidad de abusos, a veces hasta pintorescos, que caben en planteamientos como los descritos Quizás no conozcan tanto la asombrosa cantidad de dolor inútil que, a la larga, va generándose así, en nombre precisamente de la curación y de la salud de los hombres
28 Sobre el caso concreto de la psiquiarna que solo constituye una parte del problema recuérdese lo que escribía va hace años un profesional de ella «Hay muchas excepciones entre los psiquiatras los psicólogos y los psicoanalistas peto te sulta cada vez mas ciato que esas ptofesiones están en camino de convettitse en gtave peligro para el desenvolvimiento del hombte que sus profesionales se van convirtien do en los sacetdotes de la nueva tehgion de la diversión del consumo y de la desper sonalizacion en los especialistas de la manipulación en los portavoces de la petsona hdad enajenada» E Ftomm Psicoanálisis de la sociedad contemporánea México 1964 144 (ptimeta edición 1955) 29 Cita rigurosamente literal
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Y si de la medicina pasáramos a los laboratorios, nuestra descripción resultaría ya ilegible Y hay que repetir cuantas veces sea necesario que todo esto no es un ataque a los médicos como personas concretas, sino, en todo taso, a la degradación de algo tan sagrado como es la medicina —mejor aún el milagro de la medicina— en el mundo occidental Una degradación que, en buena parte, es fruto de su mismo progreso maravilloso y que, por eso la hemos alineado junto a la demoni/ación de la tecnología y el socialismo Ante todos estos datos ¿cómo no recordar que Jesús curaba tocando con ese gesto tan expresivo de acogida que hoy ha perdido todo significado, porque nuestra civilización sólo es capaz de entender el con-tacto interhumano como tacto sexual o genitaP ¿Cómo no recordar que Jesús curaba splanchistheis, con las entrañas conmovidas, casi contra su mismo propósito rationaP ¿Cómo no recordar que Jesús curaba aprovechando las energías desconocidas (la fe) de muchas personas, que él era capaz de despertar y volver actuante'' ¿O que Jesús curaba a veces en defensa polémica del hombre contra todos los dioses que oprimen sus posibilidades de salud, u oprimen la dignidad del hombre, más valiosa que su misma salud' No debería hacer falta añadir que este recuerdo de Jesús en modo alguno quiere ser una palabra contra el soberbio adelanto técnico de las ciencias médicas ni menos aún en favor de las mil curanderías que hoy vuelven a pulular agarrándose a los fallos de la medicina occidental, pero —en la mayoría de los casos— de forma puramente charlatana y explotando también comercialmente el dolor de los hombres No se trata aquí de un nuevo markettng para productos del american way ofhfe también en medicina son abominables el paternalismo y las pubhc relations De lo que se trata, desde el evangelio, es de tomar en seno que la medicina se ha hecho para el hombre Porque la práctica del mundo occidental parece presuponer lo contrario que es el hombre el que ha sido hecho para la medicina El recuerdo de Jesús es, en todo caso, una palabra para que la medicina occidental no olvide que el paciente es algo asombroso eso tan asombroso que es una persona, un sujeto Porque al olvidarlo es luando ella misma se falsifica como milagro y, a la vez, da pie a la aparición de los mil ocultismos o las mil técnicas de sugestión facilitonas y acientíficas, que acaban por querer hacerle la competencia
£/ mensaje de los hechos
ni
Y así es como llegamos al final de nuestro recorrido los hechos milagrosos realizados por medio de Jesús de Nazaret parece que sí pueden decirnos una palabra iluminadora, que forma parte del contenido del evangelio y de la fe en Jesucristo Una palabra orientadora para la iglesia, y también una palabra interpeladora para el hombre moderno Si le damos al milagro ese carácter de «signo del Reino», de pequeña luz que perfora momentáneamente la tiniebla del caminar histórico y hace presente al reino de Dios entontes quizás sí que podremos decir, efectivamente, que nosotros no creemos por los milagros, como nuestros mayores, pero tampoco a pesar de ellos, como piensa I Evely Nosotros deberíamos creer pura y simplemente con los milagros
APÉNDICE
Filostrato:Vida de Apolonio de Tiana (Selección de fragmentos)
I
LA OBRA Y EL PERSONAJE
l
1 Los hombres no le conocen por su verdadera sabiduría, que practicó como sabio y de manera sana, sino que unos le alaban por razones diversas, y otros, porque se entrevistó con brujos en Babilonia y con brahmanes en la India y con ascetas rigurosos en Egipto, le clasificaron como brujo y esparcieron la calumnia de que él era un sabio de especie inmoral, juzgándole mal El hecho de que Apolonio previera tantas cosas no justifica en absoluto que se le impute ese tipo de sabiduría, pues entonces también podríamos acusar a Sócrates porque, gracias a su «demonio» familiar, conoció cosas por adelantado Y podríamos acusar también a Anaxágoras, por las muchas cosas que predijo Pero he aquí que esos hechos extraordinarios los atribuyen a la sabiduría de Anaxágoras las mismas gentes que arrebatan a Apolonio el crédito de haber predicho cosas por su sabiduría, y sostienen que obtuvo tales resultados por arte de brujería Me parece que yo no debo ser indulgente ni conformarme con la ignorancia general, sino que debo escribir una narración verdadera sobre este personaje, detallando las fechas exactas en que dijo o hizo algo, y enumerando las clases de sabiduría por las que llegó a ser considerado como un ser sobrenatural y divino Y he recogido mi información en parte de las muchas ciudades que le apreciaron, y en parte de los templos, cuyos ritos largo tiempo descuidados y decadentes él restableció, y en parte también de las narraciones dejadas por otros, y de sus mismas cartas Pues Apolonio escnbió a reyes, a sabios, a filósofos, a hombres de Elis y de Delfos, a indios y egipcios Y sus cartas trataban de temas como las costumbres, los dioses, los principios morales o las leyes Y en todas estas materias corrigió los errores en que habían caído los hombres Pero los detalles más exactos que he recogido son los que siguen a continuación (hb 1, cap 2) 2 Su padre llevaba el mismo nombre que él, y la familia descendía directamente de los primeros moradores de la ciudad Era pues de linaje antiguo Y aunque el distrito es rico, sobresalía en riqueza entre las familias que vivían allí
A
1 la clasificación por subtítulos y números es mía y adaptada a esta selección La división en libros y capítulos citada al final de cada numero es la de la edición de Harvard University Press (1960) en la Ioeb Classical Library
Apéndice
Vida de Apolonio de Tiana
Poco antes de nacer él, su madre tuvo una aparición de Proteo quien, como muchas veces en Homero, se transfiguró tomando la forma de un demonio egipcio Ella no se turbó Pero preguntó qué clase de hijo iba a dar a luz El dios le respondió «yo mismo» Y ella preguntó «y ¿quién eres tú'» La respuesta fue «Proteo, el dios de Egipto» Y debemos tener a Proteo tanto más presente, cuanto que la historia que ahora comienzo muestra que su protagonista fue más profeta que Proteo, y triunfó de muchas más dificultades y peligros, que le acechaban de mucho más cerca (1, 4)
por esto, y entonces el dios le dijo «si consultaras a Apolonio te aliviarías» El fue entonces a Apolonio y le dijo «¿qué hay en tu sabiduría que pueda serme útil' Pues Esculapio me manda que te consulte» Apolonio contestó «yo puedo aconsejarte lo que, en tu caso, será más provechoso para ti, si es que quieres curar» «Sí, por Júpiter» respondió el joven, «yo deseo la salud que Esculapio promete, pero que nunca da» «¿Ah sí'» —dijo Apolonio— «Pues él da a todos lo que desean Lo que ocurre es que tú haces cosas que le irritan, y con eso agravas tu enfermedad Pues te entregas a la lujuria, y acumulas manjares exquisitos en tu gastado estómago Y es como si quisieras sofocar el agua con una inundación de barro» Esta era, en mi opinión, una respuesta más clara que la que pudiera dar Heráclito con toda su sabiduría (1, 9)
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3 Se dice que nació en un prado no cultivado, junto al que se ha erigido ahora un templo suntuoso dedicado a él Y no podemos pasar por alto la forma en que tuvo lugar su nacimiento Pues cuando el parto se acercaba, su madre fue avisada en sueños para que saliera al prado a cortar flores Ella fue a su debido tiempo, y mientras las criadas buscaban las flores esparcidas por el prado, se la encontraron dormida sobre la hierba Y los cisnes que comían en el prado comenzaron a danzar alrededor de ella mientras dormía, y levantando sus alas, como acostumbran a hacer, piaban en voz alta, pues soplaba algo de brisa en el prado Entonces ella se despertó al sonido del canto, y dio a luz a su hijo, puesto que cualquier sobresalto repentino es capaz de producir un parto prematuro La gente de aquel lugar afirma que, en el momento del nacimiento, pareció que caía un trueno sobre la tierra y se esparcía por el aire para desaparecer en seguida Y yo creo que con esto indicaban los dioses la gran excelencia a que había de llegar nuestro sabio, y cómo había de sobresalir de entre todos y acercarse a los dioses, y todas las cosas que había de llevar a cabo (1, 5) 4 Al llegar a la edad en que los niños aprenden a leer, mostró una gran memoria y capacidad de aplicación Aprendió muy bien el ático, sin que su acento se estropeara por el influjo de la raza con la que vivía Se atrajo la atención de todos por su extraordinaria belleza Cuando llegó a los catorce años de edad, su padre le envió a Tarso, al maestro Eutidemo de Fenicia (1, 7)
II
MILAGROS
5 Un joven asmo acudió a Esculapio a decirle que se encontraba enfermo Era un hombre que vivía lujuriosamente y estaba siempre borracho, tanto que yo no diré que vivía, sino que estaba siempre muñéndose Padecía de hidropesía, pero como su placer estaba en la bebida, no se cuidaba en absoluto de su enfermedad Por esta razón, Esculapio no le hacía caso, y no se le aparecía cuando dormía en el templo El joven murmuraba
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6 Un día vio una inundación de sangre sobre el altar había víctimas sobre él, toros egipcios y gruesos cerdos que habían sido sacrificados, algunos de ellos estaban abiertos y otros habían sido también troceados Además había dos vasijas doradas, adornadas con las joyas más raras y más hermosas que puede dar la India Apolomo fue al sacerdote y le dijo — ¿Qué es todo esto' ¿Por qué motivo está alguien ofreciendo al dios un don tan hermoso' Y el sacerdote respondió — Bien puedes sorprenderte por la ofrenda de un hombre que no había hecho antes plegaria alguna en el templo, ni ha estado un tiempo con nosotros como hacen otros, y ni ha obtenido del dios la salud, ni conseguido las cosas que había venido a pedir Pues parece ser que llegó ayer, y que sacrifica en cantidades descomunales Y dice que aún sacrificará mas víctimas y dedicará más dones, si Esculapio le escucha Es uno de los hombres más ricos que existen Es propietario en Cilicia, de una propiedad mayor que la de todos los cilicianos juntos Y pide al dios que le devuelva uno de los ojos que perdió Apolomo se quedó mirando al suelo como acostumbraba hacer y preguntó — ¿Cuál es su nombre' Y cuando oyó la respuesta dijo — Me parece, reverendo, que no se debería acoger a este hombre en el templo, pues es un rufián que ha venido aquí y que está tan afligido por alguna razón siniestra Pues su misma forma de comportarse sacrificando en cantidades tan enormes antes de haber sido oído por el dios, no es propia de un sacnficador genuino, sino más bien de un hombre que desea librarse de alguna pena merecida por sus hechos horribles y crueles Esto fue lo que dijo Apolomo, y por la noche se apareció Esculapio al sacerdote y le ordenó — Despacha a Fulano en seguida con todas sus posesiones y que se las guarde Pues merece perder también el otro ojo
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Apéndice
Vida de Apolomo de Tiana
En vista de ello, el sacerdote investigó acerca del cihciano y supo que su mujer había tenido una hija de un matrimonio anterior, y que él se había enamorado de la chica y la había seducido y vivía con ella abiertamente Y al saberlo la madre, le había sacado a ella los dos ojos y a él uno, con el alfiler de su broche (1, 10)
8 Apolomo llegó a Aspendus en Pamfilia Esta ciudad se halla edificada sobre el río Eunmedón Allí se encontró con que en el mercado se vendían algarrobas y que los ciudadanos se alimentaban de ellas o de cualquier otra nadería que pudieran obtener Pues la gente rica había acaparado todo el trigo, y lo guardaba para venderlo fuera del país De resultas de esto, una multitud enfurecida, de todas las edades, había acudido al gobernador y estaba encendiendo una hoguera para quemarle vivo El gobernador se agarraba a las estatuas del emperador que eran más respetadas y más inviolables en aquel tiempo que las de Júpiter en Olimpia (pues eran estatuas de Tiberio, de quien se cuenta que en su reinado juzgaron como reo de impiedad a un amo, sólo porque había golpeado a su esclavo cuando llevaba en las manos una moneda con la imagen del emperador) Apolomo entonces se dirigió al gobernador y con un gesto de la mano le preguntó de qué se trataba El gobernador explicó que no había hecho nada malo pero que estaba siendo maltratado por el pueblo, y que si no podía hacerse oír perecerían todos juntos Al oír esto, Apolomo se dirigió a todos los que le rodeaban y les pidió que le escuchasen Y ellos, por respeto a él, no sólo se callaron, sino que le entregaron la leña que estaban quemando Entonces se animó el gobernador y tomó la palabra — Fulano y Zutano —dijo nombrando a varios— han de ser acusados como culpables del hambre que hay en el país Pues ellos han acaparado el trigo y lo guardan en diversos lugares de la región Al oír esto, los habitantes de Aspendus se propusieron saquear las propiedades de aquellos hombres Pero Apolomo, con un movimiento de su cabeza, les indicó que no debían hacer eso, sino más bien convocar a los culpables y sacarles el trigo con su propio consentimiento Cuando, al cabo de un tiempo, llegaron los culpables, Apolomo lanzó una dura diatriba contra ellos, pues estaba afectado por los sollozos de la multitud, ya que había allí niños y mujeres, y los viejos lloraban y murmuraban como si estuvieran a punto de morir de hambre Pero, respetando su promesa de silencio, escribió en una tabla su sentencia y la dio al gobernador para que la leyera Y la sentencia decía lo siguiente — Apolomo a los que especulan con el ttigo en Aspendus La tierra es madre de todos nosotros, porque es justa Pero vosotros, con vuestra injusticia, habéis pretendido que fuese sólo madre vuestra Y si no cesáis de comportaros así, no permitiré que continuéis sobre ella Asustados con estas palabras, volvieron a llenar de trigo los mercados, y revivió la ciudad (1, 15)
7 Este relato pertenece también a los días de su estancia en Egas En aquel tiempo Cilicia estaba gobernada por un sinvergüenza, esclavo de pasiones infames En cuanto oyó hablar de la belleza de Apolonio, dejó de lado los asuntos en que andaba ocupado y marchó corriendo hasta Egas pretextando que se hallaba enfermo y que necesitaba la ayuda de Esculapio Allí encontró a ApoIonio paseando solo, y le pidió que intercediera por él ante el dios Pero Apolonio replicó — ¿Qué recomendación puedes necesitar de nadie, si tú eres bueno? los dioses aprecian a los hombres virtuosos y los reciben bien sin necesidad de recomendaciones El otro contestó — Pues está bien claro que, hasta ahora, el dios te ha invitado a ti a ser su huésped, pero no me ha invitado a mí A lo cual respondió Apolonio — Se debe a mis pequeños méritos (si es que un hombre joven puede hablar de buenas cualidades) los cuales han sido mi pasaporte ante Esculapio, de quien soy siervo y compañero Pero si tu procuras también ser bueno, acude confiado al dios y exponle tus peticiones — Por el cielo que lo haré, si es que tú me permites dirigirme primero a ti —dijo el otro— — ¿Qué quieres pedirme ? , le preguntó Apolomo — Algo que sólo se le puede pedir a una persona hermosa Y es que permita participar de su belleza y que no niegue sus encantos Dijo estas palabras con un ardor bajo y un tono voluptuoso, y con los gestos típicos de esas insinuaciones groseras Pero Apolomo lo miró con dureza y le dijo — Tú eres un loco, un perverso lascivo El otro no sólo no retiró sus palabras, sino que amenazó con que le cortaría la cabeza Ante lo cual Applomo reaccionó riéndose y citando un determinado día Y el hecho es que sólo tres días después, aquel rufián fue asesinado por los tribunos en el camino principal, por haber conspirado contra los romanos junto con Arquelao, rey de Capadocia Estos y otros incidentes parecidos los cuenta Máximo de Egas, un escritor cuya reputación oratoria le mereció un empleo en la secretaría del emperador (1, 12)
III
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VIAJES Y CARÁCTER DE APOLONIO
9 —Amigos míos, —dijo Apolomo— yo entiendo todas las lenguas, aunque nunca he aprendido ninguna
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Apéndice
Ante esta respuesta, los habitantes de Nímve quedaron muy sorprendidos, pero él añadió — No debéis sorpréndelos por mi conocimiento de todas las lenguas, pues, hablando con sinceridad, también entiendo todos los secretos del silencio humano (1, 19) 10 Al cruzar la frontera y entrar en Mesopotamia, el recaudador de la aduana le hizo entrar en la oficina y le preguntó qué traía consigo Y Apolonio contestó — Llevo conmigo la templanza, la justicia, la virtud, la continencia, la valentía y la disciplina Y enumeró así una serie de nomDres femeninos Por lo que el otro, pensando ya en su propia ganancia, le advirtió — Tienes que inscribir en el registro a todas esas esclavas — Imposible, replicó Apolomo, pues no son esclavas las que vienen conmigo, sino señoras de elevada alcurnia (1, 20) 11 En la frontera de Babilonia había una guarnición real, y nadie podía atravesarla sin declarar quién era y de dónde venía y por qué iba allí Y estaba al frente del puesto un sátrapa ante quien fue llevado Apolomo, cuando acababa de poner un toldo sobre su carruaje, para dirigirse a otro lugar Al ver un hombre tan delgado y moreno, comenzó a gritar como una mujer cobarde, escondió su rostro y a duras penas lograron que le mirase a la cara — ¿De dónde vienes tú y quién te envía? —dijo como si estuviese interrogando a un espíritu— Y Apolomo respondió — Yo me he enviado a mí mismo, para ver si puedo hacer hombres de vosotros, tanto si os gusta como si no El sátrapa preguntó por segunda vez quiénes eran aquellos que entraban en el país de su rey Y Apolomo le dijo — Toda la tierra es mía, y tengo derecho a atravesarla toda — Pues te torturaré si no contestas a mis preguntas —dijo el otro— — Fspero que lo hagas con tus propias manos, para que podamos ver si eres hombre Ahora el eunuco se quedó asombrado al ver que Apolomo no necesitaba intérprete y estaba entendiendo lo que le decía sin la menor dificultad Y tomando un tono de voz más simple y cordial, dijo — Por los dioses, ¿quién eres t ú ' Y Apolomo contestó — Ya que me has preguntado esta vez con educación y no con la rudeza de antes, voy a decirte quién soy Soy Apolomo de Tiana y mi ruta se dirige al rey de la India, porque quiero informarme por mí mismo sobre
Vida de Apolomo de Tiana
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aquel país Y me alegraré de saludar a tu rey, pues sus aliados dicen que no es mala persona Y desde luego que no lo es, si es aquel Vardan que últimamente ha recobrado el mando que había perdido — Es el mismo, divino Apolomo Y nosotros hemos oído hablar de ti hace mucho tiempo Y estoy seguro que, en favor de un hombre tan sabio como tú, el rey estaría dispuesto a bajar de su trono dorado, y enviar a todo vuestro grupo a la India montados en camellos Y por lo que a mí toca, desde ahora te invito a ser mi huésped, y te ruego que te regales con esos tesoros Y, al decir esto, le señaló una cantidad de oro añadiendo — Toma todos los puñados que quieras, y llena tu mano no una sino diez veces Y como Apolomo rehusó el dinero, le dijo — En todo caso, aceptarás algo del vino de Babilonia que el rey nos da a sus diez sátrapas Toma un jarro de él, y algunos trozos de jamón y algo de alimento y pan y todo lo demás que te apetezca Pues el camino, a partir de aquí y durante una distancia larga, pasa por pueblos muy mal surtidos de provisiones Al llegar aquí el eunuco se contuvo y exclamó «oh dioses, ¿qué he hecho > Pues había oído que este hombre nunca come carne de animales ni bebe vino, y ahora yo le estoy invitando a comer de forma grosera e ignorante» Y Apolomo le dijo — Bien, puedes ofrecerme una comida más ligera, y darme pan con frutas secas El otro replicó — Te daré pan con levadura y dátiles de palmera, color de ámbar y de buen tamaño Y también te proveeré de las mejores legumbres de los huertos del Tigris Apolomo dijo — Las hierbas salvajes que crecen en los campos son más delicadas que las cultivadas y artificiales — Son más delicadas, lo admito —replicó el sátrapa— Pero nuestra tierra, en la dirección hacia Babilonia está llena de plantas amargas y las hierbas que crecen por allí son desagradables Por fin Apolomo aceptó el ofrecimiento del sátrapa Y cuando estaba a punto de irse le dijo «querido amigo, otra vez no guardes tus buenos sentimientos para el final, comienza ya con ellos» Y esto lo dijo a modo de reproche porque el otro había amenazado con torturarle, y por el lenguaje áspero con que le recibió al principio (1, 21) 12 «Las cosas que violan la naturaleza difícilmente pueden llegar a la existencia, y si llegan, pronto son destruidas» (1, 22)
Apéndice
Vida de Apolomo de Tuina
13 (El sátrapa) corrió hacia las personas a quienes se suele llamar «oídos del rey» y les describió a Apolomo, luego de decirles estas dos cosas que no le había rendido homenaje y que no era en absoluto como los demás hombres Ellos lo mandaron traer y le mostraron respeto, sin usar violencia alguna Y cuando llegó el jefe de departamento le preguntó qué era lo que le había inducido a alabar al rey, y él respondió «no lo he alabado todavía» «Pero ¿lo harías''» fue la pregunta siguiente «Y ¿por qué habría de hacerlo —dijo Apolomo— si al tratar con él viera que no es bueno ni honorable'» — Bien, y ¿qué presentes le vas a ofrecer'' (1, 28)
Todos ellos llevan un anillo y un bastón que tienen poder para hacer todas las cosas, y ambas cosas son apreciadas como secretos (3, 15)
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14 Estando enfermo el rey (de aquel país) Apolomo fue a visitarle y habló con él acerca del alma, de una manera tan noble y tan eficaz que el rey se curó Y dijo a sus cortesanos que Apolomo había actuado sobre él de tal forma que, desde ahora, sentía desdén no sólo ante su reino sino ante el hecho de su muerte (1, 37) 15 — Sí, por supuesto —respondió [el rey de otro país]— Y yo daré al guía un camello y provisiones Además voy a escribir una carta a Yarkas, el más anciano de los brahmanes, pidiéndole que dé la bienvenida a Apolomo como a un hombre que no le es inferior a él mismo, y que os acoja a vosotros como filósofos y seguidores de un hombre divino (theios anér) (2, 40)
IV
PRESENTACIÓN DE LOS BRAHMANES
16 El mismo Apolomo ha descrito el carácter de estos brahmanes y su habitación en la colina, pues en una de sus cartas a los egipcios dice «yo vi brahmanes indios que vivían en la tierra sin vivir en ella, y estaban fortificados sin fortificaciones, y tenían las riquezas de todos los hombres sin poseer nada» Y si alguien cree que esa es una descripción demasiado sofisticada, tenemos también la narración de Damis, que explica cómo dormían sobre tierra y cubrían el suelo con hierbas según el gusto de cada uno Y aún mas Damis dice que les vio elevarse dos codos sobre el suelo, no para hacer una demostración milagrosa (thaumatoponas), pues no tienen esas ambiciones, sino porque ese tipo de ritos que practican elevándose sobre la tierra y caminando con el sol, los consideran como un acto de homenaje digno de Dios El material de sus vestidos es una lana que brota de la tierra, blanca como la de Pamfilia pero más suave, y que destila una especie de grasa como si fuera aceite de oliva Con ella hacen sus vestiduras litúrgicas Y si alguien distinto de ellos trata de procurarse un vestido semejante, la tierra rehusa dar la lana
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17 Cuando Apolomo se acercó a los brahmanes le saludaron, mientras Yarkas permanecía sentado en su alto taburete, que era de bronce negro y adornado con figuras doradas, mientras que los asientos de los otros eran de bronce, pero más sencillos y no tan altos como el de Yarkas Y cuando Yarkas vio a Apolomo le saludó en griego y le pidió la carta que llevaba Apolomo no ocultó su asombro ante este don de presciencia, por lo que Yarkas tuvo cuidado en añadir además que faltaba una letra que se había descuidado el remitente, y que era una delta Y todos pudieron comprobar que era efectivamente así Luego, tras leer la carta preguntó — ¿Qué piensas de nosotros Apolomo' — ¿Cómo puedes preguntármelo cuando bien claramente lo manifiesta el hecho de que sólo por veros he emprendido este viaje que ninguno de nuestros paisanos había hecho jamás', replicó Apolomo — Y ¿en qué crees que es nuestra sabiduría superior a ía tuya'' — Considero que vuestra doctrina es más profunda y mucho más divina que la nuestra, replicó Apolomo Y si no consigo añadir nada a mis conocimientos mientras esté con vosotros, al menos habré aprendido que ya no puedo aprender nada más A esto respondió el indio — En otros lugares se pregunta quién es el que llega y por qué viene Pero la primera demostración que hacemos nosotros de nuestra sabiduría, consiste en demostrar que no ignoramos quién es el que llega Ahora mismo podrás comprobarlo para empezar Y de acuerdo con lo dicho, contó toda la historia de la familia de Apolomo, tanto paterna como materna, y describió toda su vida en Egas y cómo se le había unido Damis y las conversaciones que habían tenido por el camino, y todo lo que habían aprendido por las conversaciones de otros con ellos Todo lo contó de manera clara y casi sin respirar, y como si él mismo hubiese sido su compañero de viaje Apolomo se quedó asombrado, y le preguntó cómo había llegado a saber todo eso, a lo que el indio tespondió — También en ti hay una parte de esa sabiduría, aunque tú no eres aún uno de sus seguidores — ¿Me enseñarás pues todo ese saber', preguntó Apolomo — Pot supuesto, y con gusto Pues eso es más útil que el esconder las cosas interesantes Y además veo que tú estás dotado de una buena memoria, que es una diosa a la que nosotros amamos más que a cualquier otro ser divino — Y ¿cómo has tenido agudeza para conocer exactamente mis disposiciones' dijo el otro
Apéndice
Vida de Apolomo de Ttana
— Nosotros, le replicó, podemos ver los rasgos espirituales pues los detectamos a través de mil señales (3, 16)
Y Apolomo dijo — Tienes razón Yarkas Pues efectivamente eso es lo que fui Y tengo ese oficio no sólo por indigno sino por detestable, y aunque es de más valor para la humanidad que el de príncipe o general, sin embargo tiene mala reputación por causa de los que se dedican al mar (3, 23)
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18 Fueron pues a una fuente de agua que, según Damis, se parecía a la de Dirce en Beocia Se desnudaron, ungieron sus cabezas con un fármaco parecido al ámbar, y el ungüento comunicó tal calor a los cuerpos de los indios, que despedían vapor y sudaban como si estuvieran bañándose en fuego Después se echaron al agua y, tras el baño, volvieron al templo con las cabezas coronadas y henchidos de cantos litúrgicos Se agruparon en forma de coro, nombrando a Yarkas director, y golpearon la tierra con sus bastones la tierra pareció arquearse como una ola del mar, y los levantó a dos codos de altura en el aire, mientras cantaban una canción parecida al pean de Sófocles que se canta en Atenas (3, 17) 19 Se sentó y dijo — Pregunta lo que quieras, pues estás entre gente que lo sabe todo Entonces Apolomo le preguntó si se conocían también a sí mismos, pues creía que, al igual que los griegos, consideraría al conocimiento propio como un arte difícil Pero, en contra de lo que esperaba Apolomo, el otro le corngió y dijo — Nosotros lo conocemos todo, precisamente porque empezamos por conocernos a nosotros mismos Pues ninguno de nosotros sería admitido a este saber si, primero, no se conociese a sí mismo Apolomo recordó lo que había oído que dice Fraotes, de que el que va a ser filósofo debe examinarse a sí mismo antes de darse a la filosofía Y aceptó la respuesta porque estaba convencido de que éste era también su propio caso Entonces le preguntó con espontaneidad quiénes creían ser ellos El otro le respondió que dioses Y Apolomo volvió a preguntar por qué pensaban eso A lo que el otro respondió — Porque somos hombres buenos A Apolomo le pareció una respuesta tan llena de sentido que más tarde le dijo lo mismo a Domiciano en defensa de sí mismo (3, 18) 20 Mientras estaban hablando se acercó un mensajero a Yarkas y le anunció que el rey llegaría a la entrada de la tarde para consultar algunos asuntos A lo que Yarkas respondió — Pues que venga Que también a él le será ventajoso conocer a un griego Y volviendo a su conversación, preguntó a Apolomo si podía decirles algo acerca de su reencarnación anterior, y lo que era antes de ahora Apolomo replicó que no lo recordaba muy bien, pues era algo indigno Y Yarkas, tomándole la palabra dijo — Entonces tú tienes por cosa baja el haber sido piloto de un barco egipcio Pues percibo que eso es lo que tú fuiste
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MILAGROS DE LOS BRAHMANES
21 La discusión se vio interrumpida por la presencia entre los sabios de un mensajero que traía a algunos indios necesitados de socorro Presentó a una pobre mujer que pedía ayuda para su hijo de dieciséis años que, según ella, estaba poseído por el demonio desde hacía dos Y decía que el carácter del demonio era tramposo y burlón, por lo que uno de los brahmanes le preguntó cómo lo sabía eso Y ella contestó — Este hijo mío es extraordinariamente guapo y por eso el demonio está enamorado de él, y ni le deja usai la ra2Ón, ni le permite que vaya a la escuela o que aprenda a manejar el arco, ni siquiera le deja quedarse en casa, sino que lo lleva a lugares desiertos Y el chico ni tan sólo puede usar su propia voz, sino que habla en tono grave como los hombres, y te mira con ojos ajenos más que con los propios Y en cuanto a mí, lloro y me desgarro por todo esto, y reprendo a mi hijo todo lo que puedo, pero él no me conoce Y por fin me he decidido a venir aquí después de pensarlo casi más de un año, pero el demonio se me aparecía bajo la máscara del niño, diciéndome que él era el espíritu de un hombre que murió hace mucho tiempo en una batalla, y que quería mucho a su mujer Pero ésta insultó su unión casándose con otro cuando sólo hacía tres días que él había muerto Y que por eso aborrecía el amor de las mujeres y había puesto su amor totalmente en este chico Luego me prometió que si yo no le denunciaba ante vosotros, colmaría al niño de favores Y yo me dejé influenciar por tales promesas Pero él ha ido dándome largas y se ha hecho dueño de mi hogar Y sus intenciones no son honradas Al llegar aquí le preguntó el brahmán si el niño andaba por allí cerca y ella respondió que no, pues, aunque había hecho todo lo posible porque viniera con ella, el demonio la había amenazado con malos caminos y precipicios, y le había dicho que mataría a su hijo «en el caso —explicó— de que yo le hubiese traído aquí para una prueba» — Anímate (tharset) —le dijo el sabio— pues cuando haya leído esto, ya no le matará Y mientras hablaba sacó de su regazo una carta, y se la dio a la mujer Y según parece, la carta iba dirigida al espíritu y contenía unas amenazas muy senas (3, 38)
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Apéndice
Vida de Apolonio de Turna
22 Llegó también un hombre que estaba lisiado Había cumplido ya los treinta años y era un astuto cazador de leones Pero un león se había arrojado sobre él y le había dislocado la cadera, de modo que cojeaba de una pierna Le hicieron masajes con las dos manos y recobró inmediatamente el movimiento normal Otro hombre había perdido sus ojos, y se marchó habiendo recuperado la vista de ambos Otro con la mano paralizada les dejó habiendo recobrado todo el movimiento de la mano Una mujer había sufrido va siete veces en su parto Pero fue ayudada por intercesión de su mando Pues el sabio le dijo que cuando su esposa estuviese a punto de dar a luz el próximo hijo, que entrase en su cuarto llevando una liebre viva en su seno Y que comenzara a andar alrededor de ella dejando suelta en seguida a la liebre pues si no la soltaba en seguida, el vientre de la mujer saldría junto con el feto (3, 39)
si no se les dirá que salgan del templo, yo creo que el hombre que adivina el futuro debe ser de buena salud, y no debe tener el alma manchada por nada, ni la mente debilitada por las heridas del pecado De esta forma hará sus predicciones con pureza, porque se comprenderá a sí mismo Y no te admires si tú eres capaz de comprender esta ciencia, supuesto que llevas tanto éter en tu alma (3, 42)
23 Un padre de familia explicaba que él había tenido varios hijos, pero que se le habían muerto tan pronto como empezaron a beber vino Yarkas le tomó del brazo y dijo — Claro Y fue bueno que muriesen porque se habrían vuelto locos inevitablemente, ya que, según parece, habían heredado de sus padres un temperamento demasiado ardiente Por lo tanto —añadió— tus hijos deben abstenerse de vino Y para que nunca lo deseen, en el caso de que tengas otro hijo (y ahora me doy cuenta de que tuviste uno hace sólo seis días) deberás observar bien a la hembra del buho y ver dónde hizo su nido Luego sacas los huevos, los hierves bien y se los das al niño para que los mastique Pues si se alimenta con ellos, cogerá repugnancia al vino antes de probarlo, y así se conservará sobrio, sin aumentar el ardor natural de su temperamento Satisfechos con estas escenas, y sorprendidos de la gran sabiduría de aquellos hombres, les hicieron toda clase de preguntas, y ellos, a su vez, fueron interrogados también (3, 40) 24 Tuvieron también una conversación sobre el conocimiento de las cosas futuras, pues Apolonio era muy aficionado a este género de sabiduría, y casi todas sus conversaciones venían a parar a este punto Y alabándolo por eso Yarkas dijo — Mi buen amigo, los que disfrutan con la adivinación se van convirtiendo en divinos y contribuyen así a la salvación de la humanidad Pues las cosas que hay que ir a preguntar a un oráculo nosotros las podemos saber por nosotros mismos, y podemos predecir a otros lo que ellos no saben todavía Ahora bien como el ritual prescribe que los que visitan un santuario para hacer alguna consulta, se purifiquen primero a sí mismos, pues
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25 Creo que no debo omitir esta conversación relativa a los animales mitológicos y fuentes y hombres de la India, puesto que Damis la cuenta, y me parece que se puede aprender mucho, tanto si se la cree como si no se la admite Apolonio preguntó si había algún animal de los llamados «comedor de hombres» Y Yarkas replicó — ¿Qué has oído tú sobre este animal? Pues es probable que haya entre vosotros alguna opinión sobre su aspecto — Hay muchas histonas que yo no puedo creer —dijo Apolonio— pues dicen que tiene cuatro patas pero que su cabeza es humana, y que tiene el tamaño de un león, y una cola con pelos largos y puntiagudos que lanza como flechas a los que le atacan También preguntó por el agua dorada que dicen que brota de una fuente Y por una piedra que dicen que actúa como un imán Y por los hombres que viven bajo tierra, y los pigmeos y los que tienen pies fantasmas Y Yarkas contestó así a sus preguntas — Sobre animales, plantas o fuentes que tú mismo has visto al venir ¿qué voy a decirte' Tú eres ahora tan competente como yo para describir esas cosas a otros Pero nunca he oído que haya en este país un animal que arroje pelos como de un arco, ni una fuente dorada Sin embargo, respecto de la piedra que atrae y une consigo a otras piedras, no debes dudar y, si quieres, tú mismo puedes verla y admirar sus propiedades Pues el ejemplar más grande tiene el tamaño de este dedo —aquí señaló su pulgar— y se forma en una cavidad de la tierra a una profundidad de cuatro brazas Pero está rodeada de espíritu de tal maneta que la tierra se hincha y se abre en muchos lugares, cuando la piedra se forma en ella Y nadie puede cogerla, ya que huye, a menos que sea atraída científicamente [o con las palabras adecuadas] Y durante la noche resplandece como el fuego y parece de día, pues es roja y emite rayos Y si la miras de día te ofusca los ojos con mil resplandores Su luz tiene un poder misterioso que atrae a sí todo lo de alrededor ¿Qué digo de alrededor' Puedes arrojar al río o al mar todas las piedras que quieras, y bien distantes, que si luego echas la piedra atada con una cuerda, las reúne todas juntas con la atracción de su espíritu y forman un racimo como un enjambre de abejas Por lo que toca al ave fénix —añadió— que visita a Egipto cada quinientos años, el resto del tiempo vuela por la India Y es un ejemplar
Apéndice
Vida de Apolomo de Tiana
único, pues es una emanación de la luz del sol y brilla como el oro Tiene tamaño y apariencia de un águila y habita en un nido que se construye con plantas aromáticas, junto a las fuentes del Nilo (3, 45, 3, 46, 3, 49)
Entonces los efesios reconocieron que era un demonio, y le apedrearon de tal manera que las piedras formaron un enorme montón en torno a él Y tras una breve pausa, Apolomo les ordenó que retiraran las piedras y contemplaran al animal salvaje al que habían dado muerte Y cuando se acercaron a ver el sujeto al que creían haber dado muerte vieron que había desaparecido y, en su lugar, había un perro cazador que se parecía a los perros de Molosia en la forma y en la mirada, pero era tan grande corno el mayor de los leones Allí estaba ante sus ojos, echado en tierra y machacado como una pulpa por las piedras, y vomitando espuma como hacen los perros rabiosos A partir de aquí, la estatua del dios tutelar, es decir Hércules, se ha colocado en el lugar en el que fue muerto el fantasma (4, 10)
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VI
PRODIGIOS DE APOLONIO TRAS ASIMILAR LA SABIDURÍA ORIENTAL
26 Una peste amenazaba a Efeso Y cuando aún no había estallado, adivinó Apolomo que se estaba acercando e impresionado lo predijo interrumpiendo sus discursos con exclamaciones como ésta «oh tierra, permanece fiel a ti misma» Y añadía en tono de amenaza «preserva a estos hombres» y «no pasarás de aquí» Sus oyentes no se dieron cuenta de estos avisos y pensaron que era pura charlatanería, sobre todo al verle visitar todos los templos, con el fin de interceder contra la calamidad Por eso, viéndoles portarse de manera tan irracional ante la desgracia que se avecinaba, creyó que no valía la pena hacer nada más por ellos, y decidió marchar al resto de Joma con el fin de arreglar algunos asuntos y recomendar cosas útiles a sus oyentes Con semejantes arengas hizo que se unieran todos los de Esmirna Y cuando la peste comenzó a cebarse en Efeso y ningún remedio bastaba para controlarla, le enviaron una delegación a Apolomo pidiéndole que hiciera de médico para aquella enfermedad, y pensando que no debía posponer su viaje dijo «vamos» Y a partir de este momento estuvo en Efeso con el mismo resultado, según creo, que Pitágoras cuando estaba en Tunde y Metaponto a la vez Convocó a los efesios y les dijo — Animaos (tharseite) porque yo pondré fin al curso de esta enfermedad (4, 4, 4, 10) 27 Con estas palabras congregó a la gente en el teatro donde estaba la imagen del dios tutelar Y vio allí a uno que parecía un antiguo mendigo, que llevaba una bolsa con una corteza de pan y parpadeaba como si estuviera ciego Iba vestido con harapos y su cara estaba pálida Pero Apolomo concitó a los efesios contra él diciéndoles «coged todas las piedras que podáis, y echadlas contra este enemigo de los dioses» Los efesios dudaban sobre lo que quería decir, sobresaltados por la idea de matar a un extranjero tan claramente miserable Pues éste rogaba y suplicaba que tuvieran piedad de él Pero Apolomo insistió, diciendo a los efesios que se echasen sobre él y no le dejasen marchar Y tan pronto como alguno comenzó a tirar contra él y a darle con las piedras, el mendigo que parecía pestañear y estar ciego les lanzó a todos una mirada repentina y se vio que sus ojos estaban llenos de fuego
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28 Cuando apuntó el día y arreció el viento de tierra y el barco estaba a punto de hacerse al mar, se vio invadido, a pesar de lo pequeño que era, por una gran cantidad de gente que estaba ansiosa de compartir el viaje con Apolomo Pues era ya otoño y el mar no inspiraba demasiada confianza Y todos miraban a Apolomo como más fuerte que la tempestad y el fuego y toda clase de peligros, y por eso deseaban subir a bordo con él y que les permitiera compartir el viaje con él Pero como eran demasiados para el tamaño del buque, Apolomo, oteando hasta divisar otro barco más grande (pues había muchos por la vecindad de la tumba de Ayax), dijo «vamos a embarcar en éste, pues está muy bien eso de llegar salvo a casa con el mayor número de gente posible» (4, 13) 29 Los otros le pidieron que se lo dijera todo y, como estaban en buena disposición, Apolomo dijo — Pues bien, no fue cavando una fosa (como Ulises) ni examinando almas con sangre de ovejas, como obtuve la conversación con Aquiles, sino que me valí de los rezos que usan los indios para acercarse a sus héroes «Oh Aquiles, dije, la mayor parte de la humanidad afirma que estás muerto, pero yo no puedo estar de acuerdo con ellos, como tampoco Pitágoras, precursor de mi sabiduría Por tanto, si estamos en lo cierto, muéstrame tu imagen, pues te será muy útil que pueda utilizar mis ojos para atestiguar tu existencia» En aquel momento un ligero terremoto sacudió la colina, y apareció ante mí un joven de cinco codos de altura, que llevaba un vestido de estilo tesaho No tenía ningún aspecto fanfarrón, como afirman algunos que tuvo Aquiles, y su mirada, aunque severa, no perdía su brillantez Creo que su belleza no ha sido suficientemente alabada, aunque de ella habló largamente Homero Se dirigió a mí y me dijo — Estoy contento de haberte encontrado, pues ya hace tiempo que deseaba conocer a un hombre como tú Porque ya hace mucho tiempo que los
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Vida de Apolomo de Tiana
tesahanos dejaron de ofrecer dones en mi tumba, y no quiero enfadarme puesto que, si lo hago, morirán más griegos de los que han caído nunca en este lugar Por eso recurro a avisarles amablemente de que no violen las costumbres antiguas y no se muestren peores que los troyanos, los cuales, aunque despojados por mí de muchos de sus héroes, no obstante sacrificaron públicamente en mi honor y me dieron parte de sus frutos en sazón y me pidieron una tregua con una vara de olivo en la mano — Acepto la misión —dije— a ver si mi embajada les libra de la ruina Pero a mi vez quisiera pedirte algo, Aquiles (4, 16)
— Voy a derribar una estatua, dijo el demonio señalando una de las imágenes que había en el pórtico regio en el que tenía lugar la escena Y cuando comenzó a moverse la estatua hasta que acabó por caer, desafió a cualquiera a describir el jaleo que se armó y la admiración (hypo thaumatos) con que aplaudían El joven se restregó los ojos como si despertara, y miró a los rayos del sol y su aspecto se volvió más sencillo, pues todos habían concentrado sus miradas sobre él Y ya no se comportó licenciosamente ni mitaba exttaviado a su alrededor, sino que volvió sobre sí tan totalmente como si hubiese sido tratado con fármacos Y rechazó su vestido lujoso y dejó su vida sibarítica, y se enamoró de la austeridad de ios filósofos y se revistió de las costumbres de Apolomo (4, 20)
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30 (Apolonio entró en el templo de Epidauro) y el sacerdote no quiso admitirlo a los ritos, pues decía que nunca iniciaría él a un brujo y charlatán, ni abriría los ritos de Eleusis a un hombre con espíritus impuros (mé katharos ta daimoma) La respuesta de Apolomo estuvo muy a la altura «no has mencionado la principal de mis ofensas —dijo—, que sabiendo como sé más que tú sobre los ritos de iniciación, sin embargo he venido a ser iniciado por ti, como si tú fueras más sabio que yo» Los asistentes aplaudieron y el sacerdote, al ver que la exclusión de Apolomo no era popular, cambió de tono y dijo «vamos a ímciatte pues, ya que te pareces a cierto sabio que estuvo antes aquí» Pero Apolomo replicó «ya seré iniciado en otra ocasión, y me iniciará Fulano de Tal» Y en ello mostró sus dotes de previsión, pues nombró al sucesor de aquel sacerdote, que cuatro años después, fue rector de aquel santuario (4, 18) 31 Mientras hablaba de las libaciones, ocurrió que estaba entre los oyentes un joven de Corcyra que tenía tan mala reputación por su vida licenciosa que ya había sido objeto de gruesas canciones callejeras Y cuando Apolomo explicaba que las copas debían tener asa, y había que derramar la libación por la parte del asa, porque es el lugar por donde menos probable es que beban los hombres, el joven dio un gran gnto y se echó a reír ahogando su voz Entonces Apolomo le miró y dijo — No eres tú quien me insulta, sino el demonio que te lleva sin que tú te des cuenta de ello Y efectivamente, el joven estaba poseído por el demonio sin saberlo Pues se reía de cosas de las que nadie se reía, y luego se ponía a llorar sin razón, y hablaba y cantaba solo Y aunque muchos pensaban que era su juventud la que le llevaba a tales excesos, en realidad era la voz del demonio, aunque él sólo pareciese un borracho que había perdido el control Y cuando Apolomo le miró, el espíritu comenzó a gritar con temot y con furia, como cuando se saquea un pueblo, y juraba que abandonaría a aquel joven y no volvería a tomar posesión de ningún hombte Pero Apolomo se encaró con él, como puede hacerlo un amo con un esclavo malo y alti vo, y le mandó (keleuontos) que abandonase a aquel hombre y mostrara con una señal visible que lo había hecho
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32 Había entonces en Connto un filósofo llamado Demetrio que tenía todo el vigor de pensamiento de los cínicos, y de quien habla muy favorablemente Fabonno en vanas de sus obras Este adoptó frente a Apolomo la misma actitud que Antístines ante Sócrates pues le seguía y quería ser discípulo suyo y era aficionado a sus doctrinas hasta convertirse en el más apreciado de sus discípulos Entre estos últimos se encontraba Menipo, un joven de 25 años natural de Licima, de buen juicio, y presencia hermosa y bien proporcionada, como la de un atleta Pensaban muchos que a este Menipo le amaba una mujet extranjera, hermosa y muy altiva y que afirmaba ser muy rica aunque, tal como se supo después, sólo lo era en apariencia Pues un día, mientras él iba solo por el camino de Cencres se encontró con una aparición era una mujer que le apretó la mano y le declaró que estaba enamorada de él hacía tiempo, era fenicia y vivía en un suburbio de Connto, y citando el nombre del suburbio le dijo — Cuando vayas allí esta noche oirás mi voz que cantata para ti y probarás un vino como nunca lo has bebido hasta ahora, y no habrá rival que te estorbe y nuestras dos hermosuras vivirán juntas Cedió el joven, pues, aunque profesaba otra filosofía, le atraía lo erótico La visitó aquella tarde y, en adelante, buscaba siempre su compañía como favorita, sin darse cuenta todavía de que era una aparición Apolomo miró a Menipo como lo haría un escultor, trazó un dibujo del joven, lo examinó fijándose en sus puntos débiles y dijo — Tú eres hermoso y van tras de ti mujeres hermosas Pero en el presente caso estás acanciando a una serpiente Y al expresar Menipo su sorpresa dijo — Con ésta no puedes casarte ¿Cómo ibas a hacerlo? ¿Es que crees que te ama? — Claro que lo creo —dijo el joven— y bien que me lo demuestra — Y ¿te casarías con ella'' — Ciertamente Sería delicioso casarse con la persona amada
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Vtda de Apolomo de Tuina
— Y ¿cuándo? — Pronto Quizás maqana Apolonio esperó hasta el almuerzo de boda y, presentándose ante los invitados que acababan de llegar, dijo — <•Dónde está la bella señora por la que has venido' — Aquí está, contestó Menipo levantándose ruborizado de la silla — Y ¿a quién pertenecen la plata y el oro y todo lo demás que adorna la sala? — A ella, replicó el joven Y señalándose el manro de filósofo añadió «pues esto es lo único que tengo propio» Apolomo dijo — ¿Habéis oído hablar de los jardines de'Tántalo que existen y no existen? — Los conocemos por los poemas de Homero Pero no hemos bajado nunca al infierno — Pues de la misma manera debéis mirar esta decoración —continuó— pues no es realidad sino sólo apariencia Y para que entendáis lo que digo, esta novia es una de las brujas, uno de esos seres a quienes se llama vampiros o estantiguas Son seres capaces de enamorarse y aficionados a los placeres de Venus, pero aún más a la carne de seres humanos Y attaen con tales deleites a los que quieren devorar — Habla bien y lárgate ya, dijo la mujer simulando estar irritada por lo que oía, aunque sin duda despreciaba a los filósofos y los tenía por charlatanes No obstante, cuando vio que los vasos de oro y las piezas de plata se volvían tan ligeros como el aire y desaparecían de su vista y que los cocineros y sirvientes se evaporaban ante los reproches de Apolomo, el fantasma simuló llorar y pidió que no la atormentaran (basantdsein) ni la obligasen a confesar lo que era en realidad Pero Apolomo insistió y no la dejaba ir Y entonces confesó que era un vampiro y que estaba cebando a Menipo con placeres antes de devorar su cuerpo, pues tenía costumbre de alimentarse con cuerpos jóvenes y hermosos, ya que su sangre es pura y fuerte Dado que esta es la historia más conocida de Apolomo era preciso contarla puesto que muchos la conocen, y saben que ocurrió en el centro de Grecia Pero sólo han oído de una manera genérica y vaga que una vez sorprendió a un vampiro en Connto Y lo que no saben es quién era el vampiro ni que así salvó a Menipo Y yo lo he sabido por las palabras de Damis (4, 25)
table le abrazara y le pidiera que la visitase antes de ir a Italia Le dijo que era una nodriza de Júpiter, y llevaba una corona con todas las cosas de la tierra y del mar Estuvo estudiando el significado de esta visión y llegó a la conclusión de que debía zarpar primero para Creta a la que nosotros consideramos como nodriza de Júpiter puesto que nació en esta isla Aunque la corona podía tal vez indicar otra isla Había vanos barcos en Malea a punto de salir para Creta y embarcó en uno capaz para su comuna (así llamaba a sus compañeros) y los esclavos de sus compañeros, pues él no quería olvidarse de éstos En cierta ocasión, hacia el mediodía estaba hablando a un grupo de gente de los que daban culto en el santuario [de Esculapio en Creta] cuando un terremoto agitó de repente a toda Creta, y se oyó un rumor de trueno que parecía salir no de las nubes sino de la misma tierra, y el mar retrocedió unos siete estadios La mayoría quedaron espantados por ese retroceso del mar, temiendo que se llevara tras de sí al templo, y a ellos con el templo Pero Apolomo dijo — Tened buen ánimo (tharseite) porque el mar ha dado nacimiento a mucha tierra Ellos pensaron que aludía a la armonía de los elementos y quería decir que el mar nunca le haría daño a la tierra Pero al cabo de pocos días llegaron algunos viajeros de Cidonia, y dijeron que en el mismo día y hora en que ocurrió el portento, una isla salió del mar en el estrecho entre Tesa y Creta Pero me estoy haciendo prolijo, y tengo que pasar a relatar las conversaciones que tuvo en Roma tras su estancia en Creta (4, 34)
33 Después del festival olímpico, estuvo en Esparta algún tiempo'hasta que se acabó el invierno Y al comenzar la primavera fue a Malea ton la intención de llegarse a Roma Y mientras daba vueltas a este proyecto tuvo el siguiente sueño le parecía como si una mujer muy alta y de edad tespe-
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34 Hubo un eclipse de sol y se oyó el ruido de un trueno, cosa que rara vez ocurre en el momento del eclipse Apolomo miró al cielo y dijo «algo grande pasará y no pasará» Y los que oyeron estas palabras no fueron capaces de entender su significado Pero al tercer día después del eclipse todos entendieron lo que había querido decir Pues mientras Nerón estaba sentado comiendo, cayó un rayo sobre la mesa y destruyó la copa que tenía en las manos cerca de sus labios El hecho de que, a duras penas, escapase herido del accidente es lo que querían decir las palabras de que sucedería y no sucedería Y cuando [el gobernador] Tigelino oyó esta historia, comenzó a temer a Apolomo como conocedor de los espíritus (sophos ta datmonta) Y por eso, aunque pensó que sería mejor no acusarle abiertamente, no sea que le viniera encima algo malo, no obstante usó todos los ojos que tiene el poder para ver, observando si Apolomo hablaba o callaba, estaba sentado o paseaba y qué es lo que comía y dónde, y si ofrecía sacrificios o no (4, 43) 35 Precisamente entonces se desató en Roma una epidemia que los médicos llaman gripe Y los afectados por ella tenían tos y perdían la voz
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Vida de Apolomo de Tiana
Los templos se llenaron de gente que suplicaba a los dioses porque Nerón tenía el cuello hinchado y la voz ronca Pero Apolonio criticó con vehemencia la tontería de la multitud Esto fue denunciado a Tigelino que, inmediatamente, mandó policía para apresarle y le dio una citación acusándole de impiedad contra Nerón Se le buscó un fiscal que ya había hundido a muchos y obtenido cantidad de éxitos Este blandía como una espada contra Apolonio el papel en el que estaba escrita la acusación y decía que era tan sena que lo arruinaría y lo mataría Entonces Tigehno desenrolló el papel y vio que estaba todo en blanco, y no encontró en él ni una palabra ni una letra, por lo que llegó a la conclusión de que tenía que habérselas con un demonio Y ésta se dice que era también la impresión de Domiciano respecto de Apolonio Tigehno pues, lo llamó aparte, a un tribunal secreto en el que los magistrados examinan en privado las acusaciones más importantes Y mandando que saliesen todos de la sala del tribunal, le preguntó quién era Apolonio dio el nombre de su padre y de su país, y explicó por qué razones practicaba la sabiduría, aclarando que sólo la usaba para obtener el conocimiento de los dioses y de los negocios humanos, puesto que conocer a otro hombre es más difícil que conocerse a sí mismo — ¿Y los demonios? —preguntó Tigehno— ¿Y las apariciones de espectros'1 ¿Cómo los combatirías? — De la misma manera que trataría a los asesinos y a los hombres impíos Esta respuesta de Apolomo era una alusión al propio Tigehno, puesto que él enseñaba y animaba a Nerón a toda clase de excesos y de crueldades y de violencia desatada Y aquél le preguntó — Y ¿podrías profetizar si yo te preguntase? — ¿Cómo iba a poder hacerlo si yo no soy profeta' — Sin embargo —insistió Tigehno— afirman que eres tú quien ha predicho que sucedería y a la vez no sucedería un gran acontecimiento — Es cierto lo que has oído —dijo Apolomo— Pero no has de atribuirlo a ningún don profético, sino más bien a la sabiduría (sophía) que Dios revela a los hombres sabios (Theos phainei sophots andrasin) — Y ¿por qué no temes a Nerón? Apolomo contestó — Porque el mismo dios que le permite a él ser feroz, me ha concedido a mí no temerle — Y ¿qué piensas de él? — Pues le juzgo mejor que tú porque vosotros pensáis que se le da bien el cantar, pero yo pienso que se le da bien el callar Tigehno quedó sorprendido por las palabras de Apolomo, y le dijo «puedes irte pero debes dar seguridades sobre tu persona» A lo cual respondió Apolomo
— Y ¿quién puede dar seguridades sobre un cuerpo al que nadie puede atar? Estas palabras le parecieron sobrenaturales (daimonia) a Tigehno, y dignas de un hombre agudo Y como no quería pelear con los dioses añadió — Vete donde quieras, pues eres demasiado peligroso para que pueda controlarte yo (4, 44)
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36 He aquí otro milagro (thauma) obrado por Apolomo Había muerto una chica en el momento de su boda, y el novio la iba siguiendo junto al féretro, lamentando que se hubiese frustrado la boda Y toda Roma lloraba su muerte, porque pertenecía a una familia consular Al encontrarse Apolomo con todo aquel dolor dijo «bajad el féretro, pues yo haré que dejéis de llorar por esta joven» Y luego preguntó cuál era su nombre La multitud pensó que iba a pronunciar una oración, como suele hacerse en estos casos para ennoblecer el funeral y mover a compasión Pero él no hizo nada de esto, sino que tocándola (prosapsamenos autés) dijo en voz baja algún sortilegio (ti apéanos) y la muchacha se despertó (aphypmse) de su muerte aparente (dokountos thanatou) Se puso a hablar en voz alta y se volvió a casa de su padre, exactamente igual que hiciera Alcestes cuando Hércules le volvió a la vida Los parientes de la muchacha querían ofrecerle una suma de ciento cincuenta mil sestercios Pero él dijo que ofrecería libremente aquel dinero a la chica, como dote Y en fin si es que él adivinó que quedaba vida en ella y los que la cuidaban no se habían dado cuenta de que salía algo de vapor de su cara (pues estaba lloviendo entonces), o si la vida había concluido realmente y él la recalentó y la recuperó, es una cuestión imposible de resolver, tanto para mí como para los que estaban presentes (4, 4})
VII
CONOCIMIENTOS DE LO OCULTO
37 En Mesina oyeron que Nerón había huido, que Vindex estaba muerto y que vanos pretendientes amenazaban al trono, algunos desde la misma Roma y otros desde diversos países Y cuando sus compañeros le preguntaron cuál sería el desenlace de los acontecimientos y quién tomaría posesión del trono, Apolomo respondió «muchos tebanos van a tenerlo» Pues comparaba el corto poder que iban a tener Vitelio, Galba y Otón, con el corto lapso de tiempo que los tebanos dominaron el mundo griego (5, 11) 38 De todo lo que ya he dicho queda claro que Apolomo era capaz de hacer sus profecías gracias a algún movimiento divino (daimoma kinéset), y que no es una conclusión correcta el deducir, como hacen algunos, que
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Apéndice
Vida de Apolonto de Turna
nuestro héroe era un brujo Pero consideremos también estos hechos los brujos, a quienes personalmente considero los más desafortunados de todos los hombres, pretenden alterar el curso del destino, recurriendo a la tortura de espíritus o a sacrificios bárbaros o a encantamientos y unciones Y muchos de ellos, cuando se les acusa, han admitido que son adictos a estas prácticas Pero Apolonio se sometió a los designios de los hados, y sólo predecía cosas que iban a pasar, y su conocimiento del futuro lo conseguía no por brujería sino por medio de los dioses que se lo revelaban Por eso cuando, estando en la India, vio sus trípodes y sus escanciadores automáticos y otras cosas parecidas, no preguntó cómo habían sido inventados ni pidió que le informasen Sólo se limitó a alabarlos, sin querer imitarlos (5, 12)
este barco, pues es mejor no continuar nuestro viaje a Acaya» Y nadie paró mientes en lo que decía, salvo aquellos que conocían bien a Apolomo Y en el mismo puerto de Leucas, se embarcó con los que quisieron acompañarle y llegaron hasta Lecea, mientras el barco siracusano se hundía nada mas entrar en el golfo 0, 18)
39 Cuando llegaron a Siracusa, una mujer de prestigiosa familia dio a luz un monstruo como nunca jamás lo había tenido una mujer pues su hijo tenía tres cabezas, cada una con un cuello propio, pero debajo de ellas había un solo cuerpo Entre las interpretaciones vulgares y estúpidas de este prodigio, una decía que anunciaba la ruina inminente de Sicilia —porque tiene tres cabezas de distrito—, a menos que los habitantes arreglaran sus diferencias y se decidiesen a vivir en paz, pues vanas de las ciudades estaban peleadas entre sí y ello hacía que la isla no conociese la vida pacífica Otros explicaban que Sicilia estaba amenazada por Tifón, monstruo de muchas cabezas Pero Apolonio le dijo a Damis — Ve y observa bien si el niño es realmente como lo describen Pues el parto había sido expuesto en público, ante los que pretenden saber explicar los portentos Y cuando Damis regresó explicando que era una criatura de tres cabezas y de sexo masculino, Apolonio reunió a sus compañeros y dijo «esto significa los tres emperadores de Roma a quienes ayer llamé tebanos Pues ninguno de ellos ejercerá dominio completo, sino que dos de ellos perecerán luego de haber reinado en Roma y el tercero luego de haber dominado algunos países que limitan con Roma Y todos se verán despojados de sus máscaras con más rapidez que un actor de comedia cuando representa el papel de tirano» La exactitud de esta afirmación se mostró casi inmediatamente pues Galba murió en la misma Roma muy poco después de haber ceñido la corona, Vitelio murió cuando apenas estaba soñando con ella, y Otón murió en la Galana occidental y ni siquiera se le honró con un funeral público, sino que está enterrado como persona privada Y todo este desastre tuvo lugar dentro del mismo año 0, 13) 40 Se detuvo en Sicilia y estuvo allí enseñando filosofía mientras le apeteció Luego marchó a Grecia cuando ya es visible la constelación de Arturo Y tras un agradable viaje por mar llegó a Leucas y dijo «salgamos de
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41 Es notable el siguiente episodio de la estancia de Apolomo en Egipto Había un hombre que llevaba un león manso, atado con una cuerda como si fuese un perro Y el animal le hacía fiestas tanto a él como a cualquiera que se le acercase Iba recogiendo limosna por todas las ciudades y hasta dentro de los templos se le permitía entrar, pues nunca lamía la sangre de las víctimas, ni las atacaba cuando eran descuartizadas, sino que vivía de pan y frutas secas y de carne cocida Y hasta podías acercarte a él cuando había bebido vino pues no perdía el dominio de sí Un día se acercó a Apolomo cuando estaba sentado en el templo, y empezó a hacerle fiestas en las rodillas y a pedir con más insistencia que nunca Los presentes imaginaban que querría alguna recompensa, pero Apolomo exclamó — Este león me está pidiendo que os haga saber que dentro de él hay un alma humana, a saber, el alma de Amasis rey de Egipto, de la provincia de Sais Cuando el león oyó esto dio un rugido lastimero y quejumbroso, y echándose en tierra comenzó a lamentarse y sollozar Entonces Apolomo le golpeó y dijo — Pienso que este león tendría que ser enviado al templo de Lentópolis pues no me parece bien que un rey que ha sido reencarnado en el más regio de todos los animales, tenga que ir pidiendo limosna como los mendigos humanos En vista de ello se reunieron los sacerdotes y ofrecieron un sacrificio a Amasis Y habiendo adornado al animal con un collar y cintas, le enviaron a Egipto con himnos y cantos compuestos en su honor (5, 42) 42 [La teología de Apolomo] 2 «los hombres buenos tienen algo de Dios en su composición Las cosas del cielo hemos de entenderlas a partir del universo que depende de Dios, su modelador Y lo mismo las cosas de la tierra y del mar, que están igualmente abiertas a todos los hombre para que participen de ellas aunque sus fortunas sean desiguales Pero hay también un universo dependiente de la bondad del hombre, que no trasciende los límites de la sabiduría y que tú mismo reconocerás que necesita de un hombre a imagen de Dios Y ¿cuál
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Fragmento del discurso de Apolomo ante el emperador en defensa propia
Apéndice
Vida de Apolomo de Ttana
es el esquema de ese universo' Hay almas indisciplinadas que, en su locura, van siguiendo todas las modas, y a sus ojos son las leyes vanas y anticuadas Son gentes sin sentido común, y el honor que les dan a los dioses no hace más que deshonrarlos, aman la lujuria y la charlatanería, las cuales alimentan la pereza y la gandulería que son las peores de todas las obras prácticas aconsejables Hay otros que están como borrachos y dan vueltas en todas direcciones a la vez, y nada puede detenerles ni aunque bebieran de todas las drogas que son tenidas por somníferos, como la mandragora Y la verdad es que para administrar un mundo con tales gentes hace falta un hombre que sea un dios enviado hasta aquí abajo por la sabiduría Pues éste sería capaz de sacarlos de sus vicios y pasiones, a cuya satisfacción tienden con instintos que resultan demasiado fieros para una sociedad normal, y de sacarlos también de la avaricia que suele ser tan grande que ellos niegan tener algo, a menos que al abrir la boca les destile por ella la riqueza Y quizás un hombre como ese del que hablo podría refrenarles también de cometer asesinatos, aunque creo que m yo mismo, ni el Dios que creó todas las cosas pueden lavarles esa culpa Nunca he ofrecido sacrificios cruentos, ni lo haré ahora, ni aunque la sangre fuese a ser derramada sobre el altar Pues esta es la regla de Pitágoras y de sus discípulos, así como de los sabios desnudos de los egipcios y de los sabios de la India, de quienes tomaron estos principios de sabiduría Pitágoras y su escuela Y al proceder de este modo no ofenden a los dioses, puesto que éstos permiten que crezcan sanos y libres de enfermedad, y que crezcan cada día en sabiduría y se vean libres del dominio de otros y no necesiten nada Tampoco pienso que sea absurdo pedir beneficios a los dioses a cambio de sacrificios, pues creo que los dioses piensan como yo en lo relativo a los sacrificios » (8, 7)
sale de tus labios la tengo por inspirada Así pues, te lo suplico, instruyeme en los deberes de un buen rey» Y Apolomo respondió — Me pides una doctrina que no puede enseñar ningún maestro, porque la realeza es, a la vez, la mayor de las adquisiciones humanas, y por eso no puede enseñarse No obstante voy a decirte cosas que, si las cumples, creo que te harán juicioso No consideres como riqueza a lo que es mortal, pues ¿en qué se diferencia de un montón de arena traída de aquí y de allá' Ni te intereses por lo que entra en tus cofres entregado por el pueblo a instancias del cobrador de impuestos, pues el oro carece de lustre y no es más que basura cuando procede de las lágrimas de los hombres Usarás tu riqueza mejor que cualquier otro soberano si la destinas a socorrer al pobre a la vez que la aseguras a los ricos Tiembla ante la absolutez de tu poder, pues así lo ejercerás con mayor moderación No siegues las espigas más altas que ocultan a las otras, pues esta máxima de Aristóteles es injusta procura más bien quitar del corazón de los hombres la falta de afecto, como quitarías la cizaña de tus campos de trigo, e inspira temor a los revolucionarios, más que castigándoles mostrándoles que no escaparán al castigo futuro Procura que la ley te gobierne a ti tan perfectamente como a ¡os demás, pues así serás el legislador más sabio, haciendo respetar las leyes Reverencia a los dioses más de lo que se ha hecho hasta ahora porque has recibido grandes bendiciones de sus manos, y has de pedir otras aún mayores En lo referente a tu poder, obra como soberano, y en lo referente a tu persona actúa como ciudadano privado No es necesario que te prevenga contra el juego, la bebida y la disipación, y sobre la necesidad de evitar estos vicios, pues dicen que no los has tenido nunca, ni siquiera en tu juventud Tienes dos hijos, ambos de buena disposición, por lo que dicen Que obedezcan ante todo a tu autoridad, pues sus faltas serán apuntadas en tu cuenta Procura que sean disciplinados, y si es preciso, amenázales con que no herederán tu trono si no son personas buenas y honradas De lo contrario se inclinarán a mirarlos como una mera herencia y no como premio a su bonhomía Te aconsejaría que seas muy discreto al suprimir los placeres de todos los que han hecho de Roma su casa y su lugar de residencia pues no es fácil convertir repentinamente a un pueblo entero a la sabiduría y la templanza Pero has de buscar el medio de inspirar orden y ritmo en los caracteres, de forma gradual, en parte abierta y en parte a base de correcciones secretas Pon fin al orgullo y al lujo de los hombres —libres o esclavos— que tu poder te ha dado, acostumbrándoles a considerarse de manera más humilde, por tener un señor tan poderoso Y no me queda más que un tema de que hablarte los gobernadores enviados a las provincias No voy a decir nada de los que sean elegidos por ti mismo, pues estoy seguro de que les darás el mando por sus méritos Me referiré sólo a aquéllos que lo adquieran por suertes Para estos casos, entien-
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43 «El alma es inmortal y no es propiedad tuya sino de la providencia Y cuando se marchita el cuerpo, queda como un caballo de carreras, liberado de sus ataduras, y se eleva suavemente mezclándose con la luminosidad del aire, rechazando la atracción de la dura y dolorosa esclavitud a que estaba sometida Pero ahora ¿de qué te sirve a ti todo esto' Algún día cuando ya no existas lo creerás ¿Por qué pues te dedicas a explorar estos misterios mientras estás entre los vivos' » (8, 31)
VIII
MORAL POLÍTICA
44 El emperador (Vespasiano) oyó con alegría lo que dijo, y observó «si fueses inquilino de mi pecho no podrías referir con mayor exactitud mis sentimientos más íntimos Yo seguiré lo que dices, pues toda palabra que
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Apéndice
Vida de Apolomo de Ttana
do que sólo deben ser enviados a las provincias aquéllos que se ganen la simpatía de las poblaciones que van a regir, en la medida en que lo permita el sistema de designación poi suertes Creo que a los griegos habría que enviarles un hombre que sepa hablar griego, y a los romanos gente que hable lenguas o dialectos emparentados con la suya Y te diré lo que me ha hecho pensar así durante el tiempo que viví en el Peloponeso, gobernaba un hombre que conocía tan poco a los griegos y a su lengua, como éstos entendían la suya Y ¿cuál fue el resultado' Pues que, en sus errores fue tan pecador como víctima del pecado Pues sus consejeros y los que compartían con él la autoridad judicial traficaban con la justicia y abusaban de su autoridad, como si él fuese su esclavo en vez de ser su gobernador Esto es, mi soberano, lo que se me ocurre decirte hoy Si se me ocurre algo más, podremos tener otra entrevista Así pues, aplícate a los deberes de tu gobierno, para que tus subditos no te acusen de pereza (5, 36)
— Yo sólo sé —respondió— que lleva ya siete meses como suplit.mlc y aún no ha obtenido redención — Pues no llaméis sabios a unos hombres que rehusan absolverle —dijo Apolomo— y no se dan cuenta de que aquel Filisco a quien mató era descendiente de Tamos el egipcio, que precisamente devastó todo el territorio de los filósofos desnudos, hace ya mucho tiempo — ¿Qué quieres decir?, preguntó sorprendido Tímasion — Mi buen amigo —respondió Apolomo— sólo quiero decir la verdad Pues hace ya mucho tiempo que el tal Tamos estuvo intrigando contra los habitantes de Menfis, y los filósofos descubrieron su complot y se lo impidieron Y al fallar su empresa, se vengó saqueando toda la tierra en que vivían los filósofos Y estoy viendo que aquel Filisco, al que mató este hombre, era el treceavo descendiente de Tamos, y tendría que ser por tanto execrable para aquéllos cuyo territorio devastó este último Por eso me pregunto dónde está su sabiduría Tienen aquí un hombre al que deberían coronar aunque hubiera matado al otro adrede, y resulta que se niegan a absolverlo de un asesinato que fue involuntario y en favor de ellos El muchacho se quedó muy extrañado y preguntó — Extranjero, ¿quién eres tú ? Y Apolomo replicó — Soy aquél a quien podrás encontrar entre los filósofos desnudos Pero que, como mi religión no me permite dirigirme a personas manchadas de sangre, te quiero pedir a ti, mi buen muchacho, que le des ánimos y le digas que pronto conseguirá su expiación, si viene al lugar en que me hospedo Y cuando el hombre se presentó, Apolomo realizó los ritos que prescriben Pitágoras y Empédocles para la purificación de este tipo de ofensas, y le dijo que se fuese a casa porque ya estaba libre de culpa (6, 5)
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45 «(Qué cosa tan espléndida sería si se apreciase menos el bienestar y floreciese un poco más la igualdad Pues entonces los hombres tendrían más armonía, y toda la tierra sería como una sola cosa1» (6, 2) 46 «Por mi parte, tengo más conocimientos que los otros seres humanos, pues conozco todas las cosas Y lo que sé lo debo en parte a hombres buenos, en parte a los sabios, en parte a mí mismo y en parte a los dioses Sólo a los tiranos no les debo nada» (7, 14).
IX
POLÉMICA CON LOS SABIOS EGIPCIOS
47 De camino, encontraron a un hombre vestido como los habitantes de Menfis, que, más que dirigir sus pasos a un punto fijo, parecía ir dando vueltas Damis le preguntó quién era y por qué iba vagando de aquel modo Pero Tímasion [el guía] dijo — Mejor sería que me hubieras preguntado a mí, pues él nunca dirá lo que le pasa, ya que está avergonzado de la situación en que se encuentra Pero yo, que conozco a ese pobre hombre y le tengo pena, os lo voy a explicar Ha matado a un habitante de Menfis sin querer, y las leyes prescriben que toda persona exilada por un crimen involuntario (pues su pena es el exilio), tiene que quedarse junto a los «filósofos desnudos» hasta que haya lavado su mancha de sangre Y sólo puede volver a su casa cuando ya esté limpio, y aun antes de hacerlo deberá ir a la tumba del muerto y sacrificar en su honor Entonces preguntó Apolomo a Tímasion — Y ¿qué dicen los filósofos desnudos sobre este exilio en concreto''
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48 Pasaron la noche conversando Y durmieron en el mismo lugar en que habían cenado Y al amanecer, Apolomo, luego de haber adorado al sol según su costumbre, se puso a meditar —Eh (Aquél árbol de allí1 —dijo [un sabio egipcio]— el tercero de la fila en que están ellos, saluda al sabio Apolomo, por favor Y saludó como se le mandaba,, con una voz articulada y que parecía femenina El sabio hizo este signo (apesémaíne) para desacreditar a los indios, y pensando que cambiaría la opinión que Apolomo tenía sobre ellos, ya que siempre estaBa contando a todo el mundo lo que hacían y decían los indios (6, 10) 49 — Mi pregunta es sobre los dioses —comenzó Apolomo— Quiero saber qué es lo que os induce y por qué tenéis como una tradición el dar al pueblo de este país unas formas de dioses que son absurdas y grotes-
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Apéndice
cas salvo raras excepciones No raras rarísimas son las ocasiones en que las imágenes de los dioses están modeladas de manera inteligente y digna de ellos Pues la mayoría de vuestros templos parecen erigidos en honor de animales irracionales e innobles, más que de dioses Tespesion dolido replicó — Y ¿cómo están modeladas vuestras imágenes en Grecia' — De la manera mejor y más reverente en que pueden hacerse imágenes de los dioses, replicó Apolomo — Supongo que aludes a la imagen de Júpiter en Olimpia y a la de Minerva y de la diosa de Cnidos y de los Argos, o a otras igualmente hermosas y llenas de encanto —dijo el otro— — No sólo a éstas —replicó Apolonio—, sino que sostengo que, mientras en otros lugares la escultura ha respetado la decencia y la conveniencia, en cambio vosotros más bien parece que ridiculicéis a los dioses que creáis en ellos Y el otro contestó — Por lo visto es que vuestros artistas, como Fidias o Praxiteles, fueron hasta el cielo y sacaron una copia de las formas de los dioses, y luego la reprodujeron con su arte ¿O es que hubo algún otro influjo que les dirigió y les guió mientras moldeaban' — Lo hubo —replicó Apolonio— Y un influjo henchido de sabiduría y genialidad — Y ¿cuál era' —preguntó el otro— Pues no veo que puedas aducir ninguno fuera de la imitación Y Apolomo dijo — La imaginación es la que llevó a cabo esas obras Y es un artista mucho más sabio y más sutil que la imitación Pues ésta sólo puede modelar lo que ha visto Pero la imaginación puede también lo que no se ve, pues lo concibe con alguna referencia a lo real Y mientras que la imitación queda a veces impedida por el terror, nada paraliza a la imaginación que marcha sin desmayo hacia su meta Si buscas una idea de Júpiter, has de contemplarlo con los cielos y las estrellas y las estaciones, tal como hizo Fidias Y si quieres una imagen de Minerva has de imaginar ejércitos y herramientas y astucia y cómo nació del mismo Júpiter Pero si haces una fiera o un pájaro o un lobo o un perro y lo pones en un templo, tus pájaros y tus animales podrán ser estimados y valiosos por su parecido, pero los dioses quedarán rebajados en su dignidad — Creo, dijo el otro, que estás criticando nuestra religión muy superficialmente, puesto que, si alguna sabiduría tienen los egipcios, la muestran por su profundo respeto y reverencia en la representación de los dioses, y por el hecho de que modelan sus formas como símbolos de un significado interno profundo, de modo que realizan su solemnidad y su carácter augusto
Vida de Apolomo de Turna
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Apolomo se limitó a sonreír y dijo — Mis queridos amigos, realmente habéis sacado mucho provecho de la sabiduría egipcia y etiópica, si os parece que vuestros perros y vuestros ibis y vuestras cabras son particularmente augustas y dignas de dioses Pues ¿qué es lo que resulta mayestático y terrible en esas imágenes' Lo terrible es que los perjuros y los ladrones y la ralea desprecian esos objetos sagrados en vez de temerlos Y si se les ha de mirar como sagrados por el significado oculto que encierran, entonces sería más honroso para los dioses egipcios que no hubiera imágenes de ellos, y que hubieseis llevado vuestra teología por otros derroteros más sabios y más misteriosos Pues supongo que podríais haberles hecho templos y altares y haber regulado los sacrificios y dado leyes litúrgicas sin necesidad de introducir ninguna imagen, sino dejando que la gente que entra en los templos se imaginara a los dioses, pues la mente puede imaginárselos mejor de lo que cualquier artista plasmarlos Pero vosotros habéis negado a los dioses tanto la belleza de los ojos como la de la sugestión interna Y Tespesion replicó — Pues había un cierto ateniense llamado Sócrates que, por lo visto, era tan loco como nosotros y pensaba que los perros y las ocas y los plátanos eran dioses, y solía jurar por ellos — No era un loco —dijo Apolomo—, sino un sabio divino (tbetos) y sin artificios Pues no juraba por esos objetos porque creyera que eran dioses, sino para evitar el tener que jurar por los dioses (6, 19) 50 Dejadas las cataratas se detuvieron en un pequeño pueblo de Etiopía Y hacia el atardecer, estaban cenando y mezclando en su conversación lo serio con lo alegre, cuando de repente oyeron que las mujeres del pueblo chillaban y se llamaban unas a otras para la persecución y captura de algo Y también pedían a sus mandos que las ayudaran en ello Estos iban cogiendo piedras y bastones y todos los objetos manejables que encontraban y se llamaban unos a otros para vengar la ofensa de sus mujeres Parece ser que desde hacía diez meses el fantasma de un sátiro había encantado al pueblo Era un sátiro que estaba loco por las mujeres y se decía que había matado a dos de ellas, por las que se sentía particularmente atraído Entonces los compañeros de Apolomo se pusieron fuera de sí del susto, hasta que Apolomo dijo — No tenéis por qué asustaros, se trata sólo de un sátiro que anda un poco cachondo — Sí, por Júpiter, —dijo Neilos— Precisamente es el que nos ha estado insultando a nosotros los sabios desnudos, y no hubo manera de acabar con sus molestias — Pero —dijo Apolomo— yo tengo un remedio contra esos exaltados que, según se dice, utilizó ya Midas Pues el propio Midas tenía algo de
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Apéndice
Vida de Apolomo de Tuina
sangre de sátiro en sus venas Y había oído de su madre que, cuando un sátiro lleva una sobredosis de vino, se queda dormido y luego se vuelve sensato y traba amistad con todos Y lo que hizo él fue mezclar vino en una fuente de su palacio y dejar que el sátiro fuera a beber allí, hasta que se quedó borracho Y para mostraros que es verdad, vamos al alcalde y preguntémosle si los vecinos tienen algo de vino, y se lo mezclaremos con agua al sátiro Les pareció un buen plan, y mezclaron cuatro medidas de vino en la artesa en que bebía el pueblo, y llamaron al sátiro por medio de reproches y amenazas, y aunque era invisible, se empezó a notar cómo bajaba el nivel del vino, como si alguien estuviera bebiendo Cuando ya no quedaba casi, Apolomo dijo — Vamos a hacer las paces con el sátiro, pues está casi dormido Con estas palabras, condujo a la gente a la cueva de las ninfas, que estaba a cosa de una yugada del pueblo, y les mostró al sátiro tumbado y medio dormido, pero les dijo que no le golpearan ni le maltrataran Pues —dijo— su razón se ha acabado para siempre Esta fue la obra de Apolomo, y a fe que no es una obra accidental, hecha de paso, sino una obra maestra Y no debemos ser incrédulos al hecho de que existen los sátiros y son sensibles a la pasión del amor, pues yo conocí en Lemos a un joven de mi edad, a cuya madre se dice que la visitaba un sátiro Pero no hace falta que me entretenga más en este tema En cualquier caso, hay que dar cierto crédito tanto a la experiencia de los hechos, como a mí mismo (6, 27)
— Y ,;cómo voy a morir?, preguntó Tito — Igual que Ulises Pues se dice que también él murió por causa del mar Damis interpreta esta frase de la siguiente manera que tenía que estar alerta contra el aguijón del pez llamado trygon (tórtola) que es el que se dice que hirió a Ulises En cualquier caso, lo cierto es que, luego de haber ocupado el trono por dos años, sucediendo a su padre, Tito murió comiendo un pescado al que llaman liebre marina Según Damis, ese pez produce en el cuerpo unos humores secretos que son peores que cualquier otro veneno marino o terrestre Y añade que Nerón ponía ese pescado en los platos de sus peores enemigos Esto es lo que hizo Domiciano para acabar con su hermano Tito, no porque le molestase compartir el trono con su hermano, sino porque le molestaba compartirlo con una persona buena y amable Tal fue la conversación que tuvieron los dos en privado, luego de haberse abrazado en público Cuando se marchó Tito, Apolomo lo despidió con estas palabras finales «reza, oh rey, para que superes por las armas a tus enemigos, y por las virtudes a tu padre» (6, 32)
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FAVORES EN ROMA
51 Entonces Tito despidió a la compañía y dijo — Hombre de Tiana, ahora que estamos solos, permite que te haga una pregunta sobre asuntos que son muy importantes para mí — Por favor —dijo el otro— hazlo y cuanto antes, dado que el asunto es tan importante — Se trata de mi propia vida —dijo Tito— Y lo que quiero saber es de quiénes tengo que guardarme más Espero que no me tengas por cobarde por preocuparme ya de estas cosas — No sólo eres precavido y circunspecto —replicó el otro— Pues un hombre debería ser más avisado en esta cuestión que en cualquier otra Y mirando al sol, juró por este dios que también él pensaba hablarle a Tito de este asunto, aunque no se lo hubiera preguntado Pues —añadió— los dioses me han dicho que te avise de que, mientras viva tu padre, estés en guardia contra sus peores enemigos, pero una vez muerto, guárdate de tus parientes y amigos
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52 He aquí otro episodio digno de mención Un hombre estaba sacrificando a la madre tierra, con la esperanza de encontrar un tesoro Y no dudó en ofrecer una plegaria a Apolomo con la misma intención Este, dándose cuenta de lo que aquél buscaba, le dijo «veo que eres un formidable hombre de negocios» — Sí —dijo el otro— pero muy desgraciado pues sólo tengo unas pocas monedas con las que no puedo ni alimentar a mi familia — Pero parece que tienes una gran cantidad de sirvientes perezosos, aunque no das la impresión de estar falto de ingenio, replicó Apolomo El hombre derramó unas lágrimas silenciosas y dijo — Tengo cuatro hijas a las que he de dar dote Y cuando las cuatro hayan recibido su dote se acabará mi capital que ahora se reduce a veinte mil dracmas Y todas se quedarán pensando que han recibido muy poco, mientras yo me quedaré sin nada Apolomo se compadeció de él y le dijo — Ya nos encargaremos de ayudarte tanto yo como la madre tierra, pues he oído que andas ofreciéndole sacrificios Con estas palabras se llevó al hombre hasta los arrabales, como si fueran a comprar frutas, hasta que vieron un lugar plantado con olivos Se quedaron extasiados con ellos, pues eran unos olivos buenos y bien crecidos Y vieron también un pequeño jardín donde había flores y algunas colmenas Apolomo entró en el jardín como si tuviera que examinar algo de cerca y, tras una breve plegaria a Pandora, regresaron a la ciudad Se fue luego al propietario del campo, que había amasado una fortuna injusta denunciando las riquezas de los fenicios, y le dijo — ¿Por cuánto me vendes aquel campo y cuánto has gastado en éP
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Vida de Apolonio de Tiana
El otro contestó que hacía un año qut había comprado el campo por quince mil dracmas, pero que aún no había invertido nada en él Y Apolonio le convenció para que lo vendiera por veinte mil, lo que el otro hizo en seguida, convencido de que una ganancia de cinco mil era un gran negocio El hombre que deseaba encontrar el tesoro no entendió en absoluto el regalo que se le hacía, ni le parecía ninguna ganga, pues pensaba que él hubiese podido retener sus veinte mil dracmas, mientras que el campo comprado con ese dinero podía ser afectado por heladas o insectos o cualquier otra plaga Pero en seguida halló un cántaro que contenía tres mil dancas, muy cerca de una colmena, y luego sacó de los olivos una gran cantidad, pese a que en todas partes fue mala la cosecha Entonces comenzó a proclamar las alabanzas del sabio, y toda su casa se llenó de pretendientes para sus hijas (6, 39)
Damis cumplió lo ordenado, y el perro fue llevado a los pies de Apolonio gritando como una víctima llevada ante el altar Apolonio lo tranquilizó acariciándolo con su mano, y luego puso junto a él al muchacho al que también tenía cogido de la mano Y para que toda la multitud tuviera noticia de tan gran misterio, dijo — El alma de Telefos de Mysia ha entrado en este muchacho, y los hados le imponen los mismos castigos que a Telefos Con estas palabras pidió al perro que lamiera la herida del lugar en que había mordido al niño, de modo que el mismo autor del mal fuera su médico y su curandero Luego de esto, el niño retornó a su padre y reconoció a su madre, y saludó a sus compañeros como hacía antes, y bebió de las aguas del Cydno Y el sabio tampoco se descuidó del perro Pues, luego de ofrecer una plegaria al río, mandó al perro cruzarlo, y cuando lo hubo cruzado comenzó a ladrar desde la orilla opuesta (cosa que rara vez hacen los perros rabiosos) y arqueó las orejas y movió la cola, pues se había dado cuenta de que estaba sano de nuevo Pues una corriente de agua puede curar a un perro rabioso con sólo que éste tenga el coraje de atravesarla Estas son las acciones de nuestro sabio en favor de templos y ciudades, estos son los discursos que pronunció ante la gente o en ayuda de diversas comunidades y en socorro de enfermos o moribundos Y estas las arengas que soltó a sabios y necios, y a los soberanos que quisieron consultarle algo referente a la virtud moral (6, 43)
53 Durante una temporada, las ciudades de la margen izquierda del Helesponto se vieron afectadas de terremotos Y egipcios y caldeos fueron por ellas mendigando y recogiendo dinero, con el pretexto de que necesitaban diez talentos para ofrecer sacrificios a la tierra y a Neptuno Todas las ciudades, agobiadas por el miedo, empezaron a contribuir, parte con los fondos públicos, parte con dinero privado Pero los embaucadores se negaron a ofrecer ningún sacrificio en favor de sus víctimas, hasta que todo el dinero no estuviera depositado en bancos Entonces el sabio se propuso no permitir que se extorsionase a los pueblos del Helesponto Y comenzó a visitar las ciudades, y sacó fuera a los charlatanes que estaban haciendo fortuna a costa de las desgracias de los demás, y adivinó cuáles eran las causas de la cólera divina, y haciendo los sacrificios que convenían a cada caso, alejó el castigo con un gasto mínimo y hubo paz en aquellas tierras (6, 41) 54 He aquí otra historia que se cuenta de él en Tarso Un perro rabioso había atacado a un muchacho, y de resultas de la mordedura el chico se comportaba exactamente como un perro, pues ladraba y aullaba y andaba a cuatro patas usando las manos, y hasta corría así Llevaba ya treinta días con ese mal, cuando Apolonio que acababa de llegar a Tarso, se lo encontró En seguida ordenó que buscaran al perro que había hecho aquel daño, pero le dijeron que no podían encontrarlo, porque el joven había sido atacado fuera de la muralla, cuando estaba practicando con jabalinas, y no hubo manera de que les explicara cómo era el perro, ya que el pobre no se reconocía ni a sí mismo Entonces Apolonio reflexionó un momento y dijo — Damis, se trata de un perro blanco, velludo, pastor, parecido a los de Amfilocos, y en estos momentos está temblando junto a una fuente, por que está ansioso de beber, pero a la vez siente miedo Traédmelo a la orilla del río donde están los campos de lucha, diciéndole simplemente que soy yo quien lo llatna
XI
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PRISIÓN
55 Movido por estas consideraciones, Domiciano había escrito ya al gobernador de Asia ordenando que fuese arrestado el hombre de Tiana, y que se le condujera a Roma Y Apolonio, previendo lo que pasaba, tal como era habitual en él por su instinto divino (daimonios), dijo a sus compañeros que tenía que partir para un viaje misterioso Estos recordando la antigua opinión de Abans, pensaron que se trataba de algo parecido Pero Apolomo, sin revelar su intención ni siquiera a Damis, se fue con él por barco hasta Acaya, y desembarcando en Corinto y adorando al sol, a eso de mediodía y con los ritos habituales, embarcó después para Sicilia e Italia Y gracias a un viento favorable y a una corriente fuerte, tardaron menos de cinco días en llegar (7, 10) 56 Había en la cárcel más de cincuenta prisioneros Y algunos se acercaron a Apolomo y prorrumpieron en lamentaciones como las anteriores Vanos de ellos estaban enfermos, otros se habían entregado al desaliento, otros esperaban resignadamente la muerte, y otros se lamentaban por sus viudas y sus hijos Y sintiéndose afectado por el espectáculo, Apolomo dijo
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Apéndice
Vida de Apolomo de Ttana
— Damis, me parece que estas gentes necesitan el medicamento a que aludí al entrar aquí Si se trata de un remedio egipcio, o si crece en todos los países y la sabiduría lo arranca de sus propios jardines, da lo mismo Vamos a administrarles una dosis a estas pobres gentes, no sea que sus sentimientos acaben con ellos antes que lo haga Domiciano Fueron tales las palabras que les dirigió a sus compañeros de cárcel, y les produjeron tal efecto, que muchos de ellos tomaron su comida y secaron sus lágrimas y comenzaron a moverse con esperanza, sintiendo que no podría ocurnrles nada malo mientras estuviesen con él (7, 26)
— ¿Qué es lo que te induce a vestirte en forma diferente a todos los demás y a llevar ese traje tan extraño? Y Apolomo dijo — Porque la tierra que me alimenta también me da para vestir, sin ne cesidad de que tenga que molestar a los pobres animales El emperador propuso la segunda pregunta — ¿Cómo es que los hombres te llaman dios' — Porque a todo hombre al que creen bueno le honran con el título de dios, respondió Apolomo — La tercera pregunta se refería a la calamidad ocurrida en Efeso — ¿Qué es lo que te movió o te sugirió la profecía de que los efesios iban a sufrir una plaga' — Oh rey —dijo él—, me serví de una dieta más ligera que la de los demás hombres y por eso fui el primero en ser sensible al peligro Y si lo quieres te enumeraré las causas de esas pestes (8, 5)
57 Dice Damis que, aunque Apolomo pronunció muchos otros discursos parecidos, él mismo estaba en una situación desesperada, porque no veía salida salvo la que los dioses habían concedido a algunos que estaban en situaciones aún peores, como respuesta a sus ruegos Y nos cuenta que, un poco antes de mediodía él le preguntó «¿qué será de nosotros, hombre de Tiana?» (pues a Apolomo le gustaba que le llamaran así) — Qué ha sido de nosotros y nada más —replicó Apolomo— Pues nadie va a matarnos — ¿Quién habrá que sea tan invulnerable? —dijo Damis— ¿O es que esperas ser liberado' — Con sólo atenerse al veredicto del jurado, seré puesto en libertad hoy mismo Pero si me atengo a mi voluntad, no hoy sino ahora mismo Y al decir esto, se cogió la pierna y la sacó de las cadenas y le dijo a Damis — Aquí tienes una prueba positiva de mi libertad De modo que anímate Dice Damis que fue entonces cuando por primera vez comprendió la naturaleza de Apolomo y que esta era divina (theia physis) y superior a la de los hombres, puesto que sin ningún sacrificio (y ¿cómo podría haber ofrecido ningún sacrificio en plena cárcel?), y sin la más mínima oración, incluso sin una palabra, se rió de las cadenas Luego volvió a poner su pierna entre ellas y se comportó como un prisionero normal Ahora bien, la gente sencilla atribuye todos estos actos a brujería Y cometen el mismo error respecto de otros actos meramente humanos Pues los atletas están obligados a una técnica semejante, igual que todos los que quieren competir para ganar Y aunque ello no les da más éxito, sin embargo hay algunos que después de ganar quizás por suerte, se figuran que deben el triunfo a artes mágicas (7, 38, 7, 39)
XII
JUICIO Y LIBERTAD
58 El emperador aprobó este procedimiento y ordenó que Apolomo hiciera su defensa conforme al informe de los acusadores La acusación se ciñó a cuatro cuestiones que le parecían de difícil respuesta
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59 A esta condición dejó reducido al déspota, conviniendo en juguete de su filosofía al que había sido el terror de griegos y bárbaros Y antes de mediodía dejó el tribunal y se apareció a Demetrio y a Damis en Dicerchia Y esto hace comprensible el que mandase a Damis ir a Dicerchia por tierra, sin esperar a oír su defensa Pues Apolomo no había dado noticia previa de sus intenciones, sino que simplemente le había dicho al hombre con quien más intimidad tenía, que hiciese lo que más convenía a sus planes Y Damis había llegado el día antes, y hablado con Demetrio sobre los preliminares del juicio Demetrio se quedó más preocupado de lo que era de esperar cuando alguien oía algo sobre Apolomo Y al día siguiente volvió a preguntarle de nuevo sobre detalles parecidos, mientras caminaba con él por la orilla del mar Pues ambos desesperaban de que su maestro pudiera regresar a ellos, dado lo dura que era la mano del tirano para con todos No obstante habían obedecido las órdenes de Apolomo por respeto a éste Y estando así desanimados, se sentaron en la cueva de las ninfas, donde hay un pozo de mármol blanco con una fuente de agua Y estaban hablando de manera intrascendente sobre las cualidades del agua, y de nuevo hacían girar la conversación sobre las circunstancias del juicio, debido a la ansiedad que sentían por el sabio Y el dolor de Damis había estallado haciéndole exclamar algo más o menos así «oh dioses ¿volveremos a tener con nosotros a nuestro noble y buen compañero'», cuando Apolomo, que le había oído (pues de hecho estaba ya presente en la cueva) replicó — Sí, lo volveréis a ver, más aún, ya lo habéis visto — ¿Vivo? —replicó Demetrio— Pues si estás muerto no cesaremos de lamentarlo nunca En este momento Apolomo extendió su manto y dijo
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Apéndice
Vtda de Apolonio de Ttana
— Tocadme y si me desvanezco es que soy verdaderamente un fantasma que ha llegado hasta vosotros del reino de Proserpina, como los dioses del averno cuando se aparecen a los que están muy afligidos Pero si resisto, entonces os persuadiréis de que estoy vivo y no he abandonado mi cuerpo Y ya no fueron capaces de no creérselo, sino que se levantaron y se le echaron al cuello y le besaron y le preguntaron sobre su defensa —pues ellos esperaban que lo matarían sin haberle probado nada en contra— Y Damis supuso que habría hecho su defensa, pero mucho más rápida de lo previsto, ya que no le cabía en la cabeza que la hubiese pronunciado aquel mismo día Pero Apolonio dijo — Señores, he pronunciado mi defensa y he ganado mi causa, y mi discurso tuvo lugar hoy mismo y no hace no sé cuánto tiempo Pues ha durado incluso hasta mediodía — Y ¿cómo has podido hacer un viaje tan largo en una fracción tan pequeña de tiempo? dijo Demetrio — Imaginaos lo que queráis menos que un burro vuela o que tengo alas de cera —replicó Apolonio— con tal que lo atribuyáis a una ayuda divina — Bien —dijo Demetrio— Yo siempre pensé que algún dios providente cuidaba de todas tus obras y palabras y que a él debías tu salvación Pero, por favor, dinos algo ahora sobre tu defensa (8, 10, 8, 11, 8, 12)
61 Precisamente mientras estaba manteniendo estas conversaciones ion los griegos ocurrieron en el cielo estos notables portentos La circunferencia solar quedó rodeada por una aureola parecida al arcoins A todo el mundo pareció claro que el portento celeste anunciaba alguna novedad Pero cuando el gobernador de Grecia llamó a Apolomo de Atenas hasta Beocia y le dijo «he oído de cir que tienes talento para entender las cosas divinas», éste replicó — Y quizás habrás oído decir que entiendo algo de los asuntos humanos — Lo he oído y estoy de acuerdo, dijo el otro — Bueno, pues dado que estamos de acuerdo, te voy a avisar que no trates de meterte en las intenciones de los dioses Pues esto es lo que recomienda la sabiduría humana Y cuando pidió a Apolomo que le dijera lo que pensaba, pues decía que tenía miedo de que viniese una negra noche y se lo tragase todo, Apolomo le replicó — Estáte tranquilo, pues si viene esa noche volverá a sucederle la luz (8, 23)
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60 Apolonio entró en el santuario y dijo — Quisiera bajar hasta la cripta en interés de la filosofía Pero los sacerdotes se opusieron Y aunque a la multitud le dijeron que nunca permitirían a un brujo como él examinar el templo, a él le dieron como excusa que eran días prohibidos e impuros para consultar Y así, aquel mismo día Apolonio tuvo un discurso junto a las fuentes de Hetcmo, sobre el origen y conducta del templo pues se trata del único oráculo que responde a través de la persona misma que le consulta Y cuando se acercaba la tarde, se fue con el grupo de jóvenes que le seguían, y habiendo levantado cuatro de las piedras que bloquean la entrada, bajó hasta abajo llevando su manto de filósofo, vestido como si fuera a dar una conferencia sobre filosofía, un gesto que gustó tanto al dios Trifomo, que se les apareció a los sacerdotes y les reprendió por la recepción que habían dispensado a Apolonio y les exhortó a todos a seguirle hasta Aulis, pues —dijo— por allí iba a salir con una apariencia tan maravillosa como nunca hombre alguno Y de hecho, al cabo de siete días salió Fue el lapso de tiempo mayor de todos los que habían entrado en la cripta del oráculo Y es que había preguntado al dios un montón de cuestiones que traía en un volumen Pues había entrado ya preguntando «oh Trifonio, ¿cuál te parece la filosofía más pura y completa?» Y el volumen contenía las enseñanzas de Pitágoras Buena prueba de que el oráculo estaba de acuerdo con esra sabiduría (8, 19)
62 Aunque esto [la muerte de Domiciano] ocurrió en Roma, Apolomo fue espectador desde Efeso Pues, hacia mediodía, cuando estaba teniendo una charla bajo los árboles de la columnata, en el mismo momento en que ocurría esto en el palacio de Roma, paró su voz, como si se hubiera asustado, y luego continuó su exposición aunque con menos vigor del habitual en él, como alguien que entre sus palabras percibe chispazos de algo ajeno al tema, y por fin se quedó callado como uno que ha sido interrumpido en su discurso Y con una miraba terrible hacia el suelo, avanzó tres o cuatro pasos desde el pulpito y gritó «golpea al tirano, golpéale», no como uno que saca de un espejo una imagen aproximada de la verdad, sino como si estuviera viendo las cosas con sus propios ojos y tomando parte en una tragedia Y como asistía a su clase la ciudad entera, todo Efeso se quedó mudo de asombro Pero él, calmándose como los que están trantando de ver una cosa y aguardan hasta que sus dudas se han desvanecido, dijo — Caballeros, cobrad ánimo pues hoy mismo ha sido ajusriciado el tirano Y ¿cómo digo que hoy' Ahora, ahora mismo mientras decía mis palabras, |por Minerva1, y cuando me quedé callado La población de Efeso pensó que era un ataque de locura, y aunque reñían muchas ganas de que fuera cierto, se hallaban asustados por el riesgo que corrían dando oídos a tales palabras Por eso Apolomo añadió — No me extraña que haya quienes no aceptan mi historia, pues ni la misma Roma la conoce entera todavía Pero os digo que Roma empieza a conocerla ya pues el rumor corre en todas direcciones, y ya son miles los que están convencidos de ello y empiezan a dar saltos de alegría, y otra vez y cada vez más, y ya es casi la totalidad de la población La noticia va a viajar hasta aquí también Y aunque voy a pediros que aplacéis vuestros
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Apéndice
sacrificios hasta que os llegue la noticia, yo me voy ahora mismo a dar gracias a los dioses por lo que he visto (8, 26).
XIII.
FINAL
63. Las memorias de Apolomo que compuso Damis terminan con la historia anterior. Y por lo que toca a la forma como murió, si es que realmente murió, existen muchas historias aunque Damis no cuenta ninguna. Pero yo no debo omitirlas, puesto que mi narración ha de tener un fin natural. Tampoco nos dice Damis nada sobre la edad a que murió; pero algunos afirman que tenía 80 años, y otros que pasaba de 90, y otros incluso que había superado los cien. Cuando murió todo su cuerpo estaba fresco y derecho y de vista aún más agradable que en su juventud. Pues hay una cierta belleza incluso en las arrugas, que era bien perceptible en su caso, como puede apreciarse en la imagen de él que se conserva en el templo de Tiana, así como por narraciones que alaban más la vejez de Apolomo de lo que fue alabada la juventud de Alcibíades (8, 29).
ÍNDICE GENERAL
Guía de Lectura
I.
DATOS 1.
64. Pues bien, algunos afirman que murió en Efeso, atendido por dos muchachas, pues los hombres liberados, de quienes hablé al comienzo de mi historia, habían fallecido ya A una de esas siervas la libertó, y la otra le acusó por no concederle a ella el mismo privilegio. Pero Apolonio le dijo que sería mejor para ella continuar como esclava de la otra, la cual, por no sé qué insignificante motivo, la vendió a un mercader. Y su nuevo dueño se enamoró de ella, aunque no era demasiado guapa. Y él, que era hombre muy rico, la convirtió en su mujer, y tuvo hijos legítimos con ella. Otros sostienen que murió en Lindos, donde entró en el templo de Minerva y desapareció en él. Otros que murió en Creta, de forma mucho más notable de la que relata el pueblo de Lindos. Pues dicen que continuó viviendo en Creta, donde se convirtió en un centro de admiración aún mayor que antes, y que una noche entró en el templo de Dictynna Este templo está guardado por unos perros que vigilan los tesoros depositados en él, y los cretenses explican que son tan fieros como los osos o cualquier otro animal salvaje Y sin embargo, cuando Apolonio entró, en lugar de ladrar, se le acercaron y le acariciaron como no habrían hecho ni con la gente a quienes conocían familiarmente. Los guardianes del santuario lo apresaron y lo encadenaron como a un brujo y ladrón, acusándole de haber echado a los perros algún alimento encantado Pero, hacia medianoche, desató sus cadenas y tras llamar a los que le habían atado para que pudieran ser testigos del espectáculo, corrió hacia las puertas del templo, que se abrieron para recibirlo y se cerraron tras pasar él, y se oyó un coro de muchachas que cantaban desde dentro del templo, y su canto decía: «Apresúrate desde la tierra, apresúrate hacia el cielo»
2.
II.
11
13
LAS MENTALIDADES
15
1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8.
15 16 19 21 25 28 30 32
La devaluación del milagro De la manipulación apologética a la gratuidad El porqué de la apologética Mentalidad apologética y tradición teológica Mentalidad apologética y mentalidad bíblica Sentido y sinsentido de la apologética ¿Dos definiciones del milagro? A modo de balance
EL MATERIAL
35
1. Clasificación por temas 2. Reparto del material común 3. Motivos narrativos del material evangélico 4. Clasificación por autores Apéndice. Los relatos comunes a los diversos evangelistas
35 37 40 43 49
ANÁLISIS
51
3.
LA TEOLOGÍA DE LOS DIVERSOS EVANGELISTAS
53
1. 2. 3. 4. 5.
53 58 61 66 69
Marcos: fuerza del Reino Mateo: distintivos del Mesías Lucas: huellas de Dios Juan: signos para que creáis Conclusiones
214
Índice
general
ALGUNOS EJEMPLOS
72
1 2 3 4
72 74 76 78
El andar sobre las aguas El centurión La multiplicación de panes La mujer con flujo de sangre
TEXTOS N O CRISTIANOS SOBRE MILAGROS
III
104
LOS MILAGROS DEL ANTIGUO TESTAMENTO
106
1 2 3
106 IOS) 120
Clases de relatos Aplicación a los milagros evangélicos Conclusión
CONSECUENCIAS 7
8
84 88 90 100
123
ANT E LA CRIT ICA HIST ORICA
12 5
1 2 3 4
123 130 139 147
Historia de la cuestión Argumentos de tipo general Argumentos de carácter particular ¿Hacia una toma de posición'
EL MENSAJE DE LOS HFC HOS
1 2 3
Apéndice
82
1 Las inscripciones de Epidauro 2 El Diálogo de Luciano de Samosata 3 La vida de Apolomo de Tiana 4 Conclusión Apéndice Las curaciones atribuidas el emperador Vespasiano
ni
Las señales de Jesús Las señales de la iglesia Las señales del hombre v de la historia
Filostrato La vida de Apolomo
de Ttana
131 139 164'. 173