Editorial Gedisa ofrece los siguientes títulos sobre el
TEMA HlSfORIA, ANTROPOLOGIA y ETNOGRAFlA perteneciente a sus diferentes colecciones y series Se encuentran aquí agrupados los libros de nuestro foodo cuyo lema es lasociedad, pero C
Historia de la ideade progreso
PIERREClASTRES
Investigación en antropoíogia política
MARÍA DEL CARMEN CARLÉ y COLS. l\<1ARÍA DEL CAR}tEN CARlÉ y COLS.
JACQLT.5 LE GoFF
EL ANO MIL
La sociedad hispano medieval. 1.0 ciudad La sociedad hispano medieval: Sus estructuras
Lo maravillosoy lo cotidiano el occidente medieval
in
por
GEORGE STEl'ü"R Antígonas MARSHAlL SAHLl"\S
..L\CQUES LE GoFF l\L\RSHALL SAHUl'iS JEA1'~··PIERRE
VER.'iANT
Cultura y rozónpráctica Los intelectuales en ía Edad Medifl Islasde historia La muerte en los ojos
..L\CQUES LE GoFF
La bolsa y ía vida
CLlFFORD GEERTl
La interpretación de las culturas
BEIt."'ARD UntaN
Los gitanos de España
MARC AUGÉ
GEORGES DUBY
TravesÚl por losjardines de Luxemburgo El Año Mil
Georges Duby
INDICE Loe testlga. "__ I. Conocimiento del Año MU.___ _ _ __ _ _ _ __ _ 11. Los narradores .M• • M . M
Título del original en fran cés: L'An mil ... © by Editions Julliard 1967 et &huons Galhmard Traducción : Irene Agoff Diseño de cubierta: Ju lio Vivas
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l . El unUdo de la historia . l. El m ü éetmc año de la Encarnaci ón .. 11. la
© by Editorial oedíse
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111. Los testimonios y la evolución c:ultural __ __ ________ rv .· Para u na h istoria de las acUtudes mentales "..._...................
la . Reimpresión en México, 1989
Derechos para todas las ediciones en castellano
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espera____________________
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2. Lo. mec:an1funM menWes .._...................................................................... l. Los estu d ícs,...._ ......_ ..._......~..~ ..._ ....~...._.~ ..._ ....~......_ ....~......_ ..~ 11. La ense ñanza de Gertberto en Relms __ _ __ ___ __ _ __ III. La Instrucción de los monJes._ __ _ __ _ _ _ _ _____
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3. Lo visible y lo invisible __ ~._.~ __ ~_.~_~._.~. ~._~._....~_ ~ .. ~ ....~._ ._ _ I. Las correspon de ncias m isUcas _ _..................................
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Muntaner 460, emlo ., la. 08fJ()6.Barce/o na. España
Te!.: 20 1 60 00
11. Orden soc ial y s upernatu raleza
Gestión, representación Y dirección Para esta edici6n Editorial Gedisa Mexicana, S.A. Guanajuato 202-302 Col. Roma 06700 Mexko, D.F. Tels.: 564-5607 • 564-7908 ISBN: 968-852-066-7
Queda prohibida la eeproducción total o parcial por cualquier medio de. lmpresíón, en forma id éntica , extractada o modificada, en castellano o eualquier otro idioma. Impreso en México Printed in Mexico
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1II. Presencia de los d1funtos_ _ _ __ _____________
IV. ReUqulas _ ____ ______ _ _ V. Mtlegro e
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_ ~ 4. Lo8 prodigio. d el mUenarlo ~ _._ _ _ _ _ _ ._ _ l . Los s ignos en el cielo_________ _ _ ___ ____ ___ __ 11. Desórdenes b loI6glcos _ __ _ _ _ _ _ __ _ _ __ __ 111. El trastorno esplrttual: la slmonla__ _ __________ _ ._._ __._._ __ __ IV. El males tar he reucc ._ _. V. La s u bversión del templo _ _.....................................................
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5. Interpretacl6n
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I. El desencadenamiento d el maL___ _ __ _ _ __ __ _ Las fuerzas be néflcas .______
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6. La p urificac ión
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_ _ _ _._ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ __ _ __ _ _ _ _ _ _ _ 11 . Penitencias ind Mduales__ __ _ __._ 111. La paz de DI0 5 ... ... __ _ __ _ IV. Las per egrina ciones cclecttvas., _ _ __ _ __ _.
t. Exclustones .,
7. Nueva alianza 1. La p rimavera d el mundo 11. La reforma de la Igles ia . 111. Las Iglesias nuevas _ IV. Cosecha de re llqu las
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8 . El auge _ _ _ _ _ _ _ I. Propagación d e la fe..:... _ ti. La Guerra Santa _..................................................... 111. Dios se encarna......................................................................................... IV. La cruz
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Cron otogia
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ReCerenclas bibliográficas
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Los testigos
1. Con ocimiento del Año Mil Un pueblo aterrado por la Inminencia del fin del mundo: esta Ima gen del Año Mil sigue viva aún en el espírttu de muchos hombres de cultu ra. pese a lo que escnbíeron. para destruirla, Marc Bloch. Henrt Focl non o Edmond Pognon. Prueba d e que, en la conciencia colec tiva de nuestra é poca, los esquemas m ñenartstas no han perdido su poder de seducción. Aquel espejismo hi stórico se Instaló, pues, con toda facilidad en uri universo mental dispuesto a a cogerlo. La his toria romántica lo here daba de ciertos hi s toriadores y a rqueólogos que en los siglos xvn y XVIll emprendieron la exploració n científica de la Edad Medía, époc a oscura. sojuzgada. madre de todas las supersticiones góticas que la Luces com enzaban entonces a disipar. Y. de hec ho. es precisamente a finales del siglo }IN, con los triunfos del nuevo humanismo, cuando a parece la ptimera descr1pclón conocida de los terrores del Año Mil. El retrato responde al desprecio que profesaba la Joven cultura de Occidente respecto de los siglos sombrío s y toscos de los qu e proce día, y de los que re negaba para mira r. m á s al lá de este abismo harbara, ha cia la An tigü edad . su modelo. En el ce ntro de las tinieblas medievales. el Año Mil. anñtesís de l Renacimiento. ofrecía el e s pect ácu lo de la muerte y d e la estúpida prosternación. Una representación de es ta indole extrae gran parte de su fuerza de todos los obstáculos q ue impiden ver con claridad ese momento de la historia europea. En efecto. aqu el año. qu e fue el m t1esimb de la e ncam a ción de Cristo - según los cálculos, in exa ctos. de Denls el Peq ue ño-. , apenas si posee u na existencia. tan poco co nsistente es la red de testimonios e n los que se basa el conocimiento hístórtco. Y ello al extrem.... de que para al canzar este punto cro no lógico - y para formar el dossier a qu l presentado- por fuerza s e ha de ensanc h ar, de un modo sustancial el campo de observación y considerar la franja de algo m á s de medio siglo que rodea al Año Mil. a proxi madamente entre 980y 104 0. La visión sigue siendo aún muy poco cla ra. Pu es la Europa de entones s al ia de u na profunda d epresión. Las Incursiones de pequeñas bandas de saqueadores llega dos del Norte, el Este y e l Mediodla , habían refrenado los prtmeroe Impulsos de progreso desarrollados Umidamente en la epoca carolingia. provocando un re tomo ofensivo del salvajismo y dañando. en particu la r. los edifi cios culturales que los Emperaoores del s iglo IXse a plicaron a constrn.ir. El circulo de los letrados, que se UmlJI
taba a las cúspides de la soc iedad ecles.astíca. fue tan maltratado después de 860 que el uso de la escrttura, ya muy reet rtngido. se perdió casi por com pleto. Para esto el Occide nte del siglo x. Esa tierra de bosques, tri bus y brujería. de reyezuelos que se odian y se traicionan, salló prácticame nte de la historia y dejó me nos huellas de s u pasado que la propia Africa ce ntral del siglo XIX. que tanto se le asemeja. Ciertamente, para la generación que precede a l Ano Mil. el grueso del peligro y del in fortunio h a q u ed a do atrás; piratas normandos ve ndrán todavía a capturar princesas en Aquitanla Imponiendo rescate. y se verá a los ejercítos sarracenos poner sitio a Narbona; pero sin e mbargo los grandes atropellos han terminado y se adlv1na que ya está en ma rc ha el progreso lento y co ntinuo cuyo movimiento no ce sará de arrastrar desde en tonces a los paises de Europa occiden tal. se produce de inmediato u n despertar de la cultura. u n resurgimiento de la escritura; reaparecen de ínmedíato los documentos. Por consiguien te. la historia del Año Mil es posible. Pero es la hts torta de una primera in fancia , que balbucea. inventa.
La arqueología A decir verdad el historiador no se sirve únicamente de los textos y todo lo que la a rqueología recoge para u so propio puede Iluminarlo singularmente. El eje m plo de Polonia le hace ver q ué cosa tie ne derecho a esperar de u na in ves tiga ción minuciosa de los vestigios de la vtda material. de la exploración de la sepu ltu ras y fondos de cabañas. del análisis de los residuos de una ocupación a ntigu a que el paisaje o la to ponomia actuales conservan . Excavaciones recientes le revelaron. e n efecto. lo qu e fueron e n la s planicies polacas las "ciu da des" del Año Mil. esas ele vaclones de ma dera y tierra e ncerrando en murallas continuas e l pala cio del pti nclpe y s us guerreros. la catedral recién construida y e l burgo de los a rtesanos doméstícos. A de cir verdad. s in embargo, los arqueólogos polacos. c hecos. húnga ros y escandinavos. estimulados por la a u se ncia casi to tal de textos que se re firiesen a este periodo de s u h istoria na cional y forza dos a utilizar otros materiales pa ra edificarla. se sitúan por e ntero a la vanguardia de una arqueología de la vida cotidiana. En Francia, ésta sigue aún experime ntando s u s técnica s . Por lo ta nto. en lo que se re fiere a la ma yor parte de Europa. lo que se s a be del comie nzo del siglo XI procede de fue ntes escritas. Este libro s e propone presentar y comentar algunas de ellas. elegidas en un acervo documental que. a u n en las co marcas france sas situadas no obstante por entones en la cima del renuevo cu ltu ral. se muestra singularmente restringido.
Las cartas De los sesenta años que en marca n al Año Mil. da tan cierta cantl· dad de text os que no pretendí a n relatar suceso s sino qu e servían para 12
establecer derechos. So n tit ul as que notifican de cis ion es reales, cartas o noti cia s refe rid os e n su eno rme mayoría a trans ferencias de posesiones . Raras todavía e n Inglaterra y en e l norte de Germa ní a . estas actas son. en los archivos de Franel a . Italia y Ale mania del s ur. mucho más numerosas q ue los títulos a nálogos procedentes del s iglo x o incluso de la época carolingia. Ningún periodo anterior de la his toria europea ofrece tal cantidad. Y no es que e n ese momento los re dactores estuviesen muy a ctivos. Tal vez lo estaban menos q ue e n el siglo IX, seguramente me nos que e n el v, Pero. por una parte. el material que empleaban. el pergamino. era much o más sólido y d urable que el papiro de la a lta Ed ad Media : por la otra. y principalme nte. estos escritos fueron conservados con más cuidado. En efec to . poselan u n valor esencial para los monjes y clérigos e n una época e n que m u chos establect mie ntos re ligiosos se ha llaban en plen a reforma y debían asentar s u restauración; por consiguiente. en el sistemático reordenamiento de s u fortuna . para lo cual conservaban precisamente todos los escritos que garantizaban sus prerrogativas. los titulos y prívñegioe reales. la cartas de donaciones y los acuerdos celebrados con las potencias rfvalee. La escritura. en efecto. no carecía de u tilidad en las reyertas judíctales. Y. a no d udarlo. fuera de los hombres de Iglesia . en esa época nadie sabia leer. Pero e n las asambleas en que mo nasterios y obispados venían a pleitear contra los usurpadores de sus posesiones. los jefes de bandas y sus secuaces no se atrevían a despreciar abiertame nte los pergaminos. que sus ojos podían ver a qu¡ y alll sellados co n e l signo de la cruz. y donde los hom bres capaces de descifrarlos encontraban la memoria prec isa de la s antiguas transacciones y los no mb res de quienes habían actuado como testigos. De esta época datan los primeros archivos. todos ellos eclesiásticos. y esos cartu larios en que los escribas de la Iglesia copiaban. clas ificándolos, los m úl tiples Ululas aislados co nservados en e l armarlo de ' arias. En el curso de l tiem po estas colecciones han sufrido mu cho. pero en Italia y Ale mania algunas están casi in ta c tas; e n Francia. muchas fueron objeto de transcripciones s istemáticas a ntes de la grolongede in curia del siglo XVIII y de las dis pers iones del periodo re volu cion ario. qu e la dañaron se rtamente. Archivos de la a badía de Clu ny. por ejemplo, fueron s alvados para e l period o que los ocupa: son más de m il cuatrocientas cartas y noticias (mu ch a s de ellas no llevan fecha precisa y su enume ración exacta es Impos ible). Estos escri tos constituyen te stimonios irreemplazables. S in e llos. no sabria mos ca s i nad a de las condiciones económicas, so ciales y jurtdíce e: ellos permiten e ntrever de qué modo se establecía la Jerarqula de los estatuios pe rsonales, cómo se anudaban los lazos del vasallaje. cerno cre cía n los patrimonios. y arroJan también curiosas lu ces so bre la explotación de las grandes fortunas territoriales . Pero la utthdad de este tipo de documentos depende de s u densida d. Sólo re u niendo e n manojo la s lacónicas Indicaci ones que con tiene cada uno de ellos es posible. e n lo que co nc ierne a ciertas re glones privilegiadas , ce rcana s a los establecimientos re ligiosos más esplenden13
tes de la epoca, Intentar uUllzarlos para reconstruir. no sin titubeos ni enormes la gunas, la red de las re laciones h u mana s . En cambio. a is lada . ca da una d e estas cartas no dice nada o dice muy poco. Pues antes de mediados del siglo XI. la mayor parte de los escrtbas sigu en siendo pri sioneros de un foonullsmo antiguo, mal adaptado a las innovaciones de los tiempos presentes; bajo su pluma, la modernidad de s u epoca que da en mascarada por vocablos anticuados y marcos esclerosados de expresión. La gran con moción de las re laciones políticas y socia les de las que fue sede el período que s e ordena en tomo al Año Mil. esa autentica revolución. más precoz en las comarcas francesas. que deja s u rgir e Ins tal a por muchos s iglos las estructu ras que llamarnos feudales. e ran en efect o d emasiado re cientes. demasiado actuales para repercutir ya en los termtnoe rituales de la escritu ra jurídíca, la más estereotipada de todas, la más lenta e n prestarse a la expresión de lo nuevo. Por tal motivo, para extraer de semejantes fuentes todas sus en señanzas. es pre ciso tratarlas por espesos fajos. por series. Separado de los que lo prec ed en, a compañan y suceden. ninguno de e stos a ctos ofrece las riqu ezas que revelan, a la primera lectura. los escritos literarios. En la epoca en que los htstoriadores no s e ocupaban más que de reyes y prlnc lpe s , de batallas y política. los escritos literarios s u mi nistraban a los erud itos s u alim ento ese ncial . En cambio. no bi en el examen de la economía y de los fenómenos soctales pasa a ser el fin príncípa1 de la Indaga d ón híst órtca , estos escritos quedan relegados. Tod a via hasta hace di ez años. prácticamente nadie se ocupaba de ellos. Pero e n la a ctualidad. un nuevo afán de cu r10sldad y el esfue rzo por re construir el modo que adoptaban e n el pasado las actitudes psicológicas. los elevan nuevamente a la cond ición de fuente esencial. Ast. pues. es te libro. deliberadamente orien tado a la historia de las mentalidades . sacará a la 1\12 precisamente esos textos.
II. Los narradores Obrssllterarlas
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Pobre liter a tu ra. La única escrita era la tina . Se forjaba en el pequeñ c circulo de los letrados y para su uso exclusivo. Estrechos lazos la
unl.an a las Instituciones es cola re s ; por esta r azón . se vincula direc tamente con el renacimiento carolingio: se la ve florecer. pasada la tormenta, sob re el delgado tallo que los pedagogos amigos de Carlomagno hablan plantado, a finales del siglo VIl!. en la barbarie franca Como todas
las obras compuestas en tiempos de Luis el Piadoso y de Carlos el Cal. va. la del Año MlI se muestran fas cin adas por los modelos de la antigüedad latina y se aplican estu diosame n te a Imitarlos. Lo que nos quedó de elllas pertenece , pues, a los g éne ros practicados en las le tras romanas y deja trasuntar estrechas semejanzas con los cucrcees. las "a u to rídades", conservadas por las bibliotecas de l Año Mil y comentadas por los maestros. Asi s u cede co n casi todas las obras cuyos extractos he reunido aquí: del poema dedicado al rey de Francia Roberto el Piadoso escrito al final de s u vida . hacia 1030. por el obispo de Laón Adalberún, viejo Intrigante estrechamen te mezclado, como lo habían estado los prelados carolingtos, co n la politica real; de la cart as que cenberto, el papa del Año MU. escr1bló y editó soñ ando con Pllnlo y Cice rón; por ultimo. de todas la blografias de personajes sagrados. reyes, santos o abates . que se inspiran e n la lit eratura penegtrtce anUgua y especialmente en el Epitoma vitae reg is Roberti pll. la vida del rey Roberto que HeIgaud. monje de Saínt-Benoít-eur-Loíre, redact ó entre 1031 y 1041. En lo que re s pecta a las ob ras propiamente histórica s . m erecen un examen m ás detenido.
Escribir la historia Son relativamente muy a bu ndantes. En la época d el re nacimien to ca rolingio. que introdujo a toda la cultura escrita e n un marco estric tamente ecl esiástico, e l afán de prolongar la tradición romana y de seguir las huellas de 1lto LMo o de Tá cUo fue fuertemente es t imu la do. en efec to. por otra a ctitud Int electual : el sent ldo de la duración Inherente a la religión cr1sUana. Porq ue el cris tianis mo sacraliza la historia. la transforma e n teofanía. En los m onasterios . que fueron los prtnclpales focos culturales de la epoca d e Carlo magno y que volvieron a serlo e n el Año Mil , la prácttca de la hi storia se integraba con toda naluralidad en los ejercicios relígt osos. y cu a ndo c iertos reformadores impregna dos de ascetismo y que repudiaban hasta e n los ejerc icios espirituales cualquíer ocasión de place r, Inci taron a los monjes a no frecuentar mas las le tras paganas. los historiadores fueron prácticamente los únícos, entre los autores profanos . que es ca pa ro n a s us sospechas. Conocemos los liros dados a los monj es de Clu ny para sus lecturaa de Cuaresma. un afio situado a mediados del siglo xr. uno de cada diez miembros de la comunidad recurrieron a los trabajos históricos. la mayotia crtstíanos: Seda el Venerable. orose. .Josephe. pero también paganos. como Ti to Llvio. Se en te ndía q u e los textos que con te nía n la me morta de l pasado po dían ayudar de dos maneras a es a gran obra cuyos tallere s eran por entonces la s abadías: la construcción del reino de Día s. En primer lu gar ofrecían. en efecto, ejemplos morales; por lo tanto. ponían gula a l cristia no en su progreso espiritua l. ponerlo en guardíe contra los peligros y orientarlo por las rectas vías: estos textos edificaban. Pero además. y es to es lo prtncípal, daban testimonio de la omntpotencía de Dios. que, a partir de la Encamación, se h abia in s ertado él m is mo en la duración 15
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I
histórica: al ce lebrar los actos de los h ombre s a qu ienes el Esplritu Santo habla Inspirado, manifestaban la gloria divina En el prologo a su libro De las maravillas, escrito en 1140, el abate de Cluny, Pedro el Venerable. definió como sigue los m érttoe de la obra histórica y su utilidad: Buenas o malas. todas las acciones que se prod'ucen en el mundo pcr la voluntad o el pennlso de Dios deben seroir a la gloria Y la edifICación de la Iglesia. Pero sf no se las conoce. ¿cémo pueden contribuir a alabar a Dios y a edifitnr la Igles ia? Eecríbtr la historia es. por tanto. una obra necesaria. íntimamente asoclada a la liturgia: po r vocación, le corresponde al monje ser su principal artesano: hay que incttarlo para que se vue lque a la tarea, y Pedro el Ve nerable prosigue en los siguientes términos su exhortación: 1.LJ. apatia que se repliega en la esterilidad del silencio ha llegado a ser tan graJYle que todo lo que se prod'l.!Jo desde hace cuatrocfentos o quinientos años en la Iglesia de Dios o en los retnos de la cristiandad nos es. romo a todos. casi desccnccido. Entre nuestra época y las épocas que la precedieron. es tan grande la diferencia que conocemos perfectamente sucesos que se remontan a quinientos o mil aftos atrás. mfentrns que ignoramos los hechos ulteriores e incluso aquellos que tuvieron lugar en nuestros días. Cien años antes. cuando Raoul Olaber. el mejor historiador del Año Mil. dedicó su obra a otro abate de Cluny. Odílón, no decía otra
rosa,
Las muy justas quejas que a menudo he oiclo expresar a nuestros hermanos de estudio y a veces a oos mismo. me han conmovido: en nuestros dias no hay nadie que trClJU>mita a quienes vendrón después de nosotros un relato cualqulero de esos milltip1es hechos. de nin giuJ. modo superfluos. que se manljiestan tanto en el seno de las ~le srcs de Dios como entre los pue blos . El Saluador declaró que. hasta la última hora del último dia. harta llegar cosas nuevas al mundo con la ayuda del EsplrUu Santo y con su Pad re. En cerca de doscientos años. después de Beda. sacerdote de Gran Bretaña. y de Pablo. dllzconode Ita· lIa. no romo nadie que. animado por tal designio. haya dejado a la posteridad el menor escrito histórico. Cada W10 de eUos. ademós. hizo sólo fa historia de s upropfo pueblo o de s upais. Mientras que. con toda evidencia. tanto en el mundo romano como en las reglones de ultramar o b6:rbe-cs. pasaron cantidad de cosas que. confiadas a la memon:a. serian mu y provechosas a los hombres y los íncitOt1an part fculannente a la prudencia. y se puede dec frptro tanto de los hechos que, dice n. se multIplicaron e n la s proxtmidades del m flés imo a no de Cristo nuestro Salva· do ro He aqu t por q ue. en la medida de mts recursos. obedezco a vue stra recomendación y a la oolun tad de nuestros hermanos 1 En esos tiem pos exIs Uan cua tro géneros de escrttos hist6rtoos: I V. Los A nales, primeramente, donde se a puntaban año por año los principales acontecimientos conocidos. Esta forma h abla sido brt ila n temente pr a cticada en los mo n aste rios carolingios. En e l Añ o Mil. só lo quedan residuos de esos Anales, cada vez más pobres. En el manuscrtto de los Annales Ftor!acensís, llevado en la abadia de Fleury. es decir 16
de aaínt-Bencrt-sur-toíre. sólo siete años. después del Año Mil. so n obje to de una no taci6n, 1003. 1004. 1017, 1025, 1026. 1028. 10581060. 2 Los Annales Beneuentam~3 escritos en 5..1Ota Sofia de Benevento. fueron llevados hasta 1130. mientras que 100 Annales v írídunenses. 4 del monasterio de san Migue l de Verd ú.n. se fntenumpieron después de 1034. 2 9 • Las Crtnlcas son anales retomados y elaborados por un a utor. quien les da fonna de obra literarta. En la época que nos ocu pa. pre se ntan Importancia tres de estas obras. a l El ChronJccn NovaUcfense:; fue compuesto antes de lOSO en la abadia de Novalaise. situada sobre uno de los grandes pasajes de 10s Alpes Y que. destruida por los sarracenos, habla sido restaurada hacia elAñoMIL bJ Al obtspo Thíetmar de Mersebo~ le debemos ocho libros de Crónícas.e Nacido en 976 de un conde sajón. este hombre es uno de los mejores representantes del Oorectm1ento cultural conocido por sajonia. una de las comarcas hasta entones más salvajes de Europa. cuando sus prlncipes, en el curso del siglo X. alcanzaron la realeza germánica y después el Imperio. En sus castílloe erigieron obispados (como Mersebourg. ft.mdado en 968) y monasterios que fueron sede de una nueva renooatfo. de una resurgencta del renaclm1ento caroI1ngto. Ed ucado en el monasterto San Juan de Magdeburgo. Thletmar se hizo sacerdote en l 003 y s e Vlneul6 con e l arzobispo del lugar, gracias al cual fue designado obispo en 1009. Sus Crónicas. eecrítas al ftnal de s u vida. llegan hasta el año 1008. el Ademar de Chabannes. como Thíe tmar, fue prtmero monje y lu ego a lcanzó el sacerdocto y se in tegro en un círculo episcopal. Nacido en 988 de una rama la teral de un gran linaje de la nobleza le mosina . s ien do muy Joven se lo ofreció d. la a badía de San Cibardo de Aoguíeme . Pero dos tlos s uyos oc upaban altas digni dades en e l monasterio de Umogee. donde se veneraba la tumba de san Marctal. el santo tutelar de Aquttanía. EUos atrajeron a Ade mar a este Importantlsimo ce ntro cu ltural, donde fue forma do en las bellas letras. De regreso en Angulem a , entre los sacerdotes adscrttos a la catedral. se dedicó a escribir. S u erónfea 7 es muy amplia y toma el aspecto de una verdade ra histo ria. la del pueblo franco entero. A decir verdad, tanto los dos primeros libros cemo la mltad del tercero 8011 só lo osmpílac íones: sólo la última parte es ortginal y una vez que deja atrás el año 980, se convie rte . de hecho. en una crónica de la a rts toc racta d e Aqultania . Modificaciones y adiciones posteriores alteran un texto que plantea graves problemas a la crttlca erudita. 3 9 • Cabe considerar como obras hístórícas a los LIbros de Milagros, compuestos en las grandes basWcas de peregrtnact6n, en la vecindad de los relíceríoe más venerados y cuyo fin era precisamente difundir su renombre. Estos I1bros cuentan los prodigios operados por obra de los cue rpos s antos. Son textos de carácter heteróclito: varios reda c tare s recogen anécdotas s ucesivamen te y esta misma eucesíón íntrodu17
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ce la cronologta en el relato. Dos recopilaciones de este género son sumamente Importantes para el conocimiento de la Francia de alrededor del AñoMO. al En esta época, la abadía de Fleury-eur-Loíre e ra uno de los focos más es ple nden te s de la vtda monástíca: estaba cerca de o rleans. re sidencia prtnclpal del rey de Francia, y pretendía conservar la s reliquias de san Benito de Nurcía. patriarca de los monjes de Occidente . Era donde más se cultivaba el género hlstórtco. Atmoln, autor de una H istoria Fmncon.un. se abocó en 1005 a la tarea de añadtr dos libros a una prtrnera recopilación de los Milagros, compuesta en honor de san Benito a mediados del siglo IX. Trabajó el libro 11 como hislortador e introd ujo, en un relato de fuerte estructura cronol6gica. la de scrtpdón de los prodigjoe: pero en el libro ID, los clasificó región por reglón. En un plano semejante, otro monje de nombre André s e propuso, después de 104 1, contar los nuevos milagros y lo hizo combinando con e llos, al Igual que los cronistas. alusiones frecuentes a los acontectmlentos políticos, a las intemperies. a los meteoros.e bl Bernardo. antiguo alumno de la escuela eptscopal de Chartres y en 10 1O d irector de la de Angers, visitó asombrado las reliqu ias de santa Fe co nservadas en Conques: en dos nuevas ocasiones realizó la pe regrtnect ón y ofrectó al obis po F'ulberto de c hartres, uno de los grandes intelectuales de la época. un relato de las maravillas que tenlan lugar Junto a la famosa estatua. Este texto constituye los dos prtmeros libros de l Uber mImculorwn sante Fidls;9 los otros dos so n obra de un con tln uador el siglo XI. 41', En cuanto a verdaderas Historias redactadas por entonces, conocemos sólo tres, al Dudo, decano de la colegiata de San Qulntin en Vermandols, re dactó para los "d u ques de los piratas" lUla Historia de !os nonnandos. "tre s libros sobre las costumbres y los altos hec hos de los prtmeros duquesde Normandja", que él lleva hasta 1002. bl CUatro libros de Histerias, que abarcan un periodo comprendido e ntre 888 y 995, son obra de Rícher, monje de San Remigk> de Reíms .rc
cl Otro monje, éste indócil e inquieto. Raoul, llamado Glaber. anduvo por diversos monasterios borgoñoneses donde su talento lite rario le valló ser bie n recibido a pesar de sus defect os . En San Benigno de DlJón, se liga a Guillermo de v olptano. protagonis ta fer oz de la reforma re ligiosa, quien lo incita a de d icarse a historiador. Al parecer, habría completado en Clu ny, h a cia 1048, ctnco libros de ht storta s . u na hi s to ria del mundo desde el cortl1enzo del siglo x dedica da a l abate san OdUón. 1I Raoul no goza de buena repu tación. Se le considera charlatán, crédulo. torpe y s u latin es calificado de dífuso. Convtene no Juzgar su obra en función de nuestros hábítoe m entales y de nuestra propia lógica. Si aceptamos íntroducírnos en su modo de pensar. de inmediato se nos aparece como el mejor testigo de s u tiempo. y de muy lejos. 18
III. Los testimonios y la evolución cultural Raoul pertenece a lo que trfunfa, es decir. al monacato cluniacense ; Richer, a lo que muere, a ese tipo de cultura episcopal que había brillado en Relms en el s iglo IX, e n tiempos de Hin cmar, pe ro qu e después del Año Mil pierde toda Influencia; la vieja escuela histórica carolingia muere co n él y co n los a nales que se amarillean. Así, pues, basta hacer el Inventarto de esta lite ratura htst órtca y observar la fonna en que se re parte por el espacio de la cris tia ndad latina, para a pre hender un movtmtento de los clmtentos cu lt urales q ue participa en la gran co nmoción de las estructuras de qu e fu e sede Occidente en los tie mpos de l m ilenio.
Una Visión m onástica Como ya he di ch o, toda s estas obras proceden del renaci miento carolingio. Ahora bien, éste dio un gran Impul so al e pisc opad o. la catedrales y las escuelas q ue de ellos dependían. En 840, cuando estaba dando sus m á s bellos frutos. todos los grandes hombres -todos los grandes escrttores- eran obispos. Pero la be lla época de los obispos tennlna a finales del siglo X: su papel se desdibuja al mismo tiempo que el de los reyes. El poco brtllo que co nservan está Junto a los tronos. Efectivamen te . en nuestra lis ta de obras lít erartas ya no figuran más q ue dos nombres de obis pos. que s on prelados reales: Thletmar. ligado a los reyes de l Este , los e mperado res sajones y Adalberón, dependiente del rey del Oeste, Roberto de Francia . En los paises occid entale s , cuya evolución e s má s precoz . donde s on mas poderosas la s fuerzas de di solución que, a la vez. minan los fundamentos del poder monárquico e impregnan el oücío sacerdotal co n los Intereses tem porales . el repliegue de la functón epis copal se muestra más marcado. Por otra parte, el panfleto de Adalber6n es una critica acerca del debilitamiento real, ligado a la Intrusión de los monjes en los asuntos públicos. En cuanto a la biografia del rey Roberto. no proviene de un clérigo de la corte; escrita en Salnt-Benoit-sur-Lolre, es monástica y exalta lo que en el comportamiento del soberano concu erd a con el ascetismo y con la vocación IItúrgtca de l monacato. Pues el Año Mil es sin d uda . otra vez. el tie m po de los monjes. Todos los htsto riadores q ue he errado s e formaron en mo nasterios: la mayoría no salieron de ellos. Las abadías de Occidente, mejor adaptadas a los marc os puramente rurales de la vtda materíal, mejor dispuestas a re sponder a las exigencias de la piedad laic a -ya que a lbe rgaba n reliqu ia s . estaban rodeadas de necrópolis. se oraba en e llas el dla entero por los vivos y los muertos. acogían a los hijos noble s y los viejos señores se retiraban a ellas para 19
mortr-. fueron ganadas más tempranamente que los cleros catedralicios por un esptr1tu de reforma que reedlftc6 sus ruinas, restauró la regularidad, reforzó su acción salvadora e hiz o afluir las Iírnosnaa hacta ellas. Las dona ciones piadosas no van entonces a los ohlspos sino a los abates. y los cartu larlos e piscopales so n mucho m ás pobres que los de los monasterios. Entre estos últlmos se sit úan las cimas d e la cult u ra: los grandes mon umen tos del arte ro mánico fu ero n a bacíales y no catedralicios. Casi todo 10 q~ podemos barruntar de esa época . lo percíbtmoe por los ojos de los monjes.
De las observaciones locales A este desplazarnJento de los polos culturales se le suma ot ra transferencia, ésta de carácter geograñco. El re nacimi en to carolingio habla favcrecído a los paises propIamente francos. la región situada entre el Lolra y el Rín . Un examen atento de la literatura histórica muestra que la zona antaño privilegiada ha perdido brillo y que los fennentos de actMdad Intelectual tienden a dreperserse hacia la pernería del anttguo Imperio. Hacia sajonia. que e n el stglo x fue un refugio para las comunidades reltglosas que escapaban de los saqueadores nonnandos o húngaros y cU}'O$ príncipes . ahora emperadores. a traJeron hacia ellas las reliquias. los libros y los hombres de ciencia. y donde se formaban los míeícneroe consagrados a la conversión de los crtetíanos paganos del norte y del este. Hacia la vieja Neustne. agobiada poco antes por las incursiones escandinavas pero cuyos fecundos potenciales se están reconsutuyendo en tomo a Ruán, Chartree U Orl eáns. Sobre todo hada la Galla del sur. Borgoña y Aquttanía. comarcas romanas largo tIempo sometidas a la expl otación fran ca. siempre reacias pero q ue ahora se han ltberado del yugo carolingio y son ca pace s de explotar s u s viejos patrtmonlos culturales en tomo de los grandes monasterios y sus reliquias. entre los cuales se extiende poco a poco la tnñuencía de la congregactón cluniacense. Esta díapersión refleja el decisivo hundimiento dellmperto. Todos los hJsto11adores de la e poca, analistas. cronistas y. más que todos los otros. los que se esforzaron por construir una auténtica historia. siguieron peBuadldoe de la unidad del pueblo de mas. idenUftcado con la cr1stiandad latina. y fascinados por el mito 1mpe:r1al. expresión de esa misma cohesión. Aslpues. dice Raoul Glaber, descfeel año 900 del Verbo encamado que crea y vwljica todo hasta nuestros dias. hablaremos de los hombres UustTes que brlIlaron. en el mundo romano. de Jos seroeícees ~~frrommY~~~~~~~d~~fr y en lo que hemos visto; habl.arm1os tamblht de Jos aa::ntedmlentos numerosos y memorables que se ~ tanto en las santas tllesias como en uno y otro pueblo; y. en primer lugar. consagra_
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mas nuestro relato al lmperb q ue fue antaño el del l'7UDldo entero. el Imperio romano. 12 Pero. en realidad, la propia materta de estas dtversas obras históricas traduce el reciente freccíonamíento de Occidente. La alta aristocracia que en otro tiempo se agrupaba en terarnente alrededor de un único jefe, el amo dellmperlo franco. y d e la que cada famIli a peseta dominios dtspersoe por todas las provinctas de Occidente. ahora se muestra d1vtdtda; algunas grandes estirpes domtnan. cada una de ellas. un prtndpado terrítortal. En los escritos de Dudo d~ San gulntln se Inaugura una hístoríograña locaI enteramente consagrada a ce lebrar un ltnaje. No ya el del rey. sino el de un pI1nclpe. Thtetmar habla casi únicamente de Sajonia y sus confines es lavos . y et se oc u pa mucho de los emperadores es porque son precisamente sajones. Aquttania sola. y más exactamente la Angulema y el LIrno6In. aparecen en la crónica de Ademar cuando éste cesa de ut1llzar los trabajos de otros. Este estrechamien to progresivo de la curtosldad y la infonnac16n h istóricas procede del gran movimiento que se desarrolla en el M.o Mil, movimiento que fracciona el poder. lo localiza, Instalando asl a EUropa en las estructuras feudales.
IV. Para una historta de las actitudes mentales Como casi todas las piezas de este dossier han sido tomadas de obras Ilterar1as. conviene precisar qué pueden aportar hoy a la construcción de la histor1a. l . InútU e s Interrogarlas sobre las condlctones de la vida mate rial. En el M.o Mtl lo cotidiano no interesa en absoluto a los historiadores ni a los crontstas y menos aun a los analistas. Por el contrarío -voívere sobre eeto-, lo úntco que les merece alguna atención es lo excepcional, lo Insóltto. lo que rompe el orde n regular de la cosas. A decir verdad. las actas Jurldicas levantadas en las cancelarlas no surntntstran prácticamente más indicio sobre 10 común y corrien te ni sobre los marcos normales de la exístenctec a lo sumo. algunos rasgos aislados cuya significación no se aclara más que por referencia a lo que por otros medios podemos adtvtnar de los tiempos que precedieron y stguieron a esta época. Asl es posible entrever un mundo salvaje. una naturaleza cast virgen. hombres muy poco numeroece. provistos de herramíentae e lemen tales y lu chando a brazo partido con tra las fuerzas vegetales y las potend as de la tierra, Incapaces de dom1narlas. penando por arrancarles un paupérrtmo elímentc, arnl1nados por las Intemperies. acosados pertódlcamente por la escasee y la enfermedad. 21
atenazados constantemente r I h también una sociedad ~re:ade ambre. As i es posible discernir clavos. un pueblo campesino t ra. gtcamer Jerarquizada. tropas de esentero al poder de unas cuanta f;can;ente carencíado, sometido por menos Ilustres, pero sólidamentes ami las abiertas en ramales más o por la fuerza de los lazos de reunidas en tomo de un tronco Ílníco cuantos Jefes. amos de la gu=~~~. AsI es posible ad1v1nar a u nos un u niverso m is erable y apod . de a oración, re co m endo a cabal lo adornar s u persona su I . eran ose de s us pobres riquezas para radas de Dios. • pa acio. las re liquias de los santos y la s mo2. La política se d iscierne ás I much os de los cuales fu eron escrí t m e aramente en es tos textos hombre s a quienes Olas hab¡ 0 8 en a la banza de los prtn clpes. esos cuyos actos parecían Inaugurar e~~ncomelndado co nd ucir al pu ebl o y As l como recorriendo las nces e curso de la h istoria: sobre la inmensa extensión de lovastas tferras del mundo o navegando hacia las cimas de los montes o !:ac~7s. cada cual se vuelve a menudo ellas su mirada afm de que estos ~::: de los ~s y dirige a ayuden a llega r s in extra re al • reconocidos de lejos. lo ambición. de hacer elT'Se de su víaJe. así también. en nuestra y nuestra atención se ~tra a la posteridad. nuestras palabras relato. en la persona de los ~a menudo. en el curso de nuestro ellosesemismorelatoganeen~hombres. a fm de que gracias a En e l prtme la YPresenJemás./irmeza.13 r p no se yerguen l E d rey de Franela). los dos mo na rca s he dm pe ra or y el Rey {es deci r. e l que vela n co nj u n ta men te por la sal:a~IÓero~ ~e Carlomagno y Cés.ar apare cen ya los Jefe s de provtn i n e mundo. Pe ro tembten di sloca ción feudal van Instalando ensttu quienes los progres os de la de los normandos, u n co nde de An u a cí ón de autono mía. un d uque reviste a Gu illermo el Grande d ~le:"a. Ademar de Chabannes atributos de la s oberanía y e~PI~:ue e os aqu lta nos. con todos los retóricasantañoreservadasalabJo rati' para trazar su re trato. las form as El d g ras tmperíeles. ....-....I"~__ uque de Aquitania y conde de fbil/ers' el r....... _ ~'lr.>U Guillermo. se mostraba amable . muy gUJIIll5Q Y admirable por su sabidLUfa de con todos. de sabio ronsljo. de los pobres. padre de los ~::;a muy liberal generosidad, defensor sobre todoamlgode la santa /gle~ia :tructor y amigo de las iglesias y A lU donde iba, aUl donde rea l' ana.. .. impresión de ser un rey más IZaba asambleas públicas. daba la ilus tre que cubrtan s u persa q~ un duque. por el honor y la gloria Aq uitanCa hasta el punto de ::ea. arlo sólo sometió a s u poder a toda sino que además el rey de ;{.anc':a osaba levanta r la ma no COntra él. rey de Espai'la Alfonso. el rey Sancho :;mla e norme aprecio. M ás a un. el dane se s y de los anglos . e Na varra y ta mb ién el rey de los todos los años le enViaba~ = : a b a n por él tanta seducción que y él mismo las despedla con!1 cargarlas de preciosos presentes. emperador Enrique le unla tal amr:t::J.°s más preciosos aun. Con el que uno Y otro se honraban con 22
roncx::,. asf::o
1::
presentes magnlflros. Y. entre ecos Innumerables regalos. el duque Guillermo envió al emperador una gran espada de oro fino que llevaba grabadas estas palabras: HEn."iq ue. emperador César AugustoH_ Cuando venfa a Roma. los pontifices romanos lo recibían con la misma reverendas que si hubiese sido su empercuJ.or augusto. y todo el senado romano lo aclamaba como su padre. Como Foulque. el duque de A'lfou. le habla hecho un regalo. él le concedió en feudo Ludún !J varios otros castillos del pals de /bft iers . as! como Safntes y algunos castUlos. Este mismo d uque. cuando veía brillar a u n clérigo por su saber. lo rodeaba de las mayore s consideraciones. FUe cst que e l monje Re lnaldo, apodado Pla tón, debió a la ciencia que lo amab a ser nombrado por él aba /e del monas terio de salnt-Maixent. Asimismo. h izo veni r de Francla al obispo de Chartres Fulberto. notable por su ciencia. le otory6 la tesorería de San Hilario y exh ibib públicamente toda la reverencia que le Inspiraba... Este duque había sido Instruido en las letras desde su Infancia y conocfa muy bien las Escrituras. Conservaba en su palado cantidad de libros y. cuando por azar la guerra le daba algún respiro. lo consagraba a leer él mismo. dedicando largas noches a med.i1.ar entre sus libros hasta que el sueño lo vencfa. Esta costumbre era igualmente la del emperador Luis y fa de su padre. Carlomagno. Teodoro también. el emperador victorioso. se entregaba con .frecuencia en su palacio no sólo a la lectura sino a la escritura. Y Octavio César Augusto. cuando terminaba de leer. no mostraba pereza para escribir de mano propia la historia de sus combates. los altos hechos de los rumanos y toda clase de otras coses.t e Sin em ba rgo. com o todos estos escritos sólo d tr tgen s u Interés a los muy ex cel sos so be ranos y como lo ex cepcional re tie ne toda s u agudeza. revelan muy poco d e lo q u e. e n ese mismo mo me nto. tra ns formaba de arrtba abajo el j u ego y el re part o de los poderes de mando. De lo político m ues tra n el acontecimiento, la superñcie. no la s eetructuras. Por este entonces. en la Calla me ridional. los propios prt n clpados regionales sufrían los ataques de las fuerzas dtsolventee que poco antes los hablan liberado de la autoridad monárquica. Sin embargo. los relatos históricos no enseñan prácticamente nada sobre los castillos. puntos de apoyo de las nuevas potencias. ni sobre ese grupo social que en Francia tomó cuerpo precisamente entre 980 y 104 0. la clase de los caballeros. Repugna a los historiadores más lucid os e mplear términos que entonces comenzaban a aparecer en la cartas y documentos de la práctica para calrñcar las n uevas situaciones sociales. Estos titulas les parecen dema s ia d o vu lga res. dem a s ia do indign os de u n tex to que pretende igu a lar a los clásicos: pris ion ero s de su vocabul arto y de s u re tórica , son co mpletame nte incapa ces de des cribir en s u actual verdad la jerarquía de los estatutos pe rsonales. 3. Pero. a l menos estos textos, y en ello reside su valor pri ncipal. aportan u na contribución sin igual a la historia de las actitudes mentales y de la s representaciones de la psícologta colectiva. Su testlmonlo sigue siendo limitado sin duda. porque emana de un círculo muy
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reetríngído. el de los "íntelectuajee", porque ofrece solamente el punto de vista de la Iglesia o. para ser más precteoe. de los monjes. MentaUdad cerrada por definición; retirarse entre los muros de un claustro. ¿no era dar la espalda al mundo camal. romper con el. huir? ¿Y no era vMr sólo desde ahora. e n la estrecha concentración comun ita ri a que preecnbe la regla benedictina. para u n único oficio. la celebración por la liturgia de la gloria dMna? Visión deformada. ensombrecída por un peetmíemc Inherente a la vocaci ón monástica. que rechaza la sociedad de los hombres por corrupta y elige las prtvaclones de la penttencía, Mado que la necesidad de traductr estos textos empobrece singularmente su mensaje. En efecto. ¿las propias modalidades de expresión. no se muestran acaso desde las perspectivas de una historia petcol ógíca. por 51 sola muy Instructivas? Esta ret órica ampulosa que quíenee deeprecten a Raoul Glaber condenan por su htnchazbn. sus t érmínoe. su tlac íón. por el vuelo -te la frase. sus enlaces. sus rttmos. cuya elección deddla entonces todo el arte de escribir, propone a los especialistas en I1ngoisUca y en pstcologla de las mediaciones todo un material aún inexplorado y cuyo atento análisis promete ser apastonante. Exigendas técnicas imponen traducir estos documentos. o mejor dicho ofrecer de ellos una transposición no desprovista de arbitrariedad. Dejemolos hablar ahora y tratemos de adivinar por su intermedio de que modo vieron sus autores el Año Mil. de qué modo vivieron ese momento de esperanza y temor y se prepararon para afrontar lo que para ellos eígníñco una nueva primavera del mundo.
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l. El sentido de la historia
1. El milésimo año de la Encarnación No queda, de la época feudal, mas que una sola crónica que habla del Año Mil como un año trágico: la de Stgeberto de Gernloux. se viven en ese momento - leemos en su texto- muchos prodigios, un terrible temblor de tierra, un cometa de estela íutgurant -: la irrupción luminosa Invade hasta el íntertor de las casas y . por U :1a fractura del cielo, aparece la imagen de una serpiente. El autor de ese texto habla hallado en los Anna/es Lecdienses una mención del sismo. Pero el resto ¿de dónde lo sacaba? No en cualquier caso de su propia experiencia: él escrtbió mucho después, a comienzos del siglo XII: personalmente no había visto nada. Subsiste un hecho: sobre su caución se apoyó la leyenda cuyas primeras huellas aparecen en el siglo XVI. Redactarlos en este momento, los Annales de Hirsau reproducen. adornándolo. el contenido de la Cronolog!a de Sígeberto: En el año mil de la Encamación violentos temblores de tierra sacudieron Europa entera. destruyendo por doquier edificios sólidos y magnlflOOs. Ese misnw año apareció en el cielo tul horrible cometa. Muchos que lo vieron creyeron que era el anuncio del d!afUlal... Aqul tenemos la adición gratuita: de los terrores del Año Mí!, la crónica de Stgeberto de Gembloux no decía nada. Pero cuando se examinan los escritos históricos compuestos por los contemporáneos, sorprende descubrir la poca Importancia que dan, prácticamente todos, al rnílée ímo año de la Encarnación. Este pasa desapercibido en los Anales de Benevento, en los de verdún. en Raoul Glaber. Si leemos, en los Anales de S. Benoft-sur-Loire una noticia bastante extensa sobre el año 1003, que se hizo notar por inundaciones insólitas, un espejismo. el nacimiento de un monstruo ahogado por sus padres: pero el emplazamiento del milésimo año de la Encarnación sigue estando vado. En verdad, no es mucho lo que dice este silencio. ¿Acaso no son todos textos escritos pasado ya el fin de ese año, es decir, pasado ya el espanto, si es que tuvo lugar, y en un momento en que, considerando que tales temores hablan sido Injustificados, parecía absolutamente innecesario habla de ellos? Ast. pues, nada permite descuidar otros Indicios. Veamos dos de ellos.
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Elsueilo de OtOn m Sin precis ión de fecha. uno de los manuscritos d e la cr ónne de Adema d e Chabannes evoca uno de los s u cesos mayores q ue se produjeron en el M o MU y que también re latan 1htetmar y la Chr6nlque de Nova /atse. En esos d las el emperodor- Otón m fue adoertldo en sueños de que habla que exhumar el cuerpo del emperodor- Carlamagno. que estaba enterrado en Aoc Pero el tiempo habla tmido el olv ido y se ynoraba el lugar exacto en que reposaba. Y. después de un ayuno de tres dlas.jue descubierto en el mlsmo sUb en que el emperodor-lo habla visto en sueños, sentada sobre un trono de oro en la cr1pta abovedada que se hallaba !xyo la basilbl Santa Maria: lo ooronaba tU1a corona de oro.fino !I su cuerpo estaba perfectamente conservado. Fue exhumado Y expuesto a la vista del pueblo. Sin embargo. wt canónigo del lugar. AdaIberto. hombre de una cultura colosal, tomó la corona de Carias y. como sI lo hldera para medfrla. ctñh con ella su propia cabeza.: se VIO entonces que su c-énec era más estrecho: la corona ero tan a ncha que le rodeaba toda la cabeza. Comparando después s u plema con la de( soberano. se enoontró con que era más pequeña; y de Inmediato. por obra de la potenda d ivina. su pierna se quebró. Adalberto vivió aún cuarenta a ftas y quedó listado paro. siempre. El cuerpo de Carios fue depositado en el ala derecha de la misma basUlca. detrás del altar de san J uan Bautista; enctma fue construida una magn!fica cripta dora· da, donde se h izo céleb re por los muchos mHagros que real izó. Pero no es objeto de n ing una solemnidad espectal: slmplemenle se celebra s u aniversario. coroo el de los di.ftmtos oon1entes.. I Para captar todo el sentido de esta ceremonia conviene remitirse' a l Pequ e ño tratado del Anticr1sto. escrito en 954 por Adson. abate de Montíe-en-Der. Este a bate se dirtgta a quienes vMan preocupados por el dla d el Juicio; apoyándose en san Pablo. él los tranquUlzaba afirmando que e l final d e los tiempos no Iba a eobrevenír antes de que todos los reinos del mundo se hayan separado del lmperto romano. al que hablan sido precedentemente sometidos. As! pues. para los letrados del siglo X. el destino del unrverso perecía lntlmamente ligado al del Imperto: la dísgregecíón de esta estructura maestra de la ciudad terrestre precedería al retorne al caos y a la destruccl6n de todo. De este modo. la elevacl6n de las relíqutee de Carlomagno en Aíx-lec hape üe . como por otra parte todo el comportamíento del emperador Otón III en los cuatro años que precedieron al mflenarío, su esplrltu de penitencia. su voluntad de restablecer en Roma la sede del Imperio y de "renovar" a éste en sus fundamentos tígándolo más estrechamente con los precedentes romanos y carolingios. lno pueden ser Interpretad os como medidas propicíetoríee destinadas a conj u rar u n Inminente pelJgro?.. . Cuand o fue a Instalar su sede sobre el Avennno. cuando tomO de los despojos de Carlomagno la cruz de oro. signo de víctorta, para 28
llevarla el mismo, no era empujado el Em pe rad or- del Año Mil po r la angustia d el p ueblo. y po r s u p ropia angustia. a consolidar con gestos slmbólJeoslos cim1entos del mundo?
A propOslto.del fin del mundo... Otro testimonio. m ás expüctt o. acerca de la creencias populares
y d e una ansied ad la tente de la que los predicadores de la pe nitencia sacaban partido: lo que di ce el abate de Saínt-Benclt-s u r -Lcíre, Abb6n . El m enciona un recuerdo d e s u juventud. un s uceso q ue podemos fech ar alrededor del 1975. A propósito del fln del mundo. ol predlcar al p ueblo en una iQ'lesla de Parls que el A nt icris to Uegarla al flnal del A ño Mil Y que en poco tiempo le sucederla el Juido generaL Yo combatl vigorosamente este parecer. bas6.ndome en los Evangelios. el Apocalipsis y el Libro de Dan iel. 2 Ciertame n te Abb6n era un sabio. un erudito y no compartía es tos te mores; como é l m ismo escribe en 998. es legitimo pensar que 51 estos. ante la inmediata p roxlm1dad del mílenío. hubieran sido realme n te vio lentos e n el pueblo crteuan o. él habrla tenido que enfatizar mucho más. para disiparlos. s us argumentos. Pe ro al me nos sigue sien do indudable, q ue, al borde del slgb XI . en el centro d e la conciencia colectiva se había Instalado un senurmentc de espera.
, Il. La espera Para el crístíamemo. la Historia está orientada. El mundo tiene una edad. Dtos, en d eterminado momento. lo creó. Entonces elJgló para si un pueblo. cuya marche é l gula. En cierto eñe. cierto día, él mIsmo tomó cuerpo entre lós hombres. Hay textos. los de la Sagrada Escritura. que permiten calcular fechas . la de la creecíen, la de la encernacton. y por tanto dtecerrur tos ritmos de la Historia. Estos mismos textos -los que utUlza Abb6n- . los EvangelJos y el ApocalIpsis. anuncian que alguna vez el mundo termínará. Surgirá el Anticristo que eeducíra a los pueblos de la tíerra. Después el cielo se abrirá para el retorno de Cristo en gloría, viniendo a juzgar a los vivos y a los muertos. En el Reino. en la Jerusalén celeste culminará la larga procesión del pueblo de 0108. Con viene estar listos para afrontar el d1a de la c ólera. Los monjes dan el ejemplo: víeten el h ábtto de abstinencia y se han apostado a la vanguardia de la marcha cclecüve. Su eacrtñcto no tiene
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sentido sino en la espera. Ellos la mantienen. Ellos exhortan a cada cual a acechar los prelíminares de la Parusta.
Milenium Ahora bien, una página de la Escritura, el capítulo XX del Apocalipsis, proporciona la clave de una cronología prospectíva: Vi un ángel que descendfa del cielo. trayendo la llave del abismo y una gran c~dena en su mano. Tomó al dragón, la serpiente antigua. que es el dlabl~, Satanás. y le encadenó por mil años. Le arrojó al abismo y cerró,
y encuna de él puso un sello para que no extraviase más a las naciones hasta tenninados los mil años. después de los cuales será soltado por poco tiempo. ", Cuando se hubieren acabado los mil años. será Satanás soltado de su prisión y saldrá a extraviar a las naciones que moran en /os cuatro ?rIf!ulos de la tierra, a Gag y a Magog. y reunirlos para la guerra, cuyo eJercito será ta n nwnerosocomo las arenas del mar...
Es decir que "cuando se hubieren acabado los mil años", el mal invadirá el mundo y comenzará el tiempo de las ttibulaclones. He aquí el fundamento del mllenatismo. Monje, Instruídc en las técnicas del cómputo, es decir precisamente en el cálculo de los ritmos del tiempo, penetrado por el sentimiento de que la historia está ordenada según cade ncía s regulares, acostumbrado a dilucidar el mistetio recurtiendo a las analogías y a las virtudes místicas de los números, Raoul Glaber propone para la hístona de la humanidad estos periodos: y como ese mismo Creador, cuando puso en marcha todas las piezas de la máquina del mwtdo tomó seis días para completar su obra y, hecho eso, descansó el séptimo. de igual modo. durante siete veces ~il años, trabajó en la enseñanza de los hombres multiplicando a sus 00s los p-catatos significativos. Así pues, en los siglos pasados. ninguna época transcutrió sin que se vieran aquellos signos mUagrosos que proclaman al Dios eterno, hasta ·aquella en que el gran príncipe de todas las cosas apareció sobre esa tierra revestido de Jonna humana. y que es la sexta de la historia del universo. Y se cree que en la séptima tocarán a sujln las diversas agftaciones de este bajo mundo, sin duda para que todo /o que ha tenido un comienzo encuentre en el autor de su ser eljln más conveniente a su
repose.o
Elaño 1033 Pero. ¿de qué milenio se trata. en verdad? ¿Del milenio del nacimiento, o del de la muerte de Jesús?¡"Delde la Encamación o del de la re dención'! En el crtsüamsmo del siglo XI. Semana Santa tenia mucha más Importancia que Navidad. Alrededor de esta fiesta se organizaba el ciclo ftturgtco: ella marcaba el comienzo del año. Y en la 30
existencia de los hombres. en un tiempo en que se desarrollaban los ritos de los funerales y de la celebración de los difuntos. el objeto de atención y ceremonia era el arnversarto del deceso del hombre y no aquel otro, mal conocido. de su entrada en el mundo. La era ctistlana partía, ciertamente, de la Encarnación. Pero, pasado el Año Mil sin perjuicio, ¿no habla que trasladar la espera hasta el año 1033. tenido por el mllenatio de la Pasión? Raoul Glaber -que esctibe con postetiotidad a estas fechasordena su htstoría en función de un doble millenium. Optó por recoger los hechos que. según dicen, se multiplicaron en las proximidades del milésimo año de Cristo nuestro Salvador. Parte del año 900; avanza tanto como le está dado hacerlo. Descubre alrededor del Año Mil signos de corrupción que concuerdan con la profecía de Juan. según la cual Satanás será soltado tras cumplirse mil años. Pero después de tes numerosos signos y prodigios que. o bien antes o bien después se produieroa en el mundo alrededor del Año Mil del seilDr Cristo, no faUaron hombres ingeniosos y de mente penetrante que'predyeran otros no menos considerables al aproximarse el mileniode la Pasión del Señor- Io que se produJoen efecto con evidencia.4
Pues, a decir verdad, lo que importaba a estos hombres no eran los acontecimientos sino en realíad los "signos y prodigios". La htstotia, en efecto. no cumplía para ellos otro papel que el de alimentar la meditadón de los fieles, aguzar su vigilancia: y para esto pone en evidencia las advertencias que Dios prodiga a sus criaturas por medio de "mila gros", "presagios", "profecías". Hay que hacer notar. en efecto. de qué modo progresivamente. desde el romienzo del género humano, se manifestó el conocimiento del Creador. Primero Adán y con él toda su raza, proclama a Dios su creador cuando. privado por su culpab).e desobediencia a los preceptos divinos de las alegrías del Paraíso y condenado al exilio, llora con sonoros gritos su miseria. Pero desde que el género humano se multiplicó a través de toda la tierra, si la previsora bondad de su Creador no lo hubiese atraído al seno de su misericordia, hace mucho tíempo que todo él se hubiese sumido sin recurso en el abismo de su error y su Ceguera. Por eso, desde sus comienzos. tes divinos decretos de su buen Creador suscitaron para él prodigiosos mUagros en las cosas. presagios extraordinarios en los elementos y también, en boca de los más grandes sabios. profecías destinadas a inculcarle por vía dwina a la vez la esperanza y el temor.5 Cuanto más se acerca el jIn del mundo, más vemos multiplicarse esas rosas de las que hablan los hombres.6
Ellos hablan de esas cosas: se Inquietan por ellas; se interrogan sobre su sentido oculto. sobre las advertencias que encierran. Escuchan a aquellos cuyas virtudes y saber los guran hacia el Reino, esos clérigos y monjes que nos han dejado su testimonio. Pero éstos, para descifrar la historia, utilizaban los recursos de su espíritu. Así pues, antes que cualquier otra cosa, importa informarse sobre sus hábitos mentales. 31
2. Los mecanismos mentales
1. Los estudios Todos nuestros testigos pertenecen al pequeño grupo de los letrados, de los prívñegtados que habían frecuentado las escuelas. Ahora bien, ciertas fuentes nos permiten conocer la formació n que habían recibido. Sea como fuere, tanto en este punto como en los otros. estos documentos no hablan más que de lo excepcional : de quien mejor nos informan es de Oertbcrto. el más sabio de los hombres de su tiempo . Antes de ser nombrado arzobispo de Reíms, después de Ravenne y de llegar a ser por último, bajo el nombre de Silvestre 11. el papa del Año
Mil. Ocríberto había dirigido la escuela episcopal de Retrns. Richer, que fue su alumno, habla largamente de la ctencía del maestro. Describe primero la forma en que Geriberto se ins tru yó. El arzobispo de Reíme. Adalberón. empeñado en la reforma de su clero, intentaba educar convenientemente a los hijos de su iglesia en las artes liberales. Mientras deliberaba en si mismo sobre esto, la propta Providencia lleoo hasta él a Geri1x'rto, hombre de gran genio 11 admirable elocuencia. Por éste muy pronto toda la Galia reslpandedó y extendió sus rayos como una antorcha encendida. Aquitano de nacimiento, se educó desde su infancia en el monasterio del santo confesor Ceraldo {en Aurillac] y .fue instruido en la gramática. Mientras , siendo -cdotescerue. proseguía al1i sus estudios, ocurrió que Borrell, duque de España citerior {Cataluila} vino a orar a este mismo monasterio. El aba· te del lugar lo redbió con mucha urbanidad y en el curso de la conversación le preguntó si había en Espafta hombres mtlY expertos en las artes {liberales}. El duque respondió de inmediato enforma afirmatioo; el abate lo convenció rápidamente de que tomara a uno de los religiosos y lo llevara consigo para aprender las artes. El dLUlue asintió generosamente a esta petición; con el consentimiento de los hermanos, se llevó a Geriberto y lo confió para su instrucción al obispo Hatlán {de Vrt:h}. A su lado, Geriberto estudió las matemáticas con proji.mdidad y eficacia. Pero como la providencia quena que la Galia, aún enterebrecida. relumbrara con grandes luces. índt.yo en el espíritu del duque y del obispo la idea de ir a orar a Roma . Terminados los preparativos, se pusieron en camino 11 llevaron consigo al adolescente que les habían confiado. llegados a la ciudad. tras orar ante los santos apóstoles. fueron a presentarse al papa... de buena memoria y a ofrecerle a su bien lo que le fuera agradable.
No escaparon al papa ni la inteligencia del adolescente ni su volwltad de aprender. Com o por entonces la música y 'o astronomía eran completamente ignoradas en Italia . pronto el papa t izo saber por un legado a DLón. rey de Cennania e llalia , la llegada de unjoven que
conocía muy bien las matemáticas y podía enseñarlas ron ahínco. Pronto el rey sugirió al papa que le cediera uljoven y no le .~ara medio
algW10 para oolLll?l'" a partir. Al duque y al obispo que habían venido de España con el. el papa le dyo simplemerúe que el rey quer1a hacerse por un tiempo del muchacho, que en poro tiempo /o restltulrta con honor y que sus gracias lo recompensarían. De este modo, duque y obispo fueron persuadidos de que debían oolve r a E spaña c:Utiando al muchacho ron esa ca1d ición. fJfjadD ron el papa. el joven fue ofrecido por éste a l rey. Pregwttado sobre s u arte, respondió que dominaba las matemáticas pero que aprender la cfencia de la lógica. Como se empeñó en lograrlo. nopermaneció aqut mucho tfempo ensenando. E n e sa época. G.. archidiácono de Reims. tenía gran reputación de lógico. En ese mismo mom ento acababa de ser enviado por 1.otario, rey de F'rancia, a o r ón, rey de Italia. A su llegada. el Joven se p resentó plenc de entusiasmo ante el rey y logró que se lo confiara a G. Estuoo con éste algún. tiempo y fue conducido por él a Retms . Aprendió de él la ciencia de la lógica y progresó rápid amente. En cambio. a .. que se había
quena
p ropuesto aprender fas matemáticas • .fue vencido por la dt.fia dtades de este arte y nmund6 a la música. 1 Este texto sumamente esclarecedor po ne al d eecub íeto: ( l . g u e los estudios se h a llaban integrados e n el marro de la siete artes liberales. to mad o e n otro tiempo por los pedagogos carolingios de las escuela del Bajo Imperio. Del trivium. en san Geraldo de Awillac sólo se enseñ aba la gramática les decir. el laün], pero no la retónca ni la dialéct1ca OOglca). En Cataluña. a orillas del Islam. el conoc1mlento del quadtivlwn (Rtchd h abla de "ma temátícas". y precisa: "m úsica y astronomía1 estaba mucho más avanzado que e n ningún otro país. 2 . gue n o exíeua escuela estrtctamenta hablando. pero que el joven clérigo que deseaba progresar en sus estudios b uscaba po r toda la cristiand ad maestros a qu ie nes ligarse sucesi vame n te. También buscaba tíb rce. o tros dos testímoníos nos pennitlrán j uzga r esta extrema movilidad. es ta Incesante persecución de los Instrumen tos del saber.
l
Rtchzr. rnalje de San Remigio. Sorprendido por el nombre del amigo Y por el .:bJelO de la misión. le indiqué que !JO era a quien buscaba. Nos dir.lOS W1 beso y nos apartamos para conrersar. Pronlo sacó una carta donde se me invitaba a la lectura de los Aforismos. Ueno de contento. lomé un sirvlenle y me apresté a partir para Cho.rtres... As! que estudié asiduamente en los Aforismos de Hipócrate s Junto al maestro Huaeíxonao. hombre de gran generosidad y gran ci.enda- .. Como aut sólo podía encontrar el diDgnéstico de las enfermedades y comO e ste simple conodmiento de las enferinedades no ~pondía a mi ~tativa. le sOOd1é la /e:tlua de su libro intitulado Del acuerdo de HIp6crates. Galeno y Surano. Lo obtuve. pues para W1 110mbre ta n experto en el arte. las p ropiedades de la farrnad.a, la botlmica Y Ia cirugia no tenfan secretos.a
La correspondencta de Gerlberto: "de los oopistas Y de los libros... "
A Evrardo. abate de S. Julián de Tours. ...es de la más grande utilidad saber hablar de tal f arma que se persw:u:la y contenga el arrebato de espirttus exlravlados ron la dulzt.ua de la elocuencia. Con este }in estoy dedicado a formar una b iblioteca. En Roma desde hace laIyo tlempo. en toda Ital la, en Germanla !J en Bél· gica., empleé mucho dinero para pagar cvplstas !J libros. ayudado en cada provincia por la benevolencia !J solicitud de mis amigos. PermUeme pues rog arte hacerme el mismo servk:io. Conforme lo que me digas. enviaré al copista el pergamJno Y el dinero necesarios. y te quedaré ra::onoc1LIo por tufalXlr... A Reynaldc, monje de Bobbio. \. ••.Sabes con qué ardor busco libros por todas partes; también sabes cuántos copistas encuentra uno en la dudades !J campos de ltaHa. fbn.te pues en marcha y . s in d ed rs elo a nadie. de tu bolsillo. hazme copfDr M. Manllfus. De la Astrología. VIctortnus. De la Retórica. Demóstenes. OftAlmJca. Te prometo guardar tul s Uendo inviolable sobre tu.fiel senRdo Y loable ce-reste, Y me conpraneto a deoolverte con creces /o que hayas gastado, según tus cá/ct.dos Y cuando tú lo esteblezcas.•. 3
Rlcher llamado a estudiar en Chartres Reflexionaba yo mucho y con.frecuend.a sobre las artes ¡·i..erales ces. cuando un lía me enco nt ré' en la ciudad de Reims con un escudero de Cha. -res. Le pregWl1é quién era y de quién. por qué Y de dónde venia, y me flY<> que /o enlJiaba Hi1debrando. clérigo de Chartres, y que debla hablar con
y deseaba aprender la lógica de Hlpócrate s de
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JI. La en señanza de Geriberto en Reims Gerlberto, que se había recomendado al a rzobispo por la nobleza de su saber. se granjeó todos sus jaoores . Pcx petIct/Jn suya. fue encwyado de lnstndr en las artes a Iosequlpos deescolares. 37
HEn qué orden utilizó los libros para enseñar": este titu lo del capítulo 46 de las Historias de Rtcher insiste en el papel que cumplía en las técnica'> escolares la "lecci ón". la lectura de un autor por el maestro. Rlcher describe también la marcha de los estudios: los alumnos de Gerlberto ya han recibido la enseñanza elemental del gramático: son sucesivamente iniciados en las otras dos ramas del trilJium Las lecturas del ma es tro se orie ntan pnmero a la dta lécuca.
Lógica
El e.qJlicó la dialéct ica y aclaró el sentido de las palabras recorriendo por orden estos libros: primero comentó la Isa goge de Porf uiD. es decir las Introd ucciones según la traducción del retórico vtcrormus y también según Boedo, estudió el libro de Aristóteles sobre las categorías. es decir los predlroOOs, después expuso perfectamente lo que es el Pert Herrnenetas, es dedr el libro De la interpretación: por último ensero a sus oyentes los Tópicos. es decir el fundamento de las pruebas. traducidos par Cicerón del griego al latÍTl Y adarridos por los seis libros de oomen.tarios de Boedo. Leyó tambien y e.q>llcó útilmente los cuatro libros sobre los diferentes tópicos. los dos libros sobre los sílogisrnos ca tegóricos. los tres sobre los hipotéticos. un libro sobre la s definiciones y un libro sob re las divislmes. Retórica Práctica mente todos los trabajos sobre los que se basa la enseñanza de la lógica so n de Boecto. Gerl berto pasa luego a la retó rtca. En una carta al mo nje Bernardo de Aurtllac. dice haber trazado un cuadro de la retáica desplegado en veintiséis hqas de pergamino ensambladas y formando un todo en dos columnas yuxtapuestas. cada una de trece h0as. Este trobojo sin objeción parece admirable a los ignorantes; es útü a los escolares estudiosos para hccertes corTlpn>nder las reglas muy sutiles de la retórica Y paro fijarlas en su meraJria.
S in e mbargo,
temiendo que s us a lum nos pudie sen alcanzar el arte oratorU:> sin conocer los modos de elocución que sólo pueden aprend erse en los poetas , utilizó pues a éstos. con los cuales juzgó oportuno familiar t w r a sus alwnnos. Ley ó, pues . y comentó a los poetas Vf1yWo, Est aclo y Terendo. asl como a los saHricos Juvenal. Pers io y Horado, y por úi timo al historiador Lucano. Cuando sus alumnos los hubieron ronocido bien. y advertidos que jueron de sus modos de elocución. los iTttrod..go en la retórica. 38
Astron omía
Sin embargo. donde Getiberto sobresalía era en el quadriviwn. denominado aqui matemáticas y compuesto. en este orden. por la aritmética. la múslca, la astronomía y la geometría. Comenzó por iniciar a sus alwnnos en la aritmética, que es la primera parte de las mcremérrcas. Después enseñó a fondo la música, antes completamente ignorada en Galia. Dispon iendo las notas sobre el monocordio. distinguiendo en sus consonandas y sinf on ías los tonos y semitonos, los dítonos y die sis, y dist ribuy erul0 racionalmente los tonos en sontdcs. hizo perf ectamente d aras sus relaciones. Construcción de una esfera plena: -Para manifestar la sagacidad de este gran hombre y hacer sentir más cómodamenle al lector la eflCUCia de su método, no es lniLlil mencionar al precio de cuentos esfuerzos reunió él los principios de la astronomía. Siendo que esta ciencia es casi Ininteligible. logró. para admiración de todos. hna>rla conocer 'gradas a lUlOS cuantos instn.unentas. Representó primero la esfera del mtmdo en modelo reducido mediante una esfera redonda toda de madera; la inclinó. con sus das polos. oblicuamente sobre el horizonte; proveyó al polo superior de las constelaciones septentrionales y al polo inferior de las conste/aciones australes; reguló su posición según el circulo que los griegos Uaman "horizonte" y los latinos "limitante" o "determinante" porque gradas a él se distinguen y delimilan las constelaciones visibles de las que no lo son. Colocó la esfera sobre el horizonte a .fin de mostrar de manera útil y convincente la sa lida y puesta de las constelacione s. Inició ta mbién a los alwnnos en las ciencias naturales y les enseñó a comp render las constelaciones. Por la noche. se oolvía hnda las estrellas brillantes y se aplicaba. a hacer medir su oblicua sobre las diversas reglones del mundo. tanto a su salida romo a su puesta. Sign!ficadÓfl de los círculos intermedios: -En cuanto a los clrculos que los grtegos llaman "paralelos" y los latinos "eq uidistan tes" y cuyo carácler incorp7l'"al no es dudoso. he aqul de qUé modo los expü caba. Fabricó un semicIrculo cortado por un diámetro. constituyó este diórnetro por un tubo. en cuyas extremidades hizo marcar los dos polos, boreal !J austral Dividió de un polo al otro el semicirculo en treinta partes. En la sexta a partir del polo. colocó un tubo represen tando el drculo ártico. Después. habiendo saltado dnco d ivisiones . añadió un rubo que indicaba el drculo de los pa íses cálidos. Cuatro d ivisiones más adelante, p uso un tubo Idéntico para marcar el c[rculo equr noccia l Dividió según las mismas dimensiones el resto de l espacio hasta el polo sur. La estructura de este Instrumento. con el dtómetro dirigido hacia el polo y la convexidad del semidrculo vuelto hacia arriba, pennilia aprehender los circulas invisibles y los grababa profundamente en la
""""""'.
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Construcción de un a esfera muy útil para conocer los planetas: -Encontró un artificio para mostrar la reuolución de los planetas. aunque éstos se muevan en el interior del mundo cruzá,...dose. Fabricó primero WlQ esfera circular. es deci r constituida sólo de círculos . Situó alli los dos clrcuk>s que tes griegos llaman "conerenres" !/ los latinos "inciden tes" porque se rece-ten, En sus extremos. fijó los polos. Después hizo pasar por los ccücos otros cinco círculos. Uamados paralelos. de ral modo que. de un polo al otro. la mitad de la esfera quedase dividida en treinta partes. Y esto de ma nera ni vulgar ni conjUsa: sobre las treinta partes del hemisferio. determinó seis del polo al primer drculo. cinco del primero al segundo. cuatro del seg Wldo al tercero, orros cuatro del tercero a l cuarto. cinco del cuarto al quinto. seis del quinto a l polo. En relación con estos circulos. colocó oblicuamente el clJn¡lo llamado por los griegos ' teces" o "zce: !J por los latinos "ob licuo" o "vital". pues contiene las figuras de anfmales que representan a las estrellas. En el Interior de este oblicuo. suspendió los circulos de los planetas mediante un admIrable art!ficio. Demostró de manera muy eficaz a sus a lwnnos sus revoluc iones. sus alturas !J sus distancias respecrucs. ¿De qué manera? Para decirlo haria falta un desarrollo que nos apart arla de nuestro propósito. Construcdón de otra esfera para e.q¡licar las constelaciones: -Aparte de esa esfera. hizo otra cfrcular en cuyo interior no dispuso dos circulos sino que representó sobre ella a las constelaciones utiUzando hilos de hierro de cobre . La atraues6 con un tubo que hacia de eje y que indicaba el polo ceresre. Cuando se lo miraba. el aparato figuraba el cielo. Estaba hecho de ta l modo que las estreUas de todas las constelaciones estuviesen representadas por s ig nos sobre la esfera. Este aparato tenía esto de divlno: incluso aquél que 19nomba el arte podia. sin maestro. !/ st se le mostraba una de las oonstelaciones. reconocer a todas las otras sobre la esjercL As[ Gerlberto instntia noblemenle a s us alwnnos. Esto en cuanto a la astTalomía. Geometría
Confección de un ábaco: -No se tomó menos ITabajo para enseñar la geometrta. Para introducir a sus alumnos en esta ciencia, hizo fabricar por un annero un lIDaco. es decir, una rabIa con compartimentos. Estaba dividida a lo largo en veintisiete parles. Dispuso en ellas las nueve cifras que representaban a todos los números. Fabricó también mil caracteres de cuerno, a Imagen de estas cifras. Cuando se los desplazaba por los veintisiete comp artimientos dellIDaco, indicaban la rnLI11.iplicaci6n y la división de números. De e st a suerte. se multiplicaba !/ divid!a une multitud de números y se llegaba al resultado en menos tiempo del que se habria necesitado para formular la operación. Aquél que quisiera conocer plenamente esta ciencia. que lea el libro escrito por Geri.berto a l gramático Constantino de Salnt-Benoft-surLotre; enron.trará elpunto ampliamente tratado. 4
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En las escuelas episcopales . el estudio de la le ngua la tina y de sus
gtros. apoyada en ejem plos clásicos. y e l de l razonamiento demostrativo según los breves tratados de lógica don Boecto . en el u mbral de los tie mpos medievales, habia resumido e n la tín la dialéctica griega. formaban el primer ciclo de enseñ anza . Aprendizaje de los medios de expre sión y de persuasión. a pu ntaba. como e l a ntiguo s istema escolar del que había naci do. a fonnar oradores. En cuanto a l segundo ciclo. pretendía comunicar ciertos conocimientos prácticos [la música era de inmediata utilidad a los hombres de Iglesi a. cuya función primera consistía enton ces en cantar. a cada hora del día. la gloria de Dios). Pel a ofrecia también una visión global e int1ma de la creación. En efecto. orientado hacia la a stronomía. el estudio de los números y concordancias tonales mostraba el orden profundo del u niverso. re flejado por el movimiento circular de los astros. por relaciones matemáticas y por ritmos acordados .
III. La Instrucción de los monjes En la 11 ayoría de los monasterios -espec1almente el de Cluny-. una reacción asceuca que habia tenido su inlckl a comienzos del siglo IX restrtngió considerableme n te la importancia del es tudio. En SaíntBenoít-sur-Loíre, Abbón profundizó la enseñanza. pero en Auríüac. por eje mplo. ésta se intenumpía en la gram ática. Geriberto tuvo que Ir a ) buscar maestros a o tros sitios. cerca de alguna catedral. Pero la "escuela" monástica difer1a generalmente de la "escuela" ep iscopal y"la mentalidad de los monjes no era la misma que la de los clérigos. Los mo njes, en efecto. hablan escapado a los placeres del mundo y vtvian e n fonna silenciosa. ¿ Por qué iniciarlos en las artes (perversas) de la elocuencia y la persuasión? Les bastaba con conocer bien el la tín. len gu a de la Escritura. y dejar que su espiritu caminara libremente, tanto en la med ita ció n como en la oración, por los vocablos de la lengua sagrada. Como s u existe nci a entera estaba consagrada al canto coral en la s ceremontas tnin terrum pidas de la liturgia , la experiencia musical y la ciencia de la s re laciones a nnónicas ob raba en su co mportamiento mental con más fuerza que en el medio catedralicio. Para ellos. en ton ces. ni retórica ni dialéctica. Esta particular orientación de los es tudios repercu u ó inmediatamente en su manera de expresarse, es decir. e n s us libro s y, por co nsiguiente. en la mayoría de los textos aqul reunidos.
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Del pe ligro de leer a los poetas Desde comienzos del siglo x. los abates de Cluny no cesaban de poner en gua rd ia a los herman os con tra las perniciosas seducciones de la s letras profanas. La misma actitud se observa en Raoul Glaber. Hada la misma época surqe en Ravena un mal comparable. Un tal Vilgard se entff9aba con pa sión poco común al estudio del W1e gramafical (siempre fue cosrumbre de los italianos descuidar las otras artes para seguir aquélla). lnjlado de o rgullo por los conocimientos de su arte. comenzó a da r señales crecientes de estupidez: una noche , los demonios toma ron la ap ariencia de los poetas Virgilto. Horacio y Ju venal y se presenta rca ante él: fing ieron ag radecerle el amo r con que estud iab a lo que hablan dtcho en sus libros y por servir con tanta f ortuna a s u renombre a los ojos de la posteridad. Por añadidura. le prometieron que algún día iba a compartir su gloria. Corrompido por esta mis tifICación diabólica. se puso a ensenar con énfasis muchas cosas con trarías a la Sonta Fe: declaraba que las palabras de los poe ta s deben ser creidas de punta a punta. flnalmente. f\>dro. pont!Jice de la dudad. lo juzgó hereje !J lo condenó. se descubrió entonces por toda Italia a numerosos sectarios de es/e dq¡m a pernicioso. que también sucumbieron ¡xx el hierro o par el juego ...5
Al hilo de la m editación En lo que respecta a los mecanismos lógicos que goberna ban el pe nsa mie nto monás t ico. se los puede des cubrir e n ciertos pasajes de las Historia..s . especia lme nte en la larga d ise rtación con la que Glaber pretende refutar los errores de los herejes de Orleéns. Pero nosotros ta mbién. con los pequeños medios de nuestra inteligencia. lle11lOS decidido respond er, asi sean unas pocas rosas. a es/os elTOl"t's que acabamos de exponer. Primeramente. sin embargo. exhortamos a todos los fi eles a sosegar su corazón con estas palabras projeticas del apósfol que . prevíendo en el .fu1uro tales traiciones. dijo esto: ~Es necesario que ha ya herejías para que distingamos a los que poseenj e", fbr lo tanto. lo que caracteriza a l máxi mo la necedad de e sos herejes y nos los muestra realmen te desprooí s tcs d e toda ciencia !J de toda sabiduría. es que niegan la existen cia del autor de todas la s criaturas, es decir. de Dios. Pues está claro que. si toda cosa, sea cual fuere su espesor o s u grandor. se encuentra dominada por el grandor de otra. en ello se conoce que todo procede de un ser má s grande que 1000. y este razo namiento vale a la vez para las cosas corpora les e incorporales. También ha de saberse que toda cosa, corpora l o incor· poral pued e ser mcxlijicada por algún accidente. algún impulso o la acción que se quiera y no por ello dej a d e proceder del inmutable amo de las cosas y será por él. si un dia deja ella de existir, por lo que hallará s u f m. Como efectivamente el curcr de todas la criaturas es ¡xx propia
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esencia inmutable. por su propia esencia bueno y vertdico; como es él quien con su omnipotencia distribuye y ordena de manera inefable la s diversas especies de la naturaleza. nada hay fuera de él en donde eUas pued an encontrar reposo. y ellas no pueden sino LJOlver a aquél .de quien proceden. Está claro qu e nada en el universo ha sido destruIdo po: e l Creador. a no ser las especies que transgreden insolentemente. el orden asignado por él a la naturaleza. Además, toda rosa es ta nto mejor y tanto más verdadera cuanto que obedece más sólida y fi nnemen te al orden de su propia natura leza . Y cst sucede que tod as las cosas que obedecen en forma inquebrantab le a la disposicione s de su Creador. lo proclaman de manera ccnnnuc sIrviéndole. Pero sf hay una que, por haberle desobedecido temerariamente , ha caldo en la degradación. ofrece as! advertencIa a las que permanecen en el recre camino. Entre fodas estas criaturas . la e specie humana ocupa en cierto modo el medio, por encima de todos los animales y por debajo de los espúitus celestes. Esta especie. pues. al estar 00I7l0 a medio camino en tre las superiore~ y las Inferiores . se vuelve semejante a aqueUa a la que se aproxima ~as: ~ eso sObrepasa tanto más a los seres inferiores cuanto que mejOr Imita la na tura leza de los espíritus superiores. Sólo fue dado al hombre . sobre todos los otros a nima les, el elevarse espiritualmente: pero en cambio. si no acierta a con.seguirlo. pasa a ser el más desprt'dable de todos. Esta con d ición particular. desde el origen . fue sabiamente previs ta [XX' la bondad del Creador todopoderoso: dicha sabiduria observó que las más de las veces e1 1wmbre se apartaba de los cielos!J rodaba e n exceso hada abajo; y por e so suscitó. en la s ucesión de los lIempos, para instruirlo y permitirle elevarse. nwnerosos prodigtos. NI enca denamien to lógico ni "razones": pero si el hilo de una meditación moral. Al final -una vez más-los prodígíos.
Deseo de Dios De esto d an testimonio todo el libro. todas las páginas de las divinas Esaituras. Esras Escrituras. debidas a la enseñanza del propf.O Todcpoderoso y cuyo objeto particular es ofrecer de s u existencia. toda clase de p ruebas. elevan al mismo tiempO el espíritu y la inteligenaa del hombre. que se nut re de eUas en el afán de conocer a su Creador. Al mostrar a este hombre en qué cosa es s uperior y lo que tiene por encima de él. lo colman de un deseo insaci able. Pues cua nto má s se asquea de lo que encuentra a su alcance, más se infla ma de amor por los bienes que le faltan: cuanto más lo acerca s u amor a estos bienes, más se perfecctona y se embellece: cuanto más bueno es. más se asemilla al Creador que es la bondad s uprema. Es fáci l comprender en tonces que tod o hombre al que le falfe el deseo de ese amor se vuelve ciertamente más miserable !J más vil que cualquier animal; pues. si es el único de todos los seres animados que puede perseguir la beatitud de la
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eternidad. no hay animal viviente qUe' arriesgue romo él conocer el y sus crímenes. Pero si un hombre desea en su alma conocer a s u Creador. primero es necescnc que aprenda a tomar candencia de aquello que lo hace superiDr. pues. a l testimonio de una autoridad venerable. el hombre 1!e1lO en si la imagen de su Creador. principa lmente en el hecho de poseer. sólo é l entre los seres vivos. el don precioso de la razón. Pero si las ventajas de esrc razón son su/ooguardadas po r la moderación de si mismo y el amor del Creador. es decir la humildad verdadera y la ca ridad perfecta; en cambio sus buenas aedones son anulada s por la despreciab le concupiscenda y por el crrebcrc, El hombre que no triunJa sobre estos vicios se vue lve semejante a las bestias; el que practica esrcs virlude s es tá moldeado a Imagen y semejanza del Creador: la humildad le da la noción d e lo que él es . la caridad le ha ce acceder a la semejanza de su Creador. Y si los hom· bres dirigen a éste ruegos y ofrendas, e s para pedirle que preserve intacto en el los el don de la razón, o al menos que su bondad tncremen re y restablezca este don cuando se ha alterado. Y sin embargo. alabanzas y bendiciones ascienden hada ese mLsmo Creador" y son para los hombres sanos de espbitu y de razón sólida otros rentes testimatios de su conodmiento. Est06 signos están contenidos e n la sagrada Escritura y están ahí para sostener el d eseo de 0106, ese Implulso de amor del que habla el abate Juan de Fecamp y que es la vía del verdadero conocimiento, In tu itivo y no racional. Tocio monje piensa que no se conoce por la Inteligencia s ino por el amor y por la práctica de las virt udes. castigo eterno de sus errores
El estudio. vIa de peñeccl6n Cuanto más logre cada uno de nosotros progresar en el conodmíento del Creador. más conslalará que ese conodmiento lo ha agran· dado y mejorado, y no podrá bl.::L..>Jemo.r en nada la obra de su Creador" quien a.fuerza de conocerlo se haya vuelto mejex de lo que era. Así estll claro que quienquiera que blasJeme la obra diotna. es extraiio al ccoccrmiento divino. De donde resulta como consecuenda Indudable que. 51 el conocimiento del Creador conduce a todo hombre al bien supremo. su ignoranda /o precipita en los peores males. Muchos. por su estupidez. no tienen mll:s que ingratitud por sus buenas acciones. dilapidan las ob ras de s u misericordia y se ub ican por su Incredulidad por debajo de los a nimales; éstos están sumidos para siempre en las tinieblas de s u ceguera. Y lo que para la mayorla de los hombre s es el mejor remedio que los conduce a su salvación. no es para otros, por su culpa , s ino ocasión de una dRsdlchn etema. Como el saber se inscrtbe en las vías de la ética y no tiene se n tido mas qu e s i es Instrumente de salvación, e l estudio no puede ser o tra cosa q ue un ejerctcío ee pírítu al , uno de k>s que preparan para penetrar en el Reino. 44
Todo esto se hoce comprender en Jonna parlfcularmente clara en esa gracia slngular del Padre todopoderoso. espontllneamente por él enviada del delo a los hombres por Intermedio del hijo coetemo de su majestad y dillinidad, Jesucristo. Al mismo título que su Padre• .fuente de rece vida, de kXla verdad !I de toda excelencia, él ha ofrecido a
quienes erren en él sin rodeos un documenlo desconocido por todos durante siglos. velado de enigmas y míster/o: el de las EscritLUas, lleno de testimonfos que lo señalan. En este documento, co n palabras verfdicas y prodigios, muestra que él mismo, y s u Padre, y su Esp iri tu. no son los tres ind ubif able s personas d istintas s ino un solo y m ismo ser. de una sola eternidad y de un solo poder, de una sola ooIun rad y de Wl a sola acción y, lo que e s a lq vez todo e so. de un a sola bondad y part!cipando igualmente en rodas las cosas de la misma esencia. De éL por él y en él existen lodas las cosas reales; y él siempre existió plena e igualmente antes de toda la sucesión de los tiempos, siendo el principio de las cosas; Y él es la plenitud de todo !I el fin de todo. Pero mientras que el Todopoderoso mismo habia elegido entre las crlatluas aquella que octipa el medio, es dedr el hombre. para reproducir en él su propia iJnt.¡gen. lo dejó a su libre arbitrio y por afiadidura le sometió todas las riquezas del mundo. este hombre. sin preocuparse por conservar la medida de su condici6n. pretendió ser más u otra cosa que la que habia decidido la voluntad de su Creador. y cayó inmediatamente en una deg radación tan grande como su presunción. Y fue para ooIuer a e!elXlrlo por lo que ese mismo Creador envió al mundo a la persona del Hijo de su divinidad a re ve stir la Imagen de él mismo que habl~ p tímmucmertte formado. Misión tan benefacto ra y sublime como deltcada y admirable. Pero la mayorta de los hombre s no supieron o no quisieron concederle ni creencia ni amor. siendo que habrtan podido hallar en ella la In teligencia sujidente para su salvación: y, mll:s aWl. aJerr6dos a sus errores diversos, se mostraron tanto más rebeldes a la verdad cuanto que estaban evidentemente cerrados a su conodmienlo. Estlln stn duda ninguna en el origen de tOOas las hen.;ias. de todas la sectas de error esparddas por toda la tierra. En cuanto a aquellas que no se transJorman. que no se ponen a seguir a Cristo tms haber hecho penUencia. mll:s ooldria para ellos no haber existido jamll:s. Pero aquellos cuyo esplritu está lleno deJe y que obedecen al señor, lo aman y creen en él. pasan a ser tanto mejores cuanto que han adherido mll:s perfectamente a aquel que es e l origen y la perjec;cfón de ledo bien. Son ellos los que constituyen toda la loable COfl9regadbn de los afortunados, cuya venerable memoria honra la s ucesión roda de los siglos. A é stos les fu e d ado existir y viulr para siempre Jelices Junto al Creador de todas las cosas; !J sentir crecer sin fin s u beatitud al contemplarlo. Pero creemos a hora haber cumpltdo lo que nos proponiamos !J respondido suficientemente con esrcs pocas palabras a las locuras de esos oondenados. 6
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Simbólica (
Por lo tanto, lo esencial es descifrar- los mensajes. "palabras verídicas y prodigios" a la vez, de los que están llenos el universo visible y la historia y que abundan en el texto de la Escritura. En igual afán de
elucidación se reúnen el saber de las escuelas catedralicias y el saber de los monasterios, así como en un método sobre el cual se basan en esta f época toda pedagogía y toda aventura lntelectual: la exégesis, El maes. tro que lee a un autor ante sus alumnos, Geriberto que traza sobre la esferas los signos de las constelaciones, el monje que rumia las palabras de los salmos, esperan, según la palabra de san Pablo, acceder "por lo visible a lo invisible", penetrar por fin el enigma del mundo, es declr, alcanzar a Dios. La lógica casi no interviene en semejante búsqueda: sino antes bien y puesto que la creación , en sus dimensiones espaciales y temporales. aparece como un tejido de correspondencias, el descubrimiento de las analogías y el recurso a los símbolos. De este método, que proporciona la clave de todas la creaciones de este tiempo, las del arte, la literatura o la liturgia, tomamos nuevamente un ejemplo en Raoul Otaber: Algunos tienen la costumbre de preguntar por qué los tiempos de la nueva fe o de la gracia ya no son. como los antíguos, lugar de visiones de la cosas divinas y de milagros. A éstos cabe responderles brevemente rncoccndc testimonios sacados de la sagrada Escritura misma, si por lo menos su corazón esto. abierto a los dones del Espíritu Santo. Elegiremos primeramente en el Deuteronomio un testimonio evidente. Después de haberse alimentado durante cuarenta años del maná celestial, el pueblo de los hebreos atravesó el Jordán y llegó a la tierra de Canaán; el cielo cesó entonces de verterles el maná, y los hijos de Israel no consumieron en lo sucesivo esa clase de aUmento. ¿Qué nos pmeba eso, a nosotros para quienes casi 1000 consiste en fíquras, sino que tras haber cruacdo. nosotros también, nuestro Jordán. es decir desde el bautismo de Cristo, ya no debemos intentar ver caer del cielo signos y presagios? Y debemos contentarnos, por el contrario, con este pan viviente, por quien aquel que se alimenta de él recibe la vida etema y la posesión de la tierra de los vivos. Por otra parte, obedeciendo la orden del Sefl.or, MoL'>és ordenó que tocIas las vasijas que cayeran como bolín de guerra en las manos de su pueblo fueran pwi.ficadas, por el agua si eran de madera y por eljiIego si eran de bronce. Esto sign¡fica también que las vasijas, dicho de otro modo los hombres que, tomados como bolín sobre el antiguo enemigo, fueron a engrosar la parte del Salvador, deben ser pwi.ficados por el agua del bautismo y por elfuego del mórtir, y ese palo, transformado en serpiente, que asustó tanto a Moisés que le hizo emprender la huida y al que luego, asiéndolo por la punta de la cola, volvió a convertirlo en palo, debe ser igualmente interpretado como s imbolo tipológico. Esa serpiente hecha de un palo designa la potencia de la divinidad revestida con la carne de la santa Vi/yen Marfa. Mol<;;és representa al poeoío judío que, viendo al Señor Jesús verdadero Dios y 46
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ocJfdadero hombre. se aleja de él con incredulidad; pero lo reconocerá hacia el tiempo del fin del mundo, lo que está expresado por l~ :o~a de
serpiente. y ese paso del mar íeoio. en el cual es/e mar es dwtd!do o levantado; Y luego los pueblos pasados por elfilo de la espa?a. ~r orden del Señor, significan evidentemente el reino del pueblo tsraeltta,. que subsiste por un tiempo y ll~go se man:hita y s~ aniquila,_ Al con~lenzo de la nueva alianza, al cortuenzo del remo de Cnsto, el Setior '!esus. ~e pie y caminando sobre las olas del mar. petmtli? a Pedro. a .qwen h~ta puesto a la cabeza de su Iglesia. marchar con el~ pero. ¿que ~emuéstra esto a todos los fieles sino que todas las nanones, sometidas y no completamente destnUdas o exterminadas, servirán de fundamento al reino de Cristo que debe durar en todos los siglos? Hay en efecto en las palabras de Dios frecuentes pasdjes según los cuales el mar es lafrgura del mundopresente. A menudo, cuando se quiere eluctdar con palabras una muy grande cuestión, se frocasa rnenoscabándose uno, a si mismo; _con~ dice la Escritura: "Aquel que quiere escrutar la majestad del Señor es aplast~dopor su gloria", 7
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3. Lo visible y lo i nvisible
1. Las correspondencias místícas La materia y los métodos de enseñanza imprimen ho ndamente en el espíritu de Jos eruditos del Año Milla con vicción de un a cohesión y una a rmonía esenc ia les entre la pa rt e del universo que el ho mb re puede captar por los se ntidos y aquella que escapa a éstos. Entre la natu raleza y la supernaturaleza no hay barrera. sino por el rontrarto conexiones permanentes. intimas e Infinitas correspondencias. A través de las pala bras . progresando de su s ignificació n exterior hacia aquélla . cada vez má s Interna. por la cual se aventura uno en el dominio de lo incognoscible. el com entarlo de los gramáticos y ret órtccs, la glosa que encierra y prolon ga la lectura d e los "a u tores". buscan desanudar paso a paso la embrollada maraña de estas relectonee ocultas. En cuanto a las ciencias asoctadas del quadrlvtum. ellas cond ucen a díscemtr hs vínculos ocultos que unen con los tonos de la música 106 números y el curso regular de la s estrellas ; es dec tr . a ca ptar la ordenació n del cosmos. o se a . a descu brir de Dios una Imagen menos Infiel.
"Conexiones especulativas" Insertemos pues aquí. típica de esa actitud men tal y de los marcos en los que por en to nces se halla prisionero el pensamiento erud ito. esta meditación sobre la "cuate rnid ad dívína". Raoul Glaber la Introduce a la cabeza de s us Historias. como para sitúar su obra de hls tortador en la Juntura del mundo visible y de lo invtsible. en la en crucija da del espacio y del Uempo. en el e nc uentro del cos mos y del mícrocosmoe. de la na turaíeza.Ja moral y la fe. DisttngutendD en tre sus criaturas por la multipUddDd de .figuras y formas. Dios. creador de todo. quiso ayudar. por medio de lo que los ojos LJert o de lo que aprehende el esp úitu,. al alma del hombre erudito a elevarse a una intu ición simple de la dioinldad. En la búsqueda y el conocimiento profundo de estas cuestiones briUaron en un principio los Padres griegos católicos que no eran mediocres filósofos. Al ejercer sobre nwnerosos objetos su perspfcacl.a. Uegaron a la noción de dertas cuatemidades. por las cuales el actual bajo mundo y e l mundo superior que ha dE veni r son explicados a la Intellgervia. Las eua temidades y s us acdones de unas sobre otras. WlU vez dLscemldas por nosotros con nitidez, harán más ág iles los esp lrUus y las lnteUgenda.s que las estudian Asl pues. hay cuatro Evangelios. que ronstUuyen. en nuestro 51
esp írilU e l mundo superior; hay otros tantos elementos, que constitu yen el bajo mundo; y tambien cuatro virtudes, que son soberanas sobre todas las demás !.J que, una vez incu!cadas en nosotros. nos form an para p racticarlas todas. Asimismo, hay cuatro sernidos, sin íncluir el tacto, que está al servicio de los otros, más surues. Asilo que es el éter. elemento deljuego en el mundo sensible, la pn.uIenda lo es en el mundo intelectual: ella se eleva en efecto hacia lo alto, palpitante del deseo de acercarse a Dios. Lo que el aire es en el mundo corporaL la fuerza /o es en el mundo intelectuaL manteniendo todo lo que vive !J jOrtijicando a cada uno en los actos que se propone. De la misma manera romo el agua se comporta en el mundo corporal la templanza se comporta en lo intelectual: nodriza de los buenos. aportando consigo una multitud de virtudes y sirviendo a la fe por el deseo del amor de Dios. Y la tierra, en el mWldo injerlnr. d a una imagen conforme de la justicia en el mundo intelectu aL permanente e inmutable regla de una equitativa distribución . As t, por todas partes se distingue una estructtua semejan te a la estructura espirHual de los Evang elios: el E vangelio de Ma teo contiene ía ftqura mistlca de la tierra !J la j ustlcla, puesto que muestra más clara· mente que los otros la s ubstancia de la carne de Cristo hecho hombre. El Evangelio de Marcos da un a Imagen de la templanz a !J del agua, haciendo ver la penitencia p urijk:adora que eman a del bautismo de Juan. El de Lucas hace aparecer la similin..d del a ire y la fuerz a; pues está d ifundido en el espado y corroborado por nwnerosos relatos. Por Ultimo, el de Juan. más sublime que los otros, significa el éter, juenle de fuego. Y la prudencia. puesto que para él un ronodmienlo simple de Dios Y la Je se insinúan en nues tras almas. A estas conexiones especula· Uvas de los elementos. las virtudes y los Evangelios, sin duda hay que asoctar con buen derecho al hombre. a cuyo servicio están puestas todas estas rosas. Pues la substancia de su vida fue llamada por los filósojos griegos microcosmos. es decir. pequeño mundo. La vista y el oido. que sirven. a la inteligencia Y a la razón:. se reladonan ron el éter superior. que es el más sutil de los elementos y. más sublime que todos los otros. es asimismo más noble Y claro. Viene después el olfato. que da .'>ign!ficacibn del aire y de la fuerza. El gusto se aviene muy bien a dar del agua y de la templanza una sign !ficacián apropiada. Y el tacto, que es más bqjo que toda cosa. más sólido y más pesado que /os otros, da perfecta expres!6n de la tierro y lajustida. RaouI Glaber parte de una figura simple, el cuadrado, s igno m ístico de la creación matertal (en el centro de la Iglesia, la nave y el cruce ro establecen por su Intersección una figura se mej an te y la escu ltu ra ro mánica sitúa aqul de buen grado, en los cuatro á ngu los , las Imágenes de los Evangelistas). Mediante com paracion es a nalógicas. se es fuerza en poner en e videncia las "conexio nes especu la tivas" entre el bajo mundo y el mundo "Intelectual". Lo cual, mediante u n proceder semej an te al de la cre c íón, cond uce a la intuición de lo divi no e implica. por añadídudra, una definición mis tlca de la hístorte: 52
Estas indiscutibles relaciones entre la rosa nos predican a Dios de una manera a la vez evidente. bella y s ilendosa; pues mienlras que . por lUl mov imié'nlo inmutable. tal rosa presenta otra en si misma. a l predicar el principio primero del que ellas proceden, todas piden reposar en é l de nueoo. Es p reciso tambien. a la luz de esta reflexión. examinar ron espúilu atento el no que sale del Edén al Oriente y se divide en cuatro cursos muy bien conocidos: el primero. el F1s6n, cuyo nombre quiere decir abertura de la boca. signijica la prudencia. la cual está siempre difwtdida y es útil en Jos mejcJrPs: pues el hombre perdió el Paraiso por su propia inercia y sólo con ayuda de la p rudencia ha de recon quistar/o. El segundo. el Geón. cuyo nombre significa abertura de la tierro. signljica la templanza, nodriza de la castidad. que extirpa las ramas de los vldos. Yel tercero. el TIgris. cuyas orillas están habitadas por los as irios. es decir los dirigentes. s ign!fica por su parte la fuerza que, tras haber e.qx.dsado a los vicios pre uaricadores. dirige. con la ayuda de DIos. a los hombres hacia las alegrtas del reino eterno. En cuanto al cuarto, el EuJrates. cuyo .loo w re quiere decir abundancia, designa· evidentemente a la justicia, que alímenta y reconforta a toda alma que la desee con ardor. Ahora bien. asi como la denominación de estos TÍOs lleva en s! las imógenes de la cuatro virtudes y al mismo tiempo la .figura de los cuatro Evangelios , 051 estas virtudes están contenidas en .figura en las épocas en la historia de este mWIdo, que esr én divididas en cuatro. Pues. desde e l comienzo del mundo hasla la venganza del d iluvio. en aquellos al menos que. en la bondad de la simple natura leza. conocieron a su Creador y /o amaron, la pnulenda fue reina. romo e n Abe!. e n Enoch. en Noé o en todos los otros que. por la ]X)tencia de su razón. comprendieron lo que le era útil hacer: es indudable que la templanza constituyó la parte de Abraham !J de los otros patriarcas que fueron Javorecldos por signos y visiones. como [sane. Jarobo. José y los otros que. en la buena y la ma la joauna. amaron por encima de tDdo a su Creackx; lajuerza es afirmada por Moisés Y por esos otros profetas. hombres ven:::laderamente llenos de solidez. q ue fundaron las p rescripciones de la ley, pues ~ los vemos ocupados en aplicar SÍTl vacil ación Jos duros preceptos de la ley; por último. desde la llegada del Verbo Encamado. tDdo el s iglo está colmado. regido y rodeado por la Justicia , culminacibn y .fimdamento de todas las otras virtudes. según las palabras que dice al Bautista la voz de verdad: ~Conviene que romplamos toda j us ticia. I N
II. Orden social y supernaturaleza Hay otra s manifestaciones de la co nfonnldad de lo visible con lo Invisible. Se la encuentra. por ejemplo. en la estructura de la sociedad 53
humana, que resulta ser homóloga a esa otra sociedad que. en el más allá, puebla el Reino de los cielos. Hacer perceptible una coordinaci6n tan íntima es precisamente el propósito del obispo Adalberón de La ón, cuando describe para el rey Roberto el Piadoso la ordenación de las relaciones humanas. El pensamiento del prelado tiende a perderse en las virtuosldades verbales y rítmtces a las que empujaban, en las escuelas episcopales. los refinamientos de la retórica. Consigue no obstante describir la nueva jerarquía de clases cuyo rigor. en ese mismo momento, durante el segundo cuarto del siglo XI, viene a Imponerse a lodos los hombres capaces de reflexión; en lo sucesivo, ninguno de ellos dudará nunca que el género humano está repartido, desde la creación, en tres órdenes, el orden de Jos que oran. el orden de los que combaten y el orden de los que trabajan. No es éste el sitJo apropiado para detenninar en qué medida esta representación mental traduce la realidad vtvtda y se ajusta a los nuevos comportamientos inducidos por el avance de la descomposición feudal. Y puesto que nos mantenemos en el plano de las actitudes intelectuales y de las reacciones senumentaíes, basta con indicar que. para Adalberón. la legttímídad del nuevo reparto de las condiciones sociales reside en que responde annonlosamente al orden que rige la sociedad espírttual. Dios. al crear al hombre a su Imagen. z no dispuso de jerarquías semejantes en el cielo y sobre la tierra? En cualquier caso. seria inadmisible que las dos ciudades. la natural y la sobrenatural. la terrestre y la divina, manifestaran entre sí alguna discordancia. Adalberón se dtríge al rey Roberto como a su Igual: por una ceremonia semejante, la de consagracl6n o coronación, el obispo y el soberano han recibido de Dios, en efecto, la sabldurla que les permite rasgar el velode las apariencias.
nidad: y no puede conocerse aquel que quiera igll()J"(lr lo que está pe.encima de él. Esa poderosa Jerusalén no es erre. pienso. que la visión de la serenidad divina; el Rey de reyes la gobierna. el &ñDr reina sobre ella. y con este jl.n la repartió en clases. Ninguna de sus puertas está dausw-ada por metal alguno: los muros no están hechos de piedras y las piedras no.forman muros: son piedras vivientes. viviente el oro que cubre las caUes y C'tJYO briUo pasa por más reslandedente que el del oro más fino. Edijicada para ser la morada de los ángeles. se abre también a multitudes de mortales: une parte de sus habtlantes la gobierna. otra viue en ella y en ella respira. Esto es todo lo que sé de eUa. pero me gustwiaquemedgesen más.
EL OBISPO El lector asfduo anhela conocer el mayor número de cosas posible: núentras que un esplritu somnoliento y sin ardor ccosrumcrc olvidar int;luso lo que aprendió en otro tiempO. Rey muy querido. compuLSa los libros de san Agusttn: él pasa leglltmamen1e por haber eAPlicado lo que es la sublime ciudad de Dios.
EL REY Olme. obispo. te lo ruego. ¿quiénes son los que la habitan?: los prfndpes. silos hay. ¿son Iguales entre st o. de lo rontrarto. cuál es su ~?
EL OBISPO PregWlta a Denys. llamado el Areopagita: se tomó el trabajo de dos libros sobre este tema. El santo pontlfice Gregario habla tambtén de ello en sus Moralla. donde procura analizar Ia.fe del bienal.len1uTado Job: también trota de ello muy dammente en sus hc.mtl1as. e Incluso aljinal de su Ezequiel, no menos claramente: estos escecs la GaUa los redbt6 de él como presente. Tales cosas escapan a la roncepdones de los mortales. Voy a exponértelas: después te contaré el sen!idoaleg6rlrode mis palabros. • escrfb(r
La Jerosa1~nceleste Acuffdate de la gran g/orl.a con que te colmó el Rey de reyes: él te concedló en su demencia un don más predoso que todos los otros: te dio la inteligencia de la verdadera sabfdw1a. gracias a la cual puedes comprender la naturaleza de las cosas celestes y eternas. Estás destinado a conocer la Jerusalén celeste. ron sus piedras. sus muros. sus puertas. toda su arquitectura. y los dudadanos que ella espera y para quienes eUa ha sido edificada. Sus numerosos habitantes están separados. para su mejor gobierno, en clases distlruas; la omnipotencia div(na impuso aqui Wla jerarqula. Te ahorro el detaUe. que seria /argoyfastuiWsa.
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ELREY
La dencia no es csunrc mio: cUrJemos esto como siempre a la dtutna ProLlidenda. Pero el espiritu humano tiene de cerca a la dil'Í-
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San Agustin. Denys el Areopagita y Gregario el Grande son sin duda los tres autores fundamentales en los que se apoya. dentro de los claustros del Aflo Mil. todo el esfuerzo de elucidación del misterio; y ellos tmpulsan la medltadón hada las üumínacíones divinas. Adalberón se remite a ellos para definir los dos rasgos capitales de la .Jerusalen celeste. esa morada radiante que al final del mundo la humanidad resucitada contemplará: se dispone en jerarquía como la dudad terrestre: "morada de los ángeles" está abierta de par e n par a los mortales que se encaminan a ella puesto que, en el plano divino. la comuntcadón entre las dos partes del universo debe finalmente esta-
becerse. 55
La sociedad eclesiástica Ast pu es. el pueblo celeste jOrmo. varios ~ !J el de .Ia tierra está organizado a su imagen. En la ley de la Antigua Iglesl(~ de su pueblo. Iglesia que Ueva el nombre simbólico de Sirlll!JO!!a. DIOS. por intermedio de Moisés. establedó ministros !J reguló su )erarqula. La historia sagrada dice qué ministros se instituyeron en ella. El ~ de nuestra Iglesfa es Uamado reino de los cielos. Dios mismo est~leció en él ministros sin tacha !J ésta es la nueva ley que se observa aIh bajo el reino de Cristo. Los cánones de los concilios. inspirados por la fe. determinaron de qué modo. según. qué Ululos !J por quién los ministros deben ser Instituidos. Ahora bien. para que el Estado goce de fa paz tranquila de la Iglesia es necesario someterlo a dos leyes diferentes. definidas una !J otra [JOf" la sabidurta. que es la madre de todas las OOtudes. Una es la ley divina: ella no hace ninguna diferencia entre sus mlntstros: según ella. son todos Iguales de condlefón. por ~!erentes entre si que los hagan el nadrnienlo o el. rango; en ella el hYo de W1 artesano no es Inf erior al heredero de un rey. A éstos. esta ley clernen.te le prohibe toda vil ocupad6n mundana. EUos no hienden la gleba: no marchan tras la grupa de los bueyes: apenas se ocupan de las viñas. de los árboles. de los jardines. No son carniceros ni posaderos. ni tampoco cuidadores de puerros. conductores de chivos o pastores: no criban el trigo. ignoran el penetrante calor de una olla grasienta; no zarandea~ a los p uercos sobre el lomo de los bueyes; no son laoonderos !J desdeñan poner a hervir la ropa blanca. Pero deben purific ar su alma !J su cuerpo; honra rse por sus costwnbres !J vela r por las de los demás. De este Lmedo. la ley eterna de Dios les ordena no cumpUr faena alguna: los declara exentos de toda condldón servil DIos los ha adoptado: son sus szeroos: él es su úntro juez; desde lo alto de los cielos les ímpone ser castos !J plUOS. Les ha sometido por sus mandamientos al género humano entero; ni un solo pr1ndpe está exceptuado puesto que M ha c1it:OO ' entero", Les ordena enseñar a conservar la verdadera fe !J a su· merylr a sus discfpuIos en el agua santa del bauUsmo; los conslittJy6 mécücos de !as Uagas que pueden gangrenar a las abnas y están encargados de aplicarles los cautertos de sus paIabros. El on:fena que sólo el sacerdote tenga aw'idod' para administrar el sacramento de .su cuerpo. Le confia la misión dt: ofrecerlo él mismo. Lo que la ooz de DIos ha p rometido no será rehusado. lo creemos. lo sabemos: a menos que se los expulse por s us propios crfmenes. estos ministros han de tomar asiento en los primeros lugares de los cielos . Deben p ues IJelar. abste· nerse de muchos aUmentos. orar sin descanso por las miserias del pueblo Y por las propIas. He dicho aquf poca cosa del clero. poca cosa de su organizadón: el punt o esencial es que los clhigos son. Iguales en rondidin. MientraS que en la Iglesia. situada en la Intersección de lo camal y lo sagrado. Dios quiere que se anulen todas las distinciones sociales.
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la sociedad civil. más enraizada en 10material. se d ívíde e n órdenes . y es la autoridad conj unta del rey (de Francia) y del Em pe rador (rey de oermaníal. u no y otro Imág enes d e Dios so bre la tierra. la que ga rantiza la es tabilidad de un semejante ordenamiento.
Los tres 6rdenes EL REY ¿AsI la casa de Dios es una !J regida por una sola ley? EL OBISlU
La Sociedad de los fieles .forma lD1 único cuerpo: pero el Estado comprende tres. Plu?s la otra ley. la ley humana. distingue otras dos clases: nobles !J siervos. en efecto. no estén regido s por el mismo estatuto. Dos personajes ocupan el primer rango: uno es el rey. el otro el emperador; su gob!emo asegura la solidez del Estado. El resto de los nobles tiene el privilegio de no sufrir la coocd6n. de ning ún poder. a condief6n de abstenerse de los crímenes reprimidos por lajustida real. Son los guerreros. p rotectores de las Iglesias; son los defensores del pueblo. de los grandes como de los peq ueños. de todos en f m. !J aseguran al mismo tiempo s u prop ia seguridad. La otra clase es la de los siervos: esta raza desdichada no posee nada stnc a l precio de su esfuerzo. ¿Quih1 podrla. con las bollllas de la tabla de cálculo. contar los cuidados que absorben a los siervos. sus lcuyas marchas. sus dlUOS trabajos? Dinero. eesnmenre. aUmento. los siervos suministran todo a todo el fTl1.Uldo; nlwt solo hombre Ubre podrla subsistir sin los siervos. La casa de Dios. que se cree es une, está púes d ividida en tres: lUlOS oran. los otros combaten !J los otros trabajan. Estas tres panes que coexisten no su.frpn por estar separadas; los servidos brindados por una son la condición de la obras de las otras dos; cada una a su vez se encwya de aUviar al coryunto. Asl. este ensamblaje triple no par ello deja de ser uno: !J es ast como la ley ha podido triunfar. y el mundo disfrutar de la paz. 2
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III. Presencia de los difuntos Lo político y Jo so cta l se conciben a s í co mo proyeccion es de un orden Inmanente; a los e clesiásticos les toc a la m isió n fu ndamental de establecer ritualmente los nexos e ntre el mundo de los reyes. caballeros y campesinos; y el de los ángeles. Pero. por la misma profunda razón. existe n también re laciones constantes en tre el pa ís de los muertos y el de los vivos. Los di funtos viven , e n efec to; la nzan llama das; y ha y q ue esta r atentos a escu cha rlas. Precisamen te en el An o Mil, la Iglesia de Occid ente a coge po r fin la s a n tiq uísimas cr eencias e n la presencia de los muertos. en su s upervivencia. Invisible pero s in embargo poco diferente de la existencia ca mal. Ellos h abi tan u n espacio im prec iso entre la tierra y la ciudad divina. Ahí esperan. de sus a migos y parientes. socorros. algún servicio. oraciones, gestos IttÚTgl COS capaces de a livia r s us penas. En el relato de Raoul Gla ber se Jos ve aparecer en repetidas oc asiones. Pero los mismos que perciben tales mensaje s del más allá so n prontamente atrapados por la muerte. En la época sfguiente (995J. la nación de los sarracenos. ron su rey Al ManztU. dejó las comarcas ofrícanas, ocupó casi todo el teni torio español hasta los confines meridionales de la Galia e hizo grandes masacres de cristianos. Pese a la lriferiDrldad de sus fuerzas , GuiUermo. duque de Na uarra. llamado el santo. los atacó repetidamente. La escasez de eJectloos oblfgó incluso a los monjes del pab a tomar las armas temporales . Hubo graves pérdidas por ambas partes; por último. la victorfa fue concedida a los cristianos y. tras haber sacrificado a muchos de los sU!/Os. los sarracenos que quedaban se reJugk:Jron en A.ftica- Pero en esta laJya serie de combates sucumbieron evidentemente muchos reUgIDsos cris tíanos. que al tomar la armas hablan ccececido a Wl sentúnlento de caridad fraterna mucho mils que a vaya a saberse qué pretendoso deseo de g loria. En esta époc a un hermano Uamado Gou.fier. de costumbres tranquilas y caritativas. vivla en el monasterio de MoCttíers-5alnhJean. en Tardenoís. Un domi.ngo. tuLlO una visión divina bren digna de crédito. cuando después de celeb rarse los maitines se rerogla pa ra orar en el monasterio mientros los ot ros hermanos se retiraban a reposar Wl poco. de pronto la Iglesia entera se llenó de hombres ves«dos con túnicas blancas y adornados con estolas de color pÚ1plUa. cuyo gra ve continente Inf onnaba basta nte de s u ca lidad a qufen los vela. Marchaba a su cabeza. con la cruz en la mano. un hombre que se decla oblsJXJ de rtwneroSOS pueblos. asegurando que ese mismo dla tenlan que celebrar en este surc la santa misa. El y los otros declaraban ha ber asistido esa noche a la celebradórl de los maitines con los hermanos del monasterio. y añadían que el ojido de laudes que oUi habían oido a::wwenla perfectamente a este d ía. Era el domingo en la octava de f\?nlecostés. dla en el cual. en festejo de la resurrección del Seilof". de su ascensión
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y de la llegada del Espíritu .scouc, se acostumbra en la mayoria de los paises a salmodiar resporL.O;;O's con ,'l(Ilabras verdaderamente sublimes. de una melodía deliciosa y tan digna s de la divina Trinid ad como puede serlo une obra del espiritu humano. El obispo se acercó al altar de s a n Mawicio mártir y. entonando la antifana de la Trinidad. se puso a celebra r la santa misa. Sin embargo nuestro hermano preyurtló quiénes eran. de dónde venían, la razón de su visita. No pusieron escollo alguno para oonleslane: ~Somos . dijeron. religiosos cristianos: pero por proteger a nuestra patria y defender a l p ueblo católico. en la guerra de los sarracenos fuimos sepa rado s por la espada de nuestra humana envoltura corporal. Por e so ahora Dios nos llama a todos j unl"ls a compartir la s uerte de los bienaventurados; pero tuvimos que pas 'lr por este pais porque aqul hay muchas personas que en breve plazc, irán a unirse a nueslra oompafúa~.
El que celebraba la misa. al fi nal de la o-c ción dominical. d io la paz a todos y envió a WlO de ellos a dar tamblh. el beso de la paz a nuestro hénnano. Recib ido elbeso. éste vio que el otro le hac ía señas de que lo siguiera. No bien se dispuso a marchar tras ellos , de saparec ieran. Yel hermano comprendió que en poco tiempo iba a abandonar este mundo. lo que no dejó de suceder. En efecto. dnco meses después de haber tenido esta visión. es dedr en diciembre. viqjó a Auxerre por orden de su abate afin de atender a algunos hermanos del monasterio de san Germán. que se hallaban enf emws: p ues estab a Instruido en e l arte de la medicina. En cuanto Uegó. invitó a sus hermanos . por quienes habla venido, a realizar con la mayor rapidez. lo que su cura ción exig la. Sabia. en efecto. que su muerte estaba próxima. Ellos le respondi.eron: "Haznos el favar de descansar hoy de las fatigas de! viaj e. así mañana te encontrarás en mejores condiciones. ~ El respmdió: wSi no termino hoy lo que me queda por hacer. rcnro como me es posible. ven?is que mañana no haré nada de todo eso." EUos creyeron que es tebe bromeando/pue s siempre había teni do un carácter alegre; y olvidaron sus consej os . Pero al amanecer del d la siguiente. un dolor punsarue lo asaltó; llegó como pudo al altar de la bienaven turada Marta siempre virgen para celebrar ahi la sanla misa. Una vez que la dijo. retornó a la enjermerta y. presa ya de Insoportables stifrimientos. se tendió en su lecho. Como ocurre en igual caso. el sueño se volcó sobre sus párpados en medio de grandes su.ftimientos. De pronto vio ante él a la Virgen en su esplendDr que. irradiando una luz inmensa. le preguntó de qué ten ia miedo. Como él la mirabafi.jamente, eUaagmgó: ~Sl lo que
te asusta e s el viaje. nada tienes que temer; te serviré de
prota:tora. ~
Tranquilizado por esta visión.. rogó que viniera junto a él el preboste del lugar. Uamado Achant. hombre de profundo saber. quien des· 59
pues f ue abate del monasterio, y le contó con detalles la visión y también la precedente, Acharddyo: "peconfo nóos, hermano mío, en el setvx: pero como habéis visto lo que rara vez está dado a los hombres ver , es preciso que paguéis el tribu to de toda carne afin de que podáis compartir la suerte de quienes se os aparederon,.. y tos otros hermanos, convocados, le hicieron la visita que con viene en igual caso. Alfinal del tercer día, al caer la noche, abandonó su cue rpo. Todos los hennanos lo lava ron según la costumbre, le prepararon una mortaja, hicieron sonar todas la campanas del monasterio, Un laico, hombre no obstante muy religioso, que vLvía en la vecindad, ignorando la muerte del hermano creyó que las campanas sonaban mai tines y se levantó como lo hacía habitualmente para ir a la iglesia. En el momen to de llegar a un punto del bosque que se ha llaba má s o menos a medio ca mino, varias personas de la vecindad oyeron del lado del monasterio voces que gritaban: "¡Tira, tira! ¡TI-áenoslo rápido!" A estas voces, otra respondía: "Este, no puedo, pernos traeré otro si es posible." En el mismo instante, el hombre que se dírigia a la iglesia creyó ver ante sí. sobre el puente, a uno de sus vecinos (era un diablo) que iba hacia él y del que no ¡xxlía tener miedo: lo llamó por su nombre y le dijo que cruzara con precaución. Pero acto seguido el espíritu maligno, tomando la fonna de una torre, se irguió en el aire queriendo tender una trampa a nuestro hombre, que seguía con los ojos sus falaces prestigios. Ocupado por entero en lo que veía , el desdichado dio un tropezón y cayó bruscamente sobre el p uente. se incorporo con gran rapidez y se protegió persignándose; reconociendo en esta s uda jugada toda la malignidad del demonio, volvió a su casa, más prudente. Poco después . murió a su reaenpcz.a
N. Reliquias Las palabras de l texto sagrado y la música de la salmodia, con sus rttmos y la diversidad de su sentido, no son las únicas que abren las vías de lo Invisible. También la s cosas abren estas puertas en ocasiones. Y entonces el mas allá. se revela a los ojos y los oídos de l hombre no ya por medio de simbolos, sino por fenómenos. Los eclest ésücos m a s eruditos prestan atención a los encantamientos, a los sortilegios, a la ambigüedades características del pensamiento salvaje y a todas las mediaciones magreas. Para e llos no cabe ninguna duda: influjos extraños que emanan del otro mundo perturban, de tanto en tanto, los rttmos regulares de la naturaleza. El misterio está constantemente presente yes visible, tangible.
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Reyestaurnaturgos Ind is cu tiblemente , en efecto. lo m aravillos o brota s in cesar de obje tos y personas sagrados. Y ante todo de la mano real. Pues el dia de la coronación , la unción del óleo santo impregnó el cuerpo del rey con la gloria y la fuerza divinas. Desde entonces , está lleno de u n poder sobrenatural. A s u con tacto, la e n ferm edad desapare ce . Helgaud fue quien primero describió los milagros de l rey de Francia: El bello palacio que se encuentra en París había sido construido por orden del rey Roberto. En el santo día de Pascua , querl2ndo hon · rarlo con su presencia, ordenó instalar la mesa según la usanza real. Cuando tendia sus manos a las abluciones, un ciego swyió de la m ultitud de pobres que, apiñada a su alre dedor, le hacia perpetuo cortej o y le suplicó humildemente que le rociara el rost ro con agua. Y él, de inmediato, tomando en broma el mego del pobre, no bien recibió el agua en sus mano se la orroió a la cara. Acto seguido, ante la vista de todos los grandes del reino que se hallaban presente s , el ciego se curó al recibir el agua; y mientras tOdos lo congratulaban bendiciendo al señor, el rey se sentó a la mesa y fue e l más alegre de todos los comensales. Quienes participaron en el fesHn hablaron de ello todo el dta, loando al Dios todopoderoso; y tal vez habria n hablado sólo de cosas vanas y ociosas si ese dla no los hubiese ilwninado un a luz tan intensa. Y puede creerse no sin. razón que este palacio merece ser honrado con frecuencia por la estada real, ya que la virtud divina lo ilustró con tal milag ro y lo consagro por la alegría del pueblo. el p rimer d ía en que el rey muy devoto quiso divertirse en éL
Poderes de los cuerpos santos Sin embargo, existen enton ces obje tos do nde, más aun que en la aparición de Jos muertos y e n 10.<; poderes ma ravillosos del rey. se ve al otro mundo penetrar en el cotidiano de Ia.,vida de aqui abajo y operarse en el encuent ro entre el crtstíamsmo y la s creencias profundas del pueblo. Estos objetos son 10 que queda de la existencia terrestre de los santos, su cuerpo, sus os a me nta s . su tumba: la s reliquias. Sobre el respeto que estos restos Inspiran descansa de hecho todo el orden social: puesto que todos los Juramentos que intentan disciplinar el tumulto feudal se prestan, en efecto, con la mano sobre u n relicario. Valido de una justicia rigurosa, este mismo rey serentsenc (Roberto el Piadoso) se aplicaba a no manchar su boca con mentiras sino por el contrwio a establecer la verdad en s u corazón y en su boca ; y juraba asiduamente por la fe de Dios nuestro SefIOr. Por eso, queriendo hacer tan puros como él mismo {sustrayéndnlos al perjurio] a aquellos de quienes recib ía el juramento, mandó fabricar un relicario de cristal decorado en todo su contorno con oro fino , pero que no contenia reñquía santa alguna. sobre el cualjuraban todos los grandes , ignorantes 61
de su pilU:loso .fra ud e. Mandó hacer otro de plata en cuyo inferior p uso un huevo del pájaro llamado grifón y sobre el cual hacia prestar juramento a los menos poderosos y a los campesinos. 4 Ptivado de las re liqu ias q ue conti ene. un santuario pierde Inme diatamente lo que le confiere su valor: Por e sos días. Godofredo, abate de san Mardal y sucesor de Aubaut. acompañado por el ronde Basan, acudió con una gran tropa de guerreros a una iglesia que algunos sefwres hablan quítado UVus· tamente a san Marcial; se apodero del cuerpo de san Vaulry y lo llevó consigo a Li.Tno9es. AU¡ conservó las reliquias de este santo confesor hasta el dia en que los culpables seilores reconocieTOn Y p roclamaron el buen derecho de san Marcial. Y entonces. puesto de nuevo éste en posesión de su patrtmonfo, el abate devolvló el cuerpo santo al santua rio del que lo habla retirado; y. en presencia del duque Guillermo. establedó en él la disciplina monástica.::; Las más bellas ceremonias de este tiempo y todos los fastos de la creación artística secundan e l descubrtmiento y traslado de las relí quías. las cuales. rodeadas de leyendas. parten a veces de viaje y se vi sitan entre sí.
Invención del cráneo de Juan Bautista En estos dla.s. cuenta Adem de Chabannes. el Señor se dignó orrqar un vivo destello sobre el reino del seren1símo duque Guillermo {de Aquitania/. F\.¡e en efecto en su tiempo cuando se descubrió la cabeza de san Juan en la basllica de Angély. encerrada en un cofre de p f2dra moldeado en forma de ptrómíde, por el ilustrlsimo ab ate A udouin: se dice que esta santa cabeza es propiamente la del Bautista Juan. Ente-rado de ello. el duque Guillermo, que volvía de Roma tras las festi vida · des de Semana santa. ardió de contento y decidió exponer la santa cabeza a la otsre del pueblo. La. cabeza se conservaba e n un relicario de plata en cuyo fnterfor se leian estas palabras : "Aquf descansa la cabeza del Precursor del señor". Pero en cuanto a saberse por quién, en qué época y desde qué fugar fue tra ída la reliquia. o incluso si se trata uerdaderamente del Precursor del setvx, esto no está determinado con toda certeza. En la historia del rey Pipino, donde pueden leerse todos los merwres detalles, no se hace mencfbn a este acontecimiento que sin emba rgo es de los má s considerables; y el relato que se ha hecho de él de ningún mOOo ha de ser tomado en serio por las personas Instruidas. En este escrito ant ojadizo se cuenta, en efecto, que en e l tiempo en que Pípfno era rey de Aqultanta. un tal Félix trajo por mar. de AleJandrta a Aquitania, la ca beza de sa n Juan Bautista; y que por ese entonces Aleja ndrla estaba gobernada por el orzooíspo Teófiio. de quien san tucas hace mención al comten.zo de los Actos de los Apóstoles. cuando dice; ~Primero he hablado de todo. oh Teójilo ...; habrla tenido lugar 62
después un combate entre el rey Pipino y los lIándalos . Y esa misma cabe"at . imp uesta por e l rey a sus compañeros muertos. los habría resucitado inmediatamente. Ahora bien. Pipino no uiuib en la época de TeóJilo ni en el tiempo de los vándalos 1:1 en ning una parte se lee que la cabeza del santo Precursor del Señor hubiese s ido ha llada nunca en Alej andrla. Vemos por el conrcnc, en antiguas leyendas. que la cabeza del s anto Precursor fue descubierta primero por dos JllOl'!ies a quienes se nweló el lugar en qu e se ha Uaba; luego. el emperador Teodosio la transfirió a la ciudad ela rea l de Constantinopla y aUi se la ofreció a la venerodón de los fieles. As! p ues. volviendo a nuestro tema. cuando se expuso la cabeza de sanJuan que acababa de serdescublerta. toda la Galia. Italia y España. conrnotJktas por la noticia. se predpUaron a cual más hasta llegar al sitio. El rey Roberto Y la reina. el rey de NalX1lTQ, el duque de Gascuita Sancho. Eudes de Champafla. Jos condes Y los grandes. con los obispos, los abates y toda la nobleza de estos paises. afluyeron. Todos o.fredan ooliosos presentes de toda dase; el rey de Francia ofreció un plato de oro.fino que pesaba treinta libros y paños tejidos en seda y oro para decorar la iglesia; fue recibido con honras por el duque Guillenno y luego retomó a Francia por Poi.tiers. Nunca se habla lIi.sto nada más alegre ni más glcrioso que ese gran concurso de canónigos y moryes que, cantando salmos al portar las reliquias de los santos. se apresuraban desde todas partes para honrar la memorta del santo precursor, En el curso de estas .fiestas. las reliquia s del gran prtncipe que es padre deAquitania y primer fecundadorde laje en las Galias. es decir. el bienauenturado apóstol Marcial fueron traldas hacia aquf con las reliquias de san E steban. desde la catedral de Umoges. Cuando. en un relicario de oro y piedras preciosas. se sacaron las reliquias de san Mardal de su propia ba s illca. l1UlY pronto toda Aquitania, que uenla sufriendo desde largulsímo tiempo lrumdadones causadas por lhwfas excesivas. recupero con aleg ria. al paso de su padre. la serenidad de su de/o. Haciendo cortejo a esas reUquias. el abate Godofredo y el obispo Gemido. con numerosos señores y una incontable rpultitud de pueblo. llega ron a la basillca del SalIXldor. en CharTOUX. Los mor!Jes del lugar y todo el pueblo vinieron a su encuentro a una miUa de la d udad y . celebrando con gran pompa e ste día de .fiesta . entonando las antífonas a plena roz. los condJ.Yeron hasta el altar del SU/rodar. Y, pronundada la misa. los acompañaron de la misma manera. Y, una lleZ en e l interior de la basilica del santo Precursor, el obispo Geraldo celebró a m ante la cabeza del santo la misa de la Natluidad de san J uan Bautista; pues era octubre. Los canfmigos de San Esteban cantaron. aUemándose con lo s moryes de San Marcial tropos y laudos como se acostumbra en lo s dias de .fiesta; y después de la misa e l obispo bendYo al pueblo con la cabeza de san J ua n; !J cst Uenos de ono regocijo por los milagros rea lizados en e l camino por san Marcial. todos regresaron. el quinto día prellio a la .fiesta de Todos los Sontos. Hacfa esta época. el santo con fesor Leonardo. de Umoges. 1:1 e l santo mártir Antonino, de Quercy, se 63
hicieron notar por hicieron notar por increíbles milagros y desde todas partes convergían los pueblos hacia ellos.
Maravillas ... Cuando las reliquias de san cibardo fueron trasladadas al santo Precursor, se transportó al mismo tiempo el báculo de este santo confesor. Este báculo pastoral tiene la extremidad superior enroruada: y durante las horas de la noche hasta la salida del sol, se veía resplandecer en el cielo, por encima de las reliqui~ del san~o, un bastón de jUego igualmente doblado en su extremidad supenor; el prodigio duró hasta la llegada ante la cabeza de san Juan: y después de que san Cibardo realizase milagros curando a los enfennos, todos emprendieron la vuelta con gran alborozo. Mientras los canónigos de San Pedro de Angulema hacian el camino con sus reliquias, aquellos que las llevaban, cubiertos con túnicas consagradas, atravesaron un rto profundo sin mojarse; como si hubieran marchado por terreno seco, no apareció sobre ellos, ni en sus ropajes ni en sus calzados, ningún rastrodeagua. Mientras tanto, después de ser suficientemente expuesta a la vista del pueblo la cabeza de san Juan,jue retirada por orden del duque GuiUermo y colocada en la pirámide donde se hallaba primitluamente y en el interior de la cual se la conserva dentro de su relicario de plata suspendido de cadenetas del mismo metal. La propia pirámide es de piedra y está cubierta por paneles de madera enteramente reves~s de plata proeeruenre de aqueUa que el rey Sancho de Navarra ofreció en abW1danda al bienauentw-ado Precursor. y en las grandes solemnidades, muchedumbres de fieles exal-
tados se apretujan en los pasillos de las criptas alrededor de los re Iícaríos:
En mitad de Cuaresma, durante las vigilias nocrumcs. cuando al entrar en ese mismo santuario una gran muchedumbre se opinó en tomo a la tumba de san Macial más de cincuenta hombres y nu.!Jeres se pisotearon entre si y expiraron en el Interior de la iglesia; al dla siguWn.te los enterraron.6
v.
Milagros
En los más altos niveles de la conciencia relígíosa puede resultar entonces indudable que los milagros no son necesartos a la fe ni a la salvación, que lo que cuenta es lo espírítual. y que lo maravilloso no es más que la espuma de lo eterno. HeIVé, tesorero de San Martin de 'Iours, hizo reconetrutr la basílica para depositar en ella el relicario del
Cuentan que, unos dtas antes del traslado, Heroé TVfIÓ al Seflor ma n(jestara su afecto por esta iglesia su esposa, dignarulose, como lo habta recto en otro tiempo. reaUzar por intemledio de san Martin algún milaro. Sumido estaba en su oración cuando el santo confesor se le apareció y se dirigió afectll.osamente a él en estos términos: "Lo que pides, queridísfmo hijo, has de saber que es poco comparado con lo que el señor tiene el poder de acordarte; pero por el momento los milagros que se vieron nnrcno deberán bastar, pUES lo más urgente es recoger la mies ya sembrada. Sólo los bienes que elevan a las almas deben ser objeto de las oraciones de tedas. Para las almas, mmca olvides implorar la misericordia divina. Sabrás que por mi parte intercedo ante el señor en favor de los que, en el presente. sirven asiduamente a esta iglesia. Algunos de ellos, ocupados más de lo razonable en los asuntos de este mundo y además cumpliendo su servicio por las armas y la guerra, perecieron degollados en un combate. No te ocultaré que me dio mucho trabajo obtener de la clemenecia de Cristo que se libraran de los servidores de las tinieblas y obtuviesen eu lugar en los ámbitos del remozamiento y de la luz. En cuanto al resto, termina de cumplir tu cero, que es muy grato al señor." El día señalado para la consagración, se vio arribar a los obispos y abates, así como a una tncontable multitud de fieles /Jombres y muieres. clérigos y laicos; antes de comenzar las ceremonias, el muy venerable Heroé llevó aparte a los más santos de los sacerdotes pre· sentes y se esmeró en transmitirles su visión. Cwnplida la ceremonia según los usos y cuando todos los objetos de culto estuvieron colocados, el santo hombre comenzó a i n}ligirse las mort!ficaciones de una vida más ascética todavía y a pasar su vida en soledad en una estrecha celda vecina a la iglesia recitando salmos y oraciones. Al ca1x> de cuatro años, sintió que pronto iba a dejar este mundo; su salud empeoraba cada día; T1U1Chos acudieron a vis itarlo y, a juzgar por el mérito que veian en este hombre, daban por descontado que su muerte estaria marcada por algún milagro. Pero él, con sagacidad, los invitó a ocuparse en ot ra cosa y les previno que( no debían esperar ningún signo extraordinario; y en rigor los conjuró a poner más celo en los ruegos por él al Señor santísimo. Cercana la hora de su muerte, con las manos y los ojos elevados al cielo, no cesaba de repetir: "¡Piedad, Señorí ¡Piedad, Señor!". Y, pronunciando estas palabras, exhaló el último suspiro;}i.1e enterrado en esa misma Iglesia en el mismo sitio en que antaño se enrontraba la sepultura del bienaventLU"ado Martín. 7
Pero, en esta época, la fe del pueblo se alimenta de maravillas. La necesidad del prodígío, del contacto fisico con las fuerzas sobre naturales empuja a las multitudes a los santurartos favorecidos por la frecuencia de milagros y martyria. Esta inclinación irresistible y todos Jos favores que hacía posibles, explican el intenso comercio de reliquias y tantas supercherías por las que no todos los hombres de la época se dejaban engañar.
santo. 64
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Imposturas La autoridad divina, por voz de Moisés, hace a los judíos esta advertencia: "Si se encuentra entre vosotros un profeta q112, hablanc:'J en el nombre de un dios cualquiera de los gentiles, predice algún suceso ji.tturo y por azar este suceso ocurre, no crecrs en ese hombre: pues es e: Seno: vuestro Dios quien os tienta para ver si lo amáis o no." Nuest.-o tiempo ofrece, en un caso diferente, un ejempío del mismo valor. En l:l época que nos ocupa vivía un Iwmbre del pueblo, astuto ca~alach€ro, cuyo nombre y patria por lo demás se ignoraban: pues cambiaba con..s tantemente de residencia para no ser reconocido, poniéndose nombres falsos y mintiendo sobre su provincia de origen. A escondidas, exhumaba de las tumbas huesos pertenecientes a difuntos muy recientes los metía en diversos cofres y los vendía a cantidad de personas corno reliquias de santos mártires o confesores. Tras cometer innumerables estafas en las Galfas. tuvo que huir y llegó a la región de los Alpes, donde habitan las tribus estúpidas que de ordinario pasan su estancia en las montañas. Alli tomó el nombre de Esteban. es! como en otros sitios se había hecho llamar Pedro o Juan. Y tambien allí, según su costumbre. .fue de noche a recoqer en un lugar de los más comunes los nuesos de un hombre desconocido; los puso en un relicario y en una mon tura; pretendió saber. por una revelación que le habrían hecho los ángeles, que se trataba de los restos del santo mártir llamado Justo. Muy pronto, el pueblo se comportó como solía hccerio en tales casos y todos los campesinos de espíritu basto acudieron al enterarse de la noticia; acongojados incluso sf no tenían alguna enfermedad cuya curación pudiesen implorar. Trajeron a los inváUdos. aportaron sus pobres ofrendas. esperando dla y noche algún súbito milagro. Sin embargo, como hemos dicho, los espiritus malignos tienen a veces permiso para hacerlos. Son las ten taciones que los ~mbres se atrae.n por sus pecados. Se tuvo entonces un ejemplo manifiesto. Pues se VLO toda clase de miembros torcidos enoereeerse. y balancearse pronto en el erre exvotos de todas las formas. Sin embargo, ni el obispo de Maunenne. ni el de Uzes. nI el de Grenoble, cuyas diócesis se-oren de teatro a semejcntes sacrilegios. pusieron ninguna diligencia en investigar el asunto. Preferían mantener coloquios en los que sólo se ocupaban de imponer al pueblo injustos tributos, y al mismo tiempo de faoorecer esta superchería. Entre tanto Manfredo, el riquisimo marqués. oyó hablar del asunto; envió su gente para que se apoderara de vivajuer¿a del üuscrtc objeto de culto, ordenando que le trajeran lo que se tomaba por un venerable mártir. En efecto. este marqués habia iniciado la construcción de un monasterio en el burgo fortifr.cado de Suse. el más antiguo de los Alpes. en honor de Dios todopoderoso y de su Madre Maria siempre virgen. Tenia la intención. cuando el edifr.cio estuviese terminado, de depositar all! a ese santo y todas las otras reliquias que
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pudiera encontrar. Muy pronto los trabajos de la iglesia quedaron tenninados y él fUó el día de la consagración; invitó a Jos obispos de la vecindad, con los cuales vinieron el abate GllillemlO de Volpiano. ya tan frecuentemente nombrado. y alguJlos otros abates. Nuestro cambalachero también estaba ahl; se habla ganado los favores del marqués prometiendole descubrir en poco tiempo reliquias mucho más preciosas aún. procedentes de santos cuyos actos, nombres y detalles de su matirio. como todo el resto, inventaba embusteramente. Cuando los Iwmbres más sabios le preguntaban en qué jorma habla aprendido tales cosas, soltaba ruidosas inverosimilitudes; también yo estaba ahí, que habia venido tras mi abate tantas veces nombrado. El decla: "Por la noche se me aparece un ángel y me cuenta y me enseña todo lo que sabe que deseo saber; y se queda conmigo larguísimo rato hasta que loinvito a marcharse." Como a estas palabras respondíamos preglmtándole si vela esto despiertoodonnido. añadió: "Casi todas las noches el ángel me saca de mi cama sin que mi ml.yer"lo advierta; y, tras una larga conversación. se despide de mi con un saludo y un beso. " , Advertimos en estas palabras une torpe mentira y supimos que el hombre no era un Iwmbre angélico sino un servidor del fraude y la malignidad. . Pero los prelados. al efectuar ritualmente la consagración de la iglesia objeto de su viaje, pusreron con las otras reliquias los huesos descubiertos por el sacrílego impostor, no sin gran alborozo de todo el pueblo que había acudido tras ellas en tropel. Ahora bien, esto sucedía el 16 de la calendas de noviembre. Se habia elegido ese día porque los partidarios de la sllpercheria pretendían que se trataba de los huesos del propio san JLL<;tO. qUi€7l sufríó el martirio en esa jecha en la ciudad de Beauvais. Galfa y cuya cabeza.fue trasladada y está conservada en Auxerre, donde el santo nació yji.te criado. Pero yo, que me habla dado cuenta de todo, d!je que eran puros cuentos. Además, los personajes más distinguidos habian descubierto la impostura y Sl.L<;cribían mi opinión. Ahora bien. a la noclll! siguiente, unos monjes y otras personas religiosas tuvieron en esta iglesia apariciones monstruosas; y del relicario que encerraba la osamenta vieron surgir figuras de siniestros negros que se retiraron de la iglesia. Pero desde entonces, por más que muchas personas provistas de buen sentido condenaran a la cbcminación la detestable superchería, ello no impidió a la multitud campesina venerar en la persona del corrupto cambalachero el nombre de un hombre Injusto como si hubiese sido Justo mísmo, ni perseverar en su error. En cuanto a nosotros, hemos contado esta historia para que se tenga cuidado ron las formas tan variadas de las supercherias diabólicas y humanas que abundan por todo el mtmdo; y que tienen particular predilección por esas fuentes yesos árboles que los enfermos veneran sin cüscernomenro.e 67
Victorias del culto de las reliquias E l curso de ta les creenc ias mostraba ser a veces tan poderoso q ue h a s ta los mas sabios se dejaban ganar po r e l. Bernardo. ma estro de la s escuelas d e Angers. cuando d escubrió Aquitania, al p ri n cipio quedó profundamen te impresionado ante la s forma s que adoptaba en esta regt ón la devoción popular por las reli qu ias. Los primeros rel icarios a ntropomórlicos que vio parecieron idolos a sus ojos. tan pe rniciosos como la s estat uas d el paganismo. Pero. muy p ronto . é l mismo qued ó cau tivado. Esto es lo que a parece en los M ilag ms de santa Fe: QUE ESTA PERMm OO. A CAUSA DE UNA COSTUMBRE INDESARRA1GABLE DE LAS PERSONAS SIMPLES, ELEVAR ESTATUAS DE SANTOS PORQUE DE ElL4.S N O RESULTA NINC UN DAÑO PARA LA REU G/ON; y DE UN EJEMPW DE VENGANZA CElESfE. Existe un hábito venerable y antiguo tanto en /os paises de
Auvergne. Rodez y Toulouse. como en las regiones vecinas: cada cual eleva a su santo. según sus recursos. una estatua de oro, plata u otro metal en la que se encierra o bien la cabeza del santo. o bfen alguna otra parte venerable de su cuerpo. Debido a que esta práctica parecía con razón supersticiosa a las personas entdftas -pensab an que en ellas se perpetuaba un rito del culto de los antiguos dioses o más bien de los demonios - creí yo también. ignorante. que la cost umbre era mala y totalmente rontrwia a la religión cristiana, cuando contemplé por primera vez la estatua de san Geraldo ins talada so bre un altar. Estatua notable por su oro jinl.sfmo y s us piedras de gran valor y que reptoduda con tamaño arte los rasgos de un rostro humano que los campesinos que la miraban se sentían atravesados por lUl a mirada darllJidente y creían apreciar a veces, en los rayos que sus qjos despedían. el India? de lUl fa ror más indulgente a sus votos. Muy p ronto, sonriéndome !JO mismo de mi error. me vuel vo hacia mi compañero Bemier y le d lJij o en la Un estas palabras: H ¿Qu.é piensas. hermano. de este !dolo? I.J úpiler o Marte no habrtan aceptado una estatua part.'Cida?' BemieT entonces. ya guiado por mis palabras. respondió con mecho ingenio. disimulando la crtrica bajo la alabanza. No es taba equivocado. Pues alli donde se rinde al Dios único . todopoderoso y verdadero unjusto culto. parece nefasto y absUTdo f ab ricar estatuas de yeso. madera o metal, saloo cuando se trata del señor en la cruz. Que se moldee con piedad una tal imagen para hacer ~ vir el recuerdo de la Pasión del señor, sea con cincel. sea con pincel. e sto la santa Iglesia Católica /o permite. Pero el recuerdo de los santos, los ojos humanos no deben contemplarlo más que en los relatos verldicos o en las figuras pintadas sobre las paredes, en colores oscuros. No tenemos razón de aceptar las estatuas de santos. si n o es por la.fuerza de un ab uso antiguo y de una costumbre fijada de manera ine.xtirpable entre las personas simples. Este abuso tienetaljiterza en los lugares de los que hablé. que s t entonce s yo hubiera dado en uoz alta mi opirúón sobre la estatua d e s an Ger(lldo. tal vez me habrian castigado romo a un criminal 68
Pa: fin; al tercer dia llegamos an te sa nta Fe. Ocurrió por azar y por s uerte que. cuando en tramos al monasterio. el sitio retirado donde se g uarda la venerable imagen estaba abíerto. Al llegar ante ella. estáb amos tan apretados a causa del gran número de .fieles prostemados. que nosotros mismos no pudimos tncIinamos. Esto me enf adO y permaned de pie mira ndo la imagen. En estos térmi nos exactos f ormulo mi or-ación: H&m ta Fe, tú cuya reliquia reposa en este simulacro. socórTeme el día del Juicío~. En ese momento echo lUl a mirada di simulad a y SOf'iente a mi alwnno Bemier. Yo pensaba entonces que era verdaderamente inepto y ajeno al sentido al que tantos seres dolados de razón sup licasen a un objeto mudo Y desprovisto de lntelfgencta. Pero eran ésas palabras vanas, cortCE.pCión mezquina. ,q ue no brotaban de un romzón recto: la sagrada imagen no
es tratada como lUl idolo con sacrificios, stoc que se la reverencia e n recuerdo de la venerable mártir en nombre de Dios todopoderoso. Pero yo. al despreciarla como si.fuera Venus o Diana. la tratéde simulacro. y me arrepentt después . amargamente. de mi estúpida conducta para ron la santa de Dios. El reverendo Augier, hombre probo y venerable, deán en ese momento (supe que poco después se hizo abate) me contó. entre otros milagros, la aventura del clérigo Ulrfco. Este hombre se creía sensiblemenle más sabio que los demás: un día e n que se debió trasladar la santa imagen a otros sitios . se trastornó tanto que, deteniendo la procesión de los peregrinos. despotricó contra la santa mártir y.fOrmuló incontables sandeces sobre su imagen. A la noche s iguien te. renunciaba a s us piemas reventadas de fatiga cuando le pareció que lUla señora se le apareda en sueños exhibiendo una majestad aterradora. Hf\1es bien. dijo ella. miserable, ¿cómo te has permitido denigrar mi imagen?'. Tras pronundeIT estas palabras, pegó a s u enemigo con la vara que se veía en s u mano y lo dejó. Durante el resto de s u vtda arontó él esta l'ÍSiórl para la posteridad. Asi pues. 110 queda ningún argumento para d iscutir si la estatua de santa Fe debe ser oenerCJda, poesto que está claro que sus detrod.0re5 ataca n en realidad a la p rop ia santa mártir. agrego que no se trala de u n Idol:> impío prop iciando lUl nto de s acrificio o adivinación. s ino del devoto monumento de lUla virgen santa ante el cual los .fieles haUan con más dignidad y ablUldancia la cornpwtdón que los hace implorar para sus pecados su poderosa Interces ión. Esta e s quizá la explicación más sensata. Ciertamente. tal envoltura de reliquias santas se fabrica con forma de ftgura humana cualquiera según el deseo del artista, pero con tiene un tesoro mucho más valioso que antaño el arca de la LEy. Si es verdad que en esa estatua se conseroa intacta la cabeza de una mártfr tan grande, está fuera de dudas que allt se tiene una de las más bellas pe rlas de la Jerusalén celeste. Y la bondad suprema opera incluso, en virtud de sus méritos, tales milagros que no hemos podido haUeIT su equivalente en nuestra época en ningún o tro san to por testimonto directoo indirecto. 69
Por cons igu iente. la estatua de santa Fe no contiene nada q ue exij a interdicción o cens ura. puesto que, al parecer, con ella no se reincidió e n ningún erro r antiguo. los pode re s de los san/os no fueron reducidos 11 la religión no sufrió perjuicio alguno. 9
Milagros de santa Fe Berna rdo, por fin convencido, a plicó pu es su ta lento a relatar los asom brosos prodigios qu e la osamen ta, ence rrada e n la esta tua de oro. suscita ba a s u alrededor. DE LOS BRAZALESDE ORO A ñado ahora que nadie pudo enumerar todos los milag ros que el señor se dignó operar por intennedio de santa Fe; los que la memoria conservó. un so lo hombre no bastaria para escriblrlos. Quiero no ccsrcnre añadir unas palabras sobre los hechDs ya conocidos de que me hab laron , afin de que no se me acuse de mutismo [XX" culpa de una
d iscreción excesiva, ni de importuno por mi prol ijidad. Conozco el antiguo refrán: "Todo lo que es raro es preci oso". Es c s t que s ólo e scribo un pequeño número de hechos des tinados a la ed!ficación del conj~ IO de la comunidad. por darles valor. Cristo me perdona rá la Jalta de deja r en silencio. voluntariamente, un qmn nitmero de milDgros. ( Se trata de Arsínda, esposa del conde GuiUermo de Tou/ouse. I hennano de aquel lbns que fue muerto por astucia , después de estos sucesos, por su yerno Artaud. Esta mujer llevaba unos brazaletes de oro o, mejor dicho, y a que montaban hasta e l codo. unos brazales magn!Jicos mara lJÜlosamente cincelados y omados de pfedras p reciosas. Una noche en que descansaba sola en s u noble lecho, ve aparecer en sueros a una beUtsfma muchacha. Sin df?1ar de admirar su extraorrlinatia hermosura. le hace esta pregunta: "Dime, oh señora, ¿q uién eres?'. Con dulee voz. santa Fe respondió: "Soy sa nta Fe. muier, no lo dudes ". Arsinda. de inmediato. CCf1. voz suplicante le d ijo: HOh . santa señora. ¿por qué te has dignado venir a una pecadora? ' Santa Fe hizo conocer entonces a s u interloculora el motfvo de su llRgada: "Dame. dijo. /os brazales de oro que posees; d ir!gete a Conques y depositalos en el altar del santo Salvador. Pues ése es el motivo de mi aparidál"_
Ante estas palabras. la muier. advert ida . no queriendo d Ejar escapar tamaño don sin ser compensada.. replicó: NOh, santa seflora.. s i par tu inte rces ión Dios me concede Wl hijo, ejecutaré contenta lo que me ordenes", 70
.scnrc Fe le respondió: "El Creador todopoderoso lo ha rá muy [óciimente por s u s ierva , a condició n de que no me niegues /o que te pido". La myjer. al día sig uiente. tomand o a pecho e st a respues ta, indagó con celo sobre el pais en que está sit uado el burgo llamado Conques: en esa época. en efecto. la rep ut ación del poder singular de Conq ues no habia pasado. s alvo en raros casos. su temrceto. Unos iniciados le inJonnaron y ella llevó a cabo en persona la peregri nación: llevando los braza les de oro con gran piedad, 1a.s ofreció a Dios y a la santa. La digna muierpasó las jies las de la Resurreccfón del Salvador en esos silios participando y realzando la ceremonia con s u p resencia: luego oolvió a su país. A cto seguido vio realizarse la p romesa hecha por la apari ción y trajo al mundo un varón. Nuevamente encint a. d io a luz un segundo hijo y sus nombres.fueron: para el mayor Raimundo y para el segWldo Enrique. Seguidamente , los brazales fueron fundidos para f abricar un retablo,1O DE UNA VENGANZA CELESTE CON1RA PERSONAS Q UE Q UERIAN {IDBAR EL VINO DE WS MONJES
... EI caballero Huyo. que ejerce el poder en e ste burgo. ordenó a dos criados y luego a un tercero apoderarse del vino de los monjes. alm acenado en el dominio de Molieres. Este dominio se ha llaba p róximo al btugo en cuestión.: la distancia no superaba las dos millas. Los s iervos se separaron y recorrieron los diferentes caminos que había entre las casas del pueblo. buscando carretillas donde transportar el vino; el primero de ellos. un ta l Benito, se cruzó con un inocente campesíno que lo exhortó con todo s u corazón a no llevar a tennlno la mala acción emprendida. PeTO él respondió. dicen. de esta manera blasfematorl.a: H¿Ast que santa Fe bebe vino? [Qué idiot ez! ¿Ignoras que quien no bebe vinb no lo necesita? " Desdichado el que es l ajeno a la sig nificación propin de las palabras e ignora que quien agravia a los m inistros de los santos . lesiona con toda evidencia a los santos m ismos y atenta no sólo contra éstos sino también contra el señor Cristo. et cual padece los suftimientos en el cuerpo de otro Y del que los santos no son otro cosa que miembros int imamente ligados a él. Como se le d ijo que el guardián de la bodega no se encontraba. sej actó de llevar la tranca en la punta del p íe Y dijo que en ninguna parte los batien te s eran tan sólidos que no se los pudiese partir con sólo dar una p acada . Mient ras hablaba y s in hacer el menor esfuerzo. sacudió la pared de la casa en que entraba. mostrando con evidencia el vigor con el que iba a derribar las puertas de la bodega. Sin embaryo. cuando se puso a patear por segWlda vez. su rodilla se aM ó y sus nenxcs. paralizados por s u p ropia mez cla . perdieron toda capacidad de movimiento y quedaron rompletamente rígidos; inmot.lÜizadas las articulaciones, se desp lomó 71
miserablemente en el s uelo. El orificio ínmundo se ensanchó hasta la oreja: las porquerías salieron de su vtenlre y. derTamadas de manera innoble. claramente se vio cuán horrenda y punzante era su angustia. { El desd ichado. torturado cst fXJr un suplicio espantoso, arras tró su
m iserable existencia sólo dos d ías mes-u
DE UN MUW RESUCITADO
incluso extraordinarios. ¿Pero por qué razón. por qué ~idad habria resucitado Dios a la bestias? Cuando se tiene buen sentido. no se puede ni debe resoluer tamaños enigmas. ~ ¡Ciego e insensato el hombre que asl habla.1'Jlene el corazón de piedra aq uel que transforma en tinieblas la luz recibida. desdichado que conserva intacto. después de las aguas del baut ismo. el viejo hombre salido del seno materno. intacto. pero m ucho peor aun tras la regeneración del Espíritu. Si este hombre hub ie ra vivido en tiempos de la Pasión del Señor, seguramente habría neg ado con los j udios la resurreccón de Lázaro o la curación de la oreja cortada. Sl este hombre se ha mostrado como hijo del Diablo, enemigo de la Ve rdad. serv idor del Arulaisto. 12
La maniJestactón de la omnipotencia cfilJina en oportunidad de la res UTTeCC'Í6n de un mulo por mediadón de santa Fe. no es menos digna de encomio y publicad6n. Es impropio que una CTianua razonable
enroezca a l contar lo que el Creador s up remo no tu vo veryüenza de hacer. No ha de sorp rendemos que el Creador mi sericordioso de los seres vele por sus moruros de toda especie, pues e stá escrito : "Señor, socorrerás a besttas y gentes". La historia que voy a contar es de esta clase. Un caballero del pals tolosano llamado Borifils (s u hgo. que alin vive. es conocido por el mismo nombre), acudía olluga r consagrado a la Santa euc.uu1o, a un as dos millas del b wyo de Conques. su montura. herida no sé cómo. cayó muerta en redondo. Bonjils llamó a dos
campesinos para que desollaran a l animaL En cuanto a él. que había hecho el lJiaje por amor- a la Santa , conti nuó hasta el santuario: a Uá . echándose por tierra, prodigó s us rezos y €.q)USO sus votos. Alfinal. se quejó ante la estatua dorada de la sant a mártir por la phrlida de su mulo. Pues justamente se trataba de un mulo notable, casi Incomparable, yfue precis amente cuando él se entregaba a las obras piadosas cuando e l enemigo, victorioso, le habl a hecho e ste daño. La solidez de esta fe merece alta exa ltación; pues cuando el hombre acabó s u oración, el mulo, deshaciéndose d e los dos campesinos que lo tenian por las patas para de sol1arlo. se tncorporó. oh milagro. con Wl salio pleno de vid a y. galopando a trccés de las colinas por la huella de s us ccxnpaileros de viqie. (numpfóen el bwyo. 1... 1 Hace aly ún tiempo. Wl grupo de angevt:nos emprend ió vicYe para realiz ar s us devociones en esa d udad célebre y poblada cuyo nombre antiguo casi se ha borrado (salvo error. era An tdumJ. pero e l pueblo la llama ~Nuestra Señora d e l Puy". Aqul, las personas de que hablamos se encon traron con un individuo implo y hereje que declaraba residir en las cerc c nícs de Conq ues. Enterado de que se trataba de angevlnos: ~¿Conocéis, les dUo. a un tal Bernardo que a l regre sar este a ño de Conques dejó ahi no sé cuántos escritos mentirosos sobre santa Fe? ¿Qué razonamiento podrá conceder fe alg una vez a historias de qos arrancados y vueltos a colocar o de animales resucitados? He oido si n duda atribuir a santa Fe. como a los otros santos. otros prodigios. 72
Milagros de san Benito S an Be n ito n o proced e de otro modo q ue santa Fe con tra q uienes a tentan Con tra s us de rec hos: En la región oorqoeona. en el territorio de Troues , había un domi· nlo perteneciente a san Benito, llamado Tawy, que un p rocurador íseflor que aswne la guarda de LUla prop iedad eclesiásticalllamado Godofredo def endla contra los intrusos del exterior. pero que también él mismo devastaba ron más vioIenda que cualquier extranjero. Los rtlDrYe's salian exhortarlo a abstenerse de tales fechor1a.s. pero él no les hacia caso. Asi pues. el santo padre Benito obtuvo de Dios que este hombre fuese golpeado por ellá tigo del castigo antes de que el fundo desapareciese por su malicia . Un dla en que residla en s u propia morada. en el interior de dic ha ciudad de 1h>yes. yen que ejerda laj usticia sobre los campesi nos. un perro negro. totalmente rabioso. se aproximó y. sin tocar a ningún otro de la cs tsrencrc . se arrojó sobre él. le desgarro la nariz y la cara con sus mordeduras y se a lej ó. enloquecido. el procurador fue lle vado por s us amig os a la basUica de san De n1s; recobró un poco. no por como pleto. s us f acultades y wo!vló a s u casa. Como a los males que inJügía a los pobres de san Benito añadía otros peores. fue tomado por un ae monio. encadenado y encerrado en una pequeña habiladón donde exhaló el último suspiro. Todos quienes le conecten d!.Jeron que había s ufrido este destino a ca usa de su crueldad para con los campesinos del p recioso confesar BenUo.13 Puesto que e l universo forma un todo coheren te. pues to que con tiene u na in mensa porción de Invis ible y p uesto que refl ejos . se ñ ales. lla madas. venidos d e estas provi ncia s misteriosas, resuenan en e l seno de la s a pa riencias s ens ib les. corres po n de a los hombre s de Igles ia , que tienen la m isión d e mediar e n tre lo s agrado y lo profano. estar atentamen te a l acecho d e todas estas a dvert encias. Si n d uda son. a nt e todo. sens ibles a l orden que rige todo el mundo creado. y para ellos la historia. normalmente. sigue un curso regular como el d e los astros. estable como deberla serlo el poder imperial. Si n embargo. es evidente que este 73
orden a veces se trastorna que en el agua. el aire. la tierra o el fuego. o en los humores del hombre. se manifieslan alteraciones. que la trayectoria de un cometa viene a cortar los círculos co nc én trtcos do nde se mu even la estrellas y que la guerra ro mpe con frecu en cia el equilibrio Pelítico. Tales sucesos revelan. en la superficie de las apariencias. los conflictos . las ag itaciones secretas de la s que es sede. en sus profu nd klades. el m u ndo invi s ible . Y el trastorno qu e ellos hacen pa tente es el del pro pio Dios. Es decir que conciernen d irectamente a cada homre y a su salvación. He aquí por qué razón los escritores del Año Mil. acostumbrados a la exégesis. preparados por el estudio de la gramática y de la mú si ca a percibir armonías y correspondenc ias. persuad idos todos ellos de la cohesión cósmica y viviendo a la espera del fin de los tiempos. se dedí caron a registrar lo Insólito y darle un s en tido. Y por eso su relato toma el aspecto de u n entramado de prod igios.
4. Los prodigios del milenario
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1. Los signos en el cielo Los relatos de los hi s toriadores antiguos. cuyo texto s irve a l estud io de la grema nca. acostu mbraron hallar natural que la m uert e de los h éroes, es dec ir d e los santos. el emperado r y los reyes , vin iese acompañada por un cortejo de fenómenos ínhabt tual es . As i. pare ce en tod o normal que. en memoria de Cristo, el tiem po del milen ario se a el de los ma yores prodigios. El orden del mundo se muestra e ntonces perturbado por" trastornos dive rsos pero vinculados entre 51. No es, en absoluto. que se encadenen mediante una seríe de relaciones causales. Estos trastornos se corresponden e ntre sí. son hennanos : proceden todos de u n mismo y harto pro fundo malestar.
Cometas La alteración es. e n primer lugar. cósmica. Los a na listas si empre habían registrado cuidadosamente los me teoros. Raoul Glaber y Ademar de Chabannes dedican amplio espacio al cometa de 10 14. Y asod an con es te signo de fuego los incendios que estallaron conj untamente. Durante el reinado del rey Roberto apareció en e l cielo. del lado de Occid.en1e. una de esas estrellas que Uaman cometas; elfenbmeno romenzó en el mes de septiembre. en un anochecer. y dlUÓ cerca de tres meses. De ínt~ brillo sus destellos. el corneta llenaba de luz un a vasta porción del cielo y se ocultaba con el canto de! gallo. En cuanto a saber s i se trataba de un a estreUa nueva que Dios enviaba. o de un a estrella cuyo res landor El habla s iplemente mu ltiplicado romo señal milagrosa. esto s6l0 puede saberlo Aquel que en su sabidwia gobierna todas la cos a s mejor que cuanto pudiéramos expresarlo. Lo que no obstante no deja dudas es que, ca d a vez que los hombres ven p roduci rse en el m u ndo un prodigio de esta c las e. poco después se abate visiblemente sobre ellos algo asombroso y terrible. En efecto. pronto destruyó un incendio la iglesia de san Miguel Arcá nge l. que se leva nta sob re un peñasco al borde del mar Océano y que es objeto hasta hoiJ de la veneración del mundoen tero.l En esa época., un cometa que tenia la.formo. de una espada. pero más a ncho y más la ryo. apareció en el septentrión durante va rias no-
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elles del vera no; y hubo en Galia y en Italia muchas ciudades. caslillos y monasterios destruidos por el .fuego. entre los que se hallaba Charroux, q ue fue.junio ron la basWica del &Ilvador. presa de las llamas. De igual modo, la iglesia &mta Cruz de Orleáns. el monasterio de Sen Benito de Fteury , Y muchos otros santuarios. jueran deoomdos por el juego.2
Eclipses El mi smo a ño de l milenarto de la Pasión. e l 29 d e junio de 10 33.
tuvo lu ga r el ec lipse de so l d el que también hablan S lgebe rto de Gembloux y los Anales de 8enevento, quienes lo llaman "muy tenebroso". Ese mismo año. el milés fmo de la Pasión del Señor. e l tercer d ía de la calendas de julio, un viernes Vigésimo octavo d la de la ü mc. se prodt#o un eclipse u oscurecimiento del sol q ue d uro desde la sena hora de ese día hasta la octava y fue verdaderamente terrible. El sol tomó el color del zafiro y llevaba en su parte superior la imagen de la lun a en su primer cuarto. Los hombres, al mirarse unos a otros. se veían pálidos como muertos. Todas las cosas parecían inmersas en un vapor azafranado. Entonces. un estupor y un espanto Inmensos se apoderaron d el corazón d e los hombres. Bien comprendlan que este espectáculo presagiaba que alyuna lamentable plag a iba a abatirse sobre el genero humano. Y. en efecto. el mismo d ía. que era el del nacimien to de los apóstoles, en la igle sia de san Pedro algW10s de la nob leza roma na. conjurados . se al· zaron contra el papa de Roma, p retendieron darle muerte y. aun que no lo oonsiguleron, lo exp ulsaron empero de su sede... Por otra parte, se vio en tones en roda el mundo, ta nto en los as untos eczestésrrccs como en los seculares. muchos crtmenes con tra el derecho y la j usticia _Una codida desenfrenada hada que no juera poslble hallar en casi nadie e saJe para con los otros que es el funda mento y sostén de toda buena conducta. Y para quefuese más e vidente que los pecados de la tierra repercutían en los delos; "la sangre cubrió a la sangre". como gritó el profeta ante las continuas iniquidades de s u pueblo. Desde entonces. en efecto. en ca si todos los órdenes de la sociedad, la insolencia se puso a ClUldír. la severidad y las reglas de /ajusticia atenuaron su rigor. de suerte q ue se pudo aplica r muy exactamente a nue st ra generación las palabras del apóstol.: HSe oye hablar_entre vosotros de fechorías desconocidas entre los p ueblos .HUna avidez descarada invadía e l corazón humano. y la j e desf allecla en nosotros . De ah[ nac ían los pi llajes y los mcesros. los conflictos de ciegas codicias. los robos y los Infames adulterios. ¡Ay!, a nadie le ro rronz aba confe sar lo que pensaba de si mismo. Y. a pesar de esto, nadie se correg !a de suJun esta cost wnbre delmat 3
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Combates de estrellas
Sucedió Incluso, como observ ó Ademar de Chaban nes en 1023. q ue las estrella s combatieran entre s i co mo 10 hacían en ese mismo momento las potencias de la tierra. En esos d ías. coniendo el me s de enero. hacia la sexta hora , se produio un eclip se de sol de una llora; la luna también padedó entonces trastornos frecuentes . volvíendose una veces del color de la sangre. otras de azul oscuro y otras desapareciendo. Se vio también. en la parte austra l del cielo. en el s ig no del León. dos estrellas que lucharon e ntre si durante-todo el otoño ; /a mas grande y luminosa venia del Oriente. la más pequeña del OCCidente. La mas pequeña corría como furiosa y espantada hasta la más grande. que no le permitía acercarse s ino que , gol_ peándola con s u melena de rayos. fa rechazaba a lo lej os hacia el Occidente. En el tiempo que siguió murió el pa pa Benito. al que sucedió JU{Ul. Basilio. emperador de los griego s. murió y su hermano Constan· tino se hizo emperador en s u luga r. Heriberto. arzobispo de Colonia. abandonó la vída humana y , una vez muerto, se hizo notar por sus mila qros. El emperador Enrique rruuió a s u vez sín dejar hijos . y dejó la in· signias imperiales a su hermano Bruno, obispo de Augsburgo, y al crzobispo de Colonia as! como al de MagW1Cia, para que eligiesen después de él un emperador. Los obispos reunieron una asamblea de todo el reino y ordenaron tercnrcs y ay unos para granjearse el favor del Señor en este as un to. Los pueblos el igieron a Conrado, sobrino del difunto emperador Enrique. Los obispos. mejor Insp ira d os , eligieron a otro Conrado. esposo de una sobrina de Enriqu e. porque tenía un ccrécre- enérgi' co y unjuicio muy recto. Lo ordenaron en el estado real por el óleo de la consagración e n Maguncia . y le entregaron el cetro. /a corona y la lanza de san Maurido_ Cerca de Semana &I n ta. el prlndpe marchó sobre Roma con un ej ército ínnumerable; los ciudadanos romanos se negaron a abrirle; lJiendo que fl(lf lograrla entrar sin una gran masacre de hombres , el emperador Conrado no quiso manchar con sangre tuoncna la.fiesta de Semana &Inta y se quedó en Rallen a . Fue alll donde el señor papa le aportó la corona imperial y . el día de Pascua. lo coronó con s us manos emperador de los romanos. Al año siguiente , en ese mismo día de Pascua, el señor emperador Conrado hizo coronar a s u hijo en Aix·laChapelle. Est e rey coronado era entones muy peque ño y se llama· ba E nrique. A la ceremonia asistieron obispos venidos tanto de Italia romo de Galia. A s! Conrada, por opinión del papa de Roma y de todos los obispos y grande s del reino, que lo veían provist os de la ba lanza de la j usticia, asumió e / Imperio. S in embargo, aquel Conrado másjoven elegido por los sufragios del pueblo enceguecido, emprendió contra él la guerra civil; pero el emperador consiguió captu rarlo vivo y lo mantuvo en prisión todo el tiempo que lo creyó oportuno. Estos acontecimientos he-
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bían sido anunciados en los astros por el signo de la grande y de la pequer-Ia eslrella_4
Ya en 997. castigados por u na e pjdemln semejante. el mal des ardenrs [forma de erisi pela gangrenosa]. los pueblos e nco n traron como ú n ico a poyo el de las potencias sobrenaturales e ncerradas en los ret tca -
nos.
II. Desórdenes biológicos Mo nstruos El trastorno repercu te e n los seres vivos y s e m anifiesta por la aparición de monstruos que anuncian también ellos díscordías.
El cuarto c ño del milenario se vio una ballena de increíble grosor que sUTCaba las aguas sen el lugar llamado Bemeval yendodesd.e las regiones del septentrión ha cia las del occidente. Apareció una mañana de noviembre. a l alba. senujante a una isla. y se la vio proseguir camino hasta la tercera hora del día. CUTOjando estupor y asombro en el espírttu de los espectadores. Tras la aparició n de este presagio marino. el tu·
multo de la guerra comenzó súbitwnente en toda la extensión del mundo occidenlal a la vez en los países de la Galia y en las islas de ultramar. la de los anglios . los bretones y los escoceses. Como ocurre tan a men udo. las fechorla del pueblo más pequeño sumieron en la di scordia a los reyes y otros señores; Uevados por la indignación. comienza n entonces a asolar las poblaciones y aca ba n finalmente por degoJ.larse un os a otros.
Epide mias Pero la com plexión del hombre. ese microcosmos . también esta sometida a l desorde n. E l género humano. en primer lu gar. se encuen tra afec tado e n su estructura corporal. Bien sabemos que las ep idemias y el hamb re eran fenómenos n ormales en una cu lt ura material d e un n ivel tan pnmutvo Y entre poblaciones que padecian u na co mp leta indigen cia. No obstante . en estas ca la m idades los contemporáneos vieron prodigios. signos e ntre otros. y asociados a los otros. del desarreglo ge neral al que se a bandonaba el universo. En 1045. en la Francia del Nor te . los prínci pe s y e n tre ellos el rey de Francia. no hablan re spe tado la paz : Un secreto juicio del 5eñDr hizo q ue la venganza divIna se abatie· ra sobre sus pueblos. Un .fuego mortol comenzó a deoorar muchas v!ctt· mas. tanto entre los grandes como en la clases medias e infe riores del pueblo; y reservó algunas de e lla s. amputadas de una parte de s us miembros. para ejemplo de las gen eraciones siguientes. Al mismo tiem po. la pob lación de casi todo e l mundo padeció graves penurias por la escasez de vino Y de trigo. 80
En esa época hacía estragos entre los hombres un flagelo rernble. unjuego oculto que. cuando arremetía contra un miembro. lo consumía y lo separaba del cuerpo: en el espado de W1a noche. la mayoría eran devorados completamenle por esta horrenda combustión. Se halló entonces en la memoria de numerosos s antos e l remedio para pe ste
tan aterradora; las muchedumbres acudieron sobre todo a las ig lesias de tres santos conf es ore s. Martín de 'Iburs , Ulrico de Bayeux y por fin nuestro venerable padre Maieul (de C1Ll1lY): y con su acción bienhechora encontraran la curación anhelada.5 En ese tlempo. el mal des arden ls se encendió entre los lemos!· nos . Un ru.'unero incalculable de homb rse y mt¡jeres vieron consumirse s u cuerpo por unjuego invisible y desde todas partes la la mentación cubría la tierra. Enlonces Godofredo. abate de San Mardal que había sucedido a Guigue. yel obispo Audouin se concertaron ron el duque GuiUermo y ordenaron un ayW10 de tres dios a los lemosfnos. Todo s los obispos de Aq~lania se reunieron en U moges; aUl }i1eron traídos de todas partes los cuerpos Y reliquias de los santos: el cuerpo de san Mardal. patrono de la Ga lla.fue sacado de su sep ulcro; u na alegrfa inmensa invad ió a l mlUldo entero y por doquier el mal detuvo completamente s u devastación; y el duqUe y los grandes concluyeron juntos un pacto de paz ydejusticia. 6
Hambr es El propio Raoul Glaber pudo observar en 1033 e l hambre q u e asoló la comarcas d e Borgoñ a: la descripción que h izo d e ella alcanzó Jus ta ce leb ridad: E n la época siguiente. el hambre comenzó a extender sus estragos por lod a la t ielTa y se temió que el género humanofuera a d esaparecer casi ensero. Las condiciones atrJ'lDSféri.cas se hicieron tan d esf avorables que no se presentaba tiempo propicio para ning una s iembra y . sobre todo a causa de las imtndadones. era imposible !elJ(l1ltar las cosechas. En verdad se hubiese d icho que los efementos hosliles combatlan entre sí; y no es dudoso que ej ercian venganza por la in s ubordinación de los hombres . Uu vias continuas empaparon la tierra entera hasta e l punto de que durante tres enes no fue posible cavar surcos capaces de recibIr la semilla. Enel tiempo de la siega. las ma las hierbas y la tristed· zaño habían cubierto toda la superficie de los campos. Un moyo de stmiente. donde mejor rendía , daba a recoger un sextario, y el propio sectario producía ape nas un p uñado. Esta vengadora esterilidad habla ten ido origen en la comarcas del Oriente; devastó Greda. llegó a llalia y . de sde ahí. pasó a la Galia. cruzó este pals y alcanzó a las tribus de los ingle-
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gleses. Como la escasez golpeaba a la población entera. los grandes y los de la clase media enjlaqued a n ron los pobres; los pillaj e s de los poaerosos debieron interT11mpirse ante la indigencia Wliversal. Si por azar ha · llaba a lguien en venta algún alimento. quedaba al arb itrio del vendedor tomar el precio o exigir más. En muchos lugares, un moyo se vendia a sesenta cuartos y un sextario a quince . Entre ta nto. une ve z que .fueron comidas fas bestias saloojes y los pájaros. los hombre s se pusieron a recoge r, bajo el imperio de un ha mbre devoradoro, toda da se d e carroñas y rosas honibles d e d ecir. AfgWlOS recurrieron. para escapar de la muerte. G las raíces de los bosques y a las hierbas d e los nos; pero en 00no; el único recurso rontra la venganza de Dios es ensímismarse. Finalmente. cundió el horror ante el relato de las peroersidades que reinaron entones sobre el género human o. ¡A y !. rosa rara vez oida en el ClUSO de los tiempos. un hambre rabiosa empt9ó a los hombres a devorar carne humana. Los viajeros eran raptados por individuos mas robustos que ellos. los que descuartiza ban sus miembros. los coctcn al fuego y los devoraban. Muchas personas que. huyendo del hambre. se trasladaban de un lugar a otro y en e l camino hallaban hospitalidad. durante la noche fueron degolladas y s irvieron de alimento a quienes las habón albe gado. Muchos atraían a los niños a lugares apartados, mostránd oles Wlafruta o un huevo, y los masacraban y deoorab an. En muchos sitios los cuerpo s de los muertos fueron arrancados a la tierra y sirvieron igualmente para aplacar el hambre. Este furor insensato adquirió tales proporciones que fas bestias que andaban suelta.'> estaban más amena zadas por los hombres que por los ladrones. Como si yajuera usual comer come humana. hubo alguien que fa trajo tod a rodda para venderla en el mercado de Toumus. corno hubiese hecho ron la carn e de algim aním a'- Una vez apresado, no negó s u vergonzoso crimen; acabó maniatado y entregado a las Hamas. Otro.fue de noche a desenterrar esa carneque hab ian sepuUado en el suelo. la comió y.fue quemado a su vez. Existe une iglesia. dis tante WlQS tres millas de la ciudad de Macan. situada en el bosque de Chátenet, soli taria y s tn parrcquia y dedicada a san Juan; cerca de esta iglesia, un hombre salooje instaló su cabaña; a todos los que pasaban par a1ú o se presentaban en s u IJiv ienda . los degollaba Y con vertía en atxminables comidas. Ahora bien. Uegó un día en que un hombre IJino ron su muier a pedirle hospitalidad y tomó en s u casa algún reposo. He aquí que al pa sear s u miradn por todos los rincones de la cabaña. vio cabezas cortadas de hombres y de mujeres y de niños. De inmediato palideció, procurand o salir; pero el nefas to ocupante de la cabaña se opuso y lo hizo quedarse por la Jue rza . Esp anlado por esta trampa mortal. nuestro hombre pud o r('ducir al otro y junto co n su mujer a lca nzaron a tod« prisa la dudad . Al llegar, con tó lo q ue habla visto al conde Qtón y a los otros ciudadanos. Estos en viaron si n tardanza a varios hombres para que verif ICaran si era cierto; pa rtieron a toda prisa . halla ron al sanguinario ind ividuo en su cabana con las cabezas de cua rent a y ocho victimas, cuya carne ya había sido engullida por s u hocico bestia l. Lo condujeron a la ciudad. donde le ataron a un 82
poste en un granero y después. como lo vi con mis propios ojos. lo quemaron. se hizo entonces e n la misma reg ión una experienda que. por lo que sé. todavía no se había intentado nunca en ningún si tio. Muchas persona ex traían del suelo une tierra blanca parecida a la arcilla. la mezdaban con lo que tenían de harina o de s a lvado. y ron esta mezcla hacian panes suponiendo que. de este modo. no morirían de hambre; a s í se procuraban la esperanza de sobrevivir. pero no un aUmento real. Lo único que se veía eran caras palid as y demacradas; muchos tenían la piel estirada por las hinchazones; hasta la voz humana se oolvla aguda, selTlEjante a pequeños gritos de pajaros ago nizante s . Los cadalleres de los muertos, que por su can tidad eran dejados aquí y a llá sin sepultura. servían de pilanza a los lobos. los que después siguieron buscando mucho tiempo a s us presas entre los hombres. Y p uesto que no se ]Xld ía. conw he d icho, enterra r a cada uno individual mente a causa del gran núme ro de m ue rtos, en ere-tes lugares hombres tem erosos de Dios cavaron lo que llaman comúnmente fosas comune s, en las que se arrojaban /os cuerpos de los d({untos de a quinientos o más, mientras queda· ra espacio, mezclados, e n desorden, semidesnudos o incltlS0 sin ningún velo: las encrucijadas y los lindes de los campos servlan también de cementerios. Algunos olan decir que se hallarlan mejor si se trasladaban a otras comarcas . pero muchos eran los que peredan de inanidón en el camino. El mundo. cas tigo por /os pecados de los hombres. Jue presa de este azote de penitencia d urante tre s enes. se quita ron entonces. para ve nderlos en provecho de los indigentes . los ornamentos de las iglesias; se d ispersa ron los tesoros que , como se ve en los decretos de los Padres. se habían formado antaño ron ese efecto. Pero a ún quedaban demas iados crímenes por vengar; y casi siempre el numero de indigentes s upero la posibilidades de los tesoros de las iglesias. Ciertos hambrientos estaban tan prof undamente minados por la falta de comi· da que. s i por azar hallaban ron qué alimentarse. se hinchalxm y morían ahí mismo. Otros. cris¡xmdo sus manos sobre los alimentos. intentaban Uevórselos a la boca pero sucwnbían de impotencia. s in fuerzas para ejecutar lo que ansiaban. ¡Cuánto dolor. cuánlas ajlicciones. cuántos Ilan los. cuántas quejas para quienes vieron tales rosas. sobre todo entre los hombres de iglesia. obispos 11 a bates. monjes y mo njas. y en general entre todos aquellos, hombres y mujeres. dérigos y laicos , que tení an en el corazón el temor de Dios! Las palabras escri ta s no pUi'den rejl ejarlos. Cre íase que el orden de la estacione s !J elementos , que ha bla reinado desde el com ienzo sobre los siglos pasados. había vuello para siempre al caos, y que esto era el fin del género humano. Y. cosa mejor hecha que todo e l resto para inspirar un e spantado asombro. bajo ese misterioso azote de la veng anza divina era muy raro e ncontrar personas que, ante tale s cosas, con el corazón con/ rito, en un a post ura humillada. hubieran sabido eleoor correctamente s us almas y s us manos ha· cia Dios llamándolo {'TI su socorro. En tonces nues tro tiempo vio realizar·
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se la palabra de lsaía s diciendo: "El pueblo no se ha vuelto hada el que lo golpeaba". Habla en los hombres, en efecto , una suerte de du reza del corazón unida a un embotamiento del esp íritu. Yes eljuez su premo, el autor de toda bondad , quien d a e l deseo de rezarle, él que sabe cuá ndo debe tener piedad.
IlI. El trastorno espirttu al: la simonía Fin al mente má s se veros. y co nfigurando un sí n toma má s expre sivo aun del d esorden, ot ros trastornos sacudieron a la cristiandad pe-
ro. esta vez. no e n s u cuerpo si no en s u alma. Para los hi storiadores d e la época, estas s ingulares perveraíos de la re cta verdad co nsutuían los prodigios má s vigorosos del milenario. Empezando po r la simonia, pes te de la Iglesia : el a mor a las riquezas que se a poderaba a biertamente d e los siervos de Dios (y que Raoul Ola ber den unció con tod a la energía que cabía en un monje. y co n obediencia clu n ia cen se ). ¿ no era también e l signo -y a l mismo tiem po la ca usa (pero la In teli gencia de esta época no dl s tlnguia bien en tre: las r ela cion es d e causalidad y las de significado y s lgnificante)- de peligro s inminentes ? A la luz de las enseñanzas de la palabra sagrada. se ve daramen· te que en el curso de los d ias nuevos. el enjiia mtento de la caridad en e l cor-azón de los hombres Y el desbarde de la iniquidad harán inminentes tiempos peligrosos para las almas. Numerosos pasajes de los Podres antiguos nos muestran de qué modo . gracias a une codida crectenre, los derecho y las órdenes de las religiones pretérl.tas se hallaron. en aqueUo mismo que debió ayudarlas a elevarse hacia una dignidad supel"ÍOI'". las causas de su calda en la oorrupción... Comenzamos cst porque casi todos los prfncipes han e stado ce9ados desde hace largo tiempo por las vanas riquezas. y esta peste ha hecho estragos de un lado a otro entre todos los prelados de las iglesias diseminadas por el mundo. Ellos convirtieron. romo para afirmar s u propia condenación eterna, el don gratuito y venerable de Cristo Señor todopoderoso en tráfico de codicia. Estos prelados parecen tanto meno s capaces de realizar la obra divina cuanto que bien se sabe que no fue pas ando por la puerta p rincipal como alcanzaron s us funciones, Y por más que la audada de tales personas esté reprobada por muchos textos de la santas Escrituras, es seguro que en nuestros días castiga más que nunca a las diversas órdenes de la Igles ia, Hasta los reyes, que deberlan ser losjueces de la capaddad de los candidatos a los empleos sagra· dos, com>mpidos por los presentes que se les prodigan. prefieren. para gobernar Iglesias y almas, a aque l de quien esperan recibir los más ri cos regalos. Y si todos los turbulentos, todos los inflados por une vani dad engrelda son los primeros en lanzarse a una prelatura cualquiera y no temen después descuidar s u of¡cfopastoral. es porque su convicdón 84
se sostiene de los co.frecflos donde amo ntonan su dinero !J no de aquellos dones que lleva consigo la sab idurla: obtenido el poder. se entrega n tanto más asiduamente a la codicia cuanto que deben a este vicio la coronación de SlL" ambiciones: lo s irven como a un ldoIo: lo establecen en el lugar de Dios ; moldeados por él se precipitaron hacía tales honores s in poder invocar mentas ni servidos pre stados: y otros menos hábiles ooncíben el deseo decepclonante de imitarlos. de lo que resultan odfos recíprocos y tenaces. Pues en estas materias, todo lo que el uno logra cosecha con despiadada lucha. parece al otro. que lo envidia. robado en su perjuicio: y . como s iempre sucede con los en vidiosos, lafelicidad de los demás los sume en incesantes tormentos . De aqui nacen las tumultos perpetuos de las impugnaciones. de aquí salen cconnucs escémdalos y . aJuerza de ser transgredidas. las reg las JiLndamentales de las di versas órdenes periclitan. En Francia. donde la d escomposición feudal era más profunda que en otras partes . el pro gre si vo d ebilitamiento de la autoridad real de jaba poco a JXlCo en ma nos de los se ñoree prtvados el patronato de los santuarios y la ele cctón d e los más a ltos dignatarios de la Iglesia. Raoul Glaber señala claramente las consecuencias: la intervención del dinero en la designación de los guias es pirit uales y de los ministros de lo invisible provoca la degradación de todo el pueblo de Díos : suscita en consecuencia la irritación dtvtna. y atrae por tanto al bajo mundo un cortejo de calamidades vengadoras. Así. extendiendose los estragos de la impied ad por el clero, las tentaciones d el orgullo y de la tncontinenda awnentan su inJb.Yo sobre el pueblo. Pronto las superchertas embusteras, los fraudes y los homicíd io se apoderan de casi todos !J los arras tran a la muerte. Y como los qjos de lafe católica. es dedr los prelados de la Iglesia . están ensombreddos por WlQ ceguera cu lpable. el pueblo. dejado en la ignorancia de las vías de su salvación. cae en la ruina y en la perdición. Enjusto castigo. los prelados se vieron maltratados por aqueUos de quienes debían recibir obediencia, eJq>efimenlaron la Insumisión de los que. siguiendo s u ejemplo, se apartaron de los caminos d e laJusticia. Y no nos asombremos si. en medfo de estas angustias. sus gritos no fueron oldos: ellos mismos, por los excesos de su codicia . se hablan cerrado las puertas de la misericordia. Con todo, bien sab ido es que en castigo de tales crtmenes. casi siempre ha de esperarse que calamidades públias golpeen a los p ueb los y a todos los seres oüos. e incluso epidemias que destrnyan los frutos de la tierra, es decir. la intemperies de la atmósfera. A s í. los mis mos que deb ieron as istir a l rebario de Olas todopoderoso confiado a sus cuidad os en su marcha hacia la salvación, pontcn obs táculo a la generosida d habitual del Señor. Pues, en efecto, cada vez que la piedad de los obis pos fla quea y el rigor de la regla entre los abates se debilita, la disciplina cede de inmediato en los monasterios !J, sig uiendo s u ejemplo, todo el resto del pueblo se vue lve infiel a Dios. ¿No es entonces todo el género humano a la vez el que retoma par propia voluntad al antiguo caos !J al abismo de superdldón? Y ciertamente. la espera de este acon85
t('cimiento inspiró hace mucho tiempo al ant irjl!O Leviatán la certeza de que la crecida del do Jordán llegaría un d ía hasta SIL'> labios. cuando la multitud de los bautizados. por las seducciones de la codida. desertara de los caminos de la verdad y se precipitara en el óbilo. Y. tal como ap a re ce plenamente en el tes runonio autorizado de los apóstoles. el enfria· mie nto de la cmidad. la profusión de la iniquidad en el corazón de los hombres enamorados d e s i mismos s in medida. protJ
IV. El malestar herético Al igual que la s pestes y el hambre. las prime ra s a gitacione s de la herejía nos parecen naturales en este tie mpo, e n el se no de un pueblo ctesprot egído e Infinita me nte pobre pero q ue come nzaba a salir de un completo salvajismo y que. en s u s e ntes reltgtosas. ganaba suñcíente vígortn telec tual como para interrogarse sobre s u s creencias. Si n embargo, para todos los hlstortadores de entonces, estas primeras Inquietu des liberadoras se e mparentaban con los tumultos del cos mos. y , entre los s ignos a n u nciado res del fin de los tie mpos . ¿ no predecia la Escritura la llegada de falsos profetas?
"En el pueblo de Vertus" Hacia fi nales del Año Mil, vivía en Galia, en el pueblo de ve-rus. condado de Chcilons. un hombre d el pueblo llamado Leulardo que. como lo prueba el final del asunto. pu ede ser tenido por enviado d e sao tanás; su osada loctua comenzó de la manera siguIent.e. Se hnllaba un dia solo en un campo. ocupado en algÚTl trabajo de cunno. La Jatiga lo durmió. y le pareció que un gran enjambre de abej as pen etraba en s u cue rpo por su secreta s alida natural; después volvían a saHrle de la boca con un tremendo zwnbido y lo atormentaban con incont ab les picadu· ras. Largo rato lo atormentaron con sus aguijones. cuando creyó oírlas hnblar y ordenarle que hi.ciera muchns cosas imposibles a los homb res. Finalmente. ex tenuado, se incorpora, entra en s u casa, expulsa a su mu jer y p retende divorciarse e n virtud de los p recep tos evangélicos. Luego sa le romo s ifuera a o rar, entra en In iglesia. arranca la cruz y rompe la imagen del Sa lvador. Al ver esto. cundió el terror en tre todos los presentes. qu e creyeron. con razón. que el hombre estaba loco: pero él logró persuadir/os. pues los campesinos son déb iles de esp íritu. de que habla actuado po r J1d.elidad a una asombrosa re velación de Dios. Se exp layó
innumerables discursos tan inútiles como falsos e. intentando eparecer. como un doctor. hada olvidar la doctrina de los maestros. Pagar los dleZ~. deda. era una idiot~L. y mientras que las otras herejíae, pa . ra enganar con más cont undencia, se cubren con el manto d e las saqradas Escrituras a las que son contrarias. ésta pretendia que e n los rela. tos de los profetas, WlOS son útiles Y los otros no merecen ningÚTl erOOi' to .. ~ todo. s~ engañosa reputación de hombre plenamente sensato y religIOSO le gano en poco tiempo una considerable porción del pueblo. Al oe- eso. el muy sabio J éboin, viej o obispo de la diócesis de la que depen. dla nuestro hombre. ordenó que se lo trajeran. Lo interrogó sobre todo lo que se decia de su lenguaje y su conducta; el otro intentó disimular s u venenosa tnfamia. tratando de invocar en su provecho los testimonios de la sagradw: zscrsurcs. aunquejamás las hubiera aprendido. El muy sagaz ob ispo Juzgó que esta defensa no tenía asidero y que e l caso era tan condenable como veryonzoso: mostrando de que modo la locura de ese hombre lo habia conducido a la /ler(dia. hizo que el pueblo en parte engañado se recobrara de esta /ocLUa y lo deoolvió entero a laJe católica. Leu1ardo. viéndose vencido y despojado de sus ambiciones demagógi . caso sediomuerte él mismo ahogándaseen unpozar Al oponerse a la riqueza de la Iglesia (incitando a no pagar el diezmo). a l romper los crucifijos porque mostrar el cuerpo de Dios muerto en la cruz le parecía atentar co ntra la trascendencia del Todopoderoso. al abandonar a su mujer para vivir en la castidad. este "loco'' -que, au nqu e salido del "pueblo". tenia instrucción y por lo tanto pertenecía a la orden ecleerásuca- ma nifes ta ba exígencías e spiritua les curiosamente cercanas a la s que iban a expand irse much o des pués en e l movimie nto catare. Sin duda no es ta ba d istante de los "ma niqueos" cuya presenci a se revela. aqui y allI. unos veinte años después. fbco después de 1017 SUIyieron:, por tocla Aquitania. maniqueos que conumpíeron al pueblo. Negaban e l santo bcuusmo. la CTtlZ. todo lo que constiluye la santa doctrina. Al ab stenerse de ciertos a limentos . pareclan semejantes a monjes y simulaban castidad: pero entre si se libra. ban a todos los desenfrenos. Eran los mensajeros del Anticristo y por sucousa muchos hombres sa1ieronde /a órbita de /aje. en
Herejía. hasta en Orleáns ... Adémar de c hebannes. que relaciona abiertamente esta pestilencia con los desastrosos preludios de la Parusía. habla a de má s del suceso mas grave. que fue tam bién el ma s escandaloso porq ue estalló en Orleán s: (Esta .ciudad. di ce Raoul Glaber , era antiguamente. como hoy. la principal residencia de los reyes de Francia a causa de su. belleza, de su población numerosa y también de laJertilidad de s u suelo y de la pureza de las aguas del roque la baña.) En esta época. díe'L canónigos de santa Cruz de Orleáns. que pa. recten más piadosos que los ceros. se plegaron al maniqueismo. Como 87
se nega ron a retomar a la fe, el rey Roberto los despojó primero de su dignidad sacerdotal, después los expulsó de la Iglesia y finalmente los mandó a la hoguera. Estos inf elices habían sido descarriados por un campesino del Perigord que se decía capaz de sortilegio y llevaba consigo un polvo fabricado con cadáveres de níflos mediante el cual, si podla aproxi marse a alguno, lo convertía en maniq ueo . Adoraban un diablo que se les aparecía primeroenJorma de un negro y luego en la de un ángel de luz, y que todos los días les p roporcionaba mucho dinero. Obedeciendo a sus palabras. hablan renegado comp letamente de Cristo, en secreto. y en la sombra se entregaban a horrores y crimenes cuyo mero relato serta un pecado. mientras que en púbUco se mostraban enganosamente como verdaderos cristianos. Pero también se descubrieron maniqueos en Toufouse. donde fueron exterminados; estos mensajeros del AnticTisto que swyian en dil'€T"SQS regiones de Occidente. cuidaban de distmu/arse en escondrjjos y corromp ían a tantos hombres y nu.yeres como podlan. Un canónigo de Sarúa Cruz de Orleáns. el chantre Ua· modo Théoclat. que habla muerto tres años antes en esta herejia. habla sido tenido. según te s timon io de hombres dig nos de fe. por muy piadoso. Probad a su herejia. su cuerpo fue arrqjado.fuera del cementerio por orden del obtspo Ulrico. quedando en la caUe. En cuento a los diez que antes se ha mencionado. fueron condenados a la hoguera b mismo que usous. por quien e l rey había sentido un real aJecto a causa de la santidad de que lo creia colmado. Seguros de sí mismos. no temían aljuego; CUllUldaban que saldrlan indemnes de las lla mas. Y riendo se dejaron atar en mitad de la hoguera. Pronto quedaron totalmente reducidos a cenizas !:I ni siquiera se ha lló resto alguno de s us huesos. 8 De la herejía de orje éns. la imagen que ofrece Rao ul Glaber es menos Ingenua. También él ve e n la fuente una seducción perversa. pero no habla de po lvo encantad o; para el. los canónigos de Orléans no so n adoradores de Satanás s ino unos seres a gitados q ue tropiezan ron e l misterio de la Crea ció n y la Trinidad y que encuentran problemática la presencia del mal en este mundo. Hombres. sin d uda. de singular grandeza. orgullosos del Joven saber de las escuelas episcopales y a nte los cua les los contradictorios a rgume ntos expuestos por Raoul Glaber (véase más arriba. págs. 42-45) parecen ridículos. En el vigésúno tercer año después del Año Mil (es de cir 1022. contando el M o Mil como primero). se descubrió en Orleáns tma ~1a muy densa e insolente. cuyos gérmenes largo tiempo encubiertos habían hecho crecer una espesa cosecha de perdición y que precipitó a gran número de hombres en las redes de su ceguera. Cuentan que esta herejía insensata nació por causa de una r1U!1er llegada de lIalia; estaba enteramente presa del diablo !J corrompía a todos los que púdla. no sólo a los necfos y a la s ge ntes s tmple s , sino incluso a la mayorla de quiene s en la propia orden de los clérigos pasaban por ser los más eruditos . VI' no a la ciudad de Orleáns, donde pennanedó cierto tiempo e Infec tó a muchos homb res con el veneno de su infamia: Los portadores de es tos gérmenes detestables volcaban todo su esfuerzo en propagarlos a s u a l88
rededor. Los dos herestarcas de esta doctrina perversa fueron, por desgracia. quienes en la ciudad eran tenidos por los dos miembros más nobles y sabio del e/ero; uno se llamaba Heríberto y el otro Usoius. Mientras el asunto permaneció Ignorado, tanto el rey como los grandes del palacio les profesaban Intenso aJecto; lo cual les permitió corromper más jilcUmente a todos aquellos cuyo esplTitu no estaba bien consolidado por el amor a la Ie universal. Pero no limitaban sus hazanas a es ta ciudad. sino que intentaban difundir su doctrina maligna en las ciudades vecinas. En Ruán vivía un sacerdote de esplritu sano a quien pretendieron contagiar su locura ; y le enviaron emisarios que deberían Ins· truirlo en todos los secretos de su enseñanza perversa; decian que se acercaba el momento en que el pueblo entero iba a adoptar s u doctrina. PUesto al corriente. ese mismo sacerdote se dirigió sin tardanza al muy cristiano conde de la ciudad. Ricardo ¡duque de Normandíal y le expuso todo cuanto sabia del asunto. El conde. sin perder un instante. envió al rey un mensaje donde le revelaba el mal secreto que asolaba en su reino a los corderos de Cristo. En cuanto lo supo, el rey Roberto. muy sabio y muy criStiano. se puso hondamente triste y melancólico. temiendo en verdad la ruina delpals asi como la muerte de las almas. Acudió prontamente a Orleáns. reunió a gran número de obispos. abates. religiosos y laicos. Y comenzó a buscar activamente a los autores de la perversa doctrina y a los que. ya corromptdos. se hablan swnado a su secta. Cuando se indagó entre los clérigos el modo en que cada uno comprendia y creía lo que la fe católica conserva 11 predica tnquebrarúablemenle según la doctrina de los apóstoles. esos dos hombres. Usoius y Henberro. no negaron ni por un instante que ellos lo entendían de ot ro modo e hirieron púb /ka lo que hablan ocultado por largo tiempo. Después de eUos. muchos confesaron públicamente que pertenecían a su secta y afinnaron que no iban a abandonarla por nada del mwdo. Es tas revelaciones ahondaron aún más la msreac del rey Y de los obispos . que los Interrogaron más en secreto; se trataba, en efecto. de hombres que hasta en tonces habian prestado grandes servicios por sus cos twnbres en todo punto frTeprocha bles: uno. U soius. que residía en el monasterio de Santa Cruz. era considerado el más caritativo de los clérigos: e l ot ro , Herib erto. d irlg la la escuela en la igles ia Sai nt -Pierre1e-Puellier. Les preguntaron q~n o qué cosa los ha bía inducido a semej an te presunción; y respondIeron poco más o menos en estos términos: "Noso tros. ha ce m ucho tiempo que nos consagra mos a esa secta que vosotros habéis venido muy farde a descubrir; pero esperábamos el dia en que caerlals vosotros tc mbtén. como asi los demás, de todas las nactones y de todas las órdenes; 11 ahora creemos asimismo que ese dio Uegará:." Dicho esto. se pusieron a exponer s in Interrupción la herfjía que los enqoroba, más estúp ida y miserable aún que todas las antiguas. Sus lucubraciones se basaban fan poco en argwnentos valederos, que mostraron ser triplemente con trarias a la verdad. Tratab an en efecto de extravagancias todo lo qu e a lo largo del Antfguo Te stamento y del
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Nuevo, por señales indudables de los prodigios !J testimonios antiguos, nos afirma sobre la naturaleza a la vez triple y una de la divini~ad, la autoridad sagrada. El cielo!J la tierra tal como se ofrecen a las nuradas. ~e' dan,jamás habían sido creados y habían existido siempre, Y..e stos Insensatos ladrando como perros tras la peor de todas las herl;Jlas, eran semejantes a los herejes epicúreos: no creían que el dese:z.freno ~r~i~ ra WI castigo vengador, En toda la obra cristiana de ptedad y Justlcla que pasa por merecedora de la recompensa eterna, no veían mas que esfuerzos euperfusos. y sin embargo estos insensatos, y todo~ los otr~s tan numerosos a los que habían inspirado hallaron frente a SI harto n umero de fieles y estimables testigos de la verdad perfecrame~tecapa~s. si 1wbiesen querido aceptar esta verdad, y con ella su propia sctoccón. de refutar su ceguera!J sus falsas afinnaciones,
V. La subversión del templo Por fin, último signo del desorden, última advertencia y no la menor: la destrucción del5anto Sepulcro. En esa época. es decir el noveno año después del año miL la Iglesia de Jerusalén en la que se hallaba el sepulcro del señor nuestro Salvador, fue destruido por completo por orden del príncipe de Babilonia. según se sabe, la destrucción tuvo por Orlg,en estos ltec~s que pasamos a relatar. Como multitudes de fieles acudran a Jerusalen, desde el mundo entero, a visitar este ilus tre monumento del eetvx, el díablo, lleno de odio y por mediación de su habitual aliado el p ueb loj udlo, volvió,a volcar el veneno de su infamia sobre los adeptos a la verdadera fe. Habra en Orteéns. ciudad real de la Galia. una considerable colonia de hombres de aquella raza que se mostraban mas orgullosos. más d~fli~os y más i.nsalentes que sus otros congéneres. Con detestable deslgmo, cotrompieron por dinero a un vagabundo que llevaba el hábito de peregrino, un tal Roberto, siervo jugilivo del monasterio de Santa María de Moutiers. Lo enviaron con mUprecauciones al príncipe de Babilonia, portador de una carta escrita en caracteres hebreos que fue introducida en su báculo ba jo un pequeño rodillo de hierro. afin de que no se la pudiesen sustrae~. El hombre se puso en camino y trajo al principe e sa carta llena de mennras y de infamias donde se le deda que. si no se apresuraba e: echar abajo la venerable casa de los cristianos, ~ ~reve plazo v:'ru:z a estos ocupar su reino y despojarlo de todas sUS dlflnidades. El pnnClpe. al leer esto, se enfureció y envió inmediata men te a Jerusalén a varios de sus súbdi· tos para que destruyeran dicho templo. Estos. al llegar. hicieron lo que se les había ordenado; pero cuando intentaron derribar, con ayuda de picos de hierro, la tumba del sepulcro. les resul~ó imposible. Entonces destruyeron igualmente la iglesia de San Jorge Ul Ramulo. cuyo poder 90
mágico espantaba tanto en otros tiempos al pueblo de los sarracenos: pues, según suele relatarse, quiene,,' se inroducí.an en ella para saquearla. quedaban cíeqos. Así pues, cuando el templo quedó destruido, pron o lo resultó evidente que era la iryómia de losjudios la que habla fomenta do el atentado. No bien se conoció la cosa, reces los cristianos del mundo entero decidieron unánimemente que e.\]Jubarian a todos los judíos de sus tierras!J ciudades. 9 Con la obra del mal coopera lo que hay de mas despreciable en la humanidad : los infieles (el príncipe de Babilonia, es decir, el califa de El Cairo], los judíos y, por último, la chusma (ese siervo que, además, trai cionó a sus amos y emprendió la fuga), El relato de Ademar de Chaban nes difiere poco del de Raoul Glaber; aquel, sin embargo, establece una correlación inversa entre el pogrcm y la decístc '1 del califa, Se apoyaba sobre todo en un aviso que a él mismo lo favon -íó: todas las calamidades cuya cohorte iba a ponerse en marcha despees. estaban en germen en un accidente premonitorio, en un prodigio cósntco, esa cruz que se le apareció en pleno cielo, una noche. ·En aquel10s tiempos se mostraron señales en los astros. sequías desastrosas, lluvias excesivas, epidemias, hambres espantosas. numerosos eclipses de sol y de luna; y el Vienne. durante tres noches, desbordó sobre dos millas en Limoges . Yel monje Ademar, nombmdo mas cm be. que entonces, con su tío el ilustre Roge/io, vivía en Limcoes en el monasterio de San Marcial, habiéndose despertado durante la noche y mirando los astros a)Uera. vio, en la parte austral del cielo, como plantado en 10 alto , un gran cru.c(f¡jo, con la imagen del Señoc colgada en la cruz y derramando un abundante rio de lágrimas, Aquel que tuvo esta visión, aterrorizado, no pudo hacer otra cosa que dejar correr los llantos de SlL'; ojos. Vio esa CJ11Z y la imagen del Crucificado. color de fuego y de sangre, durante toda la mitad de Iffia noche y luego el cielo se cerró. Y lo que había visto lo conservó siempre oculto en el fondo de SIL corazón, hasta el día en que escribió esas lineas y el señor le es testigo de que v ío efecüvamenteeso. Aquel año. el coíspo Audouia obligó a losjudios de Limoges a bautizarse publicando una ley que los instalJa, o bien a hacerse cristianos. o bien a abandonar la ciudad; durante un mes, por orden suya, los doctores en la ciencia divina discutieron con los judios para demostrarles la falsedad de sus libros: tres o cuatro judíos se hicieron cristianos. La multitud de los demás se apresuró a buscar refugio en otras ciud(ldes, con mujeres y niños. Los hubo también qUE se degollaron a si mismos con su espada antes que aceptar el bautismo, El mismo año, el sepulcro del señor en Jerusalén fue destrozado por los judios y los sarracenos, el tercer dia de las calerldas de octubre, en el año 1010 de la Encamación de este mismo señor, En efecto, losjud¡os de OCcidente y los sarrocenos de España habían enviado a Oriente una carta llena de ccusccrones contra los cristianos y anunciando que unos ejércitos de OCCidente se habian puesto en marcha contra los sarracenos del Oriente. Entonces el Nabucodonosor de Babilonia, a quien ellos llaman el Amirat. inci91
rado a la a la cólera por los consejos de los paganos, vertió entre los cris nenes una gran desolación al dictar una ley que condenaba a lodos los cris tianos de sus Estados, que se negaran a hacerse sarracenos, a la confiscación de sus bienes o la muerte, De ello resultó que innumerables crislianos se convirtieron a la ley sarracena; pero ni uno soto fue digno de morir por Cristo salvo el patriarca de J eru sa lén . que}Ue ejecutado e n medio de roda cla se de suplicios.y dos jóvenes hermanos que fueron decapitados en Egipto. y se señalaron por numerosos mñcros. La iglesia de .san Jorg e, que hasta entonces ningful sarraceno había podido proJanor. fue destruida al igual que muchas otras iglesias de santos y. en cas tigo de nuestros pecados. la basUica del sepulcro del Señor.fue arrasada hasta el suelo. No logrando partir la piedra de l monumento, encendieron en ella una gran hoguera. pero la piedra pennaneció inmutable y duro cano undiamante. IO
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5. Interpretación
I. El desencadenamiento del mal ¿C uál es la s tgmñ cactón de estas señales, de estos prodigios'? Como anta ño a los sacerdotes de la an tigua Roma , como a los brujos de la a nttgua Oermanía. en el Año Mil corresponde a los hombres de tglesia in terpretar los. adivinar s u sentido y revelarlo al pueblo. Toda la enseñanza que rectbíeron y la incl inación natural que orienta todos los pasos de ,s u inteligencia los preparan para esta exégesis. Así como en la glosa. ante cada palabra. el comentador progresa del sentido literal al sentido moral para arribar por fin al sentido mas intimo y mas oculto. que abre las vías de la Ilumtnarj ón mística, así Raoul Glaber y Ademar de Chabannes comienzan por reunir y confrontar ciertos hechos. una visión. el ha mb re. las lluvias exce sivas. el descubtimiento de u na secta heréti ca : luego. citando a los Profetas, a los Após toles. a los Pad res, ava nza n hacia la s causas moral es, evocan el enfriamiento de la fe que s uscitaron en el pue b lo las flaqueza s de su clero y el desarreglo de sus monjes. Pero necesitan ir mas lejos a ú n y, traspasando el velo de las a parienc ias; llegar hasta el resorte primero. ¿Cómo exp lica r el mal esi ar que, e n es ie mome nto de la h istoria, sufre el universo?
El demonio Estos hombres sienten horror por los "ma niqu eos". Sin embargo. ellos mismos están persuadidos de que. en el reino de lo invisible, dos ejerc üos se enfrentan. el del Bien y el de l Mal. "c umpli dos los mil años". según la pa labra de la Escritura. no pueden dudar de que los po de res satánicos se han propiamente desencadenado. De este modo. los seduce conside rar la pe rturbación de todas las cosas. c uyas ma nifes ta ciones revisten e ntonces tantas formas diversas, como u na victoria del demonio. a l que el Angel ha librado de s us atadura s. como el hundimien to de todo s los castillos donde se a m pa raba n las fuerz as ben éficas . El milenario es, ante tod o, esa de rr ota del ejercito di vino y el retorno a l caos que le sucede. Asi se explica que u no de los prin cipales personajes de l relato de Raou l Glabersea el diablo. Al com ienzo del libro V de las His· !arias, ocupa él solo el proscenio: A la s l!icisítudes de looa clase. a las catástrofes variadas que ensordecían. aporreaban. embrutecían a casi todos los mortales de ese 95
lfempO. se sumaban los alaques de los espíritus malos; sin embargo. solía contarse que. con sus fantasías. estos habian hecho comprender claramenle verdades üliles. El demonio. cu a ndo interviene, procura seducir: es el espíritu que enga ña . qu e trabaja ins id ios a men te para desviar a los buenos de la recta vía: es elage n te d el d esanlmo y de la perversíóndoctrtnerte: Un monje creyó ver una noche. a la hora en que suena la campana de maitines. erigirse ante el un ser horroroso que lo colmaba de conSl#os y proJerfa.. poco más o menos. esre lengw:ye; ¿Por qué ocscrrcs. los moryes, os infligís tantos trabajos. tentas IJigUlas y ayunos. tristezas. salmodias y tantas otras mor-t{/icacioens que no pertenecen al uso co m ún de los hombres? Las innumerables personas que creen en el mundo y perseveran hasta e1final de s u l/Í' da en viciosos d e toda clase. ¿ no hallarán un reposo semejante al que vasceros esperáis? Un d ia. una haa inclusive. bastal'ia para merecer la eterna beatitud. recompensa de vuestra rectitud. En lo que te ccncrerneo me pregunto por que, con tanto escrúpulo. no bien oyes la campana estás pronto pa ra saltar de tu lecho y crrnnccrte a las dulzuras del s uero. cuando podrias sacrificar al reposo hasta el tercer campanazo. Tengo que revelarte un secreto verdaderamente memoroble que. si es en nuestro detrimento. es pura vosotros la puerta de la salvación. Se asequra que todos los años . el día en que Cristo al resucitar de los muertos devol vió la v id a al gl!nero hwnano. vacía completamente los in.fiemos y se Ueva a los suyos al cielo. Asi, no tenéts nada que temer. Podéis abandonaros s in peUgro a redes la voluptuosidades de la carne. a lodos los d eseos que os plazca He aqut las palabrasftivolas que. con muchas otras más. este demonio colmado de impostura soltó a l monje; e hizo lanto que éste no se reunió con sus hermanos en el oficio de maitines. Sus fa · lace s invenciones sobre la resurrección. del señor son a toda s luces desmentidas por las palabras del sanlo Evangelio. que dicen: muchos cuerH pos de sanlos que donnían se desperlaronH. No Htodos . s íno Hm uchos y ésta es en realidad la doctrina de laJe católk:a.. Raoul Glaber Juzga oport uno responde r a quí a quienes pe rciben la a mbigüedad de la s manifestaciones sobre na turales y se asombran de que . a vece s, de l mal pueda salir el bien: S i en ocasiones entra en los designios del Todopoderoso hncer expresar a los demonios hinchados de mentira otra cos a que falsedades. no es menos cierto que todo lo que dicen por s í m ismos es peligroso y embustero; e. incluso st sucede que consigan realizar una parte de sus predicciones. éstas no son provechos as para la s a lvación de los hombres. a menos que la Divina Providencia las convierta hábilmente en oca sió n de enderezamiento. H
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Encuentros de Ra oul Glaber con Satanás Ahora lo tenemos revelando su experiencia personal, sumamente rica: el diab lo se le a pareció tres veces, s ie mpre en la penumb ra de la
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a urora, entre los va pores del primer des pe rtar. bajo el aspecto del mons truo de s gre ñado q ue plasma ron en los ca pite les los esc ultore s del Siglo XI.
A mí mismo pues, no hace nuJCho tiempo. Dios quiso que semejante cosa sucediese varias veces. En la época en que vivía en el monasterio del bienaventurado mártir Leger. que llaman Champeaux. una noche. antes del oficio de maitines. se yergue al pie de mllecho una especie de enano horrible de ver. Era. tanto romo pude juzgarlo. de esrcncu med iocre. cuello menudo. rostro demacrado. ojos muy negros. frente rugosa y crispada. nariz encegida. boca prominente, labios hinchados. mentón deprimido Y muy recto. barba de chivo. orejas peludas y aguzadas. cabeUos erizados. dientes de perro. cráneo enpunta. pecho salido. espalda gibosa.' nalgas temblorosas. vestimentas sórdidas; y se le veía acalorado por ~ esfuerzo. con todo el cuerpo inclinado hacia adelante. Tomó la extremidad de la cama donde !JO reposaba. le dio unos sacudones terribIes y.finalnumte dijo, ~No seguirás mucho tiempo en este lugar". Yo. eepareoao. me despierto en un sobresalto y lo veo tal como acabo de describirlo. Entre tanto. rechinando los dientes. él repetía sin
paror.
"No seguirás mucho ttempo CMlufH, Salte rápidamente del Lecho. ccert al oratorio y me prostemé ante el altar del scnnsrmc podre Benito. en el colmo del terror; perntaned oUt largo rato acordándome Jebri1.men1e de todas las Jaltas y pecados graves que desde mi tierna edad habla comettdo por indocilidad o negU· gencia; para colmo. las perútendas aceptadas por amor o temor a la dil.l(· nidad se reducían a casi nada. Y. ast agobiado por mi miseria y mi confusión., no enccntré nada mejor para dedr que estas simples palabras: ~SeñDr Jesús, que habéis ven1do para salvar a los pecadores. en weslra grWl misericordia. tenedpledad de mf", Además. no me ruborizo al conJesarlo. no sólo mis padres me en gendraron en el pecado sino que además siempre me mostré d ijkil por mis cost umbres e insoportable por mis actos. más de lo que podria decir. Un monj e que era mi tlo me arrancó por Iaju.erza a las vanidades perversas de la vida secular. a las que ten1endo doce años me abandonaba más que cualquier otro; me puse el hóblto de mo'1le p ero. ¡ay! . cambié sólo de vestimenta. no de espbiLu. Pese a todos los caritatfvos consejos de moderación y santidad que me daban mis superiores o mis hermanos espirituales, henchido de un orgullo feroz que envolv!a mi corazón con un espeso escudo. esclauo de mi soberbia . yo me oponia a mi propia curación. Desobedec1.endo a mis he rmanos más antiguos, imporlww con los de mi edad..fastidlando a los másJóvenes. en verdadpuedo decir que mi presencia era un peso para todos y mi ausencta un alivio . Por fin. mi conducta deddtó a los hermanos del monasterio de Sainl-Léger a expulsarme de s u comunidad; por lo demás, sab ían que no dejarfo. de hallar asUo en otro convento, únicamente en mérito a mis conocimientos literarios. Eso ya se había vÍSlo nuJChas veces.
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Por tanto. después de eso ruando me hallaba ~"l el monasterio del s anto mártir Benigno. en DYon. Wl diablo fden1k:o. SI 1 d uda el nusmo. se me aparecía en el dormi torio de los hermanos. La l.o'uora comen· zaba a despun tar cuando sa Uó corriendo del edljici.o de las !errmcs. gritando: "¿Dónde está mi asistente? ¿Dónde está mi asistente?' Al ot ro d la. sob re la misma hora. un Joven herma no de e;,plrlfu nwy ligero llamado Thíeri, escopó del convento, dejó el hábito y llevó Ju rante algím tiempo la tJida secular. Después. la rontr1ción se apodero ele su comzón y reingresó a la santa orden. La tercera vezjue cuando resldla en el oonuento de la bfenaven ~u rada Marta siempre tJiryen. llamado Moutiers-.5ainhJean: una noche, al sonar los maitines, fatigado por no sé qué tTabajo. no me levanté como debla al primer tañido; algWlOS se quedaron corno yo. prisioneros de esa mala costumbre, mientras los otros corrlan a la Iglesia. Los últtmos acababan de salir cuando el mismo demonio subió la escalera tesoplando; y. ron las manos a la espalda. apoyado con tra la pared. repltió dos o tres veces: "SGy yo, ~ yoqueest.~con Jos que se quedan-. Al oir esta voz, levantando la cabeza. reconod al que ya hab1a v(sto dos veces. Ahora bien. tres días después, WlO de esos hermanos que. como hemos dicho. se hablan aetlStumbrado a quedarse en la cama a escondid as. impulsado por ese demonio, tuLlO la audacia de salir del convento y permaneció seis d ios fuera llevando con la gente del mundo une v fda desordenada: a l séptimo, s in embwyo. volvió arrepentido. Es indudable. como lo atestigua san Gregario. que si estas ap arlcfones sonperjudlda1es para 1mOS. ayudan a los otros a enmendarse; ajin de que me suceda esto por mi saIvadón. anhelo que se rece con éxuo: por el 5efwr Jesús nuestro Redentor.
II. Las fuerzas b enéfica s Cuando al diablo uno lo ve. no hay ninguna duda Pero , a decir verdad. en ciertos casos es compl1cado díscerrur de que lado, fasto o ne fasto. surgen las epartcíones.
Ambigüedades En todo caso hay que ronjl.ar eutdadosamente a la memoria que. cuando prcxUgios evidentes son mostrados a hombres que todavla habltan su cuerpo. ya sea por mediadón de e::.plrUus buenos, ya sea por la de espb1tus malignos. a esos hombres no les queda mLaCho tiempo para vtvtr la vida camal tras haber ltsto semejantes rosas. Hay cantidad de
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ejemplos de /o que afirmo, en tre los cuales elegí aIgWlOS que ooy a coofiar a la memoria; «st cada vez que alguno se produzca. servirá para inspirar prudencia entes que para inducir a enga ño. En el burgo Jortijica do de Tonnerre viula piadosamente un sacerdote llamado Prottier. en la época en que Brnnon ocupaba la sede episcopal de Langres. Un domingo, al caer la noche, antes de la cena.jue a la ventana de su casa para distraerse un poco; y. al mirar afuera. vio ven ir del seplentrión una Incontable multitud de j inetes que pareclan marchar al combate !J se dirigían hacia el Oxiden te. Los miró atentamente durante un buen rato y luego Uamó a algUTlO de su casa para quefuera testlgo con él de semejante oparición. Pero apenas llamó. la visión se disipó y desapareció rópidamente. Con el e spíritu presa del terror. apenas podio contener sus lágrimas. Pronto cayO enfemw y murió a l año siguiente. lan bien como habio vivido. Del preasgio que había insto el difunto. los s upervivientes iban a ver el cumplimiento. Al año sig uiente, Enrique, el hijo del rey Roberto y que más ta rde le sucedió. atacó furiosamente 81. burgo con un inmenso ejército y hubo en este sitio una gran masacre de hombres por ambas parles. Esle ejemplo dtda ver con claridad que ese hombre fue testigo de lo que uio, a la vez para si mismo y para los demás. Los demonios so n negros. como los que les sirven. Los combatientes del ejercito del bien se reconocen por las ves tiduras blancas que llevan. Dife rente. pero no menos maravilloso. es el hecho que recorda mos ocurrió en AUKelTe. en la igle sia de San Germán. Ah! vivía un hermano Uamado Gerardo. que acostumbraba quedarse en el oratorio des pués del o.ft.do de maitines. Una mañana se quedó dormido en milad de sus oradones. Swnldo de inmediato en un profundo sueño. como tncrumado. fue transportado fuera del santuario; cómo. por quien. son cosus que aún se ignoran. Al d.esper1arse. se encontró depositado en el claustro. al exterior de la iglesia; un indedble asombro /o embaryó al ver lo que le había sucedido. Una aventura semejante le ocurrió a Wl sacerdote que pasaba la noche en la misma iglesia; se había dormido en la criptas inferio res . donde descansan nu meroso... cuerpos de santos; y , hacia el canto del gallo. advirtió que lo hablan transportado detrás del coro de los rnoryes. A hora bien. en este convento. una regla nwy conocida establece que si durante la noche Uegan a apagarse las lámparas. los guardianes de la iglesia no deben tomarse ningím descanso hasta que se vueloon a encender. Un hermano de este convento tenía la costumbre, cosa excelente. de ir al altar de la bienaventurad a Maria a orar y des hacerse en gemidos y lágrimas de compWldón_ Pero tenía el defecto. romnn a casi todo el mundo. de escupir a menudo durante sus rezos y sol tar su saliva. Una vez. mue rto de s ueño. se durmió. Entonces se le apa reció. de piej uruo al alt ar. tul person aj e envuelto en ropaj es blancos Uevando en las manos un lienzo bla~ufs!mo. que le dirlglh estas palabras: w¿Fbr qué me cubres con esos escupitajos que lanzas? Sin embargo. como puedes observar. soy yo el que se encarqa de tus oraciones Y las Uevo a la mirodadelJuez muy miserirordiosow•
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Trastornado por esta uísiln, el hermano no sólo cuidó en lo sucesivo sus maneras sino que además se ocupó de recomendar a los otros que cuidaran con gran esmero las propias en los lugares sagrados. Aunque sea una necesidad natW'ul, no por ello las personas dejan de abstenerse en la mayoría de los palses de expectorar salivazos en una Iglesia. a menos que no estén lo.s recipientes que se colocan para recibirlos y
que enseglLida se vacían afuera: en este punto los más atentos son los griegos, cuyas reglas edesiósticas siempre fuercx¡ escrupulosamente observadas. Desde hace largo tiempo, cosa bien conocida, gradas a los méritos de san Gennán y de /os otros santos cuyo reposo alberga, este monasterlo se distinguió por señales y prodigios; se vieron e n él curaciones, se vieron también castigos vengadores golpear a quienes se apoderaban de sus bienes. Cada uez que señores del pals osaron invadir o saquear los bienes de este monasterio. Dios siempre hundió su casta y su Jortwla en el deshonor y ccst los aniquiló. l.hta evidente prueba. entre otros. de lo que decimos. se ve en el castigo que golpeó a la casta de un tal Booon y de su hijo Auvalon, yen los desastres que llovieron sobre el muy sacrUegocasttllode Selgnelav.
Raou1 Glaber y san Gennán y he aqul lo que me atañe pesonalmente: cierto dla, mis colegas y hermanos de este lugar me suplicaron que restaUTara las inscripdones de los altares, redactadas en otro tiempo por hombres Instruidos pero que, gastadas por los años como ccst todas la cosas. ya no eran visibles; el trabajo se auenia a mi competencia y me apliqué gustoso a ejecutarlo lo mejor que pudiera. Pero, antes de llevar a su término la obro empren. dida. me atacó tul mal causado. pienso. por el abuso de la posicfon oerncal: una noche. acostado en mi jergón. todos mis miembros tan contraldos por una ajecdlJn. nerviosa que ya no podia ni. tnrorporanne ni volverme del otro lado. Tres días después, por la noche . era yo presa de angustias intolerables. cuando se me aparedó un hombre de oenercbles cabellos blancos, me tomódonnldoen sus brazos y med!jo:
senn
'Termina cuanto
antes lo que has comenzado, y no temas mayor
"'!f~. despert~
de inmediato. rnaravUlado. saU de mi lecho por mis Y coni al aIrar de los victoriosos mártlres Vktor. Apell' neo y Jorge. cuya capilta Undaba con el ed!ftcio de la erfermena: y ahL Me
propios medios
rindiendo humildemente gracias al Dios del unnersc. cstsñ con alegria al o.ficto de maitines. Cuando se hizo ae dkl.. en plena posesión de todas mis jacultades jtsrces. compuse la lnscripci6n que lleuaba los nombn?s mismos de estos santos mórtfres. En la gran iglesia habla lJeintidós al· tares; como COf1uen(a. restcure sus tn.scrlpc1ones. redactadas en versos hexámetros. asl como los epitafios de los santos; luego me ~ de
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adornar de la misma manero las twnbas de algwws religtosos personajes. Las personas de buen sentido hallaron esto por entero de su gusto. Pero ~ó lo que el abate Odilón solla deplorar con frecuencia: "¡Ayt. deda, SI bren la lepra de la envldfa reina sobre todos los hombres, es sin embargo en el corazón de algunos de aquellos que han hecho profesión de viuir romo monjes. donde eligió domicilio Un morye que se habla heche odioso a los hermanos de su monasterio, los dEjó y vino enrre los rwestros; éstos. corno siempre fue su costumbre. lo redbíeron ron ccndad. El no obstante. Uenó de veneno de su envidia al abate y varios mcnjes y les inspiró a mi respecto una aversión tal que bon'aron todas las Inscripciones que habla yo grabado en los altares. Pero el Dios venga· dor no tardó en enviar su castigo a este instigador de la discordia entre hermanos. En el acto le acometió lUUl ceguera vengadora y quedó condenado sin remedio a tropezar en la oscuridad hasta elflnal de su vida. Este desenlace. cuya noticia corrl.ó por la oectndad as! romo por comarcas distantes. suscitó una gron admimciát.1 N
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Estar preparado Asi pues. en todas las maravillas. en todos los presagios -e incluso cuando se presenta el mismo demonío-. procede adivinar la mano de Dios. Pues el dualismo InstlnUvo de los eruditos del Año Mil no llega al punto de negarle su omnípotencía. El mal existe y actúa Itbremente; tiene el poder de seducir a los hombres y de Infectar su eeptrttu. Díos. no obstante, es el amo de todo. Asl, cuando en las cercanías de los dos mt lenanos. el del ~aclmlento y el de la Pasión de Cristo, se ven multiplicarse los prodigios. es üc íto Ciertamente considerarlos efectos del desenfreno de Satanás. de la conupct6n de Jos hombres y anuncio de los avances fulgurantes del Anticristo. Sin embargo. en estas señales se expresa. en último análisis. una voluntad superior. la del Señor. los cometas. el hambre, la hereJia emanan Indiscutiblemente de lo divino. Estos fenómenos. con todo, no dejan de ser ambiguos. Cuando lanza las plagas sobre la humanidad. ¿manifiesta Dios su cólera? ¿Persigue. como lo hacen cotidianamente los reyes de la tierra. los duques y los menores seflores, una venganza brutal sobre quienes lo ultrajan? ¿Es el mal un castigo? ¿No es asimismo advertencia generosa del Amo. el cual en su misericordia busca prevenir a sus criaturas antes de que se abatan sobre ellas los mas tenibles de sus golpes? ¿VlndJcta? ¿Amonestación? Sea como fuere. el desorden del uníverso exhorta a hacer penitencia. Pues los pensadores del siglo XI ~ aun si. como Abbon de Fleury, se niegan a seguir a los defensores del mílenarísmo y a situar en un punto preciso del futuro el día de la cólera dtvtna- Interpretan todos la historia de su tiempo basándose en el discurso escatológico de Jesús, tal como se lo relata en los tres Evangelios sinópticos: Habrá grandes terremotos y. en diversos lugares, hambres. pestes. espantos y grandes señales del cielo (Lucas, 21) ... Se levantaran M ...
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falsos mesí as y falsos profetas. y obrarán grandes señales y prodigios (Mateo, 24r. Los eclipses. las ballenas monstruosas , los maniqueos de Orleáns, las apariciones de santos, las del diablo. las de los muertos. a nu ncian de manera permanente que el mundo es transitorio y está condenado y que s u fin ha de sobrevenir. Vengan de donde vengan . las pert u rbaciones es tán a h í para a rrancar al hombre de la tranquilidad. ma nte ne rlo a lerta e inci ta rlo a purtñca rse: "Velad pues , porque no 53 beis cu á ndo llegará vue s tro se ñor...; por eso vosot ros ha bets de estar preparados , porque a la hora q ue me nos penséis vendrá el Hijo de l hombre (Mateo, 24]". Es equivocado c ree r en los terrores del A ño Mil. Pe ro debe admitirse. en cambio. que los mejores crts tta nos de este tiempo vivieron en plena ansiedad latente y que, meditando so bre el Evangelio, hacían de esta inquietud una virtud.
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6. La purificación
1. Exclusiones El sac:::rlficlo Tal es el sentido de todas las obras históricas de esta época. Son morales; proponen ejemplos. ctaber. Helgaud. Ademar de Chabannes. todos los demás, compusieron su relato como un serm ón de penttenda. Todo el universo resonaba entonces como una llamada al eecríñcío: importaba que el género humano se despojara. Tres razones profundas inclInaban particularmente a estos hombres a sacar esta lección del curso reciente de la hlslor1a. En prtmer lugar. eran monjes: al menos en un momento de su VIda, hablan hutdo del mundo; se hablan impuesto prtvaclones; para ellos la ascesls representaba sin discusión la vía tríunfal; se senüan en el deber de arrastrar consigo a todo el pueblo de Dios en la marcha hacia la perfección. Por otra parle. en los umbrales del siglo Xl las costumbres sociales. yen especial las prácticas Judiciales. haclan del don, de la "multa" el acto por excelencia de reconcüíací ón. ¿un hombre se habla excluido de la comunidad por un crimen? Al despojarse. al imponerse por si mismo un sacnñcíc. pagaba el precío de la sangre vertida. ganaba el perdón de la vícttmec reconquistaba la paz Y la amistad del prtncípe cuya autoridad garantizaba la Justicia en todo el país. Por último, en una religión enteramente dominada por los gestos rituales. el sacrificio, la destrucción vcluntaría y gratuita de riquezas en ofrenda a las potencias invisibles. se establecian en posición central en las mediaciones entre el hombre y lo sagrado. De hecho. resulta patente que. en la espera de la Parusia yante taacumutacíón de prodigios, los actos purificadores se multiplicaron después delAño MUEn el ClUSO del misma mes de noviembre, ellO de las calendas de dJcI.embre (1044), a la tercera hora del día. se prodyJo el tercer eclipse de sol de nuestro tiempo: era. naturalmente. el vigésimo octaoo dla de la lu· na. Puesjamás se procJuce eclipse de sol Juera dellJlgéslmo cercee dla de la luna. ni eclipse de luna.fuera del décimo cuarto. Se dice eclipse. es decir Jalta o no aparición. no porque el astro eJedioo.mente falte. sino más bien porque nos Jalta a nosotros a consecuenda de algún obstáculo. En estos JKX' OuL arzDblspo de Reúns, que los suyos ha· 105
bian visto la estrella BósJoro, llamada también LuciJer. agitarse una noche de arriba abajo como qu erie ndo amenazar a los habitantes de la TI€rra. A la vista de Iguales p rodigios en viados por e l cielo, muchas personas. espantadas por sus p ropios vicios. hicieron peni tenda y entraron en la vla del enderezamlenta. 1
Antlseml Usmo Convenía ante todo que k> malo fuese separado de lo bue no. y que el pueblo de Dios fuese purgado de los cuerpos extraños y funestos cuya presencia rontagtabala Infección de los fieles. Así pues. el ascenso de los peligros provocó medidas de exc lusión, Las más amplias golpearon sin duda a losJudios, tenidos, romo se vto más arriba, por los alíados naturales de Satanás. Infrecuentes hasta entonces. las pruebes de antlse· mitlsmo se hacen manifiestas en el mismo momento en que progresa la devoct6n al Cructfijo y a la festivtdad de Semana Santa A través de los pogrome. la cristiandad cree librarse de un fennento de: corrupción: ¿no ve acaso que Inmedtatamente después los ritmos del u n iverso vue lven a esteren orden? En estos dlas. W1 Viernes santo. después de la adoradón de la Cruz. Roma.fue trastornada por W1 temblcr de tierra Y lUl terrible etdOn. E inmediatamente. WlO de Iosjudlos hizo saber al señor papa que a la misma hora losJudlos estaban mojándose. en la sinagoga, de la lma· gen del Cndficado. BenUo lnqubió actioomente sobre el hecho, logró ronfinnarlo y condenó a los autores del crimen a la pena capital En roantoJuemn deoopUados. el.ft=de los vientos se ap/nd>.
Excomunión En este mismo Uempo se di funde en el ceremonial de la Iglesia el uso de la excomunión y de l tnterd tcto. cuyo efecto es sustraer del cuero po de la cristiandad a los rntembros alcanzados por el m al , a fin de q ue la podredumbre de q ue son portadores no pueda propagarse. {El obfspo de Umoges/, Aud.ouin. fue Uevado , a causa de los pi· Uqjes de los caballeros y de la devastación de los pobres. a Ins tit uir un a nueva práctica que consfstta en suspender en las Iglesias y monasterios el ejerctdD del culto divino y la celebración del santo sacrl.fido, y en privar al pueblo de la s alabanzas dlvfnas, como st hubi ese sido pagano: Uamaba a esta práctlca "exromuni6n~. 2
Hogueras Por ú ltimo. la epoca e nrojece con el res plando r de las hogueras. Al fuego pu rificador le corresponde destruir todos los gérmenes maleñ106
coso Hogueras de herejes y brujos. Se encienden en 1022 en Orleáns para los "maniqueos" que no querían purgarse ellos mismos de su tn fección: Cuando muchos hubieron empleado todos los recursos de su inteligenc:a para hacer/es abandonar sus pérfidas ideas y reencontrar la Je verdCldera y universal. y se vieron rechazados de todas las maneras. se les dyoque, si no volvían rópidamente a una sana idea de !aje. serían sin tardanza. por orden del rey y con el consentimiento de todo el pueblo. quemados [XX el.fuego. Pero ellos. totalmente impregnados de su mala locura. seJactaban de no tener miedo a nada. anunciaban que saldrian indemnes delJuego y se retan con desprecio de quienes les daban mejores consejos. El rey. viendo con todos los que allí se encontraban que no u los podrta rescatar de su Ioctua, hizo encender no lejos de la ciudad un enorme juego esperando que. aterrados. renunciaran a su maligniclat:t mientras se los conducta hasta aUt. agitados por una demencia furiosa. eUos proclamaban en todos los tonos que aceptaban el suplicio y se predpitaban en eljuego tirando unos de orros. 1br último. ClTTQjad..JS trece o.ljuego Y cuando ya se comenzaban a quemar. se pusie· ron a gritar desde el medio delJuego con toda ía juerza de su voz que ha· blan si:lo horriblemente engañados por lUl erre diab6lico. que sus redentes !deas sobre el Olas y 8eflor de todas !as cosas eran malas y que en veTl!:lanza de la blasJemia de que se habían hecho culpables se los atarme llaba en este mundo antes de serta en la eternidad. Al oirfos. 1TlUCM' asistentes, impulsados por la piedad Y la fuunanidad. se aproxímaron para arrancar al menos del juego a los que sólo estaban quemados a medias: pero no lo consiguieron: la UamaJustideTa acababa de conswr ir a todos esos desdichados y los redr.yo incontinente a cenizas. Desde entonces. aUt donde se descubrieron adeptos de la creencias perversas. se los libró al mismo castigo vengador. y el culto de la venerable .fe catól'.ca, une vez extirpada la locura de estos detestables ínsensatos. reoistió por toda la tlem:z lUl reslandor más vivo. 3 En Angul ema. la muerte del conde Gulllenno Taille fer. anunciada por un ínce ndío . lleva a la hoguera a "b ruja s". pobres mujeres a cusada s de hace r provocado el deceso con sus maleñcíos. Entre ta nto. ese mismo año, el conde sucumbió a una languidez del cuerpo Y finalmente murió. Ese año, cosa dolorosa de decir. un incendio encendido por crtstlanos implas destruyó la dudad de Saintes y con el ~a la bas1lica de San Pedro. sede del obispo; y e ste lugar permaneció runcho tiempo p rivado del culto d ivino. Pensaba el conde en vengar este L'ltraje cometido contra Dios. cuando empezó a pe rder paulatinamente sus fuerzas: mandó instalar en Angulema una casa vecina a la Iglesia de San André s. para poder as istir a los oficios div inos : y al![ co menzó a guardar cama presa de la enJermedad. Redbia con tinuamente las v~ itas d e todos los señores y nobles personajes llegados de todas partes . Algwws electan que su enfermedad se habta originado en nejastos S01 Wegios : siempre habta disfrutado de un cuerpo sano y rob usto, su cuei po no estaba aJectado a la manera del de los viejos . ni a la mane107
ra del de los Jóvenes. se descubrió que una mujer mai éftca habla usado contra él su arte mal éfico. Como ella se ( legaba a confesar su crimen, se recunió alJufdode Dios, afrn de que la verdad oculta sa liese a la luz por la victoria de uno de los dos campeones. Estos. pues. tras prestar jwumento. se batieron largo rato encamizadamente: el rep resentante del conde era Esteban, y Guillermo el defensor de la bft!ja. Esteban obluoo la viclorla. ileso; el otro, ron la caheza rota . cubierto de sangre. permaneció en p ie desde la tercera hora hasta la novena; uencldo. fue lJ.evado medio muerto y estuvo la1!}o rato sin poder lelJQlltarse. Esteban. por su parte, habla quedado de pie; dejando el combate sano y sa lvo, conió a pie. para dargmcias a Dios. hasta la tt.unbade san Cibardodonde habla pasado la noche precedente velando y orando; luego ooll'ió a caballo a la ciudad para reparar sus fuerzas. Entre tanto. la Im.ya. a espaldas del ronde. fue sometkta a muchos tonnentos y pronto cruciftroda; e incluso entonces. no confesó; sellado su corazón por el diablo no dejaba pasar por s u boca ni palabra ni sonido. Sin embargo. tres rru.yeres que hablan participado en sus maleficios la conjimdiervrl con s us testitrll> nios; y estos mismas rruyeres desenterraron a la vista de todos unas estatuillas mlzglcas de arcUIa. ya podri:l.as por e l tiempo. El conde perdonó stn embargo a esta rmger maléfICO. no perm1tió que la tOf1t.u'aran más y le concedió la vida. JerfxllmD cuenta asímismo q ue Antioco Ep !lano fue atacado de locura por efecto de sortilegios maléfi:;os y que. presa de engahosas Imaginaciones. nu.ui6 de enfermedad Nada tlene de asombroso sí Dios permite que un cristiano se alcanzado por la enfermedad en su cuerpo a musa de pres tigio de malef ICios cuando sabemos que el bien· aventurado Job fue ajlg/do por el d iablo con una auel lilcera y que Pablo.fue aoofeteado por un ángel de Satanás; Y nínglÍfl temor han de inspirar las enjennedades mortales para el cuerpo: más graue es lo que golpea a las almas que lo que golpea a los cuerpos. El conde Guillermo recJbió la penitencia de los obispos Y abates; arregló todos sus asuntos y repartió sus bienes como lo deseaba entre sus hijos y su mujer; perdonado y absuelto. escuchó la misa y los oficios dlv(nos duran te todo el tiempo de la Cuaresma; y por Iilttmo. du ran te la semana que precede a la Semana Santa, mun ido de la exrremeun clón y del viático. hab iendo adorado Y besado la santa madera eh? la cruz. entregó su alm a a Dios en las manos del obispo Rohon y eh? los sao cerdcres. teniendo unjln encomiable. Su cuerpo fue velado duran te de s días por los clérigos y los monjes en la basilica del após tol Pedro. Toda la ciud ad se llenó de lamentaciones. En el santo domingo de los Hosannas. su cuerpo, cubierto con hojas y flores . .fue transportado a la basUl· ca de San Cfbardo donde se lo sepultó ante el altar de san Denis. La fnhumación estuvo ~ cargo de los dos obispos Rohon, de Angulema. Y A rnaldo de Pérlgueux. En el vértice de su twnba, su hgo Audouin mandó colocar una plnca de plomo con esta inscripción: ~AQUI YACE EL AMABLE SEÑOR CUILLERMO. CONDE DE ANGULEMA. QUIEN, EL MISMO AÑO DE SU RETORNO DE JERUSALEN. MURIa EN PAZ EL OCTAVO DLA DE Las IDUS DE ABRIL, VISPERA DE RAMOS . EN EL AÑO l OS
MIL VEINTIOCHO DE LA ENCARNACION". Toda su casta reposa en el santuario de Sa n C fbardo. Entre tanto. por orden de A udouin, las bruJa s fueron ClTT"qjadas a las llamas tras los muros de la ciudad. Y. después del entierro. los obispos h icieron co n el clero y el pueblo la sa nta procesión dominical. e nceron unaestaciál solemne.
11. Penitencia s individuales Umosnas Sín embargo. a la humanidad librada de esta suerte. por el hierro y el fuego. de s us excrecencias nefastas. le toca aun so meterse a ri tos de penitencia, indMduales y colectivos. El más simple. el más comim de todos. es la limosna: en los umbrales de la muerte , el propio conde de Angulema ofreció a Dios todo su tesoro: Guillermo ofreció a san CUxudo, en pago de su sepultura. presentes variados y considerables tanto en tierras como en hilos de oro y plata. y otras cosas más. Entre otros presentes. ofreció una cruz de oro procesional. decorada ron piedras preciosas. de siete libras de peso,. Y dos candelabros de plata de fabricación sarracena que pesaban qum-
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Con tod o. Guillermo ya se ha bía preparado para el tránsito "escuchando la m isa y los oficios d ivin os". es decir, viviend o co mo u n monje. Al cristiano que se ha de pu rificar les están impuestas ritualmente. en efecto. las a bstinencia s y todas las renu nciaciones q ue la profesión mo nástica ímplíca. Es d ecir. las que se Imponen al hombre culpable de un gravís ím ro pecado público y. de manera más general. a todos los a gon izantes. Por entonces. la penitencia es eso: u n estad o y hasta me atrevería a de cir una situa ción social. El pe nitente, como el monje. abandona el mundo.'su mujer. sus armas, sus bienes; se s ustrae a los demás; lleva una ves timen ta particular . La má s rica descripció n de la a ctitud penite ncia l aparece en la bio grafi a de Roberto el Piadoso escri ta por Helgeud de Saínt-Benott-sur-Loíre. El rey de Francia era cul pable. como lo habla sido el rey David: se h abia casado con la mujer de s u ~sa110. que por a ñadidura ya estaba ligada a é l por lo q ue la d octrina consideraba e.ntonces como un parentesc o demasiado cercano; de este modo comettó. a la vez. el adulterío y elínces to: Y como. según dice la Escritura. Dfos permite que lo que él no quiere suceda. fue por permiso de su clemente sabiduría como estos dos prfn cipes {Roberto y Dav id}cayeron en el pecado: y es as! como se reconocieron iguales por condición humana a sus súbditos y pasaron el 109
resto de su vida en vigilias y oraciones u soportando diversas penas coro po-eles, afm de que en ellos se cumpliera el testimonio de la EscrU1Ua: "Días corrige a aquel a quien ama yjlagela a todo hijo al que reciba Uno y otro pecaron. costumbre ésta de los reyes; pero. vis itados por Dios. hicieron penitencia. 11ora.'"On. gimíeron. lo que en cambio no es costumbre de los reyes. A ejemplo del bienaventurado David. nuestro seflof" Rober· to confesó su Jalta. imploró su perdón. deploró s u miseria. a!JW1ó. oró y . publicando su dolor. h izo de su confesión un ejemplo para todos los siglos . Lo que a los particulares no les ruboriza hacer. a este rey no le ruborizó confesarlo. El rey se purificó por la limosna. que pra cticó mejor que cualquier otro rey . Helgaud rememora la la rga list a de sus piadosas donaciones: A rdiendo por honrar a un obispo tan grande [Aignan. obispo y patrono de OrIeáns/, Roberto. flor fragante. oma merúo y grCJl:íD. de la santa Iglesia. quiso, con la gracia de Dios. establecerlo en un santuario más grande y se aplicó a construir sobre su tumba una casa del señor más bella q ue la que aUi se levantaba. Con la ayuda de Dios Y el concurso de san A ignan, Uevó esta obra a buen fin: Este ed.lftciD mide cuarenta y dos toesas de longitud. doce de ancho. d iez de alto. y connene ciento veintilTés ventanas. En el inrerlor" de este templo hizo erigir para gbia de los santos d iednueve altares. que vamos a detallar aqu! co n esmero: el altar mayor hace honor al apóstol Pedro. que el rey asoció en la consagración a s u compañero de apostolado Pablo. mienlTas que en este lugar sólo se veneraba an tes a san Ped ro:en el presbueno. un a ltar dedicado a sa n A igna n; al pie de la iglesia. ot ro dedicado a e s te misnw sa nto: otro a s a n Benito: los qu e res tan. a los santos cuyos nombres sig uen: Euverte. Lorenzo, Jorge. Todos los Santos . Martln. MaUTicio, Es teban, Antonino. Vicente. Maria. J uan. el santo Salvador. Mamerto, Nicolás, Miguel. El p re sbiterio del santuario e ra una obra admirable y se asemejaba al de la iglesia de Santa Marla. madre del5eñor y de los santos Agnrol a y VitaL situada en CIennont En cuanto al relica1lo del propio san Aignan. el rey lo c.rló por delante con el mejor oro J~' piedras preciosas y plata pura. Y la mesa del altar de san Pedro. a quien está dedicado el sanluario. la hizo cubrir enteramente de oro ftno: la noble reina Ccnstanza. su gloriosa esposa. debla, tras morir su muy sanlo marido retirar e l valo r de siete libras de este mismo oro y darlo a Dios y a san Afg na n para embeUecerde este modo la techumbre de la igles ia asi edificada; ab ierta desde la base hast(l el remate. se veía allí mejor el cielo que la tierra. Ahora bien, sob re la mesa del al ta r había quince libras de oro contrastado. Lo que quedó. la reina lo distribuyó entre aq uellos a qu iene s debía distribuirlo: estaba llena de so licitud por las iglesias de Dios. según la bienhecho.-a wltmtad de s useño-, Después de todo eso, e l glorioso rey Roberto. deseoso de consagrar santamente esta iglesia. en el trigésimo sexto año de su coronadón. bendición y elevación a la rectesc. convocó por orden soberana a los arzobispos Cauzlin, de la sede de Bourges Y abate de F1ewi.. uerrt. H
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de .sens. Y tamblhI Amoul de Tours . Se l.Uliemn a s u asamblea los obispos Owy. dR Orleáns. Thieni, de Chartres. Bemier, de Meaux, Guértn, de &>auvais. !J Racul. de Senlis. También esUIDieron el uenembIe señor adillón, abate de C/uny. y otros buenos hombres de gran mérito con los roales e l rey estaba s iernprf! deseoso de conversar. Estos personajes y aun otros m útCstros de Dios. levantaron de la tumba e l noble cuerpo del sa ntislmo amigo de Dios. Afgnan; y con él los de los santos Euspicto. MonitOf" y Flosculus. conJesores. Baudelius y Subiltus. mártires. y el de sant a Agie. madre de san tupo. confe sor: y por el glorbso rey y cqueUos cuyos nombres hemos cUado que habían venido para esta ceremo-
nfa. xignanjue velado, alabado y cantado con him nos y laúdes en la igles ia .ie San Martln, mientras se preparaba todo lo que era útil y necesario u la santa bendición. Cuando todo e stu vo listo. e l rey hizo bendecir y consagrar so lemnemente los lugares por los mismos santos sccerdcres. en el año de la encamación del Señor 1029 indioción. décimo segunda. El ilustre rey ca rga sobre s us hombros el despojo del santo. ayudado por su pueblo lleno de contento y alegria; se lo traslada al. son de los censes sagrados al nuevo templo que este mCsmo glorioso Roberto ha b ía hecho ed!ftcar. al.abando a l Señor y a san Aignan al son dellambor y de las uocss humanas, de los fnstnunE:ntos de cuerda y del órgano; y se lodesposita en Wgar santo por el halar. la gloria Y la alabanza deJesucristo nuestro Señor y de su servidor Atgnan. fa oorecldo con una gloria espeda1. Terminada esta ceremonia de consagrCJl:lón, as! como todos los ritos de la ded icatoria del santo templo, Roberto. padre de la patria, a quien no se debe nombrar sino con reverencia, se dirigió al altar del s e ntisima Pedro y de l bienamado señor Algnan. a la vista de todo el pueblo. y. quitándose s u ve stimenta de púrpura. que en lengua vulgar lla man roquete. se puso de rodillas ydfrlgió a Dios desde el Jondo de su corazón este rezo s up licante: 'Te doy grac ias. Dios bueno. que hoy. por los méritos de san Aignan, has conducido hasta su cwnplimlenlo el p~ecto q ue concebl: y me re!J'XYo en mi alma de los etJeJPOS santos que en este d la triunf an con ~!. Concede pues, SeñOf". por todos los santos que aqul están, a los vncs el perdbn de sus pecodoe y a todos los difwúos la vtda y el descanso eternos. [nclina te sobre los tiempos que viv imos . gob ierna este reino que te pertenece y que nos fue conji.at:Jo por tu clemencia. tu miserirordíD. y tu bondad; d irigelo. prolégelo por e l honor y la gloria de tu nombre. por la vutud maraviUosa de san Aignan. padre de esta patria, a la que libró maravillosamente de sus enemigos. Terminada esta DrCJl:ión, cada cual vuelve alegremente a su casa; y, e se mismo dta. e l rey enriq uece este lug ar de maneraJitlgura nte dándole cua tro manteles del más gra nde precio. W1 vaso de plata y su ora torio. que legó para después de su muerte al Dios todopoderoso y al santlsfmo confesor Aignan. El oratorio de este muy piadoso. muy sabio Y muy poderoso ~ Roberto consistla en lo que sigue: dieciocho chappes en buen estado. tÍ1agn1jicos y muy bien trabajados: dos libros de los Evangelios topfzados en oro. dos en plata y otros dos más pequeños. H
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con un mLsal de ultramar ricamente omado en marfil y plata: doce jilaJ:terses de oro; un altar maravillosamente amado de oro y plata. ccorenlende> en su parte media Wlll piedra admirable Hamada ónix; tres cmQo'S de oro. la más grande de las cuaJes está hecha de siete libras de oro puro: ctnoo campanas {Wlll de estas campanas. uerdaderamente maravUlosa. pesa dos mil setecientas libros: el rey hizo grabar en ella el símbolo del bautismo real por el óleo y la santa crisma. seglÍTl el ritual de la Iglesia. afm de que. por la gracia del Espirilu Santo. esta campana lleva.· ra el nombre de RobertoJ. El rey dio quaImente a san Aqnan dos qlestcs. las de 8antilly Y Ruán. ron sus pueblos y todas sus dependencias. que hizo confirmar y corn.?bor-ar por un precepto reaL Obtuvo además del sehtx Thieni. venerable obispo de Orieóns. los c ttcres de estas dos tglesias. con tul privilegio acordado por el obispo a san Atgnan y al ilustre rey. quien siempre habla manifestado al santo ron sus palabras e l vivo afecto que a su corazón Inspiraba. La limosna re al a dopta un aspecto simbólico cuando e l soberano, cristo del Señor. mima las actitude s de Jesús en la época de Se ma na Santa:
Pero no queremos pasar por alto la costumbre que tenia de hacer la limosna en las res idencias de su re ino. En la cludad d e Parfs , en Senlis. en OrIeáns. en Dljon. en Aueerre. en Avallon. en Melu n. en Etampes, en cada una de estas residencias. se dnba a trescientos o . para ser más exactos. a mil pobres. cantidad de pan y de virw; y esto tuvo lugar muy especialmente e l año en que se marchó hacia Dios. que es el milésimo trigésimo seglUldo de la Encamación del Señor. Fuera de ello. d LUante la santa Cuaresma. aUt donde juera. repartía cada dla a cie n o doscientos pobres pan. pescado y vino. El día de la cena del 8eflor. cosa incre íble para quien no la ha visto y en verdad admirable para quienes fueron resugos y le prestaron su concurso. no habla menas de trescientos pobres reunidos ese día por su providencia; él entTegaba en sus manos con su santa mano. haciendo cada uno la genuflexión. legumbres. pescado. pan y un denario. Y esto se realizaba a la tercero fwm del dio. A la sexta hora. daba igualmente a den clérigos pobres su parte de pan. pescado Y vino, y los gratljkaba a cada uno ron doce denarios. sin cesar de cantar con el corazón y los labios los salmos de David.. tueco. después de 00mero este humilde rey se prepa raba para el servido de Dios. se qu itaba sus ropotes. se portia un cUIdo en la mis ma piel: reunla una as amblea de más de ciento sesenta clérigos; a ejemplo del 8eñDr. les la vab a , JS pies ~ se los secaba con los cabeUos de su p ropta cabeza y. obededendo a la ord en. del Señor. le daba a cada lJ110 dos cuartos; el clero estaba presente y habla un diácono encargado de leer entre ta nto el relato de la Cena del señor según san Juart Tales eran la ocupaciones de este rey glorioso p or sus méritos; dLUante todo el dio del viernes Scnrc. recoma las iglesias de los santos y adoraba la cruz del señor ha sta la vispera de la santa Resurrección.; marchaba entonces de inmediato a participar del. servicio de a labanza. que no falló n unca en su boca. fbr los méritos de e s tas virtudes y otros más por el espectáculo de sus buenas obra s. este 112
glorioso rey Roberto. a quien se debe celebrar en toda la tierra. se ofreció a la admiración. del mlUldo y sigue siendo un ej?mplo para toda to poeteridnd.
Este hombre. después de Dios la muy parti:.ular glcria de los reyeso en razón del número sagrado de los sante s a pósfo les a quienes amaba ron todo el amor de su corazón y en las festlL' ídades .solemnes de las que habla hecho voto de ayuno. se had a acompañar JX'r doce pobres a quienes quena muy particularmente. El era en ocrdad para ellos el reposo después de los sufrimientos. Compamba. a estos santos pobres con boniquillos v~sos y. aHí. donde se d irtgia, los conduela de/ante de el. guzDso. alababa a DiDs y bendecia s u alma. Cuando se trataba de reconfortar a sus pobres y a incontables otros. TUUlca se rehusaba. sino que ponla en ello toda s u voluntad. S i alglUl o d e el los merla, su mayor afán era que su níunero no disminuyese; pues los vivos suceden a los muertos Yrepresentan la o.frenda a Dios ceesre tan g rande rey.
Mortlflcaclones Penitente -porq ue es pec ador, pero tarnbíen por el so lo he cho de que es rey, de que repres enta a Cristo entre s u pueblo y es responsable de la salvación de todos-o Robe rt o impone igualmen te a su cuerpo las mort ificac iones: Un año e n que en la santa época de la Cuaresma. el abate de Soútt-A moul de Crépy se habla presentado como de costumbre ante el rey, que se ha llaba entonces en lbissy . después d e tratar los asuntos por los cuales habla venido. tomaron juntos el a limento del cuerpo Y el del alma. Ligados JX'r el afecto que de costumbre se e..-perimenta en. ese instante. el buen abate. rerordando al rey la bondad de DiDs. lo útvitó a sostener su cuerpo lleno de humildad conced/bldole algún alimento. a él que, golpeando s in cesar a las puertas del cielo ron sus orccones. partkipaba en los méritos de los santos. Este hombre Heno de piedad se rehusaba y prostemándose. le suplicaba que no le hldera violencta. di· ciendo que si obedecla a tales C01lSI?1os. ~arla decumplir el voto de ayuno ofrecido a Dios. Ante estas palabras. el abate se sintió obligado a callarse Y. meditando en su corazón sobre la perfección. de virtud de que daba pruebas esta ese-ere observancia del ayuno. ojrecib para el prindpe d iversas y numerosas mísas a f Ul de que Dios le concediera perserverar en el cumplúniento de su voto. El rey. regocyado por los presentes espirituales que de este modo le hacia el santo hombre. dio gracias a Dios y observó el santo ayuno s in interrupción a la espera del dÚl de la resurrección de nuestro Dios y eeeor Jesucristo. Est e ferviente del bien en materia de re¡~lón, para la purificación de sus pecados. obraba as1: desde la santa Septuag~sfma hasta la Pascua. s in servirse del menor 00jín, se terldlafrecuentemente sobre la dura tle/Ta y elevaba incansablemente su alma a l cielo. Fbt- tales rasg os y por muchos otros. pueda la oorta om.:ión s~uJente fa lX:Jf'eCeT' la salvación de su alma: H g ue Dios 00. rre las manchas de sus actos pas ados. que los a.rrc?Je en un olvido
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eterno y lo haga participar en la primera resurrección, él que es la resurrección de los muertos, Jesucristo que vive y reina por los siglos de los siglos",
Peregrinación Cuando el tránsito se acerca, los titos de pe nite ncia cobran más amp litud. Mu cho antes de s u m uerte corporal. el rey Roberto qu iere mortr para el mund o. se a plica a ello mediante esa ru ptu ra que es la peregrinación. Práctica penitencial mayor. semejante experiencia lanza a l cristiano a los peligros de u n a ave ntura y. co mo a ntaño el pueblo de los hebreos. lo pone en marcha hacia la nena Prometida. El rey visita p ues. uno po r u no y llegando hasta la abadia de Samt-Otljes, en los confines de su reino. a todos los santos. sus amigos, en las tumbas donde des-
cansan: Habitado por el deseo de mair paro el mundo Y de vivir en crtsto nuestro Dios. este poderoso rey, deseando ver a Aquel a quien le pertenece todo lo que extste y a quren referimos todo cuanto escnbimos. quiso tener por amigo sobre la tierra a Aquel a quW?n el cielo no p uede contener. Dtuante la Cuaresma. acude junto a los santos que están unidos a él en el seroicfo de Dios, les reza, los recerencc. golpea sus oidos con humi1des y saludables oraciones afrn de que se lo encuentre digno de cantar ron todos los santos las alabanzas de Dios. Laboraba en esto con toda su carne y todo su esplritu, a fUl de triunfar un día por la virtud de Dios. Fue recibido en el país de Bourges por el santo p rol omlutir Esteban, con san Mafeu1. en el primer puesto por sus méritos. por santa Ma· ria con e l célebre y muy grande mártir Juiián, de nuevo por la muy clemen te virgen de vtryenes Maria con el gran confesor san GilIes. Des pués el Uustre Saturnino. el valeroso Vicente . el d igno Antonino. santa Fe már1ir. por último el santo y muy valeroso caballero del Señor. Cera ldo. lo devuelven a su regreso sano y s e no al g lorioso Esteban. con quien pasaJubUosamente el d ía de Ramos. antes de arribar a OrIeáns para recíblr aqut el día de Pascua al autor de nues tra salvación. De cam ino. hizo numerosos dones a estos santos y s u m ano nunca abandonó a los pobres. Hay en estos países muchos enfemws, sobre todo leprosos; este hombre de Dios no les tenía te rror. habiendo leido en la santas Escritu' ras que muy a menudo el señor Cristo recibió bajo s u f onna humana la hospitalidad de los leprosos. Se acercaba a eUos, solícito. entraba en sus casas. le s daba din ero con su propía mano y con s u propia boca le be saba la manos ; y alababa a Dios en Iodas las cosas. recordandO la palabra del Señor: "Recuerda que eres polvo y que volverás al polvo". Con piedad. enviaba socorros a otros desdichados. por el amor del Djos todopoderoso. que hace grandes cosas alU donde se encuentre. Y el poder de Dios confrrib a e ste hombre perfecto une tal virtud para atender a los cuerpos que. cuando tocaba con su muy piadosa mano la llaga de los enfermos ha ciendo e n eUa la.seflal de la cruz, los curaba de tocio el dolor de s u maJ. 1 14
Salmodia Por ú ltimo. en su agonía escollad a por los prodigios, cumple los gestos de la liturgia moná stica y se com po rta com o verdadero h ijo de san Benito: Después de s u óbito verdaderamente santo. que nao lugar el décimo tercer día de las calendas de agosto. se vio en el mundo entero. el día de la pasión de los santos apóstoles Pedro y Pablo. que e l sol tomaba la apariencia de la luna nueva en su primer cuarto y. privado de sus rayos. se cscurecíc y palidecla por encima de los hombres. hacia la sexta hora del día. E ste fenómeno turbó de tal modo la vista, que la gente no se reronocia y nec:esitaba cierto tiempo para poder reconocerse. !D que esto presagiaba .fue bien conocido: a nosotros. miserables. nada nos sebrevino que no fuera el insoportable dolor en que nos dejó su muerte. Desde el d io de lafll!sta de san Pedro hasta el de s u muy santo óbito. se cuentan I.ll?intfUn d ios . En su transcurso. I!l cantó los santos salmos de David y meditó en la ley del Señor noche y día, afin ciertamente de que se le pudiese aplicar Ioque se habla dICho especialmente de nuestro santisimopadre Benito: ~Asidll')cantade salmo. I1J.UlC(ldejaba la lfra en reposo. y mwiócantandoasiduamente los santos saImos'". Este hombre mil veces bienaventurado sabia que la líbre paz y el paC!f1CO reposo aguardan a los servidores de Dios. cuando. arrancados a las agitaciones del mundo. alcanzan el asiento seguro del puerto eterno; y que des¡>ués de la pnseoa de la muerte entran en la inmortalidad. y él se apresw .'Jba, por las virtudes que hemos mostrado en él, a dldar las tristezas p ra-
del cuerpo y de la sangre viviflcante de nuestro Señor Jesucristo. Tras recibirlo, pasó aún un breve momento. después se marchó hacia el Rey de reyes y Señor de señores y .Jellz. alcanzó el reinoJeliz. se dwmió. camo lo hemos d icho. en e l Señor. el décimo tercer día de las calendas de agosto. un martes. a la aurora. en el burgo de Melun; fue transportado a I lS
Pwis !J enterTado en San Denisjunto a su padre. ante el altar de la Santa Trtn fdad. s
Profesión monAstlca Si n em bargo. la mas perfecta de las penitencias IndMduales, la más saludable. oonslstla en "converürse". en tras toc ar el curso de la exístencía ingresando en un mona s terio. La mayoria de los mo nje s del Año Mi! habian s ido "ofrecidos" a Ola s por sus padres en su pri m era infancia ; ob la tos . habían recibido una formaci ón especial en el seno de la comunidad. que era asr s u propia escu ela. Era a bsolutamente excepcí onal que un hom bre h echo, ed ucado para vivir en el mundo, decidiera ro mper con los suyos y vestir el há bito de san Benito; a veces, este acto suscitaba escándalo (véase pago 136). Pero. e n esta epoca. se extiende entre los hombres de cierta ed ad y que se pr eparan para la muerte. el u so de retirarse del mu nd o. Mu ch os. como es e ' faíco . no obstante muy r eligioso" del qu e habla Raou l Glaber (véase pago 60) se contentan con s eguir regularmente los oficios y. para es to , se in stalan a las puert as d e un monasterio. Algu nos penetran en el y ha cen profesión. La mayoria a bandonan las armas. cortan sus cabellos y visten la coguüa en s u lecho de muerte, haciendo una Importante donación al monasterio que han elegido. He aquí el acta e sc rita redactada oon ocasión del monasucado del vizconde de Marsella. Este gran se ñor poseía en s u patrlmonlo fami liar el obispad o de esta dudad (su hermano Pons es entonces obís po] y la a ntigua a bad ia de San Víctor. restaurada unos cua re nta años antes cua n do retro ced ia el peligr o sarraceno: y es a q ul donde se hace monje. Por iniciativa de la miserb:Jrdia de Dios tqxtderoso !J con la cprobccen de su benevolente clemencia. ~ que no quere la muerte del pecador sino que por el contrm1o se con vierta !J viva. yo GuUlermo. vLzxonde de MarseUa. yaciendo en mi lecho. en la enJermedad que el mismo SeñDr me ha enviado. es toy rodeado por los hermanos del monasterio del vtenatJenturado \lictor, a s aber Gul.fredo. situado a la cabeza de dicho mon asterio par el abate Ga m ier {de Psalmodl{ com o prior. as! como los otros hermanos. !J éstos. seyún la costumbre de los servidores de Dios . han querido sugeri:rme que habla llegado para mí el momento de abandona la müicía secular aJln de mUltar por Dios. Asf yo. gracias a Dios. alcanzado por sus exhortaciDnes. sacrlfll[Ué mi cabellera; y según la regla de san Benito rec fbi el há bito monástico. Y•.fuera de lo que en el tiempo de m! sa lud don~ antafu> a dicho monasterio del b fenaoenturado VlCtor márt ir. es decir el dominio de Pla n d'Aups con todas sus dependencfas y deslindes, ahora. enteramente lúcido !J en plena posesión de mi memoria. para remedio de mi alma. hago donación a Dios todopoderoso Y a san \lictor. asl como a los abates !J monjes que s iroen en dicho lugar. de un dominio llamado Campan1as. al menos de la mitad de ese dominio. que por una razón de valorización poseo, en toda su integridad, sin
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ninguna restricd5n. con sus dependencias y deslindes. Tal CO"TlO la he posefdo durante mi v ida. asi la cedo !J la doy !J la transmito. como he di-
cho. a Dios todopoderoso !J a mi s eñor san \lictor que s iemp re me ayudó en todas las necesidades y que ahora, por s u Intercesión, me conduce a la mUída sagrada. {Según los confronts de la vUla asl dada !J después de las OC!iura. dones cvnminatorias, la multa.fi.Jada se eleva JXlTCl el uswpador- a doscientas libras de ao.J _ Esta carta de dona d 6n.ji.Je establed::la en Marsella. en la dudad. el a no de la encamación del SeñDr m Ucuatro. el quince de octubre s iendo rey RodolJo. . .. {Siguen lasfirmas del donante, de su h!Joel ob ispo Pcns, de Ia f amilla vlZcomal !J de algunos lait:xJs.J6
III. La paz de Dios Pero en los años que se avectnan al Año Mil. la crtstiandad s iente que toda ella va a cumplir el tránsito. Así pues. se pre para a plicándose a la penitencias que se imponen los m oribund os . Se explica asi que veamas todos los ritos de purgación no sólo multiplicarse sino tambi én hacerse colectivos: son propuestos a l conju n to del pueblo. todo e l culpable y llamado a atravesar en un s olo cuerpo la prueba que desemboca e n el Reino.
Las asambleas de paz Esta ge neralización de las prácticas pe nitenciales, de los Interdictos y los re nunciamientos, fue el princi pal objeto de las grandes asambleas que primero e n el s ur de la Gaita . en la vecin dad de la s ciudad es de maslado estrechas para contene rlas ín tegramente , re u niero n en tonces a los pre lados , grandes y muchedumbres po pulares en tomo a las monturas y reliquias. Se trataba de que todos observaran, cualquiera que fuese el orden de la sociedad a que pertenecieran, reglas de vida que hasta entonces sólo eran seguidas en los claustros. por los monjes. por' .... los especialistas e n mortificaciones y abstinencia. Privarse todos Jun- ., tos, re nunciar a los pla ceres de comer carne , de hacer el amor. de manejar oro, de combatir. es te era el m edi o que ten ia el pueblo de Dios para conjurar la venganza divina , hacer re trocede r tn med latamen te las plagas y pre pararse para el d ía de ira. Cuando describe en su extensión el amplio movtmiento que propagó del Sur al Norte de la Galla tales con ctüos purtñcadores. Raoul Glaber pone con todo acierto en evidencia el nexo orgánico qu e une a las dos prín crpales dec isiones q ue se tom a ron: agravar las reglas de l ayu no e Instaurar la pazde Dios. Dos privaciones. 117
FUe entonces {el milésimo año después de la Pasión del Señor} cuando, primeramente en las regtones de Aquitania, los obispos, abates y otros hombres consagrados a la santa religión comenzaron a reunir a todo el pueblo en asamblea, a las que se trajo numerosos cuerpos de san tos e innwnerab les montura s repletas de santas reliquias. De ahi, por la provincia de Aries y después la de Lyon; Y cst, por toda Borgc>ita Y hasta en las comarca s más dis ta ntes de Francia. se anunció en todas la." d iócesis que. en lugares determinados , los prelados y los grandes de todo e l pals Iban a conooccr asambleas para el restablecimiento de la p az y la InstUucoo de la somafe. Cuando la noticia de estas asam bleas fue coooclda por toda la población. los grandes, los medianos y los pequeños se presentaron en ellas Henos de alegria , ún'camertle disp ue s tos a ejecutar todo lo que fuera prescrito por los pastores de la [gle~ ia : una voz Uegad a del cielo y que hablara a los hombres sob re la lierm no lo hubiese hecho mejor. Pues todos se hnUaban bajo el efecto del terror por las calamdades de la época. precedente y atenazados por el tema-de ce-se arrancar enelju.tJJro lasdelnas de la abundancia. Una noticia dividida en capítulos contenía a la vez lo que estaba p rohib ido hacer y los compromisos s agrados que se había decidido tomar para con Dios todopoderoso. La más importante de estas p romesas era observar una paz inviolable; en lo s ucesúo. los hombres de cualquier cond'ci6n, astJuesen culpables de alguna f echoria. podtan andar sin temor y sin annas. El ladrón o el que había invadido el dominio de otro estaba sometido al r1Jor de Wla pena corporal A los lugares sag ra dos de todas las Iglesias correspondía tanto honor y retJeJ'f:'nCla que si un hombre, p w lible por a1gunafalta , se re}i1giaba en ellos, no su.frta nin· gún daño, salvo que hubiese violado dicho pacto de p az; entonces se apoderaban de él, lo arrancaban del altar y debla sufrir la pena prescrita. En cuanto a los clerigos. moJ!jes y mo,yas, aquel que cruzaba un pals en suoompañía no debía stifrirviolencia de nadie. En estas asambleas se tomaron decisione s que deseamos referir en toda su extensión. Hecho b ien dig no de ser recordado, todo el mundo ~vi'lO en santljicar desde ahora e l viernes de roda semanc cbsrenténdose de vino y el sábado pri vándose de carne. salvo en los casos de enfermedad grave o s i una g ran solemnidad caía en esos días: s i alguna cecunsrcnctc Inducia a alguno a debilitar un poco esta regla , e ntonces debla dar de comer a tres pobres.7 La cronolog ta de la asambleas por la restauración de la paz es. en verdad, m ucho más amplia de lo que parece leyendo a c tebe r. Las pri meras se realizaron e n 989·990, simultáneamente en c h arroux. en e l Poltou y en Na rbona: otras se reunieron, en Aqultanla y la antigua Gotia, ha sta el Año Mil. Más tarde, s obre 1023, el m ovimiento se ex tend ió por el valle del Ródano y del S aona ,.en Francia del Norte: conoció una nueva ex pansi ón en los años 1027-1041 por toda GaBa pero so b re tod o en las provtn clas meridiona les . Ordenado efectivamente e n tomo a los dos mil enios , no se propagó a llmperto, cuyo soberano era a ún perscna lmente capaz de mantener el orden y laJusticia. De hecho, fue la tm po-
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tencia del rey de Francia la que condujo a la Iglesia, y primeramen te en las reg iones del reino donde la degradación de la autoridad moná rquica había sido má s precoz , a asu m ir e lla misma la mis ión pacifica que Dios confiaba no hace mucho a l soberano.
El jurament o de la paz La restauración de la paz se concibió como un pacto destinado a contener la turbulencia de uno de tos tres órdenes de la sociedad. el de los hombres de guerra En cada provincia, los caballeros debieron jurar contener. con la mano sobre las reliquias. su agreeívídad dentro de límites precisos. He equt el texto del Juramento sancionado por el obispo de Beauvaís. Ouerín. en 1023-1025: No Invadiré una iglesia en ntnguna forma . fur su preservación. tampoco Invad iré las txx:kgas que pertenecen al recinto de una iglesia. salvo en el caso de que un malhechor haya infringido esa paz. o en razón de un homkidio o de la captura de un hombre o de un caballo. Pero si por estos moll UDS Invado d ichas bodegas , no me lleooré nada romo no sea al malhechor o sus Instn.anentos, a sabiendas. No atacaré al dérlgo o al rnof'!ie si no llevan las annas del mundo ní a aquel que marcha con ellos s in lanza ru escudo: no tomaré su cabeUo, salvo caso de fl agra nte delit o que me autorice a hacerlo, o a menos que se hayan negado a reparar s ufalta en un plazo de quince días despuésdemi advertencia. No tomaré el buey, la vaca, el puerco, el camero. el rordero, la cubra. el asno, la ga vüla que Ueve. la yegua y su potro no domado. No asaltaré al campesino n i a la campesina, a los guardias ni a los mercaderes; no les tomare sus denarios; no les exigiré rescate; no los anuínaré famándole su pertenencia bajo el prel exto de la guerra de su señDr !J no los azotaré para quUarles s u susreruc. Desde las calendas de marzo hasta laflesta de Todos los .scnrcs. a nadie despqJarédel mulo o la mula, del caballo o la yegua y el potro que estén pastando. salvo que los encuentre causándool.€perjuicio. No incendiaré ni derribaré las casas, a menos que encuentre en ellas un cabaUero, mi enemigo, o un ladrón: a menos también que estén unidas a uncostilloque sea cabalmente uncastülo. No corlaré ni arrancaré ni vendimiaré las viñas de otro. con el pretexto de la guerra , salvo que sea en la tferTa que sea y deba ser mÍll. No ces m cré molinos ni hurtaré el trigo que contenga n, salvo cuando me encuentre e n cabalgata o en expedición m mta r p úb lica y s i e st á en mlpropia tierra , A l lad rón público y probado no le procuraré sos tén ni p rotección, ni a él ni a su empresa de bandidaje, a sabiendas. En cuanto al hombre que infrinja esta paz conociéndolo, cesaré de protegerlo no b ien yo lo sepa; y si ha obrado mconscenremenre y ha recurrztc a mi p rotección, o bien haré reparación por él, o bien le obligaré a hacerlo en ei 119
l'j" ~r
plazo de quince d ías. de spués de /o cual estaré autc.rizado a exigirle razón o le retiraré miprotK'Ción. No atacaré al mercader ni al peregrino !J no los despoj a ré. salvo que cometan una.fechorta. No mataré el ganado de los campesinos. s i no es para al imentarme a nú !J a mi escolta. No capturaré al campesino y no le quitaré su sustento a ins tigadón pérfrla de su seixx. No atacare a las mtYeres nobles. ni a quienes circu len ron ellas. en au.sencfa de su marido. a menos que las encuentre romet iendo alguna.fechorúJ. oontro m l por su prop" movúnlento; obseroaré la misma octUudron las viudas!J las monjas. Tampoco despqjaTé a los que conduzcan vino en carretUlas !J no les tomaré sus bueyes. No detenclré a los cazadores. sus caballos !J sus 1H..>rTOS. salvo que me perjudiquen. a mi mismo o a todos quienes han tomado el mismo compromiso y loobserven a mi respecto. Exr:eptúo las tierras que son de mi alodio !J de mi feudo. o bien que me pertenezcan enfranquicfa. o bien que estén bajo mi protección. o bien que sean de mi competencia. Exceptúo asúnismo los casos en que !JO edifique o sitie un castillo. los casos en que esté en el fdérctto del rey y de nuestros obispos. o en cabalgata. Pero incluso entonces. no ~I giré más que lo que sea necesario para mi subsistencfa!J no me llevaré a mi casa nada más que las herraduras de mis caballos. En el ejército. no violaré la inmurúdad de las iglesias. a menos que ellas me prohiban la arnpm Y el transporte de utoeres. Desde el úúcto de Cuaresma hasta semana Santa. no atacaré al caballero que no Ueve las annas del ntWIl'"1o Y no le quilaré el sustento que tenga ron él.. SI un campestno hace daño a otro campesino o a un caballero. esperaré quince dios; después de lo cueí, s i no ha hecho reparad6n, me apoderaré de él, pero no tomaré de su pertenenda sino lo que está IegaImen1e fijado. 8 Se trata. en efecto. de proteger el orden de los que oran y el orden de los que trabajan. más generalmente a los pobres y a todas las persona sin armas. contra los pillajes y los asaltos de los ca pecíaüe tes de la guerra. o sea de mantener la seguridad pública de la manera misma en que poco antes lo hacian los reyes. Sin embargo. estos juramentos conuenen algunas disposiciones que llevan un poco más lejos la Intención pacifica. UmJlan con más rígor ciertas actívídades mili lares durante la Cuaresma y suministran la prueba de que. en esta estación de penítencta. ciertos caballeros deponían sus armas y renunciaban a 108 gozos de l combate. por afán de puríñóací én personal
La ueguadeDlos En realidad. poco a poco. a las simples consignas de paz les sustítuyó un compromiso muy diferente. que no sólo Intentaba delimttar áreas de protecctón contra las violencias de la guerra. sino que estable120
cía una suspensión ge neral de toda hoetth dad durante los períodos ma s santos del calendeno litúrgico. Es ta abstinencia. la tre gua de Dios. fue propues ta a la ca ballería como la forma de ascesls más conve niente a su estado: Ocwrió en este llempo len 1041 . d ice Claber. pero en realidad un poco antes/o bajo la lnspirad~lr. de la gracia divina. primero en los paises de la Aquitanla y luego. poco a poco. en todo el territorio de la Calla. qu e se concluyera un poao. a la vez por el temor !J por el amor de Dios. Pro-hibía a todo !TlOI1aL del mien:oles a la noche al alba dellwles siguiente. ser lo bastante temeralio como para osar tomar por la fuerza lo que fuere a quienquiera . o para tom ar lJenBanza de algún enemigo. o incluso pa_ ra apoderarse de las prendas del garante de un contrato. Aquel que fuera contra esta medida pública. o bien lo pagarla con su lJida o bien se eerIa desterrado de s u patria y excluido de la comunidad cristiana. Plugo a todos llamar a este pacto. en lengua IJUlyar. la tregua de Dios. En efecto. no disfrutaba solamente del apoyo de los hombres sino que además fue muchas veces ratificada por temibles senctes dllJlnas. Pues la mayorfa de 'los locos que en su audaz temeridad no temieron infringír este pacto. fueron castigados srn tardanza. ya sea por la cólera vengadora de Dios. ya sea por la espada de los hombres. Y e sto se produjo en todos los sirios con tanta.frecuencia que el gran número de ejemplos impide cttarlos uno por uno; no fue. además. sino Justicia. Pues si el domfngo es tenido par venerable e n recuerdo de la resurrecc én del Senor -también se llama a este dla el octavo- lo mismo el quinto. el sexto y el séptimo dia de la semana. en recuerdo de la Cena!J de la Pas ión del señor. deben ser feriodos !J estar exentos de actos de lnk¡uIdad. 9
IV. Las peregrinaciones colectivas El desarrollo concomitante de las peregrina ciones colecnvas ha de se r situado con los mismos enfoques. En los a ños que precedieron al AfIo MU. cundió entre los muy grandes señores del reino de Francta el hábito de partir a la lejania con sus sacerdotes y vasallos. para visitar un lugar santo. Esto significaba. a la vez. Imponerse una penitencia saludable y asegurarse los favores de los personajes Invisibles y fonnidabies cuya sepultura se Iba a saludar. A esto se añadían los p laceres de un viaje en cuadrtlla. Asl. el duque Guillermo de Aqullanta ya en su juventud había conlTaldo el hábito de dirigirse todos los años a Roma. a la twnba de los Apóstoles; Jos años en que no iba a Roma hada. en compensación. un IJIajede devod6n a SanUago en GaI k'1a. 121
Hacia Jerosalén
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La conversión del principe de los húngaros en el Año Mil derribó uno de los tantos escollos que obstruían el camino de Jerusalén: En la misma época, el pueblo de los húngaros, que se hallaba en las cercanías del Danubio, se volvió con su rey a lafe de Cristo. Este rey, bautizado con el nombre de Esteban, consagró su honor a ser muy crtstiano; el emperador Enrique le dio a su hermana en matrimonio. En este tiempo, casi todos los que, desde Italia y Galía, deseaban llegar a l sepulcro del Señor en Jerusalén, se dieron a abandonar la ruta.acostumbrada, que crnzaba los estrechos del mar y a pasar por el pa!s :Ie este rey. Este les preparó a todos una de las rutas más seguras; acogLa como hemtanos a todos los que veía y les hacía enonnes presentes. Estas .ue nctones incitaron a una incontable multitud. tanto de nobles como de gente del pueblo, a partir para Jell.lSalén. lO ._ En los años que siguieron. y especialmente tras la d.estrucclOf1 del Santo Sepulcro, que.fue rápidamente reconstruido, Jerusalén ~ convirtió. con Roma y santiago de Compostela, en la meta de ~?S mas exaltadas y más saludables peregrinaciones. El auge que conecto desde entonces la visita a TIerra Santa impresialó a los corúemporáneos. En aquel tiempo (1026), Guillermo. conde de Angule~lQ, hizo camino por la Baviera hacia el sepulcro del señor. Lo. aco~¡panaban Eude de Bourges. señor de Déols. Ricardo. abate de Verdun, RICc:rdo, abate ~e San Cibardo de Angulema. con su prior y consejero, Grraut Fanesl11, Am.froí, quien después fue abate, y un gran séquito de nobles. Esteban, rey de Hungrfa, lo recibió con los más altos honores y lo col~ de presentes. puso en marcha el primer dla de octubre, llegó a la Ciudad santa en la primera semana del mes de marzo y regresó hacia los suyos en la tercera semana de junio. Al volver, pasó por Limoges. donde tod~ l.a multitud de los monjes de san Marcial salió a su encuentro y lo recibió con gran pampa. Más aún, no bien llegó aAngulema l~.noticia su arribo todos los señores no s6l0 de Angulema sino tcmcrén del pouou y de la Saintonge, y gentes de toda las edades y todos los sexos corrieron hacia él. llenos de contento, para contemplarlo. El clero del monasterio de San Cibardo, en hábito blanco y llevando diversos ornamentos. acompañado por una gran muchedumbre de pueblo, clérigos. canónigos, acudió gozosamente a su encuentro a una milla de los muros de la ciudad. al son de los laúdes y la antifonas. Y todos, lanzando a lo más alto del cielo los gritos del Te Deum laudamus, le hicieron cortejo según la costwnbre. FUe entonces Gumdo eligió al rTlD1"!ie Amfrol. que se halla~ cal él como abate de la basílica de san Cibardo. En efecto, el abate Rtcardo ~b¡a muerto en camino. en salembria, ciudad de Grecia más acá de Constantinopla, y se lo habla enterrado en la víspera de la Epifania. ~l nuevo abate fue ordenado por el obispo Rohon en presenda del propio conde, del abate de san Marcial Ulrico. dignamente rodeado ~de sus monjes. de los abates de la vecindad y de la alta nobleza de los senores. {...}De regreso a Jerusalén. Guillermo había dado el buen ejemplo a muchos se-
se
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fIor,'s nobles. gentes de la clase media y pobres. Muy pronto. en efecto. [se! ibert , obispo de Poitiers, .rom.m. obispo de Limoqes, el conde {de An})uJ Foulque. y aun muchos otros altos barones y una inmensa multitud de pueblo de las clases medias, pobres y ricas. emprendieron la marcha a .Jerusclén. 11
El gran Impulso Pero es en 1033, milenario de la Pasión, donde Raoul Glaber sitúa «n su relato el apogeo del "santo viaje". También indica la significación profunda de la peregrtnación: ella es preparación para la muerte, es promesa de salvación. Y el peregrino que S' desprende de su casa, que rompe con los de su estirpe, que se despoj, de toda protección, que se SI::para de todo afecto, de hecho ya ha partido. como el rey Roberto en los meses que precedieron a su óbito, para el más allá. Su verdadera es pera -za es encontrar la muerte en el camino. En la misma época una muchedumbre innumerable empezó conv vq er desde el mundo entero hacia el sepulcro del salvador en Jerusalél ,; nadie hubiera previsto antes parecida afluencia. Fueron primero las p" -soncs de las clases tnfenares, después las del pueblo medio, después 'odos los más grandes, reyes. condes, marqueses. prelados; por Últfmll, cosa que jamás había sucedido, muchas rrtt4eres. las más nob íes junso con las pobres. acudieron alli. La mayoria deseaba morir antes de retornar a su país. Un tal Liébaut, oriundo de Borgoña, de la diócesis de Autun, que viajaba con los otros, llegó alll Tras contemplar esos lugares sagrados entre todos. se dirigió al monte de los Olivos desde el que el salvador, a la vista de tantos testigos dignos de fe. se elevó hacia los cielos. desde donde prometió venir para Juzgar a los vivos y a los muertos; con los brazos en cruz. prosternado cuan largo era, inundado de lágrimas, se sintió embargado en el señor por una alegria interior indecible. Por momentos se incorporaba, elevaba las manos al cielo, tendía su cuerpo hacia lo alto con todas sus.fuerzas, y mostrobo el deseo de sucorazbnconestas palabras: "señor Jesús, que por nuestra causa te has dignado descender del asiento de tu majestad sobre la tierra para salvar al género humano; y que, desde este lugar que veo con mis ojos, has remontado con tu vestimenta de carne al cielo del que habías venido. suplico a tu omnipotente bondad pennitir que, si mi alma debe este año emigrar de mi cuerpo, no me paya más de aquí; pero que esto me suceda a la vista del lugar de t!.J ascensión. Creo en efecto que asi como te he perseguido con mi cuerpo al llegar hasta nquí, así mi alma entrará sana y salva y jubilosa tras tu" pasos en el Paralso." Después de esta oración, volvió con sus compañeros a su. albergllE. Era entonces la hora de la comida. Pero mientras los otros se sentaban a la mesa, él se tendió en su cama con aire alegre. como st bajo el efecto de un pesado suero fuese a tomar algún reposo; acto segui·
al
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do se ack:rn1L'Ció: y no se sabe /o que vio. ftro no bien quedó donnldo exclamó: ~IG /orla a I~
Dios! ¡Gloria a
t~
D ios!"
Sus compañeros, al olrlo, lo invilaron a levantarse y comer con ellos. El se negó y . volviéndose del ceo lado. declaro que n o se senlla bien: permaneció acostado hasta la noche, llamó a sus compañeros de viaje. pidió y recibió el viático de la Eucaristía vivlflCClTlte: luego los saludó ron dulzura y exhaló el último suspiro. Ciertamente. este hombre esteba exento de los sentimientos de vanidad que hacen emprender este viaj e a tantas personas. únicamente deseosas de adornarse con el preso liyioso I!tulo de peregrinos de Jerusalén; con je, pidió en el nombre del Señor J esús acercarse al Padre y le fue concedido. Sus compañeros. de regreso. nos hlderon. este relato cuando nos hallábamos en el monasteriode Bhe,
Peregrinación y escatología No obstante, Raoul Olaber estableció una relación esencial entre la putsson mister10sa que lleva a los pueblos de Occidente a ponerse en camino hacia el lu gar de la Pasión y la cercanía del fin de los tiempos. Se trata otra vez. para el. de un presagio: Muchas personas fueron a consultar a alglUlos de los hombres. por entonces los más inquJetos, sobre la sfgnif~ión de semejante afluencia del p ueblo aJeru.salén, de la que ningún siylo pasado habla VIS' re nada pareck:lo: ellos respondieron. pesando sus palabras, que esto no presag iaba otra cosa que la llegada de e se.miserable Anticristo que. próximo elflrl del mundo Y par testúnonio de la autoridad dfvÚlll. se LJerá swylr sin la menor duda. TOOas estas naciones allanaban la rufa del Oriente. par donde él debe arribar. puesto que todas las naciones deben entonces marchar direct.ame"l1le a s u encuentro. Y asi en verdad se cum· plirla la proJeda del Señor según la cual a un los elegidos. si es posible, caerán entonces en la tentación.. Aquí nos quedaremos en cuanto al punto, no negando por lo demás que los p iadosos esfuerzos de los fieles les valdrán recibirdeljustoJuez su: recompensa y su salario. 12 Se creía. e n efec to. que el tiem po d e las trtbulaclones se abrirla cuando el úl timo Emperador hubiese venido. a la cabeza de tod o e l p u eb lo d e Dios . a depositar e n el Gó lgota las tn eígmas de s u poder. Pero los enjambres d e peregrinos esperaban sin duda alcanzar. más a llá d e la J erusalén eamalla Ciu dad d e Olas.
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7 . Nueva alianza
1. La prim avera del mundo Para los historiadores que se dieron a la tarea a l d ía siguiente del milenario de la Pa s ión . los juramentos de paz , las peregrinaciones. todas las medidas de purificación colectiva habian alcanzado su fin. Se veia a las fuerzas del mal retroceder derrotarlas. La ira de Dios se aplacaba. El aceptaba concluir con el genero h umano un n uevo contrato. Cumplidos los mil años, después del paso de los azotes, la cristiandad salia como de un nuevo bautismo. Al caos le sucedía el orden. Lo que sigue al Año Mil es una nueva primavera del mundo. En u na de las más bellas paginas de sus Historias, Raoul Glaber evoca la alegría del universo. en 1033, después del hambre terrible y mientras crece el movimiento por la paz de Dios. El afIO milésimo de la Pasión del Señor, sucediendo al hambre de-
sastrosa. las lluvias de las nubes se aplacaron obedeciendo a la bondad y la misericordia divinas. El cielo comenzó a reir. a ilwnfnarse. y se ani mó con vientos javorables. Con su serenidad y su paz mostraba la mag nanimidad del Creador. Toda la superfícíe de la tierra se cubrió de un amable verdor y de una abwulancia de frutos que expulsó por completo a la escasez... Innumerables enfermos recobraron la salud en estas reuniones a las que hablan sido Uevados tantos santos. Y para que nadie tomara esto por jantaslas. ocurrió repetidas veces que en el momento en que brazos o piemas torcidos recuperaban su actitud primera, se l'~ desgarrarse la piel . la carne abrirse y correr la sangre a raudales: esto a fm. de que se diera crédito a los casos sobre los cuales la duda podia subsistir. El entusfasmo era tan ardoroso que los asistentes tendían la manos hacia Dios gritando al unísono: "¡Paz!¡Paz! ¡Paz!" Veían la señal del pacto deflJlill.vo, de la promesa contra !da entre ellos y Dios. Se había oído además que al cabo de cinco años cumplidos. para consolidar la paz, todos renovarían en el mundo entero estas manifestaciones con un clamor maravilloso. Mientras tanto. ese mismo año, el trigo. el vino y los otros frutos de la tierra jueron de tal modo abundantes que no se hubiese podido esperar una parecida cantidad en todos los cinco años siguientes. Cualquier alimento bueno para el hombre, aparte de la carne y los platos particularolente rejinados, ya nQ, valía nada; era como en el tiempo antiguo del gran jubileo mosaico. En el segundo. el tercero y el cuarto año, la producción rofue menor.! 127
• El mal, ciertamente. no estaba vencido; los hombres no escaparon a las tentaciones; ya se le puede ver caer otra vez en el desorden. Pera se multiplican la señales de una alianza nueva y del Influjo Juvenil que ella comunica a la creación entera. Las prendas de l perdón divino se sitúan. e s evidente. prácticamente todas en el orden de los acontecimientos espín tuales. Son frescas municiones smninistradas a la humanidad para ayudarla en s u gran aventura. la marcha hacia la Tierra prometida.
11. La reforma de la Iglesia Los prelados reformadores Asi se muestra prtmeramente el renuevo de pureza que la reforma introduce entonces en la Iglesia y. para ser más precisos. en s us vanguardias. es decir en los capítulos de canónigos. en las comunidades de cl értgos reunidas alrededor del obispo y. con más vigor todavía. en la Institución monástica. Los tntentos reformadores comenzaron muy tempranamente. mucho antes del Año Mil El arzobispo de Retms, Adalberón. los afirmaba ya en los años setenta del siglo x: '" ) A los ~ que. viviendo en casas partbJú:u-es. no se ocupaban más que de sus nsunros personaJes. les on::fen6 vivir en romunldad. Añadió un claustro a la catedral donde debían residir y habUar jlUltos. y también un donoltoro para descansar en silencio por la noche y un refectorio para comer en lDUl mesa común. fu" reglamento. les prescribió no pedir nada en la iglesia, durante las (.Jf"aCWnes. síno por senes. salvo en caso de necesidad apremiante; tomar su aUmento juntos sin hablar; can tar después de la comida. en acción de gracias. fas alabanzas de Dios; no violar enJorma afglUla el silencio desde eljinal de las rompletas hasta los laüdes de maUines; y entonces, despertados por la campanillas del reloj. rivalizar en prenuua para cumplir con los laúdes. Antes de la hora de primas. a nadie se concedia libertad para salir del claustro salvo a los que se dedfcaban a los asuntos comunes. Y para que nadie. por Ignorancia. dejara algo de lo que tenía que hacer. le Impuso el recitado cotidiano de la regla de san Agusttn y de los decretos de los Padres. En cuanto a las costumbres de los moryes. seria poco decir la predilección !J el celo que mostró en corregirlas y en hacerlas dtstlntas de los comportam lentos del mwtdo. No sól.o veló para que los monjes se h!ctercn notar por la di!}nfdad de su vida religiosa. sino que adem(ls se esmeró en e vitar s u menqua Incrementando sus bienes temporales. MIen' tras que manifestaba su amor a todos. dirigía un parttcular afecto a los monjes de san Remlglo. patrono de los francos. Viajó a Roma. deseoso 128
de que se estableciera para el futuro la posesión de sus bienes. Y. como era un hombre noble. poderoso, renombrado por su excelente vida. el papaJuan, de santa memoria. le redbiócon una gran reverencia. En un slnodo elevó una gravlsima queja contra la vida religiosa de los monjes: algunos violaban y deformaban las reglas establecidas por los WltigUOS . En preS6TlCia de los obispos. decidió convocar a los abates de diferentes lugare s y pedirles consejo. Pronto sefijaron el momento y/ugar. Y el sinodo se separó. Asi pues. el momento Uegó:los abates procedentes de diversos Iugares se reunieron e ÚlStituyeron. primero Y primado a Rcroul, hombre de santa memoria, abate del monasterio de San Remiglo. El presidió y obtuvo la dignidad de ser el primero: los otros se dispusieron en clrctdo; en cuanto al metropolitano. se sentó frente a él en su cótedra. A petid6n. del presidente Y de los otros padres. tomó la palabra y p101W1Ció lo que sigue: "Es importWlte. s antLsImos padres. que los buenos se reúnan. si se preocupan por recoger los frutos de la virtud. Sirven cst a los buenos y a las vías honestas. 'E n cambio. es pemldoso que los malos se agrupen para buscar Y realt:zar las cos as prohibidas. lbr eso os exhorto. a vosotros que reo reunidos en el nombre de Dios. a buscar al mejor. y os tnvUo a no emprender nada por maldad. Que el amor- del mundo y el odio no tengan su sitio entre vosotros. pues eUos enervan lajusticia y sofocan la equidad. La antfgua dlsdpllna de vuestra orden se ha desviado de su pureza tTodldonal de lDUl manera eecesüc. el hecho es nOtor1o. Incluso no os ponéis de acuerdo en la apll.ccldm de la regla. pues cada cual quieTe Y pJensa de una manera diferente. flor" eso. hasta aqul. vuestra sant~ ha padecido mucho. De tal modo he juzgado idil, puesto que estóis ret.ulldos aquf por la gracia de Dbs. persuadiros de querer. pensar. actuarjlUltos. para que una mlsma ooluntad, un mtsmo pensamiento. una semejante coopemd6Jl restituyan la vútud olvidada y expulsen cm. v~ la 19nom.In.Ia del vido.2
Que cada cual permanezca en su orden De Igual modo. en el Af¡o MU. el Emperador Otón U1: Por sugerencia del papa Y de vartas otras personas preocupadas por los intereses de la religión en la casa de Dios. pensó en e.q>u1sar a cferlos mo'1les de la iglesia San Pablo. que de moryes sólo ten!an el nombre. viviendo en lo demás muy mal. según los mismos consejos. iba a encargar en su lugar del ofldo dIvino a aquellos que Uamamos canónigos. y se disponla a hacer fdecu1ar su decisión cuando una noche se le apareció. en vlsión, el bienaventurado apóstol Pablo. quien quiso dirigir al emperador estas advertencias: HSi en verdad. dYo, ardes en el deseo de hacer lo que flU?ior resulte paraef sennca de Dios. cufdatede nocambiar la regla de esta iglesia expulsando a estos moryes. No es enforma alglDUl corwentente para une 12!=)
orden religiosa. aun sí está parcia lmente depravada, ro "hozar nun{",l o cambiar s u propia regla. Cada cual debe ser j uzgado en "a orden en la que al p rincip io se consagró a servir a D ios . A cada cual le ~ tá permitido enmendarse, si se ha corromp ido, pero que sea en la or.len elegIda porsupropia vocación ProvLsto de tales consejos, el emperador repitió a los sU!:JOS :o e ue le había dicho el apóstol Y dedicó todo s u esmero a tratar de ref?r71 tat esa regla, es decir. la de los rnor!ies. y no a expulsarlas ocambiarfos.3 N
San Víctor de Marsella la abadia de San Victor de Marsella habia sido abandonada ~ I , e l siglo lX y también en e l x. pues. situada fuera de las murallas. estaba de masiado expuesta a las incursiones de los piratas sarracenos: su ro 1una se habla fundido con la del obispado. la cual se incorporaba a la herenda de los vizcondes de la ciudad. En 970. la comunidad fue reorg...ntzada y someUda a la regla de san Benito. El obis po, en 1005. completa la reforma ex ceptuando al monasterto. como 10 estaba el de Cluny d-sde s u fundación . de toda injerencia exterior". En el siglo XI, San vtctor iba ~ con vertirse en la cabeza de una congregación que se ex tendía desde cerdeña hasta Ca tal uña. De las pági.no.s de nuestros líbros santos se desprende wta cr-rteza, a saber que tras el advenimiento y la gloriosa a.scensoo de ncesrrc Señor y Sal oodor. antes de que el colegio de los que estaban en ere -useIén se d isperse. y se dirYa cada WlO de sus miembros hada las dUerentes reglones del JJlWldo para. con la asistencia del Esp&itu Santo. predi· car la gloria de Su nombre y propagar Su conocimiento. la multttud de los creyertles no tenía más que W1 Úl1ko corazón y una sola alma. Ntn· glUlO de aquellos que posete algo lo deda suyo. Todo era común entre ellos. Entre eUos. nadie estaba necesitado. '1bdos los propietarios rendlan sus campos o sus casas y tTaian el precio a los pies de los ap6:;toles. Este dinero e ra repartido a cada cual según sus necesidades (He =llDS de los Apóstoles. N . 32,3 5/. He aquí la razón por la que hubo e n crerusetén una tal multitud de creyentes. mientras que hoy es bien d!ficU 1ta Uarlos y tan poco, en los monasterios. Gracias a la predicación de los apóstoles, la nuca de redes las naciones fue .sometida a l yugo del Señor. de ahí este número infinito de creyentes. Pero desde el instante en que los santos apóstoles por la gloria del mártir dejaron este' mundo. la santa comunión e institución apostólica comenzó a flaquear paulatinamente. El espíreu de (l!glUlOS de los que habian reciaida la doc trina de los biena vent urados ap óstoles se inflamaba. Aislados, se propusieron habitar juntos. Se los lla: na con una palabra griega. cenobüc. que designa la vida en común. Los ~ nonasterlos remen aqul s u origen. Según e saf6rmula cenobuec. hubo en las fronteras de nuestro pcts. la Provenza, un monasterio dlebre situado no lejos de 1m: mura-
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/las de la ciudad de Marsella. SantUicado por el cuerpo del p re stigioso mártir vtcror. exaltado por los numerosos dones y privilegios del glorioso emperador Carlos {Mag no/. permaneció mucho tiempo en esta perfección. estable y regular. Después de muchos años . cuando aquel excelente principe habia dejado ya e l mundo y Dios todopoderoso quiso castigar al pueblo cri:stia~ no por el azote de los paganos, las lTibus bárbaras invadieron la Prouenro y. desparramadas por todas partes. se establecieron sólidamente; habitando lugares fortifICados . lo deocsrcron rcdo. destruyendo las iglesias y numerosos monasterios. A sL lugare s antaño opulentos quedaron reducidos al estado de ruinas y lo que había sido morada humana se convirtió enguarida de bestias. Octurió pues que ese monasterio. en otro tiempo el más grande y más famoso de toda la Provenza.jue arrasado y reducido a nada hasta que el señor Guillermo y el señor Honorato. obispo de dicha ciudad. su hermano el vtzconde Guillermo y el h!Jo de é s te. el seoor Pons obispo. que sucedió en el episcopado a su tlo. tnicltln:n la tarea de restaurarlo. Estos "últimos no sólo deoolvieron al monasterio algo de lo que le habla pertenecido sino que además le cedieron con generosidad muchas de sus propias posesiones para salvacoo de sus almas y. habiendo retUlf· do a los moryes en el lugar. ordenaron a un abad. En consecuencia yo. Pons. por ordenacoo divina pontifice de la iglesia de MarseUa, fnjlamadopor eljuego del d ivino amor-y ardiendo de este mismo amor por e l muy glorioso y muy precioso monseñor. el muy bienaventurado mártir Victor-. a ftrt de que su monasterio donde su cuerpo santo y venerable reposa quede asentado por los siglos veni· deros e intacto sfn ninguna interrupción o dismfnudón. a fin de que nuestra obra de donación. restUución y awnento permanezca indisoluble• .firme y estable para siempre (la nuesrrc tanto como la de nues tros predeceso res citados más arrlbaJ. en acuerdo con e l señor RodoljO. rey de los alemanes y de Provenza. e n connivencia con el señor apostólico /Juan XVIll/ papa de la ciudad. de Roma y según su orden. por la voluntad del señor carde Rubaldo y de la señora condesa Adélais. del señor conde Gu illermo s u h!jo. dando su consentimiento de la m isma manera el clero y el pueblo de la s anta iglesia de Marsella, {yo. PonsJ. mando leocnrc r e sta ca rta de tonljicación. libera lidad y do nación al Señor rodcpoderoso Y sa n \lictor su mártir. as! como a los abates y monjes tanto presentes como venideros. ajin de que al datar en e ste dia el monasterio, no caiga bqJo la mano del hombre que sea salvo por razón de defensa, sino que pertenezca. como asi sucede con los otros monasterios re" guiares edificados en honor de D ios todopoderoso y de sus santos, a los abates y monjes que han elegido vivir según la regla de san Benito y según los santos cánones. Que ningún obispo. que ninguna persona. perteneciente a orden alguna. ya sea clér igo o laico, se atreva a quitar al mo nasterio o a los ab ates y a los monies cua lquier poses ión o tierra que este monasterio posea en el presente o que pueda adquirir después. Esto aji.n de que oba13 1
tes !J monjes. tanto presentes como venideros, puedan serie- a Dios en la paz y la seguridad. en la independencia. respecto de la voluntad de cualquier hombre, y que puedan ofrecer sus oraciones por nosotros todos. los fundadores ya nombrados. asi como por la salvacIón de todos los cristianos enes y muertos. Que si una potencia enemiga. elellándose corúra san Vlctor y su monasterio. quisiera aterúar contra nuestra obra y contra esta instUudórtjundada para remedio de nuestras almas. o atacar este privIlegio que. según el precepto real y por orden del poder apostólico asl como por todas las autoridades alegadas más arriba. f!iamos por escrito. o bien esjorzaTse en volver este privilegio nulo y mennrcsc la obra de nuestras manos. ya sea un obispo. Wl abate o quienfuere. por el solo hecho de que quisiera desvtar Wl don destinado al monasterio. que aquél sea anatema. maranalha. que él sea anatema, maranatha, que él sea anatema para dar y anatema para recibir. es decir. tanto el que da como el que recibe. según los santos cánones. Yque sea excomulgado y maldito; yen la abominación del Padre Y del H!jo y del Espíritu &:mto; y también de monseflor el papa de la sede apostóUoo y romana; y de todas las órdenes de la santa Iglesia católf.ca de Dios. de los obispos. de los sacerdotes . de los diáconos y de todos aquellos que tienen. ese poder de ligar y desligar, Y que sean cvndertados en eIJondo del ínflemo. con Judas el traidor". con Ar16n. y SabeU~ Y con todos los herejes Y los infieles de Dios. klnto lasque hagan cano los queoonslentan en el hecho. A ml, Pons. obispo. Y a mis hermanos. monseñor GuUlenno y rnanseñor Fbu.lque. plácenos también añadir esto: de todo lo que. de la herencia de nuestro padre o de nuestra madre y de nuestros parientes. haya sido o sea dado a este monasterio por nuestro padre y por nuestros parientes o por nosotros. si alguna potenda. sea Wl obispo. sea une persona de la orden que fuere, quisiera quitar o tomar algo a este mismo monasterio o a estos mismos abates y mol'!Jes. que su reivindicación no sea vá lida. SI esto se tucere. que nuestros herederos y sucesores tengan libre poder para retomar y recuperar lo que quienquiera haya querido quUaro tomar. El abate y los monjes de dicho monasterio tienen todo el poder de ínterpolar en lo que concierne a las disposiciones precedentes a quienes quisieran atentar contra el preserúe acto escrito, ante teda curia rea l o ante el señor apostólico de Roma y forzarlos a pagar U1W multa de quinientas libras de oro, permaneciendo este escrito en suforma precedente. de nuevoflrme y estable. Esta carta se escribió en el año de la encamación del Señor mil cfnco. siendo Rodolfo rey de los a lemanes y de Provenza. y Juan por la gracia de DfDspapa de la sede apostólica. ¡Siguen las ftnnas de:} Roubauld. conde de Provenza; de pons. obispo de Marsella; de Adélars. madre de Roubauld : de su hYo Guillermo: de Guillermo. conde de Toulouse; de Ermengarde. mujer del conde Roobauld.; de Gamler. abate de Palmodf; de Guyred. qu1en aunque indigno es llamado abate de dicho monasterio; de Archtnrtcus. abate de Mont· 132
majour: de Rad. obispo; de Elmerad. obispo de Riez; de Fbns, arzobispo de ArIes: de Patan. abate ide San Gervalo. en Fos-sur-Mer}; de Déodat, Andre, MassiHus. ¡canónigos de MarsellaJ. Ugo; de Guillaume. de Lambert y de Radalde; de Amalric. arzobispo de A[x-en~Provence;del señor FhlIlCO. 4
Cluny En este momento sin embargo. es en Cluny. flor de la orden benedictina en el Año MU. ejemplo de pureza y fermento de dinamismo. donde brota con más vigor la savia de la regeneracíón. Por]in. la regla ¡de san &nilo/. casi completamente calda en de-suso. gracias a Dbs halló. para recobrar un vigor" nueLlO y expandirse en nwnerosas ramas un asilo de sablduria. el monasterio llamado C/uny. Este establecbnlento toma su nombre de su emplazamiento inclinado Y modesto. o quizás. lo que le convendria mejor aún, de la palabra cluere. pues nosotros decimos cíuere por -ClC7'E'CE"I'1tarse". Y en efecto se ccecenró brülantemente de dio en dta gracias a dones diversos. desde sus orfgenes. fue prfmitWamente constnLfdo por el padre de los moryes del monasterio de Bawne. citado más arriba. que se Uamaba Bemon. por orden de Guillermo. el muy piadoso duque de AquUania. en el condado de Móoon, a orillas del peqtJel'\o ro del Grosne. Este convento. se dice. no recibjó al principio en dotación más que el valor de quince explotaciones campesinas; y sin embargo cuenten que los hermanos que se reunieron en él eran doce. Esta semilla de eIecd6n. hizo que se multiplicara lU1Q estirpe Innwnerable que. lo scbencs. extendió el ejército del Señor sobre una gran parte de la tierra.. Estos hombres se preocuparon sin descanso por lo que es de Dios, es decir. las obras de Justicia y misericordia; merecercn. pues. ser colmados con todos los bienes: y por añadidura dejaron a la posteridad Wl ejemplo digno de ser bnftado. Después de Bemon. la dtreccjón de la abadta.fue tomada por el muy sabio Odón. hombre más religioso que quienquiera y que era antes preboste de la iglesia de San Martln de Thurs, verdaderamente admirable por la santidad de sus costumbres y de su vida religiosa. Puso tanto celo en propagar la regla que. desde la prolJfncfa de Bénévent hasta el octano. todos los más considerables monasterios que posefan la Italia y la Galla tuvleron la dicha de ser sometidos a su autoridad.. Tras su muerte. jiJe reemplazado por Aymad. hombre simple que, sin ser tan f amoso. no .fue Wl menos lJlgUante guardián del respeto a la regla. Después de él se eligió al santo y venerable Ma feu1. de quien hemos hablado más arriba y quedeslgnIJ. paro sucederleen elgoblemode los mor¡jes. a Odfl6n.
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Guillermo de Volplano La congregación cluniacense fue efectivamente construida por san Odtlón, abate de Cluny en la epoca de los mJlenartos. Cerca de él ac!33
• tuaron otros refonnadores, entre ellos Guillenno de Volpiano, d lscipulo de san Mareu l y abate de san Benigno de Díjon. por quien la restauración de la pureza monástica fue propagada a la vez en el país lombardo y en Nonnandía. En la misma época brilló en la reforma de la casas de Dios el venerable abate Guillermo quien fue antaño nombrado por el bienaoentLUa' do Mafeul abate de la iglesia de san Benigno. mártir. Mandó reedifICar de inmediato las construcciones de esta Iglesia de manera tan admirable que hubiese sido d!ficil. haUar otras tan bellas_ No se distinguía menos fXN" el rigor C(lfl el que observaba la reyla y se mostró en su tiempo como incomparable propagador de su orden. Pero cst como e sto suscncba el amor de las personas religklsas y pías. cst le arrala los denlgramientos y la maleoolencia de los pérjidDs Y de los impíos. Habla nacido en Italia de padres de noble linaje . pero él era más noble aun po- fa ciencia elevada que habla adquirido. En el mismo territorio, en el dominio que heredara de sus padres. precedentemenle Uamado VoIpiano. edificó un monastern repleto de toda la gracia cuyo nombre él mismo cembió Uamándolo fh.tttuaria. ID enriqueció con buenas obras de roda cla se y nombró aquf a un abate que ero en todo punto su digno émUlo. Uamudo Juan. Guillermo era de espíritu aguzado y de insignia sabldw1a. lo que le valla ser recibido en los palacios de los más grandes reyes y prúldpes. Cada vez que un monasterio se encontraba sin pastor. de inmediato el rey. el conde o el prelado. le rogaban encared:famente que asumiera su diraxión para reformarlo; pues bajo su patrocinio. gracias a su riqueza y a su santidad. los monasterios se haclanjlor-edentes. y él mismo se hactajiador de que. si en cada uno de estos lugares los mono Jes observaban fas'prescripclones de la regla. nunca les iba afallar nada. ID que se verificó daramente en los lugares que Ie.fueron confiados", Desde daerscs paises reclaman a menudo a Cluny hermanos que. ardenudos abates. acrecfenten de mil. maneras los int.en?ses del Señor. Pero GuUlermo. el padre por quien este capítulo ha comenzado. pret>alece sobre lDciDs aqueUos que han salfdo antes que él de este lugar. por el traba· Jo que se dio y los resultados que obtuvo sembrando por doquier la semi· Ua de nuestra rEYia.. 5
Relms Ya en el último cuarto del siglo x. el arzobispo Adalberón. de Reims. el buenprelado al que Rlcher proponecomo ejemplo: ... en sus romlenzos (en 9761. tras su aduenimiento. se ocupó muche de construcción en su Iglesia. Mandó derribar por completo las arcadas cuyas eslructuTas sobreelevadas obstrulan casi una cuarta parte de toda la hasUica desde la entrada de la iglesia. Toda la iglesia quedD así embellecida a la vez por la extensión de la nave y por la mayor dignidad de la estn.rcturas. También mandó colocar. por la honra que se le debía . el cuerpo de san Callxto. papa y mlutlr. a la erlb"ada de la igles ia en un lugar más elevado. C
El ''blanco vestido" En verdad, Rao ul Glaber habla de u n brus co surgimiento del afán decorativo, apenas pasado el Año Mil. DE LA RENOVACIONDE LA BASH..lCASENEL MUNDOENIERO
III. Las iglesias nuevas S in embargo. en las pruebas puríñcadoras del mllenarto, no sólo el espíritu de la Iglesia ga na unaJuventud nueva. También se renu eva s u armadura corporal. Los s antuarios se reconstruyen por doquier gracias a la afluencia de limosnas y alínvístble crecimiento de las rentas señoríalee. 134
Cuando se avecinaba el tercer aflo que siguió al Año Mil, se vio en casi toda la tierra, pero sobre lodo en Italia y Gal/a, renovarse la basUicas de las iglesias; ounque la mayorta. muy bien construidas, no lo necesitasen en absoluto. una emulación impulsaba a cada comunidad cristiana a tener una mlzs suntuosa que la de los demás . Era como si el mundo mismo se hubiese sacudJdo y. deshaciéndose de su vetustez. se hubiese p uesto en tod as partes un blanco vestido de igles ias . Entonces. casi todas las igles ias de las sedes episcopales. los sant ua rios monásticos dedicados a los diversos santos e tncluso los pequeñDs oratorios de las aldeas..fiJ.eron m:onstn.ddos mlzs beUos por losfleles. 13 5
Cuando Claber evoca ese "blanco vestido". no se sirve tan sólo de una admirable metáfora. guiere significar que la crtstlandad se deshace entonces del anciano, adhiere al partido del bien para luchar contra las potencias de la perversión, que se apresta para el nuevo bautismo, que se pone el vestido nupcial para aproximarse al banquete de su Rey. Esta misma túnica blanca (la que indica en los sueños las apariciones benéficas). los verdaderos hombres de Dios. aquellos que trazan los planos de las nuevas basílicas. la vestían ellos mismos en este tiempo.
monje. Uevando siempre un cilicio sobre la piel. martiflCando su cuerpo con un aylUlO Inintenwnpfdo. avaro para st mismo. pródigo con los pobres. observaba asiduamente las vigilias y las oraciones. Este hombre lleno de Dios concibió para la iglesia cuya guarda se le habla confiado el proyecto de reconstruirla de arriba abajo más vasta y más alta. Bajo la inspiración del Espiritu Scmto, Indicó a los albañiles el sitio en que habla que echar los cimientos de esta obra incomparable. que él mismo cortdt4o. como lo habladeseado. hasta su terminaclón.....
san Martln de Tours
Orleáns
En esta época; el monasterio de san Martín de Tours se distinguió entre los demás; el venerable Herxé, que era su tesorero, lo hizo demoler y tuvo tiempo. antes de su muerte, de hacerlo reedificar de una manera magntfica. La vida y la vocactón religiosa de este hombre. desde su infanda hasta el final de su vida terrestre. mostrarian a los hombres de hny. si alglUlO quisiera escribir su historia. una figura en todo punto Incomparable. Nru::/do de una noble famUia de Francia, más noble aun por su espúitu, semejante a un lirto o a una rosa entre las espinas, estaba unido por la sangre a los hombres más feroces del pcts. Como es costumbre entre las personas del más alto nacimiento. reclbl6 una educactbn noble y luego estudl6 en las escuelas las cotes liberales; pero comprendl6 que la mayor1a abrevan en estos estudios más orgullo que docilidad a las leyes de Dios Y creyó suficiente por su parte sacar de aquf la salvación de su alma. Abandonó el estudio de estas vanas clendas y entró en secreto en un monasterio donde solicitó ron devoción hacerse monje. Pero. como hemos dicho. perteneda a una familia ilustre: así pues. temiendo la ira de sus parientes. los hermanos de este monasterio no accedieron a su ruego. Sin embaryo, para caerles agradable le prometieron que si su famUIa no ¡xmla ningún obstáculo por la juerza, ellos harlan gustosos lo que él pedla. Durante su estancia en este lugar. ofreci6 con santidad la prueba de lo que Uegaría a ser más tarde Y a todos aquellos que al![ vivian les dfo el ejemplo de lo que habla que hacer. Pero cuando su padre se enteró de su conducta, vino al convento enfurecido. para retirar a su h.go; agobl6 con reproches a este niño que shlo se ocupaba de los más deseables de los bienes y se lo Uevó por la fuerza hasta la corte del rey donde COr!JUTÓ al propiD rey a que apartara su espfrltu de semejante proyecto prometténdo1e grandes honores. Pero el rey Roberto. hombre lleno de piedad Y religión, lo exhort6 dulcemente por el contrario a perseverar en tan buen propósito Y acto seguldo lo nombró tesorero de la Iglesia de san Martln, calculando hacer posteriormente de él un prelado ejemplar. A contlnuadÓn. Intentó repetidas veces poner el proyecto en eject.ld5n, pero siempre chocó con una negativa. El santo hombre, encargado asf a su pesar del cuidado de una iglesia. permaneció vestldo con el ropcye blanco y, viviendo según la reyla de los canónigos, conservó en todo el estado de espirUu y el género de vida de un
gulenes ven multiplicarse entonces las obras de construcción y surgir de la tierra edíficíos más vastos, más elevados, más espléndidos. no reconocen en semejante floración uno de los efectos del primer progreso de la economía rural. de una holgura que poco a poco penetra el cuerpo del Occidente. ni tampoco de la multiplicación de las limosnas. Todavía hablan de mllagro: En esta época, el obispo de esta ciudad era el venerable Amoldo. hombre tan noble por su estepe como por su ciencia y muy rico por las rentas de sus bienes defamUía. Ante el desastre que castigaba a su sede y la desolación de los pueblos cuya guarda rente, tomó el partido más sensato: hizo grandes preporattuce y se abocó de inmediato a la tarea de reedificar de arriba a abqJo las instalaciones de logran Iglesia, que antaño fuera consagrada en honor de la cruz de Cristo. Mientras él Y lodos los suyos Impulsaban activamente el trabajo comenzado. a fin de terminarlo lo antes posible de manera magnVka. fue favorecido por un est1nw1o divíno manifiesto. Un dla en que los albañiles. para elegir emplazamiento de los cimientos de la basUica. sondeaban la.firmeza del suelo. descubrieron un gran peso de oro. ID jr.agaron dertamente suficiente]X1rU renovar toda la obra de la basiUca. aunque fuese grande. romuran este oro descubierto por azar y lo llevaron entero al obispo. Este dio gracias a Dios todopoderoso por el presente que le hada. lo tomó Y lo conflh a los guardtanes de la obra, ordenándoles que lo gastaran (n.tegramente en la construcción de la Iglesia. se dice que este oro se debla a la previsión de san Evurcfo. antiguo prelado de la misma sede. quien lo habrta enterrado ah! previendo esta reconstrucción. La fdea se le habrfa octtTTido a este santo hombre sobre todo porque, en la época en que él mismo reedificaba esa Iglesia, más beUa de lo que habla sldo anteriormente, habria hallado en ese mismo lugar Wl presente divino. preparado ]X1rU él. Es as! que no sólo los edificios de la iglesia sino también, por consej o del obispo. las otras iglesias que se deterioraban en esta misma ciudad, las basUtcas, dedicadas a la m.ernona de diferentes santos. fueron reedificadas más beUas que las antiguas y en eUas se rtndló culto a Dios mejor que en cualquier otra parte: la dudad misma pronto se hermoseó con casas; y el pueblo. pwi.ft.cado al fin de su COlTUpCión con la
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ayuda de la demencia di vina. se repuso con tanta más rapidez cuanto que habla recibido sabiamente sus miserias como el castigo de sus falt as. 7
N. Cosecha de reliquias ¿ Pero, acaso, el signo má s clamoroso de la nueva alianza no fue. suced iendo inmediatamente a l muenarío. el descubrimiento de nuevas reliquias? El Occidente estaba poco provisto; las que posela parecían de dudosa cal idad. Ta m bién en este terreno se eenüa Ind igente. mientras que en los paí se s de la cristiandad oriental pulul a ban los restos s agrados. He aquí qu e Dios se dignaba sacar a su pueblo, por fin purificad o, de esta in d igencia y suministrar le, en mayor a bundancia, armas tan necesarias en la lu cha co ntra los demonios. De he ch o, los peregrinos que, ca da vez en ma yor número, visi taban las igles ia s bizantinas y las que continuaban prosperando bajo la auto ridad de los prtnctpes mu su lmanes, traían a veces de su vte]e fragme ntos de cuerpos santos; otros eran fabricados por falsificadores ; por último, con toda naturalidad, las excavaciones preparatorias de las reconstrucciones de Iglesias ponlan a l descubierto sarcófagos desconocidos. Pero para Raoul Glaber y para todos los monjes de su tiempo, estas relíquías parecían resucitar de la tierra, como muy pronto iban a hacerlo. a la llamada de las trompetas. todos los difuntos de la humanidad. En la nueva primavera del mundo, a tri bulan esta eclosión a la infuslón de la grada dtvína . DEL DESCUBRIMIENIO DE SANTAS RELIQUIAS POR DOQUIER El mundo entero, como hemos d icho. vestta ahorn de blanco por la J'E'JlOl)("ción de las basUtcas ti ocunió después, es dec tr, el cerc ee año desde el mUenmio de la encamadón del saluador, que dlLJerSOS indicios permitieron descubrir, en fugarPs donde habían permanecido ocultas largo tiempo, numerosas reUquias de santos. Como si hubieran esperado el momento de cierta 9loriDsa resurrección, a una señal de Dios fueron entregadas a la contemplación de los fieles y vertieron en su esp[rftu W1 poderoso alivio. Es conocido que estos descubrtmfentos comenzaron primero en una ciudad de las Callas, Seos, en la Iglesla del bienaventurado mártir Esteban.. El arzobispo de la ciudad era entonces LterrLY éste descubrió aUt. cosa asombrosa, ins ignias de los rl10s antiguos: entre varios objetos que se ha llaban escondidos, halló, se dice, unpedazo del báculo de Moisés. Ante el anWlCio de esta cese. acudieron prestamente no sólo los fieles de los palses de Gaita. sino Incluso de casi toda ltalía !J de las regiones de ultramar; ti no fue roro ver enfermos rolver de aUl curados por la tntera>slón de los senrcs.e
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8. El auge
Del desarrollo que comienza enton ces a ínfundírse en el cue rpo de la crts tla ndad occidental. los escrito res casi no hablan. Los autores de crónicas a htston as no sin tieron que los hombres se hacían mas numerosos a su alrededor. mejor alimentados. De las calamidades que relatan. a lgunas traducian quizá una inestabilidad propia de la adolescencia y las -tensiones de un primer a uge: no supieron. no quisieron discernir en ellas este origen . Tampoco tomaron conciencia de las trans form a clon es que experimentaba la sociedad de su tiempo; de la irrupción de las fonnas feudales sólo percibieron los tumultos y desórdenes a que Jos antiguos marros. al disgregarse. daban paso; Yeste esquema dema siado s imple de los (TeS "órdenes" cuya expresión cont ribuyeron a fija r. No cesaban de exaltar, como sus predecesores de una más a lta Edad Media. al bue n emperador. al buen rey y. manteniendo vivas tales representacionee mentales . consolidaban inconscientemente las bases de un fut u ro renacimiento de la autortdad monárquica. Apenas si advirtieron que. en el orden de las realidades te mporal es, el mu ndo cambiaba a s u alrededor. ¿Cambiaba real men te? Es legitimo preguntarse si el movimien to de la evolución política, económica y social no era, en verdad, en estos decenios. menos perceptible y por consiguiente menos vivo que lo que nosotros, histortadores, es tamos tentados de imaginario, al considerar fenómenos que no aparecen de manera verdaderamente clara en los documentos anter10res al llnal del siglo xi. La pregunta merece ser planteada. Pero tambIén hay derecho a creer que nues tros testigos no eran fieles observadores de lo cotidiano y de 10 camal. No miraban las cosas terrenas. Dir1gian 8 u mirada más aniba. AsI pues, los slntomas de crecimiento que eligen mostrar conciernen todos-a lo sagrado, a las actitudes religiosas. Es decir, a sus ojos, las únícas modificaciones que tenían Importancia para el de stino del hombre. los ímicos cambios, en cualquier caso, susceptibles de introducirse, para torcerla, en la corriente de la historia. tal como ellos la concebían, aspirada entera por la ínmínencte de la Parusla, Pues para ellos, el desarrollo de las fuerzas productivas o la transferencia de los poderes de mando no eran. por decirlo así. más que epüenómenos. en cualquier caso su perestructura s. Para ellos, no lo olvide mos, las verdaderas es- \ tructurae de la h lso rta eran espirituales. Sin embargo, las innovaciones que toman en cuenta -y que se establecen todas desde las perspectivas de la eecatcíogía- bastan para alímentar su esperanza. un senurmento de confianza en el 1rTeslsUble progreso del mundo. Estos hombres de Dios crelan en el hombre.
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1. Propagación de la fe Misioneros S iente n , en pr1mer lu gar. el auge de la cristiandad co mo una dlla tact ón. como una conquista a expensas del oescretmiento (¿a caso e l fin de los tiempos. que se av ecina, no debe estar precedido por la re u nió n de todas las naciones alrededor de la cmz?). En su época. donde la fe continúa propagándose es en e l Nort e y en el Este. sobre las ave nidas abiertas por los evangeltzadores cerolíngios. El hé roe de la mlstón cristiana es entonces san Adalberto. amigo del emperador del mtlenarío. (Otbn II1Ilenia con ~l a dos prelados muy venerables, san Adalber· to, arzobispo de la ciudad de Praga. emplazada en la provincia de Bohemio y san Brttnon. obfspo de la ciudad de Augsbwyo en la provincia de Baofera. primo del emperador. San Adalberto era de pequeña estatura. san Bruno de alta es ta tura.. Ahora bien. san AdaIberto. durante una es tancia en la corte del emperador. machaba solo por la negra noche al bosque. cargaba madera sobre sus propbs hombros y . descalm. la lleva ba a su morada a e spald as de todos: Y lleJldía esta madera para procurarse alimentos. Al cabo de largos días . el emperador lo supo y. como re. ola al prelado por Wl: santo hombre. un día en que charlaba con él romo decostumbre.led!Joensondebroma: "Un obispo de vuestra especie deberla marcharse a evangallzar a los pueblos eslaoos". Entonces el obispo. besando los pies del emperador. dgo que 1'0" nla manos a la obra y el emperador no consigu~ apartarlo de este designio: el prelado le pidió que nombrara en su lugar en la ciudad de Praga a otro arzobispo que ~ mismo Iba a elegir, el emperador consintió en ello gustoso. En cuanto a l!l tms preparar todo lo que hacia Jaita. se mar· chó. descalzo. a la provincia de Polonia. donde nadie habla oiclo pronundar rod...lvia el nombredeCrlsto: y se puso apredfcarel Evangelio. El obispo Brunon, siguiendo su ejemplo. pidió al emperador q ue hiciera consagrar en su lugar y en la misma sede. a un obispo de su elección Hamado Ulrlco. Hecho esto, ganó con humUdad la p rovincia de Hungrfa . la que llaman Hungrta Blanca par oposición a la otra, la Hungrta Negra. asl llamada porque sus gentes tien en la tez oscuro como los negros. San Ad alberto convirtió a la Je de Cristo a cua tro provfnclas m és prtslorteras de los antiguos errores : Polonia. Eslavonia, la de Varsovia y 1 Cracovia, Tras establecerlas 5Ó/feiamente en la Je. se d irigió a la provino cia de los pfncenatos para pred icarle s el8eñor. Es te pueblo estabaJerozmente apegado a sus ldolos: ocho dias hacia del arribo de Adalberta. quien habla comenzado a cnuncrcres el reino de Cristo. cuando. al noveno dla. hallándolo prostemado en sus oraciones, e llos lo atravesaron ron sus flechas de hierro e hicieron de él un mártir de Cristo. Después 142
le cataron la cabeza. a~aron su cuerpo en un gran lago; en cuanto a la cabeza. la ortoiaron a las bes tias de un campo. Pero un ángel del señor la tomó y la llevójunto a l cuerpo sobre la orilla opuesta del lago: el santo despojo quedó alll intacto y s in descomponerse hasta el dia en que unos mercaderes pasaron par aUi en barco. Levantaron el tesoro sagrado y fueron ha sta Eslavonla. Al s aberlo. el rey de los eslavones. UamadO Boleslav. que había sido bautizado par el propio Adalberto, les hizo ri.cos presentes. recibió de ellos con gran pompa ei cuerpo y la cabeza y edificó en honor del santo un gran santuario; este mártir de Cristo se puso a operar l'lUJChos milagros. La pasión de san Adalberto habla teni.do lugar el vigésimo cuarto d la de abril que es la octava de las ca lendas
La evangelizaci6n, la cruz y la simb6lica cósmica
Con todo, los obstáculos que enc uen tra la eva ngeliza ción en las regiones del Med iodía plantean un problema. He aqui un tema dig no de rejlex!6rt: si lo que comunicamos sobre las cc noerstones de pueblos infieles a la ley de Cristo se vio producirse 143
ron suma frecuencia en las regiones del AquIlón Y del Ocddente, en cambio no se oye hablar de nada serrullante en ninguna de las comarcas orientales y meridionales del mundo. De esto el verdadero presagio fue la posidón de la CJ1J.Z del senor. cuando el salvador colgaba sujeto a ella. sn el Caloorio: mientras que a espaldas del Crucificado estaban el Oriente y sus pueblos sanguinarios. ante sus ojos se extendla el occfdente. pronto a ser trumdado por la luz de laJe; y asimismo, fue su derecha todqxxierosa. tendida por el ofirio de perdón. la que el SeptentJilJn redbl6. dulcificado por suJe en la santa palabrd; mientras que su izquierda estaba reservada al Mediodta. bwbt.yeante de pueblos bárbaros. SU1 embaryo. aun cuando hayamos eoocado brevemente este santo presagio. elfo no deja menos intado ese con.solador arUcuJo de nuestra Je católica según el cual, en todo lugar Y en toda nadón sin excepdórt. quienquiera que. regenerado por el agua santa. aro que el Padre todopocleroso. ron su hijo Jesucristo. reunidos por el Esplritu santo. son el Wtico Y verdadero DIos. será. pcx poco que sufe le Inspire una conducta recta. acogido por el &ñDr; y. si persevera. vilJirá bienaventurado en una uida eterna. Y compete s6lo a Dios conocer las razones que toman al género humano más o menos apto para logrcu su salvadón .según. las diJerentes partes del mundo; pero nuestro propósito es símp/emente recordar que. si las rornarros más dLstantes de esas dos partes del mundo. el Norte Y el O
bIubaros. Pero para que nadie en esta materia profiera una calumnia sacrtlega contra las disposldones previsoms de rwestro buen Creador. hay que escrutar con precaución el texto sagrado de las Escrituras: este texto propomona sin nlngWUl duda una representación del mundo terrestre en la cual la bondad. asf como laJustida del Creador. están lndiscutiblemente demostradas. por aquellos que se han salvado como para aquellos que sucumben. Pues asf como al primer padre de los hombres. el autor de todo bien dio primero la libertad de lograr o no su salvad6n. as1. vuelto Redentor. ofrece su saloodón a todos los hombres en general, pero para que cada WlO de ellos se haga cargo espontáneamente de ella. Pero las misteriosas disposiciones de este Dios para quíen siempre todo /o que existe está presente a la vez y a quien nada escapa. hacen ver en todos los lugares. a través de todas las edades del tiempo. que él es el Topoderoso. único bueno y uerfdlco. tanto por las obras de su demencia como por las sancfones vengadoras que le dicta suJustlcta. Pues muy lejos de que su bondad esencialJalte nunca a la obra de su clemencia, El no cesa por-et contrario de reunir al mayor número posible de los hijos del inflel Adán en el seno del RjJco de su dtuLni' dad. Y cuando esto se cwnple cada dia en el mundo. ¿de qué seria la prueba stnode la bondad siempre activa del Todopoderoso, cambiante. pero tnmutable. lnmu1able alIDCluecambtante?2 144
II. La Guerra Santa Al menos. si hacia el este y el sur los predic adores de Cristo chocan con barreras demasiado fuertes . comienza a des pun tar el día en que los guerreros de Occidente Irán a forzar estas resistencias por la espada. En la mutación del Año Mil. el espíritu de cruzada madura. La paz Y luego la tregua de Dios. limitaban poro a poco el ejercícío de las armas en el seno del pueblo cristiano; en 1054. se proclamó en el concilio de Narbona: ~Que ntngun cristiano mate a otro cnenano. pues quien mata a un cristiano derrama sin ninguna duda la sangre de Crtsto". Ahora bien. los caballeros hablan recibk:lo de Dios mísmo la vocación de combatir. .¿Dónde Iban a asestar sus golpes? Contra los Infieles. Va ha ciéndose claro que. en el movimiento de purtftcactón donde la inminencia del fin de los tiempos acaba de comprometer a la cristtandad de Occidente. sólo la guerra santa es lícita. Al pueblo de Dios q ue a va nza hacia la TIerra prometida. le Importa haber aplacado todas sus dtscordías intestinas; debe andar en paz. Pero a su cabeza, el cuerpo de sus guerreros abre su marcha: él dispersa con su valentía a los sectar10s del Maligno. Al otro dia del mílenarto. la caballería de Occidente resiste a las bandas de bribones que salen de los países sarracenos; ella los persigue; ella los vence y. en tales éxitos. salva su alma.
Defensa de Nubana En esta época. los moros de Córdoba. pasando por el mar Gálloo. abordaron una noche. de lmpJ'Ot)(so. con una j/Dta numerosa. ante Nabana: y. al despuntar el dia. rodearon annas en mano toda la dudad; por lo que ellos mismos nos contaron después en cautividad. su sortilegio les habla prometido que el asunto acabarfa bien Y que tomarian teorbona. Pero los cristianos. a toda prisa. comulgaron con el cuerpo y la sangre de Dios que recibieron de sus sacerdotes y. preparados para l"TJOo rír, corrieron sobre los sarracenos; se lleooron la victoria. mataron a unos. retuvieron cautivas a los otros asl como sus naves y toda clase de botines; vendleron. a sus prisioneros o los redJ.geron a servidumbre y enularon en presente a san Mardal de Umoges veinte moros de una talla gigantesca. El abate Godo.fredo conservó a dos como esclavos y distribuyó los otros a los señores extranjeros que de d iversos pctses hablan venido a Urrwges. E l lenguaJe de estos hombres no era en absoluto el de los sarracenos; daban roces como perros jóvenes y pareclan ladrar. 3
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,t Ofensivas en España DE UJS COMBATES DE WS SARRACENas CONIRA LOS CmSTIANOS DE AFRICA
Hacia los mismos tiempos. la perfidia de los sarracenos para con el pueblo cristiano recobró en Ajiica len rigor. poro elaber. España per-
tenece al AfticaJ un llUEVO vigor; perseguían a todos cuantos hallaban en la tieTTa y en el mar, los desollaban oüos. los masacraban; y hacla ya mucho tiempo que las matanzas mutuas causaban es tragos y que las ruinas se acumulaban de un lado como del otro, cuando finalmente los dos partidos se pusieron de acuerdo en que sus Ejércitos librasen com bate cuanto antes. El enemigo, prestando una confianza presuntuosa en el furioso salvaj ismo de su multitud inmensa, se veía de antemano vencedor; los nuestros, aunq ue de número muy pequeño. invocaban la ayuda de Dios todopoderoso y esperaban jirmemenle que la intercesión de su madre Maria, del bienaventurado Pedro, principe de los apóstoles y de todos los s a ntos, les valdrta la vic toria. Y depositaban sobre ro. do su confi anza en el voto que hablan contraído en el momento de e ntablar el combate: si la poderosa mano del SefuJr les acordaba vencer al pueblo Infiel. todo lo que le estuviera dado tomar a estas gentes, en oro, en plata y en erres adornos, debla ser Igualmente enviado a Cl~y, al princtpe de los após toles Pedro. Como antes ~s ~untado'.hacta ya tiempo que numerosos religiosos de esta requm. quienes hablan tomado el hábito en e ste monasterio, supieron atraer al santo lugar el amor de toda la región. ¿Qué másfaltaba? El combate se inicló;.fue laryo y encarnizado. Los cris tianos no habian sufrido pérdida alguna y ya se mostraban como los vencedores cuando, par último, tan grande.fue el pánico que se apoderó del ej ército de los sarracenos que, pareciendo olvtdarse de luchar, internan emprender laJuga; pero en vano; se enredan en sus propias manos o, mejor dicho, es el poder de Dios el que los clava en el sitio; y entonces el t'jército de los cristianos, irresistible ahora gracias a la ayuda divina, se libra sobre ellos a tal ccmrcertc que, de su mul~w: innumerable, apenas lutOS pocos pudieron salvarse, Motget, s u pnnape, cuyo nombre es una corrupción del de Moisés, mwió, se dice, en este combate. Una vez reunido el botín, los cristianos retiraron de éste un enorme peso en talentos de plata. no olvidando el voto que hablan heCM a Dios. Es en eJecto costumbre de los sarracenos ir al combate ornados con muchas planchas de plata o de oro; en este caso, ta l costwnbre benefició a la p iadosa liberalidad de los nuestros. Estos enviaron sin tardanza todo este botín. como lo hablan prometido, al monasterio de Cluny. El venerable abate del lugar, Odilón, mandó hacer con él un mago nVIco baldaquino por encima del altar de san Pedro. En cuanto a lo que quedó, ordenó. con una liberal medida muy famosa. distribuirlo. como convenía. a los pobres, hasta el último denario. Asi pues, la turbulencia de los sarracenos, refrenada, se calmó pt7W1 tiempO. 4 146
El relato pronto adquiere el tono de la canelones d e gesta: Después los nonnandos, bajo la conducctón de Roger. marcharon a exterminar a los paganos de España, mataron incontables sarracenos y les tomaron muchas ctudades y castillos. En cuanto llegó, Roger capturó a algunos sarracenos; elegía W10 cada dia y. en presencia de los otros . lo cortaba en pedazos como a un cerdo, lo mandaba para comi da de éstos cocido en un caldero y.fingla ir a otra casa a comer la mitad restante con sus compañeros. Habiéndolo visto asi todos, dejaba evadirse, por unafingida negligencia, al más ingeruro. afin de quefuera a contar estos horrores a los sarracenos. Muertos de miedo ante esta idea, los sarracenos de la cercana España y su rey. Muse!, piden la paz a Ermestnda, condesa de Barcelona. y se comprometen a pagar un tributo an ual. Esta condesa era viuda y habla casado a su hga con Roger. Concluida la paz con estos enemigos, Rogerfue a llevar la guerra al interior de Espa ña; un d la. acompañado tan sólD por cuarenta cnsecnos. cae en una emboscada tendida por quinientos sarracenos de primera; pero d i6 en el combate a su hermano natlUat cargó en tres oportunidades . ab atió a más de den enemigos. reconquistó sus posidon.es con los suyos y los sarracenos ya no se atrevieron a perseguirlo en sufuga. f...] El rey de Nava rra, Sancho, con el concurso de los gascones, cortdt40 un ejército contra los sarracenos, devastó España y retomó cargado de botln Y de gIorl.a. Ese mismo año (1027) , el rey de GaliciaAlJonso asoló las tierras de los s arracenos. En momentos en que una dudad de España iba a rendfrsele. cuando ya habla dep uesto él las a rmas y daba a los crtsucncs. q ue hervian de fmpacIenda bajo las muraUas. la orden de cesar el combate , unajlecha lanzada desde lo alto de los muros por estos mismos enemigos a los que deseaba perdonar. lo hirió de muerte: y sus tropas tuvieron que volver sobre sus pasos no sin gran dolor, Uorando a suprlndpe.5
III. Dios se encarna Sin embargo, los prelu d ios de la cruzada manillestan ellos mis mos un vuelco en la actitud cuyo asiento es tá e n el foco de la conciencia relígíosa y al que se pu ed e considerar como uno de los hechos esenciales de la historia mental de la Edad Media . ya que por él se modificó por siglos enteros la tonalidad del crist ianism o. En el tiempo del míleneno. el propio Olas comienza a cambiar de cara. Bajo la omnípotencta íncognoscible del Padre, la h umanidad del Hijo parece ganar cada vez más presencia y proximidad. La cruz, el Evangelio, J esús viviente por fin se apoderan, uno tras el otro, de las almas devotas. Así, en los ritos de la iglesia . el lugar de la consagración eucaríetíca tendió, en esta época misma. a ensancharse. Lo cual no dejó de suscí147
tar problemas: es, en eíec to. e n relación con la s igni ficación mistica de e stos ritos. como se desarrollaron a la vez la s más agudas de las tnquíetudes heréticas, los primeros esfu erzos de re flexió n díaléct tca y, muy pronto, alrededor de Béranger de Tours. las primeras co ntrover s ias en teología.
ProdIgios eucaristlcos Para Raoul Glaber, las especies eucarlstlcas pertenecen todavía
al universo de la magia: rom o las re liqu ias, como las pe rsonas de los reyes . ellas introducen en la coUdlaneldad de la vida una parcela de lo sa grado; ellas se rodean de mil agros y prodigios: benéficas o meíeñces. según se las use, traen cc neígo la benevolencia o la có lera del Todopoderoso. El misterio de la Eucarfslla no es po: cíerto transparente más que pa ra un pequeño nltmero; es incomprensible para casi todos los mortales, y lo mtsmo tocl.as las otras cosas que pertenecen a la fe y no caen bajo la mirada de los ojos. Esto sobre tcx:lo merece que se esté sobreaviso: tiene uno ptX IJtlJiflcante la preparación del cuerpo Y de la sangre del 5eñor Jesucristo, y se cree al abrigo de todo daño Y de lodo peligro de calda. Pero st el cuerpo y la sangre del Sel tor son abandonados y destruidos por la negl~ de quienes los manipulan, no queda a éstDs, salvo una pronta penitencta. más que un Juicio que los condene. El Seña ha dicho: -A quel que come ml carne y bebe mi sangre posee la vida eterna y yo lo resucitaré". No se debe creer por esto que ningún anImal, aparte del hombre. deba participar en la resurrecd6n de la carne; e tncluso sólo un verdadero.ftei puede redblr la Eucartstla como instrumento de su sall.ll1d6n. Hubo en nuestro tiempo lDl tndtmduo vestido CXlrt el MbUo de los ~s , que comparedó en justt:fa por no sé qué crtmen: druante la inslnJcd6n, tuvo la audacia de conswnlr este don de la Eucar1st1a, el cáliz de la sangre de Clisto. Acto segu.ldo, se IJÍD saltr por la mUad de su vientre. tnmaculada. la parte del santo sacrtjido que habla conswnlldo y que dertamente ofreció ron ello una e l.lkiente prueba de la cuJpabaidad de aquel que la habla recibido ind~; además. de inmediato ronfesó el crfmen del que hasta entonces se habla defendido, e hizo conveniente penitencia. En el condado de Chalan conocimos personas que. ante la pnmmidad de un desastre, hablan visto el pan consagrado transformarse en verdadera carne. En Dl}on, hacia la misma tpoca. una persona que aportaba la Eucarlstla a un enfermo, la dE;jó caer de sus manos; vanos.fueron todos sus esfuerzos por recuperarla. Al cabo de un año cumpUdo, se la descubrlb al borde del camino público, al aire libre , aUl. donde habla caldo. tan blanca e irunaculada como si hubiese caldo en ese Instante. Por fin. en 4Jon, en el monasterio de la Re Barbe. habiéndose apoderado algWlO, hay que creer. indebidamente de la cajUa, o píxide, en la que se conservaba la Eucaristla segCat el uso, és148
ta se soltó ain?
por s i misma de sus manos y se mantuvo largo rato en el
En cuanto al chrysmaf. que algrmos Uaman el caporal (paño donde se deposita la hosUa en el altar), en muchas ocasiones probó su vútud saludable con tal de que se m::urriese a el ron una fe entero. A menudo. e1evado.frente a loS incendios. los obligó ya sea a extinguirse. ya sea a retroceder, ya sea a volverse para otro lado. Muchas veces curó los miembros doloridos de los enfermos al t iempo que. impuesto a los afiebrados, los ooMa a la vida . En el monasterb de Moutiers-saint~, en tiempos del venerable abate Cuillermo (de Volplano/. la desgracia quiso que un fncendlo d evastara los alrecfecfores del ceuenro. Lo
Clunyy la misa Sin embargo, una de las innovaciones capitales de las costumbres cluniacens es fue, hacia el Afto Mil, íncttar a los monjes a hacerse sacerdotes, asociar más estrechamente a las mortíñcectonee y las re pu lsas inherentes a la vocación monástica las funciones ea crtñcíel es del s a ce rd oc io y ordenar la vida de los hermanes en tomo de la celebración eucartsüca. Asi se vieron reforzadas la s potencias reden toras del monasterio: la comunidad no recogía las gracias simplemente por sus oraciones y por sus privaciones; ella participaba en la confección del cuerpo y de la sangre de Cristo: ella trabajaba para aumentar en el rnundo visible la parte de lo sagrado. Y esta obra saludable estaba estrechamente ligada en Clu ny , a la liturgia de los muertos. Fue al asumir las 149
fundones eucarisUca.s cuando los monasterios. en los umbrales del s iglo XI . lograron instalarse en el corazón de la devoción popular y sacar decíd sda ventaja a las catedrales. En cuanto a la celebración de este misterio magn!fico. hny ya In· numerables pruebas de los beneficios que aporta a las a lmas de jos fleles d ifuntos; no obstante. a hora deseo ha cer conocer LUla entre ta ntas otras de tcxla especie. En la cxm.arcas más distantes del A.frlca vivla W1 ant.ICOI"e'ta. de quien se deda que habla pasado lJelnte años retirado sin ver a ntngCut hombre. lht pobre muchachito. ciudadano de MarseUa. W1Q de esas personas que reaA'Ien el pals sin cansarsejamás de apnm· der ni de lJef' lugares nuevos. acertó a pasar por ahL Oyendo hablar de este anacoreta. afrontó la soledad de esa región oonsumida por el ardor del sol Y se obstinó laryo tiempo en el intento de descubrirlo. AI.Jb1aL e l so lUarfo vio a l homb re que lo buscaba y le grit6 que fuera hacia él. Y cuando el otro se a cercó, se puso a preg untarle quién era, de dónde venta, par que se hallaba en ese lugar. Sin hacerse rogar. el hombre le respondió que era su ardiente deseo de verlo el que lo habla traido hasta aqul y que no deseaba nfngLUla olTa cosa. El hDrnbn?, ru.di"tto por la ciencfade Dk:ls. dyo enrones: WMe entero de que llegas de GaUa; pero. te lo ruego. dime. ¿has vfstoa/guna vezel monasteriodeelwty que seencuentm en ese pals7' HLo he visto. responde el otro; y Ioconczcol't1ll!J bien". EntDncesélled!fo: "Has de saber que ese monasterio no tfene Igual en e l mwu::lo romano. sobre todo para liberar a las almas que han caldo en el poder del demonio. Se Inmola en ese lugar tan.frecuentemente el sacrlfK:1o vlv!ftcante, que casi no pasa dio sin que. por tal oonducto. no se arranquen varias almas a lapotencia de loo mal~ c1erJnnbsW . En este monasterio. en efecto. y nosotros mismos hemos sido testigos de eUo. LUla costumbre hecha posible por el gran número de sus rnor!fes querla que se celebraran misas sin interTUpcíón desde la primera hora de l dia hasta la hora del reposo; y los monjes portian en ello tan ta dignidad. tanta Piedad. tan ta veneración, que se hubiese creído ee- más bien ángeles que hombres. 6
El rey. defensor de CrIsto Ungido por el Señor. Crtstóforo. atento a Imitar los gestos de Jesús en la ceremonias del tiempo pascual. el buen rey. cuyo ejemplo muestra Helgaud en Roberto el PIadoso. Interviene él mismo. puesto que es sagrado. en las discusiones que suscita en esta época el misterio de la Eucarlstia: Cierto obispo no terda una sana conaopd6n del 5eMr Y buscaba por ciertas razones una prueba de la presenda real del cuerpo de Nuestro Sef>or Jesucristo. Este ~. de bondad. quOO6 indignado Y le dtrt16 una carta est conaoblda: "Como tlenes renombre de den-
""""""ado
150
da sin que la luz de la sabidwia briI1e en t i. me p regtUlto ron asombro cómo has podido. mediante LUla facultad. Injus tamente ejercida y mediante el odio horrendo que a limentas contra los servidores de Dbs intentar poner en tela de Ju icio el cuerpo y la sang re del Señor, Ypor mientras que el sacerdote. al conf erirlos, dice: "Que el cuerpo de Nuestro Señor J esucristo sea la saloocón de tu alma y de tu cuerpo". tú, con boca temeraria Y manchada, dices: "Recibelo. si eres digno de él". mientras que no hay nadie que lo sea. ¿f\:r que atribuyes a la d ivinidad las debUldades del cuerpo Y unes a la naturaleza dl vtna las imperfecciones del doIa humano? El soberano se constituye asi en guardián del cuerpo y de la san-
qué.
gre de Crts to y en o rdenador de las lrturgía s . donde se ve reaparecer el simbolismo del hábito blanco. Este servidor de Dios, acurrucado en el seno de nuestra madre la Igles ia. se constituyó en val iente protector del cuerpo y de la sangre del Señor. est como de los vasos que la contienen. El ordenaba absolutamente todo. hasta la punta de la uñas. a tal punto que Dios parecta ser CJlXJ9idD no con las galas de la gloria de otro sino en la gloria misma de su propia nuyestad. El aportaba tcxla su deooclón, ponla su constante cuidado en que fuese por un ministro de CCJmZÓfl PWOY lJeslfdo de blanco como se inmolase Dios por la faltas de l mundo entero. LDs ojIJ:bs del culto hacia" sus de lic ias y. sobre la tierra. él v iv!a ya en los cielos. Volcaba s u sa tfsf accfón en las reliquias de los santos , que hacfa ves tlT de oro y de p la ta. en los atuendos blancos. en los ornamentos sacerdotales. en las cruce s preciosas. los cálices de oro jlnD. los tncensarlos donde arde un incienso selecto. SÚlJ iendo las IX1JUlas de plata a las abluciones del s a-
<=lote.'
IV. Lacruz El prelado quien Increpó Roberto e l PIadoso (era s in duda el arzobtspo de Sena, Uerrt). ¿ha bla sido ganado el rntsmo por la doctrtna de los "meníq ueos" que e l rey mand6 que m ar en Orleáne? Estos. en efecto. se Int errogaban con más ans iedad que nadie sobre las vtrtudes de la Eucartsña. Como ya hemos visto. en es ta mIsma epoca otros herejes rompían los crucifij os. Pues la cruz. para ellos. era el símbolo de todas las ínnovaciones y de la nueva in qu ie tud . Y. de hecho. en e l Año Mil. la primera Irrupción de la humanidad de Dios en las repres entaciones religiosas no cesaba de prol ongar el pa pel desempe ñado por la cruz en las ceremonlasy entre los ritos. Las cruces de que habla Raou l Glaber son todavía a la vez los e mblem as de la vlctorla cósmica del Dios Salvador y objetos mágicos por los qu e las advertencias del mas allá se manifiestan: ¡51
T
IEl año de la Encamación novecientos ochenta y ocho se prodi-Yo en la ciudad de Orleáns. Gaita, un prodigio tan memorable como aterrador. Erlste en esta cludad un monasterio fundado en honor del pr1nclpe de los Apóstoles. en el cual se sabe que prúnitloomente WU1 COfTW' nidad de vtryenes oonsagradas aseguraba el servido de Dbs todopoderoso y que desde entonces es conocido ron el nombre de Salnt-AerTefe-PueUler. En medio de este monasterio estaba plantado el estandarte venerable de la cruz. que o.freda la imagen del Salvador pat::ledendo por la salooct6n de los hombres los tormentos de la muerte; ahora bien. de los qJos de esta tmagen, durante varios d1as SÚl tntern.lpd6n. numerosos testigos vieron brotar un rto de Iógrimas; este espectóculo ~ so prolJOCÓ naturalmente un gran concurso de pueblo. Mucfv:Js entre tanto. mtrando con más detenimiento. vieron aqul el presagio. enviado por DIos. de cierta calamidad pronta a abat1rse sobre la dudad. Como en efecto se nos muestra a este mismo Saloadcr. instruido por su p~ senda de la tnmJnente rutila de Jeru.salht. l1crando sobre esta cfudad. cst es dertamente la amenaza que pesa sobre Orleóns de tul desastre próxlmo el que le armncaba fas lbgrtmas verft:fas por su imagen visible. se prodt.Yo poco t1empO cJespués en la misma ciudad tul hecho Inaudito en el que se vio el mismo presagio. Una en que los guardianes ds la gran iglesia. es dectrde la eatedmlldedfcada a la santa CruzI. acababan romo de costumbre de Ieoontarse y de abrir las puertas del santo lu· gar a quienes acudlan a matttnes. de pronto apareció un lobo que entró en la iglesia. asió ron su hocico la cuerda de la campana. la sacudió Yse puso a sonar. Quienes aln se hallaban, estupefactos. lanzaron por .fin fuertes grUos y. stn armas. lo ant?1aron asijiJera de la iglesia. A l año siguiente. todas las habttadones de la dudad Y los ed(/icbs de las iglesias
rocne
fueron p resas de Wl terrible incendio. Y nadie dudó de que este aconted· miento desastroso habla sido anunciado a la vez por los dos prodigios.8 Pero. en hs escrítce de Ademar de c habannes. la cruz edquíere
otra eígníñcectó n. El m ismo vio una noche su Imagen en el cielo. cargada del sufrtmlento de Dios. Cuenta que el conde Gulllenno de Angulema. en su agonía, besaba una y otra vez la made ra de la Cruz. Este señor había vu elto de l Santo sepulcro. ¿Trala de TIerra Santa una devocl6n más profunda para co n las lnstgntas de la Past6n? len 1017J. Gut. vizconde de Urnoges. y su hermano el obispo Audoutn. hablan regresado stn d!ficultad de Jerusalht. Entonces el sepulcro de san Clbardo empezó a hccerse no tar por milagros de una frecuenctc [ns6l fta. Fbucher. abate de Charoux, tuvo al mismo tiempo que sus rnorlJes una vfsfón que lo corunfnaba sin duda posible a Uevar la santa madera de la CruzJ unto a la twnba del bienaventurado Cibardo. AsI se hizo en medio de una retalfón solemne y. baj o la d trecclbn del abate de Angulema Renaut, la santa madera fue transportada a la basUlca San Cfbardo el dkl de laflesta del santo. primero del mes deJuJ.Io: y cuando se terminó de ejecutar la orden Impartida por la clemencia divina, los monjes de Charoux se despidieron de sus hermanos de Angulema Y se retlTaron honorablemente con la santa madera.
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Está probado que esa madera proviene de la 0'11Z del Señor. el triarca de Jerusalén la envió a Carfornagno y el emperador la en esa misma basUlca que hablajundado Roger. conde de r i ............. hcnordelsalvadof".9 ...,., .~"s. en
~~
Mientras que en Saínt-Benott-sur-Lotre y en Saínt-Marcíal-deUmoges. los relígíosce Juzgaban adecuado Insertar e n la Iíturgía de la semana santa, dlrtgtdo a la concurrencia laica. el esbozo de una representación y de un diálogo que han sido ortgen del teatro europeo y que hac~ visible para todos el drama de la Pasión. mientras que los cada vez mas numerosos jóvenes caballeros. corredores de aventuras. marchaban a exhibir ante los Infieles la insignia trlunfal de la Cruz. a la hora en que el emperador Otón III mandaba abrir la tumba de cenomagno y retiraba de ella la cruz de oro del difunto para adornarse con ella él mismo y en que. proliferante. la leyenda carolingia se entremezclaba con las primeras expresiones del espirttu de cruzada. la cristiandad de Ckcide~te. obsesIonada con la JerusaJen de sus sueños. descubria la Jerusalén terrestre y con ella aJesús viviente. Juan. sobrino de GuJllermo de Volptano. su díecípulo. y por esto compañero de Raoul Oteber. antes de ser abate de Fécamp en 1028 10troduce en su Confesión teol6glcaesta medItación sobre Cristo: Elfue circtmddado para separamos de los vlicios de la carne -presentado en el templo para condudmos al Podre puros y santiflCCJdosbawtzado pcre tcoemcs de nuestros crtmenes - pobre JKUC1 hacemos ros y débil para hacemos Juertes- tentado para protegernos de los ereques dfab6licos -eapttuado para libramos del poder del Enemigo- uenelido para rescatamos por su sangre -despojado para vestimos con el manto de la Inmortalfdad- bwfado para sustraemos a los sarcasmos demoniacos -roronado de esptna para arrancamos a los abrqos de la maldidón orlgtnal- humillado para exaUamos -elevado en la cruz para atraemos hacia él- regado con hJel y con vinagre para Introducimos en las tierras de la alegria stnfln -sac:riflcado como cordero sin mancha sobre el altar de la cruz para lavar los pecados def rmmdo. 10 Este pensamiento no es ractonal: marcha según las vías de la exégesis y de las meditaciones claustrales. al h1lode las enelogíee. de la asocíacíones de palabras. en busca de correspondencias y resonancias verbales . Lo Im portante es que se apega a la pasl6n de Jesús. Inaugurando en el Añ o Mil su andadura hacia el Santo sepulcro. la crtstlandad de Occidente creta avanzar. detrás de Cristo. hacia el Retno. En realidad . comenzaba la conquista de l mundovtsible. Como la herejía, como el Impulso que conduce a la cruzada. como los primeros ejercicios de la razón frente al míeterío. e l vuelco de la vtda Intertor ha cia los s lmbolos evangelícoe traduce de hecho este prtmer pu nto de partida. Emana este del mismo sacudtmíento que estimula en tonce s la s primeras indagaciones de los constructores romanos . que reve la las estructuras de la sociedad nueva. esos tres "órdenes" e806 tres "e s tados" entre los cuales los hombres de Europa debían lu ego j uzgarse repartidos durante casi todo el nuevo rnJIenarto. Fue prec íeamen -
rt:
153
te en ese Instante. a la espe-ra del fin del mundo. cuando se opero la conversión radical de los valores del crlstianismo. La humanidad está aún prosternada ante un Dios terrible. mágico y vengador que la domina y la aplasta. Pero comienza a foJjarse la Imagen de un Dios h ech o hombre. que se le parece más Y al que pronto se atreverá a m irar de frente. Ella se Interna en e l gran camino liberador que desemboca primero en la catedral gótica. en la teología de Tomás de Aquino. e n Francis co de As ís. que prosigue luego hacia todas las formas de humanismo. ha da todos los progresos cíenññcos. pollUcos y sociales, para aportar finalme nte. bien mirado. los valores que actualmente do mi nan nuestra cu ltura. En la hlstorla de la s a ctttudee mentales. donde he s ttu ado cas i todas mi s observaciones y en función de la cual fueren elegidos y díspuestos t odos estos textos. ¿q ué sígntñca en verdad el Año Mil de la Encarnaci ón y de la Redenc jón? El anuncio de un giro ca pital. el paso de u na re lígíón rltual y ut úrgice - la de Carlomagno y aun la de Cluny- a u na religión de acci ón y que se e ncama. la de los peregrinos de Roma. de Santiago y del Santo Sepu lcro. y pronto la de los cruzados. En el seno de los terrores y de las fantasías. una prtmígenía percepción de lo que es la dignidad del hombre. Aqul. en medio de esta noche. en esta Indi~ gencía trágica y en este ealvejíemo, comienzan. por siglos enteros. las vtctorlas del pensamiento de Europa.
CRONOLOGIA
Hec hos políticos
HechOll culturales Consagración de la segunda aba. 'Ia de Cluny
98 1 983 Advenimiento de Otón III 985 Bautismo del rey de los Húngaros 987 EIer:ci6n de Hugo capero. Victoria de Al Manzuren España 989 Primeras Instituciones de paz en ~I conctlio de Charroux 990
Construcción del porche de Saínt-Oermaín-des-Prés
99 1 Gran Invasión danesa en Inglaterra 996 Roberto el Piadoso único rey de Francia 997 Al Manzur saquea Santlagode Compostela
DonJon de Langeats Comienzo de la construcción de la ígleeía de Roman-m óüer. Comíenzo de la construcción de la iglesia de San Martin de
998
Evangelar10de otón III
994
Tolmo ~ichenau)
999 Otón 11I establece su capital en Roma Oerfberto asume ~I
papado bajoel no mbre de Si1W:s~ lI
l OO! El papa corona a Esteban rey de Hungría 1002 En rique II rey de Alemania 1005 1006
154
Muert e de l ermítaño ita lia no sanNUo ccmíenzo de la construccíón del nartex deToumus 155
Hechos políticos
Hechos culturales
1007
Gu illermo de Volplano emprende la construccíón de la rotonda de San Benigno de Dijon Nave abovedada de San Martln del Canígó
1009 Los crtsüanos de España
entran en Córdoba. El califa Hakim destruye el Santo Sepulcro 1O11 Ataque sarraceno a Pisa 1012
San RomuaJdo funda la orden de los camaldulenses
de Dinamarca
1021 1022 1024 Insurrección del pueblo de Pavía
Dtntel esculpido de Salnt-Oenísdes-Fontaines Hoguera de herejes en Orleáns
1026
Peregrinación de Knut a Roma. Comienzo de: la construcción del porche de Sa1nt-Benottsur-Loíre
Francia
1032 El reino de Borgoña es anexionado allmper10 1033 1039
Los testigos 1 RaoulG1aber. lIlst..pl'Ólogo. 2 Edk:ión de A. VkUer. en I:h1stDrlDgraphJe la Sattt·Benoil>sur·Loire et le mirades de sa1nt Benoit. Parte, 1965.
3 Edld6n en los Moruunenta 0ennanJae h/stor1ca. tomo III de los Scrtp173 - 185. 4 Ediclón en los Monumento ~ hlstorlca. tomo 111 de los Scrtptores. págs. 78- 86. 5' Edk:lón en 108 Monwnenta Gem\an.kJe histori::a, tomo VII de los Scrlplores. págs. 79·1336 Ed1d6n en los Morwmenta GennarUae historra, tomo DI de los Scrtprores, págs. 798-871 . 7 Edldón en la Collew;Uon. de tntes pour servir la tétude et: la t~ menrdethistoV"e,Parts.1897. 8 Los M/rades de sa1nt Benoit. écrlts por Adrevald. Almoin. André. Ra· soul1bft.aúl!' el Hugues de Salnte-Maure. moUles de F1ewy fueron edítados en 1858 por la Sodéte de rhistotre de Franee. Este texto es crttlcado por A. -Jidter. L1UstolYJgruphie la SaInt-&rvft-.sur-l.l:J(re er les mfrades de .safnt Beroit. Parl'J.1965. 9 Edki'Jn en la Cdl,ow=fbt de teJdes pcur servir a tMude et la tensdgne'ment de l'hJsroue, Paris. 1897. 10 Edk16n en los Classlques de t1úsrolre de ~ (lU ~ áge, voL 12 y 17 . II Ed1d6n en la ~ des te.Ues pour servfr la térude et la tensefgnementde thisrove. París, 1896. 12 Raoul Oiabr:T. H~t,I, l. 13 Id.. U*i. U, 1. 14 Ademar deChabannes. Chron*lIWS, m, 41y54. lores.
1014 Coronación tmpertal de Enrique 11 10 19 Knut rey de Inglatena y
1027 Coronación tmpertal de Conradoll 1031 Enrique I untco rey de
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
Dedicatoria de Santa Maria de RIpoll
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Patmlvgle latine,
tomo
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156
157
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7 8
9 10 11 12 13
Raoul G1aber. Hfst. . I. 2· 3 . Adalberón. edkión Hüekel, págs. 148-1 56. Raoul Glaber. Hfst.lI. 9. Helgaud. 11 y 12. Ademar de Chabannes. Chron.. 111. 43. Id.. eer.m. 56 y 49. RaouIGlaber, H ist.. I, 4 . Id.. /bid.. IV. 3. Mirades de saintFoy, I, 13. Ibld., 1, 19 . Ibid., l. 4 . Ibid.,I.3y7. Mirades de SalntBenolt. 111. 13.
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1. págs. 99-100. 7RaoulGlaber.Ilist.,1V.5. 8 Publicado por Ch. Pñster, Erudes sur le regne de Robert le Rewc. Pa riso 1885. págs. U -LXI. 9 Raoul Glaber.IIlst.. v.L 10 n; 1bId.. 1lI. l . II Ademar de Chabannes. auon... III. 68. 12 RaoulGlaber. Hfst. . IV. 6.
7. Nueva alianza
"1st..
.1 Raoul GIaber, IV, 5. z tocher. Hlst, m, 24-25y31-33. 3 Racul Glaber, 1I1st. J. 4. 4 Cartularto de la Abadia de San Victorde Marsella. ed itado porB. Guérard, en la Col1ection des Cartulaires de F'rar1re, tomo VIII. París. 18 57, vol. l. págs . 18·22. 5 Raoul Glaber, HIs t..lII, S. 6 Rícher, HIst.. 111, 23 -23 . 7 RaoulGlaber. Hist., I1I, a yu, 5. 8 Id., fbfd. . 111. 5.
4 . Loa prodigios del milenario 8. EJauge
1 RaoulGIaber.HIst..IJI . 3. 2 Ademar de Chabannes. Chron.. UJ. 58. 3 Rao ul Glaber. H Ist., rv.s. 4 /odemarde Chabannes. Chron.. m .62. 5 Raoul G1aber, HIst.. lI. 2. V. 1 y ll. 7. 6 Ademar de Chabannes. Chron..lII, 3 S. 7 Raoul G1aber. Hfst., IV, 4 -5. II. 7,11,11. 8 Ademar de Chabannes. Chron.. 49 y 59. 9 RaoulGlaber. HIst..m, sym. 7_ ID Ademar de C habannes, Chron.. m , 46-47.
5. Interpretación
1 ÁdemardeChabannes. Chron. . m. 31 . 2 RaoulGlaber.Hist . I.5. 3 Ademar de Chabannes. Chron.. . 111. 52. 4 RaoulGlaber.Hist..IV. 7 . 5 Ademar de Chabannes. Chron.. IV, 55 Y69. 6 Rao ul GIaberJ l fst.. V. 1. 7 Helgaud.6y7. 8 Rao ul GIaber. Htst. . n .5. 9 Ademar de Chabannes. Chron.. IIJ. 40. 10 J . Leclere y J .-P. Bonne8 "Un maitre de la vk: splr1tluel1e au Xlc stecle, creen de Fécamp·. en Erudes de théoIog6e el: c!hIstDUe de la splriluaUté. Pa riso 1946. ConCesión teo16gtca.ll. 13.
1 RaoulG1aber,HIst., V. J.
6. La purificación 1 Rao ulGlaber.Hfst.,III,5. 2 Ademar de Chebannea, Chron., lII, 52y 35. 3 RaoulGlaber.Hlst,lII.8. 4 Ademar deChabannes, Chron.. llI,66. 5 Helgaud, 17,22, 23,21,27, 29. 6 Cartular10de la Abadia de San Victor de ManleUa. ed itado por B. Gu é-
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Esta obra se terminó de imprimir en el mes de marzo de 1989 en los talleres de Compañia Editorial Elect rocomp , S.A. Calzo de Tlalpan 1702 Coi. Country Club . México, D.F.
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