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GEOGRAFIA LI3!R?>¿ XY-XVïI
ESTRABÓN
GEOGRAFIA LIBROS XV-XVII
in tr o d u c c ió n
,
tra du cc ió n
y n o t a s de
JUAN LUIS GARCÍA ALONSO, M.a PAZ DE HOZ GARCÍA-BELLIDO Y SOFÍA TORALLAS TOVAR
i EDITORIAL GREDOS
A s e s o r para la s e c c ió n griega: C a r l o s G arc
ía
G
ual.
Según las normas de la B .C .G ., la traducción de este volum en ha sido revisada por Ir e n e P a j ó n .
© EDITORIAL G R E D O S, S. A ., 2015. López de H oyos, 141, 28002 Madrid. w w w .editorialgredos.com Primera edición: Junio de 2015.
Ref.: GBCC405 D epósito legal: M -l 1376-2015. ISBN 9 7 8 -8 4 -2 4 9 -14 7 2 -1 . Obra com pleta. ISBN 978 -8 4 -2 4 9 -2 9 1 6 -9 . T om o VI. Impreso en España. Printed in Spain.
IBLIOTECA C L Á S IC A G R E D O S , 415
GEOGRAFÍA
INTRODUCCIÓN
Para una introducción general a la vida y obra de Estrabón, y concretamente al contenido y aspectos generales de su Geo grafía, remitimos a la introducción de J. García Blanco al pri mer volumen dedicado a esta obra en la colección Gredos. La presente introducción está dedicada a comentar el conte nido y los aspectos principales de los libros XV-XVII de la Geografía.
L ib r o
XV
Tras una breve introducción genérica (XV 1, 1-10) en la que se refiere a los conocimientos procedentes de los primeros ex ploradores griegos de la India, a la poca fiabilidad de sus infor mes, a la escasa presencia de comerciantes griegos en la región, a la relevancia de las campañas de Alejandro, a los informes de Megástenes, a Eratóstenes y el escepticismo ante el mito, el li bro XV de la Geografía tiene tres partes principales, pero de extensión desigual: Estrabón dedica casi dos tercios del total del libro a la India (XV I, 11-73), y el resto a Ariana (XV 2, 1-14) y a Persia (XV 3, 1-24).
(¡KOGKAHA
I.
La India
La obra de Estrabón nos permite apreciar hasta qué punto los contactos entre Grecia y la India se intensificaron a partir de las campañas de Alejandro Magno, tras un conocimiento remo to y más superficial que se podría remontar hasta dos siglos más atrás como mínimo1. Esta expedición fue un hito muy señalado en los siglos posteriores también y vemos claramente hasta qué punto la parte correspondiente a esta región del mundo en la obra del geógrafo de Amasia depende en última instancia de personas que viajaron en el grupo macedonio, como se verá en las páginas que siguen. Una parte muy importante del noroeste del subcontinente (que corresponde a los territorios de los modernos Pakistán y Afganistán [en su parte oriental en este caso] había caído hacia el 520 a. C en manos del Imperio aqueménida de los persas (Bongard-Levin, A H istory o f India, pág. 11 ). En el m is mo período, por cierto, los persas, liderados por Darío el G ran de, estaban también presionando a los griegos, apoderándose de todas sus ciudades en Anatolia e incluso llegando al cora zón de la Grecia europea, donde solo fueron detenidos tras las inestables alianzas de las ciudades estado griegas que dieron Jugara episodios heroicos como el de las Termopilas (480 a. C.), que trajo la gloria a los espartanos, o los de Maratón (490 a. C.) y Salamina (480 a. C.), que convirtieron a los atenienses en salvadores de la Hélade, con consecuencias políticas y cultura les de primer orden en el desarrollo del período clásico heleno. Hacia el final del período clásico, el rey macedonio Alejan dro Magno, tras seguir los pasos de su padre, Filipo, en la uni ficación griega, inició una expansión colosal que le llevó, en 1 Cf. P o l l e t (ed.), India... (1987).
INTRODUCCIÓN A LOS LIBROS XV-XVII
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primer término (tenía planes de hacer algo semejante en direc ción oeste), al Oriente. Conquistó primero toda la Anatolia y lo que quedaba en su tiempo del Imperio aqueménida, alcanzando en una campaña dura y relativamente rápida las fronteras noroccidentales del subcontinente indio. Ya en el año 331 a. C., el ejército macedonio había invadido Persia entrando fácilmente hasta Susa. En el 328 a. C., Alejan dro invadió Bactriana, y en el 327 a. C., Sogdiana, que ofreció algo más de resistencia. Se casó allí con la princesa local Roxa na, intentando congraciarse con la aristocracia local, y en el 326 a. C. Alejandro se centró en el subcontinente indio y cruzó el Hindu Kush con su ejército, iniciando las campañas de conquis ta del valle del Indo. Tras cruzar el Indo derrotó al líder local Poros, que controlaba la región del Panyab paquistaní, en la batalla del Hidaspes del 326 a. C., que tuvo lugar en la orilla oriental del río, en el entorno de lo que hoy es Bhera. Fue la última gran batalla de Alejandro. A partir de ahí tuvo cada vez más problemas de disciplina con su ejército, que no quiso aden trarse más en la India. Alejandro decidió entonces iniciar el regreso y se dirigió hacia el sur. Tras superar duros combates y una grave herida, Alejandro dividió a su ejército, enviando una mayoría en direc ción a Carmania (zona meridional del Irán moderno), a las ór denes de Crátero, y construyó una flota para navegar por el gol fo Pérsico, poniendo a Nearco al mando. Al resto lo conduciría él mismo por el desierto de Gedrosia (hoy Irán meridional y la región paquistaní de Makrán). El viaje de regreso fue muy duro para los macedonios. El propio líder no podría llegar a casa. En junio del 323 a. C. Alejandro murió en Babilonia, a pocos días de cumplir treinta y tres años. Las noticias que nos da el texto estraboniano acerca de la India en particular no son resultado de ningún viaje del de Amasia a este país, llamado hoy con frecuencia «subcontinen-
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GEOGRAFIA
te», por lo que todo procede o bien de informes escritos a los que tuvo acceso (informes que en última instancia remontan a las campañas de Alejandro varios siglos antes de su vida), o bien de informaciones orales de viajeros contemporáneos. No obstante, todo ello de un modo fragmentario y poco sistemáti co2. El autor con frecuencia nos ofrece discusiones acerca de la fiabilidad relativa de una o de otra fuente, pero no de modo sistemático, y no muestra una solución clara a las dudas que le generan determinados datos, vacilando con frecuencia si debe prescindir de la información dudosa o simplemente indicar de modo expreso al introducirla que él la percibe como poco fia ble; también parece no tener claro siempre si mostramos o no las discrepancias entre los «alexandrógrafos», sus fuentes prin cipales3 (ejemplos en 1, 33; 1, 68; 3, 7-8), pero no las únicas4. Por otro lado, la escasez de datos de alguna comarca le lleva a introducir informaciones escasamente relevantes para la geo grafía física o para la etnografía, y a romper con frecuencia el hilo del discurso5. Da la impresión de que a algunos autores Estrabón no los conoce directamente, sino a través de Eratóstenes, lo que coad yuvaría a una visión generalmente no favorable a la opinión de estos cuando era discrepante de la del cirenaico6. El buen ju i cio que en cambio le merecen normalmente Nearco, Onesicrito
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La sensación de lejanía se acentúa en las region es interiores alejadas de
las rutas de Alejandro. * Vid. K a r t t u n e n , India in the H ellenistic W orld, p á g s . 2 - 4 , 6 . 4 El papel de N icolás de D am asco, por ejem p lo, y otros autores de ép o ca romana, es significativo, pero da la im presión de que no les sa có todo el p rove cho posible. 5 Vid. B i f f i . L'Estremo O riente, págs. 18-19. 6 Esto señala B iffi (L'Estremo O riente, pág. 2 3 ) a propósito de Á risto en 3, 8, Patrocles en 1, 11, D eím aco en I, 12, M e g ilo e n I, 18 y C litarco en 1 ,6 9 .
INTRODUCCIÓN A LOS LIBROS XV-XVII
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y Aristóbulo también puede ser influencia de Erastóstenes7. Las menciones expresas a estos tres autores, además, son abundantes, aparte de que parece que a lo largo de la redacción de todo su texto son constantemente la referencia última para el de Amasia8. Cuando alguno de estos tres discrepa entre sí, Estrabón está presto a comentarlo (XV 1, 17; XV 1, 18; XV 1, 24; XV 1, 28; XV 1, 43; XV 1, 45; XV 3, 7; XV 3, 8). Biffi9 dice de modo explícito que «Strabone ha seguito in parallelo l’esposizione dei tre storici e talora ha tratto dal loro pieno accordo la garanzia che gli eventi di cui sta discorrendo sono veritieri o quanto meno probabili». No obstante, alguno de los autores es el preferido para diferentes secciones: Nearco en la descripción de la costa occidental o la casi totalidad del capítu lo 2 de este libro XV. Pero para la descripción geográfica ge neral de la India, también Megástenes ha sido una fuente muy utilizada10. En cualquier caso, queda fuera de toda duda que el autor al que más respeta es Eratóstenes, en el que tiene plena confianza y con el que se siente liberado de ulteriores compro baciones11. En definitiva, como decíamos un poco más arriba, este 7 B if f i , L'Estremo Oriente, pág. 23. Vid., no obstante también, A u j a c ,
S traban X X X V III. 8 M enciona a Nearco en XV 1.5; I, 12; 1, 16; I, 18; 1,20; 1,25; 1.33; I, 43; 1 ,4 4 ; 1 ,4 5 ; 1,6 6 ; 1.67; 2, 1:2, 5; 2. 11:2, 12:2. 13; 2. 14; 3, 5; 3, 11. A O nesicrito en 1. 12; 1, 13; I, 15; 1, 18; 1,20; 1.21: 1,24: 1,28; 1,30; 1,33: I, 34; 1, 43; 1, 45; I, 55: I, 63; I, 64; 1,65; 2, 14; 3, 15; 3, 7; 3, 8. A Aristóbulo en 1, 17; 1, 18; 1, 19; 1,2 0 ; 1.21; 1,2 2 ; 1,24; 1,33; 1.45: 1,61; 1,62 y 3. 7. A dem ás de las m enciones confesadas, es claro que estos tres autores están de trás de su texto de m odo constante. 9 L'Estremo Oriente, pág. 26. 10 C f. X V 1,36; 1,37; 1,53; 1,58; 1,59; 1,68. Es citado explícitamente en 1 ,6 -7 ; I, 11-12; 1 ,2 0 ; 1,3 5 ; 1,37; 1,38; 1,39-42; 1 ,43; 1,4 4 ; 1,46-55; I, 56-57: 1 ,5 8 -5 9 ; 1 ,6 8 . 11 Vid. B if f i , L'Estremo Oriente, pág. 29.
GEOGRAFÍA
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modo relativamente poco sistemático de trabajar las fuentes justifica un poco que el texto pierda el hilo conductor en ocasio nes y se produzcan saltos y falta de sistematicidad12. Los aspectos que quiere incluir son, en primer término, los relativos a la geografía física de estas regiones, aunque en oca siones, incluso dentro de este tema, no todos los asuntos perti nentes son tratados con la misma extensión (cf. XV 1, 26), por causas ajenas a su voluntad, como la falta de información fide digna. Tras la geografía física viene la agricultura y la econo mía, y finalmente aspectos sociales y etnográficos de las co marcas descritas, de donde tiene la información o (en ocasiones es lo que parece) donde no tiene otra información que le parez ca de interés. Biffi13, a partir de una serie de indicios m enores del p ro pio texto, llega a la conclusión de que el libro XV de su Geografía fue escrito en algún m om ento entre el año 20 y el año 8 a. C. La parte del texto del libro XV específicamente dedicada a la India comienza situando sus límites geográficos en las cade nas montañosas del norte (Paropamiso o Hindu K u sh14, Emodo e Imeo15), el río Indo por el oeste16, y el océano por el sur y el este. Menciona las dimensiones calculadas por Eratóstenes17
12 Vid. B if h , L'Estrenw O riente, pág. 31. 1:1 L’E strenw O riente, págs. 33-35. 14 Avistado por primera vez por A lejandro entre diciem bre del 3 3 0 a. C. y la primavera del 329 a. C. En C. A. R o b i n s o n , «W hen did A lexander reach the Hindu Kush?», Amer. Journ. Philo!. 51 ( 1930), 2 2 -3 1 . 15 El Himalaya según B if f i , L ’E strem o O rien te, pág. 155. Ih Vid. II 1. 22, donde también sigue a E r a t ó s t e n e s (F III B , 19). 17
El libro tercero de la obraerastoténica (F U I A , 2) era donde el de C irene
proporcionaba una imagen global de la oikum ene, fijando, entre otras c o sa s, los lím ites de la India.
INTRODUCCIÓ N A LOS LIBROS X V - X V I I
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como las que más confianza le inspiran (1, 10-11)18: las demás propuestas no le parecen fiables. Rechaza la propuesta de Cte sias ( 1, 12) de que la India es tan grande como todo el resto de Asia, o la de Onesicrito, que cree que ocupa un tercio de toda la oikoum ene. Megástenes y Deímaco le inspiran comentarios más moderados, pero también considera equivocados sus cálcu los19. En el siguiente parágrafo (1, 13) habla de los rios de la In dia, de la flora, de la fauna y del aspecto físico de los indios. Se detiene especialmente en la descripción de los rios, numerosos y caudalosos en la India, en especial en lo referente al Ganges y al Indo y sus numerosos afluentes. Sin duda esto es un elemen to llamativo en comparación con los capítulos dedicados a Egipto y Etiopía. Teniendo en cuenta la similitud latitudinal, podría haberse esperado condiciones geográficas semejantes. * Tam bién puede influir el contraste con la propia geografía grie ga, pero a Etiopía y a Egipto los menciona de forma explícita al hablar del régimen de lluvias en la India y de los productos que es posible cultivar gracias a ello, o de la fauna de la región20. Term ina el parágrafo con la comparación física de los nativos. Los del sur coinciden en color de piel con los etíopes, aunque 18 C f. H. B e r g e r , D ie g e o g ra p h isc h e n F ra g m e n te d e s E ra to sth en es, L eip zig , 1880, 174, FFII1 A 3-7. 19 Y a en el parágrafo 4 había señalado que no d ispon e de datos m uy preci so s o recientes acerca de la India, al no dar credibilidad al viaje m arítim o su puestam ente llevad o a cabo por E udoxo de C íz ico en el 118 a. C . (cf. II 3 .4 ) . Vid. V . A . S i r a g o , «R om a e la via o cean ica per IMndia», en L'A frica Rumana. A tti d e l X ll! cu n veg n u d i studio. D je rb a , 10-13 d ic e m b re 19 9 8 \ M . K h a n o u s si,
P. R uc .g e r i , C . V i s m a k a (ed s.), R om a, 2 0 0 0 , págs. 2 3 9 - 2 4 0 . 20 A l parecer, a partir de las teorías clim áticas de H ipócrates, los g eógrafos
acom pañantes de A lejandro elaboraron la idea de la analogía entre am bas re g io n e s, de latitud sem ejan te, fijándose adem ás en los regím en es de llu vias, el co n secu en te caudal de los ríos y la fertilidad extraordinaria del terreno. Vid. K a r t t u n e n , India in the H ellen istic W o rld , págs. 12 1- 12 8 .
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GKOGRAI ΙΛ
sin el pelo rizado, supuestamente por la humedad ambiental, y los del norte son parecidos a los egipcios. A continuación (I, 14-15) menciona la isla de Taprobane21, en una breve interrupción de su discurso acerca de los ríos y del régimen de lluvias indio, temas que parecen interesarle más. En 1, 16 hace, de hecho, referencia explícita a la celebrada des cripción herodotea de Egipto como el «don del Nilo»2~, seña lando el paralelismo con la India, sus ríos y la fertilidad de sus tierras. Expone a continuación (I, 16-19) las explicaciones de Nearco y Aristóbulo sobre el régimen de lluvias de la India, no coincidentes entre sí (1, 18), con comparaciones repetidas con Egipto y Etiopía23, y con Eratóstenes como referente siempre. Como una consecuencia lógica de la descripción de los ríos y de las lluvias surge el tema de la fertilidad de las tierras y de los productos agrícolas indios ( 1, 20). Relaciona las crecidas de los ríos y el limo que depositan en el terreno con una fertilidad prodigiosa, en lo que recuerda de nuevo el caso egipcio. Biffi24 observa que tampoco nos da una lista de productos muy amplia en este punto. No obstante, deja espacio a lo maravilloso, como las referencias a ciertas plantas que pueden producir miel sin necesidad de la participación de abejas siquiera (1, 20) o al enorme tamaño de los árboles de la India y de sus hojas (1,21). Estrabón nos habla a continuación de la fertilidad com para da de la India, Arabia, Etiopía y Egipto, tanto en flora como en
21 Ceiián o Sri Lanka. Vid. F a l l e r , Taprobane im W andel d e r Z e il..., págs. 15-17. Es la expedición de Alejandro la que deja claro a los griegos que se trata de una isla ( P i .i n ., VI 81: S o l í n ., 53, 1-9). 22 H fk ó íxjt o , II 5.1. Para H er ó d o to e s to era un d e s c u b r im i e n t o d e la e s c u e la jón ica, q uizá del propio H e c a t e o ( A r r ., Anáb. V 6 , 5). C f. B o s w o r i h , A
Historical Commentary II, pág. 251. 21
Cf. XVIi I, 5 C 790. en este m ism o volum en. Vid. B i f f i , L ’A frica, págs.
253-254, con bibliografía. 24 B iffi . L L strem o O riente , pág. 8.
INTRODU CC IÓ N A LOS LIBROS XV-XVII
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fauna, incluyendo en la reflexión, incluso, la fertilidad de las mujeres egipcias (1, 22). El tono maravilloso continúa al seña lar que se dice que el agua de lluvia en la India cae ya caliente del cielo ( 1, 23). El texto aborda a continuación el tema del color de piel de los indios, señalando el paralelismo con los etíopes (1, 24). Estrabón se esfuerza por entender la afirmación de Teodectes de que es la mayor «proximidad» al sol la que explica el color de piel de etíopes e indios. Aun estando de acuerdo con Onesicrito en que, técnicamente, el Sol está igual de lejos de todos los pueblos de la Tierra, interpreta que lo que quiere decir Teodec tes es que el sol calienta más. De hecho, como es notorio, ca lienta más según las latitudes, aunque no sea por cercanía, sino por el grado de inclinación de los rayos. Sigue el texto con una referencia a la situación geográfica de la India con respecto a Egipto y Etiopía (1, 25), y con un informe ( 1, 26) acerca de todos los nos, afluentes del indo, que discurren por el norte del país25, y que conocemos gracias a la expedición de Alejandro Magno: el río Cofes26 y el Coaspes27 (afluente del Cofes), y después del Cofes (1, 27) el Indo, des pués el Hidaspes, después el Acesines y el Hiarotis, y por fin el Hipanis28. Junto con los ríos menciona de paso a los pueblos
2S
Era práctica habitual, com o lo ha seguido siendo después, de las escuelas
de geografía el servirse de los cursos de los ríos com o guía en la división de las regiones. E so sí, Eratóstenes opinaba que la mera división en regiones no tenía mucha utilidad práctica, pues, para empezar, cualquier división es siempre dis cutible. C f. E s t r a b ó n , I 4 .8 C 66, y A u j a c , Strabon, págs. 206-207. ** H oy el Kabul, afluente del Indo. 27 El Sw at o ei Pangkora, según B if f i , L ’Estrenw Oriente, pág. 180. 2X Se trata del Punjab m oderno, entre el Jhelum y el Beas. El nombre tal y com o lo da Estrabón (según B iffi [L'Lstrenw Oriente, pág. 1811tomándolo de A ristóbulo) está más alejado del original local (sánscrito VipáSá) que la torma H yphasis o H y p a sis de las otras fuentes.
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GEO GRAFÍA
que habitan esas comarcas: entre el Cofes y el Indo viven los astacenos2y, los masianos30, los niseos31 y los hipasios32, y más allá está la región de Asacano, con la ciudad de M asoga33. Y junto al Indo, la ciudad de Peucolaitis34. Entre el Indo y el Hidaspes menciona Estrabón (1, 28) la región de Taxila35, con su capital del mismo nombre, y luego el
29 A r r . Ind. 1, 1. Q uizá se puedan equiparar con los A stacani que m enciona S o l i n o (52, 24) y con los A spa ga n i de P l i n i o (V I 79). B iffi (L ’E stre n w Oriente:
182) lo relaciona con el antiguo persa O attagu s, tratándolo co m o una variante del etnónim o S attagydai ( H e r ó d ., III 91, 4 ), nombre de un pueblo que en tiem pos de Darío el Grande formaban parte de la séptim a satrapía del Imperio persa ( L e c o q , 1997, pág. 143), entre lo que hoy son Pakistán centro-occidental y A fganistán m e ridional. Cf. E g g e r m o n t , A lex an d er’s C a m pa ign s in Sind: 179, y A n d r é - F i l l i o ZAT, Pline FAncien. H istoire naturelle, Livre VI 2 e p a rtie, Paris, 1980, 108, n. 2.
N o e x isten m ás m en cio n es de e ste p u eb lo , no id en tifica d o . M M en cion ad os m ás arriba, en el parágrafo 8. Su región e s nom brada y descrita por A r r . (Ind. 1, 6 ). C f. B i f f i , L ’I n d ik é , págs. 1 1 4 -1 1 5 . 12
L lam ados A s p a s io i en la tradición iránica, su nom bre parece derivar d
un sánscrito a s v a , « ca b a llo » . C f. B i f f i , L ’E s tr e m o O r ie n te , pág. 183.
V1 Μ άσσακα
en D i o d o r o (X V II P r o o e m .) y en A
rr.
(Ind., 1, 8; pero
Μ α τ π σ σ α γ α en A n a h ., IV 2 6 , 1; 2 8 , 4 ). Estaría cerca de B ir-kot, sobre la o rilla oriental del G o u r a io s f Pangkora, ju n to al lugar h o y llam ado C hak-D ara. C f. T u c c i, L a via d e llo S w a t, R om a, 1996, págs. 4 1 -4 2 . 14 A
r r .,
Ind. 1, 8 y 4 , 11; A n á b . IV 2 2 , 7 y 2 8 , 6; P t o l ., VII 1, 4 4
( Π ρ ο κ λ ά ι ς ) ; P l i n ., VI 6 2 ( P e u c o la tis ) y VI 9 4 ( P e u c o lis ). S e trataría d e B a l a H is a r , c e r c a d e C h a r s a d a , 3 0 k m al n o r o e s t e d e P e s h a w a r , d o n d e e l r ío K a b u l c o n f l u y e c o n e l S w a t ( c f . K a r t t u n e n , In dia in the H e lle n is tic W o rld , p á g . 50; B i f f i , L 'E stren w O r ie n te , p á g 183), si e s q u e n o h u b o d o s c i u d a d e s c o n e l m is m o nom bre, esta n d o e n to n c e s e sta m á s cerca del Indo, c o m o su g iere B o s w o r t h (A H is to r ic a l C o m m e n ta r y , p á g s . 1 8 3 -1 8 4 ).
15 Y a m en cion ad a en el parágrafo 17. T am b ién lo hará d e sp u é s en el 6 2 . La ciudad, llam ada T a k s a s ilá en sán scrito, la m ás grande entre el Indo y el H id a s pes ( A r r ., A n á b . V 3. 6 ), a 6 0 m illa s del uno y a 120 d el otro, resp ectiv a m en te ( P l i n ., VI 6 2 ), se encontraría en el en torn o del actual H asan A b d al, unas v e in
te m illa s al noroeste de R aw alp in d i. C f. M a r s h a l l , J., Taxila. A n I llu s tr a te d A c c o u n t o f A r c h a e o lo g ic a l E x c a v a tio n C a r r i e d a t T a xila , págs. 1-3, C am brid-
INTRODUCCIÓN A LOS LIBROS XV-XVII
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reino de Abisares36, con sus gigantescas serpientes. Entre ei Hi daspes y el Acesines, a su vez, se encuentra el reino de Poro ( 1, 29), momento en el que aprovecha para hablar de los monos de cola larga37. A continuación, Estrabón ( 1,30) trata de Catea38 y la región de Sopites39. Describe una curiosa obsesión por la belleza de los habitantes de Catea, así como su pasión por una raza muy agresiva de perros (1,31). Como Biffi40 observa, Estrabón no tiene un esquema bien diseñado de cómo organizar los datos de que dispone, y simple mente sigue los informes de los «alexandrógrafos». Así, en 1, 32 el texto simplemente sigue las expediciones de Alejandro por esta comarca entre el Hipanis y el Hidaspes. En 1, 33, Estrabón nos dice que «la región que se extiende desde el Hipanis hasta el Hidaspes se dice que la ocupan nueve pueblos, y que ge, 1951; M. T a d d e i , «Taxila», en Enciclopedia dell'Arte Antica. Classica e O rientale, V il, Rom a, 1966, págs. 630-637; T a d d e i , M. Suplemento (de Enci clo p ed ia d e ll’A rte Antica, C lassica e Orientale, VII, Roma, 1966) (1970), 7707 72, y M. K a r t t u n e n , «Taxila Indian City and a Stronghold of Hellenism», A rctos, 24 (1 9 9 0 ), 85-96. 36 En la región de la actual Hazara. Cf. S t e i n , On Alexander’s Track..., pág. 123. 37 B i f f i (L'Estremo Oriente, pág. 187) se refiere a los dos tipos de simios
que hay en la India, los cercopitecos, de cola más corta, y los colobidas, de cola m ás larga (cf. O . K e l l e r , D ie antike Tierwelt I-U, Leipzig, 1909, pág. 9). Lo más ló g ico es que Estrabón se refiera aquí al segundo tipo, que además es más abundante. C f. K a r t t u n e n , India in the Hellenistic World, págs. 176-177. 38 M odernam ente se ha situado entre Lahore y Amritsar, aunque parece que los argum entos no son en absoluto definitivos ( B o s w o r t h , A Historical C o m m en tary, págs. 327-328). 39 El nom bre indio es Saubhíiti y designa a un líder local, bajo cuya juris dicción no se encontraba solo la región entre el Chenab y el Ravi, sino también incluso las tierras entre el Chenab y el Jhelum. Cf. P à n i n i , Ganapatha IV, 275; P e a r s o n , The L ost H istories, 105, n. 83; G o u k o w s k y , Diodore de Sid le, pág.
248; A t k i n s o n , C urzio, pág. 529; B if f i , L'Estremo Oriente, pág. 188. 4,1 L'Estremo O riente, págs. 9-10.
GEOGRAFÍA
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las ciudades llegan a cinco mil», aunque él mismo no da credi bilidad a estas cifras. En 1, 28 ya había hablado de los pueblos más importantes de esta comarca, pero añade ahora a los sibas41, a los mallos42 y a los sidracas. M enciona el reino de Porticano y la ciudad de Patalene, y a continuación, el reino de Musicano, de rasgos utópicos (1, 34), algunos de ellos explíci tamente comparados con rasgos laconios. En 1, 35 nos señala que no cree la historia de Cratero que afirmaba que Alejandro habría llegado hasta el Ganges, de di mensiones variables según las fuentes. Menciona a continua ción ( 1, 36) la ciudad de Palibotra (en la confluencia del Ganges y el Eranoboa, hoy Soné). El nombre en sánscrito es Pátaliputra, hoy Patna, capital del estado de Bihar. Era la capital de los prasios, ribereños del Ganges, y de quienes es M egástenes43 nuestra principal fuente. Vuelve entonces (1, 37) sobre el río Hipanis, lamentando el alto grado de desconocimiento de sus fuentes acerca de toda la comarca que se extiende hacia el este, lo que le lleva finalmen te a incluir historias paradoxográficas acerca de animales fan tásticos, como las hormigas buscadoras de oro44, o los nativos 41 Cf . parágrafo 8. 42 Opto por esta transcripción para evitar la in có m o d a h o m o fo n ía con el castellano («m alos»). 43 C f. más adelante el parágraf o 5 3, a sí co m o tam bién, del propio E s t r a bón
(II 1. 9 C 70). Vid. B iffi (L’E stre m o O rien te, pág. 2 0 0 ), S t e i n (On
A lexander, pág. 2 3 2 ), y B o s w o r t h (A H is to r ic a l C o m m e n ta r y , pág. 241 y «The Historical Setting», págs. 115-117). 44 Jo n e s : «Apparently an im aginary creature (so m etim es called “a n t-lion ”)
with the fore-parts o f a lion and the hind-parts o f an ant. H erodotus (III 102) describes it as “sm aller than a dog but larger than a fo x ” . Strabo elsew h ere (XVI 4. 15) refers to “ lions called ants”». En E li a n o (N. A. VII 4 7 ) e sto s myrmekes aparecen en una clasificación de felin o s, junto a tigres, le o n e s, leopar dos, etc. Sobre estos extraños anim ales llam ados «h orm igas», vid. K i n z e l bach,
1 ierbilder..., págs. 6 6 -7 1 .
INTRODUCCIÓN Λ LOS LIBROS XV-XVII
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llamados seras, que supuestamente llegaban a vivir más de dos cientos años. Habla también Estrabón (1, 38) de que, según Me gástenes, había en estas montañas un río Sila, en el que nada podía flotar43. Pero el explícitamente señala que la historia no es creíble. Con esto termina la parte más puramente descriptiva de los límites y la geografía de la India y comienza el tratamiento de aspectos de la geografía humana, de la sociedad local, como las famosas siete castas46 a las que dedica el grueso de los siguien tes parágrafos. Comienza en 1, 39 con la referencia a la casta de los filósofos, la menos numerosa. En 1,40 nos habla de la casta de los agricultores, y luego ( 1, 41 ), de la casta de los pastores y cazadores, punto en el que interrumpe su narración para tratar de algo tan exótico y llamativo para él y para sus lectores como es la caza47 del elefante (1, 42-43), obviamente justo en el mo mento en que estaba hablando de los cazadores. Lo que ya no tiene tanto sentido es que vuelva a mencionar ahora a las hormi gas buscadoras de oro (1, 44), o a los maravillosos reptiles o criaturas marinas (1, 45). Podemos especular que la fuente de Estrabón de la que ha obtenido la información sobre los elefan tes seguía con esta otra fauna real o fantástica y el de Amasia la 45
La historia acerca de este río m isterioso parece de origen local. Hn las
fuentes indias antiguas Sila o Sida significaba «la piedra» y según la leyenda local cualquier objeto sum ergido en sus aguas se convertía en piedra y se hun día. C f. S c h w a n
beck,
M egasthenes, 3 7 . η. 32; L a s s e n . Indische, pág. 6 5 7 ,
η. 2 y 3; K a r t t u n e n . «The Country...», págs. 1 8 6 -1 8 9 . 4ft M e g á s t e n e s , F 19 b. Los indios estaban subdivididos. a partir de los
sig lo s vi y v, en cuatro clases (vaina): la de los sacerdotes o brâhmana. la de los guerreros nobles o ksatriya, la de los hombres libres o vaisva y la de los inferiores o sudra. C f. J. D /.ie c h , «Graeci qua ratione Indos descripserint», Eos, 4 5 ( 195 1), 61 ; A u b o y e r , La vita, págs. 4 2 - 4 3 . Fuera de estas clases esta ban los «intocables» o c a n d a la , nacidos de matrimonios de individuos de dis tintas clases. 47 M e g á s t e n e s , F 2 0 b.
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ha seguido fielmente sin importarle o sin percatarse de la incon veniencia, por la interrupción del relato sobre las siete castas. No obstante, a partir de 1, 46, trata de las cuatro castas48 que le quedaban, sin más interrupciones: — — — —
artesanos, comerciantes y trabajadores manuales ( 1, 46); militares (1, 47); inspectores ( 1, 48); consejeros y asesores del rey (1, 49).
En 1, 50-52 habla de las competencias de los magistrados, de los funcionarios municipales y de los responsables de los asuntos militares. En los siguientes parágrafos, con un orden y estructuración internos más claros, repasa los usos y costumbres de la pobla ción local, en un retrato que trata de manera obvia de ser ejem plarizante acerca de valores en su opinión probablem ente per didos en la sociedad griega contem poránea. M enciona, por ejemplo (1, 53), que son amigos de la paz y que son sobrios y honrados, no roban, son ordenados, no beben vino, sino una especie de brebaje preparado con arroz; tampoco tienen leyes escritas ni hipotecas. Los funerales ( 1, 54) son sobrios también, pero, en cambio, son muy aficionados a los adornos en vida. Evidentemente, este contrapunto en la descripción de las virtu des de los indios suena un poco a crítica velada al exceso idea lizador de los pasajes precedentes, atribuibles a Megástenes. De igual modo podríamos entender lo que sigue, más bien crítico también con la sociedad india, al menos desde el punto de vista de un griego como Estrabón: no muestran especial respeto por
48 La norma india era realm ente m uy severa con q u ien es se atrevían a rom per los lím ites entre diferentes castas. Sus hijos entraban a formar parte de « lo s intocables». C f. A u b o y e r , La vita, pág. 55.
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los ancianos, practican la poligamia, compran a sus mujeres a cambio de una yunta de bueyes, al mentiroso le amputan manos y pies, y dice que según Megástenes no practicaban la esclavi tud. También señala, no obstante, que Onesicrito nos dice que esto era una peculiaridad de la región de Musicano49. Nos cuen ta también que el rey (1, 55) está siempre bajo amenaza de conspiración y asesinato, y que no puede dormir tranquilamen te siempre en el mismo lecho. En los siguientes parágrafos se vuelve a perder un poco el orden. Estrabón nos informa de elementos variopintos, como relatos fantásticos de Megástenes (1, 56), tales como que «los que habitan el Cáucaso practican el sexo con sus mujeres a la vista de todos y se comen los cuerpos de sus parientes», ele mentos con los que da una pincelada de barbarismo a los indios. Añade a continuación historias fabulosas acerca de distintos animales, o (1, 57) de poblaciones locales de hombres muy pe queños, tipo pigmeos, y otros con un solo ojo, o con orejas de perro, etc. Dejando a un lado estas historias fantásticas, pasa a hablar de los filósofos indios, uno de los elementos de la geografía humana de la región que más le llama la atención. La filosofía india sin duda interesaba a Estrabón y a su au diencia, y nuestro texto le dedica nada menos que doce parágra fos50 (1, 58-70). Nos hablará de los filósofos de la montaña y de los de la llanura ( 1, 58), de los brahmanes ( 1, 59), de los garmanes (1, 60), del testimonio de Aristóbulo cuando conoció a dos 47 Lo que sí se puede constatar es que la esclavitud sí era conocida y prac ticada en muchas regiones indias, salvo quizá en Tamil, aun con la impresión de algún autor moderno que la considera algo más dulcificada que en otras re g io n es del mundo antiguo ( S k u r z a k , «En lisant...», pág. 74). 50 Vid. S t o n e m a n , «Naked Philosophers...», pág. 105. Megástenes segura mente veía paralelism os con el comportamiento de los pitagóricos y los cíni cos. C f. más adelante el parágrafo 65.
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GEOGRAFÍA
brahmanes ( I, 61 ), de las extrañas costumbres de los habitantes de Taxila ( I, 62), de los testimonios de Onesicrito sobre los fi lósofos indios ( 1, 63-64), de cómo estaban estos hombres sabios entrenados para sufrir (1, 65), del testimonio de Nearco acerca de la ausencia de leyes escritas (1, 66) o de la artesanía de los indios (1, 67). En el siguiente parágrafo (1, 68), Estrabón se re fiere a la historia del filósofo indio Calano, y a las diferentes versiones transmitidas desde la época de Alejandro, aunque coincidentes en que murió voluntariamente al lado del rey31. En I, 69 se nos habla del culto de los indios a Zeus lluvio so52, al rio Ganges y a las deidades locales. Y el texto nos m en ciona, con afán de detalle, los muchos objetos preciosos y ri quezas. En 1, 70 llegamos a los gimnosofistas propiamente dichos, a los pramnas desnudos53, amigos de discutir y de argu mentar. En 1,71 se refiere al grupo particular de los pramnas urbanos, y en el siguiente (1, 72), al río Ganges, siguiendo a Artemidoro, al que acusa de tocar muchos otros temas, «pero de modo confuso y descuidado, por lo que no merecen que se les
M Las distintas fuentes ( H a n s e n , «A lexan d er...», 3 5 5 , η. 6 , y B i f f i , L'Estremo O riente, pág. 2 3 8 ) corroboran este com portam ien to no co in cid en te precisam ente con la tradición de los brahm anes. C f., no obstan te, B o s w o k t h , From Arrian to A lexander, pág. 182. 52 Sin duda e s un caso m ás de una in terp re ta tio de una d ivinidad indígena, quizá Indra, co m o sugiere B iffi (L'Estrem o O rien te, pág. 2 3 9 ). El G a n g es y el resto de divinidades no tenían una fácil traslación a la m entalidad h elén ica y ni Estrabón ni sus fuentes siguieron el m ism o proceso. C f. K a r t t u n e n , India in the Hellenistic W orld, pág. 90. 14 No hay acuerdo general sobre có m o valorar a e ste grupo. H ay e stu d io so s que consideran a los pramnas sim plem ente un grupo a lg o particular de la e s cuela de los brahmanes, pero para otros e s un grupo claram ente distin to de brahmanes y de garm anes. Pero hay inclu so quien ( D o g n i n i , L ’« ln d ik é » , págs. 140-141) piensa que el nombre e s sim plem ente una variante lin g ü ística del nombre de los garmanes. Vid. K a r t t u n e n , India in the H e lle n istic W orld, págs. 59 -60, y B i f f i , L'Estremo O rien te, pág. 24 1 .
INTRODUCCIÓN A LOS LIBROS XV-XVII
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preste atención». Es cierto que el material de Estrabón nos apa rece con frecuencia desordenado, pero resulta irónico ver al propio autor luchando con estas mismas sensaciones y filtrando y tratando de organizar el material del que él dispone. En el siguiente parágrafo ( 1,73), con el que acaba la sección dedicada a la India, se dedica a contamos la muerte por suicidio en Atenas de un tal Zarmanocegas, transmitida por Nicolao de Damasco34.
II.
Ariana
El segundo capítulo del libro XV está dedicado a Ariana, situada al oeste de la India, conquistada por los persas” . El pri mer parágrafo (2, 1) habla de sus límites, el mar, las montañas del norte, el rio Indo, Carmania, etc. También menciona a sus principales grupos étnicos: los arbies56, los oritas57, los ictiófa gos («comedores de peces»).
54 El suicidio en Atenas de este sabio indio (cf. 8 4, más arriba) lo m encio nan tam bién P l u t a r c o (Alex. 69, 8) y D io n C a sio (LIV 9, 10). B iffi {L'Estrenw O rien te , pág. 244) indica una plausible relación del antropónimo con el término sánscrito que designa a un asceta: sramanah. 55 Según los docum entos oficiales del Imperio aqueménida esta región es taba encuadrada en la séptim a satrapía del Imperio persa (vid. B if fi , L’Estrenw O riente, págs. 244-245). 56 El original indio e s Ábhira, señala B iffi (L’Estremo Oriente, pág. 245).
Vid. sob re e ll o s Eg g f r m o n t , A lexanders Campaigns in Sind, pág. 49. El río parece que e s el m o d e r n o Hab, c u y o estuario está h o y a 22 km al oeste de Karachi.
57 Tam bién para A r r i a n o (Anáb. VI 21, 3 e Ind. 25, 2 y 4) son un pueblo muy particular: visten com o los indios y tienen su mismo armamento y demás, pero hablan una lengua diferente y tienen extrañas costumbres, com o abando nar a sus muertos en la selva dejándolos com o pasto de las fieras, algo más tí pico de algunos pueblos iranios (cf. más arriba § l, 62). Vid. Eggf .r m o n t , A lex an d er’s C a m paign s in Sind, pág. 63.
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Cií-OCiRAl ΙΛ
En 2, 2 describe la comarca de los ictiófagos, su geografía, su flora y su fauna. A continuación (2, 3) nos habla de la región de Gedrosia, un país árido, pero que produce nardo y mirra, plantas características de climas desérticos. La estación de llu vias es en verano. En 2, 4 Estrabón nos habla del trayecto del séquito de Alejandro por Gedrosia58, sin alejarse nunca mucho del mar. El viaje, en cualquier caso, resultó sin duda penoso por las condiciones, para las que el ejército no estaba preparado: la escasez de víveres, de agua; las condiciones de calor extremo; el terreno arenoso, e incluso los peligros de la fauna y la flora locales, etc., propiciaron un número importante de bajas (2, 5-7), algo que, no obstante, el texto presenta com o un ejemplo de superación59. A continuación, una vez descrita la parte m eridional de Ariana60, «de la costa y de las tierras de los gedrosios y de los oreítas que quedan cerca», Estrabón da una visión de la geo grafía del resto de la región, siguiendo especialm ente a E ra tóstenes (2, 8). Hacia el interior, Gedrosia limita con el terri torio de los drangas61, los aracotos62 y los paropam isadas63. El límite oriental de Ariana es el río Indo, y el m eridional, el gran 58 Su marcha com enzó en Patala (cf. D i o d ., X V II 104, 4, y Pi
i n .,
6 , 100)
en agosto del año 325 a. C ., un poco antes de la salida de N earco, c o m o señala Estrabón en el siguiente parágrafo. H ay dudas sobre el itinerario e x a cto de Alejandro en la travesía del desierto. B iffi (L ’E stre m o O r ie n te , pág. 2 5 0 ) reco ge las principales teorías, con referencias. 59 Etapas de hasta 1 10 km para un ejército tan grande, en terreno arenoso y por la noche no parece creíble. Cf. E. K o r n e m a n n , D ie A le x a n d e rg e sc h ic h te d es K onigs P to lem a io s l. von A eg yp ten , L eip zig-B erlín , 1935, pág. 86; S t r a s burger,
«A lexanders...», págs., 4 6 6 y 481; y B o s w o r t h , F rom A rria n to
A lexander, 175, η. 37. w' Es la descripción que v im os en los parágrafos del 1 al 3. 61 Al norte-noroeste de G edrosia. 62 Al norte-nordeste de G edrosia. M Al norte de drangas y aracotos.
IN I ROUUCCIÓN A LOS LIBROS XV-XVII
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mar; el septentrional, las montañas del Paropamiso y la cordi llera que se extiende hasta las llamadas puertas del Caspio64. En cuanto al límite occidental sería la región montañosa en la que habitaban los coseos. En el mismo parágrafo nos da las diferentes estimaciones acerca de las dimensiones de Ariana de las que él dispone. En cualquier caso, en el plano étnico y cultural, Estrabón tiene claro que «Ariana se extiende hasta una parte de Persia y de Media e incluso hasta las tierras de los bactrios y los sogdianos por el norte; pues estos son prác ticamente hablantes de la misma lengua, salvo por pequeñas diferencias». En 2, 9 nos habla de los principales grupos étnicos de Aria na y de su disposición geográfica de estos pueblos, siguiendo a Eratóstenes65, aunque no lo diga de modo expreso: paropamisa das, aracotos, gedrosenos, arios, drangas, partos. Dado que las fuentes de Estrabón en la descripción de la región beben, en última instancia, en gran medida, en la expedición de Alejan dro, se comprenden bien sus palabras al comienzo de 2, 10: «Uno comprendería mejor lo relativo a la región montañosa mencionada examinando en detalle el camino del que se sirvió Alejandro en su persecución de los del entorno de Beso desde el territorio de los paitos hacia Bactriana». Se trataría de la ver tiente oriental del Hindu Kush. Por allí (2, 11) se encontraba también Caarene66, la última región bajo el control de los partos antes de la India. En este punto (2, 12), el texto hace un excursus sobre las 04 Sobre las puertas del Caspio y la controversia acerca de su identificación exacta y de su relevancia geográfica en la región, vid. B iff i (L ’Estremo Orien te, págs. 2 5 6 -2 5 7 ), con bibliografía.
M Fr. Ill B, 23. 66 Pese el parecido de los nombres, resulta dificultoso identificarla con la actual Kharan, por las distancias, aunque puede haber un error en estas. Vid. B if f i , L ’E strem o O riente, pág. 264.
GEOGRAFÍA
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ballenas del golfo Pérsico, de las que todos los navegantes por la zona habrían hablado con admiración y casi pavor67. En el siguiente parágrafo (2, 13) nos reproduce la refutación por par te de Nearco de la existencia de una isla mágica «que hacía desaparecer a los que fondeaban en ella». Para concluir la sec ción dedicada a Ariana, el texto de Estrabón (2, 14) hace una descripción somera de la comarca de Carmania, entre Gedrosia y la Pérside, con minas de oro, plata, cobre y minio. Pero tam bién con un desierto6* en el límite con Partía y con Paretacene. Describe también las costumbres de sus habitantes, étnicam en te próximos a los persas y a los medos69.
III.
Pérside
La última parte del libro XV de Estrabón son los 24 parágra fos dedicados a la Pérside, desde «la costa del golfo que recibe de él su nombre70, pero con una porción mucho mayor tierra adentro»71, «desde el sur y Carmania hasta el norte y los pue blos de la Media». La región se divide fácilmente en tres en términos geográficos: la costa, «tórrida, arenosa y desprovista de todo fruto salvo los dátiles»; la llanura72, muy fértil, buena para la cría de ganado y llena de ríos y de lagos, y, finalmente, la región septentrional, «invernal y montañosa». Com o grupos
67 Las ballenas sin duda infundirían pavor a los navegantes, esp ecia lm en te en el tramo frente a las costas de los ictiófag o s. El punto de in flex ió n se habría producido al ser capaces de ahuyentarlas. 68 B ifff (L ’E stre n w O rie n te , pág. 268 ) señala el D ast-i Lût y el DaSt-i Kavír.
69 C f. B r i a n t , H istoire..., págs. 7 7 9 -7 8 0 . 70 Este tramo e s descrito por A r r i a n o (Ind. 3 8 , 2; 3 9 , 8). 71 3. 1. 72 Se trataría de la llanura del A raxes.
INTRODUCCION A LOS LIBROS XV-XVII
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étnicos principales destaca a los patescores73, aqueménidas74, magos, cirtios y mardos75. Entre Babilonia y Persia se encuentra también la comarca de Susiana76 con su capital, Susa7', donde los reyes persas esta blecieron su sede real. En 3, 3 describe con admiración el pala cio de Susa, donde «los persas tenían sus riquezas, sus tesoros y sus tumbas». No obstante, desde la época del esplendor persa la región sufrió una decadencia notable. En 3, 4-5, Estrabón vuelve a la geografía física y sitúa a Susa tierra adentro, a la orilla del río Coaspes, en el territorio por el que y discurren el Tigris, el Eufrates y sus respectivos afluentes. La costa de Susiana es tierra de marismas y termina en el río Eufrates. A * continuación de la desembocadura dei Eufrates y la del Pasitigris (nombre que recibe el Tigris en la paite baja de su curso) está ya la costa de los árabes. Habla a continuación (3,6) de los valles fluvia les del Copratas78, el Pasitigris, el Ciro74, el Araxes80 o el Medo81. 73 Parece una transliteración de un original persa Pátisuvaris, «che designa una com pagine sociale fra le più prestigióse fra i Persiani, perché molto vicine alla fam ilia del re», en palabras de B iffi (L ’E stremo O rien te, pág. 2 7 0 ). Cf. P. B r i a n t , «H érodote et la société perse», en Hérodote et les peuples non grec s ( Entrétiens sur l’Antiquité Classique XXXV), Ginebra, 1990, pág. 84. 74 Es un clan. 75 Sobre estos pueblos vid. P. B r i a n t . «“ Brigandage", dissidence ei con quête en A sie achém énide et hellénistique», Dial. Hist. Ane. 3 ( 1976), 195-209. 76 Corresponde más o m enos con la moderna provincia persa del Hûzistân. 77 La ciudad se encontraba sobre la colina aún hoy denominada Sus, al su doeste de D izful, en la orilla izquierda del río Savur. Cf. P i n e l l i . «Susa», págs. 5 6 7 - 5 7 1 , y H. P i t m a n , «Susa». en The Oxford Encyclopedia o f Archaeo log y in the N ear E ast, 5 , Oxford, 1997, págs. 106-110. 78 Se trata del moderno Ab-i Dez, que desem boca en el Karün.Cf. B o s w o k ΓΗ, «N earchus in Susiana», pág. 5 5 1, y S p e c k , Alexander, pág. 20.
79 El moderno Pulwar, o, quizá, el Kur, que confluyen y desembocan en el lago Níriz. m El m oderno Rud-i Kur. Xl V erosím ilm ente el actual Pulwar.
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GEOGRAFÍA
B! texto vuelve a Alejandro y su expedición en 3, 7, donde nos cuenta su llegada a Pasargadas82, con su palacio y la tumba de Ciro. En 3, 8 es la tumba de Darío de la que se nos habla, / siguiendo los testimonios de Onesicrito y de Aristo de Salami na. En 3, 9, Estrabón nos cuenta que Alejandro se llevó todas las riquezas de la Pérside a Susa8’. Los tesoros de Susa y los de la Pérside tenían un valor aproximado de entre cuarenta mil y cincuenta mil talentos. En cualquier caso (3, 10), el lugar favorito de Alejandro en la región fue Babilonia, tanto por el clima (Susiana era fértil, pero sofocante84), como por el tamaño y esplendor general de la ciudad. En 3, 11 insiste en cuán fértil era Susiana. Habla después (3, 1 2 ) de Apoloniatis (antes Sitacene), sometida a los partos . La parte final del capítulo dedicado a Persia trata de sus usos y costumbres en el plano etnológico y com ienza con su religión (3, 1 3), de la que destaca la ausencia de estatuas o alta res, o sus sacrificios86, o su culto al cielo-Zeus, al Sol-M itra87, «y a la Luna y a Afrodita, y al fuego y a la tierra, a los vientos y al agua»88. En 3, 14 describe sus sacrificios al fuego y al agua89. Y de aquí salta a la descripción de los sacrificios en 82 Fue fundada por Ciro hacia el 5 4 6 a. C . y se encontraba a unos treinta kilóm etros al nordeste de P ersépolis, en el entorno de la actual D as-i M urghab. 8’ Y a nos lo había contado en el parágrafo 3. 84 En el p e n s a m i e n t o g e o g r á f i c o a n t ig u o e s d e gr an r e l e v a n c i a e v i t a r los e x c e s o s del c l i m a . C f. C l a r k e , B etw een G e o g ra p h y ..., p á g .
213.
85 E s t r a b ó n m e n c io n a d lugar en otros libros (XI 13, 6; X V I I, I, y X V II
8 , 11). 86 C f. H e r ó d ., 1 131-132. 87 E s t r a b ó n e s el primer autor que señala esta id en tifica ció n . H e r ó d o t o
(I 1 3 1 ,3 ), erróneam ente, identificaba a Mitra con A frodita. 88 C f. H e r ó d ., 1 131. 89 Se trata de las dos principales cerem onias del zoroastrism o: la libación del fu ego o á ta s -z ó h r, y la libación del agua o à h-zôh r.
INTRODUCCIÓN A LOS LIBROS XV-XVII
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Capadocia. wSeñala en 3, 16 que para los persas los ríos son sa grados, y por ello «nunca orinan ni se lavan en un río»90. En 3, 17 trata de la monarquía hereditaria, de la poligamia y de la existencia de premios de natalidad. En 3, 18 el tema es la educación de los jóvenes, desde los cinco hasta los veinticuatro años, y en 3, 19, el servicio militar (entre los veinte y los cin cuenta años), la falta de actividad comercial, la artesanía, la moda, las armas, la gastronomía o la decoración. En 3, 20 el texto habla de su afición al vino, o de las costumbres sociales como el beso entre iguales y entre diferentes, o los ritos funera rios o la sexualidad. En 3, 21, Estrabón, siguiendo a Policrito91, nos cuenta cómo se implemento en Persia un sistema de impuestos, y en 3, 22, las consecuencias derivadas de la riqueza excesiva: la molicie de los reyes. En 3, 23 toca el tema de la interacción histórica de griegos y persas, «que llegaron a ser los más conocidos de to dos los bárbaros entre los griegos, porque ningunos de los otros bárbaros que dominaron Asia llegaron a tener bajo su dominio gentes griegas». Concluye el capítulo dedicado a Persia hablán donos de cómo esa hegemonía persa es algo del pasado, de la época de Ciro92, y de Darío. Y que duró unos doscientos cin cuenta años93. No obstante, en la época de Estrabón habían de caído mucho94.
90 Cf. H e r ó d ., I 1 3 8 ,2 . 91 C. M ü l l e r enmendaría el texto para leer Policleito. La idea la apoya Jones. A s í lo lee también B iffi (L’Estrenw Oriente, pág. 303). 92 Ciro el V iejo. Reinó entre el 559 y el 530 a. C. 93 Es una cifra aproximada. En realidad son doscientos veintiocho años los que transcurren entre la subida al trono de Ciro el Viejo o Ciro II el Grande (558 a. C .) y la muerte de Darío 111 (330 a. C.). 94 La Pérside cayó bajo el dom inio de los partos hacia el 140 a. C.
28
G E O G R A FIA
L ib r o
XVI
Una vez descrita la India, el país más oriental de toda la geografía conocida por los griegos, Estrabón retrocede en el li bro XVI hacia occidente abordando los territorios que quedan sin describir al sur del Tauro en Asia Central y que se extienden hasta el Mediterráneo y Egipto. Después de Asiría (capítulo pri mero) pasa a describir Siria (capítulo segundo), las costas en tomo al golfo Pérsico (capítulo tercero) y la península Arábiga, incluyendo las costas occidentales del golfo Arábigo, actual mar Rojo (capítulo cuarto).95 Lo que unifica los territorios des critos en este libro es su pertenencia común al m undo semítico, que los griegos veían, sin duda, reflejada no solo en las relacio nes lingüísticas, sino también en la comunidad de elementos culturales y religiosos, a pesar de haber entrado en contacto con estos pueblos cuando ya formaban parte de un am plio mundo persa. La relación entre Siria y Asiría estaba clara para los grie gos, como refleja la onomástica y explica Estrabón en 1,2. Por otra parte, los griegos eran muy conscientes de que había pue blos árabes dispersos desde antiguo por M esopotamia, Siria, y, al sur de esta, en unos territorios casi desconocidos que se ex tendían por una parte hasta la mucho más civilizada Egipto y por otra hasta el mar Exterior96. A pesar de esta unidad y mezcla de pueblos, en la época de Estrabón existía ya un concepto muy claro de Siria y Arabia como países con entidad propia, y un *
Cf. para una breve descripción geo g rá fica y term in ológica de la Siria
Arabia antiguas, S a r t r e , L'Orient..., págs. 3 0 9 -3 1 2 . C f., aparte de las num erosas m en cion es de árabes en Siria y M esop ota m ia en el libro XV I, por ejem plo 1 2 , 3 4, donde Estrabón d efien d e las palabras de Posidonio, según el cual M esopotam ia es un ejem p lo de las nu m erosas ca racterísticas com unes entre arm enios, sirios y árabes al estar integrada por e s tos tres pueblos.
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concepto menos claro de ese territorio que correspondra a los an tiguos imperios asirios y babilonios. Los distintos capítulos son muy diferentes, tanto por las fuentes usadas como por el grado de conocimiento del autor y el tipo de aspectos tratados, por lo que la introducción se hará de cada uno de ellos por separado. Se pretende a continuación ofrecer al lector una visión ge neral y organizada, y dentro del contexto de la tradición y los conocimientos de su época, de la información, rica pero muy dispersa, que Estrabón presenta a lo largo del libro: geográfica, etnográfica, histórica, cultual e incluso paradoxográfica, aspec to este último especialmente presente en este libro. A pesar de la variedad entre los capítulos, destaca el hecho de que Estra bón no conoce de primera mano la zona descrita en estos libros, por lo que depende de la información de algunos conocidos y sobre todo de fuentes helenísticas. Esto explica que su descrip ción de la costa occidental del mar Rojo se haga junto con la de la península Arábiga en vez de junto a la del resto de Egipto, o que la descripción de los territorios que en su época estaban en los límites con el Imperio parto, y por tanto eran bien conoci dos, sea absolutamente superficial y rápida. La descripción de tallada se limita a los centros de civilización helenísticos, como Babilonia, Seleucia, Apamea, Antioquía, Ctesifone o Petra. Su dependencia de fuentes helenísticas explica también que la ma yor parte de los datos históricos que ofrece datan de una época anterior a la suya, e incluso estos son dispersos y no siempre los más importantes o los esperables. La razón de muchas omisio nes o de la desigualdad en la información histórica puede de berse también a que él mismo había escrito ya en los años vein te a. C. sus Historika Hypomnemata, cuya información no querría repetir97. Especialmente relevante es la omisión de la 97 Para las sim ilitudes entre ambas obras, cf. B iffi, II Mediu Oriente, págs. 19-20 y 171-172; H nc. kl s , Augusteische..., págs. 90-114.
GEOGRAFÍA
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campaña de C. César realizada en el 1 d. C. por las provincias orientales, que originó numerosos escritos en la época sobre Armenia, Partía, Mesopotamia, Siria y Arabia, y que sin duda era tema de conversación y lectura entre el público de Estra bón9*. Tanto Biffi como Engels explican esta omisión mediante la hipótesis de que Estrabón terminó el libro XVI algunos años antes de esta expedición y de la publicación de los tratados de Juba II y de Isidoro de Carax99.
I.
Asiría
Para unificar esa extensa zona que se extiende desde los te rritorios más occidentales descritos en el libro XV hasta Siria y Arabia, extensos pero además ocupados y dominados por pue blos muy diversos a lo largo de la historia, el autor recurre al término de Asiría, que aunque ya anacrónico en época helenís tica y romana, es el único que puede englobarlos. Los griegos tenían conocimiento de ese Imperio asirio del que habla He ródoto y, mucho tiempo después, Diodoro Siculo (II 1-32). Contaban con una tradición transmitida por los persas, de cuya época data la primera presencia significativa de griegos en Ba bilonia, y a cuya época responde la descripción topográfica de
w Cf. la reseña de E n g e l s a B i f f i , II M e d io O r ie n te , en B ryn M a w r C la s sical R e v ie w (2 0 0 3 .0 9 .2 4 ), que m enciona escritos im portantes sobre esta ca m paña que Estrabón podía haber utilizado: la obra de Juba II sobre M auritania, Arabia y A sin a (F G rH is t. 2 7 5 ) o las S ta tion es párticas de Isidoro de Carax. ** B i ffi , II M ed io O rien te, págs. 2 8 -2 9 , que cree que Estrabón co m p u so su
G eografía a co m ien zo s y m ediad os de la era augústea y que en ép o c a de T ib e rio so lo añadió algunos detalles; cf. E n g e l s , loe. cit. Para la teoría, en cam bio, de que el grueso de la obra fue escrita entre el 17 y el 23 d. C .,c f . S. P o t h e c a r y , «Strabo, the Tiberian Author: Past, Present and S ilen ce in Strabo’s G eo g ra phy», M nem osyne 55 (2 0 0 2 ), 3 8 7 -4 3 8 .
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Diodoro, tomada de Ctesias. También disponían de una historia de Babilonia escrita por Beroso, un nativo; pero, curiosamente, los datos supuestamente históricos más tratados, aunque de for mas distintas, por Heródoto, Diodoro y Estrabón son los relati vos a Niño y a Semiramis, reyes en realidad legendarios que no menciona Beroso. Estrabón conoce la tradición sobre el pueblo asirio que encontramos en Heródoto, a la que responde la coin cidencia en ambos autores de la descripción de las costumbres asirías, y la importancia de Nino y Semiramis como reyes edi ficadores, sin la aureola divina con que los cubre Diodoro. El capítulo de Asiria en Estrabón recoge un amplio y varia do grupo de territorios y pueblos que a lo largo de la historia han estado bajo el dominio de muy diversos soberanos, algunos de ellos pueblos cuya adscripción a un país u otro es tan difícil que Estrabón ya los ha mencionado más o menos detalladamen te en el libro XI, como los gordieos o los coseos. De hecho, el autor solo es capaz de establecer como pueblos limítrofes cla ros Persis y Susiana al este (§ 1). Ya en el libro II (1, 31) co mentaba la dificultad de delimitar la tercera esfrágide de Era tóstenes, la que corresponde más o menos a su Asiria, y en su comentario a la descripción de la tierra hecha por Posidonio (II 5, 32), tan clara en relación con la mayor parte de los países, los pueblos correspondientes a la Asiria de Estrabón quedan englo bados en el apartado de países del Tauro exterior. Asirios son los babilonios y los pequeños pueblos que viven a su alrededor y, junto a las montañas, los pueblos vecinos a los armenios y Mesopotamia. El término Asiria designa en origen el territorio de la ciudad de Assur. El núcleo del país era la parte occidental, pero sobre todo la oriental del río Tigris, correspondiente más o menos al norte de la actual Iraq. En inscripciones aqueménidas el térmi no se utiliza para los territorios al norte de Mesopotamia y nor te de Siria, a veces incluso como término de administración
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para referirse a Siria, ya que el núcleo propiamente asirio for maba parte de la satrapía llamada Babilonia. A este uso aqueménida parece deberse la abreviación de Asiría en Siria y la diferenciación en las fuentes griegas (cf. 1, 2). En Heródoto (III 155), Asiría engloba Babilonia y Mesopotamia. Este mismo sentido amplio, excluyente a su vez de Siria, es el que encontra mos en Estrabón, consciente sin embargo de la relación entre sirios y asirios, como se deduce de su digresión en el parágra fo 2. Este autor sitúa el núcleo de Asiría en las regiones de Aturia y Adiabene, un término político geográfico este último que con el tiempo va sustituyendo al de Asiría. Es significativo que en el 115 d. C. Trajano restablece brevemente el antiguo núcleo asirio con el nombre de provincia de Asiría. A pesar de que a partir de las conquistas de A lejandro M ag no estas zonas se hacen mucho más cercanas a los griegos, si guen siendo de difícil acceso y conocimiento, y esta es la cau sa, junto con las numerosas repeticiones de topónimos, la falta de coincidencia en muchos casos entre límites geográficos e históricos100, y la diversidad y parcialidad de las fuentes, de los errores, ambigüedades y falta de claridad en la descripción de muchos de los pueblos por parte de Estrabón, especialmente y patente cuando habla de los «puentes» (zeugm ata) del Eufra tes, o de los pueblos al norte de Mesopotamia, com o los gordieos y migdones101. De hecho, muchos de los pueblos aquí mencionados como componentes o limítrofes de los asirios aparecen ya en la descripción de Armenia, M edia o el Tauro en el libro XI. Lo que Estrabón describe com o Asiría queda delim itado en 1, 1: los territorios al oeste de Persis y de Susiana hasta el
10,1 Cf. S y m l , A n a to lic a , pág. 55. "" Cf. S y m e , A natolica, págs. 5 1 -5 7 para la cu estió n de los puentes; págs. 9 5 -1 1 0 para la G ordiene.
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Tigris, Babilonia, Mesopotamia y, al norte de esta, el territorio de los gordieos y los migdones, y además algunos territorios al oeste del Eufrates ocupados por sirios (luego no especificados) y árabes (los árabes escenitas al oeste de Babilonia). La des cripción topográfica es muy escueta, siendo pocas las localida des mencionadas (muchas menos que las que se encuentran en Plinio o en Ptolomeo), y las referencias hidrográficas y orográficas se limitan a los accidentes más importantes. La descrip ción se centra sobre todo en datos de interés especial relativos a la producción natural y la importancia económica, como las explicaciones sobre la abundancia y preparación del asfalto y sobre los canales y sistemas de regulación de las aguas del Eu frates, que describe por extenso. Empieza hablando de Aturia al noreste, donde parece situar el núcleo de la antigua Asiria, con la ciudad de Niño, pero aparte de esta ciudad solo menciona a Gaugamela por su interés en relación con la derrota infligida a Darío por Alejandro. Despacha en un parágrafo (§ 4) el territo rio desde Aturia hasta Babilonia, y centra la descripción de esta ciudad en sus conocidas particularidades urbanísticas: las mu rallas y los jardines con la tumba de Belo. También de Seleucia del Tigris, que sustituyó a Babilonia como sede real, destacan solo sus construcciones, lo que le permite mencionar la escasez de madera en la región a excepción de la de palmera. Al sur de Babilonia solo menciona a los caldeos y su ciudad Borsipa, ios primeros por su reputada fama de filósofos y sabios, y la segun da por la particularidad de sus murciélagos. La descripción del país babilonio continúa con una delimitación de sus fronteras que habría sido más lógica al comienzo o al final, y sigue con cinco largos parágrafos dedicados a los ríos que bañan el país, los problemas de inundaciones y la construcción de canales, con las teorías al respecto de Aristóbulo, Eratóstenes y Policle to sobre el curso y desbordamientos de las aguas, e incluyendo al hilo de esta descripción hidrográfica y tecnológica un episo
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GEOGRAFÍA
dio histórico: el plan de Alejandro de llevar a cabo la guerra contra los árabes, que le llevó a hacer cambios en los canales y a la construcción de barcos. Continuando con cuestiones de geografía natural, Estrabón habla de la riqueza agrícola de Me sopotamia y se explaya sobre el asfalto, su producción, tipos, particularidades y usos. En el parágrafo 16 retoma la descrip ción de lugares con Ctesifonte, de la que destaca su importancia como residencia real de los reyes partos, introduciendo así, aunque tan solo implícitamente, otro período histórico del país, la época de dominación parta. De ahí pasa a mencionar lugares y regiones al este de Babilonia y a describir las características de algunos de estos pueblos, más que al este al noreste, como los coseos, elimeos o paretacenos, sin diferenciar los que perte necen a Asiría de los otros, y repitiendo mucho de lo que ya había dicho en la descripción de estos mismos pueblos en el li bro XI. Un parágrafo especial (§ 19) está dedicado a la Adiabe ne, al hilo de cuya descripción menciona las luchas entre babi lonios, medos y partos hasta la supremacía de los últimos en la región y la de partos y armenios después. Una nueva interrup ción a la descripción de lugares aparece en el parágrafo 20 con una exposición de las costumbres asirías, pero solo de las que sin duda llamaban la atención a los griegos, coincidente en gran parte con Heródoto. De Mesopotamia, aparte de la mención muy anterior de su riqueza natural, solo nos habla de su delimi_ / tación por el Tigris y el Eufrates, de su forma, tamaño y distan cias siguiendo en general a Eratóstenes. De la paroreia mesopotámica menciona a los migdones y a algunas de sus ciudades, sobre todo conocidas por las guerras entre partos y romanos, y a los gordieos, a quienes dedica información de carácter diverso y en relación con los cuales habla de nuevo brevemente de la ocupación de Mesopotamia por Roma y de la relación entre Roma y Armenia. La descripción del capítulo dedicado a Asiria termina, volviendo al sur, con los árabes escenitas y las tribus
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en general al oeste del Eufrates y sus relaciones con partos y romanos, desembocando en las relaciones de Partía con Roma y en concreto entre Fraates y Augusto. La alusión a hechos históricos está condicionada, como en toda la obra de Estrabón, por la descripción geográfica, aunque a veces es un hecho histórico lo que lleva al autor a hablar de un determinado lugar, como en el caso de Gaugamela. El término Asiria se justifica en los primeros parágrafos con la mención de las fundaciones de Niño y la reina Semiramis, y de la labor de construcción y la expansión política llevadas a cabo por esta reina. Estrabón recoge aquí una tradición que aparece ya en Heródoto (y también, aunque con un desarrollo y mitificación que no encontramos en Estrabón, en Diodoro Siculo), con quien concuerda en la exposición de las costumbres asirías o en el comentario de que Nínive es mucho más grande que Babilonia (§ 3). La tradición de Nino y Semiramis como reyes fundadores y edificadores se ha interpretado como una trasposición a la Antigüedad más remota de la época del reino neobabilónico, con Nabucodonosor II (604-562 a. C.), época de la que datan muchas de las grandes obras arquitectónicas y de cuyo floreci miento podían tener noticia los griegos a través de los persas que subyugaron el país a continuación (cf. § 2), época a la que no hace mención Estrabón, como tampoco a la Babilonia de Hamurabi (siglo xvin a. C.) o la de Nabucodonosor I (XI a. C). También Diodoro salta de Ninias, hijo de Nino y Semiramis, a Sardanápalo ( Asurbanipal, a quien Estrabón menciona también como último rey asirio), con la justificación de que los interme dios no hicieron nada digno de mención (§ 22). Exceptuando aisladas menciones a reyes persas, como Darío I, hijo de Histaspes, o Darío III, derrotado por Alejandro en Gaugamela (§ 3), nada cuenta Estrabón de esta época. Curiosamente, la referen cia más extensa a Alejandro Magno tiene que ver con su prepa ración en Mesopotamia y Babilonia ( §11) de la guerra contra
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Gi:OCiRAlIA
los árabes poco antes de morir, citando como fuente a Aristóbu lo y apoyándose seguramente en otros historiadores de Alejan dro, los mismos que sirvieron de fuente a Arriano y a Plutarco en sus relatos de los mismos eventos. Aparte, solo hace referen cia a este rey y a los seléucidas en relación con la tumba de Belo y la ciudad de Babilonia, que el primero intentó restaurar y mantener pero en época de los segundos acabó por arruinarse, siendo trasladada la capital a Seleucia del Tigris. Mucho más frecuentes son las alusiones a los acontecimientos más cercanos a Estrabón, en los que Roma estaba claramente envuelta: la do minación de armenios, partos y romanos en la zona, mencio nando en varias ocasiones la complicada cuestión de la ocupa ción y cambios de fronteras de los armenios y partos en el siglo i a. C., así como las enemistades y alianzas respectivas de estos pueblos con Roma (§ 19, 24, 26, 28). El final del capítulo es precisamente un resumen, aunque con el peso en un episodio concreto, de las relaciones entre partos y romanos a lo largo del siglo i a. C. Característico de este capítulo es la ausencia de elementos que en otros aparecen como característicos de pueblos civiliza dos. La descripción de las costumbres asirías se centra en ele mentos llamativos y ajenos al mundo griego. No hay mención de personas ilustres, a excepción de algunos matemáticos cal deos (§ 6), referencia obligada dada la fama de estos sabios en la Antigüedad (cf. Diod. Sic., II 30-32), de Diógenes el filósofo estoico de Seleucia (§ 16) y, como figura mitológica de interés etiológico, de Gordis, hijo de Triptólemo, fundador de Gordiea (§ 25, cf. 2, 5). Tampoco hay descripciones de costumbres de otros pueblos o exposiciones etiológicas, tan del gusto de Estra bón. La escasa helenización y el conocimiento parcial e indirec to de toda esta zona, y por tanto la escasez y parquedad de las fuentes al respecto, explica sin duda estas carencias. El interés mayor se centra en cuestiones de producción, en general referi-
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da a animales y productos extraños a los griegos. La fuente principal, aunque no siempre citada, parece ser Eratóstenes, y posiblemente también, aunque en menor medida, Posidonio. Eratóstenes es explícitamente citado com o fuente en los co✓ mentarios sobre los desbordamientos del Eufrates (§ 12), sobre las propiedades del asfalto de Babilonia ( § 1 5 , donde también se cita a Posidonio) y las medidas de las distancias entre el Ti gris y el Eufrates (§ 21) o de la longitud de este último río (§ 22). Es significativo que el aspecto más largamente tratado, el de los canales, le es muy familiar a Estrabón referido a los canales egipcios, con los que lo compara, debido a su amistad y experiencia de un viaje por el Nilo con Elio Galo, de quien ha bla extensam ente en el capítulo 4.
II.
Siria
Con Siria, Estrabón entra en un territorio claramente mejor conocido y para el que dispone de fuentes más coherentes y más variadas. Una larga tradición había familiarizado a los griegos con Siria, en cuyas costas llevaban mucho tiempo comerciando y de cuyos cultos y productos tenían noticia por este contacto y por los sirios que surcaban el M editerráneo y se asentaban, entre otros puertos, en el Pireo. Las ciudades de Siria mejor conoci das, y desde más antiguo, eran las fenicias debido a su impor tancia comercial en todo el Mediterráneo y a su presencia en la literatura griega desde la época más arcaica, como señala Estra bón cuando m enciona la presencia de Tiro en la ¡liada. Com er ciantes de Tiro, Sidón y Arado eran bien conocidos en el Pireo en época clásica. Adem ás, soldados griegos lucharon en los ejércitos aquem énidas contra Egipto o las revueltas fenicias, viajeros griegos hicieron descripciones de Fenicia, como Heró-
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doto que habla de la circuncisión o las inscripciones de Sesotris, o Ctesias de Cnido, médico al servicio del gran rey. A pesar de ello, como ocurre con el resto del territorio des crito en este libro, el conocimiento más profundo de este país, y el primer acercamiento, aunque todavía superficial, a la zona interior, comienza con la conquista de Alejandro Magno. Los datos que tenemos de la época de la conquista son los que nos han transmitido autores bastante posteriores a las fuentes origi nales, especialmente Diodoro Siculo, Quinto Curcio y Arriano; para la época de los diadocos contamos fundamentalmente con Diodoro y la Vida de Demetrio de Plutarco y, en general para toda la época helenística, nuestra información depende de auto res de época augústea (aparte de Estrabón, Diodoro y Nicolás Damasceno), flavia (Flavio Josefo), del siglo n (Plutarco, Apia no, Arriano) o del III (Dion Casio). Sin embargo, en todos ellos los datos históricos sobre el país se reducen prácticamente a las guerras sirias entre seléucidas y ptolomeos y a los problemas dinásticos entre los seléucidas. A estos episodios pertenecen también las menciones de época helenística en Estrabón. Algo mejor se conoce la historia helenística de los judíos, sobre todo gracias a los libros de los Macabeos, a Flavio Josefo y a diver sas obras de la literatura judeohelenística. Para la época romana hasta Augusto, las fuentes que complementan la información que nos proporciona Estrabón son Plinio el Viejo, Flavio Josefo y, en menor medida Dion Casio. Desde el punto de vista pura mente toponímico, la fuente anterior a Estrabón más importante es el Pseudo Scylax. De época posterior, Plinio y Ptolomeo son el complemento principal102.
102 Para otro tipo de fuentes m enores, locales o ind ígenas, y para la infor mación transmitida a través de literatura no historiográfica, cf. S a r t r e , La Syrie..., págs. 21-24. Para fuentes epigráficas, papirológicas y arqueológicas cf. up. cií., págs. 24-33.
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Como ocurre con la descripción de otras zonas, la parte me jor conocida y por tanto descrita con mayor detalle es la costera. Era la zona mejor conocida antes de Alejandro Magno, y en época helenística es la zona helenizada. Los fenicios, sin duda como resultado de un largo contacto, se adaptan fácilmente a la vida griega, y al norte de Siria nacen ciudades griegas en luga res estratégicos que influyen en la helenización de toda la costa. Durante la época seléucida se produce una fuerte helenización de los judíos, cuyo territorio, Judea, llevaba ya, como Fenicia, mucho tiempo de contactos con los griegos, aunque la concien cia de la existencia de judíos entre los griegos no parece clara antes de la época de Alejandro. La Siria interior aparece, en cambio, pobremente descrita en los textos griegos, incluido Estrabón. Hay que señalar que en general las fuentes tanto litera rias como arqueológicas son muy pobres para este territorio durante la época aqueménida, en la que solo Damas tiene im portancia, y que Heródoto solo conoce exclusivamente las ciu dades costeras103. Todavía en la época helenística los griegos son, fuera de las ciudades de la decápolis, muy escasos en Pa lestina. Solo en época romana se va extendiendo la heleniza ción y el conocimiento del interior en relación con el progreso urbanístico104. Es curioso que Estrabón no mencione a Palmira, ya conocida en el siglo i a. C. por su fama en la ruta caravanera ✓ y por su control del desierto sirio ente Emesa y el Eufrates, que dio lugar a una aristocracia camellera de la que salían los jefes de las caravanas atestiguados en las inscripciones palmirenas. 101 C f. S a r t r e , La Syrie..., p á g s. 4 6 s., q u ie n señala que esta a usencia ηυ es pru eb a d e un in te r é s a q u e m é n id a e n la zon a , e sp erab le por otra parte dada su s it u a c ió n e s t r a t é g i c a y la r iq u e z a d e su su e lo .
1(14 C f. S a r t r e , L'Orient..., págs. 3 1 6 , 3 3 5 - 3 3 9 , sobre los dislinlos grupos de ciudades en relación con la helenización, el desarrollo urbanístico de Au gusto en el interior y la fundación de ciudades por algunos reyes clientes, espe cialm ente H erodes el Grande.
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De hecho, Siria produce la mayor parte de las mercancías que se venden en la India y en el sur de Arabia a cam bio de las es pecias y seda de un sitio y los perfumes del otro. La delimitación del país en el primer parágrafo es muy cla ra, tanto por los pueblos que utiliza como fronteras como por los accidentes geográficos. También es clara la división de Siria en cinco partes (Comagene, Seléucide al sur de esta, Fenicia en la costa al sur de Seléucide, y Celesiria y Judea en el interior de Fenicia). Menos clara, sin embargo, resulta la división en el curso de la descripción, donde salta de Fenicia a Celesiria, y a la inversa, sin dejar claro la pertenencia de los lugares a uno u otro país. La Siria de Estrabón es la Siria en sentido extenso, que abarca el cercano oriente semítico occidental, entre el Mediterráneo y el Eufrates o el desierto sirio-arábigo, incluyendo Fenicia y el Levante meridional, correspondiente a la satrapía aqueménida de Transeufratene105. Una breve descripción de Comagene, con mención exclusi va de Samosata y Seleucia, da paso a la mucho más detallada presentación de Seléucide, donde se encontraban las ciudades griegas fundadas por Alejandro y sus sucesores. Comenzando por Antioquía y las ciudades cercanas en tom o al Orontes, si gue hacia el norte con la Cirréstica para volver de nuevo al sur, esta vez por la costa, hasta Laodicea pasando por Seleucia y Heraclea. De allí salta a Apamea en el interior, a la que dedica una descripción más completa de lo que suele en esta zona (ca racterísticas urbanísticas, calidad de las tierras, fundación, im portancia histórica y política). Continúa al este de A pam ea con la Calcídica y los árabes escenitas y vuelve a la costa para enu merar las ciudades justo al norte y sur de Laodicea. A continua ción habla de la costa de los aradios, considerándola parte de ✓ Seleucia, aunque dice de Arado (§ 13) que es fenicia. A esta |(" S a r t r e , La Syrie..., pág. 12.
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ciudad dedica una atención especial, sobre todo a sus técnicas de suministro de agua y a su papel en la historia, que le produjo grandes beneficios. Continua la descripción hacia el sur, hasta Theouprosopon, donde deja la costa para hablar de la Celesiria, que sitúa entre el monte Líbano (cuyo extremo está justo al lado de las últimas ciudades mencionadas) y el Antilibano, y descri be sus elementos geográficos y naturaleza del terreno, y espe cialmente sus dos llanuras principales, la de Macras y la de Ma sias, con mención de las ciudades de Calcis, Laodicea y varias plazas fuertes de bandidos árabes e itureos. Antes de seguir por las ciudades del interior, Estrabón habla de Biblo y Berito y de las localidades entre ambas, como si formaran paite de la Celesiria, y vuelve al interior, a la región de Damasco. Terminada así la descripción de la Celesiria, introduce un parágrafo dedi cado a la delimitación de Celesiria, Fenicia y Judea, antes de com enzar la descripción de Fenicia (22), de la que dice que ya ha hablado en lo referente a la costa entre Ortosia y Berito. Continúa aquí con Sidón y Tiro. A ambas dedica un espacio mayor de lo normal, especialmente a Tiro, de la que describe su disposición natural, sus casas, su importancia en la tintura y el comercio m arítim o, su colonización, su autonomía en relación con los distintos dom inadores, seléucidas y romanos. Un pará grafo está dedicado a las habilidades científicas de Sidón y Tiro y otro a la fabricación del vidrio en Sidón. Continúa por la cos ta hasta Ptolem ais (= Ace) y luego hasta Pelusio, con indicacio nes de distancias, y m ención especial de Gaza, Rafia, Rinocolura y el m onte Casio. Estrabón termina la descripción de Fenicia dando distancias generales de Siria y Fenicia según Artemido ro. C om ienza a continuación (§ 34) la descripción de Judea, y después de establecer los límites y composición de la misma y de plantear la cuestión del origen de los judíos, dedica cinco parágrafos a M oisés (§ 35-39): a cómo establece a los judíos en Jerusalén y cóm o su estado es luego corrompido, a cuestiones
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teológicas y sobre la importancia de que los estados tuviesen leyes divinas, tanto entre los bárbaros como entre los griegos, y a la función de los profetas y comparación de profetas griegos y de otros pueblos con Moisés. Después de mencionar unos breves datos históricos de Judea y especialmente la toma por Pompeyo de Jerusalén y varios centros de ladrones y tiranos, describe la llanura de Jericó y el mar Muerto (al que errónea mente llama lago Sirbonis) del que destaca en dos parágrafos la producción de asfalto y la técnica de recogida de los lugareños, y en otros dos, la naturaleza volcánica de la región y las propie dades del lago, nocivas y beneficiosas respectivamente en las localidades de Gádaris y Tariqueas. La descripción de Judea y el capítulo entero de Siria terminan con una información histó rica relativa a Herodes, descendiente del sacerdote Hircano res tablecido en Jerusalén por Pompeyo, y a quien Antonio conce dió la autoridad regia, que Augusto confirmó. A diferencia de lo que ocurre en el capítulo anterior, los as pectos tratados en este son muy variados, como es lo normal en las descripciones de zonas bien conocidas por los griegos y para las que hay fuentes diversas. Por una parte encontramos los esperables aspectos geográficos, como detalles sobre ríos, montes y llanuras (por ejemplo, sobre el Orontes en § 7, o sobre las llanuras de Celesiria en § 16); de producción natural (sobre el vino de Laodicea [§ 9], las cebollas de Ascalón [§ 29J, las pal meras y el bálsamo en la llanura de Jericó [41 ] el asfalto en el mar Mueito, confundido aquí con el lago Sirbonis [§ 42], o el excelente pescado para salar en Tariqueas [§ 45]); de fenóme nos naturales (como la naturaleza volcánica del mar Muerto [§ 44], o como el caso de las olas de mar semejantes a mareas que sumergen el terreno junto a Ptolemais y el monte Casio [§ 26], fenómeno que Estrabón intenta explicar, sin duda siguiendo a Posidonio, y que define como extraordinario, παράδοξον); o de recursos técnicos en relación con los bienes naturales (las técni-
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cas de suministro de agua de los aradios [§ 13], la vocación marinera y el arte del teñido de purpura en Tiro [§ 23], la fabri cación de vidrio en Sidón [§ 25], manteniendo asi la tradición que hacía a Siria famosa por su producción artesanal). Pero además, son frecuentes los comentarios que reflejan una preo cupación etnológica, en concreto las mezclas de pueblos que ya preocupaban a Estrabón, por ejemplo, en su descripción de los libros de Asia Menor, y que aquí expone al hablar de la mezcla de fenicios, árabes y egipcios en Judea (§ 34), o de la relación de idumeos y nabateos (§ 34), o del posible origen egipcio de los judíos (§ 34), o de la presencia de árabes en Siria. En rela ción con esta misma preocupación por los pueblos se encuentra su preocupación tan helenística y estoica, de la oposición entre civilización y barbarie, reflejada en sus frecuentes menciones a bandidos en relación con determinadas características geográfi cas (los de Gíndaro en la Cirréstica [§ 8], Zenodoro y otras bandas de bandidos cerca de Damasco [§ 20], los puertos de ladrones en la zona de Yope [§ 28], o los tiranos judíos [§ 40], a quienes muestra como cabecillas de grupos de bandidos que recuerdan a líderes de grupos similares en Cilicia mencionados en el libro XIV). De los aradios destaca que añadieron a la suer te prudencia y esfuerzo en sus asuntos marítimos y no se deja ron influir por la piratería de sus vecinos cilicios (§ 14), y con trapone a los árabes e itureos de las montañas de la Celesiria, a los que califica de malhechores, los agricultores que viven en la llanura (§ 18)106. De las cuestiones religiosas, como en general en su Geogra
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Sobre la o p o sició n que establece E s t r a b ó n a lo largo de su obra entre
barbarie y civ iliz a ció n , y la relación que tiene la ocupación de la montaña, la guerra, y el bandolerism o y saqueo con la barbarie, y la que tiene la ocupación de la llanura, la agricultura y el carácter pacifico con la civilización, cf. P. T h o l l a r d , B a rb a r ie et civilisation chez Strabon, París. 1987, esp., págs. 8-9.
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fía, se limita a señalar la existencia de cultos (el de Apolo y Ártemis en Dafne, en § 6; el de Zeus Casio en el monte Casio junto a Egipto, en § 33; la veneración de Heracles por los tirios, en § 23) y relatos mitológicos relacionados con lugares descri tos (mención de los descendientes de Triptólemo en Antioquía, en § 5; el mito de Tifón y los arimos en relación con el río Orontes, en § 7: el mito de Andrómeda expuesta al monstruo marino cerca de Yope, en § 28). En este capítulo encontramos sin embargo una larga digresión teológica dedicada a Moisés, que conlleva una crítica (común a judíos y griegos) a la religión de los egipcios que veneran a animales, una disquisición sobre las leyes divinas, y un paralelismo de Moisés con otros profetas y adivinos de la Antigüedad (§ 35-39), siguiendo una antigua tradición griega en parte, y una reciente tradición judeohelenística. La mención de elementos fantásticos aparece reflejada en la del dragón caído de la llanura de Macras en la Celesiria ($ 17) y el interés etiológico en la explicación del nombre de Rinocolura (§ 31). La relación del mito de Triptólemo con la fundación de Antioquía y Gordis (cf. § 5 y 25) es seguramente una tradición local que responde a un deseo, bien atestiguado en la época helenística por relatos semejantes, de vincular las nuevas ciudades del «nuevo mundo» a antiguas ciudades de la Grecia clásica. Como es frecuente en las descripciones de ciudades griegas, helenizadas o de importancia internacional, Estrabón detalla aspectos en relación con las fundaciones de las ciudades de la Seléucide (reyes fundadores, explicación de los nombres, fases de fundación en el caso de Antioquía) y de Árado (§ 13); la fama de Sidon y Tiro en la literatura y la tradición (§ 22), la im portancia de estas dos ciudades en astronomía y aritmética (§ 24), y menciona filósofos destacados, como Antíoco de Ascalón, o los gadarenses Filodemo el epicúreo, Meleagro, Meni po el autor de sátiras y Teodoro Rétor.
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Los datos históricos son en este capítulo mucho más nume rosos que en los otros del mismo libro, como es lo esperable debido al mayor contacto de Siria con el mundo griego y sobre todo a su pertenencia al reino seléucida. Hay que señalar, sin embargo, que la mayor parte de estos datos son de la época ro mana. De la época de dominación persa se destaca la importan cia de Damasco (§ 20) y del papel que desempeña Ace como base de operaciones contra Egipto (§25). De Alejandro Magno se dice que asedia Tiro (§ 23) y que destruye Gaza (§ 30). Se leuco Nicátor alimenta en Apamea a sus elefantes, posiblemen te los que recibió de Chandagrupta en el acuerdo al que llegaron en el 306 a. C. (§ 10). Se recuerda la lucha entre Seleuco Calinico y Antíoco Hierax por el trono de Siria (240 a. C.) al hablar y de Arado, que se alia con el primero (§ 14), y al hablar de Rafia, la batalla que tuvo lugar allí en el marco de las guerras sirias entre Ptolomeo IV y Antíoco III el Grande en el 217 (§ 31). En el río Enoparas, en la llanura de los antioqueos murió Ptolomeo Filométor tras una batalla contra Alejandro Balas (146 a. C.), usurpador del trono sirio a Demetrio I, lo que Ptolomeo aprove cha para invadir Siria (§ 8). La usurpación del trono de Antíoco VI Epifanes por Trifón de Apamea, la destrucción por este de Berito y los enfrentamientos que tuvo en Ptolemais contra Seleu co II salen a relucir en los parágrafos 10, 19 y 26, respectivamen te. De la historia de Judea menciona la proclamación de Alejan dro Ianeo como rey en vez de sacerdote en el 103, y los problemas entre sus hijos Hircano y Aristóbulo por el poder, que llevan a la intervención y asedio por Pompeyo del templo de Jerusalén en el 63 a. C., la destrucción de las tiranías y guaridas de ladrones por este (§ 40) y su instauración de Hircano (erróneamente llama do Herodes) como sacerdote (§ 46), y la concesión por parte de Antonio de la autoridad de rey de Judea a Herodes, descen diente del sacerdote Hircano de Jerusalén (§ 46). De la presen cia de los armenios en el norte de Siria recuerda el asesinato de
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Cleopatra Selene en Seleucia de M esopotam ia, cedida a Coma gene por Pompeyo, a m anos de Tigranes, que la había cogido priosionera en Ptolemais en el 69 a. C., en el transcurso de sus cam pañas para dom inar toda Siria. T am bién son mencionadas las luchas de Pom peyo contra bandidos y piratas, cóm o liberó Biblo de Ciniras en el 64 a. C. (§ 18) y su m uerte a m anos de los egipcios (por orden de Ptolom eo XIII) cerca del m onte Casio (§ 33). En el contexto de las am biciones partas en la zona recuer da la muerte de Pacoro por V entidio cerca de H eracleo y la lucha de este con Franipates en Trapezonte en el transcurso de la cam paña de Antonio contra los partos, que se habían unido a La bieno para invadir Siria en el 41 a. C. (§ 8). El papel de Siria en las guerras civiles tam bién queda reflejado en la m ención del enfrentamiento del anticesariano C asio contra el cesariano Do labela en Laodicea (§ 9), contra C ecilio B aso en A p am ea (§ 10), o la alianza de Herodes el G rande, rey de Judea, con Augusto y la denom inación en su honor de S am aria com o A ugusta al re construirla en el 25 a. C. (§ 34). La visión de la seguridad que proporcionaban las legiones rom anas es transm itida al hablar de Berito, donde los rom anos (Agripa) levantan de n uevo la ciudad destruida y le añaden territorios (§ 19), y de m anera general en el parágrafo 20. El carácter independiente de m uchas de las lo calidades sirias, aunque nom inalm ente form aran parte del reino seléucida, queda reflejado por la frecuente m ención a tiranos locales (D ioniso en Bam buce, Berea y H eraclea [§ 7]; Sampsicéram o y Jám blico de Aretusa, A lcedam no de los ram beos, Pto lom eo de Calcis [§ 10]; G am baro, Tem elas [§ 11 ]). No son m uchas las fuentes expresam ente citadas en este ca pítulo. Cita a E ratóstenes al hablar de la naturaleza volcánica de la com arca del lago Sirbonis; a Posidonio para la división en satrapías de la Seléucide (§4), para la historia del dragón m uer to en la llanura de M acra (§17), al atribuir al sidonio M ono el origen de la teoría sobre los átom os (§ 24) y al hablar de las
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técnicas de recogida y manipulación del asfalto del lago Sirbo nis (§ 43); a Artemidoro para las medidas de distancias genera les de Siria y Fenicia (§ 33). En la descripción de la costa, Estrabón sigue una tradición de los periplos que encontramos en el Pseudo Scylax (cf. 104-106 para Siria y Fenicia), probable mente dependiente del mismo Artemidoro de Efeso citado en algunos casos y ampliamente utilizado en toda la obra.
III.
Arabia
Los pueblos árabes estaban diseminados en la Antigüedad por gran parte de Oriente Próximo, desde el norte de Mesopota mia hasta el sur de la península Arábiga, por las llanuras de Transjordania y el desierto sirio. El concepto de Arabia como país no existía entre los asirios, para quienes solo había pueblos árabes, generalmente nómadas con los que entraban en contac to. Según Heródoto (III 88), los árabes eran el único pueblo no sometido por los persas con quienes tenían una relación de amistad, puesto que permitían a estos el paso a Egipto a través de sus tierras. Los griegos entran en contacto ya con árabes se dentarios por motivos comerciales. Los términos griegos para el incienso (λίβανος o άραψ άτμός «efluvio árabe» en un himno délfico a A polo107) y la mirra (μίρρα) son semíticos. Los prime ros conocimientos geográficos de Arabia datan del siglo vi a. C. La información que de su viaje por estas tierras dejó Escílax de Carianda es utilizada por Hecateo para su mapa de la Tierra, y este mapa es usado a su vez por Heródoto. Escílax llama árabes a los habitantes de las islas de Kamaran en el mar Rojo. Heró doto es el primero en el que encontramos la mención de un país 107 s. IV a. C.
J. U. P o w e l l , C o llectan ea A lexandrina, Oxford, 1925, pág. 141,1, 11:
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llamado Arabia, que situaba en las tierras entre el Nilo y el mar Rojo, y a esta zona atribuye muchas características propias de la península Arábiga que conocía de oídas y tenía mal localiza das. Todavía en su época, lo que se conocía de la península Arábiga era considerado parte de Asiria. La Arabia que conocía Alejandro M agno era la que se en contraba entre Palestina y Egipto, con la península del Sinaí, y también la zona del Antilibano, donde pueblos llamados «ára bes» por los asirios pastoreaban sus rebaños en el siglo v m a. C. y donde Estrabón sitúa a los árabes e itureos, malhechores de las montañas, junto con las que llama montañas árabes, colinas al pie del Antilibano (2,16,18). Con la expedición de Nearco se avista la península de Omán, que se considera parte de Arabia (Arriano, Anábasis, XXXII 6-7) y se conoce el golfo Pérsico, reconociéndose así la tierra entre este golfo y el Arábigo como una península. Pequeñas expediciones, sin rodear la península entera, aumentaron en gran medida el conocimiento que se te nía de Arabia, y se identificó el Yemen como la zona de donde provenían el incienso y la mirra. El concepto de «península ará biga» nace cuando los griegos se hacen conscientes de la mag nitud de ese país y empiezan a llamar de forma común «árabes» a los distintos pueblos de Arabia Feliz, siendo ese término fre cuente en la época romana para designar en particular a los pue blos de esta parte de Arabia. Aun así, Alejandro no llegó a con quistar Arabia, pues sus planes fueron frustrados por su muerte, y tampoco los seléucidas los continuaron. Aparte de las anti guas informaciones que transmite Heródoto, la m ayor parte del conocimiento que los griegos helenísticos tienen de esta parte del mundo se debe a las expediciones que se realizaron sobre todo por instigación de Ptolomeo II Filadelfo (284-247 a. C.) para explorar las costas del mar Rojo, buscar zonas de caza de elefantes, o frenar la intervención y la superioridad de los naba teos en los viajes comerciales por la zona. El relato de uno de
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estos exploradores, de nombre Aristón, es la base del de Aga tárquides de Cnido (transmitido por Diodoro Siculo y Focio), que utiliza a su vez Estrabón, en el mismo orden, a través de un resumen de Artemidoro de Éfeso de fines del siglo n a. C. Ilus trativo del papel de Ptolomeo II, «que hizo llegar al conoci miento de los griegos especies nunca vistas y asombrosas de otros animales», es el relato de Agatárquides (78) transmitido por Diodoro Siculo (III 36, 3-9) sobre la caza de una serpiente muy especial, de 30 codos, que regalaron al rey llevándola a Alejandría. Es muy posible que los griegos también obtuvieran información de los egipcios, como se deduce de términos como el de crocota para la hiena, que según Agatárquides era egipcio. Para el resto de las tierras árabes se tenían informaciones frag mentarias de otros exploradores, como Nearco el oficial de Ale jandro (citado por Estrabón). La primera mención en las fuentes clásicas de los nabateos, uno de los pueblos árabes más conoci dos en la época romana, se produce a raíz de la campaña de Antigono Monoftalmo contra ellos en el 312 a. C. (Diodoro Siculo, XIX 94-100). Es significativo que Diodoro Siculo, que utiliza como fuente a Ctesias de Cnido (siglos v-iv a. C.) consi dere a los nabateos nómadas; mientras que Estrabón (4, 21-26) los presenta ya como sedentarios, comerciantes importantes y de costumbres civilizadas108. En la época augústea se recopila más información de la zona, en parte al realizar Juba de Mauritania su obra De expedi tione Arabica como preparación de la expedición de Gaio Cé sar, que no llegó a realizarse, o gracias a la expedición de Elio Galo. De época algo posterior (entre el 40 y el 70 d. C.) data el periplo del mar Eritreo, al parecer escrito por un griego de
I,IX D i o d o r o e s, junto con E s t r a b ó n , una de las principales fuentes sobre
los nabateos (II 48-4 9 ; XIX 94 -1 0 0 ). Sobre Arabia en general, sus partes y características cf. II 54.
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Egipto, que supone (junto con Plinio y Ptolomeo) un comple mento a los datos de Estrabón para la enumeración de lugares costeros y de productos de la zona, especialmente para la parte correspondiente al golfo Arábigo (mar Rojo actual), siendo el objetivo del periplo principalmente servir de instrumento para / los comerciantes que recorrían el océano Indico desde Egipto hasta la India109. En la época de Estrabón, Arabia era el territorio al sur y este de Palestina, incluidos el actual Negev, el sur de Siria, Jordania y el noroeste de Arabia Saudí (que formaron luego la provincia ro mana de Arabia), y, además, toda la península Arábiga, formando así uno de los países con mayor diversidad geográfica y climática. Los capítulos tercero y cuarto del libro XVI de Estrabón están dedicados a este país, que Estrabón define en el primer parágrafo como el que se encuentra al sur del territorio que se extiende desde Judea y Celesiria hasta Babilonia y el valle del ✓ Eufrates, y lo divide en una parte norte habitada por escenitas, al sur de la cual se extiende un extenso desierto y a continua ción la Arabia Eudaimon, limitada además por el golfo Pérsico, el Arábigo y el mar Rojo. El resto del capítulo tercero está de dicado a la descripción del golfo Pérsico siguiendo a Eratóste nes, aunque a veces contrapone otra fuente, como cuando dice que los de Gerra comercian por tierra, pero según Aristóbulo lo hacen con balsas hacia Babilonia y desde allí río arriba por el s Eufrates. La información sobre la isla de Ogiris la atribuye a Nearco y Ortágoras, y termina el capítulo de una forma un poco desordenada hablando de la vegetación en el mar Rojo junto al Golfo, de nuevo sobre la expedición de Nearco y los griegos y la ayuda que les brinda Mitropastes, utilizando a Nearco como fuente, para terminar mencionando otra vez a los m irabilia de xw C f. para edición con traducción y com entario del periplo, C a s s o n , The Periplus... (1989).
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la zona, como la abundancia de perlas o el tamaño de los can grejos y erizos de mar. El interés de Estrabón por las fundaciones y colonizaciones resultado de movimientos o mezclas de pueblos se refleja en este capítulo cuando habla de la fundación de Gerra por caldeos exiliados de Babilonia (§ 3), o de Tiro y Arado, colonizadoras de las ciudades fenicias de igual nombre mencionadas en el ca pítulo de Siria (§ 4), y de las que sin embargo dice que tenían templos similares a los fenicios, lo que más bien implicaría una colonización a la inversa. El interés etiológico se muestra aquí particularmente con la dedicación de un parágrafo entero (§ 5) a las distintas explicaciones del nombre Eritras del golfo Pérsi co, también llamado mar Rojo. Los mirabilia son una constante tanto en este capítulo como en el siguiente, también dedicado a Arabia: las casas hechas de sal en Gerra (§ 3), las perlas y pie dras preciosas, la magnitud de los erizos y cangrejos de mar, los árboles que huelen a incienso en islas del golfo Pérsico (§ 7), los árboles que desaparecen cuando sube la marea (§ 6). La importancia del comercio se refleja en la mención de las mer cancías y perfumes árabes con los que comercian los gerreos (§ 3). Respecto a los datos históricos, Estrabón hace referencia a la expedición de Nearco, almirante de Alejandro Magno en la zona, y la ayuda que los griegos reciben de Mitropastes, sátrapa de Frigia exiliado por Darío en la isla de Ogiris (§ 5, 7). El último capítulo del libro está dedicado a la península Ará biga, incluyendo como parte del golfo Arábigo la costa oriental egipcia, que aparece como árabe en varias fuentes antiguas110, pero muchas de cuyas partes trata Estrabón también en la des
110
J. D e s a n g e s («A rabes et Arabie en terre d ’Afrique dans la géographie
antique», en T. F a h d (éd.), L'Arabie préislam ique, págs. 413-430), muestra que la presencia árabe al este del N ilo es un fenóm eno constante desde la An tigüedad.
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cripción de Egipto. Como en el capítulo anterior, el desconoci miento de Estrabón sobre esta zona y la falta de transmisión abundante de datos hace que su descripción se estructure no tan to por un orden geográfico como por un orden marcado por las fuentes en las que se basa: Eratóstenes y Artemidoro (que sigue a su vez a Agatárquides), fundamentalmente. Comenzando por Mecene (sin duda error por Mesene), tierra colindante con el golfo Pérsico recién descrito y extremo nororiental de Arabia, como si fuese a hacer una descripción exhaustiva a partir de ahí, Estrabón parece interrumpir este proyecto para transmitir la ex posición global que de Arabia hace Eratóstenes. La división bá sica en una parte nórdica desértica ocupada por pueblos árabes como los nabateos, cauloteos y agreos, y la parte sur llamada Arabia Eudaimon (Felix), a su vez dividida en una parte norte de agricultores, una intermedia de terrenos más árduos donde viven árabes escenitas y la parte sur, la más rica, con cuatro pueblos principales: los mineos, sabeos, catabaneos y catramotitas. Des pués de una exposición de las costumbres de los árabes «feli ces». pasa a hacer la descripción, siempre siguiendo a Eratóste nes, de las costas que bordean el golfo Arábigo por ambos lados. En el parágrafo 5 repite la descripción del golfo Arábigo, pero esta vez siguiendo a Artemidoro, de forma mucho más detallada y centrándose — como posiblemente hacía este— en la costa occidental. La descripción es prácticamente una enumeración de lugares desde Heroópolis en el norte hasta el promontorio de Deira, que cierra el golfo en el sur, con algunas divagaciones, por ejemplo; sobre las islas Ofiodes, famosas por sus serpientes y el topacio, sobre la superficie marina y su vegetación en la costa al sur del puerto de Soteira: sobre los pueblos que viven en tomo a Méroe y la confluencia de los ríos Astabora y Astapo, que se denominan según sus costumbres alimenticias, o sobre las costumbres cazadoras de los habitantes de Endera. Más atención anecdótica dedica a pueblos que viven en la zona del
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estrecho de Deira, de quienes comenta sus costumbres, como los ordeñadores de perros, los comedores de elefantes, los comedo res de pájaros, los comedores de langostas. La mención de estos pueblos le da pie para detenerse en las particulares costumbres de caza de estos animales o formas de prepararlos para su consu mo. Interés especial dedica a los ictiófagos y a los comedores de tortugas, justo al norte de Deire. A continuación describe la cos ta hasta el cabo del Cuerno del Sur, a partir del cual señala que ya no hay nada escrito y no se conoce nada. De esta costa, donde se encuentran, entre otras, las tierras productoras de incienso, destaca la producción de incienso, mirra y canela, y la abundan cia de localidades para la caza del elefante. A partir de aquí empieza una descripción de carácter diferente, que se semeja mucho, y sigue incluso el mismo orden, a la que hace Agatárquides y nos transmiten Focio y Diodoro Siculo111. Estrabón parece conocerla, sin embargo, a través de Artemidoro, como se deduce por alguna mención a este autor, lo que explicaría algu nas diferencias y algunas omisiones, como, por ejemplo, y es pecialmente, los comentarios estoicos sobre la naturaleza que sí encontramos en Agatárquides y que posiblemente Estrabón ha bría mantenido de haberlo usado directamente. Retomando de nuevo el tramo costero entre el estrecho de Deire y el cabo Cuer no del Sur, se centra en los animales propios de la zona y sus características, sobre todo de los rinocerontes, las jirafas y las serpientes. Un último parágrafo dedicado a los trogloditas y sus costumbres, basado en Artemidoro pero coincidente con Agatár quides, cierra la descripción de la costa occidental del golfo Ará bigo. Basado en la misma fuente comienza en el parágrafo 18 la descripción de la costa oriental, empezando por el norte, en Posidio, hasta los sabeos, mencionando especialmente a los naba111
C f. D. M a r c o t t k , «S tructure et caractère de l’oeuvre historique d’Aga-
tharchide», H isto ria 5 0 (2(H) I ), 385-435.
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teos, a los debas y a otro pueblo no identificado (seguramente los al ileos y gasandros de Plinio) ricos en oro. En el parágrafo 19 comienza la descripción de la Arabia Feliz con los sabeos, de quienes se destaca su producción de plantas aromáticas, sus cos tumbres en relación con estas y su actividad comercial. Después de un excursus (§ 20) sobre la etiología del nombre del mar Rojo con que se denomina también al golfo Arábigo, de nuevo basado en Artemidoro y en parte coincidente con Agatárquides, vuel ve al norte para hablar de Petra y los nabateos. A partir de aquí la descripción depende de fuentes más directas, especialmente de la información obtenida de Elio Galio (el prefecto enviado por Augusto a una expedición en Arabia Feliz), con quien rea lizó una travesía por el Nilo, y de su amigo A tenodoro de Tar so, fuente para su descripción de las costumbres de Petra. A pe sar de ello, la descripción comienza con la adjudicación errónea de los nabateos a la Arabia Feliz y la también errónea atribución a estos y a los sabeos de incursiones en Siria, explicable solo a partir de concepciones más antiguas sobre estos pueblos. Des pués de la descripción de Petra, capital de los nabateos, relata por extenso la expedición de su amigo Elio Galo (sin duda infor mado por este mismo) y la traición de Sileo, mano derecha del rey Obodas de los nabateos, que le había prometido su ayuda. El capítulo termina con un parágrafo dedicado de nuevo a Arabia Feliz, pero esta vez siguiendo otras fuentes, lo que explica su alusión a «otro tipo de división», centrada en las diferentes ocu paciones, y su hincapié en las costumbres; un parágrafo dedica do de nuevo a los nabateos, esta vez centrado en las costumbres; un último parágrafo a modo de excursus sobre cuestiones de etnonimia que cierra el capítulo entero de los árabes con una dis cusión sobre el término «erembos» de la Odisea IV 84 y su po sible relación con «árabes», y un comentario final sobre la intención de Alejandro Magno de establecer su sede real en Ara bia Feliz como prueba de la prosperidad de esta.
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Lo más característico de este capítulo es la descripción et nográfica, en parte de costumbres en el caso de los pueblos más conocidos (como los nabateos o la Arabia Feliz en general), pero, sobre todo de productos naturales, por los que Arabia era especialmente conocida en la Antigüedad. La imagen de una tierra de riqueza agrícola y especialmente de una tierra de fra gancias y aromas queda continuamente patente a lo largo de la descripción. Son continuas las descripciones de características atmosféricas y del terreno que explican tipos de producción o costumbres, y sobre todo la mención de animales y plantas exó ticas. Entre los datos costumbristas es muy destacable la canti dad de topónimos basados en la forma de alimentación de los respectivos pueblos (ictiófagos, etc.) en la costa occidental del golfo arábigo, topónimos posiblemente griegos que reflejan el escaso conocimiento directo que se tenía de estos pueblos y el tipo de vida tan extraño que tenían desde un punto de vista grie go y luego latino. El topónimo «país productor de la canela», al interior de la costa egipcia del golfo Arábigo, ya atestiguado en Heródoto, quizá se deba a la falsa localización por este en Egipto de tierras de la península Arábiga. Son numerosos los ejemplos de costum bres sin duda muy exóticas para los griegos, sobre todo las rela cionadas con la alimentación y las formas de subsistencia de los pueblos llamados «comedores de...». Algunas de las costum bres, sin dejar de ser extrañas a los griegos, eran más conocidas por practicarlas los judíos y los egipcios, como la mutilación sexual atribuida a los comedores de carne (§ 9). Como era de esperar, se dedica una atención especial al comercio en Arabia Feliz y entre los nabateos (18). Solo hay indicación de distan cias en determinados pasajes, siempre siguiendo a Eratóstenes, por ejemplo en las distancias generales del golfo Arábigo (§ 4). Entre los datos históricos, el más antiguo es la mención al faraón egipcio Sesostris (de una dinastía vigente entre el tercer
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y segundo milenios a. C.) a quien se atribuían las conquistas de Etiopía, Nubia y el país de los trogloditas, y una invasión a Arabia (§ 4). De la época de Psamético (siglo vu a. C.), a quien los griegos conocían bien por su expedición a Nubia, en la que participaron numerosos mercenarios griegos, menciona el asen tamiento en la comarca de Tenesis de los egipcios que deserta ron de sus filas por sentirse abandonados en un puesto fronteri zo de vigilancia (§ 8). La intención de Alejandro de invadir Arabia, ya expresada en el capítulo primero, reaparece aquí (§ 27), pero el resto de los datos relacionados con la historia hele nística tienen que ver con Ptolomeo II Filadelfo, el rey que im pulsó más expediciones por las costas del m ar Rojo, creando estaciones de caza del elefante y promoviendo el comercio con los árabes. Se menciona la expedición en el 250 a. C. contra los nabateos por su pillaje de los comerciantes que navegaban des de Egipto, y destacan en la costa occidental del golfo Arábigo los topónimos derivados de nombres de oficiales ptolomaicos (§ 10, 14, 15) o de reyes ptolomaicos o parientes (Arsínoe, Filotera, Berenice, Ptolemais), o topónimos alusivos a la caza del elefante (§ 4; cf. 14, etc.). El episodio histórico más largamente tratado en el libro entero es la expedición de Elio Galo, el pre fecto egipcio enviado por Augusto a la conquista de Arabia Fe liz en el 26 a. C., a quien Estrabón conocía personalmente y que fue fuente directa de su información. Uno de los elementos que relacionan Arabia con Siria es la presencia de árabes a lo largo de la historia en el territorio co rrespondiente a la Siria de la época de Estrabón. Estrabón menciona a árabes escenitas en Mesopotamia, donde ya Jenofonte había encontrado árabes en el 401 a. C.; Alejandro y Nearco los encuentran en la Mesene de Estrabón (4, 1), zona entonces considerada asiria112. Por diversas fuentes 112 Cf. M a c d o n a l d , pág. 248.
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se conoce la ocupación progresiva por los árabes de la Siria oriental113. Todo el interior de Siria, hasta ei Antitauro, está do minado por la penetración pacífica de árabes desde mediados del primer milenio que dan a la zona un carácter especial trente al resto de Siria y que explica su débil grado de helenización al comenzar la conquista romana y su marcada resistencia a las influencias mediterráneas114. La Siria central, al este de Apamea y hasta el Eufrates, estaba dominada por cabecillas árabes de la Parapotamia (2, 11 ), y la zona desde el sur de Apamea hasta los itureos (y árabes de las montañas junto al Antilibano) por escenitas similares a los nómadas de Mesopotamia (2, 11 ). Como forma de gobierno mejor organizada de árabes, según Estrabón, más civilizados cuanto más cerca estaban de Siria, cita a Aretusa (Emesa, actual Homs). La relación en la costa es igualmente estrecha, como puede verse en el caso de Gaza, puerto comercial sirio (cf. ya Heródoto, 111 5), pero sobre todo de los árabes. Heródoto dice, a la inversa, que la costa de Ara bia estaba habitada por sirios (II 12). Estrabón menciona la pre sencia de tiranos y bandidos árabes en la costa, en tomo al puer to de Yope. Muy significativa es la relación de los nabateos, uno de los principales pueblos árabes, con Siria, pues durante mucho tiempo tuvieron el monopolio del comercio de los pro ductos desde Arabia del sur hacia Petra, Gaza y Rinocolura. Este contacto era lo suficientemente intenso como para que es cribieran su lengua con un alfabeto derivado del arameo y no con escrituras sudarábigas. Los problemas políticos con reyes clientes, dinastas locales, mencionados frecuentemente por Estrabón, reflejan en parte esta mezcla de pueblos. Desde el principio la descripción de los árabes en los textos griegos se basa en estereotipos, lopoi y etimologías populares. 111 C f. S a r i k l , La Syrie..., págs. 52-58. 114 C f. S a r t r e , La Syrie..., págs. 52-53; S a r t r e , L'Orient, pág. 315.
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muchas de las cuales sobreviven hasta hoy. En primer lugar, des taca la imagen de una tierra lejana y exótica, relacionada con el incienso, la mirra y los artículos de lujo, donde la canela y la casia se utilizan como leña para hacer fuego. Además es un pue blo con extrañas costumbres sexuales (4, 25?). Su rey vive en un gran lujo. Hay innumerables animales y plantas exóticas. La lista de Heródoto (III 107-113) se reencuentra en Estrabón pero to mada de Agatárquides, quien dedica especial interés a animales híbridos como el estruzocamello o el cam ellopardo (avestruz y jirafa). Los griegos intentaban explicar estos prodigios con argu mentos como la inmensa fuerza solar de esa tierra, la mayor fuente de vida que engendra animales magníficos y de diferentes colores y todo tipo de piedras preciosas (Diodoro Siculo, I I 51, 2; 52, 1). Y además, los árabes eran para los griegos un ejemplo de pueblo independiente, amante de la libertad, de quienes los per sas prefirieron hacerse amigos antes que someterlos, y los únicos que se atrevieron a no enviar embajadas a Alejandro ( 1, 11). El libro XVI de Estrabón no es solo la descripción del terri torio de Asia que falta por tratar es la descripción de una encru cijada de culturas donde se une el mundo semítico con el in doeuropeo, el Mediterráneo con el Asia interior, y donde los productos exóticos y prohibitivos del Lejano Oriente y la Ara bia «Feliz» se hacían accesibles al Mediterráneo, y donde, ade más, se crea un enlace con Egipto, final de la aventura estraboniana. Quizá más que ningún otro libro, éste destaca por su mezcla de civilización y barbarie, de helenismo e indigenismo, de racionalidad y paradoxografía.
L ib ro
XVII
El libro XVII de la Geografía completa el recorrido por _ Africa, describiendo Egipto, Etiopía y Libia. Es una sobria des y
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cripción del terreno, el clima, las ciudades, los pueblos, los puertos, los acueductos, la campiña, la flora, la fauna, los mo numentos, los templos y cultos, con alguna digresión histórica, sin demasiados comentarios sobre las costumbres o el carácter egipcio, pues Estrabón no quería manifestar un juicio sobre las gentes egipcias, ni tampoco hacer demasiada referencia a la ac tualidad. Hace sin embargo referencia a antiguos reyes, que re sistieron la importación y despreciaron a los comerciantes, es pecialmente los griegos. En su evaluación de los egipcios, Estrabón es positivo115. Viven una vida civilizada y digna de elogio, trabajan una tierra fértil, su estructura política y social está inteligentemente organizada, sus sacerdotes son doctos en astronomía, filosofía y geometría: recalca que Platón y Eudoxo pasaron trece años en Egipto aprendiendo de los expertos. Hace especial énfasis en estas características positivas para rechazar los «delirios» de Heródoto y otros autores, a los que acusa de haber divulgado fábulas falsas y sin sentido. Como veremos más abajo, tampoco manifiesta juicios negativos con respecto a la religión egipcia y el culto animal, que tanta crítica despertó por otra parte en los extraños. La descripción de Egipto de Estrabón está marcada por tres características: la autopsia, el Nilo y los romanos. En primer lugar, la descripción está claramente influida por la visión per sonal alcanzada en el viaje en el que recorrió el país junto con el prefecto Elio Galo. Su presencia y la viveza de sus descrip ciones son mucho más claras que en cualquier otro libro de la Geografía. En su descripción geográfica, el Nilo y la inundación anual, que fascinaron a los geógrafos desde Herodoto, aparecen con especial relevancia, pues afectan a cada aspecto de la vida so
115 Vid. sobre esto E. S. Gkufn, Rethinking ton, 201 1, pág. 100.
the Other in Antiquity,
Prince
60
GEOGRAFÍA
cial y económ ica de los habitantes, co m o tam bién la naturaleza de plantas y animales (XVII 1, 3-4). For su amistad con G alo obtuvo inform ación privilegiada sobre el sistema adm inistrativo y m ilitar de E gipto (X VII I, 1213). La presencia romana se describe en los hechos de César, Antonio y Augusto (XVII 1, 10). Continúa en su descripción de Á frica con Etiopía, para des pués saltar al norte de África, o sea, Libia, don d e recorre de oeste a este, incluyendo M auritania (X VII 3, 2), C artago (XVII 3, 13) y Cirene (XVII 3, 21 ). Un factor dom in an te en la descrip ción de estas partes es ¡a conciencia de E strabón de estar descri biendo lugares en el extrem o, en los límites de la oikoum ene, y, por tanto, de estar aportand o a un c o n o c im ie n to d e estas re giones, que para sus co n tem p o rán eo s era lim itado. A bordare mos a continuación varios tem as de interés que se refieren al libro X VII en particular. La datación del libro puede delimitarse al año 20 a. C .116. Estrabón conoce el envío de embajadores etíopes a Augusto para tratar la paz, en Samos (XVII 1, 54), donde pasó el invierno del 21-20 a. C. Puesto que Estrabón no hace mención de la remisión del tributo impuesto a ios etíopes, se puede pensar que la redac ción al menos de un borrador del libro se hizo en el año 20. Luego pudo hacer una edición más o menos intensa del texto. La men ción de Arquelao como último soberano de Capadocia, si entende mos que ya estuviera muerto por tanto, nos pone en el año 17 d. C.
1.
E l viaje a E gipto de E strabón: la autopsia
El libro XVII de la G eografía cierra la obra de Estrabón con la descripción de Egipto, N ubia y Libia. E strabón visitó Egipto 1,6 Vid. B i f f i , L'A fric a , p á g . 6 5 .
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cuando rondaba la treintena. Era por entonces prefecto en la provincia Elio Galo (27-25 a. C.). Durante sus estancias en Roma, Estrabón había establecido contactos con personalida des romanas relevantes. La más importante fue precisamente con Elio Galo, al que llama «amigo y compañero», y explica que cuando era gobernador de Egipto le acompañó: «subimos con él en el Nilo hasta Siene y los límites de Etiopía» (II 5, 12). Efectivamente, Estrabón acompañó a Galo y su corte de ami gos y soldados en un viaje por Egipto que permitió al geógrafo visitar los lugares más afamados en persona, y describirlos a menudo en gran detalle, como vemos todo a io largo del li bro XVII. Esta asociación de un intelectual griego acompañan do a un general romano y luego registrando sus hazañas por escrito no es una excepción en el caso de Estrabón y Galo. Otro ejemplo famoso es el de Polibio y Escipión Emiliano. Hay más ejemplos en el siglo i a. C., como Teófanes de Mitilene y Pom peyo, o Teopompo de Cnido y Julio César. Los generales roma nos disfrutaban de compañía intelectual y los griegos obtenían favores, como la ciudadanía romana o beneficios para sus ciu dades de origen117. La estancia de Estrabón se prolongó después bajo la prefectu ra del sucesor de Galo, Petronio, que gobernó hasta el año 20 a. C. Durante este período, Estrabón remontó el río hasta los confi nes de la provincia, en compañía del prefecto, probablemente en el viaje inaugural de su cargo para la inspección de las tie-
117 D . D
ueck,
Strabo o f Amasia. A Greek Man o f Letters in Augustan
Londres, 2000, pág. 87. Ilx Para establecer la cronología de estos dos prefectos y, por lo tanto, el viaje de Estrabón, probablemente anterior a la desafortunada campaña de Elio Galo contra Arabia Felix, vid. S. J a m e s o n , «Chronology of the Campaigns of Aelius Gallus and C. Petronius», The Journal o f Roman Studies 58 (l%8), 71-84.
Rome,
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Durante su prolongada estancia en el país del Nilo, Estrabón tuvo su residencia probablemente en Alejandría, y visitó, por tanto, el museo y la biblioteca y mantuvo contacto con la erudi ción de la ciudad (II 3, 5). Escribió una obra historiográfica, antes de emprender su proyecto geográfico. Sus descripciones de la ciudad de Alejandría incluyen comentarios de tipo perso nal, testimonio de su propia experiencia. En este período vio la inundación de Pelusio (I 3, 17), el sistema de seguridad romano entrar en el puerto de Alejandría (II 3, 5), y se familiarizó con plantas y animales egipcios (aparte de la sección en el li bro XVII, véase también III 5, 10). Aprendió de los cristaleros y su producción local (XVI 2, 25). Es testigo de cómo, en el verano, la inundación del Nilo trae el agua del lago Mareotis a la ciudad, contrarrestando así los efectos contraproducentes del lago (V 1,7, XVII 1,4). Su viaje por Egipto se deduce del norte al sur, com o también se desarrolla la exposición en su descripción de Egipto. Tam bién es probable, puesto que las describe, que visitara todas las atracciones turísticas de la época119. Varias son las referencias en las que deja entender que sus descripciones son propias, no dependientes de noticias indirectas, y que visitó personalmente los monumentos de los que habla. De hecho, en su época era de postín el reclamar la experiencia autóptica, com o el mismo Estrabón recalca en varios lugares de su obra120. Hay varios pun tos en el libro XVII en que describe con viveza experiencias vividas personalmente y en las que claramente no depende de otras descripciones. Por ejemplo, en XVII 1 ,1 5 menciona los
«Travel narrows...», págs 161-184. 120 Cf. 1 1.2, VIII 3, 3; vid. M. P k e t z l f .k , «Greek intellectuals on the move: Travel and Paideia in the Roman Empire», en C. A d a m s , J. R o y (eds.), Travel, Geography and Culture in Ancient G reece, Egypt and the N ea r East, Oxford, 2007, págs. 123-138. ,IV A d a m s ,
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campos de cíamo, que «proporcionan una vista muy agrada ble», lo cual es una nota personal que podemos pensar añadiera nuestro autor. Igualmente se refiere, ya de manera más directa, a su presencia en los lugares de los que habla, como en XVII 1, 29, cuando dice: «Aquí nos mostraron sin embargo las residen cias de los sacerdotes y las escuelas de Platón y Eudoxo», o en XVII 1, 34: «Una de las cosas asombrosas que vi en las pi rámides no merece ser omitida». Más directamente dice en XVII 1, 46: «Y yo, cuando estuve allí presente en compañía de Elio Galo y su séquito de acompañantes», refiriéndose a la visi ta a los colosos de Memnón. O su viaje mencionado en XVII 1, 50, en que aclara incluso el medio de transporte: «Nos dirigi mos a File desde Siene en carro por una llanura muy plana por una distancia de unos cien estadios». Las referencias que hace a ciertos aspectos prácticos de su viaje, como a los hitos en las carreteras (XVII 1, 13), el sumi nistro de agua (XVII 1, 45), los «hostales» en los que pudo pa sar la noche (XVII 1, 16), medio de transporte (X V II1,50), etc., son además testimonio, comparable a la información obtenida en las fuentes documentales, papiros e inscripciones, de este aspecto de la vida cotidiana en Egipto. Otras cuestiones prácti cas de los viajes, como permisos y salvoconductos, guardas y escoltas, no aparecen mencionados por ser quizá detalles dema siado específicos121.
121 Sobre los aspectos prácticos de los viajes en Egipto, A d a m s, «“There and back again”...», págs. 138-166. El papiro P.Oxy. XL11 3052 (s. i d. C.) es un itinerario, como también P.Ryl. VI 627-628, del siglo iv, el conocido itine rario de Teófanes desde Hermúpolis hasta Antioquía en Siria, pasando por Ale jandría, donde se lleva un recuento detallado de los gastos, las paradas, el tipo de transporte, etc. Este quizá sería un paralelo del viaje oficial del prefecto, en el que también se llevaría una contabilidad del mismo. Vid. J. M a t t h e w s , The Journey o f T h eo p h a n es: T ravel, Business, and D aily Life in the Homan East,
New Haven, Yale University Press, 2006.
64
GEOGRAFÍA
2.
Las fuentes de Estrabón y otros autores sobre Egipto
No mencionaremos aquí, por no ser el lugar adecuado, las fuentes de Estrabón en general, sino las fuentes con las que contó para su descripción de Egipto, además de recordar otros autores que trataron el país del Nilo. En cuanto a la literatura clásica sobre Egipto, se puede decir sin dudarlo que práctica mente todos los autores clásicos desde Homero han menciona do de una u otra manera Egipto y su fascinación por este país es indiscutible, aunque también es variable122. Especialmente des pués de ¡a conquista de Alejandro se produjo una explosión egiptológica, aunque la mayor parte de esta producción literaria no ha sobrevivido para que podamos leerla. Ciertamente, su viaje al país del Nilo, constatado como ya se ha mencionado más arriba en sus referencias a experiencias personales, se completó con lecturas de autores diversos y fuen tes a las que tuvo acceso en la Biblioteca de Alejandría durante su estancia en la ciudad. Después de los conflictos de la época Ptoíemaica, la intervención de César y Antonio y la anexión de Egipto al Imperio romano, hubo un período de paz y estabilidad que permitió que los estudiosos, nativos o venidos de otras par tes se asentaran en Alejandría a trabajar en la famosa biblioteca. Hemos discutido en notas a la traducción las fuentes concretas de cada pasaje, de las que hacemos elenco a continuación por los autores que cita: de Aristóbulo toma los nombres de los pe ces (2,5); de Artemidoro, la correlación entre el nomo Menelaí-
122 El estudio más ampliossobre la literatura griega sobre Egipto es el de C. F r o i d e f o n d , Le M irage Egyptien... Vid. también B u r s t e i n , «Images of Egypt...», págs. 591-604. V a s u n i a , The G ift o f the N ile... (2001 ). S t e p h e n s , Seeing D ouble... (2003), más recientemente, vid. también I. M o y e r , E g ypt and the Limits o f H ellenism , Cambridge, 201 I.
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ta y el héroe homérico (1, 18), la correspondencia entre la me dida de longitud schoenus y el estadio (I, 24), el nombre de la ciudad Lynx en Maurusia (3,2) y los ríos de la costa líbica (3,10); de Calimaco toma la explicación de la posición del dromos en el templo egipcio (1, 28) y el nombre antiguo Caliste de la isla de Tera (3, 21 ); de Calíslenes toma la visita de Alejandro Mag no al oráculo de Amón ( 1,43); de Cicerón, los tributos pagados a Auletes (1, 13); de Eratóstenes, la descripción del Nilo y sus alluentes (1, 2), la explicación del mito de Busiris (1, 19), el nombre Lixos para la ciudad que Artemidoro llamó Lynx y el testimonio de las poblaciones fenicias en la costa de Mauru sia (3, 2 y 8); de Heródoto menciona las patrañas sobre las fuen tes del Nilo (1, 52), pero le da crédito en su narración de la costumbre egipcia de moldear el barro con las manos pero de amasar la masa para el pan con los pies (2, 5); de lfícrates (o Hipsícrates) toma la fauna de Etiopía (3, 5); de Nicandro cita los tipos de áspid (2, 4); de Ofelas cita el periplo de la Libia atlántica (3, 3); de Píndaro, el ritual de apareamiento de las mu jeres con el macho cabrío de Mendes ( 1,19); de Polibio toma la descripción de las clases sociales de Alejandría en tiempos de Fiscón ( 1, 12); de Posidonio, la lista de los autores sobre el Nilo (1, 5), la distancia del istmo de Pelusio a Heroón (1, 21), la presencia de monos en la costa mediterránea de Libia (3, 4) y los ríos de la costa líbica (3, 10); de Tanusio (o Gabirio) cita la referencia a la tumba del gigante Anteo (3, 8); y finalmente, de Timóstenes, la ubicación — si bien equivocada— del promon torio Metagonio ante Massilia. De estos autores destacan Eratóstenes, Artemidoro y Posi donio como fuentes principales. Estrabón mismo da cuenta en el propio libro XVII de su método de trabajo. Como hemos visto, a menudo desvela el origen de sus informaciones. Cita a sus fuentes y las compara, como en su discusión sobre la creci da, XVII 1, 5, en que aparecen Posidonio, Calístenes, que bebe
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G FO G R AÏIA
de Aristóteles, y este, de Trasialco. Y dice: «Pues salvo en el orden de las materias, los textos son los mismos en ambos auto res, tanto en la expresión como en el contenido. Yo, al menos, no disponiendo de copias paralelas para su com paración123, me remito de uno a otro». Da muestra de su carácter crítico al ex cluir a Heródoto de las fuentes principales.
3.
Admiración y rechazo: el impacto de Egipto en la Anti güedad
Efectivamente, la producción literaria también iba acompa ñada de un crecimiento de los viajes a Egipto, incluso antes de la conquista de Alejandro. Estos «turistas» dejaron innumera bles grafitos como testimonio de sus visitas. Egipto ejerció una gran atracción, revelada en los escritos de griegos y romanos, por su gran antigüedad y sus monumentos impresionantes, por la diferencia tangible con respecto a las otras provincias del imperio, y no solo por su cultura material, sino también por su extravagante naturaleza, como el río Nilo, mil veces nombrado, alabado y representado (vid., por ejemplo, el mosaico de Palestrina124, u otros mosaicos nilóticos en Pompeya). La arquitectu ra egipcia se imitaba también, como vemos, por ejemplo, en el caso de Severo, de quien se decía que tenía en su villa un labe rinto y una zona llamada M enfis125.
123 Probablemente Estrabón se refiere a que intentó acceder a los textos originales para esclarecer la cuestión del plagio. Esta referencia también nos permite comprobar que Estrabón escribe con conocimiento de causa y no se fía únicamente de rumores, sino que comprueba sus fuentes y hace un trabajo crítico basado en ellas. 124 P. G. P. M e y b o o m , The N ile M o sa ic o f P a lestrin a : E a rly E vid en ce o f Egyptian Religion in Italy , Leiden, 1995. 125 Historia A ugusta, S e v eru s , 17, 4: lu cu n da m s ib i p e re g r in a tio n e m hanc
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Pero junto a la fascinación también va de la mano el recha zo. De que el pueblo egipcio era volátil y levantisco es prueba la política que desde Augusto se aplicó estrictamente y que con sistió en un control jerárquico de una población que había esta do durante siglos subyugada a otros pueblos, persas y macedonios, y de cuya permanente rebeldía se nos ha conservado el testimonio a menudo en los textos históricos: Polibio (VII 2) describe la barbarie de las revueltas populares, en las que inclu so participaban los niños. Cicerón (Pro Rab. Post., 34-35) y el autor del Bellum Alexandrinum (I 83, 6-9) recalcan la gran irresponsabilidad y tendencia a la traición de los egipcios. Táci to también los describe como rebeldes y ariscos (Hist., 111). Filón, casi contemporáneo a Estrabón y habitante de Alejan dría, en su tratado Contra Flaccum arremete contra los egipcios criticando los mismos aspectos mencionados anteriormente126. Como ya hemos dicho, sin embargo, Estrabón se reserva su opi nión al respecto y no critica el carácter del pueblo egipcio. A esto se suma el rechazo a uno de los aspectos más llama tivos para los foráneos de la cultura egipcia: el culto animal, que parece claramente reflejado en Juvenal (Sat. 15): «Quis nescit, Volusi B ithynice, qualia demens Aegyptos portenta co lat?» («¿Quién desconoce a qué monstruos rinde culto el de
p ro p tcr religion em ciei S era p id is et p r o p te r rerum antiquarum cognitionem et p ro p ter n o vitatem anim alium vel locorum fu isse Severus ipse postea semper ostendit, nam et M em ph im et M emnonen et pyram ides et labyrinthum diligen
(«Posteriormente, el propio Severo manifestó siempre cuán agra dable le había resultado este viaje, debido a su devoción al dios Serapis, al conocimiento de las antigüedades y la novedad de animales y lugares. Pues efectivamente visitó detenidamente Menfis, Memnón, las pirámides y el labe rinto.») I2ft Vid. también F i l ó n , C o n tra F laco 17, y F l a v i o J o s e f o , Contra Apión, II 69, para descripciones despectivas de los egipcios. Sobre este tema, la exce lente monografía de P e a r c e , The L an d o f the Body. ter inspexit.
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mente Egipto?».) El culto a toda suerte de animales, con una amplia jerarquía y redes de templos, con rituales de adoración y ritos funerarios, se extendía por todo Egipto y era visible y evi dente para los visitantes. Desde Heródoto, los autores grecorro manos trataron de explicar esta veneración egipcia a los anima les, o bien decantándose por una búsqueda de la explicación y el origen de dicho culto, o bien por un desprecio absoluto hacia una práctica considerada abom inable127. Es cierto que en el mundo griego ciertos animales eran venerados, com o la lechu za de Atenea, pero no de la misma manera. A pesar de esta crítica, esta práctica peculiar no tardó en recibir en su seno a los inmigrantes griegos y romanos128, que con igual fervor que los egipcios rindieron culto a toda especie animal. Cada región tenía su propio culto: Sujo, el cocodrilo, en el nomo Arsinoita; el «pez de nariz afilada» en el nomo Oxirrinquita, al que de hecho dio nombre; el buey Apis en Menfis; Mnevis en Heliópolis, y Bujis en Ermontis. Com o igualmente destaca Estrabón, las diferencias regionales también llevaban a conflicto. Un animal venerado en un lugar podía ser perseguido en otro'29. Los animales vivos recibían durante toda su existen cia veneración como dioses, y a su muerte recibían exequias públicas y ceremonias fúnebres de gran sofisticación, e incluso embalsamados y momificados, e identificados por tanto con Osiris, seguían recibiendo culto.
127 Sobre esto vid. K. A . D. S m e l i k y E. A. H e m e l r i j k , «Who knows not what Monsters Demented Egypt Worships? Opinions on Egyptian Animal worship in Antiquity as part of the Ancient Conception of Egypt», A N R W 1117, 4 ( 1984), 1852-2000. P e a r c e , The L an d o f the B o d y. págs. 241-264. 128 D. J. T h o m p s o n , M em phis under the P to le m ie s , Princeton NJ. 1989, pág. 190. i2y Además del ejemplo que tenemos en nuestro autor, vid. H e r ó d o t o , II 69, sobre el cocodrilo; JuvtNAL, Sat. XV 33-88, y P l u t a r c o , Jsis y Osiris, 380 a-c.
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Como se ha dicho, se buscó una explicación a esta venera ción egipcia por los animales. Pese a ser sus puntos de vista los de un foráneo, los autores pretenden haber aprendido sus expli caciones de fuentes egipcias. Había probablemente diferentes tradiciones en estas explicaciones del fenómeno: desde la aso ciación con el culto de Isis y Osiris en Manetón130 (quien en sí representa la «visión interior»), pasando por la relación con el origen de los faraones y la capacidad protectora de ciertos ani males, hasta el significado metafórico o poder simbólico de ciertos animales sagrados. Heródoto (U 35-4; 65-76) es nuestra descripción más anti gua del culto egipcio a los animales, y también la más detalla da131. Está basada en su propia experiencia y en su uso de las fuentes, tanto escritas como orales, de las que dispuso allí. Des taca este autor la piedad de los egipcios, que le causó gran admiración. También aporta varios ejemplos de paradoxa o fenómenos considerados extraños, como el culto animal, la cir cuncisión, la momificación, la construcción de barcos y la gran antigüedad del país (II 145-146). Destaca que lo que es un dios para los egipcios es comida para los griegos. Hace una revisión de los cultos a diferentes animales (II 38, buey; 41, vaca; 42, camero; 75, ibis; 65-76, otros animales). Diodoro de Sicilia también tiene experiencia de primera mano de sus informantes nativos. Mientras que parte de su in formación viene de Heródoto o de Hecateo de Abdera, también recabó datos en su viaje del año 59 a. C. Mientras que se puede ver que Diodoro sigue la interpretatio graeca para los dioses, no encuentra paralelo griego al culto animal, y lo considera un aspecto incomprensible de las costumbres egipcias (I 83, 1; 86,
1<0 La mejor interpretación de Manetón, para mi gusto, en 1. S. Egypt and the Limits o f Hellenism, págs. 84-141. 131 P e a r c e , The Land o f the B ody , págs. 249-250.
Moyek.
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1 ), que por otra parte permanece inaccesible al foráneo por ser conocimiento vedado (aporréton). Recalca la piedad con la que los egipcios protegen a los animales y la dureza con la que cas tigan a quien voluntaria o involuntariamente daña a uno de es tos animales sagrados. Plutarco, por su parte, insiste en que nada es irracional o fabuloso o carne de superstición o deisidaimonias (Isis y Osiris 353 e-f)132. Estrabón nos ofrece una revisión detallada de las variacio nes locales del culto animal. Visitó lugares religiosos y su Geo grafía sigue el patrón regular de la etnografía griega identifi cando las ciudades egipcias a través de sus tradiciones religiosas. No parece tener una visión crítica, sino más bien explicativa. Mientras que algunos animales son considerados dioses, otros son sin embargo simplemente sagrados. Su visión tiene toques de ironía, como, por ejemplo, la descripción del espectáculo con los cocodrilos en El Fayum (XVII 1, 38) o la descripción del halcón medio muerto de File (XVII 1, 49). La única crítica que se parece percibir es en la descripción de los templos egip cios, cuando explica que no contienen estatuas o imágenes de forma humana, sino solo de animales «irracionales» (XVII 1, 28), como una característica de los estoicos133. Pero en general su aproximación al culto animal es descriptiva y no entra en las polémicas en las que otros autores podían entrar. Tam bién con viene destacar que, siguiendo una costumbre general, Estrabón identifica los dioses egipcios con los griegos: como, por ejem plo, en XVII 1.19 Ouadjet con Leto; Neith con Atenea.
1X2 P e a r c e , The Land o f the Body, págs. 2 5 0 -2 5 3 .
1,1 Para Filón de Alejandría, contemporáneo de Estrabón, la irracionalidad de los animales será un punto clave en la crítica de la religión egipcia y el cul to animal. Vid. P e a r c e , The Land o f the B o d y , págs. 2 4 1-3 0 8 .
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4.
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Egipto como destino turístico o de peregrinación: viajes por Egipto en el siglo /
Cuando Egipto se convirtió en parte del Imperio romano, los turistas y viajeros comenzaron a moverse por allí y visitar los lugares que habían adquirido merecida fama a lo largo de la historia. Estos viajeros llegaban por Alejandría y cruzaban por tierra hasta Giza, lugar de las famosas pirámides, y Menfis, la anterior capital de Egipto. Algunos seguían hasta Tebas y el valle de los reyes, para seguir luego a File y sus famosos tem plos en la primera catarata. Parece quizá la reproducción de un viaje a Egipto en nuestros días. Estrabón no es, por tanto, el único «turista» que empren dió un viaje de ese talante, que incluía visitas a templos, maravillas naturales, peregrinación. Tenemos constancia de las visitas de turistas y peregrinos en la documentación papirológica, por ejemplo, P. Lond., VII 1973, del archivo de Zenón (siglo m a. C.), en que se menciona a griegos de Ar gos llegados a Egipto para visitar las curiosidades de Arsí noe. Producto de sus notas durante este viaje, Estrabón nos pro porciona en su texto una gran cantidad de anécdotas vividas personalmente, que dan gran frescura al relato. Será el primer escritor en notar el silbido o chasquido de las estatuas de los colosos de M emnón al amanecer (XVII 1, 46), un fenómeno que se convirtió en atracción turística. Puesto que no aparece en ninguna fuente anterior, se piensa que probablemente se de bió a un desajuste en la estatua producido en el terremoto del año 26 a. C. Erróneamente, Pausanias (I 42, 3) lo atribuye a la furia van dálica de Cambises. Se daban explicaciones de todo tipo a ese silbido o chasquido, como que eran voces humanas o cuerdas musicales. Estrabón parece atribuirles a los sacerdotes un truco
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para producir ese sonido134. Fuera lo que fuera el origen de ese fenómeno, se arregló en el 199 d. C. y la estatua dejo de vibraro sonar. Estrabón da también una de las primeras descripciones del valle de los Reyes ( 1,46). Dice que había cuarenta tumbas, fina mente construidas y que, sin duda, merecían una visita. El testi monio que nos ofrece Estrabón del espectáculo de los cocodrilos (1, 38 y 1,44) como una de las atracciones sorprendentes que se pueden ver en Egipto, y de su traslado a Rom a (atestiguado en Plinio, VIII 96), la encontramos también en Filón de Alejandría, Prow 2, 65, que se refiere a su crianza133. Aunque también dio descripciones de Tebas y el Nilómetro de Elefantina, su descrip ción más extensa es la de Alejandría y el Delta.
5.
Alejandría
Alejandría, la célebre y más importante ciudad del Medite rráneo desde el siglo m a. C. hasta la Antigüedad tardía, fue fundada por Alejandro en abril del 331 a. C., sobre la preexis tente población egipcia de Racotis (r ‘-qdw , «en construcción»). Este nombre se mantuvo para denominar al barrio sur, funda mentalmente habitado por nativos egipcios. La ciudad se con virtió en la capital del reino ptolemaico, con una población pri vilegiada de origen griego y una administración diseñada sobre el modelo de las poleis griegas. lM Vid. A dam s, «Travel narrow s...», págs. 172-176.
LVi En una carta en papiro, P. Tebt. 133 (s. π a. C .), se menciona la visita de un personaje importante y se programan sus visitas turísticas, entre las que se cuentan la visita al laberinto y el espectáculo de los cocodrilos. Vid. A d a m s , «Travel narrows...»; A d a m s , R o y (eds.). T ravel, G e o g r a p h y ..., 2 0 0 7 , págs. 161-184; esp. 166; y A . V e k h o o g t , M enches, K o m o g ra n u n a teu s o f Kerkeosiris: The D o in g s a n d D ealings o f a Village S c rib e in the L a te P to le m a ic Period (1 2 0 - H O B .C .).
Leiden,
1998,
págs. 9 - 10.
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La ciudad fue diseñada por el arquitecto Deinócrates de Ro das. En su mom ento cumbre, la población de Alejandría llegó a tener medio millón de habitantes, en parte descendientes de los colonos de origen griego. Según Filón de Alejandría (Flac., 55) la ciudad estaba dividida en cinco barrios, denominados con las cinco primeras letras del alfabeto griego, de las cuales dos esta ban fundamentalm ente habitadas por la comunidad judía, de la que Estrabón apenas hace m ención136. Los barrios estaban cui dadosamente trazados: Racotis, el barrio egipcio; Neápolis, el griego; Brucheion, los palacios reales con el museo y la biblio teca. Al este quedaban los suburbios de Eleusis y Nicópolis, y al oeste, las necrópolis. Como sede real, en época ptolemaica, entró en competencia con la ciudad de M enfis, tradicional cuna de reyes. Algunos monarcas fueron coronados en Menfis, como Ptolomeo XII Neos D ionysos, de m anos del Gran Sacerdote. Sobre Menfis, sin embargo, Estrabón apenas nos da datos: solo indica que es grande y populosa, la segunda después de Alejandría, y su po blación presenta una mezcla de razas (XVII 1, 32). El elem ento egipcio está presente, pese a ser una ciudad pu ramente helenística. La mezcla y el contacto cultural se dejan ver en multitud de aspectos en la cultura material rescatada de sus restos. La descripción de Alejandría de Estrabón es de las más de talladas que nos ha transm itido la literatura clásica. También
1,6 En una cita indirecta: por F l a v i o J o s e f o (Ant. XIV 117), Estrabón dice que los judíos en Egipto habitaban zonas aparte y que una gran parte de Ale jandría estaba habitada por ellos. En Contra Apiún (II 34-35), F l a v i o J o s e f o dice que fue el mismo Alejandro quien les concedió esa zona. El barrio judío más importante era la zona delta, al noreste de la ciudad. No hay que entender estas zonas como guetos, sino como barrios étnicos, lo cual se explica por la tendencia de las minorías o los grupos étnicos a agruparse en torno a edificios de culto o a mercados adecuados a sus costumbres.
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GEOGRAFÍA
tenemos la de pseudo Calístenes (Alex. I, 4) y la de Filón de Alejandría, mencionado más arriba. Aunque su experiencia personal añade valor a su exposición sobre Egipto, la descrip ción de Estrabón de la sociedad de Alejandría, sin embargo, depende en gran manera de Polibio (34, 14), que había visitado la ciudad tripartita y manifestó su disgusto. Esta división de la polis en tres clases: agricultores, artesanos y guerreros, y la cla se alta educada, es la normal desde Platón. Bajo los últimos ptolomeos, la ciudad había caído a su punto más bajo. Estrabón insiste en la idea de que la toma de poder por Augusto fue la causa de un cambio radical a mejor en la ciudad, y una reorga nización de la ciudad y de la administración general de todo el país. Se sustituyó a los oficiales inútiles. La representación ne gativa del período previo servía para enm arcar las hazañas de los gobernadores del nuevo orden romano. Aunque vivió la situación política y social precaria de Ale jandría, Estrabón, sin embargo, no entra dem asiado en detalle. Prefiere dar una lista superficial de funcionarios (XVII 1, 12): el exegetes, que viste púrpura y recibe honores y vigila la eco nomía de la ciudad; el hypom nem atographos, el registrador; el archidikastes, juez máximo, y el nyktostrategos, responsable de la seguridad ciudadana. Parece lógico que todos estuvieran bajo las órdenes del prefecto. Es curioso que Estrabón no mencione a los oficiales gimnasiales, el gym nasiarchos y el kosmetes, y tampoco el agoranomos, aunque sabemos que efectivamente operaban en Alejandría en el período augústeo137. Su descripción de la ciudad tiene también ciertas peculiari dades138: la lectura de Alejandría de Estrabón es una interpreta ción histórica que busca retratar la Alejandría de Alejandro Magno y los ptolomeos. Los monumentos de los ptolomeos
pág. 188. A l s t o n . The City, págs. 219-220.
ir7 A l s t o n , The City, n*
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estaban por toda la ciudad: el Faro, el Timoneion, construido por Antonio como retiro tras la batalla de Accio y el Cesareum, comenzado a construir por Cleopatra en honor a Julio César y finalizado por Augusto. Estrabón menciona solo de pasada el Serapeo, descrito detalladamente por otros autores, como Amiano Marcelino (XXII 16, 12), Aquiles Tacio (V 2), Aftonio y el autor de la Expositio Totius Mundi et Gentium. Estrabón no es el único en seleccionar el gimnasio como edificio principal. Plutarco (A nt. 54-55) también sitúa las dona ciones de Alejandría en el gimnasio (donaciones de tierras entre los hijos de Cleopatra y ruptura oficial de su matrimonio con Octavia). Estrabón destaca el tamaño del gimnasio, pero el lu gar más natural para una asamblea del pueblo era el teatro. Su preferencia por el gimnasio se puede deber a que su construc ción no estaba asociada a ningún hecho histórico, aunque, evi dentemente, el gimnasio no era un terreno neutral, puesto que claramente lo que marcaba una de las diferenciaciones sociales de clase era tener una educación en el gimnasio, que daba en tonces acceso a la ciudadanía alejandrina En su descripción no incluye la biblioteca, lo cual se usa para decir que César ya la había destruido. Pero, sin embargo, sí que menciona los tratados históricos que leyó Eratóstenes, su tercer director, en una biblioteca tan grande como Hiparco la describe (II 1, 5), implicando que desde entonces la biblioteca habría disminuido en calidad y amplitud. También menciona su fundación, y la intervención de Aristóteles para ayudar a los ptolomeos en su fundación (XIII 1, 54). Lo que sí parece claro es que tuvo acceso a muchos libros, necesarios para su estudio, y que comparó autores (XVII 1, 5), lo que sugiere que, o bien tuvo acceso a las colecciones de la Biblioteca de Alejandría, quizá venida a menos, o al Serapeo. Más de veinte años después de su destrucción, durante la visita de Estrabón, los edificios destruidos en la isla de Faro no habían sido reparados (XVII 1,6).
G EO G R AFÍA
76
No queda claro si el distrito real en la orilla opuesta, donde tam bién estaba el m useo, tam bién q u ed ó destruido. César se resguardó en el palacio (Bell. Civ. Ill 112), por lo que parece que esa parte de la ciudad se libró del fuego. Al m enos Estrabón no lo m enciona.
6.
Á frica Después de la descripción de Egipto, E strabón procede a ✓
com pletar su estudio geográfico con la descrip ció n de Africa, co m enzando por Etiopía y pasando desp u és al norte de Africa, es decir, a Libia, y avanzando hacia el este, a M auritania (XVII 3, 2), C artago (X V II 3, 13) y C irene (X V II 3, 21). Com o ya hem os dicho, destaca en esta sección que E strabón nos está in form ando sobre los territorios extrem os, y recalca la limitación de nuestra inform ación sobre estas zonas (X V II 3, 23) y el he cho de que gran parte de lo que sabem o s está basado en la con jetu ra, pues es im posible llegar a estos lugares. Esto explica o ju stifica el hecho de que esta parte es m u ch o m ás esquemática que la anterior. R ecuerda por el tipo de in form ación que pro porciona a textos del tipo del Periplo del m a r R o jo lj9, en que se enlazan inform aciones, todas de tipo práctico, sobre la geogra fía local, detalles m arineros, población, tipo de m ercancías que se pueden intercam biar. E strabón nos prop orcio n a una justifi cación a la división en provincias de acu erdo con la organiza ción territorial y adm inistrativa de A u gusto (3, 24).
C
asson
,
The P erip lu s...
( 1989).
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Cuadro cronológico 331 323
Llegada a Egipio de Alejandro Magno Muerte de Alejandro
305-283 285-246
Ptolomeo I Soter Ptolomeo II Filadelfo En Etiopía Arkamani / Ergámenes Ptolomeo III Evergetes Ptolomeo IV Filopator Ptolomeo V Epífanes En Etiopía Adilakhamani Ptolomeo VI Filometor Ptolomeo VIII Evergetes II Fiscón Ptolomeo IX Soter II Látiro Ptolomeo X Alejandro II Coques Ptolomeo XI Alejandro II Ptolomeo XII Filopator Auletes Ptolomeo XII en Roma Berenice IV Ptolomeo XII restaurado por Gabinio Cleopatra VII Filopator y Ptolomeo XIII y Ptolomeo XIV Filopator Julio César en Egipto Cleopatra en Roma Marco Antonio en Egipto Cleopatra VII y Ptolomeo XV Cesarión Octavio César en Alejandría
246-221 221 -205/204 204-180 180-145 145-116 116-80 107-105 80 80-51 58 55 51-47 47-44 48-46 46-44 41 43-30
N
u e st r a t r a d u c c ió n
Nuestra traducción es la prim era al español de los libros XV, XVI y X VII de la G eografía de Estrabón. Hay traduccio-
GEOGRAFÍA
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nes en otras lenguas, sin embargo, como la de H. L. Jones140 (Loeb) al inglés, o las más recientes de N. Biffi al italiano141, o la de S. Radt142 al alemán. La traducción de los libros XV y XVI, de Juan Luis García Alonso, se realizó siguiendo principalmente el texto y traduc ción de N. Biffi, basado en la edición de M ein ek e143, pero con algunas variantes textuales que hemos adoptado como nues tras144. No obstante, cada pasaje se ha cotejado también con el texto y traducción de H. L. Jones, de un estilo muy diferente al de Biffi, siendo el nuestro, en principio, más próxim o al de este último. La publicación de la edición y traducción alemana de Radt fue posterior a la realización de nuestra traducción. Eso sí, como es obvio, esta nueva edición supuso una revisión pausada de nuestro propio texto, lo que inspiró correcciones menores a lo largo de los dos libros145. El libro XVII, traducido y com entado por Sofía Torallas Tovar, se basó en un principio en el texto de Jones, pero la pu blicación del texto de Radt y los comentarios críticos de Biffi
L. J o n e s , The G e o g ra p h y o f S trab o, Vil. B o o k s X V -X V / (LCL 241), Cambridge Mass., Londres, 1930 (= 1983 ); y The G e o g r a p h y o f S tra b o , VIII. Book XVII (LCL 267), Cambridge, Mass., Londres, 1932 (= 1982). 141 B i f f i , L'A frica d i Strabone ( 1999), II M e d io O rie n te d i S tr a b o n e (2002) y L'Estremo O riente d i S trabone (2005). 142 S. R adt (éd.), Strabons G e o g ra p h ik a , B a n d 4, B uch X IV-XVH : Text und Übersetzung, Gotinga, Vandenhoeck and Ruprecht, 2009. Sustituye a la vieja traducción de A. F o r b i g e r . S tra b o s E rd b e s c h re ib u n g iibersetzt und durch Anmerkungen erlautert, S ieben tes B àndchen, B uch 16 u n d 17, Berlin, 1908\ 143 A. M e i n e k e , Strabonis G e o g ra p h ic a , vol. Ill, Leipzig, 1853. 144 Para el libro X V , vid. B i f f i , L ’E strem o O rien te, pág. 35. Para el libro XVI, vid. B i f f i , II M ed io O riente, págs. 31-32. 145 Cuando la solución textual que adoptamos requiere una explicación o comentario específico lo señalamos en las notas al pie. 140 H.
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ayudaron a ajustar el texto y a tomar ciertas decisiones que influ yeron en la traducción adoptada, y se han anotado en cada caso. Nuestra traducción sigue el objetivo de alcanzar ese difícil equilibrio entre la fidelidad al original griego y la fluidez y co rrección del uso de la lengua castellana. También se ha intenta do reflejar el estilo del autor, con su estilo anacolútico en oca siones, coloquial o descuidado, para acercar un poco al lector español a las características más particulares del geógrafo de Amasia. Cuando la fidelidad al original griego o al estilo del autor lo aconsejaban por amenazar la comprensión cabal de la idea, o bien nos alejábamos un poco del original o bien añadía mos notas aclaratorias al pie. En cuanto a la cantidad, extensión y contenido de las notas, pensamos que estas aparecen en una medida tal que suponen una gran ayuda para la comprensión del texto, sin hacer pesada la lectura. Uno de los elementos recurrentes siempre en estas notas es la identificación de los lugares mencionados en el texto (o una presentación de las propuestas más relevantes cuando no existe seguridad, o una confesión de nuestro desconocimiento cuando es el caso), para lo que nuestras fuentes están indicadas en las notas y en la bibliografía específica, siendo la más rele vante, sin duda, los propios libros de Biffi, así como el Barring ton Atlas o f the Greek and Roman World, Princeton-Oxford, 2000, editado por R. J. A. Talbert. No aparecen en las notas las correspondencias en kilóme tros de los estadios. Estrabón usa un estadio que equivale a '/«de la milla romana (= 1.500 m), es decir, a 187,5 m. Como Eratós tenes es una de las fuentes principales, la principal para las me didas de las grandes distancias, muy a menudo Estrabón utiliza el estadio eratosténico, que equivale a 157,5 m l4ft. A veces es
146
Para el estadio de Estratón cf. F. H u l t s c h , Griechische und romische Métrologie , Graz, 1971 (= 1882). págs. 59 s., 65. Las conversiones de Lasserre
GEOGRAFIA
80
difícil saber qué tipo de estadio está utilizando el autor. A con tinuación ofrecemos una lista de correspondencias: estadios 1
km (Erat.) 0,16
(Estr.)
3
0.47
0,56
4
0,63
0,75
5
0,79
0,94
6
0,94
1,12
7
M
1,31
8
1,26
1,5
12
1,89
2,25
15
2,36
2,81
16
2,51
3
18
2,82
3.37
20
3,14
3,75
28
4,40
5,25
30
4,72
5,62
35
5,50
6,56
40
6,29
7,5
50
7,86
9,37
60
9,43
11,25
70
11,0
13,12
80
12,57
15
88
13,83
16,5
90
14,14
16,87
0,18
en sus notas a los libros XI y XII responden a una equivalencia de este estadio con 185 m . Sobre el estadio eratosténico vid. H u l t s c h , Griechische un rümische, págs. 60-64: Aujac, Sirabon..., págs. 176-179.
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estadios 100 120 130 140
___ _
km (Erat.) 15,72 18,86 20,43
81
(Estr.) 18,75 22,5 24,37 26,25 28,12 30
! 50
22,00 23,58
160
25,15
170
26,72
180
28,30
190
29,87
200
31,44
210
33,01
35,62 37,5 39,37
250
39,3
46,87
300
47,16
56,25
320
50,30
60
340
53,45
350
55,02
63,75 65,62
360
56,59
67,5
367
57,69
68,81
400
62,88
450
70.74
75 84,37
500
78,6
93,75
525
82,53
98,43
550 560
86,46
103,12
88,03
105
600
94,32
112,5
640
100,60
120
680
106,90
127,5
700
111,00
131,25
31,87 33,7
g e o g r a f í a
82
km (Erat.) 116,33
800
125,76
(Estñ) 138,75 150
850
133,62
159,37
900
141,48
168,75
920
144,62
172,5
1000
157,2
187,5
1100
172,92
206,25
1130
177,63
211,87
1180
185,50
221,25
1260
198,08
236,25
1400
220,08
262,5
1440
226,37
270
1500
235,8
281,25
1600
251,52
300
1720
270,38
322,5
1800
282,96
337,5
1900
298,68
356,25
1960
308,11
367,5
2000
314,4
375
2200
345,84
412,5
2400
377,28
450
2500
393
468,75
3000
471,6
562,5
3400
534,48
637,5
______
3420
537,62
641,25
____
3500
550,2
656,25 __ _
3600
565,92
675
3870
608,36
725,62 ___
estadios 740
' ^ '
__
____
I N T R O D U C C I Ó N A LOS LIBROS XV -X V II
estadios 3900 4000 4100 4120
km (Erat.) 613,08 628,8 644,52 647,66
4530
712,13
4800
754,56
4900
770,28 786
5000 5400
83
(Estr.) 731,25 750 768,75 772,5 849,37 900 918,75 937,5 1012,5 1050 1125
5600
848,88 880,32
6000
943,2
6400
1100,6
1200
8000
1257,6
1500
10000
1572
1875
15300
2405
2869
22670
3563
4251
30000
4716
40000
6288
5625 7500
45000
7074
8437
70000
11004
13125
BIBLIOGRAFÍA
En esta bibliografía se encontrarán en primer lugar las edi ciones de Estrabón más utilizadas, así como las de otros auto res citados con frecuencia en abreviatura. En segundo lugar aparecen algunas referencias a obras generales sobre Estrabón especialmente valiosas para estos libros. En tercer lugar se re cogen una serie de obras generales sobre la geografía e histo ria de la parte del mundo tratada por Estrabón en estos libros, además de algunas referencias a otro tipo de instrumentos, y en último lugar, una selección de obras concretas sobre los distintos pueblos y países que trata Estrabón en los libros XV, XVI y XVII.
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o
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LIBRO XV
SINOPSIS
1.
El
resto de
A
sia
1. Resto de Asia, Libia, la India. — 2. Los exploradores de la India. — 3. La poca fiabilidad de los informes. — 4. Escasa presencia de co merciantes en la región. — 5. Alejandro ante los informes previos sobre la región. — 6. Los informes de Megástenes. — 7. Eratóstenes y el es cepticismo ante el mito. — 8. Inverosimilitud de los relatos acerca de Dioniso y Heracles. — 9. Invenciones de los aduladores de Alejandro. — 10. Erastóstenes como autoridad. — 11. Límites y extensión de la India. — 12. Divergencias entre las fuentes acerca de su extensión. — 13. Los ríos de la India, flora, launa y aspecto de los indios. — 14. Taproba ne. — 15. Onesicrito sobre Taprobane. — 16. Nearco y los ríos. — 17. Aristóbulo sobre el régimen de lluvias. — 18. Discrepancias y coinciden cias entre Nearco y Aristóbulo acerca de las lluvias. — 19. Aristóbulo compara las condiciones climáticas de Egipto y la India. — 20. La ferti lidad de la India. — 21. El gran tamaño de los árboles de la India. — 22. La fertilidad de la India, Arabia, Etiopía y Egipto. — 23. El agua ya cae caliente del cielo. — 24. Sobre el color de la piel de indios y etiopes. — 25. Situación geográfica de la India con respecto a Egipto y Etiopía. — 26. El conocimiento de los ríos del norte de la India gracias a Alejan dro. — 27. El oriente de la India. — 28. Grandes serpientes. — 29. Mo nos de cola larga. — 30. Catea y la región de Sopites. — 31. Los perros de Sopites. — 32. Los viajes de Alejandro por el Hipanis y el Hidaspes. — 33. Patalene y la desembocadura del Indo. — 34. Vida social de los indios. — 35. El Ganges: el río más grande del mundo. — 36. Palibotra. — 37. Las maravillas de la ribera del Hipanis. — 38. El río Sila — 39. La primera de las siete castas de la India: los filósofos. — 40. La segunda casta: los agricultores. — 41. La tercera casta: los pastores y cazadores. — 42. La caza de los elefantes. — 43. Descripción general de los elefan tes. — 44. Las hormigas buscadoras de oro. — 45. Los reptiles y las
104
GFOÍiRAHA
criaturas marinas. — 46. La cuaila casta: los artesanos, comerciantes y trabajadores manuales. — 47. La quinta casta: los militares. — 48. La sexta casta: los inspectores. — 49. La séptima casta: los consejeros y asesores del rey. — 50. Competencias de los magistrados. — 51. Los funcionarios municipales. — 52. Asuntos militares. — 53. La sobriedad y honradez de los indios. — 54. Funerales sobrios, aprecio por los adornos en vida — 55. La vida del rey. — 56. Relatos increíbles de Megástenes. — 57. Megástenes y descripciones míticas de la población local. — 58. Filósofos de la montaña y de la llanura. — 59. Los brahmanes. — 60. Los garmanes. — 61. Dos brahmanes que conoció Aristóbulo. — 62. Costum bres de los habitantes de Taxila — 63. Onesicrito y los sofistas indios. — 64. Onesicrito con los sabios Calano y Mandanis. — 65. Entrenados para el sufrimiento. — 66. Leyes y costumbres no escritas. — 67. La ar tesanía de los indios. — 68. La autoinmolación de Calano. — 69. Rique zas y otras maravillas. — 70. Los pramnas desnudos. — 71. Los pramnas urbanos. — 72. El Ganges. — 73. La muerte de Zarmanocegas. 2.
A
riana
1. Límites de Ariana. — 2. La comarca de los ictiófagos. — 3. Gedrosia. — 4. Alejandro en Gedrosia. — 5. Alejandro superó a Semi ramis y a Ciro. — 6. La escasez de agua. — 7. Peligros de la flora y la fauna. — 8. Informe de Eratóstenes sobre Ariana. — 9. Composición étnica de Ariana. — 10. La región montañosa. — 11. Caarene. — 12. Ballenas en el golfo Pérsico. — 13. Nearco deshizo el mito de una isla misteriosa. — 14. Carmania. 3.
L a P é rsid e
1. Las tres regiones principales de la Pérside. — 2. Susiana. — 3. Los palacios de Susiana. — 4. La región costera de Susiana. — 5. La desembocadura del Tigris y del Eufrates. — 6. Valles fluviales. — 7. Tumba de Ciro. — 8. Tumba de Darío. — 9. El valor de los tesoros. — 10. Clima de la Pérside y Susiana. — 11. La fertilidad de Susiana. — 12. Apoloniatis y el poder de los partos. — 13. Religión de los persas. — 14. Sacrificios al fuego y al agua. — 15. Sacrificios en Capadocia. — 16. Ríos sagrados y sacrificios por medio del fuego. — 17. Monarquía, poligamia, premios de natalidad. — 18. Educación de los jóvenes. — 19. Servicio militar. — 20. Besos entre iguales y desigua les. — 21. Impuestos reales. — 22. Molicie. — 23. Relaciones entre persas y griegos. — 24. La pasada hegemonía persa.
1.
El
resto de
A
sia
Lo que queda de Asia es lo que está 1 más allá del Tauro (salvo Cilicia, PanfiR esto d e A s i a , L ib ia , lia y Licia1), es decir, lo que hay desde la la In d ia India hasta el Nilo2 y entre el Tauro y la parte meridional del mar Exterior3. Des pués de Asia está Libia, de la que hablaremos más adelante4, pero ahora es preciso comenzar por la India, pues es la primera y más extensa región que se extiende hacia el oriente5. Pero es obligado recibir los informes 2 sobre ella con buena disposición, pues Los e x p lo ra d o res es [a tierra más lejana, y además no mude la India . , . . , . . chos de los nuestros la han explorado; y 1 Esta m ism a región e s tratada en XIV 1, I C 632, aunque el recorrido va de oeste a este. 2 A partir de Eratóstenes el meridiano que une el Tanais (el Don) y el Nilo venía siendo considerado el lím ite entre Europa y Asia. Parece que Estrabón menciona aquí al N ilo com o el lím ite, a su vez, entre Asia y Libia. 1
Es decir, el océan o Indico. La repartición y ubicación geográfica de estas
regiones también parece remontar a Eratóstenes. según se desprende de H. B e r g e r , D ie geugraphisch en Fragmente des Eratosthenes. Leipzig, 1880, 174, FFIII A 3-7. 4 Concretamente en XVII 3, 1-23. 5 Estrabón com ien za por el punto que él considera más oriental, la India, ν, comenzando desde allí, volverá paso a paso a las regiones que ha mencionado en primer lugar.
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GEOGRAFIA
los que la han visto solo han visto algunas partes y casi todo lo que dicen es de oídas*1; y, lo que es más, lo que vieron lo perci bieron en un recorrido a la carrera durante una expedición mili tar7. Debido a ello no traen los mismos informes sobre los mis mos lugares, aunque los hayan redactado como si lo hubieran investigado todo a fondo y con cuidado. Además, algunos de ellos, que compartieron unos con otros las mismas expedicio nes militares y las mismas estancias, como, por ejemplo, los que ayudaron a Alejandro8 a dominar Asia, sin embargo se con tradicen unos a otros frecuentemente. Y si acerca de lo que sí vieron difieren hasta ese punto, ¿qué hemos de pensar acerca de lo que nos refieren de oídas9? Es más, ni los muchos otros que han 3 escrito algo acerca de esas tierras mucho La p o c a fia b ilid a d después10ni los que en estos tiempos nave d e lo s in fo rm es gan por allí11 nos las describen con preci-
Estrabón está haciendo referencia a las dificultades que entraña la enorme lejanía de estas tierras y la proclividad consecuente a la literatura fantástica en algunos de los episodios narrados. 7 Es la primera alusión a la importancia que tiene para el conocimiento de estas regiones las expediciones de Alejandro. s Aquí ya hay una mención directa a Alejandro y sus expediciones. Siglos después la geografía griega sigue dependiendo en gran medida de estos viajes para el conocimiento de estas regiones. 9 En relación con la critica de Estrabón a las fuentes de información sobre la India, vid. J a c o b Ch., «L’Inde imaginaire des géographes alexandrins», en Inde, 6
Grèce ancienne. Regards croisés en anthropologie de Γespace. A ctes du Colloque
Paris, 1995, 71-72 y 76-79. 10 A qué autores de la época posterior se refiere concretamente aquí Estra bón o qué datos proporcionaban no es fácil saberlo. N. B iffi (L ’E str e n w Orien te d i Strabone, Bari, 2005 págs. 140-141) sugiere los nombres de Megástenes y Deimaco de Platea, además del mismísimo Eratóstenes, o de Apolodoro de Artemita, al que cita a continuación. 11 Se refiere a los comerciantes, quienes, como el propio Estrabón señala, contribuyen al mejor conocimiento de estas regiones, al menos en lo referente international - Besançon 4-5 décem bre 1992,
LIBRO XV
107
sión alguna. En efecto, Apolodoro, que compuso las Pánicas12, cuando habla de los griegos que provocaron la rebelión de Bactria na frente a los reyes sirios sucesores de Seleuco Nicátor13, dice que estos, tras haber visto incrementado su poder, atacaron también la India; pero no solo no descubre nada adicional a lo ya conocido de antes, sino que además lo contradice, al decir que estos dominaron una proporción de la India mayor que la de los macedonios14. Y que Eucrátidas, por ejemplo, mantuvo mil ciudades bajo su control15. a los datos de interés com ercial, com o, por ejem plo, dónde se encuentran los mejores puertos de la costa india, o cuáles son los mejores lugares para hacer las travesías marítimas. N o son de la m ism a relevancia las inform aciones rela tivas a la geografía física o humana de la región, obviam ente. 12
Se trata de A polodoro de Artemita, nacido a finales del siglo II a. C. Su
obra era de al m enos cuatro libros. A cerca de la fecha de com posición se puede consultar el trabajo de N i k o n o r o v , V. P., «A pollodorus o f Artemita and the Date o f his Parthika revisited», en D a b r o w a , E. (ed.), Ancient Iran and the Mediterranean W o rld , Cracovia, 1998, págs. 109-110; 118-119. 11
El reino de Bactriana surge en el contexto de la rebelión del gobernador
local, D iodoto, contra A ntíoco II en torno al 256 a. C., vid. B e v a n , E. R., The House o f Seleucus, Londres, 1902, págs. 286-287; T a r n , W. W., The Greeks in Bactria an d India, C am bridge, 1951, págs. 72-74; N a r a i n , A. Κ., The IndoGreeks, Oxford, 1957, págs. 12-13; W o l s k i , J., L’empire des Arsacides, Louvain, 1993, págs. 4 2 -4 3 y G r a i n g e r , J. D., A Seleukid Prosopography and Gazetteer, Leiden, 1997, pág. 87. 14 Vid. B e r n a r d , P., J. P i n a u i
t
y G. R o u g e m o n t , «D eux nouvelles ins
criptions grecques de l’A sie centrale», Journ. Sav. Julio-diciembre de 2004: 73; N a r a i n , The In d o -G reeks, págs. 77-79 y T a r n , The Greeks in Bactria, págs. 143-145. 15 Eucrátides p e r ten ecía, por línea materna, probablem ente, a la fam ilia de los Seléucidas (sería hijo d e L a ó d ic e , hija de S e le u c o II, y prim o de A n tío c o IV; cf. T a r n , The Greeks in B a ctria , pág. 197; no lo v e a s í N a r a i n , The ¡ndo-Greeks, pág. 57). E ucrátides c o n q u is tó el reino de Bactriana, arrebatándoselo a D e m e trio II, hacia el año 171 a. C., y lo m a n tu v o bajo su poder hasta el 159 o 158 a. C., fecha en que fue a s e s in a d o por su hijo. Vid. A l t h e i m , F. y R. S t i e h i . , Geschichte
Mittelasiens im Alterturn, Berlín, 1970, págs. 163-165, y B l o e d o w , E. F., «A lexander the Great and Bactria», La Parola del Passato 46, 19 9 1, 4 7 - 5 1.
108
GEOGRAFÍA
Pero ellos16, no obstante, afirman que los pueblos que habitan entre el Hidaspes y el Hipanis17 son nueve, y que poseen cinco mil ciudades, de ias que ninguna es menor que Cos de Mérop e1*; y que Alejandro, una vez sometida toda esta región, se la entregó a Poro19. Y de los comerciantes que actual4 r mente navegan desde Egipto por el Nilo E scasa p re se n c ia d e c o m erc ia n te s
^
e r
r
y golfo Arábigo hasta la India son esen la r e g ió n casos los que han llegado hasta el Gan ges20; pero además estos viajeros son particulares, en nada útiles para la exploración de estas regiones.
10 Los autores mencionados más arriba. 17 La región del noroeste de la India comprendida entre los cursos de los ríos Jhelum y Beas (Hidaspes e Hipanis) de los que se hablará más adelante, en 1,27. IX Esta misma noticia se repite en 1, 33, mientras que en P l u t a r c o Alex. 60, 15, el número de pueblos mencionados es de quince. Según T a r n , Alexan der the G reat Ι-ll, Cambridge, 1950, págs. 32-33, la comparación entre Cos y el Punjab la habría hecho en primer lugar Aristóbulo, si es que era realmente nativo de Cos. Vid P e a r s o n , L., The Lust H is to r ie s o f A le x a n d e r the Great, Nueva York. I960, pág. í06, y H a m i l t o n . J. R., «Cleitarchus and Aristobulus», Historia, 10, 1961,457. Iy En XV 1, 29 se señala que este Poro estaba al mando de trescientas ciu dades. Sobre sus relaciones con Alejandro, vid. B r e l o e r , B ., A lex an d er Kampf gegen Poros. Ein Beitrag zur indischen G esch ich te, Stuttgart, 1933 y B oswor TH, A. Β., «The Indian Satrapies under Alexander the Great», Antichton, 17, 1983.39 y 45. Gracias al trato que le da, el macedonio «poté proporsi al mondo indiano nella veste del D h arm a vija yi, il conquistadore virtuoso che generosa mente trasforma in suoi vassalli i nvali sconfitti» ( B i f f i , L ’E strem o Oriente, pág. 144). Cf. N a r a i n . A. Κ., «Alexander and India», G r e e c e a n d Rome, 12 (1965), 158-159. 31 Anacoluto de Estrabón. Parece que el volumen del tráfico a lo largo de la costa oriental de la India fue muy reducido al menos hasta el siglo ii d. C. Vid. C a s s o n . L., The Periplus M aris E rythraei. Text with In tro d u ction . Iranslation an d Commentary, Princeton, 1989, pág. 297.
I IBRO XV
No obstante, desde allí21, de un lugar y de un rey llamado Pan dion, o, de otro modo, Poro22, llegaron a César Augusto regalos y honores, así como el sofista indio que se quemó a sí mismo en Atenas, como también Calano, mostrando a Alejandro una es cena semejante. Si, no obstante, uno debiese, dejanA, . , ^ , , do de lado estos datos, considerar la inA le ja n d r o a n te lo s in fo rm e s p r e v i o s s o b r e formación anterior a la expedición de la r e g i ó n Alejandro, encontraría una situación mu cho menos clara que esta. Es convincen te, en cualquier caso, que Alejandro creyera esos datos, cegado por sus numerosos éxitos. Lo cierto es que Nearco dice23 que él quiso conducir su ejército a través de Gedrosia para rivali zar, informado de que Semiramis había dirigido una expedi ción contra los indios24, y también Ciro, pero que ella se volvió, huyendo con veinte hombres, y él, con siete; y que Alejandro consideró cuán honroso sería que, tras haber sufrido ellos tales desgracias, él fuese capaz de conducir a la victoria a un ejérci to sano y salvo a través de las mismas regiones y los mismos pueblos25. En suma, Alejandro creyó esos informes. 21 La India. 22 En X V I, 73 este rey es m encionado solo con el nombre de Poro. Pan dion parece ser sim plem ente el nombre de la dinastía, y sirve para denominar al soberano de la región hom ónim a (P ân d yâ h ), situada en el extremo meridio nal de la India. Vid. S c h w a r z , F. F., «Diplom atie und Selhstverbrennung. Strabon über die Indiengesandtschaít an Augustus», Wiss. Zeitschr. Rostock 34, 1985, 51, y C a s s o n , The Periplus, pág. 207. 23 FGrHist. 133 F 3b. 24 Com o verem os enseguida, M egástenes es muy escéptico acerca de esta historia. En cam bio, C t e s i a s (F G rH ist. 688 F Ib) parece confirmarla, aunque, en su versión, la reina asiría habría vuelto a casa después de haber perdido dos tercios de su ejército en una batalla entablada contra el rey Fstabrobates a ori llas del Indo. 25 Estrabón avala la idea según la cual Alejandro, obcecado por su buena
G FO G RAFIA
110
Pero nosotros, ¿qué credibilidad jus6 tificada habríamos de depositar en exL o s in fo rm es d e pediciones tales com o la de Ciro o la M eg á ste n e s ^e Semiramis? M egástenes se muestra más o menos de acuerdo con esta idea, al afirmar que se desconfíe de estas viejas historias de indios; pues jamás fue enviado por los indios un ejército al exterior ni jamás llegó ninguno desde el exterior y se hizo con el poder, a no ser el de Heracles y Dioniso26 y el de ahora con los mace donios. Más bien, sostiene, Sesostris el egipcio27 y Tearcón el etíope llegaron hasta Europa28; y N abocodrosor29, más estima do entre los caldeos30 que el propio Heracles, avanzó hasta las
suerte, estaba resuelto a salir victorioso a llí donde habían fracasado sus antece sores. 26 A estos ep isod ios se referirá en X V 1, 7 y X V 1, 8. 27 M egástenes admitiría que Sesostris había realizado cam pañas exitosas en Europa y en Etiopía (hasta la T roglodítica), pero parece que no aceptaba que se le atribuyesen éxitos tam bién en la India. Sobre esta figura vid. K. L a n g e , Sesostris, ein á g yp tisch er K on ig im M yth os, G e sc h ic h te u n d Kunst, Munich, 1954, y M. M a l a i s e , «Sésostris, Pharaon de légen d e et d ’histoire», Chmn. D ’Egypte, 41 (1 9 6 6 ), 244 -2 7 2 . 28 Este rey se podría identificar con Taharka (6 8 9 -6 6 4 a. C .), rey de la vi gésim o quinta dinastía egip cia (etióp ica), quien realizó incursiones en Palesti na, hasta Tiro, en Fenicia, topándose con el Imperio asirio. Fue devuelto a sus tierras por el rey Esarhaddon (vid. A . H. G a r d i n e r , L a civiltá egizia, Turin, 1971 [trad, de E gyp t o f the Ph araoh s. An Introduction, O xford, 1961 ]). 29 S e trata de Nebukadnezar il (6 0 4 -5 6 2 a. C .), del que M egástenes se ocu
paba en el libro cuarto de sus Indiká (fr. 46; 4 8 -4 9 S c h w a n b e c k , fr. 2 0 , 22b y 22c de Jacoby). M egástenes trataba de mostrar al rey bab ilon io co m o superior incluso al propio H eracles, con cuyas hazañas rivalizaría. B iffi (L’Estremo O rien te, pág. 147) señala que entre estas hazañas no estaría la conquista de la India, com o el propio Estrabón constata m ás abajo, pero en cam b io s í estarían Libia e Iberia. Parece que el étnico designaba originalm ente a la heterogén ea población de la M esopotam ia m eridional ( O a t e s , J., B a b ilon ia , A sc e sa e d eca d e n za di un
L I B R O XV
111
mismísimas C olum nas31: y hasta allí sin duda también arribó Tearcón, y también Sesostris32 dirigió a su ejército desde Ibe ria hasta Tracia y el Ponto; e Idantirso el escita se lanzó sobre Asia33 hasta alcanzar Egipto: pero ninguno de ellos, conclu ye34, llegó a la región de la India y Semiramis murió antes de poner manos a la obra35. Y sostiene que si bien los persas mandaron venir a los hidraces36 com o mercenarios desde la India, no dirigieron allí ningún ejército, sino que solo llegaron cerca, cuando C iro m archaba contra los masagetas37. Por lo que se refiere a las historias de r . Heracles y de Dioniso, Megástenes, de E ra tó ste n e s e sc e p tic ism o
Ve l
J
c
acuerdo con unos cuantos, las considera
a n te e l m ito
Roma, 1984, págs. 160 y 180). Pero aquí parece referirse en concreto a los babilonios, en opinión de B i f f i (L 'E strem o O rien te, pág. 147). 31 El estrecho de Gibraltar. 32 El texto griego es algo ambiguo, pues puede interpretarse que es Nabucodrosor el sujeto de esta frase, encabezada por un «aquel» muy vago, pero prefiero entender que se refiere a Sesostris, como hace también Biffi. 33 Megástenes incluye en la lista de grandes caudillos que fracasaron en la conquista de la India al escita Idartirso, un contemporáneo, quizá también mí tico, de Sesostris. Vid. B i f f i , L'Indiké d i A r r ia n o , Bari, 2000, pág. 136. 34 Megástenes. 35 Cf. A r r ., Ind. 5 , 7. Semiramis se identifica con la reina Sammu-ramat, la esposa de Samsi-adad V (824-810), que a la muerte de su marido accedió al trono en nombre de su hijo, Adad-nirari 111, con quien reinó hasta el 782 a. C. en que ambos fueron derrocados tras un complot. 36 No hay más menciones de este etnónimo, que quizá sea simplemente una variante de los S y d r a k a i que se mencionan un poco más abajo (XV 1, 8 y XV 1, 33). Vid. B r i a n t , H is to ir e ..., pág. 777, y B i f f i , L'A frica d i S trabon e, págs. 57-60. Se trataría entonces del belicoso pueblo al que P l i n i o (VI 92) denomina como Sydraci. 37 Los masagetas eran nómadas y vivían en una región entre los escitas (cf. P l i n ., VI 5 0 ) y la región de Sogdiana, entre el Oxus (el Amu Darya) y el laxar les (hoy Syr Darya). impero,
G E O G R A F ÍA
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verosímiles™, pero la mayoría de los demás, y entre ellos Eratóstenes, las tiene por inverosímiles y míticas39, como tantas historias que circulan entre los griegos40. Pues en las Bacantes de Eurípides41, Dioniso fanfarronea de este modo: Tras dejar los dorados campos de l idi os y frigios, he recorrido las llanuras de los persas, acribilladas [por el sol, las murallas hactrias, la tierra invernal de los medos, la Arabia IFeliz y Asia toda. Y en Sófocles hay quien canta a Nisa como la montaña con sagrada a Dioniso:
pág. 1 4 8 ) observa que quizá Megástenes ya señalaba que la cuestión no era clara. ** Estrabón es escéptico en este tema precisamente por seguir a Eratóste nes. Cf. FGrHist. 715 F 27; 716 F 5. 4(1 Lúcida visión de lo mítico frente a la ciencia seria. 41 Vid. M . C a s e v i t z ( « L ’In d e d e s p o è t e s g r e c s , d ’ E s c h y l e à N o n n o s » , ^ B iffi (L'Estrenw Oriente,
e n Inde, Grèce ancienne. R egards croisés en a n th ro p o lo g ie d e l’espace. Ac
tes du Colloque international - Besançon 4-5 d é c e m b re 1992, P a r is ( 1995),
10-13) a c e r c a
de lo s p r im e r o s in t e n t o s d e s itu a r l o s v i a j e s m í t i c o s d e D io n i
s o e n las m á s a le ja d a s tierras d e A s i a , p o c o a p o c o c o n o c i d a s d e m o d o su p er fic ia l. B if f i (L'Estremo Oriente, p á g .
149) n o
p a r e c e c r e e r , n o obstante,
q u e e n el p a sa je e u r ip íd e o h a y a u n a in terpretatio d e l d i o s i n d i o S i v a (cf. D o g n i n i , L’«lndiké» di Arriano, p á g .
218).
L a s c a m p a ñ a s d e A lejandro
M a g n o h a c e n , o b v i a m e n t e , m u c h o m á s v i s i b l e e s t a r e g i ó n d e l mundo: S . H a r t m a n , « D i o n y s o s and H e r a c le s in I n d ia a c c o r d i n g to M e g a s t h e n e s : a C o u n te r - a r g u m e n t » , Temenos, I t r y ...» . pág.
47, 55).
87); A .
(1965), 55-64;
K a r t t u n e n (« T h e Coun
D i h l e ( « D i o n y s o s in I n d i e n » , e n P o l l e t , India..., págs.
Pero E u r íp id e s h a c e s e g u r a m e n t e r e f e r e n c i a al d i o s d e la región
t r a c o -fr ig io -lid ia .
LIBRO XV
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Cuando vi la célebre Nisa, poseída de furor báquico para los mortales, a la que el cornudo Yaco considera su más dulce nodriza, y en donde ¿quépájaro no canta? Y lo que sigue. Y se le llama también Merotrafes42. El poeta Homero dice así de Licurgo el edonio43: Quien una vez arrojó a las nodrizas del enloquecido Dioniso abajo del sacratísimo monte de Nisa. Lo dicho en lo referente a Dioniso. Y en lo que concierne a Heracles, algunos cuentan que solo viajó en dirección contraria, hasta los confines occidentales, mientras que otros sostienen que a ambos confines44. A partir de relatos así, llamaron nig , . ... , seos a cierto pueblo, y Nisa a una ciudad In v ero sim ilitu d r J d e lo s r e l a t o s a c e r c a de su territorio, fundación de Dioniso, y d e D i o n i s o y H e r a c l e s Mero al monte que hay sobre esta ciu dad45, explicando el nombre a partir de la hiedra que hay allí, y de la vid, aunque sus frutos no madu-
42 Con este sobrenombre se hace referencia al monte Mero, mencionado en el siguiente parágrafo, en el cual Dioniso hizo reposar a su ejército afectado por la enfermedad y el calor, cerca de la ciudad india de Nisa. Vid. B o s w o r t h , A. B. («The Historical Setting of Megasthenes Indica», Classical P h ih h g y . 91, 1996, 152-153). 43 B i f f i (L'Estrem o Oriente, pág. 150) llama la atención sobre el hecho de que Estrabón tendría que haber sido consciente de que por el étnico «edonio» (mencionado en X 3, 16) nos lleva al ámbito traco-frigio, y por ello no es posi ble que la Nisa india sea la ciudad citada por Homero. 44 Las referencias acerca de una posible presencia de Heracles en la India son m u y escasas, en cualquier caso. Vid. B iffi (L'Estreñía Oriente, pág. 150). 45 La identificación de este monte no es segura. Hay quienes prefieren el Mar-koh, sobre la ciudad moderna de Nagarahâra, y otros piensan más bien en el Teríc-mer. Vid. B i f f i (L'Estremo Oriente, pág. 150), con referencias.
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ren, pues el racimo se cae antes de madurar por culpa de las abundantes lluvias46. Sostienen que los sidraces son descen dientes de Dioniso47, a juzgar por su vid y sus magníficas pro cesiones, haciendo sus reyes las expediciones militares fuera de su territorio al modo báquico y acompañando las demás salidas con tambores4* y ropajes floridos, algo que se manifiesta tam bién entre los demás indios. Pues bien, al tomar Alejandro, en un solo ataque, Aorno, una roca bajo cuya base fluye el río Indo, cerca de su nacimiento, afirmaron sus ensalzadores que Heracles había lanzado tres ataques contra esta misma roca y las tres veces había sido rechazado49. Afirman también que los
46 Es una información falsa y hay abundantes testimonios en la literatura y en la cultura material local que así lo atestiguan. Cf. K a r t t u n e n , K. India in the Hellenistic World , Helsinki, 1997 (207-210). 47 Se trata de un pueblo de belicosidad casi legendaria y localizado al nor te de la confluencia del Hidraotes (Ravi) y el Acesines (Chenab), según A t k i n s o n , J. E., Curzio Rufo. Storie d i A le ssa n d ro M a g n o , 1-I I, Milán, 19982000. 48 B iffi (L'Estrenw O riente , pág.
151) observa que el uso de tambores por parte de los ejércitos indios era una señal de victoria, con lo que su uso servía para amedrentar a los oponentes, de modo similar a los griteríos con que los bárbaros del norte europeo recibían a los romanos. Vid. G o u k o w s k y , P. (Essai sur les origines du Mythe cfAlexandre (33 6-2 70 - av. J. C .), l- l l, Nancy, 1981, págs. 11-13). 49 Distintos autores, como señala B iffi (L'Estremo O rien te, pág. 152), re prochaban a los macedonios el desprestigio del héroe para ensalzar a su Ale jandro. Aomo sería una roca natural, llana en su cumbre, cercana a las fuentes del Indo de 200 estadios de circunferencia y 11 de altura. Según D i o d ., XVII 85,3, se levantaba a la orilla izquierda del río, aunque para él tenía 100 estadios de circunferencia y 16 de altura. Alejandro, al parecer, la expugnó en la prima vera del 326 a. C., gracias a la ayuda de ciertos guías locales. Parece que los griegos tomaron el apelativo prácrito áarana, «fortaleza» (G. Tucci, «On Swat. The Dards and connected Problems», East an d W est, 27 [1977], 52), y lo asimilaron al griego Άορνος, luego interpretado como Ά -ορνις, de ahí la creencia de que las aves no volaban por encima de la roca. En lo referente a la identificación hay dos hipótesis principales: la primera es que se trate de la
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sibas eran descendientes de quienes participaron con Heracles en su expedición50, y que conservaban rasgos identificadores de esta estirpe: se vestían con pieles, como Heracles, llevaban una maza y habían m arcado a sus bueyes y mulos con una clava. Y confirman esta historia con lo del Cáucaso y Prometeo, pues han trasladado esto aquí desde el Ponto51 con una pequeña ex cusa: porque vieron una cueva sagrada en el territorio de los paropamisadas, pues sostenían que este es el lugar en el que estuvo preso Prometeo, y que aquí llegó Heracles a liberar a Prometeo y que este es el Cáucaso que los griegos afirmaban había sido la prisión de Prometeo.
cima del Pirsar, en la cadena del Upal, al nordeste de Peshawar ( S t e i n , On Alexander , págs. 113-159, sería el primero en proponerlo); la segunda propues taes que se trataría del monte Ilam, cerca de la ciudad de Baritok, unos cuaren ta kilómetros más al sudoeste ( B o s w o r t h , A H is to r ic a l C o m m en tary, págs. 178-180; F. B e r n a r d , «L’Aornos bactrien et l’Aomos indien. Philostrate et Taxila: géographie, mythe et réalité», T O P O l, 6 [1996], 495; K a r t t u n e n , India in the H e lle n is tic W o rld , 49, η. 168). B iffi (L'E strem o O riente, pág. 152) parece preferir la primera. 50 El nombre de este pueblo (S ivis o S iv a s en los textos indios) parece ha berse aplicado a más de una comunidad del Sind Sagar Doab, en el bajo Pun jab, en la confluencia entre el Acesines (Jhelum) o entre este río y el Cofes (Kabul). Cf. E g g e r m o n t , A le x a n d e r s C a m p a ig n s..., págs. 143-144. El etnónimo tiene sustento en la epigrafía monetal del Rajasthan de épocas posteriores. Vid. G o u k o w s k y , D io d o r e d e S icile..., pág. 254), y K a r t t u n e n , India in the Hellenistic W o rld , págs. 39-40. 51 G i a r d i n a , A. («Roma e il Caucaso», en S ettim an e d i Stu dio sull’Alto M edioevo, 43, Spoleto, 1996, 88-89); N i c o l a i , R. y G. T r a î n a (S tra b o n e . Geografía, II C a u c a s o e i A s ia M in o r e (lib ri XI-XII), Milán, 2000, pág. 14); R. N i col ai («Strabone e Ia campagna partica di Antonio. Critica delle fonli e critica dei testo», en G. T r a î n a [éd.), S tu d i s u ll’XI lib ro d e i Geographika di Strabone, Galatina, 2001, pág. 117).
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Que esto son inventos de los adula9 dores de Alejandro es evidente52 primero In v e n c io n e s . , , , , , , , . , j no solo por el hecho de que los autores d e lo s a d u l a d o r e s * ^ d e A le ja n d r o no están de acuerdo unos con otros, sino también porque mientras unos narran estas historias otros no las recuerdan en absoluto; pues no es verosímil que episodios tan famosos y llenos de soberbia no sean conocidos, o que sean conocidos y sin embargo no sean consi derados dignos de recuerdo, y todo ello cuando estamos ha blando de los autores más fiables. Y en segundo lugar por el hecho de que ni siquiera ias gentes del camino a lo largo del cual era preciso, para llegar a la India, que pasasen tanto el sé quito de Dioniso como el de Heracles, tenían para enseñar prue ba alguna del tránsito de aquellos a través de su tierra. Y ade más tal equipamiento de Heracles es mucho más reciente que la historia de Troya, siendo una ficción de los poetas de la Hera clea, ya fuera el autor Pisandro53, ya algún otro: las más anti guas estatuas (de Heracles) no están equipadas de este modo. Así pues, en ocasiones como esta, es 10 necesario aceptar todo lo más cercano a E r a s tó s te n e s c o m o j0 verosímil. Nosotros ya hicimos nuesa u to r id a d
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tro manifiesto en nuestras primeras pa labras acerca de la geografía^, en todo lo posible, acerca de estos temas55. Y ahora me serviré en lo
'2 Aparte de una influencia de Eratóstenes tam bién aquí, parece que el pro pio Estrabón se ha percatado de las contradicciones en las que incurren ios autores que cantan las glorias de Alejandro, y liega a sí a la con clu sión de que se trata en eran medida de mitos destinados a engrandecer su figura. 53 F.ste poeta es un rodio de Camiro que al parecer co m p u so una Heracieia en dos libros en el siglo v i a. C. E s t r a b ó n lo cita tam bién en X I V 2 , 13. M II 1. 1 v i l 1,9. Es cierto, c o m o señ ala B iffi ( L'Estremo O rien te, p á g . 1 5 4 ), que en el libro II se refiere a la « n e c e ssitá di atten ersi a fo n ti s ic u r e p iíi in riferimento a
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que sigue de ello, aunque añadiré algo más: lo que parezca preciso para mayor claridad. Quedó especialmente claro en mis reflexiones de entonces que lo expuesto con brevedad por Eratóstenes en el libro tercero de su Geografía56 acerca de lo que en su tiempo (cuando llegó allí Alejandro) se consideraba la India era particularmente digno de crédito. Así, el río Indo era la frontera entre la India y Ariana57, la cual, situada inme diatamente a su oeste, estaba entonces en poder de los persas58, aunque posteriormente lo cierto es que también los indios con trolaron la mayor parte de Ariana, tras recibirla de los macedo nios59. Lo que sigue es lo que dice Eratóstenes. La India está limitada por el norte, 11 desde Ariana hasta el mar Oriental, por L i m ite s y e x t e n s i ó n |os confines del Tauro, que los indíged e la I n d ia
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ñas llaman, sucesivamente, Paropami-
questioni di geografía física in senso stretto che a quelle concernenti l’etnografia». Pero en cualquier caso debem os reconocer a Estrabón la disposi ción a una exp osición seria de los datos que maneja, con un criterio científico. El libro tercero de la obra erastoténica (F 111 A, 2) era donde el de Cirene proporcionaba una im agen global de \aoikumene, fijando, entre otras cosas, los límites de la India. 57 Ya se refiere a e llo en II 1, 22, siguiendo a Eratóstenes (F III B, 19). sx Vid. W. V o g e l s a n g , W . («The Achaemenids and India», en S ancisi W e e k d e n b u r g , H. y A. K u h r t [eds.], Achaemenid History IV, Leiden, 1990,
págs. 98-102), y B k i a n t (Histoire, pág. 765, fig. 57). Esto se producirá en los tiem pos de Seleuco I, en el contexto de las lu chas (312-301 a. C .) entre el rey m acedonio y Candragupta por la posesión del alto valle del Indo ( B if f i , L E s tr e m o Oriente, pág. 155; E. A. S c h w a n b e c k , Megasthenes. Indica, Bonn, 1846 |repr. Amsterdam, 1966], pág. 16; E. H ekz feld
|ed. G. W a l s e k ), The Persian Empire. Studies in Geography and Ethno
graphy o f the A ncient N e a r East, W iesbaden, 1968, pág. 547). Aunque también podría tratarse de la época de los sucesores del rey indio: Bindusara y As'oka, contemporáneo de A ntíoco II de Siria (261-246 a. C.). Cf. J. W iesehofek , Ancient P ersia, L ondres-N ueva York, 2004, pág. 108 s.
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so60, Emodo, Imao y de otros m odos, región que los macedonios llaman Cáucaso; por el oeste, por el río Indo61; pero los lados meridional y oriental, siendo m uch o m ayores que los otros, se meten dentro del m ar A tlántico, y así la forma del país es romboidal62, sobrepasando cad a uno de los lados ma yores a su lado opuesto en tres mil estadios, los m ism os que el cabo que es común a la costa oriental y m eridional se extiende hacia fuera, por igual por cada lado, con respecto al resto de la costa. Ahora bien, con respecto al lado occidental, general mente se admite que hay trece mil estadios desde las montañas del Cáucaso hasta el m ar del Sur, sig uien d o el curso del río Indo hasta su desem bocadura. De m anera que la longitud del lado opuesto, el oriental, será de dieciséis mil estadios, su mando los tres mil del cabo. A sí pues, esta es la anchura míni ma y la m áxim a del país. Y la largura es lo que hay desde el occidente hasta el oriente; y de ella lo que hay hasta Palibotra podría decirse con m ayor seguridad, pues ha sido medido en unidades terrestres de longitud y existe un cam in o real de diez mil estadios63. Pero con respecto a lo que q u ed a m ás allá se M> El orónim o rem ontaría a un origin al sá n scrito o prácrito *Para-upani$sadha, «el que está m ás allá del p aís de las n ie v e s » , señ ala B iffi (L ’E stre n w O rien te, pág. 155). Parece que se trata d el H indu K ush, avistado por primera v e z por A lejandro entre d iciem b re d el 3 3 0 y la prim avera del 329 a. C . (C . A . R o b i n s o n , «W h en did A lex a n d er reach the H indu Kush?», A m er. Journ. P h ilo!. 5 1 ,1 9 3 0 , 22-31 ). B iffi señ a la qu e tanto el nom bre Emodo co m o Im eo se refieren al m a cizo del H im alaya. 61 P l a n .. V I 5 6 .
62 Esta m entalidad, d ig á m o slo así, «ca rto g rá fica » d e E strabón reaparece en otros pasajes, co m o II 1, en e ste m ism o libro, d o n d e com p ara A riana con un cuadrado, o en XVII 3, 1, don de d ice que L ibia tien e una form a triangular ( B i f f i , L ’A frica d i S tra b o n e , pág. 3 7 5 ). M En sánscrito rá ja víth í. La m e d ic ió n de e sta ca lza d a real, del Hidaspes a la desem bocadura del G an ges parece que la h iz o M eg á ste n e s. C f. É . L a m o t t e (« L es prem ières relations entre l’ Inde et l ’O c cid e n t» . N o u v . C l i o , 5 , 1953, 89).
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obtiene como una tentativa a partir de las navegaciones río arriba desde el mar a lo largo del Ganges hasta Palibotra, y sería una distancia de unos seis mil estadios. Así la longitud total, en su punto mínimo, sería de dieciséis mil, según dice Eratóstenes haber tomado del Registro de Jornadas de Viajes, digno de mucho crédito. Megástenes concuerda con estoM, pero Patrocles da mil estadios menos. Eso sí, añadiendo a esta distancia todavía la distancia del cabo que se adentra aún más hacia el oriente, esos tres mil estadios extra supondrán la lon gitud máxima65, y esta es la que hay desde la desembocadura del río Indo siguiendo la costa que sigue hasta el ya menciona do cabo y los límites orientales de la India. Habitan allí los llamados coníacos66. A partir de todo esto puede verse 12 cuánto difieren los informes de los deD i v e r g e n c i a s e n tr e (as f u e n t e s a c e r c a d e m ás autores: mientras Ctesias afirma su e x t e n s i ó n que la India no es menor que el resto de Asia67, para Onesicrito es la tercera par te del mundo habitado68, y según Nearco para recorrer su llanu
64 A r r i a n o (ín d . 3, 7-8) da una longitud máxima distinta: 22.300 estadios.
Además, P l i n i o (VI 5 6 ) atribuye a Eratóstenes unas medidas que parecerían distintas a esta s, pues habla de 1.875 millas: 2.275 km, frente a los 3.000 reales, como señala B iffi (L ’E strem o Oriente, pág. 156), o 13.125 estadios si un esta dio es ‘A de una m illa. Pero si un estadio es ]/hm de una milla, observa B iffi , entonces serían 16.600 estadios. Cf. también A. F o r n a r o (Problemi di metro logía nell’o pera di P o lib io, Bari, 2005, pág. 15) para otras posibilidades. 65 Es decir, 19.000 estadios. 66 En el parágrafo 14 se hablará más detenidamente de este pueblo, no co nocido por otras fuentes. h7 FGrHist. 6 8 8 , F 49b. M FGrHist. 134, F 6. Cf. P l i n ., VI 59 («Indiamque tertiam partem esse terrarum om nium »).
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ra harían falta cuatro meses69; siendo M egástenes70 y Deímaco más moderados, pues establecen en algo más de veinte mil es tadios lo que hay desde el mar del Sur hasta el Cáucaso, aunque Deímaco matiza que en algunos puntos es de algo más de trein ta mil: pero a estos ya se ha contestado en mis primeras pala bras Isobre la India]71. En cualquier caso, ahora es suficiente decir algo así como que mi opinión no difiere de la de quienes piden comprensión si, al decir algo con respecto a la India, no lo afirman con total confianza72. Toda la India está regada por ríos. 13 , , , . . Unos son afluentes de los dos mayoL o s n o s d e la I n d i a , flo ra , fa u n a y a sp e c to
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res , el Indo y el G anges; mientras que d e lo s i n d i o s otros desaguan en el m ar con sus propias desembocaduras74. Todos tienen su na cimiento en el Cáucaso75 y fluyen todos hacia el sur primero, pero luego algunos continúan en la m ism a dirección, especialw FGrHist. 133, F 5. Vid. P e a r s o n ( The L o s t H is to r ie s , pág. 122, n. 35) y B iffi (L ’Estrenw O rien te, pág. 158).
70 Cf. T. S. B r o w n , «The M erits and W e a k n e sse s o f M egasthenes», Phoenix 11, 1957, 18-19 y 22-23. 71 II 1 ,4 ss. 72 Ya en el parágrafo 4 había señalado que no d isp o n e de d atos m uy preci sos o recientes acerca de la India, al no dar cred ib ilid ad al v ia je marítim o su puestamente llevado a cabo por E udoxo de C íz ic o en el 118 a. C . (c f. II 3,4). Vid. S ir a g o , V . A ., «R om a e la via ocean ica per l ’India», en L'A fr ic a Romana. Atti del X lll conve gno di studio. D je rb a , 1 0-1 3 d ic e m b r e 1 9 9 8 , ed. por M. K h a n o u s s i , P. R u g g e r i y C. V i s m a r a , R om a, 2 0 0 0 , 2 3 9 -2 4 0 .
73 Información sobre estos afluentes la da A r r . (Ind. 4 , 3 -1 3 ), en línea con M egástenes (F 9). 74 M egástenes da también el nom bre de e sto s, aunque esta v e z A m an o no lo imita y los om ite. Su número, junto a los d o s p rin cip a les y lo s afluentes de estos, era de unos sesenta, extrem adam ente c a u d a lo so s (D io d ., II 3 7 , 1 y 5: A r r., Anáb. V 6, 3; 6). 75 El Cáucaso en la acepción de los alexan d rógrafos ( B i f f i , L ’Estrenw Oriente, pág. 159).
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mente los que desembocan en el Indo, pero otros giran hacia el oriente, como, por ejemplo, el Ganges. Ahora bien, este río, el más grande de los que hay en la India'6, cuando tras descender de las montañas alcanza las llanuras, después de girar hacia oriente y fluir hasta Palibotra, una gran ciudad77, se precipita allí sobre el mar, formando una única desembocadura. Sin em bargo, el Indo desagua en el mar del Sur en dos brazos distin tos78, circundando la comarca llamada Patalene79, muy parecida a la del delta del Nilo. Y es debido a la evaporación procedente de todos estos ríos y a la acción de los vientos etesios, tal y como afirma Eratóstenes**’, por lo que la India es bañada por las lluvias del verano y las llanuras se empantanan. Así. en la esta ción de las lluvias se siembra lino y mijo; y, además de esto, sésamo, arroz y un cereal parecido a la cebada. Por su parte, en el invierno81, trigos, cebadas, legumbres y otros frutos comesti bles desconocidos para nosotros. Y casi diría que los mismos animales que en Etiopía y en Egipto se crían también en la ln-
76 Dado que no se co n ocía la longitud total de los ríos, esta era la opinión generalizada ( C u r t . . VIII 9 , 5 ; IX 2 , 3; A r r ., Anáb. V 4 , 1 ; ¡nd. 4 ,2 ; Per. mar. Erythr. 63; Apul. Flor. 9 - 1 0 ) , basada sin duda en el caudal. De hecho, el Gan ges es bastante superior al Indo en volum en de caudal, aunque este sea bastan te más largo (casi 5 0 0 k m ) , co m o observa B iffi (L'Estremo Oriente, pág. 160). 77 De la que hablará m ás adelante, en el parágrafo 36. 78 En el parágrafo 33 se referirá a las diferentes estim aciones de la distancia entre los dos brazos. En cualquier caso parece que la comarca era pantanosa, y el número exacto de brazos no fácil de precisar y quizá incluso cambiante. Vid. C a s s o n , The P e rip lu s , pág. 18K, y B o s w o r t h , A. B., A Historical Commen
tary on Arrian's H isto ry o f A lexa n d er, II, O xford, 1995, II, pág. 224. 79 Región insular que recibe este nom bre a partir de la ciudad de Patala. x0 Fr. Ill B, 12. Pero la n oticia procede de los alexandrógrafos, com o Aris tóbulo, que Estrabón m encionará en el parágrafo 17. Kl Este pasaje parece que nos d ice que en la India era posible recoger dos cosechas en un año, aunque B iffi m atiza (L ’E strem o Oriente, pág. 160) que esto solo era así con el arroz.
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dia*2, y que en sus ríos, salvo el hipopótamo (aunque Onesicrito dice que también hay hipopótamos), todos los demás los llevan también los ríos indios**. Y de los humanos, los meridionales son semejantes a los etíopes en cuanto al color de la piel, pero como los demás en su aspecto general y en su pelo (pues no tienen el pelo rizado debido a la humedad del aire), mientras que los del norte son parecidos a los egipcios84. Y dicen que Taprobane85 es una isla 14 en alta mar, alejada de la costa meridioTaprohane naI de Ia India, la región de los coníacos86, a una distancia de siete días de
82 Al parecer, a partir de las teorías clim áticas de Hipócrates los geógrafos acompañantes de Alejandro elaboraron la idea de la analogía entre ambas re giones, de latitud semejante, fijándose además en los regím enes de lluvias, el consecuente caudal de los ríos y la fertilidad extraordinaria del terreno. Vid. K a r t t u n e n (India in the Hellenistic World, págs. 121-128). 83 Torpeza y anacoluto típicamente estrabonianos. w El comentario, casi idéntico, lo hace A r r i a n o (Ind. 6 , 9 ) , aunque este dice que los indios no son chatos, mientras que Estrabón dice que no tienen el pelo rizado. No obstante, esta impresión no era la única y la similitud entre ambos pueblos no siempre se percibe de igual m odo ( D i h l e , A ., «Der fruchtbare Osten», Rhein. Mus., 105, 1962, 100, n. 6 ) , señalándose puntualmente que el color oscuro de la piel de los indios se debía al intenso calor del sol en sus latitudes, semejantes a las de Etiopía ( N a d e a u , J. D ., «Ethiopians», Class. Quart., 2 0 , 1970, 3 3 9 -3 4 9 ; K a r t t u n e n , «The Country», 1 3 4 -1 3 9 ). Aunque también se encuentra la idea de que el sur de la India es m enos cálido y más hú medo que Etiopía, com o en el propio E s t r a b ó n , en el parágrafo 2 4 y en II 3 ,7 . 85 Ceilán o Sri Lanka. Vid. F a l l e r , Taprobane..., págs. 1 5 -1 7 . Es la expe dición de Alejandro la que deja claro a los griegos que se trata de una isla ( P l i n .. VI 81: S o l i n . , 5 3 , 1-9).
86 Acerca de esta etnia, vid. S c h w a r z , F. F., «O nesikritos und Megasthenes über den Tambapannidípa», G ra ze r B eitráge, 5, 1976, 24 2 , n. 1. Eratóstenes situaba a esta isla a la altura de la región productora de canela, 3.400 esta dios por debajo de Meroe, la capital de los etíopes. C f. I 4, 2 C 63: 115, 14 C 119, y II 1, 14 C 72.
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navegación*7 hacia el sur, y que tiene una longitud de unos ocho mil estadios*8 en la dirección de Etiopía. Y que también tiene elefantes89. Hasta aquí las afirmaciones de Eratóstenes. Pero la adición también de las de los demás autores, por si algo añaden a la precisión de los datos, individualizará mi escrito. Por ejemplo, sobre Taprobane One15 sícrito dice que es de un tamaño de cinO n e s i c r ito s o b r e co m j] estadios, sin distinguir entre larT a p io b a iie gura y anchura, y que dista de la tierra firme una navegación de veinte días yo. 87 Para O nesicrito (com o verem os más abajo en el siguiente parágrafo) esta navegación era de unos veinte días. Aunque la navegación fuera más rápida en tiempos posteriores, cabe dudar de la precisión del dato de Onesicrito. Cf. D e s ang es ,
J. R echerches su r l’a c tiv ité d es M éditerranéens aux confins de
l’Afrique, Roma, 1978, pág. 317; B if f i , L’E strenw Oriente, pág. 163. 88 E s t r a b ó n ha a fir m a d o e n II 1, 14 q u e s o n 5.000, lo que cond u jo a la enmienda del t e x t o e n e s e s e n t id o q u e p r o p o n e M e in e k e en su e d ició n , si guiendo a G r o sk u r d (c it . e n J o n e s , H . L ., The G eog ra p h y o f Strabo, Vil, Londres, 1930, repr. 1988). B i f f i , ( L ’E stren w Oriente, pág. 163) r ecoge el tex to enm en dado, s e ñ a la n d o q u e n i n g u n a d e las d o s m e d id a s c o in c id e c o n la de P linio (cf. F a l l e r , T aprobane..., p á g s . 38-40; G e u s , K. Eratosthenes von
Kyrene. Studien zur hellenistichen Kultur- und Wissenscliaftgeschichte, M u nich, 2002, pág. 282, n. 176). E r a tó s te n e s c o n o c í a el tam añ o de la isla, así como el n ú m e r o d e p o b l a c i o n e s h a b ita d a s, c o m o nos d ic e P l i n . (VI 81):
Erathostenes et m ensuram p r o d id it, longitudinis VII milium stadium, latitudi nis V milium, nec urbes esse, s e d vicos D C C L . En II 5, 32 C 130 E s t r a b ó n dice que T a p ro b a n e n o e s m á s p e q u e ñ a q u e Britannia, a lg o c h o c a n te, pues c o noce bien las d i m e n s i o n e s d e e s t a (IV 5, 1, C 199). B iffi r e fle x io n a sobre las razones de e s to , no d e s c a r t a n d o q u e la id e a d e so b r e d im e n s io n a r esta isla re monte a O n e sic r ito ( c f. Sc h w a r z , « O n e s i k r i t o s » , págs. 249-50). El tamaño real de C eilán e s d e 435 k m d e lo n g il u d y 225 d e anchura.
89 Ya lo decía O n e s í c r i t o ( F 13; P l i n ., VI 81), según el cual, además, es tos elefantes eran más grandes y b elico so s que los de tierra firme. Aunque no hay constancia de nada así, más allá de sus palabras. Vid. F a l l e r , Taproba
ne..., pág. 33, n. 126. B iffi ( L ’E stren w O rien te, pág. 164) observa que parece un tiempo exce-
G E O G R A FÍA
124
pero que se navegan penosamente con esos barcos que apenas tienen velas,y desprovistos en su panza de quilla de un lado y del otro91. También dice que hay otras islas entre esta y la In dia4", aunque Taprobane es la más meridional. Y que hay monstruos anfibios en el mar alrededor de la isla, algunos se mejantes a bueyes, otros a caballos y otros a otros animales terrestres93. Por su parte Nearco, en referencia a ., los aluviones de los ríos, trae a colación io N e a r c o v lo s r ío s estos ejemplos: que la llanura deí Her mo, la del Caistro, la del Meandro y la del Caico se llaman así debido a que crecen, o mejor dicho se generan, por la tierra acumulada en las llanuras, arrastrada desde las montañas, la que es fértil y blanda. Que son los ríos los que la bajan, de modo que las lla nuras nacen como si fueran criaturas de estos, y que es correc to afirmar que las llanuras son propiedad de los ríos94. Esto es idéntico a lo que dijo Heródoto93 acerca del Nilo y la tierra que lo rodea: que esta es un don del río. Por ello, correctamente,
sivo y que peu ello pudiera tratarse de la navegación entre el continente y Su matra, aunque Bitii no lo cree. Más verosím il le parece que los informantes de Onesicrito hablaran del viaje desde la desem bocadura del Indo y no desde la costa de la región de Tamil. 9' Cf. G e r m a i n , en J a n n i , P., II m are degli antichi, Barí, 1996, pág. 449, n. 13. *2 B iffi (L'Estremo Oriente, pág. 164) habla del «com p lesso insulare del Lakshadweep, a sud della costa del Malabar». w Cf. E l i a n o ,N a t. Anim. XVI 18, y K a r t t u n e n , India in the Hellenistic World, pág. 216. * Cf. A rk ., Anáb. V 6 ,4 . 95
H e r ó d ., 115, 1. Para Heródoto esto era un descubrim iento de la escuela
jónica, quizá del propio Hecateo ( A r r ., Anáb. V 6, 5). Cf. B o s w o r t h , A Histuruui Commentary: II, 251.
IIB R O
XV
125
Nearco96 dice que al Nilo se le llama con el mismo nombre que a Egipto. Aristóbulo, por su lado, dice que son 17 solo las montañas y las comarcas a sus A r is tó b u lo s o b r e e l pjes jas qUe rec¡ben tanto lluvia como nier e g im e n d e l l u v i a s
.,, ...
ve, mientras que las llanuras están libres igual de lluvia que de nieve, pues solo se inundan con las crecidas de los ríos. Así, explica que las montañas reciben nieve en invierno y que al comienzo de la primavera las lluvias hacen también acto de aparición y aumentan más y más97, y en la época de los vientos etesios98 jarrean día y noche sin cesar, turbulentas, hasta la subida de Arturo99. De este modo ios ríos, cargados con las nieves y las lluvias riegan las llanuras. Y dice que estas cosas las percibió, él como los demás, después de haber salido él mismo hacia la India desde Paropamisadas, tras la caída de las Pléyades1110, al pasar el invierno cerca de las mon
96
Vid. P e a r s o n , The L o st H is to r ie s , págs. 112-149, acerca de la influencia
de Heródoto en Nearco. 1)1 Según B iffi (U E strem o O r ie n te , pág. 165) son las llanuras entre Patalene y el río C oaspes, lugar m encionad o en el parágrafo 19 (C 693). De hecho, en Afganistán y en la región pakistaní al pie del Him alaya nieva en invierno y llueve en primavera; m ientras que en el Punjab y el Sindh hay escasas precipi taciones. El norte de la India e s afectado por el m onzón en verano; mientras que en el valle inferior del Indo no llu eve desde el otoño hasta bien avanzada la primavera. Cf. P é d e c h , P., H isto rien s C om p ag n on s d ’Alexandre. Callisthe ne - Onésicrite - N e a rq u e - P to lém é e - A risto b u le , Paris, 198 4 , pág. 396. w De la regularidad de su aparición dan testim onio, además de los alexandrógrafos, las fuentes latinas ( P u n ., VI 58; S o u n ., 5 1 ,1 ; M a r t ., VI 694; Ism., Orig. XVI 3, 6; C u r i., V Í U 9 , 13). 99 A finales del m es de septiem bre. 1
mitad del mes de noviem bre, p osib lem en te del año 3 2 6 -3 2 5 a. C. C!. B a m a n , E., «Alexander at P eucelaotis», C la ss. Q uart. 37 ( 1987), 1 17-128.
126
G E O G R A FÍA
tañas en la tierra101 de los hipasios y de Asacano1*12, y descender al comienzo de la primavera hacia las llanuras y la ciudad de Taxila103, bien grande, y desde allí hasta el río Hidaspes y la región de Poro, pues dice que en invierno no se veía la lluvia, sino solo nieve, y que llovió por primera vez en Taxilal()4, y que cuando bajaron al Hidaspes y vencieron a Poro y se encamina ron hacia el Hipanis, hacia el oriente, y desde allí de nuevo ha cia el Hidaspes, llovía continuamente, y especialmente en la estación de los vientos etesios, pero que con la salida de Arturo se hizo la pausa. Cuenta también que con la pérdida de tiempo por la construcción de su flota sobre el Hidaspes105 empezaron a navegar no muchos días antes de la puesta de las Pléyades, y que ocupados durante todo el otoño y el invierno y la primavera y verano siguientes en la navegación río abajo llegaron a Patalene en la época de la salida del Perro106. Señala entonces que la navegación río abajo llevó diez meses y que no vieron nada de lluvia en ninguna parte, ni siquiera cuando los vientos etesios arreciaron con más fuerza, y que las llanuras se inundaron al llenarse los ríos y que el mar se hizo innavegable al soplar vien tos contrarios y que no hubo ninguna brisa desde tierra que des pués tomase el relevo.
101 Vid. parágrafo 27 (C 698). 102 Este rey había muerto ya a la llegada de Alejandro. I,M De ella se hablará más adelante (28 y 62). ,,M Vid. 61. ,ÜS D ion., X V II9 5 ,5 ; C u r t ., IX 3 ,2 2 ; A r r . Anáb. VI 2, 4; Ind. 19, 7. Vid. B iffi , L’Indiké: 179-180,
1,16 Evidentemente marca un mom ento en el año a finales del verano, el momento en que esa estrella puede verse sobre el horizonte. Las estrellas son la primera fuente de información para esos m arinos-geógrafos. B if f i (L'E s tremü Oriente, pág. 167) señala mediados de ju lio del año 325 a. C. Sobre esta región del delta del Indo se habla más adelante, en el parágrafo 33.
127
L IB R O XV
Ig D isc re p a n c ia s
v
c o in c id e n c ia s e n t r e
t e / coy A r i s t ó b u l o acerca d e la s llu via s
Lo cierto es que esto mismo es lo que dice también Nearco , pero no esta de acuerdo en lo referente a las precipita ciones veraniegas, pues dice que las 11a..
.
i,«
nuras reciben lluvia en verano , aunque en invierno no se registre precipitación alguna. Sin embargo, ambos hablan de las crecidas de los ríos. Nearco, por su parte, dice que cuando ellos estaban acampados junto al río Acesines se vieron forzados en el momento de la crecida a trasladarse a otro lugar más elevado, y que esto sucedió en la época del sols ticio de verano109. Por su lado, Aristóbulo da a conocer incluso la medida de la crecida, cuarenta codos110, veinte de los cuales los llena la corriente por encima del nivel previo hasta el borde del cauce, y por encima de este hay otros veinte de desborda miento en las ilanuras. También están de acuerdo en que las ciudades situadas sobre alturas se convierten en islas, como pasa también en Egipto y en Etiopía111, y que la crecida cesa tras la salida de Arturo, al retroceder el agua. Afirman que la tierra se siembra cuando solo está medio seca, después de arar la con cualquier artilugio, y que de igual modo crece y madura 107 Se refiere concretam ente (F 18) a las dificultades para la navegación mencionadas al final del parágrafo precedente. Vid. B if f i , L'Estrenw Oriente, pág. 167. Cf. A r r . , Anáb. VI 1 8 ,4 ; VI 21, 1\ln d . 21, 10-22, 1. 1(18 A rr ., Ind. 6 , 5 , c o i n c i d e c a s i palab ra por palabra. 109 B iffi (L ’E stre n w O rien te, pág. 167), basándose también en A r r ia n o
(Ind. 6, 5) sostiene que el cruce del A cesin es habría tenido lugar en pleno ve rano del año 326 a. C. Las crecidas de estos ríos indios han sido siempre muy notables, hasta el punió, señala B iffi, de que existe un término específico hoy en la lengua local, varçànadl, para referirse a ellas. 110 Un codo (latín cubitus o ulna) era en principio la distancia desde el codo al final del dedo m eñique, y contenía 24 d á k ty h i, 18,25 pulgadas. 111 Nos dice lo m ism o E s t r a b ó n , aunque solo acerca de Egipto, en V I, 5 C 212, y en XVII 1, 4 C 7 8 8 -8 9 . C f. B u n , L'Africa: 2 50 y L'Estrenw Orien pág. 168.
128
G EO G R A FÍA
completamente un fruto excelente. Dice Aristóbulo que el arroz se encuentra en recintos cerrados con agua y que está separado en secciones, que tiene cuatro codos de alto, y es rico en ramas y en grano. También dice que se cosecha en la época de la pues ta de las Pléyades y que se desgrana como la escalda112, y que crece también en Bactriana, Babilonia y la Súside, así como en Siria Inferior113. Megilo" ‘ dice que el arroz se siembra antes de las lluvias, aunque necesita irrigación y trasplantes, siendo re gada de aguas estancadas. Onesicrito dice del bósm oro113que es un grano más pequeño que el trigo. Crece en las tierras que hay entre ríos. Y se tuesta inmediatamente después de trillarlo, pues han jurado previamente que no se lo llevarán de la era sin que haya pasado por el fuego con el fin de evitar que la semilla salga de la región. 19 Aristóbulo, considerando conjuntaA r is tó b u lo c o m p a r a mente las semejanzas de este país con la s c o n d ic io n e s respecto a Egipto y a Etiopía, así como c lim á tic a s d e E g ip to v la In dia
. .„
.
.
también sus diferencias (como que el Nilo se nutre de aguas procedentes del sur, mientras que los ríos de la India las reciben del norte116), se pregunta cómo es posible que las regiones intermedias no reci ban lluvias, pues no las reciben ni Tebas hasta Siene y la co
112 O espelta (esp. de trigo basto y forrajero). 113 Curiosamente, Estrabón no m enciona esto en las seccion es respectivas. 114 Se trata de un autor desconocido, salvo que, sugiere B iffi (L ’Estrenw Oriente, pág. 168 ). se trate de un «incom prensibile errore» de la tradición y que se trate en realidad de M egástenes, que pudo hablar del arroz y de sus utilida des. Cf. parágrafo 53. 115 No se conoce a qué planta se refiere el texto: quizá a una esp ecie de mijo o de arroz. Cf. K a r t t u n e n , India in the Hellenistic W orld, pág. 145; B iffi, L’Est remo Oriente, pág. 169. 116 Cf. XVII 1, 5 C 790, en este m ism o volum en. Vid. B if f i , L ’Africa, 253254, con bibliografía.
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129
marca cercana a M eroe11', ni las regiones de la India desde Patalene hasta el Hidaspes1lx. Sin embargo, la parte que hay por encima de esta zona, en la que hay tanto lluvia como nieve, es cultivada, dice, de modo semejante al de todo lo que queda fuera de la India, pues recibe el agua necesaria tanto de las lluvias como de las nieves. Y es verosímil, a partir de lo soste nido por Aristóbulo, pensar que la tierra es proclive a los terre motos, pues es muy porosa a causa de la excesiva humedad y está sujeta a fracturas tales que hasta cambian los cursos de los ríos.119 Por ejemplo: dice que en una ocasión fue enviado en una misión y vio una comarca de más de mil ciudades, además de las aldeas, desierta al haber dejado el Indo su curso habitual cambiándolo por otro más hacia la izquierda, mucho más pro fundo y caer violentamente como una catarata, de modo que ya no irrigaba con sus crecidas la comarca de la derecha, ahora abandonada, pues estaba por encima no solo del curso nuevo del río, sino también de sus crecidas. Con las crecidas de los ríos y la afirm ación de que no hay brisas que 20 La fe r tilid a d soplen desde tierra concuerda también d e la I n d ia lo que dice Onesicrito, pues afirma que la costa es una m arism a120, y ello particularmente en torno a las desem bocaduras de los ríos, debido
117 La lluvia en esta región e s realm ente escasa, inferior a los 10 m ’ anua les. Vid. B iffi , L'Estremo O rien te, pág. 169. IIS
En el valle inferior del Indo, hoy por hoy, las precipitaciones anuales
son de unos 50 m \ frente a los 100-250 del Punjab superior. C f. Κ α κ ϊ ί
unen,
India in the Hellenistic W orld, pág. 122. 1,9
Parece en con son an cia con la teoría aristotélica sobre los terremotos
(Meteor. II 8, 366b 9 -1 5 ). C f. A u j a c , G ., Srrabon et la science de son temps, Paris 1966, págs. 2 3 5 -2 3 6 . 12,1
FGrHist. 134 F 8. C f. el parágrafo 34, en el que se repite casi textual
mente esta frase.
C iH O ÍiR A l ΙΛ
13«
a los aluviones, las subidas de la marea y el predominio de los vientos de alta mar. Megástenes indica la riqueza de la India con lo de que produce fruto y grano dos veces al año121. En esto coincide con Eratóstenes, quien habla de la siembra in vernal y de la veraniega, y en los mismos términos en lo que se refiere a la lluvia, pues dice haber llegado a la conclusión de que no hay año sin lluvia en ambas estaciones122. De mane ra que, debido a esto, se dan buenas cosechas, al no quedarse nunca esta tierra sin grano. También dice que los árboles pro ducen muchos frutos y que las raíces de las plantas, y en par ticular las de grandes cañas, son dulces123 tanto por naturaleza como por el calentamiento que sufren, al ser caldeada por los rayos del sol tanto el agua que cae de Z eu s124 como la de los ríos. Así pues, Eratóstenes de alguna manera quiere decir que lo que para los demás se llama «maduración» tanto de los fru tos como de sus zumos, para ellos es «cocción», y que la ma duración es igual de eficaz para lograr un buen sabor de boca que el paso por el fuego. Y dice que también debido a esto son flexibles las ramas de los árboles de los que se hacen las rue das, y que por esta razón incluso crece algodón125 en algunos. 121 De nuevo el F 8. Cf. D i o d ., II 35, 3; 36, 4 (F 4); P l i n ., VI 58; S olin ., 52, 1 (F 7 a); M a r t ., cap. VI 69 4 ; Is i d ., Orig. XIV 3, 6. 122 F III B, 17; cf. XVI 4, 1 C 768 en este m ism o volum en (F II IB, 48), en el que habla de la fertilidad del sur de la Arabia Feliz. 123 Megástenes y Eratóstenes están hablando de la caña de azúcar (Cf. R. F r e n c h , Ancient Natural History, Londres -
N ueva York 1 994, 146, y
K a r t t u n e n , India in the Hellenistic W orld , 1 4 0 - 1 ), descrita en términos se
mejantes en D io d ., II 3 6 , 5 . 124 Es decir, que cae del c ie lo , la lluvia. A sí, J o n e s ( The G eography) tradu ce «from the sky». 125 A unque textualm ente d ic e « la n a » , se trata, e n realid ad , d e a lg o d ó n . Del m is m o m od o lo entiende B iffi ( L’Estrenw O riente, p á g . 171 ) e n su comenta rio. aunque en su traducción e s literal y e s c r ib e « la n a » ( c f . t a m b ié n S c h n ei der,
P.. L'Ethiopie et l'Inde. Interferences et confusions aux extrémités du
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131
De este algodón dice N earco126 que se tejen finos paños bien urdidos que los macedonios usan para sus cojines y como almohadillas para sus sillas de montar. Y del mismo tipo son los hilos séricos127, cuyo b iso l2H se obtiene de ciertas corte zas. Eratóstenes también dejó dicho, con respecto a las cañas, que producen miel, incluso sin abejas. Pues también dice que hay un tipo de árbol frutal de cuyo fruto se puede componer miel, aunque los que comen de este fruto crudo se emborra chan129. La verdad es que en la India crecen 21 4 „ muchos árboles maravillosos, como el El g r a n t a m a ñ o d e lo s á r b o l e s Que tiene ramas que se inclinan hacia d e la I n d ia abajo, y cuyas hojas no son más peque ñas que un escudo130. Onesicrito131, al describir de un modo excesivamente minucioso la región de Musicano, que dice que se encuentra al sur de la India, cuenta que hay allí unos árboles enormes cuyas ramas crecen hasta los doce codos y que el crecimiento restante a partir de aquí toma
monde antique, Rom a, 2004: 203; M. G. R a s c h k e , «N ew Studies in Roman Commerce with the East», A N R W II, 9, 2, [19 7 8 ], 90 8 , n. 1026). Además del algodón, también el lino se confundía con la lana, señala Biffi. 126 F 19. 127 Los que usa el pu eb lo de los «seres» para sus vestidos (P a u s ., VI 2 6 ,4 ), como señala J o n e s (The G e o g ra p h y , pág. 33, n. 2). 128 Estrabón parece que está hablando de la «seda», creyendo que es un tipo de algodón. J o n e s {The G e o g ra p h y , pág. 33, n. 3). Cf. B i f f i , L’Estremo O rien te, pág. 171, con referencias, particularmente R i c h t e r , 1929, 30, m Cf. A n d r é , J.-J. F i i .l i o z a t , L i n d e vue de Rome, París, 1986, 339, n. 3, y B if f i , L’Estremo O rien te, págs. 1 7 1- 172. 130 P u n ., XII 23. 111
F 22. Se trata del fic u s Indica o del Benghalensis, señala B if f i ,
L'Estremo Oriente, pág. 172, con bibliografía. Vid. T. S. B r o w n , Onesicritus. A Study in Hellenistic H isto rio g ra p h y, B erkeley-L os A ngeles, 1949, págs. 8486.
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G E O G R A FÍA
un curso descendente, como torcidas hacia abajo, hasta que to can el suelo; y que una vez desplegadas así por el suelo echan I raíces de igual modo que los mugrones y que después, vol viendo a crecer hacia arriba, forman un nuevo tronco. Y que a partir de aquí, de nuevo, del mismo modo, curvados hacia abajo por su propio crecimiento, forman otro mugrón, y después otro más, y así sucesivamente, de manera que, a partir de un solo árbol se llega a generar una enorme umbría, semejante a una gran tienda con infinidad de columnas133. También habla del gran tamaño de los árboles, hasta el punto de que los troncos a duras penas serían abarcables por el abrazo de cinco hombres134. También Aristóbulo, a propósito del Acesines y de su confluen cia con el Hiarotis135, habla de árboles con ramas curvadas ha cia abajo y de su gran tamaño, hasta tal punto de que cincuenta jinetes (o cuatrocientos según Onesicrito) pueden pasar el me-
!1? El Diccionario de la Real A cadem ia E spañola de la Lengua20 (Madrid, 1992) dice en la entrada «mugrón»: «Sarmiento que, sin cortarlo de la vid, se entierra para que arraigue y produzca nueva planta». N o ha de extrañar el símil en un pueblo tan vinícola y mediterráneo com o el griego. 1,1
Este árbol realmente espectacular (no es extraño que Onesicrito y Estra
bón dediquen tanto esfuerzo y espacio en su descripción) e s para Jones el Ficus benghalensis, una variedad de higuera de la India oriental llam ado banyan tree en ingles. El Webster C ollege D iction ary (N u eva York, Ramdom House, 1991 ) dice con casi sorprendentes ecos estrabonianos que es « o f the mulber ry family, having branches that send out adventilious roots to the ground and sometimes cause the tree to spread over a w ide area». Puede tener de 21 a 30 m de altura. Pero Clitarco, otro de los alexandrógrafos y fuente de D io d o r o (XVII 90, 5). hablaba de cuatro hombres. No obstante, el texto no está recogido entre los fragmentos de Clitarco de FGH 137. 135
Confluencia del Chenab con el Ravi. B if f i (L ’E strem o O riente, pág.
173) señala que la forma Hyarotis se parece más al original sánscrito (íravati) que la lectura Hydraotes de las otras fuentes ( A r r ., Anáb. V 4, 2: Ind. 3, 10: F il o s t r a t o . V/. Apoll. 2, 9; F o cio , Bibl. 91, 68a).
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133
diodia a la sombra de un solo árbol136. Pero Aristóbulo habla también de otro árbol, no grande, con corteza, como las habas, de diez dedos de largo, lleno de miel; pero dice que quien come de él no es fácil que se salve137. Pero a todos los que hablan del gran tamaño de los árboles los han superado los que dicen haber visto al otro lado del Hiarotis un árbol que, al mediodía, propor cionaba sombra a un área de cinco estadios13*. Finalmente, en referencia a los árboles del algodón, Aristóbulo dice que la flor tiene una pepita139, y que cuando se quita esta, el resto se carda como la lana140. También habla141 de un grano en la regi°n de Musicano que crece por sí la I n d ia , A r a b i a , solo, parecido al trigo y un tipo de vid E tio p ía y E g i p t o que produce vino, aunque digan los de más autores que en la India no se da el vino142, de manera que según Anacarsis no existe allí la flauta ni La f e i - t ü i d a d d e
136 FGrHist. 139 F 3 6 . D e n tr o d e lo q u e c a b e , A r istó b u lo era « so b r io » en este sentido (en e x p r e s ió n d e B if f i, L ’E stren w Oriente, pág. 173), p u es co
Near
(F 6: Arr., Ind. 1 1 , 7 ? ? ) h a b la b a d e μ υ ρ ίο υ ς ά νθ ρ ώ π ους, por ejem p lo.
Pl in ., V il 2 1 , h ab la d e turm ae equitum, y O n e sic r ito , de cu a tro cien to s. 137 El ban an o o e l m a n g o . Vid. P e a r s o n , The Lost Histories, pág. 175. 138 Parece cla r o q u e E stra b ó n e s m u y e s c é p t ic o c o n re sp ec to a esta noticia, y ni siquiera m e n c io n a e l n o m b r e d e lo s q u e e s to afirm an. 139 P ipo, h u e s o , e tc . 140 Lana o a lg o d ó n . C o m o y a v im o s m á s arriba los g r ie g o s utilizaban el término para « la n a » para r e fe r ir se a un p ro d u cto n u e v o y d e s c o n o c id o hasta entonces para e llo s : e l a lg o d ó n . 141 El tex to g r ie g o r e su lta a m b ig u o e n lo referen te al su jeto de e ste verbo. Jones p ien sa q u e se trata d e A r is tó b u lo , p ero B if f i ( L'Estrenw Oriente, pág. 173) ve claro q u e se trata d e O n e s ic r ito . D e jo la tra d u cció n co n la am b igü ed ad del original. 142 El v in o era p articu l a rm en te p r o d u c id o en e l n o r o e ste de la India, pero seguram ente era c o n o c id o e n o tra s r e g io n e s ta m b ié n , in c lu so form an d o parte de ciertas c e le b r a c io n e s r e lig io s a s ( K a r t t u n e n , « T h e C o u n tr y » , p ágs. 2 0 7 214). En c u a lq u ier c a s o , s e ñ a la B if f i (L 'E strenw O riente, pág. 17 4 ), e l v in o era
134
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ningún otro instrumento musical a no ser los címbalos, tambo res y castañuelas, que son propiedad de los prestidigitadores143. Este y otros autores afirman también que este país es rico en hierbas y raíces ricas en propiedades curativas y todo lo contra rio, así como en plantas de muchos colores1*44. Y añade145 que existe allí una ley según la cual el que descubre algo mortal, a no ser que descubra también el remedio contra ello, es condena do a muerte, pero si descubre un remedio obtiene un premio de los reyes14*. También dice que la región sur de la India, al igual que Arabia y Etiopía, produce cinamomo147, nardo y otras plan tas aromáticas14*, teniendo algo parecido a estos países en lo escaso y de dudosa caldiad, de modo que en el siglo i d. C., la India importaba grandes cantidades de vino, sobre todo de Italia {Per. Mar. Erythr. 49; cf. M. G. R a s c h k e , «N ew Studies in Roman Commerce with the East», ANRW II, 9, 2, (1978), 6 7 1; A ndrf .-F i l u o z a t , L in d e , págs. 347-348, n. 80). 143 B iffi (L’Estremo Oriente, pág. 174) le da poca credibilidad a este pasaje.
144 Esta afirmación se repite en el parágrafo 30. Cf. N e a r c o . F 11: A rr., Ind. 16, 4, acerca de la atracción de los indios por todo lo colorido. ,4S Onesicrito según B i f f i (L'Estremo Oriente, pág. 173), pero Aristóbulo según Jones. I4ft También las fuentes indígenas muestran la relevancia de distinguir per fectamente las raíces venenosas de las que no lo son. Cf. A u b o y e r , J., La vita quotidiana n e líIndia antica. Milano 1996 (ed. orig. La vie quotidienne dans Γ/nde ancienne. París 1961), pág. 123. 147 Término al parecer de origen fenicio, según Liddle-Scott, s. v. ,4* Cf. Isin., Orig. XVII 8, 10, acerca de las características del cinamomo
indio. Sobre su presencia en Arabia, ya conocida de otras fuentes antiguas, vid. C a n a l i de R o ssi , F. (ed.), Iscrizioni dello Estremo Oriente Greco. Un reper torio», Bonn, 2004, págs. 226-227, n. 351-352. Estrabón trata del asunto tam bién en el libro correspondiente: XVI 4, 25 C 783, traducido, comentado y anotado en este mismo volumen. Lo mism o podemos decir referente a la pro ducción de cinamomo en Etiopía (XVI 4, 14 C 773-74; XVII 1, 1 C 785; 1, 5 C 7tH); R o s t o v z e v , M., Storia economica e sociale del mondo ellenistico, I,
Florencia, 1966 (trad, de Social and Economic History o f the Hellenistic World, Londres, 1953), pág. 426; S i d e b o t h a m , S. E., Roman Economic Policy in the Erythra Thalassa 30 B.C.-A.D. 217. Leiden, 1986, passim). Normalmen-
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que se refiere a los rayos del sol, aunque los aventaje en la abundancia de lluvias de modo que el aire allí es húmedo y por ello más nutritivo y fértil, lo que vale también para la tierra y el agua. Y así, en la misma medida, tanto los animales terrestres como los acuáticos de la India se manifiestan más grandes que los de los otros dos países. Pero también dice que el Nilo es más fértil que los otros y que engendra criaturas gigantescas, algu nas de las cuales son anfibias, y que las mujeres egipcias a ve ces dan a luz cuatro niños. Aristóteles nos informa de una que dio a luz a siete149, llamando también él al Nilo prolífero y nu tritivo a causa del calentamiento moderado procedente de los rayos solares que dejan el elemento nutritivo y evaporan lo so brante. Y también es verosímil qu 23 esta misma causa, como dice él15", suceEl agua y a c a e esto: que el agua del Nilo hierva con caliente de l c ie lo . . , , . , , , 0 la mitad de calor que las demas. Pero dice que en cuanto que el agua del Nilo atraviesa en su recto curso una región larga y estrecha y cambia te se piensa que se trata de la planta de cu ya corteza se obtiene la canela. Pero, como señala B i m (L'Estremo Oriente, pág. 175), hay m ás de cincuenta plantas tropicales para esco g er a qué tres se refiere aquí Estrabón, y no todos los estu diosos están de acuerdo: vid. R asch k e , « N e w Stu d ies», 665 y 9 2 8 , η. I 125, y F. de Romanis, F., Cassia, Cinnanwnw, Ossidiana. Uomini e merci tra Ocea
no Indiano e Mediterraneo, R om a, 1996, pág. 33. 149 P lin io (VII 33) se refiere a esta fertilidad asociada al N ilo. A ristóteles, efectivamente, se refiere a la fecundidad de las m ujeres e g ip cia s, pero en Hist. Anitn. VII 4, 584b 3 1 -3 3 habla de c in co niños, no de siete. C o m o B iffi (L'Estremo Oriente, pág. 175), no creo que esto nos autorice a enm endar el texto de Estrabón, pues puede estarse refiriendo a otro pasaje de A ristóteles no conocido. 150 «El» es aquí A ristóbu lo, pero el con ten id o de lo por él afirm ado procede de Aristóteles, c o m o indica Jaco b y (FGrHist. II B, Κυηνη. A l l , reen viand o al fragmento 283 Rose), en lo que co in cid e B iffi (L'Estremo Oriente, pág. 175).
GHOGRAFÍA
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muchas veces de clima151 y de aires, mientras que las corrientes indias se desparraman en llanuras más grandes y anchas, gas tando mucho tiempo en los mismos climas, en esa misma pro porción las aguas de la India son más productivas que la del Nilo, y que por ello sus animales acuáticos también son mayo res y más numerosos. Y dice además que el agua ya está calien te al verterse desde las nubes. Pero los del entorno de Aristóbulo „ , 7 , , no estarían de acuerdo, pues afirman Sobre el color de „ la piel de indios v Mue 'as llanuras no reciben lluvias . No etíopes obstante, en opinión de Onesicrito el agua es causante de las particularidades en los animales y aduce como prueba el hecho de que el color del ganado extranjero que la bebe se transforma en el del gana do local. La verdad es que en esto tiene razón153, pero ya no en lo de poner la causa de que los etíopes sean negros y de pelo rizado sin más en las aguas, y en lo de censurar a Teodectes (quien consideraba causante al propio sol), quien dice así: v e c in o a l t e r r i t o r i o d e e s t o s e l s o l , c o n d u c i e n d o s u c a r r o , im p r im ió un o s c u r o t o n o a h u m a d o 154 en lo s c u e r p o s d e e s t o s h o m b r e s y r i z ó s u s c a b e l l e r a s fu n d ié n d o la s con fo r m a s d e f u e g o in s u p e r a b le s
No obstante, Onesicrito podría tener algo de razón, pues dice que ni el Sol está más próximo a los etíopes que a otros (sino que 151 Es decir, de paralelos. Estrabón quiere decir que el N ilo tiene un amplio recorrido latitudinal, com o de hecho sabem os que sucede. 152 Ya vim os esto en los parágrafos del 17 al 19. F 22, 24.
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Me parece incorrecta la traducción de Jones (7he Geography, pág. 39):
«discoloured the bodies o f men with a murky dark bloom ». Eso no puede nun ca ser «discolour», sino más bien «colour».
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está más perpendicular sobre ellos y por ello calienta más) y así no es correcto decir que el Sol es vecino de estos, pues dista lo mismo de todos los pueblos, ni el calor es causante de un electo así, pues no alcanza a los niños en el vientre de su madre, a los que el sol no alcanza. Pero es más acertada la idea de quienes consideran causante al calor del sol, debido a la gran deficiencia de humedad en la superficie de la piel. Y debido a esto digo yo que los indios no tienen el pelo rizado ni su piel ha sido reque mada de un modo tan inclemente, es decir, que tienen en común un aire húmedo. Y ya en el vientre materno, a causa de la trans misión genética, se hacen en este aspecto tal y como son sus padres, pues las patologías congénitas y otros parecidos se ex plican así. Además, la afirmación de que el Sol es equidistante de todos los pueblos se dice de acuerdo con la observación, no con la razón; y no de acuerdo con una observación cualquiera, sino de acuerdo a lo que dije de que la Tierra tiene la importan cia de un insignificante punto al confrontarse con la estera del Sol, pues a partir del tipo de observación según la cual recibi mos el calor respectivamente más cuanto más cerca y menos cuanto más lejos, en ese sentido, el Sol no es equidistante a to das las regiones. Y es en este sentido en el que se dice que el Sol es vecino de los etíopes, no como cree Onesicrito155. 25 Y lo que sigue es uno de ¡os aspectos Situación en que están de acuerdo los que mantieg eográfica de la India con nen 'a idea de una gran semejanza de la respecto a E g ip to India con respecto a Egipto y Etiopía: el y E tiopía 155
Estrabón se esfu erza por en ten d er la afirm ación de que es la m ayor
«proximidad» al Sol la que ex p lica el color de piel de etíopes e indios. Aun estando de acuerdo con O n esicrito en que, técnicam ente, el Sol está igual de lejos de todos los puehlos de la T ierra, interpreta que lo que quiere decir Teodectes es que el Sol calien ta m ás. De hecho, com o es notorio, calienta más se gún las latitudes, aunque no sea por cercanía, sino por el grado de inclinación de los rayos.
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hecho de que todas las llanuras no inundadas son improductivas a causa de la falta de agua156. Nearco157 dice que lo anterior mente investigado, en referencia al Nilo, acerca de cuál sería el origen de sus crecidas, lo ilustrarían los ríos indios: sería el resultado de las lluvias del verano. No obstante, que cuando Alejandro vio cocodrilos en el Hidaspes y habas egipcias en el Acesines creyó haber descubierto las fuentes del Nilo158y con sideró preparar una expedición a Egipto, como si fuera a nave gar por ese río hasta allí, pero pronto supo que no sería posible lo que ansiaba154... p u e s e n tr e m e d i a s h a y g r a n d e s r í o s y t e r r i b l e s c o r r ie n te s , y e l o c é a n o lo p r i m e r o . .
IVl Cf. XVII 1, 4 C 789, traducido y com entado en este m ism o volumen. 157 F 20. I5X B o s w o r t h , A. B., «A ristotle, India and the A lexander Flistorians»,
TOPOI Or. Occ. 3, 2, 1993: 414. Al parecer los locales sacaron del error a los macedonios al explicarles que el Flidaspes desem bocaba en el Acesines, y este, en el Indo, el cual a su vez desaguaba en el océano. Cf. H a m m o n d , N. G. L., Sources fo r Alexander the Great. An A nalysis o f P lutarch's Life and Arrian's, Anabasis Alexandrou, C am bridge, 1993, pág. 263, n. 4. IW Heródoto no conocía la existencia del golfo Pérsico (cf. D i h l e , A. «Arabien und Indien», en H érodote et les peu p les non grecs (Entretiens sur ΓAntiquité Classique XXXV), G énève, 1992, págs. 43, 67 y 1997, págs. 59-60). La cam paña inicialmente planeada por los m acedonios hubiera tenido un ca rácter exploratorio. Finalm ente, poco después, A lejandro exploraría parcial mente esta región, com o cuenta E s t r a b ó n en XVI 3, 2 C 766 (traducido y anotado en este mism o volum en) y en 4, 4, C 768; así com o por A r r i a n o en Anáh. VII 20. 7-8 e Ind. 7-8, com entado por B i f f i (L 'tndiké, págs. 250-252 y 265-266), además de S isri, F. y A. Z a m b r i n i (eds.), A rriano, A nabasi di Ales sandro. Milán. 2004, II, 636-638. Iw' Od. XI 157-8. Son palabras de A nticlea a su hijo U lises. Para Biffi (L'Estrem o Oriente, pág. 177) la cita hay que atribuírsela a Estrabón y no a Nearco, pero no es muy pertinente.
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en que desembocan todos los ríos indios. Después están Aria na161, el golfo Pérsico, el Arábigo, Arabia propiamente dicha y el país de los trogloditas162. Tales son, así pues, los estudios de que disponemos acerca de los vientos y de las lluvias y de las crecidas de los ríos y la inundación de las llanuras. 26 Pero es preciso que hablemos una a El conocim iento d e una de las diferentes cuestiones relativas los n o s del norte d e a estos ríos, todas las que sean útiles la India e r a d a s a A lejandro
.
„
,
.
.
Para la geo8rafia Y de ,as que he men guado su historia163. Pues los ríos, en general, siendo una especie de límites naturales del tamaño y la forma de los países164, proporcionan mucha información muy adecuada a la totalidad del asunto que nos ocupa; pero el Nilo y los ríos de la India presentan una cierta ventaja sobre los demás por el hecho de que las comarcas alejadas de ellos son inhabita bles, siendo, no obstante, navegables165 y cultivables, y sin que sea posible hacer un viaje a través de ellas de otro modo166 ni habitarlas de manera alguna167. Así pues, voy a contar lo que he IM De esta costa nos hablará m ás adelante en el parágrafo 8 de la sección 2. 162 Cf. XVI 4, 4 C 768, trad u cid o y com entado en este m ism o volum en. 161 Como B i f f i (L ’E stren w O riente, pág. 178) señala, esta oportuna nota sirve a Estrabón para explicar que no se detenga m ás en otras cuestiones. Se trata de reform ular cuáles son sus objetivos en la presente obra. 164 Era práctica h ab itu al, co m o lo ha seg u id o siendo después, de las es cuelas de geografía el serv irse de los cu rso s de los ríos com o guía en la d iv i sión de las regiones. Eso sí, E rató sten es o p in a b a que la m era d ivisión en re giones no tenía m ucha u tilid ad p ráctica, pues, para em pezar, cualquier división es siem pre d iscu tib le. C f. E stra b ó n , 1 4, 8 C 66, y A u ja c , S tra h u n , págs. 206-207. Ift;i Es decir, son navegables los ríos que las surcan. C f. A kr., Ind. 4, 3, 1213 y P u n . , VI 65. IW| Que no sea navegando los ríos. 167 Esta afirm ación, com o señ ala B i f f i (L 'E strenw O riente, págs. I78-7W ),
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averiguado acerca de los ríos que desembocan en el Indo dignos de mención, así como lo referente a las comarcas por las que discurren, pero sobre los demás hay más ignorancia que conoci miento1™. Pues Alejandro, el que más descubrimientos hizo en lo relativo a estas regiones1"4, desde el principio, cuando los traicione ros asesinos de Darío tramaron el levantamiento de Bactriana170, supo que lo más ventajoso era perseguirlos y disolverlos. Así, Alejandro llegó cerca de la India a través de Ariana, y dejando a la India a su derecha cruzó el Paropamiso hacia las comarcas norteñas y Bactriana1'1. Y tras someter allí todo lo que estaba en poder de los persas y aún más172, aspiró ya desde entonces a do minar también la India, pues muchos173 le hablaban de ella, aun que sin mucha precisión. En vista de ello, volvió, cruzando las mismas montañas por otros caminos más cortos, dejando a la India a mano izquierda y de repente giró sobre ella y sus límites occidentales, el río Cofes174y el Coaspes175, que desemboca en el río Cofes cerca de una ciudad llamada Plemirio17^, tras pasar por puede ser válida para Egipto: lejos del valle fluvial el territorio es inhóspito, pero mucho menos para estas regiones de la India. 1W < Cf. parágrafo 4. Tam bién A k r . {Ind., 2, 9) se refiere a la precariedad de nuestras fuentes en relación a la región del G anges. Cf. K i e n a s r, D., «Alexan der und der Ganges», H istoria 14 (1965), 186, y K a r t t u n e n , «The Country», pags. 89-101. Ihv De nuevo se m anifiesta esa dependencia a la que nos hem os referido ya. 170 Sobre este sombrío episodio, vid. B i f f i (L ’E strem o O riente, pág. 179), con bibliografía. 171 Sobre este viaje se trata más detenidam ente un poco m ás adelante, en 2, 10. 172 Cf. XI 11, 4 C 517. 171 Los historiadores y geógrafos de su séquito. J o n e s . The Geography, p á g .45. 174 Hoy el Kabul, afluente del Indo. El Swat o el Pangkora. según B i f f i , L ’Estrerrw O riente, pág. 180. I7h No hay más referencias a esta ciudad.
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Góride177, otra ciudad, y discurrir también por Bandobene17* y Gandaritis179. Averiguó que la región montañosa del norte era la más habitable y fértil, y que la meridional, en parte árida y en parte bañada por ríos, era excesivamente calurosa, más a la me dida de fieras1*0que de hombres. Así pues, decidió someter pri mero la región recomendada, considerando al mismo tiempo que los ríos que era necesario cruzar (dado que discurrían trans versalmente cortando el país contra el que se dirigía) serían más fáciles de vadear cerca de sus fuentes. A la vez también oyó que varios ríos confluyen en una sola corriente, y que ello siempre sucedía más cuanto más avanzaba hacia adelante, de modo que el país era más difícil de cruzar, especialmente en caso de esca sez de barcas. Por lo tanto, temeroso de esto, cruzó el Cofes y conquistó toda la comarca montañosa que mira hacia el oriente. Y después del Cofes estaba el Indo; 27 , después, el Hidaspes; después el AcesiEl oriente r r 1 de la India nes Y el Hiarotis, y por fin, el Hipanis . 177 Podría ser, com o señala B iffi (L ’E stren w O riente, pág. 180), la ciudad que Ptolomeo (V il 1, 43) llam a 1 ώρυα. Cf. K ie sslin g , R E V il 2 ( 1912), 1673, s. v. Quizá tenga que ver con el nom bre del río G ouraios, citado en la mism a
región (Ark., Anáb. IV 25, 7; B iffi, L 'E stren w O riente, pág. 180). m U andobanda en PrOL. VI 12, 4, seguram ente el Und, la región por la que Alejandro atravesará el Indo. Cf. Eggerm ont, P. H. L„ «A lexander’s Campaigns in G andhara and P to le m y ’s List o f Indo-Scythian Tow ns», O rien talia Lovaniensia P eriodica, 1, 1970, 107-110, y A lexa n d ers C am paigns in Sind and B aluchistan a n d the Siege o f the Brahm in Town o f H arm atelia, Louvain, 1975: 176. I,y La región sobre la que rein ab a Poros (vid. m ás adelante el parágra fo 30). 1X0 Cf. parágrafo 45. IM Se trata del Punjab m oderno, entre el Jhelum y el Beas. El nom bre tal y como lo da Estrabón (según B iffi, L 'E strem o O riente, pág. 18 1, tom ándolo de Aristóbulo) está m ás alejado del original local (sánscrito VipàSâ) que la form a Hyphasis o H ypasis de las otras tuentes.
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Pues no pudo ir más allá, en parte por tomar en consideración ciertos vaticinios, en parte forzado por el ejército182, ya muy des gastado por lo soportado, y que en especial sufrió por las lluvias que continuamente habían caído sobre elloslK3. Y así hemos llega do a conocer las regiones orientales de la India que quedan a este lado del Hipanis, además de algunas más allá del Hipanis sobre las que han añadido sus testimonios quienes, con posterioridad a Alejandro184, han avanzado más allá de este río hasta el Ganges y Palibotra. Después del Cofes, pues, fluye el Indo, y las comarcas que están entre estos dos ríos las dominan los astacenos185, los
1X2 B i f f i (L'Estremo O riente, pág. 181) señala que el recurso al sacrificio
propiciatorio es una ocurrencia de A lejandro para tratar de vencer la resistencia de su ejército, un esfuerzo baldío, pues no le salió bien, piadosam ente reflejado por Aristóbulo y por Estrabón, com o ya proponía J a c o b y FGrHist. II B, Komm., 506. Cf. E n g e l s , J., «Die G eschichte des A lexanderzuges und das Bild Alexanders des Grossen in Strabons G eographika -
Zut
Interpretation der
Augusteischen Kulturgeographie Strabons als Q uelle seiner historischen Auffassungen», en W i l l , W . (éd.), A lexander d er G rosse. Eine W e Ite robe rung und ihr H intergrund, Vortrage des Internationalen B onner Ale.xanderkulloquium s, 19-21.12./9 9 6 , Bonn. 1998, pág. 163. "° Tam bién D i o d o r o (XVII 94, 3) y A r k i a n o (Anáb. V 28, 4) se refieren a ia intensidad de las lluvias caídas en esta fase de la cam paña, com o señala B i f f i (L’Estrem o Oriente, pág. 181).
IM A partir de Aristóbulo. Vid. T a r n , The G reeks in B a ctria , pág. 144, η. 6: N a r a i n , The Indo-G reeks, pág. 36, y B i f f i , L ’E stren w O riente, pág. 182. ΙΜ A r r . , Ind. 1,1. Q uizá se puedan equiparar con los A stacani que mencio
na S o i . i n o (52, 24) y con los A spagani de P l i n i o ( V I 79). B i f f i (L ’Estrenw Oriente, pág. 182) lo relaciona con el antiguo persa O attagus, tratándolo como una variante del etnónim o Sattagydai ( H e r ó d . , 11191,4), nom bre de un pueblo que en tiempos de Darío el G rande form aban parte de la séptim a satrapía del Imperio persa ( L e c o q , 1997, pág. 143), entre lo que h o y son Pakistán centrooccidentaJ y Afganistán m eridional. Cf. E g g e r m o n t , A lexa n d er’s Campaigns in Sind, pág. 179, y A n d r é - F i l l i o z a t , Pline l’Ancien. H istoire naturelle, Li vre VI 2e partie, Paris, 1980, pág. 108, n. 2.
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masianos186, los niseos1*7 y los hipasios18*. Y después está la región de Asacano, en la que está la ciudad de Masoga189, sede real del país. Y de nuevo junto al Indo hay otra ciudad, Peucolaitis190, junto a la cual había un puente que permitió cruzar al ejército191. Entre el Indo y el Hidaspes está Ta28 xila, una ciudad grande y con las mejoG ra n d es res leyes192, y la región que la circunda serpientes
l8<> No existen m ás m enciones de este pueblo, no identificado. 187 M encionados m ás arriba, en el parágrafo 8. Su región es nom brada y descrita por A r r . (Ind. 1, 6). Cf. B i f f i , L 'ln d ik é, págs. 114-115. 188 Llamados A spasioi en la tradición iránica, su nom bre parece derivar de un sánscrito asva, «caballo». C f. B i f f i , L ’E strem o O riente, pág. 183. 189 Μ α τ π σ σ α κ α en D i o d o r o (X V II P rooem .) y en A r r i a n o (Ind. 1, 8; pero Μ α τ π σ σ α γ α en A náb. IV 26, 1; 28, 4). E staría cerca de Bir-kot, sobre la orilla oriental del G oi/ra/o s/P an g k o ra, ju n to al lugar hoy llam ado C hak-D ara. Cf. Tucci, G., La via de lio Sw at, R om a, 1996, págs. 41-42. 190 A r r . , Ind. 1,8 y 4, 11; A náb. 1V 22, 7 y 28, 6; P t o l . , V il l , 4 4 ( I I p o -
κλατσιΥ); P l i n . , VI 62 (P eucolatis) y VI 94 (Peucolis). Se trataría de Bala Hisar, cerca de C harsada, 30 km al noroeste de Peshaw ar, donde el río Kabul confluye con el Swat (cf. K a r t t u n e n , India in the H ellenistic W orld, pág. 50; Biffi, L’Estremo O riente, pág. 183), si es que no hubo dos ciudades con el
mismo nombre, estando en to n ces esta m ás cerca del Indo, com o sugiere B o s w o r t h (A H istorical C o m m entary, págs. 183-184).
191 Es un puente sobre el Indo de cuya construcción encargó A lejandro a dos de sus generales (E festión y Perdica), m ientras él abordaba la tom a de Nisa, en tomo a febrero del 326 a. C. Cf. B i f f i , L 'E strem o O riente, págs. 183184. Sería cerca del lugar hoy llam ado Und. Cf. E g g e r m o n t , A lexander's Campaigns in Sind, pág. 102, y A t k i n s o n , C urzio II, pág. 514. 192 Ya m encionada en el parág rafo 17. T am b ién lo hará después en el 62. La ciudad, llam ada T aksasilá en sánscrito, la m ás grande entre el Indo y el Hidaspes ( A r r . , Anáb. V 3 ,6 ), a 60 m illas del uno y a 120 del otro, resp ectiv a mente ( P l i n . , VI 62), se en co n traría en el en to rn o del actual H asan A t x i a l , unas veinte millas al noroeste de R aw alpindi. Cf. M a r s h a l l , J., Ί axila. A n Illu stra ted Account o f A rcha eo lo g ica l E xca va tio n C a rried at T a xila , 1-3, C am b rid g e, 1951; T a d d e i , M „ «T axila», en E nciclo p ed ia d e li A rte A ntica, C la ssica e
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es extensa y muy rica, y limita ya también con las llanuras. La verdad es que tanto sus habitantes como su rey Taxiles143 reci bieron a Alejandro amistosamente, y obtuvieron más regalos de los que ellos mismos presentaron, hasta el punto de que los macedonios estaban celosos y decían que Alejandro no tenía, al parecer, a quiénes hacer el bien hasta que cruzó el Indo194. Al gunos dicen que este país es mayor que Egipto195. En las mon tañas que hay en el interior de la India esta la región de Abisares|gft, en cuya compañía los embajadores enviados por él decían que se criaban dos serpientes, una de ochenta codos y la otra de ciento cuarenta, según Onesicrito147, quien no podría ser llama do piloto jefe de Alejandro con mayor motivo que se le podría llamar piloto jefe de lo inverosímil14*. Pues todos los del entor üricntale VII, Roma, 1966: 630-637. T a d d e i , M., Supplem ento (a Enciclope dia delíA rte Antica. Classica e O rientale VII, Roma, 1966), 1970, 770-772, y K. K a r t t u n e n , «Taxila Indian City and a Stronghold o f H ellenism », Arctos
24(1990). 85-96. ,9’ En realidad este es el nombre de la dinastía que reinaba sobre la ciudad homónima. El nombre personal del rey en el año 326 a. C. debió de ser Omphis ( C u r t.. VIII 12.5) o Μτττφις ( D i o d . . XVII 8 6 ,4 ; 86, 6). Cf. B i f f i , L'Estremo Oriente, pág. 184. 194 Cf. P l u t . , Alex. 59, 5. |gs Cf. P l u t . . Alex. 5 9 , 1. En la región de la actual Hazara. Cf. A. S te in , On A lexander’s Track to the India. Personui Narrative o f Explorations on the N orth-W est Frontier of Iruiia. la n d re s. 1929 (repr. 2001). pág. 123. 197 F 16 a-b. Esta dureza de Estrabón contra la enésim a hipérbole de One sicrito es reseñada por B i f f i . L'Estrem o O riente, pág. 185. quien señala que no es solamente atribuible a él. sino a sus inform antes indios, sin olvidar, como tampoco hace Estrabón, al resto de alexandrógrafos. IW El sarcasmo de estas palabras hace de paso una alusión descriptiva del personaje. Parece ( B i f f i . L'Estrem o O riente, pág. 185) que O nesicrito se autoproclam aba en sus escritos ν α ύ π τ α ρ χ ο ς de la flota m acedonia, aunque su rango era menor, el de ά ρ χ ί κ υ β ε ρ ν ι ρ τ η ζ (acerca de cuyo significado exacto puede verse H. H a u b e n , «O nesicritus and the H ellenistic “ archikybem esis”».
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no de Alejandro aceptaban mejor lo maravilloso que lo verda dero, pero este parece superar a todos estos en la narración de cuentos maravillosos. No obstante, cuenta algunas cosas con vincentes y dignas de mención, de modo que no son pasadas por alto ni por quien no cree en ellas. En cualquier caso, de las serpientes también hablan otroslw, diciendo que se cazan en las ✓ montañas Emodas y son criadas en cuevas. Entre el Hidaspes y el Acesines está 29 la región de Poro, extensa y productiva, M onos de con cas¡ trescientas ciudades2'10, y adeco a a i g a ^ bosque que hay junto a las mon tañas Emodas, bosque del que Alejandro taló y derribó una enorme cantidad de abetos, pinos, cedros2"1y otros árboles de todo tipo útiles para la construcción de barcos, con los que construyó una flota sobre el Hidaspes2
en Will W. y J. H einrichs (eds.), Z u A lexa n d er d. Gr. F estschrift G. W irth zum 60. Gehurstag am 9.12.86, I, A m sterdam , 1987, págs. 569-593) o capitán de la nave del propio A lejandro.
199 Diod., XVII 90, 1; C u r t ., IX 1, 4. 2,10 La com arca corresponde al m oderno Jech D oab. 201 En el H im alaya se en cu en tran de hecho extensos bosques de cedros, abetos y pinos, de excelentes u tilidades constructivas. m Es el curso del Jhelum ( G o u k o w s k y , D iodure de S ic ile : 244). Existe la posibilidad de que el río sobre el que se co n stru y ó la Ilota en cuestión fuera más bien el A cesines (F. F. H a m p l , D er K onig d er M akedunen, W eida, 1934, II, pág. 527) o incluso de que se usaran am bos cursos (H. Sc h i w e k . « D er Persische Golf ais Schiffahrts und S eeh an d elsro u te in achám enidischer Zeii und in derZeit Alexanders des G ro ssen » , B o n n er Ja h rb iich er 162 (1962), 28, y B u n , L'F.stremu O riente, págs. 186-187). a)’ Que ambas ciudades estab an en o rd las o p uestas lo dice tam bién D i o d . , XVII 89,6, y C uk t ., IX 1,6 .
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(iK O ( « R A I ;ÍA
la llamó Bucefalia por el caballo suyo204 que cayó en la batalla de Poro (al que llamaba Bucéfalo203 por la anchura de su cara; era un caballo de combate muy bueno y siempre se servía de él en las batallas) y a la otra le dio el nombre de Nicea por su vic toria2'*'. Y en el bosque mencionado tanto el número como el tamaño de los monos de cola larga207 son igualmente descritos como algo extraordinario, hasta el punto de que los macedonios, en una ocasión, viendo a un numeroso grupo de ellos en pie, en formación como de batalla, sobre unas colinas desnudas (pues este animal tiene una mentalidad muy humana, no menos que los elefantes), sufrieron el espejismo de que se trataba de un ejército y tomaron la decisión de atacarlas, aunque, dándose cuenta de la realidad por Taxi les, en esos momentos en compa ñía del rey, cejaron en su empeño. La caza de este animal es de dos tipos. Es un animal mimético y suele huir por encima de los árboles2’1*. Por ello, los cazadores, si ven a uno sentado sobre los árboles, ponen a la vista un recipiente con agua y se frotan los ojos con ella. A continuación, poniendo un recipiente con liga para pájaros en lugar de agua, se van y se quedan a esperar desde lejos. Y cuando el animal salta hacia abajo y se unta la liga, y al guiñar se le quedan los párpados pegados, acuden rá Sobre su leyenda vid. A n d e r s o n , A . R„ «B ucephalas and his Legend», Amer. Jauni. P h ih l. 5 1 ,1 9 3 0 , 1-21. 2(15 «Cabeza de buey». 2(16 Sobre la ubicación de estas dos ciudades vid. G o u k o w s k y , Diadore de Sicile, pág. 245; A n d r é y F i l l i o z a t , Pline l'A ncien, pág. 106, y S i s t i - Z a m b r i n i . Arriano, pág. 493.
*n B i f f i (L ’Estrenw O riente, pág. 187) se refiere a los dos tipos de simios que hay en la India, los cercopitecos, de cola más corta, y los colobidas, de cola más larga (cf. K e l l e r , O., Die antike Tierw eli I-ll, Leipzig 1909, pág. 9). Lo más lógico es que Estrabón se refiera aq u í al segundo tipo, que adem ás es más abundante. Cf. K a r t t u n e n , India in the H ellenistic World: 176-177. ** Vid. T a r n , Alexander, p ág s . 29-33, y B i f f i , L'E strem o Oriente, págs. 187-188.
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pidamente y lo capturan vivo. Este es un método, aunque hay otro: poniéndose una especie de sacos, como pantalones bom bachos, se alejan dejando allf otros bien tupidos y ungidos en su interior de liga para pájaros, y cuando estos animales se meten en ellos les resulta fácil capturarlos. Algunos ubican Catea21*9 y la región 30 de Sopites211’, uno de los gobernadores Catea y la region )a provincia, en esta misma región de Sopites entre ríos; pero otros al otro lado del Acesines y del Hiarotis, limitando ya con la comarca del otro Poro, el primo del homónimo suyo cap turado por Alejandro211. Llaman Gandarida212 a la región bajo su mando. Y se habla de que en Catea hay una curiosa novedad en lo referente a la belleza, que es honrada de un modo diferen te, como, por ejemplo, la de los caballos o los perros. Es más,
2(19 Modernamente se ha situado entre L ahore y A m ritsar, aunque parece que los argumentos no son en ab soluto defin itiv o s ( B o s w o r t h , A H istorical Commentary, págs. 327-328). El b elicoso grupo étn ico aq u í m encionado es conocido como Kathas en las fuentes indias ( L a s s e n , C., ¡ndische A lterthum skunde II2, Bonn 1874, pág. 167). Se refugiaron para hacer frente a A lejandro en su fortaleza, llam ada S a n éa la (vid. L a w , Β. C ., «S akala, an A ncient Indian City», East and West 19, 1969, pág. 40 7 , y K a r t t u n e n , India in the H ellen is tic World, pág. 52 y η. 190). 210 El nombre indio es S a u b h û ti y d esig n a a un líder local, bajo cuya ju ris dicción no se encontraba solo la reg ió n entre el C h en ab y el Ravi, sino tam bién incluso las tierras entre el C h en ab y el Jhelum . C f. P â n i n i , G a n apatha IV, 275; Pe a rs on , The Lost H istories, pág. 105, n. 83; G o u k o w s k y , D iodore de Sicile,
pág. 248; A t k i n s o n , C u rzio , pág. 529; Bi f i - i , L 'E strem o O riente, pág. 188. Se opone a esta idea Bernard en B e r n a r d , P i n a u l t y R o u g e m o n t «D eux n o u velles inscriptions», págs. 2 27-228 y 304.
211 Cf. B iffi, L 'E strem o O riente, pág. 189. 212 Cf. D i o d . , XVII 9 1 ,1 , q uien confunde este nom bre de los G a n d a rita s con el de la región de G a n g a ris, en el en to rn o del G anges. C f. M e y e r , Β.,
«Alexander und der G anges», K lio 21, 1927, 188, y A t k i n s o n , C u rzio , 531.
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(ÎF.O G R A IÏA
Onesicrito dice que seleccionan para rey al más guapo213, y que los niños son juzgados en publico a los dos meses de edad acer ca de si poseen la belleza exigida por la ley y son dignos de vi vir o no, y que una vez juzgados por un magistrado elegido a tal efecto se les deja vivir o se les condena a muerte. También se dice que los hombres tiñen su barba de los colores más floridos por esta misma razón214, con el propósito de embellecerse; y que esto mismo lo hacen también cuidadosamente muchos otros pueblos indios (pues en verdad, afirma, el país produce colores maravillosos), tanto con su pelo215 como con sus ropas, pues estas gentes son sobrias en otras cosas, pero son amantes de los adornos. Y lo que sigue también está atestiguado como algo peculiar de los cáteos: el novio y la novia se escogen mu tuamente y las mujeres son incineradas junto con su marido muerto por este motivo: porque algunas veces, enamoradas de jovencitos, abandonaban a su marido o lo envenenaban. Y así este pueblo estableció esto por ley, con la intención de detener los envenenamientos216. Sin embargo, ni la ley ni su causa están No hay argumentos definitivos para certificar o desestimar esta infor mación. Cf. B iffi. L'Estrenw O riente, pag. 189. Jl4 Aunque la clase social de los barberos era baja, eran tenidos en alta es tima (Auboyer, La vita, págs. 347-488). No obstante, las fuentes locales no se refieren a esta costum bre de leñirse la barba (cf. G . W irth , Von Hinüber, 0. [eds.]. Arrian. D er Alexanderzug - Indische G eschichte. G riechisch und deutsch. H erausgegeben und übersetzt von G. W. u n d O. v. //., Munich - Zu rich, 1985, pág. 1 126. y D o gnini, L'lndiké, pág. 111). 2,5 Hay m últiples referencias a que los indios llevaban el cabello largo y peinado con cuidado: O v m ., Hast. Ill 465; C u r t ., VIII 9, 22 y 27; S o i . i n . , 52, 18; A v i e n . , 1310. ' Ib Cf. Dion.. 19, 33, quien dedica m ás atención a este difícil asunto ( B o s w o r t h , A. B., The Legacy o f A lexander. Politics, W arfare, and Propa
ganda under the Successors, O xford. 2002. pág.
173-187). Para BlhH
(L E strem o Oriente, págs. 189-190). «era stato in origine peculiare delle famiglie ksatriya (Ia classe dei guerrieri e nobili), m a col tempe; si era fatto ancor
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redactadas de modo convincente. También dicen que en el terri torio de Sopites hay una montaña de sales minerales capaz de abastecer a toda la India217. Y se habla de excelentes minas de oro y de plata en otras montañas no lejos de allí, como demostró Gorgo el buscador de metales218. Pero al no ser los indios exper tos en la minería ni en la fundición, tampoco conocen nada de la riqueza que proporcionan, sino que manejan todo este asunto de un modo bastante simple. También hay informes referentes a las maravillosas virtudes de los perros 31 L os p e r r o s de la región de Sopites219. Por lo menos de S o p ite s dicen que Alejandro recibió ciento cin cuenta perros de manos de Sopites, y que habiendo soltado a dos contra un león para probarlos, al ser dominados, Sopites ordenó soltar otros dos más, y que enton ces, establecido ya un equilibrio entre los dos bandos de la lu cha, Sopites ordenó separar a uno de los perros cogiéndolo de meno costrittivo: la vedova, infatti, p o tev a sceg liere di farsi crem are insiem e al marito defunto oppure di sopravvivergli [...], sia pure esp o n en d o si alia g en era le riprovazione, com e accadeva, a d etta di A ristó b u lo nella co m u n ita dei T axiloi» (mencionado más adelante, en el p arág rafo 62). 217 Es el mismo lugar que m en cio n a P l i n . (X X X I 77). Biffi la ubica en la Sait Range, a la derecha del H idaspes, hoy Jhelum . Cf. G o u k o w s k y , D iodore de Sidle, pág. 248, y K a k i t u n e n , India in the H ellen istic W orld, pág. 251. 2II( B i f f i (L’E strenw O riente, pág. 190) afirm a que este personaje no es c i
tado en ninguna otra fuente, pues «non ha nu lla a vedere con l’o m o n im o h o p lo phylax di Alessandro, pro v en ien te d a laso e m en zio n ato in testi letterari ed epigrafici». 2IV Cf. Dion., XVII 92, 1-3; P u n . , VIII 149 (aunque este lo sitúa en el te rritorio de los albanos); C u r t . , IX 1, 3 1-33. B i f k i (L 'E strem o O rien te, pág. 191) señala que es norm al el in terés de A lejan d ro en los perros al ser él m ism o un gran aficionado a la caza (cf. B o d s o n , L., « A lex an d er the G reat and the Scientific Exploration o f the O rien tal Part o f his E m pire», A n cien t S o ciety 22, I99i, 137). De los perros hab lará de nuevo m ás ad elan te, en el p arág rafo 37.
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una pata y cortársela si no obedecía. Que Alejandro al principio no consentía en lo de cortársela, queriendo ahorrarse el perro, pero que accedió al decirle Sopites que le daría cuatro en su lugar, y que el perro entonces permitió que se le amputara la pata en un corte lento, antes de soltar su bocado. 30 Pues220 bien, la ruta hasta el HidasLos viajes de pes era en su mayor parte hacia el sur, A lejandro p o r el p e r o desde a||f hasta el Hipanis era más ^*en ^ac‘a e*este y en su conjunto reco rría más bien las faldas de las montañas que las llanuras. En cualquier caso, Alejandro, volviéndose del Hipanis hacia el Hidaspes y el puerto, construyó bien la flota y después se puso a navegar sobre el Hidaspes221. Todos los ríos mencionados, y el último el Hipanis, desembocan en uno solo: el Indo. Y dicen que confluyen quince ríos dignos de mención en total222, y que al ser llenado por todos ellos se ensancha en algunos lugares hasta el punto de alcanzar los cien estadios, según sostienen los autores carentes de moderación, o, para se guir a autores más moderados, los cincuenta donde más y los siete donde menos223 (y hay muchos pueblos y ciudades en su ^Hidaspes
231 A fluentes del Indo.
Acerca de los pertrechos trasladados en las naves y de quiénes eran sus capitanes, cf. A r r .. Ind. 18, 1 - 1 1 . En el primer tramo del descenso hacia el océano, el ejército seguía a la flota desde las orillas del río (cf. Diorx, XVII 96, I ; A rk ., Irul. 19, 1 ss.), de modo que iba controlando las poblaciones ribereñas. 222 A r r i a n o ( Irul. 4, 8-12) se refiere a quince ríos (acerca de cuya identifica ción, vid. B i f f i , L'lndiké, págs. 129-132), m ientras que P i . i n i o (VI 71) habla de diecinueve, aunque para B i f f i (L’Estrem o O riente, pág. 191) «forse la divergenza nasce dalla pretesa analogía che l’Indo avrebbe in ció con il Gange (cf. VI 65)». 2Z1 Los que daban cifras m ás altas podrían seguir a C tesias, que al parecer atribuía al Indo una anchura de entre 4 0 y 100 estadios (cf. A r r . , Anáb. V 4,2). P l i n . (VI 71 ) le daba no m ás de 50 estadios, m ientras que A r r i a n o (Anáb. V
20, 10) sitúa su anchura entre los 20 y los 40, aunque tam bién habla de 100 (Anáb. VI 14, 5).
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entorno), y después desagua por dos desembocaduras en el mar del Sur y forma la isla llamada Patalene224. Alejandro elaboró este plan tras descartar las regiones orientales primero por ha bérsele impedido cruzar el Hipanis225, y en segundo lugar por haber aprendido por experiencia que era falso el informe preo cupante según el cual las regiones de las llanuras serían desme suradamente cálidas y más habitables para fieras que para una raza humana226. Y así se dirigió hacia ellas, descartando las otras, de manera que estas llegaron a ser mejor conocidas que aquellas227. La región que se extiende desde el Hi33 Patalene v la pañis hasta el Hidaspes se dice que la desem bocadura ocupan nueve pueblos, y que las ciudades del Indo llegan a cinco mil, no menores que Cos de Mérope22*, si bien el número mencio nado parece exagerado. Con respecto a la región entre el Indo y el Hidaspes, ya he dicho casi todo lo referente a los pueblos dignos de recuerdo que la habitan229. Pero a continuación de ellos, hacia abajo, viven los llamados sibas, a quienes ya traje antes a cola
224 Ya m encionada en el parágrafo 13 y después tam bién en el 33. 225 Cf. D iod., XVII 94, 5 a 95, 1; C u r t . , IX 3. 18-19; P l u t .. Alex. 62, 2-6; A rr., Anáb. V 2 8 ,5 a 29, I . Las fuentes co inciden en que si bien no se trata de
un motín de las tropas, sí que hubo una cierta tensión al respecto ( C a r n e y E., «Macedonians and M utiny: D iscipline and Indiscipline in the A rm y o f Philip and Alexander», C lassical P h ilo lo g y 91, 1996, 33-37). Cf. M a t e l l i , E., «Gli estremi confini orientali d e ll’im pero di A lessandro M agno», en M. S o rd i (ed.) II confine nel m ondo classico. C o n trib u ti del I’ lstituto di storia antica, 13, M i lán, 1987,131. 226 Cf. parágrafo 26. 227 De nuevo un reco n o cim ien to ex p lícito a la deuda enorm e con A lejan dro, su expedición y su ép o ca to d av ía en tiem pos de Estrabón. 228 Cf. parágrafo 3. 229 Cf. parágrafo 28.
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G K O ÍiR A I ΊΛ
ción23", así como los mallos2·'1 y los sidracas, pueblos populosos. Estos mallos son aquellos en cuyo territorio Alejandro estuvo en peligro de morir1' 2 en la captura de un poblacho; y los sidraces son los que dije que cuenta el mito que son de la estirpe de Dioniso233. Y ya cerca de esta Patalene dicen que se encuentra el país de Musicano234 y el de Sabo235 (donde está Sindomana236), y además el país de Porticano237 y de otros (de todos los cuales se apoderó Alejandro), habitantes de la ribera del Indo, y, por último, la re 2.0 Cf. parágrafo 8. 2.1 Opto por esta transcripción para evitar la incóm oda hom ofonía con el castellano («malos»). 2.2 P lu t., Alex. 63, 2; Alex. fo rt. vin . 11 9, 3 4 1C , 327B; Il 13, 343D-344A. B i f f i (L'Estremo Oriente, pág.
193) s e ñ a l a q u e la a tr i b u c i ó n d el e p i s o d i o , en el
que A l ej an dr o reci be un f l e c h a z o e n el p e c h o , a l o s m a l l o s y n o a los sidraces, c o m o h ac e n otras f u e n t e s
(C u r t., IX 4, 26; App., Civ. II 637), n o e s casual. No
obstante, la r e s po ns abi l i da d del a s u nt o no q u e d a clara.
Cf. parágrafo 8. 1M Esta región era una de la más ricas de la India (§ 22) y estaba al norte de Patalene, en los alrededores de la m oderna Alor. Era enem igo de M usicano y rey de una com unidad m ontañesa, proba blemente localizada en el entorno del m oderno Kirthar, en la orilla derecha del curso actual del Indo. Cf. E g g e r m o n t , A le x a n d e rs C am paigns in Sind, pág. 17. 2V* Sindom ana es una enm ienda de los editores frente a la Sindonavlia de los m anuscritos. Se ha propuesto identificarla con la m oderna Sehwan, a unos doscientos kilóm etros al nordeste de Karachi ( A n s p a c h . A . Ε.. De Alexandri M agni expeditione Indica, Leipzig 1903, pág. 119, n. 381; G o u k o w s k y , Dio dore de Sicile, pág. 259; A t k i n s o n , C urzio, 546) o alternativam ente con un lugar un poco más al norte, cerca de Sukkur-R ohri, próxim o al paso de Bolán, cuyo control se disputaban Sabo y M usicano ( E g g e r m o n t , A lexander’s Cam paigns in Sind, págs. 6-9 y 22; B e r n a r d , P i n a u l t y R o u g e m o n t , «Deux nouvelles inscriptions», pág. 301, η. 176). 271
Porticano reinaba sobre «los de la llanura» (p ra sth a ), a los que se refie
re K a r t t u n e n (India in the H ellenistic W orld, pág. 35, η. 84), situados al oeste del reino de M usicano, entre Larkana y Shikarpur. Cf. G o u k o w s k y , Dio dore de Sicile, pág. 259.
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gión de Patalene38, que crea el Indo, dividido en dos brazos en su desembocadura231"*. A propósito, Aristóbulo dice que estos brazos distan el uno del otro mil estadios240, pero Nearco añade otros ochocientos. Onesicrito sostiene que cada lado de la isla que ro dean, de forma triangular, es de dos mil estadios, y la anchura del río, en el punto en el que se divide en dos brazos, sería de unos doscientos241. Además llama a la isla Delta242 y sostiene que es de igual tamaño que el Delta de Egipto243, aunque esto no es verdad, pues se dice244 que el Delta de Egipto tiene una base de mil tres cientos estadios, aunque cada uno de sus lados245 es menor que la base. Volviendo a Patalene, hay en ella una ciudad digna de men ción, Patala246, de cuyo nombre procede el de la isla. 2.8 En el verano del año 325 a. C . (cf. m ás arrib a el parág rafo 17 o A r r . , Ind. 116 y 8), Patalene estab a bajo el p o d er de un rey llam ado M ere ( C u r t . , IX 8,28) o de un arconte (según A ristó b u lo y otros en A r r . . Anáb. VI 17, 2; 5). 2.9 Vid. más arriba, en los p arág rafo s 13 y 32. En la m ism a línea, M e l . , III 69; A rr., Anáb. V 4, 1; VI 18, 2; VII 10, 7; Ind. 2, 5; A vien. 1239. Sin e m b a r go, en el Per. Mar. Erythr. 38 y en P r oLOMEO (V II 1 ,2 ) son siete los brazos. 240 F 48. 241 A m ., Anáb. VI 1 8 ,5 . 242 F 26; cf. A r r . . Anáb. V 4, I . 241 B i f f i (L 'lndiké, p á g . 118) c o n s i d e r a q u e e s t a a f i r m a c i ó n p r o c e d e d e un informador local.
244 Este verbo im personal o cu lta a E rató sten es, au to r de este cálcu lo según Biffi (L’Estrenw O riente, pág. 196).
245 Según D io d ., I 34. I. esto s lados eran de unos 750 estad io s cad a uno. 246 En la lengua local P ó ta la
o P ó ta la , rela cio n ab le,
señ ala
B iffi
(L’Estrenw Oriente, pág. 196) con el m u n d o de u ltratu m b a (cf. W i r t h y v o n Hinübf.r. Arrian, 1085). H ay una id e n tificació n trad icio n al con H y d arâb âd
(defendida de nuevo hace pocos añ o s p o r K f . r v r a n , M „ «L e d e lta de Γ Indus au temps d ’A lexandre. Q u elq u es é lé m e n ts n o u v eau x po u r l'in te rp ré ta tio n des sources narratives», C o m p tes ren d u s d e s sé a n c e s de l'A ca d ém ie d es In s c r ip tions et Belles-Lettres. 1995, pág. 2 8 6 ), au n q u e B i f h (L 'E st rem o O rien te, pág. 196) prefiere otra, la que id e n tific a este lu g ar con B ah m ân âb âd ( A t k i n son, Curziü, 548). E g g e r m o n t (A le x a n d e r's C a m p a ig n s in S in d , págs. 189-
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Dice también Onesicrito que la mayor parte de la costa247 por allí es marisma, 34 Vida so c ia l especialmente en tomo a las desemboca d e los indios duras de los ríos, a causa de los aluviones y de las crecidas y por el hecho de que las brisas no soplan desde tierra sino que por lo general estas regio nes están sujetas a vientos marinos. Habla también de la región de Musicano24*, encomiástica y extensamente, por características que están atestiguadas también entre otros indios, como su longe vidad, hasta el punto de vivir treinta años por encima de los cien249 (pues lo cierto es que hay quien dice que los seras viven aún más tiempo que estos251), así como su sobriedad y su saludabilidad. pese a que la región dispone en abundancia de todo. Pero es peculiar de ellos el que haya un cierto tipo de comidas en co mún semejantes a las laconias251, en que comen en público sir 190), no obstante, rechaza esta propuesta y d efiende situ ar Patata en la región de N asarpur. 24 F 8. Vid. m ás arriba el parágrafo 20. F 24. 249 Cf. P lin ., V il 28. E sta longevidad que al p arecer O nesicrito atribuye solo a los habitantes de esta com arca es en otras fuentes (vid. B iffi, L ’Estremo O riente, págs. 196-197) atribuida a todos los indios. 250 Vid. m ás abajo el parágrafo 37. Los seras no deben confundirse, señala
B iffi (L'E strem o O riente, pág. 197), ni con los m ongoles ni con los chinos, sino que se trata de un pueblo diferente, m encionado por Estrabón (XI 11, I C 516), que J. Ferguson (C hina a n d R om e, in A N R W 11 9, 2, 1978, pág. 584) identificaba con los K unm is, un pueblo situado entre Siberia y la India. No obstante, otros estudiosos del asunto ( T a r n , T he G reeks in B a ctria : 110-111; N a ra in . The InJo-G reeks, pág. 170-171; K a r it u n e n . India in the Hellenistic W orld, pág. 285; F a l l e r , Taprobane..., págs. 8 8 -9 1; B iffi, L'Estrem o Oriente, pág. 197) no están convencidos. Un trabajo esp ecífico sobre ellos es el de Y. Ja n v ie r («R om e et l’O rient lointain, le problem des Sères. Réexam en d ’une question de géographie antique», K tem a 9, 1984, 261-303). 251 Es la costum bre frecuentem ente referid a en nuestras fuentes y atribuida a espartanos y cretenses de las syssitía. Cf. P i c c i r i l l i en M. M a n f r e d i n i y L.
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viéndose de carne de caza. No se sirven del oro ni de la plata, aunque tienen minas. Y en lugar de esclavos se sirven de jóvenes en la plenitud de su vida252, como los cretenses se sirven de los afamiotas y los laconios de los hilotas253. Además no hacen inves tigación científica aparte de la médica, pues para ellos la excesiva práctica de alguna de las ciencias es un vicio, como, por ejemplo, la ciencia militar y semejantes. Otra característica suya es que no tienen procesos judiciales más que por asesinato y por injuria, pues no está en manos de uno no sufrir esos delitos, mientras que lo que consta en los contratos está en las manos de cada uno, de manera que está obligado a soportar si alguien se comporta con infidelidad, y poner atención en quién es digno de confianza y no llenar la ciudad de procesos judiciales254. Esto es lo que cuentan255 los que hicieron la expedición en el séquito de Alejandro. Pero se ha publicado también una 35 carta256 de Cratero a su madre, AristopaEl Ganges: el n o m á s tra^ narrando muchas otras maravillas y Qi ande del m undo , , „ * no concordando con nadie en absoluto y P i c c ir i ll i , Le vite di L icurgo e N u m a , M ilán, 1995, pág. 253. Más adelante
Estrabón vuelve a m encionar el asu n to , en el p arágrafo 53, aunque allí dirá lo contrario, es decir, que los indios no com en en com ún. 252 Cf. parágrafo 54. Vid. P é d e c h , H istoriens, pág. 118. 253 La situación es m enos clara con los afam iotas, pero es claro que los hi lotas eran esclavos públicos. Vid. C h r i m e s , K. M. T ., A n cien t Sparta. A R e examination o f the E vidence, M anchester, 1949, pág. 213, y P a r a d i s o , A., Forme di dipendenza ne! m o n d o G reco. R icerch e su i V! libro d i A teneo, Bari, 1991, pág. 132. 1M Parece claro que esta idealización m an ifiesta le sirve de crítica social indirecta. Es, en palabras de B i f f i (L 'E strem o O riente, pág. 198), «un esem pio in chiave esotica di V ülkeridealisierung di m atrice cin ico-stoico (...), e una sortadi rifugio nel m ondo d e ll’u to p ia che, al tem po di O nesicrito, era avallata e sortea da una fiorente letteratura». 255 Se refiere a lodo lo que ha ven id o co n tan to desde el p arágrafo 1 I . ** FGrHist. 153 F 2 = 721 F 1 I.
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donde afirma en particular que Alejandro avanzó hasta el Gan ges. V sostiene que él mismo vio el río y los monstruos que habitan en él y una magnitud tanto de anchura como de profun didad lejos, más que cerca, de toda credibilidad. Pues que es el más grande de los ríos conocidos 257 en los tres continentes (y después de él el indo, siendo tercero el Istro y cuarto el Nilo) es algo sobre lo que hay suficiente acuerdo. Pero los detalles par ticulares acerca del río cada autor los cuenta de modo diferente, situando algunos su anchura mínima en treinta estadios y otros en tres. Mientras, Megástenes dice que su anchura media se ensancha hasta los cien estadios258, siendo para él la profundi dad mínima de veinte brazas259. Se dice que en la confluencia del Ganges y otro río, el Eranoboa260, se en 36 P a lib o tr a cuentra Palibotra261, de ochenta estadios iS7 F^tos datos proceden en últim a instancia de M egástenes (cf. Bkown, «The M erits»: 20-21). Vid. tam bién T a r n , W. W ., «A lexander and the Gan ges». Journ. H ell Stud. 43. 1923: 96-97. iS!t M ás de doce m illas, dice Jones. B i f f i (L ’E stren w Oriente, pág. 199) apunta que la anchura del río hoy puede variar desde los 450 m hasta el kiló m etro, por efecto de las lluvias m onzónicas. 2y* 120 pies dice Jones. B i f f i (L 'E stren w O riente, pág. 199) dice que hoy la profundidad oscila entre los 10 y los 16 m. El E ranoboas (ahora el Soné), según una tradición que remonta a A r r i a n o (Indica 10). Vid. J o n e s . Jones no incluye el hidrónim o en el texto
principal. B i f f i sí, pues sigue la inclusión de esta palabra por sugerencia de M eineke, aun sospechando que el texto puede incluir una corrupción. CT. A l t h e i m y S i i e h l , G esch ich te: 413. El nom bre de este río es en sánscrito H ira n ja v â h a s, y sería, según M e g á s t e n e s ( F 18a: A r r . , Ind. 10, 5), el tercer río m ás grande de la India. C o rresp o n d ería al cu rso ya conjunto de los ríos Son y G andak ( c f . A n d r é y F i l u o z a i , L ’Inde: 94: B i f f i , L 'E strem o Oriente, pág. 199), a la derecha del G anges. 201 M en cio n a d a m ás a d elan te (§ 7 2 ) y en A r r . , Ind. 10, 2 - 7 , a u n q u e aquí b ajo la to rm a P aliv m b o q ra, co m o en E s t r a b ó n , Il I, 5 C 7 0 . Cf. Timmek, B. C. J., M eg a sth en e s en d e In d isc h e M a a ts c h a p p ij, A m sterd am , 1930: 312·
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de largo y quince de ancho, con la forma de un paralelogramo, con una muralla de madera toda perforada, de modo que se pue de disparar flechas a través de los agujeros, y que tiene por de lante un foso que sirve a un tiempo como protección y para re cibirlas aguas del alcantarillado de la ciudad262, y que las gentes en cuyo territorio se asienta esta ciudad reciben el nombre de prasios263, muy superiores a todos los demás. También se dice que es preciso que el rey reinante reciba como sobrenombre el de la ciudad, añadiendo Palibotro al nombre propio de su linaje, como Sandrocoto, ante quien llegó Megástenes en una embaja da264. Esto también sucede entre los partos263, pues todos son llamados Arsacas, aunque el nombre propio de uno sea Orodes; el de otro, Fraates, y el de otro, otra cosa. 3-7 Existe un acuerdo general de que la Las m aravillas región al otro lado del Hipanis es la m e de la ribera jo r p e r 0 n 0 |a describen con precisión del Hipanis
El nombre en sán scrito es P á ta lip u tra , hoy P atna, cap ital del estad o de Bihar. 262 Acerca de las ex cav acio n es arqueológicas de los cim ientos de este lugar vid. T a m b u k e l l u , 1963: 987. C f. V e r a r d i , G ., E nciclopedia d e líA rte Arnica, Classica e O rientale, Suppl. ¡9 7 1 -1 9 9 4 , I V , R om a. 1996: 2 7 i . 2fu Cf. P l i n . . V i 68 y 70: C u r t . , IX 2, 3; P l u t . , Alex. 62, 3: A r r . , Ind. 10,
5 ; El. Nat. Anim. XVI 21; XVII 39. B i f f i (L ’E stren w O riente, pág. 200) apun ta el nombre sánscrito P racya, «los orientales». 204 Cf. más adelante el parágrafo 53, así com o también, del propio Estrabón, Il 1,9 C 70. Acerca de esta em bajada, B i f f i ( L Estrem o Oriente, pág. 200) tiene un largo comentario, con bibliografía, y atribuye su responsabilidad, más que al rey Seleuco Nicátor, a Sibirtio, a quien A lejandro había encargado regir la satrapía que comprendía Aracosia, C arm ania y G edrosia. Ti adicionalm ente esto:» hechos se situaban en tom o al 304-303 a. C. (así S t e i n , On Alexander. 232), pero ahora se piensa en otras fechas, com o el 310, o incluso entre el 32 i y ei 317 (cf. B o . s w o r ih,/í Historical Commentary: 241 y «The Hisioi ical Selling», 115-117). 265 Es un com entario al m argen del propio Estrabón, que investigó bien a los partos para la redacción de sus C o m en ta rio s H istóricas (cf. XI 9. 3 C 5 15 ).
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( ¡ H O G R A I ΙΛ
sino que a causa de la ignorancia y de la lejanía îodo se cuenta exagerándolo o rodeándolo de todo tipo de portentos266. Como las historias de las hormigas buscadoras de oro267, y de otras fieras y seres humanos, de formas peculiares y completamente transformados a causa de ciertos poderes, com o los seras, que, cuentan, son muy longevos 268 y llegan a vivir más de doscientos años. Hablan también de un cierto sistema aristocrático autóc tono de gobierno compuesto de cinco mil consejeros, cada uno de los cuales proporciona a la comunidad un elefante269. Megás tenes también dice que los tigres más grandes son los que hay en el territorio de los prasios, y que son casi el doble de grandes que los leones y tan fuertes que uno, domesticado, incluso sien do conducido por cuatro hombres, agarrándose a los cuartos traseros de una muía, usando su fuerza, se la arrastró hacia sr 70 También que los monos de colas largas son mayores que los 266 M e g á s t f . n e s , F 21. C f. E s t r a b ó n , II 1 , 9 C 7 0 . 2h? J o n e s : «apparently an im aginary creature (som etim es called “ant-lion”)
with the fore-parts o f a lion and the hind-parts o f an ant. Herodotus [III 102] describes it as “ sm aller than a dog but larger than a fox” . Strabo elsewhere [XVI 4, 15] refers to “ lions called ants”». E n E l i a n o (N. A. VII 47) estos myrmekes aparecen en una clasificación de felinos, junto a tigres, leones, leopardos, etc. Sobre estos extraños anim ales llam ados «horm igas», vid. R. K i n z e l b a c h , Tierbildcr ans dem resten Jahrhundert, B erlín-N ueva York, 2009, págs. 66-71. 2M Ya m encionados m ás arriba, en el p arágrafo 34. 2W Pese a que el contexto pudiera in d u cim o s a pensar que este hecho es tan fantástico para Estrabón com o el de las horm igas buscadoras de oro, realmente no queda claro si le da o no crédito. B i f f i (L 'E strem o O riente, pág. 201 ) señala a los Yaudheya, «i quali costituivano una potente confederazione di “repubbliche” a regim e spiccatam ente oligarchico e gravitanti intorno a tre centri: nel Punjab, nel nord di Pañchala e nel nord del R ajputana». Cf. A l t e k a r , A. S., State and G overnm ent in A n cien t India, D elhi 1 9 9 2 \ I 12 y 119. 270
El hábitat preferido de estos tigres, según P lin . (VI 73) era la región de
los asm agos. no lejos de la P eucolaótide (cf. T u c c i, «O n Sw at», pág. 46). Me g á s t e n e s (F 21 ), N e a r c o (F 7) y A r r i a n o (Ind. 15, 1-3) tam bién se refieren
a ellos.
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perros más grandes y que son blancos salvo en el rostro, que es negro (en otros lugares es lo contrario)271, y que sus colas son de más de dos codos, y que son muy dóciles y no de malas costum bres en lo referente a ataques y robos. También se dice que se excavan piedras del color del incienso y más dulces que higos o miel. Y que en otros lugares hay serpientes de dos codos de largo, con alas membranosas, como murciélagos, y que vuelan de noche, soltando gotas de orina, y también de sudor, pudrien do la piel de quien pillan desprevenido. También se dice que hay escorpiones voladores de un tamaño exagerado272. Y que también se da el ébano273. Y que hay unos perros muy fuertes que no sueltan lo mordido hasta que se les echa agua sobre sus narices, y que a algunos se les retuercen los ojos a causa de la violencia en el mordisco, y que a algunos incluso se les caen; y que incluso un león fue retenido por un perro, y también un toro, y que el toro incluso murió, sujeto por el hocico, antes de poder ser liberado274.
271 Sobre el color de su pelo tam bién trata P l i n i o (VIH 76). 272 Cf. más adelante, en el parág rafo 45 C 707. 271 Cf. T e o f r a s t o , H ist. Plant. IV 4, 6; V i r g i l i o , G eorg. Il 116-7: P l i n . , XII 17 y 20, etc. A cerca de esta planta, vid. H. B r e t z l , B otanisehe F or se h u n den des Alexanderzuges, L eipzig 1903, 206, quien la identificaba con el Diospyros Ebenus, adm itiendo que esta no era probablem ente la que vieron
las
fuentes, al crecer en el sur de la India. K a r t t u n e n , India in the H ellenistic World, 133, señala otra planta, la D a lb erg ia Sissoo. O tras propuestas pueden verse en A n d r é y F i l l i o z a t , L 'ln d e..., págs. 358-259, n. 148, y S c h n e i d e r . L'Éthiopie, pág. 207. B i f f i (L ’E strem o O riente, pág. 202) considera la frase sospechosa y fuera de contexto, y en el texto principal (pág. 74) la tiene entre corchetes. 274
A estos perros terribles se refieren tam bién A r i s t ó b u l o ( F 40) y, antes
que él, C t e s i a s ( F 45, 10). De ah í la so sp ech a de B i f f i (L 'E strem o O riente, pág. 202) en el sentido de que la fuente de E strabón aquí, M egástenes, m ás que basarse en autopsias directas se haya dejado llevar de un topos de distintos orígenes. En general, parece que los perros no eran dem asiado apreciados en la
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Dice también Megástenes que en las montañas hay un río llamado Si la, en el 38 que no ilota nada275; pero que Democri El río Sila to no creía esta historia, por lo mucho que había viajado por Asiai7,\ Pero tam poco Aristóteles se lo creía" , y esto aunque existan aires tan ligeros que ninguna criatura alada podría volar en ellos. Ade más, ciertos vapores ascendentes se atraen a sí mismos y se «tragan», por así decir, lo que vuele por encima de ellos, como el ámbar hace con las brozas o el imán con el hierro; quizá el agua tenga también propiedades de este tipo. Eso sí, estas cosas están más bien en el ámbito de las ciencias naturales, en concre to en lo que se refiere a las leyes de flotación, de modo que debe ser considerado por quienes se dediquen a esto. Mientras que aquí debe añadirse aún lo que sigue, y todo aquello más relacio nado con la geografía.
tradición india ( A u b o y e r . La vita, 213 y 221; K a r t t u n e n , «The Country»: 163-167). pero estos perros aq u í m encionados podrían haber sido en cierto m odo la excepción. 275 La historia acerca de este río m isterioso parece de origen local. En las luentes indias antiguas, S ila o Sida significaba ‘la p ie d ra’ y según la leyenda local cualquier objeto sum ergido en sus aguas se co n v ertía en piedra y se hun día. Cf. S ch w a n b e c k , M egasthenes. 37, n. 32; L a s s e n , Indische..., pág. 657, n. 2 y 3; K a r t t u n e n , «The C ountry», págs. 186-189. 276 Jones observa la ironía del com entario, que B i f f i (L ’Estrem o Oriente, pág. 203) atribuye a M egástenes. 277 En cam bio, la referencia a A ristóteles, para B i f f i (L'E strenw Oriente, pág. 203), es probablem ente aportación del propio Estrabón.
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Dice entonces que la población de la India está dividida en siete castas2™: los La primera de las siete castas de
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primeros en honra pero los menores en la India: los filó so fo s número son los filósofos. Y que se sir ven de ellos, de cada uno individual mente, los que hacen sacrificios a los dioses u ofrendas a los muertos, y, del conjunto, los reyes en el llamado Gran Sínodo279, en el cual, con el año nuevo, reuniéndose todos los filósofos ante las puertas del rey, lo que cada uno de ellos haya compues to por escrito o haya observado de utilidad para la prosperidad de cosechas o ganados o acerca del gobierno, lo expone ante todos. Y quien por tres veces 2*0 se demuestra que ha mentido, una ley le obliga a callar de por vida2*1, mientras que al que emite juicios correctos lo distinguen con una exención de todo tipo de impuestos y tasas. 27x M e g á s t e n e s F 19 b. El texto de E strab ó n dice aquí, literalm ente, en
siete «partes» (mevro). usando el m ism o térm in o que D i o d o r o (II 40, I ), y depende de M egástenes. A r r . (Ind. 11, 1 - F 19 a-) tiene g evn o , m enos co h e rente con la tradición griega, pero parece que m ás em p eñ ad o en la difícil idea de trasladar fielmente la in fran q u eab ilid ad relativ a del sistem a indio de castas. Cf. S t f i n , On Alexander, pág. 120. La realid ad es que los in dios estab an subdivididos, a partir de los siglos vi y v , en cu atro clases ( va rn a ): la de los sacer dotes o bráhmana: la de los g u errero s nobles o ksatriya: la de los h om bres li bres o vaisya, y la de los inferiores o su d ra . C f. D z i e c h , J., « G racci qua ratione Indos descripserint». Eos 45, 1951: 61: A u b o y f r . L a vita 4 2-43. Fuera de e s tas clases estaban los «intocables» o ca n d a la , n acid o s de m atrim o n io s de in d i viduos de distintas clases. m Tenía lugar a com ienzos de año, en el m es de m arzo (K 'a ilra ). M egáslenes, señala B i f f i (L 'E strem o O rien te, pág. 2 04), q u izá asistió a alg u n a de estas ceremonias. 2lt0 F.sta matización de las «tres v eces» falta en D i o d o r o (X V II 40, 3). 2X1 No a callar literalmente, sino a ejercer sus capacidades adivinatorias. No obstante, esta condena no está atestiguada en la literatura india (S γ ε ι ν . On A lexa n der, pág. 285; Eí'K, B., D iodore de Sicile. Bihliotèque historique, tom e II. libre IL Pans, 2003, pág. 177; Κ α κ π u n e n , India in the H ellenistic W orld, pág. 63).
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ΟΚίΚίΚΛΙΊΛ
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ro s e g u n d a casta: lo s a g t i c u l t o t e s
Y dice que la segunda casta es la de los campesinos, que son los más nume rosos y también los más honrados, por su e x e n c jó n ¿e | servicio militar y por la
falta de restricciones en su modo de tra bajo282, y que no acuden a la ciudad ni por una agitación pública ni por ninguna otra necesidad. Es más, dice que muchas veces, en el mismo momento y el mismo lugar, a algunos les toca estar ordenados para la batalla y arriesgar su vida frente a los enemi gos, mientras que estos están arando o cavando sin peligro283, pues tienen a aquellos com o defensores en vanguardia. Toda la tierra es de propiedad real, y la trabajan por un alquiler además de la cuarta parte de la cosecha2*4. La tercera casta es la de los pastores 41 y cazadores285, los únicos a los que les L a te r c e r a casta: est¿ permitido cazar y criar ganado, así lo s p a s to r e s v c a z a d o r e s
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como proporcionar animales de carga,
ya sea vendiéndolos o alquilándolos. Y a cambio de liberar la tierra de fieras y de aves comedoras de semillas reciben adecuadas cantidades de trigo de manos del rey, observando un estilo de vida errante y alojándose en tien das. No le está permitido a un particular criar un caballo o un
282 N o se puede en ten d er esa literal «falta de obligaciones de trabajar» de otro m odo. E viden tem en te no es que los cam pesinos puedan no trabajar, sino que su m o d o de trabajo es diferente y apartado del m undanal ruido, lejos de la ciudad y sus agitacio n es, co m o el texto co ntin ú a explicándonos. Jones traduce «right o f freed o m in their farm ing», en la m ism a línea. 2X3 E s t r a b ó n s i g u e la l í n e a d e M e g á s t e n e s d e la q u e d i f i e r e n a l g o las fuentes l o c a l e s . Vid, D o g n i n i . L '« ln d iké» , p á g . 96.
2X4 Vid. Jones, 68-9, η. I. Cf. A r r . Ind. 1 1 , 9. 2X5 Vid. m ás ad elan te el parágrafo 46; D io n ., II 40, 6, y A rr., Ind. 11, II. No es m uy claro si co n stitu y en realm ente una única clase o habría que distin guir entre p asto res y cazad o res. Las fuentes locales los separan más.
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elefante; la posesión de cualquiera de los dos es, según ley, real286, y lo único que hay es cuidadores de estos animales. La caza de estos animales287 se lleva a 42 cabo de este modo288. Después de exca La c a za d e var una trinchera profunda todo alrede los e le fa n te s dor de una extensión de terreno desnudo de unos cuatro o cinco estadios, hacen una entrada con un puente muy estrecho2*9. Después 290 sueltan a tres o cuatro de las hembras más dóciles que tengan, sentándose ellos a esperar a cubierto en chozas ocultas. La verdad es que los elefantes salvajes no se aproximan durante el día, sino que hacen su entrada uno a uno durante la noche. Pero una vez que han entrado, los cazadores cierran la entrada discretamente, y des pués, haciendo entrar en el recinto a los más bravos de los elefan tes domados, combaten con ellos, tratando de rendirlos a un tiempo por hambre. Y una vez que están ya cansados, los jinetes más valientes, descabalgando discretamente, se sitúan cada uno por debajo de la panza de su propia montura. Y desde ahí se arrastran por debajo del animal salvaje y le atan los pies juntos. Una vez hecho esto, ordenan a los domésticos golpear a los que tienen las patas atadas juntas hasta que caen a tierra. Cuando 2ilh Estrabón vuelve sobre el asu n to en el parágrafo 42. Los caballos reales tenían a su cuidado a unos fu n cio n ario s esp ecializad o s. C f. D o g n i n i , L’«lncliké», pág. 112. 287 Los elefantes. Estas cacerías se d esarro llab an o bien en las áreas d esh a bitadas o en reservas de caza de la realeza. C f. S i c k , D. H., «A n Indian Pers pective on the G raeco-R om an E lep h an t» , Arte. W orld 33, 2002, pág. 136. 2IW M e g á s t e n e s , F 20 b.
21,9
La descripción es m ás d eten id a en A r k . (Ind. 13 ,7 ). Vid. B o s w o k t h , A.
B., From Arrian to A lexander. S tu d ies in H isto rica l In terp reta tio n s, O xford, 1988, págs. 43-45. 29(1 Detenerse en la descrip ció n de la caza del elefan te está ju stificad o por la fascinación que este anim al p ro d u cía en el m undo griego, sin duda, y se co n vierte en un lugar com ún en la literatu ra que trate tem as indios o africanos.
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caen, atan su cuello al de los mansos con correas de piel de buey sin curtir, y para que al sacudir a los que intentan subirse a ellos no puedan quitárselos de encima, les infligen pequeños cortes en círculo en su garganta y ponen las correas en tomo a esos cortes, de modo que a causa del dolor ceden a las ataduras y se tranqui lizan. Y. rechazando de los elefantes capturados a los demasiado viejos o demasiado jóvenes para ser útiles, se llevan a los demás a los establos, y luego, tras atar las patas de unos con las de otros y el cuello a una columna bien plantada, los doman por hambre. Después los recuperan con brotes de caña y hierba. Después de todo esto los elefantes aprenden a obedecer, seducidos algunos por la palabra y otros por alguna musiquilla acompañada de tam bores. Y son escasos los que son difíciles de domar. Pues por naturaleza tienen un carácter apacible y dócil, hasta el punto de estar cerca de ser un animal racional. Algunos salvan a sus jine tes ensangrentados caídos en combate arrastrándolos fuera del campo de batalla y a veces han rescatado, luchando, a quienes se han arrastrado entre sus patas delanteras291. Y si da la casualidad de que hayan matado por un cambio de ánimo a uno de los que les dan de comer o les enseñan, hasta tal punto lo lamentan des pués que se abstienen de comer de pura pena, y hay casos incluso en que se dejan morir de hambre. Copulan 292 y dan a luz retoños del ta43 maño de caballos, sobre todo en primaD e s c r ip c ió n g e n e r a l vera para e l macho el momento aprod e lo s elefa n tes
.
,
,
,
,
,, . ,
piado es cuando se apodera de el la locura y se llena de fiereza293. En ese momento
■Nl Hay una larguísim a lista de esto s actos de heroísm o de los elefantes en la literatura.
Cf.
S c u l l a r d , H. H., T he E lephant in the G reek and Roman
W orld. Ithaca-N ueva York, 1974. y>1 Ya A ristóteles (H ist. Anirn. V 540a 20-23) se refiere a este acto. 293 Pi i n . , VIII 27: «et alias circa coitus m axim e efferantur».
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suelta una especie de grasa a través del agujero por el que res pira y que tiene junto a las sienes244. Y para las hembras el mo mento es cuando este mismo poro se encuentra abierto. Están preñadas como máximo dieciocho meses y como mfnimo por los menos dieciséis295. Y la madre cría a sus retoños durante seis años. La mayoría viven lo que los hombres más longevos, aunque algunos llegan hasta los doscientos años de vida296. Pero están sujetos a muchas enfermedades y son difíciles de curar. Un remedio para dolencias oculares es lavar los ojos con leche de vaca, aunque para la mayoría de las enfermeda des es beber vino negro, mientras que para las heridas el reme dio es mantequilla líquida (pues extrae los trozos de hierro), y para las úlceras se hace una cataplasma con trozos de carne de cerdo297. Onesicrito dice que viven hasta los trescientos años, y excepcionalmente incluso hasta los quinientos298, pero cuan do más fuertes son es cuando tienen en torno a doscientos años y las hembras pueden quedarse preñadas diez años299. El (y también otros autores) sostiene que son más grandes y vigoro
Vid. J o n e s , The G eography, 7 2 . , η. I. m Parece que es un tem a que d esp ertó interés y curiosidad, y hay diferen tes teorías en los diferentes autores. H asta de tres años de gestación habló algún autor según Aristóteles. La realidad es próxim a a los dos: veinte o veintiún meses. ** Así pensaba la m ayoría de los autores, pero O nesicrito (com o verem os enseguida) los hacía llegar a los trescien to s e incluso a los quinientos. 191
Estos rem edios parece que los co n firm a la literatura india. Vid. S i c k ,
«An Indian Perspective», pág. 137. Λλ En realidad viven entre seten ta y cien años de m edia. M El texto griego, algo am b ig u o , puede en ten d erse com o que el em barazo dura diez años (y así B i f f i , L ’E stre n w O rien te, pág. 208, habla de «iperbole», confirmada por pasajes sem ejan tes de P lauto o A puleyo) o, quizá, com o que hay un período de solo diez añ o s en que las elefan tas son fértiles. Es dudoso, claro, pero esta idea podría estar refo rzad a por el hecho de que justo antes nos habla de cuál es la edad en que son m ás fuertes físicam ente.
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sos que los africanos3"0. Es más, que, poniéndose en pie sobre sus patas traseras, barren parapetos y arrancan árboles de raíz con la trompa. Nearco dice que se ponen, en las cacerías, tram pas con lazos para las patas en las confluencias de caminos y que los elefantes salvajes son conducidos hasta ellas por los mansos, que son más fuertes y llevan jinete. Y que son tan fáciles de domesticar que aprenden a tirar piedras a una diana y a usar armas. Y que nadan muy bien301. Y que un carro de elefantes se considera una posesión fantástica. También dice que son guiados bajo un yugo, com o los camellos. Y que una mujer está en muy buena estima si recibe de un amante un elefante de regalo. Pero esta última afirmación no concuerda con lo dicho de que un caballo y un elefante son propiedad de los reyes únicamente3"2.
44 L a s h o rm ig a s b u s c a d o ra s d e o r o
Nearco dice que ha visto con sus propios ojos las pieles de las hormigas buscadoras de oro, y que son parecidas a . , , . , ~ Λ. las del leopardo . Pero Megástenes, acerca de estas hormigas3**4, dice lo si-
í<<) La cuestión no es clara, pero B i f f i señala (L ’E strenw Oriente, págs. 208-209) que es creencia com ún que las fuentes antiguas hayan mezclado in form aciones de dos especies distintas de elefantes africanos, una de las cuales, la de especím enes m ás pequeños, está hoy extinta. A ristóteles (Hist. A nim . IX 46, 630b 26-30) dice todo lo contrario, rela cionando sus dificultades con su pesadez. *c Vid. m ás arriba, al final del parágrafo 41, y m ás abajo, en el parágra fo 52. Es un dato que confirm an las fuentes indias. C f. S i c k , «An Indian Pers pective», págs. 131-132. w Esta extravagante historia parece de origen local. M* Se pueden hacer diferentes especulaciones, por supuesto, pero una posi bilidad tentadora es relacionar todo esto con la presencia de marm otas en las regiones auríferas del D ardistán afgano (cf. T a r n , The G reeks in Bactria, pág. 105-108) o en las del B altistán, en la región del K arakorum ( B o a r d m a n J.. A rchaeologia della nostalgia. C om e i G reci reinventarono il loro pas sa to, Mi-
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guíente: que entre los derdas305, una etnia india muy populosa que vive hacia el este y en una zona montañosa, hay una m ese ta de unos tres mil estadios de circunferencia, y que bajo ella hay minas de oro cuyos mineros son hormigas, unos animales que no son más pequeños que zorros, tienen una rapidez ex traordinaria y viven de lo que cazan. Excavan la tierra en invier no y la amontonan ante las entradas, com o los topos. Y las pe pitas de oro necesitan poca fundición. Y los vecinos van a escondidas en busca de las pepitas montados en bestias de car ga, pues si lo hacen abiertamente las hormigas luchan y los per siguen en su huida, alcanzándolos y aniquilándolos a ellos y a sus monturas. Para pasar desapercibidos ponen trozos de carne de piezas de caza por aquí y por allá, y al ser las hormigas atraí das a otro lado, cogen las pepitas y las venden en bruto a mer caderes en el precio que sea, al no saber fundirlo. Pero una vez que en mi relato acer45 ca de los cazadores y de las fieras he Los reptiles y las traído a colación lo que han dicho Mecriaturas m arinas
,
.
_
..
gastenes y otros, es preciso añadir tam bién lo que sigue. Pues Nearco se mara villa de lo numerosos y perniciosos que son los reptiles. Dice que en la época de las crecidas escapan de las llanuras y se dirigen a las poblaciones que se libran de ellas, y una vez allí
lán, 2004 [trad, de The A rch a eo lo g y o f N o sta lg ia . H o w the G reeks re-crea te d their mythical Past, L ondres, 2 0 0 2 1, págs. 30-31 ). Pero v éase sobre esle asu n to P. Li Causi y R. P o m e l l i , « L ’ln d ia, T oro, le form ich e: sto ria di una rap resen tazione culturale da Erodolo a D ione di P rusa», H o rm o s, 3 -4, 2 0 0 1 -2 0 0 2 , 177246, y S e d l a r , J. W ., India a n d the G reek W orld, N ueva Y ork, 1980, pág. 12. w Son los D ardae de P l i n i o (V I 67 y XI 111 ) y los D a ra d ra i o D era d ra i de P t o l o m e o (VII I, 42), que los lo caliza en tre el K ashm ir y el S w at, en el valle alto del Nilo. Q uizá f ueran d o s etn ias d istin tas: una se o cu p ab a de ex tra er el oro, y la otra, de co m ercializarlo . C f. E ( k ; k r m o n t , A le x a n d e r's C a m p a ig n s in Sind, pig. 183.
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C.FOCiRAI Ϊ Λ
llenan las casas. Debido a ello sus habitantes no solo ponen sus camas muy altas, sino que incluso hay casos en que se mudan fuera de sus casas cuando están demasiado infestadas. Si la mayor parte de los reptiles no fuera aniquilada por las aguas, toda la comarca se quedaría convertida en un yermo despoblado. Cuenta también que crean problemas tanto la pe quenez de algunos com o el gran tamaño de otros, la primera por la dificultad de guardarse contra ellos 306 y el segundo a causa de su fuerza, pues se han visto víboras de dieciséis co dos de largo307. También hay que decir que hay encantadores vagando de un lado a otro con fama de poder curar y que esta es casi la única m edicina que hay, pues no sufren muchas enferm edades a causa de la sobriedad de su dieta 308 y de la abstinencia de vino. Pero que cuando surgen, las curan los hombres sabios. No obstante, Aristóbulo dice que él no vio ninguna de esas magnitudes de las que se habla todo el tiem po, salvo una víbora de nueve codos y un palmo. Y yo mismo vi una en Egipto que había sido traída de la India304. Aristóbu lo dice que también te encuentras muchas víboras mucho más pequeñas, y áspides, y grandes escorpiones310, pero que nin guno de estos crean tantas dificultades com o unas serpientes pequeñas y delgaditas, de no más de un palmo, pues se las encuentra ocultas en tiendas, en equipajes, encima de un muro, y que quienes han sufrido su picadura sangran profusa mente, con gran dolor, y después mueren, a no ser que alguien
** Cf. D io d ., X V II 90, 5 s.: C u r t . , IX 1, 12. vn En tom o a los siete m etro s, un tam año razonable para una pitón. Un dato que se repite acerca de los indios, com o ya señalaba Onesicrito, según el parágrafo 34. m ás arriba. 31
w Se refiere a una pitón, m en cio n ad a en el parágrafo 73. más abajo.
3,0
N o alados, com o, según vim os m ás arriba, en el parágrafo 37, los des
crib ía M egástenes.
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les socorra inmediatamente311. Pero que esa ayuda es fácil de bido a las excelencias de las rafees y los fármacos indios312. También dice que en el indo es posible encontrar cocodri los313, aunque no son numerosos ni dañinos para los hombres; y que la mayoría de los otros animales son los mismos que también se crían en el N ilo, salvo el hipopótamo. No obstante, Onesicrito dice que este también se cría en la India314. Y Aris tóbulo dice que a causa de los cocodrilos ninguna de las cria turas del mar315 sube N ilo arriba aparte de la saboga316, el mújol317y el delfín318, pero que sin embargo hay una gran variedad de especies en el Indo. De las gambas y otras especies pareci das, las pequeñas suben hasta una montaña319, y las grandes hasta la confluencia del Indo y el A cesines. Bien, pues hasta aquí lo que se cuenta acerca de la fauna salvaje de la India. Volviendo a Megástenes, permítaseme contar lo que sigue a lo que ya conté.
111 Estas pequeñas serpientes tan v en en o sas nos recu erd an un pasaje de Aristóteles {Hist. Anim . VIH 29, 6 0 7 a 3 3-34). 112 Vid. más abajo, en 2, 7. 111
A m ..A n á b . VI 1, 2. B i f f i (L ’E stren w O rien te, pág. 2 1 2 ) su g iere que si
no son peligrosos quizá se trate de la esp ecie G a via lis g a n g eticu s. ,|4 F 7. Vid. aquí el parágrafo 13. ,|S Para mi es claro que τ ώ ν aq u í rem ite a ζ ο κ ι , en la frase an terio r. N o sé de dónde se saca Jones el «fish» que luego le o b lig a a añ ad ir una n o ta, co m o corrigiendo a Estrabón, en la que d ice q u e « th e d o lp h in , h o w ev er, is a m am m al, not a fish». 3lft Alosa fa lla x nilotica. 117 Mugil cephalus, llam ado hoy
en E gipto. S o b re estas e s p e c ie s
vid, J o n f s , The G eography, 7 9 , notas. 3I* Vid. Biffi, L'A frica, págs. 3 7 0 - 3 7 1 y 3 7 3 . 119 Sobre el p r o b l e m a d e l t e x t o e n e s t e p u n t o , vid. J o n h s , T he G e o g r a p h y , Pág· 81, n. 2, as í c o m o B i f f i , L 'E strem o O rien te, p á g s . 2 1 2 - 2 1 3 .
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^ L a c u a r ta c a s t a : lo s a r te s a n o s , c o m e u ia n te s y tr a b a ja d o r e s m a n u a le s
Pues dice que, tras los cazadores y l° s pastores, hay una cuarta casta: los artesanos, los comerciantes y los trabajadores manuales320. Algunos de ellos .
. .
pagan un impuesto y prestan servicios a la comunidad prescritos para ellos, mientras que son del cono cim iento de todos los sueldos y las provisiones que los fabri cantes de armas y los constructores de barcos reciben del rey, pues trabajan exclusivam ente para él321. El oficial proporciona las armas a los soldados y el comandante de la flota alquila las naves a los navegantes y a los comerciantes. La quinta casta es la de los militares, 47 quienes, el resto del tiempo, pasan su L a q u in ta c a s t a : v jcja ociosos y bebiendo322, mantenidos lo s m ilita r e s
,
,
,
, ,
por el presupuesto de la casa real, hasta el punto de que cuando se presenta la ne cesidad hacen rápidamente las expediciones, no llevando consi go nada más que su propio cuerpo323.
D io n ., II 41. 1, y A k r., Ind. 12, 1.
,21 Cualquier trabajo realizado para el rey se concibe como servicio público (B if f i, L 'E stre n w O riente, pág. 2 13 ). ,22 D io d .. II 4 1. 2. y A k r., Ind. 12, 2-4. E stos dos autores señalan que es la c a sta m ás num ero sa tras la de los ciudadanos. En el texto de Estrabón que dan retratad o s com o una casta ociosa, un lastre p ara la sociedad, algo que no co in cid ía , p arece, con el esp íritu de M egástenes (vid. m ás adelante el parágra fo 53). Es decir, lo sorp ren d en te p a ja un g riego es que los soldados, que son p ro fesio n ales, no tienen que su frag arse su eq u ip am ien to m ilitar de su propio bolsillo.
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48 Lu sexta casia: los m spectoies
La sexta casta324 es la de los inspectores, a quienes corresponde inspeccionar todo lo que se hace e informar secretamente al rey, sirviéndose de las
prostitutas com o aliadas, los de la ciu dad, de las de la ciudad, y los del campo, de las de allí. Y son los mejores y los más dignos de confianza los que son nombrados para este cargo. La séptima casta es la de los conseje 49 ros y asesores del rey325, en manos de La séptima casta: los consejeros quienes están las principales institucio Vasesores nes, los juzgados y la administración de del rey todas las cosas. No es posible casarse con una mujer de otra casta326 ni cambiar un negocio o trabajo por otro, ni le es posible a un individuo emprender varios, a no ser que sea uno de los filósofos, pues a este sí le está permitido debido a su especial capacidad. De los magistrados algunos tienen 50 entre sus competencias el mercado; otros, Competencias |a ciudad; otros, los asuntos relativos a los de los m agistrados
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. . . .
·
.
soldados. Los primeros de estos se encar-
Parece que en realidad m ás que una c a sta se tratab a de un cu e rp o de
funcionarios medios, cuyas fu n cio n es se in terp retan , o b ien co m o tareas de inspección al servicio de ía co m u n id ad ( B r e i o í . r , B., « M eg asth en e s [etw a 300 V.
Chr. 1 über die indische G esellsch a ft» , Ze its c h ift. D eu tsch . M a rg en !. G e-
sellsch, 88, 1934: 158), o bien co m o esp ías al serv icio del rey ( T i m m e r , M eRasthencs, pág. 169; S t e i n , O n A le x a n d e r, p ág s. 169-175; A i . t e k a r , S ta te, págs. 107 y 190-192). Un limitado núm ero de alto s fu n cio n a rio s al serv icio del rey o s im p le mente en el servicio público. 126
La norma india era realm en te m uy se v e ra co n q u ie n e s se atre v ían a
romper los límites entre d iferen tes casta s. S u s hijo s en tra b a n a fo rm ar p arte de «los intocables». Cf. A u b o y e r . L a vita, pág. 55.
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( . H O C i R A l IA
gan de mantener los ríos a punto y de volver a medir las tierras327, como en Egipto3·*, e inspeccionan las tuberías cerradas desde las que se regula el paso del agua a las acequias, de modo que el uso del agua se haga en pie de igualdad para todos. Estos mismos están a cargo de los cazadores y son dueños del premio o del castigo para quienes lo merezcan. También recaudan impuestos y supervisan los trabajos relativos a la tierra, los de los leñadores, carpinteros, herreros o mineros. También se encargan de la cons trucción de caminos y plantan hitos cada diez estadios329que in dican los desvíos y las distancias. Los funcionarios municipales están 51 divididos en seis grupos de cinco. Un L o s fu n c io n a r io s grupo vela por las tareas de los artesa m u n ic ip a le s nos. Otro grupo se ocupa de los extran jeros, pues les asignan lugares para quedarse y siguen de cerca su estilo de vida, proporcionándoles ayudantes33", y los acompañan a ellos o a las propiedades de los que mueren Ijunto a sus familiasl, y también se ocupan de los que enferman y entierran a los que mueren331. El tercer grupo es el de los que examinan nacimientos y defunciones, cuándo y dón de tienen lugar, tanto por motivo de los impuestos como para que nacimientos y muertes, ya sean mejores o peores, no per manezcan desconocidos. El cuarto grupo es el de los que se ocupan del comercio y todo tipo de intercambios. Estos se ocu 07 Las dos funciones provocadas p o r las traum áticas crecidas estacionales de las que E strabón ya ha hablado.
,2* XVII 1 , 3 1 ’ 787. 129 C f. m ás arriba el parágrafo 1 1. M edio com o asesores, m edio com o espías. Vid. Jones. U| Es algo parecido a la pro x en iv a griega, aunque parece que la descrip ció n que hace E strabón no casa bien con el funcionam iento de la cuestión en la India antigua. Q uizá fuese algo local lo aq u í descrito, com o sugiere Biffi (L 'F sire/nu O riente, pág. 215).
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pan de las medidas y de los frutos de cada estación, de modo que estos puedan ser vendidos con sello332. No es posible a na die hacer más de un tipo de intercambios comerciales, a no ser que pague impuestos doblemente. El quinto grupo es el de quie nes tienen bajo su jurisdicción las obras de los artesanos y las venden con sello, por separado las nuevas y las viejas. Y al que las mezcla se le pone una multa. El sexto y último grupo333 es el de los que recolectan el diezmo de las ventas, siendo la muerte el castigo para el que roba. Cada grupo se encarga en particular de estos asuntos, pero se ocupan también en común de asuntos tanto privados como públicos y de la reparación de las infraes tructuras, de los precios334, del mercado, de los puertos y de los templos. Después de los funcionarios municip pales, existe un tercer mando conjunto. Asuntos m ilita r e s e* referente a los asuntos militares, y este también está dividido en seis grupos de cinco335. Uno de los grupos está asig nado al almirante de la flota, y otro, a quien tiene bajo su juris dicción las yuntas de bueyes con las que se transportan los artilugios y los alimentos para hombres y animales y todos los demás útiles del ejército. Estos también proporcionan los sir
332 Jones (84, n.l) sigue a T o z e r y L a s s e n , citados por él: «“the stamp impressed on weights and measures” which were “tested every six months"». 333 No tenemos m ás referen cias a estas co m isio n e s o su b co m isio n es funcionariales. No sabem os, por tanto, si eran o fic ia le s o no o có m o se nom braban. Vid. A l t e r a r , State, pág. 224. J ones (85, n. 3): «M ein ek e em en d s the G reek w ord for “ p rice s” to that
for “walls” (see critical note), thus m a k in g “ w alls, m a rk e t-p la ces, h arbours, and temples” in apposition w ith “ p u b lic w o rk s” ». 3,5
Tampoco de esto tenem os co n firm a c ió n en las fu en tes indias, p o r lo que
los estudiosos m uestran a este resp ecto o p in io n e s en co n trad as. Vid. t í i m , L'Estrenw Oriente, pág. 216.
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GEOGRAFIA
vientes, tales como los que tocan los tambores, los que llevan las campanas, e incluso los escuderos y los ingenieros y sus ayudantes; y envían afuera a los recolectores de forraje agolpe de campana, suscitando con premios y castigos tanto la rapidez como la seguridad. El tercer grupo es el de los que se ocupan de la infantería. El cuarto, de la caballería. El quinto, de los carros. Y el sexto, de los elefantes. Los establos de estas bestias y los de los caballos son del rey336, al igual que la armería. Pues el soldado entrega su equipo en la armería, y el caballo en el esta blo de los caballos, y lo mismo con el elefante. Por cierto, que los llevan sin bridas. Durante las marchas los carros los llevan bueyes, mientras que los caballos son guiados con un ronzal para evitar que sus patas sufran quemaduras con el roce y para que el espíritu que tengan no se malgaste bajo los carros. Hay dos guerreros sobre el carro además del conductor337, mientras que el que guía al elefante es el cuarto, pues hay otros tres que lanzan flechas desde él338. Todos los indios son frugales en su , . modo de vida, especialmente en las exL a s o b r ie d a d r y honradez de pediciones militares . Y no les gusta lo s in d i o s ningún tipo de disturbio injustificado. Por ello, se comportan con buen orden. Pero su mayor abstinencia es con respecto a los robos. Pues lo cierto es que dice Megástenes que cuando él estaba en el cam pamento de Sandrocoto34*’, donde el número de acampados era
vv* L os cab allo s y sobre to d o los elefan tes go zab an de un estatus especial en la In d ia antigua, en relació n co n la realeza. ,r7 T res en total frente a los d o s n o rm ales en tre los griegos. ’w C f. A k r., Ind. 17, 2, y, m ás ab ajo , el p arág rafo 69. T anto caballos como e le fa n te s eran reg u larm en te u sad o s en los e jército s indios. ■ v* C f. m ás arriba, p arág rafo 45. w S obre esto s h ech o s, vid. m ás arrib a, en el parág rafo 36.
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de cuarenta mil341, ningún día vio que se informase de artículos robados de un valor superior a doscientos dracmas, y esto sir viéndose de leyes no escritas. Pues dice que no conocen la letra escrita342, sino que lodo lo administran a partir de la memoria343. Pero aun así prosperan, debido tanto a su simplicidad como a su sobriedad, pues no beben vino344, más que en los sacrificios, sino que beben un brebaje elaborado con arroz345, en lugar de Ml Estas cifras varían ostensiblem ente entre los distintos autores antiguos, siendo Megástenes bastante contenido al respecto. Por ejem plo, P l i n i o (VI 68) habla de 600.000 infantes y 30.000 soldados de caballería a las órdenes de este mismo Sandrocoto. 342 Si bien es cierto que los indios tardan m ucho en tener una codificación escrita de sus leyes, M egástenes, según E strabón, hace de ello la indebida infe rencia de que no conocían el uso de la escritura. m Es decir, sirviéndose de la m em oria, del recuerdo de los precedentes legales. 344 Al parecer se trataba sim plem ente de una cuestión de precios m ás que de limitaciones m orales o de otro tipo. El vino era tan caro que m uy pocos y ocasionalmente se lo podían perm itir. 145 Jones llama arrack a esta bebida. Este brebaje preparado con arroz es también mencionado por E l i a n o (Nal. A nim . XIII 8 ) , quien dice que se lo d a ban a beber a los elefantes usados con fines m ilitares. El fam o so sake es una bebida alcohólica japo n esa prep arad a de una infusión h ech a a p artir del arroz, y conocida en Japón com o nihonshu. En O ccid en te, al sa ke se le llam a a veces «vino de arroz», aunque sería quizá m ás ap ro p iad o h ab lar de « cerv eza del arroz», pues com o en la cerveza en e sta bebida es la ferm en tació n del g ran o y no el mosto de la uva (com o sucede con el vino) lo que p roduce la alco h o lización. Hay evidencias del uso del arroz con este tipo de fines y a en C hina, ju n to al Yangtsé, desde com ienzos del qu in to m ilenio antes de C risto y p o ste rio r mente el método fue ex portado a Japón. Al p rin cip io se hacía con arroz p ara mascar, castañas, m ijo y bellotas. Se e scu p ía la m ezcla en un barril y las e n z i mas de la saliva convertían el alm idón del arroz en azúcar. E n to n ces e s ta m e z cla azucarada se com binaba con arroz recién co cid o y se d e ja b a ferm e n tan d o . Este método era usado tam bién por los indios am erican o s y se d esarro lló ta m bién en China. Esta form a an tig u a de sa ke era baja en alcohol y se c o n su m ía como papilla. Vid. la siguiente nota.
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GEOGRAFÍA
cebada. Y también sus comidas en su mayor parte son prepara dos de arroz14*. Megástenes dice también que su simpleza tam bién se demuestra en sus leyes y contratos, partiendo del hecho de que no son amantes de los procesos judiciales347. Pues no hay juicios ni sobre hipotecas ni sobre préstamos, ni necesitan testigos o sellos, sino que confían en aquellos con los que se arriesgan. Es más, los bienes que tienen en sus casas normal mente los dejan sin vigilancia. Lo cierto es que todo esto es síntoma de moderación, pero nadie aprobaría otras costumbres suyas, como el comer siempre solos y el que no haya una única hora de cenar o de almorzar común para todos, sino el gusto de cada uno, pues para favorecer la vida social y cívica es mejor hacer esto de otra manera34*. De los ejercicios físicos estiman soc ,54 » · bre todo darse fricciones, Jy, entre otros r u n e r a le s s o b r i o s , a p r e c i o p o r lo s métodos, alisan su cuerpo por medio a d o r n o s en v id a de unos palos de ébano349 muy suaves.
346 « A rro z que se puede trag ar» , debe de ser algún tipo de papilla de arroz, sem ejan te q u iz á a la que tom an n u estro s niños. G ach as de arroz es otra opción p lau sib le («rice p o rrid g e» , d ice Jo n es), p ero tiene en su contra el que, en mi op in ió n . E strabón q u iere in clu ir a h í d iferen tes tipos de preparados que utilizan el arro z co m o su b ase (frente al trig o básico en el m undo mediterráneo, cf. la p ro p ia p alab ra σ ι τ ί α ) . p ro b ab lem en te m ás v ariad o s de lo que una traducción del tipo de « g ach as» p o d ría su g erir. L a n o ticia de M egástenes ya debía de ser co n o c id a por A ristó b u lo : vid. m ás arrib a el p arág rafo 18. 147 El «buen salv aje» sirve p ara lan zar una crítica relativam ente sutil al m u n d o g rieg o ( c f . A r i s t ó f a n e s , en co n cre to L as a visp a s). Es un nuevo caso del tó p ico de la se n cillez india. 34,1
N o parece q u e esto deb a to m arse co m o una descripción exacta de un
c o m p o rtam ien to co n cre to de los indios, sino que fo rm aría parte del cuadro gen eral de la d escrip ció n id e aliz ad a de la India, y co n stitu iría una especie de c o n tra p u n to co n sid erad o n ecesario por M egástenes. 449 En el p arág rafo 37 y a se h a m en cio n ad o el éb an o com o una planta típica de la India.
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Sus funerales son muy sobrios y sus túmulos, pequeños35*1. Pero contrariamente a su sobriedad en otros aspectos, disfrutan con el adorno personal. Pues van cargados de objetos de oro, usan ornamentos con piedras preciosas, visten finos y floridos ropa jes y llevan sombrillas con ellos, pues debido al aprecio en que tienen a la belleza ponen en práctica todo aquello que pueda embellecer su aspecto351. También valoran del mismo modo la verdad y la virtud. Debido a ello no conceden ningún privilegio a la edad de los ancianos, a no ser que lleven ventaja también en su sabiduría. Se casan con muchas mujeres, compradas a sus padres, y las obtienen a cambio de una yunta de bueyes352, en algunos casos por su buena obediencia, en otros por placer353 y para tener muchos hijos. Pero si el marido no las obliga a con trolarse, les está permitido prostituirse354. Nadie hace sacrifi cios ni quema incienso ni hace libaciones355, con una corona puesta, ni degüellan a la víctima, sino que la estrangulan356, para no entregarla mutilada a la divinidad, sino íntegra. Al que m Cf. A r r ., Ind. 10, 1. 151 Evidentemente, este contrapunto en la descrip ció n de las virtudes de los indios suena un poco a crítica velada al ex ceso idealizador de los pasajes p re cedentes, atribuibles a M egástenes. ,52 Cf. A r r ., Ind. 17, 4. Según A ristóbulo. al m enos en la com unidad de Taxila, era posible a las m ujeres, pese a la presentación del caso aquí, aceptar o rechazar a sus pretendientes. Vid. el parágrafo 62, m ás abajo. 15’ Según leemos en D io n ., XVII 91, 6-7, que q u izá siga a O nesicrito, el criterio a la hora de elegir a la m ujer es su belleza. w La imagen normal de la m u jer en la literatura india es la de un ser con dificultades para el autodom inio, particu larm en te en lo referente al d eseo car nal. Esta idea parece subyacer a este pasaje. w Es un poco contradictorio con el p arágrafo 39, en el que nos d ecía el texto que estos sacrificios estaban reserv ad o s a los llam ados « sofistas», los únicos autorizados para ello. Más adelante (3, 15) verem os que se atribuye idéntica idea tam bién a los persas.
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se descubre dando falso testimonio se le amputan manos y pies; y el que mutila a otro no solo sufre lo mismo, sino que también se le cortan las manos. Y si hace perder un ojo o una mano a un artesano, se le condena a muerte357. Megástenes dice también que ningún indio se sirve de esclavos, pero Onesicrito revela que esto es una peculiaridad de los que habitan en la región de Musicano, y hasta qué punto goza allí la esclavitud de buena salud358. Habla igualmente de muchos otros asuntos prósperos en esa región, a la que considera muy bien gestionada. El cuidado corporal del rey lo realizan mujeres35^, compradas también estas L a v id a d e l r e y a sus padres. Mientras, los guardaespal das y demás personal militar se quedan fuera de las puertas. Y si una mujer mata a un rey en estado de embriaguez360, obtiene como privilegio el casarse con el sucesor de este. Y sus hijos entran en la línea sucesoria. Por otro lado, el rey no duerme durante el día, y aun de noche se ve obligado a cambiar de lecho cada dos por tres a causa de las conspiraciones. De las salidas que no son de carác ter militar, una es la que hace a los tribunales de justicia, donde se pasa el día entero escuchando hasta el final, y ni un poco
357 E sta d u ra ju s tic ia in d ia (D io n ., II 4 2 , 4) e stab a en últim a instancia en m an o s del rey o en los fu n cio n a rio s en q u ie n es este delegase. L o que sí se puede c o n sta ta r es q u e la esclav itu d sí era conocida y prac ticad a en m uchas reg io n e s in d ias, salvo q u iz á el T am il, aun con la impresión de algún a u to r m o d e rn o que la co n sid e ra algo m ás d u lcificad a que en otras regio nes del m u n d o an tig u o ( S k u k z a k , L., «E n lisant M égasthène», Eos 67, 1979, 74). -w E strab ó n no e n tra a d istin g u ir a q u í en tre la reina y las concubinas del rey. *** P o d em o s su p o n er q u e el h ech o de lo inhabitual del consum o de bebidas alco h ó lic a s hacía esp e c ia lm e n te cen su rab le la em b riag u ez, m ás aún en el caso de un rey.
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menos, incluso aunque le llegue la hora de sus cuidados corpo rales, consistentes en la fricción con los palitos, pues al mismo tiempo que está atento a lo que se dice en los tribunales, recibe sus fricciones de cuatro hombres que de pie a su alrededor se las dan. La segunda clase de salida no m ilitar que hace el rey es con motivo de cerem onias de sacrificio . Y la tercera, algo bá quica, es de caza: sale dentro de un círcu lo de mujeres aglome radas a su alrededor y de otro círcu lo formado por fuera por los lanceros. El camino es acordonado, y el que traspasa los lím ites hacia dentro, hasta las mujeres, recibe la muerte. Van delante los que tocan los tambores y los que llevan las campanas. El rey caza dentro de esos recintos, disparando flechas desde una pla taforma (estando en pie a su lado dos o tres mujeres armadas), y también, en las cacerías en espacios abiertos, caza desde un elefante361. Las mujeres, por su parte, unas van en carros, otras a caballo y otras en elefante y, al igual que cuando participan junto con los hombres en expediciones m ilitares, provistas de todo el armamento362. Estas costum bres la verdad es que 56 nos resultan altamente chocantes al R e l a to s i n c r e í b l e s com pararlas con las nuestras363, pero de M e g á ste n e s . , 3M · , las que m encionare ahora incluso aún más. Pues dice M egástenes que los que habitan el Cáucaso practican el sexo con sus m ujeres a la vista de todos y se comen los cuerpos de sus parientes. Tam bién dice que los monos saben hacer rodar las rocas y, encara
E ste p a r á g r a f o y e l s ig u ie n te .
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mandóse a los lugares m ás escarp ad o s, dejan caer rocas sobre quienes les persiguen. Es m ás, M egástenes sostiene que la mayoría de los anim ales que son dom ésticos entre nosotros, en aquellas regiones son salv ajes365. Y habla de caballos con un cuerno y cabeza de cierv o 366. Y tam bién de cañas, algunas derechas hacia arriba, de treinta b razas367 de largo, y otras tumbadas en el suelo de cin cu en ta, y con un grosor tal que las primeras llegan a tener un d iám etro de tres codos y las otras, el doble36*. Pero M egástenes, cayendo ya totalM e q á s te n e s y d e s c r ip c io n e s m ít ic a s de la p o b la c ió n lo c a l
m ente en 1° legendario3w, habla de hombres de cinco palm os y hasta de tres370, algunos de los cuales no tendrían nari
ces, sino sim plem ente dos orificios para respirar encima de la bocaj7‘. Y sobre estos de los tres palmos dice que son los que están en la guerra con las grullas que con taba Homero372, así com o con las perdices, que son tan grandes
m Parece que se refiere en particular a cab a llo s y a asnos salvajes. Es diiícil saber si esta relerencia oculta un animal real o imaginario. Si fuera real podríamos pensar en los rinocerontes indios o en algún tipo de antílope. Λ; Una braza es en principio la longitud de los brazos extendidos desde la extremidad de una mano a la de la otra. ** Una nueva exageración para referirse, m uy probablemente, a algún tipo de bambú. w Con lo que Estrabón desacredita severam en te a Megástenes. ,?n Es decir, de más o m en os un metro o 6 0 cm de estatura. " l Cf. II 1 .9 , C 70. y Pi i n . V il 25. m El sustantivo grieg o π υ γ μ η τ τ τ, « c o d o » , está en el origen del nombre de unos individuos que podían m edir p o c o m ás de un cod o o codo y medio. Bii-h (L'E stren w O riente, pág. 2 2 3 ) señ ala oportunam ente que larelerencia homérica (libro III de la llía d a , 2 -6 ) no señ a la co n precisión la ubicación de esle pueblo. Son los autores p o sterio res q u ie n e s, en la interpretación de Ho mero, ubican a lo s p ig m eo s en A lr ic a . C on e s e nom bre se designa hoy funda mentalmente a una serie de g ru p os h u m an os cazadores-recolectores que vi-
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como gansos. Y q u e e s to s h o m b re s re c o g e n y d e stru y e n los huevos de estos a n im a le s, p u e s las g ru lla s p o n e n h u e v o s allí. A causa de esto en n in g u n a p a rte e s p o s ib le e n c o n tra r ni h u ev o s de las grullas ni e je m p la re s jó v e n e s . Y la m a y o r p a rte de las veces una grulla e sc a p a d e e s a s lu c h a s d e a llí co n u n a p u n ta de flecha de bronce c la v a d a . D el m is m o tip o so n las h isto ria s ace r ca de los en o to ceta s373 y las d e lo s h o m b re s s a lv a je s y otros prodigios. D ice ta m b ié n q u e e s to s h o m b re s s a lv a je s no podían ser llevados ante S a n d ro c o to , p u e s se d e ja b a n m o rir d e ham bre, y que tienen sus ta lo n e s p o r d e la n te , y s u s d e d o s y la p la n ta del pie por detrás374. T a m b ié n d ic e q u e fu e ro n c o n d u c id o s an te él unas gentes sin b o ca375, b ie n p a c ífic o s , y q u e h a b ita n en to m o a las fuentes del G a n g e s, y q u e se a lim e n ta n d e lo s v a p o re s de las carnes asadas y de lo s a ro m a s d e fru ta s y d e flo res, al te n e r en lugar de bocas o rific io s r e s p ira to rio s , y q u e s u fre n co n los m a los olores, y que a c a u sa d e e s to s o b re v iv e n co n d ific u lta d y ello especialmente en un c a m p a m e n to m ilita r. Y d ic e q u e lo s filó so fos le hablaron de las o tra s g e n te s 376, in fo rm á n d o le de los oci-
ven en selvas e c u a to ria n a s a fr ic a n a s y q u e s e c a r a c te r iz a n p o r su baja estatura: los h om b res m id e n m e n o s d e 1,5 m d e m e d ia . L o s p ig m e o s se e n cuentran a través d e tod a e l A fr ic a c e n tr a l. P e r o s u e l e lla m a r se ta m b ién p ig meos a los ab orígen es d e m e n o r ta lla d e l s u r e s te d e A s ia y o tr a s r e g io n e s . L os grupos más estu d ia d o s so n lo s m b u t i d e la s e l v a d e If it r i e n la R ep ú b lica Democrática d el'C o n g o ( T u k n b u l i . , C . M . , T h e F o r e s t P e u p le , N u e v a Y ork, 1961). Parece q u e to d a s las trib u s p ig m e a s a fr ic a n a s p o d ría n h ab er ten id o una lengua com ún. N u e str o te x t o se e s t á r e fir ie n d o a un g r u p o é tn ic o in d io de hombres y m ujeres d e c o r ta e sta tu r a , m u y m o r e n o s y c o n a b u n d a n te v e llo corporal, m en cion ad o en o tr a s t u e n t e s a n tig u a s ( B i f f i . L 'E s t r e n w O rie n te. pág. 223). m « D u rm ien tes-en -su s-o reja s» . m Cf. P u n . , VII 2 2 . y F 2 8 d e M e g á s t e n e s . Cf. P u n ., VII 25, y F 2 9 y 3 0 d e M e g á s t e n e s . 176
Βιι κι (L 'E s tre m o O rie n t e , p á g . 2 2 4 ) o p in a q u e e s c r e íb le q u e e sta s in
creíbles historias se las co n ta ra n a M e g á s t e n e s , e fe c t iv a m e n t e , s a b io s lo c a le s.
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podes377, que se alejan co rrien d o m ás rápido que caballos; de los enotocetas, que tienen o rejas que les llegan hasta los pies,de m odo que pueden d o rm ir d en tro de ellas, y que son tan fuertes que pueden arrancar un árbol y ro m p er la cuerda de un arco. O tro pueblo del que inform aron los fdósofos a Megástenesesel de los m onom atos378, que tienen o rejas de perro y un único ojo en el m edio de la frente, con el pelo tieso y hacia arriba y con pechos velludos. T am b ién hablaban de los amicteres379, que co men de todo, incluso carn e cruda, pero que tienen una vida bre ve, pues m ueren antes de lleg ar a la vejez, y que tienen el labio superior m ucho m ás p ro m in en te que el inferior. Pero acerca de los hiperbóreos, de vida m ilen aria, M egástenes cuenta lo mis mo que S im ónides380 y P ín d aro 381 y todos los otros narradores de m itos382. C om o tam bién es un m ito lo que afirma Timágenes de que llovió bronce en g o tas b ro n cín eas y que fue llevado [por los ríos] tierras abajo. Sin em b arg o , m ás digno de confianza es M egástenes al so sten er q u e los ríos llevan pepitas de oro3*3,y que algunas d e ellas se retiran co m o un impuesto para el rey: pues esto m ism o tam bién su ced e en Ib eria384.
En cualquier ca so , son h istorias qu e tam bién aparecen en los fragmentos de Escflax de C arianda y C tesia s d e C n id o , m u y anteriores a Megástenes. 177 « L ig ero s-d e-p ies» . m «Q ue tien en un so lo o jo » . 1,9 «D esn arigad os». m F 570 d e P
a c e
.
"" Pyth. 1 0 ,4 2 -4 3 . 1K2 Pero S im ó n id es y Píndaro atribuyen e sa longevidad al premio recibido de los d ioses por su sentid o de la justicia, a lg o qu e M egástenes. y además One sicrito y C tesias, relacionan c o n e l retrato que hacen de los antiguos indios. "" De h ech o, al m en o s en e l norte de la región , hay ríos que aún hoy t r an s portan oro en su s corrientes: al norte de Pakistán, en Cachemira y en el Ladakh al m enos. ,IU C oncretam ente en el territorio d e los turdetanos. III 2, 8 C 146, pasaje en el que Estrabón sigu e a P o sid o n io .
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58 F iló s o fo s d e la m o n ta n a y d e la lla n u r a
H ab lan d o de los filó so fo s, M egástenes d ice385 que los m ontañeses son ensalzad o res de D io n iso 386 y señ ala com o J
pruebas la v iñ a silv e stre , que so lo crece en sus tierras, a s í co m o la h ied ra, el laurel, el mirlo, el boj y otras plan tas d e h o ja p eren n e, ninguna de las cuales se encuentra m ás allá del E u frates, e x ce p to unas cuantas en jardines que so b rev iv en con m u ch o s cu id ad o s. Y que también es dionisíaco el v estir ro p as d e lino, y el llevar mitras y perfumes y co lo rid o s v estid o s b o rd ad o s, a s í com o que los reyes sean acom p añ ad o s p o r g o n g s y ta m b o res en sus salidas3*7. Sin em bargo, so stien e q u e los filó so fo s d e la llanura honran a Heracles. Pero estas afirm a c io n e s son m ític as y refu tadas por muchos otros au to res, en esp e c ia l las rela tiv a s a las viñas y el vino, pues m ás allá del E u fra te s se en c u e n tra la mayor parte de A rm enia y to d a M eso p o tam ia, y la p arte de Media que va a continuación, h asta P e rsia y C arm an ia; y una gran parte de todas estas tierras tien e fam a de te n e r buenas viñas y producir buen vino. M egástenes h ace otra d iv isió n m ás ^ al h ab lar de los filó so fo s, m en cio n an d o Los brah m anes
dos tipos, a uno de los cu ales d a el no m bre de b rah m an es3** y al o tro el de garm anes389. T am b ién dice que los brahm a-
w Es el F 33 de M egástenes, que g lo sa E strabón e n e ste parágrafo y en lo s dos siguientes. m Cf. parágrafo 70. Parece q ue e ste retrato e stá b asad o en lo que su ced ía en los alrededores de la ciudad de N isa.
w Arr., Ind. 5,9. '** En escritura devanagari se escrib e
(h rcih m ana). L a adaptación
española adoptada por la RAE e s «brahm án». ® La grafía que recojo en mi traducción e s fiel al tex to d e E strabón, aun que parece que aquí se refiere a lo q ue h ab itu alm en te tran sliteram os c o m o
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nes tienen una m ejo r rep u tació n , pues se muestran más de acuerdo en sus o p in io n es31*1; y que ya en cuanto están en el vien tre de su m adre tienen instructores, unos hombres sabios, los cuales se cree que al acu d ir a la m adre y al niño les hacen un encantam iento con vistas a un p arto feliz, cuando en realidad lo que hacen es pro p o rcio n arles buenos consejos y advertencias. Y que se cree que las m u jeres que les escuchan con mayor pla cer son las m ás afo rtu n ad as con sus hijos. Y que después del nacim iento de los niños unas perso n as y otras se suceden en su cuidado, disfrutando, seg ú n van ten iendo más edad, de maes tros cada vez m ejores. Y q u e los filósofos pasan el tiempo en un bosquecillo ante la ciu d ad en un recinto con las dimensiones justas, llevando una v id a sen cilla descansando sobre pieles y colchones de paja, alejad o s de co m id a animal y de los placeres del am or31' 1, y escu ch an d o solo las palabras serias, intercam biándolas con quienes quieren intercam biarlas también con ellos. Y que al que escu ch a no le está perm itido hablar ni toser, ni siquiera escupir, si no es ex p u lsad o de la reunión durante ese día com o alguien sin au to co n tro l. T am b ién cuenta que después de haber vivido así a lo largo de trein ta y siete años392, se retira «sarm anes» (del sánscrito s ra m a r ia « a sceta » ). Vid. M e i l e , P., «Noie critique sur l’lnde de Strabon». Rev. P liih l. 15 (6 7 ), 1941, 163-165. w" En e fecto , parece q ue e s te grupo de filó so fo s de alta clase social (de las tres clases m ás elev a d a s) se im p lica b a id eo ló g ica m en te y participaba en políti ca. Vid. S c h w a r z , F. F., « In v a sio n und R ésistan ce. Darslellungmoglichkeiten in der A lexanderliteratur». G ra z e r b e itra g e 9 , 19 8 0 , págs. 8 1-84, y Bosworth, «T he Historical S ettin g» , p á g s. 9 4 -9 7 . Wl Estas ab stinencias d e la carne y de la carne (en los dos sentidos) está confirm ada por la literatura india, que las llam a, respectivamente hralwiacha· ria y ahimsa. Vid. S t o n e m a n . R., « N a k ed Philosophers: the Brahmans and the A lexander R om an ce», Jo u r n . Ile ll. Stud. 1 15. 1995, 105. Megáslenes segura mente veía paralelism os co n el co m p o rta m ien to de los pitagóricos y los cíni co s. Cf. m ás adelante el parágrafo 6 5 . m Se atribuye a O n esicrito la m ism a afirm ación en el parágrafo 70. Aris-
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cada uno a sus p r o p ie d a d e s y v iv e c o n m á s lib e rta d y m e n o s restricciones, v is tie n d o ro p a s d e lin o , a d o r n o s d e o ro m o d e ra damente en las o re ja s y e n las m a n o s , c o m ie n d o c a rn e d e a n i males que no so n d e u tilid a d p a r a lo s tr a b a ja d o r e s 393, m a n te niéndose ap artad o d e c o m id a s p ic a n te s y e s p e c ia d a s . Y q u e se casan con el m a y o r n ú m e ro p o s ib le d e m u je r e s , c o n v ista s a tener m uchos h ijo s, p u e s d e m u c h a s m u je r e s m á s a b u n d a n te s serán los buenos fru to s . Y q u e a e llo s , al n o te n e r e s c la v o s , les es preciso p ro c u ra rse la a y u d a d e lo s n iñ o s , q u e e s la m á s p ró x i ma. Pero que los b ra h m a n e s n o c o m p a r te n su filo s o f ía c o n las mujeres con las q u e se c a s a n , n o f u e ra a s e r q u e , si se c o r r o m pieran, contaran a lg o ilíc ito a lo s p r o f a n o s ; te m ie n d o p o r o tra parte que si lo g ra ra n la p le n itu d m o ra l p u d ie ra n a b a n d o n a rlo s , pues nadie q ue d e s p re c ia el p la c e r y el e s f u e r z o , a s í c o m o la vida y la m uerte, q u ie re e s ta r s o m e tid o a o tro ; y q u e a s í so n el hombre o la m u je r p le n a m e n te h o n r a d o s . Y q u e la m a y o ría de las discusiones e n tre e llo s s o n a c e r c a d e la m u e rte , p u e s cree n que la vida de a q u í e s, p o r a s í d e c ir , c o m o la d e u n fe to aú n en el vientre de su m a d re , y q u e la m u e r te , p a r a lo s q u e s e h an d e dicado a la filo so fía , e s el n a c im ie n to a la a u té n tic a v id a , a la vida feliz. Q ue p o r e llo a lo q u e m á s e s f u e r z o d e d ic a n e s a p re pararse para la m u e rte . Y p ie n s a n q u e n a d a d e lo q u e s u c e d e a los hombres es b u e n o o m a lo , p u e s n o s e a le g r a r ía n u n o s y s u frirían otros p o r las m is m a s c o s a s , te n ie n d o to d o s e n re a lid a d impresiones c o m o d e u n m u n d o d e s u e ñ o s . Y q u e la s m ism a s personas unas v e c e s s u fre n y o tr a s v e c e s , c a m b ia n d o , se a le gran. M egástenes d ic e q u e la s id e a s d e lo s b r a h m a n e s c o n re s pecto a la n a tu ra le z a re fle ja n u n a c ie r ta s im p le z a , p u e s so n m e -
tóbulo hablaba de cu a ren ta a ñ o s (§ 6 1 ). P e r o la lite r a tu r a in d ia h a b la d e trein ta y seis años. Vid. H a n s e n , C h ., « A le x a n d e r u n d d ie B r a h m a n e n » , Κ Ι ί υ , 5 3 - 4 5 , 1965.361. Wl Otra c o in c id e n c ia c o n lo s p it a g ó r ic o s .
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jores en obras que en palabras y tratan de probar muchas de sus creencias por m edio de m itos. Q ue no obstante, con respecto a m uchas cosas son de la m ism a opin ió n que los griegos: como por lo que se refiere a la idea de que el cosm os fue creado y es destructible, com o dicen tam bién aquellos, y que tiene forma esférica, y que el dios q u e lo g o b iern a y su hacedor se ha difun dido por todo él. Y que las m aterias prim as de todas las cosas son otras, pero la de la creació n del cosm os es el agua. Y que junio a los cuatro elem en to s hay un quinto elemento en la natu raleza, del que están co m p u esto s el cielo y los astros; y que la Tierra está situada en el cen tro de todo. Y se cuentan cosas se mejantes acerca de la sem illa394 y el alm a, y otras creencias más. Y tam bién urden m ito s, co m o Platón, acerca de la inmor talidad del alm a y de los ju ic io s en el H ades y otras cuestiones semejantes. T odo esto cu en ta a p ro p ó sito de los brahmanes. M ien tras que, por lo que se refiere a gQ L o s q a rm a n es
los g arm a n es395, dice que los más honorab ies de ello s son los llamados hilob io s396 y q u e viven en bosques, mante n ién d o se de hojas y frutos silvestres31”,
vestidos con co rtezas de árb o les, ap artad o s de los placeres del am or y del vino; y q u e están en co n tacto con los reyes·19*, que se interesan, a través de m e n sajero s, acerca de las causas de las cosas y a través de ello s399 adoran y suplican a la divinidad,
^
Jones,
pág. 103, n. 4: « ...“T h ey su p p o sed the Creator to have dropped
into the water a seed , from w h ic h the w o rld -eg g sprang" ( T o z e r , pág. 327, quoting L a r s e n ) » . Son los sram an àh de lo s tex to s in d ios. ** Es decir, «habitantes del b o sq u e» . Parece que son los mismos que en XVI 2. 39 llam a G im n o so fista s ( J o n e s , pág. 103, n. 5) o «sabios desnudos». m Un tipo de h igo. C f. P u n . . XII 2 4 , y A r r i a n o , In d ica 11,8. w Según N earco (§ 6 6 ) e sto e s co m p ete n c ia de los brahmanes. Los hilob ios.
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También dice que, después de los h ilo b io s, los m éd ico s4*10 son los segundos en honra, y que son co m o fd ó so fo s de lo hum ano, que son sobrios, pero que no viven a la in tem p erie, que se ali mentan de arroz y cebada, que les p ro p o rcio n a to d o aquel al que se lo piden y quien les o frece h o sp ita lid a d . N o s cuenta asimismo que, por m edio de d ro g as4*", so n cap aces de lograr descendencia num erosa, o que la g en te te n g a hijos v aro n es o mujeres; también se nos inform a de q u e ap lican el tratam ien to médico con cereales la m ayoría de las v eces y no co n drogas; pero que de sus drogas están en la m ás alta estim a su s u n g ü en tos y cataplasmas, m ientras que el resto co n lle v a m u ch o s efec tos negativos. M egástenes d ice tam b ién q u e tan to esto s com o aquellos practican una persev eran cia tal, tan to en el trabajo como en la constancia, que pasan el d ía en tero en una sola postura sin moverse402. Y q u e hay ad em ás o tro s q u e son ad iv i nadores, encantadores y ex p erto s en los rito s y en las co stu m bres relativas a los m uertos, y q u e van p id ie n d o p o r p u eb lo s y ciudades; pero que aún hay otros con m á s g racia y eleg an cia que estos, pero que ni siquiera ello s se ap artan de las c h arlata nerías típicas acerca del H ades, en ta n to q u e se cree q u e ello ^ Sobre ellos vid. L. S
k u r z a k
, É tu d e s , p ágs. 9 5 -1 0 0 .
4111 «Through sorcery» traduce J o n e s , pág. 105. E tim o ló g ica m en te el tér mino (Φ α ρ μ α κ ευ τ ικ ή ) en principio im p lica el u so d e algún tip o de droga, aunque es cierto que, en m uchos c a so s , palabras c o n el m ism o le x e m a m u es tran en griego una derivación sem án tica clara y c o m p re n sib le d e sd e la droga hasta el sortilegio o encantam iento. Es d ifícil saber a q u í cu ál de las d o s o p c io nes es la que pretendía expresar E strabón, si bien e l q u e n os d ig a a co n tin u a ción que estos médicos preferían curar a la g en te c o n c e r e a le s y sin usar m ed i camentos (utilizando el m ism o le x em a ) n o s podría ayudar a in clin a r la b alan za de un lado. No obstante, sí recoge el u so de m e d ic a m e n to s y n o s v a a hablar enseguida de cómo y cuáles son. w Uno de los fundam entos de la práctica a sc é tic a , c o m o d ic e B i f f i , L’EstremoOriente, pág. 228. Cf. H a n s e n , « A le x a n d e r » , pág. 3 5 9 , y S c h w a r z , «Invasion», pág. 87.
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GEOGRAFÍA
im pulsa a la piedad y a la santidad. T am bién nos dice que hay m ujeres que se aplican a la filosofía ju n to a algunos de ellos, y que también ellas se m antienen apartadas de los placeres del amor. 61 D o s b ra h m a n e s q u e c o n o c ió A r is t ó b u lo
A ristóbulo dice*13 que vio a dos de los sofistas en Taxi la404, ambos brahman e s ^ y q u e e | m a y 0 r tenía la cabeza afei,
, .
,
tada pero que el joven tema melena, y que un grupo de discípulos los seguía; y que pasaban todo el tiem po que les quedaba en el mercado, siendo honrados com o consejeros y con la potestad de llevarse gratuitamente lo que quisieran de los productos a la venta. Y que aquel al que se acercan les vierte por encim a aceite de sé samo, tanto que les cae hasta los ojos, y que al estar puestos a la venta mucha miel y sésam o se hacen pasteles y se alimentan gratis; también dice que vinieron a la m esa de Alejandro, cena ron de pie y mostraron su fortaleza de ánim o retirándose a un lugar cercano, donde el m ayor, cayendo al suelo sobre sus es paldas, resistió al sol y a la lluvia (pues ya llovía, ya que la primavera había com enzado), y que el otro se mantenía en pie sobre una sola pierna sujetando con las dos manos un tronco de tres codos, y que al cansarse una pierna, cam biaba su apoyo a la otra, y que se pasó así todo el día; tam bién cuenta que el jo ven se mostró más fuerte, con m ucho, pues aunque siguió al rey brevemente, enseguida volvió sobre sus pasos hacia su casa, y que ordenó a este, que venía detrás, que llegara hasta allí si quería algo de él; pero que en cam bio el otro le acompañó hasJÜ1 Como B i f h , L 'Est rem a O riente, pág. 2 2 9 , señala, todo el pa r á g r a f o es una cita libre de Aristóbulo. Taxila en esos m om entos e s un centro cultural de importancia. Cf. Schwakz,
«Invasion»: 10 7 - 108; S m i t h , V ., The O xford History uf India·
Oxford, 1981: 86-87; S t o n f . m a n , «N aked Philosophers», 105; P o w e k s , Ν·. «Onesicriius, Naked Wise M en», Syllecta C la s s ic a 9, 1998, 71-72.
189
1 IBRO XV
tael final4*15, y al estar junto al rey cam b ió sus ropas y su m odo de vida; y que dijo, al recibir los rep ro ch es de alg u n o s, que había cumplido los cuarenta años de d iscip lin a que h abía p ro metido. También se nos cuenta que A lejan d ro hizo un regalo a sus hijos. A ristóbulo n arra unas co stu m b res 62 entre los h ab itantes de T ax ila nuevas e Costumbres d e lo s inusuales: com o lo de que aq u ello s que habitantes de T a x ila
,
.
.
no pueden a cau sa de su p o b reza en tre gar a sus hijas en m atrim o n io 4*16 las lle van al mercado en la flor de su edad, aco m p añ ad as de trom peta y tambores (iguales que los que indican la señal p ara el co m b a te). y así, una vez reunida la m u ch ed u m b re, con c u alq u ier h o m bre que se adelante, tras levantarle a ella la ro p a h asta los h o m bros, primero por detrás y luego p o r delan te, si ella le g u sta a él y es además persuadida, en los térm in o s que p arezca bien, la entrega en matrimonio; o lo de que los m u erto s son arro jad o s a los buitres4*’7; o lo de tener m u ch as m u jeres, algo tam b ién c o mún entre otras gentes. Y d ice h ab er oíd o 40* tam b ién q u e entre algunos pueblos las m ujeres están en can tad as de ser q u em ad as * Cf. B i f f i , L ’Estremo O riente, pág. 2 3 0 . m Cf. parágrafo 54 C 709, m ás arriba. w Se líala de una costum bre introducida en la reg ió n por los p ersas a partir del
siglo vi a. C., señala B i f f i , L 'E stre m u O rien te, pág. 2 3 1 ; d e m o d o qu e la
costumbre no ha de ser entendida c o m o practicada por io d o s lo s in d io s. N o obstante, M egási e n e s (cf. § 54 m as arriba) señ alab a qu e los in d io s no erigían mausoleos o monumentos a sus m uertos. Es significativo que Estrabón refiera aquí e l testim o n io de A ristó b u lo y que se introduzca un segundo n ivel de d ista n cia m ien io . A ristó b u lo in ism o no quiere implicarse dem asiado en la p o sib le veracidad o no d e lo q u e sig u e . A l parecer, señala B i f f i , L 'Estrem o O riente, pág. 2 3 1 , la práctica se « d u lc ifica b a » un poco cuando el dilunto era un p o lígam o: so lo una de las v iu d a s era q u em a d a viva con él, y se decidía cuál por un sorteo (c f. E l i a n o , V ar. H ist. 7 , 18). C f. Meckel ,
W. y J. C. Y a r d l i - y , «R o m a n W riters and the Indian P ractice o f
19()
GEOGRAFÍA
vivas junto a su marido |m uerto], y que las que no lo aceptan pierden toda su reputación. Esta costum bre es mencionada tam bién por otros autores. O n esicrito d ice que él en persona 63 fue en v iad o a d ialo g ar con estos sofisOnesurito y los ta s ^ p Ues A lejan d ro había oído que essofistas indios ^ h om bres estaban todo el tiempo d esn u d o s409 y se dedicaban a endure cerse, y que eran eno rm em en te v en erad o s, y que no acudían a casa de otros cuando se les in v itab a, sino que les exigían a los dem ás que fueran esto s los que los visitaran a ellos, si es que querían participar en algo de lo que ellos decían o ha cían. De m odo que, sien d o a s í las co sas, puesto que a Alejan dro no le parecía bien ir a casa de ello s ni tam poco forzarlos a ellos a hacer algo en co n tra de su voluntad y al margen de sus costum bres patrias, el m ism o O n esicrito fue enviado410. Y dice que se encontró a qu in ce h o m b res a veinte estadios de la ciudad, cada uno co lo cad o en d iferen tes posturas, ya sea sentado ya tum bado d esn u d o , to d o s inm óviles hasta el ano checer, que es cuando volvían a la ciudad; y que era muy duro soportar el sol, que calen tab a tan to que a mediodía nin gún otro soportaría fácilm ente ca m in a r con los pies desnu dos sobre la tierra.
Suttee», P h ilologus, 125, 19 8 1, 3 0 5 - 3 1 I, y K a k t t u n e n , Ind ia in the Hellenis tic World, págs. 66-67. 4IW Vid. W i l c k e n , V ., «A lexander der G rosse und die indischen Gymnosophisten», SitzBer. Preuss. Akad. Wiss. 23, 1923, 176-177, y K a k t t u n e n , Κ., «The Country o f Fabulous B easts and Naked Philosophers. India in Classical and M edieval Literature», A rctus 2 1 , 1987, 4 6 . 410
E sto p o d ría ser una in v en ció n de O n e sic rito . Cf. W i i . c k e n , «Alexan
der», pág. 175, y B iff i, L ’Estrem o O riente, pág. 232.
LIBRO XV
191
O n e s ic r ito d ic e ta m b ié n q u e d ia lo g ó c o n u n o d e e llo s , lla m a d o C a la n o , que
64 O n e s ic rito c o n l o s sa b io s C a l a n o y
Mandants
a c o m p a ñ ó al re y h a s ta la P é rs id e 411 y m u rió d e a c u e rd o c o n las c o s tu m b re s
p ro p ia s d e su tie rra : in c in e ra d o v iv o sobre una pira fu n e ra ria 412. D ic e q u e c u a n d o se lo e n c o n tró e sta b a tumbado sobre u n as p ie d ra s. Y a s e g u r a q u e tra s a c e rc a rs e a él y saludarle, le c o n tó q u e h a b ía s id o e n v ia d o p o r el rey a a p re n d e r de la sabiduría d e e llo s p a ra d e s p u é s tr a n s m itír s e la a é l, y q u e si no había ningún im p e d im e n to , q u e él e s ta b a p re p a ra d o a e n te rarse de sus e n s e ñ a n z a s. P e r o d ic e q u e c u a n d o C a la n o le vio con su manto, su s o m b re ro d e a la a n c h a y s u s b o ta s, e c h á n d o se a reír, dijo: «En tie m p o s a n tig u o s to d o e s ta b a lle n o d e trig o y cebada, m ientras q u e a h o ra d e p o lv o ; y la s fu e n te s e n to n c e s manaban, algunas a g u a , o tr a s ¡e c h e , e ig u a lm e n te m ie l, o tras vino y algunas a ce ite ; p e ro c o n su h a r tu r a y su v id a re g a la d a , los hombres cay e ro n en el p e c a d o d e la s o b e rb ia . Y Z e u s , q u e odiaba la situación, d e s tr u y ó to d o y d is p u s o u n a v id a d e s u fri mientos. Y cu an d o la m o d e ra c ió n y las o tr a s v irtu d e s re a p a re cieron, tam bién v o lv ió u n a a b u n d a n c ia d e b ie n e s. P e ro la s itu a ción está ya c e rc a d e la in s o le n c ia y la a r r o g a n c ia , y e x is te el peligro de d estru cc ió n d e to d o lo q u e e x is te » 413. Y d ic e O n e s i crito que C alano, d e s p u é s d e d e c ir e s to , le o r d e n ó q u e , si q u e ría aprender, se q u itara la ro p a y se tu m b a r a d e s n u d o s o b re las m is mas piedras para e s c u c h a r a s í s u s p a la b r a s . Y q u e e s ta b a O n e sicrito dubitativo c u a n d o M a n d a n is , q u e e r a el m á s a n c ia n o y
411 El lugar d on d e m u rió e s t e s a b io s e r ía P a s a r g a d a s . C f. B i f f i , L 'E s t re ñ ía Oriente, pág. 232. 412 Vid. las últim as p alab ra s d e X V 1, 6 5 . 413 B k o w n ,
O n e s ic r it u s , p á g . 1 4 9 , n. 1 5 2 , v e e n e s t a fá b u la u n b u e n e j e m
plo de doctrina c ín ic a , lo q u e c o m p a r t e B i f f i , L ’E s f r e in o O r ie n t e , p á g . 2 3 3 . P lu tarco (Ale.x. 6 5 , 2 ) d e sc r ib e a O n e s ic r it o c o m o f i ló s o f o c ín ic o .
192
üEOGKAHA
sabio de ellos, reprendió a C alano por insolente414, y ello des pues de que Calano m ism o hubiera censurado la insolencia. Cuenta O nesicrito que entonces M andanis le llamó y le dijo que alababa al rey porque aun teniendo que gobernar un imperio de tales dim ensiones aún era capaz de m ostrar aprecio por la sabi duría, pues Alejandro era el único filósofo en armas que él ha bía visto nunca413, y que sería lo m ás provechoso de todas las ! cosas, si aquellos que tienen el poder de persuadir a los que se dejan y forzar a los que no se dejan fueran sabios, el que apren dan autocontrol. Explicó que tendría que disculparle si, al dia logar con la intermediación de tres intérpretes416 quienes, aparte del idioma, no poseen ningún conocim iento más que el común de los mortales, no era capaz de m ostrar en sus enseñanzas nada de utilidad, pues ello sería, añadió, com o si esperásemos que el agua fluyese pura a través del barro. Y sostiene que todo lo que dijo Man danis tiende a esto: que el mejor discur 65 E n t re n a d o s p a r a so es aquel que consigue apartar del e l s u frim ie n to alm a tanto el placer com o el dolor, y que el dolor y el sufrim iento son diferentes. pues el prim ero es enem igo y el segundo am igo de ellos, que entrenan sus cuerpos en el sufrim iento para que sus conviccio nes se fortalezcan, a partir de lo cual son capaces de detener
414
Cf. P l u t a r c o (Alex. 6 5 , 2 -3 ), que re fle ja tam b ién este episodio en tér
m inos parecidos. 4I' En el episodio no ha de verse ningún tipo de ironía perversa, en opinión de B iffi (L'Estrenw Oriente, pág. 23 3 ), que sigu e a B o s w o r t h , I· rom Arrian tu Alexander, pág. 187. 4|f’ El primero de los intérpretes tendría que traducir las palabras de Manda nts de la lengua local al indio; el segundo, del indio al persa, y el tercero, del persa al griego. Vid. S to n e m a n , «N aked Philosophers», pág. 103, n. 14; P o w fk s, «Onesicritus», pág. 77; D íx ín in i, L '« ln d ik é» , págs. 136-137, y Bif-'i-t. L'Estrenw Oriente, págs. 23 3 -2 3 4 .
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discordias y esián s ie m p re d is p u e s to s a d a r c o n s e jo s a lodos acerca de lo bueno, tan to en p ú b lic o c o m o e n p riv a d o . Y a estas alturas había ya a c o rd a d o c o n T a x ile s q u e re c ib ie ra a A le ja n dro417, pues en caso d e re c ib ir a un h o m b re m e jo r q u e él, sin duda él mismo lo g raría u n a b u e n a in s tru c c ió n , y en c a s o de re cibir a uno peor e sta ría en c o n d ic io n e s d e d a r le buen trato . O n e sicrito continua a firm a n d o q u e , u n a v e z p ro n u n c ia d a s estas palabras, M andanis p re g u n tó si c u e s tio n e s d e e s te tip o se m a n i fiestan entre los g rie g o s, y q u e al c o n te s ta r él q u e P itá g o ra s trató estos tem as, y q u e ta m b ié n o rd e n ó a b s te n e rs e d e c o m e r seres animados'1"', c o m o ta m b ié n h ic ie ro n S ó c ra te s 419 y D ió g e nes. de quien, por c ierto , él m is m o , O n e s ic rito , h a b ía sid o d is c í pulo, Mandanis c o n te stó q u e p e n s a b a q u e lo s g rie g o s ten ían pensamientos ju ic io s o s en to d o lo d e m á s , p e ro q u e h a b ía una sola cosa en la que e rra b a n : el a n te p o n e r la c o s tu m b re a la n a tu raleza. pues en caso c o n tra rio n o s e n tiría n v e rg ü e n z a y en d o desnudos, com o él, y v iv ie n d o co n la m á x im a a u s te rid a d , p u es, añadió, la m ejor casa es la q u e n e c e s ita el m e n o r m a n te n im ie n to. Onesicrito afirm a q u e e llo s a n a liz a n m u c h o s d e lo s fe n ó m e nos de la naturaleza, c o m o lo s p ro n ó s tic o s , la s llu v ia s , las se quías, las enferm ed ad es... Y q u e al p a rtir h a c ia la c iu d a d se diseminan por los d ife re n te s m e rc a d o s , y al e n c o n tra rs e con alguien que lleva h ig o s o ra c im o s d e u v a s o b tie n e n d e él un fruto como regalo; p ero si lo q u e e s a p e r s o n a lle v a e s a c e ite , se les vierte por encim a y se les u n g e . Y q u e la to ta lid a d d e u n a casa rica está abierta p a ra e llo s , in c lu s o la s h a b ita c io n e s d e las mujeres, y que entran y to m a n p a rte en la c e n a y en la te rtu lia. Y 417 Más arriba, en e l p arágrafo 2 8 , y a h a y un a r e fe r e n c ia a e s t a a c o g id a . N o obstante, para B i f f i , L 'E s t re m o O rie n t e , p á g . 2 3 4 , e n e s t o n o tu v o m é r ilo a lg u no Mandanis. 4I* Es decir, de co m er carn e. 419 Ejemplo p arad igm ático d e fru g a lid a d y a u to c o n tr o l. C f. B r o w n , O n e s i critus 42.
194
GEOGRAFIA
que para ellos una enferm edad del cuerpo es lo más vergonzoso, y que quien la percibe en el suyo propio, se da muerte por medio del fuego, pues apilando una pira funeraria, y untándose después con aceite, sentándose sobre la pira, da la orden de que se le prenda fuego y se quema sin el más m ínim o movimiento42". N earco habla de este modo acerca 66 de los sofistas: que los brahmanes partiLeyes y costumbres c ¡pan en política y acompañan a los reno escritas 4η , yes com o consejeros , pero que los otros dirigen su atención a los fenóme nos de la naturaleza, y que C alano es uno de estos; y que tam bién las mujeres filosofan en com pañía de ellos; y que el régi men de vida de todos es severo422. En cuanto a las costumbres del resto de la población dice que sus leyes no constan por es crito423, ni las públicas ni las privadas, y que tienen comporta mientos ajenos a los de otros pueblos: com o lo de que las vír genes se pongan delante de unos cuantos com o premio para el vencedor en un com bate de boxeo, de m odo que se casan con él sin dote alguna; o lo de que entre otras gentes cuando reco lectan los frutos cultivados en com ún por razones de parentes co, toma cada uno la cantidad necesaria para el alimento de todo el año, pero el resto lo quem an para verse forzados a tra bajar después y no perm anecer ociosos. Y dice que sus armas son un arco y flechas de tres codos424, o una jabalina, un escudo pequeño y una espada ancha de tres codos, pero que en lugar 42,1
Esta costumbre es percibida de un m odo m uy distinto por Megástenes.
Cf. más abajo, en el parágrafo 68. 421 Cf. parágrafo 39, m is arriba. 422 Cf. Ακκ„ ln d . 12,8. 42’ Cf. parágrafo 53, más arriba. 4·’4 A r k i a n o
{Ind. 16, 6-7) exp lica cóm o usaban este arco, de una longitud
semejante a la estatura del arquero. Era probablem ente de bambú (cf. KakttuNF.N,
India in the Hellenistic W orld, pág. 139).
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L I B R O XV
de bridas utilizan m ordazas, que son solo un poco d iferentes a los bozales425; y que los labios de los cab a llo s están atravesados con clavos426. N earco, para h acer patente el gusto por la artesanía de los indios, dice que cuando vieron las esponjas que usaban los m acedonios las im itaron, cosiendo pelos, cordeles finos e hilos con m adejas de lana, y después com prim iéndolas hasta co n seg u ir fieltro, sa cándolas y tiñéndolas de colores. Y que ráp id am en te surgieron numerosos fabricantes de cepillos y de v asijas de perfu m es; y que escriben cartas en telas de lino m uy fin as y apretadas, aun que mantengan los dem ás autores que esto s no se sirv en de la escritura427. Y que utilizan bronce fun d id o , no forjado. N o ex 67 La artesanía de los in d io s
plica la razón, aunque sí cu en ta la in au d ita co n secu en cia de ello: que los objetos fabricados con este tipo de b ro n ce cuando caen al suelo se rompen en pedazos co m o si fueran de barro428. De entre lo que se cuenta de la India tam b ién p o d em o s en tresa car esto: que existe la costum bre de, en lu g ar de h acer reveren cias, rezar a los reyes y a todos los que tien en au to rid ad y son superiores. Este país tam bién pro d u ce una p ied ra p recio sa, cris tales y rubíes429 de todo tipo, así com o p erlas.
425 Jones, s. v.: «i. e. ihc horses are con trolled by the n ose w ith a halterlike
contrivance rather than by the m outh w ith b rid les». 426 Cf. Ark., Ind. 16, 10-12.
421 C f .
A n d r é y F i l u o z a t , L 'In d e , pág. 3 4 7 , η . 7 6 .
4!' Cf. A
ndré
y F ii. l
io z a t
, L 'In d e , pág. 3 6 7 , n . 199, y K
a k t t u n e n
, In d ia
in llic Hellenistic W orld, pág. 250. 4W Traduzco por «rubíes» el o rig in a l literal « c a r b o n e s» . C f. lat. c a r b u n culus > cast, carbunclo, «rubí». J o n es traduce « a n th ra ces o f a ll k in d s» y en nota explica «e. g. carbuncles, ru b ies, g a rn ets» . B
iffi
(L 'E s t re m o O rie n te ,
Pág. 237) también piensa en alguna piedra p r e c io sa « d e lle v a rietá d el carb on chio».
1%
GEOGRAFIA
La uutoiimolación de Calano
Q ue sirva com o ejemplo también de la falta de acuerdo de los diferentes autores lo que cuentan de este Calano. Se m uestran todos de acuerdo en que se fue
con A lejandro y que murió por el fuego voluntariamente al lado del rey430. Pero el modo en que lo cuentan431 no es el m ism o ni las causas a las que lo atribuyen. Unos lo exponen así: que form ó parte del séquito como ensal zador del rey fuera de los lím ites de la India, en contra de la costumbre normal de los filósofos de allí, pues ellos acompa ñan a los reyes solo allí m ism o, sirviéndoles de guía en lo rela tivo a los dioses, com o hacen los m agos con los reyes persas''32; pero que en Pasargadas, al enferm ar, siendo aquella enferme dad la primera de su vida, se dio m u erte a sí mismo, dando fin así a su año septuagésim o tercero, sin hacer caso a las súplicas del rey. Y así, levantada una pira y colocada sobre ella un le cho de oro, una vez que se hubo acostado encim a de este y se hubo tapado, se le quem ó. En cam b io otros cuentan que se construyó una casa de m adera, y que se llenó de hojas y se instaló una pira sobre el tejado, y que una vez encerrado dentro como él mismo había ordenado, tras la procesión en la que había tomado parte, arrojándose a sí m ism o sobre la pira se
4311 Las distintas fuentes ( H a n s e n , « A le x a n d e r» , pág. 355, n. 6, y Biffi, L'F.strenw Oriente, pág. 23 8 ) c o rro b o ra n e ste co m p o rta m ie n to no coincidente precisam ente con la tradición de los b ra h m an e s. C f., no obstante, Boswokth. (From A rrian lo Alexander, pág. 182). 4.1 B i f f i
(L ’Estremo Oriente, pág. 2 3 8 ) indica que este plural hace referen
cia a Onesicrito y a M egás tenes, aunque, ob viam en te, de m odo más claro haría referencia a «todos los autores» que acaba de m encionar. Otra cuestión más complicada es quiénes y cuántos serían eso s autores que Estrabón habría con sultado en este punto. 4.2 Vid., en este m ism o volum en, el libro XVI 2 , 39, y el comentario de B
iffi.
L'lndiké. p á g . 235.
LIBRO XV
197
quemó junto con la c a sa , al ig u al q u e u n a v ig a de m a d e ra . P ero Megástenes dice q u e lo d e q u ita rs e la v id a a u n o m ism o no es un dogma entre e sto s filó s o fo s , y q u e a los q u e lo h acen se considera que se c o m p o rta n ta n a lo c a d a m e n te c o m o los jó v e nes. Añade que los q u e so n d u ro s p o r n a tu ra le z a se in clin an por la herida cru e n ta o p o r el b a rra n c o , m ie n tra s q u e los que evitan el dolor se d ec id e n p o r las a g u a s p ro fu n d a s , y los q u e no se achican ante el d o lo r se a h o rc a n , y lo s d e c a rá c te r fo g o s o se arrojan al fuego; q u e C a la n o e ra u n o d e e s to s , un h o m b re sin disciplina y e sc la v iz a d o p o r la m e s a d e A le ja n d ro , d e m o d o que a Calano se le c e n s u ra , m ie n tra s q u e a M a n d a n is se le e n salza433. Un M an d an is q u e , al in s ta rle lo s m e n s a je ro s d e A le jandro a acercarse al h ijo d e Z e u s , p r o m e tié n d o le q u e o b te n dría regalos si a cc ed ía o un c a s tig o si s e n e g a b a , c o n te s tó qu e, para empezar, A le ja n d ro n o e r a el h ijo d e Z e u s , p u e s su ju r is dicción no cubría s iq u ie ra la p a rte m á s p e q u e ñ a d e la T ie rra ; para continuar, no n e c e s ita b a re g a lo s d e l re y , d e lo s c u a le s no hay nunca hartura; y p a ra te rm in a r , q u e n o te n ía m ie d o de las amenazas, pues la In d ia le d a r ía a lim e n to s u fic ie n te m ie n tra s viviera, y que cu a n d o m u rie ra se lib e ra ría d e la c a rn e g a s ta d a por la vejez y se tra s la d a ría a u n a v id a m e jo r y m á s p u ra; de modo que A lejan d ro le a la b ó y a c c e d ió . L o s h is to ria d o re s ta m b ié n so stie n e n 69 Riquezas y otras maravillas
413
e s to o tro : q u e lo s in d io s a d o ra n llu v io s o 434, al río G a n g e s y a las , , . . d e s lo c a le s . Y c u a n d o el rey se
a Z eu s d e id a . . la v a el
Llama la aten ción la d is c r e p a n c ia e n la v a lo r a c ió n d e C a la n o en tre M e
gástenes y O nesicrito. C f. B i f h , L ' E s t r e m o O rie n t e , p á g . 2 3 9 . 4,4 Jones no traduce el e p íte to . S in d u d a e s un c a s o m á s d e u n a in t e rp re ta tio de una divinidad in d ígen a, q u iz á Indra, c o m o s u g ie r e B i f f i , L ’E s t r e m o O rie n t e , pág. 239. El G anges y e l resto d e d iv in id a d e s n o te n ía n una fá c il tr a s la c ió n a la mentalidad helénica, y ni E stra b ó n ni s u s fu e n te s s ig u ie r o n e l m is m o p r o c e so . Cí. K * k t t u n i £ n , In d ia in the H e lle n is t ic W o rld , p á g . 9 0 .
19X
GE O GR A F Í A
pelo, celebran un gran festejo y traen grandes regalos rivalizan do en mostrar cada uno su riqueza. Dicen también que algunas de las hormigas buscadoras de oro tienen alas; y que los ríos llevan en sus corrientes arenas de oro, com o los de Iberia435. Y que en las procesiones que tienen lugar durante las tiestas des filan muchos elefantes, adornados con oro y plata, y muchas cuadrigas y yugos de bueyes; y detrás desfila el ejército, con toda su indumentaria. Tam bién se ven objetos de oro tales como calderos y crateras de una braza, así com o mesas, sillones, va sos y bañeras, hechos de bronce indio436, y guarnecidos en la mayoría de los casos con esm eraldas437, berilos y rubíes438 in dios. Y también hay vestidos m ulticolores, bordados de oro, así como bisontes, leopardos y leones dom esticados439 y una gran cantidad de pájaros coloridos y de dulce voz. Clitarco habla también de unos carros de cuatro ruedas que llevan árboles de grandes hojas, de los que cuelgan diferentes especies de pájaros domesticados, de los cuales el que tiene la voz más dulce dice que es el orión, pero que hay otro, llam ado catreo, que es el más espléndido a la vista y el que m uestra un m ayor colorido, pues ^
Vid. Ill 2. 8.
4ΙΛ Ya vim os en el parágrafo 67 las esp ecia les características del bronce indio (su fragilidad) y quizá por e llo lo quiera especificar. 4J7 Esta inclinación al adorno en todo resultaba chocante a los visitantes griegos y romanos y se convierte en un lugar com ún en la descripción del país y de sus gentes. Pero m is allá de la estética, B
(L'Estren w Oriente, pág.
iffi
240) hace hincapié en las virtudes m ágicas y taumatúrgicas asociadas a las piedras, algo que recogen las fuentes indígenas í K a
k t t u n e n
. India in the He
llenism- W orld, págs. 234, 23 7 -2 3 8 , 241 y 2 4 3 -2 4 4 ). 4W Como en el parágrafo 67, traduzco por «rubíes» el original literal «car bones». Cf. lai. carbunculus > cast, carbu nclo , «rubí». Jones traduce allí «anthraces o f all kinds» y en nota explica «e. g. carbuncles, rubies, garnets». Aquí tiene simplemente «anthraces».
4,9
E m a n o (Nat. Anirn. 17, 26) añade que se les utilizaba para la caza de
otros animales.
199
LIBRO XV
su aspecto
se acerca m u c h o al d el p a v o real. P e ro p a ra el resto de su imagen uno tiene q u e g u ia rs e d e lo q u e n o s c u e n ta C litarco . Y al tra ta r d e lo s filó so fo 70 L o sp ra m n a s desnud os
> los b ra h m a n e s lo s p ra m n a s 440, q u e son a m ig o s d e d is c u tir y d e a rg u m e n ta r, y ,
.
,
,
n o s c u e n ta n ta m b ié n q u e lo s b rah m a n es se o c u p a n d e la filo s o fía n a tu ra l y d e la
astronomía, pero q u e los p ra m n a s se b u rla n d e e llo s p o r su fan farronería y su falta d e e n te n d im ie n to . T a m b ié n se n o s d ic e que, de entre estos p ram n a s, u n o s s o n lla m a d o s « m o n ta ñ e s e s » ; otros, «desnudos»; otros, « u rb a n o s » y o tro s , « v e c in o s » . Y q u e los montañeses441 van v e stid o s c o n p ie le s d e c ie rv o s , y q u e tienen carteras llenas de raíces y fá rm a c o s , p r e te n d ie n d o q u e p ractican la medicina con e n c a n ta m ie n to s , c o n ju ro s y a m u le to s . Y que, por su parte, los p ra m n a s d e s n u d o s , d e a c u e rd o c o n su n o m b re, pasan la vida d esn u d o s, la m a y o r p a rte d el tie m p o al a ire libre, practicando la p e rse v e ra n c ia , c o m o d ijim o s a n te s 442, h a s ta trein ta y siete años443, m ien tras q u e las m u je re s c o n v iv e n 444 co n ellos, pero sin tener relacio n es s e x u a le s ; fin a lm e n te se n o s c u e n ta que estos filósofos son a d m ira d o s e n g ra n m a n e ra .
4411 No hay acuerdo g en er a l so b r e c ó m o v a lo r a r a e s t e g r u p o . H a y e s tu d io sos que consideran a lo s p ra m n a s s im p le m e n t e u n g r u p o a lg o p a rticu la r d e la escuela de los brahm an es, p e ro p a ra o tr o s e s un g r u p o c la r a m e n te d is tin to de brahmanes y de garm an es. P ero h a y in c lu s o q u ie n ( D c x í n i n i , L '« / n d ¡ k é ». p á g s. 140-141) piensa que e l n o m b r e e s s im p le m e n te u n a v a ria n te lin g ü ís tic a d el nombre de los garm an es. V id. K a k i t u n e n , In d ia in the H e lle n is t ic W o rld . págs. 59-60, y B in i, L 'E s t re m o O r ie n t e , p á g . 2 4 1 . 441 Cf. A r r . . h ul. 15, I 1 -1 2 . 442 Vid. parágrafos 6 0 y 6 1 m á s arriba. 441 Viil. parágrafo 5 9 . 444 El texto g rieg o de la L o e b tie n e u n a erra ta e n e s t e p u n ió : d a por m m :ïV (H .
ιτυ νεϊα ι
2(X)
GEOGRAFÍA
Por lo que se refiere a los pramnas 71 «urbanos», viven en la ciudad o también Los pram nas en el campo, envueltos en pieles de ceru rb a n o s vatillos o gacelas; y es que, para decirlo globalmente, los indios se visten con ropa blanca, especialmente linos y gasas blancas, contrariamente a los que sostienen que se cubren con atavíos muy floridos; tam bién decir que todos llevan el pelo largo y se dejan crecer la barba445, y que trenzan su cabellera ciñéndola con una cinta. Artemidoro dice también que el río 72 Ganges, que desciende desde los montes El G a n g e s de Ernodo44* 1hacia el sur, cuando llega a la altura de la ciudad, también llamada Ganges447, tuerce hacia el oriente hasta Palibotra y su desembocadura en el mar. Y da el nombre de Oidanes44* a uno de sus afluentes: afirma que sus aguas dan cobijo a cocodrilos y delfines. Dice también muchas otras co sas, pero de modo confuso y descuidado, por lo que no merecen que se les preste atención. Pero podrían añadirse a todo esto también las informaciones de Nicolao Damasceno.
445 C f. p arág rafo 30, m ás arriba. 446 Cf. p arág rafo 13, m ás arrib a, sin e m b arg o . 447 E sta ciu d ad no es c o n o c id a p o r o tra fu en te, d a d a su p o sic ió n al o e ste de P ali(m )b o tra (acerca de la cu al, vid. a rrib a p a rá g ra fo 3 6). B i f f i ( L ’E strem o O riente, pág. 2 4 2 ) so stien e q u e no deb e c o n fu n d irse co n la c iu d a d h o m ó n im a citad a por el Per. M ar. E ryth r. (6 3 ), q u e se e n c o n tra b a « a lia fo ce del
fium e».
44,1 N o hay seg u rid ad sobre la fo rm a c o rre c ta del h id ró n im o : se so sp ech a que la form a de los m a n u scrito s e s c o rru p ta y se h an s u g e rid o d is lin ta s c o rre c ciones, com o O im a n es, ¡a m a n es, D ia rd a n e s, D ia rd in e s. Vid. B i f f i . L ’E strem o O riente, pág. 242. La id e n tificació n del río ta m p o c o e s se g u ra : ¿ B ra h m a p u tra ? , ¿Y am u n a > hoy Jam n a?
L IB R O
XV
201
Dice este 449que en Antioquía, la que 73 está cerca de Dafne, se encontró casualLa m u erte d e mente con los embajadores de los indios Z a r n ia n o c e g a s enviados a César Augusto, los cuales, según la carta, es claro que debían de ser más de tres, pero que solo tres se habían salvado (que son los que dice que vio), pues los otros habían perecido sobre todo por la propia longitud del viaje; también dice que la carta estaba escrita en griego en una piel, mostrando que el autor era el mis mo Poro, quien, aun teniendo bajo su control a seiscientos re yes, igualmente le daba mucha importancia a ser amigo de César, y estaba dispuesto no solo a proporcionar un paso a tra vés de sus tierras, por donde él quisiera, sino a colaborar en todo lo que le pareciera correcto. Nicolao cuenta que esto decía la carta, y que los regalos presentados los llevaban ocho sir vientes desnudos, vestidos solo con unos cinturones y unas go tas de perfume, y que estos regalos eran el Hermes450, un hom bre que había nacido sin brazos desde los hombros mismos, y a quien yo mismo vi451, y grandes víboras, y una serpiente de diez codos, y una tortuga de río de tres codos, y una perdiz más grande que un buitre. Y junto a estos regalos estaba también, según dice, el hombre que se quemó a sí mismo en Atenas, pues unos hacen esto en la infelicidad, buscando librarse de las cir cunstancias presentes; pero otros, en la felicidad, como este, pues, habiendo hecho todo hasta ese momento de acuerdo con su propio juicio, era preciso partir, no fuera a ser que sucediese m O b v ia m e n te , N ic o la o d e D a m a s c o . 4.0 J o n e s ( 126) s o s tie n e q u e se le lla m a a s í p o rq u e « H e rn ie s w a s u su a lly
represented as a sm a ll g o d , a n d s o m e tim e s w ith o u t h a n d s o r feet (s e e H e ro d o tus II 51)». 4.1 D ice B i f f i (L 'E s tr e ñ ía O r ie n te , p ág . 2 4 3 ) q u e E s tra b ó n p o s ib le m e n te pudo ver al d e s d ic h a d o ¡o v en , e x h ib id o c o m o c u rio s id a d en a lg u n a (e ria e n la propia R o m a e n to rn o al a ñ o 2 0 . C i. B i f f i , L 'A fr ic a , p á g s. 6 5 y 3 6 4 .
202
GEOGRAFÍA
algo no deseado si prolongase su estancia; de modo que, entre risas, saltó desnudo, con un cinturón, y ungido, sobre la pira; y Nicolao dice que se inscribió sobre su tumba: «Aquí yace Zarmanocegas452, un indio de Bargosa, que se hizo inmortal a sí mismo de acuerdo con las costumbres patrias de los indios».
2. A r i a n a
Después de la India está Ariana, que es la primera región sometida a los per-
sas"S más allá del río ,ndo V de las sa,rapías altas que quedan por la parte de fue ra del Tauro454. Está limitada por el sur y por el norte por el mismo mar y las mismas montañas que la India, y por ei mismo río, el Indo, que discurre entre esta y la India. A partir del río se extiende hacia el oeste hasta la línea dibujada4^5 desde las puertas del Caspio hasta Carmania, de L ím ites d e A ria n a
452 El su icid io en A ten as de este sa b io in d io (cf. § 4 , m á s a rrib a ) lo m e n cio nan tam b ién P l u t a r c o
(A lex. 6 9 , 8) y D i o n C a s i o (L IV 9, 10). B i f f i
(L 'E stre n w O rien te, pág . 24 4 ) in d ica u n a p la u sib le re la c ió n del an tro p ó n im o con el térm in o sán scrito q u e d e sig n a a un asceta: ír a m a n a h . 451 C f. 1, 10 m ás arriba. S eg ú n los d o c u m e n to s o fic ia le s d el Im p erio aquem én id a, esta reg ió n e sta b a e n c u a d ra d a e n la s é p tim a s a tra p ía d el Im p e rio persa (vid. B i f f i , L 'E stre n w O rien te, p ágs. 2 4 4 -2 4 5 ). 454 S ería la reg ió n al o este del In d o y al su r d el T a u ro . Y e llo p ese a que, desde la p ersp ectiv a e u ro p e a , p u ed a p a re c e r c o n tra d ic to rio . E sto se d eb e al re parto de la ecú m en e p o r E rató sten es e n sec c io n e s o s p h r a g id e s , e n la p rim era de las cu ales e sta b a la In d ia y en la seg u n d a A ria n a (vid . B i f f i , L 'E stre n w O riente, pág. 24 5 ). A d em ás, e sto es un ra sg o b ie n c o n o c id o e n tre los h isto ria dores griegos. C f. Z a m b r i n i , A ., «A l di q u a o al di là del P a ra p a m iso . A p ro pósito di A m a n o V. 4, 1», G e o g ra p h ia a n tiq u a , 6, 1997, 13-36. 4” E sto parece su g erir q u e el au to r tien e an te s í un m a p a d e e s ta reg ió n o al m enos una im agen m ental.
203
LIBRO XV
modo que su forma es cuadrada. Por lo que se refiere al lado sur, comienza en la desembocadura del Indo y Patalene456, y termina en Carmania y la entrada del golfo Pérsico, donde tiene un promontorio que se extiende bastante hacia el sur457. Des pués hace una curva hacia el golfo en dirección a la Pérside. Habitan este país, en primer lugar, los arbies458, homónimos del río Arbis que sirve de frontera entre estos y el pueblo siguiente, los oritas. Los arbies tienen una costa de una longitud de unos mil estadios, como dice Nearco. Pero es también parte de la India. Después se encuentra el pueblo autónomo de los oritas439; un viaje a lo largo de la costa de este pueblo es de ochocientos estadios, mientras que un viaje a lo largo de la costa del siguien te pueblo, los ictiófagos460, sería de siete mil cuatrocientos461, y,
456 Vid. m ás a rrib a el p a rá g ra fo 13. 457 Se trata del c a b o H a rm o z a , h o y lla m a d o R as K u n a ri, e n la c o s ta d el Makrán o M ek rán (u rd u /p e rs a : ü '
M a k r á n ), u n a fra n ja c o s te r a s e m id e s ie r ta
en el sur de B e lu c h is tá n , e n tre Irán y P a k is tá n , a lo la rg o d e la c o s ta d e l m a r d e Arabia y el g o lfo d e O m á n . El p e r s a M a lii k lw r a n , « p is c ív o ro s » (M a /ii = p e s cado + k h o r = c o m e r) p o d ría e s ta r e n e l o rig e n d el to p ó n im o m o d e rn o M a k r a n , y en p erfecta c o n s o n a n c ia c o n lo s ic tió fa g o s de E s tra b ó n , d e lo s q u e tra ta rá enseguida. 458 P ara A r r i a n o s o n
Αραβίες
( h u i. 2 1 , 8 y 2 2 , 10) o
(Anáb. VI 21 , 4 ); p a ra D i o d o r o ( 17, 104, 4 ) so n
Αβρίται;
Αραβΐται
p a ra P u n i o (V I
95 y 110) so n A r b ii. El o r ig in a l in d io e s À b h i r a , s e ñ a la B i f f i ( L ’E s tr e m o Oriente, p ág . 2 4 5 ). V id . s o b re e llo s E g g e r m o n t , A le x a n d e r s C a m p a ig n s in Sind, pág. 4 9 . El río p a r e c e q u e e s el m o d e m H a b , c u y o e s tu a r io e s tá h o y 22 km al o este d e K a ra c h i. 459 T a m b ié n p a ra A r r i a n o (A n á b . V I 2 1, 3 e Ind. 2 5 , 2 y 4 ) so n un p u e b lo
muy p articu lar: v is te n c o m o lo s in d io s y tie n e n su m is m o a rm a m e n to y d e m á s, pero hablan u n a le n g u a d ife re n te y tie n e n e x tra ñ a s c o s tu m b re s , c o m o a b a n d o nar a sus m u e rto s e n la s e lv a d e já n d o lo s c o m o p a s to d e las fie ra s, a lg o m á s tí pico de alg u n o s p u e b lo s ira n io s (c f. m á s a rrib a el p a rá g ra fo 1,6 2 ) . V id. E g g e r m o n t , A le x a n d e r 's C a m p a ig n s in S in d , p á g . 6 3 .
m O « c o m e d o re s d e p e c e s » . 4ΛΙ S ería la d is ta n c ia e n tre R â s M a la n y R â s -e l-K u h . C f. B r u n t , P. A . ,
204
GEOGRAFIA
finalmente, la longitud de la costa de los carmanios hasta el río Persis sería de tres mil setecientos estadios4*’2. De modo que la distancia total a recorrer en un viaje a lo largo de la costa sería de doce mil novecientos estadios463. La comarca de los ictiófagos se ex2 tiende a lo largo de la costa y está en su La c o m a r c a de los mayor parte desprovista de árboles, salic n o fa g o s vo pa|meraSï cardos y tamariscos. Y hay una gran escasez de agua y de ali mentos cultivados. Tanto la gente como sus animales viven del pescado y del agua de lluvia y de pozos. E incluso la carne de su ganado huele a pescado. Construyen sus viviendas sobre todo con esqueletos de ballenas y conchas de ostras, usando las cos tillas como vigas y columnas y las mandíbulas como el umbral; y sus vértebras son los morteros en los que machan el pescado tostado al sol: hacen después pan con esto, mezclándolo con un poco de harina de trigo4**4, pues tienen piedras de molino, aun que no tienen hierro. Y esto es lo menos sorprendente, pues es
A rria n . II A n a b a sis o f A le x a n d e r, B o o k s V -V U . In d ic a , L o n d res-C am b rid g e M ass.. 1996, pág. 523. 462 La d istan cia en tre R âs-el-K u h y el p u erto de Q e y s, seg ú n B r u n t , A rria n , pág. 523, y co rresp o n d e co n p recisió n a las 421 m illa s s e ñ a la d a s p o r P l i n i o (V I 110), au nque en VI 107 h ab la de 1250 m illa s. Vid. so b re e sta s d isc re p a n cias en los c álcu lo s B i f f i , L ’ln d ik é , pág . 226. J o n e s (1 3 0 ): «d is c h ilio i, K ram er and th e la te r e d ito rs e m e n d to trischi-
lio i; but it is b etter to acc ep t the re a d in g o f the M S S . an d a ssu m e th at Strabo d o es not include in his sum total the c o a st o f the A rb ie s in In d ia, “ ab o u t one thousand stad ia” in length». ** Las p ro sp eccio n es a rq u e o ló g ic a s en el M ak ran p a q u is ta n í h an p erm itido co m p ro b a r que h ab ía en e s ta reg ió n e x p lo ta c io n e s p e s q u e ra s y a e n tre la m itad del tercer m ilen io y el in icio del seg u n d o an tes de C risto . C f . B e s e n v a l , R., «L e peuplem ent de l’an cien n e G é d ro sie , de la p ro to h isto ire à la p é rio d e islam i que», T ra va u x a rch é o lo g iq u e s r é c e n ts d a n s le M a k ra n p a k is ta n a is , C otnp. R e n d Acad. Inscr. B ell. L e ttr., 138, 1994, II, 5 2 3 .
LIBRO
XV
205
posible traerlas de otro lugar. Pero ¿cómo las esculpen de nue vo cuando se gastan? Dicen que con las piedras con las que afilan las flechas y las jabalinas previamente endurecidas al fuego. Y en cuanto a los peces, los asan en unos hornos, aunque en la mayor parte de los casos los comen crudos; y los cogen con redes465hechas con corteza de palmera. Por encima del país de los ictiófa^ gos se encuentra Gedrosia, un país meGedrosia nos cálido que la India, aunque más cálido que el resto de Asia. Puesto que está carente de frutas y de agua salvo en verano, no es mucho mejor que el de los ictiófagos. Pero sí produce plantas aromáticas, en particular nardo y m irra466, así que el ejército de Alejandro en su marcha las usó para las cubiertas de las tiendas y para las camas, disfrutando así a un tiempo de excelentes olores y de un aire más sano a causa de esto. E hicieron el regreso desde la India en verano a propó sito, pues en esta estación Gedrosia tiene lluvias y los ríos y los pozos están llenos467, mientras que en invierno se secan; y las lluvias caen en las partes altas de las comarcas norteñas y cerca de las montañas. Así, cuando los ríos se llenan, las lla nuras cercanas al mar se riegan y hay abundancia de pozos.
465 Cf. D i o d o r o (III 15, 3 -8 y 2 2 , 2 -4 — a u n q u e en e s te c a so se tra ta d e los ictiófagos del m a r R o jo ). 4W) S on p la n ta s c a r a c te r ís tic a s d e c lim a s d e s é rtic o s . P a ra B i f f i (L 'E s tr e n w Oriente, pág. 2 4 9 ) se tra ta r e s p e c tiv a m e n te d el C y m b o p o g o n s c h o e n a n th u s y del B a lsa m o d e n d ro n K u k td S to c k s o C o m m ip h o r a s to c k s ¡a n a , c o n o c id a h o y en Pakistán c o m o b a y is a g u g a l. 467 B i f f i (L 'E s tr e n w O r ie n te , p á g . 2 4 9 ) e s d e la o p in io n d e q u e e s ta v e rsió n
de los p lan es d e A le ja n d ro e s m u y o p tim is ta . R e a lm e n te la c a n tid a d de a g u a e ra menor de la e s p e ra d a y lo s p o z o s e s ta b a n m á s le jo s u n o s d e o tro s d e lo q u e hubiera sid o d e s e a b le p a ra su m a rc h a . C f. p a rá g ra fo 6 m á s a b a jo y B o s w o r t h , «The H isto rical S e ttin g » , p á g s . 1 7 3 -1 7 5 .
206
GEOGRAFÍA
El rey envió por delante al desierto a unos prospectores de pozos para que preparasen puntos de reposo para él y para la flota468. Así, una vez divididas sus fuerzas en 4 tres partes, él marchó con una de ellas a A le ja n d r o través de Gedrosia469, no alejándose en G e d r o s ia , . , , . . nunca del mar mas de quinientos esta dios470, para poder así, a un tiempo, pre parar la costa para su flota; muchas veces incluso se acercó al mar, aunque las orillas son abruptas y dificultan el paso. A otra de las divisiones la envió por el interior al mando de Cratero471,
^
C f. A r r ., A n á b . VI 2 3 , 1. L a id e a no e s e n a b s o lu to d e sc a b e lla d a . En
e sta región del M akran p a q u ista n í al o e ste de T u rb a t, so b re to d o e n el invierno, en tre d ic iem b re y m arzo , y si el c lim a e ra s e m e ja n te al a c tu a l, las llu v ias del v eran o p rev io y a esta b a n le jan as y la id e a h u b ie ra sid o m u y ra z o n a b le . Incluso si el viaje se h a c ía en v e ran o , en el p e río d o de llu v ia s, d is p o n e r d e ag u a aseg u rad a para co m b a tir el trem en d o c a lo r no es n in g ú n d is p a ra te . C f. S t r a s b u r g e r , « A le x a n d e rs Z u g » , p ág . 4 7 9 , n. 2.
469 Su m a rc h a c o m en zó en P ata la (cf. D io n ., X V II 104, 4 y P l i n . , 6, 100) en ag o sto del año 325 a. C „ un p o co an tes de la s a lid a d e N e a rc o , c o m o señala E strab ó n en el sig u ien te p a rá g ra fo . H ay d u d a s so b re el itin e ra rio ex ac to de A lejan d ro en la trav e sía del d esierto . B i f f i (L E s tr e m o O rie n te , p á g . 2 5 0 ) reco ge las p rin cip ales teo rías, co n re fe re n c ia s. 470 92,5 km si el estad io e s de 184,85 m . B i f f i (,E E s tr e m o O rie n te , pág . 250) señ ala que las c irc u n sta n c ia s del terren o im p id en n o rm a lm e n te a le ja rse m ás de 15 o 2 0 km de la lín ea c o stera , co n la e x c e p c ió n del tra y e c to e n tre Pasni y G w a d ar, do n d e hay u n a llan u ra de u n o s 3 0 km d e a n c h u ra . N e u b e r t , M. («D ie Fahrt N earchs nach d em k o n sta n te n S ta d io n » , P e tte r m a n n s M itte il., 74, 1928, 136-143) su g iere una m e d id a m u c h o m á s p e q u e ñ a p a ra el e s ta d io (9 0 m ), con lo que este pasaje p a rec ería m ás a ju sta d o a la re a lid a d g e o g rá fic a de la región, pero todo esto sigue sien d o c o n tro v e rtid o . 471 Iban con él los m a c e d o n io s q u e v o lv ía n a c asa, lo s h e rid o s y los e le fa n tes. N o o b stan te, se le e n c a rg ó c o n q u ista r las re g io n e s q u e a tra v e s a b a . Se reen c o n tra ría con el resto del e jé rc ito en C a rm a n ia . C f. m á s a b a jo lo s p a rá g ra fo s 5 y II.
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quien debía a un tiempo apoderarse de Ariana y avanzar hacia la región a la que Alejandro se dirigía. Y al entregar la flota a Nearco y al capitán Onesicrito472, les dio la orden de adoptar una posición adecuada, y de seguir, navegando frente a la costa, su línea de avance. Además, Nearco dice que cuando el rey estaba ya terminando su viaje, él 5 Alejandro s u p e r ó a mismo comenzó su navegación al final Sem iram is y a C ir o del otoño, en el momento de la salida de las Pléyades por el oeste473; y que los vientos no eran todavía favorables, y que los bárbaros los ataca ron y les intentaron alejar; pues, dice, los bárbaros recuperaron el ánimo con la marcha del rey y actuaban como hombres li bres. Cratero, comenzando en el Hidaspes, atravesó el país de los aracotas y de los drangos hasta que llegó a Carmania474. Pero Alejandro pasó muchas dificultades a lo largo de todo el viaje, pues estaba cruzando una región muy pobre475. Desde le jos, además, solo podía conseguir víveres en pocas cantidades y con escasa frecuencia, de modo que el ejército estaba ham briento; tuvo que abandonar a las bestias de carga, así como una buena parte de la impedimenta, en caminos y campamentos476. 472 N o e s tá m u y c la r o c ó m o se re p a rtía n el m a n d o e n tre lo s d o s y de h e c h o constan e p iso d io s d e d if e r e n c ia s e n tre e llo s a c e rc a d e la ru ta a s e g u ir, e tc . Cf.
Arr., Ind. 32 , 9 -1 2 y Biffi, L 'ln d ik é , p á g s. 2 1 6 -2 1 7 . 473 S ería el 3 0 d e s e p tie m b re o el 1 d e o c tu b re del añ o 3 2 5 a. C. se g ú n B i f f i ,
L’Estrem o O rie n te , p á g . 2 5 1. 474 E stos p u e b lo s h a b ita b a n e l S is tá n , la a ltip la n ic ie e n tre el Irán o rie n ta l y Pakistán (cf. A s h e r i , D . E r o d o to , L e S to r ie , L ib r o III, L a P e r s ia , M ila n o 1990, págs. 3 1 6 - 3 17 y 3 8 7 ) y y a h a b ía n s id o s o m e tid o s p o r A le ja n d ro en el 3 3 0 a. C . 475 E ste p a so del d e s ie r to a lc a n z ó el n iv e l d e to p o s lite ra rio , al c o n v e rtirs e en el p a ra d ig m a d e los s u f r im ie n to s d e los m a c e d o n io s e n su e x p e d ic ió n por Asia. Cf. B i f f i , L ’E s tr e n w O r ie n te , p á g s . 2 5 1 -2 5 2 . 476 A d e m á s, o b v ia m e n te , d e se r u s a d o s c o m o c o m id a p a ra lo s h a m b rie n to s soldados.
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Pero la salvación les vino de las palmeras, tanto de los dátiles como de los brotes de la parte de arriba477. Dicen que Alejandro, aun siendo consciente de las dificultades47*, se planteó un reto al saber que Semiramis había conseguido sobrevivir en su hui da con solo unos veinte hombres y Ciro con siete: ver si él era capaz de conducir a través de esa región un ejército de ese ta maño474, obteniendo así también esa victoria. Además de la escasez de recursos, ^ también resultaba penoso el calor del L a e s c a se z d e a q u a so^ asi como la profundidad y tempera tura de la arena. En algunos lugares ha bía dunas muy altas, de modo que ade más de que era muy difícil levantar las piernas, como si las estuviera uno sacando de un pozo a cada paso, había que hacer subidas y bajadas de las dunas. Y era necesario también, por culpa de los pozos, hacer marchas muy largas, de doscientos o trescientos estadios, y ocasionalmente incluso seiscientos, avanzando por la noche en su mayor parte480. Pero acampaban
477
J o n e s ( p. 135) t r a d u c e : « b u t t h e y w e r e s a v e d b y t h e d a t e p a l m s , e a t i n g
n o t o n l y t h e fruit b u t a l s o t h e c a b b a g e at t h e t o p » . E l g r i e g o h a b l a , l i t e r a l m e n t e , « d e l f r ut o y d e l e n c é f a l o » .
47K Se p la n te a así, p u es, q u e A le ja n d ro h a b ría s id o c o n s c ie n te de las d ificu l tades p rev ia m en te y que se h a b ría e n fre n ta d o a la s itu a c ió n c o n la in ten ció n de e m u la r a o tro s y g a n a r g lo ria co n elio . Vid. no o b s ta n te B i f f i , L ’E s tr e n w O rien te. pág. 253. con re fe re n c ia s, so b re los p ro s y los c o n tra s de e s ta in terp retació n . 479 S egún P l u t a r c o (A lex. 6 6 , 4 -5 ) lo s s u p e rv iv ie n te s del e jé rc ito de A le ja n d ro serían u n o s 3 0 .0 0 0 o u n a c u a rta p arte d e la c o lu m n a d irig id a p o r él. Pero la c ifra se cu e stio n a hoy. C f. H a m i l t o n , J. R ., P lu ta r c h , A le x a n d e r : A C o m m en ta ry, O x fo rd , 1969, pág . 184. 4XÍI E tapas de h asta 110 km p ara un e jé rc ito tan g ra n d e , en te rre n o arenoso y p o r la n o ch e, no p arece c re íb le . C f . K o r n e m a n n , E ., D ie A le x a n d e rg e sc h ich te d e s K ô n ig s P tu le m a io s I. νυη A e g y p te n . L e ip z ig -B e rlin , 1935, pág. 86; S t r a s b u r g e r , H ., « A le x a n d e rs Z u g d u rc h d ie G e d ro s is c h e W ü s te » , H erm es,
80, 19 5 2 ,4 6 6 y 4 8 1: y B o s w o r r h . F ro m A r r ia n to A le x a n d e r , p ág . 175, η. 37.
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a una cierta distancia de los pozos, como a unos treinta esta dios4^ la mayor parte de las veces, para evitar que los soldados bebieran demasiado a causa de la sed. De hecho, muchos |en circunstancias así ]4*2se tiraban al agua con armadura y todo y bebían, pero como beben los que se están ahogando, y, después de expirar, flotaban inflados y corrompían los pozos, que son de poca profundidad. Y otros, exhaustos por la sed yacían al sol en medio del camino; después, temblorosos y con palpitaciones en las manos y en las piernas, morían como si fuera por congela ción o por hipotermia. Y a algunos lo que les pasaba era que, después de desviarse del camino, se dejaban vencer por el sue ño y la fatiga4*3. Algunos, que se habían ido retrasando, murie ron por haberse desviado del camino, a causa tanto de la ausen cia de todo tipo de recursos como del calor. Pero otros se salvaron, aunque después de haber pasado muchas penalidades. Además, un torrente primaveral que cayó por la noche arrambló aúnas cuantas personas y unos cuantos útiles. Se llevó también una buena parte del equipaje real. Y cuando los guías, por des conocimiento, se desviaron demasiado hacia el interior, hasta el punto de que ya no era posible ver el mar, inmediatamente el rey, al percibirlo, dio la orden de buscar la costa, y en cuanto 4X1 A r r i a n o (A n á b . V I 2 5 , 6 ) d ic e 2 0 e s ta d io s , p e ro c o in c id e e n lín eas g e
nerales con e s ta n a rra c ió n . 482 «E n c irc u n s ta n c ia s a sí» tra ta d e a c la ra r el s e n tid o d e lo q u e sig u e . V éase la nota sig u ien te. 4X3 E ste p a sa je r e s u lta p o c o c la ro . Al p rin c ip io h a b la d e q u e e ra p re c is a mente para e v ita r to d o e s to p o r lo q u e a c a m p a b a n a u n a c ie rta d is ta n c ia de los pozos. No re s u lta c la ro si lo q u e E s tra b ó n q u ie re es in d ic a r lo q u e no q u e ría Alejandro q u e s u c e d ie s e (p o r e x p e rie n c ia ), c o m o e n tie n d e Jo n e s e n su tra d u c ción, o e x p lic a rn o s lo q u e d e h e c h o s u c e d ía , c o m o e n tie n d e B il h en su tra d u c ción. Jones tien e u n a s e rie d e p o te n c ia le s co n « w o u ld » . B iffi tien e im p e rfe c to s, como el o rig in a l g rie g o y c o m o m i p ro p ia tra d u c c ió n . A p a rtir de e s te p u n to no hay duda de q u e lo q u e s ig u e e s n a rra c ió n d e h e c h o s s u c e d id o s . L a tra n sic ió n es algo ab ru p ta, e s p e c ia lm e n te e n la tra d u c c ió n d e Jo n e s.
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la encontró y localizó agua potable excavando por la zona, mandó traer al ejército y a partir de ese momento se mantuvo cerca de la costa durante siete días, con abundancia de agua; y después se retiró de nuevo hacia el interior. Había un tipo de planta semejante al 7 laurel484que provocaba que la bestia de P e lig r o s d e I a flo r a carga que la hubiera comido muriera de y la f a u n a epilepsia y echando espuma por la boca. Y había una planta esp tos, diseminados por el suelo, eran como pepinos y estaban lle nos de zumo485; pero si gotas de este zumo caían en el ojo de cualquier tipo de criatura, esta quedaba cegada. Y dátiles ver des ahogaban a muchos. Y también estaba el peligro de las ser pientes, pues crecía hierba en las dunas486, y estaban ocultas bajo ella, y a los que picaban los mataban. Se decía que entre los oreítas las flechas, que eran de madera y estaban endureci das al fuego487, estaban impregnadas de venenos mortales; y que Ptolomeo fue herido y estaba en peligro de muerte. Pero que cuando Alejandro estaba dormido, alguien, poniéndose en 4!<4 Se trata de la p la n ta d e n o m in a d a N eriu tn o d o r u m S o la n d , to d a v ía hoy habitual en el B elu ch istán . C f. E g g e r m o n t , A le x a n d e r s C a m p a ig n s in Sind, pág. 120. 485 E u p h o rb ia a n íiq u o ru m L., ta m b ién lla m a d o e u fo rb io m a la y o , d alu k e o sesudu, un arb u sto q u e crece en las zo n as c á lid a s del su r d e A sia y Sri Lanka. L leg a a te n e r en tre 3 y 5 m de altu ra. T ra d ic io n a lm e n te se h a c o n sid e ra d o que el látex de la p la n ta tiene p ro p ie d a d e s m e d ic in a le s , in s e c tic id a s y tó x icas. Ha sido usado co m o em étic o , p u rg an te y d iu ré tic o . R e c ie n te m e n te se h a co m p ro bado que las p arte s aéreas de la p la n ta c o n tie n e n e le m e n to s h e p a to p ro te c to re s y an tio x id an tes, y han ju s tific a d o el uso de la m e d ic in a tra d ic io n a l d e la d eco c ción de la p lan ta p ara tratar la ictericia. 486 S eg u ram en te era la p la n ta p a re c id a al lau rel q u e a c a b a d e m en cio n ar. S egún E g g e r m o n t (A le x a n d e r s C a m p a ig n s in S in d , p ág . 124) d e e lla se e x traía el antídoto p ara las p icad u ras. 487 Vid. parág rafo 2 m ás arrib a.
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pie a su lado, le mostró una raíz, con rama y todo, que le ordenó triturar para aplicársela al herido; y que cuando Alejandro se despertó de su sueño se acordaba de la visión y, buscándola, encontró la raíz, que crecía por doquier y que tanto él mismo como los demás hicieron uso de ella; y que cuando los bárbaros vieron que se había descubierto el antídoto se rindieron al rey. Pero lo más probable es que alguno de los que lo conocía sim plemente lo desveló, y que la historia mítica se añadió por mera adulación488. Tras llegar al palacio real de los gedrosios en el sexagésimo día después de salir del territorio de los oras489, de jando descansar solo un poco a la muchedumbre que viajaba con él, Alejandro se puso en camino hacia Carmania. Así pues, por lo que se refiere al lado , r ^ , sur de Ariana, tal es la descripción de la Inform e d e r E rató sten es s o b r e costa y de las tierras de los gedrosios y A r ia n a de los oreítas que quedan cerca, justo so bre la costa490. Ariana es un país grande, que se extiende hacia el interior, llegando Gedrosia a limitar con los drangas491, los aracotos 492y los paropamisadas493, acer ca de los cuales Eratóstenes ha dicho lo siguiente (pues no ten488 E strab ó n m u e s tr a a q u í u n a a c titu d m á s « c ie n tífic a » , en el s e n tid o m o derno, que su s fu e n te s, a las q u e d e s a u to r iz a « g iu d iz io s a m e n te » , c o m o d ic e B i f f i (L ’E s tr e n w O rie n te , p á g . 2 5 5 ).
489 P arece q u e se tra ta , s im p le m e n te , d e u n a v a ria n te d el e tn ó n im o q u e h a s ta ahora h em o s v isto c o m o « o re íta s » . V id. J o n e s , p. 138. A s í lo e n tie n d e ta m bién B i f f i (L 'E s tr e n w O r ie n te , p á g . 2 5 6 ), q u ie n s e ñ a la q u e e s ta e s la fo rm a co n laque son c o n o c id o s e n A r r i a n o (Ancib. VI 2 8 , 5 y V II 5, 5) o e n P l i n i o (V I 98: O ri g en s). T a r n ( A le x a n d e r , 11, p ág . 2 5 1 , η. 8) ν E g g e r m o n t (A le x a n d e r ’s C am paigns in S in d , p á g . 123, n. 4 7 3 ) e n tie n d e n q u e e s ta e s la d e n o m in a c ió n específica de los h a b ita n te s d e la c a p ita l, O ra . 4yo Es la d e s c rip c ió n q u e v im o s e n lo s p a rá g ra fo s 1 a 3. 4VI Al n o rte -n o ro e s te d e G e d ro s ia . m Al n o rte -n o rd e s te d e G e d ro s ia . m Al n o rte d e d ra n g a s y a ra c o to s .
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go nada mejor que decir sobre ellos4*4). Dice que Ariana tiene su limite oriental en el río Indo, su límite meridional en el gran mar, el septentrional en las montañas del Paropamiso y las montañas que le siguen hasta las puertas del Caspio493, y, en lo que se refiere a sus regiones occidentales, los límites son los mismos 4*1que separan a Partía de Media y a Carmania de Paretacene4sr7y Persia4v*. Dice que la anchura del país es la longitud del Indo desde las montañas del Paropamiso hasta la desembo cadura, doce mil estadios (aunque algunos dicen trece mil); y que en relación con su longitud desde las puertas del Caspio, tal y como está escrito en las Etapas asiáticas4y9, hay dos posibili dades. Que hasta Alejandría*10, la que está en el país de los arios, desde las puertas del Caspio y a través de las tierras de los partos hay un único camino; y de allí parte la ruta que, en línea recta a través de Bactriana y por el puerto de montaña que con duce a Ortospana501, llega a la confluencia de los tres caminos
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41*J In tere sa n te re c o n o c im ie n to de in fe rio rid a d fre n te a la c ie n c ia helenística y, en co n cre to , fren te a su d e n o sta d o E r a t ó s t e n e s (fr. Ill B, 2 0 ). 495 S obre las p u ertas del C a sp io y la c o n tro v e rs ia a c e rc a d e su identificación e x a c ta y de su re le v a n c ia g e o g rá fic a en ia re g ió n , vid. B i f f i (L ’E strerm O rien te, págs. 2 5 6 -2 5 7 ), co n b ib lio g rafía . 4vn Es la reg ió n m o n tañ o sa en la q u e h a b ita b a n lo s c o s e o s . Vid. el libro XI 13. 6 de E strab ó n . P aretacen e no te n ía lím ites m u y c la ro s, c re e B i f f i (L ’E stre m u O riente,
j
pág. 257), p ero « v e ro sím ilm e n te si s te n d e v a fra l ’o d ie rn o Tlám e la zo n a m on tu o sa del S erh u d . n e ll’lran » . 49" V éase el libro X V I ( 1, 8 y 1, 17). 499 Esta o b ra ( A a i c m i c o í ( τ τ α θ μ ο ί ) p a re c e q u e fu e e s c rita p o r un tal A m intas, que a co m p añ ó a A le ja n d ro en su e x p e d ic ió n ( Α τ η . XI 5 0 0 d : XII 529e: II 67a: y E l i a n o X V II 17). E sta ciu d ad es la actu al H erat, c ap ital de la p ro v in c ia a fg a n a h om ónim a. 501 En el libro XI (8, 9 ) se d ic e q u e e s ta ciu d a d d is ta 7 .7 2 0 e s ta d io s de A le ja n d ría, casi 2 0 0 estad io s m á s de la d is ta n c ia d a d a p o r P l i n i o (VI 61 ) en m i llas, ob v iam en te. El lu g ar p u ed e c o rre s p o n d e r c o n K h o rd -K a b u l, 26 km al su deste de K abul.
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que vienen de Bactra, ciudad que se encuentra en el país de los paropamisadas; y la otra opción sena que giraría ligeramente desde Aria hacia el sur en la dirección de Proftasia, en Drangiana502, mientras que el resto llega hasta los límites de la India y del Indo; de modo que esta segunda ruta a través de los países de los drangas y de los aracotos es más larga, siendo en total de quince mil trescientos estadios5'3. Pero restando mil trescientos, lo que queda sería la longitud del país en línea recta, catorce mil estadios, pues la longitud de la costa no es mucho menos504, aunque algunos autores la incrementen, añadiendo a los diez mil estadios la Carmania con sus seis mil. Pues parece que o le añaden los golfos o la sección de la costa de Carmania que que da dentro del golfo Pérsico. Y el nombre de Ariana se extiende hasta una parte de Persia y de Media e incluso hasta las tierras de los bactrios y los sogdianos por el norte; pues estos son prác ticamente hablantes de la misma lengua, salvo por pequeñas diferencias5’5. La disposición geográfica de estos 9 pueblos es así5*6: a lo largo del Indo es C o m p o sició n é tn ic a tán los paropamisadas, sobre los que se de A r ia n a 50: La c a p ita l d e e s ta c o m a r c a (cf. E s t r . , XI 8 , 9 y P i . i n . , VI 61 ) p a re c e q u e corresponde co n la m o d e rn a F a ra h , e n A fg a n is tá n , 7 1 0 km al o e s te -s u d o e s te de Kabul. m En re a lid a d e s te d a to n o p a re c e p ro c e d e r d e E ra tó ste n e s , sin o d e a lg u ie n que tuviera a c c e s o a d o c u m e n to s o fic ia le s c o n in fo rm a c ió n d e ru ta s d is tin ta s a la seguida p o r A le ja n d ro , d e s c o n o c id a s p a ra los a u to re s q u e e ra n la fu e n te del cirenaico. '
En e s te p a rá g ra fo E s tra b ó n ta m b ié n s ig u e a E r a t ó s t e n e s (fr. Ill B, 23), aunque no lo d ig a .
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encuentra el monte Paropamiso; a continuación, hacia el sur, se encuentran los aracotos; los siguientes hacia el sur son los gedrosenos junto con los otros que ocupan la costa5’7; y el Indo discurre a lo largo de las tierras de todos estos pueblos™; y al guna región a lo largo del Indo está bajo el dominio de los in dios, aunque antes era de los persas. Algunos de estos lugares los tomó Alejandro de los arianos y estableció colonias propias5*19, pero Seleuco Nicátor se las cedió a Sandrocoto510, en el marco de un contrato matrimonial 511y recibiendo a cambio qui nientos elefantes512. Junto a los paropamisadas, al oeste, se ex tienden los arios, y junto a los aracotos y los gedrosios los drangas; pero los arios se extienden a un tiempo por el norte y por el oeste de los drangas, como rodeándolos un poco. Bactriana se encuentra al norte de Aria y del país de los paropamisadas, a través del cual Alejandro cruzó el Cáucaso en su marcha contra Bactra513. A continuación de los arios hacia el oeste están los partos y la región en tomo a las puertas del Caspio; y al sur de estos está el desierto de Carmania514, y después el resto de Car mania y Gedrosia. L os ara b ita s, los o re íta s y lo s ic tió fa g o s , y a m e n c io n a d o s en el pará g rafo I. De norte a su r n o s d a a e n te n d e r el p a sa je . J o n e s tra d u c e « latitu d in ally » . 5(19 S erían la A le ja n d ría d e A ria n a y a m e n c io n a d a y la c a p ita l de los araco tos, m e n c io n a d a p o r P t o l o m e o (V I 2 0 , 4 ), A le x a n d ró p o lis , h o y K an d ah ar. s,(' S obre este e p iso d io vid. B i f f i , L 'E s tr e n w O r ie n te (2 5 9 -2 6 0 ), co n biblio grafía. 511 C f. H o l t , F. L ., A le x a n d e r th e G re a t a n d B a c tr ia . T h e F o rm a tio n o f a G re e k F ro n tie r in C e n tra l A s ia , L e id e n , 1988, p ág . 101, n. 63. 512 A u n q u e la c ifra p a re c e e x a g e ra d a , a B i f f i
le re s u lta «cred ib ile»
(L 'E stre n w O rien te, pág . 2 6 0 ). C f. K r e b s , W . , « E le fa n te n in d e n H eeren der A n tik e» , W iss. Z e itsc h r. R o s to c k , 13, 1964, 2 0 8 . E sta c iu d a d c o rre s p o n d e co n la m o d e rn a B alk h , en el T u rq u e s tá n afga no, a la o rilla del río D eriaz . 5,4 M ás ad e la n te , e n el p a rá g ra fo 14, se re fe rirá a e s te d e s ie rto .
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Uno comprendería mejor lo relativo IQ a la región montañosa mencionada exaLa r e g ió n minando en detalle el camino del que se m o n ta ñ o sa sirvió Alejandro en su persecución de los del entorno de Beso desde el territo rio de los partos hacia Bactriana. Pues llegó a Ariana y después al territorio de los drangas, donde ejecutó a Filotas, el hijo de Parmenión, habiéndolo descubierto en una conspiración515. Y además envió a Ecbatana a unos emisarios para que ejecutaran al padre de Filotas516, como cómplice en la conspiración. Dicen que estos, cabalgando sobre dromedarios, completaron una ruta de treinta o cuarenta días en solo once y cumplieron su m i sión517. Los drangas, que en todo lo demás tienen un modo de vida muy semejante al de los persas, carecen prácticamente de vino, y en cambio se encuentra estaño en sus tierras. Después, partiendo de la región de los drangas, Alejandro se dirigió a la de los evergetas, a quienes Ciro bautizó así518, y a la de los ara-
5,5
D e e s ta c o n ju ra h a y d ife re n te s v e rs io n e s . U n a e s la de P to lo m e o ( r e c o
gida en A r r . , A n á b . 111 2 6 , 1 - 2 7 , 3 ), se g ú n la cu al y a h a b ía sid o m a q u in a d a , en líneas g e n e ra le s , e n E g ip to . A ris tó b u lo c o in c id e co n e llo . A le ja n d ro , tra s los primeros in d icio s, n o le d a b a c re d ib ilid a d . H a s ta q u e tu v o p ru e b a s d e fin itiv a s . Cf. B i f f i , L 'E s tr e m o O r ie n te , p á g . 2 6 1 . 516 Y a se te n tó n c u a n d o e s e je c u ta d o , el p a d re d e F ilo ta s , P a rm e n ió n , e s ta b a en E cbatana e n c a rg a d o p o r A le ja n d ro d e g o b e rn a r la M e d ia. A le ja n d ro e n v ió a Polidam ante, a m ig o d e P a rm e n ió n d u ra n te d é c a d a s , a o c u p a rs e de la e je c u c ió n . En realidad el re y n o te n ía p ru e b a s d e su im p lic a c ió n e n la tra ic ió n , p e ro lo daba por d e s c o n ta d o . ,l7 Se tra ta ría d e a n im a le s e x c e p c io n a lm e n te re s is te n te s , m ás q u e v elo ces, como o b se rv a B i f f i (L 'E s tr e m o O rie n te , p ág . 2 6 1 ), b a s á n d o s e en D i o d o r o (XVII 80, 3). 5IX H ab itab an el S is ta n a c tu a l, e n el c u rs o in fe rio r del río E ry m a n d u s de P l i n i o (VI 9 4 ), h o y H e lm a n d . C f. G n o l i , G . , R ic e r c h e s to r ic h e s u l S ista n
antico, R o m a, 1967: 4 7 -5 1 . C iro e s ta b a a g ra d e c id o a e s te p u e b lo p o r su ay u d a en el 5 3 0 -5 2 9 a. C . A le ja n d ro in v e rn ó a llí e n el 3 3 0 -3 2 9 a. C .
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G EO GRAFÍA
cotos519, y finalmente cruzó a la caída de la Pléyade 520la región de los paropamisadas, que es montañosa y estaba entonces ne vada, de modo que realizaba el trayecto con gran dificultad. No obstante, numerosas aldeas, bien provistas de todo salvo aceite, los recibieron y aliviaron sus problemas. Y tenían las cumbres a mano izquierda521. La parte meridional de las montañas del Pa ropamiso son de India y de Ariana, pero la parte septentrional y la occidental pertenece a los bactrios, mientras que la oriental pertenece a los bárbaros que limitan con los bactrios522. Tras pa sar el invierno allí, con la India sobre él a su derecha, y tras fundar una ciudad523, cruzó sobre las cumbres hacia Bactriana a través de caminos desguarnecidos de todo salvo unas pocas ma tas de terebinto, tan desprovisto de todo alimento que se sirvie ron de la carne de las bestias de carga, y cruda, a causa de la falta de leña. Pero el silfio524, que se daba mucho por allí, les fue útil para la digestión de comidas crudas. En el decimoquinto día después de la fundación de la ciudad, y tras salir de los cuarteles de invierno, llegó a Adrapsa525, una ciudad de Bactriana.
5,9 H o y el v a lle del A rg h a n d a b , e n el s u d e s te d e A fg a n is tá n (vid. V o g e l s a n g , W „ « E a rly H isto ric a l A ra c h o s ia in S o u th -E a s t A fg h a n is ta n » , tronica
A n tiq u a . 20, 1985, 5 5 -9 9 ). S2" A u n q u e la e x p r e s ió n resulta a m b ig u a , la r e fe r e n c ia a la n ie v e hace que B i f f i (L 'E s tr e n w O rie n te , pág. 2 6 2 ) p r efiera el final del in v ie r n o del 3 2 9 , com o ta m b ié n p e n s a b a J o n e s (T h e G e o g r a p h y , p á g s . 1 2 4 - 12 5 ).
521 S e ría la v e rtie n te o rie n ta l d el H in d u K u sh , en el e n to rn o del paso de H âw àk . 522 H ay aq u í, e n e s ta a p a re n te in d e fin ic ió n , u n a la g u n a te x tu al q u e Jones re a lm e n te n o su p le. K ra m e r, b a s á n d o s e e n q u e e n X I 8, 8 E stra b ó n h a b ía dicho q u e los v e c in o s de los b a c trio s e ra n lo s s o g d ia n o s , p ro p o n e in tro d u c ir aq u í su n o m b re :
τά δέ προς eco Σογόιανα.
523 Se tra ta ría de la A le ja n d ría d e P l i n i o (V I 6 1 -6 2 ). la actu al B egram . 524 A l p a re c e r se tra ta d el ju g o d e las m a ta s d e te re b in to q u e se acaban de m e n c io n a r. S2f> P ro b a b le m e n te un e rro r p o r G a d ra p s a , se g ú n Jo n e s , o D a rap sa, según
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En algún lugar en los alrededores de esta región que limita con la India se enCaarene cuentra Caarene526, que es, de todas las regiones sometidas a los partos, la que queda más próxima a la india. Dista de Ariana527, a través de las tierras de los aracotos y de la región montañosa mencionada, diecinueve mil estadios528. Cratero al atravesar este país, sometiendo a la vez a los que se rebelaban, marchaba por el camino más rápido329, con prisas para reunirse con el rey. Y en efecto ambas fuerzas de infantería concurrieron en Carmania casi al mismo tiempo530. Y un poco después los contingentes de Nearco navegaron hasta el golfo Pérsico531, pa sando muchas penurias en su errar a causa de las dificultades y del enorme tamaño de las ballenas. Por supuesto que es probable que ios 12 navegantes en muchos casos hayan parBallenas^ en e l g o lf o loteado exagerando, pero en cualquier P é r s ic o . . . . caso demuestran al mismo tiempo, al hablar así, los sufrimientos que pasaron, B i f f i (L ’E stre m o O r ie n te , p á g . 2 6 4 ). S u e le u b ic a rse e n el e n to rn o d e Q o n d u z ,
unos 200 km al n o rte d e K a b u l. 526 Pese el p a re c id o d e los n o m b re s re s u lta d ific u lto s o id e n tific a rla co n la actual K haran, p o r las d is ta n c ia s , a u n q u e p u e d e h a b e r un e rro r en e s ta s. Vid. B i f f i (L 'E strem o O r ie n te , p á g . 2 6 4 ) y d o s n o ta s m á s a b ajo .
527 P ro b a b le m e n te un e r r o r p o r A ria. w Jones: « T h is fig u re , as g iv e n in th e M S S ., is pre|X )stero u s. B ut a slig h t em endation y ie ld s “ te n , o r n in e , th o u s a n d s ta d ia ,” w h ich is m o re n early correct». 529 S obre las p o s ib le s ru ta s ( p o r el p a s o del B o lán o p o r o tra ru ta), vid. B i f f i (L'Estrem o O rie n te , p ág . 2 6 4 ). c o n b ib lio g ra fía . 5VI M uy p ro b a b le m e n te a fin a le s de d ic ie m b re del 3 2 5 a. C . en la ca p ita l del territorio, hoy l e p e Y a h ia . 511 Las ag u a s m á s d e s c o n o c id a s h a s ta la e n tra d a en el g o lfo se ría n las m ás difíciles en re a lid a d .
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G EOGRAFÍA
porque la sensación de peligro más que el peligro verdadero subyacía a sus penurias auténticas532. Pero lo que más les per turbaba era el tamaño de las ballenas sopladoras, que produ cían, con sus resoplidos, una enorme cantidad de agua y de nie bla, de modo que ellos no podían distinguir nada de lo que tenían ante sus mismas narices533. Pero los guías de la navega ción, al ver asustados a los marineros que no comprendían la causa de esto, les explicaron que se trataba de animales y que se alejarían rápidamente si oyeran trompetas y ruido, por lo que Nearco se dirigió con las naves hacia el mugido hasta que las ballenas le impidieron el paso y al mismo tiempo las asustaba con las trompetas, pero los animales se hundieron y luego emergieron junto a la popa, de modo que parecía una lucha de una batalla naval. Pero enseguida se alejaron. También los que navegan ahora haA/ 1j .. cia la India hablan del tamaño y del N e a r c o d e s h iz o . J e l m ito d e u n a is la modo de aparecer de estas criaturas, m is te r io s a pero ni dicen que aparezcan en grupos grandes ni que hagan frecuentemente ataques, sino que asustándolas con gritos y trompetas se puede uno librar de ellas. Dicen que estos seres no se acercan a tierra, sino que los huesos de los que han muerto, desnudos, son arro jados fácilmente por el mar a las playas y surten a ios ictiófa gos del mencionado material para la construcción de sus caba ñas. Nearco dice que el tamaño de estos cetáceos es de veintitrés brazas534. Nearco dice que pudo refutar algo amplia 532 L as b a lle n a s sin d u d a in fu n d iría n p a v o r a lo s n a v e g a n te s , esp ecialm en te e n el tra m o fre n te a las c o s ta s d e lo s ic tió fa g o s . El p u n to d e in fle x ió n se habría p ro d u c id o al s e r c a p a c e s d e a h u y e n ta rla s . 533 V éase G ó m e z E s p e l o s í n , F. J., E l d e s c u b r im ie n to d e l m u n d o . G eo g ra f í a y v ia je ro s e n la a n tig u a G r e c ia , M a d rid , 2U 00, p á g . 132. 534 E n p rin c ip io , la d is ta n c ia d e las p u n ta s d e lo s d e d o s d e u n a m an o hasta la p u n ta de los d e d o s de la o tr a c o n los b ra z o s e x te n d id o s . E v id e n te m e n te , esta
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mente creído por los que estaban con él en la flota, y que era falso: que en el paso había una isla que hacía desaparecer a los que fondeaban en ella; pues dice que aunque un bote ligero que estaba navegando, después de que hubiera llegado cerca de esta isla ya no había quien pudiera verlo por ningún lado, y aunque tras haber sido enviados en su busca unos hombres y tras haber pasado de largo navegando al no atreverse a desembarcar en la isla, y haber llamado a los perdidos con grandes gritos sin oír respuesta de nadie, hubieran regresado, no obstante dice que él en persona, aunque todos echaban la culpa a la isla, navegó hasta ella y después de haber anclado, desembarcó con una par te de los que habían navegado con él e hizo un recorrido por toda la isla. Pero que como no encontró huella alguna de los buscados, dejándolo regresó y comunicó a sus hombres que era falso que la isla tuviera la culpa (pues tanto a él mismo como a los que desembarcaron con él les hubiera tocado en suerte la misma destrucción), y que algún otro modo de desaparición le habría sobrevenido al bote, siendo infinitos los posibles. Carmania es el último tramo de la 14 costa que comienza en el Indo, pero está Carmania mucho más al norte que la desemboca dura del Indo. Sin embargo, el prim er ’35 promontorio de Carmania se extiende hacia el sur hasta el Gran Mar, y Carmania, después de formar la boca del golfo Pérsico, que se extiende hasta el cabo que sale de la Arabia Feliz536, que se ve perfectamente, gira hacia el gol medida, v a ria b le se g ú n la p e rs o n a , e s ta ría c o n v e n c io n a lm e n te m á s o m e n o s fijada en to m o a d o s m e tro s , c o n lo q u e e s a s b a lle n a s m e d iría n u n o s 4 6 . ws M ás b ien el ú ltim o , si el p u n to d e p a rtid a es la d e s e m b o c a d u ra del Indo. Se trata de un sa lto ló g ic o d e E s tra b ó n d e u n a o ra c ió n a la s ig u ie n te . 5V) M akai, h oy R ás M u s a m d a m , q u e , ju n to co n el c a b o o p u e s to d e H arm o za (hoy Ras K ü n ari, e n la c o s ta d e l M a k ra n ), c o n s titu y e n el e s tre c h o d e H o r muz, en tra d a al g o lfo P é rs ic o .
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fo Pérsico hasta tocar a la Pérside. Carmania es grande y, tierra adentro, se extiende entre Gedrosia y la Pérside, aunque se des vía hacia el norte más que Gedrosia, como evidencia su fertili dad en todo tipo de frutos, pues produce de todo, como grandes árboles, salvo el olivo, y está bañada por los ríos. Gedrosia se diferencia poco del país de los ictiófagos, de modo que muchas veces se arruinan las cosechas, por lo que guardan lo producido anualmente, regulándolo para varios años. Onesicrito habla de un río de Carmania que arrastra en sus aguas pepitas de oro33'. Dice también que hay minas de plata, de cobre y de minio. Y que hay dos montañas, una de arsénico 538y otra de sal. En Car mania hay también un desierto531' que limita a la vez con Partía y con Paretacene5*'. Y tiene tierras de labor semejantes a las de los persas, con viñas y todo lo demás. De esta viña procede la que nosotros llamamos «la Carmania», una viña que muchas ve ces tiene racimos de dos codos, bien compactos y con uvas gran des, un tipo de viña que prosperará aún más allí. A causa de la es casez de caballos, la mayoría se sirven de asnos incluso para la guerra. Sacrifican un asno a Ares, el único de los dioses a quien honran, y son un pueblo guerrero. Nadie se casa antes de cortar la cabeza de un enemigo y llevársela al rey. El rey guarda el cráneo en el palacio real, y picando la lengua y mezclándola con harina, después de probarla él mismo, se la da al que le ha traído el cráneo para que la coma con su familia. Y el rey más presti gioso es aquel a quien más cabezas se le han llevado. Nearco dice que la mayoría de las costumbres y la lengua de los carma5í7 T a m b ié n lo m e n c io n a P l i n i o (V I 9 8 ), q u e le d a el n o m b re de H yctanis, id e n tific a d o c o n el m o d e rn o G â g in , a la e n tra d a d el e s tre c h o d e H o rm u z. Sj" A u n q u e e s te e s el té rm in o g rie g o , lo q u e el a u to r q u ie re d e c ir es «arsé n ic o trisú lfid o » . B i m (L 'E s tr e n w O rie n te , p ág . 2 6 8 ) s e ñ a la el D ast-i L û t y el Dast-i K avïr. Es d e c ir, e n su á n g u lo n o ro c c id e n ta l.
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nitas son semejantes a las de los persas y los medos541. La boca del golfo Pérsico no requiere de una travesía de más de un día342.
3.
L a P érside
Después de Carmania está la Pérsi 1 de. Una gran parte de este país se en Las tres r e g io n e s cuentra junto a la costa del golfo que p r in c ip a le s d e recibe de él su nombre543, pero una por la P é r s id e ción mucho mayor está tierra adentro, especialmente a lo largo, es decir, desde el sur y Carmania has ta el norte y los pueblos de la Media. La Pérside es triple tanto en su naturaleza como en la temperatura del aire544. Pues la cos ta (cuya longitud estimada es cuatro mil cuatrocientos 543o cua tro mil trescientos estadios, terminando en el río más grande de los que hay en el país, el llamado Oroatis546) es tórrida, arenosa y desprovista de todo fruto salvo los dátiles. Sin embargo, la región que está por encima de la costa produce de todo, es lla na547, es muy buena para la cría de ganado y está llena de ríos y de lagos. Mientras tanto la tercera de las regiones, la que está hacia el norte, es invernal y montañosa: junto a sus fronteras
541 C f. B r i a n t H is to ir e , p á g s. 7 7 9 -7 8 0 . 542 A q u í el in fo rm e d e N e a rc o re p ite lo q u e él h a o íd o , p u es ni h izo la tra vesía realm en te ni h iz o c á lc u lo s al re s p e c to , s e ñ a la B i f f i (L 'E s tr e m o O rien te, pág. 269). Este tra m o e s d e s c rito p o r A r r i a n o (Ind. 38, 2 - 3 9 , 8). 544 C f. A r r i a n o (Ind. 4 0 , 2 -5 ). 545 E sta e s la m e d id a d e A r r i a n o (Ind. 4 0 , 1) y e s la q u e c o in c id e m ejo r con las 5 50 m illa s d e P l i n i o (V I 111). 546 El actu al S c h a s p i- ln d ia n , al p a re c e r. 547 Se tra ta ría d e la lla n u ra d e l A ra x e s , q u e e n el p a rá g ra fo 7 E strab ó n llam a K oD.í | Ι ίε ρ σ ίς .
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G EOGRAFÍA
viven los camelleros. Según Eratóstenes la longitud de lo que queda hacia el norte y las puertas Caspias es aproximadamente ocho mil estadios, a juzgar por ciertos promontorios54*, y lo que queda hasta las puertas Caspias no es más de dos mil549. Por lo que se refiere a la anchura, en el interior, lo que va desde Susa hasta Persépolis son cuatro mil doscientos estadios, y desde allí hasta los límites con Carmania otros mil seiscientos. Habitan el país los grupos sociales llamados patescores550, aqueménidas 551 y magos; los magos siguen celosamente un cierto tipo de vida santa, mientras que los cirtios y los mardos 552 son corsarios y otros son agricultores. Casi se podría decir que Susiana 553es 7 una parte de la Pérside. Se encuentra enSusiana tre esta y Babilonia, siendo Susa554 su ciudad más digna de mención. Pues los 548 Jo n e s señ ala : « T h e tex t se e m s to be c o rru p t. A c le a re r s ta te m e n t o f this sam e d im e n s io n , as q u o te d fro m E ra to sth e n e s , is g iv e n in II 1, 26 » . 549 A s í el te x to d e Jo n e s q u e no re c o g e u n a c o r r e c c ió n q u e s í a c e p ta B i f f i ( L ’E s tr e m o O rie n te , p ág . 2 7 0 ) y q u e d e ja r ía e s ta c ifr a e n « n o m ás de tres m il» . vso P arece u n a tra n slite ra c ió n de un o rig in a l p e rs a P á tis u v a r is , «ch e desig n a u n a c o m p a g in e so ciale fra le p iù p re s tig ió s e fra i P e rsia n i, p e rc h é m o lto vi cin e alla fa m ilia del re» , en p a la b ra s de B i f f i (L ’E s tr e n w O rie n te , pág. 270). C f. B r i a n t , P. « H é ro d o te et la so ciété p e rse » , e n H é r o d o te e t les p e u p le s non g r e c s (E n tré tie n s s u r l'A n tiq u ité C la s s iq u e X X X V ) , G in e b ra , 1990, pág. 84. 551 Es un clan. 552 S obre e sto s p u e b lo s v éase B r i a n t , P. « “ B rig a n d a g e ” , d issid en c e et co n q u ê te en A sie ac h é m é n id e e t h e llé n is tiq u e » , D ia l. H ist. A n e . 3, 1976, 195209. 553 C o rresp o n d e m ás o m e n o s co n la m o d e rn a p ro v in c ia p e rs a d el H ûzistân. 554 L a c iu d a d se e n c o n tra b a so b re la c o lin a aú n h o y d e n o m in a d a Sus, al su d o este de D izfu l, en la o rilla iz q u ie rd a del río S a v u r. C f. P i n e l l i , C. A., « S u sa» , en E n c ic lo p e d ia d e l i A r te C la s s ic a e O rie n ta le , V II, R o m a, 1966, p ág s. 567-571 y P i t m a n , H ., « S u s a » , e n T h e O x fo r d E n c y c lo p e d ia o f A rch a eo lo g y in th e N e a r E a st, 5 , O x fo rd , 1997, p ág s. 10 6 -1 1 0 .
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persas y Ciro, después de haber domeñado a los medos, al darse cuenta de que su tierra patria estaba situada casi en los últimos confines, y que Susa estaba más dentro y más cerca de Babilo nia555y de las otras tribus, establecieron en Susa la sede real de su hegemonía. La verdad es que también les gustaba su situa ción limítrofe con la Pérside y la misma dignidad de la ciudad y aún más el hecho de que Susiana, por sí misma, no hubiera sido nunca capaz de alcanzar grandes logros, sino que siempre había estado bajo el poder de otros y se había encontrado situa da como un mera parte de un sistema político mayor, salvo aca so en la antigüedad en la época heroica. Pues dicen que la fun dación de esta ciudad hay que atribuírsela a Titono, el padre de Memnón, quien la edificó en un círculo de ciento veinte esta dios, de forma ovalada. Y la acrópolis fue llamada Memnonio. Los susios también se llaman cisios556. Y Esquilo llama a la madre de Memnón Cisia557. También se cuenta que Memnón está enterrado en torno a Palto de Siria558, al lado del río Badas, como dice Simónides en el ditirambo titulado Memnón, uno de sus poemas delios559. La muralla, los templos y el palacio real de la ciudad fueron construidos aproximadamente como los de los babilonios, de ladrillo cocido y asfalto, si nos atenemos a lo que cuentan algunos autores560. Políclito dice que el perímetro de la ciudad es de doscientos estadios y que no tiene murallas.
5,5 La d is ta n c ia e n tre a m b a s c iu d a d e s e r a d e u n o s 3 6 5 km . 556 Cf. E s q u i l o , P e r s a s 120 o H e r ó d . , Ill 9 1 , 4a. 557 N o se c o n o c e el p a s a je ni la tra g e d ia e n q u e e s to se p u e d a c o rro b o ra r. 5SI Esta a n tiq u ís im a c iu d a d se id e n tific a co n la p o b la c ió n m o d e rn a de ‘Arab al-M u k , 15 k m al s u r d e G a b la . 5W V éase B o w r a , M ., L a lír ic a g r e c a d a A lc m a n e a S im o n id e , F iren ze 1973, págs. 4 6 7 -4 6 8 . ^
V éase F o r b e s , R. J ., S tu d ie s in A n c ie n t T e c h n o lo g y , I, L eid en 1964: ,
págs. 85-86.
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Aunque habían adornado el palacio 3 de Susa 561más que ninguno de los otros, L os p a la c io s no estimaban en nada menos los de Perde» S u sia n a sépolis y Pasargadas562. Eso sí, los per sas tenían en Susa sus riquezas, sus teso ros y sus tumbas**3, dado que estaban en lugares fortificados y al mismo tiempo ancestrales. Pero había además otros palacios: el de Gabas en algún lugar en la Pérside superior 564y el de la costa cerca del lugar llamado Taoce565. Estos eran los palacios en la época del dominio de los persas, pero los gobernantes posteriores se sirvieron de otros, verosímilmente más sobrios, pues la Pérside había ido a menos a causa de los macedonios y aún más de los partos. Pues si bien los persas tienen todavía ahora un rey propio, la verdad es que están muy carentes de verdadero poder y son súbditos del rey de los partos. Pues bien, Susa se encuentra tierra 4 adentro, a la orilla del río Coaspes en la La r e g ió n c o s te r a parte de allá del puente, pero su comarca d e S u sia n a nega hasta el mar. Y su costa, desde la frontera de la costa persa hasta práctica mente la desembocadura del Tigris, mide unos tres mil esta 561 A la lle g a d a de A le ja n d ro e ra el s á tra p a A b o u le te s el q u e te n ía el poder aq u í, p ero c e d ió la c iu d a d al m a c e d o n io , q u ie n fin a lm e n te lo c o n firm a ría en su c a rg o . C f. A r r . III 16, 6 y 9. 562 E stas d o s c iu d a d e s so n m e n c io n a d a s m á s a b a jo , e n los p a rá g ra fo s 6 y 7 re sp e c tiv a m e n te . 563 V éase m á s ab ajo el p a rá g ra fo 9. 561 P uede v erse u n a d isc u sió n a c e rc a d e las d is tin ta s p o s ib ilid a d e s de ubi cac ió n de este lu g ar e n A t k i n s o n (C u r z iü , p á g . 4 4 5 ). 565
P to lo m eo (V I 4 . 3 ) m e n c io n a la re g ió n d e la T a o c e n e y un poco más
adelante (V I 4 , 7) m e n c io n a ta m b ié n la p ro p ia c iu d a d d e T a o c e . S eg ú n B i f f i {L ’E stre m o O rien te, pág . 2 7 4 ), e ste p a la c io se e n c o n tra b a al in te rio r, a unos d o sc ie n to s e sta d io s de T a o c e , la actu al B o rá z g á n , a la o rilla del H elle, unos 70 km al n o rd este del B u sh eh r.
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dios506. El río Coaspes discurre por la comarca, terminando su curso en la misma costa, después de haber nacido en el territo rio de los uxios567. Pues hay una región montañosa, abrupta y escarpada entre los susios y la Pérside. Tiene desfiladeros de difícil tránsito5™y también bandoleros, que exigían pagos a los reyes mismos en su viaje desde el país de los susios hasta la Pérside. Policleto dice que el Coaspes™9, el Euleo 570e incluso el Tigris confluyen en una especie de lago, y después, desde allí, desembocan en el mar. Y que hay un establecimiento comercial junto al lago571, construido a propósito, al no poder, a causa de las cataratas, recibir los ríos las mercancías que llegan del mar ni enviar nada río abajo tampoco, y ser preciso acarrear todo por tierra. Pues dicen que la distancia hasta Susa es de ocho cientos estadios372. Otros dicen en cambio que los ríos que dis curren a través de la tierra de los susios confluyen en una sola corriente, la del Tigris, a la altura de los canales intermedios del Eufrates. Y que debido a esto, el Tigris, en la desembocadura, se llama Pasitigris573. /
566 Es la d is ta n c ia e n tre el río O ro a tis (m e n c io n a d o a rrib a en el p a rá g ra fo I ) y la localidad d e T e re d ó n . 567 H ab itab an u n a re g ió n , q u e c o rre s p o n d e co n el m o d e rn o H ú z istá n , al sudeste de la S u s ia n a , y e s ta b a s e p a ra d a de e s ta p o r el río P asitig ris. 568 U na p o s ib ilid a d d e id e n tific a c ió n d e e s te p a so e s el m o d e rn o K otal-i Sangar, unos 6 km al N E d e F a h liy a n ( S t f i n , A .. O ld R o u te s o f W estern Ira n , Londres, 1940, p ág s. 2 4 -2 7 ) o e n la ru ta d e T a n -i L ay leh ( S p e c k . H., A le x a n d e r at the P ersia n G a te s : A S tu d y in H is to r io g r a p h y a n d T o p o g r a p h y , A m er. Juurn. A ne. H ist., n .s., 1, l,2 0 ( ) 2 , 137-141 y 152-153). 569 Es el m o d e rn o K h e rk a h . 570 El A b-i D ez, a n te s d e su c o n flu e n c ia c o n el K arü n . 571 P o d ría tra ta rs e d e la m is m a lo c a lid a d m e n c io n a d a e n el sig u ie n te p a rá grafo, a la que A r r i a n o (Ind. 4 2 , 4 ) d a el n o m b re de A g in is. 572 Jones n o ta q u e se tra ta p o s ib le m e n te d e un e rro r p o r m il o c h o c ie n to s. m Jo n es: « T h e P a s itig ris , p ro p e rly so c a lle d , is o n e of the riv ers w h ich
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G EO GRAFÍA
Nearco dice que la costa de Susia5 na574es de marismas y termina en el río La desem bocadura r^ c _ ,,.. d e l T ig r is v Eufrates; y que en la desembocadura de d e l E u fra tes este río hay una aldea habitada que reci be sus cargamentos desde Arabia. Pues la costa de los árabes se aproxima a continuación a la desembocadura del Eufrates y la del Pasitigris, y la totalidad del espacio entre medias está ocupado por un lago, el que recibe al Tigris. Y quien navega el Pasitigris río arriba durante ciento cincuenta es tadios se encuentra con el puente ligero que hay en la ruta de la Pérside a Susa, y que dista sesenta estadios 575de Susa. También dice Nearco que el Pasitigris está aproximadamente a dos mil estadios del Oroatis; y que el viaje río arriba por el lago hasta la desembocadura del Tigris es de seiscientos estadios; y que cerca de la desembocadura hay una aldea susia habitada576, que dista de Susa quinientos estadios; y que el viaje río arriba desde la desembocadura del Eufrates hasta Babilonia, a través de una tie rra habitada y rica, es de más de tres mil estadios. Onesicrito dice que todos los ríos desembocan en el lago, incluyendo al Tigris y al Eufrates, pero que el Eufrates, saliéndose de nuevo del lago, alcanza el mar en una desembocadura propia. Hay además algunos otros desfilade£ ros estrechos cuando uno atraviesa la V a lles f lu v i a l e s región de los uxios en tomo a la propia Pérside, precisamente aquellos a través s
✓
flo w from S u sia n a (see A rria n , A n a b . Ill 17, 1, In d . 4 2 , 4 , an d P lin y , VI 129 and 145)». ' 74 Jo n e s se e q u iv o c a y tien e « P e rsis» e n su tra d u c c ió n . 575 S eg ú n Jo n e s, e s un e rro r p o r « s e is c ie n to s » . M ás e s c é p tic o so b re esta e n m ie n d a , q u e p ro ced e d e K r a m e r , B i f f i (L 'E s tr e m o O rie n te , p ág . 27 8 ), a u n q u e ta m b ién cree que h ay un erro r. 57h Jo n e s o b s e rv a q u e e s a a ld e a re c ib e el n o m b re d e A g in is e n A r r i a n o (In d ic a 42 , 4).
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de los cuales forzó su paso Alejandro, junto a las Puertas Per sas577 y en otros lugares, cuando transitaba por esta región y tenía gran interés en examinar detenidamente los distritos más importantes y los depósitos de tesoros57*, que se habían llenado en los tiempos en los que los persas habían recolectado tributos de toda Asia. Y él cruzó varios ríos que discurrían a través de la región y descendían hacia el golfo Pérsico. Pues después del Coaspes está el Copratas 579y el Pasitigris, el cual fluye desde el país de los uxios. También hay un río Ciro580, que discurre a través de la Pérside, llamada «la cóncava»581, cerca de Pasargadas, por cuyo nombre tomó el suyo el rey, cambiando su nom bre de Agradato a Ciro. Alejandro atravesó el Araxes 582cerca de la propia Persépolis. Persépolis, que estaba a continuación de Susa, era la ciudad más grande y la más hermosamente construida583, con un palacio real especialmente destacado, en particular por el gran valor de sus tesoros. El Araxes fluye des 577 A r r i a n o {A n á b . III 18, 2 -9 ) e s el ú n ic o a u to r, q u e , c o m o E stra b ó n , lla
ma así a este lu g ar. L o s d e m á s h a b la n de las P u e rta s de S u sa (cf. p o r e je m p lo D i o d . , X V II 6 8 , 1-4). El lu g a r n o se id e n tific a co n to tal s e g u rid a d . A s í n o se
suele aceptar h o y la v ie ja p r o p u e s ta d e S te in ( OUI R o u le s o f W estern Ira n , pág . 24) de señ alar la g a rg a n ta d el T a n g -i X âs. L a ú ltim a id e a ( S p e c k , A le x a n d e r , pág. 15) es q ue el lu g a r n o e s ta r ía le jo s de la m o d e rn a c iu d a d de Y âsû j. 578 Su o b je tiv o m á s im p o rta n te e r a y a la c a p ita l, P e rsé p o lis. 579 Se trata d el m o d e rn o A b -i D ez, q u e n a c e e n las m o n ta ñ a s del L u ristá n y desem boca en el K a rü n . C f. B o s w o r t h , A . B . « N e a rc h u s in S u sia n a » , en W i l l W . y J. H e i n r i c h s (e d s .), Z u A le x a n d e r d. G r. F e s tsc h r ift G . W irtli zu m
60. G eburstag a m 9 .1 2 .8 6 , I, A m s te rd a m , 1987, pág . 55 1, y S p e c k , A le x a n d e r , pág. 20. 5X0 El m o d e rn o P u lw a r, o, q u iz á , el K u r, q u e c o n flu y e n y d e s e m b o c a n en el lago N íriz. ,!
Fue fu n d a d a p o r D a río I e n el 5 1 5 a. C . a los p ie s d el m o n te K uh-i
Rahmat.
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GEOGRAFÍA
de el país de los paretacos. Y confluye con él el Medo584, que nace en Media. Y siguen juntos su curso a través de un valle muy fértil que limita con Carmania y con los distritos orienta les del país, como también la propia Fersépolis. Alejandro que mó el palacio real de Persépolis, para vengar a los griegos, pues también los persas habían destruido templos y ciudades de los helenos por el fuego y por el hierro583. Alejandro llegó entonces a Pasarga^ das586. Este también era un palacio antiTumha de Ciro guo- Allí vio también, en unos jardines, la tumba de Ciro, una torre nada gran de587, oculta por la espesura de los árbo les. En la parte de abajo era sólida, pero en la de arriba tenía un tejadillo y un mausoleo con una entrada muy pequeña a través de la cual dice Aristóbulo que pasó dentro, por órdenes del rey, y decoró la tumba; y dice también que vio un sofá de oro, una mesa con vasos, un sarcófago de oro y muchas vestimentas y adornos trufados de piedras preciosas. Aristóbulo añade que vio todo esto en su primera visita, pero que en una visita poste 5,14 V e ro sím ilm e n te el actu al P u lw ar. *** L a c i u d a d f u e r e a l m e n t e i n c e n d i a d a e n a b r i l o m a y o d e l 3 3 0 a. C . Las f u e n t e s e s p e c u l a n so b r e las r a z o n e s o p r e s e n t a n d is tin t a s j u s t i f i c a c i o n e s . Una i n t e r p r e t a c i ó n m o d e r n a s e ñ a l a c o m o m o t i v o u n a d e s t r u c c i ó n d e l o s c e n t r os s i m b ó l i c o s d e l p o d e r a q u e m é n i d a , para m i n a r l o d e f i n i t i v a m e n t e ic f . S a n c i s i W e e r d e n b u r g , H ., « A l e x a n d e r a n d P e r s e p o l i s » , e n C a r l s e n , J., B. D u e , O. S t e e n D u e y B. P o u l s e n ( e d s . ) , A le x a n d e r th e G r e a t: r e a litx a n d m yth ( A n a l e c t a R o m a n a In s t i t ut i D a n i c i , S u p p l e m e n t u m 2 1 ), R o m e ,
1993, p á g s . 184-
185). ^
Fue fu n d a d a p o r C iro h acia el 5 4 6 a. C . y se e n c o n tra b a a u n o s 30 km al
n o rd este de P e rsé p o lis, en el e n lo m o de la a ctu al D as-i M u rg h a b . 587 L a tu m b a h a b ía sid o c o n s tru id a a n te s de su m u e rte , al su d o e ste del pa lacio, y so b re una p la ta fo rm a de 14,5 x 13 m . C f. S i r o n a c h , D ., P a sargadae: A R ep o rt o n th e E x c a v a tio n s c o n d u c te d b y th e B r itis h In s titu te o f P ersia n S tu d ie s fr o m 1961 to 19o3, O x fo rd , 1978, p ág s. 2 4 -4 3 .
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rior este lugar había sido saqueado 5*8y todo lo demás se lo ha bían llevado mientras que el sofá y el sarcófago habían sido solo destrozados, llevándose los ladrones el cadáver de allí, a raíz de lo cual se hace evidente que se trataba de un acto de vulgares saqueadores y no del sátrapa, pues solo habían dejado lo que no se podían llevar fácilmente. También parece que esto sucedió incluso aunque el lugar estaba rodeado por una guarni ción de centinelas de los magos589, que recibían como sustento una oveja diaria y un caballo cada mes590. Pero el alejamiento del ejército de Alejandro hacia Bactra y la India produjo m u chos otros intentos de rebelión, y este fue uno de ellos591. Así es como Aristóbulo lo cuenta, y recuerda la siguiente inscripción [sobre la tumba]: «¡Oh hombre!, yo soy Ciro, el que construyó el imperio para los persas, el rey de Asia; no me envidies, pues, mi monumento»592. Onesicrito, no obstante, dice que la torre tenía m La p rim e ra v is ita d e A ris tó b u lo se h a b ría p ro d u c id o e n lo m o al 331/30 a. C. y la s e g u n d a , tra s la p ro fa n a c ió n , e n el 3 2 4 , al re g re s o d e la e x p e dición a la India. El papel de lo s m a g o s e s e x p lic a d o co n m ás d e te n im ie n to e n el p a rá g ra fo 13, m ás ab ajo . D e sd e la é p o c a d e C a m b is e s , el h ijo de C iro , o c u p a b a n un edificio en el in te rio r d el re c in to e n el q u e se e n c o n tra b a la tu m b a y te n ía n la responsabilidad de c u s to d ia rla . ' yo Jones o b se rv a : « T h e h o rs e , o f c o u rs e , w as s a c rified to C y ru s (cf. A rrian 6, 29 An. VI 29 , 7 -8 ? ? )» . C o m o s e ñ a la B ifi i ( L ’E stre n io O rie n te , pág. 2 8 4 ), el caballo realm en te no te n ía q u e v e r c o n el su ste n to d e los m a g o s, sin o co n el culto al rey y los s a c rific io s p e rió d ic o s d e c a b a llo s , un h o n o r h a b itu a lm e n te reservado so lo al d io s S o l. C f. M k k k e l b a c h , R . , M itlira s, M e ise n h e im , 1984, pág. 34. 591 Los d e s ó rd e n e s re a lm e n te se p ro d u je ro n , en la p rim a v e ra del 3 2 7 a. C. Cf. G o u k o w s k y , D io d o r e d e S ic ile , p ág s. 5 7 -6 0 . m Q ue h u b ie ra u n a in s c rip c ió n e n la b ase de la tu m b a e ra p rá c tic a h ab itu al, pero que el te x to fu e e s e y no o tro , o q u e e s tu v ie s e en g rie g o , ya es o tra c u e s tión. Si e sta b a e n g rie g o e r a sin d u d a re s u lta d o de u n a a d a p ta c ió n p o ste rio r a la conquista m a c e d o m a , q u iz á re e s c rib ie n d o o s u s titu y e n d o u n a in sc rip c ió n p ersa original m ás a n tig u a .
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GKOGRA1 ΙΑ
diez pisos593, y que en el piso superior yacía Ciro, y que había una inscripción en griego, aunque grabada con letras persas, que decía: «Aquí yazgo yo, Ciro, rey de reyes», y otra escrita en persa con el mismo sentido. Onesicrito recuerda también esta g inscripción 594en la tumba de Darío: «Yo Tum ba de D a río fui amigo de mis amigos; como jinete y como arquero llegué a ser el mejor; su peré a todos los demás cazadores; fui ✓ capaz de hacerlo todo». Aristo de Salamina es un autor mucho más reciente que estos otros, pero dice que tenía solo dos pisos y que era grande, y que fue establecida en el momento de la sucesión de los persas595, y que la tumba fue mantenida bajo _ / vigilancia. También dice Aristo que había dos inscripciones, la griega ya mencionada, y otra persa con el mismo sentido. Ciro estimaba la ciudad de Pasargadas596, porque allí venció a Astiages el medo en su última batalla, se transfirió a sí mismo el poder sobre toda Asia, fundó una ciudad y edificó un palacio real en memoria de su victoria. Alejandro se llevó todas las riquezas El v a lo r d e lo s te s o r o s
^ ue en Pérside a Susa597, que estat>a también llena de tesoros y de monu mentos; pero tampoco tenía a esta como la sede del poder real, sino más bien a
591 R ealm en te la to rre tien e sie te , lo q u e lle v a a d u d a r q u e O n e sic rito real m en te v ie ra la tu m b a. w
B i f f i (L ’E s tr e n w O rie n te , p á g . 2 8 5 ) c r ee q u e n o e s c ie r to que existiera.
C f. D e Jo n g , 1997, págs. 3 7 3 - 3 7 4 .
595 C u a n d o el im p erio p a só d e los m e d o s a los p e rsa s. 596 Vid. so b re la c iu d a d H e r z f e i d , E ., « P a s a rg a d a e » , K lio , 8, 1908, 1-68, O l m s t e a d , A ., H isto ry o f th e P e rsia n E m p ir e , C h ic a g o , 1948, p ág s. 59-67 y S t r o n a c h , P a sa rg a d a e .
Y a nos lo h ab ía c o n ta d o e n el p a rá g ra fo 3.
LIBRO XV
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Babilonia, que pensaba ampliar59*. Allí también había tesoros depositados599. Dicen que, aparte de los de Babilonia y de los que estaban ya en el campamento cercano a Gaugamela6*10, no inclui dos entre estos, los tesoros de Susa y los de la Pérside tenían un valor aproximado de cuarenta mil talentos. Hay quien dice inclu so que cincuenta mil. Otros han asegurado que todos los tesoros, de todas parles, se reunieron en Ecbatana, alcanzando un valor de ciento ochenta mil talentos. Y los tesoros que se transporta ban con Darío en su fuga desde Media, de un valor de ocho mil talentos, fueron robados por los que le asesinaron a traición. Sea corno sea, Alejandro prefirió Ba10 bilonia, al ver que sobrepasaba con muClima d e la P é r s id e ch 0 a jas demás, tanto en tamaño ™1 y S u sia n a
como en todo lo demas. Pues aunque Susiana es muy fértil, sus aires son sofo cantes y ardientes602, y ello especialmente en los alrededores de la ciudad, según afirma ese autor**0. Dice que, cuando el sol
m A u n q u e no p u d o h a c e rlo , c o m o n o s c u e n ta el p ro p io E s t r a b ó n (X V I I , 5), adem ás d e P l i n i o (V I 122). M ás b ie n fu e e n tra n d o e n un le n to le targ o y decadencia, p u es los s u c e s o re s d e A le ja n d ro , los s e lé u c id a s , p re firie ro n d e d ic a r sus cuidados a la n u e v a c a p ita l, la S e le u c ia d el T ig ris . 599 A lejan d ro lleg ó a la c iu d a d e n o c tu b re d el 3 3 1 a. C . y los te so ro s e sta b a n en la acrópolis. 6(10 S egún e n m ie n d a d e M a d v ig a p o y a d a p o r R ad t y p o r B i f f i ( L ’Estremo
Oriente, pág. 2 8 7 ). 6(11 Cf. las a firm a c io n e s s o b re su s d im e n s io n e s en el p ro p io E s t r a b ó n (XVI 1 ,5 ). ω2 En el p e n s a m ie n t o g e o g r á f i c o a n tig u o e s de gran r e le v a n c ia evitar los excesos del c lim a . C f. C l a r k e , Κ., B etw een G eo grap h y an d History. Hellenis
tic Constructions o f the Rom an W orld , O x fo r d , 1999, pág. 2 13. 603
Es d ifícil d e d e te r m in a r si E s tra b ó n se re fie re a q u í a A ristó b u lo , a N e a r
co o a O n esicrito . B iffi ( L'Estrem o Oriente, p ág . 2 8 8 ) o b s e rv a q u e e s p e ra ría mos que se tra ta se d e A ris tó b u lo , a u n q u e B r ia n i (Histoire, pág . 199) p ro p o n e todavía otro: P o lic lito .
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C . F í K ’. R A I Ι Λ
calienta más, a mediodía, los lagartos y las serpientes no pue den cruzar las calles de la ciudad con la suficiente rapidez como para no ser literalmente quemados en la mitad. También dice que esto no ocurre en ningún lugar de la Pérside, aunque está más al sur. Y que el agua fría expuesta al sol se calienta inme diatamente, y que la cebada esparcida al sol salta como cebada tostada en el horno; y que por esa razón se pone tierra en el te jado de las casas en un grosor de dos codos, y que debido a este peso se ven obligados a construir casas estrechas y largas, y que aun teniendo escasez de vigas largas se ven obligados a vivir en casas grandes por culpa del calor sofocante. También cuenta que a la viga de palmera le sucede algo peculiar: que, aun sien do rígida, al envejecer no cede hacia abajo, sino que se curva hacia la parte de arriba debido al peso y sostiene mejor el teja do. Se dice que la causa del calor es que unas montañas muy elevadas que cortan el paso a todos los vientos septentrionales se encuentran sobre la ciudad, por el lado norte. Y además estos vientos, que soplan desde las cimas, sobrevuelan las llanuras sin tocarlas, aunque alcanzan las regiones de Susiana que se encuentran más al sur. Pero esta región se mantiene en calma, especialmente cuando los vientos etesios refrescan el resto de la región recalentada por estos calores sofocantes. Susiana es tan fértil para los cereales 11 que tanto la cebada como el trigo se La fe rtilid a d multiplican de promedio hasta cien ved e S u sia n a . . · , , ces, y hay ocasiones en que incluso has ta doscientas*4. Debido a esto no aran 604
En tierras c e re a lís tic a s c a s te lla n a s , se g ú n te s tim o n io d e D. M iguel Sán
ch ez G im é n ez, a g ric u lto r s a lm a n tin o , co n los m e d io s té c n ic o s d e h o y , los agri cu lto res co n sid e ra n u n a c o s e c h a m u y b u e n a si so n c a p a c e s de m u ltip lic a r por 50 o 6 0 el g ran o q u e sie m b ra n . U n a c o s e c h a q u e lo m u ltip liq u e p o r 100 es muy ex tra o rd in a ria , y d esd e lu e g o e s tá m u y lejo s de se r el p ro m e d io , q u e an d ará por las 3 0 o 4 0 v eces. U na c o s e c h a q u e m u ltip liq u e el p ro d u c to p o r 2 0 0 (doscientas
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los surcos muy juntos, pues la excesiva cercanía de las raíces dificulta el crecimiento. La viña no crecía allí antes de que la plantaran los macedonios6"5, tanto allí como en Babilonia, que no obstante no se detuvieron en cavar, sino que hundiendo en la tierra clavos con punta de hierro y sacándolos después, los sus tituyeron inmediatamente por las plantas. Tal es, así pues, el interior de esta región, mientras que la costa es tierra de maris mas y carece de puertos*16. Debido a esto, en cualquier caso, Nearco dice que no se topó con guías nativos cuando navegaba siguiendo la costa con su flota desde la india hacia Babilonia, porque la costa no tiene lugar alguno para desembarcar y no fue capaz de encontrar a nadie experto en el terreno que le guiara. En la vecindad de Susiana se en12 » i · .· , , cuentra la parte de Babilonia que se llaA p o lo m a tis v e l p o d e r r ^ de los partos maba antes Sitacene pero que se llama ahora Apoloniatis6'’7. Por el norte de am bas y hacia el este se encuentran ios paí ses de los elimeos y de los paretacenos6**, que son bandoleros y
fanegas a la fa n e g a ) p a re c e , in c lu s o h o y , im p o s ib le e n n u e s tra s la titu d e s. Lo más probable es q u e la le c tu ra d e e s te p a s a je p r o d u je ra u n a a d m ira c ió n e n tre los agricultores g rie g o s s e m e ja n te a la q u e p ro d u c iría a un a g ric u lto r d e n u e stro tiempo y de n u e stra s la titu d e s . ¿ H a s ta q u é p u n to e x a g e ra E stra b ó n o su s fu e n tes? En c u a lq u ie r c a s o , la fe rtilid a d d e las tie rra s d e la re g ió n a s irio -b a b ilo n ia es proverbial ya d e s d e H e r ó d o t o ( I 19 3 , 3 -4 ). 605
P arece c o n firm a rlo H e r ó d o t o (I 193, 3 ), q u e s e ñ a la q u e en B ab ilo n ia
no había viñas. N o o b s ta n te , h a y in d ic io s d e q u e y a d e s d e los tie m p o s de N abuconodosor e ra c u ltiv a d a la v iñ a en la re g ió n . C f. H e r z e e l d , ¡ h e P ersia n Empire, págs. 2 5 1-2 5 2 . La c o s ta e s re a lm e n te p a n ta n o s a , p e ro p arec e q u e p u e rto s s í h ab ía, a s í como ex p erto s. C f. A r r i a n o , ¡nd. 3 8 , 2 - 3 9 , 8. H)1 E s t r a b ó n m e n c i o n a d l u g a r e n o t r o s l i b r o s (X I 1 3 ,6 ; X V I I, I y X V II 8, II). Son m e n c io n a d o s en X V I 1, 17-18. En e se lu g ar, al m e n o s, a los p aretacenos se les re c o n o c e c o n o c im ie n to s y p rá c tic a s ag ríc o la s.
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G EOGRAFIA
se sirven de lo abrupto de su tierra montañosa. Pero los pareta cenos se encuentran más próximos de los apoloniatas, de modo que son una amenaza peor para ellos. Por lo que se refiere a los elimeos, hacen la guerra contra estos y contra los susios, mien tras que los uxios también la hacen contra los elimeos. Pero eso sucede menos ahora, verosímilmente, debido al poder de los partos, a los que están ahora sometidos todos los pueblos de la región. Y cuando a los partos les va bien, a todos sus súbditos les va bien también; pero cuando hay un intento de rebelión, como sucede con frecuencia, incluso, por supuesto, en nuestro tiempo, suceden cosas diferentes en diferentes momentos y, desde luego, no lo mismo a todos. Pues a algunos la confusión les ha producido beneficios, pero a otros no les ha dado lo que esperaban. Así son, pues, la regiones de la Pérside y de Susiana. Pero las costumbres de los persas 13 son las mismas que las de estos pueblos R e lig ió n d e y |as jos medos y muchas otras genlos p e í s a s tes**9, acerca de las cuales muchos auto res han hablado 610y acerca de las cuales es preciso que yo también diga lo que es apropiado6". Los per sas no levantan estatuas o altares, sino que hacen sacrificios en
B i f f i (L 'E s tr e n w O rie n te , p á g . 291 ) s e ñ a la a lo s a rm e n io s , los capado-
c io s, b a c trio s, c o ra s m io s, ario s y sa c a s. C f. E s t r . , XI 14, 16. 610 D i ó g e n e s L a e r c i o (I 6 -9 ) m e n c io n a u n a la rg a lista de au to re s que ha
b ían tra ta d o en su tie m p o d e las in s titu c io n e s p e rsa s: C lita rc o , S o tió n , A ristó te les, D em ó n , H e rm o d o ro , H e rm ip o , E u d o x o , T e o p o m p o , E u d e m o de Rodas, H ecateo de A b d era, C le a rc o de S o lo s. A d e m á s d e H e ró d o to y C te sias. 611 L a a m b ig ü e d a d en m i tra d u c c ió n e n lo q u e se re fie re a q u é es lo que va a tra ta r ah o ra E stra b ó n , si las c o s tu m b re s de los p e rsa s o las c a ra c te rístic a s de e sa s « o tras g e n te s» , re fle ja la a m b ig ü e d a d del o rig in a l e n el m ism o sen tid o . No o b sta n te , y pese a lo q u e p a re c e in d ic a r J o n e s en su ti a d u c c ió n , E strab ó n pasa a h a b la r de las c o stu m b re s de los p e rsa s, q u e e n c a b e z a n , sig n ificativ am e n te, este p a rá g ra fo 13:
«Τά
b'
έθη
τά
Περσικά...».
LIBRO XV
235
un lugar elevado612, considerando que el cielo es Zeus; y tam bién adoran al Sol, al que llaman Mitra613, y a la Luna y a Afro dita, y al fuego y a la tierra, a los vientos y al agua614; y ofrecen el sacrificio mientras recitan sus rezos en un lugar sagrado, pre sentando a la víctima con una corona615. Y cuando el mago, que dirige la liturgia sagrada, ha desmembrado la carne, los presen tes se van después de repartirla, sin dejar parte alguna para los dioses, pues dicen que el dios solo necesita el alma de la vícti ma, y nada más; no obstante, según dicen algunos, colocan so bre el fuego una pequeña porción del redaño. Pero sus sacrificios son particular14 mente al fuego y al agua616. Por lo que se S a c r ific io s a l f u e g o refjere a) fuego, le ofrecen sacrificios y al agua
.
,
. „
poniendo lena seca y sin corteza, y de rramándole grasa por encima; después lo prenden todo por debajo, vertiéndole además aceite617, y no lo soplan, sino que lo abanican. Y a los que lo soplan o ponen sobre el fuego algo muerto o sucio, los ejecutan618. Por lo que se refiere al agua, le ofrecen sacrificios yendo a un lago, un río o una fuente y cavando allí un surco que se dirige al agua, dan muerte al animal, teniendo bien cuidado de que nada del agua cercana quede ensangrentada, considerando que la contamina rían. Después, poniendo la carne sobre hojas de mirto o de lau-
ftl2 Cf. Η ε κ ό η ., I 1 3 1 -1 3 2 . 61
' E strab ó n e s el p rim e r a u to r q u e s e ñ a la e s ta id e n tific a c ió n . H e r ó d o t o (I
131, 3), e rró n e a m e n te , id e n tific a b a a M itra c o n A fro d ita . 614 Cf. H e r ó d ., I 131.
615 C o m o s e ñ a la J o n e s , H e r ó i x í t o (I 132) d ic e q u e e s el q u e o fre c e el sa crificio el q ue llev a u n a c o ro n a , no la v íc tim a c o m o d ic e E strab ó n . 6,6
Se trata d e las d o s p rin c ip a le s c e re m o n ia s del z o ro a s trism o : la lib ació n
del fuego o â ta s - z ô h r , y la lib a c ió n d el a g u a o ü b -z ú h r. M7 Entre o tra s ra z o n e s , p a ra a v iv a r la llam a. filx C o m o c o n firm a n los te x to s s a g ra d o s .
236
GEO G RA FÍA
reí. los magos la tocan con finas varas y entonan cánticos, de rramando aceite mezclado con leche y con miel no sobre el fuego o el agua, sino sobre la tierra; y continúan con sus cánti cos durante mucho rato, manteniendo en sus manos un manojo de varas de mirto6'1'. En Capadocia (pues a llí es numerosa 15 la secta de los magos, que también se S a c r if ic io s llaman «atizadores»620, y hay allí tamen C a n a d o c i a ^ bien muchos templos de los dioses per sas) no ofrecen sus sacrificios con el cuchillo sacrificial, sino con una especie de tronco, golpeando a las víctimas como con el palo de un mortero621. También están allí los «pireteos»622, recintos sagrados dignos de mención. En el medio mismo hay un altar, en el que hay una gran cantidad de ceniza623, y los magos vigilan un fuego que nunca se apaga. Y entrando allí cada día, entonan cánticos durante casi una hora, manteniendo ante el fuego su manojo de varas624, y lle vando en sus cabezas tiaras de fieltro, ajustadas hacia abajo de uno y otro lado de las mejillas hasta el punto de ocultar los la bios. Estas mismas costumbres son practicadas en los templos de Anetis 623y de Omano; y estos templos también tienen recin N o e s to d a v ía un z o ro a s trism o o rto d o x o . C f. E. B o y c e y F. G r e n e t , A
H istory o f Zoroastrianism, 111, L e id e n 1991, p á g s. 2 9 4 -2 9 5 . T ra d u z c o a s í el g rie g o o rig in a l q u e p o d ría m o s tra n s lite ra r como
pyra eth oi , e n re la c ió n c o n la p a la b ra p a ra « fu e g o » y p o s ib le trad u c ció n de un o rig in a l p e rsa *átr\a xsa , o « a tiz a d o r del fu e g o » . t*2' Es un m o d o de p re s e rv a r la in te g rid a d d e la v íc tim a o fre c id a al dios, que lo ha de a g ra d e c e r. 622 En re fe re n c ia e v id e n te al fu e g o y al n o m b re de lo s s a c e rd o te s m encio n a d o s ah o ra m ism o . m
P a u s a n i a s V 2 7 , 5.
624 C f. G n o l i , « L a re lig io n e z o ro a s tria n a » , e n G . F i l o r a m o ( e d ) , Storia
delle religioni I . Le religioni antiche, R o m a - B ari, 1994, 4 9 9 -5 6 5 : 527. C f. XI 8, 4 y X ll 3, 37.
LIBRO XV
237
tos sagrados, y sacan en procesión una estatua de madera de Omano626. Estas cosas las he visto con mis propios ojos, pero esas otras y las que siguen las cuentan las historias. Pues los persas nunca orinan ni se 1f\ n, , lavan en un ríoh27; y tampoco se bañan ni Ríos s a g r a d o s y . sacrificios p o r m e d io arrojan nunca nada muerto ni ninguna d el fu e g o otra cosa que consideren que no está limpia. Y a cualquier dios al que ofrecen un sacrificio, le ruegan siempre primero por medio del fuego. Son reinados por monarcas heredita17 k. , rios. Y al que M o n a r q u ía , n es desobediente se le corta p olig a m ia , p r e m i o s cabeza y los brazos y se le tira al sue rte n a ta lid a d lo. Los hombres se casan con muchas mujeres y mantienen al mismo tiempo varias concubinas con la intención de tener muchos hijos"28. Los reyes entregan premios anualmente a los que más hijos tie nen. Pero las criaturas no son conducidas ante la presencia de los padres hasta que tienen cuatro años de edad. Y los matrimo nios son consumados al comienzo del equinoccio de primavera. Y los novios pasan al tálamo después de haber comido una manzana o sesos de camello, pero ninguna otra cosa en ese día629. Desde los cinco hasta los veinticua18 tro años se les enseña a utilizar el arco, a E d u ca ció n d e lanzar la jabalina, a montar a caballo y a los j ó v e n e s , . W() d e c i r s i e m p r e la v e r d a d
; y s e sir v en ,
b2f> P arece q u e e n C a p a d o c ia n o e ra n d e m a s ia d o e s tric to s co n la a u se n c ia de im ágenes d iv in a s.
6/7 Cf. Heród., I 138,2. 628 Cf. H e r ó d . , 1 135. L a d if e r e n c ia e n tre m u je re s le g ítim a s y co n c u b in a s es analizada p o r B r i a n t ( H is to ir e , p ág s. 289-297). 629 Es un c la ro rito d e in ic ia c ió n . 610 T o d o un p ro g ra m a p e d a g ó g ic o b ien re su m id o .
238
G EO GRAFÍA
como maestros de las diferentes disciplinas, de los hombres más sabios, que entremezclan su docencia con lo mítico, pero sacándole partido por el lado de su utilidad, explicándoles, tan to sin cánticos como con canciones, las hazañas de los dioses y de los hombres mejores. Y reúnen a los estudiantes en un solo lugar, después de haberlos despertado antes del alba con el so nido del bronce, como si los convocaran para armarse o para ir de cacería. Después los organizan en grupos de cincuenta con alguno que sea hijo del rey o del sátrapa 631 como líder, y les ordenan que lo sigan en una carrera habiendo delimitado una distancia de treinta o cuarenta estadios. También les exigen que den una explicación de cada lección aprendida, entrenándoles así a la vez en el arte de hablar en voz alta, de respirar y de uti lizar sus pulmones, así como a soportar el calor, el frío y la lluvia, y a cruzar torrentes de modo que se las apañen para man tener secas tanto las armas como sus ropas, y a pastorear y a sobrevivir al aire libre alimentándose de frutos silvestres, como pistachos632, bellotas y peras silvestres. A estos jóvenes se les llama «cardaces», dado que viven del hurto, pues se da el nom bre de «carda» a lo varonil y al espíritu belicoso633. Su dieta diaria 634después de la gimnasia consiste en pan de trigo, pan de cebada, berros, granos de sal y carne asada o cocida. Y lo que beben es agua. Cazan arrojando lanzas a caballo y con arcos y hondas635. Por la tarde les enseñan a plantar árboles, a recolec611 P arece q u e se tra ta s im p le m e n te de un a ris tó c ra ta . 632 E s el fru to del p is ta c h e ro o a lfó n c ig o . El n o m b re del te re b in to , el árbol de la tre m e n tin a , c o m ú n e n E sp a ñ a , tie n e e s te o rig e n . El n o m b re cien tífico del árbo l e s P ista c ia te re b in th u s . E s un árb o l d e la fa m ilia de las an a c a rd iá c e a s, de u n o s 3 m de altura. ,fc33 J o n e s e x p r e sa la s o s p e c h a d e q ue e s te c o m e n t a r io s e a una interpolación. A s í tam bién B if fi . L 'E s tr e m o O rie n te , pág. 2 9 8 .
En la v id a d ia ria, n o e n el m e d io de las p ru e b a s q u e a c a b a d e describir. Vid. en el p a rá g ra fo sig u ie n te .
LIBRO XV
239
tar raíces636, así coino a fabricar armas y a trenzar tejidos de lino y redes para la caza. Los muchachos no tocan la carne de los animales salvajes, sino que existe la costumbre de llevarlos a casa. Hay premios ofrecidos por el rey para los que venzan en la carrera o en cualquier otra de las pruebas del pentatlón637. Los muchachos se adornan con oro638, pues les parece muy ho norable su ígneo aspecto. Y por ello mismo no les parece hono rable aplicar oro a un cadáver, como tampoco el fuego mismo. Sirven en el ejército y detentan el jç mando desde los veinte hasta los cinServicio militar cuenta años de edad, tanto en infantería como en caballería, y ni siquiera ponen los pies en el mercado, pues ni compran ni venden. Y se arman con un escudo de mimbre de forma rom boidal639, y además de aljabas tienen hachas y cuchillos, y en tomo a la cabeza un sombrero de fieltro en forma de torre640, y tienen una coraza hecha a capas como escamas. La vestimenta de los oficiales es un pantalón triple y una túnica doble, con mangas que llegan hasta las rodillas. La ropa interior es blanca y lo de encima es floreado. En el verano llevan un manto purpúreo o floreado, pero durante el invierno solo el floreado, y sus tiaras son muy parecidas a las de los magos. Llevan también calzado
636 Q ue tien en u so s m e d ic in a le s c o n o c id o s ta m b ié n p o r o tro s p u e b lo s in doeuropeos. 6,7
Q ue eran : e l s a lto , el la n z a m ie n to d e d isc o , la c a rre ra , la lu ch a y el lan
zamiento de ja b a lin a (o el p u g ila to ). V e n c ía el a tle ta q u e se a d ju d ic a b a tres de las cinco p ru eb as. E sta in fo rm a c ió n n o se c o r re s p o n d e c o n la de D i ó g e n e s L a e r c i o (I 7 ) , quien afirm a q u e los m a g o s p ro h ib ía n a los p e rsa s u sa r el o ro o los ad o rn o s dem asiado v isto so s. m M uy p e q u e ñ o y p o c o e f ic a z e n c o m p a ra c ió n c o n los e s c u d o s de los griegos. 640 U na e s p e c ie d e tu rb a n te , la tia ra , n o rm a lm e n te d e c o lo r b la n co .
240
G K C K .K A I ΙΛ
doble y cóncavo. La mayoría llevan una túnica doble que llega hasta media pantorrilla, y un trozo de tela de lino alrededor de la cabeza. Y cada uno tiene un arco y una honda. Los persas cenan suntuosamenteMI, sirviendo animales enteros, en cantidad y en variedad. Y el ornamento de sus divanes, de sus copas y de todo lo demás es tan espléndido que prácticamente ilumina la habita ción con el oro y la plata. Acometen sus más importantes deli20 beraciones mientras beben vino, y las B e s o s e n tre ig u a le s consideran más firmes que las realiza) d e s ig u a le s ^ as estando sobrios642. Cuando se en cuentran a alguien por la calle, después de acercarse, besan 643a los conocidos que son de igual rango, mientras que si se trata de gente de rango inferior les ofrecen la mejilla para recibir en ella el beso. Pero los que son de un ran go aún más bajo, simplemente se arrodillan. Y entierran ios cadáveres después de aplicarles cera644, pero no entierran a los magos, sino que los dejan para que sean comidos por las avesM5. Estos magos, según un hábito patrio, tienen relaciones sexuales incluso con sus madres646. Tales son las costumbres de los persas.
641
U n lu p u s q u e y a e n c o n tra m o s en H e r ó d o t o (I 2 0 7 , 6 y IX 82, 2). No
o b sta n te , ta m b ié n e s p ro v e rb ia l la fru g a lid a d co n la q u e v iv ía n an tes de la con q u is ta de L id ia ( H e r ó d ., 1 7 1 , 2 -4 ). M2 M ás d e ta lle so b re e s to d a H e r ó d ., I 133, 3 -4 . P a ra tan p e c u lia r costum bre n o se c o n o c e e x p lic a c ió n . H e r ó d o t o (I 134, I ) d ic e q u e « e n la b o c a » .
^
P ara re tra sa r la d e s c o m p o s ic ió n . C f. H e r ó d .. I 140, 1-2.
**** El h áb ito no e ra e x c lu siv o d e los m a g o s. T o d a la s o c ie d a d p ersa lo com p artía. d á n d o le d istin ta s ju s tific a c io n e s . S o b re e s te a s u n to v é a se B u c c i. O ., «II m a trim o n io fra c o n sa n g u in e i ( khvetukdas ) n e lla tra d iz io n e g iu rid ic a d elle gen ti iran ich e» , Apollinaris, 51 (1 9 7 8 ). 2 9 1 -3 1 9 .
LIBRO
XV
241
Quizá también lo que sigue, que cuenta Policrito647, es una de sus eostumbres· D ite 4«e en Susa cada uno de los reyes se construyó en la acrópolis una habitación propia, cámaras para los tesoros y almacenes, para lo que se sirvieron de impuestos, como monumentos de su gobierno. Dice que sacaron dinero de la gente de la costa, y de la gente del interior lo que cada comar ca producía, demodo que también recibían tintes, fármacos, cabellos o lana o alguna otra cosa semejante y, del mismo modo, ganado. Y quien organizó los distintos tipos de impues tos fue Darío, el de los largos brazos, y el más hermoso de todos los hombres, salvo por la longitud de sus brazos, pues llegaban hasta las rodillas648. Y que la mayoría del oro y de la plata se utiliza en utensilios, pero no mucho como moneda. También dice que los consideran como más apropiados para regalos y para depositarlos en almacenes. Mientras que en io que se refie re al dinero acuñado les parece suficiente con lo que satisface sus necesidades 649y además que acuñan la cantidad proporcio nal a sus gastos. Pues la verdad es que sus costumbres 22 son Por lo general moderadas. Pero a Molicie causa de su riqueza, los reyes cayeron en tal molicie que ordenaron traer trigo de Im puestos r e a le s
647 C. M ü l l e r e n m e n d a r ía el te x to p a ra le er « P o lic le ito » . L a id ea la ap o y a Jones. A sí lo lee ta m b ié n B i f f i (L 'E s tr e m o O rie n te , pág . 3 03). 648 C o m o Jo n e s s e ñ a la , e s to h a sid o tra d ic io n a lm e n te c o n sid e ra d o una in terpolación. P l u t a r c o (A r ta x e r x e s , 1) d ic e q u e es A rta je rje s el q u e tien e el sobrenom bre de «el del b ra z o la rg o » , al p a re c e r p o rq u e te n ía un b razo m ás largo que el o tro . S o b re la a firm a c ió n del te x to de E strab ó n a c e rc a de D arío, no tenemos m ás in d ic io s. 649 ¿B uen s a lv a je d e n u e v o ?
242
GEOGRAFIA
Aso en Eolia65", vino calibonio de Siria, y agua del Euleo, la más ligera de todas, hasta el punto de que en una cotila ática651 pesa una dracma 652menos. Sucedió con los persas que llegaron 23 a ser los más conocidos de todos los bár R e la c io n e s en tre baros entre los griegos, porque ningunos p e r s a s y g r ie g o s de los otros bárbaros que dominaron Asia llegaron a tener bajo su dominio gentes griegas, pero ni aun así eran los persas buenos conoce dores de los griegos, ni estos de los bárbaros, sino por un corto espacio de tiempo y como resultado de referencias de oídas y lejanas. Por ejemplo, Homero no conoce nada del imperio de los sirios ni del de los medos. Pues, dado que menciona la Te bas egipcia y la riqueza que había allí y en Fenicia, no se hubie ra callado la de Babilonia, la de Niño y la de Ecbatana. Los persas fueron los primeros en domeñar a los griegos, aunque los lidios también habían dominado a algunos griegos, pero no al mismo tiempo Asia entera, sino una pequeña parte, la que que da por dentro del río Halis653, e incluso eso por poco tiempo, en la época de Creso y Al ¡ates654. Pero fueron sometidos por los persas655, y, si algo de gloria les pertenecía, fueron privados de ella por ellos. Los persas, tan pronto como disolvieron el poder medo, al punto sometieron a los lidios y también hicieron súb ditos suyos a los griegos de Asia656. Y más tarde cruzaron inclu 65,1
Sus ruinas están cerca de la moderna localidad anatolia de Behram Ka-
lessi. ft51 Una vasija que da aproximadamente un cuarto de litro. 6,18 gramos es el peso clásico de una dracma. Hoy Kizil Hirmak. 6M Entre el 617 y el 546 a. C. Véase P e d l e y , J. D., Ancient Literary Sources un Sardis, Harvard. 1972, págs. 37-40. 56 Curiosamente no m enciona la sublevación griega que originará el inten-
LIBRO
XV
243
so hasta Grecia, y, aunque derrotados muchas veces en muchas batallas*57, aun así siguieron poseyendo Asia hasta las regiones vecinas del mar, hasta que fueron derrotados en la guerra por los macedonios. Pues bien, quien les instaló en esta 24 situación hegemónica fue Ciro658. Su La p a sa d a hijo Cambises, que le sucedió, fue deh evem o n ía p e r s a . _.. puesto por los magos. Y los siete persas, que los mataron, entregaron el mando a Darío, hijo de Histaspes. Y los sucesores de Darío se termina ron con Arses, que fue asesinado por Bagoo el eunuco, que en tregó el poder a otro Darío que no era de linaje real659. Una vez depuesto por Alejandro, este gobernó durante diez u once años660. Después la hegemonía de Asia, tras ser repartida entre sus muchos sucesores y sus epígonos, terminó siendo disuelta. Pero duró unos doscientos cincuenta años661. Pero ahora, aun que tienen una organización política propia, los persas tienen reyes que son súbditos de otros reyes, primero macedonios, pero ahora partos662. r
to persa de in v a sió n y c o n q u is ta d e la G r e c ia e u ro p e a al q u e se re fie re a c o n ti nuación. 657 M arató n , S a la m in a , P la te a , M ic a le ... 658 C iro el V ie jo . R e in ó e n tre el 5 5 9 y el 5 3 0 a. C. 659 S eg ú n u n a tra d ic ió n h o s til, a u n q u e no es se g u ro q u e fu ese así. C f. S a c h s , A ., « A c h a e m e n id
R o y a l N a m e s in B a b y lo n ia n A stro n o m ic a l T e x ts» ,
A m er.J o u rn . A n c . H is t., 2, 1977, 14 2 -1 4 3 . 660 V éase B i c k e r m a n , E ., « T h e S e le u c id s an d th e A c h a e m e n id s» , en L a Persia e il m o n d o g r e c o - r o m a n o . A tti d e l C o n v e g n o . R o m a 11-14 a p rile 1965, Roma A c c a d e m ia N a z io n a le d e i L in c e i, Q u a d e m o n. 76, 89. 661 Es u n a c ifra a p ro x im a d a . E n re a lid a d so n 2 3 0 añ o s los q u e tran scu rren entre la su b id a al tro n o d e C iro II el G ra n d e (5 5 8 a. C .) a la m u erte de D arío 111 (330 a. C .). 662 La P érsid e c a y ó b a jo el d o m in io de los p a rto s h a c ia el 140 a. C.
LIBRO XVI
SINOPSIS
1.
A sir ía
1. Delimitación geográfica y composición étnica de Asiría. — 2. El termino «sirios» y eventos clave de la historia del Imperio asirio. — 3. La llanura de Aturia y Gaugamela. — 4. Lugares entre Arbela y Babilonia. — 5. Babilonia y Seleucia del Tigris. — 6 . Los caldeos. — 7. Borsipa y sus murciélagos. — 8 . Pueblos que limitan con los babilonios. — 9. Ríos y canales. — 10. Necesidad de impedir desbor damientos y sequía de los ríos. — 11. Trabajos de Alejandro en los canales como preparación para la guerra contra los árabes según Aris tóbulo. — 12. Opinión de Eratóstenes sobre las salidas que busca el agua y refutación de Estrabón. — 13. Teoría de Policlelo sobre el asunto de las crecidas y críticas a la misma. — 14. La riqueza agrícola de Mesopotamia. — 15. El asfalto babilonio. — 16. Ctesifonte. — 17. Ciudades y pueblos al este de Babilonia. — 18. Características de los pueblos al este de Babilonia. — 19. La Adiabene. — 20. Costumbres de los asirios. — 21. Delimitación de Mesopotamia por el Tigris y el Eufrates. — 22. Forma y tamaño de Mesopotamia. — 23. Los migdones. — 24. La región de los gordieos. — 25. Refugiados en Gordiene. — 26. Los árabes escenitas. — 27. La ruta de Siria a Babilonia a través de los escenitas. — 28. Relación de los árabes escenitas con partos y romanos, y entre partos y Roma. 2.
S ir ia
1. Delimitación de Siria. — 2. Regiones y pueblos de Siria. — 3. Comagene. — 4. Satrapías y ciudades de la Seléucide. — 5. Antioquía. — 6 . Dafne. — 7. El río Orontes y ciudades al este de Antioquía. — 8 . La Cirréstica y otros lugares de la Seléucide hasta Heraclea y el
248
G EO G RA FÍA
monte Casio. — 9. Laodicea. — 1 0 . Apamea. — 1 1. El interior restan te de la Seléucide. — 12. La costa desde Laodicea hasta el río Eléutero. — 13. La isla de Arado y su suministro de agua. — 14. Historia de los aradios. — 15. De Ortosia a Teuprosoponte. — 16. Celesiria y sus ríos. — 17. La llanura de Macras y su dragón. — 18. La región de Masias y los itureos. — 19. La costa desde Biblos a Berilo. — 20. La región de Damasco y los bandidos de la zona. — 21. Distinción entre Celesiria. Fenicia y Judea. — 22. Fenicia. Rivalidad entre Sidón y Tiro. — 23. Tiro. — 24. Habilidades científicas de los sidonios y ti rios. — 25. Las arenas entre Ace y Tiro y la fabricación del vidrio en Sidón. — 26. Fenómeno natural junto a Ptolemaide y al Mt. Casio. — 27. Entre Ace y Yope. — 28. Yope y la comarca contigua. — 29. De Gadaris a Ascalón. — 30. Gaza y los dos extremos del golfo Ará bigo. — 31. Rafia y explicación del nombre de Rinocolura. — 32. La región a continuación y al interior de Gaza. — 33. El monte Casio y distancias generales. — 34. Límites y pueblos que habitan Judea. — 35. Ideas religiosas de Moisés. — 36. Moisés establece a los judíos en Jerusalén. — 37. Corrupción del estado creado por Moisés. — 38. Los antiguos veneraban más la autoridad divina que la humana. — 39. Otros profetas como Moisés. — 40. Pompeyo toma Jerusalén. — 41. La llanura de Jericó y sus productos. — 42. El lago Sirbonis y su pro ducción de asfalto. — 43. Técnicas de solidificación del asfalto. — 44. Naturaleza volcánica de la comarca. — 45. Propiedades del lago en Gadaris y Tariquea. — 46. Herodes rey de Judea. 3.
A
r a b ia : el g o l f o
P ér sic o
1. Localización y partes de Arabia. — 2. Descripción del golfo Pérsico siguiendo a Eratóstenes. — 3. La ciudad de Gerra. — 4. Las islas de Tiro y Arado. — 5. La isla de Ogiris. — 6 . Vegetación en el mar Eritreo. — 7. Información de Nearco sobre el encuentro de la ex pedición griega con Mitropastes y Macenes y particularidades de la entrada del golfo Pérsico. 4.
La
pe n ín su l a
A
r á b ig a
1. La región de Mesene. — 2. Situación de Arabia desértica y ca racterísticas geográficas y étnicas de Arabia Feliz siguiendo a Eratós tenes. — 3. Costumbres de Arabia Feliz. — 4. Descripción del golfo Arábigo siguiendo a Eratóstenes. — 5. Descripción de la cosía occi dental del golfo Arábigo siguiendo a Artemidoro. — 6 . La isla de
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Oflodes. — 7. Continúa la descripción de la costa hasta Ptolemaide. — S. Desde Ptolemaide hasta el puerto de Saba y la comarca interior. — 9. Desde los pueblos en torno a Méroe hasta los Creófagos. — 10. Desde los cinamolgos a los elenfantófagos. — II. Los estnitófagos. — 12. Los acridófagos. — 13. Vuelta al punto de la costa de los ictió fagos. — 14. Los celonófagos y la costa hasta el Cuerno del Sur. — 15. Animales de la comarca: descripción del rinoceronte. — 16. Des cripción de la jirafa y otros animales. — 17. i>os trogloditas. — 18. La costa oriental del golfo Arábigo según Artemidoro. — 19. Los sabeos. — 20. Historias etiológicas sobre el nombre de mar Rojo. — 21. Petra. — 22. Las expediciones de los romanos como fuente de información sobre Arabia. — 23 y 24. La expedición de Gallo. — 25. Partes y ca racterísticas de la Arabia Feliz. — 26. Características y costumbres de los nabateos. — 27. Consideraciones acerca de la denominación de los pueblos.
1.
, D e lim ita c ió n g e o g r á fic a y com position ^é tn ic a
A
siría
Con Persis y con Susiana limitan los asirios. Se llama asi 1 Babilonia y una buena parte de las tierras de su entorno, ^ parte de las cuales se encuentra
Aturia, y en ella Niño, Apoloniátide, los elimeos, los paretacas, la región de Calonitis 2en tomo al monte 1 Es d ecir, « A siría » . (N T ) 2 A turia p u ed e e n te n d e rs e a q u í c o m o té rm in o a m p lio (e q u iv a le n te al a n ti guo núcleo asirio ), in c lu y e n d o las re g io n e s q u e m e n c io n a a c o n tin u a c ió n , o como región m ás p e q u e ñ a , d o n d e se e n c u e n tr a la c iu d a d d e N iñ o o N ín iv e (fre n te a la actual M o su l, cf. § 3 ), q u e fo rm a p arte , c o m o las e n u m e ra d a s a c o n tin u a ción, del te rrito rio d e B a b ilo n ia . S o b re la A p o lo n ia tis (ta m b ié n lla m a d a S itacene), región al S O d e M e d ia M a g n a e n el ac tu a l Irak , cf. X I 13, 6: so b re los elimeos, que se lo c a liz a n e n el á re a c o rre s p o n d ie n te al actu al K u zistán , cf. in fra § 17 y 18; XI 1 2 ,4 ; 13, 6. L o s p a re ta c a s , lla m a d o s p a re ta c e n o s e n XI 1 2 ,4 , son un pueblo de L u ristá n e n Irán a c tu a l (cf. in fra § 17 y 18). L a C a lo n itis q u iz á sea la actual H o lu ân ( B if f i , I l M e d io O r ie n te , p ág . 130), reg ió n d o n d e reap a re ce, según E s t r a b ó n (X I 14, 8 ), el río T ig ris , a u n q u e la lo c a liz a c ió n p arec e d istin ta en los dos p asaje s, lo q u e h a c e p e n s a r e n u n a c o n fu sió n (cf. L a s e r r e , S tra b o n XI, págs. 143 s., n. 5 a p ág . 125). P a ra la lo c a liz a c ió n d el m o n te Z a g ro o Z ag rio (en la actual Irán), c o m o ra m ific a c ió n d e l T a u ro q u e se p a ra M ed ia de B abilonia, y su im p o rtan cia e n las d e lim ita c io n e s g e o g rá fic a s y c o m o p aso d esd e M edia hacia el norte cf. XI 1 2 ,4 ; 1 3 ,6 -8 . D e las llan u ras en to m o a N iñ o , C a lacen e está al este de N iño, e n tre el T ig ris y el Z a b (cf. S y m e , A n a tu lic a , pág . 3 3 ) y A d iab e ne (en el actu al Irak ) e s m e n c io n a d a e n XI 4 , 8; 14, 12, en este ú ltim o lugar junto con la C a la c e n e c o m o re g io n e s fu e ra y a d e los lím ites d e A rm en ia.
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G EO GRAFÍA
Zagro y las llanuras de los alrededores de Niño: Dolomene, Calacene, Cacene y Adiabene; y además los pueblos de Mesopo tamia en torno al territorio de los gordieos y los migdones en ✓ tomo a Nísibis hasta Zeugma sobre el Eufrates, y mucho de lo del otro lado del Eufrates, que poseen los árabes y los llamados, específicamente, por los hombres modernos, sirios3. Estos se extienden hasta los cilicios y los fenicios y los judíos y el mar que está frente al mar de Egipto y el golfo de Iso4. -, Parece que el nombre de los sirios se E l t é r m i n o « s i r i o s » y extendía no solo desde Babilonia hasta e v e n to s c l a v e d e la e¡ g0 lfo de Iso, sino antiguamente tamh is to r ia d e l I m p e r io , ■Γ , , * u * i n * c · • · bien desde este hasta el Ponto Euxmo. asm o En cualquier caso, a ambos pueblos capadocios. tanto los que están junto al Tauro como los que están junto al Ponto, se les llama hasta el día de hoy «sirios blancos», como si algunos sirios, concretamente los que viven por fuera del Tauro5, fueran negros. Y digo «Tauro» extendiendo el nom-
? S o b re los g o rd ie o s c o m o h a b ita n te s d e u n a z o n a m o n ta ñ o s a de Armenia h a b la E s t r a b ó n en el lib ro XI (1 2 , 4 : 14, 2 ). C f. in fra , § 2 4 p a ra su relación co n M e s o p o ta m ia e in c lu sio n e n A siría . N ís ib is (A n tio q u ía ju n to al T igris, ac tual N u sa ib in ) se e n c u e n tra a los p ie s del m o n te M a sio (cf. X I 14, 2), en el te rrito rio d e lo s m ig d o n e s , q u e c o rre s p o n d e a la lla n u ra q u e se e x tie n d e entre el T ig ris y e l ú ltim o a flu e n te o c c id e n ta l del K a b u r (cf. § 2 3 ). S o b re Zeugm a (« p u e n te » ) d el E u fra te s cf. η. 1 14. 4 S o b re el té rm in o « s irio s » cf. p a rá g ra fo s ig u ie n te . S o b re los árab es en te rrito rio a sirio cf. § 2 6 -2 8 . D e los c ilic io s E s t r a b ó n h a b la en X IV 5, y sobre los fe n ic io s y ju d ío s c o m o p u e b lo s d e S iria , e n X V I 2. El g o lfo de Iso es m encio n ad o e n v a n o s lu g ares de los lib ro s X I-X I V. p e ro e l. e s p e c ia lm e n te X IV 5, 19; sobre los m a re s q u e c o n flu y e n e n e s te e x tre m o d el M e d ite rrá n e o cf. II 5, 24; X IV 6 , 1. En X ll 3 , 9 , E s t r a b ó n d ic e q u e H e ró d o to lla m a sirio s a los cap ad o cio s y
q u e to d a v ía en su é p o c a se les lla m a le u c o s iiio s (s irio s b la n c o s), llam ándose s u io s y m e la n o sirio s los q u e h a b ita n al o tro ia d o d el T a u ro . El m ism o He rodoto
(V il 63» d ic e q u e los g rie g o s lla m a n sirio s a lo s a s irio s. P arece que la
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bre hasta el Amano6. Y cuando los que han escrito la historia del Imperio de los sirios dicen que los medos fueron derrocados por los persas y los sirios por los medos, hablan de sirios refi riéndose no a otros sino a los que construyeron los palacios reales de Babilonia y de Niño7. De entre estos sirios uno fue el llamado Niño, el fundador de la ciudad de Niño en Aturia, y su mujer, Semiramis, fue la que sucedió a su marido y la responsa ble de la fundación de Babilonia*. Ellos también domeñaron
diferenciación e n tre S iria y A s iría su rg ió e n las fu e n te s g rie g a s p a ra d is tin g u ir dos satrapías a q u e m é n id a s, la d e S iria y la d e B a b ilo n ia y M e s o p o ta m ia , lla m a das por los p e rsa s re s p e c tiv a m e n te d e A s iría y d e B a b ilo n ia . C f. T h . N ó l d e k e , «Assyrios S y rio s S y ro s» , H e r m e s 5 ( 1871 ), 4 4 3 - 4 6 8 : R a d i , S tr a b o n s G e o g r a phika, págs. 251 s. 6 El m o n te A m a n o e n la re g ió n d e C ilic ia (a c tu a l N u r D a g la n ), e s u n a ra m ificación del T a u ro , se g ú n E s tra b ó n , q u e a v a n z a h a s ta el E u fra te s y la M elitene (XI 12, 2, cf. X IV 5, 18). 7 Es d ecir, a lo s a s irio s. L o s h is to ria d o re s a lu d id o s so n p o s ib le m e n te los mismos a los q u e e n X I 6 , 2 -3 ta c h a de d e m a s ia d o p ro p e n s o s a c o n ta r rela to s placenteros co m o si fu e ra n h is to ria . S o b re la fó rm u la c a n ó n ic a d e la s e c u e n c ia de dom inación a s irio s -m e d o s -p e rs a s , a te s tig u a d a e n D i o d o r o S i c u l o , A r r i a n o , A m i a n o , cf. B i f f i , II M e d io O rie n te , p á g . 132.
8 N iño e s , s e g ú n la tra d ic ió n ( D i o d . S i c ., II 3, 3 -4 ; A m m ., X X III 6, 2 2 ) el fundador de N ín iv e , a u n q u e c f . F l a v . J o s . A l I, 143, s e g ú n el cual e s fundación de Asur (de d o n d e « a s ir io s » ) , h ijo d e S e m , a su v e z hijo d e N o é . Sobre la n o vela a la que N iñ o d io lugar y a e n la a n tigü ed ad c f. S. A . S t e p h e n s , J. J. W in k l e r . A n c ie n t G r e e k N o v e ls . T h e F r a g m e n ts , Princeton
1995, 2 3 -7 1 ;
R adt , S tra b o n s G e o g r a p h ik a , p á g s . 2 5 2 s. para m ás b ibliografía. La fundación de Babilonia se atribuye a d istin ta s p e r so n a s s e g ú n las tradiciones. Para la ver sión de Estrabón, q u e la a trib u ye a la reina S e m ir a m is , identificada norm al mente con la reina asiría S a m m u -r a m a t, m ujer del rey S h a m s h i-A d a d V (8 2 4 810 a. C.), que rein ó c o n su h ijo A d a d -N ir a r i III hasta el 7 8 2 , cf. tam bién II I, 31; D io d . S ic ., II 7 , 2; P r o p ., Ill 1 1 , 2 1 . H e r ó d o t o ti 184) no atribuye el m é rito e x c lu s iv o a e s ta reina, y s e g ú n A m i a n o (X X III 6 , 2 3 ) fue lu n d ación del mítico B elo. S o b r e las d is tin ta s fa s e s d e la c o n s tr u c c ió n hasta é p o c a d e Nabucodonosor c f. F l a v . Jo s ., A p . I 142. Cf. B i f f i . / / M e d io O rie n te , págs. 132 s.
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(ilííKiRAlÍA
Asia9, y, en lo que se refiere a Semiramis, aparte de sus obras en Babilonia, muchas otras son notables en casi todas las tierras de ese continente, como por ejemplo los túmulos, que llaman de Semiramis, y las murallas, y la construcción de fortificaciones con conducciones de agua dentro y de embalses de agua potable y de terrazas y de canales en nos y lagos, y de caminos y puen tes11’. Y dejaron a los que venían detrás de ellos el imperio hasta la época de Sardanapalo y de Arbaces. Pero después el imperio pasó a los medos11.
v Cf. XV 1, 5; 2, 5. Sem iram is intentó realizar la co n q u ista asiría hacia orienie según Ctesias (F G rH ist. 688 F 1) y los h istoriadores de A lejandro, es pecialmente Nearco (FG rH ist. 133'F 3). 1(1 Semiramis se convirtió en sím bolo de la política u rb an a oriental para los griegos. De Tiana en C apadocia y Z ela en el P onto dice E s t r a b ó n que estaban asentadas sobre la terraza de Sem iram is (XII 2, 7, XII 3, 37 respectivam ente). El mismo autor m enciona una «m uralla de S em iram is» en II 1, 26 y XI 14, 8, cerca de la ciudad de Opis, en la orilla izquierda del T igris, posiblem ente la misma que J e n o f o n t e (Anáb., II 4, 12) llam a «de M edia», alab an d o su cons trucción. Sobre sus obras en Babilonia cf. D i o d . S ic., II 1 , 2 . El m ism o autor (II 13, 6-8) habla de un canal-acueducto que co n d u cía el ag u a d esde el lago junto al monte O rontes hasta Ecbatana. 11
Sardanapalo (A surbanipal), que figuraba, según una tradición que parece
rem ontar a Ctesias (cf. D i o d . Sic., II 21, 8; 23, 1; 28, 8), co m o trig ésim o rey de la dinastía asiría, reinó entre el 668 y el 627 a. C. El estad o m edo, constituido en el s. vm . y que había alcanzado gran poder en ép o ca de los asirio s Sargón II (722-705 a. C.) y Sennacherib (705-680 a. C .), conquistó la parte m eridional de Asiría con C iaxares (625-585 a. C .), y se alió al rey b ab ilo n io N abopolasar conquistando la ciudad de A ssur en el 614 a. C. y N ínive en el 612 a. C., y term inando con el dom inio asirio. A rbaces fue p recisam ente el g en eral medo que conducía el ejército en estas cam pañas y que fue d esig n ad o gobernador. Puede suponerse una falta de claridad en la ex p o sició n de E strabón o un error de transm isión. Hay que tener en cuenta que el nom bre de A rb aces es conjetu ra de Cassaubon para sustituir el transm itido O rbaces, d esco n o cid o .
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Así, la ciudad de Niño fue destruida 3 inmediatamente después de la disoluLu lla n u r a d e A í u r i a y ción del poder de los sirios. Era mucho G a u g a m e la m^s g r a n c je q Ue Babilonia y se encon traba en la llanura de Aturia12. Aturia es limítrofe con las comarcas de los alrededores de Arbela, con el río Lico como frontera13. No obstante Arbela, que está en la orilla opuesta a Babilonia, pertenece a esta; en cambio en la orilla de allá del río Lico se encuentran las llanuras de Aturia que rodean la ciudad de Niño. Una aldea de Aturia es Gauga mela, en la que sucedió que Darío fue vencido y que perdió su imperio14. Por ello este lugar es ahora famoso y también su nombre, que, traducido, sería algo así como «la casa del camello»15. Fue Darío, el hijo de Histaspes16, quien le dio este nombre, después de donar una propiedad para el manteni miento del camello que más había ayudado a soportar la ruta 12 Sobre la m ag n itu d de la ciudad de Niño cf. D i o d . Sic.. II 3. 3. que la si tuó erróneam ente en el E ufrates. 13 A rbela, a 52 km de G au g am ela, actual Arbil en Irak, a 80 km al este de Mosul y 370 km al norte de B agdad. El Lico es posiblem ente el Zabas Megas, actual G ran Z áb, aflu en te izquierdo del T igris, que discurre al sur del lago Ur mia, entre los actu ales Irak e Irán. 14 En la fam o sa b atalla de G augam ela, que tuvo lugar en octubre del 331 a. C., A lejand ro M agno venció al rey persa Darío III. El lugar podría co rresponder al actual T el G om el, en Irak (cf. Barrington A tlas), a 27 km al no reste de M osul. C f. p ara la cu estió n de la localización B i f f i . Il M ediu O riente, pág. 135. 15 La m ism a in terp retació n , pero atribuyendo la historia a un rey d esco n o cido persa, se en c u e n tra en P l u t a r c o (Alex. 31, 7). El significado del to p ó n i mo es en realidad « lu g a r de pasto de los cam ellos» ( B i f f i , II M ediu O rien te, pág. 135). En co n tra de la trad ició n (probablem ente dependiente de C litarco) que situaba la b atalla ju n to a A rbela cf. A k r., Anáb. VI 11, 4-6; Ρ ι.υ τ., Alex. 3 1 ,6 ( R a d t , S tra b o n s G eo g ra p h ica , pág. 254). Ih D arío I (5 21 -4 8 5 a. C .) e ra hijo de H istaspes, sátrapa de Partía en época de Ciro el grande.
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GKOÜRAFÍA
a través del desierto de Escitia con las cargas en lasque se encontraban las provisiones para el rey. Sin embargo los macedonios, viendo que se trataba de una aldea de poca monta, mientras que Arbela era una población digna de mención (fundación, según dicen, de Arbelo, hijo de Atmoneo), procla maron que la batalla y la victoria se habían producido en los alrededores de Arbela y así se lo transmitieron a los historia dores17. Después de Arbela y dei monte Ni4 . . . catorio (que bautizó así Alejandro tras L u g a r e s en tre A m e la V B a b ilo n ia vencer en la batalla de los alrededores de Arbela1*), está el río Capro, a la mis ma distancia de Arbela que el Lico19. Esta región se llama Artacene20. En tomo a Arbela se encuentra también la ciudad de Demetrias21. Después está la fuente de la nafta y los fuegos y el templo de Anea y Sadraces, el palacio
17 Cf. XVII 1,43 y P l u t . , Alex. 31, 7. N o hay ningún o tro testim o n io sobre Arbelo o la fundación de Arbela. Sobre la relación del n om bre del padre de Arbelo con el demos ático A rm onon y su im portancia en relació n con la crea ción de leyendas típicas de fundaciones cf. R a d t , S tra b o n s G eo g ra p h ica , pág. 255. El orónim o griego alude así a la victoria, o b viam ente. P o d ría ser uno de los picos del Gebel M aqlúb, aunque algunos optan p o r el Q araco q o el Demir Dágh (B ifh . ¡I M edio Oriente, pág. 134, que cita Sturm , R E X V II 1,1936, col.
283 >. 19 El Capro, identificable con el Zabas M ikros, actual P equeño Zab, en Irak. 20 J o n f . s (cf. tam bién K k a m e r ) señala que po sib lem en te sea un error por
A diabene (XVI 1, 8 y 18). O tras propuestas son A rbelene (G ro sk u rd , basándo se en P i o l . VI 1, 2 y P l i n . H N VI 132: A rbelitis), G aram en e (M üller). B i f f i (// M edio O riente, pág. 136) cita 4, 27 para la ad v erten cia de E strab ó n de que muchos nom bres bárbaros están sujetos a alteraciones, lo que ex p licaría este nombre desconocido. 21 D em etrias no está localizada.
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real de Darío, hijo de Histaspes, y Ciparisón y el paso del río Capro, cerca ya de Seleucia y Babilonia22. Babilonia también está en una llanura· \ el tircui,° de sus murallas mide trescientos ochenta y cinco estadios, y el grosor del muro es de treinta y dos pies, mientras que la altura entre las torres es de cincuenta codos y la de las torres, sesenta. Y el paseo de la parte de arriba de las murallas es de tal amplitud que carros de cuatro caballos pueden cruzarse unos con otros con facilidad. Y por todo ello, estoy el jardín colgante son considerados una de las SieteMaravillas del Mundo23. El jardín es de forma cuadrangular y cada lado mide cuatro pletros24; tiene unas cúpulas abovedadas, que descansan, una tras otra, sobre una cimenta ción de grandes dados de forma cúbica. Y estos cubos, que son huecos, están tan llenos de tierra que admiten que se planten en Babilonia y S eleu cia del Tigris
22 Cf. § 15 sobre la inform ación de Eratóstenes de que el asfalto líquido, abundante en la S u sian a, se llam a nafta. El nom bre de la divinidad mencionada es desconocido, por l o que ha intentado corregirse en Akaia ( X y l a n d e r , C r a mer) o A naitis ( C o r á i s ) , una d io sa persa m uy extendida por el im perio en
cpoca de A rtajerjes (cf. XI 8, 4; XV 3, 15) y en Asia M enor de época romana, identificada con la M eter anatolia. Sin em bargo, una Ά ν έ α ς Α υ λ ή ς está atestiguada co m o ciu d ad de la eparquía de Asia ( C o n s t a n t i n o Vil P o r p h . , De cerem oniis a u la e B ., p. 795; E p i p h a n i o , N otitiae episcopatuum . 107) y una Ά ν έ α ς κ ώ μ η en P alestin a ( E u s e b i o , De m artyribus Palestinac, XI 4, 3). Ciparisón no e stá atestig u ad a p o r otras luentes. 23 Sobre las ad m irab les co n stru ccio n es de Babilonia cf. H e r ó i x > t o I 178, que da com o p erím etro de la m u ralla cuatrocientos ochenta estadios. Este autor no m enciona sin e m b arg o los jardines, y todo parece indicar que se en co n tra ban en N ínive y q u e su atrib u ció n a B abilonia posiblem ente tue fruto de la confusión de trad icio n e s referid as a las dos ciudades que tuvo lugar en época persa. Sobre esto s jard in es co m o una de las siete m aravillas cf. P. A . C l a n i o n y M. J. P r i c e , The S even W onders o f the A ncient W orld, L ondres, 1988. 24 C ada pletro son cien pies.
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(¡ÍO CiRA Í ΪΛ
ellos árboles de los más grandes, estando tanto estos cubos como las bóvedas y los arcos construidos de ladrillo cocido y asfalto. El tejado más alto tiene escaleras para subir, y a lo largo de ellas había unas tuberías, a través de las cuales los encargaA dos de ello hacían llegar continuamente agua del Eufrates hasta el jardín. Pues este río, que tiene un estadio de ancho, discurre por el centro de la ciudad. Y el jardín está en la orilla del río. Aquí también está la tumba de Belo, ahora en ruinas tras haber sido demolida por Jerjes, según se cuenta. Se trataba de una pirámide tetragonal de ladrillo cocido, de una altura de un esta dio, siendo la longitud de cada costado también de un estadio. Alejandro la quiso restaurar, pero se trataba de una tarea formi dable y para mucho tiempo (pues exclusivamente la acumula ción de escombros requería, para su limpieza, del trabajo de diez mil hombres durante dos meses), de modo que no pudo concluir lo emprendido. Pues inmediatamente la enfermedad y la muerte le sobrevinieron al rey. Ninguno de sus sucesores se preocupó de ello25. E incluso lo que quedaba de la ciudad fue desatendido y terminó en ruinas, en parte por los persas, en par te por el tiempo y la desatención de los macedonios hacia este tipo de cosas, y en especial después de que Seleuco Nicátor fortificara Seleucia sobre el Tigris, una ciudad cercana a Babi lonia, a unos trescientos estadios. Pues no solo él, sino todos los 25
Ya Ctesias (F G rH ist. 688 F 13, 26) m en cio n a la p ro fan ació n de la tum
ba del dios Bel (apócope de Belu, que en acadio sig n ifica « señ o r» ) o Marduk en Babilonia, divinidad identificada con Zeus. H e r ó d o t o (I 181-3) habla de una pirám ide a m odo de zigurat típico babilonio, co n stru id o d en tro del templo de Bel (la llamada en la B iblia Torre de Babel), y de una e sta tu a de doce codos que Jerjes quitó de allí. Sobre la destrucción atribuida p o r alg u n o s autores an tiguos a Jerjes y desm entida por otros cf. B o s w o r t h , co m en tario a A r r . , Anáb. III 16.6. A lejandro m urió en el 323 a. C.: sus su ceso res son los diádocos prim ero y luego los seléucidas, que gobernaron esa parte del m undo griego helenístico.
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que vinieron después de él estaban muy interesados en esa ciu dad y trasladaron allí la sede real26. Y lo que es más, en los tiempos actuales se ha hecho más grande que Babilonia, que en su mayor parte está desierta, de modo que uno no dudaría en decir lo que dijo uno de los cómicos acerca de los megapolitanos de Arcadia: «la gran ciudad27 es un gran desierto». Debido a la escasez de masa boscosa, sus edificaciones se terminan con vigas y columnas de madera de palmera. Dándoles vueltas, po nen cintas de caña alrededor de las columnas, y después, emba durnándolas, las pintan con colores, mientras que recubren las puertas con asfalto28. Tanto estas como las casas de los particu lares se construyen abovedadas, debido a la escasez de madera; pues, excepto por las palmeras, la mayor parte del país está pe lada, y la única vegetación es monte bajo. La palmera es espe cialmente abundante en Babilonia, aunque hay mucha también en Susa, en la costa de Persis y en Carmania. No usan tejas, pues no les llueve. Lo mismo sucede en Susa y en Sitacene29.
26 El rey persa C iro ataca B abilonia en el 539 a. C., poniendo fin al reino independiente de B abilonia. S eleu cia del T igris aparece m encionada por Est r a b ó n ya en XI 13, 1 co m o resid en cia de invierno del rey de los partos. La
ciudad fue fu n d ad a por S eleuco I N icator y fue sede real de los seléucidas hasta el 293, año en que se traspasó a A ntioquía del O rontes. Los m otivos del cambio de capital y la fech a y fo rm a exacta de la fundación son desconocidos debido a las d istin tas interp retacio n es de las fuentes y lo tardío de estas en re lación con los hech o s. C f. L. C a p d e t r e y , Le Pouvoir, págs. 52-59. Cf. sobre Babilonia h elen ística, B o iy , Laatachem enidisch. 27 «M eg alo -p o lis» , nom bre g riego de la ciudad. 2X El uso del asfalto en B abilonia se m enciona en § 15. 29 Para las fu en te s que m encionan la escasez de plantas en la zona y las que m encionan, por o tra parte, la abu n d an cia de las palm eras y su uso en la cons trucción cf. B iffi , II M ed io O riente, pág. 141. Susa es la actual Shush en Irán; la región de P ersis, la actual Fars; y C arm ania, la región de D rangiane, corres pondiente p o sib lem en te a la actual provincia de K erm an en Irán. La Sitacene, llam ada A p o lo n iatis antes de la conquista de A lejandro (cf. XI 13, 6) es el
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( . Μ Κ . Κ Λ Ι ΙΑ
En Babilonia se reservan unas insta laciones para los filósofos de la región, *0S ^ue **aman caldeas, que se ocupan especialmente de la astronomía; pero algunos, que no tienen la aprobación de los otros, dicen que son genetólogos30. Pero también hay un grupo étnico de caldeos y una comarca de Babilonia habitada por ellos, cercana a los árabes y al mar llamado de los persas. Y también hay varios clanes de los caldeos astrónomos31. Por ejemplo, unos se llaman orquenos, otros borsipenos, y aún va rios grupos más, como si estuvieran divididos en sectas, cre yendo en dogmas diferentes a propósito de los mismos temas. Los matemáticos se acuerdan de algunos de estos sabios, como Cidenas, Naburiano y Sudines32. También Seleuco el de Seleucia es un caldeo, así como varios otros hombres dignos de mención33. Los caldeos
territorio que se encuentra en la llanura entre el T igris y la cad en a del Zagro, al SO de M edia Magna, entre las actuales Irán e Irak (vid. L a s e r r e , S i rabón XI, pág. 174, s. y.). 10
Es decir, lo que nosotros llam aríam os « astrólogos», los ex p erto s en vati
cinar el futuro y conocer el carácter de las personas en función del m om ento de su nacim iento. 31 Los caldeos eran originariam ente una etn ia al sur de M esopotam ia. El nombre aparece a veces referido a los babilonios en gen eral, pero generalm en te se utiliza para designar a una clase de sacerdotes, m agos y ad iv in o s profesio nales. 32 N aburiano vivó en el s. v a. C., C idenas y S udines en el s. I V (cf. P l i n . , II 39; V e t t . V a l . , IX 12, 29; F. V a t t i o n i , «I m atem atici caldei di Strabone», Ann. 1st. O rient. N apoli 7-8 (1985-86), 129-134, citados p o r B i f f i , // Medio O riente. pág. 143). 33 Este Seleuco vivió en el s. il a. C. A parece ya citad o p o r E s t r a b ó n com o babilonio (1 1 ,9) y com o originario del g olfo P érsico (III 5, 9).
I.IBRO XVI
7
B o r s ip a y s u s m u r c ié la g o s
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Borsipa es una ciudad consagrada a Artemis y a Apolo, gran productora de lino34. Está plagada de unos murciélagos mucho más grandes que los de otros paí ses. Se les captura y se les sazona para
comerlos. El país de los babilonios está rodea 8 do por el este por los susios y los eli P u e b lo s q u e ¡ im ita n meos y paretacenos, por el sur por el c o n lo s b a b il o n io s golfo Pérsico y los caldeos hasta llegar al país de los árabes mesenos, por el oes te por el país de los árabes escenitas35 hasta llegar a Adiabene y Gordiea, y, finalmente, por el norte, por los armenios y los me dos hasta el Zagro y los pueblos que viven en sus alrededores36. Por este✓ país discurren varios nos, g siendo el Eufrates y el Tigris los más R ío s y c a n a l e s grandes. De hecho dicen que, después de los ríos indios, estos dos ríos están en el segundo puesto por lo que se refiere a estas regiones del sur de Asia37. Y se pueden navegar río arri ba, el Tigris hasta Opis, la actual Seleucia38 (la aldea de Opis ,4 P osiblem ente la B arsita o B arsipa de P t o l o m e o (V 19), actual Birs Nimrud, situada en la rib era izq u ierd a del Eufrates, al sur de Babilonia. Era un centro caldeo (cf. § 6 p ara la secta caldea de los borsipenos). 35 «M oradores en tien d as» . (N T) 36 En la en u m eració n faltan, entre el país de los escenitas y la A diabene y Gordiea, M eso p o tam ia y los m igdones, m encionados estos últim os más ade lante, justo antes de la d escrip ció n de G ordiea (§ 21-24). Sobre los pueblos al este de los b ab ilo n io s cf. § 18 y sobre A diabene, considerada babilonia en § 1, cf. § 19. Los cald eo s ap arecen com o babilonios en § 6. En general cf. § 1. 37 Sobre la fam a que tenían los ríos G anges e Indo com o los m ás grandes del m undo cf. XV 1, 35; A r r ., Ind. 3, 9. ** O pis, no lo calizad a to d av ía con certeza, podría corresponder al actual Tell M ujeili’ en Irak. La ciu d ad , ya citada en H eródoto y otras luentes, es men-
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(ÎHOC.R Al Ί Α
es un mercado para los lugares de su entorno), y el Eufrates hasta Babilonia, una distancia de más de tres mil estadios. No obstante, los persas, queriendo impedir deliberadamente la po sibilidad de navegar río arriba, por miedo de ataques desde el exterior, construyeron cataratas artificiales, aunque Alejandro, haciendo inspecciones, destruyó todas cuantas pudo, y espe cialmente las próximas a Opis39. Y también se centró en los y canales; pues el Eufrates está próximo a desbordarse al co mienzo del verano, después de haber empezado a crecer en la primavera, cuando se funden las nieves de Armenia, de modo que inevitablemente forma lagunas e inunda las tierras de la bor, a no ser que alguien distribuya el exceso de la corriente o el agua superficial por trincheras o canales, tal y como es el sistema del Nilo en Egipto40. De ahí, así pues, han surgido los canales. Pero exigen un gran trabajo de mantenimiento, dado que la tierra es tan profunda y suave, y tiene tan poca consiscionada por E s t r a b ó n también en II 1,26, sin m encionar Seleucia, com o ciudad a cuya altura se acercan el Tigris y el Eufrates. Esta m ención hace pensar a B. M e i s s n f . r («Babylonische und griechische L andkarten», K lio 19 [1925], 97-
100, citado por Jones en su edición de Estrabón en L oeb) que E strabón consi
dera que Opis y lo que llama «la actual S eleucia», son el m ism o lugar. En XI 14, 8, sin em bargo, E s t r a b ó n m enciona Seleucia co m o ciu d ad al sur de Opis y cercana a ella, y que por ellas pasa el río T igris. w Sobre las cataratas realizadas a propósito c f XV 3 , 4 ; A r r . , A n á b . V il 7, 7. Según este autor, A lejandro rem ontó el T igris desde el g o lfo Pérsico hasta
Opis y destruyó las presas que los persas habían co n stru id o p ara que nadie con una potente flota pudiera rem o n tarel río hacia el interior. C f. B r i a n t , H istoire, 741. Sobre el sentido de ε π έ ρ χ ο μ α ι aquí com o « h acer in sp eccio n es sistem á
ticas» y no «atacar» cf. R a d t , Strabons G eographicct, pág. 2 6 2 (7 4 0 , 3 s.). 40
Com o afirm a B i f f i {H M edio O riente, pág. 145), ni H f r ó d o t o (I 193) ni
P o l í c l i t o , un historiador de A lejandro, (cf. § 13) p arecen co in cid ir en los
desbordam ientos del Eufrates. La ingeniería hid ráu lica e g ip cia era un tópico en las fuentes griegas. E s t r a b ó n parece que lo co n o cía de p rim era m ano gracias al viaje que hizo por el Nilo desde A lejandría a Filai con el p refecto Elio Galo en el 25 a. C. (cf. las num erosas m enciones en el libro X V II).
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teneia, que es arrastrada fácilmente por las corrientes y las lla nuras quedan desnudas, mientras que los aluviones rellenan los canales y obstruyen fácilmente sus entradas. Y así resulta que de nuevo el exceso de flujo de las aguas que se desbordan en las llanuras cercanas al mar forma lagunas, pantanos y cañave rales, de los que procede la caña utilizada para todo tipo de utensilios que se trenzan. Algunos de estos utensilios, aplicán doles asfalto, pueden contener agua, mientras que otros se uti lizan en bruto. También fabrican velas de caña, semejantes a esteras de juncos o cañizo41. No se puede quizás impedir compleN ecesidad^ impedir
tamente crecidas aSÍ'. Pe r 0 es de buenos
gobernantes proporcionar toda la ayuda s e q u ía d e lo s r ío s posible42. Y la ayuda es esta: impedir la mayor parte de los desbordamientos con presas, y el efecto de rellenado producido por los aluviones, de modo totalmente opuesto: con la limpieza de los canales y la apertura de sus bocas. Ahora, la limpieza de los canales es fácil, pero la construcción de presas requiere de la colaboración de muchas manos, pues al ser la tierra poco consistente y blanda, no es capaz de sostener los aluviones que se le vienen encima, sino que cede y es arrastrada junto con ellos y hace que sea di fícil bloquear la entrada. También es preciso actuar con rapidez para cerrar rápidamente los canales para que no se salga fuera de ellos toda el agua. Pues cuando se secan durante el verano secan también el río. Y si el río ha bajado demasiado no puede alimentar las canalizaciones en el momento necesario, canali d e s b o r d a m ie n to s y
41 Cf. § 15. 42 El tem a del buen g o b ern an te es tópico en Estrabón. Cf. sobre lodo el capítulo prim ero del libro I, do n d e m enciona en varios casos la utilidad del conocim iento g e o g rá fic o para el buen gobierno (esp. I I, 18, cf. 14, 16, 22, etc.); B i f f i , L'A fric a d i S tra b o n e , págs. 57 s.
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G K O íiRA H A
zaciones que necesitan especialmente en verano, cuando todo el país está ardiendo de calor. Y no hay diferencia alguna entre que los frutos se inunden por la cantidad de agua o que se des truyan por la sed por falta de agua. Y al mismo tiempo, los viajes río arriba, que son algo muy útil, eran siempre perjudica dos por las dos razones mencionadas, lo cual no se podía corre gir a no ser que las entradas de los canales se abriesen rápida mente y rápidamente se cerrasen, y a no ser que los canales se regulasen siempre, de manera que el agua dentro de ellos no fuese nunca ni demasiada ni demasiada poca. !j Aristóbulo dice que Alejandro en T ra b a jo s d e A le ja n d r o persona, cuando iba navegando río arrien lo s c a n a le s c o m o ba y gobernando el bote, exploró los cap r e p a ia í ión p a t a la na|es y |os ijmpjó con la ayuda de la g u e r r a c o n tra lo s á r a b e s , se q ú n
multitud que le acompañaba; y que tamA r is tó b u lo bién obstruyó algunas bocas y abrió otras43. Y que cuando percibió que un canal, el que más se extendía hacia las marismas y lagos que se encuentran por delante de Arabia, tenía una boca muy difícil de manejar, al no ser posible cerrarla fácilmente debido a que el terreno cede por su poca consistencia, abrió otra boca nueva, a treinta estadios de distancia, eligiendo un lugar con unos ci mientos de roca, y que derivó la corriente hacia allí**4. Aristóbu lo dice que hizo todo esto previendo al mismo tiempo que Ara bia no debía convertirse en un lugar terriblemente difícil de 41
Estrabón atribuye a A ristóbulo, una de sus fu en te s p rin cip ale s, sobre
todo en el libro XV. todo lo que dice en este parágrafo (F G rH ist. 139, F 56,
11). 44
Según B i f f i (// M edio O riente, pág. 147), se trata pro b ab lem en te del
Polacopas m encionado por A r r i a n o (Anáb. VII 21, 1-5) o el P alacotas (de la ciudad de Pallukat. actual Felludscha) de A p i a n o (B C . II 21, 153); cita R. J. F o r b e s , Studies in A ncient Technology II, Leiden I9 6 5 2. 24, p ara la desviación
del curso del canal por parte de A lejandro.
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acceder a causa de los lagos y las marismas, pues ya casi se estaba convirtiendo en una isla a causa de la enorme cantidad de agua. Pues, evidentemente, Alejandro tenía pensado apode rarse de este país y ya había preparado flotas y destacamentos, después de haber construido algunos de los barcos en Fenicia y en Chipre, hechos con clavos y desmontables43. Estos barcos fueron conducidos en siete jornadas hasta Tápsaco y después río abajo hasta Babilonia46. Otros barcos fueron construidos en Babilonia con los cipreses de los bosques y de los jardines, pues hay una gran escasez de madera en Babilonia, aunque en las tierras de los coseos y de otros pueblos hay una moderada can tidad47. Dice Aristóbulo también que Alejandro alegó como causa de la guerra el hecho de que los árabes eran los únicos de todas las naciones que no le habían enviado embajadores, pero la verdad es que aspiraba a ser señor de todos4*. Y cuando supo que solo adoraban a dos dioses, Zeus y Dioniso, los que propor cionan los elementos más importantes para la vida, consideró
45 El objetivo inm ediato de A lejandro justo antes de morir, en el 323 a. C .,era completar la conqu ista de oriente tom ando la península Arábiga, que no solo le interesaba por su v alo r com o tierra de especias, sino también por su litoral en el océano sur, pues le perm itiría colonizar una serie de puntos para afianzar el co mercio m arítim o y h acer de este océano un mar comercial como el Mediterráneo. 46 T ápsaco es m e n cio n ad a de nuevo en § 22 y 23 com o lugar donde se construyó el p rim er puente sobre el Eufrates. 47 S obre la co n stru cció n de la flota y la tala de árboles en Babilonia con este fin, cf. A r r i a n o , A n á b . VII 19, 3-6, aunque también basado en A ristóbulo (F 55). Sobre los co seo s cf. § 18 con notas. 4X V arias fuentes an tig u as m encionan el envío de em bajadas a A lejandro, camino de B abilonia, por parte de diversos pueblos para celebrar su victoria contra los co seo s en el 3 2 4 -3 2 3 ( D i o d . Sic., XVII 113, 1-4; A r r . , Anáb. VII 15, 4-6; VII 23. 2). C f. T a r n , A lexander, págs. 374-378; S. A i . h s s a n d r î , « Ι χ am bascerie ad A lessan d ro del 323 a. C.: il problem a storiografico», en id. (éd.), Isiorie. S tu d i o fferti d a g li a llievi a G. N en ci, G alatina, Lecce 1994, 21-36). Cl. infra 4, 27.
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C.I ( Κ ί Κ Λ Η Λ
que lo tomarían a él en persona como el tercero si los dominaba pero a un tiempo les otorgaba mantener la autonomía ancestral que habían tenido anteriormente49. Dice Aristóbulo que con todo esto en mente se afanó Alejandro con estos trabajos en relación con los canales, y que también inspeccionó a fondo las tumbas de los reyes y de los poderosos, pues la mayoría de ellas están en la zona de los lagos30. 12 Eratóstenes, por su parte, cuando O p in ió n d e menciona los lagos que están cerca de E r a tó s te n e s s o b r e . ° la s s a lid a s q u e b u s c a Arabia, dice que el agua, cuando no ene l a g u a y r e fu ta c ió n cuentra salida, se abre galerías bajo tied e E s tta b ó n rra y pQr ejjas f | Uy e subterránea hasta el país de los coelosirios; y que es presionada hacia arriba en las comarcas en tomo a Rinocolura y el monte Casio y forma así los lagos y los pozos de por allí01. Pero no ✓sé si lo que dice es convincente, pues los desbordamientos del Eufrates que forman los lagos y los pantanos próximos a Arabia están cerca del mar
4>i Cf. A r r . , Anáb. VII 20, 1 para la m ism a versión, au n q u e en vez de Zeus habla de Urano. 50 Según B i f f i (II M edia O riente, pág. 149), el v erbo em p lead o (traducido aquí por «inspeccionó a fondo») hace referencia a la d ep red ació n , p o r parte de A lejandro, de las tumbas de los reyes. 51 Fr. Ill B, 36 (H. Berger, D ie geog ra p h isch en F ra g m en te d e s E ratosthe nes, A m sterdam 1964 [= Leipzig 1880J, cf. pág. 2 67). E rató sten es (s. ni li a. C.), nom brado director de la B iblioteca de A lejan d ría por P to lo m eo Evergetes en el 236 a. C., fue conocido sobre todo por su o b ra g eo g ráfica, que sentó las bases de la disciplina com o ciencia. E scribió u n a G e o g ra fía en tres libros, uno dedicado al estudio de sus p redecesores, o tro sobre g eo g rafía física y otro sobre geogralía política. D estacan sus m ed icio n es de la tierra, las divi siones que de esta hizo en sp h ra g id es y la ap licació n de los conocim ientos geom étricos y astronóm icos a la descripción g eo g ráfica. Fue una fuente im portantísim a para sus sucesores, y en concreto p ara E strab ó n . R in o co lu ra co rresponde a el-A rish en Egipto, y el m onte C asio, d istin to del h o m ó n im o sirio, se alza sobre Pelusio y se identifica con el Ras Q asrun o K atib el G als.
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de los persas, y el istmo que los separa no es ni grande ni rocoso, de modo que sería más verosímil que el agua forzara su salida al mar en esta zona, ya sea bajo tierra o por la superficie, a que atravesase una distancia de más de seis mil estadios, cruzando regiones tan secas y desprovistas de agua, y además con monta ñas en el medio, como los montes Líbano, Antilibano y Casio52. Esto es, así pues, lo que dicen Aristóbulo y Eratóstenes. 13 Policleto, sin embargo, dice que el ✓ Teoría de P o licleto Eufrates no se desborda, pues dice que sobre el asun to de discurre por grandes llanuras33. Por lo las crecida s y crítica s _ . _ a ¡a m ism a clue se ref*ere a *as montanas, dice que algunas distan de él dos mil estadios, pero que las montañas coseas están a apenas mil, pero que no son muy altas y no están muy nevadas, ni provocan que toda la nieve se derrita al mismo tiempo, pues, dice, las cumbres están en las regiones norteñas que quedan por encima de Ecbatana, pero en las regiones del sur se separan, se ensanchan y se hacen mucho más bajas, y además mucha de su agua la recibe el Ti gris y así se producen las crecidas. Pero esto último que dice es manifiestamente absurdo, pues el Tigris discurre por las misy mas llanuras que el Eufrates. En lo que se refiere a las mencio nadas cumbres de las montañas, son desiguales: las norteñas
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E strabón no p u ed e dejar de dudar de Eratóstenes. Aunque los argum en
tos que acu m u la a co n tin u ació n parecen razonables, es muy probable que Era tóstenes no se refiera al m onte C asio de Siria, sino al que está próxim o a Egip to (dado que m en cio n a R inocolura), región a la que extendía el nom bre de «Celesiria», com o tam b ién hacían P o l i b i o (V 80) o D io d o r o S i c u l o (1 3 0 ,4 ). Para E s t r a b ó n y p ara la m ay o ría de los autores «C elesiria» era únicam ente la región entre los m o n tes L íbano y A ntilibano. El m onte Líbano es el Jebel Lubnan (L íbano) y el A n tilib an o el Jebel esh-Sherqi (entre Líbano y Siria). 5Í F G rH ist. 128, F 5. P olicleto de Larisa (s. iv a. C.) fue un historiador de Alejandro, au to r de u n a historia en varios libros. Estrabón lo utilizó com o fuen te en su libro XI (cf. XI 7, 4) y en el XV.
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son más elevadas en algunos lugares y las del sur son más an chas en algunos lugares. Pero la cantidad de nieve no ha de calcularse solamente por la altitud, sino también por la latitud54: la misma montaña recibe más nieve en la cara norte que en la cara sur. Y la nieve permanece por más tiempo sin fundirse en aquella que en esta. Así, el Tigris recibe de las regiones más meridionales de Armenia, que son próximas a Babilonia, el agua de las nieves, que no es mucha, pues procede de la cara sur. De modo que sufriría menos crecidas que el Eufrates. ✓ Mientras, el Eufrates recibe de ambos lados y no solo de una montaña, sino de muchas, como dejé claro en mi descripción de Armenia55, donde añadí que la longitud del río, sumando el re corrido por Armenia la mayor y Armenia la menor, lo que hay desde Armenia la menor y Capadocia hasta Tápsaco, donde for ma el límite entre Siria inferior y Mesopotamia y, finalmente, lo que queda de su curso hasta Babilonia y la desembocadura, es en total de treinta y seis mil estadios56. Lo dicho baste en lo re ferente a los canales. Este país produce cosechas de ceba14 da como ningún otro (pues hablan incluL a r iq u e z a a g r íc o la so fe multiplicar lo sembrado por tresd e M e s o p o ta m ia S7. , . , , cientos ), y el resto de sus necesidades
^ Sobre el concepto de «clim a» en la G eo g ra fía de E rató sten es y luego en Estrabón. donde generalm ente tiene el sentido de latitud, eq u iv alien d o a la franja horaria en la que el día tenía una m ism a duración de luz, cf. D. R. D icks, «The klím ata in G reek G eography», Cl. Q uaterly 49 (1 9 5 5 ), 248 -2 5 5 ; G. AuJAC, Strabon. G éographie //, págs. 186 s.; id., La g éo g ra p h ie, págs. 49 ss.
55 XI 12,3; 14,2 . 56 C om o señala B iffi (Il M edio O riente, pág. 151), e sta distan cia, que co rrespondería a 5.650 o 6.655 km . según el valor que se le dé al estadio de E r atóstenes , es dem asiado grande teniendo en cu en ta q u e el cu rso actual es
de 2.600 km. s‘ Es decir, para decirlo com o lo dicen los ag ric u lto re s castellan o s: «tres-
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las satisfacen con las palmeras, pues estas proporcionan pan, vino, vinagre, miel y harina de cebada; y todo tipo de tejidos se obtienen de ellas; y los herreros se sirven de los huesos de sus frutos en lugar de carbones, huesos que, empapados, sirven de alimento para ganado vacuno y ovino al que se esté cebando. Dicen que hay un cántico persa en el que se enumeran trescien tas sesenta utilidades de la palmera. Para aceite utilizan, casi siempre, el de sésamo58. En cambio en el resto de las regiones escasea esta planta59. ciernas fan eg as a la fan eg a» , cantidad desde luego desorbitada. En tierras cerealísticas castellan as, con los m edios técnicos de hoy, los agricultores consi deran una c o sech a m uy buena si son capaces de m ultiplicar por 50 o 60 el grano que siem b ran . U n a co sech a que lo m ultiplique por cien es muy extraor dinaria, y desde lu eg o e stá m uy lejos de ser el prom edio (ese era el promedio señalado p o r E st r a b ó n [XV 3, 11] para Susis), que andará por las 30 o 40 veces. U na co sech a que m ultip liq u e el producto por 200 (doscientas fanegas a la fanega), co m o señ alab a E strabón para Susis, parece, incluso hoy, imposible en nuestras latitudes. Lo m ás probable es que la lectura de este pasaje produ jera una ad m iració n en tre los agricultores griegos sem ejante a la que produci ría a un ag ric u lto r de nu estro tiem po y de nuestras latitudes. ¿Hasta qué punto exagera E strab ó n o sus fu en tes? El colm o de la exageración serían esas tres cientas fanegas a la fan eg a que pro d u ciría B abilonia. (N T) Cf. ya H f.ródoto I 193, 3, que dice que el país de los asirios es el m ejor en la producción del fruto de D ém eter, d an d o g en eralm en te el doscientos por uno y a veces incluso el trescientos por uno. 5* S obre la riq u ez a agríco la de M esopotam ia cf. ya H e r ó d o t o I 193, que m enciona el uso del aceite de sésam o en esta región. E s t r a b ó n alude a ello más adelante (§ 20), y señ ala que la planta es originaria de la India (XV 1, 13), aunque se difu n d e en e sta zo n a y A rabia (cf. XVI 4, 26). Sobre la palm era, sus vanantes, utilidad de sus frutos y lugares principales de producción cf. Pi.iNio XIII 27, 28, 39, 44, 47. 59 R a d t (S tra b o n s Geof>raphika, págs. 267-268) señala la existencia de
una laguna entre la o ració n an terio r y esta en los Mss antiguos, laguna que el palim psesto u tilizad o en su ed ició n pone al descubierto, bn esa laguna habla de una hierba (de n o m b re ya no legible) que crece junto a A rlem ita. Esta es la planta que e scasea en el resto de las regiones (de Babilonia).
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GEOGRAFIA
Se produce en Babilonia también una gran cantidad de asfalto, acerca del E l a s fa lm b a b ilo n io cual Eratóstenes dice que la clase que es líquida, que llaman nafta, se produce en Susis, pero que la seca, que puede soli dificarse, se produce en Babilonia60. También dice que hay una fuente de este segundo tipo cerca del Eufrates, y que cuando este se encuentra en plena crecida, con la fusión de las nieves, la fuente también rebosa y se desborda sobre el río. Y que allí se forman grandes bloques de asfalto que son muy útiles para la construcción de edificios con ladrillo cocido61. Otros autores afuman que también se produce en Babilonia el tipo líquido. En lo que se refiere al tipo seco se cuenta particularmente cuán útil es en la construcción. Pero también cuentan que se construyen barcos con cañas entrelazadas y que si se les recubre con asfal to son prácticamente impermeables. Por lo que se refiere al tipo líquido, que llaman nafta, parece que tiene unas cualidades muy peculiares, pues si la nafta se aproxima al fuego se prende, y si un cuerpo ungido de ella se aproxima al fuego, se inflama; y no es posible extinguir este fuego con agua (pues las llamas se avivan aún más), a no ser en una gran cantidad, aunque no obs tante se extingue si es sofocado con barro, vinagre, alumbre y liga para cazar pájaros. Dicen que Alejandro, por probar, roció con nafta a un joven que se estaba bañando y le aproximó una antorcha; y que el joven, envuelto en llamas, estuvo cercano a ί,υ Fr. ill B 37. P linio tam bién m enciona un asfalto líquido (II 235; XXXV 179). La existencia de yacim ientos m inerales en la zona, en co n creto en Susia na, de los que se extraía ese asfalto líquido es m en cio n ad a ya por H eródoto (VI 119). hl El m ism o com entario hace E strabón refirién d o se a S u sa (X V 3, 2).
Para el uso del asfalto en la construcción de ed ificio s en B ab ilo n ia cf. H eród ., I 179, 2, 4; V itr ., VIII 3, 8; P l i n ., X X X V 182; Q. C u r p i o , V 1, 25; J u stino , I 2, 7; A mm ., XXIII 6, 23 (citados por B iffi , // M edio O rie n te , pág. 153).
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morir, y hubiera sido así si no fuera porque los que se encontra ban alrededor, echándole encima muchísima agua, lograron salvarlo62. Posidonio dice que las fuentes de nafta de Babilonia producen unas nafta blanca y otras negra; y que unas de ellas, me refiero a las que producen la nafta blanca, son de azufre lí quido (y que son estas las que atraen las llamas), mientras que otras son de nafta negra, o asfalto líquido, que queman en las lámparas en lugar de aceite63. En la antigüedad Babilonia fue la jg capital de Asiría, pero ahora es la 11aC tesifonte mada Seleucia sobre el Tigris. Cerca de allí hay una aldea de grandes dimensio nes, llamada Ctesifonte64. Esta aldea es donde establecieron su residencia invernal los reyes de los partos, por consideración con los de Seleucia, para que no tu vieran que aguantar que la muchedumbre y la soldadesca de los escitas acampara en su ciudad. De modo que debido al
62 El m ism o e p iso d io es contado por P l u t a r c o (Alex. XXXV 5-9), donde la iniciativa se atrib u y e a un tal A tenofanes, m iem bro del personal al servicio de los baños. 63 F G rH ist. 87 F 94 (= E d e l s t e i n -K id d , 236). E strabón cita a Posidonio en relación con el m is m o asunto en XVI 2, 43 (donde destaca las propiedades fitoterapéuticas, cf. in fra ) y VII 5, 8 (sobre el yacimiento junto al Ninfeo de Apolonia en el Epiro). Cf. P a j ó n , P araduxugrafía , págs. 499-504 sobre los relatos referidos a fuentes de las que no brota agua sino tipos diferentes de aceites m inerales, con m en ción e sp ecífica de este pasaje y del mencionado del libro VII. La autora destaca el interés más práctico que paradoxográfico por parte de P osid on io y Estrabón de estas m enciones, a diferencia de lo que se observa en la tradición anterior, de la que sin duda dependen, de este tipo de fenómenos.
64 En la o rilla o p u e sta del río, a pocos kilóm etros de Seleucia, la ciudad de Ctesifonte (actual a l-M a 'a rid h en Irak) fue capital desde el s.
ii
a. C. hasta el
vu, prim ero de los arsácid as y luego de los sasánidas. El testim onio m ás anti guo de e lla d ata del 221 a. C. (m ención en P o l i b i o , V 45).
272
GLOGRAFÍA
poder de los partos, Ctesilonte es una ciudad en lugar de una aldea, y es tan grande que es capaz de alojar a mucha gente tras haber sido provista por los partos mismos de las instala ciones necesarias y habérsele proporcionado los almacenes y los oficios adecuados para ellos. Pues los reyes de los partos están acostumbrados a pasar el invierno allí debido a los bue nos aires, pero el verano en Ecbatana e Hircania debido al peso de su antigua fama65. Dado que llamamos al país Babilo nia, por ello llamamos babilonios a los hombres de allí, no por la ciudad sino por el país; pero no llamamos a nadie con el nombre de Seleucia, aunque sean de allí, como Diógenes el filósofo estoico^. Y también está Artemita, un 17 digna de mención, que dista quinientos C iu d a d e s y p u e b lo s estadios de Seleucia, prácticamente en a l e s te d e B a b ilo n ia ., . . , . linea recta hacia el oriente, como tam bién Sitacene67. Pues esta también, ex-
65
Cf. XI 13, I para el uso de E cbatana com o capital de v eran o y Seleucia
(posiblemente por extensión de C tesifonte) com o capital de invierno de los reyes partos (cf. P l i n ., VI 122). A Partía dedica E strabón el cap ítu lo 9 del libro XI. La ciudad de Ecbatana, capital de M edia M agna, es m e n cio n ad a en rela ción con Alejandro M agno en XV 2, 10 y XV 3, 9. S obre H ircan ia (país en el actual Irán), cf. XI 7. Cf. R a d t . Strabons G eo graphika. pág. 270, sobre la extrañeza de las palabras «e Hircania» aquí, posible interp o lació n , debido a que con la alusión a la antigua fam a Estrabón se refiere sin d u d a a Ecbatana, y porque H ircania es un lugar m uy excéntrico com o residencia. ^ C om o señala Estrabón, a D iógenes se le llam aba «el b ab ilo n io » (cf. Cic., De N atura D eorum I 41, 6. D e divinatione I 6, 8. D e o fficiis III 51) no «el seleucio». Fue un filósofo estoico (s. III-II a. C .). d iscíp u lo de C risip o , maestro de Panecio y sucesor de Zenón com o d irector de la escuela. 67
Sitacene es llam ada A poloniatis en otros lugares (cf. n. 1). La ciudad de
A rtem ita no ha sido identificada todavía. Biffi, que atrib u y e la no ticia a Apolodoro de dicha ciudad, una de las fuentes m ás fiables p ara E strabón y que utilizaba la ciudad com o base en las m ediciones al co n sid erarla punto central
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273
tensa y fértil, se encuentra en el medio entre Babilonia y Susib, de modo que todo el camino de los que viajan desde Babilonia hasta Susa es hacia el este y a través de Sitacene. Y también es hacia el este el camino de los que viajan desde Susa hacia el interior de Persis a través de Uxia™, así como el camino de los que viajan desde Persis hacia el corazón de Carmania^. Pero Persis, que es un país extenso, engloba por el norte a Carma nia. Limitan con Persis también Paretacene y Cosea hasta las Puertas Caspias, región habitada por gentes de la montaña amigas del pillaje70. Y con Susis limita Elimaide, también esta una región escabrosa, habitada, en su mayor parte, por bando leros; y con Elimaide limitan la región alrededor del Zagro y Media71. Los coseos, al igual que sus vecinos *~ , ,18 , , montañeses, son en su mayor parte arL a r a c te n stic a s de los j y pu eblos a l este de queros, y andan siempre de expedición, B abilon ia pues su país es pequeño y estéril, de
entre el m ar C asp io y el g olfo Pérsico, señala (// M edio O riente, pág. 155) que muy probablem en te se en co n trab a en la orilla izquierda del Diyala, no muy lejos de B aqúba, 59 km al N E de Bagdad. 68 Según B i f f i (il M ed io O riente, pág. 155), grosso m odo actual Hûzestân. Sobre la d ed icació n de sus tribus al pillaje cf. XI 13,6; XV 3 ,4 , cf. 6. 69 Cf. II 1, 25; XV 3, 1. C arm an ia es la región de Drangiane, correspon diente seguram ente a la actual p ro v in cia de Kerm an en Irán. 70 Para u na localizació n de la Paretacene (cf. XI 12, 4; 13, 6) entre el valle del Z âyanda-R ûd y los m o n tes del Z agro cf. B iffi (// M edio O riente, pág. 156), con bibliografía. L uc. cit. (sig u ien d o a L a s s e k r e , Strabon, G éographie XI, 171, s.
V.)
y B a rrin g to n A tla s para una identificación de las Puertas C aspias con
el paso de S ardar, a 12 km al SE de Eivanaki, 79 al SE de Teherán. C f. B iffi , loe cit. para fuentes que m en cio n an , ya desde H ecateo, estas puertas, a través de las cuales se e n tra b a en el corazón del territorio parto. Sobre los coseos cf. § siguiente. 71 La E lim aide estab a red u cid a en época de Estrabón posiblem ente al ac tual K uzistán.
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GEOGRAFÍA
modo que se ven forzados a vivir de los recursos de los demás72. Son inevitablemente poderosos, pues son todos ellos guerreros. Y así trece mil coseos se unieron en la lucha a los elimeos cuan do estaban estos en guerra a un tiempo con los babilonios y con los susios73. En cambio los paretacenos están más interesados en la tierra que los coseos; pero igualmente ni siquiera estos están totalmente al margen del pillaje74. Por su parte los elimeos poseen un país más grande y variado que el de los paretacenos. Toda la parte fértil está habitada por agricultores, mientras que la montañosa produce soldados, la mayoría arqueros75. Como la parte montañosa es muy grande da lugar a la existencia de un gran ejército de manera que su rey, como tiene un gran poder, no considera conveniente ser súbdito del rey de los partos al igual que las tribus vecinas. Y así también su rey tenía una dis posición idéntica para con los macedonios que posteriormente dominaron Siria76. De este modo, cuando Antíoco el Grande 72
A juzgar por la inform ación que p ro p o rc io n a D io d o r o S ic u l o (XIX
19, 2) sobre los coseos parece que su te rrito rio c o rre sp o n d e al actu al Luristán. en las m ontañas entre M edia y S u sian e, lo q u e se a ju sta ría a la d escrip ción de P olibio , V 44 (F. W. W a l b a n k , A H is to r ic a l C o m m e n ta ry on Po lybius I, O xford, 1970, pág. 575). Sobre este p u eb lo g u e rre ro de m ontaña que conservó su independencia durante el Im p erio p e rsa y q u e llegó a for m ar parte del im perio de A lejandro a largo plazo , vid. ta m b ié n A r r ., Anáb. VII 15: E st r ., XI 13, 6. En este parág rafo no q u e d a c la ro si E strab ó n inclu ye a los coseos en A siría: no los m en cio n a en § 1 y en X I 13, 6 los m enciona ju n to con los paretacen o s com o pueblos en la fro n te ra o rie n ta l de Media M agna. 71 E strabón hace referencia a este m ism o e p iso d io en XI 1 3 ,6 ; cf. además
XV 3, 12 74 Cf. XI 12,4; 13, 6; XV 3, 12. 7? La fama de los elim eos com o arqueros aparece tam b ién en L iv., XXXV 4 8 .5 : XXXVII 40, 9; A pp ., Syr. 167 (donde m en cio n a que fo rm ab an parte del ejército de A ntíoco III en la batalla de M agnesia ju n to al S íp ilo ), citados por B iffi . II M edio O riente, pág. 157.
7ft Con esta expresión E strabón den o m in a gen eralm en te a los seléucidas.
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intentaba saquear el templo de Belo, los bárbaros de los alrede dores, por su propia iniciativa, le atacaron y lo mataron77. Con posterioridad, el rey de los partos, con la lección aprendida de lo que le había sucedido a Antíoco, al haber llegado a sus oídos que los templos de aquella comarca estaban llenos de tesoros, y al haber visto que los habitantes eran rebeldes, hizo una incur sión con un gran despliegue de fuerzas, y tomó el templo de Atenea y el de Artemis, también llamado Azara, y regresó con un botín de diez mil talentos78. Y Seleucia, una gran ciudad junto al río Hedifonte, fue también tomada. Previamente Seleu cia se llamaba Soloce7y. Hay tres entradas naturales a esta co marca: una desde Media y la región en tomo al Zagro a través de Masabática80, otra desde Susis a través de la Gabiana81 (estas dos, tanto Masabática como Gabiana, son provincias de Elimea), Para la p ro b ab ilid ad de que «posteriorm ente» sustituya aquí a «anteriormente» como «polar error» cf. R a d t , Strabons G eographika, pág. 272. 77 Según D io d . S ic ., X X IX 15 este suceso tuvo lugar cuando Antíoco ne cesitaba rep o n er fo n d o s, en el verano del 187 a. C., para pagar la indemniza ción a los rom ano s por h aberles hecho la guerra. D iodoro habla del santuario de Bel en E lim ea. C f. X X V III 3, donde llam a al dios Zeus. Según B iffi (// Medio O rien te, pág. 158), podría tratarse del tem plo de Shimbar. 7K Sobre la id en tificació n de este tem plo con el de Shami, o con las ruinas de K h o d aT sh aran , ju n to a T a n g -i Sarvak, cf. B iffi , II M edio Oriente, pág. 158, según el cual el au to r de la incursión pudo ser M itrídates el Grande, que con quistó E lim ea en el 140-139 a. C. (I u s t i n . XLI 6, 8). 79 El H edifonte es el G arráh i, afluente del Karûn, antiguo Eulaeus atesti guado en P u n i o (V I 135), afluente a su vez del Tigris. Esta Seleucia no está identificada (cf. para alg u n o s intentos B iffi , II M edio O riente, pág. 158). Para una propuesta de id en tificació n con Ja N ishin, cf. Barrington Atlas. xo Sobre la M asab ática (cuyo nom bre sobrevive en la actual M âsabadân) cf. XI 13, 6, do n d e E strab ó n dice que generalm ente se adscribe esta región a Media. xl S obre las m en cio n es d iscordantes de esta región (seguram ente situada entre el alto K ârûn y el d esfilad ero de G olpâyegân, en Esfahán) en las fuentes antiguas, cf. B iffi , II M ed io O rien te, pág. 159.
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( i KOÍ i KAI - Í A
y la tercera desde Persis. Otra provincia de Eümea es Corhiane, y los sagapenos y los si lácenos, cuyos territorios son pequeños, limitan con estos82. Estas son la extensión y las características principales de los pueblos que quedan por encima de Babilonia hacia el este**. Mientras que por el norte, como ya dijimos, están Media y Armenia**. Hacia el oeste se encuentran Adiabene y Mesopotamia*5. Ahora, en lo referente a Adiabene, ç diremos que la mayor parte son llanuras, La Adiabene y aunque también es parte de Babilonia, a pesar de todo tiene un gobernante pro pio y también limita en algún punto con Armenia. Pues los medos y los armenios, y en tercer lugar los babilonios, los tres pueblos más importantes de esa zona, ha biéndose acostumbrado desde el principio de los tiempos a ello continuaban comportándose así: en el momento oportuno para cada uno se atacaban mutuamente y de nuevo se reconcilia ban.1* Y esto continuó así hasta que llegó la supremacía de los partos; pues los partos dominan ahora a los medos y a los babi lonios, aunque ni una sola vez han podido domeñar a los arme nios87. Es verdad que ataques se han producido muchas veces, l,: Estos tres pueblos no están atestiguados p o r otras fuentes. 10
De los pueblos m encionados, los elim eos y p aretacen o s aparecen en § 1
com o asirios, no así los coseos. M M edia y A rm enia son objeto de los capítulos 13 y 14 respectivam ente del libro XI de Estrabón. Más que al este, se en cuentran al NE de B abilonia. 1,5 Estrabón da la localización de M esopotam ia, al oeste de B abilonia, entre el Eufrates y el Tigris y separada de A rm enia por el T au ro , en XI 12, 2; 14, I. En realidad. M esopotam ia está al N -N ü de B abilonia y A d iab en e al N. “ Sobre estas disputas cf. XI 13, 2. K7 La suprem acía de los partos com enzó con F raates 1. que co n sq u istó Com isene y Corene, y luego M itrídates I Á rsaces 111 ( 171-138 a. C .), que incorpo ró al reino Elima, Babilonia y M edia, y llegó hasta la India. A pesar de lo que dice Estrabón. M itrídates II (123-87 a. C .) in corporó A rm en ia, si bien como
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l.IHRO XVI
pero no han sido tomados por la fuerza, sino que Tigranes pre sentó batalla valerosamente, como quedó dicho en mi capítulo sobre Armenia**. Tales son las características, pues, de Adiabe ne. A los adiabenos se les conoce también con el nombre de saccopodes*9. Pero hablaremos a continuación de Mesopotamia y de los pueblos del sur*', después de tratar brevemente primero de lo que se cuenta acerca de las costumbres de los asirios. Pues aunque las demás costumbres 20 son parecidas a las de los persas91, es pe C o s tu m b r e s culiar de ellos el elegir a tres hombres d e lo s a s ir io s sabios y ponerlos al mando de cada tri reino cliente. C on F raates III (69-57 a. C.), los partos tuvieron que llegar a acuerdos con los ro m an o s, con Lúculo prim ero y con Pom peyo después, esta bleciéndose las fro n teras entre partos y rom anos. A los partos dedica E stra bón
el capítulo 9 del libro XI.
88 XI 14, esp. § 15. T ig ran es de A rm enia era descendiente de Artaxias, el gobernador de A n tío co III que se había independizado tras la derrota de este por los rom anos en M agnesia del Sípilo. Tigranes accedió al trono en el 95 a. C., cu ando tras h ab er sido cedido a los partos com o rehén por su padre, estos le perm itieron vo lv er a su patria a cam bio de setenta valles en Armenia. Después de an ex io n arse la A rm enia M enor (que dom inaban los sucesores de Zariadres, el o tro g en eral que se independizó con A rtaxias), fue incorporando a su reino M edia A tro p aten e, G ordiea, M esopotam ia, Siria y Cilicia, hasta que en el 60 a. C. los ro m an o s desm em bran su im perio y en el 59 a. C. se ve obli gado a hacer la paz con P om peyo. 89 ¿«Pies de saco » ? H ay sospechas sobre este nombre (hapax) y sobre toda la acotación
(λαούνται... Σακκόποόες) por parte de
Kramer y de M eineke,
siendo rech azad a p o r este últim o {vid. Jones). Salm asius (P l in ., exerc. 943 E) la pone en relación con la etim o lo g ía que él m ism o establece para aüiabenoi, «personas que no p u ed en avanzar» (de
διαβιάνειν),
y que explica por la
cantidad de ríos en la zona, que hacían la m archa muy difícil (R a d t , Strabons C eog raphika, pág. 274). *' § 21-26. 91 Sobre las co stu m b res de los persas cf. XV 3, 13-24. Muy parecida a esta descripción de las co stu m b res asirías es la que hace H eródoto (l 195-200). Sobre las d ifere n cias entre am bos autores, sobre todo en la organización de los
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GEOGRAFÍA
bu. Ellos son los que presentan a la multitud a las doncellas casaderas y las venden en pública subasta a los pretendientes, siempre primero las más caras. Así es como se llevan a cabo los casamientos1'2. Y cada vez que tienen relaciones sexuales unos con otros, se levantan, cada uno por su cuenta, para ofrecer in cienso; y al alba se lavan antes de tocar ninguna vasija93. Pues, exactamente igual que es costumbre lavarse después de tocar un cadáver, así también lo es después de un encuentro sexual. Y de acuerdo con un oráculo, todas las babilonias tienen una cos tumbre: tener relaciones sexuales con un extranjero, yendo ante un templo de Afrodita con una gran comitiva y mucho público congregado. Cada mujer es coronada con una cuerda. Y el va rón que se aproxima a una, después de echarle en su regazo una buena cantidad de dinero, se une a ella, tras habérsela llevado lejos del recinto sagrado. Ese dinero se considera consagrado a Afrodita94. Tienen tres tribunales: uno es el de los que ya están
temas, cf. E. V an
dek
V liet , « L ’ethnographie de S trabon: ideologie ou tradi
tion», en P rontera (éd.), Strabone /, págs. 80-82, q uien atrib u y e esas diferen cias al hecho de que Heródoto tiene una verdadera cu rio sid ad etnográfica, no así Estrabón, que sim plem ente selecciona los p asajes etn o g rá fico s de las obras de sus predecesores considerando las costum bres de los p u eb lo s bárbaros des de el punto de vista del conquistador civilizado y superior. y2 Para una explicación más detallada de esta costum bre cf. H e r ó d ., I 1%,
1-5, según el cual ya no era vigente en su época. Cf. H eród ., 1 198, según el cual los árabes tenían la m ism a costum bre. ** Cf. H e ró d ., I 199. E st r a b ó n m e n cio n a ritu ales s e m e ja n te s en Erice en S icilia (VI 2, 5), C o rin to (V III 6, 20), A cilisen e en A rm e n ia , co n referen cia a L idia (XI 14, 16; cf. H e r ó d ., I 9 3 -9 4 , I ), T eb a s en E g ip to (X V II 1,46). Sobre la prostitución sacra en la an tig ü ed ad vid. W . F a u t h , « S a k ra le Pros titution im V orderen O rien t und im M itte lm e e rra u m » , J b A C h , 31 (1988), págs. 24-39, que co n sid era que d ic h a co stu m b re ha lle g a d o a los tem p lo s de A naitis en A rm enia (y seg u ram en te tam b ién en Z ela, cf. E s t r ., XI 8, 4) m ediante la fusión de esta d io sa p recisa m en te co n la b a b ilo n ia Isiar-N anaia (págs. 37 s.).
I.IBRO XVI
279
liberados del servicio militar, otro el de los más famosos y otro el de los ancianos, aparte del nombrado por el rey. La tarea de este último es entregar en matrimonio a las doncellas y dictar justicia en casos de adulterio. Es atribución de otro dictar justi cia en casos de robo, y del tercero en los casos con violencia de por medio95. Y situando a los enfermos en las confluencias de tres caminos interrogan a los que pasan si alguno está en condi ciones de explicar un remedio para el mal. Ninguno de los que pasa es tan simple como para no hacer siquiera una hipótesis, en lo referente a la salvación, al preguntársele si tiene alguna idea en mente96. Su ropa es una túnica de lino hasta los pies, otra por encima de lana y un manto blanco. Llevan el pelo largo y los zapatos parecen zapatillas. También llevan un sello y un cetro nada sencillo, sino con un distintivo, pues tiene encima una manzana, una rosa, un lirio o algo así^7. Además se ungen de sésamo98. Lloran por los muertos como los egipcios y mu chos de los demás países; pero los entierran en miel, después de haberles aplicado cera por todo el cuerpo99. Pero tres de sus tribus carecen de grano. Estos viven en pantanos y comen pes cado, con un modo de vida similar al de los de Gedrosia100. 95 Sobre los trib u n ales no h ab la H eródoto en su descripción de las costum bres de los babilon io s. 96 P ara una co stu m b re sim ilar entre los lusitanos cf. E str .. Ill 3, 7, donde la com para, p o sib lem en te p o r error, con la de los egipcios. Sobre la costum bre asiría cf. H e r ó d ., 1 197. 97 U na d escrip ció n sim ilar hace H e r ó d o t o en I, 195, donde dice que los zapatos asirios eran p arecidos a los b e o d o s, y añade el águila a las insignias labradas en los pu ños de los cetros. 9X Cf. § 14 y H e r ó d . , I 193. 99 Cf. H e r ó d ., I 198, que atribuye esta forma de embalsamar también a los persas ( 1 , 1 4 0 ) .
1,10 Cf. H e r ó d . , I 2 0 0 , que adem ás explica la form a de preparar el pescado; Cf. tam bién la d escrip ció n del propio E s t r a b ó n de los ictiólagos (XVI 4, 13), posiblem ente basad a en los habitantes de G edrosia.
2X0
ΟΙ' ΚΚΪΚΛΙ' ΙΛ
Mesopotamia se llama así por algo 21 que de hecho acontece101. Pues✓ he diD elim itación de cho que se encuentra entre el Eufrates M eso p o ta m ia p o r el Tigris y el Eufrates y el Tigris, y que el Tigris baña solo su costado oriental, mientras que el Eu frates solo el occidental y el meridional. Por el norte es el Tauro el que separa a los armenios de Mesopotamia. Pero la mayor distancia que separa a los ríos el uno del otro es la que hay en la proximidad de las montañas. Y esta distancia quizá sea la que dijo Eratóstenes, es decir, la que hay desde Tápsaco, donde estaba el viejo puente del Eufrates ‘, hasta el vado del Tigris por donde Alejandro lo vadeó103: dos mil cuatro cientos estadios104. Pero la distancia más corta entre los dos ríos, un poco más de doscientos estadios, está en algún lugar en el entorno de Seleucia y de Babilonia105. El Tigris fluye por el medio de la parte ancha del lago llamado Topitis106. Y, tras haber cruzado hasta la otra orilla, se hunde en la tierra *
I íi O
101 El término griego es traducción del acadio con el m ism o significado de «tierra entre ríos». ,
el ejército cruzara más deprisa). I(M Cf. Fr III B 25, citado en E s t r . , II 1, 24, do n d e d a la m ism a medida. Concede el beneficio de la duda al de C irene. pero con p o co en tu siasm o . Sobre Tápsaco com o puente cf. n. 114. IIW Cf. II I, 26: XI 14. 8 sobre la distancia m ás co rta en tre am bos ríos. Inh Este lago (el actual Van), que se en cu en tra en A rm enia, es llam ado Tonitis por E s t r a b ó n al hablar de este país (XI 14, 8, cf. ed. de L asserre en Les Belles Lettres, que respeta los M ss: otros ed ito res co rrig en en T o p itis): y Tospitis por P t o l o m e o (V 12, 8) o T espitis por P l i n i o (V I 128). En XI 14, 8 Est r a b ó n identifica este lago con el de A rsene.
Ι,ΙΒΚΟ XVI
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con un gran estruendo y una especie de enormes surtidores. Después de ser conducido invisible durante mucho tiempo, emerge de nuevo no muy lejos de Gordiea. Y atraviesa el lago con tanta fuerza, según dice Eratóstenes107, que aunque este es de agua salada y no tiene peces, en la parte por la que lo cruza el río es de agua dulce, tiene corriente y está plagado de peces108. Mesopotamia se prolonga considera22 blemente y se estrecha a lo largo, de forForma y tamaño ma que se parece a un barco109. La made Mesopotamia , , . yor parte de su periferia la forma el Eufrates. Por lo que se refiere a la dis tancia desde Tápsaco hasta Babilonia, es de cuatro mil ocho cientos estadios, según dijo Eratóstenes110. Mientras que la que hay desde Zeugma 111de Comagene, donde comienza Mesopo tamia, hasta Tápsaco no es menor de dos mil estadios112. La región que se extiende a lo largo 22 de las montañas es suficientemente proLos miqdones ductiva. Las comarcas de esta próximas al Eufrates y al Puente (tanto el de ahora 107 Fr. Ill B 38 108 Cf. XI 14, 8 p ara el recorrido del T igris y las características del lago Tonitis. 109 El autor u tiliza esta com paración ya en la m ención de M esopotam ia en II 1, 23, 26, do n d e sigue a E r a t ó s t e n e s (Fr. Ill B 25). 110 C f. 1 1 2 ,2 6 . 111 L iteralm ente «pu en te» . (N T ) R a d t {Strabons G eographika, págs. 286287), co n sid era sin em b arg o que en este caso, com o en los dem ás, Estrabón usa zeugm a com o nom b re com ún. 112 Sobre Z eu g m a de C om agene y los dem ás puentes cf. η. 114 y 155. C o magene es la región co rresp o n d ien te al valle alto del Eufrates, que perteneció al reino seléu cid a h asta el 163 a. C .. fue reino independiente hasta el 17 d. C., en que fue d o m in ad a por los rom anos, y pasó a form ar parte de la provincia romana de S iria en el 38 d. C.
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en Comagene como el de antes en Tápsaco113) las ocupan los migdones, así llamados por los macedonios114. En su territorio está Nísibis, también llamada la Antioquía de Migdonia, que se encuentra al pie del Monte Masio115. También en su territorio están Tigranocerta y las regiones alrededor de Carras y de Nice forio11*, y Cordiraza y Sínnaca, en la que Craso fue asesinado,
111 M encionado un poco más arriba, en XVI 1 ,2 1 . ,M Estrabón está utilizando aq u í dos puentes del río co m o frontera de los migdones, cuando el de Tápsado está m ucho m ás al sur, m uy alejado ya de este pueblo (cf. parágrafo anterior). Los rom anos llam aron Z eu g m a a la Seleucia fundada en 300 a. C. en el paso del Eufrates que utilizó C raso cam in o de Ca rras, pero ya Flinio parece desconocer esta identificación. El n o m b re semítico de Tápsaco (ciudad m encionada en las fuentes com o lugar de paso del Eufrates de muchos personajes históricos com o C iro, C onon, D arío, A lejan d ro ) signifi ca «cruce», pero el posterior cam bio de nom bre hace la identificación de la ciudad dudosa. Podría tratarse de Q a l’at N agm , ca. 20 km al E. de Manbig {Neue Pauly 12/1,2002, pág. 242) o quizá se trate de la po sterio rm en te llamada Niceforio ( S y m e , A natolica, pág. 97). P l i n i o (V 87) la id en tifica con la Anfípolis de su época, situada en Siria. Cf. S y m e , υρ. cit., pág 100, y en general 97-102 sobre Tápsaco y los puentes (Z eugm ata) del E ufrates, con com entario a las problem áticas m enciones de Estrabón. I|s Para la versión de que fueron los m acedonios los que diero n el nombre de M igdonia al territorio cf. P l i n . , VI 42; C IO IV 6856, que lo atribuye concre tamente a Seleuco I Nicator. El nom bre m acedonio de N ísibis, A ntioquía de M igdonia, aparece ya en P o l i b i o (V 51, I) y está atestig u ad o en varias fuentes posteriores ( B i f f i , // M ediu O riente, pág. 164). Sobre la M esopotam ia de los m igdones cf. XI 14, 2. L a s s e r r e (Sfiabun XI, pág. 164,5. v.) la identifica con la llanura que se extiende entre el Tigris y el últim o afluente occidental del Kabur, a los pies del Masio. Sobre el m onte Masio (el K araca D ag). al oeste del Tigris, cf. XI 12, 4 y S y m e , Anatolica, págs. 48-50, que señala la atribución errónea de este monte al Tauro por Estrabón. y la existencia de por lo m enos dos m ontes con el mismo nombre debido a que m asis en arm enio significa «m ontaña». 116
Niceforio es la actual A r Raqqa. en la co n flu en cia en tre el N ahr al-Balih
y el Eufrates, 120 km al sur de la antigua C arras (H arran). C f. B i f f i , // Medio O riente, pág. 165, para las distintas fuentes que atribuyen su fundación bien a A lejandro M agno, o. m ás verosím ilm ente, a S eleuco I.
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después de haber sido capturado con engaño por Sureña, el ge neral de los partos117. Junto al Tigris se encuentran también 24 las tierras de los gordieos, a los que los L a r e g ió n d e antiguos llamaban carducos118. Sus ciu lo s g o r d ie o s dades son Sáreisa, Sátalca y Pínaca119, una fortaleza muy poderosa, con tres ciudadelas, cada una de ellas amurallada con su propia muralla, de manera que forman una especie de ciudad triple. Pero a pesar de todo no solo la tenían sojuzgada por el rey de los armenios, sino que también los romanos la tomaron por la fuerza, aunque los gordieos tenían fama especialmente como arquitectos y como expertos en la maquinaria de la toma de ciudades120. Y por ello 117
Para la lo calizació n de T igranocerta ju n to a Tell Armen, a 60 km al O
de N isibis, o en M iyafarkin, en la orilla oriental del Tigris, a 145 km al E de la misma ciudad, cf. B i f f i , // M edio O riente, pág. 165. De C ordiraza no hay nin guna otra m ención. S ín n aca debe de ser no una ciudad sino una serie de colinas a juzgar por P l u t . , C rass. 29, 4-6, situadas al NO de C arras, quizá entre el Koprü D ar y el S erug D ar ( S y m e , A natolica, pág. 102). C raso ( 115-53 a. C.), uno de los triunviro s, recibió en el 55 a. C. la provincia de Siria como procón sul y el perm iso p a ra llevar a cabo la cam paña contra los partos. Tras ganarse al rey arm enio A rtav asd es com o aliado m archó contra los partos con siete le giones, pero fue v en cid o por estos a 30 km al sur de Carras, y asesinado a traición poco d esp u és, al intentar co nducir sus tropas de vuelta a Siria. Ilít Cf. por ej. J e n o f o n t e , A náb. IV 3, 1. Para el nombre de carducos en época p o sterio r cf. P l i n . , H N 6, 44, aunque su territorio no coincidía exacta mente con el de los g o rd ieo s de ép o ca de Estrabón. Cf. S y m e , Anatolica, págs. 51-57, esp. 53. S egún S y m e (pág. 56), Estrabón incluye G ordiea en M esopota mia influido por u n a falsa localización de los m ontes G ordieos, que en otras m enciones se sitúan al este del T igris, en el Kurdistán. Posiblem ente el territo rio se ex pandió d esp u és al territo rio del oeste. A este territorio m ás extenso corresponde la d escrip ció n en XI 14, 2. 119 Sáreisa, q u iz á § irm ak ; S átala Sadak; Pínaca Eski Yapi, antes Fenek (Barrington A tlas). I2" El rey arm en io T ig ran es había hecho asesinar a Z arbieno, el rey gor-
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G K O G R A l ΙΑ
Tigranes se sirvió de ellos para estos temas. Pero también el resto de Mesopotamia cayó bajo el poder de los romanos. Pompeyo asignó a Tigranes muchas de sus comarcas, todas cuantas son dignas de mención121; pues la región es rica en pastos y en vegetación, hasta el punto de que produce incluso plantas de hoja perenne y una planta aromática llamada amomo122. Tam bién es tierra de leones. Y además produce nafta y una piedra llamada gangitis12*, de la que huyen los reptiles. Se cuenta que Gordis, el hijo de 25 Triptólemo, se refugió en Gordiene, y Rtfagwilos después también los eretrios, que fueron expulsados por los persas124. Pero acerca de Triptólemo aclararemos las cosas en seguida en mi sección dedicada a los asuntos de Siria125.
dieo, por su alianza con Apio C lodio, legado de L úculo, co n tra él ( P l u t . , Luc. 29, 2, 7-10). Sobre la experiencia en el uso de m aq u in aria de g u erra de estos pueblos cf. N i c o l a i - T r a i n a , Strabone. G eografía, II C a u ca so ..., págs. 29 s. 121 Tigranes se había som etido a P om peyo en el 66 a. C. 122 Probablem ente el am om um cardam om um o su b latu m , usado con fines m edicinales, que crece en el Ponto, M edia, S iria, las o rillas del E ufrates y en oriente en general. Para las fuentes cf. B i f f i , // M edio O rien te, pág. 167. ,2' Com o señala Jones, P l i n i o (X 12 y X X X VI 141) llam a a esta piedra gagites (surtidor). B i f f i ( / / Medi o O riente, pág. 167) supone q u e puede tratarse de una form a corrupta por
έγγαγίδα o γαγάτην, y que
se trata de una piedra
negra, ligera y lisa, sim ilar a la lignita, cuyo nom bre d eb ía de proceder del nom bre del río licio G agates o de la ciudad de G agai en la co sta m eridional de dicha región. Cf. Id. para fuentes sobre el p oder de esta p ied ra p ara alejar a los reptiles y sobre sus facultades m édicas. ι2“ Para el episodio de los eretrios ex p u lsad o s p o r los p ersas en el 490 a. C. tras tom ar estos la ciudad después de seis días de ased io y g racias a la traición de dos ciudadanos, cf. H f.kód., VI 94, 101, 3, 115, 1 19. S obre G o rd is cf. S t. B y z .,
s. v.
G ordyaia, que relaciona el viaje de G o rd is de A rg o s a S iria con la
búsqueda eirante de lo. ,¿s Cf. XVI 2, 5.
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Las comarcas de Mesopotamia incli nadas hacia el sur y que más alejadas es,án de las ™ntañas, sin agua y esténles, las habitan los árabes escenitas, ban didos y pastores, que se trasladan con facilidad a otros lugares cuando se quedan sin pastos o botines. Y así, a los que viven a lo largo de las montañas les sucede que no solo les hacen fechorías los escenitas, sino también los ar menios, que viven por encima de ellos y los someten gracias a su poderío. En fin, que están sometidos en su mayor parte a estos o bien a los partos, pues estos también están situados a los lados y tienen bajo su control Media y Babilonia12*1. / _ Entre el Eufrates y el Tigris fluye , , ^7 o- · también otro río, llamado Basileo. yJ en L a r u ta d e S ir ia a B a b ilo n ia a tr a v é s l°s alrededores de Antemusia otro más, d e lo s e s c e n ita s el Ahorras127. La ruta para los que viajan desde Siria a Seleucia y Babilonia discu rre a través del territorio de los escenitas, ahora llamados ma llos por algunos autores, y a través de su desierto12*. Y estos L o s á r a b e s e s c e n i ta s
126 Los árabes escen itas (nom bre que significa «que viven en tiendas» y refleja su cará cter nóm ada) son m encionados tam bién por P l i n i o (V 87) como una tribu que h ab ita el valle del Eufrates, en el m argen del río que linda con Siria. Para otros lugares de asentam iento de escenitas cf. E s t r . , XVI I, 28; 2, 1, 11, cf. 2, ¡0. En esto s casos se trata de árabes asentados en la Parapotamia (en concreto en la rib era occidental del Eufrates). Com o dice M a c d o n a l d , Arabi, pág. 253, e sta es una de las pocas descripciones de poblaciones árabes nómadas en textos grieg o s anteriores a la era cristiana. 127 El B asileo co rresp o n d ería al actual al-B alih, si la identificación pro puesta con el d en o m in ad o en otras fuentes tíelias, Balissos o Bilecha es correc ta ( B if h , // M ed io O rie n te , pág. 169). El A borras es el actual il Nahr al Habúr, que fluye por S iria y T u rq u ía. A ntem usia es una ciudad de origen seléucidaque recibe el nom bre de su h o m ó n im a m acedonia, aunque en Estrabón no queda claro si se trata de una ciu d ad o una región (cf. infra). Estos escen itas, de los que no dice si son árabes o no, son diferentes de
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viajeros tienen el cruce del Eufrates cerca de Antemusia, un lugar de Mesopotamia. Por encima del río, a una distancia de cuatro cuerdas129, se encuentra Bambice, también llamada Edesa y la ciudad sagrada130, donde honran a la diosa siria Atargatis131. Pues la ruta de los que cruzan el río es a través del desier to hasta Scenae, una ciudad digna de mención erigida sobre un canal próximo a los límites de Babilonia132. Desde el cruce del río hasta Scenae hay una ruta de veinticinco días. Allí hay ca melleros que tienen posadas a veces bien provistas de depósitos de agua, en la mayor parte de los casos cisternas, aunque a ve ces se sirven de aguas transportadas hasta allí. Los escenitas se comportan con los viajeros con paz y moderación en la exigen cia del pago del tributo, y por ello, evitando la región a lo largo del río, estos133se encomiendan a la travesía del desierto, dejan do el río a mano derecha en un viaje de casi tres días. La verdad los mencionados en el parágrafo anterior, y no parecen nó m ad as. C f. infra so bre su ciudad. I2V El schoinus, traducido por «cuerda» era una cu erd a especial usada como unidad de medida de longitud en Egipto. Según H e r ó d o t o (II 6, 9, 149) equi valía a sesenta estadios (unos 10 km), aunque su valor varía en ép o cas y zonas. Cf. E s t r . , XI 11, 5 sobre la variedad de la longitud de esta m ed id a incluso dentro de Egipto. 1*’ Estrabón no utiliza el térm ino com puesto com o to p ó n im o que conoce mos en otas fuentes, Hierápolis, y que él m ism o utiliza p o r ejem p lo para la Hierápolis de Asia Menor. 1.1 Bam bice es la actual M embidj (Siria). Sobre el culto de la d io sa Atargatis en Edesa cf. L u c i a n o , Dea Syria, 2 0 ,3 0 ss. Se trata de una d iv in id ad celes te que forma una tríada en la ciudad ju n to con Adad y A donis. 1.2 No hay más testim onios de esta ciudad, cuya localización e x ac ta se des conoce. M a c d o n a l d (Arabi, pág. 253, n. 10) señala que se ha in ten tad o iden tificar, debido al significado «cam pam ento, tienda» del to p ó n im o , con una ciudad fundada sucesivam ente en el sur de Irak, al-H ira, cu y o nom bre parece derivar del siríaco hirta («cam pam ento»). 1.3 Entendem os que los viajeros, aunque las co n co rd an cias son poco co rrectas en Estrabón. (NT)
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es que los dirigentes que habitan ambas orillas del río no poseen una región muy fértil, pero sí menos estéril que las de otros, cada uno está investido con su propio dominio y tiene su propio impuesto, que no es precisamente moderado. Es difícil entre tantos pueblos distintos y con pueblos tan arrogantes acordar un impuesto común ventajoso para el comerciante. Scenae dista, digamos finalmente, dieciocho cuerdas134 de Seleucia. 28 El Eufrates y las tierras al otro lado R e la c ió n d e lo s de este son la frontera del imperio de los á r a b e s e s e e n i ta s c o n partosl35_ Pero las comarcas del lado de p a r to s v r o m a n o s , v ,. . . , e n tr e p a r to s y R o m a aca las contr°lan l°s romanos y los lide res árabes hasta Babilonia. Algunos de los árabes son más favorables a los partos y otros a los romanos, que son sus vecinos136. Menos proclives a los romanos son los escenitas nómadas que están más próximos al río, pero lo son más los que están lejos y ya cerca de la Arabia Feliz137. Incluso los partos se preocupaban antiguamente por la amistad de los romanos, pero rechazaron a Craso, que empezó la guerra contra ellos138. No obstante, cuando ellos por su parte comenzaron la 134 U nos 190 km . V éase nota 129. 135 En el curso de las contiendas entre partos y rom anos, posiblemente con Lúculo y con la ratifiació n luego de Pom peyo, quedó establecida la frontera entre am bos pueblo s en el E ufrates. En XI 9, 2 Estrabón dice que los partos dom inan un territorio tan g rande y tal cantidad de tribus que se han convertido en rivales de los rom an o s por la m agnitud de su poder. 136 Se refiere a la p ro v in cia rom ana de Siria, constituida por Pom peyo en el 64 a. C. tras d erro ta r al seléu cid a A ntíoco XIII. 1,7
B i f f i (// M ed ia O rien te, pág. 170) supone que entre las tribus lejanas al
río proclives a los rom anos se incluye la del dinasta árabe A lcaudonio, que envió una em b ajad a a L úculo después de la victoria de Tigranes ( D i o n C a s i o , XXXVI 2 ,5 ). 138 D espués de p reo cu p arse principalm ente de sus fronteras orientales, con M itrídates II A rsaces V III, los partos com ienzan su expansión por el oeste. En el 92 a. C ., Siia, en v iad o por el S enado a restablecer a A riobarzanes en el trono
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lucha, se encontraron con el mismo destino, cuando enviaron a Pacoro contra Asiaü;. Por su parte, Antonio, usando al armenio como consejero, fue traicionado y le fue mal en la guerra140. F;raates, su sucesor141, hasta tal punto procuraba la amistad de César Augusto que incluso le hizo llegar los trofeos que los partos habían erigido en recuerdo de haber derrotado a los ro manos142. Tras convocar a una conferencia a Tiíio, entonces prefecto de Siria, le entregó como rehenes a cuatro hijos legíti mos suyos, Seraspadanes, Rodaspes, Fraates y Bonones, ade más de dos esposas y cuatro hijos de ellos, temiendo rebeliones y ataques contra él. Pues sabía que nadie podría hacerle frente a de Capadocia (este había sido destronado por T igranes de A rm en ia a favor del hijo de su suegro M itrídates VI ), se entrevista con el rey p arto llegando a algún tipo de alianza posiblemente frente a M itrídates del Ponto y los arm enios. En el 69 a. C. Lúculo, tras derrotar al arm enio T igranes, afian za la am istad con el parto Fraates l l l y establecen la frontera entre partos y rom anos en el Eufrates. La política de Pompeyo resulta ya m ás equívoca, y aunque parece confirm ar las fronteras establecidas en M esopotam ia, obliga a F raates III a evacuar la Sofene al norte. En el 53 a. C. los partos derrotan, m ás que « rechazan» a los romanos en Carras. 1w En los años posteriores a su victoria en C arras, los partos invaden Siria y consiguen extender su influencia por todo el oriente rom ano, aprovechando las guerras entre Pompeyo y C ésar hasta que A ntonio d eja E gipto y retom a los asuntos de oriente. Su legado V entidio Basso elim ina a L abieno y al príncipe heredero parto, Pacoro, restableciendo en el 38 a. C. la fro n tera en el Eufrates (cf. XVI 2. 8). 14(1 En el 36 a. C. Antonio fue traicionado por A rtavesdes II, rey de los ar menios, en su expedición contra los partos (XI 1 3 ,4 , cf. 14. 15). H. B u c h h f . i m , Die O rientpolitik des Trium virs M arcus A ntonius, H eidelberg. 1960, págs 8183; Η. B e n g t s o n . Zum Partherfeldzug des A ntonius, M unich, 1974. 141 Al m orir Pacoro accede al trono Fraates IV , su h erm ano e hijo de Orosdes. 142 La política de A ugusto fue contraria al en fren tam ien to con los partos. La devolución de los trofeos se llevó a cabo en el 20 a. C. y es m en cio n ad a en muchos pasajes de la literatura de propaganda au g ú stea (cf. fuentes en B i f f i . II M edio O riente, pág. 173).
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no ser que apoyase a alguien del linaje de Arsaces, debido a lo muy proclives a esa familia que eran los partos. Así pues, se deshizo de sus hijos, buscando con ello no permitir esa esperan za a los malhechores143. Así, todos los hijos que aún viven son atendidos en Roma como corresponde a la realeza, a costa del erario público. Y los demás reyes144 han seguido enviando em bajadas y participando en reuniones145.
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S iria
Siria limita por el norte con Cilicia y I con el Monte Amano; y la distancia desD elim itación ej mar hasta el puente del Eufrates na (desde el goifo de Iso hasta el puente de Comagene14*), que forma el límite por el lado mencionado, no es menor a mil cuatrocientos estadios147. y Por el oriente limita con el Eufrates y con los árabes escenitas del lado de acá delEufrates; por el sur con la Arabia Feliz14* y con Egipto ypor occidente con el mar Egipcio y Sirio hasta Iso149. 141 T itio fue legado de S iria entre el 13 y el 8 a. C. Para este episodio, cf. las fuentes citadas p o r B i f f i , // M edio O riente, pág. 173, en relación con la devo lución de los trofeos. 144 Sus sucesores, según Jones (en su edición de Loeb). 145 C on prefecto s rom anos, según Jones. 146 Las palabras en tre paréntesis le resultan sospechosas a Kramer, que las considera una n o ta al m argen incluida en el texto, y M eineke las elim ina. El golfo de Iso es el golfo de Iskenderun. 147 El texto dice solo «cuatrocientos estadios». «M il» lo inserta Izschuke citando a P l i n i o V 67, y lo aceptan los dem ás editores (cf. J o n f s ) . La disiancia equivale a sí a casi 260 km , respondiendo m ás o m enos a la realidad. I4X S obre A rab ia Feliz cf. capítulo 4. 149
Iso es la actual Ye§il H üyük en T urquía. Cf. XVI 1, 2 p arael uso antiguo
del térm ino «sirio» co rresp o n d ien d o a «asirio».
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GI OGRAI ΙΑ
Tomamos como partes de Siria, em2 pezando por Cilicia y el Monte Amano, R egiones y p u eb los Comagene y la llamada Seléucide de de Siria Siria150, después la Celesiria151, y, final mente, ya sobre la costa, Fenicia, y hacia el interior, Judea. Algunos autores, tras dividir toda Siria en celosirios, sirios y fenicios, dicen que otros cuatro pueblos se mezclaron con estos: los judíos, los idumeos, los gazeos y los azotios, y que unos son agricultores, como los sirios y los celosirios y otros comerciantes, como los fenicios152. Todo esto por lo que se refiere al 2 conjunto. Pero en lo que se refiere a Coma%ene cada una de las partes, digamos en pri mer lugar que Comagene es pequeña y tiene una ciudad bien defendida, Samósata, en la que estaba el palacio real, aunque ahora se ha con vertido en una provincia153. Rodea a la ciudad una comarca
150 Seléucide es el nombre con el que los seléucidas d esig n aro n sus territo rios en Siria, aplicado en el s. il a la tetrápolis (vid. in fra ) fo rm ad a por las cuatro ciudades fundadas por Seleuco I, pero en origen e x ten d id o al conjunto del país sirio (D . M u s t i , «Lo stato dei S eleucidi...», S tu d i C lass, e Orient. 15 [1966], 6 1-1 97). La delim itación de E s t r a b ó n (cf. § 4 y 8 ) no co in cid e con la
de P t o l o m e o (V 14, 11 ), que incluye en la región la ciu d ad de G indaros (per teneciente a la Cirréstica según Estrabón). 151 Literalmente «hueca, cóncava». El térm ino es una ad ap tació n del arameo kol Aram (todo Aram), que designaba, entre los an tig u o s aram eos que ocupaban el país la Siria interior, la Siria entera, por o p o sició n al litoral fenicio ( S a r t r e , L'orient Rom aine, págs. 310 s.).
152 El territorio lagida de Siria tenía el nom bre oficial de (C ele)S iria y Fe nicia. pero no se sabe si tenía una unidad adm inistrativa igual que fiscal. Sobre la Com agene cf. § 3, sobre la Seléucide, § 4-12, sobre C elesiria § 16, 21, sobre Fenicia § 22-33, sobre los judíos § 34-46 y sobre idum eos, gazeo s y azotios § 34, 30, 29 respectivam ente. Iv* Con «una sim ple provincia» Estrabón se refiere a un sujeto omitido,
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extremadamente fértil, aunque reducida. A llí está ahora Zeug ma del Eufrates154. Enfrente se levanta la ciudad de Seleucia, una plaza fuerte de Mesopotamia incluida dentro de los límites de Comagene por Pompeyo155. En esta ciudad fue donde Tigra nes asesinó a Selene, de sobrenombre Cleopatra, tras tenerla prisionera durante un tiempo, cuando ella fue desterrada de Siria156.
C om agene, a no ser que lo que quiera decir es que Samósata se ha convertido en capital de una pro v in cia rom ana. Efectivam ente, en el 17-18 d. C. (es decir, cuando se supone que E strabón está concluyendo su obra) Comagene se con vierte en p rovincia rom ana. Sam ósata fue una localidad asiría que refundaron los griegos en ép o ca helenística. Se convirtió en capital de Comagene, región que se constituyó com o reino cuando el sátrapa Ptolom eo se independizó del rey seléucida en el 170 a. C. En Sam ósata se hizo construir su palacio el rey Antíoco 1, hijo de M itrídates C alinico, y reconocido com o rey de Comagene por P om peyo en el 62-61 a. C ., fam oso por el m onum ento cultual que se erigió a sí m ism o y cuyos restos pueden verse todavía en N em rud Dag. Estrabón da la localización de S am ó sata en XIV 2, 29. 154 El topónim o «Z eugm a» es transparente en griego: significa «puente»; pero siendo un nom b re propio no parece apropiado traducirlo. (NT) 155 Z eu g m a (el puente del E ufrates) es la Zeugm a de Siria en la Cirréstica (cf. S y m e , A n a to lica , págs. 97-102, esp. 100 s.), la m ism a ciudad que luego fue rebautizada com o S eleu cia (actual Bâlkis), a la que Pompeyo incluye, junto con otras partes de M esopotam ia (de ah í «plaza fuerte de M esopotam ia»), en los lím ites de C o m ag en e (cf. A p p ., M ilr. 114). Sobre los Puentes del Eufrates cf. 1, 23 con n. 114. P ara la localización de C om agene por Estrabón cf. XI 12, 2, 14, 2, XII 2, 1. |SÍ> El rey arm en io T ig ran es, después de coger prisionera a C leopatra Sele ne, hija del rey de E gipto P tolom eo VIII, durante su asedio a la ciudad de Pto lemaide en el 69 a. C ., la lleva a Seleucia, donde la mata. Tigranes había ocu pado S iria y C ilicia P ediada en el 83 a. C. (cf. sobre estas ocupaciones XI 14, 15). En principio solo ten ía interés en la Siria del norte, y durante m ucho tiem po aceptó la presen cia n ab atea en D am as y la de C leopatra en Ptolemaide. Damas cayó en el 72 a. C. y P tolem aide en el 69 a. C., ju sto antes de que el rey se m archara de Siria.
292
(if Ο ί ι Κ Α Η Α
I.a Seléucide es la mejor de las re4 giones mencionadas, y además se la llaSatrapías y ciudades ma, porque lo es, Tetrápolis, a causa de de la Seléucide |as m¿s exce|entes de sus ciudades, pues
tiene muchas. Pero las mayores son cua tro: Antioquía la que está cerca de Dafne, Seleucia la de Pieria, Apamea y Laodicealv . Todas ellas son fundaciones de Seleuco Nicátor y se las llamaba hermanas por el buen entendimiento entre ellas. La mayor recibió su nombre por el padre de Seleu co15*, la mejor defendida por el suyo propio, y, en lo que se re fiere a las dos restantes, Apamea por el nombre de su mujer, Apama, y Laodicea por el nombre de su madre. De modo acorde a la tetrápolis, la Seléucide fue dividida en cuatro satrapías, se gún dice Posidonio, las mismas en que fue dividida Celesiria, mientras que Mesopotamia solo formó una1"4. Por su parte An tioquía es a su vez una tetrápolis, puesto que está compuesta de cuatro partes. Cada una de las secciones está fortificada con la muralla común y además con una propia160. El primer núcleo lo pobló el propio Nicátor, trasladando allí colonos de Antigonía, que Antigono, hijo de Filipo, había erigido cerca de allí poco tiempo antes, el segundo es una fundación resultante de la gran
lv Antioquía = Antakia: Dafne = H arbiye; S eleucia = K apisuyu / Kaboussié: A pam ea = Ualaat el-M oudiq; Laodicea = Latakia. IW Se refiere a Antioquía, fundada por Seleuco I (cf. § 5). ,sg H JrH ist. 87 F 65: E d e l s t e i n - K i d d , fr. 2 5 1. N o hay n ecesidad de pen sar que el texto está corrupto. De C om agene ya ha h ab lad o arriba. El verbo está om itido porque se sobrentiende el anterior, aunque d iv id ir en uno sea absurdo, responde al estilo a veces descuidado de E strabón. S obre la d iv isió n en satra pías vid. E . F r é /
ouls,
«Sur les divisions de la Séleucide. À propos de Strabon
XVI 2» Met. Univ. Saint-Juseph fíeyreuth 37 ( 1960-1961 ), 228-235; D. M u s ti,
«Lo stato dei seleucidi...», .SCO 15 (1966), 61-197. 160
Com o señala B i f f i , II M edio O riente, pág. 178, el m uro no puede ser
com ún a las cuatro partes porque una de ellas se en co n trab a en un islote.
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cantidad de colonos, el tercero fue fundación de Seleuco Calínico y el cuarto de Antíoco Epífanes161. Además Antioquía es la capital de 5 toda Siria y allí se levanta el palacio real Antioquía ¿e |os dirigentes del país. Y no desmere ce mucho ni en poderío ni en tamaño con respecto a Seleucia del Tigris y Ale jandría la de Egipto. Nicátor también alojó allí a los descen dientes de Triptólemo, a quien mencioné hace un poco162. Debi do a ello los antioquianos lo honran como a un héroe y le dedican una festividad en el monte Casio, el que está a las afue ras de Seleucia163. Dicen que fue enviado por los argivos en búsqueda de ío, desaparecida en primer lugar en Tiro, y dicen que anduvo errante por Cilicia. Y que allí algunos de los argi vos que estaban con él se separaron de su séquito y fundaron Tarso; pero que los otros, tras acompañarle hasta la siguiente costa y tras desistir de la búsqueda se quedaron con él en las tierras fluviales del Orontes. También cuentan que Gordis, el hijo de Triptólemo, junto con algunos de los del séquito de su padre, emigró a Gordiea, mientras que los descendientes del resto se hicieron convecinos de los de Antioquía164. If)1 A ntioquía estab a fo rm ad a por dos barrios originales fundados por Se leuco I N icátor (el de la isla y el de habitación de los colonos al sur), un tercero añadido en tiem po s de S eleuco 11 C alinico (246-226 a. C.), y un cuarto, Epifa nía, que do b la casi la superficie de la ciudad, fundado por Antíoco IV (175164 a. C.). Cf. S a r t r e , D ’A lexa n d re..., pág. 135. A ntigonía había sido fundada por A ntigono, rival de S eleuco I, en el 307-306 a. C. 162 Cf. 1 ,2 5 . 161 trabón
Indicación que lo distingue del M onte Casio egipcio, del que habla Es en § 32, 33. El sirio es el actual G abal al-Akra.
IW T rip tó lem o es el héroe eleusino por su im plicación en los m isterios de Eleusis. D ém eter, en reco m p en sa por la hospitalidad que le ofrecieron sus pa dres, le dio un carro alado con el que sobrevolar toda la tierra esparciendo granos de trigo. lo es una princesa de A rgos a la que se unió Zeus. El deseo de
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( . Ι . Οί ι ΚΛί ΙΛ
Por encima de Antioquía, a cuarenta estadios, se encuentra Dafne, una coloDafne n'a m°deradamente grande y también un bosque sagrado completamente cerrado, recorrido por corrientes de manantiales, en el medio del cual hay un recinto inviolable y un templo de Apolo y de Ártemis. Y allf los de Antioquía y los de las ciudades vecinas tienen la costumbre de celebrar festivales comunes165. El bosque forma una circunferencia de ochenta estadios. El río Orontes discurre cerca de la η _ ciudad. Este río, con sus fuentes en CeEl rio Orontes y ciudades a l este de lesiria y tras fluir un tiempo bajo tierra, Antioquía emerge su corriente de nuevo, y, tras venganza de Hera la obligó a huir, en la form a de vaca que el d ios le había dado para que escapase, acosada por un tábano por toda G recia y A sia hasta llegar a Egipto, donde recuperó su antigua figura y, con el n acim ien to de su hijo, dio origen a la estirpe de las Danaides. E s t r a b ó n ex p lica con e sta leyenda también la fundación de Tarso (XIV 5, 12), siendo sin em b arg o m ás im portante y mejor atestiguada en la ciudad la leyenda que atribuye su fu ndación a P erseo. Seleuco I Nicator aloja en Antioquía a los descendientes de T rip to lem o , el héroe envia do por (naco en busca de su hija ío. T am bién L i b a n i o (O r. XI 4 6 -5 2 ) pone el mito en relación con la fundación de A ntioquía. C f. S c h e e r , M yth isch e Vorváter, págs. 329-336. Para la fundación de G ordiea p o r G o rd is cf. I, 25. El nombre del pueblo se ponía en relación con el m ito de la transform a ción en laurel de la joven am ada por Apolo (cf. L i b a n i o . Or. XI 94 y, para la versión original arcadia y elea P a u s . , VIII 20, 2; cf. F i l ó s t r . , VA 1, 16). B i f f i (// M edio O riente, pág. 180) hace referencia a los testim onios iconográficos en m osaico que sobre el mito se encuentran en la ciudad, citan d o a L e v i , Antioch M osaic Pavements, I, 212-4, tav. XLVI c). Los m an an tiales m en cionados por Estrabón forman aún parte de la m oderna A ntakya. El cu lto de A polo y Árte mis (D afne) era el más representativo de la ciudad, hab ien d o sido prom ulgado por los seléucidas, com o en general los cultos de A polo en las distin tas partes de su reino. Muy im portante era tam bién, aunque cu rio sam en te no m encionado por Eslrabón, el culto a un dios indígena del m onte C asio que los seléucidas identificaron con Zeus.
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avanzar a través de las tierras de los apameos hasta Antioquía, se aproxima a la ciudad y fluye en su descenso hacia el mar cerca de Seleucia166. Su nombre, que antes era Tifón, se cam bió al de Orontes, la persona que construyó un puente sobre el río. En algún lugar por allí se desarrolla el mito de la fulmina ción de Tifón y el de los arimos, de los que ya hablé antes167. Cuentan que Tifón (quien afirman que era un dragón), al ser alcanzado por los rayos huyó en busca de un refugio bajo tie rra, y que no solo cortó la tierra con surcos y dio forma al cauce del río, sino que, al hundirse bajo tierra, dio lugar al nacimiento de la fuente; y que de esto surgió el nombre del río16*. Pues bien, hacia el occidente se encuentra el mar, por debajo de Antioquía y cerca de Seleucia, cerca de la cual de semboca el Orontes. Seleucia se encuentra a cuarenta estadios de la desembocadura y a ciento veinte de Antioquía169. Viajes 166 El O rontes, actual N ahr al-A si que fluye entre Siria y Turquía, nace se gún el propio E s t r a b ó n (§ 19) entre el Líbano y Paradeisos, y según P l i n i o (V 80), entre el L íb an o y el A ntilibano, ju n to a H eliópolis (Baalbek). 167 V éase XII 8, 19, donde relaciona el m ito de Tifón y los arimos con la creación de la C atacecau m en e en Lidia. Cf. XIII 4, 11 y XIII 4, 6, donde men ciona la versión de la relación entre los arim os de C ilicia y los arimos (arameos) de Siria: «alg u n o s m antienen que los sirios son arim os, a quienes ahora se llam a aram eos, y que los cilicios de T roya em igraron y se establecieron en Siria, desp o jan d o a los sirios del territorio que actualm ente se llama Cilicia». Cf. P a u s . , VIH 29, 3; y tam bién E s t r . , XVI 4, 27 para un excursus sobre la confusión entre los d istin to s grupos étnicos y la posible designación de Siria m ediante el étn ico «arim os». 1(18 Tifón o T ifoeo era el m enor de los hijos de Gea y Tártaro (según otras versiones hijo de Hera). Era un ser monstruoso que llegaba hasta el cielo y sus brazos extendidos hasta oriente y occidente. Tenía cabezas de dragón en vez de dedos, estaba rodeado de víboras de cintura para abajo y echaba fuego por los ojos. Atacó a Zeus, quien, una vez recobrado, em pezó a fulminarlo obligándole a huir. 169 Cf. Bii-fi, II M ed io O rien te, pág. 182, que señala que la desem bocadura del río se e n cu e n tra hoy a 7 km al sur de Sam adagh y a unos 30 km al SO de Antakya.
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río arriba desde el mar hasta Antioquía se hacen en el día. Hacia el oriente de Antioquía está el Eufrates, y también Bambice, Berea y Heraclea, pequeñas ciudades en su día go bernadas por Dionisio, hijo de Heracleonte17'1. Heraclea se en cuentra a veinte estadios del templo de Atenea C’irréstide171. X A continuación está la Cirréstica, La C in é s tu a y || hasta la Antióquide. Por el o tr o s lu g a re s d e la S e lé u c id e h a s ta
c
norte está cerca el monte Amano y la H e ra c le a y e l Comagene. La Cirréstica, que se extienm o n te C a s io ^ hasta a| l¡mita con ambos. A llí está la ciudad de Gíndaro, que es la acrópolis de la Cirréstica y sede natural de bandidos172. Cerca de allí hay un lugar llamado Heral7n Bambyke (actual M ambig), a 88 km al NE de A leppo, fue rebautizada Heliopolis por Seleuco Nicator entre el 293 y el 288, cu an d o su m ujer Estratonice se convirtió en patrona del santuario. Berea, entre A n tio q u ía y Bam bice e identificada con Alepo, era una fundación de S eleuco I; H eraclea se encontraba al N de Laodicea en la costa (Al Ladhiqiyah). Para otros to p ó n im o s derivados del topónimo Heraclea en la zona cf. 2, 8; 2, 12. Sus n om bres pueden rem ontar a veteranos de Alejandro o a reyes helenísticos que v en erab an a este dios, o bien a una identificación con el dios fenicio M elqart (cf. S c h e e r , Mythische
Vorváter, págs. 2 % y 332). Parece que D ioniso se hizo con la tiran ía cuando su padre Heracleonte hizo matar al rey A ntíoco VIII en el % a. C .. aunque las ciudades se m antuvieron nom inalm ente bajo la so b eran ía seléu cid a ( B i f f i , II
Medio Oriente, pág. 182; S a r t r e , D'Alexandre..., pág. 271 ). 171 Estrabón no m enciona la localidad en la que se sitú a el santuario, Cirro, importante desde el 6 d. C. hasta el 18 com o sede de la X legio Fretensis ( B i f f i ,
II Medio Oriente, pág. 183). C irro era una ciudad m aced o n ia, cercan a a Pella, donde Alejandro había erigido un tem plo a A tenea (D io n . S ic., X V 111 4, 5). El com ponente m ilitar m acedonio que acom pañó a A n tig o n o dio nom bre a esta localidad siria y a toda la región (cf. § 8). 172 G índaro parece ser fundación de A ntigono, co m o su v ecin a C irro, y su nom bre, com o el de esta (cf. n. anterior), transposición to p o n ím ica de una ciu dad m acedonia (P. Bernard - A. B ousdroukis, «T o p o n y m ie co lo n iale...» . Actes
du Colloque de Tours sur la Syrie hellénistique, octobre 2 000). D ado que Est r a b ó n no m enciona la C irréstica en su descripción de las p artes de S iria (§ 2),
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cleo'73. Fue en torno a estos parajes donde fue muerto Pacoro, el mayor de los hijos del rey de los partos, a manos de Ventidio en su ataque a Siria174. Y con Gíndaro limita Pagras de la Antióquide, un lugar con buenas defensas que se encuentra cerca del paso sobre el monte Amano, que lleva desde las Puertas Amánidas hasta Siria175. Y a los pies de Pagras queda la llanura de los de Antioquía, por la que discurre el río Arceuto, y tam bién el Orontes y el Labotas176. En esta llanura está la empaliza da de Meleagro y también el río Enoparas junto al que, tras vencer en una batalla a Alejandro Balas, murió Ptolomeo Filométor a causa de sus heridas177. Por encima de estos parajes se
y que en este parágrafo term ina hablando de otras localidades de la Seléucide, parece que co n sid era la C irréstica com o una parte de dicha región, a diferencia de P t o l o m e o (V 14, 10, 11), que la distingue de la Seléucide, incluyendo sin em bargo en esta últim a la ciudad de G índaro (V 15, 14. 11 ). Toda la zona fron teriza entre C ilicia y S iria era sede de piratas ν bandidos (cf. XIV 5, 2: 5,6-7). 171 Sobre los top ó n im o s derivados del teónim o Heraclea cf n. 170. 174 P acoro, hijo del rey parto O rodes 11, se unió al romano Labieno para invadir S iria en el 41 a.
com o una acción más de la guerra civil romana. Los
ejércitos rom anos fueron vencidos, A pam ea y A ntioquía tomadas y todo el país ocupado. En el 39. sin em bargo, aprovechando que el ejército de Labieno esta ba ya en A sia M enor, P. V entidio Baso inició la reconquista, llevándola a cabo en el 38 d espués de m atar a Pacoro en Cirréstica. Cf. XVI 1, 28. 175 Pagras (cf. P u n ., V 82; P t o l . , V 14, 9, que incluye Pagras y las Puertas Sirias en la P ieride) se identifica con las ruinas del Bakras Kalesi. 30 km al norte de A ntakya ( B i f f i , II M edio O riente, pág. 184). Las Puertas Amánidas (cf. XIV 5, 18) debían de coincidir con el paso de Toprakkale, unos 8 km al E de Osm aniye ( B i f f i , pág. 184); identificadas en Barrington Atlas con Aslan Bogazi. 176 El río A rceu to , co n tinuación del Kara Su, es el actual Nahr al-Qawshil; Orontes = N ahr el-A si; L abotas = parte alta del Kara Su. 177 La em p alizad a de M eleagro se identifica con G ündüzlü ν el río Enopa ras con el N ahr A frin. Los hechos acontecieron en el 146 a. C. Ptolom eo se cayó de su caballo , al parecer. A lejandro Balas usurpe) el trono seléucida de Siria a D em etrio 1 S o ter en el 150 a. C. C on la disculpa de acudir com o protec tor de A lejandro, su yerno, ante los intentos de D em etrio I y su hijo de retom ar
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( i h O í i R A I ΊΛ
encuentra la colina llamada Trapezonte por su semejanza con una mesa17*. Allí fue donde Ventidio tuvo su lucha con Franicatesl7\ general de los partos. Y junto al mar de esta región se encuentra Seleucia, y también Pieria, una montaña contigua al Amano, así como Roso, que se erige entre Iso y Seleucia1*0. Seleucia se llamaba primero Hidatospotamoi1*1. La ciudad es una fortaleza digna de mención que superaría por su capacidad de resistencia cualquier ataque violento1*2. Por ello, tras quitar le de encima a Tigranes, Pompeyo la proclamó «ciudad libre»1*3. Al sur de los de Antioquía se encuentra Apamea, que está en el interior, y al sur de los seleucios se encuentran el monte Casio Siria, el lagida Ptolomeo VI Filom étor invade Siria. A lejan d ro Balas organiza un complot contra su suegro, quien le retira a su hija C le o p atra VII y la entrega a Demetrio II. Tanto Ptolom eo VI com o Balas m ueren en el cu rso de estas hostilidades, en el 145, lo que perm ite a D em etrio II recu p erar el trono sirio. I7K Τ ρ ά π ε ζ α significa «m esa». A ctual D arbsak. I7y Tzschucke y Coráis corrigen el nom bre del m ejo r g en eral del rey Orodes en Famapates, siguiendo a D i o n C a s i o (X L V III41, 4) y P l u t a r c o (Anto nio, 33 ,6 : Franipates). Cf. D i o n C a s i o , XLV III 41, 3-4. Para el co ntexto de la lucha de Ventidio contra los partos cf. 1, 28 con n. Iw> Seleucia, una de las ciudades de la tetrápolis siria (cf. su p ra § 4) fue fundada por Seleuco I en abril del 300 a. C. com o capital. El m onte Pieria es el actual Kizi Dag. Roso es la actual Uluçinar. 1X1 Nombre, no atestiguado en ninguna otra fuente, que sig n ifica «ríos de agua». IH‘ El texto dice literalmente que la ciudad es «m ás fuerte que la violencia». (NT) Ante la amenaza romana los antioqueos recurren a T igranes, rey de Arme nia. aparentemente menos ambicioso respecto a Siria que M itrídates o Ptolo meo IX. Tigranes ocupa Siria del norte y C ilicia Pediada en el 83 a C. con algu nas resistencias, entre ellas la de la ciudad de Seleucia Pieria, que consiguió resistir los intentos de ocupación de Tigranes hasta el 70 a. C. A nte la invasión de Lúculo a Armenia durante su cam paña contra M itrídates, T igranes sale de Siria en el 69 a C., año en que Lúculo permite al seléucida A ntíoco XIII recuperar el país. Sin em bargo, muy poco después, en el 65-64 a. C., P om peyo crea la provin cia romana de Siria.
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y el Anticasio1*4. Y aún más allá tras Seleucia está la desembo cadura del Orontes. A continuación está el Ninfeo1*5, una espe cie de gruta sagrada y luego el Casio; acto seguido están la pe queña ciudad de Posidio y Heraclea1*6. Después está Laodicea, que se en^ cuentra junto al mar, hermosísimamente Laoclicea construida, con un puerto excelente y que, además de manifestar su fertilidad en muchos otros frutos, produce vino en grandes cantidades. Y así, esta ciudad proporciona a los alejan drinos la mayor parte del vino, puesto que el monte que tienen por encima de la ciudad está todo lleno de viñas hasta práctica mente la cima187. Las cimas están muy lejos de Laodicea, en una suave cuesta hacia arriba que sube poco a poco desde esta, pero, alzadas perpendicularmente hasta la cumbre, se ciernen sobre Apamea. Dolabela perjudicó a la ciudad de Laodicea des mesuradamente al huir hacia ella, pues fue sitiado allí por Casio
184 D a la im presión de que Estrabón cree aquí que A pam ea está justo al sur de A ntioquía, com o el C asio ju sto al sur de Seleucia, y no mucho más al sur, en el O rontes. C asio = Jebel el-A k ra (Turquía); Anticasio = Kara Douran Dag (Siria). 185 Cf. B i f f i , II M ed io O riente, pág. 186, y Barrington Atlas, para la posi bilidad de una iden tificació n con una gruta llam ada al-Hammam, al sur de la actual al-M ijadin. 186 P osidio estab a situada sobre un prom ontorio, hoy identificable con el Ras al-B asit (S iria), al sur ju sto de las fuentes del O rontes. Su fundación se atribuía a A nfíloco , hijo de A nfiarao, que m urió según una versión en Siria. H eraclea quizá p u ed a identificarse con el puerto de M einet Borja ( B i f f i , II Medio O riente, pág. 186), aunque cf. Barrington Atlas para una posible identi ficación con Ras Ibn H ani. Sobre el nom bre cf. n. 170. 187 La ex p o rtació n de vino sirio a Egipto está atestiguada ya en época ptolomaica (cf. B i f f i , II M ed io O riente, págs. 186 s.). El m onte es el G abal asSahiliya, que se ex tien d e paralelo a la costa entre Laodicea y A pam ea y alcan za los 1.600 m.
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hasta la muerte, provocando la destrucción junto a él de muchas partes de la ciudad1**. V Apamea también tiene IQ dad1*9que, en su mayor parte, está bien Apamea tonificada, dado que se trata de una altu ra hermosamente amurallada en el me dio de una llanura que forma una vagua da, una altura convertida en península por el Orontes y un gran lago que la rodea y se derrama en amplias marismas y praderas, sobresalientes por su tamaño, que constituyen excelentes pastos de vacas y de caballos. De modo que la ciudad tiene una situa ción así de segura, y se le llama también Quersoneso 190debido a las condiciones reales que concurren allí, y está bien dotada de unas tierras amplias y fértiles, a través de las cuales fluye el Orontes. Y en estas tierras hay muchas ciudades dependientes. Seleuco Nicátor alimentó allí a sus quinientos elefantes y a la mayor parte de su ejército, como hicieron a su vez los reyes posteriores191. Entonces los primeros macedonios también la ,l
D ion C a s i o . X L V I I 30). Para evitar ser capturado p o r C asio , D olabela dio a uno de sus soldados la orden de que le diera m uerte. C asio se h izo con el dom i nio de Siria hasta que en el 42 fue elim inado por B ruto en la batalla de Filipi en M acedonia. ,sv Polis. G roskurd conjetura acrópolis. A pam ea = Q alaat el-M oudiq. 190 «Península». m Desde que com ienza la era seléucida y S eleu co N icato r intenta conse guir el dom inio com pleto de S in a e n e l 3 12 a. C., tiene que lu ch ar contra Anti gono prim ero, derrotado en la batalla de Ipso (301 a. C .) p o r una coalición de diadocos, y con Ptolom eo después por la parte m eridional del país, que este queiía m antener com o parte del dom inio egipcio. Sin em b arg o , E strabón pare
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llamaban Pella porque la mayor parte de los macedonios que formaban la expedición vivían allí y Pella, la patria chica de Filipo y de Alejandro, se había convertido en algo así como la metrópolis de los macedonios1*2. Allí estaba también la sede del estado mayor del ejército y los establos, en los que había más de treinta mil yeguas y de trescientos sementales. Había también allí domadores de potros y fabricantes de armas y todos los que estaban asalariados como instructores de todo tipo de asuntos militares. El progresivo ascenso de Trifón, el llamado Diódoto, evidencia el poder de esta ciudad, así como su ataque al reino de los sirios, al situar en ella su cuartel general. Pues él había nacido en Casiana, una ciudadela de la tierra de los apameos, y, después de haberse criado en Apamea y de haber estado en con tacto con el rey y su entorno, cuando se dispuso a iniciar una revolución, obtuvo sus medios de esta ciudad y de las de su vecindad: Larisa, Casiana, Mégara, Apolonia y otras así, todas las cuales tributaban a Apamea193. Y así Tritón fue proclamado rey de esta tierra y se mantuvo en el puesto durante mucho tiempo14 T rifón era el so b ren o m b re de un jefe árabe, Jám blico, a quien A lejandro Balas había co n fiad o la tutela de su hijo. El gobernador seléucida de Apamea,
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lion de Apamea, se hizo tuerte durante tanto tiempo (y ello pese a estar sitiado por dos grandes ejércitos romanos) que no llegó a estar bajo su control hasta que se entregó voluntariamente y con las condiciones que él quiso195. Y esto gracias a que la co marca aprovisionaba a su ejército y a que encontraba muchos aliados entre los cabecillas vecinos, que poseían plazas fuertes bien cercadas. Una de ellas era Lisias'1*1, que queda por encima del lago próximo a Apamea, y otra Aretusa, la de Sampsicéramo y su hijo Jámblico, cabezas visibles de la tribu de los emesenos197. Y no muy lejos estaban también Heliopolis y Calcis, gobernada esta por Ptolomeo, hijo de Meneo, que controlaba
Diodoto, hizo proclam ar rey a este hijo de B alas, pero el jo v e n , A ntíoco VI Epiphanes, fue elim inado por su tutor, que se p ro clam ó rey con el nom bre de Trifón en el año 142-com ienzos del 141 a. C ., y co n sig u ió el control de gran parte de Siria costera. Al tener D em etrio II que acu d ir a M eso p o tam ia para hacer frente a la invasión parta, su herm ano A ntíoco VII S id etes se encargó de poner fin a la usurpación de Trifón, que se suicidó en el 138 a. C. I9:s Q. Caecilio Baso partidario de Pom peyo, que h ab ía co n seg u id o hacer prisionero y matar a Sexto Julio Caesar, pariente de C ésar y nuevo gobernador de Siria enviado en el 47 a. C., provocó el am otinam iento de las tropas romanas en Apamea tras proclamarse pretor. Fue elim in ad o tiem p o d esp u és por Casio (cf. n. 188). ,Wl Lisias, al N del lago de A pam ea (actual B ourzey en S iria), es distinta de la Lisias mencionada en § 40. Seguram ente E strabón está p en san d o en el judío Silas com o cabecilla de esta plaza fuerte (cf. B i f f i , II M ed iu O rie n te , pág. 190). 197
Los árabes, posiblem ente procedentes de la alta M eso p o tam ia y el este
anatolio se instalaron muy pronto en Siria central. Jám b lico , a quien Balas confió la tutela de su hijo (cf. n. 194), era je fe de la tribu de los em esenos, nó madas de los alrededores de A pam ea que a co m ien zo s del s. i se desplazaron hacia A retusa (identificada con Restan [Siria]) y la p o sterio r E m esa. Los nom bres de Jám blico y Sam psicéram o se suceden en esta p o d ero sa dinastía, luego dinastía de Em esa. Es posible que en época de E strabón to d av ía no sean reyes de Em esa, o que esté utilizando una fuente antigua. A q u í E strabón se refiere a Sam psicéram o I y Jám blico II (20 a. C .-14 d. C .), con el que e m p ieza la edad de oro del principado. Cf. S a k t k e , D 'A lexandre..., págs. 382 s., 505.
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Masia y el país montañoso de los itureos1*. Entre los aliados de Baso estaba también Alcedamno, rey de los rambeos, nómadas / que viven de la parte de acá del Eufrates; este era amigo de los romanos, pero creyendo que estaba siendo tratado injustamente por los gobernadores1^, retirándose hacia Mesopotamia, entró entonces en la nómina de los mercenarios de Baso211". De allí, de Apamea, es también Posidonio el estoico, uno de los filósofos más eruditos de mi tiempo201. Limítrofe con Apamea hacia el este, 11 encontramos también la llamada ParapoE1 in te r io r r e s ta n te tamia de los cabecillas árabes y la Calcíd e la S e lé u c id e dica, que baja desde Masía, y toda la re 198 H eliopolis = B aalbek. Los itureos son árabes del Líbano, que convierten la Beqa central en verd ad ero principado al m argen de las autoridades y consi derado por estas com o un nido de bandidos. Su jefe Ptolom eo acuñó moneda y parece que hizo de C alcis, no localizada con exactitud (cf. B i f f i , II Medio O riente, pág. 191, p ara posibilidades) el centro de su dom inio. Cf. E s t r . , XVI 2, 18. El po d er de P tolom eo sobre la Beqa central y el norte del monte Líbano tuvo que ser recono cid o p o r Pom peyo, si bien a cam bio de mil talentos ( S a r t r e , D ’A lexa n d re..., pág. 451 ).
199 Los gob ern ad o res rom anos, quiere decir. 2(10 A lcedam no, seguram ente el cabecilla árabe a quien D i o n C a s i o (XXXVI 2, 5) llam a A lcaudonio, enfrentado a Lúculo en el 69 a. C . se reconcilió luego con él (cf. D i o n C a s i o , loe. cit.), pero de nuevo apoyó a los partos contra Craso hasta que en el 42, a cam bio de una buena oferta económ ica, luchó con Baso en el asedio de A pam ea al que hace m ención Estrabón en este pasaje. ( D i o n C a s i o , X L 20, 1-2, XLVI1 27, 2-3). Sobre los rambeos, solo aquí atesti
guados, cf. b ib lio g rafía en R a d t , Strabons G eographika, pág. 296. 201
Este es el m ism o Posidonio que Estrabón cita a m enudo com o fuente.
Nacido en A pam ea hacia el 135 a. C., el filósofo e historiador Posidonio estu dió en A tenas con el estoico Panecio de Rodas y después de visitar Roma, Galia, H ispania y Á frica del norte se instaló en Rodas, donde vivió hasta su muerte, hacia el 51 a. C. Fue m aestro de C icerón y de Pom peyo. Escribió una continuación de las H isto ria s de Polibio desde un punto de vista estoico y con gran dedicación a los fenóm enos naturales.
304
(f h ( K i R A F I A
gión al sur de los apameos, en su mayor parte habitada por escenitas202. Kstos son muy semejantes a los nómadas de Meso potamia. Cuanto más próximos a los sinos más civilizados son los pueblos y menos árabes y escenitas2"3, al tener gobiernos mejor coordinados, como el de Sampsicéramo en Aretusa, o el de Gambaro o el de Temellas y otros más204. Así es el interior de la Seleúcide. I^ “ , , Pero el resto de la costa desde Laodicea I xi c o sta d e sd e Laodicea hasta el río es como sigue. Cerca de Laodicea hay Eléutero tres ciudades pequeñas, Posidio, Hera cleo y Gabala203. Después está ya la cos ta de los aradios2()h, donde se encuentran Palto, Balanea y Carno, fondeadero de Arado, al tener un pucrtecillo207. Después 202
Parapotamia es la región al oeste del río E ufrates en el norte de Ara
bia. La Calcídica es la región donde se encu en tra C alcis, m en cio n ad a en § 10, junio con Masia. Para una posible laguna en este pasaje cf. R a d t , Strabons Geographika, pág. 297. ^
Sobre Ιος escenitas vid. XVI. 1. 26 y 27 con notas. Se trata en todos los
casos de pueblos distintos, aunque todos ellos llam ados escen itas. 204 Fn «otras más» se incluye probablem ente el de los ram b eo s (cf. § 10). Sobre Gambaro y Tem ela no se tienen otras noticias. 205 Posidio y Heraclea están al norte de L aodicea, si son las m encionadas en § 8. (¡abala, en cambio, actual G abla, está a 29 km al sur de d ich a ciudad (cf. A rtemidoro , fr 112; Pli n .. V 79).
20f’ Tam bién habitaban la isla llam ada A rado (actual R ouad), frente a la costa continental. Estrabón considera A rado una ciu d ad fen ic ia (cf. § 14), y de hecho su raíz fenicia significa «refugio». Cf. en cam b io § 21, donde se estable ce com o Fenicia la costa desde O rtosia (m ás al sur que A rado) hasta Pelusio (cf. infra en este parágrafo). Según el Pseudo S cylax. p erte n ecía a los fenicios toda la costa desde Arado hasta Ascalón. Para la ex ten sió n del territorio de la fenicia histórica desde Arado al norte hasta Acó al su rcf. S a r t r e , D ’Alexandre..., pág. 39. Sobre los aradios vid. R e y - C o q u a i s , A ra d o s et sa pérée. Palto era un aniiguo centro fenicio, identificable con A rab al-M ulk. so bre las fuentes del N ahr as-Sinn a 15 km al sur de G abla; 10 km m ás al sur está Balanea. actual Baniyas, y 40 km al sur de esta sobre el T all Q arn ain , al norte
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vienen Hnidra y Marato, una antigua ciudad de los fenicios en ruinas2'*. Los aradios dividieron esta comarca entre ellos, como también Símira, el lugar que viene a continuación""9. Contiguo a estos lugares está Oitosia, y también el Eléutero, el río vecino que algunos autores consideran la frontera de la Seléucide con Fenicia y Celesiria21'1. La isla de Arado se encuentra frente La isla d e A r a d o y su s u m in istro
a u n a COSta e s c a r Pada y sin Puertos, más
de agua
y dista veinte estadios de tierra firme211.
^ m enos entre su fondeadero y Marato,
Es una roca bañada todo alrededor, de unos siete estadios de circunferencia, y está llena de asenta mientos humanos. Y ha sido tan populosa, incluso hasta el día de hoy, que habitan casas con muchas plantas. Se cuenta que fue fundada por exiliados de Sidón212. Su suministro de agua lo obtienen por un lado de las lluvias y de cisternas, y por otro de de T artus, está K arnos (B arrington Atlas, cf. B i f f i , II M edio Oriente, pág. 193). T anto Palto com o B alanea están al norte de Arado. 208 E nidra. deb id o al nom bre en parte sem ítico en parte griego, parece po sible que se trate del lugar de la actual Ain al-H ijeh (Tell Ghamqe, BA). Mara to, justo enfrente de la isla de Á rado, es la actual Amrit. 2(19 Sím ira (q u izá la actual Tell Kazel), una antigua colonia de Árado, se encuentra entre O rto sia y el río Eleutero, a 15 km al SE de Marato. 210 O rtosia (K han ard A rtuçi, en el Líbano) debe su nombre al epíteto de Artemis, que tiene allí un culto. Estrabón la m enciona en § 15, 21, 33 como punto de referencia. El E léutero, que fluye al norte de O rtosia, es el actual Nahr al-Q ebír. T an to el río com o la ciudad están adscritos a Fenicia en Ptolomeo (V 14, 3) y P linio (V 78).
211 La isla de A rado, actual ar Rouad, dista efectivam ente algo m enos de 3 km de tierra firm e co m o dice Estrabón, frente a otras medidas erróneas del Pseudo S cylax, D iodoro Siculo o Plinio (cf. B i f f i , Il M edio O riente, pág. 194). 212 Cf. n. 206 a § 12. A parté de la tradición que considera a los aradios exiliados de S idón, E strabón conoce la de los habitantes de Á rado y de Tilo en el golfo A rábigo, que co n sideraban a los aradios y tilios fenicios colonos suyos (3 ,4 ).
( ϋ Ο ί ί Κ Λ ί ΙΛ
la región costera de tierra firme que también habitan. En tiem po de guerra obtienen su agua de un canal que hay cerca, por delante de su ciudad, y en el que hay un manantial de agua abundante al que se deja caer desde el barco encargado del suministro de agua un recipiente invertido, de boca ancha y de plomo, y que termina en una base estrecha con un agujero de un tamaño moderado. Y a esta base ajustan una especie de tubo de cuero (o quizá debiera llamarlo fuelle) que es donde se recibe el agua impulsada desde el manantial y que pasa a tra vés del recipiente de plomo. Ocurre que al principio el agua bombeada es de mar, y por ello esperan el flujo del agua limpia y potable y entonces recogen en contenedores que tienen pre parados al efecto toda la que necesitan y la transportan a la ciudad. En la antigüedad los aradios tenían 14 sus propios reyes, como sucedía con H isto ria d e cacja una ¿e [as 0tras ciudades fenicias; lo s a r a d io s . , , pero luego los persas, mas tarde los macedonios y ahora los romanos han ido cambiando su sistema de gobierno hasta llegar al actual213. Los aradios, no obstante, como los demás fenicios, se sometieron a
211
Entre los reyes anteriores a la c o n q u ista p e rsa e s tá atestig u ad o un
A b d il’ti, vasallo del rey asirio S enaquerib en el 701 a. C . y un su ceso r suyo, M atana b a ’al, entre el 681-669 a. C. entre los doce rey es de la c o sta fenicia encargados por A sardon de enviar m aterial de co n stru c c ió n a N ín iv e ( B if f i , II M edio O riente, págs. 194 s.). A rado, co m o el resto de S iria, fue parte del dom inio persa, aunque conservó su realeza, hasta la c o n q u ista de A lejandro M agno en el 332 a. C. D esde el 301 a. C. hasta el s. il a. C . estu v o bajo la soberanía de los m acedonios, de los seléu cid as p rin c ip a lm e n te . C on «el sis tem a de gobierno actual», E strabón se refiere p ro b a b le m e n te al estatu s de civitas libera que tenía la ciudad en ép o ca ro m an a, y a o b te n id o b ajo Antíoco II Theos en el 259-258 a. C. ( B i f i i , pág. 195).
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los reyes sirios, como amigos214. Más tarde, al producirse una disensión entre dos hermanos, Seleuco Calinico y Antíoco el llamado Hierax, los aradios, alineándose con Calinico, hicie ron un convenio según el cual les estaba permitido recibir en su territorio fugitivos del reino y no entregarlos en contra de su voluntad215. Sin embargo, no les estaba permitido dejarles zar par de su isla sin el consentimiento del rey. Y de este convenio obtuvieron grandes ganancias, pues los fugitivos que buscaban refugio en su territorio no eran unos cualquiera, sino que se trataba de personas que habían gozado de la máxima confianza y que ahora temían en grado máximo también. Y al haber sido recibidos como huéspedes por ellos, consideraban a sus anfi triones como sus benefactores y sus salvadores, y guardaban buen recuerdo del favor, especialmente al volver a casa. De modo que es a partir de esto como los aradios pasaron a poseer vastas extensiones en la región costera del continente, la ma yor parte de las cuales aún poseen hoy. Son regiones que, por lo demás, han venido prosperando desde que los aradios se hicieron con ellas. A esto, que podemos considerar buena suer te, añadieron prudencia y esfuerzo en sus negocios maríti
214 C on reyes sirios E strabón se refiere a los seléucidas que gobernaron Siria durante la m ay o r parte del período helenístico. 215 S eleuco II C alin ico y A ntíoco Hierax eran am bos hijos de Antíoco II. En una fech a incierta, q u izá el 241 a. C., Seleuco II, debido a los problem as con los lagidas y en la parte oriental del reino, recurre a la ayuda de su herm ano y le cede al p arecer la co rreg en cia de la parte occidental, es decir de A sia Menor. C uando al fin alizar la tercera g uerra siria contra Ptolom eo III Evergetes, Seleu co pretende v o lv er al estad o anterior, su herm ano no solo intenta m antener su dom inio de la parte occid en tal, sino que am biciona el reino entero. Tras la de rrota en A ncira en el 240 o 239 a. C., Seleuco abandona A sia M enor a su her mano, y en fecha desco n o cid a, antes del 236, se establece un tratado de paz por el que se reparte el reino, aunque para entonces la situación de A ntíoco Hierax ya se ve m uy co m p licad a por los atálidas.
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GEOGRAFÍA
mos2lí>. Y aunque veían a sus vecinos cilicios organizar un modo de vida en torno a la piratería, no participaron con ellos ni una vez de este tipo de aventuras217. Después de Ortosia y del río Eléute15 ro llega uno a Trípolis218, que ha tomado De Onosia a su denominación de algo que concurre Teunrosononte t caso, pues se *trata * de j una funda c a 1 ' en este ción consistente en tres ciudades, Tiro, Sidón y Arado219. A continuación de Trípolis se encuentra Teuprosoponte220, donde termina el Monte Líbano. Entre ambos está Trieres, una especie de ciudadela221.
2ΙΛ Los aradios son conocidos en textos asirios (donde el territorio era de nominado Arwada en acadio) com o com erciantes, y en la B iblia (cf. Ez. 27, 8-11) son mencionados com o fam osos navegantes y g u errero s. 21' Sobre la piratería cilicia y los intentos ro m an o s de term in ar con ella, cf. Estr ., XIV 3, 2-3; 5, 2; 7, 8.
2l!t «La ciudad triple», actual T arábulus (L íbano). 219
Para la m ism a explicación del nom bre de la ciu d ad cf. Ps. S c y l ., 104,
que la distingue de otra Trípolis fenicia que se en cu en tra en tre el río Tápsaco y * Arado: D i o d . Sic., XVI 4 L No se sabe en qué ép o ca llev aro n a cab o el nuevo asentam iento estas tres im portantes ciudades fenicias. L a p rim era mención data ya de la conquista de A lejandro. El estatus de la ciu d ad es m uy discutido, pero tiene una situación estratégica en la ruta que d esde S iria in terio r llevaba a la Fenicia m eridional, y un buen puerto que sirvió de base de operaciones a Darío III antes de su enfrentam iento con A lejan d ro en Iso (cf. S a r t r e , D 'Alexandre..., págs. 41 s.; B i f f i , II M edio O riente, pág. 197). A pesar de ad m itir que Trípolis es fundación de al m enos dos ciu d ad es fen icias, tampoco esta ciudad aparece aquí com o fenicia. 231 Literalm ente «el rostro de D ios», hoy Ras S h aq q a (L íbano). 221
Actual el Herí (Líbano) según B a rrington A tla s, au n q u e para la posible
identificación con Hefe, cf. B i f f i , II M edio O rien te, pág. 197.
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Aquí hay dos montañas que forman 16 entre ambas la llamada Celesiria222: LíL a C e le s ir ia y baño y Antilibano. Son más o menos ✓ sus n o s paralelas la una a la otra, y comienzan ambas solo a una pequeña distancia por encima del mar: Líbano cerca de Tripolis y especialmente cerca de Teuprosoponte, y Antilibano cerca de Sidón. En algún lugar cerca de las Montañas Arabes que están por encima de la Damascenia223 y de los allí llamados Tracones224, ambas montañas terminan en otras montañas peladas y que dan muchos frutos. Dejan entremedias una llanura cóncava. Su anchura cerca del mar es de doscientos estadios, y su longitud desde el mar hasta el interior es de aproximadamente el doble. Fluyen a través de ella una serie de ríos, el mayor de los cuales es el Jordán, que riegan una comarca fértil y que produce de todo. Esta llanura tiene también un lago, que produce juncos aromáticos y caña225, así como marismas. El lago se llama Genesaritis226. La llanura
222
A unque m ás adelante Estrabón habla de una «llanura cóncava», y así se
ha interpretado generalm ente el nom bre de C eiesiria (Koile Siria), sin em bar go, parece que el nom bre no se debe a una depresión del terreno, sino que se trata de una interp retació n griega de un nom bre aram eo que significa «todo lo que está al otro lado del río» y que en el s. iv a. C. designaba toda Siria, pero a partir del m pasó a d esig n ar las posesiones ptolom aicas no marítimas de Siria por oposición al resto del país, a la Seléucide. Cf. B i f f i , // M ediu O riente, pág. 197 con bibliografía. L a C elesiria aquí descrita coincide grosso m odo con el hinterland de la franja entre T rip o lis y Sidón, el actual Líbano. 221 G huta (S iria). 224 «T racones» significa «terrenos accidentados». Cf. § 20. Corresponden al área de Lejja y Saffa en Siria. 22:1 De estas plantas, el iuncus y el calam us odoratus, se extraían perfum es. Cf. la descrip ció n en P u
n
., XII 104-115: XIII 18 (para otras referencias cf.
B i f f i , Il M ediu O rien te, pág. 198).
220
Se trata del m ar de G alilea o de T iberíades, actual Bahr et-T everya. Para
la posibilidad de que esta oración sea una nota m arginal erróneam ente introdu
310
GKOGKAl ΊΛ
también produce bálsamo227. Uno de los ríos es el Crisorróas, que comienza en el país y ciudad de los damascenos y se agota prácticamente en los acueductos, pues riega una tierra muy ex tensa y con un suelo muy profundo228. En cambio el Lico y el Jordán son navegables incluso con naves de carga, algo que hacen especialmente los aradios229. Por lo que se refiere a las llanuras, la 17 , „ . .. primera, comenzando por el mar, se llaL a lla n u ra d e M a c ra s V su d ra g ó n ma Macras o Llanura de Macras . En ella, informa Posidonio, se vio al dragón caído cuyo cadáver tenía una longitud de casi un pletro231, y era tan grueso que unos jinetes situados a uno y otro lado de él no podían verse unos a otros, mientras que sus mandíbulas abiertas crean un hueco tan grande que cabría cida en el texto cf. R a d t , Strabcms G eo g ra p h ika , pág. 302, que sigue a ReyCoquais. Este autor se basa en los testim onios de T e o f r a s t o (H ist. Plant., IX 7, Is.) y P o L iB io (V 45, 9-10), según los cuales el lago se en cu e n tra entre el Líbano y otro monte distinto, y había varios lagos. T am p o co hay testimonios de que en el lago G enesaritis haya juncos arom áticos y caña. 227 Cf. § 4 1 y 4, 19 sobre la producción de bálsam o tam b ién en la llanura de Jericó y en la costa árabe de los sabeos. T e o f r a s t o hab la d e este bálsam o, que considera originario de Siria, y sus propiedades farm acéu ticas (H ist, plant., IX 6, 1-4). Para otras referencias cf. B iffi, // M edio O rien te, pág. 199. m Es decir, que la capa de tierra útil para la ag ricu ltu ra es particularm ente gruesa (lo que tiene que ver con su proverbial fertilid ad , sin d u d a). El nombre del río significa «corrientes de oro». Es el A bana de la B iblia (A T II Reg. 5, 12), actual Nahr Barada. 229 El Lico es el actual Nahr al-K elb, que d esem b o c a 12 km al norte de Beyrut y nunca ha sido navegable, a diferencia de lo que dice E strab ó n . Tam poco el Jordán desem boca en esta costa. La C elesiria está form ada por dos llanuras, la de M acras y la de Masías (cf. § 18). La prim era corresponde a la actual llanura de G h ú n je, sobre la bahía de G hûn ‘A kkár, según B i f f i ; a la llanura de B u q eia seg ú n el B arrington Atlas. Unos cien pies.
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un hombre a caballo, y cada escama de su piel aventajaba en tamaño a uno de esos grandes escudos ovoidales232. Después de Macras está la llanura de 18 Masias, que tiene también regiones L a r e g ió n d e M a s ia s montañosas, entre las que se encuentra v lo s itu r e o s Calcis, que es algo así como la acrópolis de Masias233. El comienzo de esta llanura es la Laodicea que está junto al Líbano234. Pues bien, todas las regiones montañosas están en poder de los itureos y de los árabes, todos los cuales son malhechores, mientras que las gen tes que viven en las llanuras son agricultores: y cuando los montañeses cometen felonías contra ellos necesitan diferentes tipos de ayuda en cada momento235. Estos malhechores se sir ven de pequeñas fortalezas como cuarteles generales, como los que poseen el Líbano, que tienen arriba en la montaña Sina 212
Cf. el co m en tario de E d e l s t e i n - K i d d (Fr. 244 = FGrHist. 87 Fr. 66 =
Th 56), con paralelos p ara la descripción del dragón. 2;u M asias aparece en BA identificada con la Celesiria (actual llanura de Beqa entre el L íbano y Siria). Cf. 2, 12. 214 Tell N ebi M end (Siria). 235 Esta d iferen cia entre las gentes de la llanura com o civilizadas y las de la montaña c o m o salvajes y m alhechores aparece en bastantes pasajes de Estra bón.
C f. XI 10, 1, XI 13, 11, XII 7, 3, pero sobre todo XIII 1, 25, donde lo
expone claram ente c o m o teoría recurriendo a la tesis platónica de los tres tipos de com u nid ades, que responden a tres grados distintos de civilización en rela ción con su acercam iento al mar desde las montañas. Cf. F. T rotta , «Strabone e 1’A sia M inore: Politeiai e gradi di civilizzazion e», en A. M. B iraschi - G. S almeri (ed s.), S tra b o n e, págs. 191-193. Los itureos son en realidad árabes (cf. D ion C asio LIX 12, 2) dirigidos por grandes sacerdotes y tetrarcas aun que, igual que los árabes de Palmira, m uy arameizados (lo que puede explicar la distinción que hace Estrabón entre árabes e itureos). Sus cultos y onom ástica revelan su origen árabe ( S a r t r e , L'O rient, pág. 314; id., D ’Alexandre..., pág. 54). Para la cultura m aterial y las fuentes sobre los itureos cf. E. A. M yers , Ί he
Ituraeans a n d the H om an N ea r Fast: Reassessing the S u tu res. Society fo r N ew Testam ent Studies, M u n ugraph Series 147, Cam bridge - N ueva York, 2010.
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GEOGRAFIA
y Borrama y otros pequeños recintos amurallados de este tipo116. Tierras abajo también tienen Botris y Gigarto, así como las cuevas que están junto al mar y el castillo erigido junto a Teuprosoponte, lugares que destruyó Pompeyo, y des de los que saqueaban Biblo y la ciudad siguiente a esta, Berito237. Estas dos ciudades están situadas entre Sidón y Teupro soponte. Pues bien, Biblo, la sede real de Ciniras, es un lugar consagrado a Adonis que Pompeyo liberó de la tiranía al de capitar al tirano238. Se encuentra sobre una altura a poca dis tancia del mar.
Sina y Borrama son localidades desco n o cid as según B iffi. Borram a = Brummana (Líbano) según el B arrington A tlas. 231 La desaparación progresiva del p oder seléu cid a a fines del s. il a. C. fomentó el resurgir de los dinastas locales y los bandidos. P o m p ey o organizó expediciones contra los bandidos de la zona, llevadas a cab o en parte por sus legados Marcius Philippus y Lentulus M arcellinus. S obre los piratas y bandi dos en la zona cf. XIV 5. 2: 5 ,6 -7 . G igarto está atestig u ad a en P l i n i o (V 78), la actual Zgharta en el Líbano. Botris aparece citad a en d iv ersas fuentes: fue un puerto importante, que durante un tiem po form ó parte del reino lagida. Corres ponde a la actual al-Batrun en el Líbano. Biblo = Jebeil. Pompeyo, que no co nsiguió d esterra r el problem a del interior de Siria, sí lo consiguió en algunos lugares co stero s, co m o en Biblos ca. 64 a. C. Con Ciniras se refiere seguram ente al rey -sacerd o te m ítico que al gunos autores sitúan en Chipre ( H o m . //. XI 20), según o tro s fue expulsado de allí ( T e o p o m p o , FG rHist. 115 F 103, 3), y al que la trad ició n relacio n a con Adonis, especialm ente venerado en la ciudad, y atribuye la fund ació n del tem plo de A frodita en Biblos. Cf. R a d t , S tra b o n s G eo g ra p h ika , p ágs. 305 s., que restituye la lectura de G roskurd del griego ekein o s co m o referid o , en un uso no raro en Estrabón, al tirano im plícito en el térm ino « tiran ía» , a sí co m o la inter pretación de Ciniras en este pasaje com o m ítico sacerd o te, ya ex p u esta en K r o l l . RE. s. V. Kinyras. El culto a A donis, d ios fen icio , p ared ro de Astarté,
está atestiguado en el lugar desde ép o ca antigua.
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Después, a continuación de Bibio, 19 está el río Adonis239, el Monte Climax y L a c o s ta d e s d e Palebiblo240. Y después el río Lico241 y B ib lo s a B e r ito Berito. Esta fue destruida por Trifón, pero ha sido ahora restaurada por los ro manos y ha recibido dos legiones, que estableció allí Agripa, quien le agregó además mucho del territorio de Masías hasta las fuentes del Orontes, que están cerca del Monte Líbano y de Paradiso y de la fortaleza egipcia que se encuentra cerca del país de los apameos242. Todo esto, así pues, es lo que hay que decir en lo que se refiere a las regiones que quedan junto al mar.
239 A ctual N ahr al-Ibrâhîm . 240 «B iblo la antigua». (N T ) Sobre los problem as de localización de esta ciudad, que no co rresp o n d e a un asentam iento más antiguo de la ya de por sí antiquísim a B iblo, com o su nom bre hace creer, vid. B i f f i . II Media Oriente, pág. 202. L ocalizaciones probables son ju n to al pueblo de ‘Ain Mâhûz o junto al puerto de G hûrû. 241 N ahr el-K elb. 242 T rifón (cf. n. a. § 10) destruye Berito hacia el 143 a. C., aunque la ciu dad parece recuperarse posteriorm ente, antes de la ocupación romana. Augusto fundó una co lo n ia (lu lia A ugusta Felix Berytus) en Berito seguramente no an tes del 27 a. C., q u izá en el 15-14, aunque este pasaje de Estrabón ha sido en tendido por algunos autores com o una referencia a un reforzam iento por Agri pa en el 15-14. Según otros, los veteranos (la V M acedonica y la V 111 Gallica) se habrían instalad o allí entre el 30 y el 27 pero la colonia no habría sido fun dada hasta el 14 ( S a r t r e , D 'A lexandre..., pág. 646). Paradiso era originaria mente una reserva de caza de los reyes persas (cf. P l i n . , V 82; ProL. V 14, 16), localizable seguram en te en la zona de la antigua localidad de al-B asâtîn. La fortaleza e g ip cia era según P u n i o (V 77, aunque sin denom inarla egipcia) una especie de barrera en tre el L íbano y el A ntilibano. C om o señala B i f f i (// M edio O riente, pág. 203), A pam ea está citada aq u í erróneam ente en vez de Laodicea ad Libanum .
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GEOGRAFÍA
Por encima de Masías se encuentra 20 el llamado Desfiladero Real243 y el país L a le g io n e damasceno, alabado por encima de toD a m a s c o y lo s r b a n d id o s d e la zo n a dos los demás. La ciudad de Damasco es también digna de mención, al haber sido prácticamente la más famosa de todas las ciudades de esta re gión durante la dominación persa244. Por encima de ella están los dos llamados Tracones245. Y después, hacia las regiones ha bitadas indistintamente por los árabes y por los itureos, hay montañas difíciles de franquear, en las que hay cuevas de boca profunda, una de las cuales es capaz de recibir hasta cuatro mil hombres durante las incursiones que se hacen contra los damascenos desde muchos lugares diferentes. No obstante, en la ma yor parte de los casos, los bárbaros saquean a los mercaderes de la Arabia Feliz, aunque ahora sucede menos al haber sido di suelta la banda de Zenodoro gracias al buen gobierno de los romanos y a la seguridad que proporcionan los soldados roma nos que se mantienen en Siria246. 241
Sobre las distintas localizaciones de este d esfilad ero (el valle del Criso-
rroas o el alto valle del Jordán entre M etoula y el lago H o u le), vid. B i f f i , II M edio Oriente, pág. 203. 244 Los reyes persas establecieron en D am asco la capital de la provincia Transe u trate ne. 245 Con los dos Tracones (cf. § 16), E strabón se refiere al área del Lejja y Safa, al NO de los m ontes Auran. Q uizá designe co n el m ism o nom bre a la Traconitis y a las contiguas A uranitis y B atanaea (cf. B i f f i , II M ed io Oriente, pág. 204). 24t> Sobre la A rabia Feliz cf. el capítulo 4. Al itureo Z en o d o ro , que se había apoderado de los bienes de Lisanias, tetrarca y gran sacerd o te en B eqa central, le confió O ctavio tras la m uerte de A ntonio la T raco n itis, crey en d o que así le sería m ás fácil term inar con el principal m al de la reg ió n , el bandidism o. Sin em bargo, su estatus de príncipe cliente le hizo d ed icarse im p u n em en te al pilla je. Entre el 27 y 23 a. C. A ugusto lo destituye y co n fía la reg ió n a H erodes el G rande. Zenodoro m uere en el 20 a. C. Cf. p ara este ep iso d io , con m ás detalle,
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2*
D is tin c ió n e n tr e C e le s ir ia , F e n ic ia y Judea
Es verdad que todo el país que queda al interior de la Seléucide y que se ex,
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„
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tiende hasta Ε8Φι° y Arabia se llama Celesiria, pero este es el nombre más específicamente de la región limitada por el Líbano y el Antilibano. Por lo que se refiere al resto247, la costa desde Ortosia hasta Pelusio248se llama Fenicia, una re gión estrecha que se extiende, llana, junto al mar49, mientras que la región tierra adentro al interior de Fenicia, hasta el país de los árabes y entre Gaza y Antilibano, se llama Judea. Pues bien, como ya hemos recorrido 22 Celesiria en sentido estricto, pasemos a F e n ic ia : r iv a l id a d tratar de Fenicia. De ella ya he hablado e n tr e S id ó n y T ir o . . en lo que se refiere a la región costera entre Ortosia y Berito250. Después de Berito, a una distancia de unos cuatrocientos estadios, está Si dón251. Pero entre ambas está el río Tamiras252, el santuario de
F l a v . J o s . A l XV 342-364. Un edicto de Herodes (O GIS 424) que hace alusión
a la lucha contra los bandidos ocultos en estas cuevas confirm a las descripcio nes de E strabón y Jo sefo ( S a k t r e , L ’O rient, 320). Los soldados romanos aquí aludidos son posib lem en te identificables con las legiones acuarteladas en Berito, a las que hace m ención E s t r a b ó n en § 19. 247 Es decir, la zo n a llam ada C elesiria en un sentido más laxo. 24x Tell el-F aram a. 249 £ 2 3 ' p s S c y l. (104) resalta tam bién la estrechez de Fenicia, «de menos de 40 estad io s de anchura». 250 § 15-19. 2,1 En realidad la distan cia de Beirut al prom ontorio de Sidón (Saidá) es de 43 km , no 75. El num eral υ ’ (400) podría ser un error por o ’ (200) ( J o n e s ) , pero no necesariam en te ten iendo en cuenta los frecuentes errores de distancias en las fuentes antiguas. 252 Identificable con el N ahr D âm ûr (B arrington Atlas), aunque quizá con el N ahr al-Q âd î (cf. B i m , II M edio O riente, pág. 206).
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(ihOGKAI-ÏA
Asclepio y Leontópolis25’. Después de Sidón está Tiro, la ciu dad más grande y más antigua de los fenicios, que rivaliza con la propia Sidón tanto por su tamaño como por su fama o la an tigüedad de la que nos informan numerosos mitos254. Pues aun que los poetas insisten más con Sidón (Homero ni siquiera menciona Tiro), no obstante las colonias enviadas a Libia y a Iberia255, incluso más allá de las Columnas de Hércules, cele bran más a Tiro256. En cualquier caso ambas ciudades han sido famosas e ilustres, tanto en el pasado como en el presente. Y existe una disputa entre ambas acerca de cuál de las dos debería uno considerar la metrópoli de los fenicios257. Por lo que se re fiere a Sidón, está situada en el continente cerca de un puerto con excelentes condiciones naturales2^. 251
«Ciudad de los leones», seguram ente situada ju n to al río L eon ( P t o l . V
14, 3), que podría ser el actual Nahr al-Q âsim îje o el N ahr A n teljâs ( B i f f i , II Mediu Oriente, pág. 206). 1,4 Sobre Tiro (actual Sur) cf. infra § 23, 24. 2S' Sobre la colonia libia de C artago y otras co lo n ias de T iro en la costa atlántica cf. XVII 3, 3, 15; sobre la de G adeira (C ádiz) en Ib eria cf. III 2, 14; 4, 5: 5, 5. 256 Tiro era la ciudad fenicia m ás conocida desde el sig lo x a. C. Homero, sin embargo, menciona Sidón y sus habitantes para referirse a F en icia y los fenicios genéricamente. 131 Creo que es incorrecta la traducción de Jones; « A n d no m a tter which of the two cities one might call the m etropolis o f the P h o en ician s, there is a dis pute in both cities». La traducción de Biffi está en co m p le ta sin to n ía con la mía: «Sono, dunque, cittá m olto fam ose e splendide sia in p assato che oggi, ma che bisticciano Ira loro su quale delle due d eb b a essere co n sid e ra ta la m etrópo li dei Fenici». (NT) Se ha atribuido a Sidón el estatu s de cap ital de la Fenicia aquem ém da porque acogía regularm ente al sátrapa de la T ran seu fraten e, que residía en Damasco, cuando viajaba a Fenicia. ls* La im portancia de la construcción naval en S idón la co n v irtió en una de las proveedoras principales de la flota persa, de la que el rey de S idón era se gundo gran almiranie. Su puerto era uno de los m ás frecu en tad o s por los co m erciantes de Oriente y Grecia.
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Aunque Tiro es una isla, construida casi entera igual que Arado, sin embarTiro £° conectada con el continente por un dique que construyó Alejandro cuan do estaba asediándola259. Y tiene dos puertos, uno que puede ser cerrado y otro, al que llaman Egip cio260, abierto. Dicen que allí las casas tienen muchos pisos, incluso más que en Roma201. Y, claro, que una vez que se pro dujo un terremoto poco faltó para que desapareciera completa mente la ciudad. Tiro también fue desafortunada al ser tomada por Alejandro en un asedio262, pero soportó estas desgracias y se recuperó gracias a su vocación marinera (en lo que los feni cios en general han sido superiores a todos los pueblos de todos los tiempos), y a sus teñidos de color púrpura, pues el púrpura tirio se ha considerado con mucho el más hermoso de todos. Además el marisco está cercano a la costa y el resto de los in-
259 Para la lectu ra de R adt h asta «igual que A rado», que aceptam os aquí, cf. R a d t , S tra b o n s G e u g ra p h ika , págs. 309-310. A lejandro construyo un dique en
la prim avera del 332 (cf. A r r ., A náb. II 18, 3-6) que con el tiem po se ha ido agrandando p o r los d ep ó sito s m arinos haciendo que todavía hoy Tiro sea una península. 26(1 L lam ado « eg ip cio » p o r estar orientado hacia este país, a diferencia del otro puerto, situado al norte hacia Sidón. 261 Cf. V 3, 7. 262 T ras la v ic to ria de A lejan d ro co n tra los persas en lso, las ciudades feni cias se m o straro n fav o rab les a este, y T iro m andó inicialm ente una em bajada anunciando su su m isió n ( A r r . , A n á b ., II 15, 6-7; J u s t i n o , t.pii. XI 10, 10), o bien su alianza ( Q u i n t o C u r u o , IV 2, 2) según los autores. Sin em bargo, cuando A lejan d ro p reten d ía p ro seg u ir su m archa hasta G aza, T iro le cerró sus pueitas, lo que m o tiv ó un ased io m acedonio que duro siete m eses y finalizó con la ocu p ació n de la isla por A lejandro en verano del 332 a. C. co n la ayuda de flotas fenicias co m o la de S idón. Ll cam b io de actitud de T iro ha sido ex p li cado por razones p o líticas y religiosas (el. S a r i RE, IY A lexa n d re..., p ág i. 7274). Sobre el asedio cf. Q . C u r o o , IV 2-4.
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G K OC iR A H A
gradientes necesarios para teñir se obtienen con facilidad. Y aunque la gran cantidad de casas de tinte hace la ciudad poco agradable para vivir, también la hace más rica gracias a esta habilidad de sus habitantes263. Los tirios fueron considerados autónomos no solo por los reyes, sino también, con un pequeño gasto, por los romanos que confirmaron la decisión de los re yes264. Heracles es honrado por ellos de un modo exagerado265. El número y el tamaño de sus ciudades coloniales es una prueba de su poderío en asuntos marítimos266. Así son, pues, los tirios. 24 Los sidonios, según la tradición, tieHabiHdades nen habilidades artísticas, como científicas de los
sidonios y tirios
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recuerda el poeta" ; además son sabios
Había m uchísim o m úrex en las aguas de la zo n a, lo que facilitaba esta
actividad que requería enorm es cantidades del m o lu sco . A dem ás, Tiro tenía buenas relaciones con G alilea y Judea, b uenas p ro d u cto ra s de lino y lana res pectivamente, dos tejidos de calidad para ser teñidos. C f. S a r t r e , D'Alexandre..., pág. 728. 2M La autonom ía de los tirios la co rro b o ra la em isió n m onetal desde la muerte de Demetrio II (a. 126-125 a. C .). Fue c o n firm ad a p o r los seléucidas sucesivos y luego por Pom peyo y por A nto nio . T e m p o ralm en te fue revocada por Augusto en el 20, pero m antuvo d esp u és el e statu s de m etró p o lis autónoma y tuvo una época de especial florecim iento, co n v irtién d o se en el 198 d. C. en capital de la provincia rom ana de S iria-Fenicia. El Meiqart de los fenicios. Sobre la im p o rtan cia del cu lto cf. H e r ó d ., II 44, 3; A u b e t , Tiro, págs. 139-141. 266 Colonias de Tiro son G a d e ira (III 2, 14; 4 ,5 ; 5 ,5 ) , C artag o (X VII 3, 15) y Útica (XVII 3, 13). 267 Especialm ente la toréutica era un arte p articu la r de los fenicios. Cf. § 25 (sobre todo para el trabajo en vidrio); Ilia d a X XIII 7 4 0 ss.: « ...u n a crátera de plata labrada, que daba cabida a seis m edidas y en b elleza v en cía por mucho en toda la tierra, pues los sidonios, expertos artífices, b ien la hab ían labrado». La verdad es que, en Homero, la denom inación « sid o n io » p arece que se aplica habitualm ente para referirse a la totalidad de los fen icio s. U n a razón m ás quizá para entender por qué, com o acaba de señalar E strab ó n , H o m ero no menciona a los tirios.
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en lo que se refiere a la astronomía y a la aritmética, tras haber comenzado con los cálculos lógicos y las navegaciones noctur nas, pues estas dos ramas del saber interesan particularmente al comerciante y al navegante268. De igual modo la geometría de los egipcios se dice que fue inventada a partir de las mediciones de tierras que obliga a hacer periódicamente el Nilo al borrar todas las lindes durante sus crecidas. Y así esta ciencia se cree que ha llegado a los griegos de los egipcios, mientras que la astronomía y la aritmética les han llegado de los fenicios. Toda vía en la actualidad la mayor cantidad de conocimientos, con mucho, en cualquier otra rama del saber, puede obtenerse de estas ciudades269. Y si hay que fiarse de Posidonio, el antiguo dogma acerca de los átomos tuvo su origen en un sidonio llama do Moco, anterior a la guerra de Troya27". Pero dejemos hechos tan antiguos: en mi propio tiempo Sidón ha visto nacer filósofos famosos corno Beto, compañero mío en el estudio de la filoso fía aristotélica, y su hermano Diodoto271. Y en Tiro nació Antí-
m D os d ed icacio n es típicam ente fenicias, estrecham ente unidas entre sí. 269 Cf. X V II 1, 3 sobre el origen de la geom etría y aritmética en Egipto. 270 F G rH ist. 87 Fr. 67 (= E o e l s t e i n - K i d d , Fr 285; T h e i l e r , Fr. 57a). Para la afirm a c ió n de P o sid o n io sobre M oco cf. S e x t o E m p ír ic o , Adv. Math. IX 3 5 9 -6 4 . M oco es n o m b rad o com o uno de los historiadores fenicios en F l a v . J o s ., A l I 107 y A t h . , III 126. Cf. D.L. 1, I y la tradición neoplatónica, que lo c o n sid e ra uno de los autores de Phoinikiká. Según T a t i a n o (F G rH ist. 784 T . 1 y Fr. 1, cf. Fr. 2), fue traducido al griego por Leto. Cf. com entario a este p asaje en EnE LSTE iN- Κ ι η η . II, págs. 973 s., que lo consi dera una m u e stra m ás del interés de Posidonio por los literatos antiguos, y de su co stu m b re de v e r la filo so fía com o un desarrollo de las teorías de los antiguos. 271 Beto, que no debe ser confundido con su homónimo estoico también de Sidón, fue discípu lo de A ndrónico de Rodas y su sucesor en la escuela peripa tética de A tenas. E scribió una obra de com entario a Aristóteles perdida pero muy utilizada por sus sucesores. Boeto y Estrabón pudieron ser compañeros bajo la tutela de A ndrónico de Rodas (E si r. XIV 2, 13) o quizá bajo la de Je-
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GhtKiKAFÍA
patro, y un poco antes de mi tiempo Apolonio, que publicó un catálogo de los filósofos de la escuela de Zenón y de sus li bros272. Tiro dista de Sidón no más de doscientos estadios. En el medio de ambas hay una pequeña población llamada Ornitópolis273. Después de esta hay un río que desemboca cerca de Tiro, y, después de Tiro, Paletiro274, a una distancia de treinta esta dios275. 25 A continuación se encuentra PtoleL a s a r e n a s e n tre maíde, una gran ciudad que antes se 11aA c e y T i r o y la maba Ace276. Los persas se sirvieron de fa b r ic a c ió n d e l v id rio .. . . en S id ó n como base de operaciones contra Egipto277. Entre Ace y Tiro se extiende una playa arenosa que produce la arena que se usa para fabricar
narco de Seleucia en C ilicia (E str . XIV 5 ,4 ), com o señ ala Jo n e s , en la edición de Loeh. 272
Antipatro de Tiro, del s. i a. C., filósofo esto ico , fue m aestro de Catón
de Útica. También estoico, A polonio hizo una h isto ria b io g ráfica de los estoi cos posteriores a Zenón (DL VU 2. 6 ,2 4 , 28). 271
«Ciudad de los Pájaros». (N T) Pertenece al reino de S idón, según el Ps.
Scylax ( 104). como Leontopolis y Porfireopolis.
274 «Tiro la antigua». (NT) m El río que desem boca cerca de T iro tiene que ser el L eontes (actual Lítáni), que discurre 8 km al norte de la ciudad. El e m p laza m ien to llamado Paletiro (Tiro antigua) estaba extram uros de la ciudad n u ev a y en él se encon traba el tem plo de Hércules, según cuenta Q. C urcio (IV 2. 2-4). L a distancia de unos 5.5 km la sitúa en la zona de los actuales p u eb lo s de R achidijeh y Ras el ‘Ain ( B iffi , II M edia O riente, pág. 213). 276 Para la localización de Ptolem aide, en un p ro m o n to rio , cf. P l i n . V 7. Su nom bre actual (A kko), ciudad a 14 km al noreste de H aifa, es u n a superviven cia del m ás antiguo Ace (Ps. S c y l ., 104: cf. P l i n ., loe. cit.). 277 Posiblem ente, com o supone B iffi (II M edio O rien te, pág. 214), Estra bón haga referencia aquí a la expedición de F am ab azo , sátrap a de A rtajerjes II M nem on, que invadió Egipto en el 374-373 a. C ., siendo e s ta go b ern ad a por N ectanebo (D iot). Sic., XV 4 1 ,3 : T rog ., 10: P o l y a e n ., Ill 9, 56).
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2 7 H
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vidrio . Pero dicen que allí no se la derrite, sino que se la transporta a Sidón para proceder allí a su fundición. Hay quien dice que los sidonios, entre otros, también tienen arena que pue de fundirse, pero otros sostienen que cualquier arena, de cual quier sitio, puede usarse. Yo mismo oí en Alejandría, de los trabajadores del vidrio, que se encontraba en Egipto un tipo de tierra vitrea sin la cual no es posible llevar a cabo ciertos dise ños muy coloridos y sofisticados, igual que también en otros lugares es preciso servirse de otras mezclas27". Dicen que tam bién en Roma se hacen muchos descubrimientos en lo relativo a los colores o a la facilidad de fabricación, como por ejemplo acerca de la transparencia del cristal: es posible comprar un píato o un vaso por un as- . 26 Existe un informe de un aconteciFenómeno natural miento muy extraño que tuvo lugar en junto a Ptolemaide una ocasjón en ej tramo de costa entre _yel Monte Casio 278 Cf. P l i n ., H N X X X V I 191, p ara una historia que sitúa la invención del vidrio en estas costas. 279 La fab ric ació n del v idrio sidonio (hecho con arena de la desem bocadura del río B elus, el actual N ah r N a ’am ân) si bien conocida desde el s. vu a. C., alcanza su ap ogeo a fin ales del s. i a. C ., cuando em pieza a utilizarse la técnica del vidrio soplado. Se fab rican vidrios de m uchas calidades, los m ás banales para vajillas co m u n es y o tro s m ás finos para objetos de lujo, con especializa ción en u n g ü é n ta n o s y peq u eñ o s vasos de perfum es y sim ilares. Esta actividad está atestiguada en T iro p o r ejem p lo por los bloques de pasta de vidrio no uti lizados. Cf. S a r t r e , D ’A le x a n d r e ..., pág. 72Κ. El vidrio egipcio, de gran im portancia en é p o c a faraó n ica, v uelve a estar en apogeo a com ienzos de la época helenística, d estac an d o p o r la variedad de sus usos. 280 El texto d ice literalm en te «un bronce». (N T) Un as es una m oneda de bronce rom ana, in icialm en te de peso variable hasta que se fijó en una libra. Posteriorm ente se acu ñ ó y se red u jo su peso, aunque conservó su valor nom inal de doce onzas. L os ro m an o s d esarro llaro n las técnicas de fabricación del vi drio, sobre todo con el in v en to del vidrio soplado, convirtiéndose Italia en uno de los principales cen tro s de p roducción en ép o ca de A ugusto.
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GI. OÍiRAI ΙΑ
Tiro y Ptolemaide. Cuando los habitantes de Ptolemaide, uniéndose en batalla con el general Sarpedón, fueron derrota dos en ese lugar, teniendo lugar una brillante fuga, una ola del mar, igual que una marea, sumergió a los fugitivos: los unos fueron arrastrados al mar y perecieron, los otros permanecie ron como cadáveres en diferentes concavidades del terreno. La bajamar, cuando se produjo, descubrió de nuevo el lugar y dejó a la vista los cadáveres que yacían entremezclados con peces muertos281. Hechos parecidos suceden también en los alrede dores del Monte Casio que está cerca de Egipto, donde con un único y violento movimiento, la tierra o bien sube o bien baja, de modo que mientras la parte que asciende hace retroceder al mar la que desciende lo acoge. Cuando se produce un nuevo cambio el lugar puede recuperar de nuevo su antigua disposi ción, una transformación completa que a veces tiene lugar y a veces no282. Quizás estos fenómenos tienen lugar con una pe riodicidad desconocida para nosotros, igual que se dice que sucede con las crecidas del Nilo, que son variables, pero quizá sigan un ritmo desconocido283.
Esta historia aparece con m ás detalle en A t e n e o (V III 333B -D : cf. FGrHist. 87 Fr. 29; E d e l s t e i n - K i d d , Fr. 226), que n o m b ra co m o fuente a Posidonio, fuente sin duda de Estrabón tam bién, co m o señ ala Jones, aunque quizá no directam ente ( E d e l s t e i n - K j d d , pág. 808). L os h ech o s, poco claros en este relato de Estrabón, se entienden gracias a la v ersió n tran sm itid a por A t e n e o , según la cual Sarpedón, general del rey seléu c id a
D em etrio IIN ica
tor, se enfrenta a T rifón (cf. XVI 2, 10), y son los so ld ad o s de T rifó n los que tras poner en fuga al enem igo sufren la subida vio len ta de la m ar y m ueren en la playa, donde luego los soldados de Sarpedón se en cu e n tran los cadáveres. Fecha probable de los acontecim ientos es el 144-143 a. C. 3,2 Cf. para este y fenóm enos sim ilares I 3, 3-4, 10-13. ^
Cf. XVII 1, 5, donde E s t r a b ó n m en cio n a la atrib u ció n de la causa de
las crecidas del Nilo a las lluvias estivales que inundaban la alta E tiopía.
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I.IBRO XVI
Después de Ace está la Torre de Estratón284, que tiene un fondeadero. Entre E n tr e A c e y Y o p e arnt,os se encuentra el Monte Carmelo, y los nombres (más que nada) de algu nas pequeñas ciudades como Sicaminópolis285, Bucolópolis286, Crocodilópolis287 y otras del mismo tipo288. Finalmente hay un gran bosque28**. A continuación está Yope290, a cuya 28 altura la línea de la costa que llega desde Y o p e y la c o m a r c a Egipto, que al principio está orientada c o n t in u a
,
.
.
.
.
hacia oriente, gira significativam ente
hacia el norte. Allí es donde, según cuenta la leyenda,Andrómeda fue expuesta al monstruo mari no, dado que este lugar está a una altura suficiente, tanto como para que, según cuentan, sea visible desde allí la capital de los judíos, Jerusalén291. Lo cierto es que los judíos se han servido 284 El no m b re actual, K aisarjia, es la perduración de C esarea, el nombre que H erodes dio en h o n o r de A ugusto a este asentam iento fundado quizá por algún general h elen ístico (cf. J o n e s ; B i f f i , II M edio O riente, pág. 215; R a b a n - H o l u m , C aesa rea ).
285 «L a ciudad
de las m oreras». (N T)
286 «L a ciu d ad
de los p asto res» . (N T)
287 «L a ciudad
de los co codrilos». (N T)
288 El m onte C arm elo (actual C arm el), al sur del Ras al-Q rum , figura ya en Ps. S c y l . , 104; S icam in ó p o lis es la actual S hiqm ona/T ell al-Sem ak; Bucolópolis no aparece ni en P l i n i o ni en P t o l o m e o , pero parece identificarse con ’Atlit; tam poco ap arece en P t o l o m e o C rocodilópolis, y P l i n i o dice de ella que es una ciudad fan tasm a ( B i f f i , II M edio O riente, pág. 216); en B arrington Atlas se id en tifica co n T el T an n in im /T ell el Malat. 289 F l a v i o J o s e f o (A I XIV 334) m enciona un lugar cerca del m onte C ar melo llam ado Δ ρ υ μ ο ί (B o sq u es), identificable con el actual Sharon en Israel (B arrington A tla s). 290 H oy Jaffa (T el A viv). 291 S obre el m ito de A n d ró m ed a cf. el p ro p io E s t k a b ó n (1 2, 35). A n d ró meda, hija de C a s io p e a y C e fe o (rey fen icio o etío p e, según las v ersio n es), es
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(¿lO íiK A FÍA
de este puerto cuando han descendido hasta el mar. Y además es evidente que los puertos de ladrones son refugio de ladrones"72. A ellos pertenecía no solo el monte Carmelo, sino tam bién el bosque. Esta comarca es tan populosa que de la aldea vecina de Yamnia y de los lugares de su entorno fue posible reclutar 40.000 hombres. Desde allí hasta el Monte Casio, cerca de Pelusio, hay algo más de mil estadios243. Después de otros trescientos estadios se llega al propio Pelusio. Pero entre medias se encuentra Ga29 daris, de la que también se apropiaron De Cudaris los judíos294. Y a continuación Azoto y uAsculón Ascalón245. Desde Yamnia hasta Azoto y Ascalón hay unos doscientos estadios. La comarca de los ascalonitas, aunque la ciudad sea pequeña, es buena productora de cebollas296. El filósofo Antíoco, que nació expuesta por su padre com o alim ento del m o n stru o m a rin o q u e P o sid ó n había enviado para destrozar el país com o castigo p o r v a n a g lo ria rse la jo v e n de ser más bella que las N ereidas. Perseo la liberó de la ro c a d o n d e e sta b a atada, que se hallaba en Yope. Cf. Α ρ ο ι .ο π ο κ ο . II 4 3 -4 4 ; P a u s ., IV 35, 9. Sobre la antigüedad del m ito en relación con la de Y ope y el c o n c e p to de Etiopía com o territorio que se extiende hasta F enicia, e t. B i f f i , II M e d io O riente, pág. 217. 292 Cf. § 37 y 40. Yamneia, actual Jabneh. Estrabón hace referen cia al pu erto de los yamnitas (cf. P t o l ., V 15, 2), no a la ciudad hom ónim a del interior. S obre el Mon te Casio y Pelusio cf. § 33. Cf. B i f f i . Il M edio O riente. pág. 218, sobre la p o sib ilid ad de que C ada ris sea la G ezer del A ntiguo Testam ento (actual T ell Je z a r en el interior de Palestina), o que el género fem enino del relativo indique que se trata de la costa de Cazara. El judío Sim ón, deseoso de co n so lid ar el territo rio obtenido de D em etrio II por su apoyo contra T ritón (cf. $ 10 y 26), se h izo con esta zona despues del 143-142 a. C. ^
Actuales Ashdod y A shqelon, respectivam ente a 25 y 45 km de Tel
Aviv, y no tan cercanas entre sí com o hace su p o n er el tex to de E strabón. ^
Sobre las cebollas llam adas ascalonias (de donde ei fran cés échalotte, el
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poco antes que yo, era de allí297. Filodemo el epicúreo, Melea gro, Menipo el autor de sátiras, y también Teodoro el rétor con temporáneo mío, son de Gadara2'*. A continuación, pero cerca, se en30 G u -a y los d o s centra el puerto de Gaza. La ciudad se extrem os del golfo encuentra tierra adentro a siete estaA rá b ig o dios2^. Llegó a ser célebre en el pasado, pero fue destruida por Alejandro y sigue deshabitada3**'. Desde allí dicen que hay una travesía de mil inglés sliallot y el alemán Sch a lo tte) cf. C o l u m e l a , XII 10, 1;P l i n „ XIX 101;
Isin., O n g . XVII 10, 13. m
E strabón co n fu n d e aq u í G adara con G azara, de la que está hablando.
Los personajes m en cio n ad o s son efectivam ente de G adara, que se encuentra junto a la actual U m m Q és, al sureste del lago de G enezareth (vid. B i f f i , II M edio O riente, págs. 219 s.). A ntíoco fue un filósofo platónico que enseñó en A tenas entre el i 3 0 y el 68 a. C. Fue m aestro de C icerón, y tam bién fue repre sentante del esto icism o en m ateria ep istem o ló g ica y del aristotelism o en m ate ria ética. Cf. J. G
lucker
, A n tio ch o s a n d the Late A cadem y, G otinga, 1978.
298 F ilodem o, ep icú reo , fue autor de epigram as. A utor de epigram as tam bién, pero ad scrito m ás bien a la filosofía cínica, M eleagro fue el más célebre poeta sirio. N ació en G ad ara hacia el 140 a. C ., se form ó en Tiro y se fue a vivir luego a C os. R ealizó la A n to lo g ía griega com o com pendio de epigram as varia dos, de los que se han co n serv ad o 132. M enipo, tam bién cínico, vivió a finales del s. IV y p rim era m itad del
hi
a. C. Era un esclavo sirio, cuyo origen sem ítico
se refleja en la m e zcla de verso y prosa que caracteriza sus sátiras filosóficas. Fue discípulo del filósofo M etrocles de Lám psaco. Teodoro, de época de A u gusto, fue un o rad o r im p o rtan te, que escrib ió una obra Sobre la C elesiria, no conservada. m A r r i a n o , m ejo r info rm ad o (Anáb. II 26, 1), la sitúa a 20 estadios del puerto ( B i f f i , / / M ed io O rien te, pág. 220). La ciudad con su puerto, que el Pseudo S cylax no co n sid era so m etid a a los fenicios, es realm ente el em porion de los árabes de A rab ia del norte y del Sinaí, y el puerto m editerráneo más cercano a P etra y el g o lfo de A caba. Los persas hicieron de ella una im portante plaza fuerte (v. n. sig.). Cf. S a r
i re,
D 'A lexandre..., págs. 48-49.
t
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( î i ; 0 ( i K A l ΙΛ
doscientos sesenta estadios hasta la ciudad de Ela301, próxima al punto de máxima penetración en tierra del golfo Arábigo. Este corazón del golfo es doble: una parte se extiende hacia Arabia y Gaza y se llama Hlonita a partir del nombre de la ciudad que hay en ella, y la otra hacia Egipto y la ciudad de Heroes3*12hacia la cual el paso desde Pelusio es más corto. Las travesías se ha cen a camello cruzando desiertos y comarcas arenosas y en el trayecto se ven además muchos reptiles303. Después de Gaza está Rafia, donde _ .. tuvo lugar una batalla entre Ptolomeo IV Rapa, Vexplicación c . del nombre de y Antíoco el Grande . A continuación Rinocohira está Rinocolura, llamada así debido al grupo de hombres a quienes se les había mutilado la nariz y que se habían asentado en ella tiempo Esta ciudad era entonces la principal plaza fuerte de D arío en la costa, y de hecho fue un gobernador persa, Betis, quien o rg an izó la re sisten c ia con ayuda de mercenarios árabes. Después de dos m eses de ased io , de sep tiem b re a no viembre del 332 a. C., Alejandro consiguió to m ar la ciu d ad y te n er el cam ino a Egipto libre (A rr., Anáh. II 25, 4; 27, 1; cf. S a r t r e , D 'A lexa n d re..., págs. 76 s.). Sin embargo, la ciudad estuvo deshabitada solo d esd e la destru cció n por Alejandro lanino (96 a. C.) hasta su nueva fundación p o r G ab in io en el 58 a. C. (Radt,
Sirahuns Geugraphika, pág. 317).
*" Seguramente se refiere a Elana (la Elath bíblica), actual A k ab a (cf. 4 ,4 , donde m enciona la ruta caravanera por esta ciudad). S obre el g o lfo al que da nombre ( vid. in fra ) cf. 4, 18 y XVII 1,3. *a Heroes es la ctual Abu K eyscheid a o rillas del B uheirat M urrat elSughara (pequeño lago salado). Cf. 4, 2. ™ Cf. XVII 1,21. Las ruinas de Rafia se encuentran sobre el actual T ell R afâh, un poco al interior y a 35 km de G aza. Una de las batallas que tu v iero n lu g ar a lo largo de las llam adas guerras sirias entre los Ptolom eos y los seléu cid as p o r el dom inio de Siria (274-168 a. C .) fue la q u e se libró en R afia en el 21 7 , cu an d o Ptolom eo IV salió de Egipto con un ejército y atacó a A ntíoco o b te n ien d o la victoria que le perm itió la reocupación de la S iria m eridional, au n q u e c e d ió a los seléucidas m ediante un tratado Seleucia de Pieria. Fue el final de la cu arta g u erra siria.
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atrás305. Todo ello está relacionado con un etíope que, tras haber invadido Egipto, en lugar de ejecutar a los malhechores, les ha cía asentarse allí después de haberles cortado la nariz, pensando que, debido a lo vergonzoso de sus rostros, no se atreverían a volver a delinquir. Todo lo que hay a continuación de , Gaza es arenoso yJ árido. Pero todavía La region a continuación y más la región contigua tierra adentro, al interior de G a z a donde se encuentra el lago Sirbonis3'*, más o menos paralelo al mar y que deja un pequeño paso entremedias hasta el llamado Ecregma3
A m asis (no co n tem p o rán eo ), y localiza la ciudad en la frontera entre Egipto y Siria. 306 A ctual S ab k h et al-B ard aw íl. 307 El E creg m a, al p arecer un punto que interrum pía el acceso de arena desde el lago S irb o n is h asta el m ar, es localizado por Ptol ome o (IV 5 , 6 ) entre O stracine (actual el-F elu siy at) y el m onte C asio (el-G als) en la C asiotis (en la que incluye tam b ién R in o co lu ra), en la co sta egipcia. Mm E sta esp ecie de d u n a, que en 1, 12 E s t r a b ó n den o m in a m onte, es la actual K hatib al-B ard aw íl o el M ehem dije ( B u n , II M edio O rien te, pág. 223). Zeus C asio es la in terp reta tio g raeca de un Baal sem ítico, com o ocurre con el
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(ιΜ ΚίΚΛΗΛ
el Grande, traicioneramente asesinado por los egipcios*19. A continuación está el camino de Pelusio, en el que se encuentra Gerra11", la llamada empalizada de Cabrias y los pozos de la vecindad de Pelusio, formados por el Nilo en sus crecidas al ser estos lugares por naturaleza huecos y pantanosos. Así es Fenicia. Artemidoro dice que la distancia desde Ortosia hasta Pelusio es de tres mil seiscientos cincuenta estadios siguiendo el contorno del golfo3". Desde Melena o Melania, en Cilicia, cerca de Celénderis, hasta los límites de C ilicia y Siria hay mil novecientos estadios312. Desde allí hasta el río Orontes hay quinientos veinte, y después hasta Ortosia hay mil ciento treinta. En lo que se refiere a Judea, sus con34 fines occidentales hacia el Monte Casio L im ite s y p u e b lo s |os 0CUpan los idumeos y el lago. Los q u e h a b ita n J u d e a . , . , , · , idumeos son nabateos, pero debido a una revuelta fueron desterrados de allí y se retiraron al territorio de los judíos y comenzaron a compartir con ellos sus costumbres313. La mayor parte de la zona cercana al culio del otro Zeus Casio venerado en el m onte de igual n o m b re ju n to a Antioquía (§ 5 ). *w Pompeyo fue asesinado por el alejandrino A q u ila y el trib u n o militar Lucio Setimio, por orden sin em bargo de T eodoto y P otino, co n sejero s del rey Ptolom eo XIII. Cf. XVII I, 11 con nota co rresp o n d ien te. S egún P l u t a r c o (Pom p. 80), su cuerpo fue incinerado. ,|0 GerTa se identifica con el actual Tell M ah m ad iy a (E g ip to ). 311 A r t e m i í x j r o , Fr. 116 Stiehle. La d istan cia esta b le c id a en tre estos dos
lugares en XIV 5, 3 es de 3.900 estadios en la m ayor parte de los códices por error (vid. B iffi, II M edio O riente, pág. 224). ,l2 Los 1.900 estadios tam poco concuerdan con los del libro XIV (5, 3), aunque algunos editores enm iendan los 1.260 de ese pasaje en 1.900 estadios. M' El pueblo árabe de los idum eos (edom itas en ép o ca p reh elen ística) estaba asentado en época bíblica junto al m onte S a ’ir, situado al E de la depresión del Araba. Debido a la expansión de otro pueblo árabe diferente, el de los nabateos.
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mar está ocupada por el lago Sirbonis y la comarca contigua hasta Jerusalén, pues esta también está cerca del mar y, como ya he dicho314, es visible desde el puerto de Yope. Esta región está situada hacia el norte. La mayor parte, así como cada una de ellas, está habitada por grupos mixtos de pueblos egipcios, ára bes y fenicios. Así son los que habitan Galilea, Jericó, Filadelfia y Samaria, a la que Herodes denominó Augusta11'"*. Pero aunque están mezclados así, el dato más convincente de los que son dignos de crédito acerca del templo de Jerusalén revela a los egipcios como antepasados de los que ahora llamamos judíos316. Pues de los sacerdotes egipcios, cier35 to Moisés, que tenía bajo su control la I d e a s r e li g io s a s región del país llamada «inferior», aband e M o is é s donó Egipto en dirección a Judea, al no los idum eos quedaron relegados hacia fines del s. iv a. C. en el territorio de Neger. E sta región fue do m in ad a por H ircano ( 135/134-104 a. C.), que les im puso una ju d aizació n , incluida la p ráctica de la circuncisión y la aceptación de la ley ju d ía (cf. F l a v . J o s . A / XIII 257 s.: XV 254). Sobre los nabateos cf. 4 ,2 1 . 114 § 28. 115 G alilea, territo rio al norte de P alestina bajo la dom inación ptolom ea y luego seléucida, fue so m etid a p o r A ristóbulo I (104-103 a. C.), que im puso una judaización que co n tin u ó con los reyes hasm oneos. Jericó había sido incluida en Judea en é p o c a de d o m in ació n persa, aunque su pohlación no era solo judía. Filadelfia (actual A m m an ), capital de los am onitas, tenía población siria y ára be. H erodes el G ran d e, que h ab ía apoyado a A ntonio en la batalla de Actium, se alió luego a O ctav io ν se d ed icó a em b ellecer su reino a la vez que honraba a este. En ei 25 a. C. reco n stru y ó S am aria y le dio el nom bre de Sebaste (A u gusta), en h o n o r a C é sa r A ugusto. La ciudad había sido helenizada en ép o ca de A lejandro M agno, cu an d o recibió un gobernador, y había sido sede de varias luchas entre soberan o s d u ran te los siglos π ι-il. Fue destruida en el 107 a. C. por haber resistido el ased io de los hijos del sum o sacerdote judío loanes H ircano I. 116 El o rig en eg ip cio de los judíos aparece en D i o o o r o S í c u l o (l 28, 2-3), que atribuye a d ich o orig en la co stu m b re ju d ía de la circuncisión, y en general en autores pag an o s (cf. las o p in io n es citadas por TÁci ro . H ist. V 2). Cf. XVII 2 ,5 .
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gustarle cómo estaban las cosas allí, acompañado por muchos que honraban a la misma deidad, dado que él decía y enseñaba que los egipcios no tienen buen entendimiento cuando repre sentan a la divinidad como fieras o ganado, como tampoco los libios317; y que tampoco lo tienen los griegos al darles forma humana31*. Dios, enseñaba Moisés, sería una sola cosa que nos engloba a lodos nosotros, a la tierra y al mar, a lo que llamamos cielo, al cosmos y a la naturaleza de todo lo que existe319. Y así, ¿quién, en su sano juicio, se atrevería a forjar una imagen de la divinidad semejante a cualquier ser de los que conviven con nosotros? Más bien sería preciso dejar toda esa fabricación de imágenes, y honrar a la divinidad simplemente con la delimita ción de un recinto sagrado y un templo digno, pero sin repre sentar a Dios con nada visual. Y deben dormir en el templo tanto unos en favor de sí mismos, como otros, los que son capa ces de tener buenos sueños, en favor de terceros320. Y los que 117 Con «libios» se entendía africanos en general. En la Heliópolis egipcia (adonde viajó E strab ó n , cf. X V II 1, 29), existía una tradición que identificaba el sacerdote local O sarsep h con el M oisés de los judíos, que había intentado una revuelta co n tra el rey eg ip c io y, al resu ltar esta infructuosa, había em igrado a la posterior Judea. Sobre la relació n de esta tra dición con las helenísticas al respecto cf. B iffi , // M ed io O rie n te , págs. 227 s. Para un com entario de los parágrafos 35-39, ded icad o s a M o isés, y a la supues ta dependencia de Posidonio, cf. J. G. G age r , M o ses in G ra e co -R o m a n P aga nism, N ashville-N uevaY ork, 1972, págs. 38-47. ,l9 En esta definición se incluiría la atribuida a M o isés ya en H ecateo, ex pandida por Estrabón con una idea («lo que llam am os cielo , co sm o s y la natu raleza de todo lo que existe») claram ente esto ica (cf. G a g e r , pág. 41 ). 12u La traducción aquí ofrecida difiere de las de Jo n es y B iffi, a su vez dife rentes. Por su parte, Jacoby, que recoge todo este p asaje de E strab ó n com o fragm ento de Posidonio (F G rH ist. 87, Fr. 70; vid. su p ra ), señ ala la ausencia de concordancia gram atical y de contenido de esta frase con el resto del texto y supone que se trata de una nota al m argen o añadido. Sin em b arg o , y aceptan do que el texto es problem ático, la oposición que esta trad u c ció n e x p re sa entre el com ún de las personas, que pueden d orm ir en el tem plo p ara ten er allí sueños
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viven con autodominio y justamente deben siempre esperar de Dios algún bien o don o señal, pero los demás no deben espe rarlo. Y así Moisés, predicando todo esto, hombres de buen a lo s j u d í o s e n entendimiento y los condujo al lugar J e r u s u lé n donde se encuentra ahora la ciudad de Jerusalén. Se apoderó rápidamente del lugar, al no tratarse de un emplazamiento envidiable ni por el que nadie estuviese dispuesto a entablar una lucha concienzu da. Pues es un lugar pedregoso, y aunque el propio lugar tiene agua, sus alrededores son áridos y están faltos de agua, y en un radio de sesenta estadios el terreno es pedregoso incluso bajo la superficie321. Y además, en lugar de armas Moisés propuso como defensa el templo y la divinidad, por haber decidido bus carle una sede y haber prometido un culto y un ceremonial tales que no turbarían a los que los siguieran ni con gastos ni con posesiones divinas ni con otros ejercicios extravagantes322. Y así Moisés, de quien tenían una buena opinión las gentes de su M o is é s e s ta b l e c e
c o n v e n c ió a n o P ^ c o s
curativos o p re m o n ito re s en relació n co n sig o m ism os, y un núm ero restringido de personas q ue son cap a ces de te n er ese tipo de sueños en relación con otros responde a lo que sab em o s de la p ráctica de d o rm ir en el tem plo, llam ada incu batio en é p o c a ro m an a. E sta p ráctica era bien co n o cid a en general en la an ti güedad. E sp ecialm en te im p o rtan tes eran los santuarios incubatorios de A sclepio (en E p id au ro , P érg am o , etc.) y S arap is (cf. el de C anopo, d escrito por el mism o E s t r a b ó n en X V II 1, 17). T an to en el paganism o com o en el ju d aism o y cristianism o, el p ap el del su eñ o co m o elem en to de co m u n icació n entre h o m bre y d iv in id ad es c lav e, pero tam b ién el de personas, a m enudo d en o m in ad as profetas o sa c e rd o te s, q u e in terp retab an los sueños o tenían sueños acerca de otras personas. 121 Para u na d e sc rip c ió n sim ila r cf. E u s e b i o , P raep. E vung. 452 a-c. 122 La idea de q u e los d io ses no se sentían h o n rad o s con o lren d a s ex tra v a gantes se a trib u ía so b re to d o a los p itag ó rico s (cf. D i o d . S ic., XII 20, 2; Iá m b i .. Vit. Pyth. 27, 122, cita d o s p o r G a u k r , pág. 42).
332
( i K O C i K A l ΙΛ
entorno, puso en pie un gobierno muy poco habitual, al unírsele con facilidad todos los de los alrededores, simplemente a causa de lo que predicaba y de lo que les proponía. V sus sucesores durante un tiempo 37 r, , permanecieron fieles a las mismas preC (ir r u p t ion d e l . 1 e s ta d o c r e a d o misas, haciendo el bien y siendo realp o r M o is é s mente piadosos de Dios. Pero más tarde, fueron primero ordenados sacerdotes varones supersticiosos y luego verdaderos tiranos; y de la su perstición llegó la abstinencia de la carne, de la que aún en el día de hoy tienen la costumbre de abstenerse, así como las cir cuncisiones y las ablaciones y otras prácticas semejantes323. Y de las tiranías surgieron las bandas de ladrones324. Unos se re belaron e hicieron el mal en su propio país y en el de los veci nos, y otros, aliándose con los gobernantes, se apoderaron de las posesiones ajenas y se hicieron con el control de una buena parte tanto de Siria como de Fenicia. Pero aún mostraban un cierto respeto por su propia acrópolis, dado que no abominaron de ella como sede de la tiranía, sino que la honraron y adoraron como un lugar sagrado. 38 Pues es natural que sea así, y algo L o s a n tig u o s común a griegos y bárbaros, dado que, v e n e ra b a n m á s la a| vjv¡r en un esta(j0? están sometidos a a u to r id a d d iv in a
¡ humana
O
. . .
„
una autoridad común. De otro modo no
4, 9; XVII 2, 5 para las costum bres de la circ u n cisió n y la ablación
entre el pueblo árabe de ios creofagoi («a la m anera ju d ía » ) y en tre los egipcios (de quienes, según Estrabón, tom an los ju d ío s esta co stu m b re). Según H ekódotu
(II 36-37), la circuncisión era privativa de eg ip cio s, etío p es y coicos. De
los sucesores de M oisés, Estrabón m enciona m ás ad elan te A lejan d ro laneo, Hircano y A rislóbulo. ,/4 Parece que Estrabón hace referencia aq u í a los piratas (cf. B iffi, U M e dio O riente, pags. 229 s.). Cf. § 28 para la m ención de los b an d id o s ju d ío s que usaban el puerto de Yope.
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sería posible que las masas hiciesen lo mismo en armonía con los demás, exactamente de lo que se trata al vivir en un estado, o de cualquier otro modo llevar una vida común. Y la autoridad es doble, pues procede tanto de los dioses como de los hombres. Al menos los antiguos veneraban y honraban más la procedente de los dioses, y debido a ello los que acudían a consultar a los oráculos eran entonces muy numerosos, como los que corrían a Dodona para... oír de la frondosa encina la voluntad de Zeus325, sirviéndose, así pues, de Zeus como consejero, o los que corrían a Delfos,... tratando de averiguar si el niño que se había dejado expuesto [para morir, ya no estaba vivo...326 aunque el niño mismo... se dirigía a la casa de Febo tratando de averiguar algo i · 3^7 acerca de sus progenitores... “. Y entre los cretenses Minos... reinaba teniendo como confidente al gran Zeus cada nueve Iaños328; i2r> O d isea X IV 328. El san tu ario de D odona, fam oso com o cen tro oracu lar de Zeus, es o b je tiv o de la d escrip c ió n de E s t r a b ó n en V il 7, 9 - 1 1.
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E u r í p i d e s , F en icia s, 3 6 -3 7 : hace releren cia a Layo, que quiere indagar
sobre Edipo. 177 E u r í p i d e s , F en icia s, 3 4 -3 5 , do n d e el niño al que se refiere es Edipo.
-128 O d. X IX 179. Vid. X 4, 8.
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( i l i OGKAl ÍA
...cada nueve años, como dice Platón329, subía a la cueva de Zeus y recibía de él instrucciones que él encomendaba a su gen te. Y lo mismo hacía también Licurgo, su imitador. Pues fre cuentemente, al parecer, salía al extranjero para tratar de averi guar de la sacerdotisa pítica lo que era conveniente que él ordenase a los lacedemonios330. Pues la gente ha mostrado confianza 39 y fe en todas estas cosas, sea cual sea la O tr o s p r o fe ta s dosis de verdad que hay en ellas, razón c o m o M o is é s . . . r ^ por la cual los profetas también fueron honrados como si se les considerase dig nos de la realeza, al habernos dado a conocer, tanto durante su vida como después de muertos, mandamientos y propósitos de enmienda procedentes de los dioses331. Uno de ellos habría sido Tiresias, a quien, incluso muerto ya, entendimiento le proporcionó Per[séfone a él el único insuflándoselo, mientras los demás vagan como [sombras*32.
Tales serían también Anfiareo, Trofonio, Orfeo, Museo333, y ,2V P l at ón , Leg. 624.
Cf. X 4, 18; P l u t ., Lyc. VI 1-3. La idea de q u e L icu rg o — a quien se atribuía la instauración en Esparta de sus fam osas leyes— h ab ía to m ad o las leyes de Creta, está bien atestiguada en la literatura griega. ,31 Cf. I 2, 15 sobre la im portancia de adivinos e in térp retes, q u e pasaban a ser reyes, donde Estrabón alaba las palabras de Polibio. )i2 O disea X 494-495. El adivino T iresias m urió ju n to al lago C opais en Beocia cuando los argivos que habían conquistado T eb as lo llev ab an a Delfos con el resto del botín. Sobre su tum ba ju n to al san tu ario de A p o lo , cerca de la fuente Tilfosia, cf. E s tr ., IX 2, 27. m A nfiarao, rey de A rgos que p articip ó en la e x p e d ic ió n de los siete
„
,
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el que fue dios entre los getas, el antiguo Zamolxis334, un pitagó rico, o en mi propia época, Deceneo, el adivino de Birebistas335; y, entre las gentes del Bosforo, Aquecaro336, o entre los indios los gimnosofistas337, o entre los persas los magos338y los nigrocontra T e b a s, e ra c o n o c id o en la m ito lo g ía g rieg a sobre to d o co m o ad iv in o que tenía un o rá c u lo co n p rá c tic a de la in cu b a tio en O ro p o , al N E del Á tica (cf. IX 1, 22). T a m b ié n T ro fo n io ten ía un cu lto o racu lar, en L eb ad ea (B eo cia) (cf. IX 2, 38, 3, 9). O rfe o (cf. X 3, 23), hijo de A polo, ten ía el don de la m ú sica, con la que a tra ía a h o m b res y an im ales, y se le atrib u ía un cu lto o racu lar en L esbos. M u seo (cf. X 3, 17), e m u lad o r de O rfeo, tam bién estab a rela cio nado con un cu lto o ra c u la r. L as o b ras de tipo doctrinal p ro fético son nu m e rosas en la lite ra tu ra ju d e o -h e le n ístic a , y eran atrib u id as a p ersonalidades fam osas co m o E n o c , S alo m ó n o a O rfeo . A sí, una o b ra atrib u id a a O rfeo y con serv ad a p o r el p e rip a té tic o A ristó b u lo alab a a A braham y a M oisés, de acuerdo con la id e a g rie g a de que la filo so fía, y la cree n cia en un dios único, venían de o rie n te . L a re la c ió n que e stab lece E strabón en tre M oisés y otros profetas d e la tra d ic ió n g rie g a se e n c u e n tra d en tro de un sin cretism o propio de los am b ie n te s g re c o -ju d ío s de é p o c a h elen ística, d o n d e se pro d u cían iden tificaciones co m o p o r e je m p lo la de M o isés y M useo en La vida de M oisés del ju d ío A rta p a n o . 334 S o b re Z a m o lx is cf. V II 3, 5, d o n d e d ice que o b tu v o su inform ación sobre los c u e rp o s c e le s te s d e P itá g o ra s (de q u ien fue escla v o ) y de los eg ip cios. 335 C f. V il 3, 5. B ireb istas (V II 3, 11) fue rey de los getas y creó un gran im perio en las reg io n e s d an u b ian as en tre el 6 0 y 44 a. C ., al que quiso poner freno C ésar en el 44 a. C . D ecen eo , sacerdote de este rey, debió de hacer una reform a re lig io sa a ju z g a r p o r el co m en tario de E s t r a b ó n en VII 3, 11. 336 E sta es la ú n ic a m e n ció n co n o cid a de A quecaro. 337 G im n o so fista s (« filó so fo s d esn u d o s» ) era el nom bre que los griegos d a ban a los filó so fo s in d io s que b u scab an la divinidad y el o b jetivo de la vida en la pureza de p en sa m ie n to y el ascetism o . T u v iero n una gran in flu en cia en alg u nos filósofos g rieg o s. C f. X V 1, 59-60. 338 L os m ag o s eran en o rig en m iem b ro s de una an tig u a tribu m ed ia que se dedicaban a las p rácticas relig io sas y funerarias. D urante el Im perio persa eran denom inados m ag o s los sab io s e in térp retes de la relig ió n , que em p ezaro n a incorporar en las c re e n c ia s p ersas elem en to s astro ló g ico s to m ad o s de los b ab i lonios, en los q u e, co m o esto s, b asaro n gran parte de sus artes ad iv in ato rias.
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( Í h t K i R A l ΙΑ
mantes y además los lecanomantesw o los hidromantes110, o entre los asirios los caldeos341, o entre los romanos los astrólo gos tirrenos142. Moisés era alguien así, y también sus sucesores, quienes, partiendo de unos principios de no poca calidad, se volvieron hacia lo peoru\ En cualquier caso, cuando Judea es40 taba ya claramente tiranizada, AlejanPompeyo toma ¿ro fue ej primero que se denominó a sí J e r u s a lé n . , , , , r mismo rey en lugar de sacerdote; fueron hijos suyos Hircano y Aristóbulo; y al producirse diferencias entre ellos acerca del poder, acudió Pompeyo y los derrocó y destruyó sus fortificaciones, toman do además Jerusalén por la fuerza antes que nada, dado que se «Los adivinos por medio de los platos». (N T) «Los adivinos por m edio del agua». (N T ) 141 Los caldeos eran una tribu árabe que, p ro ced en te del d esierto , se asentó en la M esopotamia meridional en el prim er m ilenio a. C . y se h izo co n la hege monía formando el estado de Babilonia. Su sab id u ría sobre todo en cuestiones astrológicas y sus creencias religiosas, m uy im pregnadas de astro lo g ia, los hi cieron famosos, hasta el punto de que los autores g rieg o s y ro m an o s llam aban caldeos a los astrólogos y m atem áticos babilonios. 142 Los tirrenos eran un pueblo que las fuentes an tig u as id en tificab an con gentes del mar. en algunos casos piratas, al norte del E g eo . y relacio n ab an , o identificaban en algunos casos, con los etruscos. Entre los ro m an o s eran cono cidos los etruscos por sus artes proféticas, y a q u ien es se d ed icab an a estas artes los llamaban a m enudo con ese nom bre arcaico y en ig m ático de tirren o s. Los sacerdotes o arúspices ejercían la adivinación basán d o se sobre todo en sus co nocim ientos astrológicos, com o los caldeos babilonios. Cf. X V II 1 ,4 3 sobre la antigua veneración a la adivinación y los oráculos y el d esp recio del que son objeto en cam bio en época de Estrabón. U·1 M oisés aparece com o prim er sabio, a quien h ab rían co p iad o luego Orfeo. Pitágoras. Sócrates y Platón, en La E x é re sis de la L ey de M o isés, de A kis i ó b u i . o (ca. 150-125 a C.). Cf. tam bién Los R e \e s d e J u d e a de Eupói.emo
(ca. 125-120 a. C.) sobre M oisés com o p rim er sabio, in v en to r de la escritura y verdadero fundador de todas las civilizaciones de O riente.
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trataba de una fortaleza rocosa y bien amurallada, bien provis ta de agua en el interior mientras que el exterior era completa mente árido, y tenía un foso excavado en la roca de sesenta pies de profundidad y de doscientos cincuenta de anchura. Con la piedra obtenida al excavar el foso se construyeron torres para la muralla del templo .344Pompeyo tomó la ciudad, según cuentan, aguardando por el día de ayuno, cuando los judíos se abstenían de todo trabajo, llenando el foso y tendiendo escale ras a lo ancho345. Pero ordenó derribar todas las murallas y destruyó hasta el límite de sus capacidades las guaridas de los ladrones y las cámaras de los tesoros de los tiranos346. Dos de 144 A lejan d ro la n n eo , que accedió al p oder en el 103 a. C „ se proclam ó rey, como co n firm a el títu lo en grieg o que aparece en las m onedas. H ircano II, el legítimo sum o sacerd o te del tem p lo de Jerusalén, pero débil de carácter, enta* bló una lucha co n su h erm an o A ristó b u lo II que reclam aba el poder. Este se hizo con Jeru salén tras ech a r a su h erm ano, quien con la yuda de A retas 111 de Petra asedió el te m p lo . A m bas p artes recurrieron al legado de Pom peyo Emilio Scauro, que o p tó p o r ap o y ar a A ristó b u lo y ordenó a los asediantes term inar con el asedio. C u an d o P o m p ey o llega a D am as en el 63, habiendo puesto fin al reino seléu cid a y co n v ertid o S iria en p ro v in cia rom ana, se encuentra con tres delegaciones ju d ía s: H ircan o II, A ristó b u lo II y los em bajadores del pueblo, los fariseos que estab a n en co n tra de am bos. R etrasando otras expediciones, Pom peyo decide o c u p a r Jeru salén , y ased ia durante tres m eses, hasta otoño del 63, el tem plo. A ristó b u lo p asa a fo rm ar parte de los prisioneros que acom pañan la entrada triunfal de P o m p ey o en R om a: H ircano se co n firm a en su sacerdocio pero es privado del títu lo real; el estad o hasm oneo sufre una clara reducción, iniciando a s í el p ro ceso q u e lleva a su d esaparición definitiva en el 41 a. C. ( S a r t r e , D ’A le x a n d r e ..., págs. 4 4 7 -4 4 9 ). E strabón om ite los detalles de estas
rivalidades p o r h ab erlo s n arrad o ya en sus H istorika H ypom nem ata (FG rH ist 91 F 13-14). 345 C on «el día de ay u n o » E strab ó n no se refiere al único día de ayuno que tienen los ju d ío s, el d ía de la reco n ciliació n , en otoño, sino al S abbat ( c f . R a d i , Strabons G e o g ra p h ik a , pág. 327). 146
Cf. F i.a v . J o s ., A l X IV 4 6 -7 3 . Fue sobre todo el procónsul de Siria,
G abinio, q u ien en el 57 a. C. c o n sig u ió d estru ir las fortalezas de los tiranos (A l XIV 82-90). E stas fo rtalezas hab ían sido fortificad as por A lejan d ro , un hijo de
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(fh< X I RA F Ι Α
ellas se encontraban en los pasos hacia Jericó: Trex y Tauro, y otras eran Alexandrio, Hircanio, Maquerunte, Lisias, las que hay en torno a Filadelfia y, finalmente, Escitópolis, cerca de Galilea347. Jericó es una llanura rodeada por 41 . ,, j una especie de cadena montañosa circu ía/ llanura de r J ericó y *ar Mue parece que está inclinada hacia sus p rod u ctos ella como si fuera un teatro348. Y allí está el palmeral, que tiene mezclados otros tipos de árboles cultivados y fructíferos, aunque en su mayor parte está formado de palmeras hasta alcanzar una lon gitud de cien estadios, y está todo él atravesado de pequeñas corrientes de agua y lleno de casas349. Allí se encuentran tam bién el palacio real y el jardín del bálsamo350. Este bálsamo es Aristóbulo II que, escapando de Pom peyo, las utilizó p ara p rep arar la recon quista de Jerusalén (h e . cit. 82-85). 147
Trex parece que debe su nom bre a la p resen cia a llí de los m ercenarios
tracios que había en el ejército del rey en tiem pos de A lejan d ro Ianneo ( S t e r n , Greek and Latin Authors I, pág. 308). A lexandrio es la Q a m S artab eh del talmud (que lleva el nombre de A lejandro Ianneo, su fu n d ad o r): H ircan io es Khirbet Mird; Macairo, que corresponde a K hirbet el-M û k âw er, h ab ía sid o sin em bargo establecida com o plaza fuerte por H erodes, h acién d o se m ás poderosa aún que en tiempo de A lejandro Ianneo ( F l a v . J o s . , B I. V II 171-177). Lisias es distinta de la plaza fuerte m encionada en § 10. E stab a en m an o s del judío Silas cuando fue destruida por Pom peyo en el 63 ( B i f f i , II M ed io O rien te, pág. 239). Escitópolis, actual Beth-Shean en la orilla d erec h a del Jo rd án y en la frontera entre Sam aria y Judea, fue reconstruida por G ab in io en el 57, que le concedió el estado de autonom ía ( B i f f i , II M edio O rie n te , pág. 239). Sobre los lugares en tom o a FiladelFia cf. § 34. m Jericó se asentaba sobre el Tell es-S ultân. que e stá a 1 km del oasis de Ar er-R iha y a 37 km de Jerusalén. 149 Sobre la localización del palm eral cf. 4, 21. Jericó e ra c o n o cid a en el A ntiguo Testam ento com o la ciudad de las palm eras. ,SI Probablem ente Estrabón se refiera al co m p lejo real de H erodes, que M arco A ntonio se apropió para cedérselo a C leo p atra y luego fue restituido a
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de tipo arbustivo, semejante al cítiso351 y al terebinto352, y es aromático. Y después de hacer una incisión en la corteza se re coge en vasijas el jugo, parecido a una leche pegajosa. Cuando se deja en cantidades pequeñas se solidifica. Pero es admirable cómo resuelve los dolores de cabeza, las cataratas incipientes y las debilidades de la visión. Por todo ello es un producto caro, máxime teniendo en cuenta que solo se da en esta región353. Lo mismo sucede con un tipo de palmera de allí, pues es la única, salvo las de Babilonia y las aún más orientales, que produce la palma datilera354. Así pues, los beneficios que se obtienen de estas son grandes. También se utilizan los bálsamos de la made ra como perfume.
la ciudad por A u g u sto . S obre el bálsam o cf. § 16; T h p h r . , H P IX 6, 1-4; P l i n . Xll 111-123. 351 O co d eso : « m a ta de la fam ilia de las p apilionáceas, de uno a dos metros de altura, ram o sa, co n h o jas co m p u estas de tres hojuelas, flores am arillas y en las vainas del fruto sem illa s arriñ o n ad as» (D iccionario de la RA E, s. v.). 352 « A rb o lillo de la fam ilia de las an acard iáceas, de tres a seis m etros de altura, con tro n co ram o so y lam piño; hojas alternas, com puesta de hojuelas ovales, en teras y lu stro sas; flores en racim o s laterales y por frutos drupas pe queñas, p rim ero ro jas y d esp u és casi negras. Es com ún en España; su m adera, dura y co m p acta , e x u d a p o r la c o rte za go titas de trem entina blanca m uy o lo ro sa, y suele c ria r ag allas de tres a cu atro centím etros de largo» (D iccionario de la RA E, s. v.). 353 S obre la e x tra c c ió n del b álsam o cf. P l i n . , X ll 115-116. C f. referen cias a otras fuentes a n tig u a s en B i f f i , II M ed io O rien te, pág. 241. A p esar de lo que afirm a aquí, sig u ie n d o la o p in ió n co m ú n de que el bálsam o solo se p roduce en Judea, en 4, 19 E s t r a b ó n d ic e que se p roduce tam bién en la tierra de los sa beos. 354 L iteralm en te « fru to s co m o n u eces» . C f. XVII 1 ,5 1 . Sobre los dátiles de Babilonia, c o n sid e ra d o s los m ejo res del m u n d o cf. P u n ., XIII 41.
(ih< Κ . R A H A
^
HI lago Sirbonis es grande: hay quien El hn>o Sirbonis ^a Hegado a afirmar que su perímetro es y su producción de mil estadios555. Sin embargo, se exde asfalto tiende paralelo a lo largo de la costa en una longitud de poco más de doscientos estadios. Es profundo desde la misma orilla y tiene un agua extremadamente densa, hasta el punto de que no es posible zambullirse en ella, sino que a quien se adentra en ella hasta el ombligo, si continúa avanzando, inmediatamente es izado del suelo y flota356. El agua está mezclada con asfalto. Este brota a intervalos irregulares desde la mitad del fondo en medio de bur bujas, como si el agua estuviera hirviendo. La superficie curva da del agua le da el aspecto de una colina. Junto con el asfalto también sube a la superficie mucho hollín, que, aunque hu meante, es imperceptible a la vista. Pero deja mate el bronce, la plata y cualquier cosa brillante, incluso el oro. Así, cuando sus utensilios se quedan mates, los habitantes de las orillas del lago saben que está comenzando a subir asfalto y se preparan para recogerlo provistos de las balsas de caña que tienen hechas. El asfalto es un bloque de tierra que primero, licuada por el calor, brota hacia la superficie y se desparrama, y luego, debido al agua fría, pues así está el agua del lago, se convierte de nuevo en algo sólido y duro, de modo que es preciso cortarlo y tro
En § 32 E s t r a b ó n sitúa correctam ente el lago S irb o n is; a q u í sin em bar
go lo confunde con el mar M uerto, que o cu p a la d ep resió n del G h o r, com o se deduce de la descripción de todo el parágrafo. La d escrip ció n cien tífica y a la vez con elem entos propios de la paradoxografía está to m ad a p ro b ab lem en te de Posidonio (cf. § 43: B i f f i , II M edio O rien te. pág. 242). P ara o tra descripción del m ar M uerto cf. D i o d . Sic.. II 48, 7-9. Para las num erosas fuentes que m encionan e sta cara c te rístic a del mar M uerto, la enorm e densidad del agua debida a la gran can tid ad de sales m ine rales. cf. S i e r n , G reek a n d Latin authors I. pág. 309; B i f f i , II M ed io Oriente, pag. 242.
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cearlo. Finalmente flota debido a la naturaleza del agua en la que como señalamos ya no es posible zambullirse, ni le es posi ble al que entra sumergirse pues es al punto levantado a la su perficie357. Aproximándose, así pues, en balsas, cortan y se lle van cuanto asfalto puede cada uno. En fin, que así son las cosas. No obs 43 tante, Posidonio afirma que las gentes T é c n ic a s d e del lugar son brujos y se sirven de en s o lid ific a c ió n d e l a s f a lto cantamientos, así como de orina y otros líquidos malolientes, que primero derraman por encima del asfalto para luego endurecerlo y luego cor tarlo. La acción de la orina en este caso no será muy diferente a la de la crisocola que se produce en la vejiga de los que tienen cálculos o a partir de la orina de los niños358. Parece lógico que todo este proceso suceda en el centro del lago, dado que la fuen te del fuego y la mayor parte del asfalto también están en el medio. El brotar es irregular, dado que también el movimiento del fuego, como el de muchas otras emisiones, no tiene un or 357 En u na rara n o ta m u y personal Jones señala que en una visita suya al m ar M uerto en 1929 pudo co m p ro b a r que « S trab o ’s account is substantially correct. A s for flo atin g , a v ery corp u len t person could walk out only up to the navel before flo atin g , but a very lean person up to the shoulders». (N T) La teoría etio ló g ic a so b re el asfalto parece p articular de P o s i d o n i o (fuente con seguridad ta m b ié n de este p asaje, cf. § 43). Cf. X VI 1, 15 con notas para el tem a de las fu en tes de asfalto . 358 E s t a e s la ú n i c a r e f e r e n c i a e x p r e s a a P o s i d o n i o e n la d e s c r i p c i ó n d e Ju d e a ( F G r H ist. 87 Fr. 70 = E d f . l s t e i n - K i d d 279 = Th. 60). S e g ú n B i f f i , II
M edio O rien te, p á g . 2 4 4 , l o s a n t i g u o s d e s i g n a b a n c o n e l n o m b r e d e c r i s o c o l a la m a la q u it a , u n c a r b o n a t o b á s i c o d e c o b r e , d is t in t o d e l h i d r o s i l i c a t o d e c o b r e .
En c u a l q u i e r c a s o , s e trata d e un m in e r a l v i s c o s o q u e p o r la a c c i ó n d e l frío s e c o n d e n s a y e n d u r e c e . C f. P l i n . , VII 65; T a c -., H ist. V 6 s o b r e e l f e n ó m e n o y e l u so d e s u s t a n c i a s á c i d a s . C f. e l c o m e n t a r i o d e E d e l s t e i n - K i d d ( p á g s . 952 s s . ) a e s t e p a s a j e , q u e s e ñ a l a la c r í t i c a i m p l í c i t a a la t e o r ía s o b r e e l e n d u r e c i m i e n t o del a s f a l t o b a s a d a e n t é c n i c a s d e s u p e r s t i c i ó n y m a g i a .
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(il'OCîRAFÏA
den perceptible para nosotros. Lo mismo sucede también en Apolonia, en el EpiroiSy. Existen otras muchas evidencias que 44 .. , ... hablan de la naturaleza volcánica de la N aturaleza volcánico de la com a rca comarca. Pues en los alrededores de Moasada se pueden ver rocas escabrosas requemadas, y en muchos lugares fisu ras en el terreno y tierra cenicienta, gotas de pez destilando de rocas desnudas y ríos hirvientes que huelen mal desde lejos, y pueblos en ruinas aquí y allá3*0. De modo que se creen las fre cuentes afirmaciones de la población local en el sentido de que hubo un tiempo en que había por allí trece ciudades, de cuya capital, Sodoma, solo un círculo de sesenta estadios se habría salvado; y que debido a los terremotos y a las erupciones de fuego y de aguas calientes con asfalto, el lago habría sobrepasa do sus límites y las rocas estarían envueltas en fuego, mientras que, por lo que se refiere a las ciudades, unas habrían sido al canzadas y otras abandonadas por los que pudieron huir. Pero Eratóstenes dice, en sentido opuesto, que la comarca era un lago y que la mayor parte de este salió a la luz en erupciones, como sucedió también con el mar361.
w Cf. Vil 5, 8; Sobre el asfalto babilonio vid. X V I 1 ,1 5 . Cf. la descripción de P l i n i o (V 73), que sitú a M o asad a en el lím ite de Judea. Sus ruinas se encuentran en es-S ebbe, ju n to a M ezad a, al S O del mar M uerto, donde estaba la fortaleza ju d ía de M asada.
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45 P r o p ie d a d e s d e l l a s o en G a d a r i s y T a r iq u e a s
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También en Gadara el agua del lago es nociva362; y cuando los animales la , , . , . . . b e b e n P ie r d e n e l F * '0 ’ ,a s u n a s Y ,o s
cuernos. En el lugar llamado Tari queas363 el lago proporciona excelente pescado para salar y en sus orillas crecen árboles frutales seme jantes a los manzanos. Los egipcios se sirven del asfalto para embalsamar a los cadáveres. Más recientemente Pompeyo recortó 46 parte del territorio del que se habían H erodes rey apoderado por la fuerza los judíos y de Judea , , . nombro a Herodes para el sacerdocio; pero más tarde un tal Herodes, descen diente suyo y nativo del lugar, que se coló en el sacerdocio, hasta tal punto aventajó a sus predecesores, especialmente en sus relaciones con los romanos y en su actividad política, que se le proclamó rey, siéndole concedida esta autoridad primero por Antonio y luego por César Augusto364. A algunos de sus hijos él 362 Para la co n fu sió n de E strabón respecto a G adara cf. § 29. A quí parece referirse a la G ad ara h elen ística de cu y o s personajes ilustres habla en dicho pa rágrafo, y que se en c u e n tra al S E del lago G enezareth, sobre el actual Umm Qés. 363 El to p ó n im o (m en c io n ad o p o r prim era vez en Estrabón) hace referen cia a la activ id ad de salar el p escad o , aunque puede tam bién entenderse en re lación al e m b a lsa m a m ie n to de los cad áv eres. Para su localización no en la orilla m erid io n al del lago de G en ezareth , com o parecen situarla Es i r a b ó n y P l i n i o (V 71), sin o en la o ccid en tal, vid. B i f f i , II M edio O riente, pág. 245.
A lgunos au to res, sig u ie n d o las in d icacio n es de Plinio, la identifican con Khirbet K erak; o tro s p refieren h acerlo con M ejdel (cf. S t e r n , G reek and Latin authors, pág. 309). 364 En la p rim era m ención de H erodes hay sin duda una confusión con Hircano, a quien P o m p ey o co n firm ó el sum o sacerdocio tras las luchas entre este y su herm ano A ristó b u lo , a raíz de las cu ales Pom peyo tam bién redujo el estado hasm oneo a los lím ites de Ju d ea, S am aria, el sur de G alilea y la Idum ea oriental (cf. n. 344; para la co n q u ista de Ju d ea por P om peyo, cf. F la v . Jo s.. A l XIV 74).
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Γ,ΙΟίιΚΑΙ ΊΑ
mismo los mandó ejecutar, acusados de conjurar contra él, y a otros los dejó como sucesores suyos a su muerte, dejándoles su reino en partes165. César también honró a los hijos de Herodes y a su hermana Salomé y a la hija de esta, Berenice^*. Sin embar go, sus hijos no tuvieron el mismo éxito, sino que se vieron en vueltos en distintas acusaciones; uno de ellos pasó su vida en el exilio, entre los gálatas alóbroges, mientras que los demás, tras mucha adulación, obtuvieron con mucho esfuerzo el permiso para volver a la tetrarquía asignada a cada uno367.
El segundo Herodes m encionado es hijo de A ntipater, aliad o de R o m a desde el 63 a. C., y efectivamente descendiente de H ircano por línea m aterna, lo que le otorgaba ciertos derechos para asum ir el sacerdocio. A ntonio, que m antuvo el sistema de príncipes clientes, restituyó, de acuerdo con O ctav io , un reino en Judea en el 4 1, nombrando a Herodes rey. El carg o fue co n firm ad o p o r O ctavio en el 30. Herodes tuvo que reconquistar todo su reino, o cu p ad o por los partos. Sobre Herodes el Grande cf. S a r t r e , D 'A lexandre..., págs. 5 3 0-536. w Alejandro y Aristóbulo, los hijos que H erodes h ab ía ten id o con Mariamme, la nieta de Hircano, se habían levantado en c o n tra de su padre, que había hecho matar a su m ujer por sospecha de adulterio. H ero d es, con consen timiento de Augusto, los m anda procesar y, una vez co n d en a d o s y transferidos a Sam aria Sebaste, fueron estrangulados en el 7 a. C. A la m u erte de H erodes, en el 4 a. C., de sus otros hijos, A rquelao fue d esig n ad o h ered ero , A ntipas re cibió la letrarquía de G alilea y la Perea y Filipo la de la G au lan itis, T raconitis, Batanea y Panias. ** Augusto ratificó las disposiciones testam entarias de H erodes. Pero poco después hizo algunas m odificaciones para co n ten tar a los h erm an o s de A rque lao om itidos en el testam ento. A Salom é se le co n ced iero n las ciu d ad es de la m n ia Azotos, Faselis, una asignación p ecuniaria y un p alacio en A scalón. Berenice era m adre de A gripa I. F l a v i o J o s e f o (A l X V III 143) m en cio n a su am istad con Antonia, la m ujer de Druso. 167
A rquelao fue denunciado por ju d ío s y sam aritan o s ante A ugusto el
6 d. C . por su gobierno tiránico. El em perador lo d esterró a V iena, capital de los gálatas alóbroges. C f . F l a v . J o s . A l XVII 342 ss., B l II 111; D i o n C a s i o , LV 27. Sobre los herederos de H erodes cf. S a r t r e , D 'A lexa n d re..., págs. 536 s.
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3.
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A r a b ia : el g o l f o P érsico
Más allá de Judea y de Celesiria has' ta Babilonia yJ el valle deí Eufrates hacia e* sur se encuentra toda Arabia, con la de A ra b ia excepción del territorio de los escenitas de Mesopotomia3™. Pero ya se ha habla do de Mesopotamia y de los pueblos que la habitan369; no obs* tante, acerca de las comarcas del otro lado del Eufrates, las que están cerca de su desembocadura las habitan los babilonios y la tribu de los caldeos (de los que ya se ha hablado37"); mientras que de las comarcas que se encuentran después de Mesopota mia y hasta Celesiria, lo que queda más cerca del río y la Meso potamia la habitan árabes escenitas, divididos en minúsculos reinos en tierras estériles por falta de agua, por lo que trabajan el campo poco o nada, pero tienen rebaños de todo tipo de ani males, particularmente camellos. Tierra adentro de su región se encuentra un extenso desierto. Las comarcas que están aún más al sur que estas las poseen los habitantes de la llamada Arabia Feliz371. El lado norte de esta lo constituye el mencionado de sierto, el lado este el golfo Pérsico, el lado oeste el Arábigo, y el lado sur el gran mar que está al exterior de ambos golfos, que se llama, en su conjunto, mar Eritreo372. I ,L o c a liz arc io n ·.y p a rtes
m La e x p resió n « to d a A rab ia» hace referen cia al sentido m ás am plio del nom bre del país, q u e in clu y e p artes cuyos habitantes no son realm ente árabes. En 2, I I E s t r a b ó n d istin g u e en tre los árab es propiam ente dichos y los escen i tas. Cf. tam b ién 1, 2 6-27 p ara los árabes escen itas de M esopotam ia. w XVI 1 ,2 1 ,2 6 - 2 8 . ,7° XVI 1 ,5 -7 . m C f. 4, 2, 25 s. m «M ar R ojo » , literalm en te. (N T ) Al g olfo Pérsico d ed ica el resto del c a pítulo. El té rm in o m ar R ojo (íiry ih re th a la ssa ), con el que hoy d ía se d en o m in a
(¿f A Κ ί Κ Λ Ι Ί Λ
La verdad es que ai golfo Pérsico D escrip ción d e l también se le llama mar de los Persas. golfo P érsico Eratóstenes lo describe así: su boca, siguiendo a dice, es tan estrecha que desde I larmoEratóstenes , ,. . _ za, el punto mas saliente de Carmania, se puede ver el promontorio de Macas en Arabia373. Y, desde su boca, la costa de la derecha, que tiene una forma circular, gira un poco al principio, desde Carmania hacia el este, des pués hacia el norte, y finalmente hacia el oeste hasta Teredón y la desembocadura del Eufrates374. Incluye además la costa de Carmania, y en parte la de Persia, Susa y Babilonia, en una longitud aproximada de diez mil estadios. Pero acerca de es tos pueblos ya hemos hablado375. Desde allí hasta la boca del golfo, hay otros diez mil estadios, dice Eratóstenes, siguiendo las afirmaciones de Andróstenes de Tasos, que hizo el viaje con Nearco, y además también por su cuenta376. De modo que, 2
al golfo oriental de la península A rábiga, era en la an tig ü ed ad , d esde época clásica hasta la rom ana, el océano índico, y a veces p o r ex ten sió n , el golfo oriental de dicha península, al que generalm ente se le d ab a el n o m b re, sin em bargo, de golfo A rábigo ya en época helenística (cf. T e o fra sto ) y en la literatu ra latina, siendo en cam bio el actual golfo A rábigo el llam ad o p o r los griegos golfo Pérsico. ™ Fr. Ill B 39. Desde § 2 a 6 la descripción se hace sig u ie n d o a E ratóste nes. El prom ontorio de Harm oza debía de ser el actual R âs K únari, opuesto al Ras M usandam , el antiguo M acas (M aceta en A r r ., Ind. 32, 7). S obre la dis tancia entre estos dos prom ontorios cf. XV 2, 14.
174 Según las fuentes, la localidad de T eredón, al p arec er an tig u a fundación de N abucodonosor, es un pueblo o una ciudad, lo calizad a p o r au to res m oder nos en el Djebel Sinan, cerca de Zobeir, o id en tificad a con al-B asra, a 110 km al NO de las fuentes del Eufrates (cí. B ihfi, II M ed io O rien te, pág. 250). m XV 2, 14; 3, 1-5, donde la longitud de la co sta p ersa ha sid o establecida en 4.400 estadios y la de la susiana en 3.000, lo que d e ja a la C arm an ia 2.600 estadios. m A ndróstenes de Tasos (según A k r ., Ind. 18, 4, de A n fíp o lis) había rea lizado, por encargo de A lejandro, una ex pedición de la c o sta aráb ig a, y escribió
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a partir de estos datos, se hace evidente que este mar se queda solo un poco corto en tamaño con respecto al Ponto Euxino377. Eratóstenes nos informa también de que Andróstenes, que cir cunnavegó el golfo con una flota, sostiene que, al hacer el viaje costero, teniendo el continente a mano derecha, se en cuentra uno delante, justo después de Teredón, la isla de ícaro, y en ella un templo dedicado a Apolo y un oráculo de Taurópolo378. Después de navegar por la costa de 3 Arabia por una distancia de dos mil cua L a c iu d a d de trocientos estadios, se encuentra, en un G erra golfo profundo, la ciudad de Gerra, ha bitada por caldeos exiliados de Babilonia379. Su tierra es salina y tienen casas hechas de sal, las cuales, dado que hay granos de sal desprendiéndose siempre debido al un relato del p e rip lo co n in fo rm ació n variada, incluso sobre botánica y aspec tos eco n ó m ico s co m o la p esca de la p erla (F G rH ist. 711). N earco era uno de los g enerales de A lejan d ro , que co n d u jo la flo ta m aced o n ia desde la desem bo cadura del Indo h a sta la del E u frates (cf. A rr ., Ind. 19, 9).
377 S egún E rató sten es el p erip lo del P onto E uxino oscilaba entre 23.000 y 25.000 estad io s ( B if fi , II M ed io O rien te, pág. 2 5 1). m Isla de Icaro = actu al F ailak a en K uw ait. C on el oráculo de T aurópolo, Estrabón se refiere a un o rácu lo de la Á rtem is T aurópolo, atestiguado epigráfi cam ente y c u y o san tu ario se h a sacado a la luz en excavaciones arqueológicas, así com o algún o tro recin to sag rad o ( B iffi , II M edio O riente, 252 con biblio grafía).
379 La lo calizació n de G e rra no ha podido establecerse todavía con seg u ri dad. En este p ará g ra fo E strab ó n dice que está en un golfo p rofundo pero tam bién (infra) a 200 esta d io s del m ar, lo que se ha intentado ex p licar con la ex is tencia de dos G e rra s, un p u erto y una ciu d ad interior. C f. Po t t s , T he A rabian Gulf, págs. 8 5 -9 0 , co n un listad o de las d iferen tes p ro p u estas en pág. 87. Para la posible situ a ció n ju n to a al-Jara, en el área de al-H ufíif, o la reciente h ip ó te sis que la id e n tifica co n T h aj, cf. B iffi , II M ed io O riente, pág. 25 2 . N o se tiene ninguna o tra n o ticia so b re e s ta su p u esta fundación, a ex cep ció n de S t . B y / . , seguram ente d ep e n d ie n te del p ro p io E strabón.
Cil ( Κ . Κ Λ Η Λ
calor del sol, se caen continuamente, por lo que siempre están rociando las casas con agua, para mantener las paredes segu ras.,KULa ciudad dista doscientos estadios del mar y los gerrenses comercian por tierra con mercanías y perfumes árabes en su mayor parte. Sin embargo Aristóbulo dice, por el contrario, que los gerrenses exportan la mayor parte de las mercancías en bal sas hacia Babilonia, y desde allí llevan las mercancías río arriba por el Eufrates hasta Tápsaco y luego las distribuyen por tierra en todas direcciones3*1. Al seguir navegando se encuentra 4 uno otras islas, Tiro y Arado, con temLm s isla s d e T iro p¡os similares a los de los fenicios382. Y v ,a dicen, al menos los que viven en las is las, que las islas y ciudades homónimas de los fenicios son colonias suyas383. Estas islas distan de Tere**' La identificación propuesta con la ciudad de A d jer es co m p atib le con esta descripción, debido a que la zona es altam ente salin a. C f. P l i n ., VI 147. Sobre el lugar de la m ina de sal cf. Po t t s , págs. 56 s. Wl Era una ciudad com ercial muy im portante en é p o c a de los seléucidas, situada en el cruce entre la India, M esopotam ia, A rab ia y en la ru ta a Siria. Cf. sobre esta importancia y las fuentes antiguas al resp ecto P o t t s , págs. 90-98. Para los cuatro itinerarios caravaneros que p artían de la ciu d ad cf. B if f i, Il M ediu Oriente, págs. 253 s. ,,J Estas dos islas, correspondientes a B ahrain y M u h arraq , ap arecen en Pt o l ., V 15, 2 1. Tilo (nom bre con que ap arece la isla g e n e ra lm e n te ) es m en
cionada en P linio (VI 148) com o fam osa p o r sus p erla s. E stra b ó n utiliza la varíam e Tiro para apoyar la relación con la T iro fen ic ia (cf. n. sig. ). C f. sobre los pioblem as de localización ya en la an tig ü ed ad y las m e n c io n e s en las fuentes, Po t t s , págs. 125-149; sobre T iro en E stra b ó n , esp . 138-Í41 con com entario sobre la posible relación con la ciu d ad fen ic ia. C f. In ., pág. 141 para algunas hipótesis que relacionan la d escrip c ió n de E strab ó n en § 6-7 con esta isla. C l. H eróo ., I I, para la idea de que los fen icio s hab ían llegado al mar M editerráneo desde el Eritreo. Cf. en cam bio su p ra 2, 13, d o n d e los aradios son considerados colonos de Sidón.
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dón diez días de navegación, y un día desde el promontorio en la boca del golfo en Macas384. Nearco y Ortágoras dicen que la isla de Ogiris se encuentra en alta mar a una L a is la d e O g ir is distancia de dos mil estadios desde Car mania385, y que en ella se encuentra la tumba de Fritras, un gran túmulo cubier to de palmeras silvestres; y que Entras reinó sobre estas regio nes y que por ello dejó su nombre al mar homónimo386 Nearco dice que Mitropastes, hijo de Arsites, sátrapa de Frigia, les ex plicó todo esto. Mitropastes, exiliado por Darío, había fijado su residencia en la isla y se les unió cuando llegaron al golfo Pér sico buscando una vía para regresar a su patria con su interme diación387. 3íW L as dos d ista n cias no g u ard an relación. Sin duda la segunda de ellas se tardaba m u ch o m á s de un d ía en recorrer. !S;> Es decir, en el mar R ojo (Eritreo), que se extiende desde la desem boca dura del Indo hasta el estrecho de Ormuz. Cf. F G rH ist. 713 Fr. 5 (Ortágoras) y FG rH ist. 133 Fr. 27 (N earco). El nombre de la isia aparece de manera dife rente en los c ó d ic e s (Tyrine, Tyrrene). La corrección O gyris de Kramer se basa en la form a transm itida por M ela (111 79), P linio (VI 153), D ionisio P erie geta
(607 f C G M II 142]) o E s t é f a n o
de
B i z a n c io . Por otra parte, A rriano
{Ind. 37, 2) habla de O rgana (cf. Pt o l . VI 7, 46). La localización no es fácil con las in d ica c io n e s de Estrabón debido a la longitud de la costa carmania. Se ha identificado la isla con la de Masirah y posteriormente con la de Hormoz, más probable se g ú n las indicacion es de Arriano ( B iffi , II M edio O rien te, pág. 255).
-,Sü Esta trad ició n , que atrib u y e el nom bre del m ar al prim er rey del país, está reco g id a en v aria s fu en tes ( M e l a , III 72; C u r t . , VIH 9, 14; P l i n ., VI 107; A rr ., Ind. 37, 3, etc.). C f. el p ro p io E s t r a b ó n m ás adelante en 4, 20. Según A r r ia n o , la tu m b a se e n c u e n tra en la isla de O aracta (cf. infra, § 1).
De M itro p a stes no se sabe nada m ás que lo que dice E strabón, pero su padre A rsites, atestig u a d o en v arias fuentes, era sátrapa de Frigia H elespóntica cuando A lejan d ro co m e n z ó su ex p ed ició n en A sia M enor, y co m b atio en la batalla de G rán ico co n D arío III en el 334 a. C ., su icidándose poco d esp u és en
350
(il Ο ί ι Κ Α ί ίΛ
A lo largo de toda la costa del mar Eritreo crecen desde el fondo del mar V e g e ta c ió n árboles semejantes al laurel y al olivo, en e l m a r que se hacen completamente visibles E r itr e o con la marea baja, pero que con la marea alta hay veces en que están completamente ocultos3**, y todo esto mientras la tierra que queda por encima del mar no tiene árboles, de modo que la paradoja es aún mayor. Todo esto es lo que cuenta Eratóstenes acerca del mar Pérsico, que, como ya dije, forma el lado este de la Arabia Feliz.
Frigia, adonde había escapado de los persas que le co n sid era b an responsable de la derrota. WK Cf. P l in ., XIII 141. Jo n e s , en su edición de Estrabón, sugiere que sean arrecifes de coral, pensando sin duda en que dichos arrecifes son, junto al color de la tierra de las costas, lo que ha dado nombre al mar. La s u geren cia de B iffi,
II M edio Oriente («mangrovia») e s sin em bargo p o sib le m e n te m ás acertada. Parece que estas costas son manglares: «Terreno que en la zon a tropical cubren de agua las grandes mareas, lleno de esteros que lo cortan form ando muchas islas bajas, donde crecen los árboles que viven en el agua salada» (Diccionario de la RAE. s. v.). M egástfnes ( F G rH ist. 715) habla de los b osq u es de man glar en la India, cf. T h ph r ., H P IV 7 - 4, 7; A rr ., Ind. 22, 7. L os textos sobre los manglares en la literatura grecorromana no son abundantes ni m uy anti guos. Los historiadores actuales remontan su c o n o c im ie n to y e stu d io a la expe dición de Alejandro Magno, concretamente a A n dróstenes de T a so , que nave gaba con Nearco y debió de ser el informador de T e o frasto (S. A mig ues , y
Etudes de botanique antique, París, 2002, pág. 274). C f. p o r ex ten so sobre las fuentes y naturaleza de estos terrenos, H. B r e t z l , B o ta n isch e Forschungen des Ale.xanderzuf>es, Leipzig, 1903, págs. 2 3-114. A g rad ezco e stas referencias a I. Pajón.
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Nearco3*9 dice que Mitropastes se I n fo r m a c ió n d e N e a r c o encontró con ellos en compañía de Maso b re e l e n c u e n tr o d e cenes, que Macenes gobernaba una de la e x p e d ic ió n g r ie g a las islas del golfo Pérsico y que esta isla c o n M it r o p a s te s y se llama Oaracta390. También dice que M acenes y p a r tic u la r id a d e s d e Mitropastes se refugió en esta isla y ob la e n tr a d a d e l g o lf o tuvo hospitalidad después de su partida P é r s ic o de Ogiris; y que Mitropastes se reunió con Macenes para pedirle que le recomendase ante los macedonios para la flota y que Macenes se convirtió en guía de la na vegación391. Cuenta Nearco además que hay una isla al comen zar a navegar por el golfo en la que abundan las perlas y las perlas valiosas392, y que en otras islas hay cantos transparentes y brillantes; y que en las islas de la desembocadura del Eufrates crecen árboles que huelen a incienso393, de cuyas raíces fluyen jugos cuando se rompen. Habla también del tamaño de los can grejos y de los erizos de mar, algo común en todo el mar Exte rior: pues, dice, son mayores que sombreros macedonios394 y otros podrían recoger en su interior medio litro de agua. Tam 7
389 F G rH ist. 133 Fr. 28. 390 En los có d ices el n o m b re de la isla es D oracta, siendo O aracta una co rrección (in n e c e sa ria seg ú n B i f f i , II M ed io O riente, pág. 257) de C orias y Meineke siguiendo a A r r i a n o (Ind. 37, 2). L a descrip ció n de este autor induce a identificarla con la actu al Q esh m (T aw ilah de los árabes), en el lado N O del estrecho de O rn iu z, actu al Irán ( B i f f i , II M ed io O riente, pág. 257 con biblio grafía).
391 Cf.
A r r . , In d . 3 7 -3 9 p ara el p eriplo de N earco, coincidente en varios
aspectos con e ste p ará g ra fo , in clu id o el papel de M acenes, g o bernador de la isla, com o g u ía de la ex p ed ició n .
392 S obre la p e sc a de la p e r la e n la zo n a cf.
P l i n ., VI 148, que identifica con
Tiro (cf. § 4 ) la isla fam o sa p o r sus perlas; en general, A
i h e n .,
Ill 93 D -94B .
393 S obre e ste to p o s referid o g en eralm en te a los árabes sabeos, cf. III 107; P l i n ., X II 86.
,94 Un so m b rero de ala an ch a que se usaba para p rotegerse del sol.
H e r ó d .,
352
( Í l O C i R A l ÍA
bién dice que él vio una ballena de cincuenta codos varada en la playa395.
4.
La p e n ín su l a A rá big a
Mecene es el comienzo de Arabia I llegando desde Babilonia396. Delante de L a re g ió n d e M e c e n e Mecene se encuentra, por un lado, el de( M e se n e ) sierto de los árabes, por otro las maris mas que hay frente al territorio de los ✓ caldeos, formadas por las crecidas del Eufrates, y por otro el mar Pérsico. La región a pesar de ser de aires insalubres, procli ve a las nieblas y a sufrir tanto lluvias torrenciales como calores insoportables, produce excelentes frutos en cualquier caso. La vid crece en las marismas, después de poner tierra en cestos de mimbre, toda la que la planta pueda necesitar, de manera que la planta se pueda trasladar muchas veces y luego devolverla a su sitio original por medio de pértigas397.
w C incuenta codos son unos treinta m etros. C f., ta m b ién siguiendo a Nearco. A rr.. Ind. 3 9 ,4 . y Estr ., XV 2, 11. M ecene es posiblem ente un error de E strabón p o r M esen e, nom bre con que designa esta región en 1, 8 de este libro y en II 1 ,3 1 . S obre to d a e s ta región cf. S c h u o l , D ie Charakene. w A parentem ente el autor nos cuenta que en e sa zo n a de m arism as, para proteger a la planta se utilizaban cestos de m im b re a m o d o de m acetas que podían elevarse con pértigas para evitar el ex ceso de ag u a y v o lv er a bajar cuando las aguas retrocedían. (N T)
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2
Pero me vuelvo ahora a las afirmaSiiuación de A ra b ia ciones de Eratóstenes, que hace a contid e sé rtic a y ✓ . ., . , -, nuacion una exposición acerca de Arac a r a c te r is tic a s , K g e o g r á fic a s v é t n ic a s h i a D i c e , a propósito del norte de A ra b ia F eliz desértico, entre la Arabia Feliz, Celesisig uiendo a rja j uciea hasta el fondo del golfo E ra tó sten es b Arábigo, que desde la Ciudad de los Héroes, que se encuentra en un entrante del golfo Arábigo cer ca del NiloJ*\ hay cinco mil seiscientos estadios hasta Babilo nia, en dirección a Petra de los nabateos, todos ellos siguiendo el punto del amanecer veraniego, a través de las tierras de pue blos árabes, como los nabateos, los cauloteos y los agreos4*10. Tierra adentro desde su territorio se encuentra la Arabia Feliz, que se extiende a lo largo de doce mil estadios hacia el sur, hasta el océano Atlántico401. Los primeros que habitan la Ara398 Fr. Ill B, 48 . C f. 3, 2, d o n d e d escribe el golfo P érsico siguiendo a Era tóstenes.
399 L a ciu d ad ap arece ya m en cio n ad a en 2 ,3 0 y reaparece en los parágrafos 4 y 5 y de nuevo en X V II 3, 20, aunque co n diferentes coordenadas geográfi cas. L a m e n c io n a d a aquí, co m o la de § 4 y 5, corresponde a la actual Abu Suwayr, Tell el M ask h u ta, e n E gipto (en el interior, m argen derecha del Nilo, en el E gipto aráb ig o an tig u o ). L a citad a en 2, 30 se ha identificado con Abu K eyscheid a o rillas del B u h eirat M urrat el-S ughara. 4(X) P ara la in terp reta ció n de este pasaje com o reflejo de una vía real persa, la que siguió el e jé rc ito de C am b ises a su v u elta de E gipto en el 522 a. C., y su interés en relació n co n el pasaje de A r r ia n o (Ind. 43, 4-6) sobre la m archa de este ejército, cf. P. H o g e m a n n , « Ü b er eine N otiz bei Strabo (XVI 4.2)», en G. M a d d o l i , S tra b o n e II, págs. 159-169. S obre Petra y el reino nabateo ct. infra
§ 21 y 26. L os c a u lo te o s (C au lasio i en D i o n . P er ., 956) podrían haber ocupado el territorio al su r del W âd î as-S irh ân ; los agreos la zona en torno al o asis de al G auf ( B iffi , II M ed io O rie n te , pág. 259). Para la identificación de los auloteos con los llam ados H w ll en las in scrip cio n es safaíticas, y los agreos con los pue blos de A rab ia del n o rte y n o reste llam ados H gr, cuyo rey acuñaba m o n ed a en el s. in a. C. cf. M a c d o n a l d , A ra b i, pág. 252.
401 S egún la an tig u a co n ce p ció n geo g ráfica, apreciable en H om ero y Heró-
354
(,M )GRAIΊΑ
hia Eudaimon, después de los sirios y de los judíos, son agri cultores. Después de ellos, la tierra es arenosa y estéril, simple mente con unas cuantas palmeras, algún espino4’2 y tamarisco, y con agua únicamente subterránea, como sucede por ejemplo en Gedrosia4'13. Los árabes que las habitan viven en tiendas y pastorean camellos4'4. Los confines meridionales que se en cuentran frente a Etiopía reciben el agua de las lluvias veranie gas y se trabajan dos veces al año, al igual que en la India405, y agotan los ríos en las llanuras y en lagos. Estas comarcas son fértiles y hay muchos lugares que producen miel. Y salvo ca ballos, muías y cerdos hay en ellas abundancia de ganado, y salvo gansos y gallinas tienen todo tipo de aves. Habitan el úl timo confín de las tierras mencionadas los cuatro pueblos prin-
doto, toda la tierra estaba rodeada por el océano, y el A tlántico y el mar Eritreo formaban un único gran mar. La riqueza del país la p one de relieve ya H e r ó d o t o en una larga descripción (III 107 ss.). La d e n o m in a ció n de Eudaimon (feliz) se encuentra ya en E u ríp id e s ( B a c ., 16) pero e s e s p e c ia lm e n te frecuen te en los historiadores desde Diodoro Siculo. Cf. P a j ó n , P a ra d o x o g ra fía , págs. 415-418 para la tradición historiográfica tradicional y la que remonta a los historiadores de Alejandro en las descripciones de Arabia Feliz, con especial mención de la flora. Para la historia de las d escripciones de Arabia en la anti güedad a partir de Heródoto cf. M. D e t i e n n e , L os ja r d in e s de A d o n is. La m i
tología griega de los arom as, Madrid (trad, por J. C. B erm ejo del original francés Les jardins d A d o n is, París, 1972). 402 Al parecer se trata de la M im osa nilotica (Jo n e s ).
4Í" Los pozos subterráneos de los nabateos y G ed ro sia ap arecen m enciona dos en otras fuentes ( D iod . Sic., II 48, 2-3, XIX 94, 6- 8; A rr ., Ind. 26, 5, en relación con la expedición de Nearco, fuente de la que p o sib lem en te d e p en d a al m enos en origen, la inform ación de Estrabón). 4(14 Cf. D iod . Sic., II 54, 1, que sin em bargo, los c o n sid e ra parte de Arabia
Feliz. Los árabes que viven en tiendas son los que dan n o m b re a los escenitas, pero estos son distintos a los escenitas m encionados.
41β XV 1, 20 (se refiere posiblem ente a los m o n zo n es del Y em en en el caso de A rabia).
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cipales4**': los mineos, que viven en la comarca junto al mar Rojo, y cuya ciudad más importante es Cama o Camana"”17; a continuación de estos los sabeos, cuya capital es Mariaba4**; en tercer lugar los catabaneos, que se extienden hasta el estrecho y el paso del golío Arábigo, y cuyo palacio real se llama Tamna4*19. Y más hacia el este aún se encuentran los catramotitas, que tienen una ciudad llamada Sábata410. Todos estos pueblos tienen monar3 quías y son felices, bien provistos de C o s tu m b r e s d e hermosos templos y palacios reales411. Y A r a b ia F e l iz . las casas se parecen a las de los egipcios en lo que se refiere a la disposición de la madera412. Las cuatro comarcas tienen más extensión que el delta egipcio. El trono del padre no lo recibe su hijo, sino el hijo de alguno de los varones ilustres, el primero que nazca después de la llegada al trono del rey, pues al mismo tiempo que alguien 406 Cf. infra § 25. S obre el uso de lenguas distintas com o m arca distintiva entre esto s p u eb lo s cf. P erip lu s M a ris E rythraei, 20.
407 Su te rrito rio co m p re n d ía la región del actual Ja w f en el Yem en noroccidental. L a ciu d ad (actual Q arn áw en el Y em en) es m encionada en P l in ., VI 154 y P t o l . VI 7, 34, q u e la localizan en el interior de la región de M a’ín. 40X Cf. § 19 y 24 (en este últim o parág rafo la ciudad, actual M arbi, es lla mada M arsiaba).
4(19 P ara las v aria n tes en la d en o m in ació n cf.
B iffi , II M edio O riente, pág.
262, que sitú a su te rrito rio en la reg ió n del actual W âd î Q atabân y el territorio entre el W â d î H aríb al o este y el W âd î M arkhah al este, hasta el actual centro de N isáb. L a c ap ital, o cu p ad a d esde el s. vu a. C. hasta com ienzos del ι d. C ., ha sido lo c aliz ad a ju n to a la actual H ajar K uhlan, a 15 km al norte del N uqub, en el valle del W â d î B eihan ( B if fi , II M ed io O riente, pág. 263).
410 A ctual S h ab w a en el Y em en. La región de los catram otitas se ex ten d ía a los lados del W â d î H ad ram aw t. C f. B iffi , 11 M edio O riente, pág. 263, con testim onio de fu en tes an tig u as so b re otras variantes del nom bre.
411 La ab u n d a n c ia de te m p lo s es señ alad a por
P linio (VI 155), ref iriéndose
a Sábata (S ab o la), de la q u e dice que tiene sesenta tem plos.
4,2 C f. X V II 2, 2.
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(¿FOGRAHA
alcanza el poder anotan las mujeres de los varones ¡lustres que estén embarazadas y les ponen guardianes. Y quienquiera que sea la primera que dé a luz, la ley dice que el hijo de esta es adoptado y criado al modo de la realeza, con la intención de que herede el trono413. Catabania produce incienso y Catra. .? j . motitis mirra, y tanto estos como los D e s c r ip c ió n d e l g o lfo J A r á b ig o s ig u ie n d o a otros productos aromáticos son interE r u ió s te n e s cambiados con los mercaderes414, que llegan junto a ellos desde Elana hasta Minea en setenta días. Elana es una ciudad en la otra ensenada del golfo Arábigo, la llamada eianita. cercana a Gaza, como ya he señalado413. No obstante, los gerreos llegan a Catramotitis en cuarenta días416. El lado del golfo Arábigo a lo largo de Arabia, que comienza en la ensenada elanita, mide, según el séquito de Alejandro y según también Anaxícrates, catorce mil estadios, aunque es una exageración417. Y el lado del golfo Arábigo que
4U Esta inform ación no coincide con la que el m ism o E strab ó n nos trans mite en § 25, donde parece decir que la sucesión al tro n o e s h ered itaria, según interpretan el traductor de esta versión esp añ o la, B if f i (pág. 314) y J o n e s (Loeb). El texto no es sin em bargo del todo claro. 4|·* Para la im poitancia de los catabanios en el co m ercio de las especias cf. P linio XII 6 3 -6 4 ,6 9 ,
88,9 3 .
4,J Hoy Aqaba. en Jordania, en el golfo de igual n o m b re. C f. X V I 2, 30.
416 Sobre las dos vanantes de lectura: g erreos y g ab eo s cf.
R a d t , Strabons
G eographika. págs. 343 s.
417 Cf. 1 2, 28, donde toda la longitud del g olfo se ca lc u la en 15.000 esta dios. Para otras m edidas atribuidas por las distin tas fu en tes cf. B iffi , II Medio O riente, pag. 266. Para las distintas posibilidades que esco n d e la expresión «los que están en tom o a A lejandro», que puede referirse a A lejan d ro solo, y este a su vez ser A lejandro M agno pero tam bién A lejan d ro el au to r a quien se atribuye un periplo del m ar R ojo, o A lejandro M yndos, cf. B iffi , II M edio O riente, págs. 265 ss. Loe. cit. para la p o sib ilid ad de q u e A n ax ícrates sea el últim o explorador enviado por A lejandro a la co sta aráb ig a en ei 324-323 a. C.,
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sigue la costa del país de los trogloditas, que está a la derecha zarpando de Herópolis, hasta llegar a Ptolemaide y el terreno de caza de elefantes, mide nueve mil estadios hacia el sur y un poquito hacia el este418. Desde allí hasta los estrechos mide unos cuatro mil quinientos estadios, algo más hacia el este. Los estrechos a la altura de Etiopía los crea un promontorio llamado Deire414y una pequeña población homónima, que habitan los ictiófagos420. Dicen que allí hay una estela de Sesostris el egip cio, que rememora en jeroglíficos su travesía del estrecho. Pues parece claro que él fue el primero en someter Etiopía y el país de los trogloditas, y después cruzó hacia Arabia, y desde allí se invadió toda Asia421. Así, debido a esto, hay por todos lados
o un oficial de S ele u co I. P ara una relación entre el estudio de la Hora de Arabia por T eo fra sto , A rrian o , Ind. 4 3 , 7 y este pasaje de Estrabón, cf. S. A m i g u e s («L ’ex p éd itio n d ’A n ax icrate en A rabie O ccidentale», Τ υμυι 6, 2 ( 19% ), pág. 672, citado por P a j ó n , P arcuhxogrctfía, pág. 418), quien deduce que Teofrasto basa sus c o n clu sio n es en el inform e de A naxícrates. enviado por Alejandro para co m p leta r el p erip lo de la zona. 4IX S obre P to lem aid e cf. § 7.
419 «C uello», literalm ente. P osiblem ente se trate del Rás Siyyan (en el actual D jibouti, a 28 km al N del Ras B ab el-M an d eb en la costa opuesta). La ciudad hom ónim a es llam ad a B erenice Epidires ( P lin ., VI 170) o Deire polis έν ά κ ρ ςι ( P t o l . , IV 7, 2), n o m b re con el que fue rebautizada después del siglo n d. C. Para la localizació n ju n to a R aheita, al norte del Rás D um eria, cf. C. C o n ti R ossini, «L a città di D eire e i due laghi di Strabo XVI 14», Rend. Real. Accud. Lincei, s. in 29 (1 9 2 0 ), 29 1 -2 9 8 . Sobre las posibles fundaciones por Ptolom eo X S oter II o P tolom eo F ilo p ato r, cf. B ifki, II M edio O rien te, pág. 287.
420 « C o m e d o res de p eces» , cf. § 13-14. 421 Al faraón S eso stris, posib lem en te el tercero de los tres de igual nom bre p ertenecientes a la d u o d écim a d in a stía del Im perio M edio (ca. 2 2 00-1800), se le atribuían las co n q u ista s de E tiopía, N ubia y el país de los trogloditas. En I 2, 31, E s t k a b ó n d ice que h ab ía intentado hacer el canal para pasar del Nilo al golfo P érsico y en XV I, 6 se le atrib u y en incursiones a T ra c ia y el Ponto. Ver tam bién X V II I, 5, 25. S o b re sus cam p añ as el. H e r ó d ., II 102-110. Según este autor (IV 183, 4), los tro g lo d ita s eran etíop es, ligerísim os de pies, que se ali
35«
(ΙΙ Ο ί ί Κ Α ί ΙΑ
empalizadas que se llaman «sesostrias», así como edificaciones de templos de dioses egipcios. El estrecho de Deire se limita a sesenta estadios. Pero no es este el lugar al que ahora se le de nomina «estrecho», sino a otro lugar un poco más allá en la navegación, en el que la travesía entre los dos continentes es de unos doscientos estadios y donde hay seis islas seguidas que casi ciegan el paso, dejando unos canales muy estrechos422. A través de ellas, con balsas, se trasladan mercancías de aquí a allí, y así llaman «estrecho» a este lugar. Después de las islas, la siguiente etapa de navegación para quienes siguen la costa del golfo a lo largo de las tierras productoras de mirra hacia el sur y hacia el este hasta la región que produce canela423es de unos cinco mil estadios. Pero hasta el momento actual se dice que nadie ha llegado más allá de esta comarca424. Y aunque hay muchas ciudades en la costa, por el interior también hay mu chas hermosamente habitadas. Esto es, pues, lo que dice Eratósmentaban de reptiles y tenían un idiom a parecido al ch illid o de los m urciéla gos. Sobre los trogloditas cf. § 17.
422
Con las seis islas Estrabón posiblem ente alu d a, seg ú n B i f f i (// M edio
Oriente, pág. 268), al grupo de las Suba (S aouabiâ). 42’ El texto dice «cinam om o», que según el d ic cio n ario de la R A E es un «árbol exótico y de adorno, de la fam ilia de las M eliáceas, que alcan za unos seis m etros de altura, con hojas alternas, co m p u estas de h o ju e las lam piñas y dentadas, flores en racim os axilares de co lo r de v io leta y de o lo r agradable, y cápsulas del tam año de garbanzos, que sirven p ara cu en tas de ro sario . Su m a dera es dura y arom ática». Tam bién recoge, com o seg u n d a acep ció n , una refe rencia a una «sustancia arom ática que, según unos, es la m irra, y según otros, la canela». Puesto que en la m ism a oración E strabón ha m e n cio n ad o ya las tierras productoras de m irra, este contexto p arecería que nos im p u lsa a relacio nar este producto con la canela concretam ente. El país p ro d u cto r de la canela (cf. XVII I, I; P t o l . IV 7, 10) es la región al n oreste de la co sta som alí. Cf. C a s s o n , The Periplus, 1989, págs. 122-124. C f. XV 1, 22 so b re la producción
de canela en la India.
4'4 Cf. en cam bio XV I, 4. Cf. S a l l e s , « L a c irc u m n av ig atio n » , págs. 9195; B if f i , L 'lndiké di A rriano, 243.
I IBRO XVI
359
tenes acerca de Arabia, pero debo añadir también lo que dicen los demás autores. 5, Artemidoro dice425que el promontoDescrinción de
la c o s ta o c c i d e n t a l
- j a l -
a c
·
^ue «lueda trente a De.re se d e l g o lf o A r á b i g o llama Acila426; y que los varones en tors ig u ie n d o a no a Deire están sexualmente mutilaA t te m i d o r o dos427. Quienes navegan desde la Ciudad de los Héroes a lo largo de la Troglodítica se encuentran con una ciudad llamada Filotera, nombrada en honor de la hermana del segundo Ptolomeo y que es una fundación de Sátiro, que había sido enviado para explorar la Troglodítica y la posibili dad de cazar elefantes42*. Después se encuentran otra ciudad, Arsínoe429; a continuación manantiales de aguas calientes, amargas y saladas, que fluyen desde una roca alta hasta el mar, y cerca, en una llanura, hay una montaña roja como el minio430. n 0 d e A r a b la ,
425 F G rH ist. 4 3 8 . Fr. 96 S tiehle. 426 A cila es la actu al A q ay l, donde h abía un em porio im portante en el si glo i d. C . co m o p u n to de ap ro v isio n am ien to de víveres y agua en la continua ción del viaje a la India. C f. B i f f i , II M ed io O rien te, pág. 269 con indicación de fuentes antiguas.
427 Cf. X V I 4, 9. 428 L a h erm a n a de P to lo m eo F ilad elfo m urió entre el 278 y 270 a. C. La fundación de la ciu d ad (q u e según P u n i o , VI 168, es la m ism a llam ada A e num) se ha e x p lic a d o p o r la necesid ad de Ptolom eo de hacerse con un lugar desde el q ue tra n sfe rir a E g ip to los elefan tes que se habían convertido en un instrum ento fu n d am e n tal de g u erra d esp u és de la prim era guerra siria en el 274-271 a. C. (cf. B i f f i , // M ed iu O rien te, pág. 270). C f. P l i n ., VI 167, según el cual P to lo m eo F ilad elfo fue el p rim ero en ex p lo rar a fondo el país de los trogloditas. Se co n o ce n v ario s fu n cio n ario s de la ép o ca de nom bre Sátiro.
429 La ciu d ad de A rsín o e (C f.
P t o l . IV 7 ,2 ) es situada por P l i n i o (VI 167)
antes de F ilotera, en la b ah ía de C aran d ra. T o m a el nom bre de la m ujer y h e r m ana de F ilad elfo . C f. B i f f i (// M ed iu O rien te , pág. 2 7 1) pitra la identificación con una de dos p o sib le s A rsinoes.
4,0
Se co n o ce n f u en tes term ales junto a A in Suchna, a 55 km O S O de Suez,
aunque su lfu ro sas, p o r lo que q u izá A rtem idoro (¿sig u ien d o a A g atárq u id es?)
M á)
í ¿ i : 0 ( Í R A l ΙΛ
Después está el puerto de Mió, también llamado de Afrodita431, es un puerto grande, con una entrada tortuosa. Ante él hay tres islas, dos de las cuales tienen muchas sombras gracias a los olivos mientras que la otra es menos umbrosa y está llena de gallinas de Guinea432. A continuación está el golfo de Acatarto, que también está frente a la Tebaida, como el puerto de Mío, y es realmente «acatarlo»433, pues es realmente duro, con sus ro cas submarinas y arrecifes y los vientos huracanados casi todo el tiempo434. Aquí, en el fondo del golfo, se encuentra la ciudad de Berenice435. 6 Después del golfo está la isla de La isla de Ofiodes Ofiodes, llamada así porque realmente
las confunda con las del Gebel H am m am F ara’un, a unos 5,5 km al sur de Ras M al’ab ( B i f f i , II M edio O riente, pág. 271 ). P l i n i o (VI 168) h ab la de un mons Eos que podría ser la m ontaña roja, quizá el G ebel A h m ar p ro p u esto por los primeros viajeros, cuyo com ponente granítico típico de los m o n tes egipcios le daba ese color. Cf. B i f f i , loe. cit.
411
Mió significa «ratón» o m ás bien « m olusco», p o r ser el p u erto rico en
camas de moluscos. El nombre de «puerto de A fro d ita» p o d ría e sta r relaciona do con esta característica tam bién (cf. P l i n ., VI 168; P t o l . IV 5, 8). Se ha identificado con Abu Schaar. Cf. P eriplus M a ris E ryth ra ei, 1 ,1 , que d estaca su calidad de em porio.
4,2
O «pintadas» (N um ida m eleagris). E ran an im ales sag rad o s de la diosa
Ártemis. Las tres islas son, según P l i n i o (VI 168), S ap arin e, E scítala y Yambe. 4M «sucio», «im puro».
4.4 Cf.
A g a t á k q u i d e s Fr. 84b sobre el m ied o que este p u erto pro d u cía en
los navegantes por sus condiciones naturales p eligrosas. Se e n co n trab a al sur del prom ontorio de Rás Bañas.
4.5 Actual Bender el Kebir, al sur del cabo Ras B añas, no lejos de Asuán. Fundada antes del 255, recibió el nom bre de la m adre de P to lo m eo II. L a ciu dad es m encionada por E s t r a b ó n en XVII 1, 4 5 , e rró n eam en te co m o no muy distante del puerto de M ió. La confusión puede d eb erse a la ex iste n c ia de otras dos Berenices en la zona (cf. P l i n ., VI 170). C f. P l i n ., VI 103; P r o L . , IV 5, 8. con com entario de M üller; P eriplus M aris E ryth ra ei, 1 ,1 , que la sitú a a 1.8(X) estadios del puerto de M ió.
LIBRO
361
XVI
le convenía4*6; a esta la liberó el rey de las serpientes, tanto por la aniquilación por parte de estos animales de los hombres que allí desembarcaron, como por el topacio437. El topacio es una piedra transparente que brilla con un resplandor semejante al oro, pero tan poco que no es fácil de percibir de día (pues está demasiado iluminada), pero los que la colectan la ven de noche, la cubren con un vaso a modo de señal y la extraen de día. Exis tía una organización de gente designada y abastecida por los reyes de Egipto con la función de vigilar esta piedra y recolec tarla438. η Después de esta isla hay muchas triD e s c r ip c ió n d e bus de ictiófagos y de nómadas43^. A la c o s ta d e s d e la s continuación se encuentra el puerto de is la s O f i o d e s h a s ta P to le m a id e
0
.
14,1
r
,,
ooteira , que lue llamado asi porque parecía apropiado después de que algu
416 D e ο ψ ις , « serp ien te» . 437 C f. sobre la isla. A g a t a r q u id r s ,
hr. 84b (ap. D ion. S ic .). Probable
mente se trata de la m ism a isla que P l in io (V I 169, X X X V II 108, cf. 24) llama T op azos y sitúa, sig u ie n d o a Juba, a 3 0 0 estadios del continente, m encionan do adem ás (c o m o tam bién A gatárquides) la ex isten cia de topacio. P linio
(X X X V II 2 4 ) habla de otra isla, al lado de la T op acio, llamada isla de los M uertos (N ecro n in s u la ). q u izá deb id o a las serpientes. El rey Ptolom eo II es m en cionado c o m o prom otor de la in vestigación de estas costas en varios pasa jes. Cf. por e je m p lo D io n . S ic ., 1 3 7 , 5; III 4 2 , I. El m ism o D iodoro S iculo
(III 39, 4 ) e x p lic a el nom bre de la isla (cu ya longitud establece en 80 estadios) y atribuye la an iq u ilación de las serpientes a la diligente labor de los reyes de Alejandría.
m C f. A g a t á r q u i d e s . fr. 84b. E n el m onte egipcio Z m aragdos se ex traía esm eralda (cf. E s t r a b ó n X V II I, 4 5 , con nota correspondiente).
4,9 C f. § 13; P erip lu s M a n s E ryth ra ei ,
27. D i o d o r o S i c u l o (111 40, I)
distingue en tre esto s d o s tip o s, esp ecifican d o a los nóm adas com o trogloditas, que aparecen ta m b ién en la co sta árabe m eridional.
440
« S alv a d o ra » , en referen c ia a alg u n a d ivinidad. C f. D i o d . S ic.. Ill 40, 1,
que atribuye el no m b re a los p rim ero s m arin ero s griegos que en co n traro n allí la salvación; P t o l . IV 7, 2 , d o n d e el puerto se llam a «de los d io ses salvadores»
362
(iKOÍiRAHA
nos comandantes se salvaran de grandes peligros. Después de esto hay un gran cambio en la costa y en el golfo, pues la nave gación costera ya no es algo duro, y de algún modo se asemeja a la de Arabia, y el mar es tan poco profundo, que llega casi a solo dos brazas; y la superficie está cubierta, como si fuera cés ped, de algas y otras plantas marinas que se ven por debajo de la superficie y que son especialmente abundantes en el estre cho, donde, entre las otras plantas, crecen incluso árboles bajo el agua441; y el estrecho tiene también abundancia de perros ma rinos. Después están los Tauros, dos montañas que, a cierta dis tancia, tienen el aspecto de estos animales442. A continuación hay otra montaña, con un templo consagrado a Isis, una repro ducción construida por Sesostris. Después hay una isla inunda ble plantada de olivos443; y así llegamos a Ptolemaide, junto al lugar para cazar elefantes, fundación de Eumedes que había sido enviado a los lugares de caza por Filadelfo44^. Eumedes en secreto cercó una pequeña península con un dique y una valla, y luego, al tratar con diplomacia a quienes allí trataron de impe dirlo se los ganó como amigos en lugar de como enemigos.
haciendo referencia, com o supone B i f f i (// M ed io O rie n te , p ágs. 2 7 4 s.), a los D ioscuros y quizá a Ptolom eo Soter y B erenice I.
441 Cf. P l i n . XIII 139. Cf. supra sobre la co sta del m a r R ojo. 442 Cf. A g a t á r ., Fr. 84 a-b; P t o l ., IV 7, 2. 443 Una de las Suakin, según B i f f i (II M ed io O rie n te , pág. 275). 444 Esta ciudad, im portante com o punto de p artid a p ara la ca z a del elefante (cf. supra § 4) y que estudios recientes identifican co n A q u iq , m ás de 200 km al SE de Puerto Sudan, debió de ser fundada a m ed iad o s d el s. m a. C ., tenien do en cuenta que Euniedes estuvo activo en tre el 284 y 2 4 6 a. C. y que una estela de Pithom sitúa la fundación entre el d ecim o sex to y v ig e sim o p rim er año del reinado de Ptolom eo Filadelfo, es d ecir, en tre el 2 7 0 -2 6 9 a. C . y el 265264 a. C. ( B i f f i , II M edio O riente, págs. 275 ss.).
363
LIBRO XVI
£ D e s d e P t o le m a id e h a s ta e l p u e r t o J
Ç
L·
I
e a ay a c o m a r c a i n t e r io r
En el espacio intermedio desagua un brazo del río llamado Astaboras, que, teniendo su fuente en un lago, desagua a j m a r e n p a r t e a u n q u e en una mayor n
J
proporcion desemboca en el Nilo . A continuación se llega a las seis islas llamadas Latomias446y des pués a la llamada boca Sabaítica447y a una fortaleza de tierra adentro, fundación de Tosuces44*. Después está un puerto lla mado Elea y la isla de Estraton449. Hay más allá un puerto, lla mado Saba, y unos terrenos para la caza del elefante que reci ben el mismo nombre450. La comarca bien al interior de esta zona se llama Tenesis y la habitan los egipcios fugitivos de Psamético451. Les llaman sembritas, como si fueran foráneos. 445 E l A stab o ras (actu al A tb ara en Sudán) es m encionado por M e l a (I 50),
que lo c o n sid era uno de los b razo s del N ilo en tom o a la isla de M éroe, y P l i nio
(V 53). C f. E s t r ., X V II 1, 2. E l lago m encionado podría ser el T ana ( B i f f i ,
II M edio O rie n te . pág . 276).
446 Se tra ta de las islas A quiq S eghir, A m arat, Buban, H agar, Farajin y Bahdur ( B i f f i , II M ed io O rie n te , pág. 276).
447 K hor N o w á ra t o el K hor S cebàt
( B i f f i , II M edio O riente, pág. 276, que
cita P t o l . IV 7, 2, d o n d e es llam ado S ebastikon o Sabastrikon).
448 S obre esta fo rtaleza y las d iferen tes lecturas cf.
B i f f i , II M edio O riente,
pág. 277.
449 El p u erto tien e el n o m b re de la isla, la actual D ahlak, en el archipiélago de igual n o m b re fren te a M assaua. C f. P l i n ., VI 173; la isla de Estraton ha sido identificada con la isla de N orah. S obre d ich a identificación y la posibilidad de que el nom bre h a g a re feren c ia al prefecto Estraton, epónim o de m ás de una isla, cf. B i f f i , II M e d io O rien te, pág. 277.
450 El p u erto se lo caliza en la parte septentrional de la región de A dulis (Zula). C . C o n t i R o s s i n i (« C o m m en ti a notizie di geografi classici sovra il Sudán E g izian o e l’E tio p ia» , A eg y p tu s 6 , 1925, 16-17), lo identifica con G heràr, y el terren o de c a z a de los elefan tes con A rchico (D acanó en indígena).
4,1
E sta localid ad e s p o sib lem en te la que E st r a b ó n llam a isla de los E gip
cios en I 4 , 2 e isla de los E x iliad o s en II 5, 14. Cf. H e r ó d ., II 3 0 , según el cual, las tropas del im p erio a p o stad a s en E lefan tin a durante el rein ad o de P sam ético
364
( í K O Í í RAJ Ί Α
Son súbditos de una reina, como también Meroe, una isla del Nilo próxima a esta comarca452. Por encima de esta isla hay otra en el río, no muy alejada, una colonia de estos mismos exilia dos. Para un viajero expedito el trayecto desde Meroe hasta este mar4SÍ es de quince días. Cerca de Meroe se encuentra la con fluencia del Astobora y el Astapo454, así como la del Astasoba con el Nilo. A las orillas de estos ríos viven los . 9 ,. rizófagos433y los helios43", así llamados D e s d e lo s p u e b lo s en a J to r n o a M é r o e h a s ta porque cortan las raíces de las marismas lo s C r e ó fa g o s vecinas, las muelen con piedras, las ha cen pasta, las calientan al sol y se sirven de ellas como comida437. Esta comarca es terreno querido por los leones; pero estas fieras son expulsadas de aquí por grandes mosquitos en los días de la subida de la estrella del Perro458.
(663-609 a. C.; prim er rey de la vig esim o sex ta d in astía, que u nificó Egipto de nuevo y apoyó a los asirios contra m edos y b ab ilo n io s), v ien d o que no iban a relevarlas después de tres años, decidieron d esertar y p a sa r a E tiopía. Cf. P l i n ., VI 191.
4,2
Sobre el gobierno en m anos de una rein a cf. X V II 1, 2; P l i n . , VI 191,
cf. 193 sobre los sebem tas, población cercan a a M éroe. S o b re la reina de Mé roe en época augústea cf. E str ., XVII 1, 5 4 , d o n d e el au to r d a a la reina el nom bre del título, Kandake (cf. B if h , L ’A frica d i S tra b o n e, pág. 3 6 1 ). Sobre M éroe (B agraw iya en Sudán), XVII i, 2. 4v El mar Rojo cerca de Saba. 4M Sobre la confluencia de estos ríos (actu ales B ah r el-A zrek y Bahr elAbiad, es decir, Nilo azul y Nilo blanco), cf. X V li 2, 2; B i f f i , L 'A frica di Strabone, pág. 2 3 8 , que indica que los ríos co n flu y en so b re ia isla de M éroe y a su confluencia después se une el Astaboraj».
4,5 «C om edores de raíces». (N T) 4V) «H om bres de las m arism as». (N T )
4S7 Cf.
A g a t á r ., Fr. 5 0 a-b.
4S* E s decir, a m ediados de julio. C f. A g a t á r ., Fr. 5 0 a-b ; E s t r ., XVII
2. 2.
I.IBRO XVI
365
Cerca de allí viven también los espermófagos45\ quienes, cuan do no tienen semillas, se alimentan de frutos secos, que prepa ran de un modo semejante a lo que hacen con las raíces los rizófagos400. Después de Elea, están las vistas de Demetrio y los altares de Conón461; en el interior crece una gran abundancia de cañas indias. Este lugar recibe el nombre de comarca de Cora do4"2. En lo más profundo de esta región había un lugar llama do Endera, un asentamiento de hombres desnudos, que utilizan arcos hechos de caña y flechas endurecidas con el fuego. La mayor parte del tiempo cazan animales salvajes de los árboles, pero de vez en cuando también terrestres; hay en sus tierras una gran cantidad de bueyes salvajes, y viven de la carne de estos y de otras bestias, pero cuando no consiguen cazar nada, cuecen sobre carbones pieles desecadas y se conforman con este tipo de alimento. Es una costumbre entre ellos proponer certáme nes de arco entre muchachos adolescentes4"3. Después de los altares de Conón se encuentra el templo Melino, por encima del cual está la fortaleza llamada de Corao, el coto de caza de Co rao464, otra fortaleza y unos cuantos terrenos de caza más. Des 4sy « C o m e d o res de sem illas» . (N T)
460 « C o m e d o res de raíces» . C f.
D io d . S ic ., Ill 24, l (A g a t á r ., Fr. 51 b; cf.
tam bién a), q u e h ab la de los hilófagos («com edores de árboles») y los sperm atóíagos (« co m e d o res de sem illas» ), y según el cual ia dieta de estas gentes se com pone de frutos que caen de los árboles en verano, y de la parte m ás tierna de la p lan ta q ue crece en las cañadas som brías, que, con una raíz parecida a la del nabo, co m p e n sa la c are n cia de alim ento. ■*ftl P o sicio n es p to lo m aicas situadas entre el cabo D aron al norte y el G hedem al sur (C o n π R o s s i n i , C o m en ti, pág. 17).
467 I d e n tif ia b le co n b astan te seguridad, según
C o n 11 R o ssin i (C o m m en ti,
pág. 18), con el S am h ar, al oeste de M assaw a. 4W S obre e sta s g en tes c f. A g a t á r ., Fr. 52 a, b (up. D io d . S ic., Ill 2 5), que los d en o m in a K yn eg o i. C f. los á n d e n te de P lin io (U N VI 190), p o sib lem en te lo i h ab itan tes de fcndera.
464 P ara una p o sib le id en tificació n de esta reserva de c a /a con la región de
366
G EOGRAFÍA
pués está el puerto de Antifilo465 y más allá los creófagos466, cuyos varones son sexualmente mutilados y cuyas mujeres su fren una extirpación al modo judío467. Aún allá de estos, como hacia el sur, 10 viven los cinamolgos468, que los nativos D e s d e lo s c in a m o lg o s llaman Agrios469; tienen el pelo y la bara lo s e le fa n tó fu Q o s . , , , , ba largos y crian perros de un buen ta maño con los que cazan bueyes indios que llegan de los territorios vecinos, ya porque huyen de anima les salvajes o por escasez de pasto470. La época de su incursión es desde el solsticio de verano hasta la mitad del invierno. A continuación del puerto de Antifilo se encuentra el puerto lla mado bosque de los cólobos471, la ciudad de Berenice junto a Koloe con su Kyenion, m encionado en P erip lu s M a ris E ry th ra e i, 4, cf. B iffi , Il Mediu O riente, pág. 280. ** Actual H am philah (C onti R o s s in i , C o m m en ti, pág. 15). ** «Comedores de cam e». (N T)
41,7 Para esta costum bre ju d ía cf. 2, 37. ** «O rdeñadores de perros». (N T) ** Translitéra el térm ino griego que sig n ificaría literalm en te «salvajes» si hubiéramos de tratarlo com o apelativo. C om o n o m b re p ro p io no lo traducim os. La hom onim ia, que aparece en la línea sig u ien te, co n el a p elativ o castellano «agrio», de origen latino, es una infeliz co in cid en cia. (N T )
470 Cf.
A g a t á r ., Fr. 60 a-b {ap. D io d . S ic., Ill 3 1 ), co n una descripción
muy sim ilar, a la que añade que de los b ueyes in d io s (b ú fa lo s), unos se los com en y otros los conservan en sal, y tam bién que se a lim en tan de carne de otros m uchos anim ales que cazan con sus p erro s; P l i n ., VI 195 (donde dice que se alim entaban de las cabezas de los p erro s). S o b re los o rd eñ ad o res de bueyes de la India cf. C tesias (F G rH ist. 688 Fr. 4 6 a-b , a p . A e l ., N at. An. XVI 31).
471 V arones sexualm ente m u tilad o s (cf. X V I 2, 37; 4 , 9 ). C f.
A g a t á r ., 60
a, b (D io d . S ic., Ill 32, 4), que los co n sid e ra tro g lo d ita s y d ic e q u e ocupan el territorio interior de los estrec h o s y que d esd e n iñ o s se c o rta n co n navajas toda la parte que el resto de los tro g lo d ita s se c irc u n c id a n , al m o d o de los egipcios.
367
LIBRO XVI
Saba, y Saba, una ciudad de buen tamaño472; finalmente está el bosque de Eumenes473. Por encima está la ciudad de Daraba y un lugar de caza del elefante llamado «el que está junto a la fuente»; estas tierras las habitan los elefantófagos, que se dedi can a esta actividad474. Cuando desde los árboles ven una mana da avanzando a través del bosque no la atacan, sino que siguen silenciosamente por detrás a los elefantes que se hayan separa do del grupo y les cortan los nervios; algunos, no obstante, los matan con flechas ungidas de veneno de serpientes. Pero el tiro con arco lo llevan a cabo entre tres hombres, dos de los cuales, poniendo los pies sobre él475, sujetan fuertemente el arco, y el otro tensa la cuerda. Otros, fijándose en los árboles sobre los que los elefantes tienen costumbre de apoyarse, se aproximan a ellos desde el otro lado y cortan los troncos. De modo que cuan do la bestia se aproxima al árbol y se reclina sobre él, cae el árbol y también la fiera, y como el animal es incapaz de levan tarse debido a que sus palas tienen solo un hueso continuo y que no se dobla, bajan de los árboles y despedazan al elefante. Los nómadas llaman «impuros» a los cazadores476. 472
Para la p o sibilidad de que Sabai sea el puerto de Berenice, en la bahía de
Assab, y de que el apelativo haga referencia a una población de sabeos procedentes de la orilla o puesta cf. B i f f i , II M edio O riente, pág. 281 con bibliografía. Berenice corresponde a la actual B ender el-K ebir / M edinet el-H aras (Barrington Atlas).
471
E u m en es, un e x p lo ra d o r al servicio de Ptolom eo, es conocido com o
epónim o de o tro s lu g ares (cf. in fra § 13). Cf. B iffi , // M edio O rien te, pág. 281.
474 S obre e ste p u eb lo y las tácticas de caza del elefante, cf.
A g a t á r ., Fr. 55
a-b (ap. D io d . S ic ., Ill 27). S o b re la caza del elefante en India cf. E str ., XV 1, 42-43.
475 P ara e s ta in te rp re ta c ió n del texto g riego cf. C .H .
O l d f a t h e r , «A F or
gotten E m en d atio n o f S trab o X V I 4, 10», C l.Ph. 30 ( 1935), 352 s., citado por B iffi, II M ed io O rie n te , pág. 282.
476 C f.
A g a t á r ., Fr. 57 a. L a idea de que los elefan tes tienen patas sin p o si
bilidad de d o b la rse c irc u la b a ya en é p o c a de A ristóteles. C f. R a d t , Stra h o n s G eo g ra p h ika , pág . 357.
368
( ϊ Κ Ο ί ί Κ Λ Ι ΙΛ
j^
Más arriba de estos vive una tribu no muy importante, la de los estruzófa-
Los estruiófagos
^o s e n ου^° len itorio hay pájaros que tienen el tamaño de ciervos, y que no pueden volar, aunque corren con gran agilidad, como los avestruces4™. Algunos los cazan con el arco, mientras que otros, cubiertos con pieles de estos pájaros, ocul tan su mano derecha en la parte del cuello y la mueven del mismo modo en que los animales mueven sus cuellos, mientras que, con la mano izquierda, van derramando semillas de una alforja quellevan colgada al costado, y así, poniendo este cebo a losanimales, los atraen hacia un hueco en el suelo donde le ñadores, en pie sobre ellos, los trocean completamente con sus hachas. Sus pieles las usan para ponérselas como vestimenta y también para acostarse a dormir bajo ellas. Los etíopes llama dos «simos» están en guerra con este pueblo; se sirven de los cuernos de las gacelas como armas474. Vecinos de estos viven los más ne12 gros de todos, los más bajitos y los que Los acridófagos viven una vida más breve, los acridófagos4*’. Sobrepasan raramente la edad de
477 «Com edores de pájaros». ( NT) 47x El apelativo castellano «avestruz» procede de « av e + stru th -(o s)» , un tér m ino, así pues, m ixto, lalino y griego. (N T) Cf. A g a t á r ., Fr. 57 a-b (ap. D iod . S ir.. Ill 28. donde el anim al es descrito con m ás d etalle): Pt o l . IV 8, 7. 10 (que lo sitúa al sur del A staboras). Según D iodoro S ic u l o (II 5 0 , 3, cf. 5), su tama ño es el de crías de cam ello, lo que encaja m ejo r co n la c o m p a ra c ió n del animal con el avestruz, cuyo nom bre griego es s tw u th o k a m e llo s . C f. P l i n ., X 1-2 so bre estos pájaros. 47v Cf. A g a t á r . . 57 a, b (D io d . S ic., Ill 28, 6 ), d o n d e los etío p es simos están localizados en el interior, al oeste de los estru z ó fa g o s, o rie n ta d o s al sur. ■"*" «C om edores de langostas». (N T ) C f. A g a t á r ., Fr. 58 a-b (ap. D iod . Sic .. Ill 29), con descripción m ucho m ás sucinta.
LIBRO XVI
36 9
cuarenta años, pues su cuerpo está consumido por bichos4*'. Viven de las langostas que reúnen en esta comarca los fuertes vientos primaverales del sudoeste y del oeste. Al arrojar en los barrancos maderos humeantes después de haberlos prendido un poco [capturan a las langostas4 X21, pues al volar por encima del humo se ciegan y caen. Tras molerlas con sal, las hacen una pasta y se sirven de ellas como alimento. Por encima de esta tribu hay una gran región desierta, con pastos en abundancia, que fue abandonada por la abundancia de escorpiones y por las tarántulas llamadas «de cuatro mandíbulas»; en un tiempo estas dominaron estas tierras, logrando una huida completa de todos los humanos4*3. Después del puerto de Eumenes y 13 hasta Deire y los estrechos junto a las V u e lta a l p u n t o seis islas, viven los ictiófagos4*4, los d e la c o s ta d e lo s ic t i ó f a g o s creófagos4*5y los cólobos486, que se ex tienden hasta el interior. En esta región hay varios lugares apropiados para la caza del elefante, ciuda des insignificantes e islas a lo largo de la costa. La mayor parte de la población es nómada, pero hay unos pocos agricultores. 481 A ctu alm en te se id en tifica con esto s bichos el D racunculus m edinensis, que anida en el ag u a y una v ez asim ilad o en el o rganism o provoca los síntom as que describe A g atárq u id es (loe. cit.). C f. W o e l k , A gatharchides von K nidus, Freiburg I % 5 , pág s. 156 ss.; B u r s t e i n , A g a th a rch id es u f C nidus, Londres 1989, 10 3 , η. 1, citad o s por B iffi . II M ed iu O riente, pág. 283.
482 A lgo a s í d e b ía d e d e c ir el texto original (hay una laguna en el texto de unas d iez letras) a ju zg ar p o r el con tex to , com o ya señala Jones. (N T ) Según A g a t á r q u i d e s (cf. n. sig.J, al cae r a tierra p o r el hum o, se van d estru y en d o
durante m uchos d ía s, fo rm án d o se así grandes m ontones. 4!" C f. A g a t á r ., Fr. 59 a-b (ap. D io n . S ic., Ill 30); A e l ., N at. A n. XVII 40; P u n .. VIH 104, X X IX 87.
4K4 « C o m e d o res de p eces» . (N T ) 4KS « C o m e d o res de carn e» . (N T ) 4W> Ya m e n c io n a d o s en 4, 7-4, 9 y 4, 10 respectiv am en te.
370
C.l ( K . R A I ÍA
En algunas zonas crece, no poco, el estoraque*1*7. Los ictiófagos pescan los peces con la marea baja, los ponen sobre las rocas y los asan al sol4**; luego, cuando ya están completamente asados, ponen juntas todas las espinas, pisotean la carne y la hacen una pasta, y de nuevo asan esta pasta al sol para hacer comida. Pero en invierno, cuando no son capaces de lograr el pescado, mue len las espinas que han ido reuniendo, las hacen una pasta y se la comen; y las espinas frescas las chupan. Pero algunos, que tienen moluscos, se alimentan de su carne echándolos en hoyos y en estanques de agua de mar, pues luego, tras haberles echado pececillos como comida, se los comen cuando hay escasez de peces. Tienen todo tipo de piscifactorías, cuyo producto dividen en lotes. Algunos de los que viven en la parte de la costa en la que no hay agua van tierra adentro cada cinco días, con toda la familia, cantando peanes, hacia los embalses, y tirándose al sue lo boca abajo beben como el ganado hasta que se les pone el estómago como un tambor y vuelven después otra vez hacia el mar4*'. Viven en cuevas o en majadas techadas por medio de vigas y columnas consistentes en esqueletos de ballenas y peces más pequeños, e incluso con alguna rama de olivo490. 4X7 RAE: «A rbol de la fam ilia de las estiráceas, de c u a tro a seis m etros de altura, con tronco torcido, hojas alternas, b lan d as, o v a la d a s, b lanquecinas y vellosas por el envés [...]. Con incisiones en el tro n co se o b tien e un bálsam o m uy oloroso, usado en perfum ería y m edicina». S o b re su s características cf. E stk., XII 7, 3, que lo m enciona al hablar de la P isid ia tá u rica. P ara su uso en
Egipto, ya por los antiguos faraones, cf. B iffi . ¡I M e d io O rien te, pág. 284. 4X* Sobre pueblos ictiófagos cf. XV 2. 2: A g a t á r ., 4 2 -4 8 (ap. D io d . Sic., Ill 15-20), según el cual habitan la co sta d esde C a rm a n ia y G e d ro sia hasta los extrem os del entrante situado en el g olfo A ráb ig o ( D i o d . S ic .. III 15). 4IW Hasta aquí la descripción que hace E s t r a b ó n c o in c id e co n la que hace D iodoro S íc ulo (siguiendo a A g atárq u id es) de los ic tió fag o s de la «costa in
terior de los estrechos» (III 17, 5), es d ecir, las de d en tro del e stre c h o del golfo Pérsico. 4yo Cf. X V 2 ,2 . Sobre los cu atro tipos de cab añ as de los ictió fag o s cf. D i o d .
371
LIBRO XVI
Los quelonófagos491 viven al abrigo de conchas de tortugas, que son tan grandes que es posible navegar en ellas. Pero algunos de ellos, dado que las al gas son arrojadas a la costa en grandes cantidades formando altos montones en forma de colina, exca van por debajo y viven bajo esos montones. Tiran, como comi da para los peces, a sus muertos, cuyos cuerpos son alcanzados por las mareas492. Algunas de sus islas, tres de ellas, están se guidas: la isla de las Tortugas, la isla de las Focas y la llamada isla de los Halcones493. Toda la costa tiene palmeras, bosqueciUos de olivos y de laurel, y no solo la parte interior del estre cho, sino también la mayor parte de lo de fuera. Hay también una isla llamada la isla de Filipo, enfrente de la cual, por enci ma, se encuentra el lugar de caza del elefante llamado de Pitán14
L o s q u e lo n ó fa g o s y la c o s ta h a s ta e l C uerno d el S u r
Síc., III 19. La d escrip c ió n de la fo rm a de habitación de Estrabón responde a una m e zcla de los tip o s d o s y tres de D iodoro. Ictiófagos son conocidos en d i versas partes d e la co sta o rien tal e g ip cia y en la p enínsula A rábiga. Su im por tancia en el tra ta m ie n to de las fuentes g rieg as se debe sobre todo a la oposición de su fo rm a de v id a fren te a la de los griegos, fundam entalm ente «com edores de pan» o en to d o caso ta m b ién «de carne». Sobre el tratam iento de este pueblo en las fu en tes y las d ifere n cias en tre las dos principales, la de N earco, de p ri m era m ano, y la de A g atárq u id es, in directa, m ás intelectual, y sin em bargo de una m ay o r co m p re n sió n etn o g rá fica, cf. O . L o n g o , «1 m angiatori di pesci». M ateriali e d isc u ssio n i... 18 (1 9 8 7 ), págs. 9-55.
491 « C o m e d o res de to rtu g as» . (N T) 492 S obre este rito fu n erario y su sim ilitud con el que A gatárquides atribuye a los ic tió fag o s cf. L o n g o , op. cit., págs. 50 s.
491 S obre los c o m e d o re s de to rtu g as cf.
A g a t á r ., Fr. 47 a-b {ap. D ion.
Sic., Ill 21 ). C f. la d esc rip c ió n de las tortugas tam bién en A e l ., N at. An. XVI 14-16. P u n i o (V I 109), v alién d o se de inform ación de O n esicrito y N earco, com pañeros de A lejan d ro M agno, h ab la de unos q u elo n ó tag o s en el golfo P ér sico, en el án g u lo de C arm an ia. L as islas podrían co rresp o n d er a las Z u b ay r, frente al R as S iy y an , seg ú n B iffi , II M ed io O riente, pág. 286.
372
( i h í X i R A l · ·ΪΛ
gelo4''4. A continuación se encuentra la ciudad y el puerto de Arsínoe, y después Deire495. Y por encima de ellos se encuentra otro lugar de caza del elefante. La siguiente región después de Deire produce plantas aromáticas; es la primera que produce mirra (esta comarca pertenece a los ictiófagos y a los creófagos), pero también crece aquí la persea y sicomoro496. Por enci ma de este territorio se encuentra el lugar de caza del elefante llamado de Licas497. Por todos lados hay estanques de agua de lluvia, pero cuando se secan, los elefantes, con sus trompas y sus colmillos cavan pozos y encuentran agua. Y en esta misma costa, antes de llegar al promontorio de Pitolao49*, hay dos la gos de un buen tamaño, uno de los cuales tiene agua salada y lo consideran mar, y el otro agua dulce y alimenta hipopótamos y cocodrilos y tiene plantas de papiro en sus orillas499. Incluso se 4
4V7 N om bre de otro explorador ptolom aico (cf. § 15). 4W Cf. 15 15. 4W O . C onti Rossin i , C om m enti, págs. 2 9 5 -2 9 6 , q u e id e n tific a estos lagos
con el A ssal, al fondo del golfo de G ibuti, y los lagos de L â ’assa, a 100 km al sur de Raheita, donde en el s. xix se en co n traro n h ip o p ó ta m o s y cocodrilos. Por su m ayor cercanía a la co sta es esta id e n tificació n m ás p ro b ab le para el lago dulce que la propuesta por R a d t (S tra b o n s G e o g ra p h ik a , pág. 363), el lago A bbe, a unos 150 km al suroeste del g o lfo de G ib u ti, en el interior.
LIBRO XVI
373
ven ¡bis en este lugar5*"'. En lo que se refiere ya a quienes viven más cerca del promontorio de Pitolao, tienen sus cuerpos sin mutilación alguna. Después de las tierras de estos se encuentra el país productor de incienso. Hay allí un promontorio y un templo con álamos negros. En el interior están las tierras flu viales llamadas de Isis y otras llamadas Nilo; en ambas crecen mirra e incienso a lo largo de las orillas de los ríos. Aquí tam bién hay una especie de estanque que se llena con el agua que baja de las montañas; después de esto está el puesto de vigilan cia de León y el puerto de Pitángelo. La siguiente comarca tiene además pseudolaureles. Así llega uno a varias comarcas fluviales en sucesión en las que crece el incienso hasta llegar al país productor de canela501; en el río que delimita este lugar crecen también muchos juncos. Se llega después a otro río y al puerto de Dafne y al país fluvial llamado de Apolo, donde hay, además de incienso, mirra y canela310. Pero esta es más abun dante en el interior de la región. Después se llega a la montaña Elefas503, que se mete en el mar, y a un canal, y, a continua ción, al puerto de Psigmo y a un gran pozo para regar llamado Pozo de los cinocéfalos y al último promontorio de esta costa, Notuceras5^ . Después de doblar este cabo hacia el sur, dice, ya so
502 Para la p o sib ilid ad de que el puerto de D afne sea la localidad de A kkanai m e n cio n ad a en el P erip lu s M a ris E rythraei, 1 1 y en Ρ το ι.., IV 7, 3, y que fuera la in stalació n p to lo m aica, cf. B if fi , ti M edio O riente, pág. 289. « E lefan te » . C f. P ro L ., IV 7, 3. En P eriplus M aris E ryth ra ei, 11 se d e nom ina p ro m o n to rio , id en tificab le con el Ras F iluch, al oeste de la actual C aluula (o B ender U lu lah ) en S o m alia (B a rrin g to n A tla s ; B iffi , II M ed io O riente, pág. 289). ^
Para los c in o c é f a lo s (« d e c a b e /a de perro») cf. XVII I, 40; A g a i á k .,
374
( ¿ I O Í í RAKÍA
no tenemos nada escrito acerca de puertos o de otros lugares pues a partir de aquí la costa que sigue es desconocida5*’5. Uno llega a las columnas y altares de , . , Pitolao, Licas, Pitángelo, León y CariA n im a le s d e la c o m a r c a ; d e s c r ip c ió n morto a lo largo de la costa conocida, la d e l r in o c e r o n te que va desde Deire hasta Notuceras, aunque la distancia total no es conoci da**. La comarca es rica en elefantes y también en los leones llamados hormigas; tienen sus genitales vueltos del revés y son de color dorado, pero son menos peludos que los de Arabia5*17. También se crían aquí fieros leopardos™ y rinocerontes. Estos rinocerontes son un poco más pequeños que los elefantes, pero no, como dice Artemidoro, en longitud hasta la cola (aunque afirma haberlos visto en Alejandría), sino que son [...] más peque ños en altura519, al menos por lo que se refiere al que yo mismo vi. Y el color de su piel no es como el de la madera de boj, sino más bien parecido al de los elefantes; y es del tamaño de un toro. La forma se parece mucho a la de un jabalí, sobre todo en la parte delantera, salvo por la nariz, que tiene un cuerno encor vado hacia arriba, más duro que cualquier hueso y del que se sirve como arma, del mismo modo en que el jabalí utiliza sus
Fr. 74 a-b. N otuceras («C uerno del sur») c o rresp o n d e, seg ú n B iffi (// M edio O riente, pág. 290) al Rás C aseyr, según B a rrin g to n A tla s al R ás G uardafui. w Cf. B iffi , II M edio O riente. pág. 290 sobre los p ro b le m a s de lectura de esta últim a frase y la propuesta de G roskurd: « p o rq u e no se co n o ce la costa siguiente», aceptada en la edición de Radt. **’ Sobre los exploradores ptolom aicos que han d ad o n o m b re a esto s luga res, lodos ellos encargados de la caza del elefan te y c o n o c id o s tam bién por inscripciones y papiros, cf. B iffi , II M edio O rien te, pág. 2 9 1. Cf. A g a t á r ., Fr. 69a, 70a. Cf. A g a t á r .. Fr. 70a, 7 læ b.
Una laguna en el original no nos p erm ite c o n o c e r en q u é m e d id a exacta eran m ás pequeños según E strabón. (N T )
I.IBRO XVI
375
colmillos. Tiene también dos jorobas, que se extienden desde el espinazo hasta el vientre, como si fueran espirales de serpien tes, una cerca del cuello y otra a la altura de los riñones. Yo cuento estos detalles a partir del ejemplar que yo pude ver, pero Artemidoro se extiende más y dice que este animal es particu larmente proclive a combatir con el elefante por lugares de pas to, hundiendo la cabeza por debajo del cuerpo del elefante y desgarrándole el vientre, salvo que se lo impida este con la trompa y los colmillos510. En esta misma región se crían también Jiratas5' ^ ue en nada son semejan tes a *os leopardos, pues los dibujos de o tro s a n im a le s su piel son más bien como los de las pieles de los cervatillos moteadas de manchas rayadas512. Finalmente, sus cuartos traseros son mu cho más bajos que su parte delantera, hasta el punto de que parece que están sentadas sobre la parte de la cola, que tiene la altura de un buey, mientras que sus patas delanteras no son más cortas que las de un camello, y su cuello, que asciende recto a gran altura, tiene una cabeza mucho más elevada que la del camello. A causa de esta asimetría, no puedo creer que la rapidez de este animal sea la que dice Artemidoro, al afirmar que no se puede superar513. Además no es una fiera salvaje, D e s c rip c ió n do la j ir a f a v
51(1 L a d esc rip c ió n q u e E strab ó n hace del rinoceronte, muy sem ejante a la de A g a t á r q u i d e s (F r. 71 a, b ap. D io n . S ic., Ill 35, 2-3), responde m ás a las características del rin o ce ro n te indio que a las del árabe, lo que puede deberse a la in flu en cia en am b o s, a p esar de su testim onio d irecto, de algún estereo tip o literario o ic o n o g rá fico ( B i f f i , / / M ed io O rien te, págs. 292 ss.).
511 « C a m e llo -le o p a rd o s» , dice el texto griego. (N T ) M2 Cf. D io d . S ic ., II 5 1, 1 para o tra descrip ció n del anim al, donde se d e s taca su p arec id o co n el leo p ard o . A rtem idoro sig u e probablem ente a A ü a t á k q u id e s (Fr. 12 a), c o m o s e guramente tam bién en la d escripción del rinoceronte {vid. su p ra ).
376
i l l ( Κ . R A I ÍA
sino más bien un animal domesticado, pues no muestran nin guna ferocidad. En esta región también hay, dice, babuinos514, mandriles515y papiones; estos últimos tienen el rostro de un león, y el resto del cuerpo como el de una pantera, con el tama ño total de una gacela516. Hay también toros salvajes y carnívo ros y que con mucho aventajan a los de nuestras tierras en ta maño y velocidad, y que son de color rojo517. La hiena es una mezcla de lobo y de perro, como dice Artemidoro518. Pero lo ,M El texto griego dice «esfinges» y puede h acer refe re n c ia al ρ α ρ ίυ sphinx (cf. P u n ., VI 173-4; A e l . , Nat. An. XVI 15), una de las e s p e c ie s de mandril. Los miembros del género papio son por no rm a g en eral a q u ello s p rim ates que se conocen por los nom bres com unes de babuino o p ap ió n . No o b stan te, a ve ces se extiende esta denom inación tam bién a los m iem b ro s del g én ero theropithecus como el gelada e incluso al m andril. Son los p rim ates m ás corpulentos de hecho si se exceptúan los grandes sim ios. C f. A g a t h a r c h . , Fr. 73 a, b (a p . D ion. Sic.. Ill 35, 4), que dice que se o riginan en la T ro g lo d ític a y E tiopía y que por su forma no son distintos de los rep resen tad o s, e x c e p to p o r su mayor pelaje.
515 Cf.
A g a t h a r c h . , 7 4 a-b (a p . D i o d . S ic., Ill 35, 5). El tex to g rieg o dice
«cinoscéfalos» («cabezas de perro») y parece referirse a la e sp ecie denom inada Papiu hamadryas. Esta especie, el ham ad ríad e, tam b ién c o n o c id o com o pa pión, babuino ham adryas y babuino sagrado e g ip cio , es una esp ecie de primate del grupo de los babuinos que vive en los sem id esierto s, sab an as secas y zonas rocosas de Egipto, Sudán, Eritrea, E tiopía y S om alia. T a m b ié n ex isten peque ñas poblaciones en la península A rábiga, cercan as a las c o sta s del m ar Rojo, aunque se ignora si son de origen natural o han sido in tro d u cid as p o r el hom bre. Cf. sobre este anim al A r i s t ó t . , HA 502a 19-23; P l i n . . VI 184; A e l . , Nat. An. VI 10. 5,h S eguram ente P apiu ceh its, o tra e sp e c ie de b a b u in o s . C t. A g a t á r . , Fr. 75 a. b (ap. D ion. Sic., Ill 3 5 , 6 ), con d escrip ció n m u c h o m ás ex ten sa. Este autor usa el nom bre m ás norm al kepos (frente a k e h o s de E strab ó n ), que signi fica «jardín», y posiblem ente se deba a su p elaje v ario p in to (cf. A r i s t ó t . , HA 502-518); E s t r a b ó n dice (X V II 1 .40), sin em b arg o , q u e tien en ro stro de sáti ro y cuerpo de oso y perro, y que es o rig in ario de E tio p ía.
517 Cf.
A g a t á r . , Fr 76 a-b; P l i n . , VIII 7 4-75; A e l . , N a t. A n .. X V II 45.
MK Cf. A g a t á r . . Fr 77 a-b (ap. D io n . S ic .. Ill 35. 10), seg ú n el cual el
377
LIBRO XVI
que dice Metrodoro de Escepsis en su libro acerca de las cos tumbres parece una leyenda y no debe ser atendido519. Artemi doro también habla de serpientes de una longitud de treinta codos capaces de derrotar a los elefantes y a los toros, siendo las medidas relativamente moderadas, pues en lo referente a las serpientes de la India o de Libia, sobre las que se dice que crece la hierba, las medidas parecen ya legendarias520. En cuanto a los trogloditas, llevan 17 una vida de nómadas y cada una de sus Los tr o g lo d ita s tribus es gobernada por un tirano5' 1; los niños y las mujeres, salvo los de los tira nos, son un bien común y la multa por seducir a la mujer de un tirano es una oveja322. Las mujeres se pintan cuidadosamente de negro las pestañas y llevan conchas alrededor de sus cuellos como amuletos. Llegan a la guerra por disputas en torno al pasto, al principio abriéndose paso con las
anim al es llam ad o cro cu ta p o r los eg ip cio s; Pi
i n .,
VIH 72; A ei .. Nat. An.. VII
22. P o sib lem en te se trate de la h ien a m an ch ad a (C ruenta crocuta). la especie más grande y p e lig ro sa de la fam ilia de las hienas, muy extendida en Á frica al sur del S ah ara ( B if f i . II M ed io O rien te, pág. 294). F G rH ist. 184 Fr. 5. El m ism o A gatárquides. hablando de la hiena (loe. cit.) dice que alg u n o s relatan falsam en te cosas increíbles y así hay quien dice, sin co n v en c erle, q u e este anim al im ita la lengua de los hom bres.
520 L a s e rp ie n te m e n c io n a d a p o r A rtem id o ro es sin d u d a la serp ien te p i tón. C f. A g a t á r ., Fr. 78 a. b (a p . D i o d . S ic ., Ill 36, 1-37. 9), q u ien tra n sm i te, au n q u e s e ñ a la n d o la fa lse d a d de la afirm ació n , que alg u n o s han v isto serp ien tes d e cie n c o d o s . S o b re las se rp ie n te s libias cf. XVII 3, 5. S obre las m ed id as le g e n d a ria s cf. 11 1 ,9 , d o n d e E s t r a b ó n critica a los h isto riad o res de la India.
,21 C o m o la d esc rip c ió n an terio r, la de los trogloditas está basada en A r midoro
(Fr. 99 S tie h le), q u e a su vez sigue a Aga
i árq uid e s
te-
(Fr. 61-4 a, b, ap.
D io d . S ic., III 32). El p aís de los tro g lo d itas es el llam ado «país bárbaro» en el
Periplus M a ris E ryth ra ei, 2.
,22 S egún
A g a t á r q u i d e s (loe. cit.), un n úm ero estip u lad o de corderos.
378
Cih< K ¿ RAI Ι Α
manos, luego con piedras, y cuando se produce alguna herida, con flechas y con sables cortos. Pero disuelven las peleas las mujeres, poniéndose en medio y pronunciando súplicas323. Su comida es una mezcla de cames y huesos cortados juntos y en vueltos en pieles y luego secados o preparados de otras muchas maneras por sus cocineros, a los que llaman «impuros». De este modo no solo comen la carne, sino también los huesos y la piel524. Y también beben sangre, mezclada con leche. Como be bida muchos toman una infusión de cambrón525, aunque los ti ranos beben una mezcla de miel con agua, tras obtener la miel de un cierto tipo de flor526. Tienen un cierto invierno cuando soplan los vientos etesios (pues entonces llueve), pero el resto del tiempo es verano527. Van prácticamente desnudos, aunque llevan unas pieles y unos mazos; aunque no se hacen mutilacio nes, algunos están circuncidados, como los egipcios528. Los etíopes megabaros ponen clavos de hierro en sus mazos y utili zan lanzas y escudos de cuero, mientras que los demás etíopes
Sobre el papel de la m ujer entre alg u n o s de e sto s p u eb lo s cf. § 3, 18 y 25.
s:4 Esta descripción recuerda la p rep aració n de los e m b u tid o s tradicionales en España. Particularm ente, por ejem plo, del botillo de L eó n . (N T ) ,2
,26 Cf.
A g a t á r ., Fr. 61 a-b (D io o . S ic., Ill 32, 3), d o n d e d ice q u e la bebida,
extraída de cierta flor, asem eja al peor vino dulce.
'27 La época de los vientos etesios (« an u ales» ) c o rre sp o n d e a la prim avera, cuando se producía la inundación del N ilo d eb id a a las llu v ias q u e d ich o s vien tos provocaban. ,2X Cf. XVII 2, 5. Para la m utilación cf. tam b ién X V I 4, 5 y 9.
I.IBRO XVI
379
usan arcos y flechas, además de lanzas524. Algunos de los tro gloditas entierran a los cadáveres después de atar con ramas de cambrón los cuellos con las piernas, y enseguida, riéndose di vertidos, tiran piedras encima hasta ocultar los cuerpos de la vista; después ponen un cuerno de cabra encima y se alejan. Cuando viajan lo hacen de noche y tras haber colgado cencerros de los animales machos, con la intención de ahuyentar a las fieras con el ruido; y también se sirven de antorchas y arcos contra las fieras, y pasan la noche en vela para cuidar de sus rebaños, cantando una especie de cánticos junto al fuego. Después de decir estas cosas acerca 18 . , . . . . de los trogloditas y' de sus vecinos etioLa c o sta o rie n ta l d el c çolfo A r á b ig o seqún Pes>Artemidoro vuelve a los árabes; y A r te m id o r o en primer lugar habla de los árabes que viven junto al golfo Arábigo, enfrente de los trogloditas, empezando en Posidio. Afirma que Posidio está más al interior que el golfo Elanita531; y que junto a Posidio hay un bosque de palmeras, con abundancia de agua, que es muy apreciado pues toda la región en derredor es muy calurosa, seca y sin sombras, mientras que allí la fertilidad de las palme ras es digna de admiración532. Dice también que un hombre y 529 M eg ab aro s sig n ifica «de gran peso». Sobre estos etíopes, llam ados m egabradoi o m e g a b a rd o i p o r P t o l o m e o (IV 7, 10), cf. E str ., XVII l, 2 (con nota) y 53; P u
n
., VI 189, 190.
510 Fr. 100. A r t e m id o r o sigu e aquí también a A g a t á r q u id e s . S31 P or su s itu a c ió n al in terio r del g olfo E lanites (el actual golfo de A kaba), la ciu d ad se e n c u e n tra seg u ram en te en el ex trem o sur de la p en ín su la del Sinaí. El p ro m o n to rio de P o sid io se ha id en tificad o con Ras M oham m ed (B a rrington A tla s). T a m b ié n A g a t á r q u i d e s (85b, ap. D io d . S ic ., Ill 42) inicia así su d e sc rip c ió n de la zo n a, atrib u y en d o el nom bre de P osidio al altar en honor de P o seid ó n q u e e rig ió a llí A ristó n , un en v iad o de P to lo m eo a la e x p e dición de A rab ia.
s’2 P o sib lem en te se trate del o asis de Feran (P h aran ), cu y o s d átiles son to davía fam o so s ( B if fi , II M ed io O rien te, pág. 298).
3X0
(ih< H iR A ΙΤΛ
una mujer están al cargo de este bosquecillo, para lo que son elegidos por derecho de linaje. Llevan pieles como vestido y se alimentan de los dátiles de las palmeras. Eso sí, debido a la gran cantidad de fieras salvajes, se construyen cabañas sobre los ár boles y duermen en ellas''33. A continuación está la isla de las Focas, así llamada por la cantidad de estos animales que hay en ella. Cerca de la isla hay un promontorio que se extiende hacia Petra, ciudad de los árabes llamados nabateos, y la tierra de Palestina, a la que acuden los mineos y los gerreos y todos los pueblos vecinos con sus cargamentos de plantas aromáticas534. Luego hay otra costa, en un principio llamada de los maranitas, algunos de los cuales eran agricultores y otros habitaban en tiendas, pero que se llama ahora costa de los garindeos, que aniquilaron a los maranitas a traición: pues los atacaron mien tras estaban celebrando un tipo de festival cuatrienal, y no solo mataron a todos los allí presentes, sino que además se fueron a buscar al resto de la población y los aniquilaron a todos533. Des pués está el golfo Elanita y de Nabatea, una comarca muy po blada y con buenos pastos. También están habitadas las islas que yacen ante la costa; los nabateos en un principio llevaban una vida tranquila, pero después, sirviéndose de balsas, comen zaron a dedicarse al pillaje de quienes navegan desde Egipto.
Cf. A g a t á k . , 85b, ap. D i o d . Sic., Ill 4 2 ,4 , q u e m e n c io n a un altar anti guo con una inscripción en letras desconocidas, y d ic e q u e to d o s los habitantes duerm en en los arboles para defenderse de las lleras. La descripción desde la isla de las F ocas h asta a q u í e s sem e jante a la de A gatárquides (87b). La isla de las Focas es la actu al T irâ n . P ara la posibilidad de que el prom ontorio sea el Rás ash S h aykh, sig u ie n d o m ás bien la descrip ción de D iodoro Siculo y Focio ( A g a t á r q u i d e s , fr. 87 a-b ) cf. B iffi , // Meclio O riente, pág. 299. La m ención de Petra co m o p u n to de re fe re n c ia aquí se debe a su im portancia estratégica en la ru ta co m ercial que v e n ía de o rien te. Cf. Sobre este ep isod io, con más detalle, D i o d . S i c ., Ill 4 3 , 1-2, única otra fuente donde se m enciona e ste pueblo.
I IBRO XVI
381
Pero pagaron sus delitos cuando una ilota se dirigió contra ellos y los saqueó536. A continuación hay una llanura con muchos árboles, con agua abundante y que está llena de animales do mésticos de todos los tipos, como por ejemplo muías; también hay en ella una gran cantidad de camellos salvajes, ciervos y gacelas y numerosos leones, leopardos y lobos537. Frente a esta llanura hay una isla llamada Dia53*. Después hay un golfo de unos quinientos estadios de extensión, rodeado por todas partes de montañas, con una entrada de difícil acceso; alrededor de este golfo viven hombres cazadores de los animales terres tres539. A continuación hay tres islas deshabitadas, llenas de oli vos, aunque no exactamente como los nuestros, sino la especie local, llamada etiópica, cuya savia tiene poderes medicinales3*’. Lo siguiente que hay es una playa arenosa y después de esta un 536 C f.
A g a t á r . , Fr.
88b (a p . D io n . S ic., III 43, 4-5), con una descripción
sim ilar, au n q u e e l g o lfo es llam ado L eanites. El pillaje de los nabateos en la zona, m o tiv ad o p o r el te m o r de cu alq u ier co m petencia que pusiera en peligro su co m ercio c a ra v a n e ro (cf. R a d t , S tra b o n s G eographika, pags. 374 ss.) fue la causa de ¡a e x p e d ic ió n que P to lo m eo II organizó en el 250 a. C., m encionada en D io d . S ic ., III 4 2 , I. 53' Jo n e s a p u n ta q u e q u iz á m ás que de lobos se trate de chacales. C f. A g a t á r ., Fr. 89 a, b (a p . D i o d . S ic ., Ill 43, ó -?). En a (ap. F o cio j, los p o
b ladores de e s te te rrito rio so n llam ad o s B item an eis, id en tificad o s por B iffi (// M e d io O rie n te , p ág . 3 0 0 ) co n los p o b la d o re s del territo rio reg ad o por el wadi Ifál q u e flu y e p a ra le lo a la co sta o rien tal del g o lfo de A qaba hasta Al H uraiba.
538 P o d ría tratarse de la isla de S in afir o de la de T iran (cf. B iffi , pág. 300). 539 P o sib le m e n te se trate de la b ahía de ‘A ynunah. Los cazadores m en cio nados son los p o sib le m en te los llam ados B anizom eneis o B atm izom aneis por A g a t á r q u i d e s (F r. 9 0 b y a resp ectiv am en te).
54(1 L as tres islas ap arecen id en tificad as en
A g a t á r q u id e s (Fr. 91 a, cf. b
ap. D i o d . S ic., Ill 4 4 , 3) co m o Isidos-hiera, S ucabia y S alido (actuales Barakan, S c h u sc h u a y S en afir). Del oliv o etiópico se ex traía una sav ia que los griegos llam ab an e n c h a im o n , u sada p ara cicatrizar heridas, ev itar caries y com o ab o rtiv o ( B if f i , pág. 300).
382
( i h O G R A l ΙΑ
segmento de unos mil estadios de costa escabrosa, a lo largo de la cual es difícil la navegación por la ausencia de puertos y puntos para echar el ancla; pues hay un sistema montañoso abrupto y elevado que se extiende a lo largo de esta541. Después hay una serie de colinas rocosas que llegan hasta el mar, que, especialmente con los vientos etesios y las lluvias que acompa ñan a este período, presentan un peligro acerca del cual es vano pretender auxilio alguno. A continuación hay un golfo con unas cuantas islas diseminadas, y justo después tres bancos muy al tos de arena negra, después de los cuales se encuentra el puerto de Canmotas de unos cien estadios de circunferencia, pero con una entrada estrecha y difícil para cualquier navio que navegue hacia su interior. También fluye un río en ella. En el medio hay una isla bien rica en árboles y extremadamente fértil542. Des pués hay una sección de costa abrupta, y después de ella unos golfos y finalmente una comarca de nómadas que viven de los camellos. Pues igualmente guerrean montados en ellos, que viajan sobre ellos, que se alimentan de su leche y de su carne. Por su territorio fluye un río que arrastra polvo de oro en su corriente, pero ellos no saben trabajarlo. Este pueblo recibe el nombre de debas y unos son nómadas y otros son agriculto res543. No diré los muchos nombres de sus tribus por su irrele-
Cf. A g a t á r ., Fr. 92 a, b (ap. D i o d . S i c ., Ill 4 4 , 4 ). P o r las característi cas, la costa d escrita correspondería a la que se ex tie n d e d esd e A l M uw aylih y Al W ajh (B i f f i , pág. 300, siguiendo a M üller y W o elk ), e s d ecir, la co sta de los talm udenos (cf. D i o d . S i c ., Ill 44, 6 ), de unos m il e sta d io s, co rresp o n d ien tes a unos 177 km. w Cf. A g a t á r ., Fr. 93 ( D io d . Sic., Ill 4 4 , 4 -7 ), q u e c o n sid e ra las islas disem inadas sim ilares a las E quínadas de la c o sta a c a rn a n a en el m ar Jonio, y equipara el puerto de C arm otas (actual R as-M u d ) al p u erto de C artag o , llama do C olón por su form a de tazón. Cf. A g a t á r ., Fr. 95 a, b (ap. D i o d . S ic ., III 4 5 , 3 -5 ), que menciona además el gran sentido de hospitalidad de este p u eb lo s o lo c o n los llegados del
LIBRO
383
XVI
vancia y a la vez por la rareza de las pronunciaciones de los mismos. A continuación de estos viven otros hombres más civi lizados, y la tierra que habitan tiene un clima más moderado, pues es más rica en agua y en lluvias; en su tierra se obtiene oro, pero no en polvo, sino en pepitas de oro que no necesitan mu cha limpieza, la más pequeña de las cuales tiene el tamaño del hueso de una fruta, una intermedia el de un níspero, y una gran de el de una nuez. Se hacen collares con estas pepitas, aguje reándolas y combinándolas en una cuerda con piedras transpa rentes; después se lo ponen alrededor de sus cuellos y de sus muñecas. También venden barato el oro a sus vecinos, dándolo a cambio del triple de bronce o del doble de plata, por su impe ricia en el trabajo del oro y a causa de la escasez en su tierra de los productos recibidos a cambio, cuya utilidad es mayor para la vida544. Limítrofe con esta comarca es el país, muy fértil, de los sabeos, una tribu 19 muy importante, en cuyo territorio hay Los sabeos mirra, incienso y cinamomo
S45 λ T
. Y en su
P eloponeso y de B eo cia, y lo ex p lica p o r una tradición local que relacionaba a los indígenas con H eracles p o r una h isto ria transm itida por sus antepasados a m odo de m ito.
544 C f.
A g a t á r . 96 a, b (ap. D io n . S ic., I l l 45,
6- 8), que denom ina a estos
hom bres « árab e s alileo s y g asan d ro s» ; P l i n ., VI 150. La tierra descrita podría ser el valle del w ad i Q u an au n a, en tre Al Q unfudhah al norte y el w adi Baysh al sur ( B i f f i , pág. 302). L a rela ció n en tre un clim a m oderado y pueblos civ iliza dos, tó p ico d e la e tn o g ra fía h elen ística, aparece varias veces en Estrabón. C f. al respecto E. C h. L. V a n ou trad itio n ?» , en P r o n
545 C f.
der
i era
V l i e t , « L ’ethnographie de S trabon: ideologic
(ed), S tra b o n e /, págs. 4 4-47, 58-61.
A g a t á r ., Fr. 97 a-b (ap. D io n . S ic., Ill 46-47). L a descripción de
E strabón, to m ad a d e A rtem id o ro , au n q u e con m uchos elem en to s coin cid en tes, no parece d e p e n d e r, a d ife re n c ia de los pasajes anteriores, de A gatárquides. A parte de la d ife re n c ia en o rd en y p resen tació n de los distin to s aspectos, hay disparidad en e le m e n to s co n cre to s, co m o el nom bre de la capital. Al final del
3H4
(ίΚΟίιΚΑΙΤΛ
costa hay bálsamo y otra especie de hierba de muy fragante aroma, aunque pierde su olor enseguida. Hay también palmeras de buenas fragancias y caña, y serpientes de un palmo de largas, de un color rojo púrpura, que pueden saltar hacia delante tanto como una liebre y cuya picadura es incurable^. A causa de esta abundancia de frutos, estas gentes son vagas y negligentes. La mayoría de la población se acuesta a dormir sobre las raíces de los árboles, previamente cortadas. Los que viven cerca de otros reciben constantemente las mercancías y se las pasan progresi vamente a los siguientes, hasta llegar a Siria o Mesopotamia; y cuando se embriagan por los aromas se libran de la embriaguez inhalando el perfume de asfalto y de barba de cabra547. La ciu
parágrafo, Estrabón alude a las noticias sobre este p u e b lo tran sm itid as por Eratóstenes y otras fuentes, y peu los co m en tario s de H eró d o to (cf. notas siguien tes), sabemos que había una tradición an tig u a sobre e sto s p u eb lo s, en parte li gada a su m ítica reina, que quiso co n o cer al rey S alo m ó n (1 R eg . 10-1-13). El reino se encuentra en la A rabia Feliz, co m o d ice el p ro p io E s t r a b ó n en § 2. Es el reino de la zona con una historia m ás larga, ate stig u a d o ya en fuentes asirías desde el 730 a. C., que ocupaba el territo rio m ás e x te n so del actu al Yemen y que deió las principales obras arquitectónicas y el m a y o r n ú m e ro de inscripcio nes. Su presencia en las fuentes clásicas e stá lig ad a a la p ro d u cció n del incien so (cí. esp. P u n . VI 154, que los co n sid era los m ás fam o so s de los árabes). Sobre este pueblo cf. por ej. W . W . M ü l l e r , « S k izz e d e r G esch ich te Altsüdarabiens», en D a u m (ed.), Jem en, págs. 50-56. ^
Cf. A g a t á r . , Fr. 100 a-b. H F R Ó n o ro (III 1 0 7 -1 0 9 ) m e n c io n a las
serpientes voladoras de A rabia en general, señ alan d o su s c a ra cterísticas parti culares. entre otras que habitan en gran n ú m ero e n los árb o le s del incienso. Tam bién este autor destaca (MI 107) la p ro d u cció n n atu ral de in cien so , m irra cinam om o (y adem ás ládano y casia) en A rabia. *
Cf. A g a t á r . , Fr. 99 a, b (L )io n . S ir.. Ill 4 7 , 3) p re se n ta e s a em briaguez
com o una enferm edad que acaece a los n ativ o s d éb ile s de c u e rp o , y que consis te en que el cuerpo queda im pregnado de u n a m a teria co rta n te y se produce una concentración de substancias en una zo n a p o ro sa, q u e d a lu g ar a una descom posición difícil de frenar. El perfum e de b arb a de c a b ra es, a ju z g a r por H e r ó d o i o (III 1 12), el ládano (p ro d u cto resin o so q u e se ex tra e de la ja ra , de la fa-
I.I B R D X V I
385
dad de los sabeos, Mariaba, se encuentra sobre una montaña con muchos árboles, y tiene un rey que es el responsable de los juicios y de los demás asuntos54*. Pero no es lícito para él dejar el palacio real, y si lo hace, la muchedumbre, de acuerdo con un oráculo, lo apedrea hasta la muerte al instante. Tanto él como su séquito viven un lujo afeminado; pero la mayoría de la pobla ción trabaja en el campo o en el comercio de plantas aromáti cas, tanto las locales como las de Etiopía, navegando para con seguir estas a través del estrecho en botes de cuero. Es tal la abundancia de todo esto que en lugar de leña y palos para que mar utilizan cinamomo, laurel y las demás549. También se en cuentra en las tierras de los sabeos larimno, una especie de planta aromática con una fragancia exquisita55’. Comerciando con este tanto los propios sabeos como los gerreos se han hecho los más ricos de todos; y tienen una gran cantidad de artículos de oro y de plata, como sillones, trípodes, cráteras, vasos y ca sas muy caras, pues tanto las puertas como las paredes y los techos están adornados con marfil, oro, plata y piedras precio sas. Esto cuenta Artemidoro de estas gentes, y respecto a lo m ilia de las cistá c e a s), llam ad o la rim n u n por E strabón (infra), que, según H eródoto, se c ría en las b arb as de las cab ras y m achos cabríos y se extrae igual que el m o h o del tro n co de los árboles, sien d o el m ás provechoso de todos los ungüentos, so b re to d o co m o p erfum e. P l i n i o (X II 81 ) dice que los sabeos in cluso co cin ab an co n m a d era del árbol del incienso, y que para com pensar el olor obtenían stirax en piel de cabra, con lo que fum igaban, y ex p lica (XII 73) por qué se e n c u e n tra el ládano en las cab ras, que absorbían con sus barbas el
jugo rezu m an te qu e se d e sp ren d ía de la p lan ta cu an d o era destruida por estos anim ales.
548 S egún
A g a t á r . , Fr. 100 a, b ( D i o d . S ic.. Ill 47, 4), la capital es Saba
(cf. tam bién P t o l . VI 7, 4 2 ), ciu d ad que E s t r a b ó n identifica con la capital de los catram o titas (§ 2). L a ciu d ad de M ariab a es la actual M arib en el Y em en (cf. § 2 y 24).
549 C f.
P l i n . , XII 81.
55H C f. su p ra η. 547.
3X6
GEOGRAFÍA
demás, lo que dice es en parte muy parecido a lo que dice Eratóstenes y en parte cita lo que dicen otros historiadores. Por ejemplo lo de que algunos auto. . res señalan que el mar se llama Eritreo551 Historias etio lo g u a s n sobre el nombre Por color qUe tiene como resultado del de mar Rojo reflejo o bien de los rayos del sol cuan do se encuentra en su cénit, o bien por el de las montañas, enrojecidas por el ardiente calor; pues se ha pensado de las dos maneras, observa Artemidoro. Sin embargo Ctesias de Cnido señala la existencia de una fuente, que desagua en el mar, con un agua roja u ocre ■ ; por su parte Agatárquides, compatriota de Ctesias, da una información de un tal Boxo, de raza persa, quien cuenta que, en una ocasión en que una manada de caballos había sido empujada hasta el mar por una leona dominada por la furia y que desde allí había hecho cruzar a la manada a una isla, un persa llamado Eritras fue el primero en construir una balsa y cruzar hasta la isla; y que al ver que era un lugar estupendo para vivir, condujo de nuevo la manada a Persia, pero envió colonos allí y a las otras islas y a la costa y así convirtió al mar en epónimo de sí mismo553. Pero hay también quien afirma que Eritras era el hijo de Perseo y que era el soberano de todas estas tierras554. Algunos dicen que Λ Α
Ml «Rojo». (N T) w FG rH ist. 688 F 66. 553 A g a t á r . , Fr. 5a. Cf. F. G oukow sky, «L es ju m e n ts du roi Érythras»,
REG 87 (1974), 118, n. 38 (citado por B iffi, pág. 3 0 4 ), el cu al in terp reta el m ito com o un recuerdo de un an tig u o co m ercio de c a b a llo s, in a u g u ra d o por uno de los últim os reyes del M akkan. 5M Para las distintas exp licacio n es del n o m b re del m ar, cf. A g a t á r ., Fr. 2-5. El m ito argólico es contado con m ás d etalle p o r A g a t á r q u i d e s (fr. 4),
que dice que Perseo había ido de A rgos a E tio p ía (lla m a d a C e fe n ía ) a liberar a la hija del rey C efeo, y de allí h abía p asad o a Persia. T a n to el n o m b re de los persas com o el del m ar derivarían de d escen d ien tes de P erseo ( v ersió n g en eral
LIBRO XVI
387
la distancia desde el estrecho del golfo Arábigo hasta el final del país de la canela es de cinco mil estadios, sin dejar claro si quieren decir hacia el sur o hacia el este. Se dice también que la esmeralda y el berilio se encuentran en las minas de oro555. Y hay también sales aromáticas en el país de los árabes, según cuenta Posidonio356. Los primeros pueblos tierra adentro 2| desde Siria que viven en la Arabia Feliz Petra son l°s nabateos y los sabeos, que hicie ron frecuentes incursiones en Siria antes de ser sometidos por los romanos; pues ahora tanto estos como los sirios son súbditos de los romanos557.
m ente a c e p ta d a p o r los g rieg o s: E s q u i l o , P ers. 79 s.; H e r ó d . , 7, 61.3; H e l á n i c o , F G rH ist. 4 Fr. 5 9 f., etc.). P ero el m ism o A g atárq u id es prefiere otras in
terp retacio n es q u e c o n c u e rd a n m e jo r co n in terp retacio n es m ás m odernas que atribuyen el n o m b re a la p re se n c ia de u n a b acteria que d a esta tonalidad a las algas, o al c o lo r ro jiz o de las m o n tañ as, ricas en m in erales y cuyo nom bre he breo, tra d u c id o , e s « m o n ta ñ a s de ru b í» .
555 C f.
D i o d . S ic ., II 5 2 , 3, en u n a d escrip c ió n atrib u id a a Posidonio, de
quien sin d u d a d e p e n d e E stra b ó n ta m b ién en esta afirm ació n (cf. oración si guiente). D io d o ro d ic e , sin em b a rg o , q u e se p ro d u cen en las m inas de cobre, pero que son c o lo re a d o s p o r el tin te y m e zcla de los azu fres, y que los topacios adquieren e se m ism o c o lo r p o r el c a lo r del sol. De a h í sin d u d a el nom bre de «falsos o ro s» a te stig u a d o e n D io d o ro y p o sib lem en te la co n fu sió n en E strabón.
556 C f. F G r H ist. 87 F 9 6 . C f. c o m e n ta rio de
E d e l s t e i n - K i d d a Fr. 2 3 8 .
Cf. E s t r . , X V II 2, 2 p a ra la m e n ció n de m inas de sal en A rabia; XVI 3, 3, P l i n . , X X X I 78 p a ra la a firm a c ió n de q u e la zo n a de C e rra era la m ás fam o sa
en m inas de e s te tip o .
557 L os n a b a te o s no e s tá n en la A ra b ia F eliz, sin o al norte de la p en ín su la A rábiga (cf. el m ism o E s t r a b ó n en § 2). C o n stitu ían un rein o atestig u ad o desde A retas I ( 169 a. C .) h a s ta R ab ilo II (7 1 -1 0 6 d. C .), cu a n d o fue an e x io nado a la p ro v in c ia d e A ra b ia p o r T ra ja n o . Su é p o c a de m a y o r e sp le n d o r fue la de A retas III, en q u e se e s ta b le c ie ro n rela cio n es co n P o m p ey o . P u eb lo de origen á rab e , e s ta b a fu e rte m e n te h e le n iz a d o y ten ía el m o n o p o lio del c o m e r cio en tre S u d a ra b ia y el M e d ite rrá n e o , lo que le p ro p o rc io n ó g ran riq u e z a e
( ί Ι ' Ο ί ϊ Κ Λ Ι ΙΑ
La capital de los nabateos se llama Petra, pues se encuentra en un lugar por lo demás plano y bien nivelado, pero que está for tificado todo alrededor por una roca, siendo el exterior escarpa do y abrupto mientras que el interior está bien dotado de fuen tes, tanto para regar jardines como para sacar agua. Por fuera del circuito rocoso la mayor parte de la comarca es desértica, particularmente en dirección a Judea. Por aquí está también la ruta más próxima a Jericó, un viaje de tres o cuatro días, y al bosque de palmeras, un viaje de cinco días358. En Petra siempre reina uno de los miembros de la dinastía real; y el rey tiene como gobernador a uno de sus compañeros, al que llama «hermano»559. La ciudad está muy bien gobernada. Ciertamente
influencia en la zona, hasta el punto de que los ro m a n o s d e sig n a b a n com o arabes en general a los nabateos. E strabón, co m o o tro s au to re s, p arece con fundir aquí nabateos y sabeos con tribus de b an d id o s del n o rte de A rab ia, que sí hacían incursiones en Siria to d av ía en é p o c a ro m a n a (cf. A p p . , S yr. 51; B o w e r s o c k , Rom an Arabia, págs. 33 s.). Es sig n ific a tiv o q u e D io d o ro Sicu
lo, que escribe unas cuantas décadas antes q u e E strab ó n , p re s e n ta a los nab a teos com o un pueblo nóm ada, siguiendo a Jeró n im o de C ard ia, de finales s. IV a. C., y dice concretam ente que se d ed ican a saq u ear los territo rio s lim í trofes (paia su descripción de este pueblo, ia m ás d e ta lla d a ju n to co n la de Est k a b ó n , vid. II 48-49; XIX 94-100). E strabón, a p esar de e s ta afirm ació n , en
el resto de la exposición presenta a este pueblo co m o se d e n ta rio , posiblem ente gracias a tener una fuente de prim era m ano que h ab ía v isitad o P etra (cf. infra). En la época en que Estrabón escribe este libro, S iria e ra p ro v in c ia rom ana, no así el país de los nabateos (cf. XVII 3, 25; S a r t r e , L ’O rien t..., pág. 30; B o w e r s o c k , loe. cit., págs. 54-56), aunque hay c ie ito s in d icio s p ara pensar
que el reino de los nabateos estu v o anexionado a R o m a e n tre el 3 y el 1 a. C., durante el reinado de A retas IV (cf. B o w e r s o c k , loe. cit.). C f. Id ., op. cit., 1227 sobre el pueblo y la historia de los n abateos. El bosque de palm eras es el m en cio n ad o e n § 18. S o b re Jericó , de donde partía la ruta caravanera, cf. 2. 41. C f. P u n . , VI 144, q u e d e fo rm a sim ilar, da la distancia de Petra a G aza en e¡ M ed iterrán eo (6 0 0 m illa s) y al g o llo Pérsico (635 m illas). Esta afirm ación se co n firm a en unas in scrip cio n es en las q u e S ileo (cf.
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XVI
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Atenodoro, un filósofo compañero mío, que estuvo en la ciudad de los petreos, la juzgaba con admiración; pues dice que él vio cómo muchos romanos y otras gentes vivían temporalmente allí y que vio cómo los extranjeros con frecuencia entablaban pro cesos judiciales entre ellos y con los nativos, mientras que nin guno de los nativos demandaba a otros nativos, sino que en to dos los aspectos llevaban una vida pacífica entre ellos560. 22 Muchas de las peculiaridades de L a s e x p e d ic io n e s Arabia han quedado a la vista de todos de los l o m a n o s c o m o t r a s j a r e c je n t e expedición de los romafu en te d e in fo rm ació n , s o b r e A r a b ia nos contra arabes, expedición hecha en mi propio tiempo siendo Elio Galo el general561. A este lo envió César Augusto para explorar las tri infra) es lla m a d o « h e rm a n o » del rey (vid. B o w e r s o c k , R om an A ra b ia , pág. 53). S eg ú n S a r t r e (D ’A le x a n d re ..., pág . 4 1 7 ), puede verse en esta costum bre un calco d e la je ra rq u ía d e la co rte h elen ística, o, m ás bien, una m ezcla entre tradiciones lo c ales q u e llev ab an a re p a rtir el p o d er en el seno de una fam ilia en sentido a m p lio , y un v o c a b u la rio g rieg o que se ad ap tab a bien a esas tradiciones locales. ^
A te n o d o ro , de T a rso , fu e d iscíp u lo de P o sid o n io y m aestro de filosofía
de A ugusto. E sc rib ió u n a o b ra c o n tra las C ateg o rías de A ristóteles, un resum en de la o b ra de P o sid o n io p a ra C ic eró n , un inform e sobre tarso y una o b ra So b re el O cé a n o , a s í c o m o v a rio s e sc rito s esto ic o s que fueron utilizados por S éneca el Joven. E s t r a b ó n lo c ita en 1 I, 9; I 3, 12, III 5, 7; XIV 5, 14. Sobre la p re sencia d e e x tra n je ro s en P etra, el c a rá c te r co sm o p o lita de la ciudad, co m o c o n firm a la a rq u e o lo g ía , cf. B o w e r s o c k, R o m a n A ra b ia , pág. 61. Sobre las c o s tum bres d e los n a b a te o s cf. de n u ev o § 26. 56i La e x p e d ic ió n de E lio G alo tuvo lugar en tre el 26 y 24 a. C . De ella hablan, ap arte de E s t r a b ó n , D i o n C a s i o (LUI 29, 3 -8) y P u n i o (V I 160-2, con e n u m e ra c ió n d e c iu d a d e s d estru id a s por G alo , según él no m en cio n ad as por au to res a n te rio re s ), e n tre o tro s. C f . B o w e r s o c κ, R o m a n A ra b ia , págs. 4649; A ly , S i ra b ó n von A m a s e ia ..., págs. 165-167; W i s s m a n n , «D ie G esch ichte», pág s. 3 0 8 -5 4 4 ; S a r t r e , D ’A le x a n d re ..., p ágs. 4 8 8 -4 9 4 . En II 5, 12, Estrabón alu d e a e s ta « in v a sió n » p o r los ro m an o s de A rab ia Felix co n un ejército que m a n d a b a su am ig o y c o m p a ñ e ro E lio G alo , a q u ie n v isitab a co n frecu en c ia
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( ¿ k< )( ¡ K A K I Λ
bus y los lugares, no solo de los árabes, sino también de los etíopes, al darse cuenta César de que el país de los trogloditas contiguo a Hgipto es vecino de los árabes y que el golfo Arábi go, que separa a los trogloditas de los árabes, es muy estre cho562. Por ello decidió convivir con ellos o conquistarlos. Por otra parte estaba lo de siempre, la idea de que eran muy ricos y que vendían plantas aromáticas y las piedras más valiosas por oro y plata, pero que nunca gastaban con los de fuera lo que habían ganado563; así él confiaba en tratar con amigos ricos o bien en someter a enemigos ricos. La esperanza de ayuda por parte de los nabateos también le animó, pues eran amigos y se habían comprometido a trabajar a su lado en todo lo que fuera . V>1 necesario Teniendo en cuenta todo esto, de 23 este modo, Galo puso en marcha la exE-V*ejjjcjÓH pedición; pero lo engañó el gobernador nabateo, Si leo, quien, aunque había pro metido enseñarle el camino, ocuparse de las provisiones y colaborar, se comportó traicioneramente en todo, pues no indicó un viaje seguro, ni a lo largo de la costa ni una ruta terrestre alternativa, sino que le llevó por lugares sin c u a n d o e s le g o b e rn a b a E g ip to , y co n el q u e s u b ió el N ilo h a s ta S ie n e y los lí m ite s d e E tio p ía . ^
C í.X V I I I, 1 ,5 3 , d o n d e los tro g lo d ita s so n c o n s id e r a d o s e tío p e s , d istin
tos de los á ra b e s, c o m o a q u í (cf. en c a m b io § 17 y 1 2 , 3 4 ). ™ C f. P l i n ., VI 162. ** S o b re el p a p e l d e los n a b a te o s c o m o in te rm e d ia rio s e n el c o m e rc io ro m a n o e n la z o n a e n é p o c a d e A u g u sto , cf. S a r t r e , L 'O r ie n t R o m a in , p ág . 352; In., D 'A le x a n d r e à Z é n o b ie , 2 0 0 1 , p ág . 4 8 9 , d o n d e e x p lic a la c a m p a ñ a de A u g u s to c o m o d e s e o d e e s te d e c o n tro la r, no s o lo e n su d e s tin o s in o e n el m ism o lu g a r d e p ro d u c c ió n , e l c o m e rc io q u e d e s d e A ra b ia F e lix d e s e m b o c a b a e n el M e d ite rrá n e o p o r E g ip to . P o r o tr a p a rte , la fa m o s a r iq u e z a d e los n ab ateo s h a b ía im p u ls a d o y a e x p e d ic io n e s p o r p a rte d e A n tig o n o M o n o fta lm o , P o m p e y o y E m ilio E sc a u ro .
I.IBRO XVI
391
caminos apropiados, por senderos con muchos vericuetos y por regiones desprovistas de todo, o siguiendo rutas costeras llenas de rocas y sin puertos o por rutas marinas sin la profundidad correcta o con rocas submarinas; y en especial en lugares así causan grandes dificultades las pleamares, e incluso más las bajamares565. En verdad el primer error de Galo fue construir naves largas, al no haber una guerra en el mar ni estar prevista alguna. Pues los árabes no son buenos guerreros ni siquiera en tierra, siendo más bien traficantes y comerciantes, conque me nos aún en el mar. No obstante, Galo construyó no menos de ochenta naves, birremes, trirremes y botes ligeros en Cleopátride, que se encuentra cerca del antiguo canal que discurre desde el Nilo566. Pero cuando se dio cuenta de que lo habían engañado completamente hizo construir ciento treinta naves de carga con las que zarpó llevando a unos diez mil soldados de infantería, reunidos entre las fuerzas romanas de Egipto más los aliados, entre los que había quinientos judíos, y mil nabateos a las órde nes de Sileo567; tras muchas penalidades y desgracias llegó en quince días a Leuke Come568, en la tierra de los nabateos, un gran centro comercial569, tras perder muchos de los barcos, al gunos de los cuales con las tripulaciones incluso, por las difi
565 S o b re S ile o cf. $ 24. sw’ L a c iu d a d de C le o p á trid e (actu al S u ez) tam b ién era co n o cid a co m o A r sinoe (cf. X V II 1, 2 5 ). L a re alizac ió n d e fin itiv a del canal, cu y o o rigen se a tri buye a S e so stris o a D arío I, p arece que tu v o lugar en ép o ca p to lo m aica. C t. b ib lio g rafía p a ra el te m a, y p ara las p o sib ilid ad es de que G allo efectiv am en te lo utilizase, en B i f f i , II M e d io O rie n te , pág. 309.
567 S o b re el c o n tin g e n te ju d ío , que fo rm ab a parte de la g u ard ia de H ero d es y que este e n v ió e n a y u d a de C é sa r A u g u sto , cf. F l.a v . Jo s., A l XV 317.
568 « A ld e a B la n ca» . (N T ) 569 P ara las p o sib le s id e n tific a c io n e s de este p u erto con la actu al U m m L ajj, junto a a l-H a w râ , co n al-W a ih o co n A y n û n ah , cf. B i f f i , II M e d io O rien te, pág. 309.
392
(ίΙ,ΟΟΚΛΗΛ
cultades de navegación, y ninguno por fuerzas enemigas, hsto lo provocó la perfidia de Sileo, que dijo que no era posible lle gar por tierra a Leuke Come, a la cual y desde la cual viajan con facilidad y seguridad a Petra y desde Petra comerciantes con camellos en números tan grandes de camellos y de hombres que no son muy distintos a un ejército. Sucedió esto porque el rey Obodas 24 no se preocupa mucho de los asuntos E x p e d ic ió n públicos, en particular en lo referente a d e G a lo , , , . , los asuntos de la guerra (siendo esto algo común a todos los reyes de los ára bes), y puso así todo en manos del gobernador Sileo; y porque este, con engaño, estuvo realmente al mando de todo571’, bus cando, según creo, explorar esas tierras y, con ayuda de los ro manos, destruir algunas de sus ciudades y gentes y luego es tablecerse como señor de todo, después de haber hecho desaparecer a los romanos por el hambre, la fatiga, las enferme dades y las demás calamidades que él, con engaños, había dis puesto571. En cualquier caso. Galo alcanzó Leuke Come, con su ejército sufriendo de escorbuto y de debilitamiento de las pier nas, enfermedades locales, un cierto tipo de parálisis en tomo a la boca en el primer caso y en tomo a las piernas en el segundo, ambas provocadas por el agua y las plantas de por allí. Así se vio forzado a pasar el verano y el invierno allí mismo, recupe rando a los enfermos. Las cargas de plantas aromáticas son transportadas desde Leuke Come hasta Petra, y de allí a Rino'i7,, En lugar de G allo.
571
Según B i f f i (II M edio O riente, pág. 309), se tra ta d el rey n ab ateo O b o
das II. que gobernaba desde ca. 30-29 a. C. S eg ú n S a r t r e (D ’A lexa n d re..., págs. 517-518), sería O bodas III, que reem p lazó co m o rey a M alico en el 28 a. C.. probablem ente ya en el 30. S obre las am b icio n e s de S ile o , cf. F l a v i o J o s e f o (A l XVI 220-226), según el cual S ileo se o c u p a b a de la m a y o r parte de
los asuntos por ser O bodas. rey de A rabia, in d o len te y torpe.
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colura, que está en Fenicia, cerca de Egipto, y desde allí a otros lugares; pero ahora la mayor parte se transportan por el Nilo hasta Alejandría; y descienden desde Arabia y el índico hasta el puerto de Mió; después se trasladan en camellos hasta Coptos, en la Tebaida, que se encuentra en el canal del Nilo y después a Alejandría572. De nuevo Galo hizo avanzar a su ejército desde Leuke Come a través de regiones de tales características que tenían que llevar agua en los camellos a causa de la perfidia de los guías de la ruta; y por ello tardaron muchos días en llegar a la tierra de Aretas, un pariente de Obodas573. Aunque Aretas lo recibió con amistad y ofreciéndole regalos, la traición de Sileo hizo el viaje a través de aquellas tierras también muy difícil: y así llevó treinta días cruzar la comarca, que solo proporcionaba escanda, unas pocas palmeras y mantequilla en lugar de aceite, a través de lugares sin caminos374. El siguiente país que cruzó era de los nómadas y en su mayor parte verdaderamente un de sierto; se llamaba Ararene y su rev era Sabo573. Para cruzar este país, sin caminos, empleó cincuenta días hasta llegar a la ciudad de los negranos, una comarca pacífica y rica. El rey había huido S72 S o b re la p ista de c a m e llo s q u e P to lo m eo F iladelfo hizo construir cf. XVII 1, 45 (cf. B if f i, L 'A fric a di S tr a b o n e , pág. 346). C optos es la actual Q ift (Egipto).
571 El te rrito rio g o b e rn a d o p o r A retas sería, según
W i s s m a n n («D ie G es-
chichte», pág. 4 6 6 1= 1591), el que d escie n d e d esde Y atrib (M ed in a), a través de M ak o rab a (L a M eca), h asta al M a 'm a l (la A rarene de E strab ó n ): según B o w e r s o c k (R o m a n A r a b ia , pág. 4 8 ), la región de Egra, en tre las actu ales
M adâ en S âlih y Y atrib (c ita d o s p o r B i m . // M ed io O rien te, pág. 311). 574 E l uso d e m a n te q u illa en vez de aceite co m o sín to m a de in civ ilizació n
aparece en o tro s p a sa je s de E s t r a b ó n (III 3, 7; X V II 2, 2 referid o a los m o n tañeses del n o rte d e Ib eria y a los etío p e s resp ectiv am en te). 575 L a A ra re n e se h a id e n tific a d o co n la reg ió n de A l-A ra ’ir, c e rc a de J i/a n (S au d arab ia). El n o m b re d e S ab o p o d ría h acer referen cia, según B u -n (// M e dio O rien te, p ág . 31 1), a un sú b d ito del rey de los sab eo s. C f. D i o n C 29, 3, q u e d ic e q u e e ra rey de A ra b ia Felix.
asio,
L ili
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G F . O Í i R A l ΙΑ
y la ciudad fue tomada al primer intento; desde allí llegó al rio en seis días576. Allí los bárbaros entablaron combate y cayeron alrededor de diez mil, mientras que solo murieron dos romanos, pues los bárbaros usaron todas sus armas con gran impericia, siendo muy poco duchos en el arte de la guerra: usan arcos, lanzas, espadas, hondas, aunque la mayor parte de ellos se sir ven de hachas de doble filo; e inmediatamente después tomó la ciudad llamada Asea, que había sido abandonada por su rey577. Desde allí se dirigió a una ciudad llamada Atrula57* y, habién dola capturado sin luchar, situó en ella una guarnición y prepa ró provisiones de viaje de grano y de dátiles y continuó viaje hacia la ciudad de Marsiaba, que pertenecía al pueblo de los ramanites, que eran súbditos de Ilasaro579. Durante seis días la atacó y asedió, pero como se quedó sin agua desistió. Estaba realmente a solo dos días de camino de la región productora de plantas aromáticas, tal y como oyó de los prisioneros, pero ha bía empleado seis meses en el viaje, al haber sido guiado con
La ciudad de los N egranos es la actual N ag rân o N ajran , al N del oasis del Ghayl. El río a seis días de d istan cia es, seg ú n B i f f i (// M e d io O rien te, pág. 311), el G auf o Jawf.
577 Posiblem ente se trate de una h ap lo g rafía p o r N ask a (cf.
P l i n . VI 160:
N esca), identificable con la actual N ashqID( B i f f i , II M e d io O rie n te , pág. 311). ,7H A ctual Baráqish, 170 km al N O de M arib (Y e m e n ). D i o n C a s i o (LUI 29. 8 ) la llam a A thloula, «una localidad fam osa». w La ciudad es llam ada M ariaba en § 2 y 19, d o n d e es c o n sid e ra d a capital de los sabeos; M ariba en P l i n . , U N VI 158 (d o n d e ta m p o c o p arece ser co n si derada capital de los ram anites) y 160, tam bién en R e s G e s ta e . 26, 5. A ctual m ente se identifica con a l ’A b r en vez de con M arib, p o r lo q u e el contingente rom ano estaría a solo dos días de S habw a, cen tro de la p ro d u c c ió n de incienso en H adram aout. cf. infra ( S a r t r e , D ’A lexa n d re..., pág . 4 8 9 ), y la localización encajaría m ejor con la del pueblo de los ram an ites. E ste p u e b lo , llam ad o por P l i n i o (VI 158) los R hadam aei, cuyo n o m b re so b rev iv e en el actu al R aym an,
se consideraba descendiente del m ítico R ad am an te s, h e rm a n o de M inos, y de esle derivaría el nom bre de los m ineos seg ú n P u n i o (V I 157).
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engaños, y se dio cuenta al volver, cuando al fin descubrió la artimaña por medio de la cual había sido llevado por otros ca minos, pues al noveno día llegó a Negrana580, donde se había entablado el combate, y dos días después a Hepta Freata5*1, lu gar así llamado porque realmente hay siete pozos; y desde allí, finalmente, a través de unas tierras pacíficas llegó a un pueblo llamado Caala y luego a otro llamado Malota situado junto a un río582; y luego siguiendo una ruta a través de un desierto con lugares con agua hasta el pueblo de Egras. Este pueblo está en el territorio de Obodas, junto al mar5*3. En su regreso hizo todo el camino en sesenta días, cuando había empleado seis meses en el camino de ida. Desde allí llevó a su ejército en once días hasta el puerto de Mió, después cruzó por tierra a Coptos y, con todos los afortunados que habían sobrevivido, llegó a Alejan dría. Y los otros habían perecido no a manos enemigas, sino por enfermedades, agotamiento, hambre y las penalidades de los caminos, pues en combate solo murieron siete soldados. Por estas razones esta expedición militar no nos aprovechó mucho para el conocimiento de estas regiones aunque en cualquier caso contribuyó algo584. Pero el hombre que fue el responsable 580 E sta c iu d a d , cu y o n o m b re tran sm iten los M ss de form as diferentes (N egrana, A n a g ra n a . N a g ra n a ), h a sid o id en tificad a, sin m ucha co nvicción, con las p reviam ente m e n c io n a d a s A g ran a o A sea, ju n to a cu y o río tuvo lugar una b a talla. C f. R a d t , S tro h o n s G e o g r a p h ik a , pág. 389.
:'81 « S iete P o z o s» . (N T ) S82 P ara la p o sib ilid a d de la id en tificació n de M alotas con una localidad junto al o a sis d e B îsh a B a ’tân cf. B if f i, // M ed io O rien te, pág. 312. Las d em ás localidades son d e sc o n o c id a s. m
E g ras e s el actu al p u e rto de al-H ig r M adayin S áleh, 160 km al N N O de
Leuce C o m e ( B i f f i , II M e d io O rien te, págs. 312 ss.).
5X4 C f. II 5. 12.
P l i n i o (V I 160-2) d e ta lla los d e scu b rim ien to s que se h ic ie
ron en e s a e x p e d ic ió n so b re co stu m b re s y riq u eza natural de los p u eb lo s a tra vesados. D i o n C a s i o (L ili 2 9 , 8 ) d ice que esto s fu ero n los p rim ero s ro m an o s, y los ú n ico s se g ú n c re e , q u e a tra v esaro n tan to te rrito rio de e s ta parte de A rab ia
3%
GI OGRAI ΙΑ
de todo esto, Sileo, pagó sus culpas en Roma, pues aunque in tentó fingir amistad, fue condenado por esta perfidia y por otras fechorías y fue decapitado585. Como ya he señalado5*6, los autores n ' dividen el país productor de plantas aroP u r te s V c a r a c te r ís tic a s máticas en cuatro partes; dicen que, end e la A r a b ia F e liz tre las plantas aromáticas, incienso y mirra crecen de árboles y que el laurel nace también en las marismas. Algunos dicen que la mayoría procede de la India y que el mejor incienso es el de Persia587. De acuerdo con otra división, la Arabia Feliz está repartida en cin co reinos, uno de los cuales es el de los guerreros que luchan por todos, otro el de los agricultores, en cuvo territorio se pro duce el grano para todos, otro el de los que se ocupan de las artes mecánicas, otro es el reino productor de mirra, otro el pro ductor de incienso, aunque los mismos territorios producen también laurel, canela y nardo·"**. Las ocupaciones no las cam-
Lun f i n e s b é l i c o s . S o b r e las d i s t i n t a s i n t e r p r e t a c i o n e s s o b r e e l é x i t o d e l a e x p e d i c i ó n c f. S a r t r e , D 'Alexandre..., p á g s . 4 9 2 -4 9 4 .
5aj La condena de Sileo tuvo lugar años d esp u és, p ro b a b le m e n te el 6 a. C., y aunque su com portam iento con G allo pudo in flu ir, las c a u sa s d irec tas fueron otras, com o el intento de asesinar a H erodes y su p apel en el asc e n so al trono nabateo de A retas IV (cf. S a r t r e , D ’A lexa n d re..., pág. 5 1 9 ; B i f f i , II M edio O riente, pág. 313). Para la atribución a G alo o a A u g u sto d e la resp o n sab ilid ad del desasiré de la expedición y no a Sileo (ch iv o e x p ia to rio de E strab ó n , que no quería acusar a su am igo G alo), ct. B o w e r s o c k , R o m a n A r a b ia , p ág . 47. ^
X1
§ 2.
Según B i f f i , II M edio O rien te, pág. 314. E stra b ó n se e s tá refirien d o a la
región correspondiente ai actual D h o iár, al o tro lado d e la p ro v in c ia m ás orien tal de H aliam aut y verdadera p atria del incienso. ■'Ηλ Cf. A r k ., A náb. V il 2 0 ,2 , para la co n sta ta c ió n de e sto s m ism o s produc tos en A rabia. C om o dice A v a n z i n i (« L ’A rab ia m e rid io n a le » , pag. 279), esta división en cinco partes, que traslad a al p lan o territo rial u n a su b d iv isió n real en profesiones ligadas a grupos étn ico s, deb e de b asarse e n u n a fu en te no bien
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bian entre ellos, sino que todos siguen en las de sus padres. La mayor parte de su vino lo obtienen de las palmeras. A los her manos se les honra más que a los hijos5*9. Los miembros de la familia real no solo reinan sino que también gobiernan desde otras magistraturas, jerarquizadas por orden de nacimiento**'. La propiedad es común a todos los miembros de un linaje, aun que el mayor es el señor de todo. Una única mujer es también para todos y el primero que entra en casa cada tarde tiene rela ciones sexuales con ella, una vez depositado su bastón ante la puerta, pues es costumbre que cada uno tenga que llevar un bastón; pero la mujer luego pasa la noche con el mayor. Foresta razón todos los niños son hermanos^1. También tienen relacio nes sexuales con sus madres, pero el castigo para un adúltero es la muerte. Pero solo el que sea de otra familia es un adúltero. La hija de uno de los reyes, admirada por su belleza, tenía quince hermanos, enamorados todos de ella, y por ello, uno y otro, sin com p rendida. C f. R a d t , S tra b o n s G e o g ra p h ik a , pág. 391, para la sim ilitud con la d escrip c ió n p o r M eg ásten e s del sistem a indio de castas transm itida por EsUabón su p ra . C f. R a d t , S tra b o n s G e o g ra p h ik a , pág. 391 s., sobre la existencia de esta costum bre en otros pueblos. C f. en c a m b io lo q u e d ice en § 3. L a realeza h ered itaria m encionada en A gatárquides, o A rte m id o ro , e s tá co n firm a d a por estu d io s recien tes (ct. B i f f i , II M edio O rie n te , pág. 3 14).
5V1 El o fre c im ie n to de m u jeres a d istin to s hom bres de la tribu antes del m atrim onio e s tá a te stig u a d o en v ario s p u eb lo s nó m ad as del m undo antiguo, por e je m p lo e n tre los a g a tirso s de T ra c ia sep ten trio n al ( H e r ó d ., IV 104), en las islas B aleares (D io n . S ic ., V 18, I), en tre los g aram an tes libios ( P lin ., V 45). Los m a sa g e ta s d e ja b a n su c arc aj ante el carro de la m u jer antes de unirse a ella (H tk ó n ., I 2 1 6 ; E s t κ., XI 8 , 6 ). C f. B i f f i , Il M ed io O rien te, pag. 315. O tras m enciones a n tig u a s so b re c o stu m b re s de este tipo, en las que una m u jer tiene relaciones con v a n o s v aro n es, g en era lm en te co m o rú o p rev io ai m atrim o n io , hacen re fe re n c ia a p u e b lo s m as civ ilizado * , co m o los lidios o ios co rin tio s, entre q u ie n e s e ra c o s tu m b re q u e las sacerd o tisas tu v ieran re la cio n es con los ex tran jero s q u e lleg ab an al tem p lo .
398
GÍ O Í i R A I ΙΛ
cesar, la visitaban; ya cansada, se le ocurrió servirse de la si guiente estratagema; se preparó bastones iguales a los de ellos, cuando uno de ellos la dejaba, siempre colocaba ante la puerta un bastón igual al de él, y un poco después otro y luego otro, con la esperanza de que el que tuviera intención de hacerle una visita no tuviera un bastón igual al que estaba ante la puerta; pero en una ocasión, cuando todos los hermanos estaban en la plaza, al acercarse uno de ellos y ver el bastón, dedujo por ello que alguien estaba en su compañía, y teniendo en cuenta el he cho de que acababa de dejar a todos sus hermanos en la plaza, supuso que se trataba de un adúltero; pero tras correr en busca de su padre y traerlo allí, se probó que había acusado falsamen te a su hermana592. Los nabateos son inteligentes y son ^ ^ . tan amigos de la propiedad que públicaC aracteristicas v c r r n r costumbres de los mente establecen un castigo para el que nabateos pierda patrimonio, y honores a quien lo aumente393. Como son poseedores de po cos esclavos, en la mayor parte de los casos les sirven sus congé neres, o bien unos a otros, o cada uno a sí mismo, hasta el punto de que esta costumbre se extiende incluso a los reyes. Hacen co midas en común para grupos de trece hombres, y dos mujeres
w2 Sobre este tem a de cuento popular cf. S. T h o m p so n , L a fia b a nella tradizione p o p u la re. M ilán, 1994, 162 s., citad o p o r B if f i (II M e d io O rien te, pág. 315). Sobre la visión griega de la p ro m iscu id ad sex u al de e sto s pu eb lo s, en concreto de los ictiófagos, pero tam bién de los tro g lo d ita s y o tro s, co n d icio n a da por una visión filosófica y etn o cén trica, a s í co m o p o r u n a d ife re n te co n cep ción de la fam ilia, cf. L o n g o , «I m angiatori di p esci» , M a te r ia li e d iscusioni..., 18 (1 9 8 7 ), págs. 4 8 -5 0 .
■ w Esta p e rv iv e n d a de la o rg an izació n trib al y n ó m a d a de los nabateos hace referencia al p atrim onio p ú b lico, no p riv ad o . C f. S t a r c k y , P étra et la N abatcne, en D ictionnaire de la B ib le, S u p p i. V II, P aris, 1 9 6 6 , co l. 9 3 9 , citado por B i f f i , II M edio O rien te, pág. 3 1 5 .
LIBRO
XVI
399
cantando en cada banquete51'4. El rey celebra muchos simposios con gran dignidad, pero nadie bebe más de once veces, y cada vez con un vaso de oro distinto. El rey es tan democrático que, además de servirse a sí mismo, a veces llega incluso a servir a los demás él mismo. Muchas veces da explicaciones de sus actos en la asam blea del pueblo, y hay ocasiones en que asuntos de su vida son examinados595. Sus viviendas, dado que usan la piedra, son caras, pero como viven en paz las ciudades no tienen murallas396. El país produce muchos frutos, pero no tiene olivos, de modo que se sir ven de aceite de sésamo. Sus ovejas tienen la lana blanca, y sus bueyes son grandes597. En esta región no se crían los caballos; de modo que los camellos se ocupan del trabajo en el lugar de ellos. Salen sin túnicas, pero con una especie de faja alrededor de sus caderas, así corno con un tipo de babuchas, incluso los reyes, aun que las suyas son de color púrpura. Algunos productos son impor tados de fuera en su totalidad, mientras que otros nada en absolu to, especialmente cuando se producen allí, como el oro, la plata y la mayoría de las plantas aromáticas, mientras que el bronce, el hierro, incluso los vestidos de púrpura, los magnolios59*, crocos. 594 S o b re e s ta c o s tu m b re de c a rá c te r h elén ico cf. S a r t r e , D 'A lexa n d re..., pág. 417 s., q u e d e s ta c a o tro s a sp e c to s de h elen izació n co m o elem en to s p ro pios de la je ra rq u ía de c o rte h e le n ístic a , el p réstam o de v o cab u lario grieg o y de títu lo s c o m o el de e s tra te g o , h ip a rc o o estrato p ed arco , o la acu ñ ació n de m oneda. 595 S o b re e s ta s m u e stra s de p o d er no ab so lu to de los reyes nab ateo s cf. lo que EsTRABÓn d ic e d e los rey es árab es de A rab ia Felix en § 25. A m ia n o M a r c e l in o
d ice de los sa rra c e n o s ( X IV 4, 3), tiem po d esp u és, que todos sin d istin
ción son g u e rre ro s de igual ra n g o (cf. M a c d o n a l d , A r a b i, pág. 266). L a a u s e n c ia de m u ra lla s e s cie rta de la cap ital, Petra, d o n d e se e x p lica por las c o n d ic io n e s g e o g rá fic a s. En o tras ciu d ad es la arq u eo lo g ía c o n firm a la existencia de las m ism a s ( B i f f i , II M e d io O rien te, pág. 316). w C f. H e r ó d ., Ill 113. s<* El te x to h a b la de « stira x » , q u e e s el n o m b re que hoy ap licam o s a un género de la fa m ilia S ty ra c a c e a e q u e ag ru p a una I(K) esp ecies q u e se en cu en -
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costana, relieves, pinturas o tallas no se producen en su país5w. Tienen la misma consideración por los cadáveres que por los ex crementos, como dice Heráclito: los cadáveres son más merece dores de ser desechados que la poi quería*'0; y así entierran incluso a los reyes junto a los montones de desechos601. Adoran al sol, construyendo un altar encima de las casas, haciendo libaciones sobre él cada día y quemando incienso602. Cuando dice el poeta: 27 Consideraciones acerca de la denominación de los pueblos
llegué a los etíopes, los sidonios y los [erembos,m
los estudiosos tienen grandes dificultades, en relación a los sidomos, sobre si bien sería preciso denominar así a un pueblo de los que habitan en el golfo Pérsico, de quienes los sidonios más tran en el hem isferio norte en zonas tem pladas y reg io n e s tro p ic a le s de A sia y Sudamérica. w El culto de los nabateos era de carácter an icó n ico . lo q u e ex p lic a proba blemente la afirm ación de Estrabón de que no tenían reliev es, p in tu ras o tallas. Wlü H e r á c l it o de Éfeso es un filósofo p reso crático , d e c u y a o b ra S obre la naturaleza solo se conservan breves frag m en to s. El e le m e n to b ásico de la na turaleza para él es el fuego, y el principio que la rig e, el m o v im ie n to incesante producido por la oposición constante de co n trario s. C f. R a d t , S tra b o n s Geographika. pág. 393, para la posibilidad de que la m e n ció n de H eráclito proceda de A tenodoro, fuente m uy probable de todo este p asaje.
601 Sobre las posibles causas de esta afirm ació n e rró n e a de E strab ó n cf. B if f i . II M edio O riente, pág. 317. Los n abateos e n te rra b a n a su s m u erto s, ha ciendo grandes m onum entos funerarios en h o n o r d e su s rey es.
602 Sobre el culto al sol entre los árabes cf. T.
F a h d , L a d iv in a tio n arabe:
études religieuses, so cio lo g iq u es et fo lk lo r iq u e s s u r le m ilie u n a ti f d e l'Islam, Paris, Sindbad. 1987, págs. 4 0 1 -4 1 2 (esp. 4 0 9 s.). Son palabras de M enelao en O d. IV 84, d o n d e c u e n ta a T elém aco su peregrinar para conseguir llegar a su tierra de vuelta. E ste p ro b le m a de interpre tación del texto hom érico lo trata ya E sT R A B Ó n en I 1, 3, 16 y I 2 , 2 0 ,3 1 ,3 4 . Cf. la discusión de este verso en R a d t , S tra b o n s G eo g ra p h ika , Bd. 5, p ágs. 125 ss.
LIBRÓ
401
XVI
cercanos a nosotros eran colonos, justo como ellos informan de unos tirios de allí, que son isleños, así como de unos llamados aradios, de quienes dicen que había colonos en nuestra re gión004; o si sería mejor denominar así a los sidonios mismos; pero las dudas acerca de los erembos son incluso mayores, pues no sabemos si debemos sospechar si la referencia es a los tro gloditas, como hacen los que fuerzan la etimología de estos «eremboi» a «eran embainein», es decir, «ir a la tierra», o si es una referencia a los árabes. Nuestro605Zenón modifica el texto así: «a los sidonios y a los árabes»; pero Posidonio, de un modo quizá más acertado, escribe, con una mínima modificación del texto: «a los sidonios y a los arambos», suponiendo que el poe ta llamó así a los árabes, como también los llamaban los demás en su propio tiempo606. Posidonio dice que los árabes tienen tres tribus, situadas todas contiguas, lo que indica que son iguales entre sí, y que por ello se las llamaba con nombres semejantes: unos eran armenios, otros eran arameos y otros eran arambos. Del mismo modo en que se puede sospechar que un único pue blo está dividido en tres por las diferencias de latitud, que cam bian más y más, así también podemos pensar que usaron distin tos nombres en lugar de uno solo. Y no resultan convincentes los que escriben «eremnos»607, pues ese nombre es más apro piado para los etíopes. El poeta también menciona a los «arimos», de los cuales dice Posidonio que debemos inteipretar que 604 C f. § 3, 4. 605 « N u e stro » p o r ser e sto ico . 6,16 C f. 1 2, 34: V II 3, 6 . E strab ó n prefiere la co rrecció n m ás leve de P o sid o nio (F G rH ist. 87 F 105 b). C f. co m e n ta rio de E d e l s t e i n - K i d d a Fr. 2 8 1 . donde se se ñ a la q u e p ro b a b le m e n te Z en ó n esté aq u í sig u ien d o la e tim o lo g ía lingüística m ás q u e la é tn ic a .
wr7 « N e g ro s» . P arece q u e co n «los que escrib en » se refiere a C rates (Ir. 46, M ette: S p h a iw p o iia , M u n ich . 1936. 287 s.), co m o y a señ aló C
asaubon
edición de E stra b ó n (c ita d o p o r R a í)i ,S lr a b o n s G e o g ra p h ik a , pág. 39 S).
en su
4<)2
GEOGRAFÍA
no están en un lugar de Siria o Cilicia o de ninguna otra región, sino que se trata de una denominación para la totalidad de Siria, pues los arameos están en ella, aunque quizá los griegos los llamasen entonces «arimeos» o «arimos»60*. Los cambios en los nombres, y especialmente en los nombres bárbaros, son mu chos: por ejemplo, llamaban Darieces a Darío, Farziris a Parisatis609, a Atargatis Atara, aunque Ctesias la llama Derceto610. De la «felicidad» de Arabia611 podemos tomar incluso a Alejandro como testigo, pues él tenía la intención, dicen, de convertirla en parte de su reino en el camino de regreso desde la India. Pero, claro, todas sus intenciones se truncaron a causa del final repen tino de su vida. En cualquier caso, esta era una de sus intencio nes, averiguar si lo recibirían de grado o si no, con lo que ten dría que ir a la guerra. De este modo, cuando vio que no le enviaron embajadores, ni antes ni después, decidió prepararse para la guerra, como he dicho ya en lo escrito antes612.
w*' Ufada 11 783. Cf. 2, 7; X III 4, 6 p ara la lo c aliz ació n de los arim os en Cilicia, que aquí sin em bargo no recoge E strab ó n , lim itá n d o se a re p e tir la opi nión de Posidonio. J o s e f o , Ant. I 144, d ice que este p u e b lo al q u e los griegos llam aban «sirios» se llam aba a sí m ism o « aram eo » . Parisatis es el nom bre m ás con o cid o d e la m a d re d e D arío .
6,0
FG rHist. 688 F1 d-e. Sobre las v arian tes A targ atis, A tara, D erceto c
R a d t , Strabuns G cugraphika, págs. 395 s. El in terés filo ló g ic o y el uso de los
gram áticos com o fuente por Estrabón se refleja en sus n u m e ro so s ex cu rsu s so bre probem as de interpretación hom érica y de e tn o n im ia o to p o n im ia , m enos frecuentem ente teonim ia o antroponim ia. C f. p o r e je m p lo la d ig resió n sobre los cálibes en la costa del Ponto Euxino (XII 3, 19-27), la d el sen tid o de b a rb a m fo n o i aplicado a los carios (X IV 2, 28) y la de los p u e b lo s de la p en ín su la anatólica (X IV 5, 22-29), todas ellas p artien d o de H o m ero y u tiliz an d o fuentes arcaicas y clásicas por un lado y co m en taristas h elen ístico s de H o m ero p o r otro. ftM Estrabón alude aq u í al ep íteto de E u d aim o n (F elix en latín ) co n que se designaba el país.
612 XVI 112 ss.
I, 11. C f. Α κκ.. A n á h . VII 19, 6 ss. H o g e m a n n . A le x a n d e r , págs.
LIBRO XVII
SINOPSIS
1.
Eg ipt o
2 Descripción del río Nilo y sus afluentes, basada en Eratóstenes. — 3-4 Descripción general de Egipto. División de la tierra, pobla ción. Descripción del Delta. — 5 Sobre la crecida del Nilo. Límites de Egipto y tierras anexionadas. Cirene y Chipre. — 6-10 Alejandría. — 11 Dinastía Plolemaica. — 12-13 Gobierno actual de Egipto. Compa ración del gobierno píolemaico y el romano. — 14 Descripción del Delta. Cultivo: vinos, papiro, cíamo. Canopo, Heraclion, Náucratis, Busiris, Atribis. Vino de Mareotis. — 15 Flora egipcia: papiro, cíamo. — 16 Eleusis, Esquedia. — 17 Canopo, templo de Serapis. — 18 He raclion, y sigue con la descripción del delta y las bocas. — 19 Bocas Sebenítica y Fatnítica, Busiris y Cinópolis. — 20 Atribis. — 21 Pelu sio. — 22 Momenfis. — 23 Nitria, Mito de Isis y Osiris. — 24 El schoenus. — 25 Arsinoe, nivel de las aguas. — 26 El nomo Fagroriopolita. — 27 Bubastis, Heliópolis, Cambises. — 28 Plan de construc ción de un templo. — 29 Sacerdocio, filosofía, los caldeos, astrono mía. — 30 Sur del Delta: Babilonia, las pirámides. — 31 Menfis, buey Apis, templo de Afrodita o Selene. — 32 Serapeo de Menfis. — 33 Las pirámides de Giza. — 34 y 35 Nomo Heracleotico y nomo Arsinoita. Cultivo de olivos. — 36 Creación de las esferas y el hombre, la providencia, distribución de las aguas. — 37 Lago Moeris, el Laberin to. — 38 Crocodilopolis o Arsínoe, espectáculo de los cocodrilos. — 39 Heracleópolis, culto al icneumón. — 40 Cinópolis, culto a Anubis. Veneración animal por ciudades. — 41 Guarnición hermopolita. — 42 Ptolemais, Abidos, los oasis. — 43 Amón, adivinación y oráculos, Alejandro y su visita al oráculo de Amón. — 44 Abidos, Téntira y los cocodrilos. — 45 Coptos, Mios Hormos orientación de las caravanas de camelleros por el desierto. — 46 Tebas o Dióspolis, los colosos de Memnón, Valle de los Reyes, culto a Zeus (Amón). — 47 Hermoniis.
4<)6
(¡Ι.ΟίίΚΛΗΛ
— 48 Siene y Elefantina. Explicación del nilómetro. — 49 Elefantina, I / catarata, File. — 50 Hacia File, hermes en el camino. — 51 Palme ra egipcia y comparación con otras palmeras. — 52 Fuentes del Nilo en Siene y Elefantina. — 53 Fronteras, pueblos del desierto, los etío pes. — 54 Guerra contra los etíopes en Siene. Petronio contra Meroe. 2.
E
iio p ía
2-3 Etiopía. Descripción del pueblo y la vida etíopes, religión. — 4 Plantas, peces del Nilo, aves de Egipto. — 5 Pan, manera de amasar, aceite, cerve/a, circuncisión. 3.
L ib ia
1 Geografía, límites. — 2 Tribus que habitan Libia: maurusios. — 3 La costa de Libia. — 4. Maurusia, descripción física, llora y fau na. — 5. Tierra de los etíopes occidentales: los elefantes, Bogo, el rey de los maurusios. — 6. Las ciudades de Zelis y Tinx, ciudades hasta el río Molocat. — 7. Vida cotidiana de los maurusios: dinastía de Bogo y Boco, llegada de Juba II. — 8. Artemidoro sobre los lotófagos; Tanusio y sus historias fantásticas sobre la tumba de Anteo y el esqueleto gigante y los elefantes. — 9. Los masaisilios, gobiernos de Masanases y Micipsa. — 10. Posidonio y Artemidoro sobre la naturaleza de la zona (ríos, aridez y humedad). — 11. Petróleo y cobre, fauna y llora. — 12. Población de loi, Cesarea y Tretón, al servicio de los romanos como tropas mercenarias; Zela y Acola. — 13. Cirta, la residencia real de Masanases; Itice. — 14. Cartago. — 15. Dido y la colonización fe nicia: guerras púnicas. — 16. Descripción de la costa desde Cartago: Tinis; Neapolis y el caboTafitis, la isla de Cosuro, Adrimes, Lopadusa. — 17. La pequeña Sirtis y el golfo; Meninx, mencionada por Homero. — 18. Lago Zuquis, ciudad de Abrotonon y Neápolis. — 19. Los libofenicios, garamantes. Costumbres, ganado. — 20. La gran Sirtis: nave gación y puertos; cabo de Pseudopenias, con su templo de Afrodita; Berenice; el ejército de Marco Catón; Tauqueira, Barce, cabo de Fico. — 21. Fundación de Cirene y descripción. — 22. Cireneos célebres. Descripción de la costa: Náustatmo y Zefirio, el cabo de Querroneso. Catabatmos. — 23. Interior: nasamones, psilos, gétulos y garamantes, marmaridas. — 24. Epílogo: sobre Roma y la ocupación del norte de Africa y de toda Europa: gobierno. — 25. División de las provincias imperiales y senatoriales.
1.
Egipto
Puesto que cuando describíamos Arabia 1incluimos los golfos que la ro1 dean y le dan la forma de una península, es decir, el Pérsico y el Arábigo, tam bién al tiempo se describieron algunas partes de Egipto y Etiopía2, habitada por los trogloditas3y los vecinos hasta los confines de la tierra productora del cinamo mo4. Ahora se ha de continuar con la descripción de los restan
1 E s t r a b ó n h a d e sc rito en el libro an terio r, el X V I 4 ,4 -1 7 , las costas afri
canas del g o lfo A ráb ig o . 2 E tio p ía e ra en los au to res an tig u o s un térm in o g enérico para d enom inar las zonas al su r d e E g ip to h ab itad as p o r « caras q u em ad as» , su significado lite ral. Sin e m b a rg o , e n la s e g u n d a p aite del libro X V II, este térm ino den o m in a p recisam ente al re in o d e K ush, fu n d ad o en el siglo v m a. C. 3 L iteralm ente « h abitantes de las cuevas», m encionados por E s t r a b ó n tam bién en 1 2 ,3 4 y X V I 4, 17. G en te de vida nóm ada, que habitaba en la costa del m ar Rojo. Este térm in o pro b ab lem en te sea una corrupción de trogodytai, según G. W. M u r r a y - E . H. W a r m i n g t o n , «T rogodytica: The Red Sea Littoral in Ptolem aic
Tim es», T he G eo g ra p h ica l Jo u rn a l, 133, I ( l% 7 ), 24-33, donde tam bién se reco ge una interesante descrip ció n de la zona del m ar Rojo y las fuentes antiguas. 4 L ite ra lm e n te « tie rra p ro d u c to ra de can ela» . El cin am o m o o c an e la (C in nam om um ve ru m ) e s u n a p la n ta a ro m á tic a de la fam ilia de las lau ráceas, que se producía en A ra b ia ( H e r ó d o t o , III I 11 : T e o e r a s t o , H ist. P lant. IX 4 . 2 ; D ior x jR o , II 4 9 , 3; III 4 6 , 3 ) y la In d ia ( E s t r a b ó n , XV 1, 2 2 ), p ero sobre to d o en
Som alia, q ue e s la z o n a a q u í referid a, d esd e S u d án h asta las co stas so m alíes.
( ΐ Μ Κ ί Κ Λ ί ΙΑ
tes pueblos, que siguen a estos, es decir, los que viven a lo largo del Nilo. Después de esto, entraré en Libia, que es la última parte de toda la Geografía. Y aquí he de mencionar la descrip ción de Eratóstenes5. Este dice que el Nilo dista mil esta. ., . . , dios* hacia el oeste del golfo Arábigo y Descripción del n o ° J Nilo y sus afluentes, en su forma se parece a la letra N pero basada en Eratóstenes escrita al revés. Dice también que su co rriente fluye hacia el norte como dos mil setecientos estadios, para luego volver hacia el sur y el ponien te invernal tres mil setecientos estadios, y casi a la altura de las tierras de Meroe7 y en dirección hacia Libia hace otra curva hacia el norte y fluye cinco mil trescientos estadios hasta la gran catarata*, volviéndose un poco hacia el este y luego mil doscientos estadios hasta la pequeña catarata en Siene, y des pués cinco mil trescientos estadios más hasta el mar. Dos ríos desembocan en él, que nacen en unos lagos que hay
s Fr. Ill B 51 B e r g e r . E ratóstenes de C ire n e, 2 7 6 a. C . - A lejandría 194 a. C., que fue director de la gran bib lio teca de A le ja n d ría , es céleb re por su cálculo de la circunferencia de la tierra. E strab ó n d e c la ra a q u í h a b e r tom ado la descripción geográfica del curso del N ilo de este g e ó g ra fo . S o b re el mapa, véase D. R a w l i n s , «The E ratosthenes-S trabo N ile m ap. Is it the ea rlie st survi ving instance o f spherical cartography? D id it su p p ly the 5 0 0 0 stad es arc for E ratosthenes' experim ent?». Archive fur the History o f Exact Sciences, 26, 3 (1982), 211-219. 6 El estadio es una m edida de longitud g rieg a so b re c u y o v a lo r no ex iste un acuerdo fijo. E quivale a 4 0 0 codos, de cu y a m e d id a d e p e n d e la v aria b ilid ad del estadio, que se encu en tra en to m o a los 180 m. P ara las m e d id a s estad io y
schoenus y sus corresp o n d en cias, véase D. E n g e l s , « T h e L en g th o f E ratosthe n es’ Stade», The American Journal o f Philology , 106, 3 ( 1985), 2 9 8 - 3 11. 7 Véase m ás abajo la descrip ció n de M eroe p o r E s t r a b ó n , X V II 1, 5: 2, 2-3 y 3, I. * Se trata de la segunda o la tercera c a tarata , p u es la p e q u e ñ a es la de Asuán.
L IB R O XVII
hacia el este9, rodeando Meroe, una isla de buen tamaño11’. De ellos, uno se llama Astaboras11, y fluye por el lado este de la isla, y el otro se llama Astapo. Unos lo llaman Astasoba y dicen que el Astapo es otro río que fluye de unos lagos dei sur y forma casi todo el caudal del Nilo que tluye en línea recta. Dicen que lo llenan las lluvias estivales. Sobre la confluencia del Astaboras y el Nilo, a setecientos estadios, se halla Meroe, una ciudad homonima a ia isla. Hay otra isla sobre Meroe, que habitan los fugitivos de Egipto que se revolvieron contra Psamético y se llaman «sembritas», que quiere decir «extranjeros»12. Reina sobre ellos una mujer, pero v En e s ta p arte , co m o en o tras, E strabón d epende de E ratóstenes. Parece sin duda claro q u e el río A stap o n ace en el lago C oloe ( P t o l o m e o , Geografía IV 7). V éase W. H u s s , « D ie Q u ellen d es N ils», Chronique d ’Egypte 65 (1990), 334-343. 10 D i o d o r o , I 3 3 , 1-4; P l i n i o . II 184-186; V 53; VI 220; XXXVM 55.
11 Y a nom b rad os por E s i
rabón
en XV I 4, 8, los dos primeros ríos también
son m e n c io n a d o s por P l i n i o , V 53 , y F l a v io Jo s e f o . Ant. II 2 4 9 , 5 . El primero es el h oy llam ado río Atbara. El A stapo e s el N ilo azul (también mencionado por D io do ro , 1 3 7 , 9; in c lu so A g a t á r q u i d e s , hGrHist. F 2a, 86, F 19, 223-224, nos da la traducción del sign ificado: «aguas de la oscuridad») y Astasoba el Nilo blanco. S e ha su g e r id o que Asta- signifique «agua» en antiguo nubio (essi- y
etto-, G. M. B r o w n e , O ld Nubian Dictionary , Lovaina, 1996. págs. 6 1 -62). y com o préstam o e n len g u a m eroítica (ato). V éase P. A u b i n , «Evidence for an Early N u bian D ia le c t in M eroitic Inscriptions: Phonological and Epigraphic C onsiderations», M eroitic Newsletter 3 0 ( 2 0 0 3 ). 28. L. T orók , The Kingdom of
Kush: Handbook o f the Napatan-Meriotic Civilization, Leiden, 1998, pág. 63. 12 H e r ó d o t o m e n c io n a en 11 30 a estas g en tes com o
automoloi, « d eserto
res», o asmach, té rm in o e g ip c io in terp retad o por él m ism o co m o «los que están a la iz q u ie rd a del rey » . Se refiere a un g ru p o de so ldados nativos del ejército de P sam ético I (6 6 4 -6 1 0 a. C . ) q u e, seg ú n D i o d o r o (I 67), se au to ex ilió a E tio p ía por la a fre n ta q u e su p u so se r d e stin a d o s al ala izq u ierd a del ejército , m ien tras los jo n io s y c a rio s e s ta b a n a la d erec h a. E strabón los llam a sembritas, térm in o que q u iz á se p u e d e p o n e r en rela ció n co n el térm in o eg ip cio Sm(3)w, « e x tra n jero», m ás bry, « n u e v o » o « jo v e n » ; o s-n-rwty, « h o m b re del extei ior» ( Y o v o r te,
pág. 64). V éase ta m b ié n P u n i ó . VI 191.
410
(ilíXiRAIIA
son súbditos de los reyes de Meroe13. La parte sur a ambos la dos de Meroe a lo largo del Nilo y hasta el mar Rojo está habi tada por los megabaros14 y los blemies15, que son súbditos de los etíopes y vecinos de los egipcios. Junto al mar, están los trogloditas. Los trogloditas de Meroe distan diez o doce días de camino del Nilo. A la izquierda del curso del Nilo habitan en Libia los núbades16, una gran tribu, que empezando en Meroe se extiende hasta los recodos del río. No son súbditos de los etíopes, sino que se dividen en muchos reinos distintos. La extensión de Egipto por la costa marina desde la boca Pelusiaca hasta la Ca nopica es de mil trescientos estadios17. A sí lo dice Eratóstenes. '·’ En XVI 4, 8 m enciona, usando co m o fu en te a A rte m id o ro , tam b ién una reina que gobierna sobre este pueblo al tiem p o q u e so b re M ero e, que es la Candace. Véase m ás abajo, en XVII I, 54. T o r ó k , ¡he Kingdom, pág. 452. 14
Los megabaros (cf. más adelante XVII 1, 5 3 ) , en d em ó lico rnhbr, son una
tribu nómada del desierto oriental hasta el reino de K ush. A p arecen en otras fuen tes com o adiabaros ( P l i n i o , VI 18 9 ) o me ja b a rd o s ( P t o l o m e o , Geugr. IV 8, 3 0 ). Pertenecían a la familia de los trogloditas (X V I 4 , 17; D i o d o r o , 111 3 3 , 1,
ambos pasajes dependen de A gatárquides, a través de A rtem id o ro de Éfeso). '' Los blemies, en dem ótico bilvn, son una tribu de p a sto re s n ó m ad as que la erudición tardía ( E u s t a c i o , A d Dion. Per. 22 0 ; E s t é f a n o d e B i z a n c i o , s.
V.)
hacía derivar de un héroe antagonista de D io n iso . El p rim e r a u to r clásico
en nom brarlos es T e ó c r i t o , Idilio VII 114. 16 Los núbades eran una población de raza n eg ra q u e h a b ita b a al sudoeste de M eroe, en la región de N apata y D ongola. E strab ó n se c o n tra d ic e aq u í cuan do, siguiendo a E ratóstenes, los m enciona co m o un g ran p u e b lo libio, y más adelante (X VII I, 53) dice que son un peq u eñ o p u e b lo e tío p e p o co num eroso. J. DERANGES,
Catalogue des tribus africaines de l'Antiquité classique à í ouest
du Nil, D akar, 1962, págs. 194-196. P t o l o m e o , IV 6 , 30, los sitú a errónea m ente al oeste de los m ontes de A bisinia. P l i n i o , VI 192, sin em b arg o , los coloca a ocho días de cam in o de la isla de los sem bn tas.
17
P lin io , V
9 , d a una m ed id a de cien to se te n ta m illa s ro m a n a s, ap ro x im a
dam ente mil trescientos estad io s. La d ista n c ia real es d e 275 k m , alg o m ás que las m edidas aportadas por E strabón <205) y P linio (2 5 2 km ).
411
L IB R O XVII
^
D escrip ció n ven era l d e E g ip to . D iv is i ó n d e la tie r r a , p o b l a c i ó n
Conviene hablar en extenso y en primer lugar de las partes de Egipto, de ma.
.
nera de ,as Partes mas conocidas pasemos a las que vienen a continua ción. El Nilo produce efectos comunes en esta tierra y en la que le sigue a continuación, es decir, Etio pía, pues las riega a su paso y hace habitable el suelo que ha quedado cubierto con las inundaciones; en cambio, las tierras altas y por las que fluye rápidamente, pasando a ambos lados, quedan completamente inhabitables y desiertas a causa de la falta de agua. Pero el Nilo no pasa por toda Etiopía, ni por un único cauce, ni fluye en línea recta, ni por una tierra bien habitada. En cam bio recorre todo Egipto como único río en línea recta empezan do en la catarata menor sobre Siene y Elefantina, que son las fronteras de Egipto y Etiopía18, hasta su desembocadura en el mar. Los etíopes llevan en su mayor parte una vida nómada y sin recursos debido a la pobreza de la tierra y la irregularidad del clima y a la gran distancia que los separa de nosotros19, mien tras que para los egipcios en todos los casos es lo contrario. Pues desde el principio han llevado una vida civilizada y cultu ral, se han establecido en lugares conocidos, de manera que sus disposiciones políticas son dignas de recordar20. Y se les alaba 18 L os g rie g o s fijab an la fro n tera de E gipto p o r el su r en la p rim era catarata (véase m ás ad e la n te , X V II 1, 4 9 ) . H e r ó d o t o , 11 2 9 ; P l i n i o , V 5 9 : F l a v i o JOSEFO, G u e r r a , IV 6 0 8 ; H
e l i o i x )KO,
VIH 2.
19 E sto se a trib u ía a q u e el c lim a e ra ex ce siv am en te calien te ( H e r ó d o t o II 31), au n q u e E stra b ó n ta m b ién lo atrib u y e a la d ista n cia de las partes c iv iliza das, lo cu al e s un p re ju ic io e tn o c é tric o . V éase L. A. T
hom pson,
« S trab o on
C iv ilizatio n » , Ρ Ια ίυη 31 ( 1979), 2 1 3 -2 3 0 . 20 El lu p u s d e la sa b id u ría y an tig ü ed ad de los eg ip cio s ya ap arece en P l a tón,
Titn. 23 a-b. V éase ta m b ién A r i s t ó t e l e s , Hui. VII 1329b, 32-33; D i o d o -
412
( i l O G R A l ΙΛ
porque se considera que han hecho uso correcto de la riqueza de su tierra, repartiendo bien y cuidando de ella. Cuando ya habían nombrado un rey21, dividieron a la gente en tres clases22, a unos los llamaron soldados23, a otros campesinos y a otros sacerdo tes. Estos se ocupaban de los asuntos sagrados y los otros de los humanos. Unos gestionaban los asuntos de la guerra, mientras que los otros los de tiempo de paz, trabajando las tierras y las técnicas, de las que se reunían los beneficios para el rey. Los sacerdotes practicaban la filosofía y la astronomía2·4, y eran compañeros de los reyes.
I 69, 7. Este topos contrasta sin em b arg o con el d e s p re c io g en era liza d o por
ko,
los egipcios contem poráneos en autores de la ép o ca , cf. F i l ó n d r ía ,
de
A le ja n
cf. S. P e a r c e , The Land o f the Body: Studies in Philo's Representation of
Egypt, Tübingen, 2007. Sobre la vision p o sitiv a de los e g ip c io s en la literatura griega, véase E. G r u e n , Rethinking the Other in Antiquity , P rin ceto n , 2011, págs. 7 b -1 14. 21 Según P l u t a r c o , Isis y Osiris 9, 35 4 b , los rey es m ás an tig u o s de Egipto se elegían de entre los sacerdotes o los g u errero s. 22 Esta tripartición responde a una d escrip ció n co m ú n e n e sc rito re s griegos desde el siglo iv a. C. de la sociedad eg ip cia, que D i o d o r o (I 73 v 21, 7) reco ge com o sacerdotes, rey y soldados, según la re p a rtic ió n ideal de la tierra en A k ist ó t k i e s .
Pol. 11 8: sagrada, pública y priv ad a. H e r ó d o t o . II 164 divide a
la sociedad egipcia en siete géneros según sus o c u p a c io n e s. P l a t ó n , iim . 24a separa por un lado sacerdotes y g uerreros de los d em ás, y la reco g e I s o c r a t e s ,
Üusir. 15-16, expresan d o claram ente las tres áreas de o c u p a c ió n : lo sacro, los oficios y la guerra. ~
H e r o d o t o , II 164-166, h a b l a a d e m á s d e d o s c l a s e s d e n t r o d e l o s s o l d a
d o s , lo s c a l a s i r i o s y i o s e r m o t i b i o s , q u e f o r m a b a n u n a a r m a d a d e t e r r a t e n i e n t e s
y no un e jé rc ito p e rm a n e n te . 24
H e r ó d o t o los define en II 37 co m o u n a c lase q u e ate n d ía a m illares de
prácticas religiosas. C f. D i o d o r o , 1 73. L a trad ició n so b re la e sp ecial com pe tencia científica de los sacerdotes e g ip cio s, H e r ó d o t o , II 109; I s ó c r a t e s ,
Busir 22-23; A r i s t ó t e l e s , Met. I 9 8 It) 2 3 -2 4 : D i o d o r o 1 5 0 , 1; I 69, 5; 1 94, 3; D i ó g f . n e s L a e r c i o I 1-2; J á m b l i c o , V. Pit. 2, 12 y 2 8 , Í5 I ). E strab ó n esta refiriéndose al clero de H elió p o lis y T eb as.
413
L IB R O XVII
La tierra tuvo una primera división en nomos25, diez en Te bas, diez en el Delta y dieciséis en la tierra intermedia. Según algunos, todos los nomos en total eran tantos como las salas del laberinto. Pero estas son menos de treinta [y seis|. Otra vez fue ron divididos los nomos en partes. La mayoría se dividieron en toparquías2'’ y estas en otras secciones. Las secciones más pequeñas son las aruras27. Era necesa ria una división exacta y al milímetro por la continua confu sión de fronteras que producía el Nilo con sus crecidas, lle vándose y añadiendo tierra y cambiando la disposición y escondiendo toda señalización que separara una propiedad de otra. Surgía la necesidad de medir una y otra vez. Y de aquí dicen que se originó la geometría28, como la contabili 25 El té rm in o g rie g o n o m o s d esig n a las d iv isiones territoriales de Egipto, que en e g ip c io se llam ab a n ts o q ch.t, y que la adm inistración ptolem aica con servó. El n ú m e ro de n o m o s e sta b a a m erced de los cam bios adm inistrativos a lo largo de la h isto ria . S eg ú n la é p o c a se agru p ab an o redividían y, de este m odo, e n c o n tra m o s q u e E strab ó n cu e n ta trein ta y seis, el núm ero canónico de regiones o s p J .t, q u e c o n ta b a la g eo g ra fía sag rad a de E gipto, pero solo d istin gue v ein titrés. D doro,
io d o r o ,
1 54, 3, sig u ien d o tam bién probablem ente a A r t e m i
m e n c io n a la c ifra d e tre in ta y seis nom os. H e r ó d o t o , 11 165-166, sin
em bargo, d istin g u e tan so lo d ie cio ch o , m ientras que P l i n i o , V 49-50, y P t o lomeo.
IV 5, n o s d an la c ifra de cu are n ta y siete.
26 L a to p a rq u ía e s u n a s u b d iv isió n o ficial del nom o. E. V a n ’ t D a c k . « L a T o p arc h ie d a n s l’É g y p te p to lé m a ïq u e » , C h ro n iq u e d É g y p te 23 (1 9 4 8 ), 147161. P o r d e b a jo d e e s a s u b d iv is ió n , esta b a n los p u eb lo s, k ú m a i, y las c iu dades. 27 L a a r u ra , sin e m b a rg o , no es u n a div isió n fiscal ni ad m in istrativ a, bino que se trata d e u n a u n id ad de su p erficie, eq u iv alen te a algo m enos de 2.8(H) n r y que es ia m e d id a q u e ha p e rm a n e c id o en uso d u ran te siglos en Egipio. M A q u í, y ta m b ié n en X V I 2, 24, E s t r a b ó n atrib u y e a los eg ip cio s la in vención d e la g e o m e tría , d e riv a d a de esto s p ro b lem as p ráctico s, co m o tam b ién H e r ó d o t o , II 109. L a s o lu c io n p ara los p ro b lem as de lim itación de p ro p ied a
des se re so lv ía m e d ía n le la fu n ció n del h o rio ü eiktes, que co m o su nom bre in dica, e s ta b le c ía los c o n fin e s de c a d a parcela. L. M
a í. a n
/ a n i , « L a íu n /io n e
414
( i l O í i K A l ·τ α
dad y la aritmética surgieron entre los fenicios a causa del comercio29. La población, que estaba en total dividida en tres, en cada nomo fue a su vez dividida en tres partes. La actividad en torno al río es tal que vence a la naturaleza a través de la diligencia. Pues, por naturaleza, la tierra produce más fruto (que otras tie rras) y más aún si está regada, y por naturaleza también la cre cida del río riega una mayor extensión de tierra, pero la diligen cia (de los habitantes) a menudo alcanza la abandonada por la naturaleza, de manera que también en crecidas menores haya tanta tierra regada como en las crecidas mayores, por medio de los canales y los diques30. En los tiempos anteriores a Petronio31 la mayor cosecha y la mayor crecida se daba cuando el Nilo ascendía catorce codos, y cuando solo alcanzaba ocho, seguía una hambruna. Pero duran te su gobierno de la tierra, incluso cuando el nilómetro32 regisdeU’oriodeiktes nell’Egitto rom ano», Index 2 4 ( 1 9 % ) , 2 2 9 - 2 4 9 . C f. D iodoro , I 8 1 ,2 .
Λ Sobre la ciencia fenicia y eg ip cia en E strab ó n , G . A
u ja c ,
Strabon et la
science de son temps, P an s, 1966. Los historiadores atribuyen a S esostris, en tre o tra s co sas, la creació n de la red de canales y todo el sistem a de reg ad ío ( H e r ó d o t o , II 108; A r i s t ó t e les,
Meteor. I 12, 352b, 27; D i o d o r o , I 5 7 , 2), au n q u e en re a lid a d ya existía
antes de la dinastía XII. 11 Se trata de Publio (o G ayo) Petronio, el te rc er p re fe c to d e E gipto, 2520 a. C. Sobre este, R. S. B a g n a l l , « P u b liu s P e tro n iu s, A u g u sta n Prefect of Egypt», N. L e w i s (ed.), Papyrology. Yale Classical Studies 28 ( 1985), 85-93. Para su expedición a Etiopía, véase m ás ad elan te X V II 1, 5 4 y n o tas. El nilóm etro aparece d escrito m ás ad elan te , e n X V II 1, 4 8 , refiriéndose al de Elefantina, com o un pozo que se llen a a la v ez q u e el N ilo en función de sus crecidas, y lleva m arcas, a las que se refie re este te x to en m e d id a s en codos, y sirve, com o su nom bre indica, p ara m e d ir la altu ra q u e a lc a n z a el N ilo. Estra bón es el prim ero en utilizar este n o m b re, m ien tras q u e D
io d o r o ,
I 36, 1 1, re
firiéndose tam bién al niló m etro de M en fis, lo llam a n iló sc o p o . E stas m edidas servían para luego estab lecer la trib u tació n en fu n ció n de la p ro d u ctiv id ad de
I.IBR O XVII
415
traba solo doce codos, la cosecha fue mayor, y cuando fueron solo ocho nadie sufrió hambre33. Tal era la organización de Egipto. Pero continuemos con lo siguiente. Desde las fronteras de Etiopía el 4 Nilo fluye en línea recta hacia el norte D escrip tio n hasta la zona llamada Delta34, que endel Delta , tonces dividiéndose a la cabecera, como dice Platón35, desemboca el río en este lugar en la forma del vértice de un triángulo. Los lados del triángulo son los torrentes que se separan fluyendo cada uno para un lado hacia el mar. El de la derecha hacia Pelusio, el de la izquierda hacia Canopo y el cercano pueblo llamado Heraclión, y la base es la costa entre Pelusio y Heraclión. la tierra, q ue d e p e n d ía tan to del río. V éase H. J a r i t z , «W asserstandsm essungen am N il-N ilo m eter» , Vortráge der Tagung ,Geschichtliche Wasserbauten in
Agypten. Kairo, 10. bis 17. Februar 1986. L eichtw eiss-lnstitut für W asserbau der T ec h n isch en U n iv ersitát B raunschw eig. M itteilungen. 89, Braunschw eig, 1986. D. B o n n e a u , «L e nilom étre: aspect architectural», Archeologia 27 (1976), 1-11; eadem. Lit crue du Nil, divinité égyptienne à travers mille ans
dhistoire (332 a v .-641 ap. C.). É tudes et C om m en taires LU, Paris, 1964; eadem. y
s
«Le préfet d ’E g y p te et le N il», Etudes J. Macqueron, A ix-en-Provence, 1970, págs. 141-151; eadem. Le fisc et le Nil. Incidences des irrégularités de la crue y du Nil sur la fiscalité foncière dans FEgypte grecque et romaine, Paris, 1972. 13
H e r ó d o t o , Il 13, 1 in d ica que en tiem p o s de los faraones bastaban ocho
codos. En el s ig lo p rim ero , p arece que la crec id a ó p tim a era de doce o catorce codos, au n q u e P l i n i o , V 5 8 , h ab la de d ieciséis y añade que una de doce da lugar a la c a re stía (X V III 168).
H El n o m b re de D elta, sin d u d a d eb id o al p arecid o con la cu arta letra del alfabeto g rie g o , e s de o rig e n jo n io ( H e r ó d o t o , II 15, 3), p ro b ab lem en te de H ecateo, y no e s un c a lc o d e un n o m b re eg ip cio , pues los eg ip cio s lo llam aban
Ptimyris, u n a fo rm a h e le n iz a d a de p3 t3 Mhw. V éase D i o d o r o , 1 33, 5; Guerra alejandrina 2 7 , 1; P l i n i o , III 121; V 48; Ami a n o M a r c e l i n o , X X II 15, 12; E s t é f a n o d e B i z a n c i o , λ·. V. D elta; A r r i a n o , HA V 4, I e Ind. 2, 5-6.
15
S on p a la b ra s q u e P l a t ó n p o n e en boca de C ritias en íim e o 2 le a p ro p ó
sito de la e s ta n c ia de S o ló n en S ais.
416
(ϊκογ . κ λ η ' λ
Se ha formado una isla entre el mar y ambas corrientes del río, que se llama Delta por su parecido con la forma (de la le tra). El distrito en la cabecera del río es homónimo, pues está al principio de la mencionada forma, y el pueblo que está en él también se llama Delta’6. Son dos, pues, las bocas del Nilo, de las que una se llama Pelusiaca, y la otra Canópica y Heracleotica. Entre ellas hay otras cinco desembocaduras que merecen ser mencionadas y muchas otras menores. Muchas ramas del Delta se han separa do de las primeras partes y han dividido toda la isla en muchos torrentes e islas, de manera que toda la isla se ha hecho navega ble. al abrirse canales sobre canales, y se navega con tal facili dad que algunos incluso utilizan embarcaciones de cerámica37. Toda la isla tiene un perímetro de tres mil estadios. La lla man, junto con las riberas opuestas del Delta, tierra baja38. En las inundaciones del Nilo se cubre toda y se convierte en un lago, salvo las poblaciones. Estas están fundadas sobre colinas naturales y diques, ciudades dignas de ser mencionadas y pue blos que vistos desde lejos parecen islas. El agua permanece alta más de cuarenta días en verano y después empieza a bajar poco a poco, de la misma manera que se produjo la crecida39. En sesenta días la llanura se queda com
% En el him no a Isis del papiro P .O xy. XI 1380 a p a re c e un p u eb lo llam ado Delta en el nom o Prosopita, pero no se puede u b ic ar co n e x ac titu d . ,7 Esta es una extraña referen cia a un tipo de e m b a rc a c ió n q u e no se cono ce por la arqueología ni la iconografía. Se u tilizab a n o rm a lm e n te em b arcacio nes de m adera o de p apiro de fondo plano. V éase, sin e m b a rg o , V irgilio , G eorg. IV 288-9. y J u v e n a l , X V 127-8. w La K ató C hura, Bajo E gipto, p o r o p o sició n al A lto E g ip to , q u e es toda la zona del sur. w La crecida se calcula que dura 100 días, del solsticio de verano al equinoccio de otoño, H erodoto , II 19, 7-13; D iodoro , I 19, L 36. 2; 4 1 , 4; S é n e c a , Cuest.
Nal. 4a. 1,2; L u c a n o . X 225-7; P lin io , V 57; X V III 167; C l a u d i a n o , Nil. 33.
L IB R O XVII
417
pletamente vacía y empieza a secarse. Y cuanto antes se seca, antes comienza la labranza y la siembra. Y esto se produce más rápidamente en los lugares donde hace más calor. De la misma manera, también las zonas por encima del Delta reciben regadío, salvo que a lo largo de cuatro mil estadios 40el río fluye en línea recta por un solo cauce, me nos si en algún lugar interviene una isla41, de las que la más digna de mención es la que comprende el nomo Heracleotico12, o en donde el río diverge más de lo normal en un canai hacia un lago o tierra, a la que puede regar, como el canal que riega el nomo Arsinoita y el lago Moeris43, y las tierras que se extienden hacia el Mareotis. Para decirlo en breve, Egipto es únicamente la ribera a am bos lados del Nilo, una banda estrecha de tierra que apenas ofrece un espacio habitable continuo de trescientos estadios de ancho, empezando en las montañas44de Etiopía hasta la desem bocadura en el Delta. Así, se parece cuando está seca a una cinta extendida4\ ex
40 S o n 7 4 0 km , c a lc u la d o s hasta S ien e o Elefantina. A rtemidoro (F G r
Hist. 275, 89 en P l i n i o , V 5 9 ) calculaba 6 0 0 m illas = 4.8 0 0 estadios = 888 km. Er a t ó s t e n e s , c o m o se v e m ás arriba (X V II 1, 2), daba la m edida de 5.300 e s tadios = 832 k m d e s d e S ie n e hasta el Mediterráneo. Si e stos 4.000 estadios provienen d e e s te autor, e n to n c e s dejaba so lo 1.300 estadios desde el vértice del D elta a la co sta , frente a los 1.500 correctos de H e r ó d o t o , II 7, 11. En realidad h o y h ay 9 2 3 km d e s d e la c osta hasta Asuán.
41 S eg ú n D i o d o r o , I 33, 4, no m en o s de 700 islas. 42 M ás adelante, X VIJ I, 35 y 39, y Pt o l o m e o , IV 5, 56: P l in io , V 50.
41 El o asis del F ay u m . M ás ab ajo XVII I, 35 y 37. S egún H e r ó d o t o , II 101, 1, este lag o re c ib ió el n o m b re del faraón M oiris, que fue quien lo hizo excavar. 44 L os e g ip c io s llam ab an m o n tañ as a las zonas d esérticas, p o r ser el té rm i no u tilizad o p a ra a m b a s c o sa s el m ism o en lengua eg ip cia, tw , en co p to tum i. 45 S obre la tra d u c c ió n de e s ta parte y las d ificu ltad es de c o m p re n sió n véase R ad t , pág. 4 0 6 .
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í i l - í »CiRAI f Λ
ceptuadas las ramas del cauce central. Esta forma de la ribera de la que hablo, y también de la tierra, se debe a las montañas que a cada lado bajan desde Siene hasta el mar de Egipto. En la misma proporción en que estas montañas se unen o distan unas de otras, de tal manera también el río se recoge y se extiende y da forma a la tierra habitable de diferentes maneras. La tierra que está más allá de las montañas es en gran medida inhabi table. 5 Los antiguos dependían fundamenSohre la crecida del talmente de la conjetura, pero los homNilo. Limites de Egipto ^res ¿e jos últimos tiempos han apreny tierras anexionadas. ... . ^ Cirene y Chipre dldo como test,gos oculares4* que la crecida del Nilo se debe a las lluvias es tivales que caen sobre Etiopía y sobre todo en las montañas extremas y, cuando las lluvias cesan, poco a poco se detiene la crecida47. Esto comenzó a ser evidente para los que navegaban en el golfo Arábigo hacia la tierra productora de cinamomo y a los enviados a la caza de elefantes4* o a otras misiones por las que 46 Se refiere a C alístenes de O linto, al q u e m e n c io n a m á s ab ajo en este
m ism o parágrafo, donde refiere otras teorías an tig u as so b re la crec id a. C om en zando probablem ente con T ales de M ileto (v éase D. B o n n e a u , L a cru e du Nil, págs. 153-159), se pueden destacar los relatos d e H e r ó d o t o , II 20-26, Ps. A ristóteles , F G rH ist. 646 F 1; L u c r e c io , VI 7 1 2 -7 3 7 ; D i o d o r o , I 38-41; S é n e c a , Cuest. N at. 4a, 2, 17-30; P l in io , V 5 5 -5 7 ; A r r i a n o , Ind. VI 6-7; A m ia n o M a r c e l in o , XXII 15, 12.
47 Hay im portantes sim ilitudes entre P .O xy. L X V , 4 4 5 8 , co l. II (sobre la crecida del N ilo) y este pasaje, véase W . L u p p e , « G e m e in sa m k e ite n eines unbekannten G eographen m it S trabon (P .O xy. L X V 4 4 5 8 K ol. II)», A r c h P F 46 (2000), 9-13; W.
Luppe, « N o ch m als zu P .O xy. LXV 4 4 5 8 K ol. II», A rch P F A l
(2001), 19 y R. L. F o w l e r . «P .O xy. 4 4 5 8 : P o se id o n io s» , Z e itsc h rift fiir Pa pyrologie u n d E pigraphik, 1 3 2 (2 0 0 0 ), 133-142. 4H El prim ero en ser en v iad o p ara tal e m p re sa es S átiro (v é a se m ás arriba XVI 4, 5). por P tolom eo II F ilad elfo , a e x p lo ra r la c o s ta d e los tro g lo d itas y
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los monarcas ptolemaicos de Egipto hubieran sido urgidos a enviar hombres allí. Estos reyes atendían a tales cuestiones, especialmente el apodado Filadelfo, que, debido a la debilidad de su cuerpo, como gran amante de la investigación, siempre estaba buscan do nuevas diversiones49. Los antiguos reyes no se ocupaban de estas cosas, aunque tanto ellos como los sacerdotes, con los que pasaban toda la vida, eran aficionados al saber. Este desconocimiento es digno de admiración, por esta ra zón y también porque Sesostris visitó toda Etiopía hasta la tie rra productora de cinamomo, y la memoria de su ejército inclu so hoy la hacen patente estelas e inscripciones50. También Cambises51, cuando conquistó Egipto, avanzó junto a los egipestu d iar la c a p tu ra de ele fa n te s ( D io d o r o , III 36, 3). El segundo fue E um edes, entre el 2 6 9 y el 2 6 4 , p o r el m ism o rey (X V I 4, 7, donde ev o ca la fundación de P tolem ais E p ith e ra s, « p ara la caza» y se refiere a la ru ta p o r B erenice a Edfu). El tercero fue S im ias, b ajo P to lo m eo III E v erg etes ( D io do ro , III 1 8 ,4 ; 41 , 1). 49 L a esp e c ia l in c lin ac ió n al sab er de P to lo m eo II F iladelfo es tam bién ala bada p o r D i o d o r o en I 37, 5. S obre la v eracid ad de las narracio n es sobre sus iniciativas c o n v ie n e an d a r con p reca u ció n , pero no se puede negar que está detrás de g ra n d e s e m p re sa s, co m o la B ib lio teca de A lejan d ría o la traducción al g rieg o del A n tig u o T e sta m e n to (S ep tu ag in ta). A unque E s t r a b ó n , X V II 1, 25 no lo e sp e c ific a , D i o d o r o , I 33, 11 le pone d etrás de la construcción del canal e n tre los d o s m ares. 50 V é a s e m ás arriba, X V I 4, 4. La tradición que depende de H e r ó d o t o , U
102; 110 atribuía a este faraón una gran actividad de expansión. Se trata de una leyenda g r ie g a sobre un faraón de nom bre helenizado, basada en tres faraones de la dinastía XII lla m a d o s S e n w o sr e t. V éase G. G a ü g e r o , «C onsiderazioni sulla leg g e n d a di Sesostri n ella tradizione greco-rom ana», S erta H isto rica A n
tiqua, X V , G é n o v a , 1986, págs. 1-19; M. M a l a is e , « S ésostris Pharaon de lé gende et d ’h isto ir e» , C h ro n iq u e ci E g yp te 41 (1 9 6 6 ), 2 4 4 -2 7 2 . La e x p e d ic ió n a Etiopía, s e g ú n D io d o r o , I 55, 1-2, c om p ren d ió d o s cuerpos d e la armada, uno de infantería y una flota que bordeaba la costa del mar Rojo. V é a se tam bién P u n i o , VI 174.
51 C a m b ise s, hijo de C iro y C asan d an e s ( H e r ó d o t o , II 1; 111 2), su b ió al
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( i L O G K A l FA
cios hasta Meroe. Y en efecto, dicen que él mismo dio este nombre a la isla y a la ciudad, pues allí murió su hermana Me roe, de la que algunos dicen que fue su mujeP2. Así pues, puso el nombre en honor de la mujer. Es sorpren dente cómo los hombres de entonces, con tales oportunidades de obtener conocimiento, no tenían perfectamente clara la his toria de las lluvias, especialmente dado que los sacerdotes to maban nota diligentísimamente en sus libros sagrados y archi vaban todo aquel lo que aportara un conocimiento extraordinario. Pues, si esto era en efecto así, se habría considerado necesario investigar algo que aún hoy se investiga, que es por qué las lluvias caen en verano y no en invierno y por qué en la zona más septentrional y no en la Tebaida ni en Siene53. El hecho de que la crecida se debiera a las lluvias no debió de investigarse, ni las razones para ello que ha explicado Posi donio34. Pues dice que Calístenes'” explica que la causa son las
irono en septiem bre de 530. H e r o d o t o , III 25, e x p lic a que e s ta expedición acabó en un desastre. Más adelante, se le acu sa de h a b e r d e stru id o los tem plos de Heliopolis (XVII 1, 27) y T ebas (46), d en tro de u n a le y en d a n eg ra de tirano dem ente que, desde H erodoto, le acusa, en tre o tras c o sa s, d e h a b e r co m etid o el gran sacrilegio de m atar al toro A pis. '· Esta confusión de las fuentes puede d eb erse e n p arte a la institución egipcia del m atrim onio incestuoso. D io d o r o , I 3 3 , 1, q u e d e p e n d e de A g a t á r q u id e s
(h G rH ist. 86 F 19), dice que M eroe e ra la m a d re de C am b ises. Véase
m ás abajo, XVII 2, 2. Efectivam ente, la lluvia en esta zona se co n sid era b a ex cep cio n al: H eródo to ,
III 10: S é n e c a , Cuesi. N at. 4a, 2, 1; 18: A m ia n o M a r c e l i n o , X X II 15,6. u Fr. 222 E d e l s t e i n - K i d d . P o sid o n io de A p a m e a , h isto ria d o r y filósofo
estoico, nacido en to m o al 130 a. C. F G rH ist. 124 F 12b. C alísten es d e O lin to e ra el n ie to y d iscíp u lo de A ristóteles, y ex p lica la crec id a del N ilo en el c u a rto lib ro de las H elénicas (FG rH ist. 124 F 12a). P. P e d e c h , H isto rien s c o m p a g n o n s t í A lexa n d re. C a llisthene. O nésicrite. N éarque, P to lem ée, A r is to b u le , P aris, 1984, p ágs. 31: 3739. Sobre las teorías sobre la crecid a, v éase m ás a d elan te , X V II I, 5 y notas.
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lluvias de verano, lo cual toma de Aristóteles56, este de Trasialco de Tasos 57— uno de los antiguos físicos— , este de otro58, y ese a su vez de Homero, cuando dice que el Nilo es «caído del cielo»59: otra vez por el río Egipto, cuyas aguas se derivan del cieloH). Pero dejo ahora este asunto sobre el que han hablado mu chos, de los que basta mencionar a dos que han escrito entre nosotros tratados sobre el Nilo, Eudoro y Aristón, uno de los peripatéticos61. Pues salvo en el orden de las materias, los textos son los mismos en ambos autores, tanto en la expresión como en el contenido. Yo al menos, no disponiendo de copias parale las para su comparación62, me remito de uno a otro. Pero, cuál 56 Fr. 2 4 6 -8 R ose. 57 35 fr. 1 D -K . T r a s ia l c o fue uno de los prim ero s filósofos físicos, que vivió h a c ia fin ales del sig lo vi p rin cip io s del v a. C. A tribuía a los vientos etesios las llu v ias en E tio p ía y la co n sig u ien te c rec id a del río. 58 S e g u im o s aq u í el tex to de R a d t , aunque M ü ll e r en m ien d a paró ThaloCi, «de T a le s» , y J a c o by p a r ’A lka ío u , «de A lceo». E strabón considera que T ales y H ecateo en el ca m p o de la G eo g rafía, d ep en d en directam ente de H o m ero. H e r ó d o t o , II 2 0 , p o r su parte, co n sid era que la ex p licació n de la crecida del N ilo re la c io n a d a co n los v ien to s e tesio s proviene d irectam en te de la e sc u e la m ilesia. Λ O « ca íd o d e Z eu s» . D iip e tés es un ep íteto a m enudo ap licado a ríos. 60 O d ise a IV 581 cf. IV 477. 61 E u d o ro y A ristó n (F G r H ist. 6 5 0 y 649 resp.) eran prob ab lem en te c o n te m p o rán eo s d e E strab ó n o un poco an terio res. A m bos son au tores de tratad o s sobre el N ilo q ue se nos han p erd id o . A m bos estab an activos en el M useo de A lejandría. 62 P ro b a b le m e n te E strab ó n se refiere a que intentó acced er a los tex to s o r i g in ales en la b ib lio te c a p ara e sc la re c e r la cu estió n del plagio. E sta re le re n c ia tam bién nos p erm ite c o m p ro b a r q u e E strabón escrib e con c o n o cim ie n to de cau sa y no se fía ú n ic am en te de ru m o res, sino que co m p ru e b a sus fu en tes y hace un tra b a jo c rític o b asad o e n ellas.
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( ¿ h O í i K A I ÍA
de los dos autores plagia al otro quizá se encuentre en el templo de Amónw. Eudoro acusó a Aristón. Sin embargo, el estilo es más parecido al de Aristón. Los antiguos llamaban Egipto solo a la parte habitada y re gada por el Nilo, empezando en la zona de Siene hasta el mar. Los autores más recientes y hasta hoy han añadido toda la zona del este entre el golfo Arábigo y el Nilo (los etíopes no utilizan en absoluto el mar Rojo), y por el oeste, la zona que se extiende hasta los oasis, y por la costa, la zona que va desde la boca Ca nópica hasta el CatabatmosMy el dominio de los cireneos. Pues los reyes que sucedieron a Ptolomeo se hicieron muy poderosos, y tomaron la propia Cirenaica65, e incluso unieron Chipre66a Egipto. Los romanos, que recibieron el imperio de aquellos, separándolo, mantuvieron a Egipto dentro de sus lí mites. Los egipcios llaman oasis a las tierras habitadas que se en 6’ Se refiere al oráculo de A m ón en el o asis de S iw a, c o n s u lta d o sobre el Nilo en H eródoto , II 18. M Catabatm os significa literalm ente « h o n d o n ad a» . T a m b ié n F ilón
de
A lejandría (Flac. 43) utiliza el térm ino p ara referirse a u n a z o n a en depresión
hacia el oeste, que era la frontera natural de E g ip to c o n la C ire n aica . h* La anexión de C irene ocurrió en el año 322 b ajo el m a n d o de O felas ( D iodoro , XVIII 21, 7-9) A. L a r o n d e , « O b se rv a tio n s su r la politique
d ’O phellas à C yrène», R H ist 95. 245, η.ΰ 4 9 8 ( 1971), 2 9 7 -3 0 6 . E sta anexión, con una historia m uy ajetreada, finaliza en el añ o 9 6 a. C ., c u a n d o Ptolom eo A pión, un hijo bastardo de P tolom eo VIII E v erg etes II F iscó n , q u e h ab ía go bernado allí, la entreg a al p o d er de R om a: v éase S. I. O o s t , « C y ren e, 96-74 B.C.», C lassical P hilology, 58, 1 ( 1963), 11-25. 66
V éase XIV 6, 6. P tolom eo II c o n q u istó C h ip re e n 2 9 5 a. C . ( P l u t a r c o ,
Dem. 35, 5), después de un p erío d o de a lian za co n los g o b e rn a n te s de la isla desde el 310, cuando P tolom eo, L isím aco y C a sa n d ro d e c la ra n la g u erra a A n tigono ( D iodoro , XIX 59, I ). P erm an ece en m a n o s p to le m a ic a s h asta el año 58. R. B e r n h a r d t , P o lis itnd ro m isc h e H e rrsc h a ft in d e r s p a te n R epublik (149-31 v.C hr.), B erlin -N u ev a Y ork. 1985, p ág s. 10 5 -1 0 8 , so b re C h ip re y los lágidas.
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cuentran rodeadas de grandes desiertos, como las islas están rodeadas del mar67. Estos son numerosos en Libia, y tres de ellos se encuentran en la zona limítrofe con Egipto y están bajo su dominio. Hasta aquí hemos expuesto las consideraciones generales sobre Egipto. A partir de ahora expondré las partes por separa do y las virtudes de esta tierra. Puesto que la parte más amplia e im6 portante de esta obra es Alejandría y sus A le ja n d r ía alrededores, empecemos por ella™. La costa Pelusiota cuando se navega hacia el oeste hasta la boca Canópica es de aproximadamente mil trescientos estadios, lo que también lla mamos la base del delta. Desde ahí hasta la isla de Faro hay otros ciento cincuenta estadios69. Faro70es un islote de forma ovalada, situado muy cerca de la costa, con la que forma un 67
El té rm in o g rie g o a u a sis pro ced e del eg ip cio w h3.t, que originalm ente
daba n o m b re a u n a c a z u e la red o n d a, y que por su form a, d en o m in ab a tam bién a las d e p re sio n e s en el d e sie rto co n o cid as co m o oasis. h!< R e m itim o s p ara co m e n ta rio a la parte de la introducción dedicada a ella. La b ib lio g ra fía so b re e s ta ciu d ad es ex ten sa. C itarem o s aq u í la m ás relevante a nuestro tex to , e s d ecir, e stu d io s b asad o s en la d escripción de Estrabón, y a la ciudad en g e n e ra l, o e n lu g ares co n cre to s a partes de la m ism a. F. d e P o l i g n a c , « U n e v ille sin g u liè re » , C. J a c o b - F. d e P o l i g n a c (e d s .), A lexa n d rie. U le
siècle av. J .-C . lo u s les sa v o irs du m o n d e ou le rêve d u n iv e rsa lité des Ptolém ées, M é m o ire s 19, P aris, 1992, págs. 131-137: A. B e r n a n d , « A lex an d rie la G rande», A le x a n d r ie , lu m iè re du m o n d e an tiq u e. Les D ossiers d ’A rchéologie 201 (m arz o 1995), 2-1 1 . 69 D e P e lu sio a C a n o p o hay 275 km y de C an o p o a Faro, 22. En cu an to a la distancia, d e c ía H o m e r o ( O d isea IV 3 54-7) que había un d ía de nav eg ació n hasta e s ta isla a la q u e ad em ás ca lific a de « p elag ia» , es d ecir, de estar en alta m ar. E s t
rabón
d e fie n d e al p o eta en I 2 ,2 3 y 30 de las acu sacio n es de ig n o ran
cia de E ra tó ste n e s, co n el a rg u m e n to de que el av an ce del D elta h acia el m ar ha estrec h ad o e s ta d is ta n c ia de la c o sta a la isla. 70 F aro e s un n o m b re e g ip cio , p 3 -r3 , que sig n ifica «la en tra d a» .
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GI.OGRAI ΊΛ
puerto de dos bocas. La costa tiene forma de bahía, pues lanza dos cabos al mar, entre los cuales está situada la isla, cerrando la bahía, pues está situada a lo ancho junto a ella. De los cabos de Faro, el que está al este es el más cercano a la costa y al cabo que tiene enfrente (se llama el cabo Loquias), y hace la entrada al puerto estrecha. Además de la estrechez de la entrada, hay también rocas, algunas sumergidas, otras sobre la superficie, que arrecian continuamente el oleaje que viene desde el mar a chocar contra ellas. La cumbre de la isla es una roca batida por las olas todo alrededor y que tiene un torreón admirablemente construido en piedra blanca, de varios pisos, que lleva el mismo' nombre que la isla71. Este fue una ofrenda de Sóstrato de Cnido, amigo de los reyes, por la salud de los navegantes, como dice la inscripción72. Como la costa es impracticable y hundida a am bos lados, y tiene arrecifes y bajos, es necesario señalizar para los que navegan desde el mar con una indicación alta y brillan te para dirigir su entrada en el puerto. La entrada del oeste tam poco es de fácil acceso, aunque no requiere tanta atención como esta. Y esta forma otro puerto, que se llama Eunosto73, y que se 71 A sí tam bién dice C é sar , G uerra c iv il, III 112: P h a ru s est in insula turris m agna altitudine, m irificis op erib u s e xstru cta ; q u a e n o m en a b insula cepit. 72 A lgunos m anuscritos incluyen la in scrip ció n en to n n a de g lo sa (SB IV
7332: Σ ώ σ τ ρ α τ ο ς Δ ε ξ ιφ ά ν ο υ ς Κ ν ίδ ιο ς θ ε ο ΐς Σ ο /ϋ ή ρ σ ι υ π έ ρ τ ώ ν π λ ίο ϊζ ο μ έ ν ίυ ν , «S óstrato de C nido, hijo de D e x ífa n e s, a los d io se s salvado res, por los navegantes»). T am bién es testim o n io de la c o n stru c c ió n por este arquitecto L u c i a n o . H istoria conscr. 62. 1-15. E sta d e d ic a c ió n de Sóstrato tam bién la canta P osidipo en el ep ig ram a 80 A nt. G r. A p p e n d ix (= 115 AustinBastianini = XI G ow -P age; D. L. P a g e , G re ek L ite r a r y P a p y r i I, 444-447) al faro de A lejandría. S óstrato fue un arq u itecto de p rin c ip io s del sig lo in a. C., m encionado por P linio (XXXVI 83). E strab ó n lo llam a a m ig o de los reyes, lo cual parece probar el hecho de que actu ara co m o e m b a ja d o r en o casio n es. 71
Puerto del «buen reto m o » , au n q u e ta m b ién p u e d e d e b e r su n o m b re al rey
de los Solos en C hipre, y erno de P to lo m eo I S o ter. L as d o s c o n jetu ras para
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encuentra enfrente del puerto excavado artificialmente y cerra do74. El puerto que tiene la entrada junto a la mencionada torre de Faro es el conocido como Gran Puerto. Estos dos puertos están situados contiguamente al grande y solo los separa al fon do un brazo de tierra llamado Heptastadio75. El dique forma un puente que se extiende desde tierra firme hasta la parte oeste de la isla y deja solo dos entradas al puerto de Eunosto, sobre las que se ha tendido un puente. Esta obra no era solo un puente hacia la isla, sino también un acueducto, cuando la isla estaba habitada. Pero ahora el divino César la ha dejado desierta en su guerra contra los alejandrinos, pues se había alineado con los reyes76. Unos pocos navegantes habitan junto a la torre. En cuanto al gran puerto, además de estar bien cerrado por el dique y por las condiciones naturales, es suficientemente profundo como para que atraquen las naves más grandes en los muelles. Además, está dividido en varios puertos. Los más antiguos reyes de los egipcios, satisfechos con lo
ex p licar el n o m b re son d u d o sas. En c u alq u ier caso , este es el puerto que hoy en día es el m ás d e sa rro lla d o en A lejan d ría. Los lexicógrafos, H e s i q u i o y Eiyni. M a g n u m , s. v\, re la c io n a n el n o m b re co n un g en io de los m olinos, protector de las co se c h a s, y q u iz á al se r el p u erto d estin ad o al traslad o y com ercio de grano, reciba el n o m b re de este d a i m o n pro tecto r. 74 Este e s el p u erto llam ad o C ib o to , o «caja», por su form a, com o m ás abajo, X V II 1, 1«. 75 L ite ra lm e n te sig n ific a « siete estad io s» , que C é s a r , por su parte, en G u e rra civil, III I 12, 2, m e n cio n a co m o un puente estrec h o de no v ecien to s pies. Es tam bién, ju n to al p lan u rb an ístico de A lejan d ría, ob ra del arq u itecto D einócrates. S e p a ra el G ra n P u erto de los d o s m en o res, E unosto y C íbolo. 7f> S o n los h ijos de P to lo m e o A u le tes. P to lo m e o XIII (o X IV ) y su hermana Arsínoe, que se habían unido contra su hermana Cleopatra V II, protegida de Julio César. S e trata de la guerra del 4 8 a. C. ( A ima n o . C iv. II 7 1; C é s a r , G u e
rra civ il III 112, 10; G u e rra a le ja n d rin a 4, I, D ion C a s io , X L II, 39). César ordenó d e m o le r los e d if ic io s que había en la isla (G u erra a le ja n d rin a 18, 4 - 1 9 ,
I ). P u n i o , V 128 recuerda que lle v ó m ás adelante una c o lo n ia allí.
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(ihOC.RAl ΊΛ
que tenían y no teniendo necesidad de importaciones del exte rior, estaban mal dispuestos contra todos los navegantes extran jeros y especialmente contra los griegos (pues por la pobreza de sus tierras son devastadores y ambicionan los bienes ajenos) dispusieron una guardia en aquel lugar, dando la orden de im pedir el paso a quien se acercara. A estos guardas les asignaron un lugar de residencia que recibió el nombre de Racotis, y que hoy forma parte de la ciudad de Alejandría y que se encuentra detrás de los astilleros, pero que entonces era solo un pueblo77. Las tierras en torno al pueblo las entregaron a los pastores78, que igualmente podían impedir la entrada de los que se acer caran. Alejandro, cuando llegó, observando las ventajas del lugar, decidió fortificar la ciudad sobre el puerto. Los historiadores narran una señal de la buena fortuna que acompaña desde en tonces a la ciudad que ocurrió cuando se estaba delineando el plano fundacional de la ciudad. Cuando los arquitectos estaban trazando con tiza el perímetro de la ciudad, se les acabó enton ces la tiza. Cuando llegó el rey, los administradores de los gra neros entregaron una parte de la harina preparada para la ali mentación de los obreros, con la que las calles se trazaron en mayor número que anteriormente. Esto dicen que se consideró de buen augurio79.
77 R acotis (del egipcio, r*-qt, «en c o n stru cc ió n » ) sig u ió sie n d o el barrio popular con población nativa egipcia. Ei n o m b re sin e m b a rg o sig u ió siendo usado en lengua eg ip cia para la ciudad de A le ja n d ría (en c o p to R a ko te). Sus habitantes no tenían la ciu d ad an ía alejan d rin a ( F l a v i o J o s e f o , A p ió n II 41;
72), y no podían ser por tanto ciu d ad an o s ro m an o s (P l i n i o , E p ist. X 6-7; 10). 78 Estos pastores, o buukuloi. ap arecen m ás a d e la n te m e n c io n a d o s como pastores bandidos (X V II 1, 19). C o n stitu y ero n un n ú c le o de p o b la c ió n insum i so y com bativo, en principio co lo cad o a h í co n el fin d e p ro te g e r la en trad a a Egipto. 79 T am bién P lu t a r c o (A lej. 26) relata e s ta a n é c d o ta y añ ad e q u e los pája-
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Las ventajas del lugar eran variadas. Por una parte, estaba rodeada por dos 7 mares, por el norte, el llamado mar A le ja n d r ía Egipcio, y por el sur, el lago Marea, también llamado Mareotis80. El Nilo lo llena a través de muchos canales, tanto por arriba como por los lados, por los que el tráfico es mucho mayor que el que viene del mar. Por esto el puerto del lago ha resultado ser más rico que el marino. Aquí también las exportaciones desde Alejan dría son mayores que las importaciones. Se daría cuenta quien estuviera en Alejandría y Dicearquia81 y viera los cargueros, tanto al atracar como al zarpar, como van más pesados o más ligeros si vienen o si van. Además de la riqueza de los produc tos transportados en ambas direcciones, tanto en el puerto de mar como en el del lago, es digna de mención la calidad del aire. Esto resulta del hecho de que la tierra esté bañada de agua ros de tod as c la s e s se acercaron a co m er la harina, lo cual se interpretó com o buen augurio d e que la ciu d ad sería rica y alim entaría a gen tes de todas clases. A r r ia n o {H ist. A lej. Ill 1, 5; 2, 1) m antiene que fue el propio Alejandro quien diseñ ó la planta de la ciu d ad . En contra, D io do ro X VII 52, 7 dice que lo e n cargó a a lg u n o s de su s « a m ig o s » (tam bién C urc io R u f o , IV 8, 2; Vida A lej.
31-2). La atribución al arquitecto de nom bre D einócrates e s problem ática. Estrabón
refiere e l nom bre de Q u eiró cra tes en XIV 1, 23. P l in io , V 62; V il
125 d ice D i n á c a re s, V it r u b io , 2, pr. 4 , V a ler io M á x im o , epit. lu í Par. 1, ext. 4, ext 1; A m ia n o M a r c e l in o , X X II 16, 7 d icen D inócrates', P l u t a r c o , A lej. 72, 5 E stasícrates', y V ida A lej. 31 N u m ó cra tes. xo E s t r a b ó n ha m e n c io n a d o este lago en o tras ocasiones: X V II 1 ,4 ; 1, 14;
1, 22. A q u í nos in d ica las d o s p o sib ilid ad es de d en o m in ació n . El to pónim o egipcio o rig in a l e s M a r e ie , y M areo tis es sin d u d a un adjetivo deriv ad o , que en principio d e n o m in a b a u n a p o b la ció n sobre la co sta del lago y luego p asó a d en o m in ar al lag o en te ro . Hl P u teo li, c e rc a de Ñ á p e le s, era el puerto que m ay o r co n ex ió n ten ía con A lejandría (v é a se S é n e c a , E p ist. 11, I; E s p a c io , Silv. Ill 2, 22 ), tras la caíd a de D élos y h a sta é p o c a de T ra ja n o , en que O stia lo su stitu y ó . A llí lleg ab a el grano de E g ip to , ad e m á s d e p ap iro , v id rio y p ie d ra para la co n stru cc ió n .
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( ί Η Ο ί ί Κ Α ί ΙΛ
por ambos lados y que las crecidas del Nilo se produzcan opor tunamente^. Pues las otras ciudades que están construidas so bre lagos tienen un ambiente muy cargado y sofocante cuando llega el calor del verano, las orillas del lago se empantanan por la evaporación que causan los rayos del sol, y en consecuencia, cuando la humedad cargada de pestilencia se eleva, se respira un aire viciado que produce enfermedades contagiosas. En Ale jandría, sin embargo, cuando comienza el verano, el Nilo va caudaloso y llena el lago y no permite que el agua pantanosa emponzoñe el aire al evaporarse. Entonces, los vientos etesios*3 soplan desde el Norte y el extenso mar, de manera que los ale jandrinos pasan el verano muy agradablemente. El área de la ciudad tiene la forma de g una clámide*4. Los dos lados más largos A le ja n d r ía son l°s que están bañados por el agua, y tienen un diámetro de aproximadamente treinta estadios, y los cortos son los ist mos, de unos siete u ocho estadios cada uno, trabados por un lado por el mar y por otro por el lago. K2 D iodoro . XVII 52, 2, sin em b arg o atrib u y e el b u en c lim a en parte a la
consirucción de la ciudad y orientación de las calles p a ra p e rm itir que los vien tos etesios a su paso lim piaran y retrescaran ei aire (v éase V it r u b io 1 4 , II). E strabón m enciona en otras partes el buen c lim a d e A le ja n d ría (V 1, 7), y
aparte de su experiencia personal, parece h ab er u sad o p a ra sus o b serv acio n es a Po sid o n io (FG rH ist. 87 F 91 = 2 2 1 Ede Iste in -K id d ) m ás q u e a A rtem id o ro (fr.
90 Stiehle). Cabe m encionar aq u í que E s t r a b ó n m ism o e n V i , 6 , com para el clim a favorable de A lejandría con el de R avenna. C e l so (111 22 , 8), contem po ráneo de E strabón, recom endará la estan cia en A le ja n d ría , p o r su buen clima, para la cura de la tisis. Estos vientos, literalm ente « anuales», so p lan d e s p u é s del solsticio de verano durante el día (A r ist ó t e l e s , M et. II 5, 3 6 1 b ). M La m ism a com p aració n ap arece en D io d o r o , X V II 5 2 , 3; P u n i o , V 62; P lu t a r c o , A lej. 26, 8. La clám id e es un m a n to c o n o y p ro b a b le m e n te se refie
re aq u í al m ilitar o de viaje, de fo rm a rectan g u lar.
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Toda la ciudad está atravesada por calles accesibles para el tráfico a caballo y de carruajes, y dos, que son las más amplias, que se extienden en más de un pletro85de anchura, ambas se cortan mutuamente en ángulo recto86. Tiene la ciudad los más bellos parques públicos y palacios reales, que constituyen un cuarto, o incluso un tercio de la superficie total. Y esto se debe a que cada uno de los reyes, por amor a la belleza, añadía a los monumentos públicos algún adorno, de la misma manera que a su cargo se hacía construir una residencia que se sumaba a las que ya existían. Y así dijo el poeta, «una pieza se sigue a la otra»87. Todas están conectadas unas con otras y con el puerto, in cluso las que quedan fuera de él. El Museo88también forma parte de los palacios reales, y tiene un paseo público89, una exe dra90y un gran edificio, en el que hay una sala común en que se hacen las reuniones de los sabios, miembros del Museo. Esta asociación tiene propiedades en común y compane también un sacerdote a cargo del Museo, nombrado entonces por los reyes, y ahora por el César. El lugar llamado Sema también pertenece 85 Ei p lelro es u n a u nidad de m ed id a equivalente a cien pies, es decir, 29,6 m. 86 U n a de e sta s d o s calles co rría d esd e la p u erta de C anopo al este hasta la puerta de ia L u n a al o este. Es ia vía C an ó p ica. 87 O d isea X V II 2 6 6 so b re el p alacio de U lises. 88 El M u seo e ra un gran co m p lejo co m p u esto por anfiteatros, o b serv ato rios, la b o ra to rio s, un zo o , y tam b ién la célebre gran b iblioteca, fundada por P tolom eo I S o ter. D etras de la fu n d ació n está D em etrio de Falero, que h ab ien do p erd id o ei p o d e r en A ten as, se co b ijó en A lejan d ría bajo la p ro tecció n de P tolom eo 1 S oter. E ntre la ab u n d an te b ib lio g rafía sobre el tem a, d estacam o s R. S. B a g n a l i ., « A le x a n d ria , L ibrary oí D ream s», P ro ceed in g s o f the A m e r i can P h ilo s o p h ic a l S o c ie ty 146, 4 (2 0 0 2 ), 348-362. El llam ad o p e r ip a to s , lugar q u e, co m o su nom bre indica, estab a d e stin a do al paseo. 'M L a e x e d ra es un lu g ar al d escu b ie rto , una esp ecie de patio co n g rad as o asientos, d e s tin a d o a la co n v e rsa c ió n o el debate.
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(ifOGRAHA
a los palacios realesy|. Era un recinto que contenía las tumbas de los reyes y la de Alejandro, pues Ptolomeo, hijo de Lago, adelantó a Pérdicas, y le arrebató el cuerpo (de Alejandro) cuando este lo traía de Babilonia y se dirigía a Egipto movido por la ambición y el deseo de apropiarse del país. Así murió Pérdicas, masacrado por sus soldados, cuando Ptolomeo le ata có y asedió en una isla desierta. Y allí perdió la vida, atravesado por las sarisas42de sus propios soldados, que se cebaron en él. Los miembros de la familia real que estaban con él, Arrideo, los hijos de Alejandro y su mujer Roxana, marcharon a Macedonia. Ptolomeo entonces se llevó el cuerpo de Alejandro y le dio se pultura en Alejandría, donde aún hoy se encuentra, aunque no en el mismo sarcófago, pues hoy es de alabastro, mientras que Ptolomeo lo había enterrado en uno de oro. Este lo robó Pto lomeo apodado Coques o Pareisacto^3, que vino de Siria, pero 91 Este pasaje plantea un problem a de d ob le lectura S o m a o S e m a («cuerpo» o «tumba»). S eguim os el texto de R a d t , aunque la lectura de lo s m anuscritos es Soma. Es importante para esta corrección tener en c u en ta e l testim on io de Z enobio (Prov. III 94), que d ice que P to lo m eo F ilop ator c o n stru y ó un mndma, que se llam ó Sem a, en el que enterró a sus ancestros y tam bién a A lejandro. G. F iaccadoki, «The tom b o f A lexander the G reat. A n o u tlin e for an e ssa y » , P a
rola d el Pasato 47 (1992), fasc. 263, 1 2 8 -1 3 1. O tras v e r sio n e s de las peripecias que sufrió el cuerpo de Alejandro son D io d o r o , X V III 3, 5; 26, 1; 36, 6-7, y E m a n o , Var. H ist. XII 64, con una versión d iversa de lo s h e c h o s. Alejandro deseaba ser enterrado en el oasis A m on io ( D io d o r o , X V III 28, 3), aunque Pto lom eo lo hace enterrar en M enfis, y F ilad elfo traslada e l cu erp o a Alejandría
(FG rH ist. (M arrn. Par.] 239 F b 1 1; C urcio R u f o , X 10, 2 0 ; P a u s a n ia s , I 6, 3; I 7, I; Vida A lej. III 34). V éase tam bién A . E r s k in e , « L ife after Death: A lexandria and the B od y o f A lexan d er», G reece & R o m e 49 , 2 (2 0 0 2 ), 163-179.
v2 La sarisa es una esp ecie de lanza típ ica del e jé rc ito m a c e d o n io . Pérdicas era el com andante de A lejan d ro M ag n o y reg en te a su m u e rte. A tacad o por Ptolom eo en la ram a P elusiaca, se retira h a c ia M en fis. A llí ase d ia d o , m uere en un m otín de su ejército ( D io d o r o , X V I II 33). y’ El griego ko kkes sig n ifica « ro jo » , y p a re isa k to s, el « u su rp a d o r» , «intru so» o sim plem ente «ileg ítim o » . Se trata de P to lo m eo X A le ja n d ro I, hijo de
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cayó inmediatamente, por lo que el saqueo le resultó poco ren table. En el Gran Puerto a la derecha cuanQ do se entra navegando están la isla y la A le ja n d r ía torre de Faro. En la otra mano están los arrecifes y el cabo de Loquias^, sobre el que hay un palacio real. Al entrar en el puerto, a la izquierda se llega a los palacios reales internos, que están a continuación del que está sobre Loquias, y que tienen variados y coloridos edificios y jardines. Debajo de estos está el puerto excavado artificialmente y escondido, propiedad privada de los reyes, como también Antírrodos, una isla situada frente a este puerto artificial, que tiene un palacio real y un puerto. Y la llaman así por ser rival de la isla de Rodas. Encima del puerto está el teatro95, y también el Poseideion, como un «codo» que sale del Emporio y que tiene el templo de Poséidon. A este codo, Antonio le añadió un brazo de tierra que sobresalía aún más hasta el centro del puerto y en la punta construyó una resi dencia real a la que llamó Timonio96. Este fue su último acto, C leopatra III (véase el cuadro cronológico pág. 77). C ayó en el año 89 a. C. M ar chó a S iria en b u sc a de m e rc en ario s p ara v o lv er a reclam ar el trono. Para pagar a sus tro p as, se e n tre g ó al p illaje y al saq u eo salvaje, y entre otras cosas violó la sep u ltu ra de A lejan d ro . P ero v o lv ió a caer ese m ism o año, en que reto rn a al trono P to lo m e o IX S o te r II. U na in terp retació n de este pasaje en J. W h it e h o r ne,
« P to le m y X A le x a n d e r I as K o k k e ’s C hild», A eg yp tu s 75 ( 1995), 55-60. 94 H oy e s el c a b o S ilsilas, en c u y a base se ha co n stru id o recien tem en te la
nueva b ib lio te c a d e A lejan d ría. Este cab o en la an tigüedad ten ía m ás ex ten sió n y sobre él h a b ía c o n stru c c io n e s p alaciales. T am b ién había un cu lto a una IsisL oquia, al lad o de cu y o te m p lo se d eb ió de co n stru ir el m au so leo de C le o p atra V il que m e n c io n a P l u t a r c o (A n to n io 74). 95 C é s a r u tiliz a este teatro en la g u erra alejan d rin a com o fo rtaleza (G u erra civil. III 112, 8) y d ice q u e e stá cerc a del p alacio. El teatro e sta b a d ed icad o a D ioniso ( P o l ib io , X V 3 0 , 4). 96 En h o n o r a T im ó n de A ten as, ap o d ad o el « m isán tro p o » , de q uien dice
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(iKOGKAl ΊΛ
cuando, abandonado por todos sus amigos, marchó a Alejandría después del desastre de Accio, con la pretensión de vivir el res to de su vida como Timón, que iba a pasar en soledad alejado de tantos amigos. Luego llega uno al Cesáreo97, al Emporio y los depositos, después los astilleros hasta el Heptastadio. Esto es lo que hay en torno al Gran Puerto. A continuación del Heptastadio se 10 encuentra el puerto de Eunosto, y sobre A le ja n d r ía este está el puerto excavado artificial mente, que también se llama Ciboto9*, y también tiene astilleros. Más hacia den tro desemboca un canal navegable que se extiende hasta el lago Mareotis. Más allá de este canal no queda sino una pequeña parte de la ciudad. Entonces uno llega al suburbio de la Necró polis", en el que hay muchos jardines, tumbas y lugares apro piados para el embalsamamiento de los muertos. Al lado del canal se encuentra el SerapeoHX) y otros recintos sagrados anti-
C ic e ró n (Tuse. IV 25) odium ... in h o m in u m u n iv e rsu m g e n u s. Y se retiró a vivir a una torre (P a u s a n ia s , I 3 0 ,4 ). T am b ién P l u t a r c o d e sc rib e el retiro de A ntonio, abandonado por sus com pañeros in g rato s (A n to n io 69). 97
O Sebasteion. Según F iló n
de
Ai
f ia n d r ía
(L eg a t. 15 ! ) e sta b a dedica
do a C ésar E pibaterio. « C ésar llegado a buen p u erto » (el añ o 30 a. C .). S uidas indica que este tem plo lo em pezó a co n stru ir C le o p a tra en h o n o r de M arco A ntonio, pero que luego cu an d o se term inó y a e s ta b a d e d ic a d o a A u g u sto (CIL III 6588. C arta de C laudio a tos A leja n d rin o s, 6 0 -6 1 ). Su lo c aliz ació n , de la que d a cuenta P l in io (X X X V I 5 5), e stá m a rc ad a hoy p o r la p e rm a n e n c ia de las agujas de C leopatra. w El térm ino grieg o kib o to s sig n ifica « caja» . El n o m b re se d eb e sin duda a su form a cuadrada. w Al noreste de la ciu d ad , a lo largo de la c o sta . F i l ó n , F la c o 56, narra cóm o los jud ío s, ex p u lsad o s de sus casas, fu ero n h a c in a d o s p recisam en te en esta zona. Es el tem plo m ás céleb re de A lejan d ría, q u e P to lo m e o I S o te r hizo co n s truir en el barrio R acotis (T á c it o , H ist. IV 84). En su afán u n ific a d o r de cultu-
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guos que hoy están casi abandonados debido a la construcción de nuevos edificios en Nicópolis101. Pues hay allf un anfiteatro y un estadio, en donde se celebran los juegos quinquenales102. Pero los edificios antiguos están en estado de abandono. En suma, ia ciudad está llena de edificios públicos y sagrados103, pero el más bello es el gimnasio, con sus pórticos de más de un estadio de largo104. En medio está el palacio de justicia y los parques. Aquf también está el Paneo105, un monte artificial en ras, no es de e x tra ñ a r que q u isie ra im p u lsar este culto grecoegipcio, que surgió en M en tís, an tes de la lleg ad a de A lejandro, en tre los descendientes de los m ercen ario s g rieg o s de P sam ético y A m asis en los siglos v n -v i a. C. Es un culto a u n a d iv in id a d co m p u esta, O siris-A p is, con características e iconografía de H ades, Z e u s y A sclep io . 101 S u b u rb io de A le ja n d ría co n stru id o por A ugusto en el año 31 tras la vic toria de A ccio , co n fines p ro p ag an d ístico s, sobre el m odelo de la ciudad hom ó nim a en el É piro. 102 E s t r a b ó n ta m b ién m en cio n a unos ju e g o s, « equivalentes a las O lim pia
das», c e le b ra d o s en N icó p o lis del E p iro (V II 7, 6), iniciados por A ugusto en honor a A p o lo de A ccio . en recu erd o de la v icto ria de A ccio. Q uizá tam bién se estab lecieran en el e sta d io de N icó p o lis sobre el m odelo de los Ptolem aia. ju eg o s q u e se ce le b ra b a n c a d a cu atro años en A lejan d ría, fundados por Ptolo m eo II F ila d e lfo , en h o n o r de su p ad re, Soter. 103 P ara los te m p lo s de A lejan d ría, cf. C. S t
h n e id e r ,
K ulturgeschichte des
H ellen ism u s, M u n ich . 1967/69, vol. I, págs. 53 3 -5 3 5 , P. M. F r aser , P tolem aic A le x a n d ria , O x fo rd . 1972, vol. 1, págs. 189-301, y C. H a a s , A lexandria in Late A n tiq u ity , B altim o re. 1997, p ágs. 138-152. 104 F-l g im n a sio , d e stin a d o no solo a la p ráctica del ejercicio físico, sino tam bién, y c re c ie n te m e n te , a la activ id ad intelectual. E staba situado en el ba rrio llam ad o B r u c h e io n , el b arrio g rieg o , donde tam bién estab an la B iblioteca y el M useo. C o m o lu g ar p ara reu n io n es de la p o blación, aparece en F il ó n , F laco 34. T a m b ié n atestig u a d o co m o un cen tro de gran im p o rtan cia por V a lk rio
M á x im o , IX 2, ex t 5: P lutarc
o.
A n to n io 54, 6; 80. 2. S o b re el g im n asio
de A lejan d ría, v éase F. B u r k h a i .t e r , «L e gy m n ase d ’A lexandrie: cen tre a d m in istratif d e la p ro v in ce ro m ain e d ’É gyple», B C H 116 ( 1992), 345-373. 105 E strab ó n es el ú n ico te stim o n io de este lugar, que no ha sido id e n tifi cado.
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(il ( K . R A I Ί Α
forma de cono, similar a una colina rocosa, por la que sube un camino en espiral. Y desde la cumbre se puede ver toda la ciu dad que la rodea. Desde la Necrópolis se extiende la calle ancha pasando por el gimnasio y hasta la puerta de Canopo. Después está el llamado Hipódromo106y las otras calles paralelas que lle gan hasta el canal de Canopo. Después de atravesar el Hipódro mo, uno llega a Nicópolis, que tiene una población sobre el mar no menor que en la ciudad. Dista treinta 107estadios de Alejan dría. César Augusto apreciaba este lugar porque es donde había vencido en batalla a los que le atacaban de la facción de Anto nio. Y cuando tomó la ciudad al primer asalto obligó a Antonio a quitarse la vida y a Cleopatra a entregarse viva a su poder. Poco después, aquella en prisión se quitó la vida en secreto por la mordedura de un áspid o aplicándose un ungüento venenoso (pues se cuentan ambas historias)l(*, y así sucedió que el imperio de los Lágidas, que había durado tantos años, se disolvió. Ptolomeo, el hijo de Lago, sucedió 11 a Alejandro, a aquel le sucedió FilaD in a s tía P to le m a ic a delfo109, a este Evergetes, después vino Inh Según el E tym ologicum G u d ia n u m , 360, 3 7 5 , el H ip ó d ro m o se llam aba Lageion. HT} F la v io J o s e fo , G uerra de los Ju d ío s IV 6 5 9 , 1, d ice que v ein te estadios. I(* P l u t a r c o , en A n to n io , 8 6 , da tam bién las d o s v e r sio n e s , dando más detalles sobre am bas. H o r acio (O das I 37, 2 5 -2 9 ) y D io n C a sio (LI 13) tam bién recogen este a con tecim ien to histórico.
líw Los m onarcas ptolem aicos llevaban epíteto s h o n o rífico s que funcionan com o sobrenom bres, tales com o S o ter, o «el salv ad o r» , E ve rg e tes o «el benefac tor», Epífanes, o «el que aparece», E ila d elfo, o «el que am a a su h erm an a» , por su m atrim onio con su herm ana A rsínoe II, F ilo p a to r, «el que a m a su padre», Filom etor, «el que am a a su m adre». En esta lista de m o n arcas p to lem aico s Estrabón omite a Ptolom eo X A lejandro I y a Ptolom eo XI A lejan d ro II, q u ien es probable mente no entraban en la lista oficial de m o n arcas legítim os. M ás arriba (X VII I, 8) m enciona a Ptolom eo X A lejandro I, ap o d ad o C o q u e s, o el « rojo», y su intento de usurpación. Para los m onarcas ptolem aicos, véase cu ad ro cro n o ló g ico pág. 77.
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Filopator el hijo de Agatoclea, después Epífanes, Filometor, sucediendo siempre el hijo al padre. A este, sin embargo, le sucedió su hermano, el segundo Evergetes, al que apodaron Fiscón1"1. A este le sucedió Ptolomeo apodado Látiro111, a este le sucedió Auletes 112de nuestros tiempos, padre de Cleopatra. Todos estos reyes, después del tercer Ptolomeo, corruptos por el lujo, gobernaron mal, pero los peores de todos fueron Ptolo meo el cuarto, el séptimo, y el último, Auletes. Este, aparte de sus costumbres libertinas en todos los aspectos, solía practicar el acompañamiento de coros tocando la flauta, y se enorgullecía tanto de ello, que no dudaba en organizar competiciones en el palacio, en las que él comparecía para competir contra sus con trincantes. A este lo expulsaron los alejandrinos, y de las tres hijas que tenía, a la mayor, que era legítima, la proclamaron reina113. Los dos hijos de aquel, que eran niños, fueron entonces excluidos del gobierno114. Proclamada la reina, se le trajo desde Siria un esposo, un
110 C o m o a p o d o , m ás q u e ep íteto hon o rífico , F iscón es «el barrigón», tam bién usad o p a ra el tiran o P itaco ( A l c e o , F. 348 P age- Lobel). A plicado a Pto lom eo V III ta m b ié n en D i o d o r o , X X X III 22; F la v io Jose fo , Ant. X II23-X I1I 267; A p ió n II 51 . E ste le in cau tó la C ire n aica a su herm ano Ptolom eo VI el año 163 ( D i o d o r o , X X X I 33). M u erto el rey, regresó a A lejandría y m ató al jo v en sucesor en el tro n o , su so b rin o , P to lo m eo VII N eos F ilopator, y se casó con C le o p atra II, su h e rm a n a , y d esp u és co n su o tra herm ana C leopatra III. Por su e n fre n ta m ie n to co n la p o b la ció n y su esp o sa, tuvo que exilarse a C hipre en 131, pero re c u p e ra el p o d er el 129 hasta su m uerte en 118. 111 L ite ra lm e n te la th y ro s es el « g arb an zo » o «alm orta». Es Ptolom eo IX F ilo m eto r S o te r 11. 112 L ite ra lm e n te el « flau tista» , p o r lo que ex p lica a co n tin u ació n . Es P tolo m eo X II T h e o s P h ilo p a to r P h ila d elp h o s N eos D ionysos. 113 S e g ú n D io n C a s io (X X X IX 13), era B erenice IV. R einó ju n to con su m adre, C le o p a tra T rife n a , d u ran te un año (58-57 a. C.) y d esp u és sola durante un año. 114 E sto s fu ero n m ás tard e P to lo m eo XII y X III.
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cierto Cibiosactes115, que simulaba pertenecer a la familia real siria. Pero la reina le hizo estrangular pocos días después, pues no soportaba su vulgaridad y servilismo. Hn su lugar vino otro que pretendía ser hijo de Mitrídates Hupator: era Arquelao, que era hi jo de Arquelao, el que hizo la guerra contra Sila y que después fue honrado por los romanos; era abuelo del último rey de Capadocia en nuestros tiempos, sacerdote de los Corríanos en el Pon to116. En el tiempo en el que iniciaba su trato con Gabinio, pues tenía la intención de unirse a él en la guerra contra los Partos, en secreto fue llevado a la presencia de la reina y proclamado rey117. En esto. Pompeyo Magno recibió a (Ptolomeo) Auletes, que había llegado a Roma, le recomendó al Senado y puso en mar cha su restauración, y por otro lado, hizo matar a la mayoría de los embajadores, que eran un centenar, que llevaban embajada contra Auletes118. Entre estos estaba Dion, el filósofo académi co, que había sido nombrado jefe de la embajada119. Restaurado en el trono por Gabinio, Ptolomeo mandó matar a Arquelao y a su propia hija. Pero no había pasado mucho tiempo de su reina do, cuando murió de una enfermedad, dejando dos hijos y dos hijas120, de las que la mayor era Cleopatra. Los alejandrinos en !‘ Se trata más que de un apodo, de un insulto, q u e literalm ente significa algo así com o «m ercader de pescado en salm uera». D ion C a sio , X X X I X 57, 1, en cam bio, lo llam a Seleuco, su verdadero nom bre. E ste ap o d o tam b ién refiere Suelonio que los alejandrinos se lo dedicaban a V espasiano p o r su av aricia ( Vesp. 19). 116 M itrídates, rey del P onto, 120-63 a. C ., e n e m ig o de R o m a. A rq u elao era un joven noble nom b rad o p o r P om peyo su m o sa c e rd o te del te m p lo de M a en C om ana. 117 R einó solo seis m eses, pues m u rió a m a n o s de G ab in io . G ab in io era procónsul en S iria del 57 al 55 a. C. e in terv in o en las lu ch as su ceso rias. n,< A sí tam bién en D ion C a sio , X X X IX 13. Este D ion, filósofo discíp u lo de A n tío co de A sc alo n a ( C i c e r ó n , L uc . 12), fue asesinado el año 57 en casa del noble ro m an o C o p o n io , q u iz á con veneno. l2" Se trata de P tolom eo XIII y P to lo m eo X IV , y las h ijas, C le o p atra VII y su herm ana A rsínoe.
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tonces proclamaron reyes al hijo mayor y a Cleopatra, pero los partidarios del hijo causaron una revuelta y exilaron a Cleopa tra, quien partió con su hermana a Siria. En esto, Pompeyo Magno llegó huyendo de Paleofársalo121 a Pelusio y el monte Casio, y tue asesinado a traición por los partidarios del rey122. César entonces llegó e hizo matar al joven (rey)123, y restableció en el trono de Egipto a Cleopatra, haciéndola volver del exilio. Nombró corregente al hermano que le quedaba, aunque era muy joven. Después de la muerte de César y la batalla de Filipi124, An tonio, atravesando Asia, colmó de honores a Cleopatra, de tal manera que la consideró digna de ser su esposa y tuvo hijos con ella125. Entró entonces en la batalla de Accio126con ella, y des 121 M ás c o n o c id o co m o F arsalia, en T esalia, donde se libró la batalla en la que C é s a r v e n c ió a P o m p ey o el año 48 a. C. 122 Sin e m b a r g o , P l u t a r c o (P o m p eyo 79) dice que fue asesinado en la chalupa que le llevaba a tierra firme en Pelusio desde su em barcación. El lugar m en c io n a d o por E s t r a b ó n puede tratarse del lugar donde fue enterrado (véase
XVI 2 , 3 3 : A p i a n o , O ' v. II 86; D ion C a s io , L X IX 11, 1; A m ia n o M a r c e l in o , XXII 16, 3). Para S é n e c a , la muerte violenta de los romanos en Egipto se d e bía a su inm ersió n en una vida incestuosa, inestable e impía (O ctavia 519-521;
C o n so la ció n a H elvia 9, 8; S o b re la b reved a d de la vida 13, 7). 12·' A u n q u e en g en eral la trad ició n co in cid e en que Ptolom eo XIII m urió ah o g ad o al h u n d irse en el N ilo la nav e en la que huía precisam ente de C ésar (G u erra a le ja n d r in a 3 1 ,6 ; P l u t a r c o , P o m p eyo 80, 5-6, entre otras fuentes). 124 En M a c e d o n ia en o ctu b re del año 42, cu an d o O ctav io y A ntonio vencen a las fu erzas de B ruto y C asio . 125 Su rela ció n c o m e n z ó el año 41, cu an d o M arco A ntonio la hizo co m p a recer en C ilic ia , p o r no h ab er co lab o rad o co n tra B ruto y C asio ( S u e to n i o , A u g u sto , 69 , 2: P l u t a r c o , A n to n io , 25, 2). Sus hijos fueron los gem elo s A le ja n d ro H elio s y C le o p a tra S elen e, y m ás tarde P tolom eo F ilad elto . C le o p atra S elene es m e n c io n a d a m ás ad elan te (X V II 3, 7) por su m atrim o n io con Ju b a 11 de M au ritan ia. 126 En el p ro m o n to rio de A ccio, al su r del E piro en G recia, do n d e A ugusto venció el 2 de sep tiem b re del 32 a. C . a la Ilota de A n to n io y C leo p atra.
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pués con ella también huyó. Después de estos acontecimientos, Augusto César les persiguió a ambos y les hizo matar, de mane ra que puso fin al gobierno ebrio de Egipto127. Egipto es hoy una provincia128, y 12 paga tributos considerables. Está goberG u h ie r n o a c tu a l nacja ρΟΓ hombres prudentes, prefectos d e E g ip to enviados allí sucesivamente. Aquel que es enviado, posee el rango de rey. A él está subordinado el administrador de justicia {dikaiodotes), que tiene autoridad sobre todos los procesos. Otro cargo es el llamado ¡dios Logos, que inspecciona las propiedades sin dueño y que han de ser para el César; a estos les asisten libertos de César y contables (oikonomoi), a los que se confían asuntos de mayor y menor importancia. Hay en el ejército tres legiones, de las que una está destaca da junto a la ciudad y las otras en la cora. Aparte de estas, hay también nueve cohortes romanas, tres en la ciudad, tres en la frontera de Etiopía en Siene, para vigilar esa región, y tres en el resto del país. Hay también tres cuerpos de caballería, igual mente distribuidos en los lugares adecuados129. 127
En Egipto se producía un vino m uy m alo , y los e g ip c io s eran co n sid e
rados por los griegos com o grandes b eb ed o res ( A t e n e o , 1 3 4 b -c). T am bién H or a cio , en la O da I 37, d ed icad a a C leo p atra, la d e sc rib e co m o « en lo q u ecid a
por el vino de M areotis». Por o tra parte, la e b rie d ad d el a d v e rsa rio es un topos com ún. '■* S u e t o n io (Julio C ésa r 35, I ) dice que C é sa r no q u e ría h a c e r de Egipto
una provincia por su potencial p ara la reb elió n b ajo un g o b ie rn o fuerte. T am bién hace referencia a la d ificu ltad p ara g o b e rn a r e ste p u e b lo T á c it o (H ist. I 11, I; An. Il 59). y la acertad a elecció n de A u g u sto de d e ja r e s ta p ro v in cia bajo el control directo de la casa im perial. 129 La prim era legión e sta b a ac a n to n a d a en N icó p o lis (C IL 111 6 023), la segunda en B abilonia y la te rc era en T eb a s. A n tes del añ o 23 d. C . se redujeron a dos ( T á c ito , A n. IV 5). S obre el e jército en E g ip to , R. A l s t o n , S o ld ie r and Soc iety in R om an E gypt. A S o c ia l H isto ry , L o n d res, 1995.
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Entre los magistrados autóctonos en la ciudad está el exegeía, que viste la purpura, tiene honores hereditarios y se ocupa de los intereses de la ciudad; el registrador (hypomnematogra phos), el juez en jefe (archidikastes), y en cuarto lugar, el estra tego nocturno (nykterinos strategos)'Mi. Estos cargos también existían en tiempos de los reyes, pero puesto que estos goberna ban de manera tan corrupta, la prosperidad de la ciudad desapa recía a causa de la ausencia de ley131. Al menos Polibio132, que visitó la ciudad, encontró una situación deplorable. Dice que hay tres clases de habitantes en la ciudad: por una parte, los egipcios y la chusma autóctona, agitados e incívicos133; por otra parte los mercenarios, groseros, numerosos e insubordinados, pues por una antigua costumbre, se podían tener guardas arma 1.0 S obre el n ycto stra teg o s, véase D. T h o m a s , «The N yctostrategi a in the r
E gyptian M etro p o leis» , C h ro n iq u e i f E gypte, 44 ( 1969), 347-352, esp. 348. 1.1 S o b re la a d m in istrac ió n de E g ip to bajo los rom anos, véase O. M o n t e v ec ch i,
« L ’a m m in istra z io n e d e ll’E g itto sotto i G iulio -C lau d i» , A ufstieg und
N ie d erg a n g d e r R o m isch en W elt 11, 10, 1, 1988, págs. 412-471. 112
Se refie re e le c tiv a m e n te al h isto riad o r grieg o (200-118 a. C .), Polibio
X X X IV 14, 1-5. H izo un viaje a E g ip to en el 180 a. C. y m ás larde en el 145 a. C ., a c o m p a ñ a n d o a E scip ió n E m ilian o , en su em b ajad a a Ptolom eo VIII E verge tes II. m L a c o rre c c ió n del tex to en a p o litiko n parece acertada (aunque Y o y o t te,
pág. 98 , no la a c e p ta), pues no e s v ero sím il que ni Polibio ni Estrabón cali
ficaran al d e sp re c ia d o p u eb lo e g ip cio de «cívico». El uso de la expresión (o a ig y p tio n , c la ra m e n te d e sp re c ia tiv o , p ara referirse a los eg ip cio s es un ejem p lo de un uso c o rrie n te ta m b ién en F ilón y Flavio Josefo. F i l ó n , por ejem p lo , en Flac. 17, d ice: « E n esto , el p u eb lo e g ip cio se lleva el p rim er puesto, pues aco s tum bra a p ro v o c a r de la m ín im a ch isp a gran d es levantam ientos». C o n sid era ban a este p u e b lo sed icio so , in su b o rd in ad o , critican su zo o latría e im piedad. En F ilón se p u e d e n v e r las referen c ias n eg ativ as en L egal. 162 y 166, M us. II 193
y 196, C o n te m p t. 8, A g r. 62, A b r. 107, S p ec. I 79. V éase el m ás reciente tra ta m iento de la c u e stió n e n S. J. K. P e a r c e , / lie L a n d o f the B o d y, T u b in g a, 2007, págs. 4 5 -8 0 ; ta m b ié n M. R. N iehof κ, P h ilo on Jew ish Id en tity u n d C u ltu re, T u b in g a, 2 0 0 1 , págs. 4 5 -7 4 .
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G E < X iR A I ΙΛ
dos extranjeros, más entrenados en mandar que en obedecer, debido a la nulidad de los reyes. El tercer grupo es el de los alejandrinos, que por la misma razón que la aducida más arriba, no estaban muy inclinados a la vida civil, sin embargo eran mejores que los otros. Pues aunque eran una población mixta, eran de origen griego y eran conscientes de las costumbres co munes helenas. Una vez desaparecida esta muchedumbre, sobre todo bajo Evergetes Fiscón, en cuyo reinado fue Polibio a Alejandría134, (pues Fiscón, al sufrir a menudo levantamientos, mandaba las masas contra los soldados y así acabó con ellas135), y siendo así las cosas en la ciudad, decía Polibio, lo que a uno le queda es lo que dice el poeta: Ven camino tan largo y penoso llega hasta Egiptol3ft. Tal era, si no peor, el estado de ias Comparación cosas durante el reinado de los últimos del gobierno monarcas. Pero se puede decir que los ptolem aico y romanos, en la medida de sus posibilidael romano des, corrigieron muchas cosas, organi zando la ciudad como he explicado antes, nombrando por todo el país a los llamados epistrategos, nomarcas y etnarcasxyl, en
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114 P ol ibio viajó a E gipto en tre el 146 y el 140 a. C. 1,5 D iodoro , X X X I 17; X X X III 6; XII 23; V a l e r i o M á x i m o , IX 2.
,v> O disea IV 483. E s t r a b ó n cita en d o s o c a s io n e s e ste v e rso (la segunda en XVII I, 19), refiriéndose a los p elig ro s del v ia je ro en E g ip to de ser m asacra do por los soldados o los g u ard aco stas e g ip cio s. 137 El epistratego era de ran g o e cu e stre, n o m b ra d o p o r el em p e ra d o r, para ocuparse de la adm in istració n de v ario s n o m o s (en é p o c a de E strab ó n , el país se dividía en tres ep istrateg ías: el D elta, H e p ta n o m ia y A rsin o ita y la T ebaida). El nom arca o estrateg o se o cu p ab a de los asu n to s del n o m o q u e adm inistraba, y daba cuentas al ep istrateg o . El e tn arca e s un ca rg o m e n o s co n o c id o . Se trata
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cargados de la supervisión de asuntos no considerados de gran importancia. De las ventajas de la ciudad, la mayor es que es de todo Egipto el único lugar bien situado tanto para el comercio por mar, por sus buenos puertos, como para el comercio por tierra, puesto que el río transporta convenientemente y reúne en tal lugar, como es el mayor emporio del mundo habitado. Y de esta ciudad se podría decir que esta es su gran virtud. Sobre los impuestos de Hgipto, Cicerón dice en uno de sus discursos 138que cada año se pagaba un tributo de doce mil qui nientos talentos a Auletes, padre de Cleopatra. Si, pues, el que de manera tan negativa y frívola había gestionado su reino ob tenía tal beneficio, ¿qué hay que pensar ahora, que se gobierna con tal diligencia, y que el comercio con los indios y los troglo ditas ha aumentado tanto? Antes ni veinte embarcaciones se habrían atrevido a cruzar el golfo Arábigo para asomarse más allá de los estrechos. Ahora sin embargo se envían enormes expediciones hasta la India y los confines de Etiopía, de las que se traen mercancías de gran valor a Egipto, y desde allí se en vían a otros lugares. De esta manera se cobran impuestos doble mente, por las importaciones y por las exportaciones, siendo ios impuestos sobre las mercancías valiosas también muy altos. Y del c a b e z a de u n a tribu o un pueblo reco n o cid o por los rom anos. Tenían etnarca los libios y los n u b io s, p o r un lado, y por o tro había un m agistrado en A lejan dría, que te n ía fu n cio n es civ iles y ju d iciales en la com unidad ju d ía (F lavio Jo s e f o , A n t. X IV 117; X IX 281-2 8 3 ). El em p erad o r A ugusto en el año 1 1-12
d. C. in terv in o en la co m u n id ad ju d ía y abolió el puesto de etnarca para deiar la ad m in istrac ió n en m an o s de un co n sejo de ancianos ( F il ó n , Flac. 73-85). C'f. P. W . V a n
dek
H o r s t , P h ilo o f A lexa n d ria . P hilo's F laccus. T he F irst Pogrom .
In tro d u ctio n , T ra n sla tio n a n d C o m m e n ta ry, Leiden, 2003. págs. 168-169. C abe m e n cio n ar aq u í que en la d escrip ció n de A lejandría, ex trañ am en te E strabón no hace m e n ció n de la co m u n id ad ju d ía , tan co n sp icu a, aunque sí lo hace en una obra p erd id a de la que q u ed an frag m en to s (F G rH ist. F2a, 91 F 7. 17). Fr. X V I 13 S ch o ell = Fr. 9, 13 P uccioni. El talen to e g ip cio era según V a r r ó n (en P u n i o , X X X III 52) eq u iv alen te a o ch en ta libras, unos 2 6 ,1 9 6 kg.
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(ï l'( ΚίΚΛΜΛ
también tiene monopolios, pues Alejandría es el único receptor de tales mercancías y las administra al mundo exterior. Se puede apreciar mejor la prosperidad del paísl3<> viajando por él, visitando primero la costa que empieza en el Catabatmos140. Hasta ahí llega Egipto, y más allá es la Cirenaica y los bárbaros vecinos llamados los Marmaridas. 14 El camino desde el Catabatmos hasta Descripción del Delta. Paretonio es de novecientos estadios si C ultivo: vinos, papiro, se navega en línea recta. Es una ciudad y cíamo. Canopo, , Heraclion. Ná,u ra tis... un üran Puert0 de unos cuarenta dios, unos llaman a la ciudad Paretonio, y otros Amonia. En medio está el pueblo de los egipcios y el cabo de Enesísfira, los promontorios de Tindareo, que son cua tro islas con un puerto. Más allá está el cabo Drépano y la isla Enesipea, que tiene un puerto y el pueblo de Apis, desde la que hay cien estadios hasta Paretonio y hasta el templo de Amón hay cinco días de viaje. Desde Paretonio a Alejandría hay unos mil trescientos estadios. En medio primero llega uno al cabo de tierra blanca, llamado Leucé Acté141, después el puerto de Féni cos y el pueblo de Pnigeo. Después viene la isla de Pedonia, que tiene un puerto, y después Antifra, que está un poco aparta do del mar. Toda esta tierra no tiene buen vino, pues las ánforas reciben más agua de mar que vino, al que llaman «Libio» y que, al igual que la cerveza, lo toman mucho los alejandrinos, aun 139 E st r a b ó n ha referido en los ú ltim o s tres p a rá g ra fo s u n a alab an za al
g obierno de A ugusto sobre E gipto, sobre to d o p a ra p o n e r de reliev e el co n tras te con el período de la m o n arq u ía p to lem aica. d e c a d e n te y d eso rg a n iz a d a . Para ello hace una enum eració n de los ele m e n to s de p ro sp e rid a d e n e s ta tierra. Más adelante, en X V II 1 ,5 3 , tam b ién refiere e x a g e ra d a m e n te c ó m o e ste pueblo, por naturaleza dispuesto para la paz. se c o n tro la b a co n p o c a s fu e rz a s m ilitares. 140 V éase m ás arrib a X V II 1, 5, en q u e se refiere a la fro n te ra co n la C ire naica com o katabathm o s. Ml P rom ontorio B lanco.
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que sobre todo se burlan del vino de Antifras. Después va el puerto de Derris, que se llama así por una roca cercana que se parece a una piel de animal142. Se llama Cefirio un lugar cerca no, tras el que hay otro puerto. Leucaspis143, y otros muchos. Después está Cino-Sema144, después Taposiris145, que no está sobre el mar, donde se celebra un gran festival (hay otra Tapo siris distinta al otro lado de la ciudad, bastante alejada). Al lado de ella hay un roquedal junto al mar que recibe multitudes fes tejantes durante todo el año. Después está Plintine y el pueblo de Niquio y la guardia del Quersoneso, ya al lado de Alejandría y a setenta estadios de la necrópolis. El lago Marea se extiende hasta ahí, tiene una anchura de más de ciento cincuenta esta dios, y un largo de algo menos de trescientos. Tiene ocho islas y toda su costa alrededor está bien habitada. Este lugar tiene tan buenos vinos que el vino mareótico 146se decanta con vistas a hacerlo añejo. En los pantanos y lagos egipcios cre15 cen el papiro y el cíamo egipcio, del cual F lo ra e g ip c ia : crece el ciborio o vaina147. Sus tallos son p a p ir o , c ía m o . , . , ,. igual de largos, de unos diez pies. Pero 1/12 El v o c a b lo g rieg o d e rris se usa p ara una piel de anim al curtida. 141 L ite ra lm e n te « escu d o b lan co » . 144 L ite ra lm e n te « la tu m b a del perro». 145 E ste to p ó n im o p resen ta un p ro b lem a en la form a en que lo presen ta E strabón. Se c o rre sp o n d e co n B u siris en H f. r ód oto (II 59, 3), del eg ip cio PrW sir, « te m p lo de O siris» (h o y A bu Sir). U na descrip ció n co m p leta de esta ciudad y la z o n a en F r . B o u s s a c , «D eux villes en M areotide T ap o siris M agna et P lin th in e» , B u lle tin d e la S o c ié té fr a n ç a is e d ’ég yp to lo g ie 150 (2001 ), 4 2-72. 146 V ino m uy ap re c ia d o en la an tig ü ed ad . Lo m en cio n a y describ e A t e n e o , I 60, y lo alab an ta m b ién H o r a c io , O da I 37, 14, y V irgilio , G eorg. II 9 1 , cf. P l in io , X IV 39.
147 El k ib o rio n , en g rieg o , o en latín cib o riu m , es la v ain a que co n tien e las habas e g ip c ia s, en su n o m b re cien tífico , el N elu m b iu m sp ecio su m . T ε ο ι - κ λ ν ί ό . Hist. P la n t. IV 8, 7.
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mientras el papiro es un tallo desnudo con un penacho en la pun ta, el cíamo produce muchas hojas y flores por todas partes y un fruto muy parecido a nuestro cíamo, que se diferencia en el tama ño y en el sabor. I.os campos de cíamo proporcionan una vista muy agradable y un placer para los que quieren celebrar banque tes en ellos. Hacen fiestas en barcas con cabina entrando en el espesor de los campos de cíamo y guareciéndose a la sombra de sus hojas. Pues son a menudo tan grandes que se pueden usar como vasos y como cuencos, al tener una cavidad adecuada para este fin. En efecto, Alejandría está llena de estas en los talleres, donde las usan de recipiente. Las granjas también tienen en el cultivo de estas hojas una fuente de ingresos. Tal es el cíamo. Por otra parte, el papiro no crece en grandes cantidades aquí (pues no se cultiva), sino en abundancia en la parte baja del Delta. De este hay una clase peor y una mejor, la «hierática»148. En este cultivo, algunos quisieron aumentar sus ingresos adop tando una práctica judía, que estos inventaron para aplicarla a la palmera, y sobre todo a la palmera cariotis 149y el bálsamo150. En muchos lugares no se permite el cultivo de papiro, por cuya escasez se eleva el precio y así aumentan los ingresos, aunque así se perjudica el uso común de la planta. Al salir por la puerta de Canopo, a la derecha hay un canal que comunica con Eleusis, E squedia el lago y lleva hasta Canopo. Y a través de este canal se navega hasta Esquedia Ms Esto es, para fines sag rad o s. M ás tard e p asó a llam arse « au gusta», en honor al em perador. K aruoles es ap aren tem en te d ifere n te a la P h o e n ix d a c ty lip h e r a . palm era ordinaria, que tam bién p roduce d átiles. D e am b o s tip o s se h a b la m ás adelante (X VII 1 ,5 1 ) 150 La C om m ipho ra o p o b a lsa m u m es un árbol p e q u e ñ o c a d u c ifo lio , cuyas ram as y hojas exhalan un p erfu m e aro m á tic o . Su re sin a se rv ía p ara destilación de perfum e y com o ing red ien te m ed icin al.
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sobre el gran río, y hasta Canopo, pasando primero por Eleusis. Es una colonia cercana a Alejandría y a Nicópolis, situada junto al canal Canópico. Tiene edificios y miradores para aquellos hombres y mujeres que quieren vivir en rebeldía, y es el princi pio de la vida Canópica y su desvergüenza. Si se avanza un poco desde Eleusis a la derecha hay un canal que lleva a Esquedia, que dista cuatro schoenoe de Alejan dría151. Es un barrio de la ciudad en el que hay una estación de barcas con cabina en las que los generales navegan hacia las tierras altas. Allí se paga el peaje de las mercancías que bajan y suben el río152. Con este fin se ha establecido un puente (sche dia) a través del río, que es lo que le ha dado nombre al lugar. Después del canal que lleva a Esquedia, la navegación a Cano po sigue en paralelo a la costa que viene de Faros hasta la boca Canópica. Se trata de una franja estrecha de tierra que se extien de entre el mar y el canal, y en ella están la pequeña Taposiris después de Nicópolis y Cefirio, un cabo que tiene un templete dedicado a Afrodita Arsínoe153. Antiguamente se dice que había otra ciudad aquí que se llamaba Tonis134, que recibió su nombre IM E n g e n e ra l, se c o n sid e ra que un sch o en u s eg ip cio equivale a un itn r, m edida tra d ic io n a l e g ip c ia de unos 10,5 km , pero com o el m ism o E s t r a b ó n indica en X V 11 1, 2 4 , la m e d id a no ten ía un valor fijo asignado en Egipto. La eq u iv a le n c ia m á s frecu en te e ra la de 30 estad io s. 152 P ara la lo c aliz ació n de la ad u an a de E squedia y de N icópolis según el testim o n io d e P .D io g . 13-14. B. B o y a v a l , «L a douane de S chedia au sud d ’A lex an d rie (S tra b o n X V II, 8 00)», C o m H ell 39 ( 1989). 68-70: B. B o y a v a l , «Les deux d o u a n e s g ré c o -ro m a in e s d ’A lexandrie», L uchnos 64 (1995), 63-60. 1S' E ste te m p lo d ed ic a d o p o r el n av areo C alícrates a la rein a A rsinoe, m ujer de P to lo m eo II F ila d elfo . C f. C a l i m a c o , Ep. 5; fr. 1 10, 58. A t e n e o , V il 106, 17, reco g e un e p ig ra m a de P o sm ip o
df .
P ela ( 12 y 13) que refiere esta d ed ic a
toria. 1M D i o d o r o S í c u l o , I 19, 4, h ab la de este que fue un gran em p o rio de
E gipto. H e r ó d o t o , II 113, d ice que T o n o era rey en la boca C an ó p ica en los tiem pos d e la g u e rra de T ro y a.
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del rey que había recibido hospitalariamente a Menelao y Hele na. Y sobre los fármacos de Helena, el poeta dice: estos sabios remedios se ¡os dio Polidamna, la esposa de Tono'55. Canopo es una ciudad situada a cien17 to veinte estadios de Alejandría, si se va Canopo, templo a p¡e Recibió su nombre de Canopo, cade S e/ap is pitan de Menelao, que murió allí156. Tie ne un templo de Serapis157, que es hon rado con gran devoción y produce tales curaciones que hasta los hombres más ilustres tienen fe y duermen en él ellos mismos, o envían a otros a dormir allí por ellos. Hay unos que ponen por escrito 158las curaciones y otros las virtudes de los oráculos de allí. Frente a esto está la muchedum bre de celebrantes que baja desde Alejandría hasta el canal, pues todo el día y toda la noche está lleno de gente que toca la flauta en los barquitos y baila desenfrenadamente de manera extremadamente lasciva, tanto hombres como mujeres, junto con la gente de Canopo, que tiene recintos situados al borde del canal apropiados para tal relajación y festejo. Después de Canopo, está Heraclión, ^ ue un temP^° Heracles. DesPués v¡ene la boca Canópica y el princiD e l t a y las b o ca s pió del Delta. A la derecha del canal de Canopo está el nomo Menelaíta, que re cibe su nombre del hermano del primer Ptolomeo159, y no, por H eraclion y siçue con ta descripción d el
O disea IV 228. Esto ya lo dice H ecateo de M ileto en el sig lo v i- v a. C .: A
r is t id e s .
36,
108; F G rH ist. 1 F 308. V éase tam b ién P t o l o m e o , IV 5. 157 M encionado por P a u s a n i a s , II 4 , 6. 1,8 F G rH ist. 665 F 48. ΙΛ Este M enelao h erm an o de P to lo m eo a p are ce m e n c io n a d o p o r P l u t a r co
en D em etria 15, 2.
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Zeus, del héroe, como dicen algunos1™, como Artemidoro161. Después de la boca Canópica está la Bolbitina, después la Sebenftica y la Fatnítica162, que es la tercera en tamaño comparada con las otras dos que forman los límites del Delta. No muy lejos del vértice del Delta, esta se divide y manda una rama al interior del Delta. Tocando la Fatnítica está la Mendesia, después viene la Tanítica y finalmente la Pelusiaca. En medio de todas estas hay otras falsas bocas, pero que son insignificantes. Estas bocas permiten la entrada de barcos, pero no están adaptadas a barcos grandes, sino solo a lanchas, debido a que tienen poco fondo y son pantanosas. Sobre todo se utiliza la boca Canópica para el comercio, pues los puertos de Alejandría están cerrados, como he dicho antes. Después de la boca Bolbitina se llega navegan do a un cabo bajo y arenoso que se llama Agnou Ceras163, des pués está la torre de Perseo 164y la muralla de los milesios, pues en tiempos de Psamético 165(que vivió en tiempos de Ciaxares el medo), los milesios llegaron navegando en treinta naves y
160 F G rH ist. 665 F 69. 161 Fr. 87 S tie h le. A rtem id o ro de É feso, geó g rafo del siglo it a. C. El libro VIH de su o b ra g e o g rá fic a e sta b a en gran parte con sag rad o a Egipto, ju n to al que se tra ta b a n ta m b ién la co sta afric an a del m ar Rojo y A rabia. 162 E ste n o m b re v iene del térm in o eg ip cio p 3 -t3 -m ty, literalm ente, «el que está en m e d io » . 163 L ite ra lm e n te « cu ern o de cam ero » . 164 E sta d e n o m in a c ió n p u ed e e sta r rev istien d o un to pónim o eg ipcio, p3wrs, «el v ig ila n te » . O tras trad icio n es, sin em b arg o , sitúan al héroe en la T e b a i da ( H e r ó d o t o , II 91, 5; D i o d o r o , 1 24, 8). 165 S e tra ta de P sam ético 1 (6 6 4 -6 1 0 a. C .). C iax ares el M edo (625584 a. C .) re in ó c o n te m p o rá n e a m e n te a los últim o s años de P sam ético 1, pero tam bién to d o el re in a d o de P sam ético II (595-589). Se ha pen sad o que esta referen cia se tra ta ra o rig in a lm e n te de una glosa posterior. V éase G. H i r s c h feld,
« D ie G rü n d u n g v o n N au k ratis» , RliM 42 (1 8 8 7 ), 2 0 9 -2 2 5 , 2 1 1; J. W.
D r i j v e r s , « S tra b o 17.1.18 (8 0 1 c): in aro s, the M ilesians and N au cratis» , M n e
m osyne 52 , 1 (1 9 9 9 ), 16-22.
44X
( ¿ L O G R A I ΙΑ
bajaron por la boca Bolbitina, desembarcaron y construyeron la mencionada estructura. Al tiempo navegaron hacia el sur hasta el nomo Saítico, vencieron por mar a Inaro y fundaron Naucra tis1'*, que no está lejos de Esquedia. Después de la muralla de los milesios, cuando se progresa hacia la boca Sebenítica, se llega a unos lagos, de los que uno es Butice, y recibe su nombre de la ciudad de Buto1*7, también a la ciudad de Sebenito, a Sais, la metrópolis de la tierra baja, en la que se rinde culto a Ate nea1™. En su santuario está la tumba de Psamético. En las cer canías de Buto hay una Hermúpolis^, situada sobre una isla. En Buto hay un oráculo de Leto. En el interior, sobre las bocas SebeD .· nítica yJ Fatnítica, está Jois, una isla yJ B o c a s S e b e n itic a V F a tn ític a . B u s ir is ciudad en el nomo Sebenítico. Hay tamy C in ó p o lis bién una Hermúpolis y una Licópolis 1711 y Mendes171, ciudades en las que se ado1AA ^
Inaro es la transcripción grieg a de un n o m b re e g ip c io , un antropónim o
corriente en época saita. H ubo un Inaro que se le v a n tó en el 4 6 5 co n tra la do m inación persa de Egipto con ayuda de los g rieg o s. P ero este es un personaje anterior. T u c í d i d e s (1 104) y H e r ó d o t o (V II 7) h ab la n de un ín aro , «el de Psam ético». y puede que E strabón haya c o n fu n d id o los d o s. E strab ó n sugiere aq u í la etim ología del topónim o N áucratis a p a rtir del g rie g o p o r el poderío m arítim o de las naves de los m ilesios. au n q u e Y o y o t t e (p ág . 110), explica que es una reinterpretación grieg a del to p ó n im o e g ip c io o rig in a l N a -krd . Ift7 Del egipcio P r-W 3d.i, «tem plo de U ad jet» , id e n tific a d a y a p o r H e r o d o to
(II 155) con Leto. lhK La ciudad de Sais, capital durante las d in a stías saítas X X IV , XXVI y
XXVIII. floreció y fue elevada a centro teo ló g ico de g ran im p o rtan cia incluso en época ptolem aica. Protegida p o r !a diosa N eith, a q u í id e n tificad a por Estrabón en una corriente general en los escrito res g rieg o s, co n A ten ea ( D i o d o r o , 1 12,7). Iw Hay varias ciu d ad es en h onor del d io s H erm es, en e g ip c io T o t. 170 L iteralm ente «C iudad de los lo b o s» , y h o m ó n im a d e la ciu d a d de Asiut, m ás al sur (véase m ás abajo XVII 1,41». 171 M endes es la tran scrip ció n al g rieg o del to p ó n im o e g ip c io Pr-b3-nbD u . «tem plo del carn ero señ o r de M en d es» .
I.IBR O XVII
449
i* ra a Pan " y, de los animales, al macho cabrío. Y, como dice Pindaro173, allí los machos cabríos se aparean con las mujeres:
Mendes, cabe la orilla escarpada del mar, ángulo extremo del Nilo, donde los chivos cubridores de cabras se unen a las mujeres114. Cerca de Mendes hay una Dióspolis, con los lagos que la rodean y Leontópolis. Después, a cierta distancia, la ciudad de Busiris175 en el nomo Busirita y Cinópolis176. Dice Eratóstenes 177que la expulsión de extranjeros era una costumbre común entre todos los pueblos bárbaros, y también a los egipcios se les acusa por lo que se cuenta que hizo Busiris17x en el nomo Busi rita, pues los autores posteriores quieren calumniar la falta de hospitalidad de este lugar, pero, por Zeus, no hay rey ni tirano de nombre Busiris. Y añade Eratóstenes que las palabras del poeta se repiten: y en camino tan largo y penoso llega hasta Egipto'1^.
172 P ro b a b le m e n te se trate del d io s eg ip cio M in, generalm ente identificado con Pan. 173 Fr. 201 S n ell-M a eh ler. 174 H e r ó d o t o (II 4 6 ) d ice que las m ujeres se unían al anim al sagrado, el
chivo, y tal c o s a e ra un e sp ectácu lo público. 175 En e g ip c io P r-W sir, « resid en c ia de O siris». 176 Es la « c iu d a d d e los p erro s» , sin d u d a una población cuyo patrón e ra el dios A nubis. Es h o m ó n im a de la C in ó p o lis del A lto E gipto (X V II 1, 40). 177 Fr. I B 9 B erger. m El rey B usiris, h ijo de P o seid ó n , es un perso n aje leg en d ario que sacrifi caba a Z e u s a to d o s los ex tra n je ro s que llegaban a E gipto, con el fin de ev itar la h am b ru n a q u e le h a b ía an u n ciad o un adivino, pero finalm ente m urió a m a nos de H eracles ( A p o l o d o r o , II 5, 1 1). 179 O d ise a IV 4 8 3 . Ya cita d o m ás arriba, p u n to 12.
450
( i F O G R A I TA
A esto contribuyen definitivamente la falta de puertos y el hecho de que no se pueda entrar en el puerto que hay junto a Faro, guardado como está por pastores bandidos, que atacaban a quien intentaba atracar1*0. También los cartagineses, dice, hundían los barcos extranjeros que pasaban cerca de ellos en dirección a Cerdeña y las columnas181. Por esto todas las histo rias que se cuentan sobre el occidente no son fiables. También los persas dirigían maliciosamente a los embajadores por cami nos en círculo y por rutas complicadas. Tocando está el nomo Atribita y la 2Q ciudad de Atribis182, e igualmente el Atribis nomo Prosopita, en el que está Afroditópolis183. Sobre la boca Mendesia y laTanítica hay un gran lago y los nomos Mendesio y Leontopolita, y la ciudad de Afrodita 184y el nomo Farbetita185. Después está la boca Tanítica, a la que algunos lla man Saítica186, y el nomo Tanítico y la ciudad que hay en él, la gran Tanis187.
IWI Más arriba, XVII 1, 6, E s t r a b ó n h a b la de e s to s p a sto re s, a los que los reyes entregaron tierras alrededor de R aco tis, p rim e ra fu n d a c ió n en el sitio de A lejandría, con el fin de g u ard ar la zona. 1X1 Las colum nas de H eracles es el n o m b re q u e en la a n tig ü e d a d se daba a G ibraltar. 182 Su nom bre eg ipcio, H w t-H ry -ih , « fo rta le z a de e n m e d io » , ex p lica su posición céntrica, y se rein terp retó co m o una alu sió n a la p arte m ed ia, el cora zón de O siris desm em b rad o . IW La m ism a A fro d itó p o lis del n o m o P ro so p ita e s la q u e H
erodoto
(II 41)
llam a A tarbequis, hoy q u izá K om A bu B illu. ,M Esta es otra ciudad d ed icad a a H ator, y p u ed e referirse en este caso a aquella referida com o «residencia de H ator» en la e ste la de ad o p ció n de Nitocris, año 655-654 a. C. situada entre T an is y B ubastis. V éase Y o y o t t e , pág. 114. 11,5 F arbaitos ( P l i n i o , V 6 4), en e g ip c io P r -H r-m rty , hoy H o rb eit. Esta denom in ació n ya e stá ate stig u a d a en H e r ó d o t o , II 17. ,lf7 En egipcio D tny, hoy San el H agar. F u n d a d a p o r la X X I d in a stía a ima-
I.IBRO XVII
451
Entre la boca Tanítica y la Pelusiaca hay lagos y pantanos grandes y contiP e lu sio guos, y muchos pueblos. Pelusio188tam bién está rodeado de pantanos, a los que algunos llaman Baratra189, y lodazales. Los habitantes están establecidos a más de veinte estadios del mar. La muralla tiene un perímetro de veinte estadios. Recibe su nombre del pelos y de los lodazales. Por aquí también es di fícil entrar en Egipto, por la zona oriental de Fenicia y Judea, y desde Arabia de los Nabateos, que es limítrofe. El camino a Egipto atraviesa estos lugares19". Entre el Ni lo y el golfo Arábigo está Arabia, y en su extre mo está situado Pelusio, pero es totalmente un desierto intransi table para un ejército. El istmo entre Pelusio y el interior del golfo en Heroónpolis 191es de mil estadios, pero según Posido nio dice192, de menos de mil quinientos. Además de carecer de agua y ser una extensión de arena, cobija a una multitud de reptiles que se esconden en la arena.
gen de K arn ak , se co n v irtió en un im p o rtan te centro. Se destacan sus tem plos de A m ó n y H o ru s de M ut y A m en em o p e, reconstruidos bajo Ptolom eo X ll A uletes. IKH E n e g ip c io P 3 -¡r-lm n , « lo que A m ón ha hecho». Sin em bargo, E s t r a bón
m ás ab ajo re la c io n a su n o m b re con el térm ino p e h s , literalm ente «barro,
lodo». E u s t a c i o (at¡ D iu n . 26 0 ), pone la etim o lo g ía en relación con Peleo, padre de A q u iles. 189 β ά ρ α θ ρ ο ν en g rieg o es « zan ja» o «surco». 19(1 P o r e ste c a m in o los n ab ateo s en trab an en E gipto con sus preciosas c a r gas de e sp e c ia s y p erfu m e s de A rabia. 191 S eg ú n Y o y o t t e , pág. 116, e sta ciu d ad de los héroes es P ithom , la Patu u n w s, « re s id e n c ia de A tó n » , de H e r ó i x j t o , II 158, 8; B iffi, pág. 307, la re laciona co n A b u K ey sch eid . 192 F G r flis t. 87 F 101 b = 207 E d elstein -K id d . C f. F. 1 0 1a, F. 206 Edelstein-K idd: S tr. XI I, 5.
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(»h< K I R A I T A
Navegando desde Esquedia hacia Mentís, a la derecha hay muchísimos k. r pueblos hasta el lago Marea, entre los M o m e n jis r que está el pueblo llamado de Cabrias . Sobre el río está Hermúpolis, después Ciinecópolis194y el nomo Ginecopolita, y seguidamente, Mo mentis 195y el nomo Momenfita. Entre medias hay multitud de canales hasta Mareotis. Los momenfitas adoran a Afrodita 196y crían una vaca sagrada, como en Menfis Apis, o en Heliópolis Mnevis197. Estos animales son considerados dioses, pero los que hay en otros lugares —pues en muchos lugares se crían animales sagrados, tanto machos como hembras— no son con siderados dioses, sino simplemente sagrados. Por encima de Momenfis, hay dos 23 minas de nitrio, que contienen grandes Nitriu, Mito de Isis cantidades de nitrio 198y el nomo NitrioV S,riS ta. Allí Serapis es adorado y son los úni cos en Egipto que sacrifican una oveja. Cerca de allí está la ciudad de Menelao199, y a la izquierda en el Delta está Náucratis, que está sobre el río, mientras que Sais
1
m enciona en XVI 2, 33. C abrias era un g en eral a te n ie n s e , m e rc e n a rio en el 362 al servicio de T acos, en su rev u elta co n tra A rtaje rjes ( D i o d o r o , X V 92, 3). ,Λ4 L iteralm ente «la ciu d ad de las m u jeres» . U n h im n o c o n serv ad o en el papiro P.O xy. XI 1380, citad o m ás arrib a (n. 3 6), m e n c io n a un lu g ar de nombre Nitine de G inecópolis. M om enfis es p ro b ab lem en te Im ao u , d o n d e el c u lto a H a to r y su vaca sagrada era célebre. I% La asim ilación de A fro d ita con H ato r. V éase D i o d o r o , I 9 7 , 8. IV7 V éase m ás abajo, X V II I, 27. IW Es el carb o n ato de sodio n atu ral. E sta z o n a es lo q u e hoy se conoce com o W adi N atrun. P t o l o m e o , IV 5, 28.
L IBRO XVII
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dista dos schoenoe200del río. Un poco por encima está el «refu gio» de Osiris201, en el que dicen que yace Osiris; pero son mu chos los que están en desacuerdo con esta tradición, sobre todo los habitantes de File, por encima de Siene y Elefantina202. Pues cuentan el mito según el cual Isis enterró urnas de Osiris en muchos lugares bajo tierra (pero solo una de ellas, desconocida para todos, era la que contenía a Osiris). Y esto lo hizo porque quería esconder el cuerpo de Tifón203, no fuera que encontrán dolo lo sacara de su tumba. Esta es la descripción de la zona des24 de Alejandría hasta el vértice del Delta. E l schoenus Artemidoro2,M dice que la navegación río arriba es de veintiocho schoenoe, lo que equivale a ochocientos cuarenta es tadios, contando treinta estadios por cada schoenus. Cuando hicimos el viaje, sin embargo, usaban otro tipo de medida cada vez, cuando daban la distancia en schoenoe, de manera que cua
2
tan), a t e s t i g u a d o e n D i o d o r o , I 22, 3-5). T a m b i é n D i o d o r o e x p l i c a la c u e s t i ó n d e l o s d i f e r e n t e s s i t i o s d o n d e s e a f i r m a b a q u e s e h a l l a b a n lo s r e s t o s d e O s i r i s y la c o m p e t e n c i a a l r e s p e c t o e n l o s d i f e r e n t e s l u g a r e s y s u s s a n t u a r i o s . E u d o x o de
C n i d o , fr . 6 0 G i s i n g e r ( f r . 291 L a s s e r r e : P l u t a r c o , Isis y O siris 359b 11)
y H e c a t e o d e A b d e r a , F G rH ist. 264 F 25: D i o d o r o , I 8 8 , 5, p i e n s a n q u e e s B u siris.
2(M H ijo de T á rta ro y G ea, es una cria tu ra m o n stru o sa que o só en fren tarse a Z eu s, p ero fue v en cid o en el E tna. P ara los e g ip cio s es Seth, herm an o y rival de O siris, a q u ie n m a to y d esm em b ró . Su herm an a y m u jer Isis recu p eró todas las partes m en o s el m iem b ro viril ( D i o d o r o , I 21, 1; P l u t a r c o , Isis y O siris X V III 35 8 ). 2,M Fr. 88 S tieh le.
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G h O í Í R A l ΙΛ
renta estadios, e incluso más, era la equivalencia aceptada se gún en qué lugar. Que la medida del schoenus es inestable para los egipcios lo deja claro Artemidoro en la siguiente afirma ción: «Desde Menfis hasta la Tebaida cada schoenus —dice— equivale a ciento veinte estadios, desde la Tebaida a Siene, a sesenta; cuando uno navega desde Pelusio hasta el vértice del Delta, la distancia es de veinticinco schoenoe, es decir, sete cientos cincuenta estadios, usando la misma medida». Y dice que el primer canal, cuando uno avanza desde Pelu sio, es el que llena los pantanos llamados lagos, que son dos, y están situados a la izquierda del gran río sobre Pelusio en Ara bia. También menciona otros lagos y canales en la misma zona fuera del Delta. Allí está el nomo Setroita junto a uno de los dos lagos, y lo cuenta entre los diez nomos del Delta. En estos mis mos lagos desembocan otros dos canales. Hay otro canal que desemboca en el mar Rojo y el golfo Arábigo cerca de la 25 Arsínoe, nivel ciudad de Arsínoe, que algunos llaman de ¡as aguas Cleopatrís205. Fluye a través de las lla madas Lagunas Amargas, pues antes eran realmente «amargas», pero cuando cortaron el canal men cionado, cambiaron las aguas por la mezcla con el agua del río, y ahora están bien surtidas de peces y llenas de aves lacustres. El canal fue cortado al principio por Sesostris antes de la guerra de Troya. Otros dicen que por el hijo de Psamético206, que hizo F G rH isi. 665 F 71. E sta ciu d ad fue en p rin c ip io d e d ic a d a a la herm anaesposa de P iolom eo F iladelfo, y d esp u és re c ib ió u n a se g u n d a d e d ic a c ió n a una C leopatra. Se en cu en tra en el g o lfo de S u ez. E sta d o b le d e n o m in a c ió n de la ciudad tam bién aparece en las actas del s e g u n d o c o n c ilio d e É feso . en el año 4 4 9 . D io do ro , I 33, y E strab ó n p ro c e d e n a q u í d e u n a fu en te co m ú n , pro bablem ente A rtem idoro de E feso. 21
* El faraón N eco II ( 6 1 0 - 5 9 5 ) , del q u e H e r ó d o t o (II 158) d ice que una
profecía lo disuadió de co n tin u a r la o b ra. V éase ta m b ién D io ix jr o , I 33, 9.
L IB R O XVII
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comenzar la obra, pero luego murió, y a continuación Darío primero, que retomó la obra. Pero este también, convencido por un falso rumor, abandonó la obra cuando estaba casi terminada, pues creía que el mar Rojo estaba a más altura que Egipto, y si cortaba todo el istmo que estaba en medio, el mar inundaría Egipto. Finalmente los monarcas ptolemaicos207cortaron y ce rraron el dique, de manera que, cuando quisieran, podrían nave gar sin impedimento hacia el mar exterior y volver a entrar de nuevo. He tratado en mis primeros comentarios la cuestión del nivel de las aguas20*. Cerca de Arsínoe está también He26 roónpolis y Cleopatrís, en la parte inteEl nomo r¡or ¿gj golfo Arábigo hacia Egipto, y Faeroriopolita . . , , unos puertos y barriadas, y cerca de esto, muchos canales y lagunas. Aquí está el nomo Fagroriopolita y la ciudad de Fagroriópolis209. El canal que desemboca en el mar Rojo parte del pueblo de Facusa, junto al que está el pueblo de Filón210. El canal tiene un ancho de cien codos, y una profundidad suficiente para un carguero enorme211. Tales lugares están cerca del vértice del Delta.
207 F ue P to lo m eo II, seg ú n D iodoro S ic u l o (1 33, 11), que ex p lica de m a nera m á s d e ta lla d a el uso de la esclu sa. 208 Se refie re a la p rim e ra parte de su G eo g ra fía (1 3, 13-14). 2(19 El n o m b re de la ciu d ad d eriv a del nom bre del pez p h a g ro s, típico del N ilo, y v en era d o en v ario s lugares, entre o tro s Siene ( E l ia n o , N at. An. X 19). 210 L o ca lid a d d e d ic a d a a un p erso n aje grieg o , com o m ás arriba, el caso de C ab rias (X V II I, 2 2). E ste Filón q u iz á se trate de uno de los que particip aro n en la e x p lo ra c ió n del m a r R ojo. 211 El té rm in o m y n o fo r o s ap licad o a la nave se refiere a una carg a de diez mil m e d id as, q u iz á án fo ras.
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( i l '. O Í i R A I ΙΑ
Aquí también se encuentran la ciu27 dad de Bubastis 212y el nomo Bubastita. Bubastis, H eliópolis, Y sobre este, el nomo Heliopolita. Allí C am bises est£ Heliópolis213, fundada sobre una colina distinguida, que tiene un templo • · 1¿1 a Helios y un buey Mnevis, criado en una especie de secos" , y que los habitantes consideran un dios, como es en Menfis Apis. Ante la colina hay lagos que reciben la corriente del canal cercano. Ahora la ciudad está completamente abandona da. Tiene un antiguo templo construido a la manera egipcia215, que proporciona importante testimonio de la locura e impie dad de Cambises216, quien ultrajó los templos, unos con fuego y otros con hierro, mutilándolos y quemándolos, como tam bién los obeliscos. De estos, dos que no estaban comple tamente destrozados fueron transportados a Roma217, los demás están todavía aquí en Tebas, hoy Dióspolis, unos si
2,2
En egipcio P r-B 3st.t, « tem plo de B astet», d io s a d e fo rm a de leona o de
gata, identificada a m enudo con Á rtem is. 211
Esta ciudad del Sol se llam aba O n en e g ip c io . Se c o n s id e ra b a el lugar de
donde salía el Sol, Ra-A tón. cread o r del U n iv erso . C ap ita l del B ajo Egipto. Véase P lin io , V 4 9 , y Pt o l o m e o , IV 5 , 5 3 . 214 R ecinto sagrado. El buey M nevis e sta b a c o n s a g ra d o al sol, co m o Apis lo estab a a la luna. Sobre su con ex ió n con O siris y H e lió p o lis, P l u t a r c o , ¡sis y O siris X X X III 364. 2I'S Esta expresión es una esp ecie de in tro d u cció n a la d e s c rip c ió n detallada que encontram os a co n tin u ació n , en el p u nto 28. 216 E s t r a b ó n s e u n e a la t r a d i c i ó n h o s t i l a C a m b i s e s ( H H
eca teo de
M
unson
A
bdera,
. «The
F G rH ist 26 4 F 25: D
M ad n ess o f C a m b y se s:
io d o r o
eródoto
, l i l i , 1-38,1:
, 1 4 6 , 4; 9 5 , 4 . V é a s e R . V .
H e ro d o tu s
3,
16-3 8 » , A reth u sa 24
(1991), 43-65; L . D e p u y d t , « M u r d e r in M e m p h i s : T h e S t o r y o f C a m b y s e s ’s M o r ta l W o u n d i n g o f th e A p i s B u l l ( c a . 5 2 3 B . C . E
21
.)» ,J N E S 5 4 ( 1995), 119-126.
Los llevó A u gusto en el añ o 10 a. C . y lo s d e d ic ó al S ol. U no de estos,
el de Seti I, se en cu en tra en la esp in a del c irc o m á x im o (P ia z z a del Popolo) y el otro se utilizó com o hasta del h o ru lo g iu m en el c a m p o de M arte.
L IB R O XVII
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guen en pie, aunque totalmente quemados, y otros yacen en el suelo. El plan de construcción de un templo 28 es como sigue: a la entrada al recinto saP l a n d e con stru cción gra(j 0218 hay un sue|o pavimentado con de un tem p lo . , , piedras, de una anchura de un pletro o menos, y una longitud tres o cuatro ve ces mayor, en algunos casos, mayor. Esto se i lama el dromos, como dice Calimaco219: Este es el dromos sagrado de Anubis Todo a lo largo hay esfinges de piedra seguidas a ambos lados, a una distancia de una a otra de veinte codos220, o algo más, de manera que hay una fila de esfinges a la derecha y otra a la izquierda. Después de las esfinges, uno liega a un gran pro pileo, después a otro propileo, después a otro. No hay un núme ro definido de propileos ni de esfinges, sino que es diferente en cada templo, como también lo es el ancho y el largo de los dromos. Después de los propileos, uno llega al naos, que tiene un grande y significativo prónaos y un santuario de gran tama ño, aunque no tiene estatua, o al menos no antropomórfica, sino de algún animal irracional221. A cada lado del prónaos salen las
218 En g rie g o té m en o s. E strab ó n ap lica a la arquitectura de los tem plos el v o cab u lario té cn ico g rieg o , au n q u e la co rresp o n d en cia no es exacta. 219 Fr. 715 P feiffer. 220 U nos 10 m . 221 L a c rític a de E strab ó n a la relig ió n eg ip cia, una ten d en cia real en m u ch o s e s c rito re s clásico s, e s m uy velada. En este caso h abla de anim al irracional refirién d o se al asp ecto zo o m ó rfico de los d io ses egip cio s. U na de las críticas g en era liza d as a este tip o de cu lto e ra que los an im ales eran seres irracio n ales, cread o s al se rv ic io del an im al racio n al, el h o m b re, y por tanto no deb ían recibir culto. V éase al resp ecto , in tro d u cció n , págs. 6 6-70.
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llamadas alas. Se trata de dos muros de igual altura que el tem plo; al principio distan una de otra un poco más que la anchura de la base del templo, después, según se va avanzando hacia delante, siguen líneas convergentes hasta cincuenta o sesenta codos222. Y estos muros tienen relieves de grandes imágenes, parecidos a los Tirrenos o a las antiguas obras de arte que se encuentran entre los griegos. Hay también un recinto columnado, como en Menfis223, que tiene una disposición bárbara224, pues salvo que las columnas son muchas y grandes, y alineadas en hileras, nada tiene de agradable ni artístico, sino que más bien parece una demostración de vanidad. En Heliópolis vimos grandes casas r j ^ f' en las que Sacerdocio, filosofía, n residían los sacerdotes, rpues los caldeos, se dice que antiguamente este lugar era astronom ía residencia de los sacerdotes que estudia ban filosofía y astronomía225, pero hoy tanto el sistema como la práctica han desaparecido. Por eso aquí nadie se me ha mostrado como director de tales estudios, sino solo como sacerdotes que ofrecen sacrificios o que expli can a los extranjeros el culto. Acompañó al prefecto Elio Galo 226en su navegación hacia el interior de Egipto desde Alejandría un hombre llamado Que-
222 Unos 22-25 m.
221 Véase XVII 1,31. 224 Por «bárbara» se refiere a q u í E strab ó n p ro b a b le m e n te a las dim ensiones del recinto, lejos del co n cep to g rie g o de p ro p o rc ió n , p o r lo q u e el au to r lo cri tica a continuación. 225 Ya H e r o d o t o , II 3, se refiere a la im p o rta n c ia d e los sa c e rd o te s heliopolitanos, los m ás sabios de E gipto. 226 Prefecto de E gipto, 27-2 5 a. C . E s t r a b ó n v ia jó co n él h a sta File. A pa rece m encionado en este libro m ás ab ajo en X V II I, 4 6 y e n I, 53 (véase tam bién en otros libros: II 5, 12 y X V I 4. 2 2 -3 ).
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remón227, que pretendía tener estos conocimientos, pero a me nudo se burlaban de él por fanfarrón e ignorante. Aquí nos mos traron sin embargo las residencias de los sacerdotes y las escuelas de Platón y Eudoxo22*. Pues Eudoxo viajó allí con Pla tón y pasaron con los sacerdotes trece años229, como dicen algu nos230. Puesto que los sacerdotes sobresalían en el conocimien to de los cielos, aunque lo mantenían en secreto y no querían compartirlo, con el tiempo y su amabilidad, Platón y Eudoxo lograron que les dejaran estudiar los principios de su disciplina. Pero los bárbaros les ocultaron muchas cosas. Aprendieron sin embargo las fracciones del día y la noche, que se unen a los trescientos sesenta y cinco días para completar el ciclo anual231. Entonces, la verdadera naturaleza del año era desconocida para los griegos, como también muchas otras cosas, hasta que las nuevas generaciones de astrólogos las aprendieron de los tra ductores al griego de los tratados de los sacerdotes232. Aún hoy siguen aprendiendo de esta fuente, como también de la de los caldeos233. 227 N o se tra ta aq u í, sin d u d a, de Q u erem ó n el filósofo estoico, que fue p rece p to r de N erón. 228 E u d o x o de C n id o (39 0 -3 3 7 a. C .), astrónom o, geógrafo y m atem ático, a co m p añ ó a P lató n a E gipto. 229 El e p íto m e d ice tres años, m ien tras que D ió g f n e s L aercio , VIH 87, dice d ie c isé is m eses. 230 F G rH ist. 665 F 105. 231 El año e g ip c io se c o m p o n ía de doce m eses de treinta días, m ás los cinco días in tercalares, o e p a g u m en a i ( H e r ó d o t o , II 4). Para aju star el calen d ario , a p artir de P to lo m eo III, se añ ad ía un día in tercalar cad a cu atro años. T am b ién ex p lic a el c a le n d a rio e g ip c io D iodoro (I 50). V éase m ás abajo X V II 1, 46. 232 F G rH ist. 665 F 50. 233 E fe c tiv a m e n te , las p rim eras p ro d u ccio n es astro ló g icas g riegas refieren a la au to rid a d de los m ag o s cald eo s, es d ecir, los astró lo g o s asiro -b ab ilo n io s. D io do ro (I 8 1 , 6 ) a firm a que los astró lo g o s cald eo s habían sido d iscíp u lo s de
los sacerd o tes e g ip cio s.
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(¡IX H ikA l TA
A partir de aquí comienza el Nilo 30 que está más arriba del Delta. Su parte Sur d e l D e lta : , , . t , . R ahilon ia derecha, para quien va remontando el las p ir á m id e s río, se llama l .ibia, como también los al rededores de Alejandría y Mareotis, y a la izquierda Arabia. Heliópolis está en Arabia, pero la ciudad de Querquesuris234, que está junto a los observatorios de Eudoxo, está en Libia23\ Pues se ve un observatorio delante de Heliopo lis, como también delante de Cnido, desde el que aquel exami naba los movimientos de los cuerpos celestes. Aquí está el nomo Letopolita23*1. Avanzando en la navega ción se llega a Babilonia23?, una ciudadela fortificada, en la que se refugiaron unos babilonios disidentes, que tras una negocia ción lograron el permiso de los reyes para establecerse ahí238. Ahora es el campamento de una de las tres legiones acantona das en Egipto. Hay un puente que baja desde el campamento hasta el Nilo, por el que se sube el agua a través de un sistema de ruedas y raíles, y hay ciento cincuenta prisioneros que traba jan ahí. Desde allí se ven claramente las pirámides, al otro lado del río, sobre Menfis, y están cerca239. Eí> K eikasoros en H e r ó d o t o , II 17, y en A q u i l e s T 2,5
a c io ,
L euc. IV 11,3.
Los térm inos A rabia y L ibia se refieren al e s te y el o e ste respectiva
m ente. 1V> L etópolis. la «ciudad de Leto», es A u sim . N o e s tá co m p le ta m e n te clara la razón por la que se ded icó a Leto. 231
B abilonia e s hoy el V iejo C airo. Fue el e m p la z a m ie n to del cam pam ento
de la legión rom ana, véase P. S h e e n a n , « T h e R o m an fo rtre ss o f B abylon in O id C airo», D. M. B a i le y , A rc h e u io g ic a l R e s e a r c h in R a m a n E g y p t, JRA Suppl. 19, Ann A rbor, 1996, págs. 9 5 -9 8 . HI n o m b re latin o del cam pam ento, F ussatum , pasó al árabe F u stal, p rim e r e s ta b le c im ie n to de los árab es al llegar en el siglo vil. ^
Esta historia tam bién la n arra D io d o r o ( I 5 6 . 3 ), q u e la refiere a los
tiem pos de Sesostris. ** Se trata claram en te de las p irám id es de G iza, d e sc rita s ta m b ién por H e -
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Cerca está la misma Menfis, residen» "V cia real de los egipcios. Se encuentra a Menfis, buey Apis, . , templo de Afrodita una distancia de tres schoenoe del Delo Selene ta24*’. Tiene templos, entre los que está el de Apis241, que es el propio Osiris, y allí se guarda al buey Apis en un templo, pues como he dicho, lo consideran un dios. Tiene una parte blanca en la frente y otras pequeñas partes del cuerpo, pero por lo demás es negro242. Por estas marcas es por lo que juzgan un buey apropiado para ser el sucesor, cuando muere el que recibe el culto243. Delante del templo hay un patio, en el que hay otro templo de la madre del buey. En este patio sueltan al buey Apis a cierta hora, sobre todo para mostrarlo a los extranjeros. Pues aunque la gente lo puede ver por la ventana del templo, quieren también verlo fue ra. Después de dejarle estirarse un rato en este patio, lo vuelven a meter en su particular establo. En efecto, el templo de Apis se encuentra al lado del Hefesteion244. Este Hefesteion es una rica construcción, por el tamaño de su naos y también en otros as pectos. En la parte de delante, en el dromos, hay un coloso mo nolítico245. En este dromos es costumbre celebrar luchas entre toros, para las que algunos los crían, como los criadores de caró do to,
II 124, y P l i n io . X X X V I 16, 76. Según este últim o, se encontraban a
siete m illa s y m e d ia de M enfis. 24(1 S erían unos 17 km . Hoy M enfis se en cu en tra a 28 km de El C airo. 241 V éase m ás arrib a , X V II 1 ,2 2 . 242 C o m o d ice H e r ó d o t o , lil 28, «E s negro y tiene en la frente una m arca trian g u lar d e c o lo r b lan co , en el lom o la figura de un águila»; véase tam bién P l in io , VIII 184, P l u t a r c o , Isis y O siris XLIII 3hK, D io d o r o I 84, 8; 85, 5. 241 U na v ez m u erto , era em b alsam a d o y en terrad o en el tem p lo de O sirisH apy (S e ra p e io n de S ak k ara). V ease m ás abajo, XVII 1, 32. :44 Se tra ta del tem p lo de Ptah, crea d o r de los m etales y patrón de los arte sanos, por io q ue fue asim ila d o a H eíesto . 245 Se tra ta de un co lo so de R am sés II. H e k ó d o t o m en cio n a d o s (II 121), al igual q ue D io d o r o (I 47).
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G l O C i K A l ΙΑ
hallos. Estos toros los sueltan para que entren en combate, y el que gana recibe un premio. Hay en Mentís también un santua rio de Afrodita, una diosa considerada griega, aunque algunos dicen que es un templo de Selene246. Hay también un Serapeo 247en un lugar tan arenoso que el viento levanta S e r a p e o d e M e n fis dunas de arena, bajo las que vimos es finges enterradas hasta la cabeza, otras medio enterradas. Por esto se puede uno figurar el peligro para un caminante que se dirige al templo si le sorprende una tormenta de arena248. La ciudad es grande y bien poblada, la segunda después de Alejandría, de gentes de razas mezcladas249, como los que se asentaron allí (en Alejandría). Hay lagos delante de la ciudad y los palacios. Estos, hoy en ruinas y abandonados, están cons truidos en lo alto, y descienden hasta el nivel de la ciudad. Jun to a esto hay un bosque y un lago. J 4.
*<4ft FG rH ist. 665 F 72. H e r o d o t o (II 1 12) d ic e q u e e s un te m p lo de A fro dita extranjera y la identifica con H elen a (p o r lo q u e se p ro p o n e co rreg ir en este texto H elena por S elene). Pero parece que se tra ta de A sta rté , la A frodita fenicia y siria. Puede tam bién tratarse de un sa n tu a rio a H a to r. L o cierto es que no está claro y la brevedad de la d escrip c ió n no p e rm ite d e m a sia d a s conje turas. 247 Este es el tercer S erap eo que m e n cio n a E s t r a b ó n , d e sp u é s del de A le jan d ría (X V II 1, 10) y C an o p o (X V II 1, 17). E ste e s sin e m b a rg o la fundación principal. Es un cu lto que luego tuvo un au g e e n o rm e e n tre lo s g rie g o s habitan tes de Egipto. S obre el S erap eo , v éase D. J. T
hom pson
, M e m p liis u n d er the
P tolem ies, Princeton, 1988, p ágs. 2 1 2 -2 6 5 . 24* E s t r a b ó n m en cio n a m á s ab ajo , X V II 1, 5 4 , lo s p e lig ro s de las torm en
tas de arena. 249
R ecuérdese que los p rim ero s g rie g o s a se n ta d o s en E g ip to lo hicieron
precisam ente en M enfis, fo rm an d o la m in o ría de los h e le n o m e n fita s , a m edia dos del siglo v il, ju n to co n m e rc en ario s cario s. q u e a su v ez fo rm a ro n la m ino ría de los carom enfitas. V éase T
hom pson,
M e m p h is, p ág s. 8 2 -1 0 5 .
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33 L a s p ir á m id e s de' G i . a
463
Avanzando cuarenta estadios desde la ciudad se llega a una cordillera montañosa, sobre la que hay varias pirámi d e s ^ t u p i a s ¿ e r e y e s
significativas250. Dos de ellas se cuentan entre las siete maravillas del mundo251. Miden un estadio de alto y tienen forma cuadrada, y su altura es un poco mayor que cada uno de sus lados. Una de ellas es un poco más grande que la otra252. Tiene en lo alto, a media distancia entre los lados, una roca que se puede extraer, y cuando la quitan hay una galería en pendiente que lleva a la cámara funeraria253. Estas pirámides están cerca una de otra y sobre el mismo nivel. Más arriba, a mayor altura sobre la colina, está la tercera, que es mucho me nor que las otras dos254, aunque construida con un gasto mayor, pues desde los cimientos hasta casi la mitad está hecha de pie 250 A 18 km de M enfis están las pirám ides de G iza. H e r ó d o t o (II 124-125) y DIODORO (I 63 , 2 -6 4 , 14) se ex tien d en m ás que E strabón sobre el tema. O tros c o m p lejo s p ira m id a le s en la zo n a son D achsur, A b u sir y Sakkara. 251 E s t r a b ó n c o n o ce y m e n cio n a las m aravillas del m undo: el Z eus de
F idias en O lim p ia (V III 3, 30); el A rtem ision de Éfeso (X IV I, 22-23); el colo so de R o d as (X IV 2, 5 ); el M ausoleo de H alicarnaso (X IV 2, 16): las m urallas y los ja rd in e s de B ab ilo n ia (X V I 1, 5): el faro de A lejandría (X VII 1, 6). El elen co c o m p le to e s tá en A n tip atro de Sidón o de T esalónica, Ant.Pal. IX 58. S obre las m a ra v illa s, P. A. C
layton-
M. J. P r i c e , The Seven W onders o f the
A n c ie n t W o rld , L o n d res, 1988. E l testim on io m ás antiguo de la lista aparece en el p ap iro de B erlin 13044 re c to , en los llam ados L a tercu li A lexa n d rin i, aunque el c o n ju n to de las siete m arav illas e stá incom pleto d ebido al mal estad o del papiro, y so lo ap are cen tres: el A rtem isio n , el M ausoleo y las pirám ides. V éase H. D i e l s , « L atercu li A lex an d rin i aus ein em Papyrus P to lem áisch er Z eit» , Sitzunf>sherichte d e r B e rlin e r A kadernie d er W issenschaften, B erlín, 1904. 252 S on re sp e c tiv a m e n te la de K eops de 146,5 m de altura, y K efrén, de 143,5 m . 251 L a e n tra d a a la p irám id e se co n o cía en ép o ca de E strabón y el acceso ú n icam en te a la c á m a ra baja, no a la alta. 2M La p irám id e de M icerin o s, de 62 m de altura.
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( ¡ í ;o ( ¿ r a i ι λ
dra negra255, de la que se hacen los morteros, y que se trae de muy lejos, pues la traen de las montañas de Etiopía. Además, como es muy dura y difícil de trabajar, encarece mucho la construcción. Le llaman la tumba de la cortesana, construida por sus amantes. A ella Safo256, la poetisa mélica, la llama Dórica, la amante de su hermano Caraxo257. Se dedicaba a importar vino lesbio a Náucratis para venderlo. Otros la llaman Ródopis. Cuentan la historia de que cuando se estaba bañando, un águila arrebató una de sus sandalias a su sirviente y la llevó a Menfis. Cuando el rey estaba administrando justicia al aire libre, el águila que estaba justo encima dejó caer la sandalia en su rega zo. Movido por la belleza de la sandalia y lo extraordinario de la situación, mandó buscar por todas partes a la mujer que lle vaba la sandalia. Encontrada en la ciudad de Náucratis, fue tras ladada (a Menfis) y se convirtió en la mujer del rey, y al morir le construyeron la mencionada tumba258.
255 El revestim iento de la parte in ferio r e s tá h e c h o c o n e n o rm e s bloques de granito, y la parle superior estab a recu b ierta de c a lc á re a de T u ra. D i o d o r o (I 64, 7-8 y 14) tam bién insiste en el v alo r de la p ie d ra tra íd a de E tiopía. 256 Fr. 15, 1 1 V oigt. JS? Estrabón se hace eco de una trad ició n q u e v a e x is tía e n tiem p o s de H e ró do to
(II 135) y que asociaba la co n stru cció n d e la te rc e ra p irám id e a una de
las heteras m ás fam osas de N áucratis, c o n te m p o rá n e a d e S a lo . E sto tam bién lo explica S u d a , rho 2 1 1: ’P o ô o m u Ô o ç α ν ά θ η μ α . U n a rev isió n de todas las fuentes sobre la histo ria de Safo, su h erm a n o C a ra x o y la e s c la v a prostituta Rodopis o D órica, en J. B. L
id o v
, « S ap p h o , H e ro d o tu s, an d the H etaira» , CPh
97, 3 (2002). 203-237. 25* Esta es sin d u d a una h isto ria p aralela a la tra d ic ió n de n u e s tra C en icien ta. de la que se en cu en ira un p aralelo ta m b ién en el c u e n to e g ip c io de los dos herm anos: tam bién rep ro d u cid a p o r E i . i a n o (H ist.V a r. X III 3 3 ) probablem ente de la m ism a fuente, y A rtem id o ro , su p u e sto in te rm e d ia rio , c u y a inform ación provenía de N áucratis. N. L i t i n a s , « S tra b o ’s so u rc e s in the lig h t o f a tale», D. D u e c k . H . L i n d s a y , S. P o t h e c a r y (e d s.), S tr a b o ’s C u ltu r a l G eo g ra p h y: The
M aking o f a K olosso u rg ia , C a m b rid g e , 2 0 0 5 , p ág s. 1 08-117.
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34
Una de las cosas asombrosas que vi en las pirámides no merece ser omitida.
N o m o H e r a c le o tic o V n n m o A r s in o ita
Ante Ias P,ram,c*es h a y montones de tro-
*
t
■ ,
■,
.
zos de piedra. Entre ellos hay unas ra lladuras, que tanto por la forma como por el tamaño se parecen a las lentejas. Debajo de algunos mon tones se encuentran también como cáscaras de grano medio aventado. Dicen que se trata de los restos de la comida de los obreros, que se ha petrificado, y eso no es inverosímil259. Efec tivamente, en mi país2W) hay un monte alargado en el llano que está lleno de chinas de roca porosa en forma de lentejas. Y las piedras marinas y fluviales también presentan esta misma in cógnita. Pero mientras que estas encuentran una explicación por el movimiento de la corriente de las aguas, en este caso, la explicación es más difícil de encontrar. Se ha dicho en otra parle2'11que cerca de la cantera de la que se ha extraído la piedra para las pirámides, que está a la vista desde las pirámides, al otro iado del río en Arabia, hay un monte bastante rocoso que se llama Troico262, que tiene unas cuevas al pie. Hay un pueblo cerca, tanto de este monte como del río, que se liama Troya, y que fue residencia de los cautivos troyanos que acompañaron a Menelao y se quedaron allí. C u ltivo d e o livo s
259 Se tra ta de n u m u lite s, co n ch as fósiles que form aban parte de la caliza nu m u lítica, m a sa ro co sa q u e se utilizó p ara la parle interior de las pirám ides. E strab ó n no c o n o c ía el fen ó m en o de la fosilización. 260 E strab ó n e ra de A m asea del Ponto. 261 D esd e luego que no es en la G eo g ra fía . Q u izá en su o tra o bra. H istoria. 262 En A rab ia q u iere d e c ir al este del río. El lugar m en cio n ad o , l'ro ic o , es hoy T u ra, a 13 km al su r de B abilonia. El nom bre o rig in ario es 7 J - ty J . E stra bón reco g e una e tim o lo g ía que tam bién se en cu e n tra en D iorx)K ü,
I 56, 4. que
retro trae el n o m b re al p erip lo de M enelao, y la fundación de o tra Iro y a en E gipto.
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(ίΚ ίΚ ϊΚ Λ Η Λ
Después de Menfis está la ciudad de 35 Acanto263, situada igualmente en Libia, N om o H era cleo tico . . , , ~ .. . . y nom o Arsinoila. > el ,emPl0 d,e ° slns > el bostJue de C ultivo de olivos acanto tebano-64, del que se extrae la goma. Después está el nomo Afroditopolita y la ciudad del mismo nombre 265en Arabia, en la que se rinde culto a una vaca blanca sagrada. Después está el nomo Heracleotico en una gran isla, desde el que un canal lleva hacia Libia al nomo Arsinoíta266, de manera que el canal tiene dos desembocaduras, cayendo una parte de la isla en medio de ellas. Este nomo es digno de atención en todos los aspectos, por su apariencia, su fertilidad y su construcción. Es el único sitio plantado de olivos, grandes y maduros, que producen buenos frutos, y si cosecharan las aceitunas correctamente, también tendrían buen aceite. Pero puesto que desprecian este aspecto, producen mucho aceite pero que tiene mal olor (en el resto de Egipto no hay olivos salvo en las huertas de Alejandría, que son suficientes para producir aceitunas, pero no para hacer aceite). Produce también vino en no poca cantidad, también trigo y mu chas clases de cereales y legumbres. También tiene un lago maravilloso llamado Moeris, que es M En egipcio S h en a kh en , «los árb o les v iv ie n te s» . D i o d o r o (I 97, 2) la sitúa a 22 km de M enfis. 264 La M im osa n ilo tica o A ca cia n ilo tica es un a rb u s to del q u e nos habla H e r ó d o t o en II 96. C on su m ad era se fab ric ab a un tip o de e m b arcació n .
2<Λ Esta tercera ciudad de A fro d ita, de H ator, e s tá en la m o n ta ñ a de Atfih. A llí se han en co n trad o h ip ogeos d eco rad o s y c a v e rn a s e n las q u e en época grecorrom ana se co lo caro n las m o m ias de las s u c e siv a s v a c a s H e sis (m anifes tación de Isis-H ator). 2ίΛ Se trata del fam oso o asis del F ay u m , al q u e lle g a b a un can al desde el Nilo. En época p tolem aica se d ren ó y g ra c ia s a los sis te m a s de reg ad ío se pro dujo una gran co lo n izació n ag ríco la. V éase D. R a t h b o n e , « T o w a rd s a histo rical topography o f the F ay u m » , D. M. B a i l e y , A r c h a e o lo g ic a l R esea rch in R om an E g yp t, JR A S uppl. 19, A nn A rb o r, 1996, p ág s. 5 1 -5 6 .
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enteramente parecido a un mar en su tamaño y en su color. Las costas también son parecidas a las costas marinas, de manera que se pueden hacer las mismas suposiciones que sobre la re gión de Amón (pues efectivamente no están muy lejos una de otra o del Paretonio). Se puede suponer, por una cantidad de indicios, que aquel templo antaño fue construido al borde del mar, pues igualmente esta zona estaba antiguamente al borde del mar. Y el bajo Egipto y la zona que llega hasta el lago Sirbonítico era el mar, confluyendo quizá con el mar Rojo en Heroónpolis y el golfo Elanita267. Ya he explicado estos asuntos am^ ?? , i pliamente en el primer libro de mi GeoC r e a c io n de la s -v* esfera s y el h o m b re, 8raf la~ >Y ahora comentaré brevemente la p r o v id e n c ia ... la obra de la naturaleza conjuntamente con la providencia, que se conjugan para un solo fin. Pues la obra de la naturaleza consiste en que todas las cosas convergen hacia una, el centro del todo, y en tomo a este forman una esfera, de la que la parte más densa y más cén trica es la tierra; menos densa y en siguiente lugar, el agua, siendo cada una de ellas una esfera, una sólida y la otra hueca y que contiene dentro la tierra269. La obra de la providencia es 267 Es el g o lfo de Á q ab a (véase E s t r a b ó n , XVI 4, 4). 268 En el lib ro I 3, 4-1 3 hace una larga ex p o sició n sobre los principios de la m o rfo g én e sis terrestre. 269 E sta te o ría, que sitú a a la tierra en el centro de esta estru ctu ra de esferas c o n c é n tric a s, e s de o rig en p itag ó rico , retom ada en especial por los estoicos (p o r e je m p lo en D i ó g e n e s L a e r c i o , VII 148). A ristóteles fue fundam ental en la d ifu sió n de este m o d e lo , por ser él de quien lo tom an los esto ico s. V éase A r i s t ó t e l e s , C a el. 2 8 6 b , sobre la esfericid ad del universo, 296b sobre la p o
sició n de la tierra en el cen tro . D e inundo 3 9 2 b -3 9 3 a sobre las esferas de tierra y de ag u a. E strab ó n se ad h ería a la escu ela esto ica. Su teoría de la P rovidencia p ro v ien e p ro b a b le m e n te de P o sid o n io de A pam ea, a quien cita a m enudo al pie de la letra (cf. D i ó g e n e s L a e r m o VII 138: «los d io ses y los h om bres, por los que las o tra s co sas se fo rm aro n » ).
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que, siendo como una bordadora y autora de miles de obras, quiso, entre sus primeras creaciones, engendrar a los animales y que resultaran muy diferentes de lo demás, y de estos, los superiores los dioses y los hombres, por los que las demás cosas se formaron. A los dioses les entregó el cielo, a los hombres la tierra, los dos extremos del cosmos. Los dos extremos de la esfera son el centro y la parte exterior. Pero puesto que el agua envuelve la tierra, y el hombre no es un animal acuático, sino terrestre y que necesita aire y mucha luz, hizo en la tierra mu chas elevaciones y cavidades, de manera que toda o la mayoría del agua se quedara en las cavidades, quedando ahí la tierra oculta, y la tierra se proyectara en las elevaciones, quedando el agua oculta bajo ella, excepto cuanta sea necesaria para la raza humana y los animales y plantas que están junto a ella. Pero puesto que todo está siempre en movimiento y sufren grandes cambios (pues si no fuera así, tales cosas, en tal canti dad y de tal tamaño, no podrían regirse). Y ha de suponerse que la tierra no es siempre tan constante, que tenga siempre el mis mo tamaño, ni se añada o substraiga nada a sí misma; por otra parte, que lo mismo se puede decir del agua, y por otra, que ninguna de las dos tiene la misma sede fija, en vista de que el cambio de una en otra es de ley natural y siempre a punto de producirse. Mucha cantidad de tierra se convierte en agua, y gran cantidad de agua se solidifica de la misma manera que en la tierra, donde se producen grandes alteraciones. Pues hay tie rra que se disgrega fácilmente, tierra sólida, rocosa, ferrugino sa, y así con todos los demás tipos. Igualmente ocurre con los tipos de líquidos: hay agua salada, dulce y potable, medicinal, salvadora o letal, fría y caliente. ¿Por qué es asombroso enton ces si partes de la tierra que hoy están habitadas antes estuvie ron cubiertas por el mar?, ¿y las que ahora son mares estuvieron habitadas antaño? De la misma manera también fuentes de an tes han dejado de manar, mientras otras han brotado, ríos y la-
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gos, como también montañas y llanuras se han cambiado unos con otros. Sobre esto he hablado mucho anteriormente270, y ahora ya basta. El lago Moeris, por su tamaño y pro 37 fundidad tiene capacidad para aguantar L a g o M o eris, las inundaciones con la crecida del río el L a b e rin to sin desbordarse sobre la tierra habitada y cultivada, y de igual manera, con el receso, devuelve el agua sobrante a través del mismo canal, por una de las dos bocas que tiene, y tanto el lago como el canal conservan suficiente cantidad de agua para el regadío. Y siendo esto obra de la naturaleza, se han colocado esclusas en ambas bocas del canal, a través de las cuales los ingenieros adminis tran la entrada y salida del agua. Aparte de estas cosas, este nomo tiene el Laberinto271, que es una obra comparable a las pirámides, y al lado, la tumba del rey que construyó el Laberinto. A unos treinta o cuarenta esta dios de la primera boca del canal hay una llanura en forma de mesa, en la que hay un pueblo y un gran complejo real com puesto de muchos palacios, tantos como nomos había en el pa sado272; tantos son los patios columnados, contiguos unos a otros, todos en una fila y sobre un muro, como si fuera una
270 V éase E s t r a b ó n , I 3, 3-4 , a p artir de E r a t ó s t e n e s (F. IB 13 B erger). 271 H f u ó d o i o (11 147-148) h ab la de un lab erin to , que p ro b ab lem en te sea el
de P to le m a is H o rm o u , y el de E strab ó n y los p ap iro s p to lem aico s p ro b a b le m en te se tra te del te m p lo de A m en em h at III en H aw ara. O . K. A r m a y o r , H e r o d o tu s’ A u to p s y o f th e F a yo u m : L u ke M o eris a n d the L a b yrin th o f E g yp t, A m ste rd a m , 1985; C. O
b s o m f .r ,
« H éro d o te, S trab o n et le “ m y stè re ” du L ab
y rin th e d ’E g y p te » , C. O
bsom er,
A .-L . O o s t h o e k (ed s.), A m o sia d ès. M é la n
g es o ffe r ts a u P r o fe ss e u r C la u d e V a n d ersleyen p a r ses a n c ie n s é tu d ia n ts, L o vai na la N u ev a, 1992, p ág s. 2 2 1 -3 3 3 . 272 Y a en X V II I, 3, E s i
rabón
h ab ía p u esto en relació n el n ú m e ro de p a
tios del L a b e rin to c o n las s u b d iv isio n e s te rrito ria le s del E g ip to an tig u o .
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muralla larga con los palios construidos ante ella. Y los cami nos de acceso estaban enfrente de la muralla. Delante de las entradas, hay unas criptas largas y numerosas, que tienen entre ellas pasadizos sinuosos, de manera que un extranjero sin guía no es capaz de encontrar la entrada o la salida a cada patio. Y lo asombroso es que los tejados de cada recinto están hechos de una sola piedra, y las criptas a lo ancho también están te chadas con placas monolíticas de gran tamaño, no habiendo mezcla con madera ni con ningún otro material273. Y subién dose al techo, que no está a gran altura, pues el edificio solo tiene un piso, se ve una llanura pétrea, formada por piedras de gran tamaño; y luego, al descender otra vez al patio, se ve que están colocadas seguidas, cada una sujeta por veintisiete co lumnas monolíticas. Y los muros no están construidos con pie dras de menor tamaño. Al final de esta edificación de más de un estadio de longitud, está la tumba, una pirámide cuadrada, de unos cuatro pletros de ancho por cada cara, y la misma medida de altura. El nombre de la persona enterrada ahí es Imandes274. Se dice que se construyeron tantos patios porque era cos tumbre de los nomos reunir a todos conforme al rango junto con sus sacerdotes y sacerdotisas, para ofrecer sacrificios, ofrendas a los dioses y juzgar las causas de mayor importancia. Y cada uno de los nomos se dirigía al patio asignado a cada cual275. 27< T am bién P l i n i o , V 61, in d ica la au sen cia de m a d e ra en la ed ificació n . 274 M ás adelante (X V II 1 ,4 2 ) ap arece el n o m b re Ism a n d e s. D
io d o r o
(I 61,
1) da el nom bre M endes, « au n q u e o tro s lo llam an M a rro s o M en as» . Parecen ser todas corrupcion es del n o m b re de A m en em h at III. m Esta tradición proviene de H e r o d o t o (II 147-8) y se e n c u e n tra en P l i n io
(X X X V I 84-89). H ero d o to h ab ía atrib u id o la c o n s tru c c ió n del lab erin to a
doce reyes que se habían rep artid o E g ip to y c e le b ra b a n e n c o n ju n to sus cere m onias religiosas. D ebía de h ab er sín o d o s d e sa c e rd o te s de to d o s los tem plos del país que se reunían para o fre c e r s a c rific io s y lib a c io n e s.
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Navegando a lo largo de la costa du^ , rante unos doscientos estadios, se llega a C r o c o d ilo p o lis o , . , , , . , ,, , ^ A rsin o e, e s p e c tá c u lo la cludad d<; Arsinoe, antes llamada Crod e los c o c o d r ilo s codilópolis-7h. Y esto es debido a que en este nomo rendían culto con gran devo ción al cocodrilo, y hay uno sagrado, criado en un lago aparte, y que es manso con los sacerdotes277. Se llama Suco27*. Lo ali mentan con grano, carne y vino, que le ofrecen los extranjeros que le visitan. Al menos, nuestro anfitrión, un hombre honora ble, que nos estaba iniciando en los misterios279, nos acompañó al lago, llevando de la cena una hogaza de pan, carne asada y una jarra de vino mezclado con miel. Encontramos al animal acostado a la orilla del lago. Acercándose los sacerdotes, mien tras unos le abrían la boca, otro echaba dentro el pan, luego la carne y luego vertía el vino con miel. Al punto, el animal se precipitó al lago y cruzó a la otra orilla. Y al llegar otro extran jero portando igualmente una ofrenda, los sacerdotes tomándo
21u E s la c iu d a d o rig in a lm e n te llam ad a S h ed et, que fue tem p o ralm en te lla m a d a C ro c o d ilo p o lis, p ara lu eg o ser c o n sa g ra d a a A rsín o e, bajo P tolom eo 11. Su d iv in id a d p a tro n a e ra S o b ek , q u e se m a n ife sta b a en fo rm a de cocodrilo. 277 P l u t a r c o (S o b re la in telig en cia d e lo s a n im a le s, 9 7 6 a 11 ) ex p lica que
eran d ó c ile s a los sa c e rd o te s, a los que re co n o c ían p o r la vo z, se dejaban acari ciar, lim p ia r la d e n ta d u ra . El e sp e c tá c u lo que d escrib e E strab ó n d ebió de ser u na a tra c c ió n tu rístic a im p o rtan te. A p arece m e n cio n ad a tam b ién en una carta en p a p iro , P. T ebt. 1 33 (s. Il a. C .), en q u e se p rep ara la visita de un p erso n aje im p o rtan te y se p ro g ra m a n sus v isitas tu rísticas, en tre las que se cu en tan la v isita al la b e rin to y el e s p e c tá c u lo de los co co d rilo s. V éase A d a m s , « T rav el n a rro w s...» , p ág s. 1 61-184, esp . 166; y A . V e r h o o g t , M etich es, K o m o g ra m m a te u s o f K e r k e o s ir is: T h e D o in g s a n d D e a lin g s o f a V illa g e S crib e in th e L a te P to le m a ic P e r io d ( 1 2 0 -1 1 0 B . C .), L eiden, 1998, p ág s. 9 -1 0 . 27x S o u c h o s e s la tra d u c c ió n g rie g a de S o b ck , « señ o r de las ag u as» . 279 E sta re fe re n c ia a los m iste rio s e s cu rio sa. El tu rista g rieg o se se n tía in v itad o a p a rtic ip a r e n un ritual esp e c ia l y sag rad o . N o se trata de u n a m e ra v i sita tu rística.
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la rodearon el lago a la carrera, agarraron al animal y le entre garon la ofrenda de la misma manera. Después de los nomos Arsinoita y 39 Heracleopolita, está la ciudad de HeraH eracleópolis, cleópolis, donde se rinde culto al icneuculto al icneumón , . ^ , · ·. 2mi mon, al contrario que los arsinoitas . Pues estos adoran a los cocodrilos, y por esto, su canal y el lago Moeris están llenos de cocodrilos, pues los veneran, y se abstienen de causarles ningún mal. Sin embar go, los otros adoran a los icneumones, enemigos mortales de los cocodrilos y también de los áspides, pues no solo destruyen sus huevos, sino también a sus crías, protegiéndose con una coraza de barro. Rebozándose en el barro se dejan secar al sol, entonces toman los áspides bien por la cabeza, bien por la cola, los arras tran hasta el río y los matan. En cuanto a los cocodrilos, los acechan hasta que los encuentran tomando el sol con la boca abierta. Entonces saltan dentro de sus fauces, y les comen las entrañas y las tripas, para luego emerger de sus cuerpos muertos. A continuación viene el nomo Cino— . polita y Cinópolis, en la que se adora a C m opolis, culto a r 2x1 Anubis. Veneración Anubis y hay un culto organizado y a n im a !p o r ciu dades un rito sagrado de alimentación para to-
2IV> El icneum ón o m elo n cillo , H erp estes ic h n e u m o n , e s un ro e d o r nocturno que en E gipto se alim en ta de los h u evos del c o c o d rilo , de a h í la a firm ació n de E strabón de que es el cu lto o p u esto al de los a rsin o ita s, q u e a d o ra b a n al co co drilo, aunque su ex p licació n es o tra c o in cid ie n d o co n D
io d o r o ,
I 8 7 ,4 - 5 . Los
h e rad e o p o litas en cam b io ad o rab an al p re d a d o r de su s c ría s. A testig u a d o en H e r ó d o t o , II 67; N i c a n d r o , T h eria ká , 195. El e n fre n ta m ie n to es im ag in ario
y procede de la relación en tre el c o co d rilo c o m o sím b o lo de las tin ieb las y el ichneum on com o rep resen tació n del sol. 2X1 Este dios, representado con cu erp o de h o m b re y c a b e z a d e ch acal, es hijo de O siris y Neftis, relacionado con el e m b alsam a m ien to , y « v ig ilab a a los dioses tal y com o el perro vigila a los h o m b res» ( P l u t a r c o , Isis y O siris, X IV 356F).
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dos los perros. En la otra orilla está la ciudad de Üxirrinco, y el nomo que lleva el mismo nombre. Allí adoran al oximnco, y tienen un templo dedicado a Oximnco, aunque tienen en co mún con otros egipcios el culto al oxirrinco. En efecto, a algu nos de los animales les rinden culto en común todos los egip cios, como por ejemplo, tres animales terrestres, el buey, el perro y el gato; de las aves, dos, el halcón y el ibis-"2; de los acuáticos, dos, el lepidoto2*3y el oxirrinco284. Hay otros anima les que son venerados por separado, como los saitas y los tebanos, el carnero285, los latopolitanos, el lato, un pez propio del Nilo286, los licopolitanos, el lobo287, los hermopolitas, el cinocé falo288, los babilonios que hay en Menfis, el cebo289, que se pa rece en el rostro a un sátiro, y en el resto del cuerpo, entre un perro y un oso, y es originario de Etiopía. Los tebanos adoran al 282 El ibis, T h re sk io rn is a e th iu p ic a , es un ave zan cu d a, con pico largo de p unta cu rv a d a . V iv e p rin c ip a lm e n te de m o lu sco s flu v iales, pero los antiguos e g ip c io s cre ía n q u e se a lim e n ta b a d e los rep tiles que infestan el país d esp u és de las in u n d a c io n e s p e rió d ic a s del N ilo, y p o r ello la ven erab an . Sobre el ibis, véase H e r o d o t o . II 76. 283 El le p id o to es u n a v aried ad de carp a. C yp rin u s bynni. 284 El o x irrin c o , M o rm y ru s ka n n u m e (o M . o xyrh yn c h u s) es un pez típico del N ilo, h o y esc a so . Es esc a m o so y de n ariz ag uda, co m o indica su nom bre. S obre e s te pez, v éase H e r ó d o t o , II 72. 285 Se tra ta d e A m ó n -R a. 286 P e rc a d el N ilo, F e r r a (L a tes) nilo ticu s. 287 M ás b ie n se tra ta del c h ac al, un tip o de lobo eg ip cio , el C a n is lu p a ster. 288 U n b a b u in o , S im ia h a m a d ry a s , que recib e el n o m b re de « cin o céfalo » d eb id o al p a re c id o de su c a b e z a co n la de un perro . Es e le c tiv a m e n te una de las im ág en es d e T o t. 289 El c e b o o c e fo es un m o n o o rig in ario de N ubia. E s t r a b ó n . en o tra p a r te, X V I 4 , 16, lo d e sc rib e co m o un an im al co n c a b e z a de león, cu e rp o de p a n tera y el ta m a ñ o de un c ierv o . A r i s t ó t e l e s d ice que e s u n a esp ecie de m o n o con c o la (H ist. a n im . 5 0 2 a, 18) y D i o d o r o S i c u l o , IU 35, 6. lo d escrib e co m o un a n im al e s b e lto y g ra c io so . B ab ilo n ia es el n o m b re de la fo rtaleza ro m a n a en la z o n a de M en fis, q u e hoy e s p arte de la ciu d ad de El C airo .
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águila; los leontopolitas, al león; los mendesios, a la cabra y el macho cabrío; los atribitas, a la musaraña290, y otros a otros. Pero las causas que aducen por las que rinden culto no son coincidentes291. A continuación está la guarnición 41 Hermopolita, que es la aduana de las Guarnición mercancías que vienen desde Tebas. hermopolita Aquí es donde comienza a equivaler el schoenus a sesenta estadios, hasta Siene y Elefantina. Ahí está la guarnición de Tebas y el canal que lleva a Tanis292. Luego vienen Licópolis293, Afroditópolis y Panópolis294, antiguos asentamientos de trabajadores del lino y de la piedra. Después está Ptolemais295, la ciudad 42 más grande de la Tebaida, no menor que Ptolemais, A bidos, Menfis, que tiene un gobierno a la malos oasis . „ , , .. . ñera griega. Encima de esta, esta Abidos, en la que está el Memnonium, un palacio asombroso, edificado completamente con piedra maci290 Tam bién en H e r ó d o t o , II 67. L a m u sa ra ñ a e s u n a m a n ife sta c ió n del H orus de Letópolis. 291 La falta de acuerdo en las razones p o r las q u e se rin d e c u lto a un anim al u otro se debe sobre todo a la ex ég esis g rieg a de la c u e s tió n . V é a se in tro d u c ción, págs. 66-70. 292 E sta T anis solo es c o n o cid a por E strab ó n . Se la id e n tific a g en eralm en te con T una el G ebel. Puede que se trate sin em b a rg o de T e n is , c o n o c id a p o r al gunos docum entos. 293 O tra ciudad de los L o b o s, en eg ip c io Syvx t, o A siu t, c u y o d io s local era W ep-W aw et, un cánido. 294 L a ciudad de Pan es en eg ip cio H n t-M n , la Q u e m is d e H
eródoto
(1191),
hoy A cm im . Su patrono e p ó n im o es M in, d io s lu n a r de la fe c u n d id a d de im a gen itifálica, que ju s tific a su id e n tificació n c o n P an. 295 Es la tercera ciu d ad de E g ip to , tras A le ja n d ría y N á u c ra tis, en te n er e s tatuto de pulís.
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za, y con la misma arquitectura que la que expliqué antes del Laberinto, aunque no múltiple296. También tiene una fuente que Huye a gran profundidad, de manera que para bajar a ella hay que atravesar galerías abovedadas hechas con monolitos admi rables por su tamaño y estructura. Hay un canal que lleva a este lugar desde el gran río. Alrededor del canal hay un bosque de acantos egipcios consagrado a Apolo. Parece que Abidos había sido en el pasado una gran ciudad de la Tebaida, la segunda después de Tebas, pero ahora es un pequeño asentamiento. Y si, como dicen, a Memnón lo llaman Ismandes 297 los egipcios, puede que el Laberinto sea también un Memnonium, obra del mismo autor que el de los que hay en Abidos y en Tebas, pues también allí dicen que hay algunos Memnonia. Enfrente de Abidos está el primer oasis298de los tres nom brados en Libia, que está a siete días de camino atravesando el desierto. Es un asentamiento donde abunda el agua, y el vino, y tiene abundancia de otros productos. El segundo oasis es el que está en la zona del lago de Moeris299, y el tercero es el del oráculo de Amón300. Y estos son asentamientos dignos de aten ción. T a m b ié n P l i n i o (V 6 0 ) m e n cio n a esta ed ificació n . Se trata del tem plo de O siris fu n d a d o p o r S eti 1. 297 El m ism o q u e el llam ad o Im an d es en X V II 1, 37. S obre la id entidad del M em n ó n e g ip c io , v éase A . L u k a s z e w i c z , « M em n o n , K ing o f E gypt». J o u r n al o f J u r is tic P a p y r o lo g y 25 ( 1995), 131-146. P ara los g rieg o s, M em n ó n era un h éro e h ijo de T itó n y A u ro ra, al que m ató A q u iles (O d ise a , IV 188). A los o jos de E s tra b ó n , a m b o s e d ific io s, el de Seti 1 y el de A m en em h at 111, son de a sp ecto s im ila r y no es cap a z de p ercib ir las d ifere n cias, por lo que d ed u ce la e q u iv a le n c ia y los a trib u y e al m ism o héroe. 298 Se tra ta del G ra n O a sis de K h arg a, v éase P t o l o m e o , IV 5, 37. 299 Se tra ta del P eq u eñ o O a sis de B ah ariy a, v éase P
iolom eo
, IV 5, 37.
t0° Se tra ta del o a sis de S iw ah , ta m b ién llam ad o o asis A m o n ia co , d a d o que en él se e n c o n tra b a el c é le b re s a n tu a rio o ra c u la r de A m ó n .
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(iF(X»RAl ΊΛ
Ya he dicho muchas cosas sobre Amón301, pero quisiera añadir esta: antiy oráculos, Alejandro guamente se tenía gran veneración a la y su visita a l o r a n d o adivinación en general y a los oráculos. de Amón Ahora sin embargo prevalece un gran desprecio hacia ellos, pues los romanos se dan por satisfechos con los oráculos sibilinos302y las profecías tirrenas por las en trañas, el vuelo de las aves o las señales celestes303. Por esto, el oráculo de Amón está prácticamente abandonado, pese a haber sido tan venerado antiguamente. Y esto lo muestran claramente los que han puesto por escrito las hazañas de Alejandro, que, aunque hayan añadido muchos elementos de adulación, mues tran cosas que son dignas de ser creídas. Así, Calístenes3()4dice que Alejandro tenía la ambición de viajar al oráculo, puesto que le habían contado que Perseo y Heracles305habían subido allí primero. Partió de Paretonio31*6, aunque soplaban los vientos del sur, y forzó la marcha. Cuando perdió el rumbo por la nube de arena307, se salvó, porque empe43 Amón, adivinación
101 Evi k a b ó n ya ha hablado de él en I 3, 4; I 3, 15: y X V II 1, 35. ■*° Se traía de la Sibila de C um as, m e n c io n a d a p o r E s t r a b ó n tam b ién en XII 5, 3. ^
Los tirrenos, o etruscos, tran sm itiero n a R o m a las té c n ic a s de los arús-
pices. t
u r c io
R u f o IV 7,
7: A r r i a n o , A leja n d ro . Ill 3 ,4 . L os d o s c u e rv o s ta m b ié n a p a re c e n e n P l u t a r -
LIBRO
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zó a llover y dos cuervos le guiaron en el camino. Estas afirma ciones son producto de la adulación, como también las que si guen. El rey fue el único al que el sacerdote permitió entrar en el santuario en sus ropajes habituales, los otros tuvieron que cambiarse la vestimenta, y escucharon desde fuera los oráculos, mientras Alejandro lo hizo desde dentro. Y los oráculos no eran como en Delfos o entre los bránquidas3**, en palabras, sino más en gestos y señales, como en Homero: dijo, y sobre las oscuras cejas asintió el Croniónim. Así el profeta interpretaba el papel de Zeus. Sin embargo, el hombre dijo de viva voz al rey que era el hijo de Zeus. Y en este punto Calístenes añade un toque trágico cuando dice que aun que el oráculo de Apolo entre los bránquidas había sido aban donado, desde que el templo había sido saqueado por los brán quidas, que se pusieron del lado de los persas con Jerjes31u, y la fuente había dejado de manar, pero entonces, a la llegada de Alejandro, la fuente volvió a brotar, y los embajadores de los milesios llegaron anunciando muchos oráculos a Mentís di ciendo que Alejandro era descendiente de Zeus, mencionando la futura victoria en Arbela311, la muerte de Darío y las revueltas c o , A le ja n d r o , X X V II 2 -3 : A
r r ia n o ,
A leja n d ro , III 3, 6; C
u r c io
R u f o , IV 7,
15. P to lo m e o h ijo de L ag o , sin e m b arg o , dice q u e tu ero n d o s serp ien tes las que g u ia ro n a A le ja n d ro p o r el d e sie rto (ap u d A r r i a n o , A leja n d ro , III 3, 5). :m
A s í lla m a d o s los d e sc e n d ie n te s de B ranco. V éase E s t r a b ó n
IX 3, 9;
X IV 1 ,5 . UN /lia d a I 52 8 . 110 V é a se m á s arrib a , E s t r a b ó n XIV 1, 7. P a u s a n i a s 1 16, 3; V III 4 6 , 3, cu en ta sin e m b a rg o q u e Je rje s se llevó la esta tu a b ro n cín ea de A p o lo del sa n tuario. C
a í í s t e n f .s
sa b ía q u e el san tu ario h ab ía sido saq u ead o e in c en d iad o
por D a río e n el 4 9 4 , tras la to m a de M ileto. 111 E n la q u e v e n c ió a D arío III en el 331 a. C ., que fue ase sin a d o e n su huida.
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(il OGRAl·Ϊ Λ
en Lacedemonia. Dice que Atenais de Eritrea 312 también pro nunció un oráculo sobre el noble nacimiento, pues dice que esta es igual que la antigua Sibila Eritrea. Y esto es lo que dicen los historiadores. En Abidos se adora a Osiris. En el 44 santuario de Osiris no está permitido ni Abidos, Téntira cantar, ni tocan la flauta o el arpa al coν’los cocodri los menzar el ritual de culto al dios, . ..,.. . . como se hace con los otros dioses313. Después de Abidos está Dióspolis Parva, después la ciudad de Téntira314. Allí, a diferencia de los demás egipcios, desprecian al cocodri lo315, y lo consideran el más odioso de todos los animales. Pues los demás, aun conociendo la maldad del animal y cuán dañino es para la raza humana, lo veneran y se abstienen de dañarlo, mientras que los tentiritas de todas las maneras posibles los ras trean y matan. Unos dicen que de la misma manera que hay una antipatía natural entre los psilos316en la Cirenea y los reptiles, así también la hay entre los tentiritas y los cocodrilos, de mane ra que no sufren daño ocasionado por ellos, sino que nadan sin 312 A tenais de E ritrea e ra una p ro fetisa c o n te m p o rá n e a de A le ja n d ro , y que había heredado la inspiración de la an tig u a S ib ila de E ritrea. ■,M El origen de la prohibición m u sical se e n c u e n tra e n la d o c trin a osiriaca y sus ritos funerarios. Al testim onio de E strab ó n se su m a el d e P l u t a r c o (B anqu ete d e lo s S ie te S a b io s, 150F; Isis y O siris, 3 6 2 F). v é a se S. E m e r i t , « À propos de l ’o rig in e d es in terd its m u sicau x d an s l ’E g y p te a n c ie n n e » , B IF A O 1 0 2 (2 0 0 2 ), 189-210. N om bre eg ip cio que sig n ifica « la de la d io sa » . Es u n a c iu d a d an tiq u ísi ma. que hoy se llam a D endera. ,1S Igualm ente en S é n e c a , C uest. N a t. 4 a 2 , 15; P l i n i o , V III 9 2 ; X X V III 31; E li a n o . N a t.A n. X 24. Los psilos to m an su n o m b re de un h éro e e n te rra d o c e rc a de la gran Sirte. De él habían hered ad o la h ab ilid ad de e n c a n ta r se rp ie n te s y n e u tra liz a r su veneno ( D i o n C a s i o . Ll 13, 5 -1 4 ; P l i n i o , X X I 7 8 ; E l i a n o , N a t.A n . I 57 y XVI 27-28). V éase m ás ab ajo X V II 3, 23.
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XVII
temor y cruzan el río, mientras nadie de los otros se atreve. Cuan do se llevaron cocodrilos a Roma para exhibirlos, los tentiritas fueron los que los atendieron317. Y cuando les había construido una cisterna y un andamio a uno de los lados para que los anima les salieran del agua y se echaran al sol, los cuidadores tentiritas, lanzándose juntos al agua los sacaban con una red al solano, de manera que los espectadores pudieran verlos, para luego otra vez volverlos a arrastrar a la cisterna. Adoran a Afrodita31*. En la parte posterior del templo de Afrodita, hay un santuario a Isis. Después están los llamados Tifonia319, y el canal que lleva a Coptos, una ciudad común a los egipcios y los árabes. Allí hay un istmo que llega hasta el Coptos,
45 M ío s
.
.
Hormos mar ^ °J° j ur,t° a Ia ciudad de Bereni ce320, que no tiene puerto, pero por la situación ventajosa del istmo, tiene puntos de amarre adecua dos. Se dice que Ptolomeo fue el primero en hollar con su ejér cito esta ruta, que carece de agua, y construir estaciones, como para las rutas de los comerciantes a camello, y que lo hizo por que el mar Rojo es tan difícil de navegar, sobre todo para los que zaipan de su parte más interior. Por la experiencia, se de mostró la gran utilidad de esta idea, y ahora todo el tráfico de mercancías del índico, de Arabia y de Etiopía pasa por el golfo Arábigo y es transportado a Coptos, que es el emporio de estas mercancías. 317 L o s e s p e c tá c u lo s de co c o d rilo s en R o m a están d o cu m en tad o s d esd e el año 58 ( P l i n i o , V III 96 ). 318 E sto es, H ato r. 319 T e m p lo de S eth , c u y o p rin cip al san tu ario se e n c o n tra b a en O m b o . Este lugar, c o m o to d o s los lu g ares de cu lto a este d io s, fue d eclarad o m ald ito en é p o c a saita, c u a n d o el d io s m ism o fue « satan izad o » . A sí v éase la S á tira 15 (7 5 -9 2 ) de J u v e n a l , q u ie n im p u ta a los o m b itas, ap arte del crim en de S eth de m a tar y d e s m e m b ra r a su h erm a n o , el de la an tro p o fa g ia. 12,1 E sta c iu d a d re c ib ió el n o m b re en h o n o r de la m ad re de P to lo m eo II.
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(il.O íiRA H A
No lejos de Berenice está M ios Horm os321, una ciudad que tiene una estación naval para los navegantes. N o lejos de Cop tos está la llamada Apolonópolis, de manera que a ambos lados hay dos ciudades que hacen los lím ites del istmo. Pero ahora son Coptos y Mios Honmos las que tienen buena reputación y todos frecuentan estos lugares322. Pues antaño los camelleros viajaban solo de noche, guiándose por las estrellas, como los navegantes, y transportaban agua en el cam ino. Ahora sin embargo se han construido lugares de aprovisionam iento de agua, excavando muy profundo, y aunque el agua de lluvia es muy escasa, han construido cisternas para recogerla. El camino lleva seis o siete días. En ei istmo hay también minas de esm eralda323, en las que los árabes han excavado galerías profundas, y de otras piedras preciosas. ^
Después de A p olon ópolis se llega a
T e b a s o D ió s p o lis ...
Tebas, que ahora se llama D iósp olis324.
Tebas tiene cien puertas y por cada una doscientos hombres [van y vienen con caballos y con carros. Esto es lo que Homero dice, y también evoca su riqueza:
321 Según el Heriplo del M ar Rojo ( 1 y 19) y E s t r a b ó n (II 5, 12 y XVI 4, 5), Mios Hormos está en la bahía de Safaga y Leukos Lim en en Q useir, véase L. B o n g r a n i F a n f o n i , «M yos H orm os nel “ Periplus M aris E ry th raei” », Ae gyptus 77 (1997), 53-59. 322 El prefecto Elio G alo utilizó esta ruta para v o lv er de su desafortunada expedición a Arabia ( E s t r a b ó n , XVI 4, 24).‘ V éase m ás abajo X V II 1. 53. 323 P l i n i o ,
XXXVII 65, dice que hay m ás de doce tipos de esm eralda, y
que la egipcia es la tercera en calidad. Los árabes que las ex p lo tab an debían de ser n abaleos. Dióspolis Magna, por la asim ilación de Z eus al dios eg ip cio Am ón.
L IB R O XVII
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ni cuanto afluye a Tebas egipcia, en cuyas casas es donde más ¡riquezas hay atesoradas*75. También otros dicen tales cosas, haciendo de esta la metró polis de E g i p t o Y hoy se muestran las huellas de esta gran deza, en una longitud de ochenta estadios327. Y hay muchos templos, pero de estos muchos los mutiló Cambises328. Hoy es un conjunto de pueblos, una parte en Arabia, donde estaba la ciudad, y la otra parte al otro lado del río, donde estaba el Mem nonio. A llí hay dos colosos m onolíticos, uno al lado dei otro329. Uno de ello s se ha conservado, pero la parte superior del otro, desde el trono hacia arriba, se cayó al producirse un terremoto, según dicen. Se cree que una vez al día se oye un ruido, como un latigazo no muy fuerte, que surge de la parte que queda sen tada en el trono y la base de la estatua330. Y yo, cuando estuve 325 H o m e r o ,
¡liada IX 383-4 y IX 381-2. Tam bién D i o d o r o , I 4 5 ,6 , cita a
H om ero en su descripción de Tebas. 326 C on esto se refiere a que en la época de esplendor de Tebas, la «ciudad de A m ón», Niw.t-hnn, em pezó a llam arse únicam ente Niw.t, Urbs, la «ciudad» por excelencia. 327 D i o d o r o , I
4 5 ,4 , dice que el perím etro de la ciudad era de 140 estadios.
128 S obre la devastación de C am bises, véase más arriba XVII 1, 27, y nota. 329 E stos dos colosos, tallados en cuarcita, m iden más de 15 m de alto. Son el único resto del tem plo de A m enhotep III ( P a u s a n i a s , 1 42, 3). Es curioso que E strabón om ite todo com entario al Raineseo en Tebas, m ientras que D iodoro, q u e no co m en ta los colosos, sí hace m ención del Ram eseo. M encio nes a los colosos: T á c i t o , An. II 61; P l i n i o , X X X V I 58; J u v e n a l , Sat. 15, L u c i a n o . Tox. n ia s I C j F .t e s ,
27 y Philupseudes 33; F i l ó s t r a i o , l m . I 7; VA VI 4; P a u s a
4 2, 3; /l i s t o n a Augusta, Sev. 17; P t o l o m e o , IV 5 ,6 9 ; D i o n i s i o P e r i e 250.
130 El sonido producido por una de las estatuas al am anecer no aparece m encionado en ninguna fuente de época ptolem aica, por lo que se piensa que se debe a un desajuste producido en el terrem oto del año 26 a. C. E rróneam en te P a u s a n i a s ( I 42, 3) lo atribuye a la furia vandálica de C am bises. Parece que
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GEOGRAFIA
allí presente en compañía de HI ¡o G alo 331 y su séquito de acom pañantes, amigos y soldados, oím os el ruido en la primera hora, pero no puedo asegurar si venía de la base o del coloso, o si lo hizo a propósito uno de los hombres que se encontraban cerca de la base. Pero por la incertidumbre de la causa, estoy más in clinado a creer esto antes que el hecho de que un sonido pueda surgir de unas rocas así dispuestas. Más arriba del M emnonio hay en cuevas tumbas de reyes, talladas en la roca, en un número aproxim ado de cuarenta, asombrosamente construidas, sin duda dignas de ver332. En Te bas333 hay inscripciones en obeliscos que muestran la riqueza y el poder de los reyes de entonces, que se extendía hasta Escitia y Bactria, la India y lo que hoy es Jonia, y la cantidad de tribu tos que recaudaban y el poder de su ejército, de un millón de hombres334. También se dice que los sacerdotes eran en su mayoría as trónomos y filósofos. Y es por estos sacerdotes por lo que se cuentan los días no por la luna, sino por el sol, añadiendo cada año cinco días a los doce m eses de treinta días. Y para la compleción del año entero, las partes sobrantes de cada día, lo reu nían en un período de todos los días y todos los años, de mane fue reparada el año 199 d. C. y no hizo m ás ruido. V éase C. A d a m s , «Travel narrows the Mind», págs. 172-176. 3,1 Sobre el prefecto Elio G alo, véase m ás arrib a X V II 1, 29, y m ás abajo XVII 1,53. 332 Se trata de las Siringes del Valle de los R eyes. En tiem pos de Ptolomeo I solo 17 eran accesibles. Hoy se conocen 65. 333 Los editores han corregido en θ ή β α ι ς , « T ebas», el texto de los m anus critos θ ή κ α ι ς , «tum bas», corrección que adoptam os, pues parece dar más sentido al texto. 334 Se refiere a la cam paña de R am sés II c o n tra el rey h itita M uw atalis (1274 a. C.). Véase D i o d o r o , I 47, 6; T á c i t o , An. II 60. La co n q u ista de Bactriana es una falsa interpretación grieg a del n o m b re del país de Hatti, Bakhtan.
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ra que todas estas partes formaran un día entero335. Atribuyen a Hermes 336el conocimiento de este género. A Zeus, al que más veneran, le ofrecen una doncella de gran belleza y de noble origen, de las que los griegos llaman p a l a d e s 337. Esta se prostituye y cohabita con quien quiere hasta que produce la lim pieza natural de su cuerpo. Después de esta lim pieza, es entregada en matrimonio a un hombre. Pero antes de entregarla, después de su período de prostitución, se celebra un ritual de luto por ella. 47 H e rm o n tis
Después de Tebas, está Hermontis33*, en la que se venera a Apolo y a Zeus. A llí se cría también un buey (sa grado). Después está Crocodilopolis, donde se venera este animal. Después
A froditópolis 339 y después de esta, Latópolis, donde se venera a A tenea y al lato340. D espués está la ciudad y santuario de Ilitía. En la otra orilla del río está Hieracónpolis, donde se adora el
335 Sobre el calendario, véase más arriba, XVII 1, 29. 336 H erm es/T oth, el que cuenta el tiem po, parece que se jugó contra la Luna esos cinco días a las dam as, cf. P l u t a r c o , ¡sis y Osiris XII 355D-E. 337 E ste té rm in o ha dado lugar a m uchas cav ilacio n es. Se ha co rreg i do en p a lla k id e s (co n D i o d o r o , I 47, 1, que se refiere a las concubinas de Z e u s). H e r ó d o t o , I 182, in dica que una m uchacha que no había te nido c o n ta c to con v aró n d o rm ía en el tem plo de Z eus T ebano. E sta teogam ia sim b ó lic a h a b ría d e riv a d o , según E strabón, en una prostitución sa grada. 338 En egipcio O ni, la H eliópolis del sur. Su divinidad protectora, Montou, era un halcón solar (com o H orus-A polo) y un toro com bativo, cuyo culto se unió al de A m ón-Z eus. M a c r o b i o , Sai. 121, 20-21, es testim onio del culto al toro B ouchis. 339 Esta es la quinta ciudad de A frodita, dedicada a Hator. Esta es Pathyris
(Pr-Hw.t-lir, «residencia de H ator»). 340 Este pez aparece m encionado más arriba en XVII I, 40. Este lugar es Esna, capital de un nom o L atopolita. Lugar consagrado a N eit-A tenea.
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( ί Η< X i R A l l A
halcón, y después Apolonópolis, donde también se lucha contra los cocodrilos341. En cuanto a Siene y Elefantina, la 48 Siene y Elefantina. E xplicación del nilóm etro
primera es la ciudad que está en la fron tera entre Etiopía y Egipto, la segunda es una isla en el N ilo, situada enfrente de Siene, a una distancia de m edio estadio,
y la ciudad que hay en ella tiene un tem plo de C nuf y un nilómetro, como Mentis. HI nilómetro es un pozo construido en el banco del Nilo con piedra tallada, en el que se indican con mar cas las subidas mayores, menores y m edianas del N ilo, pues el agua del pozo sube y baja de acuerdo con el agua del río. Hay unas marcas en las paredes del pozo, m edidas de las inundacio nes completas y de otras. Observando, pues, estas, se lo indican a los demás para que lo sepan, pues m ucho antes, por esas seña les y los días, saben com o será la futura inundación y lo anun cian. Esto es muy útil para los cam pesinos, para la administra ción del agua, los diques, canales y otras cosas sim ilares, pero también para los prefectos, por los tributos. Pues las mayores inundaciones indican que los tributos también serán mayores342. En Siene hay también un pozo que indica el solsticio de verano, pues este lugar está por debajo del círculo trópico, de manera que los gnom ones343 no proyectan sombra a medio-
ul Esta ciudad es Edfu, o A polonópolis M agna, uno de los centros más importantes del culto a Horus. En su relación con la ciudad de D endera, donde se adoraba a Hator, se celebraban unas fiestas anuales. C o m o ya se ha visto más arriba, XVII 1, 44, com partían la aversión a los coco d rilo s. Sobre el nilóm etro, véase más arriba X V Ii 1, 3, y notas. C om párese la descripción con el puteum de Asuán descrito por P l i n i o , U 183. El gnomon es un instrum ento astionóm ico antiguo usado por los cal deos, según V i t k u b i o , IX 6 ,2 , y los egipcios. S ervía para v erificar la dirección del sol y determ inar la hora del día y la estación del año ( V i t k u b i o , IX 7. 2-7; H tL iO D O K O .
IX 2 2 .4 ). C onsiste en un asta vertical sobre la que la luz del sol se
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día. Pues si desde nuestra zona, digo desde Grecia, se avanza hacia el sur, aquí es donde el sol primero quedará sobre nuestra cabeza, y esto hace que los gnom ones no proyecten sombra a m ediodía. Necesariamente, cuando el sol está sobre nuestras cabezas, también alcanzan sus rayos el agua dentro de un pozo, cuan profunda esté. Pues nosotros al estar en pie estamos per pendiculares al suelo, com o también los pozos se excavan per pendiculares. A quí hay tres cohortes de romanos acantonadas en guardia. Un poco más arriba de Elefantina 49 E lefa n tin a , I .“ c a ta r a ta , F ile
está la pequeña catarata, en la que los barqueros hacen un espectáculo a los r
prefectos
„
. Pues la catarata esta en m e
dio del río, y es com o una ceja de piedra, plana por arriba, de manera que recibe el agua, pero acaba en un precipicio por el que fluye el agua. A ambos lados hasta la tierra hay un torrente, que incluso puede remontarse. A sí pues, los barqueros, tras haber remontado por aquí, avanzan hacia la ca tarata y se dejan arrastrar por ella hacia el precipicio con la barca, y llegan sanos y salvos con barca y todo. Un poco más arriba de la catarata, se llega a File, un asenta m iento com ún de los etíopes y los egipcios345, construida como Elefantina e igual a ella en tamaño, y que tiene templos egip cios. A llí se venera un ave, a la que llaman halcón, pero que a mi parecer no es en nada similar a los halcones que hay en nuestro país, ni en el resto de Egipto, sino que es mucho mayor proyecta sobre un cuadrante ( A m i a n o M a r c e l i n o , XXII 15, 31 si stipitem q u is q u a m fix e r it re c tu m ... c o n te m p la b itu r u m b ra s a b su m i), con el cual se de
term inaban el acim ut y altura del Sol. 344 S é n e c a , C u est. N a t. 4a , 2, 6 , D i o d o r o , 1 32, 10. 145 H e r o d o t o . II 2 9 , 13-14, ya explica que la población de Elefantina es a
m edias eg ip cia y a m edias etíope. Los etíopes a los que se refieren deben de ser nubios.
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(íhO ííK A IÍA
en tamaño y variado en cuanto al color de su plumaje. Dijeron que se trata de un ave etiópica, y que de a llí traían una nueva cuando la anterior había muerto346. Y en efecto a nosotros nos mostraron un ave al borde de la muerte debido a la enfermedad. Nos dirigim os a File desde Siene en 50 H acia File, H erm es en el cam ino
carro por una llanura muy plana por una distancia de unos cien estadios. Por todo
.
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el cam ino, se podía ver a am bos lados por muchos sitios piedras parecidas a los
Hermes347, grandes, redondas, bastante lisas, casi esféricas, de la piedra negra y dura de la que se hacen los m orteros348, una piedra colocada sobre otra más grande y sobre aquella aún otra. A veces había piedras que estaban aisladas, y de ellas la más grande era de no menos de doce pies de diám etro, mientras que todas eran mayores que la mitad de esta m edida. Cruzamos a la isla en un pación 349. El pacían es una em barcación hecha de varillas entrelazadas, de manera que pa rece un tejido. A sí en pie en el agua o sentados sobre unas tablas, hicimos la travesía fácilm ente, asustándonos en vano, pues carece de peligro, a no ser que la em barcación esté so brecargada.
m Se traía, como en otros casos con otros anim ales, d e un e jem p lar criado como sagrado, aunque Estrabón no lo haya esp ecificad o en este pasaje en con creto. No está claro de qué ave rapaz se trata. M1 Los Hermes griegos son pilares de corte cu ad rad o que llevan una cabeza o busto de Hermes, que se usaban com o hitos. L a an alo g ía se debe probable mente a la disposición de las piedras, no a su form a. m Se hace la misma observación respecto a la p ie d ra n eg ra utilizada para la tercera pirámide de Giza. m Es una em barcación típica, cuya denom inación puede p ro v en ir del ver bo griego π α κ τ ό ίυ , «entrelazar, atar» y que se referiría a la fo rm a de fabrica ción. Encontramos referencias a este sobre todo en papiros: P.Koln V 229; P.Oxy. XVII 2153; BGU III 812, etc.
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P a lm e r u e g ip c ia > c o m p a r a c ió n co n o tr a s p a lm e r a s
4 8 /
Por todo Egipto, la palmera no es de buena raza, y en la zona del Delta y alre, , . * , · , ✓ dedores de Alejandría produce un fruto
que no es bueno para comer. En la T e baida, en cambio, la palmera es mejor que las dem ás. Es digno de asombro el hecho de que teniendo el m ism o clim a que en Judea y siendo limítrofes las zonas del Delta y Alejandría, se diferencien de tal manera, pues Judea, aparte de otro tipo de palmera, produce también la cariotis330, que es mejor que la Babilonia. Hay dos clases tanto en la Tebai da com o en Judea, la cariotis y la otra, siendo la tebana más dura, aunque más agradable de sabor. Hay además una isla par ticularmente productiva en el mejor tipo de dátil, generando a su vez grandes beneficios para los prefectos, puesto que era propiedad real, sin participación privada, y ahora pertenece a los gobernadores.
Muchas necedades han dicho Heró52
doto y otros351, añadiendo el elemento
F u en tes d e l N ilo en S ien e y E lefa n tin a
maravilloso a su narración, para darle , . .. „ , . musica, ritmo y condimento. Tal es la afirmación de que las fuentes del Nilo se
encuentran en torno a las islas junto a Siene y Elefantina (y hay m uchas de estas), y que en este lugar el cauce del río tiene una profundidad abismal352. El N ilo tiene muchísimas islas disper sas, de las que algunas con la inundación quedan completamen te sum ergidas, otras en parte, y la parte superior de estas se riega m ediante un sistem a de noria353. 350 Sobre esto, véase m ás arriba, XVII 1, 15 y notas. 351 H e r ó d o t o , II 28; F G rH ist. 665 F 56. 352 S é n e c a , C u est. N a t. 4a, 2, 7; P u n i o , V 55. Sobre el Nilo, véase más *
arriba X V II 1, 2. W . H uss, «D ie Q uellen des Nils», C h ro n iq u e d 'E g yp te 65 (1990), 334-343. D. B o n n e a u , L a cru e du N il, pág. 171. 353 Este sistem a de regadío, invención de A rquím edes ( D i o i x ) R O , I 34, 2;
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GfííNiRAI-ΙΑ
Egipto es generalmente un lugar pa 53 cífico desde el principio debido a que F r o n te r a s , p u e b l o s los recursos de sus campos le son sufi d e l d e s ie r to , cientes y a la dificultad de una invasión lo s e tío p e s de los extranjeros, protegido por el norte por una costa impracticable y el mar Egipcio, por el este y el oeste por montañas desérticas de Libia y Arabia, como ya he mos explicado. Las demás zonas del sur están habitadas por los trogloditas, los blemies, los núbades y los megábaros354, los etío pes que hay más allá de Siene. Estos son nómadas y no son nu merosos ni guerreros, aunque así lo pensaran los antiguos, dado que a menudo atacaban como bandidos a personas indefensas. Los etíopes que se extienden hacia el sur y Meroe tampoco son numerosos, ni están concentrados, pues habitan en una franja larga, estrecha y sinuosa de la ribera, como hemos descrito antes. Tampo co están bien equipados para la guerra ni para otro tipo de vida. Y ahora también todo el país tiene la misma disposición. Y hay una prueba de ello: a los romanos les bastan para vigilar el país solo tres cohortes355, y ni siquiera están completas. Y cuan do los etíopes se atrevieron a atacar, pusieron en peligro su pro pio país. Las demás fuerzas romanas de Egipto no tienen este tamaño y ni siquiera una sola vez han recurrido a ellas en con junto, pues los egipcios no son guerreros, aunque son numero sos, ni tampoco lo son los pueblos de alrededor. Comelio Galo356, el primer prefecto del país nombrado por César, atacó Heroónpolis, que se había rebelado, y la tomó con V 3 7 ,3 ), fue introducido en E g ip to en é p o c a p to le m a ic a . E s t r a b ó n lo m e n cio na en 111 2 .9 . 1M Sobre estas p o b laciones, v éase m ás arrib a , X V II 1 ,1 . 355 Sobre las tres co h o rtes de S ien e, v éase m ás arrib a , X V II 1, 12. ,y> Prefecto de E gipto del 30 al 27 a. C . P ara el e s ta tu to de M ero e com o reino cliente de R om a, véase, S. M. B u r s t e i n . « C o rn e liu s G a llu s an d A eth io pia», A H tí 2 ( 1988). 16-20.
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XVII
pocos soldados, y poco después disolvió un levantamiento que se había producido en la Tebaida a causa de los impuestos157. Más recientemente, Petronio1™, al precipitarse contra él una multitud de miles de alejandrinos para apedrearle, los rechazó simplemente con su guardia personal, y haciendo matar a algu nos de ellos detuvo a los demás. Ya hemos explicado cómo Elio Galo invadió Arabia con una parte de la guardia de Egipto, y de tal manera se dio cuenta de que las gentes eran poco inclinadas a la guerra. Y efectivamente, si Sileo no le hubiera traicionado, habría conquistado toda la Arabia Felix359. Pero después, los etíopes, despre 54 G u e r r a co n tra ciando el hecho de que parte de ias fuer los e tío p e s en Siene. zas romanas de Egipto se habían retira P e tr o n io co n tra do con Elio Galo en la guerra contra M e ro e Arabia, se decidieron a atacar la Tebaida y la guarnición de las tres cohortes acantonadas en Siene, y llegaron y tomaron Siene, Elefantina y File al primer ataque por lo repentino de su movimiento. Esclavizaron a la población y derribaron todas las estatuas de César. Pero Petronio, contraata cando con menos de diez mil soldados de infantería y ochocien tos de caballería, frente a treinta mil hombres360, primero les
357 En u n a in scrip ció n c e ie b ra ja c ta n c io so la v icto ria en la Tebaida: C IL III 14147. S e g ú n S u e t o n i o , A u g u sto , 66. 1-2, y D i o n C a s i o , L ili 23-24, C o rn e lio G a lo fue c o n d e n a d o d eb id o a su ing ratitu d y su esp íritu envidioso. 358 P u b lio ( P u n
io
, VI 181) o G ay o ( D i o n C a s i o , LIV 5, 4) P etronio fue
p refecto del 25 al 22 a. C . , a c o n tin u ació n de E lio G alo. V éase m ás arriba, XVII 1, 3 y nota. w
E sta zo n a es el Y em en . P. M
ayerson,
« A eliu s G allu s at C leo p atris
(S u e z ) an d on the R ed S ea» , G R B S 36 ( 1995). 17-24, c ritica el testim o n io de E strabón
so b re lo s p re p a ra tiv o s de la c a m p a ñ a de E lio G a lo en A rab ia
(2 6 -2 5 a. C . ). V éase m ás arrib a so b re E lio G alo XVII I, 29; 1, 46 y I, 53. v>0 E sto c o n tra d ic e lo q u e h a d ich o p o co antes sobre la p o b lació n , de la que afirm a q u e no so n ni m u c h o s ni b elico so s (X V II I, 53).
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(,Μ Κ ιΚ Α Ι'ΪΛ
obligó a retirarse hasta Pselquis, ciudad etíope, y les envió emba jadores para reclamar lo que se habían incautado y preguntarles las razones por las que habían iniciado la guerra. Estos respon dieron que porque los nomarcas les habían tratado injustamente. Él les respondió que ellos no eran los gobernadores del país, sino César. Entonces pidieron tres días para deliberar, pero no ha ciendo nada al respecto, Petronio les atacó y les obligó a entrar en batalla, para pronto ponerles en fuga, pues estaban desorgani zados e iban mal armados361. Tenían grandes escudos alargados, hechos de piel de buey sin curtir, y como armas, solo tenían ha chas unos, otros lanzas y otros espadas362. Algunos fueron arras trados a la ciudad, otros huyeron al desierto, otros se refugiaron en una isla cercana363vadeando el río, pues ahí no había muchos cocodrilos por causa de la corriente. Entre ellos estaban los sol dados de la reina Candace364, la que en mis tiempos reinaba en Etiopía, una mujer varonil, ciega de uno de los ojos. A todos los capturó vivos, habiendo navegado tras ellos en almadías y en naves, y les envió inmediatamente a Alejandría. Después atacó Pselquis y la tomó. Y sumando a los cautivos los caídos en la batalla, los que escaparon debieron de ser en total pocos. 161 Para un texto relativo a la e x p ed ició n de P e tro n io a E tio p ía , P .M il.V ogl. II, 46 (= Pack2 2214), véase A . V o g l i a n o , U n p a p ir o s to r ic o g r e c o d ella Raccolta M ilanese et le ca m p a g n e ü ei R o m a n i in E tio p ia , M ilá n , 1940. v>2 T am bién D io do ro , III 8 , 4 , se refie re al a rm a m e n to de los etío p es. ■ 1AÍ Q uizá la isla de D erar, y a m e n c io n a d a p o r H
eródoto
, II 2 9 , 12, com o
Tacom pso. 164 C andace no es un n o m b re p ro p io , sin o q u e fo rm a p a rte d el títu lo real según el protocolo m eroita. S ig n ifica « m a d re » , d el m e ro ític o kd ke. M ás abajo en XVII 2, 3, E st r a b ó n o m ite e s ta in stitu c ió n en su d e s c rip c ió n de la m o n a r quía de M eroe. Q uizá porque lo to m a co m o un n o m b re p ro p io y d escrib e a una sola «reina». Sobre las in stitu cio n es m e ro ític a s, v éase L. T o r ó k , D e r M ero itische Staat 1. M eroitica 9, B erlín, 1986, y J. D e s a n g e s , « V u e s g re c q u e s sur quelques aspects de la m o n arch ie m é ro ïtiq u e » , B u lle tin d e l l n tit u t F ra n ça is d A rchéologie O rientale 66 ( 1968), 8 9 -1 0 4 . esp. 90.
LIBRO
XVII
491
Desde Pselquis se dirigió a Premnis, una ciudad fortificada, tras haber cruzado las dunas, en las que el ejército de Cambises quedó enterrado por una tormenta de arena365. Petronio enton ces atacó y tomó la fortaleza a la primera. Después avanzó ha cia Napata366. Esta era el palacio real de Candace, y allí estaba su hijo367. Ella habitaba en un lugar cercano. Pese a que envió embajadores pidiendo la paz y ofreció devolver a los prisione ros de Siene y las estatuas, Petronio atacó y tomó Napata, de donde había huido el hijo de la reina, y la arrasó. Esclavizó a los habitantes y regresó con el botín, considerando que las regiones más allá serían difíciles de transitar. Fortificó Premnis mejor, acantonó una guarnición y dejó víveres para dos años para cua trocientos hombres y retomó a Alejandría. De los prisioneros, una parte la vendió como botín, a mil de ellos se los envió a César, que acababa de volver de Cantabria'368, y el resto murió de enfermedad. Mientras tanto, la reina Candace atacó la guarnición con muchos miles de hombres, pero Petronio acudió en auxilio y llegó antes al fuerte, y cuando había asegurado ya completa mente la plaza con fuerzas auxiliares, llegaron los embajadores, a los que mandó que se dirigieran a César. Pero estos declararon 365 A q u í re fie re E s t r a b ó n la an éc d o ta q u e tran sm ite H e r ó d o t o (III 25), au n q u e e ra n las aren as del d e sie rto de L ib ia y no del nubio. Puede que esté c o n fu n d ie n d o d o s h isto rias referid as p o r H e r ó d o t o : la de la ex p ed ició n al o a sis d e A m ó n (III 25, 3), en q u e e fec tiv am en te los so ldados m urieron en el d e sie rto , y a q u e lla c o n tra los etío p e s (III 25, 4-6). 366 E stra b ó n sab e que no es la cap ital del reino m eroítico. Lo h ab ía sido d e sd e los tie m p o s de la X X V d in a stía hasta el siglo v it, para en to n ces ser sus titu id a p o r M ero e, p ero co n se rv ó el p restig io co m o cen tro religioso. w E ra la rein a A m a n ire n a s, su esp o so el rey T eriteq a s, y su hijo el príncipe A k in id a d . V éase so b re e sto T ó r o k , T h e K in g d o m , págs. 45 1 -4 5 3 . m E n el 26 a. C. A u g u sto v o lv ía de una ex p ed ició n a los m ontes C á n ta bro s, d o n d e trató d e so m e te r a los o b stin a d o s astu res al p o d er ro m an o . E s t r a bón
. III 3, 8: VI 4, 2: D i o n C a s i o , LUI 29, 1-2; LIV 5, 1-3.
492
( ¡I 0 < ¿ R A I ΙΑ
no saber ni quién era César ni adonde habían de dirigirse para encontrarle, entonces les proporcionó una escolta. Y estos fue ron a Samos3™, donde César se preparaba para ir a Siria, des pués de haber despachado a Tiberio hacia Armenia. De él lo graron todo lo que pedían, además de que se les condonó el tributo que les había impuesto.
2.
E t io p ía
Ya se han explicado ampliamente las tribus etíopes en los capítulos anterio Etiopía. D escrip ció n res370, puesto que la descripción de sus d el pu eblo y la vida etíopes, religión tierras se puede incluir en la de Egipto. Se puede decir que los extremos de la tierra habitada que van paralelamente a la tierra mal temperada e inhabitable, necesariamente son defectivos e inferiores a la zona temperada, a causa del calor o del frío. Esto queda claro por las formas de vida y las carencias de las necesidades huma nas. Pues llevan una vida difícil, van casi desnudos y son nóma ^
A ugusto estu v o en S am os en el in v ie rn o del 21 al 2 0 a. C . D i o n C a s i o ,
I IV 7, 4. ,7Ü E stra bó n ya ha hablado de E tiop ía e n la d e s c r ip c ió n g en eral de su libro
I y posteriorm ente en XVI 4 . En cu an to a lo s d a to s g e n e r a le s , e n com p aración con D iodoro (I 3 3 , 1-3; 1 3 7 , 9 - 1 1; III 11. I), p arece d e p e n d e r d e una fuente anterior, com o A gatárquides. E stos datos p r o v ien en p r o b a b lem en te de lo s e m i sarios de P tolom eo II. C f. J. D e s a n g e s , « B ila n d e s re ch er c h e s sur le s sources grecques et latines de l ’histoire de la N u b ie an tiq u e d an s les trente dernières années». C h . B o n n e t (éd .), É tu d es N u b ie n n e s. C o n fé re n c e d e G e n è v e . A ctes
du V ile C ongrès In tern a tio n a l d É lu d e s N u b ie n n e s , G in eb ra , 1 9 92, p ágs. 3 6 3 378, esp. 374. La ex p lic a c ió n ca rece d e d atos fu n d a m e n ta le s, c o m o e l h ech o de que existiera un sistem a de escritura a lfa b é tic o , q u e su im p erio tu viera un s is tema de adm inistración jerarquizado, ni que su s in s titu c io n e s fueran herederas de los m odelos e g ip cio faraón ico y lágida.
I.IBRO
XVIT
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das371. Sus animales domésticos, ovejas, cabras y bueyes, son pequeños. Los perros son pequeños, aunque rudos372y luchado res. Posiblemente de su menor tamaño se han imaginado y crea do los pigmeos, pues nadie digno de confianza dice haberlos visto373. Viven de mijo y cebada, de los que 9 también hacen una bebida. En lugar de Etiopía aceite, usan mantequilla374y tocino. No tienen árboles frutales, salvo unas pocas palmeras en los jardines reales. Algunos comen incluso hierba, brotes blandos, loto y raíz de caña. Tam bién consumen carne, sangre, leche y queso. Adoran como dioses a los reyes, que están casi siempre en cerrados en casa. La residencia real más importante es la de Meroe, cuya ciudad es homónima de la isla375. Dicen que la isla tiene forma alargada, y su tamaño, que probablemente se haya exagerado, es de tres mil estadios de largo y mil de ancho376. La isla tiene muchas montañas y grandes bosques. La habitan nó madas, cazadores y campesinos. Tienen minas de cobre, hierro y oro, y muchas clases de piedras preciosas. Limita por la parte 371 V éase m ás a rrib a X V I11, 3. 372
O « rá p id o s» , ταχείς
por
τραχείς,
si aten d em o s al texto del Epítom e.
373 D esd e la a n tig ü ed ad , los p ig m eo s han retro ced id o hacia el A frica cen tral. L a p re se n c ia d e h o m b res de raza n eg ra en el A lto E gipto, m ás allá de la c u a rta c a ta ra ta , se red u ce a e scla v o s, m en sajero s y m ercenarios. Por lo tanto, el c o n o c im ie n to d e e s ta p o b la ció n de p eq u eñ o tam añ o era indirecto, y una cu es tió n d e b a tid a en la an tig ü e d a d co m o se ve aquí. A r i s t ó t e l e s , HA VIH ,S97a.4, sin e m b a rg o , o p in a que no se trata de una leyenda V éase C. P r é a u x , «Les G recs à la d é c o u v e rte de l’A friq u e p ar l’É gypte», C h ro n iq u e i f E gypte 32 ( 19 5 7 ), 2 8 4 -3 1 2 , esp . 2 8 6 -2 9 4 . 374 R e fe re n c ia se m ejan te a p ro p ó sito de los lusitanos en 111 3, 7. 375 M ás arrib a , e n X V il 1, 5, dice que el n o m b re se debe a la m ujer o h er m a n a de C a m b ise s, q u iz á la m ad re. m
D i o d o r o , I 3 3 , 2. Pero H e l i o i x j r o (X 5) dice que e s triangular.
494
G EO G RAFÍA
de Libia con unas grandes dunas; por la parte de Arabia, con continuos precipicios, por arriba; al sur, con la confluencia de los ríos Astabora, Astapus y Astasoba; al norte, la contigua co rriente del Nilo que fluye hasta Egipto en los mencionados re codos del río377. En las ciudades, las casas están hechas de madera de palma partida y entretejida o adobe. Tienen minas de sal como los árabes. Abundan entre las plantas la palmera, la persea37*, el ébano379y la queratía380. Cazan elefantes, leones y leopardos. También tienen ser pientes que atacan hasta a elefantes 381y muchos otros animales, ya que huyen de las zonas calientes y áridas, en busca de las zonas húmedas y pantanosas. Encima de Meroe está Psebo, un 3 ~ gran lago que contiene una isla bastante D escrip ción e ~ -J? del p u eblo y la vida habitada . Dado que los libios poseen etíopes, religión la ribera oriental, y la opuesta los etío pes, ocurre que por tumos tienen el do
177 M ás arriba, en X V II 1 ,2 . m La p ersea , M im u su p s sch im p eri, e s un árb o l a fric a n o q u e p ro d u ce un fruio parecido al aguacate. Lo d escrib en P l i n i o , X III 6 0 ; y T
eofrasto,
H ist.
Plant 1113,5: IV 2 ,5 . m
El ébano es la m adera n eg ra del in te rio r del tro n c o d e a lg u n a s especies
de D iospyrus, entre ello s el etió p ico . M e n c io n a d o e n tre o tro s p o r H e r ó d o t o , III 97 y T eócrito , X V 123.
w" La queratía o q u erato n ia es el a lg a rro b o , C e r a to n ia s iliq u a , un árbol m editerráneo de la fam ilia de las a ca cias m u y c o m ú n . W1 Estas serpientes έ λ ε φ α ν τ ο μ ά χ ο ς ta m b ié n a p a re c e n m e n c io n a d a s en XVI 4, 15, a partir de A r t e m i d o r o
de
É f e s o (F . 9 8 S tie h le ). D i o d o r o (III 10,
5-6) tam bién las describe, sig u ien d o ta m b ié n él a A rte m id o ro , c o m o c a p a c e s de tragar un elefante. Están ex ag e ran d o la c a p a c id a d d e la p itó n a fric a n a acuática. Este topónim o aparece m e n cio n ad o e n A r i s t á g o r a s ( F G r H is t. 608 F 10) y T e o f r a s t o (L a p id . 3 4 ) p ara u n a reg ió n d el s u d e s te del D o d e c a sc e n o . El lago, quizá el T ana, ya lo co n o cía A r t e m i d o r o (fr. 9 3 S tie h le ).
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minio de las islas y el río, siendo desplazados los unos o los otros, y cediendo el territorio a los que hayan resultado ser más poderosos. Los etíopes usan arcos de cuatro codos de largo de madera endurecidos por el fuego3*3. Van armadas también las muje res, de las que la mayoría lleva el labio perforado por una ani lla de cobre. Llevan pieles de oveja, puesto que no tienen lana, ya que sus ovejas tienen pelo como las cabras. Algunos van desnudos, otros llevan un cinturón de piel o una red de pelo bien tejido. Consideran divinidad al ser inmortal, que es la causa de to das las cosas, y también al mortal, que es anónimo e indefini ble. Pero en general, consideran dioses a sus benefactores y personalidades reales. De estos, los reyes se consideran los co munes salvadores y guardianes de todas las cosas, y los particu lares son dioses para los que en particular han recibido benefi cios de ellos. De los que habitan en la zona tórrida algunos se consideran ateos, de los que dicen que odian hasta al sol y lo insultan cuando lo ven salir, porque les quema y hace la guerra contra ellos, y huyen de él en los pantanos384. Los meroítas veneran a Heracles, Pan e Isis y otro dios bár baro385. A los muertos, a algunos los echan al río y a otros los conservan en urnas de alabastro en casa. A otros los entierran en sarcófagos de barro en tomo a los templos. Exigen cumpli ,83 D i o d o r o , III 2 5 ,2 . T am b ién los baleares en d u recían sus arm as al fuego, E s t r a b ó n , III 5, 1; y los libios, H e r ó d o t o , VII 71.
m
E ste p asaje e s id én tico en D i o d o r o , III 9, 1-2.
-w
El p an teó n c u sh ita ad o p tó d iv in id ad es eg ip cias: H eracles es K honsu,
hijo de A m ó n -R a , y Pan es la m a n ifestac ió n itifálica de A m ón. Isis, ro d ead a de O siris y A n u b is, e ra la fig u ra cen tral del m u n d o fu n erario . E strabón om ite a Z eu s, A m ó n , se ñ o r de N ap ala, M eroe y todas las m e tró p o lis de N ubia. La d iv i n id ad b á rb a ra p u ed e se r A p ed em a k , de ca b e z a de león. V éase T ó r ó k , Ί lie K in g d o m , págs. 5 0 1 -5 0 2 .
4 %
( i h í X i R A l ΙΛ
miento de los juramentos hechos sobre los muertos, pues los consideran lo más sagrado. Nombian como reyes a los que se distinguen por su belleza, su capacidad de criar rebaños, su valentía o su riqueza. En Meroe, antiguamente los sacerdotes tenían el rango más alto, y da ban órdenes incluso a los reyes, a los que mandaban matar en viando un mensajero, y colocaban en su trono a otro. Al final, uno de los reyes acabó con esta costumbre, marchando con hombres armados contra el templo donde hay un altar de oro, y degollando a todos los sacerdotes3*6. También es una costumbre etíope la siguiente: cuando uno de los reyes es mutilado en cualquier parte de su cuerpo, los que pertenecen a su corte han de sufrir lo mismo, incluso morir con él. Por esta razón la guardia que protege al rey está más atenta por lo que les toca. Esto será suficiente en lo que respecta a los etíopes. A lo que ya he narrado sobre los ^ egipcios he de añadir una serie de cosas Plantas, p eces ^r del Nilo, a ves ti116son típicas, como es el cíamo egipde Egipto ció3*7, del que se saca el ciborio, y el pa piro. Este se encuentra solo aquí y en la India. La persea3** solo se encuentra aquí y en Etiopía, y es un gran árbol que da un fruto grande y dulce. El sicámino produce un fruto llamado sicomoro389. Es parecido al higo, pero no es m Según D ionoko, 111 6 ,3 -4 , se trata de Ergam enes, el rey A rqam ani, que reinó del 250 al 215 a. C., véase R. C. C. L a w , «Ergam enes and the Priests o f A m un», N i geria and the Classics 11 ( 1969), 49-53. T ó r o k , The K ingdom , págs. 72-73,420-421. w Ya m encionado m ás arrib a en X V II 1. 15. m M encionada m ás arriba en XVII 2, 2. ,IW El sicom oro es de la fam ilia de las m o rá c e a s, u n a h ig u e ra p ro p ia de Egipto, con hojas algo parecidas a las del m o ral, fru to p e q u e ñ o , d e c o lo r blan co am arillento, y m adera incorru p tib le, que u sab an lo s a n tig u o s e g ip c io s p ara las cajas donde encerraban las m om ias.
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apreciado por su sabor. También se da el corsio3u‘, un fruto pa recido a la pimienta, pero un poco más grande. Hay muchos peces en el Ni lo391, de los que muchos tienen características propias y locales. Los más conocidos son el oxirrinco, el lepidoto, el lato, el alabes, el coracino, el quero, el fagrorio, al que también llaman fagro, el siluro, citaro, trisa, cestreo, licno, fisa, bos. Lntre ios bivalvos, hay unas conclias muy grandes que emiten un sonido parecido a aullidos. De los animales locales, también hay que mencionar el icneumón y el áspid egipcio392, que tiene características propias con respecto a los otros áspi des. Hay dos clases de estas, la que mide un palmo, que produ ce una muerte inmediata, y la que mide casi una brazada, des crita por Nicandro, que escribió la obra Theriacá***. ,9° E s un tu b é rc u lo d e la fa m ilia d el n e n ú fa r del N ilo, N ym p h a ea stella ta . 191 T a m b ié n P l i n i o , V 5 1 , m e n c io n a los p eces del N ilo, y reco g e tres de los m e n c io n a d o s p o r E stra b ó n : ibi p is c e s r e p e r iu n tu r a la b e ta e, co ra cin i, silu ri. T a m b ié n A t e n e o , VII 88, 18, re c o g e b u en n ú m e ro de ello s. El o x irrin co . el le p id o to y el la to y a a p a re c e n m e n c io n a d o s m á s a rrib a en X V II 1. 40. El alab es o a la b e te s, L a be o m lo tic u s , es un p ez co m ú n en el N ilo, P l i n i o , V 51. El c o ra cin o T H apia n ilo tic a e s un p ez de c o lo r o scu ro , típ ico ta m b ién de E g ip to . El q u e ro e s o tro p e z del N ilo , m e n c io n a d o ta m b ién p o r A t e n e o , VII 3 12a (véase sobre e s te S. J. C l a c k s o n , « F ish an d C h its: T h e S y n o d o n tis S ch all» , Z A S 129 |2 0 0 2 ], 6-1 I ). El fag ro e s el P a g ru s vu lg a ris, un lipo de b esu g o . El silu ro es un pez del N ilo q u e no se h a id e n tificad o . El cíta ro es un p ez plan o , m en cio n ad o por P l i n i o , X X X II 146, y la trisa e s un pez de la fam ilia de los aren q u es, m en c io n a d a ta m b ié n p o r P l i n i o , XXX11 151. El c e stre o es un tipo de salm o n ete. El licno, e n latín lu c e rn a , e s un p ez fo sfo re sc e n te , q u e tam b ién m e n cio n a P l in io , IX 82; X X X II 149. L a fisa e s o tro p ez m e n c io n a d o p o r A t e n e o , VII 88. 21. El b o s p u e d e ser el N o tid a n u s g rise u s, m e n c io n a d o p o r A r is t ó t e l e s , H ist. A n im . 5 4 0 b 17, Fr. 2 8 0 . y c o m o p ez del N ilo, ú n ic am en te p o r E strab ó n en este p asaje. 192 S o b re e s to s a n im a le s, v é a se m ás arrib a , X V II 1, 39, y notas. m
T h e r ia k á
168. N ic a n d r o d e C o l o f ó n es un au to r g rieg o del si
glo ii a. C . E n tre su s o b ra s se c u e n ta n d o s p o em as h ex am étrico s, el m en cio n ad o aquí, T h e r ia c á , en el q u e d e sc rib e los an im a le s v en en o so s; y A lexip h a rm a ca ,
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fil ( K i R A l ΙΛ
De entre las aves, está el ¡bis y el halcón egipcio, que es manso como un gato, comparado con los demás halcones. Tam bién el nicticórax**4tiene aquí una peculiaridad, pues entre no sotros tiene el tamaño de un águila y produce un graznido gra ve, mientras que en Egipto tiene el tamaño de un cormorán y produce un graznido diferente. El más manso es el ibis395. En su tamaño y forma se parece a una cigüeña, pero lo hay de dos colores, uno como la cigüeña y el otro completamente negro. Todos los cruces de calles en Alejandría están llenos de estas aves, y aunque son útiles en cierto modo, no son útiles en otro. Por un lado son útiles porque eliminan todas las alimañas y los restos de las carnicerías y las pescaderías, pero por otra parte son perjudiciales porque son voraces, sucios y es difícil apartarlos de las cosas limpias y que no tienen ninguna mancilla. Es verdad lo que dice Heródoto 396 ^ sobre que es costumbre egipcia moldear Pan, m anera n ° r de am asar, aceite, e* barro con las manos, pero la masa cerveza, circuncisión para hacer pan con los pies. Los k a k is? 91 son un tipo de pan que sirve como as tringente para el vientre, y el kikiiy* es un fruto que se cultiva en los campos, del que se exprime aceite para las lucernas de todas
en el que trata especialm en te de los v en en o s y su s a n tíd o to s. U n a ed ic ió n de esta obra, A. S. F. G o w , A. F. S c h o l f i e l d , N ic a n d e r . T h e P o e m s a n d P o etica l Fragm ents, C am bridge, 1953. T rad u c ció n e s p a ñ o la e n M . S e r r a C r e s p o , Theriaka y A lexipharm aka de N ic a n d ro . E stu d io s tr a d u c id o s, B a rc e lo n a , 1998. w Se trata de un búho de g ran d es o re ja s, d e s c rito p o r A r is t ó t e l e s en Hist. Anim . 592b9; 5 9 7b23: 6 1 9b 18. w V éase m ás arriba, X V II 1, 4 0 , y nota. ** En II 36, 3. w Este térm ino de origen eg ip cio a p are ce c o m o p ré s ta m o lin g ü ístic o en los papiros: P.M ich. V 243 (i d. C .). ** Se trata del ricino. R icin u s co m m u n is.
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las gentes del país, y también para ungir el cuerpo para los hom bres y mujeres que hacen los trabajos más pesados. El koikino3tw es un tejido egipcio hecho de cierta planta, parecido a los hechos de caña o palmera. La cerveza también se prepara de manera particular entre aquellos, y es una bebida común para muchos, pero la manera de prepararla en cada lugar es diferente. Y una costumbre que guardan con mayor celo es que educan a los niños que tienen4**’, circuncidan a los niños y hacen abla ción a las niñas, lo que también es costumbre de los judíos, que también son egipcios de origen, como ya he explicado en mi tratado sobre ellos401. Dice Aristóbulo 402que ningún pez del mar se aventura a en trar en el Nilo a cuenta de los cocodrilos, salvo el cestreo, la trisa y el delfín403, ya que los delfines son más fuertes que aque llos, y los cestreos entran acompañados de los queros a lo largo de la orilla por una afinidad natural. Y que los cocodrilos se alejan de los queros, que son redondos y tienen espinas en la cabeza que son peligrosas para los predadores. Y que los ces treos entran preñados en el Nilo en primavera, y poco después del ocaso de las Pléyades bajan en cardumen a desovar, y es cuando son capturados en grupo en las cajas. Tal parece ser también el caso con las trisas. Y esto es lo que he dicho sobre Egipto. ~m E s la p a lm e ra , H y p h a e n a th eb a ica . K o u k es en e g ip cio el n o m b re del fru to , y su s h o ja s se u sab an p a ra ceste ría. 41X1 A q u í h ay u n a re fe re n c ia a q u e no p racticab a n la e x p o sició n de niños co m o e n tre los g rie g o s y ro m a n o s. Ig u alm en te en D i o d o r o , I 8 0 , 3 -5 . 4111 S e tra ta d e X V I 2 , 3 4 . T a m b ié n H e r ó d o t o , II 104. D io d o r o , I 2 8 , 2 -3 , cre e q u e los ju d ío s p ro v ie n e n de los e g ip cio s. 402 F G rH ist. 139 F 39. 401 V é a se m á s a rrib a X V 1 ,4 5 . E sto s p ece s ap are cen m e n cio n ad o s en XVII 2, 4 (v é a s e n o ta ).
(»!·.< )( i K A l í A
3.
L ihia
A continuación hablaré de Ubia, I que es la parte que me queda de toda mi G eografía, lím ites Geografía. Ya he dicho antes muchas cosas sobre esta41*4, pero ahora se han de recordar cuantas cosas sean convenien tes. añadiéndolas a lo anteriormente dicho. Los escritores que han dividido el mundo habitado lo han hecho desigualmente, pues la división tripartita parece una en tres partes iguales, y Libia no alcanza a ser una tercera parte del mundo habitado, pues incluso unida a Europa, no parece igualar a Asia405. Inclu so quizá sea menor que Europa, e inferior en poder, pues la mayor parte de su tierra interior y su costa marina es desierto y tiene poblaciones dispersas que son en su mayoría pequeñas, esporádicas y nómadas. Y además de ser un desierto, el ser un criadero de bestias salvajes también impide que haya pobla ción en las zonas que serían posiblemente habitables. Y por otra parte incluye una gran parte de la zona tórrida. Sin embar go, toda la costa opuesta a nosotros, la que se encuentra entre Egipto y las columnas, está felizmente habitada, sobre todo la parte que está bajo los cartagineses. Pero hay zonas ahí insertas
404 XVII 1,3 0 : 1, 53, y o tras m e n cio n es m e n o re s.
4
B) se opone a la incongruencia de esta teoría con respecto a la realidad de los continentes. La teoría alternativa dividía la tierra en Europa y A sia ( Is o c r a te s , Hatiei>. 179, P la t ó n , Tim. 24e: C rit. 1 12e), y L ib ia era bien parte de la prime
ra (V a r ró n . Lai. V 31; S a lu s t io . Yug. X V II 3; P lin io , III 5 ) o de la segunda (A rria n o , A lejan d ro , III 30, 9). La división bipartita de la Tierra se debe a Hecateo, cuya obra se dividía en dos libros, dedicados respectivamente a Euro pa y a Asia, que incluía Libia. Heródoto inicia la división en tres partes preci samente criticando a Hecateo.
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que carecen de agua, como las Sirtes, Marmaris y el Catabatmos . Tiene la forma de un triángulo rectángulo, como si alguien lo viera trazado sobre una superficie plana, teniendo como base la costa opuesta a nosotros desde Egipto y el Nilo hasta Mauru sia y las columnas. Perpendicular a este lado estaría el Nilo hasta Etiopía, hasta el océano, y la hipotenusa es toda la costa entre Etiopía y Maurusia. En cuanto al vértice de la mencionada figura, que cae aproxi madamente en la zona tórrida, decimos por estimación, porque es inaccesible, ya que no podríamos indicar la amplitud máxima del país. Sin embargo, en los anteriores libros de mi obra hemos in dicado que cuando se va hacia el sur desde Alejandría hasta Meroe, reino de los etíopes, se recorren en tomo a diez mil estadios y desde allí en línea recta hasta los límites entre la zona tórrida y la tierra habitada, otros tres mil estadios. Al menos tanto ha de ponerse como máxima anchura de Libia, trece o catorce mil esta dios, y un poco menos del doble de esa cantidad para el largo. Y esta es la descripción general de Libia. Ahora he de hablar de cada parte en concreto, empezando por las partes más occi dentales y también las más conocidas. Libia la habitan gentes llamadas mau2 rusios por los griegos, mauros por los T r ib u s q u e h a b ita n romanos y los locales. Son una tribu liL i b i a : m a u r u s io s . . , , , , bia grande y prospera, que habita en la orilla contraria a Iberia en el estrecho. En este lugar está el estrecho de las columnas de Heracles, del que he hablado en muchas ocasiones407. Más allá de las colum-
406 Y a se h a e x p lic a d o a n te rio rm e n te (X V II I, 5) que el C ata b a tm o s es la fro n te ra n a tu ra l e n tre L ib ia y E g ip to , y es u n a d e p resió n de la T ierra. 407 U 5, 33; III 1, 4; 111 1, 7. M ás arrib a sobre las co lu m n a s de H eracles X V II I. 19.
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(ΐΚίΗίΚΛίΤΛ
nas de Heracles, dejando Libia a la izquierda, hay una montaña que los griegos llaman Atlas** y los bárbaros Duris. Desde allí sale un cabo, el último hacia el oeste de Maurusia, que se llama Cotis. Cerca de allí hay un pequeño pueblo sobre el mar que los bárbaros llaman Tinx, aunque Artemidoro *’9lo llama Lynx y Eratóstenes Lixo410. Se encuentra al lado opuesto del estrecho de Gadeira a una distancia de ochocientos estadios, que es la distancia de cada uno de los lugares en el estrecho hasta las columnas. Hacia el sur de Lixo y de Cotis hay un golfo que se llama Empórico411, y que tiene un asentamiento comercial feni cio412. Toda la costa contigua a este golfo está marcada por las bahías, pero han de extraerse los golfos y los cabos de la forma de triángulo que he descrito antes, y ha de concebirse que el continente aumenta hacia el sur y el este. La montaña que se extiende en medio de Maurusia entre las Cotis y las Sirtes está habitada, tanto como las que le van para lelas, primero por los maurusios, pero en el interior más profun do por la más grande de las tribus libias, los llamados gétulos413. Los historiadores han añadido mu^ , ,. . . chas más mentiras a la descripción de la La c o sta cíe L ibia r costa exterior de Libia, empezando por
** M encionado por p rim era vez en H e r ó d o t o IV 184, 3. D u ris (cf. I 2, 26, lam bién en P l in io , V 13) parece referirse o rig in a lm e n te a un m o n te. ** Fr. 76-77 Stiehle. 41(1 Fr. Ill B 59-60 B erger. La c o n fu sió n e s p ro p ia d e E s tra b ó n . V é a se m ás abajo XVII 3 ,6 y 3, 8. T in g is (P t o l o m e o , IV 1 ,5 ; P l i n i o , V 2) e s T án g e r.
4,1 Este golfo aparece referido en P l i n i o , V 9, como s in u s S a g ig i. 412 Sobre esto F. L ó p e z P a r d o , « L a fu n d a c ió n d e L ix u s» , A c ta s d e l IV C ongreso Internacio n a l d e E stu d io s F e n ic io s y P ú n ic o s , C á d iz, 19 9 8 , C ád iz 2000. págs. 819-826. 411 Los gétulos eran, según M e l a , 1 23, u n a g ra n trib u . E s t r a b ó n y a los m enciona en II 5, 33. E staban d iv id id o s en v arias c o m u n id a d e s (P l i n i o , V 10; 17: 30) y, por su nom adism o, la e x ten sió n te rrito ria l q u e o c u p a b a n e ra en o rm e.
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la Circunnavegación de Ofelas4'4. Y estas las he recordado en algún sitio antes415, y otra vez ahora las menciono, por lo que pido perdón por introducir fantasías, si en alguna manera me veo obligado a salirme de la narración, evitando pasar de largo en silencio todas estas cosas, de alguna manera quitando vali dez a la historia. Pues dicen que en el golfo Empórico hay una cueva en la que entra el mar cuando sube la marea hasta siete estadios, y que delante de este golfo hay una llanura baja en la que hay un altar dedicado a Heracles, el cual dicen que no se cubre cuando sube la marea416. Y esta es una de las que yo considero inven ciones. Y casi tanto como esta, es la invención de que en los golfos exteriores están los asentamientos de los tirios, que aho ra han quedado abandonados, y que no eran menos de trescien tas ciudades, que asolaron los farusios y los nigritas. Dicen que estos asentamientos están a una distancia de Lynx de treinta días de camino417.
414 A u to r de identificación p roblem ática. Puede tratarse del general de A lejan dro M agno aliad o de A gatocles co n tra los cartagineses en el 308 a. C. Sin em bargo, se h a p ro p u esto una falsa lectura del co p ista p o r nom bres com o A pelas, m enciona do p o r M arcian o de H eraclea, u O celas, héroe troyano com pañero de A ntenor, fu n d ad o r de O p sicela (véase B iffi, pág. 379). E strabón es la única m ención de este periplo precisam en te atrib u id o a O felas. Pese a la acusación de ser fantasioso, las d escrip cio n es que sig u en son p lausibles, véase D. W . R o l l e r , Through the Pillars o f H era kles, G re co -R o m a n E xp lo ra tio n o f the A tla n tic, L ondres, 2006, págs. 9597. T a m b ié n sobre la circu n n av eg ació n de Á frica en Estrabón y su crítica a E u d o x o de C ic ico en 11 3, 4, véase A. S a n t a n a , E l conocim iento g eográfico de la co sta n o ro ccid e n ta l d e Á frica en Plinio. L a p o sició n de las C anarias, H ildesheim , 2002, págs. 2 4 5 -2 4 6 . T am b ién sobre el periplo véase A. M e d e r o s M a r t í n , «El periplo norteafrican o de O felas» , G erión 24 (2006), 65-84. 415 E n I 1, 5 y III 2, 13, c o n re fe re n c ia a la lo c aliz ació n del ja rd ín de las H e s p é rid e s y la isla de los A fo rtu n a d o s en H o m ero y los poetas. 4lft T a m b ié n P u n i o , V 3. V éase R o l l e r , T h ro u g h th e P illa rs, p ágs. 95-96. 417 T a m b ié n P u n i o (V 8) c o n s id e ra fa n ta sio sa e sta no ticia. S egún el peri-
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C¿i;íK»RAI ΙΛ
4 Muurusiu, descrip ción f ís ic a ,f l o r a y fa u n a
bn lo que todos están de acuerdo es en que Maurusia es una tierra fértil, salvo una pequeña zona desértica, y está prov¡sja
abundantes árboles, que además produ cen gran cantidad de fruto. Al menos este país provee a los ro manos de grandes mesas de las más variadas tonalidades y construidas con una sola pieza de madera41*. Dicen que los ríos tienen cocodrilos419y toda clase de animales similares a los que hay en el Ni lo. Algunos creen incluso que las fuentes del Nilo se encuentran cerca de los límites de Maurusia420. Y dicen que en uno de los ríos hay sanguijuelas de siete codos de largo, que tienen unas branquias por las que respiran. También dicen de este país que produce una vid tan gruesa que a duras penas la rodean dos hombres y que dan racimos de un codo de largo421; y que toda hierba y toda planta crece altísi ma, como el aro, la dragontea422, y las hojas de las zanahorias y
pío de Hanón (G G M I 5) se d ice q u e H an ó n llev ó a lo s c o lo n o s a o c u p a r p o b la ciones com o la m uralla C árica, G y tte, A cra, M é lita y A ra m b y s, q u iz á o rig in a riam ente colonias fenicias. 4IK Para este fin, el árbol m ás a p ro p ia d o e s el c e d ro del A tla s, C e d ru s a tlantica. Estas m esas de una pieza, de m o d a e n tre los ro m a n o s e n el s ig lo i, v éase
C ic e r ó n , Ver. II 4, 37; V a r r ó n , M en ip o 182: P l i n i o , X III 102. L a m o d a hizo que el siglo siguiente las reserv as de e sta m a d e ra se h u b ie ra n e x tin g u id o p rác ticam ente y se hiciera carísim a (M a r c i a l , X IV 89; P l i n i o , X III 95). 419 T am bién P l in io , V 9, m e n cio n a la p re s e n c ia d e c o c o d rilo s en los ríos Darai y Bam botum . y cu y a d e sap arició n se p o d ría e x p lic a r p o r la su c e s iv a desertización. 42,1
V iTRU Bio, VIII 2, 7; P l i n i o , V 5 1 ; P a u s a n i a s , I 3 3 , 6; D i o n C
a s io ,
LXXV 13,3. 4‘‘ T anto esto com o la san g u iju ela de siete c o d o s so n m ir a b ilia , q u e a p a recían típicam ente en la etn o g rafía. O tro s c a so s en E s t r a b ó n so n II 1, 14, XI 10 , 2 .
422 El aro es una planta p erenne de la fa m ilia de las a rá c e a s , c o n raíz tu b er-
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del hinojo silvestre y la tagarnina 423crecen hasta doce codos, y tienen un grosor de cuatro palmos. Y este país es criadero de toda clase de serpientes, elefantes, gacelas, búfalos 424 y animales similares, leones y leopardos. También da esta tierra unas comadrejas iguales a los gatos, y como estos, salvo porque tienen un morro más prominente, gran cantidad de monos variados425, sobre los que Posidonio426 dijo que cuando navegaba desde Gadeira 427hacia Italia pasando a lo largo de la costa de Libia, vio un bosque litoral lleno de estos animales, de los que unos estaban encaramados a los ár boles, otros por el suelo, algunos tenían crías y les daban el pecho. Y que también que se moría de risa viendo que algunos tenían grandes pechos, otros eran calvos, otros estaban hernia dos o mostraban alguna deformidad parecida. 5 Sobre Maurusia en el mar exterior 428 T ie r r a d e lo s e t ío p e s está la llamada tierra de los etíopes occio c c id e n ta le s dentales429, que está poco habitada. Aquí
cu lo sa . d e la cu al salen las h o ja s de c o lo r v erd e o scu ro . L a d ra g o n te a o serp en taria, d e la m ism a fa m ilia , e s el D ra c u n c u lu s vulgaris. 423 En g rie g o h ip p o m a r a th o n , la Ρ r a n g o s fe r u la c e a o C a ch rys fe r u la c e a es el h in o jo silv e stre . El c a rd illo o ta g a rn in a a q u í m e n cio n ad o es el g rieg o skolym o s , S c o ly m u s h is p a n ic u s , y su p e n c a es c o m estib le. 424 El alcela fo o b ú b alo es un an tílo p e africano, del cual proceden los búfalos d o m é stic o s d e E g ip to , G recia e Italia. D escrito por A r is t ó t h i es , PA 6 6 3 a 1 1 425 S obre la variadísim a fauna líbica, tam bién FIer ó d o to , II 3 2 ,4 2 ü y IV 181, 1. 426 F G r H ist. 87 F 73 = Fr. 245 E d elstein -K id d . 427 S o b re la e s ta n c ia de P o sid o n io en G ad eira , III 1 ,5 . Fue antes del año 83. M . L a f f r a n q u e , P o s e id o n io s d A p a m e e : E ssa i de m ise au p o in t, Paris, 1964, p ág s. 6 5 -6 7 , lo d a ta e n tre el 101 y el 91 a. C . L a m en ció n to m ad a por E strabón p u ed e p ro c e d e r d e su tra ta d o S o b r e e l O c é a n o o S o b re la m eteo ro lo g ía . 42H S e re fie re al o c é a n o A tlá n tico . 429 E s ta d e fin ic ió n a p are ce ta m b ié n en II 5, 15, 3, 5 y 3, 7; III 4, 3. En P u n ió ,
VI 194 son m a ritim i.
5()6
(ίΙΟίιΚΛΙ ΊΛ
dice Ifícrates431*que se crían las jirafas431, los elefantes y los lla mados rizeis, que son de forma como toros, pero se parecen a elefantes en su forma de vida, su tamaño y su predisposición a la lucha432. Dice que hay serpientes tan grandes que les crece la hierba sobre el lomo, y que los leones atacan a las crías de ele fante, y que causándoles una hemorragia, huyen al llegar sus madres. Estas, cuando ven a sus crías manchadas de sangre las matan. Entonces vuelven los leones a comerse los restos muertos. Se dice que Bogo433, el rey de los maurusios, cuando subió contra los etíopes occidentales, envió a su mujer como regalo juncos parecidos a los indios, de los que cada haz tenía un vo lumen de ocho choinices, y espárragos de tamaño similar.
4VI De este Ifícrates no se sabe nada. Quizá haya que leer Hipsícrates, un historiador de época de Julio César, fuente de Es i rabón (citado en VII 4, 6 y XI 5, 1). Según F lavio J osefo (A nt. XIV 139, 2), Estrabón usó a Hipsícrates como fuente para la campaña egipcia de César. Sobre Hipsícrates, véase A. H. Mc Donald, S. Hornblower, «Hypsicrates», en S. H ornblüw er , A. S paw forth (eds.), The O xfo rd C la ssica l D ic tio n a ry , Londres, 2003, pág. 739. 4,1 Las jirafas o cam elo p ard o s, d escritas en A gatárquides , 72, d e s c rip ción que llega a E strabón X V I 4, 16 a trav é s d e A rte m id o ro (F . 98 S tieh le). 432 No se sabe a qué anim al p o d ría re fe rirse H ip s íc ra te s e n e s te p asaje . Q u i zá el rinoceronte, aunque el p arecid o e s v ag o . E stra b ó n p a re c e h a b e r v isto un ejem plar del anim al, q u izá en R om a, en los e s p e c tá c u lo s y a m e n c io n a d o s m ás arriba en referencia a los co co d rilo s (X V II 1, 4 4 ), c o m o los m e n c io n a d o s por
Dion C asio, Ll 22, 5 en el año 29, o S uetonio , A u g u s to , 4 3 , 4 , en el añ o 11. 433 Este Bogo (tam bién en II 3, 4 ) no p arece se r B o g o I, o B o co , y ern o de Yugurta, del que nos hablan S alustio , Y ug. X IX 7; L X X X 6; L ivio , E p it. 66, etc. A no ser que se trate de la m isió n , q u e, seg ú n A piano (N u m . 5, 1), llevó Bogo a los etíopes con el fin de reclu tar c o n tin g e n te s p a ra el e jé rc ito d e Y u g u r ta. M ás probablem ente se trate de B ogo II, c u y a m u je r, E u n o e M au ra, fue una de las am antes de Julio C ésar (S uetonio , J u lio C é s a r , 52, 1).
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. . í
. ^ ,
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Cuando se navega hacia el mar interior desde Lingo, se llega a la ciudad de
L a s c i u d a d e s ele Z e l i s y „ . . 4 3 4 T inx, c i u d a d e s h a s t a e l ^ e ^,s y
,
,
Tinx, despues a los monumen t o M o lo ca t tos a los siete hermanos y la montaña que está por encima, llamada Abile435, que abunda en animales y grandes árboles. Se dice que la longitud del estrecho que está junto a las columnas es de ciento veinte estadios, y la anchura mínima, a la altura de Elefas, es de sesenta. Avanzando en la navegación, se encuentran muchas ciuda des y ríos, hasta el río Molocat436, que es la frontera entre Maurisia y la tierra de los Masaisilios. Cerca del río hay un gran cabo y Metagonio, un lugar árido y yermo. Y casi se puede de cir que la montaña que empieza en Cotis se extiende hasta aquí. La distancia desde Cotis hasta los montes de los masaisilios es de cinco mil estadios. Metagonio está en la orilla opuesta a Cartago Nova437. Timóstenes438, en cambio, dice equivocadamente que está frente a Masalia. El crucero desde Cartago Nova hasta Metagonio es de tres mil estadios, y la navegación de cabotaje hasta Masalia es de más de seis mil. 434
E s p ro b a b le m e n te la Z ilia de M e l a III 107, P t o l o m e o , IV 1, 13 y Z ilil
en P l i n i o , V 2. S u ele id e n tific a rse co m o A rc ila al su d o este de T án g e r, o con D c h a r J e d id ; v é a se M . E u z e n n a t , « L es v o ies ro m ain es du M aroc dans Γ Itin é ra ire A n to n in » , H o m m a g e s à A lb e r t G re n ie r, 2, L ato m u s 58, B ruselas, 1962, p á g s. 5 9 5 -6 1 0 , esp . 6 0 1 -6 0 2 . B i f f i , pág. 384.
415 Se trata de siete montes de igual altura en la cordillera de Jebel Musa (M ela , I 29; P linio , V 18). Ptolomeo también habla de los «siete hermanos». El monte Abile aparece mencionado también por Estrabón en III 5, 5 como Abilux. Véase M ela , 1 27; P linio , III 4; Ptolomeo , IV 1,6. 416 T a m b ié n P t o l o m e o , IV 1 ,8 , asig n a la fu n ció n d e d iv isió n de territo rio s al río M a lu a s , q u iz á el M a lu a n e de P l i n i o , V 18. H oy es el río M o u lo u y a. 4W Es C a rta g e n a . V éase III 2, 10 y 111 4 , 6. 4,K Fr. 1 1 W a g n e r. T im ó s te n e s de R o d as fue un alm iran te de P to lo m eo II e n tre el 2 7 0 y el 2 4 0 . E s au to r de u n a o b ra sobre p u en tes y o tra sobre puertos, lle n a s d e e rro re s q u e E s t r a b ó n de v ez en cu a n d o in d ica (II 1, 4 1 ; XIII 2, 5).
(il.< K i R A H A
Aunque la tierra que habitan los V ida c o tid ia n a d e lo s Maurusios sea en su mayoría muy férn ia u ru sios; d in a s tía til4·11', muchos continúan incluso hasta d e H ogo y H oco, ^oy viviendo una vida nómada440. Sin lle v a d a d e J u b a II , . . . w , embargo, se embellecen haciéndose trenzas en el pelo, dejándose la barba, llevando joyas de oro, lavándose los dientes y puliéndose las uñas. Rara vez les verás que se tocan unos a otros cuando caminan, para que su adorno del pelo permanezca intacto. Los jinetes luchan con jabalina, usan riendas de juncos para los caballos y montan a pelo. Tam bién portan puñales. Los que combaten a pie llevan como escu do piel de elefante y se visten y duermen con pieles de león, leopardo y oso441. Se puede decir que estas gentes y los masaisilios que viven al lado, y en general los libios, llevan un atavío similar y se parecen en otros aspectos. Usan caballos pequeños, ágiles y tan obedientes que se les dirige con una pequeña fusta. Estos caba llos llevan collares de madera o de crines tejidas, al que se ajus ta la rienda, aunque algunos siguen sin necesidad de que se tire de ellos, como si fueran perros442. Usan escudos pequeños de piel, pequeñas lanzas de hoja ancha, túnicas sin ceñir con bor des anchos, y como dije antes, mantos y escudos de piel. Los farusios y los nigritas, que viven sobre estas gentes, cer ca de los etíopes occidentales, también usan el arco, como los
4W T am bién a sí en II 5. 33 y m ás arrib a X V II 3, 4. 44(1 Los pueblos co n sid erad o s n ó m a d as p o r a n to n o m a s ia so n lo s m au ru sio s, los m asilios y los m asaisilio s, véase II 5. 33: L i v i o , X X IV 15.
441 Sobre la presencia de osos en Mauritania, Estrabón es la única fuente. Otras fuentes ( H e r o d o t o , IV 191, 4; V irg ilio , Eneida V 37) los localizan entre los numidas. E lian o {Nat. An. X IV 14) ya habla de la velocidad de los caballos li bios.
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etíopes. Usan también carros falcados443. Los farusios rara vez se relacionan con los maurusios cuando atraviesan el desierto, pues transportan odres de agua bajo los vientres de sus caballos. A veces llegan incluso a Cirta444, a través de pantanos y lagos. Se dice que algunos de ellos llevan un modo de vida como los trogloditas, cavando sus viviendas en la tierra. Se dice también que allí son comunes las lluvias de verano, pero en invierno hay sequía; y que algunos de estos bárbaros usan pieles de serpiente y de pez como mantos y cubiertas. También dicen algunos que los maurusios son indios que llegaron hasta allí con Heracles445. Un poco antes de mis tiempos, los reyes de la dinastía de Bogo y Boco, que eran aliados de los romanos, dominaban esta tierra446. Cuando estos murieron, sucedió Juba en el trono, habiéndole en tregado el poder Augusto César además del imperio de su pa dre44'. Pues era hijo de Juba el que había luchado con Escipión contra el divino César. Pero Juba murió joven, y su hijo Ptolomeo, cuya madre era hija de Antonio y Cleopatra, subió al trono44*.
441 El c a rro falc ad o , e n g rie g o d r e p a n ë fo ro s, te n ía fijas en los ejes unas c u c h illa s fu e rte s y a filad as, p a ra h e rir al e n e m ig o , y se rv ía para g u arn ec er los c o s ta d o s del ejé rc ito . 444 C irta e s la c ap ital de los m a silio s. V éase m ás ab ajo X V II 3, 13. 445 E sta tra d ic ió n q u e hace p a sa r a H eracles p o r H isp an ia hasta A frica ya a p a re c e en I i, 4. T a m b ié n se h ace e c o S a l u s n o , Yug. XVI11 3-4. 446 B o co 1 fue rey d e M a u ritan ia e n los añ o s 110 a 91 u 81 a. C . y su eg ro de Y u g u rta, rey d e N u m id ia , v é a se S alustio , Yug. L X X X 3-6. Su hijo B oco ii rein ó ta m b ié n en M a u rita n ia del 4 9 al 38 a. C . 447 L a c u e s tió n del re in a d o de Ju b a II co m o reg alo de A u g u sto es c la ra m e n te d e o rig e n p ro p a g a n d ístic o , co m o se a p re c ia a m e n u d o en E strab ó n . V éa^e T á c i t o , A n . IV 5; D i o n C a s i o , LI 15, 6. V éase J. D e s a n g e s , « L es lé m to ire s
g é tu le s d e J u b a II», R e v u e d e s É tu d e s A n c ie n n e s 6 6 ( 1964) 3 3-47. 448 P to lo m e o e ra h ijo d e C le o p a tra S ele n e, p rim e ra m u jer de Ju b a, h ija de C le o p a tra V II y A n to n io . V éase m ás arrib a X V II 1, 1 1 y nota. S u e t o n i o , C ulíg u la , 2 6 , 1: P l u t a r c o , A n to n io 87, 2; D i o n C
a sio ,
L1 15, 6. M u rió el año
3 9 -4 0 a m a n o s de los s ic a rio s d e C a lig u la y su rein o fue a n ex io n ad o a R om a.
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Cii ( K i R A I Ι Α
8
Artemidoro contradice a EratósteA rtem id o ro so b re los nes441', porque llama Lixo a una ciudad lo tófa vo s; Tanusio y , , ., , . w r f cerca de la frontera occidenta de Mausus h isto n a s fan tasticas so b re la tum ba de rusia, en vez de Lingo; y porque dice Anteo... que son fenicias muchas ciudades arra sadas de las que no queda ni rastro a la vista; y porque [después de decir que el aire es salado !450en la tierra de los etíopes orien tales, dice que en las horas de madrugada y del atardecer el aire es pesado y brumoso. ¿Cómo puede ocurrir esto en un lugar árido y tórrido? Pero él mismo hace una descripción aún peor de este lugar, pues cuenta que los lotófagos son unos vagabun dos que se apoderan de la tierra árida, se alimentan de loto, una hierba y una raíz, por la que no tienen necesidad de beber451. Se extienden hasta la región por encima de Cirene. Los que hay en esa región, sin embargo, beben leche y comen carne, aunque estén en la misma latitud. Y también Tanusio452, un escritor romano, no se abstiene de
449 A r t e m i d o r o (fr. 76-77 S tieh le) y E r a t ó s t e n f s (fr. Ill B 5 9 -6 0 ). V éase
m ás arriba XVII 3, 2. 450 Esta frase fue atetizad a por C o ráis y M ein ek e. 4' ‘ L iteralm ente, lotófago es el q u e se a lim e n ta d e lo to . Se d ic e de ciertos pueblos que habitan en la co sta sep ten trio n al de Á fric a . El lo to al q u e se refiere no es el m ism o que el del N ilo, sino el a z u fa ifo lo to , Z iz y p lm s lo tu s, un árbol cuya fruta es una d ru p a ro jiza del ta m añ o d e la c iru e la y, se g ú n los an tig u o s m itólogos y poetas, hacía que los ex tra n je ro s q u e lo c o m ía n o lv id a s e n su patria. 4' 2 E l m a n u s c r i t o F d a e s t a l e c t u r a T anusios, f r e n t e a l G a b in io s d e l o s d e m á s . M ien tras q u e e ste ú ltim o n o m b r e n o d ic e n a d a , e l o tr o s e re f ie r e a T a n u s i o G é m in o , un h i s t o r i a d o r r o m a n o d e é p o c a d e C i c e r ó n , c u y o n o m b r e y a e n o t r o s l u g a r e s h a s u f r id o d i v e r s o s t i p o s d e c o r r u p c i ó n : P l u t a r c o (C é sa r 2 2 ) lo l l a m a T anusios, m i e n t r a s q u e S é n e c a (Epist. 93, 11) m e n c i o n a a u n T a m u siu s, a u t o r d e u n o s a n a le s , p e r d i d o s e x c e p t o p o r u n f r a g m e n t o m e n c i o n a d o p o r S u e t o n i o (Julio C é
sar, 9), y e s t a m e n c i ó n d e E s t r a b ó n , si la c o r r e c c i ó n e s b u e n a . V é a s e L . A . G
a r c ía
M o r e n o , « T a n u s i o G e m i n o , ¿ h i s t o r i a d o r d e T a n g e r o d e L i x u s ? » , e n P. S á e z - S . O r d ó ñ e z ( e d s .) , H om enaje a l P rofesor P resed o , S e v i l l a . 1994, p á g s . 463-474.
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la narración fantástica sobre Maurusia, y cuenta la historia de una tumba de Anteo 453cerca de Lingo, que contenía un esque leto de sesenta codos de largo, que Sertorio454descubrió y des pués volvió a enterrar. Y también historias fantásticas sobre elefantes455. Pues dice que los demás animales huyen del fuego, pero que los elefantes se enfrentan a él y se defienden de él, porque destruye la madera. Y que abren batalla contra los hom bres, mandando por delante espías, y cuando ven que aquellos huyen, se ponen en fuga ellos también, y cuando sufren heridas, como suplicantes despliegan ante ellos ramas, hierbas o polvo. Después de la tierra de los maurusios r ^ r está la de los masaisilios, que L o s m a s a is ilio s , ^ comienza g o b iern o s de en río Molocat y llega hasta el cabo M a s a n a s e s y M ic ip s a llamado Tretón456, que es la frontera en tre los maurusios y los masaisilios. Hay seis mil estadios desde Metagonio hasta Tretón. Otros dicen que menos. La costa tiene muchas ciudades y ríos y es una tie rra próspera. Pero baste recordar solo los más importantes por su nombre. La ciudad de Siga 457está a mil estadios de las men cionadas fronteras, y el palacio de Sofax, que ahora está en rui nas. La tierra después de Sofax la gobernó Masanases, después Micipsa, y después los que los sucedieron45*. En nuestros tiem
453 E ste s e ría el g ig a n te A n teo , m u erto a m an o s de H eracles. 454 Q u in to S e rto rio (N u rsia , 122 a. C .-O sc a , 72 a. C .) fue un im p o rtan te p o lític o y m ilita r ro m a n o , c é le b re p o r su o p o sic ió n a S ila d esd e H isp an ia. P artici pó en la g u e rra de Y u g u rta, p e río d o en q u e se deb e situ a r este aco n tecim ien to . P l u t a r c o , S e r to r io , IX 6, 9, lo sitú a en T in g is.
455 V é a se P l i n i o , V III 1-34, p ara u n a ex p o sic ió n te ra to ló g ica so b re los e le fan te s. 4<* S o b re el río M o lo cat y a h ab ló m ás arrib a en X V II 3, 6. T retó n es un p ro m o n to rio , ta m b ié n m e n c io n a d o p o r P t o l o m e o , IV 3, 3. 4S7 L a c iu d a d d e S ig a y a c o n o c id a en el sig lo vi ( P s . S c ila x 111). 4
m isió n del 2 0 6 , el rey de los
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pos, Juba, el padre del Juba que murió joven454. También su residencia real de Zama'6" fue arrasada por los romanos. Des pués de Siga está Teo Limen4*1, a una distancia de seiscientos estadios. Después siguen otros lugares insignificantes. Las par tes interiores de la tierra son montañosas y desérticas (aunque hay dispersas algunas poblaciones, dominadas por los gétulos) hasta los Sirtes. Las partes desde allí hasta el mar son llanuras fértiles, muchas ciudades, ríos y lagos. 10 No sé si Posidonio 462dice la verdad Posidonio y cuando afirma que Libia está recorrida A rtem id o ro s o b re p0r «pocos y pequeños ríos», pues los la n atu raleza * -. · ,· de la ’ona ^ ue Artemidoro menciona entre Lingo y Cartago, los describe como «muchos y caudalosos»463. Esta afirmación es más verdadera si se refiere a la parte interior de esta tierra, y él mismo refiere la causa di ciendo que en las regiones del norte no llueve, como también se dice de Etiopía464. Por esto, a menudo se dan epidemias debido
m asaisilios era Sifax, al que se trató de d o m in a r y p o n e r b ajo in flu e n c ia de los cartagineses. M asinisa y M icipsa, su hijo, fu ero n rey es de los m a silio s. rivales de Sifax. Sobre esto P u n i o . V 17-22; A p i a n o , P u n ic a III 13-5. 30; P o i j b i o . XI, 24-X IV. 10: L i v i o , X XVIII 17-18, S a l u s t i o , Yug. V 4 -6 . etc. L o s su ceso res son Aderbale e H iem psale, los hijos de M icip sa ( D i o d o r o X X X IV 3 5 , I ), y Y ugurta ( S a l u s t i o , Yur. IX 3-4). M an ten em o s la fo rm a M & sanases q u e d a E slrabón. 4y> Juba había reinado d esp u és de H ie m p sa le II, al q u e los ro m a n o s h ab ían cedido el gobierno de N um idia tras la m u e rte d e su p ad re G a u d a , h e rm a n o de Y u g u r t a ( D i O N C a s i o , XLI 4 1 , 3-4; J u l i o C é s a r , G u e r ra a fr ic a n a , 2 5 , 1).
m> Sobre Z am a, véase m ás ab ajo X V II 3, 12. 461 L iteralm ente el « p u erto de los D io ses» ( P t o l o m e o , IV 2 , 3 ) , a 8 km del actual O rán. 462 F G rH ist. 87 F 80 = Fr. 223 E d e lste in -K id d . P ro b a b le re fe re n c ia literal del tratado Sobre el O céano. 463 Fr. 79 Stiehle. 464 C l. V it r u b i o VIII 2. 8; S é n e c a , C u est. N a t. III 6 , 1-2. S o b re el origen de la teoría en P o s i d o n i o , véase II 2, 3; II 5 , 37.
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a ia sequía, los lagos se llenan de barro, y prospera la langosta. También dice que las zonas orientales son húmedas, porque el sol, al salir, pasa rápidamente. Las zonas occidentales, por el contrario, son áridas, pues allí es donde da la vuelta. Húmedas y áridas se llaman las regiones en función de la abundancia o escasez de agua y de la presencia de los rayos del sol. Pero Po sidonio solo quiere referirse a los efectos de los rayos del sol. Y todos los escritores definen estos efectos por la latitud norte o sur. Y efectivamente, las regiones orientales y occidentales, en cuanto a los asentamientos de población, varían según estén [situadas] las poblaciones y los cambios de horizonte, de mane ra que no se puede afirmar en general sobre lugares en los que la extensión es indeterminada, que el oriente es húmedo y el occidente árido. Pero como tal afirmación se hace sobre la tie rra habitada en total, y hasta los extremos, como la India-465 e Iberia, bien puede él también hacerla. Pero ¿qué verosimilitud tiene esta explicación de las cau sas? Pues en el continuo e incesante tránsito del sol, ¿qué «vuel ta» puede haber? Y también la velocidad de su paso es en todas partes igual. Por otra parte, va en contra de la evidencia decir que los extremos de Iberia y de Maurusia, hacia el occidente, son las zonas más áridas de todas, cuando tienen un clima tem plado y están bien provistos de agua en abundancia. Y si esta «vuelta del sol» se entiende así, que allí llega al final de la tierra habitada, ¿por qué iba a contribuir así a la se quía? Pues allí, como en todos los demás lugares de la tierra habitada en la misma latitud, dejando un intervalo de tiempo igual de noche, vuelve de nuevo a calentar la tierra.
46S D e O
n e s ic r it o
y E r a t ó s t e n e s en XV I, 13.
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Hay también en algún lugar por ahí 11 una fuente de petróleo y minas de coP e t r ó l e o y co bre, bre466. También se han descrito multitud fauna y f lo r a escorpiones, con alas y sin ellas, con un tamaño de siete espóndilos467; igual mente se habla de las tarántulas, excepcionales en tamaño y en número. Se dice también que los lagartos miden dos codos de largo. Y en la ladera de la montaña dicen que se encuentran piedras llamadas Iicnitas y calcedonias468. En las llanuras hay multitud de conchas de ostra y de otros mariscos, como lo que referí en mi descripción de Amón469. También hay un árbol lla mado meliloto470, del que se prepara un vino. Y algunas de estas gentes poseen tierras que producen dos tipos de cultivo, de ma nera que hacen una cosecha doble, una en verano y otra en pri mavera. La espiga es de cinco codos de altura y del grosor del dedo meñique, y produce una cosecha 240 veces mayor471. En la primavera no siembran, sino que con ramas atadas de azufaifo472 aran la tierra, bastándoles la simiente que ha caído de la
466 Cf. P t o l o m e o , IV 2, 17. P o l i b i o , X II 1, 5 in d ic a q u e C h a lk e ia es solo una m ina, y no una ciu d ad , co m o e rró n e a m e n te in d ic a D e m ó s te n e s. 467 Se refiere con esto al n ú m ero de v é rte b ra s c a u d a le s , c o m o en P l i n i o , XI 88, E l i a n o , N at. A n. VI 2 0 . C f. X V I 4 , 12.
** La licnita es una p ied ra p recio sa d e c o lo r ro jo , d e s c rita ta m b ié n en P l i n io , XXX V II 104. L a seg u n d a p ie d ra e s en g rie g o k a r c h e d o n ia , « c a rta g in e sa » ,
y debe de referirse a la calced o n ia, ág a ta m u y tra n s lú c id a , d e c o lo r azu lad o o lechoso. En I 3, 4. 470 Esta planta es de la esp ecie T rig o n e lla o M e lilo ta s. M e n c io n a d a en P l i n io , XXI 53.
471 Este es sin d u d a un d ato ex ag e rad o . P l i n i o , V 2 4 , y V a r r ó n , R u st. I 44, 2, hablan de la fertilidad de estas tierras. T a m b ié n J u l i o C é s a r , G u e r ra civil, II 37, 6, se refiere a la fertilid ad de la zo n a d e Ú tic a , re s c a ta d a d e los p o m p eyanos. 472 En griego p a liu ro s, se trata del P a liu ru s a u s tr a lis , árb o l d e la fam ilia de
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espiga en la recolección. Esto produce una cosecha perfecta en el verano. A causa de los animales salvajes, trabajan llevando calzas y cubren con pieles el resto del cuerpo y cuando se echan a dormir, untan los pies de la cama de ajo y la rodean de azufaifos por los escorpiones. 12 En esta costa había una ciudad de P o b la c ió n d e lo i, nombre loi, que reconstruyó Juba, el paC e s a i e a y T i etó n , ¿e Ptolomeo473, rebautizándola Cea l s e r v ic io d e lo s 474 rom anos sarea , que tiene un puerto y ante el puerto una isla. Entre Cesarea y Tretón hay un gran puerto que se llama Salda, y que es la frontera entre el territorio bajo Juba, y el que está bajo los romanos475. De muchas maneras se ha hecho la división de estas tierras, puesto que los habitantes se fueron haciendo multitud y los ro manos se sirvieron de ellos a veces como amigos a veces como enemigos, de manera que ocurrió que muchas partes les fueron arrebatadas a unos u ofrecidas a otros, pero no de la misma manera. La región cercana a Maurusia era no solo la más pro ductiva, sino también la más poderosa, mientras que la de Cartago y los masilios era más fértil y mejor construida, aunque había sido muy perjudicada, primero por las guerras cartagine sas, y después por la guerra contra Yugurta476; pues este, ase diando a Adarbala, que era amigo de los romanos, en Itice, lo
las ra m n á c e a s , c u y a s ra m a s e stá n llen as de a g u ijo n es recto s, que nacen de dos en d o s, y c u y o fru to es ag rio . 473 S o b re el e m p a re n ta m ie n to de Ju b a con la d in a stía p to lem aica, véase m á s a rrib a X V II 3, 7 y n o tas. 474 T a m b ié n en P l i n i o , V 20; P t o l o m e o , IV 2, 5. El no m b re se le puso en h o n o r a A u g u sto ( E u t r o p i o , V II 10, 5-7). 475 E ste b a n d e B iz a n c io (s. r. S a ld a s) reg istra u n a ciu d ad en M au ritan ia de n o m b re S a lg a s . E n P l i n i o (V 2 0 ) e n c o n tra m o s S a ld a e . La fro n tera entre el re in o d e J u b a y la p ro v in c ia ro m a n a la m a rc a b a el río A m p sag a ( P l i n i o , V 22). 476 V é a se en c o n tra p o sic ió n S a l u s t i o , Y uj>. 16, 5.
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mató, y así llenó la tierra de guerra477. Así unas guerras siguie ron a otras, la última la sostenida entre Bscipión y el divino César, en la que murió hasta Juba47*. Y con los generales su cumbieron también las ciudades, Tisieo, Vaga47s*y Tala, tam bién Capsa, el tesoro de Yugurta, Zama y Zinca, y las ciudades junto a las que el divino César sometió a Escipión, venciéndole primero cerca de Ruspino, luego junto a Uzito4*0 y finalmente junto a Tapso y el lago cercano, y las otras ciudades4*1. Cerca de allí están Zela y Acola, que son ciudades libres. Y César tomó al primer ataque la isla de Cércina y Tena, una ciudadela costera. Y de todas estas, algunas fueron completamente arrasadas, otras abandonadas sem iderruidas. Fara fue incendia da por la caballería de Escipión.
477
S a l u s t i o , Yug. 2 6 ,1 -4 ; D i o d o r o , X X X 1 V /X X X V , 3 1 ; L iv io , E pit. 64.
A darbala, tam bién co n o cid o co m o A tarb as, e r a n ie to de M a sin isa e h ijo de M icipsa, co m p artió el trono de N u m id ia co n su h e rm a n o H ie m p sa le y Y ugurta. T ras la m uerte de su h erm an o a m an o s d e Y u g u rta, h u y ó a R o m a y re c u p e ró su reino en 117 a. C ., para p o co d esp u és, en el 112, m o rir tra s el a se d io en C irta a m anos del asesino de su h erm ano. m
A quí se refiere a Ju b a l de N u m id ia, q u e tra s la v ic to ria de C é sa r en
T apso el año 46 a. C ., se q u itó la v ida, p u es h a b ía sid o a lia d o d e P o m p ey o . Su hijo Juba II fue traslad ad o a R om a, d o n d e se se ro m a n iz ó y o b tu v o la ciu d a d a nía. Entre el año 29 y el 25 a. C. le e n tre g a ría n el tro n o d e M a u rita n ia tras la m uerte del rey Bogo y se co n ce rtó su b o d a co n C le o p a tra S e le n e , h ija de M arco A ntonio y C leopatra VII (v éase m ás arrib a , XVI I 3, 7, y n o ta s). V aga es una en m ien d a a la le c tu ra d e los m a n u s c rito s q u e d an V ata. Sai u s t i o (Y hç . 29, 4) h ab la de u n a ciu d a d de n o m b re V ag a, m ie n tra s que P l u t a r c o (M ario, 8 . 2 ) d a B aga. Es la actu al B eja, a u n o s I(X) km de T ú n ez.
4*' U zila es una localidad sin id e n tific a r d e fin itiv a m e n te . 41,1
B atalla de R uspino, en en ero del añ o 4 6 a. C ., d e C é s a r c o n tra las fu er
zas aliadas num idas del lado de P o m p ey o lid e ra d a s p o r T ito L ab ien o . En abril del m ism o año, en T ap so , los o p tim ates al m a n d o d e Q u in to C e c ilio M etelo Escipión fueron vencidos tam bién p o r C é s a r (G u e r ra a fr ic a n a , 8 5 -8 6 , L iv io , Epit. 114, P l u t a r c o , J u lio C é sa r 53, 2 -6).
I.IB R O
.^
.
C u ta , la r e s i d e n c i a
real de Masanases; / tice
517
X V II
Después de Tretón está la tierra de los masilios y la contigua de los cartagine.
. ,
.
, ,
„.
***· Clrta’ la resldenc|a real de Masana-
ses y sus sucesores, está en el interior. Es una ciudad bien amurallada y construida en todos los aspectos, especialmente por Micipsa, que estableció una colonia de griegos en ella482, y la hizo tan fuerte que era ca paz de mandar una caballería de diez mil y el doble de infantería. Cirta está efectivamente allí, y también los dos Hipones, uno cerca de Itice, y el otro más lejos, más bien hacia Tretón, y am bas son sedes reales4*3. Itice le iba segunda a Cartago en tamaño e importancia484. Destruida Cartago, se convirtió en la metrópo lis para los romanos y base militar para sus acciones en Libia. Está fundada en el mismo golfo que Cartago, cerca de uno de los dos cabos que cierran el golfo, de los que el más cercano a Itice se llama Apolonio, y el otro Hermea. Y las dos ciudades están a la vista la una de la otra. Fluye junto a Itice el río Bagradas. Desde Tretón hasta Cartago hay una distancia de dos mil quinientos estadios. Pero sobre esta distancia y la que hay hasta Sirtes no hay acuerdo. También Cartago está fundada sobre *4 una península, que comprende un períC a rta go . .· 4*5 metro de trescientos sesenta estadios , y
482 S obre la helenización de los m asilios, véase D iodoro , X X X IV /X X X V 35, 1. 483 S o n H ip ó n D iru to ( P l i n i o , V 23; S a l u s t i o , Yug. X IX 1 ) e H ipón R egio (B a s ilik ó s e n P i o l o m e o , IV 3 , 5). 4X4 Ú tica igu alm en te co n sid erad a en A p i a n o , P unica V 3, y F loro , II 13,270. 485 P ro b a b le m e n te la f u en te de E strab ó n p ara e sto sea E rató sten es, aunque ta m b ié n e s p o sib le q u e c o n s u lta ra u n a lista de ciu d ad es céleb res, del tipo de la L a u s A le x a n d r ia e , q u e c o n tu v ie ra n tam b ién las m ed id as. S obre esto y o tras in e x a c titu d e s de E strab ó n e n su d e sc rip c ió n de C artag o , véase J. D e s a n g e s , « S u r q u e lq u e s e rre u rs d e S tra b o n à p ro p o s de C arth ag e et de son territoire», S e m ític a 38 (1 9 9 0 ), 9 5 -1 0 0 .
(¿I O G R A I ΙΑ
liene una muralla, de la que una longitud de sesenta estadios la ocupa el istmo que une un mar al otro. Aquí hay un espacio am plio donde los cartagineses tenían los establos de los elefantes486. En medio de la ciudad estaba la acrópolis, a la que llamaban Birsa, un alto bastante escarpado, rodeado de viviendas y que en la cumbre tenía un templo de Asclepio, al que la mujer de Asdrúbal prendió fuego y se quemó también dentro, cuando la ciudad fue tomada4*7. A los pies de la acrópolis están los puer tos y Cotón, una isleta circular, rodeada por un estrecho y que tiene atracaderos alrededor y a ambos lados. Cartago es fundación de Dido, que 15 llevó la población desde Tiro488. La co D id o y la co lo n iza ció n lonización fue tan exitosa para los feni f e n i c ia ; g u e r ra s p ú n ica s cios, no solo los que se establecieron aquí, sino los que fueron hasta la parte interior de Iberia y la de más allá de las columnas, que incluso hoy en día habitan en las mejores partes de Europa, en el conti nente y en las islas adyacentes489. Incluso se apoderaron de toda la parte de Libia en la que se puede vivir sin hacer vida nómada. Y por este poderío erigieron su ciudad como rival de Roma y se enfrentaron en tres grandes guerras contra ella4yo.
4X6 Según A p i a n o , P u n ica , X IV 9 5 , lleg ab an a c o n te n e r tre s c ie n to s e le fa n tes, adem ás de estab lo s p ara cu a tro m il c a b a llo s. 4,57 En el 146 a. C. la ciu d ad fue a se d ia d a p o r E s c ip ió n E m ilia n o y la p o b la ción se refugió en el tem p lo de E sh m u n , d io s fe n ic io re in te rp re ta d o p o r los griegos com o A sclep io . A p i a n o (P u n ic a X IX 131 ) ta m b ié n d ic e q u e la m u jer de A sdrúbal prend ió y se arro jó al fu e g o c o n su s d o s h ijo s, d e s p u é s d e in crep ar a su m arido, que h ab ía d eserta d o y se h a b ía re n d id o a los ro m a n o s . 4XX V éase X V I 2. 22. 41,9
E strabón se refiere p ro b a b le m e n te a q u e lo s a s e n ta m ie n to s fe n ic io s te
nían. incluso en sus d ías, el m e jo r e n c la v e d e sd e el p u n to d e v is ta c o m e rc ia l y económ ico. 4SI" E vocadas m ás arrib a y ta m b ién e n VI 4 , 2.
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X V II
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Y su poder se hizo evidente en la última guerra, en la que fueron vencidos por Escipión Emiliano y su ciudad fue comple tamente arrasada. Pues cuando emprendieron esta guerra, te nían trescientas ciudades en Libia y setecientos mil habitantes en su ciudad. Y cuando asediados fueron forzados a rendirse, entregaron doscientas mil panoplias, tres mil catapultas, de ma nera que no volvieran a emprender acciones bélicas491. Pero cuando decidieron reiniciar la guerra, súbitamente reorganiza ron la construcción de armas, y cada día manufacturaban ciento cuarenta escudos y mil misiles para las catapultas, proporcio nando las esclavas sus cabellos para las catapultas492. Además, aunque desde hacía cincuenta años solo tenían doce naves, en virtud de un acuerdo tras la segunda guerra, entonces, a pesar de haber huido en grupo a Birsa, en dos meses construyeron ciento veinte naves armadas. Y puesto que la boca de Cotón estaba vigilada, excavaron otra entrada y la flota atacó por sor presa. Se había almacenado madera desde hacía tiempo, y una multitud de artesanos, mantenidos a costa del erario público, estaban preparados para esta situación. Siendo Cartago tan fuerte, no obstante fue capturada y arra sada. En cuanto al país, los romanos una parte la nombraron provincia, la que estaba bajo el dominio cartaginés, y de la otra nombraron soberano a Masanases y sus sucesores, la casa de
491 L as d i r a s p arec en sin d u d a e x a g e ra d a s. V éase S. L a n c e l , «C arthage: de la c o lo n ie ty rie n n e à la m é g ap o le h ellén istiq u e» , C. N ic olet et al., M égap o ie s m é d ite rr a n é e n n e s . G é o g ra p h ie u rb a in e rétro sp ective, París, 2000, págs. 5 0 6 -5 3 3 . P oL iB io (X X X V I 6, 7) h ab la de d o scien tas mil panoplias y dos mil c a ta p u lta s , c o m o A p i a n o , P u n ica , XII 80 y D io d o r o , X X X II 6, 2. 492 A p i a n o , P u n ic a , X III 93: 100 escu d o s, 3 0 0 esp ad as, 1.000 m isiles para
las c a ta p u lta s y 5 0 0 d a rd o s y lan zas. T am b ién m en cio n a los cab ello s de las m u je re s u tiliz a d o s p a ra los arco s. F l o r o , 1 3 1 , 32, dice que las m ujeres que o fre c ía n su s c a b e llo s e ra n las m atro n as.
520
(ίΙίΟΓιΚΛΗΛ
Micipsa4”'. Pues Masanases tenía gran consideración entre los romanos, por su virtud y su amistad. Pues efectivamente fue capaz de convertir a los nómadas en ciudadanos y campesinos, y también les enseñó las artes militares en lugar del bandida je494. Una cosa curiosa les ocurría a estas gentes. Puesto que habitaban una tierra próspera, excepto por los animales salvajes que abundaban, y permitiendo que estos la destruyeran, conti nuaban trabajando la tierra de manera segura; entonces se vol vían los unos contra los otros y dejaban la tierra a los animales salvajes. Por esto ocurría que seguían llevando una vida vaga bunda y migratoria, no menos que las gentes que a causa de la escasez y la pobreza de las tierras y los climas se ven obligados a seguir este tipo de vida. Por esto los masaisilios han recibido su nombre, y también se denominan nómadas. Por necesidad estas gentes son frugales en su modo de vida, y se alimentan más bien de raíces que de carne, nutriéndose además de leche y queso. Cartago permaneció en el abandono durante mucho tiempo, casi tanto como Corinto, pero fue reconstruida aproximada mente al mismo tiempo que esta por el divino César, que envió colonos romanos voluntarios y algunos soldados495. Y ahora está tan prósperamente habitada como cualquier otra ciudad de Libia.
491 N o es co rrecta la afirm ació n de E stra b ó n . M a s in is a h a b ía m u e rto el año 146 a. C. y su reino fue su b d iv id id o y e n tre g a d o al g o b ie rn o d e su s h ijo s, d e los que el m ayor era M icipsa. 494 El origen de e s ta afirm a c ió n es P o l i b i o . X X X V I 16, 1-12, d e d o n d e tam bién procede la id ealizació n d e M asin isa. 495 A p ia n o ( P u n ic a , X X 136) recuerda e l s u e ñ o d e J u lio C é sa r e n e l año 46 a. C . que le inspiró la r e c o lo n iz a c ió n de C artago. D a d o q u e fue ase sin a d o poco después y antes de poder llevarlo a la práctica, fue A u g u s t o q u ien se o c u p ó de reconstruir y repoblar la c iu d ad . V é a s e ta m b ié n P l u t a r c o , J u lio
C ésa r LVM 8; P a u s a n i a s , II 1, 2; D ion C a s i o , X L III 5 0 , 3 -4 .
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IFrente a la boca del golfo de CartaD e s c r ip c ió n d e la g° hay una isla que se llama Corsira. Al c o s ta d e s d e C a r ta g o : otro lado del istmo enfrente de estas T i n i s ,N e ú p o l i s y el |_jerras est¿[ Sicilia, en la que está Lilic a b o la jitis ... . beo, a una distancia de mil quinientos estadios. Tal dicen que es la distancia entre Lilibeo y Cartago. No muy lejos de Corsira ni de Sicilia está Egimuro y otras islas I496. Navegando a través desde Cartago hacia la costa contraria hay sesenta estadios de distancia, y desde allí la marcha a pie hacia el interior hasta Neferis es de ciento veinte estadios. Es esta una ciudad fortificada y construida sobre una roca. En el mismo golfo en el que está Cartago, se encuentra la ciudad de Tinis, además de fuentes temíales y canteras497. Después está el escalpado cabo de Hermea, y sobre este, una ciudad homónima. Después sigue Neápolis, y el cabo Tafitis, y sobre esta, un monte llamado Aspis, por su parecido con un es cudo49*. Y este monte lo colonizó Agatocles499, tirano de Sicilia,
496 E ste p a s a je e s tá a tetiz ad o p o r M eineke. La isla de C o rsira no se conoce, a n o se r q u e se h ay a c o n fu n d id o co n C o su ro (P an telaria), m encionada m ás a d e la n te . E n e s te c a so no e stá claro a qué se deb e la rep etició n de la m ención d e e s ta isla. J. D
esanges,
« S u r q u elq u es erreu rs» , 9 7-98, recu erd a que en el
lib ro 11 se re fie re a C o su ra , y m ás ad elan te, en el libro VI 2, 11, se refiere a M elita, G a u d o s y C o su ra , refirién d o se a los islotes satélites de S icilia en el s e n tid o d e las a g u ja s del relo j. S u g iere que E s t r a b ó n recu rrió a una nota que h a b ía to m a d o y u tiliz a d o p a ra el libro VI en este libro X V II. Q u izá por tanto no h a y a q u e a te tiz a r e s te p asaje. 497 L as fu e n te s te rm a le s p u ed en ser las A q u a e C a lid a e de las que habla L iv io e n X X X 2 4 , 9. 498 El té rm in o g rie g o a s p is s ig n ific a p recisam en te « escu d o » . El calco latino es C lu p e a o C lip e a . 499 A g a to c le s (3 6 1 -2 8 9 a. C .) fue un m ilitar y po lítico , tirano de S iracu sa (3 1 7 -2 8 9 a. C .), rey d e sd e 3 0 4 a. C . En su en fre n ta m ie n to co n sus ad v ersario s, q u e se h a b ía n a lia d o co n los c a rta g in e se s, A g ato cles llevó la c o n tien d a a Á fri
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G W X íR A FÍA
en el tiempo en que navegó contra los cartagineses. Pero estas ciudades fueron arrasadas por los romanos a la vez que Cartago. A cuatrocientos estadios de Tafitis está la isla de Cosuro, frente al río Selinunte de Sicilia, que tiene una ciudad homóni ma, que tiene ciento cincuenta estadios de perímetro, a unos seiscientos estadios de distancia de Sicilia. La isla de Melite se encuentra a quinientos estadios de la de Cosura. Después está la ciudad de Adrimes510, en la que había un astillero. A continua ción están las llamadas Tariqueas, muchas islas muy cercanas unas a otras; después la ciudad de Tapso, y después Lopadusa501, una isla en el mar abierto. Sigue el cabo de Amón Balitón, cerca del que está el mirador de los atunes. Después está la ciudad de Tena, situada junto a ia entrada de la pequeña Sirtis. A continuación hay muchos pueblos que no merecen mención. Cerca de la entrada de Sirtis hay una isla alargada, que se llama Cércina. Es grande y tiene una ciudad homónima. Tam bién hay una isla menor llamada Cercinitis. j7 A continuación está la pequeña SirLa peq u eñ a Sirtis tis, también llamada Sirtis de los lotófay el golfo; M eninx, gos502. La circunvalación de este golfo m en cion ad a . . . . . .. p o r H o m ero es mi*seiscientos estadios, y el ancho de la boca de seiscientos. En cada uno de los cabos que forman la boca hay islas cercanas a tierra fir me, una la ya mencionada Cércina, y Meninx, ¡guales en ta maño. ca. Pol ib io , IX 23: D io d o r o , X X 6, 3. T a m b ié n E s t r a b ó n e n V I 1, 5 y VI 3, 4. La fuente p ro b ab lem en te fu e ra T im e o y su lib ro 38 d e su o b ra p e rd id a . 500
El m ism o nom bre ap are ce e n Ps. S c y l a x 110 y P o l i b i o , X V 5, 3. E s
te b a n d e
B i z a n c i o , 5. V., p refie re A d r u m e to s , c o m o ta m b ié n A p i a n o , P u n ica ,
XIII 94. En latín es H a d ru m etu m , C é s a r , G u e r r a c iv il II 2 3 , 3; S a l u s t i o , Yug. XIX I ,e tc . *" E strabón ad o p ta la g ra fía de A r t e m i d o r o (fr. 7 3 S tie h le ). M ás arriba X V II 3, 8, y n o ta so b re los lo tó fa g o s.
I.IB R O X V II
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Se piensa que Meninx es la tierra de los lotófagos, mencio nada por Homero503, y se aportan como pruebas de ello el altar de Odiseo y el mismo fruto, pues abunda en la isla un árbol llamado loto y su fruto es delicioso. Hay en ella muchas pobla ciones, una de ellas es homónima de la isla. Y en la costa de Sirtis hay también muchas poblaciones. En el fondo de la bahía hay un gran emporio, que tiene un río que desemboca en el golfo504. Y hasta allí llegan los efectos de las bajadas y crecidas de la marea, momento en el que los vecinos se abalanzan apre suradamente a la captura de los peces505. Después de Sirtis está Zuquis, un laS° de cuatrocientos estadios, que tiene d e A b r o to n o n una entrada estrecha, y junto a él, una y N e á p o lis ciudad homónima que tiene tintorerías de púrpura y todo tipo de industrias de salazón. Después hay un lago mucho menor. Después de esta, se encuentra la ciudad de Abrotonon y otras más. Y a continua ción Neápolis, a la que llaman Leptis516. Desde allí está el paso hacia los locrios epicefirios que es de tres mil seiscientos esta dios. A continuación se llega a un río (Cínope)507 y después a una fortificación que construyeron los cartagineses para hacer L a g o Z u qu is, c iu d a d
5
L ib ia. L a lo c a liz a c ió n de los lo tó fag o s en M eninx es una p ro p u esta de E r a t ó s tenes
(fr. Ill B 5 7 , e n P l i n i o , V 4 1). T e o f r a s t o , H ist. P lant. IV 3, 2.
504 P u e d e tra ta rse de C a p e ( P io l o m f .o , IV 3, 11, m enciona las dos form as, C a p e y T a c a p e ) o T a c a p e ( P l i n i o , V 25). La n o tic ia p ro b a b le m e n te p ro v ien e de E rató sten es. co n o sin la m ed ia ció n de A rte m id o ro . 506 P a ra Ps. S c y l a x , 1 10, la ciu d ad cierra el lím ite o rien tal del territo rio c a rta g in é s . L e p tis es el to p ó n im o m ás an tig u o , tran slitera ció n del o rig in ario s e m ític o L b q i, « e sta c ió n n av al» . M’7 El te x to no e s p e c ific a el n o m b re del río, p ro b ab le m en te d eb id o a una c o rru p c ió n te x tu a l, y a q u e e s un río de b astan te im p o rtan cia. Y a c o n o cid o por
H e r ó d o t o ( IV 1 7 5 ,6 ; 198, 1-2).
524
( ί Ι , ί Κ ί Κ Λ Ι ΙΑ
de puente sobre unas gargantas que se extendían hasta tierra adentro. Hay también zonas inaccesibles, aunque el resto de la costa tiene puertos. Después hay un cabo alto y boscoso, el prin cipio de la gran Sirtis, que se llama Cefalas. Desde este cabo hasta Cartago hay algo más de cinco mil estadios de distancia. Por encima de la costa de Cartago y 19 · , ... r . . hasta Cefalas y la tierra de los masaisiL os l'.hofen m o s , J p a ra m a n tes. I>0S está la tierra de los libotenicios C o stu m b res, g a n a d o hasta las montañas de los gétulos, que ya es Libia. La tierra que está por enci ma de la de los gétulos es la de los garamantes50*, que es parale la a aquella, y es de donde se obtiene la piedra cartaginesa510. Se dice que los garamantes distan de los etíopes que viven junto al mar nueve o diez días de marcha, y quince de Amón. Entre los gétulos y nuestra costa hay muchas llanuras, montes, grandes lagos y ríos, de los que algunos se adentran en el subsuelo y se hacen invisibles. Los habitantes son muy frugales en su modo de vida y en su ornato, pero tienen muchas mujeres y muchos hijos, y en otros aspectos son como los nómadas árabes. Tienen los caballos y los bueyes cuellos más largos que en otros lugares. La cría de caballos se lleva a cabo con tan ex-
C on el térm in o lib o fen icio (F G r H is t. 1 F F 3 3 8 b ; 3 3 9 , fra g m e n to s de H e c a t e o ) se d e sig n ab a el m ix tu m P u n ic u m A fr is g e n u s ( L iv io , X X I 22, 3). D i o d o r o (X X 55, 4 ) d ice q u e h a b ía c u a tro p u e b lo s q u e h a b ía n d iv id id o L ibia:
los fenicios en C artag o , los lib o fe n ic io s, q u e h a b ita b a n e n c iu d a d e s e n la co sta y tenían derecho a m a trim o n io m ix to co n lo s c a rta g in e s e s ; lo s lib io s, los m ás antiguos, que od iab an a los c a rta g in e s e s , y los n ó m a d a s. ^
Í.OS garam an tes eran un p u e b lo b e ie b e r d el cu al to d o lo q u e se c o n o ce es
a través de las fuentes clásicas o las re c ie n te s e x c a v a c io n e s a rq u e o ló g ic a s . Est r a b ó n los m encio n a en
II 5, 33 y m ás ad e la n te en X V II 3, 2 3 . H f . r ó d o t o , IV
174-5; P l i n i o , V 26. R . C. C . L a w , « T h e G a ra m a n te s a n d T ra n s -S a h a ra n E n terprise in C lassical T im es» , J o u r n a l o f A fr ic a n H is to r y , 8, 2 (1 9 6 7 ), 181-200. ,l'' V éase m ás arriba, X V IÍ 3, I I , co n n o ta so b re la c a lc e d o n ia .
I IR R O
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traordinario interés por los reyes, que el número de potros cria dos al año asciende a cien mil. Las ovejas se crían para leche y carne, sobre todo en ias regiones cercanas a Etiopía. Esto es lo que se puede decir sobre el interior. 20 La gran Sirtis tiene un contorno de L a g ra n S irtis: unos tres mil novecientos treinta estan a v e g a c ió n y di0s, y un diámetro en la parte interior p u e r to s ; c a b o de , .. . . . P s e u d o p e n ia s de mi1 ííuinientos estadios, y tal distan cia también en el ancho de la boca. La dificultad de la gran Sirtis y la pequeña Sirtis es que en la pro fundidad de sus aguas hay muchas veces bajíos y en las bajadas y crecidas de la marea, les ocurre a algunos que van a dar en las zonas bajas y encallan, y en esas circunstancias, raro es el barco que se salva. Por esto los navegantes se mantienen alejados en su cabotaje, tomando la precaución de no ser arrastrados aden tro de estos golfos por los vientos de improviso. Pero todos los hombres se obstinan en asumir los mayores riesgos, en este caso particular la navegación de cabotaje. Efectivamente, para el que entra navegando en la gran Sir tis, a la derecha después de Cefalas, hay una laguna de trescien tos estadios de largo y setenta de ancho, que desemboca en el golfo. Tiene islas y un embarcadero frente a la boca. Después del puerto hay un lugar llamado Aspis, y el puerto más bello de Sirtis. A continuación está la torre de Eufrantas, frontera entre la tierra que antes era de los cartagineses y Ci rene, que está bajo el dominio de Ptolomeo. Después hay otro lugar, llamado Carax, que los cartagineses usaban como emporio, adonde trans portaban vino y a cambio se llevaban cargas de si 1tío y su jugo511, que los mercaderes traían de estraperlo de Cirene.
Sl‘ El silfio o la serp icio (L a serp iciu m sile r) es una p lan ta de la fam ilia de las u m b e lífe ra s p a re c id a al h in o jo q u e se c u ltiv ab a por su sav ia. P u n i o (X IX 3 8 ) d ic e q u e se u sab a co n fin es m e d ic in a le s p ara la tiña, el d o lo r de m u elas, etc,
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Ci l O C i R A l · Ϊ Λ
Λ continuación están los altares de los filenos512, y después de estos Automala513, un fuerte que tiene una guarnición, cons truido en la parte interior de todo el golfo. El paralelo que pasa por este golfo está un poco más al sur que la latitud de Alejan dría, a mil estadios, y de Cartago, menos de doscientos. Pero coincidiría con la latitud de Heroónpolis, en el interior del golfo Arábigo, pasando por el interior de la tierra de los masaisilios y los maurusios. El resto de la costa hasta la ciudad de Berenice tiene una distancia de mil quinientos estadios. Por encima de esta franja costera y hasta los altares de Fileno habitan los llamados nasamones, una tribu libia314. En la distancia intermedia no hay mu chos puertos y las fuentes de agua son escasas. Hay un cabo llamado Pseudopenias, sobre el que está basa da Berenice, junto al lago Tritonias, en el que particularmente hay un islote con un templo de Afrodita en él. También está el lago515de las Hespérides y el río Latón, que desemboca en él.
S o l ó n , fr. 39. H i p ó c r a t e s ,
A
c
h
í
.
7, 3 1 -3 2 . A r i s t ó f a n e s d ic e q u e se co m ía
con queso M v w 534 y 1579) y te n ía un s a b o r fu e rte ( C a b a lle r o s 8 9 5 ). E ra de renom bre el silfio cire n eo ( C a t u l o , V i l 4 ; V i t r u b i o , V I I I 3, 13; P l i n i o , X IX 40-41). 512 Este lugar e ra el lím ite en tre el te rrito rio d e C a rta g o y el d e C ire n e. 513 A u to m a la e s la g ra fía de A p o l o d o r o , m ie n tra s E s t e b a n d e B i z a n c i o , s.
V.
lee A u to m a la ka , y P t o l o m e o , IV 4 , 3 , A u to m a la x . D i o d o r o , X X 4 1 , 2
tam bién dice A u to m a la , co m o E stra b ó n y A p o lo d o ro . 5,4
Son una p o b lació n n ó m ad a. D e e llo s y a h a b la H e r ó d o t o II 3 2 , 6; IV
172. T am bién D i o d o r o , III 4 9 , 1 y P l i n i o , V 33. O tro s , c o m o L u c a n o , IX 439-444, S i l i o I t á l i c o , I 4 0 8 -4 0 9 , III 3 2 0 -3 2 1 o C
u rcio
R u f o , IV 7, 19,
tam bién m encionan su activ id a d p ira ta en la p a rte de la c o s ta . V é a s e B i f f i , pág. 433. M ás adelante X V II 3, 23. 515
Los cód ices d icen « p u e rto » , m ie n tra s q u e D o d w e l l (a p . J. H
udson,
G eographiae veteris sc rip to re s G ra e c i m in o r e s 1, O x fo rd , 1698, p ág . 5 ) p ro pone en m en d ar a « lag o » . L a c o n fu sio n de d o s p a la b ra s tan p a re c id a s , lim e n y lim ne, está seguram en te d etrás de e s ta c o rru p c ió n , a u n q u e Ps. S c y l a x , 108
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Hacia el interior desde Berenice, hay un pequeño cabo llamado Boreo, que frente a Cefalas cierra la boca de Sirtis. Berenice está situada frente a los promontorios del Peloponeso, a la altura del lugar llamado Ictis [y Quelonatas ]516y tam bién a la altura de Zacinto, a una distancia de tres mil seiscien tos estadios. Desde esta ciudad, Marco Catón rodeó a pie Sirtis en treinta días, llevando un ejército de más de diez mil hom bres, al cual separó en divisiones, a causa de la escasez de agua517. E hizo la marcha a pie sobre arenas profundas y bajo el calor sofocante. Después de Berenice está la ciudad de Tauqueira, a la que también llaman Arsínoe518. Después está la antes llamada Barce, que hoy se llama Ptolemais. Sigue el cabo de Fico, que es bajo pero que se proyecta más hacia el norte que el resto de la costa libia. Se encuentra frente a Ténaro en Laconia, a una dis tancia de dos mil ochocientos estadios. Hay una ciudadela ho mónima al cabo. No muy lejos de Fico está la base naval de los Cireneos, Apolonia, a una distancia de ciento setenta estadios; desde Berenice, mil; desde Cirene, ochenta. Es una gran ciudad situada en una llanura trapezoidal, según me pareció al verla desde el mar.
menciona una ciudad y puerto de las Hesperides. Heródoto, IV 171, llama a la población E u h c sp é rid e s. 516 S u p lid o p o r M ein ek e.
517 Tras la muerte de Pompeyo en Egipto, en el 46 a. C., Catón salió de Cirene (L ucano , IX 297-302; D ion C asio, XLII 13, 3) con diez mil soldados (P lutarco , C a to M in o r, LVI 8) para unir fuerzas con Escipión. De Berenice partió hacia Leptis Magna, atravesó el desierto de la Sirte. 518 T a u q u e ira a p are ce co m o T e u q u e ira en alg u n o s m an u scrito s, tanto de E stra b ó n , c o m o H eródoto , IV 171, Ps. Scylax , 108, L icokrón, 877, D iom -
Ro, X V III 20,6. La A rsín o e de la q u e recib ió el n o m b re es A rsínoe 11, m u jer de P to lo m e o II, c u y o cu lto c o m e n z ó in clu so an tes de su m u erte en el 270 a. C. C o m p á re se m ás a rrib a , X V II I, 16.
528
GHOCiRAHA
2| F un dación d e d r e n e y d escrip ció n
Cireiie es una fundación de los colonos de le ra , una isla laconia, a la que antiguamente llamaban Caliste, como ^jce ç a|imaco
Antes Caliste, pero después de nombre Tera, madre de nuestra patria de buenos caballos5|y. La base naval de los cireneos se encuentra frente al cabo occidental de Creta, Criumétopon, a una distancia de dos mil estadios. La navegación se hace con leuconoto520. Se dice que la fundación de Cirene se debe a Bato521. Calimaco dice 522 que este era su ancestro. Cirene creció por ia fertilidad de su tierra, pues tiene la me jor crianza de caballos y produce un fruto excelente. Además tuvo muchos hombres dignos de mención que tenían la capaci dad de defender la libertad de manera admirable, y resistir fuer
5,9
Fr. 716 Pfeiffer. T am b ién E s t r a b ó n c ita e ste m is m o p a sa je d e C a lim a
co en VIII 3, 19 y X 5, 1. S o b re el a n tig u o n o m b re C a lis te , v é a se tam b ién P í n d a r o , P ítica, IV 258; H e r o d o t o , IV 147, 11-12; A p o l o n i o R o d i o , IV
1758; P l i n i o , IV 70; H e s i q u i o ,
s
.
w
,2W El leuconoto es el v ien to del su r q u e n o rm a lm e n te a c la ra b a e l tiem p o , m ientras que el noto trae lluvias, cf. A r i s t ó t e l e s , M e te o r . 3 6 2 a 14. 521 En el año 6 3 1 a. C. S o b re la fu n d ació n d e C ire n e te n e m o s el te stim o n io de H e r ó i x v t o , IV 150-158 que p u ed e c o m b in a rse c o n e l te s tim o n io e p ig rá fic o de una inscripción del sig lo iv , un d e c re to q u e c o n tie n e el ju ra m e n to orig in al de los colonos teran o s en C ire n e. L a h is to ria le g e n d a ria d e la fu n d a c ió n c o m ienza con el o rácu lo de D elfo s q u e in d icó a los te ra n o s q u e fu n d a ra n C iren e en la costa de L ibia. P u esto q u e no h ic ie ro n c a s o al o rá c u lo , se su c e d ie ro n en la isla varios años de h am b ru n a. F in a lm e n te al m a n d o d e B a to se p u sie ro n en cam ino y se estab leciero n en C ire n e . S o b re la fu n d a c ió n , v é a se p o r e je m p lo , O. M u r r a y . E arly G reece, S tan fo rd 1983, p ág s. 11 3 -1 1 6 , y S. A p p l e b a u m , J e w s
a n d G reeks in a n cien t C yren e, L eid en , 1979. 522 E pigr. 35, 1.
L IB R O
X V II
529
temente a los bárbaros que estaban más arriba. La ciudad anti guamente era autónoma. Pero los macedonios, cuando lomaron Egipto, crecieron en poder y la atacaron, bajo el mando de los adeptos de Tibrón, que habían matado a Harpalo323. Después de un tiempo siendo gobernada por reyes, cayó bajo el poder de los romanos, y ahora es una provincia en conjunto con Creta524. Pero Apolonia, Barce, Tauqueira y Berenice y otros pueblos de alrededor son suburbios de Cirene525. 22 Hace frontera con Cirene la tierra C ir e n e o s c é le b r e s , que produce silfio y jugo cireneo, que se D e s c iip tió n de extrae del silfio326. Estuvo cerca de dela c o s í a : N a u s ta tm o . , , „, y Z e fir io saparecer cuando los barbaros atacaron por una disputa y destruyeron las raíces de la planta327. Los habitantes son nómadas. Los hombres cireneos que se hicieron célebres fueron Aristipo, el filósofo socrático, que también creó las bases de la filo sofía cirenaica, y su hija, de nombre Areté, que le sucedió en la escuela, y el hijo de esta, Aristipo, que a su vez la sucedió,
521 H a rp a lo fu e un n o b le m a ced o n io , c o lo cad o p o r A lejandro en el g o b ier no e n A sia M e n o r y p ro b ab le m en te a carg o del tesoro. Su abuso y corrupción le lle v a ro n a h u ir y b u scar refu g io en A ten as en el 324 a. C ., m om ento en que c o n tó co n el ap o y o y c o m p a ñ ía de su am ig o T ib ró n . un esp artan o ( D i o d o k o , XVU1 19. 2), q u e p o co d esp u és en C reta lo asesin ó ( D i o d o r o , XVII 108, 8: X V III 19, 2), o al m e n o s d io ó rd en es de que se h iciera ( P a u s a n i a s , II 3 3 ,4 ) p a ra h a c e rse c a rg o de los m e rc en ario s que lo hab ían aco m p añ ad o desde Asia. T ra s la m u e rte de A lejan d ro , T ib ró n atacó C iren e ( D i o d o r o , X VIII 19, 2). 524 S o b re la C ire n e d e é p o c a ro m an a, véase S. I. Oost , «C yrene, 96-74 B .C .» , C la s s ic a l P h ilo lo g y 58, I (1 9 6 3 ). 11-25. 525 L a P e n ta p o lita n a r e g io . sin ó n im o de C iren aica. e stab a co n stitu id a por e s ta s c in c o ciu d a d e s. V éase P l i n i o , V 3 1 : P t o l o m e o , IV 4 , 4 . 526 V é a se m ás arrib a X V II 3, 2 0 y nota.
,27 P u n io , X IX 39, explica que la planta ya estaba extinta en su época, y que era culpa de los campesinos que prefieren usar las tierras para el pastoreo que continuar el cultivo de esta planta.
530
C îh O G R A I ΙΑ
apodado Metrodidacto, y Aníceris, del que se cree que revisó la doctrina cirenaica e introdujo en su lugar la (doctrina) aniceria52*. También son cireneos Calimaco y Eratóstenes529, ambos re cibieron honores de los reyes egipcios. El primero era poeta al tiempo que cuidadoso investigador de las letras, y el segundo se distinguía en estas cosas, y además en la filosofía y las matemá ticas, si es que hubo alguien comparable. Pero también hay que mencionar a Caméades530, sobre el que hay acuerdo en que era el mejor filósofo académico, y Apolonio Crono, ambos de Ci rene. Este último era maestro del dialéctico Diodoro531, al que S2* A ristip o (4 3 5 -3 5 6 a. C .) e ra un d is c íp u lo de S ó c ra te s q u e fu n d ó la e s cuela filo só fica cire n aica , co n v a rio s d is c íp u lo s e n tre lo s q u e se c o n ta b a su propia h ija A reté, literalm en te « v irtu d » . S u filo s o fía c o n s is tía en la b ú sq u ed a del placer, fu n d am e n talm en te el p la c e r se n su a l. E ra p o r ta n to c o n s id e ra d o hedonista. El hijo de A reté tam b ién fue su s u c e s o r e n la e s c u e la . P u e sto que aprendió de su m ad re, se a p o d ab a M etro d id a c to . R e v is a n d o las d o c trin a s de A ristipo en tre otras co sas sobre el p la cer, A n íc e ris a firm ó q u e el p la c e r no puede d efinirse co m o la au sen cia de d o lo r, p u e s la m u e rte n o e s p la c e r. S obre e sto s filósofos nos in fo rm a D i ó g e n e s L a e r c i o , II 6 5 -8 6 .
S2y
C a l í m a c o , n ativ o de C ire n e,
310/305-240 a. C ., c o n o c id o p o eta, que
bajo P tolom eo II y III estu v o m u y v in c u la d o a la B ib lio te c a d e A le ja n d ría , donde elab o ró un catálo g o de su s fo n d o s, c o n o c id o c o m o P ín a k e s , au n q u e q u i zá nunca llegara a ser b ib lio te cario (P .O x y . X 1241, c o n tie n e u n a lista de los bibliotecarios de A lejan d ría en q u e no a p a re c e c o m o ta l), a u n q u e s í su s d isc í pulos A polonio de R odas y E rató sten es, ta m b ié n de C ire n e , 276-195 a. C ., m a tem ático, g eógrafo y astró n o m o , im p o rta n te fu e n te d e E s tra b ó n . E stu d ió en A tenas con Z enón de C itio , v éase E s t r a b ó n , I 2 ,2 . Su o b ra se c o n o c e p o r citas indirectas de C leo m ed es, E strab ó n y A ten eo . E s tra b ó n lo te n ía e n a ltísim a e s tima, y lo incluye en 1 1, 1, en su ca n o n de los filó so fo s. F ilósofo escép tico , au n q u e n ac id o en C ire n e (2 1 4 -1 2 9 a. C .) p ro n to m archó a A tenas, d o n d e llegó a p re s id ir la A c a d e m ia . N o d e jó e s c rito s y lo que se conoce de sus en señ an z as es a tra v é s de su d is c íp u lo y s u c e s o r C litó m a c o . 531 A quí E strabón ro m p e el o rd e n c ro n o ló g ic o q u e h a b ía lle v a d o al p re se n tar a estos sabios. A p o lo n io C ro n o v iv ió a m e d ia d o s d el s ig lo iv y p e rte n e c ió a la escu ela filosófica de M ég ara. Se sab e m u y p o c o d e él y e s ta e s u n a de las
L IB R O X V II
531
también se apodó Crono, pues algunos trasladaron el epíteto del maestro al discípulo. Después de Apolonia está el resto de la costa cirenaica hasta el Catabatmos532, a una distancia de dos mil doscientos esta dios. La navegación no es fácil, pues hay pocos puertos, ama rraderos, poblaciones o provisiones de agua. Los lugares más conocidos de esta costa son Náustatmo y Zefirio, que tiene una zona de amarre, y el otro Zefirio y el cabo de Querroneso, que tiene un puerto. Se encuentra a la altura de Ciclo533en Creta, a una distancia de mil quinientos estadios de navegación con viento noto534. A continuación hay una especie de templo de Heracles, sobre el que está el pueblo de Paliuro. A continuación está el puerto de Menelao y el cabo de Ardanis, un cabo bajo que tiene un embar cadero. Después hay un gran puerto535, frente al que está situado el Querroneso en Creta, habiendo una distancia entre los dos lugares de unos dos mil estadios. Toda Creta, que es larga y es trecha, se puede decir que se halla paralela a esta costa. Después del gran puerto, hay otro llamado Plino, y sobre este se encuen tra Tetrapirgia. Este lugar se llama Catabatmos y hasta aquí lle ga Cirene. El resto de la costa hasta Paretonio y desde allí hasta Alejandría ya la he explicado en mi descripción de Egipto.
p o c a s re fe re n c ia s. E strab ó n ex p lic a que ad o p tó el sobren o m b re C rono de su m a e stro . P ero seg ú n D
iógenes
L a e k c i o , II 111, en una o casió n en la corte de
P to lo m e o I S o ter, D io d o ro no su p o resp o n d er a un p ro b lem a d ialéctico pro p u e sto p o r E stilp ó n de M ég ara, y de a h í le vino el so brenom bre. ■ v12 L ite ra lm e n te la « h o n d o n ad a» , co m o m ás arrib a en XVII 1, 5 y 3, 1. V é a n se n o tas. 531 El te x to de los m a n u scrito s d a K a u d o n , pero C o ráis corrige K o ku ro n , K ra m e r p ro p o n e M a ta ló n . sw S e refie re al v ie n to del sur. vvs P ro b a b le m e n te se trate del g ran p u erto de Petra de Ps. S c i i . a x IOH y P t o l o m e o , IV 5, 3.
532
G IO C.KAH A
2^ Interior: n a sa m v n e s, psilos, gétulos y p a ra m a n te s, m arm at i a s
Ocupan la zona hacia el interior de Sirtis y Cirene, una tierra yerma y árida, los libios: primero los nasamones536, luego los psilos53/, los gétulos53* y des^ garamantes53y. Más hacia el este
están los marmaridas, que limitan sobre todo con Cirene y se extienden hasta Amón. Se dice que caminando desde el fondo de la gran Sirtis a la altura de Automala, en la dirección del oriente invernal5*1, se llega a Augila en cuatro días. Este lugar se parece a Amón, productor de palmeras y bien surtido de agua. Está por encima de Cirene hacia el sur. A lo largo de una zona de mil estadios produce árboles, los siguientes cien esta dios se siembran, pero debido a la aridez de la tierra, no produ ce raíces541. Por encima de esta zona la tierra da silfio. Después se llega a la zona deshabitada y la tierra de los garamantes. La tierra que da silfio es estrecha y alargada, y algo árida, extendiéndose a lo largo hacia oriente unos mil estadios. El ancho es de trecientos estadios o poco más, al menos la parte conocida. Pues se puede suponer que toda la tierra que se extiende sin interrupción en la misma latitud tiene el mismo clima y vegeta ción, pero puesto que hay muchos desiertos desperdigados, no conocemos todos los lugares. De igual manera, desconocemos los lugares sobre Amón y los oasis hasta Etiopía. Tampoco po dríamos definir las fronteras de Etiopía y de Libia, ni siquiera con total claridad las de Egipto, menos aún de la tierra que está junto al mar. 5*’ V éase m ás arrib a X V II 3 , 2 0 y n ota. vn V éase m ás arrib a XVI I 1, 4 4 y n ota. sw V éase m ás arrib a XVI I 3, 2 y nota. V éase m ás arrib a XVI I 3, l ^ y n ota. M0 Es la dirección su r-su d e ste. 541 O arroz. U nos m a n u sc rito s (E ) leen r iz o ir o fe i, m ie n tra s q u e los o tro s uruzutrofei. Parece m ás ló g ico q u e se h ab le d e ra íc e s e n g e n e ra l.
I IB R O X V II
24 E p ílo g o : s o b r e R o m a y la o c u p a c i ó n d e l n o r te d e A f r i c a y d e to d a E u r o p a ; g o b ie r n o
533
Así están dispuestas las partes de la t^rríi habitada en nuestros días, pero puesto que los romanos dominan las mej ores m¿s οοηοο^ 3δ partes superando .
a todos los dirigentes de los que tenemos constancia, es de justicia añadir, aunque sea brevemente, una descripción de estos. Ya he explicado 542que partiendo de una sola ciudad, Roma, tomaron toda Italia por medio de la guerra y del gobierno polí tico, y después de Italia, ejerciendo la misma virtud, conquista ron las partes de alrededor. De los tres continentes que hay, dominan casi toda Europa, exceptuando la parte que está más allá del Istro y la franja costera que va entre los nos Reno y Tanais. De Libia, toda la costa de nuestro mar está bajo su po der, y el resto del país está deshabitado, o habitado de manera pobre y nomádica. De igual manera, de Asia, toda la costa de nuestro mar es su súbdita, si no se tienen en consideración las partes de Aquea, Zigia y Heníoco, pues viven en la piratería y el nomadismo en franjas estrechas y pobres. De la parte interior y más profunda, también ellos dominan una parte, otra los partos y los bárbaros que viven más allá de estos. Hacia oriente y el norte viven los indios, bactrios y esci tas, y también los árabes y etíopes. Pero los romanos están con tinuamente añadiendo a su imperio partes ocupadas por ellos. De toda la tierra que está bajo el dominio de los romanos, algunas partes están gobernadas por reyes, otras las gobiernan ellos y las llaman provincias, y mandan a estas gobernadores y recaudadores de impuestos. Algunas ciudades son libres, que se acercaron a los romanos con alianzas de amistad, pero otras fueron liberadas por ellos como signo de consideración. Tam bién hay gobernadores, tribunos y sacerdotes que viven bajo En el lib ro VI 4, 2.
534
C.I O Í . R A I Ι Α
ellos, pero estos viven de acuerdo con códigos legales ances trales. Las provincias se dividieron de di. , . . ferente manera en momentos diferenu i v i s i o n d e la s , . . . p r o v i n c i a s im p e r i a l e s tes· En el presente, están divididas tal y y s e n a to r ia l e s como Augusto César las ha dispuesto. Pues cuando su patria le entregó el prin cipado del poder, se convirtió de por vida en el señor de la gue rra y de la paz. Dividió todo su imperio en dos partes; una se la asignó a sí mismo, y la otra al pueblo de Roma. A sí mismo, pues, se asignó todas las partes que tenían necesidad de vigilan cia militar (estas son las tierras bárbaras y las limítrofes con los pueblos que no han sido aún conquistados, o las tierras pobres y difíciles de cultivar, y que por escasez de todo lo demás, y bien provistas de fortificaciones, se resisten a la rendición y perma necen en rebeldía). Al pueblo le dejó la otra parte, que en paz y sin armas es fácil de gobernar. Cada una de las dos partes las dividió en provincias, de las que unas se llamaron «de César» y otras «del pueblo». A las de César envió legados y administra dores, dividiéndolas de diferente manera en diferentes momen tos, y gobernándolas según la ocasión. A las «del pueblo», el pueblo mandó pretores y cónsules, y también fueron divididas de diferente manera, según requería la conveniencia. En un principio, Augusto distribuyó las provincias en dos consulares: Libia, en la parte que está gobernada por los roma nos, excepto la parte que antes estaba sujeta a Juba y ahora a su hijo Ptolomeo; y Asia, a este lado del Halis y del Tauro, excep to la tierra de los gálatas y los pueblos bajo el poder de Amintas, y también Bitinia y la Propóntide. Por otro lado, diez pro vincias pretoriales, en Europa y las islas adyacentes: la Iberia llamada Ulterior, que está en la zona del río Betis y el Anas; Narbonitis en la Céltica; en tercer lugar Sardo con Cirno, Sicilia en cuarto lugar, en quinto y sexto lugar, Iliria junto al Epiro y ✓
L IB R O
X V II
535
Macedonia, en séptimo lugar, Aquea, hasta Tesalia, Etolia y Acarnania y ciertos pueblos Epiróticos que limitan con Mace donia, en octavo lugar, Creta con Cirene, en noveno lugar, Chi pre y en décimo, Bitinia, junto a la Propóntide y ciertas partes del Ponto. César tiene las demás provincias, y a algunas de ellas manda al cargo hombres de rango consular, a otras de rango pretoriano, a otras de rango ecuestre. Los reyes, gobernadores y decarquías están y siempre han estado bajo el poder de César.
MAPAS
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ÉufratW^^ \ * Susa MEDIA \ i n ..._· Paretacene V Pasitigris
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HELIÓPOLIS
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100 150 200 250 km
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Ibrim
INDICE DE TOPONIMOS Y ÉTNICOS
(Ptolomeo) Auletes XVII, 1,11 Abidos XVII, 1,42; 1,44 Abile (Jebel-el-Mina o Ximiera) XVII, 3, 6 Ahorras XVI, 1,26 Abrotonon XVII, 3, 18 Acanto XVII, 1,35 Acarnania XVII, 3, 25 Accio, batalla XVII, 1,9 Acatarto, golfo de XVI, 4, 5 Ace XVI, 2,25; 2,26; 2,27 Acesines XV, 1, 18; 1, 20; 1, 25; 1,27; 1,29; 1,30; 1,45 Acila XVI, 4, 5 Acola XVII, 3, 12 acridófagos XVI, 4, 12 Adarbala XVII, 3, 12 Adiabene XVI, 1, 1; 1, 8; 1, 18; 1,19 adiabenos XVI, 1, 19 Adonis, dios XVI, 2, 18 Adonis, río XVI, 2, 19 Adrapsa XV, 2, 10 Adrimes XVII, 3, 16
afamiotas XV, 1, 34 Afrodita XV, 3, 13; XVI, 1,20; 4, 5; XVII, 1.22; 1,31; 1,44; A. Arsínoe, templo XVII, 1,16; ciudad XVII, 1.20 Afroditópolis (El Gebelein) XVII, 1,47; (Kom Abu Billu) XVII, 1, 20; (Kom Ishqaou) XVII, 1,41 Agatárquides XVI, 4, 20 Agatoclea, madre de Filopator XVII, 1, 11 Agatocles, tirano de Sicilia, X V II,3, 16 Agnou Ceras, cabo XVII, 1, 18 Agradato XV, 3, 6 agreos XVI, 4, 2 Agrios XVI. 4, 10 Agripa XVI, 2, 19 Alcedamno XVI, 2, 10 Alejandría la de Egipto XVI, 2, 5 Alejandría XVil, 1,6; 1,7; I, 12; 1, 13; l, 15; I, 16; I, 24; I. 29; 1,30; 1,32; 1,35; 1,51;
546
G E O G R A F ÍA
1,54; 3, I; 3,20; 3,22; astille Andróstenes de Tasos XVI, 3, 2 ros de A. XVII, 1, 9; Cesáreo Anea XVI, 1,4 de A. XVII, 1,9; Museo de A. Anetis XV, 3, 15 XVII, I, 8; Poseideion XVII, Anfiareo XVI, 2, 39 I, 9; teatro XVII, 1, 9; palaAníceris XVII, 3, 22 cios reales XVII, 1,8; Tinio- Antemusia XVI, 1,26 nio XVII, 1,9 Anteo XVII, 3, 8 Anticasio XVI, 2, 8 alejandrinos XVI, 2, 9 Antifras XVII, 1, 14; vino de 1, 14 Alejandro Balas XVI, 2, 8 Alejandro XV, 1,2; 1,3; 1,4; 1, Antigonía XVI, 2, 4 5; 1, 8; I, 9; 1, 25; 1, 26; 1, Antilibano XVI, 1, 12; 2, 16; 2, 27; 1,28; 1,29; 1,30; 1,31; 21 1, 32; 1, 33; 1, 34; 1, 35; 1, Antíoco el Grande XVI, 1, 18; 2, 61; 1,63; 1,64; 1,65; 1,68; 31 2,3; 2,4; 2,5; 2,7; 2,9; 2 , 10; Antíoco el llamado Hierax XVI, 3, 6; 3, 7; 3, 9; 3, 10; 3, 24; 2 , 12 XVI, 1,4; 1,5; 1,9; 1, 11; 1,Antíoco Epífanes XVI, 1, 18; 2, 15; 1,21; 2,8; 2, 10; 2, 23; 2, 4; 2, 29 30; 2,40; 4,4; 4,27; XVII, 1, Antioquía de Migdonia XVI, 1, 6; 1, 11; 1, 43; sarcófago de 23 A. XVII, 1,8 Antioquía XV, 1, 73; XVI, 2, 4; Alexandrio XVI, 2,40 2, 6; 2, 7; 2, 8 Aliates XV, 3, 22 Antióquide XVI, 2, 8 Amano, monte XVI, 1, 2; 2, 1; 2, Antipatro XVI, 2, 24 2;2,8 Antírrodos XVII, 1,9 Amicteres XV, I, 57 Antonio XVI, 1, 28; 2, 46; XVI, Amintas XVII, 3, 25 2,45; X V II, 1,9; XVII, 1, 10; Amón Balitón, cabo XVII, 3, 16 XVII, 1, 11 Amón XVII, 1,35; 1,42; 1,43; 3, Anubis XVII, 1,28; 1,40 11; 3, 19; 3,23; 3, 23; templo Aorno XV, 1,8 de XVII, 1,5 Apamea XVI, 2, 4; 2, 8; 2, 9; 2, Amonia XVII, 1, 14 10; 2, 11 Anacarsis XV, 1, 22 apameos XVI, 2, 7; 2, 10; 2, 11; Anan, río XVII, 3,25 2, 19 Anaxferales XVI, 4,4 Apis XV II, 1, 31; buey XVII, 1, Andrómeda XVI, 2, 28 22; 1,27
Ín
d i c e
d e
t o p ó n i m o s
Apis, pueblo 1,14 Apolo XVI, 1, 7; 2, 6; 3, 2; 4, 14; XVII, 1,42; 1,47 Apolodoro XV, 1, 3 Apolonia XVI, 2, 2; 2, 10; 2, 43 Apolonia XVII, 3,21 Apolonia, ciudad XVII, 3, 22; en Cirene XVII, 3, 20 apoloniatas XV, 3, 12 Apoloniatis XV, 3, 12; XVI, 1, I Apolonio XVI, 2, 24 Apolonio (filósofo) XVII, 3, 13; A. Crono XVII, 3, 22 Apolonópolis (Edfu) XVII, 1,47; (Kus)XVII, 1,45; 1,46 Aquea XVII, 3, 24; 3, 25 Aquecaro XVI, 2, 39 aqueménidas XV, 3, 1 árabes XVI, 1, 1; 1,7; 1,8; 1, 10; 1, 11; 1,26; 1,28; 2, 1; 2, 11; 2, 16; 2, 18; 2, 20; 2, 21; 2, 34; 3, 1; 3, 3; 4,1; 4, 2; 4, 18; 4, 20; 4, 22; 4, 23; 4, 24; 4, 27; XVII, 1, 44; 2, 2; 3, 24 árabes escenitas XVI, 1,8; 1, 26;
2,1 árabes mesenos XVI, 1, 8 árabes nabateos XVI, 4, 18 Arabia XVI, I, II; 1,28; 2, 1; 2, 20; 2, 30; 3, 1; 3, 2; 3, 3; 3, 6; 4, 1; 4, 2; 4, 3; 4, 4; 4,5; 4, 7; 4, 15; 4, 21; 4, 22; 4, 24; 4, 25; 4, 27; 1, 1; 1,21; 1,24; 1, 30; 1,34; 1,35; 1,45; 1,46; 1,53; 1,54; 2,2
y
é t n i c o s
547
Arabia Eudaimon XVI, 4, 2 Arabia Feliz XV, 1,7; 2,14; XVI, 1,28; 2, 20; 3, 2; 3,6; 4,2; 4, 3; 4, 25; XVII, 1,53 Arábigo, golfo XV, 1,4; 1, 25; XVI, 2, 30; 3, 1; 3, 2; 4, 2; 4, 4; 4, 5; 4, 18; 4, 20; 4, 22; XVII 1, 1; 1,2; 1,5; 1,21; 1, 25; 1,26; 1,45 aracotas XV, 2, 5 aradios XVI, 2, 12; 2, 14; 2, 16; 4, 27 Arado XVI, 2, 12; 2, 13; 2, 15; 2, 23; 3,4 arameos XVI, 4, 27 Ararene XVI, 4, 24 Araxes XV, 3,6 Arbaces XVI, 1, 2 Arbela, ciudad XVI, 1,3; 1,4 Arbelo, fundador de Arbela XVI, 1,3 Arbies XV, 2, 1 Arbis, río XV, 2, 1 Arcadia XVI, I, 5 Arceuto XVI, 2, 8 Ardanis, cabo de XVII, 3, 22 Ares XV, 2, 14 Arelas XVI, 4,24 Arelé, hija de Arsilipo XVII, 3, 22
Aretusa, la de Sampsicéramo X V I,2, 10 ArianaXV, 1, 10; 1, 11; 1,25; 1, 26; 2, 1; 2,4; 2, 8; 2,9; 2, 10; 2, I I
arimos XVI, 4, 27
548
( i F O Í Í R A i ΙΛ
Arimos XVI, 2, 7; 4, 27 Aristipo Metrodidacto XVII, 3, 22
Aristipo, el filósofo socrático XVII, 3, 22 Aristo de Salamina XV, 3, 8 Aristóbulo XV, I, 17; 1, 18; 1, 19; 1,21; 1,24; 1,33; 1,45; 1,61; 1,62; 3,7; XVI, 1, II; I, 12; 2,40; 3, 3; XVII, 2, 5 Aristón XVII, 1,5 Aristopatra XV, 1, 35 Aristóteles XVII, 1, 5 Armenia XV, 1, 58; XVI, 1, 9; I, 13; 1, 18; 1, 19; XVII, 1, 54 Armenia la Mayor XVI, 1,13 Armenia la Menor XVI, 1, 13 armenios XVI, 1,8; 1, 19; 1,21; 1,24; 1,26; 4,27 Arquelao XVII, 1,11 Arrideo XVII, 1, 8 arsacas XV, 1,36 Arses XV, 3, 24 Arsinoe XVI, 4, 5; 4, 14; XVII, 1,38 Arsinoe, ciudad (Suez) XVII, I, 25; 1,26 Arsinoita nomo XVII, 1,4 Arsites XVI. 3,5 Artacene XVI, 1,4 Artemidoro XVI, 2, 33; 4, 5; 4, 15; 4, 16; 4, 18; 4, 19; 4, 20; XVII, I, 18; 1,24; 3,2; 3,8; 3, 10 Ártemis XVI, 1,7; 1, 18; 2, 6
Artemita XVI, 1,17 Arturo XV, 1, 17; I, 18 AsacanoXV, I, 17; 1,27 Asea XVI, 4, 24 Ascalón XVI, 2, 29 ascalonitas XVI, 2, 29 Asclepio XVI, 2, 22 Asdrúbal XVII, 3, 14 Asia XV, 1, 1; I, 2; 1, 6; 1,7; 1, 12; I, 38; 2, 3; 3, 6; 3, 7; 3,’ 8; 3, 23; 3, 24; XVI, 1, 2; 2, 4; 4, 4; XV II, 1, 11; 3 , \ ; 3 t 24; 3, 25 asirios XVI, 1, 1; 1, 19; 1, 20; 2, 39 Aspis XVII, 3,20 Aspis, monte XVII, 3, 16 Astaboras XVI, 4, 8; XVII 1, 2;
2,2
astacenos XV, 1,27 Astapo XVI, 4, 8; XV II 1,2; 2, 2 Astasoba XVI, 4, 8; X V II I, 2;
2,2
astiages XV, 3, 8 Astobora XVI, 4, 8 Atara XVI, 4, 27 Atargatis XVI, 1,27; 4, 27 Atenais de Eritrea XVII, 1,43 Atenas XV, 14, 73 Atenea XVI. 1, 18; 2. 7; XVII, 1, 18; 1,47 Atenea Cirréstide XVI, 2, 7 Atenodoro XVI, 4, 21 Atlántico XV, 1,11 Atlántico, océano XVI, 4, 2 Atlas XVII, 3, 2
ÍN D IC K
DU T O P Ó N IM O S
Atmoneo, padre de Arbelo XVI, 1,3 Atribis (Tell Atrib) XVII, 1, 20 Atribitas XVII, 1,40 Atrula XVI, 4, 24 AturiaXVI, I, 1; 1,2; 1,3 Augila XVII, 3, 23 Augusta XVI, 2, 34 Augusto, ver César Augusto Automala XVII, 3, 20; 3, 23 Azara XVI, 1,18 azotios XVI, 2, 2 Azoto XVI, 2, 29 Babilonia de Asiría XVII, 1,8 Babilonia XVI, 1, I ; 1,2; 1,3; 1, 4; 1,5; 1,6; 1,9; 1,11; 1, 13; 1, 15; 1, 16; 1, 17; 1, 18; 1, 19; 1,20; 1,21; 1,22; 1,26; 1,27; 1,28; 2, 41; 3, 1;3,2; 3, 3; 4, 1; 4, 2; XVII, 1,30 babilonios XVI, 1, 8; 1, 16; 1,17; 1, 19; 1,20; 3, 1; XVII, 1,40 bacantes XV, 1,7 Bactra XV, 2, 8; 2,9; 3,7 Bactria XVII, 1,46 Bactriana XV, 1,3; 1, 18; 1,26; 2, 8; 2, 9 ; 2 , 10
bactrios XV, 2, 8; 2, 10; XVII, 3, 24 Badas XV, 3, 2 Bagoo XV, 3, 24 Bagradas, río XVII, 3, 13 Balanea XVI, 2, 12 Bambice XVI, 1, 27; 2, 7 Bandobene XV, 1,26 Baratra XVII, 1,2 I
Y ÉT N IC O S
549
bárbaros XV, 2 , 5; 2, 7; 2, 10; 3, 23; XVI, 1, 18; 2,20; 2,38; 4, 24; 4, 27 Barce / Ptolemais XVII, 3, 20; 3, 21
Bargosa XV, 1, 73 Baso XVI, 2, 10 Bato XVII, 3, 21 Belo XVI, 1,5 Berea XVI, 2, 7 Berenice XVI, 2, 46; 4, 5; 4, 10; XVII, 1, 11 ; 3, 21 Berenice, ciudad XVII, 1, 45; 3, 20
Berito XVI, 2, 18; 2, 19; 2,22 Betis, río XVII, 3, 25 Beto XVI, 2, 24 Biblo XVI, 2, 18; 2, 19 birebistas XVI, 2, 39 Birsa XVII, 3, 15; Birsa, acrópo lis XVII, 3, 14 Bitinia XVII, 3, 25 boca Canópica XVII, 1, 18 boca Mendesia XVII, 1, 20 boca Pelusiaca XVII, 1,21 boca Tanítica o Saítica XVII, 1, 20
boca Tanítica XVII, 1,20; 1,21 Bocco XVII, 3, 7 Bogo XVII, 3, 5; 3,7 Bolbitina, boca XVII, 1,18 Bonones XVI, 1, 28 Boreo, cabo XVII, 3, 20 Borrama XVI, 2, 18 Borsipa XVI, 1, 7 borsipenos XVI, 1,6
550
(if ( Κ ί Κ Λ Η Α
Boston) XVI, 2, 39 Bosque de Rúmenes XVI, 4, 10 Botris XVI, 2, 18 Boxo XVI, 4, 20 brahmanes XV, I, 59; 1,61; I, 66; 1,70 Bránquidas, XVII, 1,43 Bubastis (Tell Basta) XVII, 1,27 Bueefalia XV, I, 29 Bucéfalo XV, 1,29 Bucolópolis XVI, 2, 27 Busiris, nomo Busirita XVII, 1, 19 Busiris, rey legendario XVII, I, 19 Butice, lago XVII, 1,18 Buto, ciudad XVII, 1, 18 CaalaXVI,4,24 Caarene XV, 2, 11 Cabrias XVI, 2,33; XVII, 1,22 Cacene XVI, 1, 1 CaicoXV, I, 16 Caistro XV, 1, 17 Calacene XVI, I, 1 Calano XV, 1,4; 1, 64; 1, 66; 1, 68
Calcídica XVI, 2, 11 Calcis XVI, 2, 10; 2, 18 caldeos XV, 1,6; XVI, 1,6; 1,8; 2,39; 3, 1; 3,3; 4, I Calimaco XVII, 1, 28; 3, 21; 3, 22
Caliste (antiguo nombre de San torini) XVII, 3, 2 Calístenes XVII, 1,5; 1,43 Caloñáis XVI, 1, 1
Cambises XV, 3, 24; XVII, |, 5; 1,27; 1,46; 1,54 Candace XVII, 1,2; 1,54 Canopica, boca XVII, 1,2; 1,5; 1,6; 1,4; 1,18 Canópico, canal XVII, 1,16 Canopo (Abu Qir) XVII, I, 4; 1, 16; I, 17 Canopo, canal de XVII, 1,10 Canopo, capitán de Menelao XVII, 1, 17 Canopo, puerta X V II, 1, 10; 1, 16 Cantabria XVII, 1, 54 Capadocia XV, 3, 15; XVI, 1,13; XVII, 1, 11 Capro, río XVI, 1,4 Capsa XVII, 3, 12 Carax XVII, 3, 20 Caraxo, hermano de Safo XVII, 1,33 Carimorto XVI, 4, 15 Carmania XV, 1, 58; 2, 1; 2, 5; 2, 7; 2, 8; 2, 9; 2, 11; 2, 14; 3, 1; 2, 6; XVI, 1,5; 2, 17; 3, 2; 3, 5 carmanitas XV, 2, 14 Carmelo, monte XVI, 2, 27; 2, 28 Cama XVI, 4, 2 Camana XVI, 4, 2 Caméades X V II, 3, 22 Camo XVI, 2, 12 Carras XVI, 1,23 cartagineses X V II. 1, 19; 3, 1; 3, 18
ÍN D IC E
DE T O P Ó N IM O S Y ÉT N IC O S
551
XVI, 1,28; 2,45; 2,46; 4,22; Cartago XVII, 3, 10; 3, 12; 3, 13; 3, 14; 3, 15; 3, 16; 3,19; 3.20 XVII, I, 10; 1, 11; 3,7; 3,25 Cesarea(ver Iol)XVII,3, 12 Cartago Nova XVII, 3, 6 Cesáreo, Alejandría XVII, 1,9 Casiana XVI, 2, 10 Chipre XVI, 1, 11; XVII, 1,5; 3, Casio, hombre XVI, 2,9 Casio, monte XVI, 1, 12; 2, 5; 2, 25 8; 2, 26; 2,28; 2, 32; 2, 33; 2, Ciaxares el medo XVII, 1,18 Cibiosactes XVII, 1, 11 34; XVII, 1, 11 Ciboto XVII, 1,9; 1, 10 catabaneos XVI, 4, 2 Ciclo XVII, 3, 22 Catabania XVI, 4,4 Catabatmos XVII, 1,5; I, 13; 1, Cidenas XVI, 1,6 Cilicia XV, 1, 1; XVI, 2, 1; 1,2; 14; 3, 1; 3, 22 1,5; 1,33; 4,27 Catea XV, 1,30 Catramotitis XVI, 4,4 cilicios XVI, 1, 1; 2, 14 Cinamolgos XVI, 4, 10 Catreo XV, 1, 69 Cáucaso XV, 1,8; 1,11; 1, 12; 1, cinamomoforos XVII 1, 1; 1,5 13; 1,59; 2,9 Ciniras XVI, 2, 18 cauloteos XVI, 4,2 Cínope, río XVII, 3, 18 Cecilio Baso XVI, 2, 10 Cinópolis XVII, 1.19; 1,40 Cino-SemaXVII, I, 14 Ce tal as XVII, 3, 18; 3, 19; 3, 20 Ceíirio XVII, 1, 14 Ciparisón XVI, 1,4 Céfiro, cabo XVII, 1, 16 Cirenaica XVII, 1,5; 1, 13 Celénderis XVI, 2, 33 Cirene XVII, 3, 8; 3, 20; 3,21; 3, Celesiria XVI, 2, 2; 2, 4; 2, 7; 2, 22; 3,23; 3,25 12; 2, 16; 2,21; 2,22; 3,1; 4,2 Cireneos XVII, 1, 5 celosirios XVI, 1, 12; 2, 2 Cimo XVII, 3,25 Céltica XVII, 3, 25 Ciro XV, 1,5; 1,6; 2,5; 1, 10; 3, Cércina, ciudad XVII, 3, 16 2; 3, 6; 3, 7; 3, 8; 3,24 Cércina, isla XVII, 3, 12; 3, 16; Cirréstica XVI, 2, 8 3, 17 Cirta XVII, 3, 7; 3, 13 ciitios XV, 3, 1 Cercinitis, isla XVII, 3, 16 Cerdeña XVII, 1,19 Cisia XV, 3, 2 César XVI, 2, 45; 4, 22; XVII, 1, Cisios XV, 3,2 Ciudad de los Héroes XVI, 4, 2; 6 ; 1 , 8 ; 1 , 1 1 ; 1, 1 2 ; 1 , 5 3 ; 1 , 54 4,5 César Augusto XV, 1,4; I, 73; Cleopatra XVI, 2, 3; XVII, I, 10;
552
( il í K . R A I ΙΛ
1, II; I, 13; Cleopatra VII:Craso XVI, 1, 23; I, 28 X V II,3,7 Cratero XV, 1, 35; 2,4; 2,5; 2, I I Cleopátride XVI, 4, 23 Crecida XVII, 1,3; 1,4; 1,5; I, Cleopatrís XVII, 1, 25; I, 26 37 Clímax, monte XVI, 2, 19 creófagos XVI, 9, 14 clitarco XV, 1,69 Creso XV, 3, 23 Cnido XVII, 1,30 Creta XVII, 3, 21; 3, 22; 3, 25 Coaspes XV, 1, 26; 3,4; 3, 6 Crisorroas XVI, 2, 16 Cofes XV, 1,26,7 Criumélopon XVII, 3, 2 1 cólohos XVI, 4, 13 Crocodilópolis XVI, 2, 27; XVII, Columnas (de Hércules) XV, 1, 1,38; 1,47 6; XVI, 2, 22; XVII, I, 19; 3, Ctesias de Cnido XV, 1,12; XVI, 1; 3,2; 3, 15 4, 20; 4, 27 Comagene XVI, 1, 23; 2, 2; 2, 3; Ctesifonte XVI, 1,16 2,8 Dafne XV, 1, 73; XVI, 2, 4, 6; 4, Comanos XVII, 1,11 14 coníacos XV, 1, 11; 1, 14 Damascenia XVI, 2, 16 Conón XVI, 4,9 damascenos XVI, 2, 16; 2, 20 copratas XV, 3,6 Damasco XVI, 2, 20 coptos XVI, 4, 24; XVII, I, 44; Daraba XVI, 4, 10 1,45 Darieces XVI, 4, 27 Darío XV, 1,26; 3, 8; 3, 9; 3, 21; Coraeio XVI, 4,9 Corbiane XVI, 1, 18 3, 24; XVI, 1,3; 1,4; 3, 5; 4, Cordiraza XVI, I, 23 27; XV II, 1,43 Corinto XVII, 3, 15 Deceneo XVI, 2, 39 Cornelio Galo XVII, 1,53 Deímaco XV, 1. 12 Corsira XVII, 3, 16 Deire XVI, 4,4; 4, 5; 4, 13; 4, 14; Cos de Mérope XV, 1,3; 1, 33 4, 15 Cosea XVI, 1,17 Delfos XVI, 2,38; XVII, 1,43 Delta XVII, 1,3; XVII, 1,4; 1,6; coseos XVI, 1, 11; 1, 18 Cosuro, isla XVII, 3, 16 1, 15; I, 18; 1,24; 1,51 Cotila XV, 3,22 Delta, isla XV, 1,33 Cotis XVII, 3,2; 3,6 Demetrias XVI, 1,4 Coto de caza de Corao XVI, 4,9 Demetrio XVI, 4, 9 Cotón XVII, 3, 15 Derceto XVI, 4, 27 Colón, isleta XVII, 3, 14 derdas XV, 1,44
ÍN D 1C K
DE T O PÓ N IM O S
Derris, puerto XVII. 1,14 Desfiladero Keal XVI, 2, 20 Dicearquia XVII, 1,7 Dido XVII, 3, 15 Diodoro de Cirene XVII, 3, 22 Diodoto XVI, 2, 24 Diógenes XVI, 1,16 Dion, el filósofo académico XVII, 1,11
Dionisio XV, 1,6; 1,7; 1,8; 1,9; 1,33; 1,58; XVI, 2,7 Dioniso XVI, 1, I 1 Dios XVI, 2,35; 2, 37; 2, 39 Dióspolis (Magna: Tebas) XVII, 1, 27; 1,46; D. Parva, XVII, 1, 44; D. nomo Sebenítico (Tell Balamun) XVII, 1, 19 Dodona XVI, 2, 38 Dolabela XVI, 2,9 Dolomene XVI. 1, 1 Dórica, XVII, 1,33 Drangiana XV, 2, 8 drangos XV, 2, 5 Drépano, cabo XVII, 1, 14 dromos XVII, 1,28; 1,31 Duris XVII, 3, 2 Ecbatana XV, 2, 10; 3, 9; 3, 23; XVI, 1, 13; 1, 16 Ecregma XVI, 2, 32 Edesa XVI, 1,27 Egimuro XVII, 3, 16 EgiptoXV, 1,4; 1,6; I, 13; 1, 16; 1, 18; I, 19; 1, 22; I, 25; 1, 28; 1, 33; 1, 45; 1, 50; XVI, I, 1; 1,9; 2, 1:2,5; 2,2I;2, 25; 2, 26; 2, 28; 2, 30; 2,31;
Y É T N IC O S
553
2,35:4, 6; 4, 18; 4, 22; 4. 23; 4, 24; XVII, 1,3; 1,4; XVII, 3, I ; 3, 21; 3, 22; 3, 23 Egras XVI. 4, 24 Eia XVI, 2, 30 Elana XVI, 4, 4 Elanita, golfo XVI, 4, 18; XVII. 1,35 Elea XVI, 4, 8; 4,9 Elefantina XVII. 1. 3; I, 23; 1, 41; 1,48; 1,49; 1,52; 1,54 Elefas (Gibraltar) XVII, 3, 6 Elefas, montaña XVI, 4, 14 Eleusis XVII, 1,16 Eléutero XVI, 2, 12; 2, 15 Elimaide XVI, 1, 17 Elimea XVI, 1,18 elimeos XV, 3, 12; XVI, 1,1; 1, 8; 1, 18 Elio Galo XVI, 4, 22; 4, 23; XVII, 1,46; 1,53; 1,54; 1,29 Elonita XVI, 2,30 emesenos XVI, 2, 10 Emodo XV, 1, 11; 1, 72 Empórico, golfo XVII, 3,2; 3,3 Emporio XVII, 1,9 Endera XVI, 4,9 Enesipea, isla XVII, 1, 14 Enesísfira. cabo XVII, I, 14 Enidra XVI, 2, 12 Enoparas XVI, 2, 8 enotocetas XV, 1, 57 Epífanes XVII, I, 11 Épiro XVI, 2,43; XVII, 3, 25 Eratóstenes XV, 1,7; 1, 10; I. I I ; I, 13; I, 14; 1,20; 2,8; 3, I;
554
GKOÍÍKAI ΊΑ
XVI, I, 12; I, 15; 1,21; 1,22; 2, 44; 3, 2; 3, 6; 4, 2; 4, 4; 4, 19; XVII I, I; 1,2; I, I9;3,2; 3,8; 3, 22 erembos XVI, 4, 27 Eritras XVI, 3, 5; 4, 20 escenilas XVI, 2, 11; 3, I Escipión XVII, 3, 7; 3, 12; 3, 15 escitas XVII, 3, 24 Escitia XVI, 1,3; XVII, 1,46 Escitópolis XVI, 2,40 espermófagos XVI, 4,9 Esquedia XVII, I, 16; 1, 18; 1, 22 Esquedia, peaje de XVII, 1,16 Esquilo XV, 1,2; 3, 2 estruzófagos XVI, 4, 11 etiopes XVI, 2,31; 4,11; 4,17; 4, 18; 4,22; 4,27; XVII, 1,2; 1, 3; 1,49; 1,53; 1,54; 2, 3; 3, 5; 3,7; 3,8; 3,19; 3, 24 etíopes megabaros XVI, 4, 17 Etiopía XV, 1, 13; 1, 14; 1, 18; 1, 19; 1,22; 1,25; XVI, 4, 2; 4, 4; 4, 19; XVII 1, 1; 1,3; 1,4; 1,5; 1, 12; I, 13; 1,33; 1,40; 1,45; 1,48; 1,54; 2, 4; 3, 1; 3, 10; 3,23 Etolia XVII, 3, 25 eucrátidas XV, 1,3 Eudoro XVII, 1, 5 Eudoxo XVII, 1,29; 1,30 Eufrates XVI 1, 1; 1,5; 1, 9; i, 12; 1, 13; 1, 15; 1,21; 1,22; 1,23; 1,27; 1,28; 2, 1; 2, 3; 2, 7; 2, 10; 3, 1; 3, 2; 3,3; 3, 7; 4,1
Euleo XV, 3, 4; 4, 22 Eumedes XVI, 4, 7 Eunosto, puerto de Alejandría XVII, 1,6 Eurípides XV, 1, 7 Europa XV, 1, 6; XVII, 3, I; 3, 15; 3, 24 evergetas XV, 2, 10 Evergetes XVII, 1, 11; 1, 11 Facusa (Faqus) XVII, 1,26 Fagroriópolis (Wadi Tumilat) XVII, 1,26 Fara XVII, 3, 12 Faro XVII, 1,6; 1,9; 1, 19; 1, 16 íarusios XVII, 3, 3; 3, 7 Farziris XVI, 4, 27 Fatnítica, boca XVII, 1, 18; 1, 19 Febo XVI, 2, 38 Fenicia XV, 3, 23; XVI, 1, 11; 2, 2; 2, 12; 2, 21; 2, 22; 2,33; 2, 37; 3, 24; 4, 24; XVII, 1,21 fenicios XVI, 1, 1; 2, 12; 2, 14; 2, 22; 2, 23; 2, 24; 2, 34; 3,4; XVII, 1,3; 3, 2; 3, 15 Fénicos, puerto XVII, 1, 14 Fico, cabo XVII, 3, 20 Filadelfia XVI, 2, 34; 2,40 Filadelfo XVI, 4, 7; XVII, I, 11 File XV II, 1,23; 1,49; 1,50; 1, 54 Filipi, batalla XVII, 1,11 Filipo XVI, 2,4; 2, 10 Filodemo XVI, 2, 29 Filometor X V II, 1,11 Filón XVII, 1,26 Filopator XVII, 1,11
ÍN D IC E
DE T O PÓ N IM O S
filólas XV, 2, 10 Filotera XVI, 4, 5 Fortaleza de Corao XVI, 4,9 Fraaies XV, 1,36; XVI, 1,28 Franicates XVI, 2, 8 Frigia XVI, 3, 5 frigios XV, 1,7 fuentes del Nilo XVII, 1, 52 Gabala XVI, 2, 12 Gabas XV, 3, 3 GabianaXVl, 1,18 Gabinio XVII, 1, 11; 3, 8 Gadara XVI, 2, 29; 2, 45 Gadaris XVI, 2, 29; 2,45 Gadeira XVII, 3, 2; 3, 4 gálatas XVII, 3, 25 gálatas alóbroges XVI, 2,46 Galilea XVI, 2, 34; 2,40 Gambaro XVI, 2, 11 Gandarida XV, 1, 30 Gandaritis XV, 1, 26 Ganges XV, 1,4; 1, 11 ; 1, 13; 1, 27; 1, 35; 1, 36; 1, 57; 1, 69; 1,72 garindeos XVI, 4, 18 garmanes XV, 1, 59; 1, 60 Gaugamela XV, 3, 9; XVI, l, 3 Gaza XVI, 2, 21; 2, 30; 2, 31; 2, 32; 4,4 gazeos XVI, 2, 2 gedrosenos XV, 2,9 Gedrosia XV, 1, 5; 2, 3; 2, 4; 2, 8; 2,9; 2, 14; XVI, 1,20; 4, 2 Genesaritis XVI, 2, 16; 2, 20 Gerra XVI, 2, 33 gcrreos XVI, 4, 18; 4, 19
Y ÉTN IC OS
555
getas XVI, 2, 39 gétulos XVII, 3, 2; 3, 9; 3, 19; 3, 23 Gigarto XVI, 2, 18 Gíndaro XVI, 2, 8 Ginecópolis (Kom Firin) XVII, 1,22
Gordiea XVI, 1,8; 1,21; 2, 5 Gordiene XVI, 1, 25; 1,26 gordieos XVI, 1, 1; 1, 24 Gordis XVI, 1,25; 2, 5 Gorgo XV, 1,31 Góride XV, 1,26 Gran Catarata XVII 1,2 Gran Puerto XVII, 1,6; 1,9 Gran Sínodo XV, 1,39 Gran Sirtis XVII, 3, 18; 3, 20 Grecia XVII, 1,48 griegos XV, 1,3; 1,7; 1,8; 1, 59; 1,65; 3, 6; 3, 23; XVI, 2, 24; 2, 5; 2, 38; 4, 27; XVII, 1,6; 3,2 guarnición de Tebas (Bulaq) XVII, 1,41; guarnición Hermopolita, XVII, 1,41 Guinea XVI, 4, 5 Hades XV, 1,59; 1,60 Halis, rio XV, 1,23; XVII, 3, 25 Harmoza XVI, 3, 2 Harpalo XVII, 3,21 Hedifonte, rio XVI, 1,18 Hefesteion, XVII, 1,31 Helena XVII, 1, 16 Heliopolis XVI, 2, 10; XVII, 1, 22; 1,27; 1,29; 1,30 Helios XVI, 4,9; XVII, 1,27
556
(Íh O íiR A l TA
Heníoco XVII, 3, 24 Hepta Freata XVI, 4, 24 HeptastadioXVIl, 1,6; 1,9; I, Heraclea XVI, 2, 7; 2 , 8
10
H e r a c le i a X V , 1 , 9
Heracleo XVI, 2, 8; 2, 12 Heracleonte XVI, 2, 7 Heracleópolis XVII, 1 ,3 9 Heracleotica, boca XVII, 1 , 4 Heracleotico, nomo XVII, 1,4 Heracles XV, 1 , 6 ; 1 , 7 ; 1 , 8 ; 1, 9; 1,58; XVI, 2, 23; XVII, I, 43; 2 , 3 ; 3 , 7; templo de X V I 1, 1 , 1 8 , altar XVII, 3, 3, véase columnas Heraclion XVII, I, 4; XVII, 1, 18
Heráclito XVI, 4,26 Hermea, cabo de XVII, 3,13; 3,16 Hermea, ciudad XVII, 3, 16 Hermes XVII, 1,46; 1,50 Hermo, llanura de XV, 1,16 Hermontis (Armant) XVII. 1,47 Hermopoliias XVII, 1,40 Hermúpolis XVII, 1, 22; del Del ta (Damanhur) XVII, 1, 18; nomo Sebenítico XVII, I, 19 Herodes XVI, 2, 34; 2,46 Herodoto XV, I, 16; XVII, 1,52; 2,5 Heroes XVI. 2,30 Heroónpolis (Abu Keysheid o Tell el-Mas Kutha) XVII, I, 21; 1.26; 1,35; 1, 53; 3,20 Herópolis XVI. 4,4 Hespérides, lago XVII, 3, 20
Hiarotis, río XV, 1,21; 1,27; I, 30 H idas pes, río XV, 1,3; 1, 17; 1, 19; 1,25; 1,27; 1,28; 1,29; 1,32; I, 33; 2, 5 Hidatospotamoi XVI, 2, 8 hidrates XV, 1 , 6 Hidromantes XVI, 2, 39 Hieracónpolis XVII, 1,47 hilobios XV, 1,60 hilotas XV, 1,34 Hipanis, río XV, 1,3; 1,17; 1,27; 1. 33; 1 , 3 7
hipasios XV, I, 17; 1 , 2 7 hiperbóreos XV, I, 57 Hipódromo XVII, 1 , 1 0 Hipones (dos lugares de igual nombre) XVII, 3, 13 Hircania XVI, 1, 16 Hircanio XVI, 2 , 4 0 Hircano XVI, 2 , 4 0 Histaspes XVI, 1,3; 1 , 4 Homero XV, 1 , 7 ; 1, 57; 3, 23; XVI, 2, 22; XVII, 1 , 5 ; 1, 8; 1,
12; 1, 16; 1, 19; 1, 43; 1,
46; 3, 17
Iberia XV, 1,6; 1, 57; 1, 69; XVI, 2 , 2 2 ; XV II, 3, 10; 3, 15; 3, 2; I. Ulterior XVII, 3. 25 ictiófagos XV, 2, 1; XVI, 4, 4; 4, 7; 4, 13; 4, 14
Ictis XVII, 3, 2 0 Idantirso el escita XV, 1, 6 Idios Logos X V II, 1, 12 idumeos XVI, 2, 2; 2, 34 Ifícrates XVII, 3, 5
ÍND IC F D F T O P Ó N I M O S
I lasaro XVI, 4, 24 Iliria XVII, 3, 25 llitía, santuario de ( El Kab) XVII, 1,47 Imandes XVII, 1, 37 Imeo XV, 1,11 India XV, 1, 1; 1,2; 1,3; 1,4; 1, 6; 1,9; I, 10; I, 11; 1, 12; 1, 13; 1, 14; 1, 15; 1, 17; 1, 19; 1, 20; 1, 21; 1, 22; 1, 23; 1, 25; 1,26; 1,27; 1,28; 1,30; 1,39; 1,45; 1,67; 1,68; 2, 1; 2, 3; 2, 8; 2, 10; 2, 11; 2, 13; 3,7; 3, 11; XVI, 4, 2; 4,16; 4, 25; 4, 27; XVII, 1, 13; 1,46; 2,4; 3, 10 índico, océano XVI. 4, 24; XVII, 1,45 indios XV, 1,5; 1,6; 1,8; 1, 10; 1, 13; 1, 24; 1, 25; 1, 30; 1, 34; 1,45; 1,53; 1,67; 1,69; 1,71; 1,73; 2, 9; XVI, 2, 39; 4, 10; XVII, 3, 24 Indo, no XV, 1,8; 1, 10; 1, 11; 1, 13; 1, 19; 1,26; 1,27; 1,28; 1,32; 1,33; 1,35; 1,45; 2, 1; 2, 8; 2.9; 2, 14 ίο XVI, 2, 5 loi (ver Cesarea) XVII, 3, 12 Isis XVI, 4, 7; 4, 14; XVII, 1,23; 1,44; 2,3 Isla de DiaXVI,4, 18 Isla de Estratón XVI, 4, 8 Isla de Filipo XVI, 4, 14 Isla de ícaro XVI, 3, 2 Isla de las Focas XVI, 4, 14; 4, 18
Y É T N IC O S
557
Isla de las Tortugas XVI. 4, 14 Isla de los Halcones XVI, 4,14 Isla de Ofiodes XVI, 4, 6 Ismandes XVII, 1,42 Iso XVI, 2, 1; 2, 8 lso, golfo de XVI, 1, 1; 1, 2; 2, I Istro, río XV, 1, 35; XVII, 3, 24 Italia XVII, 3,4; 3, 24 Itice XVII, 3, 12; 3, 13 itureos XVI, 2, 10; 2,18; 2,20 Jámblico XVI, 2, 10 Jericó XVI, 2, 34; 2, 40; 2,41; 4, 21
Jerjes XVI, 1,5; XVII, 1,43 Jerusalén XVI, 2,28; 2.34; 2,36; 2,40 Jonia XVII, 1,46 Jordán XVI, 2, 16 Juba I XVII, 3, 7; 3, 9; Juba II XVII, 3, 7; 3,9; 3, 12; 3,25 Judea XVI, 2, 2; 2, 21; 2, 34; 2, 35; 2. 40; 2, 46; 3, 1; 4, 2; 4, 21; XVII, 1.21; XVII, 1,51 judíos XVI, 1, 1; 2,2; 2,28; 2,29; 2, 34; 2, 36; 2, 40; 2,45; 4, 2; 4, 9; 4, 23; XVII, 2, 5 Julio César XVII, 3, 7; 3, 12; 3, 15 Labotas XVI, 2. 8 Lacedemonia XVII, 1,43 lacedemonios XVI, 2, 38 laconios XV, 1, 34 Lagunas Amargas XVII. 1. 25 Laodicea XVI, 2, 4; 2, 9; 2, 12; 2, 18 Larisa XVI, 2, 10
558
(il (Κ ίΚ Α ΙΊΛ
Latomias XVI, 4, 8 Lalón, río XVII, 3,20 Latópolis (Esna) XVII, 1,47 latopolitaños XVII, 1,40 Lccanomantes XVI, 2, 39 León XVI, 4, 15 Leontópolis (en Fenicia) XVI, 2, 22
Leontópolis, nomo Sebenítico XVII, 1, 19 leontopolitas XVII, 1,40 Leto, oráculo XVII, 1, 18 Leucaspis, puerto XVII, 1, 14 Leucé Acté, cabo XVII, 1, 14 Leuce Come XVI, 4,23; 4, 24 Líbano XVI, 1,12; 2, 15; 2, 16; 2, 18; 2,19; 2,21 Líbano, monte XVI, 2, 15; 2, 16; 2,18; 2,19; 2,21 Libia XV, 1, 1; XVI, 2, 22; 4, 16; XVII 1,1; XVII 1,2; XVII, 1, 5; XVII, I, 30; XVII, 1, 35; 1,42; 1,53; 2,2; 3, I; 3, 2; 3, 10; 3, 13; 3, 15; 3, 19; 3, 23; 3,24; 3,25 libios XVI, 2,35; XVII, 2, 3; 3, 7 libofenicios XVII, 3, 19 Licas XVI, 4, 14 Licia XV, 1, 1 Lico, río XVI, 1,3; 2, 16 Licópolis (Asiut) XVII, 1, 41; Licópolis, nomo Sebenítico XVII, 1, 19 licopolitanos XVII. 1,40 Licurgo el edonio XV, 1, 7 Licurgo XVI, 2,38
lidios XV, 1,7; 3, 23 Lilibeo XVII, 3, 16 Lingo XVII, 3, 3; 3, 6; 3, 8; 3, 10; Lisias XVI, 2, 10; 2,40 Lixo XVII, 3, 2; 3, 8 Llanura de Macras XVI, 2, 17 locrios epicefirios XVII, 3, 18 Lopadusa, isla XVII, 3, 16 Loquias X V II, 1, 9; Loquias, cabo de XVII, 1,6 Lynx XVII, 3, 2 Macas XVI, 3, 2; 3, 4 Macedonia X V II, 1, 8; 3, 21; 3, 25 macedonios XV, 1,3; 1,6; 1, 10; 1, 11; 1, 20; 1, 28; 1, 29; 1, 67; 1,11; 1,23; 1,24; XVI, 1, 3; 1,5; 1, 18; 1,23; 2, 10; 2, 14; 3,3; 3, 7 Macenes XVI, 3, 7 Macras XVI, 2, 17 magos XV, 1,68; 3,1; 3,7; 3, 14; 3, 15; 3, 19; 3,20; 3,24; XVI, 2,39 malios XVI, 1,27 mallos XV, 1,33 Malota XVI, 4, 24 Mandants XV, 1, 64; 1, 65; 1,68 Maquerunte XVI, 2,40 Mar de los persas XVI, 3, 2 Mar del Sur XV, 1, 11; 1, 12; 1, 13; 1,32 Mar Egipcio XV II, 1, 53 Mar Egipcio y Sirio XVI, 2, 1 Mar Eritreo XVI, 3,6; 4,20
IN D IC E
DE T O P O N IM O S Y É T N IC O S
Mar Exterior XVI, 3, 7 Mar Pérsico XVI, 3, 6; 4, 1 Mar Rojo XVI, 4, 2; 4, 20; XVII, 1,5, 1,25; 1,35; 1,45 maranitas XVI, 4, 18 Marato XVI, 2, 12; 2, 13 Marco Antonio XVII, 1, 11; 3, 7 Marco Catón XVII, 3, 20 mardos XV, 3, 1 Marea, lago XVII, 1,7; 1, 14; 1, 22
Mareotis XVII, 1,4; 1,7; 1,22; 1, 30; vino de XVII, 1,14 Mareotis, lago XVII, 1, 10 Mariaba XVI, 4, 2; 4, 19 marmaridas XVII, 1, 13; 3, 23 Marmaris XVII, 3, 1 Marsiaba XVI, 4, 24 Masabática XVI, 1, 18 masagetas XV, 1,6 masaisilios XVII, 3, 6; 3, 7; 3, 9; 3, 15; 3, 19; 3,20 Masanases XVII, 3, 9; 3, 13; 3, 15 Masía XVI, 2, 10; 2, 11 masianos XV, 1, 27 Masías XVI, 2, 18; 2, 19; 2, 20 masilios XVII, 3, 12; 3, 13 Masio, monte XVI, 1, 23 Masoga XV, 1, 27 Masalia (Marsella) XVII, 3, 6 Maurisia XVII, 3, 6 mauros XVII, 3,2 Maurusia XVII, 3, I ; 3,4; 3, 5; 3, 8; 3, 10; 3, 12 maurusios XVII, 3,2; 3, 7; 3,20
559
Meandro XV, 1,16 Mecene XVI, 4, 1 Medía XVI, 1, 17; 1, 18; 1,26 médicos XV, 1, 60 Medo, río XV, 3, 6 medos XV, 1, 7; 2, 14; 3, 2; 3, 13; 3, 23; XVI, 1 ,2; 1,8; 1, 19 megabaros XVII, 1,2; 1, 53 Mégara XVI, 2, 10 Megástenes XV, 1,6; 1,7; 1, 11; 1, 12; 1, 20; 1, 35; 1, 36; 1, 37; 1,38; 1,44; 1,45; 1,53; 1, 54; 1, 56; 1, 57; 1, 58; 1, 59; 1,60; 1,68 Megilo XV, 1, 18 Melania XVI, 2, 33 Meleagro XVI, 2, 8; 2, 29 Melena XVI, 2, 33 Melite, isla XVII, 3, 16 Memnón XV, 3, 2; XVII, 1,42 Memnonia XVII, 1,42 Memnonio XV, 3,2; XVII, 1,46 Mendes XVII, 1, 19; nomo Sebenítico (Tell el-Rub) XVII, 1, 19 Mendesia, boca XVII, 1, 18 mendesios XVII, 1,40 Menelao XVII, 1, 16; 1, 17; 1,34; Menelao, hermano de Ptolomeo 1 XVII, 1, 18 Menelao, puerto XVII, 3,22 Menelao, ciudad de (Kom el Giseh) XVII, 1,23 Meneo XVI, 2, 10 Menfis XVII, 1,22; 1,24; 1,27;
(fh(KiKAFÍA
1, 28; I, 30; 1,31; I, 32; 1, 42; 1,43; 1,48 Meninx, isla XVII, 3, 17 Menipo XVI, 2, 29 Mero XV, 1,8 MeroeXV, I, 19; XVII 1,2; 1,5; 1,53; 2,2; 2,3; 3, 1 Meroe, hermana o mujer de Cambises XVII, 1,5 Meroe, isla XVI, 4, 8 meroítas XVII, 2, 3 Merotrafes XV, I, 7 Mesopotamia XVI, I, 1; 1, 13; 1, 14; 1, 18; I, 19; 1,21; 1,22; 1,24; 1,26; 1,27; 2, 3; 2, 4; 2, 11; 3, I; 4, 19 Metagonio (Mostaganem en Ar gelia) XVII, 3,6; 3,9 Metrodoro de Escepsis XVI, 4. 16 Micipsa XVII. 3,9; 3, 13; 3, 15 migdonesXVI, I, 1; 1,23 milesios XVII, 1, 18; 1,43 Minea XVI, 4,4 mineos XVI, 4, 2; 4, 18 Minos XVI. 2,38 Mió XVI, 4,5; 4, 24 M í o s Hormos (Qoseir al Qadim) XVII, 1,45 Mitra XV, 3, 13 Mitrídates Eupator XVII, 1,11 Mitropastes XVI. 3, 5 Mnevis, buey XVII, 1,22; 1,27 Moasada XVI. 2,44 Moco XVI, 2, 24 Moeris, lago XVII, 1,4; XVII, 1, 35; 1,37; 1,39; 1,42
Moisés XVI, 2, 35; 2, 36; 2, 37; 2,39 Molocat (Moulouya), X V II, 3, 6
Molocat, río XVII, 3, 9 Momenfis (Kom el Hisn) XVII, 1, 22; 1, 23 monomatos XV, I, 57 Montaña Sina XVI, 2, 18 Montañas árabes XVI, 2, 16 Monte Casio XVII, 1,11 Monte de Nisa XV. 1, 7 Monte Zagro XVI, 1, 1; 1,8; 1, 17; 1, 18 murallas bactrias XV, 1, 7 Museo de Alejandría XVII, 1,8 Museo XVI, 2, 39 Musicano XV, 1,21; 1,22; 1,33; 1,34; 1.54 Nabatea XVI, 4, 18 nabateos XVI. 2, 34; 4. 2; 4, 18; 4, 21; 4, 22; 4, 23; 4, 26; XVII, 1,21 Naburiano XVI. 1, 6 Napata XVII, 1,54 Narbonitis XVII, 3, 25 nasamones XVII, 3, 20; 3,23 Náucratis (Kom Gaeit) XVII, 1, 18; 1,23; 1,33 Náustatmo X V II, 3, 22 Neápolis XVII, 3, 16 Neápolis, o Leptis XVII, 3, 18 Nearco XV, 1,5; 1, 12; 1, 16; 1, 18; 1.20; 1,25; 1,33; 1,43; 1, 44; 1, 45; 1, 66; 1, 67; 2, 1; 2, 4; 2, 5; 2, II; 2, 12; 2,
ÍND IC E D E T O P Ó N I M O S
13; 2, 14; 3, 5; XVI, 3, 2; 3, 5; 3, 7 Necrópolis XVII, I, 10; de Ale jandría XVII, 1,14 Neferis XVII. 3, 16 Negrana XVI. 4, 24 Nicandro XVII, 2.4 Nicatorio, monte XVI, 1,4 NiceaXV, 1,29 Niceforio XVI, 1, 23 Nicolao Damasceno XV, 1, 72 Nicopolis XVII, 1, 10; 1, 16 nigritas XVII, 3, 3; 3, 7 Nilo XV, 1,1; 1.4; 1,13; 1,16; 1, 19; 1,22; 1,23; 1,25; 1,26; 1,35; 1,45; XVII 1, 1; 1,2; 1, 3; 1,7; 1,30; 1,40; 1,48; 1, 52; 2, 2; 3,1; 3,4; XVI, 1,9; 2, 24; 2, 26; 2, 33; 4, 2; 4, 8; 4, 14; 4,24 Ninfeo XVI, 2, 8 Nino XV, 3, 23; XVI, 1, 1; 1, 2; 1,3 Niquio XVII. 1, 14 Nisa XV, 1,7; 1,8 niseos XV, 1,8; 1,27 Nísibis XVI, I, 1; 1,23 nómadas XVI, 4, 7; 1, 10; I, 17; 1, 18; 1,24 nomo XVII, 1,3 nomo Afroditopolita XVII, 1, 35 nomo Arsinoíta XVII, 1,35; 1,39 nomo Atribita XVII, 1, 20 nomo Bubastita XVII, 1, 27 nomo Busirita XVII, 1, 19 nomo Cinopolita XVII, 1,40
Y É T N IC O S
561
nomo Fagroriopolita XVII. 1, 26 nomo Farbetita (Horbeit) XVII, 1,20 nomo Ginecopolita XVII, 1, 22 nomo Heliopolila XVII, 1,27 nomo Heracleopolita XVII, 1, 39 nomo Heracleotico XVII, 1. 35 nomo Leontopolita XVII, 1, 20 nomo Letopolita XVII, 1, 30 nomo Mendesio XVII. 1,20 nomo Menelaíta XVII, 1,18 nomo Momenfita XVII, 1, 22 nomo Nitriota XVII. 1, 23 nomo Prosopita XVII, 1, 20 nomo Saítico XVII, 1,18 nomo Sebenítico XVII, 1,19 nomo Setroita XVII, 1,24 nomo Tanítico XVII, 1, 20 Notuceras XVI, 4, 15 núbadesXVII, 1,2; 1,53 Oaracla XVI, 3, 7 Obodas XVI, 4, 24 Océano XVII, 3, 1 Ocipodes XV, 1. 57 Ofelas XVII, 3, 3 Ogiris, isla XVI, 1, 7; 3, 5 Oidanes XV, 1, 72 Oinano XV, 3, 15 Onesicrito XV, 1,12; 1,13; 1, 15; 1, 18; 1, 20; 1, 21; 1, 24; 1, 28; 1,30; 1,33; 1,34; 1,43; 1, 45; I, 54; I, 63; I, 64; I, 65; 2,4; 2, 14; 3, 5; 3, 7; 3,8 Opis XVI, 1,9 oreítas (sive oras) XV, 2, 7; 2, 8 Ort'eo XVI, 2, 39
562
G i-O G R A H A
ori las XV, 2, I Omitópolis XVI, 2, 24 Oroatis XV, 3, I; 3, 5 Orodes XV, 1, 36 Orontes XVI, 2, 5; 2, 7; 2, 8; 2, 10; 2, 19; 2,33 orquenos XVI, 1,6 Ortágoras XVI, 3, 5 Ortosia XVI, 2, 12; 2, 15; 2,21; 2, 22; 2, 33 Ortospana XV, 2, 8 Osiris XVII, 1, 23; I, 31; 1, 35; 1,44 Osiris de Poseidon, Alejandría XVII, 1,9 Oxirrinco XVII, 1,40; 2,4 Pacoro XVI, 1,28; 2, 8 Pacton XVII, 1,50 Pagras de la Antióquide XVI, 2,8 País fluvial de Apolo XVI, 4, 14 País productor de canela XVI, 4, 14 Palebiblo XVI, 2, 19 Paleofársalo XVII, 1, 11 Palestina XVI, 4, 18 Paletiro XVI, 2, 24 Palibotra XV, 1, 11; 1, 13; 1,27; 1,36; 1,72 Palibotro XV, 1,36 Paliuro XVII, 3, 22 Palto de Siria XV, 3,2 Palto (en Fenicia) XVI, 2, 12 Pan XVII, 1, 19; 2,3 Pandión XV, 1,4 Paneo, monte XVII, 1, 10 Panfilia XV, I, 1
Panópolis XVII, 1,41 Paradiso XVI, 2, 19 Parapotamia XVI, 2, 11 Paretacas XVI, I, I Paretacene XVI, 1, 17 paretacenos XV, 3, 12; XVI, 1,8; 1, 18 paretacos XV, 3, 6 Paretonio X V II, 1, 14; I, 35; 1, 43; 3, 22 Parisatis XVI, 4, 27 Parmenión XV, 2, 10 paropamisadas XV, 1,8; 1, 17; 2, 8; 2,9; 2, 10 Paropamiso XV, 1, 11; 1, 26; 2, 8; 2, 9; 2, 10
Partía XV, 2, 8, 14 partos XV, 1,36; 2, 8; 2,9; 2,10; 2, 11; 3, 3; 3, 12; 3, 24; XVI, 1, 16; 1, 18; 1, 19; 1, 23; 1, 26; 1, 28; 2, 8; X V II, 1, 11; 3,24 Pasargadas XV, 1, 68; 2, 3; 2, 6; 2, 7; 2, 8 Pasitigris XV, 3, 5; 3, 6 Patala XV, 1,33 Patalene XV, 1, 13; 1, 17; 1, 19; 1,32; 1,33; 2, 1 Patescores XV, 3,1 Patrocles XV, 1, 11 Pedonia, isla XVII, 1, 14 Pella XVI, 2, 10 Peloponeso XV II, 3, 20 Pelusiaca, boca X V II, 1,2; l, 4; 1, 18 Pelusio (Tell el Farama) XVI, 2,
IN D IC E D E T O P Ó N IM O S Y É T N IC O S
563
21; 2, 28; 2, 30; 2, 32; 2, 33; Platón XV, 1, 59; XVI, 2, 38; XVII, 1,4; 1, 11; 1,21; 1,24 XVII, 1,4; 1,29 Pelusiota, costa XVII, 1, 6 Plemirio XV, 1,26 pequeña catarata XVII 1,2; 1,49 Pléyades XV, 1, 17; 1, 18; 2, 5; pequeña Sirtis XVII, 3, 16; 3, 20 XVII, 2,5 pequeña Taposiris XVII, 1, 16 Plino XVII, 3, 22 Pérdicas XVII, 1,8 Plintine XVII, 1, 14 Perro, lugar XV, 1, 17 Pnigeo, pueblo XVII, 1, 14 persas XV, 1,6; 1,7; 1, 10; 1,26; Polibio XVII, 1, 12 1,68; 2, 1; 2, 9; 2, 10; 2, 14; Policleto XV, 1,2; 1,4; XVI, 1, 3,2; 3,3; 3,6; 3,7; 3,8; 3,13; 13 3, 15; 3, 16; 3, 19; 3, 20; 3, Policrito XV, 3, 21 23; 3,24; X V I,1,2; 1,5; 1,6; Polidamna XVII, 1, 16 1,9; 1, 12; 1,20; 1,25; 2, 14; Pompeyo XVI, 1,24; 2,3; 2,8; 2, 2, 25; 2, 39; 3, 2; XVII, 1, 19 18; 2, 33; 2,40 Perséfone XVI, 2, 39 Ponto XV, 1,6; 1,8; XVI, 1,2; 3, Perseo XVI, 4,20; XVII, 1,43 2; XVII, 1,11 Persépolis XV, 3, 1; 3,3; 3,6 Ponto Euxino XVI, 1,2; 3, 2 Pérsico, golfo XV, 1, 25; 2, 8; 2, Poro XV, 1,3; 1,4; 1, 17; 1, 19; 11; 2, 12; 2, 14; 3,6; XVI, 1, 1,29; 1,30; 1,43; 1,45; 1,73 8; 3, 1; 3, 2; 3, 5; 3, 7; XVII Porticano XV, 1, 33 P o s e id e io n de Alejandría XVII, 1, 1 Pérside XV, 1,64; 2, 1; 2, 14; 3, 1,9 1; 3, 2; 3, 3; 3,4; 3, 5; 3, 6; 3, Posidio XVI, 2, 8; 2, 12; 4, 18 Posidonio XVI, 1, 15; 2, 4; 2, 10; 9; 3, 10; 3, 12 2,17; 2,24; 2,43; XVII, 1, 5; Persis XVI, 1, 1; 1,5; 1,17; 1, 18 1,21; 3,4; 3, 10 Petra XVI, 4,2; 4,21; 4,23; 4,24 Pozo de los cinocéfalos XVI, 4, petreos XVI, 4, 21 Petronio XVII, 1, 3; I, 53; 1, 54 14 Pramnas XV, 1,70; 1,71 Peucolaitis XV, 1, 27 prasios XV, 1,36; 1,37 Pieria XVI, 2, 8 Premnis (Qasr Ibrim) XVII, 1,54 Pínaca XVI, 1, 24 Proftasia XV, 2, 8 Pindaro XV, 1,57; XVII, I, 19 Prometeo XV, 1,8 Pisandro XV, 1,9 Promontorio de Notuceras XVI, Pitángelo XVI, 4, 14; 4, 15 4, 14 Pitolao XVI, 4, 15
564
GEOGRAFÍA
Promontorio de Pitolao XVI, 4, 14 Puerto de Eumenes XVI, 4, 13 Puerto de PsigmoXVI,4, 14 Propontide XVII, 3, 25 Psamético XVI, 4, 8; XVII, 1, 2; puerto llamado bosque de los cólobos XVI, 4, 10 I, 18; 1,25 Psebo, lago XVII, 2, 3 puesto de vigilancia de León X V I,4, 14 Pselquis (l)akka) XVII, 1,54 Quelonatas XVII, 3, 20 Pscudopenias, cabo XVII, 3, 20 Ptolemaide XVI, 2, 25; 2, 26; 4, quelonófagos XVI, 4, 14 Queremón XVII, 1,29 4; 4, 7; 4, 8 Ptolemais (El Manshah) XVII, Querquesuris XVII 1,30 Querroneso (Cirenaica) XVII, 1, 1,42 Ptolomeo(s) XVII, 1,5; 1,8; 1, 14; 3, 22 45; 3, 20; Ptolomeo 1 hijo de Quersoneso (Apamea) XVI, 2, 10 Lago XV, 2,7; Ptolomeo hijo Racotis XVII, 1,6 de Meneo XVI, 2, 10; XVII, Rafia XVI, 2, 31 1,8; 1, 11 ; 1, 18; Ptolomeo 11 Ramanites XVI, 4, 24 Filadelfo XVI, 4, 5; XVII, 1, rambeos XVI, 2, 10 5; Ptolomeo IV XVI, 2, 31; Reno, río XVII, 3, 24 Ptolomeo Auletes XVII, 1, Rinocolura XVI, 1, 12; 2, 31; 4, 11; 1, 13; Ptolomeo Coques o 24 Pareisacto Ptolomeo X XVII, rizófagos XVI, 4, 9 1,8; Ptolomeo Evergetes Fis- Rodaspes XVI, 1, 28 cón XVII, I, 11; 1, 12; Pto Ródopis XVII, 1,33 lomeo Filométor XVI, 2, 8; Roma XVI, 2, 23; 2, 25; 4, 24; XV II, 1, 11; 1, 27; 1, 44; 3, Ptolomeo hijo de Juba XVII, 3, 7; 3, 12; 3, 25; Ptolomeo 15; 3, 24; 3,25 Laturo 1,11 romanos XVI, 1, 24; 1, 28; 2, 10; 2, 14; 2, 19; 2, 20; 2, 23; 2, Puente XVI, I, 23 39; 2, 46; 4, 21; 4, 22; 4, 24; Puertas Amánidas XVI, 2, 8 XVII, 1,5; 1, 13; 1,43; 1,53; Puertas Caspias XV, 3, I; XVI, 1,17 3,2; 3,24 Puertas Persas XV, 1,6 Roso XVI, 2, 8 Puerto de Antifilo XVI, 4,9; 4, 10 Roxana XVII, 1, 8 Puerto de Arsinoe X V1,4, 14 Ruspino XVII, 3, 12 Puerto de Carmotas XVI, 4, 18 Saba XVI. 8, 10 Puerto de Daine XVI, 4, 14 Sabaítica XVI, 4, 8
ÍN D IC E
DE
T O PÓ N IM O S Y É T N IC O S
Sábata XVI, 4,2 sabeos XVI, 4, 2; 4, 19; 4, 21 SaboXV, 1,33; XVI, 4, 24 Saccopodes XVI, 1, 19 Sadraces XVI, 1, 4 Safo XVII, 1,33 sagapenos XVI, 1, 18 Sais XVII, 1,23; metrópolis de la tierra baja (Sa-I-Hagar) XVII, 1, 18 saitas XVII, 1,40 Salda, puerto XVII, 3, 12 Salomé XVI, 2,46 Samaria XVI, 2,34 Samos XVII, 1,54 Samósata XVI, 2, 3 Sampsicéramo XVI, 2, 11 Sandrocoto XV, 1, 36; 1, 53; 1, 57; 2,9 Sardanapalo XVI, 1, 2 Sardo XVII, 3, 25 Sáreisa XVI, 1,24 sarisas XVII, 1, 8 Sarpedón XVI, 2, 26 Sátalca XVI, 1,24 Sátiro XVI, 4, 5 Scenae XVI, 1,27 Sebenítica, boca XVII, 1, 18; 1, 19 Sebenítico, nomo XVII, 1, 19 Sebenito, ciudad (Samanoud) XVII, 1, 18 Selene XVII, 1,31 Seleucia del Hedifonte XVI, 1, 18; Seleucia del Tigris XVI, 1,4; I,
565
5; 1, 6; 1, 9; 1, 16; 1, 17; 1, 21; 1,27; 2,5 Seleucia la de Pieria XVI, 2,4; 2, 5· ? 7· 7 8 Seléucida de Siria XVI, 2, 2; 2,4; 2, 12; 2, 21
seleucios XVI, 2, 8 Seleuco (de Seleucia) XVI, 1,6 Seleuco Calínico XVI, 2, 4; 2, 14 Seleuco Nicátor XV, 1, 3; 2,4; 2, 9; XVI, 1,5; 2,4; 2, 10 Selinunte, ciudad XVII, 3, 16 Selinunte, río XVII, 3, 16 Sema XVII, 1,8 Sembritas XVI, 4, 8 Semiramis XV, 1, 5; 1, 6; 2, 5; XVI, 2, 1 Senado XVII, 1,11 Serapeo XVII, 1, 10; 1, 32 Serapis XVII, 1, 17; 1,23; templo de S. XVII, 1, 17 Seraspadanes XVI, 1, 28 Sertorio XVII, 3,8 Sesostris el egipcio XV, 1,6; XVI 4, 4; 4, 7; XVII, 1,5; 1,25 Sibas XV, 1,8; 1,33 Sibila Eritrea XVII, 1,43 Sicaminópolis XVI, 2, 27 Sicilia XVII, 3, 16; 3,25 Sidón XVI, 2, 13; 2, 15; 2, 16; 2, 18; 2, 22; 2, 24; 2, 25 sidonios XVI, 2, 24; 2, 25; 4, 27 sidraces XV, 1,8 SieneXV, 1, 19; XVII 1,2; 1,3; 1,4; 1,5; I, 12; 1,23; 1,24;
566
G E O G R A F ÍA
1, 41; I, 48; I, 50; I, 52; I, 53; 1,54 Siga XVil, 3,9 Sila XVII, I, II Sila, río XV, I, 38 silacenos XVI, 1,18 SileoXVI,4,23;4,24; XVII, 1,53 Símira XVI, 2, 12 Simonides XV, 1, 57; 3, 2 Sindomana XV, I, 33 Sínnaca XVI, 1, 23 Sirbonítico, lago XVII, 1, 35 Sirbonis, lago XVI, 2, 32; 2, 34; 2,42 Siria XVI, 1, 13; I, 18; 1,25; 1, 27; 1,28; 2, I; 2, 2; 2,3; 2, 5; 2, 8; 2, 20; 2, 33; 2, 37; 4, 19; 4,21; 4, 27; XVII, 1,8; 1, II; 1,54 Siria Inferior XV, 1,18 sirios XVI, 1, 1; 1, 2; 2, 2; 2, 10; 2, 11; 2, 14; 4, 2; 4,21 sirios blancos XVI, 1, 2 Sirtis XVII, 3, 17; 3, 20; 3, 23; Sirtes XVII, 3, 1; 3,9; 3, 13 Sitacene XV, 3, 12; XVI, 1,5; 1, 17 Sodoma XVI, 2,44 Sofax, palacio XVII, 3,9 Soloce XVI, 1,18 Soma XVII, 1,8 Sopites XV, 1,30; 1,31 Sóstrato de Cnido XVII, 1, 6 Soteira XVI, 4, 7 Suco XVII, 1,38 Sudines XVI, 1,6
Surena XVI, 1, 23 Susa XV, 3, I ; 3, 2; 3, 3; 3, 4; 3, 5; 3, 6; 3, 9; 3, 21; XVI, 1,5; 1, 17; 3, 2 Susiana XV 3, 2; 3, 3; 3, 4; 3, 5; 3, 10; 3, 11; 3, 12; XVI, 1, 1 Suside XV, I, 18 susios XV, 3, 2; 3, 4; 3, 12; XVI, 1,8; 1, 18 Susis XVI, 1,15; 1, 17; I, 18 Tafitis, cabo XVII, 3, 16 Tala XVII, 3, 12 Tamiras XVI, 2, 22 Tamna XVI, 4, 2 Tanais, río XVII, 3, 24 Tanis (Tuna el Gebel) XVII, I, 41; Tanis, ciudad (San el Hagar) XVII, 1,20 Tanítica, boca XV II, 1,18 Taoce XV, 3, 3 Taposiris XVII, 1, 14 Taprobane XV, 1, 14; 1, 15 Tápsaco XVI, 1, 11; 1, 13; 1,21; 1,22; 1,23; 3,3 Tapso XVII, 3, 12; 3, 16 Tariqueas XVI, 2,45 Tariqueas, islas XVII, 3, 16 Tarso XVI, 2, 5 Tauqueira, también Arsinoe XVII, 3,20; 3,21 Tauro XV, 1, 1; 1, 11; 2 ,1; XVI, 1,2; 2, 1; 2,40 Tauro, río XVII, 3,25 Tauropolo XVI, 3, 2 Tauros (dos montañas) XVI, 4, 7
IN D IC E
DE T O P Ó N IM O S Y É T N IC O S
Taxila XV, I, 17; 1,28; 1,61; 1, 62 Taxiles XV, 1,28; 1,29; 1,65 Tearcón el etíope XV, 1, 6 Tebaida XVI, 4, 24; XVII, 1, 5, 1,24; 1,42; 1,51; 1,53; 1,54 tebanos XVII, 1, 40 Tebas XV, 1, 19; 3,23; XVII, 1, 3; 1,27; 1,41; 1,42; 1,46 Tena XVII, 3, 12; 3, 16 Ténaro en Laconia, XVII, 3, 20 Tenesis XVI, 4, 8 Téntira XVII, 1,44 tentiritas XVII, 1,44 Teo Limen XVII, 3,9 Teodectes XV, 1, 24 Teodoro XVI, 2, 29 Tera (Santorini) XVII, 3, 21 Teredón XVI, 3, 2; 3,4 Tesalia XVII, 3, 25 Tetrapirgia XVII, 3,22 Tetrápolis XVI, 2,4 Teuprosoponte XVI, 2, 15; 2, 16; 2, 17 TheriakáXV 11,2,4 Tiberio XVII, 1,54 Tibrón XVII, 3, 21 Tierra baja XVII, 1,4 Tierra intermedia XVII, 1,3 Tierras de Nilo XVI, 4, 14 Tierras fluviales de Isis XVI, 4, 14 Tifón XVI, 2, 5; XVII, 1,23 Tifonia XVII, 1,44 Tigranes XVI, I, 19; 1, 24; 2, 3;
2,8
567
Tigranocerta XVI, 1, 23 Tigris XV, 3, 4; 3, 5; XVI, 1, 5; 1,9; 1, 13; I, 16; 1,21; 1,24; 1,27; 2,5 Timágenes XV, 1,57 Timón XVII, 1,9 Timonio, palacio real Alejandría XVII, 1,9 Timóstenes XVII, 3,6 Tindareo XVII, 1, 14 Tinis XVII, 3, 16 Tinx (Tánger) XVII, 3, 2; XVII, 3,6 Tiresias XVI, 2,39 Tirio XVI, 2, 23 tirios XVI, 4,27; XVII, 3,3 Tiro XVI, 2,5; 2, 15; 2,22; 2, 23; 2, 24; 2, 25; 2,26; 3,4; XVII, 3, 15 tirrenos XVI, 2, 39; XVII, 1,28 Tisieo XVII, 3, 12 Titio XVI. 1,28 Titono XV, 3, 2 Tonis XVII, 1, 16 Tono XVII, 1, 16 Topitis XVI, 1,21 Tone de Estratón XVI, 2, 27 Torre de Eufrantas XVII, 3, 20 Torre de Perseo XVII, 1,18 Tosuces XVI, 4, 8 Tracia XV, 1,6 Tracones XVI, 2, 16; 2, 20 Trapezonte XVI, 2, 8 Trasialco de Tasos XVII, 1, 5 Tretón XVII, 3, 12; 3, l3; Tretón, cabo XVII, 3,9
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G E O G R A F ÍA
Trcx XVI, 2,40 tribus etíopes XVII, 2, I Tritón (el llamado Diódoto) XVI, 2, 10; 2, 19 Tripolis XVI, 2, 15; 2, 16 Triptolemo XVI, I, 25; 2, 5 Tritonias, lago XVII, 3, 20 Trofonio XVI, 2,39 trogloditas XV, 1, 25; XVI, 4, 4; 4, 17; 4, 18; 4, 22; 4, 27; XVII, 1, I; 1,2; 1, 53; 3, 7 Troglodítica XVI, 4, 5 Troico, monte XVII, 1, 34 Troya XV, 1,9; XVI, 2,24; XVII, 1,25; río de XVII, 1,34 UxiaXVI, 1, 17 uxios XV, 3,4; 3, 6; 3, 12 Uzito XVII, 3, 12 Vaga XVII, 3, 12 Ventidio XVI, 2,8 Xois, isla y ciudad (Tell Sakha) XVII, 1, 19 Yaco XV, 1,7 Yamnia XVI, 2, 28; 2,29
Yopc XVI, 2, 27; 2, 28; 2, 34 Yugurta XVII, 3, 12 Zama XVII, 3, 9; 3, 12 Zamolxis XVI, 2, 39 Zaquinto XVII, 3, 20 Zarmanocegas XV, 1, 73 Zefirio XVII, 3, 22 Zela XVII, 3, 12 Zelis (Arcila) XVII, 3, 6 Zenodoro ZV1, 2, 20 Zenón XVI, 2, 24; 4, 27 Zeugma de Comagene XVI, 1, 22
Zeugma del Eufrates XVI, 2, 3 Zeugma XVI, 1, 1; 1, 22; 2, 3 Zeus XV, 1, 20; 1, 64; 1, 68; I, 69; 3, 13; XVI, 1, 11;2,33;3, 38; XV II, 1, 18; 1, 19; 1,43; 1,46; 1,47 Zeus Casio XVI, 2,33 Zigia XVII, 3, 24 Zinca XV II, 3, 12 Zuquis, ciudad X V II, 3, 18 Zuquis, lago XVII, 3, 18
IN D IC E G E N E R A L
I n tr o d u c c ió n ..................................................................... B i b l i o g r a f í a ...................................................................... L ib r o L ib r o L ib r o
X V ............................................................................ 101 X V I ......................................................................245 X V I I ......................................................................403
M a p a s...................................................................................537 Indice de topónimos y é t n i c o s ......................................545
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