Ensayo sobre la relación entre la sociología y la antropología, haciendo énfasis en el tema de la otredad. La antropología social es una disciplina que se terminó de formar en gran parte por la influencia que tuvieron los sociólogos de finales del S.XlX, principalmente Durkheim tuvo una amplia repercusión en lo que ahora se conoce como antropología social. Para Durkehim, era importante establecer establecer a la sociología como una disciplina científica, se enfocó en hechos sociales “concretos y observables”, lo cual sería fundamental para explicar la compleja relación entre el individuo y su grupo social. Este enfoque teórico-metodológico sería de gran repercusión para la sociología y la antropología social ya que dan cuenta de la naturaleza social del ser humano, la idea de que el hombre es un ser social sigue siendo uno de los postulados más elementales de las dos disciplinas. Hacia finales del S. XIX, los antropólogos estaban enfocados a estudiar las sociedades “primitivas” sobre todo como formas atrasadas de la ev olución de las sociedades humanas, para esa antropología, el parámetro de la sociedad moderna europea era la cúspide de la evolución cultural, mientras que los primitivos, representaban estadios anteriores de esa evolución. El “primitivismo” estudiado por los antropólogos no era de principal interés para los sociólogos, sin embargo, para D urkheim era necesario para explicar y desarrollar su método. Para Durkheim, las sociedades “primitivas” diferían en su organización y forma social de las sociedades modernas al ser entidades
homogéneas, en donde los individuos no se diferenciaban en tareas y obligaciones de los demás, y la división del trabajo era muy elemental, a este tipo de sociedades Durkheim las llamó de “solidaridad mecánica”, la idea de la naturaleza social del ser humano se expresaba de forma mucho más cruda en estas sociedades, ya que el individualismo no era posible debido a la cohesión y a la coerción normativa. A diferencia de las sociedades primitivas, las sociedades modernas tenían una mayor división del trabajo, y había una mayor manifestación del individualismo debido al surgimiento de líderes políticos, estas sociedades las llamó de “solidaridad orgánica”, haciendo alusión a los organismos biológicos en donde cada una de las partes tiene un función específica y dependen de las demás para el funcionamiento total del sistema. Al igual que Durkheim, el antropólogo Radcliffe-Brown encontró en los modelos de la biología los criterios necesarios para establecer la antropología como una disciplina científica, principalmente preocupado por el establecimiento de leyes universales, esto quería decir que en sociedades similares, las instituciones, creencias, hábitos y costumbres
debían tener formas y funciones similares, para Radcliffe-Brown, la antropología social debía ser la “sociología de los pueblos primitivos”. Radcliffe-Brown incorporó como parte de su método el estudio de la estructura social, la cual era una “realidad concreta”, al igual que Durkheim, Radcliffe-Brown estaba interesado en demostrar y estudiar los hechos sociales como “concretos y observables” para darle validez científica a la antropología social, por lo tanto, la estructura era la manifestación o forma del conjunto de las relaciones sociales, dentro de la estructura social se encontraban las instituciones sociales, que serían como la “maquinaria de la estructura”, de las institución dependían la moral, el derecho, la religión y el gobierno, etc… En el esquema de Radcliffe-Brown, el individuo, como ser social se conforma como “persona”, a diferencia del individuo, como aquel ser biológico e individual, la persona es aquella que tiene valores sociales e intereses comunes con las demás personas, es decir, las personas tienen vida social. La sociología y la antropología funcionalista como generalmente se clasifica a Durkheim y a Radcliffe-Brown, establecieron métodos de investigación basados en la observación y la comparación de datos, y de instituciones sociales que llevaron al establecimiento de generalizaciones, pero también desarrollaron una de las preocupaciones y motivos fundamentales de las dos disciplinas, a saber, la relación que existe entre sociedad e individuo, de la cual dependen las bases morales y normativas de cualquier sociedad, así como su funcionamiento, mantenimiento y desarrollo. El primitivismo abordado por Durkheim implicaba una v isión sobre la otredad que difería de aquella propuesta por los evolucionistas del S. XIX, para esto últimos las sociedades primitivas era resquicios vivientes hacia el pasado de la humanidad, en la mentalidad evolucionista, la sociedad occidental estaba en una etapa de desarrollo hacia la cual las demás sociedades tenían que llegar, los principales criterios para este supuesto se basaban en la tecnología desarrollada por los europeos, los criterios sobre los cuales se fundaron las clasificaciones de –atrasados- o –desarrollados- sólo consideraba uno de los aspectos inherentes a todas las sociedades y esta era la cultura material. Para los evolucionistas, la otredad se construyó sobre un sentido de etnocentrismo, que se podría esquematizar de la siguiente forma nosotros-desarrollo/ellos-atraso, si bien personajes como E. Tylor y Morgan fueron de alguna forma un paso importante para el futuro establecimiento de la antropología como ciencia social, no fueron ajenos a un
problema que se encontraba inserto en una lógica espacio/temporal y en un contexto determinado, la fe en el desarrollo tecnológico y en la razón fueron algunos de los motivos por los cuales el etnocentrismo evolucionista no podía escapar a la su propia visión de la otredad. Durkheim tenía una visión sobre las sociedades humanas basada en la solidaridad social, y no en criterios de desarrollo tecnológico, lo cual hizo de su sociología una visión de la otredad que se hacía presente y le daba un sentido de vigencia, a diferencia de los criterios evolucionistas que hacían de las sociedades primitivas reliquias del pasado. Hacia finales del S. XIX, los ideales de la ilustración iban quedando eventualmente atrás y las ciencias sociales se enfocaron en la realidad concreta y en el estudio de las sociedades y culturas en el momento de su actualidad, como consecuencia, la antropología de corte funcionalista hizo hincapié en la observación directa y en el trabajo de campo, cabe señalar, que en términos de recopilación de datos la época funcionalista fue una de las más fructíferas. Al hacer énfasis en aspectos funcionales y estructurales de las sociedades humanas, el funcionalismo se enfocó en el estudio del mantenimiento del orden, el equilibrio y la estabilidad social, es decir en el estudio sincrónico de la sociedad, el aura de exotismo que había permeado la imagen sobre “el otro” desapareció y en cambio apareció una imagen de sociedades actuales susceptibles de ser incorporadas a un esquema de trabajo y explotación. Aunque el esquema funcionalista se sacudió el etnocentrismo evolucionista no fue menos violento en su repercusión práctica y política sobre las sociedades no occidentales, ya que es un momento de explotación y de colonización, sobre todo por parte de Inglaterra hacia el continente africano, sin embargo es el contexto en el cual se funda la antropología social como la conocemos actualmente, que como dijo Radcliffe-Brown tenía que ser la “sociología de las sociedades ágrafas”. Como bien ha dicho J. Friedman, la antropología deriva de una categoría que existe en todas las sociedades y es inherente en la construcción de las identidades sociales, “el otro” como ámbito externo que definen en gran medida la existencia del yo individual y social, en la construcción del otro, el mundo occidental creó su propia identidad, a saber, el de civilización versus lo primitivo, sin embargo, la antropología implica también una fenomenología de la otredad, de tal forma que todas las culturas y sociedades tienen definiciones sobre lo que son y sobre lo que no son, así como parámetros para establecer límites culturales y prácticas sociales, que los definen como grupos y que frente a esta definición existe un mundo externo con el cual interactúan y se enfrentan, los rituales de iniciación, ampliamente documentados por los antropólogos, son rituales en torno
a la construcción de una identidad en donde el individuo que da “amarrado” a su sociedad, los rituales, si pensamos en Durkheim y en Radcliffe-Brown son una forma de reafirmar el papel de los individuos dentro del sistema social al convertir al individuo en una persona con vida social y obligaciones morales y contractuales hacia su grupo social. El mundo del orden, el equilibrio y la estabilidad de la primera parte del S.XX no tardaría en cambiar y con él las ciencias sociales, después de la segunda guerra mundial era evidente que el conflicto, el cambio y la inestabilidad eran características propias de las sociedades pero también de las personas y sus roles dentro de la sociedad, a la luz de este nuevo contexto, teorías como el marxismo y el psicoanálisis que tomaban en cuenta el conflicto ganaron terreno, el primero se basaba en el conflicto entre las clases sociales como la fuerza que tenía que impulsar el cambio social, mientras el segundo buscaba el conflicto que existía entre individuo y grupo social. Después de la segunda guerra mundial, los sistemas sociales descritos por los funcionalistas entrarían en una nueva etapa del contacto cultural, y quedaría evidenciado el modelo de los sistemas cerrados, en un mundo en donde la expansión de la sociedad occidental capitalista aceleraba el contacto entre las diferentes sociedades existentes, era evidente la interrelación e interdependencia de los sistemas culturales, junto con el creciente contacto, la e xpansión mundial del capitalismo y el conflicto como parte de los nuevos retos teóricosmetodológicos de las ciencias sociales, la otredad y el problema de las identidades se presentaba como un nuevo problema al interior de las sociedades occidentales. Si bien la otredad había sido en términos identitarios para occidente una reafirmación de su cultura como un hecho total, es decir la civilización, definida en gran medida por el contacto con sociedades no occidentales, el nuevo orden mundial presentaba retos que involucraban una redefinición y una eventual crisis al interior de la antropología, el cambio y la aculturación a nivel mundial se había acelerado y las sociedades primitivas estaban en un doble proceso, por un lado dejaban de existir como sociedades exóticas alejadas en tiempo y en el espacio y por otro lado, se insertaban en un orden regido por la acumulación del capital como su principal interés, dentro del cual eran susceptibles de integrarse como mano de obra barata, la integración de las diferentes culturas y sociedades implicaba, en este sentido, si lo ponemos en términos de aculturación, la des- estructuración y re-estructuración del sistema cultural de unos y la capacidad de integrar a su sistema nuevos sistemas sociales periféricos, pensando en un centro de poder político y económico