UNIVERSIDAD CENTRAL DE VENEZUELA. FACULTAD DE HUMANIDADES Y EDUCACIÓN. ESCUELA DE PSICOLOGÍA. CÁTEDRA DE PERSONALIDAD Margiee M. Morales C.I.: V-11.061.666 Ciudad Universitaria, Abril 2011 Asignación # 2-1
APARATO PSÍQUICO - ESTRUCTURA DE LA PERSONALIDAD Sigmund Freud (1923, c.p. Freud, 1968) esgrime que la diferenciación de lo psíquico en consciente e inconsciente es la premisa fundamental del psicoanálisis, afirmando que la conciencia es una cualidad de lo psíquico que bien puede sumarse a las otras cualidades o simplemente estar en lo absoluto ausente. En el desarrollo de su teoría Freud arguye la participación de tres sistemas o estructuras distintas, cuyo funcionamiento es dinámico y bien complejo, en ese sentido tal cómo lo afirma (Pervin, 1986) Freud inicialmente describió el funcionamiento dinámico del aparato psíquico en lo que llamamos la Primera Tópica, que se corresponde a las cualidades descriptivas de la vida mental y que tiene que ver con el grado de concientización de los fenómenos: Conciente, Preconsciente e Inconsciente. El consciente: este término es puramente descriptivo y se basa en la percepción más inmediata y segura (Freud, 1923; c.p. Freud 1968). De acuerdo a Freud la conciencia es un estado transitorio. Este elemento en el sentido de su función y organización anatómica, es la superficie del aparato psíquico, es decir, el más próxima al mundo exterior. En consecuencia la función principal del consciente es perceptiva, esto es, todas las percepciones sensoriales (que proceden del exterior), las sensaciones y sentimientos (proceden de nuestro interior), tienen lugar en el consciente (Freud, 1968). También se le atribuyen a “el consciente” las funciones de razonamiento y el pensamiento (mostrado mediante representaciones verbales), además en el consciente se controla la motilidad del individuo. Cabe destacar que, a pesar de que algunos autores consideran la memoria como otra función del Consciente, en esta estructura de la psique no ocurre la memorización, sino el rescate o rememoración de restos nnémicos que alguna vez fueron percepciones. (Freud, 1968). El Pre-consciente: Se trata del elemento del aparato psíquico que media entre el consciente y el inconsciente, sin embargo está más cercano al inconsciente y Freud (1968) lo calificó de psíquico, y explica que el Preconsciente es lo inconsciente latente, es decir, que sólo es inconsciente en sentido meramente descriptivo y no dinámico, se manifiesta en lo que no es reprimido, que es capaz de conciencia. Éste encierra a todos aquellos pensamientos y experiencias que eventualmente no son conscientes, pero que pueden evocarse con un mínimo de esfuerzo. A pesar de encontrarse más cercano al inconsciente, el contenido del preconsciente está accesible al consciente, no está sujeto a ninguna fuerza psíquica que lo reprima o restrinja, sino más bien, es seleccionado a conciencia lo que se desea recuperar. Es en esta estructura donde se almacena todo el contenido de nuestras percepciones, sensaciones y sentimientos que ocurren el consciente. El inconsciente: Se encuentra en lo más profundo del aparato psíquico en conexión con las pulsiones, los impulsos. No conoce ni reconoce temporalidad, ni espacio, su contenido simplemente permanece allí en nuestro presente, que sin hacerse manifiesto conscientemente, tiene la capacidad de afectar nuestra vida, esto se debe, aludiendo a las afirmaciones de Freud, a que en éste se concentran nuestra energía psíquica y todo lo innato e instintivo, factores que determinan la forma en que nos comportamos y cómo nos enfrentamos a nuestra existencia (Freud, 1923; c.p. Freud 1968). El inconsciente como uno de los múltiples caracteres de lo psíquico, puede dividirse en los que son temporalmente inconscientes, latente. Por otro lado, se encuentran todos los procesos psíquicos inconscientes que son reprimidos; impulsos,
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sentimientos, deseos, recuerdos, etc., y que están contenidos debido a las fuerzas que Freud (s/a) denominó resistencia y represión. Se originan especialmente en la infancia de cada individuo, suponen episodios dolorosos o bien restringidos y además obedecen al principio del placer. De acuerdo a lo planteado por Freud y el psicoanálisis, un acto psíquico pasa por dos fases, entre éstas está intercalado un filtro o censura, esta primera fase es la llamada inconsciente y por ende pertenece a este sistema. Cuando este acto es censurado y rechazado, el paso a la segunda fase le es negado, en consecuencia se califica de “reprimido” y permanecerá entonces inconsciente (Freud, s/a) A pesar de las explicaciones y la funcionalidad de este planteamiento teórico, Freud concluyó que ésta tópica en lugar de ser totalmente explícita, propició la emergencia de algunas dudas. Por ello, es que Freud desarrollará la Segunda Tópica, planteando un modelo estructural de la personalidad más dinámico, en el que arguye tres conceptos que llamó instancias psíquicas de la personalidad, a saber: el Ello, el Super Yo y el Yo. Ello: Representa el substrato biológico del individuo, lo instintivo (vida, muerte, sexo, agresividad). Es decir, en el ello hayamos la energía psíquica libidinosa el eros, así como encontramos también la pulsión de muerte (tanatos). Operar estrictamente por el principio del placer, no conoce restricciones ni inhibiciones. No distingue la realidad, por lo tanto haya gratificación mediante la acción (real) o a través de la fantasía. El Ello se caracteriza por ser impulsivo, irracional, amoral, egoísta, ilógico, carece de valores éticos y morales. Obedece estrictamente a sus deseos de obtener placer. (Pervin, 1986). Super Yo: De acuerdo a Freud (1923), en la fase sexual dominada por el complejo de Edipo, en la que se produce una identificación tanto con la madre como con el padre, emerge la presencia en el yo de un residuo que consiste en el establecimiento de estas dos identificaciones entrelazadas. Tal modificación conserva una significación especial y se opone al contenido restante del yo. En otras palabras, el Super Yo además de representar un residuo de las elecciones de objeto del ello, se constituye en una energía opositora en contra de las mismas. Es decir, el Super Yo, representa el aspecto moral y ético de nuestro funcionamiento, es el que controla las normas sociales que rigen nuestra conducta, proporcionando recompensas o castigos según sea lo establecido por la norma. Esta instancia puede funcionar a un nivel muy primitivo, por lo que puede ser incapaz de discernir la realidad, pensamiento y acción. Rige cómo el juez del Yo, en consecuencia es el que censura y reprime. (Pervin, 1986) Yo: Según lo planteado por Pervin (1986), El Yo es la estructura que busca el equilibrio entre el Ello (Placer) y el Super Yo (La perfección), es decir, es la parte consciente del individuo que se encarga de hallar la realidad y diferenciar lo objetivo de lo subjetivo, es responsable de conservar ese equilibrio del individuo con el exterior. Está compuesto de elementos conscientes y preconscientes, tales como recuerdos y experiencias que a pesar de no estar en el consciente, pueden recuperarse fácilmente, y de elementos inconscientes tales como angustia o ansiedad que son generadas en virtud de la represión provocada por el Super Yo, o bien por las demandas de placer del Ello. Según lo expuesto por Freud (1923) se podría suponer que, el Yo emerge como producto de la diferenciación originada en el Ello, obligado por la presión que las fuerzas
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exteriores ejercen sobre éste, conformándose como la estructura opuesta al Ello. Sólo de esta forma podría cumplir con la función de mantener el equilibrio en relación a lo exterior. Cabe destacar lo señalado por Pervin (1986), en cuanto a que Freud no trató en profundidad el funcionamiento del Yo, describiéndolo como una pobre criatura al servicio de tres señores: El Ello, La Realidad y el Super Yo, y que en consecuencia de la rigurosidad de las exigencias de sus amos El “pobre” Yo, lo pasa muy mal.
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Referencias Freud, S. (1968), El yo y el ello. Obras completas, Vol. II. Madrid: Biblioteca Nueva Freud, S. (s/a), Lo Inconsciente, LibrosenRed, 2005. Recuperado el 2 de mayo de 2011 del sitio http://d3ds4oy7g1wrqq.cloudfront.net/magaterrenal/myfiles/2998-Loinconsc757093.pdf Pervin, L. (1986), Teoría, Diagnóstico e Investigación: “Una Teoría Psicodinámica: La Teoría psicoanalítica de Freud” (Material fotocopiado de la biblioteca Belarmino Lares)