El sueño del forastero. Un libro del escritor Fernando Aparicio originario de pto. Cortes, promotor social graduado en el Instituto Primero de Mayo, Administrador de empresa, en su libro nos saca de la ignorancia de la que se vive respecto al sueño americano ya que son miles de hondureños que lastimosamente toman este viaje desconocido por la mayoría que se arriesga a correrlo, incluso sabiendo los riesgo que esto implica pero se ven en la necesidad debido a la falta de empleo, de oportunidades, por la crisis económica del país, teniendo uno de los más grandes riesgos se lanzan al viaje quizá siendo conscientes conscientes que muchos no volverán volverán con vida a su tierra que los vio nacer.
Relata el viaje de un emigrante llamado Ángel, El cual tuvo que tomar la decisión de irse ilegal esto por haber perdido su empleo, su casa y todo lo que poseía y Ángel al verse atrapado en la situación y con su familia prácticamente en la calle, Fue en una montaña fría en donde Ángel despierta con la decisión de tomar camino a su aventura, junto a miles de indocumentados esperan subirse al tren de carga el cual le llaman la bestia en donde muchos no logran ni subirse, y si lo logran a veces son arrojados al vacío por no poder pagar una cuota que los llamados coyotes cobran, otros son intimidados y usados como mulas para poder pasar drogas de México ha Estado Unidos o incluso información como le sucedió al personaje del libro.
En la frontera sufren un sinnúmero de situaciones caminando muchos kilómetros, donde muchos no resisten, igual que en el desierto se mueren de sed o de mucho de frío al cruzar los ríos a veces indocumentados indocumentados llevan niños y se ahogan y les toca sumirse en el dolor y los tiene que dejar sin ni siquiera poder enterrarlos,
Lo que les da fuerza es pensar en sus seres queridos que dejaron atrás y pensar en sus recuerdos compartidos en familia y con la esperanza de poder mandar remesas para ayudar a su sustento. En su travesía se encuentran con personas buenas que le brindan su mano en el caso Ángel, Cristina le ayuda mucho al igual que su ex alumno lo ayuda cuando Ángel llega a Miami, lo emplea en el trabajo a domicilio de reparar computadoras, Y también como hay malas personas, los abogados que se aprovechan engañándolos para que aflojen sus dolaritos con la esperanza o mejor decir la mentira de arreglarles papeles y dejar de ser ilegales de lo cual solo quedan como el principio o peor aún ilegales y también estafados.
Este libro como el escritor lo dice es un atributo a cada hombre y mujer que con su trabajo honrado llegan a cumplir su sueño apreciado “El sueño americano” y se establecen en Estados Unidos y luchan cada día dando lo mejor en su trabajo y así poder mantener a sus familias que dejaron en su país, ayudándo a progresar, a sus hijos en sus estudios. Aunque ellos día con día tengan que sufrir el sol, el frio, el desprecio y la persecución que enfrentan por ser ilegales y en lo personal doy atributo aquellas personas que lucharon y en el camino hacia la aventura del sueño americano fueron truncado todo sueño donde perdieron su vida y algunos hasta la de sus hijos todo por lograr una vida mejor, en el país de las oportunidades. En Ángel si fue cumplido
A pesar que la migración se ha convertido en un eslabón sustancial en la vida nacional, hay sectores que se han visto beneficiados, que no tienen nada que ver con el desarrollo abarcativo y a largo plazo que es el que el pais necesita en verdad. Entre estos se encuentran las casas de remesas, las cooperativas, los cambistas, los especuladores de divisas, las casas de cambio y empeño, empresas de importacion de electrodomesticos, Banco Central de Honduras.
En una época normal, la corriente migratoria hondureña hacia EE.UU atrae un promedio de 25 personas por hora, sumando entre 80 mil a 100 mil hondureños por año. Los que se van, en su gran mayoría, son jóvenes; más hombres que mujeres, pero no por mucha diferencia. Ambos con menos de 30 años de edad. Se van más casados o en unión libre que solteros, aumentando con ello la feminización de los hogares hondureños. Se van los que tienen una mayor escolaridad, sin sobrepasar el nivel primario de educación. La mano de obra que sale al exterior posee baja calificación. No tiene los conocimientos y destrezas propias de estos tiempos, y mucho menos los que competiría ventajosamente en Estados Unidos para lograr un empleo de buena paga y estima social
SONIA CARBAJAL JULIO LOPEZ