EL LÁPIZ Raymond Chandler
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Era un hombre algo rechoncho, con una sonrisa deshonesta, las comisuras que sobresalían de sus gruesos labios le cerraban mucho la boca y conferían a sus ojos una expresión triste. Para un hombre tirando a grueso, tenía un andar cansino. La mayoría de los hombres gruesos caminan con rapidez y ligereza. Lleaba un traje gris de ojo de perdiz y una corbata pintada a mano en la que se eía parte de una chica en plena zambullida. La camisa estaba limpia, lo cual me animó, y sus mocasines marrones, tan poco indicados como la corbata para el traje que lucía, estaban reci!n lustrados. Pasó por delante de mí mientras yo mantenía abierta la puerta que separa la sala de espera de mi sala de meditación. "na ez dentro, echó una r#pida mirada a su alrededor. $o habría dicho que era un mafioso de segunda categoría, si alguien me lo hubiera preguntado. Por una ez, no me equioqu!. %i iba armado, debía llear el arma en los pantalones. La chaqueta era demasiado ajustada para ocultar el bulto de una sobaquera. sobaquer a. %e sentó con cuidado, yo tom! asiento frente a !l y los dos nos miramos. %u rostro tenía la sagacidad de un zorro. %udaba ligeramente. La expresión de mi rostro indicaba inter!s, pero no curiosidad. &ogí una pipa y el humidificador de piel donde guardaba mi tabaco Pearce. Le ofrecí cigarrillos. '(o fumo. )enía una oz ronca que me disgustaba igual que su indumentaria o su rostro.
*ientras yo llenaba la pipa, i que se metía la mano en el bolsillo, sacaba un billete, lo miraba y lo dejaba sobre la mesa delante de mí. Era un bonito billete, limpio y nueo. *il dólares. '+a salado alguna ez la ida de alg-n tipo ti po '/uiz# sí, de ez en cuando. '%ale la mía. '+/u! ocurre '*e habían dicho dich o que enseguida enseguida reconocía a sus clientes, *arlo0e. 'Por eso sigo siendo pobre. ')odaía ')odaía me quedan dos amigos. "sted ser# el tercero y dejar# de ser pobre. 1ecibir# cinco de los grandes si me saca de este embrollo. '+2e qu! embrollo 'Est# muy hablador esta ma3ana. +(o adiina qui!n qui !n soy '(o. '+(o ha estado nunca en el este '&laro que sí, pero no me moí en su ambiente. '+$ qu! ambiente cree que es el mío $o ya me estaba cansando. '2eje de ser tan easio o recoja su pasta y desaparezca. desap arezca. '%oy 455y 1osenstein. 2esaparecer!, definitiamente, si usted no encuentra una salida.
pero
6diine lo ocurrido. '$a '$a lo he adiinado. 6hora usted me lo explica, y deprisa. (o tengo todo el día para que me lo aya dando con cuentagotas. 'e desertado del Equipo. 6 los peces gordos no les gusta eso. Para ellos significa que has obtenido información buena para ender, o tienes ideas independientes, o has perdido el coraje. En mi caso, es esto -ltimo. Estaba hasta aquí. '%e tocó la nuez con el índice'. e hecho cosas malas. e intimidado y maltratado a muchos tipos. (unca he matado a nadie, pero eso no importa en el Equipo. *e he separado de ellos, de modo que cogen el l#piz y trazan una línea. *e lo han adertido7 adertido7 los matones est#n en marcha. &ometí un gran error. 4ntent! ocultarme en Las 8egas. Pens! que nunca me encontrarían en su propia guarida, pero fueron m#s listos que yo. &uando tom! el aión de Los 9ngeles, alguien debía de ir en !l. 6hora 6hora est#n informados de dónde io. '&ambie de domicilio. '$a '$a es in-til. *e siguen. $o sabía que tenía razón. '+Por qu! no le han liquidado ya '(o act-an de ese modo. %iempre son especialistas. +(o sabe usted cómo funciona
'*#s o menos. "n tipo con una buena ferretería en :uffalo. "n tipo con una peque3a lechería en otra ciudad. %iempre una buena fachada. Enían sus informes a (uea $or5 o a otro lugar. &uando suben al aión que les llea al oeste o adonde quiera que ayan, siempre an con un arma en el maletín. %on silenciosos, silenciosos, isten bien y no se sientan juntos. juntos. Podrían ser ahogados o recaudadores de impuestos;, cualquier cosa co sa qu quee pa pase se de desa sape perc rcib ibid ida. a. &u &ual alqu quie ierr pe pers rson onaa lle lleaa maletín. 4ncluso las mujeres. '6bsolutamente correcto. $ cuando tomen tierra, los guiar#n hacía mí, pero no desde el aeropuerto. )ienen otros m!todos. %i acudo a los polis, alguien estar# al corriente de mí. /ue yo sepa, podrían tener a un par de chicos de la mafia en el mismo ayuntamiento. $a se ha hecho. Los polis me dar#n einticuatro horas para abandonar abandonar la ciudad. %ería in-til. +*!xico +*!xico Peor que aquí. +&anad# *ejor, pero todaía in-til. )ambi!n allí tienen conexiones. '+$ 6ustralia '(o puedo obtener un pasaporte. e iido aquí einticinco arios; ilegalmente. (o pueden deportarme si no demu emuestran que cometí un crime imen. El Equipo se encargaría de que no pudieran probarlo. %uponga que me meten en chirona. %aldr! por orden judicial a las einticuatro horas. $ mis simp#ticos amigos esperar#n en un coche para llearme a casa; pero no ser# a casa. *i pipa estaba encendida e iba bien. *ir! el billete con el ce3o ce3o frunc runcid ido< o< me iría iría de pe perl rlas as.. *i cu cuen enta ta co corrrien riente te estaba tocando fondo.
'(o perdamos m#s tiempo 'dije'. %upongamos; sólo supongamos que se me ocurriera una salida. +/u! haría usted inmediatamente despu!s '%! de un lugar; si pudiera llegar a !l sin ser perseguido. 2ejaría mi coche aquí y alquilaría uno, que abandonaría en la frontera del estado para comprar otro de segunda mano. 6 medio camino cambiaría !ste por un -ltimo modelo, un resto de serie. 6hora es la mejor !poca del a3o< te hacen descuento y est# a punto de salir un modelo. (o lo haría para ahorrar, sino porque es m#s discreto. El lugar a donde oy es muy espacioso y bastante limpio. '$a 'obser!'. =ichita, tengo entendido. Pero puede haber cambiado. *e miró amenazadoramente. '"se el cerebro, *arlo0e, pero no demasiado. 'Lo usar! todo lo que quiera. (o intente fijarme reglas. %i acepto este trabajo, no habr# ninguna regla. *e embolso estos mil y el resto si todo sale bien. (o me enga3e< yo podría eniar información. %i me liquidan, ponga una rosa roja en mi tumba. (o me gustan las flores cortadas, me gusta erlas crecer. Pero le aceptaría una porque es usted un personaje muy simp#tico. +&u#ndo llega el aión 'oy, no s! a qu! hora. %on nuee horas desde (uea $or5. Probablemente llegar# a eso de las cinco y media. 'Podría enir ía %an 2iego y cambiar de aión o ía %an >rancisco y cambiar de aión. ay muchos uelos desde 2ago y >risco. (ecesito un ayudante. '*aldito sea, *arlo0e;
'Espere. &onozco a una chica. Es hija de un jefe de policía al que mataron por exceso de honradez. (o hablaría ni bajo tortura. '(o tiene usted derecho a arriesgar su ida 'protestó airado 455y. *e qued! tan sorprendido que la mandíbula se me abrió. La cerr! lentamente y tragu! salia. '2ios mío, este hombre tiene corazón. 'Las mujeres no est#n hechas para la iolencia 'objetó a rega3adientes. &ogí el billete de mil dólares y lo guard!. 'Lo siento, no hay recibo. (o puede tener mi nombre en su bolsillo. $ no habr# iolencia, si tengo suerte. *e desprestigiaría. %ólo hay un modo de hacerlo. 6hora deme su dirección y toda la información que tenga, nombres y descripciones de los matones que haya isto en carne y hueso. Lo hizo. Era un obserador bastante bueno. Lo malo es que el Equipo sabría a qui!n había isto. Los matones eniados serían desconocidos para !l. %e leantó en silencio y alargó la mano. )ue que estrecharla, pero lo que había dicho de las mujeres me lo facilitó. )enía la mano h-meda. La mía tambi!n lo habría estado de encontrarme en su lugar. %aludó con la cabeza y salió sin decir nada.
Era una calle tranquila de :ay &ity, si es que existen calles tranquilas en esta generación beatni5 en la que no puedes acabar de comer sin que alg-n cantante masculino o femenino eructe torrentes de un amor anticuado como el polisón o alg-n órgano ammond llene de jazz hasta la sopa del cliente. La peque3a casa de una sola planta estaba pulcra como un delantal limpio. El c!sped estaba cortado con amor y era muy erde. El camino de entrada era liso y sin manchas de gasolina, y el seto que rodeaba la casa daba la impresión de recibir a diario los cuidados de un barbero. La puerta blanca tenía una aldaba en forma de cabeza de tigre, una mirilla y un interfono que permitía a la persona del interior hablar con la del exterior sin tener siquiera que abrir la mirilla. abría hipotecado mi pierna izquierda por iir en una casa como aqu!lla. (o creía que pudiera conseguirlo jam#s. "na campanilla sonó en el interior y a los pocos momentos ella abrió la puerta estida con una camiseta azul celeste y pantalones cortos de color blanco, lo bastante cortos como para ser acogedores. )enía los ojos de un azul gris#ceo, cabellos rojo oscuro y una bella estructura ósea en el rostro. %olía haber un matiz de amargura en sus ojos. La muchacha no podía olidar que la ida de su padre había sido segada por el poder fraudulento de un mafioso y que su madre tambi!n había muerto. Era capaz de contener la amargura cuando escribía banalidades sobre el amor para las reistas del corazón, pero !sta no era su ida. En realidad, no tenía ida propia, sólo una existencia sin mucho sufrimiento y suficiente dinero para que fuera segura.
Pero en situaciones apuradas tenía tanta serenidad e inentia corno un buen policía. %u nombre era 6nne 1iordan. %e hizo a un lado y pas! muy cerca de ella. $o tambi!n tengo mis reglas. &erró la puerta y se aposentó en el sof#, se buscó un cigarrillo y aquí tenemos a una mu3eca con fuerza para encend!rselo ella sola. &uriose! un poco a mi alrededor. abía algunos cambios, no muchos. '(ecesito tu ayuda 'dije. '%on las -nicas eces que te eo. ')engo un cliente que es un ex mafioso< era pistolero del Equipo, el %indicato, la ?ran :anda o como quieras llamarlo. %abes muy bien que existe y que es tan rico como 1oc5efeller. (o se puede eliminar porque no hay bastante gente que lo desee, en especial los abogados de un millón de dólares al a3o que trabajan para ellos, y las asociaciones de picapleitos que parecen m#s ansiosos de proteger a otros abogados que a su propio país. '2ios mío, +est#s haciendo m!ritos para un cargo (unca me has sonado tan puro. *oió las piernas, sin proocar 'no era de las de ese tipo ', pero aun así dificultaba mis procesos mentales. '2eja de moer las piernas 'dije', o ponte pantalones largos. '*aldito seas, *arlo0e. +(o puedes pensar en otra cosa 'Lo intentar!. *e gusta pensar que existe al menos una bonita y encantadora hembra que no sea una presa f#cil. ' )ragu! salia y proseguí'7 El hombre se llama 455y 1osenstein. (o es guapo ni me gusta nada de !l, excepto un detalle. %e enfureció cuando le dije que necesitaba una ayudante femenina.
6dujo que las mujeres no est#n hechas para la iolencia. Por eso acept! el trabajo. Para un mafioso de erdad, la mujer no ale m#s que un saco de harina. "san a las mujeres de la forma habitual, pero si es aconsejable deshacerse de ellas, lo hacen sin pensarlo dos eces. 'asta ahora has dicho muchas cosas y no has dicho nada. /uiz# necesitas una taza de caf! o una copa. ')e lo agradezco, pero no bebo por la ma3ana;, excepto en algunas ocasiones y !sta no es una de ellas. &af! m#s tarde. 455y ha sido tachado. '+/u! significa esto ')ienen una lista. )achan un nombre con un l#piz y el tipo est# pr#cticamente muerto. El Equipo tiene motios. $a no lo hacen para diertirse. (o les diierte. 6hora es sólo parte de la contabilidad. '+/u! diablos puedo hacer yo 4ncluso debería preguntar7 +/u! puedes hacer t- 'Puedo intentar algo. Lo que t- puedes hacer es ayudarme a localizar su aión y a aeriguar adónde an los matones asignados a este trabajo. ':ueno, pero +qu! puedes hacer t- 'e dicho que intentaría algo. %i han tomado un aión nocturno, ya est#n aquí. %i ienen en un aión que haya despegado esta ma3ana, no pueden llegar antes de las cinco, lo cual nos deja mucho tiempo para prepararnos. $a conoces su aspecto. '@h, sí, claro. 8eo matones todos los días. Les inito a tornar 0his5y y tostadas con caiar.
%onrió. *ientras sonreía, yo di cuatro largas zancadas sobre la alfombra de color crudo, leant! a 6nne y plant! un beso en sus labios. (o se defendió, pero tampoco empezó a temblar. 8olí a sentarme en mi sitio. ')endr#n el aspecto normal de una persona que ie de una profesión o un negocio tranquilo y próspero. Llear#n una indumentaria discreta y ser#n corteses;, cuando les interese serlo. En sus maletines habr# pistolas que han cambiado de manos con tanta frecuencia que es imposible seguirles la pista. Para hacer el trabajo, abandonar#n estas pistolas y usar#n reóleres, aunque tambi!n podrían usar autom#ticas. (o emplear#n silenciadores porque pueden encallar el arma y su peso impide apuntar como es debido. (o se sentar#n juntos en el aión, pero una ez en tierra pueden fingir que se conocen pero que no se han isto durante el uelo. %e estrechar#n la mano con sonrisas adecuadas y coger#n el mismo taxi. &reo que primero ir#n al hotel, pero muy pronto se trasladar#n a un lugar desde donde puedan igilar los moimientos de 455y y aprenderse su horario. (o tendr#n ninguna prisa a menos que 455y haga algo extra3o. Esto indicaría que le han aisado. %eg-n me ha dicho, le quedan un par de amigos. '+2isparar#n contra !l desde un apartamento o habitación de la acera de enfrente, suponiendo que lo alquilen '(o. Le disparar#n desde una distancia de apenas un metro. %e le acercar#n por la espalda y le dir#n7 Aola, 455yB. Cste se quedar# inmóil o dar# media uelta. Lo llenar#n de plomo, tirar#n las armas y saltar#n al coche que les est# esperando. Entonces se alejar#n de la escena siguiendo al coche que les abrir# camino. '+/ui!n conducir# este coche
'6lg-n ciudadano intachable y rico que no tenga antecedentes penales. Llear# su propio ehículo y les abrir# paso aunque tenga que chocar a propósito con otro coche, incluso uno de la policía. Lo sentir# tanto que empapar# de l#grimas su camisa proista de iniciales. $ los asesinos habr#n desaparecido hace rato. '2ios mío 'exclamó 6nne'. +&ómo puedes soportar esta ida %i logras lo que te propones, eniar#n matones a por ti. '(o lo creo. (o matan a la gente de fuera. La culpa se la echar#n a los matones. 1ecuerda que los jefes de la mafia son hombres de negocios< quieren m#s y m#s dinero. %ólo son realmente implacables cuando deciden que han de matar a alguien, y no les gusta decirlo< siempre existe la posibilidad de un contratiempo, aunque la posibilidad es mínima. (ing-n asesinato de la mafia ha sido resuelto aquí o en otra parte, excepto en dos o tres ocasiones. Lep5e :uchalter murió electrocutado. +)e acuerdas de 6nastasia Era de una gran corpulencia y terriblemente duro. 2emasiado grande y demasiado duro. L#piz. Ella se estremeció. '&reo que yo sí necesito un trago. '$a has captado el ambiente, querida. 'Le sonreí'. )endr! que eitar los detalles. 6nne sirió dos 0his5is con agua y hielo. *ientras bebíamos, le dije7
'%i los reconoces, o crees que son ellos, sígueles a donde ayan; si puedes hacerlo sin riesgo. (o de otro modo. %i es un hotel, y hay diez posibilidades contra una de que lo ser#, regístrate y no dejes de llamarme hasta que me encuentres. &onocía el n-mero de mi oficina y yo seguía iiendo en la aenida $ucca, cuya dirección tambi!n conocía. 'Eres un tipo extra3o 'replicó'. Las mujeres hacen todo lo que quieres. +&ómo puedo continuar siendo irgen a los eintiocho a3os '(os hacen falta unas cuantas como t-. +Por qu! no te casas '+&on qui!n +&on alg-n cínico mujeriego a quien no le queda m#s que la t!cnica (o conozco a ning-n hombre realmente bueno;, sólo a ti. (o soy partidaria de los dientes blancos y la sonrisa chillona. *e acerqu! y la leant! del sof#. Entonces la bes! con entusiasmo y a conciencia. '%oy sincero 'casi murmur!', y eso ya es algo. Pero estoy demasiado gastado para una chica como t-. e pensado en ti, te he deseado, pero esa dulce y di#fana mirada de tus ojos me obliga a desistir. ')ómame 'dijo ella en oz baja'. $o tambi!n tengo sue3os. '(o podría. (o es la primera ez que me sucede. e tenido a demasiadas mujeres para merecer a una como t-. emos de salar la ida de un hombre. *e oy. *e miró con expresión seria mientras me marchaba.
Las mujeres que uno consigue y las que no consigue ien en mundos diferentes. (o desprecio a ninguno de los dos. $o mismo io en ambos. En el aeropuerto internacional de Los 9ngeles nadie puede acercarse a los aiones a menos que tenga billete para iajar en uno de ellos. %e puede er cómo aterrizan, si est#s situado en el lugar idóneo, pero es preciso esperar ante una barrera para echar un istazo a los pasajeros. Los edificios del aeropuerto no lo hacen m#s f#cil, pues est#n diseminados de tal modo que te pueden salir callos yendo a pie de la )=6a la 6merican. &opi! el horario de llegadas del tablero y merode! por las salas como un perro que ha olidado dónde escondió el hueso. Los aiones llegaban y despegaban, los mozos transportaban equipajes, los pasajeros sudorosos desfilaban a toda prisa, los ni3os lloriqueaban y el ruido de los altaoces se alzaba por encima de todos los dem#s sonidos. Pas! junto a 6nne arias eces. (o me hizo ning-n caso. 6 las D.D tenían que haber llegado. 6nne desapareció. $o esper! media hora por si había desaparecido por otra razón. (o, no olí a erla. >ui a buscar mi coche y recorrí, por la atestada autopista, los muchos 5ilómetros que separaban olly0ood de mi oficina. )om! un trago y me sent!. 6 las F.D sonó el tel!fono. 'Est#n en el hotel :eerly=estern 'dijo 6nne'. abitación cuatrocientos diez. (o he conseguido saber ning-n nombre. $a sabes que hoy en día los empleados no dejan las fichas de registro encima del mostrador, y no me gusta hacer preguntas. Pero subí con ellos en el ascensor y localic! su habitación.
Pas! por delante de ellos mientras el botones metía la llae en su puerta, y baj! al entresuelo para entrar con un grupo de mujeres en el salón de t!. (o me he molestado en tomar una habitación. '+/u! aspecto tienen '%ubieron juntos por la rampa pero no los oí hablar. Los dos lleaban maletines y trajes discretos, nada que llamara la atención. &amisas blancas, almidonadas, una corbata azul y otra negra con rayas grises. Gapatos negros. "n par de hombres de negocios de la costa Este. Podrían ser editores, abogados, m!dicos, agentes publicitarios; no, olida esto -ltimo, no iban lo bastante chillones. (adie les miraría dos eces. ')- sí, supongo. Las caras. '6mbos de cabellos casta3os, uno m#s oscuro que el otro. &aras corrientes, sin mucha expresión. "no tenía ojos grises, el del cabello m#s claro los tenía azules. %us ojos eran interesantes. %e moían con rapidez, obserando, igilando cualquier cosa cercana a ellos. Esto pudo ser un error. )endrían que haber parecido preocupados por lo que les ha traído aquí, o interesados por &alifornia. $ parecían interesarse m#s por las caras de la gente. Es bueno que les haya isto yo y no t-. (o tienes aspecto de poli, pero tampoco pareces un hombre que no sea un poli. Est#s marcado. ')onterías. %oy un rompecorazones muy apuesto.
'%us facciones eran corrientes. (inguno de los dos parecía italiano. 6mbos lleaban maletines de aión, uno gris con dos franjas rojas y blancas de arriba abajo, a unos doce o quince centímetros de los lados, y el otro de cuadros escoceses azules y blancos. (o sabía que existía este tart#n. 'Existe, pero no recuerdo el nombre. '&reía que lo sabías todo. '&asi todo. 6hora ete a casa. '+*erezco una cena y tal ez un beso '*#s tarde, y si no tienes cuidado, recibir#s m#s de lo que quieres. '"n iolador, +eh Llear! un reóler. +8as a seguirlos ahora '%i son los hombres que buscamos, me seguir#n ellos. $a he alquilado un apartamento en la acera de enfrente de 455y. 6quella manzana de Poynter y las dos contiguas tienen unos seis edificios de apartamentos baratos cada una. 6postaría algo a que la presencia de mujeres f#ciles es muy eleada. 'Es eleada en todas partes hoy día. 'asta la ista, 6nne. $a nos eremos. '&uando necesites ayuda. &olgó y yo hice lo mismo. 6nne me dejaba perplejo. 2emasiado sabia para ser tan simp#tica. %upongo que todas las mujeres simp#ticas son tambi!n sabias. Llam! a 455y. (o estaba. )orn! un trago de la botella de la oficina, fum! durante media hora y olí a llamarlo.
Esta ez lo encontr!. Le cont! lo ocurrido hasta el momento y dije que seguramente 6nne había encontrado a los hombres que busc#bamos. Le habl! del apartamento que había alquilado. '+&obrar! los gastos 'pregunt!. '&inco de los grandes han de cubrirlo todo. '%i los gano y llego a cobrarlos. *e dijeron que tenía usted un cuarto de millón 'me aentur! a asegurar. 'Podría ser, compa3ero, pero +cómo oy a recogerlo Los jefazos saben dónde est#. )endr# que permanecer a la sombra una temporada. 2ije que estaba bien. $o tambi!n había permanecido a la sombra bastante tiempo. &omo es natural, no esperaba cobrar los cinco mil, ni siquiera si cumplía la misión. Los hombres corno 455y 1osenstein eran capaces de robarle los dientes de oro a su madre. Parecía tener algo bueno; Pero ese algo era muy poco. Pas! la media hora siguiente maquinando un plan. (o se me ocurría ninguno que ofreciera alguna posibilidad de !xito. Eran casi las ocho y necesitaba comer algo. (o creía que los muchachos actuaran esa noche. 6 la ma3ana siguiente pasarían en coche por delante del domicilio de 455y y reconocerían el barrio. *e disponía a abandonar la oficina cuando sonó el timbre de la puerta de mi sala de espera. 6brí la puerta de comunicación. "n hombre bajo se mecía sobre los talones en medio de la sala, con las manos detr#s de la espalda. *e sonrió, pero no tenía pr#ctica en hacerlo.
%e acercó a mí. '+"sted es *arlo0e '+/ui!n si no +/u! puedo hacer por usted 6hora estaba muy cerca. *oió hacia delante la mano derecha, que empu3aba una pistola, y apretó el arma contra mi estómago. '6bandone a 455y 1osenstein 'dijo con una oz que hacía juego con su cara' o acabar# con la barriga llena de plomo. Era un aficionado. %i se hubiera quedado a un metro de distancia, podría haberse defendido. *e quit! el cigarrillo de la boca y lo sostue con adem#n distraído. '+/u! le hace pensar que conozco a un tal 455y 1osenstein %oltó una carcajada estridente y hundió m#s la pistola en mi estómago. '+Le gustaría saberlo La burla mezquina, el triunfo acío de esa sensación de poder que da una gruesa pistola en una mano peque3a. '%ería justo decírmelo. &uando su boca se abría para otro sarcasmo, yo tir! el cigarrillo y actu! deprisa. Puedo ser muy r#pido cuando no tengo otro remedio. ay chicos m#s r#pidos, pero no te claan pistolas en el estómago. Puse el pulgar detr#s del gatillo y la mano sobre la suya. Le asest! un rodillazo en la ingle y !l se dobló con un gemido. Le torcí el brazo hacia la derecha cogi!ndole la pistola, y le hice una zancadilla que dio con !l en el suelo.
%e quedó parpadeando de sorpresa y dolor, con las rodillas encogidas contra el estómago. 1odó de un lado a otro, gimiendo. *e agach!, le agarr! la mano izquierda y lo obligu! a leantarse. Le lleaba una entaja de quince centímetros y doce 5ilos. 2eberían haber eniado a un mensajero m#s fornido y mejor entrenado. '8ayamos a mi sala de meditación 'dije'. 6llí podremos charlar y usted podr# tomar un trago para reponerse. La próxima ez no se acerque tanto a su íctima como para permitirle que se apodere de su mano derecha. 8oy a comprobar si llea m#s hierro encima. (o lleaba m#s. Le empuj! por la puerta hacia un sillón. $a no jadeaba tanto. %acó un pa3uelo y se secó la cara. 'La próxima ez 'susurró entre dientes'. La próxima ez. '(o sea optimista. (o a con su físico. Le serí un trago de 0his5y en un aso de cartón y lo puse delante de !l. 6brí su HI y dej! caer los cartuchos en el cajón de la mesa. &err! la rec#mara de nueo y puse el arma sobre la mesa. '%e lo deoler! cuando se aya;, si se a. 'Cste es un modo sucio de luchar 'protestó, todaía jadeando. '&laro. *atar a un hombre es mucho m#s limpio. 8amos a er, +cómo ha llegado hasta aquí '6diínelo.
'(o sea idiota. )engo amigos, no muchos, pero algunos. Puedo encerrarlo por asalto a mano armada, y ya sabe qu! ocurriría entonces. %aldría bajo fianza y esto es lo -ltimo que sabría de usted. Los jefazos no perdonan los fallos. 8amos, +qui!n lo ha eniado y cómo sabía adónde tenía que eniarlo '%eguíamos a 455y 'contestó el tipo a rega3adientes'. Es un imb!cil. Le seguí hasta aquí sin el menor problema. +Por qu! iba a er a un detectie priado Los jefes quieren saberlo. '*#s. '8#yase al infierno. '6hora que lo pienso, no necesito acusarlo de asalto a mano armada. Puedo arranc#rselo a golpes aquí mismo. *e leant! de la silla y !l leantó una mano. '%i me golpea, un par de matones de los duros endr#n a isitarlo. %i no uelo, lo mismo. (o tiene usted ning-n as en la manga. 4ntente creerlo. '"sted no sabe nada. %i el tal 455y ino a erme, usted no sabe por qu!, ni si le recibí o no. $ si es un mafioso, no es mi tipo de cliente. '8ino a pedirle que le ayude a salar el pellejo. '+/ui!n lo amenaza 'Eso sería hablar.
'6delante. %u boca parece funcionar bastante bien. $ diga a los muchachos que nunca er#n el día en que yo defienda a un mafioso. 2e ez en cuando hay que mentir un poco en mi negocio. $o estaba mintiendo un poco. '+$ qu! ha hecho 455y para caer tan mal +@ esto tambi!n sería hablar '%e cree usted muy macho 'se burló, frot#ndose el lugar del rodillazo'. En mi equipo no sería ni bateador suplente. *e reí en su cara. Luego le agarr! la mu3eca derecha y se la retorcí en la espalda. Empezó a graznar. *etí la mano izquierda en el bolsillo de su chaqueta y saqu! una cartera. Le solt! la mu3eca y !l trató de alcanzar la pistola que estaba sobre la mesa. Le inmoilic! el brazo con un fuerte golpe que lo hizo caer en el sillón con un gemido. ')endr# la pistola cuando yo se la d! 'adertí'. 6hora pórtese bien o le dar! una paliza sólo para diertirme. En la cartera encontr! un carn! de conducir extendido a nombre de &harles ic5on. (o me sirió de nada. Los tipos de su clase usaban siempre seudónimos de jerga y seguramente le llamaban Enano, o >laco, o &anicas, o incluso sólo At-B. Le tir! la cartera, que cayó al suelo. (i siquiera fue capaz de cogerla al uelo. '2iablos 'exclam!', debe haber una campa3a económica para que le eníen a hacer otra cosa m#s que recoger colillas. '8#yase al infierno.
'*uy bien, primo. 8uela a la laandería. 6quí est# la pistola. La cogió, se entretuo meti!ndola dentro del cinturón, se leantó, me dirigió la mirada m#s furibunda de que era capaz y caminó hacia la puerta, insolente como una prostituta con una nuea estola de isón. En el umbral se olió para mirarme con sus ojos redondos y peque3os. ')en cuidado, hojalatero. La hojalata se dobla con facilidad. &on esta admirable r!plica, abrió la puerta y salió. 6l cabo de un rato cerr! con llae la otra puerta, desconect! el timbre, apagu! las luces y me fui. (o i a nadie que pareciera un asesino. *e dirigí a casa, hice una maleta, fui a una gasolinera donde casi me tenían afecto, guard! mi coche y elegí un &herolet de ertz. &on este coche fui a la calle Poynter, dej! la maleta en el destartalado apartamento que había alquilado a primera hora de la tarde y me fui a cenar a 8ictorJs. Eran las nuee, demasiado tarde para ir en coche a :ay &ity y llear a cenar a 6nne. 2ebía hacer mucho rato que había comido algo. Pedí un ?ibson doble con lima fresca, me lo bebí y luego cen!, hambriento como un colegial. 2e regreso a la calle Poynter di muchas ueltas y me par! otras tantas, siempre con la pistola a mi lado, sobre el asiento. /ue yo sepa, nadie me siguió. *e detue en una gasolinera de %unset e hice dos llamadas. Encontr! a :ernie @hls justo cuando se disponía a ir a su casa. '%oy *arlo0e, :ernie. ace a3os que no nos peleamos. Empiezo a sentirme solo.
'Pues, c#sate. 6hora soy inestigador jefe en la oficina del sheriff y tengo el grado de capit#n interino hasta que apruebe el examen. (o hablo apenas con detecties priados. 'abla con !ste. Puedo necesitar ayuda. )rabajo en un asunto peligroso en el que tal ez acabe asesinado. '+$ esperas que yo obstaculice el curso de la naturaleza '8amos, :ernie, no he sido mal chico. Estoy intentando salar a un ex mafioso de un par de erdugos. '&uanto m#s se destrozan unos a otros, m#s me gusta. '&laro. %i te llamo, manda a un par de muchachos listos. $a habr#s tenido tiempo de ense3arles. 4ntercambiamos algunos insultos cordiales y colgarnos. *arqu! el n-mero de 455y 1osenstein. %u oz, algo desagradable, dijo7 'Est# bien, hable. '6quí *arlo0e. Prep#rese para un traslado cerca de medianoche. emos localizado a sus amigos, que se alojan en el :eerly=estern. (o ir#n hasta ma3ana a la calle donde usted ie. 1ecuerde que ellos no saben que usted ha sido adertido. 'Parece arriesgado. '2ios mío, nunca dije que sería una merienda en el campo de la escuela dominical. a sido muy descuidado, 455y. Le siguieron hasta mi oficina. Esto disminuye el tiempo de que disponemos. ?uardó silencio unos momentos. Lo oí respirar.
'+/ui!n me siguió '"n peque3o don nadie que me claó una pistola en el estómago y me obligó a quit#rsela. *e imagino que eniaron a un idiota porque no quieren que yo sepa demasiado, en caso de que a-n sepa pocas cosas. '6rriesga usted el pellejo, amigo. '+$ cu#ndo no 8endr! a buscarle hacia medianoche< est! preparado. +2ónde tiene el coche '2elante de la casa. '6p#rquelo en una calle transersal y aseg-rese de cerrarlo con llae. +2ónde est# la entrada posterior de su antro '2etr#s. +2ónde quiere que est! En el callejón. '2eje allí su maleta. %aldremos juntos y subiremos a su coche. Entonces iremos al callejón y recogeremos la maleta. '+$ si la roba alg-n tipo '$a. %uponga que le matan. +/u! alternatia prefiere 'Est# bien 'gru3ó'. Le esperar!. Pero nos arriesgamos mucho. ')ambi!n se arriesgan los pilotos de carreras. +6caso esto les detiene %ólo hay un modo de salir7 con rapidez. 6pague las luces hacia las diez y deshaga la cama. %ería mejor que dejara algo de ropa< así no parecería tan planeado. ?ru3ó otro AEst# bienB y colgu!.
La cabina telefónica estaba bien iluminada, como suelen estarlo en las gasolineras. 2i un largo y lento paseo, fingiendo estudiar los mapas de obsequio. (o i nada preocupante. &ogí un mapa de %an 2iego por puro capricho y subí a mi coche alquilado. 6parqu! en la esquina de la calle Poynter y subí a mi destartalado apartamento del primer piso, donde me sent! a oscuras para igilar la entana. (o i nada que pudiera preocuparme. "n par de rameras de precios intermedios salieron del edificio de apartamentos de 455y y fueron recogidas por un coche -ltimo modelo. "n hombre de estatura y complexión parecidos a los de 455y entró en la casa. 2iersas personas entraron y salieron. La calle estaba bastante silenciosa. 2esde que se inauguró la autopista de olly0ood, nadie usa las calles próximas al bulear a menos que ia en la ecindad. Era una bonita noche de oto3o, todo lo hermosa que puede ser una noche con la polución de Los 9ngeles< fresca pero no fría. (o s! qu! le ha ocurrido al tiempo en nuestra ciudad superpoblada, pero no es el tiempo que hacía cuando ine a quedarme. Parecía que nunca llegaría la medianoche. (o i a nadie igilando la zona, ninguna pareja de hombres discretos merodeaba delante de uno de los seis apartamentos disponibles. Estaba conencido de que irrumpirían primero en el mío, pero no estaba seguro de que 6nne hubiera elegido al hombre correcto o que el tenso mensaje eniado a sus jefes hubiera jugado a mi faor. 6 pesar de las cien posibilidades de que 6nne se equiocara, yo intuía que había acertado.
Los asesinos no tenían ning-n motio para ser cautelosos si ignoraban que 455y había sido aisado. (ing-n motio excepto uno7 455y había ido a mi oficina y lo habían seguido hasta allí. Pero el Equipo, con toda su arrogancia de poder, podía reírse de la idea de que alguien le aisara o de que !l acudiera a pedirme ayuda. $o era tan peque3o que ellos apenas podían erme. 6 medianoche abandon! el apartamento, camin! dos manzanas atento a un posible perseguidor, cruc! la calle y entr! en casa de 455y. La puerta no estaba cerrada con llae y no había ascensor. %ubí por las escaleras hasta el tercer piso y busqu! su apartamento. Llam! con mano cauta. Cl me abrió la puerta con el arma en la mano< probablemente tenía miedo. abía dos maletas junto a la puerta y otra apoyada en la pared opuesta. >ui a cogerla y la leant!. Pesaba bastante. La abrí porque no estaba cerrada con llae. '(o se preocupe 'me dijo'. &ontiene todo lo que un tipo puede necesitar para tres o cuatro noches, y algunos trajes que no podría encontrar en unos almacenes. &ogí una de las otras maletas. '2ejemos !sta en la puerta trasera. '(osotros tambi!n podemos salir por el callejón. '%aldremos por la puerta principal. En caso de que nos sigan, aunque no lo creo, hemos de parecer dos tipos que salen juntos de la casa. "na adertencia7 aya con ambas manos en los bolsillos y la pistola en la derecha. %i alguien lo llama por su nombre a sus espaldas, u!lase deprisa y dispare. (adie que no sea un liquidador lo haría. $o har! lo mismo. 'Estoy asustado 'dijo con su oz ronca.
'$o tambi!n, si eso le consuela. Pero hemos de hacerlo. %i nos acorralan, tendr#n armas en las manos. (o se moleste en preguntarles nada< no contestarían con palabras. %i se trata de mi peque3o amigo, lo dejaremos dormido y lo tiraremos detr#s de la puerta. +Entendido 6sintió, lami!ndose los labios. :ajamos las maletas y las dejamos frente a la puerta trasera. *ir! arriba y abajo del callejón7 nadie, y sólo una corta distancia hasta la calle transersal. 8olimos a entrar, cruzamos el estíbulo y salimos a la calle Poynter con la naturalidad de una esposa que sale a comprar una corbata para el cumplea3os de su marido. (adie se nos acercó. La calle estaba acía. 2oblamos por la esquina y fuimos hasta el coche alquilado de 455y. Cste abrió la portezuela y entonces olimos para recoger las maletas. (o había nadie alrededor. *etimos las maletas en el coche, lo pusimos en marcha y salimos a la calle contigua. "n sem#foro estropeado, uno o dos stops en el bulear y la entrada a la autopista, llena de tr#fico a pesar de ser medianoche. &alifornia est# atestada de gente que a a alg-n sitio y acelera para llegar antes. %i uno no conduce a ciento cuarenta 5ilómetros por hora, todos te adelantan, y cuando se conduce a esta elocidad, hay que mirar por el espejo retroisor por si se acerca una patrulla de autopista. Es la mayor carrera de locos que he isto. 455y conducía a cien. Llegamos a la salida, a la carretera FF y la tomó. asta ahora, todo bien. %eguí con !l hasta Pomona. 'Esto ya es lejos para mí 'dije'. 8oler! en autob-s, si lo hay, o me quedar! en un motel.
Pare en una gasolinera y preguntaremos dónde est# la parada del autob-s. 2ebería estar cerca de la autopista. 8amos al barrio comercial. @bedeció y se detuo a mitad de una manzana. %acó la cartera y me alargó cinco billetes de mil. '(o creo que los haya ganado. a sido demasiado f#cil. 1ió con una especie de extra3o regocijo. '(o sea idiota. $o le metí en esto, y usted no tenía idea de cómo acabaría. Lo que es m#s, sus problemas no han hecho m#s que comenzar. El Equipo tiene ojos y oídos por doquier. )al ez yo me sale si tengo mucho cuidado, o tal ez no est! tan seguro como creo. 2e todos modos, usted ha cumplido. /u!dese con el dinero, yo tengo mucho. Lo cogí y me lo guard!. >uimos a una gasolinera abierta día y noche y allí nos dijeron dónde estaba la parada del autob-s. 'ay un ?reyhound que a de costa a costa a las dos einticinco de la madrugada 'explicó el empleado, mirando el horario'. Lo dejar#n subir si tienen asientos libres. 455y me lleó a la parada. (os estrechamos la mano y !l se alejó a toda prisa por la carretera que desembocaba en la autopista. $o ech! una ojeada al reloj y encontr! una licorería todaía abierta. &ompr! medio litro de 0his5y escoc!s, entr! en un bar y pedí uno doble con agua. *is problemas acababan de empezar, había dicho 455y. &u#nta razón tenía. *e ape! en una parada de olly0ood, cogí un taxi y fui a la oficina. Pedí al conductor que esperase unos momentos.
6 aquella hora de la madrugada, lo hizo de mil amores. El igilante de color me abrió la puerta del edificio. ')rabaja usted hasta tarde, se3or *arlo0e. Pero siempre lo ha hecho, +erdad 'Es culpa de este negocio 'contest!'. ?racias, Kasper. En la oficina palp! el suelo buscando el correo y sólo encontr! una caja larga y estrecha. Entrega inmediata, con un sello de ?lendale. )odo lo que contenía era un l#piz nueo y reci!n afilado, la marca de la muerte en la mafia. (o me lo tom! muy en serio. &uando su decisión est# tomada, no te mandan el l#piz. Lo interpret! como un aiso de que abandonara el asunto. /uiz# planeaban una paliza< desde su punto de ista, esto es una buena disciplina. A&uando tachamos a un tipo, cualquier tipo que trate de ayudarlo est# sentenciado a un buen apuleo.B Cste podía ser el mensaje. Pens! en ir a mi casa de la aenida $ucca. 2emasiado solitaria. Pens! en ir al apartamento de 6nne en :ay &ity. Peor. %i se enteraban de la existencia de 6nne, los matones no tendrían escr-pulos en iolarla y darle una buena paliza. Estaba escrito que debía quedarme en la calle Poynter. 6hora era el lugar m#s seguro. :aj! y dije al taxista que me lleara a una calle que estaba a tres manzanas del llamado edificio de apartamentos. %ubí, me quit! la ropa y dormí desnudo. Lo -nico que me molestaba era un muelle roto< me hacía polo la espalda. $ací hasta las H7H, reflexionando sobre la situación con el cerebro embotado.
?uard! la pistola bajo la almohada, un mal sitio para poner el arma cuando se tiene una almohada blanda y delgada como un taco de m#quina de escribir. *e molestaba, por lo que la traslad! a mi mano derecha. La pr#ctica me había ense3ado a conserarla allí incluso durante el sue3o. *e despert! cuando ya lucía el sol. *e sentí como un pedazo de carne podrida. *e arrastr! hasta el cuarto de ba3o, me duch! con agua fría y me frot! con una toalla que era inisible si se ponía de perfil. Este apartamento era realmente fant#stico. )odo lo que necesitaba eran unos cuantos muebles &hippendale para entrar en la categoría de iienda barata. (o había nada que comer y, si salía, a la se3orita *arlo0e podía escap#rsele algo. )enía una botella de 0his5y. La mir! y lo olí, pero no podía tomarlo como desayuno, con el estómago acío, suponiendo que llegara a mi estómago, que flotaba cerca del techo. 1eis! los armarios por si un inquilino anterior había dejado algunos mendrugos en su precipitada salida. (ada. (o me los habría comido de todos modos, ni siquiera mojados en 0his5y. %eguí sentado ante la entana. 6l cabo de una hora me sentí dispuesto a morder a un botones. *e estí, fui al coche alquilado que tenía a la uelta de la esquina y me dirigí a una cantina. La camarera tenía cara de pocos amigos. Pasó un trapo por encima del mostrador y me tiró las migas del cliente anterior sobre las piernas. '*ira, encanto 'le dije', no seas tan generosa, guarda las migas para un día de lluia. )odo lo que quiero son dos hueos heridos tres minutos, no m#s, una rebanada de uestro famoso pan de centeno, un gran aso de zumo de tomate con un chorrito de salsa Perrins, una gran sonrisa feliz y todo el caf! que haya. Lo necesito todo.
'Estoy resfriada 'repuso ella', no me atosigue. Podría darle una bofetada. '%eamos amigos. $o tambi!n he pasado una mala noche. *e dedicó media sonrisa y entró de lado por la puerta giratoria, lo cual reeló m#s sus curas, que eran amplias, incluso excesias. Pero me sirió los hueos tal como me gustaban. El pan tostado estaba untado con una mantequilla un poco rancia. '(o hay Perrins 'dijo la camarera, poniendo el zumo de tomate sobre la mesa'. +/uiere un poco de tabasco )ambi!n se nos ha terminado el ars!nico. *e puse dos gotas de tabasco, engullí los hueos, bebí dos tazas de caf! y estue a punto de dejar la tostada como propina, pero luego me abland! y dej! un cuarto de dólar. Esto la animó considerablemente. Era un antro donde se daban diez centaos o nada. &asi siempre nada. En la calle Poynter todo seguía igual. 8olí a sentarme frente a la entana. 6lrededor de las I7H, el hombre a quien había isto entrar en la casa de enfrente, el que tenía una estatura y un porte parecidos a los de 455y, salió con un peque3o maletín y se alejó hacia el este. 2os hombres se apearon de un sed#n azul marino. Eran de la misma estatura, iban estidos con mucha discreción y lleaban los sombreros de fieltro sobre la frente. &ada uno de ellos sacó un reóler. 'MEh, 455yN 'gritó uno, y el hombre se olió. '6diós, 455y 'dijo el otro. "na r#faga de tiros oló entre las casas.
El hombre se desplomó y quedó inmóil. Los dos indiiduos alcanzaron corriendo su coche y se alejaron hacia el oeste. 6 media manzana, un &adillac se puso en marcha delante de ellos. En un instante todos habían desaparecido. >ue un trabajo r#pido y limpio. El -nico error fue que no dedicaron tiempo suficiente a su preparación. %e habían equiocado de íctima. *e largu! de allí r#pidamente, casi tan r#pidamente como los dos asesinos. En torno a la íctima se había formado un peque3o grupo. (o tue que mirarlo para saber que estaba muerto< los muchachos eran profesionales. (o podía erlo porque yacía en la acera de enfrente y la gente lo ocultaba. Pero sabía muy bien cu#l era su aspecto y ya oía sirenas en la distancia. Podía haber sido la igilancia rutinaria de %unset, pero no lo era. 6lguien había telefoneado. Era demasiado temprano para que los polis hubieran salido a almorzar. &amin! lentamente hacia la esquina con mi maleta, entr! en el coche alquilado y me alej!. El barrio ya no me interesaba. Podía imaginarme las preguntas. AExactamente, +qu! lo ha traído por aquí, *arlo0e "sted ya tiene su propio piso en otro barrio, +no es asíB A*e contrató un ex mafioso enemistado con el Equipo. Le mandaron un par de asesinos.B A+4nsin-a que pretendía reformarseB A(o tengo la menor idea, pero me gustó su dinero.B A(o hizo usted gran cosa para gan#rselo.B
A6noche lo ayud! a escapar. (o s! dónde est# ahora. $ no quiero saberlo.B A+2ice que lo ayudó a escaparB AEso es lo que he dicho.B A6j#;, pues en el depósito de cad#eres se encuentra un hombre con m-ltiples heridas de bala. /uiz# se trata de otro indiiduo.B $ así al infinito. El di#logo con la policía es inariable. Lo que dicen no significa nada y lo que preguntan tampoco. %e limitan a interrogarte hasta que por cansancio largas alg-n dato. Entonces sonríen satisfechos, se frotan las manos y dicen7 A"n peque3o descuido, +eh Empecemos otra ezB. &uanto menos tuiera que soportar, mejor. 6parqu! en el lugar habitual y subí a la oficina. Estaba llena de aire iciado. &ada ez que entraba en ella sentía m#s y m#s fatiga. +Por qu! diablos no había conseguido un empleo en la 6dministración diez a3os atr#s @ tal ez quince. )enía inteligencia suficiente para estudiar derecho por correspondencia. El país est# lleno de abogados que no saben redactar una demanda sin consultar un libro. 6sí que me sent! en la oficina y pens! mal de mí. 6l cabo de un rato me acord! del l#piz. ice ciertos reajustes en un reóler del calibre D, que no lleo nunca debido a su peso. *arqu! el n-mero de la oficina del sheriff y pedí por :ernie @hls. %e puso al tel!fono con oz desabrida. '6quí *arlo0e. Estoy en un aprieto, en un aut!ntico aprieto.
'+$ por qu! me lo dices 'gru3ó. 6 estas alturas ya debes haberte acostumbrado. '6 esta clase de problemas no te acostumbras nunca. *e gustaría ir a cont#rtelo. '+%igues en la misma oficina '%í, la misma. ')engo que pasar por allí. %ubir! a erte. &olgó. 6brí dos entanas del despacho. La suae brisa me trajo el olor del caf! y la grasa rancia de la fonda de Koe, contigua al edificio de mi oficina. Lo odiaba, me odiaba a mí mismo, sentía odio por todo. @hls no se entretuo en mi elegante sala de espera. Llamó a mi propia puerta y yo le abrí. %e dirigió con el ce3o fruncido al sillón del cliente. 'Est# bien. 2esembucha. '+6lguna ez has oído hablar de un personaje llamado 455y 1osenstein '+Por qu! +)iene antecedentes 'Es un ex mafioso que ha sido anatematizado por sus jefes. Le tacharon el nombre con un l#piz y eniaron a los consabidos matones en un aión. Cl recibió el aiso y me contrató para que lo ayudara a escapar. '"n trabajo bonito y limpio. ':asta ya, :ernie. Encendí un cigarrillo y le sopl! humo a la cara. &omo enganza, !l empezó a masticar un cigarrillo. (unca los encendía, pero desde luego los machacaba.
'Escucha 'proseguí', supón que el hombre quiere olerse honrado y supón que no. )iene derecho a iir siempre que no haya matado a nadie. *e dijo que no lo había hecho. '$ t- creíste al rufi#n, +eh +&u#ndo empiezas a ense3ar en la escuela dominical '(o le creí ni le dej! de creer. 6cept!. (o había razón para negarme. "na amiga mía y yo igilamos los aiones ayer. Ella descubrió a los muchachos y los siguió hasta un hotel. Estaba segura de que eran ellos< su aspecto lo proclamaba a oz en grito. :ajaron del aión por separado y luego fingieron conocerse y no haberse adertido en el aión. Esta chica; '+)iene nombre por casualidad '%ólo para ti. '2ímelo si no ha iolado ninguna ley. '%e llama 6nne 1iordan y ie en :ay &ity. %u padre fue en su día jefe de la policía local. $ no digas que esto le conierte en un granuja porque no lo era. '8aya, aya. Escuchemos el resto. $ abreia. '6lquil! un apartamento frente al de 455y. Los matones a-n estaban en el hotel. 6 medianoche saqu! a 455y y lo lle! sano y salo hasta Pomona. Cl siguió con su coche alquilado y yo olí en un ?reyhound y me qued! a dormir en el apartamento de la calle Poynter, enfrente mismo del suyo. '+Por qu!, si ya había escapado
6brí el segundo cajón de la mesa y saqu! un l#piz bonito y afilado. Escribí mi nombre en un trozo de papel y lo tach! con el l#piz. 'Porque alguien me ha eniado esto. (o creo que piensen matarme, pero sí darme una buena paliza que me sira de escarmiento. '+%aben que has interenido '6 455y lo siguió hasta aquí un hombre bajito que m#s tarde se presentó y me claó la pistola en el estómago. Le di su merecido, pero tue que dejarlo marchar. 2espu!s de eso pens! que la calle Poynter era m#s segura. 8io solo. '$o oy de un lado a otro 'dijo :ernie @hls'. @igo informes. Por lo isto mataron al tipo equiocado. 'La misma estatura, el mismo tipo, el mismo aspecto general. Los i disparando contra !l. 4gnoro si se trataba de los dos tipos que est#n en el :eerly=estern porque no los he isto ni una sola ez. %ólo eran dos tipos estidos de traje oscuro, con el ala del sombrero bajada sobre la frente. %altaron a un Pontiac azul, de unos dos a3os, y se largaron precedidos por un gran &adillac. :ernie se leantó y me miró fijamente un buen rato. '(o creo que uelan a meterse contigo 'dijo'. an matado a otro hombre y la mafia estar# muy quieta durante alg-n tiempo. +%abes una cosa Esta ciudad se est# oliendo casi tan repugnante como (uea $or5, :roo5lyn y &hicago. Podemos llegar a contar con una erdadera corrupción.
'2e momento hemos empezado muy bien. '(o me has dicho nada que permita entrar en acción, Phil. ablar! con los muchachos de omicidios. (o creo que est!s en un aprieto, pero has presenciado el asesinato, y esto les interesar#. '(o podría identificar a nadie, :ernie. (o conocía a la íctima. +&ómo sabías t- que era el hombre equiocado ')- me lo has dicho, est-pido. 'Pens! que tal ez los muchachos lo han identificado. '(o me lo dirían si así fuera. 6dem#s, apenas han tenido tiempo de salir a desayunar. El tipo no es m#s que un fiambre para ellos hasta que el departamento de identificación encuentre algo. Pero querr#n hablar contigo, Phil. 6doran sus grabadoras. %alió y cerró suaemente la puerta. $o me qued! pensando si no habría sido una equiocación cont#rselo todo. @ cargar con los problemas de 455y. &inco billetes erdes decían que no, pero tambi!n ellos pueden equiocarse. 6lguien llamó a mi puerta. Era un uniforme sosteniendo un telegrama. >irm! el recibo y rompí el sobre. 2ecía7 A*e dirijo a >lasgstaff. *otel *irador. &reo que he sido descubierto. 8enga deprisaB. 1ompí el telegrama en peque3os pedazos y los quem! en el cenicero grande. Llam! a 6nne 1iordan. 'a ocurrido algo extra3o 'dije, y le cont! de qu! se trataba.
'(o me gusta el l#piz 'contestó' y no me gusta que hayan matado a ese hombre, probablemente un contable en un negocio del tres al cuarto, o no estaría iiendo en aquel barrio. (o deberías haberte metido en esto, Phil. '455y tenía derecho a su ida. En otro lugar podría conertirse en un hombre decente. Puede cambiar de nombre. 2ebe tener mucho dinero o no me habría pagado tanto. 'e dicho que no me gusta el l#piz. %er# mejor que te instales aquí una temporada, aunque sea bree. Puedes hacerte eniar el correo;, si es que recibes cartas. 2e todos modos, no necesitas ponerte a trabajar enseguida, y Los 9ngeles rebosa de detecties priados. '(o lo has entendido. 6-n no he terminado el trabajo. Los polis tienen que saber dónde estoy, y si ellos lo saben, todos los reporteros sensacionalistas lo sabr#n tambi!n. Los polis podrían incluso decidir que soy sospechoso. (ing-n testigo del asesinato a a facilitar una descripción que tenga alg-n alor. Los norteamericanos no quieren ser testigos de asesinatos entre mafiosos. 'Est# bien, genio. Pero mi oferta sigue en pie. %onó el timbre en la habitación exterior. 2ije a 6nne que debía colgar. 6brí la puerta de comunicación y i ante el umbral a un hombre de mediana edad, bien estido Oincluso diría elegantemente estido, de un metro noenta de estatura. )enía en el rostro una sonrisa deshonesta pero agradable. Lleaba un %tetson blanco y una de esas corbatas estrechas sujetas por un pasador ornamental. %u traje de franela color crema tenía un corte impecable.
Encendió un cigarrillo con un encendedor de oro y me miró por encima de la primera bocanada de humo. '+El se3or *arlo0e 6sentí. '%oy >oster ?rimes, de Las 8egas. 2irijo el rancho Esperanza de la calle /uinta %ur. )engo entendido que est# usted en contacto con un hombre llamado 455y 1osenstein. '+/uiere pasar Entró en mi oficina. %u aspecto no me decía nada. "n hombre próspero a quien gustaba o creía que era un buen negocio parecer un habitante del @este. %e en a docenas en la temporada inernal de Palm %prings. %u acento me decía que procedía del este, pero no de (uea 4nglaterra, sino, probablemente, de (uea $or5 o :altimore. (o de Long 4sland ni de las :er5shire, que estaban demasiado lejos de la ciudad. Le indiqu! el sillón de los clientes con un giro de la mu3eca y me sent! en la antigua silla giratoria. Esper!. '+2ónde se encuentra 455y ahora, si es que lo sabe 'Lo ignoro, se3or ?rimes. '+&ómo se enredó usted con !l 'Por dinero. '"na buena razón. '%onrió'. +6 cambio de qu!
'Lo ayud! a abandonar la ciudad. Le digo esto, aunque ignoro qui!n diablos es usted, porque ya se lo he dicho a un iejo amigoenemigo que trabaja en la oficina del sheriff. '+/u! es un amigoenemigo 'Los policías no an por ahí comi!ndome a besos, pero a !ste lo conozco desde hace a3os y somos tan amigos como pueden serlo una estrella priada y un hombre de la ley. '$a le he dicho qui!n soy. )enemos un complejo -nico en Las 8egas. %omos due3os del lugar, con excepción de un asqueroso editor de periódicos, que no deja de molestarnos y de molestar a nuestros amigos. Le permitimos iir porque permitirle iir nos da mejor imagen que liquidarlo. Los asesinatos ya no son rentables. '&omo 455y 1osenstein. 'Eso no es un asesinato, es una ejecución. 455y se ha enfrentado a nosotros. '$ entonces sus muchachos an y liquidan al tipo equiocado. Podrían haber esperado un poco para asegurarse un poco m#s. 'Lo habrían hecho si usted no hubiese metido la nariz. %e precipitaron, y esto no nos gusta. /ueremos una eficiencia serena. '+/ui!n se oculta tras este complacido AqueremosB '(o se haga el ingenuo, *arlo0e. 'Est# bien. 2igamos que lo s!.
'/ueremos lo siguiente. '*etió la mano en el bolsillo y sacó un billete, que dejó sobre la mesa'. Encuentre a 455y y dígale que uela con nosotros y todo se arreglar#. 2espu!s de haber matado a un hombre inocente, no nos interesa el barullo ni ninguna clase de publicidad. Es así de sencillo. 6hora se embolsa usted esto 'se3aló el billete, que era de mil, probablemente el billete m#s peque3o que tenían', y le daremos otro igual cuando haya encontrado a 455y y le haya transmitido el mensaje. %i !l se niega; telón. '+$ si yo digo que se quede sus malditos mil dólares y los use para sonarse la nariz '%ería una imprudencia. %acó un &olt =oodsman con un silenciador corto. El &olt =oodsman lo admite sin encasquillarse. El tipo era r#pido, r#pido y frío. La expresión cordial de su rostro no había cambiado. '(o me he moido de Las 8egas 'dijo con calma'< puedo probarlo. "sted est# muerto en el sillón de su oficina y nadie sabe nada. %ólo otro detectie priado que se metió donde no debía. Ponga las manos sobre la mesa y piense un poco. 6 propósito, soy un tirador de excepción, incluso con este maldito silenciador. '%ólo para bajar un poco m#s en la escala social, se3or ?rimes, no pienso poner las manos sobre la mesa. Pero h#bleme de esto. Le tir! el l#piz nueo y bien afilado. Lo cogió en el aire tras un r#pido cambio del arma a la mano izquierda, muy r#pido. Leantó el l#piz para poder mirarlo sin perderme de ista.
'*e llegó por correo urgente 'expliqu!', sin mensaje ni remite. %ólo el l#piz. +&ree usted que nunca he oído hablar del l#piz, se3or ?rimes >runció el ce3o y dejó caer el l#piz. 6ntes de que pudiera cambiar la larga y esbelta pistola a su mano derecha, yo puse la mía bajo la mesa, agarr! la culata del D y puse el dedo firmemente en el gatillo. '*ire bajo la mesa, se3or ?rimes. 8er# una D en una pistolera fija, apuntando a su barriga. 6unque usted me pudiera disparar al corazón, la cuarenta y cinco se dispararía igualmente mediante un moimiento conulsio de mi mano. $ usted tendría los intestinos colgando y saldría olando de la silla. "na bala del cuarenta y cinco puede hacerle saltar dos metros. 4ncluso el cine acabó aprendi!ndolo. 'Parece un empate mexicano 'obseró tranquilamente y enfundó el arma'. "n bonito trabajo, *arlo0e. Podríamos darle un empleo. Pero, de momento, encuentre a 455y y no sea remilgado. Cl terminar# siendo sensato. En realidad, no quiere pasar el resto de su ida huyendo. "n día u otro lo encontraríamos. '2ígame una cosa, se3or ?rimes. +Por qu! me han escogido a mí 6parte de 455y, +qu! he hecho yo para molestarles Pensó un momento, inmóil.
'El caso Larsen. "sted ayudó a eniar a uno de nuestros muchachos a la c#mara de gas. (o olidamos aquello. Lo tuimos en cuenta como cabeza de turco en el caso de 455y. "sted siempre ser# la cabeza de turco, a menos que act-e a nuestra manera. 6lgo le derribar# cuando menos lo espere. 'En mi negocio se es siempre cabeza de turco, se3or ?rimes. &oja su billete y salga sin hacer ruido. 6 lo mejor decido hacerlo a su manera, pero antes tengo que pensar. En cuanto al caso Larsen, los polis hicieron todo el trabajo, yo sólo sabía dónde estaba. %upongo que no lo echa usted demasiado de menos. '(o nos gustan las intromisiones. %e leantó, meti!ndose en el bolsillo el billete de mil dólares con gesto indiferente. *ientras lo hacía, yo solt! la D y saqu! mi %mith and =esson del HI de cinco pulgadas. Cl lo miró con desd!n. 'Estar! en Las 8egas, *arlo0e. 2e hecho, nunca me he ido de Las 8egas. Puede encontrarme en el Esperanza. (o, no nos importaba Larsen a un niel personal. Era sólo un pistolero m#s, de esos que ienen en grandes lotes. Lo que sí nos importa es que alg-n don nadie de detectie lo hubiese marcado. %aludó con la cabeza y salió de mi oficina. 1eflexion! un poco. %abía que 455y no olería con la mafia< no se fiaría de ellos aunque le ofrecieran la oportunidad. Pero ahora había otro motio. Llam! otra ez a 6nne 1iordan.
'*e oy a buscar a 455y, no tengo m#s remedio. %i no te he llamado al cabo de tres días, ponte en contacto con :ernie @hls. 8oy a >lagstaff, 6rizona, 455y dice que se dirige allí. 'Eres un est-pido 'gimió ella'. %e trata de una trampa. '"n tal se3or ?rimes de Las 8egas me ha isitado con una pistola proista de silenciador. Lo he hecho desistir, pero no siempre ser! tan afortunado. %i encuentro a 455y y se lo comunico a ?rimes, la mafia me dejar# en paz. '+&ondenar#s a muerte a un hombre 'su oz era brusca e incr!dula. '(o. $a no estar# allí cuando yo pase el informe. )endr# que olar a *ontreal, comprar documentos falsificados, *ontreal es un sitio casi tan corrupto como !ste, y huir a Europa en otro aión. 6llí puede estar bastante seguro. Pero el Equipo tiene los brazos muy largos e 455y tendr# mucho trabajo si quiere continuar io. Pero no le queda otra alternatia. @ se oculta o recibe el l#piz. '/u! listo eres, querido. +$ qu! me dices de tu propio l#piz '%i pensaran matarme, no lo habrían eniado. a sido una especie de t!cnica disuasoria. '$ t- no te dejas disuadir, guapo y marailloso bruto. 'Pero estoy asustado, aunque no paralizado. asta la ista. (o tengas ning-n amante hasta que yo uela. 'M*aldito seas, *arlo0eN *e colgó el tel!fono y yo tambi!n lo colgu!.
2ecir lo que no debo es una de mis especialidades. %alí de la ciudad antes de que los muchachos de omicidios pudieran localizarme. )ardarían bastante en recibir una pista. $ :ernie @hls no diría ni una palabra a ning-n policía. Los hombres del sheriff y la policía municipal cooperan del mismo modo que dos gatos sobre una cerca. Llegu! a Phoenix al atardecer y dej! el coche ante un motel de las afueras. Phoenix era c#lido como un horno. El motel tenía restaurante, así que cen! allí. 1euní todas las monedas que pude, me encerr! en una cabina y empec! a marcar el n-mero del *irador de >lagstaff. +asta qu! punto llegaría mi estupidez 455y podía haberse registrado bajo cualquier nombre, desde &ohen a &ordileone, o desde =atson a =oichehos5y. Llam!, de todos modos, y no conseguí otra cosa que lo m#s parecido a una sonrisa que puede uno recibir por tel!fono, de manera que reser! una habitación para la noche siguiente. (o había ninguna libre a menos que alguien se marchara, pero tomaron mi nombre por si ocurría alguna cancelación de -ltima hora. >lagstaff est# demasiado cerca del ?ran &a3ón. 455y debía haber hecho la resera algunos días antes, lo cual tambi!n era digno de cierta meditación. &ompr! un libro de bolsillo y lo leí. Puse el despertador a las F7H. El libro me asustó tanto que ocult! dos pistolas bajo la almohada. Era sobre un tipo que se había rebelado contra el jefe de los matones de *il0au5ee y le daban una paliza cada cuarto de hora. *e imagin! que su cabeza y rostro ya no serían m#s que un pedazo de hueso con algo de piel hecha jirones. Pero en el capítulo siguiente estaba m#s fresco que una rosa. Entonces me pregunt! por qu! leía esta basura cuando podía aprenderme de memoria Los hermanos Qaramazo.
&omo ignoraba la respuesta, apagu! la luz y me dormí. 6 las F.H me afeit!, torn! una ducha, desayun! y salí hacia >lagstaff, adonde llegu! a la hora del almuerzo, y allí estaba 455y en el restaurante comiendo trucha de monta3a. *e sent! frente a !l. Pareció sorprendido de erme. Pedí trucha de monta3a y la comí entera, que es la manera apropiada. /uitarle antes las espinas la estropea un poco. '+/u! hay 'preguntó con la boca llena. "n comensal delicado. '+a leído la prensa '%ólo la sección deportia. '8ayamos a hablar a su habitación. )enemos mucho que decirnos. Pagamos nuestros almuerzos y fuimos a su habitación, que era bastante bonita. Los moteles de carretera est#n mejorando tanto que muchos hoteles parecen baratos en comparación. (os sentamos y encendimos sendos cigarrillos. 'Los dos matones madrugaron mucho y se dirigieron a la calle Poynter. 6parcaron delante de la casa de apartamentos. (o los habían preparado muy bien, así que mataron a un tipo que se parecía un poco a usted. '4nteresante 'sonrió 455y'. Pero la poli lo descubrir# y tambi!n el Equipo, así que oler#n a perseguirme. '2ebe usted pensar que soy tonto 'dije'. $ lo soy. '&reo que hizo un trabajo de primera clase, *arlo0e. +/u! hay de tonto en eso '+2e qu! trabajo habla
'*e sacó de allí con bastante rapidez. '+6caso hay algo que no pudiera haber hecho usted mismo '&on suerte; no. Pero es agradable tener un ayudante. '/uiere decir un idiota. %u rostro se endureció. $ su oz herrumbrosa dijo en un gru3ido7 '(o entiendo nada. $ deu!lame algo de los cinco grandes, +quiere Lleo menos dinero del que pensaba. '%e lo deoler! cuando encuentre un colibrí dentro de un salero. '(o sea así 'casi suspiró, y en su mano apareció un reóler. La mía agarraba ya una pistola en el bolsillo de la chaqueta. 'e hecho mal en hablar 'dije'. ?u#rdese el arma. (o le serir# de nada, a-n menos que una m#quina tragaperras de Las 8egas. '%e equioca. Las m#quinas dan dinero de ez en cuando. 2e otro modo no habría clientes. '&on muy poca frecuencia, diría yo. Escuche, y h#galo con atención. %onrió. %u dentista debía estar cansado de esperarle.
'El montaje me intrigó 'continu!, joial como *ilo 8ance en un relato de 8an 2yne pero mucho m#s claro de cabeza'. Primero, +podía hacerse %egundo, si podía hacerse, +dónde quedaría yo Pero poco a poco fui iendo los peque3os defectos que estropean el cuadro. +Por qu! acudía usted a mí El Equipo no es tan ingenuo. +Por qu! eniaban a un don nadie como este &harles ic5on o sea cual sea el nombre que usa los juees +Por qu! un experto como usted dejaría que alguien le siguiera en una cita arriesgada '*e fascina, *arlo0e. Es tan indiscreto que podría erlo en plena oscuridad, y tan tonto que no distinguiría a una jirafa roja, blanca y azul delante de sus ojos. *e apuesto algo a que se deleitó jugando con los cinco grandes como un ni3o con zapatos nueos. 6postaría que estuo besando los billetes. '(o despu!s de que usted los tocara. Entonces, +por qu! me eniaron un l#piz "na peligrosa amenaza, que corroboraba el resto. Pero, como dije a su monaguillo de Las 8egas, no mandan l#pices cuando piensan liquidarte. 6 propósito, el tipo iba armado. Lleaba una =oodsman del eintidós con silenciador. )ue que obligarlo a guardarla, y !l se apresuró a complacerme. Empezó agitando billetes de mil ante mi cara para que le dijese dónde estaba usted. "n tipo bien estido y agraciado para una retahíla de ratas sucias. La 6sociación >emenina de )emplanza &ristiana y algunos políticos lameculos les dieron el dinero para ser grandes, y ellos supieron usarlo y hacerlo crecer. 6hora son guapos e imparables. Pero siguen siendo una manada de ratas sucias. $ est#n siempre donde no pueden cometer un error, lo cual es inhumano.
)odos los hombres tienen derecho a cometer algunos errores. Pero las ratas, no. )ienen que ser siempre perfectas, pues de lo contrario chocan con hombres como usted. '(o s! de qu! habla. %ólo s! que tarda demasiado. ':ueno, se lo dir! claramente. "n pobre pat#n del East %ide se e mezclado con los escalones inferiores de una banda. +%abe qu! es un escalón, 455y 'e estado en el ej!rcito 'gru3ó. '&rece dentro de la banda, pero no est# del todo podrido. (o est# lo bastante podrido, así que trata de escapar. 8iene aquí, busca un empleo de cualquier clase, cambia su nombre o sus nombres y ie en un edificio de apartamentos baratos. Pero la banda tiene agentes en muchos sitios. 6lguien lo e y lo reconoce. Podría ser un traficante de drogas, un hombre que sire de tapadera para un negocio de apuestas, una prostituta, o incluso un poli corrupto. Entonces la banda, o el Equipo, como usted quiera, dice a tra!s del humo del cigarro7 A455y no puede hacernos esto. Es una operación peque3a porque !l es peque3o. Pero nos molesta. Es malo para la disciplina. Llama a un par de muchachos y diles que lo despachenB. Pero +a qu! muchachos llaman 6 un par que ya les tienen hartos, est#n demasiado istos. Podrían cometer errores o asustarse. )al ez les gusta matar, y eso tambi!n es malo, produce imprudencia. Los mejores muchachos son los que no se inmutan por nada. Pues bien, aunque no lo saben, los muchachos que llaman son de la clase temeraria. Pero sería diertido intimidar por el mismo precio a un tipo que no les gusta, que ha denunciado a un matón llamado Larsen.
"no de estos peque3os chistes que tanto gustan al Equipo. A*irad, chicos, incluso tenemos tiempo de jugar con un detectie priado. &aramba, podemos hacer cualquier cosa, incluso chuparnos el pulgar.B 6sí que enían a un pat#n. 'Pero los hermanos )orri no son patanes, son duros de erdad. Lo han probado;, aunque hayan cometido un error. '/ue no es tal error. Liquidaron a 455y 1osenstein. "sted es sólo un se3uelo en este asunto. $ ahora mismo queda arrestado por asesinato. Pero esto no es lo peor que puede ocurrirle. El Equipo lo sacar# de chirona y lo har# explotar en pedazos. $a ha representado su papel y no ha conseguido manejarme como un pelele. %u dedo iba a apretar el gatillo, pero yo le hice soltar el arma de un disparo. El reóler que tenía en el bolsillo era peque3o, pero a aquella distancia, infalible. $ era uno de mis días infalibles. Profirió un gemido y se chupó la mano. $o me acerqu! y le propin! un puntapi! en el pecho. %er simp#tico con los asesinos no figura en mi repertorio. %e tambaleó hacia atr#s y luego hacia el lado y dio cuatro o cinco pasos acilantes. 1ecogí su pistola y la apret! contra !l mientras lo cacheaba por todas partes Ono sólo bolsillos o pistoleras donde un hombre pudiera esconder una segunda arma. Estaba limpio; por lo menos, en este sentido. '+/u! intenta hacer conmigo 'gimió'. Le he pagado. Est# libre. Le he pagado muy bien. '6mbos tenemos problemas. El suyo es continuar io.
%aqu! las esposas del bolsillo, le tir! los brazos hacia atr#s y se las puse en las mu3ecas. %u mano sangraba, por lo que la enolí en su pa3uelo, y entonces fui al tel!fono. >lagstaff era lo bastante grande para tener una comisaría de policía< incluso podía haber una oficina del fiscal del distrito. Esto era 6rizona, un estado relatiamente pobre. Los policías podían ser incluso honrados. )ue que quedarme unos días, pero no me importaba mientras pudiera comer trucha pescada a dos o tres mil metros de altitud. Llam! a 6nne y a :ernie @hls. )ambi!n llam! a mi contestador autom#tico. El fiscal de 6rizona era un hombre joen, de ojos astutos, y el jefe de policía, uno de los hombres m#s corpulentos que he isto. 8olí a Los 6ngeles con tiempo para llear a 6nne a 1omanoff, donde cenamos con champ#n. 'Lo que no puedo comprender 'me dijo sorbiendo la tercera copa de espumoso' es por qu! te metieron en esto y por qu! hicieron salir a un falso 455y 1osenstein. +Por qu! no se limitaron a ordenar a los asesinos que hicieran su trabajo '(o podría decírtelo. 6 menos que los jefazos se sientan tan seguros que est!n dispuestos a gastar bromas. $ a menos que ese tipo, Larsen, que fue a la c#mara de gas, fuese m#s importante de lo que parecía. %ólo tres o cuatro mafiosos importantes han ido a la silla el!ctrica, al cadalso o la c#mara de gas. (o hay ninguno, que yo sepa, condenado a cadena perpetua en los estados que no tienen pena de muerte, como *ichigan. %i Larsen era m#s importante de lo que todos suponíamos, mi nombre podía haber figurado en la lista de espera.
'Pero +por qu! esperar 'me preguntó'. Podían matarte cuando quisieran. 'Pueden permitirse el lujo de esperar. +/ui!n a a molestarles; Qefauer izo lo que pudo, pero +has notado alg-n cambio en sus t#cticas; excepto cuando ellos lo dicen '+$ &ostello ')uo un tropiezo con el impuesto sobre la renta; como 6l &apone. )al ez 6l &apone hizo matar a arios centenares de hombres, y mató a unos cuantos personalmente. Pero fueron los muchachos de la renta quienes lo atraparon. El Equipo no oler# a repetir con frecuencia este error. 'Lo que me gusta de ti, aparte de tu enorme encanto personal, es que cuando no conoces una respuesta, te la inentas. 'El dinero me preocupa 'dije'. &inco mil de su dinero sucio. +/u! har! con !l '(o seas un idiota toda tu ida. as ganado el dinero y arriesgado tu ida por !l. Puedes comprar una serie de :onos E< eso limpiar# esos billetes. $ en mi opinión, esto sería parte de la broma. '2ime una buena razón para que la iniciaran. ')u reputación es mayor de lo que imaginas. +$ si fue el falso 455y el que la inició Parece uno de estos tipos superlistos que no pueden hacer nada sencillo. 'El Equipo se encargar# de !l por hacer sus propios planes; si es que t- tienes razón.
'%i el fiscal no lo hace primero. (o puede importarme menos lo que acabe sucedi!ndole. *#s champ#n, por faor.