El karma de la comunicación involuntaria
Lalo Hube
Ed i ci ón pre l i m i n ar
Contenido 1. Objetivos vs. comunicación involuntaria – Un ejemplo 2. Los niveles de comunicación involuntaria 3. La comunicación automática “lógica” 4. Comunicación impulsiva automática emocional 5. La comunicación ciega programada 6. Interpretación conciente, lógica, impulsiva y ciega 7. Niveles de conciencia en la comunicación 8. Un problema particularmente grave 9. La solución a todos los problemas 10. Auto-re-programación 11. La mano, la estufa y el programa
1. Objetivos vs. comunicación involuntaria – Un ejemplo
Imaginemos a un profesional que busca empleo. Se encuentra en una entrevista laboral. Lógicamente, necesita influir sobre su entrevistador, para así pasar exitosamente la entrevista, y seguir adelante en el proceso de selección. uestro amigo profesional tiene un objetivo claro: lograr el puesto. Y para ello deberá lograr convencer al entrevistador de que es el mejor candidato. Su herramienta es su comunicación, verbal y no verbal. o tiene otra. No hay otra. Supongamos que el entrevistador, hacia el final de la entrevista y para poner al entrevistado en situación de presión, y evaluarlo en esa condición, hace una pregunta “difícil”. Con una expresión facial de extrema seriedad, luego de describir la complejidad del puesto (tal vez exagerando un poco) y literalmente “clavándole la mirada” a nuestro pobre profesional buscador, lanza, sin misericordia, la siguiente pregunta: “Pero… dígame, ¿usted REALMENTE se siente capaz de ponerse a la altura de este desafío, y de
hacerse cargo íntegramente de las innumerables y complejas tareas que implica este puesto?” ¡Epa! uestro amigo siente el impacto. En el estómago, y en el corazón. Su estómago se cierra, sus latidos se aceleran. Siente un calor interior. Una gota de sudor cae por su frente. Pero, por suerte, logra al menos no perder de vista su objetivo (lo cual ante mucha presión podría muy bien suceder), e intenta con todas sus fuerzas emitir una serie de señales comunicacionales que le permitan generar una impresión positiva en el entrevistador. Es así que logra contener su impulso a demostrar abiertamente su incertidumbre, y logra generar una comunicación verbal tendiente a mostrar seguridad. Si esto fuera todo no habría problemas. Pero no es todo. Para nada. cá aparece el problema central, el origen de todos nuestros problemas comunicacionales (¿o de todos nuestros p roblemas tal vez?). La comunicación no conciente. La comunicación involuntaria. Cuando nuestro amigo se expresa, en realidad genera
no uno sino dos tipos de señales comunicacionales. En primer lugar nuestro amigo genera algunas señales comunicacionales voluntarias, es decir, señales comunicacionales emitidas a voluntad, con un propósito claro (impactar positivamente al entrevistador) y sobre las cuales nuestro amigo tiene un buen nivel de control. Por ejemplo, nuestro amigo emite ciertas palabras (comunicación verbal) sobre las cuales logra un cierto nivel de control y por lo tanto van en línea con el objetivo. Es así que logra pronunciar las siguientes simples palabras: “si, me siento capaz”. Esta es comunicación surgida directamente del “yo” de la persona, de su “ego”, de su individualidad más pura, la cual lógicamente defiende sus propios objetivos con voluntad propia, con libre albedrío, con conciencia. Es la comunicación voluntaria, o conciente, o controlada, o libre. hora, si analizamos con más detenimiento, veremos que, en realidad, aún esta comunicación no es del todo conciente y controlada. Veamos porque. La idea básica de decir “SI” es la parte voluntaria, pero el vocabulario y las oraciones exactas van a
depender de mecanismos pre-programados. Siguiendo con el ejemplo de la entrevista, nuestro amigo contesta con la construccion verbal: ”si, me siento capaz”, pero, si hubiera tenido otra programación, otra formación inconciente, podría haber expresado la misma idea con una construcción o vocabulario radicalmente diferentes. Por ejemplo, si hubiera tenido una programacion o formación muy basica podria haber contestado con un simple y seco “si”. Con programas un poco mas sofisticados hubiera contestado tal vez: “si, desde ya”. Con otra formación tal vez le hubiera salido un: ”si, por supuesto, yo me siento totalmente capaz”. Con una programcación de estilo más informal (copiada de un padre informal y chistoso tal vez) podría haber contestado: “pero si mi amigazo, no hay ningun problema”. Hay multiples posibilidades. Las distintas construcciones verbales que podemos usar para transmitir una misma idea (el componente voluntario de la comunicación) surgen de mecanismos con un alto nivel de automatismo. Usted no va eligiendo palabras concientemente mientras habla, a no ser que pronuncie una palabra, se quede pensando, pronuncie otra, y así.
¿Se imagina? ¡Jajaja! Yo………………….quiero…………………… ir……………….a……………. o podemos hablar en forma totalmente conciente. ecesitamos de programas, mecanismos automáticos, que generen nuestro lenguaje. Ya vimos un principio fundamental, y es que, para manejar un proceso en forma totalmente conciente, éste tiene que ser LENTO. “Hablar” es un proceso que requiere movimientos musculares de altísima complejidad, velocidad y coordinación, así que necesitamos programas indefectiblemente para realizarlos. Como vemos, aún con buena fuerza de voluntad, nuestros programas ya empiezan a influir, a modificar todo. De todos modos, si terminara acá la comunicación, como ya dijimos, “estaría todo bastante bien”. Pero la comunicación no termina acá. Para nada. Recién empieza.
2. Los niveles de comunicación involuntaria
demás de las señales comunicacionales generadas por su voluntad, por su decisión libre de responder “SI”, codificada en palabras por sus programas linguisticos como vimos, nuestro amigo también generará otras señales comunicacionales, sobre las cuales no tendrá tanto control. O, mejor dicho, sobre las cuales tendrá poco nivel de control. En algunos casos, control directamente nulo. Son las señales comunicacionales involuntarias. Subconcientes e inconcientes. o controladas. O parcialmente controladas. Se trata de señales automáticas que se generan apartir de nuestros nuestros programas, sin participación de nuestra voluntad, de nuestra decisión libre, y sobre las cuales tenemos bajo o nulo nivel de conciencia. Estas señales comunicacionales involuntarias o automáticas pueden ser básicamente de tres tipos: Señales automáticas “LOGICAS” Señales automáticas “IMPULSIVAS” Señales automáticas “CIEGAS”
nalicemos ahora cada una de ellas.
3.
La comunicación automática “lógica”
La comunicación automática “lógica” se compone de señales verbales, es decir, palabras y oraciones, y es resultado de nuestros mecanismos automáticos de uicio y razonamiento. De nuestros programas RACIONALES. Surge de nuestros mecanismos actuales de razonamiento, no necesariamente correctos, totalmente dependientes de nuestra formación, del grado de perfección que hemos alcanzado en nuestra visión de la realidad. La comunicación automática lógica surge de las ideas que consideramos correctas desde hace tiempo, y que están en cierta manera “cristalizadas” en nuestra mente, sean o no sean correctas. Representan nuestra lógica “subjetiva”, la cual puede diferir, y mucho, de una lógica “objetiva”, “correcta”, “completa”, estando ambas separadas, simplemente, por nuestros “errores de razonamiento”. La comunicación automática lógica está gobernada por nuestras opiniones cristalizadas sobre el mundo y sobre otras personas, que pueden ser incorrectas, pero ya están fijadas en nuestra mente. Surge de esquemas de pensamiento lógico que consideramos correctos y sobre los cuales no hemos
ejercido observación ni juicio crítico conciente durante cierto tiempo. Por esta razón se establecieron como procesos cristalizados, fijos, de pensamiento, que generan razonamientos repetitivos, una y otra vez. o cambian. Solo un esfuerzo conciente puede hacerlos cambiar. El piloto automático puede manejar el avión, pero no puede modificarse a sí mismo. Por ejemplo, nuestro candidato, en su comunicación, tal vez exprese ciertas opiniones sobre su trabajo y su efe anteriores que están cristalizadas en su mente. Tal vez estén equivocadas y generen una mala impresión en el entrevistador, pero nuestro amigo ya no las uzga. Simplemente las emite, una y otra vez, en todas las entevistas. Esas opiniones ya se han convertido en parte de su “conversación lógica automática”. En personas muy mayores, que por distintas razones han sufrido una reducción de su nivel de conciencia, estas conversaciones automáticas son algo bastante común. Es el caso del típico “abuelo”, muy mayor, que siempre pregunta lo mismo, dice lo mismo, protesta por lo mismo, incluso refiriendose continuamente a temas totalmente irrelevantes en la actualidad.
Es el caso de la abuelita que cada vez que ve a su nieta le pregunta: “¿cuantos añitos tenés?”, “a qué grado vas?” Faltaría que le pregunte: “¿y como te llamás?”, “¿quien sos?” Conversación logica automatica. Quien la genera aparenta ser una persona, hasta puede parecer inteligente, puede usar un vocabulario sofisticado, pero no pasa de ser informacion grabada en su cerebro que se reproduce automáticamente. Un persona generando conversacion automatica está en una categoría que no es superior a la de un grabador en modo “play”. La conversación lógica automática se dispara “sola”, por decirlo de alguna manera, refleja opiniones e ideas “grabadas” en nuestra mente, muchas de las cuales pueden ser totalmente incorrectas o desactualizadas. Quien emite conversación lógica automática es medianamente conciente de haberla emitido, y, ante un cuestionamiento, se muestra de acuerdo con lo emitido, es decir, no se arrepiente de su comunicación lógica, ya que esta es generada por sus propios procesos de juicio racional, los cuales, por sup uesto, están de acuerdo con si mismos, aunque sean erróneos. o se puede detectar un error con una herramienta de
evaluación que tiene la misma falencia. El resultado sería: “no hay error” o podemos corregir una curva y convertirla en recta con una regla igualmente curvada. La persona totalmente loca no puede auto-observarse y reconocerlo, diciendo: “yo tengo clarísimo que estoy loco”. Tal vez, en un instante de cierta lucidez, pueda decir: “se que estoy loco” y, en ese preciso instante realmente dejaría de estarlo. Si pudiera mantener esa conciencia siempre, entonces dejaría de estar loco, y pasaría a estar probablemente más cuerdo que los que lo atienden. Por ejemplo, una persona que, por falta de información y por fallas de observación y análisis, cree desde hace tiempo que un determinado personaje político es una persona competente y honesta, aún sin conocerla personalmente, es capaz de defenderla a ultranza con argumentos automáticos pseudo-lógicos en una conversación con amigos que lo critican. Su defensa del personaje en cuestión tiene razones lógicas para él, pero en realidad es solo un argumento pre-programado, automático en su mente. Ante críticas muy claras y obvias de sus amigos, con pruebas fehacientes, nuestro protagonista hace oidos sordos y continúa con su “cassette mental”, con su
conversación automática, surgida de sus programas racionales, los cuales reflejan, como vimos, todo un cúmulo de opiniones cristalizadas, y sobre las cuales, al menos por el momento, nuestro amigo parece no tener intención alguna de arrojar el juicio crítico y la luz de su propio poder conciente. Esta comunicación lógica automática ya es en cierto grado inconciente, aunque no totalmente, ya que nuestro amigo conversador automático se da cuenta de lo que dice, solo que no siente necesidad de cambiarlo, ya que él juzga sus ideas con la misma “máquina” que las genera. El simplemente esá de acuerdo con sí mismo. El error cree que el error es correcto. De la misma manera que sería difícil que un ladrón se denuncie a si mismo, se mande preso y cierre él mismo la puerta de su celda. Haría falta mucha luz de conciencia para esto. La conciencia es el archi-enemigo del automatismo. Como la luz de la oscuridad. Lo mismo sucedería si medimos un objeto que debería medir un metro, pero en realidad mide noventa centímetros, con una regla que marca un metro pero que, en realidad, mide también noventa centímetros. El resultado será “un metro perfecto”, aunque tanto el
objeto como la regla midan, desde un punto de vista absoluto y objetivo, noventa centímetros. Error de acción más error de juicio = certeza (falsa) M enos por menos = más. Pero sigamos con nuestro amigo buscador de empleo, que hay más comunicación involuntaria.
4. Comunicación impulsiva automática emocional
un nivel aún más profundo de nuestra conciencia se generan las SEÑALES COMUNICACIONALES IMPULSIVAS. Estas señales surgen principalmente de nuestros procesos emocionales, no racionales. Por ejemplo, nuestro amigo intenta tener éxito en su entrevista laboral, pero ante la pregunta incisiva del entrevistador, no puede evitar sonrojarse, ni puede evitar que una gota de sudor le caiga por la frente, ni puede evitar tartamudear un poco al comenzar a responder, ni puede evitar perder el contacto visual, todo debido a su estado emocional. uestro amigo no puede evitar emitir estas señales comunicacionales, todas inconvenientes para su éxito en la entrevista, pero sí se da cuenta de que las está emitiendo. sí son justamente las señales comunicacionales IMPULSIVAS. Definimos entonces como señales comunicacionales impulsivas a aquellas señales comunicacionales que el comunicador no puede detener, pero sí puede percibir. Las señales comunicacionales IMPULSIVAS son claramente involuntarias, pero esto no impide para
nada que se sumen a las señales comunicacionales VOLUNTARIAS de una persona y pasen a componer la comunicación TOTAL que el mundo percibe. Las señales involuntarias indicadas (ruborización, tartamudeo, transpiración, entre muchas otras posibles), se suman inevitablemente a las palabras emitidas por nuestro amigo buscador, para construir la comunicación TOTAL que finalmente llegará al entrevistador, y que, por lo tanto, será la que éste considere para evaluar a su entrevistado. Vemos como la comunicación sigue complicándose ¿no? uestro amigo se da cuenta de que se está sonrojando. También se da cuenta de que está transpirando y de que tartamudeó al contestar. Pero no p uede evitarlo. o puede controlar su comunicación. Otra vez el origen de todos nuestros problemas comunicacionales, y de muchos de nuestros problemas de relación. Simplemente no logramos controlar lo que emitimos al mundo. Si esto terminase acá, y a sería muy grave. Pero no termina aquí.
Se agrava.
5.
La comunicación ciega programada
Sigamos analizando como se va generando la comunicación total de nuestro amigo candidato (¿o deberíamos decir “ex candidato” a esta altura?). demás de las señales comunicacionales voluntarias, involuntarias-LOGICAS e involuntariasIMPULSIVAS, nuestro amigo va a generar un cuarto tipo de señales comunicacionales. uestro entrevistado amigo, a esta altura ya bastante nervioso, además de las señales que ya está emitiendo, muy probablemente no sea conciente de que le falta un botón a su saco, o de que el nudo de su corbata está torcido, o de que el color de la corbata que lleva es un color aborrecido p or el entrevistador, o de que el escudo que lleva en el saco es del club más odiado por el gerente general de la empresa, o de que su peinado recuerda al entrevistador al de su pariente más indeseable, o de que sus zapatos están generando un mal olor, fruto de algo que pisó antes de entrar a las oficinas, o de mil eventos más, todos generadores de comunicación hacia el entevistador. uestro entrevistado tampoco es conciente de que la forma en que está sentado resulta demasiado informal y ofensiva para el entrevistador, de que su mirada le resulta altanera, de que su volumen de voz le resulta excesivo, de que su tono de voz simplemente le “cae
mal” y de que su seseo le resulta exaspeante. Más aún, nuestro amigo está totalmente inconciente de que la forma en que se balancea en la silla molesta al entrevistador (sin mencionar el chirrido que produce), como también el hecho de que juegue con su lapicera mientras habla, o de que masque chicle, o de que se toque el pelo repetidamente, o de que mire los objetos sobre el escritorio, o de que se rasque ciertas partes de su cuerpo, o de que pierda frecuentemente el contacto visual, o de que se cruce de brazos, o de que se comporte demasiado “confianzudo”, o de que esté demasiado pálido, o de que acostumbre comenzar a hablar antes de que el entrevistador termine su pregunta (tiene el hermoso hábito de hablar “encima”), o de que se ponga las manos en los bolsillos, o de que se distraiga, o de que escupa saliva al hablar, o de que se toque la nariz o las orejas, o de que cada minuto verifique si tiene la bragueta abierta, o de que vuelque un poco de su café en la alfombra, o que ensucie la alfombra con barro de sus zapatos, entre miles de otras posibles señales comunicacionales. ¿Todo esto transitimos de manera involuntaria? Si, y mucho más. Estas innumerables señales no solo son emitidas involuntariamente por nuestro amigo, sino que ni
siquiera las puede percibir. Es ciego a sus propias señales. Las cuales como vemos están desagradando mucho al entrevistador. Es más, si alguien le preguntase a nuestro candidato “¿por qué hiciste eso?”, muy probablemente nuestro amigo conteste: “¿hice qué? Pero el hecho de que estas señales sean involuntarias e imperceptibles para el emisor no impide para nada que todas, abolutamente todas estas señales comunicacionales, sean percibidas e interpretadas, conciente o inconcientemente, por el receptor, en este caso el entrevistador, y que ejerzan una influencia determinante en la formación de la opinión del entrevistador sobre el entrevistado. estas señales comunicacionales las denominaremos CIEGAS, ya que surgen sin consentimiento del emisor y tampoco son percibidas por él mismo. demás de todas las señales ciegas que ya venía generando, es muy probable que nuestro amigo, ante la pregunta incisiva del entrevistador, emita algunas más. Como para completarla. Recordemos que el entrevistador pone en prietos a nuestro amigo con la siguiente pregunta:
“Pero… dígame, ¿usted REALMENTE se siente capaz de ponerse a la altura de este desafío, y de hacerse cargo íntegramente de las innumerables y complejas tareas que implica este puesto?” Como reacción automática CIEGA ante esta pregunta, y sin intervención alguna de su voluntad y decisión libre, el cuerpo de nuestro amigo se mueve levemente hacia atrás (como alejándose en busca de protección), su mirada baja rompiendo el contacto visual durante algunos segundos, uno de sus párpados comienza a temblar rápidamente, sus brazos tienden a cruzarse usto en ese instante, y su cuerpo comienza a moverse como incómodo y nervioso en la silla. Todo esto automáticamente. Llamamos CIEGAS a estas señales comunicacionales porque no solo nuestro amigo no puede evitar generarlas sino porque, si al salir de la entrevista le preguntamos porqué las realizó, seguramente nos responderá: “¿qué?”, “¡Yo no hice nada de eso!”. Para que nos crea y acepte haber cometido todos esos innumerables errores comunicacionales no tendremos otra alternativa que mostrarle un video. Si no, seguramente no nos creerá. Y es lógico. La comunicación ciega surge básicamente de procesos psíquicos totalmente inconcientes, de reacciones instintivas, de actos reflejos, y de nuestras
propias características físicas o de vestimenta, cuyo impacto desconocemos, y por lo tanto no podemos evitar su generación, ni tampoco podemos registrar concientemente su impacto comunicacional. La comunicación CIEGA es de lo más peligroso que existe. Es algo que generamos sin saber, pero que el mundo percibe perfectamente, y utiliza para evaluarnos. La comunicación ciega puede arruinar a una persona. Puede sabotear lo que una persona se propone realizar. Para tener una idea de la complejidad de los procesos de comunicación interpersonal involucrados en esta simple interacción pregunta-respuesta, repasemos ahora todas las señales que podrían componer la repuesta TOTAL de nuestro amigo entrevistado, y que son percibidas, conciente o inconscientemente por el entrevistador: S eñales voluntarias
Genera la idea de contestar afirmativamente Señales involuntarias
Señales automáticas lógicas Emite exactamente las palabras: “sí me siento capaz” Acompaña su afirmación con una explicación
pseudo-lógica de porqué no pudo desarrollar todo su potencial en su trabajo actual y de porque se lleva mal con su jefe actual, y de porque su jefe tiene toda la culpa, todo sobre la base de un razonamient o con notables fallas de lógica absoluta Ent re otras posibles
Señales automáticas impulsivas Se sonroja No puede evitar que una gota de sudor le caiga por la frente, Tartamudea un poco al comenzar a responder Le traspiran las manos Ent re otras posibles
Señales automáticas ciegas Para empezar, tenemos las típicas reacciones automáticas instintivas de autodefensa inconciente, generadas prácticamente por cualquier persona al ser “atacada” verbalmente: El cuerpo de nuestro amigo se mueve levement e hacia atrás (como alejándose en busca de protección) Su mirada baja rompiendo el contacto visual durante algunos segundos Uno de sus párpados comienza a temblar rápidamente Sus brazos tienden a cruzarse justo en el instante
posterior a la pregunta final Su cuerpo comienza a moverse como incómodo y nervioso en la silla A estas reacciones automáticas instintivas se agregan hábitos comunicacionales internalizados por nuestro candidato en su formación inconciente, grabados en sus programas vocales y motrices, y cuyo impacto en otras personas es desconocido para él: La forma en que está sentado, la cual resulta demasiado informal para el entrevistador Su mirada, la cual resulta altanera al entrevistador El volumen de su voz, el cual le resulta excesivo El tono de su voz, el cual simplemente le “cae mal” La pronunciación, la cual le resulta “extraña” La forma en que se balancea en la silla, la cual molesta al entrevistador (sin mencionar el chirrido que la silla produce) Su continuo jugar con su lapicera al hablar y escuchar, apretando una y otra vez su “botoncito”, lo cual pone nervioso al entrevistador Masca chicle Se toca el pelo cont inuamente Mira indiscretamente los objetos y documentos
que hay sobre el escritorio del entrevistador Se rasca ciertas partes de su cuerpo Pierde frecuentemente el contacto visual con el entrevistador Se cruza de brazos (forma inconciente de autodefensa) Se comporta demasiado “confianzudo” Acostumbra comenzar a hablar antes de que el entrevistador termine su pregunta (habla “encima”), con lo molesto que esto siempre resulta Se pone cada tanto las manos en los bolsillos, lo cual es señal de que no sabe qué hacer con ellas, lo cual a su vez es señal de nerviosismo e inseguridad Se distrae Escupe saliva al hablar Se toca a cada tanto la nariz o las orejas Verifica cada tanto si tiene la bragueta abiert a Vuelca un poco de su café, al revolverlo, dejando caer unas gotas que manchan la alfombra de la oficina del entrevistador Ensucia la alfombra con barro de sus zapatos, traído de la calle Por último, también se agregan características físicas y de vestimenta de nuestro candidato, cuyo impacto en el entrevistador es totalmente
desconocido para él Le falta un bot ón a su saco El nudo de su corbata está torcido El color de su corbata es un color particularmente aborrecido por el entrevistador El escudo que lleva en el saco es del club más odiado por el gerente general de la empesa (de lo cual el ent revistador está al tanto) Su peinado recuerda al entrevistador al de su pariente más indeseable Su cutis está demasiado pálido, lo cual da al entrevistador una sensación inconciente de persona débil, con tendencia a enfermarse, falta de energía
entre otras miles de señales posibles. Póngase en lugar del entrevistador. Vemos claramente que la respuesta TOTAL de nuestro amigo muy probablemente no le resulte para nada satisfactoria, y menos agradable, aunque sus palabras hayan sido “si, me siento capaz”. En realidad estas palabras (correctas) no pesarán nada frente al resto de las señales comunicacionales emitidas. La comunicación involuntaria determinará la suerte de nuestro candidato en este caso. Como ocurre casi siempre.
Otra persona, que conozca y maneje mejor sus señales comunicacionales, será la que seguramente obtendrá el puesto. El problema para nuestro amigo entrevistado es que él solo registra en su memoria haber dicho “si me siento capaz” y, eventualmente, también registra haber explicado porque no pudo desarrollarse bien en su trabajo actual, explicacion con la cual está totalmente de acuerdo (el metro fallado que mide mal un objeto mal hecho). Probablemente, con algún esfuerzo pueda recordar que se sonrojó un poco, que sintió calor y que transpiró. El resto de las señales serán básicamente ciegas para él. Resultado: a nuestro amigo le dan como respuesta final: “lo vamos a llamar”. Lo peor es que, cuando nuestro candidato llega a su casa, su esposa le pregunta: “¿cómo te fue en la entrevista, querido?”, y él contesta, cándido: “¡bien!, ¡muy bien!, ¡muy simpático el entrevistador!, ¡me dijo que me llamarán!”. Pero el teléfono jamás sonó.
6. Interpretación conciente, lógica, impuls iva y ciega
Es importante destacar que la interpretación de todas estas señales por parte del entrevistador también son de diferentes tipos, o más exactamente, se dan a distintos niveles de conciencia. En primer lugar, algunas de las señales recibidas son interpretadas de manera conciente por el entrevistador, pudiendo él mismo decidir si las quiere tener en cuenta o no. Por ejemplo, el entrevistador percibe concientemente que el candidato tiene un peinado similar al de un pariente suy o odiado, pero, como se da cuenta de esto, lo maneja concientemente, se autocontrola, y voluntariamente decide no considerar su impacto en la evaluación. El entrevistador toma conciencia de su propio prejuicio frente a ese tipo de peinado, por lo cual tiene la posibilidad de desactivarlo, de no dejarlo funcionar automáticamente. Como vimos, la intervención de la conciencia elimina nuestros automatismos, detiene los programas y permite generar un juicio libre. Es la INTERPRETACION CONCIENTE, o la interpretación del Yo, controlada por la conciencia y
la voluntad. Es la única interpretación verdaderamente libre de automatismos. En segundo lugar, el entrevistador siente desacuerdo por algunos de los argumentos u opiniones vertidas por nuestro candidato, de acuerdo con sus patrones lógicos de pensamiento, adquiridos durante su educación y formación. Que el entrevistador esté en desacuerdo para nada significa que los razonamientos vertidos por el candidato no sean correctos, sino que simplemente se debe a que no coinciden los patrones lógicos automáticos de una y otra persona. El entrevistador siente el impacto de estas señales a nivel racional, a nivel de la “cabeza”. Es la INTERPRETACION LOGICA UTOMATICA, la cual genera una sensación de acuerdo o desacuerdo, despojada de sentimientos, fría, tranquila, racional. Pero desacuerdo o acuerdo al fin. En tercer lugar, el entrevistador no puede evitar sentir molestia, rechazo indignación o, en otro caso, atracción y admiración, por las señales comunicacionales generadas por el candidato. El entrevistador tal vez pueda darse cuenta de que algunas de las señales comunicacionales generadas por
el candidato le pegan justo en el “corazón”, es decir, a nivel emocional, afectando su emocionalidad, su tono afectivo hacia el candidato, positiva o negativamente, según el caso. Este impacto emocional influye fuertemente en su evaluación del candidato, y, aunque el entrevistador puede llegar a darse cuenta de esto, difícilmente pueda evitar ser influido. unque intente no considerar el efecto de las señales que lo emocionaron (para bien o para mal) simplemente no podrá. Siente el impacto de estas señales a nivel del “corazón”, a nivel “emocional”. Es la INTERPRETACION IM PULSIVA, no controlada a voluntad, pero al menos pasible de ser reconocida por el mismo receptor. Por último, todo el resto de las señales comunicacionales emitidas por el entrevistado tendrán sin duda algún impacto en el entrevistador. lgunas de ellas impactarán negativamente (si no coinciden con ciertos modelos mentales del entrevistador), otras tal vez positivamente (si coinciden con ciertos modelos mentales del entrevistador) y otras de manera neutra (si no disparan ningún mecanismo automático mental en el entrevistador).
El entrevistador es influido por estas señales, aunque no se da cuenta. Es inconciente de la influencia que estas señales le producen. Es la INTERPRETACION CIEGA o SUBLIMINAL. Las señales impactan al receptor, pero este simplemente no se de cuenta. Le generan una sensación difícil de describir, que comúnmente se denomina “feeling” o “piel” o “química”. Siente el efecto de estas señales comunicacionales a nivel del “estómago”, como una sensación muy básica, muy primitiva, pero que claramene indica agrado o desagrado, aceptación o rechazo. El entrevistador no puede a ciencia cierta explicar a que se debe su sensación (positiva o negativa), pero puede afirmar con total seguridad si tuvo “piel”, “quimica” o “feeling” con el candidato. Esta sensación, inexplicable para quien la experimenta, en realidad tiene una explicación científica muy simple, y es que la sensación positiva se da cuando los programas instintivos y orgánicos de ambas personas son compatibles, es decir, son similares. Esto genera compatibilidad o similitud de
movimientos microscópicos, ritmo vocal, volumen de la voz, entonaciones típicas, olor corporal, características físicas, entre otras señales básicas. claremos que TODAS las señales comunicacionales serán interpretadas por el entrevistador, algunas concientemente, otras subconcientemente y otras inconcientemente. ¿Y cuál es el significado que el entrevistador asigna a las distintas señales no verbales del candidato? Veamos algunos ejemplos: El tartamudeo del candidato es interpretado (conciente o inconcientemente) por el entrevistador como inseguridad, temor La gota de transpiración es interpretada como temperatura corporal elevada, lo cual significa nerviosismo El leve movimiento corporal hacia atrás al recibir la pregunta final es interpretado como intento defensivo, temor ante la pregunta, inseguridad La pérdida momentánea del contacto visual, al recibir la pregunta, es interpretada por el entrevistador como duda, temor Como vemos, todas estas señales comunicacionales involuntariamente generadas por el candidato terminan generando una respuesta no muy satisfactoria a la pregunta “definitoria” del
entrevistador. Y es muy probable que el entrevistador no lo evalue muy positivamente, debido al conjunto de señales involuntarias que acompañaron a la respuesta verbal “sí, me siento capaz”. Seguramente el entrevistador llenará el formulario post-entrevista y, como respuesta a la pregunta “¿se muestra seguro el candidato de sus capacidades para tomar el puesto?”, colocará un “No”, o “dudoso”, o algo similar. Y las posiblidades de nuestro amigo para lograr su objetivo se desvanecerán. ¿Se ve como nuestras posiblidades de progreso se ven afectadas terriblemente por nuestros errores involuntarios de comunicación? Errores principalmente generados en nuestra comunicación impulsiva y ciega. Pero también en nuestra comunicación lógica automática. Raramente un error se produce en nuestra comunicación voluntaria, pero, desafortunadamente, este tipo de comunicación representa un porcentaje ínfimo en nuestra comunicación total. Los errores en nuestra comunicación ciega son por cierto los más graves, ya que no podemos percibirlos, y por lo tanto ni siquiera nos preocupamos por
corregirlos. Los errores en la comunicación ciega son una de las causas comunes de personas que fallan sistemáticamente en sus procesos de búsqueda laboral. Los errores de comunicación voluntaria e impulsiva al menos pueden llegar a ser percibidos por el emisor, y por lo tanto hay más esperanza de que puedan ser corregidos.
7. Niveles de conciencia en la comunicación
La realidad es que prácticamente no hay señales comunicacionales que sean emitidas de manera totalmente conciente. lgunas palabras, frases o gestos específicos muy pensa p ensados dos de antemano, antemano, p remedi remeditt ados, calc alculados, ulados, podría p odríann ser emit mit idos con un alt alt o grado de concienc onciencia ia,, pero p ero aún así requerirá requeriránn de los p rogram rogramaas que manej manejan an nuestros músculos, nuestros, movimientos, nuestras cuerdas vocales e incluso nuestro lenguaje y vocabulario, los cuales funcionan todos en forma automática. En otras palabras, prácticamente toda nuestra comunicación, verbal y no verbal, es fundalmentalmente “programada”, y se dispara como cuando corremos un programa en una computadora. Una vez disparado, el programa corre, sin posibilidad de ser modificado durante su “corrida”. uestra comunicación verbal y no verbal se dispara de la misma forma que cuando usted apenas piensa en “caminar hacia cierto lugar”, sus piernas se mueven, caminando bien o mal, derecho o chueco, con buena post p ostura ura o mala mala,, con con refina refinaci ción ón o con con brutal brut alida idad, d, con gracia o con torpeza, según como haya sido generado, en su formación inconciente, su programa
“caminar.exe”. Una vez disparado el programa este se corre, tal como fue programado. Sobre otras señales tenemos algún nivel de control conciente, aunque mínimo, como por ejemplo, sobre las ideas básicas que deseamos transmitir en una conversación. Pero, aunque tal vez tengamos clara la idea básica a transmitir, aunque tengamos buen control sobre esa idea, la exacta combinación de palabras y frases que salga al mundo para expresarla será basicamente un producto p roducto de p atrone atroness menta ment ales les p reprog rep rogram ramad ados. os. De nuestro programa “hablar.exe”, el cual fue desarrollado en nuestra principal etapa de prog p rogram ramaación, ción, es decir decir,, la niñez niñez . Esto es muy claro y verificable. Nadie va desarrollando su idioma, su vocabulario o su estilo de construcción de frases mientras habla. Son procesos que ya están fijados de antemano. Pre-programados. Aprendidos. Internalizados. Estos patrones literalmente se programaron en nuestro cerebro por copia y repetición, durante el proce p roceso so de ap ap render render la leng lengua ua.. Esto explica porqué es tanto más difícil aprender una lengua en la adultez. Es mucho más fácil programar un cerebro casi vació de programas, que no enjuicia ni
critica ni rechaza ideas. Simplemente absorbe, sin uicio, como una “esponja”, el líquido que se le presente. p resente. Es el cerebro cerebro del del niño. niño. En suma, si bien tenemos cierto control sobre nuestro lenguaje, básicamente se genera a partir de programas adquiridos, siendo la idea básica a transmitir lo punico realmente voluntario en el momento de la comunicación. Por ejemplo, dos personas tienen en su mente la idea de preguntar la hora, y ambos se encuentran en un estado emocional neutro (no afectados por ninguna emoción emoción definida). Mientras una tal vez diga: “¡que hora tenes!”, con un tono que parece agresivo al receptor, la otra podría decir: “disculpe, distinguido señor, podría usted ser tan amable de decirme que hora es, si no es mucha molestia?” mbos tuvieron exactamente la misma idea básica, el mismo objetivo, “averiguar la hora”, pero sus diferentes programas linguisticos y vocales prog p rogram ramaados en sus cerebros cerebros generaron eneraron comunicaciones verbales radicalmente diferentes. Diferentes programas generan diferentes lenguajes, diferentes construcciones verbales, diferentes vocabularios y diferentes entonaciones, para transmitir exactamente la misma idea, para concretar
el mismo objetivo. Pero esos programas diferentes no son solo una cuestión de “estilo”, ni son para nada “inocuos” en cuanto a la efectividad de nuestra comunicación, ya que, obviamente, las construcciones verbales que usamos para pedir cosas influyen muy fuertemente en que esas cosas nos sean otorgadas o no. Muchas personas que nunca logran obtener nada de otras aún no han tomado conciencia de que el problema está en su propia comunicación, y no en el mundo externo que se niega a satisfacerlas, como ellas muy probablemente crean. Formación inconciente diferente, programación mental diferente. Programas diferentes, comunicación diferente Comunicación diferente, efectividad diferente. nalicemos a la primera persona que pregunta la hora. Para empezar, es muy probable que reciba una seca respuesta: “no tengo reloj”, por parte de una persona que tal vez si tenga reloj, pero que se sintio agredida por la forma de preguntar. Recordemos siempre que hay señales comunicacionales que emitimos en forma TOTALMENTE inconciente
Si tenemos muy poco control conciente-voluntario sobre las construcciones verbales y el vocabulario específicos que utilizamos para expresar nuestras ideas, menos control tenemos aún sobre las variables sonoras que acompañan a las palabras que emitimos, o lo que mas técnicamente se denomina “paralenguaje”. Estas variables sonoras son, básicamente, el volumen (alto-bajo) y su variación en el tiempo (acentuación), el tono (agudo-grave) y su variación en el tiempo (entonación), el ritmo (rápido-lento) y su variación, la pronunciación, y el timbre. Los ingredientes sonoros que acompañan siempre a nuestras palabras en general representan variaciones emocionales, y típicamente la persona que los emite no los controla, aunque en ocasiones si puede notarlos una vez emitidos. Por ejemplo, una persona que pierde el control y levanta el volumen de su voz a partir de un estado emocional de ira, luego probablemente recordará haber levantado la voz, teniendo de esta manera al menos la posibilidad de arrepentirse y, eventualmente, pedir disculpas y corregir su accionar. Esta posibilidad no existe cuando el nivel de conciencia es tan bajo que no logramos ni siquiera detectar las señales comunicacionales emitidas, y
mucho menos su impacto en otras personas. Este es el caso en las señales ciegas emitidas por el candidato en nuestro ejemplo de la entrevista laboral. En este nivel de conciencia se encuentran la mayoría de las señales que hacen a nuestra comunicación corporal.
8.
Un problema particularmente grave “Si la única herram ienta que tenem os es un m artillo, entonces tenderemos a ver todos los problemas com o clavos” Abraham Maslow
La comunicación involuntaria representa un problema especialmente grave para el ser humano, ya que se trata de una fuente continua de errores en nuestro accionar, que pasan inadvertidos para nosotros, pero no para los demás. Pensemos. Un error del cual tenemos conciencia, el cual podemos percibir, nos da al menos la posibilidad de corregirlo. O no corregirlo. Es nuestra decisión. Pero el solo hecho de saber que tenemos una falencia nos evita todo tipo de inconvenientes. Por ejemplo, si sabemos que no sabemos nadar seguramente no nos vamos a zambullir en una pileta profunda. Es decir, conocer nuestras limitaciones nos permite evitar problemas, no por eliminar nuestra limitación sino simplemente por “no meternos donde no sabemos o no podemos”. En lo que a comunicación interpersonal respecta
podríamos decir que somos todos muy inconscientes. Todos nos metemos donde no sabemos. o sabemos nadar pero nos tiramos del trampolín. Felices y contentos. Hasta orgullosos a veces. Hasta que nos ahogamos sin remedio. Y preguntamos “¡¿de donde salió tanta agua?! Y protestamos. Es claro. o sabiamos que no sabiamos nadar. Esta es la característica de una falencia inconsciente. o sabemos que no sabemos comunicarnos con efectividad. Entonces nos comunicacmos como venga. os tiramos a la pileta. “No saber” es ignorancia. “No saber que no sabemos” es inconciencia. Los problemas comunicacionales tienen esta característica, que los hace gravísimos. o sabemos que los tenemos. Es como un enfermo que no sabe que está enfermo. Y por esto no va a al médico. o toma ninguna medicina.
Y va feliz por la vida. Hasta que es demasiado tarde. Como un adicto que no reconoce su adicción. i siquiera escucha los ruegos desesperados de sus familiares. Inconciente de su comportamiento destructivo. o puedo imaginar algo peor que una falencia de la cual no tenemos conciencia. Simplemente porque creemos no tenerla. Entonces simplemente no nos cuidamos. i nos preocupamos por eliminar dicha falencia. os creemos “perfectos” en ese aspecto, y llegamos a creer que es el mundo el que se ha vuelto loco y nos reclama cambiar. o vemos nuestra falencia. Pero hay un pequeño detalle, y es que esa falencia pasa desapercibida por nosotros, pero no para el mundo. os creemos haciendo lo correcto. Pero el mundo nos ve fallar en forma flagrante. Es así como una persona puede ir, ciega y gradualmente, desarrollando el “caldo de cultivo” para una visión totalmente errónea del mundo, incluso hasta llegar a la conclusión filosofica más famosa y profunda de todos los tiempos:
“¡Pero qué barbaridad!, ¡son todos tarados menos yo!” Una ridiculez.
9.
La solución a todos los problemas Quien conoce a los otros es inteligente, quien se conoce a sí mismo es iluminado Lao Tsu (filósofo chino, fundador de taoísmo)
¿Cual es la solución? Es una sola. prender a controlar la comunicación involuntaria. prender a manejar todas las señales que emitimos hacia el mundo. Verbales y no verbales. Fácil de decir. Difícil de hacer. Difícil pero totalmente posible. Lo he visto con mis p ropios ojos. En infinidad de cursos y seminarios, en empresas y en Universidades, he visto a cientos de personas cambiar totalmente su forma de enfrentar al mundo, mejorando drásticamente su efectividad comunicacional. Mejorar nuestra comunicación interpersonal. Sin duda alguna, lo más importante y útil que podemos hacer para mejorar nuestras relaciones interpersonales y nuestra capacidad para lograr objetivos.
Y, ¿cómo empezar? Controlar las señales involuntarias que emitimos al mundo requiere, antes que nada, conocerlas. Hacer conciente lo que hoy se nos pasa inadvertido. Para esto debemos observarnos cuidadosa y atentamente. Y no detener nuestro accionar diario para observarnos, sino hacerlo “en paralelo”, para poder empezar a detectar los continuos errores que cometemos en nuestras nuestras relaciones con otras personas. Si somos perseverantes y realizamos un gran esfuerzo para observarnos continuamente, pronto comenzaremos a detectar errores que hasta el momento no percibíamos. En una primera etapa los seguiremos cometiendo, pero ahora al menos los vemos. Ver claramente infinidad de errores comunicacionales que hasta el momento se nos pasaban inadvertidos y con los cuales habiamos seguramnete ofendido y lastimado a muchas personas será todo un descubrimiento. Ese descubrimiento generará bastante sufrimiento. Sufrimiento necesario para impulsarnos a cambiar. El problema es ahora como detener esos errores.
Para esto debemos aprender a controlar nuestros impulsos emocionales e instintivos. Controlar nuestras reacciones automáticas. Y de esta manera ir modificando los patrones de comportamiento que yacen instalados en nuestro subconciente e inconciet uestros programas. Lograr un mejor manejo de nuestra comunicación es en esencia un proceso de reprogramación. Un proceso de desaprendizaje y re-aprendizaje. Es como desarmar los programas establecidos en nuestra infancia y volver a armarlos, según criterios más correctos. Como borrar un cassette y volver a grabarlo. Como volver marcha atrás por una ruta equivocada, para retomar el camino correcto. Un paso clave inicial de este proceso de reprogramación es la “detención” de los programas actuales, a través de la “intervención” conciente de estos programas, los cuales están “acostumbrados” a actuar automática y libremente desde hace años. Esa intervención conciente nos permite identificar, como primera medida, el momento preciso en el cual se generan nuestros impulsos emocionales e instintivos.
Esos impulsos que nos llevan a insultar, agredir, discutir inútilmente, lastimar, humillar, odiar, pero también a elogiar, admirar, apegarnos, fanatizarnos, por supuesto, automáticamente. Es necesario entender nuestros impulsos para poder purificarlos. Es cierto que algunos psicólogos probablemente digan que controlar las emociones y los instintos no es algo bueno. Que hace mal. Que es dañino. Que puede generar “estrés”. Que puede generar poblemas mentales y físicos. Esto es cierto. Pero también escierto que hacer deporte desgasta las articulaciones. Y también es cierto que estudiar desgasta la vista. Lo cual no invalida los beneficios que se pueden obtener del deporte y el estudio. demás, Se puede estudiar sin arruinarse los ojos. También hacer deportes sin lastimarnos. Y, como no, también controlar la comunicación sin enfermarnos.
Si seguimos un proceso de desarrollo gradual y cuidadoso. Es algo conocido que contener nuestras emociones de manera habitual puede generarnos tensión nerviosa, estrés, insomnio y hasta, posiblemente, depresión. Estamos de acuerdo en que a veces es muy saludable para el físico dejar “salir” emociones contenidas. Es cierto. Pero también es cierto que descargarnos, si bien positivo para nuestra relajación mental y física, puede ser muy pernicioso para la mente y el físico de otras personas y para nuestras relaciones interpersonales. Dejar salir espontanea y naturalmente todas nuestras reacciones emocionales e instinitivas es muy saludable para el cuerpo, pero también muy destructivo para nuestra vida personal, familiar, social, profesional, y, desde ya, destructivo para otras personas. Imagine si usted, por norma de vida, y para no “contener” emociones o instintos, le expresa a su jefe absolutamente todo lo que piensa y siente de él, o a los dueños de la empresa para la que usted trabaja, o a un cliente un tanto molesto. O peor, imagine que usted es asaltado, y no puede evitar gritarle al ladrón todo lo que usted siente de él en ese preciso momento.
Probablemente le cueste caro esto. Hasta puede costarle la vida. Como le costó a muchos. Reaccionar y expresar nuestros pensamientos y sentimientos de manera totalmente espontánea y descontrolada permite descargar tensiones, pero también es el camino para generarnos infinitos inconvenientes en la vida personal y laboral. Inconvenientes que pueden llegar a ser de extrema gravedad. Como la pérdida de un amigo, o un divorcio, o un despido, o la muerte misma en una pelea violenta. Luego de la descarga emocional, en un primer instante, usted se sentirá muy relajado, físicamente descargado, liviano. Pero un instante después usted se dará cuenta de que se ha generado una multitud de problemas. Problemas que pueden durar mucho más que un instante. Problemas que pueden durar años. O toda la vida. hí es donde usted empieza a pensar si realmente valió la pena la descarga. Y si no hubiera sido mejor no emitir esas señales verbales y no verbales.
lo mejor usted tendrá tiempo para pensar si valió la pena o no la descarga instintivo-emocional, estando ya sin trabajo, o sin matrimonio, o en la cárcel, o en el cielo, o en el infierno. ¿Entonces cómo hacemos? o descargar nunca las tensiones emocionales, es decir, no expresar nunca sus emociones, lo llevará a problemas mentales y /o físicos. Descargarlas sin ningún tipo de control le evitará esos problemas mentales o físicos, pero le generará en cambio una multitud de problemas de relación, con familiares, hijos, pareja, jefe, con el mundo. ¿Cual es el camino entonces? Y, como siempre. Encontrar el balance. El punto medio justo. Ese punto medio es el siguiente: controle su comunicación, sus reacciones, verbales y no verbales, hasta donde su capacidad actual de control le permita, sin excederse, y sin dañar su mente o su cuerpo. Y lo que no pueda controlar descárguelo, pero en lo posible hágalo en ambientes controlados (por ejemplo, en sesiones de psicoanálisis, o en grupos de autoayuda, o en un gimnasio pegándole a un punching-ball, o haciendo algún deporte extremo, o
corriendo hasta quedar exhausto, o de la forma que más le agrade) Mantenga el esfuerzo por no descargar tensiones en situaciones que puedan costarle caro en lo personal o laboral. Pero, importante, no se quede cómodamente en este punto. Continuamente ejercítese, para incrementar su capacidad de control y, de esta manera, cada vez poder controlar más su comunicación, sus reacciones, siempre sin dañarse, mental o físicamente. De esta manera será cada vez mayor su capacidad de “digerir” impulsos concientemente y sin dañarse, y por lo tanto cada vez menor su necesidad de descargarlos violentamente (siempre en ámbitos controlados, en lo posible) Es claro que usted no puede ni debe intentar controlar todos sus impulsos todo el tiempo y con toda la gente. Esto recién podrá hacerlo al final de su proceso de reprogramación. M ientras tanto, y como apoyo al proceso, usted debe definir claramente cuál es su “circulo de confianza”, es decir, el grupo de personas con las cuales usted no necesita controlar totalmente sus impulsos y emociones.
En su círculo de confianza usted puede desahogarse. En su círculo de confianza usted puede ser “transparente” y expresar lo que piensa y siente. En su círculo de confianza usted puede obtener contención y apoyo para seguir avanzando. De esta manera usted descarga lastendiones internas que aun no es capazde digerir de manera conciente y sublimar, y que no pudo descargar solo en ámbitos controlados. Usted puede relajarse en el circulode confianza y manejarse espontaneamente. Sin exagerar, por supuesto. Ya que hasta las personas del círculo íntimo de confianza tienen un límite de “aguante”. Ya sabe usted que suele pasar si una esposa cariñosa, con unos cuantos kilitos de más[1], le pregunta a su marido como le queda un nuevo vestidito blanco muy ajustado que acaba de comprarse, si al marido se le ocurre responder de manera total y descarnadamente transparente. Honestamente no creo que la comparación con la ambulancia o la heladera le caigan demasiado bien a la señora, ¡aunque esté en el círculo de confianza! Dentro del circulo de confianza tambien viene bien un poco de autodominio.
Tal vez algun amigo o amiga intima será su unico verdadero “pulmon”, su unico “colchon” comunicacional para descargar tensiones sin necesidad de ningun control. Si tiene una relación así cuídela mucho, porque será su punto de apoyo para el proceso de reprogramación. Digamos que usted puede poner a su pareja en su circulo de confianza, pero en general deberá hacerlo econ el cartel de “handle with care”, o en castellano, manejar con cuidado o “fragil”. De ninguna manera incluya a sus hijos en este “colchón de confianza”, salvo que ya sean adultos totalmente desarrollados. Usted necesita controlar sus impulsos frente a sus hijos menores, si es que no quiere trasladarles sus propios errores de programación. Esforzándose gradualmente por controlar cada vez más sus impulsos, siempre con ayuda del círculo de confianza, y apoyándose en las descargas en ámbito controlado, usted avanzará inexorablemente hacia un mejor manejo de su comunicación interpersonal[2]. Veamos una analogía. El proceso de desarrollo de la capacidad de control comunicacional es similar al proceso de desarrollo muscular. Es como cuando vamos al gimnasio a levantar pesas
para desrrollar un cierto grupo muscular. Si usted no levanta nada o levanta un peso mínimo, su cuerpo seguramente no se va a resentir, no va a sufrir, no va a transpirar, pero tampoco logrará usted ningún desarrollo muscular. o sirve. Como dicen algunos fisico-culturistas: “si no duele, no crece” O como dice el refrán:”no pain, no gain” (en castellano sería: “sin dolor, no hay ganancia”, solo que en inglés rima) Por otro lado, si el primer día, directamente y en frío, usted pretende levantar 150 kilos, entonces usted seguramente se dañará la espalda o algún músculo, y terminará en cama, sin lograr el ansiado desarrollo muscular. Tampoco sirve. mbas opciones son totalmente inconvenientes, desde el punto de vista del desarrollo buscado. La solución es simple. Encontrar el punto justo. Comenzar levantando lo que nuestra capacidad actual nos permite, ni un kilo más, y ejercitar, ejercitar, ejercitar, hasta que levantar ese peso nos resulte prácticamente un juego de niños.
En ese punto nuestra capacidad ya se incrementó, en alguna medida. penas nuestra capacidad se incrementa, incrementamos el peso a levantar, sin exagerar, solo para que deje de ser un juego de niños. Y así sucesivamente. Vamos logrando el desarrollo deseado, sin dañarnos. De manera gradual. Cada vez levantamos más peso. El peso levantado aumenta en paralelo y en total sintonía con el incremento de nuestra capacidad. Sin riesgos. Y por supuesto que no estaremos dia y noche levantando pesas y esforzandonos. En algun momento descansaremos. En el círculo de confianza. En suma, no conviene levantar mas peso que el que podemos, y tampoco conviene levantar peso todo el dia. plique este mismo proceso al control de sus reacciones emocionales, y logrará un desarrollo seguro. o controle emociones que usted nota que no puede contener. En todo caso trate de descargarlas de manera sana. Con actividad física o, en última instancia, con ayuda del círculo de confianza, con moderación.
sí, a través de un proceso gradual, cuidadoso, controlado, razonable, usted puede ir logrando poco a poco un mayor control sobre los impulsos o reacciones emocionales e instintivas que generan su comunicación involuntaria, verbal y no verbal. Esos impulsos que le pueden hacer insultar a la persona menos indicada en el momento menos indicado. Esos impulsos que le pueden hacer rechazar automáticamente ese ofrecimiento que usted estuvo esperando toda su vida, Esos impulsos que le pueden llevar a trabarse en lucha cuerpo a cuerpo con un asaltante armado. Esos impulsos que pueden llevarlo a discutir con su efe frente al gerente general. Esos impulsos que pueden llevarlo a golpear a sus propios hijos, o a su esp osa, o a su marido. Usted debe gobernar estos impulsos. Si o si. Si no, ellos gobernarán su vida. Y determinarán los resultados que usted obtenga. (Después, en la soledad, no se queje)
10.
Auto-re-programación
La solucion a prácticamente todos nuestros problemas de relación pasa, claramente, por controlar nuestra comunicación hacia el mundo. Controlar nuestras reacciones. hora, puntos clave son “cuando” controlar, “donde” controlar. Tratar de modificar nuestros habitos comunicacionales justo en el momento en que necesitamos usar toda nuestra capacidad para comunicarnos con fluidez y naturalidad sería un error. Sería como ponernos a arreglar nuestro automóvil usto cuando lo necesitamos para llegar rápidamente a alguna cita importante. O como intentar mejorar el diseño del motor de un fórmula uno, justo mientras nos encontramos corriendo el Gran Premio de Montecarlo. o sería inteligente. Con la comunicación es igual. Mejorar profundamente nuestras capacidades de comunicación requiere modificar programas. Y no es buen momento para ponerse a intervenir o modificar programas aquel en que justo usted necesita de ellos funcionando lo más rápidamente posible. Con un computador personal sería igual.
SI usted se pone a retovcar un programa en el momento en que lo está usuando este se volverá lento, o torpe, se “colgará”, o directamente dejará de funcionar. Es lo que pasa cuando usted se está comunicacndo con otras personas y se pone a cuestionar seriamente lo que usted está diciendo. Como cuando usted Por ejemplo, cuando usted debe dar un examen oral, o cuando usted debe dar un discurso frente a un público muy exiente. Si sus nervios lo dominan usted podría intentar controlar su comunicación tanto en ese momento que la misma directamente se trabará, y usted parecerá torpe, lento, tonto. Hasta tal vez ni siquiera le salgan las palabras. o podemos “molestar” a nuestros programas justo cuando necesitamos que funcionen. Sería como si un cantante intentara mejorar su forma de cantar, su estilo, su vocalizavción, sus mecanismos mas basicos de generacion de sonido, en el preciso momento en que sale al escenario, para cantar frente a una audiencia de cinco mil personas. Obviamente no es elmomento. En ese momento simplemente hay que cantar.
Cantar como sus programas actuales le permitan. Sin pensar demasiado en su forma de cantar, sin demasiada obsesón por Simplemente auto-observándose, para detectar errores. Y si esa autoobservación la realiza a través de una filmación, por ejmplo, mcho mejor, para no consumir su poder de procesamiento en observarse, y en cambio, utilizarlo todo para CANTAR. Con los errores detectados, a través de filmación, grabación, comentarios de otras personas, u otros medios, luego podrá seguir con la ejercitación. Más exactamente, con la reprogramacion. o en el escenario, sino en los ensayos, en la “trastienda”, sin publico, sin riesgos mayores. si funciona la mejora de la comunicación. o es conveniente, por ejemplo, intentar mejorar su capacidad de oratoria en medio de una presentación crítica frente a gerente general de su empresa. En ese momento a usted no le queda más remedio que relajarse y funcionar de acuerdo a los programas que ya tiene incorporados, ya que usted necesita programas para comunicarse a la velocidad requerida, y en esemomento, buenos o mals , son los unicos que tiene disponibles.
Por esto se recomienda tanto a oradores, o cantantes o intérpretes de instrumentos musicales que antes de su presentación en público no analicen demasiado las infinitas variables que se ponen en juego en una actuacion y menos las infintas formas posibles en que la presentacion podria fallar. Estos pensamientos pueden interferir en el funcionamiento de sus propios programas (oratoria.exe, cantar.exe, tocar_la_guitarra.exe), haceindo que su performance no resulte insipirada, o resulte dura o tosca, o trabada, o diretamente Esto es lo que pasa con los programas cuando pensamos en ellos en el momento en que están corriendo. Se traban. Pierden su natural velocidad de reacción, típica de mecanismos automáticos o involuntarios, que los hace tan efectivos para realizar comportamientos complejos del punto de vista motriz o vocal. Entonces, durante su presentación o discurso, usted focalícese en su performance y nada más. Solo asegúrese de contar con algún mecanismo para detectar sus errores. Si puede mantener un mínimo nivel de autoobservación como para detectar sus propios errores esto sería optimo, pero si aún no ha llegado a este punto de avance entonces usted puede
recurrir,como vimos, a autograbación, autofilmación, observadores externos, un coach especialista en comunicación o, si es posible, un asesor de imagen[3]. Luego en su casa, en ambiente controlado, y con información sobre sus errores, usted puede, a través de la práctica y la repetición, modificar sus programas (de oratoria, de comunicación interpersonal, de canto, de interpretación) los cuales más tarde podrá “estrenar”, en su proxima presentación en público. sí podrá usted avanzar gradualmente en su proceso de reprogramación.
11.
La mano, la estufa y el programa
Controlar y mejorar su comunicación, como vimos, requiere controlar sus reacciones automáticas, principalmente emocionales e instintivas, y remoldearlas, mejorarlas, ajustarlas, a través de la observación, la práctica y la repetición, para que resulten más adecuadas, más refinadas, más adaptadas al contexto, más gráciles, más útiles. M ás efectivas. Generar nuevas reacciones implica, necesariamente, modificar sus programas. Para tener una idea más clara de cómo operan nuestros programas recuerde, por ejemplo, cuando usted alguna vez apoyó una mano descuidadamente en una estufa caliente, y cómo su mano saltó casi instantáneamente, alejándose, como sea, de la estufa. ¿Que fue eso? Un programa. En este caso, un programa instintivo, que se ocupa de retirar la mano de la estufa, sin ningun tipo de sentimiento hacia ella, o hacia quien no avisó de su temperatura. Luego vendrá la reacción del programa emocional (más lento que el instintivo) el cual no generará el retiro de la mano (la cual ya fue retirada por el
programa instintivo) pero si generará sentimientos de ira hacia la estufa (ilógico no? Odiar a una estufa?) o hacia la persona que la prendió, o que la instaló, o hacia qien no se preocupo de avisar de su alta temperatura. Pero enfoquémonos en la reacción instintiva por ahora. Usted reacciona automáticamente, para evitar que su mano se queme. En realidad, estrictamente, no es “usted” quien reacciona. o es su “YO”, no es su “EGO”, no es su “voluntad”. Usted no tuvo tiempo de pensar, por ejemplo: “¡oh!, ¡que caliente esta este objeto!, ¿será una estufa? ¿o será un horno? ¿qué será? deberia sacar la mano, sino tal vez me quede dañada”. Tampoco llegó a pensar: “¡oh!, creo que sacaré la mano entonces, pero ¿como debería sacarla?¿rápida o lentamente?¿y si me golpeo con algo al sacarla?¿la saco por la derecha por la izquierda?” ¡jajaja! ada que ver. Usted, su “Yo” no hizo a tiempo a pensar nada. A planear nada. A decidir nada.
Su voluntad libre simplemente no llegó a actuar. o es tan desarrollada nuestra voluntad. No tiene tanta rapidez. Y menos mal que usted no se quedó esperando a su “Yo” a que medite y decida tranquilo, porque sino ahora estaría en el “Instituto del Quemado[4]. Gracias a Dios (literalmente), su mano simplemente salta como por si misma de la estufa, sin intervencion de su conciencia, de su voluntad, de su “yo”. La mano es manejada por un programa instintivo, inherente al ser humano. sí funcionan los p rogramas instintivos. El de este caso es un programa muy simple y muy útil que el Universo se ocupó de instalarnos a todos, y que se llama: “Sacar_la_mano_rápido_si_está_caliente.exe” Este programa corre dentro de su cerebro, todo el tiempo, en estado de alerta, independientemente de su consentimiento y de su conciencia, y, cuando se dan las condiciones externas necesarias, actúa, sin dudar, y mucho más rápidamente que lo que su conciencia puede procesar información. Bien. ¡M enos mal! Los programas nos defienden de muchas situaciones.
Pero también nos generan problemas. De la misma manera que su mano salta de la estufa caliente, su comunicación involuntaria salta al mundo. Sin control conciente. Sin tiempo para que su “yo” pueda examinar la comunicación. Sus expresiones faciales, movimientos, gestos y miradas, entre miles de otras señales, saltan al mundo sin su control conciente, a partir de programas muy basicos desarrollados por observacion, copia, prueba y repetición, durante su proceso de formación inconciente. Su infancia, principalmente. “Expresionfacial.exe”, “gesticulacion.exe”, “Mirada de reojo.exe” son, entre otros miles, programas que manejan automáticamente distintos aspectos de su comunicación interpersonal. Y afectan sus relaciones interpersonales. o deje que sus programas determinen como le va a usted con otras personas. Tome el mando. Usted mismo, su “yo”. Para desarrollar una mejor comunicación, una mejor imagen frente al mundo que lo observa, lo examina y lo evalúa constantemente, usted necesita reemplazar sus programas actuales por otros más efectivos, más
inteligentes, más adaptados al contexto, más adecuados, más agradables, más influyentes. Y ya vimos como es el proceso de autoreprogramación. Veamoslo de nuevo, para fijar conceptos, con un ejemplo. prender a manejar un automóvil es en verdad un ejemplo perfecto del proceso de auto-programacion conciente que toda persona puede realizar. Es un ejemplo perfecto de cómo una persona, a través e un esfuerzo conciente y sostenido puede ir gradualmente incorporando en su cerebro un nuevo “circuito”, una nueva “red hebbiana”[5], un programa, capaz de generar los multiples y complejisimos movimientos musculares coordinados que se requieren para realizar distintas actividades como, en este ejemplo, manejar un automovil. Pero tamién podría ser andar en bicicleta, o hacer la vertical, o hacer un clavado, o ejecutar un nuevo paso de baile, entre miles de posibilidades. El proceso sería el mismo. partir de su propia decision libre y por su propia necesidad una persona trabaja voluntariamente para instalar de manera gradual en su propia mente un nuevo programa. En este caso el programa es:
“manejar_mi_automovil.exe”. El proceso de autoprogramación, como vimos, debe hacerse, para empezar, en un ambiente controlado, no riesgoso. Por ejemplo, usted no saldría a la “9 de Julio[6]” para aprender a manejar. Iría a un circuito especial, o al campo, o a una calle desierta. A un ambiente controlado, no riesgoso. Luego, el proceso debe desarrollarse gradualmente. Usted al principio intenta realizar todos los movimientos coordinados requeridos para manejar el automovil de manera totalmente conciente, pensando uno a uno, intentando observar y controlar todos al mismo tiempo. Pero su poder conciente, su velocidad de procesamiento voluntario, no es suficiente. Y el resultado inicial es que usted maneja muy mal. Se le traban y confunden los movimientos. Se detiene su auto bruscamente, hace ruido la caja de cambios, avanza con el auto corcoveando. Tipicos sintomas de quien está empezando a aprender a manejar. Un desastre. Al principilo Sin embargo, a partir de una observación cuidadosa, de la práctica y la repetición, los movimientos necesarios se van programando en nuestro cerebro, en la secuencia correcta,
Se van internalizando, como “decantando”. l final del proceso, con el programa ya bien construido e instalado en su cerebro, usted maneja prácticamente sin pensar, mientras charla tranquilamente con su acompañante, y mientras su flamante programa realiza por usted una cantidad increíble de movimientos musculares coordinados de altísima complejidad, para los cuales usted no necesita realizar ningun cálculo, ni tomar ninguna decisión. Usted solo va charlando y riendo. Contando chistes. Tal es el poder de los programas. Y tal es su complejidad. Sino pregunte a los cientificos japoneses diseñadores de robots, cuantos programas, y que tan complejos, se necesitarian para que uno de sus prototipos de humanoides pueda manejar un auto como lo puede llegar a hacer un ser humano. Y me refiero a cualquiera de nosotros, no necesariamente a un campeon de formula 1. sí funciona el proceso de aprendizaje de cualquier nueva actividad motriz que deseemos poder realizar. Malabarismo, tenis, natación, salto mortal, futbol, ballet, actuación, entre miles de otras actividades motrices, son posibles gracias a nuestra posibilidad de auto-programarnos.
Y este mismo proceso es el que debemos atravesar si queremos mejorar nuestra comunicación verbal y no verbal. Para esto deberemos retocar algunos de nuestros programas, reemplazar otros y eliminar unos cuantos, teniendo en cuenta que todos ellos se encuentran operando en lo mas profundo de nuestro sistema operativo[7], desde hace años, en nuestro nivel psíquico subconciente e inconciente. Todo esto implicará, en ultima instacia, una ampliacion de nuestro poder conciente. De nuestro poder para ver y retocar el funcionamiento de nuestra propia mente. Incrementar la conciencia es el camino. Pero con cuidado. Porque me atrevo a asegurar que no habría forma más rápida de matar a una persona que hacerla conciente de todo lo que sucede. Poder ver absolutamente todo lo que sucede, sin tener la capacidad de actuar sobre ello, es como desesperante. Poder ser conciente de todo lo que sucede, y no sufrir por ello, implicaría tener control total. lgo muy lejano todavia.