RESOLUCIÓN DE CONFLICTOS Y VALORES (MORALES) Un discípulo no está por encima de su maestro; mas todo discípulo, después de que se ha preparado bien, será como su maestro. Lucas, 6, 40 (versión La Biblia de las Américas).
El libro “El Jardín del Amado” del Amado” del autor Robert E. Way, narra la historia de un joven rico que quiso entrar en el Jardín como Discípulo pues deseaba aprender “el arte del Amor ” o “el arte de Amar”, Amar”, y arrancar de sí la cruel urgencia de las apariencias. El viejo Jardinero —el Amante— Amante— recibió al joven rico y le exigió, para empezar, “entregue todo lo que posee y todo lo que sea hasta que nada quede que pueda llamar suyo 1, y que cuanto retenga sea por bien del amado, porque si algo se guarda para él, nunca llegara a conocer de verdad el amor del Amado”. Ulteriormente, vinieron las pruebas, cada vez más duras, que van imbuyendo al joven en el arduo camino de la fe, de la esperanza y del amor 2 (o caridad). El libro nos hace evocar que todos tenemos un jardín interior, un jardín al que muchos ni siquiera logran ingresar, permaneciendo fuera toda la vida, como exiliados de sí mismos; y al mismo tiempo que, el Amado habita en cada una de las personas que nos rodea y en todo cuanto nos rodea. Sin embargo, y a pesar de los párrafos precedentes, nos toca en las líneas que suceden, no sólo reseñar, capítulo a capítulo, este pequeño pero maravilloso libro, sino antes bien, efectuar un ensayo respecto a la resolución de los conflictos y los valores (morales) que del libro podamos extraer, el mismo que ha sido requerido en la cátedra Teoría del Conflicto de la Segunda Especialización en Derecho en mención “Función Jurisdiccional y Procesal” - 2012 de mi alma mater, la Universidad Nacional del Altiplano; no sin antes expresar que el presente trabajo, nos ayudó a tener una visión más amplia de lo que sucede a diario con el comportamiento de las personas, y sus relaciones con los demás. Medularmente, el libro “El Jardín del Amado” está estructurado en quince capítulos. Cada una de estas partes cargadas de una serie de reflexiones, y que son:
I. El Aprendizaje del Discípulo, II. El Discípulo y las Orugas, III. El Discípulo y los Gusanos, IV. El Discípulo y el Ruiseñor , V. El Discípulo y el Extraño Pájaro, 1
Mateo, 19, 21; Marcos, 10, 21; y, Lucas, 18, 22. 1 Corintios, 13, 13, dice “Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor” (versión La Biblia de las Américas). Cf.
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VI. El Discípulo y los Murciélagos, VII. El Discípulo y la Roca, VIII. El Discípulo y la Corona de Espinas, IX. La Consolación del Discípulo, X. La Belleza, XI. Las Polillas, XII. El Caballo Sobrecargado, XIII. El Ministro Orgulloso, XIV. La Muerte del Amante, y, XV. La Pasión del Discípulo. Los temas que componen el título del ensayo son bastante interesantes y hacen que nosotros los estudiantes tengamos que profundizar más en nuestros conocimientos de derecho, éticos y morales, para que podamos verdaderamente darle solución a esos problemas reales que se nos presentan como profesionales —independientes o no—, o bien, poner todos nuestros conocimientos para el beneficio de la sociedad en particular. Hablar de conflicto nos hace pensar en: problema, obstáculo, tensión, angustia, trastorno. Los conflictos pueden ser intra o interpersonales; grupales en todas sus áreas; pertenecientes al mundo cognitivo, emocional, existencial siempre, conativo. A fin de resolver el conflicto mi decisión tendrá que ser tomada desde un nivel en donde principios universales imperen para resolver de una forma clara, serena y ética. Me estoy refiriendo al nivel de los valores. Entendemos por valor moral todo aquello que lleva al hombre a defender y crecer en su dignidad de persona. El valor moral conduce al bien moral. Recordemos que bien es aquello que mejora, perfecciona, completa. Entonces son valores morales: -
El Amor El Agradecimiento El Respeto La Amistad La Bondad La Dignidad La Fortaleza La Generosidad La Honestidad La Humildad La Justicia La Laboriosidad La Lealtad La Libertad La Paz La Perseverancia La Prudencia La Responsabilidad La Solidaridad La Tolerancia 2
El valor moral perfecciona al hombre en cuanto a ser hombre. Se puede tener buena o mala salud, más o menos cultura, por ejemplo, pero esto no afecta directamente al ser hombre. Sin embargo, el hacer uso de la violencia o el cometer un hurto o robo, degradan a la persona, empeoran al ser humano, lo deshumanizan. Por el contrario las acciones buenas, lo perfeccionan. Aristóteles distinguía que existen dos clases de virtud: la dianoética y la ética. La dianoética (intelectual) debe su origen y su incremento principalmente a la enseñanza, y por eso requiere experiencia y tiempo; la ética, en cambio, procede de la costumbre. En consecuencia, los valores morales, al igual que las virtudes, se desarrollan con el hábito (con costumbre), no las poseemos por naturaleza, y, adquirimos estos valores ejercitándolos, al igual que ocurre con otras artes. Aprendemos a hacer las cosas al hacerlas: los hombres aprenden el arte de construir, por ejemplo, construyendo, y a tocar el arpa tocando el arpa. Asimismo, al realizar actos de justicia aprendemos a ser justos, al practicar la autodisciplina aprendemos a ser autodisciplinados, y al realizar actos de amor, aprendemos a amar. Las mejores intenciones hacia el fenómeno de resolución de conflictos no sustituyen al conocimiento real de sus dinámicas, incitamos a todas las personas motivadas por la resolución constructiva del conflicto a acercarse a la estructura del mismo, y a la práctica de los valores morales, ciertamente, no con la expectativa utópica de encontrar un recetario inexistente para resolver todos y cada uno de los posibles conflictos en nuestras vidas. No se trata simplemente de decir a la gente cómo practicar la conciliación, la negociación y la mediación; la práctica efectiva, sólo llega con el tiempo a partir de un buen conocimiento teórico y una experiencia continuada repensándose a sí misma y aprendiendo de sus fracasos. Un sólido y claro marco teórico es necesario para guiar una práctica efectiva, así como para ayudarnos a aprender desde ella; pero incluso más importante que la teoría y la práctica son los propios valores. Un serio compromiso con valores de amor, paz y con la resolución no violenta de las inevitables diferencias es el terreno más firme desde el que podemos operar en la transformación constructiva de los conflictos. Los valores forman parte de la identidad cultural y se adquieren durante el proceso de construcción por parte del sujeto de esta identidad, lo cual nos conduce a la cuestión de la educación y su imprescindible rol en la construcción de una cultura de paz efectiva. En nuestra modesta opinión, la construcción de una cultura de paz realista, vendrá de la educación de las jóvenes generaciones comenzando por su educación en valores y actitudes. Las actitudes primarias, básicas, hacia el conflicto, por ejemplo que no es bueno ni malo tener conflictos, es inevitable tenerlos y todo depende de que se gestionen constructiva y no destructivamente; que una oposición de intereses no implica necesariamente culpa en las partes, deberían inculcarse desde el inicio de la educación de los jóvenes. Queda la tarea, por tanto, de revisar nuestra escala de valores para aplicarlas en la resolución de los múltiples problemas a los que nos enfrentamos día a día, y no sólo revisarlas sino regar el Jardín del Amado todos y cada uno de los días de nuestra existencia. El Amado habita en cada una de las personas que nos rodea y en todo cuanto nos rodea, cada vez que damos amor incondicional, 3
estamos regando el Jardín del Amado, sin importar a quien estemos brindando nuestro Amor, ese Amor llega al Amado. Bueno, haciendo una digresión, vienen a mí, lo dicho por Jesucristo, quien identificándose con la persona que tuvo hambre, tuvo sed, fue huésped, estuvo desnuda, enferma, presa, exige explicaciones a los juzgados, ante su Tribunal, concluyendo, asimismo, la tarea encomendada transcribiendo dichas líneas: “Mat 25:31 Y cuando el Hijo del hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará sobre el trono de su gloria. Mat 25:32 Y serán reunidas delante de él todas las gentes: y los apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos. Mat 25:33 Y pondrá las ovejas á su derecha, y los cabritos á la izquierda. Mat 25:34 Entonces el Rey dirá á los que estarán á su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo. Mat 25:35 Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fuí huésped, y me recogisteis; Mat 25:36 Desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; estuve en la cárcel, y vinisteis á mí. Mat 25:37 Entonces los justos le responderán, diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te sustentamos? ¿ó sediento, y t e dimos de beber? Mat 25:38 ¿Y cuándo te vimos huésped, y te recogimos? ¿ó desnudo, y te cubrimos? Mat 25:39 ¿O cuándo te vimos enfermo, ó en la cárcel, y vinimos á ti? Mat 25:40 Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis á uno de estos mis hermanos pequeñitos, á mí lo hicisteis. Mat 25:41 Entonces dirá también á los que estarán á la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y para sus ángeles: Mat 25:42 Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber; Mat 25:43 Fuí huésped, y no me recogisteis; desnudo, y no me cubristeis; enfermo, y en la cárcel, y no me visitasteis. Mat 25:44 Entonces también ellos le responderán, diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, ó sediento, ó huésped, ó desnudo, ó enfermo, ó en la cárcel, y no te servimos? Mat 25:45 Entonces les responderá, diciendo: De cierto os digo que en cuanto no lo hicisteis á uno de estos pequeñitos, ni á mí lo hicisteis. Mat 25:46 E irán éstos al tormento eterno, y los justos á la vida eterna” 3.
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Versión Reina-Valera, 1909. 4