El f in d e l t iem po d e gracia Título de la obra srcinal en inglés: The Cióse of Probation Copyrigh t © 2014 by P acific Press® Publishing Associatio n. All r ights res erved. Spanis h languag e ed ition pu blished with permiss ion o f the copyright owner .
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Pablo Perla Francesc X. Gelabert Daniel Medina Ana L. Rodríguez Saúl Ortiz
Traducción Juan Fernando Sá nchez
Edici ón d el texto Juan Fem ando Sánchez / J . Vladimir Polanco
Diseño de la portada Kathy FI. Polanco
Diseño y diagramación Daniel Medina Goff Copyright © 2014 de la edición en español
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ISBN: 978-61161-366-7 Impres ión y en cuademación: Panamericana Formas e Impresos,
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Impres o en Colom bia / Printed in Colombia Ia edición: octubre 2014 Proced encia de las imágenes: 123RF.com Está prohibida y penada, por las leyes internacionales de protección de la propiedad intelectual, la traducción y la reproducción o transmisión, t otal o parcial, de esta obra (texto, im ágenes, diseño y diagramación); ya sea electrónica, mecánica, por fotocopia, en audio o por cualquier otro medio, sin el permiso previo y por
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Las citas de las obras de Elen a G. de W h ite se toman de las edicion es actualizadas caracterizadas por sus tipas color irarrón, o, en su defecto, ce las ediciones tradicionales de la Biblioteca del Hogar Cristian o d e t apas color grana.
DEDICATORIA A Lois, m i am iga m ás qu erida, m i am an te y m i espos a
Contenido PÁGINA
Abreviaturas ........................................... 8 9 Prólogo .............................. Prefacio............................................................... 13 P arte
I : C o n s ider
a ci o n e s p r e l imi n a r e s
1. La evidencia bíblica del tiempo de gracia y su conclusión..................................... 2. Caleb................................................................ 3. ¿Quién necesita un tiempo de gracia? ................. 4. El tiempo de gracia de Lucifer.................
P arte
19 29 49 61
II: T iempo d e gr a ci a y salvación
5. La Creación, la Caída y el tiempo de gracia..... 71 6. Salvación: La conversión................................. 81 7. Salvación: La justificación............................... 99 8. Salvación: La santificación................... 113 9. Cómo ser amigo de Dios.....................................129 10. Desafíos a la amistad con Dios............. 137 .
.
P arte
III: A suntos
r e la ci on a dos
c o n e l ci e r r e d e l t iemp o d e gr a ci a
11. ¿Cómo podrá cerrar Dios el tiempo de gracia?... 157 12. El sello de Dios...................................................177
ÁGA
13. Rebelión........................................................... 191 14- La rebelión definitiva.........................................205 15. Los esfuerzos de Satanás por engañar .................219
..................... 16. suprema lealtad 241 17. La El fin del tiempo de gracia del mundo...............249 18. El fin del tiempo de gracia humano...................263 .
Parte
IV: D es pu
és d e l ci e r r e
DEL TIEMPO DE GRACIA
19. El tiempo de angustia.........................................279 20. La última generación..........................................287 .............................299 21. ¿Cuán perfectos debemos ser? 22. Vivir sin Mediador.............................................313 Apéndice del capítulo 22:............................. 327
P arte
V: e l
t iemp o d e gr a ci a
, l a ig l esi a ,
Y USTED Y YO
23. El fin del tiempo de gracia y la misión de nuestra iglesia................................................331 y yo ........................347 24. El tiempo de gracia, y usted
Abreviaturas de los títulos de obras de Elen a G. de W hite
CBA: CC: CS:
Com en tario bíbl ico adv en tista El cam in o a Crist o El conflicto de los siglos
Consejos sobre salud CSI: CTBH: Ch ristian Tem peran ce an d Bibl e H y giene DNC: D ios n os cu ida EUD: Ev en tos de los últim os días El ev an gelism o Ev: HAp: Los hechos de los apóstoles L a h istoria de la reden ción HR: MGD: L a m aravillosa gracia de Dios M en sajes selectos, libros 1-3 MS: MSV: M aran ata: El Señ or viene Prim eros escritos PE: Patriarcas y profetas PP: PVGM:: Palabras de v ida del gran M aestro
SG: TI: YI:
Spir itual G ifts, volúmenes 1-4 T estim on ios p ara la ig lesia, volúmenes The Youth’s Instructor
1-9
Prólogo arvin Moore es el autor más prolífico sobre los acon tecimientos del tiempo del fin en el adventismo ac
M
tual. Es un hombre con un mensaje que la iglesia necesita, centrado en un tema inagotable que es preciso compartir. Títulos comoEl desafio del tiempo fin al, ¿Será que podría pasar?, L a dem ora y El juicio inv estigador reflejan su rgan y profundo interés en este asunto. En muchosaspectos, Moore ha tomado el lugar de Arthur S. Maxwell. Maxwell, como Moore, fue el editorSigas de o f the Times
el autordelmás suimportante generacióndiferen sobre los hechos dely tiempo fin.popular Pero haydeuna cia entre los dos. Mientas que la obra de Maxwell tenía sobre todo un enfoque evangelizados Moore se ha centrado en la tarea imprescindible de ayudar a los adventistas a en tender todo lo relativo a los acontecimientos finales de la tierra, con sus posibilidades e implicaciones.
histórico un demensaj la Iglesia Adventista Séptimo DíaElhapapel sido transmitir e decisivo que la del población
1 0 • EL FIN DEL TIEMPO DE GRACIA
undial necesita escuchar. Pero como el tiempo se resiste tozudamente a concluir, el adventismo se encuentra en grave riesgo de perder su entusiasmo escatológico y de tender a acomodarse, convirtiéndose así en una denominación más. Aunque algunos de los escritos de Moore abordan asuntos que resultan polémicos y/o que nunca antes recibieron una atención tan profunda, lo cierto es que son especialmente importantes porque suponen un constante llamamiento a despertar entre los adventistas del séptimo día. De ahí la importancia deEl FIN DEL TIEMPO DE GRACIA. Que yo sepa, esta es la primera vez que el tema recibe seme jante tratamiento, en formato de libro, sea por parte de autores adventistas o de cualesquiera otros. El asunto, por supuesto, tiene mucho másrelieve en el adventismo que en ningún otro movimiento religioso. Mientras que otros, en sus preocu paciones teológicas, se centran en cómo la gente se hace cris tiana y en lo que eso implica para us vida diaria, el adventismo desde sus mismos comienzos ha puesto énfasis en los aconte cimientos finales y en cómo deberíamos afrontarlos. GRACIA La buena noticia acerca deE l FIN DEL TIEMPO DE es que provee una amplia visión del asunto. Mientras que suele pensarse en el fin del tiempo de gracia solo como un acontecimiento del final de los tiempos, Moore rastrea el concepto desde la caída de Lucifer hasta la segunda venida, pasando por el Edén. Muestra la relación del tiempo de gra cia con la conversión, la justificación, la santificación y el proceso de conocer a Dios como a un Amigo, ayudando al
lector, en función de ello, a comprender cómo puede pre pararse para el cierre de ese período. Moore también rela ciona el fin del tiempo de gracia con asuntos controvertidos como el tiempo de angustia, el estado de preparación de la última generación, la perfección del carácter y la vida sin mediador. Su enfoque provee importantes percepciones que
Prólogo • 11
ayudan al lector a captar la magnitud del tema y todas sus consecuencias en el plan general de salvación. El libro sus cita cuestiones quePero la mayoría de nosotros siquiera nos hemos planteado. no se queda en ellas,nisino que pro pone respuestas de útil aplicación. El estilo práctico y distendido de Moore facilita que los lectores se identifiquen con los temas que aborda. Aun si usted discrepa con algunas de sus conclusiones, se verá desafiado a meditar en las implicaciones de cuestiones en las que hasta este momento puede que apenas hubiera pen GRA sado. Recomiendo sinceramente El FIN DEL TIEMPO DE CIA a todos los que deseen adquirir una mejor comprensión de los hechos culminantes del gran conflicto y del plan de salvación. George R. Knight Profesor emérito de Historia de la Iglesia Universidad Andrews
De qué trata este libro
i hubiera escrito este libro hace doscientos años, pro bablemente le habría dado un título del estilo de El nificado teológico del tiempo de gracia
cierre en relación
con la salvación individual y global y la perfección de quienes
Ese era el modo en que se titulaban los libros entonces, y sería una descripción bastante precisade lo que trata esta obra. Sin embargo, hoy preferimos títulos máscortos, concisos y fáciles de recordar; de ahí la elección deEl FIN DEL TIEMPO DE GRACIA. Muchos adventistas están interesados en el fin de este periodo. Se plantean múltiples preguntas sobre ello. Y, viven después del fin del tiempo de gracia.
siendo sinceros al respecto, a muchosEspero el tema lescompletamente despierta no menos temores que preguntas. que este libro responda a sus cuestiones sobre el fin del t iempo de gracia y que les ayude a comprender que no es tan temible. Antes de poder discutir de manera relevante sobre elfin del tiempo de gracia, hemos de entender este periodo en sí mismo y cómo podemos aplicarlo a nuestras
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vidas espirituales. Por eso, aun cuando el título sugiera que todo el libro trata delfin de ese tiempo, cubre también los temas siguientes: • Capítulo 1: La evidencia bíblica sobre el tiempo de gracia y su conclusión • Capítulo 2: La historia de un padre que concedió un tiempo de gracia a su hijo • Capítulos 3-5: Cómo empezó el tiempo de gracia • Capítulos 6-10: El propósito del tiempo de gracia • Capítulos 11-16: Cómo pondrá Dios fin al tiempo de gracia • Capítulos 17-18: El fin del tiempo degracia: qué es y qué involucra • Capítulos 19-22: La última generación, la perfección des pués del fin del tiempo de gracia, y lo que implica vivir sin mediador • Capítulo 23: El tiempo de gracia y la misión adventista • Capítulo 24: El fin del tiempo de gracia, y usted y yo Pensando en los lectores que no sean adventistas del séptimo día, explicaré que Dios le dio a una mujer llamada Elena G. de White el don de profecía. Ella escribió exten samente sobre una amplia variedad de temas, incluidos el conflicto entre el bien y el mal,* la salvación, la educación, la salud, la organización de la iglesia y los acontecimientos finales. Este libro se inspira especialmente en sus percepcio nes sobre el conflicto entre el bien y el mal, la salvación y los acontecimientos finales. Los adventistas aceptan la Escritura como autoridad es piritual fundamental y suficiente por sí misma. Todas nues tras doctrinas se basan en la Biblia. Creemos que el papel *
Los adven tistas del séptimo día se refieren al conflicto ent re el bien y el mal como «el gran conflicto». Ese nombre subyace a todas nuestras doctrinas básicas y les confiere una unidad específica
Prefacio • 1 5
ilc Elena G. de White era atraer la atención de la gente hacia lo que dice la Biblia, y, más allá de eso, proveer infor mación divinamente inspirada sobre asuntos no desarrolla dos en la Escritura. En esto no difería de los autores bíblicos. Cada uno de ellos apoyó lo que los autores previos habían dicho, pero también aportó información adicional. Sería sin duda extraño que Dios concediera a alguien el don de pro fecía y luego esperase que se limitase a repetir lo que otras personas inspiradas ya habían dicho. largoG.dedeeste libroHablando combinoen la general, Escrituraofrezco con los tosA deloElena White. pritex mero la información bíblica, seguida de comentarios de Elena G. de White. Verá usted que uso tanto notas a pie como notas a final de capítulo. Las notas a pie contienen detalles que consideré lo bastante importantes como para que usted se moleste en desviar la atención hacia ellos. No he querido incluir estos detalles en el texto principal porque pienso que interferirían con el flujo del pensamiento que expreso. Las notas a pie se indican siempre con un símbolo sobrescrito, como este: *. Las notas finales ofrecenlas fuentes de lascitas que no sean de Elena G. de White. Usted las encontrará al final de cada capítulo. Se las indica siempre mediante un superíndice nu mérico, como este:1. Las fuentes de las citas de los escritos de Elena G. de White aparecen entre paréntesis al final de dichas citas. Como referencia a ellas, se usan letras que indican la fuente, seguidas por cifras alusivas al número de la página de la publicación que contiene la cita. Así, por ejemplo, «DTG 123 » indica que la cita procede de la página 123 del libro
El Deseado de todas las gen tes. La página siguiente al índice
16 • EL FIN DEL TIEMP O DE GRACIA
ontiene una lista de las abreviaturas empleadaspara los li bros, revistas y otros documentos escritos por Elena G. de White. Deseo dar las gracias a George Knight por revisar el ma nuscrito antes de su publicación y por escribir el prólogo. También agradezco a mi esposa, Lois, su paciencia al aguan tar las muchas horas que llevó escribir el libro. Y finalmente, a David James, buen amigo y en otro tiempo coeditor de Signsofth e Tim es, por el excelente trabajo que hizo editando el texto. Marvin Moore Enero de 2014
Parte I
Consideraciones preliminares
1 Laevidencia bíblica del tiempo de gracia y su conclusión e vez en cuando recibo llamadas telefónicas de una mujer a la que llamaré Judy. Se siente muy pecadora y teme que no es lo bastante buena para que Dios la acepte. Constantemente revisa cada decisión que toma cuestionándose que sea la correcta, y aterrada ante la po sibilidad de equivocarse. Siempre se pregunta: «¿Está Dios enfadado conmigo? ¿Me rechazará porque he decidido mal? ¿He perdido mi salvación?». Le he asegurado a Judy que, lejos de enfadarse con ella, Dios la ama profundamente. A él le complace su deseo de servirley no le molesta el hecho de que Judy no siempre sea capaz de vivir a la altura dg lo que espera de ella. Entonces, Judy se siente mejor por un tiempo, pero unos meses después vuelve a llamar para desahogar sus miedos sobre no ser lo bastante buena para que Dios la acepte. No tengo la menor duda de que Dios no quiere que las personas vivamos en constante temor. «No se turbe vues tro corazón ni tenga miedo» (Juan 14: 27). Cuando Josué
D
2 0 • EL FIN DEL TIEMPO DE GRACIA
se preparaba para guiar a los israelitas hacia la tierra de Canaán, Dios le dijo: «No temas» (Jos. 1: 9). Y no menos de diez veces leemos en el libro de Isaías lo mismo o algo muy similar (Isa. 10: 24; 12: 2; 17: 2; 37: 6; 40: 9; 41: 14; 43: 5; 44: 2, 8; 54: 4). Desgraciadamente, en nuestro humano quebranto, po demos tomar aun las mejores noticias en malas. Judy es ejemplo de eso. Las buenas noticias de la salvación, que traen gozo a la mayoría de laspersonas, se vuelven malas en su trastornada manera de pensar. Mi corazón simpatiza con gente como Judy y hago loque queles puedo paraexperimentar conducirles ael una correcta comprensión permita gozo que tanto desea Dios que tengan. Varias doctrinas bíblicas pueden ser erróneamente inter pretadas de formas que nos hagan sentir temor. Judy temía a Dios; se sentía condenada por su santidad y amenazada por su poder, los cuales, de acuerdo con la doctrina que des cribe a Dios, son las principales características de su ser. Algunas personas tienen miedo de la Segunda Venida, especialmente de la idea de que está próxima, porque temen que no estarán preparadas. La doctrina del juicio investigador también ha dado srcen a una gran dosis de miedo entre algunos adventistas que creen que serán con denados. Hay personas que se libran de su temor rechazando la doctrina que lo suscita. El temor hacia las enseñanzas de Dios conduce a algunos hacia el ateísmo. Quienestemen el retomo de Cristo se convencen de que todavía falta mucho. Las personas que temen la doctrina del juicio investigador dicen que no es bíblica, y muchas de ellas dejan la iglesia. Cada uno de estos miedos se fundamenta realmente solo en
1. La eviden cia bíblica del tiempo de gracia y su conclusión • 21
t ti rn «doctrina»: el temor a no ser lo «bastante bueno» para I )los, para la segunda venida de Cristo, para el juicio invesI Igador... asítiempo sucesivamente. El cierreydel de gracia es una doctrina adventista que, como las demás que he mencionado, ha suscitado abun dante miedo en muchas mentes, y por la mismarazón ya in dicada: el temor de que «No soy lo bastante bueno. Si se ha de esperar que sea impecable antes de que acabe el iempo t ile gracia, ¡nunca lo conseguiré!». Esto resulta de lo más des afortunado, porque fin del tiempo no tiene por qué ser aterrador enelabsoluto. Hemosdedegracia conocerlo y pre pararnos para él, pero no tenemos por qué tenerle miedo. El propósito de este libro es ayudarle a usted a entender el Iiempo de gracia y cómo prepararse para su conclusión de modo que se libere de cualquier temor que pueda albergar Nobrc ello. Al iniciar esta conversación, necesitamos comprender qué significa «tiempo de gracia» espiritual y teológica mente. Qué es el tiempo de gracia Mi esposa, Lois, y yo celebramos un estudio bíblico se manal con una pareja bautista con la que hemos desarro llado una buena amistad. En varias ocasiones comenté que estaba escribiendo un libro yrecientemente me preguntaron acerca de qué. Cuando les dije que era sobre el tiempo de gracia y el fin del mismo, dijeron: «¿Qué es eso?». Les ex pliqué que el tiempo de gracia es el período que Dios nos concede para aceptar a Jesús como nuestro Salvador, y el final de ese tiempo es la retirada divina de la oferta de sal vación. Mis amigos se mostraron de acuerdo en que el
asunto tenía sentido.
2 2 • EL FIN DEL TIEMP O DE GRACIA
ios ofreció la salvación a Adán y a Eva después de que comieran el fruto prohibido.La promesade salvación estaba implícita en su declaración de que la Simiente de la mujer heriría la hasta cabezanuestros de la serpiente (ver Génesis 3: 15).dispo Desde entonces días, la salvación ha estado nible para todos los seres humanos. Eso es el tiempo de gra cia. La mayor parte de la gente rechaza la oferta de Dios, pero esta se encuentradisponible para ella. ¿Cuándo terminará este tiempo de prueba? ¿Cuándo de jará de estar disponible la salvación? Se han sugerido varias respuestas a estas preguntas. Un iversalism o .
Algunos cristianos creen que la oferta di vina de salvación nunca concluirá. Este punto de vista se llama «universalismo» en referencia a la idea de que todo ser humano será finalmente salvo. Los universalistas insis ten en que aun después de la segunda venida de Cristo las personas impías podrán aceptarle. Pueden sufrir en el infiemo durante un tiempo, pero ese sufrimiento las conven cerá de que necesitan entregarse a Cristo. El universalismo es uno de los más sutiles engaños de Satanás. Puede ilustrarse con algo que me contó reciente-j mente un amigo. Conocía a un hombre que no creía que tuviera que vivir la vida cristiana ahora, porque se le daría una segunda oportunidad, y podría obtener la salvación después de morir. Y si necesitara una tercera y una cuarta j oportunidad, se le darían también. Los universalistas pro- j claman que Dios es tan amoroso que no quiere que nadie perezca (ver 2 Pedro 3: 9); así pues, nadie perecerá. Antes o después, todos serán salvos. Salv ación du ran te el m ilen io. Algunas personas creen que la salvación continuará estando disponible para los impíos durante el milenio que seguirá a la segunda venida de Cristo, y que Dios retirará su oferta solo al término del
1. La eviden cia bíblica del tiempo de gracia y su conclusión • 2 3
ismo. La base para esta conclusión reside en la idea de que Cristo establecerá su reino eterno en esta tierra en su se gunda venida, y losjustos y los impíos continuarán viviendo juntos a lo largo del milenio. El paso siguiente es concluir que la salvación estará disponible para los impíos durante esc tiempo. En lasegunda venida de Cristo. Una tercera idea, soste nida por muchos cristianos en relación con el fin del tiempo de gracia, es que la oportunidad de aceptar a Cristo termi nará en su segunda venida. De las tres ideas no adventistas acerca del fin del tiempo de gracia, esta me parece la más razonable. Después de todo, en varias de sus parábolas, Jesús dejó claro que los justos y los impíos no se separarán unos de otros hasta su segunda venida. (Ver las parábolas del rtigo y la cizaña, del pescado bueno y malo, y de las ovejas y las cabras: 13:36-43; Es fácil suponer que estoMat. significa que 47-52; la ofertay25:31-33). de salvación divina terminará y que se cerrará el tiempo de gracia enla segunda venida de Cristo. Antesde la venida de Cristo. Los adventistas del séptimo día sugieren que la respuesta a la cuestión de cuándo con cluirá el tiempo de gracia tiene tres partes. Primera, unas cuantas personas lo cierran cometiendo el pecado imperdo nable durante su vida (ver Mat. 12: 31-32). Segunda, el I lempo de gracia termina%>ara cada ser humano cuando muere. Sea cual sea la relación que una persona tiene con Dios en el momento de su muerte, esa es la relación que tendrá con él para toda la eternidad. Tercera, los adventistas
el tiem po de gracia term inará poco antes de la segunda creen que venida de Cristo p ara todos los que estén vivos en ese m om ent o.
2 4 • EL FIN DEL TIEMPO DE GRACIA
¿Pero es bíblica? Yo antes pensaba que la idea adventista de que el tiempo de gracia se cerrará poco antes de la segunda venida de Cristo se basaba solamente en comentarios de Elena G. de White, no en la Biblia. Esto me inquietaba, porque sos tenemos que todas nuestras creencias principales tienen un fundamento bíblico. Elena G. de White puede desarro llar adicionalmente lo que la Biblia dice, como hace a me nudo, pero la enseñanza básica debe ser bíblica. Así que me dediqué a buscar el tiempo de gracia en la Biblia y no
tardé mucho en 14: encontrarlo. Apocalipsis 9-11 nos habla de un tiempo en el que Dios infligirá ira sin mezclarla con misericordia sobre todos aquellos que reciban la marca de la bestia. En el capítulo 16, este derramamiento de su ira se designa gráficamente como «las siete copas de la ira» y como «plagas». Un exa men cuidadoso de las plagas y su contexto en Apocalipsis 14-19 evidencia que ocurrirán poco antes de la segunda ve nida de Cristo. En Apocalipsis 15:1, dijo Juan: «Vi en el cielo otra señal grande y admirable: siete ángeles con las siete plagas pos treras, porque en ellas se consumaba la ira de Dios». Esta escena, y de hecho todo el capítulo 15, tiene lugar en el cielo. Esto es relevante, como veremos enseguida. El otro detalle importante del versículo 1 que debe notarse es que las estas siete plagas últimasesplagas consumarán lafinal ira de Dios. La caída de el acontecimiento la historia de la tierra antes de la segunda venida de Cristo.* * A m enudo se alude a la prop ia segund a ven ida como «el gran día de su ira [de Dios]» (Ap oc. 6: 17), y la muerte de los impíos en el lag o de fuego al final del milenio será tam bién un a ma nifestación de s u ira, aun cuan do el libro de Apocalips is no em plea la palabr a rra en ese con texto.
1. La evidencia bíblica del tiempo de gracia y s u conclusión • 2 5
Apocalipsis 15: 2 retrata a los redimidos de pie sobre un mar de vidrio, y la segunda parte del versículo 3 y todo el 4 contienen la ante letra el detrono una canción permanecen de Dios.que El entonan versículomientras 5 es muy íignlflcativo porque muestra la apertura del templo de Dios, lili el momento de la muerte de Cristo, el velo del templo de Jerusalén se rasgó de arriba abajo, dejando al descubierto el lugar santísimo (ver Mar. 15:38). Este velo rasgado indi caba que había concluido el ministerio mediador de los sa cerdotes en ese santuario. Llevando la analogía del tipo al antlt Ipo, el templo celestial de Dios es el lugar en el que ( 'listo realiza su ministerio mediador como Sumo Sacerd
v¡1había llenado la casa de Dios» (2 Crón. 5:13-14). IV ni levo, siguiendo la oración de consagración de Salomón, »lii gloria del Señor llenó el templo. Los sacerdotes no podían
tnlrnr en el templo del Señor,
porque su gloria había llenado el Icinplo» (2 Crón. 7: 1-2).
1
2 6 • EL FIN DEL TIEMPO DE GRACIA
Una comparación de estos dos pasajes del Antiguo Testamento con la descripción de Apocalipsis 15: 8 deja j claro que Apocalipsis está hablando del cierre del tiempo j de gracia: T emplo d e S alom
ó
n
• Una nube lo llena • Lleno de la gloria de Dios • Los sacerdotes no pueden entr ar en él
T emplo d e D io s e n e l cielo • Lleno de humo • Lleno de la gloria de Dios • Nadie puede entrar en él
• No pueden ministrar en él i f i r n n
Así como en el Antiguo Testamento la nube y la gloria de Dios impedían a los sacerdotes entrar en el templo de Salomón para celebrar sus servicios, igualmente el humo y la gloria de Dios impedirán a Cristo llevar a cabo su ministerio sumosacerdotal en el templo celestial. Eso es lo que yo entiendo por la frase de Apocalipsis 15:8 «Nadie podía entrar en el templo». En ese momento no habrá mediador alguno en el santuario celestial. Ycomo este momento tras cendental que tiene lugar en el cieloprecede a las siete últi mas plagas, es evidente que el tiempo de gracia se cerrará poco antes de la segunda venida de Cristo, y noen el mo mento de la misma. lena G. de White Elena G. de White apoya claramente el punto de vista de que el tiempo de gracia se cerrará y el ministerio media dor de Cristo en el santuario celestial concluirá justo antes de que sean derramadas las siete últimas plagas. En su libro
1. La evidencia bíblica del tiempo de gracia y su conclusión • 2 7
al comienzo del capítulo sobre el I lempo de angustia, dice: «Cuando termine el mensaje del El conflicto de los siglos,
Il<>creer ángel la misericordia divina noEntonces intercederá más s habitantes culpables de al tierra [...]. Jesús de por jará de interceder en el santuario celestial. Levantará sus mimos y con gran voz dirá “Hecho es”, y todas las huestes ile los ángeles depositarán sus coronas mientras él anuncia en tono solemne: “¡El que es injusto, sea injusto aún; y el que es sucio, sea sucio aún; y el que es justo, sea justo aún; y el que es santo, sea aún santo!” (Apocalipsis 22:11, VM). Cada caso ha sido fallado para vida o para muerte» (CS 599-600). En el párrafo siguiente deEl con flicto, dice Elena G. de White: «Cuando él [Jesús] abandone el santuario, [...] los Justos deben vivir sin intercesor, a la vista del santo Dios». Ymás adelante, en el mismo capítulo, agrega: «Cuando l .Visto deje de interceder en el santuario, se derramará sin mezcla ira dey Dios de la que son amenazados los que rmí a la labestia a su imagen y reciben su marca [...]. Lasado pla yas que cayeron sobre Egipto cuando Dios estaba por libertar a Israel fueron de índole análoga a los juicios más terribles y extensos que caerán sobre el mundo inmediatamente antes de la liberación final del pueblo de Dios» (CS 611). I le aquí pues lo esencial: mientras Cristo sea nuestro In tercesor en el santuario celestial, el tiempo de gracia seguirá abierto. Cuando cese su ministerio de intercesión, dicho perf»ido quedará cerrado. Así, parece razonable concluir que cuando no hay Intercesi ir en el santuario celestial,los pecados ya no pueden ser pe txli Miados, de modo que el pueblo de Dios debe ser absoluta e Impecablemente perfecto. Las personas piensan: «Yo no xi iy impecable ot davía, de modo que si el tiempo de gracia
xe cerrase noa estaría preparado». que i tvci i estohoy, llegan obsesionarse con la Algunos necesidaddedelos superar
2 8 • EL FIN DEL TIEMPO DE GRACIA
todos sus pecados para no encontrarse sin preparar cuando tengan que vivir sin mediador. Otros simplemente aban donan.* Las parábolas de Cristo
Antes de concluir este capítulo, volvamos a las tres pa rábolas de Cristo que parecen sugerir que la oferta divina de salvación seguirá abierta hasta la Segunda Venida. Si im plicasen eso, invalidarían la enseñanza adventista de que el tiempo de gracia se cerrará poco antes del retomo de Cristo. Mi análisis de las evidencias de Apocalipsis me convence de que la idea de un fin del tiempo de gracia previo al adve nimiento es ciertamente las parábolas de Cristo?bíblica. ¿Cómo conciliar esto con Realmente es muy sencillo. Incluso un somero examen indica que el asunto del que tratan estas parábolas es el de que los justos seránseparados de los impíos en la segunda venida de Cristo. Eso está en completa armonía con la pers pectiva adventista de que el tiempo de gracia concluiráantes de la Segunda Venida. Siempre hemos creído que los justos y los impíos seguirán viviendo juntos después del cierre del tiempo de gracia y a través del tiempo de angustia. Solo en la Segunda Venida tendrá lugar la separación entre ellos. Por su parte, las evidencias de Apocalipsis 15 y 16 dejan claro que el ministerio sumosacerdotal de Cristo en el san tuario celestial terminará antes de su retomo. Con esta introducción, vamos ya con el examen del tiempo de gracia, su cierre, y lo que debemos hacer a fin de estar preparados. Empezaré con una historia sobre un joven llamado Caleb que ilustra el concepto básico de tiempo de gracia. Probablemente usted reconocerá la historia antes de haber leído más de un párrafo o dos. *
En los capítulos 20-22 de este libro, analizaré dete ni dame nt e las imp licacion es de no tener mediador en el santuario celestial después del cierre del tiempo de gracia, así como el grado de perfección que necesitaremos a fin de sobrevivir en ese tiempo.
o
JL
Caleb
aleb se marchó de casa con un tercio de la fortuna de su padre en el bolsillo. Bueno, probablemente no en el bolsillo. Creo que la gente de entonces no tenía bolsi llos en sus ropas, y aun si los tuvieran, un tercio del dinero de su padre probablemente no cabría en uno de ellos. En el inundode nuestros días, Caleb habría llevado el documento de propiedad de ese dinero en el bolsillo de su camisa, con Itl cuantía del mismo registrada mediante dígitos en una Computadora de algún gran banco. Pero eso sería hoy, no en lempos i de Caleb. Estoy seguro de que empadre de Caleb le había rogado l|lie renunciase a su insensata aventura, y que su hermano mayor probablemente lo llamó estúpido. Pero no había nada que hacer. Caleb estaba resuelto. Probablemente penWtbil (|ue invertiría el dinero (por la historia de los diez tá
C
lenlos sabemos que la gente invertía en aquellos días) y ganaría millones. Y gozaría de un estilo de vidaglamouroso.
3 0 • EL FIN DEL TIEMPO DE GRACIA
¡Qué divertido sería! Todo resultaba de lo más tentador. Dejó de lado cualquier prudencia e insistió: «Papá, ¡quiero mi parte de la herenciaah or al». En nuestros días, si el padre de Caleb hubiera accedido a las demandas del hijo, probablemente habría entrado en Internet y, pulsando varias teclas, habría transferido unos cuantos miles -o quizá millones- de su cuenta a la de Caleb, y asunto terminado. No así entonces. La riqueza del padre habría estado «depositada» en vacas, ovejas, cabras, burros, camellos y una gran extensión de tierra. El padre de Caleb tuvo que vender un tercio de todo lo que poseía y conver tirlo en oro y plata (no había papel moneda entonces) para darle a Caleb su parte de la herencia. Así pues, ¿cómo se llevó consigo Caleb toda esta fortuna? Probablemente la puso en bolsas que luego fueron cargadas a lomos de dos o tres borricos. Puedo imaginármelo: conduce a sus burros hafcia la puerta principal de la hacienda. Mamá ypapá le siguen, con el hermano mayor cerrando el grupo. Todos se detienen junto a la puerta y Caleb se vuelve para mirar a su familia. Mamá está llorando. El le rodea loshombros con el brazoy, con suavidad, le planta un beso en la frente. Luego se gira y abraza a papá. Su padre le agarra fuerte y, con la voz ronca, le dice: «Buena suerte, hijo, y que Dios te bendiga». Caleb se mantiene asido a su padre un poco más -o más bien, su padre a él- y luego se vuelve hacia el último miembro de la familia. Su hermano mayor exhibe un semblante adusto. Caleb le extiende la mano. Su hermano frunce el ceño, se la da, y se acabó. Lleno de expectativas ante su glorioso futuro, Caleb toma las riendas de los borricos y los saca por la puerta para ponerse en camino. Al aproximarse a lo alto de la colina, se vuelve para lanzar una última mirada al sitio del hogar
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amiliar. Ve la mansión, los graneros, los campos y los pastos inoleados de vacas y de ovejas. Su madre y su padre aún pnl'rtn junto aseladespide puerta, con y el lapadre mantiene la mirada en él. Caleb mano. Su padre levanta fija un bruzo por encima de la cabeza y agita la mano una y otra Vez. Caleb pone de nuevo a los burros en marcha y, justo untes de descender por el lado más lejano de la colina, se vuelve a mirar una vez más. Su padre todavía se está despi diendo de él. Caleb siente un nudo en la garganta y se dirige Colina abajo. Esa noche se detiene en una posada al borde del camino y paga por la mejor habitación. La siguiente mañana evita la ruta más corta porque discurre a través de un desfiladero tristementeconocido por susbandoleros. Dos días más tarde corona otra colina y contempla desde arriba la gran ciudad que se extiende abajo: ¡Sidón!* El corazón le palpita en el pecho. Alquila la suite más grande de la mayor fonda en lo alto de la colina y le confía sus bolsas al banquero más reputado que puede encontrar. «Ciertamente, no quiero malgastar el dinero de papá», se dice. Luego se interrumpe y sonríe. «Mi dinero». En una semana ha invertido tres cuartas partes del cau dal en media docena de negocios. En un mes, se ha abierto paso en un círculo social selecto y atractivo. Que incluye muchachas... ¡Oh, las muchachas! Ana es preciosa. Abigaíl, voluptuosa. Y Rebeca, ardiente. «¡Dios es bueno!», se dice a sí mismo una y otra vezfen especial cuando verifica con mis agentes financieros cuánto han rendido sus inversiones. Tres de ellas, a una media del cinco por ciento al mes, dos al diez por ciento, ¡y una a un extraordinario 23 por ciento!
*
Ji'Mis no dijo dón de malbar ató su heren cia el h ijo pródigo, per o ya que el joven acabó cuid and o t míos, s upongo que er a una ci udad u bicada en territorio gentil.
3 2 • EL FIN DEL TIEM PO DE GRACIA
ero un día las noticias no son tan buenas. A uno de sus inversores lo acusan de hacer negocios fraudulentos, y en cuestión de semanas es encarcelado y sus activos quedan confiscados y repartidos entre sus indignados acreedores. «Bueno», piensa Caleb, «no era mi mejor inversión, y todavía me queda el resto». Pero entonces una feroz sequía asóla la región, y se secan una por una las cosechas en las que había invertido algo de dinero. Sus ingresos caen y se ve obligado a mudarse de la fantástica suite a la habitación más barata de una posada de los barrios bajos de la ciudad. Las chicas seductoras se van. En su lugar hay muchachas ligeras de ropa que suben furti vamente las escaleras y llaman suavemente a la puerta de una habitación frente a la suya o a otra que da al vestíbulo. Caleb se recorre las calles día tras día, deteniéndose en todas las tiendas a preguntar si alguien -quienquiera que sea- necesita mano de obra. Durante un par de meses se las apaña para encontrar suficiente trabajo con que pagarse la habitación y una o dos escasas comidas al día. La mayoría de las noches se acuesta hambriento. Y cada noche, los recuerdos del hogar cruzan su mente. Rememora las sabrosas comidas de su madre, las simpáticas carcajadas de su padre en la mesa, las oraciones familiares a la hora de acostarse, y a su padre imponiendo las manos sobre cada miembro de la familia para bendecirle antes de la noche de descanso. Pero Caleb se libera enseguida de los recuerdos. Esa vida pertenece al pasado. Tiene que planificar su futuro. Encon trar la manera de volver a prosperar. De recuperar lo que ha perdido, de modo que cuando retome con su familia ellos puedan sentirse orgullosos de él. ¡Y también él de sí mismo! Sin embargo, el trabajo resulta cada vez más difícil de encontrar, no más fácil. Cierto día se ve obligado a pedirle
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lll posadero que le conceda un crédito por una semana en habitación, lo que significa que tendrá que hallar el doble de trabajo para pagarconsigue el alquiler final detelapara semana. Pero li mdías pasan y solo din eroalsuficien comprar fornida. lil viernes por la mañana, Caleb visita todos los sitios donde le dieron trabajo en el pasado, pero nadie necesita ayuda. Así que esa semana Caleb busca trabajo en sábado. I Insta ese momento, siempre ha guardado el día de reposo, Incluso en aquellos excitantes en que suspero, inversiones Miaban en auge. Su días conciencia le aguijonea, ¿acaso I lene elección? Caleb se siente desesperado. Calando cae el sol en el horizonte, se da cuenta de que Mt a será su última noche en una posada, incluso en una ba ñil a. No tiene ni idea de dónde dormirá la próxima noche. I \ mdequiera que lo haga, aún le deberá al posadero las dos lili linas semanas de alojamiento. Mientras Caleb camina lenta y penosamente hacia la posada, una ola de pánico lo invade. Siente latirle el coratón con fuerza en el pecho. Su mente se embota y el miedo la abruma. «Domínate», se dice. «Ahora se impone pensar racionalmente, no emocionarse de manera estúpida». Pero el piinico se burla de su racionalidad. Piensa en orar, pero en seguida desecha la idea. Dios en venir en mi ayuda después del «¿Qué desastreinterés en quetendría he convertido mi Villa?». Caleb camina cabizbajo durante un rato mientras in tenta quebrar la ansiedad que experimenta, y cuando mira Inicia arriba para asegurarse de que se encamina en la direc ción correcta, se fija en un hombre que viene por la calle, llene una larga barba y, por las ropas que lleva, Caleb de
duce que es agricultor o granjero.
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iente un repentino brote de esperanza. ¡Agricultura! ¡El se crió haciendo eso! ¿Por qué no había pensado antes en ello ?Su corazón da un brinco mientras tiende una mano y dice: -Señor, ¿por casualidad necesita usted un mozo de labor?
j
Yo me crié en una hacienda. Sé labrar el suelo, cosechar el grano, y cuidar de las vacas, las ovejas y las cabras. No ne cesito mucho, señor. Puedo dormir en el granero. Necesito trabajo, señor. Lo que sea, señor. Esta noche es mi última noche en la posada que hay justo calle abajo; después no tendré sitio donde quedarme ni nada que comer. Por favor, señor... Las palabras salen de la boca de Caleb como corre el agua por una cascada. El hombre mira a Caleb de arriba abajo, se acaricia la barba y menea la cabeza, con los labios contraídos. -Humm... Bueno, hay algo que podrías hacer, si eso te ayuda a salir de tu aprieto. -¡Sí, señor! ¡Gracias, señor! ¡Lo que usted diga, señor! -Necesito que alguien me cuide los cerdos. ¡Cerdos! Caleb vacila y respira hondo. La ley de Moisés dice que cualquiera que toque el cadáver de un cerdo será inmundo hasta la tarde. Él ya ha transgredido el sábado bus cando trabajo. ¿Va a caer tan bajo como para cuidar cerdos? Su conciencia tira de él en un sentido; su necesidad deses perada, en otro. Una sonrisa -Eresleve judío, ¿eh? cruza el rostro del hombre. Hace una pausa, luego se yergue y añade: -Bueno, tengo negocios que atender en la ciudad. ¿Aceptas, o no? Caleb traga saliva y responde:
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-e acuerdo, señor. Mi respuesta es sí. Lo que usted diga, señor. ¿Cuándo puedo empezar, señor? El hombre ladea la cabeza en dirección hacia donde ha venido. -Mi granja está camino abajo, a un par de cuadras. Pre gunta a cualquiera dónde vive Baaleli. Todos los vecinos me conocen bien. Espero verte a primera hora de la ma ñana. No te retrases, o se rompe el trato. —Sí, señor- replica Caleb con voz mucho más apagada que cuando se aproximó alhombre en un principio. El gran jero pasa por delante del desesperado joven, quien se gira luego para caminar lentamente de regreso a la posada. Allí le pide al posadero que le despierte antes de la salidadel sol y después se dirige hacia su habitación. Caleb se pasa la noche dando vueltas en la cama. Quiere dormir, pero su conciencia no se lo permite. ¡Cerdos! ¡In mundos! El, un buen joven judío, que ha crecido aborre ciendo a esas bestias horribles, ¿y ahora se va a dedicar a cuidarlos? Piensa en Dios y algo en su interior le dice: «¡No! ¡El Señor no lo permita!». ¿Cómo puede prosperar si se ol vida de Dios? Pero entonces piensa en la comida del día si guiente y en el alojamiento de la próxima noche y en la oferta de un trabajo. Y así se pasa toda la noche, con su con ciencia enfrentándose a la decisión que ha tomado. Después de lo que parece una eternidad, ve brillar lige ramente la luz a través de la pequeña ventana. Media hora después, oye un golpe en ja puerta y un sirviente grita que es hora de levantarse. Caleb se levanta de su pobre lecho, se envuelve en su capa y se echa un pequeño saco sobre su hombro. En ese saco está todo lo que posee. Desciende por la estrecha esca
lera y atraviesa la puerta principal. El sol se eleva sobre el horizonte justo cuando abandona la ciudad. Anda camino
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abajo con la impresión de que tarda mucho antes de ver a alguien a quien pueda preguntar dónde está la hacienda de Baaleli. Entonces ve a un hombre que camina hacia él ti rando de una cuerda atada al cuello de una cabra. -Perdone, señor -le dice Caleb-. ¿Sabe dónde está la finca de Baaleli? El hombre señala hacia la dirección por la que ha venido Caleb. -Has pasado por delante: se encuentra un par de fincas más atrás. -Gracias, señor- responde Caleb, quien se gira y vuelve sobre sus pasos. Encuent ra a Baaleli aliment ando a media docen a de ovejas en un granero. El hombre murmura algo y sigue con su tarea. Caleb se pregunta si debe echarle una mano, pero decide esperar instrucciones. Unos pocos minutos después, Baaleli levanta la vista, gruñe nuevamente, e indica con un gesto a Caleb que le siga. Salen por la puerta trasera del gra nero, cruzan un amplio pastizal, y suben por una pendiente. Caleb huele los cerdos antes de verlos. Se pequeña hallan encerrados detrás de una valla hecha de barras y postes. El granjero abre una puerta y entran en un gran corral. El es tiércol de cerdo cubre todo el suelo. Caleb trata de evitar pisar sobre el material reciente. Los cerdos chillan y bufan, y algunos de ellos se aproxi man mucho a Caleb y Baaleli. El granjero grita y los aparta. A Caleb le parece que debe de haber mil bestias, pero Baa leli le dice que son exactamente ciento diecinueve y que será mejor que Caleb se asegure de qué ninguno se escape. Baaleli señala hacia un gran cobertizo que hay fuera, a un lado del corral. Tiene tres paredes; el cuarto lateral está abierto. Caleb se fija en comederos situados a lo largo de la pared trasera bajo una serie de ventanas. Baaleli le dice:
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-Hay varios toneles de grano detrás del cobertizo. Tu tra bajo es alimentar a los animales y mantenerlos dentro del vallado. descargar el grano a través de las ventanas sobre losPuedes comederos. Cuando el grano escasee, tendrás que acarrear más desde el granero. Baaleli pone una mano sobre uno de los postes de la valla. -A veces un chanchito se las apaña para arrastrarse a través de la valla -dice-. Tendrás que vigilarlos todo el tiempo. Cuando salga uno de ellos, no se irá muy lejos de su madre, así que repara primerola rotura de la valla y luego trae de vuelta al cerdo al corral. -¿Cuál será mi paga?- pregunta Caleb. -Te pagaré cuatro denarios a la semana- contesta el granjero. Señala un pajar sobre el cobertizo-: Puedes dormir ahí. Hay una esterilla en el suelo y un par de mantas viejas junto a la pared trasera. Tengo tres jornaleros y dos criados; ellos comenallí, en después un cobertizo situado la casa.No Pueles des comer de que ellos detrás hayan de acabado. gusta comer con el porquero. Los porqueros apestan a es tiércol de cerdo. Caleb traga saliva y asiente. Baaleli se da la vuelta y se marcha. El joven suspira e inspecciona el corral. Hay cerdos por todas partes, el estiércol, volcándose engruñendo, una charcabufando, de agua ypateando lodo inmundos situadare en un rincón de la pocilga El hedor es asfixiante. * ** Durante las semanas siguientes, Caleb recogía desperdi cios de la cocina todas las tardes y los volcaba en los come deros. Dos veces al día descargaba en ellos grano por las
ventanas, y al menos tres veces a lasemana llenaba loscon-
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tenedores de cereal. También transportaba agua de un ria chuelo al corral hasta que sentía como si le hubieran arran cado los brazos de los hombros. Varias veces, uno o dos de los cerditos se las arreglaba para escaparse del corral. Después de reparar la valla por la que habían salido, Caleb tenía que perseguir a las chillonas criaturas hasta que las capturaba. Luego tenía que levantar las en sus brazos y llevarlas de nuevo al interior del cercado. Cuando había atrapado a todos los fugitivos, se sacudía el estiércol seco de la ropa, pero el másreciente la impregnaba. Todo lo que Caleb podía hacer era poner muecas y decir: «¡Puaj!». Las comidasde la mañana y de la tarde eran escasas como mucho. Hacia el momento en que los demásmozos y siervos habían acabado de comer, tenía suerte si encontraba unos pedazos de pan y uno o dos tazones de sopa. Una tarde se j sintió tan vencido por el hambre que fue a la parte trasera del cobertizo, tomó algo de cereal del barril para los cerdos y se lo comió, moliendo los granos entre sus dientes. ¡Al menos era comida! Aquella tarde, tras verter los desperdicios de la cocina en los comederos, rebuscó entre ellos, por si hu biera algo comestible. Las semanas pasaban y la mayor parte del tiempo Caleb lograba alejar de su mente los recuerdos del hogar. Pero una noche, tumbado en su estera, que apenas le protegía de las ásperas tablas del suelo, sus pensamientos derivaron hacia su blanda cama hogareña. ¡Su hogar! Entonces los recuerdos se precipitaron en su interior como la inundación de agua procedente de una presa rota, j Evocó el tentador aroma de la cocina de sumadre y el sonido j de la risa de su padre que le despertaba por las mañanas. Dejó
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que su mente se explayase en el trabajo que había hecho en lu hacienda y en cómo su padre les había confiado cada vez inris la supervisión de los jornaleros a su hermano y a él. Recordó también labar m itzv ah cuando tenía doce años, en la que había consagrado su vida a Dios y se había convertido en adulto. El rabino le había llamado alfrente de la sinagoga y le había preguntado si seguiría a Dios por el resto de su vida. Caleb había dicho que sí de corazón. Se sentía realmente próximo a Dios. Su padre había caminado hacia él con una túnica azul intenso en un brazo. Estaba toda ella ribeteada con hilos de color dorado. El padre había puesto la túnica sobre los hom bros de Caleb y le había atado un cordón con nudo ligero alrededor del cuello. Caleb nunca había visto antes la tú nica, y preguntó a su padre de dónde procedía. «La traje aposta para esta ocasión», le había contestado su padre. «El azul simboliza el amor de Dios por ti, y el oro representa mi amor». Entonces padre muy le había abrazado. «Te amo, hijo», le había dicho. su «¡Estoy orgulloso de ti!». «¡Eso ya nunca volverá...!», pensó amargamente Caleb. Su mente se remontó hasta el día en que uno de sus ami gos de la escuela de la sinagoga había dicho que en Sidón la gente podía'ganar mucho dinero invirtiendo en varias empresas. Evocóhabía cuánto le había entusiasmado eso, y cómoen su entusiasmo crecido cada día hasta convertirse una obsesión. Recordóla advertencia de su padre la primera vez que le había comentado algo acerca de invertir en Sidón. Tenía grabada en la memoria la apenada expresión en el rosto de su padre cuando le pidió su parte de la heren cia. Pensó en el suspiro que exhaló cuando finalmente ac cedió a dársela. En su imaginación regresó a la subasta en
la que su padre había vendido un tercio de sus ovejas, cabras
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y vacas. Y luego llegó el día en el que le llevó a un cuarto anexo al granero y le mostró las bolsas llenas de oro y plata. ¡Qué ilusión había sentido Caleb! Su mente retomó al día en que se marchó de casa. Las lágrimas de la madre. El semblante triste del padre. La des deñosa mueca del hermano, mientras le susurraba: « ¡Estú pido!». Caleb ya había preparado todo, era solo cuestión de cargar los burros. Luego, cual si hubiera ocurrido ayer, le vino a la memoria cómo se volvió desde lo alto de la colina y vio a su padre elevando la mano sobre su cabeza y agitán dola una y otra vez. encaminado El le había respondido igualmente tras girarse, se había hacia la gran ciudad. y, Pensó en la elegante fonda, en la emoción que había sentido al recibir el dinero ganado con sus primeras inver siones, en las fiestas, las muchachas y el glamour. Recordó la ansiedad experimentada cuando fracasó una de sus inver siones y la desesperación que sintiera cuando la última se vino abajo. Entonces llegó el pavor con que se mudó de la fonda elegante de lo alto de la colina al sórdido hotelucho de los suburbios. La vergüenza le invadía al pensar en las se manas durante las cuales recorriera las calles mendigando, tratando de ganarse penosamente la vida. Y ahora estaba ahí, el hijo de un rico agricultor israelita, cuidando los cer dos de un granjero pagano ypasando hambre. Caleb volvió la cara hacia la pared y lloró. No podía soportarlo más. Por primera admitióyen su fuerofrac interno que había fraca sado. Unvez, completo miserable aso. Finalmente, ago tado, se quedó dormido. \ A la mañana siguiente, Caleb se dio cuenta de que había traspasado un límite. El pasado era el pasado, y de algún modo era bueno admitirlo. Pero, ¿qué decir del futuro? Re
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pasó sus opciones y concluyó que no tenía elección. Tendría que ser un porquero por el resto de su vida. Suspiró, descen dióEldel pajar, yaquella miró nuevamente a los chanchos. desayuno mañana consistió en dos pedazos de pan, un pescadito asado... y granos del tonel de los cerdos. Recordó el desayuno en la casa de sus padrés, pero apartó esos pensamientos. Sin embargo, en los dos días siguientes los recuerdos del hogar siguieron abriéndose paso hasta su mente. Una mañana, después del desayuno, se encontró medi tando en una breve conversación que había tenido varios años antes con Eliezer, el mayordomo de su padre. Había sido poco después del mediodía, y Eliezer acababa de comer. Caleb le había pedidoque arreglara una valla quehabía de trás del granero, y Eliezer le había dicho que necesitaba un poco de tiempo para reposar la comida. El recuerdo le hizo pensar a Caleb en el vacío que sentía en ese mismo mo mento en su propio estómago, y súbitamente esta idea le gol peó como un rayo: «¡Los siervos de mi padre están mucho mejor que yo!». Luego se preguntó si su padre consideraría dejarle trabajar como siervo en la hacienda. Al menos estaría cerca de la familia. Pero, ¿qué pensarían los vecinos? ¿Y sus amigos, los que le habían animado a tomar su parte de la herencia para in vertirla? Y, lo peor de todo, ¿qué diría su padre? La vergüenza y el dolor de su fracaso le invadían la mente. Las lágrimas dejaban turbios rastros en sus mejillas mientras se encami naba detrás del cobertizo*para dar a los cerdos su comida matutina. Necesitó una semana más de hambre, de atrapar inmun dos chanchitos y de comerse la comida de los cerdos para
alcanzar nivel se de había desesperación empujase la ac ción. Unaelnoche parado a que mirarlolas estrellasa antes
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de acostarse. Su padre a menudo miraba esas mismas estre llas. Caleb se preguntaba: «¿Me echará de menos papá?». Mientras pregunta, una recordó mano paterna elevándosesopesaba en el aireesa y agitándose y otralavez. El ondear de esa mano parecía ahora una llamada para atraerle con señas hacia casa. El recuerdo permaneció en su mente y, por primera vez, se permitió a sí mismo sentir un profundo an helo del hogar. Caleb estaba tan conmovido que habló en voz alta: «¡Ya sé lo qué haré! Iré a casa y diré: “Papá, he sido un desastre absoluto. He malbaratado un tercio de tu patrimonio y ya no merezco ser llamado hijo tuyo. Pero, papá,¿querrías con tratarme como uno de tus siervos? Por favor, papá. Por favor...”». Finalmente, agotado del día de trabajo, Caleb subió por la escalera hacia su esterilla en el pajar y se tumbó. Pero el sueño le eludía. En su imaginación, se veía encaminándose hacia la puerta de la finca paterna, llamando a un siervo próximo y pidiéndole que le dijera a su padre que había vuelto. Pero por dentro le quemaba el temor de que su padre le rechazase; de que le enviase a su antipático hermano mayor para decirle: «¡Piérdete!». «Eso es lo que merezco», se decía Caleb. «¡Malgasté un tercio de la fortuna de mi padre y ahora soy un porquero!». Se pasó toda la noche dando vueltas en el lecho, discu tiendo consigo mismo. o noy debería?». Parte de él seguía diciendo: «No«¿Debería, lo merezco»; la otra parte decía: «¿Qué alternativa tengo?». Cuando a la mañana siguiente la luz empezó a brillar a través de las grietas del muro, tomó su decisión: «Volveré adonde mi padre». Luego, antes de que pudiera cambiar de opinión, se levantó y descendió por la escalerahacia el suelo de abajo cubierto de estiércol. Abrió la puerta de la pocilga
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y se apresuró hacia el granero, con su pequeño saco de per tenencias al hombro. Baaleli salió de su casa justo después del amanecer. Parecía sorprendido de ver a Caleb tan tem prano. -Señ or - le dijo Caleb -, he decidido retomar a la casa de mi padre.Me gustaría recibir mi paga por los últ imos seis días de trabajo. Baaleli gruñó, fue a su casa, volvió un momento después y depositó dos monedas en la mano del joven. -Gracias, señor- dijo Caleb. Baaleli gruñó de nuevo, agitó la mano, sevolvió y entró en el granero, y entonces Caleb emprendió el caminoa casa. Ya al aire puro, alejado de los cerdos y demás animales de la granja, notó el olor que desprendían sus ropas. Se miró a sí mismo. «¡Inmundo!», exclamó. «¡Eso es lo que soy!». Los bajos de su vestimenta estaban hechos jirones, y el resto de la ropa, rasgado y manchado con el lodo y el estiércol de los chanchitos queme había tenido que capturar su vuelta al corral. «Si papá acepta, lo primero que etpara ngo que hacer es asearme». Al llegar a la ciudad, se sintió confortado de que fuera por la mañana temprano, porque no quería encontrarse con ninguno de sus antiguos amigos. Exhaló un suspiro de alivio cuando pasó por delante de la última casa hacia el otro lado de Sidón. Sabía que le llevaría al menos tres días llegar al hogar paterno, y esta vez no se molestó en tomar laruta más larga para evitar a los bandidos. «¿Qué más da si me asal tan?», se decía. «Que me maten. ¡Me estarán haciendo un favor!». Ahora que Caleb se hallaba de camino a casa, ya no le torturaba el dilemade si debía volver. La cuestión que le ator mentaba era el tipo de recepción que recibiría. Le avergon
zaba lo que pensaría su hermano, pero le aterrorizaba que
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su padre pudiera negarse a verle o que sepusiera hecho una furia por despilfarrar su dinero y le riñera por el desastre que había hecho con su vida. «Hijo, mira esas ropas mugrientas. ¡Apestas!». imaginación, se veía a sí mismo«¡Papá, arrodi llándose anteEnsusupadre y rogándole, suplicándole: por favor! Tan solo deja que sea como uno de tus jornale ros». Eso era lo máximo que podía esperar. Repetía la sú plica una y otra vez conforme recorría el camino. Durante los tres días siguientes, el sol pegaba duro. El sudor empapaba su túnica y realzaba la pestilencia a estiér col de cerdo. La correa de una de sus sandalias colgaba de un la otra sandalia,que de puro desgastada,deltenía la suela tanhilo, fina yque no impedía las asperezas camino se le clavaran en la planta del pie. *** El tercer día... ¡Llegó el momento! Ya está casi... ¿en cosa? ¿Se atreve a llamarla así ahora? Hacia el mediodía se aproxima a la colina que domina la hacienda familiar. ¿Fam iliar? «Eso era entonces, ahora ya veremos...». La vergüenza le abruma. La culpa. El remor dimiento. La condenación. Su corazón se acelera conforme se aproxima a la última colina, aquella sobre la que se vol viera a lanzar la última mirada. Donde viera a su padre des pidiéndose con la mano. «¡No habrá saludos ahora!». Caleb espera poder descender la colina sin ser visto. Si tiene suerte, encontrará a uno de los siervos en la puerta. Acaso el siervo le transmita una impresión del ambiente que se respira por allí, y del tipo de recepción que puede es perar. Cuando llega a lo alto de la colina, suspira aliviado. Ex cepto las vacas y las ovejas en el prado, el lugar parece de sierto. Pero al tomar aliento, siente el corazón aporreándole
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el pecho. El pánico más completo se apodera de él. ¿Real mente quiere hacer esto? ¿Puede hacerlo? Quizá debería re tornar Baaleli y pedirle trabajar con él de nuevo. Perodonde no. ¡Ha decidido dar este paso! ¡Y lo dará! Así que llgacha la cabeza y empieza a caminar hacia la hacienda de mi padre. El pánico sigue ahí, pero también la determina ción. Mantiene su mirada en el sendero y desciende lenta mente por la colina. Ya está a mitad de camino cuando cree oír pasos delante de él. Parece que alguien se le aproxima corriendo. ¿Le ha reconocido alguno de los siervos? ¿Será su hermano? Caleb Nigue con la mirada en el sendero, demasiado avergonzado pura levantarla. Los pasos se aceleran ya más próximos. Súbitamente, (tiente que dos brazos le rodean. Prácticamente le exprimen lodo el aliento. Un instante después, escucha unas palabras: -¡Bienvenido a casa, hijo mío!- Luego su padre le besa en la mejillay entierra su cara enel hombro de Caleb llorando y llorando... Caleb le siente temblar. Caleb está atónito. Cuando su padre finalmente le suelta, Caleb se arrodilla, rostro a tierra, y dice: -Padre, malgasté todo el dinero que me diste. He pecado contra el cielo y contra ti. Ya no merezco ser llamado hijo tuyo. -Calla, hijo -le dice su padre, y le toma del brazo para levantarle. Luego vuelve la cabeza para dirigirse a alguien cercano-: Eliezer, corre, entra y pídele a mi esposa que saque lu túnica que está colgada en el armario, la azul con ribetes dorados. Tráemela. Eliezer se da la vuelta y camina sendero abajo. El padre
le grita: -¡Ah, y mi anillo de sellar! Está sobre la mesa donde llevo mis cuentas.
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, Cuando el padre de Caleb se vuelvehacia este, se le ocu ' rre mirarle los pies. Ve las sandalias destrozadas y la sangre rezumando de los dedos. Su padre llama de nuevo a Eliezer, más fuerte esta vez: -¡Y de paso, trae un par de sandalias nuevas! Me compré unas hace tan solo dos días. Están debajo de la silla de mi dormitorio-. Luego rodea con el brazo los hombros de su hijo y le lleva colina abajo hacia casa. Caleb está aturdido. Lo único que se le ocurre decir es el discurso que preparó y practicó mientras se dirigía hacia ; casa: -Padre, malgasté un tercio de tu fortuna. Ya no merezco ser llamado hijo tuyo. Su padre pone su dedo índice en los labios de Caleb. -¡Deja eso ya! -le dice-. Estás en casa otra vez. Eso es lo que importa. Se encuentran ya muy cerca de la puerta principal. Elie zer regresacon la túnica, las sandalias yel anillo, y se lo en
trega todo padretoma de Caleb. El oro en losy el bordes del vestido brilla al sol.alCaleb aliento. ¡El lodo estiércol en sus ropas raídas! ¡El hedor! No puede ponerse esa túnica to davía. Necesita asearse primero. -¡Papá!- dice, tratando de frenarle. Pero su padre le ig nora. Le cubre sus ropas suciascon la hermosa túnica. Luego tira del cordón de la parte superior y lo ata con un nudo suave en torno al cuello de Caleb. Acto seguido toma la mano de ysualza hijouno y letras pone el los anillo dedo. para Luego se arrodilla otro piesendeel Caleb calzarle las sandalias. El pasmoso giro de los acontecimientos deja la mente de Caleb envuelta en una neblina. Apenas se entera de que su padre le lleva de la mano y le conduce a casa. Es cucha vagamente que su padre ordena a los siervos que
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aten el becerro gordo y se pregunta de qué va eso. Luego <>yc a su padrellamar a otro siervo y decirle que invite a todos los«¿Una vecinosfiesta?», a que vengan esta noche a una fiesta. va a tener se pregunta Caieb. «¿Quién tina fiesta?». Se quita sus ropas sucias, se lava, y se pone las ropas lim pias que le ha traído su padre. Luego, sintiéndose exhausto l ras los tres días de largo viaje, se acuesta en su propia habi tación y enseguida cae dormido. Se despierta cuando oye a su padre llamarle. viene tanta prisa. Parece urgente. Caieb se pregunta a qué Su padre entra en la habitación donde él está durmiendo y le pone la túnica de nuevo. Luego le lleva de la mano con duciéndole hacia la puerta trasera de la casa. Caieb oye el sonido de la multitud incluso antes de llegar a la puerta. «¿Qué ocurre?», se pregunta. Una ovación le recibe al salir. «¿Qué está pasando?». Su padre le lleva a una plataforma y le hace sentarse en una silla frente a la multitud. Luego su padre se dirige a la gente: -Amigos, gracias por venir a esta fiesta con motivo del regreso de mi hijo. «¿Una fiesta por mi regreso?». Caieb se queda mirando inexpresivamente a los allí congregados. Oye música pro cedente de algún lugar distante. Se pregunta cuántos de los invitados saben que se marchó de casa y las circunstancias de su retorno. Agacha la cabeza y anhela que le trague la tierra... Echa un vistazo a su hermano mayor, que se abre paso entre la multitud mientras charla animadamente con uno
de los invitados. Su hermano se vuelve hacia él, le mira y
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gesticula. Caleb no puede decir si la expresión de su rostro es de enfado o disgusto, pero ciertamente no exhibe una sonrisa. Para entonces la mayor parte de los invitados están de pie sosteniendo platos de comiday vasos de vino. Alguien le trae un plato y un vaso. Caleb come un poco y bebe algún sorbo, pero se siente demasiado confundido para tener hambre. El último de los invitados no se marcha hasta mucho des pués del atardecer. Entonces lossiervosempiezan a quitar los alimentos ya limpiar el lugar. El padre de Caleb le toma de la mano, le lleva de nuevo a su habitación en la casa y, con un abrazo, le dice que pase una buena noche de descanso. Pero de nuevo, el sueño no llega. Durante una hora o más, Caleb da vueltas en la cama. La pregunta: «¿Por qué?» le resuena en la mente. «¿Después de todo el dinero que mal gasté? ¿Del tiempo que pasé cuidando cerdos? ¡No merezco esto!». Entonces, en un súbito rayo de luz, reconoce -y acépta la verdad: no va a ser un siervo. Todavía es elhijo de su padre. ¡A ú n es m iem bro de la fam ilia! Constatarlo le deja estupefacto. Es lo último que hubiera esperado cuando salió de la casa de Baaleli. En ese momento, vuelve el rostro hacia la pared y llora.
3 ¿Quién necesita un tiempode gra cia? • H| Buvo usted algún momento «¡ajá!» en el que algo que M 1 estaba leyendo o rondándole la cabeza le sugirió de * * 1 repente una idea nueva? Estas situaciones tienen un valor especial cuando nos transmiten verdades espirituales importantes. Dos libros que leí recientemente me hicieron vivir momentos «¡ajá!», pues me ayudaron a entender mejor a Dios, su relación conmigo y mi relación con él. El primer libro Nunca hubiera supuesto que ese libro de Skip McCarty tendría tal efecto en mí.1Su título, InGran ite or W hat theO íd and N ew Cov em n ts Reve a! A the Gospel, the Law,and the Sabbath [¿De granito, o incrustado? Lo que el antiguo y el nuevo pacto revelan sobre el evangelio, la ley y el sábado], sugería que el libro era teológicamente desa fiante. Creo que lo compré en 2008 o 2009, pero lo tuve ro dando por mi despacho uno o dos añoshasta que finalmente decidí que ya que lo había comprado, también podía leerlo.
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Buena parte del libro de Skip en realidad, demasiado teológica. Sin embargo, la introducción del autor y el primer capítulo aportaron percepción que nunca antesus había tenido. Yme ello, a pesar una de que varios autores bíblicos an la expresión que me proporcionó esa nueva comprensión. Se trata de solo dos palabras: pacto eterno. Un pacto es simplemente un acuerdo ent re dos partes que harán ciertas cosas estipuladas en el mismo. En el caso de un convenio que es legalmente vinculante, las obligadones pueden ser respaldadas por un tribunal legal. Skip afirmaque cuando estudió lo que dice al Biblia sobre los pactos, «encontró que elpacto de Dios con la humanidad derivó del pacto interno entre los miembros de la Trinidad desde siempre. El pacto eterno de Dios que abarca al con junto de su creación incluye a la especie humana, tanto antes como después de la entrada del pecado».2Luego dice: «En el núcleo de este complejo estudio yace una sencilla ver dad: Dios es amor. [...] Dios ama a las personas»,3y señala que «si usted tiene hijos, sin duda los ama hasta el punto de que moriría por ellos si fuera necesario. Pero probable mente nunca les ha dicho que hay entre ustedes una rela ción de pacto”, ni ha hecho un “compromiso de pacto” con ellos. Y sin embargo así es».4 Cuando leí estas palabras, sentí como si se me encen diera una bombilla en la cabeza. Permítame explicarlo. ir err ores Correg Cuando empecé a trabajar en este capítulo, escribí dos
o tres páginas y luego me di cuenta de que no me agradaba la orientación que le estaba dando. Asi que borre lo que había hecho y volví a empezar. Otras personas creativas hacen lo mismo. Cuando un escultor moldea la arcilla y luego no está satisfecho con el resultado, aplasta la arcilla contra su mesa de trabajo y empieza de nuevo. Cuando un
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artista pinta un cuadro y después se da cuenta de que no le gusta, tira el lienzoy vuelve a empezar. Eso es lo que hace mos cuando algo que hemos creado no sale del modo que queríamos. ¿Por qué Dios no se deshizo de nosotros, los humanos, cuando no salimos del modo que él quería?Proceder así ha bría sido mucho mas sencillo que lo que ha hecho. Pense mos en los seis mil anos,o mas, de dolor y agonía que eso le habría ahorrado a la raza humana. Librando también a Jesús de tener que vivir en la tierra como ser humano y de morir una muerte cruel en la cruz. Así pues, ¿por qué Dios, simple mente, no nos destruyó y volvió a empezar? Estoy seguro de que los teólogospueden ofrecer diversas respuestas a esa pregunta. Una que yohe usado en el pasado es que si Dios hubiera destruido a Adán y a Eva yempezado de nuevo, el miedo habría prendido en las mentes y cora zones de losángelesy cualesquiera habitantes de otros mun dos. Habrían «¡Vaya! mejor e obedezca os a Dios o, de pensado: lo contrario, mira¡Será lo que nosqu pasará!». Elmmiedo es una de las emociones básicas que conducen a las personas al pecado (ver 1 Juan 4:18); por ello, destruyendo a Adán y a Eva inmediatamente después de que pecaran, Dios habría extendido hacia el resto de sus seres creados el mismo pro blema que estaba tratando de resolver. Eso es verdad. Es una buena respuesta. Sin embargo, no es lalodelhizo: librocuando de Skipdos quepersonas me iluminó la mente. He niño aquí al la que planean traer un íamarlo, a criarlo y mundo, se comprometen todas sus necesidades aun cuando ese nino se rebele contra uno de elloso contra los dos. La mayoría de los padres no llaman «pacto» a este compromiso, pero lo es. Bueno, eso es, en todo caso, lo que las personas que traen hijos al mundo ceberíanhacer.
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ncluso antes de que la Trinidad crease seres humanos, los miembros de la misma, como padres ideales, pactaron amamos independencia de lohubiera que pudiera pasar.a Adán Ese es el «pactocon eterno». Si la Trinidad destruido y a Eva en el momento en que pecaron, sus miembros habrían quebrantado el pacto que habían hecho con los seres humanos antes de que estos vinieran a la existencia. En parte, perdonaron a Adán y Eva sencillamente para evitar asustar a los demás seres inteligentes que habían creado. Pero, siendo esolosimportante, creoque queJa sea principal razón por la que perdonaron.no Sugiero razónlaprincipal por laqu e la Trinidad no ajustició a A dán
Ev a cuando pecaron
es que los am aban y , aun an tes de crearlos, h abían hecho un
-
pacto eterno según el cual con tin uarían am ándolos y
ellosy a sus descendien tes con indepen den cia de cóm o se condujeran: Adán y Eva no conocían este pacto en la época en que la Trinidad lo selló porque ni siquiera existían toda vía. No obstante, una vez establecido el pacto con la raza humana, la Trinidad lo cumplió, no solo por un sentido de compromiso legal, sino porque nos ama,
losa
Eso es lo q ue m e impactó t an poderos amen te cu an do leí
el libro de Skip. Me ofreció una imagen del amor de Dios, tanto por la especie humana como porm í como miembro de esa especie. Pronuncié una charla devocional sobre este asunto poco después de tener esta percepción, y mi nuevo punto de vista acerca de las profundidades del amor divino me golpeó con tanta fuerza que cuando llegó el momento de referirme a la conclusión decisiva, me quedé sin abla h y tuve que hacer una pausa para recuperar la compostura. El segundo
libro
Pursued by a Rele ntless G od 5 [Perseguidos por un
Dios in
cansable], obra de Shawn Brace, también ha tenido un pro
. ¿Quén necesita un tiemp o de gracia? • 5 3
undo impacto espiritual en mí y por la misma razón: porque me ha dado una visión más profunda acerca del amor de Dios todo: por losDios seresnos humanos. El título del libro de Shawn dice (per)sigue incansablemente. Shawn lo dice: «Muchas personas tienen la idea equivocada de que Dios espera quenosotros le busquemos aé l De hecho, la ma yoría de los sistemas religiosos [...] están basados en la idea de que de algún modo, en cierto sentido, nosotros, como seres humanos, podemos buscar a Dios y su favor, u obte ner la iluminación, o el paraíso, o cualquiera que sea nuestra meta».6 Algunos textos de la Bibliaciertam ente sugieren que de bemosbuscar a Dios. En Jeremías, por ejemplo,el Señor dice: «Me buscaréis y mehallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón» (Jer. 29: 13). Y Jesús dijo:«V en id todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré des cansar» (Mat. 11: 28). Pero luego está Apocalipsis 3: 20: «Yo estoy a la puerta y llamo;alguno si oye .mi voz y abre la pu erta, entraré a él y cenaré con él y él conmigo». Es cierto que venimos a Dios, pero solo después de que él ha dado el primer paso hacia nosotros. Solo después de que él ha ini ciado la relación llamando a nuestra puerta. La Biblia deja muy claro que antes de que los humanos pensaran jamás en buscar a Dios -cuando de hecho Adán y Eva lo rehuían- él vino en busca de ellos.Lo s persegu ía. Shawn dice que Dios todavía nos persigue de manera incansable. ¡Y tiene razón!Dios n o red u n da fácilm en te. Recordemos cómo se rebelaron los israefitas contra él antes incluso de que entrasen en Canaán, y pese a ello no los rechazó. Re cordemos cómo una y otra vez se volvían a la adoración de los dioses de las naciones que los rodeaban durante el pe riodo de losjueces. Dios permitió que opresores extranjeros los sometieran, pero, cuando retomaron a su lealtad hacia
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él, los liberó. Israel alcanzó su apogeo como nación durante el reinado de David, pero Salomón, su hijo, se alejó de Dios, y de ahí en adelante el pueblo fue cuesta abajo cuando un rey tras otro siguieron el ejemplo de Salomón. Hubo unos pocos momentos de luz en el camino, especialmente du rante los reinados de Ezequías y Josías, pero en su mayor parte la historia de Israel es la de un lento descenso en la apostasía, hasta que Dios permitió a los babilonios impo nerles una cautividad de setenta años. Sin embargo, ni aun entonces los abandonó Dios. Los devolvió su tierra y siguió de recuperarlos, hasta que, en una dese sperado intentotratando final, envió a su Hijo a viv ir entre ellos. Solo después de que Israel rechazara a Jesús -a los mil quinientos años de sacar a sus antepasados de Egipto-, abandonó finalmente Diosa esa nación. Durante esos quince siglos, continuó persiguiéndolos y persiguiéndolos. Ahora pensemos en esto: Dios le persigue a usted y a mí incesantemente como hizo con Israel. No renuncia a noso tros fácilmente. ¡Usted y yo tenemos que alejamos de Dios muchas veces antes de que, finalmente, él se aleje de noso tros! Que Dios nos persigue a los humanos pecadores es tam bién evidente por la historia de Jesús de la oveja perdida. El pastor no dijo: «Bueno, tengo otras noventa y nueve ovejas. ¿Qué importa que una se pierda?». ¡No! El pastor fue a bus car a la que se perdió. Y así lo hizo hasta que la encontró. Y cuando la encontró, volvió a su casa contento. «Os digo», comentó Jesús, «que así habrá más gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente, que por noventa y nueve justos que no necesitan de arrepentimiento» (Luc. 15: 7). Algunas personas piensan que son demasiado pecadoras para sal varse. «¡Dios no quiere a la gente como yo!», dicen. No han
. ¿Quén necesita un tiemp o de gracia? • 5 5
entendido nada*En realidad, Dios está persiguiéndolas, tra tando de recuperarlas, Y cuando vuelven, los ángeles en el cielo lo celebran con una gran fiesta, ¡Qué Dios más extraordinario! Una relación individual Aprendí otras cosas acerca de Dios cuando leí el libro de Shawn. Por ejemplo, aprendí queDios quiere un a relación am orosa indiv idual con cada un o de n osotros , La característica que define a Dios es el amor (ver 1 Juan 4*8), Por su propia naturaleza, la Trinidad quiere relaciones conseres a los que pueda amar. Los miembros de la Deidad contaban con su propia interrelación por las edades eternas antes de que creasen el universo, y estoy seguro de que el amor entre ellos era, y todavía es, más profundo de lo que podamos compren der, Sin embargo, eso no era suficiente. La Trinidad deseaba tanto las relaciones de amor que sus miembros quisieron
ampliar de pudieran las mismas. Por esosucrearon ligentes el conámbito los que compartir amor yseres ser, inte a su vez, amados por ellos. La Biblia dice que hay millones de millones de ángeles (ver Dan. 7:10; Apoc. 5:11). ¡Esto sig nifica que la necesidad que tiene Dios de relaciones de amor es enormel Y luego creó a los seres humanos. Al principio fueron solo dos, pero su plan era que se reprodujeran y poblasen la tierra. Si Adán y Eva se hubieran mantenido fieles a Dios, ¿cuánto tiempo cree usted que le habría llevado a la especie humana poblar la tierra? ¿Mjl años? ¿Dos mil? ¿Diez mil? Probablemente no. Seis mil años después de la creación, el mundo tiene más de siete mil millones de habitantes, a pesar del hecho de que nuestra población va muriendo y es reemplazada cada cincuenta o cien años. ¿Cuánto tiempo
cree usted que le habría llevado a una especie de seres hu manos que nunca morían poblar nuestro planeta? Y una vez
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que se hubieran esparcido por toda la tierra, ¿qué habría hecho Dios? Me inclino a pensar que se proponía que los seres humanos poblasen mundo otro. ¡Parece que laa población humana teníaunque habertras superado con mucho la de los ángeles del cielo! Esto nos da un a idea de cuánto aprecia D ios las relaciones con los seres inteligentes que ha creado. Nuestro
Dioses un Dios de relaciones. Dice Shawn: «Dios está veinticuatro horas al día durante los siete días de la semana persiguiéndonos. Trabaja desdehacia el amanecer hasta con la puesta de solrenuncia tratando de atraemos una relación él. Nunca a nosotros, ni por un segundo. Desde el momento en que toruamos nuestro primer aliento de vidahasta que entregamos el último, él está continuamente siguiéndonos la pista».7 ¡Verdaderamente nos persigue un Dios incansable! Ahora pensemos en esto: ¿Con cuánta gente puede re lacionarse una persona? ¿Con cincuenta? Si es mucha más de esa, yo ya empiezo a olvidar sus nombres. Pero hay mi llones de millones de ángeles y miles de millones de seres humanos y Dios conoce el nombre de cada uno y quiere tener una relación de amor con todos ellos. Eso me incluye a mí. Y a usted. Desea tan profundamente esta relación que envió a su Hijo a morir por nosotros a fin de poder tenerla con aquellos de nosotros que quisiéramos corresponder. Esa es la imponente verdad que impresionó mi mente cuando leí el libro de Shawn BracePursued hy a Relentless God. Esa verdad ha impactado profundamente mi relación con Dios. Ahora me doy cuenta de que Dios me está bus cando desesperadamente, y también a usted. ¿Es la palabra desesperadamente demasiado fuerte? No
cuando consideramos el precio que Dios pagó a fin de man
. ¿Quén necesita un tiempo de gracia? • 5 7
tener esa relación con nosotros los humanos: la vida de su propio Hijo querido, quien murió una muerte tan cmel. El hijo pródigo
La verdad acerca del insondable amor de Dios por los seres humanos pecadores se encuentra profundamente ilus trada en la historia del hijo pródigo. La palabra pródigo significa «excesiva otemerariamente gastador, [...] una per sona que despilfarra sus recursos».8Eso es precisamente lo que hizo el hijo pródigo. «Caleb», como lo llamé en el ca pítulo anterior, malgastó un tercio de la riqueza de su padre en inversiones insensatas* y en vivir desenfrenadamente. Tenía toda la razón cuando confesó a su padre: «Ya no soy digno de ser llamado tu hijo» (Luc. 15: 19). Pero el padre no esperó a que su hijo volviera a casa arrastrándose, ara ñándose con el suelo como penitencia. En cuanto se dio cuenta de que la figura que veía en la distancia era su hijo, corrió a encontrarse con él. Y aunque Caleb esperaba ser tratado como un siervo, su padre le puso la mejor túnica de la familia justo encima de las ropas inmundas que todavía hedían a pocilga. Y luego organizó una gran fiesta de «bien venida a casa» en honor de su hijo. ¡Caleb era todavía miem bro de la familia! Dios nos persigue a usted y a mí de manera incansable. No renuncia fácilmente. Usted lo pasará terriblemente mal diciéndole «No» por a Dios porque ¿Por él lleva horriblemente mal recibir un «No» respuesta. qué? ¿Porque nosotros necesitamos urgentemente entablar una relación con él? ¡No! Es porque él ansia desesperadamente tener una rela ción con nosotros. ¡Quiere que seamos parte de su familia! *
La Biblia rio afirma que el h ijo pródigo invir tier a en proye ctos que fracasaron . Esa es mi im a ginativa «contribución» a esta historia.
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De modo que, ¿quién necesita el tiempo de gracia? Volvamos ahora a la pregunta de quién necesita el tiempo de gracia. Tendemos a pensar que somos nosotros los que ne cesitamos el tiempo de gracia, y ciertamente lo necesitamos. Pero le sugiero a usted considerar que Diosnecesita el tiempo de gracia aún más que nosotros. Bueno, en realidad él no lo necesita para símismo, sino que nos lo concede gratis a usted y a míporque desea desesperadamente una relación connoso tros. Cuando los seres humanos se alejaron de él, pudo ha
bernos abandonado a todos a nuestro destino. Sin embargo, estaba tan ansioso de mantener una relación con nosotros que nos concedió un tiempo de gracia, simplemente para darse a sí mismo una oportunidad de restablecer la relación rota con aquellosde nosotros que quisiéramos aceptarla. No nos impondrá esa relación, sino que nos invita a acudir a él. Llama a nuestra puerta esperando que al menos algunos de nosotros abramos y lenodejemos El padre de Caleb rechazópasar. a su hijo cuando este se marchó de casa. Le concedió un tiempo de gracia y, cuando Caleb regresó al hogar, su padre corrió a reunirse con él, le rodeó con los brazos y le dio la bienvenida. La historia del hijo pródigo es un ejemplo destacado del tiempo de gracia que Dios nos concede a usted y a mí, no porque lo merez camos, sino porque, como el padre de Caleb, nos ama tanto que no puede soportar la idea de la vida sin una íntima re lación con nosotros. ¿Se le ha ocurrido a usted alguna vez cuánto anhela Dios una relación con usted.7. Se la está solicitando con amor incesante. Por eso le concede el tiempo de gracia. Lo hace porque usted lo necesita. Yporque él lo n ecesita. De hecho, la necesidad que él siente de ello es aún mayor que la suya.
¡Dios ansia contar conusted como miembro de su familia!
. ¿Qué n necesita un tiemp o de gracia? • 5 9
i)tas del capítulo
1.
Skip McCarty, In Granite or Ingrained? W hat the Oíd and N ew Coven ants Reveal A bout the Gospel, the Law, and the Sabbath (Berrien Springs [Michigan, EE.UU.]: Andrew s Un iversity Pres s, 2007). Skip h a sido m uchos años pas tor ad jun to de la Iglesia Pioneer Mem orial, s ituad a en el c amp us de l a Unive rsidad And rew s en Berrien Springs (Mich igan, EE.UU.). Ihki., p. xiii. Ibíd., p. xiv. Ibíd., p. 4. Shawn Brace, Pursued by a Relentless God (Nampa [Idaho, EE.UU.]: Pacific Press Publishing As sociation , 2011), 157 páginas. Cuan do Shaw n escribió este li bro, era el pastor de dos iglesias en Main e (EE.UU .).
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Q El tiem po de gra da de Ludfer
o antes me preguntaba por qué Dios no concedió un tiempo de gracia a Lucifer y sus ángeles. ¿Por qué ha bían de ser los seres humanos los únicos que recibieran un indulto? No fue así. Dios no arrojó a Lucifer y sus ángeles del cielo inmediatamente después de su rebelión contra él, lo que im plica que les concedió un tiempo de gracia. Elena G. de White, en varias de sus obras, describió la
Y
rebelión Luciferlos y su caída bíblicos.* del cielo con de a lo que lode hicieron autores Le más invitodetalle a usted acompañarme en mi recorrido por su descripción del aleja miento de Lucifer respecto a Dios, del tiempo de gracia que Dios le otorgó, y de su rebelión definitiva, que dio lugar al cierre de su tiempo de gracia. Es una historia fascinante.
*
PE 145-147; 1SG 17-2C; HR 13-19, 26-27; PP 11-22; CS 483- 494.
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La rebelión de Lucifer
o creo que Lucifer se rebelase contra Dios Padre. Creo que se rebeló contra Cristo. Aparentemente, antes de la creación de nuestro mundo, Cristo tomó forma de ángel. Al igual que más tarde se presentó ante nosotros como un ser humano, previamente se mostró ante los ángeles como uno de ellos.*Y ciertamente así lo verían ellos, del mismo modo que el pueblo de tiempos de Cristo lo percibía como un ser humano más. Sin embargo, así como Cristo era más que un simple humano mientras estuvo en la tierra, también era más que un ángel en el cielo.** Tenía autoridad sobre losán geles, incluido Lucifer, y su jurisdicción se extendía al fun cionamiento del universo. Lucifer también ocupaba una posición que le daba autoridad sobre las huestes celestiales, pero no era tan abarcante como la de Cristo, lo que despertó sus celos, pues codiciaba ese rango. Dice Elena G. de White: «Lucifer tuvo envidia de él y gradualmente asumió la auto ridad que le correspondía solo a Cristo» (HR 13). Elena G. de White no maneras en que Luciferque asumió pre rrogativas dedetalló Cristo,las pero podemos especular probable mente implicaban su asunción de una autoridad sobre los ángeles que era exclusiva de Cristo. Cuando sucede esto en nuestra sociedad, alguien situado en una posición superior a ambas partes tiene que tratar el asunto con la parte ofensora y aconsejarle que se circuns criba a su propia esfera de autoridad. Estoy seguro de que * Ofrecí una det allada explicación de la desafección de Satanás h acia Cristo en el capítu lo 2 de mi libro l a demora. Un apéndice al final del capítulo explica por qué creo que Miguel, el arcángel (ver Jud. 9), es Cristo en la función que tomó en el cielo artes de su venida a la tieTra como ser hum ano. (A Miguel tamb ién se le men ciona en Dan iel 10: 13, 21; 12: 1). ** Si Cristo era plenamen te u n ángel al tiemp o que seguía siendo plen amen te Dios en el mismo sent ido en que es tan totalment e humano como div.no en la actualid ad, es impos iole decirlo , pues ni la Escritura ni Elena G de White hacen comentarios sobre este asunto. Es posible que solo aparentara serun ángel. Sea como fuere, les ángeles lo habrían tomado como a uno de los suyos.
. l tempo de gracia de Lucifer • 6 3
ios el Padre tuvo tal conversación con Lucifer, pero este rehusó aceptar el papel que le correspondía. En vez de ello, empezó a esparcir su insatisfacción entredelostodas demás Finalmente, Dios convocó una reunión las ángeles. huestes celestiales «a fin de que en su presencia él pudiese manifes tar cuál era el verdadero lugar que ocupaba su Hijo y dar a conocer cuál era la relaciónque él tenía con todos los seres creados» (PP 14). Jesús se sentó en el trono con su Padre y «el Padre hizo saber que había ordenado que Cristo, su Hijo, fuera igual a él; de modo que doquiera estuviese su Hijo, es taría él mismo también. La palabra del Hijo debería obede cerse tan prontamente como la del Padre. Este había sido investido de la autoridad de comandar las huestes angéli cas» (HR 13). Desafortunadamente esto no satisfizo a Lucifer. Él «creyó que él era favorito en el cielo entre los ángeles [...]. Sabía que los ángeles lo honraban [...]. Pensó en cómo los ángeles habían obedecido sus órdenes con placentera celeridad» (HR 14). A pesar de la revelaciónde Dios de que Cristo era igual que él mismo, Lucifer mantuvo su oposición al go bierno de Cristo. Reunión de Lucifer con ios ángeles Entonces Lucifer convocó una reunión con los ángeles.
«Presentó su él mismo.que Como sido agraviado, se tema, refirióque a laera preferencia Diosquien habíahamani festado hacia Jesús postergándolo a él [...]. Les declaró que él los había congregado pata asegurarles que no soportaría más esa invasión de sus derechos y los de ellos: que nunca más se inclinaría ante Cristo; que tomaría para sí la honra que de biera habérsele conferido, yería s el caudillo de todos los que estuvieran dispuestos a seguirlo y a obedecer su voz» (HR
14-15).
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i yo hubiera sido Dios, habría expulsado inmediata mente a Lucifer por insubordinación. Sin embargo, Dios se tomó su tiempo. Afirma Elena G. de White: «En su gran misericordia, Dios soportó por largo tiempo a Lucifer. Este no fue expulsado inmediatamente de su elevado puesto, cuando se dejó arrastrar por primera vez por el espíritu de descontento, ni tampoco cuando empezó a presentar sus fal sos asertos a los ángeles leales. Fue retenido aún por mucho tiempo en el cielo» (CS 486). Así que Dios mantuvo a Lu cifer en su posición de querubín protector aun cuando este ya promovía el desafecto hacia Dios entre los demásy árepeti ngeles. Dios no renunció a Lucifer fácilmente. «Varias das veces se le ofreció el perdón con tal de que se arrepin tiese y se sometiese. Para convencerle de su error se hicieron esfuerzos de los que solo el amor y la sabiduría infinitos eran capaces» (CS 486). Nótese, por favor, que Dios «soportó por largo tiempo a Lucifer», quien «fue retenido aún por mucho tiempo en el cielo» y «varias y repetidas veces se le ofreció el perdón con tal de que se arrepintiese y se so metiese». La paciencia de Dios con Lucifer es lo que llamamos tiem po de gracia. Siempre que una de sus criaturas inteligen tes empieza a volverse contra Dios, él hace todo lo posible por recuperar a ese individuo. Por esarazón nos concede un tiempo de gracia. Nos da tiempo para pensar acerca de unes tra decisión. comoansiosamente he dicho en que el capítulo anterior, lo hace porque Y, espera cambiemos nuestros planteamientos y retomemos a él. Puedo asegurar que Dios am aba a Lu cifer. Le rompió el corazón ver a Lucifer volverse contra él. Pienseusted en cómo se sentiría si alguien a quien estima profundamente se volviera contra usted y le acusara de decir y hacer cosas que usted no dijo ni hizo, y por mo tivos que usted no tiene.
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ios Padre no era el único que trataba de recuperar a Lu cifer. Cristo «presentó ante él la grandeza, la bondad y la justicia del Creador, y también la naturaleza sagrada e in mutable de su ley» (PP 14). Incluso los ángeles leales «tra taron de reconciliar con la voluntad de su Creador a ese poderoso ángel rebelde» (SR 15). «Volvieron a instar a Sa tanás y a sus simpatizantes a someterse a Dios» (PP 18). Por decirlo en términos que nos resulten familiares, losángeles leales se hicieron evangelistas. Misioneros que ponían todo su empeño en recuperar la confianza en Dios de Lucifer y susElena seguidores cristianos». G. de «no White indica además que «Lucifer quedó convencido de que se hallaba en el error. Vio que “justo es Jehová en todos sus caminos, y misericordioso en todas sus obras” (Sal. 145:17), que los estatutos divinos son justos, y que debía reconocerlos como tales ante todo el cielo [...]. Casi decidió volver sobre uss pasos» (PP 17). ¡Asombroso! Lucifer casi decidió regresar a su lealtad a Dios y a Cristo. Desgraciadamente, no llegó a tomar esa determinación. Pensemos en cuánto dolor ysufrimiento se han derivado de la desacertada decisión de Lucifer. Me pregunto -y le pregunto a usted- hasta dónde se extiende la influencia de las decisiones que tomamos. Si escogemos aJesús, como ha bría sido deseable que hiciera Lucifer, nuestra influencia proveerá una gran bendición al mundo. Por otra parte, si seguimos el rebelamos ejemplo decontra Lucifer decidimos ignorartambién a Jesús o, aún peor, él,ynuestra influencia traerá dolor y sufrimiento a quienes amamos. Elena G. de White escribió que Lucifer persistió en su rechazo a Cristo y desafió a sus seguidores leales a «obtener por medio dela fuerza los derechos que no se lesquiso otor gar de buen grado». Luego ella efectúa una declaración muy significativa: «En lo que concierne a Satanás mismo, era
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ierto que ya había ido demasiado lejos en su rebelión para retroceder». En otras palabras, Lucifer había cerrado su tiempo de gracia. «Pero no ocurría lo mismo», continúa Elena G. de White, «con aquellosque habían sido cegados con sus engaños. Para ellos el consejo y las súplicas de los ángeles leales abrían una puerta de esperanza» (PP 19). Este es un detalle importante. Obsérvese que el período de gracia se cerró en un momento del tiempo para algunos de los án geles desleales y en un momento distinto para otros. No concluyó al mismo tiempo para todos. Sabemos que esto es cierto G. de White dice quepara aunLucifer, despuéssede que el porque tiempo Elena de gracia había concluido mantuvo abierto para sus seguidores. El «arrepentimiento» de Lucifer En varios de sus libros, Elena G. de White cuenta una historia muy llamativa sobre el arrepentimiento tanto de Lucifer como de sus ángeles seguidamente a su expulsión del cielo. He aquí lo que escribió en el volumen 1 de Spiritm l Gif ts: «Después de que Satanás fue excluido del cielo, junto a aquellos que cayeron con él, se dio cuenta deque había perdido toda la purezay la gloria celestiales para siem pre. Entonces sé arrepintió y deseó ser reincorporado al cielo. Estaba dispuesto a asumir su lugar correcto, o cual quier otro que pudiera asignársele. [...] El y sus seguidores se arrepintieron, lloraron e imploraron que se les devolviera el favor Dios» (1SG 18).L ahistoria En sude libro ofrece un fascinante relato sobre la petición de Lucifer de que se le restituyera su posición previa:
del
«Satanás tembló al contemplar su obra. Meditaba a solas en el pasado, el presente y sus planes para el futuro. Su poderosa con textura temblaba como si fuera sacudida por una tempestad. Entonces pasó un ángel del cielo. Lo llamó y le suplicó que le
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consiguiera una entrevista con Cristo. Le fue concedida. Entonces le dijo al Hijo de Dios que se había arrepentido de su rebelión y deseaba obtener nuevamente el favor de Dios. Deseaba ocupar el lugar que Dios le había asignado previamente, y permanecer bajo su sabia dirección. Cristo lloró ante la desgracia de Satanás, pero le dijo, comunicándole la decisión de Dios, que nunca más sería recibido en el cielo, pues este no podía ser expuesto al peligro. Todo el cielo se malograría si se lo recibía otra vez, porque el pecado y la rebelión se habían srcinado en él. sem illas de la rebe lión tod av ía esta ban den tro de él» (HR 26 ; cursivaañadida).
ste es un concepto fundamental para entender el tiempo de gracia: la rebelión es el factor que lo lleva a su fin. Los hebreos tenían varias palabras para designar el pecado, una de las cuales erapesha, que significa «rebelión». Es impor tante señalar respecto a los pecados del tipo pesha que el ri tual levítico no bacía provisión para el perdón de quienes los cometieran: no existía ningún sacrificio para ellos.* El autor de Hebreos afirma: «Si pecamos voluntariamente des pués de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda más sacrificio por los pecados» (Heb. 10: 26). La re belión consiste en seguir deliberadamente en el pecado cuando uno sabe que es pecado.** Y es fundamental enten der que cuando la rebelión alcanza un cierto punto, se con vierte en el pecado definitivo e irreversible, que cierra el tiempo de gracia. La razón es muy sencilla: las semillas de la rebelión permanecen en la mente del pecador. La rebelión se ha convertido en una parte permanente de su carácter.
* Describo este concep to det alladamente en : El juicio investigador: Su fundamento b élico (Doral: IADPA, 2011), págs. 194-197. ** Con ello no pret endo afi rmar que todo pecado que uno com eta sabiendo que lo es ponga fin a su tiempo de gracia.
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Hay algunas cosas que no hará Dios, y una de ellas es im poner su voluntad sobre las mentes de las criaturas que ha creado. Dios aceptar el servicio que brota del amor, y el amosolo r no puede ser impuesto. Solo puede ganarse. Dios es amor (1 Juan 4: 8), y él anhela una respuesta de amor de sus criaturas. Finalmente, sin embargo, las semillas de la rebelión llegan a ser parte integral de aquellos que de ciden seguir su propio camino, y eso Dios no lo cambiará. Ciertamente, no puede cambiar nuestra decisión, pues tal proceder violaría nuestra libre voluntad y él noquiere hacer eso. Conclusiones Hay tres conceptos de este capítulo que me gustaría que usted asimile. El primero, que Dios les concedió a Lucifer y a sus seguidores un tiempo de gracia durante el cual Dios, Cristo y los ángeles leales hicieron todo lo que pudieron para recuperar a los rebeldes. Quiero creer que algunos de los ángeles que al principio se posicionaron junto a Lucifer fueronpersuadidos para vol ver a su lealtad hacia Dios y hacia Cristo. Segundo, si Lucifer estuvo «convencido de que se ha llaba en el error»; si «casi decidió volver sobre sus pasos», entonces no tenía excusa para su rebelión definitiva, y está justificado que Dios cerrase su tiempo de gracia. tiempo de gracia se cierra para cualquiera lasTercero, criaturaselinteligentes de Dios cuya oposición a él esdetan profunda y persistente como para quedar para siempre gra bada en sus mentes. En ese punto, como dice el autor de Hebreos, «no queda más sacrificio por los pecados». Su tiempo de gracia se ha cerrado.
Parte II
Tiempo de gracia y salvación
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La Creación, la Caída
y el tiempo de gracia ensemos en lo feliz que debió de sentirse Dios al crear a Adán y a Eva. ¡Cómo disfrutaría en esa parte especial del día en que losvisitaba! Me lo imagino sentado con ellos a la sombra de un árbol fron doso poco antes de la puesta del sol, y escuchando su relato sobre lo que habían hecho ese día. Puedo ver la sonrisa en el rostro de Dios mientras Adán le describe cómo salpicó de agua a Eva al vadear un arroyo. Y puedo escuchar a Eva contándole cómo despuéspilló desprevenido a Adán y lo tiró al agua. Y a Dios riendo a carcajadas. E imaginarme al Creador regresando al cielo con emoción en la voz mientras les cuenta a los ánge les lo bien que se lo ha pasado en su visita a sus amigos re cién creados. Usted y yo disfrutamos mirando, escuchando y saboreando las cosas quen osotros hacemos; ¡cuánto más placer debió de haber sentido Dios al relacionarse con los seres vivos queél creó! Consideremos ahora por un momento cómo debió de sentirse Dios cuando Adán y Eva lo desobedecieron. Los
P
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había creado para poder disfrutar de su compañía,para poder amarlos, para que fueran sus amigos. Ahora todo eso parecía terminado. Comenté en el capítulo 3 quecuando usted y yo creamos algo que no sale del modo que queríamos, podemos des truirlo y volver a empezar. Si un artista se siente insatisfecho con cómo le ha quedado su cuadro, puede tirar el lienzo y comenzar en uno nuevo, Pero el artista no tiene una rela ción con sus cuadros como la que tenía nuestro Creador con Adán y Eva. Cuando pecaron, Dios perdió la oportunidad de disfrutar de esa relación deamor. Y no fue solo la relación con ellos lo que perdió. Dioshabía creado a Adán y Eva con la facultad de reproducirse, y deseaba tener la misma rela ción de amor contodos y cada uno de los descendientes que él esperaba que tuvieran Adán y Eva. Y ah ora todo eso s e había perdido, ¿O
quizá no?
Las consecuencias de ia Caída
Empecemos examinando cómo creó Dios a Adán y Eva y qué les sucedió cuando le desobedecieron. La Biblia no dice realmente lo que voy a afirmar ahora, pero creo que es cierto: cuando Dios creó a Adán y Eva, el Espíritu Santo moró en ellos del mismo modo que mora en su pueblo en nuestros Decimos que quienes tienen Espíritu mo rando en días. ellos han sido «convertidos», o quealhan recibido «el nuevo nacimiento». Adán y Eva no necesitaron con vertirse tras ser formados por las manos del Creador porque él puso el Espíritu Santo en ellos cuando los creó. Aquello que hoy tenemos por resultado de la conversión, fue ¿n ellos su experiencia desde el mismo momento en que respiraron por primera vez.
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Que Dios creó a Adán y Eva con el Espíritu Santo pre sente en sus corazones se sugiere claramente en la siguiente declaración de Elena G. de White: «Cristo vino a la tierra tomando la humanidad y presentándose como represen tante del hombre para mostrar que, en el conflicto con Sa tanás, el hombre tal como Dios lo creó, unido con el Padre y el Hijo, podía obedecer todos los requerimientos divinos» (IMS 297). Las palabras clave en esta cita son «el hombre tal como Dios lo creó, unido con el Padre y el Hijo». Aunque ella no menciona que los(solo primeros unidos con el Espíritu Santo cita alhumanos Padre yestuvieran al Hijo), sabemos que es a través de él como mora la Divinidad en la humanidad.* Así, es razonable concluir que Dios creó a Adán y Eva con el Espíritu Santo morando en ellos. Sin embargo, cuando desobedecieron a Dios, perdieron la presencia del Espíritu Santo en sus mentes y corazones. Podríamos decir que quedaron «desconvertidos». Las con secuencias fueron inmediatas: se llenaron de miedo y vergüenza. Cuando llegó Dios a buscarlos aquella tarde, huyeron y se escondieron. ¿Por qué? La explicación de Adán fue: «Oí tu voz en el huerto y tuve miedo, porque estaba desnudo; por eso me escondí» (Gén. 3: 10). Sentían miedo y vergüenza, y yo creo que esa vergüenza puede entenderse como culpa. Aquello supuso un cambio enorme en lademanera de pensarmutación de Adánseyvieron Eva. Evidencias adicionales esta dramática solo unos minutos más tarde por la ufanera en que se echaron la culpa el uno al otro, a la serpiente y, de manera implícita, al propio Dios. *
Cuan do Jesús les dijo a sus discípulos que pron to los dejaría, prom etió: «No os dejaré hu érfa nos; volveré a vosotros»(Juan 14: 18). Hizo es ta declar ación en el con text o de su promesa de enviarles el E spíritu Sant o, del cual dijo qu e viviría cc n ellos y en ellos (v er. 17).
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a razón de este cambio en el modo en que Adán y Eva pensaban y sentían radica en el hecho de que perdieron la influencia del Espíritu Santo en sus mentes y en sus corazo nes al desobedecer a Dios. Esta profunda transformación ha afectado a todos sus descendientes. El punto de vista divino acerca de losasuntos espirituales no tiene sentido para noso tros. Nuestros deseos están orientados hacia dentro, hacia lo que nos proporciona placer. Nacemos con esa inclina ción. Los bebés no vienen al mundo puros y santos y solo se corrompen cuando deciden pecar por primera vez. Los bebés son pecadores el concepción.* momento de su nacimiento y, ciertamente, desde sudesde misma Los teólogos usan varios términos para referirse a esta condición. Uno es pecado srcinal, que se refiere a la pecaminosidad de todos los seres humanos como consecuencia de la caída.** Un término relacionado es total depravación , que significa que los seres humanos están moralmente co rruptos, con el pecado enel núcleo de suser, y en enemistad con Dios. Un tercer término que describe nuestra pecaminosidad inherente esn atu ralez a pecam inosa. Por desgracia, no podemos cambiamos a nosotros mismos; ni siquiera po demos logrardesear ese cambio por nosotros mismos. Hay abundante evidencia de que latotal depravación, el pecado srcinal y la n atu raleza peca m inosa son descripciones precisas del estado natural de los seres humanos.*** Basta escuchar los noticieros. El crimen, la violencia y la guerra * Los bebés no son pecadores en el sentido de que hayan hecho nada pecaminoso. Pero tam poco están en un a relación de salvac ión con Dios antes de cometer su primer pecado . Ello s necesita n un Salvador tan to como cualqui er otro. ** Pecado srcinal no es lo mismo que culpa or iginal, lo q ue imp licaría que tod o ser hum an o es culpab le del pecado de Adán . *** Cada un o de estos términ os tiene matices específi cos para los teólogos, pero todos ellos com parten el mismo s ignificado subya cente: que los se res hum anos son int rín secamen te pecadores por nacer hu manos.
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dominan en todo el mundo, y todo ello brota de la natura leza humana pervertida. Lo mejor de nosotros difiere de los criminales solo en el grado de nuestras actitudes yconductas pecaminosas. En Romanos 3, Pablo enumera una serie de característi cas perversas que comparte toda la raza humana: «No hay justo, ni aun uno; [...] su boca está llena de maldición y de amargura. [...] No hay temor de Dios delante de sus ojos» (versículos 10,14,18). Poco después añade: «Todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios» (vers. 23). Jeremías dice: es elY corazón que todas laslacosas, per verso»«Engañoso (Jer. 17: 9). Génesismás registra que en épocay del Diluvio «vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos de su corazón solo era de continuo el mal» (Gén. 6: 5). Elena G. de White comenta que una vez que Adán y Eva cedieron «a la tentación, su naturaleza se [depravó], y no [tenían] en sí mismos poder ni disposición para resistir a Satanás» (PP 32). Pablo usó un vivido lenguaje para describir la mente que no está controlada por el Espíritu Santo. En Romanos 6: 6, lo llama «viejo hombre»; en 7: 23, «la ley del pecado que está en mis miembros»; y en 8: 7, «los designios de la carne». Pablo también dijo que laspersonas con esta estructura men tal son esclavas de la ley del pecado (ver 7: 25) y que sus mentes son hostiles al Señor, «porque no se sujetan a la Ley de Dios, ni tampoco puedan» (8: 7). El pro b lem a de Dios
Esta situación le presentó a Dios un enorme problema. Como he señalado un par de capítulos antes, Dios no eje cutó la pena de muerte cuando Adán y Eva pecaron, y no lo hizo principalmente porque los amabay había establecido
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un pacto eterno según el cual seguiría amándolos y perma neciendo junto a ellos y sus descendientes con independen cia de cómo se condujeran. Podríamos preguntamos por qué Diosno resolvió el pro blema de manera sencilla: simplemente volviendo a poner el Espíritu Santo en las mentes y corazones de Adán y Eva. La respuesta es que no podía. Les había permitido escoger entre comer o no comer del fruto del árbol del conoci miento del bien y el mal, con la advertencia de que si esco gían comer, morirían. Dios los respetó pues los había creado como seres con la facultad de decidir cómo vivir y a quién seguir, del mismo modo que respeta que nosotros decidamos eso mismo. Pero también nos hace responsables de las de cisiones que tomamos. Así, para ser fiel a los principios en t enía que imponer la pena los que se basa su gobierno, Dios de muerte a Adán y Eva. ¿Por qué no murieron ese día? En realidad, murieron, pues hay dos tipos de muerte: física y espiritual. Los seres humanos dependemos de Dios para la vida del cuerpo, y cuando él retira esa vida, morimos físicamente. Es fácil en tender este aspecto de la muerte. Antes o después, a todos nos toca ser la «estrella» de un funeral. Ninguno de nosotros escapa de la muerte. Dios no aplicó de inmediato la pena de muerte sobre Adán y Eva, motivo por el cual ellos y sus descendientes continuaron viviendo físicamente. Los humanos, sin embargo, también dependemos de Dios paraCuando la vida Dios en la retira dimensión espiritual de de nuestra na turaleza. su Espíritu Santo nuestras mentes y corazones, seguimos viviendo físicamente pero morimos espirit ualmen te. Esta parte d e la sentencia de muerte sobre Adán y Eva -y sobre nosotros- se ejecuta en nuestras mentes y corazones, lo que lahace menos evidente para nuestros cinco sentidos, pero es igual de real. Hay evi dencia inspirada de que esto es así. Pablo habló de «la ley
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del pecado y de la muerte» (Rom. 8: 2) y de aquellos que estaban «muertos en [...] delitos y pecados» (Efe. 2: 1; ver también 5). Elena G. de White tenía esta condición en mente cuando habló de «las facultades muertas del alma» (CC 18). La muerte espiritual explica el profundo cambio psicológico y espiritual que experimentaron Adán y Eva in mediatamente después de desobedecer a Dios. Y esa es la razón por la que todos los seres humanos somos moralmente corruptos, pecadores en el núcleo mismo de nuestro ser, y enemigos de Dios. Esa es la base del pecado srcinal, de la total depravación recibimos al nacer.y de la naturaleza pecaminosa que todos El prob lem a de Dios y la solución d ivina La desobediencia de Adán y Eva puso a Dios ante un círculo vicioso: losamaba a ellosy a todos losque vendrían tras ellos, y no deseabaque murieran. Pero tenía que aplicar la pena de muerte que ya había advertido que sería el efecto de esa desobediencia. ¿Cómo resolvería el problema? La respuesta se encuentra en Génesis 3:15. Sin duda usted habrá oído explicar esteversículo muchas veces, pero revisémoslo de nuevo. Tiene dos partes. En la primera,Dios dice: «Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu si miente y su simiente» (BLA). Dios se dirigía a la serpiente, que es Satanás, de modo que la palabra ti se refiere a él. simiente sus descendientes, es decir, el pue m ujer es Eva, y su blo de Dios.* La en em ista4 es la condición de hostili antagonismo entre dos partes. *
Apocalipsis 12:3 habla de «un gran dragón escarlata» al cual el versículo 9 identifica como Satanás. El versículo 17 muestra al dragón atacando a la mujer, que en Apocalipsis 12 representa al verdadero pueblo de Dios. Este simbolismo se extrae claramen te de Génesis 3:1 5. También podemos aplicarlo en el otro sentido: desde Apocal ipsis hasta Gén esis. Cuan do lo hacemos, es ev idente qu e la mujer
representa al pueblo de Dios y la serpiente a Satanás.
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a lógica es esta: cuando Adán y Eva pecaron, sus men tes y espíritus se pusieron en armonía con Satanás. Sin em bargo, Dios les dijo a este y a Eva -y, por extensión, a Adánque esta armonía entre los humanos y Satanás sería que brada. En otras palabras, Adán y Eva y sus descendientes tendrían la oportunidad de retomar a la armonía con Dios, lo cual los situaría una vez más en enemistad con Satanás. Dios no podía hacer esto por propia iniciativa, así que di señó una estrategia que le permitiese volver a poner al Es píritu Santo en las mentes y corazones de los seres humanos para quehumana, una vez que más estaba sintonizasen con por su Creador. Laque na turaleza pervertida el pecado, daría sana de nuevo. Pero, ¿cómo podría prometer Dios esa enemistad entre los humanos y Satanás poniendo su Espíritu de nuevo en las mentes y corazones de los primeros cuando la retirada del Espíritu era el castigo por su desobediencia? He aquí el círculo vicioso. Afortunadamente, la segunda parte del ver sículo 15 explica el plan de Dios para resolver ese aparente callejón sin salida. Nos dice que «él te herirá en la cabeza, y tú lo herirás en el calcañar» (BLA). Hay algo extraño aquí. Tengamos en mente que los pro nombres ti y tú de este versículo se refieren a Satanás, y los pronombres apropiados para la mujer serían y a. Pero en la segunda parte del versículo Dioscambió a los pronom bres é y ío.«E te herirá en la cabeza, y túo herirás en el calcañar». ¿No debería haber dicho Dios«ella te herirá en la cabeza»? ¿No debería haber dicho «tú herirás en el cal cañar»? ¿Por qué este repentino giroa él y lo? La respuesta es sencilla: ni Eva ni ninguno de sus des cendientes espirituales femeninos heriría en la cabeza a Satanás. Dios estaba diciendo que Cristo, presentado como varón en la Escritura, infligiría una fatal herida (en la ca
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beza) sobre Satán, mientras que este le causaría a Cristo una herida no fatal (en el calcañar). En otras palabras, Cristo destruiría a Satanás. Génesis 3:15 ofreció a Adán y Eva un rayo de esperanza, basado en que se encontraría una manera de restaurar el Es píritu Santo en sus mentes y corazones, y de quebrantar el poder de Satanás sobre ellos. Usted y yo sabemos cómo se cumplió esto, pues para nosotros la historia de la vida y muerte de Cristo es real. Para Adán y Eva, el cómo y el cuándo de la victoria de Cristo sobre Satanás era un miste rio. Sin embargo, tenían la seguridad de que Dios había di señado un plan para rescatarlos de sus sentencias de muerte, tanto física como espiritual. Se trataba de la restauración del Espíritu Santo, cuya presencia en sus vidas ellos habían perdido cuando pecaron. Elena G. de White escribió: «Cuando el pecado de Adán hundió a la raza en la miseriay la desesperación, Dios podría haberse separado caídos. haberlos tratado como merecen quedeselostrate a losPodría pecadores. Podría haber enviado a sus ángeles para que derramaran sobre nuestro mundo las copas de su ira. Podría haber hecho desaparecer esta oscura mancha del universo. Pero no lo hizo. En lugar de echarla de supresencia,se acercó más ala raza caída. Dio a su Hijo para que llegara a ser hueso de nuestro hueso, y carne de nuestra carne» (MGD 176). Tiempo de gracia Génesis 3:15 sugiere Claramente que se les concedería un tiempo de gracia a Adán y Eva y a sus descendientes -la simiente de la mujer-, dándoles la oportunidad de volver con Dios. Este tiempo de gracia se ha extendido durante miles de años, y en este tiempo Dios ha estado ocupado po
niendo en práctica su plan para llevar de vuelta a su reino
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a tantas personas como sea posible. Sin embargo, nos acer camos ya al final: el tiempo de gracia concluirá en algún momento del futuro próximo. Por ello, es muy importante que el pueblo de Dios tenga una comprensión clara de su plan de salvación para estar preparado cuando se cierre la gracia. Y también lo es que llevemos la advertencia sobre I el inminente cierre del tiempo de gracia a tanta gente como sea posible. Los próximos capítulos tratarán acerca del plan de Dios para llevar de nuevo a su pueblo a una armonía con él, y de cómo usted y yo podemos beneficiamos mientras persista el tiempo de prueba. de esa oportunidad
3 Salvación:
La conversión n tema clave en la teología judeocristiana es el signi ficado de la declaración de Génesis 1: 27, según la cual
U
Diosdehizo seresentienden humanosque «a esto su imagen». Algunos térpretes la Biblia implicaque, yaque in Dios es inmortal, los humanos también lo somos. Esta in terpretación es bastante común entre los que defienden la inmortalidad del alma. Sin embargo, Dios es también om nisciente (lo sabe todo), omnipotente (todopoderoso) y omnipresente (está en todas partes a la vez). Dios obvia mente no ha dado a los humanos ninguna de estas caracte rísticas, y no sé de nadie que sostenga lo contrario. Así pues, hay limitaciones a la ideh'de que hemos sido creados a la imagen de Dios, y yo creo que lainmortalidad esuna de esas limitaciones. El hecho de que fuéramos creadosa la imagen de Dios no significa que, como él, debamos ser inmortales. Además, la palabraimagen sugiere algo distinto que una réplica exacta del srcinal. Si usted ha visto alguna vez
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una imagen de Abraham Lincoln, sea un cuadro o una esta tua, sabrá doscosas: primera, que la imagen se parece mucho al aspecto que él tenía; y segundo, que el auténtico Abraham Lincoln era mucho más que la imagen suya que usted con templa. Lo mismo es verdad respecto a nuestro ser creado a la imagen de Dios. Nos asemejamos a él en que tenerríbs algunas características que él también posee, pero Dios es mucho más que humano. En modo alguno está limitado a lo que nosotros somos. La imagen que portamos se parece a él en algunos aspectos, pero ese parecido no llega al punto de reflejar todo lo que él es. ¿Y qué características de Dios compartimos? ¿Qué tiene él que también tengamos nosotros? Pienso que Dios creó a Adán y Eva a su imagen en varios sentidos importantes. Mencionaré cinco: 1. Dioses inteligente, y también lo somos nosotros. Tenemos la capacidad de obtener información y procesarla. Pode mos examinar las evidencias y extraer conclusiones ra zonables. 2. Dios es un ser em ocional, y así también nosotros. Podemos experimentar potentes impresiones que nos hacen reír y llorar, sentir intenso placer e intenso dolor. 3. Dios es un ser profu ndam en te m oral, y también lo somos nosotros. Por eso la mayoría de las personas tienen un intuitivo de que infligir daño a otros es malo. 4. sentido Dios es un ser espiritual, lo mismo que nosotros. Queremos que nuestras vidas tengan sentido y propósito, y recono cemos la importancia del amor, la paciencia, la toleran cia, el perdón y la preocupación por los demás. 5. Dios tiene libre albedrío, y nosotros también. Podemos es coger dónde vivir, con quién casamos, qué trabajo bus
car, etcétera.
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stas son algunas de las maneras en que los seres huma nos han sido creados a la imagen de Dios. La distinción entre ellas es un tanto artificial porque todas han de ope rar juntas para crear lo que pensamos y sentimos como humanos. Efectos de ia Caída Hoy todavía tenemos esas cinco cualidades. Sin em bargo, quedaron distorsionadas cuando Adán y Eva peca ron, y así han seguido en todos sus descendientes hasta el
presente. causa principal he indi cado en elLacapítulo anterior, de es lael distorsión, abandono como del Espíritu Santo de nuestras mentes y corazones. Un ejemplo de esta distorsión es que usamos nuestra brillanteinteligencia para producir armas que pueden matar a millares de personas apretando un botón, y nuestros sentidos em ocion al, m oral y espiritual se encuentran tan degenerados que nos pa rece bien. Llamamos a lo malo«bueno y a lo bueno malo» (Isa. 5: 20). Como seres humanos, nacemos en este mundo con una tendencia inherente a pensar y hacer el mal: la naturaleza pecaminosa. Todavía tenemos el libre albedrío que Diosnos dio en la Creación, pero también está distorsionado como resultado de la Caída. Aún podemos usarlo para tomar de cisiones sobre nuestra vida cotidiana, pero esa facultad ca rece del poder de contrarrestar nuestra naturaleza humana. Dijo Elena G. de White: «La educación, la cultura, el ejer cicio de la voluntad, el esfuerzo humano, todos tienen su propia esfera, pero no tienen poder para salvamos. Pueden prpducir una corrección extema de la conducta, pero no pueden cambiar el corazón; no pueden purificar las fuentes de la vida» (CC 18).
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l grado de contribución de nuestro libre albedrío a nuestra salvación ha sido objeto de debate entre los teólogos durante más de mil quinientos años. Desde la época de la Reforma hasta ahora, este debate se ha centrado en las con cepciones teológicas de Juan Calvino y Jacobo Arminio,^ a veces conocidas como calvinismo y arminianismo. Tanto Calvino como Arminio enseñaban que los seres humanos, en su estado pecaminoso, no pueden ejercer su libre albedrío para escoger la salvación, y ambos enfatizaron que Diosdebe intervenir a fin de que seamos salvos. Discrepaban en la na turaleza dedecide esa intervención. Calvinoy decía quese Dios sim plemente quiénes se salvarán quiénes perderán, y los que él elige para salvación reciben el Espíritu Santo en sus mentes y corazones. El libre albedrío humano no tiene absolutamente nada que ver con ello. Esta visión teo lógica se llama predestinación. Arminio enseña que Dios no decide arbitrariamente quiénes se salvarán y quiénes se perderán. El dio a los seres humanos un libre albedrío, y nos permite escoger entre ser virle o no. El problema es que en nuestro estado pecaminoso, con nuestro libre albedrío distorsionado, somos totalmente incapaces de efectuar esa elección. Arminio reconocía este problema ysugirió una solución.Para explicarla, necesitamos considerar dos aspectos de la gracia. Gracia graetiene múltiples sig La palabra inglesa músicase refiere a ciertas notas ornamentales llamadasgrace notes (notas de gracia, adornos musicales). Hacer una breve oración justo antes de empezar a comer se dice a veces en ingléssayinggrace (en español, bendecir la mesa). En el con* *
Juan Ca lvin o (15 09' 1564) fue un teólogo francés del periodo de la Reforma. Jacob o Arm in io (1560-1609) fue un teólogo neerlandés que hizo sus aportaciones en los inicios de la época
posterior a la Reforma.
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texto de la salvación, graia es a menudo definida como «favor inmerecido», aludiendo a que Dios salva a los seres humanos porque los ama a pesar de que no merezcan ese W ebster’sDictionary también indica que gracia amor. El en puede ser definida como la «influencia divina que actúa el hombre para hacerlo puro y moralmente fuerte».1Nótese que he puesto en cursiva la palabra «en». «Dentro de» sería una manera aún más clara de decirlo: la gracia es la influen cia divina que opera den tro de los seres humanos. La in fluencia divina es, por supuesto, el Espíritu Santo, y a su trabajo en dos nosotros a veces le llama gracia.Santo Arminio distinguió maneras en lasse que el Espíritu opera dentro de nosotros para facilitar nuestra salvación: una se llama «gracia salvadora» y la otra, «gracia habilitante» (o «preveniente», o «preventiva»). La gracia salvadora es, sencillamente, la conversión: Dios restaurando a su Santo Espíritu en nuestras mentes y cora zones. En su encuentro nocturno con Nicodemo, eJsús com paró la conversión con nacer de nuevo (ver Juan 3: 3), y Pablo la comparó con la resurrección (Rom. 6:4). Aunque la analogía de Jesús y la de Pablo difieren considerable mente, son la misma en un aspecto clave: nacimiento y re surrección son ambos el principio de una nueva vida. Son una revocación de la muerte espiritual que experimentaron Adán y Eva cuando desobedecieron a Dios. La conversión es la restauración la parte espiritual la imagen de Dios dentro de los seresdehumanos. Opera undecambio radical en el modo en que las personas piensan y sienten. Pero hay un problema. Dijo Pablo: «Los designios de la carne son enemistad contra Dios» (Rom. 8: 7), y Elena G. de White dice: «Nuestro corazón es malo, y no lo podemos cambiar» (CC 18). En su estado pecaminoso, nuestra libre voluntad es demasiado débil para poder elegir la oferta de
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salvación divina. Calvino y Arminio coincidían en que la mente humana ha quedado tan corrompida por la depravación total que no hay nada en nosotros que puedaresponder a la oferta divina de salvación. Calvino creía que la predes tinación llenaba este vacío. Arminio decía que era la gracia habilitante o preveniente la que lo llenaba.* La palabra preveniente procede del latín y significa «lo que viene antes». La gracia preveniente se refiere a la con vicción de las personas por el Espíritu Santoantes de que hayan sido salvadas, antes de que se hayan convertido. Jesús aludía a la gracia preveniente cuando dijo: «Nadie puede venir a mí, si el Padre, que me envió, no loatrae» (Juan 6: 44). Y en Apocalipsis 3: 20, Juan describió a Jesús lla mando a la puerta de nuestros corazones, pidiendo entrar en lugar de forz ar la entrada, lo que sería predestinación. El Es píritu Santo es el miembro de la Divinidad que realmente nos atrae a Jesús, invitándonos a aceptarle como nuestro Salvador, y eso es gracia preveniente. George Knight explicó de modo sucinto la gracia preve niente en un artículo que fue publicado enA ndrew s L/niversity Sem inary Stud ies. Allí decía: «Dada la realidad de los efectos del pecado original en la naturaleza humana, inclui das la depravación y la esclavitud de la voluntad, no hay forma en que los individuos puedan optar por Dios. Algo tiene a las realidades y capaci tarlosque paradespertarlos escoger. [...] Ese algo seespirituales llama “gracia preve niente”, la gracia que obra en la vida de la persona antes de que acepte la gracia salvadora. El resultado del poder capacitador de la gracia preveniente por medio del Espíritu Santo es una “voluntad liberada”, “la cual, aunque inicial-
La teología adventista del séptimo día es básicamente arminiana.
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ente cautiva por el pecado, ha sido llevada por la gracia preveniente del Espíritu de Cristo a un punto donde puede responder libremente a la llamada divina”».2 Me gusta el concepto de Knight de una voluntad libe rada. Todos los seres humanos nacemos con libre voluntad, pero, como todos los demás aspectos de la imagen de Dios de que él nos dotó al creamos, esa libre voluntad quedó dis torsionada cuando, por causa de su desobediencia, Adán y Eva perdieron el Espíritu Santo. Podríamos llamar a esta libre voluntad posterior a la Caída una voluntad cautiva autiv a p or nuestra naturaleza pecaminosa, yli om itada limitada: a nuestra toma de las decisiones corrientes en la vida cotidiana. No tenemos el poder necesario para usar nuestro libre albedrío para contrarrestar nuestra naturalezapecami nosa. En estas condiciones, nos es imposible, por nosotros mismos, reconocer siquiera nuestra necesidad de salvación, y mucho menos usar nuestra voluntad para elegir esa salva ción. Afortunadamente, Dios, en su infinita sabiduría, ha re suelto este problema. A través de la gracia habilitante, quie bra la esclavitud que nos imposibilita optar por él. Luego, con nuestra voluntad recién liberada, podem os escoger la gra cia salvadora. Otra manera de explicar la gracia habilitante es pensar en ella como la facultad de convencemos que tiene el Es
píritu les dijo aalsus discípulos que ,aldevenir EspírituSanto. Santo,Jesús «convencerá mundo de pecado justi el cia y de juicio» (Juan 16: #). Notemos, por favor, que Jesús no dijo que el Espíritu Santo convencería solo al pueblo de Dios. Eso sería esencialmente lo mismo que la predestina ción de Calvino, porque Dios sería el que decide quién re cibiría la gracia habilitante y quién no. En lugar de ello, Jesús dijo que el Espíritu Santo convencería «al mundo».
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n otras palabras todo ser humano recibe la gracia preve niente que le hace posible optar por la gracia salvadora. El apóstol Juan respaldó este pensamiento cuando dijo que Jesús es «la luz verdadera, que alumbra a hombre que viene a este mundo» (Juan 1: 9 RV77). ' Una vez que nuestras voluntades cautivas han sido libe radas por la gracia habilitante del Espíritu Santo, ya somos capaces de escoger la gracia salvadora, que es la conversión. ¿Somos autos, o computadoras? El número de noviembre de 2011 deSigns o f the Tim es incluía un artículo mío titulado “¿Es usted un auto, o una computadora?”. El propósito del texto era ilustrar las dos principales concepciones acerca de la naturaleza humana. En el caso de un auto, la inteligencia que hace funcionar al vehículo está separada del propio vehículo. El operador inteligente entra en el auto, arranca el motor y lo conduce a su destino. Cuando llega, apaga el motor, sale del auto y atiende sus negocios. El operador inteligente sigue vivo sin problemas fuera del auto incluso después de que el motor ha «muerto». Las computadoras difieren de los autos en que tienen la «inteligencia» incorporada. Cuando la computadora recibe potencia eléctrica, su «cerebro» cobra vida y realiza su tra bajo. Cuando se desconecta la electricidad, el «cerebro» de
la computadora se apaga. Su inteligencia «muere». La concepción popular acerca de la naturaleza humana está ilustrada por el auto: la inteligencia de las personas reside en un alma que continúa su existencia inteligente fuera del cuerpo después de que este muere. La vis ión adven tista del séptimo día acerca ed la naturaleza humana se ilus tra mucho mejor mediante computadorasque por medio de
autos: somos principalmente seres físicos que tienen mentes
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inteligentes que cobran vida cuando Dios aplica el aliento vital. Y cuando retira su poder vivificador, nuestros cuerpos -incluido el cerebro, nuestra inteligencia- mueren. Dejan de funcionar. Dos textos bíblicos ilustran estos aspectos del punto de vista adventista relativos a la vida y la muerte. Génesis 2: 7 afirma: «Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, sopló en su nariz aliento de vida y fue el hombre un ser viviente». Dios creó el cuerpo físico, incluido el ce rebro con todos sus complejos ydelicados nervios y sinapsis. Sin embargo, solo cuando Dios «puso en marcha» el cuerpo y su cerebro insuflándole su aliento de vida, el hombre de vino vivo, consciente e inteligente. La muerte es la inver sión de este proceso. Hablando de la muerte, dice Eclesiastés 12: 7: «Antes que el polvo [el cuerpo] vuelva a la tierra, como era, y el espíritu [el aliento de vida]* vuelva a Dios que lo dio». idea esencial de esta ilustración es que nuestras men tes,Lanuestros pensamientos y nuestros sentimientos son producidos por nuestros cerebros físicos, no por alguna in material «alma» inteligente que fija su residencia dentro de nuestros cuerpos físicos. Pero usted ahora probablemente se estará preguntando qué tiene que ver todo esto con la conversión. Lea, por favor, la siguiente frase de Elena G. de White: «Los nervios del cerebro que relacionan todo el organismo entre sí son el único medio por el cual ebCielo puede comunicarse con el hombre, y afectan su vida más íntima» (2T 312). on versión ocurre cuan do el Espíritu de D ios t oca n uestros cerebros físicos e influy e en el m odo en que pen sam os y sentim os.
* La palabra hebrea traducida como «espíritu» también significa «aliento».
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Como ser humano, yo puedo influir en los pensamientos y sentimientos de usted permaneciendo fuera de usted y usando varios métodos para comunicarle mis ideas. Yo hablo y usted oye mis pensamientos. Muevo la cara y las manps, y usted «lee» mi lenguaje corporal. Le toco y, dependiendo de la naturaleza del toque, usted sabe si soy amistoso u hostil. Pero el Espíritu Santo no permanece fuera de nuestro ser para comunicarse con nosotros. Se comunica con nosotros directamente, «tocando»* los nervios de nuestro cerebro. Y ya que nuestros pensamientos y sentimientos son genera dos por nuestros cerebros físicos, cuando el Espíritu Santo nos toca el cerebro, influye en el modo en que pensamos y sentimos. La conversión no es en absoluto ninguna expe riencia mística que usted y yo originemos en nuestras men tes. L a on v ersión es D ios com un icán dose directam en te con nosotros porm edio de los nervios de nuestros cerebros. De hecho, cuando las personas se convierten, el Espíritu de Dios mora en ellas. Jesús dijo a sus discípulos: «Perma neced en mí, y yo en vosotros» (Juan 15:4), y en su oración al Padre registrada en Juan 17 le pidió que «todos sean uno; com o tú , Padre, en m í y yo en ti, que ta m bién ellos sean un o en
(versículo 21). YPedro dijo que podemos s«er par ticipantes de la naturaleza divina» (2 Ped. 1:4). Esto no sig nifica que nos consideremos divinos del mismo modo en nosotros»
que Jesúspermiso, era tantoelhumano divino. Significa nuestro Espíritucomo de Dios puede entrarque, en con nues tras mentes y morar en ellas. Y eso es la conv ersión. La conversión aporta tres cambios decisivos en las per sonas pecadoras. Primero, les hace pensar de manera dife*
N o sabem os con exactit ud lo que hace el Espíritu en nuestros cerebros. L a palabra tocar es
probablemente la manera más aproximada de entenderlo.
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rente. Esto es especialmente cierto respecto a cuestiones morales y espirituales. La moralidad bíblica, el plan de sal vación, el sacrificio expiatorio de Cristo y la Biblia como la Palabra de Dios inspirada, todo eso le parece necedad a la persona inconversa. Pero cuando el Espíritu de Dios toma el control de nuestras mentes, transforma el modo en que pensamos para que lo que nos parecía tan poco razonable, tenga ahora el mayor sentido. Pablo resumió esto en 1 Co rintios 1: 22-25: «Los judíos piden señales y los griegos bus can sabiduría, pero nosotros predicamosa Cristo crucificado, para los judíos ciertamente tropezadero, y para los gentiles locura. En cambio para los llamados, tanto judíos como grie gos, Cristo es poder y sabiduría de Dios, porque lo insensato de Dios es más sabio que los hombres, y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres». Y en 1 Corintios 2: 14, dijo: «El hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura; y no las puede entender, porque han de discernir espiritualmente». Pabloseformuló su idea negativamente: lo que la persona natural no puede comprender. Démosle un giro a eso y ha gamos una declaración positiva sobre lo que la persona pu ede comprender: cuando el Espíritu Santo toca nuestros cerebros, de repente lo que nos parecía tan necio resulta muy razonable. Elena G. de White afirmó claramente: «Cuando un hombre se convierte a Dios, adquiere un nuevo gusto moral, le es dada una nueva fuerza motriz y ama las cosas que Dios ama, pues su vida está unida con la vida de Jesús mediante la cadena áurea de las inmutables prome sas. Amor, gozo, paz y gratitud inexpresable saturarán el alma» (IMS 394). Este cam bio en el m odo en que un a person a pien sa actú a es u n a parte cru cial de la con versión.
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Un segundo aspecto decisivo de la conversión es la capacidad de la persona pecadora de reconocer sus pro pios pecados y defectos de carácter. La Biblia llama a esto convicción. Unas pocas páginas atrás he mencionado la de claración de Jesús de que «cuando él [el Espíritu Santo] venga, onvencerá al mundo de pecado, de justicia y de jui cio» (Juan 16: 8). En nuestro estado natural como pecado res, disfrutamos con nuestros pecados y no queremos que nadie nos diga que nuestra manera de vivir es incorrecta. Incluso como cristianos, a veces nos resistimos a reconocer las cosas que hacemos mal y que en realidad nos hacen daño. Pero el Espíritu Santo no se rinde fácilmente. Nos sigue convenciendo de nuestros pecados y defectos de ca rácter. Mentir, hacer trampas y tener brotes de ira son malas conductas bastante obvias, incluso para laspersonas incon versas. Pero a menudo nuestros defectos de carácter son muy sutiles. Mencionaré dos de parecemos ellos: el orgullo y el materia lismo. Estos rasgos pueden muy correctos. El or gullo nos hace sentimos bien: «Soy importante», o «La empresa me necesita», «¡Mira lo que he conseguido!». El materialismo esuna obsesión por ganar dinero y basar nues tra seguridad en la riqueza que hemos acumulado. Estos de fectos de carácter pueden ser de lo más amenazadores para nuestro bienestar eterno porque nos hacen sentir bien y no parecen malos. A menudo, Dios tiene que permitir que su framos una o varias experiencias devastadoras a fin de des pertamos a la verdad sobre nosotros mismos. Este despertar a la verdad sobre nosotros m ism os es un a se gun da parte cru cial de la con versión.
El tercer cambio que la conversión reporta es el poder de superar los pecados que el Espíritu nos revela. Pedro dijo
que podemos «ser participantes de la naturaleza divina, ha-
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biendo huido de la corrupción qu e h ay en el m un do a cau sa de laspasiones» (2Ped. 1:4). El poder del E en nosotros nos da la victoria sobre el pecado. Pablo dijo lo mismo: «Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o en tendemos,según el poder que actú a en n osotros, a él sea gloria en la iglesia en Cristo Jesús por todas las edades, por los si glos de los siglos» (Efe. 3: 20-21). Y Judas, que escribió uno «es pode de los libros más cortos de la Biblia, dijo que Dios roso para guardaros sin caída y presentaros sin mancha de lante de su gloria gran alegría» Hablando de lacon conversión, Elena(Jud. G. de24). White afirma: «Sin la gracia de Cristo, el pecador está en una condición desvalida. No puede hacer nada por sí, pero mediante la gracia divina se imparte al hombre poder sobrenatural que obra en la mente, el corazón y el carácter. Mediante la co municación de la gracia de Cristo, el pecado es discernido en su aborrecible naturaleza y finalmente expulsado del templo del alma» (IMS 430). La conversión empuja al deseo de pecar fuera de la na turaleza humana y hace posible que el pecador lo supere. Hablaré mucho más sobre esto en el capítulo 8. Sin embargo, Dios nunca nos fuerza. Nos creó con libre albedrío, incluida la libertad para escoger si lo aceptamos o no como nuestro Dios y sus principios morales como guía de manera de de vivir. A través nosnuestra da la capacidad elegirle a éldey la sugracia estilohabilitante, de vida, pero preservando nuestra responsabilidad. Debemos escoger lo que él ofrece. Por eso dice la Biblia: «El que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente» (Apoc. 22:17). Jesús está a la puerta de nuestros corazones y llama, pero depende de nosotros abrir la puerta y dejarle entrar (ver Apoc. 3: 20). Elena G. de White dice: «El corazón en su estado natural
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es una morada para lospensamientos no santificadosy las pa siones pecaminosas. Cuando es puesto en sujeción a Cristo, debe ser limpiado por el Espíritu de toda contaminación» (DNC 114). E esalojo del deseo de pecar de n uestras m entes y corazon es es el tercer aspecto crucial de la conversión.
Gracia y tiempo de gracia El tiempo de gracia es el periodo que ha dado Dios a la especie humana para responder tanto a la gracia habilitante como a la gracia salvadora. Sin embargo, hay un asunto re levante que hemos de abordar al efectuar cualquier consi deración sobre el tiempo de gracia. Génesis 3:15 sugiere claramente que se les daría un tiempo de gracia a Adán y Eva y a sus descendientes; la cuestión es quiénes son los des cendientes de Adán y Eva. La respuesta fácil es que son el pueblo de Dios: judíos y cristianos. Pero, ¿son los judíos y los cristianos los únicos descendientes de Adán y Eva en
nuestro planeta? ¿No son también sus descendientes los mu sulmanes, los hinduistas, los budistas y los ateos? ¡Por su puesto! Examinemos algunas estadísticas. En 1900, la población mundial era de mil seiscientos millones de habitantes. El 31 de marzo de 2011 alcanzó la cifra de siete mil millones,* lo que significa que entre los años 1900 y 2011 se añadieron unos seismundo. mil cuatrocientos millones de personas lapobla ción del Y eso a pesar del hecho de quea la inmensa mayoría de los mil seiscientos millones de personas que vi vían en el año 1900 estaban muertas hacia 2011; como lo estaban, en realidad, la mayoría de los que nacieron después *
Hay otr as estimacion es de este dato , fechables desde el 31 de octubre de 2 011 (Un ite dN ations Population Fund) hasta el 12 de marzo de 2012 (United States Census Bureau). Ver http://es.wikipedia.org/wiki/Poblaci0n_mundial .
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de 1900. Ahora añadamos aesta cifra todas las personasna cidas en nuestro mundo durante los milenios previos a 1900. Cada uno de los seres humanos desde la caída de Adán y Eva hasta el presente es uno de sus descendientes. ¡Eso hace millones de millones de personas! Ahora preguntémonos cuántas de esas personas tuvieron la oportunidad de escuchar el evangelio con el que usted y yo estamos familiarizados. Qué decir de toda la gente de aquellas partes del mundo donde durante siglos nadie tuvo siquiera una oportunidad de oír hablar del Mesías judío o del Jesús cristiano, incluyendo buena parte de África y Asia, y toda Norteamérica y Sudamérica, Australia y las nume rosas islas del planeta. ¿Se les concedió a estas personas el tiempo de gracia, o se perdieron sin la menor culpa por su parte sencillamente porque nunca tuvieron la ocasión de oír hablar del plan de salvación divino? Esto me parecería tremendamente injusto, y trae a colación una pregunta fun damental: ¿Cómo somos Probablemente la más salvos? típica respuesta que los cristianos dan a esta cuestión es: «Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo» (Hech. 16:31). Sin embargo, tengo un problema con la idea de que la única manera en que una persona puede ser salva es creyendo en Jesús. Durante los primeros cua tro mil años de la historia de la tierra, nadie sabía nada acerca de un hombre llamado Jesús porque todavía no había nacido. Los judíos sabían que iba a venir un Mesías, pero, nuevamente, miles de millonesde personas a lo largo de la historia en América, Australia, África y Asia nunca tuvieron la oportunidad de oír hablar del Mesías judío ni del Jesús cristiano. Esta cuestión nos lleva de nuevo al asunto de la gracia habilitante y la gracia salvadora.
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n su encuentro nocturno, le dijo Jesús a Nicodemo:«E qu e no nace de nuevo no puede ver el reino de Dios» (Juan 3:3). Para todos, desde Adán y Eva hasta la actualidad, lo que determina la salvación es su respuesta al Espíritu Santo de Dios. No creo que las personas necesiten conocer al Esexiste, para píritu Santo por su nombre, o incluso saber que responder a la obra del Espíritu en sus mentes y en sus co razones. Jesús es «la luz verdadera, que alumbra a todo hom bre que viene aeste m un do» (Juan 1: 9, RV77). ¿Cuál es el modo en que Jesús es la «verdadera luz» que alumbra a todo ser humano? No puedejamás ser escuchando nombre, porque millones de millones tuvieron la su oportunidad de es cucharlo ni de oír el evangelio de salvación que conocemos usted y yo. Por consiguiente, la única manera en que Jesús puede ser «la luz verdadera, que alumbra atodo hombre que viene a este mundo» esa través de la obra del Espíritu Santo en las mentes y corazones humanos a través de la gracia ha bilitante. Creo que esta gracia llega a todo ser humano que nazca en este mundo. Pero, ¿qué ocurre con la gracia salvadora? ¿Pueden reci birla también personas que nunca hayan oído hablar del Mesías judío ni del Jesús cristiano? Algo que dice Pablo en Romanos 2 me ayuda a entender que la respuesta a esta pregunta es afirmativa. Dirigiéndose a los judíos en ese capítulo, Pablo les dijo que se hallaban en rebelión contra Dios tanto como los paganos que había descrito previamente, en el capítulo 1. A continuación de ello, efectúa una destacable declaración en Romanos 2: 14-15: «Cuando los gentiles que no tienen la Ley hacen por naturaleza lo que es de la Ley, estos, aunque no tengan la la obra de la Ley es Ley, son ley para sí mismos, mostrando crita ensus cora z on es». La ley, por supuesto, era la principal manera en que Dios reveló el plande salvación a su pueblo
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antes de la cruz. La pregunta es: ¿Qué significa tener la obra de la ley escrita en los corazones? La respuesta es muy sen cilla. Significa que uno debe convertirse; que debe haber recibido la gracia salvadora. Debido a la declaración de Pablo: «Cree en el Señor Je sucristo, y serás salvo», algunos cristianos pueden objetar a mi sugerencia de que la basede la salvación e de las personas a la obra del Espíritu Santo en sus mentes y corazones. Sin embargo, considérense otras afirmaciones que hizo el propio Pablo: «La palabra de la cruz es locura a los queque se pierden» y «El hombre natural no percibe las14). cosas son del Espíritu de Dios» (1 Cor. 1: 18; 2: Aunque la fe en Jesús es ciertamente importante, es ble que cu alqu iera crea en Jesú s h asta que el Espíri tu h aya em pegado atran sform ar su m ente y su cora zón . El Espíritu debe obrar primero en su interior. Resumiré ahora lo que he dicho en los últimos párrafos. Creo que el Espíritu Santo aplica su gracia habilitante sobre todos seres humanos con independencia cuándodel o dónde los nacen y de si han oído o no hablar deldeMesías Antiguo Testamento y del Jesús del Nuevo Testamento. Por medio de la gracia habilitante, el Espíritu Santo restaura su libre albedrío corrompido de manera que puedan aceptar la gracia salvadora. En los que deciden aceptarla queda restau rada la ley de Dios -sus principios morales- en sus mentes y reciben la gracia salvadora. Y esto puede ocurrirles incluso a aquellos que nunca han escuchado el evangelio. El Espí ritu Santo transforma sus mentes y corazones por medio de lo que llamamos conversión o nuevo nacimiento. Por otra parte, es posible que se pierdan personas que creen en Jesús. Así se explica el comentario de Jesús de que en su segunda venida muchos le dirán: «Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?».
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Yél lesresponderá: «Nunca os conocí. ¡Apartaos de mí, hacedores de maldad!» (Mat. 7: 22-23). Estas personas saben aerca de Jesús; tienen una fe intelectual en su vida>„ muerte y resurrección por los pecados de ellos, pero no se han conver tido. Así, una vez más, la base de la salvación no es mera mente creer en Jesús, en el sentido de una creencia superficial que no les impacta ni les cambia. Los únicos que pueden creer en sentido verdadero son aquellos en cuyas mentes y corazo nes el Espíritu Santo ha ejercido la gracia salvadora. Volviendo a enlazar nuestro análisis con el tema de este libro, el tiempo de gracia esel tiempo concedido a los seres humanos durante el cual pueden responder a la convicción que ejerce sobre ellos el Espíritu Santo en el marco de lo que llamamos gracia habilitante. Es además el tiempo durante el cual pueden permitir que el Espíritu los transforme me diante la gracia salvadora: lo que llamamos «conversión». Si usted no ha experimentado la conversión y le gustaría experimentarla, todo lo que necesita es una sencilla oración: «Señor, confieso que soy pecador y te agradezco que Jesús muriera para perdonarme. Te pido que perdones mis peca dos y te invito a escribir tus leyes en mi corazón de manera que yoquiera seguir tu estilo de vida». También puede decir esta oración si no está usted seguro de hallarse convertido. Cuando lo haga, se beneficiará del tiempo de gracia que Dios le concede. Not as de l capí tulo 1. W ebster's N ew W orld Dictiona ry , 2a ed. universitaria (Nueva York: Simón and Sch uster , 1982), pág. 605. [En el Diccionario de la Real A cademia Española, la acep ción relevan te aquí es: «En el cris tianismo, favor sobren atur al y gratuito que Dios conced e al hombr e para poner lo en el camin o de la s alvación » (N. del T. ).] 2. George K nigbt, «Sevent h- day Adven tism, Semi-Pelagia nism, and Overlooked T opics in Adv en tist Soteriolog y; Mov ing Beyond Missi ng Links an d Towards a More Expli cit Un derstan ding» , Andrews University Semin ary Stndies 51, n 9 1 (2013): 4. En la última frase, Knight cita a Roger E. Olson, The Mosaic ofChristian Belief: Twenty Qenturies ofUnity and Diversity (Down ers Grove [Illinois, EE.UU.]: Inter Varsity, 2002), pág. 275.
;
7 Salvación: La justificación inales de los años setenta del siglo pasado, trabajé como pastor en Texas. Allí, en una iglesia que yo pas toreaba, había una feligresa -a la que llamaré Marieque asistía fielmente a los servicios de culto, enseñaba en una clase de Escuela Sabática y acudía a la reunión de ora ción todos los miércoles por la noche, tomando parte activa en la lectura de la Biblia y compartiendo su testimonio. Y exclamando con frecuencia «¡Amén!» cuando yo, en mis predicaciones, ponía énfasis en algo que ella apreciaba es
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pecialmente. Según todas las apariencias, Marie era una cristiana vi brante, pero por dentro vivía atormentada bajo una carga de condenación y de culpa derivada de cómo había vivido años antes. A menudo acudía a mí para desahogar su desa liento espiritual. Me dijo que a veces pasaba noches enteras suplicando el perdón de Dios. Un sábado sus sentimientos de
culpa llegaron a ser tan abrumadores que sintió que no podía
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esperar que los servicios de culto terminasen; me rogó que dedicase algo de tiempo entre la Escuela Sabática y el servi cio de culto para escucharla y orar por ella. Y cuando me trasladé a otra iglesia, continuaba llamándome, buscando alivio de sus profundos sentimientos de culpa. Hice todo lo que pude para explicarle el plan de salva ción a Marie, para ayudarle a comprender que Jesús lahabía perdonado y que la aceptaba, aun con sus imperfecciones, pero nunca quedaba satisfecha por mucho tiempo. Varios años después de que llegara a Idaho para cumplir mis obli gaciones como editor de libros en la Pacific Press,* me en teré de que había muerto. Supongo que siguió cargando con sus sentimientos de culpa hasta la tumba. Desafortunadamente, hay muchas Maries, tanto dentro del adventismo como en otras denominaciones. Durante los primeros años de su vida, Martín Lutero era así también. «Se consagró a la vida monástica, dedicándose al ayuno, pasando largas horas en oración, peregrinaje y confesión frecuente. Más tarde comentaría: “Si alguien pudiera haber ganado el cielo como monje, ese ciertamente habría sido mi caso”. Lutero describió esta época de su vida como un período de desesperación espiritual. Dijo: “Perdí el contacto con Cristo el Salvador y Consolador, y lo convertí en el car celero y verdugo de mi pobre alma”».1 Puede que ustedcomo y yo los node padezcamos sentimientos culpa tan profundos Marie y Lutero, pero todosde los cristianos tienen que aprender la manera bíblica de enfrentar los sentimientos de condenación. Necesitamos encontrar la paz con Dios y con nosotros mismos. Lutero
* Fui editor allí durante ocho años y medio antes de llegar a ser el editor de Sigas of the Times
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encontró esa paz cuando llegó a comprender a qué se llama justificación por la fe. Para él, el texto clave fue Romanos 1: 17: «El justo por la fe vivirá». ¿Qué significa exactamentejustifiaáón p or la fe ? He escrito extensamente sobre la justificación en varios de mis libros,*y si usted ha leído alguno de ellosreconocerá en este capítulo mucho de lo que allí expresé. Mi razón para tratar nuevamente acerca de esto es triple. Primero, es fun damental una clara comprensión de la justificación para el estudio del tiempo de gracia. Segundo, revisar este tema es siempre espiritualmente beneficioso. Es imposible sobre valorar la justificación. Y tercero, aunque buen número de quienes lean este libro hayan leído esas otras obras en las que traté el asunto, sin duda encontrarán más conveniente la inclusión de este resumen que tener que remitirse a lo que he escrito en otras partes. ¿Qué es la justificación?
¿Qué se dicen a sí mismas las personas como Martín Lutero inmediatamente después de que han hecho algo que saben que está mal?Quizá digancosas como «Dios no puede aceptarme si continúo cediendo a esta tentación», o «No puedo llamarme cristiano mientras no deje de hacer esto», o «Si aspiro a llegar al cielo, voy a tener que empezar ha ciendo lo que Dios dice». de estas que obediencia nuestra aceptación porCada Diosuna depende de frases nuestrasugiere esmerada a su Palabra. Sin embargo, en fíomanos 3: 20, Pablo dijo exac tamente lo contrario: «Por las obras de la Ley ningún ser humano será justificado delante de él, ya que por medio de *
Ver especialment e El dragón que todos llevamos dentro , pub licado por APIA , y Forever His, por Pacific Press.
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la Ley es el conocimiento del pecado». Pablo quería decir que nadie es aceptado por Dios sobre la base de su éxito en guardar la ley. Dios aprecia nuestros esfuerzos por obedecer todos los preceptos que se encuentran en su Palabra, pero esos esfuerzos no aportan ni lo más mínimo para nuestra sal vación. Dios no nos acepta por nuestro éxito en obedecerle, ni nos rechaza por nuestro fracaso al respecto. Sin embargo, la ley tiene una función en nuestra vida espiritual: nos hace conscientes de que hemos pecado y nos dice en qué consiste el pecado que hemos cometido. Por eso afirma la versión Reina-Valera de 1995 (RV95) que «por medio de la Ley es el conocimiento del pecado», y la Nueva Versión Internacional (NVI) que «mediante la ley cobra mos conciencia del pecado». La base de la aceptación divina Si Dios no nos acepta sobre la base de nuestro éxito en obedecerle, ¿sobre qué base nos acepta? Pablo explica eso en el versículo siguiente: «Pero ahora, aparte de la Ley, se ha la (Rom. justicia3:de21). Dios, testificada por la Ley yla pormanifestado los Profetas» Nótese cuidadosamente preposición que usa Pablo: «Se ha manifestado la justicia e Dios». Pablo quiere decir que, dado que nosotros no te nemos justicia nuestra que ofrecer a Dios, él nos da la suya. Es una justicia procedentedeél nosotros. O, para ser más exactos, Dios nos da la justicia de Jesús. Jesús vino a la tierra como ser humano y guardó la ley perfectamente. La justicia por medio de la cual somos justificados es la per fecta justicia que él desplegó durante su estancia de treinta y tres años en nuestro planeta. Su justicia llegaa ser nuestra justicia. En su maravilloso libro El cam in o a Cristo, dice Elena G. de White: «El carácter de Cristo reemplaza el vues tro, y sois aceptados por Dios como si no hubierais pecado»
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(CC 62). Ser aceptados por Dios «como si no hubierais pecado» significa que Dios nos acepta como si fuéramos perfectos. Y así llegamos a una idea clave: una comprensión de la justificación es el punto de arranque de una vibrante rela ción con Dios.* Todos sentimos que estamos condenados. Uno de los factores más comunes que nos impulsaa priorizar nuestra búsquedade Dioses nuestro sentimiento de que nos rechaza a causa de los pecados que hemos cometido. Así, en mayor o menor grado,depodemos identificamos el comentario de Lutero que había convertido atodos Dios con en «el carcelero y verdugo» de su pobre alma. La justificación es el punto de arranque para enfrentar estos sentimientos. La aplicación de la justificación a nues tra experiencia es el trabajo de toda una vida, pero lasalva ción está ya disponible para nosotros ahora. Cuanto más confiamos en las promesasdedivinas de yperdón y aceptación, más libres nos sentiremos la culpa la condenación, y más próximos a Dios llegaremos a estar. P ero, al m argen de lo que sin tam os, podem os estar seguros de la aceptación divin a desde el m om ent o en qu e aceptam os a Jesú s com o nu estro Sal vador.
Entonces, si somos justificados por recibir la justicia de Cristo aparte de nuestros propios esfuerzos para guardar la ley, ¿significa eso que no hay nada que podamos hacer para obtener esa justicia? Pablo abordó esa cuestión en el ver sículo siguiente: «La justicia de Dios por medio defelaen Jesucristo, para todos W que creen en él» (Rom. 3: 22). Nuestra parte es simplemente creer que la justicia de Cristo es nuestra. Debemoscreer que, en Cristo, somos perfectos.
Las expr esiones relación con Dios y relación con Jesús son intercambiables . Tener relaci ón con uno es lo mismo que tener relación con el otro.
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sa es la lección que Marie necesitaba, desesperadamente, entender. La lección queMartín Lutero llegó a comprender. Esa es la razón por la que he dicho antes que una compren sión de la justificación es el punto de arranque en el esta blecimiento de una relación con Dios. Pero, ¿qué ocurre con el pecado recurrente? Un problema muy importante que todo cristiano com prometido debe afrontar es el de los pecados que sigue co metiendo. Todos hemos oído hablar de alguien que, tras convencerse de que Dios rechaza el consumo de tabaco, se deshizo de sus cigarrillos y jamás volvió a fumar. Desgracia damente, por cada persona como esa, hay cien que luchan durante un año -o incluso cinco- hasta que finalmente lo gran dejarlo. ¿Qué tipo de relación con Dios tienen estas personas mientras están luchando? ¿Les rechaza él cada vez que ceden y se fuman un cigarrillo? ¿Solamente los acepta de nuevo cuando confiesan su caída?
¿Y usted?Probablemente cedió a su pecado pidió perdón y se mantuvo firme durante un tiempo, solo para encontrarse de nuevo cayendo... ¡por centésima o milésima vez! Algunas personas creen que cada vez que pecan, pier den su relación con Jesús -su salvación, si se prefiere decirlo así- y no la recuperan hasta que confiesan su pecado. Yo llamo a eso la «religión yoyó»: sube y baja, sube y baja, sube y baja... Esa es una religión muy desalentadora, pero me alegra decirle que no es la que Dios desea. A veces me he preguntado por qué Dios no prepara las cosas de manera que en el momento en que reconocemos un pecado específico en nuestras vidas, simplemente deci damos dejar de practicarlo y, en el acto... ¡ya está! ¡Victoria instantánea! Sin embargo Dios, en su sabiduría, ha decidido no concedemos así lavictoria sobre el pecado. Creo que es
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porque sabe que necesitamos el desarrollo del carácter que es fruto de luchar con el pecado, y también aprender lo que nos enseña esa lucha sobre el acceso a su ayuda. Sea como sea, el hecho es que en la mayoría de los casos no superamos nuestros pecados y tentaciones al primer in tento. Tenemos que luchar con ellos -y con Dios- a veces durante meses e incluso años. La cuestión es cómo se rela ciona Dios con nosotros cuando tropezamos, caemos, bus camos perdón, obtenemos unas cuantas victorias... y luego tropezamos de nuevo y volvemos a caer. Es fácil pensar que Dios no puede aceptamos mientras continuemos cediendo a una tentación específica. Sin em bargo, la victoria sobre la tentación -guardar la ley, si usted prefiere decirlo así- es precisamente lo que Pablo dice que no es la base de nuestra aceptación por Dios. El escribió que nadie será justificado a la vista de Dios «por las obras de la ley». Si llegásemos a la conclusión de que hemos su perado menor pecado ennuestra vida, sin duda tiríamoshasta que elmerecemos la aceptación divina. Pero sen ese sentimiento es erróneo. El que Dios nos acepte dependerá por siem pre jam ás de la victoria de Cristo sobre la tentación, nunca de la nuestra. Entonces, ¿cómo se relaciona Dios con nosotros en nues tra lucha constante con el pecado? ¿Nos rechaza cada vez que caemos, o sigue intacta nuestra relación con él? Romanos 3: 23-24 responde a esta cuestión. Dice Pablo: «Todos pecaron y están Restituidos de la gloria de Dios, y son justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús». Nótese que estos dos ver sículos se dividen en tres partes, y prestemos especial aten ción a los tiempos verbales: 1. «Todos pecaron» (tiempo pasado)
2. «Y están destituidos de la gloria de Dios» (presente)
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3. «Yson justificados» (presente) Necesito ofrecer una breve lección de gramática griega aquí. El tiempo presente en griego transmite acción cons tante, continua. Tomemos, por ejemplo, las oraciones en tiempo presente «Juan corre», «Susana llora» y «Enrique trabaja». Expresadas de modo que enfaticen el sentido del tiempo presente que es propio del griego, estas frases se han de entender como «Juan sigue corriendo», «Susana conti núa llorando» y «Enrique sigue trabajando». Con esto en mente, he aquí cómo deberíamos traducir Romanos 3: 23-24: 1. «Todos pecaron» (tiempo pasado) 2. «Yontinúan destituidos de lagloria de Dios» (presente) 3. «Ysiguen siendo justificados» (presente) Esto aporta una nueva perspectiva a Romanos 3: 23-24. Reconoce la realidad con la que nosotros estamos familia rizados: que nuestro pecado es constante; que efectivamente seguimos tropezando y cayendo. La buena noticia así como nuestro pecado, es constante, ¡también loesesque la justi ficación divina! La siguiente declaración de Elena G. de White sobre la justificación es una de mis predilectas: «Cuando está en el corazón el deseo de obedecer a Dios, cuando se hacen es fuerzoscon ese fin, Jesús acepta esa disposicióny ese esfuerzo como mejor servicio del hombre, suple la deficiencia con suselpropios méritos divinos» (IMSy448). «Cuando está en el corazón el deseo de obedecer Dios» a quiere decir que quer em os obedecerle. «Cuando se hacen esfuerzos con ese fin» significa que intentamos obedecerle. Elena G. de White afirma que cuando así es, Jesús acepta ese deseo y ese débil esfuerzo como lo mejor que podemos ofrecer en ese momento, y suple la deficiencia -nuestra
7. Salvación: La justificación• 1 0 7
onstante cesión a la tentación- con su propio mérito divino; la suple con la justicia que dice Pablo que es «de Dios».* La frase citada arriba es la primera de un párrafo en el que Elena G. de White explicó la base de nuestra salvación. Aquí está el párrafo completo, con la segunda parte en cur siva: «Cuando está en el corazón el deseo de obedecer a Dios, cuando se hacen esfuerzos con ese fin, Jesús acepta esa disposición y ese esfuerzo como el mejor servicio del hombre, y suple la deficiencia con suspropios mé ritos divinos.P ero n o acep tará a l os que preten den tener fe en él, y sin em bar go sondesl eales a los m an dam ien tos de s Padre. O ím os m ucho acerca de la fe , pero neces ita m os o ír m ucho m ás acerca de la s obras . M uc h os están en gañ an do a su s propias alm as al vivir un a re ligión fácil, acom od adiza y desprovista
de la c ruz . Pero
Jes ú s dice: “Si algu n o qu ie re v en ir en p os de m í, n ié gu ese a sí m ism o, y tom e su cru z , y sígam e »
(IMS 448).
Algunas personas han sostenido que, en la parte del pá rrafo que está en cursiva, la autora está afirmando que nues tra obediencia desempeña un papel en nuestra salvación. Pero si esto fuera cierto, las dos partes del párrafo se contra dirían mutuamente. En la primera parte, Elena G. de White deja claro que cuando nuestro mayor deseo y nuestros me jores esfuerzos no logran alcanzar el ideal divino, Jesús «suple la deficiencia con sus propios méritos divinos». Es decir, su carácter en lugar del nuestro. La presenta segunda parte del párrafo quiere decir que esto no implica que seamos librespara hacer lo que nos dé la gana. Responde así a la pregunta de si la obediencia a Dios tiene alguna importancia. En otra declaración, Elena G. de White *
En otra frase, muy breve, afirma Elen a G. de White: «Cuan do hace mos lo mejor que podemos, él llega a ser nue stra justicia» (I M S 432).
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afirma que sí. Ella señala que «la justicia es obediencia a la ley. La ley demanda justicia, y ante la ley, el pecador debe ser justo» (IMS 430). Pero no se detiene ahí. He aquí también lo que sigue: «La ley demanda justicia, y ante la ley, el pecador debe ser justo. Pero es incapaz de serlo. La única forma en que puede obtener la justicia es mediante la fe. Por fe puede presentar a Dios los méri tos de Cristo, y el Señor coloca la obediencia de su Hijo en la cuenta del pecador. La justicia de Cristo es aceptada en lugar del fracaso del hombre, y Dios recibe, perdona y justifica al alma creyente y arrepentida, la trata como si fuera justa, y la ama como ama a su Hijo. De esta manera, la fe es imputada a justicia y el alma perdonada avanza de gracia en gracia, de la luz a una luz mayor» (IMS 430).
La obediencia que cuenta para nuestra salvación es siempre y para siempre la obediencia de Cristo, ¡nunca la nuestra! Lealtad Otra idea básica que he extraído tanto de la Escritura como de Elena G. de White es que Dios espera nuestra eal tad, no nuestra perfección. Webster define la palabra leal como «fiel hacia aquellas personas, ideales, etcétera, que uno se encuentra en la obligación de defender o apoyar».2 Ser leales a otras personas no significa que nunca haga mos nada que pueda disgustarles. Significa que incluso en los casos en que les disgustamos, todavía queremos agradarlos y procuram os h acer lo posible para ello. Eso es lo que Dios es pera de nosotros. Elena G. de White describió la lealtad, aun sin usar esa palabra, en una cita que ya hemos visto: «Cuando está en el corazón el deseo de obedecer a Dio s, cuando se hacen es fuerzos con ese fin...» (IMS 448).
7. Salvación: La justificación • 1 0 9
n Paabras e v ida del gran M aestro, dice Elena G. de White: «La verdadera obediencia es el resultado de laobra efectuada por un principio implant ado dentro. Nace del amor a lajusticia, el amor a la ley de Dios. La esencia de toda justicia es la lealtad a nuestro Redentor» (PVGM 70). Esta es la solución al desaliento y la depresión de la mujer sobre la que he hablado al principio de este capí tulo. Si usted se siente desanimado debido a sus fracasos morales y se pregunta si Dios puede aceptarle, quiero ase gurarle que él estáansioso por hacerlo. Jesús dijo que hay «más gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente, que por noventa y nueve justos que no necesitan de arre pentimiento» (Luc. 15: 7). Notemos que no dijo que hay más gozo en el cielo por un pecador quevence el pecado. Estoy seguro de que lo hay también por ello, pero no es ese el énfasis de Jesús ahí. Habla del gozo en el cielo porun pe cador que searrepiente. Elena G. de White definió el arrepent imient o como «tristeza por el pecado y abandono del mismo» (CC 23). La tristeza por el pecado es en esencia desear obedecer a Dios, y abandonar el pecado es lo mismo que aplicar esfuer zos para ese fin. La persona que se arrepiente sinceramente es leal a Dios incluso si no siempre es capaz de vivir a la al tura de tan elevada norma. Y Dios esperalealtad hacia sus leyes, no obediencia perfecta. Puedo atestiguar, por experiencia personal, que ejercer fe en el perdón divino y aceptar la justicia que él tienepara nosotros reporta mucha paz. Eso es lo que Pablo quiso decir cuando escribió: «Justificados, pues, por latenemos fe, paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo»
(Rom. 5: 1).
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Quebrantar el dominio del pecado
urante los pasados ciento cincuenta años, los adven tistas del séptimo día hemos tenido que contestar a los ar gumentos de quienes discrepan con nuestra observancia del sábado en el séptimo día de la emana. s Frecuentemente nos señalan Romanos 6: 14: «El pecado no se enseñoreará de vosotros, pues no estáis bajo la Ley, sino bajo la gracia». -Ya lo veis -nos dicen-, no tenemos que guardar el sá bado, pues ya no estamos bajo la ley. -Ah -respondemos-, entonces supongo que puedo tener una-¡No, aventura con la esposa mi vecino. no! -objetan-. ¡No de puedes hacer eso! El manda miento dice: «No cometerás adulterio». -Pero me habéis dicho que ya no estamos bajo la ley. Bueno, a mí la verdad es que me gusta el auto de mi vecino. Creo que una noche de estas me haré con él y lo meteré en mi garaje. -¡No, no! ¡No puedes hacer eso! El mandamiento dice: «No hurtarás». -¿Ah, sí? Creía yo que ya no estábamos bajo la ley... Estas personas quieren que guardemos los otros nueve mandamientos, pero en lo que respecta al cuarto, «no esta mos bajo la ley». El problema es que sacan de contexto la última parte del versículo, esa que dice «no estáis bajo la ley, sino bajo la «E gracia». la no primera cado noseElencontexto señ oreará es de vjustamente osotros, pues estáisparte: bajo lape Ley, sino bajo la gracia». La Nueva Versión Internacional (NVI) dice: «Así el pecado no tendrá dominio sobre ustedes, porque ya no están bajo la ley sino bajo la gracia». El mensaje de Pablo es que el dominio del pecado sobre nosotros se quie bra cuando nos situamos bajo la gracia. En cambio, cuando estamos bajo la ley, el pecado sigue siendo nuestro amo.
7. Salvación: La justificación • 111
Continúa teniendo dominio sobre nosotros. Por eso, si usted quiere vencer al pecado -quebrantar su dominio, su poder sobre usted-, entonces debe situarse bajo la gracia. Está claro, entonces, que es muy importante entender lo que sig nifica estar bajo la ley y lo que significa estar bajo la gracia. Hay dos maneras de estar «bajo la ley». Al decir que al guien lo está, podemos dar a entender que una persona se siente orgullosa de lo bien que está guardando la ley. Ese fue el error del fariseo en la parábola de Jesús sobre el fariseo y el publicano. «Señor», venía a decir, en esencia, «estoy seguro de que estás orgulloso del celo con que guardo el sá bado y pago el diezmo, y de cuán diligentemente practico la reforma prosalud. Asisto fielmente a la iglesia y doy va rios estudios bíblicos cada semana. Nome cabe duda de que estás contento conmigo». Esa es una manera de estar bajola ley. La oración del pu blicano ilustra la otra. El clamaba: «¡Oh, Dios, cómo podrás salvarme después de todas las cosas malas que he hecho! ¡Estoy perdido!». Estoy seguro de que la mayoría de los cristianos, inclu yendo la mayor parte de los adventistas, entran en la se gunda categoría, no en la primera. Obsérvese, no obstante, ambos parten de la idea desacertada de que la salvación de pende cómocontinuará obedecen siendo las leyes Dios. crean eso, el de pecado su de amo. No Mientras serán capaces de vencerlo. La auténtica victoria sobre el pecado -que es lo que a veces llamamos santificación- empieza situándonos bajo la gracia, que es en lo que consiste la justificación. Lo repetiré para subrayarlo:L a justifiaión es el punto de arranque de la
v ictoria sobre el pecado.
Si usted está luchando por vencer
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una tentación particular yse encuentra siempre o casi siem pre fracasando, examine su comprensión de la justificación. Esa puede ser fácilmente la fuente de su fracaso. Dios concedió el tiempo de gracia a la especie humana para que dispusiéramos del tiempo que necesitamos para entablar una correcta relación con él. El primer aspecto esencial de esa relación es la justificación y la gracia. ¿Y qué decir, entonces, de la santificación? ¿Es también esencial? Lo analizaremos en el próximo capítulo.
ü Salvación:
La santificación iento pena por el pobre hombre que Pablo describe en Romanos 7. Estaba muy frustrado: «Lo que hago, no lo entiendo, pues no hago lo que quiero, sino lo que de testo, eso hago. [...] Pues según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios; pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cau tivo a la ley del pecado que está en mis miembros». No es raro que seguidamente exclame: «¡Miserable de mí! ¿Quién
S
me¿Ha librará de este cuerpo de muerte?» (Rom. sentido usted eso alguna vez? Creo que7:15, toda 22-24). persona sincera respecto a su vida cristiana puede identificarse con lo que Pablo escribió en estos versículos. La incapacidad de vivir a la altura de nuestros propios ideales, y no digamos los divinos, ha frustrado a los cristianos durante dos mil años. ¿Cómo podemos vencer los pecados recurrentes en
los que seguimos cayendo?
1 1 4 E N DE TE MPO DE GRACIA
n el capítulo 7 de este libro, compartí con usted el pri mer paso decisivo: aceptar la gracia justificadora de Dios. Hasta que entendamos la gracia, seguiremos castigándonos con la culpa cada vez que cedamosa la tentación. Desafor tunadamente, eso solo incrementa las probabilidadesde que caigamos de nuevo. No estoy diciendo que el sentimiento de culpa sea malo ni que no deba usted experimentarlo cuando peca.En pequeñas dosis, es un sentimiento positivo.* Pero el sentimiento de culpa que permanece en nosotros día tras día empeora el problema, no lo mejora. Esa es la razón por la que proveyó Dioséllapuede justificación, que anos aliviaelde la culpa. Sobre esa base, ayudamos vencer defecto de carácter que nos induce a pecar. Al principio, nuestra lucha más dura en la batalla por la victoria sobre el pecado puede que no sea enfrentamos con el pecado mismo. Puede consistir, más bien, en aprender a aceptar la gracia de Dios. Le recomiendo a usted que se acostumbre a decir esta oración cuando se sienta culpable por haber cedido: «Señor, te confieso que acabo de pecar, pero te alabo porque todavía soy un hombre justo [o una mujer justa] en Cristo Jesús. Siento que no merezco este don, pero lo aceptaré porque lo has prometido». Repita esta oración cada vez que ceda a la tentación hasta que resulte natural para usted sentir la aceptación divina. Sin embargo, aunque este es el punto de arranque para la victoria, ciertamente no es el punto final. Hay muchas otras estrategias que puede usted adoptar con el fin de ven cer. Compartí una docena de ellasen mi libroE ragón qu e todos llevam os den tro. Tras pedirle a Dios que le ayude a acep tar su gracia, no tiene usted que esperar una semana, un mes *
Para una dis cusión más exten sa sobre los ben eficios del sen tim ient o de culpa y los problemas asociados con su abuso, ver el capítulo 10, “Desafíos a tu amistad con Dios”.
8. Salvación: La santificación • 1 1 5
o un año antes de comenzar a aplicar estas otras estrategias. Puede usted empezar a experimentar con ellas en cuanto haga la oración de la gracia que acabo de compartir con usted. En este capítulo, analizaré dostipos de estrategias: las que pueden ayudamos a cambiar nuestros deseos pecaminosos y las que pueden ayudamos a modificar nuestra conducta pecaminosa. Dios tiene una parte que desempeñar en ambos cambios, y nosotros también tenemos nuestra parte en ellos. Algunos cristianos cometen el error de asumir la parte de Dios. Otros tratan de depositar en él la parte que les co rresponde a ellos. Ytambién los hay que hacen ambas cosas. Cambiar nuestros deseos pecaminosos
Cuando pensamos en el pecado, a la mayoría de nosotros nos viene a la cabeza lo queh acem os. Perdemos los estribos y decimos palabras hirientes; robamos en las tiendas; bus camos pornografía en Internet; tenemos una aventura. Sí, todas estas conductas son pecaminosas. Desgraciadamente, como la parte conductual es lamás visible, tendemosa pen sar que la victoria sobre el pecado implica cerrar fuerte los puños, apretar los dientes y prometer solemnemente que nunca lo haremos de nuevo. Esto no deja de ser válido, pero demasiado a menudo ponemos el carro delante del caballo. Antes de que verdaderamente detengamos elcomportamiento incorrecto, hemos de hacer frente aldeseo que ío provoca. In cluso en los casos en que cerramos los puños, apretamos los dientes y logramos evitar la mala conducta, si el deseo de ella sigue ardiendo en nuestras almas, no hemos vencido del todo. Una vez que el mal deseo se ha ido, dejar la conducta incorrecta será fácil, por la sencilla razón de que si no que remos hacer algo, probablemente no lo haremos. En virtud
de ello, cuando ya hemos aprendido a aceptar la gracia, el
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siguiente paso esproceder a cambiar los malos deseos. Elena G. de White dijo: «Hay muchos que tratan de reformarlo corrigiendo este o aquel mal hábito, y esperan llegar a ser cristianos de esta manera, pero ellos están comenzando en un lugar erróneo. Nuestra primera obra tiene que ver con el corazón» (PVGM 69). Elena G. de White no afirmóque debamos ignorar nuestra mala conducta. Solo dijo que no es por ella por donde se ha de empezar, sino por el cambio de nuestros corazones, fuente de nuestros malos deseos. Uno de los principios más importantes para la victoria sobre la tentación es que no podemos acceder hasta nuestras emociones, manipularlas y cambiarlas. No podemos decir: «No voy a esear volver a cometer ese pecado». Cuando en Romanos 6:6 Pablo habla del «viejo hombre» (RV95) o de la «vieja naturaleza» (NVI), tenía en mente los deseos pecaminosos. Y añade que esos malos deseos nos esclavizan al pecado.* Un ciones.
adic término máspueden actual para estosamalos es Los adictos resistirse ceder deseos a la tentación por un tiempo, pero se rinden antes o después. Esa es la esclavitud a la que se refiere Pablo. La intención de Dios cuando nos creó fue que nuestras mentes controlasen nues tras emociones; pero en nuestra condición pecaminosa, nuestras emociones a menudo controlan nuestras mentes y, en consecuencia, nuestra conducta. De nuevo, he ahí la es clavitud. Por eso no podemos descender hasta nuestros co razones y cambiar nuestros malos deseos. Eso le correspon de a D ios. Así pues, hablemosde la parte de Dios y de la nuestra en ese cambio. *
Efesios 4: 22 deja claro que los malos deseos son un a parte básica de nuestra «vieja natu raleza»: «Con respecto a la vida que antes llevaban, se les enseñó que debían quitarse el ropaje de la vieja naturaleza, la cual está corrompida por los deseosengañosos».
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L a parte de D ios en el cam bio de nu estros m alos deseos.
Como acabo de señalar, no podemos corregirlos por noso tros mismos. Todo lo que podemos hacer es pedirle a Dios que loscorrija él, y luego aceptarlo. Para ello podemosprac ticar una oración muy sencilla: «Señor, por favor, elimina mi deseo de este pecado y reemplázalo por un deseo de algo bueno». Esto no significa que podamos pedirle a Dios que cambie un deseo incorrecto... ¡y ya está! Eliminarlo in volucra un proceso, no un solo acto. Mientras seguimos pi diéndolo en oración, y experimentamos con las diversas estrategias en el resto de este capítulo, el mal deseo empezará asugeridas desvanecerse, y finalmente será reemplazado por el deseo positivo. Este es un aspecto clave del desarrollo del carácter, y Dios permanece a nuestro lado durante todo el proceso. Hay dos elementos en la parte divina en la corrección de nuestros malos deseos. El primero es la convicción. Me diante ella empezamos a tener un sentimiento y una sensa ción de que Dios quiere que cambiemos alg o en nuestra vida, que renunciemos a algo con lo que nos hemos complacido durante mucho tiempo. Lo segundo que hace Dios por nosotros se llama conver sión. El moderará, de hecho, nuestros malos deseos para que ya no tengan el poder que tenían para controlamos.* Esto es un proceso, no un solo acto. Conforme pasa el tiempo, nos damos cuenta de que nuestro deseo pecaminoso se vuelve cada vez más débil y nuestra capacidad para evitar el mal comportamiento se acrecienta.** * Dios no quitará los deseos que puso en nosotros cuando nos creó, en particular nuestros deseos ali mentarios y sexuales y nuestra capacidad de enfadamos. (Hablaré de la ira, o enojo, en el capítulo 10). En lugar de ello, nos ayudará a moderar estos deseos para que podamos enfrentarlos de maneras apropiadas. ** Algunas conductas, como el abuso sexual de niños, deben ser inmediatamente abandonadas, y si no lo son, la ley ayudará a frenarlas encerrando a los perpetradores donde no puedanpr acticarlas.
Sin embargo, todavía tendrán que enfrentar el deseo de hacerlo.
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a convicción y la conversión actúan conjuntamente, lo que dificulta analizar una sin tocar la otra. Lo que diré en los próximos párrafos se refiere a ambas. La convicción que Dios nos infunde puede ser incómoda y podemos resistirla. El deseo pecaminoso puede ser tan po deroso y tan incitante que al principio no seamos capaces siquiera de pedirle a Dios que lo elimine o lo modere. ¡Lo amamos demasiado! Obtenemos mucho placer de él y nos inquieta abandonarlo. Sin embargo, sigue creciendo en nosotros el sentimiento de que Diosquiere que renunciemos a él. Nótese, por favor, lo que he dicho y lo que no he dicho.He dicho que Dios quiere que renunciemos No he dicho que Dios quiera quedejemos de hacer lo que el deseo nos sugiere. Por supuesto, también quiere esto último, pero no es ahí por donde hemos de empezar. Empezamos renunciando, al deseo, entregándolo, decidiendo trabajar con Dios para libramos de esteDios pecado acariciado tanto amamos. no nos forzará aque renunciar al pecado. Eso es decisión nuestra. Así que hemos de decidir si renunciaremos al pe cado, o si no lo haremos. El problema es que amamostanto ese pecado que no podemos optar por la decisión de aban donarlo. Ahí es donde algunas personas dejan de esforzarse. Pero existe una salida a este dilema. Podemos hablar con Dios acerca de ello. Podemos usar una oración similar a esta: «Señor, creo que tú quieres que renuncie a este deseo, pero yo no puedo hacerlo ahora mismo. Sin embargo, estoy dis puesto a que me hagas quererlo. Por favor, llévame hasta ese punto». Esta es una oración de entrega. No debemos esperar que al instante o, incluso, al día siguiente de pronun ciarla, dejemos de sentir jamás nuevos deseos sobre ese pe cado específico. Esto ocurre ocasionalmente, pero no muy
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a menudo. Debemospersistir en pedir a Dios una y otra vez que nos lleve al punto en el que nos sintamos dispuestos a renunciar al deseo pecaminoso. La entrega definitiva viene cuando le decimos a Dios: «Renuncio a este mal deseo. Te lo cedo a ti, y me compro meto a no obedecerlo hasta que lo cambies». Esto no signi fica que nunca volvamos a ser tentados por el mal deseo, ni que nunca lo pongamos en práctica de nuevo. Significa que nos comprometemos con el proceso y, una vez que hayamos establecido ese compromis o, quedamoscubiertos por la gra cia de Dios durante el camino, incluyendo lasveces en que resbalamos y caemos. De hecho, Dios acepta nuestra pri mera oración -«Estoy dispuesto a que me hagas renunciar a ello»- como el primer paso en el proceso, y de ahí en ade lante somos cubiertos por su gracia. N u est ra parte en el cam bio de n uestros m alos deseos. Nues tra parte empieza con lo que acabo de decir: pedirle a Dios que guíe hasta el en quetambién queramos renunciar al deseonospecaminoso. Sinpunto embargo, podemos hacer otras cosas para enfrentarlo. Una estrategia poderosa es hablar con un cristiano espi ritualmente maduro acerca del deseo que queremos elimi nar. Algunos cristianos objetan a esta idea: «Solo debemos confesarnos ante Dios», dicen. Eso es cierto en lo que res pecta a confesarse para recibir el perdón. Sin embargo, ahora no estamos hablando de eso, sino de llevar a cabo nuestra parte para superar una adicción u otra tentación. Dice Pablo: «Hermanos, si alguno es sorprendido en al guna falta, vosotros que sois espirituales, restauradlo con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado» (Gál. 6: 1). Nótese, por favor, que Pablo da permiso a los cristianos para que hablen
unos con otros sobre los problemas relacionados con el
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pecado que cada uno tenga que enfrentar. El consejo de Pablo se enmarca en el contexto de una persona espiritual' mente madura que se dirige al pecador, pero, ¿realmente importa quién se aproxima a quién?Si está bien que un cris tiano maduro tome la iniciativa para discutir el problema del pecador, ¿no es igualmente apropiado que el pecador sedirija al cristiano maduro para pedir ayuda? Hay una razón por la que hablar con alguien acerca del problema que estamos enfrentando puede ayudarnos a cambiar nuestro mal deseo. Ya he mencionado que el sen timiento de culpa nos mantiene nuestras adiccio nes y pecados . Habitualmente nos atados sentimosa tan avergonzados de nuestros pecados favoritos que no queremos que nadie más los conozca. Pero cuando tomamos la dura decisión de com partir nuestras luchas con otro ser humano, derrotamos a la vergüenza y al sentimiento de culpa, lo cual nos ayudará a debilitar la obsesión que nos conduce al mal comporta miento. Puedo atestiguar por experiencia personal que esto es cierto. Por supuesto, es muy importante que escojamos la per sona adecuada a quien contárselo. He aquí las diversas cua lidades que deberíamos buscar. Nuestro consejero espiritual debería ser: • un cristiano maduro. Pablo afirma que las personas espi rituales de la iglesia deberían desarrollar este ministerio. • fiado alguiendeque no les contará Las a otros lo que que se lecomparten ha con modo exclusivo. personas los más íntimos secretos de su alma no quieren que el resto de la iglesia los conozcan. • alguien que no manifieste una gran sorpresa ante lo que se le cuenta. Las personas que piden ayuda no desean que su confidente reaccione de manera efectista cuando desnudan su alma ante él.
8. Salvación: La santificación • 12 1
• alguien que escuche más que hable. Quien busca ayuda puede incluso pedirle al «consejero» que se limite a es cuchar.* • alguien del mismo sexo que la persona que solicita aten ción: los hombres deberían dirigirse a hombres, y las mu jeres a mujeres. Algunas personas pueden sentirse más cómodashablán dolo con alguien que no asiste a la misma iglesia que ellas. Un buen lugar donde encontrar a alguien que puede ayudar es una reunión de Doce Pasos. Los Doce Pasos fueron crea dos por Alcohólicos Anónimos a finales de los años treinta del siglo pasado, pero desde entonces se han diversificado y actualmente abordan todo tipo de adicciones. Hay Come dores Compulsivos Anónimos, Jugadores Anónimos, Nar cóticos Anónimos y Sexoadictos Anónimos, por ofrecer solo algunos ejemplos. Si usted no puede encontrar una reu nión de Doce Pasos cerca de donde vive para tratar su adic ción, pruebe a asistir a una reunión abierta de Alcohólicos Anónimos.** No se limite a ir una o dos veces, acuda regu larmente durante un periodo. Escuche con atención a al guien que lleve tiempo siguiendo el programa y parezca haber experimentado una positiva rehabilitación, ypregún tele a esa persona si estaría, dispuesta a ser su «padrino» o «madrina» (o «patrocinador/a»), que es el término usado en los programas de Doce Pasos en lugar de «mentor» o «guar dián espiritual». Algunas personas se preguntan por qué hablar con Dios no es suficiente. Hay dos razones por las que necesitamos la * En conversaciones pos teriores, esa persona probablemen te ten drá algo sabio que compartir, pero la primera vez, y quizá también la segunda, debería limitarse básicamente a escuchar y, si acaso, a formular alguna pregunta. ** Alcoh ólicos An ón im os tiene r eunion es abiertas y cerradas. Las cerradas son solo para alco hólicos, pero cualquiera puede asistir a una reunión abierta. Busque también una reunión
donde n o se fume.
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ayuda de otro ser humano. Primero, Dios ya conoce el pro blema; y segundo, usted no puede mirar a Dios a los ojos. Existe algo poderosamente transformador en mirar a otro ser humano a los ojos y compartir sus secretos más íntimos y oscuros. Algunas personas también se preguntan por qué es ne cesario salir del ámbito familiar. ¿No pueden sencillamente hablar con su marido, su esposa, u otro miembro de la fa milia? De nuevo, hay dos razones por las que es importante bus car a alguien fuera de ese ámbito. Primero, el cónyuge de usted probablemente ya esté bastante al tanto del problema y sentirá alivio al constatar que usted da el nuevo paso. Segundo, a menos que su cónyuge u otro miembro de la familia tenga mucha experiencia, por haberse rehabilitado él mismo, probablemente le seguirá por toda la casa con todo tipo de consejos: «Cariño, prueba esto» o «Cariño, prueba aquello». Usted tiene porcon quéquien pasar no portenga eso. Siem pre es preferible buscarno a alguien una relación estrecha. Cambiar nuestra conducta pecaminosa Cambiar nuestros malos deseos es parte de la solución al problema del pecado en nuestra vida, pero también necesi tamos dejar atrás la conducta incorrecta. Corregir los malos deseos debe que venirloprimero, pero unaempezar vez quedele inmediato hemos pe a dido a Dios haga, podemos enfrentar el mal comportamiento. Y en ello, de nuevo, hay una parte de Dios y otra nuestra. L a part e de Dios en el cam bio de n u estra m ala con du cta.
El primer principio que se ha de tener en cuenta acerca de la parte de Dios en la modificación de nuestro comportamiento es que él no lo hará por nosotros. El es el único que puede
8. Saivación: La santificación * 1 2 3
ambiar nuestros malos deseos, pero nosotros somos los úni cos que podemos modificar nuestra conducta. Elena G. de White dice: «Pero se chasquearán los que esperan contem plar un cambio mágico en su carácter sin que haya un es fuerzo decidido de su parte para vencer el pecado» (IMS 394). Si Dios descendiera del cielo para forzar a nuestras manos o a nuestros pies a hacer lo correcto, estaría violando nuestro libre albedrío. Sin embargo, él no corregirá nuestros malos deseos y des pués dirá: «Bueno, yo ya he hecho mi parte. El resto es cosa tuya». ¡En aabsoluto! también se reserva para ayudamos cambiarDios nuestra conducta. Pablounlopapel declara concisamente: «Todo lo puedo en Cristo que me fortalece» (Fil. 4: 13). Que esto es una afirmación relativa al compor tamiento lo sabemosporque dice «Todo», lo que incluye lo conductual. Nótese también que Pablo no afirma que Dios lo haría por él. Dice «Todo lo pu edo. ..», no «Todo lopuede Dios .»L . a parte de Dios, según Pablo, era darle las fuerzas para hacer lo correcto. Este es otro aspecto de la conver sión. Aquí la persona puede emplear una sencilla oración: «Señor, te ruego que me quites el deseo de este pecado y que me des el poder para evitarlo en este mismo momento». No debemos rendimos si no tenemos éxito la primera vez. Debemos continuar trabajando con Dios para cambiar el mal deseo y seguir pidiéndole el poder para no ponerlo en práctica ahora. N uestra parte en el cam bio de nuestra m ala con du cta. Ofre ceré cuatro sugerencias que usted y yo podemos aplicar para cambiar la conducta errónea. La primera es tomar la firme decisión de que con la ayuda de Dios, venceré la tentación. Esto no es lo mismo que decidir no cometer ese pecado de
nuevo, lo cual suele ser un objetivo poco realista.
1 2 4 E N DE TE MPO DE GRACIA
ara ilustrarlo, digamos que usted se compromete a apren der a nadar lo bastante bien como para competir en los Jue gos Olímpicos. Obviamente, no puede participar en ellos de inmediato. ¡Tiene que aprender a nadar primero! Usted empieza por la parte menos honda de la piscina y, finalmente, nada en la más profunda; pero le quedatodavía mucho trabajo por delante: necesita desarrollar técnica y resistencia. El progreso resulta duro, especialmente cuando usted empieza a competir con otros nadadores que son más diestros. Pero usted está resuelto y sigue esforzándose. Y cuenta con un buen Entrenador que está impresionado la determinación que muestra usted, y que permanececon a su lado, animándole cuando falla y enseñándole a hacerlo mejor la próxima vez. Al cabo de años de entrenamiento, llega el día en que usted compite en los Juegos, ¡y consigue la medalla de oro! Superar una tentación profundamente arraigada requiere en buena medida el mismo planteamiento. Usted no puede aspirar a vencerla al primer intento. Pero en la medida en que mantenga su determinación para vencer, Dios estará a su lado y le animará en medio de sus altibajos. No le aban donará solo porque fracase algunas veces. Mi segunda sugerencia para cambiar un comportamiento pecaminoso es similar a la que he ofrecido para corregir un mal deseo: hable con alguien sobre ello. Probablemente es cogerá con Pídale la misma persona la que comparta su deseohacerlo pernicioso. permiso paracon llamarla cuando se encuentre usted a punto de cometer el acto pecaminoso que quiere superar. De hecho, comprométase a llamar a esa per sona antes de caer. No se comprometa a no pecar nunca más. No sería realista, al tratarse de un hábito profunda mente arraigado. Es casi seguro que usted qu errá volver a practicarlo, y prometerse no hacerlo solo incrementará su
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sensación de fracasoy de culpa cuando recaiga. En cambio, sí es realista pensar que usted puede comprometerse a llamar cuando arrecie la tentación. Algunos padrinos de Alcohó licos Anónimos le dicen a la persona a la que están ayu dando que les llame cuando sienta el impulso de beber, aun cuando sean las tres de la mañana. Cuando llame a su padrino o madrina, cuéntele con franqueza qué está usted experimentando en ese momento. El o ella puede tener palabras sabiaspara usted, y quizáusted desee concluir la llamada con una oración. Todo esto es bueno, pero no es la razón básica de la llamada. En el mo mento en que el deseo de «hacerlo» se hace más intenso, la gran necesidad de usted es desviar su mente y sus emociones hacia otro asunto durante el tiempo suficiente para que el impulso se debilite hasta el punto de que usted pueda enfren tarlo por sí mismo. Llamar a su padrino cuando está usted a punto de caer es simplemente una estrategia para distraerse de la mala conducta por un rato. Mi tercera sugerencia para tratar con esa conducta in correcta es abstenerse de ella. En problemas como el alco hol, el tabaco, las drogas y la pornografía, el objetivo es la abstinencia total. Sin embargo, algunas adicciones no re quieren abstinencia absoluta. Si usted es adicto a la comida, obviamente no debería marcarse como meta la plena absti nencia. Otras adicciones comunes que no demandan absti nencia absoluta son las relacionadas con la televisión, la computadora, Internet y el sexo, por nombrarunas cuantas. Algunas personas resuelven su adiccióna la televisión des haciéndose del aparato receptor, y no hay nada malo en ello. Sin embargo, no es necesario. Hay muchos buenos pro gramas de televisión. ¿Cómo practicar la abstinencia cuando el objetivo no es
la abstinencia
t otal1Si
es usted adicto a comer, sáltese
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omida. Eso supone un desafío para el comedor compulsivo, pero hágalo de todos modos. Pídale a Diosque le dé el poder para saltarse esa comida, y luego cierre fuerte los puños y apriete los dientes, a la vez que rechaza comer hasta que lle gue la hora de la siguiente comida. Entonces haga todo lo posible por reanudar la rutina de comer habitual. Al día si guiente, más o menos, puede usted saltarse otra comida. Otra estrategia es servirse una moderada cantidad de ali mentos en el plato y negarse a comer nada más. Haciendo esto, usted se está disciplinando para ser moderado al comer. Ese es su objetivo con cualquier tentación que, como la de la comida, no requiere plena abstinencia. Mi cuarta sugerencia para enfrentar el comportamiento incorrecto es que asista usted a un grupo de Doce Pasos. Como ya he mencionado antes, si puede encontrar uno que aborde su problema específico, procure por todos losmedios asistir regularmente. Si no, acuda a una reunión abierta de Alcohólicos Anónimos o a una de Al-Anón.* Estas reunio nes son anónimas: nadie mencionará el nombre de usted fuera del grupo. Usted encontrará mucha sabiduría en estas reuniones, lo que puede ayudarle en su camino hacia la vic toria. He compart ido buen número de estrategias más para vencer la tentación en mi libro E ragón qu e todos llev am os dentro, pero las ofrecidas en este capítulo permiten un buen comienzo.
Religión experimental
El dragón Uno de los conceptos sobre los que escribí en que todos llev am os den tro es el que Elena G. de White llama «religión experimental». Cuando se hace un experimento, *
Al-A n on es prin cipalment e para amigos y allegados de los alcohólicos, pero consis te básica mente -como las reuniones de Doce Pasos- en grupos de discusión.
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se busca descubrir lo que funciona y lo que no. Y quienes lo hacen seguramente no esperan descubrirlo en el primer in tento. Si el experimento no funciona, varían un poco los pa rámetros hasta que descubren lo que funciona. En el ámbito de la experiencia religiosa, la religión ex perimental significa probar diferentes maneras de crecer en nuestra relación con Jesús y de vencer la tentación. En el presente libro he compartido con usted media docena de estrategias, yE ragón qu e todos llevam os den tro ofrece otra media docena. Cuando siga usted experimentando con ellas, Y Jesú s, descubrirá lo que sirve y lo que no sirve para usted. su En tren ador, se m anten drá a su lado du rante todo el proceso. Tenga en cuenta que cuando usted resbala y cae, la jus ticia de Cristo lo cubre. Si le cuesta aceptar esto, recuerde la declaración que compartí con usted en el capítulo an terior: «Cuando está en el corazón el deseo de obedecer a Dios, cuando se hacen esfuerzos con ese fin, Jesús acepta esa disposición y ese esfuerzo como el mejor servicio del hom bre, y suple la deficiencia con sus propios méritos divinos» (IMS 448). La santificación fue pensada para llevamos a usted y a mí a una relación siempre creciente con Jesús que desarrolle en nosotros un carácter que le refleje cada vez más. Y esto, junto con la justificación, es una parte esencial de la prepa ración que cada uno de nosotros necesita a fin de estar listo
al cierre del tiempo de gracia.
Cómo ser amigo deDios i esposa y yo nos conocimos por teléfono. Por aquel tiempo, yo realizaba un máster en escritura creativa en la Universidad de Dallas (Texas), y Lois cursaba un máster en salud pública enla Universidad de Loma Linda (California). Un amigo mío, que también lo era de Lois, me preguntó si me gustaría conocerla, y yo le dije: -Por supuesto. -Preguntaré a Lois si puedes escribirle- me respondió. -No -le dije yo-, la llamaré. - A h ... -dijo mi amigo-. Le preguntaré si puedes lla marla. -No, simplemente dame su número de teléfono y la llamaré- repliqué. Mi amigo me lo dio, llamé a Lois, y así es como empezó nuestra relación. Hablamos por teléfono y nos escribimos durante tres meses. Luego decidí que era el momento de conocemos en persona y ella estuvo de acuerdo, así que reservé un vuelo a
M
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os Ángeles. Yo siempre me había sentido un poco inseguro con las mujeres, especialmente con aquellas en las que es taba interesado, y esa aprensión crecía en mí a medida que el avión se aproximaba a Los Ángeles. Recuerdo que oré: «Señor, si esta relación ha de prosperar, haz por favor que me sienta cómodo cuando esté con ella». Lois me contaría más tarde que ella por entonces no solía sentirse muy segura con los hombres y que había hecho una oración similar a la mía cuando conducía hacia el aeropuerto para encontrarse conmigo. A pesar de nuestros temores, desde el primer mo mento sentimosrománticos cómodos juntos. Resultó natural.y con Los nos sentimientos pueden ser genuinos ducir a relaciones muy gratas entre hombres y mujeres. Son el primer paso en muchos matrimonios de éxito. Pero si yo tuviera que escoger entre sentir romanticismo y sentirme cómodo en una relación a largo plazo, optaría sin lugar a dudas por lo segundo. Lossentimientos románticos tienden a disminuir. En cambio, sentirse a gusto con alguien es algo que tiende a perdurar. A gusto con Dios Creo que esaes también la base de una duradera relación con Dios. Los clímax espirituales vienen y se van. Lo grata mente sereno tiende a durar. Así que conviene preguntarse: ¿Me siento a gusto en mi relación con Dios? Ahora piense usted en esto: si Dios tuvo que conceder nos un tiempo de gracia para que pudiéramos ser amigos suyos (cosa que hizo), y si durante ese período envió a su Hijo a morir por nosotros con el mismo fin (cosa que tam bién hizo), entonces es obvio que nuestra amistad es extre madamente importante para él. Ysi Dios quiere que seamos sus amigos, ¿no cree usted que é desea que la relación resulte cómoda?
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¿Hay personas que le hacen sentirse incómodo? ¿Alguien cercano a usted en algún sentido, con el que trabaja, con el que se relaciona habitualmente, o -por desgracia- con quien está casado? En los matrimonios que acaban en di vorcio, a menudo ocurre que el romanticismo que los unió llega a su fin y entonces empiezan a sentirse mutuamente incómodos. ¿Qué consecuencias tiene eso para una relación satisfactoria? A veces la incomodidad se da en una sola de las partes: usted nota que la otra persona se siente incómoda a su lado aun cuando usted no experimenta lo mismo respecto a ella. Si así sucede con alguien a quien realmente le gustaría estar unido, ha de dar usted los pasos para ayudar a esa persona a sentirse a gusto cuando están juntos. Ahora piense en esto: Dios quiere que usted se encuentre cómodo con él, y percibe tirantez en la relación cuando usted se manifiesta a disgusto con él. Puedo asegurarle que Dios está haciendo todo lo posible para ayudarle a relajarse y a sentirse cómodo en su relación con él. Entonces, ¿qué conduce a una amistad grata con Dios? Aunque hay diferencias significativas en la manera en que las personas se relacionan con él, creo que existen dos ele mentos que toda relación con Dios debería tener. Ambos contribuyen a hacer agradable esa relación. Se trata de la paz y de la fe (o confianza).
Paz El mundo en el que vivimos está trastornado. No hay nada nuevo en ello. Así ha sido desde que Adán y Eva de jaron el Edén. Pero Dios asegura a su pueblo que incluso en medio de esa agitación pueden estar en paz. Poco antes de su crucifixión,dijo Jesús: «Estas cosas os he hablado para que
en mí tengáis paz» (Juan 16: 33). «La paz os dejo, mi paz os
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doy» (Juan 14: 27). Y a menudo concluía sus conversadones con la gente diciéndoles que se fueran «en paz» (Mar. 5:34; Luc. 7: 50; 8:48). El Antiguo Testamento también poneespiritual. énfasis enEllasalpaz como, una importante cualidad de la vida mista dice: «Mucha paz tienen los que aman tu Ley» (Sal. 119:165), e Isaías: «Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera» (Isa. 26: 3). Eso mismo vemos en Romanos 5: 1. Examinemos este versículo. Escribe Pablo: «Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo». Nó tese, por favor, la palabratenemos, primera persona del plu ral. Lógicamente incluye tanto a Pablo, que escribió la carta a los romanos, como a las personas de Roma que la leyeron. Creo que usted probablemente estaría de acuerdo conmigo en que, por extensión, la palabratenemos incluye a todos los cristianos desde los tiempos de Pablo hasta la segunda venida de Cristo. La idea es que a pesar de cuánto puedan diferir nuestras relaciones con Dios, la experiencia espiritual de todo cristiano debería caracterizarse por la paz. No quiero decir con ello que el caminar espiritual del cristiano vaya a ser gozoso y feliz un día sí y otro también. Estoy seguro de que eso es verdad en el cielo, donde no hay mal, pero todo el que vive en la tierra experimenta momentos y a veces días marcados por la depresión, el miedo, la culpa y otras emociones negativas. vemoscircunstancias la diferencia más entredo-la paz y la felicidad. Aun Aquí en nuestras lorosas y deprimentes, cuando la felicidad está lejos de noso tros, podemos estar en paz con Dios. Fijémonos en que Pablonos ha dicho lo que hace posible para nosotros tener esa clase de paz. Afirma: «Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios...». Cuando
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estamos seguros de haber sido justificados, cuando sabemos que «el carácter de Cristo reemplaza el [nuestro], y [somos] aceptados por Dios como si no [hubiéramos] pecado» (CC 62), podemos la pazpecados, de la que Pablo. Cristo ha pagado portener nuestros y hablaba su justicia reemplaza nuestra pecaminosidad. Por tanto, no tenemos que preocupamos acerca de nuestra posición ante Dios. Por ello la jus tificación genera paz mental. a f e, tene También dijo Pablo: «Justificados, pues, por mos paz para con Dios». La paz solo llega para aquellos que creen que han sido justificados. De modo que si usted no está experimentando paz en su vida espiritual, le sugiero que se pregunte: «¿Realmentecreo que Dios ha perdonado mis pecados y me ha cubierto con su justicia?». Una cosa es creer en ladoctrina de la justificación, y otra aplicarla real mente a nuestras vidas. Muchas personas pueden explicar la teoría; sin embargo, en su propio caminar con Dios, dudan si realmente él las acepta, si en verdad es su Amigo. Podemos Dios nos quiere ayudar a superar esta inquietud. y debemos estar en paz con él. Si usted no tiene esta paz, si no se siente a gusto con Dios, revise en primer lugar el es tado de su fe en la justificación provista por Dios. El quiere que todos experimentemos la paz que viene saber de que es tamos justificados.
Confianza
Una de lascaracterísticas importantes de la relación que compartimos Lois y yo es la confianza. Ninguno de nosotros duda de la fidelidad del otro a nuestros votos matrimoniales. Pero nuestra confianza va más allá. Yo confío en que Lois me trate amablemente y con respeto, yella confía en que yo le trate del mismo modo. Soy consciente de sus debilidades y ella lo es de las mías, pero no hacemos un gran problema
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de ello. Sé que Lois siempre me amará a pesar de mis flaque zas, y ella sabe que yo la amaré a pesar de las suyas. Eso es confianza. Deberíamos tener el mismo tipo de relación con Dios. Deberíamos saber con certeza que él nos ama y acepta tal como somos: con nuestras debilidades, defectos de carácter, pecados y todo lo demás. Eso no significa que nuestros pe cadosno le importen, sino que nos ama a pesar de ellos. Ne cesitamos creer eso. Necesitamos confiar en que es cierto. La confianza y la paz están estrechamente relacionadas. Dijo Isaías: «Tú en porque completa cuyo onfiado» pensamiento en tiguardarás persevera, en ti haa aquel (Isa. 26:3). Y Jesús dice: «No se turbe vuestro corazón;creéis en Dios, creed también en mí» (Juan 14: 1). Cuando con fiamos en Dios, le damos permiso para dirigir nuestras vidas. Algunas personas experimentan el dolor de que un mé dico les diga que tienen una enfermedad terminal, y que solo les quedan unos cuantos días, meses o años de vida. A la mayoría de nosotros no nos dirán eso, pero pasaremospor el trance de perder a un ser querido en manos de la muerte. El sufrimiento se agudiza cuando la persona que muere es joven o cuando la muerte es fruto de un accidente o de un acto criminal. Confiar significa que cuando algo nos causa dolor, sigamos convencidos de que Dios sabe por qué ha ocurrido y de que, de hecho, permitió que ocurriera porque sirve a algún buen propósito. La confianza.implicacertidumbre. Confiar en algo signi fica que creemos que es cierto. Necesitamos tener la certeza de que Diosnos acepta donde estamos, que no nos pide que vayamos más allá en nuestra experiencia cristiana. Pablo escribió que «disfrutamos de libertadconfianza y para acer camos a Dios» (Efe. 3:12 NVI) y el autor de Hebreos afirmó que deberíamos acercarnos «con fiadam en te al trono de la
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gracia» (Efe. 3:12; Heb. 4: 16). Esta es otra manera de des cribir la fe que antes he mencionado. Deberíamos tener fe ytros certidumbre que Dioses nuestro Amigo y en que noso somos susenamigos. Otro sinónimo de confianza esependencia. Cuando de pendemos de alguien, confiamos en que esa persona haga algo por nosotros. Depender de Dios significa ponernuestro bienestar en sus manos, tanto para esta vida como para la eternidad. Esto puede ser especialmente difícil de hacer cuando atravesamos pruebas y circunstancias desconcertan tes. Entonces nos sentimos tentados a hacemos cargo de nuestras vidas en lugar de esperar pacientemente en Dios. No quiero decir que cuando tenemos problemas debamos quedamos de brazos cruzados y esperar que Dios losresuelva todos por nosotros. Pero cuando hemos hecho todo lo po sible, deberíamos confiar en que él proveerá el mejor resul tado. Eso es lo que significa depender del Señor. ¿Pide Dios demasiado de nosotros? No. Nuestras relacio nes con otras personas están fundadas en la confianza y la dependencia. Cuando llevo mi auto a un mecánico, confío en que él sabe cómofuncionan los autos y en que tiene apti tudes para reparar el mío. Lo pongo en sus manos ydependo de él para que lo arregle adecuadamente. Y cuando permito a un cirujano que me opere, he de confiar en que conoce cómo funciona el cuerpo humano y domina las técnicas para corregir mi problema médico. Me pongo en sus manos y dependo de él para que realice la in tervención con éxito. Confiar en Dios significa en buena medida lo mismo. Estamos seguros de que lo sabe todo sobre nuestras vidas -el pasado, el presente y el futuro- y que comprende nuestras necesidades. Entonces dependemos de
él para que nos guíe de la mejor manera posible.
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¿Y qué tiene que ver todo esto con el tiempo de gracia? Mucho, realmente. Dios proporcionó a los seres humanos un tiempo de gracia porque quiere que seamos sus amigos. Por supuesto, la amistad es una vía de doble dirección. Yo puedo querer que usted sea mi amigo, pero a menos que también usted quiera que yo lo sea, nuestra relación será ocasional en el mejor de los casos o, muy probablemente, inexistente. Dios ya ha dicho que desea que seamos sus ami nu estro gos. La cuestión es si nosotros queremos que él sea Amigo. Asumiré que, puesto que usted está leyendo este libro, quiere ser amigo de Dios y que él sea su Amigó. Por eso he dedicado un capítulo entero a analizar cómo podemos en tablar amistad con Dios. Sugiero que usted incline la cabeza en este momento y le diga a Dios que le gustaría ser amigo suyo. Le podría decir algo como: «Señor, gracias por con cederme el tiempo de gracia para poder aprender a entablar amistad contigo. Muéstrame, por favor, cómo sentirme cada vez más a gusto en esta relación. Amén». Ahora que he compartido con usted algunos pensamien tos sobre la amistad con Dios, debo decirle que hay ciertas actitudes que desafiarán esa amistad, impidiéndole sentirse tan a gusto como Dios desea. Trato estos temas y le ofrezco algunas sugerencias en el capítulo siguiente.
TI Desafíosa la amistad
con Dios
nicialmente titulé este capítulo «Obstáculos para una amistad con Dios». Sin embargo, conforme me aproxi maba al final del capítulo, me di cuenta de que obstáculos no era la palabra más adecuada. Un obstáculo es algo que se interpone en el camino. Se trata de un estorbo. Es nega tivo, algo que debe ser evitado. En vez de obstácubs, he usadodesafíos. Esta palabra pued tener también una connotación negativa. Los desafíos pue den impedir el progreso de una persona. Sin embargo, pueden ser afrontados y superados. Pueden provocamos; pueden mo tivamos. En ese caso, son muypositivos, porque nos han pro visto una oportunidad para crecer. Es esta definición de la
I
desafío la que megustaría que tuviera usted en mente palabra mientras lee este capítulo.
1 3 8 E N DE TE MPO DE GRACIA
Los tres desafíos ería un error suponer que desde el principio de nuestra amistad con Dios podemos disfrutar de confianza continua y paz perfecta día tras día. No, hemos de crecer hasta alcan zar ese estado. Así como nuestras amistades humanas evo lucionan y se profundizan con el tiempo y a través de la experiencia, lo mismo ocurre con nuestra amistad con Dios. Tres emociones que desafían nuestras relaciones con seres humanos pueden desafiar también nuestra amistad conDios. Son el miedo, el sentimiento de culpa y la ira. Ninguna de
ellas es mala o perversa en sí misma. Las tres sirven a buenos propósitos en nuestras vidas, y así debe ser, porque Dios las puso en los seres humanos cuando los creó. M iedo. Esta emoción nos protege de hacer cosase ir a sitios que nos causarían perjuicio. El miedo a quemarse nos previene de tocar un homo ardiente, y el miedo a caer evita que nos aproximemosdemasiado al borde de un precipicio que no está protegido por una valla. El miedo también nos impulsa a evi tar acercarnos demasiado a personas que podrían dañamos física o emocionalmente. Por ello, apesar de lo negativo del miedo, se trata de un don de Dios. Sent im iento de culpa . Dios es un ser muy moral, y nos ha dado un sentido de moralidad. Ese es uno de los aspectos en que nos creó a su imagen. El sentimiento de culpa es la emo ción que sentimos cuando hacemos algo que consideramos inmoral. Nos advierte de que hemos traspasado fronteras morales y nos apremia a corregirlo. También nos motiva a rechazar la tentación cuando regresa. Por eso, nuestra capa cidad para sentir culpa es un don de Dios. Ira. Dios también nos ha dado la capacidad de enfadar nos. Algunos cristianos piensan que el enojo es malo. No lo es. Pablo aconsejó así a los cristianos de Éfeso: «Airaos, pero no pequéis» (Efe. 4: 26). No dijo que la ira o el enojo
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sea pecado. Dijo que no permitiéramos que la ira nos con dujera al pecado. Pecamos cuando perdemos los estribos y atacamos a otros. Dios nos dio la capacidad de sentir ira por que nos mueve a protegemos de la gente que querría mal tratamos. También nos estimula a intervenir cuando vemos que otros están sufriendo maltrato, motivo por el cual la ira es un don de Dios. Desafortunadamente, a veces en este mundo de pecado estas emociones que Dios pensó para protegemos, en lugar de ello nos impiden experimentar una amistad auténtica mente grata con él. En las próximaspáginas, compartiré con usted algunas reflexiones sobre cómo el miedo, el senti miento de culpa y la ria pueden desafiar nuestra amistad con Dios y cómo podemos usarlos como trampolines hacia una más satisfactoria amistad con él. Miedo
¿Puede usted imaginarse viviendo con alguien a quien teme? Algunas personas no necesitan imaginárselo: su ma rido o su esposa, su padre o su madre, las maltratan física, verbal o emocionalmente. En tales casos, el miedo es nor mal. Sencillamente, no es posible que tales relaciones sean verdaderamente amorosas. Dice el apóstol Juan: «El que teme, no ha sido perfeccionado en el amor» (1 Juan 4:18). Algunas personas tienen miedo de Dios. Piensan en él como el Policía moral del universo y temen que cometido. se enfade con ellos por causa de todos los pecados que han Se lo imaginan clavándoles un dedo huesudo en el pecho y espetándoles: «¡Pecador! ¡Malvado! ¡Acabarás ardiendo!». Dios es mucho más grande y poderoso que los humanos. Eso hace de él alguien a quien deberíamos prestar atención. No podemos escapar de él. Dirigiéndose a Dios, dice el sal mista: «Tú has conocido mi sentarme y mi levantarme. Has
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entendido desde lejos mis pensamientos» (Sal. 139: 2). Dios sabe dónde estamos y qué estamoshaciendo en cada segundo de nuestra vida. Incluso sabe lo que estamos pensando. En otras palabras, Diospodría ser el Brother (Gran Hermano) que nos vigila y lee nuestros pensamientos durante veinti cuatro horas al día los siete días de la semana. Ciertamente es el Policía moral deluniverso. ¡No esraro que sientan terror hacia él! Desgraciadamente, al igual que no podemos tener una grata amistad con un ser humano que nos inspira miedo, tampoco podemos tenerla con Dios si le tememos. Eso fue lo que descubrieron Adán y Eva. Cuando Dios vino a visi tarlos aquella tarde después de que comieran del fruto pro hibido, trataron de esconderse de él. Y cuando Dios los encontró, Adán explicó el motivo: «Tuve miedo» (Gén. 3: 10). Pensó en Dios como en un juez vengador. El se había aproximado a ellos como Amigo. Fue el sentimiento de culpa lo que les llevó a interpretar su venida como una amenaza. A mi juicio, todo el miedo a Dios se basa en malenten didos sobre él. El miedo a que nos castigue por nuestros mu chos pecados se basa en un malentendido de su actitud hacia las personas que desobedecen su ley.*Él acogía a los pecadores y comía con ellos (ver Luc. 15: 1-2; ver también Mat. 9: 10-11). YJuan nos cuenta que Jesús perdonó a una mujer que había cometido adulterio (Juan 8: 1-11). Muchas a Dios porque creen -errónea menteque personas castiga atemen los pecadores quemándolas en el in fierno por toda la eternidad. El título de un vehemente sermón que el teólogo del siglo XVIII Jonathan Edwards *
No quiero decir que Dios nu nca castigue a nadie por pecar. Pero antes de castigar, se esfuerza al máximo jpor atraerlo hacia él.
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predicó el 8de julio de 1741 alude a esa creencia: «Pecadores en manos de un Dios airado». En aquella ocasión, dijo Edwards: «Elsi Dios que te sostiene el abismo del in fierno, como sostuviera a una araña sobre o a algún repugnante insecto sobre el fuego, te aborrece, y está terriblemente eno jado: su ira hacia ti arde como el fuego; te mira como in digno de ninguna otra cosa que arrojarte al fuego; [...] eres diez mil veces más abominable a sus ojos que la serpiente más venenosa y maligna lo es a los nuestros».1 ¡Eso es espantoso! Ya lo es pensar en sufrir tormento eterno. Aún peor es el retrato de un dios -la minúscula es intencionada- airado, vengativo y lleno de odio. Este dios mantiene vivas a las personas durante las edades sin fin de la eternidad solo para poder seguir castigándolas a tum, sin límite. ¡No es raro que quienescreen en la doctrina del tormento eterno tengan miedo de Dios! En sus años adolescentes, Elena G. de White tenía esta visión de Dios. Herbert Douglass, autor de una biografía sobre ella, dijo que el miedo al eterno castigo «causó una profunda angustia a la joven Elena, como lo hace con cual quiera que se pregunte en cuanto a un Dios que castigaría a los pecadores para siempre».2 Muchos adventistas temen a Dios por causa de su in comprensión del juicio investigador. La esposa de Clifford Desequilibrio fatal, Goldstein es un típico ejemplo. En su libro Clifford contó que a su esposa le enseñaron «que el juicio se está llevando a cabo actualmente en el cielo, yque nues tros nombres pueden pasar a revisión en cualquier momento. Nadie puede precisar cuándo sucederá; pero cuando nues tros casos sean examinados, si no hemos sido absolutamente perfectos, nuestros nombres serán borrados del libro de la
vida. Estaremos Cuando esto suceda,luchando no nos dapor remos cuenta deperdidos. ello, y podremos continuar
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alcanzar la perfección, aunque para nosotros ya sé haya cerrado la puerta de la gracia y estemos viviendo sin espe ' ranza».3 i# unh grave ■ r- del ; juicio investiga Hay malentendido acerca dor. Dios está a nuestro lado en el juicio. El no es nuestro acusador; lo es Satanás. Y Jesús es nuestro Abogado. El quiere defendemos frente a todas las acusaciones de Sata nás. Ni Dios ni los ángeles exigen que seamos perfectos antes de que el tribunal falle a nuestro favor. La perfección no es lo que gana nuestro acceso al reino eterno de Dios. La base de nuestra aceptación es si, tenemos o no una rela ción con Jesús, que permite que su justicia cubra nuestra pecaminosidad. Si amamos aJesús ynos esforzamos al máximo en servirle, no necesitamos tener miedo alguno al juicio in vestigador.* , . ■ . Puede que hayamos crecido con la enseñanza de que Dios es nuestro Amigo, y que, ya adultos, asintamos con la
cabeza alguien dice «Diosalesjuicio amor» (1 Juan 4: y8). Pero lascuando preocupaciones relativas investigador otros malentendidos pueden hacer que le tengamos miedo, En ese caso, nuestro concepto de Dioscomo un Amigo amo roso es básicamente una teoría, una doctrina, una proposi ción teológica que hemos aceptado como intelectualmente cierta. Dios siempre pensará en nosotros como sus amigos, pero, en la medida en que le tengamos miedo, nosotros no podremos pensar en él como en alguien entéramente amis toso. Si le tememos, no podemos tener una amistad plena mente grata con él. Para que pensemos verdaderamente en él como amigo, hemos de sentimos a gusto con Dios. Tene mos que confiar en él y estar en paz con él. *
En los cuat ro primer os capítulo s de mi libro El juicio investigador (Doral: IADPA, 2011) abordo con algun a exten sión el propósito del juicio in vestigador. En la presente obr a trataré más ade lante la cuestión de si debemos ser perfectos para sobrevivir al cierre del tiempo de gracia y
recibir la vida eterna.
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Así pues, ¿qué debería hacer usted si teme a Dios? He aquí tres sugerencias. Primero, hable con él sobre su miedo. Cuéntele con tanto detalle como pueda por qué le teme. No le contará nada que él ya no sepa. Hacerlo le beneficiará a usted, no a él. Le ayudará a relajarse. También le reco miendo que ponga por escrito esas oraciones en las que usted le explica a Dios por qué le teme. He podido constatar que escribir acerca de un problema que estoy enfrentando me ayuda a clarificarlo en mi mente. Cuando escribo, obtengo nuevas percepciones, y cuanto más escribo, más percepcio nes obtengo. El Espíritu de quien dijo provee Jesús que guiará a toda verdad (ver Santo, uJan 16:13), es quien estenos crecimiento en la comprensión. Segundo, lea acerca de Dios en la Biblia. Haga de ello una parte de su tiempo devocional. Lea especialmente las historias sobre Jesús. Después de todo, él dijo que quien le haya visto a él ha visto a Dios (Juan 14: 9). También le re comiendo a usted que lea libros de Elena G. de White sobre Jesús, particularmenteE D eseado de todas las gentes, Palabras de v ida del gran M aestro, A sí dijo Je sú s* y El cam ino a C rist o. Estos libros le aportarán excelentes percepciones sobre Jesús y, en consecuencia, sobre Dios. Y luego están los Salmos. Los salmistas afrontaron todas las emociones que siente usted respecto a Dios. Lo que usted aprenda acerca de cómo gestionaron esas emociones le ayudará a saber cómo mane jar En las que usted mismo siente en relación con tercer lugar, le sugiero quesucomparta susDios. miedos con alguien en quien usted confíe: su pastor, un miembro de iglesia sabio y espiritual, o un amigo. Pablo les dijo a los cris tianos de Galacia que deberían «sobrelleva[r] los unos las * También conocido como El discurso maestro deJesucristo. [N. del T.]
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argas de los otros, y cumpli[r] así la ley de Cristo» (Gál. 6: 2). Al tener miedo de Dios, está usted llevando una carga espiritual. Permita que otro le ayude a llevarla. ¡Para eso está la iglesia! Sentimiento de culpa Como el miedo, el sentimiento de culpa dificulta que las personas tengan una amistad realmente grata con Dios. Este sentimiento se presenta en dos versiones: auténtica y falsa. A uténtio sentimiento de cu lpa. Experimentamos un autén tico sentimiento de culpa cuando hacemos algo que cier tamente está mal y lo sabemos, pero aun así lo hacemos. Cuando Dios creó a los seres humanos a su imagen (ver Gén. 1:27), nos dio tanto inteligencia como un sentido ins tintivo del bien y del mal. Debido a nuestra condición pecaminosa, ese sentido moral se ha embotado y distorsio nado, motivo por el cual necesitamos la orientación moral de la Biblia. Sininstintivo embargo,sentido todo serdelhumano aúnmal, tieneyuna porción de este bien y del cuando violamos ese sentido moral, cuando hacemos algo que sabemos que está mal, nos sentimos culpables. No te nemos que damos la orden de sentimos culpables cuando violamos nuestra conciencia; ese sentimiento surge de ma nera automática. La cuestión es cómo debemos enfrentarlo. Algunas lo enfrentan endureciendo con ciencias. El personas mal qué antes aborrecían, empiezan asus tolerarlo, y más tarde a abrazarlo.* Podemos sentir que una práctica específica es incorrecta, pero si acallamos la voz de la con ciencia una y otra vez, finalmente nos acostumbramos a ello, y nuestra conciencia deja de incordiamos al respecto.
* Parafraseando a Alexander Pope.
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a manera bíblica de enfrentar una conciencia culpable es confesar el pecado que hemos cometido y aceptar el per dón de Dios. La promesa essegura: «Si confesamosnuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiamos de toda maldad» (1 Juan 1:9). Si el pecado que hemos cometido involucra solamente a Dios y a nosotros mismos, debemos confesarlo exclusiva mente con él. Cuando dañamos a otro ser humano, hemos de confesárselo a esa persona aparte de a Dios. Esto puede parecer difícil o incluso imposible de hacer. Si eso es lo que experimenta usted acerca de una confesión que es pre ciso que haga, le sugiero que emplee la siguiente oración: «Señor, no puedo decidirmea confesarme ante esa persona en este momento. Sin embargo, estoy dispuesto a que tú me hagas desearlo». Repita esa oración sinceramente todos los días, y oportunamente tendrá usted el valor para confesarse. Algunos cristianos pueden creer que están perdidos mien tras no efectúen su confesión,pero yono lo creo. Estoy con vencido que Dios acepta nuestros sinceros seguir su de voluntad, incluyendo la confesión de nuesfuerzos estros pe por cados, y de que no nos niega la seguridad de la salvación cuando emprendemos el proceso. Creo que conviene considerar un par de cautelas sobre la confesión a otra persona de una culpa grave que usted ha cometido y de la cual puede que la víctima nada sepa. Pri mera, consulte con un consejero profesional que sea cris tiano. Si su confesión provocaría a la persona perjudicada más daño que beneficio, podría ser mejor que usted la efec tuara solo con Dios. El lo entenderá. Segunda, si el pecado que usted cometió no fue solo una violación de la ley de Dios sino también una seria violación de la ley de su país, debería consultar con un abogado antes de llevar a cabo su confesión. Tanto si el abogado le aconseja confesar su acto
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ante la(s) víctima(s) como si no, esta consulta le puede ayu dar a efectuar la confesión de un modo que minimice las consecuencias legales. Faso sentim iento de culp a. Pero también podemos sentir nos culpablessin motivo real. Ocurre cuando creemoserró neamente que algo está mal a ojos de Dios. Pablo abordó este problema en 1 Corin tios 8. Dijo que no había nada malo en absoluto en comer carne que hubiera sido ofrecida a un ídolo, pero algunos cristianos de aquel tiempo creían que hacerlo erarealmente malo. Pablo aconsejó a los cristia nos más fuertes que se abstuvieran de comer carne ofrecida a un ídolo en presencia de cristianos débiles que creyeran que hacerlo era pecado. Sin embargo, aunque Pablo no lo dijo expresamente, creo que él habría estado de acuerdo en que, como el alimento no era malo en sí, la mejor solución habría sido que los cristianos débiles hubieran educado sus conciencias. Losniño, cristianos afrontan hoy tiones similares. yo era me enseñaron quecues nadar en sábado era Cuando pecado. Recuerdo cómo bromeaba con mis amigos sobre cuánto po díamos sumergimos en el agua antes de que fuera pecado. ¿Hasta los tobillos? ¿Hasta las rodillas? ¿Hasta la cintura? Un sábado, me sumergí por completo en un riachuelo cuando tenía doce años. Lo encontré muy divertido. No re cuerdo haberme sentido culpable por ello. Tampoco creo que debiera haberme sentido culpable, ni haber confesado lo que había hecho y orado para pedir perdón. En lugar de ello, alguien me debería haber dicho que lo que yo hice era algo completamente inocente. Creo que la mayoría de los adventistas actuales de Norteamérica estarían de acuerdo con esta conclusión. Educar la conciencia de uno puede ser muy difícil y do
loroso. Nuestras emociones nos gritan que lo que estamos
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haciendo está mal, mientras, al mismo tiempo, nuestra mente racional, informada tras un examen cuidadoso de la evidencia inspirada, nos dice que no hay nada de malo en la conducta específica en cuestión. La solución a este pro blema es pedir a Dios que elimine el sentimiento de culpa. Generalmente, esto no ocurre al instante; el proceso lleva su tiempo. Pero si persistimos junto a Dios, la conciencia mal informada se reformará finalmente. Sup erar el pecado arraigado. Otro problema relacionado con el sentimiento de culpa es lacuestión de cómo debemos afrontar un hábito Podemos pecaminoso que no podemos instantáneamente. aceptar el hecho de eliminar que Dios nos perdonará la segunda, la tercera o la cuarta vez que cae mos, pero, ¿también la centésima o la milésima? ¿Por qué Dios no nos capacita para dejar de hacer algo en cuanto nos percatamos de que es pecado? ¿Por qué tenemos que luchar tan duramente y padecer tanto sufrimiento mental y emo cional? Creo que Dios tiene una buena razón para haber dis puesto que logremos la victoria sobre la tentación del modo en que usualmente debemos hacerlo. No es simplemente cuestión de que eliminemos la mala conducta. El asunto clave es el desarrollo del carácter. Dios desea que abando nemos la conducta incorrecta, pero considera más impor tante aún que corrijamos el defecto de carácter que nos impulsa a ella. El sabe que cuando el defecto de carácter se corrige, la conducta se ajusta a ello. Si bastara que Dios chasqueara los dedos para que se corrigieran al instante nuestros defectos de carácter, estaría violando nuestra libre voluntad. Seríamos meros robots. Dios no puede cambiar nuestros caracteres mientras siga dándonos libertad de elección. Nuestros caracteres son con figurados pornuestras decisiones, no por las suyas. La parte
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de Dios es asistimos por medio desu Espíritu Santo, que nos infunde convicción, percepción, arrepentimiento y el poder para poner en nuestrasy decisiones correctas. Esetoes un proceso quepráctica lleva tiempo, durante el cual a veces mamos decisiones erróneas. Dos pasos adelante, un paso atrás. El problema es cómo en frent ar el sentimien to de culpa que experimentamos cuando damos ese paso atrás y cedemos a la tentación. ¿Cómo se relaciona Dios con noso tros cuando llevamos meses luchando o quiza incluso años para superar una tentación especifica y sucumbimos a ella de nuevo? ¿Cómo afecta eso a nuestra con él? ¿Cómo podemos sentir paz mental cuando amistad hemos caído otra vez? Aquí es vital una correcta comprensión de la justifica ción. ¿Recuerda usted la cita de Elena G. de White que compartí en el capítulo 7 ? Hela aquí de nuevo: «Cuando está en el corazón el deseo de obedecer a Dios, cuando se hacen esfuerzos con ese fin, Jesús acepta esa disposición y ese esfuerzo como el mejor servicio del hombre, y suple la deficiencia con sus propios méritos divinos» (IMS 448). La cuestión, como expliqué en el capítulo 7, es la lealtad. Dios está buscando laealtad de usted a sus mandamientos, no su perfecto cum plim iento de los mismos.Si usted quiere vivir en armonía con su voluntad, ysi usted hace lo posible por vivir en armonía con ella, entonces él acepta eso como lo mejor que puede usted ofrecer, y suple sus fracasos con los propios méritos divinos. Usted necesita confesar sus pe cados, por supuesto. Eso es un hecho. Pero no tiene por qué sentir que Dios le ha abandonado porque usted cayera otra vez. Elena G. de White resumió este principio en solo doce palabras: «Cuando hacemos lo mejor que podemos, él llega a ser nuestra justicia» (IMS 432). Si usted sinceramente se propone vencer, será cubierto por la justicia de Cristo du
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rante todo el tiempo que se halle inmerso en el proceso que conduce hacia la victoria, incluso en los momentos en los que usted ceda a la tentación. Eso es lo que significa justifi cación. ¿Cu lpa, o rem ordim iento ? Hay otro tipo de falsa culpa que preocupa a algunas personas. Suponga que usted ha hecho algo que ha causado a otro -o quizás a usted mismo- una pérdida de por vida. Después se lo ha confesado a Dios y, en caso apropiado, a esa otra persona, pero usted sigue sintién dose culpable. Bueno, en realidad puede que no sea culpa lo que usted siente. Hay que distinguir entre culpa y remordimiento. Usted probablemente se sentirá mal por el resto de su vida cuando piense acerca de lo que hizoy lo que ello le produjo a la otra persona. Eso es remordimiento, no culpa. Una vez que usted ha resuelto las cosas con esa otra persona, y tam bién con Dios, se halla libre de culpa. Si la sigue sintiendo, es falsa culpa. Usted puede darse a sí mismo la orden de hacer caso omiso de esos sentimientos de culpa. Sin embargo, la única manera de deshacerse del remor dimiento sería desarrollar amnesia acerca de lo que ocurrió. Por ello, permítase sentir el remordimiento y pídale a Dios que le ayude a distinguir entre el mismo y la culpa. Si sigue sintiéndose culpable, no podrá perdonarse a sí mismo. Ya que Dios le ha perdonado, ciertamente también usted tiene derecho a perdonarse. De nuevo, trate de determinar si está enfrentándose con una culpa o con un intenso remordimiento. No puede lu char con este y ganar. Usted siempre se sentirá triste acerca de lo que ocurrió. Pídale a Diosque le ayude a aceptar el re
mordimiento y a tener paz.
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Ira
Un tercer problema que puede desafiar su grata amistad
con Dios es un sentimiento enojo haciablasfema él. La idea que podemos indignamos conde Dios les suena amude chas personas. Piensan que es pecado enfadarse con cual quiera, así que seguramente la ira dirigida a Dios es el peor de los pecados de ira. Sin embargo, como he señalado antes en este capítulo, la ira es una emoción perfectamente nor mal. Dios nos la dio para protegemos de los abusos y para movemos a intervenir cuando vemos que otros los sufren. Así, nuestro enojo aflora fácilmente cuando algo malo nos ocurre. Cuando sabemos que el mal que hemos sufrido esel resultado de las acciones de otro ser humano, inmediata mente sentimos indignación respecto a esa persona. ¿Hacia dónde dirigimos nuestra ira cuando la tragedia que hemos sufrido ha sido causada por «un acto divino»? Hacia Dios, por supuesto. Incluso si es obvio que un ser hu mano tiene por la culpa, como cuando un allega nuestro muere atropellado un conductor borracho, nosdo preg untamos por qué no intervino Dios para evitarlo. A menudo nuestro grito «¿Por qué, Señor, por qué?» es fruto de un profundo enojo porque Dios haya permitido que nos suceda algo horrible. «¡Podías haber impedido que ocurriera! ¿Por qué no lo hi ciste?». Por eso, si usted siente ira hacia Dios por algo malo que ocurrió y si esa ira le preocupa, mi primera palabra de con sejo es: relájese. Dios es lo bastante grande como para ges tionar cualquier ira que sienta usted hacia él. Mientras que algunas personas tienden a desanimarse cuando alguien expresa ira hacia ellas, muchas otras reac cionan enfadándose con la persona enojada. Eso es lo que srcina peleas a puñetazos y otras formas de violencia. Las
prisiones del mundo están llenas de personas que permitie
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ron que explotase su ira. Es rara la persona que puede man tener la calma ante un ataque airado, sea físico o verbal. Pero la calma de Dios esreunir. muy superior los seres humanos podamos Él puedea cualquiera hacer frenteque a cual quier cosa que arrojemos sobre él. En segundo lugar, tenga usted en cuenta que Dios en tiende su dolor. De hecho, él mismo lo experimenta. ¿Ha visto alguna vez cómo un niño de cinco años se ponía furioso por algo -le daba una rabieta-, y ha observado luego cómo su madre lo tomaba en sus brazos, lo apretaba contra sí y le susurraba al oído? El pero enojoa del niño que puede le lleve a lu char durante un rato, medida su que madre le abraza y sigue susurrándole palabras dulces, él se relaja paulatina mente, se va limitando a gimotear, y se calma. Así es como Dios responde a nuestra ira. Es muy paciente. Está dispuesto a damos todo el tiempo que necesitemos pa ra tratar con la ira que sentimos hacia él. En tercer lugar, le animo a usted a no precipitarse en re solver su enojo hacia Dios. Las emociones se atenúan de ma nera gradual. Los seres humanos no podemos cambiar los sentimientos profundos en un abrir y cerrar de ojos. Puede llevar semanas, meses, y en algunos casos incluso años resol ver completamente el enojo que sentimoscontra Dios o con tra otra persona por causa de un grave perjuicio o pérdida. Necesitamos damos tiempo para trabajar con esa ira y no pensar quecierto algo es porque no desaparece de inmediato. Esto es tan demalo nuestros sentimientos de ira hacia Dios como lo esde nuestro enojo hacia otros humanos. El esfuerzo por resolver la ira de inmediato muy probablemente pro voque su expulsión de nuestra consciencia: lo que los psi cólogos llaman «taparlo». Eso no arreglará las cosas; solo enterrará el enojo bajo la superficie, donde bullirá hasta que otro suceso lo haga explotar aún más violentamente.
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n cuarto lugar, le recomiendo a usted que hable con Dios acerca de la ira que siente hacia él. Puede incluso agitar el puñode ennada dirección él si lo necesita. No le estará infor mando que éla no sepa ya, pero puede usted benefi ciarse con la discusión o con su explosivo desahogo. Si se pone hecho una furia con Dios, usted se sentirá mejor cuando -una vez que todo termine- se confiese ante él del mismo modo que lo hace cuando se disculpa con un amigo o un ser querido por un estallido de ira. Y cuando se dé cuenta de que Dios entiende sus sentimientos y le sigue amando de todos modos, su amistad con él será mucho más estrecha que antes. Finalmente, le sugiero que perdone a Dios. «¡¿Cómo?!», me replicará. «Dios no peca. No necesita perdón». ¿Ah, n o..'. ? ¡Yo creía que se encontraba usted ahora mismo tan airado con él que le estaba amenazando con el puño! En realidad, estoy de acuerdo con usted en que Dios nunca peca, pero cuando usted se enfada con él, no es eso lo que está pensando. Muchas eprsonashan obtenido un pro fundo alivio de al tensión y del dolor derivados de un agravio perdonando a la persona que les hizo daño, pues incluso si el perpetrador nunca se disculpa, perdonarleayuda a la víctima a aceptar lo que pasó y a deshacerse del enojo. Y usted nece sita ese alivio cuando se siente indignado con Dios. Expre sarle su enfado le ayudará a aceptar lo que ocurrió, aliviando así su ira, que es de lo que se trata. En conclusión
Al principio de este capítulo he señalado que escogí la pa labra esafíos en lugar deobstáculos para el título del capítulo
porque deseo que usted piense en el miedo, el sentimiento
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de culpa y la ira como peldaños en el camino hacia el pro greso en su relación con Dios, no como impedimentos a esa amistad. Puede parecer, mientras lucha usted con uno o más de estos desafíos, que realmente bloquean su amistad con -Dios. La cuestión es si usted permitirá que eso ocurra. Las personas discapacitadas pueden renunciar a la lucha por una vida satisfactoria constante y dejarse llevar, dete riorándose, hacia una muerte prematura. Pueden permitir que su enfermedad o su estado bloquee su progreso. O pue den decidir luchar. Sin duda usted se habrá sentido inspirado por historias de personas que vieron su limitación como un desafío y que hicieron importantes contribuciones a otras personas a pesar de su discapacidad. Espero que usted se re lacione con sus sentimientos de miedo, culpa e ira hacia Dios de esa forma. Permita que sean desafíos qüe -cuando usted loshaya superado- le llevarán a una relación aún más estrecha con Dios de la que habría tenido si nunca los hu biera experimentado. Es importante que tenga en cuenta que enfrentar estos desafíos es un proceso, no un suceso. Dondequiera que se encuentre usted en su relación con Dios en este momento, se halla usted en un punto positivo. Dios no espera que lle gue usted al mismo nivel hoy que dentro de un año. Para entonces, usted debería tener una relación con Dios más grata que la que tiene ahora, y un año después de eso su re lación con él será aún mejor. Pero cada etapa ya es positiva de suyo. Dios le ha proporcionado un tiempo de gracia porque su gran anhelo es tenerle como amigo. Así que deje que su miedo, susentimiento de culpa y us ira hacia él sean desafíos que le ayuden a crecer en esa relación.
1 5 4 E N DE TE MPO DE GRACIA
otas del capítulo 1. Jon ath an Edwa rds, «Sinn ers in the H ands of an Angry God », Christian Classics Eth ereal Library, http://www.ccel.org/ccel/edwards/sermons/sinners.htrnl. 2. H erber t E. Dou glass, M en sajera del Señ or: El ministerio profetico de Elen a G . de White (N am pa [Ida ho, EE.UU.]: P acific Pres s; Buen os Aires: A C ES; Doral [Flo rida, EE.UUJ: IADPA, 2000), pág. 68. 3. Clif ford Goldstein , Desequilibrio fatal (Doral [Florida, EE.UU.]: APIA, 1994), págs. 19-20.
Parte III
suntos relacionados con el cierre del tiempo de gracia
in ¿Cómo podrá ce rrar Dios
el tiempo de gracia? eténgase a pensar por un momento en las implicacio nes de decir que un día se cerrará el tiempo de gracia para toda la raza humana. Independientemente de uán o crea que se cerrará, si en la venida de Cristo oantes,
D
la conclusión misma. Habrálos solo perso nas en la tierraesenlaese momento: quedos segrupos salven de y los que se pierdan; los que sean fieles a Dios y los que se rebelen contra él. Esto queda especialmente bien ilustrado por las parábolas de Cristo del trigo y la cizaña y de las ovejas y las cabras. En cambio, hoy hay tres grupos de personas: los que han hecho una firme y definitiva decisiónpor Cristo; los que han hecho una firme y definitiva decisióncontra Cristo; y los que no han decantado firmemente enreuno ni en otro sentido. Y elsetercer grupo está continuamente novándose a medida que millones de personas nacen en todo el mundo. Menos complejo debió de ser para Dios habilitar el tiempo de gracia de Adán y Eva. Eran solo dos personas, y
• EL FIN DEL TIEMPO DE GRACIA
estoy seguro de que inmediatamente decidieron volver del lado de Dios. Cerrar el tiempo de gracia en ese momento habría sido fácil. Pero luego Adán y Eva tuvieron hijos, y esos hijos más hijos, los cuales tuvieron aún más hijos... y así sucesivamente durante seis mil años. Hoy más de siete mil millones de personas habitan el planeta Tierra, y en gendran millones más cada año.* Cada una de estas perso nas, por supuesto, requiere su propio tiempo de prueba, y la mayoría de ellas engendrarán más personas que también lo necesitan. ¿Cómo puede Dios, con plena justicia, cerrar el tiempo humano de gracia cuando millones de nuevos candidatos nacen cada año? ¿No merecen ellos la misma oportunidad que tuvieron todos los demás para obtener la salvación? ¿Por qué el hecho de nacer justo antes del fin del tiempo de gracia lesha de negar el privilegio que todos los demás seres humanos han tenido durante los pasados seis mil años? No tengo respues para todas las preguntas que pueden suscitarse acerca deltascierre del tiempo de gracia. Por ejem plo, de vez en cuando me preguntan cómo abordará Dios el asunto de los bebés y los niños que no han alcanzado aún la edad de responsabilidad moral cuando llegue a su fin el tiempo degracia. Desafortunadamente, ni la Biblia ni Elena G. de White informan al respecto, así que no puedo respon der a ello. Las reflexiones que compartiré con usted en el resto del capítulo se refieren a cómo va a guiar Dios a quie nes sí han llegado a la edad de responsabilidad moral hasta el punto de tomar una decisión firmey definitiva o por él o contra él, de manera que toda la población del mundo *
De acuerdo con las estimaciones, por ejemplo en 2009 la población mundial tuvo un crecimient o net o de 74,6 millon es de personas. Ver http://en.wikipedia.org/wiki/Population_gTowth.
. ¿Cómo podrá cerra r Dios el tiempo de gracia? • 1 5 9
llegue a componerse de las dos únicas clases de personas que hemos indicado. Solo entonces puede, con toda jus ticia, cerrar el tiempo de gracia. Un mundo religioso Hay algo que parece seguro acerca del estado del mundo durante los meses y quizá años que conduzcan al cierre del tiempo de gracia: será muy religioso. ¿Cómo lo sabemos? Repasemos Apocalipsis 13. Juan escribió: «Toda la tierra se maravilló en pos de la ayoraron al dragón [Sata bestia [la que ascendió del mar], nás] que había dado autoridad a la bestia, aydoraron a la bestia» (versículos 3-4). Y el versículo 8 dice que «la ron todos los habitantes de la tierra cuyos nombres no esta ban escritos desde el principio del mundo en el libro de la vida del Cordero que fue inmolado». Reflexione en esto por un momento. ¿Se parece a la so
ciedad la que vive hoy? muchos cristianos,amusul manes, en hinduistas y otros queHay están acostumbrados adorar de manera regular. Pero hay también muchos escépticos, in fieles, agnósticos y ateos que no parecen tener interés en ello y, al menos en Occidente, su porcentaje se incrementa a diario en el conjunto de la población. Y, como ya hemos recordado, Apocalipsis dice quetoda ¡a tierra adorará a la bestia. El problema se vuelve aún peor cuando leemos lo que Apocalipsis dice sobre la bestia que surge de la tierra. Juan escribió que hará que «la tierra y sus habitantes adoren a la primera bestia» (versículo 12). Además, erigirá una imagen de la primera bestia y hará «matar a todo el que no la ado rara». Claramente, la bestia surgida de la tierra es mucho más
que una simple entidad religiosa. Es también una poderosa
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entidad política que tiene autoridad global, y usará su poder político para imponer un férreo programa religioso. Se exigirá que todos sereshumanos planetasufrirán Tie rra adoren a lalosbestia del mar. que Loshabitan que se el nieguen boicot económico y posiblemente incluso la muerte a manos de la bestia de la tierra. Y es el estado el que impondrá esta religión global. Durante la última parte del siglo XX yo podría haber creído que la Union Soviética llevaría a cabo este tipo de persecución. Puedo también imaginar que China o algún país musulmán ol haría en nuestros días. Pero, ¿los Estados Unidos? ¿Europa? ¿Australia? Más increíble suena aún res pecto a la mayor parte de América Latina. Sin embargo, ahí lo tiene usted: Apocalipsis dice ensencillo inglés (o español, o francés, o griego) que una muy estrecha unión entre iglesia y estado existirá en todo el mundo poco antes del fin de los tiempos. El título de este capítulo es «¿Cómo podrá cerrar Dios el tiempo de gracia?». En otras palabras, ¿como puede dividir el mundo en solo dos grupos — los fieles a él y los queno lo son—cuando siguen naciendo personas cada día? Apocalipsis sugiere que Dios lo hará permitiendo que se desarrolle un clima religioso y político que será similar al que sostuvo la Inquisición durante la Edad Media. El estado impondrá a todo ser humano participar en esta adoración. La gente sera forzada a tomar una por posición definitiva poralDios contra Dios. Los que opten permanecer fieles Señoro recibirán el sello de Dios en medio de un ambiente de lo más adverso. Quienes tomen la fácil decisión de seguir a las autoridades políticas y religiosas recibirán la marca de la bestia.Asi sera como Dios llevará a todas las personas de este planeta a elegir entre obedecerle a él o brindar su adhesión al dragón y las bestias para, a raíz de ello, cerrar el tiempo de prueba.
Pero existe todavía un enorme problema.
. ¿Cómo podrá cerrar Dios el tiemp o de gracia? • 16 1
n e l m un do de h oy?
eamos realistas acerca del tiempo en que vivimos. Pre viamente, en este capítulo, he señalado que el mundo actual está abandonando la religión, especialmente en Occidente. Estados Unidos y Cañada están desarrollando rápidamente culturas seculares. Crecientes cifras de ateos y de agnósticos desafían el papel histórico de la religión en la escena pú blica: ya no se admiten cruces en el espacio público, ni ora ciones al comienzo de losplenos de losayuntamientos y las asambleas legislativas. La lista continúa y continúa. La re ligión no estasudeapogeo. moda. Lo se lleva es el que alcanza Y sique usted piensa quesecularismo, las cosas van mal en Norteamérica, eche un vistazo a Europa y Australia. Los países de estos continentes son aún más seculares que los Estados Unidos y Canadá. En cierto sentido, esto no debería sorprendemos. La so ciedad evoluciona constantemente. El mundo de hoy no tiene nada que ver con el de los años cincuenta del siglo pasado, como cualquiera que tenga sesenta años o más puede atestiguar. Somos espectadores privilegiados de la evolución de la sociedad desde la religión al secularismo. El problema es que los cambios sociales y culturales de esta magnitud pueden tardar cientos de años en consumarse. Conside remos las diferencias entre nuestra cultura religiosa y la religión obligatoria, tanto católica como protestante, que dominaba en los siglos XVI y XVII. Fueron necesarios unos quinientos años para que el mundo occidental evolucionara hasta lo que es hoy en día. Entonces, ¿serán precisos otros quinientos años para consumar el paso a una sociedad secular, y luego un tercer periodo de cinco siglos para desa rrollar la cultura descrita en Apocalipsis 13? Si la segunda venida de Jesús está realmente próxima, como creemos, y si toda esta adoración religiosa impuesta globalmente ha de
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• EL FIN DEL TIEMPO DE GRACIA
anifestarse antes de que él retome, entonces algo drástico va a tener que ocurrir para que el mundo entero abandone su actual camino secularista y se oriente en un sentido religioso e intolerante que se parezca al de la Europa de los si glos XVI y XVII. Téngase en cuenta, además, que los adventistas siempre han creído que la bestia que surge de la tierra en Apocalipsis 13 representa a Estados Unidos. Y han interpretado la pro fecía diciendo que Estados Unidos conducirá al resto del mundo, incluidos Canadá, Europa y Australia, hacia un duro sistema político-religioso. ¿Es este escenario siquiera mínimamente realista dada la deriva secularista del mundo occidental? Mencionaré cuatro factores por los que creo que resulta evidente que la respuesta a esta pregunta es afir mativa. 1. La evidencia inspirada. Para los adventistas del séptimo día, la evidencia inspirada incluye la Biblia y los escritos de Elena G. de White. He compartido con usted una breve visión general de Apocalipsis 13, según la cual el mundo inmediatamente anterior a la segunda venida de Cristo será muy intolerante política y religiosamente. Elena G. de White ofreció aún másdetalles en su descripción de ese mundo. Describiendo el conflicto final, dijo que los «es crúpulos de conciencia [de los que observen elsábado] serán presentados como obstinación, terquedad y rebeldía con tra la autoridad. Serán acusados de deslealtad hacia el go bierno. [...] En las asambleas legislativasy en los tribunales se calumniará y condenará a los que guardan los manda mientos. Se falsearán sus palabras, y se atribuirán a sus mó viles laspeores intenciones» (CS 578). Y se espera que eso ocurrirá en EstadosUnidos, cuyo gobierno hará luego que el resto del mundo siga sus pasos.
. ¿Cómo podrá cerra r Dios el tiempo de gracia? • 1 6 3
Ya en la década de 1850, dijo Elena G. de White que vio «que los magnates de la tierra consultaban entre sí, y Sata nás y sus ángeles estaban atareados en tomo de ellos. Vi un edicto del que se repartieron ejemplares por distintas partes de la tierra, el cual ordenaba que si dentro de determinado plazo no renunciaban los santos a su fe peculiar y prescin dían del sábado para observar el primer día de la semana, quedaría la gente en libertad para matarlos» (PE 282). Así, a pesar de lo poco realista que pueda parecer que Estados Unidos guiará al mundo hacia una unión iglesia-es tado que impone formas específicas de culto religioso con puño de hierro, tanto la Escritura como Elena G. de White nos aseguran que esto ciertamente ocurrirá. Mi confianza en estas fuentes inspiradas es el primer factor que me con vence de que la persecución que predicen, sin duda tendrá lugar en nuestro mundo justo antes de la segunda venida de Jesús.Podem os esperar qu e suced a.
Mi segunda razón para creer que la intolerancia religiosa podría desarro llarse en el mundo de hoy es la oposición a la separación iglesia-estado que ya existe entre ciertos grupos en Estados Unidos. Si desaparece la separación iglesia-estado, la liber tad religiosa se extinguirá finalmente con ella. Desgracia2
. La religión con servadora en el m un do de hoy.
damente, muchos protestantes de la Derecha Religiosa están convencidos de que la separación iglesia-estado es un invento del diablo pensado para sacar a Dios y a la moral de la sociedad y del estado norteamericanos. Esta tendencia prosperó de manera especial durante las dos últimas déca das, más o menos, del siglo XX. La Derecha Religiosa adqui rió relieve cuando sus representantes lograron cambiar
decisivamente la composición deldeCongreso de de Estados dos en las elecciones intermedias noviembre 1994,Uni
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poniendo fin así al dominio de sesenta años del Partido De mócrata. Y muchos católicos romanos secundaron a estos activistas Buena protestantes. parte del resurgir protestante se debilitó en los primeros años del siglo XXL Hoy, los secularistas están avanzando cada vez más hacia el frente y hacia el centro de la polít ica estadoun idense, y algunos expertos políticos actuales vienen anunciando la muerte de la Derecha Reli giosa. Mi consejo es que no se apresuren demasiado en es cribir esa necrológica. Algunos secularistas la proclamaron cuando la Mayoría Moralde Jerry Falwell llegó a su fin a fi nales de la década de 1980, solo para despertar de golpe con la toma republicana del poder tanto del Senado como de la Cámara de Representantes en 1994.* Sin embargo, media un largo trecho desde el control por los republicanos conservadores de ambas cámaras del Con greso estadounidense hasta el tipo de intolerancia religiosa que, según Apocalipsis13, barrerá el planeta poco antes del retomo de Cristo. Esto requerirá un giro decisivo desde la presente cultura crecientemente secular hacia una que esté dominada por fuerzas religiosas; un giro que, como ya he dicho, en circunstanciasnormales necesitaría varios cientos de años. 3. L a pauatin a erosión de las libertades. Mi tercera razó para creer que la intolerancia religiosa podría desarrollarse en Estados Unidos y otras naciones occidentales es la pau latina erosión de las libertades que ya está ocurriendo en esta parte del mundo. Pienso especialmente en Estados Uni dos, Canadá, Europa y Australia a raíz de los ataques contra *
Para un a explicación mucho más detallada de la infl uencia de la Derech a Religiosa en la po lítica estadounidense de los años recientes, ver los capítulos 12 y 13 de mi libro ¿Será
podría pasar?
. ¿Cómo podrá cerrar Dios el tiempo de gracia? • 1 6 5
las Torres Gemelas de Nueva York, y contra el Pentágono en Arlington (Virginia), el 11 de septiembre de 2001. En los años transcurridos desde entonces, la seguridad de los aeropuertos se ha incrementado drásticamente, incluyendo, en años más recientes, el uso de escáneres de cuerpo entero. Y todo el mundo acepta la pérdida de libertad personal porque somos muy conscientes de la amenaza de los ata ques terroristas. Nadie quiere estar en el mismo vuelo que un fanático dispuesto a hacer estallar el avión en nombre de su religión. Igualmente ominoso, aunque menos obvio para el ciuda dano medio, es el masivo espionaje electrónico de las tele comunicaciones y la interceptación de correos electrónicos por la National Security Administration (NSA), según fue revelado por Edward Snowden en junio de 2013. La NSA justificó sus actividades con el pretexto de proteger al mundo, y en especial a Estados Unidos, de más ataques terroristas. La investigación sobre este espionaje todavía continua cuando escribo estas líneas. Sin embargo, puedo anticipar que, aunque se apliquen ciertas modificaciones para evitar las peores invasiones de la privacidad, el pro grama se mantendrá básicamente intacto, y la mayoría de la gente estará de acuerdo en que es necesario a fin de pre venir nuevos ataques terroristas. Lo esencial de todo esto es que en tiempos de crisis, los occidentales estándedispuestos a cambiar será libertad por seguri dad. Estoy seguro que este fenómeno ciertamente un factor que preparará el terreno para la intolerancia y perse cución religiosa que se predicen en Apocalipsis 13. ¿Qué tipo de crisis podría conducir a eso? Esta cuestión me lleva al cuarto factor. 4- La gran atástr ofe venidera. Hace unos cuantos años leí un libro del sociólogo Michael Barkun tituladoDisaster an d
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M illennium [Los desastres y el milenio]. Dice Barkun: «Los desastres producen el cuestionamiento, la ansiedad y la impresionabilidad que se requieren [para el cambio]; solo a raíz de ello, se sienten movidas las personas a abandonar los viejos valores del pasado».1Más adelante, en el mismo libro, afirma: «Los desastres, al suprimir el entorno al que estamos familiarizados, eliminan precisamente los marcos de referencia por los que normalmente evaluamos las de claraciones, las ideas y las creencias. Los sistemas de creen cias que podrían ser desechados en ausencia de desastres, the
ahora inspiran simpatías».2Y es justamente desastres de una magnitud que el mundo no ha presenciado desde el Diluvio lo que tanto la Biblia como Elena G. de White predicen para el futuro de este mundo. Hablando de la época de grandesdesastres que reinarían poco antes de su venida, Jesús dijo: «Si no se acortaran esos días, nadie sobreviviría» (Mat. 24: 22, NVI). La Reina-Valera de 1995 (RV95), de manera similar a muchas otras ver siones, traduce: «Y si aquellos días no fueran acortados, nadie sería salvo». Se trata de una traducción técnicamente correcta. Cuando Mateo escribió este versículo, usó la pa labra griega sozo,que es la que emplea el Nuevo Testame cuando habla de ser «salvo» en el sentido cristiano de sal vación eterna en el reino de Dios.* Sin embargo, yo creo que los traductores de la Nueva Versión Internacional acer taron al traducir sozo en el sentido de «sobrevivir». El con texto de las palabras de Jesús es el tiempo de desastre, así que al decir que nadie seríasalvo si Jesús no acortaba esepe riodo inmediatamente anterior a su venida, puede que no se refiriera a la as lvación eterna en el reino de Diosque nor malmente asociamos con la palabrasalvo. *
Por ejemplo, en He ch os 16: 31 Pablo le dijo al carcelero f ilipense: « Cre e en el Señ or Jesu
cristo, y serás salvo tú y tu casa». La palabra griega traducida «salvo» es
sozo.
. ¿Cómo podrá cerrar Dios el tiemp o de gracia ? • 1 6 7
n vez de ello, entiendo que Jesús se está refiriendo a una crisis que amenazará lasup ervivencia de toda la población mundial, tanto creyentes como no creyentes, poco antes de su segunda venida. Esto es particularmente evidente en la versión de Lucas de la profecía de Jesús sobre el día oscuro y la caída de estrellas. En ella dijo: «Habrá señales enel sol, la luna y las estrellas. En la tierra, las naciones estarán an gustiadas y perplejas por el bramido y la agitación del mar. Se desmayarán de terror los hombres, temerosos por lo que va a sucederle al mundo, porque los cuerpos celestes serán sacudidos» (Luc. 21: 25-26, NVI). Comparemos el relato de Lucas con el de Mateo. Mateo solo menciona la naturaleza de los acontecimientos: caída de estrellas y oscurecimiento del sol y la luna. No dice nada acerca de la reacción del mundo a esos acontecimientos. Lucas también se refiere a las señales en el sol, la luna y las estrellas, pero el único comentario que hace sobre su natu raleza que «los cuerpos celestes serán sin más detallesessobre lo que esto quiere decir. Ensacudidos», cambio, Lucas va mucho más allá que Mateo en lo referente a la reacción del mundo a estas señales, ycita a Jesús diciendo: «En la tierra, las naciones estarán angustiadas y perplejas por el bramido y la agitación del mar» (ver. 25). A n gustia implica que «Esto produce mucho dolor»,y perplejidad significa «¿Qué hace mos ahora?». Y son «naciones» -ámbitoesta plural, interna cional, mundiallas que experimentarán angustia y perplejidad. Jesús también dijo que «se desmayarán de te rror los hombres, temerosos por lo que va a sucederle al mundo» (vers. 26). ¡Esto claramente indica que será un tiempo de gran peligro global! ¿Qué podría causar una angustia, una perplejidad y un pánico global tan notables?
E N DE TE MPO DE GRACIA
aginemos que el huracán Sandy de 2012, el japonés de 2011, los terremotos de Haití y Chile de 2010 y el huracán Katrina de 2005 se hubieran sucedido todos ellos con una diferencia de solo dos o tres meses entre sí. Como se espaciaron durante varios años, el mundo se las arregló para recuperarse razonablemente bien de cada uno de estos desastres una vez que las naciones no afectadas acudieron a prestar ayuda. Pero si se agrupan todos ellos en un periodo de unas pocas semanas y se multiplican por dos o tres -o por cinco o seis-, se puede comprender el terrible impacto que esto tendría en el mundo, tanto financieramente como en términos de sufrimiento humano. Consideremos también esto: cuando cotejamos Mateo y Lucas, nos percatamos de que el pánico global que predijo Jesús será la respuesta de la gente a la caída de estrellas y al oscurecimiento del sol y la luna. Esto es precisamente lo que ocurriría si tan solo un pequeño asteroide golpease nuestro planeta.* Si impactara en el océano, causaría un tsun am i que inundaría muchoskilómetros de todas las costas cerca nas. Si impactara en tierra, podría provocar terremotos y volcanes, y el polvo de roca que arrojaría a la atmósfera su perior podría causar un oscurecimiento del sol y de la luna en las veinticuatro horas siguientes que afectaría a lasépocas de cultivo en todo el mundo durante un año y puede que más.DeElhecho, resultado sería una DA14 hambruna global.de más de 45 me el asteroide de 2012, tros de diámetro, pasó a más de 28.000 kilómetros de la tie rra el 15 de febrero de 2013, una distancia extremadamente reducida en términos astronómicos. Y los científicos creen *
Para un a descripci ón mu cho más detallada del efecto de un asteroide que impactase en nuestro planeta, ver las páginas 48-61 de mi libro a gran catástrofe (Buenos Aires: ACES, 1999).
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que hay al menos cien mil asteroides próximos a la tierra del tamaño del DA 14, de los cuales menos del uno por ciento sido Y lohaque es descubierto. más, el mismísimo día en que el DA 14 pasaba volando junto a la tierra, un meteoro relativamente grande entraba en la atmósfera terrestre sobrevolando Rusia y ex plotaba sobre la ciudad de Cheliábinsk. La onda expansiva dañó cuatro mil edificios — en la mayoría de los casos, rom piendo las ventanas—e hirió por lo menos a mil personas. La destrucción se estimó en tres millones de dólares. Afor tunadamente, ninguna de las lesiones que produjo resultó fatal. Pero imaginemos lo que habría pasado si el meteoro hu biera impactado contra la tierra, especialmente en una región muy poblada. La devastación y las pérdidas de vidas habrían sido espantosas, al menos tanto como el que golpeó a Japón el 11 de marzo de 2011. Cambio de paradigma Mi conclusión es que, cualquiera que sea la causa del anunciado tiempo de angustia, proporcionará la chispa que provoque el cambio de paradigmaque prevé Apocalipsis 13. Ese pasaje bíblico no dice nada sobre desastres globales, pero anticipa un mundo tan diferente del nuestro que solo
desastres de la magnitud que anticipó Jesús podrían gestarlo rápidamente. Elena G. de White era agudamente consciente de losde sastres que amenazarán al mundo justo antes de la segunda venida de Cristo. Escribió: «Acontecerán calamidades, calamidades de lo más pavorosas, de lo más inesperadas; y estas destrucciones se seguirán la una a la
otra» (Ev 24).
1 7 0 E N DE TEMPO DE GRACIA
«Terribles sacudidas sobrevendrán a la tierra, y las construcciones de lujo erigidas a gran costo llegarán a ser, sin duda, montones de minas- La corteza terrestre se abrirá por el estallido de los elementos ocultos en las profundidadesde la tierra» (3MS447). «En las escenas finales de la historia de esta tierra, la guerra pre valecerá. Habrá epidemias, mortandad y hambre. Las aguas del abismo rebasarán sus límites. Incendios e inundaciones destruirán la propiedad y lavida» (EUD 4 2)-
ero, quizá se pregunte usted, ¿no se refiere todo el tiempo de angustia del que hablan la Biblia y Elena G. de White al posterior al cierre del tiempo de gracia período durante de lastribulación siete plagas? En parte así es, pero no en su totalidad. Aunque las siete últimas plagas posteriores al cierre del tiempo de gracia serán los juicios más severos que Dios haya enviado sobre la tierra desde el Diluvio, Elena G. de White deja claro que un periodo de gran calamidad tambiénprecederá al cierre del tiempo de gracia. Ella dijo, por ejemplo, que «cuando la cuan do ven ga el tiem po de la calam i' crisis esté sobre nosotros, dad, ellos [almas procedentes de otras iglesias] avanzarán para ocupar la vanguardia, se ceñirán la armadura completa de Dios, y exaltarán su ley» (3MS 441-442; cursiva añadida). Nótese que se refiere al «tiempo de la calamidad» durante el cual personas de otras iglesias se unirán al pueblo de Dios. Esto ha de tener lugar antes del fin del tiempo de gracia, por
que se ese unirátiempo al pueblo de DiosEnpara su leyElena des puésnadie de que concluya. otroexaltar sitio, dice G. de White: «El tiempo de los juicios destructores divinos es tiempo de gracia para quienesno han tenido oportunidad de conocer la verdad. El Señor los mirará con amor. Su co razón compasivo se conmueve; su brazo está todavía exten dido para salvar, mientras que la puerta ya se cierra sobre aquellos que rehusaron entrar» (9TI80).
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stos juicios destructivos de Dios se aplicarán cuando su brazo «está todavía extendido para salvar». Es inevitable concluir que tales juicios empezarán a descargarse antes del cierre del tiempo de gracia. Pienso que es esto lo que creará el cambio de paradigma que conducirá al mundo, incluido Estados Unidos, al tipo de persecución política y religiosa predicha en Apoca lipsis 13. Leyes dominicales
Los adventistas delun séptimo día creemos que el Cuarto Mandamiento ocupará lugar central en la apostasía final del mundo. Creemos que las profecías de Apocalipsis sobre la marca de la bestia se cumplirán mediante la promulga ción de leyes dominicales, primero en Estados Unidos y fi nalmente en todo el mundo. Parece extraño, en la cultura secular de hoy, imaginar que EstadosUnidos promulgue una ley dominical nacional; y, aún más, que la haga cumplir du ramente por medio de la persecución de los guardadores del sábado. No obstante, eso es lo que Elena G. de White pre dijo una y otra vez a lo largo de su vida. Encuentro particularmente significativo que ella asociase esta legislación dominical con las calamidades que venimos analizando. Dijo: «Se declarará que los hombres ofenden a Dios al violar el descanso del domingo; este pe cado h a que no concluirán hasta que la obser vancia del domingo no sea estrictamente obligatoria» (CS 576; cursiva añadida). Es plenamente posible que la gente empiece a agitarse a favor de leyes dominicales antes del co mienzo del periodo de catástrofes del que hablamos. Tal le gislación ya está siendo promovida en Europa por católicos y protestantes, sindicatos y otros grupos cívicos. Y una ini atraído calam idades
ciativa similar podría iniciarse en Estados Unidos en algún
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omento del futuro próximo. Pero estoy convencido de que serán precisas las calamidades del tiempo del fin -el pe queño tiempo de angustia anterior al gran tiempo de angus tia- para que la legislación dominical se desarrolle en el grado que describió Elena G. de White. Control Examinemos de nuevo Apocalipsis 13. Nótese, por favor, que dos fuerzas políticas y religiosas ejercerán el control sobre el mundo. Seobligará a la gente a adorar al modo po líticamente correcto. ¿Cómo obtendrán el control estas en
tidades político-religiosas? ¿Quién se lo dará? Apocalipsis nos ofrece varias claves. Sugiere dos fuentes del poder de la bestia del mar: Satanás y los seres humanos. El versículo 2 dice que «el dragón ledio [a la bestia] su poder, su trono y gran autoridad». Y el versículo 4 añade que los humanos «adoraron al dragón que había dado autoridad a la bestia». Nótese que hay dos variantes del verbod ar en estos ver sículos: en el primero, «dio»; y en el segundo, «había dado». En ambos casos, las formas verbales están en voz activa, de jando claro que es el propio dragón -Satan ás- el que dará a la bestia del mar su poder y autoridad. Pero en los versículos dio boca que ha 5 y 7, se usa la voz pasiva: «Tambiénle se blaba arrogancias yblasfemias» y«se le permitió hacer guerra contra los santos». En este caso, no se nombra al que realiza la acción. Podría ser Satanás, pero yo creo que es la pobla ción del mundo, y queglobales. es ella también la que dará a la bestia su poder y autoridad ¿Por qué harían eso? La respuesta es sencilla: por causa de la crisis mundial. Hace unos cuantos años leí un libro titulado The Addictive Organization [La organización adictiva]. Las autoras, Anne Wilson Schaef y Diane Fassel, sostienen que «en [tiempos de] crisispermitimos que la gente asuma y siga pro
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edimientos inusuales. La crisis alimenta la ilusión de que el control puede reconducir la situación. Las crisis son utilizadas para justificar acciones drásticas e irregulares por parte de los dirigentes. [...] En tiempo decrisis, los individuostie nen menores responsabilidades conforme la dirección acu mula poder para hacer frente a los problemas. Cuando la crisis es la norma, la dirección tiende a asumir un grado nada recomendable de poder de manera sistemática» .3 Apocalipsis 13 no dice una palabra sobre el tipo de crisis global quehe descrito en las páginas anteriores. Sin embargo, estoy convencido de que esa es precisamente la que estará en marcha cuando se cumpla Apocalipsis 13. Y la crisiscrea da por los desastres naturales del tiempo del fin desenca denará las circunstancias necesarias para que los poderes representados por las dos bestias asuman un control exce sivo, y para que el mundo se lo dé. Pues, como señalan Schaef y Fassel, «cuando la crisis es la norma, la dirección [en este caso, los gobiernos del mundo] tiende a asumir un grado nada recomendable de poder de manera sistemática». Al igual que con el pretexto de la seguridad frente al te rrorismo hoy estamos dispuestos a dar al gobierno un nivel de control sobre nuestras vidas que erosiona nuestras libertades, así en el futuro lapoblación mundial, desesperadapor encon trar una solución, ará a estos poderes encamados en las bes tias la autoridad que Apocalipsis 13 describe a fin de jui salvarse a sí misma de las horribles consecuen cias derivadas de los cios de Dios predichos por la Biblia y Elena G. de White. El fin del t iem po de g ra cia
¿Qué tiene que ver todo esto con el fin del tiempo de gracia? En una frenética búsqueda de una solución a la crisispro
vocadapor los desastres naturales ylos trastornos económicos
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onsiguientes, el mundo «se volverá a Dios», lo que, por su puesto, lleva mucho tiempo siendo necesario. En su deses peración emprenderán un rápido cambio de paradigma. Partiendo de la sociedad secular de hoy que apoya la sepa ración iglesia-estado, establecerán otro tipo de sociedad, la cual aceptará la unión entre la iglesia y el estado, y darán a los poderes políticos del mundo la autoridad para respaldar un férreo programa político. Desgraciadamente, la solución del mundo al problema será contraria a la Biblia, especialmen te a su enseñanza sobre el Cuarto Mandamiento. Conforme los desastres na turales resulten cada vez más trágicos, el empeño del mundo por exigir la sumisión será cada vez más obsesivo. Esto for zará a todo ser humano inteligente a tomar una decisión. Todos tendrán que elegir entre, por un lado, escoger el ca mino fácil, siguiendo la corriente, para preservar sus vidas, o, por otro lado, adherirse a la Biblia y resistir la ira del mundo. Quienes escojan mantenerse fieles a Dios serán duramente perseguidospor losciudadanos de este mundo, pero recibirán el sello de Dios. Aquellos que opten por la lealtad a las leyes del mundo recibirán la marca de la bestia y sufrirán los seve ros juicios de Dios descritos en las siete plagas. Hoy existen tres grupos de personas en el mundo: los lea les a Dios, los leales al mundo y a Satanás, y los que no han tomado una decisión en un sentido o en otro. La crisis pro vocada por los desastres naturales y el derrumbe económico previos al fin del tiempo de gracia forzará a todos los seres humanos con capacidad racional y responsabilidad moral a decantarse por uno u otro lado. Dice Elena G. de White: «Nadie sufrirá la ira de Dios antes de que la verdad haya sido presentada a su espíritu y
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a su conciencia, y que la haya rechazado. [...] Cada cual tendrá la luz necesaria para tomar una resolución cons ciente» (CS 591). Cuando todo ser humano haya optado por un lado o por otro, entonces se cerrará el tiempo de gracia. La cuestión que queda ante usted y ante mí es muy sencilla: ¿En qué lado elegiremos estar?
Notas del capítulo 1. Mic hael Barku n, Disasters and the Millenium (New H aven [Conn ecticut, EE .UU.]: Yale University Press, 1974), pág. 6. 2. Ibíd., pág. 56. 3. An n e W ilson Sch aef y Diane Fa ssel, The Addictive Organization (San Francisco: Harper Collins, 1988), pág. 160.
El sello de Dios
uándo fue la última vez que usted firmó? «¡Qué pregunta más boba!», me dirá. «La última vez que escribí una carta o extendí un cheque». ¿Sabía usted que en los tiempos bíblicos los sellos servían para el mismo propósito que las firmas actualmente? En la época en que se escribía la Biblia, un sello era un anillo, un cilindro o un cono que llevaba una inscripción que podía ser impresa en arcilla o en cera, donde dejaba una copia de dicha inscripción. La imagen o texto del sello certificaba la autenticidad delhan objeto que llevara la imp del sello. Loso propiedad arqueólogos encontrado miles deresión tablillas de arcilla, fechadas en las épocas asiria y babilónica, que fue ron selladas de este modo. La historia de Ester ofrece un buen ejemplo bíblico de cómo se usaban los sellos. Amán pidió al rey Asuero que emitiera un decreto para permitir ala población medopersa
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atar a los judíos. La Biblia dice que el edicto real fue escrito «en nombre del rey Asuero» y «sellado con el anillo del rey» (Est. 3: 12). Sin duda, fue escrito en una tablilla de arcilla, sellada luego con el anillo real para mostrar su autenticidad. La Biblia también dice que, cuando el faraón nombró a José gobernante de todo Egipto, «se quitó el anillo de su mano y lo puso en la mano deJosé» (Gén. 41: 42). Sin embargo, ya que José estaba en Egipto, los documentos que selló proba blemente se escribían en rollosde papiro en lugar de tablillas de arcilla. sello en este sentido. Todavía oy usamospúblicos la palabra Cuando los hfedatarios firman documentos, los se llan para mostrar que son oficiales. La palabra sello tenía también otros significados en los tiempos bíblicos. Cuando alguien quería enviar un docu mento en papiro o pergamino a una persona o grupo que se hallaba a cierta distancia, lo enrollaba, pegaba el extremo del rollo al cuerpo enrollado con un poco de cera fundida, y luego imprimía su sello en la cera. Cuando la cera se en friaba, se endurecía, y el sello de cera intacto informaba al destinatario del documento que nadie lo había manipulado por el camino. Actualmente también usamos la palabra sellar en este sentido. «Sellamos» un sobre humedeciendo la solapa y pegándola luego al cuerpo del sobre. La persona que recibe
el sobre sellado tieneelalguna seguridad quesellado nadie ha leído su contenido entre momento en quedefue y su lle gada. El sábado Los adventistas del séptimo día hemos entendido histó ricamente que el sábado es el sello de Dios, especialmente en el primer sentido de la palabra sello que he indicado. La
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Biblia no dice tal cual que el sábado es el sello de Dios, pero el lenguaje del cuarto mandamiento hace de ello una inter pretación razonable. El libroLas herm osas en señ an zas de la Biblia provee un buen ejemplo de este razonamiento: «El sello de un legislador debe tener tres elementos: (1) su nom bre; (2) su cargo oficial, título o autoridad, y por tanto su derecho a gobernar; y (3) la extensión de su dominio o ju risdicción».1El autor de este libro dice luego que el manda miento del sábado (Exodo 20: 8-11) incluye cada uno de estos componentes de un sello: «(1) ElSeñor (nombre) / (2) hizo (oficio: Creador) en seis días / (3) cielo y la tierra (do minio)» (Exo. 20:11, BLP). Así, concluye el autor, su man damiento es el único que contiene el sello del Dios viviente. Esta interpretación está claramente basada en la idea de que en tiempos bíblicos los sellos indicaban la autoridad de la persona que los usaba. Los adventistas del séptimo día vemosotra evidencia de que el sábadollama es el sello de Dios el contraste quemarca Apocalipsis «el sello de en Dios» y lo queentre llamalo«la ele la bestia» (tanto la marca como el sello identifican a la persona a quien pertenecen). Entendemos que la marca de la bestia es la observancia del domingo cuando es impuesta por ley (CS 443). En consecuencia, el sello de Dios, que es lo opuesto a la marca de la bestia, designa la observancia del silbado en el séptimo día de la semana. La creencia de que el sello de Dios es una marca identiflcativa del pueblo de Dios del tiempo del fin encuentra apoyo en Apocalipsis 7: 1-4. Estos versículos muestran a cuatro ángeles «de pie sobre los cuatro ángulos de la tierra, deteniendo los cuatro vientos de la tierra para que no so plara viento alguno sobre la tierra ni sobre el mar ni sobre lll bol alguno» (en la profecía bíblica, «viento» representa
calamidades causadas por guerras y desastres naturales).
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oco después, un quinto ángel, que tiene «el sello del Dios vivo» llegadesde el este y clama «a gran voz a los cuatro án geles a quienes se les había dado el poderde hacer daño a la tierra y al mar: “No hagáis daño a la tierra ni al mar ni a los árboleshasta que hayamossellado ensus frentes a lossiervos de nuestro Dios”». Así, cualquiera que sea el significado del sellamiento del pueblo de Dios, ocurrirá antes del tiempo de angustia. ¿Cuál es el «sello» estampado en las frentes de los siervos de Dios? Efesios 4:30 nos da un buen principio de respuesta a esa pregunta. Dice Pablo: «Y no entristezcáis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención». Lo relevante aquí es que el Espíritu Santo es el agente que aplica el sello. Por eso el sello tiene algo que ver con la experiencia espiritual del pueblo de Dios. Esta idea queda reforzadapor la afirmación de Apocalipsis :3 7 de que frende los 1 el sello de Dios es fijado en las por qué esperar que necesariamente el pueblo de Diosreciba una marca física situada en sus frentes. En profecía apoca líptica, la frente representa la mente. Podemos decir, enton ces, que el sello de Dios tiene que ver conla obra del Espíritu Santo en las mentes y corazones de su pueblo. Dos usos de un sello durante los tiempos del Antiguo Tes tamento pueden ayudamos a entender la naturaleza del se llamiento de los 144.000. Así como un reyu otro funcionario estatal un anillo sellador paraverifica autentificar un docu mento, usaba igualmente el sello divino que los 144-000 son verdaderamente el pueblo de Dios. Y así como un sello «cerraba» un documento para que nadie pudiera manipu larlo en el camino hacia su destinatario, del mismo modo el errado -hecho permanentecarácter de los 144-000 será cuando se preparen para encontrarse con Dios. Esta última aplicación del sello a los 144.000 tiene apoyo en la procla
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ación del ángel que aparece en Apocalipsis 22: 11: «El que es injusto, sea injusto todavía; y el que es sucio, ensu cíese todavía. Y el que es justo, sea todavía justificado; y el santo sea santificado todavía» (JBS).
lena G. de W h ite y el sell o d e Dios Elena G. de White efectuó una serie de afirmaciones sobre el sello de Dios que amplían nuestra comprensión de lo que es. Para empezar, señalemos que proceso que transcurre justo ahora. Un examen atento de la siguiente declaración muestra que la aplicación del sello de Diosno es solo algoque Dios hará en nosotros, aunque sea cierto que solo él lo aplica. El punto básico es que debemos recibirlo; debemos aceptarlo. «Tan pronto como el pueblo de Dios sea sellado en su frente -no se trata de un sello o marca que se pueda ver, sino un afianzamiento en la verdad, tanto intelectual comoespiritualmente, de modo que los sellados son inconmovibles-, tan pronto como sea sellado y preparado para el zarandeo, este vendrá» (EUD 186-187). Cinco palabras de esta declaraciónson cruciales para en tender correctamente el sello escatológico (del tiempo del fin) divino. Elena G. de White dijo que el sello de Dios es «un afianzamiento en la verdad». Estas palabras, «afianza miento [o “establecimiento”] en la verdad» sugieren que ser sellados no es algo instantáneo que haga Dios en nosotros al fin de decisiones, los tiempos.nuestra Es máscooperación, bien un proceso nuestras y queque ya involucra está ocu rriendo ahora. A veces hablamos de personas que «se establecen» en una casa recién alquilada o comprada. La mudanza, segura mente, puede verse como un simple acto,aunque pueda lle var un día o dos. La familia «deposita» todo su mobiliario y
otras pertenencias en la nueva casa. Probablemente ponen
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los muebles más grandes (camas, mesas, sillas, etc.) en las habitaciones correspondientes, pero apilan todo lo demás, sin mucho orden, por toda la casa. «Establecerse» en parte implicadesembalar las cajas ydecidir dónde ubicar cadaob jeto. Esto se hace usualmente por las tardes, los domingos y los fines de semana, pues durante el resto del tiempo papá y mamá tienen que trabajar y los niños van a la escuela. Es tablecerse en una casa es un proceso largo que puede llevar semanas o incluso meses. De modo similar, «afianzarse en la verdad» es un proceso que lleva tiempo. Elena G. de White dijo que nos afianzamos en la verdad intelectual y espiritualmente.Intelectualm en te, aprendiendo sobre ello. Esto incluye estudiar cuidadosamente la Biblia examinando las evidencias de nuestra fe y considerando cómo responderemos a losdesafíos de quienes discrepan con nosotros. Quienes no se topan con diferencias de opinión de otras personas raramente crecen intelectualmente. Ami gos conocidos nos inquieren fe. Algo que yleemos o escuchamos en la acerca radio odeennuestra la televisión nos suscita preguntas en nuestras mentes. Cualquiera que sea el srcen de estas preguntas, a fin de crecer intelectualmente hemos de acudir a nuestras Biblias para hallar las respuestas. A lo largo de los años, algunas veces he descubierto que mis críticos llevaban razón, y he tenido que refinar la explica ción de mis creencias para que se conformase a la evidencia bíblica. ¡Eso es bueno! Me estoy afianzando en la verdad in telectualmente. Af ianzar se espiritualment e
Elena G. de White dijo que también nos afianzamos espiritualm en te en la verdad. Esto puede verse al menos de dos formas. En primer lugar, hacemos lo que podemos par a desa rrollar nuestra vida espiritual. Esto implica cultivar nuestra
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relación con Dios. Al igual que crecer intelectualmente, crecer espiritualmente involucra el intelecto, porque no de sarrollamos una relación con Dios en un vacío intelectual. De vez en cuando oigo que alguien dice que no le preo cupan las doctrinas; que solo quiere una relación con Jesús. ¡Qué absurdo! Las doctrinas son sencillamente lo que uno cree acerca de diversos asuntos espirituales. Por eso, sea lo que sea aquello que creen estas personas acerca de Jesús, se trata de doctrinas. Estas pueden ser correctas o pueden ser falsas, pero siguen siendo octrinas. Tener una relación con Jesús prescindiendo de las doctrinas equivale a tener una re lación con Alguien de quien no sabemos nada en absoluto. Con todo, las personas contrarias a las doctrinas que dicen «Solo dame a Jesús» tienen parte de razón. En la ma yoría de los casos, sospecho que lo que realmente quieren decir es: «No me des una teologíasobre Jesús. Quiero cono cerle personalmente, comoam igo». Dediqué los capítulos 9sona y 10 dedesarrollar este libro una a explicar necesita hacerel una per para amistadqué íntima con Dios Padre, con Jesús y con el Espíritu Santo. Dios anhela esta amis tad con nosotros y nos concedió el tiempo de gracia para que pudiéramos desarrollarla. A fin de tener esta amistad con Jesús, necesitamos conocer su amor, su perdón y cómo quiere que vivamos. Esto implica llegar a conocerle en su Palabra y acercamos a él en nuestros ratos de oración. Esta es la parteespiritual. Elena G. de White dijo que necesitamos «un afian zamiento en la verdad, tanto intelectual como espiritual mente». En eso consiste el sellamiento. Y eso lleva tiem po. El segundo aspecto de afianzarse espiritualmente en la verdad consiste en enfrentar nuestros defectos de carácter y nuestros pecados. Cuando hacemos esto, reflejamos cada
vez más el carácter de Cristo. Este proceso es a menudo
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difícil y doloroso, ya que amamos muchos de nuestros pe cados. Por eso los llamó Elena G. de White «pecados aca riciados» (ver p. ej. OE 49). Superar nuestros pecados acariciados requiere muchos y duros esfuerzos. Afortunada mente, con la ayuda de Dios, podemos obtener la victoria. Y al embarcamos en este proceso, nos estamos embarcando también en el proceso de sellamiento. Así que si usted quiere ser sellado durante la crisis final y el tiempo de angustia, ¡asegúrese de emprender ahora mismo el proceso de «afianzarse»! Tome su Biblia y co mience a leerla y a estudiarla. Póngase de rodillas y empiece a hablar con Dios acerca de lo que ocurre en su vida. Pídale que le muestre los defectos de carácter que usted necesita eliminar, y que le guíe hacia la victoria. No puede usted as pirar a recibir el sello en el fin de los tiempos si no se com promete con el proceso de sellamiento desde ahora mismo. Satanás está haciendo todo lo que puede para impedir que usted yo nos en ese lo proceso, él cosas sabe que si ypuede distembarquemos raer nuestra atención bastantepues de las espirituales, nuestro tiempo de gracia quedará cerrado mien tras aún estamos de su parte. Sé que es difícil encontrar tiempo para la devociónpersonal, y que el desarrollo del ca rácter es una obra dura y dolorosa. Pero le animo a apresu rarse para llevar a cabo esa obra mientras todavía está abierto el tiempo de gracia. f ¿Y qué hay de la perfección?
Tres afirmaciones de Elena G. de White enfatizan la fa ceta de desarrollo del carácter involucrada en el sello de Dios. Son importantes porque plantean la cuestión de la perfección. Se las puede interpretar -y así ha ocurrido- en el sentido de que para sobrevivir a las siete plagas y ser salvos en la segunda venida, debemos haber logrado la perfección
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absoluta e impecable. Me detendré a explicar en detalle el asunto de la perfección impecable en el capítulo 21, «¿Cuán perfectos debemos ser?». Aquí me limitaré a compartir al gunas reflexiones sobre cada una de estas afirmaciones. 1. Sersem ejantes a Cristo. Dice Elena G. de White: «El sello del Dios viviente solo será colocado sobre los que son semejantes a Cristo en carácter» (EUD 187). La cuestión aquí es qué significa «ser semejantes a Cristo El en carácter». Dos frases en el libro de Elena G. de White cam ino a C risto me ayudan a entenderlo. En la primera, es evidente que está de como la justificación, pues por dice: «Si os entregáis a élhablando y le aceptáis vuestro Salvador, pecaminosa que haya sido vuestra vida, seréis contados entre los justos» (CC 62). La expresión de Elena G. de White «contados entre los justos» es similar a la que usa el Nuevo Testamento, «reconocido como uj sto», según la ver sión Dios H abla Hoy (DHH), para traducir el vocablo griego dikaia (ver p. ej. Rom. 3: 20). La Reina-Valera y otras ver siones del Nuevo Testamento emplean la palabra española justificado. Sin embargo, para nuestro propósito aquí, me gusta especialmente «reconocido como justo» porque se ajusta bastante a la afirmación de Elena G. de White de que «por pecaminosa que haya sido vuestra vida, seréiscontados entre los justo s«Reconocido ». como justo» y «contado entre los justos» significan en esencia lo mismo. Sobre esta base, examinemos la siguiente frase El de a Cristo: «El carácter de Cristo reemplaza el vuestro, mino y sois aceptados por Dios como si no hubierais pecado» (CC 62). Ser «aceptados por Dios como si no hubiéramos pecado» es ser aceptado por Dios como si fuéramos im pecables. Por favor, no pierda de vista las palabras «como si». Cuando el carácter de Cristo se sitúa en lugar del nuestro,
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sino hubiéramos pec ios nos acepta como cado, quizá incluso muy recientemente. Pero cuando somos cubiertos con la justicia de Cristo, Dios ve su carácter per fecto en lugar de nuestro carácter imperfecto; la perfección de Cristo en lugar de nuestra imperfección. No se puede so breestimar esta idea: a ún ia im p ecabilidad h um an a que es acept able p ara Dios es la im pecabilidad de C risto . Nun ca obte nemos nuestra aceptación ante Dios sobre la base de nuestra propia impecabilidad. La obtenemos solamente cuando se nos atribuye la justicia de Cristo.
declaración conDios la que hemossolo empezado este apartado diceLaque «el sello del viviente será colocado sobre los que son semejantes a Cristo en carácter». En vista de lo que vemosen El cam ino a Cristo, entiendo que esta frase sig nifica que el'sello de Diosse pondrá sobre aquellos que estén justificados. Cuando permitimos que el carácter de Cristo se sitúe en lugar del nuestro, somos «semejantes a Cristo en carácter», pues su carácter en nosotros se asemeja al que él mostró cuando anduvo sobre esta tierra. 2. Sinm an cha an te D ios. Elena G. de White también dijo: «El sello de Dios no será nunca puesto en la frente de un hombre o una mujer que sean impuros. [...] Todos los que reciban el sello deberán estar sin mancha delante de Dios y ser candidatos para el cielo» (EUD 187-188). Encuentro que esta afirmación es similar a la primera. Estar mancha delante Dios» significa tener el ca rácter «sin de Cristo en lugar deldenuestro, y así él nos considera justos como si no hubiéramos pecado. Debemos tener cuidado aquí. Es muy importante que en tendamos lo que Dios requiere de nosotros para que el ca rácter perfecto de Cristo ocupe el lugar de nuestro carácter imperfecto. Como señalé en el capítulo 7, Elena G. de White dijo: «Cuando está en el corazón el deseo de obedecer a
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ios, cuando se hacen esfuerzos con ese fin, Jesús acepta esa disposición y ese esfuerzo como el mejor servicio del hombre, y suple la deficiencia con sus propios méritos divi nos» (IMS 448). Señalé en el capítulo 7 que las palabras de Elena G. de White «Cuando está en el corazón el deseo de obedecer a Dios» significan que eseam os obedecerle, y que su frase «cuando se hacen esfuerzos con ese fin» quiere decir que tratam os de obedecerle. Es si se cumplen estas condiciones cuando Jesús «suple la deficiencia con sus propios méritos divinos». También subrayé en el capítulo 7 que nuestros de seos y esfuerzos de obedecer a Dios implican que somos lea les a él. Y estoy convencido de que quienes reciban el sello de Dios habrán llegado a ser completamente leales a él.Esta lealtad es la perfección qu e está buscando Dios en su pu eblo se ' liado.
3.
H acer todo lo posible para llegar a ser com o Cristo.
He
aquí la de tercera dedel Elena G.erde relativa al sello Dios declaración ydel desarrollo caráct queWhite necesitamos considerar: «¿Estamos luchando con todas lasfacultades que Dios nos dio para alcanzar la medida de laestatura de hom bres y mujeres en Cristo? ¿Estamos procurando su plenitud, conquistando una altura cada vez mayor, en procura de la perfección de su carácter? Cuando los siervos de Dios alcan cen este punto, serán sellados en sus frentes» (EUD 188). Lo primero que ha de notarse en esta declaración es que Elena G. de White nos exhorta a esforzamos duramente por alcanzar la norma divina: lo que ella llama «la medida de la estatura de hombresy mujeres en Cristo». Entiendo que esto significa dos cosas. La primera es que Dios quiere que ejer zamos fe en él y en su Hijo. Necesitamos aplicar nuestros mejores esfuerzos en depositar fe en Dios. La segunda es que
debemosesforzamosal máximoen superar nuestros pecados
1 8 8 E N DE TE MPO DE GRACIA
y los defectos de carácter que nos hacen vulnerables a esos pecados. Debemos conquistar «una altura cada vez mayor, en procura de la perfección de su carácter». Y aquí llega ahora el asunto clave con respecto a esta declaración. Elena G. de White afirma que «cuando los siervos de Dios alcancen este punto, serán sellados en sus frentes». La cuestión es de qué «punto» está hablando. ¿Qué punto debemos alcanzar a fin de recibir el sello de Dios? ¿Es el punto en el cual estamos «conquistando una altura cada vez mayor», o el punto en el cual hemos «procurado la per fección de su carácter [el de cada Cristo]»? «Conquistando una altura vez mayor» significaque todavía tenemos un camino que recorrer antes de alcanzar la perfección. Como Pablo, «[seguimos] avanzando hacia la meta» (Fil. 3: 14). Entonces, ¿significa esto que en algún momento alcanzaremos la perfección del carácter de Cristo? Creo que la respuesta es afirmativa, pero solo en el sentido de que el carácter de Cristo ocupa el lugar del nuestro; solo en el sentido de que sus méritos divinos suplen nuestras de ficiencias pecaminosas. Por decirlo de otro modo, los que están «conquistando una altura cada vez mayor» se hallan plenamente compro metidos en la obediencia a Dios y están esforzándose al. máximo en ello. Son leales a Dios. Y como Cristo aporta sus méritos divinos para suplir sus deficiencias -sus fraca sos a la horaendelaobedecer ellos ya han conseguido, práctica,perfectamente-, la perfección del carácter de Cristo. Yo no discuto el hecho de que los santos del tiempo del fin que reciban el sello de Dios habrán alcanzado un nivel alto en el desarrollo del carácter. Tendrán que ser cristianos muy maduros a fin de resistir los difíciles tiempos que tienen por delante. Pero la norma de justicia por la que Dios de
. E! eo de Do
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terminará su preparación para mantenerse firmes durante el tiempo de angustia será su lealtad a los mandamientos di vinos, no su absoluta perfección a la hora de guardarlos. Y además se les imputará específicamente la justicia de Cristo. Esta es la norma que debemos alcanzar, la perfección que todos debemos tener a fin de recibir el sello de Dios. Y aquí está lo esencial del propósito de este libro: debe mos alcanzar esta norma de completa lealtad a Dios y a sus leyes antes del fin del tiempo de gracia.
Notas del capítulo 1. Las hermosas enseñanzas de la Biblia,edición reviza da y actu alizada por Fr ancesc X. Gelabert (Doral: IADPA, 2011), pág. 377.
1
4
ebelión
uando se suscitó el tema de la caída de Satanás del cielo en la clase de Escuela Sabática que imparto en mi iglesia local de Caldwell (Idaho), un miembro de la clase for muló una pregunta muy importante: ¿Por qué murió Jesús por los pecados de Adán y Eva, y no porel pecado de Lucifer y sus seguidores? La respuesta es sencilla: cuando Lucifer y sus seguidores se rebelaron, vivían en el mismo cielo y conocían plena mente las consecuencias de sus decisiones. Cristo y los ángeles leales les habían suplicado repetidamente que re considerasen sus posturas, y estoy seguro de que muchos de los que al principio se alinearon con Lucifer retomaron a su lealtad a Dios. Desgraciadamente, Lucifer y muchos otros de sus partidarios persistieron en su rebelión. En contraste, Adán y Eva tenían solo la advertencia de Dios de que si comían del árbol del conocimiento del bien
C
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y del mal, morirían. No entendían todos los asuntos invo lucrados en el conflicto entre el bien y el mal. El suyo fue un acto de desobediencia, pero no de rebelión,y la rebelión es el tema clave en el cierre del tiempo de gracia. Para com prenderlo, es preciso que volvamos a tratar el asunto de la imagen de Dios que ya analizamos en el capítulo 6. La imagen de Dios En el capítulo 6, mencioné variascaracterísticasde nuestra naturaleza humana que son también rasgos de la naturaleza divina: inteligencia, emociones, sentido moral, espiritualidad y libre albedrío. Las dos más relevantes para el presente capí tulo son la inteligencia y el libre albedrío. Int eligencia. Una de las premisas fundamentales de la en señanza bíblica sobre el tiempo de gracia es que los seres hu manos son inteligentes. Tenemos la capacidad de procesar información,examinar las evidencias y extraer conclusiones razonables. Dios nos considera responsables en función de lo que sabemos, y elque malesmoral queser verhumano con nuestra inteligencia. Decimos malo tiene para un robar a otro. Los tigres no saben que es malo robar. Si uno de ellos mata a una gacela y llega luego un tigre más fuerte, este expulsará al primero y se comerá supieza. Diríamos, en tal caso, que esta pertenecía al tigre más débil, pero no po dríamos decir que el más fuerte hubiera violado el Octavo Mandamiento: «No hurtarás» (Exo. 20: 15). Los tigres no conocen los preceptos de la ley moral y, en consecuencia, no cabe achacarles la responsabilidad de violarlos. Los hu manos sí tenemos la inteligencia necesaria para comprender las leyes divinas, y Dios nos considera responsables en fun ción de lo que conocemos. Libre albedrío. Probablemente es correcto decir que un tigre puede decidir no expulsar al tigre más débil para apo
13. Rebelión • 193
derarse de su comida, pero esa decisión estaría más bien mo tivada por el hecho de que en ese momento no tiene ham bre que por el deseo consciente de respetar la propiedad del otro tigre. Cuando decimos que los seres humanos tienen libre voluntad, queremos decir que nuestras mentes pueden comprender las cuestiones espirituales y morales, y que po demos elegir entre tomar una postura o la contraria en re lación con ellas. Estas características -nuestra inteligenciay nuestro libre albedrío- están profundamente involucradas en el tiempo de gracia. Dios nos hace responsables de las decisiones que tomamos porque tenemos inteligencia para entender sus re querimientos y la capacidad de escoger entre obedecerlos o no. Nuestro destino eterno se basa en las decisiones que to mamos, y el tiempo de gracia es el periodo que Dios nos ha dado para tomarlas. La rebelión es la decisión de no obedecer la voluntad de Dios a pesar de disponer de evidencias convincentes sobre cuáles son sus deseos. Cuando la rebelión se desarrolla ple namente, se vuelve tan imposible de cambiar como el hor migón ya completamente cuajado. No hay vuelta atrás posible. Esto es lo que el autor de Hebreos quería decir cuando dijo que «es imposible que losque una vez fueron ilu minados, gustaron del don celestial, fueron hechos partícipes del Espíritu Santo y asimismo gustaron de la buena palabra de Dios y los poderes del mundo venidero, y recayeron, sean otra vez renovados para arrepentimiento» (Heb. 6: 4-6). La rebelión es simplemente otro nombre para la «recaída» de la que habla el autor de Hebreos. Elena G. de White extrajo de la vida de Satanás un im pactante ejemplo para ilustrar la naturaleza permanente de
la rebelión. Ya usé esta cita en el capítulo 4. La repito aquí
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porque describe muy bien la verdadera naturaleza de la re belión, La escena que White refleja tuvo lugar después de que Satanás fuera expulsado del cielo: «Satanás tembló al contemplar su obra. Meditaba a solas en el pasado, el presente y sus planes para el futuro. Su poderosa con textura temblaba como si fuera sacudida por una tempestad. En tonces pasó un ángel del cielo. Lo llamó y le suplicó que le consiguiera una entrevista con Cristo. Le fue concedida. Entonces le dijo al Hijo de Dios que se había arrepentido de su rebelión y deseaba obtener nuevamente el favor de Dios. Deseaba ocupar el lugar que Dios le había asignado previame nte, y permanecer bajo su sabia dirección. Cristo lloró ante la desgracia de Satanás, pero le dijo, comunicándole la decisión de Dios, que nunca más sería recibido en el cielo, pues este no podía ser expuesto al peligro. Todo el cielo se malograría si se lo recibía otra vez, porque el pecado y la rebelión se habían srcinado en L asél. sem ill as de la rebelión todavía estaban dentro de él»
(HR 26; cursivaañadida).
Las semillas que son plantadas en suelo fértil crecen rá pidamente y llegan a ser plantas que producen más semillas, las cualesoriginan nuevas plantas, y así sucesivamente hasta el infinito. Con independencia del supuesto arrepentimiento de Satanás, él tenía todavía a un rebelde en su corazón por que lassem illas de la rebelión -las causas espirituales básicas de esta- estaban arraigadas de manera permanen te en su mente. Elena G. de White siguió diciendo: «No se arrepintió de su rebelión porque había visto la bondad de Dios, de la cual había abusa do. [...] La pérdida de todos los privi legios que había tenido en el cielo le pareció demasiado grande como para soportarla. Deseaba recuperarlos. El tremendo cambio que se había operado en su situación no había aumentado su amor a Dios, ni a su sabia y justa ley. Cuando Satanás se convenció pie-
13. Rebelión •
namente de que no había posibilidad alguna de recupe rar el favor de Dios, manifestó su maldad con odio acrecentado y ardiente vehemencia» (HR 27).
l odio de Satanás que siguió a esta negativa de Cristo a su petición es prueba de que su arrepentimiento no era ge nuino, y de que sin duda «las semillas de la rebelión todavía estaban dentro de él». La Biblia describe tres tipos de rebeldes. Yo los llamo «re beldes empedernidos», «rebeldes creyentes» y «rebeldes pia dosos». Una de las características importantes de la rebelión es aquellosque a quienes ha corrompido lasque evidencias son obvias para ellos. rechazan admitir Rebeldes empedernidos Los ateos y los agnósticos forman el grupo de los que yo llamo rebeldes empedernidos. Estas personas niegan la exis tencia de Dios yrechazan admitir que la Biblia es su Palabra inspirada. Pablo describió a estos rebeldes en Romanos 1: 18-20: «Lae injusticia ira de Dios desde cielo contra impiedad deselosrevela hombres queel detienen con toda in justicia la verdad, porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó: Lo invisible de él, su eterno poder y su deidad, se hace claramente visible desde la creación del mundo y se puede discernir por medio delas cosas hechas. Por lo tanto, no tienen excusa». Esto es rebe lión em pedern ida.
Los rebeldes empedernidos, basándose especialmente en el Antiguo Testamento, pintan un Dios vengativo, insen sible y cruel. El famoso ateo Richard Dawkins dijo: «La fe revelada no es una tontería inofensiva, puede ser una ton tería letalmente peligrosa». Como evidencia de su conclu sión, cita a los terroristas que matan a otros en nombre de Dios, y a las personas religiosas que rehúsan someterse a lo
que él llama la «crítica normal».1
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l problema con los ateos como Dawkins es que se nie gan a reconocer la evidencia que tienen ante sus ojos, esa que Pablo llamó «lo invisible de [Dios], su eterno poder y su deidad, [que] se hace claramente visible [...] por medio de las cosas hechas» (Rom. 1: 20). Los creacionistas llaman a esto «diseño inteligente». Se trata de una poderosa forma de evidencia, que persuadióa Anthony Flew, uno de losateos más destacados del siglo XX, a volverse teísta. En una entre vista posterior a su conversión al teísmo, dijo Flew: «Los ar gumentos más impresionantes de la existencia de Dios son aquellos que Añadió son apoyados recientesdel descubrimientos científicos». que «elpor argumento diseño inteli gente es enormemente másfuerte de loque era cuando lo co nocí por primera vez».2 Dios creó a los seres humanos con inteligencia, y nos hace responsables de las evidencias que nuestra inteligencia es capaz de entender. La aceptación por parte de Anthony Flew de las evidencias de la naturaleza a favor de la existen cia de Dios demuestra que no estamos ante una idea dispa ratada. Desafortunadamente, algunas personas están tan comprometidas con su negación de la existencia de Dios que rechazan admitir las evidencias de la naturaleza visibles a sus ojos.Eso es rebelión em pedernida. Rebeldes creyentes Los rebeldescreyentes creen en Dios, motivo por el cual los llamo así. También creen en la inspiración de la Biblia y proclaman ser siervos de Dios. Los miembros de iglesia que asisten cada sábado (o domingo) a los oficios religiosos pueden ser algunos de los más eficaces rebeldes del lado de Satanás. Un excelente ejemplo de rebeldes creyentes lo consti tuyen losdirigentes judíos de los que habla Juan en su Evan
. Rebelión • 197
gelio. Ellos no negaban la existencia de Dios. No decían que la Biblia no fuera la Palabra de Dios. De hecho, ¡defen dían ambas cosas! Eran celosos defensores de la fervientemente ley. Sin embargo, rechazaron persistentemente a Jesús a pesar de las poderosas evidencias de que él era ciertamente su Mesías. Juan, tras registrar tres de los milagros más in contestables de Jesús, muestra el rechazo de los dirigentes judíos a aceptarlos como evidencias de que Jesús había sido enviado por Dios. La uraión el paralítico de Betesda. Juan 5 cuenta la his toria. Un sábado, Jesús sanó a un hombre que era inválido desde hacía treinta y ocho años. Sin embargo, los dirigentes de los judíos no se alegraron por aquella obra de Jesús en favor del hasta entonces paralítico. En lugar de ello, se pu sieron furiosos. Llevaron a Jesús ante el Sanedrín* y le acu saron de violar la ley, que prohibía sanar en sábado. Al defender lo que había hecho, Jesús proclamó que Dios era su Padre. Dice la Biblia que por causa de ello «los judíos aún más intentaban matarlo» (Juan 5: 17-18). Los poderes sobrenaturales de Jesús eran innegables, y no obstante los di rigentes judíos se negaron a aceptar la evidencia que tenían ante sus ojos de queél venía de Dios. Esoes rebelión crey en te. Cu ración de un ciego. Juan 9 contiene otra historia deJesús realizandoun milagro de sanidad en sábado. Esta vez fue para dar vista a un hombre ciego de nacimiento. Los fariseos pidieron al hombre que describiera lo que había pasado. Algunos de ellos rechazaron el testimonio que él compartió con ellos, pero «otros decían: “¿Cómo *
Juan da cuen ta de un largo discurso que Jesús pron un ció en su defensa cuand o los dirigen tes le acusaban de quebran tar el sába do (ver Jua n 5:16- 47). Juan n o dijo que este discurso tuviese lugar ante el Sanedr ín, pero es completam ent e posi ble. E lena G de W h ited ijo: « Jesús fue lle
vado ante el Saned rín para res ponder a la acusación de haber violado el sába
do» (DA 180)
198
• EL FIN DEL TIEMPO DE GRACIA
puede un hombre pecador hacer estas señales?”» (versículo 16). Quienes formularon esta pregunta estaban recono ciendo las evidencias de que Jesús tenía poderes sobrenatu rales. Esperando que el hombre que se hallaba ante ellos no fuera realmente el que había nacido ciego, los fariseos pre guntaron a sus padres si era hijo suyo. Respondieron que sí. Así que losdirigentes judíosllamaron nuevamente al hombre y le animaron a afirmar que Jesús era pecador. Juan dice que el hombre replicó: «Si es pecador, no lo sé; una cosa sé, que habiendo yo sido ciego, ahora veo» (vers. 25). Este hom bre admitió las evidencias. La siguiente vez que Jesús vio al hombre a quien había sanado de su ceguera, le animó a «creer en el Hijo de Dios». En respuesta, el antiguo ciego adoró a Jesús (vers. 35-38). Se rindió a la evidencia. Entonces dijo Jesús: «Para juicio he venido yo a este mundo, para que los que no ven, vean, y los que ven, sean cegados» (vers. 39). Algunos de losdirigentes judíos que oyeron a Jesús decir esto se dieron cuenta de que estaba hablando de ellos. Pre guntaron: «¿Acaso también nosotros somos ciegos?». La respuesta de Jesús está llena de sentido, pues dijo: «Si fuerais ciegos no tendríais pecado, pero ahora, porque decís: “Vemos”, vuestro pecado permanece» (vers. 40-41). Ellos proclamaban en Dios y en su Palabra. Proclamaban queveían.que Perocreían rechazaba n las evidencias que apuntaban de manera obvia a la misión divina de Jesús. es rebelión creyen te.
Finalmente, Juan 11 nos cuenta el milagro de Jesús que constituyó la evidencia máspoderosa acerca de quién era él. Restauró a un muerto a la vida. Se trataba de un hombre que llevabamuerto cuatro días. Nadie L a resurrección de Lázaro.
13. Rebelión •
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podía argüir que simplemente había salido de un estado de coma. Sin embargo, frente a toda esta abrumadora evidencia, los dirigentes judíosse negaron a aceptar a Jesús como el Me sías prometido. En lugar de ello, convocaron una reunión del Sanedrín para planificar cómo deshacerse de él. «¿Qué haremos?», se preguntaron, «pues este hombre hace muchas señales. Si lo dejamosasí, todos creerán en él, y vendrán los romanos y destruirán nuestro lugar santo y nuestra nación» (Juan 11: 47-48). Nótese que estos dirigentes judíos reconocían que Jesús había realizado «muchas señales». Pero por miedo a perder su posición -miedo a que «los romanos [destruyeran] nues tro lugar santo y nuestra nación»- rechazaron estas eviden cias, las más poderosas de todas, acerca de quién era Jesús. Cuenta Juan que «desde aquel día acordaronmatarlo» (vers. 53). Eso es rebelión creyente. En el encuentro nocturno de Nicodemo con Jesús, el pri mero reconoció que los dirigentes judíos sabían que Jesús había «venido de Dios como maestro». Pues, como añadió Nicodemo, «nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con él» (Juan 3: 2). Nicodemo efectuó esta declaración casi al principio del ministerio de Jesús, antes de que hubiera realizado sus más milagrosas sanaciones y antes de que resucitase a Lázaro. Aun en esa temprana etapa, basándose pocos mila gros que Jesús ya había llevado a cabo, en loslos dirigentes judíos sabían que Jesús había venido de Dios, ¡y no obstante se ne gaban a creer en él! Jesús les dijo a los judíos que escuchaban sus enseñanzas en el templo: «Las obras que yohago en nombre de mi Padre, ellas dan testimonio de mí» (Juan 10: 25). Su énfasis radi
caba en que sus milagros eran una evidencia poderosa de
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• EL FIN DEL TIEMPO DE GRACIA
quién era él. Sin embargo, Juan hubo de informar de que «a pesar de que había hecho tantas señales delante de ellos, no creían en él» (Juan 12: 37). es rebelión creyente. Rebeldes piadosos Probablemente podríamos llamar a los dirigentes judíos «rebeldes piadosos», pues proclamaban ser muy devotos (ver Mat. 6: 1-4). Sin embargo, a quienes llamo asíes a las personas descritas en Mateo 7: 21-23. De ellas hablaba Jesús cuando dijo: «No todo el que me dice: “¡Señor, Señor!”, en trará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: “Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hi cimos muchos milagros?”. Entonces les declararé: “Nunca os conocí. ¡Apartaos de mí, hacedores de maldad!”». Notemos que el hecho de haberse perdido será un com pleto shock para estas personas. Dirán: «¡¿Qué?! Señor, ¡fíjate en cuán fielmen te hemos observado sábado! ¡Recuerda lo honrados que hemos sido pagando uneldiezmo entero durante todas nuestras vidas! ¡Y cuán diligentemente hemos testifi cado de ti! ¿Quieres decir quenosotros estamos perdidos? ¡Imposible!». Jesús expuso muy claramente la razón por la que están perdidos. Dijo: «Nunca osconocí». Conocer a Jesús implica más que conocer los hechos de su vida en la tierr a. Im plica conocerle como amigo; esa amistad con Dios que des cribí en el capítulo 9. Dios concedió un tiempo de gracia a la especie humana porque deseaba restablecer entre él y los pecadores la amistad que se había propuesto que existiera cuando los creó. Nuestra más elevada obligación durante el tiempo de gracia es procurar conocer a Dios el Padre, a Jesús el Hijo, y al Espíritu Santo de un modo profundamente
13. Rebelión
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personal dedicando tiempo al estudio serio de la Biblia, a la oración sincera, al servicio cristiano y al cultivo dili gente de un carácter semejante al de Cristo. Los cristianos que descuidan esta íntima amistad con el Dios triuno están en rebelión contra él tanto como quienes rechazan creer en él. Esoes rebelión piadosa. Las vírgenes insensatas cuya historia se narra en Mateo 25:1-13 son otro ejemplo de rebeldes piadosos. Al principio de la historia, todas las muchachas parecían ser fieles y de votas cristianas, pues, de acuerdo con el relato de Jesús, todas Todas ellas habían ellas salieron con aceite en sus lámparas. nacido «del Espíritu» (Juan 3: 5). Todas habían sido amigas de Dios. Pero las muchachas insensatas dejaron de alimen tar esa amistad. Se volvieron descuidadas respecto a su vida devocional, así que perdieron la relación con Dios que un día tuvieron. Y para el tiempo en que descubrieron el pro blema, yaera demasiado tarde. Buscaron la amistad de Dios después del fin del tiempo de gracia, pero, cuando llamaron a la puerta del banquete de bodas, el novio les dijo: «No os conozco» (Mat. 25: 12). Esa es la misma respuesta que dio Jesús a los guardadores del sábado, pagadores del diezmo y ganadores de almas de los que él hablaba en Mateo 7: «Nunca os conocí». Estas personas se creen cristianas de votas, pero son rebeldes.Es la rebelión piadosa. es laloevidencia que los rebeldes piadosos niegan aceptar? Se ¿Qué trata de de que el EspírituseSanto lesahabla. Afirma Juan que Jesús es «la luz verdadera que alumbra a todo hombre [que] venía a este mundo» (Juan 1: 9), y Jesús nos da esta luz a través del Espíritu Santo (ver Juan 16: 13). El Espíritu está continuamente aproximándose a todo ser humano. Está continuamente presentando en los rebel
des empedernidos y los rebeldes creyentes las evidencias
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• EL FIN DEL TIEMPO DE GRACIA
externas que necesitan admitir. Los rebeldes piadosos las admiten. El problema es que se niegan a aceptar la eviden cia interna de su propia necesidad de arrepentirse. Jesús dijo que una de las responsabilidades del Espíritu Santo es «convence[r] al mundo de pecado, de justicia y de juicio» (Juan 16: 8). Está constantemente intentando ayu damos a reconocer los pecados acariciados y los defectos de carácter que srcinan nuestra infelicidad en este mundo y que pueden costamos la vida eterna en el próximo. Desgra ciadamente, permitimos que las cosas de esta vida llenen nuestro tiempo, que tengan prioridad sobre nuestra relación con Jesús. Relativizamos nuestros pecados acariciados como asuntos de poca importancia. «Es una cuestión menor», nos decimos. «Dios comprende mi debilidad. El la disculpará». Y dejamos de cooperar con el Espíritu Santo para superar nuestros pecados y corregir nuestros defectos de carácter. Somos frívolamente inconscientes de que nos hallamostan en rebelión contra Dioscreyentes. como lo están los rebeldes dernidos y los rebeldes Y cuando nuestro empe tiempo de gracia termine, lo mismo si en ese momento morimos o si aún estamos vivos, nos veremos tan perdidos como las otras dos clases de rebeldes. Una vida devocional sistemática -estudio de la Biblia y oración- es esencial para reconocer yvencer sobre nuestros pecados acariciadosy defectos de carácter. Afirma Elena G. de White: «Deberíamosejercitar en el estudio de lasSantas Escrituras todas las fuerzas del entendimiento y procurar comprender, hasta donde es posible a los mortales, las pro fundas enseñanzas de Dios» (CS 584). Y añade: «Sin ora ción incesante y vigilancia diligente corremos el riesgo de volvernos indiferentes y de desviarnos del sendero recto» (CC95).
13. Rebelión • 0
Quienes mantienen una vida devocional sistemática re conocerán la voz del Espíritu Santo y entenderán las evi dencias les está presentando acerca delosus pecados defectosque de carácter. Entonces harán todo posible paray superarlos.* Esto es con frecuencia un ejercicio muy dolo roso, lo que probablemente sea la razón principal por la que decidimos ignorar la evidencia interna con la que el Espíritu nos convence de nuestra necesidad de arrepentimos y de cambiar. Aquellos que aceptan la convicción del Espíritu y resisten ese dolorv encerán, y serán mucho más felices por ello incluso en esta vida. Los rasgos definitorios
Cerraré este capítulo resumiendo los rasgos que definen a cada una de las formas de rebelión que hemos analizado. Losrebeldes em pedernidos . Su característica definitoria es el desdén, que los hace refractarios a dejarse persuadir por las evidencias de la naturaleza de que Dios existe. Este es el tipo de rebelde más fácilmente reconocible. Los rebeldes creyentes. El rasgo que los define es la obsti nación. Creen en Dios y en la inspiración de la Biblia, pero rechazan verdades fundamentales, negándose a dejarse con vencer por las evidencias. Hace dos mil años los judíos no quisieron aceptar la evidencia incontrovertible que mostra ban los milagros de Jesús de que él era el Mesías. Los adven tistas del séptimo día creemos que en estos últimos días los rebeldes creyentes rehusarán aceptar la verdad bíblica refe rente a la ley, y en especial al sábado. Los rebeldes piadosos. La característica que define a los rebeldes piadosos es la negligencia. Ellos reconocen las *
En mi libro El dragón que todos llevamos dentro,comparto una serie de sugerencias específicas
para superar los pecados acar iciados y los defectos de carácter .
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evidencias incontestables de la naturaleza a favor de la exis tencia de Dios que los rebeldes empedernidos se niegan a aceptar, también reconocen evidencias bíblicas en apoyo dey las verdades que los las rebeldes creyentes no admi ten. La evidencia que losrebeldespiadosos se resisten a acep tar es la interna: la insistente influencia del Espíritu Santo. Descuidan cultivar su vida espiritual, la cual los haría sensi bles a esta evidencia. De estas tres formas de rebelión, la más difícil de reco nocer, y por tanto la más engañosa, es la de los rebeldes pia dosos. El tiempo de gracia nos concede la oportunidad de desarrollar una amistad íntima con Dios y, a través de ella, de superar los pecados acariciados y los defectos de carácter que el Espíritu Santo nos revela. Pero a fin de que esto su ceda, hemos de dejar que el Espíritu hable a nuestros cora zones. Afortunadamente, él no se rinde fácilmente con nin guno de nosotros, seamos rebeldes empedernidos, rebeldes creyentes o rebeldespiadosos. Vuelve una y otra vez a nues tro lado de diferentes maneras, tratando de llevamosa acep tar las evidencias extemas e internas en apoyo de la verdad. Dudo que muchos rebeldesempedernidos lean este libro. El hecho de que usted loesté leyendo significa que no es parte de ese grupo de rebeldes. ¡Le animo a evitar ser un rebelde creyente o un rebelde piadoso!
Not as del c apítulo 1. Ver «Rich ard Daw kin s», Wikipedia , http://es.wikipedia.org/wiki/Richard_Dawkins. 2. Ver «An th on y Flew», W ikipedia, http://es.wikipedia.org/wiki/Anthony_Flew .
'M
La
rebelión definitiva
n par de términos del libro de Apocalipsis han pasado a formar parte del vocabulario cultural estadounidense. A rm agedón . La mayoría de la gente Uno de ellos probablemente no es está familiarizada con lo que dice real mente la Biblia sobre el Armagedón, pero a usted le costará encontrar a una persona que no haya oído esa palabra. En la cultura popular, el Armagedón ha llegado a significar una tremenda batalla global que destruirá, o poco menos, la ci vilización. Así es ciertamente como el Apocalipsis caracte riza el Armagedón, en particular a la luz de la descripción de Apocalipsis 19: 11-21, con Cristo cabalgando desde el cielo en un caballo blanco y derrotando a los ejércitos de la tierra. El otro término de Apocalipsis que ha llegado a ser parte del vocabulario común estadounidense es «la marca de la bestia». De nuevo, aunque la mayoría de la gente no sabe lo que dice la Biblia sobre esta marca, la expresión es muy
U
conocida.
0 • EL FIN DEL TIEMPO DE GRACIA
Algunos intérpretes de la profecía sostienen que la marca de la bestia es el código de barras que se encuentra en la mayoría de los productos que compramos en nuestros días. Esta interpretación probablemente deriva del hecho de que Apocalipsis afirma que a quienes rechacen la marca de la bestia se les privará del derecho a comprar o vender. Pero los productos de las estanterías de las tiendas no son los únicos objetos en que se puede poner un código de barras. Usted habrá oído que algunas personas se oponen «constitucionalmente» al desarrollo de una tarjeta nacional de identificación. La idea es que cada tarjeta o carnet ten dría un código de barras único para esa persona, permi tiendo así una rápida iden tificación de la misma, lo que vendría bien enuna serie de situaciones. Por ejemplo, cuando un cliente vaya a pagar en el supermercado (o en cualquier otro lugar comercial), bastaría sencillamente escanear su car net de identidad, y el importe de su compra sería transferido de su cuenta bancaria a la cuenta del establecimiento. Quienes el bestia carnet dicen de identidad conuncódigo barras es la creen marcaque de la que sería mediodepara seguir la pista de la gente y entrometerse en sus vidas priva das. Afirman que las personas se verían obligadas a llevar ese documento nacional de identidad. Hacer negocios con quienes no lo tuvieran sería ilegal; no podrían ni comprar ni vender.* Otra idea popular sobre la marca de la bestia esque será un microchip incrustado bajo lapiel de laspersonas, sea en la frente o en la mano. El motivo de esta idea es bastante obvio: Apocalipsis dice que todas las personas de la tierra *
Con vien e aclarar que en múlt iples países es obligatorio, incluso des de hace mu chos años, que cada ciudadano a partir de cierta edad lleve consigo un documento nacional de identidad. Además, las últimas versiones del mismo incorporan un chip informático que, al modo de los códigos de barras, alm acena much os datos relevante s, en este caso de la persona en cuestión. [N.delT.].
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serán forzadas a llevar «una marca en la mano derecha o en la frente» (Apoc. 13: 16). No requeriría mucho tiempo es tablecer algo así. Las personas ya tienen microchips identificativos bajo la piel de sus mascotas, a fin de que puedan reencontrarse con sus familias si se pierden o las roban. Por supuesto, se han sugerido innumerables usos de estos chips para los humanos. Por ejemplo, un microchip reem plazaría a la tarjeta de crédito que llevamos en la cartera. Insértese bajo la piel de nuestra mano y siempre estará dis ponible. Cuando usted vaya de compras y tenga que pagar, bastará que pase la mano por un escáner. Este leerá su nú mero de tarjeta de crédito y cargará la compra a su cuenta. Los microchips podrían conservar el registro de todos sus datos médicos, haciéndolos instantáneamente disponibles para cualquier proveedor de atención sanitaria, tanto si se encuentra usted consciente como si no. Podría también su plir aldocumento nacional de identidad. Ysi usted rechazara tener microchip bajo la piel, podría esr inscrito en unaunlista negra yincrustado se le impediría comprar o vender. Estas ideas son realmente posibilidades razonables. Como veremos más adelante en este capítulo, durante la crisis final la mayor parte de la población de la tierra se conducirá de manera profundamenteantagónica contra el pueblode Dios, y requerir que todos lleven un carnet de identidad global con código de barras sería una buena manera de filtrar a aquellos a quienes la sociedad desea prohibirque compren y vendan. Sin embargo, aunque los códigos de barras y los microchips bajo la piel podrían ser empleadospara imponer la marca de la bestia, no son la marca en sí mismos. El asunto clave en relación con la marca de la bestia, según Apocalipsis, tiene que ver con la religión, no con la economía. El aspecto económico -que ninguno pueda
comprar o vender- es simplemente una manera de imponer
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el aspecto religioso. Echemos un vistazo al contenido de Apocalipsis 13, el capítulo que anuncia la marca de la bestia. Falsa adoración En el capítulo 11 del presente libro, aludí a ladescripción de Apocalipsis 13 de dos poderes políticos, simbolizados por bestias, que dominarán el mundo en el tiempo del fin. Uno surge del mar y el otro, de la tierra. Los adventistas históricamente hemos dicho que la bestia procedente del mar re presenta al papado, especialmente en su etapa del tiempo del fin, y la bestia de la tierra representa a Estados Unidos. Yo estoy de acuerdo con estas conclusiones.* Sin embargo, nuestra principal preocupación aquí tiene que ver con las cuestiones espirituales en las que estas bestias están impli cadas. Empezaré con la bestia procedente del mar. L a b estia del m ar. En profecía apocalíptica -es decir, Daniel y Apocalipsis- las bestias representan entidades políticas, usualmente naciones.** Pero la bestia del mar no es meramente una entidad política. Es también profun
damente espiritual, aunque la suya sea una forma falsa de espiritualidad. Apocalipsis nos informa de cuatro elemen tos de esta bestia que nos alertan sobre el hecho de que su espiritualidad es falsa. En primerlugar, de acuerdo con Apocalipsis 13: 2, la bes tia del mar recibe su poder y su autoridad del dragón, que en Apocalipsis simboliza a Satanás (ver Apoc. 12: 9). Así sabemos con seguridad desde el principio que cualquier es piritualidad que veamos en la bestia del mar es una espiri * En los capít ulos 3 y 9 de mi libro ¿Será que podría pasar?explico las bases para identificar a estas dos bestias como el papado y Estados Unidos. * * La bestia de Apocalips is 17 probablem ent e represe nt a una en tidad política como la Or gani zación de Nac iones Un idas (ON U).
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tualidad falsa. En segundo lugar, Apocalipsis 13:5-6 dice que «se le dio boca que hablaba arrogancias y blasfemias [...]. Y abrió su boca para blasfemar contra Dios, para blasfemar de su nombre, de su tabernáculo yde los que habitan en el cielo». El diccionario Webster define la blasfemia como «mensajes escritos, orales, o actos profanos o despectivos en relación con Dios o con cualquier cosa tenida por divina».1Reitere mos que la bestia surgida del mar es profundamente espiri tual, pero del modo incorrecto. Su aparente espiritualidad es falsa. " En tercer lugar, el versículo 7 dice que a la bestia «se le permitió hacer guerra contra los santos, y vencerlos». Lo mismo aparece en Apocalipsis 12: 17, donde leemos que Satanás, el dragón, «se llenó de ira contra la mujer y se fue a hacer la guerra contra el resto de la descendencia de ella»; es decir, el pueblo de Dios en el tiempo del fin. Así, la bestia del mar es simplemente el instrumento de Satanás para lle var a cabo su obra de atacar al pueblo de Dios. Se trata, lo vemos una vez más, de una espiritualidad falsa. La b estia de ¡a tierra. Lo primero que ha de notarse sobre la bestia surgida de la tierra es que tiene «dos cuernos se mejantes los de un cordero» 13:Apocalipsis, 11). La palabra «cordero»a aparece treinta y dos(Apoc. veces en y en todos los casos, excepto este, se refiere a Cristo. Incluso en este caso, tiene relación con Cristo, porque se nos dice que los cuernos de la bestia de la tierra son «sem ejan tes a los de un cordero». En otras palabras, el poder representado por ella proclama ser cristiano. Sin embargo, el resto de la
descripción estaproclamac bestia semejante cordero deja claro que se trata dedeuna ión falsa. aLaunprimera evidencia de esto se encuentra en la última frase del versículo 11: «como un dragón», es decir, como Satanás. El versículo 12
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afirma que la bestia de la tierra «hace que la tierra y sus habitantes adoren a la primera bestia, cuya herida mortal fue sanada». Y en el versículo 14, se dice que ordena que «le hagan una imagen a la bestia que fue herida de espada y revivió». Ya que la bestia delmar es claramente un poder demoníaco, la bestia de la tierra, que apoya a aquella, debe ser también un poder demoníaco, al menos durante la fase de su existencia en que apoya a la primera bestia. La bestia surgida de la tierra es también muy espiritual. El versículo 12 afirma que impone la adoración a la bestia del el versículo añade quetierra hacees«matar a todounel que mar, no layadorara». La 15 bestia de la claramente poder espiritual muy perverso, que fuerza a seguir con puño de hierro esa forma de espiritualidad. Notemos también que tanto la bestia del mar como la bestia de la tierra tienen autoridad política y religiosa global. Respecto a la primera, Apocalipsis dice que «se le dio auto ridad sobre toda tribu, pueblo, lengua y nación» (vers. 7). La bestia de la tierra también «hace que la tierra y sus ha bitantes adoren a la primera bestia» (vers. 12) y «engaña a los habitantes de la tierra» y ordena que «le hagan una ima gen a la bestia [del mar]» (vers. 14). Luego la bestia de la tierra hace «matar a todo el que no la adorara» (vers. 15). La lección que hemos de aprender de este análisis de Apocalipsis 13 es queestas dos bestias se encuentran en profu n da rebelión con tra el Dios del cielo.
El la tema central es dela adoración. Esta es tan fundamental para espiritualidad ambas entidades políticas que las palabras adoración y otras de la mismafamilia aparecen ocho veces en Apocalipsis 13 y 14, y siete de ellas se refieren a falsa adoración. Por Apocalipsis 14 sabemos no solo que esta adoración es falsa, sino quees la fo rm a fin al de rebelión con tra el Dio s del cielo. Y eso resulta evidente por el hecho de que losdos que
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imponen esta falsa adoración y quienes participan en ella recibirán los castigos divinos más severos de los que jamás se habla en la Biblia. Dice Apocalipsis 14: 9-11: «Si alguno adora a la bestia y a su imagen yrecibe la marca en sufrente o en su mano, él también beberá del vino de la ira de Dios, que ha sido vaciado puro en el cáliz de su ira; y será ator mentado con fuego y azufre delante de los santos ángeles y del Cordero. El humo de su tormento sube por los siglos de los siglos. No tienen reposo de día ni de noche los que ado ran a la bestia y a su imagen, ni nadie que reciba la marca de su nombre». La ver d ad er a a dorac ión seg ún Apocalipsis 14
Como ya he señalado, de las ocho apariciones de la pa labra aoración en Apocalipsis 13 y 14, solo una se refiere a la verdadera adoración. Apocalipsis 14: 6-7 afirma: «En medio del cielo vi volar otro ángel que tenía el evangelio eterno para predicarlo a los habitantes de la tierra, a toda nación, tribu, lengua y pueblo. Decía a gran voz: “¡Temed a Dios y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado. Adorad a aquel que hizo el cielo yla tierra, el mar y las fuen tes de las aguas!”». Son importantes varios detalles de este mensaje del pri mer ángel: • Es un mensaje relativo al tiempo del fin, por ser dado en el contexto de Apocalipsis 13 y 14, que predicen acon tecimientos asociados con la crisis final de la tierra. • Se refiere al «evangelio eterno» de la salvación por gra cia a través de la fe en Jesús. • Es una repetición de la comisión evangélica de Mateo 24:14 y 28:19-20, porque ha de ser proclamado «a toda
nación, tribu, lengua y pueblo».
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• s un llamamiento a «teme[r] a Dios y da[r]le gloria». • Acontece durante la época en que el juicio se desarrolla el cielo. • en Es un llamado aadorar aDios como el Creador que «hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas». En este capítulo estamos especialmente interesados en el tema de la adoración. La adoración de la que se habla en este pasaje es auténtica. Sabemos que lo es porque es parte del evangelio eterno que ha de ser proclamado al mundo entero. Este mensaje llama al pueblo a «temer a Dios y darle gloria», y a adorar a Dios como Creador. Quie nes aceptan el mensaje de este ángel declaran su lealtad a Dios. La adoración en este pasaje se alza en marcado con traste con la otra adoración que se menciona en Apocalipsis 13 y 14, caracterizada como rebelión contra Dios. Las siete menciones de la falsa adoración en Apocalipsis 13 y 14 no nos dicen mucho acerca de su naturaleza. Como mejor entendemoscon la falsa adoración en estos dosacapítulos es comparándola la verdadera adoración Dios, tal como la describe el mensaje del primer ángel. Por medio de él sabemos que la verdadera adoración significa adorar a Dios como a «aquel que hizo el cielo y la ierra, t el mar y las fuentes de las aguas». Estas palabras son casi idénticas a la última parte del Cuarto Mandamiento: «En seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay» (Éxo. 20: 11). Asociemos esto al hecho de que tanto Apocalipsis 12:17 como 14: 12 identifican al pueblo de Dios como los que «guardan los mandamientos de Dios», y resultará evidente que durante la crisis final de la tierra guardar los manda mientos, y especialmente observar el Cuarto, será un asunto decisivo.
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e hecho, Apocalipsis deja claro que la línea que divide ¡i los verdaderos seguidores de Dios de quienes se rebelan contra él radica en la obediencia o la desobediencia a los mandamientos de Dios. Apocalipsis 12:17 dice: «El dragón se llenó de ira contra la mujer y se fue a hacer la guerra con tra el resto de la descendencia de ella, contra los que guar dan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo». El pueblo leal a Dios obedece sus mandamientos frente a una feroz oposición. Por eso les persigue Satanás. Vemos el mismo hecho en Apocalipsis 14: 12, donde, inmediata mente después de la terrible condena pronunciada contra los que adoran a la bestia y reciben su marca, vienen estas palabras: «Aquí está la perseverancia de los santos, los que guardan los mandamientos de Dios yla fe de Jesús». La obe diencia de los reaccionará santos suscitará la ira del amundo. Dios dice que su pueblo con paciencia la persecución subsiguiente. Esa virtud fue una de las características que Jesús manifestó durante su juicio y crucifixión. Descubrimos así que el mundo rebelde perseguirá al pue blo de Dios por dos razones: (1) su fidelidad en guardar los mandamientos divinos; y (2) su rechazo a cooperar con la forma de adoración del mundo. El conflicto sábado-domingo aúna estos dos asuntos. Por ese motivo, durante más de ciento cincuenta años los adventistas del séptimo día hemos dicho que el Cuarto Mandamiento será la cuestión principal en el conflicto final. El pueblo de Dios observará el sábado bíblico, mientras el mundo observa el falso sábado. Y el mundo intentará forzar al pueblo de Dios a observar el
falso sábado.
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La rebelión definitiva La rebelión contra Dios habitualmente tiende a tomar una de estas dos formas: rebelión contra el evangelio, o re belión contra su ley. Uno de los mayores desafíos para el pueblo de Dios es mantener el equilibrio adecuado entre la ley y el evangelio. Las personas que solo se concentran en el evangelio proclaman que la ley ha sido abolida, que los cristianos ya no necesitan observarla. «Estamos bajo la gra cia», dicen, «por tanto no necesitamos guardar la ley». Esta es la llamada «gracia barata». Es una forma de rebelión con
tra Los la ley. que se centran en la ley hasta el punto de excluir al evangelio se encuentran tan absortos en la obediencia que no logran entender el evangelio de la aceptación de Dios a través de la justificación, y el crecimiento espiritual a través de la santificación. Los llamamos «legalistas». El legalismo es una forma de rebelión contra el evangelio. La rebelión contra el evangelio fue especialmente evi dente durante la vida de Cristo en la tierra. La cuestión que confrontó entonces al pueblo de Dios era si aceptar o no a Jesús como el Mesías sufriente. A pesar de las evidencias absolutamente claras de que Dios lo había enviado, la ma yoría de sus compatriotas judíos rehusaron aceptarle (ver Juan 1:11). Se rebelaron con tra el ev angelio. Partiendo de lo que hemos visto hasta aquí en este capí tulo,mundo es evidente asuntosrelación clave en rebelión final del son laque ley los y nuestra conla ella, especial mente la parte de la ley que involucra adorar a Dios como Creador. El pueblo de Dios observará el sábado en el sép timo día tal como lo enseña el Cuarto Mandamiento, mien tras la mayor parte de la población mundial observará el domingo, el primer día de la semana, práctica srcinada en el papado y marca de su autoridad. Además, el mundo so
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eterá a intensa presión social, psicológica y física a quienes observen el sábado el séptimo día, tratando de forzarles a que guarden el primer día de la semana ensu lugar. Quienes accedan recibirán la marca de la bestia. Los adventistas del séptimo día hemos mantenido esta visión de la marca de la bestia desde antes de la fundación de nuestra iglesia. Fue uno de los pilares centrales de la com prensión de Elena G. de White sobre la crisis final. Ella escribe: «La marca de la bestia es [...] la observancia del primer día de la semana. Esta marca distingue a los que re conocen la supremacía de la autoridad papal deaquellosque reconocen la autoridad de Dios» (8TI128). Y dice también: «La imposición de la observancia del domingo en los Esta dos Unidos equivaldría a imponer la adoración de la bestia y de su imagen» (CS 442-443). En el capítulo precedente, subrayé que las personas solo son consideradas culpablesde rebelión contra Dios cuando reciben clara evidencia de hallarse en el error. Dios no las hace responsables por lo que no conocen. No considera que sean rebeldes cuando ignoran las evidencias. Elena G. de White lo expresó así: «Nadie será condenado por no haber prestado atención a la luz y al conocimiento que nunca tuvo y que no pudo obtener» (EUD 185). Y añadió: «Los cristianos de las generaciones pasadas observaron el domingo creyendo guardar así el día de descanso bíblico; y ahora hay verdaderos cristianos en todas las iglesias, sin exceptuar la católica romana, que creen honradamente que el domingo es el día de reposo divinamente instituido. Dios acepta su sinceridad de propósito y su integridad. Pero cuando la observancia del domingo sea impuesta por la ley, el m un y do se a ilus tra do res pecto a la o bliga ción del v erdadero día de d escanso, entonces quien trans
greda el mandamiento de Dios para obedecer un precepto que
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no tiene mayor autoridad que la de Roma [...] aceptar[á] de hecho el signo de la sumisión a Roma, “la marca de la bestia”» (CS 443; cursiva añadida).
Cuando Jesús vivió en la tierra, a pesar de la evidencia obvia yconcluyente -en particular por los innegablesmilagros que realizó- de que élera el Mesías prometido, los dirigentes judíos lo rechazaron. Fue ese rechazo fren te a dicha eviden cia lo que constituyó su rebelión. Lo mismo será cierto en el fin del tiempo. El conflicto sábado-domingo marcará la gran división entre los que sir ven a Dios y los que no lo sirven. De maneras que ahora no entendemos, Dios hará que la evidencia bíblica acerca del sábado le resulte completamente clara a todo ser humano sobre la tierra. El rechazo de ese mensaje constituirá la re belión definitiva, y traerá sobre los rechazadores la marca de la bestia. ¿Quién recibirá ia marca de la bestia? De lo que llevamos dicho, usted puede sentirse tentado aserán pensar que lasardientes personasyque recibirán la que marca de la bes tia fanáticos amenazadores lanzarán con denas sobre todos los que se opongan a ellos. Así puede ocu rrir, sin duda, en unos cuantos casos, pero estoy convencido de que la gran mayoría de los que recibirán la marca de la bestia serán personas corrientes como usted y como yo. En el capítulo anterior describí a tres tipos de rebeldes: empe dernidos, creyentes y piadosos. Los tres se rebelaron contra Cristo y el laevangelio hacedurante dos millaaños, los tres rebela rán contra ley de Dios crisisyfinal. Losserebeldes creyentes y los rebeldes piadosos proclaman ser leales a Dios cuando, de hecho, son muy desleales, pues rehúsan aceptar la evidencia que es completamente fiable y clara. Muchos -probablemente la gran mayoría- de los que reciban la marca de la bestia serán personas que asisten a la iglesia, que oran y que vibran con la Biblia y se declaran cristianos.
. La rebelión definitiva •
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De modo que aquí la pregunta que usted y yo necesita mos responder es: ¿Me encontraré entre ellos? Eso depende por entero de la relación que hoy estemos manteniendo con Jesús. Habitualmente decimos que man tener una relación con Jesús involucra estudio diario de la Biblia y oración, lo cual es sin duda cierto. Pero durante el tiempo del fin, muchos de los rebeldes creyentes y de los rebeldes piadosos serán «cristianos» autoproclamados que hacen ambas cosas. ¿Qué es lo que distinguirá al pueblo leal ile Dios de esos rebeldes en el tiempo del fin? Pablo una buena descripción de estos rebeldes. Dice que nos «no da recibieron el amor de la verdad para ser sal vos» (2 Tes. 2:10). Es fácil suponer que la verdad que estas personas rehúsan amar es la verdad doctrinal, y estoy seguro de que esto es correcto, especialmente a la vista de que el conflicto final será acerca de la verdad doctrinal referente al sábado. Sin embargo, creo que la verdad que estas perso nas rechazan amar de un modo especial essobre todo la ver dad acerca de sí mismos. En lugar de cooperar con Dios para superar sus pecados y sus defectos de carácter, los excusan. Y cuando la marca de la bestia esté siendo promovida en todo el mundo, el más fácil curso de acción —sobre todo en vista de los boicots económicos y de las amenazas hacia sus vidas- será rendirse a la presión y seguir la corriente popular. Así, lafinal decisión de en qué lado estaremos durante In crisis no seacerca decidirá entonces. L a estam os decidiendo todos los días desde ahora m ism o.
Noras del capítulo I, W ebster s N ew W orld Dictionar y , 2a ed. universitaria (Nueva York: Simón and Schuster, 1982), pág. 149.
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os esfuerzos de Satanás p o r engañar a oído usted alguna vez decir a alguien: «Bueno, ya conoces a John.. . o «Eso es típico de Mary» ? Con estas expresiones se quiere decir que una de terminada cualidad es característica de esa persona. Quizá su entusiasmo, o su capacidad resolutiva, o el hecho de ser tranquila, seria, o cómica. Cuando cursaba mi último año en la Academia de Forest Lake, mis compañeros de clase votaron sobre quién era «el más servicial», «el más alegre», «el más estudioso» y así sucesivamente. Yo tuve el honor de ser elegido como
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«elhacer más digno confianza», designación quenohesiempre tratado de buenade desde aquel día. En realidad, lo he logrado; todos fallamos a los demás alguna vez. Pero procuro lograrlo. Satanás tiene una característica definitoria. Jesús la expresó claramente cuando dijo que «es mentiroso y padre de mentira» (Juan 8: 44). Sata n ás es un engañador.
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so empezó en el cielo. Dice Elena G. de White que Satanás «había presentado con engaño los designios de Dios, interpretándolos torcida yerróneamente, a fin de pro ducir disensión y descontento» (PP 16). Por qué somos engañados
Una característica esencial del engaño es que los que en gañan hacen pasar sus cuentos como verdades. Los engaños que son fácilmente reconocibles como tales no engañan a nadie. Algunas personas transmiten falsedades intencionalmente, con plena conciencia de que su información es incorrecta. Otras realmente creen que lo que están di ciendo es la verdad. En algunos casos, eso es simplemente porque están mal informadas. Pero muchas veces, la per sona que cuenta algo falso tiene una percepción de la rea lidad que está contaminada por motivos perversos: por celos, quizá; o por ira, orgullo, codicia... Esas personas pue den realmente creer que lo que dicen es verdad aunque no lo sea. Este fue precisamente el problema de Lucifer. Se llenó de orgullo. Ezequiel dijo que «se enalteció tu corazón a causa de tu hermosura» (Eze. 28:17),* y Elena G. de White señaló que estaba especialmente celoso de Cristo. ¿Por qué, preguntaba este poderoso ángel, ha de tener Cristo la supremacía? (ver PP 15). ¿Por qué es honrado por encima de mí? Los celosde Lucifer lo llevaron a rebelarse contra Cristo y sus leyes. Al principio, probablemente Lucifer creía que *
Ezequiel escribió estas palabras refiriéndose al rey de Tiro (ver. 12). Sin embargo, los versículos que siguen dejan claro que ese rey era un símbolo de Lucifer antes de su caída del cielo. El rey de Tiro nunca estuvo «en Edén, en el huerto de Dios» (vers. 13), ni fue jamás «querubín grande, protector» (vers. 14).
. Lo efe rzos de Satanás por engañar • 22 1
tenía razón y que Dios estaba equivocado. Tanto si este era el caso como si no, difundió sus falsas ideas entre los ángeles del cielo. Lucifer no tenía por qué haber conti nuado con este autoengaño. Subraya Elena G. de White que «para convencerlo de su error, se hizo cuanto esfuerzo podían sugerir la sabiduría y el amor infinitos. Se le probó que su desafecto no tenía razón de ser, y se le hizo saber cuál sería el resultado si persistía en su rebeldía.Lu if er quedó con ven cido de que se h allaba en el er ror. [...] Casi de cidió volver sobre sus pasos, pero el orgullo no se lo per mitió» (PP 17; cursiva añadida). Nótese por qué Lucifer persistió en su rebelión: el or gullo no le permitió reconocer la verdad incluso después de tener evidencias convincentes de que era la verdad. Es igual que con nosotros los seres humanos. Quienes per sisten en su erróneo proceder cuando la evidencia les de muestra inclusoobstinados a ellos queque están equivocados es transforman en los rebeldes describí en el capítulo 13. Así ocurrió con los dirigentes religiosos judíos cuando Cristo estuvo en la tierra. A pesar de las abmmadoras evidencias de la divinidad de Cristo -destacando entre ellas su resurrec ción de Lázaro-, se negaron a aceptar la verdad obvia de quién era él porque sentían que para admitirla tendrían que renunciar a su posición y al es poder conllevaba. El problema del engaño queque no solo engaña a otros. Aún más importante es que nos engañamos a nosotros mis mos. El pecado distorsiona nuestra manera de pensar y provoca que nos creamos nuestras propias mentiras. Nos creemos que son realmente ciertas, mientras que el estilo de vida que Dios diseñó para que viviéramos conforme a él nos
parece irrazonable. Por eso dice Pablo que «el mensaje de la
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ruz es una locurapara los que se pierden» (1 Cor. 1:18, NVI; ver también 2: 14). Y también por ello dice que«la menta lidad pecaminosa es enemiga de Dios» (Rom. 8: 7, NVI). La estrategia de Satanás en la tierra
'El propósito de Satanás es inducirnos a creer que sus mentiras son verdad, y tiene más éxito en lograrlo cuando puede «condimentar» sus mentiras con nuestros motivos egoístas. Esa fue su estrategia después de ser arrojado a la tierra. Su primera mentira a Eva fue: «No moriréis», y la acom pañó con unadel incitación su orgullo: conocedores bien y elamal» (Gén. 3:«Seréis 4-5). como Dios, Eso era verdad hasta cierto punto. Antes de su caída, Adán y Eva no entendían el mal. Podían, es cierto, cap tar el concepto en un sentido intelectual. En buena me dida era evidente en la advertencia de Dios de que si comían del árbol del conocimiento del bien y del mal, morirían. Pero Adán y Eva no tenían la perspectiva de la experiencia per sonal al respecto. Después de pecar, entendieron el mal muy bien, como toda la especie humana hasta hoy. Lo que la mayoría de las personas no entienden es el bien. Pueden comprender intelectualmente que la rectitud moral es importante. Re conocerán enseguida que es malo mentir, robar, asesinar y abusar sexualmente de niños. Pero si tratamos de expli carles el plan de salvación, comprobamos de repente que no lo entienden. La idea de Jesús muriendo por lospecados del mundo y luego volviendo a la vida tres días después no tiene sentido para ellos, y nunca lo tendrá mientras sigan rechazando las impresiones del Espíritu Santo en sus cora zones. Por eso dijo Pablo que Cristo crucificado es «piedra de tropiezo para los judíos, y necedad para los gentiles»
(1 Cor. 1: 23, BLA). El engaño no es solo de Satanás, aunque
. Los esfuerzos de Satanás por engañar • 2 2 3
iertamente él lo estimula. Como los seres humanos somos pecadores por naturaleza, el engaño está arraigado en nues tras mentes y en nuestros corazones. Las e st r at e gias engañadoras d e Satanás en ei tiempo del fin
Examinemos dos estrategias que Satanás usará en sus es fuerzos, durante la crisis final del mundo, para llevar a los habitantes de la tierra a aceptar sus engaños. Una consiste en milagros; la otra, en persecuciones. M iagr os. el Revelador afirma Satanás zará «grandesJuan señales, de tal manera queque incluso hacereali des cender fuego del cielo a la tierra delante de los hombres. Engaña a los habitantes de la tierra con las señales que se le ha permitido hacer en presencia de la bestia» (Apoc. 13: 13-14). Pablo coincidía con Juan, pues dice que «el advenimiento de este impío, que es obra de Satanás, irá acompañado de hechos poderosos, señales y falsos mila gros, y con todo engaño de iniquidad para los que se pier den» (2 Tes. 2: 9-10). Persecuciones. Jesús dijo que «viene la hora cuando cualquiera que os mate pensará que rinde servicio a Dios» (Juan 16: 2). Y hablando del contexto del tiempo del fin, agregó que sus seguidores serán entregados para «que los persigan y los maten» (Mat. 24: 9, NVI). Apocalipsis amplía el cuadro.Dice que la segunda bes tia levantará una imagen de la primera bestia para hacer «matar a todo el que no la adorara. Y hacía que a todos, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y esclavos, se les pusiera una marca en la mano derecha o en la frente, y que ninguno pudiera comprar ni vender» (Apoc. 13: 15-17).
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lena G. de White escribió mucho acerca de la perse cución del tiempo del fin. Dijo que: «Cualquiera que crea y obedezca la Palabra de Dios in currirá por ello en reproche y persecución» (CS 548). «Los que guarden los mandamientos serán difamados y condenados en asambleas legislativas ytribunales de justicia. Se dará un sentido falso a sus palabras, y se les atribuirán las peores motivaciones» (CS 578). «Se invocará la ley contra los observantes de los manda mientos. Serán amenazados con multas y prisión» (CS 593). Y se considerará rebelión la fiel obediencia a la Pala bra de Dios. Los padres serán ásperos y duros con sus hijos creyentes, y los amos y amas oprimirán a aquellos de sus sirvientes que guarden los mandamientos. Se extinguirá el afecto y los hijos serán desheredados y expulsados de sus casas. Como dice Elena G. de White, «muy cruel puede ser el corazón humano cuando no está animado del temor y del amor de Dios» (CS 593). Está claro, entonces, que los meses y años finales de la existencia de este mundo bajo el gobierno de Satanás será un periodo en el que poderosos engaños tomen el control de todo el planeta. La falsificación de milagros y la perse cución estarán entre los más poderosos instrumentos de Satanás para tentamos a aceptar estos engaños como la ver dad. Dijo Jesús: «Se levantarán falsos cristos y falsos profe tas, y harán grandes señales y prodigios, de tal manera que si es posible,aun a los escogidos» (Mat. 24: 24). n o serán Por supuesto, los verdaderos elegidos de Dios engañados. No obstante, a menos que nos preparemosdesde ahora para esa época, casi seguro que seremos engañados en tonces. De manera que, conforme nos aproximemos al fin conozcam os la de los tiempos, es de lo más importante que engañarán,
aceptem os.
verdad y la
. Los esfuerzos de Satanás por engañar • 2 2 5
Preparación para los engaños del tiempo del f in
¿Qué verdad necesitamos entender y aceptar? Men cionaré tres: la verdad espiritual, la verdad personal y la verdad doctrinal. La v erdad espiritual. La amistad con Dios es la prepa ración más importante que usted y yo podemos llevar a cabo para la crisis final y el cierre del tiempo de gracia. En el capítulo 9 de este libro expliqué que Dios desea tener una grata relación con nosotros. Es esencial que tengamos esa grata él a medida nos acercamos al fin de los relación tiempos. con Siempre ha sido que el propósito principal de Satanás conseguir que el pueblo de Dios renuncie a su amistad con Dios, que rompa su relación con él. Satanás sabe que puede ganar a las personas para sí solo antes de que concluya el tiempo de gracia, pues, cuando se haya ce rrado, todos los casos ya habrán quedado decididos para vida o muerte. Por consiguiente, está redoblando sus es fuerzos conforme esa hora se aproxima. Algunos adventistas creen que con el fin de estar de parte de Dios cuando concluya el tiempo de gracia, deben ser absoluta e impecablemente perfectos. Discutiré este asunto en detalle en el capítulo 21. Por ahora simplemente señalaré que no es nuestra impecabilidad sino la de Jesú s la que nos cualificará para el cierre del tiempo de gracia. Por ticia.eso, necesitamos ahora hacer de su justicia nuestra jus La doctrina de la justicia de Cristo que cubre nuestra pecaminosidad ha de ser más que una mera doctrina. Debe formar parte de nuestra experiencia personal. Dice Pablo: «Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios» (Rom. 5: 1). Necesitamos esta paz con Dios. Nece sitamos saber que es nuestro Amigo, que está de nuestro
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lado. Necesitamos la seguridad de que nos acepta tal como somos ahora, ya que este es el fundamento de una grata re lación con Dios. Uno de los principales engaños que Sata nás intentará colamos durante la crisis final, tanto antes como después del fin del tiempo de gracia,será la falsa no ción de que somos demasiado pecadores para que Dios nos acepte. Est o es simplemente falso. No debemos creerlo. Si lo hacemos, estaremos mucho más inclinados a sucumbir al engaño de Satanás sobre ello, en caso de que entremos en la crisis final todavía inseguros acerca de nuestra relación con Dios. En su bien conocido libroEl cam ino a Cristo, Elena G. de White efectuó estos comentarios sobre la importancia de una satisfactoria relación con Dios: «No nos dejemos engañar por sus maquinaciones. Con demasia da frecuencia logra que muchos, realmente concienzudos y de seosos de vivir para Dios, se detengan en sus propios defectos y debilidades, y separándolos así de Cristo, espera obtener la vic toria. Nodebemos hacer de nuestro yo el centro de nuestros pen samientos, ni alimentar ansiedad ni temor acerca de si seremos salvos o no. Todo esto desvía el alma de la Fuente de nuestra for taleza. [...] Hablemosdel Señor Jesúsy pensemosen El. Piérdase en el nuestra personalidad. Desterremos toda duda; disipemos nuestros temores. Digamos con el apóstol Pablo: uVivo; mas no ya yo, sino que Cristo vive en mí: y aquella vida que ahora vivo en la carne, la vivo por la fe en el Hijo de Dios, el cual me amó, y se dio a sí mism o por mí”» CC ( 71-72).
Si usted está luchando con la idea de que es demasiado pecador para que Dios lo acepte, le recomiendo que lea El cam in o a Crist o. Además, lea de nuevo lo que he escrito sobre la justicia por la fe en los capítulos 6 y 7 de este libro y lo que he dicho acerca de cómo ser amigos de Dios en el
. Los esfuerzos de Satanás por engañar • 2 2 7
apítulo 9. También le sugiero leer mis dos libros centra dos en la justificación por la fe: E ragón qu e todos lleva' mos dentro y F oreverHis [Suyos para siempre].* L a verdad person al. En 2 Tesalonicenses 2:10, dice Pablo que aquellos a los que engaña Satanás en el tiempo del fin perecerán «por cuanto no recibieron el amor de la verdad para ser salvos». Estoy seguro de que la lista de lo que de beríamoscreer incluye verdades doctrinales como el sábado y el estado de los muertos, de las que más adelante hablaré en este capítulo. También incluye verdades como el plan de salvación, el juicio y la segunda venida de Cristo. Sin embargo, sostengo que una de lasmás importantes verdades que la gente rehusará amar, lo cual les hará perecer, es la relativa a sí mismos. Elena G. de White hizo un interesante comentario en un artículo de Youth’sIn stru ctor del año 1900. Dijo: «Cuando se advierte una resquebrajadura en las murallasde una man sión, hay algo malo se enven el edificio. En la edifi caciónsabemos de nuestroque carácter a menudo resquebrajaduras. A menos que remediemos estos defectos, la casa caerá cuando la tempestad de laprueba la azote» (YI25 de octubre de 1900; citado en MGD 112). Mantenerse fieles a Dios du rante el tiempo de angustia después del cierre del tiempo de gracia requerirá un alto nivel de madurez cristiana, y enfren tar nuestros defectos de carácter contribuye a desarrollar esa madurez. Es importante entender la diferencia entre el desarro llo del carácter y la seguridad cristiana de la salvación. La salvación se basa en la justicia de Cristo, no en la nuestra. Contamos con la seguridad de la aceptación divina desde * El primero, publicado por AP1A; el segundo, por Pacific Press.
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el mismo comienzo de nuestro caminar cristiano, inde pendientemente de cuántos defectos podamos tener to davía. Pero Dios no quiere que sigamos con esos defectos. Desea que los superemos, y eso requiere nuestra coope ración. Citemos a Elena G. de White nuevamente: «Un carácter n oble, cabal, no se hereda. N o lo recibimos ac cidentalmente. Un carácter noble se obtiene mediante esfuerzos individuales, realizados por los méritos y la gra cia de Cristo. Dios da los talentos, las facultades mentales; nosotros formamos el carácter. Lo desarrollamos sosteniendo rudas tras y severas batallas contra el yo. Hayhereditarias. que sostenerTen con flicto conflicto contra las tendencias dremos que criticamos a nosotros mismos severamente, y no permitir que quede sin corregir un solo rasgo desfavorable» (PVGM 266). Reconocer la verdad sobre nosotros mismos es de im portancia decisiva para el desarrollo de nuestro carácter. ¿Estamos dispuestos a admitir que tenemos adicción a la comida, al dinero, a gastar, al sexo, o al control? Si nos ha llamos inmersos en una relación difícil, ¿estamos dispuestos a reconocer que el problema puede ser en parte por culpa nuestra, quizá incluso principalmente? ¿Reconocemos que nuestro mater ialismo, nuestra fren ética persecución de «cosas», rebasa nuestro interés por nuestra vida espiritual? ¿Qué motivos ocultos subyacen a nuestras relaciones con Dios con otras en personas? ¿Nos10guían el miedo, la culpa,* la ira?y Expliqué el capítulo de este libro cómo estas o tres emociones humanas básicas, valiosas cuando se usan adecuadamente, pueden comprometer nuestra amistad con Dios si las usamos mal. Es preciso que reconozcamos las ma*
Por «culpa» no me refiero tan to al sentim ient o que ten emos cuand o sabemos que hem os hecho algo malo. La cu lpa a la que me refiero es un sentim iento inconsciente d e que somos malas per sonas y, por t anto, Dios no puede acept amos.
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ñeras problemáticas en que nos relacionamos con otras personas y con Dios, y es necesario que las afrontemos ahora, porque nuestras actitudes distorsionadas pueden darle a Satanás la llave que necesita para hacemos creer que su solución para los problemasde la vida es la correcta. Supongamos, por ejemplo, que usted teme a las figuras de autoridad. Cuando, bajo la influencia de Satanás, las ma yores autoridades del mundo exijan que nos unamos a ellas en la falsa adoración que promueven, Satanás podría usar ese miedo suyo para inducirle a abandonar sus convicciones. O supongamos que usted tiene un implícito sentido de ver güenza y de culpa que le hace cuestionarse si Dios le acepta. Satanás puede usar ese marco mental para presionarle a re nunciar a su fe. O si Usted tiene problemas de ira arraigados y no resueltos, puede ser usted susceptible a que las presiones del tiempo del fin susciten su enojo, distorsionen su manera de pensar y le induzcan a violar sus convicciones. estoy sugiriendo que, debido a que podemos superar losNo negativos efectos que tienen en nosotros estas emocio nes, no las experimentaremos durante las presiones de la crisis final. Lo que sí estoy diciendo es que el hech perar con Dios para lidiar con ellas ahora, durante esta época de relativa paz en el mundo, nos dará una experiencia práctica que nos ayudará a mantener nuestras convicciones durante las presiones de la crisis final. ¿Cómo podemos corregir estos defectos de carácter? El primer paso es reconocer la verdad sobre el problema. Pablo dice que son los que «no recibieron el amor de la ver dad» los que se perderán. La solución, añade, es: «Exami naos a vosotros mismos, para ver si estáis en la fe; probaos a vosotros mismos» (2 Cor. 13:5). ¿Está usted dispuesto a en carar los problemas que le están destruyendo? ¿Está dispuesto
a afrontar la verdad sobre sí mismo, y am a ar esa verdad?
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• EL FIN DEL TEMPO DE GRACA
egún Pablo, quienes rehúsan amar la verdad perecerán, y es especialmente la verdad sobre nosotros mismos la que es tamos tentados a rechazar. La tendencia a ignorar esa verdad es parte de nuestra propia naturaleza. Por eso puede pare cemos imposible amar esa verdad específica. Sin embargo, eso no significa quesea imposible. Podemos obtener ayuda al menos de tres fuentes. En primer lugar, podemos recabar la ayuda de Dios. Le su giero que haga usted esta oración cada día: «Señor, ayúdame a comprender losdefectos de mi carácter que me están impi diendo tener unalugar, relación más estrecha posible En segundo podemos encontrar ayudacontigo». hablando con alguien sobre los problemas con los que estamos lu chando. Analicé en detalle esta estrategia en el capítulo 8 de este libro, así que ahora solo mencionaré lo más destacable. El nombre técnico para la persona a la que confiamos nuestros problemas es «mentor» o similar. Los diversos pro gramas de Doce Pasos la llaman «padrino» (o «madrina»). Los padrinos deben haber adquirido ellos mismos una ma durez suficiente para poder ayudar a la gente a tratar con éxito con sus defectos de carácter y adicciones. Una de las más importantes cualidades de los buenos padrinos es su dis posición a considerar responsables a quienes buscan su ayuda, y a amonestarlos cuando se dejan llevar. Las personas que re quieren ayuda no necesitan padrinos que se limiten a com padecerse de ellos. Lo tercero que podemos hacer para reconocer y supe rar nuestros defectos de carácter es unirnos a un grupo de Doce Pasos. Estos grupos se iniciaron a mediados de los años treinta del siglo pasado como una vía para que los al cohólicos venciesen su adicción. Un hombre llamado Bill Wilson, tras desesperar de superar su alcoholismo, encontró el camino para obtener la victoria: se volvió a Dios en pos
. Lo eferzos de Satanás por engañar • 231
de ayuda. Luego compartió su experiencia con otros alco hólicos. El resultado fue una estrategia de mucho éxito que durante las décadas transcurridas desde aquellos añosa mi ha sido seguida por Alcohólicos Anónimos para ayudar llones de alcohólicos a conseguir la sobriedad. Desde entonces, este plan ha resultado eficaz en el con trol de otras adicciones, de modo que actualmente existen los Narcóticos Anónimos, Sexoadictos Anónimos, Jugado res Anónimos y Comedores Compulsivos Anónimos, por nombrar algunos. Todospara estos programas usan una ción de los Doce Pasos combatir la adicción en adapta la que se centran, y todos resultan valiosos a la hora de ayudar a esas personas a superar sus dependencias. De modo que si usted quiere enfrentarse seriamente con sus defectos de ca rácter y adicciones, le recomiendo que empiece a asistir a reuniones de Doce Pasos. mayor sea el control que de tengamos nues trasCuanto adicciones yprincipales defectos carácter sobre conforme nos acercamos al conflicto final, menos oportunidades ten drá Satanás de engañamos. Y, a la inversa, cuanto menor sea nuestro control, mayor será nuestra vulnerabilidad a los ataquesde Satanás. Esto es especialmente cierto si llevamos tiempo negándonos a cambiar. Esa negativa supone simple mente un autoengaño nos abre las puertas a lospara engaños de Satanás. Ahora es ely momento de prepararnos la crisis definitiva y el cierre del tiempo de gracia, y esta pre paración incluye hacer un esfuerzo deliberado por enfrentar nuestros defectos de carácter y adicciones. La v erdad doctrinal. Todas y cada una de las veintiocho creencias fundamentales sostenidas por la Iglesia Adventista
del Séptimo Día son importantes, pero dos de ellas son de
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importancia decisiva a medida que nos aproximamos a la crisis final: el estado de los muertos, y el sábado. Elena G. de White dijo: «Merced a los doserrores capitales, el de la inmortalidad del alma y el de la santidad del domingo, Satanás prenderá a los hombres en sus redes. Mientras aquel forma la base del espiritismo, este crea un lazo de simpatía con Roma. Los protestantes de los Esta dos Unidos serán los primeros en tender las manos a través de un doble abismo al espiritismo y al poder romano; y bajo la influencia de esta triple alianza ese país marchará en las huellas de Roma, pisoteando los derechos de la concie ncia» (CS 574).
Obsérvese que Satanásatraerá a la gente bajo sus engaños a través de los dos grandes errores mantenidos por quienes rechazan la enseñanza bíblica referente al estado de los muertos y al sábado. Quizá usted piense, en este momento, que entiende estas verdades perfectamente bien, y que no podría ser engañado por los errores de Satanás durante la crisis final. ¿Seguro? Empecemos por el sábado. Durante la crisis definitiva, el mundo se verá abrumado por desastres naturales, hun dimiento económico y probablemente acciones militares. Jesús anunció que «las naciones estarán angustiadas y per plejas» (Luc. 21: 25), mientras los gobernantes del mundo estén luchando para resolver la crisis. Además, «se desma yarán de terror los hombres, temerosos por lo que va a sucederle al mundo» (versículo 26). No es raro que reine el pánico global, pues Jesús dijo que «si no se acortaran esos días, nadie sobreviviría, pero por causa de los elegidos se acortarán» (Mat. 24: 22). Parecerá que la especie humana está a punto de convertirse en la próxima especie extin guida. De manera casi segura, las diversas naciones se em barcarán en un gran conflicto armado por la distribución
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equitativa de los escasos recursos restantes. Desde una pers pectiva humana, el problema será completamente imposi ble de resolver. De repente, en medio de esta crisis global, un ser brillante y resplandeciente desciende sobre el Monte del Templo en Jerusalén y le dice al mundo que él es el Mesías judío, el Cristo cristiano, el Mahdi musulmán y el Krishna hindú. Y el mundo exhala un suspiro de alivio colectivo: ¡Jesús ha venido a salvar a la raza humana de la destrucción! A lo largo ile las siguientes semanas, este ser brillante y resplandeciente, junto su séquito ángeles igualmente aparede la cen enconciudades dedetodo el mundo. Losbrillantes gobernantes humanidad dejan a un lado sus armas y se congregan en torno a este «salvador». Por todas partes, la gente se inclina ít adorarlo, y los que se declaran cristianos proclaman que esta es sin duda la segunda venida de Cristo.* ¿Suena esto inverosímil? Leamos la siguiente declaración de Elena G. de White: «El acto capital que coronará el gran drama del engaño será que el mismo Satanás se dará por el Cristo. Hace mucho que la iglesia profesa esperar el advenimiento del Salvador como consumación de sus esperanzas. Pues bien, el gran engañador simulará que Cristo habrá venido.En varias pa rtes de la tierra,Satanás se mani festará a los hombres como ser majestuoso, de un brillo deslum brador, parecido a la descripción que del Hijo de Dios da San Juan en el Apocalipsis (Apocalipsis 1:13-15). La gloria que le rodee superará cuanto hayan visto los ojos de los mortales. El grito de triunforepercutirá por losaires: “¡Cristo ha venido! ¡Cristo ha venido!”. El pueblo se postrará en adoración ante él, mientras le vanta sus manos y pronuncia una bendición sobre ellos así como
*
Rute es un relato imagi nar io de cómo podría acont ecer la apar ición de S atan ás com o Cristo
y de cómo podría responder el m undo.
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Cristo bendecía a uss discípulos cuando estaba en la tierra. Su voz es suave y acompasada aunque llena de melodía. En tono amable y compasivo, enuncia algunas de las verdades celestiales y llenas de gracia que pronunciaba el Salvador; cura las dolencias del pueblo» (CS 608-609).
¿Cómo reaccionaría usted ante este asombroso fenó meno? Ahora mismo, sentado en su cómoda silla mientras lee este libro, puede que responda: «Bueno, yo sabría exacta mente quién es ese. ¡A mí no me engañaría!». eso sea ahora.Cristo Pero para cuando todo mundo estéQuizá celebrando quecierto ha venido salva r a laelesp ecie humana de su extinción, ¿estaría usted dispuesto a señalarle con el dedo y decir: «Ese es Satanás»? ¿Puede imaginarse la ira que será dirigida contra las personas que hagan eso? ¿Y puede imaginarse el valor que requerirá tragarse el miedo y decirlo de todos modos? ¡No crea que no le preguntarán a usted, le guste o no, quién cree que esese ser deslumbrante! Elena G. de White sigue explicando que «en su femen tido carácter de Cristo, asegura haber mudado el día de re poso del sábado al domingo y manda a todos que santifiquen el día bendecido porél. Declara que aquellos que persisten en santificar el séptimo día blasfeman su nombre porque se niegan a oír a sus ángeles, que les fueron enviados con la luz de la verdad.Es el en gaño m ás poderoso resulta casi irre ' sistible» (CS 609; cursiva añadida). Puedo asegurarle que la gente sabrá que es usted guarda dor del sábado, y que leexigirán que acceda a la orden de Satanás y observe su domingo. Entonces será cuando tendrá usted que decirles quién cree que es ese ser brillante y res plandeciente. Si traga saliva y les dice la verdad, quizá sea encarcelado y tal vez torturado y amenazado de muerte. Puede que esto suene demasiado ridículo para ser cierto,
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pero recuerde que Apocalipsis afirma que la bestia surgida de la tierra «[hará] matar a todo el que no la adorara [a la imagen de la surgida del mar]» 13:en15). Los adventistas delbestia séptimo día creen que lo(Apoc. que está juego en esta amenaza será la controversia sábado/domingo. ¿Qué ocurrirá con esos guardadores del sábado que en tienden la verdad pero aceptan la postura popular por miedo? ¿Habrán sido engañados? No. Ellos conocían y entendían la verdad, pero, bajo la amenaza de la persecución, decidieron despreciarla. Sata nás, en el cielo, también entendió claramente lo que estaba en juego. Elena G. de White dice que «para convencerlo de su error, se hizo cuanto esfuerzo podían sugerir la sabidu ría y el amor infinitos». Él «quedó convencido de que se ha llaba en el error. [...] Casi decidió volver sobre sus pasos, pero el orgullo no se lo permitió» (PP 17). Conocía la verdad, pero su orgullo provocó que le diera la espalda abrazar la falsedad quearraigadas, se ajustabacomo a sus el de seos. Esa ypara muchas otras emociones miedo, la ira, la culpa y el deseo de seguir la corriente po pular, pueden engañamos hasta hacemos negar lo que sa bemos que es cierto. La cuestión en el tiempo del fin no será si conocemos y comprendemos la verdad, sino de qué parte decidimos ponemos. Por muy bien que entendamos la ver dad, si optamos por el lado de Satanás, seremos engañados. La segunda doctrina adventista queebemos entender Conforme nos aproximamos a la crisisdefinitiva esla verdad bíblica acerca del estado de los muertos. La creencia popular conocida como inmortalidad del alma significa que los muerios no mueren realmente, y que tras la muerte del cuerpo lus personas continúan una existencia consciente en otro ámbito. Esta creencia es el fundamento del espiritismo, que
ii su vez es crecientemente popular en el mundo de nuestros
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días. Por ejemplo, ahí tenemos las novelas de enorme éxito protagonizadas por Harry Potter (siete en total), que ense ñan a los niños todo acerca de brujería. No muy a la zaga se encuentran los libros de Stephenie Meyer de su Crepúsculo (cuatro en total), que cuentan la historia de un vampiro que se enamora de una estudiante de enseñanza se cundaria y, con el tiempo, la vuelve vampira. En las últimas décadas han proliferado también numero sos programas de televisión relacionados con el espiritismo y la comunicación con los muertos, incluidos Hech izada (o, con un a bruja, y Em bru jada), de los en otros países, Mecasédel años sesenta y setenta siglo pasado; Sobrina, La Bruja A dolescente (o Sobrin a, C osas de Bru jas), popular a finales de los noventa y comienzos del siglo actual. Además, programas más recientes comoM édium y Ghost (llamado en países hispanohablantes:Entre fantasm as, V oces del m ás allá, A lm as suspendidas o A lm as perdidas) presentaban a médiums que afirmaban comunicarse con los muertos ante los teles pectadores. Todos ellos son ejemplos de la fascinación po pular por el espiritismo. Pero, ¿qué hay de los científicos y escépticos que solo se convencerán por evidencias que puedan vercon sus propios ojos y oír con sus propios oídos? ¿Cómo podrá eso llegar a ocurrir jamás? Hagamos una breve digresión. He estado leyendo el libro Is God an
de Deepak y Leonard titulado ? [¿EsChopra Dios una ilusión?]. Mlodinow Chopra es un médico y gurú 1Ilusión de la Nueva Era que está muy implicado en la sanación mente-cuerpo. Mlodinow es científico, escritor y profesor del California Institute of Technology. Uno de sus temas de interés es tratar de comprender las bases científicas de la conciencia humana. El libro contiene capítulos alternati vamente escritos por Chopra y Mlodinow, en los que cada
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uno presenta sus puntos de vista sobre diversos asuntos. Por ejemplo, algunos títulos de los capítulos son: «¿Cómo emer gió el universo?», «¿Es ely cuerpo?». universo consciente?» y «¿Cuál es la conexión entre mente Chopra es básicamente panteísta. Esto es evidente par tiendo de su punto de vista de que todo el universo físico es consciente. El afirma, por ejemplo, que «la consciencia existe en todas partes en la Naturaleza»,* y que «No nece sitamos a Dios. [...] Todo lo que necesitamos es un universo que la consciencia como un aspecto inseparable de sícontenga mismo».1Sobre esta base, extrae la conclusión de que la consciencia humana evolucionó a partir de la consciencia que existe en el universo físico. Añade: «Una vez que se ad mite que el universo podría ser autoconsciente, repenti namente deja de ser un misterio por qué los humanos son inteligentes, creativos y conscientes. Está en el aire que res piramos».2 Mlodinow discrepa con la idea de Chopra de que la consciencia humana surja de alguna consciencia mística in manente al universo. Tampoco comparte el punto de vista popular de que nuestra consciencia se srcina en un alma incorpórea. El cree que «el srcen de la mente reside en la sustancia física del cerebro» y que eso «ha sido repetida mente demostrado en biología».3Señala que «se estima que en la actualidad hay unos cincuenta mil científicos en todo el mundo estudiando el cerebro, y ninguno de ellos [...] ha encontrado jamás evidencia científica creíble y reproducible de que las experiencias mentales de las personas sean el resultado de cualquier otra cosa que procesos físicos que obedecen a las mismas leyes que todos los demás agregados
*
La «N» mayúscula en la palabra Natur aleza sugiere que desde el pun to de vista de Ch opr a la naturaleza es divina.
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de moléculas».4 En otras palabras, nuestra consciencia hu mana no brota de alguna consciencia universal, ni de un alma que se manifieste a través del cerebro aunque tenga existencia consciente aparte de él. Mlodinow cree que nues tra consciencia es producto de nuestro cerebro. Nuestras mentes surgen de nuestros cerebros físicos y materiales. En lo básico, los adventistas coincidimos con Mlodinow más que con Chopra. Tal como lo entendemos, Dios creó un cerebro físico que es capaz de producir consciencia y es piritualidad. Sin embargo, discrepamos con Mlodinow en dos En de primer lugar, adventistas creemos que Diosaspectos. es la fuente la vida, quelos activa el cerebro de manera relativamente similar a como se pone en marcha el «cere bro» de una computadora cuando se conecta a la corriente eléctrica. Mlodinow no estaría de acuerdo con esto. Además discreparía conlos adventistas y la mayoría delos demáscris tianos en la idea de que Dios, a través del Espíritu Santo, cambia el modo en que pensamos. Eso es porque Mlodinow es un científico secular que, como ot dos los científicos secu lares, no cree en Dios ni en lo sobrenatural. Ahora es el momento de concluir nuestra digresión y volver al hilo principal. Según ya he indicado en este capí tulo, la Biblia enfatiza el hecho de que como parte de sus esfuerzos por engañar a la gente en el tiempo del fin, Sata nás producirá milagros falsos. Repasemos la evidencia bí blica vez: «Seotra levantarán falsos cristos y falsos profetas, y harán grandes señales y prodigios, de tal manera que engañarán, si es posible, aun a los escogidos» (Mat. 24: 24). «El advenimiento de este impío, que esobra de Satanás, irá acompañado de hechos poderosos, señales y falsos mila gros, y con todo engaño de iniquidad para los que se pier den» (2 Tes. 2: 9-10).
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«También hace grandes señales [...por las que] engaña a los habitantes de la tierra» (Apoc. 13: 13-14). Cuando los espíritus demoníacos empiecen a realizar estos falsos milagros, los científicos seculares, quienes du rante los últimos siglos han negado de manera vehemente la existencia de Dios y de lo sobrenatural, tendrán la eviden cia que han estado demandando. De repente, la ideade que hay espíritus incorpóreos tendrá sentido para ellos porque habrán visto con sus propios ojos lo que creerán que es la evidencia de ello, y lo habrán oído con sus propios oídos. Por esta razón, antes de que todo esto tenga lugar, usted y yo necesitamos afirmamos en la verdad de la Palabra de Dios en lo referente a la naturaleza de los seres humanos y el estado de los muertos. Si no estamos firmemente asenta dos en la verdad cuando llegue la crisis final, nos hallaremos peligrosamente expuestos a losengaños de Satanás. Y si su cumbimos a ellos, se cerrará el tiempo de gracia y no esta remos listos para encontramos con Jesús cuando venga.
Notas del capítulo 1. Deepak Ch opr a y Leonard Ml odinow, Is God an Illusion? Th e Great Debate Betw een Science and Spirituality (Lo ndr es: Rider, 2012), págs. 41 ,4 3 ,4 5. 2. lbíd. 3. lbíd , pág. 178. 4. lbíd.
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La suprema lealtad engo fibrosis quística. Sí, ha leído usted bien. Cuando escribo estas palabras (mediados de 2013), tengo setenta y cinco años y pa dezco fibrosis quística (FQ, para abreviar). Hace cincuenta años, la mayoría de losniños con FQ eran afortunados si lle gaban con vida a la edad de diez años. La FQ es una enfermedad genética que engrosa la mu cosa del cuerpo. Esta mucosa espesa tapona el conducto pancreático imposibilitando que la lipasa, la enzima que di giere las grasas, acceda al intestino delgado, y por eso los niños con FQ tienen importantes problemas digestivos y les resulta muy difícil ganar peso. A los cilios de los pulmones
T
también les cuesta mucho limpiar la espesa mucosa, de modo que los niños con FQ padecenseveros problemaspul monares. Si solo uno de lospadres es portador del gen de la FQ, se da una probabilidad entre cuatro de que un hijo suyo sea también portador. Si ambos padresson portadores, entonces
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existe una probabilidad entre cuatro de que si tienen un hijo desarrolle esa enfermedad. Si yo hubiera heredado un gen de FQ de cada uno de mispadres, habría muerto hace mucho tiempo. Sin embargo, soy portador, y ahora es cuando se ha descubierto que los portadores a veces desarrollan la enfer medad a una edad avanzada de su vida. Mi FQ fue diagnos ticada cuando tenía cerca de setenta años. La buena noticia es que han aparecido excelentes trata mientos y se descubren más conforme pasa el tiempo. La prognosis para los actuales pacientes de FQ es mucho mejor de lo que lo fuera en el pasado, y continúa mejorando según transcurren los años. Tengo que tomar enzimas digestivas, y dos o tres veces al día debo dedicar treinta minutos a in halar un vapor salino para ayudarme a despejar la mucosa de mis pulmones. He descubierto que si no me trato la enfermedad, me canso mucho. Como sé que la FQ es potencialmente mor tal, y como, al igual que la mayoría de la gente, quiero vivir tanto como sea posible, me tomo las enzimas con cada co mida, lo cual es muy fácil (solo cuestión de tragarme unas cuantas pastillas) y llevo a cabo los ejercicios respiratorios, lo cual no es tan fácil. No es que sean difíciles de hacer, el problema es reservar tiempo para ellos. Resultaría muy fácil para mí pensar: Ten go dem asiadas cosas que hacer hoy. M e sal taré iosejercicios esta vez. Pero si hago eso, mi cuerpo me dará un aviso en forma de fatiga y, finalmente, de grave enfer medad pulmonar. En consecuencia, tengo que sacar t iempo para hacer los ejercicios dos o tres veces cada día. FQ espiritual
¿Por qué le cuento esta historia, que obviamente es com pletamente personal?Porque sobre nosotros se cierne la más intensa batalla espiritual de la historia de nuestro planeta,
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y mi experiencia con la FQ es una excelente ilustración del compromiso espiritual que cada uno de nosotros debe esta blecer si queremos resistir satisfactoriamente en ese tiempo venidero. Todo ser humano ha heredado lo que yo llamo la «FQ espiritual». No heredamosgenéticamente esta enfermedad, sin embargo. Pablo explica cómo la contrajimos: «Como el pecado entró en el mundo por un hombre y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron» (Rom. 5: 12). La FQ espiritual es una enfermedad de la mente y del corazón causada por nuestra separación de Dios. En el ca pítulo 5 de este libro señalé queDios creó a Adán y Eva con el Espíritu Santo implantado en sus mentes y corazones. Por causa de ello, estaban en sintonía con la ley de Dios y con su amor. Pero cuando pecaron,perdieron el Espíritu Santo y sus mentes y corazones sintonizaron con el odio, la ven ganza y la lujuria. Transmitieron esta enfermedad asus hijos, quienes a su vez se la pasarona los suyos, y así sucesivamen te hasta la actualidad. Lo único que usted y yo podemos hacer para curar este mal es aceptar a Jesús como nuestro Salvador. El restaurará el Espíritu Santo en nuestras mentes y corazones, y empe zaremos a sanar espiritualmente. Note que he dicho «empezaremos a sanar». El Espíritu Santo entra en nuestros corazones inmediatamente, pero no cura nuestra FQ espiritual en un instante. Como ocurre con mi FQ, librarse de esa en ferm edad espiritu al requ iere n uestro com prom iso de seguir el tratam ient o día tras día y tras d ía...
¿Cuál es el tratamiento? Estudio diario de la Biblia, ora ción diaria, confratemización regular con otros creyentes,
y colaboración habitual con la misión de su iglesia local.
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Mi FQ física me envía advertencias cuando descuido mis tratamient os. Cuan do no soy cuidadoso en la toma de mirespiratorios, estómago semehincha; y cuando memis saltopastillas algunosenzimáticas, de m is ejercicios fatigo. Des graciadamente, los avisos que nos llegan cuando descuidamos el tratamiento de nuestra FQ espiritual no son tan obvios. Es posible ser muy religioso externamente: leer un pensamiento devocional cada mañana, hacer una rápida oración antes de salir corriendo hacia el trabajo, asistir a la iglesia cada sábado e incluso desempeñar un cargo importante en la iglesia... a la vez que, no obstante, somos del todo inconscientes de nuestra crítica condición espiritual. Las formas de religión no trans formarán la mente y el corazón. Tratar nu estra FQ espiritual re' quiere un comprom iso firm e y diario de poner a Dios por delante de cualquier otra urgencia que afrontem os en la vida.
El desafío
Los adventistas del séptimo día somos muy afortunados al disponer por anticipado de extraordinarias advertencias acerca de lo que se cierne sobre nuestro mundo. En el ca pítulo 14 aludí extensamente a la intensa presión que el mundo aplicará sobre el pueblo de Dios para que se ajuste a sus creencias y prácticas religiosas. Apocalipsis lo describe en términos de dos poderes, representados por bestias, que establecerán una autoridad global para imponer la marca de la bestia con puño de hierro. Si no nos sometemos a esa autoridad, seremos amenazados con el boicot económico e incluso la muerte. En el capítulo 11 de este libro, analicé losjuicios que Dios traerá sobre el mundo en forma dedesastres naturales, hun dimiento económico y posibles conflictos militares, fruto de lo cual las naciones «estarán angustiadas y perplejas» y «se
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desmayarán de terror» (Luc. 21: 25-26). El mundo, por su puesto, desesperará por hallar una solución a esta horrible situación, y una de soluciones buscaránsobre es Dios. que han negado su las existencia y suque autoridad ellosLos se darán cuenta de que estos juicios son de Dios y se volverán hacia él en pos de esa solución. Se trata, por supuesto, de una reacción muy apropiada. Desgraciadamente, por medio de manifestaciones espi ritistas, Satanás estará disponible con su aparente solución religiosa el problema, la gran mayoría de lapolít pobla ción caerápara en sus engaños. Yyentonces lospoderes icos que, en su desesperada búsqueda de una respuesta a la cri sis, de repente se habrán vuelto muy religiosos, perseguirán implacablemente a cualquiera que se desvíe del sistema de creencias y prácticas que ellosestablecen. Insistirán en que la supervivencia de la especie humana depende de la uni dad religiosa y espiritual con el fin de apaciguar a un Dios enojado. ¿Ha sido usted alguna vez víctima del odio religioso? La mayor parte de la gente en los países occidentales no ha ex perimentado algo así. Pero en algunos países musulmanes, la persecución de cristianos es intensa. Fanáticos musulma nes solo piensan en destruir los hogares, las iglesias y los ne gocios en asesinarlos a sangre fría.de ElenadeG.losdecristianos, White dijoy que «los que honran la ley Dios han sido acusados de atraer los castigos de Dios sobre la tierra, y se los mirará como si fueran causa de las terribles convulsiones de la naturaleza y de las luchas sangrientas entre los hombres, que llenarán la tierra de aflicción. El poder que acompañe la última amonestación enfurecerá a
los malvados; su ira se ensañará contra todos los que hayan
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recibido el mensaje, y Satanás despertará el espíritu de odio y persecución en un grado de intensidad aún mayor» (CS 600). Los adventistas entendemos que poco antes de la se gunda venida de Jesús: «Las autoridades religiosas y civiles se un[irá]n para imponer la observancia del dom ingo, [y] la negativa persisten te, por part e de una pequeña minoría, de ceder a la exigencia popular, la conver tirá en objeto de execración universal. Se demandará con insis tencia que no es tolere a los po cos que se oponena una institución de la iglesia y a una ley del estado; [...] y finalmente se expedirá contra todos los que santifiquen el sábado un decreto que los de clare merecedores deaslpenas más severas yautorice al puebl o para que, pasa do cierto tiempo, los mate» (CS 601).
Todo esto parece impos ible en nuestra cultura de base de mocrática e ilustrada, con su libertad religiosa y su separación iglesia-estado. Es como esperar que Dios «haga crecer un roble gigante en un instante».1Sin embargo, la cuestión aquí no es si este escenario es o no realista. Basándome en la evi dencia inspirada, yo asumo que lo es. Dios nos ha dicho lo que nos espera. La cuestión entonces es que hay que estar preparados. ¿Nos ha movido a preparamos nuestro conoci miento de lo que nos reserva el futuro? ¿Nos estamos prepa rando para mantener nuestra lealtad a Jesús y a aquello en lo que creemos cuando seamos confrontados con el ridículo y laLaviolencia? preparación para lo que viene es espiritual: cultivar una relación con Jesús y superar nuestros defectos de ca rácter. Pero no debemos aplazar esta preparación para el último momento. Así como yo tengo que tratarme mi FQ cada día, igualmente nuestra FQ espiritual requiere tra tamiento diario.
16. La suprema lealtad • 2 4 7
La suprema lealtad urante los últimos dos mil años, muchos cristianos han
arrostrado la pruebaImagínese suprema de su lealtad a Dios. Los lla mamos «mártires». usted a un par de soldados conducién dole esposado hacia un poste rodeado por un montón de leña. Un clérigo se aproxima y empieza a leer un documento. Le ofrece dos opciones: puede escoger re tractarse de sus creencias; si lo hace, los soldados le quitarán las esposas y usted podrá marcharse como una persona libre. O puede usted mantener sus creencias, en cuyo caso será en cadenado al poste, prenderán fuego a la leña y usted arderá hasta la muerte. ¿Qué escogería usted? Hace varios siglos, milesde personas fueron confrontadas con esa elección. Algunas se retractaron de sus creencias, pero muchas escogieron sufrir la espantosa pena de ser que madas hasta la muerte antes que renunciar a su fe.Esta es la lealtad suprem a.
La lealtad de usted y la mía pueden ser probadas con esa misma severidad. La pregunta que tenemos que ha cemos es si nos estamos preparando para esa prueba desde ahora mismo. La lealtad suprema no es solo la postura que tomaremos en defensa de la verdad en algún momento del futuro. Esa lealtad tiene que ver igualmente, y en la mismamedida, con nuestro compromiso de cultivar a diario nuestra vida espi ritual en la actualidad. Mi esposa, Lois, y yo pasamos el día de Navidad de 2013 con nuestro hijo, nuestra nuera y nuestra nieta en Salt Lake City (Utah). De camino a casa el día siguiente, condujimos a través de Ogden, buscando un restaurante Olive Garden,
cuando resultó que vimos una valla publicitaria al lado de
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la calle que estaba patrocinada por el centro Gold’s Gym. El letrero decía: «Dejar de ir al gimnasio hoy no le matará a usted hoy». Pensemos en ello.
No tas del capítulo 1. Th eod ore Nel son, en la intr oducción a Dudle y M. Canrigh t, Seventh'day Adventism Renounced (Nashville: Gospel Advócate Company, 1914), pág. 23.
17 Efin del tiempo de gracia del mundo pezaré este capítulo con un comentario sobre su tí tulo. Obsérvese que es «El fin del tiempo de gracia el mundo», no «El fin del tiempo de gracia h um an o». Soy mundo cuando consciente de que a veces usamos la palabra nos referimos a toda la población humana de la tierra, como en Juan 3: 16: «De tal manera amó Diosmalu n do.. .». Sin embargo, este capítulo es sobre el cierre del tiempo de gracia del mundoen cuanto mundo. ¿Qué quiero decir con «el cierre del tiempo de graciadel mundo en cuan to m un do» ? En sus tratos con seres humanos pecadores, Dios ha ofre cido dos tipos de tiempo de gracia. Uno es para individuos, otro para grupos. El tiempo de gracia para individuos tiene que ver con su oferta de salvación y el período que les con cede para que la acepten o la rechacen. Los individuos cie rran su tiempo de gracia conlas decisiones quetoman sobre si vivirán enarmonía conel conocimiento moral yespiritual
E
que Dios les da.
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l tiempo de gracia para grupos tiene que ver con la con formidad de las personas dentro de su grupo a unas normas moralesy éticas básicas. Cuando un grupo llega a ser lo bas tante perverso yrebelde a la vista de Dios, él cierra su tiempo de gracia, lo castiga, yen algunos casos pone fin a su exis tencia. Nuestro objetivo en este capítulo es investigar su re lación con seres humanosom o grupo al final de los tiempos. Sin embargo, antes de hacerlo necesitamos saber más sobre lo que significa el tiempo de gracia para un grupo. Dios concede el tiempo de gracia a ciudades y naciones así como al mundo entero. siguiente declaración Elenausa G. de White tiene que verLa especialmente con ello,depues la expresióntiempo de grada como algo que se extiende a las naciones: «Dios da a las naciones un determinado tiempo de gracia. Les envía luz y evidencias que las salvarían si las recibieran. Pero si las rechazan como los judíos rechazaron la luz, pronto caerán sobre ellas la indignación y el castigo. Si los hombres rehúsan recibir la gracia y escogen las tinie blas antes que la luz, cosecharán los resultados de su elec ción» (4CBA 1165). Examinemos algunos ejemplos bíblicos de conclusión del tiempo de gracia por parte de Dios para ciertos grupos de personas. En la época del Diluvio Hace unos cuatro mil quinientos años, Dios cerró el tiempo de gracia del mundo encuanto mundo. La historia, tal como se recoge en la Biblia, deja claro que el Diluvio vino sin duda como resultado del cierre divino del tiempo de gra cia del mundo. Dice Génesis:«Vio Jehová que la maldad de loshombres era mucha enla tierra, y que ot do designio de lospensamien tos de su corazón solo era de continuo el mal; y se arrepintió
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Jehová de haber hecho al hombre en la tierra, y le dolió en su corazón. Por esodijo Jehová: “Borraré de la faz de la tierra atia, losy hombres que hey creado, el hombre hasta la bes hasta el reptil las avesdesde del cielo, pues me arrepiento de haberlos hecho”» (Gén. 6: 5-7). Unos pocos versículos después, Génesis nos cuenta que Dios comunicó el mismo mensaje a Noé: «La tierra se co rrompió delante de Dios, y estaba la tierra llena de violencia. Y miró Dios la tierra, y vio que estaba corrompida, porque toda carne su camino la tierra. Dijo, la pues, Dioshabía a Noé:corrompido “He decidido el fin sobre de todo ser, porque tierra está llena de violencia a causa de ellos; y yo los des truiré con la tierra”» (versículos 11-13). Mi opinión es que Dios cerró el tiempo de gracia del mundo en cuanto mundo al comienzo de los ciento veinte años.* Esto es evidente por su declaración, dirigida a Noé, de que había decidido «el fin todo ser», y de que los iba a destruir a ellos junto «con la de tierra». La historia del Diluvio revela varios aspectos que están involucrados en el cierre divino del tiempo de gracia de un grupo. En primer lugar, aunque la Biblia no usa las expresio nes tiempo de gracia o fin del tiem po de gracia en Génesis 6, es evidente que la cuestión es, de hecho, el tiempo de gracia. En cualquier momento en que Diospronuncia una sentencia condenatoria sobre un grupo por causa de su maldad, él ya ha cerrado o está pronto a cerrar el tiempo de gracia de ese grupo. En este caso, Dios declaró que por cau sa de la extrema perversidad y violencia del mundo entero, iba a destruirlo. Eso es el cierre del tiempo de gracia del grupo.
El plazo que da Dios mismo cuando anuncia el Diluvio según Génesis 6: 3. [N. del T.J
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n segundo lugar, aun cuando el tiempo de gracia de un grupo haya concluido,Dios no necesariamente aplica el cas tigo de inmediato. En el caso del Diluvio, lo demoró a fin de darle tiempo a Noé para construir el arca. En tercer lugar, aun cuando el tiempo de gracia para el grupo como un todo haya terminado, el tiempo de gracia de los individuos incluidos en el grupo puede continuar. Esto es evidente por el hecho de que Noé predicase mien tras estaba constmyendo el arca (ver 2 Ped. 2: 5; PP 72-74). En cuarto lugar, cuando llega finalmente la destrucción, Dios salva a su pueblo de ella, tanto a quienes proclaman la advertencia como a quienes se vuelven hacia él como re sultado de la misma. Ahora veremosque lo que era cierto del cierre del tiempo de gracia en la épocadel Diluvio también lo es de otras épo cas en que Dios ha cerrado el tiempo de gracia de un grupo. El fin del tiempo de gracia en el caso de ciudades
La Biblia nos proporciona dos ejemplos del cierre del pe riodo de gracia en el caso de ciudades. Una es Sodoma. La otra, Nínive. Sodom a. Un día Dios,*en compañía de dos ángeles, visitó a Abraham y compartió una comida con él. Estas tres figuras sobrenaturales se le aparecieron a Abraham como seres hu manos; él no se dio cuenta enseguida de que uno de sus visi tantes era Dios y los otros dos, ángeles (ver Heb. 13: 2). Después de la comida, el Señor le dijo a Abraham lo que él y los ángeles estaban a punto de hacer: «Por cuanto el cla mor contra Sodoma y Gomorra aumenta más y más y su pe* Probablemente Dios Hijo.
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ado se ha agravado en extremo, descenderé ahora y veré si han consumado su obra según el clamor que ha llegado hasta mí;Esto y sisuena no, locomo sabré» (Gén. 20). la verdadera con si Dios no18: conociera dición de Sodoma y tuviera que descender a la tierra para verificarla personalmente. Sin embargo, por lo que sabemos de la omnisciencia deDios, podemos concluir sin sombra de duda que él sabía lo que estaba ocurriendo en Sodoma. Apa rentemente, si habló así fue para ayudar a Abraham a com prender que él estaba tratando de manera justa con los ciudadanos de Sodoma. Sea como sea, lo esencial de la historia es que Sodoma se había degradado en la escala moral hasta el mismo nivel que lo había hecho el mundo antediluviano. Elena G. de White dijo que «la misericordia, tanto tiempo despreciada, al fin cesó de interceder por ellos. Los habitantes de Sodoma habían pasado los límites de la misericordia divina, “el lí mite oculto entre la paciencia de Dios y su ira”» (PP 139). Por eso, el cierre del tiempo de gracia de Sodoma como ciudad había llegado. En este caso, el tiempo transcurrido entre dicho cierre y la destrucción de la ciudad fue muy corto, sin duda por causa de la extrema perversidad de sus ciudadanos. No obstante, el Señor dio un breve período de advertencia final. Los dos ángeles advirtieron a Lot acerca de lo que estaba a punto de suceder, y le dijeron que infor mara «a susyernos, los que habían de tomar sus hijas» acerca de la destrucción inminente. Por desgracia, cuando Lot se lo advirtió, ellos se tomaron a broma lo que les dijo (Gén. 19: 12-14). Entonces envió Diosla destrucción, muy probablemente en forma de una lluvia de cometas o meteoritos que incen
diaron la ciudad hasta reducirla a cenizas.
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Como en el caso de Sodoma, esta otra ciudad llegó a ser tan malvada que Dios concluyó que debía des truirla. Antes de que lohiciera, sin embargo, ordenó a Jonás que fuera a Nínive «y clama contra ella, porque su maldad ha subido hasta mí» (Jon. 1: 1-2). Como usted sabe, Jonás trató de evitar la misión que Dios le había asignado, pero finalmente acabó en Nínive, donde proclamó que la ciudad sería destruida en cuarenta días (Jon. 3: 4). Obviamente, Nínive había llegado prácti camente al fin de su tiempo de gracia como ciudad. Pero como hiciera en la época del Diluvio, Dios envió a su pro feta a advertir al pueblo acerca de la fatalidad que es apro ximaba. ¡Y resulta que la ciudad se arrepintió! Así que Dios libró a Nínive de la destrucción que había anunciado a esa ciudad en caso de haberse mantenido en sus caminos im píos. Esta es una llamativa evidencia de que la amenaza de Dios de cerrar el tiempo de graciade un grupo (Jon. 3: 10) N ín iv e.
es reversible si una parte suficiente del grupo se arrepiente. El fin del tiempo de gracia en el caso de naciones Dos naciones en la historia bíblica nos ofrecen signifi cativas lecciones sobre el fin del tiempo de gracia para na ciones: los amorreos y los israelitas. Los am orreos. Se trataba de un poderoso grupo que había emergido en Mesopotamia en dinastía tomo alde año 2000 a.C. Los amorreos fundaron la primera Babilonia,1y uno de sus reyes, Hammurabi, es todavía famoso por su código legal.2La influencia de los amorreos se extendió hasta Canaán, pues Génesis 14:13 nos cuenta que Abraham tuvo tratos amistosos con ellos. Dios le había prometido a Abraham que lesdaría la tierra de Canaán a él y a sus descendientes (ver Gén. 13: 14-15),
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y estoy seguro de que Abraham se preguntaba cómo haría Dios eso , ya que quienes vivían allí eran amigos del pa triarca. Conforme transcurría el tiempo y Abraham no se sentía más próximo a poseer la tierra que cuando emigró hasta allí por primera vez, preguntó a Dios: «¿En qué conoceré que la he de heredar?» (Gén. 15: 8). Dios replicó: «Tú [...] te reunirás en paz con tus padres y serás sepultado en buena vejez» (versículo 15). En otras palabras, el propio Abraham no tomaría posesión de la tie rra. Pero Dios prometió que los descendientes de Abraham sí la poseerían; sin embargo, primero serían esclavos «en tierra ajena» durante cuatrocientos años, después de lo cual «tus descendientes volverán acá en la cuarta generación» (vers. 13, 16). Entonces Dios añadió una frase significativa para nuestro estudio: «Porque hasta entonces no habrá lle gado a su colmo la maldad del amorreo» (vers. 16). En otras palabras, Dios estaba manteniendo abierto el tiempo de gra cia de la nación amorrea. Avancemos varios siglos. Los israelitas están vagando por el desierto y necesitan pasar por territorio amorreo, así que formulan una amistosa petición: «Te pido que nos dejes pasar por tus dominios. Te prometo que no entraremos en ningún campo ni viña, ni beberemos agua de ningún pozo. Nos limitaremos a pasar por el camino real, hasta que sal gamos de tu territorio» (Núm. 21: 22, NVI). Pero en lugar de complacer a los israelitas, los amorreos los atacaron (ver versículos 23, 33). Comentando su reac ción, dice Elena G. de White: «Cuando el rey amorreo re husó lo pedido con cortesía, y en señal de desafío reunió a sus ejércitos para la batalla, se colmó la copa de la iniquidad de ese pueblo, y ahora Dios iba a ejercer su poder para de
rrocarlo» (PP 411). El comentario de White acerca de que
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«se colmó la copa de la iniquidad» de los amorreos es una clara indicación de que se había cerrado su tiempo de gracia como nación. Los israelitas derrotaron a los amorreos y tomarón su territorio por sí mismos (vers. 24-26). En este caso, no hay evidencia de advertencia antes de la destrucción. Israel. Unas pocas décadas después de que los israelitas entrasen en Canaán, se entregaron a la adoración de ídolos, y Dios permitió que fueran hechos cautivos por sus enemi gos. Finalmente, se arrepintieron y Dios los restauró. Este patrón apostasía-arrepentimiento se repitió una y otra vez durante el periodo de losjueces. Luego, sucesivamente, rei naron sobre la nación Saúl, David y Salomón, y después de sus reinados los israelitas se hundieron cada vez más pro fundamente en la apostasía. Finalmente, Dios dejó que los asirios erradicasen el reino del norte, y cien años después permitió que losbabilonios tomasen cautivo al reino del sur. Su tierra quedó desolada durante setenta años. Entonces Dios envió el siguiente mensaje al pueblo a través del pro feta Daniel: «Setenta semanas están determinadas [o apartadas] sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad, para terminar la prevaricación, poner fin al pecado... » (Dan. 9: 24).
Daniel 9, como las demás profecías de tiempo en el libro de Daniel, usa el principio día-año, de modo que las «setenta semanas» del versículo 24 representan 490 años. En el momento en que Dios envió a Gabriel donde Daniel con este mensaje, los judíos llevaban en Babilonia casi setenta años por causa de su rebelión. Las palabras: «Setenta sema nas están determinadas sobre tu pueblo ysobre tu santa ciu dad» querían decir que Dios estaba dando a Israel 490 años más de tiempo de gracia.
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Comentando estas palabras, dijo William Shea: «La frase de apertura [de la explicación de Gabriel] delimita un tiempo gracia durante el cual el pueblo de Dios es éllla mado a de manifestar su lealtad y no su rebelión hacia [Dios]».3Shea también señala que las palabras «terminar la prevaricación» y «poner fin al pecado» indican que Dios estaba urgiendo a los judíos «a poner fin al estado pecami noso de su sociedad, [.. .y] a construir una sociedad justa».4 Estos 490 años comenzaron en el año 457 a.C. y conclu yeron en el siete 34 d.C. con laaños lapidación Esteban. Durante los últimos u ocho de este de periodo de 490, Dios envió, primero, a Juan el Bautista para que urgiese al pueblo que se arrepintiera de sus pecados, y luego a su propio Hijo para tratar de volver sus corazones hacia él. En lugar de ello, los dirigentes de la nación fueron responsables de la crucifi xión del Hijo de Dios, Jesús. No obstante, Dios extendió su tiempode unos pocos más, hasta que Esteban nunció la gracia advertencia final.años Cuando los dirigentes de pro los ju díos rechazaron el mensaje de Esteban y lo apedrearon hasta la muerte, Dios cerró su periodo de gracia como nación. Sin embargo, como en el pasado, Dios no aplicó de in mediato la destrucción. Tenía al menos dos razones para es perar un poco. La primera, que la mayoría de los judíos ignoraban el sentido la vida y la muerte ydeleJesús. Dios sabía que muchos de de ellos se arrepentirían aceptarían como su Salvador; por eso, a través del ministerio de la pri mitiva iglesia cristiana, les informó acerca de quién era y es Jesús. Y la segunda razón era que la naciente iglesia necesitaba que la ciudad de Jerusalén le sirviera como cuar tel general hasta que el evangelio pudiera ser firmemente
establecido en territorio gentil. Por estas razones, incluso
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después del cierre del tiempo de gracia de la nación judía como tal, Dios pospuso la destrucción de Jerusalén y la diso lución de la nación durante otros treinta y seis años.* Estados Unidos
En la época de su fundación, Estados Unidos instituyó una forma de gobierno que nunca había sido probada en el mundo con anterioridad, al menos por una nación. Conce dió a sus ciudadanos ciertos derechos, destacando entre ellos la libertad religiosa, que se resume en la expresión «separa ción de la iglesiay el estado».** Los adventistas del séptimo día creemos que esta fue una de las principales razones por las que el Señor dio srcen a Estados Unidos. Elena G. de White escribió: «El Señor ha favorecido a losEstados Uni dos más que a cualquier otra nación [...]. En ella proveyó re fugio para su pueblo a fin de que este pudiera rendirle culto conforme a los dictados de su conciencia. [...] Era propósito divino que en esta nación siempre hubiera libertad para que la pudiera adorarlo de acuerdo con los imperativos de su gente conciencia» (MSV 199). Dios extiende el tiempo de gracia a las naciones en fun ción de la diligencia de estas en adherirse a ciertos prin cipios morales. Y ya que la libertad religiosa era una de las principales razones por las que Dios originó Estados Unidos, se sigue que cualquier abandono de ese principio pondría en peligro el tiempo de gracia de la nación. Eso es, precisa mente, lo que dice Elena G. de White que ocurrirá: «Cuando * La lapidación de Es teban pr obablemen te t uvo lugar en e l año 34 d.C., y Jerusalén fue destru ida en el 70. Para una explicación m ás det allada del martirio de Esteban, ver «L a fecha final de las setent as sem anas», en mi libro El juicio investigador: Su fundamento bíblico (Doral: IADPA, 2011), pp. 279. ** Roger Williams experim ent ó con la libert ad religi osa en su colon ia de Rhod e Island. El fue el pr incipal precursor de la con sagración de la libertad religiosa en la Con stit ució n de Estados Un idos m ás de cien años des pués.
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[el gobierno de Estados Unidos] haga uso de su poder para poner en vigor los decretos y sostener las instituciones de la Iglesia, [...]nacional» habrá una(EUD apostasía en la ruina 116).nacional que solo concluirá Aunque White no usó la expresióntiempo de gracia en esta afirmación, está claro que tenía eso en mente. La apos tasía girará en tomo a la cuestión de la separación iglesiaestado y de la libertad religiosa. Los adventistas siempre hemos creído, como muestra la siguiente declaración, que la domingo apostasía como tendrádía quedever con lay legislación el reposo adoración: que imponga «Para obtener popularidad y apoyo, los legisladores cederán a la demanda de una leydominical. [...] Por el decreto que imponga la institución del papado en violación a la ley de Dios, nuestra nación se epa s rará completamente de la uj sticia.[...]. Como el acercamiento de los ejércitos romanos fue para los discípulos una señal de la inminente destrucción de Jerusalén, esta apostasía podrá ser para nosotros una señal de que se llegó al límite de la tolerancia de Dios, de que nuestra nación colmó la medida de su iniquidad, y de que el ángel de la misericordia está por emprender el vuelo para nu nca volver» (5TI 426-427).
Los adventistas del séptimo día llevamosmucho tiempo anticipando una ley dominical nacional. Algunos de noso tros casi hemos llegado a ser fanáticos al proclamar cada ordenanza local concerniente al domingo es el que cum plimiento de la predicción de Elena G. de White. Pero el tema tal como ella lo vio será la promulgación de una ley dominicalnacional, no local ni regional. Ella dijo que mediante la aprobación de un a ley domin ical, «nuestra nación se separará completamente de la justicia» y «nues
tra nación
colm[ará] la medida de su iniquidad» (cursiva
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• EL FIN DEL TEMPO DE GRACA
añadida). Esto sugeriría que una ley dominical emanada del Congreso de Estados Unidos será lo que precipite el cierre del tiempo de gracia para la nación. La siguiente declaración es aún más específica sobre la naturaleza de la legislación que pondrá fin al tiempo de prueba de Estados Unidos: «Cuando nuestra nación pro mulgue leyesen sus concilios legislativos para compromet er la conciencia de los hombres en cuanto a sus privilegios religiosos, imponiendo la observancia del domingo usano un poder opresivo contra los que guardan el día de reposo del séptimo día,
de Dios nacional será sin duda invalidada tro país; y alalaleyapostasía seguirá la minaendenues la na ción» (EUD 115; cursiva añadida). Este pasaje explica cuál es la evidencia de que el tiempo de gracia de EstadosUnidos comonación se ha cerrado. Esto ocurrirá cuando el Congreso promulgue una ley dominical que incluya un castigo para quienes la desobedezcan, deci diendo observar en su lugar el sábado bíblico. Varios factores en la cultura de nuestros días ya están empujando a Estados Unidos hacia el cierre de su tiempo de gracia como nación. Entre ellosse encuentran la creciente oposición por parte de los protestantes de la Derecha Reli giosa hacia la separación iglesia-estado; la deriva de la na ción hacia el secularismo, con su progresiva hostilidad hacia todos los asuntos religiosos; el rechazo intencional a prote ger vidas los niños antesprotestantes, de nacer; y laspor prisas , incluso el por las parte dede muchas iglesias abandonar fundamento bíblico del matrimonio. La nación estadounidense ha sido especialmente favo recida por Dios desde su fundación en 1776. Sin embargo, es inevitable concluir que el favor divino llegará un día a su fin, yque cuando eso ocurra él cerrará el tiempo de gracia de la nación.
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El cierre del periodo de gracia del mundo en el tiempo del fin
a primera mundo cuantohace tal cerró su tiempo de graciavez fueque en laelépoca delen Diluvio, unos cua tro mil años. Cuando lea usted este libro, el segundo cierre de nuestro tiempo de gracia global se estará aproximando. En este conocido pasaje de Apocalipsis encuentro evidencia significativa sobre la conclusión del periodo de gracia mun dial en el tiempo del fin: «Después de esto vi cuatro ángeles de pie sobre los cuatro ángulos de la tierra, deteniendo loscuatro vientos de la tierra para que no soplara viento alguno sobre la tierra ni sobre elmar ni sobre árbol alguno. Vi también otro ángel, que subía desde donde sale el sol y que tenía el sello del Dios vivo. Clamó a gran voz a los cuatro ángeles a quienes se les había dado el poder de hacer daño a la tierra y al mar, diciendo: “No hagáis daño a la tierra ni al mar ni a los árboles hasta que hayamos sellado en sus frentes a los siervos de nuestro Dios”. Y oí el número de los sellados: ciento cuarenta y cuatro mil sellados de todas las tribus de los hijos de Israel» (Apoc. 7: 1-4).
La idea clave de esta cita es la instrucción dada a loscua tro ángeles para que sigan sujetando los cuatro vientos de manera que no soplen sobre la tierra, el mar y los árboles hasta que los siervos de Dios sean sellados.Com El en tario bíblico adv en tista dice que los «cuatro vientos son claramente fuerzas destructoras».5La destrucción militar es ciertamente una posibilidad, en particular un decisivo conflicto nuclear. Sin embargo, en el capítulo 11 de este libro señalé las rele vantes evidencias bíblicas y del Espíritu de Profecía de que grandes desastres naturales ocurrirán durante la crisis final. Y el hecho de que los vientos, una vez liberados, dañarán la tierra, el mar y los árboles sugiere que el principal én
fasis se pone en las fuerzas destructivas de la naturaleza.
• EL FIN DEL TEMPO DE GRACA
a protección de la ecología global es un asunto fundamen tal en el mundo de hoy, y Apocalipsis nos informa de que tendrá lugar una terrible devastación ecológica en el planeta durante el tiempo del fin. Ahora bien, aquí está la idea clave que ha de notarse: el hecho de que se ordene a los ángeles que retengan estas fuerzas destructivas supone un testimonio significativo de que Dios y a h abrá tom ado la decisión de c errar el tiem po de gra cia del mundo en cuanto tal, pero esto es también evidencia de que no aplicará inmediatamente la destrucción resul tante. cuatro mil años Dios puso al periodo de gra cia delHace mundo en cuanto mundo, pero fin aplazó la destrucción a fin de darle tiempo a Noé para construir el arca y para ad vertir a la humanidad de la fatalidad inminente. Apocalipsis nos da una razón muy específica de por qué Dios demorará la acción de las fuerzas destructivas en el tiempo del fin: el sellamiento de los 144.000 requiere más tiempo. La importancia del cierre del periodo de gracia del mundo en cuanto mundo llegará a ser más evidente en el próximo capítulo.
Not as del capítulo 1. Ver Seventh-day A dvent ist Enciclo pedia ( Hagerstow n [Maryland, EE .U U J: Review and Herald, 1960), pág. 38. 2. Ver «Am orr eos», «Ham mu rabi» y «Cód igo de Ham m urabi» en cualquier en ciclo pedia. 3. Citad o en mi libro El juicio inv estigador: Su fund amen to bíblico (Doral: IADPA, 2011), p. 257. 4- W illi am Sh ea, citado en ibíd. 5. Com ent ario bíblico adve nt ista (Bueno s Aires: A C ES,1990), 7:797.
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El fin del tiempo de gracia humano
ecky creció en un hogar devotamente religioso. Sus pa dres eran personas muy comprometidas con su fe tanto en cuestiones doctrinales como en el ministerio prác tico. Asistían a la iglesia todos los domingos; su padre era muy activo como diácono, y su madre colaboraba en el pro grama misionero de la iglesia, que ayudaba a familias nece sitadas del barrio. Becky acudía cada domingo a la iglesia y se bautizó a los doce años. Después de que se graduara en la escuela secundaria, continuó sus estudios en una universidad cristiana de Texas, donde conoció a Gerald. Se hicieron amigos, su amistad se convirtió en romance y, durante su último año universitario, Gerald le pidió que se casara con él. ¡Becky estaba emocionada! Pero al llamar a sus padres
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para transmitirles la buena noticia, se encontró con un gélido
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• EL FN DEL TEMPO DE GRACA
silencio. Cuando su padre finalmente respondió, le dijo: «Nos temíamos que esto iba a ocurrir. Te habíamos adver tido que no te relacionases nece a nuestra iglesia!». con ese hombre. ¡El no perte Becky rogó a sus padres que la entendieran, pero ellos se negaron. Cuando les envió las invitaciones de boda, le in formaron de que no asistirían. Su padre le dijo: «Ya no eres nuestra hija». He cambiado los nombres yotros detalles en este relato, pero el argumento básico es real. Y es algo que ha ocurrido muchas veces en la historia de nuestro planeta. En algunas partes del mundo la sociedad honra, incluso, a un padre que mata al hijo o la hija que se niegan a vivir en armonía con las tradiciones religiosas y sociales de la familia. ¿Cómo pueden los padres renegar de sus propios hijos? Nuestros corazones se compadecen de las personasque han sido abandonadas por sus seres queridos. Aun si no tenemos relación conhistoria. ellas, sentimos su dolor cuando leemoso escu chamos su En este libro, he enfatizado el amor de Dios por sus hijos humanos: cómo anhela tener una grata relación íntima con cada uno de nosotros. Cuando nuestros primeros padres se alejaron de él, les dio a su propio Hijo para que pagara por su pecado y por los pecados de sus descendientes, incluidos usted y yo. Dios hizo esto porque quiere tener una relación de amor con nosotros que anhelaba cuando creó a nuestra especie. Habiendo pagado ese alto precio, ¿es posible que Dios quisiera jamás repudiamos? Parece impensable que alguna vez nos dijera, como le dijeron a Becky sus padres: «Tú ya no eres mi hijo/hija». Sin em bargo, ¡eso es lo que im plica el fin del tiempo de gracia!
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Un concepto adventista
a expresióntiempo de grad a es bastante común en nues
tra cultura.* Muydurante frecuentemente refiereque al periodo tiempo estipulado el cual unasepersona ha salidode de la cárcel en libertad condicional debe informar al super visor de la misma y cumplir otros requisitos. En sentido religioso,tiempo de grad a es un período durante el cual está disponible la gracia salvadora de Dios, y fin el del tiempo de grada indica el momento en el que esa gracia deja de estar disponible. Hablando en general, los adventistas del séptimo día son los únicos cristianos que prestan una considerable atención al tiempo de gracia y al fin del mismo. Si usted les explicase estos conceptos a otros cristianos conservadores, probable mente pensarían acerca de ellos durante unos segundos y luego dirían: «Bueno, supongo que eso tiene sentido». Si les preguntase después que cuándo creen que concluirá la oportunidad de serunos salvos, es probable que muchoque s, tras me ditarlo de nuevo instantes, responderían segura mente termine en la segunda venida de Cristo. Hay al respecto otras variantes entre los cristianos. Mu chos creen que Cristo reinará en la tierra después de su segunda venida y que los impíos que sobrevivan a ese acon tecimiento seguirán poblando el planeta junto con los jus tos. Y algunos dirían que estará disponible la gracia para esos impíos al menos hasta el fin del milenio. Esta inter pretación ignora la enseñanza bíblica de quelos justos serán separados de los injustos en la segunda venida de Cristo (ver Mat. 13: 40-43, 47-50; 25:31-46). * Sin dud a lo es más en la cultura anglosajona (la pa labra inglesa es probación). En español se habla de «tiem po de gracia» , por ejemplo, en el ám bito jurídico (sería el pla zo adicional que probation se usa para di' se concede a un deudor moroso para pagar lo que debe). En inglés, versos tipos de prueba o periodo s de prueba, incluida la libe rtad c on dicional de un reo, como explic a a con tin uación el auto r. [N. del T .]
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uego tenemos a los universalistas. Estos creen que la gracia de Dios estará disponible durante toda la eternidad, y que finalmente todo ser humano pecador reconocerá el amor de Dios y se salvará. Esta interpretación ignora la en señanza bíblica de que la rebelión es incurable (ver 1 Sam. 15: 23; Heb. 4: 4-6). Desde una perspectiva humana la postura universalista nos suena de lo más positiva, pues, ¿cómo iba a querer un Dios amante repudiarjam ás a uaqui era de sus hijos? Sin embargo, aunque salvar a los seres humanos del pecado y de sus consecuencias es uno de los másim portan tes objetivos de Dios, no es suúnico objetivo. Aún más importante es su propósito de resolver el conflicto entre el bien y el mal, lo que los adventistas llamamos el gran conflicto. Yel problema es que estos objetivos chocan entre sí, pues mientras Dios permita que vivan malas personas, el mal cont inúa exis tiendo. A fin de que Diosconcluyael conflicto entre el bien yama, el mal, poner fin a las vidaseldemal personas que perotiene queque continúan prefiriendo sobreaellasbien. A lo largode este libro, me he referidode vez en cuando al cierre del tiempo de gracia, pero mehe concentrado sobre todo en lo que significa el propio tiempo de gracia, cómo se lleva a efecto en la práctica y cómo deberíamos afrontarlo. No obstante, ha llegado el momento de abordar el asunto del fin del tiempo de gracia humano. ¿Quién lo decide?
Si usted preguntase a los adventistas quién creen que ce rrará el tiempo de gracia, la mayor parte de ellos probable mente diría: «Dios lo hará». En un sentido, eso es cierto. Dios es quien ofreció el tiempo de gracia en un principio, así que, en buena lógica, él es el más apropiado para poner fin a esa oferta.
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ando un paso másen esta línea, podemos llegar a pensar que es Dios también quien decide cuándo debería cerrarse el tiempo de gracia. De nuevo, hay algo de verdad en ello. Si todavía damos un paso más desde ahí, nos topamos con el gran temor que ha dominado el pensamiento de demasiados adventistas a lo largo de los años: que Diosha fijado de antemano un mo mento para el cierre del tiempo degracia. Él ha determinado un día en el que ese periodo seaabará, con independencia de lo que ocurra. Y si usted no está preparado de cara a ese día particular..., en fin, será una pena: habrá fracasado. No importa que estuviera usted asi preparado; «casi» no es su ficiente. Usted ha de ser perfecto, impecable, para el tiempo en que descienda el et lón, o de lo contrario no será salvo. Trataré el tema de laperfección en el capítulo 21 de este libro. La cuestión aquí es si Dios ha decidido algún mo mento en el futuro en el que cerrará el tiempo de gracia. Mi seres h um an os, y no respuesta es que en realidad serán ios Dios, quienes decidirán cuándo se cierra el periodo de gra cia. Dios simplemente orquestará los acontecimientos de un modo que asegure que nosotros tomamos la decisión. Ya he analizado estos acontecimientos con algún detalle, así que ahora bastara con un breve resumen. En el tiempo del fin, el mundo se verá abatido por cala midades tales como sobrecogedores desastres naturales, el hundimiento financiero yquizá un conflicto militar. Las au toridades mundiales «estarán angustiadas y perplejas» (Luc. 21: 25), tratando de apañárselas para resolver la crisis. Y la especie humana se sentirá aterrorizada por la gravedad de la situación (versículo 26). En todas partes, la gente dirá: «Tenemos que volvernos hacia Dios». ¡Y estará n en lo cierto! El problema es que usarán los métodos erróneos en
sus esfuerzos por llevar de vuelta a las personas hacia Dios.
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Y, para empeorar las cosas, Satanás aprovechará la situación incitando a la población de la tierra a perseguir, precisa mente, al pueblo se ha orientado Dios la ma nera correcta. Lasque diferencias entre lashacia fuerzas deldebien y las fuerzas del mal pondrán en marcha el conflicto final en la historia del mundo, lo cual ocurrirá justo antes de la se gunda venida de Cristo. Dios se ocupará de que todo ser humano sobre la tierra comprenda los asuntos en juego lo bastante claramente como para tomar una decisión a favor o contra él. Dice Elena White: «Cada cual tendrá luz necesaria tomar G. unaderesolución consciente» (CS la591). Para el mopara mento en que se cierre el tiempo de gracia, todos los seres humanos habrán tomado una decisión definitiva a favor o en contra de la verdad. No habrá nadie indeciso, a diferen cia de lo que ocurre hoy. En sus parábolas, Jesús caracterizó a los dos grupos del tiempo del fin como el trigo y la cizaña (ver Mat. 13:24-30), como las vírgenesprudentes y las insensatas (Mat. 25:1-13), y como las ovejas y los cabritos (versículos 31-46). Apo calipsis afirma que se trata de aquellos que reciben el sello de Dios y de los que reciben la marca de la bestia. En los capítulos anteriores de este libro he dejado muy claro que lo que escojamos entonces estará determinado por ahora. Por eso he dicho las decisiones que estemos tomando que Diosquiero no cerrará tiempo haremosdenosotros. Lo que decirelcon ellodeesgracia; que ellotiempo gracia no concluirá hasta que usted y yo ytodos los demás seres huma nos hayan efectuado su elección definitiva acerca de a cuál de los dos grupos mencionados se unirán. Cuando todos ha yamos tomado esa decisión, se cerrará el tiempo de gracia.* *
Por supuesto, Di os es quien realm ent e tiene el cont rol. Él cierra e. tiem po de gracia. Pero nu estras decisiones cruciales inf luyen en cuán do lo cierra.
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Algunas veces ilustro el fin del tiempo de gracia imagi nando una conversación entre Dios Padre y Jesús, nuestro Mediador. Jesús dirige al Padre yentre le dice: «Padre, durante seis mil años he se sido el Mediador la Divinidad y los seres humanos pecadores. A lo largo de este tiempo, muchas personas me han aceptado como Salvador, y otras, en cam bio, han decidido seguir a Lucifer. Ahora no queda nadie en la tierra a quien yo pueda salvar. Todos los humanos han tomado su decisión definitiva, eligiendo estar en nuestro lado o en el lado de Satanás. Creo que ya podríamos cerrar mi ministerio mediador». El tiempo de gracia no se cerrará mediante una decisión arbitraria por parte de Dioscon la que él diga: «Aquí vengo, estéis preparados o no». Antes bien, se cerrará como el re sultado inevitable de que todos los seres humanos sobre la tierra han tomado su decisión definitiva. Dios creará las cir cunstancias que nos exigirán realizar esa elección final, pero la elección misma será nuestra, no suya. El cierre del tiempo de gracia como proceso Los adventistas hemos pensado tradicionalmente que el cierre del tiempo de gracia sucederá en un momento espe cífico del tiempo. Antes de ese momento, la salvación está disponible. Después, ya no lo estará. Estoy de acuerdo en que esta es una manera válida de re ferirse al cierre del tiempo de gracia. Sin embargo, también he llegado a pensar en ello como un proceso. ¿Sería posible que todos los seres humanos tomasen su decisión final en el mismo instante? Y aun si fuera posible, ¿sería probable? Creo que la mayoría de los adventistas estarán de acuerdo en que algunas personas tomarán su decisión definitiva a favor o contra Dios antes que otras. Si esto tiene sentido,
entonces el cierre del tiempo de gracia acontecerá a lo largo
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de un período. Elena G. de White dejó esta idea muy clara cuando escribió: «El momento de los castigos destructores de Dios es [será] el tiempo de misericordia para los que no tienen oportunidad de saber la verdad. El Señor los contem plará con ternura. Su corazón se conmueve de misericordia; su mano aun se extiende para salvar, entretanto que se cie rra la puerta para los que no quierían entrar» (7CBA 990). La idea clave que ha de notarse aquí esque el tiempo de gracia estará ya cerrado para algunos mientras sigue abierto para otros. Obviamente, entonces, el fin del mismo para los individuos tendrá lugar a lo largo de un periodo. Por eso creo que el cierre del tiempo de gracia es un proceso. Pero este proceso terminará cuando Jesús ponga fin a su minis terio intercesor y pronuncie las terriblespalabras: «El que es injusto, sea injusto todavía; [...] el que es justo, practique la justicia todavía» (Apoc. 22: 11). ¿Llevan algunas personas experimentando el cierre del tiempo de gracia desde la caída denuestros primeros padres? ¿Es eso lo que hace de ello un proceso? No en el sentido al que me estoy refiriendo aquí. El juicio de los vivos Estoy seguro de que usted conoce la creencia adventista del séptimo día de que un juicio investigador empezó en el cielo en 1844 y ha continuado hasta el momento presente.
Este juicio tiene lugar en dos etapas: «el juicio de losmuer tos» y «el juicio de los vivos». Veamos las referencias de Elena G. de White a estas dos fases en las siguientes citas: • «El juicio de los casos de losmuertos ha estado enprogreso por más de cuarenta años, y no sabemos cuán pronto pa sará a loscasos de los vivos» (5TI648).
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• «l juicio se lleva ahora adelante en el santuario celes tial. Esta obra se viene realizando desde hace muchos años. sabe cuándo- les tocará ser juzgados a los Pronto vivos» -nadie (CS 480). • «A medida que los libros de memoria se van abriendo en el juicio, las vidas de todos los que hayan creído en Jesús pasan ante Dios para ser examinadas por él. Empe zando con los que vivieron los primeros en la tierra, nuestro Abogado presenta los casos de cada generación sucesiva, y termina con los vivos» (CS 474). En ninguna parte explicó Elena G. de White qué quería decir con el juicio de los muertos y el juicio de los vivos. Sin embargo, nos dio algunas pistas. Dijo que el primero ya estaba en marcha en la época en que ella escribía, y que el segundo aún no había comenzado.* Así, parece razonable entender que el juicio de losmuertos significa eljuicio final a las personas espués de que mueran, mientras que el juicio antes de que de los vivos sería su aplicación a las personas mueran. En cierto sentido, podríamos decir que el juicio de los muertos lleva en marcha seis mil años. Abel, y todo ser hu mano que ha fallecidodespuésde que muriera él, sellaron su destino eterno en el momento de la muerte. Sin embargo, cuando Elena G. de White habló del juicio de los muertos, tenía en mente el los juicio investigador quehaseestado inicióen enpro 1844. Dijo: «El juicio de casos de losmuertos greso por más de cuarenta años», palabras que escribió en Basilea (Suiza), probablemente en 1887 (5TI 648). En esa época, sin duda, el juicio investigador llevaba «en progreso por más de cuarenta años». Así, por «el juicio de los muer tos» ella se refería al asentimiento que los ángeles del cielo
* Mi opinión es que aún pertenece al futuro.
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venían dando a las decisiones de Dios acerca del destino eterno de los seres humanos que yahabían muerto. Cuando se mencionaron en el juicio los nombres de Adán, Moisés, Elias, Pablo y Lutero, Satanás presentó sus cargos contra ellos, y Jesús, su Mediador, los defendió. Luego los ángeles ratificaron las decisiones divinas. Es razonable suponer que el juicio de los que han muerto ya ha sido completado, y que ahora el juicio considera los casos de las personasa m edida que van muriendo. Nótese que sigue siendo «el juicio de los muertos». ¿Quéjuicio es, entonces, juiciotanto de los vivos»? de Dios Este también «el implica la decisión sobre el destino eterno de los seres humanos como la con firmación de susdecisiones por parte de los ángeles. Sin em bargo, en este caso se trata de la decisión de Dios y de los ángeles antes de que las personas mueran y nodespués de que fallezcan. Actualmente, el tiempo de graciade cada cual se cierra en el momento en que muere. Pero llegará un día en el que el periodo de gracia de las personas es cerrará antes de que fallezcan. Como señalé antes, esto no ocurrirá en el mismo instante para todos los seres humanos que estén vivos en nuestro pla neta. El juicio de los vivos será un proceso que concluirá cuando cada persona haya tomado su decisión definitiva y el Cielo reconozcaque no queda nadie sintomarla. Entonces Dios y sus ángeles proclamarán que el juicio ha terminado; y en ese punto, el tiempo de gracia para la especie humana quedará cerrado. De lo que he dicho hasta aquí, es evidente que el juicio de los vivos es lo mismo que el fin del tiempo de gracia como proceso, porque es el tiempo de gracia de los vivos el que se cerrará durante este proceso.
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¿Cuándo empezará el juicio de los vivos? ¿En qué mo mento pasara el juicio de tratar los casos de personas cuyo tiempo de gracia se cerróuan o morían, a tratar los casos de personas que seguían viviendodespués de que se cerrara su tiempo de gracia? Apocalipsis 7: 1-4 nos da una pista. Estos versículos dicen que Dios sujetará los vientos de contienda hasta que los 144.000 sean sellados. Apocalipsis 14: 1-5 también nos da alguna información relevante sobre los 144.000. Pero hay una importante diferencia estos dos pasajes. Apocalipsis 7, los 144.000 estánentre siendo sellados en esta En tie rra. En el capítulo 14, están en el cielo, delante del trono de Dios. No obstante, varios de los detalles mencionados en ese capítulo 14 sobre los 144.000 son importantes para nuestro estudio: 1. Tienen los nombres de Jesús y del Padre escritos en sus frentes (versículo 1). Se han conservado puros (vers. 4). Siguen a Jesús dondequiera que va (vers. 4). Son totalmente honestos: «En sus bocas no fue hallada mentira» (vers. 5). 5. Están sin mancha (vers. 5). La conclusión de que los 144.000 son perfectos parece bastante razonable. Por supuesto, todos seremos perfectos cuando lleguemos al cielo, pero el hecho de que los 144.000 serán perfectos en el cielo, junto con la idea de que serán sellados mientras estén en esta tierra, avala la idea de que tendrán que alcanzar un alto nivel de desarrollo del carácter a fin de ser sellados. Creo que estoy en lo cierto al decir que este planteamiento sobre los 144-000 es bastante común en el adventismo. Según este enfoque, el tiempo de gracia de 2. 3. 4.
los 144.000 concluirá durante la época tranquila que pre cede al cierre definitivo del tiempo de gracia humano.
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Claramente, entonces serán sellados y su periodo de gracia se cerrará cuando aún estén vivos en la tierra, y esto significa que sus casos serán considerados durante el juicio de los vivos. En el capítulo anterior a este, subrayé que el cierre del tiempo de gracia del mundo en cuanto mundo tendrá lugar antes del fin del tiempo de gracia para todos losseres huma nos. Pienso que el pasoen el cielo desde el juicio de los muer tos al juicio de los vivos ocurrirá al mismo tiempo en que Dios cierre el tiempo de gracia para el mundo como tal, mientras el tiempo gracia para las más. personas comoeste, in dividuos que seguirá abiertodepor un periodo Durante los juicios destructivosde Dios caeransobre la tierra, y se ad vertirá a todos los vivos de que el tiempo de gracia está a punto de cerrarse. Una vez que las personasrespondan a esta advertencia, bien aceptándola o rechazándola, su tiempo de gracia se cerrará antes del fin de sus vidas. Este es el juicio de los vivos. El asunto más importante El fin del tiempo de gracia es un acontecimiento impo nente. Todo lo que he dicho hasta ahora en este libro nos llevaba a este punto. El cierre del tiempo de gracia coincide con la conclusión del juicio, en la cual «cada caso ha sido fallado para vida o para muerte» (CS 600). La decisión de quién está de parte de Dios y quién está de parte de Satanás ya ha sido tomada,en y es Jesús haElcesado mi nisterio intercesor el irreversible. santuario celestial. plan desusal vación se ha consumado. Aquellos de quienes el juicio determine que están de parte de Dios, lo mismo entre los muertos que entre los vivos, son sus amigos para siempre. Tienen garantizado un lugar en su reino por toda la eternidad. Aquellos del pueblo
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de Dios que estén vivos en la tierra en ese momento recibi rán el sello de Dios. El Espíritu Santo habrá tomado morada permanente en sus mentes y corazones, y nunca los aban donará. No se pueden perder. Se trata de un pensamiento imponente... ¡y maravilloso! Por otra parte, los perdidos están completamente perdi dos. No hay posibilidad decambiar su estatus. Sean rebeldes empedernidos, rebeldes creyentes o rebeldes piadosos, el hecho es que sonrebeldes. Nunca tendrán nuevamente la oportunidad aceptar apues Jesús. echarán de menos suse salvación, sindeembargo, «elNo Espíritu de Dios, al que opusieran obstinadamente, acabó por apartarse de ellos»(CS 600). Por tanto, es imposible para ellossiquieradesear jamás la salvación. Están condenados a la destrucción eterna en el lago de fuego. Se trata de una perspectiva imponente... ¡y horrible! En este capítulo he abordado una serie de cuestiones im portantes, todas las cuales merecen interés y consideración. Sin embargo, la esencial es si usted y yo todavía seremosami gos de Dios cuando se cierre el tiempo de gracia. La triste verdad esque podemos esr miembros de la glesia I Adventista del Séptimo Día y aceptar todas sus creencias, pero nuestra teología no nos situará en el lugar correctocuando nuestro tiempo de gracia se cierre si hemos descuidado desarrollar nuestra amistad con Diosantes de que eso ocurra. Por eso, le animo encarecidamente a que se asegure hoy de que usted y Dios son amigos. Si lo son, y si usted mantiene esa amistad mañana, y el día siguiente, y el siguiente..., entonces usted no tiene que preocuparse acerca del fin del tiempo de gracia.
Parte IV
Después del cierre
del tiempo de gracia
El tiempo de angustia principios de la década de 1990, cuando yo era editor de la Pacific Press, mi secretaria vino un día a mi des pacho a decirme que tenía una pregunta para mí. Tras inquirirle acerca de ella, me dijo: «Si el periodo de gracia se cierra an t es del tiempo de angustia, ¿cuál es el pro pósito del tiempo de angustia? Al cierre del juicio investi gador, ya se habrá juzgado si cada ser humano está de parte de Dios o de parte de Satanás. ¿Por qué no puede llegar el fin del mundo justo entonces?». ¡Buena pregunta! Pero creo que hay una buena respuesta para ella. Tiene dos partes: una, relacionada con el pueblo
A
de Satanás; la otra, con el pueblo de Dios. El pueblo de Satanás Empezaré compartiendo con usted la respuesta que di a mi secretaria. Recalqué lo que yahabía dicho ella de que el juicio investigador terminará justo antes del gran tiempo de angustia, momento en el cual el periodo de gracia se habrá
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errado y toda la población del mundo se encontrara dividida en solo dos grupos: los que estén de parte de Dios y los que estén de parte de Satanás; losque hayan recibidoel sello de Dios y los que hayan recibido la marca de la bestia. Ya he explicado queen el pasado Diosha recurrido a las pruebas para llamar la atención de las personas que no han establecido un compromiso con él, y en muchos casos esto las ha animado a volverse hacia él. Durante el tiempo de angustia, Dios permitirá que terri bles desastres naturales vengan sobre el mundo. Apocalipsis 7:1-4 se refiere a ellos como la liberación de los cuatro vien tos.* Y Daniel, aludiendo a las semanas y quizá meses pos teriores al cierre del periodo de gracia, habla de un «tiempo de angustia, cual nunca fue desde que lasnaciones existen» (Dan. 12:1, NV1). ¿Qué quería decir Daniel cuando escribió que el tiempo de angustia que vendría entonces sería el peor de todos los tiempos esde que las n acion es existen 7. Creo que la respuesta se encuentra en Génesis 10. Este capítulo enumera las diversas naciones que surgieron en el mundo poco después del diluvio. Así, el comentario de Da niel sugiere que el periodo comprendido entre el fin del tiempo de gracia y la segunda venida de Cristo se caracte rizará por los peores desastres naturales desde el diluvio. La descripción que hace Elena G. de White en el capí tulo «El tiempo de angustia» deEl con flicto de los siglos es incluso más detallada. Afirma: «Cuando Cristo deje deinterceder en el sant uario,se derramará sin mezcla la ira de Dios de la que son amenazados los que adoran *
A mi juici o, el tie mpo de angus tia al que se alude en Apocalips is 7:1- 4 incluye tod o el período de tribulación m encion ado por Jesús en Mate o 24 y Lucas 21, es decir, tant o el breve tiemp o de angustia previoal cierre del t iempo de gracia como el extenso t iempo de angustia posteriora dicho cierre.
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a la bestia y asu imagen y recibensu marca (Apocalipsis 14:9-10). Las plagas que cayeron sobre Egipto cuando Dios estaba por li bertar a Israel fueron de índole análoga a los juicios más terribles y extensos que caerán sobre el mundo inmediatamente antes de la liberación final del puebl o de Dios. [...] Estas plagasno serán universales, pues de lo contrario los habitantes de la tierra serían enteramente destruidos. Sin embargo, serán los azotes más terribles que hayan sufrido jamás los hombres. Todos los juicios que cayeron sobre los hombres antes del fin del tiempo de gracia fueron miti gados con misericordia. La sangre propiciatoria de Cristo impidió que el pecador recibiese el pleno castigo de su culpa; pero en el juicio final la irade Dios se derramará sin mezcla de misericordia» (CS 611-612).
Y ahora retomemos a la pregunta de mi secretaria. Yo le cité Apocalipsis16:9,11. Ambos versículosdicen que a pesar de los terribles desastres que el mundo sufrirá después del fin tiempoesdeevidencia gracia, lasante gentes «no se arrepintieron».* Estedelrechazo el universo entero de que las decisiones tomadas durante el juicio investigador, que decla ran culpables a los impíos, son válidas. Aun a la vista de los peores desastres naturales en la historia del mundo, ellos se mantienen tozudamente afianzados en su rebelión. Mi secretaria me dijo que le parecía que esta respuesta tenía sentido.
El pueblo de Dios Desde aquella conversación con mi secretaria, he podido darme cuenta de que también será beneficioso para el pue blo de Dios que él traiga un tiempo de angustia sobre el Ver también Apocalipsis 9: 20-21, donde al término de la sexta trompeta los impíos rehúsan arrepentirse. Aunque hay diferencias de opinión entre los comentadores adventistas acerca de
la int erpret ación de las seis primeras trompet as, creo que estoy en lo cier to al afirmar que la m a yoría de ellos coincidiría en que la séptim a tro mpet a describe el fin d el tiemp o de gracia. A sí, la sexta trompeta lleva directamente hasta ese momento, que concluye con el rechazo de los impíos a arrepentirse.
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undo entre el fin del tiempo de gracia y la segunda venida de Cristo. Además, hay una significativa similitud entre la razón divina del tiempo de angustia en relación con el pueblo de Dios y la razón divina del mismo en relación con los impíos: dicho tiempo será un periodo de prueba espiri tual para ambos. Dios y los ángelesya habrán completado el juicio inves tigador, en el cual los casos de cada uno de los miembros del profeso pueblo de Dios habrán sido revisados, empe zando con Adán y continuando hasta llegar a los que estén vivos inmediatamente antes del fin del tiempo de gracia. Uno de los asuntos clave en este juicio habrá sido el histo rial de cada persona a efectos de salvarse o perderse. Como lo expresa Elena G. de White en E onflicto de los siglos, «habrá nombres que serán aceptados, y otros rechazados» (CS 474). De una cosa podemos estar seguros: durante el tiempo de angustia, Satanás cuestionará cada nombre que sea acep tado. Alegará que sus pecados son demasiado grandes para que Dios le perdone. En el capítulo deEl conflicto sobre el tiempo de angustia (599-617), afirma White: «Así como Satanás influyó en Esaú para que marchase contra Jacob,así también instigará a los m alospara que dest myan al pue blo de Dios en el tiempo de angustia. Como acusó a Jacob, acusará también al pueblo de Dios. Cuenta a las multitudes del mundo entre sus súbditos, pero la pequeña compañía de los que guardan los mandamientos de Dios resistea su pretensióna la supremac ía. Si pudiese hacerlos desaparecer de la tierra, su triunfo sería com pleto. Ve que los ángeles protegen a los que guardan los manda mientos e infiere que us s pecados le s han sido perdonados ; pero no sabe que la suerte de cada uno de ellos ha sido resuelta en el santuario celestial. Tiene conocimien to exacto delos pecados que les ha hecho cometer y los presenta ante Dios con la mayor exa
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geración y asegurando que esa gente es tan merecedora como él mismo de ser exclui da del favor de iDos. Declar a que en just icia el Señor no puede perdonar los pecados de ellos y destruirle al mismo tiempo a él y a sus ángeles. Los reclama como presa suya y pide que le sean entregados para destruirlos. Mientras Satanás acusa al pueblo de Dios haciendo hincapié en sus pecados, el Señor le permite probarlos hasta el extremo. La confianza de ellos en Dios, su fe y su firmeza serán rigurosam ente probadas» C (S 603-604).
se enfurece rá contra aquellos del pueblo de Dio queatanás aún estén vivos sobre la tierra durante el tiempo des angustia. Apocalipsis 12: 12 dice que «el diablo ha des cendido a vosotros con gran ira, sabiendo que tiene poco tiempo», y el versículo 17 afirma que «el dragón se llenó de ira contra la mujer [el pueblo de Dios] y se fue a hacer la guerra contra el resto de la descendencia de ella, contra los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimo nio de Jesucristo». Durante el tiempo de angustia, toda la furia de Satanás se desatará irrestricta sobre el pueblo deDios. Así como de safió a Dios acerca de la lealtad de Job, hará lo propio res pecto a la lealtad de su pueblo. La cuestión es: ¿Mantendrá el pueblo su lealtad bajo la más intensa persecución que el mundo jamás haya infligido sobre nadie? Puedo asegurarle a usted que requerirá un carácter cristiano m uy m adu ro atrav esar ese periodo perm anecien do fieles a D ios.
Afortunadamente, la Biblia nos dice que sin duda muchas personas mantendrán su lealtad durante este tiempo de in tensa persecución. Conforme los 144.000 y la gran multitud atraviesen el peor tiempo de tribulación que el mundo haya
conocido a medida que resistan la tremenda perse cución de jamás, Satanás, y que, como Job, mantengan su lealtad
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a Dios a pesar de las pruebas, demostrarán al universo que verdaderamente están listos para su traslación al reino de Dios. El asunto fundamental para nosotros hoy es aseguramos de que estamos en el lado de Dios cuando llegue ese tiempo. A fin de que tengamos esa seguridad, es imperativo que nos preparemosahora. Si esperamoshasta el tiempo de angustia para preparamos, será demasiado tarde. Como dice Pablo en 2 Corintios 6: 2: «Ahora es el tiempo aceptable; ahora es el día de salvación». El gran conflicto
En el capítulo 15 subrayé dos doctrinas de la Iglesia Addebe enten ventista del Séptimo Día que el pueblo de Dios der a fin de evitar ser engañado: el sábado y el estado de los muertos. El gran conflicto es una tercera doctrina que será decisivo entender en la crisis final, especialmente durante el tiempo de angustia posterior al cierre del tiempo de gra cia. La persecución contra los observantes del sábado será peor que cualquier cosa que haya experimentado el pueblo de Dios en la historia del mundo hasta entonces (ver Dan. 12:1). La presión para que renunciemos a nuestras convic ciones será absolutamente intensa. ¿Cómo podremos atra vesar ese periodo sin rendimos? Pienso que uno de los factores que nos mantendrá fieles a nuestras convicciones será nuestra comprensión del gran conflicto. un buen ejemplo la crisis deque la vida de Encontramos Cristo en la tierra. Nótese que en todos los final demás estu vieron involucrados en esa horrible situación creían que lo que veían ocurrir a su alrededor era la realidad completa. Los dirigentes religiosos llevaron a juicio a Cristo porque le consideraban una amenaza para su posición. Los romanos creían que se topaban con los esquemas y prejuicios de los
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judíos. La mayoría del resto de la multitud que se agolpaba en tomo a Jesús probablemente pensaba que él no era más que un hombre con tan mala suerte como para haberse visto atrapado en un conflicto entre los judíos y los romanos. Los seguidores de Cristo consideraban que aquel que creían que era el Mesías estaba siendo injustamente acusado y proce sado como un delincuente común.Estas fu eron las percep ciones de las personas que rodeaban a Jesús durante su juicio y crucifixión.
Jesús en eramedio el único queconflicto entendía con la verdad, de quela élsalse hallaba de un Satanáslasobre vación de la especie humana y el destino del mundo. Estaba pagando el precio por los pecados de la humanidad. Los acontecimientos que lo tenían a él como centro revelaban el conflicto entre el bien y el mal. Y el resultado dependía de las elecciones que él hiciera. A mi juicio, la consciencia que tenía Cristo del conflicto cósmico y de su papel en él en ese mismo momento le die ron el valor que necesitaba para soslayar las apariencias ex ternas y seguir adelante. Creo que lo mismo será cierto del pueblo de Dios durante la crisis final, especialmente en el corto período entre el cierre del tiempode graciay la segunda venida de Jesús. Todos losdemás que rodeen al pueblo de Dios verán solo a un puñado de rebeldes que rechazan someterse a la volun tad de la gran mayoría de la humanidad. Pero ellos enten derán queestará ocurriendo mucho más de lo que será visible y audible a los ojos y oídos humanos. Comprenderemos que estamos desempeñando un papel en el conflicto universal entre el bien y el mal. Y así como ese conocimiento le dio a Jesús el valor para
seguir adelante, lo mismo sucederá con nosotros durante el tiempo de angustia. Situaremos todas las burlas, desprecios
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y persecuciones en el contexto del gran conflicto.Sabremos que si resistimos unos pocos días o semanas más, llegará nuestra liberación. Puntos de vista problemáticos Desgraciadamente, la idea de un tiempo de angustia entre el fin del tiempo de gracia y la segunda venida de Cristo ha suscitado tres puntos de vista teológicosque resultan proble máticos: 1. El primero, relativo a la última generación, la que pasará por el tiempo de angustia. 2. El segundo, referente la de perfección pueblo Dios necesitará tener aafin atravesar que con el éxito ese pede riodo. 3. Y el tercero, concerniente a lo que significará vivir sin mediador durante ese tiempo. Los tres próximoscapítulos abordarán estas cuestiones.
20 La última generación no de los puntos de vista acerca del tiempo del fin que ha llegado a ser muy aceptado en ciertos círculos ad ventistas es el conocido como la «teología de la última generación», o de la «generación final». La premisa básica es que la última generación de lossantos -los que pasan por el tiempo de angustia tras el cierre del tiempo de graciadebe haber superado todas las tendencias heredadas y cul tivadas al mal. Han de ser impecables. Se aducen dos razones para afirmar eso. La primera, que no habrá mediador en el santuario celestial que provea perdón para ningún pecado cometido después del fin del tiempo de gracia, lo que incluye cualquier pecado que losse guidores de Diospudieran cometer. Y la segunda, que los santos deben demostrar al universo que los seres humanos que nacieron en este mundo imperfecto pueden obtener la
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victoria sobre tentación entonces puedetoda venir Jesús. y vivir vidas sin pecado. Solo
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obre la base de la evidencia inspirada, puedo estar de acuerdo con buena parte de esta teología. Sin embargo, me preocupan algunos aspectos de la misma. En este capítulo aludiré a lo relativo a la demostración ante el universo. En el capítulo 21, abordaré la cuestión de la perfección, y en el 22 evaluaré las implicaciones de la idea de que no habrá mediador en el santuario celestial tras el cierre del tiempo de gracia. Poco después del Gran Chasco, varios pioneros adven tistas -entre ellos, O. R. L. Crosier, Joseph Bates y Ellen Harmon-***desarrollaron algunos de los conceptos en los que se basa la teología de la generación final. A medida que evolucionó el adventismo durante la segunda mitad del siglo XIX, autores como Jaime White, J. N. Andrews y Urías Smith fueron madurando estas bases teológicas.* Ellet J. Waggoner fue el primero en unificarlos como teo logía de la última generación. Waggoner
Ellet J. Waggoner (1855-1916) fue médico, redactor, predicador y teólogo. Es conocido en el adventismo espe cialmente por las históricas exposiciones que hizo sobre Gálatas y la justificación porla fe en el Congreso de la As ociación General de 1888 celebrado en Mineápolis (Minesota). Woody Whidden, profesor de religión enla Universidad Andrews, es cribió una biografía de Waggoner de cuatrocientas páginas, donde ofreció un análisis detallado de su teología. Whidden concluyó que«el padre de la teología [de la última generación] * Mejor conocida como El ena (Ellen) W hite, tr as su matr imonio con J aime (Ja mes) Wh ite. ** Para un com plet o estudio sobre las raíces de la teología de la últ ima generación, ver la tesis doc toral presentada por Paul Evans en la Universi dad Andrews, A Histoical'Contextual A nalysis of the Firml-Generaticm Theobgy o f M . L. A ndreasen.
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no fue otro que E. J. Waggoner»,1y dijo quelas líneas maestras de esta teología «estaban ya plenamente establecidas en 1894».2 Quienes apoyan la teología de la generación final afir man que los santos que atraviesan el tiempo de angustia deben emular la impecabilidad de Cristo. Observemos lo que dijo Waggoner sobre esto: «Antes de que llegu e el fin,ya en la época de la venid a de Cristo, debe haber un pueblo en la tierra [...] en el que la plenitud de Dios se manifieste igual que ocurrió en Jesús de Nazaret. Dios de mostrará al mundo que lo que hizo con Jesús de Nazaret lo puede hacer con cualquiera que se entregue a él. «Jesucristo fue el perfecto templo de Dios; pero si resultara ser el único en el que tal plenitud se revelase, entonces quedaría garan tizada la idea demasiado común de que Jesús fue unespécimen único, no hecho en todas las cosas como sus hermanos, y al que sería imposible que los demás se asemejasen en todo; y Satanás no dejaría de acusar a Dios de incapacidad y fracaso, afirmando que no es ca paz de tomar a unhombre nacido en pecadoy llevarlo hacia la perfección. Día tras día él efectúa esta acusación a través de hombres que, bien con abatimiento o a modo de autojustificación, dicen que “Cristo era diferente de nosotros, pues fue en gendrado por el Espíritu Santo, y nacer impecable le dio ventaja sobre nosotros”. El Señor quiere que todos entiendan que el nuevo nacimiento pone a los hombres en la misma posición que ocupó Cristo en esta tierra, y él demostrará esto ante el mundo. La vida de Jesúsha de ser perfectamente reproducida en susse guidores, no solo durante un día, sino durante todo el tiempo y por la eternidad».3
La Biblia es muy clara en que Jesús era impecable.Pedro dijo que Jesús «no cometió pecado»; Juan afirmó que «no
hay pecado él»; y Pablo «al que no conoció pecado, por en nosotros [Dios]aseguró lo hizo que pecado» (1 Ped. 2: 22; 1
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Juan 3: 5; 2 Cor. 5: 21). La teologíade la última generación sostiene que Dios debe demostrar ante el universo que, rin diéndose completamente a él, otros seres humanos además de Cristo pueden igualmente alcanzar la perfección impe cable. Estas ideas resultan evidentes en el primer párrafo de la extensa cita anterior. Waggoner destacó la alegación de algunos cristianos de que Jesús fue «un espécimen único» que, nacido sin pecado, era «diferente de nosotros». Según ellos, tal diferencia deja claro que «es imposible para todos los demás ser comoél en todas las cosas».este punto de vista sobre Cristo, Waggoner Comentando dijo que Dios necesita seguidores que puedan demostrar ante el mundo la falsedad de esa argumentación reprodu ciendo perfectamente la vida de Jesús, «no solo durante un día, sino durante todo el tiempo y por la eternidad». Ade más, esta demostración debe realizarse «antes de que llegue el fin». Esta es la teología de la última generación. Andreasen Milian L. Andreasen (1876-1962) -uno de los más res petados teólogos adventistas en las décadas de 1930, 1940 y principios de 1950- continuó desarrollando estas ideas. Durante su carrera ministerial fue, entre otras cosas, presi dente de dos asociaciones, así como del Union College, y profesor del seminario teológico de tuari Washington o y su D. C. Andreasen escribió un libro adventista titulado E san servicio. En un capítulo de este libro, expuso extensamente su teología de la generación última. El título del capítulo es, adecuadamente, «La última generación».4 Andreasen sostenía que Dios lleva esperando seis mil años que una comunidad de creyentes pueda demostrar al
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universo que seres humanos -incluso el más débil de todos ellos—pueden guardar su ley. Solo cuando un grupo sufi cientemente amplio de seres humanos haya hecho esto, Dios habrá logrado su objetivo, y solo entonces retomará Jesús a la tierra. Andreasen decía que de hecho esta demos tración ebe realizarse antes de que tenga lugar la Segunda Venida porque, en caso contrario, se probaría correcta la acusación de Satanás de que los seres humanos no pueden guardar la ley de Dios, y el Diablo saldría vencedor del gran conflicto. Andreasen creía que Dios está preparando un pueblo -los 144-000- cuyos miembros sean sus embajadores per fectamente impecables durante el tiempo de angustia. Vi viendo vidas perfectas durante la más intensa tribulación, demostrarán que se puede cumplir la ley de Dios. Así, refu tarán la acusación de Satanás y, en consecuencia, el Diablo será derrotado. Esto vindicará a Dios y despejará el camino para que venga Jesús. El párrafo que abre el capítulo «La última generación» del libro de Andreasen presenta su punto de vista: «La demostración final de lo que el evangelio puede hacer por la humanidad todavía está en lo [sic] futuro. Cristo mostró el camino. Tomó un cuerpo humano, y en ese cuerpo demostró el poder de Dios. Los hombres han de seguir su ejemplo y probar que lo que hizo Dios en Cristo, puede hacerlo en todo ser humano que se somete a él. E l mundo aguarda esa demostración. (Rom. 8:19). Cuando se hayarealizado , vendrá el fin. Dios habrá cumplido us plan; habrá demostrado que él es veraz y Satanás mentiroso. Su gobierno estará reivindicado».5
He aquí otrassimilar: dos declaraciones en las que Andreasen expuso una idea
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«Por su medio [a través de la última generación de humanos que vivan enla tierra], D ios hará la demo stración finalde loque puede hacer con la humanidad. Tomará a los más débiles de los débiles, a aquellos que llevan todos los pecados de sus antepasados, y en ellos mostrará su poder. Estarán sujetos a toda tentación, pero no cederán. Demostrarán que es posible vivir sin pecar, es decir, que harán la demostración que el mundo ha estado esperando y para la cual Dios ha estado haciendo los preparativos. Será evidente para todosque el evangelio puede ealmente r salvar hasta lo sumo. Dios será hallado veraz en sus dichos».6 «Dios tendrá en los últimos días un remanente, un “rebaño pequeño”, por así decirlo, en el cual y por medio del cual dará al universo una demostración de su amor, su poder, su justicia que, con excepción de la vida piadosa de Cristo en la tierra y su sacri ficio supremo en elCalvario, será la demostración más abarcante y concluyente de todas las edades [de lo que Dios puede hacer en los hombres]».7
n la primerade las tres citas previas, dice Andreasen que j «los hombres han de seguir su ejemplo y probar que lo que hizo Dios en Cristo, puede hacerlo en todo ser hu mano que se somete a él». Y en la segunda, afirma que la última generación de santos «será la demostración más abarcante y concluyente de todas las edades [de lo que Dios puedehacer en los hombres]». La creencia de que Dios quiere probar que puede dar a todo ser humano que se so meta a él lo que tuvo Jesús -a saber, la victoria total sobre el pecadomeesperando molesta. Enque cambio, me preocupa la idea que Diosno está una generación entera dede cre yentes realice esta demostración. Casi seguro que ha habido muchos ejemplos así. Solo Dios sabe quiénes son, pero me vienen a la mente Enoc, José y Daniel. Además, los defensores de la teología de la última gene ración arguyen que esta demostración de perfección impe-
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able ha de ser efectuada por una comunidad entera de san tos -los 144.000— , no solo por unas cuantas personas por aquíDios y pornecesite allá. Pero, está entera la evidencia inspirada que una¿dónde comunidad de creyentes parade realizar esa demostración? ¿Dónde, la evidencia de que Jesús no puede regresar hasta que esa comunidad la haya llevado a cabo? Andreasen dijo también que «el mundo aguarda esa demostración». No lo creo, si por «el mundo» hemos de en tender los no creyentes. El mundo odia la perfección de los creyentes. Andreasen aludió a Romanos 8:19 para apoyar su punto de vista de que«el mundo aguarda esademostración», pero ese versículo solo dice que «el anhelo ardiente de la crea ción es el aguardar la manifestación de los hijos de Dios». Para Pablo, la expresión «hijos de Dios» incluía a todos los cristianos, no solo a la última generación de santos que al canza la perfección impecable. En la segunda cita extensa anterior, Andreasen afirmó que por medio de esta generación final «será evidente para todos que el evangelio puede realmente salvar hasta lo sumo». Andreasen alude aquí a Hebreos 7: 25, que dice que Jesús «puede salvar por completo a los que por medio de él se acercan a Dios» (NVI). Sin embargo, incluso una todo cristiano de lectura somera de Hebreos deja claro que toda generación es una demostración de que Diospuede sal var por completo a quienes se acercana él a través de Cristo. Andreasen sostenía que le corresponde a la última ge neración derrotar a Satanás. Afirmaba: • «En la última generación Dios queda vindicado ySatanás derrotado».8
• Satanás «había fracasado en su conflicto con Cristo, pero todavía podía tener éxito con los hombres. Así que “se
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ue a hacer la guerra contra el resto de la descendencia de ella, contra los que guardan los mandamientos de Dios yodía tienen el testimonio (Apoc. 17). p ven cerlos, tal vez n odequJesucristo” edaría derrotado del 12: to do».9
Si
«Mediante la última generación de santos, Dios queda fi nalmente vindicado. Por ellos derrota a Satan ás y gan a el pleito. Ellos forman una parte vital del plan de Dios».10 Tengo un problemafu n dam en tal con la idea de que Dios no derrotará a Satanás hasta que la generación final de Jesú s derrotó a Sat an ás hace m ucho muestre lealtad a su ley. tiempo por m edio de su v ida y de su m uerte. Juan proclama: «Ahora ha venido la salvación, el poder y el reino de nues tro Dios y la autoridad de su Cristo, porque h a sido expulsado el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba de lante de nuestro Dios día y noche» (Apoc. 12:10). Satan ás fu e derrotado en la cruz . Fue la perfecta vida de Jesú s la que le derrotó de una vez para siempre. No es preciso Jesú s que sea derrotado de nuevo por la última generación. demostró que se puede guardar la ley de Dios, y una vez de mostrado, la batalla estaba ganada.Jesú s demostró que las acusaciones de Satanás eran falsas. No queda nada que la úl tima generación tenga que demostrar. Jesú s vindicó a Dios. No le corresponde hacerlo a la última generación. O quizá sería más correcto decir que cada generación de •
santos vindica a Dios ante el universo.
Pablo dijo que «por medio de la iglesia» -incluidos los santos de su tiempo- «la multiforme sabiduría de Dios [es...] dada a conocer a los principados y potestades en los lugares celestiales» (Efe. 3: 10). Añadió que «¡Hemos» -Pablo y los demás apósto les- «llegado a ser un espectáculo para el mundo, para los ángeles y para los hombres!» (1 Cor. 4: Toda 9). generación
de cristianos demuestra al universo lo que puede hacer el
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únia Persona evangelio en los corazones humanos, pero la que vindicó a Dios y consumó victoriosamente el plan de
salvación Jesús. La ideafue de que Satanás no será derrotado hasta que la úl tima generación pruebe su lealtad a Dios por medio de la obediencia perfecta a su ley sitúa la carga de completar el plan de salvaciónsobre seres humanos pecadores, y o tengo un enorm e problem a con e sa idea. Jesús es elúnico en quien Dios depositó la responsabilidad de derrotar a Satanás. La justicia de Cristo es laúnica justicia, y su obediencia es la única obediencia que podría derrotar al Diablo. Decir que Diosdebe esperar la manifestaciónde la justicia de la última generación para derrotar a Satanás es considerar eficaznuestra justicia para llevar a término el plan de salva ción, yeso sencillam ente n o puede ser cierto. La justicia de Jesús es la única justicia que podría cumplirlo. Si Dios debe esperar a que la justicia de la última generación derrote a Satanás y complete el plan deinsuficientes salvación, entonces la eso vidasencillam ymuerte de Cristo resultaron y, de nuevo, ente no pu ede ser cierto.
Elena G. de White
Cuando me preparaba para escribir este capítulo, me tomé tiempo para leer atentamente el capítulo titulado «El tiempo de angustia» enEl con flicto de los siglos, de Elena G. de White. Este capítulo cubre todo el posterior al cierre del tiempo de gracia durante el periodo cual vivirá la última generación de los santos. Aunque leí cuidadosamente todo el capítulo, no encontré en él ni la más vaga insinuación de que el pueblo de Dios que viva durante el tiempo de an gustia deba vindicar a Dios, deba derrotar a Satanás, o deba demostrar al universo que ellos pueden obedecer perfecta mente la ley. No hay ni el más ligero indicio de que Dios
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espere que hagan algo que le permita poner fin al gran con flicto. En lugar de ello, el énfasis se pone en que pueden pasar con éxito a través de ese terrible periodo sin renunciar a su fe solo si dependen completamente de Dios. Por favor, no me malinterprete. Creo que durante el tiempo de angustia el pueblo de Diosserá una demostración ante el universo de lo que Dios puede realizar en las vidas de quienes se entregan a él por completo. Pero, como he dicho hace un momento, esto ha sido cierto del pueblo de Dios de todos los tiempos. Aunque ni la Biblia ni Elena G. de White lo afirmen, es posible que durante el tiempo de angustia el pueblo de Diossea, de algún modo, una demostración única ante el universo. Mi objeción a la teologíade la generación final de Waggoner y Andreasen se centra en la idea de que Dios es de algún modo dependiente de los testigos impeca bles de esa generación para que lo vindiquen y para que de rroten a Satanás, llevando así a su conclusión el conflicto entre el bien y el mal. Jesús es el Uni o que podía cumplir todo esto, y una vez que lo hizo, noqueda n ada al respecto que haya de hacer nin gun a otra generación.
Andreasen fue un respetado teólogo de la Iglesia Adven tista del Séptimo Día. Sé que era un cristiano sincero, yestoy seguro de que la mayor parte de sus interpretaciones doctri nales fueron correctas. Sin embargo, ninguno de nosotros lo sabe todo acerca del pecado y la salvación. Todos tenemos ideas equivocadas sobre aspectos diversos de nuestras doc trinas. Estoy seguro de que yo tengo las mías, y que una generación posterior puede discrepar con ellas como yo he discrepado con las de Andreasen. Afortunadamente, Dios nos salva a pesar de nuestras
ideas erróneas sobre doctrina. Espero con ocer un día al
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doctor Andreasen en el reino de Dios, y tener el privilegio de pasar muchas horas con él estudiando el maravilloso plan divino para salvar a los pecadores. No tas del c apítulo 1. W oodrow W hidden , E. J. W aggoner: From the Phy sician o f Good N ew s to the Agent of División (Hagerstown [Maryland, EE.UU.]: Review an d H erald, 2008), pág. 257. 2. Ibíd., pág. 267. 3. Ibíd., pág. 367. 4. M. L. An dr easen, El sant uario y su servido (Buen os Aires: A CE S, 1979), pá gs. 219237. 5. Ibíd., pág. 219. 6. Ibíd., págs. 221-222. 7. Ibíd., pág. 222. 8. Ibíd., pág. 223; cursiva añadida. 9. Ibíd., pág. 227; cursiva añadida. 10. Ibíd., pág. 235; cursiva añadida.
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¿Cuán perfectos debemos ser? na vez completado, en 1960, el trabajo para mi máster en historia de la iglesia de la Universidad Andrews, uníuna adventista una iglesia llamado de Pomona (California). Hallán domeme allí, Robert Brinsmead impar tió una conferencia en la armería de la ciudad. Recuerdo haber acudido a escucharle. Entonces no me lo imaginaba, pero no sería la última vez que iba a oír hablar de Brinsmead. En 1962 fui designado como pastor de la pequeña iglesia adventista de la ventosa ciudad de Mojave (California). Brinsmead pasó por allí también y asistí a otra presentación
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suya. Creo que algunas personas llegaron a la conclusión de que yo creía en lo que él decía. Noera así. De hecho, dediqué mucho tiempo a estudiar su teología y finalmente escribí un ensayo de 138 páginas donde evaluaba sus creencias. Este estudio me proporcionó algunosde losconceptos fundamen tales sobre justicia por la fe que mantengo hasta hoy.
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a creencia de que el pueblo de Dios en el tiempo del fin, especialmente los 144.000, será absolutamente impe cable era una de lascaracterísticas definitorias de la teología de Brinsmead. Dicha creencia suscitaba la cuestión de cómo puede alcanzar el pueblo de Dios ese nivel de perfección. El decía que los procesos de conversión, justificación y santi ficación no pueden desarrollar en las personas la impecabi lidad que necesitarán cuando Dios ponga fin al tiempo de gracia. Según Brinsmead, «es bastante evidente para cual quier alma convertida que la experiencia de la conversión no perfecciona el carácter moral. Tampoco queda consu mada la obra de la gracia en el diario caminar del cristiano durante su tiempo de gracia».1«El proceso “normal” de san tificación no lleva al creyente a una condición de absoluta perfección del carácter moral, es decir, a la impecabilidad».2 Brinsmead entendía, correctamente, que aun después de haber recibido el perdón por un pecado, el registro de este queda en nuestras mentes. Él se refería a ello como un «es tado de pecado», que consideraba que era lo mismo que la naturaleza pecaminosa,* y del cual afirmaba que debe ser eliminado a fin de que el pueblo de Dios sea impecable du rante el tiempo de angustia. Añadía que «la perfección [impecable] implica que [...]el registro del pecado [debe] ser eliminado de los pensamientos, la consciencia y las emo ciones, de modo que no quede ni rastro de depravación en el carácter moral».3 ¿Cómo creía Brinsmead que este estado de pecado, registro del pecado , y/o n atu raleza peca m in osa sería eliminado de la mente y el corazón para que el creyente pudiera ser impe *
Que Brinsmead identificaba la «nat uraleza pecamin osa» con el «estad o de pecado» es eviden te er. la página 93 de su libro Man Bom to Be King, donde decía: « Desde Adán heredamos una na turaleza pecaminosa. Nacemos en un estado de pecado >. Y en la página 9 4 añ adía: «Su natur aleza [la del ser h umano] se hallaba en un estado de pecado» (en ambas citas, la cursiva se encuen tra en el srcinal).
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cablemente perfecto?Basándose en su punto de vista de que los procesos usuales de conversión, justificación y santifica ción lograrían eso,deconcluyó el pueblo de Dios puedenunca alcanzar el punto absolutaque perfección impecable solo por medio de una obra de gracia adicional en sus cora zones. Dijo que esa obra de gracia consistía en borrar sus tendencias cultivadas y heredadas al pecado -su naturaleza pecaminosa-, y concluyó que «el acto de borrar el pecado implica claramente la eliminación de los últimos rastros de pecaminosidad decomo la naturaleza humana, tanto la pecaminosidad heredada la pecaminosidad cultivada».4 Como evidencia de ello, Brinsmead citaba varias decla raciones de Elena G. de White que se refieren al hecho de que durante el tiempo de angustia el pueblo de Dios no podrá recordar sus pecados del pasado. He aquí una de esas declaraciones: «Por muy profundo que sea el sentimiento que [el pueblode Dios] tiene de su indignidad, no tiene cul pas escondidas que revelar. Sus pecados han sido examina dos y borrados en el juicio; n o puede record arlos» (CS 605; cursiva añadida; ver también PP 178, 326; 3SG 135). No sé de nadie en el adventismo de nuestros días que de fienda el punto de vista de Brinsmead sobre los medios por los cuales el pueblo de Dios alcanzará la perfección impe cable en preparación para el cierre del tiempo de gracia y para el tiempo de angustia. No obstante, la idea de per fección impecable aún sigue viva y arraigada en muchas mentes adventistas, y Elena G. de White parece darle un apoyo significativo. La evidencia inspirada Por lo que he dicho hasta aquí, puede que usted haya
deducido queperfecto no creotras queelelfin pueblo de Dios serNo impe cablemente del tiempo dedeba gracia. es
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necesariamente así. Hablando de los 144.000, dice Apoca lipsis 14: 5: «En sus bocas no fue hallada mentira, pues son sin mancha delante del trono de Dios». Muchas personas creen que esto significa que los 144.000 se encuentran en un estado de perfección impecable. Elena G. de White fue incluso más directa, especial mente en un par de declaraciones de E on flicto de iossiglos: «Ahora, mientras que nuestro gran Sumo Sacerdote está ha ciendo propiciación por nosotros, debemos tratar de llegar a la perfección en Cristo. Nuestro Salvador no pudo ser inducido a ceder a la tentación ni siq uiera enpensamiento. Satanás encuen tra en los corazo nes humanos alg ún asidero enque hacerse firme ; es tal vez algún deseo pecaminoso que se acaricia, por medio del cual la tentación se fortalece. Pero Cristo declaró al hablar de sí mismo: “Viene el príncipe de este mundo; mas no tiene nada en mí” (Juan 14:30). Satanás no pudo encontrar nada en el Hijo de Dios que le permitiese ganar la victoria. Cristo guardó los man damientos de su Padre y no hubo en él ningún pecado de que Sa tanás pudiese sacar ventaja. Esta es la condición en que deben encontrarse los q ue han de poder subsistir en el tiempode angus tia» (CS 607).
Notemos la elevada norma que, según Elena G. de White, estableció Jesús: «Nuestro Salvador no pudo ser inducido a ceder a la tentación ni siquiera en pensamiento. [...] No hubo en él ningún pecado de que Satanás pudiese sacar ven taja». Luego, en una afirmación que inspira temor en nume rosas personas, añade: es lasubsistir condición que deben encontrarse los que han«Esta de poder en en el tiempo de angustia». Es difícil evitar la conclusión de que Elena G. de White creía que durante el tiempo de angustia el pueblo de Dios debe ser impecablemente perfecto. He aquí otra cita de El con flicto:
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«Los que vivan en la tierra cuando cese la intercesión de Cristo en el santuario celestial deberán estar en pie en la presencia del Dios santo sin mediador. Sus vestiduras deberán estar sin mácula; sus caracteres, purificados de todo pecado por la sangre de la as persión.Por la gracia de Dios ysus propios ydiligentes esfuerzos deberán ser vencedores en la lucha con el mal. Mientras se pro sigue el juicio investigador en el cielo, mientras que los pecados de los creyentes arrepentidos son quitados del santuario, debe lle varse a cabo una obra especial de purificación, de liberación del pecado, entre el pueblo ed Dios en la ierra» t (CS421).
Reparemos en estas palabras: «Sus vestiduras deberán estar sin mácula; sus caracteres, purificados de todo pecado por la sangre de la aspersión. [...] Deberán ser vencedores en la lucha con el mal». El significado de la perfección Entonces, ¿debe ser absoluta e impecablemente per
fecto el puebloentre de Dios para atravesar conde éxito el periodo comprendido el cierre del tiempo gracia y el re tomo de Jesús? Los autores de la Escritura usaron la palabra p erfecto de tres maneras diferentes: 1. Se dice que son perfectas laspersonascuyospecados que dan cubiertos por la justicia de Cristo (pensemos en la túnica quesetapó losque sucios harapos del hijo pródigo). 2. También afirma son perfectas laspersonas que lle gan a ser creyentes maduros. 3. Y se dice eso mismo de quienes son impecables. Ju sticia de Cristo. Como subrayé en el capítulo 7 de este libro, aquellos que son cubiertos con la justicia de Cristo son «aceptados por Dios como si no hubierajn] pecado» (CC 62). Ser aceptados por Dios como si no hubiéramos
pecado es recibirsu aceptación como si fuéramos perfectos.
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in embargo, creo que es justo decir que Elena G. de White tenía algo más en mente en sus dos citas previas de E confit o. M adu rez cristian a.
La Biblia también habla de perfec ción en el sentido de un carácter cristiano maduro. Una de las mejores evidencias de esto es Filipenses 3: 12-15. En el versículo 12, dice Pablo: «No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto». Pablo reconocía su imperfec ción. Sin embargo, en el versículo 15 (DHH), agregaba: «Todos los que ya poseemos una fem adu ra, debemos pen sar de esta manera».* La palabra griega aquí traducida como «madura» viene de la misma raíz que el vocablo vertido como «perfecto» en el versículo 12.** De la palabra perfect o(s) del versículo 15, indica el Comentariobélico adventista: «El concepto que aquí se expresa no contradice la declaración de Fil. 3:12, donde Pablo niega que hubiera alcanzado la perfección final. Aquí está empleando la pa labra perfecto en sentido relat ivo».5 A laen vista de cómo usó la palabra, es apropiado pensar la perfección en Pablo el sentido de madurez; especí ficamente aquí, de madurez espiritual. Im pecabilidad. Finalmente, la perfección también puede significar absoluta impecabilidad. Cristo es el supremo ejemplo de ella. Dado que todo ser humano excepto Cristo ha pecado en un momento u otro (ver Rom. 3: 23), jamás podremos ser perfectos en el sentido de no haber hecho nunca algo malo. Cuando de la teología de la última generación hablanlos departidarios la impecabilidad del pueblo de Dios durante el tiempo de angustia, quieren decir que los * La versión RV95 lo vierte: «Todo s los que somos perfectos, esto mismo sintamos» [N. del T.) ** En el ver sículo 12, la palabra griega es teleio , verbo que significa « per feccionarse o comp le tar se», «llevar a t érm ino », «consum ar». La pala br a griega del versí culo 15 es teleios, adjetivo basado en la m isma raíz; significa « llevad o a tér mino, acaba do», «comp leto », «per fecto».
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santos que vivan en ese periodo habrán superado todas las tendencias heredadas y cultivadas al pecado. Habrán ejado de
pecar. La cuestión es cuál de estas formas de perfección debería aplicarse a la experiencia del pueblo de Dios entre el fin del tiempo de gracia y la segunda venida de Cristo. Creo que todos pueden estar de acuerdo enque necesitaremos lasdos primeras. Siempre nos será precisa la cobertura de la justicia de Cristo, y quienes pasemos por el tiempo de angustia ha bremos ser cristianos maduros. El asunto es sitodas debe mos ser de impecables en elmuy sentido de haber superado las tentaciones y tendencias pecaminosas. ¿Qué ocurre con la impecabilidad? He dicho que esposible que después del cierre del tiempo de gracia el pueblo de Dios tenga que ser absoluta y perfec tamente impecable. Lo he dicho por la sencilla razón de que
varios pasajes de Elena G. de White sugieren esto muy cla ramente. No se puede negar su comentario de que «no hubo en él [Cristo] ningún pecado de que Satanás pudiese sacar ventaja». Sin embargo, debo decir también que (1) la im pecabilidad es inútil como meta a la que hayamosde aspirar; (2) perseguir la impecabilidad puede ser espiritualmente perjudicial; y (3) concentrarse en la impecabilidad puede llevar a las a graves aberraciones teológicas. Co mentaré cadapersonas uno de estos puntos. 1.
L a im pecabilidad es inú til com o m eta a la que hayam os de
Supongamos a efectos arguméntales que los que vivan tras el cierre del tiempo de gracia tendrán que ser im pecablemente perfectos. ¿Sabrán que han alcanzado este es tado? ¿Pueden afirmar que así ha sido? aspirar.
respuesta no. Dijo Juan: «Si decimos quey no tene mosLapecado, nosesengañamos a nosotros mismos la verdad
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no está en nosotros» (1 Juan 1:8). Así pues, inclusosi hemos alcanzado la perfección impecable, no lo sabremos, pues si supiéramos que somos perfectos, podríamos afirmarlo, al menos ante nosotros mismos. Pero solo Dios entiende núestras mentes, corazones y emociones lo bastante bien como para saber si o cuándo hemos alcanzado la impecabilidad. Dijo Elena G. de White: «Pero no sea Dios deshonrado por la declaración hecha por labioshumanos: No tengo pecado; soy santo» (HAp 448-449). «No podremos decir: “Yo soy impecable”, hasta que este cuerpo vil sea transformado a la semejanza de su cuerpo glorioso [el de Cristo]» (3MS 406). Por eso, solo espués de la segunda venida de Cristo, nunca antes de ella, podrán las personas afirmar que son impecables. He aquí una ilustración, una parábola que me gusta usar cuando se discute la impecabilidad como una meta que al canzar a fin de estar preparados para el tiempo de angustia. Imagínese usted una carrera pedestre, no una que discurre avés lo en largo oval, sinocorren una carrera campo a tra la de queunloscircuito competidores por calles, carreteras y caminos, doblando curvas, subiendo colinas y atravesando valles. Usted ha decidido participar en la carrera, así que se aproxima al organizador y le pregunta: -¿Dónde está la línea de meta? A lo que él le sorprende contestándole: -No se lo voy a decir. De modo que voy usteda saber replica: -Pero, ¿cómo que he terminado la carrera si no sé dónde está la meta? Y entonces él responde: -Hay señales a lo largo de todo el camino indicándole por dónde correr. Si usted sigue las señales, llegará allí. No sabrá cuándo alcanza la meta, pero yo sí.
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¡Así es como tendremos que ocupamos de nuestra per fección durante el tiempo del fin! No sabremos cuándo hemos alcanzado el nivel de perfección, cualquiera que sea, que Dios requiere de quienes vivan después del fin del tiempo de gracia, pero él sí lo sabrá, y eso es lo que importa. Si la perfección que se requiere es la de la madurez cristiana -quizá algo menor que la absoluta perfección-, él nos guiará hasta allí. Si debemos haber superado todos nuestros peca dos, él nos guiará hasta allí. Lo que debemos hacer actual mente es seguir las señales. Debemos aprender a reconocer nuestros pecados y defectos de carácter mediante un fer viente y cuidadoso estudio de la Biblia y de los escritos del Espíritu de Profecía. Debemos seguir la orientación del Es píritu Santo y resistir la tentación por medio de los diligen tes esfuerzos para los que él nos capacita. Si nos centramos plenamente en pasar la eternidad con Dios, si estamos bus cando de manera activa la victoria sobre las tentaciones que nos asaltan hoy, y si estamos tratando de corregir nuestros defectos de carácter, puedo asegurarle a usted que Dios no cerrará la puerta del tiempo de gracia hasta que hayamos al canzado el nivel de espiritualidad, sea el que sea, que debe mos tener para cumplir con la norma. Yo no sostengo que la impecabilidad sea imposible. Ni estoy sugiriendo que no debamos luchar para alcanzar ese objetivo. Después de todo, Elena G. de White dijo que de beríamos estar «avanzando siempre hacia la meta puesta delante nosotros: la perfección de su carácter [el de Cristo]» (6CBA 1117). Pablo afirmó que aunque todavía no era per fecto, seguía luchando por llegar a esa meta (Fil. 3:12-14). Pero aun cuando hemos de esforzamos por la perfección,
debemos hacerlo siempre con la convicciónde que no sabre mos cuándo la hemos alcanzado. Nuestro empeño debería
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entrarse en eliminar los pecados y defectosde carácter que Dios nos revela hoy, y dejar en manos de Dios la cuestión de cuán perfectos somos o aún debemos llegar a ser. Espirituam ente perjudicial. Hacer de la consecución 2. de la perfección impecable el centro de nuestra vida espiri tual, la meta por la que luchar, puede, de hecho, ser espiritualmente dañino. Esa orientación puede arrastramos hacia una innecesaria introspección y llenamos de ansie dad. Puede provocar que apartemos nuestros ojos de Jesús y los concentremos en nosotros mismos. Los cristianos inmaduros que sinceramente desean seguir a Jesús pueden desanimarse mucho cuando comparan sus vidas con la impecable perfección a la que les exhortan los bienintencionados, pero mal orientados, defensores de la teología de la última generación. Hay personas que se han suicidado porque se sentían cargadas de culpabilidad y de lo más desanimadas ante la aparente imposibilidad de obte ner la victoria sobre sus pecados. Y por cada persona que se suicida, hay miles que pasan año tras año temiendo que nunca serán lo bastante buenas para vivir sinmediador. Estas personasno necesitan escuchar sermonesni leer libros sobre la importancia de la impecabilidad durante el tiempo de an gustia. Necesitan consejos prácticos sobre cómo enfrentar las tentaciones y caídas que experimentan hoy. Y necesitan especialmente aprender a descansar en la justicia con la que Cristo las cubre cuando caen. Debemos tener siempre en mente que somos imperfec tos, pero que cuando Cristo aplica su mérito a nuestra pecaminosidad, Dios nos ve perfectos. Como dijo Elena G. de White, «el carácter de Cristo reemplaza el [nuestro], y [somos] aceptados por Dios como si no [hubiéramos] pecado» (CC 62). Por tanto, hemos de cobrar ánimo cons-
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tantemente por el hecho de que Dios nos considera perfec tos a través de Cristo, incluso cuando detectamos imperfec ciónHacer en nosotros mismos. impecable un objetivo también de la perfección supone un potencial peligro espiritual porque se puede tor nar fácilmente en legalismo, que consiste en centramos en nuestra conducta en lugar de en nuestra vida interior, que es donde residen las raíces del pecado. Igualmente desacer tada es la actitud de quienes, ensu pasión por la perfección, se esfuerzan por empujar a los miembros de su familia y de su iglesia hacia ella. Estas personas a menudo muestran una actitud crítica hacia todos aquellos que no se comportan del modo en que los críticos creen que deberían hacerlo. A decir verdad, con frecuencia estos críticos son algunos de los miembros más imperfectos de la iglesia. 3. A b erraciones teológicas. Una insistencia en la perfec ción absoluta e impecable tras el fin del tiempo de gracia condujo a conclusiones teológicas erróneas en el adven tismo durante el siglo XX. Robert Brinsmead, por ejemplo, cayó en una de estas trampas teológicas. Brinsmead empezó sosteniendo la firme creencia de que el pueblo de Diosdebe ser absoluta e impecablemente per fecto a fin de estar listo para el cierre del tiempo de gracia. Esto le llevó a la errónea conclusión teológica de que los procesos de conversión, justificaciónalgo y santificación insuficientes, y de que necesitamos más porque son ellos no nos guiarán al nivel de perfección que habremos de al canzar para atravesar el tiempo de angustia que sigue al fin del tiempo de gracia. Los pasajes de Elena G. de White que he citado antes en este mismo capítulo contradicen esta conclusión. Por ejem
El conflicto plo,losensiglos, la declaración extraída de la pág 421yde de afirma: «Por la gracia deina Dios sus propios
y
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diligentes esfuerzos deberán ser vencedores en la lucha con el mal». Aquí Elena G. de White está describiendo la santi ficación aun cuando no use el término, pues la santificación es una combinación de (1) la gracia de Dios y (2) nuestros esfuerzos diligentes. Así, sea cual sea el grado de perfección que Elena G. de White tuviera en mente, solo será alcanzado a través de los procesos de conversión, justificación y san tificación, sin una todavía futura supresión de la naturaleza pecaminosa. Lo mismo es cierto de su cita tomada de la página 607 de E onflicto,
la cual «no huboventaja» en él [Cristo] cado de quesegún Satanás pudies e sacar yqueningún «esta espela condición en que deben encontrarse los que han de poder subsistir en el tiempo de angustia». Las primeras dos frases del párrafo siguiente resultan significativas: «En esta vida es donde debemos separamos del pecado por la fe en la sangre expiatoria de Cristo. Nuestro amado Salvador nos invita a que nos unamos a él, a que unamos nuestra flaqueza con su fortaleza, nuestra ignorancia con su sabiduría, nuestra indig nidad con sus méritos» (CS 607-608). Exponiendo cómo debemos alcanzar la impecabilidad de Cristo, Elena G. de White describe de nuevo la justificación (unir nuestra in dignidad consus méritos) y la santificación (unir nuestra de bilidad con su fuerza, nuestra ignorancia con su sabiduría). Notemos además que es «en esta vida» cuando hemos de empezar a asemejamos a Cristo en lejano preparación del tiempo de angustia, no enmás algún tiempo del futuro, en el que, según Brinsmead, recibiremos una especial infu sión de gracia consistente en la supresión del pecado. La aberración teológica de Brinsmead es su creencia de que necesitaremos una obra extra de la gracia en nuestras mentes y corazones a fin de erradicar nuestra naturaleza pe caminosa y preparamos para vivir sin mediador durante el
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tiempo de angustia. Como evidencia de ello, él aludía a va rias citas en las que Elena G. de White dice que durante el tiempo de angustia, los pecados del pueblo de Dios habrán sido «borrados en el juicio; n o pued e record arlos». Sin em bargo, hay un salto enorme entre el hecho de que lossantos no puedan recordar sus pecados y el hecho de que su natu raleza pecam in osa h aya sido erradicada. Sencillamente, no existe base suficiente para apoyar una conclusión tan ex trema. Nuestro objetivo como cristianos no debería ser alcanzar alguna meta imaginaria*consis tente en llegar a ser perfectos en algún punto del camino. Nuestra meta debería ser man tener hoy nuestra conexión con Dios y enfrentar los pecados y los defectosde carácter que él nos revela actualmente. Eso, según entiendo, es lo que Pablo tenía en mente cuando dijo: «Olvidando ciertamente lo que queda atrás y extendién dome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús» (Fil. 3: 1314). Si usted hoy está tratando honestamente de prepararse para el fin del tiempo de gracia, puedo asegurarle que si ne cesita más tiempo para prepararse mientras el fin se apro xima, Dios mantendrá el tiempo de gracia abierto hasta que vea que está usted listo. Not as del ca pítulo 1. Rob er t D. Brinsm ead, Sanct uary lnstitut e Syllabus N o. 3 : The Na ture ofM an, p. 98. http://www.awakeandsing.com/Syllabus%201Il/Syllabus%20III.pdf . 2. Ibíd., pág. 101. 3. Ibíd., pág. 101; la cur siva está en el srcin al. 4- Ibíd., pág. 108. 5. Comentario béli co advent ista, t. 7 (Buen os Aires: A C E S,1990), pág . 176.
*
Por «im aginar ia» no quiero decir que no vaya a hab er algo como la perfección del tiempo del fin, sino que hoy no sabemos qué será, y en consecuen cia cualquier concep ción que t engamos de ella es imaginaria.
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encioné en el capítu lo primero que el c ierre del tiempo de gracia es una de las doctrinas más aterra
M
deleladventismo. No loterminará es menosellaminis ideaterio de que cuando doras se cierre tiempo de gracia, mediador de Jesús en el santuario celestial. Estas no son dis torsiones teológica s extremistas o disparatadas. En el capítulo primero mostré las evidencias bíblicas de la idea de que el tiempo de gracia se cerrará y Cristo cesará su ministerio me diador pocoant es de su retomo. He aquí un breve repaso por si usted lo ha olvidado. El texto clave es Apocalipsis 15: 8, que dice: «Yyelpor templo de humo por causa la gloen el ria de Dios causasedellen suó poder. Nadie podíade entrar templo hasta que se cumplieran las siete plagas de los siete ángeles». La afirmación de que «nadie podía entrar en el templo hasta que secumplieran las siete plagas»es una im portante evidencia de que el ministerio mediador de Cristo
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en el templo -el santuario celestial- ha concluido. He aquí dos pasajes a este respecto deE onflicto de los siglos, de Elena G. de White: «Cuando él [Jesús] abandone el santuario, [...] los justos deben vivir sinintercesor, a la vist a del santo Dios» (CS 611). • «Los que vivan en laierr t a cuando ces e la intercesión deCristo en el santuario celestial deberán estar en pie en la presencia del Dios santo sin me diador. Sus vesti duras deber án estarsin mác ula; sus caracteres, purificados de todo pecado por la sangre de la as persión. Por la gracia de Dios y sus propios y diligentes esfuerzos deberán ser vencedo res en la lu cha con el mal» (CS 421).
Obsérvese la conexión entre la terminación del minis terio intercesor de Cristo y la perfección que su pueblo debe experimentar a fin de estar preparado espiritualmente para ese tiempo: «Sus vestiduras deberán estar sin mácula; [...] deberán ser vencedores en la lucha con el mal». Para quienes vivían en la época en que fue publicado El con flicto de los siglos, estas citas tenían implicaciones profundas. La fecha de publicación de la primera edición fue 1888. Unos pocos años antes, varios estados nortea mericanos -particularmente del Sur- habían iniciado una estricta aplicación de sus leyes dominicales «azules». Al gunos adventistas fueron detenidos por violar estas leyes, y unos pocos pasaron tiempo en la cárcel. Asimismo, más o menos un año después de 1888, hubo un importante im pulso en el Senado de Estados Unidos a favor de una ley dominical nacional. mediados de la de la1850, los adventistas veníanDesde proclamando que la década marca de bes tia era la observancia del domingo cuando es impuesta por la ley, punto de vista que Elena G. de White respaldó ple namente en El conflicto (ver CS 443, 591). Así, a los adven tistas de la época les pareció que el fin estaba cerca. ¡Cristo estaba a punto de volver!
22. Vivir sin Mediador •
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i esos hechos fueran verdaderamente señales del fin, entonces el tiempo de gracia estaba a punto de cerrarse, lo que prontoy,dejaría dehaber uno en elimplicaba santuarioque celestial con ello, que elmediador pueblo dealg Dios tenía que llegar a ser impecable sin demora. A. T. Jones fue uno de losmás destacadosadventistas que promovieronesta advertencia del tiempo del fin. En un sermón que predicó en mayo de 1889, dijo: «Los que vivan hasta el fin son he chos impecables antes de que él [Jesús] venga _] [y perma necen inmaculados sin intercesor, porque Cristo abandona el santuario algún tiempo antes de venir a la tierra».1 La urgencia de Jones por que el pueblo de Dios llegase a ser impecable es especialmente evidente en su libroTh e Con secrate d W ay to Ch ristian Perfectio n [El camino consa grado a la perfección cristiana]. Por ejemplo, decía: «Que cada creyente en Jesús respire profunda y confiadamente para siempre, en gratitud a Dios por todo lo que el Señor ha realizado: el fin de la transgresión en su existencia, la extin ción de su maldad, la eliminación de los pecados en su vida, y su liberación de todo ello por siempre jamás».2 Esta cita aparentemente inocua es en realidad tremenda, pues implica que podemossaber que somos impecabl es y que debemos luchar por ese nivel de perfección moral hasta que sepamos que somos impecables. No puedo sino pregun tarme cuántos adventistas que leyeran esa declaración re nunciarían por completo a intentar vivir la vida cristiana, al sentirse desesperados de alcanzar jamás laimpecabilidad. En el capítulo 21 de este libro, señalé que M. L. Andreasen fue el más destacado defensor de la teología de la última generación a mediadosdel siglo XX, y un decidido partida rio de la idea de que la generación que vivirá durante el
tiempo deSin angustia posterior al tiempo de graciaelserá im pecable. embargo, de manera significativa, capítulo
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titulado «La última generación» de su libroE san tuario y su servicio no alude en ningún momento a la tesis de esa te ología de que no habrá mediador alguno. Robert Brinsmead, por otra parte, combinó de manera muy concreta estas dos ideas. En su libro, Man Bom to Be King [Hombre nacido para ser rey], dijo: «La última gene ración debe vivir a la vista de un Dios santo sin que haya intercesor en el santuario durante el periodo de las siete úl timas plagas. Solo quienes tengan el sello de Dios, quienes reflejen la imagen de Jesús plenamente [i.e., quienes sean impecables], podrán vivir con la aprobación de Dios en tal época. De ahí la necesidad de una obra especial deprepara ción y del perfeccionamiento de los santos antes del fin del tiempo de gracia».3 ¿Es una herejía? La idea de que no habrá mediador en el santuario celes tial después del cierre del tiempo de gracia suena casi heré tica. A fin de cuentas, el autor de Hebreos dice que Jesús «vive siempre para interceder» por los que a él se acercan (Heb. 7: 25 NVI). Sin embargo, exceptuando a los univer salistas, por lo general los cristianos creen que el ministerio mediador de Cristoterm inará algún día, o bienantes de la segunda venida de Cristo (adventistas del séptimo día), o bien en su venida (mayoría de protestantes y católicos),
o bien al final del milenio (algunosprotestantes y católicos). El asunto, entonces, no es si llegará un momento a partir del cual no habrá mediador en el santuario celestial, sino qué significa esto. La cuestión es especialmente relevante para los adventistas del séptimo día porque creemos que el pueblo de Dios todavía estará viviendo en un entorno de pecado sobre la tierra entre el fin del ministerio mediador
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de Cristo y su retomo.
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esgraciadamente, la idea de que no habrá mediador en el santuario celestial durante el periodo de las siete plagas ha srcinado mucha ansiedad entre los adventistaspor temer que si no han llegado a ser absolutamente perfectos, podrían pecar, y no habrá mediador a través del cual recibir el per dón. Sin embargo, a mi juicio la idea de que no habrá me diador en el santuario celestial después del tiempo de gracia no tiene que asustamos. Explicaré por qué. Las implicaciones de que no haya mediador*
¿Qué implicará vivir sin mediador una vez cerrado el tiempo de gracia? ¿Qué consecuencias experimentarán las personas, tanto justos como injustos? Antes de poder responder a estas preguntas, necesitamos plantear otra: ¿Qué está haciendo exactamente Cristo ahora, como Mediador nuestro, en el santuario celestial mientras sigue abierto el tiempo de gracia? Cuando hayamos enten dido esto,mediador podemosdes em a comprender lo de quegrac siginificará no tener ppezar ués del fin del tiempo a. Estoy seguro de que la siguiente lista de actividades de Cristo en nuestro favor está bastante incompleta, pero basta para mi propósito. Como Mediador: 1. Jesús continuamente envía a su Espíritu Santo por todo el mundo para influir sobre quienes no forman parte de su pueblo a fin de que entreguen sus vidas a él. 2. Jesús envía el Espíritu a morar en las mentes y corazones de sus seguidores a lo largo de sus vidas. 3. Cuando el pueblo deJesús confiesasus pecados, él escribe «perdonado» junto al registro celestial de esos pecados. *
Buen a parte de esta secc ión es un a adaptación de las págin as 147-149 de mi l ibro H otv to Think About the End Time.
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4. Jesús cubre continuamente a sus seguidores con las vesti duras de su justicia para que aparezcan impecables ante Dios aun cuando todavía tengan muchos defectos de ca rácter. 5. Jesús concede a su pueblo poder para vencer al pecado. 6. Jesús responde todas las oraciones de su pueblo. 7. Jesús defiende a su pueblo contra la acusación de Satanás de que son indignos de la salvación.* Examinemos estos diferentes beneficios del ministerio mediador de Cristo, planteando una sencilla cuestión acerca de cada uno de ellos: ¿Estará disponible tal beneficio para el pueblo de Dios después del fin del tiempo de gracia? 1. Infuir en aquellos que no son su pu eblo p ara que rind an sus v idas a Cristo . ¿Continuará Jesús esta actividad después del cierre del tiempo de gracia? La respuesta es claramente no. Cuando Jesús anuncia solemnemente que «el que es in justo, sea injusto todavía; [...], y el que es santo, santifíquese más todavía» (Apoc. 22:11), «cada caso ha[brá] sido fallado para vida para muerte» (CSson 599-600). Nadie cam biarse de obando. Entonces, los impíos y nopodrá los justos quienes deberían temer el cierre del tiempo de gracia y la vida sin mediador, pues son ellos quienes han perdidosu úl tima oportunidad de obtener la vida eterna. 2. Moraren las mentes y corazones de su pueblo. He oído a algunos adventistas expresar el temor de que tendrán que vivir sin la presencia del Espíritu Santo después del fin del tiempo gracia. Afortunadamente, puedo asegurarle a usted que estodeno es cierto. Permítame explicarlo. Poco después de sumuerte, Jesús anunció a sus discípulos que pronto los dejaría. Naturalmente, ellos expresaron gran *
Para una clara presentación d e este aspect o del min isterio me diador de Jesús, ver la pifolnn 474-475 de El conflicto de los siglos.
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preocupación (ver Juan 13:33-37), así que Jesús les prome tió: «No os dejaré huérfanos; volveré a vosotros». Y explicó cómoque haría eso:con «Rogaré al Padre yos dará otro Consolador, para esté vosotros para siempre: el Espíritu de ver dad» (Juan 14: 18, 16-17). Obsérvese lo que dijo Jesús: «R ogaré al Padre y os dará otro Consolador». Rogar al Padre que envíe el Espíritu Santo a las mentes y corazones de su pueblo es uno de los aspectos importantes del ministerio intercesor de Jesús. ¿Y cuánto tiempo dijo el propio Cristo que estaría él con sus discípulos y, por extensión, con usted y conmigo? ¡Para siem pre!
En su gran comisión, Jesús prometió a susdiscípulos: «Y yo estoy con vosotros todos losdías, hasta el fin del mundo» (Mat. 28: 20). Por «el fin del mundo», Jesús quería decir su segunda venida. Notemos que no dijo: «Estaré con vosotros hasta el fin del tiempo de gracia, pero desde entonces hasta mi segunda venida tendréis que apañároslas por vuestra cuenta». Dijo que estará con nosotros todo el tiempo hasta su segunda venida.Si Jesú s fu era a retirar al Espíri tu San to de su pu eblo despu és del fin del tiem po de gracia, ¡estaría incu m pliendo su prom esa!
Hay otra razón extremadamente importante por la que el Espíritu Santo tiene que permanecer con el pueblo de Dios después del para cierrenadie del tiempo gracia: es absoluta mente imposible vivir lade vida cristiana sin la ayuda del Espíritu Santo. ¿Acaso hemos de suponer que tras el fin del tiempo de gracia el pueblo de Dios de alg ún modo logrará «apañárselas», siendo que nadie en ningún otro mo mento de la historia del mundo ha sido capaz de ello sin el poder transformador del Espíritu? ¡Por supuesto que no!
Puede usted escudriñar suyBiblia y los escritos de Elena de White de principio a fin no encontrará ni un indicio en G.
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parte alguna de que Dios retirará al Espíritu Santo de su pueblo una vez cerrado el tiempo de gracia. El único pueblo que perderá el poder del Espíritu en sus vidas en esa época lo constituirán los impíos. Así lo afirma Elena G. de White: «Cuando él [Jesús] abandone el santuario, las tinieblas envolverán a loshabitantes de la tierr a. [...] Nada refrena aya los malos y Sa tanás domina por completo a los impenitentes empedernidos. La paciencia de Dios ha concluido. El mundo ha rechazado su mise ricordia, despreciado su amor y pisoteado su Losley. impíos han dejado concluir su tiempo de gracia; el sEpíritu de Dios, al que se opusiera n obstinadamente, acabó por apartars e de ellos. Desampara
dos ya de la gracia divina, están a merced de S atanás» (CS 60 0; cursiva añadida).
Así pues, ¡carece de sentido la ideacompletamente falsa de que usted y yoperderemos la presencia del Espíritu Santo después del tiempo de gracia! Perdo n ar los pecados. El perdón de nuestros pecados es 3. uno de los aspectos más importantes del ministerio media dor de Cristo. En 1 Juan 1: 9, afirma el apóstol: «Si confesa mos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados»; y en 1 Juan 2: 1, añade: «Si alguno ha pecado, abogado tenemos para con el Padre, aJesucristo, el justo». Entonces, ¿qué decir del miedo a que el perdón no esté dis ponible una vez cerrado el tiempo de gracia? Dediquemos algún espacio a analizar este asunto. Podemos estar seguros de que el perdón no estará dis ponible para los impíos después del tiempo de gracia, y los justos puede que no lo necesiten. ¿Por qué digo que puede que no lo necesiten, cuando la palabrapuede deja abierta, después de todo, la posibilidad de que lo necesiten? En el capítulo precedente, examiné la postura de los defensores de la teología de la última generación de que los seguidores de Dios deben ser perfectos tras el fin del tiempo de gracia,
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es decir, que no pecarán. Si esto es cierto, no necesitarán perdón. Deberíamos tener cuidado, sin emba rgo, para evitar precipitamos extraer la de que perdón es tará disponiblea después delconclusión fin del tiempo de elgracia. La no lógica a veces puede inducimos a error cuando hacemos teología, especialmente si se combina con el miedo. Los partidarios de la teología de la última generación re curren a los dos siguientes pasajes de Elena G. de White en apoyo de su teoría de que el pueblo de Diosdebe llegar a ser impecable antes del cierre del tiempo de gracia. La primera cita es de Paabras e vida del gran Maestro: «Cuando el ca rácter de Cristo sea perfectamente reproducido en su pue blo, entonces vendrá él para reclamarlos como suyos» (PVGM 47). La segunda es de Primeros escritos, donde dice: «Los que reciban el sello del Dios vivo y sean protegidos en el tiempo de angustia deben reflejar plenamente la imagen de Jesús» (PE 71). La afirmación de Palabras de v ida del gran M aestro de que el carácter de Dios estará «perfectamente reproducido en su pueblo» no necesariamente significa que tengan que lle gar a ser impecables antes del fin del tiempo de gracia. Sim plemen te indica que deben r eflejar la imagen de Cristo perfectamente de modo que él pueda venir a «reclamarlos como suyos», en su segunda venida. Sin embargo, la cita dePrimeros escritos se puede entender como quefin el pueblo de Dios alcanzar antes del del tiempo de debe gracia. Afirmala impecabilidad que para recibir el sello del Dios vivo, sus seguidores «deben reflejar plena mente la imagen de Jesús». Ya que el sello de Dios será apli cado a su pueblo antes del cierre del tiempo de gracia, es posible concluir que eso implica que el pueblo de Dios debe alcanzar el estado de perfección impecable antes del fin de dicho tiempo.
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in embargo, hemos de evitar extraer esta conclusión demasiado deprisa. Necesitamos saber lo que Elena G. de Prim eros escritos
White dijo sobre en el tiempo de angustia a la luz de lo conflicto que escribió el capítulo en El de losen siglos. Aquí afirmó: «El amor de Dios para con sus hijos du rante el período de su prueba más dura es tan grande y tan tierno como en los días de su mayor prosperidad; pero nece sitan pasar por el homo de fuego; debe consumirse su mundanalidad, para que la imagen de Cristo se refleje perfectamente» (CS 606; cursiva añadida). Así, mientrasPrim eros escritos dice que «los que reciban el sello del Dios vivo [loque ocurrirá antes del findel tiempo de gracia] [...] deben reflejar plenamente la imagen de Jesús», El con flicto señala que los hijos de Dios necesitan pasar por el tiempo de angustiaposterior al cierre del tiempo de gracia afin de que se consuma su mundanalidad, de modo que en ese tiem po «la imagen de Cristo se refleje perfec tamente». La cuestión es si el pueblo de Dios debe er flejar la imagen de Jesús plena y perfectamente antes del cierre del tiempo de Prim eros escritos, o si, como gracia, según lo sugiere la cita de lo expresaEl conflicto, lo que el pueblo de Dios experimenta después del tiempo de gracia extinguirá los últimos restos de su mundanalidad de modo queen ese m om ento «la imagen de Cristo se refleje perfectamente». Si seguimos la interpretación que hace de estas citas la teología de la última generación, entonces Prim eros escritos contradice a El conflicto. No estoy particularmente intere sado en resolver la aparente contradicción. Mi propósito es señalar que, de acuerdo con el pasaje deEl con flicto, queda rán algunos defectos de carácter -lo que se llama «munda nalidad»- en las vidas del pueblo de Diosdespués del fin del
tiempo de gracia.
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Algunos partidarios de la idea de que el pueblo de Dios será impecablemente perfecto durante el tiempo de angustia alegan que la palabram un am ia no necesariamente sig nifica pecaminosidad. Sin embargo, tras realizar un estudio del uso de Elena G. de White del términom un am ia, para ver si lo empleó alg una vez en el sentido de «pecaminosidad», me encontré con varios casos en los que claramente tenía ese significado. He aquí tres de esas declaraciones (he puesto en cursiva el términom un am ia, o similar, en las tres): • «El Señor permite las pruebas a fin de que seamos limpia dos de la mundanalidad, el egoísmo y los rasgos de carácter duros y anticristianos» (PVGM 138). • «Mirad la condición de los hombres que se entregan a la m un dam lidad, la de intemperancia. La mezquindad, la gradación marcan todo su carácter. Este es el resultado de su mal proceder» (CTBH 147). • «Quienes no establecen contactos con Dios para recibir sabiduría y gracia a fin de refinar y elevar sus propias vidas, serán juzgados por el bien que hubieran podido rea lizar, pero que no llevaron a cabo porquese conformaron con una mente mundam y con la amistad de los que no están santificados» (CSI 284-285). ¿Usted cree que Elena G. de White, en estas citas, usó la palabram un danalidad (o similar) en el sentido de pecamino sidad? La respuesta ha de ser quesí. Esto sugiere que la «mun danalidad» que debe ser erradicada del pueblo deDios durante el tiempo de angustia tiene que ver con los rasgos pecami nosos del carácter, y estos son las fuentes de las que brotan ¿Brotarán actos pe los actos pecaminosos. La cuestión es: caminosos?¿Pecará el pueblo deDios después del tiempo de gracia? Mi respuesta es que yo creo que no lo harán adrede.
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in embargo, si hiciesen o dijesen algo incorrecto que bro tase de su mundanalidad (i.e., pecaminosidad), entonces el perdón estará disponible. n ecesitarán el Obsérvese, por favor, que no he dicho que perdón durante ese tiempo. Creo que estaríamos yendo de masiado lejos si sacásemos ahora una conclusión definitiva sobre este asunto. Si nos quita el sueño nuestra necesidad de ser perfectos en algún momento del porvenir, podemos acabar tan centrados en el futuro que dejemos de prestar atención a lo que necesitamos hacer ahora a fin de estar lis tos para entonces. Yo solo afirmo que el perdón estará dis ponible si lo necesitamos. Así que relajémonos y dejemos que sea Jesús quien decida si lo necesitaremos. 4. Cu brim os con las v estiduras de ¡aju stic iad e Cristo. Al gunos adventistas pueden sentirse tentados a creer que como no habrá mediador en el santuario celestial pasado el tiempo de gracia, el pueblo de Dios habrá de valérselas sin las vesti duras de lacomo justicia Sin de embargo, esa que ideaapa es tan incorrecta la dedequeCristo. el pueblo Dios tendrá ñárselas sin la ayuda del Espíritu Santo entre el fin del tiempo de gracia y la segunda venida de Cristo. Mientras si gamos en esta tierra, aun si estamos viviendo vidas perfec tamente impecables, necesitaremos que la justicia de Cristo nos cubra. La idea de que tras el fin del tiempo de gracia nuestra propia justicia será suficiente es totalmente contraria al evangelio. 5. Proporcion am os poder p ara ven cer el pecado. Algunas personas, basándose en la teologíaperfeccionista, se pueden sentir inclinadas a pensar que no necesitaremos el poder de Dios para vencer el pecado tras el cierre del tiempo de gra cia. ¿Por qué necesitaríamos ese poder cuando ya no peca mos?
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so es como preguntar por qué un auto necesita gasolina cuando ya está circulando. Si acaso, dada la severidad de las pruebasnecesidad que afrontaremos durante tiempo nuestra del Espíritu Santo el para vencerdeelangustia, pecado se incrementará, no disminuirá. Dios introdujo su Espíritu en Adán y Eva cuando loscreó, y esto les dio el poder para vivir vidas santas. Cuando de sobedecieron a Dios comiendo el fruto del árbol del conoci miento del bien y del mal, perdieron la presencia del Espíritu Santo y, como resultado, el poder para resistir el pecado. Nadie puede resistir el pecado sin el poder del Espíritu, y eso es igual de cierto de lossantos tras el fin del tiempo de gracia que lo es de usted y de mí actualmente. 6. R espon der a n u estras o racion es. ¿Realmente necesito explicar esto? ¿Cree seriamente algún adventista que la ce sación del ministerio de Cristo en el santuario celestial sig nifica que no responderá las oraciones de sus santos durante el tiempo de angustia? 7. Defen dem os con tra las acusacion es de Satan ás. Apoca lipsis 12: 10 describe a Satanás como «el acusador de nues tros hermanos, el que los acusaba delante de nuestro Dios día y noche». Una de las funciones más importantes del mi nisterio mediador de Cristo es la de defender a su pueblo frente a las acusaciones delDiablo, y esta defensa estará dis ponible para todo el pueblo de Dios durante el tiempo de angustia. En el capítulo deEl con flicto de los siglos sobre el tiempo de angustia, Elena G. de White dice que Satanás «tiene conocimiento exacto de los pecadosque lesha hecho cometer y los presenta ante Dios con la mayor exagera ción y asegurando que esa gente es tan merecedora como él mismo de ser excluida del favor de Dios» CS ( 604). Si acaso,
dado el hecho de que al Diablo le queda muy poco tiempo,
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• EL FIN DEL TEMPO DE GRACA
sus acusaciones casi seguro que crecerán en intensidad du rante ese crucial periodo. Y eso hará que la intervención de Cristo sea incluso más acuciante de lo que lo es ahora. Sin duda, hay otros aspectos del ministerio mediador de Cristo en el santuario celestial que podríamos tratar, pero un examen cuidadoso de la lista que he compartido con usted es suficiente para extraer la siguiente conclusión: Todos iosben eficios que el pueblo de Dios recibe hoy del m inisteño m ediador de Cristo estarán dispon ibles para él después del fin del tiempo de gracia.
Es cierto que Cristo no será nuestro
mediador enseguirá ese periodo. Sinesos embargo, en su papel como nuestro Rey, poniendo beneficios a nu estra dis posición.* Así que, ¡deje usted de preocuparse por el hecho de que Jesús ya no será su mediador tras el fin del tiempo de gracia!
Not as del capítulo 1. Apare cido en el Daily Capital de Topeka (Kansas), 18 de mayo 1889; citado por George Knight en Frotn 1888 to Apostasy: The Case of A . T. Jon es (Hagerstown [Maryland, EE.UU.]: Review and Herald, 1987), pág. 56. 2. A. T. Jon es, Th e Consecrated W ay to Chrisüan Perfecthm (Dodge Cent er [Mines ota, EE.UU.J; Upward Way, 1988), pág. 91. 3. Rober t Brin smead, Man Bom to Be King, vol. 7 (Sprin gfield [Misuri, EE.UU.]: Proph etic Research Inter nat ional, 1966), p ág. 11 2.
*
Explico la relevan cia de que Cristo sea nuestro Rey después del tiempo de gracia en el apén dice de la página sig uiente.
Apéndice
Por qué Cristo es nuestro Rey después del fin del tiempo de gracia
uando Dios creó a Adán y Eva, les dio dominio sobre el mundo. Sin embargo, cuando pecaron, ese dominio pasó a Satanás, y ahora él es el legítimo y legal «dios de este mundo» (2 Cor. 4: 4). Dios es un Dios de orden, y actúa conforme a los requi
C
sitoselde su legal sistema Esto significa mientras sea dios de legal. este mundo, Jesús noque puede tomarSatanás pose sión de él; sería ilegal que hiciera eso. En cambio, el juicio quetiene lugar en el cielo cerca del fin de la historia mundial es un proceso legal que privará a Satanás de la posición de dios de este mundo y le conferirá a Cristo el derecho a la misma. Esto queda muy claro en la escena de Juicio de Daniel 7. A continuación del juicio, el
• EL FIN DEL TEMPO DE GRACA
«hijo de hombre» aparece ante el Anciano de Días y «le fue dado dominio, gloria y reino [...]; su dominio es domi nio eterno, que nunca pasará; y su reino es uno que nunca será destmido» (Dan. 7:13-14). Más adelante, en el mismo capítulo, Daniel dice que «se sentará el Juez, y le quitarán su dominio, para que sea destruido y arruinado hasta el fin, y que el reino, el dominio y la majestad [...serán] dados al pueblo de los santos del Altísimo» (vers. 26-27). Claramente, el juicio que describe Daniel en el capítulo 7 es un proceso legal que devolverá el domino que perdieron Adán y Eva a Jesús y su pueblo. Jesús será entonces Rey sobre toda la tierra, ysu pueblo tendrá dominio subordinado a él. Por ello he dicho que tras el fin del tiempo de gracia, Jesús, como nuestro Rey, seguirá ofreciéndonos todos losbe neficios que nos había estado proporcionando como Me diador nuestro antes de cerrarse el tiempo de gracia.
Parte V
El tiempo d e gracia, la igl esia, y ust ed y yo
23 El fin del tiempo de gracia y la misión de nuestra iglesia n abril de 2013, Daniel Burke, editor adjunto y corres ponsal del Religión News Service [Servicio deNoticias de Religión], escribió un artículo onUne sobre los ad ventistas del séptimo día titulado «Tras cumplir 150 años, los adventistas siguen orando por el apocalipsis».1Burke ofrecía un positivo resumen de las realizaciones adventistas
E
en educación y atención desde que decía: la iglesia se or hay ganizó formalmente en sanitaria 1863, pero luego «Solo un problema: no se esperaba que la iglesia durase tanto tiempo». Continuaba luego compartiendo con los lectores el urgente mensaje que ha impulsado nuestra misión estos ciento cincuenta años, el de que la segunda venida de Cristo está muy cerca. Sin que, por supuesto, h aya acont ecido
todavía.
• EL FIN DEL TEMPO DE GRACA
Una serie de lectores respondieron al artículo en los siguientes días. Entre ellos, alguien identificado como Georgogana escribió: «A mi modo de ver, cualquier iglesia que predique la Escritura y que Jesucristo es el Mesías que vendrá otra vez -en el mo mento previsto por Dios- actúa correctamente. Sin embargo, tengo un problema con la urgencia [adventista] respecto a que Cristo vieneahora, o tan rápidamente como sea posible. Mien tras el Señor se tarda en venir, cada vez más personas vuelven sus vidas a Cristo y se hacen cristianas para compartir la heren cia de todos los hijos de Dios. »Desear que el regreso del Señor se produzca tan rápidamente implicaría que quedasen muchas almas sin tener la oportunidad de aceptar a Cristo. En eso tienen una responsabilidad los cris tianos, por no haber conducido a más gente a Jesús. Ahora es ESO lo que debería predicarse con el mayor sentido de urgen cia. Desear que Cristo venga enseguida es realmente una fe egoísta. Cristo vendrá cuando la última persona según el plan divino llegue a conocerle personalmente y le acepte como Hijo de Dios. Cuando esa última persona sea salva, Dios enviará a su Hijo a recoger a sus demás hijos».
Interesante. Coincido plenamente con Georgogana en que debería mos luchar por guiar a tanta gente como sea posible hacia Cristo. De hecho, creo que todo adven tista que ha refle xionado seriamente en nuestra misión debería estar de acuerdo. Sin embargo, Georgogana probablemente no se ha parado a pensar en un problema importante relacionado con su razonamiento: ¿Quién es esa «última persona» que será salva? No estoy preguntando por su nombre. Quiero decir que, con aproximadamente 134 millones de personas nacidas cada año en el mundo2-más de cuatro por se gundo-, ¿cómo puede haber jamás una «última persona»
que no haya oído hablar de Cristo? Mientras esa hipotética
. El fn del tiempo de gracia y la misión de nuestra iglesia • 3 3 3
«última persona» esté oyendo el evangelio y considerando si aceptarlo o no, estarán naciendo decenas y decenas de bebés que también merecerán escuchar el mensaje de sal vación y tener la oportunidad de aceptarlo o rechazarlo. Si llevamos el razonamiento de Georgogana a su conclusión lógica, Cristo no puede venir nunca, porque siempre habrá multitudes de personas entrando en escena que necesiten disponer de la oportunidad de oír y tomar una decisión. La misión adventista A mi juicio, este problema tiene una relación directa con la misión adventista. De hecho, nuestra misión es más am biciosa que todo lo que Georgogana haya imaginado. Nues tra misión es ocupamos de que en efectohaya una última persona que acepte a Jesús. He indicado en capítulos precedentes que Dios va a di vidir el mundo en solo dos clases de personas: los justos y los impíos. Varias de las parábolas de Jesús llaman la aten
ción estos dosgmpos, incluyendo las del trigo y lalas cizaña, la dealas vírgenes prudentes e insensatas, y la de ovejas y los cabritos. Apocalipsis identifica estos dos gmpos como los que reciben el sello de Dios y los que tienen la marca de la bestia. En la actualidad hay tresgmposde personas en elmundo: los que han tomado una firme decisión para aceptar a Cristo, los que han optado firmemente por no aceptarle, y los que no se han decantado definitivamente en uno ni otro sentido. Creo que no me equivoco al afirmar que en el mo mento actual la mayoría de la población mundial está entre los que no se han decidido. Nuestra misión es al canzar a ese grupo para compartir el evangelio con ellos e invitarlos a aceptar a Jesús como su Salvador. Antes de que se cierre el tiempo de gracia, ese último gmpo debe ser
• EL FIN DEL TEVPO DE GRACA
advertido. La mayoría de ellos decidirán rechazar lainvita ción, y esa es su prerrogativa. Sin embargo, deben saber acerca de Jesús para poderrealizar su elección definitiva. Nuestro primer objetivo, en tonces, coincide exacta mente con el punto de vista de Georgogana: como adven tistas del séptimo día, nuestra meta fundamental es dar a conocer a Jesús y guiar a las personas hacia el compromiso de servirle. Después de todo, ese ha sido el propósito básico del tiempo de gracia desde que este empezó en el Edén, y así No seráobstante, hasta queeldicho tiempo cada vez más concluya.* próximo cierre del tiempo de gracia global también hace nuestra misión como ad ventistas diferente de la del pueblo de Dios en épocas an teriores. Además del asunto de a quién servirán, a Cristo o a Satanás, otras dos cuestiones tendrán papeles destaca dos en el conflicto final: el estado de los muertos y el sá bado. Dijo Elena G. de White que «merced a los dos errores capitales, el de la inmortalidad del alma y el de la santidad del domingo, Satanás prenderá a los hombres en sus redes» (CS 574). El sábado, el cuarto mandamiento de la ley moral de Dios, será el punto particular de controversia que deman dará que los habitantes del mundo tomen la decisión que sellará su destino eterno. Quienes honran la ley de Dios guardando sábado recibirán el sello el dedomingo Dios. Los que de el sestimen laelley de Dios observando como día de reposo y adoración, y haciendo del sábado un día laboral común, recibirán la marca de la bestia. Sin embargo, existe un gran problema. En el tiempopre sente, solo loscristianos yjudíos entre las grandes religiones *
Estoy hablan do com o cristiano durante la era cris tiana. En los primeros cuatr o mil años de la historia mun dial, n adie h abía oído h ablar de J esús. El objetivo judío duran te ese periodo e ru
guiar a la gente a con ocer a Dios.
23. E fin del tiempo de gracia y la misión de nuestra iglesia•
del mundo «guardan» como día sagrado el sábado o el do mingo. Nuestra misión como adventistas del séptim o día es globalizar la controversia entre el sábado yel domingo. Pero los musulmanes observan elviernes, los hinduistas y los bu distas no observan ningún día, y los secularistas no están in teresadosen práctica religiosa alguna. Por eso, ¿cómo diantres esperamos captar la atención de todos hacia este asunto, y mucho menos que se preocupen por él? Con todos nuestros éxitos en los pasados ciento cincuenta años, creciendo desde una pequeña denominación con una feligresía de unos tres mil miembros en 1863 hasta dieciocho millones a finales de 2013, todavía constituimos solo una diminuta fracción de la población mundial.*Cu m plir n ue stra m isión adv en tista del tiempo del fin va a requerir intervención sobrenatural, tanto de parte de Dios com o de parte de Satan ás.
La parte de Dios Entre otras cosas, Dios retirará su protección del mundo, lo que srcinará desastres naturales de una magnitud que excederá todo lo que nuestro planeta haya conocido desde el diluvio. Abordé este asunto con cierto detalle en el ca pítulo 11 del presente libro, y mi obraL a gran catástrofe 3 reúne más detalles aún. Ofreceré un breve resumen aquí. Jesús dijo que poco antes de su retomo habrá un tiempo de «gran tribulación, como no la ha habido desde el prin
cipio del nadie mundo hasta ahora», que 21-22, «si no NVI). se acortaran esos días, sobreviviría» (Mat.y 24: En el capítulo 11, sugerí que imaginásemos que «el huracán Sandy de 2012, eltsunami japonés de 2011, los terremotos de Haití y Chile de 2010 y el huracán Katrina de 2005 se hubieran sucedido todos ellos con una diferencia de solo *
La membresí a de nuestra denomin ación supone un 0,0026 por cien to de la población mundial (integrad a por más de si ete m il millones de personas).
• EL FIN DEL TEMPO DE GRACA
dos o tres meses entre sí». Luego, supongamos que el doble, el triple o el cuádruple de todo eso ocurre en el margen de un usted imaginar el caos social y político a queaño. ello¿Puede daría lugar? O consideremos Lucas 21: 25-26 (NVI), donde Jesús anuncia que las gentes «estarán angustiadas y perplejas» y que «se desmayarán de terror los hombres» por las señales en el sol, la luna y las estrellas. Ya sugerí que Jesús estaba hablando de numerosos cometas, asteroides y meteoritos impactando contra nuestro planeta. Los científicos nos dicen que si esto ocurriera, el resultado serían catástrofes globales que amenazarían la supervivencia de la raza hu mana, que es precisamente lo que Jesús describió. Esto es lo que se da a entender por los cuatro vientos que soplan sobre la tierra, el mar y los árboles, lo cual dijo Juan que seguiría inmediatamente después del sellamiento de los 144.000 (Apoc. 7:1-3). tenemos a Elena G.cade White, quien predijo queAdemás «acontecerán calamidades, lamidades de lo más pa vorosas, de lo más inesperadas; y estas destrucciones se se guirán la una a la otra», provocando la ruina de miles de ciudades (Ev 24, 26). Es imposible predecir en la actualidad cuándo empeza rán a sobrevenir estas calamidades, o qué forma exacta to marán. Simplemente sabemos que la Inspiración nos dice que contemos con ellas. Y cuando ocurran, estoy conven cido de que la gente de toda Norteamérica, Europa Occi dental y Australia se volverá de nuevo muy religiosa. El secularismo, que progresa a pasos agigantados en el mundo occidental de nuestros días, se verá entonces revertido. Las iglesias de todas partes estarán abarrotadas. Habrá un reavivamiento religioso de proporciones inéditas. Todos de
sesperarán por retomar a Diospara apaciguar su ira. Cuando
23. E fin del tiempo de gracia y la misión de nuestra iglesia•
esto suceda, las leyes que exijan la observancia del do mingo como día de reposo parecerán de lo más sensatas a la mayoría de la gente. De hecho, la mayor parte de ella las demandará. Elena G. de White dijo que «hasta en los Estados Unidos de la libre América, se verá a los represen el tantes del pueblo y a los legisladores tratar de asegurarse fav or pú blico doblegándose a las exigencias popu lares por u n a ley qu e im pon ga la observ an cia del dom ingo»
(CS 578; cursiva
añadida). A mi juicio, esos terribles desastres naturales serán la in tervención de Diospara provocar que el mensaje adventista del séptimo día adquiera notoriedad global antes del fin del tiempo de gracia. Hay un problema, sin embargo. He descrito un escena rio que es realista para Occidente (Norteamérica, Europa Occidental y Australia). Pero los cristianos solo suman el 33 por cierto de la población global. La mayoría de esta se adscribe a 6%, alguna otra ;religión 13%, hinduistas; budistas y muchos(20%, de losmusulmanes; restantes, animis tas o adeptos a otras creencias).4Si la marca de la bestia es la observancia del domingo cuando es impuesta por la ley, y si la controversia sábado/domingo es lo que dividirá al mundo entero entre quienes llevarán esa marca y quienes recibirán el sello de Dios, entonces, ¿cómo llegarán a im plicarse estas religiones no cristianas? La parte de Satanás
Aquí entrará en juego la intervención sobrenatural de Satanás. Dice Elena G. de White que usará dos grandes errores para cautivar a la gente: el carácter sagrado del do mingo y la inmortalidad del alma, que «forma la base del espiritismo» (CS 574). Aunque lo explican de diferentes maneras, la mayor parte de la población mundial cree que
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el alma sobrevive a la muerte del cuerpo. Este concepto es el fundamento del espiritismo, pues si el alma existe de forma consciente después de la muerte, entonces hay razón para creer en la posibilidad de comunicación entre los muer tos y quienes todavía están físicamente vivos sobre la tierra. Dijo Elena G. de White: «Satanás ha estado preparándose desde hace tiempo para su último esfuerzo para engañar al mundo. [...] Poco a poco Satanás ha preparado el camino para su obra maestra de seducción: el desarrollo del espiri tismo. Hasta ahora no ha logrado realizar completamente sus designios; pero lo conseguirá en el poco tiempo que nos separa del fin. [...] Todos menos los que estén protegidospor el poder de Dios y la fe en su Palabra, se verán envueltos en ese engaño» (CS 548). La primera cuestión que necesitamos responder es si es bíblico el escenario que he presentado aquí. La res puesta es afirmativa, en el sentido amplio de que el espi ritismo será creciente en el tiempo del fin. Jesús advirtió que «surgirán falsos Cristos y falsos profetasque harán gran des señales y milagros para engañar, de ser posible, aun a los elegidos» (Mat. 24: 24). Pablo afirma que «el malvado vendrá, por obra de Satanás, con toda clase de milagros, se ñales y prodigios falsos. Con toda perversidad engañará a los que se pierden» (2 Tes. 2: 9-10). Y Juan, en el Apo calipsis, escribe que muy al final de los tiempos habrá «es píritus de demonios que hacen señales milagrosas y que salen a reunir a los reyes del mundo entero para la batalla del gran día del Dios Todopoderoso» (Apoc. 16: 14). Por supuesto, la batalla a la que se refiere Juan es el Armagedón, que precederá a la segunda venida de Cristo.
23. E fin del tiempo de gracia y la misión de nuestra iglesia •
Así, la idea de los engaños del tiempo del fin perpe trados por fuerzas demoneíacas queda confirmada tanto por la Escritura como por Elena G. de White. Consideremos el siguiente escenario, un tanto imagi nativo. Cuando la tierra sea devastada por catástrofes de tamaño y potencia desconocidos desde el Diluvio, sus na ciones combatirán entre sí por los recursos naturales que queden, especialmente la comida. Parecerá que la especie humana esta a punto de estallar definitivamente. un acontecimiento de lo más asombroso atra paráEntonces la atención de todos los seres humanos del planeta: un ser glorioso descenderá sobre el Monte del Templo en Jerusalén. Los judíos lo aceptarán como el Mesías. Los cris tianos, como su Jesús. Los musulmanes, como el Mahdi.* Hinduistas y budistas lo aceptarán como Krishna.** Y la mayor parte de la gente sobre la tierra exhalará un enorme suspiro Aceptarán estetodo ser lo«divino» trae la solucióndedealivio. la crisis global, yque harán que pida. Aunque el escenario es imaginario, no resulta dispa ratado. Excepto la parte de Satanás descendiendo sobre el Monte del Templo, Elena G. de White lo predijo: «El acto capital que coronará el gran drama del engaño será que el mismo Satanas se dara por el Cristo. [...] El gran engañador simulará que Cristo habrá venido. En varias partes de la tierra, Satanás se manifest ará a los hombres como ser majestuoso, de un brillo deslumbrador, parecido a la descripción que del Hijo de
* En escatología i slámica, el Mah di [...] es el reden tor profetizado del islam que gobernará por siete, nueve o diecinueve años [...] antes del Día del Juicio [...] y librará al mundo del mal (http://en.wikipedia.org/wiki/Mahdi ). ** «Krisná es uno de los nu merosos avatares (“encam acion es”) del dios Visnú » en el h induismo (http://es.wikipedia.org/wiki/Krishna ). «Se dice que la novena en cam ación d e Vishn u es Sidart a
Gautama, el Buda» ( htt p://www.indiad ivine.org/c onten t/topic/96 9301-buddha-and- krishna/ ).
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Dios da San Juan en el Apocali psis (Apocali psis 1: 13-15). L a gloria que le rodee superará cuanto hayan visto los ojos de los mor tales. El grito de triunfo repercutirá por los aires: “¡Cristo ha venido! ¡Cristo ha venido!”. El pueblo es postrará en adoración ante él, mientras levanta sus manos y pronuncia una bendición sobre ellos así como Cristo bendecía a sus discípulos cuando es taba en la tierra. Su voz es suave y acompasada aunque llena de melodía. En tono amable y compasivo, enuncia algunas de las ver dades celestiales y llenas de gracia que pronunciaba el Salvador; cura las dolencias del pueblo, y luego, en su fementido carácter de Cristo, asegura haber mudado el día de reposo del sábado al domingo y manda a todos que santifiquen el día bendecido por él. Declara que aquellos que persisten en santificar el séptimo día blas feman su nombre porque se niegan a oír a sus ángeles, que les fueron en viados conla luzde la verdad.Es el engaño más poderos o y resulta casi irresistibl e» (CS 608 -609).
a acción de Dios «naturales» es la retiradaglobales de su pro tección de la sobrenatural tierra. Los desastres que siguen a ello moverán a los dirigentes religiosos a sacar a la palestra las leyes dominicales en el mundo cristiano. Y la acción sobrenatural de Satanás por medio del espiritismo llevará incluso a las religiones no cristianas a unirse a ese movimiento. Sin embargo, no debemos suponer que el mero hecho de que nuestro mensaje ha llegado a ser conocido en el mundo entero guiará a todo ser humano a la toma de una decisión definitiva para que el Señor pueda cerrar el tiempo de gracia. El pueblo de Dios no será capaz, por sí mismo, de alcanzar ese objetivo. Dios tendrá que intervenir sobrena turalmente de nuevo. Y lo que traerá esta vez sobre la tierra
se llama la «lluvia tardía».
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La lluvia tardía y el fuerte clamor
iez días después de la ascensión de Cristo, unos ciento veinte de sus seguidores se congregaron para celebrar una reunión (ver Hech. 1:15). «De repente vino del cielo un es truendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban; y se les aparecieron lenguas re partidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos. Todos fueron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a ha blar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que habla ran» (Hech. 2: 1-4). Como consecuencia de esta manifestación del Espíritu Santo, Pedro predicó un poderoso sermón a raíz del cual unas tres mil personasaceptaron a Jesús aquel día(vers. 41). El Pedro cuya predicación produjo esos resultados era el mismo Pedro que unas seis semanas antes había negado tres veces a Cristo durante el juicio a este ante el Sanedrín (ver Mat. 26:57-58, 69-75). ¿Qué causó la diferencia? ¡El derramamiento del Espíritu Santo! Elena G. de White dijo que el derramamiento del Espí ritu Santo en Pentecostés fue la «lluvia temprana», y que una efusión similar del Espíritu ocurrirá poco antes del fin del tiempo de gracia a fin de capacitar al pueblo de Dios para llevar la advertencia final al mundo. Ella llamó a este segundo derramamiento la «lluvia tardía». Lo explicó así: «El derramamiento del Espíritu en los días de los apóstoles fue el comienzo de la lluvia temprana, y gloriosos fueron los resultados. [...] Pero cerca del fin de la siega de la tierra, se promete una concesión especialde gracia espiritual, para preparar a la iglesia para la venida del Hijo del hombre. Este derramamiento del Espíritu se compara con la caída de la lluvia tardía» (HAp 45).
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• EL FIN DEL TEMPO DE GRACA
Apocalipsis 18: 1 dice que habrá un despliegue similar de poder espiritual durante la crisis final. Escribió Juan: «Después deyesto vi otrofueángel que descendía cieloEn conlos gran poder, la tierra alumbrada con su del gloria». dos versículos siguientes, un ángel advirtió de la terrible condición en la que habría caído «Babilonia» (símbolo del cristianismo apóstata), y en los versículos 4-5 ordena al pueblo de Dios: «¡Salid de ella, [...] para que no seáis par tícipes de sus pecados ni recibáis parte de sus plagas!, por que sus pecados han llegado cielo y Dios ha acordado de sus maldades». Estahasta es laeladvertencia finalseque el pueblo de Dios ha de proclamar al mundo. La dura persecución que Jesús soportó en su juicio y crucifixión llenó de temor a Pedro, llevándole a negar a Cristo. La persecución del tiempo del fin fácilmente podría atemorizamos a los adventistas del séptimo día para que neguemos a Cristo y el único mensaje que Dios nos ha en comendado proclamar. No hay duda de que muchos su cumbirán a la presión y abandonarán su fe.* Sin embargo, el mismo Espíritu Santo que capacitó a los apóstoles en la época de la lluvia temprana capacitará al pueblo de Dios durante la crisis definitiva, permitiéndoles proclamar sin miedo la advertencia final, como hizo Pedro en Pente costés. Esta desastres combinación de intervenciones sobrenaturales -te y el rribles naturales, manifestaciones espiritistas poder de la lluvia tardía del Espíritu Santo- conferirá una fuerza increíble a la advertencia final que los adventistas del séptimo día transmitan al mundo. Todo ser humano en la tierra será llevado hasta el punto de efectuar una elección *
Escribe Elena G. deW hit e: «Conform e vaya acercándose la tempestad, muchos que profesaron
creer en e l m ensaje del tercer án gel, pero que no fueron santificados por la obediencia a la verdad, abandon arán su fe, e irán a engrosar las filas de la oposici ón » (C S 593).
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definitiva a favor o en contra de Cristo y del sábado. Estas decisiones dividirán al mundo en solo dos campos: los que tienen el sello de Dios y los que tienen la marca de la bes tia. Eso es lo que Elena G. de White llamó el «juicio de los vivos». Cuando las gentes de todo el mundo escuchen el tes timonio y tomen sus decisiones, cerrarán sus tiempos de gra cia.* Cuando toda persona sobre la tierra haya cerrado su tiempo de gracia optando por un lado o el otro, Cristo cesará su ministerio en el santuario celestial, y el tiempo de gracia humano concluirá para nunca volver a abrirse. Parafraseando Apocalipsis 22:11, losseque sean injustos seguiráncont siéndolo; los que sean sucio s, así mantendrán; los justos inuarán siendo justos; y los santos serán santos todavía. ¿Y qué hay del presente? Puede que usted llegue a la conclusión de que le bas tará esperar hasta el derramamiento del Espíritu en el tiempo de la lluvia tardía para unirse entonces al pueblo de Dios en la proclamación de la advertencia final. Eso es potencialmente un error fatal que muy probablemente provocará que usted acabe en el lado incorrecto cuando se cierre el tiempo de gracia. Afirmo esto por dos razones. La primera es que usted y yo necesitamos preparamos espiritualmente ahora, no solo para la lluvia tardía, sino para toda la crisis final. El tiempo del fin estará marcado por persecución y sufrimiento intensos, y las personas sin
una espiritual cuando todopreparación haya terminado, que suficiente están en eldescubrirán, lado incorrecto. Ahora es el momento de que usted yyo cultivemosnues tra vida espiritual. Ahora es el momento de aseguramos que nuestras mentes y corazones están controlados por el * Ver el capítulo 18 de este libro y 5T1 648; CS 480-481.
• EL FIN DEL TEMPO DE GRACA
spíritu Santo. Ahora es el momento de cercioramos de que mantenemos una relación salvífica con Dios porque nos hallamos cubiertos por la justicia de Cristo. Ahora es el momento de explorar en nuestras mentes y nuestros co razones las pasiones que inspiran nuestras tentaciones: la ira, el miedo, los celos, el materialismo y la lujuria, por men cionar solo algunos. Ahora es el momento de poner ante Dios esas pasiones para que nos limpie. La segunda razón es que, cuando venga la lluvia tardía, Dios necesitará una iglesia mundial preparada para trans mitir la advertencia final a toda nación, grupo étnico y lengua. Puede que usted se haya preguntado por qué han pasado ciento cincuen ta años desde que los adventistas empezaron a predicar que Cristo viene pronto y él no ha venido todavía. Estoy seguro de que hay unas cuantas ra zones; pero creo que una de ellas es que nos ha llevado demasiado tiempo conseguir una presencia global en el mundo. No hay duda de que podríamos haber cumplido esta tarea mucho antes,* pero no lo hicimos, y por eso es tamos donde estamos. Ahora nuestra tar ea es continuar difundiendo nuestro mensaje por el mundo tan eficaz y eficientemente como sea posible, a fin de que nuestra fe ligresíacrezca de dieciocho millones a veinte, a veinticinco, y más. Dios necesitará una iglesia organizadapara transmitir la advertencia final al mundo. ¡Ya veremos si la tiene! ¡N ecesitam os in v olucr am os! Cada uno de nosotros debe ríamos practicar alguna forma deestudios ministerio. Quienes pue dan predicar sermones e impartir bíblicos deberían *
Allá por 1883, Elena G de Wh ite escribió: « Si después del gran chasco d e 1844 los adventUtM se hubiesen m ant enido firmes en su fe, y unidos en la providencia de D ios que abría el cami lKS hu bieran proseg uido recibie ndo el men saje del tercer ángel y proclamándolo al mun do CON el poder del Espí ritu Sant o, habr ían visto la salvac ión de Dios y el Señor hubiera obrado po derosamen te acomp añan do sus esfuerzos, se habr ía complet ado la obra y Crist o habría venido ant es de esto para recibi r a su pueblo y darle s u recompen sa» (I M S 77).
23. E fin del tiempo de gracia y la misión de nuestra iglesia • 3 4 5
hacerlo. Sin embargo, no se sienta usted mal si Dios no le ha dado esos dones. Usted puede compartir las buenas nue vas de la pronta venida de Jesús enviando suscripciones a las revistasPrioridades o En foqu e a amigosy allegados, a personas que estén recibiendo estudios bíblicos o que hayan asistido a campañas evangelizadoras en la zona donde usted vive, así como a otras personas hacia las cuales sienta que el Señor le dirige. Llame a las puertas de quienes reciben las revistas y, cuando abran, sonría, muéstreles una y pregúnteles si la están recibiendo. Anímeles a leerla ysiga enviándola mientras no le pidan cancelar la suscripción. Hay otros modos de participar en la misión. Ofrézcase voluntario para recibir a losvisitantes en la puerta de la igle sia el sábado por la mañana. Si lo suyo es la tecnología, ofréz case a encargarse del sistema demegafonía o de vídeo de su iglesia. Si la comisión de nombramientos de su congregación le pide que sirva como anciano o diácono, ¡diga que sí! Tal vez su misión es enseñar en una clase de Escuela Sa bática de adultos o colaborar con una de las secciones in fantiles. O quizá usted puede dar lo mejor de sí trabajando en el área de servicios a la comunidad de su congregación. Limpie la iglesia. Corte el césped. Escarde las malas hier bas. Quizá piense que estas humildes tareas no tienen nada que ver con esparcir el mensaje de Dios por el mundo. Sin embargo, a pensa un momento: quienes su iglesia deténgase pueden pasar por rlo delante de un local pulcrovisyiten de cente sin volver a pensar en ello, pero le puedo garantizar que no les pasará inadvertido que los detalles estén descui dados y las flores, marchitas. Contribuyendo a llevar a cabo estas y muchas otras ac tividades, usted y los demás miembros están edificando una
iglesia que se hallará lista para participar la medida que le corresponde en la advertencia al mundoendurante la crisis
346
• EL FIN DEL TEMPO DE GRACA
inal. Todas ellas son parte importante en la misión adventista de ayudar a preparar al mundo para el cierre del tiempo de gracia. ¡Así que involúcrese!
N ota s del capítulo 1. Dan iel Burk e, «A s Th ey Tum 150, Ad ven tists Still Pray for the Apo calypse» , R eligión N ew s Service, http://www.religionnews.com/2013/04/10/as-they-tum' 150-adventists-still-pray-for-the-apocalypse/. 2. «W orld Po pu lation », W ikipedia, m odifica da por últ ima vez el 8 de julio de 2014, http://en.wikipedi a.org/wiki/ W orld_popul atio n. 3. Marvin Moore, L a gran catástrof e (Buenos Aires: ACES, 1999). 4. Ver «Pr in cipales grup os religiosos » (los nú mer os están r edon deados por arriba o por abajo s egún con vien e), W ikipedia, http://es.wikipedia.org/wiki/Anexo:Principales_grupos_religiosos .
24 El tiempo de gracia, y usted y yo agínese esta situación: Usted coge alguna chuchería, ex tiende la mano y llama a su perro: «¡Aquí, Fido, aquí...! La mascota alza las orejas, viene corriendo, y entonces se sienta sobre el trasero, mirándole a usted con expectación. Usted sostiene la golosina unos segundos más en sus manos solo para chinchar al pobre animal, y luego la lanza al aire. El perro la atrapa, la engulle y se vuelve a sentar, con sus an helantes ojos contemplándole a usted mientras aguarda otro regalito. A veces, sin embargo, el perro está tumbado en el suelo
I
con la cabeza entre las patas y, cuando usted sostiene la chu chería y le llama, él levanta la cabeza unos segundos, con gesto aburrido en la cara, y luego vuelve a colocarla cabeza entre las patas. Entonces usted lanza la chuchería hacia el perro. Este se incorpora, se acerca y la huele, pero luego se tumba de nuevo con la cabeza entre las patas y emite un suspiro cansino.
348
• EL FIN DEL TEMPO DE GRACA
He aquí la razón de estas ilustraciones: Dios está cons tantemente intentando atraemos hacia sí (ver Juan 6: 44). En el capítulo 6, vimos que el medio que usa Dios para atraemos se llama gracia preveniente. Es el toque inicial en nuestros corazones capaz de operar en nosotros el cambio suficiente para que podamos responder a su oferta de gracia transformadora, la cual nos trae lo que llamamos conver sión o nuevo nacimiento. Pero Dios no nos forzará a aceptarle. Podemos, como el primer perro, responder con gozosa anticipación y venir de nuevo a buscar más. O podemos, como el segundo perro, reaccionar con un suspiro de aburrimiento y volver a dor mimos. Diospone el bocado a nuestro alcance, pero noso tros decidimos si lo queremos o no. Volvamos a mirar al Edén. Aquella tarde del día en que Adán y Eva pecaron, llegó Dios a buscarlos, llamán dolos porLasuspareja nombres: «Adán, Eva, soy yo: Dios. ¿Dónde están?». culpable corrió a esconderse, pero Dios los buscó hasta que los encontró. Ese es Dios: siempre busca al que se aleja. Cuando Adán y Eva estropearon la Creación, Dios podría haberlos eliminado y podría haber empezado otra vez con dos nuevoshumanos. Sinembargo, si hubiera hecho eso, ha bría violado prinant cipio sagradodedecrear amor,a los el convenio perpetuo quesuespropio tableció es incluso sereshu manos que se iban a beneficiar conello. Ycuando Dios creó a Adán y Eva, fue leal hacia ellos aun cuando estropearon lo que él había hecho. Todavía los amaba, aun siendo malos. No iba a crear a otras criaturas mejores para que ocupasen su lugar.
La lealtad de era Diostanhacia Adán Eva -y a nosotros, sus descendientesgrande quey él mismo pagó el cas
24. E iempo de gracia, y usted y yo• 349
tigo por nuestro pecado en la cruz, para así tener derecho a ofrecernos la salvación, y a eliminar el pecado y la se paración, y a hacemos sus amigos otra vez. Dios lleva seis mil años ofreciendo gracia y transfor mación a gente pecadora, y aún nos la sigue ofreciendo. Pero el tiempo se agota. Pronto terminará el tiempo de gra cia, y entonces la oferta de Dios se habrá acabado para siempre. «Ahora es el día de salvación» (2 Cor. 6: 2). ¿Qué respuesta le dará usted?
«a [...] verdadera educación consiste en [...] que [seamos] pensadores, y no meros reflectores de los pensamientos de otros hombres». E. G. White, a
educación, p. En Lo M ejor
de
16
.
N uest r os Pensado r es se incluyen obras
— inéditas o agotadas— de obligada lectura para to dos los creyentes —pastoresy laicos— que no se con forman con ser meros «reflectores» de ideas ajenas, por buenas que estas sean, sino que anhelan restau rar en sus vidas la imagen divina: «la individualidad, la facultad de pensary hacer» (ibíd.). Son pues, todas ellas, obras para lectores que buscan tener ideas y opi niones propias equilibra das, correctas y bien fund a mentadas bíblicamente. Lo M ejor
de
N uest r os Pensador es ofrece ediciones y tra -
ducciones realizadas con el máximo esmero, a un pre cio asequible: para que nadie se tenga que privar de un alimento espiritual verdaderamente sólido y nutriti vo, además de grato a los paladares Intelectuales más exigentes, pero con un lenguaje al alcance de todos los públicos. Lo M ejor
de
N uest r os Pensador es quiere salirse de los tri -
liados caminos de siempre, pero ajustándose en todo momento a la sana doctrina, conforme a las Creencias Fundamentales de la Iglesia Adventista del Séptimo Dia. Por eso los autores elegidos serán aquellos que hayan de mos trado suficiente madurez espiritual e intelectual en el crisol de una formación personal y académica, «pensadores, y no meros reflectores» de ideas ajenas.
Otros libros de la serie La cruz de Cristo La naturaleza de Cristo
Georger R. Knight RoyAdams
Solamente por fe
Norval Pease
La venida del Consolador
LeRoy . Froom
Graciapara el oportuno socorro William G. Johnsson La seguridad de mi salvación
W oodrow W. Whidden II
Nuestro Sumo Sacerdote
dward Heppenstall
Cristo, justicia nuestra
Arthur G. Danniels
¡Usted tiene en sus manos uno de los mejores libros escritos i
C
por M arvin M oore!
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AI pensar en e
1
l fi n d el ti em po de g raci a,
mu chos cre yent es s e pregun tan:
/
¿Q u ié n n e ce sita u n p e rio d o p r o b a to rio y p o r q u é ?
/
¿Q u é s u c e d e rá c o n n o s o tro s c u a n d o ya n o te n g a m o s u n in te rc e sor en el s an tua rio cele sti al?
/
¿C uá n p e rfe c to s d e b e m o s se r a n te s d e q u e lle g u e ese m o m e n to ?
/
¿Q u ié n p o n e fin al tie m p o d e g ra c ia y c ó m o lo hace?
/
¿Q u é tie n e n q u e v e r la m a rc a d e la b estia y el sello d e Dio s c o n el fi n del tiem
/
po de grac ia ?
¿D e q u é m a n e ra el fin del tie m p o d e gra cia se re la cio n a c o n la m i sión de la iglesia? «Recomiendo sinceramente
El
f d el t iempo d e gr aci a
a tod os los qu e
deseen adquirir una mejor comprensión de los hechos culminan tes del gran conflicto y del plan de salvación». G eo rge R . K nigh t Profesor emérito de Historia de la Iglesia Univer si dad An drew s
M arvin M oore es el editor de la revista
Sgns o ft h e Tmes ® y a u to r d e
más de t reinta libro s. ntre sus obras pub licadas re cien tem en te p o r este mism o se llo editori al se en cue ntran:
Los desafí os d e l remanente, ¿Será
que p odría pas ar? y El ju ic io in ve stig ador.
¡Usted tiene en sus manos uno de los mejores libros escritos por Marvin Moore! Al pensar en e
l fi n d el ti em po de g raci a,
m ucho s creye ntes s e pregun tan:
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¿Q u ié n n e ce sita u n p e río d o p ro b a to rio y p o r q u é ?
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a todos los que
deseen adquirir una mejor comprensión de los hechos culminan tes del gran
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Profesor emérito de Historia de la Iglesia Univer si dad An drew s
M arvin M oore es el editor de la revista
Sgns o fth e Tmes® y autor de
más de treinta libro s. ntre sus obras pub licadas re cien tem en te p o r este mism o sell o editori al se en cue ntran:
Los desafí os d e l rem anen te, ¿Será
que pod ría pa sar? y El ju ic io inve stig ador.