EL CARNAVAL AYACUCHANO ORIGEN DEL CARNAVAL La palabra carnaval tiene su origen en el italiano carnevale, proveniente, a su vez, del italiano antiguo carnelevare, y éste del latín medieval carnelevamen, formando del sustantivo caro, carnis, y el verbo levare: “levantar”, “quitar”. Este término del latín medieval literalmente significa “carnes que han de ser quitadas”; esta palabra es utilizada por los católicos quienes deben
abstenerse de comer carne. Por lo tanto, la palabra carnaval se tomaría del concepto cristiano (validez de la carne ante la Cuaresma) de la fiesta. Así es como se forman dos grupos: el de las Carnestolendas, tiempo de privación de carne y obligación de ayuno; y el de Entroido (entrada) como tiempo previo a la Cuaresma y por lo tanto de permitido consumo carnal. Carnetolendas fue una palabra usada por los mozárabes y castellanos en el siglo XIII. En Cataluña la palabra derivó en Carnestoltes. Posteriormente en el siglo XIV se usa el término “carnal” para
designar a estas celebraciones, derivando a lo largo del siglo XVI hacia el término carnaval de clara procedencia italiana “carnevale” que a su vez proviene de “carnevale re (quitar la carne).
En las ciudades italianas, en la época del Carnaval, salían en los siglos XIV y XV muchos carros navales, es decir, carrozas que representaban barcos. Así se revivía el carnaval que fue una especie de reconstrucción del paganismo, que escandalizaba a los hombres piadosos. En realidad, ya hace más de 150 años que la etimología de Carnaval a base de carrus navalis, empieza a estar en descrédito, y la palabra se estudia en función de la idea cristiana de la llegada del ayuno y de la entrada de la Cuaresma, y así viene a formar un grupo con las que expresan lo mismo, a saber: las del tipo de “carnestolendas”. La fuerza expresiva del vocablo de origen italiano, que es el que se ha puesto más en uso en los siglos XIX y XX, ha hecho que la palabra “Carnestolendas”, siga conservándose durante el nuevo
siglo XXI en todo el Perú y sobre todo en Ayacucho donde cada año se celebra los carnavales huamanguinos.
EL CARNAVAL EN EL PERÚ A América, esta fiesta llegó de mano de los conquistadores españoles. Según el historiador Ángel López Cantos se celebró incluso en plena conquista de México, un hecho que no es sorprendente considerando que el grupo de los conquistadores era gente de condición popular que reprodujo y
difundió rápidamente los hábitos y diversiones europeos: desde los naipes y los dados hasta el ajedrez, las peleas de gallos y las corridas de toros. Ahora bien, ¿cuándo se comenzó a celebrar el carnaval en Lima? Sabemos que ya en 1544 se celebraba en la capital la fiesta del domingo de Cuasimodo2. Está era una fiesta carnalesca-en la que los negros salían pintados y con máscaras de diablos para realizar danzas frenéticas y representaciones coloridas-, que tenía lugar al término de la Cuaresma y cerraba el ciclo del carnaval. Ya en el siglo XVII el carnaval era una fiesta muy popular, asimilada por negros, indios y mestizos. En febrero de 1630 a las 12, día de carnestolendas, por la tarde hubo mucha carrera por las calles principales de esta ciudad. El hecho es que, con el tiempo, el juego con agua y harina, las mojigangas, los papahuevos, los gigantes, los disfraces, las escenificaciones, los carros alegóricos, las danzas, los bailes, el vino, el licor y los banquetes hicieron del carnaval una fiesta nacional. El 31 de enero de 1743 se publicaron avisos que prohibían, bajo pena de ex comunión, remedar los trajes eclesiásticos en los juegos carnavalescos.
En la colonia, el carnaval era una diversión a la que no se resistían ni los miembros de la nobleza. En la fiesta de 1633, el propio virrey conde de Chinchón parece haberse dejado ganar por el frenasí de esta fiesta, en esa ocasión hubo jugo en Palacio…A pesar de que la nobleza participaba en el carnaval, hubo ciertos sectores que se opusieron a él. En primer lugar, la Iglesia, quien llevaba a cabo durante los días de carnaval la fiesta de la oración de las cuarentas horas, mediante la cual procuraba crear un espacio de refugio para los fieles que optaban por no participar del juego; la idea era entretener al pueblo en estos tres días en ejercicios tan del servicio de Nuestro Señor.
Obviamente, la Iglesia se oponía al carnaval debido a la moral pagana y a la actitud irreverente que dominaban en las imágenes y personajes populares exhibidos en la fiesta. En particular, cuando los disfraces satirizaban a los religiosos. Sin embargo, la Iglesia no era un bloque compacto. Como sucedía en Europa, el bajo clero pudo haber participado de la algarabía del carnaval. Lo interesante en el Perú es que por lo menos un sector de la Iglesia comprendió que la conversión al cristianismo era un proceso lento, y que, por lo tanto, era necesario tolerar los elementos paganos que las clases populares llevaban a las celebraciones católicas. Después de todo, lo importante era que
participaran en ellas. Se entiende entonces que se permitiera que la procesión del Corpus Christi fuera matizada con bailes, canciones e imágenes propios de la religiosidad de los negros e indios 3.
Entonces, desde estos tiempos hacia adelante el carnaval fue una fiesta tolerada por el gobierno central y lógicamente por las autoridades locales de Huamanga, permitiendo estos juegos; que, según ellos, se ganaban a más fieles cristianos, luego de los carnavales; y por otro lado, se lograbaa nivel político-una gran popularidad para una próxima elección política. Durante la época colonial, participaban los diversos gremios de la ciudad, y en muchos casos preparaban la plaza mayor de la ciudad o de las ciudades para el caso de provincias, y lograr que este acta para la celebraciones carnavalescas, aquí los llamados a dicha limpieza eran los indígenas y algunos miembros de dichos gremios; así es que durante la fiesta de carnaval en la plaza mayor todo estaba limpio; por supuesto que luego de terminar dichas fiestas carnavalesca, el lugar quedaba siendo un desastre: demasiada sucia, enlodada por el agua arrojada, calles con abundante basura dejada esos días por los carnavaleros; en fin la fiesta era un gran espectáculo de diversión y de desenfrenos. Posterior a esto era los trabajadores del cabildo quienes limpiaban la ciudad, dejándola limpia para el tránsito de los vecinos notables o transeúntes. Así, el carnaval fue una expresión popular pero que también fue disfrutada por la clase alta del Perú.
EL CARNAVAL AYACUCHANO Como muchas de las expresiones culturales venidas de Europa, el carnaval llego a América a través de los conquistadores españoles. los carnavales se reinterpretan en el Perú, dotándoles de un contenido diverso al que tuvo en su origen medieval. Hasta hoy en Europa se habla de la temporal inversión del orden, para instaurar casi un caos temporal, donde surgen personajes y símbolos festivos que rompen con la vida cotidiana y el trabajo. La observación minuciosa de los carnavales en el Perú, nos muestra que estos son la afirmación de conceptos culturales propios y expresiones artísticas que corresponden a las culturas nativas o mestizas con contenidos propios, integrándolos a la vida social contemporánea. Durante su celebración, los diversos sectores sociales involucrados se refirman y expresan su forma de pensar y sentir de acuerdo a las normas de las culturas de tradición oral, a las que pertenecen.
En las comparsas o pandillas que bailan en carnavales por las plazas y calles, en las que los bailarines representan barrios, comunidades o clubes sociales, del mismo modo que en los bailes alrededor de un árbol cargado de regalos, denominados umisha, yunza, sachakuchuy o cortamote, encontraremos una admirable capacidad de organización de los pueblos para afirmar su derecho de hacer arte, continuando con antiguos ritos o celebraciones en homenaje a la vida, en lo que se denomina puqllay. Los lenguajes artísticos se expresan integralmente en los carnavales: la poesía en las coplas, con contenidos tanto eróticos como políticos; los juegos y duelos de los jóvenes enamorados que expresan su deseo de formar pareja y que muchas veces son parte de las danzas; la música con la diversidad de ritmos e instrumentos que afirman una memoria colectiva e histórica, con sus propios valores estéticos. Ni aun en la época más violenta, entre 1980 y 1990, se dejó de celebrar carnavales. Al contrario, la tensa situación social y política, la violación sistemática de los derechos humanos, la amenaza permanente contra la vida y la libertad, hicieron que las comparsas expresaran, cantando, todo aquello que no se podía decir abiertamente por miedo a represalias, que podía venir tanto de los grupos terroristas como de la policía, los grupos paramilitares o el ejército y sus comandos especializados. Las canciones de carnaval, así como los waynos se constituyeron en la mejor manera de denuncia social: esta vida ya no es vida, para los ayacuchanos / yarqaywampas kuskallaña/wayñuywampas kuskallaña (estamos muy juntos con el hambre / hermanados con la muerte). (Carnaval del Centro Floklórico de Pacayccasaq). Accomarca llaqpta, Qunipampa llaqpta, / yawar mayulla curillaqta/ sangre inocente (Pueblo de Accomarca, pueblo de Qunipampa, corren ríos de sangre, sangre de inocentes). (Moyobamba campesino, de Jorge Gamboa). El tema de las desapariciones se encuentra también en los versos. Recordemos que el Perú es uno de los países con mayor número de desaparecidos – más de 6 000 – según las organizaciones que defienden los derechos humanos. Killapas watapas pasañam/ ¡maypiñaraq? / ranrapa ukunpiñachu / allpayachkan / kichkapa chuapinpiñachu / qurayachkan
(meses y años han pasado / ¿Dónde estará? / acaso dentro de los pedregales / volviéndose tierra, o en medio de las espinas ya brotando como las hierbas). (Huamanguino, de Ranulfo Fuentes). Y junto a los textos que critican y denuncian la situación social y política, y expresan en dolor causado por las muertes (aproximadamente 30 000, hacia 1990) continuaron los versos alusivos a la sexualidad, el amor, el erotismo propio de los carnavales y del tiempo en que los jóvenes solteros y solteras inician relaciones de amor; estuvieron siempre presentes en los versos esperanzados en que vendrían tiempos mejores:
Carnaval Wallpa Suwa (Ranulfo Fuentes). Yo soy mozo huamanguino Yo soy mozo huamanguino El famoso wallpa suwa El famoso ladrón de gallinas Mayqintaraq aparquyman Cuál de ellas me llevaría Yanantachu yuraqtachu La negra o la blanca Mayqintaraq suwarquyman Cuál de ellas me robaría Payantachu pullantachu La vieja o la polla Por las calles de huamanga Pasearemos cantaremos Estas calles son del pueblo
Pobrepapas purijunan (para que los pobres también caminen) estas calles son del pueblo wakchapas pasyakunan (para que los pobres también paseen).
Umarullaway sidruschallay De T. Oriol Chuchón Traducción: Leo Casas Chisillamanta, ñaqallamanta Kimsa pensamiento Huksi wañuny, huksi ripuy Hukninñataqsi gusto kawsakuy Desde anoche, desde hace un Ratito no más, tengo tres Preocupaciones Uno es el morir, el otro es irse De su tierra Y el tercero es vivir en paz Umarullay plazachallapi, hatun sedruschallay Huamangamanta kutimunaykama Hinalla suyallawanki, Limachamanta kutimunaykama
Cedro gigantesco de la plaza de Umaro Consérvate así hasta que regrese de Huamanga Espérame igual hasta que yo regrese de Lima Ichallarqya patrón de Umaro Kawsachiwanqaku Ichallarqya patrón San Antonio Kawsachiwanqaku Tristillaña uyallayki, musuqllaqtamanta Qawaykunaykupaq Plantaykipas chakispata Musuqllamanta kawsachinaykupaq Ojalá que el patrón de Umaro Nos permita seguir viviendo Ojalá que San Antonio conserve Nuestra existencia Para que podamos contemplar De nuevo su triste rostro Para que de nuevo hagamos Reverdecer tus hojas marchitas
Uchuraccay Los versos y las canciones ayacuchanas recuerdan también hechos concretos y su impacto en el pensamiento y sentimiento popular. Varias canciones, en waynos, yaravíes o carnavales recuerdan a los ocho periodistas asesinados en Uchuraccay, en 1983.
Uchuraccay Carnaval de Rosa Ortiz Sulcaray Comparsa Chutos de Barrios Altos (1987). Hermanollanchik ocho periodistas Huamangamanta lluqsillasqaku Mana vidanta yachakullaspanku Nuestros hermanos, ocho periodistas De Huamanga habían salido Sin saber que sería de su vida Uchuraqayman challaruyaspanku Campesinuwan parlaykusqaku Comunerutan rimaykullasqaku Llegando a Uchuraccay Conversaron con los campesinos Dialogaron con los comuneros Gobernadurlla tapuykullaptin Periodistallam kaniku nispa Cuando el gobernador les pregunto
Somos periodistas ellos dijeron Hermanollanchik ocho periodistas Uchuraqaypi chinkakusqaku Wiñay wiñaypaq para siempripaq Nuestros hermanos, ocho periodistas En Uchuraccay desaparecieron Para siempre, para siempre.
EL CARNAVAL AYACUCHANO EN LA ACTUALIDAD Actualmente se observa una variación en el carnaval de la ciudad, esta variación se debe al traslado de expresiones culturales propias del campo. El carnaval huamanguino ha dejado de ser lo que fue hace dos o tres décadas un carnaval en el cual podíamos observar disfraces, máscaras, chisguetes, talco, serpentina, reinados, juegos con agua, etc. Actualmente la presencia cultural del campo se esfuerza por tener el papel protagónico y ha ido arrinconando al carnaval huamanguino, la cual representaba a un pasado colonial que ya no existe y que estaba caracterizado por las vestimentas las cuales estaban representadas por los colores blancos o celestes, canciones más lentas y los movimientos con menor fuerza, a diferencia de los carnavales del campo.
CONCUSIONES El carnaval une a la sociedad ayacuchana. No existe ningún sector de la sociedad ayacuchana la cual esté ajena a esta festividad; todos los sectores participan en sus diferentes formas de representación, ya sea a través de las comparsas como también en la práctica y preparación del sacha kuchuy o cortamonte. El carnaval es una herencia cultural, la cual según algunos historiadores tiene un origen europeo, el cual al llegar a nuestro territorio fue transformado y reinterpretado de acuerdo a la realidad de nuestro territorio y con el pasar del tiempo, llegó a ser practicado por todos los sectores y esto se puede observar en las realizaciones del carnaval urbano y rural, los cuales tienen sus propias características.
BIBLIOGRAFÍA 1. Diario El Popular. (2004), Atlas regional del Perú / Tomo 19: Ayacucho. Lima. Ediciones PEISA S.A.C.
Páginas Web Diario
Jornada.
Los
orígenes
de
los
carnavales.
(25
http://www.jornada.com.pe/cultural/4202-los-origenes-de-los-carnavales.
de
julio
2017).
URL.
ANEXO
Lanzamiento del carnaval ayacuchano - 2017
Carnaval ayacuchano 2017
Ño Carnavalón 1987
Vestimentas del carnaval
Vestimentas del carnaval ayacuchano