El aprendiz de mago "cuento alemán" En una gran isla del Océano Pacífco, viven todos los magos del mundo y desde allí reparten sobre los habitantes de la tierra toda su magia, buena o mala. Entre ellos vivía, hace tiempo, el mago Biallo, que era muy bueno con los hombres. Jams utili!" sus poderes sobrenaturales para hacer el mal o producir su#rimientos a nadie. $tili!aba su sabiduría s"lo para el bien de los seres humanos. %os dems habitantes de la mgica isla, los duendes, enanos y bru&as, le odiaban y querían acabar con él. Biallo no les prestaba la menor atenci"n y seguía regalando alegría y bendiciones. $na tempestuosa noche de invierno, sus enemigos se reunieron en el crter de un volcn e'tinguido y decidieron matar a Biallo. Prometieron solemnemente no descansar hasta haber acabado con el bondadoso mago. $n espíritu que servía a Biallo oy" la conspiraci"n y corri" a llevar a su amo el terrible mensa&e. Entonces el mago decidi" marchar a la tierra de los seres humanos y permanecer allí con ellos. Estaba seguro de que así no podría alcan!arle la vengan!a de los malos isle(os. En alas de su mgica capa atraves" el Océano. )uando el murmullo del viento entre los rboles le indic" que estaba sobre tierra seca, descendi" y encontr"se a la entrada de un bosque. *ac" su caracola mgica y se la llev" al oído. +entro de ella escuch" un le&ano rugido y comprendi" enseguida que sus enemigos le perseguían. Entr" pues en el bosque, llegando a la caba(a de un pobre carbonero. Entr" en ella y pidi" cobi&o al carbonero, que vivía apaciblemente con su hi&o olgar. - *i os quedis en mi caba(a seréis descubierto - di&o el carbonero. Pero salgamos y os esconderé en la carbonera. El mago le sigui". El carbonero amonton" troncos y ramas, tal como se hace para preparar el carb"n de madera, y dentro escondi" a Biallo. El #uego ardía encima de él, pero el mago estaba bien protegido y no se quem" en absoluto. )uando lleg" la banda de hostiles perseguidores registraron la caba(a, pero no encontraron a su odiado enemigo. aunque vieron la carbonera, no sospecharon
que dentro de ella pudiera encontrarse un ser viviente. *iguieron, pues, su camino, y Biallo se salv". /l día siguiente el mago despidi"se con cari(o de su protector y acarici" la ri!ada cabellera de olgar, diciendo0 - )uando cre!cas, chiquillo, acude a mí y te pagaré el #avor que me ha hecha tu padre. 12es aquella altísima monta(a3 /llí me instalaré y seguiré haciendo bien a los hombres. olgar nunca olvid" esto. En cuanto #ue grande y #uerte anunci" a su padre que quería ir a visitar al mago. - 14ué le pedirs3 - pregunt" el carbonero. - 4ue me ense(e a ser mago - contest" el &oven. %uego cogi" su sombrero y su bast"n y se march". 5o tard" en llegar al pie de la monta(a. /scendi" por sus laderas y al fn lleg" a la entrada de una cueva. *e disponía a llamar, cuando la puerta se abri" por sí sola. olgar entr" en el re#ugio que estaba amueblado de una manera muy e'tra(a. En el centro veíase una mesa hecha de la vértebra de una ballena, y #rente a ella dos sillas #abricadas con colmillos de ele#ante. En el suelo veíanse #rascos y copas de cristal, llenos de líquidos de diversos colores. En un rinc"n ardía un alegre #uego sobre el que hervía el contenido de negras calderas. En otro rinc"n, amontonados, había enormes vol6menes, y del techo colgaba una enorme amatista que iluminaba mgicamente la cueva. El muchacho mir" asombrado a su alrededor, y, de pronto, Biallo apareci" ante él como salido de la tierra. *u barba era enteramente blanca y su mirada alegre y amistosa. - 7e esperaba, muchacho - di&o. - +ime qué deseas. - 4uisiera aprender el arte de la magia. El mago se puso muy serio y pregunt"0 - 1Para qué quieres la magia3 1Para el bien o para el mal3 - 1+eseas poder o #elicidad3 El muchacho no vacil" ni un segundo, y con los o&os brillantes, replic"0 - *"lo quiero hacer el bien, querido maestro y hacer #eli! a toda la gente. - 1 t6 no quieres ser #eli!3 olgar inclin" la cabe!a y permaneci" callado. Biallo prosigui"0 - *er #eli! y hacer #elices a los dems son las aspiraciones me&ores del hombre. Pero recuerda que el poder tiene su dul!ura, aunque no alegre el cora!"n. *ígueme, ahora, hi&o mío, y podrs escoger tu triste!a o tu alegría.
%e condu&o a una habitaci"n pr"'ima, en la que s"lo había una tosca mesa de roble. *obre ella veíanse dos ca&itas. $na era de oro y la otra de plata. El mago abri" la de oro y dentro olgar vio tres pastelitos en #orma de cora!ones, descansando sobre un almohadoncito de terciopelo ro&o. En ellos se leían estas palabras0 89ique!a8, 8Poder8, 8:rande!a8. %uego el mago abri" la ca&a de plata y sobre terciopelo a!ul aparecieron tres pastelillos en #orma de cora!"n, con estas palabras encima de ellos0 8Paciencia8, 8Bondad8, 82alor8. %uego el mago volvi"se hacia su alumno y le di&o0 - Escoge. %os tres pastelitos de la ca&a de oro prestan un poder mgico que representa un total dominio sobre los humanos. *i comes el pastelillo de la 89ique!a8, conquistars todos los tesoros del mundo. Podrs trans#ormar en oro y piedras preciosas cuanto toques. El pastelillo del 8Poder8 te permitir trans#ormar en animales a los hombres y en hombres a los animales. con el de la 8:rande!a8 podrs ser el ms grande de todos. *i escoges la ca&a de oro, todo el ilimitado mundo de la magia ser tuyo. ; En cambio la ca&a de plata te llevar al fnal de todos tus deseos, pero el camino es mucho ms largo y di#ícil. 7ambién te dar el poder de la magia, pero de una magia ms terrena, y te vers ligado a las leyes de la naturale!a. Pero lo que pierdas en poder directo, lo ganars en #elicidad.
- %a tierra debe dar #rutos - di&o. - +e ella debe brotar el trigo y el maí!, y rboles de #rutos, y vi(as rebosantes de uvas. 17engo poder para hacerlo3 - +esde luego -replic" el vie&o. - 9ecuerda que posees la paciencia. >nmediatamente el mago sac" picos, a!adas y palas, y los dos empe!aron a atacar la tierra, destruyendo las malas hierbas. %uego, cuando el suelo estuvo limpio, lo #ertili!aron y sembraron semillas. /l poco tiempo empe!aron a brotar las plantas y al fn lleg" el tiempo de la cosecha. %as espigas, cargadas de #ruto, se inclinaban hacia el suelo, y los montes, las vi(as con sus grandes racimos, cantaban0 85o nos de&éis ya ms colgar? lleg" la hora de ir al lagar donde con #uer!a y con tino daremos muy dulce vino8. olgar qued" embelesado ante tan hermoso espectculo y su cora!"n se llen" de alegría. Entonces el vie&o mago le pregunt"0 - 17e das cuenta de los mgicos resultados de nuestra paciencia3 1Ests satis#echo de tu destre!a o deseas seguir haciendo pruebas3 - @e gustaría sacar el oro y la plata de la tierra. 1Puedo hacerlo3 - +esde luego - replic" Biallo. - /hora ya sabes que la paciencia puede lograrlo todo. otra ve! empe!aron a traba&ar con los picos y las palas. olgar descubri", con asombro, que entre la tierra había pepitas de oro y venas de plata. Pronto las ruedas giraron vertiginosas y las mquinas resonaron en el lugar. )ada ve! se hundían ms en la tierra, hacia el reino del negro carb"n. 7ransportaban la hulla por medio de vagonetas y carros y luego la llevaban a la ciudad. *u cueva apenas podía contener todas las rique!as que ganaban. )uando termin" el a(o, olgar vi"se rodeado de oro y plata, vestidos lu&osos y toda clase de bienes. - 7odo esto es el mgico resultado de la paciencia - di&o su maestro. Ella te lo ha dado. Entonces el alumno se levant" y di&o0 - asta ahora he utili!ado la magia para mi propio benefcio, pero me hace el e#ecto de que me #alta el verdadero valor de la e'istencia. @e gustaría que otros se aprovechasen del poder. 1Puedo trans#ormar a los seres humanos3
- En e#ecto. %a bondad te lo permite. 2e, hi&o mío, y trans#orma los pobres en ricos, y ha! dichosos a los desgraciados. )argado de oro, olgar parti" hacia el país de los hombres y derram" pr"digamente sus rique!as. Entonces el mundo pareci" trans#ormarse. %os que hasta entonces habían caminado abatidos por el dolor, levantaron la cabe!a y sonrieron a la #elicidad. Otros cuyos rostros habían sido desfgurados por las arrugas, tenían una e'presi"n de gran dicha. 7odos irradiaban un resplandor que los trans#ormaba por completo. Pero olgar no estaba satis#echo. 2io que sus tesoros no causaban bien a los en#ermos, pues no podían curarlos. )on los o&os ba(ados en lgrimas regres" &unto a Biallo. - 1Es que mi poder mgico no va ms all3 se lament". - 7emo haber elegido mal. Pero el vie&o sonri" bondadosamente. - %a bondad tiene mucha ms #uer!a de lo que t6 imaginas. ay que saber utili!arla. )ondu&o al &oven al bosque y a los prados y le ense(" las hierbas y las plantas, en las cuales había substancias curativas. olgar encerr"se noche y día en su cuarto y estudi" allí el poder y los e#ectos de los plantas. / veces su entusiasmo moría y todo parecía a punto de venirse aba&o? pero luego la bondad recobraba su #uer!a y le animaba a continuar sus estudios. $na ve! su traba&o hubo terminado regres" entre los hombres y les dio sus composiciones y medicinas. %os en#ermos se pusieron buenos y los invlidos volvieron a moverse. %os débiles recobraron sus #uer!as y la #elicidad rein" en la tierra. olgar vi"se envuelto en las bendiciones que brotaban de los labios de aquellos que se ponían buenos, pero los su#rimientos de la humanidad no se terminaban. /lrededor de la ciudad donde vivía olgar había espesos bosques que albergaban terribles tigres, leones, osos y lobos. )ontinuamente atacaban a la gente y la destro!aban. Por lo tanto seguía e'istiendo el dolor. +e nuevo corri" olgar &unto a su maestro. - 1Puede la magia permitirme destruir los animales salva&es3 pregunt". - +esde luego - replic" Biallo. - 9ecuerda que posees el valor. Esto te dar un poder sobrenatural. /comp(ame a la herrería. /llí haremos una #uerte espada y una aflada lan!a para el ataque, una cota de
mallas y un brillante escudo de afladas puntas para la de#ensa. )on eso podrs librar a los hombres de sus enemigos. Pronto la herrería retembl" ba&o los martilla!os, el rugido de las llamas y el silbido del acero al ser sumergido en el agua. ermoso como un +ios, el armado &oven march" al bosque, contra sus terribles adversarios, y propag" el terror y el espanto entre ellos. %a verde tierra se manch" con la sangre de las bestias sacrifcadas. olgar luchaba con los animales en los claros y luego los perseguía por entre los rboles, hasta sus remotas madrigueras. /ntes de que el verano hubiese terminado, había perecido el 6ltimo enemigo y los hombres pudieron respirar tranquilos. )uando le aclamaban como su héroe y salvador, sentíase dominado por la #elicidad. %grimas de alegría brotaban de sus o&os y se quedaba sin saber que decir. 7uvo que utili!ar las dos manos para apartar a la muchedumbre que le aclamaba y que casi le aplastaba de entusiasmo. +e pronto son" un clarín y la gente abri" paso a un &inete que se dirigía hacia donde estaba olgar. )uando lleg" &unto a él salt" al suelo e, inclinndose, di&o0 - *oy heraldo de nuestro amado 9ey. *e ha enterado de tus bondades y me envía a que te e'prese su gratitud. /l mismo tiempo pide de ti un servicio que ning6n mortal ha sido a6n capa! de reali!ar. *u hermosa hi&a, la Princesa /marinta, #ue raptada por el terrible gigante :orgo, y nadie ha podido libertarla. %os ms nobles caballeros #ueron a luchar contra el monstruo, pero cuando se vieron #rente al terrible ser, les abandon" el valor y el gigante los destro!" con su pu(o de hierro. Pero t6, bienhechor y salvador de la tierra, amigo y #avorito de los hombres, puedes triun#ar... %ibera a la hermosa Princesa, y su mano y el trono del 9ey sern tuyos. - *i el valor puede reali!ar eso, creo que tendré é'ito - replic" valientemente olgar. -/bridme paso, buena gente, marcharé enseguida a la guarida del que se ha apoderado de nuestra Princesa. 9espetuosamente todos se echaron atrs y olgar parti" con paso frme y o&os brillantes. )uando lleg" a la entrada de la #ormidable #ortale!a, golpe" la puerta con la empu(adura de su espada y desaf" al gigante. 5o tard" en aparecer en el umbral una fgura a cuya vista cualquier hombre se hubiese quedado inm"vil de terror. Pero olgar estaba lleno de valentía y mir" al monstruo que, cual una torre, se erguía ante él. *us pu(os y pies eran de hierro? y en la cabe!a, que era tan
grande como una mquina de tren, crecía un bosque de cabellos, cada una de los cuales era del grosor de un alambre. En medio de la #rente tenía un solo o&o tan grande como el relo& de una torre. )on estrepitosa y despreciativa sonrisa y con vo! de trueno, el gigante e'clam"0 -
rubios cabellos de olgar y le condu&o &unto a la bella princesa /marinta, entre los aplausos de la muchedumbre. olgar volvi" la cabe!a hacia donde estaba Biallo y le di&o en vo! ba&a0 - @aestro, os doy las gracias. %os regalos que escogí #ueron los me&ores? superiores en todo a los otros que me o#recíais. *u e#ecto, como pro#eti!asteis, me ha concedido la dicha. 4uitdmelos ahora, puesto que he llegado a la cumbre de mi vida, y dadlos a otro que los mere!ca, a fn de que también él pueda hacer #elices a los dems. Entonces Biallo se acarici" la larga barba y, sonriendo, di&o0 - :urdalos, hi&o mío, porque ahora los necesitars ms que nunca. 2as a tomar esposa? por lo tanto necesitas mucho valor. )on ella vivirs una larga vida? por consiguiente necesitars paciencia. si quieres hacerla #eli! te har #alta mucha bondad. )on estos tres dones, la tierra ser para ti un mgico &ardín, y tu vida y la de tu mu&er una continua primavera, radiante de mgica lu!.