Agradecimientos A mis queridos Maestros y Guías; Cristo Jesús y Conde de Saint Germain. Sus influencias fueron decisivas para alcanzar el logro espiritual que se deseaba, y también, los conocimientos en su verdad, llevados a la práctica, para su realización en uno mismo, a través de múltiples experiencias por las cuales fue necesario pasar en esta existencia, a fin de obtener la comprensión de esta clase de conocimientos. Gracias eternas, con la diestra en el Corazón del Espíritu. A mis queridos y recordados amigos y hermanos de labores espirituales: Señora María La Mura Valdés, de relevantes condiciones espirituales y de grandes conocimientos de la sabiduría de la Naturaleza. Medium innata que, gracias a su inquietud permanente de perfeccionamiento, fue posible la manifestación del Maestro Cristo Jesús. Señor René Martínez Anabalón, de profesión abogado, se desempeñó en esta existencia como Magistrado. Poseedor de un bagaje de conocimientos de la Ciencia Esotérica que, unido a su comprensión y desenvolvimiento espiritual, hacía que todas las reuniones que nosotros tres teníamos, fuesen durante años, no solo agradables por la compañía misma, sino por el intercambio de ideas y experiencias, que hacía que nuestras mentes y nuestros corazones espirituales, se nutriesen, mediante la meditación, que de toda idea expuesta, hacia la conciencia en cada uno de nosotros. En el corazón de este libro está cada uno de ellos, que en la actualidad son una “Luz en el Invisible”. A mis queridos amigos y hermanos: Señora Lucy Ross Indo, de una comprensión espiritual profunda, unida a una gran facilidad de asimilación, junto con una sensibilidad espiritual muy manifiesta, hizo posible que, a su través el Maestro me instruyera sobre la necesidad imperiosa de
transcribir al papel, todos los conocimientos y experiencias que en esta existencia en parte había recibido y otras, había investigado. Era una necesidad, porque existen numerosas almas que sufren y que necesitan de estas enseñanzas. Señor Jaime Martínez Torres, de profesión abogado, discípulo durante un largo periodo, de estas enseñanzas que impartíamos. Poseedor de una mentalidad clara y recta, y poseedor de una sensibilidad psíquica y espiritual, junto a las cualidades sutiles, que a medida que transcribe el libro y con las conversaciones que periódicamente tenemos, el horizonte de dudas se aclaran, y los conocimientos nuevos que va adquiriendo, sirven para fortalecer, cada vez más, en forma intensa, la idea de que este libro es una necesidad espiritual para cada ser humano.
Palabras al Lector Este libro, amén de ser leído y meditado, ha de ser estudiado, y sus conocimientos deben ser llevados a la práctica, para que ellos den frutos de experiencias para creer, cada cual con su comprensión, que estas enseñanzas conducen siempre a un progreso efectivo en la vida. “Cuando se está solo, hay que rodearse de ideas”. Las ideas que se conciben para vivir con ellas, deben ser a nivel superior, positivo y espiritual, porque ellas siempre depositan en el corazón, paz y en el alma, armonía y amor. Si las ideas que la mente genera, siguen el camino tortuoso y oscuro de la maldad, esas ideas dejan en el corazón desdichas, y en el alma, desequilibrio y odio.
Prólogo Una necesidad imperiosa Es notorio que estamos en una época en la que la vida de la generalidad es muy agitada, particularmente para el habitante de las grandes ciudades y de los centros industriales. La complejidad de la convivencia moderna hace que el individuo viva en medio del bullicio y del ajetreo de la actividad mundanal. De este modo, la conciencia permanece en extremo extravertida, o sea, dirigida hacia los hechos, cosas y asuntos del mundo exterior. La vida interior suele ser paupérrima o nula en la mayoría de las gentes. No hay tiempo ni tino para dedicarse al estudio de sí mismo ni, menos aún, al desenvolvimiento de la “conciencia interna”. Este término tiene un significado especial, en el lenguaje místico, que la mayoría de las personas desconoce.
En esta situación de miseria espiritual, el hombre de mentalidad extravertida se debate inútilmente en los angustiosos problemas de su existencia mundana, sin percatarse de que la principal causa de los males que padece estriba precisamente, en la interna, que no le permite educir ni desarrollar los poderes espirituales o facultades superiores del alma, que podrían conducirle al enaltecimiento de su propio ser y a la conquista de un destino mejor. El hecho de que el hombre inteligente, sabiamente inspirado, se proponga superarse y trabaje por un mejor destino personal, no importa una actitud egoísta frente a los problemas sociales, por cuanto el mejoramiento individual influye en el progreso de la colectividad. El individuo es inseparable de la sociedad humana, de la cual forma parte. Por esto, mientras mayor sea el número de personas que logren enaltecer sus propias condiciones de existencia, mayores serán las posibilidades de que el destino colectivo de la población obtenga cambios favorables, mediante la benéfica influencia y la conducta meritoria de los hombres excelentes. Hacemos la advertencia que antecede, para que el lector no vaya a pensar, ni por un momento que el estudioso, que se abstrae en la meditación y en las prácticas esotéricas, en el retiro, en el silencio y la soledad, sea un egoísta indiferente a los males que aquejan a la sociedad. No hay tal cosa. Es diferencia de método. Mientras el político o el dirigente gremialista buscan soluciones externas, mediante medidas legales y económicas, el iniciado en la ciencia esotérica procura el mejoramiento anímico del hombre mismo, convencido de que si el individuo no realiza un ideal de perfeccionamiento de su ser, las medidas externas son meros paliativos, de efectos efímeros, cuando no ilusorios. Ello no significa tampoco, que el hombre espiritual haya de mantenerse en un total estado de abstención, sino que es activo en la causa del bien general; pero en forma diferente, con procedimientos adecuados al régimen de vida y de conducta que su ideal indica. La raíz de todos los males es el egoísmo predominante. Mientras que el individuo no reduzca su egoísmo al mínimo que es necesario para atender a su conservación y progreso, dentro de un concepto de armonía y justicia en la convivencia, es vano pretender que los males sociales desaparezcan. Nótese que no hablamos de extirpar el egoísmo sino de reducirlo al mínimo antedicho. No puede extirparse totalmente, porque el “concepto de Yo” es inherente a la personalidad, la cual, a su vez, es el instrumento que tenemos para actuar en la vida de relación, esto es, nuestras actividades en el mundo externo. La “vida impersonal” del espíritu, en lo íntimo, no significa en modo alguno que haya que atar la personalidad como ciertos escritores erradamente han supuesto. Aparte de que ello es imposible para el hombre que vive y actúa en este mundo, lo que corresponde es educar la personalidad, hacerla diáfana, sutil y brillante, a fin de que ella pueda manifestar lo espiritual interno en la actividad externa. Lo que hay que evitar es el “personalismo”, que es cosa muy diferente. La actitud personalista es predominantemente egoísta. El personalismo, que por desgracia es un vicio muy recurrente, consiste en una exageración del concepto del Yo, ya sea por el vano orgullo de querer prevalecer sobre los demás en el sostenimiento de las propias ideas, creencias o afecciones, ya por el deseo de obtener provecho de las circunstancias
en beneficio propio, prescindiendo del bien general. Por lo común, las personas de más estrella o pequeña mentalidad son las más personalistas. Otra forma de este vicio es la intolerancia, de manera indirecta, en que el concertó del Yo, es integrado a una masa o una corriente ideológica, más o menos sectaria. La doctrina esotérica enseña que el hombre necesita buscar dentro de sí el remedio eficaz para conjurar los males que aquejan a la existencia humana, particular y social. Es en la sublimidad de la vida interna del individuo altamente evolucionado, donde reside la panacea universal. Empero ¿Cómo podrían alcanzar esa sublimidad los seres humanos de escasa o insignificante vida interior, que no se conocen a sí mismo, que tienen sus mentes ocupadas por completo en los hechos y cosas del mundo exterior? Es necesario que esas personas empiecen por mirar, poco a poco, hacia dentro de sí mismo, mediante la introspección. Lo primero es poder tornar la mente introvertida, valiéndose de adecuados ejercicios de concentración mental y meditación. Un buen sistema de enseñanza práctica, facilita enormemente esa tarea. Poco a poco, perseverando en este sendero del conocimiento interno, todas las dificultades se desvanecen. En el hombre común y corriente, la mente es extravertida, enfocada hacia lo exterior. El primer paso es hacer la mente introvertida, vuelta hacia el interior de uno mismo. Pero la introversión es solamente una fase o etapa del método. Esta fase no debe perpetuarse ni exagerarse, porque entonces pasa a ser un defecto muy grave, que conduce a una actitud de inhibición, apatía y pusilanimidad frente a los problemas de la existencia. Después que se ha obtenido la necesaria capacidad de introversión, hay que dar otro paso aún más importante: hacer la mente amónica, esto es, capaz de establecer la debida correspondencia y armonía entre la vida interna y la externa. Para hacer la mente introvertida, es la antigüedad se exigía al candidato a la iniciación un tiempo de aislamiento y soledad, antes de entrar en un grado superior de conocimientos, y después de otra etapa de preparación, se le devolvía a las actividades del mundo, ya pertrechado de poder y sabiduría. En los tiempos actuales, debido a las exigencias materiales de la vida moderna, no siempre se puede proceder en esa forma pues hay muchos candidatos que no están en situación de abandonar, ni siquiera temporalmente, sus actividades normales. Ahora la disciplina se otorga a personas que pasan habitualmente ocupadas en sus labores cotidianas y que disponen un tiempo limitado para dedicarse a la ejecución del método de entrenamiento esotérico. La disciplina contiene practicas conducentes a dar vigor y destreza a la mente y a hacerla armónica; pero eso no es rodo, pues existen en el individuo ciertos poderes ocultos y facultades anímicas, que ordinariamente están dormidas o en estado latente. El despertamiento y desarrollo gradual de tales facultades es otro de los objetos que persigue la práctica constante y tesonera del método. Hay que advertir que esos poderes no despiertan ni se desarrollan en el individuo que no lleva, como base, un correcto
sistema de vida, y que no ha eliminado los vicios y perniciosos hábitos de las gentes vulgares. De lo que hemos expuesto se infiere, con roda evidencia que la disciplina esotérica es una valiosa herramienta para trabajar por el bien general, sin sombra de egoísmo, con pura intención de perfeccionamiento, con la mira de procurar el enaltecimiento de la ida particular y social, y de este modo, tender a la eliminación de los males que afligen a la humanidad. Esto es así, porque la práctica de esta disciplina ennoblece al hombre y le convierte en un foco irradiante de benéfica influencia en su medio ambiente. Ahora bien, generalizándose esta práctica, como realmente sucederá con el andar del tiempo, serán muchos los hombres y las mujeres que aportaran este excelente beneficio para bendición y regeneración del mundo. Resulta, pues, evidente la necesidad imperiosa de dar a conocer la doctrina esotérica, a fin de que un mayor número de personas, comprendiendo la razón de ser estas enseñanzas, participe de sus beneficios y colabore en esta obra de bien general.
Organismo esoterico Al Escribir este libro, he hecho resaltar a través de sus páginas la calidad esotérica de sus enseñanzas, llamadas también “trascendental”, porque su esfera de investigación y conocimiento sobrepasa el límite positivo de la experimentación externa de la ciencia materialista profana. Es la voluntad de los Maestros, que nos han servido de guías, durante esta existencia, a mí y a otros hermanos, que en la actualidad ocupan el lugar que por méritos les corresponde en el Mundo Invisible, que sus enseñanzas sean difundidas ampliamente, en razón del periodo crítico por el cual está atravesando la humanidad, a fin de que un mayor número de personas tengan opción a los beneficios de su estudio y práctica. Así pues, la finalidad de este libro es proporcionar al estudiante un progresivo conocimiento de las ciencias esotéricas y un método practico, graduado o disciplina para procurar el paulatino desenvolvimiento de la conciencia interna de cada uno y la actualización o activación de los poderes espirituales o facultades anímicas especiales, que de ordinario están latentes o dormidas en el individuo. De este modo se propende al perfeccionamiento de cada estudioso, a la vez que a su capacitación, para que sea una fuente de benéfica influencia a favor del progreso espiritual y material, del medio social en que le corresponde desarrollar las actividades. Hay diversas especies de pruebas, en las cuales el estudioso debe mostrar el temple de su carácter moral, su fuerza de voluntad, su intuición y fe. Cabe advertir que la fe esotérica no es una creencia ciega y pasiva, sino la firme certeza y absoluta seguridad de que el principio divino, que constituye la raíz pura del alma humana, está destinado a realizar el esplendor de la vida interna divina en el hombre, que con su perseverancia sigue su ideal de perfección, “sin desviarse del recto sendero”. Sin embargo, no debe pensarse que las pruebas tengan algún carácter alarmante o terrorífico, como se pintan en algunas novelas. Dado el adelanto de instrucción que ha alcanzado el término medio de la humanidad de nuestro tiempo, estos estudiosos son
relativamente fáciles para las personas de mentalidad medianamente desarrollada y de sana moral. A nadie se le presentan pruebas que no sea capaz de superar. Es claro que hay imprudentes que pretenden alcanzar de un salto, en muy breve lapso, la maestría que es el fruto de una larga evolución anímica y resultados de muchos estudios y trabajos. A esos imprudentes se les presentan dificultades superiores a su capacidad actual; pero si recapacitan y reflexionan en las causas de sus tropiezos, se convencerán de que hay que tener paciencia y perseverancia para lograr un progreso efectivo, aunque gradual. Hay pruebas internas del alma en su mundo subjetivo y de otras externas o sea que se presentan en la vida externa o de relación, que se pueden apreciar objetivamente. Para comprender esta diferencia, hay que considerar que el universo no está solamente constituido por la materia física, que pervivimos con los sentidos corporales, sino que existe también lo que en términos generales se llama “lo invisible”, que está compuesto por varios estados de materia sutil o suprafísica. El hombre participa de esta compleja constitución del mundo, de manera que en el individuo existe una naturaleza visible y otra invisible. En la naturaleza invisible o suprafísica del hombre es donde reside el alma, que es invisible; pero ésta se manifiesta en el organismo visible, de modo que la vida interna o subjetiva se refleja en la vida externa u objetiva. Sin embargo este reflejo no es completo, sino parcial, porque cuando queda una gran parte de la vida interna del alma, que no logra traducirse a la conciencia cerebral, sino que permanece en estado “oculto” o impercatado. Esto demuestra que el ser humano es un profundo misterio y muchas personas de mediana cultura, cuando afirman que se conocen a sí mismas, no saben lo que dicen. Lo oculto existe en la naturaleza del hombre y del universo. Su estudio es lo que se conoce con el nombre de “Ocultismo”, o mejor aún, es la denominación de “ciencia esotérica”. De manera que esta ciencia no es esotérica y oculta porque sus adeptos tengan el propósito deliberado de esconder y ocultar sus conocimientos, sino que, principalmente, porque se refiere a una realidad que de por sí es oculta, por cuanto no se percibe con los sentidos ordinarios. Para investigar los fenómenos ocultos es necesario desarrollar ciertos sentidos sutiles. La principal fuente del conocimiento del mundo oculto es la experiencia interna; pero antes que el discípulo pueda obtenerla, le es necesario haber avanzado apreciablemente en el conocimiento externo, es decir, que se obtiene por medio del estudio de la doctrina y de algunos trabajos que debe realizar. Acerca de las posibilidades de obtener la experiencia interna, no se puede dar una norma general, porque los discípulos son de diferentes aptitudes: unos están dotados de delicada sensibilidad psíquica y marcada predisposición a la vida espiritual, lo que le permite adelantar más pronto, en tanto que otros necesitan pacientes estudios y perseverante practica de la disciplina, En todo caso el camino es seguro, para quien lo sigue con “pura intención y leal esfuerzo”. El hombre tiene en sí mismo el germen divino que le permite indefinido perfeccionamiento. No hay una meta definitiva. Se realiza una etapa del camino para entrar en otra nueva, más elevada y luminosa.
La motivación esencial de este libro es la de contribuir a formar un cuerpo de iniciados en los misterios de la sagrada ciencia esotérica, que constituya una firme y poderosa custodia de los más altos y genuinos valores espirituales, a la vez que provee a la conservación y perpetuación de este orden de conocimientos.
El método occidental La doctrina esotérica es universal; no reconoce geográficas ni otra clase cualquiera de limitaciones en el tiempo ni en el espacio. Sus principios fundamentales han sido enseñados en toda época y lugar, desde remotas edades. Sin embargo, los métodos de aplicación de estos conocimientos en orden a la capacitación individual del iniciado, para adquirir facultades internas o poderes esotéricos, a que hemos hecho referencia, como para llevar a cabo operaciones en el terreno del ocultismo práctico, son diferentes. En otras palabras, tratase de convertir a un individuo corriente en un hombre superior; producir artificialmente, esto es, mediante “el arte de la alquimia esotérica” un producto humano de selección, en el breve lapso de varios años, en lugar del largo proceso de la evolución humana general. O sea, le método de aplicación o disciplina tiene por principal objeto el de apresurar considerablemente el proceso evolutivo de la naturaleza individual del ser humano. Hasta donde eso se logre, es una cuestión relativa, como ya se ha explicado. El método esotérico occidental se inspira en el ideal de perfeccionamiento enseñado por Cristo y, por este motivo, se apoya en la tradición bíblica. La mayoría de la población de occidente conoce la versión exotérica o externa de la Biblia y no extrae de ella otras enseñanzas que las que aparecen de manifiesto en su texto literal; pero ignora la tradición bíblica esotérica, que durante siglos ha sido mantenido en secreto por los iniciados. La palabra hebrea “Kabbala”, o simplemente Cábala, significa la tradición que es “recibida”, por el discípulo de labios de su maestro. Lo más importante de esta transmisión se refiere a las claves de interpretación de las escrituras sagradas. Sin embargo, los modernos iniciados occidentales, en su mayoría, no se ciñen a la Cábala hebrea, sino que toman de ella, lo que estiman conveniente. Este cambio se ha operado por diversas razones, de las cuales señalaremos las tres principales: a) la venida del Cristo a este mundo, que produjo una formidable renovación de los valores espirituales, haciendo caer en desuso muchas de las antiguas formas de pensamientos y estableciendo una nueva línea de iniciados, destinada a dar sus frutos en Occidente; b) el prodigioso avance de la ciencia experimental positiva, que ha venido a poner al descubierto muchos conocimientos que en la antigüedad eran secretos; y c) la obra de amplia difusión de los conocimientos elementales y principios básicos de las ciencias esotéricas, que se ha venido efectuado desde la segunda mitad del siglo pasado en libros, revistas y conferencias, poniendo en forma clara y sin rodeos al alcance del público una cantidad de esos conocimientos, los cuales, por lo mismo, han dejado de ser secretos. De esta manera, muchas verdades esotéricas, que antiguamente se enseñaban por medio de símbolos, metáforas, alegorías y anécdotas o mitos, ya no necesitan de estos velos y ropajes, sino que se entregan al discípulo en el lenguaje corriente. Es por esto que el método occidental moderna tiende a simplificarse, manteniendo solamente aquellas antiguas figuras simbólicas que aún son necesarias para conducir la meditación hacia la
“intuición y clarividencia” de “realidades trascendentales”, que no son susceptibles da darse a conocer por la enseñanza externa, sea oral o escrita, sino que deben ser percibidas internamente. Ese proceso interno es poderosamente ayudado por una especie de estímulo sutil que surge de la figura simbólica. La causa de ese estimulo se estudia a través de las páginas de este libro. De lo que hemos dicho no vaya a inferirse que los descubrimientos científicos y las obras de divulgación a que hemos aludido, han logrado descorrer el velo de los misterios pues eso sería un profundo error. La ciencia materialista experimental, por maravilloso que sea su adelanto, no ha podido penetrar en el mundo oculto de la naturaleza suprafísica. Por otra parte, la divulgación que han llevado a cabo los escritores esotéricos, a pesar de los muchos y nutridos volúmenes que se han editado, no ha dado a conocer sino lo que discretamente es posible comunicar al público. Para el lector profano, eso ya es mucho; pero para el público que pretende penetrar en los misterios de la sabiduría esotérica, muy poco. Detrás del velo queda lo más, ¡y muchísimo más! A través de estas páginas, he tratado en un lenguaje por demás sencillo, ir presentando al estudioso, un método de disciplina para su meditación y práctica, que le facilite en la mejor forma posible el aprendizaje y práctica de este sistema de estudios. Escollos en el camino, es inevitable que se presenten, pero la forma de realizar, obliga al discípulo a adquirir conocimientos y experiencias, las que a medida que estas, se conviertan en realidad, van a ir siendo van a ir siendo absorbidas en forma gradual por el alma del discípulo. Sin pensar en ello, el estudioso hace alquimia, comenzando por su mente. Estas enseñanzas impartidas a lo largo de este libro, deben convencer al discípulo, de iniciarse en su estudio, de que “jamás hará un mal uso” de estos conocimiento y de los poderes que pueda adquirir. Por lo tanto, es preciso ir poco a poco y con cautela.
El proceso equilibrado El método a seguir, a través de este libro, procura un progreso equilibrado o armónico entre lo espiritual y lo material, pues ambos aspectos son necesarios para realizar, dentro de lo que a cada cual le sea posible, la plenitud de la vida. Muchas personas le dan a la palabra “progreso” un sentido meramente material; pero no es así, porque progresar significa ir hacia adelante, y se puede avanzar tanto hacia la conquista de la excelencia espiritual, en el desenvolvimiento de la vida interna, como hacia la adquisición del bienestar material, con la posesión de los bienes y comodidades que es capaz de proporcionar la industria moderna. Hay personas que se dedican exclusivamente a la vida espiritual, renunciando a las comodidades y disfrutes de la existencia material, incluso a los afectos personales. Otras, por el contrario, desdeñando o desconociendo todo lo concerniente a los valores del espíritu, se entregan por completo a las actividades de orden material, para procurarse riquezas, placeres y honores.
El progreso equilibrado se aparta de esos dos extremos. La persona que sigue este camino prefiere encontrar la armonía de la vida y se atiene al precepto evangélico que dice: Dad al César lo que es de César y a Dios lo que es de Dios. En efecto, el iniciado como los demás hombres, tiene obligaciones, para con la sociedad humana de la cual forma parte. Con mayor motivo, si ocupa algún cargo público. Si es casado, tiene además, imprescindibles deberes de familia. Si es célibe, necesita por lo menos, procurarse los medios económicos para subsistir con decoro y dedicarse con tranquilidad a los estudios, investigaciones y trabajos que se ha propuesto realizar. Si es persona de fortuna, le es menester administrar bien su patrimonio para conservarlo y darle empleo benéfico. La vida contemporánea exige en todo caso, el desarrollo de alguna forma de actividad material, aunque sea de beneficencia social. Hay seres de muy elevada vida espiritual, que logran mantenerse inalterablemente serenos en medio de la más cruel adversidad, sin desalentarse ni ensombrecerse. Pero no hablo de esas raras excepciones, sino del caso general, pues las normas se formulan para la generalidad y no para la excepción. Hemos dicho que nuestro método de progreso equilibrado no propicia la renunciación a las cosas o asuntos del mundo. Sin embargo, hay que advertir que todo progreso, sea en el orden espiritual o en el material, requiere ciertas renunciaciones. Todo cuesta. Para adquirir un bien mayor hay que renunciar a varias cosas pequeñas. Por ejemplo, una persona de modestos recursos se propone adquirir un objeto de apreciable valor, que sobrepasa las disponibilidades de su presupuesto ordinario. No tiene otro camino que economizar, privándose de gastos superfluos, renunciando a comprar una serie de pequeñas cosas que no le son absolutamente necesarias. Solo mediante esas renunciaciones se coloca en situación de adquirir el objeto en valor. De análoga manera ocurre con el proceso esotérico. El discípulo, en relación con los poderes ocultos del alma, se halla en una situación semejante a la persona de modestos recursos, que hemos puesto como ejemplo, o tal vez en condición aún más desventajosa, de manera que para activar y desarrollar poderes anímicos de orden superior, debe evitar el desgaste infructuoso de sus energías vitales y mentales en placeres vulgares o ambiciones mezquinas, a fin de acopiarlas y acrecentarlas para destinarlas a objetivos más elevados. Eso no significa que haya de privarse de los pasatiempos o entretenimientos que son necesarios para el recreo y descanso de la actividad mental. El discípulo esotérico que no se hace “fuerte”, no puede adelantar gran cosa. Para progresar en este sendero se requiere “carácter”, esto es una voluntad organizada para realizar los fines superiores de la vida de acuerdo con la dirección que el ideal le imprime. Esto es necesario porque hay dificultades que vencer. Ello no tiene nada de extraño, ya que en todo esfuerzo del hombre para mejorar una condición se presentan dificultades. Vencerlas es la tarea de cada uno para seguir adelante.
DISPOSICIONES PARA LA PRACTICA Repetimos que este sendero es eminentemente práctico y cada uno debe andarlo por sí mismo. Los Maestros nos ayudan y mucho; pero no pueden recorrer el camino en lugar de nosotros, sino que cada cual debe disponerse a avanzar y dar los pasos necesarios.
Estas disposiciones son de cinco especies: física, vital, afectiva, intelectual y espiritual. La primera especie de disposiciones consiste en ciertas medidas de orden físico externo que conviene adoptar, tales como la higiene del cuerpo, el lugar destinado a la práctica del método, los objetos que deben usarse para los trabajos y otros pormenores. Las disposiciones vitales atañen a la salud del organismo, observando un adecuado sistema de vida, que permita el incremento de las energías vitales, aparte de la ejecución de ciertos ejercicios relacionados con este asunto. En el orden afectivo, es necesario que el discípulo sienta el deseo de ejecutar su disciplina, el sincero anhelo de realizar los fines que ella se propone. Los actos ejecutados sin deseo, con desgano o contrariedad no producen el mismo efecto. A demás debe disponerse a controlar su naturaleza emocional, porque en medio del oleaje de las emociones o bajo el dominio de una tendencia pasional, la mente no puede tener la ecuanimidad y lucidez que necesita para una fructífera meditación, a la vez que la recta voluntad se debilita. En el orden intelectual, el discípulo ha de estar dispuesto al estudio de la doctrina esotérica y tratar de comprender y asimilar sus enseñanzas. Cierto grado de esta comprensión es indispensable para correcta práctica del método. Esto es así, porque como en todas las actividades para emprender una tarea, sobre todo si es compleja, hay que poseer el conocimiento de los fines que persigue y de los medio para llevarlo a cabo. En cuento a las disposiciones espirituales, ellas se relacionan con la vida interna, con la experiencia esotérica, con la intuición y contemplación de verdades trascendentales. Las disposiciones físicas o externas son simplemente accesorios, sin embargo no deben subestimarse. De mucha mayor importancia son las otras que hemos mencionado. El cuerpo físico es el instrumento de la acción, por la tanto hay que mantenerlo limpio, sano y convenientemente vitalizado; pero no hay que incurrir en la exageración de hacer de este cuidado una preocupación absorbente, en desmedro de otras cosas más importantes, tales como la educación de la sensibilidad y el adiestramiento de la mente.
Magia Muchas serán las personas, que al leer este libro lo considerarán como de una audacia muy riesgosa, al atreverse a exponer diversos capítulos de magia, en la forma como ha sido hecho. Hoy en día los conocimientos de los Misterios esotéricos deben aflorar para que sean absorbidos por aquellas mentes ávidas de enseñanzas, y que les servirán de guía en su peregrinación por esta tierra. La magia, que significa actuar y que simboliza el conocimiento sabio que se tiene de la Naturaleza en todos aquellos que se dedican con elevada mira, al cultivo del arte mágico, produce un “encantamiento especial” en sus almas y también en el alma de las personas que les rodean, las que se sientan atraídas por la fuerza magnética que van adquiriendo estas personas.
Todos los grandes Maestros han conquistado la llave de oro de Esfinge Mágica y en su camino de méritos, han tenido un cuidado especial de no desviarse del verdadero sendero, para que esa llave se conserve de día y de noche resplandeciente. Es la práctica cotidiana Arte de la Magia Blanca, lo que permite al discípulo avanzar en forma más rápida por el sendero del progreso; y eso así como los obstáculos y dificultades que se presentan en la vida diaria, se van allanando en la medida del esfuerzo que el discípulo oponga a ellos. La mágica a través del Verbo que proyecta, aclara la comprensión de la mente estudiosa, desarrolla y sutiliza el sentido de la intuición y permite que este mismo Verbo Mágico desenvuelva en el corazón, el sentido de la percepción. Intuición y percepción unidas y desarrolladas a través de la Magia, permite al discípulo ir convirtiéndose gradualmente en “un iniciado”. En esta situación, el iniciado percibe el arquetipo del Maestro e intuye su simbolismo. Capta y almacena las vibraciones cósmicas, y se prepara para un mayor progreso en el sendero espiritual. La práctica de la Magia, bajo los auspicios de las Fuerzas Espirituales y de los Maestros, permite a toda persona que la practique, mantener la atmosfera mental que le rodea limpia y diáfana, lo que repercute benéficamente en lo mental y en lo material. Conserva y aumenta la brillantez del aura y le da fuerza magnética. Es el ejercicio de este Arte, el que ahuyenta los “entes” dañinos para la salud espiritual y física. A causa de estas razones y también de otras es que, se me ha permitido exponer y enseñar el Arte de la Magia Blanca. La Hermandad Blanca de los Planos Astrales y de la Tierra necesita de todos sus adeptos y también de todos aquellos que sin saberlo, siguen sus pasos, para que al actuar en ejercicio de su mágica, lo hagan en conciencia. Así que no temáis, porque nada hay encubierto que no haya de ser manifestado, ni oculto que no haya de saberse. Lo que digo en tinieblas, decidlo en la luz; y lo que oís al oído predicadlo desde los terrados. (S. Mateo, Cap. X, V, 26 y 27) DR. DAVID NAVARRO CAVALLINI Médico
I. Conceptos esotéricos fundamentales Nociones preliminares Estos conceptos son elementales. No tienen otra pretensión que la de proporcionar una ayuda básica a las personas que dan los primeros pasos en el estudio y la práctica de la Ciencia Esotérica Cristiana, que nos sirve de inspiración y guía en nuestro trabajo.
De paso, advertiremos que esta ciencia no tiene nada que ver con la llamada Ciencia Cristiana fundada en el Siglo pasado en los Estados Unidos de Norte América por Mary Backer Eddy. Nuestras fuentes de conocimiento se remontan, como luego veremos, a la más remota antigüedad, desde donde toman el cauce de la Biblia. Sin embargo, no se crea por esto que somos exclusivistas. Por el contrario, sabiendo que la Ciencia Esotérica es universal, no podríamos caer en la ingenuidad de subestimar o menospreciar otras valiosas fuentes de estudio, tales como las que han llegado hasta nosotros por conducto de las tradiciones herméticas y pitagóricas, así como los escritos de ilustres investigadores que nos han dejado excelentes obras sobre estas materias. En efecto, existe abundante literatura para intentar esta clase de aprendizaje; de modo que, a primera vista, parece no justificarse la aparición de una obra más; pero hay razones poderosas para realizar este trabajo. Una de ellas es la de proporcionar a nuestros estudiantes una explicación racional de los fundamentos, medios y fines de la disciplina en que deben ejercitarse, según su grado de adelanto. La Teoría y la Práctica han de ir de la mano. Sin la primera no se comprende bien la segunda y sin ésta es estéril aquella. Otra razón estriba en que se han publicado en estos últimos tiempos numerosas obras que exponen la doctrina esotérica de diferentes maneras, según las escuelas de pensamiento o las particulares tendencias de sus autores, con lo que suele producirse desorientación en las mentes ávidas de los estudiantes que aún no están preparados para discernir acerca de materias de suyo difícil y profundas, a causa de la distinta terminología que emplean a veces los expositores. Desde luego, cabe advertir que no se ha publicado jamás ninguna exégesis completa de la doctrina que la exponga y la explique totalmente, aún cuando se han producido obras de gran aliento. La disciplina esotérica es un método de capacitación integral del ser humano. Este método posee una técnica adecuada a los fines que se propone. Esta técnica se apoya en los conceptos fundamentales de la ciencia esotérica. De ahí la necesidad de estudiar y comprender bien esta ciencia para que la práctica de la disciplina sea fructífera. Aquí empleamos la palabra ciencia en un sentido amplio, no en el limitado de la ciencia materialista. La ciencia esotérica participa, en cierto modo, de la filosofía, la religión, la ciencia experimental y el arte porque se relaciona con estas actividades; pero no en el sentido que se atribuyen usualmente, sino en otro más profundo y sutil, como se comprenderá fácilmente a medida que adelantemos en este trabajo. La disciplina esotérica presenta muchos aspectos particulares. Es por esto que en la Actualidad se conocen diferentes sistemas o métodos; pero ellos se basan, en el fondo, en los mismos principios universales aplicados en diversas formas. Estos distintos aspectos particulares de la disciplina pueden agruparse en tres órdenes: 1. Disciplina del individuo esto es, la que tiene por objeto el perfeccionamiento de si mismo, mediante ejercicios o prácticas de capacitación individual;
2. Disciplina de relación, o sea, la que nos habilita para un mejor desempeño en nuestras actividades; y 3. Disciplina de colaboración, que se refiere a la participación de uno mismo en las altas tareas del plan general de la evolución de la vida universal. No se trata de tres disciplinas separadas, sino íntimamente unidas en un solo método. Por esto, es más apropiado decir que son tres aspectos de la disciplina esotérica genuina e íntegra. El tercer aspecto es imposible sin los dos anteriores y el segundo tampoco puede realizarse sin el primero. El cuarto aspecto es la síntesis de los tes, coronada por la plenitud de la obra humana esotérica, que se traduce en frutos sublimes. Lo que son estos frutos se podrá comprenderse bien una vez que hayamos tratado acerca del curso evolutivo de la humanidad. Para ir hacia un lugar distante es necesario, primero, orientarse respecto de la dirección en que se encuentra y luego, tornar el camino que conduce a él. De análoga manera, el que se propone llegar a la cima del misterioso Monte de la iniciación esotérica, debe empezar por una recta orientación y adoptar la resolución irrevocable de emprender y proseguir el difícil camino del perfeccionamiento esotérico, al cual aluden las sagradas escrituras con el nombre de sendero estrecho. Este camino no es otro que la disciplina esotérica. La hemos enunciado en una forma muy sencilla; pero debemos advertir que el adelanto del discípulo esta subordinado al vencimiento de graves e imprevistas dificultades, que constituyen las pruebas del alma. Estas probaciones no están señaladas de antemano, ni son, tampoco, iguales para todos. Como norma general, dependen del carácter y del temperamento de cada cual, de sus virtudes y defectos; de manera que el discípulo que se haya preocupado seriamente de estudiarse su personalidad, puede llegar a presumir la naturaleza de de las pruebas que se serán deparadas en su sendero, de un modo general. Empero, hay otras pruebas de distinta índole, particularmente las que tienden a demostrar la fortaleza del carácter o firmeza de la voluntad para vencer las dificultades, la pureza del corazón, o sea, que está guiado por las más diáfanas y nobles intenciones, y, asimismo, la claridad y destreza de la inteligencia. En otras palabras el discípulo debe demostrar que posee en alto grado: discernimiento ágil, sentimiento puro y voluntad inquebrantable. Estas tres potencias del ser se sintetizan en una cuarta: la fe espiritual, cuyo fruto divino es el resultado del ejercicio constante de aquellas. Por supuesto no hay que confundir esta fe con la que vulgarmente llaman así y no es más que una ciega adhesión a creencias dogmáticas o supersticiosas. A medida que el discípulo avanza, obtiene experiencias y también llega al descubrimiento de cosas ocultas, es decir, que no están visibles a la percepción de la mente ordinaria. En esta forma adquiere conocimiento que no son del público dominio y que, por lo mismo, están reservadas exclusivamente para los que triunfan en dichas pruebas y se han hecho aptos para asimilarlos y comprenderlos. Revelarlos es exponerse necesariamente a la incomprensión y hostilidad de los profanos. Por este motivo el discípulo debe probar, además, que posee prudencia y discreción. Es por esto que, desde antiguo se dijo que el iniciado en la ciencia esotérica debe: “ver, oír, osar y callar.” Ver, se refiere a la percepción, observación y experimentación de
los fenómenos que son objeto del estudio de esta ciencia. Oír, se relaciona con el discernimiento y comprensión de las verdades investigadas. Osar o atreverse, es tener valor a toda prueba, una inquebrantable fortaleza del carácter para llevar a cabo, sin retroceder, cualquiera legítima o justa empresa, trabajo u operación que uno se haya propuesto, después de haberla estudiado, madurado o decidido, pues sería un necio capricho insistir o perseverar en una tarea que se ha emprendido irreflexivamente, si luego se ve que se ha determinado por un error, que lleva a un resultado injusto o inconveniente o que no pueda tener el efecto propuesto, por causas completamente ajenas a la voluntad del operador. Callar es guardar discreto y prudente silencio ante las experiencias que el iniciado haya obtenido en sus trabajos. Repetimos: lo primero estriba en orientarse bien hacia la finalidad de perfeccionamiento que se anhela y emprender el recto sendero que conduce a ella. Como decíamos debido a la variedad de publicaciones , de distintos sistemas teóricos ha resultado, a veces, una perniciosa desorientación para muchos neófitos o estudiantes aun poco preparados, por lo que, en general, no es recomendable, en los primeros pasos, la lectura indiscriminada de cualquier libro que trate de la doctrina esotérica, siendo preferible ir poco a poco y escoger aquellos que sean indicados por el Instituto u Organización a que pertenezca el discípulo o por su guía espiritual, si lo tiene. Esta es un simple recomendación para la generalidad de los principiantes; pero no se aplica, por cierto, a las personas de vasta cultura científica o filosófica, de mentalidad adiestrada, que pueden leer lo que deseen, sin ese peligro. El camino esotérico, como quiera que atañe a la vida interna del ser, es esencialmente individual, es decir, tiene que recorrerlo cada uno por si mismo, avanzando como se lo permita su propia energía y aptitud. Esto no significa que haya de prescindir de la ayuda necesaria a su capacitación para ese fin. Por el contrario, el adelanto en el sendero esotérico, requiere el aprendizaje de una ciencia y el ejercicio de un arte, para cuyo dominio se necesita refinar la sensibilidad y adquirir cierta destreza mental. Es un absurdo sostener que el estudiante esotérico no necesita maestro. En toda disciplina de capacitación individual, sean en el campo de la ciencia, del arte o de la filosofía, el principiante necesita de maestro que le enseñe y guie, antes de que alcance la madurez que le permite valerse por sí solo. Los individuos dotados de especial capacidad natural, pueden obtener esa madurez más o menos pronto, estudiando y trabajando tesoneramente para adquirirla; pero otros, los más numerosos, avanzan con relativa lentitud y muchos quedan rezagados antes de llegar a la mitad del camino. Lo mismo ocurre con la disciplina esotérica. Desde el remoto pasado de la humanidad en el correr de los milenios se han destacado grandes almas, seres humanos de alto rango espiritual, que dispensaron al mundo valiosos tesoros de sabiduría y bondad. Ellos son los Hermanos Mayores, llamados también Maestros de Sabiduría y Compasión, cuyas enseñanzas aún inspiran y guían a los actuales discípulos esotéricos. Entre estos últimos, existen algunos ya bastantes avanzados, hombres superiores a la generalidad, quienes a su vez, sirven de maestros visibles a los estudiantes de mediana o inferior categoría. Así como la enseñanza oficial de Estado existen profesores primarios, secundarios y universitarios; de análoga manera, para la instrucción esotérica hay maestros de distinta
jerarquía. De esta manera, la luz de la sabiduría se proyecta de arriba hacia abajo por grados, hasta llegar prudentemente dosificada a las mentes y corazones de los hermanos menores. Para la instrucción de los aspirantes se han formado, desde antiguos tiempos, fraternidades esotéricas u ordenes de misterios. Pero también siempre ha habido, como la sombra de aquellas asociaciones espurias, de falsos misterios, encabezadas por hábiles y tenebrosos caudillos, con fines de lucro o de perversión. Es el contraste de luz y sombra en el mundo. Existe, pues, el peligro de caer en una falsa dirección. Tal peligro es inminente para la persona que pretende la iniciación esotérica con fines egoístas o deshonestos, así como para el hombre débil de carácter que se deja influenciar por sugestiones perniciosas. Pero el que con puro corazón, noble anhelo y firme voluntad aspira a ella, con la mira de entregarse a un ideal de perfección, nada tiene que temer, porque la ley universal de armonía y afinidad conducirá sus pasos hacia la verdadera iniciación en los misterios de la magna ciencia. A este respecto, dice un antiguo aforismo hermético: “Los labios de la sabiduría permanecen cerrados, excepto para el oído capaz de comprender.” Esta frase es en cierto modo, metafórica, pues no se refiere solamente a la enseñanza oral del instructor, sino también a los conocimientos que ya han sido expuestos en distintos tratados, como en los libros sagrados y otros, escritos en forma velada o simbólica, cuyo sentido hay que desentrañar, mediante la intuición y el discernimiento. En los textos esotéricos, solo una parte de la enseñanza es explícita; el resto, que es lo más, consiste en pasajes oscuros, que contienen alusiones veladas, en forma de mitos, anécdotas y símbolos, por lo que es grave error tomar esos pasajes al pie de la letra. Hay que tener fina penetración para profundizar en la hermenéutica o interpretación de los textos. Es claro que para ello no basta estar dotado de sutil intuición y agudo discernimiento. Es necesario adquirir algunos conocimientos previos. A esto tiende, justamente, este libro. De poco sirve la ejecución rutinaria de una disciplina o método de entrenamiento esotérico, si no se comprende bien su sentido y finalidad. Para ello hay que ser “capaz de comprender.” Esta frase que parece sencilla, es de bastante profundidad. Conviene recordar el mandato délfico: “Hombre conócete a ti mismo”. Muchos son los que ignorantemente creen conocerse y pretenden comprender la vida y las leyes que gobiernan la existencia; pero no han penetrado en los oscuros fondos de la personalidad ni vislumbrado las sutiles regiones del espíritu; no ven ni entienden más que algunos pocos aspectos del mundo exterior u objetivo, de la materia densa; nada saben ni comprenden de la realidad misteriosa que están fuera del alcance de sus mente limitadas e ignaras. La comprensión requerida para penetrar en los misterios de la sabiduría esotérica es de un orden mucho mas elevado y amplio. El vulgo no lo puede sospechar. Es verdad que son pocos, en cada generación, los individuos que nacen con marcada vocación esotérica o que poseen una marcada predisposición a obtener la requerida
comprensión de este camino; pero la opción es ofrecida a todos los candidatos en general. Por cierto, algunos la aprovechan más y otros menos. Cualquiera que sea el grado de avance alcanzado, es provechoso para el alma. Todos estamos expuestos a algunos fracasos, unos más otros menos, como ocurre en toda empresa difícil o nueva, desde que el niño empieza su deambulación, hasta el sabio experimentador que después de un intento frustrado, encuentra la verdad que busca. De análoga manera sucede con la obra esotérica. Esta obra es la regeneración de la propia naturaleza individual, mediante la transmutación de sus cualidades. No es una simple reforma moral de la personalidad. Es un proceso distinto y va mucho más lejos. Regenerar, como la palabra lo indica, es volver a generar. Es un proceso penoso porque uno tiene que deshacerse para hacerse de nuevo y así poder nacer en espíritu. Si Nicodemo hubiese conocido el resorte de esta transmutación no se habría extrañado de que Cristo lo indujera a nacer de nuevo otra vez. No es cuestión de que a la crisálida le broten alas, simplemente, para que sea mariposa de bellos colores. No sucede así. Debe pasar por un oscuro y penoso proceso de transformación de su estructura. De análoga manera no basta sujetar a la persona a severas normas morales, para hacer de ella un ser espiritual, una luz viviente e irradiante. Esas normas encadenan a la bestia para que no haga daño, la domestica y la adapta a las exigencias de la vida social; pero no la convierten en ángel. La naturaleza opera esa transformación, de un modo lentísimo, a lo largo de milenios de evolución; pero llega a una etapa en que adquiere un desarrollo mental capaz de hacerle comprender que es un ser evolucionante. Entonces se interesa por participar voluntariamente en el proceso evolutivo, en el entendimiento de que le conviene apresurarlo, al menos en lo que respecta a sí mismo. La disciplina esotérica tiene por principal objeto apresurar el proceso evolutivo del hombre, proporcionándole los conocimientos y prácticas tendientes a operar la transmutación a que hemos aludido. Si se tiene un fracaso, hay que desfallecer ni abandonar el camino. Lo que ahora no se obtiene, se alcanzará más adelante. La semilla de la luz del ideal de perfección está dotada de una energía peculiar, que no sólo tiende a hacerla germinar en la naturaleza anímica del hombre, sino que contribuye también, a aumentar la actividad general del Psiquismo. Ahora bien, en nuestra naturaleza anímica poseemos tendencias favorables y adversas al cumplimiento del ideal; virtudes y deseos perniciosos. Estas tendencias y afecciones contrarias provocan conflictos en la personalidad frente a las contingencias del destino. En esta mezcla del bien y del mal, las tendencias antagónicas se intensifican paralelamente. Es una paradoja desconcertante, en la que hay que meditar detenidamente para no dejarse abatir por los embates del mal. Se comprenderá mejor cuando estudiemos la ley de acción y reacción. En otros términos, la energía del ideal, aunque es pura, intensifica no sólo las tendencias enaltecedoras, sino también las degradantes, de manera que la contienda interna se hace
más enconada y pavorosa, hasta que llega la hora del triunfo definitivo de la virtud. Por tanto, no prejuzguemos; no descalifiquemos al que cae, porque puede redimirse y, aún, proseguir su camino con mayor celeridad. Recordemos la parábola del trigo y la cizaña (S. Mateo XIII, 24, 25, 26, 27, 28, 29 y 30), pues el discípulo es imperfecto. La semilla de luz de la iniciación esotérica, si bien es implantada en la naturaleza superior del ser humano, su energía repercute en la inferior, estimulando tendencias que muchas veces están dormidas o muy poco actualizadas en el hombre ordinario. En la citada parábola evangélica, el enemigo es la reacción maligna o tenebrosa de la parte inferior o negativa de nuestra propia naturaleza anímica, que se rebela en contra del ideal de perfección y obstaculiza su realización, oponiéndose a la acción positiva del noble anhelo. Pero, tarde o temprano, deberá llegar la hora de la victoria. Estas instrucciones tienen por objeto ayudar al estudiante en ese intento; pero repetimos, el camino ha de recorrerlo cada cual por sí mismo. Para ello es requisito primordial abrir la mente a la idea de la universalidad de la sabiduría. El concepto de separatividad es un obstáculo formidable. La sabiduría no tiene fronteras geográficas ni raciales. El auge y la decadencia de los distintos países y razas, son simplemente circunstancias transitorias en el curso de las edades milenarias de la evolución de la humanidad. Por eso, no cabe hacer división de fondo entre Oriente y Occidente, como algunos escritores pretenden. La doctrina esotérica, en su esencia, es una y universal. Las diferencias son formales, es decir, se refieren a la forma de la enseñanza. Los grandes instructores del pasado han adoptado un lenguaje apropiado a las posibilidades de comprensión de las gentes de su tiempo y del país en que vivieron. De ello no se puede racionalmente inferir que se trate de enseñanzas distintas, sino de diferentes formas de expresión. A eso hay que agregar que los comentaristas y predicadores de esas altas instrucciones no siempre han sido acertados en sus interpretaciones y muchas veces han incurrido en errores de hermenéutica. Otras veces, parte de la enseñanza se ha perdido, teniendo que ser reconstituida por investigadores posteriores. De las circunstancias anotadas, han surgido las diversas tradiciones místicas que hoy existen. La tradición se relaciona con la historia, aún más, con la prehistoria, de las distintas razas o pueblos, desde remotas épocas. La tradición se ha transmitido oralmente, de generación en generación; pero muchas de sus enseñanzas se han escrito en forma disfrazada, o sea, “en clave”, en los textos sagrados de las grandes religiones. En Occidente predomina el cristianismo y, por lo tanto, sus escuelas esotéricas se basan principalmente en la tradición bíblica. Es natural que así sea, puesto que nuestra mentalidad ha sida educada en ella desde la infancia. Esto no significa que por el hecho de haber sido educado en la religión cristiana conozcamos la verdadera tradición bíblica. Esto es otra cosa. Lo que decíamos es una simple correlación, como la que existe entre las hojas de un árbol y sus raíces. Sin embargo, el iniciado actual no se encierra en el exclusivismo de una sola tradición; por eso empleamos el adverbio “principalmente”. Y no debe hacerlo por dos motivos: porque la tradición bíblica surgió de otras anteriores y porque, habiendo llegado hasta
nosotros en forma incompleta, fue necesario reconstituirla con el auxilio de otras fuentes de investigación, tales como las enseñanzas herméticas y las pitagóricas, entre otras. La tradición bíblica se inicia con Moisés en el Antiguo Testamente; pero Moisés por su parte, recogió el fruto de la tradiciones más antiguas. Posteriormente, Cristo restauró la tradición arcaica, revelando su genuino sentido, que había sido olvidado por los judíos de su época excepto por los esenios del Monte Moria, que la mantenían en secreto. Fue por eso que el pueblo judío en general, no pudo comprender la misión de Cristo, ni aún menos, el trascendental acontecimiento cósmico que incidió en la presencia de este Ser extraordinario en el mundo. Por consiguiente, no hay que mantener el pensamiento sectario o separativo de que tan sólo aquellos que siguen la tradición bíblica son aptos para recibir la bienhechora influencia espiritual de Cristo, que es guía de la humanidad y no de una raza o religión determinada. Hay que mirar el asunto con un criterio amplio y sentimiento fraternal, sin hacer distinciones de razas, credos o nacionalidades; menos aún, pretender la hegemonía de una religión sobre las demás, pues todas ellas son caminos enaltecedores sólo en cuanto el que las profesa mira sinceramente hacia lo alto; pero se transforma en otros tantos obstáculos para las almas mezquinas que se encierran en la intolerancia y toman los dogmas como pretexto de odio, hostilidad o desprecio hacia quienes no sustentan sus mismas creencias. En una alegoría indostánica, la vaca representa a la naturaleza. La vaca produce, como todos sabemos, tras un proceso fisiológico, la leche, que es puro y rico alimento. Este símbolo nos enseña que la Madre Naturaleza, no sólo la visible, sino también la invisible, es la que proporciona al hombre el producto sublimado de la ciencia. A este propósito, decía un místico indostánico del siglo pasado, Ramakrishna, aludiendo a los diversos credos religiosos y sistemas filosóficos: aunque el pelaje de las vacas sea de distinto color, su leche es blanca. Por su parte, el ilustre iniciado francés, también del siglo pasado, Eliphas Levi, no se cansa de insistir en la universalidad de la ciencia esotérica. Tomo estos dos ejemplos, entre muchos otros que podrían citarse, para recalcar la necesidad de alejar de la mente del estudiante los conceptos separativos. Esta limitación mental ha sido llamada “gran herejía de la separatividad”. Esta herejía se nasa en los conceptos y supersticiones que dividen a los seres humanos, disociando a la humanidad en sectores antagónicos, limitados por prejuicios e incomprensiones, aparte de las innumerables formas del egoísmo, que es la raíz de este mal. La inmensa mayoría de los seres humanos actuales vive por desgracia, el el concepto y sentimiento de la separatividad, que ha engendrado, a través de las épocas, las diversas formas de contienda, desde las grandes guerras y revoluciones, hasta las cotidianas pugnas de las individuos en el ajetreo de la lucha por la existencia. La separatividad se desvanece con el sentido de la unidad que otorga la comprensión de la vida universal y del destino solidario de la humanidad e inspira la leal cooperación entre los que siguen un verdadero ideal de perfeccionamiento esotérico, a la vez que la benevolencia hacia los seres incipientes o extraviados. Pero esta benevolencia no debe
transformarse en sentimiento morboso. Cada cual ocupa el sitio que le corresponde y hace lo que sus deberes le indican, inspirado en un alto sentido de solidaridad humana; pero sin dejarse arrastrar por debilidades que podrían ser funestas. Esotérico significa interno, oposición a exotérico o externo. En la antigüedad, eran esotéricas las enseñanzas que se otorgaban en el interior de los templos, en secreto. Los que las recibían, pasaban a ser los Iniciados en los misterios. Por el contrario, eran exotéricas las que se daban en público a los profanos. Las enseñanzas esotéricas tenían por objeto proporcionar al iniciado conocimientos de orden superior. Para ello, se introducía al neófito en el templo, donde debía penetrar en el secreto significado del drama sagrado y continuar un aprendizaje destinado a hacerlo sabio y poderoso entre las gentes, después de haber sido probado el temple de su carácter, a fin de tener la seguridad de que jamás haría mal uso de sus conocimiento e influencia. La tradición bíblica es esotérica, y por lo tanto no puede estudiarse la base del sentido del texto literal de la Biblia, sino desentrañando el significado oculto de los símbolos, metáforas y anécdotas que se hallan esparcidas en ella. Por esto dice el Evangelio, escudriñad las escrituras, lo que es muy distinto de leerlas simplemente. Otro tanto ocurre con los demás textos arcaicos. Desde el punto de vista de la cronología esotérica, la formación del pueblo hebreo es muy reciente. Data de unos pocos miles de años. Forma parte de la familia semita, que una rama de la raza blanca. Moisés, el gran Libertador de Israel, vivió aproximadamente 1.200 años antes de Cristo; pero mezcló sus enseñanzas con relatos antiquísimos, aún muy anteriores a la aparición del pueblo hebreo. Debemos hacer notar que la cronología de la tradición esotérica se aparta muchísimo de la historia oficial o profana, pues esta última queda demasiado corta en sus cómputos. Así, por ejemplo, el llamado diluvio universal, corresponde, según la tradición esotérica, a un cataclismo ocurrido hace más o menos trece mil años, la cual produjo el hundimiento de la última parte que restaba de un continente desaparecido, la Atlántida. Los atlantes tuvieron una civilización arcaica, que floreció en dicho continente, sumergido en el Océano Atlántico. Sin embargo como en su época de esplendor dominaron una buena parte de la superficie terrestre que entonces existía, tuvieron colonias en otras regiones del Globo, como ahora los arios y como antes los lemures. Estos últimos habitaron un continente llamado Lemuria, que se sumergió en el Océano Pacífico, a causa de cataclismos ocurridos mucho antes de que se produjera el hundimiento de la Atlántida. De la razas que poblaron la Lemuria y la Atlántida han quedado restos en algunas regiones donde tuvieron colonias. Moisés fue educado e iniciado en los arcanos de la sabiduría antigua en Thebas, Egipto. Investigó en los archivos sacerdotales de esa ciudad los conocimientos que ahí se conservaban como restos de la tradición de los atlantes al mismo tiempo que profundizó
los del sacerdocio de Rama, procedente de la India. Además, fue iniciado por Jethro, último hierofante de los misterios lemurianos. De esta manera, Moisés llegó a ser el iniciado más completo de su época. Hacemos estas distinciones para demostrar una vez más la unicidad fundamental de la sabiduría esotérica. Moisés reunió en su profundo saber, las tradiciones lemuriana, atlante y aria, sin hacer distingos separativos entre Oriente y Occidente, y obró muy bien, para beneficio no sólo de Israel, sino de la humanidad. Los hebreos constituían entonces un pueblo de muy precaria cultura. Sabía, pues, Moisés las enormes dificultades que se le presentarían para el correcto entendimiento de la escritura que se proponía legarles y que, por lo mismo, el andar del tiempo, sus enseñanzas serían desvirtuadas. Previendo este mal, las escribió al estilo simbólico, en lenguaje figurado, confiando a sus discípulos más adictos y fieles las claves de su interpretación. Este sentido oculto, es decir, en clave, lo que ha constituido la Cábala (Kabbala), que según los rabinos, Enoc la enseñó a Abraham y éste a sus descendientes. Se advierte que la candidez de tal suposición, con sólo considerar que el personaje llamado Abraham corresponde a una época anterior a Moisés en muchos siglos. Hay que hacer notar que 600 años antes de Cristo los judíos ya ignoraban la lengua de Moisés pues habían adoptado una especie de mezcla sirio-aramea. Esto demuestra hasta qué punto fue necesaria la sabia precaución tomada por él. Sin embargo, los rabinos tienen razón desde otro punto de vista, pues como dicen los herméticos, “Las verdades son verdades a medias”, lo que significa que una afirmación puede ser verdadera en un respecto y falsa en otra. Esta consideración se relaciona con dos cosas: con el significado del nombre Moisés, que luego veremos, y con el hecho de que el legislador hebreo mezcló hábilmente su nombre y su historia personal con relatos antiquísimos, antediluvianos. Esto no es censurable, en modo alguno, porque el Legislador Moisés, conociendo la mentalidad humana y en particular la de los hebreos, tuvo que dar a su obra una solidez y prestigio capaz de superar la acción demoledora del tiempo, a través de los siglos. Enoc (Enokh), así como los demás nombres que aparecen en el capítulo de la generaciones de Adán, no indica una persona. Cada uno de esos nombres es un símbolo. En cambio, si se toma literalmente ña afirmación de los rabinos, que el supuesto individuo Enoc hubiere enseñado la Cábala al patriarca Abraham, resulta un absurdo tan fantástico, que para habría que hacer caso omiso de la enorme cantidad de siglos, aún milenios que separan en el tiempo la época antediluviana correspondiente a Enoc, de la en que vivió un hebreo de Idumea, el patriarca. Por otra parte, originalmente, Abraham también es un mito. En esto hay que aplicar igualmente el citado aforismo de las verdades a medias. Así, pues, no debemos confundir el concepto que tenemos del patriarca Abraham con el mito Abraham, o mejor dicho, Abram. Veamos, Ab-Ram significa, Padre-Ram. Ahora bien, Ram o Rama fue el conquistador aria de la India antigua. El mito Abraham simboliza el paso de la tradición brahmánica, desde la India hacia los países occidentales de ese tiempo. Varios miles de años antes de Cristo se produjo un cisma entre los arios que dominaban la India. Con este motivo se originó una corriente emigratoria de los vencidos hacia occidente, que llegó a las regiones de Caldea, Arabia y Egipto, llevando con ella su
tradición aria que como ya hemos visto, la estudió Moisés en la cuidad egipcia de Thebas. Por consiguiente, el mito de que Enoc, enseñó la Cábala a Abraham significa que tanto la tradición aria como la semita reconocen un antepasado común: la ciencia esotérica de los atlantes, reconstituida y perfeccionada por los grandes iniciados posteriores. Este mismo hecho esta sugerido en el nombre de Moisés, que significa “salvado de las aguas”. Esta frase tiene varios sentidos: a) popular o externo, relacionado con la leyenda del nacimiento de Moisés, durante la terrible opresión faraónica sobre el pueblo hebreo; para salvarle la vida hubo que echarlo al rio Nilo, de cutas aguas fue rescatado por una hija del faraón; b) otro místico o esotérico, pues se considera “salvado de las aguas” al iniciado que ha triunfado de las pruebas astrales, o sea, que se ha levantado por encima de las pasiones y deseos egoístas y sensuales, por cuanto en la simbología esotérica se suele usar la palabra “agua” para indicar el elemento característico del mundo de las afecciones y deseos, que estudiaremos en el capítulo siguiente. Mucho antes de que se hundiera la Atlántida ya había salido de ese continente la simiente de la raza blanca, siguiendo una ruta en Occidente hacia Oriente. Desde luego, la configuración geográfica de entonces era completamente distinta a la de ahora, pues es natural que el cataclismo, al hundir unas regiones de la Tierra, hiciera surgir otras. Así pues, la ciencia esotérica no es originaria de la India ni del Egipto, si bien ha tenido en esos países centros iniciáticos de la mayor importancia, así como los hubo en Caldea, Fenicia, Grecia y otros pueblos. Oportunamente explicaremos el significado profundo de la Iniciación. Por ahora nos limitaremos a dar una noción más simple. Era el acto por el cual se aceptaba a un discípulo al candidato que anhelaba penetrar en el conocimiento de la ciencia secreta, que se otorgaba en los templos de misterios. Su aceptación se producía una vez que el candidato había triunfado en las pruebas a que se le sometía, para los fines a que hemos aludido anteriormente. Los conocimientos científicos eran secretos u ocultos, porque la humanidad no estaba preparada para poseer la ciencia y haría mal uso de ella, como ocurrió en la Lemuria y en la Atlántida, cuando hubo hombres protervos que obtuvieron importantes conocimientos y los emplearon con propósitos siniestros. Este pernicioso uso de la ciencia es lo que se ha llamado “magia negra”. La palabra magia deriva de una raíz que significa actuar u obrar. Es el conocimiento aplicado a la acción. Por eso, no puede haber una magia teórica. La ciencia es teórica y aplicada; pero la magia es una ciencia aplicada y práctica. El vulgo tiene un erróneo concepto acerca de la magia. La confunde con la prestidigitación, el hipnotismo y otras prácticas que, si bien tienen relación con aquélla, queda por debajo de sus aplicaciones más importantes. También es corriente confundir la magia y el ocultismo. Este último, como ciencia es teórico y aplicado. La magia es ocultismo aplicado o práctico.
En otras palabras, la magia es la aplicación práctica que el hombre hace de sus conocimientos en la ciencia oculta. Si tal aplicación tiene por objeto el perfeccionamiento de sí mismo o producir un beneficio a otras personas o a la colectividad, es magia blanca. Si, por el contrario, tiende a un fin egoísta o dañino, es magia negra. Actualmente, los conocimientos esotéricos no están encerrados en el interior de los templos. Muchos de esos conocimientos han dejado de ser ocultos y están al alcance del público, como ocurre con lo referente a la electricidad y al hipnotismo, entre otros. Los descubrimientos científicos contemporáneos han levantado el velo respecto de una parte de los misterios antiguos. Empero, aún queda mucho que andar en ese sentido, pues la ciencia oficial, que es materialista, no obstante su portentoso avance, se encuentra en pañales en lo concerniente a la sabiduría metafísica o espiritual. Por la razón expresada, las palabras “esotérico” y “oculto”, tienen ahora un sentido distinto que en la antigüedad. Los fenómenos de la vida interna se llaman ocultos, no porque haya personas que lo escondan del conocimiento de los demás, sino porque son imperceptibles para los sentidos ordinarios del cuerpo físico. La investigación y estudio de este orden de fenómenos se denomina ahora “ciencias ocultas” u “ocultismo”, por igual motivo. Los milagros de que hablan los fieles o creyentes de las religiones, son fenómenos que caen en el dominio de esta ciencia. En la naturaleza, así en la vida visible como en la invisible, no hay nada arbitrario y caprichoso. Todo obedece a leyes y, por lo mismo, puede ser objeto de investigación científica y de comprensión filosófica. Por cierto, se trata de una ciencia y de una filosofía que no se limita a los datos externos ni se encierran en los conocimientos relativos a la existencia de los seres y cosas perceptibles por los sentidos ordinarios, con o sin ayuda de los instrumentos. La amplitud y profundidad de la ciencia esotérica se debe al reconocimiento de que la materia existe en varios estados o planos, de las cuales solamente percibimos con nuestros sentidos ordinarios el más bajo o denso, formado por la materia sólida, líquida o gaseosa. Este es el que se llama mundo invisible, en cuanto que los estados de materia más fina o sutil constituyen el invisible. La ciencia oficial profana ya conoce el éter, pero hay estados de materia más fina o sutil, que son estudiados por la ciencia esotérica u ocultismo. Al principio se hace difícil comprender estas divisiones de la naturaleza; pero a medida que el estudiante avanza en este orden de conocimientos y aduce o actualiza sus sentidos internos, la va comprendiendo cada vez con mayor claridad. El estudiante empieza sus investigaciones guiado generalmente por una insatisfacción acerca de los conceptos vulgares y corrientes de la existencia; otras veces por su profunda vocación esotérica. Se presentan en la vida muchos problemas y situaciones que parecen inexplicables. Muchos de nuestros semejantes, la gran mayoría, se resigna a que las cosas sigan así; pero otros tienen la intuición de que buscando encontrarán. Lo más importante para éstos es “hallarle un sentido a la vida” como decía un filósofo.
II. Primera reunión y conversación Qué fácil es el convencimiento de una persona que quiere creer; y al mismo tiempo, qué difícil es convencerse, de una realidad sutil, aunque ignorada, especialmente cuando se posee una mentalidad científica y analítica. En el campo de lo psíquico, es preciso pensar con cautela y serenidad, para no anteponer un juicio que, seguramente con mayores conocimientos y experiencia sobre el problema, nos veamos obligados a cambiar de forma de pensar. Quien así hablaba era el doctor David N. a su gran amigo y abogado don René M., ambos estudiosos e investigadores de la naturaleza sutil cósmica, en relación íntima con la naturaleza espiritual del hombre, y al Sr. Rodríguez, discípulo que recién se iniciaba en esta clase de enseñanzas. El doctor David N., recordaba los primeros pasos en el sendero de la ciencia de los Misterios del Alma. El destino lo había llevado a encontrarse con personas que poseían facultades psíquicas y conocimientos espirituales, que habrían de servirle en el difícil camino de la vida. René M.— aún todavía recuerdo la primera vez que nos encontramos con la Sra. María L. y con el Sr. Ricardo B., ambos dedicados a los estudios de la Esfinge Misteriosa y de la acción que ejerce sobre el hombre y la mujer, para el desenvolvimiento y progreso de la mente y del espíritu. Poseedores ambos de una sensibilidad, por lo demás, exquisita, con una irradiación magnética, que atraía con simpatía a los discípulos. Maria L. poseía, además, una intuición, que en múltiples circunstancias nos valió muchísimo, no solamente en los problemas de orden espiritual y psíquicos, que se nos presentaban sino también empleaba este sexto sentido, en las circunstancias materiales que lo requerían. David N.: Realmente, como tú dices, mi gran amigo, recuerdo el aura magnética que poseían, especialmente Maria L., cuya aura de colores amarillo, verde y azul, a la mirada del vidente, en los planos suprasensibles, se presentaba brillante y sobresaliente, a distancia de los lados del cuerpo físico. René M.— No olvides que Maria L. era una médium innata; de ahí las cualidades tan sobresalientes a que has hecho alusión, aunado a una inteligencia femenina muy acentuada, que hacía que los conceptos sabios que tenía de la vida, fuesen aceptados por todos con mucho agrado. David N.— A propósito de mediumnidad, hay un hecho que me impresionó muchísimo, que fue la pauta para tomar muy en serio los estudios de la Ciencia del Misterio Espiritual. En una de las tantas sesiones de mediumnidad, a que me tocó asistir, ésta como ya he dicho, dejó en mi mente, profundas huellas, que decidieron en forma específica mi futuro en el estudio e investigación de los misterios que rodean y constituyen la Esfinge Espiritual de gran Cosmo y del Alma Humana. En una mañana de primavera, a las 12 horas, en que se practicaban en aquel entonces estas sesiones mediumnicas, en una pieza de regular tamaño con las persianas de las ventanas apenas entornadas, cuyo objeto era disminuir la intensidad de la luz, para facilitar la concentración mental de las
personas que participaban en esto, la Sta. Maria L., encerrada en círculos de protección, aunque invisibles, pero no menos reales, por el operador, se aprestaba a autohipnotizarse, para caer en trance. Todos estos actos eran observados con mucha atención y cautela, por mí, no con ánimo de crítica, sino única y exclusivamente desde una posición científica y estudiosa. Después de encontrarse en estado autohipnótico, el operador Sr. Ricardo B. colocaba en su mano izquierda en el corazón y la derecha elevándola al cielo, procedía a la invocación de un espíritu que hacía veinte años había desencarnado, y que correspondía a la de un gran maestro, que mientras vivió en el plano físico, había sido el padre de la médium, lo hace con toda facilidad. Saluda deseando paz a cada unos de los presentes. Después de unos breves momentos, yo, que observaba todo cuanto acontecía, veo con gran asombro de mi parte, que alrededor de la cabeza de la médium, aparecía el rostro de una persona de alrededor de unos cincuenta años de edad, de cutis moreno, pelo negro y de mirar serio; y otra, más joven, rubia, y de mirada sonriente. Ambos rostros se movían de un lado a otro, alrededor de la cabeza de la médium. Muy impresionado y sin pensar porqué veía imágenes de seres que habían existido muchos años antes, digo lo que estoy viendo. La contestación fue, que la persona joven, correspondía a una encarnación que yo había tenido un siglo antes, y la otra, a la persona invocada. Esta visión duró más o menos sesenta segundos. ¿Por qué vi estas imágenes del Astral? ¿A qué, realmente correspondía? ¿Eran alucinaciones, producto de mi mente que deseaba creer? ¿Eran alucinaciones, producto de un estado de excitación psíquica por el acto de mediumnidad? En fin, cualquiera que fuese la explicación, yo esta consciente de haber tenido una experiencia, que precisaba de una explicación concienzuda, basada en el conocimiento y en la experiencia. René M.— Es muy interesante la experiencia que has relatado. Y es de sumo interés saber y comprender su explicación. David N.— Cierto. Más parece un relato de ciencia ficción psíquica, que un fenómeno psico-mental, en relación con la sensibilidad personal y la actualización de algunas de las cualidades de los centros vitales. René M.— Exactamente. La explicación radica en el conocimiento de los centros vitales. Pero debemos sacar algunas otras consecuencias, siempre con el fenómeno de visualización de imágenes, que corresponderían a otro plano de existencia. David N.— Parece que estabas leyendo mis pensamientos. René M.— La nada no existe. Existe todo aquello que puede visualizarse, mediante nuestros sentidos de la visión o con ayuda de medios técnicos, que en la actualidad existen. Pero no es menos cierto, que el ser humano puede, sometiéndose a una disciplina psíquica y mental, educir cualidades y facilidades inherentes a sí mismo, que le capaciten para adquirir una videncia en los planos suprasensibles. Sr. Rodríguez— Deseo hacer una pregunta. ¿Quienes pueden adquirir esa clase de videncia? René M.— Contestaría, desde luego, que toda persona puede alcanzar un desarrollo psíquico adecuado que le permita ver y discriminar sobre lo observado. Claro está que existen hombres y mujeres, de cualquier edad, que han nacido con posibilidades más acentuadas para el desenvolvimiento de estas facultades psico-mentales.
David N.— Desde luego, que deben existir medios y prácticas que le permitan al discípulo ir desarrollando la videncia y otras cualidades mento-espirituales y como sé que las hay, yo te ruego que seas tú quien las enuncies. René M.— Con toda seguridad, debe ser muy halagador poseer una o más facultades en este orden de cosas. Pero ¿se tendrá también la facilidad de comprensión para catalogar sin errores, lo que se observa? ¿Podrá valorar en su justa posición las investigaciones que se observan? Porque es necesario ser depositario de conocimientos precisos, los que deben ser realizados en sí mismo, a fin de adquirir un estado de conciencia mental, que lo autorice en forma franca, que lo observado corresponde a una realidad invisible.
III. Nociones del cosmos y del hombre El cosmos (kosmos) o universo está formado por la incontable multitud de mundos que pueblan la inmensidad del espacio. El vastísimo conjunto de cuerpos siderales que vemos en la noche estrellada, nos da una vaga e incompleta noción de lo que constituye la materialidad del cosmos. Los astros titilantes, es decir, cuya luz parpadea, son las estrellas; los que tienen luz fija con los planetas. A la simple vista, los planetas y las estrellas apenas se diferencian; sin embargo, son completamente distintos en su naturaleza y dimensiones. Las estrellas son soles, con luz propia; algunas más grandes que nuestro sol; pero se ven pequeñas a causa de la enorme distancia a que se encuentran de nosotros. Los planetas, en cambio, son cuerpos opacos, como la Tierra; reflejan la luz que reciben del Sol. La Tierra es un planeta que gira en torno al Sol, demorando un año en dar la vuelta completa. El Sol es, pues, una estrella. Se ve más grande, porque está a mucho menor distancia de nosotros que las demás. Los planetas, así como la Tierra, giran alrededor del Sol que es el centro de nuestro sistema de mundos, por lo cual se llama sistema solar. El sistema solar se compone del Sol, los planetas que giran en torno a él y otros cuerpos de menos importancia. La Luna es una satélite, que gira en torno a la Tierra. Hay otros planetas que también tienen satélites. La astronomía es una ciencia materialista, que estudia la naturaleza material de los astros; pero hay una ciencia esotérica, la astrología, que estudia las influencias sutiles u ocultas de los astros en los seres humanos. Es por esta razón que la astrología se coloca en el punto de vista de que el lugar en que el hombre vive, es decir, un punto de la Tierra es el centro del universo. No es que la astrología ignore que el Sol es el centro de
nuestro sistema solar, sino que coloca al hombre terrestre como el centro de las influencias astrales que gravitan en su destino. Por el mismo motivo, en la astrología, el Sol y la Luna se llaman “Luminares” y son contados entre los planetas, como si la Tierra fuese el centro del Universo. Los otros planetas que estudia la astrología son: Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno. Las influencias de Urano y Neptuno son más débiles; pero también merecen considerarse en esta ciencia. No vamos a ocuparnos de la astrología, que es una especialidad para quienes deseen dedicarse particularmente a ella. Aquí sólo aludimos a ese diferente punto de vista en cuanto a la ubicación de los astros. Decíamos que el Sol es el centro de nuestro sistema de mundos. A su vez, él pertenece a un inmenso sistema sideral compuesto por millones de estrellas, siendo el Sol una de ellas. El Sol, las estrellas, los planetas y sus satélites, los asteroides, los cometas y otros cuerpos del espacio, así como los organismos y cosas que percibimos por medio de nuestros sentidos corporales forman el universo “visible”, esto es, que podemos ver a la simple vista o con la ayuda de instrumentos. En otras palabras, es la materia física perceptible, del cosmos; pero la materia tiene muchos estados o grados de densidad. Los que nosotros percibimos con nuestros sentidos físicos son los estados más densos o groseros; a saber: sólido, líquido y gaseoso. No nos corresponde tratar de las estrellas, ni de los demás astros, sino solamente de la Tierra, que es el Globo planetario en el cual reside actualmente la humanidad. Este Globo, así como los demás planetas visibles, está compuesto por materia denso: sólido, líquido y gases. La materia física está formada por moléculas y éstas por átomos, que son partículas más diminutas. Sin embargo, el átomo no es una unidad simple, sino que está compuesto por pequeñísimos corpúsculos de energía. El átomo tiene un núcleo central, en torno al cual giran a gran velocidad los otros corpúsculos que lo integran, de manera semejante a lo que ocurre con el Sol y los planetas. así es que la materia toda está en incesante movimiento, sin un momento de reposo. La materia densa es también campo de manifestación de algunos fenómenos que obedecen a causas ocultas, o sea, que no percibimos con los sentidos ordinarios del cuerpo físico. Sólo percibimos sus efectos, como las ondas del éter al ser captadas por un aparato receptor. Estos fenómenos se deben a un agente invisible, que es el éter, cuyas vibraciones se propagan en ondas de extraordinaria rapidez. Sin embargo, la ciencia esotérica enseña que hay cuatro éteres, y no uno solo. Son cuatro los estados etéricos de la materia física. El mundo físico, es el cual existe nuestro cuerpo carnal, está compuesto, pues, de siete estados de materia: sólido, líquido, gaseoso y cuatro estados etéricos. Los tres primeros forman la región química”, o densa, y los cuatro últimos la “Región Etérica” o radiante, de este plano físico.
Los éteres constituyen la parte más fina o sutil de la materia física; pero existen aún otros estados de materia más sutiles que la etérica. Esta materia más sutil es aquella de la cual se forman las emociones, los deseos y los pensamientos que se transmiten mediante ondas mucho más finas y rápidas que las etéricas. Muy extraño parecerá al lector profano que las afecciones, los deseos y las ideas no sean simples procesos del sistema nervioso del organismo físico del hombre, sino que existen y circulan en el espacio, invisiblemente, fuera de la persona que los siente o emite. El clarividente puede ver un pensamiento desde que surge de la mente de un individuo y seguirlo en su trayectoria veloz hacia la persona a quien va dirigido. La combustión, la evaporación, la germinación de las semillas, el crecimiento de las plantas, la gestación, desarrollo y movimiento de los cuerpos animados, son fenómenos de la materia física. Análogamente, la germinación, formación y desarrollo de los sentimientos, deseos e ideas, son fenómenos de la materia sutil del mundo invisible. El cerebro es semejante a un aparato receptor y emisor, a la vez, de las vibraciones producidas por estos fenómenos y de las ondas sutiles que los transmiten. Así se explican los casos de telepatía o transmisión del pensamiento de una mente a otra mente, sin que intervenga ningún medio físico de comunicación. Pero, el invisible no es un solo mundo, sino varios estados de materia sutil, que se diferencian en grado de finura y por este motivo constituyen diversos planos o mundos de materia, unos más sutiles que otros. Cada plano tampoco es uniforme, sino que admite divisiones por grados de sutilidad. Como en todas las manifestaciones de la creación materia, cabe aplicar a estos planos la división septenaria, o sea, de siete grados. Ya mencionamos los siete grados de la materia del Mundo Físico. Los tres más densos, esto es, los que forman la región química, constituyen lo que llamados el mundo visible, el cual no debe ser subestimado, por cuanto es de mucha importancia para los seres humanos saber aprovechar bien las lecciones de la existencia de este mundo. El Hacedor no ha podido crear este plano y enviarnos a residir un tiempo en él por mero capricho. Estimarlo así sería un absurdo. En Dios reside la razón suprema y, por lo tanto, no debemos incurrir en la necedad de suponer que ideó este mundo inferior para hacernos sufrir en él, sin otra finalidad superior. Por el contrario, este plano visible, como lo comprenderemos más adelante, es una gran escuela, de severo aprendizaje, mediante el cual nos capacitamos para ascender, gradualmente, a estados más elevados en la escala jerárquica del universo. En la región etérica del Mundo Físico es donde empieza el mundo invisible. Los cuatro éteres que la constituyen, empezando por el más denso hacia el más sutil son los siguientes: Éter Químico. Es el menos sutil de los cuatro. Mediante la acción de este éter se producen en el organismo las funciones de asimilación de las sustancias nutritivas y de eliminación o excreción de los residuos, expeliéndolos del cuerpo. Éter Vital. A pesar de que el principio vital, o sea, la vitalidad universal, reside y circulo en los cuatro éteres, se da el nombre específico de este éter, por cuanto sirve a la
propagación de la vida, en las especies vivientes en este plano, rigiendo los procesos de las funciones de la procreación. Éter Luminoso. La acción de este éter genera el calor en la sangre y también se manifiesta en las funciones sensoriales, o sea, de los órganos de los sentidos, determinando las sensaciones y percepciones, es decir, las impresiones que recibimos por conducto de nuestros sentidos corporales, a saber, oído, vista, olfato, tacto y gusto. Éter Reflector. Es el más sutil de los cuatro. Deriva su nombre del hecho de que en este estado de la materia etérica se reflejan las huellas del pasado, desde las épocas más antiguas. Hay que advertir que en un plano mucho más elevado se registra la “Memoria de la Naturaleza” de la cual este éter tiene un vago reflejo solamente, por lo que resulta un medio muy deficiente o inapropiado para adquirir fieles informaciones de los acontecimientos. Este éter actúa principalmente en las funciones del cerebro, produciendo el registro de las impresiones y de este modo tenemos memoria. También sirve de enlace entre las funciones del sistema nervioso y la actividad que tiene el alma humana en otros planos más elevados. Así, una idea que se forma en el plano de la sutil materia mental, es trasladada al cerebro por intermedio del éter reflector. La materia más densa sirve de receptáculo o vehículo de la más sutil. Es por esto que los éteres existen y circulan por toda la materia densa, de la región química, por cuanto entre los átomos que componen las sustancias químicas hay bastante espacio para que entre ellos pasen y se muevan los éteres. Por consiguiente, la materia etérea penetra, existe y circula en todo nuestro planeta y en todas las cosas y cuerpos que en éste existe, incluyendo sus aguas y su atmósfera, a la que también sobrepasa, porque la materia más sutil tiene un radio de extensión mucho más amplio que el de las más densas. El “Mundo Astral” es el que sigue en finura. Algunos escritores esotéricos lo denominan “Mundo del Deseo”, porque en él se generan las vibraciones y procesos que originan los deseos. Los dos nombres son meramente convencionales, porque ninguno de los dos sirve completamente para especificar el concepto, es decir, para definir la naturaleza de este plano. Adoptamos la primera denominación, por ser más generalizada y porque posee un sentido más amplio, ya que el deseo no es la única manifestación anímica procedente de las vibraciones de este plano. Más bien podría llamarse “Mundo de las Afectividad”, porque en su materia sutil se genera toda la actividad de la vida afectiva o emocional de los individuos animados (hombres y animales). Esta materia astral tiene la propiedad de manifestar vida animada en los seres organizados con materiales tomados de este plano; por lo mismo, estos seres anímicamente organizados tienen la propiedad de ser afectados por los impacto del mundo externo u objetivo, o sea, por las impresiones que reciben del mundo exterior por conducto de los sentidos, dando origen en el individuo a todos los variados y complejos hechos o procesos de la vida afectiva. Las impresiones recibidas de las cosas o hechos externos suscitan las correspondientes reacciones internas. Esto es, dicho en una forma muy simple, porque se necesitaría muchas páginas para explicar los laboriosos procesos internos de la psique para elaborar lentamente los productos más refinados de la vida afectiva, como son los nobles y puros sentimientos. Bástenos decir que aquellas reacciones anímicas se traducen en emociones, deseos, pasiones, sentimientos y anhelos o aspiraciones. Vemos, pues, que la designación “Mundo del Deseo” es incompleta en su significado. En cambio, el
nombre de “Mundo Astral” es demasiado amplio, y se funda en que la materia de esta plano es luminosa, semejante a la luz de los astros; pero esta cualidad la tiene también, la materia etérea o radiante, por lo cual algunos ocultistas han llamado plano astral a la región etérica del Mundo Físico. Hacemos esta advertencia para evitar cualquiera confusión en la mente del estudiante. Nosotros designamos con el nombre de Mundo Astral al mismo plano de existencia sutil que algunos escritores han llamado Mundo del Deseo. La materia de este plano tampoco es uniforme. De análoga manera a lo que ocurre con la materia física, la astral se divide en siete grados de distinta sutilidad. En los tres grados inferiores predominan las tendencias repulsivas, destructoras, los deseos groseros y perversos, las ambiciones egoístas y todas las bajas pasiones; en los tres superiores, impera la atracción simpática, las emociones agradables y puras, los anhelos constructivos y las nobles aspiraciones; el grado intermedio, el cuarto, es neutro, produce indiferencia, apatía, abulia. Este grado neutro es el más peligroso para la vida espiritual; es el de los tibios, a que se refería Jesús, el de los hombres indecisos, indolentes, pusilánimes. Cuando estudiemos el principio hermético de la polaridad, comprenderemos el mecanismo psicológico de una verdadera “conversión”, que en su genuino sentido no significa adoptar una nueva religión, sino un cambio radical de polarización. Así la fuerza anímica de una gran pasión funesta, negativa, puede hacerse cambiar de dirección hacia el polo opuesto, positivo, transformándola en un ferviente anhelo ideal. En el Mundo Astral la materia es muy tenue y cambiante; su aspecto es de colores vívidos y variados. En los grados superiores, los colores son muy brillantes y bellos; en cambio, en los inferiores son mucho menos agradables, a veces repulsivos y sombríos. La materia sutil del mundo astral penetra, existe y circula por todo el mundo físico de nuestro planeta y en todos los cuerpos que en él residen, de la misma manera que explicamos al tratar de los éteres en relación con la materia química. El Mundo Mental es de materia más fina que la astral. De materia mental están formados los pensamientos e ideas. También se divide este plano en siete grados o estados diferentes. Los cuatro grados inferiores componen la Región Mental Concreta, donde se generan los pensamientos e ideas relativos a seres o cosas que tienen forma concreta. Los tres grados superiores constituyen la Región Mental Abstracta, donde tienen lugar las ideas puras, los pensamientos abstractos y los conceptos más elevados. Los sutiles elementos de la materia mental penetran e impregnan la materia astral y física. De esta manera, la naturaleza mental de nuestro Globo se halla en el interior de cada partícula de la materia astral y física. No hay un átomo de la materia física que no esté impregnado y bañado por la sutil materia mental del cosmos. A esta inmanencia mental en la materia física se debe el maravilloso funcionamiento de las leyes naturales, que no son, como creen los materialistas, el resultado de fuerzas ciegas, sino que han sido establecidas por la Divinidad en colaboración con Inteligencias residentes en planos superiores, que rigen el suceder universal en los mundos inferiores.
En la región mental abstracta residen las causas mentales que deben tener sus efectos en los fenómenos de la naturaleza animada e inanimada de los mundos inferiores. Por eso, algunos escritores llaman a esta región Plano causal. En los tres mundos que acabamos de estudiar —Físico, Astral y Mental—, es donde se desarrolla actualmente la evolución de la humanidad en general; pero hay una minoría selecta, aunque, aún es reducida, que incluye en su evolución otro plano más sutil que el Mental, y es el que nosotros llamamos Mundo Supermental. En efecto, existen en nuestro Sistema Solar cuatro planos de naturaleza mucho más sutil que la materia mental, completando así la división septenaria de nuestro sistema de mundos. Los tres más elevados son puramente espirituales y divinos, por decirlo así, en relación con los tres inferiores, siendo el cuarto intermedio. Esta calificación es solamente comparativa, puesto que, en realidad, los siete mundos son, a la vez, espirituales y materiales, en razón de que el Espíritu Universal, que es la esencia pura de la Divinidad, reside inmanente en todos los planos y por el otro lado, todos éstos proceden de la Sustancia primordial, llamada “Substancia-raíz”, porque es la raíz subyacente de toda existencia o materia. Desde este punto de vista comparativo, calificamos como espirituales a los planos superiores, porque en ellos la vida espiritual no tiene las limitaciones que sufre en la materia más densa. Los mundos superiores son “trascendentes”, porque se hallan por encima de la representación mental, es decir, no podemos con nuestras mentes limitadas formarnos conceptos o representarnos su realidad tan sutil, la que sólo podemos vislumbrar por intuición e inferir por analogía. De ahí ha surgido la necesidad de los símbolos. La contemplación directa de esas superiores realidades espirituales, es posible a los hombres de muy elevada evolución interna, que han desarrollado su naturaleza supermental. En el Mundo Supermental es donde se produce la “Mediación” entre lo divino y lo humano; es en él donde el ser humano interno recibe la divina influencia crística. No olvidemos que Cristo, Jesús, es el gran Mediador entre la Divinidad y la humanidad. Esa es la genuina mediación espiritual; pero como la mayoría de los seres humanos aún no han desarrollado su cuerpo supermental, esa mediación desciende también a la naturaleza mental y emocional del individuo, mediante la “Invocación”, la cual se efectúa en forma de ferviente oración o por actos rituales de alto valor místico. Es por esa razón que el Mundo Supermental, en relación con la humanidad terrestre, también se considera de naturaleza espiritual. Los tres mundos superiores de nuestro esquema son planos divinos, porque en ellos se manifiesta la Divina Trinidad. El más elevado de ellos es el mundo puramente divino, o primer plano divino de nuestro sistema de mundos, en él reside el Dios Altísimo de nuestro Sistema Solar, en su pura y prístina manifestación. Los tratadistas dan distintos nombres a este primer plano divino. Así, los rosacrucianos lo denominan “Mundo de Dios” y los teosofistas “Plano Adico”, derivado de “Adi”, que es el primero, puro y simple movimiento vibratorio de la Substancia-raíz en nuestro Cosmos. Nosotros lo denominamos simplemente “Mundo Divino”.
Al que le sigue en orden descendente de sutilidad, los rosacrucianos lo llaman “Mundo de los Espíritus Virginales” y los teosofistas “Plano Anupadákico”, derivado de “anupadaka”, que es el segundo movimiento de la vibración cósmica elemental de nuestro sistema. En este segundo plano divino se originó la esencia monádica, de donde proceden las mónadas o unidades espirituales que más tarde pasaron a ser los espíritus puros o divinos de los seres humanos. Como estas mónadas o espíritus divinos estaban en un principio desprovistos de materialidad individual, se les llamó “espíritus virginales”. A este segundo plano divino nosotros lo llamamos “Mundo Monádico”. En el tercer plano divino, las mónadas se diferenciaron como “Unidades” espirituales. Cada una de estas unidades es el “espíritu divino” del ser humano. Por este motivo, a este tercer plano divino los rosacrucianos lo llaman “Mundo del Espíritu Divino” y los teosofistas “Plano Atmico” que significa exactamente lo mismo, pues el Atman es el espíritu divino puro. Nosotros llamamos a este plano “Mundo Espiritual”, por idéntico motivo. Es en él donde reside la raíz espiritual pura del Ego o Yo superior del ser humano. El espíritu en ese plano es la “unidad” del ente puro en tanto que el Ego es triple, como luego veremos. Por lo que acabamos de explicar puede comprenderse que ese tercer plano divino es, al mismo tiempo, el primer plano espiritual de la humanidad. No obstante, los seres humanos en su inmensa mayoría, carecen de conciencia de sí mismo en ese elevadísino plano; ignoran lo que es su verdadero y puro espíritu divino. Menos sutil que el anterior es el cuarto plano, el Mundo Supermental, al que ya hemos referido. Este plano es denominado por los rosacrucianos “Mundo del Espíritu de Vida”, y por los teosofistas “Plano Búdico”. Es el elevado plano en el cual la conciencia interna del hombre más evolucionado alcanza la “iluminación trascendente”, más arriba que la representación mental. Es el plano de la Luz Espiritual; en él se manifiesta la “Luz Viviente”, que es la naturaleza sutil y pura de Cristo Jesús, de la cual participan los Egos humanos que se han elevado a esa altura de la vida interna. Por eso el Gran Maestro, hablando de Sí-Mismo, dice en el Evangelio, en uno de sus pasajes, que la Luz y en otros, que es la Vida. Por supuesta no se refiere a la luz física ni a la vida orgánica del cuerpo. Tenemos, pues en el siguiente esquemas de los siete mundos: 1 Mundo Divino 2 Mundo Monádico 3 Mundo Espiritual 4 Mundo Supermental 5 Mundo Mental 6 Mundo Astral 7 Mundo Físico
7 6 5 4 Región Mental Abstracta 3 Región Mental Concreta Región Afectiva Superior 2 Grado Neutro Región Afectiva Superior Región Etérica 1 región Química
El que antecede es un simple y tosco esquema. Se refiere solamente a los planos de existencia de nuestro Cosmos, es decir del sistema de mundos en el cual evolucionan los seres humanos, y no al cosmos total, que abarca el infinito y la eternidad. Existen en el universo total otros planos cósmicos más elevados y sutiles que el Mundo Divino de nuestro esquema; pero es completamente inútil referirse a ellos. El propósito de presentar un esquema de los siete mundos, es proporcionar al estudiante un punto de apoyo a su mente para ulteriores estudios y meditaciones. No olvidemos que los distintos mundos se designan como superiores e inferiores en un sentido figurado, para indicar su relativo grado de sutilidad, pues no están más arriba ni más abajo en el espacio, sino que la materia sutil, como ya dijimos, penetra e impregna a la más densa; de manera que toda la materia de nuestro Globo físico está impregnada por la substancia de los mundos sutiles. La palabra Plano tampoco indica una extensión plana; por el contrario, cada mundo o plano de la naturaleza es de forma esférica. Por ejemplo, como la calidad de los fenómenos astrales o afectivos, que son invisibles, es más sutil que la de los fenómenos físicos, se dice que estos dos órdenes de fenómenos están en distinto plano o nivel de sutilidad. En la doctrina esotérica, las palabras “vida” y “existencia” no son términos sinónimos, sino que tienen distintos significados. La vida es el principio animador interno; la existencia es la exterioridad, o sea, la forma material —sutil o densa—, donde ese principio funciona o actúa. Dicho de otra manera, la vida es la realidad interna de la existencia, como ésta es el aspecto externo de aquélla. La Vida universal es el principio activo de la Divinidad, que se manifiesta como la vitalidad divina en todos los planos de existencia. De esa vitalidad divina procede la que, en el más bajo plano, conocemos como la vitalidad etérica que promueve las funciones del organismo físico. Por eso, hay que distinguir distintos niveles de la vida universal, como la espiritual, la intelectual, la afectiva o emocional, y la meramente fisiológica u orgánica; esta última es la vitalidad física, que actúa en toda la materia física, aun cuando sólo se manifiesta en los vegetales, animales y hombres de este mundo visible. Todas ellas son distintas manifestaciones del único Principio de Vida, que es la esencia misma de la divinidad y se halla inmanente en cada átomo del universo. Por eso, se le llama también “Espíritu Universal”. Por la misma razón, el Principio de Vida reside en todos los reinos de la naturaleza, visibles e invisibles. Es así como se puede hablar de vida material, vegetal, animal, humano, angélica, etc. En el reino mineral no se nota la presencia de la vida por no está organizada funcionalmente. Desde el punto de vista del Ser Divino, Vida y Conciencia son términos coincidentes, de manera que se puede emplear indistintamente; pero no ocurre ki mismo respecto de los seres existentes en este plano físico. Por ejemplo, durante el sueño la conciencia individual no se manifiesta, en tanto que la vida está funcionando en el organismo. Más
adelante veremos que durante el sueño, así como después de la muerte, la conciencia individual no se suprime, sino que cambia de estado, pues pasa a los mundos sutiles. La vida es inmortal; la existencia, perecedera. La existencia está compuesta por la innumerable variedad de formas cambiantes que constituyen la materia visible e invisible del cosmos, en todos los planos, así en el átomo como en los astros, en los metales y en las piedras como en las sutiles formas del pensamiento, en las aguas y en el aire como en las inconmovibles montañas. Sin embargo, todo en la materia es cambiante, fenoménico. Fenómeno es todo cambio o mudanza que experimenta la materia. Todo lo material se genera, se desarrolla, se mantiene en una forma durante cierto período, luego declina esa forma y se desintegra. Así tenemos los tres periodos o fases por los cuales pasan las formas materiales, integración, mantenimiento y desintegración. Por eso se ice que la materia es aparencial, o sea, produce en nuestra mente una apariencia o ilusión, que encubre la realidad. Los cuerpos duran un tiempo limitado y después dejan de existir, pero la materia en sí misma no se pierde sino que cambia de forma; así un trozo de lena que se quema, se transforma en humo y residuos. O sea, es la forma o apariencia que ha dejado de existir, pero no la materia misma, la cual se destruye, sino que está sujeta a perpetua mudanza. La materia no evoluciona; solamente se transforma; pero evoluciona la organización de las formas materiales, a fin de que a lo largo de vastos procesos evolutivos, la vida pueda manifestarse mejor en ellas. En virtud de la evolución de las organizaciones de la materia es posible la existencia de las distintas categorías de seres que pueblan el universo. En las primeras etapas de la creación de nuestro sistema de mundos, la Vida se involucró o envolvió en formas de materia, primero muy sutiles y después más densas, hasta que llegó a un punto máximo de involucración, en este Mundo Físico. Desde entonces ha empezado su evolución o desenvolvimiento, en lo concerniente al reino humano. Dios, es decir, el Logos de nuestro Sistema Solar, creo primero el plano más sutil de existencia; después, sucesivamente, los otros, hasta el más denso que es el Mundo Físico. Cada una de estas creaciones tuvo lugar durante períodos inmensos, de millones de años, a los cuales nos referiremos más adelante. La mónada humana es la unidad espiritual, que es el espíritu prístino, puro o divino del hombre. La mónada surgió de la esencia consciente y viviente del Logos o Divinidad de nuestro sistema. Ya vimos que la esencia monádica es del segundo plano divino, o sea, el mundo monádico de nuestro cosmos; pero se diferenció como Unidad en el tercer plano divino, es decir, el Mundo Espiritual, el cual, por este motivo, viene siendo el primer plano espiritual de la humanidad. La mónada es, pues, una unidad primaria, pura, del universal principio de Vida de la Divinidad. Desde el Mundo Espiritual o tercer plano divino de nuestro esquema, la mónada empezó a descender a los mundo inferiores, esto es, inició su camino de involucración o envolvimiento en la materia, gradualmente, en vastísimos períodos,
revistiéndose primero de la sutilísima materia del Mundo Supermental, que viene siendo el cuarto plano divino y el segundo plano espiritual de la humanidad, contando desde arriba hacia abajo. Después, en otra etapa, el espíritu se revistió de la finísima materia de la Región Mental Abstracta o Plano Causal. Más adelante, en etapas posteriores, el espíritu siguió revistiéndose con materiales sutiles tomados de la Región Mental Concreta, del Mundo Astral, de la Región Etérica, y por último, de la región Química del Mundo físico, donde formó su cuerpo visible o carnal. Todo este lento y gradual proceso de envolvimiento o revestimiento es lo que se llama involución. Puesto que ha emanado del Principio de Vida de la Divinidad, la mónada tiene en sí los atributos de la conciencia universal de Dios; pero en estado latente o potencial, como el durmiente en sueño profundo, porque al constituirse la mónada como una unidad diferenciada, la omnisciencia divina original quedó completamente oscurecida por los velos de la materia. Muchos escritores esotéricos, para explicar este hecho, recurren al símil del árbol y su semilla, comparando por analogía, a Dios con el árbol y a la mónada con la semilla. Los atributos o propiedades del árbol están contenidos en estado latente, en la semilla pero ésta deberá germinar y brotar, y la naciente plante, crecer y desarrollarse para que, a su vez, llegue a ser un árbol. El espíritu debe, pues, llegar a adquirir conciencia de sí mismo, como ente individual. Este es el primordial objeto de su larga peregrinación en los mundos de materia. Habiendo descendido el espíritu, en el sentido figurado que indicamos, hasta el Mundo Físico, en éste obtuvo la conciencia de su individualiad; pero en grado relativamente precario. Necesita desenvolverla más y más en futuras etapas de perfeccionamiento de sus facultados y más adelante, en un porvenir aún más lejano para la mayoría de los seres humanos, retornar a los mundos superiores con bagaje adquirido de sus experiencias y conocimientos. Este proceso de ascenso y desenvolvimiento es lo que se llama “evolución”. La humanidad, como decíamos, empezó su evolución en este mundo físico, hace ya tiempo; pero el proceso evolutivo debe continuar en vastos períodos futuros. En todos los planos de existencia viven entes de distintas categorías. La palabra “ente” significa un ser. En un sentido más elevado, el ente puro es la mónada, la unidad espiritual a que nos hemos referido que es el verdadero ser en cada individuo. Esta unidad interna es el Sí-Mismo, la deidad. Como ya indicamos, la mónada, en su grado original, es el ente desnudo, sin materialidad, ni siquiera de la más suril; por eso, algunos la han llamado “espíritu virginal”; pero una vez que desciende de su esta original, se reviste de la tenuísima materialidad del Mundo Supermental y después, en la siguiente etapa de peregrinación, de la muy sutil de la Región Mental Abstracta. Este ente pasa a ser el “Ego”, o sea, el “Yo superior”, que es el único yo verdadero, porque el llamado “yo inferior” es ilusorio. El Ego, es, por consiguiente, de triple constitución espiritual. El primer constituyente de esta triada es el espíritu puro o prístino, llamado también “espíritu divino”, tal como lo hemos considerado en el Mundo espiritual. El segundo es el principio de “vida
luminosa”, que el ente asume en el Mundo Supermental. El tercero es principio de “vida racional” o entendimiento abstracto, que el ente asume en la Región Mental Abstracta o plano causal. El ente humano, es el único de la naturaleza terrestre visible que tiene dentro de sí mismo una individualidad espiritual, que es el Ego. Los animales carecen de Ego en cada individuo de su especie; tienen una individualidad meramente biológica; pero no espiritual; son gobernados por entes invisibles, que son los espíritus grupales. La ley hermética de analogía o correspondencia, que estudiaremos más adelante, la cual dice: “como es arriba es abajo y como es abajo es arriba”, nos indica que como es en el macrocosmo o universo es en el microcosmo u hombre, no nos referimos al universo total, sino solamente al sistema de mundos de nuestro esquema, en el cual se desarrolla la involución y la evolución que hemos mencionado. Así como el macrocosmo está regido por Dios Altísimo, que es el Logos de nuestro sistema solar, de cuya vida y existencia formamos parte, así, análogamente, el microcosmo, o sea, el hombre integral, esto es en su totalidad espiritual y material, tiene su dios interno individual, que lo rige y que es el espíritu. Sin embargo, en cuanto al hombre actual corriente, esta dirección interna es, muy débil, porque el ente espiritual, no ha educido o actualizado aún sus poderes o facultades superiores; por lo tanto, tiene que ser ayudado y guiado por Seres de más elevada categoría, que residen en los planos sutiles. Espíritu, energía y materia constituyen la constante triplicidad del cosmos, tanto en el universo como en el hombre. En cada mundo o plano se manifiesta un principio de vida, de esencia espiritual, a la vez que la energía y la materia adoptan las modalidades y estados correspondientes al respectivo plano. Como hemos visto, en el Mundo Espiritual, el principio de vida es el espíritu mismo, puro o prístino, o “espíritu divino”, cuyo atributo, que debe desarrollar a lo largo de la evolución, es la voluntad y el estado de conciencia que deberá alcanzar es el de la liberación. En el mundo Supermental, principio de vida, el principio crístico, o sea, el de la vida luminosa; el atributo que debe educir es la sabiduría espiritual, por medio de la intuición y la comtemplación; el estado de conciencia que deberá alcanzar es la beatitud o felicidad espiritual. En el mundo mental el principio de vida es el de la vida racional; su atributo es la inteligencia pura o entendimiento abstracto; el estado de conciencia que deberá alcanzar es el conocimiento puro mediante el ejercicio de la razón lógica y la percepción interna de la ideas abstractas por la meditación. Para ello hay que desarrollar la mente superior, la que, por decirlo así, se enfoca hacia lo material de la existencia. La inteligencia se considera pura en el nivel del plano causal o región abstracta, porque su función no está subordinada a un interés material o a una afección; en tanto que es condicionada en el nivel de la región mental concreta, porque su función está ligada a un interés personal o a un objeto de afección, se ésta atractiva o repulsiva.
En el Mundo Astral, el principio de vida es el de la Vida afectiva, que genera una variada gama de afecciones, como son los sentimientos, las pasiones y las emociones. La forma primaria o simple de la vida afectiva se ha llamado “principio del placer”, que consiste en la tendencia natural del individuo anima como deseo; pero éste es una forma compleja, porque se relaciona con toda gama de afecciones. El deseo es la reacción anímica que producen los objetos de afección. si el objeto representa un bien o un placer, el individuo desea poseerlo o disfrutarlo; por el contrario, si un mal o un dolor, desea repelerlo o evitarlo. En el Mundo Físico, el principio de vida es la Vitalidad Etérica o simplemente vitalidad. En un sentido amplio, la vitalidad es otro nombre de la Vida Universal, en todos los planos; pero en la acepción en que estamos hablando, reservamos la palabra vitalidad para indicar el principio de vida que funciona en los éteres, es decir, del cual éstos son el vehículo de manifestación en este mundo. La vitalidad impregna toda la naturaleza física, así la Tierra, incluyendo sus aguas y su atmósfera, como los astros. Desde este punto de vista, debemos dar gran importancia al Sol, porque la radiación solar determina poderosas corrientes etéreas que bañan los planetas y satélites de su sistema. Por análoga razón se da importancia a la Luna, que refleja hacia la Tierra una parte de la corriente que recibe del Sol. Es por esto que esas corrientes son: positiva, la que nos viene directamente del Sol y negativa, la reflejada por la Luna. Ambas corrientes son útiles para distinguir efectos, que el estudiante podrá apreciar a su debido tiempo. Cada principio de vida está dotado de un peculiar orden de energía que le permite funcionar o actuar en su propio plano. Por esto, se puede hablar de energía divina, espiritual, supermental, mental, astral y física. La energía mental es la que permite la actividad de la inteligencia; la energía astral es la que rige la actividad de la vida afectiva; la energía física es la inherente a los éteres y rige las funciones vitales del organismo, por lo que se llama energía vital. Téngase presente que en las lineas que anteceden hemos mencionado solamente la energía inherente a la función de los principios de vida de los seres, y no nos referimos a otras modalidades de la energía operante en la materia, pues la energía cósmica, que es la fuente primordial de toda energía, puede ser considerada en otros aspectos que no nos corresponde tratar en este capítulo. Como anticipamos, el hombre tiene su existencia en los cinco mundos inferiores, de los siete que forman el esquema de nuestro sistema de mundos, aunque en realidad, la generalidad de los seres humanos está evolucionando actualmente solo en los tres inferiores, a saber: Mental, Astral y Físico. Por otro lado, que el plan evolutivo de la humanidad deba desarrollarse en los cinco mundos, ello no significa que la evolución del ser termine definitivamente en el Mundo Espiritual de nuestro esquema. Al ser que ha llegado a la perfección humana se le abren otras vías evolutivas superiores; pero su estudio no nos concierne. Asó como nuestro Dios Altísimo, el Logos de nuestro sistema, tiene su existencia macrocósmica en el conjunto de los distintos planos que ya hemos visto, en los cuales se manifiesta su vida y Energía; de análoga manera, el ente espiritual o espíritu interno del hombre tiene la suya micocósmica en el conjunto de materiales sutiles y densos que
componen la constitución de su estructura u organización individual. El ser ha tomado esos materiales de los correspondientes mundos o plano en que existen. El organismo carnal o cuerpo denso está formado con materiales sólidos, líquidos y gaseosos que, como sabemos, pertenecen a la Región Química del Mundo Físico. De la Región Etérica del mismo Mundo, el hombre ha tomado los materiales radiantes o éteres, que componen su cuerpo etérico. Este cuerpo, que es invisible ordinariamente, impregna por completo al organismo carnal o cuerpo denso y tiene la misma forma de éste, aunque sobresale ligeramente de la piel. En otras palabras, es un duplicado invisible del cuerpo visible, por lo que se llama doble etéreo. Como hemos dicho, en él actúa la energía vital, que promueve las funciones fisiológicas del organismo físico. Sin el doble etéreo, el cuerpo carnal pierde su vida orgánica. La muerte de éste se produce cuando el doble etéreo se separa total y definitivamente de él. Hay separaciones parciales o transitorias, que ocasionan la catalepsia y otros fenómenos similares. Algunos escritores esotéricos han llamado cuerpo astral al doble etéreo, porque como es de materia radiante, el clarividente lo ve dotado de una claridad semejante a la de los astros en la noche estrellada pero la doctrina más generalizada da aquel nombre al aura o huevo sutil de materia astral, donde tiene lugar las afecciones y los deseos. Hacemos esta advertencia para evitar cualquiera confusión en la mente del estudiante que lea las obras de esos escritores. Del mundo Astral toma el hombre los materiales sutiles que necesita para formar su cuerpo astral, al que también se ha llamado cuerpo del deseo en atención a que, como ya dijimos, en él se origina y desarrolla la actividad anímica del deseo. Hay que tener presente que no se trata de un cuerpo en el sentido corriente de esta palabra, por cuanto no tiene ninguna semejanza con el cuerpo físico. El cuerpo astral es una aura luminosa de cambiantes colores, por cuanto los deseos, emociones, pasiones y sentimientos se manifiestan como colores en la sutil actividad de la materia astral, que está dotada de rapidísimos movimientos. Los átomos astrales circulan velozmente de un punto a otro del aura, siguiente las corrientes de la actividad emotiva o afectiva. Así, en una intensa emoción devocional suscita en el aura ondas como remolinos de color azul brillante, que la recorren circularmente. Lo mismo ocurre con una emoción del amor, si es puro, con la diferencia de que el color es rosa. Un sentimiento de simpatía produce ondas que toman el aspecto de una ancha franja en torno al aura astral de color verde claro. El cuerpo físico está dentro de esta aura astral, que lo impregna y lo rodea. Los colores y el aspecto general del aura astral son más puros, limpios y brillantes en los hombres más evolucionados, que por lo mismo tienen una sensibilidad psíquica más fina o delicada que la del hombre vulgar. La energía que actúa en el cuerpo astral es la que promueve en el hombre las funciones de la vida afectiva, desde las emociones elementales de atracción y repulsión, hasta las pasiones más complejas y los más refinados sentimientos, así como toda la gama de los deseos y voliciones, desde los más groseros hasta los más elevados. Sin embargo, debe tenerse presente que la elaboración psíquica de estas formas afectivas sería imposible sin la intervención de la mente, que es la que les da su forma y dirección, mediante las representaciones, es decir, los pensamientos e ideas, como luego veremos.
Por otra parte, la variada actividad astral o afectiva quedaría oculta, inadvertida y sin efectos en este plano físico, si no fuera transmitida al cerebro, que es el órgano de la conciencia de vigilia, que es la conciencia ordinaria, normal, que tenemos en este mundo visible mientras estamos despiertos. El cuerpo astral impregna todas las células del organismo carnal; pero esto no basta; es necesaria una conexión particular en relación de función; o sea, que la actividad astral pueda manifestarse funcionalmente en el organismo carnal. Para ello interviene como agente intermediario el doble etéreo. Por este intermedio, la actividad astral es trasladada al sistema nervioso principalmente; pero también a la sangre. De esta manera, por ese doble conducto, la actividad astral, en parte, pasa a integrar la actividad vital del organismo; otra parte permanece oculta, impercatada, detrás del velo. A veces se obtienen vislumbres del astral oculto durante el sueño, o sea, el estado de conciencia tenue que se llama sueño con ensueños. El clarividente puede ver a través del velo. A ese respecto, el doble etéreo tiene una doble misión. Una de afuera hacia adentro, que consiste en transmitir al cuerpo astral y a la mente las impresiones recibidas del mundo externo y objetivo por conducto de los sentidos corporales u órganos sensoriales. La otra es a la inversa, como ya vimos. Esta doble corriente en sentido inverso, es la que permite al ser conocer el medio externo, recibir sus impresiones y, consecuencialmente, reaccionar y actuar. De la Región Mental Concreta toma el hombre los materiales sutiles que necesita para afirmar su mente inferior u objetiva. El conjunto organizado de estos materiales sutiles compone el cuerpo mental inferior. Este cuerpo, lo mismo que el astral, es un aura ovoide, invisible para los ojos físicos e igualmente impregna todas las células del cuerpo carnal; pero, de análoga manera, también necesita la mediación del doble etéreo para manifestarse funcionalmente en el sistema nervioso. También es de brillantes colores y sus partículas están en rapidísimo movimiento. Durante el período llamado encarnación, o sea, la existencia física del ser humano, en este mundo visible, el cuerpo astral y el mental inferior están fusionados, formando un solo cuerpo áurico mental astral, llamado mente-afectiva, o también mente condicionada, porque la inteligencia está sujeta a las condiciones de la afectividad, es decir, la mente está ligada a condiciones de la afectividad, es decir, la mente está ligada a los deseos y afecciones. Más adelante, en su oportunidad, una de las tareas del discípulo esotérico es purificar la mente, o sea obtener el desligamiento de la inteligencia respecto de esas condiciones que la limitan. La Región Mental abstracta proporciona al hombre los materiales finísimos que componen su mente abstracta, donde funciona la inteligencia pura, es decir, que no está condicionada por los deseos y afecciones. La mente pura forma una aura mucho más amplia y extensa que la mental astral. El aura mental abstracta se llama cuerpo mental superior o también cuerpo causal. En el hombre ordinario, el cuerpo causal aparece como vacío de contenido, con colores muy débiles y simples, debido al precario esta de la mente abstracta en la generalidad de los individuos. Pero, a medida que el ser humano evoluciona, esa aura va adquiriendo colores más nítidos y bellos, a la vez que se ensancha considerablemente. Así,, el cuerpo
causal de un Maestro de Sabiduría, es un aura grandiosa y brillante, con todos los colores del arco-iris. Del Mundo Supermental y del Mundo Espiritual toma el hombre altamente evolucionado la sutilísima sustancia que compone su cuerpo glorioso, en el cual brilla el espíritu y su vida luminosa, con purísimo esplendor e inefable gozo espiritual o beatitud glorificada. Este cuerpo espiritual no existe, es decir, es sólo un germen dormido, en estado latente, en la inmensa mayoría de los seres humanos de la época actual. Ese germen deberá ser vitalizado, sacado de su estado latente o potencial, despertado a la actividad, vigorizado y desarrollado en una futura etapa de evolución de la humanidad. Sin embargo, hay seres adelantados, que ya han iniciado esa etapa; éstos son los grandes místicos y altos iniciados; otros seres, muchos más avanzados aún, ya han iniciado esa etapa; éstos son los grandes místicos y altos iniciados; otros seres, muchos más avanzados aún ya han cubierto esa etapa, la han completado; éstos son los Grandes o Grandes Seres, a quienes damos el título de Adeptos Perfectos. El alto iniciado está desarrollando su cuerpo glorioso con la substancia del Mundo Supermental; el Adepto Perfecto le ha incorporado, además, substancia del Mundo Espiritual. En el cuerpo glorioso se ejercen las más sutiles y elevadas funciones de la vida interna, mediante la actualización y activación de facultades extraordinarias y misteriosas, en relación con las trascendentales realidades de los mundos superiores, de las cuales no podemos dar una idea, porque no admiten descripciones, estando por encima de la representación mental. El hombre no ha sido creado de una sola vez, como un ser inteligente y moral. Adán es un símbolo que representa al Ser colectivo llamado humanidad. Ya hemos visto cómo la colectividad de los entes humanos involucionó hasta llegar a revestirse de materia química, en remotas edades, para iniciar, después, el lento y gradual proceso evolutivo. En un capítulo posterior estudiaremos las etapas de este proceso; por ahora hacemos una simple referencia. En los primeros tiempos, el hombre no tenía mente organizada individualmente, sino en forma embrionaria. Desde que se organizó la mente individual y empezó a desarrollarse, se inició la etapa propiamente humana. Desde entonces, hasta ahora, han transcurrido muchos milenios del perfeccionamiento del cuerpo astral y del mental inferior; pero la mente superior o abstracta ha alcanzado muy precario desarrollo aún y habrán de pasar muchos milenios más para que la humanidad, en general, perfeccione su cuerpo causal; mucho más todavía, para que organice y desarrolle su naturaleza espiritual. Podemos formar el siguiente cuadro: Mundo Mundo Espiritual Mundo Supermental
Principio de Vida Espíritu divino Vida Luminosa Vida racional pura o Región Mental Abstracta Inteligencia pura
Cuerpo — Cuerpo glorioso Cuerpo Causal
Región Mental Concreta Mundo Astral Región Etérica Región Química
Inteligencia condicionada Cuerpo Mental afectivo Vida Afectiva Vitalidad Doble Etéreo — Cuerpo denso
Los distintos cuerpos de cada individuo se llaman también envolturas para dar una idea de que el ente espiritual se halla envuelto en la materia de cada uno de ellos, donde debe desenvolver un respectivo grado de conciencia, las envolturas se llaman también vehículos de conciencia. En el hombre perfecto, como hemos visto, son cinco, porque, repetimos, durante la encarnación, el mental inferior y el astral están unidos, fusionados en un solo cuerpo psíquico. Por precario que sea el desarrollo del cuerpo causal en la gran mayoría de los individuos, permite a éstos la concepción de ideas abstractas o conceptos generales, aunque de valor muy relativo. Si pudiésemos emplear un símil material, diríamos de cuantía reducida y de calidad mediana. De ahí la mediocridad intelectual que se observa generalmente en los gremios profesionales, aún con diploma universitario, como ya lo hizo notar Ingenieros en su conocida obra “El Hombre Mediocre”. El cuerpo psíquico o mental afectivo es el que produce los pensamientos formas, que estudiaremos en otra oportunidad y ahora ´solo mencionamos. Estos pensamientos están dotados a la vez de contenido mental y de vida afectiva. En ellos opera conjuntamente la energía mental y astral del individuo. Constituyen casi toda la actividad mental del hombre actual, que pocas veces logra elevarse a la abstracción intelectual. Después de la desencarnación, que es lo que vulgarmente se llama muerte o fallecimiento, el cuerpo mental inferior y el astral se separan, desapareciendo así la unión o fusión que existía entre ellos durante la encarnación o existencia del individuo en cuerpo carnal. Entonces el aura astral deja de ser una aura y asume la forma que tenía el cuerpo físico del difunto; pero más bella y sutil. Hemos hablado del espíritu, la vida, la energía y la materia. Ahora nos preguntamos: ¿qué es el alma? Esta palabra tiene diversos significados y por esto mismo, no la empleamos, salvo excepciones, para evitar confusiones. Alma viene de “ánima”, que es el principio animador que preside y promueve el funcionamiento de los cuerpos vivientes y semovientes. Se le confunde, a veces, con el espíritu; pero no es lo mismo. El alma participa del espíritu y la materia, por cuanto surge de la correlación entre ambos. Por consiguiente, el alma es energía; pero este concepto es muy amplio, excesivamente lato, pues, como ya vimos, en todo lo existente, desde el átomo al astro, está actuando la energía universal. Luego, si el alma es energía, debe ser una forma especial de energía. Para empezar diremos que es la forma de energía actuante en el individuo animado. Pero eso no es todo. Hay algo más importante: el alma es un producto energético de la evolución de los seres vivientes. Es un producto de organización. Por eso, el alma evoluciona a medida que la organización individual se perfecciona.
El espíritu no evoluciona ni se transforma, porque es el principio divino puro y simple, eternamente el mismo emanado de la esencia universal de la Divinidad. Luego, puesto que el alma evoluciona, no es lo mismo, que el espíritu. Algunos escritores esotéricos dicen que el alma es el Ego. En un sentido tienen razón, aparentemente; pero esta identificación no es exacta. Si fuese así, el alma sería siempre inmortal; sin embargo, sabemos que hay almas que perecen: “el alma que pecare, ésa morirá.” (Ezequiel XVIII, 4). El alma es una creación sutil del Ego, que la educe y perfecciona en sus vehículos de conciencia, o cuerpos organizados. Para poder funcionar en sus vehículos, el Ego organiza las energías de que dispone, de acuerdo con las funciones propias de cada vehículo. De esta manera el hombre, en el curso de la evolución, adquiere ciertas capacidades, aptitudes o facultades de conocimiento, sensibilidad y actividad; más adelante educirá otra facultad superior, mística o esotérica. Estas facultades son sus poderes del alma. A medida que el alma evoluciona, sus poderes se acrecientan y por decirlo así, se espiritualizan. En la infancia evolutiva de la humanidad, el alma es incipiente, pequeña; sus poderes son de calidad inferior. El hombre evolucionado tiene alma grande, bella e irradiante. La tarea más importante del discípulo esotérico es acelerar el proceso evolutivo del alma; purificarla, embellecerla y dotarla de un sutil y vigoroso poder de irradiación espiritual. La gran mayoría de los seres human van tras esa finalidad; pero hay algunos Egos que fracasan en esa tentativa. El Ego que fracasa es el que no alcanza a producir, para sí, un alma eficiente, o la deja degenerar. Estas son las almas pecadoras a las que se refería el Profeta Ezequiel. Estas almas precarias tienen un vasto futuro, de milenios, para regenerarse, en numerosas reencarnaciones futuras del Ego; pero si no logran y, por el contrario, continúan declinando en la pendiente del vicio y de la perversidad, irán a su muerte, es decir, a su destrucción. El Ego no muere, pero con ello pierde el fruto de la evolución. En nuestro concepto, con consideramos tres almas en el mismo ser humano, como sostienen algunos escritores esotéricos sino una sola, cuyas energías y facultades o poderes internos en el hombre corriente, son de triple naturaleza, lo que es muy distinto. En el hombre altamente evolucionado son de quintuplica naturaleza. Para terminar con este capítulo diremos algo sobre la personalidad, llamada también yo inferior. Como sabemos, el verdadero “Yo” es el “Ego”, de naturaleza espiritual, que ya hemos estudiado. En el lenguaje corriente, la palabra personalidad tiene varios significados. A veces se le identifica con el yo, otras con el carácter y en ocasiones con el temperamento. Por una persona que manifiesta firmeza de carácter se dice que tiene personalidad. Lo mismo se dice cuando un artista ha demostrado fino temperamento, en una forma peculiar u original de ejecución o interpretación. En la doctrina esotérica, la personalidad es una especie de reflejo del Ego en los cuatro niveles inferiores de la actividad del ser, a saber: Región Mental Concreta, Mundo Astral, Región Etérica y Región Química. La personalidad actúa, pues, en el cuaternario inferior, o sea, en el conjunto de los cuerpos inferiores: mental inferior,
astral, etérico y denso. Aunque como dijimos, los dos primeros están fusionados en uno durante la encarnación, son de distinta naturaleza y por esta razón, para analizarlos, se les estudia por separado, formado así un cuaternario con los otros dos. El Ego refleja o proyecta de sí mismo una especie de emanación, por decirlo así, que produce conciencia, más o menos limitada dentro de ese cuaternario, que pasa a ser la personalidad, la cual es un yo ficticio y relativo; un ente artificial y perecedero, que se construye en cada encarnación. Esto se comprenderá mejor cuando estudiemos el proceso de los renacimientos del ser humano. La personalidad debería ser un fiel reflejo del Ego; pero desgraciadamente, en la mayoría de los individuos, lejos de ello, se rebela contra su progenitor espiritual, desobedece las inspiraciones y direcciones del verdadero ser interno y sigue los malos caminos del egoísmo y la degradación. El estudiante esotérico, por el contrario, debe educar la personalidad, refinarla, hacerla traslúcida, para que sea un fiel intérprete y ejecutor de los mandatos espirituales del Ego.
IV. Experiencias de clarividencia en los planos etéricos David N.— Permítame que sea yo, el que aporte algunas de mis experiencias, sobre el tema que estamos tratando. Debo adelantar que, para investigar en los Planos suprasensibles, es preciso practicar una disciplina que sensibilice en forma adecuada, los vehículos visibles e invisibles del ser humano. Esta disciplina nos llevará a un método, a una técnica, a un conocimiento. María L.— No hay que olvidar, que esa sensibilidad, a que Ud. hace alusión, debe radicarse preferentemente en un centro vital, para poder proyectar la videncia, hacia los planes invisibles. David N.— Como Ud. muy bien lo ha dicho, es menester que la Estrella del Plano Etérico sea localizada en nosotros mismos, en la frente, entre ambas cejas, y con la práctica del conocimiento, se proyecte una vibración luminosa, que permita la investigación del Plano etérico, mediante la actualización de esta facultad psíquica, que radica en ese centro vital, entre ambas cejas. René M.— Para condicionar un mejor estado mental de persona que va a practicar una investigación psíquica o espiritual, debe llevar un régimen adecuado. Así, la higiene corporal es necesaria a diario; un régimen alimenticio, exento de elementos cárneos y excitantes alcohólicos, eliminación del tabaco, etc. Pero, si todo ello es importante, no lo es menos, el mantener una higiene mental, en el plano positivo de la vida. No caer en la práctica de los pensamientos de violencia, de odio o de pesimismo. No permanecer, mientras nos sea posible, en contacto con personas de temperamento negativo; puesto que las vibraciones de sus emociones y de sus pensamientos, contagian, en mayor o menos grado, la personalidad psíquica de investigador. Conversar con seres que tengan
las mismas ideas, y estas sean impulsadas por un intenso optimismo, tienen un resultado muy halagador, para las personas. Y si fuese lo contrario, es indispensable que el discípulo investigador tenga una voluntad inteligente e inquebrantable, que le permita mantenerse en el plano que ha elegido, para llevar a cabo la empresa que se ha planeado. David N.— Habrá llamado la atención de Uds., la forma de presentar algunos conocimientos, que son por lo demás, muy conocidos de Uds., cuando hago alusión a la Estrella del Plano Etérico. En verdad lo es, también de todos los demás planos, sin excepción, especialmente de los cuatro primeros: el Plano Etérico, el Plano Astral, el Plano Mental, subdividido en Plano Mental inferior o Concreto y el Mental Superior o Causal. Maria L.— Realmente, está muy ingeniosamente presentado, ya que tiene que referirse a las Fuerzas que rigen la Mente de los seres humanos. René M.— No hay que olvidar, que el hombre y la mujer representan una Estrella de cinco vértices, cuando se encuentran de pié, con los brazos extendidos y los pies separados. David N.— Es muy grato conversas con Uds., ya que con el aporte que cada uno hace, la tarea de presentar los conocimientos y las experiencias, se hace amena y fácil. Y tanto es así, que la representación de la Estrella, es la ayuda que yo invoco para facilitar sin mayores tropiezos, la labor de adentrarme en el Plano Etérico, de suyo difícil y con riesgos incalculables, pero que en ningún momento debe amedrentarnos, ya que, voluntad y conocimientos deben mantenernos firmes para poder llevar a buen término, lo que nos hemos propuesto. Dicho de una vez, la Estrella a que hemos hecho mención, se refiere a los poderes de la Mente. Poderes a los que hay que mirar con respeto, cautela y limpieza de corazón. En otra forma la Estrella Luminosa se transformaría en Estrella de Tinieblas, por el contagio de las vibraciones oscuras de nuestros pensamientos y sentimientos, que hacen que lo luminoso sea cambiado por la obscuridad de nuestra ignorancia mental. René M.— Hay algo, muy importante, que tu solamente has soslayado y se refiere a los riesgos que presenta el Plano Etérico, para la persona que se inicia, en la investigación de sus regiones. Por las características mismas de este Plano, que al igual que el Plano físico, es el Plano de las Formas, aunque está constituido de una materia menos densa que él, lo hace invisible a los ojos profanos, pero visible a la videncia desarrollada en los plano suprasensibles. En el se encuentran habitando temporalmente o permanentemente entes que gustan impedir la penetración de otros seres a fin de evitar el conocimiento de todo lo referente a este Plano y a sus habitantes. A veces, es tal el celo que ponen en sus acciones, que comprometen seriamente la salud, y aún la existencia de la persona que osa introducirse en sus dominios. Y es tal la gravedad de los hechos, que en algunos casos, se aconseja abandonar todo intento de de investigación hasta que el neófito y aún, el que ya ha experimentado durante algún tiempo, tenga una preparación mental y psíquica que mejor lo capacite para esta clase de experiencias. Como se ha dicho,, muchas veces no se puede conquistar a la princesa encantada, sin antes demostrar que el temple de u alma y el dominio de su voluntad,
junto con los conocimientos que realice en sí mismo, sean lo suficientemente recios, que le signifiquen una coraza de poder, con la cual pueda sortear, toda clase de obstáculos que se le presenten en el camino. La princesa encantada, representa el conocimiento sabio de la vida que solo puede conquistarlo aquellos que han reunido méritos suficientes y que en ningún momento podrían hacer uso negativo de ellos, es decir, un uso contra las virtudes de otros hombres y que, al mismo tiempo, se volvería en contra de sí mismo. La llave de oro de la Esfinge Misteriosa, no puede ser empuñada por la mano de un usurpador de conocimientos y poderes. Es tal la reacción que se produce contra estas personas, que puede perturbar la normal armonía de la mente y también del cuerpo físico. Maria L.— Hay algo que es de primordial importancia, y que nunca debemos olvidar, y es el estado de ánimo, que debemos tener en toda práctica psíquica. La quietud mental, la serenidad de espíritu, juegan un rol muy importante en este orden de cosas, pues facilitan el estudio y el poder comunicarse con un mundo por investigar y conocer. Amén, que capacita al estudioso, a esta preparado para evitar confusiones e interpretaciones erróneas respecto a lo que se vé, con los ojos de la mente, y a lo que se percibe con el centro vital respectivo. La paz en la mente y la armonía en el corazón, son como una malla de protección, para las vibraciones negativas y compulsivas, que pueden rodearnos, por tratar de penetrar en una morada ajena a nosotros y que pertenece a la Naturaleza. Dejará de sernos hostil el medio ambiente que nos rodea, cuando aprendamos a dominar el Plano de nuestro estudio e investigación. David N.— Mirando con reconocimiento a la persona que así hablaba, se dispone a presentar sus experiencias de observación suprasensible en el Plano Etérico. Siempre que me aboco a las prácticas psíquicas y espirituales, lo hago en una pieza alejada de todo ruido, con luminosidad muy discreta, casi en penumbra, sentado en una silla, de manera que el cuerpo en sus ángulos forme una escuadra. Con los ojos cerrados o apenas entreabiertos, me dispongo a una relajación neuromuscular lo más completa posible. Sr. Rodríguez.— ¿Cuál es la finalidad de toda esa preparación previa? David N.— Como ya se dijo, es menester la quietud en todo nuestro sistema mento corporal, lo que trae consigo, el alejamiento de sí, de todo pensamiento negativo, a fin de que las emocionen se armonicen en el sentido de que en ese momento deseamos. Aún más, la relajación y la quietud de nuestra mente, se facilita en gran manera quemando en el recinto donde nos aprestamos a realizar nuestras experiencias, un perfume agradable a nuestros sentidos físicos. Podemos usar el incienso blanco pulverizado, solo o mezclado con mirra, alhucema e incienso negro. El último, el incienso negro, recibe la influencia de la tierra. Puede quemarse alcanfor en polvo que es solar. El papel que desempeña el incienso blanco, la mirra, el alcanfor es actuar sobre el cuerpo etérico, en forma semejante como los colores actúan sobre el cuerpo astral, de manera que se pueda poner los vehículos de las personas rápidamente en armonía. Otro
objetivo de porqué es útil el quemar un perfume es a causa de que, por su intermedio podemos hacer una concentración vibratoria de energías con las cuales previamente nos hemos rodeado. Así como el perfume al ser quemado condensa las energías superiores, también condensa las energías inferiores que presenta la persona, lo que facilita su alejamiento. A veces, si las circunstancias lo requieren, en lugar de sentarme en la silla, lo hago en el piso de la pieza, con el objeto único y exclusivo para estar en contacto con las corrientes magnéticas de la Tierra, en cuyo centro me coloco mentalmente. Recordemos que hay una especie de marea magnética, un flujo y reflujo de energía magnética, entre el Sol y la Tierra, cuyos momentos de cambios son a medio día y a media noche. Sr. Rodríguez.— Todo cuanto he escuchado, con mucha atención, tiene aparentemente mucho de imaginario y más de alguna persona podría tildarlo como un producto de la fantasía personal y que tendría difícilmente un sitio en el intelecto de un hombre o de una mujer. Es difícil aceptar lo imaginable, lo que es intangible a nuestros sentidos, y sobre todo, lo desconocido. Es como colocar para su creencia y aceptación una barrera que impida ver el bosque de cosas nuevas y extrañas, a las que no estamos acostumbrados a ver y con ello, cambiar ideas nuevas. En fin, si hay imaginación, no es menos cierto que muchas personas buscarán la lectura de estas páginas por el sendero de lo que es la ficción. René M.— Nuestro nuevo compañero, que recién se inicia en estas labores psíquicas, desde el punto de vista de los conocimiento que en la actualidad tiene, aunado a la poca experiencia que posee en las prácticas mentales, tiene toda la razón en pensar en la forma que lo ha hecho. Ha dicho muy bien que difícil armonizarse dentro de na esquema de conocimientos prácticas desconocidas y que nos llevan en forma gradual y sistemática a un mundo que para el profano en esta clase de enseñanzas, pertenece al mundo de lo irreal, de lo fantástico, como ha dicho, de la ficción. Las verdades, cuando son tales, se presentan siempre en forma sencilla, de tal sencillez que pueden ser comprendidas, aunque sea en sus primeras fases, por un niño. Estas verdades, para su estudio y realización, no necesitan de templos fastuosos ni usar vestimentas fantásticas, ni menos ritos que agoten la energía de los estudiosos. Por el contrario, sólo es preciso un recinto sencillo y discreto y la buena disposición del discípulo, que desea verdaderamente desarrollar, a través de su vida, las cualidades y facultades inherentes al YO, que le capaciten, para adentrarse en forma gradual e inteligente en un mundo nuevo que encontrará, eso sí, lleno de maravillosas fantasías que lindarán, seguramente, en lo irreal, por ser la primera vez que se enfrenta a esta clase de experiencias. La forma en que ha presentado David N. la manera de iniciar las experiencias de esta índole, es la forma más sencilla de realizarlas, y al mismo tiempo, tienen ciencia, porque los resultados que se obtengan serán también científicos en el campo de lo psíquico y de lo mental. No podemos rechazar una idea, un conocimiento, por el solo hecho de no estar de acuerdo con esa idea, o no poseer ese conocimiento. el rechazar la ignorancia que se tiene sobre cualquier tópico de la vida, ya es dar el primer paso hacia la Verdad. David N.— Con gran satisfacción he escuchado las ideas que han presentado, cada uno de Uds., porque ello sirve para aclarar “las verdades2 que cada uno cree poseer. Claro
está, que sí todas las razones son dignas de nuestra +ión, deben ocupar un lugar preferencial en nuestra mente, aquellas que están basadas en el estudio y la experiencia. Porque ello nos llevará a una resultante positiva, que a su vez, resolverá una o varias incógnitas, que teníamos sobre la existencia y realidad de mundos, hasta este momento, desconocidos. No debemos olvidar el axioma hermético, que dice: “Así como es abajo es arriba” y “vive-versa”, “así como es arriba, es abajo”. Siguiendo el relato de mis experiencia, como ya había dicho, en esa posición de relajamiento completo, lo primero que siento es una sensación de frío, que recorre primero, las piernas y los pies, la siento en las manos, en los hombros y en la cara. Después de algunos instantes, siento por mi columna y espalda una sensación, mezcla de frío y de una vibración especial, que va produciendo, poco a poco un adormecimiento en todo mi cuerpo, incluso en la cara y la cabeza; adormecimiento que no causa temor en mí, muy por el contrario, me produce un estado de tranquilidad, de quietud nerviosa. La mente parece que se hubiere quedado en inercia, porque los pensamientos parece que no juegan de un punto a otro. La sequedad de la boca, no me impide continuar con esa posición consciente y vigilante, de cuanto a mí me sucede y de lo que me rodea. Los latidos del corazón se han hecho normalmente lentos y rítmicos. Permanezco con los ojos cerrados y todo mi cuerpo adormecido. Con los ojos de la mente, con ese tercer ojo que existe en nuestra frente, observo un mundo, como si fuera un día gris de lluvia finísima, con puntos de luminosidad muy discreta. Del suelo veo que se levantan columnas como si fueran de humo, de color gris azulado, grosor y altura variada, pero que siguen un movimiento en ascenso: son las columnas del magnetismo de la tierra, que tienen su asiento en el plano etérico que compenetra totalmente la Tierra. Este es el magnetismo que hace posible la existencia y también la vida en este plano físico. Es el magnetismo etérico que da fortaleza y salud física. Es ele magnetismo que a diario incorporamos a nuestro organismo, cuando nos ponemos en contacto con la naturaleza, con la tierra, y que voluntariamente almacenamos en gran cantidad, dentro de sí mismo, los discípulos mediante prácticas de respiración que a diario realizan, especialmente los días de Sol. En el plano Etérico, me ha sido posible visualizar algunas criaturas propias de ese plano: son los cuatro elementos del plano Etérico, formados por los gnomos, las ondinas, los silfos o sílfides y las salamandras. Los elementos de la tierra, del aire, del agua y del fuego respectivamente. En varias oportunidades, la observación de los gnomos, era semejante a pequeños hombres, cuya estatura alcanzaba hasta un metro de altura. El colorido de ellos, está en consonancia con los colores fríos del interior de la tierra, el azul, el verde, el café, el gris claro, el plomo, el negro. Si bien es cierto, que son formas constituidas totalmente de materia etérica, son asexuadas: pero hay gnomos masculinos y femeninos, que yo he observado con la semejanza al hombre y a la mujer respectivamente; aunque los gnomos femeninos los hay en menor número que los gnomos masculinos. Se les observa en esa forma porque parece que es una costumbre visual de ver a los gnomos, con la imagen del hombre y de la mujer respectivamente. Como estos gnomos se encuentran colocados en los distintos niveles de evolución que está constituido el Plano
etérico, existen en ellos también siete niveles, correspondiendo a los gnomos azules de mayor estatura y mayor evolución. Maria L.— Desde luego, que habiendo gnomos colocados en una elevada posición evolutiva, dentro de los siete niveles del plano en que se desenvuelven, los hay también los que viven y se desarrollan en los niveles inferiores de este Plano; y cuya acción sobre los seres humanos es de tipo inferior y de carácter pecaminoso. Cabe recordar que en muchas ocasiones, hombres y mujeres que se han puesto en relación casual o voluntaria con los gnomos, que habitan los niveles inferiores del Plano Etérico, han llegado mediante la ayuda que les ha dado en asuntos relativos a la materia, han llegado digo, a producir un verdadero embrujamiento en estas personas; personas que al igual que los gnomos de colores oscuros e inferiores, poseen también una mentalidad oscura, que las lleva a practicar actos, en concordancia con el nivel mental que poseen. Estos gnomos formados de substancia etérica, carecen de Ego. Son seres subhumanos, que a través de milenios de progreso y evolución van a constituir el Ego para pasar al estado de Espíritu Humano. David N.— Los gnomos, para comunicarse entre ellos o con un ser humano, lo hacen por medio de arquetipos vibratorios, y no en otra forma. En cierta oportunidad, me encontraba en una mina, en la cual explotaban el plomo. El dueño de esa pertenencia minera, un amigo de años, no podía encontrar la veta del mineral. Aconsejado por el técnico, seguían los trabajos según un trazado que estaba equivocado, pero próximo a la veta, según se confirmó en la práctica. ¿Cómo se llegó a localizar la veta de plomo en esta ocasión? En la noche, después de las 11, me introduje en el socavón, en el cual trabajaban durante el día; tomo la posición adecuada, me aíslo del medio ambiente, y relajándome convenientemente, me pongo en relación con los gnomos, que son los encargados de la custodia y evolución de los minerales. Les pido con respeto, pero con energía, que me indiquen el curso, que sigue la veta del mineral. Después de breves instantes, siento nítidamente los golpes de innumerables martillos pequeños, como una respuesta a la pregunta que había hecho. Esta música de los martillos. También fue oída por otra persona, también con sensibilidad suprasensitiva, que yo había invitado, para que corroborara lo que yo había sentido. Esta experiencia fue seguida de una solicitud que yo hice a los gnomos, y que era la suspensión de la actividad de ellos, que yo captaba como una vibración especial del sonido. Una vez más, solicité la reanudación del trabajo. Esto se repitió nítidamente en tres oportunidades, que dieron la pauta de la dirección que seguía la veta del mineral. René M.— Es una bonita experiencia y explica todo cuando se ha dicho. Los gnomos trabajan los minerales y se comunican por intermedio de arquetipos vibratorios, que nosotros los humanos los percibimos como acostumbramos a interpretar sonidos semejantes. David N.— En el Plano Etérico, he observado formaciones de substancias etérica, que tienen semejanza a la mujer. se les denomina con el nombre de hadas. Son de tamaño mediano; viven en los valles. Sus funciones son desarrollar la vegetación. Los colores son luminosos, propios de la naturaleza vegetal. En muchas ocasiones, en el campo,
especialmente cercano a las aguas dulces, he sentido como si una voz cercana me llamara, correspondiendo al arquetipo vibratorio con que estos seres del Plano Etérico, se comunican. Los Silfos viven en la sustancia etérica del aire. Los hay masculinos y femeninos; son asexuados. Se les ve como nubes, con un colorido variado y luminoso, como los colores del arco-iris. Las Ondinas que viven en las sustancias etérica de las aguas de los ríos, arroyos, lagos y de los mares. Las ondinas de los mares se les llama sirenas, seres etéricos, de extraordinaria belleza, mitad mujer y mitad pez. Sr. Rodríguez.— Pero ¿se ven realmente como sirenas, cuando se les visualiza? ¿Y por qué se les ve en esa forma? María L.— Permítanme que conteste esa pregunta. Realmente debo contestar que las ondinas se ven como sirenas, porque el mundo físico, se ha acostumbrado a representarlo en esa forma, aunque no lo sea; y es tal la fuerza de esta representación grabada que no es posible observarla en otra forma. O sea, por costumbre y por impresión en el plano de la memoria a través de los milenios, ha quedado impresa la figura de las ondinas del mar, que sólo se las puede ver, con la figura de las sirenas. Los colores de las ondinas son los colores vivos de la naturaleza, verde, rosado, celeste, amarillo, rojo. Sr. Rodríguez.— Y en los pozos oscuros, en las lagunas que se adentran en las cavernas carentes de luz, ¿qué color tienen? María L.— Desde luego son de color oscuro que llega hasta el color negro. Sus actuaciones son maléficas para los seres que se adentran en lugares que ellas habitan. Las Salamandras también son masculinos y femeninos, son asexuados. son formas etéricas más primitivas, más atrasadas, aun cuando tienen la fuerza del fuego. Se les visualiza como una nube con una colita roja. Pero también puede observarse con otra forma. donde hay fuego, o incendio, siempre hay salamandras. también en el plano Etérico viven y actúan los ángeles o Devas, que son seres que, mientras estuvieron en la tierra como seres humanos, alcanzaron un grado de evolución del reino vegetal, animal y humano. Su cuerpo más denso está formado de materia etérica. David N.— Sra. María, Ud. debe acordarse cuando en cierta ocasión, ambos buscábamos un tesoro en el fundo de una familia Marticorena. Una mañana, actuando Ud. como médium, visualiza a un ente humano masculino —un hombre— en el plano Etérico, cuyo color de aura era plomo muy oscuro. Después de mucho insistir para que se comunicara con nosotros, este ser, haciendo grandes esfuerzos, nos dice que él había habitado en esa región, en el período de la Colonia Española y que estaba ciego y mudo después de su muerte, permaneciendo por más de un siglo y media en el Plano Etérico en ese estado, sin comunicación. Esta persona se llamaba Juan García, que en su existencia, en este Plano Físico, había cometido una serie de atropellos e injusticias
contra otros seres que fueron causa de enfermedades, de ruina, y aún de muerte para algunos de ellos. Cabe una pregunta ¿por qué este castigo a un hombre que había pasado a otro plano y quiénes lo imponen? El “castigo” lo llevó él mismo, desde el plano físico, y se le produjo, no porque le hayan cortado la lengua o extirpado los ojos, sino debido única y exclusivamente a sus propias actuaciones aquí en la tierra. Traen consigo el Karma de sus propios actos. La ley de causa y efecto. El castigo no fue impuesto desde los planos suriles; por el contrario, ellos lo conquistaron por causa de sus propias acciones, en relación con las demás personas. María L.— Quiero que volvamos a los habitantes del mar, en el Plano Etérico, para lo cual voy a valerme de un sueño que he tenido: Estando en la playa, junto al mar, al amanecer, una señora que se bañaba a esas horas repentinamente me pide ayuda, porque cerca de ella, a unos pocos metros, de las profundidades del mar. Había aparecido un monstruo marino, que se apresaba a atacarla, para llevársela a las profundidades. Felizmente, mi actuación fue muy eficaz, ya que con armas eminentemente de naturaleza etérica, destruí esa formación maléfica. Estos seres, son formas etéricas formadas por hombres que han navegado en los mares, hombres de baja calidad moral, de bajos instintos y para quienes la vida del prójimo no vale nada. Muchísimas de estas personas, de sentimientos abyectos y de moralidad torcida, han quedado en las profundidades marinas; y son precisamente estos seres de alma oscura, los gestores de estas formaciones maléficas. Hay que tomar en cuenta que el mar, a través de toda la humanidad han quedado sepultado numerosísimos cuerpos por crímenes, producto de la maldad de estos hombres. ellos son los progenitores de estas formaciones etéricas monstruosas, porque llevan toda su maldad desde el mundo físico, y se desprendieron de ella en el mar. En otros términos, los monstruos marinos son le producto de la maldad de esos hombres sepultados en el mar. Como es de suponer, hay muchos monstruos en el mar, que provocan tempestades y accidente. Hay mucha maldad en las profundidades marinas. Por eso es que muchas veces, inocentes pierden la vida en el mar. Es como necesario, para que aquella maldad tremenda, quede sepultada. Porque el mar, es la parte de la naturaleza donde se sepulta el mayor cúmulo de bajas pasiones. el ser que es lanzado al mar, es en general, de lo peor, y a veces son ellos mismos los que provocan accidentes, tempestades, para llevarse a seres buenos, pues necesitan de ciertas almas puras en las profundidades del mar, para su propia liberación. Hay muchas personas que le temen al mar, sobre todo las almas buenas y puras. Es un temor fundado, que tal vez esas almas quisieron conquistarlas y arrastrarlas a sus abismos. David N.— Eso tiene que ser así, como Ud. dice porque, en cierta oportunidad, una señorita amiga me contaba que en repetidas ocasiones soñaba que insultaba al mar y le manifestaba que no le temía. El único consejo que le di, fue que no lo hiciera más, porque con el mar no se juega. esta señorita no tomó en cuenta para nada este consejo y en una oportunidad en el verano, mientras se bañaba en la playa, siente como que una fuerza extraña que emanaba del mar, la atraía, hasta que una la envuelve; gracias a otros bañistas, es rescatada de las aguas, casi inconsciente. Al despertar, lo primero que su memoria recordó, fue el consejo que yo le había dado: “con el mar, no se juega”. Esa
fuerza misteriosa que atraía en forma ciega a esta dama, sería causada por estos seres que habitan los abismos marinos. Maria L.— Debemos recordar, que en el Plano Etérico, se encuentran habitándole durante un tiempo relativamente corto o durante siglos, según las circunstancias, entes humanos, que viviendo su existencia en el plano físico, deben pasar por el trance de la muerte física, para ocupar un lugar en su nueva vida, que lo hace invisible a los ojos del mundo físico. Estos seres del etérico, pueden ponerse en contacto con las personas a las que aman, como en el caso de una madre, que habiendo dejado hijos pequeños, desea ayudarles, aunque ellos no se den cuenta que su madre está junto a ellos, pero en otro plano. Es el caso de los hombres que, en su existencia, tuvieron una muy marcada inclinación al licor y es muy difícil que olviden el hábito, por cuya razón vuelven a los lugares donde se bebe alcohol a fin de absorber las vibraciones etéricas del licor, con lo cual satisfacen sus ansias etílicas, a través del cuerpo etérico. Lo mismo acontece con aquellos que fueron que fueron drogadictos, vuelven junto a las personas que consumen estas drogas para bañarse en sus vibraciones y sentir la vibración de las sensaciones que tienen aquellos que hacen uso de esta clase de drogas. Los hay, y no pocos, que deseando perpetuarse como las persona que fue, durante su estadía en la tierra, se alimentan del magnetismo vital de los hombres y mujeres que continúan existencia en el plano físico. Este magnetismo lo utilizan estos seres, como se dijo, para fortalecer su cuerpo etérico y perpetuarse en ese plano. No olvidemos que el cuerpo vital actúa en el cuerpo físico a través de la sangre. Y al absorber estos seres la energía vital, la víctima se ve que decae, presenta palidez que va acentuándose hasta presentar un color céreo. Estos son los llamados “vampiros”, que en la realidad no succionan la sangre, dejando dos puntos bien marcados en el cuello, en correspondencia con las venas yugulares, sino que se alimentan del magnetismo vital que fluye por el torrente circulatorio. Es tal la influencia nefasta, que ejercen estos seres que viven en etérico, para satisfacer sus deseos morbosos, que en muchísimas ocasiones llegan a obsesionar a sus víctimas, causándole perturbaciones francas de la mente y aún pueden producirle la muerte. Estos seres, que viven con su doble etérico en ese mismo plano, inducen a las personas a proseguir en el vicio del alcohol o de las drogas, para citar los ejemplos empleados, concirtiéndolos en viciosos empedernidos del alcohol o de las drogas. Y eso explica porqué es tan difícil, y a veces casi imposible, que estas personas puedan abandonar el vicio; porque es tal la desesperación psíquica, mental y física que les producen, que pueden llegar a cometer actos ilícitos o delictuales, para conseguir el elemento que satisface su vicio. Los tratamientos médicos se encuentran con esta barrera invisible, ya que muchas veces, no siempre los resultados de la terapia satisfacen plenamente al galeno. Pero también es preciso recordar que la medicina, con los tratamientos que emplea, obtiene mejorías clínicas radicales, que alejan en un elevado porcentaje a estos seres que han caído en el vicio del alcohol o de las drogas. David N.— No debemos olvidar que en el Plano Etérico igual que en los otros plano, tiene siete niveles correspondo los primero subplano a los niveles inferiores tanto en posición como en calidad de materia; es decir, la materia etérica en estos niveles
inferiores es más grosera que en los niveles superiores, aunque mucho más fina que la estructura de los fases. Es precisamente en estos niveles más inferiores donde habitan estos entes etéricos, que pululan junto a los humanos que gustan satisfacer sus vicios. Ahora bien, quiero relatar una experiencia, que hace algunos años tuve. Una dama de alrededor de 32 años, soltera, me consulta sobre un raro fenómeno que le acontecía desde hace unos 3 o 4 años. Había consultado a varios médicos, que si bien los tratamientos le había hecho muy bien, para una serie de manifestaciones nerviosas que presentaba, ese raro fenómeno persistía hasta la fecha que comienza esta experiencia. Digo experiencia porque nunca se me había presentado un caso semejante, tan dramático, y la verdad tan devastador para el organismo físico de la paciente. En breves palabras, esta dama comenzó a sentir, a la acostarse en su cama y al apagar la luz una sensación de frío como si hubiese una segunda persona; enciende la luz eléctrica, con una sensación de temor y se da cuenta, que en su dormitorio no hay más persona que ella. Esto se repite numerosas noches, pero la sensación de frío es más marcada, ya tiene la seguridad que en su dormitorio había otro ser. Futuramente, estas sensaciones se acompañan con la participación del sentido del tacto, pues sentía como que tocaba con sus manos, aunque en forma ligera, una masa semigelatinosa que le producía escalofríos. A las dos semanas aproximadamente, se inicia el verdadero problema, pues empieza a tener sueños eróticos, que no finalizan en orgasmo, pero que si se presentan después de un corto tiempo. La presencia de este ser, se va haciendo, noche a noche, cada vez más clara, puesto que al apagar la luz del dormitorio, esta dama lo ve nítidamente, corresponde la figura que tiene frente a sí, a un hombre de más o menos 1,75 m de altura. Los sueños eróticos, en la misma noche, se repiten hasta tres o cuatro veces, que muchas veces le dejan una sensación de ardor en la esfera genital. Ella confiesa que las energías van abandonándole día tras día, la piel va tomando un tinte cetrino, los ojos se prestan halonados, y la piel va perdiendo su tersura. Para esta dama, según sus propias palabras, la noche era de temor y de sacrificio, pues ser en lugar de ser las horas de descanso, eran de lujuria morbosa, que iban minando y envejeciendo su organismo físico. Este ente ejercía tal dominio sobre esta mujer, que para ella le era imposible resistirse. La única pregunta que le hice después de relatarme esta historia, tan especial, fue: ¿Ud. señorita, antes que se iniciara todo este calvario, que me ha narrado, pensaba en forma intensa y continua en “asuntos sexuales” especialmente en la noche? Su respuesta fue “sí”. El daño ya estaba hecho. Era preciso mejorar el cuerpo y también el alma. No podía haber salud para el cuerpo físico, sino había también para el alma. El problema no era fácil, pero tampoco imposible. Había un ente que reclamaba su posesión sobre el cuerpo, la mente y el alma de una mujer que, durante varios años había satisfecho sus deseos vampíricos, y que, por ninguna razón abandonaría lo que él consideraba una presa de conquista. Por eso digo, que la planificación del tratamiento no era sencillo, que tenía serios escollos, porque no solamente había que atender a los problemas, que la paciente en si misma traía, sino también a los problemas que el ente iba a provocar, por quitársele lo que consideraba como suyo. Una empresa de tal envergadura, traía serios riesgos, especialmente para la persona que se atrevía a desafiar a un ser que pretendía ser indestructible.
El tratamiento al cuerpo físico, era semejante al que ya se había realizado en otras ocasiones. Psíquicamente y desde el punto de vista mental, había que dirigir a la paciente hacia motivaciones totalmente opuestas a las que tenía en la actualidad. Tratar por todos lo medios, el que se interesase por una actividad que le ocupare gran parte del día sus pensamientos; que no tuviera tiempo para pensar en las causas de su tratamiento. Dirigir su alma hacia esferas elevadas y nobles, que le permitieran sustraerse, poco a poco de la materia en la que había estado sumida. Había que dirigir la polarización de la mente del aspecto negativo e inferior, al aspecto positivo y superior. Grabar en su subconsciente la necesidad vital de que, sus emociones, sentimientos y pensamientos estuvieran dirigidos a actos físicos, que le signifiquen un fortalecimiento de la mente; y que ello derivara, a la postre, en salud para el alma. Influir en tal forma en la mente de esta persona enferma del alma, para que realice la transmutación de todo cuando hay en su mente de negativo, en esferas brillantes de positividad. Esta transmutación alquímica de los valores átmicos, hacia motivaciones espirituales y materiales elevadas, se verían ampliamente compensadas con el tiempo, pues redundarían en beneficio de la salud integral de esa persona. No era una cosa fácil de realizar. No era un trabajo de un día. Era la realización de la verdadera alquimia en un plazo de tiempo no precisado. El tiempo en que se verificarían estos cambios, si en parte dependían del guía, no es menos cierto que esencialmente, guardaba estricta relación con el esfuerzo y la voluntad guiada de la paciente. No es fácil que la polarización la realice un ser que no está enfermo, pero con un poco de buena voluntad y de franco interés, ésta se realiza con cierta facilidad. Muy distinto, es el caso de la paciente aludida. Era necesario sembrar en un terreno árido, como es la mente de esta persona, la simiente ya polarizada, para que esta semilla muy particular, pudiese germinar y diese fruto. Digo la simiente ya polarizada, porque esta semilla va acompañada e impulsada, para su desarrollo de una vibración altamente positiva y superior que tiene la experiencia alquímica de transmutar toda vibración destructiva, en esferas de construcción psíquica u de la personalidad del guía a la paciente. Esta transfusión ¿durará cuánto tiempo? Todo el tiempo que la paciente pueda mantener el diapasón de su mente en vibración acorde con la vibración de la simiente que le ha sido impuesta en su mente y en su corazón. Por las emociones, por los pensamientos polarizados en sentido superior, a través de un tiempo relativamente largo, esta paciente fue, poco a poco, cambiando su morbosidad hacia la normalidad de la salud física y mental. La vibración de su personalidad anímica, fue haciéndose cada vez más vistosa. El color oscuro de su aura fue desapareciendo a medida que transcurría el tiempo. El color áurico fue tomando tonalidades vistosas y brillantes. La observación del aura de esta persona, que antes se presentaba discontinua, según fuesen los órganos físicos enfermos, fue haciéndose, poco a poco, continuo. Y la dimensión que sobresalía del cuerpo físico, era más extensa. El trabajo fue muy arduo; pero compensó el esfuerzo realizado, por los excelentes resultados alcanzados. Otra pauta a seguir, era un tratamiento directo al ente, haciéndolo pasar a otro plano, mediante la realización de un ritual, altamente mágico, que así, como resta vibraciones de una calidad, aumenta la posibilidades de actuar con energías vibratorias de calidad
superior. ¿Esto se realiza? Sí. Puede realizarse en el momento que las necesidades y circunstancias así lo exijan. No olvidemos, que por sobre todo, ha de primar el Amor a la Justicia. Y que también es Amor a la Verdad. El trabajo fue muy arduo; pero compensó el esfuerzo realizado, por los excelentes resultados alcanzados. Otra pauta a seguir, era un tratamiento directo al ente, haciéndolo pasar a otro plano, mediante la realización de un ritual, altamente mágico, que así, como resta vibraciones de una calidad, aumenta las posibilidades de actuar con energías vibratorias de calidad superior. ¿Esto se realiza? Sí. Puede realizarse en el momento que las necesidades y circunstancias así lo exijan. No olvidemos, que por sobre todo, ha de primar el amor a la Justicia. Y que también es Amor a la Verdad. René M.— Miraba seria y pensativamente al Doctor. Pensaba para sus adentros, que le conocía por primera vez en esa faceta psico-espiritual. Había escuchado en silencio, con muchísima atención el relato hecho. Pero donde sus interés fue máximo y evidente, fue al relatar el proceso de cambios, a que inducía a la paciente, y que con evidente realidad, se iba operando, a medida que la terapia mental y espiritual se iba realizando. Pensaba en las palabras dichas, así, con entera sencillez, como al paso, cuando se refería a los riesgos que significaba tratar psicológicamente un caso como éste. No era una causa a la que había que defender con entera desaprensión. No se había hablado con entera claridad a qué peligros se exponía la paciente y, sobre todo, el guía. No se había hecho presente el quebrantamiento que con toda seguridad se había producido en el organismo físico y mental del operador. digo mental, porque a su través se manifiesta el Verbo de su Voluntad. Y si ésta, sufría menoscabo en su reciedumbre, también repercutiría en la mente y en su organismo nervioso. Si bien es cierto que el Doctor, durante la terapia, hizo presente los conocimiento que posee, respecto a los poderes de la mente y del espíritu, no es menos cierto que no podía dejar de invocar el simbolismo, en su conocimiento, de la Estrella de la Magia y del Misterio. Era Evidente que la mejor coraza que presentaba era la realización en la práctica, de los poderes espirituales. sin ellos, era imposible que pudiera mantenerse en condiciones físicas, mentales y espirituales, que le permitiesen llevar a buen puerto, la empresa iniciada. Si el enemigo era poderoso, ya que en su acción evidenciaba actos criminales, al atentar contra la salud y la vida de una mujer; también ese mismo poder, pero en otra forma, se ejercía contra el defensor de la salud física y espiritual de esa persona. El vampirismo que realizaba contra un hombre, era, primero, el debilitamiento de la fortaleza integral del organismo y después su compleja destrucción. Aquí, los instrumentos para defender y defenderse al mismo tiempo, debían estar en correlación con la calidad de la materia de que estaba constituido el ofensor. No era materia densa física, era materia etérica. Los instrumentas a actuar en tal sentido, debían tener una influencia decisiva, en la neutralización y destrucción del poder etérico del ente. Las buenas palabras y las buenas intenciones, si es cierto que en muchos casos tienen influencia manifiesta en la dirección positiva de la vida, en un caso como el presente, era menester poseer el conocimiento preciso, aunado al poder de la voluntad espiritual, y proyectarlo a la acción constructiva de la salud de la persona citada. El poder de la luminosidad de la Estrella Misteriosa, debía arrasar con toda huella que dejara en la conciencia de la enferma. Debía ir iluminando, paso a paso, los pensamientos y
sentimientos de esa mujer, para irse transformando, a medida que el tiempo transcurría, en una Estrella luminosa, en su simbolismo de una mente que anidara solamente pensamientos rectos y puros. Estos cambios profundos, debía a su vez, guiar los actos de su vida en un proceso semejante al de su mente, lo que redundaría en beneficio de su propia alma, hasta convertirse en una Estrella llena de luz y de misterio. Todo esto, es lo que había pensado el guía de esta paciente. Había proyectado y colocado en la frente de la paciente, en el triángulo que se forma entre las dos cejas las Estrella Misteriosa de la Luz. Esa era la protección que había dado a una mujer que había creído en los conocimientos de un hombre y manteniendo la firme esperanza de la fe, en la actuación de esos conocimientos, ejercidos por el poder de una voluntad disciplinada en los senderos del Poder del Espíritu. Gracias a estos poderes, actualizados en cada ocasión del tratamiento, se pudo realizar la mejoría real de esta enferma. Mejoría que abarcaba el cuerpo físico, la mente y el alma. Igualmente, a causa de toda esta disciplina y conocimientos, pudo el Guía mantenerse en el pedestal que debía, frente a los hechos que todos conocemos. Si así no hubiese sido absoluta certeza que ambos, la paciente y el guía, hubiesen sido sumidos en un abismo de tinieblas que conduce a la destrucción de todo cuando existe en si mismo, de noble y de positivo. Lo grave, en toda esta actuación, es que, si imperase la tendencia a actuar del ente, iría sembrando este ser demoníaco, en el subconsciente y después en el consciente del operador, con ideas y pensamientos que lo irían transformando, poco a poco, en un ser semejante a él: con las mismas tendencias vampíricas, los mismos sentimientos de depravación que lo impulsarían a actuar. En suma, lo transmutaba en un vampiro asesino de la mente y del cuerpo, como “era él”. He ahí los grandes riesgos a que se refería el guía. No era cosa fácil, como él lo había manifestado. Así como había mucho que ganar, también había mucho que perder. Al ganar, rescataba un alma femenina del poder de las tinieblas. En cambio, algo terrible, desolador, al perder se habría conseguido que un hombre y una mujer, se hubieran contagiado con el poder del “cielo oscuro”, para angustia y desolación de sus almas. Hubiera sido preciso una ayuda franca y eficaz, para poder liberarlos de las cadenas de la prisión negra. María L.— Todos estábamos con la atención fija en las palabras del Doctor. A medida que transcurría exposición del caso, acudían a mi mente, una serie de ideas en relación con el proceso mental y espiritual que se había operado en la paciente. Yo estaba muy consciente que era una enferma del alma; pero que en ningún momento se debía descuidar el organismo físico, ya que todo cambio que se realiza en el alma, debía tener una honda repercusión en el cuerpo físico. La labor realizada en esta persona, era un proceso de verdadera alquimia. Era la combinación de elementos sutiles de la química pura, en un tubo de ensayo que era el cuerpo físico, y alimentaba esta combustión alquímica, el calor atómico del alma de cada uno de los personajes que participaban en este proceso espiritual; para llegar a la sublimación de todos los elementos químicos que componen la mente y el alma de la paciente, como resultante de un esfuerzo inmenso de Voluntad consciente de los valores espirituales del guía. En esta polarización de fuerzas vitales y átmicas, hacia esferas mentales y espirituales muy por encima del estado en que se encontraban en el momento de iniciar la experiencia; jugaba un papel preponderante la vibración espiritual del guía, que impulsaba la combustión alquímica en la mente y en el alma de esta mujer. Era ésta vibración luminosa que, impulsando a las corrientes vibratorias de otras esferas,
contribuían en forma franca a ir sublimando las vibraciones oscuras que formaban el cuerpo invisible de la paciente. En toda combustión en toda transmutación de valores, existen materia de deshecho. Y en esta operación alquímica, también los había. ¿Qué se han hecho? ¿Han desaparecido? Estos residuos alquímicos son vibratorios y tienen que esta en algún lugar, y en relación con la causa de este proceso. Es el guía el que tiene que enfrentarse, en forma decidida, con todos los elementos mentales y átmicos, que quedan como residuos de la combustión alquímica; y a los que hay que neutralizar en forma definitiva, para evitar males mayores, o que se vuelvan a repetir los hechos ya explicados, en esa paciente. El guía no debe ser tocado, por las resultantes negativas de esta terapia alquímica. El debe destruir o neutralizar, según sean las necesidades, del momento, a fin de no ser contagia por el elemento vibratorio que queda como escoria de la combustión alquímica que se ha operado en la conciencia de esa paciente. Y es ese trabajo, el que realizado con mucho esfuerzo y con mucho desvelo pero con resultados tan maravillosos, que en este momento, esta paciente, puede decir y estar muy segura, que nada le une a ese pasado morboso y deletéreo. Ella camina hoy en día, por un sendero de vida, totalmente normal. La simiente vibratoria le ha sido colocada en su mente. Su futuro, ¡solamente depende de ella!
V. Principales postulados esotéricos
Los postulados cuyo estudio vamos a iniciar en este Capítulo, constituyen la médula de la filosofía esotérica general. Postulado es un principio de conocimiento en la cual se base la demostración de una verdad. Ya dijimos que esta obra no tiene ninguna pretensión dialéctica. No polemizamos ni intentamos convencer a nadie que sustente ideas, creencias o dogmas opuestos a nuestra doctrina. Practicamos la más amplia tolerancia ante las convicciones ajenas. Por lo tanto, no gastaremos nuestro tiempo en arduas demostraciones de nuestro punto de vista. Simplemente, los exponemos, arriesgando algunas breves y someras explicaciones; nada más. Filosofía significa, etimológicamente, “amor a la sabiduría”. En la actualidad, aquella palabra tiene otros significados, pero siempre se trata de una elevada disciplina intelectual, que es propia de la mente abstracta. Por esto, los individuos con capacidad para filosofar son escasos; son hombres selectos en relación con la medianía general. En términos corrientes, se filosofa cuando la mente se abstrae por momentos de la objetividad práctica o empírica de la existencia materia, para buscar la razón o el sentido de algún hecho o situación particular. Sin embargo esa actividad mental no es suficiente para darle el carácter de filosofía, como disciplina del entendimiento. Lo que de ordinario se llama “filosofía de la vida”, no es propiamente una filosofía, sino la actitud mental de cada persona ante los problemas cotidianos que su existencia
particular le presenta. Esta especie de filosofía se relaciona con el carácter, el temperamento y la educación del individuo. En este sentido, todos los seres humanos, excepto los de muy precaria mentalidad, tienen su particular filosofía de la vida. Pero no es ésta la filosofía que aquí nos ocuparemos. De la observación de los fenómenos de la naturaleza y de la experimentación, el hombre obtiene el conocimiento de ciertos principio generales o permanentes que se han llamado “leyes naturales”. Otro tanto ocurre con los fenómenos de la sociedad humana, de los que se inducen las leyes sociales y morales. Estas leyes son verdades particulares relativas a ciertos órdenes de fenómenos, estudiados por las distintas ciencias. El proceso intelectual por cuyo medio el sabio obtiene estos conceptos, es la abstracción científica que le permite formular esas verdades particulares. El filósofo trabaja más arriba: estudia los conceptos científicos y generaliza aún más; del examen de los principios de las ciencias particulares, extrae otros principios más generales. Por eso se dice que la filosofía es una disciplina de doble abstracción. La religión procede a la inversa: parte desde principio que considera como absolutos e incontrovertibles, a los cuales atribuye origen divino, y de ello deduce otros principios particulares, aplicables a la moral, al derecho y a las relaciones sociales en general. Al decir religión, nos hemos referido a todas las religiones exotéricas o externas. Recuérdese la distinción que hicimos entre lo esotérico o interno y lo exotérico o externo. Esta división se aplica tanto a la religión como a la filosofía, con la salvedad de que desde el punto de vista exotérico o externo, estas dos disciplinas están separadas, en tanto que en la doctrina esotérica están unidad formando un solo cuerpo de sabiduría. La verdad científica es “descubierta”; la verdad religiosa es “revelada”, el el “dogma”, que es indiscutible, por lo que el creyente debe aceptarlo por fé, aún cuando no lo comprenda. La filosofía, por el contraria, es objeto de la propia comprensión. Sus principio son aceptados por el que los entiende y está de acuerdo con ellos, pero nadie está obligando a admitirlos. Para el discípulo esotérico no existen verdades reveladas, en el sentido dogmático, sino enseñadas o demostradas por el Maestro a los iniciados o estudiantes. Cuando decimos que un Maestro ha revelado algún conocimiento, no queremos significar que se haya producido un caso de revelación divina de un dogma de fe, ni por más profunda que sea la veneración que profesemos a ese Maestro. Esto ocurre entre nosotros, porque comprendemos que hay verdades de orden superior a nuestros actuales conocimientos, que aún no hemos comprobado por nosotros mismos; pero que debemos hacerlo, más temprano que tarde, según nuestra capacidad y dedicación. El iniciado esotérico debe tener capacidad científica y filosófica, para llegar al conocimiento por medio de la propia experiencia y meditación. Las religiones se han apoyado en conocimientos que han enseñado los grandes instructores que a tenido la humanidad. La alta inteligencia del instructor ha podido captar verdades transcendentales, en los mundos superiores, que escapan a la
mentalidad ordinaria, la que, no pudiendo penetrar en ellas, las atribuye a revelación divina. La filosofía esotérica se basa en los conocimientos obtenidos por las ciencias esotéricas, las cuales han venido formando y enriqueciendo su acerbo en el transcurso de muchos milenios de observaciones y experiencias, en una sucesión ininterrumpida de investigadores, de edad en edad. Es así como ha formado un cuerpo de sabiduría milenaria, que ha permanecido oculta a las miradas y curiosidades de los profanos, como el patrimonio exclusivo de los verdaderos iniciados. Por eso, las ciencias esotéricas y la filosofía que de ellas emana, se han llamado, en conjunto, “ocultismo”. Como ya advertimos, no se trata de que ciertas personas se reúnan en secreto para confabularse contra los intereses generales de la colectividad. Nada de eso. el ocultismo tiene este nombre por dos razones principales: a) porque sus procedimientos de investigación son peligrosos para las personas ineptas o que no están preparadas técnicamente para experimental con fuerzas desconocidas, como lo sería colocar a un niño para que jugase en un laboratorio de materias explosivas, por ejemplo, y b) porque experimentan sobre fenómenos “ocultos”, esto es, que no son perceptibles generalmente por medio de los sentidos ordinarios del cuerpo físico. Podemos pues, distinguir tres órdenes de filosofía: a) Filosofía religiosa, la que no debería considerarse propiamente como filosofía, pues que se apoya fundamentalmente en los dogmas o revelaciones, que son materia de fé y no de razonamiento libre; b) Filosofía profana, que se divide en numerosos sistemas o escuelas de pensamiento que no nos corresponde estudiar, pero mencionaremos sus dos divisiones principales: espiritualismo y materialismo; y c) Filosofía esotérica, de la cual nos ocuparemos en este trabajo. Volviendo, por un momento, a la filosofía profana, advertiremos que el espiritualismo tiene muchos nexos con la metafísica religiosa y puede considerarse de dos especies: dualista y monista. El dualismo filosófico supone que hay dos realidades distintas y separadas: el espíritu y la materia. El monismo sostiene que hay una sola realidad: el espíritu universal, y que la materia es ilusión. El materialismo también es monista; pero en sentido inverso. sostiene que la única realidad es la materia, fuera de la cual nada hay; estima que lo que llamamos espíritu no es más que un resultado del funcionamiento del sistema nervioso del cuerpo físico. La filosofía esotérica es, en cierto modo, monista, porque, según ella, una sola es la Realidad: lo Absoluto, que es el Todo en todo; desconocido e inconocible en cuanto absoluto mismo; pero conocible en sus manifestaciones relativas. Nada hay fuera del Todo, porque si un átomo pudiese existir separado de Ello, el Todo no sería la realidad total en el infinito y en la eternidad.
No podemos comprender lo que es, en sí misma, la realidad pura o absoluta del Todo; pero demos penetrar, poco a poco, a medida de la elevación de nuestras vidas conscientes, en lo que concierne a la realidad relativa que constituye el Cosmos manifestado, el que he examinado someramente antes. En otras palabras, consideramos la “Única Realidad” desde dos puntos de vista: inmanifestada o pura, en la que el hombre es incapaz de penetrar, y manifestada o relativa, que nos es dable conocer. Hay escritores esotéricos que, concordando con el espiritualismo, piensan que la materia es ilusión; pero nosotros no lo estimamos así. La materia es un aspecto del todo; por lo tanto, si este aspecto fuera ilusorio o irreal, el Todo, al cual pertenece, no sería la realidad total. La ilusión no reside en la materia, sino en nosotros mismos. Es el engaño o error que padece nuestra mente inferior al creer que la materia es tal como la perciben nuestros limitados sentidos corporales, que no son capaces de penetrar en los estados sutiles de la materia, ni menos aún, en la sustancia primaria de los distintos mundos o planos de existencia. Pongamos como ejemplo un leño que arde. El fuego lo consume. Pero la materia que lo componía no ha dejado de existir; solamente ha cambiado de forma o apariencia; se ha transformado. Podemos poner otro ejemplo, aunque burdo: el que nunca ha comido nueces y desconoce este alimento, al presentársele una nuez ante su vista, podría creer que toda ella es igual a la cáscara leñosa que está mirando, porque ignora la sustancia que está adentro de cáscara. Ha sufrido una ilusión de su sentido visual. De igual manera, se engañan los que toman la apariencia o aspecto externo de las cosas por las cosas mismas. Este error es la ilusión de los sentidos. Pero el hecho de que la materia cambie constantemente de forma y que exista en distintos estados y grados; que fluya y refluya en numerosísimas combinaciones que se integran y desintegran no significa que sea ilusoria, sino cambiante, que es diferente. Todo lo que percibimos por medio de los sentidos físicos y nos representamos en la mente objetiva, es la apariencia que adopta la materia en un momento dado del suceder universal; pero no su substancia, que es real. Por esto, como anticipamos, todo lo que percibimos por los sentidos físicos constituye la existencia “aparencial” o “mundo fenoménico”, porque está en perpetuo cambio, por cuanto se llama “fenómeno” todo cambio o transformación que experimenta la materia, en sus distintos procesos, como la combustión, la evaporación, la sublimación, la formación. el desarrollo y la descomposición de los cuerpos, etc. La ilusión proviene de tomar la forma por la sustancia. Las formas de la materia duran un cierto tiempo y se disgregan, desde la pompa de jabón, que en un instante se desvanece, hasta los astros, que existen durante millones de años y después se desintegran. Dice Cristo Jesús en el Evangelio: “El Cielo y la Tierra pasarán; pero mis palabras no pasarán”. Todo pasará menos el contenido espiritual de la existencia. Las palabras de Cristo encierran las verdades trascendentales e inamovibles, concerniente a la vida espiritual, que no está sujeta a las transformaciones de la materia. En otro sentido, la “Palabra” es una alusión en cierto poder místico del gran Iniciado, en relación con el “Sonido Primordial”, que es la propiedad sutilísima del elemento vibratorio del Mundo
Espiritual y se manifiesta en las vibraciones elementales de los demás planos de existencia menos sutil. Hemos dicho anteriormente que nuestro Dios Altísimo es el Logos de nuestro sistema solar. Es el Ser Altísimo emanado de lo Absoluto. Es el Supremo Espíritu de nuestro sistema. Es Uno, pero se manifiesta triple. Cada uno de estros tres aspectos del Logos tiene su propio atributo divino, a saber: Voluntad, Sabiduría y Amor. Con su Voluntad promueve las vibraciones que, poco a poco, gradualmente, producen en la substancia-raíz la creación de los distintos planos de existencia. Con su Sabiduría, mantiene y regula la armonía universal de los mundo de su sistema. Con su Amor, impulsa la evolución y perfeccionamiento de los seres, inspirándoles en lo íntimo, las más nobles aspiraciones. El Cristo, al hablar en nombre del Padre se identifica con la Conciencia Cósmica del Logos, la cual no está sujeta a las limitaciones del tiempo ni subordinada a las sucesivas creaciones de los mundos en el espacio. Por eso dijo Cristo Jesús: “Antes de la fundación del Mundo Yo Soy”. Y no dijo “Yo Era”, porque en esta forma, hablando en tiempo pasado, habría desconocido su eterno presente. En otra parte veremos que uno de los nombres divinos del Altísimo, en la cábala hebrea, significa “Yo soy el que soy”, lo que también dijo Cristo, hablando de Sí mismo. Todo lo fenoménico de la existencia, en los distintos estados de la materia, está sujeto al tiempo; pero el espíritu puro, tanto del Logos como del hombre, lo trasciende. La relatividad comprende, en términos generales: el espacio, el tiempo y la causación; pero el espíritu puro del ser, que es la esencia misma de la Divinidad, es libre de estas limitaciones que afectan a la mutación o cambio de todas las combinaciones que afecta a la mutación o cambio de todas las combinaciones y formas de la materia, tanto en los mundos sutiles como en el físico. El hombre es esclavo de estas limitaciones, en tanto que ellas tengan poder sobre su inteligencia. Para liberarse de esta esclavitud, el hombre debe elevarse a un alto grado de espiritualidad, hasta que su conciencia, exaltada al plano del espíritu, se identifique con él. La ciencia esotérica tiene por objeto investigar las verdades llamadas “ocultas”, por los motivos que hemos indicado, y proporcionar a los estudiantes los conocimientos que necesitan para guiarse en el camino de la gradual liberación, mediante la práctica de una disciplina adecuada a ese fin. La filosofía esotérica se eleva a los conceptos abstractos, concernientes a ese mismo orden de conocimientos; por consiguiente, la enseñanza de esta filosofía confiere al estudiante una comprensión abstracta acerca de la naturaleza oculta del universo y del hombre, de la correlación entre ambas y de las razones superiores que justifican el esfuerzo humano para buscar y proseguir este sendero, aplicando los principios esotéricos a la disciplina y a la conducta.
La doctrina esotérica comprende, pues, tres aspectos: ciencia, filosofía y arte o aplicación. La ciencia y la filosofía constituyen la parte teórica de la enseñanza que se da a los estudiantes, en tanto que el arte o aplicación es la parte práctica o realizadora. Una persona no puede decir honradamente que ha realizado el objeto espiritual de la vida, si por sus actos injustos por negligencia inexcusable o graves errores, demuestra que carece de experiencia interna, de carácter, de dominio sobre las fuerzas e influencias inferiores y hostiles; o, en suma, que ha practicado sus conocimientos o teorías ni operado la sublimación de su naturaleza anímica en grado suficiente para extraer de ella los productos de virtud, en la alquimia de la vida psicológica. Por eso expresa el Evangelio: “No es el que me dice Señor, Señor, se salvará, sino el que hace las obras de mi Padre”. Como ya anticipamos, la teoría es estéril sin la práctica, así como ésta sin aquella puede conducir al error o a funestas consecuencias. El que hace las obras del Padre es el que aplica, con dé, la enseñanza de Cristo en sus pensamiento, en sus aspiraciones, en sus palabras, en su disciplina y en su conducta. Así comprendido este asunto, expondremos a continuación los más importantes principios de verdad que sostiene la doctrina esotérica. Entre estos postulados figuran, en primer lugar, los siete principios herméticos. en el antiguo Egipto vivió un gran Maestro de Sabiduría, muy anterior a Moisés, que la posteridad veneró como a un Dios: Thoth entre los egipcios y Hermes entre los griegos. Se le conoce con el nombre de Hermes Trimegisto, o sea, Hermes el tres veces grande. De él procede la tradición hermética. Dada la enorme importancia de los principios herméticos, les dedicaremos un capítulo aparte. Por ahora, sólo los enunciamos. 1. Mentalidad. Todo lo existente en el Universo es creación de la divina Mente Cósmica, la cual se halla inmanente en todos los seres y cosas. 2. Correspondencia. Es el razonamiento por analogía, que se enuncia: “como es arriba es abajo, y a la inversa, como es abajo es arriba”; de esta manera, de lo conocido visible inferimos, por analogía, lo desconocido de los mundos invisibles. 3. Vibración. Todo está en constante vibración; en la naturaleza no existe el reposo absoluto. 4. Polaridad. En todas las cosas existentes se manifiesta la dualidad de los opuestos, positivo y negativo. 5. Ritmo. La acción de la fuerza está sujeta a un cambio cíclico de dirección, de ida y retorno, como en el movimiento del péndulo, el flujo y reflujo del mar, etc. 6. Causación. Esta es la gran ley de causalidad, que se estudia en filosofía y es de aplicación fundamental en las ciencia. Nada se produce al azar o al acaso; no existe la casualidad, sino la causalidad. Todos los fenómenos, sean de orden físico, moral o mental, obedecen a esta ley de causa y efecto. No hay hecho que no tenga causa ni causa sin consecuencia. 7. Generación. Todas las creaciones, en los diversos planos de existencia, se producen por la acción copulativa de dos principios: masculino y femenino. En la procreación material de los organismo físicos, el doble género se manifiesta
en los sexos; pero en la producción mental, cada género se manifiesta en determinados atributos o facultades de la mente. Por su sola enunciación, puede comprenderse la capital importancia de esos postulados herméticos, cuya explicación desarrollaremos en un capítulo aparte. Ahora pasaremos a considerar otros importantes postulados de la doctrina esotérica, que complementan a los anteriores. Periodicidad. En el suceder universal, toda existencia particular se desarrolla de acuerdo con determinados períodos o ciclos, es decir, obedece a la ley de los ciclos o períodos, según lo cual todo se modifica en el curso de su existencia de acuerdo con una medida de tiempo que señala su principio, su desarrollo y su término. El concepto de “duración” es indefinido; puede ser absoluto, como la eternidad, o relativo como el tiempo. El ciclo es un tiempo medido: un segundo, un minuto, una hora, un día, una semana, un mes, un año, un siglo, un milenio, etc. El tiempo, es, pues, la relatividad de la duración. El ciclo, a su vez, es una medida de tiempo en relación con algo existente en el espacio y sometido a la causación. Espacio, tiempo y causación son las tres limitaciones fundamentales a que está sometida la existencia relativa de todo cuerpo o forma en el mundo de materia. Como quiera que la vida evoluciona en las formas de existenciales, su desenvolvimiento, en el curso del tiempo, se efectúa por ciclos. Uno de estos ciclos vitales es la encarnación humana, que estudiaremos más adelante. La encarnación es el período durante el cual el ente humano invisible, al que en lenguaje corriente se llama “un espíritu”, vive y actúa en este mundo visible dentro de un cuerpo físico, naciendo como un niño en este plano material. Este período se cuenta generalmente desde el nacimiento; pero en realidad empieza en la vida intrauterina, y termina con la muerte del cuerpo carnal o desencarnación. En el ciclo llamado encarnación pueden notarse las fases o etapas de la periodicidad: nacimiento, crecimiento, plenitud, declinación y muerte o término de la forma existencial. Estrictamente hablando, son tes las fases del ciclo: integración de la forma específica, mantenimiento de ella por un cierto tiempo y desintegración de la misma. El ciclo de la encarnación debería durar 120 años; pero hombre no vive en estado de naturaleza, sino de civilización, por lo que pasa sumido en las necesidades de la convivencia social, que son cada vez más complejas y a las cuales debe adaptarse para subsistir y desarrollar sus diversas actividades de acuerdo con su destino personal. El esfuerzo que emplea para vencer las dificultades y para obtener ventajas en su propia situación, desgasta su organismo y acorta el tiempo de la encarnación, aún cuando lleve una vida sana e irreprochable, más aún, si se entrega a los vicios o contrae hábitos perjudiciales para la salud. Esto no significa que la ley de los ciclos haya sino anulada, sino que sus efectos naturales han sido modificados por otros factores.
Hay mucha variedad de períodos, de distintas medidas de tiempo, desde los grandes ciclos cósmicos que determinan la existencia de los astros, hasta los pequeños ciclos de vida de algunos insectos, como la efímera. Finalidad. La creación de los mundos de materia, así como la involución y la evolución de la vida de ellos, obedecen a un plan divino universal. Todo tiene una finalidad concebida por la Sabiduría de Dios. Los materialistas niegan la finalidad en la naturaleza, por lo mismo que niegan a Dios. Según el materialismo, sólo la mente humana puede proponerse fine. Por esto dicen que es “télica” la actividad creadora de la mente, en tanto que las creaciones de la naturaleza son producidas por la acción de fuerzas ciegas, o sea, es una actividad “genética”. Opinan así, porque desconocen la existencia de los mundos sutiles de la naturaleza y, por lo mismo, ignoran que la Mente Cósmica está obrando en la raíz de cada átomo de la materia, en la existencia universal. Por otro lado, la religión monoteísta popular, exotérica o externa, cree que un solo ser, llamado Dios, es la causa primera y final del Universo, que lo ha hecho y todo lo sostiene por su sola y única voluntad. Más adelante veremos que hay Seres Celestiales, de portentosa mentalidad, que son los ejecutores del plan divino en los distintos mundos que ya hemos examinado. De manera que cuando nosotros hablamos de dios, sin otro epíteto, nos referimos en general a la colectividad de los seres divinos que dirigen la involución y la evolución de la vida de los distintos reinos o categorías de entes que pueblan el sistema de mundo al cual pertenecemos. La designación de “Dios Altísimo”, como ya dijimos, la reservamos para el creador, el Supremo Ser de nuestro sistema de mundo, llamado por otro nombre “Logos Solar”, lo cual no significa que resida en el astro llamado Sol, sino porque de su Substancia han surgido el Sol, los planetas y los satélites que forman nuestro sistema solar visible. El “Orbe Solar no es el Sol, sino todo el sistema. Y cuando se habla del “corazón” del Orbe Solar, tampoco se hace referencia al Sol, sino a un “centro invisible” del espacio cósmico ocupado por la existencia del sistema solar, tanto en este plano físico como en los sutiles. Los Seres Celestiales o Dioses, de que hablábamos, son poderosas inteligencias que colaboran con el Altísimo en su gran obra cósmica. En sus mentes están los vastos proyectos que abarcan la involución y la evolución, de acuerdo con la finalidad divina de la creación de nuestro esquema de mundos. A su vez, bajo esos Dioses trabajan legiones de entes auxiliares de menor categoría. Todos ellos están cumpliendo con la ley de finalidad. Para el hombre, la finalidad de la evolución consiste en ir aproximándose gradualmente, etapa tras etapa, hacia la perfección divina en términos generales. Armonía. Es otra ley de la naturaleza visible e invisible. Según esta ley, cada parte debe guardar relación con el todo. En el organismo cada aparato y cada órgano están
relacionados en sus funciones, coordinando la actividad del conjunto, en la cual cada parte del cuerpo desempeña su rol para la normal y eficiente existencia del todo organizado. De análoga manera ocurre con la sociedad. Por eso, algunos pensadores han cosiderado a la sociedad humana, o más concretamente, a la nación como un “superorganismo”; pero esta calificación no es exacta, porque las leyes sociales no son iguales a las biológicas, sino que sólo presentan analogías. Una de esas analogías se refiere a la organización en la que cada parte debe guardar una relación proporcional con el todo para mantener la armonía. Las sociedades humanas están organizadas jurídicamente en forma de Estados, con un Gobierno central y otros poderes estatales. Bajo éstos actúan otras autoridades menores. además, existe el gran conjunto de la nacionalidad, compuesta por millones de individuos, cada uno de los cuales se ocupa de una actividad particular, en distintas categorías de trabajo. Debido a las deficiencias de la organización social actual, hay muchísimos individuos que no desempeñan la actividad que les corresponde en relación con el conjunto nacional. No tenemos para qué entrar a hablar de los muchos males sociales que aquejan a las naciones. Estos males impiden que se cumpla la ley de armonía en la organización social, de manera análoga, pero no igual, a lo que ocurre con las deficiencias constitucionales del organismo individual, o con sus enfermedades o dolencias. Todos los grandes instructores esotéricos han tenido presente la armonía; pero el que le dio mayor importancia en sus enseñanzas fue Pitágoras, célebre filósofo y matemático griego. Los padres de Pitágoras eran de la isla jónica de Samos; pero él nació durante un viaje que ellos hicieron a Sidón, Fenicia, el año 590 antes de nuestra Era. Pitágotas se crió en la isla de Samos. Estudió durante veinte años en Menfis, Egipto. Allí lo sorprendió la invasión de Cambises y fue llevado prisionero a Babilonia, donde permaneció doce años, estudiando la ciencia de los caldeos. Habiendo profundizado la ciencia secreta de los egipcios y de los caldeos, regresó a Grecia, convertido en un hierofante de los misterios, en un verdadero maestro de la sabiduría esotérica. Después pasó a Crotona, donde fundó su escuela y comunidad, estableciendo en las afueras de esa cuidad un “Museum” o templo de las Musas. Su alma griega lo inclinaba a la belleza, particularmente a la poesía y a la música. Se atribuye a Pitágoras el descubrimiento de la “fisiognomía”, llamada también “fisionología”, que es el arte de conocer el temperamento y el carácter de una persona por los rasgos de su fisionomía. Es una aplicación del principio de armonía, de la relación de las partes con el todo. Como en muchas personas la relación armónica se encuentra más o menos alterada a causa de los defectos e imperfecciones de todo orden, esas deficiencias, así como sus buenas cualidades, se reflejan en el rostro. Numerología. Algún tiempo después de Pitágoras, existió otro gran iniciado griego, Platón, nacido en Atenas en el año 429 antes de J.C., que en su juventud fue discípulo del célebre filósofo Sócrates.
Platón formuló la siguiente máxima: “Todas las cosas han sido hechas según formas y números”. Esto se relaciona con la gran importancia que en la ciencia esotérica se da, con mucha razón, a las figuras geométricas y al significado de los números. Empero, la numerología ha sido considerada en épocas remotas, muchísimo anteriores a Platón. Desde las más antiguas tradiciones, los números han ocupado siempre un lugar muy importante en el estudio de las distintas ramas de las ciencias ocultas. H. P. Blavasky, la insigne teósofa se expresa acerca de los números como sigue: “Los números son una de las claves de las antiguas cosmogonías, en su sentido más amplio y de la evolución de la actual especie humana. Todo los sistemas del misticismo religioso están basados sobre los números. El carácter sagrado de los números empieza con la Gran Causa, la Unidad universal, lo único; y símbolo del ilimitado universo”. Citamos esa opinión para confirmar nuestro acierto de que la numerología o ciencia de los números ocupa un lugar preminente en los estudios esotéricos de todos los tiempo y países. En la Cábala, que es una parte muy importante de nuestra tradición bíblica, osea, hebreo-cristiana, se uso como alfabeto en su oportunidad, significa también un número. Destacada importancia se da, asimismo, a la numerología en la filosofía pitagórica y otras tradiciones esotéricas que han llegado hasta nuestros días. El Uno es la causa primera del macrocosmo y del microcosmo. Es el principio puro de la divinidad. Es transcendente como causa primera e inmanente como causa final o finalidad. Es el Espíritu Universal, raíz primaria y oculta de todo. El Uno corresponde al primer nombre divino de la Cábala, que es: “ahih”, léase aheieh, que significa: “Yo soy el que soy”. Es la unidad pura del Espíritu de Dios Altísimo en el Cosmos, a la vez que la mónada, o unidad espiritual pura en el ser humano. Tal unidad, es la raíz divina del Ego. El Dos, la duada pitagórica, es inherente a toda manifestación o creación. De la dualidad surge la multiplicidad de las formas existenciales. En el Cosmos, el uno representa al espíritu y el dos a la materia. En los distintos planos de existencia, el uno indica el polo positivo y el dos el negativo. En las funciones creadoras de la vida, el uno representa el género masculino y el dos el femenino. En la mente, el uno es el principio proyector y el dos el receptivo. El Tres, la tríada o el ternario, nace de la unión del uno con el dos. Dice Eliphas Lévi: “Este número es el fin y la expresión del amor, porque es el nudo misterioso que une al activo con el pasivo, el hombre con la mujer; es el hijo que participa del padre y de la madre, sin ser ninguno de ellos”. El tres indica la triple emanación divina del Logos, así como la triple constitución espiritual del Ego; los tres atributos fundamentales de la conciencia: conocimiento, sensibilidad y actividad; las tres condiciones o propiedades elementales de la materia: inercia, movilidad u quilibrio; las tres fases del ciclo existencia de la forma: integración, mantenimiento y desintegración; las tres dimensiones en este plano físico; los tres
colores primarios; la sinergia, en la cual dos fuerzas que actúan en dirección divergente determinan una tercera resultante. El símbolo del tres es el triángulo. El Cuatro, tétrata o cuaternario, es el número del cosmos, en cuanto manifestación material en la cual se oculta la Divinidad inmanente. Es Dios en su obra universal. Es el principio espiritual infundido en el ternario material o existencia. Es el número que indica el más sagrado de los nombres divinos: IEVE, el Tetragrammaton. El nombre IEVE fue desfigurado en el de Jehovah, para que el pueblo no lo conociera, porque se consideraba un sacrilegio que lo pronunciara cualquiera persona. El verdadero nombre de cuatro letras, IEVE, sólo tenía derecho a pronunciarlo el gran sacerdote en el templo. Su símbolo es el cuadrado. El Cinco indica al hombre completo. En lo espiritual, es la quinta esencia de la sublimación de la vida interna. En lo existencial, es el individuo en acción: la cabeza y las cuatro extremidades. Su figura geométrica es la estrella de cinco puntas, el pentalfa. Cuando esta figura está con una punta hacia arriba, denota al hombre con su inteligencia superior, dominando el cuaternario material, o sea, a su naturaleza inferior; a la inversa, con una punta dirigida hacia abajo, denotando que su inteligencia está oscurecida o supeditada por sus apetencias, deseos o intereses de la vida material o sensual. En otro sentido, el cinco indica las cinco envolturas del hombre perfecto, los cinco elementos de la naturaleza elemental: éter, fuego, aire, agua y tierra; los cinco mundos del plan evolutivo de nuestra humanidad, etc. El Seis es el número con el que los pitagóricos indicaban la ordenación universal. Seis es dos veces tres, por lo que está simbolizado en el sello de Salomón, que es la figura de dos triángulos equilateros entrelazados. Indica las relaciones entre lo espiritual y lo material. El triángulo con ápice hacia arriba muestra los tres atributos fundamentales de la conciencia; el triángulo con el ápice hacia abajo, las tres condiciones o propiedades elementales de la materia. En el suceder de la existencia macrocósmica, este último triángulo sugiere la involución y el primero la evolución. En la actividad interna del ser, el triángulo con ápice hacia arriba indica el esfuerzo de la voluntad enaltenecedora, protectora; el otro, el de la devoción auspiciadora, receptiva. En otros términos, el triángulo con el ápice hacia arriba, muestra el hombre de acción, que vence con su propio esfuerzo y valor las dificultades; el con el ápice hacia abajo, al hombre de fe, que invoca en su auxilio las fuerzas divinas. Ambos aspectos se conjugan en la obra del iniciado esotérico, que actúa y se protege al mismo tiempo. El número seis y sus múltiplos ha servido también para dividir o medir el tiempo, conforme a la ley de los ciclos. 60 segundos componen el minuto y 60 minutos la hora. El día está formado por 6 veces 4 horas. Entre los babilonios había ciclos de 60, 600 y 3.600 años. Si multiplicamos 60 por 30, tenemos 180, y si 12 por 12, 144, multiplicando esta cifra por 180 nos da 25.920. Este ciclo es llamado “año sideral”. El cubo de 6, esto es, 6 por 6 por 6, da la cifra de 216, que corresponde a los 2.160 años de duración de la mayor influencia de cada uno de los 12 signos zodiacales a lo largo del ciclo de 25.920 años, mencionados anteriormente.. En la numerología, los ceros se agregan o se quitan, según el caso. El Siete es el número de la “manifestación”, en el cosmos y en el individuo humano, en siete planos de correspondencia. Como ya sabemos, siete son los mundos de nuestro esquema; pero el hombre tiene su existencia sólo en cinco de ellos. Sin embargo, como
el Mundo Mental está dividido en dos regiones y el Mundo Físico en otras dos, vienen siendo también siete, así considerados, los planos de la existencia humana: Mundo Espiritual, Mundo Supermental, Región Mental Abstracta (o plano causal), Región Mental Concreta; Mundo Astral, Región Etérica y Región Química (o plano denso) Siete son los estados de materia, o Globos, en que se desarrolla la vida terrestre, formando una “cadena” septenaria, donde está evolucionando nuestra humanidad. El Globo A es de materia mental concreta; el Globo B, astral; el Globo C, etéreo; el Globo D, químico o denso; el Globo E, etéreo nuevamente; el Globo F, astral y el Globo G, mental concreto. El impulso vital del Logos infunde la vida en cada uno de estos globos, sucesivamente; una vuelta completa de la efusión de vida del Logos en los siete Globos, la vida de siete Rondas. Después ampliaremos este punto. La figura del siete es el doble triángulo con un punto en el centro; pero también se suele figurar como una estrella de siete picos. Un ramo de siete rosas indica los siete principales centros de fuerza del doble etéreo. Sin embargo, la rosa no es la flor más indicada para este símbolo, porque representa el número cinco, lo mismo que el pentalfa o el pentagrama, dado que en estado silvestre tiene cinco pétalos; en cambio, esos centros de fuerza del doble etéreo son de diversa correspondencia numérica, como veremos en su oportunidad. En la primera de las figuras aludidas, el punto céntrico indica la conjunción o síntesis de la doble triplicidad a que nos referimos al hablar de la estrella de seis puntas. También se aplica el siete a las medidas del tiempo: siete son los inmensos ciclos llamados Días Cósmicos, con sus respectivas noches cósmicas; como siete son los días de la semana. El Ocho u octario es el número del hombre perfecto encarnado en este mundo, por cuanto 3 más 5 igual 8, representa la tríada espiritual o Ego, ya dotados de sus cinco vehículos de conciencia. Asimismo, propone la idea de la “regeneración”, 5 más 1 más 2 igual 8, porque la quíntuple constitución sigue una operación generadora señalada por la acción del uno en el dos. Ahora, si se toma la fórmula 4 más 4 igual 8, tenemos la duplicación del cuaternario, o sea, la continuación de la vida en este plano. El Nueve o enario es el número de las Musas. Es el “telés foros” de los griegos, significando “el que lleva al fin”. Indica el periodo de gestación de la criatura humana en la matriz que es generalmente de nueve meses, al cabo de los cuales se produce el nacimiento. Por analogía o correspondencia, se aplica ese número al proceso evolutivo del hombre ordinario, que no se ha despojado de su animalidad (la bestia) temperamental, que es el principal motor de su conducta en la vida cotidiana. Ese proceso novenario termina cuando el ser humano nace a la vida espiritual, desde el principio crístico interno empieza a ser determinante de la realización de elevados ideales. Por esta razón, es el número apocalíptico de lo s que se han de salvar, que son 144.000, según la revelación de San Juan. En la numerología, prescindiendo de los ceros, se tiene la cifra 144, que se compone den 1 más 4 más 4 igual 9. Hay pues, que completar el 9 para nacer a la genuina vida espiritual esotérica.
Los que hayan completado el proceso evolutivo enario cuando advenga el término de la larga jornada de la evolución de la humanidad en plano más elevado, correspondiente a la actual existencia sutil angélica; pero con diferencias, pues los ángeles no han pasado por las duras y difíciles pruebas y experiencias de la vida en este plano denso de la materia visible. El término de la jornada del enario está simbolizado en los 33 años de la edad de Jesucristo, cuando fue crucificado (3 por 3 igual 9); de manera similar el grado 33 de la masonería, en el 18 (1 más 8 igual 9) de los rosacruces, en el 27 (2 más 7 igual 9) de otras órdenes. “Y midió el muro de ella, 144 codos, medida del hombre, es decir, del ángel”. (Apocalipsis, XXI, 17). Esto significa que el que completa dicha jornada enaria, termina la fase del perfeccionamiento del hombre terrestre y pasa a otra correspondiente a la evolución angélica; pero con la diferencia q eu ya anotamos. No olvidemos que correspondencia no es lo mismo que igualdad; son dos conceptos que no deben confundirse para no incurrir en error. La cifra de 144.000 elegidos es, pues, puramente simbólica y propone una operación numerológica. El Diez, denario o década es el número de la perfección divina. En el macrocosmo, es la Finalidad cumplida de la Gran Causa. En las operaciones numéricas tenemos 3 más 7 igual 10, para significar las tres expresiones de la vida Divina del Logos, o Trinidad, en los siete mundo de nuestro sistema macrocósmico. En la Cábala, diez son los sefirotes (sephiroth en plural, sephirah en singular). De Ain Soph, la Divinidad desconocida, han surgido en los planos conocibles, los diez sefirotes, o emanaciones divinas, cada uno de los cuales representa un especial atributo divino en estos planos de manifestación. Diez son también los nombres divinos de la Cábala, cada “nombre”, es una palabra del poder oculto, que el iniciado debe saber emplear en las correspondientes oportunidades. Estos nombres se relacionan con el principio hermético de vibración. El Once representa a la fuerza elemental de la naturaleza, que el universal agente mágico. Sirve al sabio que la domina, gracias a su profundo conocimiento de las leyes de la naturaleza visible e invisible, y a su voluntad de acero, para operar con precisión inalterable. Por el contrario, causa la caída y ruina moral y material del inexperto e imprudente. El Doce es el número de la irradiación solar, diferenciada de los signos del Zodiaco. Por lo mismo, simboliza también la acción espiritual irradiante del iniciado esotérico, en un conjunto de doce. El Trece corresponde al Guía o Iniciador. De ahí que la tradición bíblica nos habla de los doce hijos de Jacob y de los doce apóstoles de Cristo Jesús. En la numerología cabalista, la operación 3 por 4 igual 12, da la armonía perfecta y simboliza la íntima relación unión o solidaridad espiritual de un grupo de doce iniciados que se han comprometido a efectuar una labor de conjunto en el mundo, o sea, un apostolado esotérico.
VI. La reencarnación y el destino 1. Nociones de conjunto. Por lo ya expuesto, el estudiante se habrá posesionado de la idea de que el ser humano no es el cuerpo físico compuesto de materia sólida, líquida y gaseosa e impregnado por los éteres y su vitalidad, así como el pensamiento no es el simple resultado de las funciones del cerebro. Ya se ha explicado que el verdadero ser humano es incorpóreo, invisible e intangible. Es el Ego, del cual el cuerpo físico es solamente su morada más densa, el instrumento de acción, que le sirve para vivir y actuar en este Mundo Físico. Esto no quiere decir que debe desdeñarse el cuerpo carnal y someterlo a flagelaciones y torturas. Nada de eso. Por el contrario, hay que cuidarlo, mantenerlo sano, limpio y vigoroso, en lo que sea posible, porque sin él la vida espiritual no puede manifestarse en este plano, ni podría el Ego conocer y experimentar esta existencia. Empero, así como no hay que confundir un coche con su ocupante, tampoco debe confundirse el cuerpo con el espíritu que mora en él durante la vida física o encarnación. Para practicar la disciplina esotérica y obtener, dentro de las posibilidades del discípulo, la realización de los propósitos espirituales, se requiere salud e integridad física. Por eso, es de conveniencia, cuidar el cuerpo y administrarle un adecuado régimen de vida. Sin embargo, no hay que descuidar lo principal por lo accesorio. Recuérdese el conocido aforismo de que “lo accesorio sigue la suerte de lo principal”. Lo principal, en este caso, es la vida del alma y lo accesorio la del cuerpo. Entonces, no hay que descuidar la salud del alma por una excesiva preocupación por el régimen de vida física. En otras palabras, el discípulo esotérico debe someterse a un adecuado régimen de alimentación y hábitos higiénicos; pero este cuidado no ha de constituir una preocupación absorbente. Hacemos esta advertencia, porque, desgraciadamente, hay muchas personas que se ocupan demasiado del cuerpo, con menoscabo de otras cosas que son mucho más importantes para la genuina vida espiritual. Ha habido veces que místicos notables se han elevado a considerable grado de desenvolvimiento de la vida interna con el cuerpo enfermo; pero esos son casos de excepción. Como ya anticipamos, la enfermedad del cuerpo sirve a veces para completar un proceso de purificación mental; en otros casos, en cambio, la deficiencia física es un grave obstáculo para realizar labores que son indispensables en la vida del discípulo. En general, para la inmensa mayoría de los individuos de la época actual, la enfermedad es un factor favorable a la evolución del alma, porque es una de los medios para cancelar cuentas pendientes con el destino. Así como el que paga una deuda queda libre de ella, de análoga manera, mediante la enfermedad y otras calamidades, el hombre liquida efectos funestos generados en el pasado por causas nocivas e impuras; y en esta forma penosa, avanza un paso más, en el lento y largo camino de la liberación.
El discípulo esotérico no está exento de tales calamidades, porque la ley de causa y efecto es de universal aplicación; pero ya vimos que el determinismo puede ser controlado por una mentalidad poderosa, capaz de generar otras causas o factores conducentes a producir otros efectos más favorables en la salud, en la situación económica y principalmente, en la dirección de la vida íntima. El más eficaz medio para producir esos benéficos resultados es la perseverante práctica de la disciplina esotérica, ejecutada con mente pura, fe y conocimiento. Una de las causas de que los discípulos esotéricos, debiendo permanecer sanos, contraen enfermedades, estriba en que, por diversas circunstancias de la vida cotidiana, descuidan su polarización, sobre todo, cuando se encuentran en la fase rítmica negativa. Estos descuidos permiten que penetren en su aura mental astral corrientes astrales negativas, a veces de muy mala calidad, que manchan su aura con oscuras y feas impurezas. Entonces, la energía interna espiritual del alma procede en seguida a extirpar este mal. ¿Cómo? De dos maneras: una, conscientemente, o sea, el discípulo ejecuta una práctica o ritual de purificación de su aura; la otra, subconscientemente, por medio de la enfermedad o de algún otro contratiempo doloroso. Un proceso análogo, pero más grave, ocurre cuando el discípulo o iniciado es atacado directamente por un enemigo que se vale de la hechicería vulgar o, peor aún, de prácticas mentales perversas, para hacerle mal, con la mira de producirle enfermedad o ruina. Hay discípulos avanzados que, voluntariamente, aceptan este mal y no le dan acogida en su aura, con intensos dolores. Nosotros no aconsejamos este procedimiento, por estimarlo muy peligroso para la mayoría de los estudiantes y porque no es justo que un inocente sufra por la maldad ajena. Preferimos la constante práctica del aforismo: “mente sana en cuerpo sano”. Así pues, como decíamos, el verdadero ser humano que es el Ego invisible, para poder actuar en este plano material visible, necesita vivir en un cuerpo físico, o sea, “encarnar”. Con respecto a este tema, hay que distinguir tres teorías: a) La teoría materialista, según la cual no hay espíritu como ente separado y distinto del cuerpo físico; por lo tanto, no existen encarnación no desencarnación, sino que cada ser humano empieza con la gestación de su organismo material y termina con el fallecimiento o muerte del cuerpo; no hay vidas pasadas ni futuras. b) La teoría dualista o del espiritualismo dualista, sostenida por el cristianismo externo o público. Según esta doctrina, el alma que se confunde o identifica con el espíritu individual, no existido antes, sino que ha sido creado por Dios para el cuerpo del que está por nacer y sigue viviendo después de la muerte del cuerpo físico; pero no vuelve a encarnar en este mundo, sino cuando venga el tiempo de la resurrección de los muertos para el Juicio Final. Esta teoría deja sin explicación satisfactoria dos cuestiones de la mayor importancia para la vida humana: una, relativa a las enormes desigualdades mentales, morales y materiales entre los individuos, y la otra, a las tremendas injusticias del destino, las que, como luego veremos, son aparentes y no reales. c) La teoría esotérica, según la cual el Ego o ser humano espiritual, ha existido desde edades incontables, antes de su actual vida terrestre y deberá proseguir su jornada evolutiva durante un largo futuro, para lo cual necesitará tomar un cuerpo físico, es decir, renacer o reencarnar muchas veces más. Esta es la doctrina de los renacimientos y reencarnaciones, que no debe confundirse con la creencia vulgar de la metempsicosis. Según esta creencia, el alma, después de la muerte del cuerpo físico humano, transmigra
a cuerpos de animales o aves. La reencarnación no es así, sino que se opera en nuevos cuerpos humanos, de manera que el Ego, mediante sucesivas vidas terrestres, evolucione gradualmente. Todas las escuelas esotéricas, desde la más remota antigüedad hasta ahora, han enseñado la doctrina de la reencarnación del Ego en una serie de sucesivos cuerpos físicos humanos. Esta doctrina está también apoyada en el texto bíblico, a propósito de Juan el Bautista. “He aquí, yo os enviaré al Profeta Elías antes que venga el día grande y tremendo”. (Malaquías, IV, 5) Cuando Jesús preguntó a sus discípulos: “¿Quién dicen los hombres que es Hijo del hombre?”, le respondieron: “Los unos que Juan el Bautista, y los otros que Jeremías o uno de los profetas”. (S. Mateo XVI, 13, 14). Esta respuesta demuestra que tanto los judíos como los primeros cristianos estaban familiarizados con la idea de la reencarnación. Pero la demostración evidente se encuentra en S. Mateo XVII, 10, 12 y 13. Los discípulos preguntaron al Maestro por qué motivo los escribas decían que Elías debía venir primero. A lo que El respondió: “Elías en verdad ha de venir y restablecerá todas las cosas. Mas yo os digo que ya vino Elías y no le conocieron antes hicieron con el cuanto quisieron”. “Entonces entendieron los discípulos que de Juan el Bautista les había hablado”. Como este trabajo no tiene ningún fin de polémica, nos excusamos en dar otras razones comprobatorias de la teoría de la reencarnación. Nos limitamos a exponer, en forma breve, la enseñanza esotérica a quieres buscan este conocimiento. Es un asunto de vital importancia, pues la doctrina esotérica da una explicación de conjunto respecto a la constitución cósmica y humana, a la evolución de la vida en todos los planos de existencia y a lo largo de los vastos ciclos que ya hemos señalado. El proceso de la reencarnación forma parte de ese todo o conjunto, del cual es inseparable. El aspirante a discípulo esotérico que no comprende bien este proceso de los renacimientos, no podrá formarse un concepto general adecuado acerca del conjunto de la doctrina y, por lo tanto, será incapaz de comprender la vida humana en su significado más profundo, ya que no podrá penetrar en el funcionamiento de la ley de evolución en lo concerniente al destino general de la humanidad y, en particular, al desenvolvimiento indefinido de la conciencia interna del ser. A las personas que carecen de nociones esotéricas le es muy difícil comprender la reencarnación, porque confunden el espíritu con el cuerpo. No pueden concebir la realidad de un espíritu incorpóreo. Creen que el YO o Ego está identificado con el organismo físico y no pueden pensar en el YO prescindiendo del cuerpo. La reencarnación responde a dos necesidades fundamentales del ser humano: la de evolución y la de justicia. La primera se refiere al perfeccionamiento del alma y desenvolvimiento de la conciencia interna del ser. El precepto evangélico: sed perfectos como el Padre que está en los cielos, es imposible de cumplir en una sola breve existencia terrenal, menos aún para los individuos de más precario entendimiento. Lo que la generalidad de los hombres alcanza a adelantar en una encarnación es muy poco. Hay millones de seres humanos cuyas vida transcurren sin que se les note el más leve perfeccionamiento
anímico; por el contrario, siendo de pobrísima vida espiritual, están muy lejos de poder obtener, en su actual existencia, una relativa perfección. Estos millones de seres deben evolucionar, o sea, perfeccionarse. Para ello necesitan retornar a la escuela de la vida, en este plano una y otra vez, durante el vastísimo ciclo de evolución de la humanidad. Cristo es Maestro de la humanidad y, por lo tanto, sus palabras tienen validez para todos. Así pues, no hay que subestimar que exhortó a ser perfectos solamente sus discípulos inmediatos, sino que sus palabras fueron para la generalidad de los seres humanos y con miras hasta el fin de los siglos, ciclos. Al aludir al Padre que está en el Cielo, es indudable que se refirió a una perfección celestial o divina, la que, por desdicha, está muy distante de las actuales posibilidades del hombre vulgar y corriente. Ahora bien, si la perfección divina fuera imposible para el hombre actual en general, la palabra evangélica habría sido vana en este punto y no podemos pensar tal cosa. Nosotros sabemos que no es vana, sino verdadera; pero es necesario hallarle su verdadero sentido y éste se encuentra en el gradual perfeccionamiento del ser en el curso de sucesivas reencarnaciones. Así como el niño tiene que volver uno y otro día al colegio para proseguir sus lecciones, un año tras otro para subir al curso siguiente, así el Ego humano necesita reencarnar muchas veces en una etapa evolutiva o curso de perfeccionamiento, que es una gran ciclo o Época, y proseguir su adelanto en otros cursos, que son los restantes grandes ciclos hasta completar la jornada terrestre en este globo. En el sentido esotérico, no hay espíritus humanos nuevos. La humanidad es una colectividad de mónadas o unidades espirituales, a que ya aludimos, emanadas del Espíritu Universal de Dios en una sola oleada de vida divina cósmica, al iniciarse el proceso de la involución, hasta que después de etapas de inmensa unidad espiritual o mónada, revestida de materia sutilísima de los mundos superiores, llegó a constituir un Ego, que es el ente espiritual evolucionante, que reencarna para tomar experiencia en este bajo plano de materialidad física. Ya hemos visto la diferencia entre ser y existir. El espíritu en sí mismo, no existe, sino que es; pero el Ego existe, porque es espiritualidad revestida de grados sutilísimos de materialidad. El espíritu es el principio original de la vida humana. Este principio, unido al de la vida luminosa y al de la inteligencia pura, constituyen, como antes dijimos, la triada superior, llamada también “triple espíritu”, que es el Ego, la entidad espiritual humana. Pero el espíritu no puede llegar a constituir un Ego, hasta que no logró construir para sí “una mente individual” que le permitiera pensar y actual como una “individualidad” de orden intelectual. La mente es el eslabón entre lo espiritual y lo material. Por eso, el hombre llego a ser una individualidad de conciencia, desde que formó y desarrolló ese eslabón o mente individual. Entonces se inició la evolución del Ego. Antes de esta etapa, el ser humano pasó por estados similares a la existencia de los reinos inferiores de la naturaleza. El Ego es, pues, una entidad celestial, puesto que su primer constituyente es el espíritu divino: pero en los primeros tiempos de su evolución y aún en el presente respecto de la
gran mayoría, eta entidad divina es casi embrionaria, pues no ha educido sus atributos o poderes espirituales; es un ser divino en potencia. “¿No está escrito en vuestra ley: Yo dije: Dioses sois? (S. Juan X, 34). Esta frase no puede aplicarse literalmente a todos los individuos, sino a aquellos que han recibido “la palabra de Dios” (S. Juan X, 35). Esta palabra, como antes insinuamos tiene más de un significado misterioso; tanto puede aplicarse a la vibración cósmica productora del sonido universal, como a ciertas palabras sagradas que confieren místicos poderes al iniciado que sabe emplearlas. También hay un poder creador oculto, sutil, relacionado con el órgano de la palabra. Esta divinidad en potencia, que es el ser humano, debe desarrollar sus atributos internos, actualizar su poder latente y tal es el objeto de su larga peregrinación en los mundos de materia, sutil y densa. Para esto necesita una serie de muchas encarnaciones. De los muchos millones de egos evolucionantes, algunos, muy pocos individuos, se han adelantado considerablemente: son nuestros Maestros esotéricos, en cuyo interior brilla la divinidad activa, ya dotada de sus místicos atributos y, por ende, se les puede aplicar con propiedad la cita que hemos hecho de San Juan. Ellos están libres de las miserias terrenales, porque han vencido al determinismo ciego de la existencia material y han conquistado el dominio de la naturaleza, con sabiduría, voluntad y amor. Eso no significa que hayan apartado de sí el dolor; pero lo sufren a causa de sí mismos, porque sus almas han alcanzado el alto nivel de la sublime felicidad divina y aunque han conquistado el dominio del destino, padecen por compasión hacia la generalidad de los seres humanos. Así, cuando Cristo Jesús se aprestaba para su supremo sacrificio en bien de la humanidad, dijo a sus discípulos: “Yo he vencido al mundo”. No sucede así con el hombre mediocre o retrasado, que sufre a causa de sus propias miserias y deficiencias, que es esclavo de la ignorancia y de las pasiones y está dominado por las tinieblas del mundo, sumido en el egoísmo y en la sensualidad. La otra necesidad fundamental a que responde la reencarnación es la de justicia. En la biblia vemos con frecuencia que se enaltece al justo para indicar al hombre merecedor del aprecio de Dios. No hablamos aquí en el sentido jurídico de dar a cada uno lo que es suyo, sino en otro mucho más amplio. Esta justicia es el camino necesario que el hombre imperfecto debe seguir, como etapa previa, para poder aspirar a la perfección. Es el largo y penoso sendero de la experiencia que el ser humano debe adquirir en un aprendizaje práctico del funcionamiento de la ley de causa y efecto, de acción y reacción, o sea, la ley de consecuencia hasta que llegue a dominarla. La necesidad de justicia conduce al hombre imperfecto a recibir el premio de sus méritos y el castigo de sus iniquidades; el fruto de sus virtudes o de sus vicios; la recompensa placentera de sus acciones benéficas o el dolor consecuente a sus errores y negligencias. No hay que pensar que el castigo de que hablamos consiste en una pena o calamidad impuesta al pecador por un Juez inexorable. Este Juez no es una persona; no es un Ser sobrenatural; es el funcionamiento constante e inalterable de la ley de consecuencias. Por esto se dice en ocultismo que cada uno es su propio juez o, en otras palabras, de lo que se siembra se cosecha.
Como ya hemos visto, toda acción engendra una reacción. Todo acto cae dentro del funcionamiento de la ley de causa y efecto. El efecto, a su vez, es causa de la reacción y así sucesivamente. Ahora bien, en esa cadena de causación, hay muchas acciones meritorias, que quedan sin recompensa en una dada existencia o encarnación. De igual modo, hay muchos crímenes o graves faltas que tampoco reciben su castigo en la misma vida; pero la ley de consecuencia nada olvida; el proceso de acción y reacción no deja de actuar. El fruto, bueno o malo, que no se alcanza a cosechar en la misma vida, queda pendiente. Es necesario que el ser vuelva a tomar contacto con este plano, o sea, que reencarne, a objeto de cosechar lo que sembró. Así se forma el destino, que es un encadenamiento muy complejo de causas y efectos, de acciones y reacciones. En el curso de la eternidad, el ciclo brevísimo de una sola vida terrenal es insignificante, completamente insuficiente, para estimar que haya ni el menor asomo de justicia en conceder la gloria eterna al que ha obrado bien o la eterna condenación al que ha actuado mal. Son muy numerosas las personas que no tienen la menor idea del origen de sus desgracias. Se han portado bien en esta vida y no pueden explicarse la causa de su desventuras. Por el contrario, otras que nada meritorio han hecho en su presente existencia, gozan de salud, riquezas, alegrías y honores. Estas desigualdades, que aparentemente son injustas, se explican por la reencarnación, que hace posible la justicia de cada destino. Los conceptos de justicia y perfección no pueden realizarse prescindiendo de la reencarnación. El acontecimiento, feliz o nefasto, del cual no nos creemos causantes, lo hemos causado en una encarnación anterior. Por desdicha, para la mayoría de los seres humanos, en el remoto pasado, en la infancia de la humanidad terrestre, a causa del escaso desarrollo de la mente, los hombres incurrieron en muchos errores y ocasionaron innumerables daños y sufrimientos a otros, durante muchas encarnaciones. Eso ha formado un mal destino para la gran mayoría. Es una carga pesada que cada uno debe ir alivianando en el curso de una serie de renacimientos. Este gradual mejoramiento del destino se opera principalmente de tres modos: a) por sufrimiento, o sea, pagando cuentas pendientes con la ley de consecuencias, mediante enfermedades, miserias, dolores morales y otras calamidades; b) por compensación, haciendo mucho bien, sacrificio en beneficio otros seres, trabajando con paciencia y perseverancia en una obra de bien general, cooperando al bienestar y al progreso de la colectividad, dando de sí, desinteresadamente, todo el bien posible para otros, y c) por purificación o transmutación, mediante la práctica de una correcta disciplina esotérica. Aunque en menor grado que ésta, también conducen a ese fin la devoción religiosa y la dedicación intensa a las ciencia y a las artes. Hemos dado un concepto general acerca de la reencarnación y el destino. Pasemos ahora a su estudio en particular. 2. La reencarnación. Para explicar el proceso de la reencarnación, tenemos que recordar y ampliar el cuadro que antes hicimos sobre la correlación entre los planos de existencia y la constitución esotérica del hombre. Pero ahora, consideraremos sólo los cinco
mundo en los cuales se desarrolla la evolución de la humanidad, a saber: Mundo Espiritual, Mundo Supermental, Mundo Mental, Mundo Astral y Mundo Físico. La generalidad de los seres humanos evoluciona actualmente sólo en los tres inferiores, por lo que en algunos textos se habla de los tres mundo, simplemente. Sólo unos pocos seres selectos, los Adeptos e iniciados de grado superior, han activado los principios de vida espiritual que corresponden a la consciencia en los otros dos planos superiores, porque para esto se requiere: a) un apreciable desarrollo del cuerpo causal, el que existe en todo hombre como un gran huevo de materia mental abstracta; pero inconsistente, sin contenido eficiente, como una gran pompa de jabón: a medida que el ser humano evoluciona, su aura causal empieza a tomar bellos colores, a crecer y adquirir actividad; en el Adepto o iniciado superior, es como una gran esfera con los brillantes colores del arco iris, dispuesto concéntricamente, y b) algún desarrollo, aunque sea poco, del cuerpo glorioso, que aún no existe, pues es como un germen supermental en la inmensa mayoría de los hombres de la época actual. Dijimos que los tres mundo inferiores (Mental, Astral y Físico) están divididos en regiones. La región inferior del Mundo Astral equivale al purgatorio; la superior de ese mismo plano, es el primer cielo. La región inferior del Mundo Mental es el segundo cielo; la superior es el tercero. El Mundo Supermental constituye el cuarto cielo y Mundo Espiritual el quinto. El Mundo Espiritual es el plano de la liberación del espíritu. Se dice que el espíritu se libera cuando ha completado la jornada de su peregrinación en los mundo inferiores y, por lo tanto, ya no necesita reencarnar en este plano físico no retornar, tampoco, a buscar nuevas experiencias en la actividad mental y astral. Aquí, al decir, espíritu, nos hemos referido al ente espiritual individual, y no al espíritu en abstracto, que es la esencia pura y universal de Dios en el cosmos, la que, por lo mismo, ha sido, es y será eternamente libre. Como ya vimos, el ente espiritual es la mónada la que después del vastísimo proceso de involución llegó a ser la tríada superior de la constitución humana, es decir, el ego espiritual del ser humano. El vehículo de conciencia, o sea, el cuerpo sutil, mediante el cual el ego espiritual puede manifestarse y actuar es el cuerpo causal, que, como sabemos está compuesto por materia finísima tomada de la región mental abstracta o plano causal. Ahora bien, estando el cuerpo causal aún muy poco desarrollado en la inmensa mayoría de los hombres, su vida espiritual es precaria. La evolución conducirá al hombre a un futuro, aún bastante lejano para la mayoría, en que su cuerpo causal será grande y espléndido. Sin embargo, no es esa la meta. La evolución conducirá al hombre a un tal estado de gloria divina, que aún el mismo cuerpo causal habrá de ser desechado. Sólo entonces alcanzará la liberación definitiva respecto de los tres mundo en que actualmente evoluciona la humanidad. Para facilitar la retención, haremos el siguiente cuadro: Nivel de existencia 7 Mundo Espiritual
Principio de Vida Espíritu divino
Cuerpo —
Estado 5º Cielo
6 Mundo Supermental Región Mental 5 Abstracta Región Mental 4 Concreta
Vida Luminosa
Glorioso
4º Cielo
Inteligencia pura
Causal
3º Cielo
Inteligencia condicionada
Mental inferior
2º Cielo
3 Mundo Astral
Afectividad
2 Región Etérica 1 Región Química
Vitalidad —
1º Cielo y purgatorio Doble etéreo — Cuerpo carnal — Astral
La excelsitud divina que el hombre alcanzará entonces, es indescriptible. Es vano, pues, pretender dar una explicación acerca de aquello que está por encima de las actuales posibilidades de comprensión de los estudiantes. Debemos avanzar en el sendero esotérico hasta donde nuestras posibilidades lo permitan. En este cuadro que antecede hemos colocado la numeración de los planos a la inversa, o sea, de abajo hacia arriba, dando el numero uno (1) al nivel más denso de la existencia, que es la región química del Mundo Físico, considerando que el proceso evolutivo nos conduce desde lo inferior hacia lo superior. En otras palabras, empezamos esta numeración con el “mundo visible”, que es este plano objetivo de materialidad, en el cual nos encontramos encarnados,, esto es, poseyendo cuerpo carnal. Como anticipamos, la desencarnación o fallecimiento de una persona se produce cuando el cuerpo etéreo se separa total y definitivamente del cuerpo carnal o denso. Durante la encarnación o existencia física del individuo en a región química, el doble etéreo y cuerpo carnal está íntimamente unidos, por cuanto la substancia etérica impregna todas las células del organismo carnal; además, ambos están ligados por una conexión especial, que se llama cordón plateado, que es un filamento etérico, el cual se rompe en el momento del trance que vulgarmente llamamos muerte. La ruptura del cordón plateado produce la separación definitiva del doble etéreo del cuerpo carnal y este último entra en descomposición, por cuanto el doble etéreo era el que lo proveía de vitalidad, faltando la cual la forma orgánica se descompone, desde que cesan en ella las funciones vitales elementales. El cordón plateado es un pequeño ligamento etérico, que es como si fuesen dos filamentos unidos o saldados por uno de sus extremos, formando un ángulo agudo. En el vértice de este ángulo es donde se produce la ruptura. Este ligamento está situado en el corazón, donde también se encuentra el átomo simiente del cuerpo físico. Ocurrida esa ruptura o separación, el ser humano desencarnado sigue viviendo en su invisible doble etéreo durante un tiempo relativo, que puede ser muy breve o más o menos largo, según el individuo. Recordemos que el doble etéreo está compuesto por cuatro éteres, o sea, cuatro grados de la substancia etérica, a saber: el éter químico, que es el más denso y el encargado del mantenimiento de la forma corporal; el éter viral, relacionado con las funciones de la procreación y obedece al principio del placer; el éter lumínico, que rige las funciones de los sentidos a objeto de obtener las sensaciones y percepciones por los órganos
sensoriales; y el éter reflector, que es el más fino o elevado, sirve a las funciones de la memoria y del pensamiento, refleja las imágenes de la actividad mental. En realidad, los cuatro éteres son vitales, pues son productores de distintas clases de la vitalidad universal; pero se usa dar ese nombre a uno de ellos, cuya misión principal, es la propagación de la vida en este mundo visible. Hemos hecho este pequeño recuerdo de los éteres, porque este conocimiento tiene importancia para el estudio de los fenómenos que siguen a la desencarnación. Es necesario anticipar algo acerca del desdoblamiento, aun cuando no nos corresponde tratar aquí esta materia. Esto se parece algo al sueño y a la muerte. Pero no es lo mismo. En el sueño, el cuerpo astral, el mental y el causal se separan del cuerpo físico; pero éste queda con el doble etéreo, el cual cumple las funciones de la vida inconsciente, pues la conciencia individual de la mente está desconectada del cuerpo. El sueño es, por tanto, una especie de desdoblamiento en el astral; pero lo que se denomina técnicamente desdoblamiento es una separación parcial de los éteres; o sea, los dos éteres inferiores, —vital y químico— pertenecen en el cuerpo carnal, y los otros dos éteres superiores — reflector y lumínico—, se separan del cuerpo físico conjuntamente con el cuerpo astral, mental y causal. De esta manera el individuo no sufre la suspensión de la memoria, que se produce durante el sueño. Durante el desdoblamiento etérico el individuo conserva la memoria lúcida, esto es, la continuidad de la conciencia entre la vida de este mundo visible y la del mundo invisible, lo que no ocurre con el sueño, pues el durmiente al despertar olvida lo que le ha acaecido en el mundo invisible, salvo algunos pequeños fragmentos que se traducen en las imágenes más o menos deformadas o disfrazadas de los sueños o ensueños. En cambio, como ya hemos visto, el fallecimiento o desencarnación es una separación total de los cuatro éteres, que abandonan definitivamente el cuerpo carnal y le dejan entregado a la descomposición. El doble etéreo se retira juntamente con los otros cuerpos más sutiles. Recuérdese que el doble etéreo es un duplicado del físico; osea, tiene la misma forma que el cuerpo carnal, aun cuando algunos milímetros más grande. De este modo, el individuo desencarnado, el difundo, conserva la misma forma corporal que tenía cuando era viviente en este plano químico visible, aunque ahora pasa a ser invisible para los encarnados en vigilia. Se llama vigilia al estado de conciencia que tenemos mientras estamos despiertos en este plano terrenal visible. Como decíamos, después de la desencarnación, el ser humano pasa a vivir en el mundo invisible mediante su cuerpo etérico; pero en el mismo momento del fallecimiento, se produce un estado de conciencia muy especial, que es una conciencia de memoria retrospectiva, durante la cual el alma se retrotrae a la vida que acaba de dejar; hace un repaso de todas sus acciones de la vida terrestre, de una manera tan vívida que es como si volviera a vivir y experimentar; pero ahora con una conciencia y sensibilidad mucho más intensa. sufre terribles remordimientos por los males que hizo; así como por los que recibió experimenta el pesar de la incomprensión ajena y el deseo de perdonar, si es bueno, o de venganza si aún el odio anida en su alma. Se comprenderá que estas intensas emociones son muy diferentes, según la clase de alma que sea. En esta memoria retrospectiva, el repaso de los acontecimientos se hace al revés, o sea, primero lo más recientes, yendo hacia atrás en el pasado, hasta la infancia. Esta retrospección post-mortem dura generalmente de dos a tres días. El fuego tiene el poder de destruir el éter químico del cuerpo etéreo del individuo; es por eso que los ocultistas recomiendan no efectuar la cremación de los cadáveres hasta
el tercer día después de constatado el fallecimiento. Este consejo se da, porque muchas veces el individuo está aparentemente desencarnado, como si su cuerpo ya fuese un cadáver, y no es así; de manera que si se incinera en tales condiciones, se le ocasiona un mal, pues se le hace perder la experiencia de ese instructivo panorama retrospectivo. El éter químico, aunque sutil e invisible, es substancia física casi tan densa, poco menos que el aire atmosférico, de modo que suele ser casi perceptible. Las personas sensitivas, o quienes han practicado algunos ejercicios para ver en el éter, lo pueden percibir con cierta facilidad. De ahí que las personas desencarnadas que aún conservan su éter químico pueden ocasionalmente ser vistas o sentidas, poco después del fallecimiento. Después de la desencarnación, el doble etéreo de desdobla en dos formas exactamente iguales, como si el individuo fallecido se duplicara; pero una de esas formas es más densa y está compuesta por los dos éteres inferiores, vital y químico, y la otra forma del individuo es más sutil y está integrada por los dos éteres que superiores, lumínico y reflector. La primera de ellas queda abandonada y ronda en torno al cadáver y se desintegra más o menos al mismo tiempo que el cuerpo muerto. Es el fantasma de los difuntos en pena. Sin embargo, no siempre ocurre de esa manera, pues en los casos de una persona que ha fallecido quemada viva, o de cremación prematura, el éter químico se destruye por el fuego y entonces el éter vital se desintegra rápidamente. El doble etéreo más sutil, o sea, el compuesto por los dos éteres superiores, lumínico y reflector, fura más tiempo y sigue sirviendo de forma física, aunque invisible, a los vehículos o cuerpos más sutiles: astral, mental y causal. Este ente ya es difícilmente perceptible; para verlo hay que ser clarividente. Hay otros casos, que también son numerosos, en que el doble etéreo no se desdobla, sino que continúan los cuatro éteres unidos durante un tiempo más o menos largo, que pueden ser muchos años. Esto ocurre cuando el individuo ha tenido una personalidad muy fuerte y apegada a las cosas de este mundo terrestre. Estos desencarnados suelen rondar en torno alas posesiones que tuvieron en la vida física. Otras veces son magos negros que no quieren redimirse y tratan de ejercer un poder invisible sobre las gentes. Hemos visto que el ente humano desencarnado, esto es, la persona cuyo cuerpo físico ha muerte, sigue viviendo invisiblemente en su cuerpo etéreo, el cual, como sabemos está compuesto por substancia etérica, que consta de cuatro grados, o sea, cuatro éteres; mientras tanto su cuerpo carnal o visible que ha sido abandonado por el alma, queda convertido en un cadáver, que empieza a descomponerse. La visión del panorama retrospectivo de la existencia terrestre que se acaba de dejar, a que nos referimos anteriormente, no es el de la misma duración para todas las personas. Algunos solo puede hacer esa retrospección algunas horas en cambio otros efectúan un concienzudo estudio de su existencia para obtener de ella el mayor fruto de experiencia posible, demorando en este trabajo dos o más días. En seguida, el alma, habitando en sus cuerpos sutiles, se desliga totalmente de sus cuerpos carnales para emprender su nueva vida en el más allá. Ya hemos visto que después de la desencarnación, el cuerpo etéreo se desdobla en dos: un cuerpo de
substancia etérica inferior, que es una especie de cadáver etérico, el cual, por ley de afinidad, busca la proximidad del cuerpo muerto, en el cementerio; y el otro cuerpo de substancia etérea más sutil, en el cual sigue viviendo el alma humana un tiempo más. Eso es lo general; pero también dijimos que hay otros casos, difuntos que retienen durante un período más o menos largo, la totalidad del cuerpo etéreo. Ha habido cosas de desencarnados que han vivido durante siglos en ese deplorable esta de fuerte apego a las cosas terrenales, que no se resignan a abandonar. Los desencarnados que retienen dura un tiempo su substancia etérea inferior, ya sea porque han fallecido jóvenes y alguna pasión o fuerte deseo les impulsa a mantener contacto con las gentes encarnadas. sea porque han sido víctimas de un crimen y persiguen la venganza, o por diversas otras causas, se valen de diferentes medios para alimentar su forma etéreo, o cuerpo vital con emanaciones de la sangre de las matanzas, así como también de las efusiones vitales que se producen en los vicios y libertinajes, en las tabernas y en los lupanares, así como también aunque en menor grado, en cualesquiera otros sitios de diversión en donde se excita la sensualidad licenciosa. Por razones expuestas, poco después de la muerte o mucho tiempo más tarde, según el caso, el doble etéreo se desintegra totalmente; pero antes de que esto ocurra, el cuerpo astral asume la forma física, aunque invisible para nosotros. Recordemos que el cuerpo astral, llamado también cuerpo de deseos, durante la vida física del individuo no tiene la forma del cuerpo carnal, sino que es solamente un aura radiante de forma ovoide, un poco más grande que el cuerpo físico, el cual está dentro de ella. Los colores de esa aura radiante son variables están cambiando continuamente, y de este modo reflejan las emociones, pasiones, sentimientos y deseos del individuo. Eso cambia en cuanto el individuo desencarnado se despoja de su cuerpo etéreo entonces el cuerpo astral asume la forma que tenía el cuerpo físico cuando estaba vivo. Así, pues cuando se habla del cuerpo astral de un desencarnado, es diferente cuando se alude al aura astral de una persona de este mundo físico. En otras palabras, después de la muerte, pasado un tiempo la substancia del cuerpo etéreo ase deshace o disgrega y se esparce en el espacio de la región etérica del Mundo Físico, menos el átomo simiente etérico, el cual sigue siempre ligado al Ego; y entretanto, el cuerpo astral adopta la forma que tuvo el cuerpo físico al final de la existencia terrenal, o sea, de persona anciana, madura o juvenil. Los niños están en un situación diferente, pues no siguen el cuerpo corriente de la desencarnación, sino que, tras un breve lapso de descanso y después de algunos arreglos o ajustes que los Ángeles del Destino le hacen al cuerpo etéreo infantil, el niño retorna a la vida física, o sea, renace dentro de muy poco tiempo. Una vez que el individuo desencarnado se ha despojado de su cuerpo etéreo y pasa a vivir en su cuerpo astral, pierde el contacto vital directo que antes podía mantener con las personas de este plano físico, pues le falta el instrumento o medio para establecer dicho contacto; pero puede lograrlo por intermedio de un “médium”, que es una persona viviente, dotada de una calidad especial de substancia etérica, que le permite, durante el sueño magnético, servir de intermediario para que se manifieste un ente astral. El cuerpo astral le permite al desencarnado vivir y actuar en el Mundo Astral, como el cuerpo físico se lo permitía en el Mundo Físico; pero mucho mejor, una vez depurado el
cuerpo astral, por cuanto la sutil materia astral no le impone al hombre las limitaciones ni necesidades que lo mantienen esclavizado en las condiciones de esta densa materia física. El cuerpo astral del desencarnado está dorado de aura mental y causal, que le permiten continuar pensando y conociendo, a la vez que adquiere nuevas experiencias de la vida en ese mundo sutil. Como los individuos son, en esta encarnación, buenos o malos, justos o injustos, puros o impuros, así también después que desencarnan sus cualidades, buenos o malas, forman parte de la naturaleza o substancia de su cuerpo astral. Es por esto que no todos los difuntos van a parar a la misma región astral, sino a la que esté en concordancia con la naturaleza de sus deseos, pasiones o sentimientos. La substancia del cuerpo astral del difunto experimenta u gradual mejoramiento en el Mundo Astral, después de algunos años de purificación, aun cuando conserva los rasgos de la personalidad que tuvo en su vida física. La permanencia del hombre como ente viviente y habitante del Mundo Astral, es variable, pues depende de la calidad de su naturaleza afefctiva y anímica, o sea, de la mayor o menor pureza de sus afecciones o deseos. Todos los factores anímicos de la vida humana se hacen presente entonces para condicionar o determinar la clase y calidad de existencia que el desencarnado ha de vivir en ese mundo invisible, durante un período que puede ser brevísimo para los que vivieron en santidad o en sacrificio, o de siglos para los que existieron entregados a tenebrosa perversidad. Entre estos extremos, hay numerosas variedades. En el individuo inferior, que llevó una conducta depravada, viciosa o delictuosa en este mundo físico, su calidad astral es impura o grosera. Por lo mismo, al llegar a vivir en el astral, por de afinidad se atrae las deleznables y oprobiosas condiciones de existencia que corresponden a los grados más bajos del Mundo Astral. Hemos dicho que cada mundo o plano de existencia, se divide en siete grados de materia o subplanos. Los tres grados inferiores de la materia astral constituyen una región repulsiva, donde las vibraciones corresponden a sensaciones o deseos de maldad, vicio y degeneración, podredumbres mefíticas y horribles visiones. Lo que el alma sufre en la parte más baja de ese mundo, es indecible. La región formada por los tres subplanos inferiores, es lo que constituye el “purgatorio”, donde el alma humana va a sufrir y purgar sus culpas. Sin embargo, se comprende que esa purificación en el Purgatorio, no es total, pues si así fuese, el alma purificada se liberaría de toda culpa y no volvería a reencarnar, con lo cual se frustraría el propósito de la evolución terrestre de la humanidad. El alma experimenta una gradual purificación relativa al mundo o plano en que habita, solamente en cuando le es necesaria para ascender a un plano o subplano más elevado; pero si pudiese liberarse, se detendría su evolución en lo concerniente al perfeccionamiento de la vida consciente en este plano físico. Por lo general, el hombre es una mezcla de bien y mal; pero la semilla divina, que se halla oculta en la raíz del alma humana, hace que esta sienta, en mayor o menor grado,
una inclinación al bien, la cual está destinada, salvo excepciones, a triunfar sobre la tendencia maligna. Por eso se dice que el bien es más duradero que el mal. Esto no es estrictamente correcto, pues el bien y el mal coexisten, como los dos polos éticos de la naturaleza anímica; y esta polaridad se manifiesta solamente en los tres mundos inferiores: mental, astral y físico. En los mundos espirituales: supermental, espiritual, monádico y divino, la polaridad moral no existe, ha sido disipada, superada; por lo tanto, allí han desaparecido los conceptos del bien y del mal. Aún estos conceptos ya han sido disipados y superados en la región mental abstracta o plano causal, esto es, en la región mental superior donde brilla la inteligencia pura. Así, pues, el hombre impuro, pasado por un tiempo en el purgatorio, experimenta un cambio favorable en su naturaleza afectiva o astral, hasta que después de algunos años de sufrimiento, logra depurarse de las bajas condiciones y, por las misma ley de afinidad, su cuerpo astral purificado asciende a los grados superiores del Mundo Astral. Advertimos que el grado intermedio de ese mundo es indiferente o neutro. Los tres grados superiores, o sea, más sutiles, constituyen el “Primer Cielo”, que es luminoso y de bellos colores. Aquí existe el bien, porque predomina el polo positivo de la polaridad moral. Esta es la región atractiva del Mundo Astral. Los más gratos sentimientos y las más dulces emociones, así como los más nobles deseos, constituyen la actividad anímica del hombre desencarnado que habita en esta región. El hombre desencarnado que se eleva a esa región astral superior, experimenta la sensación gratísima de haber sido transportado a un planeta muy grande, muy luminoso y muy bello; pero solo se trata de un cambio de estado de materia. Si a la tierra sólida y líquida, o sea, nuestro globo terrestre con sus continentes, océanos, montañas y mares, le agregamos el aire o atmósfera que la rodea, tenemos un globo terrestre bastante aumentado de tamaño. Y si a este globo le agregamos la parte etérica, que sobresale mucho más allá de la atmósfera, tenemos una tierra etérica mucho más grande que la que estamos acostumbrados a ver con nuestros sentidos corporales. De análoga manera ocurre con la esfera astral de nuestro planeta, que es mucho más extensa que la etérea. En el vasto mundo astral existen también numerosos otros astros, distintos de nuestra Tierra, pero nosotros no debemos olvidar que es en este planeta donde estamos evolucionando, tanto en su parte visible como en sus regiones o planos invisibles. En el Primer Cielo reside el ser humano desencarnado, durante algunos años, hasta que se ahora la energía de su vida afectiva o de deseos. Repetimos, los hombres innobles y protervos pasan muchos años en el Purgatorio; los mediocres, que son ahora la generalidad, unos pocos años; pero lo que durante su encarnación física fueron activos en el bien, abnegados y caritativos, devotos sinceros de alguna religión o dedicados a las nobles disciplinas de la filosofía, la ciencia o el arte, purgan ahí sus debilidades durante un tiempo que puede ser más o menos corto, según el grado de pureza moral de cada uno. Ha habido almas de pureza extraordinaria, que han pasado de inmediato al Primer Cielo, sin estada en el Purgatorio; pero han sido rarísimas excepciones. Las personas que desencarnan en avanzada ancianidad, después de haber llevado acá una conducta de elevada moralidad, así como los que han tenido u largo período de purificación antes de desencarnar, por profundos sufrimientos morales sobrellevados
con resignación, por una prolongada y cruel enfermedad, soportada con valor y paciencia, acortan considerablemente el tiempo que pudiera haberles correspondido en el Purgatorio y pasan muy pronto al Primer Cielo. Terminado el período más o menos largo o breve, según el caso, que debe vivir como habitante del Mundo astral, el hombre se desprende su cuerpo astral, así como antes lo había hecho con su cuerpo físico, y pasa a residir otro período en la región mental concreta, formada por los cuatro grados o subplanos inferiores del Mundo Mental. Esta Región Mental constituye el Segundo Cielo. Ahí vive el hombre desencarnado, dedicado a las tareas del pensamiento, hasta donde le es posible, de acuerdo con el desarrollo que haya alcanzado su mentalidad. Como habitante de esa región, el ente humano está ya desprovisto del cuerpo astral; por consiguiente, no experimenta la actividad de los deseos ni pasiones. Como la materia del Mundo Mental es muy sutil responde de inmediato a la actividad penante de la mente individual. En la región Mental Concreta o Segundo Cielo, el pensamiento asume forma. De este modo, al pensar en algo, la cosa pensada se construye instantáneamente en la materia de ese plano. Lo mismo ocurre si se piensa en una persona o animal. Todo lo que se piensa adquiere ahí la forma de inmediato, exactamente igual a la imagen creada o reproducida por la mente. O sea, las imágenes no son simples percepciones registradas misteriosamente en el cerebro, como creen los materialistas, sino que son cosas, animales y otros seres que toman forma en la materia de ese plano. Es así como el ente humano desencarnado en ese Cielo, vive constantemente rodeado de todo aquello que piensa; pero, en razón de que su alma ya se depuró de toda pasión o deseo terrenal, sus pensamiento en esta región son nobles y vellos. No olvidemos que ésta es una región celestial, y por lo mismo, todas las imágenes que ahí toman forma, son bellas y puras, no existiendo allí nada que perturbe la paz y dulzura del alma. En otras palabras, en ese plano el ser humano es exclusivamente un “ente pensante”, es un pensador celestial no tiene que parir con dolor los hijos de su imaginación; no tiene músculos que ponen en penosa tensión, ni nervios que excitar, ni siquiera el deseo de pensar, sino que piensa naturalmente y sin cesar, porque el pensamiento es su actividad permanente y normal en ese mundo. En ese sutil mundo de substancia mental, ya se puede vislumbrar cuál es la verdadera entidad humana evolucionante; es un ser celestial pensante. Sólo cuando este ente desciende a los mundos inferiores y se reviste de materia astral y física, es cuando experimenta deseos egoístas y apetitos de placeres sensuales. Sin embargo, la verdadera patria celestial del ser humano es el Tercer Cielo, que es el plano causal, al que luego aludiremos. Como decíamos, en la región de la mente concreta o Segundo cielo, el pensamiento toma forma de inmediato, instantáneamente, de manera que la mente humana vive ahí en media de un panorama cambiante, moviente. Al llegar a esa región una persona desencarnada, como su mente está funcionando sin cesar, se encuentra de inmediato rodeada de las imágenes o apariencias que le parecen seres u objetos reales, de las personas, animales o cosas que le eran familiares en su vida terrenal; pero sólo de
aquello que guardan relación armónica con su mente depurada; y no se da cuenta de que son solamente imágenes con apariencia de realidad. De esa manera, el ente desencarnado vive allí en un estado de armonía y felicidad, por cuanto, como todo lo que se ve y oye es el resultado de su propio pensamiento purificado, no hay allí nadie ni nada que le cause molestia o contrariedad. Además, percibe las armonías musicales que son propias de la vibración de la materia mental, aun cuando no se da cuenta de dónde proceden ni cómo se producen. Algún tiempo después, el ente humano empieza, poco a poco, a darse cuenta de sus ilusiones mentales y distinguir los entes reales de los imaginarios. Los seres humanos de más atrasada evolución demoran mucho en aprender eso y algunos no lo consiguen hasta que caen en el sueño profundo del plano causal, que luego indicaremos. Empero, los desencarnados más evolucionados despiertan ahí a la verdadera realidad de ese plano, más o menos pronto, y aprender a distinguir los entes reales de los imaginarios, para lo cual les es necesario, antes que nada, controlar el pensamiento, a fin de evitar las interferencias de su propia imaginación. entonces se cuenta de que ese Cielo está habitado por multitud de Ángeles y otros seres de gran esplendor, así como también de muchos espíritus humanos desencarnados. La existencia del ente humano en el Segundo Cielo, es por lo general, el período de mayor duración entre las etapas que pasan de una a otra encarnación. Esta región del pensamiento concreto o Segundo Cielo, en la mística indostánica se llama “Devacán”, o el Cielo de los devas, o seres celestiales como ángeles o arcángeles y otros; pero hay devas superiores que habitan en planos más elevados. Dejemos al ente humano en su cuerpo mental, disfrutando de la deliciosa y apacible vida celestial, y volvamos un momento atrás para considerar lo que ha ocurrido con el cuerpo astral del difunto, y que fue abandonado por el ente pensante una vez que éste ascendió al Segundo Cielo. El Cuerpo astral, así abandonado por el ente, pasa a ser una especie de cadáver sutil; pero como su materia es astral y, por lo mismo, dotada de automovimiento, dicho cuerpo astral, aunque ha quedado sin alma, es semoviente, aparentemente animado, con el aspecto corpóreo del mismo ser viviente a quien perteneció. Además, al ser abandonado, la mente del ente le dejó un pequeño residuo mental que mantiene en ese cuerpo una pequeña, muy precaria actividad mental durante algún tiempo. Este cadáver astral es llamado “cascarón”. Queda vagando durante un poco tiempo, conservando la apariencia de la persona difunta; pero rápidamente se agota el residuo mental que le había quedando adherido, pasa a ser una apariencia como idiotizada, hasta que se disuelve.. Estos cascarones no son malos. Desde el momento que son cuerpos astrales purificados, no pueden ser malos; pero desgraciadamente, suelen ser utilizados por entidades malignas que se aprovechan de su apariencia para engañar y hacer algún mal con disimulo. el mundo invisible es muy engañoso y productor de ilusiones, por lo cual el estudiante debe ser muy cauteloso con los fenómenos astrales. Sigamos de nuevo el curso del ente pensante, que es el hombre viviente y actuando en el Mundo Mental.
Transcurrido un período más o menos largo en la región mental inferior o Segundo Cielo, su cuerpo mental inferior se debilita y finalmente se desintegra y esparce en la materia de ese plano. Con esta pérdida, el ente pensante queda, generalmente, casi desnudo de materia sutil, pues sólo le resta su cuerpo causal, que como antes dijimos, es un aura de muy precario desarrollo, casi vacuo, como una gran pompa de jabón, en la mayoría de los seres humanos actuales. Y este es el cuerpo o forma que sirve de vehículo para habitar en el Tercer Cielo, que es el plano causal. Se comprende, pues, que careciendo de consistencia y actividad, por su muy escosa desarrollo, el cuerpo causal de la mayoría no le sirve aún al ente humano para poder actual conscientemente en ese plano o región mental superior; por este motivo, al llegar ahí, el ser de escasa evolución intelectual, cae en la inconsciencia, como en un profundo sueño que le sirve de reposo durante un tiempo, mientras se le prepara su nueva reencarnación. El Tercer cielo o plano causal es, por consiguiente, el nivel de tupe adonde llega, hacia arriba, el ente humano evolucionante sometido a la serie de reencarnaciones que necesita para perfeccionarse. Ese Cielo está poblado por seres celestiales de gran esplendor. Los seres humanos de apreciable evolución mental, que ya han desarrollado su cuerpo causal, pasan a residir conscientemente a ese Cielo, que es de maravillosa belleza. En este plano causal o región mental superior es donde empiezan, hacia arriba, los niveles de vida puramente espirituales, donde ya no hay formas corpóreas, ni siquiera en imágenes. En la Región Mental Superior o Abstracta, que es el Tercer Cielo, las únicas formas que asume la materia sutil, son como figuras geométricas, pero cambian rápidamente, pues la sustancia mental es muy sutil y moviente. Los cuerpo s de los seres celestiales que allí habitan así como los cuerpos causales de los entes humanos altamente evolucionados, son como grandes esferas luminosas iridiscentes, dotadas de intensa actividad vibratoria. El ideal espiritual del ser humano que se afana por la perfección, le conducirá a ese maravilloso estado de esplendor áurico, cuando le llegue su tiempo de habitar en ese cielo. Pero la evolución y el destino del hombre, que son los dos principales factores de la necesidad, le obligan a descender de nuevo a estos mundo inferiores para proseguir su curso de perfeccionamiento, a la vez que pagar o compensar deudas que quedaron pendientes en la encarnación anterior. Estas deudas son los sufrimientos o perjuicios que hemos ocasionado a otros seres, o los daños que le hemos causado a la colectividad, ya sea por conducta antisocial, ya sea por negligencia en el cumplimiento de nuestros deberes. Este descenso a tomar nueva encarnación en condiciones adecuadas al propio destino, se opera con la ayuda de los átomos simientes. En efecto, después de la desencarnación, el Ego mantiene ligado a él un átomo de cada uno de sus cuerpos. Este átomo no sigue la disgregación de su respectivo cuerpo, sino que permanece ligado al Ego, conteniendo en él un extracto o síntesis de toda experiencia de la vida pasada y cambia, o sea, es el mismo, encarnación tras encarnación, hasta que el Ego se libera de la necesidad de reencarnar. En este átomo se imprimen las cualidades individuales correspondientes a cada plano de existencia. En consecuencia, el primer paso de su nuevo descenso a la materia, consiste en que el Ego reviste de substancia mental a su átomo simiente mental. Entonces se forma un
cuerpo mental embrionario. Lo mismo ocurre más adelante respecto del átomo simiente astral, en torno al cual se forma el nuevo cuerpo astral embrionario; y después sucede otro tanto en lo tocante a la formación del cuerpo etéreo embrionario, hasta que todos son unidos al embrión físico en la matriz de la que va ser la madre del próximo recién nacido. Los cuerpos mental y astral embrionarios adoptan la forma de una campana, antes del renacimiento; pero más adelante se cierra por la parte inferior, formando así el aura sutil, mental astral. El cuerpo causal no sufre esos cambios, pues permanece intacto y solamente crece y mejora un poco de una u otra encarnación. En los individuos inferiores o medianos, el cuerpo causal es ovoide, a semejanza del aura astral; pero en los seres superiores, como dijimos, toma forma esférica, mucho más grande y brillante. El átomo simiente es un átomo especial de cada plano de existencia, que un ser humano ha incorporado en forma permanente a su naturaleza individual desde que empezó el ciclo de la series de reencarnaciones. Es la semilla del fruto de la existencia. Durante la vida física del hombre en ese plano inferior, el átomo simiente el cuerpo físico está situado en el ventrículo izquierdo del corazón. Al momento de la desencarnación, ese átomo simiente sube del corazón a la cabeza, por donde abandona el cuerpo carnal, yéndose juntamente con los cuerpos sutiles, pasando por la comisura de los huesos parietales y occipitales. Análogamente, más adelante, cuando el ente desencarnado abandona su cuerpo astral, también su átomo simiente lo deja, pues sigue ligado al Ego, lo mismo que el átomo simiente físico; asimismo, después, el átomo simiente mental. Repetimos, cada no de ellos es el núcleo de la formación embrionaria de los respectivos cuerpos mental, astral y etéreo, antes de la formación del embrión carnal. Cada átomo simiente es una especie de imán, que atrae solamente ciertos materiales de su mismo plano, en concordancia con su propia fuerza atractiva y con las cualidades que el individuo ha desarrollado en sus encarnaciones pasadas. Así, el átomo simiente mental de una persona que ha tenido en su existencia pasada una mentalidad mezquina o tenebrosa, no será capaz de atraer materia mental suficiente y de calidad como para construir una mente dotada de armonía y brillantez. Otro tanto ocurre con el átomo simiente astral. Un individuo que en sus pasadas vidas terrestres se ha manifestado impulsivo y animado por deseos groseros e innobles, no podrá atraer el material astral que se requeriría para construir un cuerpo de deseos dotado de noble y bondadosa naturaleza afectiva, de puros sentimientos y elevados anhelos. No olvidemos lo siguiente: cada cual forma o construye su propia organización individual, tanto en lo físico, como en lo moral e intelectual, solamente lo que es capaz de atraer, aprovechar y elaborar. el vigor y la salud del mundo físico está condicionado por una buena constitución del doble etéreo, como base principal y secundariamente por factores favorables que inciden en la gestación, en el nacimiento y en la crianza. si estas condiciones no son
favorables, pueden mejorarse mucho, mediante una adecuada educación física y hábitos saludables. Pero este buen resultado se consigue con el tiempo, mediante una recta instrucción y una voluntad aplicada con perseverancia al fin deseado. Es por esto que se ha dicho y repetido por diversos escritores que: cada uno es el arquitecto de su propio destino. El secreto principal está en los átomos simientes. En esos átomos están infundidos, no solamente las cualidades individuales, sino que también las tendencia del temperamento y las modalidades del carácter, en esencia condensada como, las cualidades y posibilidades de una planta o un árbol están en la semilla. Pero esto no es todo, pues como ya hemos advertido, cada átomo simiente atrae con otros átomos similares de su misma naturaleza. Lo que hemos querido decir es que el átomo simiente, atrae hacia sí otros átomos de similar naturaleza con los cuales forma combinaciones “subatómicas”, y de estas surgen otras que forman la variada gama de las estructuras moleculares de los cuerpos. Cuando un ente humano está por renacer, los Señores del Destino, que son poderosas e inexorables Entidades, y sus auxiliares, determinan los padres que el renaciente va a tener en este mundo de materia física. Los padres son elegidos de acuerdo con el destino que el renaciente deba soportar en este plano. Esto está más o menos de acuerdo con la teoría científica de la gerencia biológica y psicológica. La ciencia materialista ha formulado diversas leyes de la gerencia; pero nosotros estimamos que no son leyes en un sentido estricto, sino solamente aproximaciones. Una ley de la naturaleza es un principio constante; pero no hay nada más inconstante y variable que las llamadas leyes de la herencia. Esto no significa que neguemos la herencia biológica. La aceptamos, pero sólo parcialmente, esto es, como el conjunto de factores etiológicos que determinan y condicionan la existencia, forma, vigor, salud y otras características del organismo físico de un individuo y que proceden de los caracteres biológicos y condiciones físicas y vitales de sus padres o antepasados. A estos factores hereditarios se agregan de otras dos cosas, que son completamente individuales del renaciente: una es el contenido de sus átomos simientes, y la otra es la determinación que hacen los Señores del Destino, acerca de la familia, el medio social y la situación económica y cultural que deberá tener el renaciente. Los seres humanos más adelantados eligen ellos mismos los padres que van a tener, de acuerdo con el programa de pensamiento y acción que se han propuesto desarrollar en esta nueva existencia, o con algunas deudas que todavía tienen pendientes y que han decidido cancelar o compensar de alguna manera determinada. Como se ve, hay una relativa “predestinación” del destino personal; pero no es absoluta, como supone el fatalismo. Luego nos referiremos a este punto. De lo que hemos expuesto se desprende claramente que cada hombre o mujer constituye su destino, mediante la generación de las causas o factores que han de determinarlo. Estas causas o factores son de orden mental, astral y físico; o sea, relativos a nuestros pensamientos e ideas, sentimientos, pasiones y deseos y a los actos materiales o físicos. No culpemos, pues, a nadie ni a una supuesta mala suerte, si en nuestra actual existencia física carecemos de una poderosa y brillante mentalidad, afectividad y actividad, que nos permite concebir, proyectar, impulsar y desarrollar obras meritorias o importantes, como las que realizan los hombres de gran talento y virtud.
La suerte no es el caprichoso azar, como cree el vulgo, sino que es el resultado de causas desconocidas, que por lo general han sido generadas o promovidas en alguna encarnación anterior. En la naturaleza, tanto en la visible como en la invisible, no existe el capricho o la arbitratiedad; no, sino que todo es el resultado de factores actuantes, que obedecen al ordenamiento de las leyes naturales. Un acontecimiento puede aparecer como caprichoso o arbitrario, porque a la simple vista no concuerda con el orden de las leyes naturales. En estos casos lo que ocurre es que nosotros no conocemos todas las leyes de la naturaleza, de manera que no sabemos cuando una ley de orden superior desvía o contradice los efectos de una ley inferior. De este desconocimiento nuestro provienen los llamados “milagros”, que las gentes se inclinan a estimar como un acontecimiento sobrenatural, caprichoso o arbitrario; pero no es así, pues en la Madre Naturaleza no existe nada arbitrario. Así, por ejemplo, sucede con los casos de “levitación”, en que una persona o un objeto se elevan del suelo, contrariando a la ley de gravedad o pesantez. Hoy en día, la aeronáutica nos prueba que el hombre, por procedimientos mecánicos, puede poner en acción fuerzas que contrarrestan la gravedad y permiten la elevación de las aeronaves o de los coetes; de manera similar, han existido individuos extraordinarios que han tenido el poder oculto de elevarse a cierta altura del suelo, poniendo en acción una fuerza que es contraria a la gravedad, y que se llama “levitación”. Volviendo al tema de la reencarnación, las fuerzas mentales, afectivas y vitales que el hombre desarrolló en sus anteriores existencias, quedan en estado latente en los átomos simientes, durante el período que sigue a la desencarnación. Al iniciarse el nuevo proceso de descenso a la materia de los planos inferiores, esas fuerzas se ponen nuevamente en actividad y empiezan a atraer, primero las partículas de la región mental concreta, que el hombre necesita para construir su cuerpo mental inferior, pues ya dijimos que el mental superior o causal no se deshace. Después, sucesivamente, entran en actividad los átomos simientes astral y etéreo, de análoga manera. Esta compleja tarea no la hace el Ego solo, sino que dirigido, controlado y ayudado por los Señores del Destino, que ya mencionamos, y sus auxiliares. Esos Señores del mundo invisible, así como a los grandes adeptos de la Sabiduría Divina, les basta echar una rápida mirada a esos registros sutiles para saber las actuaciones pasadas de un individuo y ver las causas que él ha generado y que habrán de producir sus efectos en las próximas encarnaciones del mismo sujeto. De la determinación que hacen los Señores del Destino, procede también ese ajuste de cuenta que en forma vaga hemos conocido como “la justicia inmanente”. Ellos son jueces imperturbables, pues están encargados de aplicar el rigor de la ley; y si no fuera por otros seres misericordiosos que también intervienen en los destinos humanos, la vida de la mayoría de los hombres actuales sería aún más triste y dura. A los Señores del Destino se les conoce en la India como los “Lípikas”, y en la mística cristiana; como los “Ángeles Archiveros”, para dar a entender, simbólicamente, que tienen a su cargo los archivos de las vidas humanas. Lo que acabamos de explicar acerca de la desencarnación y la reencarnación, nos da una idea del modo exacto del proceso y sus consecuencias. Hay algo aún más importante,
que consiste en el mejoramiento psicológico que obtiene el ser humano al construir su nueva personalidad, a causa de los varios factores favorables: a) la purificación astral o afectiva que sufrió en el Purgatorio; b) los estímulos enaltecedores que recibió su alma durante su permanencia en las regiones celestiales, y c) el aprovechamiento, aunque sea poco, de la experiencia resultante de su vida anterior. A ellos se añade un factor divino del hombre que posee un íntimo anhelo de realizar la perfección. Este anhelo es muy vago en la mayoría; casi no se nota en los seres vulgares. En estos existe como un oculto germen de perfectibilidad; pero de este germen, con el andar de la evolución de la vida interna, deberá brotar y crecer el maravilloso árbol de la sabiduría. En cuanto a las condiciones externas de la nueva existencia del renaciente, como la familia y la situación económica, por lo general también tienen a mejorar de una a otra encarnación, pero esta regla tiene muchas excepciones, por cuanto hay mucha variedad de destinos. En efecto, hay actualmente numerosas personas de modesta condición, que en encarnaciones anteriores disfrutaron de apreciable rango social y fortuna. Este rebajamiento de condición se debe, generalmente, a que fueron demasiado orgullosos e indolentes o crueles en sus relaciones con el prójimo, por lo cual causaron muchos sufrimientos a otros. También se rebaja el destino de los que se han degradado en los vicios y abusado de los placeres. Estas personas renacen en deplorables condiciones de salud mental y física. Las taras mentales y morales corresponden, por los común, a una conducta anterior viciosa. Sin embargo, hay otra excepción muy importante y completamente diferente, que es la de algunas almas que se deciden a apresurar su evolución psicológica, para lo cual optan por sobrellevar algunas encarnaciones difíciles, para acrecentar el poder anímico e iluminar la conciencia. Los poderes del alma y el esplendor de la conciencia interna, se adquieren después de varias vidas de arduo y fructífero trabajo. Esto no es para holgazanes. A ello se agrega que el hombre o la mujer que se proponen seguir el sendero de la perfección debe luchar con muchas dificultades y propias deficiencias, se le oponen intereses adversos tanto visibles como ocultos. Pero, volvamos a la regla general. El Ego, a causa de la experiencia recogida en sus encarnaciones pasadas, añade algo nuevo en la próxima, que le permite introducir mejoras en las condiciones de su nueva existencia física. Esto es de mucha importancia, pues si así no fuese, la nueva encarnación sería una mera repetición de la anterior, de manera que los esfuerzos y sufrimientos habrían sido inútiles. Por fortuna, no es así, pues factibilidad que es inherente al espíritu divino del hombre, el cual, a pesar de los contratiempos, sigue una línea de evolución. Los padres procrean la criatura física del renaciente; pero nosotros sabemos ya que el hombre no está solamente constituido por su cuerpo carnal, sino también con otros cuerpos sutiles en cuya gestación o formación nada tienen que hacer los padres, salvo en cuanto a la influencia que ejercen en sus mentes y costumbres en la dúctil y delicada personalidad del niño, durante su infancia y adolescencia, la cual también está tomada en cuenta para la determinación de destino y sus posibilidades. Es por esos motivos que la teoría materialista de la herencia biológica y psicológica presenta algunos aspectos de realidad; pero en ;este terreno, como en muchos otros conocimientos de la ciencia materialista o profana, no obstante sus admirables progresos, la investigación científica se halla separa de la verdad trascendente por una barrera que separa el Mundo Físico del Mundo Astral y que es el “velo” del ocultismo.
El primer velo es simplemente etérico; pero la substancia etérica pertenece todavía al Mundo Físico y, por lo mismo, está al alcance del instrumental científico, que nos ha permitido aprovechar los beneficios de las ondas etéricas y de la energía de esa región radiante, en las varias formas de la técnica actual ha podido utilizat; pero el verdadero velo de los misterios reside en la separación entre el Mundo Físico y el Mundo Astral, separación que es muy profunda, pues el estado de materia es completamente diferente. Limitando la herencia a las condiciones del organismo físico, y si buscamos la correlación existente entre aquella y el proceso de la reencarnación, veremos que no son sino distintos aspectos de la acción complejísima de los numerosos factores que se ponen en juego por la ley de causa y efecto, entre cuyos factores hay que contar la perfectibilidad evolutiva, a la que ya aludimos. Todo ellos está previsto por los Señores del Destino. Así, el ente humano que debe padecer en esta existencia física los deplorables efectos de sus pensamientos y actos inicuos de encarnaciones pasadas, en las cuales fue vicioso, indolente o depravado, necesita reencarnar en un cuerpo procreado por padres alcohólicos, inmorales o enfermos, que engendrarán un cuerpo tarado, apropiado para un destino precario y lamentable; por el contrario, si el renaciente trae un buen destino, sus padres procrearán un cuerpo sano y vigoroso, o bien, delicado y sensitivo, según la naturaleza de las tareas que el Ego deba emprender y desarrollar en esta nueva encarnación. Otro tanto, ocurre con respecto a la situación social y económica, como hemos visto. Antes de la procreación, los Señores del Destino se han ocupado de ayudar al Ego en la construcción del cuerpo embrional etérico, dejándolo en condiciones de proseguir su desarrollo consecuencial en la matriz de la madre que le han elegido. El átomo simiente físico, juntamente con el recién formado cuerpo etérico, se une al nuevo organismo carnal más o menos entre los 18 a 21 días después de la concepción. Con este hecho, el ente humano reencarnante queda unido a su nuevo cuerpo carnal. En este momento se inicia realmente la nueva reencarnación. Esto explica algunos errores en que suelen incurrir los horóscopos astrológicos, pues toman como punto de partida el momento de nacimiento solamente. Es cierto que la mayoría de la influencias quedan fijadas en la hora de la primera inhalación del aire al nacer; pero hay otras que se determinan en el momento anteriormente indicado. Repetimos: al descender el Ego desde el plano causal o Tercer Cielo, a los planos inferiores para tomar nueva encarnación, los átomos simientes atraen y reúnen los materiales o partículas de sus respectivos planos, con que habrán de construirse los cuerpos sutiles: mental inferior, astral y etéreo, quedando estos vehículos en estado embrional, por decirlo así, formando una casa de esos materiales sutiles. Las partículas mentales y astrales así reunidas, componen una masa en forma semejante a una campana, con sus respectivos átomos simientes, que le sirven de núcleo, en la parte superior de adentro; pero el cuerpo etéreo del que va a renacer, en su forma infantil, es modelado por algún ente angélico, conforme a las disposiciones de los Señores del Destino, una vez que el átomo simiente etérico ha reunido los materiales etéricos necesarios para ese objeto. El individuo humano después de nacer debe organizar sus cuerpos sutiles y desarrollarlos gradualmente. El doble etéreo es el doble del cuerpo carnal. El cuerpo mental inferior y el cuerpo astral, unidos, dejan la forma de campana para adoptar la de
una aura ovoide, que es el verdadero cuerpo psíquico de la nueva personalidad. El cerebro y, en general, el sistema nervioso, como antes dijimos, es el simple instrumento material que sirve para manifestar en este plano visible los pensamientos, deseos y emociones, que no son producidos por el cerebro, sino por ese cuerpo mental astral de sutil naturaleza que hemos indicado. El desarrollo vital, o sea, el doble etéreo, es más rápido que el de la naturaleza astral y ésta, a su vez, se desarrolla más rápidamente que la naturaleza mental del individuo. Estos desarrollos se efectúan por períodos septenarios: siete, catorce, veintiún y veintiocho años de edad. Hasta los siete años, el niños es ayudado por los ángeles, bajo los Señores del Destino en relación con las fuerzas macrocósmicas, pues desde esa edad empieza, poco a poco, a determinarse por su individualidad. De los catorce a los veintiún años se acentúa el desarrollo del cuerpo astral, el que, repetimos, es un aura ovoide, de cambiantes colores, y de los veintiún a los veintiocho años, el del cuerpo mental, pues a pesar de que ambos están unidos, son de distinta naturaleza. Todo esto es relativo y depende de la mayor o menor evolución del Ego. Las explicaciones que hemos dado acerca del proceso de la reencarnación son de carácter general; pero hay diversas particularidades que sería demasiado largo entrar a estudiar en este compendio. Bástenos citar dos especies de excepción, que son los extremos: la de las almas perdidas de los más endurecidos magos negros y la de las almas excelentes de los iniciados en los misterios divinos. Las almas perdidas so raras excepciones. No son los criminales que pueblan las cárceles. Estos son unos pobres infelices que tarde o temprano tendrán que purgar sus delitos y a costa de sufrimientos tomar el buen camino, aunque tarden muchas reencarnaciones en ello. Esas almas perdidas corresponden a personalidades bastante desarrolladas; pero endurecidas en el egoísmo, hasta el punto en que el nexo sutil entre en Ego espiritual y la personalidad terrenal, se rompe. La personalidad sigue existiendo en este plano, como si nada hubiese pasado, aparentemente; pero ahora es una personalidad sin alma espiritual, la cual es la vida luminosa del Ego que se ha desconectado del individuo y se ha ido a las regiones celestes. Esa ruptura es una desgracia muy grande, porque el Ego no puede volver a reencarnar en la presente jornada de una nueva evolución general. Como se ve, pérdida absoluta no hay; pero la que se ha indicado es tan grande que, para nuestra limitada mentalidad, abarcando tan vasto ciclo, es casi como perder una eternidad. La otra excepción citada, es la de los iniciados que renuncian al descanso y disfrute de la vida celestial después de la desencarnación, a fin de no perder tiempo en su programa de perfeccionamiento. El iniciado que desencarna, desintegra en breve tiempo su doble etéreo y permanece un corto período en el Mundo Astral con el objeto de preparar su reencarnación lo más pronto posible. En esta labor es ayudado por Seres Superiores, que están atentos a estos asuntos especialmente relacionados con los iniciados. Ciertamente esa renuncia no la pueden hacer sino Egos bastantes evolucionados, pues para otros sería muy perjudicial la privación de ese descanso y de los estímulos enaltecedores que el alma recibe en las regiones celestiales. El iniciado, para poder efectuar ese rápido retorno, necesita llevar una existencia no solamente virtuosa, sino que desinteresada y altruista, con desapego respecto de la recompensa divina de sus méritos, la ley de causa y efecto lo coge en la cadena del determinismo en el orden mental y lo conduce al Segundo y Tercer Cielo a recibir el premio de sus virtudes por muchísimos años. Por
fortuna, los seres superiores que ayudan a los iniciados, están atentos a estas contingencias y oportunamente toman las medidas necesarias para que el iniciado no se distraiga en el sendero excepcional que se ha propuesto seguir. Naturalmente, este seguimiento es enteramente voluntario en cada cual, de manera que la ayuda divina viene al que la desea con puro corazón. 3. El Destino. Es la aplicación de la ley de consecuencia, o de causa y efecto, a la vida humana. Al estudiar el principio hermético de causa y efecto, vimos que todos los acontecimientos están regidos por esta ley universal. Entre los indostánicos, el destino se denomina “Karma”, palabra sánscrita que significa acción; pero como la acción un sentido engendra otra acción en el sentido contrario, o sea, la reacción, de ahí que el concepto del Karma, aplicado al destino, denote la reacción que sucede como consecuencia de la acción. En otros términos, el Karma es la consecuencia de la conducta, sea positiva o negativa, es decir, por acción o por omisión. El destino es consecuencia y se expresa conforme al conocido aforismo popular: de lo que se siembra, se cosecha. Es causa y efecto, acción y reacción. Empero, como la acción humana es resultante del deseo y éste, a su vez, obedece, obedece al pensamiento, es obvio que la mente está, de ordinario, ligada a la acción. La mente es, por lo tanto, el principal determinante del destino. De ahí por qué es imperiosa la necesidad de que todo estudiante esotérico mantenga no solamente su mente sana y limpia, sino que también instruida y adiestrada. Una mente instruida, ágil y poderosa es el mejor instrumento que puede llegar a poseer el hombre para mejorar notablemente su destino, así como para colaborar en el bien de los demás. El destino afecta a la personalidad, es decir, compromete la forma o modalidad de existencia del cuaternario inferior del hombre en este plano denso. Ya vimos en otro capítulo lo que es cuaternario, que forma la personalidad terrenal del hombre, distinta de su individualidad espiritual que llamamos Ego o triple espíritu. Recordemos que el cuaternario material o terrenal está compuesto por la mente inferior, el cuerpo astral, el doble etéreo y el organismo carnal. En realidad, la personalidad es el “ente mental astral” que vive y actúa en cada individuo, puesto que el doble etéreo y el organismo carnal son simplemente los cuerpos de materia física que utiliza para vivir y actuar en este plano denso del mundo visible. La actividad sutil de ese ente permanece en gran parte subconsciente. En otros términos, sólo somos conscientes de una parte de la vida de nuestra propia personalidad, la cual permanece en gran parte detrás del velo del misterio, como personalidad oculta o subconsciente. Aunque el Ego es el verdadero Señor de este Templo, que es el cuerpo, no se manifiesta sino a través de la personalidad que es la que piensa, desea y actúa visiblemente. Si los Egos pudieran manifestarse directamente tales como son, la vida humana sería de una elevada y pura espiritualidad, pues el Ego es un ente celestial, que ha encarnado en la tierra para crecer y fortalecerse. Pero no puede manifestarse en esa forma, porque el cuerpo del Ego, como hemos visto, es el cuerpo causal, de manera que para tomar
contacto con este plano visible debe hacerlo por medio del cuaternario de la personalidad. En la mística indostánica se dice que la personalidad procede del “Ahankara” o concepto del yo. El ahankara es una de las modalidades elementales (elementos) de la vibración universal. La propiedad del ahankara es un poder centralizante o de cohesión, que procura la individualización de los seres en una forma específica. Es la fuente del egoísmo y de todas las malas cualidades que éste produce, como la soberbia, la ira, la crueldad y la avaricia. Sin embargo, es un elemento tan útil que sin él no existiría la personalidad y tampoco podrían individualizarse los organismos. Este elemento centralizante actúa en los distintos cuerpos que posee el hombre; pero principalmente en la mente donde está el foco de la personalidad, lo cual corrobora lo que ya dijimos acerca de que el adiestramiento de la mente, haciéndola brillante y poderosa, es el principal método para mejorar el destino personal. Como ya indicamos, el destino personal es el resultante del complejo y variado conjunto de causas que determinan la condición mental, afectiva o emocional, vital, económica y social de una persona, en una dada encarnación. Por ahora digamos en su presente existencia física. La gran mayoría de esas causas se ha generado en pasadas encarnaciones; pero otras, más recientes, en su actual renacimiento. Esto demuestra que no existe una predestinación fatal del destino, sino solamente relativa. La actividad de la mente, ligada al deseo, es la principal causante de lo que hacemos o nos sucede. De este modo, el hombre se forja, por si mismo, su cadena de destino; y asimismo, por el cultivo y adiestramiento de la mente, se libertará de ella algún día, haciendo que el destino obedezca a su voluntad y no siendo un esclavo de los acontecimientos. La incipiente mentalidad primitiva que tuvimos en lejanas encarnaciones pretéritas, fue causante de innumerables errores, injusticias, crueldades y vicios, en los cuales entonces incurrimos, por ignorancia e inexperiencia. Este es un lastre muy pesado que aún se deja sentir, en parte, en el destino de la mayoría de los hombres de la época actual. En el curso de muchas reencarnaciones, los seres humanos nos hemos venido esforzándonos hasta ahora para procurarnos mejores condiciones de existencia. Algunos han tenido feliz éxito, porque supieron y quisieron encauzar su energía mental y astral hacia la realización de más elevados fines. Estos son los hombres selectos de nuestro tiempo. Otros han alcanzado medianos éxitos, porque si bien han mejorado su actividad mental, no se han desprendido del egoísmo, de los prejuicios o de pasiones indeseables o inconvenientes, que retardan el adelanto del ser humano. Estos son los que forman la medianía general. Otros ni siquiera han tenido ese mediano progreso, pues en vez de enmendarse de una encarnación a otra, han reincidido en sus crímenes y han seguido acumulando errores tras errores o se han sumergido en los vicios, en su larga serie de renacimientos, por lo que la ley de consecuencia los mantiene en mísera y deficiente condición.
Hemos agrupado los destinos en tres clases: selectos, medianos y atrasados; pero cada una de ellas admite subdivisiones y variaciones: tantas, que sería imposible detallar. Repetimos: el hombre superior, dotado de poderosa mentalidad y firme voluntad, guiado por la fe en su ideal de perfección, que es capaz de mantenerse polarizado en el aspecto positivo de la vida, y de superar así las oscilaciones del ritmo, puede evitar bajezas y adversidades hasta un punto my apreciable, y continuar prosperando en sus empresas a pesar de cualesquiera contratiempos que sobrevengan. Empero, el estudiante no debe hacer la ilusión de que esa es una regla absoluta. Debe recordad el conocido pensamiento de Goethe: “Solo es digno de la libertad y de la vida el que es capaz de conquista una y otra día a día”. Los dones de la tierra, así como los del Cielo, deben ser conquistados por el mérito personal, basado en el esfuerzo inteligente y perseverante. Así, por ejemplo, la divina conquista mística del iniciado esotérico se expresa en el Apocalipsis con la siguiente promesa: “Al que perseverare hasta el final, Yo le daré la estrella de la mañana”. Nos es ahora la oportunidad de explicar el significado profundo de esta frase; solamente la citamos por vía de ejemplo, para demostrar una vez más que sin leal y perseverante esfuerzo no se puede obtener un efectivo avance en la realización del ideal. Ahora bien, la realización del ideal esotérico, exige el mejoramiento del destino, como cuestión básica. Esto no significa que ese mejoramiento haya de consistir en la obtención de riquezas económicas o de una posición social preeminente en el mundo profano. Esto es secundario. El discípulo esotérico puede tenerlas o no, o bien ser una persona de modesta condición social. Lo más importante es que el destino le facilite los medios, condiciones o recursos que necesita el hombre para realizar tales propósitos de su existencia. ¿Cómo podría realizar tales propósitos un individuo que, por invalidez, miseria extrema u otra grave desgracia, es una carga para su familia y la colectividad, en vez de ser un factor de beneficio y progreso? Si miramos el destino como un proceso de consecuencias, cuyo eslabonamiento abarca una serie de encarnaciones, veremos que una persona de regular o normal situación, puede desmejorar gravemente su destino por cometer deplorables tantas, errores e imprudencias, hasta llegar a renacer en esas lamentables condiciones. Por el contrario, si obra bien, tendrá una paulatina mejoría de una reencarnación a otra que puede ser más o menos apreciable, según los méritos que haga en cada existencia. Ya dijimos que, al desencarnar un individuo, los átomos simientes mentales, astral y etéreo no pasan a la masa atómica de sus respectivos planos, sino que persisten ligados sutilmente al Ego. Las fuerzas de la vida que habían quedado reducidas a semilla en estado potencial, despiertan y se actualizan en el nuevo renacimiento, dando lugar a tendencias congénitas del individuo. Respecto de la mente que el renaciente ha de desarrollar, la simiente mental educe su actividad conforme a ciertas direcciones o cauces mentales en el subconsciente de la personalidad. Estas tendencias mentales serán determinantes de la forma de mentalidad de que el individuo estará dotado de la forma de mentalidad de que el individuo estará dotado para resolver sus problemas de la existencia, ya sea de una manera vulgar, ya conforme a propósitos más elevados.
Si esos cauces mentales que trae la personalidad a esta existencia están destinados a dar curso a una actividad mental dirigida hacia objetos vulgares, egoístas o siniestras, es un deber imperativo del discípulo modificarlos, en cuanto advierte en él tendencias mentales inconvenientes. Para ello debe prestar mucha atención a sus deseos y pensamientos; ha de practicar una especie de autocrítica; pero severa y fría, sin indulgencias. Muchas personas se dejan tentar y se deslizan por la pendiente de las cosas funestas por haber sido demasiado indulgentes con sus propias tendencias. El discípulo esotérico, por el contrario, se somete a una severa autocrítica, adopta correctas normas mentales y persevera en el seguimiento del ideal. Todas las condiciones traídas del pasado, al renacer, forman la base congénita del destino que tiende a desarrollarse en la presente encarnación, en concordancia con ciertas características que son agregadas por los Señores del Destino, para que se cumpla la ley de causa y efecto, porque el ente reencarnante debe experimentar la consecuencia de su pasada conducta no solamente en cuanto a sus condiciones individuales, sino que también respecto a los acontecimientos de orden moral, económico y social del medio externo, esto es, del medio ambiente, del país y la época en que ha tocado existir esta vez. También hay que agregar al destino congénito del individuo otros dos factores. Uno de ellos es el elemento original que Ego introduce en su nueva vida como resultado de la experiencia y comprensión que ha adquirido a través de sus pasadas reencarnaciones. El otro es una especie de reacondicionamiento de la nueva existencia al actual estado evolutivo de la humanidad en general y del progreso de la civilización, pues de una encarnación a otra se han producido cambios en el mundo. Nuestro Dios Altísimo, con su suprema Sabiduría Divina, rige el devenir evolutivo de nuestro sistema de mundos. Las distintas clases o jerarquías de seres evolucionantes en este sistema, están gobernados de un modo general, por esa Superior Sabiduría. Ningún ser evolucionante, sea ángel, hombre y otro ente, puede escapar al desenvolvimiento de los planes macrocósmicos, en los cuales están involucrados, entre otros principios universales, lo de consecuencia, evolución y armonía. Es verdad que existen seres rebeldes. Triste cosa, pues se ha dicho que el destino de los rebeldes es muy duro y amargo. Estos son los seres que han sido voluntariamente rebeldes, que se han opuesto a los planes macrocósmicos. La inmensa mayoría de los hombres han sido rebeldes en algún grado relativo; pero nuestras rebeliones han sido producidas por ignorancia de las leyes universales de la naturaleza visible e invisible, especialmente de la ley de consecuencia, que no admite ser conocida por nadie y no acepta justificación de inocencia, pues el niño pequeño que mete la mano al fuego sufre la dolorosa quemadura, no obstante su inocencia e infantil irresponsabilidad. Pero los rebeldes a que nos referíamos más arriba son otros. Son los que se han colocado voluntariamente en contra de la ley de evolución de la vida consciente, negándose, por egoísmo, a participar en el desarrollo gradual de los planos divinos de la obra cósmica del Altísimo. La Mente Macrocósmica pesa fuertemente sobre esas almas extraviadas para hacerlas volver a la senda derecha. Algunos son salvados así dolorosamente, porque la ley de consecuencia les opone duras pruebas; pero otros, por desgracia, persisten en la dirección del mal y continúan por la pendiente que ha de conducirlos hacia su destrucción.
La ley de consecuencia y la de evolución están enlazadas en el destino del hombre, de manera que, colocado éste en tiempo presente, aquella lo liga al pasado, en tanto que la segunda lo compromete al futuro; o sea, en el estado actual se conciertan y entremezclan los acontecimientos y actuaciones determinados por la ley de consecuencia con los que obedecen a propósitos de perfeccionamiento de la vida espiritual o evolución de la conciencia. Esto hace muchas veces que sea difícil precisar cuáles de nuestros actos corresponden a vinculaciones con el pasado como consecuencia de antiguas causas, y cuáles al cumplimiento de deberes que nos impone el proceso evolutivo del mundo en relación con el medio social en que nos ha tocado vivir y actuar en el presente. Estas dos leyes que estamos examinando, de consecuencia y de evolución, son relativas, pues su aplicación varía entre los distintos individuos de un mismo país, como entre los diferentes pueblos, de acuerdo con las modalidades, sociales, económicas y culturales del tiempo y del lugar; pero hay una ley eterna e inmutable, que es la expresión pura del Verbo de Dios en la vida universal. La más elevadas enseñanzas esotérica o mística, que atañen a la vida puramente espiritual de los verdaderos santos e iniciados superiores, emanan de esa ley divina, que procede de la Sabiduría cósmica del Logos Altísimo, y cuyos destellos puede percibir directamente el hombre superior, que ha elevado su conciencia interna al puro estado de los mundos espirituales. Los demás hombres, del común de las gentes, por instruidos que sean sólo pueden conocer esa ley divina indirectamente, meditando en las más puras enseñanzas que han sido dadas por los grandes Instructores de la Humanidad. Para esto, el estudiante o meditador debe aplicar sereno y estricto discernimiento, a fin de no caer en el dogmatismo arbitrario de las religiones populares, porque así como una tonelada de mineral sólo contiene una pequeña cantidad de oro fino, de análoga manera, en los textos sagrados y en los grandes mensajes de los Instructores, los preceptos que atañen a la ley divina se encuentra en breves sentencias o pasajes, mezclados con una gran cantidad de normal o enseñanzas secundarias o accesorias, que son relativas al tiempo y al lugar. El destino es individual y colectivo, pues el individuo está ligado al destino general de la colectividad a la cual pertenece. La persona humana no es un ser aislado, ni tampoco existe en estado de naturaleza, como los animales selváticos o las aves silvestres, sino que vive agrupado con sus semejantes y existe en un estado de “convivencia social”. Esta situación de sociabilidad, el destino del individuo no está basado en necesidades puramente naturales, que son las más elementales, sino en numerosas otras exigencias de carácter jurídico, económico y social, surgidas en razón de las modalidades temporales de la convivencia. Ahora, como el individuo no puede satisfacer por sí mismo todas sus necesidades, tiene que recurrir al trabajo o cooperación de los demás, de donde ha procedido lo que se llama la división del trabajo, a fin de que in individuo o empresa produzca una especie de bienes, otras actividades productoras proporcionan diferentes clases de artículos o beneficios. Esta diferenciación o especialización del trabajo y de la producción determinan la interdependencia económica, esto es, que para la satisfacción de sus necesidades, los individuos dependen unos de otros, en razón de las diferentes actividades económicas a que se dedican.
Nadie puede, pues, ufanarse en bastarse a sí mismo, ni prescindir de sus semejantes. Necesitamos de los demás, asi como los demás necesitan de nosotros. Ahora, elevándonos a un plano superior al económico, en el plano de lo moral, “como es abajo así es arriba”, aplicamos el principio hermético de analogía. ¿Qué sería del gran benefactor, sino hubiese necesitados e inválidos a quienes beneficiar? ¿Qué sería del heroísmo si no hubiese guerras u otras calamidades que lo hagan surgir en los corazones valerosos? Y así, muchos otros ejemplos similares pueden citarse. En el destino hay algunos acontecimientos fatales, esto es, que necesariamente han de ocurrir; pero esto no autoriza en modo alguno para aceptar la teoría del fatalismo. Los fatalistas creen que todo cuanto acontece debe suceder por predeterminación insuperable, a la cual el hombre no puede resistir. Si el fatalismo fuese verdadero, no podría existir el mentalismo, que es una teoría opuesta a la anterior. El mentalismo es una doctrina optimista. Según los mentalistas, el hombre puede, por medio de la de la concentración del pensamiento, superar todas las dificultades o contratiempos y obtener salud, bienestar y fortuna. Ambas teorías son exageradas, pues cada una de ellas tiene una parte de verdad. En otros términos, el fatalismo es verdadero respecto de una parte de los acontecimientos de la existencia; pero en cuanto a los demás, puede aplicarse el mentalismo con eficacia. Naturalmente, esta eficacia depende de ciertas condiciones: primero, que el karma de la persona no venga demasiado pesado de la encarnación anterior; luego, que esté prevenida y dispuesta a efectuar compensaciones kármicas, tales como el ejercicio de la caridad y cooperación desinteresada a obras de beneficencia, de mejoramiento social o, especialmente de cultivo de los valores espirituales, y finalmente, un considerable desarrollo de su poder mental, que le permita crear mentalmente, con fe y voluntad, lo que desea realizar u obtener efectivamente en este plano. De esta manera, la mentalidad de cada uno influye en su propio destino. Desde este punto de vista, no hay nada tan pernicioso como el pesimismo, que consiste en ver siempre el aspecto oscuro o negativo de los acontecimientos. Ser pesimista es temer de antemano el fracaso, creer que va a suceder lo peor, que si uno emprende algo le va a ir mal. Es una orientación negativa de la actividad mental y astral del individuo. Se comprende que el pesimismo es un error, y de los más funestos, pues es contrario a la ley de evolución. Hay acontecimientos negativos inevitables, como el fallecimiento de un ser amado, a quien le ha llegado el término de su encarnación, o la enfermedad de un miembro de la familia, la cual es un desastre económico para un hombre de modestos recursos y le obliga a someterse a privaciones respecto de otra necesidades. De consiguiente, no se puede, tampoco, ser optimista en un sentido absoluto, sino solamente relativo, en cuanto a las posibilidades de mejoramiento. El optimismo ve el lado bueno y feliz de los acontecimientos. La tesis esotérica del mejoramiento progresivo del destino, aplicando la inquebrantable fe en el ideal espiritual y la férrea voluntad de realizar tal ideal, mediante el vencimiento de los factores adversos y el oportuno aprovechamiento de los favorables. En la filosofía profana, la tesis que más se aproxima a la doctrina esotérica es meliorismo, según el cual tanto el pesimismo como el optimismo son dos actitudes mentales erróneas, pues la existencia humana no es tan mala como lo supone el
pesimismo ni tan buena como la ve el optimismo, sino que es susceptible de mejoramiento. Empero, la teoría meliorista es materialista y, por lo tanto carece de la base del estudio de la reencarnación y el del karma, sin cuyos antecedentes, según nosotros, es imposible una verdadera y cabal explicación del estado actual de la existencia humana y de sus posibilidades de mejoramiento para el futuro. En la doctrina esotérica vemos el destino configurado por un gran aporte de predeterminación, que ninguna teoría materialista puede aceptar. Dicho aporte predeterminado consiste en las causas generadas en encarnaciones pasadas y que deben surtir sus efectos en la presente. Pero también por otro aporte de determinación actual, consistente en las nuevas causas o factores que estados generando y poniendo en juego ahora, en la presente existencia. En este último aspecto, el destino puede ser considerablemente modificado por uno mismo, de acuerdo con la propia capacidad intelectual y volitiva del interesado. Así como la persona de precaria mentalidad no es capaz de concebir o proyectar un propósito o programa de perfeccionamiento de su existencia, aunque sea de mediana calidad; así también el hombre de escasa o débil voluntad, aunque sea muy inteligente, se ve abatido en sus intentos de mejorar su destino, se desalienta y retrocede ante los primeros obstáculos y es impotente para vencer los factores adversos. En uno y otro caso, el hombre es un juguete del destino, es esclavo de las fuerzas sordas y ciegas que lo conducen. Empero, a medida que el individuo desarrolla y perfecciona sus facultades psicológicas de inteligencia, sensibilidad y voluntad, su dominio personal sobre las fuerzas ciegas del destino irá en aumento, día a día. Este es el sendero de la liberación: el dominio del destino. Y la primera etapa de este sendero es la formación del carácter. La voluntad se organiza manteniéndola dirigida y orientada hacia la realización de lo fines o propósitos más importantes que uno mismo ha concebido y proyectado como ideal de su propia vida. Este trabajo de la formación del carácter es una tarea constante, en la cual se debe perseverar día tras día. La necesidad de fortalecer la voluntad se advierte cada vez que uno cede ante una tentación o a una sugestión de hacer que a uno no le conviene o le perjudica, o simplemente le distrae del cumplimiento de sus deberes. Volvamos a los dos aportes de que habíamos hablado; a saber: la predeterminación y determinación actual. De acuerdo con la preponderancia de uno de estos dos factores del destino personal, los acontecimientos pueden dividirse en tes clases: a) fatales; b) poco modificables y c) fácilmente modificables. en el primer caso, el progreso causal ha sido totalmente gestado sólo falta que se produzca el resultado, como ocurre con algunos acontecimiento que ya han sido determinados por no mismo en vidas pasadas. En el segundo, el proceso causal no se ha desarrollado totalmente, de manera que el individuo puede introducir factores nuevos que modifiquen la dirección consecuencial. En el tercero, se trata de causas que recientemente han sido generadas y que por lo mismo, fácilmente pueden ser contrarrestadas en sus efectos por otros factores que conduzcan a distinta consecuencia. En esta forma, el hombre que ha generado causas que deben determinar acontecimientos funestos e inconvenientes en su porvenir, puede modificar ese proceso de causación, generando y poniendo en acción nuevos factores que sean favorables para el bien de la persona, de su familia o de la sociedad a la cual pertenece.
Hemos expresado todo lo anterior en una forma bastante simple; pero los procesos causales y consecuenciales que determinan el destino, son muy complejos y además, a veces son de tan larga duración, que tardan dos o más encarnaciones en producir su resultado o consecuencia. Las causas y consecuencias se eslabonan unas con otras, formando una cadena de hierro que suelta al ente evolucionante la necesidad de reencarnar una y otra vez. La mayor dificultad para superar los factores adversos estriba en que generalmente ignoramos las causas promovidas en encarnaciones pasadas que stán determinando acontecimientos actuales. Otras veces, en medio de la complejidad de los factores actuantes, podemos percibir y comprender algunos, en tanto que otros nos pasan inadvertidos, por lo que nuestro esfuerzo por la superación resulta incompleto e imperfecto. Para fortuna, el hombre no está abandonado a sí mismo. Se generan continuamente, en los mundos superiores, causas benéficas, emanadas de las mentes puras y poderosas de los Seres Celestiales y de los Adeptos de la Sabiduría de Dios, que son seres humanos que alcanzaron muy alto grado de perfección en sus encarnaciones pasadas y que ahora se encuentran dedicados a un trabajo espiritual en el mundo invisible. Más adelante nos referiremos a estos seres brillantes. Estos seres benéficos son los vehículos o conductos, po rintermedio de los cuales actúa y se manifiesta la Divina Providencia, ya sea inspirando alas mentes humanas nobles y enaltecedores pensamientos, útiles proyectos y bellos ideales, ya promoviendo otros factores que sirven de protección para los débiles. En todo caso, para que un hombre sea beneficiado con esa divina ayuda, ha de ponerse en armonía con la divina influencia, esforzarse lealmente por la perfección y trabajar por el bien. De esta manera se cumple el precepto evangélico “Ayudate que yo te ayudaré”. Respecto a la línea de reencarnación que siguen los Egos, existe la creencia en algunos estudiosos, que el Ego, al reencarnar lo hace indistintamente en un cuerpo femenino o en uno masculino, según sean las circunstancias. La naturaleza femenina y masculina tienen cualidades que le son propias a cada una de ellas. Recordemos que antes que Ego con sus envolturas o cuerpos encarnara en un cuerpo físico, en el plano invisible en que transcurría su existencia, el Ego era hermafrodita, es decir, espiritualmente reunía en si mismo los dos géneros, el masculino y el femenino. No significando ello que presentara sexo, tal como existe en el cuerpo físico. En el transcurso de los tiempos, fue necesario la individualización de ambos géneros, creándose lo que conocemos como las “mitades astrales”, la una, la naturaleza masculina con su género respectivo; y la otra, la naturaleza femenina que a su vez posee el género que le corresponde. Esto fue una necesidad evolutiva para cada uno de estos Egos. El Ego masculina y el Ego femenino, en su progreso y evolución a través de las edades debía, debe y deberá desarrollar las cualidades y facultades que le son propias. Cuando este desarrollo haya alcanzado el grado máximo, estas dos mitades astrales formarán nuevamente la unidad, pero en su grado máximo de evolución.
En los distintos períodos de reencarnación, estas dos mitades suelen encontrarse, y muchas veces estos encuentros se suceden muy a menudo, pero únicamente por razones de progreso espiritual. El Ego masculino encarnará siempre en un cuerpo físico de varón y Ego femenino, en cuerpo físico de mujer. Existen casos, en que nacen seres hermafroditas, Desde el punto de vista espiritual, ello está en relación íntima con la ley de causa y efecto, o ley kármicas. Hay hechos acaecidos en una encarnación anterior, que han comprometido de tal manera el alma de ese ser, que el efecto físico que en la presente encarnación presenta, está en relación con una causa profunda de actos cometidos por esa alma. La Naturaleza tiene la llave espiritual de la Ley de Causa y efecto.
VII. Los siete principios herméticos Debemos advertir que la formulación de estos siete principios de verdad, que ahora presentamos, es la misma que figura en las enseñanzas hermeticas; pero las explicaciones de detalle no son iguales, pues éstas las damos aquí en concordancia con el método de enseñanza que hemos adoptado. 1. Mentalidad. En las versiones corrientes de los principios herméticos se emplea la palabra “mentalismo”; pero este vocablo es incorrecto, porque la terminación “ismo” da la idea de una teoría o doctrina particular, como es el moderno mentalismo o escuela mentalista. En cambio, lo que se quiere expresar aquí no es una determinada doctrina, sino un principio universal de conocimiento. Por eso, nosotros usamos la palabra “mentalidad” para indicar este principio general. que informa la filosofía esotérica de todas las doctrinas o escuelas de pensamiento esotérico, por análoga razón a que se dice “causalidad” por el universal principio de causa y efecto. El principio hermético de mentalidad se anuncia con el siguiente aforismo: “Todo es mente; el universo es mental”. Cabe advertir que los herméticos dan aquí a la palabra “fuente” un significado amplísimo, muchísimo más profundo que el que nosotros le hemos dado anteriormente, cuando hablamos del Mundo Mental y de la mente humana. Hemos dicho antes que hay una sola realidad: lo Absoluto, que es el Todo. La Realidad, en su esencia pura, es inconocible o “inmanifestada”; pero es conocible al hacerse “manifestada” en los distintos planos de existencia. Por esto, los indostánicos dice que de “Asat” o inexistencia surgió “Sat” o existencia. Estas palabras se prestan a equívocos para las personas que no conocen bien la filosofía esotérica de la india. Por esto, nosotros preferimos decir sencillamente que de lo inmanifestado surgió lo manifestado. La realidad manifestada en el cosmos se considera en triplicidad: esencia o espíritu universal, potencia o fuente de toda energía substancia o raíz de toda materia.
A la realidad toda, que es a la vez espíritu, energía y materia, se han referido los herméticos al sostener que el Todo es mente y que el universo es mental. La substancia sutil del Mundo Mental de nuestro esquema es solamente una de las varias manifestaciones de la substancia-raíz. La substancia-raíz es la misma realidad pura, subyacente o inmanente en todos los átomos del universo, tanto en los sutilísimos átomos del Mundo Mental, como en los menos sutiles de los planos inferiores. De esta manera podemos decir que la Mentalidad Divina de los mundos más elevados gobierna la existencia de los mundos menos sutiles. Por esta misma razón aludimos anteriormente a que hay “Inteligencias” extraordinariamente poderosas, residentes en los planos más elevados, que son los Seres divinos, o Dioses, que colaboran con Dios Altísimo en las vastas tareas de la gran obra cósmica. Sin embargo, para los fines prácticos del perfeccionamiento individual, que el discípulo debe emprender cabe considerar principalmente el principio hermético de mentalidad en el Mundo Mental de nuestro esquema. En la región de la mente abstracta o plano causal, es donde se desarrolla la “ideación universal”, que genera las causas generales del suceder en los planos inferiores. Esas causas abstractas toman forma y fuerza en la región mental concreta y en el plano astral; la substancia etérea les sirve de medio o agente de manifestación y de este modo se realizan en este mundo visible, Hay otras causas que sólo se realizan en el plano astral, porque ahí reside su objetivo. Así como la ideación universal en la región mental abstracta ha generado Las causas de las formas existenciales y planeado las leyes de la naturaleza visible e invisible, de análoga manera, la ideación individual de la mente humana, cuando ésta ha alcanzado notable capacidad, puede hacer obra creadora en este mundo, tanto en los dominios de La materia física como en los del pensamiento. Tal ocurre con la invención de máquinas o artefactos, con la creación de las obras bellas del arte o con las obras intelectuales, como los libros, conferencias, formaciones de instituciones benéficas o culturales, organización de sociedades, gremios y otras acciones sociales. Todo eso es trabajo mental. Superior a las creaciones del talento es la “gran obra’, que debe realizar el iniciado esotérico, consistente en su re-generación o reconstrucción. Ya advertimos que no se trata de una regeneración moral, sino de “generarse nuevamente”. El discípulo esotérico es una persona de elevada moralidad, de manera que no necesita regenerarse en el sentido vulgar de la palabra. Es hacerse de nuevo. Hay que destruir el viejo molde de la personalidad ordinaria, para reconstruirla de acuerdo con la forma luminosa del ideal de perfección. Dice la tradición hermética: “La mente, así como todos los metales y demás elementos, pueden ser transmutados, de estado en estado, de grado en grado, de condición en condición, de polo a polo, de vibración en vibración. La verdadera transmutación hermética es una práctica, un método, un arte mental”. Este es el principal fundamento de toda disciplina esotérica. En medio de las tinieblas mentales del medioevo europeo. para librarse de las crueles persecuciones del fanatismo religioso, los alquimistas encubrieron algunos de sus conocimientos, dando nombres de metales y otras substancias químicas a determinadas cualidades o condiciones anímicas.
Los alquimistas fueron químicos; pero se dedicaban principalmente a trabajos de orden mental, siendo muy conocedores de las ciencias herméticas. La transmutación hermética es, pues, un cambio que, mediante la aplicación de los conocimientos esotéricos, se opera en la naturaleza psíquica de uno mismo, transformando las cualidades inferiores en superiores, las negativas en positivas. La mente es el instrumento de este trabajo. Sin embargo. este instrumento es deficiente en la mayoría de los individuos; por lo tanto, la primera tarea del discípulo es hacer eficiente su mente. A medida que la mente se hace eficiente, ella influye favorablemente en las condiciones astrales y vitales del individuo. Su aura mental astral se torna más brillante y bella; ésta, a su vez, influye en el doble etéreo para que las energías vitales funcionen mejor en el organismo carnal. Para ello es necesario que la mente esté dotada de armonía y serenidad. Una mente poderosa y purificada es capaz de sanar el organismo físico cuando éste enferma y de mantenerlo sano, normalmente, como lo han demostrado los miembros del movimiento norteamericano llamado “Ciencia Cristiana”, fundado en el siglo pasado por Maria Backer-Eddy, y los mentalistas en general. Sin embargo, no hay que entender que ese sistema sea de efectos absolutos. Por otra parte, hay discípulos esotéricos avanzados, quienes, queriendo apresurar al máximo su adelanto espiritual, a fin de saldar pronto sus deudas con el destino, aceptan de buen grado las enfermedades, la pobreza y otros sufrimientos, pudiendo atenuarlos o evitarlos en gran parte. Pero esta entrega a la adversidad; esta no resistencia al mal, suele ser muy peligrosa, porque los enemigos de la luz pueden aprovechar esta circunstancia negativa para causar graves daños al que no se defiende. Por otra parte, el iniciado, que es padre de familia o tiene a su cargo una obra en el mundo, está en la obligación moral de defenderse, a la vez que necesita salud y los medios económicos indispensables para mantener su hogar o sostener la obra que ha emprendido. Hay que advertir que en estos casos, las prácticas mentales, para evitar cualquier matiz egoísta en el aura mental astral, deben ir acompañadas de otros ejercicios espirituales, a fin de que la mente individual no pierda en ningún momento su punto de apoyo en la Divinidad, que es la fuente suprema de todo bien. 2. Correspondencia o analogía. Este principio de verdad se anuncia, diciendo: “Como es arriba, así es abajo y, a la inversa, como es abajo es arriba”. Según la tradición hermética. Hermes gravó este aforismo en una esmeralda, con caracteres diminutos. El razonamiento por analogía o correspondencia sirve para inferir lo desconocido de lo conocido. Es una gran ayuda para el estudiante del ocultismo. La analogía no importa igualdad de un ser o cosa con otro ser o cosa, con que se compara, sino la existencia de ciertos elementos de juicio o datos conocidos respecto de un ente o forma, que deben corresponder a otros elementos de conocimientos relacionados con algo que no conocemos por observación sensible o por experimentación, y a cuyo conocimiento nos dirigimos por inferencia.
Los mundos de existencia de que ya hemos hablado, se llaman, por este motivo, “planos de correspondencia”. Hemos citado anteriormente este principio de verdad, aplicándolo a algunos párrafos de nuestra exposición, lo que nos excusará de extendernos en más pormenores. Según este principio, las leyes cósmicas actúan en todos los planos, rigiendo fenómenos similares o correspondientes. El hombre es un ser viviente constituido por espíritu. vida, energía y cuerpo. El arcángel es también un ser viviente; pero no lo conocemos por percepción de nuestros sentidos físicos. Si es un ser, debe estar constituido primariamente por espíritu; si es viviente, debe poseer vida y energía; su energía debe emplearse en alguna actividad y para esto necesita, un cuerpo que le sirva de instrumento de acción. Así se ve la analogía entre un ser conocido y otro no conocido; pero no es igualdad, porque, desde luego, el arcángel no tiene cuerpo físico como el hombre. El cuerpo del arcángel, puesto que no lo percibimos con nuestros sentidos físicos, debe ser de materia sutil, correspondiente al plano donde tiene su existencia. Los ocultistas aplican el método de correspondencia a lo distintos fenómenos de la naturaleza visible e invisible, estudiados en los diversos planos. Así, por ejemplo, hay correspondencias en las influencias de los astros, los caracteres y temperamentos humanos, las especies animales y vegetales y las propiedades de los minerales, como tos metales y piedras preciosas. 3. Vibración. ‘Nada está inmóvil; todo se mueve, todo vibra”. expresa el tercer aforismo hermético. El reposo es una ilusión de nuestros sentidos, que no perciben el movimiento intrínseco de las partículas que componen la materia. Una roca que hemos visto en ese mismo sitio, inmóvil, desde la niñez, y allí la vieron nuestros padres y abuelos, da la expresión sólida de esa ilusión. La forma externa de esa roca tiene la apariencia de inmovilidad. Sin embargo no es así, porque en el átomo se verifica sin cesar el rapidísimo movimiento de sus componentes. Ahora, como todas las cosas o cuerpos están compuestos de átomos así las rocas como los demás objetos que percibimos, es evidente que toda materia está en incesante movimiento. La Tierra, que nos parece inmóvil, gira. sobre si misma y se traslada alrededor del Sol. Este movimiento de traslación tienen también los demás planetas. A su vez, el Sol se mueve imperceptiblemente en relación con un centro cósmico más importante. Así, todo está en movimiento, desde los astros hasta las partículas más diminutas de las cosas que vemos en aparente reposo. De análoga manera ocurre en los demás planos de existencia; pero el movimiento de la materia en los mundos sutiles es muchísimo más rápido. De ello nos puede dar una idea la transmisión de la voz a larga distancia, por conducto de la electricidad y de las ondas etéreas. En el mundo astral el movimiento es más rápido y aún más en el mundo mental; así, sucesivamente, en los planos más sutiles.
La vibración o movimiento de la substancia-raíz del cosmos es de tan inconcebible rapidez, que no se puede percibir, ni aún con la más sutil clarividencia. Por este motivo se la considera como si estuviese inmóvil y se dice que es “indiferenciada”, ya que toda diferenciación procede de un cambio perceptible de vibración. Un símil tosco nos servirá para explicar este sutilísimo estado. Miramos una rueda que posee varios rayos. Empieza a girar lentamente y vemos sus rayos en movimiento; luego este movimiento se acelera , vemos los rayos de un modo confuso y, poco a poco, dejamos de verlos; finalmente, cuando la rueda gira a toda velocidad, nos presenta la apariencia de un objeto inmóvil, pues no percibimos el movimiento de sus rayos y podemos ver al través de ellos como si no existieran. Por lo mismo que ni el más alto clarividente puede percibir el movimiento de la Substancia-raíz, o raíz de la materia, la consideramos en un estado puro, invariable, que trasciende toda representación o concepto de fenómeno o cambio; inmutable, porque no podemos percibir ni imaginar en ella ninguna composición o combinación; por lo mismo, indiferenciada. Para crear un sistema de mundos, la Voluntad del Logos promueve en la Substancia-raíz una vibración diferencial, aunque sutilísima. que produce la primera diferenciación de ella, de la cual surge, así, a la existencia el plano más elevado del sistema, el que hemos denominado Mundo Divino. Una segunda vibración diferenciada trae a existencia el segundo plano, que en nuestro sistema es el Mundo Monádico. Una tercera diferenciación ha dado existencia al Mundo Espiritual. Con todo, esas vibraciones son tan sutiles, rapidísimas. que la mente humana es incapaz de percibirlas, por lo que las consideramos como el estado puro y trascendente, en indisoluble “unidad”, de la materia más sutil. Para entender esta tenuísima diferenciación, hemos tenido que aplicar el método de correspondencia o analogía en relación con el principio de la manifestación septenaria. Del Mundo Espiritual, que e el plano del espíritu divino. surgió, mediante una nueva modalidad de vibración diferencial, promovida por el Logos, el Mundo Supermental, que es el plano de la luz espiritual, o de la vida luminosa. Así, sucesivamente, a lo largo de vastísimos períodos, de muchos millones de años cada uno, han venido a existencia los mundos inferiores, siendo el último de ellos este Mundo Físico, en el cual tenemos nuestros cuerpos carnales. Ya vimos que vida y existencia corresponde a dos conceptos diferentes. Existir significa estar afuera. Esto no quiere decir que lo que existe esté afuera del Todo. Ningún mundo ni cosa se hizo de la nada. Como antes dijimos, existencia significa la exterioridad, en tanto que vida es el principio interno, que produce conciencia, animación y actividad. En el cosmos, el principio interno es la Vida Divina inmanente en todo; la existencia o exterioridad es el conjunto de los varios estados de materia, producidos por las vibraciones elementales que. mediante gradual diferenciación y complejas combinaciones, han causado la multiplicidad aparencial del cosmos, el universo cambiante. En cada plano de existencia hay una vibración elemental que le es característica. Estas vibraciones elementales se llaman también “elementos” pero no deben confundirse de alguna manera con los elementos químicos.
Estas vibraciones elementales tienen correspondencia en la substancia etérica. Ahora bien, como el ocultista práctico tiene que operar en ella, su estudio es de la mayor importancia, en conexión con el de las influencias astrales. 4. Polaridad. En todo orden de fenómenos, físicos y psíquicos, existe un polo positivo y otro que es el opuesto, el polo negativo; un aspecto superior y otro inferior. Así ocurre con las propiedades de las cosas, en los distintos planos. La polaridad es diferencia de grado o calidad en cosas o fenómenos de la misma naturaleza. El principio hermético de polaridad se enuncia como sigue: “Todo es doble; todo tiene dos polos; todo, su par de opuestos; los semejantes y los antagónicos son lo mismo; los opuestos son idénticos en naturaleza, pero diferente en grado; los extremos se tocan; todas las verdades son serniverdades; todas las paradojas pueden reconciliarse”. Los dos polos determinan los “pares de opuestos”. En la materia física, el calor y el frío, la luz y la oscuridad, lo liviano y lo pesado. revelan cualidades o propiedades relativas. En el orden emocional, este principio tiene enorme importancia, porque la corriente pasional que puede manifestarse en amor o en odio, ha de tener graves consecuencias en la conducta y en el destino. Un amor contrariado suele convertirse en odio. con todas sus funestas derivaciones. EL iniciado no cae en este lamentable estado anímico, porque, sabiendo que son dos polos de una misma actividad afectiva, se polariza en el sentido del amor y no permite que las vibraciones emocionales de su cuerpo astral se degraden en calidad. Sabemos que la naturaleza astral o de deseos es de doble calidad: una superior o atractiva, y otra inferior o repulsiva, separadas por un grado neutro, intermedio, de indiferencia o apatía. La calidad superior es de bellos y brillantes colores en el aura, en tanto que la inferior es de colores sombríos y desagradables. El iniciado no permite que su aura mental astral se ensucie y ensombrezca; mediante la polarización positiva, la mantiene dotada de puros y lucientes colores. Otro tanto ocurre con el valor y el miedo. El discípulo que se deja abatir por el temor debilita el aspecto superior de su naturaleza afectiva o astral, con perjuicio de sus posibilidades de adelanto en el Sendero, pues las vibraciones de baja calidad astral estorban el paso de la corriente espiritual que ha sido suscitada en lo intimo de sí mismo por virtud de la iniciación esotérica. Por el contrario, esas vibraciones inferiores o negativas permiten que penetren en el cuerpo mental-astral las influencias deletéreas o dañinas que circulan en la atmósfera astral del medioambiente y que de esta manera empujan subsconcientemente el deseo del discípulo hacia objetos indebidos o inconvenientes. Estos efectos malsanos se producen por negligencia del discípulo, que debe vigilar su polarización, a fin de no permitir la entrada a su mente de esas influencias nocivas. El dominio de la polaridad es necesario para la transmutación de las cualidades anímicas: de bajas en elevadas, de impuras en puras, de innobles en nobles, de feas en bellas, de oscuras en luminosas; pero siempre que se trate de cualidades o condiciones de una misma naturaleza, pues la polaridad se basa en diferencia de grado y no de substancia. Así como en el orden físico no se puede cambiar la cualidad de amarillo en frío, de pesado en dulce, de duro en caliente o en amargo, porque estas propiedades son distintas, pero no opuestas; de análoga manera, en el orden moral, hay que ir de una cualidad grosera a su opuesta, dentro del mismo orden de actividad anímica, como de la
hostilidad a la benevolencia, de la avaricia a la generosidad, de la gula a La templanza. de la lujuria a la castidad, del desorden a la armonía, de la violencia a la dulzura, de la debilidad a la fortaleza. La más vasta polaridad, es decir, la que abarca los más lejanos extremos, es la del espíritu y la materia, en el universo, esto es, en el infinito campo de manifestación del Todo. La polaridad está neutralizada en lo inmanifestado, en el seno de lo Absoluto. Puede decirse que en ese estado no existe polaridad, la cual es tenuísima en los planos más elevados de la manifestación, por lo que, para la mente humana, sólo consideramos este principio dual en los tres mundos en que es tamos evolucionando actualmente: Mental, Astral y Físico. Antes de empezar la creación de un sistema de mundos, en el espacio en que éste había de venir a existencia, no se habían producido las vibraciones diferenciales a que aludimos; sólo había en ese espacio la Realidad substancial, que es lo mismo que decir la Divinidad pura, impenetrable , de la que emergió el Ser Altísimo, el Logos del sistema. Al imprimir la Voluntad del Logos en la Substancia-raíz, indiferenciada de ese espacio la primera vibración elemental diferencial, surgió el principio de polaridad en el más elevado plano del sistema. El Espíritu divino puro subsistió en ese plano como el polo positivo y la materia sutilísima determinada por esa vibración diferencial pasó a ser el polo negativo en relación con Aquél. Así, sucesivamente, ocurrió con los demás planos de existencia, hasta llegar al Mundo Físico, donde el principio puro de la divinidad subyace, siendo la raíz inmanente de todo, como el polo positivo máximo del cosmos, y la materia densa como su polo negativo extremo. Esto confirma nuestro aserto anterior de que la materia no es ilusión, sino que es la manifestación del polo negativo de la única y total Realidad. La polaridad es relativa. Un determinado plano es negativo en relación con el superior y positivo, con el inferior. Lo propio ocurre con los estados mentales; así la temeridad, o valor imprudente, es positivo si se le compara con la pusilanimidad del cobarde que rehuye la acción, pero negativo, si con el sereno sacrificio de sí mismo del que ha renunciado a todo acto de violencia, cumpliendo el precepto evangélico de no resistencia al mal. La impulsividad es positiva ante la negligencia o la inercia; pero negativa ante la diligencia controlada por la ecuanimidad. 5. Ritmo. En toda actividad se manifiesta un flujo y reflujo, a manera de la oscilación pendular. Es un movimiento de ida y retorno. La medida de un movimiento en una dirección es igual a la del que va en la dirección opuesta. El ritmo surge de la polaridad: un polo atrae hacia si la corriente de una energía, el otro polo hace lo mismo; esta pugna determina acción y reacción. El principio hermético del Ritmo se formula así: “todo fluye y refluye; todo tiene sus períodos de avance y retroceso; todo asciende y desciende: todo se mueve como un péndulo: la oscilación pendular se manifiesta en todas las cosas; la medida de su
movimiento hacia la derecha es la misma que la de su movimiento hacia la izquierda; el ritmo es compensación”. En la naturaleza física tenemos los ejemplos de las mareas, la alternación del día y la noche, de la creciente y la menguante de la Luna y de Verano e Invierno. En la vida afectiva, los momentos de alegría se alternan con los de sufrimientos. El hombre de refinada sensibilidad es apto para gozar con mayor intensidad de las más puras y sutiles emociones; pero también experimenta dolores profundos del alma, que los individuos groseros desconocen. Cuando un intenso sufrimiento azota el alma noble y delicada, no debe olvidar que el ritmo es compensador y que por lo tanto, le están reservadas delicias inefables, goces estéticos y morales, éxtasis espirituales, que habrán de resarcirla de sus grandes pesares. En los acontecimientos existenciales, la energía se dirige hacia el polo positivo, conduce la forma, sea un individuo. una sociedad, una civilización o una raza, hacia su madurez o apogeo; después empieza a hacerse sentir la acción del polo negativo, que la inclina hacia su decadencia. El ritmo condiciona la periodicidad, que obedece a la ley de los ciclos. El ritmo, en el ciclo vital del hombre durante su encarnación, determina una fase del crecimiento, hasta llegar a la madurez, para declinar y terminar en la desencarnación. Esta fase negativa en el hombre civilizado se acorta mucho, debido a que introduce en su existencia factores nocivos. que apresuran su decadencia y fallecimiento. Aparte de ello, las energías vitales, astrales y mentales se rigen por diferentes ritmos. La primera obedece a un ritmo más corto que las afectivas, en tanto que la mente se desenvuelve en un ritmo más lento y, por lo mismo, más largo en duración. Por esta razón, cuando estudiemos el proceso de la desencarnación, veremos que el cuerpo astral sobrevive al físico y el mental al astral. Así como hay ciclos dentro de otros mayores, así también hay ritmos mas breves dentro de otros más prolongados. Esto ocurre en las actividades humanas. En la vida intelectual, los períodos de mayor lucidez, inspiración y labor mental, se alternan otros de menor actividad, poca iniciativa y precario interés por las cosas del espíritu. Nos referimos a la mente en estado normal y sano, no a los casos de cansancio o sobreentrenamiento. Por eso, el trabajo de la mente no se produce con pareja continuidad; tiene su creciente y su menguante, usando un símil. Del mismo modo, en el discipulado, esotérico, la iniciación. cuando es realmente efectiva y no una meza formalidad simbólica, determina una fase de avance acelerado, en que actúa en creciente la energía positiva del ideal; pero, en razón del reflujo del ritmo, llega un momento en que declina; el avance ha cesado y le sucede una fase de menguante y oscurecimiento. Es entonces cuando el discípulo debe recordar el principio del ritmo y esperar con fe, paciencia y perseverancia la reanudación del movimiento ascendente. Esto es fácil decir o enunciar; pero en la práctica suele resultar difícil si el discípulo no tiene un convencimiento profundo, pleno, de que va bien encaminado por el sendero de su verdadero ideal de perfección interior. En la etapa sombría, los peligras pueden ser graves si falta la fe; pero el discípulo esotérico ya ha dejado atrás la infancia
espiritual de la generalidad y, por ende, ya no puede tener la fe del carbonero, sino que necesita estar apoyado por aquella profunda convicción, adquirida por el estudio y la experiencia. Es en los períodos en que el polo negativo ejerce su mayor presión sombría en la mente y en el astral del discípulo cuando ocurre “las noches oscuras del alma” de que han hablado algunos místicos. Lo paradojal es que estas noches oscuras del alma suelen ser más tenebrosas en discípulos esotéricos y místicos avanzados, que poseen una más delicada finura de sensibilidad. Hay casos que éstos caen en prácticas degradantes, como puede verse en el valioso libro “El idilio del Loto Blanco”, de Mabel Collins. Empero, la Luz del Logos, la energía espiritual pura, emanada de la Divinidad, simbolizada en Nuestra Señora del Loto, no deja sin auxilio al iniciado que ya siquiera una vez alcanzó a percibirla con la conciencia espiritual del Ego en el transporte místico. Si el discípulo esotérico no olvida que las tinieblas son solamente el polo negativo del splendor; si mediante un valeroso y enérgico acto de voluntad se polariza en el sentido positivo, emerge nuevamente a la conciencia de la vida luminosa, a la Luz del Cristo, con irresistible impulso ascendente, auxiliado por la poderosa esfera de atracción, que es el polo positivo en el plano espiritual, rector de la conciencia interna del místico y del iniciado. Lo que representa simbólicamente la Señora del Loto Blanco es la energía espiritual pura, emanada del Logos, que el clarividente percibe como Radiancia Divina de un centro oculto, invisible para la vista ordinaria, pero efulgente para la visión espiritual. Por la ley de correspondencia, reside, asimismo, en lo íntimo del ser humano. La personificación de este símbolo cósmico ha dado lugar al culto religioso de la Divina Madre. Esta es la Madre Virgen, de cuyo seno inmaculado procede el Ser de Luz, que no es una persona carnal, sino el principio interno de “vida luminosa” o “Cristo interno” que ha sido ya activado en la naturaleza superior del hombre altamente evolucionado. No debe, pues, confundirse la Virgen Madre de la doctrina esotérica, con la santa madre física del Maestro Jesús. 6. Causalidad. Nada ocurre al acaso, sino que todo obedece a la ley universal de causalidad o de causa y efecto. El Ser Supremo, el Absoluto Dios es la gran causa desconocida e inconocible del universo infinito y eterno. Del Absoluto Dios emergió el Dios Altísimo de nosotros, el Logos Solar, que es, a su vez, la Gran Causa de nuestro sistema de mundos. Ya hemos visto que el primer plano de existencia de nuestro sistema, el Mundo Divino, fue causado por la primera vibración elemental diferencial que el Logos imprimió a la Substancia-raíz: así, sucesivamente, ocurrió con los demás planos que hemos estudiado. La causa permanece inmanente en el efecto, así en la forma de los grandes astros. como en la raíz del átomo, Si esa causa divina cesase de actuar, el cosmos se desintegraría. El principio hermético de causa y efecto se enuncia como sigue: ”Toda causa tiene su efecto; todo efecto tiene su causa; todo sucede de acuerdo con la ley; la suerte no es más que el hombre que se da a una ley no conocida; hay muchos planos de causalidad, pero nada escapa a la ley”.
En todos los planos funciona la ley de causa y efecto; pero en su recíproca relación entre unos y otros, hay que tener presente que en los planos superiores residen las causas cuyos efectos se producen en los inferiores. Así, en el Mundo Mental se generan las causas generales que determinan las modalidades de existencia y el desarrollo de las formas en este mundo visible. Por esto, la región mental superior o abstracta se llama también “plano causal”, en tanto que el Mundo Físico es el “plano de los efectos”. Como decíamos, esto es en cuanto a la relación de un plano superior con otro inferior; pero en todos se generan causas y se producen efectos. Así, en este plano visible o denso, nuestros actos físicos surten sus correspondientes efectos en nuestra existencia material. La conducta del hombre en este plano visible está determinada por múltiples causas o factores: unos que proceden de la propia constitución mental, emocional y vital del individuo; otros del medio ambiente en que vive y desarrolla su actividad. El hombre de precaria o atrasada evolución psicológica obedece al determinismo ciego; es esclavo de sus tendencias y pasiones y de las circunstancias y acontecimientos en medio de los cuales le ha tocado existir y actuar; su ignorancia acerca de la vida superior y su rudimentaria voluntad, no le permiten sobreponerse a la cadena del determinismo material. Es conducido a ciegas por la ‘corriente de la vida, El hombre de apreciable evolución psicológica, por el contrario, a medida que adelanta en el conocimiento de las leyes que regulan el suceder universal y que fortalece su voluntad, se va, poco a poco. liberando de esa esclavitud y pone un sello individual, de carácter superior, a su existencia. Eso no significa que el determinismo desaparezca y ceda su lugar a un caprichoso libre albedrío, por cuanto la gran ley de causalidad no cesa un instante de operar. En el orden moral, ha habido agrias discusiones entre los sostenedores del determinismo y los del libre albedrío. Según los primeros. el hombre no es libre para elegir una norma de conducta moral, sino que está determinado por diversos factores, individuales y sociales, tales como la herencia, las condiciones de gestación y crianza, la nutrición, las enfermedades, la vivienda, la clase de ocupación, el hogar, la educación, los buenos o malos ejemplos, las amistades y otros de orden, económico y social, que sería largo de examinar. Los partidanos del libre albedrío, de acuerdo con el dogma religioso, sostienen que Dios dotó al hombre de libertad para elegir entre el bien y el mal. Si no existiese esta libertad moral, no se justificaría la salvación de los bueno. y la condenación de los malos. La doctrina esotérica no acepta el determinismo ciego ni la libertad moral absoluta, sino que el hombre está dotado de un germen de liberación, que deberá desarrollarse en el curso de la evolución de la vida consciente, a medida que obtenga la transmutación de sus cualidades anímicas, el desenvolvimiento de su inteligencia y la fortaleza de su voluntad. El hombre altamente evolucionado no abroga el determinismo, sino que lo controla con su conocimiento y voluntad. Por esto dijo Cristo Jesús que no había venido a abrogar la ley, sino a cumplirla. El que controla el determinismo, pasa a ser amo y señor de la
naturaleza. El que es esclavo del determinismo vive en las tinieblas; el que lo domina y controla, en la luz. Frente a los factores adversos, deprimentes y degradantes, el hombre superior, con su diamantina voluntad, pone en acción otros factores poderosos, positivos y benéficos, que determinan en el proceso de causación el rumbo o dirección hacia los efectos que él quiere producir, para su propia utilidad o para el bien de los demás. El hombre de precaria condición psicológica, siguiendo el determinismo ciego en su conducta, devuelve odio por odio, como en la antigua ley del talión, ojo por ojo, vida por vida. Sí es ofendido, se defiende y a su vez ataca. El ser espiritual devuelve amor por odio, de acuerdo con el precepto evangélico: no opongáis resistencia al que os hace mal; amad a vuestros enemigos; bendecid al que os maldice; orad por los que os persiguen. Con este precepto enseña el Evangelio la polarización positiva. Sin embargo, es completamente vano decir: yo perdono a mi ofensor, yo amo a mi enemigo, yo bendigo a quien me injuria, si eso no se siente de veras, intensa y profundamente dentro de de el mismo. La polarización positiva en el amor hace brillar con vívidos y bellos colores el aura mental astral, con una vibración sutil y poderosa, que es La mejor defensa de sí mismo. El que se sabe polarizar en esta forma, no necesitará devolver ataques u ofensas, porque se defiende en el silencio, mediante su propia vibración y tonalidad. Así como las tinieblas se desvanecen cuando brilla la luz, el odio se disuelve con la vibración del amor, sin actos ni palabras. La doctrina de la “no-violencia”, predicada y practicada por Gandhi, se funda en el mismo principio. No es que desaparezca la ley de causa y efecto, ni que la acción deje de tener reacción. Lo que ocurre es que el efecto y la reacción, son transmutados en grado o nivel por la voluntad espiritual del hombre excelente, de acuerdo con los principios herméticos que estamos estudiando. Recordemos el ejemplo legendario de Licurgo, el legislador de la antigua Esparta. En cierta ocasión fue injuriado y atacado por un joven ciudadano. El pueblo, indignado, se lo entregó por esclavo, con derecho a vida o muerte. Licurgo se lo llevó a su casa y lo educó en todas las enseñanzas necesarias para una vida mejor. Al cabo de un tiempo, le devolvió la libertad ante el pueblo reunido, haciendo presente que se le habla entregado un joven inexperto e inculto y lo devolvía convertido en un ciudadano útil a la colectividad. Si Licurgo hubiese sido un hombre vulgar e impulsivo, su reacción psíquica habría sido de muy distintas consecuencias. La libertad moral que admite la filosofía esotérica no debe pues, confundirse con el libre albedrío de los espiritualistas. sino que es relativa al grado de evolución psicológica de cada individuo, al grado o medida en que éste haya educido las potencias internas de su ser, haciéndole capaz de perfecto dominio de sí mismo, de clara visión intelectual de las circunstancias que le rodean y de sus posibilidades de acción, a la vez que de firme voluntad para no desviarse del camino que se ha trazado. Así pues, en el concepto esotérico, la libertad moral no es un don gratuito que el hombre primitivo haya recibido de Dios, sino una conquista que, poco a poco, va alcanzando el Ego sobre las fuerzas oscuras o interiores de la naturaleza anímica de la propia
personalidad, a medida que evoluciona su vida consciente y que perfecciona los poderes internos del ser. No es que el hombre ordinario carezca totalmente de libertad. Tiene una precaria libertad empírica, o de conducta, es decir, de hacer o no hacer algo en un momento dado. Pero todo acto es ejecutado por un movimiento muscular, que obedece a un impulso. de naturaleza afectiva o emotiva, la cual, a su vez, obra motivada por una actividad mental o representativa. En la práctica. como la mente inferior está unida al astral o afectividad, el motivo representativo y el impulso emocional Forman un solo complejo de actividad anímica, la cual, por intermedio del doble etéreo o cuerpo vital, se traduce en movimiento muscular. En esta forma reacciona el individuo de acuerdo con su propia constitución subjetiva mental astral, en relación con las impresiones o imágenes que le vienen del mundo objetivo o medio externo. De igual modo, al no hacer o sea, la inhibición o abstención, corresponde a una reacción negativa de su personalidad mental astral, que retiene la energía del impulso, cuando del movimiento muscular le puede venir un resultado dañino o inconveniente. Por lo tanto, esta libertad empírica o de conducta, de acción y de abstención, está limitada por la relativa capacidad del individuo para reaccionar y para visualizar los posibles resultados de la acción o sea, de su reacción ante los hechos externos. Como se ve, es una libertad más aparente que real en la mayoría de los actos humanos de ordinaria, ocurrencia. Un individuo perverso y brutal no será capaz de elegir entre bendecir al que le hiere o repeler violentamente el ataque. Un labriego palurdo no es capaz de elegir entre ejecutar o no una obra de arte, porque carece de aptitud para producirla. El demente y el idiota no tienen libertad moral para elegir entre un acto justo o injusto, útil o perjudicial, porque les falta razonamiento. Una persona débil de carácter se dejará fácilmente seducir por otra. porque le falta voluntad para repeler la mala influencia. La vida diaria de la generalidad de los individuos está llena de casos múltiples en que se ve que el hombre ordinario está determinado a la acción o a la abstención por factores que no es capaz de superar y por lo mismo, su libertad empírica o de conducta a muy precaria. La libertad está también condicionada por la vitalidad del cuerpo tísico. Un paralitico no es libre para elegir entre escalar un monte o no hacerlo, porque su enfermedad se lo impide. En general, los hombres de condiciones físicas deficientes están más o menos disminuidos en sus posibilidades de acción y por consiguiente, en su libertad para emprender actividades que desean realizar. La excepción es el hombre superior, de poderosa mentalidad, que a capaz de superar en gran parte sus desventajas y dificultades. La necesidad se opone a la libertad. La necesidad es ciega en el determinismo material; pero está determinada por un deber u obligación en el orden moral o legal. Una enfermera no es libre de administrar o no al paciente una droga ordenada por el médico, pues está en la necesidad legal y moral de hacerlo. Una madre no es libre para beber o no un vaso de leche que es el único alimento con que cuenta en ese día para su hijo pequeño. Un padre de familia sin fortuna necesita trabajar para mantener su hogar. Innumerables ejemplos pueden citarse para demostrar que en la vida cotidiana la libertad está supeditada por la necesidad.
La necesidad es un aspecto del determinismo y éste es el proceso del suceder universal, regido por la gran ley de causa y efecto. Nos parece. que nuestros actos son libres, porque no profundizamos en las causas que lo determinan, ya sean de orden físico, moral o espiritual. La relativa libertad, moral de que gozan los seres humanos de elevado rango espiritual, no importa prescindir del determinismo, sino el ejercicio consciente de sus altas capacidades, lo que le permite polarizarse positivamente y poner en acción los factores determinantes de los resultado que su poderosa voluntad ha proyectado obtener. Aún la iniciación esotérica misma, no obstante su alta categoría espiritual, no es un acto completamente libre, sino que está determinado por una viva y profunda vocación mística y filosófica. A su vez, esta vocación lo está por una apreciable madurez alcanzada por el individuo en su evolución psicológica. Esta madurez es la que se pone a prueba durante el discipulado. A esto nos referimos en su oportunidad. Por ahora, bástenos decir que la madurez espiritual es el fruto de la evolución de la vida consciente. Todo fruto es el efecto o resultado de un proceso de desarrollo y todo proceso está regido por la gran ley de causalidad. Se ve; pues, que la causación y la evolución son los dos fundamentos inseparables de codo progreso y adelanto; pero no toda causación determina evolución, porque hay también causación regresiva o degenerativa, ya que, así como las buenas causas producen buenos efectos, las malas o dañinas determinan consecuencias funestas. La causa pura y fundamental de la evolución del alma humana reside en el principio divino que es la semilla espiritual del ser. Esta semilla divina es la que debe germinar interiormente. Este germen debe desarrollarse, siguiendo el imperativo de la ley de evolución. Para ello hay que trabajar, con sabiduría e inteligencia, para poner en acción, mediante la ley de causalidad, los factores propicios de ese desenvolvimiento de la vida interna. De esta manera, la Ley Divina que vino a cumplir Cristo Jesus, fue dar un impulso intensísimo a La evolución espiritual de la humanidad, promoviendo, con su poderosa voluntad, su brillante sabiduría y su puro amor, los factores positivos, enaltecedores y luminosos que habrían de determinar una exaltación de las almas en el anhelo de perfección. En la probación esotérica, el aspirante ha de demostrar que posee el conocimiento de los principios de mentalidad y correspondencia; que ha templado su voluntad, haciéndola capaz de mantener en su psique una polarización positiva; que ha aducido las virtudes anímicas necesarias para sobreponerse a las vicisitudes u oscilaciones del ritmo y que ha obtenido la clarividencia mental requerida para penetrar en la enmarañada y compleja red de causa y efecto, de acciones y reacciones de que está elaborado el suceder de la existencia y del destino, a fin de poder obrar en concordancia con las finalidades superiores del ser. El sendero esotérico es una constante lucha del alma por su perfeccionamiento. Es la gran batalla que relata el “Bhagavad Gita” en la mística indostánica. Cuando el discípulo Arjuna se siente desfallecer, su Maestro Srikrishna lo exhorta, diciéndole: ‘pelea, porque luchando vencerás a tus enemigos”. La misma enseñanza dio Cristo Jesús en el Evangelio: “No he venido a traer paz a la tierra, sino a meter fuego y espada”.
Estas alusiones nada tienen que ver con la vida de relación de los individuos en la convivencia social; no se refieren, de ninguna manera, a los antagonismos de unos y otros; no a las luchas fraticidas del hombre contra el hombre. Aquella contienda es subjetiva; el campo de batalla es la naturaleza mental astral de uno mismo. Algunos materialistas, que nada saben de los asuntos esotéricos, han creído ver una flagrante contradicción entre la advertencia evangélica citada y la doctrina de la no resistencia al mal. Han creído que Jesús quiso primero ser un caudillo revolucionario de las masas populares y después cambió de actitud, predicando la resignación. Esta apreciación materialista es totalmente errónea. Desde luego, todo iniciado esotérico sabe que Cristo ha sido y es el Rey de Reyes desde remotas edades muchísimo antes que encarnara en cuerpo físico, asumiendo la personalidad del Maestro Jesús; asimismo, sabe que la misión de Cristo se relaciona con el adelanto espiritual de la humanidad y no con sus pequeños intereses económicos. Bien claro lo dijo: “Mi reino no es de este mundo”, y también: “Dad a César lo que es de César y a Dios lo que es de Dios”. No hay tal pretendida contradicción pues, como dijimos, la lucha se refiere a la vida subjetiva del místico o iniciado, en tanto que la no resistencia al mal es la actitud pacífica y benévola, humilde y magnánima a la vez, que debe asumir ante los que lo persiguen u hostilizan, por incomprensión, sectarismo o ignorancia. En el mundo externo, frente a los demás, el discípulo esotérico debe actuar con dulzura fraternal, sin violencia. Por el contrario, en su mundo interno ha de ser fuerte como un titán, amo y señor de su propia personalidad, valiente luchador por su perfeccionamiento; es ahí donde hay que emplear el “fuego” de la sabiduría para quemar las impurezas de la naturaleza pasional y la ‘espada” de la voluntad para combatir las tendencias e impulsiones groseras a perjudiciales. Ahora bien, si el hombre lucha por algo, es porque sabe que puede producir un cambio favorable a sus propios fines, sea en el campo de la actividad material e intereses personales, sea en el propósito de perfeccionamiento de sí mismo. Si no estuviese convencido de ello, la lucha por el progreso cesaría. Como hemos visto, todo cambio se produce en el mundo fenoménico, regido por la ley de causa y efecto; así es que el conocimiento de esta ley, como de los demás principios herméticos que hemos estudiado, es indispensable para vencer en los esfuerzos por la perfección. 7. Generación. Llegamos al séptimo principio hermético, según el cual en todo se manifiesta la dualidad del género: masculino y femenino. Este principio de verdad no debe confundirse con el de la polaridad, pues se trata de dos correlaciones de distinta naturaleza. En otras palabras, el estudiante esotérico no ha de confundir lo positivo con lo masculino ni lo negativo con lo femenino. Esta confusión, suele ser frecuente; pero conviene evitarla. Generar significa crear o producir. El género reside, por lo tanto, en todos los planos de la naturaleza, visible e invisible. ya que en todos ellos hay creación y producción.
Este principio hermético se formula como sigue: “El género está en todo: todo tiene sus principios masculino y femenino: el género se manifiesta en todos los planos”. Desde luego, el género no se refiere a los sexos materiales. La sexualidad orgánica es solamente el aspecto inferior del género. Los órganos sexuales de los cuerpos carnales representan el principio del género en este plano denso de materia o mundo visible: pero en los planos sutiles no se manifiesta por medio de órganos sexuales, sino por una especial aptitud o disposición, masculina o femenina, de la constitución de los cuerpos sutiles. Una degradación del concepto del género dio origen, en la antigüedad, a las prácticas repudiables del falicismo. Los ritos fálicos están muy lejos de la pureza de costumbres que debe observar el verdadero místico o discípulo esotérico. En la terminología generalmente usada respecto de los fenómeno de la materia física, se habla de positivo en un sentido que más bien corresponden a la actividad masculina, y de negativo, en relación con una femenina. Esto ha ocurrido así por la errónea creencia de que el género sólo se podría manifestar por medio de órganos sexuales. No olvidemos que el género se encuentra en todos los planos y en todos los órdenes de existencia, desde el átomo hasta los seres más complejamente organizados. No tenemos para qué entrar al análisis del átomo y al estudio de la electricidad. Dejemos esos pormenores a los técnicos. Baste recordar que los físicos hablan de positivo y negativo en un sentido distinto del que hemos explicado al tratar del principio de la polaridad. En efecto, el llamado “polo negativo” desarrolla intensa actividad, lo que demuestra la impropiedad de lenguaje, ya que negativo importa un concepto de negación. Propiamente hablando, lo negativo indica una falta o deficiencia respecto de algo que debe ser o suceder. La inercia es negativa de la moción; la negligencia lo es de la diligencia, como ya vimos. Una actividad de orden inferior es también negativa respecto de otra superior; un estado de debilidad, lo es en relación con otro de vigor o fortaleza. Lo femenino es distinto. No es inerte, ni débil ni inferior, sino que es el complemento de lo masculino en el mismo plano o nivel. Lo femenino es otra forma de actividad; pero no falta o deficiencia de ella. El género masculino es proyector y, en cierto sentido, repelente, por lo que se le considera activo y se le confunde con el polo positivo. El femenino es receptivo o atractivo, por lo que se le estima pasivo, y se le confunde con el polo negativo. Esta confusión se ha generalizado en el lenguaje profano o corriente; pero si se examina más a fondo la cuestión pueden distinguirse los conceptos. Ejemplos: un impulso de odio que se ejecuta como homicidio, es un acto moralmente negativo y no puede decirse que sea femenino. La recepción de una enseñanza luminosa en la mente del discípulo, es un acto intelectual positivo, un sin embargo, femenino. La concepción de una idea nueva en la mente de un filósofo, un logro positivo; pero como en toda creación, han
intervenido copulativamente el principio femenino y el masculino de la constitución mental de ese hombre. Toda concepción, sea material o mental, se produce por la cópula de los géneros. Hay varones que son completamente viriles en su actividad sexual y, sin embargo, en sus mentes predomina el principio femenino. A la inversa, hay muchas mujeres que en su vida material en este plano físico son completamente femeninas y en sus mentes prevalece el principio masculino. En la mente actúan los dos géneros, con predominio de uno sobre el otro. La paridad se obtiene en un estado muy avanzado de la evolución mental. El predominio de un género en la mente de un individuo, varón o hembra, puede corresponder o no a su sexo carnal, sin que ello interfiera en nada a la normalidad de su vida sexual en su existencia física. En la actividad astral o emocional, el predominio del principio masculino determina un temperamento impulsivo, que influye en el carácter voluntarioso e independiente; el del femenino, un temperamento sensitivo y receptivo, que condiciona un carácter suave y asequible y conciliador. Como el cuerpo astral y la mente inferior están fusionados en un solo cuerpo psíquico durante la encarnación del ser físico, lo que acabamos de decir sobre el género en la actividad astral se aplica a la de la mente inferior o concreta. Puesto que la polaridad se manifiesta en toda actividad, se aplica también a las acciones determinada por la dualidad genérica, según el principio predominante en cada individuo. Podemos, entonces, hacer las siguientes correlaciones: personalidad masculina: a) polo positivo: espíritu de empresa, independencia de criterio, firmeza en las resoluciones, entereza y valor en el seguimiento de un ideal; b) polo negativo: agresividad, insensibilidad social, intolerancia, inadaptabilidad. testarudez. Personalidad femenina: a) polo positivo: espíritu de sociabilidad para la práctica del bien, discreta suavidad en el trato con los demás, simpatía personal, comprensión, delicadeza, disposición conciliadora, fina sensibilidad; b) polo negativo: pusilanimidad, blandura estúpida, irresolución, susceptibilidad. ficción, sugestibilidad. En la mentalidad de todo individuo se hallan los dos principios: masculino y femenino, cualquiera que sea su sexo carnal; de modo que la correlación que acabamos de hacer debe entenderse que se basa solamente en un relativo predominio de uno u otro género mental. En la sugestión, el operador pone en acción la energía de su principio mental masculino, proyector, para efectuar la inducción de su pensamiento en el aspecto mental femenino del paciente, que es receptivo. La autosugestión es análogo procedimiento dentro de uno mismo. No podemos ahora extendernos más en este asunto, porque para ello tendríamos que penetrar en las oscuras y ocultas actividades del psiquismo subconsciente, tema que no nos corresponde tratar aquí.
VIII. El Principio de Jerarquía
Aquí abordaremos el estudio relacionado con otro de los postulados o principios de verdad que enseña la doctrina esotérica y que, deliberadamente hemos dejado para tratarlo después de las someras explicaciones que hemos dado en la parte anterior acerca de la reencarnación y del destino. Este postulado es el principio de jerarquía, que constituye uno de los fundamentos ocultos más importantes del gobierno y armonía de los mundos, en todos los planos de la naturaleza. Este principio es inherente al hecho de la desigualdad que existe entre las categorías de los distintos reinos de la naturaleza y entre los individuos de cada uno de esos reinos. No se necesita especial demostración para sostener que el hombre es superior al animal; éste al vegetal y éste al mineral. Si bien es cierto que desde el punto de vista del espíritu divino hay igualdad, más aún, identidad, no lo es menos que Las condiciones mentales, astrales y físicas de los hombres son diferentes, desiguales. Así, pues, en los hombres hay numerosas diferencias. La desigualdad entre unos y otros es evidente y se advierte tanto en lo intelectual, como en lo moral y en lo material. En el orden intelectual hay una escala de grados de valor, en la que podemos distinguir: el genio, el talento, la medianía, el débil mental, el imbécil, el cretino, y el idiota, sin considerar los casos especiales de enfermedades mentales. En el orden moral, otra escala, que culmina en el santo o genio de la virtud, desciende a numerosos grados intermedios y cae en el vicioso y en el perverso. En el orden material, no hay para qué señalar las numerosas desigualdades sociales, económicas y físicas. Desde el punto de vista físico, hay que advertir que el hombre mejor dotado no es el que posee mayor fuerza bruta o un cuerpo grotescamente robusto, sino un organismo, dotado a la vez de vigor y sensibilidad. que sea un instrumento capaz de permitir al hombre realizar sus más elevados propósitos durante la encarnación en este mundo físico, tanto en las obras del pensamiento como en la acción material. Las desigualdades hacen que los hombres ocupen distintas posiciones o rangos en las colectividades humanas de que forman parte. Sin embargo, debido a las deficiencias de la mentalidad general, a las perturbaciones ocasionadas por el egoísmo y a numerosas otras causas que vician o menoscaban la organización social, el principio de jerarquía sufre aplicaciones incorrectas, ocupando altas posiciones individuos que no la merecen, en tanto que otros meritorios se encuentran pospuestos u olvidados. El principio se aplica; pero muchas veces de manera incorrecta. En una sociedad ideal debería imperar el gobierno de los más aptos y la preeminencia de éstos en las diferentes organizaciones. Con todo, se cumple el conocido aforismo de que los pueblos tienen el gobierno que merecen. Este punto atañe a lo que ya dijimos tocante a los destinos colectivos. Así como las almas que vienen a este mundo con un destino individual mezquino o difícil, encarnan en cuerpos engendrados por padres brutales, enfermos o viciosos, de análogo modo, el hombre que ha de luchar con
factores sociales adversos, sufrir persecuciones y padecer incomprensiones, nace en un ambiente social desfavorable, en el que la superación es difícil. Desde que los antiguos lemurianos cayeron en la magia negra, desgracia que se repitió en las postrimerías de la civilización atlante, vastos sectores de nuestra humanidad han tenido que venir sufriendo, a lo Largo de numerosas encarnaciones, las graves consecuencias de esos funestos errores, que han generado dolorosos destinos individuales y colectivos hasta ahora. Los Instructores de la humanidad y en general los grandes iniciados de todos los tiempos, han exhortado a las gentes para que se orienten hacia la realización de un ideal de perfección. Es así como muchos seres humanos se han encaminado. siguiendo diferentes ideales místicos y filosóficos, a la obtención de un relativo perfeccionamiento. Sin embargo, las condiciones desfavorables generales aún prevalecen. El destino colectivo de la humanidad está pasando por una aguda crisis de la cual todos nosotros participamos en cierto grado, aún cuando estemos alejados de las luchas partidistas y sociales. La superpoblación de la superficie habitable de este planeta, irá agravando las dificultades, sobre todo en el orden económico general, de tal manera que, con el andar del tiempo, se hará inevitable una nueva catástrofe mundial, como las que ya ocurrieron en otras épocas, en el lejano pasado; pero los supervivientes iniciarán su camino hacia una nueva civilización. Cualesquiera que sean las contingencias adversas, la humanidad sabrá enderezar sus pasos hacia un futuro mejor. Las mayores desigualdades entre los hombres se han producido en la jornada terrestre de nuestra evolución, debido ah las causas que ya explicamos al tratar de la reencarnación y el destino. Diferente es el origen de las desigualdades entre los diversos reinos de la naturaleza terrestre y los órdenes de los seres celestiales que pueblan las distintos planos de nuestro sistema de mundos. Estas desigualdades provienen de la mayor o menor antigüedad cósmica de las emanaciones divinas que originaron. en el remotísimo pasado, las sucesivas apariciones de mónadas o unidades espirituales diferenciadas en el Espíritu Universal de Dios. Las mónadas o espíritus puros de las distintas categorías de seres no surgieron, pues, al mismo tiempo del Espíritu de Dios, sino en sucesivas oleadas de Vida, las cuales han emanado de Dios unas tras otras en vastísimos Ciclos, cada uno de los cuales es un Día Cósmico. Los días de la creación, de que habla el Génesis, no son días de una semana, sino esos grandes períodos, que se han sucedido y continuarán, siguiendo la ley de los Ciclos, a la que ya nos hemos referido al tratar de la periodicidad. Ahora tenemos que decir algo acerca de los más importantes grandes ciclos, que constituyen una “Gran Manifestación, esto es, un larguísimo proceso, de incontables millones de años, durante el cual se crea, desarrolla y disuelve la existencia de un sistema de mundos. Ya hemos aludido a los Ángeles, que son seres pertenecientes a la categoría de evolución superior a la humana. Aquéllos son más adelantados que los hombres, porque sus mónadas surgieron de una oleada de vida anterior a la nuestra. Aquí hay que hacer una salvedad muy importante; la humanidad, a pesar de corresponder a una emanación
divina posterior a la angélica, está llamada a producir algunos grandes adeptos, de tanta perfección, que están destinados a superar a los ángeles, porque éstos no han pasado por las difíciles y penosas pruebas y experiencias de este plano denso de materia. Estos sufrimientos y la experiencia resultante constituyen un sagrado privilegio del hombre. Más elevada que la angélica es la categoría arcangélica y más que ésta, las otras que luego mencionaremos. Cuando hablamos del principio de la creación, no nos referimos al principio del Universo, del Todo, pues el Universo total nunca tuvo principio ni tendrá fin: es el suceder universal en el infinito y en la eternidad. Lo que tiene principio y fin es la existencia de un determinado sistema de mundos. Tal sistema no es infinito ni eterno, sino que está limitado en el espacio y en el tiempo, como nuestro Sistema Solar y los demás similares, cuyos soles son las estrellas. La Substancia Pura o “Substancia-raíz”, llamada también “raíz de la materia”, es infinita y eterna en el Todo; pero en ella se forman innumerables sistemas de mundos, que duran larguísimos períodos y después se desintegran, siguiendo la ley cíclica. Unos aparecen y otros desaparecen, como las olas del mar, La ola dura un breve período ante nuestra percepción física; así, análogamente, cada vastísimo ciclo que es un Día Cósmico, es como el de una ola en la incalculable infinitud e inconcebible eternidad de lo Absoluto. Sin embargo, a la inversa, el Día Cósmico es como una eternidad para nosotros. Conviene, de paso, hacer una referencia bíblica. En el Capítulo del Génesis se habla del principio de la creación; pero, como la creación universal, en lo infinito y en la eternidad, no tiene principio ni fin, por cuanto aquello equivaldría a poner una limitación a lo Absoluto, que es ilimitado, no hay duda que Moisés se refirió al principio de nuestra “Gran Manifestación”, que comprende desde la creación hasta la disolución de nuestro sistema de mundos. Aquí empleados la palabra “creación”, no en el sentido de hacer o construir algo de La nada, sino la formación sucesiva de los distintos planos de existencia, mediante gradual diferenciación de la substancia raíz de la materia, que es pura eterna e infinita. Se puede decir que Dios creó el mundo de la nada, siempre que la palabra “nada” se refiera a la “forma” y no a la “substancia”. Decir que la creación surgió de la nada es lo mismo que decir que la existencia surgió de la inexistencia, pues estos términos se refieren a las formas de la materia en los diversos planos, sutiles y densos; pero desde el punto de vista de la substancia universal, nunca ha habido la nada, sino el Todo infinito y eterno. Veamos los primeros versículos del Capitulo 1 del Génesis luego su interpretación esotérica. “1. En el principio Dios creó el cielo y la tierra. “2. La tierra estaba informe y vacía; Las tinieblas cubrían el abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre las aguas”.
Ahora la interpretación. “1. En el principio de esta Gran manifestación nuestro Dios Altísimo creó la esencia del cielo de la tierra”. En este versículo, la palabra “cielo” corresponde a “Shamain” de la Cábala hebrea, donde la letra “Sh” significa estabilidad, y “maim” la substancia-raíz o materia prima homogénea. Luego, aquí el cielo no significa el firmamento del espacio físico sideral, sino el estado de estabilidad y homogeneidad de la substancia-raíz del cosmos. La palabra “tierra”, en cambio, denota el eterno movimiento. Viene de “Arets” de la Cábala hebrea, donde “TS” es lo eterno y “AR” del movimiento. Entonces, podernos decir que la Gran Causa, nuestro Logos Altísimo, al iniciar la creación de nuestro sistema de mundos, imprimió en la Substancia-raíz homogénea el movimiento o vibración diferencial, que produjo la existencia del mundo más sutil. De esta manera surgió la polaridad cósmica, denotada por lo términos cielo y tierra, positivo y negativo, la estabilidad de lo substancial y el movimiento cambiante de lo existencial o aparencial. Esta operación está representada por la ideación, en el espacio, de un inmenso Círculo, cuyo punto céntrico indica el polo positivo y su circunferencia el negativo. Sin embargo, la polaridad se hallaba, en el principio, en estado potencial o latente. Por eso, algunos escritores traducen este versículo; “En el principio creó Dios el doble Cielo. “2. Empero, la tierra no existía aún, sino en contingencia y potencia; la oscuridad cubría el espacio, y el Espíritu del Logos flotaba sobre las aguas”. El circulo de que hemos hablado representa también la delimitación del inmenso espacio cósmico, de forma esférica, que es el campo de manifestación de nuestro sistema de mundos, abarcando una gran extensión, dentro de la cual están las órbitas de los planetas. La frase “Empero la tierra no existía aún, sino en contingencia y potencia”, significa que en esa etapa inicial sólo se había trazado o concebido idealmente, por el Espíritu del Logos, ese inmenso espacio esférico, dentro del cual la existencia de los mundos de materia de nuestro sistema se hallaba aún inmanifestada, es decir, en potencia y posibilidad. En la figura representativa, esto es, el circulo con un punto en el centro, este punto simboliza la unidad radical del espíritu, que subyace como esencia divina inmanente, oculta, en la subsiguiente y gradual diferenciación de la materia. En el versículo 2, la expresión “las aguas” es otra alusión a la materia prima homogénea. En el versículo 30 se introduce un tercer principio: la luz; pero no se trata de la luz material, sino del espíritu divino del ser humano. Recuérdese que en el tercer plano de nuestro esquema, o sea, el Mundo Espiritual, se diferenciaron las mónadas o unidades espirituales. Sin embargo, las alusiones a la oscuridad y a la luz tienen también otros significados, pues el Génesis fue escrito en varias claves de hermenéutica. Tomando otra clave, la interpretación es distinta. Podernos ahora hacer referencia a los globos de las dos primeras cadenas planetarias de nuestro sistema de mundos. En la primera, Cadena de Saturno, los globos eran oscuros, dotados de calor sin luz. En la segunda, Cadena Solar, los globos eran luminosos.
Aplicando conjuntamente la ley cíclica y la manifestación septenaria, tenemos que la “Gran Manifestación” de nuestro sistema de mundos se desarrolla en siete grandes períodos, de muchos millones de años, llamados “Cadenas Planetarias”. Cada Cadena Planetaria constituye, a su vez, una manifestación septenaria, es decir, de siete globos; pero uno sólo de ellos es de materia densa o química, que es nuestra tierra visible, de materia sólida, líquida y gaseosa, los otros seis globos de nuestra Cadena actual, que es la cuarta, son de materia sutil, invisible. Los demás planetas físicos del Sistema Solar corresponden a otros esquemas. Cada globo de nuestro esquema no es, pues, un planeta de los que giran en torno al Sol, sino que es un “estado de existencia” del campo de manifestación en que ha involucionado y ahora evoluciona la humanidad. La corriente cósmica de Vida del Logos pasa de un estado de existencia a otro, es decir, de uno a otro globo, sucesivamente, de los siete que constituyen cada Cadena, y lo hace siete veces: en otras palabras, da siete vueltas por los globos de cada Cadena. Cada una de estas vueltas se llaman “Rondas”: o sea, son siete rondas en cada una de las siete cadenas. Estos cambios de estados de existencia son muy difíciles de comprender. Aquí lo indicamos de un modo bastante rudimentario y tosco, para dar una noción elemental del asunto. Ante esta dificultad de explicación, los tratadistas esotéricos, tanto orientales como occidentales, los presentan como una sucesión de Globos, agrupándolos en siete conjuntos de siete Globos sucesivos. Cada conjunto es una Cadena. por la cual la corriente de vida pasa, sucesivamente, siete veces, es decir, hace siete rondas. A cada periodo o Cadena se le ha asignado el nombre de uno de los planetas de nuestro actual sistema Solar y de la Luna. Los nombres de las siete Cadenas son: de Saturno, Solar, Lunar, terrestre, de Júpiter, de Venus, y de Vulcano. Los Globos de cada Cadena se designan con las letras A, B, C, D, E, F y G. Actualmente, nosotros estamos en el Globo D, en la cuarta Ronda de la cuarta Cadena. O sea, nuestro planeta Tierra es el Globo D de la Cadena Terrestre. En este Globo terminó el proceso de involución de la mónada humana y se inició el de la evolución. El Globo A de la Cadena de Saturno era de la sutilísima materia del Mundo Espiritual. En él fueron diferenciadas las mónadas humanas. El B correspondía al Mundo Supermental; el C a la Región Mental Abstracta; el D a la Región Mental concreta; el E. nuevamente a la Región Mental Abstracta; el F, a la Región Supermental o Mundo Supermental, y el G, al Mundo Espiritual. Se ve, pues, que se trata de un descenso gradual de la corriente de Vida, desde el Globo A hasta el D, y de aquí asciende al Globo G, que está al mismo nivel que tuvo el Globo . El Globo D es, pues, el más bajo de cada Cadena. La corriente de Vida hace siete veces ese descenso y retorno en cada Cadena. Este proceso de descenso y retorno es una Ronda. Estas siete Rondas, o sea, una Cadena completa. constituye un Día Cósmico, después del cual la Vida se recoge en la substancia inmanifestada. como en un largo período de descanso, que es La Noche Cósmica, hasta que se inicia la Cadena próxima.
El segundo Día Cósmico de nuestro sistema de mundos fue la Cadena Solar. El Globo A de esta Cadena estuvo en el Mundo Superinental; el Globo B, en La Región Mental Abstracta; el Globo C, en la Región Mental Concreta; el Globo D, el más denso de esa Cadena, en el Mundo Astral; el Globo E, en la Región Mental Concreta; el Globo F, en la Región Mental Abstracta, y el Globo G, nuevamente en el Mundo Supermental. El tercer Día Cósmico fue la cadena Lunar, en la cual la materia de existencia de los Globos descendió un nuevo escalón en la sucesiva y gradual densificación de la existencia de esta Gran Manifestación. Siguiendo el mismo orden, el Globo. A de la Cadena Lunar estuvo en la Región Mental Abstracta; el Globo D, el más denso, en la Región Etérica del Mundo Físico, y el Globo G, nuevamente en la Región Mental Abstracta o plano Causal. El cuarto Día Cósmico es nuestra actual Cadena Terrestre. El Globo A de esta Cadena estuvo en la Región Mental Concreta; su Globo D, es nuestro planeta físico denso, la Tierra, compuesta de materia sólida, líquida y gaseosa; pero no hay que olvidar que la materia densa esta impregnada por la sutil, siendo la más sutil de un radio más extenso. Quedan, pues, por venir a existencia y desarrollarse en otros vastísimos ciclos futuros otras tres Cadenas; la de Júpiter, la de Venus y la de Vulcano. En cada una de estas tres Cadenas los Globos de existencia ascenderán en sutilidad un escalón, sucesivamente, los nombres de las Cadenas, salvo la Tierra, no corresponden a ninguno de los astros visibles del mismo nombre. Se les ha dado esas denominaciones debido a otras correspondencias que no es el caso de analizar ahora. La Vida Divina, emanada del Dios Altísimo, nuestro Logos, ha alcanzado distintos niveles de desenvolvimiento en los diversos reinos o categorías de entes. Duerme con sueños profundos en la existencia molecular del reino mineral: sueña, como en el sueño con ensueño en Ja vitalidad etérica del reino vegetal: ha despertarlo en la actividad semoviente y emotiva del reino animal; ha educido la facultad intelectual en el reino hominal; se eleva a conciencia luminosa en el gran místico y gran iniciado, y a conciencia divina en otras altas jerarquías espirituales. Nosotros hemos alcanzado el estado de humanidad, caracterizado por la posesión de inteligencia individual, en la actual Cadena Terrestre, en la anterior, o sea, en la Cadena Lunar, los actuales ;ángeles llegaron al estado de vida análogo al de nuestra humanidad, decimos análogo y no igual, porque los ángeles no tuvieron cuerpo denso, carnal, como nosotros, pues su materia más densa era etérica, en esa misma Cadena, nosotros tuvimos una condición similar a la de los animales. Podemos decir que los ángeles constituyeron La humanidad etérica de la Cadena Lunar. En el periodo ante-anterior, o sea, en la Cadena Solar los arcángeles alcanzaron el nivel de vida humana, en cuerpos astrales; los ángeles el de animalidad y nosotros un estado similar al del vegetal. En la primera Cadena de nuestro esquema, la de Saturno, las Principalidades o Señores de la Mente, alcanzaron la conciencia humana, en cuerpos mentales; los arcángeles el nivel de animalidad, los ángeles el de vegetal y nosotros el mineral. Nótese que se trata de similitudes y de ninguna manera corresponden a los conceptos que nosotros tenemos ahora acerca de los animales, vegetales y minerales. En las Cadenas de Saturno y Solar no existía materia física y por lo tanto era imposible ahí el estado de materia que corresponde a las formas minerales y vegetales de nuestro mundo visible.
Cuando empezó la gran Manifestación de nuestro sistema de mundos, en la Cadena de Saturno, surgieron en el Mundo Espiritual las mónadas, unidades espirituales o espíritus prístinos de los individuos de la actual humanidad, o humanidad terrestre. Entonces se inició la involución de estas mónadas; pero, en esa misma Cadena, aparecieron también otros entes espirituales que habían iniciado su peregrinación en una Anterior Gran Manifestación. Ya hemos mencionado a los ángeles, arcángeles y principalidades; pero vinieron también otros entes más elevados, que ya habían alcanzado el estado de humanidad en la anterior Gran Manifestación. Estos espíritus eran de seis categorías superhumanas, que con las tres ya mencionadas forman nueve, a ellas se agrega nuestra actual humanidad terrestre, completando así las diez jerarquías creadoras de nuestro sistema de mundos, por cuanto cooperan en la obra creadora de Dios. Los entes más adelantados de esas elevadas jerarquías habían alcanzado un alto grado de perfeccionamiento en la Manifestación Cósmica anterior, de manera que estaban capacitados para colaborar en las tareas divinas y se dedicaron a ellas en las correspondientes oportunidades. Cada una de esas jerarquías es una numerosa multitud de espíritus celestiales. En el Génesis se les da el nombre genérico de “Elohim”, palabra plural que, de acuerdo con la interpretación cabalista, indica a la “Colectividad de las Divinas Potencias”. Dios Altísimo, nuestro Logos Solar, es el Padre Celestial por excelencia; pero no debe entenderse que reside en el Sol; se llama así, porque es el creador y Supremo Ser del Sistema Solar y de todos los mundos que han existido, existen y existirán dentro del espacio cósmico que corresponde al desarrollo de nuestro esquema de siete Cadenas. El engendró, de Sí Mismo, las mónadas, que son nuestros espíritus puros, Se le ha comparado a una gran llama dentro de la cual surgieron las chispas divinas o mónadas. Sin embargo, las jerarquías creadoras han cooperado eficazmente en la elaboración de la compleja constitución del ser humano. Así, por ejemplo, los Señores de la Mente, que fueron la humanidad mental en la Cadena de Saturno, han activado el principio mental en el hombre y le han ayudado a construir la mente individual. Precisamente, los Elohim, llamados los Señores de la Mente o Principalidades, eran esa jerarquía creadora. Sin embargo, es de toda evidencia que Moisés, en el Génesis, no se refirió solamente a ellos, sino al conjunto de las jerarquías que participaron en la estructuración de la naturaleza humana, tanto en lo espiritual, como en lo mental y en lo material. Es por esto que los cabalistas hablan de la Colectividad de las Divinas Potencias. Cabe advertir que la cábala cristiana y el ocultismo moderno han modificado, en parte, los nombres de esas nueve jararquías, que son: Nombre en hebreo Nombre cristiano Otro nombre Haioth ha Kadosh Serafines Santidades Divinas Ophanim Querubines Ruedas Aralim Tronos Señores de la Llama Hashemalin Dominaciones Señores de la Sabiduría Seraphin Virtudes Señores de la Individualidad Malakim Potestades Señores de la Forma Elohim Principalidades Señores de la Mente
Beni-Elohim Kherubin
Arcángeles Angeles
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Como dijimos, la humanidad terrestre constituye la décima jerarquía creadora, en relación con los cuerpos de la materia mineral. Cada jerarquía se especializa en el trabajo relacionado con la materia del Globo D de la cadena en la cual llegó al estado de humanidad. Los Seres celestiales pertenecientes a las más elevadas jerarquías son para nosotros Dioses de tal esplendor espiritual que no podemos representarlos con nuestras mentes limitadas; pero este concepto de pluralidad de seres celestiales que pueblan el universo invisible, no deben confundirse, de ninguna manera con el politeísmo, de los credos populares paganos, nuestra adoración debe dirigirse al Dios Altísimo, que para nosotros equivale al Absoluto Ser, si bien es cierto que lo Absoluto, la suprema divinidad del Todo, es el Supremo Dios inconocible en el infinito y en la eternidad, también lo es que nuestro Dios altísimo, el Logos Solar es el Supremo Dios de nuestro sistema de mundos y representa al Absoluto en la Gran Manifestación en la cual hemos surgido y estamos evolucionando. Este Dios Altísimo es “el Padre que está en los Cielos”, a que se refiere Jesús en el Evangelio. La adoración exclusiva a Dios Altísimo está también revelada en el Apocalipsis. del siguiente modo: “Y yo, Juan, soy el que oí y vi estas cosas, Y cuando las hube oído y visto, caí sobre mi rostro para adorar delante de los pies del ángel que me había mostrado estas cosas, Y él me dijo: Guárdate de hacerlo; yo soy consiervo tuyo y de tus hermanos los profetas y de los que guardan las palabras de este Libro. Adora a Dios”. (Apoc, XXII, 8 y 9). No obstante, ello no impide que se haga la salutación a los seres superiores, en señal de reverencia y gratitud. Esto no es idolatría, sino que es una forma de amor espiritual del inferior hacia el superior, como a la inversa, la compasión lo es del superior al inferior. Por lo que hemos explicado someramente, se puede comprender la causa de la gran diferencia de grado evolutivo entre las distintas jerarquías de entes espirituales. Ella se debe, pues, a que las mónadas respectivas iniciaron su peregrinación en los mundos de la materia, sutiles, en grandes ciclos anteriores a los que comprende la peregrinación de las mónadas de nuestra humanidad terrestre. Cada jerarquía o reino ha aparecido en alguno de los enormes ciclos cósmicos anteriores a nuestra actual cadena planetaria y corresponde a una distinta oleada de Vida Divina. Volvamos ahora a considerar las diferencias que determinan los distintos grados evolutivos en que, relativamente, se encuentran los individuos de nuestra humanidad terrestre. Recordemos que en La Cadena Lunar nosotros pasamos por una etapa de vida correspondiente a la evolución animal. Los animales no tienen espíritu individual, Ego, en su cuerpo, ya que carecen de mente individual, la que es el eslabón entre el espíritu y los cuerpos inferiores. Cuando los individuos de un reino interior llegan al nivel de la etapa humana, es porque han iniciado la formación del “cuerpo causal” o mente
superior, aunque en estado tan rudimentario que no lo pueden utilizar. Una parte de la mente, llamada mente interior, se une al cuerpo astral de ese individuo, que es de naturaleza animal, pasando así a Constituir el cuaternario interior del ser humano encarnado en este plano denso. Una vez que se ha constituido el incipiente cuerpo causal, el Ego o triple espíritu individual, pasa habitar en el cuerpo. Esto es lo que en algunos tratados se llama “individualización’ y con ella empieza el proceso evolutivo del ser humano, que antes había venido involucionado. En los animales, el espíritu reside fuera del cuerpo y no rige la vida de un solo individuo animal, sino de un cuerpo, por lo que se llama “espíritu grupal”. Ya en los últimos tiempos de la Cadena Lunar hubo algunos espíritus adelantados de la actual humanidad terrestre, que entonces era animalidad, que por circunstancias especiales se individualizaron, iniciando así la etapa humana; pero la inmensa mayoría llegó al estado de humanidad en el actual planeta tierra, en su mayor parte en la Época Lemuriana y principios de la época Atlante. Fue en los primeros tiempos de esta última cuando quedó “la puerta cerrada”, según la expresión de algunos ocultistas; de manera que los entes que entonces no alcanzaron al estado de humanidad, quedaron rezagados y son los monos actuales. En otras palabras, los monos pertenecen ala misma oleada de vida de la humanidad terrestre; pero no alcanzaron a llegar al estado humano. Sin embargo, los monos y otros animales superiores, por circunstancias especiales, pueden individualizarse en cualquier tiempo, pero no pueden continuar ahora la evolución humana, sino que deberán esperar una próxima etapa evolutiva general. De análoga manera les ocurrió a aquellos hermanos nuestros adelantados de la Cadena Lunar, que tuvieron que esperar a los demás; pero con la enorme diferencia de que ellos llegaron a esta tierra siendo ya humanos y por lo tanto, iniciaron su evolución humana con una considerable ventaja de anticipación al resto. Esos “adelantados” son los pocos “Adeptos Perfectos”, que ya ha producido nuestra humanidad terrestre. Sin embargo, no se crea que esa perfección la alcanzaron en poco tiempo, tuvieron que luchar, sufrir y esforzarse durante pasadas edades, como ahora lo hacemos los seres humanos en general. Todo esto ha ocurrido en el Globo D de nuestra Cuarta Cadena, la Terrestre, donde la vida humana deberá continuar por muchos milenios más. Se producirán en el futuro nuevas catástrofes mundiales, como las que aniquilaron a las civilizaciones lemurina y atlante; pero sobrevivirán núcleos humanos que harán revivir la civilización y la conducirán a más altos grados de progreso. Tenemos, pues un vastísimo futuro por delante, para seguir nuestro camino ascendente, sin atolondramientos ni ansiedades: pero sin quedarnos dormidos, porque las oportunidades de adelanto que se pierden no se repiten con frecuencia. La oportunidad de dar un paso más en la evolución suele presentarse sin aviso previo por lo que hay que velar, como lo recomienda el Divino Maestro, sin dormirse. Como hemos visto, las desigualdades humanas se deben a las diferentes vicisitudes por las que han pasado los individuos en sus encarnaciones anteriores. Dejando de lado, por el momento, a los Adeptos Perfectos, a que aludimos, nos referiremos a los hombres en general. Unos se crearon mal destino, son los atrasados; otros, mediano, son la generalidad; y otros, bueno, son los individuos más o menos adelantados; por último, una selecta minoría se ha creado un destino excelente, por sus virtudes y actos de sacrificio de vidas pasadas. Estos van caminando rápidamente hacia la perfección del
Adeptado; son los iniciados superiores y grandes místicos; así como algunos pocos grandes genios de la filosofía, la ciencia y el arte. El significado vulgar y corriente de la palabra “adepto” es el de una persona que adhiere mentalmente a una determinada doctrina, secta, partido o sociedad. Pero en la ciencia esotérica no se trata de esa clase de adeptos, sino del “Adepto en la Sabiduría de Dios”, esto es, el Ser que ha superado la etapa de la evolución humana y ha entrado a colaborar conscientemente en altas funciones divinas; es un ser espiritualmente superhumano, nótese que al hablar de Adepto Perfecto no nos referimos a un estado de perfección absoluta, sino a la relativa que es posible al hombre altamente evolucionado. Para llegar a ese Adeptado, es necesario pasar por las “iniciaciones” que indicaremos más adelante. En el lenguaje corriente se usa la palabra “iniciación” para indicar el acto solemne, ajustado a cierto ceremonial, por la cual una persona ingresa a una institución o sociedad, cuyas actuaciones son reservadas o más o menos secretas, con fines generalmente altruistas o benéficos. Desde el momento que una de esas sociedades mantiene una concepción materialista de la vida humana, es completamente ajena al “sendero” esotérico y, por lo tanto, la iniciación en ella nada tiene que ver con los estudios de la ciencia trascendental, de cuyos elementos trataremos someramente en esta obra. Nosotros nos referimos a la genuina iniciación esotérica, la cual atañe al Ego espiritual del ser humano y no a su personalidad terrenal, si bien ésta participa en el acto. Por tanto, la iniciación esotérica tiene dos aspectos: uno propiamente interno, que concierne al Ego en el Mundo invisible, y el otro externo, en que actúa la personalidad o cuaternario inferior y tiene lugar en este mundo visible, mediante cierto ceremonial. Como ya anticipamos, la palabra iniciación deriva de iniciar, que significa empezar o emprender algo nuevo, en un sentido amplio. El empezar una nueva etapa evolutiva constituye una iniciación en este sentido general y por esto se habla de iniciaciones en plural, para indicar el relativo grado de perfeccionamiento alcanzado por un alma en el curso de su evolución al través de numerosas encarnaciones. El sendero de perfección es eterno. Es el interminable ir adelantando hacia lo Absoluto, es un camino que no termina jamás, porque lo Absoluto es inalcanzable. Por consiguiente, la eterna evolución no tiene “meta”; de manera que cuando hablamos de una meta, lo decimos en un sentido relativo, esto si nos referimos al término de un período, ciclo o jornada. En este sentido relativo, nuestra meta de perfección, a la cual aspiramos los iniciados humanos, es llegar al estado espiritual excelso del Adepto Perfecto. Hay ciclos dentro de ciclos mayores, etapas en una larga jornada. Así, en el gran ciclo que es la vasta jornada de evolución de nuestra humanidad terrestre, hay diversas etapas de perfeccionamiento.
Se comprende que es así, porque el hombre primitivo. de mentalidad muy precaria, no ha podido de un salto convertirse en un Pitágoras, un Sócrates, un San Francisco, un Dante o un Goethe, como ejemplos está de por medio, en el tiempo, un largo camino de la evolución psicológica. Por otro lado, si consideramos a los hombres en el momento actual, notamos a primera vista las enormes diferencias que separan a unos y otros en cuanto a los distintos niveles de evolución de la conciencia que han alcanzado hasta el presente. Es notorio, pues, que se encuentran en diferentes etapas de perfeccionamiento. Por lo expuesto se comprende que no todos pueden alcanzar el mismo grado de iniciación en su presente existencia, pues hay algunos discípulos que ya traen mucho adelantado, en evolución interna, por estudios, esfuerzos y sacrificios de vidas pasadas, en tanto que otros recién ahora han empezado a interesarse por las cosas del espíritu. Es por esto que las Escuelas Esotéricas u Ordenes de Misterios otorgan varias iniciaciones, según el grado de adelanto esotérico del iniciado. Sobre este particular existen diversos sistemas. Hemos mencionado de paso lo relativo a las iniciaciones, sin entrar al fondo de esta materia, con el simple propósito de proporcionar al estudiante una noción del sendero que hay que recorrer para adelantar en la jornada del perfeccionamiento humano. Las iniciaciones pueden dar una pauta para discernir mejor acerca del principio de jerarquía, que es la materia de esta parte de la obra. En relación con el proceso evolutivo y las modalidades de los diversos destinos humanos, es conveniente hacer aquí una somera reseña de los ciclos raciales. El vasto ciclo de la evolución de nuestra humanidad terrestre, de muchos millones de años, según los cómputos esotéricos, desde los albores de la primitiva raza hasta que advenga el final de la última en un lejano futuro, comprende grandes ciclos o Épocas de la humanidad, que no deben confundirse con los brevisimos períodos que estudia la historia profana. Cada una de esas épocas, en el sentido esotérico, está determinada por ciertas características de la “forma” o estructura existencial de los seres humanos en cada una de estas etapas. Estas diferentes características no atañen, pues, al Ego espiritual, sino que son modalidades de las formas materiales o cuerpos en que ellos se involucran o encarnan. Estos ciclos raciales son siete. Por eso, algunos escritores esotéricos hablan de siete razas humanas, dividiendo cada una en siete Subrazas, completando así cuarenta y nueve divisiones raciales; todo ello de acuerdo con el principio de manifestación septenaria. Las siete razas son: la polar, la hiperbórea. la lemuriana, la atlante, la aria, y dos razas futuras. Otros profesores aceptan solamente diez y seis divisiones raciales, a las cuales denominan razas, distribuidas en las grandes Épocas de la humanidad terrestre: Polar, Hiperbórea, Lemuriana, Atlante, Aria, y dos Épocas futuras. Según esta última doctrina, la primera raza humana apareció en tiempos de la lemuria, en la época atlante se desarrollaron siete razas, en la actual Época Aria deben desarrollarse otras siete, y en la Sexta Época la última; después ya no habrá divisiones raciales. Finalmente citaremos otra doctrina, sostenida por el ilustre Dr. Gerardo Encausse (Papus), que habla nada más de cuatro razas: negra, amarilla, roja y blanca. Según esta
doctrina, la Tierra fue formada por cinco pequeños planetas. que se fusionaron, pasando a ser un Continente de nuestro Globo físico. Uno de esos planetas fue la Luna; pero ésta no se ajustó a la coexistencia con los otros cuatro y fue lanzada al espacio, los cuatro restantes planetas son los continentes básicos de la tierra, a pesar que su superficie ha sufrido grandes modificaciones por Los cataclismos que han tenido lugar, cada continente básico ha debido formar y desarrollar una raza, de este modo: Continente Sur, raza negra; Continente Oriente, raza amarilla; Continente Occidente, raza roja y Continente Norte, raza blanca. Las diferentes divisiones étnicas son variaciones de esas razas o mezclas de alienigenas de ellas. Cada una de estas tres doctrinas tiene su parte de verdad, piles como dice un aforismo hermético que antes estudiamos: todas las verdades son verdades a medias. Empero, nosotros concordamos más con la segunda de ellas, que es más fácil de comprender. Desde luego, es muy difícil poder hablar de razas y de subrazas, propiamente tales, con nuestros actuales conceptos, respecto de los seres humanos que existieron en las primeras etapas de la jornada terrestre, porque entonces no teníamos cuerpos carnales como nuestros actuales cuerpos físicos. Los cuerpos eran muy diferentes, sin ninguna semejanza con la forma de nuestro organismo de ahora; de manera que nos parece que es dar demasiada extensión al lenguaje el llamar razas, a las formas etéreas o semietéreas de las primeras épocas. Podemos decir que eran razas solamente en un sentido analógico extensivo y desde este punto de vista es posible, hablar de siete grandes períodos raciales. A estos períodos los llamamos Épocas y son las siete que ya mencionamos Polar, hiperbórea, Lemuriana, Atlante, Aria, que es la actual y dos épocas futuras. Cuando hablarnos del hombre primitivo, en relación con el concepto que actualmente tenemos del ser humano y su forma corporal, nos referimos al que existió en la Época Lemuriana, o más propiamente, desde el último tercio de esa lejana época, no podemos hacer otra cosa, porque los cuerpos que tenían los individuos de las dos primeras épocas y de gran parte de la tercera, eran aún “proyectos”. por decirlo así comparativamente, de organismos físicos y no tenían entonces la forma corporal propiamente humana. Antes de iniciarse la primera época, la materia de nuestro Globo era aún incandescente, como la del Sol, de manera que era imposible que existieran cuerpos carnales como los de ahora. Mucho tiempo transcurrió hasta que, después de un lento enfriamiento de la superficie terrestre, vino a formarse una costra sólida, donde pudieron residir los primeros habitantes. Nuestros primeros antepasados de esa época tenían formas etéreas, semiesféricas, que estaban compuestas de la materia física del éter químico. Esas formas se vinieron densificando lentamente, hasta aparecer como sombras. Podían verse como bultos sombríos, más o menos ovoides, grandes, con una abertura arriba, donde había un solo órgano de sensibilidad vital, que servia de orientación y dirección, para el desplazamiento de un lugar a otro. Esas formas eran mucho más grandes que el tamaño del hombre actual. Se reproducían por segmentación. Por esto se ha dicho que eran bisexuales; pero en realidad, no tenían órganos de reproducción. Una forma que llegaba a su total tamaño, se dividía en dos
partes más o menos iguales, que crecían hasta adquirir cada una el tamaño de la original. Hemos indicado la forma semiesférica u ovoide; pero de un modo solamente aproximado, que no era permanente ni inflexible, pues se modificaba a voluntad, pudiendo alargarse, ensancharse o prolongar seudopodios. Aunque era lo suficientemente pesada para habitar en la superficie, podía, sin embargo, elevarse en la atmósfera. Ese periodo se ha llamado Época Polar, porque esas primeras criaturas aparecieron en la región que corresponde al Polo Norte, donde el gradual y lento enfriamiento había venido produciendo la costra sólida a que aludimos. Como se ve, la doctrina esotérica sobre el origen del hombre, aún en lo que respecta a su forma material, difiere enormemente de la teoría materialista. En cuanto al relato bíblico sobre la formación de Adán y Eva, debemos estimarlo verdadero en un sentido puramente simbólico. La Sagrada Escritura, en esto como en otros pasajes, contiene la enseñanza de profundas verdades ocultas, bajo el velo del misterio. En el segundo periodo, esto es, en la Época Hiperbórea, aún no tenía el hombre cuerpo carnal. Entonces los cuerpos eran semejantes a vegetales sin raíces; exageradamente alargados, pues alcanzaban enormes alturas, eran fibrosos. El éter químico de que estaban compuestos habían condensado parte de su materia, a manera de largas fibras vegetales. Estas formas de la segunda época se movían con facilidad y podían elevarse en la atmósfera. Eran de color amarillo oro, o algo anaranjado. Se reproducían mediante brotes, semejante a grandes gotas de sudor, las cuales luego se separaban y crecían a su vez. Como se ve, es mu difícil poder con propiedad hablar de razas humanas para referirse a la colectividad de tales criaturas. Por eso decíamos que podrían considerarse como razas solamente en un sentido analógico o extensivo. La tercera gran etapa de la formación de la humanidad terrestre, o sea, la Época Lemuriana, presenta considerable importancia, porque en el aparece ya el individuo con forma humana, en el concepto que nosotros tenemos de este organismo. La época lemuriana se divide en tres períodos, que aunque no fueron de igual duración, se les ha llamado tercios. En el primero de ellos se produjo lentamente la total densificación de la forma física o cuerpo carnal. La forma, que primitivamente era etérea, de éter químico parcialmente densificado, adquirió en esa época, poco a poco, muy lentamente, el estado de materia densa o química. Las primeras épocas fueron larguísimas, de millones de años, y sus procesos de modificación de las formas y adaptación de ellas al medio ambiente físico, Lentísimos.
En el primer tercio lemuriano, los individuos humanos eran criaturas de formas muy imperfectas y sus funciones fisiológicas estaban muy precariamente desarrolladas; aún no se habían diferenciado las funciones sexuales, de manera que eran hermafroditas y de reproducción ovípara. El color de la piel de estas formas era de color dorado, o sea, cobrizo bronceado. Se ve, pues, que, a lo largo del vastísimo proceso de diferenciación de la forma humana, el color rojo aparece, cronológicamente, en tercer lugar. En el segundo tercio de la Época Lemuriana se operó la separación de los sexos, o sea, en unos individuos prevaleció el principio masculino y en otros el femenino, desarrollando los órganos correspondientes a cada género. Por lo expuesto se comprende que esas modificaciones orgánicas y funcionales fueron muy lentas. En todo caso, téngase presente que nos estamos refiriendo a la forma corporal del ser humano y no a su naturaleza espiritual. El Ego espiritual, que es el ente humano celestial, un espíritu incorpóreo, no tiene un sexo manifiesto, en el sentido orgánico y fisiológico; pero no se puede decir propiamente que sea asexual (sin sexo) en un sentido de función sutil, porque como ya sabemos, el principio de la dualidad del género, masculino y femenino, existe en todos los planos de diferenciación de la materia universal, visible e invisible. En el Ego coexisten los dos géneros; pero son de naturaleza sutil, subjetiva, mental, Por esto, cuando el alma del hombre altamente evolucionado, llega al estado de perfección de que hemos hablado antes, se libera de tu necesidad de reencarnar y pasa a ser el “Divino Andrógino”, un ente espiritual en la esfera celestial de los brillantes seres superhumano. A esos Egos liberados se refiere Cristo diciendo: “Porque cuando resucitaren de entre los muertos, ni se casan ni se dan en matrimonio, sino que son como los ángeles en los cielos”, (S. Marcos: 12,25). Decíamos que en el segundo tercio de la Época Lemuriana se operó la separación de los sexos. Las criaturas adquirieron entonces la forma corporal humana, más bien diríamos con alguna semejanza con el cuerpo humano; pero bastante más grande que el actual tamaño del hombre y muchísimo más tosca y grosera, que nos parecería ahora de chocante fealdad, Tenían un solo ojo, situado en la frente, como se recuerda en las fábulas de los cíclopes y los ogros. Con la separación de los sexos, estas grandes criaturas pasaron a tener reproducción vivípara. Eran de color rojo; pero con variedades de pigmentación. En el último tercio lemuriano obtuvieron dos ojos, y el ojo que estaba en la frente se atrofio. Con el transcurso del tiempo, la pigmentación de la piel se hizo más oscura, gradualmente. Ya la Tierra se había enfriado bastante y se había formado un gran continente, la Lemuria, donde habitaron las criaturas de que estamos hablando. Los Lemurianos, en el tercer tercio habían adquirido la forma física humana, como la actual, aunque más tosca. Alanzaron una civilización bastante avanzada; pero al final
declinaron, porque prevaleció en sus costumbres la práctica de la magia negra, hasta que el continente donde tuvo su centro esa antiquísima civilización, fue sumergido en las aguas del Océano Pacifico. Esa fue la primera raza humana propiamente tal; sus restos decadentes, muy venidos a menos, son los negros africanos. Según una leyenda muy difundida, los lemurianos llegaron a tornarse negros, por haber caído y persistido en las más abyectas prácticas del mal, o sea, de la más perversa magia negra, lo que les hizo el alma negra, repercutiendo los efectos de ese mal en sus cuerpos; pero lo cierto es que en el transcurso de millones de años se produjeron en la Tierra considerables cambios de clima, que influyeron en la pigmentación de la piel. Ya en tiempos de la Lemuria, como se ha dicho, la piel de los Lemurianos cambió lentamente del cobrizo a un color oscuro, aunque no negro. Muchísimo más tarde encontramos ya negros a los remanentes africanos de esa raza. Hay que tener presente que el África es de un clima completamente distinto al que tuvo la antigua Lemuria. En la cuarta época, la Atlante, la humanidad llegó a tener una gran civilización, cuyo centro estuvo en el continente llamado Atlántida, al cual aludimos de paso anteriormente. En la Época Atlante se desarrollaron siete tipos raciales diferentes, que, como hemos dicho, algunos escritores calificaron como razas y otros, como subrazas. Nosotros las calificaremos como “ramas raciales” de los atlantes, que han sido: la ramohal, la tlavatli, la tolteca, la turania, la semita original, la acadiana y la mongólica. Así como a los lemurianos, aunque en su tiempo no fueron negros, se les ha calificado como “raza negra”, debido a sus remanentes africanos, a los atlantes se les ha englobado en la denominación general de “raza roja” en atención a sus descendientes cobrizos, muy venidos a menos en un largo periodo de regresión. como los aborígenes americanos. Sin embargo, los tipos atlantes fueron “arios, de diferente pigmentación de la piel. fluctuando entre el rojo, el blanco y el amarillo. Entre los remanentes atlantes que hoy forman pueblos asiáticos, los hay amarillos y otros que son mezcla de amarillo, cobrizo y negro. No hablamos de los indostánicos que, aunque morenos, pertenecen a la raza blanca. Los semitas originales atlantes, que no deben confundirse con los semitas actuales, eran blancos, y de ellos fue seleccionando un grupo racial, que ha dado origen a la leyenda del ‘pueblo elegido”, que no se formó en Palestina, sino que fue seleccionado en La Atlántida, muchos miles de años antes de que existiese el pueblo hebreo, de esa semilla étnica surgieron las “ramas de la raza blanca”, que es la que predomina en la actual Época Aria. En cuanto a las variedades de los remanentes atlantes que han venido a formar pueblos amarillos en el Asia. se las engloba en la denominación general de “raza amarilla’. Las siete ramas de la raza blanca son: ario-india, la semita, la ario-irania, la céltica, la teutónica o germánica, la eslava y una rama futura. Como se ve, es más propio hablar de Época aria, por la actual, y no de raza aria, por cuanto los semitas actuales forman parte de este conjunto étnico, siendo una de sus ramas. Si bien es cierto que los semitas desobedecieron a sus Guías espirituales, mezclándose con razas nativas de las tierras que ocuparon, remanentes lemures o atlantes, no lo es menos que más tarde también otras ramas arias incurrieron en mezclas similares, de manera que en la actualidad la mayor parte de la población blanca del mundo está constituida por diferentes mezclas raciales, predominando más el tipo ario en algunos pueblos que otros; pero esta
circunstancia no justificara en modo alguno la discriminación racial entre arios y no arios que algunos han pretendido hacer. Quedan pues, para el porvenir de la humanidad terrestre, séptima rama de la raza aria y otras dos razas que aún no han aparecido. las que a su turno, deberán evolucionar durante muchos milenios. Sin embargo. como dijimos es más propio hablar de una sola raza futura de la Sexta Época, por cuanto en la Séptima Época la humanidad pasará nuevamente al estado etérico, habiendo alcanzado un maravilloso adelanto espiritual, donde la fraternidad no será una palabra sino un hecho real y por lo mismo, no existirá ninguna separatividad racial. De esa manera se totalizarán las dieciséis divisiones raciales a que hemos aludido, a saber: una raza lemuriana, siete ramas atlantes, siete ramas de la actual raza blanca y una raza futura de la Sexta Época. La humanidad ha de seguir pues, evolucionando en un largo futuro, cualesquiera que sean las catástrofes mundiales y los grandes cambios geográficos que hayan de sobrevenir. Como no es nuestro propósito abordar el estudio de la historia oculta de la humanidad, lo que iría mucho más allá de las modestas proporciones de este compendio nos hemos limitado a echar un simple vistazo a este interesante y discutido tema de los ciclos raciales. En el curso de las razas pasadas la humanidad evolucionó muy lentamente. Sin embargo, muchos individuos alcanzaron apreciable adelanto, formando los núcleos selectos de las civilizaciones de esas épocas, en unas u otras de las distintas ramas iniciales que hemos señalado. En este sentido, no es correcto hablar de superioridad racial, cuestión que es muy relativa, porque cada rama o cada combinación de ramas étnicas, han tenido su época de desarrollo, otra de auge y otra de decadencia. Las razas, así como las ramas raciales, son relativas a la forma, es decir, a la constitución existencial de los seres, y no a su “esencia”, que es espiritual y por lo tanto, universal. Por esta razón, las ramas raciales están sometidas a las fases de la periocidad, o sea, a sus etapas de desarrollo, madurez y declinación. En general, los individuos más adelantados, en una época dada, nacen en alguna rama racial que entonces está en auge, porque de este modo el destino les proporciona mejores condiciones materiales y culturales para que trabajen por su perfeccionamiento. Sin embargo, no siempre es así, pues por diversas circunstancias muchas almas adelantadas suelen tomar encarnación en conglomerados étnicos de desarrollo aún deficiente o, a la inversa, que han declinado. No entraremos a examinar las causas de estas anomalías, sino que nos limitaremos a señalar, de un modo general, las dos más importantes: a) expiación de culpas pasadas, que hacen necesario que el ser reencarne en medio desfavorable, que le imponga sufrimientos anímicos y le haga más dura la tarea del perfeccionamiento,: y b) sacrificio especial de ayuda espiritual a colectividades que la han menester. En este último caso, algunos Egos adelantados sacrifican voluntariamente uno o más renacimientos, reencarnando en algún país en que prevalecen condiciones sociales o culturales inferiores al nivel del medio ambiente en que les correspondía reencarnar, renunciando de este modo a disfrutar de condiciones más favorables y fáciles de existencia, a que sus méritos de vidas pasadas les daban derecho. Empero. este sacrificio no es estéril, por cuanto la ley divina recompensa a su tiempo todo esfuerzo realizado generosamente en bien de los demás.
Como regla general, hay, pues, seres humanos adelantados en todos los grupos raciales, abundando en los que se hallan en su fase de apogeo; a la inversa, los atrasados son más numerosos en las razas o grupos raciales que ya han declinado bastante en la etapa de su decadencia. Hemos hablado de las diferencias raciales solamente para mostrar otro de los factores que, en el largo curso de la historia de la humanidad, ha influido también, en que entre los individuos humanos de las distintas épocas han existido desigualdades. Los conceptos raciales tuvieron mucha importancia en el lejano pasado; pero Cristo abolió toda separatividad entre los hombres motivada por diferencias raciales. Desde la encarnación de Cristo en adelante, ya no es lícito mantener discriminaciones raciales. Por lo menos, esto es Anticristiano. Ahora la diferencia entre hombre y hombre es exclusivamente individual, pues la desigualdad estriba en el grado de adelanto que cada uno haya alcanzado en la escala de la evolución de la conciencia interna, o en otros términos, del desenvolvimiento de la naturaleza interna espiritual del Ego y desarrollo de las facultades superiores del alma.
IX. La Voluntad Espiritual Una de las actividades del “Espíritu”, por demás interesante, es la “Voluntad”; a la que hay que poner especial atención, por ser uno de los pilares del templo, que nos conduce en forma rápida y segura, por el sendero de la vida espiritual y de la existencia, en este mundo físico. En la vida, no basta solamente tener buena voluntad; es necesario que esa voluntad sea efectiva, encauzada en forma disciplinada, para el logro de nuestras aspiraciones, en cualquiera de los niveles de vida que considere. El Gran Maestro dijo: los prefiero fríos o calientes, pero no tibios. La voluntad decidida, firme, dirigida en cualquier sentido de la vida es aceptada; en oposición franca a los seres indecisos, que por la mañana dirigen su voluntad en dirección decidida, pero que, al contacto de una leve brisa de opiniones, cambia la ruta por la tarde. Estos seres jamás podrán dirigir el barco de sus vida a buen puerto. Tendrán siempre que solicitar la ayuda de otras personas, que les este designando el camino a seguir. La voluntad ocupa el centro de la actividad de la mente. Forma parte fundamental de la normalidad consciente de todo hombre o mujer. La voluntad no puede separarse de ninguna de las actividades de la mente; aun de aquellos, que hacen del cuerpo mental, un órgano sutil receptivo; y con mayor razón aún, si deseamos que nuestras mentes, en un momento dado, quede totalmente en blanco: la mente ha quedado en silencio de actividad. Y es la voluntad la que tiene un rol preponderante en todos y cada uno de estos procesos. En los instintos de los animales, vemos una forma particular de la voluntad. Así en el instinto de defenderse, de sobrevivir, de alimentarse, etc. vemos que está actuando el derecho instintivo de la voluntad de los animales. En el ser humano el instinto es vegetativo. La voluntad ocupa una esfera abstracta de la constitución espiritual del
hombre. La Voluntad, situándose en el centro de nuestros pensamientos, para su actividad obtiene vida del Yo espiritual del hombre y de la mujer. Esta voluntad puede ser dirigida en forma constructiva o deletérea, hacia cualquiera de los muchos aspectos que en forma integral presenta el ser humano. A medida que vamos leyendo estas páginas, nuestra atención se llena de la voluntad que ejercemos en este acto; igualmente, nuestra mente y nuestra conciencia se ve visitada en lugar preponderante por esta acción volitiva de nuestro Yo. A su vez, por influencia y acción de esta misma voluntad, el comentario de estas páginas suscita una serie de pensamientos, que por acción determinante y ejecutiva de la mente volitiva, viene a ocupar la conciencia de ese ser, aún en aquellos que la poseen en mínimo grado. La voluntad a sido y es siempre activa en cualquiera de las forma que se la considere. Examinada a través de un lente mental blanco o negro, seguirá siendo activa; porque forma parte esencial de dinamismo vida del ser humano. La voluntad es abstracta al mismo tiempo que es activa. Forma parte de la consciencia del hombre, pero no es la conciencia de él. Al formar parte de la consciencia, pasa a integrar dinámicamente no sólo de la esfera mental, sino en forma especial de la actividad afectiva del ser humano; y su acción es tan inmensamente poderosa y llena de vida que es capaz de crear al solo contacto y ejercicio de esta voluntad. No sólo crea en el plano de lo invisible, sino que lo hace también en lo material. Si imagino rodearme de siete círculos concéntricos, con la fuerza activa de mi voluntad, esta imagen existe en mi derredor, la que podrá ser corroborada por el clarividente. Este verá una realidad indiscutida, verá los siete círculos con los colores, brillo y fuerza de existencia, propios de la naturaleza del que los construyó, al solo esfuerzo de su voluntad. Esta imagen, que tiene un significado especial, cuando el conocimiento es llevado a la práctica, tendrá una profunda repercusión en beneficio del iniciado, ya que ha sido creada por una voluntad en ejercicio, que previamente fue cultivada y disciplinada. El escéptico no crea nada perdurable. Crea y destruye a la vez. Su voluntad es tan fuerte en él, que sólo es capaz de seguir el curso de sus pensamientos que no creen en lo que crean, y que, por efecto de su contacto, por no creer destruye lo creado. La voluntad es parte inherente de la Mente Universal. El Espíritu Universal no puede apartarse de esta gran fuerza dinámica, como lo es la voluntad. Mediante ella, el espíritu influencia a través de sus dos polos, positivo y negativo, la realidad misma de las cosas. Polariza en su acción, la naturaleza interna de la materia, en sus diversos grados de substancia. He ahí, como el Espíritu se proyecta, mediante su voluntad creadora, en el Universo. Si la Voluntad, es importante e imprescindible, ella no lo es todo. Cuando llega a efectuarse la causación de las ideas, para definir el plan de trabajo Universal, en el plano invisible, concluiremos que con la sola voluntad, ello no es posible. Debe ir acompañada, y en forma muy estrecha, de otros aspectos, que la llenen de vida. Ellos son: Sabiduría y Amor, que con la voluntad, marcarán un hito, junto a la Actividad y a la Justicia. Estos tres aspectos estan en todo orden de cosas; y lo van a estar en cada discípulo que tenga aspiraciones de ser un iniciado, un Maestro. Y es así, ya que el Macrocosmo se proyecta y se manifiesta en toda su constitución, en el Microcosmo, que es el hombre, que es la mujer, con todos su atributos. grandeza y esplendor. Y también, con sus aspectos negativos e inferiores.
La voluntad que es un atributo esencial del Espíritu, siendo eminentemente activa, también se dinamiza en tal forma, que por mediación de la actividad de su espíritu se impele al esfuerzo físico de sí mismo. La voluntad dirige y domina las emociones y deseos, como asimismo, a los pensamientos. Pensamientos, deseos y emociones que por acción de una voluntad constructiva, puede ser llevados a un nivel superior; como también puede hacerlos descender hasta la destrucción de ese ser. Esto que pareciera algo difícil o imposible de realizarse, es una realidad, para todos aquellos que poseen en su voluntad “una mágica” capaz de hacer cumplir los postulados de una disciplina, que está encarnada en la esfera positiva y superior del Espíritu. Quiero agregar algo. “La voluntad es un atributo del Verbo, de esa Luz increada que mora en cada uno de nosotros”. Siendo un atributo del Verbo, debe y tiene que regir todas las actuaciones del ser humano, tanto mentales, espirituales y materiales. En el campo de la existencia, la voluntad unida a la experiencia y al conocimiento, presiona al destino, como fuera un arriete, para llegar a la meta de sus aspiraciones materiales. No siempre podemos conquistar un sitial en lo económico, en lo político, en lo profesional o en cualquiera de los aspectos que la vida presenta, con la facilidad y rapidez que deseáramos; porque siempre hay que agregar a esta voluntad, la constancia, el tesón de lucha, que nos impele a mayores esfuerzos, para conseguir lo deseado. Un ser en estas condiciones no cede ante un fracaso por pequeño o grande que él sea, porque lo considera sólo una postergación de sus anhelos. Lo mismo acontece, cuando la actuación del hombre se hace en algunos de los planos invisible. Su acción se verá enaltecida y coronada por el éxito, cuando la verdad del conocimiento sea proyectada por esa fuerza creadora del Espíritu, que es la Voluntad, para poder ir sorteando toda clase de obstáculos, de cualquiera naturaleza que ellos sean, o por muy peligrosos que se presenten. Una proyección mental y espiritual del hombre o la mujer, desde el mundo físico hacia los planos astrales, exige la atracción de energías altamente poderosas y su proyección en ejercicio firme de su voluntad, para esclarecer y fortalecer su pequeño mundo, que significa actuar en el plano de la materia, como también iluminar en forma constructiva la vasta atmósfera mental y espiritual que nos rodea. Para todo ellos es indispensable, como ya se dijo, tener el poder consciente de manifestar activamente este atributo disciplinado del Verbo. En otros términos, para crear desde lo más ínfimo hasta los más grande y superior, se precisa de una voluntad espiritual, que tenga el atributo de inteligente y sabio. Entendemos que lo elevadamente espiritual es siempre sabio e inteligente, a lo que es menester agregar: con todas sus virtudes o poderes. Si pudiésemos sintetizar, diríamos que Verbo y Voluntad van unidos estrechamente; la voluntad es creadora, es siempre activa, forma parte importante del espíritu humano, forma parte del Espíritu Universal. Es realmente cierto, que todas aquellas personas que han llegado a encender en sí mismo, la llama del fuego espiritual por la realización de la verdad del conocimiento en su propia conciencia y aunque haya sido desenvuelta en pequeño grado, es muy difícil que lleguen a abandonar la observación y práctica de la enseñanza espiritual; porque llegan a la compresión espiritual y cabal, de la necesidad imperiosa que significa estos conocimientos para sus mentes y para sus espíritus, para su vida moral y para su vida material.
Ellos han desarrollado, en mayor o menor grado, esa voluntad espiritual, que en sí mismo actúa, con el calor de la quietud y de la paz, de la dicha y de la felicidad, de la alegría y del optimismo. Aquellos seres que en lo moral y en lo material, siguen la corriente de la mayoría de los seres humanos, haciendo de la vida un medio para satisfacer sus emociones o sus aspiraciones económicas, tienen en general, muy callado en su corazón, una sensación de vacío, de soledad, aparentemente inexplicable, que hacen de sus vidas, que no sientan la alegría de haber cumplido con sus aspiraciones y anhelos materiales. ¿Qué les falta? En ellos, la semilla de la Ciencia Invisible ha de ser sembrada en sus corazones, para que, la realización de esos conocimientos signifique en cada uno el nacimiento del fuego de la voluntad espiritual, que con su solo contacto polarizará los dolores en alegría, la sensación de soledad y hastío en una emoción, plena de armonía y satisfacción hacia la vida. Se aprenderá a cambiar los fracasos en éxitos, tanto en la esfera existencial como espiritual. Así como la voluntad hace que los anhelos materiales lleguen a éxitos, para satisfacción de la persona; en idéntica forma la voluntad espiritual hace que la aspiraciones espirituales, los ideales realizados en la práctica de la vida, es lo que los acerca a un cambio en los valores espirituales de sus propias existencias, para que así, concilien y realicen la dicha en el corazón y la felicidad en el espíritu, fiel atributo de lo espiritual. Todos estos seres en desenvolvimiento de sus facultades sutiles van conquistando, poco a poco, lo significado por el Paraíso terrenal, que es la conquista de todos aquellos valores en relación la armonía, paz y equilibrio, durante la existencia que el ser humano desarrolla en este mundo físico. Hay seres que se inician en el estudio del conocimiento de las Ciencias Invisibles, con verdaderos ideales; pero la misma vida les coloca elementos de prueba, para valorar su temple espiritual y su voluntad espiritual en nacimiento, después de un tiempo, es cambiada hacia una voluntad personal, que se ve tentada por los placeres que da todo lo que corresponde a lo material; y en forma lenta o rápida, pero sin que su ser tome conciencia de los hechos, en estas personas se opera un cambio manifiesta en sus emociones, sentimientos y pensamientos, los que son guiados por la voluntad personal, que está íntimamente ligada a todos los factores materiales de la vida. Muchos son aquellos hombres y mujeres que habiendo desarrollado una voluntad espiritual, junto con el desenvolvimiento de cualidades o facultades propias del espíritu, a raíz de estos cambios que en su voluntad espiritual se realizan, hacia una voluntad en declive persistente hacia la materia oscura de la práctica de las Artes de las Tinieblas, en su rol de brujo mayor o menos, como un fiel exponente de la actuación e la voluntad personal, dirigida por las cualidades y facultades desarrolladas del Yo inferior. ¿Por qué el ser humano se siente abatido, inquieto y quiere alejarse de todo y de todos? Si estuviéramos en posesión de un lente, que nos dé por un momento el don de la clarividencia, estaríamos obligados a ver que la atmósfera mental y espiritual que rodea a estas personas, se encuentra enrarecida por un manto espeso, opaco y de bajo colorido, formado por los pensamientos y sentimientos de ellos mismos, juntos con los similares que por simpatía se atraen o se hacen presente; y más aún en esta atmósfera, es muy
frecuente encontrar entes de oscuras vestimentas, que impulsan a la persona a ahondar en un estado de ánimo, que muchas veces llega a producir un estado de enfermedad. Este estado Psicosomático en que se encuentran estas personas, hace más fácil la absorción de las vibraciones de estos pensamientos formas, que son los causantes directos de ese estado de ánimo. La voluntad espiritual se encuentra aprisionada por el imperio de una voluntad personal que impulsa a ese ser a seguir pensando de acuerdo a la directriz que ha dado a su mente. Ellos tratan de huir de todo y de todos, como una manifestación de su voluntad espiritual, que por los opacos rayos de luz, que la voluntad personal le permite entrever a través de su propia conciencia, se aleja del foco de oscuridad y negativismo mental en que se encuentran. El aislamiento de estas personas hacia ambientes sanos y puros, especialmente en contacto con la naturaleza entibiada por los rayos del Sol, hace que inconscientemente estas personas rompan el círculo vicioso dentro del cual se encontraban aprisionadas. Ahora bien, si ellos tienen un conocimiento por pequeño que él sea, de las enseñanzas de las Ciencias Invisibles, podrán ayudarse a salir de esta atmósfera de enfermedad mental, en la cual vivían mediante la realización de prácticas de la oración, como también, estar en contacto con personas que poseen un desarrollo marcado de su voluntad espiritual, y, al mismo tiempo son depositarios de conocimientos, que permiten una ayuda eficaz para estos seres. Es una verdad real, que todas aquellas personas que han logrado un gran desarrollo mental y espiritual, con us sola presencia física, influencian en forma positiva y superior el medio ambiente en el cual se desenvuelven, y también a las personas que le rodean. Y si la voluntad espiritual de estos seres ha alcanzado un desarrollo verdadero, mediante las prácticas del conocimiento que los induce a la educación de facultades esencialmente trascendentales, la sola proyección de su voluntad es causa de ayuda a todos aquellos seres que por amistad o trabajo, tienden a estar en contacto. El aura que estas personas poseen, está en constante renovación de vibraciones, por la magia de las prácticas esotéricas que a diario realizan, al impulso y dirección de su voluntad espiritual. Esto se observa muy claramente en el ejercicio profesional de la medicina. El paciente, inconscientemente, siente la influencia de su personalidad espiritual, que la traduce en término de quietud, de tranquilidad, de alegría, de sentirse falto de temor con la sola conversación con el médico. Toda persona con conocimientos de la Ciencia Invisible, llevados a la práctica, ve que en su vida comienza a ser dirigida por esa voluntad espiritual, que es una expresión fiel de su conciencia superior. Sin desearlo y sin mayor esfuerzo, es consciente del cambio que se va operando en su existencia. De ella van alejándose los pensamientos y sentimientos de egoísmo, de odio, de venganza. Sus actuaciones en la vida se caracterizan por no inferir agravio y no dañar en la vida existencial de otros seres. Pero si la dignidad de estos hombres es ofendida y sus principios existenciales se desea perjudicar, en sus manos está el desear hacerse justicia, por los poderes y virtudes que le significa la posesión de una voluntad espiritual en grado superior. Ellos prefieren pedir la Justicia de lo Alto, voz que es oída en honor a sus méritos, en la causa de la Vida Espiritual.
Pero, en la mayoría de los casos, las ofensas de palabras o de hechos que estos seres sufren, gracias a las virtudes y protecciones de su propia voluntad espiritual, están en condiciones de practicar esa virtud espiritual, que los capacita en ejercicio, para hacer uso de ese gran poder del alma, como es el perdón. Pero junto con el personar es preciso tener la virtud del olvido del agravio inferido. Entonces sí que se le ha personado en el corazón. Las personas que constantemente recuerdan las injurias y los rencores que de ella se derivan, no hacen más que olvidar la ley del perdón o, en otros términos, la ley de la paz. La vida que no persona con olvido de causa se convierte en una ánfora de hiel, y todo su ser destila amargura y ser de venganza. Por el contrario, todos aquellos seres que saben sentir esa facultad de la mente superior, como es el saber personar, exaltan las cualidades de su voluntad espiritual, que hace que constantemente se sientan fortalecidos en paz, por aquellas corrientes espirituales que descienden desde lo Alto. Existen muchos seres humanos, a los cuales no les es concedido el perdón, a pesar de que la persona que ha sido herida en su dignidad, ha perdonado. Podría pensarse que los mensajeros de las Leyes Invisibles que rigen el cosmos, o en otras palabras, Dios mismo, no le ha perdonado, o lo que es lo mismo, le castiga. Dios no castiga a nadie. El castigo lo traen en sí mismo, de sus propias acciones en la vida, y si no son perdonados, es porque su modalidad de actuar en esta existencia, continúa siendo una aberración para la armonía, la paz y la justicia, en relación los otros seres humanos. Somos nosotros mismos los causantes de nuestros propios castigos, por la magnitud de los errores cometidos. En ellos, también la voluntad espiritual, sufre el impacto de sus actuaciones en la vida.
X. Voluntad Existencial o Personal 1. Fuerza mental. 2. Nuestras fuerzas se conservan y se aumentan. 3. Mente constructiva. 4. Mentalidad positiva. 5. La imaginación. 6. La naturaleza, fuente de energías. 7. Dictadura del pensamiento. 8. Fuerza y salud mental. 9. Fuerza material y espiritual de la mente. 10. La fuerza mental colabora 11. La salud y la belleza es reflejo de la fuerza del pensamiento. 12. Magnetismo personal. 13. La sugestión. 14. Hipnotismo.
Hemos presentado la voluntad espiritual, del Ego, en las distintas fases, que nosotros la hemos utilizado para bien constructivo de nuestro espiritualidad. Esta voluntad del Ego es la que se manifiesta por intermedio y a través de los cuerpos espirituales, que en cada uno de nosotros existe, y que, como ya lo hemos visto, se inician en el cuerpo mental superior, causal abstracto, hacia los cuerpos más sutiles, hasta formar la conciencia espiritual. Esto es de suma importancia, por las derivaciones distintas a que puede ser conducido el Ego del ser humano a raíz de causas y circunstancias entrelazadas con la Voluntad del Espíritu. Pero, también tiene vida activa y de gran preponderancia la Voluntad personal o existencial, que se promueve por intermedio y a través de los cuerpos sutiles, para afianzar y hacer progresar la vida existencial de todo ser humano. Esta voluntad objetiva se proyecta mediante el cuerpo mental inferior y objetivo, el cuerpo astral del deseo o de la afectividad, alimentada esta voluntad por la vitalidad del cuerpo etérico y físico. Esta voluntad se refiere a la actuación en la objetividad de la existencia, o sea, en el mundo exterior. No hay actividad en el mundo de la materia física sin el concurso de esta voluntad personal. Su acción deriva siempre hacia una resultante de bien material, en cualquiera de los aspectos de la vida que se analice y se utilice. Ella está empujando al hombre y a la mujer a la iniciativa de dinamizar esta energía volitiva, que tendrá por objeto el aumento de sus riquezas materiales en unos; de enriquecer los conocimientos que puedan mejorar las condiciones de salud de la sociedad, en cuyo seno desempeña su actividad, en otros, motiva el incentivo de enseñanza a los profesores, en fin, es aquel atributo mento-afectivo que se encontrará caminando de la mano de la vereda activa de todo trabajo, por minúsculo que él sea que el ser humano haya iniciado. Unos, por incentiva personal, irán en ascenso progresivo en labores que realicen. Otros, en cambio su voluntad emprendedora, puede que los lleve a una existencia de menos cabo de sus aspiraciones, en sus negocios, en su profesión o en cualquiera actividad manual que ejecuten. Nosotros podemos enderezar y hacer progresar el sino de nuestras existencias, cualquiera que sea nuestra condición social, económica o intelectual. Si nuestra personalidad impulsada por esa voluntad que, constantemente y en forma permanente le acompaña, adolece de la capacidad de firmeza que precisa, para abrirse camino en el logro material, de nuestra existencia, en cualquiera de las labores o trabajo, que el ser humano se desempeña, debe meditar en forma inteligente, en qué radica su falta de capacidad de carácter, para obtener el sitial que en la vida desea. Este estudio debe llevarle a conclusiones que, hecho en forma ponderada le harán recapacitar, pues del estudio y práctica de procedimientos nuevos para este ser, harán que en él se operen transformaciones en las esferas de la voluntad personal que irán marcando un sendero guía en su existencia, cuando una empresa sea iniciada con una mentalidad completamente nueva, por las enseñanzas y prácticas a que voluntariamente se ha sometido. Esto que pareciere algo impracticable, no sólo es posible sino que la eficacia de su realidad se ve corroborada por los resultados francamente positivos a que da lugar su estudio práctico. El análisis de la personalidad de los hombres y mujeres que triunfan en la vida, dará siempre, como resultado, la posesión de una personalidad recia, impulsada en sus labores, por una voluntad clara en sus objetivos, unto a la preparación intelectual
que puedan o no tener estos seres. Desde luego, mientras más completos y prácticos sean cada uno de estos tres vértices materiales, que en su mente presente el ser humano, en mejores condiciones será realizada la planificación de una menta por cumplir.
1. Fuerza mental Toda función del organismo mental o físico para su desarrollo, necesita de una práctica. Esta práctica ejercitada con disciplina y constancia, lleva junto con el desenvolvimiento de esta función, el desarrollo de la voluntad; ambas se irán más y más fortaleciendo, en el ejercicio de ellas mismas, mientras más obstáculos por vencer encuentren en su camino. La fuerza mental que se vaya adquiriendo, a medida que la práctica y el ejercicio del pensamiento tenga la eficacia necesaria para influir las mentes ajenas, para cristalizar una idea, ese ser tendrá entonces el poder mental, siempre en desarrollo, que para esa función se disciplinó. El poder mental para adquirirlo y mantenerlo, necesita de ciertos principios por realizar, a fin de que este poder activo sea realmente efectivo en la cristalización de lo que la mente ideó. No puede haber fuerza o poder mental, si no es capaz el hombre o la mujer, de reunir todo el cúmulo de energías, para el logro exitoso de lo que deseamos construir. La mente no debe permitir que sus pensamiento vayan de una idea a otra, de un objetivo a otro distinto, pues ello sólo significará desperdiciar energías, que debilitarán el esfuerzo mental que se hace, y los resultados no podrán ser duraderos y firmes. Este acto de concentrar los pensamiento y energías en un solo punto, es un poder: “el Poder de Concentración”. Es un verdadero acto de magia, ya que a través de la actividad pensante, está reuniendo por expresión franca de sus conocimientos, impulsados por la voluntad personal, las energías externas que es capaz de atraer, las que unidas en un solo bloque con las energías propias, han de concretarse en el punto elegido, para realización de los deseos del operador. La mente que deja penetrar en su seno la inquietud, no puede practicar la concentración mental. El pensamiento juega un rol importante en ese proceso; gran parte de las energías han de gastarse para mantener el organismo en esta saludable, cuando las enfermedades le aquejan. Una mente bien dispuesta a la concentración de sí misma, de be tener siempre encendidas las luces del optimismo, ya que esta posición mental, hará siempre rodearse de energías similares a la voluntad mental que actúa en esta forma. El escepticismo por conseguir algo, descarta una concentración mental positiva y constructiva, en cualquiera de los planos de existencia, que desea actuar. La actividad de la voluntad va contra los principios de inercia, que puedan existir en la mente humana. Puesta esta actividad dinamiza en forma efectiva el poder de concentración mental. El objeto de la concentración se facilita, sobremanera, si la voluntad positiva capacita al ser, en la representación de una imagen mental, de la cosa o persona que nosotros
quisiéramos poner en contacto con nuestro pensamiento. En el caso de un objeto, es preciso imaginarnos o evocar su forma, color, olor. Si es una persona, aproximémonos mentalmente a su voz, a sus características morfológicas, a su sensibilidad. Si la representación es mental o abstracta, debemos tratar de conocer su naturaleza intrínseca y estudiaremos el pro y el contra, que puede significar ponernos en contacto con esa imagen. Cuando la concentración mental proyecta enérgicamente el cono de pensamientos y energías externas e internas movidas por el impulso de una recia voluntad, crea entre persona y objeto, o entre persona y persona, una unión radiante, cuyos lazos serán cada vez más firmes, mientras más fuerte sea la voluntad que haya actuado. La concentración en ejercicio inteligente, hace que el pensamiento adquiera la fuerza necesaria y en aumento, que hará que los resultados por obtener en la práctica de la vida diaria de los negocios, tengan un resultado eficaz y duradero. A medida que el Poder de Concentración baya haciéndose un hábito en ese ser de tal magnitud, que la radiación que emanará de sus pensamiento, ocupará magnéticamente un amplio espacio que circunda a la persona; y esta radiación del magnetismo personal acompañará a los pensamientos dirigidos y encauzados. Así, mientras más potente sea la emisión del poder de los pensamientos, más potentes y eficaces para influir, será sus radiaciones magnéticas.
2. Nuestras fuerzas se conservan y se aumentan No todos los hombres y mujeres tienen en esta existencia una capacidad de carácter, que les permiten ser poseedores de una fuerza-poder inteligente, para emprender y dirigir toda clase de negocios; poder influir simpáticamente a los demás, y que esta fuerza, por sobre todo, tenga la capacidad de poder gobernarnos a nosotros mismos. Pero, como todos los seres humanos tienen posibilidades relativas en la vida, según su destino propio, cada uno de ellos puede, en alguna medida, adquirir y afianzar esta fuerza de carácter, colocando su mente en determinadas condiciones. Si bien es cierto que esta fuerza adquirida va cada vez en aumento, no es menos cierto que, si el hombre o mujer, por circunstancia cualquiera, deja de mantener la posición mental que le permite adquirirla, verá que poco a poco, a medida que va transcurriendo el tiempo esta fuerza de carácter va disminuyendo más y más, o también, puede acontecer que, condiciones oscuras penetren en ella, y la fuerza que fue creada para bien constructivo, se polariza hacia facetas destructivas de negatividad. Una persona que desee ardientemente “poder poseer” esta fuerza, mueve todos los resortes mentales y de voluntad, para poder adquirirla. El deseo vehemente y constante, mueve poderosas emociones, que empujan pensamientos vitalizados, por el deseo de adquirir un bien material o una cualidad o facultad mental, lo que constituye un poder mental en sí mismo para el bien o para el mal. Hay un hecho, por lo demás interesante, y es que, la fuerza adquirida servirá para atraer hacia sí, más fuerza y desarrollar más poder, porque las vibraciones de poder y de fuerza atraen a otras semejantes cuando van encauzadas en el mismo sendero. La capacidad de carácter verdadero que logre desarrollar un hombre o una mujer, le da tal firmeza en su personalidad, que no se desmoraliza cuando sus ideas no son aceptadas
de inmediato por aquellos a quienes son expuestas. También el inventor que no ve aceptada por la opinión su descubrimiento, y que en momento alguno, ve desmoronarse su esperanza, sino que insiste hasta ver perdurar su idea, es que realmente posee esa fuerza de carácter, que le permitió llegar a la meta de sus anhelos, a pesar de los múltiples rechazos de que fue objeto. Igual cosa acontece con el profesional, con el comerciante, con el técnico, que jamás renuncian ante la postergación del éxito, ya que jamás aceptarían el fracaso, por considerarlo no ser poseedor de la fuerza de carácter necesaria, para mantenerse en el sitial mental y material, en que se han colocado. Todas estas personas que hacen en la vida diaria de la iniciativa un éxito, es porque siempre mantienen en sí mismo una permanente posición mental, imaginando en cada paso que en la vida dan, en que al mismo tiempo que son poseedores de esa fuerza mental, ésta va aumentando a impulsos del deseo-poder. Esta posición mental de realismo positivo, que mantenemos y acrecentamos constantemente, nos permite, por la ley de las semejanzas, atraer más y más fuerzas de poder y calidad semejante a las nuestras, las que a su vez, se proyectan a la atmósfera, y que nos ayudarán a mantener nuestra firme posición mental, y al mismo tiempo, impulsarán la realización de lo que hemos planificado. Esta fuerza-poder nos pondrá en relación física con algunas personas, que una vez oídos nuestros planes, se mostrarán inclinadas a ayudarnos o a colaborar en la realización de esta empresa. El acto realizado es muy sencillo: esa fuerza magnética fue captada subconscientemente por una o varias personas, y sólo aquéllas a quienes fueron expuestas las ideas, mostraron interés, porque en el Subconsciente ya habían conocido parte de la verdad del plan. Esta fuerza que está constantemente en nosotros actuando a impulsos de nuestra voluntad, es la que nos quita la congoja y la angustia ante un fracaso temporal en nuestras actividades, ya sean profesionales, comerciales o de cualquier orden. Es el poder del carácter que nos quita el pesimismo después de una larga noche de preocupaciones y a la aurora del día con el brillo del sol, nuestra mente y nuestra inteligencia se aclaran para dejarnos ver el error, como causa de preocupaciones. Esta fuerza de carácter es la que nos guía en forma decidida por el camino del éxito y nos va abriendo nuevos horizontes, para nuevos éxitos. Y es tal la magnitud de su poder, que es capaz de apartarnos del fracaso o de la ruina, en la empresa que hemos acometido. Ya dijimos que es una fuerza, y como tal, puede ser empleada para ejercer el bien o el mal, por el hombre o mujer de principios nobles o ruines. Es increíble las posibilidades que tiene esta fuerza proyectada como un poder personal, para hundir o levantar al hombre o mujer de la, condición, social o económica en que se encuentra. Esta fuerza que le permite al ser, tener un poder en su capacidad de carácter para sentir y profundizar en sus sentimientos el rencor, el odio, hará que una noche negra cargada de magnetismo, envuelva y compenetre totalmente a estos seres. Ellos que están vibrando en el odio, no les está permitido tener quietud en la mente, y mucho menos paz en el alma. Sus vibraciones son poderosas, y al actuar en sentido inferior, contaminando y destruyendo todo cuanto existe en rededor, como también, en sí mismo. Así, como el amor ennoblece al ser humano, el odio lo envilece. Esta fuerza-poder del odio es deletérea para la moral, para la salud física, y muy especialmente para el alma. La fuerza de carácter ha sido empleada en fines oscuros y destructivos. Es mejor no
poseerla. Estos seres podrán encontrarse comprendidos por otros seres, que tengan una fuerza dirigida en la misma dirección que ellos, ya que la fuerza-poder mueve corrientes, atrayendo siempre a aquéllas que tienen similitud en sus emociones. Si el odio es una fuerza, también lo es el amor pero con proyecciones más profundas, duraderas y brillantes, para la existencia del ser humano. El amor al prójimo, el amor a la caridad, el amor espiritual, el amor dirigido para el bien público, para planificar la salud de la sociedad, el amor al éxito individual o colectivo, hace de esta fuerza un poder con horizontes muy vastos porque atraerá hacia estas personas incalculable poder de corrientes que vibren con la misma emoción de sentimientos, las que serán volcadas con fines constructivos y humanitarios. Esta fuerza amor, que tomará asiento en la conciencia del ser humano, se manifestará a través del corazón, purificará los pensamientos y ennoblecerá las emociones, lo que repercutirá en forma franca en las obras que realice, y por ende, en la propia existencia. Todos estos seres que esgrimen en su capacidad de carácter esa fuerza amor, se ven abrillantados en su personalidad, por las vibraciones de sus propias emociones, aunadas a las similares que se atraen, y las que en un momento dado, deben dar su fruto en la vida de estas personas. Sus existencias tienen tranquilidad y paz; paz en los seres queridos que les rodean; éxito y siempre éxito, en las actividades que desempeñen profesionales, técnicas o comerciales. Esta fuerza rodea a estos hombres y mujeres, niños y niñas, de una coraza de optimismo inquebrantable, que deriva al bienestar moral y físico de estos seres. Para ellos no habrá penas, angustias ni congojas. Y esta fuerza podemos adquirirla y fortalecerla en nosotros mismos, pidiéndola o deseándola intensamente, cuando nos aislamos con este propósito. Mejor y más fácil para adquirirla, podemos hacerlo con otras personas, que teniendo la fuerza, tienen una confianza franca en la realidad de este poder-fuerza, porque ya ha sido por ellas experimentado. Mientras mayor sea el número de personas, que tengan una mentalidad fuerte, al deseo vehemente de todas ellas, la adquisición de este elemento fuerza será adquirido en mayor cantidad y calidad, para cada uno de los que se han reunido en cadena mental. En la vida, esta fuerza-poder actúa por intermedio de nuestra mente, haciendo que todo acto que realicemos para progreso de nuestra existencia, sea hecho con toda la inteligencia que sea necesaria; nos apartará del temor, que es uno de los impedimentos para avanzar por la senda del éxito, nos dará el valor preciso, para alcanzar lo que anhelamos y nos quitará la indecisión para enfrentarnos a aquellas personas, que otrora nos miraron con indiferencia, y aún, nos permitirá alcanzar niveles más altos que ellos. Si nos violentamos ante los demás, será este poder mental el que nos aquiete, y nos permitirá ver con entera claridad el mejor camino para obtener el éxito. El ser amable y bondadoso no basta, pues será esta fuerza la que estimule nuestra habilidad y será ésta la que hará que seamos vistos en la justa posición que se debe. Todos los seres humanos pasan durante su existencia por circunstancias por demás dolorosas, como la muerte de un ser querido, la ruina económica, y será esta voluntad de poder la filie hará que cada uno de ellos se sobreponga en un lapso relativamente breve y los capacite con entera serenidad a proseguir en la senda de la vida. Este elemento fuerza que al mismo tiempo debe encauzar con energía los elementos materiales, nos reanima y nos aclara nuestros pensamientos, para observar el mundo que nos rodea, con la inteligencia sabia de aquél que es capaz de mirar con los ojos de la mente.
El pedir o desear con firmeza de carácter esta fuerza, al mismo tiempo que se fortalece y aumenta la que ya poseemos, de inmediato nos pone en contacto con los poderes de la mente del invisible, que manifestará sus dones como elementos o como espíritus inteligentes, los que harán que la ayuda que necesitamos, venga en forma de un amigo o de un pensamiento, que lo obligará a ponerse en acción. Este apoyo siempre estará presente, mientras la modalidad mental que mantengamos en nosotros mismos, sea la de estar siempre y en todo momento, ion la confianza profunda, de que al pedir esta fuerza, ella viene, y con ella, siempre la ayuda que significará la solución de nuestros problemas; será la idea precisa que ha de levantarnos del estado de postración económica en que nos encontramos; nos dará la fortaleza necesaria para sobrevivir moralmente ante hechos funestos que puedan acaecernos. No basta sólo la fuerza de nuestra mente, es necesario que, junto con pedirla en nuestras oraciones, pidamos que inteligencia y sabiduría haya en nosotros, para que su empleo sea siempre en provecho constructivo de nosotros mismos, sin dañar la integridad moral o la situación material de otros seres. No debemos olvidar que cuando emprendemos el camino del en cualquier tramo de nuestra existencia, puede el orgullo o la vanidad, que siempre como elementos de nuestro yo personal, pueden actuar como un vendaje a los ojos de nuestra mente, que hará que esta fuerza sea desperdiciada en actos sin importancia o no necesarios; o su empleo se haga consciente o inconscientemente en perjuicio de sí mismo o de otras personas. En cualquiera forma que ello suceda, los riesgos por venir son inmensos; en primer lugar, la disminución y a continuación la pérdida de estas fuerzas, y con el tiempo, la pérdida de los beneficios morales y materiales que esta misma fuerza trajo consigo. La disminución de la fuerza es obligada por la posición mental del nerviosismo, de inquietud, de violencia, en que, podamos situarnos en un momento dado. Siempre debemos, pedir que esta fuerza, de día y de noche, nos capacite para, que la quietud, la serenidad, la claridad de pensamientos y su inteligencia, nos guíe. En las mañanas, frente al Sol, o en la posición que éste se, encuentre, pidamos con entusiasmo que el elemento fuerza-poder sea en nosotros, imantado por las vibraciones vitales del Sol, para que esta fuerza al ser vitalizada, actúe con el poder de una realidad constructiva. Esta fuerza vitalizada, vigorizará, nuestro cuerpo físico y nuestra mente. Eliminará como escorias los átomos físicos y mentales de enfermedad que puedan existir en cada uno de nosotros. Esta fuerza viva nos permitirá que se desprenda y se aleje la angustia y la congoja que del mundo de la materia pueda existir en nosotros. Es la fuerza que transmuta la posición mental negativa, en una posición totalmente positiva; la que a su vez, hará mirar nuestra existencia, con los ojos optimistas del que todo puede emprenderlo, hasta llegar a una meta de éxito. Esta oración de solicitud de fuerza, frente al Sol, nos rodeará de una malla invisible, atómica y protectora, que nos hará invulnerables ante los embates del mundo invisible y de materia. El solicitar y siempre desear ardientemente que esta fuerza sea en nosotros siempre en aumento, no nos dejará en momento alguno, que coloquemos nuestra mente en posición de negatividad; lo que hará que nuestra salud, nuestros negocios, nuestros planes sean siempre un éxito.
No podernos negar que al reunirnos con un grupo de personas cuyo tema de conversación es de alegría, terminamos por contagiarnos con ella. Si la pena o la tristeza embargan a los seres humanos, hacia ese sentido guiarán nuestras emociones y pensamientos. Lo mismo sucede al reunirnos con personas indecisas, aproblemadas por complicaciones continuas que no tienen una mira mental amplia; que se ahogan en una gota de agua, al suscitarse un tropiezo en su negocio, en su hogar, en su profesión; en fin, son seres de alma pequeña que les cuesta mantener un nivel mental de tal naturaleza, que les impulse a la realización de sus deseos con la aplicación de esta ley mental, que deseando con vehemencia e inteligencia la adquisición de esta fuerza, no sólo la adquirimos, sino que también podemos utilizarla con inteligencia y poder, para cambiar la faz de nuestras existencias con la solución de todos los problemas que puedan presentarse. En la naturaleza, los vientos, los temporales, el frío o el color intenso son una fuerza, y como éstas, existen otras, que son la ley de semejanza, nuestras fuerzas mentales atraen las similares de la naturaleza, para unirse y actuar en la dirección que nosotros les demos. Esta dirección podría ser hacia caminos nefastos para destrucción de todo cuanto haya de noble y de virtuoso en el ser humano. O si estas fuerzas las impulsamos en sentido contrario, para bien de sí mismo y de los demás, no dudemos un instante que el éxito coronará nuestros deseos. El amor a la bondad, a la caridad, a la justicia hace que esta fuerza tome caracteres especiales en su potencia, pues significa que al trabajar en nuestros deseos mentales, para nosotros, lo hacemos también para el bienestar moral y material de otras personas. Esta fuerza se volcará intensamente para fortalecer la salud de nuestros amigos; porque éstos consigan un nivel económico expectable, porque su vida en el hogar sea de paz y de amor. En fin, todo principio de bondad se fortalece con esta fuerza que atraída por el deseo de hacer el bien, éste se manifestará en la realidad del éxito, no sólo para sí, sino también para las personas que le son afectas a sus sentimientos y pensamientos. Así, formaremos una corriente vibratoria de fuerza, que nos pondrá en relación simpática con otras mentes, qué facilitarán y mejorarán las condiciones de vida, para nosotros y nuestras amistades, en el hogar y en los negocios. Si una persona puede mover una fuerza inmensa, dos o más personas unidas por afinidad mental y que practican el desarrollo de esta fuerza, la actualización y atracción de las corrientes de fuerzas constructivas aumentan en forma considerable. Conviene, por esto, reunirse con otras personas, cuando el plan por seguir es de tal magnitud, o simplemente pequeño, pero para facilitar la labor, es preferible pedir en con junto esta fuerza, para salvar las dificultades o escollos que pueden presentarse.
3. Mente constructiva No todos los seres tienen la serenidad y el dominio de sí mismo para hacer una sola cosa cuando trabajan. Esta disciplina de la mente y del cuerpo, que no divide sus energías en varias actividades, es la que le permite mantener y aumentar sus fuerzas mentales. Hay seres que se jactan de hacer varias cosas a la vez. Esta falta de concentración hace que tanto la mente como el cuerpo, distraigan sus energías y no realicen bien lo que han acometido. Ello trae consigo el debilitamiento de la fuerza que disponen. Un cuerpo débil gasta más energías y por lo tanto fuerza, en la realización de cualquier labor. La
alegría de vivir del hombre y de la mujer, radica en el equilibrio y el aumento constante de la fuerza de la mente y del cuerpo físico. Recordemos que el cuerpo es un generador de energías, las que servirán para el presente y el futuro. La ingestión de energías por los alimentos y el descanso físico y mental que obtenemos mientras dormimos, son causas muy eficaces para adquirir y fortalecer la fuerza mental. Ello nos permite disfrutar con alegría de las distracciones que tenemos al aire libre; hacer de los negocios una actividad agradable; las labores profesionales en contacto con el enfermo dolorido, hará que nuestro cuerpo y nuestra mente mantengan el temple necesario para seguir curando sus dolencias. Aquél que sea capaz de mantener en la mejor forma la fuerza, es el que usará de ella con alegría, y toda labor que realice, será llevada a efecto con entera felicidad, lo que también es un medio para mantener la fuerza acumulada. No es de sabios emplear toda la fuerza que disponemos en el día, en un trabajo para cuya realización bastaría una pequeña dosis de ella. Es preciso aquilatar en forma inteligente la fuerza necesaria a emplear en una labor indicada. Algo muy difícil de vencer, pero que a la postre se logra, es la actividad mental en varias direcciones. Esta inquietud de los pensamientos, como fuerza que es, se gasta, y puede que al mediodía estemos fatigados, sin explicarnos la razón. Esta falta de quietud en la mente es, entre otras, una de las causas que impiden el mantenimiento adecuado de nuestras fuerzas físicas y mentales, Si pudiésemos tener el don, en ese momento, de concentrarnos en el descanso de nuestro cuerpo y en la recuperación de nuestras fuerzas mentales, veríamos con gran asombro que junto con la adquisición de más fuerza nuestro cansancio habrá desaparecido. La ociosidad, que va acompañada de una actividad mental hacia distintos puntos, es motivo de desgaste. Igual cosa acontece cuando nos dejamos llevar por la ira o actos de violencia. El desgaste de esta fuerza es inmenso, y en su proyección en el cuerpo físico es de tal intensidad que suele dejarlo agotado, sin fuerza para actividad alguna. Si estamos abocados al estudio de un texto, y la impaciencia empieza a hacerse sentir en nosotros, y a cada momento contamos las páginas que aún quedan por estudiar, eso ya es motivo de desgaste de nuestras energías. Si ponemos, serenamente, fuerza mental y física al servicio del estudio de ese texto, manteniendo nuestros pensamientos concentrados única y exclusivamente en el estudio que hacernos, tengamos por seguro que este estudio se hará, sin cansancio, en entera quietud y con mucho agrado. Hemos concentrado nuestra fuerza en la medida que ha sido necesaria, lo que ha significado el estudio un placer y los resultados de aprovechamiento altamente satisfactorio. Si la angustia nos sobrecoge por algo triste que nos ha acontecido, concentremos la fuerza en su opuesto alegre, lo que hará que ese estado emocional negativo y penoso se aleje rápidamente de nosotros. Todo cuanto exista de negativo en nosotros, de dolor o congoja, podemos, concentrándonos en un motivo emocional totalmente opuesto a él, cambiar nuestro modo mental, a instancia y esfuerzo de la concentración en dirección totalmente positiva y feliz.
¿Es privilegió de todos o algunos de los seres, esta cualidad de la mente, que denominaremos concentración? Todos pueden conquistar este poder de la fuerza mental si es que, con verdadero interés se lo proponen. En verdad, debe decidirse, de una vez por todas, a pensar sólo en lo que está haciendo y no agregar mentalmente lo que va a hacer más tarde. Esta posición mental si es difícil, si presenta dificultades, no es imposible conseguir, ni tampoco es privilegio de unos pocos, que han tenido la precaución de llevar a la práctica lo que en teoría han aprendido, y han sido constantes, hasta conseguir el poder concentrarse, para así ahorrar fuerzas y energías mentales, y aún más, aumentarlas. Todos hemos observado, en la calle, que hay hombres mujeres, haciendo gestos con las manos, como si conversar mentalmente; y otros más elocuentes, los gestos los acompañan de una conversación hablada en voz alta. Ello revela una falta de concentración mental, un gasto de energía mental y física en suma, un despilfarro de fuerza, junto a un estado nervioso, que seguramente no les será favorable en sus actividades diarias. Si ejercitamos en cada acto el poder de concentración, la fuerza necesaria, sin que nuestra mente se distraiga hacia otros objetivos, obligadamente conseguiremos a través de este aprendizaje el poder de concentración. La recuperación de las energías corporales y mentales, cuando el trabajo realizado causa fatiga, puede hacerse llevando nuestros pensamientos hacia otros tópicos que sean gratos, o manteniendo una conversación con una persona que nos sea simpática sobre ternas agradables y livianos. Es una verdad, que deseando y sabiendo pedir con el corazón el poseer este poder de concentración, la fuerza que acumulamos durante el día, debe irse empleando a satisfacción la persona sin cansando, porque vamos poniendo toda atención y con el empleo necesario de fuerza, en la ejecución de nuestros actos. Pedir en cualquier momento del día que esta facultad de la mente vaya siendo cada vez palpable, terminaremos cristalizando por fin, en nosotros, este maravilloso poder de concentración. Existen otros procedimientos para conseguir en un plazo relativamente corto, el poder concentrar en una sola cosa nuestros pensamientos y su fuerza radiante. Lo que para algunas personas hay hechos imposibles, aunque con dificultades en un comienzo, son posibles de llegar a obtener con el tesón y la constancia que demanda el empuje de la voluntad. Aquí, el esfuerzo nos lleva, como en todo orden de cosas, a practicar lo que nosotros llamamos lo positivo, y a no hacer, lo negativo. Como ya dije, esto tiene sus dificultades; no es imposible de conseguir, porque a medida que vayamos practicando y vamos amoldando nuestro cuerpo y nuestra mente, a aquello que deseamos conseguir, poco a poco iremos viendo que el camino no era tan difícil como creíamos, y que todo escollo es susceptible de ser superado. La práctica a seguir es sencilla y el escaso tiempo a emplear está ampliamente compensado por los excelentes resultados que se obtienen. En un comienzo, esta práctica se hará durante escasos minutos, tres a cinco; pero a medida que ella va
perfeccionándose y veamos los resultados, espontáneamente aumentaremos los minutos de práctica. Durante el ejercicio de esta experiencia sentiremos un bienestar general, una sensación de relajamiento que contribuirá al descanso físico y a adquirir una mente despejada. En suma, por todo cuanto de positivo empleamos en estas prácticas, así también, de positivo obtendremos en resultados. Necesitamos una cartulina opaca de color verde profundo de 21 cm. de largo y 16 cm. de ancho. En el centro de ella pega un disco de papel blanco, sin brillo, de cuatro centímetros de diámetro. Se cuelga de la pared que mira al norte, a una altura que, al trazar una horizontal una el centro del disco con nuestros ojos. Estaremos sentados a una distancia de 2 metros. La posición que adoptamos sentados es siempre en ángulo recto; la cabeza y la columna forman una línea vertical, el tronco con los muslos y éstos con las piernas en ángulo recto. Los pies juntos, las rodillas suavemente separadas y las manos descansan sobre los muslos. Miraremos sin esfuerzo el disco, pero no su centro, sino a través de él. La pieza debe estar en penumbras o con una luz tenue. Estos ejercicios deben empezarse con 2 a 3 minutos, y a medida que vayamos obteniendo mejores resultados, puede alargarse a 5, 10 ó 15 minutos. Si los ojos lagrimean, conviene suspender el acto, por ese día. Este ejercicio se recomienda hacerlo todos los días a la misma hora. Como vamos a practicar y a enseñarnos a nosotros mismos el saber y poder concentrarse en cualquier momento del día, debemos poner en el centro de nuestra mente el timón de nuestra propia voluntad, para hacer, en primer lugar, lo que deseamos con nuestra mente. Hasta ese momento era nuestra mente la que nos dominaba. Desde ahora será nuestra voluntad la que domine, y guíe nuestros pensamientos. No debemos permitir, por razón alguna, que sea la mente la que se enseñoree sobre nuestra voluntad y sobre nosotros mismos, porque terminará, tarde o temprano, transformándose en una tirana de nuestra voluntad y de nuestras emociones. Sentados en la forma indicada y mirando a través del círculo blanco, debemos, tratar por todos los medios a nuestro alcance, de relajar todos los músculos de nuestro cuerpo, y junto con ello, es preciso no pensar en nada. En las primeras sesiones se presentarán dificultades y muchos dirán que esto es imposible de conseguir y habrá, no pocos, que abandonarán esta experiencia. Pero los más tesoneros, que quieren convencerse a sí mismo si esto es una verdad practicable, terminarán logrando la relajación de todo el organismo corporal y con ello, poder dejar de pensar que es también un poder de concentración. Parece paradojal que demos una práctica en esta forma para obtener un poder mental, como el ya indicado. Si yo, y otros como yo, lo han obtenido, venciendo unas dificultades mayores, y otros escollos menores, significa que es una verdad realizable para cualquier hombre y mujer, niño o niña, que tan solo se lo propongan. El sacrificio y el tiempo por perder es tan insignificante comparado con los resultados que se obtienen, en el campo de la salud; del éxito en los negocios; en el bienestar mental y en la paz del alma, que se logra conseguir.
El comienzo, para algunos, va a ser desalentador, pero yo aconsejo, y hablo por mi experiencia personal, que se persista; todo es posible lograr, aún para aquellos que por naturaleza propia encuentren mayores dificultades que otros. A medida que vayamos adquiriendo experiencia con esta práctica mental iremos alejando de sí ese estado de tensión que teníamos; aprenderemos a mirar la existencia con mayor serenidad, y a dar la importancia que realmente debemos a los acontecimientos que en nuestra vida se nos presenten. De acuerdo con la sensibilidad de cada cual, esta relajación mente-corporal se hará con mayor intensidad y en menor tiempo, y se irán produciendo una serie de signos que tendrán proyecciones positivas en cada uno, a medida que vaya avanzando y puliendo la ejecución de estos ejercicios tan sencillos, y tan constructivos. Estas prácticas producen sequedad de la boca o aumento de la saliva, adormecimiento de pies y piernas, manos y brazos, y al intensificarse la relajación la cara se adormece. Habrá algunos que sientan subjetivamente que los ojos o los labios adquieren proporciones fuera de lo normal. Todo esto y algunas cosas más puede observar todo aquel que con interés y entusiasmo desea poseer el poder de concentración. Si la sensibilidad va en aumento, puede ver cómo la cartulina brilla, y a veces, como si fuera levantada del sitio en que se encuentra, a veces verá muchas nubes de colores, desde el negro hasta colores vistosos y brillantes; en fin, habrá algunos con imaginación más fértil, que tengan la oportunidad de observar imágenes de personas o animales, imágenes que pueden provocar alegría en unos y temor en otros. Pero debemos de convencernos firmemente que nada de esto puede amedrentarnos, porque debemos recordar en todo momento, que es nuestra voluntad que guía y domina nuestra mente y también todo cuanto se presenta y observa, en el ejercicio activo de nuestros pensamientos. Si la persona es presa del desaliento, porque no obtuvo en sus negocios el resultado que esperaba, por este procedimiento relajador corporal, podemos y obtenemos la adquisición de la fuerza necesaria para transformar este estado emocional, por un estado de ánimo francamente optimista. Y una vez realizada esta primera fase mentoemocional, es preciso que el poder de concentración sea, una vez más, una verdad tangible, para proyectar en un solo canal las energías precisas y necesarias para obtener en nuestros negocios lo que habíamos deseado. (1) La sola relajación ya es una facultad adquirida, que conviene a todo ser, hombre o mujer, de toda edad, porque también conviene a los niños de edad escolar. Cuando la relajación se hace bien y completa, lo que en cada uno es un hecho, que está en relación con la práctica que a diario se realiza, nos dará el poder de descansar plenamente nuestro cuerpo y nuestra mente; y es tanto más útil cuando la realidad de la vida en las ciudades hace que el estado de tensión en la gran mayoría de jóvenes, adultos y ancianos domine en forma integral el organismo de ellos. La tensión no sólo logra dominar el cuerpo, sino que lo hace con la mente y con el alma. Es precisamente con esta práctica tan sencilla como es relajación cuando ésta se consigue como una realidad completa, que nos permite ahuyentar de sí mismo, poco a poco ese estado de tensión, que en algunos adquiere caracteres enfermedad. La repetición diaria de este estado psico-corporal durante un lapso conveniente una, dos o
tres veces durante 24 horas del día, permitirá que la persona vaya adquiriera tranquilidad, quietud en sus nervios; y su cerebro se encontrará más despejado y en mejores condiciones de actividad. El esclarecimiento de la mente y de las ideas, que tanto conviene en la planificación de los negocios o de las actividades profesionales o de otra índole, es permisible conseguir ple mente, cuando la fuerza que en nosotros existe, no ha sido suficiente para mostrarnos el camino de errores y de equivocaciones, por el que andamos. Y es, mediante este estado de relajación, en que nos colocamos, que podemos aquietarnos y serenamente ponderar con mesura sabia, el porqué de nuestros errores, y al impulso de esta fuerza renovada y fortalecida por este procedimiento, es que nos colocamos en el sendero del éxito que habíamos abandonado. Hay seres que tienen miedo, un temor subjetivo a la nada. Miedo de entrar a una pieza oscura, de estar solo en una casa, miedo de iniciar una empresa por pequeña que ella sea, miedo de arriesgarse a tomar decisiones en la vida, porque les preocupa la opinión adversa que pueda decirse de ellos; en fin, miedo A todo y también miedo de quedarse estancados donde están. Si las personas realmente quisiesen adquirir el valor necesario pira enfrentarse a la realidad, estos ejercicios relajadores para nuestro sistema neuromuscular permitirán observar, con objetividad, la realidad que nos rodea y enmendar nuestra posición (rente a la imagen oscura con que observamos nuestros pro, Edemas. Este poder de poder relajarse a voluntad, en cualquier lugar y a cualquier hora, porque tenemos el dominio suficiente sobre sí mismo, es el que nos permite acumular fuerza, en cantidades necesarias con el sola hecho de desear ardientemente el poseerla. Y se explica la adquisición de esta fuerza, en ese estado de relajación, porque en esa forma la quietud néurica y muscular es máxima, junto a un aumento considerable de la sensibilidad psíquica que se produce en el ser, que permite que la energía penetre a raudales en la persona que practica. Cuando esto se consigue, los cambios que se operan en estas personas, pueden observarse en el aspecto de su rostro, en el brillo de sus ojos, sus ademanes más seguros, la mirada transparente y firme, quietud en sus nervios y una serie de otras cualidades positivas para el bienestar físico y mental y espiritual que facilitarán a futuro, toda clase de actividades profesionales, comerciales y también las de tipo hogareño. Esto es una realidad, tan tangible, que puede ser comprobada por todo hombre y por toda mujer, sin importar la edad ni su situación económica. Cuando iniciamos la relajación, mirando a través del centro de la cartulina, no debemos estar pensando que los músculos de tal o cual sector del cuerpo deben y tiene que relajarse. Mejor resultado es abandonar cada sector del cuerpo, que vaya cediendo su tensión mientras observamos a través del centro blanco de la cartulina. Debemos tratar de no pensar en nada. Si quedase un grupo muscular en contracción, como los músculos de la mandíbula, o de la cara interna de los muslos, sin pensar directamente en ellos, haremos que estos músculos cedan a la relajación. Como ya dijimos, esto, para muchos, no es tarea de un día, pero debemos tener la firme convicción de que es, para cada uno de nosotros, una tarea que tiene una meta deseada; y que esta meta estará cerca o distante, según sea el interés que realmente pongamos en su ejecución.
Esta forma de relajación puede ayudarse con un ejercicio muy sencillo, que al mismo tiempo que ayuda en forma eficiente para poder relajarse, contribuye en la medida de la práctica que tengamos, para ir dejando la mente en blanco, evitar que la mente emita pensamientos, y, por lo tanto, emita energías, lo que ayudará también a efectuar el acto de la concentración en sí mismo. Para ello, sentados en la forma que ya conocemos, mirando a través del centro blanco, nuestra mandíbula en posición de relajación, se separa suavemente del maxilar superior, habiendo una ligera separación entre los incisivos superiores e inferiores, la lengua se coloca suavemente en contacto con la cara interna del labio superior. En este lugar debe tratarse de hacer descansar la mente, para que no piense, para que no emita voluntariamente energías. Si esto consigue, se habrá obtenido una relajación completa de todo el cuerpo y un poder de concentración, que debe ser utilizado para fines constructivos. Esta es la forma práctica que personalmente utilizo para estos dos aspectos imprescindibles, para atraer la fuerza y que ésta nos compenetre a saturación. Con el poder de concentración hago que esta fuerza se mantenga dentro de mi cuerpo, psicomental; y de acuerdo con las necesidades de salud, concentro estas energías en el órgano físico, que deseo fortalecer. Este mismo poder de concentración es el que proyectará esta fuerza acumulada, en la dirección que estime conveniente a mis planes profesionales, comerciales u otros. Pero siempre teniendo por norma que en la realización de los planes de progreso que me haya trazado, por razón alguna, se dañe la salud o el bienestar material de otras personas. El campo de actuación del bien es tan amplio como el pensamiento, no así el mal, que tiene un espacio restringido de acción y un poder limitado de vida. Usando estos tres aspectos, de relajación mento-corporal, el poder de concentración de la fuerza que va a actuar y la proyección concentrada de estas energías en el camino elegido para realización del bienestar constructivo de nuestra existencia, estaremos usando de poderes mágicos positivos del bien que harán que todo obstáculo o dificultad que encontremos en nuestro camino sean allanados. Porque esta fuerza al actuar tiene por finalidad el éxito de lo que hemos emprendido, ya que éxito es lo que hemos deseado ardientemente de día y de noche al trazar nuestros planes, en cualquier nivel de la existencia que actuemos. Otra forma de atraer la fuerza que empleamos con nuestra voluntad personal, es mediante ejercicios respiratorios. Existen diversos sistemas de ejercicios respiratorios, pero conviene dar al lector y futuro practicante de estas prácticas respiratorias, los que uno práctica, por su sencillez, eficacia y que mayormente no tienen complicaciones que puedan ser perjudiciales para la salud. Estos ejercicios respiratorios pueden hacerse de pie o sentado, en la posición de ángulo recto que ya conocemos. Frente al Sol, en la mañana, inspiramos profundamente por la nariz, haciendo bajar el diafragma, hacia el abdomen, para llenar todo cuanto sea posible de aire los pulmones. La respiración se retiene durante un momento, duración que depende de la resistencia de cada uno, y a continuación, el aire se expira por la boca, eliminando, incluso, el aire residual, que queda en los pulmones. Este ejercicio se repite cinco veces, después diez veces, quince veces, sin que lleguen a producir mareos. Si el día está nublado, debemos conocer la posición del Sol, para colocarnos frente a él, en el momento de esta práctica.
No sólo se irá obteniendo la adquisición de fuerza, por este procedimiento de respiraciones, sino que estas energías irán robusteciendo nuestro organismo físico, lo que a su vez hará que todo cuanto hagamos con el empleo de esta fuerza, se hará siempre con alegría; y el trabajo que ejecutemos en la realización de nuestros propósitos, se hará con máximo placer. Esta fuerza atraída y acumulada con estos ejercicios respiratorios tiene la virtud de transformar nuestra manera de pensar, siempre a esferas brillantes y de progreso integral. Fortalece nuestra voluntad, que como un motor impulsa a esta fuerza que acompaña a la radiación magnética de nuestros pensamientos, para cristalización de triunfos en nuestra existencia. Para que estos ejercicios respiratorios tengan toda su eficacia es mejor hacerlo en un jardín, mejor aún en contacto directo con la naturaleza, en el campo o frente al mar. Las respiraciones realizadas en un bosque de pinos permite la inhalación del magnetismo que existe en cantidades en esta atmósfera que rodea a estos árboles, contribuyendo a fortalecer el sistema nervioso.
4. Mentalidad positiva Entre los muchos atributos de la mente humana está el poder de emitir continuamente fuerza, y también es una cualidad mental el poder receptivamente recibir las consecuencias de la actividad de esa fuerza emitida. Cuando escribimos o pensamos, estamos proyectando energía mental en la dirección de nuestro pensamiento. Estamos actuando en forma positiva. Cuando nuestra posición mental es de receptividad, para recibir los elementos energéticos que vienen del exterior, nos colocamos en situación pasiva o negativa. No debemos jamás olvidar que la posición de receptividad lo es tanto para las fuerzas que actúan en la esfera del bien o del mal. El daño que pueda ocasionar en forma leve o intensa, ha de ser temporal, porque siempre en un momento dado de la vida vendrá a actuar la corriente de fuerza que contrarresta en forma eficaz a esta clase de energía, cuya actuación es el mal. Es importante conocer el medio ambiente en que nos encontramos, esencialmente cuando estamos en situación de receptividad o negativa, por cuanto la condición humana que nos rodea está vibrando en sentimientos de odio, de rencor, o de venganza, está emitiendo elementos de fuerza que van a actuar en nuestra propia actividad, como una verdadera enfermedad, que en ocasiones sólo se harán presente sus consecuencias después de uno o varios días. Esta misma posición negativa de receptividad es benéfica con consecuencias muy auspiciosas, cuando estamos en contacto con personas sanamente alegres, llenas de optimismo y cuya conversación positiva en sus resultados va a impregnar nuestras mentes, con elementos de fuerzas, que a su vez serán empleados en igual forma, llegado el momento. Cuando con sana alegría nos desempeñamos en nuestras labores habituales, emitiendo una cierta cantidad de fuerza y después visitamos un pariente enfermo o debemos entrevistarnos con un individuo cuyo mal carácter es un hábito, nos colocamos frente a ellos en situación negativa o de receptividad. Estaremos recibiendo los elementos
atómicos de fuerza de esa persona enferma o de mal carácter, cuyas cualidades de energía mental son inferiores a las nuestras. Cuando nuestras fuerzas mentales se encuentran disminuidas y por circunstancias que así lo exigen, debemos ponernos en contacto con personas cuyo estado de ánimo es de franco pesimismo o de ceguera mental, para no ver lo constructivo de una idea expuesta, iremos absorbiendo las vibraciones de fuerza de su manera de pensar y de sentir. Esto traerá en nosotros un cambio radical en nuestra posición mental; y no veremos con la misma facilidad y entusiasmo el plan que teníamos antes de conversar con esas personas. Perderemos el valor de iniciativa y de decisión para actuar con claridad mental ante el proyecto, que era un hecho factible de realizar antes del diálogo mantenido. Actuamos en este momento en forma negativa respecto a la posición de fuerza mental positiva que antes manteníamos. Es tan poderosa la influencia nefasta de estos elementos atómicos, que por la naturaleza sutil de ellos, muchas veces no se percatan de su labor destructiva, hasta que el hecho ya está consumado. Esta misma fuerza atómica, una vez que se va adueñando de la voluntad y de la mente del hombre y de la mujer, le hace ser actores de hechos que jamás, habrían pensado realizar. ¡Cuántos hechos delictuales, hasta homicidios, se han producido por la absorción de esta sutil energía atómica mental, que hace virar en oscuro la mente de una persona honrada, que nunca pensó en tales cosas! Hay hombres y mujeres que, por el medio ambiente que alguna vez frecuentaron o que son asiduos asistentes, van contaminándose de esa atmósfera de fuerza mental, cuya conversación converge continuamente de lo sensual a lo sexual, y que muchas veces llegan a realizar con gran arrepentimiento futuro. Esta posición negativa en que se encuentra la persona permite que la mente, el alma y hasta la conciencia, vaya, poco a poco, saturándose de esa temible fuerza, que hará una transformación parcial y a veces total de la manera de ser y de actuar de estos seres. Actuarán de acuerdo a su nueva mentalidad adquirida por la contaminación de su calidad de pasivos. Si es cierto que esta fuerza causa daños y destrozos en forma temporal en el hombre y en la mujer, no es menos cierto que en muchos casos el daño es tan grande que puede perdurar toda la presente Los seres humanos que poseen una mentalidad maléfica estarán día y noche lanzando al exterior, o en particular al medio ambiente, con el están en contacto, esa fuerza, que por sus efectos en los seres a los cuales es dirigida es temible, por estar sobrecargada de las vibraciones de sentimientos llenos de odio, de venganza., de destrucción. Es un verdadero arte maléfico el que se practica en circunstancias como éstas. Y Si bien es cierto que los resultados son maléficos para las personas a quienes van dirigidas estas fuerzas funestas, también la persona que emite estas energías atómicas dirigidas al mal, van profundizándose más y más en él, que le hace muy difícil poder sustraerse a esta clase de actividades maléficas. Para ellos no hay quietud, no hay tranquilidad, no hay paz. Para ellos sólo existe el beber mentalmente la copa amarga y dura de sus propios sentimientos y pensamientos, saturados de rencor y de odio. Estos seres cuya existencia se encuentra actuando hacia fuerzas de destrucción, ven retratado en su rostro la forma de sentir, de pensar, de actuar, que sus vidas mantienen
en sí mismo. No olvidemos que el odio, tarde o temprano, enferma a la persona que lo siente. No habiendo paz, el odio perturba la mente del ser que lo produce; la inquietud permanente en que se encuentran afecta intensamente sus nervios, y con el tiempo, puede afectar y enfermar cualquier órgano de la economía orgánica de esas personas. Los seres que mantienen permanentemente la fuerza en un nivel alto, actúan como foco de atracción de más elementos de fuerza, que a su vez, tienen el poder de eliminar fuera de sí los elementos mentales que pueden sernos perjudiciales. Si la fuerza mental en nosotros es escasa, atraeremos los elementos que nos rodean, sin percatarnos de su calidad, ya que pueden ser perturbadores de la armonía y del éxito. Las personas que fácilmente conducen sus actividades al éxito, son seres que mantienen sus energías mentales en continuo estado de positividad. Estos hombres positivos, si bien tienen la posibilidad de triunfar en todo lo que emprenden, ese mismo estado de positividad mental hace que muchas veces arrojen fuera de sí alguna idea que le es necesaria para la estrategia a seguir, en la empresa en que están empeñados. Es preciso también saber utilizar el estado de receptividad para meditar sobre tal o cual idea, que puedan servir a nuestro propósito. El estado de receptividad hacia fuerzas nuevas, que deben incorporarse a nosotros, amén de servir para renovar nuestros pensamientos, para mejor causa de nuestros planes, también servirán para descanso de la mente y del cuerpo físico. Pero, si la persona hace una costumbre de la posición mental de receptividad, estará permanentemente recibiendo, consciente o inconscientemente, los elementos de fuerza negativa que le rodean que hará que en cualquiera circunstancia, por ínfima que ella sea, cambie la manera de pensar de estos seres. Van de la indecisión al desaliento, porque la influencia de las opiniones ajenas pesan en tal forma en estos seres indecisos, que les impide decidir por sí mismo. El plan que ellos conciben por la mañana varía al mediodía, y en la tarde, cambia en su estructura fundamental. Porque no tienen ideas propias que perduren en sí mismo. Es tal la receptividad de estos seres, que siempre están quejándose de su suerte; pero son incapaces de hacerse una autocrítica a filo de navaja, y poder observar con claridad meridiana, cual es la causa de su falla, a fin de poder corregirla. Y lo que es muy importante, mantener en esa posición, la forma y manera de actuar de su propia mente. Ellos tienen una gran facilidad para culpar a segundos o terceros, puesto que cada vez que le exponen sus ideas sobre un proyecto, les va mal. La razón ya la sabemos, deben oponer a esa negatividad de su mente, una posición positiva de, su fuerza, que sea capaz de impulsarles por el sendero del éxito. Ni la posición positiva permanente, como tampoco la receptividad o negativa, es aconsejable. Si estamos en plan de empresa y debemos conversar con otras personas sobre estos planes, conviene que nuestra mente esté en su máxima fase de positividad. En cambio, si llegado el momento de no participación en negocio alguno, conviene el estado receptivo, ya que este permite el descanso, la recuperación de fuerza y la captación de algunas ideas constructivas para el futuro. Los cerebros que por situación de gran positividad, les es permitido en la vida ser dirigentes de grandes empresas, de grupos de profesionales en el campo de la salud u otro, periódicamente se retiran a sus lugares de descanso con el fin de poder recuperar la fuerza gastada en sus actividades, y evitar también que los elementos atómicos de fuerza negativa impregnen su mente, que podrían perjudicar profundamente su posición positiva. El solo hecho de escuchar con simpatía las palabras de una persona atribulada
por sus dolencias físicas o mentales, significa que al descargar sobre nosotros esos elementos de negatividad, podemos llegar a sentir y pensar como ellos; porque hemos absorbido en mayor o menor cantidad, la radiación de negatividad de sus pensamientos. Hubiese sido más constructivo haber empleado esa fuerza en algo beneficioso para nosotros y para esa persona. Si las circunstancias nos obligan a escuchar las palabras de angustia, de un ser agobiado por el dolor, pongámonos en situación de positividad, para no contagiarnos con los elementos negativos que en esos momentos se proyectan en nosotros. Esto es beneficioso, porque el contrarrestar en esa forma todo contagio mental, estamos en condiciones de llevar la forma de pensar de estas personas a un nivel tal, que les permite vislumbrar la necesidad benéfica de adquirir y practicar una modalidad mental que les guíe por el camino positivo del éxito. Los profesionales, los políticos que tienen más larga vida y que pueden influenciar en forma exitosa a grupos de seres, son aquellos precisamente que se mantienen lo más alejado posible de las masas, porque el continuo contacto con ellas, los obliga a absorber los elementos mentales de toda clase, que por cierto, en su generalidad, son de nivel inferior, lo que trae consigo el desgaste y destrucción a futuro de la propia fuerza positiva que hemos conquistado. La falta de esta clase de conocimientos, hace que ignoren la necesidad imperiosa de tener la facilidad de colocarse en posición positiva, como el faro, que con su luz lleva los barcos a buen puerto. El médico que está obligado diariamente a estar en contacto con los enfermos, el cansancio que le produce en un momento dado tratar enfermedades diversas, hace que los elementos atómicos de fuerza de esa gente angustiada por sus dolencias, sean absorbidas por el galeno, lo que lo coloca en una corriente de simpatía con el paciente, haciéndole sentir y pensar en niveles semejantes a los del enfermo. Y si esto se repite a diario, la receptividad negativa con que se ven obligados a actuar, no les permitirá actuar profesionalmente hablando, con la serenidad mental que para estos efectos es aconsejable. Esta absorción de los elementos de fuerza negativa que estas personas vierten sobre el profesional, tiene honda repercusión no sólo en la vida de ellos como médicos, sino que también las derivaciones se continuar en su vida privada. Existen especialidades médicas en que la inmensa proyección de la energía negativa, por parte de estos enfermos, toma caracteres alarmantes, especialmente aquellos en que la terapia está dirigida a la mente de los enfermos. Frente a cualquier enfermo, y muy especialmente ante aquellos que son llevados por alguna enfermedad mental, el médico debe estar firmemente convencido que la mejor defensa que tiene para contrarrestar a estos elementos de fuerza de destrucción, tan sutiles y por su actuación tan deletéreos, debe mantenerse mental y espiritualmente en situación positiva. El beneficio para los enfermos y para los médicos, es claro; su sistema nervioso no se verá afectado, su mente actuará como a través de una lente cristalina, y su cuerpo físico evitará el cansancio que pueda conducirlo a sentir dolencias por el desgaste que le significa el ejercicio profesional realizado en la forma indicada. Habrá médicos que al leer estas páginas, hagan de ellas una crítica poco elogiosa. Ello no importa, porque habrá muchísimos profesionales que se tomarán un tiempo para meditar sobre lo que han leído; y muy inteligentemente, lo trasladarán a su práctica médica y también a su vida particular. Los resultados que obtengan serán altamente beneficiosos para el médico y para su hogar, y también para sus numerosos pacientes de la clínica hospitalaria o de su consulta particular. Evitemos la fatiga nerviosa y de todo nuestro cuerpo por la absorción de estos elementos de fuerza y así, nuestra mente tendrá la lucidez precisa que es aconsejable para llevar nuestra labor profesional al éxito.
Hay circunstancias en la vida que estamos en relación con personas que poseen una mentalidad dominante, pero de condición interior y los trastornos que pueden operarse en nuestra mente pueden llegar a ser cuantiosos; ya que no podemos permanecer en condiciones positivas por un largo tiempo, frente a estos hombres o mujeres, por el cansancio que ello significa y al estado de receptividad a que somos obligados, por causas que ya conocemos. Es de personas inteligentes comprender que esta clase de compañía no nos conviene. En el círculo en que estamos, podemos estar en contacto con personas que en cualquier acto que ejecuten demuestren impaciencia, irritabilidad y nerviosismo. Son incapaces de realizar algo que indique la quietud mental, porque no la sienten. En la atmósfera y en las personas que les rodea, van vertiendo esa fuerza que es producto de ese estado psíquico de que son portadores. Y si las personas que tienen trato comercial o de otra índole, pasan por un período de receptividad, van absorbiendo la fuerza negativa de estos seres que la proyectan, aunque medie entre ellos una distancia considerable. Para contrarrestar el influjo de esta fuerza negativa, lo mejor es cortar toda relación, en forma definitiva, con estos seres. Pero existen circunstancias que por la misma existencia, no es posible terminar toda relación con estas personas. Entonces, ¿qué puede y debe hacerse a fin de no influenciarse negativamente por éstos? Hay que colocarse mentalmente en posición de impermeabilidad ante esta fuerza devastadora. Si bien es cierto que no estaremos totalmente en actividad positiva tampoco permaneceremos en actitud receptiva. Aprenderemos a sentir indiferencia ante esa actitud mental irritante. En un comienzo habrá dificultades para oponerse en la forma señalada, a la proyección negativa de esas fuerzas mentales, pero veremos que poco a poco iremos adquiriendo dominio sobre sí mismo y a mantener nuestras fuerzas mentales libres del influjo de esos seres. Mientras permanezcamos en esta posición de impermeabilidad mental, evitaremos el acordarnos de ellos, porque aún desde lejos continúa la relación de contacto con sus elementos de fuerza negativa. Y cada vez que nos venga su recuerdo, le enviaremos fuerza positiva, que les ayudará en gran manera en el camino del éxito de sus existencias. Nosotros, en cambio, recibiremos de parte de ellos, a manera de retribución, los elementos de fuerza que puedan traducirse en molestias de cualquier orden, que obstaculizan las iniciativas o entorpecen las ideas. La fuerza negativa que absorbemos de otras personas, hace cambiar el curso de nuestros pensamientos, muchas veces en forma tortuosa que tendrán una repercusión franca no solamente en el psiquis, sino también en el cuerpo físico. Dificultan un sueño tranquilo, lo que trae una alteración del normal reposo nocturno. Pueden fomentar una marcada inapetencia, o al revés, una estimulación exagerada del apetito, con las consecuencias sobre el cuerpo físico y también sobre la mente. La lectura de un libro durante un período de receptividad por el cual pasamos, hace que la historia mísera o trágica de los personajes influyan en nuestra mente y sintamos que la receptividad de emociones y pensamientos, que se suscitan con esa lectura, cambie nuestro mudo mental en dirección de los personajes, cuya historia comenzamos a vivir mientras avanzamos en las páginas del libro. Muchas veces es el influjo de los libros que cuando se refieren a temas relativos al sexo, la mente del adolescente e incluso del adulto, absorben los elementos que se provocan, y según sea el grado de receptividad,
les induce a pensar o actuar de acuerdo a los cambios que pueden haberse operado en esos seres. Un hombre o mujer con mente superior, en circunstancias dadas, puede verse empujado por conversaciones con otras personas que hacen del comentario una crítica mordaz y deleznable de otros seres, a pensar y sentir como ellos. Y mientras más tiempo permanezcan junto a la compañía de estas personas se irán saturando, día a día, de los elementos mentales atómicos de naturaleza inferior que harán a la postre, que se conviertan en seres con mentalidad inferior, igual a la de esas personas. Otros, en cambio, reaccionan en forma positiva y después de apartarse de ese ambiente de crítica a la dignidad de las personas les sobreviene el descontento y el arrepentimiento de haber participado en conversaciones tan poco nobles y haberse bañado en esa atmósfera de elementos inferiores. Conviene tener una buena disposición mental de tranquilidad y de sana alegría durante la comida; y que, ojalá, todas las mentes que nos acompañan vibren en la simpatía de la amistad. La actitud de receptividad que debemos mantener, se verá altamente beneficiada, en lo que respecta a la nutrición de los elementos mentales que nos rodean como a la digestión de los alimentos por parte del organismo físico. Una circunstancia en nuestra vida, de elevada receptividad, podemos ejercerla rodeándonos de una atmósfera de elementos vibratorios elevados, y disponernos con todas las fuerzas de nuestras mentes y de nuestro espíritu para hacer una oración profunda de purificación y de fortaleza, de nuestra mente y de nuestro cuerpo. Este deseo vehemente ha de ser elevado a las esferas espirituales para que siempre sea en nosotros la Paz, la Armonía, el Amor y la Prosperidad.
5. La imaginación Juega un rol muy importante, en cada ser humano, la imaginación, ya que, según sea la representación mental que a diario nos hacemos respecto de nuestra propia existencia, los pensamientos formas, que proyectemos, irán influyendo nuestra mente subconsciente, la que a su vez dirigirá la vida de la mente consciente. No importa que estemos débiles, enfermos o sanos. Importa la directriz con que impulsamos los principios activos de nuestra imaginación. No debemos olvidar que los pensamientos formas tienen vida, forma, color y sonido. Su influencia es francamente importante en cualquiera de los detalles y desde luego, en los capítulos esenciales de nuestra vida. No debemos menospreciar la importancia real de los pensamientos formas ya que una imaginación enfermiza y no controlada, a la larga tendrá repercusiones análogas, en nosotros mismos. La imaginación debe tener una manifestación y una actividad real. Si es cierto que soñar despierto, con una imaginación bien dirigida, hará que el cuerpo y la mente descansen en uno, y se sature de alegre optimismo en otros, no es menos cierto, que en muchísimos casos a los seres, la imaginación los embriaga, haciéndoles perder el sentido de la realidad, tanto en la realidad salutífera de la economía o de la vida emocional. No podemos hacer de nuestra existencia una roca sólida en el sendero del destino, si nuestra imaginación ha construido un castillo con cimientos de arena, puesto que, al menor contacto con la realidad, corre el riesgo de desmoronarse.
Los pensamientos formas, como tienen vida, deben ser dirigidos en forma real y disciplinada, si es que queremos obtener resultados positivos y benéficos, para sí y para los que nos rodean, con el aprendizaje y práctica mental de la actividad, encauzada por una imaginación inteligente. Donde está tu tesoro, está tu corazón. Este proverbio es una realidad tan grande e importante, que puede trasladarnos a uno de los tesoros de nuestra existencia más preciado, como es la salud. Nuestra imaginación, al ser realista y dirigida inteligentemente verá a su través, que todos nuestros órganos físicos son saludables. Haremos con esta forma de representación mental que miremos que nuestro corazón esté siempre en función normal, lleno de fortaleza y de salud. Si en nosotros mismos, hacemos de esta imaginación, a través de los días, semanas o años, una actitud constante, hasta transformarla en un hábito, haremos que este, hábito sea una realidad normal, a través del funcionamiento también de una imaginación normal, dirigida a su vez por estos pensamientos formas, que por años y en forma constante, han rodeado nuestro corazón, de acuerdo a nuestro sentir y desear ardientemente que el funcionamiento y el estado fisiológico de este órgano tan importante, sea también normal. Puede que este motor orgánico sufra de alguna enfermedad leve o grave; nuestra imaginación, encauzando los pensamientos formas, como fuerza real que son, no deben estar dirigidos con aprehensión y temor, profundizando en forma negativa el estado real de nuestra salud. No podemos negar un estado de enfermedad, pero sí, es propio de personas inteligentes el oponernos al abatimiento, a la desmoralización, al temor. La imaginación, así como sirve al optimismo equilibrado y constructivo, también camina con pasos muy seguros y precisos, hacia el pesimismo, lo que hará, en muchos casos, ver a través de una nube gris, la enfermedad de nuestro corazón. El facultativo se encuentra muy a menudo con esta clase de enfermos, y su misión, según mi modesto parecer, es curar no sólo la enfermedad física, sino que debe darle la importancia que realmente tiene, a la enfermedad psico-mental. Con este procedimiento, verá en la práctica que los esfuerzos médicos se facilitarán en forma franca; porque el mejorar la parte subjetiva se hará cambiar la dirección de la fuerza de los pensamientos formas, hacia la contemplación positiva de su propia salud. Recordemos como una verdad irrefutable, que donde está aquello, que en forma ardiente queremos y pensamos, está nuestro corazón. Porque nuestra imaginación se ve saturada de esa fuerza, que hace ver y sentir, según sea como hemos encauzado la actividad de nuestra imaginación. Sí nos empeñamos en ver una aparición del mundo invisible, con toda seguridad que nuestra imaginación actuará hasta conseguir, como una realidad, lo que hemos deseado. La imaginación de algunos seres, trabaja en forma tan intensa, que los pensamientos formas que van emitiendo, se aglutinan en cadena armónica, y que sin desearlo, la persona, en su deseo vehemente de llegar a visualizar esta aparición, con esa fuerza imaginativa, va construyendo el ente, formado con la vitalidad de los pensamientos formas, que han sido cohesionados por esa fuerza centrípeta emanada de la mente. Esta es una representación real y verídica. Constituye lo que llamo un elemental, formado por los elementos atómicos mentales. Este elemental tiene vida, forma, color y sonido.
Es susceptible de destrucción; para ello no basta sólo desearlo; es menester poseer el conocimiento y la práctica. Hace años, a raíz de estas mismas prácticas, me puse en relación con unas damas que eran fervientes devotas del Maestro Jesús. Era tal la fe que una de ellas ponía en esta acción sutil, que después de unos instantes de meditación, veían con toda claridad al Maestro. Me propuse estudiar este fenómeno de clarividencia, y después de una investigación psíquica y mental, realizada con la mesura y ponderación que el caso requería, concluí que la realidad era totalmente distinta a la que estas damas creían. Realmente veían la imagen del Maestro pero era una imagen creada por la imaginación devota de una persona, que sin saberlo, fue creando el elemental con los pensamientos formas, unidos y vitalizados en forma cohesiva por ésa fuerza de intenso poder, que emite la devoción de una mente saturada de fe. Nuestra imaginación siempre debe ser activada hacia emociones, sensaciones y pensamientos que nos mantenga siempre en un nivel de paciencia y tolerancia; de alegría y de dicha; de franco optimismo y de prosperidad en el campo de la existencia y de los negocios. Al mantener nuestra imaginación en esta forma dirigida y disciplinada, haremos que esta fuerza así encauzada, atraiga, por la ley de la semejanza, los elementos fuerzas de la atmósfera que nos rodea y también de la naturaleza, la que obrarán aumentando y fortaleciendo esta forma de sentir y de pensar. Esta mágica de la imaginación, irá profundizando más y más, en nosotros mismos, los resultados positivos y benéficos a que aspiramos. Esta forma de sembrar en nosotros y en el ambiente que nos rodea, traerá como resultado una cadena de éxitos los que obligan a continuar en forma constante y decidida, a mantener nuestra mente en el camino: de la imaginación elegida. Podemos ser débiles o encontrarnos enfermos, pero no es propio de personas inteligentes el resignarnos a mantenernos en esa situación. Debemos hacer que la mente ilumine nuestra imaginación, haciéndonos sentir que, poco a poco, somos menos débiles y menos enfermos, hasta contemplarnos con imaginación real, que estamos ágiles, fuertes y vigorosos. No podemos negar un estado de enfermedad o de debilidad: pero tampoco debemos rechazar la idea de imaginarnos llenos de fortaleza y de salud. El solo hecho de desear este estado de cosas, nuestra mente espiritual atraerá los elementos de fuerza, que llegarán en cantidades necesarias para vigorizar y mantener las ideas de salud. Estos elementos de fuerza, incorporados a la mente y al cuerpo, contribuirán también a un estado de salud, que complementarán en su forma sutil, a la terapia médica. Debemos, por lo tanto, mirar con los ojos de la mente, que somos un cuerpo y alma sanos y siempre ágiles; y que esta agilidad se comunica también a nuestra inteligencia. Si caemos en el error de vernos enfermos o inválidos por alguna enfermedad, se opera el mismo fenómeno; pero desgraciadamente, las corrientes vibratorias, que por semejanza se atraerán, serán inferiores y negativas y la imaginación estará actuando en el sentido contrario. Esto hará que la enfermedad o invalidez se acentúe en nuestra mente; porque también es una fuerza poderosa la energía que actúa en forma inferior. Nuestra imaginación debe estar siempre impulsada por los pensamientos formas, que le permitan rechazar toda clase de enfermedades, por mínima que ella sea. Debe estar
siempre en actitud mental de admitir de día y de noche, las energías que nos darán fuerza y salud. Es interesante que nuestra imaginación, a través de la mente, tenga la aspiración intensa de atraer las corrientes vibratorias de salud y prosperidad durante la noche. Durante el sueño, nuestra mente espiritual, por el mecanismo de la magia del espíritu, se pone sabiamente en relación con estas energías superiores, que siendo bien dirigidas, fortalecerán nuestra economía orgánica y también contribuirán a la prosperidad material. La disposición de hacer de nuestra imaginación una representación mental, que actúe corno un poderoso imán de atracción de energías, durante todos los días, facilitará por disciplina mental, el que, durante el sueño, nuestra mente se ponga en relación y atraiga la fuerza que le es necesaria para su fortalecimiento y para su progreso. Pero, si en lugar de actuar en la forma indicada, pensamos durante el día en enfermedades o en ruina material, en la misma forma, nuestra mente, durante la noche se pondrá en contacto con las corrientes vibratorias de calidad inferior y negativas las que contribuirán a ahondar la imagen mental de ruina material y física, que con el correr del tiempo, tendrán tina realidad manifestada en la existencia material. Esta fuerza poderosa de la imaginación, actúa tanto en las esferas del bien como en las del mal. La imaginación que incuba en la mente la fuerza del odio y de la venganza, está actuando con todas las energías de destrucción que puede albergar un alma, y con todas aquellas fuerzas que, por la ley de la semejanza, es capaz de atraer del mundo invisible. La mente que vibra con el poder del odio, durante el sueño, se pone en relación, aunque no lo recuerde, con las energías que también actúan en niveles semejantes. El Poder sutil del odio no sólo va a hacer sentir su inmenso poder sobre las otras personas, sino que por la ley de acción y reacción, estas fuerzas ennegrecidas por los pensamientos oscuros del odio, reaccionarán en forma deletérea, para el cuerpo físico y la mente de aquel o aquellos seres que han osado esgrimir su poder de imaginación mental para dañar la materia física o el cuerpo sutil de personas que por razón alguna, merecen ser dañadas. La Ley de la Naturaleza es sabia y justa. No puede actuar en forma ciega. Esta ley se encarga por los diversos mecanismos de que hace uso, de hacer justicia cuando el mal se entroniza en la mente de los humanos. No se puede dañar la materia en el espíritu impunemente. Siempre existe el tiempo y espacio para que la ley se cumpla. Los seres humanos que hacen de su vida una meta de sentimientos altruistas, llenos de bondad y caridad hacia el prójimo y también por la directriz que toma la imaginación, sus mentes están de día y de noche, en íntimo contacto con los arquetipos vibratorios de igual y superior calidad. Estas poderosas energías del amor universal, impulsarán a estas mentes a saturarse de ellas y a mantener vivo el fuego de la mente, para continuar en la senda del bien al prójimo. El amor puro que un hombre y una mujer sientan entre sí, hace que sus pensamientos vayan viéndose entrelazados a cada movimiento emocional que en ellos se produzca, no importando para ello, la distancia que los separe. Cada uno de ellos ve con admiración como su imaginación toma sutiles caminos de elevada alcurnia, para llegar hasta el santuario de su amor. Estas mentes, en su actividad imaginativa, van atrayendo hacia sí y hacia la persona amada, inmensa cantidad de energías que contribuyen al engrandecimiento de ese amor, y también de la mente
enamorada. Estas vibraciones, que por expansión de sus almas son atraídas hacia sí, tienen un poder de tal intensidad, que para ellos siempre habrá alegría, jamás desmayos en sus labores cotidianas, para ellos no hay angustia ni ansiedad; ellos vibran al unísono con las energías que atraen, con el pensamiento del amor, en la dicha y en la felicidad. Mientras el amor guíe la imaginación, para ellos no existirán los imposibles; y los obstáculos y dificultades dejarán de ser tales, al solo contacto de sus pensamientos. El amor transforma a los seres; a los malos: los hace menos malos; y a los buenos, mucho mejores.
6. La naturaleza, fuente de energías Todos los seres humanos, animales y vegetales, están sometidos a las mismas leyes de la naturaleza que influencian el crecimiento y cambio que se operan en sus cuerpos. La iniciación de la primavera, trae consigo una renovación vitalizante en todos los cuerpos vivos, y muy especialmente, esta fuerza se hace sentir en el hombre. Esta fuerza viva proviene del Sol, que se imanta en contacto con la atmósfera, y con los elementos de la tierra. Toma caracteres especiales en el hombre por ser éste, la expresión más inteligente que existe en la naturaleza, y la absorción de esta energía por el humano se hace en cantidades mayores que las formas de los otros reinos. Una vez que el hombre comprenda la Sabiduría que existe en la absorción y la utilización de ellas, se harán no solamente en forma espontánea, sino que podrá hacerse por necesidad física y mental, y por el imperio de la verdad del conocimiento. Estas energías corresponden a las vibraciones de los tattvas, que al ser imantadas por la corriente solar, reciben el nombre de prana-vida. Son estas corrientes pránicas inducidas en el reino vegetal, las que promueven la circulación de la savia de los árboles y este movimiento creador en los vegetales, adquiere mayor intensidad con el comienzo de la primavera. Porque también la fuerza solar adquiere, cualidades peculiares de vida que, se inyecta a través de la savia de los árboles, lo quede permite a éstos, florecer y dar su fruto. Esta fuerza pránica al movilizar la savia por todo el árbol le permite, a través de sus raíces, atraer los elementos nutritivos que obtiene de la tierra y al mismo tiempo, desprenderse de las hojas sin vida de la estación anterior. Esta es la fuerza que actúa en aves y animales, para que se produzcan los cambios en el plumaje o en el pelaje de ellos. Cambios que no sólo se producen en la parte externa visible de ellos, sino que también estos cambios de renovación, se realizan en forma visible e invisible dentro de estos seres. Gracias a las corrientes vitalizantes del Arana, se obtiene una sustitución de los elementos envejecidos por otros nuevos, que le dan fuerza y vitalidad, totalmente renovados. En el cuerpo del ser humano, también actúa esta misma ley de la naturaleza. A fines de invierno y principios de primavera, se hace sentir la influencia de esa fuerza vitalizante, que promueve a los cambios de renovación del cuerpo físico. Los elementos visibles e invisibles son renovados por otros de mayor vigor y vitalidad lo que traduce un cambio manifiesto en la constitución orgánica del ser humano. Estos cambios que se operan, tendrán un efecto más profundo en la vitalidad, si durante esta renovación de los elementos atómicos, hubiese una franca disminución, o mejor aún un cese de la actividad física y mental, semejante a la posición que adoptan los animales, cuando en ellos se realizan los cambios de la materia vieja.
Esta fuerza invisible a los ojos físicos, al actuar en los animales y en el hombre en el período indicado, en forma espontánea o natural, es la que, al actuar, viste de hermosos plumajes a las aves, de bellos colores a las plantas, y revitaliza los elementos celulares de los diversos tejidos, que constituyen la economía orgánica humana. La substancia materia, a través de sus elementos pránicos, es sustituida para dar lugar a la sustancia materia rejuvenecida, que es la que fortalece y revitaliza todos nuestros órganos físicos. No debemos olvidar que todos los elementos celulares están bañados e impregnados por soluciones de elementos químicos invisibles, en cuyo centro se están produciendo constantemente combustiones de arquetipos vibratorios que conducen a cristalizaciones de rejuvenecimiento en los elementos celulares. Estas combustiones pránicas organizan la desasimilación de los elementos vibratorios de deshechos, y al mismo tiempo, la asimilación de aquellas corrientes necesarias para el desarrollo, crecimiento y conservación del cuerpo. Es de todos conocidos, que la cristalización de una solución de elementos minerales, se obtiene en forma rápida y mejor, con el reposo de la solución misma. Este mismo conocimiento rige en todo momento, y muy especialmente, cuando los ele-memos de fuerza que actúan sobre el cuerpo físico, lo harán en mejor forma en el proceso de combustión pránica, si la actividad mental y física; ha disminuido o cesado en forma franca. Durante el otoño, y especialmente en el invierno, la actividad en el reino vegetal y animal, es reemplazada por el reposo como si la fatiga dominara sus formas. La actividad fisiológica en cada uno de ellos se hace al mínimo. El ser humano, mediante este conocimiento, puede comprobarlo en sí mismo, y obtener de él un máximo provecho. Cuando el cuerpo y la mente nos piden descanso, al mediodía o en la noche, es preciso concedérselo, pues dejaremos que actúen los elementos de renovación, reemplazando el cansancio de estos elementos pránicos ya agotados, por elementos vibratorios de mayor vigor y fortaleza. No hagamos como aquél que se empecina en continuar por un esfuerzo de su voluntad, en esas labores mentales o musculares. Estos seres se colocan en una posición de agotamiento de sus energías, no dejando lugar a que actúe esta maravillosa ley de renovación. Como estos actos se repiten continuamente en la mente y en el cuerpo, se les dificulta en grado cada vez mayor, el poder espontánea o voluntariamente, el que actúen los elementos pránicos vitalízantes; las combustiones vibratorias se hacen dentro de los mismos elementos atómicos de deshecho. No hay renovación en un cuerpo en que la actividad ha llegado a hacerse en forma descontrolada. En ellos el cansancio continuo que conduce a la fatiga, impide la renovación. La renovación es salud, es alegría, es lucidez en la mente. A causa de nuestro sistema de vida, de las obligaciones de trabajo a que están sometidos en general los seres humanos, se van hundiendo en un agotamiento de sus fuerzas, por desconocer el procedimiento científico de desarrollarlas y acumularlas para uso inteligente de ellas en el desempeño de sus actividades. Esto es causa de envejecimiento prematuro en hombres y mujeres; arrugas que surcan la cara pelo encanecido, disminución del poder de concentración de sus energías mentales y corporales. Son muchísimos los seres que no creen, y también no poseen el conocimiento que los capacita colocándose en la posición mental adecuada para atraer las energías que son necesarias para revestir al espíritu, con una malla atómica de elementos vibratorios, que impulsarán y realizarán la renovación de la sustancia materia. Esto llega a ser una
realidad visible por sus resultados, cuando las continuas prácticas le permiten al ser percibir y palpar subjetivamente, como el revestimiento de materia permite a la mente y al cuerpo; la renovación de sus elementos atómicos. Durante los meses de invierno, los árboles y plantas conservan al mínimo su actividad fisiológica: no hay brotes ni frutos. En los animales y aves, sucede otro tanto, comen y duermen. Otros, los reptiles, se sumen en un sueño invernal. La tierra también debe descansar durante un tiempo, para que se renueve su fortaleza, que le permite fructificar la semilla al óptimo. Los seres humanos que hacen del trabajo una actividad que les produce cansancio a la mente y al cuerpo, y continúan en esa posición de seguir laborando, a pesar de las energías restadas, no van siendo sustituidas por otras, que en forma completa les dé vitalidad; tanto su mente como su cuerpo continúan en ese estado tensional durante la noche, que son las horas que han sido dedicadas al descanso; éste no se produce porque los elementos mentales siguen trabajando, aunque el cuerpo esté inactivo. Es preciso creer y saber que el descanso del cuerpo debe ir acompañado siempre con el cese de actividad de la mente, y por ende, su propio descanso. Así comprobaremos que es una realidad tangible el poder atraer e impregnarse a saturación, con todas estas energías, cuyos elementos atómicos harán una renovación franca de la materia.
7. Dictadura del pensamiento El dominio que una mente ejerce sobre otra es una realidad tan difundida entre los seres humanos, que en muchísimos de ellos no existe conciencia del hecho mismo. Ni el que actúa dominando las mentes de otras personas, ni tampoco las mentes de los que son sometidos a la influencia tiránica de esa personalidad mental, se dan cuenta de ello, ni menos aún conocen los medios de que se valen para ejercer esa dictadura del pensamiento. Cualquier ser humano puede en cualquier momento de su existencia, caer bajo la esfera de una mente opresora; y esa mente que ha sido sometida, creyendo actuar bajo su propia inspiración, no es ni más ni menos que un instrumente de una mente más poderosa que la suya. Al hablar de mente poderosa, me refiero al poder superior que se proyecta hacia otras mentes, correspondiendo muchísimas veces esa mente poderosa a un espíritu superior. Otras veces, es el poder psíquico el que actúa a través de su propia mente, influenciando el psiquismo de otros seres, no siendo exactamente, este caso, una mente superior. El niño, en muchas ocasiones, se convierte en el tirano de sus padres, que a través de sus caprichos y de sus deseos, ejerce esa influencia sobre sus mayores. El niño al poseer un espíritu superior, su mente inconscientemente, dominará a la de sus padres, ignorando que sus caprichos son el medio de que se vale para la imposición de sus deseos. En la vida podemos observar que existen personas con muy escasa instrucción, pero son portadores de una mente dotada de una fuerza extraordinaria, que es capaz de influenciar el medio externo que les rodea y seguramente, obtendrán un gran éxito en los negocios que emprendan. A esta fuerza emprendedora se le suele dar el nombre de fuerza de carácter, con la cual nacen los hombres de negocios o de figuración en las actividades públicas o profesionales. Esta fuerza, como elemento de la actividad mental
y espiritual, el ser humano si no la posee en el grado que la necesita, es capaz de desarrollarla y aún de perfeccionarla para ser empleada en beneficio de su propia existencia. Para ello no es preciso almacenar en su propia mente gran cantidad de conocimientos. La mente debe tener un método, una técnica, un conocimiento que le permita en un tiempo relativamente corto, el poder emplear esta fuerza de iniciativa en sus actividades. La mentalidad superior siempre hace sentir su influjo sobre las mentalidades inferiores. Esta influencia magnética que una mente ejerce sobre otra es el poder de que se vale la mente de un gobernante o de un general que llega a ser querido y respetado por su pueblo o sus soldados. Pero es preciso hacer presente que este poder que la mente aún superior posea, puede llegar a cambiar y perturbar sus valores, cuando por ignorancia o por exceso de confianza personal, permite que fuerzas mentales y espirituales de calidad inferior, penetren en su mente. Esta influencia inferior, que puede provenir de hombres o de mujeres con los cuales tienen contacto, hace el efecto de un poder dispersante y destructor en el empleo y dinamismo de esa fuerza mental. Muchos son los seres, a través de la historia, que se han hundido y con ellos su imperio económico o su imperio de naciones, cuando tarde ya, han visto que su estrella no brilla con la fuerza superior que impulsaba sus mentes hacia el éxito, hacia el triunfo. Debemos en lo posible rodearnos de seres que vibren en lo positivo con nosotros; que sus pensamientos, a través de sus fuerzas, mantengan alto el poder superior que les anima, para con quistar la cima de sus aspiraciones. Y la influencia siempre recíproca, por la simpatía magnética que se establece entre las mentes emprendedoras. Debemos tener máximo cuidado con la elección de nuestras amistades, y muy especialmente de aquellas que entran a formar parte de nuestro círculo íntimo. Las mentalidades de naturaleza inferior pueden sembrar la semilla de la duda o de la debilidad en nuestros pensamientos, que hagan desviarlos y aún desvirtuarlos del verdadero camino a seguir en la empresa que hemos iniciado. Y es así, como de nuestras amistades o de las personas que nos rodean, podemos contagiarnos o absorber los elementos mentales de angustia, de cobardía, de inmoralidad, de falta de claridad mental o sus opuestos, de franco optimismo, de valor, de amplia moralidad, de sutil inteligencia, si los elementos mentales que absorbemos corresponden a esa clase de personas. No debemos subestimar a estos elementos, pues con nuestra acción, al exteriorizarlos, actuarán en forma poderosa, aunque sutil, para beneficio o no de las personas que son impulsadas a pensar y a actuar a iniciativa de esos pensamientos formas absorbidas. Si la asociación con personas no nos es conveniente, no es preciso romper violentamente las relaciones. Ni tampoco lo es asociarnos en forma repentina con personas que pensamos que pueden sernos favorables. Es mejor esperar un tiempo prudencial durante el cual, seguramente, las condiciones de vida se irán dando en tal forma, que los mismos intereses materiales irán dictando las pautas a seguir. La vida siempre se vale de medios sencillos para hacer presente al ser humano soluciones de sus conflictos; o determinaciones para tal o cual acontecimiento. El hombre, por el contrario, por la naturaleza misma que posee, en la generalidad de los casos, las soluciones las busca por el cansino un tanto engorroso. Hay una relación muy interesante entre los elementos mentales femeninos y masculinos. Los pensamientos formas femeninos, son más fácilmente absorbidos por el hombre, que los de su propio sexo. Y en idénticas condiciones, la mujer absorbe los elementos mentales masculinos con mayor facilidad que los de su propio sexo. El hombre es más fácilmente dominado por la mujer. Este dominio que se realiza junto con la radiación
magnética que se proyecta, puede ser inconsciente, y aún ignorado por la persona que sufre esta influencia dominadora. Es increíble la influencia benéfica o perjudicial que puede traer para el hombre la amistad íntima de una mujer, que no siente simpatía ni interés por nuestros proyectos o aspiraciones. El contacto con esa mujer, hará que sus pensamientos penetren y avasallen la mente masculina haciéndole disminuir su fuerza; y no es raro que éste pierda el entusiasmo y su voluntad se debilite al punto de desear abandonar el proyecto de la empresa que había iniciado. Los pensamientos formas de esa mujer, al ser absorbidos por la mente masculina, han tomado la directriz de sus pensamientos y reemplazado el optimismo y fe que sustentaba el hombre, por la incredulidad, por la falta de interés, y por el egoísmo de esa mente femenina. Donde está tu deseo está tu pensamiento. La mente masculina, en gran parte ha sido avasallada y dominada por esa mentalidad femenina, aunque ambos ignoren la realidad misma. El encanto de una mujer hará perder gran parte de nuestro tiempo, sin importarnos, aun cuando hayamos llegado al convencimiento que para ella no importa, y lo que es más, se burla de nuestras creencias y aspiraciones, aun de aquellas que nosotros consideramos las más sagradas y respetables. Esta es una realidad que podemos observar sin mayor esfuerzo a diario; es una realidad del dominio tiránico de la mente. En el caso contrario, si es la mujer la que con mentalidad superior, es dominada por una, mente masculina inferior, no duden que en ella impactarán los daños que se produzcan, a causa de este dominio opresor. Esta acción de encantamiento no puede ni es, felizmente, eterna. Tarde o temprano, a causa del conocimiento interno que se establece entre ellos, se darán cuenta que no ha existido una verdadera armonía mental ni espiritual entre ellos. Y ese encanto deja de ser tal, en uno o en ambos, con las consiguientes trizaduras en la unión invisible que les unía. A veces, antes que ese rompimiento se produzca, el encanto los lleva a unirse por vínculos legales, lo que hace de ese matrimonio, una verdadera cárcel de tiranía. Es una gran verdad la cita bíblica: No nos uniremos con nuestros desiguales. En ocasiones esa tiranía mental se ejerce consciente y voluntariamente, valiéndose de la práctica de un conocimiento puesto en acción para satisfacer intereses personales, ambiciones o pensamientos egoístas. Estas tristes experiencias, del arte de la tiranía invisible, que algunos seres de mentalidad torcida ejercen sobre otros, ven que con el tiempo, por alguna circunstancia especial o por la ayuda que puedan recibir las personas tiranizadas, el encanto del espejo dominador se rompe violentamente, repercutiendo su estruendo en el ser, que aprovechándose de la práctica de su conocimiento, quiso someter a la voluntad de sus caprichos a otro ser que no debía por razón alguna, ser su esclavo mental. Todos los seres creen y tienen fe, unos en la Justicia Inmanente que existe en la Naturaleza; otros en el Dios Altísimo o Mente Suprema. Al pedir con la esperanza en el corazón, con toda seguridad que seremos escuchados, porque la Justicia Infinita del Dios Altísimo a nadie desampara. Y al solicitar amparo con recogimiento de nuestras
almas, la Suprema Sabiduría nos mostrará el verdadero camino para romper las ligaduras que nos mantiene atados a una asfixia opresiva. La persona que posee cualidades psíquicas para influir magnéticamente sobre la mente de otros seres, hasta producirle el estado hipnótico, se apodera de la voluntad de esa mente, y ejerce un dominio sobre la persona dormida, que le ordena hacer tal o cual cosa, sea en público o en privado. Si el dominio ejercido está impulsado por ambiciones egoístas, éste se convierte de hecho en una tiranía mental. Si la hipnosis se realiza con fines terapéuticos, el dominio que se ejerce termina voluntariamente, con la cura del paciente. No todos son susceptibles de ser hipnotizados, sea porque poseen una mente más poderosa, o porque se han hecho el firme propósito, por medio de afirmaciones mentales, de no dejarse dominar por persona alguna. Esta posición mental de voluntad afirmativa, de no dejarse dominar por las personas que nos rodean, nos servirá en gran forma en la vida diaria, ya que, es en esas circunstancias donde se produce fácilmente la influencia dominante de una mente sobre otra. Acontece muy a menudo que un ente, un espíritu desencarnado, influya y se apodere de la mente de una persona, es decir, que a través de la mediumnidad ejerza su influencia. Muchas son las ocasiones en que el espíritu que influye en la mentalidad de esa persona con psiquismo acentuado, puede ser de condición mental inferior e ignorante, y haciéndose pasar por un personaje conocido del pasado o del presente habla en su nombre; pero lo que de sí manifieste, sólo son falsedades y conceptos saturados de ignorancia. En general, la mente desencarnada elige la mentalidad de una persona, que tiene la mayor semejanza con ella misma. Si la influencia que se ejerce sobre la mente de una persona, corresponde a un espíritu superior en la realidad del mundo invisible, el dominio por sus proyecciones, también debe ser y es, superior y positivo. Sea esta acción en la mente de los seres que no están en estado hipnótico o mayor es la acción benéfica, si se realiza por intermedio de la mediumnidad, esta influencia no puede llamarse de dominio de una mente sobre otra, porque el ser que se manifiesta, corresponde a esferas espirituales superiores, y deja voluntariamente sus vibraciones, sus enseñanzas y la voluntad de su verbo, para desenvolvimiento de las cualidades inherentes al yo impersonal, y de las facultades propias de la voluntad personal del ser que sirve de médium y de aquellos que forman el auditorio, recibiendo las enseñanzas que se imparten. No importa la distancia que separa los cuerpos, en igual forma actúa una mente sobre otra, ejerciendo un dominio, que se facilita por la simpatía o amistad que pueda unirles. En ocasiones una mente fuerte es subyugada al dominio de otra mente más débil, pero que tiene el propósito de conseguir la imposición de sus pensamientos. La mente fuerte, por ignorar la realidad de esta ley mental no puede sustraerse al influjo tiránico de la radiación mental, que le impulsa a actuar, en la creencia que todo acto o deseo, nace de sí mismo. Cuando se reúne un grupo de mentalidades selectas y con fuerza superior, pueden impulsar a otras mentes a condicionar situaciones de bien general y de progreso material para la colectividad. Al revés, la resultante es de oscuros presagios, si la motivación
mental es dada por la agrupación de un número de personas con fines mezquinos y egoístas. En general, en todos los grupos de personas existe la tiranía mental. En el hogar el marido domina a la esposa, o la esposa al marido; la hermana al hermano o viceversa. El hijo al padre o a la madre. El empleado que está sentado detrás de un escritorio ejerce dominio sobre aquellas personas que con temor le consuman sobre su problema. La madre que tiene un solo hijo varón, egoístamente lo domina, aun cuando ha llegado a la edad adulta, y éste hace y cumple los dictados de una mente más fuerte, que es la de su madre. En general, es difícil romper las cadenas que unen a un ser, a una mente que ejerce dominio sobre él, y cuando lo intenta y logra liberarse, lo hace en general con violencia. Y todo el amor acumulado durante años se vuelca contra esa mente dictadora, no ya como temor y obediencia, sino como valor pero lleno de violencia y rencor. Las masas que han sido sometidas a un gobierno dictatorial, reaccionan en igual forma, pero con odio y. con violencia incontrolados. No importa el lazo que une a dos seres de igual o de diferente sexo; no es lícito aprovecharse de él, para influir mentalmente, el uno sobre el otro. El padre podrá influir en su hijo durante los primeros años de vida, hasta cierto punto, para dejar que la mentalidad de ese niño crezca y se desarrolle, según su propia personalidad. Si el dominio que ejerce es rígido, la personalidad del niño se desarrolla y actúa según el gobierno que lo dirige. Pero una vez que cesa la influencia dominadora, ya sea por rebelión del propio niño o niña, o por enfermedad o desaparecimiento de su progenitor, la personalidad de ese niño buscará su verdadero cauce en la vida, para educir sus propios valores, que antes se encontraba impedido dé hacerlo. Cabría una pregunta por hacer: Si por temor a caer en el dominio de otra, mente, ¿qué debo hacer para que ello no suceda? ¿Acaso debo vivir aislado, evitando todo contacto y amistad con mis semejantes? Debemos afirmar que el conocimiento que tengamos sobre la positividad o negatividad de la influencia de una mente sobre otra es una realidad. Y es ese conocimiento el que nos va a guiar, para conocer cuando los eslabones de una cadena tiránica, comienzan a rodearnos. No olvidemos, que sobre las mentes de los humanos está la Mente Suprema, que por razón alguna puede ser avasallada. Si es cierto, que al pedirle con el deseo vehemente de todo aquel, que se cobija bajo su manto de positividad nos va a dar tranquilidad, fortaleza mental y física: al mismo tiempo pediremos que por intermedio del desarrollo de la intuición aprendamos a conocer a las personas que nos rodean, y no dejaremos de solicitar, con la certeza de aquél que cree como una realidad, que nada ni nadie podrá hacernos daño; que ninguna mente por poderosa que sea, podrá subyugarnos a sus designios, y que, si es cierto que la Mente Suprema ejercerá sobre nosotros un dominio de positividad, nos dará siempre de día y de noche, paz, armonía, felicidad y prosperidad. El dominio que la Mente Suprema ejerce lo da todo de sí para bien del Hombre y de la Mujer, sin quitarles un átomo siquiera, de sus propias vidas.
8. Fuerza y salud mental Para adquirir el poder de la salud mental es preciso ante todo, descartar de sí mismo, la idea muy difundida, pero errónea, que la fuerza mental disminuye o puede disminuir con la edad avanzada. Puede parecer en muchos casos, que la fuerza mental disminuye, pero ello es a causa de las duras y dolorosas experiencias por que atravesamos. Puede enfermar y hasta morir el cuerpo, pero la fuerza o energía mental invisible, que usa ese cuerpo para ser dinamizada, esa fuerza ni disminuye ni muere. En incontables casos esta fuerza no puede actuar sobre el cuerpo, por enfermedad de éste, o por carecer del conocimiento y práctica de él, respecto a los poderes de la mente, y por inquietud de los propios pensamientos pierde la fuerza mental por encontrarse en condiciones tales, que le imposibilitan para concentrar sus energías en una sola cosa. Debemos recodar siempre que el poder radiante de la mente se proyecta de un solo centro, y su uso óptimo lo obtenemos cuando estas energías mentales somos capaces de concentrarlas en un solo foco sin dispersarlas como si fueran un todo invisible. Nunca debe abandonarnos la idea de que nuestras fuerzas mentales son siempre crecientes y que de ellas puede hacerse un uso práctico, en el fortalecimiento de nuestro cuerpo mental y físico. Esta creencia con la práctica entrará a formar parte valedera de una convicción, que tomará asiento en el corazón. Pues, será esta convicción con caracteres espirituales, la que impulsará a nuestras fuerzas mentales a actuar de día y de noche, hasta obtener que nuestra mente y nuestro cuerpo mental y físico constantemente se estén fortaleciendo. Estas realidades serán pequeñas en un comienzo, pero a medida que la convicción sea la que actúa, iremos obteniendo pruebas cada vez más convincentes de ello. Veremos con agrado, que las enfermedades no son tan frecuentes y aquellas que padecemos se curan más rápidamente. No sólo las enfermedades son del cuerpo físico, sino que también tornan asiento en la mente. Las enfermedades físicas repercuten en la mente. Y toda causa de dolor o de angustia para la mente, lo es también para el cuerpo físico. La angustia que sobrecoge la mente, una y otra vez, en el día y en la noche, termina por influir en el cuerpo debilitándolo en un comienzo y llevándolo después a un estado de enfermedad. En igual forma que la mente negativa repercute negativamente en el cuerpo físico, la mente positiva que vibra en la alegría y en el optimismo, que enfrenta los problemas que se le presentan en la vida, con verdadera esperanza y con valor, hará que el cuerpo físico se influencie y se compenetre con esa tonalidad de energías, impulsándolo a su vez, a la fortaleza y a la salud. Debemos rechazar mentalmente todo pensamiento de dolor, de angustia o que nos cause molestia, porque al hacerlo así, nos rodeamos de una atmósfera de elementos atómicos mentales que, absorbidos por nuestra mente, la van a fortalecer y a obligar a continuar día y noche, a permanecer en esa posición mental. Esta positividad mental salutífera, que se va adquiriendo, hace que se atraiga elementos de fuerza semejantes a los que nosotros mantenemos, lo que hace que el caudal de energías de fuerza vaya en aumento. Puede que el cuerpo enferme pero con la convicción optimista en que mantenemos nuestra actividad mental, hará que la enfermedad sea más llevadera y servirá de gran ayuda para la mejoría del cuerpo físico.
Supongamos que en estos momentos hace intenso frío. Nuestra mente disciplinada por la práctica, no acepta que el propio espíritu tenga la sensación de frío. Y al hacer esta afirmación con el deseo ardiente de no sentir frío y ayudados con la relajación neuromuscular, veremos que poco a poco, la sensación de frío se va alejando; y ésta se cambia por una sensación de tibieza agradable al cuerpo y a la mente. Una persona en estado de hipnosis tiene neutralizada parcialmente o totalmente, la parte volitiva de la mente. Y el hipnotizador al dar una orden a la persona bajo hipnosis actúa sobre la mente espiritual del ser, que es en realidad, la que gobierna el cuerpo físico. Si la orden es de sentir intenso frío, la persona hipnotizada lo sentirá con demostraciones de escalofríos, piel de gallina, etc. Si por el contrario, se da en este momento la orden de sentir calor, la persona dejará de tener escalofríos, y poco a poco dará demostraciones de calor. Es cierto que este ejemplo real es muy especial, pero nos sirve para ratificar que una mente disciplinada y experimentada puede dominar el cuerpo físico tratando de ahuyentar o de combatir las enfermedades. Desde luego, que a mayor experiencia, la mente adquirirá mayor flexibilidad para rodearse de los elementos de fuerza, los que servirán para rechazar los elementos externos que influyen en forma negativa sobre nuestro cuerpo. No quiero que se piense que debemos permanecer en un ambiente hostil, al cual debemos de dominar y por último rechazar. Si nuestras posibilidades son vivir en un ambiente que nos es grato, en cualquier época del año, mucho mejor. Pero no significa por razón alguna, que debamos permanecer en un medio que nos es desagradable por el sólo placer de sufrir. Debemos minar todo aquello que nos es molesto, para evitar que lo molesto nos domine a nosotros. Podemos sufrir, pero seguir sufriendo cuando ya no es necesario, es llevarnos en forma muy poco inteligente a malgastar, a perder fuerza, que nos podrían servir en una causa más constructiva. La Mente y el cuerpo que se debilitan por las actividades agotadoras a que continuamente le sometemos, podemos fortalecerlos mediante el descanso corporal y mental. El sueño reparador hará como una excelente medicina para la mente y para el cuerpo. La relajación neuromuscular practicada constantemente, con método y disciplina, es una medicina que restaura las fuerzas perdidas y repara en forma franca el desgaste sufrido. Pero este descanso también debe serlo para la mente. No malgastar energías pensando en varias cosas a la vez, no debemos mantener nuestro sistema psiconervioso en constante estado de inquietud o de irritación; la angustia y la desolación debemos eliminarlas, porque todo ello anula la positividad, y es razón para que el debilitamiento y el pesimismo se apoderen de nosotros. La medicina de la mente es que descanse; que en las prácticas de relajación, la mente debe ocupar un lugar preponderante, relajándola hasta dejarla en blanco, sin pensar en nada. Esto hará que el descanso mento-corporal sea completo, porque es el mejor estado en que se encontrará el cuerpo y la mente para que los elementos atómicos vitalizantes le bañen y le compenetren. No dudo que todo comienzo tenga sus dificultades, pero el perseverar es propio de personas inteligentes y de voluntad, porque saben que en la meta encontrarán una recompensa mucho mayor al sacrificio hecho para conquistarla. Otro recurso para conservar y ayudar a reparar la salud, son los ejercicios respiratorios. Hay diversas formas de hacer estos ejercicios respiratorios. Pueden estos ejercicios hacerse con una inspiración lo más profunda que se pueda, conteniendo el aire un
tiempo largo, sin que ello signifique un esfuerzo penoso; a continuación se expira el aire en forma prolongada, Estos ejercicios se repiten 5 a 10 veces. Esta gimnasia respiratoria puede hacerse a cualquier hora del día, pero preferentemente en la mañana temprano, frente al Sol. Hechos en esta forma la influencia vitalizante pránica, dará sus mejores resultados. Activa el intercambio gaseoso y pránico, y en las condiciones indicadas, predispone a la mente y al cuerpo para un mejor estado de salud. Puede que Ud. no esté de acuerdo, no le cuesta nada ensayar, y lo más probable es que corrobore lo que ha leído. Si dos o más personas, con creencias semejantes y con poderes mentales educidos y dinamizados con el conocimiento y la práctica, se reúnen para unir sus mentes y proyectar los elementos de fuerza salutíferos en el amigo que está postrado en cama, con seguridad plena que el enfermo sin percatarse de las razones existentes, va a ir sintiéndose cada día mejor, aunque tuviese una enfermedad incurable, que de hecho lo va a llevar a la tumba. Pero su mente se mantendrá en alto y el optimismo y la alegría que va adquiriendo con estas cadenas mentales de unión salutífera, le harán sentirse bien y a mirar con claridad, con tranquilidad y sin temor cuando se acerque el momento de la muerte. Estas cadenas de unión realizadas por seres que han llegado a realizar en sí mismos un equilibrio entre la voluntad espiritual y la voluntad personal, tienen la voluntad del poder, de proyectar la poderosa energía radiante pránica imantada con las vibraciones del Sol, junto con los elementos que provee la Madre Tierra, para fortalecer y hacer recuperar un estado de salud alterado por la enfermedad. Esto ya es una práctica de alta magia, porque se es capaz de proyectar los elementos de energías sobre la materia, en este caso, la salud del cuerpo. Es necesario no olvidar, que dar el debido descanso a la mente y al cuerpo es el mejor medio para la restauración de las energías gastadas. Cuando la mente descansa, descansa también el cuerpo. Una forma para que el cansancio no se produzca es poder olvidar oportunamente aquello que nos obliga a emplear nuestros pensamientos mayor tiempo del debido, y así daremos descanso y oportunidad para las fuerzas de la parte cerebral que mayor actividad tuvo, y por lo tanto mayor desgaste. El mundo de la materia física tiene su equivalente en el mundo de la materia espiritual o invisible. Al Sol físico desde luego, corresponde también su equivalente el Sol espiritual. Y por eso, su influencia es material y espiritual. Su influencia se hace sentir sobre todo cuanto existe “bajo” el Sol, tanto visible como invisible. Cuando hacemos entre otras, las prácticas de respiración, es cierto que intercambiamos los elementos químicos de la respiración, pero también recibimos las energías vitalizantes del Sol invisible. Es en relación con el espíritu solar que nos ponemos en contacto íntimo al hacer nuestras prácticas. El espíritu solar imanta y vigoriza las energías que de él recibirnos; fortalece y aclara nuestra mente, a veces, la disposición de nuestra inteligencia es tal, que puede ésta, a su contacto, llegar a realizar en sí misma, algunas de las cualidades propias del Sol espiritual. Entre ellas, a través de la oración intensa que hacemos con el corazón logramos desarrollar el poder de atraer los elementos de fuerza de calidad superior y en cantidades necesarias, para mantener o recuperar la salud mental y corporal.
Podemos al comunicarnos espiritualmente con la mente suprema solar, abrillantar y fortalecer nuestro ropaje sutil y al mismo tiempo, desenvolver una serie de cualidades y facultades inherentes al Yo espiritual. Vemos como, con la iniciación de la voluntad personal, y por inclinación personal, va poco a poco, haciéndose aflorar la voluntad del Ego o Espiritual. Esta voluntad espiritual es la que, al entrar en franca actividad, conduce los elementos de nuestra mente por un sendero de rectitud; si bien, el pensamiento recto no es la sabiduría pero si es su profeta; y es por su intermedio que se llega a ella. Todos los seres que llegan a comprender esto, y tienen la feliz idea de llevarlo a la práctica constante, llegarán a estar en condiciones tales, que con muy poco esfuerzo, se rodean de una atmósfera salutífera de elementos de fuerza. Estas energías a la par, restituyen las energías perdidas, aumentan el estado de salud; y la mente y el espíritu del propio ser, cambian ese estado de negatividad por uno de positiva quietud y tranquilidad, que lo llevará paso a paso con las prácticas que continuamente deben seguir haciéndose, a conquistar un verdadero estado de paz en la mente y en el espíritu. Aquellos seres que han tenido la oportunidad de sentir los acordes musicales de la paz, podrán saber el inmenso bienestar que se siente. Y en un momento dado, pareciera que su mente es elevada hasta el trono de la Mente Suprema, donde recibirían la Armonía y la Felicidad de una Paz duradera. Este estado mental y espiritual sustentado por el equilibrio y unión de la voluntad personal y espiritual nos hará totalmente permeables a las influencias de energías inteligentes que emanan de la Mente Suprema; y rodeándonos de una coraza invisible, nos hará invulnerables al influjo pernicioso de la atmósfera de negatividad que pueda invadirnos. Esta es la paz que nos mantiene serenos cuando las dudas se acumulan. Aleja la tristeza y hace que de cara al Sol tengamos en nuestro rostro la sonrisa de la esperanza y salud. Esta paz influenciada por la Paz Suprema, es la que nos guía por el camino de los éxitos materiales, y la obtención de logros cada vez más manifiestos en el campo de la espiritualidad. Todo eso y mucho más, les será dado a aquellos hombres y mujeres, que han tenido la oportunidad en esta vida de haber conquistado la paz, porque ésta en forma muy sutil irá desarrollando una creencia en la Mente que lo irá uniendo cada vez más a la Mente Suprema. Esta creencia hará que el entendimiento de la vida que se tiene, vaya iluminándose poco a poco, por esa luz increada que mora en cada uno de los seres humanos. Y es así, cómo en el transcurso de la vida, el pensamiento profeta conducirá a ese entendimiento a la sabiduría espiritual. Esa creencia que ahora es ya muy honda; hará que la sabiduría se haga una realidad en la propia conciencia iluminada. En este nivel espiritual debemos decir con claridad que esta creencia profunda y realizada es la que constituye la Fe Espiritual. ¡Fe es la realización de Dios en el Hombre!
9. La fuerza material y espiritual de la mente En el comienzo de este libro, dijimos que la mente objetiva o material, constituyendo el yo inferior del ser humano, se forma de la sustancia materia del plano etérico, astral y mental inferior o concreto. Y que, de los planos superiores a contar del mental superior o causal, supermental o plano de luz y el plano espiritual se forma la mente espiritual o
Yo superior. En todo hombre o mujer existen dos facetas de la mente, con sus cualidades superiores e inferiores en intensidades diferentes. En unos, prima la mente material en detrimento de la espiritual; y en otros, a la inversa, es la mente espiritual la que dirige la vida de esos seres. No quiere decir, que por prevalecer las cosas del espíritu en un ser, todo aquello que atañe a la existencia, debe borrarlo de su vida. Podemos estar en todo lo que a la materia en relación con la existencia se refiere; debemos atender nuestros negocios, cumplir con nuestros deberes en el hogar; aspirar a una situación material que nos dé francas comodidades, dentro de nuestras posibilidades. Pero no debemos permitir que las cosas de la materia esclavicen nuestro corazón. Las bajas pasiones no deben ocupar nuestra mente, ni el rencor ni el odio deben ser guías de nuestros pensamientos. La mente material no siempre debe ser ruin y baja. Puede albergar en su seno todas las aspiraciones que la existencia pueda brindarle; desde ocupar un cargo público elevado; desear ser un profesional de renombre o conquistar una situación económica por demás expectable; pero que esas aspiraciones una vez realizadas, no signifiquen ataduras a la materia misma. La mente espiritual está llena de ideas nobles que impulsan al ser humano a perfeccionar día a día sus propios pensamientos y también sus actuaciones en la vida diaria. La mente material en muchísimos seres, considera esos pensamientos fuera de lugar y esas aspiraciones como ilusorias. La mente espiritual mantiene en potencia posibilidades inagotables, que una vez desarrolladas redundarán en beneficios no tan sólo de la vida espiritual de esos seres, sino también en pro de la existencia material, en todos sus aspectos. La mente material considera que la existencia en el mundo físico, debe ser como la han vivido los otros hombres y mujeres antes que nosotros. Que hemos nacido en un mundo de dolor, sujetos a todas las contingencias que nos demanda la lucha por la vida en el mundo de la materia. Si nuestra mente quiere ascender por la escala de la sabiduría y del progreso, nuestro camino será sembrado de dolor y de toda clase de sufrimientos. La mente espiritual, al tratar de vislumbrar la senda del progreso y avanzar por él, según sus propias posibilidades trata de liberarse de las limitaciones y de los sufrimientos, que a través del propio cuerpo físico lo une a la vida material, Así, la mente espiritual al tratar de liberarse poco a poco, trata de ser su propio guía en la elección del sendero a seguir. La mente material dicta las normas para seguir él mismo camino, que ya otros han elegido al calor de las opiniones, de los prejuicios y de las creencias ya caducas. La mente espiritual es una fuerza y a la vez un misterio. Aquel que es capaz de penetrar en sus misterios, éstos dejan de ser tales y la fuerza se rodea del poder y del conocimiento propio del espíritu, que le permite aclarar e iluminar la mente material, tratando de hacerle comprender que ambas pueden coexistir en el mismo ser, manteniendo un equilibrio armónico frente a la vida. Y así, la mente espiritual junto a su contraparte mental podrá proyectarse, compenetrar e influenciar las cosas del mundo físico en provecho de la existencia misma. La mente espiritual en armonía con la mente material, al desarrollar parte de sus posibilidades acrecienta la fuerza que esgrime en pro de su propia salud, para la felicidad de nuestro espíritu, para la paz de nuestra mente. Si pensamos en forma constante, en esta fuerza, la percepción del conocimiento que la acompaña, hará mayor
el horizonte de acción de nuestra mente, con todos los atributos positivos que arrastra consigo, propios no tan sólo de la mente espiritual, sino también de la mente material. La mente material se preocupa de todo aquello que atañe a lo objetivó, a lo existencial, en su aspecto positivo y negativo En cambio la mente espiritual al mismo tiempo que atiende a los deberes del espíritu, se preocupa del bienestar de la mente material en sus aspectos elevados y nobles. La mente material al proyectarse por la vía corporal en la existencia, considera el dolor y el sufrimiento como cosa inevitable y que el fin de ellos termina con la muerte. La mente espiritual, si bien es cierto que se vale también del cuerpo físico para actuar en la existencia, considera que la angustia que la materia provoca en la vida de cada ser humano, mediante el conocimiento, puede ésta aminorarse y aún, ahuyentarse en forma total. La mente material considera que la fuerza física proviene únicamente de los músculos y nervios y que gracias a la activación corporal podemos desempeñarnos en el mundo. Hay fuerza física, no hay que dudarlo, pero la fuente impulsadora de toda actividad, la encontraremos en la fuerza atómica que emana de las potencias espirituales que todo ser humano posee en potencia o en desarrollo, en su Yo superior o espiritual. La mente material considera que el pensamiento no sea una realidad, como lo es el fuego o el agua. Para la mente espiritual, el pensamiento posee tal realidad, que le asigna forma, color y acústica; y más aún, que puede influir sobre la mente de otras personas, por distantes que ellas se encuentren. Todas las formas son expresiones diferentes del espíritu; y que estas formas están constantemente modificándose, para mejor manifestación del espíritu. Si en nuestra mente espiritual, sustentamos diariamente las ideas de salud, de fuerza y de recuperación de las energías perdidas, esos pensamientos saturados de fuerza, se verán cristalizados en el cuerpo físico, haciendo que éste no decaiga, y pueda mantenerse con vigor y sensibilidad, para mejor expresión de esa fuerza espiritual. La mente material, en general, actúa motivada por todo lo objetivo y se pone en relación con la materia por intermedio de los sentidos físicos. La mente espiritual comprende que el mundo físico es un estado más grosero de la sustancia materia, y que en planos más sutiles, esta sustancia materia también se sutiliza. La mente material ve con cierto temor la vejez y la muerte. Para la mente espiritual, estos hechos son ineludibles, ya que el espíritu después de la desencarnación, podrá volver a este plano de existencia en un cuerpo físico con nueva vida, belleza y vigor. A diferencia de la mente material, la mente abstracta admite además de los cinco sentidos físicos, otros dos muy sutiles, que pueden penetrar y profundizar no solamente la mente humana, sino que le permite investigar el alma del Cosmos. La mente Material ve con la limitación que le es propia, que con la muerte se termina todo lo relativo a la vida. Y por eso, incita que mientras dure la vida terrena, debernos procurarnos alegrías y placeres que son propios de este mundo. Esta disposición de la mente objetiva, siempre acarrea dolor y hastío al ser humano. Para la mente espiritual, la vida no muere, porque siendo vida, no tiene muerte.
Para la mente espiritual las alegrías y placeres de la existencia también lo son para el espíritu, sin que ello signifique que los placeres materiales esclavicen la mente y el corazón del hombre. La mente espiritual se eleva por encima de la faz de la tierra, para vislumbrar y llegar a conocer las fuerzas que existen en el universo y que en potencia, también se encuentran en el ser humano. Trata de proyectarse a impulsos de los rayos del Sol, a fin de poder desarrollar esas fuerzas universales para beneficio de sí mismo y de la humanidad. Quiere la mente espiritual ayudar a la mente material a comprender la verdadera vida que existe en el espíritu humano, en íntima relación con el Espíritu Universal. Trata por todos los medios a su alcance, de ayudar al prójimo, dándole el Verbo de su conocimiento para desenvolver todas las cualidades y facultades inherentes al Yo espiritual. La mente espiritual dialoga con la mente material, para convencerla a través del roce áspero con la vida, de la necesidad imperiosa de elevarse y sutilizarse a través del tiempo para que se llegue a un equilibrio y armonía, entre estas dos facetas de la mente. Ambas, la mente material o existencial y la mente espiritual, han existido y deben coexistir en todo hombre y mujer, porque de la relación entre ambas, a medida que el entendimiento espiritual vaya iluminando la mente, la sabiduría de la vida desarrollará y dirigirá las fuerzas del espíritu por el verdadero sendero., La mente material se proyecta en cada acto hacia una finalidad, que es la de ganar dinero, y no busca matizar su vida con el fin de dar descanso y vigor a la mente y al cuerpo físico. La mente existencial se dice, que a medida que el cuerpo avanza en años, se es demasiado viejo para aprender; y es la posición que adoptan innumerables seres, que aún no han llegado a una edad mediana. La mente material dice y se convence que el cuerpo se irá debilitando, que las energías de la juventud van perdiéndose y que poco a poco, se acercará a la muerte. Dicta que siempre ha sido en esa forma, a través de los siglos y por consiguiente, debe serlo así, en el presente. No discute el problema para que se haga una luz en las ideas, sino que la da por hecho. Al afirmar una idea en esta forma, inconscientemente pone en acción una fuerza de incalculables proyecciones, cuya resultante ha de ser la realización de ese acto. En cambio, la mente espiritual, no permite la decadencia, y cuando la debilidad del cuerpo empieza a sentirse, aconseja que nuestros pensamientos deben volver con toda la energía que nos sea posible, hacia las cosas materiales que en sí mismo se manifiestan con vigor y salud, como es la contemplación de la verde naturaleza, de un bosque de árboles de gruesos troncos; la brisa que juega entre las ramas de los árboles, dando la sensación de fortaleza. Esta forma de dinamizar los pensamientos, nos pone en relación positiva con las corrientes de vida y de salud. A su vez, este contacto que realizamos con las fuerzas de la Naturaleza, nos enseña que debemos confiar en la Madre Naturaleza que es la causa creadora de todo cuanto existe; y que nuestra mente es una parte de ella, y mientras más en contacto mental y físico estemos con ella, nuestra fe en dichas fuerzas irán aumentando lo que redundará en un desarrollo mayor de la mente espiritual y de sus fuerzas.
La mente material dirige su razonamiento de acuerdo con sus limitaciones; y las enfermedades dice, sólo pueden curarse con elementos materiales, que puedan verse y sentirse. La mente puede pensar indiferentemente en la salud o en la enfermedad. Todo es igual. La mente espiritual no rechaza en forma alguna los procedimientos terapéuticos de la ciencia médica. Por el contrario, los acepta y aconseja su práctica. Pero al mismo tiempo, cree firmemente que es muy beneficioso, no solamente para la salud corporal sino también para el bienestar y salud de la mente, el mantener vivas las fuerzas del espíritu ya que esta posición contribuirá a mantener en rededor de sí, una atmósfera de alegría y bienestar; profundizará la confianza y el optimismo en ese enfermo; mantendrá una relación íntima de armonía con los elementos de fuerzas espirituales, que vibren en concordancia con nuestra propia mente; y sumado a la unión con estas fuerzas que por semejanza en el sentir y pensar se atraen, hará que la fortaleza aumente en ese cuerpo debilitado por la enfermedad. El Maestro dijo, dad al cuerpo lo que a él pertenece, y al espíritu lo que al espíritu obedece y pertenece. Esta armonía y equilibrio entre la mente espiritual y la mente material aleja el dolor, el sufrimiento y la enfermedad. Es conocido el concepto que va incluido en aquello que dice: ¡donde está tu oro, está tu corazón! Y esto es una gran verdad. Para la mente material, el pensamiento está donde está su cuerpo y en forma alguna, una gran parte del yo se encuentra dónde está el pensamiento. Esto es inconcebible para la mente corporal que se mide en forma objetivable. Para la mente espiritual, cuya naturaleza es por demás sutil, sabe y comprende que el pensamiento se mueve a una gran velocidad, y que, de acuerdo a la importancia e intensidad que dé a la causa por la cual piensa, una gran parte del yo le acompaña. Muchas veces esa causa es penosa y agobiante que se traduce en un desgaste de la fuerza mental que le acompaña. Otras, la razón que motiva la activación de los pensamientos junto con su yo, es positivamente vitalizadora, que redunda en beneficio y acumulo de gran cantidad de elementos de fuerzas atómicas, que fortalecerán la mente y el cuerpo, Existen muchas ideas que alberga la mente material, en relación con ideas de carácter espiritual, que no son bien comprendidas, por la condición estrecha en que esta fase de la mente mueve. Y es así, cómo pensamientos que surgen en la mente espiritual, son cogidos y mal interpretados por la mente material, convirtiéndolos en un acto de fanatismo y muchas veces de crueldad física y espiritual, para los que no piensan como ella, la mente material. Estos seres no pueden elevarse al nivel de la mente espiritual, hasta que su propia mente material no realice un acto de verdadera sublimación de toda la incomprensión de la vida, que encierra la mente corporal. Esa es la causa porque existe una lucha constante y permanente entre la mente material y espiritual, que conduce al hombre y a la mujer al desequilibrio psíquico, a la enfermedad y aún a la muerte. ¿Hasta cuándo? Hasta que por intermedio del
entendimiento espiritual se produzca un equilibrio de sabiduría entre la mente material y espiritual.
10. La fuerza mental colaboradora Hemos hablado de la necesidad de poseer una fuerza mental en desarrollo constante, que tiene una aplicación tranca en todo acto que realizarnos en nuestra vida diaria. Esta fuerza mental puede ser activada en proyección geométrica, al ponerse en contacto con fuerzas similares; o con seres que habitan el mundo invisible que se dinamizan por obtener un logro espiritual o material, proyectando energías que se unen a las anteriores en un solo foco de concentración de elementos atómicos. Nuestra actividad se realiza en general, junto a personas que inconscientemente están emitiendo pensamientos de calidad inferior o de franca negatividad. A veces estamos en contacto con personas -que hacen un hábito de la maldición, la envidia o la crítica mordaz y Maligna. Comernos obligadamente con seres que vibran en la perversidad o el malhumor, y los elementos mentales que emiten, los absorbemos junto con la comida. Muchas veces estamos relacionados por nuestras actividades, con personas que están pensando a diario, en la falta de salud de sus cuerpos; o en el desaliento con que llenan sus mentes; pueden estar vinculados sus pensamientos a la avaricia, a la depravación de sus emociones. Y con todo este ambiente invisible que nos rodea debemos luchar a diario. Nuestros conocimientos y nuestra práctica que nos sirven de gran ayuda a pesar de ello, nos vemos afectados en mayor o menor grado; por los elementos formas emitidos por esas mentes interiores, de todas aquellas personas que vibran en niveles inferiores, como lo hemos presentado más arriba. Debemos recordar que el medio ambiente que nos rodea, tiene una gran importancia, ya que él, no sólo actúa a favor o en contra con su sola presencia material, sino que lo hace también, a través de los elementos mentales que proyectan las personas que nos rodean. Estos elementos aunque invisibles, tienen realidad y por su acción una gran resonancia en nuestras vidas. Estaremos en constante lucha, si los seres con quienes estamos en contacto, consideran una norma en sus vidas, activar sus mentes de día y de noche, por el sendero de lo inferior y negativo, de la depravación, de la grosería, de la maledicencia o de la avaricia. Ellos tienen atada su mente a la materia grosera e inferior; y no les es posible sustraerse al influjo de su mente, que sólo es capaz de pensar a nivel de estratos mentales interiores y groseros. Si es cierto que en alguna forma, estas mentes inferiores, se benefician con el contacto y la amistad de las mentes que vibran en la Paz, en la Armonía, en el Amor y la Prosperidad, se necesita de muchísimo tiempo de experiencias, para que esas mentes evolucionen hacia lo positivo y superior de la vida. Toda evolución que se realiza en la mente, se hace siempre en silencio, en forma paulatina ya que un despertar brusco podría ocasionar lesiones psíquicas y mentales, que podrían llegar a ser irreparables. Para lograr resultados francamente auspiciosos para la fortaleza y la salud del cuerpo y de la mente, precisamos de la unión de todas aquellas mentes que han llegado a conocer y a tener fe en los poderes mentales, a fin de que, concentrados sus elementos atómicos mentales se llegue a los resultados que se desea. Las mentes más desarrolladas y con
más poderes, servirán de guía a todas aquellas personas que creyendo, carecen de la experiencia del poder del pensamiento. Esta unión mental y espiritual de todos aquellos seres que desean progresar por el Sendero de la iniciación mental, a una hora definida, a las 9 P.M., pueden reunirse en grupos, o en forma individual, para concentrar sus mentes en el objetivo que deseamos, que es el progreso de sí mismo y de los demás seres; y que la fuerza mental aumente día a día, para fines elevados y justos. Esta cadena de Unión y Fuerza no solo puede realizarse en un punto de una ciudad, sino que puede hacerse en varios lugares de la misma ciudad, al mismo tiempo. Esta misma cadena de Unión y Fuerza puede no debe realizarse en otras ciudades y aún en otros países. Conviene, en lo posible, que la hora de concentración sea la misma —9 P.M. para todos los grupos, ya que las energías emitidas son recogidas en un solo haz y proyectadas, para que el desarrollo y el progreso mental y material sea una realidad tangible en todos aquellos que participan de esta cadena. La concentración en la cadena de Unión y Fuerza puede hacerse cinco, diez o quince minutos, según sea la capacidad mental de las personas que participan. Esta unión de nuestros poderes mentales a través de la fuerza de los pensamientos que entallamos, si bien es cierto, que deseamos para todos los iniciados en las virtudes de la mente, Paz, Armonía, Amor y Prosperidad; estas mismas cualidades del espíritu de la materia se manifiestan en cada uno de los que participan en esta cadena de unión contribuye al desarrollo de las facultades mentales, a la evolución de sus poderes a vislumbrar la luz que empieza a iluminar esa mente y también a aumentar la prosperidad material. Como vemos, las proyecciones que una cadena de Unión y Fuerza va adquiriendo con el tiempo, a medida que la disciplina y la experiencia van siendo más sólidas, son francamente positivas en todo sentido. La existencia se hace más llevadera; se contempla la vida sintiendo la quietud en la mente y la paz en el espíritu, se cambia la faz triste y negativa de nuestras vidas, por una de positiva alegría y optimismo. A todo ello es necesario agregar en beneficio de los que forman este círculo de Unión y Fuerza, que mientras la constancia y la dedicación franca y sincera sea una realidad, en cada uno de ellos, de los eslabones que forman esta cadena, se irá formando en su rededor una malla atómica de elementos de fuerzas, que a manera de coraza Invisible, les servirá de protección y de fortaleza frente a cualquier medio ambiente negativo inferior, del cual deben desempeñar sus actividades. Esta malla atómica, a medida que el tiempo transcurre, y los eslabones de la cadena van tomando conciencia de su fortaleza, esta malla, digo, va adquiriendo claridad, y poco a poco, los colores se van a definir en forma nítida, de acuerdo con la personalidad espiritual de cada uno de ellos. Un acto tan sencillo y con un sacrificio de tiempo mínimo da como resultad una gama de beneficios, como algunos de los que hemos enunciado tras recompensas, aún mayores, se van a intuir a medida que el proceso mental se realiza a través del tiempo.
El aislamiento mental y espiritual no es conveniente, ya que en situación semejante el hombre y la mujer se privan del beneficio que pueden obtener, mediante la relación de contacto a través de las ondas de elementos de fuerza mental que por el mecanismo de la cadena de Unión y Fuerza, nosotros nos ponemos en relación. Esta relación que se establece de salud, de comprensión y de simpatía, impide el aislamiento; y obliga a todos aquellos que participan, a bañarse consciente e inconscientemente en estas corrientes energéticas que vivifican y fortalecen la mente, el espíritu y el cuerpo. No importa que los cuerpos pertenecientes a esas mentes se encuentren muy distantes, aún en otros países o que correspondan a mentes que viven en los planos del invisible, pero que, sintiendo que la corriente de vida y de salud para la mente y para el cuerpo es proyectada a través de los planos astrales, la comprensión que existe hacia ella y la vibración vivificadora lo hace en forma integral, obliga a todos esos seres a formar parte cada vez en forma más cohesiva, porque ello significa el poder contribuir a diario en la cruzada espiritual y mental de Paz y de Bondad, que tanto necesita el mundo, y cada uno de nosotros también. El poder conseguir que, con la ayuda de la cadena de Unión y de Fuerza, una Paz franca y duradera, en nuestras mentes y en la ejecución de todo acto en la existencia significa una repercusión muy honda en “la Paz del mundo, tanto visible como invisible. De ahí la necesidad voluntaria y consciente de un número cada vez mayor y en aumento que participen de esta cadena. Los resultados siempre serán de grandes beneficios positivos, para cada uno de los que constituyen la cadena, y de todos en conjunto; y también al trabajar por la paz en la tierra, las mentes de los seres que dirigen las grandes potencias internacionales tienen la posibilidad de aclarar sus propias mentes, permitiendo que un rayo de luz aclare el entendimiento espiritual de sus mentes y puedan ver la necesidad que los pueblos tienen, de una Paz en libertad. Una vez que los componentes de esta Unión y Fuerza se compenetran a sí mismos, de la esencia de la verdad que existe en este acto de magia mental, no podrán prescindir ni un solo día de esta actividad, porque saben que el sustento para la mente y aún para el cuerpo físico es ahí donde puede encontrar los medios para obtenerlo. Este proceso mental y espiritual, a medida que la comprensión en él vaya profundizándose, la evolución de las fuerzas potenciales de la mente y del espíritu van, poco a poco, aflorando; poderes que una vez en acción van a dinamizarse junto con las corrientes vivificadoras de la cadena misma. Este mismo proceso se va a ir produciendo en cada uno de los que forman y participan de esta cadena. Debe, con el transcurrir del tiempo, llegar a un desarrollo lo más a nivel que sea posible de las cualidades y facultades de la mente. Cuando esto haya sucedido, la cadena de Unión y de Fuerza habrá aumentado en poder y en fuerza en forma inmensamente grande, y su influencia positivamente constructiva en bien de la Paz de cada uno de los hombres y mujeres que la forman; y también este trabajo verá sus resultados en las proyecciones altamente auspiciosas en pro de ¡la Paz en la Tierra!
11. La salud y la belleza es reflejo de la fuerza del pensamiento Por todo cuanto ya hemos dicho, debemos concluir que la fuerza del pensamiento no solamente es una realidad, sin que su influencia sea francamente decisiva tanto en la vida existencial del ser humano como en la vida mental y espiritual de él. Hemos dicho, y repetimos, que el pensamiento tiene forma, color y sonido, y que admite plena comprobación para todos aquellos que, habiendo desarrollado algunas cualidades psíquicas, como la clarividencia, llegan a precisar sus cualidades en la misma forma, que nosotros lo hemos verificado.
El pensamiento y su fuerza estará en relación directa con la fuerza mental del ser que lo emite, y la calidad de los pensamientos en íntima correlación con la calidad de la mente progenitora. Se dice que la palabra maledicente es funesta; porque los pensamientos oscuros y tortuosos tienen acción tenebrosa para segundos y también para sí mismo, es una verdad. Es tal la influencia de los pensamientos formas emitidas por una mente, que éstos se reflejan en el rostro y también en la salud mental y física de los seres humanos. La persona que vive en su mente con pensamientos constantes de cólera y violencia, éstos, a causa de su fuerza y de su acción, van reflejándose en el rostro, y en él van haciendo un verdadero retrato de la mente. Recordemos el rostro producido por la avaricia. Los pensamientos se encuentran tan condensados y en semejanza al dinero, que no solamente esclavizan esa mente, sin que los pensamientos adquieren el brillo y la vibración de frío, que da el mundo del dinero. Estos seres terminan como si llevaran el sello del dinero en sus rostros. Aquella persona llena de desaliento por alguna enfermedad que le aqueja, aumenta los síntomas psíquicos y físicos de esa dolencia, porque su mente está dirigida por los pensamientos le ahondan, ese proceso, lo que también se refleja en el rostro. En general, todo estado psíquico, físico, especialmente cuando los trastornos se suman los unos a los otros, el estado mental y espiritual del hombre y de la mujer, y aún del niño y de la niña, tienen su espejo en el rostro. No basta que las palabras de las personas al decirlas sean de simpatía de bondad, si detrás de ellas se esconden pensamientos muy diferentes, en franca posición a la expresión hablada. Y la influencia de estos pensamientos sí que rebasará sobremanera a la acción de las palabras. ¡Los pensamientos revelan como siente el corazón! Las personas que poseen una mentalidad maligna, sus pensamientos les llevarán a la realización de actos compulsivos contra otros seres. Desde los vehementes pensamientos que desean daño y ruina para el ser al cual se odia , hasta la realización por intermedio de actividades mercantiles u otras, para conseguir el fruto de sus pensamientos oscuros. Es tal el poder del odio, que existen hombres que para conseguir que el odio de sus pensamientos tenga su fruto en la realidad física que llegan a practicar las artes maléficas, a fin de dañar al cuerpo y a la mente. La mente depravada, lasciva, que bajo la acción del licor de alguna droga, o simplemente sobria de los efectos de estos estimulantes, necesita de la realización de actos sexuales u otros, para satisfacer y calmar esa mente tumultuosa de pasiones bajas y que muchas veces se mezclan con instintos sádicos para llegar a la cima de la depravación en el mental y en el física . Todo este trabajo mental permite que estos seres se vayan rodeando de una atmósfera mental y emocional, producto de su propio estado mental; el que a su vez atrae entes y pensamientos, que vibran y piensan de acuerdo a la nota vibratoria en que se encuentra
la atmósfera mental que les rodea, ahora ampliamente engrasada con el contingente mental, y de entes que por similitud con los pensamientos han sido voluntaria o involuntariamente atraídos. Es fácil comprender que todos estos pensamientos se retraen tan en forma muy nítida en el rostro de estas personas. Es como si la faz blanca de una persona la pintáramos de negro. Pintura que tendría el poder en algunas de deformar los ojos, en otros la nariz o la boca. La fuerza del pensamiento es tal, que deja su huella en la mirada de esas personas, o define los rasgos, dándoles una marcada dureza. En otros casos, no sólo es el rostro el que adquiere las características de los pensamientos sustentados, sino que también se extiende su impresión al cuerpo físico. Pero aún hay más, el pensamiento al dinamizarse por su propia fuerza, motiva una intensa actividad afectiva, pues arrastra en el mismo camino mental a los sentimientos, a las emociones, que a su vez redundarán en sensaciones acordes a emociones y pensamientos semejantes. Toda vida mento-emocional que ocurre en el hombre y en la mujer debe dejar su impresión en el rostro, en la mente y en el alma de los seres. Es tal la influencia que estos factores vivos de la vida anímica tienen en todo ser humano, que al retratarse en el rostro y en los ademanes del cuerpo físico, lo hacen también en el alma, como ya se dijo. Aparecerá el aura magnética de la persona teñida con calidad vibratoria de la fuerza radiante de sus propios pensamientos y emociones. Esto no es, como arrojar los vestidos que se llevan puestos, porque sé han manchado con pintura negra. El aura magnética perteneciente a un bandido y homicida es muy diferente a la de aquel ser que ha hecho de su vida una constante práctica de la bondad, de la caridad y del amor al prójimo. Todos los hombres y mujeres que de día y de noche viven en el malhumor, la fuerza de sus pensamientos se reflejan en los rasgos de sus rostros y en los ademanes bruscos de su cuerpo. El rencor y el día que en general mueve a los seres a la venganza, hace que los ojos de ellos adquieran un brillo y una forma de mirar, que distan mucho ser agradables y atractivos. Todas estas formas negativas e inferiores de pensar llevan a los seres humanos, junto con la fuerza de sus pensamientos a observar cómo la salud psíquica y física recibe la acción morbosa de esta forma de actividad mental. La mente que mantiene en actividad la irascibilidad, la violencia, la inquietud, el temor, en general, a la corta o a la larga, repercutirá en el sistema psíquico perturbándolo en mayor o menor grado, según sea la impresión que la fuerza del pensamiento deje en él. Pero no se detiene su influencia hasta allí, avanza más, y deja sus huellas en el cuerpo físico; afectará al estómago o las vías biliares, el buen funcionamiento gastrointestinal tras veces repercute subjetivamente sobre el equilibrio del cuerpo, o en la producción de verdaderas jaquecas. Hombres y mujeres, niños o niñas, cuyos pensamientos vuelan por el sendero del optimismo, de la bondad del altruismo, ellos también se reflejan en sus rostros y también en los ademanes de sus cuerpos. Y de esa vida mental y emocional, se impregna a su vez, su propio cuerpo áurico. El espíritu de justicia y de amor al prójimo,
que anima a muchos seres hace que los rasgos fisonómicos y la salud mental y física sea un fiel reflejo de la calidad superior de sus pensamientos. Quién, alguna vez en su vida, no ha sentido que el amor ha golpeado suavemente a su corazón. El amor puro que los seres sienten, hace que sus vidas se pueblen de pensamientos, emociones y sentimientos, que semejan un jardín en primavera. Y es que la vida de esos seres es una continua primavera; cada pensamiento es una flor, y la emoción de sus sentimientos es la fragancia exquisita y sutil que absorben de esa flor. Sus vidas y sus existencias están impregnadas íntimamente de toda esa fuerza viviente que emana de sus mentes y de sus almas. Ellos viven un mundo de dicha y de felicidad. Toda esa fuerza de sus pensamientos se retrata en sus rasgos fisonómicos; esa, fuerza radiante hace que sus rostros parecieran estar iluminados por el sol del espíritu; sus sentimientos se reflejan en la Mirada, y todo ello tiene una resultante positivamente saludable para el cuerpo físico y para el cuerpo áurico de esas personas. Si todos los seres humanos, de cualquier edad, se convencieran de la gran realidad que encierra la mente de cada uno de nosotros, trataría de conocer y de hacer uso de esa fuerza mental que se robustece con las fuerzas de incalculable poder que encierra la naturaleza en las poderosas montañas, en los vientos, en la lluvia, en la nieve, en el mar, en el sol que con sus rayos todo lo vivifica. Al contemplar esa inmensidad física, debemos ponernos en íntima relación de contacto con las energías de incalculable poder que encierra la naturaleza, en sus diversos tópicos. Con esta relación de contacto debemos tratar de incorporar a nuestra mente y a nuestro cuerpo física el mayor cúmulo de energías, que deban fortalecer el estado de salud del cuerpo física y mental; darle vigor, belleza, y a la mente lucidez. No debemos permitir que un estado de desaliento o de duda sobre nuestras posibilidades tome asiento en nuestra mente. Debemos buscar la forma rápida de desviar el curso de la actividad mental que sigue un camino de negatividad o de inferioridad hacia horizontes luminosos, positivos y de niveles superiores. La contemplación de una puesta de sol nos da el sentido espiritual de belleza, y la aurora en el amanecer nos comunica vida y vigor. La alegría y el optimismo de vivir, lo absorbemos de la observación de las verdes plantas y de sus hermosas flores, y del trinar de los pajarillos que van de rama en rama. En fin, debemos, inteligentemente, saber elegir el momento para motivar y dinamitar los elementos de fuerza de nuestra mente hacia los tópicos positivos y superiores que de acuerdo con nuestra propia sensibilidad nos impresionen impulsándolos a cambiar la modalidad negativa de la mente, hacia modalidades de pensamientos que le permitan atraer las fuerzas de los elementos de la Mente de la naturaleza y hacerles brillar en el optimismo, en el esfuerzo y en el éxito de aquello que nos hemos propuesto. No habrá debilidades ni tristezas, ni escepticismo para todo aquél, que actuando en la forma que hemos indicado, lleve a efecto cualquier empresa, sea en el campo profesional, comercial u otro. Una actuación más directa en el laboratorio de nuestra mente y de nuestro cuerpo físico, es realizar con nuestros propios pensamientos una verdadera alquimia. Hacer que ellos sigan el curso que deseamos, y que la fuerza de sus elementos átmicos repercutan positivamente en nuestra mente y en nuestro cuerpo físico.
El sol espiritual que existe junto al sol físico, con sus rayos y vibraciones puede impregnar en forma constructiva el rostro y el cuerpo de todo ser humano. La fuerza atómica de sus vibraciones aumentarán la fuerza de los pensamientos; y la radiación de ellos será más poderosa; su acción al dinamitarse en sí mismo será de efectos brillantes y positivos; y esta positividad se comunicará a todo aquello, a lo cual se proyecta. Si el deseo o la necesidad es el fortalecer la mente o el cuerpo físico, en esa dirección debemos guiar los elementos de fuerza de la mente. Si deseamos que la quietud o la paz sean en la mente, debemos trabajar alquímicamente, a fin de cambiar el estado mental negativo por el que deseamos, el positivo. El sol tiene su mayor influencia de poder al amanecer, en la mañana temprano. Y es precisamente frente a sus rayos, en posición de pie o en posición sentada, previa unas respiraciones profundas, realizar el acto mental. Las respiraciones se harán lenta y suavemente, inspirando profundamente por la nariz, reteniendo al máximo el aire, y exhalando por la boca. Esta operación se repite cinco a diez veces. El cuerpo lo más relajado que sea posible. Una vez, nos hemos preparado en esta forma indicada, de cara al sol, mentalmente o pronunciando las palabras en tono de voz suave, elevaremos nuestra mente al Señor del Sol, y le pediremos con voluntad espiritual y la creencia absoluta de que así será: Oh, Señor del Sol, yo os pido que con vuestras vibraciones bañéis mi rostro y mi cuerpo y me concedáis brillo, belleza, salud y juventud a mi rostro y a mi cuerpo. Este sencillo ejercicio se repite en voz baja tres a cinco veces, y se piensa, en la posición relajada que hemos elegido iremos sintiendo la acción de las vibraciones solares, como una realidad tangible, que penetran por todos nuestros poros del cuerpo y por la malla atómica de nuestra mente. Estos ejercicios repetidos diariamente y por un tiempo largo, mejor aún por toda la vida, dará el resultado requerido. En un principio no hay que esperar mucho, pero, a medida que la persona se sensibiliza a las vibraciones solares, y que la disciplina mental va encauzándose con un mejor método por el verdadero sendero, los logros en todo sentido serán cada vez una realidad mayor. Muchos hombres y mujeres ni siquiera se tomarán la molestia de ensayar un procedimiento mental, como el indicado; otros, después del primer o segundo ensayo lo abandonarán, diciendo que esta fantasía no concuerda con su manera de ser. Para los otros seres, que tienen paciencia y son constantes en sus ejercicios realizados, con la esperanza de conseguir lo más rápido, que les sea posible, lo que motivó la realización de estas prácticas, a ellos les será permitido ver en sí mismos la realización de sus anhelos. Estos resultados no son una fantasía, no es un producto de ciencia ficción. Es un hecho real, basado en la verdad de un conocimiento espiritual, que imantado con los arquetipos vibratorios del sol, lo trasplantamos con fuerza viviente a todo nuestro ser. Los que tenemos experiencia, ya que todo esto es, ni más ni menos, que el fruto de largas prácticas en el transcurso de esta existencia, podemos hablar con autoridad y con conocimiento de causa que todo cuanto hemos comunicado es una verdad. Esta verdad, que en un principio era una verdad pequeñita, fue poco a poco, agrandándose a medida que íbamos absorbiendo en forma bien visible el fruto de las experiencias adquiridas. También nos costó el aprendizaje, también tuvimos dudas debido a nuestra juventud, pero más pudo la acción tesonera de nuestra voluntad, guiada por la creencia intuitiva, que la meta a la cual debíamos llegar era una verdad real. En general los grandes resultados se han obtenido mediante el conocimiento sencillo puesto en práctica, por
intermedio de ejercicios fáciles de realizar. Con el correr del tiempo todos aquellos que nos adentramos en esta clase de conocimientos y prácticas pudimos comprobar que el horizonte que se iba abriendo ante nuestros ojos, era mucho más amplio y profundo de lo que habíamos imaginado. Con estas enseñanzas realizadas en sí mismo, fuimos poco a poco, cambiando nuestra manera de pensar y de actuar. Y si es verdad, que en ocasiones nuestra mente era dominada a ratos por un estado de irascibilidad, de desmoralización o de indecisiones en nuestros actos, teníamos mucho cuidado en poner en práctica nuestros conocimientos, a fin de impedir el desmoronamiento de todo cuanto habíamos construido a lo largo del tiempo. Era imprescindible que la atmósfera de elementos atómicos-mentales negativos no penetrarán en nuestras mentes y no hicieran los estragos que siempre resultan de ello. Debemos tener siempre una plegaria, dicha en el temple del corazón, para sentir la fuerza viviente de los elementos atómicos que atraemos, por tener constantemente nuestra mente en la posición de positividad universal.
12. Magnetismo personal Todos los seres de la creación poseen y existe en ellos, el Magnetismo en forma más o menos desarrollado. El magnetismo es un flúido universal que está animado de movimientos semejantes a un flujo y reflujo, que lo hace que entre los cuerpos animales se establezca una relación de influencia entre ellos. El hombre y la mujer, al poseer este fluido, también existe en ellos esa misma influencia y están en condiciones de sentir sus efectos, y aún de producirlos, ya que este fluido es susceptible de propagar, recibir y comunicar todas las impresiones a través del sistema nervioso, que es uno de los tejidos principales por donde se manifiesta. Sabemos hoy en día, que la célula orgánica posee magnetismo. El torrente circulatorio es también un elemento orgánico que se caracteriza por ser un vehículo físico del magnetismo. Magnetismo Personal vendría a ser esa fuerza de atracción que posee todo ser humano. Este Magnetismo Personal o Fuerza de Atracción lo encontraremos actuando en la fuerza mental, en la muscular; en suma vendría a ser la fuerza vital porque es el elemento fluido que actúa en todos los detalles de la vida, tanto dentro del cuerpo como fuera de él. Este fluido no es patrimonio de unos pocos; como ya se dijo, lo poseen todos los seres, ya que hablar de magnetismo es relacionarlo de inmediato con la salud, con la vida. Cuando la salud se robustece, también el magnetismo aumenta robustecido. Durante una enfermedad el cuerpo se debilita, a su vez el magnetismo disminuye y se debilita. Vemos la íntima relación existente entre magnetismo y salud. El ser humano en posesión de un normal estado de salud mental y corporal y conviviendo en armonía con la naturaleza, siente la alegría de vivir que le impele desear seguir viviendo. El organismo físico está constantemente en renovación celular. Por un lado las células gastadas y viejas son eliminadas fuera del cuerpo y son reemplazadas por nuevos
elementos celulares. Durante la vejez del cuerpo, estos procesos de renovación están muy dificultados y hasta impedidos por la disminución franca de esa fuerza vital, que caracteriza a los cuerpos jóvenes. La nutrición y el ejercicio permiten la renovación equilibrada del desgaste que sufre el cuerpo. Se aconseja una alimentación mixta armónica, exenta de excitantes y de bebidas espirituosas. Sueño prolongado y reparador. En los seres que son portadores de magnetismo personal en abundancia, se manifiesta esta radiación de personalidad magnética en la vitalidad integral del ser humano. Puede conocerse a estas personalidades por el brillo de sus ojos, sus ademanes, su voz, o por el tacto de la mano. Desde luego que una radiación magnética luminosa, la poseen todos aquellos seres que tienen la fuerza de la salud y la fuerza de una mente positiva. En naturaleza que nos rodea y dentro de nosotros mismos existe un inmenso potencial de fuerzas que es preciso desarrollar mediante el conocimiento mágico puesto en práctica, para desenvolver en sí mismo y atraer el magnetismo, para convertirnos en una personalidad magnética. El sistema nervioso sirve de vehículo al magnetismo vital. El cerebro como centro condensador de energías magnéticas y foco sensitivo, está en cada momento necesario, conduciendo la energía vital a todos los órganos, cuando la voluntad inteligente y positiva se pone en relación con la mente. Este desarrollo de las corrientes magnéticas en el cuerpo, le concede ese estado pleno de salud y siente una alegría de vivir que a veces se hace inexplicable. Ese cuerpo es un foco luminoso de energía radiante: El magnetismo personal se acumula en los centros nerviosos y conserva la vitalidad y una abundancia de fluido en la sustancia gris del cerebro. En todo cuerpo con vida, existe vitalidad magnética y eléctrica y la cantidad mayor o menor que de ella exista en ese cuerpo, da la pauta del estado de salud que posee. ¿Cuándo podemos desarrollar y aumentar el poder magnético? Siempre se ha aconsejado que es imprescindible que las funciones de la economía orgánica estén estrictamente relacionadas con un estado de salud corporal excelente; lo que trae a colación una vitalidad normalmente exuberante, lo que le permite estar en condiciones óptimas para el desarrollo del Magnetismo Personal, el poder mantener su poder y hacer uso de él. Si observamos con interés científico al ser con personalidad magnética, veremos que todo él irradia serenidad, y su mirada tranquila parece que comunicará una dosis de paz a nuestra mente y a nuestro espíritu, que seguramente en esos momentos tanto necesitamos de ella. (1) Es una verdad que por el desarrollo de la vitalidad magnética y el desarrollo del poder magnético, el ser se encuentra en condiciones de descansar física y mentalmente en el momento que lo desee. Podrá emplear este poder en aquietar su mente y sus
nervios, al mismo tiempo que les comunica esa vitalidad que les es imprescindible. Estará en condiciones mejores para enfrentar cualquier dificultad que en sus empresas se le presenten. Tendrá la facilidad de trasladar el foco luminoso de su personalidad magnética a su mente, armonizándola con la fortaleza y con lucidez necesaria para esclarecimiento de sus ideas. Y si por alguna razón la voluntad o el cuerpo físico llegan a debilitarse, es en ese sentido que debe encauzar todo su poder magnético, a fin de fortalecer la vitalidad y que la radiación mental alimente en forma firme a esa voluntad que comienza a debilitarse. Hemos dicho que todos los seres poseen magnetismo, desarrollado en mayor o menor grado. Una persona irritable, con mal carácter, también posee vitalidad magnética; pero que llegue a desarrollarlo en forma aceptable es problemático. Toda persona magnética debe aprender a dominar sus impulsos de irritabilidad, porque en cada uno de estos actos descarga los centros nerviosos de esa vitalidad. Un ser con personalidad magnética, debe mantener la quietud corporal y la paz en la mente; y poder llevar a éxito los propósitos elevados y honestos en la lucha por la vida. Debe hablar siempre de temas distintos, pensar siempre en-forma clara en lo que se va a decir. Concentrándose en esta forma, en lo que se dice, la palabra adquiere siempre un gran poder de convicción. Si el pensamiento es el vehículo de la fuerza radiante, la palabra es su verbo. La voz se manifiesta y actúa por su magnetismo, cuando llega a los oídos de sus interlocutores suave, armoniosa, como si acariciara los tímpanos de sus oyentes; por ninguna razón puede ser una voz con tonalidades desagradables para el oído. El éter universal que nos circunda es el que se impresiona y sirve para transmitir las vibraciones mentales o emocionales que se han originado en la primera persona y son recibidas por los oyentes, impresionando a su vez los centros nerviosos de cada uno en particular. La fuerza magnética o la personalidad magnética se manifiesta en todo el ser, cuerpo y mente, por intermedio del poder del pensamiento magnéticamente radiante, que vendría a ocupar todo el cuerpo de la persona. Esta radiación magnética si bien es cierto que se extiende a todo el cuerpo, también lo hace y toma especial posición de poder radiante, en el aura magnética de todos los seres. El hombre y la mujer con las características magnéticas que hemos enunciado, tendrá éxitos en cualquiera de las esferas de la vida en que actúa, si es capaz de unir la mente inteligente a una voluntad también inteligente y recia. Cuando hablamos de una mente inteligente lo hacemos siempre que los pensamientos hayan sido liberados de la indecisión, del miedo, de la superstición o del fanatismo. Porque al actuar sabe que lo que ha emprendido es la verdad. La mente en estas condiciones, lleva consigo como guía una voluntad que necesariamente, debe y tiene que ser inteligente y fuerte, que en ningún momento vacile o dude. La capacidad radiante de los pensamientos no sólo se restringe al cerebro, sino que lo hace a todo el cuerpo. Y como la fuerza de los pensamientos radiantes es positiva, esta positividad comunicada al cerebro también se hace a todo el resto del cuerpo, incluso a la unidad de todo órgano, a la célula. Si la condición de toda persona magnética es
positiva, mientras mayor sea la capacidad magnética activa que posea, en mejores condiciones se encontrará para influir sobre aquellos que están en su campo de acción. Y lo que es muy importante sobre cada una de las células físicas que forman nuestro organismo. Sin tener capacidad magnética, en general, la influencia que llegará a ejercerse es muy precaria. Recordemos que la influencia que podamos brindar debe contar con la aceptación de la persona, sea de una manera consciente o inconsciente. La persona magnética para hacer uso de sus facultades al tratar de influir sobre otras personas, debe tratar de ponerlas en estado de receptividad para comunicarles con toda facilidad su irradiación magnética. De esta manera, se le comunica a la persona lo que necesitaba y al impulsarla magnéticamente, cambia en gran manera la negatividad de su magnetismo por un estado parcial o total de positividad radiante. El operador magnético cede parte de su vitalidad magnética, que según sea la reciedumbre de éste, puede o no afectarle, en su ánimo o en su salud; si bien es cierto que poniendo en acción los mecanismos superiores de que se vale, restituye rápidamente el material magnético radiante del cual voluntariamente se desprendió. Cabe una pregunta, ¿dónde ha ido, dónde ha quedado ese magnetismo enfermo, débil o negativo? En el aire no puede quedar en su totalidad. Esta pasa en gran parte a incorporar la vitalidad magnética positiva del operador con las consecuencias que ya dejamos entrever más arriba. Si el conocimiento y la voluntad no son lo suficientemente aptos, la repetición de actos como éstos cambiarán, y no quepa duda, la faz magnética positiva en nefastamente negativa. Con ello no significa que nuestra ayuda se restrinja al egoísmo. Para actuar y no dañar nuestra voluntad y la positividad magnética de nuestra mente, debe exigirse estar en condiciones por demás óptimas, para no sufrir las consecuencias por absorción de nuestro magnetismo positivo, y también el oscurecimiento de él. Junto con ello, debe imperar un sano juicio en nuestra mente, ya que el acto de influencia a realizar, nos debe dejar convencidos de su utilidad y beneficio. No sólo puede comunicarse por intermedio de la voluntad mental la radiación magnética, sin que ésta, también puede hacerse por los pases y por el uso de los imanes. Se conoce con el nombre de pases magnéticos a la imposición que se hace, con las manos sobre la cabeza de la persona, a quien se desea comunicar esa corriente fluídica que es transmitida de cabeza a pies por el operador, colocando las manos extendidas con los dedos ligeramente flectados. La imposición de las manos puede hacerse directamente en la piel de la persona a quien se desea llevar el magnetismo vitalizante. También puede hacerse con las manos ligeramente separadas de la piel de la persona. Otro modus operandi, es transmitir la radiación magnética con ambas manos, sin tocar la piel, sino moviendo los brazos y manos en círculos, semejando al sol, y chasqueando los dedos de las manos sobre el rostro y el cuerpo de la persona. Recordemos que es una creencia comprobada que el fluido magnético se transmite por las palmas de las manos y la punta de los dedos. Igualmente se pierde y al mismo tiempo se absorbe por las manos.
Si magnetizar es un acto importante, no lo es menos el arte de desmagnetizar a la persona, tratando de liberarla en la mejor forma posible del magnetismo cansado o enfermo. Esta desmagnetización puede hacerse al cuerpo entero o a un segmento u órgano del cuerpo en especial. Los pases se harán igualmente en contacto con la piel o separado de ella. Pero los movimientos de las manos deben hacerse de abajo hacia arriba, desde los pies hacia la cabeza, con ambas manos con las palmas hacía arriba y los dedos suavemente en flexión; terminad el pase, se sacuden las manos hacia un lado; eliminando el magnetismo enfermo. Puede emplearse, humedeciendo las manos con algún líquido perfumado, una loción por ejemplo, ya que el perfume es una gran ayuda, en estos casos. También se usan los soplos fríos o fuertes, con el objeto de despejar la zona del cuerpo, la frente por ejemplo, del magnetismo débil; y los soplos cálidos o suaves, con el fin de vitalizar esa región corporal. El imán también tiene el poder de los pases magnéticos; y la barra imantada cuyo polo positivo tiene el efecto de magnetizar y el otro extremo, el polo negativo, el efecto contrario. El imán con forma de herradura lo he usad con el fin de desvirtuar la acción del magnetismo nocivo que está actuando sobre un órgano físico. Su aplicación puede hacerse en contacto con la piel en sentido longitudinal, o en la dirección que se considere conveniente. Además, el imán aplicad en esta forma, produce a continuación un ordenamiento del magnetismo y un aumento de éste, por la aplicación de los polos del imán, en la zona corporal afectada. En todos estos procesos, sólo actúa la voluntad con conocimiento del magnetizador; la persona sobre la cual se actúa, permanece en estado pasivo. No importa que esta persona crea o no, en la existencia del magnetismo, y sobre todo, en su acción superficial o profunda que tiene sobre el ser humano. Lo que sí interesa es que el operador magnético, al mismo tiempo tenga un conocimiento cabal del proceso, y tenga el buen juicio, de saber plenamente que lo que realiza es útil y necesario.
13. La sugestión En todos estos procesos de psiquismo trascendental participa la mente, que pertenece al alma; y el alma como atributo del Espíritu. Sugerir es dar una idea de cualquier orden de cosas; idea que puede ser inculcada en la mente de una persona: es una sugestión. La sugestión propiamente tal participa del alma; es aquel proceso que produce una sensación o un pensamiento. Y tiene por cierta la idea sugerida y se le preconiza como tal. La vida está poblada de sugestión, porque es su objetivo. La afirmación es la representación de la verdad en el plan de lo subjetivo.
La sugestión no siempre es la misma para cada ser humano, ya que cada uno de ellos, ante la misma sugestión tienen pensamientos y emociones diferentes. A todos los niños se les inculca para facilitar su alimentación, que ésta siempre está agradable. La mayoría acepta esta sugestión que la confirma con la afirmación “está muy agradable”. Para otros niños no será tan sabrosa la misma comida, y la afirmación nacida de esa sugestión, será de rechazo. La sugestión produce una emoción que a nivel cerebral se transforma en la afirmación de una verdad. Esto es muy importante en la vida de todo hombre y mujer, porque viniendo la sugestión de lo externo, estas pueden ser agradables o desagradables, positivas o negativas, superiores o inferiores. Cuando él ser adquiere el dominio de sí mismo, tiene el poder de elegir o rechazar la sugestión, según sea su propio criterio o interés. Siendo el hombre una representación de la Unidad, en él se encuentran en potencia todas las cualidades y facultades inherentes al Yo. Por esta razón muy elevada, no existe el por qué no ha de desarrollar estas potencialidades que posee, para bien de su propia existencia y vida interior. El “Yo Soy”, debe desenvolver la fuerza que en sí mismo existe, y no limitarse al espacio pequeño, ocupado por una fuerza también pequeña. Siempre hemos de decir, debemos con energía afirmar “Yo quiero”, “Yo puedo”, “Yo tengo”, “Yo poseo”. El pensamiento nacido de esa sugestión actuará de acuerdo a las nuevas potencialidades nacientes en la dirección más constructiva que lo estime. Y al afirmar una sugestión en la forma indicada, hará nacer en sí mismo el poder avasallador de la Auto-Sugestión. La autosugestión haciendo actuar los poderes del espíritu, moverá masas de fuerzas mentales y emocionales que a través de su propia razón, hará que rijan todas las manifestaciones de su propia vida, cuando así lo desee, y que no deben ser tras que la Salud, la Felicidad, la Belleza y la Prosperidad. La afirmación desarrolla toda clase de cualidades, tanto las buenas como las malas, y nuestras vidas se rigen por la afirmación que hacemos. Toda afirmación lleva implícita en su ejecución la Voluntad. Una Voluntad disciplinada y cultivada con técnica y método, hará que toda afirmación que hagamos, nos lleve a la meta del éxito. Por el contrario, aquella voluntad no firme e indisciplinada lleva consigo motivaciones de pensamientos semejantes, que no tienen la firmeza para actuar en forma recia y que todas las energías converjan a un solo punto. La afirmación positiva o negativa trae como consecuencia para obtener el éxito, el poseer el Poder de Concentración. La Concentración de los pensamientos y deseos en un solo objetivo, trae la felicidad y la desventura, el éxito y el fracaso. Si nuestra mente preocupada por ansiedades, dudas, temores, concentra sus pensamientos en esta actitud emocional, los resultados serán negativos.
“Yo puedo”, es la afirmación del éxito, de todo aquello que es constructivo; positivo, elevado y justo. Yo puedo y quiero elegir aquellas sugestiones, que llevan a una afirmación de lo que “Yo” deseo, ¡que así sea! Yo puedo y quiero rechazar todas las sugestiones que tengan una afirmación negativa o inferir, porque “Yo Soy”.
14. Hipnotismo La fuerza del pensamiento dinamizada hacia un objetivo, crea una sugestión. Pero sugestión no quiere decir Hipnotismo. Los fenómenos hipnóticos aplicados al ser humano, se conocen desde muy antiguo, y su aplicación residía principalmente como procedimiento terapéutico, entre otros, para tratar de curar dolencias del cuerpo y alteraciones psíquicas de la mente. En la época actual la ciencia médica se ha preocupado en forma seria del hipnotismo, integrándolo en algunas especialidades a su arsenal terapéutico. Existe una vasta literatura sobre este tema, ya que son muchas las personas que se han interesado y han hecho investigaciones sobre estos fenómenos de la mente. Quienes tienen la convicción de su realidad son todos aquellos que han tenido la oportunidad de estudiar la materia. Estos fenómenos hipnóticos tienen una gran trascendencia para todos los seres humanos, puesto que su conocimiento y su práctica, puede traducirse en cambios muy beneficiosos para el hombre. Hipnotismo viene de hipnosis que significa sueño. Pero no es necesario el sueño para producir el fenómeno; ni tampoco en el estado de sueño hipnótico los resultados llegan a ser más eficaces. En algunos experimentos es necesario el sueño. Existen seres fácilmente hipnotizables, otros lo son difícilmente, y los hay, que son casi imposibles. En principio, todos los seres humanos con la experiencia continua; llegarían al estado hipnótico. Todo ello, debido a que el fenómeno producido radica en el efecto de la propia mente del sujeto. El operador tiene la personalidad sugestiva, que facilita e induce la operación. Y como es conocedor de la mente humana, su voluntad ejercitada en estos actos, allanan las dificultades que pueden presentarse. La ciencia considera que todo es movimiento. El Espíritu o Ego no es una forma de él. Y todo cuanto existe fuera de él, también constituye una forma de movimiento. Entre el Ego y el exterior natural existe una relación de contacto constante, intermedio de los centros de irradiación que existen en todo organismo vivo. La vibración es la irradiación que nos viene del espacio. Estas vibraciones producen una realidad de contacto con el Ego. El cuerpo físico es el vehículo, a través, del cual llegan las vibraciones al Ego. El Ego al abandonar el cuerpo, éste pierde su estad de sensibilidad, no siente.
Las sensaciones se producen por los cambios de vibraciones; así la sensación visual o auditiva tienen distintos grados de vibración. Hay Egos que no responden a la vibración, como en los niños ciegos y sordos; puesto que para ellos no hay luz ni sonido. Pero las vibraciones exteriores existen y aunque no le impacten, serán recibidas por ellos, durante toda su existencia. Para ellos, sus vidas están exentas de luz y sonido. Los seres que ven y oyen, ¿pueden negarse voluntariamente a ver y a ir? Esto es de una gran importancia para todos, porque hecha la elección, podrá ver y oír lo que desee. Esta elección consciente tiene tales proyecciones, que el ser llega a conquistar la felicidad, porque en su equilibrio armónica y consciente ha madurado sabiamente la elección de sensaciones, que le capacitan y le permiten vivir en un mundo con un conocimiento superior a todos los otros. Aquel que lo posee, tiene en su mano derecha la llave de la Sabiduría, que a su vez le da el poder de poseer el dominio de sí mismo, ser dueño de su propio destino. Esta llave nos posibilita poder crear diariamente condiciones internas y externas, que mejor deseamos para nuestras vidas. Las repercusiones son tan hondas porque nos transforma en el creador de las propias condiciones de salud y prosperidad. El ser humano no es la verdad, pero sí es capaz de percibirla. La verdad y el conocimiento vienen de fuera, del Dios Altísimo o de la Madre Naturaleza, que es una misma cosa. La verdad del conocimiento que también viene del Exterior es percibida por el Ego del ser, y por su intermedio, le permite crear y fortalecer las condiciones diarias, que le capaciten a la felicidad espiritual y a la prosperidad material. La generalidad de los seres humanos, carentes del conocimiento de las potencialidades existentes en su Yo, crea las condiciones de su vida diaria por elecciones hechas sin prever las consecuencias. Es así, como a raíz de la situación en que se encuentran en la actualidad, es muy frecuente escuchar frases de reproche: porque no he elegido en forma diferente; si hubiera estudiado tendría mejores posibilidades; con el ahorro podría tener los medios necesarios para una vida mejor. Esta auto-crítica es ya un reconocimiento al poder de elección, aunque limitado y una cierta responsabilidad por las condiciones existentes de vida. Todo hombre consciente o inconscientemente es el responsable de la forma de vida que ha creado en esta existencia. Como existe en la vida de cada cual el libre albedrío, la causa de elección siempre la encontraremos en nuestro Y, con asiento en la mente superior, que tiene el poder de elección, el camino a elegir en la vida. Y desde luego elegirá siempre lo mejor y elevado, para su propio bienestar. Recordemos que la sugestión produce una sensación o un pensamiento; y esto motiva la elección en la vida, que se cristaliza a su vez, en los hechos, como causa de estos, de las alternativas que se presentan en la vida de cada cual. Sabemos muy bien que de acuerdo con la calidad de los pensamientos que tengamos, así será nuestra vida. Cuando nos encontramos dominados por sentimientos de profunda tristeza y la compañía de un amigo, mediante su conversación desvía nuestro estado emocional hacia otro más alegre y llevadero o si tenemos un sentimiento oscuro en nuestro corazón
y la conversación de una persona simpática y alegre hace que nos olvidemos de la manera de sentir que antes teníamos. Esto hace que pensemos que la sugestión más fuerte domina a la persona durante un tiempo. Esta es la forma de pensar, de sentir y de actuar cuando nos referimos al Hipnotismo, y la causa de ser y de actuar de las Escuelas de Curación Mental. La Sugestión es un poder que induce al ser a pensar en otra cosa, y una vez que el efecto doloroso se ha olvidado, este no existe. Si llegamos a disciplinar nuestra mente, podemos desde luego, pensar o elegir nuestros pensamientos dirigidos a la alegría de la vida, en su salud y en su felicidad. Esta disciplina mental y espiritual, actuando con cabal dominio de sí mismo, puede elegir los pensamientos y sentimientos en un momento de su existencia, que lo capacita a poseer la facultad de elección dentro de un cierto límite. Pero si el dominio en sí mismo, es la resultante de una disciplina acabada y de un conocimiento amplio, podemos salvar esa limitación. Toda disciplina y conocimiento de la sugestión, le permiten a todos los seres humanos absorber un bagaje de experiencias, que al mismo tiempo que le da un dominio de sí mismo, le permite aprender a saber elegir en la vida. El hipnotismo que se realiza, sin que sea necesario el sueño, tiene derivaciones muy constructivas y positivas para los seres humanos. La persona que impulsa sus palabras con la irradiación magnética de una voluntad cultivada, llega a producir en sus yentes sensaciones de elevado linaje, que producen un cambio trascendental en la esfera mental de ellos, y desde luego, en la forma de actuar. Cuantos son los seres que han tenido la oportunidad de escuchar a algunos de estos hombres o mujeres, y que, gracias al influjo de su palabra magnética, han abandonado definitivamente la determinación que iba a escurecer su vida, por otra, positivamente luminosa que pudo aclarar en forma franca su existencia. Esto es muy frecuente de observar en la relación de médico y paciente. El profesional investido del conocimiento y puesta en él la confianza de una esperanza para la cura de una enfermedad, puede éste realizar una terapia de tipo hipnótico, sin mediar el sueño, fortaleciendo la voluntad en el deseo de vivir, cambiando el curso de sus pensamientos hacia un optimismo tal, que le hace querer y sentir poco a poco, que la recuperación de la salud, es una realidad tangible. La sugestión hipnótica llevada con ética, y con el conocimiento preciso, puede hacer “milagros reales” en el ser humano. Y puede llegar a transformar al ser, desde el punto de vista mental y material, según sea el curso que a las ideas se hagan seguir en la mente de los seres humanos, cuyas imágenes las cristalizarán en la experiencia de sus propias vidas. Pero la sugestión mental en condiciones extranormales que produce teniendo un ascendiente sobre el sujeto en el cual ha de producirse la hipnosis. Este ha de presentar una pasividad en juicio, en el raciocinio y en la volición, y en la aceptación de las ideas
que se le sugieran, y a continuación se produce la sugestión total, con creencia y obediencia total a todo cuanto el sugestionador le indique. El estado de hipnosis es un campo muy vasto para ser empleado en medicina. Y tal es así, que se le emplea para quitar o evitar el dolor físico y en muchos otros aspectos de índole psíquica. Es conveniente que la sugestión que se le hace sentir haya aprendido bien, o sea, que esté del todo sugestionado. Es necesario evitar herir la sensibilidad de la persona, porque ello puede conducir a sentimientos de temor o de negatividad, con las consecuencias que siempre traen. Este estado de sugestión profunda es de gran importancia porque si es cierto que durante el estado de vigilia o de su gestión normal ésta no se realiza o lo hace con dificultad, «ni el sistema de hipnosis se allanan en gran forma todas estas dificultades, ya que la sugestión es aceptada con entera claridad. A un fumador que a pesar de haber empleado algunos procedimientos para dejar el cigarrillo y carente de la voluntad necesaria para que pueda dejar de fumar definitivamente, el método de elección será la hipnosis; y por intermedio del ejercicio de ella se llegará a resultados definitivos y concluyentes. Igual cosa sucederá con el ebrio que desea ser tratado. La sugestión de aborrecer el licor se conseguirá mediante la hipnosis, inculcando en la mente del sujeto una sugestión profunda que, realizada en repetidas sesiones, logrará el resultad terapéutico esperado. En el estudiante cuya memoria y recursos intelectuales no son notorios, con este tratamiento hipnótico, puede conseguirse resultados por demás halagadores. Son muchísimos los casos en que la hipnosis se usa y da buenos resultados. Hay casos en que el operador por razones de terapia u otra, quiere incursionar en el subconsciente del sujeto en hipnosis; puede hacerlo, pero ha de tener a la par que experiencia, mucho cuidado con las revelaciones que obtenga; porque es muy bien sabido de lo mucho que se defiende el subconsciente de todo contacto que desde el exterior se quiere hacer con él. El subconsciente no siempre revela la verdad a todo lo que el operador trata de investigar, o responde en forma nebulosa o ambigua, confundiendo muchas veces las conclusiones a que puede llegar el operador. Este es un trabajo arduo y de máxima prolijidad, para no caer en errores. Se podría preguntar ¿tiene alguna consecuencia para el operador el acto de hipnosis? En la gran mayoría de los casos, sí la tiene. Las proyecciones que se derivan de este acto estarán en relación muy estrecha con la personalidad del operador, y principalmente con la calidad mental del sujeto en hipnosis, del estado de ánimo o emocional en que se encuentra, de las perturbaciones psíquicas o de salud corporal que tenga. En suma, diremos que es muy importante el estado anímico y físico de la persona sobre la cual se hará hipnosis. Desde el momento que el sujeto empieza a recibir la sugestión hipnótica, este actúa como un cuerpo absorbente de energías en mayor o menor grado, pero absorbente de la vitalidad magnética del operador. A veces es tal la intensidad de este proceso, que el estado de fortaleza del individuo que opera se resiente en tal forma, que de continuar en estas sesiones, se producen perturbaciones que pueden concluir en una grave enfermedad. Pero es no es todo, es imprescindible estudiar y saber evaluar la
observación que se haga del aura del sujeto y de la atmósfera invisible que le rodea, dentro del conocimiento de la disciplina esotérica que se posea. Para poder realizar este estudio es necesario poseer una cualidad que, como ya sabemos, es la Clarividencia y también en forma muy clara e intensa el sentido de percepción. La visualización del aura de la persona en hipnosis nos permitirá ver su tamaño, su calidad y su colorido. Y en la atmósfera adyacente a la persona en estudio, podremos ver la existencia o no, de formas elementales o de entes de color oscuro, generalmente que le da la tónica vibratoria. Estas formas y entes, en general viven de la vitalidad magnética de la persona, junto a la cual se encuentran. Y es esa misma acción la que realizan, en nuestra casa, con la persona que hipnotiza. Muchas veces, el sujeto que es hipnotizado proyecta en el operador algunas de las dolencias que pueda tener: dolores de cabeza, mares, gran decaimiento, sensación de embotamiento sensorial. Estos síntomas se hacen más evidentes si el que hipnotiza presenta una sensibilidad acentuada. En muchos casos, estos signos no se producen o se presentan en muy pequen grado, con el continuar de las sesiones hipnóticas. Todo este conjunto de hechos que en la práctica se suceden, pesan en forma elocuente sobre el hipnotizador: repercuten en la mente y en la salud física; en el carácter, alterándolo; en la voluntad, disminuyendo su iniciativa y su poder de acción; y también la repercusión se hace sobre todo cuanto rodea al operador, ya sea en su hogar, o en el medio donde desarrolla sus actividades.
XI. MEDIUMNIDAD Para aquellos que arrastran en vida sus tibios cadáveres, les está vedado nacer del Espíritu. Existen diversos procedimientos de comunicación con los seres que habitan los mundos invisibles. Procedimientos que están condicionados con los conocimientos y experiencias que haya acumulado la persona que se considera apta para esta clase de comunicaciones. También, es muy importante el desenvolvimiento mental y espiritual, que la persona haya alcanzado que, corno se verá más adelante, tienen una decidida influencia para vislumbrar la virtud de penetración que posee en esos planos invisibles. No es lo mismo caminar por un valle que ascender una elevada montaña, o descender a la sima de un abismo. Igualmente en relación con los planos del invisible, existe una calidad mental y espiritual diferente para poder penetrar y comunicarse con estos mundos en sus niveles superiores o inferiores; o en los planos de mayor o menor sutileza que existen.
La persona que medita sobre las posibilidades que existen de comunicación con los Mundos Invisibles; debe pensar de inmediato que si existen formas o procedimientos que nos pongan en contacto con un inundo distinto al nuestro, que es objetivo, y que podemos observarlo y estudiarlo valiendonos de nuestros sentidos espirituales, es porque ese Mundo invisible existe, y al mismo tiempo se encuentra habitado. La existencia del espíritu en un mundo distinto al físico, mueve a la idea de que su existencia es anterior a la del cuerpo físico. La supervivencia del espíritu después de la muerte, le hace susceptible de toda manifestación, en relación con el mundo que aflora habita, y también, con el hombre encarnado que actúa en el piano denso. El espíritu está sujeto a todas las leyes de progreso y de evolución, mediante el proceso de reencarnación, en diferentes cuerpos físicos aquí en la tierra. Vemos que el hecho de ponernos en contacto con el Más Allá, nos obliga a pensar en la “reencarnación” y en la manifestación y comunicación del espíritu mismo. De ello deriva un común origen de los entes; lo que nos capacita para reconocer la existencia de Dios. Y al mismo tiempo la existencia e inmortalidad del alma, y la pluralidad de Mundos o Planos habitados. Todo ello nos conduce hacia una ley invariable y eterna: el Progreso constante e indefinido. Hay personas que con la sola preparación que les da el entusiasmo de comunicarse con seres de lo desconocido, ponen en práctica algunos procedimientos, que si es cierto que lo consiguen, también es muy cierto que en muchísimos casos, coronan su entusiasmo con trastornos en su salud física o mental. Niñas o niños de colegios que conversan con la curiosidad muy propia de ellos, sobre algo que escucharon, acerca de la mesita de madera de tres patas que no debía tener clavos, y que sirve para comunicarse con los espíritus. Para ello sólo se necesitaba dos, tres o cuatro niñas sentadas alrededor de la mesa con las palmas de las manos colocadas sobre ella, apenas rozándola; y deseando ardientemente que el “espíritu” de una persona muerta se hiciese presente. Su presencia debía ser anunciada por golpecitos que la mesa daría con una de sus patas. Las preguntas serían contestadas por el ente con un número de golpes acordado. Esta curiosidad de comunicación, satisface a muchas personas de cualquier edad. Pero ¿qué resultados positivos obtienen?; muy pocos o ninguno. Salvo el que sus preguntas sean contestadas con un sí o con un no. Y muchas veces las respuestas no corresponden a la realidad, por carecer del conocimiento adecuado para responder con la verdad; o sencillamente en forma deliberada la respuesta es tergiversada. Estos seres que han desencarnado, a través de ese incidente que llamamos muerte, deben pasar un tiempo largo o corto en el mundo invisible, contado en años de la existencia física. Estos seres que murieron tras una penosa y larga enfermedad o a causa de un trágico accidente, al ser invocados traen consigo toda una atmósfera vibratoria en relación con las causas de su deceso. Atmósfera que la hacen sentir en cada uno de los participantes a la sesión de espiritismo. Algunos sentirán dolores de cabeza, ardor y dolor de ojos; otros tendrán
mareos o dolores precordiales; y en muchos de ellos se producirá un estado de desaliento, de desmoralización, que de continuar, producirá serias consecuencias. Aun, según sea la sensibilidad de los que están junto a la mesa-trípode, puede apoderarse de ellos una sensación de temor, acompañada de la visualización de sombras o figuras de animales o personas que le van a alterar el sueño, produciéndole pesadillas que pueden repercutir en su sistema nervioso. De continuar estas sesiones de espiritismo, todos estos signos se acentúan cada vez más, y si es cierto que algunos de estos experimentadores, sin conocimientos y sin experiencia, se liberarán de la consecuencia de esa atmósfera de vibraciones magnéticas enfermantes; otros en cambio, presentarán un estado general de salud comprometido, con una gran sensibilidad psíquica y con una desarmonía en el equilibrio mental, que le obligarán a acudir a la consulta de un médico especialista en enfermedades nerviosas. Como se ve, no es una experiencia sin consecuencias, el practicar esta forma de comunicación. Existe una forma muy peculiar de comunicación que es la de la vela encendida. A un hombre o mujer, de cualquier edad, que muere en accidente en la vía pública o es asesinada, en el lugar del hecho le encienden una vela pues a ésta “ánima” —alma— la consideran milagrosa; pues ayudarían a la realización de los deseos y pensamientos de la persona que ha solicitado sus favores. Muchas veces son varias las personas que avisadas de lo milagrosa que es esa ánima, acuden a prenderle velas una o varias veces a la semana. La confianza que tienen estas personas en esta clase de comunicación; la fe que ponen en la ejecución del ritual de la vela encendida acompañada de una oración ferviente para que llegue a ser realidad en el plano físico, lo que tanto anhelan, contribuye a una resultante de realidades, la proyección de los deseos y de los pensamientos. Pues, muchísimas veces, es la misma persona que en su afán de ver coronados por el éxito, lo que tanto ansía, realiza ella misma todo el trabajo. Otras veces entra el concurso de estas ánimas que suelen prestarse para contribuir con su presencia que esos deseos, esos pensamientos, lleguen al éxito. Pero muchas veces estos entes-ánimas, al ser perturbados en la paz que ellos anhelan, reaccionan en forma adversa a los deseos de ayuda a la persona. Y tanto es así que no sólo no se prestan para tal ayuda, sino que toman una actitud francamente hostil contra esos seres que se permiten molestar y perturbar su sueño de paz. Esta hostilidad llega muchas veces a perturbar la armonía y el equilibrio de la salud, y hasta de todo cuanto existe en rededor de estas personas. Quiero referir una experiencia que tuve frente a una paciente que asistía a mi consulta cada cierto tiempo. Era una señora de 30 años de edad, cutis moreno y pelo negro. Hacía alrededor de dos años que yo no atendía profesionalmente a esta señora. Un día cualquiera son solicitados mis servicios médicos a domicilio, donde compruebo que esta paciente realmente se encontraba enferma, postrada en cama, envejecida y canosa. Vivía en una aldea lejos de esta ciudad, lo que dificultaba en ella el poder viajar. Después de escuchar la historia de sus dolencias le pregunto discreta y delicadamente si por consejos u otras razones no era devota de alguna ánima. Me contesta que sí. Pregunto si sabía quién había sido esa persona en vida. Me responde que el ánima
correspondía a un bandido que había sido muerto, y ella, desde hacía un año más o menos, le encendía una vela diariamente con el fin de que la mejorara de las dolencias que en aquel entonces la aquejaban. Los resultados fueron tan negativos que el ente se había apoderado de su voluntad obligándola, aunque ella no se diera cuenta a encenderle una vela, día a día. Los estragos que causó en el organismo y en la mente de esta enferma fueron manifiestos, pues la enfermó más y envejeció prematuramente, a los 30 años. Este medio de comunicación no es aconsejable para nadie, porque revela una ignorancia franca de los pro y contra a que puede verse abocada la persona que se permite comunicarse con un mundo en el cual debe existir paz para los seres que lo habitan, en las circunstancias indicadas. Este mismo procedimiento, en numerosos casos la comunicación de persona a ánima, llega a producir un estado de desesperación en las almas de estos entes invisibles, por las numerosas solicitudes de ayuda que reciben a diario. Para ellos no hay descanso ni sosiego. Sólo existe actividad y desesperación por no poder alcanzar la paz anhelada. Para que puedan alcanzarla se necesita el equilibrio y la armonía de un guía que pueda proyectar estas virtudes desde lo profundo de su alma, al espíritu que se encuentra encadenado en la desesperación de su propia existencia, a fin de sumirlo en un estado de sueño espiritual que lo aísle totalmente del mundo de existencia. Es la única forma que estos seres tengan paz. Otra, forma que existe, para la comunicación con los seres que habitan en otros planos; es mediante la escritura. En este caso se necesita sólo de una persona sentada frente a una mesa, formando ángulo recto el cuerpo con las extremidades inferiores; el antebrazo y mano derecha sobre una hoja de papel, colocada en una mesa, y en posición de máxima relajación. La mano debe tener un lápiz de carbón apoyado entre los dedos, sin ejercer presión para no interrumpir la relajación muscular. Una vez que la presencia del ente es una realidad, debe procederse. Conviene recalcar que solamente debe la persona ponerse en comunicación con seres que conoce: que no le harán ningún daño ni con sus vibraciones de enfermedad ni con la intención de su mente por ser perturbados en su nuevo plano de vida. La persona con el lápiz y la hoja de papel en la mesa, debe tratar de no pensar en nada, deberá dejar su mente en blanco, junto con ello deberá relajarse totalmente. La mano derecha comenzando por los de-(los, sentirá un adormecimiento que irá poco a poco abarcando todo el antebrazo; sentirá un dolor en estos dos segmentos de la extremidad superior, que será leve en un comienzo para intensificarse después. Poco a poco en la mano y en el antebrazo se tendrá la sensación como de lana, que no tiene peso. En general, esta es la forma y lo que la persona siente al ser llevada la mano por el ente, para hacer los trazos de la escritura. Pero hay una forma de comunicación que es más interesante que cualquiera de las ya descritas; y es por intermedio de la mediumnidad. No es un procedimiento exento de escollos, muy por el contrario, son tantos que es preciso tener además de los conocimientos de preparación indispensables, un desarrollo psíquico y espiritual que le “autorice” el poder practicar con entera confianza la mediumnidad.
Hay seres que poseen facultades innatas. Nacen con este don mediúmnico. Y muchas veces basta un pequeño estímulo, para que empiecen a desarrollar esta virtud. Otras veces desde muy joven presentan una serie de actitudes psíquicas motivadas a veces por un hecho sin mayor trascendencia, que los encauza derechamente a comunicarse en forma espontánea con algún ser del mundo astral. Estos médiums, que pueden ser hombre o mujer, se colocan en estado de trance por acción de su voluntad, a través de su propia sensibilidad psíquica, lo que les permite actuar según sea la necesidad y circunstancias del momento; y al mismo tiempo, por esfuerzo de su voluntad espiritual salir del estado de trance para volver al estado de vigilia. Esto que, para la persona que no tiene estas facultades psíquicas y espirituales pareciera poco menos que imposible, para el médium es cosa realizable con entera facilidad, a medida que la práctica le dé completa flexibilidad para ponerse en estado de comunicación mediúmnica. Como se desprende de lo anterior, estas personas sensitivas realizan el acto de la mediumnidad solas, sin el concurso de otra persona que tenga una acción volitiva para ayudar a colocarse en ese estado psico-mental. Existen otros mediums que utilizan, en el ejercicio de la mediumnidad, la presencia de una segunda persona que ayuda, de diversas formas, a la médium, para que la manifestación mediúmnica se realice en la mejor forma posible. En este caso, el médium hace la parte receptora; y la segunda persona, que con sus conocimientos y experiencia, hace de voluntad proyectora. Antes, ya dije, que tanto el hombre como la mujer pueden tener estas cualidades que los capacita para ser mediums. Si intuición y sensibilidad posee el médium hombre, estas cualidades están aumentadas en la médium mujer, por su misma constitución. La naturaleza femenina es más sensitiva y más intuitiva que la naturaleza masculina. Personalmente, mis experiencias mediúmnicas, siempre han sido con mujeres. Podría pensarse que la práctica de la mediumnidad y la manifestación que por este procedimiento se realiza es cosa de proponérselo solamente, y que no existe obstáculo ni riesgo de ninguna especie, tanto para la médium, como para la persona que la acompaña y ayuda a la parte receptora. Existen, y muchísimas veces, los riesgos a que se ven abocados son tales, que ambos, pero especialmente la médium, sufren serios trastornos de mayor o menor intensidad, que pueden hacer peligrar la salud e incluso el equilibrio y armonía de la existencia. Estas no son meras palabras, son verdades basadas en mi larga experiencia de muchos años sobre estas manifestaciones. Es por eso que algunas escuelas espiritualistas, aconsejan la no práctica de la mediumnidad, a fin de evitar riesgos personales a la salud y a la vida; y errores que la manifestación del ser espiritual pueda traer consigo; o que puedan producirse por una falta de preparación de las personas que forman el acto mediúmnico. Todo ello es verdad. Y en muchas oportunidades, me he visto obligado a aconsejar a estas personas, que llevadas por una natural curiosidad, con o sin algún conocimiento, han cometido la audacia de deambular por este sendero que sólo debiera ser respetuosamente abrazado por seres que han sido dirigidos por un Guía, y que la seguridad que poseen para esta práctica, se las da un amplio desarrollo psíquico y un desenvolvimiento espiritual que los capacita y autoriza para actuar con los poderes mentales y espirituales, que servirán para protección de la médium, fin de que la manifestación espiritual sea real y un acopio de verdades.
En la práctica de la mediumnidad, es preciso total y completo silencio del medio ambiente en que se está realizando el acto Mediúmnico. Es muy conveniente para la médium contar con la confianza de los discípulos que asisten a la manifestación espiritual. Debe existir entre los discípulos una armonía mental, en relación con la manifestación a través de la médium, para que no se produzca en el ambiente una atmósfera de vibraciones mentales que pueden llegar a ser perjudiciales. En todos los presentes no debe existir el deseo, aun inconsciente e involuntario, de que se llegue a producir el vampirismo en relación con las energías vitales de la médium. No deben existir ruidos de cualquier índole, sean gritos, música u otros, que produzcan sobresalto en la médium; puesto que, además de perturbar el psiquis y los nervios de la médium, pueden llegar a ocasionar su muerte. Hay veces que las estridencias pueden ser enviadas a través del plano etérico, pero sin que se produzcan ruidos audibles para nuestro órgano auditivo; el impacto que llega a producir en la médium o en otras personas, es de consecuencias muchas veces fatales. Voy a relatar una de las tantas experiencias en la que tuve que actuar, para contrarrestar la proyección de un trabajo etérico en contra de la médium. Nos encontrábamos en una sesión de espiritualismo Mediúmnico, el que escribe y un hijo de la médium, a la época que relato el suceso, de 14 años de edad, poseedor de una sensibilidad muy pronunciada, y con muchas características de médium. La médium en trance y el personaje espiritual manifestándose, bruscamente la médium se sobresalta, siente ahogos y dificultad para hablar. Siempre ha sido costumbre protejer a la persona en trance con círculos hechos de signos mágicos, de los cuales más adelante haré una exposición detallada de ellos. Personalmente, tengo una sensación de frío y de que algo maligno y oscuro se ha presentado. Mediante la clarividencia veo una formación oscura, negra, muy consistente que deja sentir un olor como a carne descompuesta. Esta formación está constituida por varios “Entes” en estado etérico que permanecen unidos en su acción, porque el ritual hecho los ha encadenado. Me fue muy fácil ver por clarividencia, cinco calaveras en medio de una nube consistente y de color negro. El trabajo de alta brujería, estaba dirigido a la persona de la médium, pero la protección que en esos momentos tenía, hizo que los resultados tenebrosos de brujería rebotasen en la coraza protectora y fueran a ejercer sus efectos malignos en la persona más débil y más sensible del grupo presente. La formación demoníaca tomó el cuerpo del joven hijo de la médium. Este siente mareos, se pone intensamente pálido, pierde el conocimiento y la posición que adopta es de rigidez, en decúbito dorsal y con las dos manos enlazadas sobre el pecho. De momentos se violentaba contra lo que le rodeaba, pero siempre aparentemente inconsciente. Esto sucedió en el atardecer de un día jueves, entre las 7 y 8 P. M. Nuestra primera precaución fue colocarlo en la cama, en posición de una cruz, como signo, de protección mágico; los brazos totalmente extendidos y pies y piernas juntas.
En su persona se hicieron varios rituales de Alta Magia Blanca, a los que acostumbramos llamar “Conjuros”, el Arte Mágico del Exorcismo. Se emplearon en primer lugar el “Conjuro rojo”, repetido varias veces; y después hacíamos el “Conjuro blanco”, el que también fue necesario repetirlo. Los conjuros producían en el paciente un estado tembloroso que duraban varios segundos; y en otras oportunidades eran acompañados con movimientos que lo ponían rígido: era la expresión de la formación, que se resistía a abandonar el cuerpo del que se había adueñado a viva fuerza. Esto duró toda la noche hasta el amanecer en que los últimos conjuros obligaron al ente a abandonar ese cuerpo. El paciente fue recuperándose rápidamente, si bien es cierto que hubo que tonificarlo y tratar su sistema psiconervioso. Nosotros dos, la médium y el que escribe, si bien es cierto que quedamos muy extenuados por el trabajo realizado y por el vampirismo del que fuimos objeto, muy pronto quedamos en muy buenas condiciones; con el Espiritismo de una “noche tenebrosa”. Dije que el ruido imperativamente brusco podía tener efectos profundamente perjudiciales en la médium y aún llegar a producirle la muerte. En una de las muchas sesiones de mediumnidad espiritualista en que el personaje que se manifestaba era, el Maestro Conde de Saint Germain, una persona ahí presente, Ricardo B., toma una actitud insólita ante la médium. Por algo que el Maestro dijo, ese señor se sintió tocado, y parándose frente a la médium que se encontraba sentada le grita de viva voz: Señora, ¡despierte! Esta frase se repitió varias veces con tono cada vez más alto. El rostro de la médium se puso serio, lentamente se puso de pie, a pesar de los gritos de “Señora, despierte”. El Maestro incorporado a la médium extiende los brazos hacia los lados. Su imagen era imponente, formaba su cuerpo y sus brazos extendido, el signo mágico de la Cruz. El Maestro hacía en esos momentos una gran invocación de energías que debían contrarrestar la acción deletérea que esa persona quería provocar en el cuerpo de la médium. Los gritos sólo producían un suave temblor en el cuerpo de pie de la médium con los brazos extendidos. La imagen que presentaba el Maestro incorporado en el cuerpo de la médium, era imponente; en el rostro de todos había expectación; después de las últimas palabras para que despertara, sólo podía percibirse un profundo silencio que embargaba a todos los presentes; ¡la médium no despertaba! ¡El Maestro dominaba totalmente la situación! Las únicas palabras que el Maestro Conde de Saint German dijo, fueron: ¡has tenido pensamientos homicidas hacia esta señora! Después de esto se sentó suave y serenamente; pasados breves momentos después, abandonó el cuerpo de la médium. Era el instante de despertarla, suavemente como era costumbre. La médium estaba muy cansada, pero no enferma, felizmente. En el campo de la mediumnidad, hago una división de diferenciación de labores que llevan a resultados y metas totalmente distintas. Esta división lleva el nombre de “Espiritismo” y “Espiritualismo”.
El Espiritismo es la manifestación del espíritu de una persona que ha fallecido, que puede encontrarse ya sea en el plano Etérico o astral, en cualquiera de sus niveles. Como se comprenderá, así como en la existencia física encontramos seres con una inteligencia y sabiduría, que acepta todas las gamas; desde los muy inteligentes hasta los muy mediocres; aquellos que poseen un caudal de conocimientos de la vida o en cualesquiera de las disciplinas intelectuales, hasta aquellos que solamente son poseedores de un escaso horizonte mental, que les permite apenas para ganarse el sustento diario. Así como es arriba es abajo y viceversa; así como es abajo es arriba reza el axioma hermético. En los tres primeros planos, especialmente en los niveles inferiores, encontramos multitud de entes que tienen una visión muy personal de los mundos que ahora habitan, por el hecho de haber alcanzado el límite de la existencia y pasar de inmediato a un estado de vida que lo llamamos desencarnación. El invocar estos entes que han fallecido por accidente, por hambre, por alguna enfermedad crónica y dolorosa, por suicidio o ajusticiado, estos seres digo, traerán consigo durante un largo tiempo la impresión dolorosa y amarga, que fue la causa para que desencarnaran. Toda esta atmósfera vibratoria morbosa y negativa, contagia en forma alarmante, especialmente a las dos personas que realizan la manifestación mediúmnica; pero en forma más marcada perturba a la médium, porque es a través de ella, mediante la incorporación que va a materializarse la manifestación del ente. Personalmente, nunca he sido partidario del espiritismo, por las razones que acabo de enunciar; y porque el aporte al desenvolvimiento mental o espiritual es francamente muy escaso, por no decir nulo. Como igualmente las enseñanzas que puedan dar, amén de ser muy pocas, en la mayoría de las veces no corresponden a la verdad; por desconocerlas o porque así corresponde a sus intereses. ¿Cuál podría ser el interés de un ente? A la gran mayoría de ellos les agrada el poder manifestarse a través de un médium, sin importarles las consecuencias que ellos proyectan en las personas que forman su auditorio. El hecho es mantener el entusiasmo con la promesa de darles un poder psíquico o mental y la solución a todos los problemas que pueda tener el ser humano. Es fácil darse cuenta que todo ello, es poco menos que imposible. Muchas veces el poder de sugestión que poseen estos entes es de tal magnitud, que estimulan el psiquismo mental de estas personas, impulsándolas al desarrollo de algunos de estos poderes, y también, a resolver sus propios problemas como es lo natural que así suceda; puesto que cada ser humano debe y tiene que solucionar sus propios conflictos. Voy a relatar una experiencia mediúmnica de dos jóvenes de 23 y 24 años, respectivamente, que realizaron ante un público escéptico en su mayoría. Después del acto previo de la hipnosis, y quedar en estado de trance, hace la invocación. La incorporación de ese espíritu, que según ellos había correspondido a un gran ser aquí en la tierra, se acompañaron en el médium de contracciones musculares de la cara y del cuerpo, y a veces, exhalaba quejidos de dolor. A las preguntas que le formuló el acompañante, dio respuestas un poco confusas en un comienzo, pero después fueron claras. Las preguntas que se le hacían eran sobre cosas materiales y sin mayor
importancia. Solicité hacer una pregunta, que fue sobre algo elemental en relación con la vida que se lleva en esos planos, y si es que puede un ser como él, viajar de un plano a otro, sin mayores obstáculos. En verdad, la pregunta no fue contestada con un conocimiento franco, como era de suponer que lo hiciera un espíritu del nivel de este personaje. A continuación le pregunté sobre el color de su aura, a lo que respondió que poseía un aura muy vistosa y de un colorido muy bello. Previamente había estudiado el aura de este ente, que se presentaba de tres colores, amarillo y verde, sin brillo, opacos y mezclados en forma confusa con un color plomo semi oscuro. Estos colores no eran diáfanos; era un aura espesa, si así pudiera decirse. Después de estas preguntas, se sucedieron otras, cuyas respuestas, en algunos casos, no fueron muy acertadas. Mi mente estaba concentrada en el médium, observándolo hasta en sus menores detalles. Vela en su rostro una mueca de sufrimiento, como si un dolor de su propia mente le aquejara; ese dolor se expresaba en su rostro y en contracciones del cuerpo. En su cara, podía observar unas ojeras que se habían profundizado a medida que transcurría el acto. A veces la conversación era interrumpida por dificultad respiratoria, con ahogos e inspiraciones profundas. Su semblante estaba marcado por una intensa palidez. El acto mediumnico había durado alrededor de 25 minutos. El despertar fue alarmante, no podía volver al estado de vigilia; el acompañante hacía esfuerzos alarmados para volver al estado consciente al médium. La verdad era, según la observación que yo hiciera, que el espíritu permanecía incorporado al cuerpo que le sirvió para manifestarse. El sufrimiento que se observaba en el joven, a fin de liberarse de ese espíritu, iba en aumento. Podía tener un desenlace mental, bastante desagradable. Era mejor ayudarle y terminar con un acto mediúmnico que había dejado un sabor amargo en el paladar de cada uno de los presentes. Me concentré en el ente y por el poder que da el conocimiento de la Estrella Misteriosa sobre los demonios, pude expulsarlo del cuerpo de ese joven mediúmnico inexperto. Todo lo realicé en silencio. La mente y el espíritu habían hablado en forma constructiva, con la música del silencio. Si es cierto que el acto mediúmnico tiene sus inconvenientes, como algunos de los que hemos señalado; también tiene sus facetas positivas. Facetas que sirven para mirar a través de un ventanillo, el Más Allá, y verlo que está poblado al igual que la tierra por seres que han correspondido a los espíritus de las personas que en la tierra han fallecido. A estos seres se les puede ver; con ellos se conversa sobre tópicos que conozcan. Y así, encontraremos seres que en la tierra han sido jefes de Estado, profesionales, mendigos, filósofos, ocultistas. etc. Todos estos Egos, después de estar en los planos que le corresponden durante un tiempo, que para algunos puede ser de años y para otros siglos, según sean las circunstancias que imperen para cada uno de ellos, deberán mediante el proceso de involución, volver a reencarnar en el cuerpo en formación de una criatura, perteneciente a una familia, que previamente se ha elegido. Ya hemos hablado de este proceso de la Reencarnación. Proceso que no es mero capricho de la Naturaleza Sutil Cósmica, sino una necesidad para el progreso y evolución de todos los seres vivos. La otra forma de mediumnidad es el “Espiritualismo”, a la que personalmente tengo franca predilección por las consecuencias positivas y constructivas que existen, tanto para el médium, el acompañante y las personas que puedan asistir al acto de mediumnidad espiritual.
Fácil es comprender que el ser con el cual uno desea ponerse en contacto no es un espíritu corriente. Debe ser el Ego que corresponda a un Guía, o como le llamamos, a un Maestro. Un Maestro en la Sabiduría de la Vida; un Maestro en las enseñanzas espiritualistas, las que irá dando al discípulo en la forma que lo aconseje el grado de comprensión que tenga. En fin, el Maestro tendrá la misión de ir desarrollando, paso a paso, las cualidades y facultades inherentes al Yo del discípulo; y lo llevará de la mano, hasta introducirlo en el sendero iniciático. El discípulo y la médium deben a su vez prepararse para el desarrollo de centros de energía o chakras que son la llave para el desenvolvimiento de la “Clarividencia”, para así poder observar con los ojos del alma, el aura correspondiente al espíritu que se ha invocado. Se observará el colorido de ella, su diafanidad, su brillo, el tamaño. Junto con la clarividencia, es indispensable desarrollar el sentido de la “percepción”. Esta facultad espiritual que se realiza mediante la activación del Centro vital (chakra) respectivo, es absolutamente indispensable, puesto que sin su desarrollo y afinamiento, no podremos percibir los arquetipos vibratorios que el Maestro proyecte, en un momento dado, según sea la necesidad y circunstancia del momento, siempre para contribuir al progreso espiritual del discípulo. Tanta es la importancia de estas facultades, que su desarrollo en forma científicamente disciplinada nos permitirá reconocer al espíritu burlón que se permitiese tratar de engañarnos con su presencia, tratando de representar la identidad de otro personaje. Si importante es desarrollar esta facultad psíquica y espiritual, debemos estar preparados también mediante la disciplina y el ejercicio esotérico, para realizar en nosotros mismos una serie de conocimientos, que nos permitan la formación y desarrollo de un aura magnética y espiritual con los poderes precisos, que servirán de franca protección a la médium en estado de trance. Protección que se extenderá también cuando estemos en estado de vigilia, como asimismo, cuando debamos actuar en el Plano Astral, para resolver algún problema que las circunstancias así lo requieran. Quiero ser bien claro, el sendero espiritual es angosto en el comienzo, y ancho cuando llegamos a su término. No podemos improvisar cualidades psíquicas, ni facultades espirituales. Ellas, por el contrario, son el fruto de la constancia, guiada por una voluntad que nace del alma a través de toda una vida. Voluntad espiritual que cada vez irá agigantándose, y contribuirá a mantener el equilibrio entre la vida espiritual y la vida material. Si la balanza en la existencia se inclinara hacia una de estas dos fases de la vida, este desequilibrio producirá dolor. Este dolor se manifestará en la dicha de la vida sentimental, en la felicidad espiritual, en el aspecto económico de la existencia material. En fin, en cualquier faceta de la vida, que pueda causar angustia y congoja, y cuya única finalidad es adquirir experiencia y más experiencia, para que ésta nos conduzca por el sendero del progreso, el que ha de proyectarse en forma integral en el ser humano. Cuanto más en contacto estemos con la fuente de la Verdad, ésta fluirá a nosotros en forma pura, sencilla y de fácil comprensión para nuestra mente, ávida de conocer la esencia de la Vida. Conocimiento que se extenderá a la supervivencia del Alma, más allá de la muerte del cuerpo físico; y la necesidad imperativa de volver a nacer en cuerpo y en alma, para una mejor evolución del propio Ego.
La Verdad espiritual como la Verdad material está vestida con una sencillez cristalina, para absorción y comprensión del aspirante. Cuando la Verdad la presentamos en forma complicada y con ropaje rebuscado, en general, podemos decir que no hemos llegado al conocimiento cabal de ella, porque nuestra comprensión o nuestro conocimiento actual, nos impide conocerla en su forma pura. Muy cierto es que los libros son una fuente importante de enseñanzas y conocimientos de desenvolvimiento psíquico y espiritual, que el estudiante debe saber escudriñar, para obtener la esencia del verbo, que ha de guiar a su mente y a su espíritu. No es una tarea fácil, ya que cualquiera interpretación errónea conducirá el sistema de desenvolvimiento espiritual, por un sendero que perjudicará ostensiblemente su propio Yo: su Yo Impersonal o espiritual y su Yo personal o material, con las consecuencias que es de prever. Para que un sistema de desarrollo científico espiritual logre el desenvolvimiento de las facultades propias del Yo, es preciso la dirección de un Guía espiritual con marcada experiencia y conocimiento. Él ha de infundir confianza en los aspirantes. Con su ejemplo en la vida, dedicada a la meditación en forma de “oración trascendente”, ha de motivar en el discípulo el ordenamiento de la mente y la armonía de las emociones, encauzándolas a la polarización positiva del progreso de la mente y del espíritu. Para ello, es absolutamente imprescindible que el Guía sea en realidad un “Maestro Espiritual”; que haya desenvuelto en sí mismo, a través del tiempo, un progreso anímico de tal profundidad, que le otorgue por mérito personal dones y virtudes, que proyectados a través de la conciencia espiritual, se reflejen en su propia aura. Esto es de una gran importancia, porque el observador que posee videncia en lo invisible, podrá darse cuenta de la “verdad espiritual” de que es portador el Maestro. Su aura revelará un colorido multicolor y brillante, amplias dimensiones, y una sutil diafanidad que conmueve y alienta al observador. El Maestro que estos dones posee al dar sus enseñanzas proyectará por armonía las vibraciones inteligentes que ha atraído, y las proyectará para que sean recibidas, consciente o inconscientemente, por sus discípulos. Estas vibraciones proyectadas por el Guía que enseña, y que a su vez las recibe del Maestro que dirige su existencia y su vida, constituyen verdaderas vibraciones arquetípicas de sabiduría, las que, en un futuro deberán dar su fruto en todos aquellos que las reciben. Vemos la importancia trascendente que tiene el que la enseñanzas sean impartidas por un ser que, en la escala de las iniciaciones, tenga un nivel que le capacite para realizar una verdadera obra de alquimia en cada discípulo. Es una tarea mágica la que se hace en la mente, en el alma del que recibe los conocimientos; magia en su aspecto superior, que a la postre se proyecta en la conciencia del discípulo, el que lentamente la verá polarizarse hacia, niveles superiores. “¿Cómo se reflejará en este nuevo ser estos cambios profundos que en él se han operado? Objetivamente su aura tendrá cambios fundamentales, acordes con el grado y nivel espiritual que vaya alcanzando. En el aspecto subjetivo, la mentalidad alcanzada, refleja una amplitud y profundidad de pensamientos que revelan la trans espiritual que se trata de lograr. Todos estos cambios no pueden ser bruscos; muy por el contrario, deben y tienen que verificarse en el seno de la propia conciencia en forma lenta, en una forma pausada, que por razón alguna, estos cambios lleguen a mostrar en el discípulo perturbaciones o facetas desarmónicas de cualquier índole, por mínimas que ellas sean.
Por esa causa, las enseñanzas que mueven al desenvolvimiento espiritual, deben ser comprendidas con entera facilidad por todos aquellos seres aspirantes, cuya mentalidad nada tiene de sutil. Junto con ello, este sistema de enseñanza ha de tener tal capacidad, que pueda mover fuerzas, cuyo poder sea lo suficientemente superior para activar y desenvolver los aspectos superiores de la conciencia, la que a su vez, deberá poseer la virtud de sutilizar los vehículos del discípulo, y así, poder penetrar en ellos. Además, la experiencia indica que las fuerzas en rededor del discípulo deben tener también el poder de dispersarse según sean las circunstancias, ya que no es posible ser portador de un alto estado de tensión psíquico durante algún tiempo, especialmente cuando debe cumplir con sus obligaciones materiales en la vida, que de por sí son duras y fatigosas. Muchas veces he visto que hombres y mujeres que, dedicados a la meditación, concentran energías que desarrollan y mantienen una sensibilidad cada vez más acentuada, que llega a perturbar su sistema nervioso en tal grado que es posible observar en ellos un estado de neurosis, cuando este acumulo de energías va acompañado de una intensa actividad que muchos hombres y mujeres desarrollan en su vida diaria. El ocultista espiritualista no rehúye en forma alguna, la responsabilidad que le cabe en la vida. Por el contrario, en el desempeño de sus obligaciones diarias, pone el sello de la labor de progreso espiritual que va realizando en sí mismo. No huye de la materia en beneficio de profundos. Desea que el Espíritu Divino se acerque y compenetre la conciencia del ser humano, para que prevalezca la Luz de la Sabiduría en la mentalidad humana. Los iniciados trabajan con conciencia responsable en el sendero del bien, y practican el ceremonial de la Magia Blanca, ya que saben muy bien que el ejercicio y manifestación de sus poderes espirituales sólo tendrán por objeto fines espirituales. Gran parte de los discípulos desenvuelven sus facultades inherentes al Yo, por intermedio del Ceremonial Mágico en su aspecto superior. Aquellos que actúan en el sendero prescindiendo del Ceremonial, no tienen la misma facilidad de desenvolvimiento, ni tampoco alcanzarán con igual rapidez, los poderes espirituales que le otorgan el conocimiento y práctica de la Ceremonia Mágica. La meditación conduce a un desenvolvimiento lento en el discípulo, porque la sustancia de que está formada su mentalidad y la atmósfera mental que le rodea, son muy resistentes a esos cambios. La meditación en forma de Oración trascendente, podría decirse que es un verdadero Ceremonial Mágico. ¡La Oración mágica penetra las montañas! El iniciado mediante fórmulas conocidas, y experimentadas podrá hacer uso de las fuerzas espirituales que las irá canalizando para el desarrollo integral de su ser. Tratará eso sí, de mantener un justo equilibrio entre estas dos potencias de la Vida: la materia física y el espíritu. Y en su desarrollo espiritual tratará de conquistar un sitial en uno de los vértices del triángulo entre el Espíritu Divino y la Vida. Todos los seres humanos que se han adentrado en el sendero del conocimiento sabio de la iniciación, con experiencia espiritual capaz de iluminar el sendero de otros discípulos saben que, sus enseñanzas y desenvolvimiento provienen de Seres-Jerárquicos: los Mensajeros de Dios. Ellos con sus vibraciones arquetípicas de alta potencia espiritual (van desarrollando e iluminando la conciencia del discípulo y disipando la oscuridad de su mente, lo van adelantando para el desenvolvimiento de sus poderes mágicos de alta espiritualidad, que junto con la proyección de las vibraciones del Mensajero Divino, harán a la postre, un verdadero Maestro del que antes fuera un discípulo. El Maestro tendrá el poder de crear en el aspirante, un sentimiento nuevo, noble y elevado, y que
guíe su mente hacia pensamientos rectos, los que a su vez guiarán la mente del aspirante a la iluminación de su entendimiento espiritual. He aquí, la verdadera importancia que doy al Espiritualismo por intermedio de la mediumnidad. La manifestación de un Maestro Jerárquico en una médium preparada y con desenvolvimiento espiritual, hará que las enseñanzas recibidas por los discípulos sean realizadas en el crisol de su propia conciencia, siendo el fuego de ella alimentado por las potentes e inteligentes vibraciones que el Maestro proyecta en cada uno de ellos. Es cierto que en algunos discípulos se observará un adelanto más marcado, lo que está en relación con el nivel espiritual que traían al nacer. No olvidemos que todos los espíritus nacen y vuelven a nacer después que su luz se ha apagado aquí, en la tierra. Después de la muerte, la vida. Y después de nacer, también la vida. La Iniciación es la Evolución mediante el ejercicio del poder espiritual. Amplía las facultades del discípulo, abarcando horizontes insospechados en comprensión y conocimientos para la mente humana común. Estas nuevas ideas sólo podrán ser comprendidas por otro iniciado con un grado de conciencia semejante a la de él. Las invocaciones que se realizan en todo ceremonial iniciático tienen por misión la captación, por parte de la conciencia del discípulo, de las vibraciones de poder correspondientes a las Jerarquías invocadas, cuyo único objeto será el acercamiento y nivelación espiritual del Maestro Jerárquico al discípulo iniciado. Durante el ejercicio de la mediumnidad espiritualista, el Maestro que se manifiesta proyecta si así lo considera necesario, las irradiaciones cósmicas superiores que van preparando el despertar del espíritu del discípulo, a la iniciación. El Maestro irá respondiendo las preguntas que se le hagan y, a su vez, da enseñanzas que van esclareciendo el campo mental y espiritual del discípulo. Siempre, en cada sesión de espiritualismo, cada enseñanza que el Maestro da, va aumentando el bagaje de conocimientos de los que caminan en el sendero de la iniciación. Junto con las enseñanzas, el Maestro deja “a su discípulo sus vibraciones”, para que la Paz, la Armonía, el Amor y la Prosperidad, sean en él. Las personas, hombres y mujeres, que hemos estado en contacto con el Maestro, sabemos lo muy importante que es este ceremonial hablado, y muy especialmente, en su elocuente silencio, por las vastísimas proyecciones que han de tener en cada uno, las vibraciones recibidas en un ceremonial como éste. Hay salud para el Alma y para el cuerpo. Hay enseñanzas para el espíritu y para la mente. Hay una voluntad que se acrecienta para dirigir los actos de la materia, y también los del espíritu. Hay un equilibrio entre la conciencia material y la conciencia espiritual. Hay un gobierno del Yo superior, que dirige en forma armónica su pequeño universo humano. Cuando esta armonía se quiebra las fuerzas de este pequeño universo no siguen su curso en forma compensada, por lo que el organismo integral humano muestra el resultado de esta desarmonía. El Maestro deja a sus discípulos su bendición y sus vibraciones, cuyos resultados también se observarán en la radiación de sus auras.
1. Palabras de un Maestro Hace algunos años, cuando este Círculo se encontraba en formación, una noche de víspera de San Juan, uno de los Maestros dirigió a los organizadores una exhortación al cumplimiento de los deberes del sendero, que siempre recordamos con gratitud.
Su expresión fue muy sencilla; pero el iniciado sabe, por propia experiencia, que cuando un Maestro habla, la palabra es solamente una frágil forma dentro de la cual se manifiesta una poderosa energía sutil, que penetra en la profundidad del alma y despierta en ella misteriosos estímulos de sublimación. Después de hacer un breve recuerdo de la época en que vivió Jesús, dijo lo siguiente: “Como los tiempos han cambiado, la enseñanza, aunque la misma en el fondo, no es igual en su forma de expresión. En aquella época os fue enseñado: “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios”. Con esto entendisteis entonces que el Verbo se había hecho carne en el Maestro; pero ahora os digo: que el Verbo es la Luz Divina que mora dentro de cada uno de vosotros: la luz que debe hacerse presente en vuestra íntima conciencia, para, que vuestro entendimiento se desenvuelva y exalte mediante la Sabiduría Divina. Para ello es necesario que vuestros corazones sean puros, exentos de pasiones egoístas y sensuales, y que vuestras mentes sostengan sólo pensamientos elevados y nobles. El recto y noble pensamiento no es la Sabiduría; pero es su profeta. La Sabiduría Divina se manifiesta en el entendimiento espiritual, cuando éste ha sido iluminado por aquella Luz increada que se oculta en cada ser y que fue con Dios desde el principio; por esto os dije que el Verbo es la Luz que reside en vosotros mismos. El recto y noble pensamiento es el profeta, porque conduce al despertar de la conciencia en el superior nivel del entendimiento, en donde se hará un lugar la verdadera Sabiduría. Ahora podéis ejercitar vuestro pensamiento en nobles y progresistas motivos; más adelante os será dado percibir las cosas trascendentales que son del verdadero entendimiento, a medida que vuestros méritos lo hagan posible. “Al deciros que debéis mantener la pureza de corazón, no he querido indicaros que hayáis de aislaros del mundo, puesto que debéis cumplir vuestros deberes de familia, los que os imponga vuestra particular condición social y la vida de los negocios. Sólo os digo que no debéis dejaros arrastrar por el egoísmo y la sensualidad. Bien podéis estar en las cosas de la materia; pero que ésta no os esclavice el corazón y el pensamiento.” “Siempre debéis ser amantes de la verdad y estar dispuestos a servir a la obra humanitaria que habéis emprendido, con abnegación y veracidad. En cuanto a los requisitos que habréis de reunir, es muy poco lo que os pido: que no tengáis ambiciones ni rivalidades con respecto a la participación que os quepa en la obra. Podéis mantener y perseguir honradamente vuestras aspiraciones particulares en el mundo; pero las cosas esotéricas son sagradas; en esto no debe haber ambiciones; habéis de estar estrechamente unidos. Cada cual obtendrá una mayor altura según sus méritos, porque el adelanto espiritual no puede ser fruto de la ambición, sino del enaltecimiento de las condiciones internas del ser, del despliegue de su verdadera conciencia íntima, y del despertar a la Sabiduría mediante el esfuerzo y la purificación. Obtendréis los medios para realizar vuestras aspiraciones, a medida que lo vayáis mereciendo. Os repito: permaneced siempre unidos y tened confianza.” “No busquéis la felicidad en los placeres de la carne. Buscadla dentro de vosotros mismos. En lo íntimo de vuestros corazones la encontraréis. La felicidad no reside en los placeres mundanos. Es un atributo del Verbo, la Luz Divina que en vosotros mismos reside. Sed racionalmente consecuentes con las condiciones o necesidades de vuestra vida particular, sin dejaros coger por las ofuscaciones del egoísmo, ni arrastrar por los vicios de la sensualidad, y permaneced fieles a los principios de la verdadera vida consciente. La Paz sea con vosotros”.
2. Algo sobre el significado de la Virgen En las enseñanzas de nuestro Circulo sé ha dicho algo, brevemente, acerca del significado esotérico del culto a la Divina Madre Virgen. En un sentido absoluto, Ella es la Divina Madre Cósmica, o sea, la Potencia Absoluta del Logos Altísimo de nuestro sistema de mundos, tan impenetrable e incognoscible como lo Absoluto mismo, puesto que ambos en unión no son sino el Uno primitivo; pero en un sentido representativo, esto es, al alcance del entendimiento humano, Ella se concibe como la Reina Celestial de los ángeles y de los hombres. Se comprende, pues, que en ningún caso este culto se refiere, en su genuino sentido, a la madre física de Jesús, aunque haya sido la más santa de las mujeres. En la religión exotérica o externa, en que todos los conceptos abstractos tienden a antropomorfizarse, esto es, a dárseles forma y sentido de personas, el culto a la Virgen se basa en una divinización de la madre física de Jesús. Este es el concepto vulgar, del común del pueblo; pero el iniciado esotérico sabe que este culto tiene un sentido sublime desde el punto de vista de la verdadera vida espiritual. En esta ocasión, el Conde de St. Germain ha querido decir algunas palabras acerca del significado de la Virgen. Sus palabras, como siempre, han sido muy sencillas; pero desde el momento en que él se ha decidido a abordar este tema es porque considera que debemos darle una importancia trascendental. La característica de la manifestación del Maestro es, ahora como otras veces, la poderosa irradiación que fluye de su presencia. La pura y extraordinaria vibración que se produce en la estancia, contribuye a grabar en forma indeleble sus palabras, por más sencillo que parezca su lenguaje. Lo que la palabra no dice y se capta por intuición, es difícilmente traducible por escrito. Indicaremos estas palabras, añadiéndoles un breve comentario. El Maestro dijo: “La Virgen es siempre pura, porque es el estado de pureza del alma. Y lo que de ella emana es eterno”. Comentario: Desde luego, puede notarse que el Maestro no alude a la madre física de Jesús, sino a la mística “Virgen Madre”, que es la Energía luminosa e irradiante de Dios, Potencia Purísima del Logos. De acuerdo con el aforismo hermético: “como es arriba así es abajo y a la inversa, como abajo es arriba”. La Virgen Divina del macrocosmos se manifiesta en el ser humano o microcosmos como la energía espiritual pura que dirige e impulsa la más elevada vida interna del ser; por esto es inherente al estado de pureza del alma. Por lo mismo, lo que de ella emana, siendo puramente espiritual o divino, es eterno, pues no está sujeto a los factores que causan los cambios o mutaciones de la materia, en los procesos de integración y desintegración de las cosas materiales en el mundo fenoménico cambiante. El Maestro dijo: “El Hijo de la Virgen es eterno. No importa lo que en el mundo haya sucedido. Es como el loto, que siempre mantiene su pureza, no obstante las condiciones sobre las cuales florece”. Comentario: El Hijo es el Cristo interno, el ser de luz que constituye la divinidad interna del Ego humano. Durante muchas reencarnaciones, el Ego humano ha venido evolucionando, perfeccionándose, hasta adquirir “conciencia interna”, o sea, la
conciencia de que él mismo es el ser de luz interior; una semilla divina que ha brotado, crecido y dado su flor. Este es un florecimiento del estado de pureza del alma. Esta flor de conciencia interna, en la cual se sostiene el Hijo de la Virgen, es eternamente pura e inmaculada, cualesquiera que sean las condiciones externas de la existencia del Iniciado en el mundo material. Por esta razón, desde el punto de vista del espíritu, “no importa lo que en el mundo haya sucedido”. Sin embargo, conviene advertir que esta última frase solamente tiene validez para el iniciado que ha despertado verdaderamente a la vida interna, o sea, en quien el “Hijo de la Virgen” es una realidad consciente. Las condiciones externas, adversas o malsanas, afectan a la personalidad terrenal del individuo intrascendente; pero no al Ego espiritual. El “Hijo de la Virgen”, que vive en lo eterno, no puede ser afectado por las cosas perecederas. La personalidad terrestre es la que ha sufrido tropiezos y caídas en este mundo; pero el alma espiritual es como la flor del loto, que permanece siempre pura. El Maestro dijo: “La Virgen es pura en sí y dentro de sí; por eso lo que de Ella nace es eterno”. Comentario: —La manifestación femenina de la Divinidad, que es la fuente pura y absoluta de todo poder, energía, facultad y fuerza, es concebida en el macrocosmos como el aura de luz viviente del Logos, y en el hombre o microcosmos como la pura luz interior del ser. Esta luz divina es la que ilumina el entendimiento cuando la conciencia es capaz de elevarse al Mundo Supermental o plano de la intuición trascendente, donde se obtiene la auto-realización crística. Entonces la conciencia interna se eleva a la superconciencia. La Virgen en sí, aura de luz viviente del Logos es pura; como también lo dentro de sí, o sea, la luz espiritual de la conciencia interna del ser; puesto que, en uno y otro sentido, su raíz oculta es la Divinidad misma, que es absolutamente pura, y por esta misma razón, lo que de ella nace es eterno. El Maestro dijo: “Escudriñar las Sagradas Escrituras quiere decir escudriñar las Escrituras del Invisible. Por cierto, ello no basta, sino que es preciso observar los conocimientos que de ellas se desprenden, porque ellos significan Vida. La vida que nace de la Virgen no tiene fin, como tampoco ha tenido principio; por eso es Vida eterna”. Comentario: —Escudriñar las Sagradas Escrituras no es, desde luego, leer y releer su texto literal, sino investigar su sentido. Para esta investigación, con el objeto de interpretar el sentido oculto de los textos sagrados, las tradiciones esotéricas conservan ciertas claves para penetrar en el conocimiento que se halla velado, ya sea mediante símbolos, ya bajo ciertas correspondencias, conforme al principio hermético de analogía, o bien, recurriendo a indicaciones numéricas, etc. Sin embargo en esta ocasión, el Maestro ha expresado una idea más profunda, señalando el método más elevado y puro para llegar al conocimiento sagrado, mediante la percepción interna directa, esto es, por medio de la clarividencia espiritual, que permite conocer por sí mismo las verdades ocultas, percibiéndolas directamente en los planos invisibles de la naturaleza. El conocimiento que uno adquiere de este modo es realidad viviente para uno mismo. En las Escrituras del Invisible están los conocimientos más puros y verdaderos, los preceptos de validez universal. Ahora, por cuanto dice la Escritura: la Verdad os hará libres, la Verdad es Vida y Liberación. Por lo mismo, es indudable que de la observancia o práctica de esos preceptos y conocimientos adquiridos directamente
del Invisible, fluye la Vida. La alusión que nuevamente hace a la Virgen, está indicando que el Maestro se refiere a la Vida dimanante del Logos, a la viviente aura espiritual del Logos, que en su constante irradiación de Luz, Vida y Energía, que en el simbolismo místico se representa como la personificación de una Reina Celestial. De este modo es obvio que la Vida que nace de la Virgen, siendo un atributo de Dios mismo, no tiene principio ni fin; es eterna. Se le hizo presente al Maestro la situación delicada de uno de los Directores, cuya salud es bastante precaria por causa de haber sobrellevado durante muchos años una labor demasiado pesada. El Maestro dijo: “La cadena no se rompe por causa de su eslabón más débil; pero sí, no es tan fuerte en la construcción de la Vida, cuando esa cadena está formada por eslabones de constitución física débil”. Comentario: —El Maestro se refiere a la cadena espiritual, mental, astral y física formada por los Maestros del mundo invisible y los tres actuales Directores en el plano visible, que constituyen el núcleo de voluntad, conocimiento, devoción y acción de este Círculo. El Maestro sugiere que los eslabones del plano físico deben mantener cierta fortaleza en lo que atañe a la voluntad y arte de construcción de la Vida. El Maestro dijo: “El cuerpo físico podrá ser sostenido por la fortaleza del espíritu; pero esto sólo no basta cuando está débil y enfermo, puesto que el ser humano precisa atender las necesidades constructivas de la vida, para fortalecerse y elevarse”. No necesita comentario. El Maestro dijo: “Me tendréis con vosotros, siempre que mantengáis confianza completa en mí. Necesito un templo y un santuario para manifestarme, por cuanto la vibración que yo irradio no os es suficiente, sino que necesitáis también mis palabras. Si yo no pudiese manifestarme verbalmente, la vibración, siendo tan importante, pasaría a ser como letra muerta. No así cuando la vibración se manifiesta por medio de la palabra, porque ésta representa al Verbo; y el Verbo significa Vida. Vosotros tres tenéis que realizar una Obra, en conjunto; pero cada uno de vosotros tiene una obra que llevar a cabo en particular. Sois mis niños y, como antes, yo cuido de vosotros. Así como el Mayor Pastor, de sus ovejas; así también yo cuido de mis niños, que deben iluminarse. Yo os juro por el Poder Viviente, que, siempre que me seáis fieles, yo cumplo mi promesa”.
3. Mensaje de Zabulón ¡Rubén!, Zabulon te saluda. Desde los collados eternos vengo a decirte que te mantengas como la fortaleza eterna. Y tú, Leví, el sumo sacerdote, recibe el perfume de las rosas de Jericó para que te inspiren. A nuestra hermana Dina le digo que ella también debe esforzarse para alcanzar el último peldaño de la escala de nuestro padre Jacob. Mi palabra viene a daros un impulso, recordando el pasado. Esta cosa no la digo por el Espíritu que es siempre fuerte, sino por la envoltura material, que es débil, pues el
cuerpo a veces se torna pesado. Las dificultades existen; pero la victoria es fácil, a pesar de los obstáculos con que se tropieza en el caminb caluroso y polvoriento. Siempre fuisteis reyes, y reyes seréis hasta que lleguéis a ser arcángeles, en las habitaciones que nuestro Padre os tiene destinadas, Rubén, te dejo mi fortaleza. Leví, te dejo la fragancia de las rosas para que te inspiren y te hagan recordar los rituales de tiempos milenarios, a fin de que ellos te vivifiquen. A Dina no le digo nada, porque ella es una puerta abierta, pues en ella penetro cuando deseo.
4. Primer mensaje del Gran Sirú En el principio reinaban las tinieblas en los abismos y el Verbo iluminó las tinieblas, dando luz a todos los seres que viven en los abismos. Os sorprenderá que os haya hablado en esta forma extraña respecto del Verbo, porque ésta es la primera vez que oís esto acerca del Verbo. Vosotros que no vivís en las tinieblas, puesto que ya habéis alcanzado la luz, debéis enseñar en esta forma: que las tinieblas de la vida y las congojas del corazón sean iluminadas por el Verbo, dador de luz. Mi tiempo ha llegado. Y aunque podía haberme manifestado antes, el camino no estaba preparado. Llegaré siempre ladrón en las tinieblas, como la luz viva que las ilumina. Me he manifestado por medio de la que corresponde al séptimo Rayo, que es la elegida desde hace milenios, y ha sido vestida, como una vez ya lo dije, con la túnica inconsútil. Sirú pregunta: ¿Cómo haréis cuando las tinieblas os circunden? Rubén contesta: Por el Poder del Gran Sirú, que la luz desintegre las tinieblas. Sirú termina: Os dejo mi bendición. Los adeptos presentes expresan: Muchas gracias, Sirú. Deseo hacer un breve comentario en relación con el Cristo. Lo que nosotros llamamos el Cristo, es el divino Principio de la Vida y Conciencia del Aura de Luz del Logos Solar. Este divino Principio es de la esencia de todos los Egos espirituales de los seres humanos. Son Cristos o Mesías todos los exaltados Seres que encarnan como hombres en esta Tierra, y en Ellos brilla aquel divino Principio y su energía portentosa opera los maravillosos prodigios, que los seres ordinarios designan como milagros; pero que en realidad no son sino consecuencias naturales del ejercicio de poderes superiores. Los Mesías o Enviados forman una familia espiritual, o sea una agrupación de espíritus muy elevados, que moran habitualmente, en planos superiores y espirituales, de naturaleza bellísima, donde ellos son príncipes felices. Con razón decía el Maestro Cristo-Jesús: “Mi reino no es de este mundo”. El Juan Bautista fue un Enviado; pero como su hora plena todavía no era llegada, se limitó a la misión de precursor.
Existen Cristos, que tienen la particularidad de haber alcanzado ese grado espiritual, sin haber llegado, a recibir las experiencias del hombre encarnado, aquí en la tierra. Estos Cristos han alcanzado este divino Principio de Vida, en los Mundos Invisibles. A esta rama espiritual pertenece el Cristo Sirú, que pertenece a la radiación del Sol Sirio.
5. El Alto y Supremo Maestro, dice: Prepara obleas de Mirra en polvo, y toma una cada noche a las 12, pues es la hora en que termina la noche, para empezar el nuevo día. Así también tu cuerpo se fortificará para una nueva vida. Te olvidas que la mirra tiene el poder de conservar tu cuerpo por tiempo indefinido, o más bien dicho, por el tiempo que quieras conservarlo. Dale también a él, que aunque cree no necesitarlo le es muy necesario, pues siendo mi discípulo, tiene que purificar el templo de su cuerpo, e ir tornándolo paulatinamente inmortal. Esto le salvará de los trabajos que matan la dignidad del hombre. María, has lo que te digo, que trabajo tienes en hacer la voluntad del que te dijo un día, hacen ya siete años: Yo soy el Camino. Yo soy la Verdad. Yo soy la Vida. Sígueme. Desde entonces me sigues; muchos cambios han habido en tu vida, pero en todos ellos me has tenido cerca de ti. Jamás te he abandonado. Y ahora poco tiempo, del sepulcro te he vuelto a levantar. No ha de ser por nada, es porque aún te necesito. Al seguirme tomasteis mi cruz. Mi voluntad, es que esperes a que Yo venga a relevarte.
6. Palabras de un Maestro Estamos ante el Tribunal para ser juzgados, cada uno según nuestras obras; y así, como sucede en el cielo, también se verifica en la tierra, entre todos los que han sido destinados a hacer y enseñar la Obra de Dios y su Ley inmutable, que ningún mortal puede violar, sin estar sujeto a juicio. Por esta razón, es que estos días son de penitencia y ayuno, para ser dignos de ser perdonados. Durante cuarenta días con sus noches, vivimos en tinieblas, siendo nosotros mismos, parte integrante de ellas. Pero, para vuestro consuelo, sabed que el Velo del Templo, ya está empezando a rasgarse, como también las vestiduras de Caifás. Las dos cosas a la vez, son las que explota a su favor la ignorancia de las turbas, valiéndose de su inmunidad sacerdotal y de sagrados escritos, que siempre interpretan de la manera más conveniente a sus intereses, y así enseñan, matando la Verdad que es la Luz que alumbra a todo hombre que viene a este mundo, envolviéndolo en las demás tinieblas del intelecto, que se vale de mil argumentaciones para hacerlo caer; y una vez que ha caído, ya sólo falta clavarlo en la cruz. Justamente éste es el símbolo; empero no olvidéis por esto, la tragedia del Hombre de los Dolores, que nos legó por herencia eterna de Fe, única esperanza de vida y de gloria.
XII. LA ORACIÓN TRASCENDENTE Antes ya habíamos hablado algo sobre la “Oración Trascendente”, que viene a ser, como un ceremonial iniciático, en la realización de las aspiraciones del discípulo; como también, la corroboración de lo trascendente que existe en la oración, al comunicarnos profundamente con las energías jerárquicas mensajeras. del Sumo Pontífice del Cielo; y en contados casos, en iniciación con El mismo, si el adelanto de la sutil naturaleza del iniciado, lo hace posible. En la Oración Trascendente, no existe un silencio en el templo del que ora. Por el contrario, existe una acción volitiva del Alma. que trata de llevar su propia conciencia, al Santuario Altísimo de la Conciencia Cósmica, individualizada en actividad Crística hacia el iniciado. Esta forma de orar tan sutil y activa, hace que la esfera trascendente, en cuyo nivel actúa el discípulo, se proyecte y manifieste en la conciencia de él, para su desenvolvimiento y progreso. Evolución y progreso, que lo ha de ir acercando a los planos de conciencia más elevados, que a su vez, lo obliga voluntariamente, a participar del plan de evolución general de la humanidad. La Oración Trascendente involucra al discípulo, en el desenvolvimiento de los poderes espirituales y mentales de su propia Naturaleza, lo que trae como consecuencia lógica, un amplio horizonte de comprensión de los motivos de la existencia del Ser humano en la tierra: Su principio y fin, en este mundo físico. Y la continuación de la vida en los mundos suprasensibles. Junto con ello, debe ir asistiendo al desarrollo del sentido de percepción por intermedio del cual va a dar crédito de la importancia que significa el llegar a percibir los arquetipos vibratorios de Inteligencia y Sabiduría, que pueblan la atmósfera mental que nos rodea; muy especialmente, cuando estos arquetipos provienen del Maestro Espiritual que nos dirige en el sendero esotérico. No puede haber inteligencia en la proyección de la Oración Trascendente, si el discípulo no la relaciona con el desarrollo y fortalecimiento de la voluntad espiritual en sí mismo. Es de tal magnitud la trascendencia que tiene, que ningún discípulo podría actuar en cualquier nivel de la Vida, si no poseyera una Voluntad Espiritual, que le sirva para penetrar la atmósfera mental o espiritual de los planos sutiles, que se desea alcanzar. La Oración Trascendente, al mantener la voluntad en un nivel constructivo, nos permitirá proseguir en el camino de adelanto espiritual y material, como también, es la que llevará sobre sí, todo el peso de la angustia, cuando la adversidad de la existencia llega a presentarse. Y será esta misma voluntad, puesta en juego positivo aunada a los conocimientos que poseamos, la que nos levantará de ese estado de desmoralización, que para un iniciado no debe existir, y si existe, éste debe ser lo más breve posible. La Oración es el procedimiento más fácil y más rápido, mediante el cual nos comunicamos íntimamente con las Potencias Arcangélicas y, por su intermedio, con la Divinidad misma.
La voluntad física está en relación con los deseos y las emociones. La voluntad espiritual actúa en otro nivel, para ponerse en íntima armonía con las corrientes energéticas superiores de la Naturaleza. En general, todos los seres humanos oran; o como acontece con algunos, sólo Oran cuando alguna circunstancia crítica les aflige. Unos Oran con la mente, en forma fría, muy propia del intelecto, lo que dificulta que llegue a cristalizar el motivo de la oración. Falta el calor y la vibración del corazón. Falta un sentimiento que acompañe en forma vehemente la inspiración que nos lleva a proyectar nuestros deseos de realización, a través de nuestra propia alma. Cuando oramos con aflicción de espíritu, nos ponemos en forma fácil y rápida, en armonía con los Mensajeros del Cielo, los que han de ayudar de acuerdo con las necesidades, a la realización material o espiritual, de lo que solicitamos, a través de la oración. Aunque, está demás hacerlo presente, jamás se prestarían, estos Mensajeros del Cielo, en la realización de actos que vayan contra la moral; o contribuir a causas que están reñidas con los arcanos del Bien y de la Justicia. Considero, que tal solicitud hecha por cualquier ser humano, les acarrearía un sinnúmero de molestias de todo orden, por desear producir una desarmonía y un desequilibrio en el sendero del bien y de todo lo que es justo. La quietud de la mente y la paz del espíritu, pone al ser humano en armonía íntima con la Fuente única de Vida, que lo hace sentirse uno con ella; y lo que, le permite orar con las potencias trascendentes de su espíritu; lo que hará que sus deseos y aspiraciones sean coronados por el éxito. La oración hecha con la vehemencia espiritual propia del que necesita alcanzar un logro material o espiritual, es capaz de levantar a un enfermo que yace postrado en cama; o de alivianar la pesada carga de la ruina moral o espiritual que aflige a aquel que todo ha perdido. ¡La oración mueve montañas! Pero no olvidemos aquella máxima del Maestro Jesús: Dad a la materia lo que es de la materia,- y dad al espíritu lo que al espíritu pertenece. Debemos ayudarnos con todos los medios lícitos, a nuestro alcance. .Ahora, si a pesar de las múltiples preocupaciones, orásemos con el sentimiento íntimo, que está en lo profundo del corazón, no dudemos un instante, que todo deseo espiritual o material se verá realizado. El niño que ora, sin preocupaciones y con inocencia, y que pone la fe de su inocencia en la oración de su corazón, por su inocencia, es oído. En general, el hombre o mujer en su edad adulta, oran con la mente y no con el alma. El aspirante que posee algunos conocimientos, por causa de sus inquietudes y preocupaciones, ora con su intelecto. El iniciado en los conocimientos de la Ciencia del Espíritu, se opone, a que las preocupaciones tomen asiento en su mente y en su corazón. Y si ello llegara a suceder por descuido personal, es su deber combatirlos con todos los conocimientos a su alcance, a fin de polarizar la inquietud mental hasta llegar a la tranquilidad de la mente y a la paz del Espíritu. Es en estas condiciones mentales y espirituales, que debe hacerse la orador, para que, a través de lo trascendente se logre la cristalización de los deseos. No basta interesarse en querer orar; es preciso hacerlo con el alma; es necesario trasladarse en espíritu junto con el deseo, que es transmitido con la oración. Todos estos conocimientos no sólo deben ser leídos, sino que deben ser llevados a la práctica, porque entonces de nada servirían. Todos los seres tienen iguales derechos, para hacer uso de estas enseñanzas en cualquier condición mental y espiritual que se
encuentren. Es necesario interesarse, y sentir el deseo profundo de querer alcanzar una meta. Y con mayor razón, el iniciado esotérico puede llegar a un nivel superior, ya que sus conocimientos, su capacidad y su experiencia, le permiten con toda facilidad, alcanzar ese nivel. El iniciado, por sus experiencias, y su capacidad espiritual, se pensaría que posee un “espíritu viejo”. La vejez de espíritu no existe, éste no envejece, porque se está renovando y fortaleciendo constantemente en la Fuente de Vida Cósmica. Algunos Egos aprovechan las experiencias por las cuales pasan mejor que otros. Y ese dolor, como causa de esas experiencias en las sucesivas existencias, es el que va limando las asperezas del carácter y de la voluntad; que hace que el Ego se encauce más y más, por el sendero de la evolución y del progreso. Estas almas empiezan a vislumbrar la luz de la felicidad del Espíritu. La Oración trascendente es la llave mágica, que abre las puertas del cielo, para introducirnos hasta el Santuario Cósmico. La Oración que se hace con el corazón, exalta las potencias espirituales que en nosotros existen; y las pone en íntima relación con el Fuego Creador de ELOHIN, el que, a su vez, enciende la chispa de la Sabiduría, y nos baña en la fortaleza de su voluntad creadora. La Oración que se hace con la mente no alcanza a llegar al Fuego de Elohin, porque se destruye, se quema antes, puesto que el pensamiento en estas circunstancias carece del sentimiento de vida. La oración hay que sentirla con sentimiento profundo del alma. Todos los Maestros, en el pasado y en el presente, han tenido la Oración como potencia del alma. Y en los momentos de aflicción, sus almas son elevadas al Altísimo por medio de la Oración; porque la Oración es mágica, al poner en contacto la Mágica del cielo con la Mágica de la tierra, dirigiéndose en ángulo espiritual, hacia el hombre o mujer, que tiene el poder de proyectar sus propios valores átmicos, en oración trascendente. La Oración, acompañada del ayuno, aumenta su poder de realización de los deseos y pensamientos del hombre. El ayuno hecho en forma científico-espiritual, sensibiliza los vehículos astrales del ser humano, haciéndolos más receptivos a las influencias espirituales con las cuales se pone en contacto y en comunicación; al mismo tiempo, que al sutilizar el Astral, hace de éste un condensador poderoso de energías, las que, mediante la Oración, podrán ser dirigidas en forma inteligente y poderosa, para la cristalización de las aspiraciones materiales y espirituales. No debe abusarse del ayuno, por razones obvias, para la salud física; especialmente cuando debemos estar en ajetreo constante y diario, como lo demanda la actividad propia de las grandes ciudades. Debemos hacer hincapié, para que la mente esté siempre, bajo la tutela armónica de la disciplina esotérica: a fin de que el pensamiento fortalecido y dirigido por la disciplina, sea el verbo creador, cuando la oración hable, a través del corazón. La Oración es una afirmación de Dios. El Gran Maestro lo dijo en una de sus manifestaciones: Cuando dos de vosotros as reuniereis en memoria mía, Yo estaré entre vosotros, y todo cuanto pidiereis unidos en oración”, os será concedido. Haced esto en memoria mías y así también enseñad a los otros más pequeños, para que se hagan grandes, en el reino de los cielos.
Os digo, que el que no ora, olvidándose de cuanto existe a su lado, no puede esperar ser oído ni consolado. ¿Qué importa un pequeño dolor, si el dador de la salud está entre vosotros? Descansad ahora. Paz en vosotros. El Maestro Jesús en sus enseñanzas se refiere a un hombre que tenía siete demonios; y éste en un momento de lucidez, oró a Dios con el fervor del que sufre, que lo liberase de estos demonios. Su oración fue oída en los cielos, y Dios envía a un Ángel, en su ayuda. Después de un tiempo, vuelven los demonios, ya que no tenían otro cuerpo a quien atormentar, pero por la protección del Ángel Guardián, junto con su fe y espiritualidad, fue liberado de ser atormentado nuevamente. En la práctica que en este plano físico se realiza, para exorcizar a una persona que está obsesionada por entes demoníacos, la oración que tiene un poder y una fuerza mágica de incalculables proyecciones, para los fines que en estos casos se desea conseguir, siempre va precedida de un ritual mágico cuya objetividad es conjurar a estos entes del mal e interponer entre la persona que se exorciza y los entes de la oscuridad a los Poderes Jerárquicos de la Mente y del Espíritu. Pero, eso aún no basta, es preciso interponer una raya invisible, que separe definitivamente al paciente de estos entes, como ya se dijo, y también que esa misma protección sirva a la persona que opera con tales poderes. Los entes que son obligados a abandonar el cuerpo de un humano, reaccionan con violencia contra la persona que realiza el ritual. Estos entes deben ser tratados mágicamente, porque la oración debe ser ayudada por el Verbo mágico del que proyecta el poder de su espíritu. Una forma de hacer una oración que tenga las virtudes del espíritu, es la lectura de los Salmos. Todos ellos son párrafos mágicos al espíritu y a la materia. Su lectura trae consigo quietud y paz a todos aquellos que leen estos salmos, colocando en cada palabra el sentimiento de alma que se necesita, para que llegue el bálsamo que mitigue y cure las heridas, que el contacto con la existencia le ha ocasionado. La causa de esta forma de actuar de los salmos es debido a que, por la tradición astral, su sola pronunciación produce un movimiento de corrientes magnéticas, que han de impregnar nuestras auras, fortaleciéndonos y desintegrando o ahuyentando toda influencia oscura y negativa que nos rodea. El estado de negatividad de las personas, puede ser polarizado hacia un polo de positividad en la esfera mental, con la lectura de estos salmos, lleno de emoción optimista, hecho por la persona.
XIII. AUTOSUGESTIÓN Reunión y Conversación
Las reuniones que periódicamente tenemos, para conversar sobre estas enseñanzas, las iniciamos, como es del conocimiento de todos ustedes, con una invocación al Altísimo y a los Maestros de Sabiduría. Esta elevación que hacemos de nuestro espíritu, para colocarlo junto a Dios, no es una relación intelectual de palabras que podrían quedar en el vacío, o solamente ser absorbidas por la mente de los oyentes. ¡No! Es una realidad tan sutil y poderosa, que los seres con alguna sensibilidad, llegan a captar las vibraciones sutilísimas y penetrantes a la mente y a la conciencia de cada uno de ellos. Si la sensibilidad y el sentido de percepción han sido educados y dirigidos en la disciplina del sendero iniciático, la captación de estas energías se hace más clara: y su evidencia y su presencia, nos la demostramos, gracias a la clarividencia desarrollada. La presencia de estas energías proyectadas por los Maestros, en forma de arquetipos vibratorios, preparan el ambiente y la mente de todos los presentes a la quietud. Y con el contacto de sus vibraciones, éstas dan lucidez a la mente para una mejor comprensión de la enseñanza hablada, y con la enseñanza que en silencio sus vibraciones dan, a un desarrollo de la Sabiduría espiritual de cada uno de los presentes. ¡Hacemos nuestra plegaria de Invocación! En el nombre de Dios y de los Maestros de Sabiduría que trabajan por Occidente, atraigamos sus poderosas irradiaciones a fin de que el Conocimiento Universal sea manifestado y cristalizado en cada uno de los presentes y de aquéllos que vibran en completa afinidad con nosotros. ¡Que así sea! Es muy interesante pensar en las derivaciones que se producen en el hombre y en la mujer al actuar la sugestión, y más propiamente la autosugestión. Esta actúa en forma espontánea al oir la conversación agradable de tina persona; o la palabra elocuente de un orador: como asimismo, la contemplación de la naturaleza o alguna imagen que la vida le presenta. Como se comprenderá, fácilmente, las sensaciones y pensamientos que produce la sugestión es diferente en cada persona, dependiendo ello, del estado de ánimo de cada cual y de cómo la impresione. Para algunos la sugestión será agradable o desagradable, o podrá ser constructiva, o no serlo. Todo ello, estará en íntima relación con las sensaciones pensamientos que motive esa sugestión. Si nosotros hacemos una afirmación de la sugestión, cualquiera que ella sea, estampamos en nosotros mismo, la verdad de la autosugestión. Bien sabemos que el ser humano es una manifestación de la Unidad o Macrocosmo, y que en él se encuentran en forma latente cualidades y facultades potenciales, propias del Ego. Si cada uno comprendiera dentro de la disciplina iniciática, o aún, fuera de ella, la fuerza y poder de la autosugestión, podría educir de sí mismo, cualidades maravillosas, que le capacitarían para mover inmensas corrientes de fuerzas mentales y emocionales, que impulsadas por una voluntad inteligente, sirven en beneficio de su propia existencia. La autosugestión desarrolla las cualidades buenas y también las cualidades malas; y, según sean nuestros pensamientos, nuestra vida será regida por la afirmación que hagamos.
Es preciso que siempre tengamos presente que, para que la afirmación tenga el resultado que deseamos, es imprescindible que ésta sea apoyada por una voluntad cultivada, con técnica y método, a fin de que al actuar el poder de concentración, las energías converjan en el punto deseado, obteniendo resultados rápidos y convenientes, para los fines que perseguimos. La autosugestión unida a la concentración de los pensamientos y deseos, puede producir en la persona alegría o tristeza, bondad o maldad; puede ser positiva o negativa; superior o inferior. De ello colegimos que todo ser humano puede elegir la sugestión que le lleva a ejecutar la afirmación de lo que desea que se convierta en realidad. La autosugestión que más nos interesa, por los resultados que podamos obtener, en un tiempo relativamente corto, es aquella autosugestión que es dirigida; que es la autosugestión que nosotros gobernamos, de acuerdo con nuestros deseos y necesidades del momento. Esta autosugestión dirigida con disciplina y conocimiento, necesita de la colaboración imprescindible de la voluntad y del poder de concentración; estos dos pilares de la mente deben ser cultivados con el conocimiento y la experiencia, para obtener resultados positivos. Fácil es comprender que la autosugestión, dentro del pequeño ceremonial de la mente y del espíritu que hagamos, debe y tiene que estar dirigida a la obtención de metas positivas y elevadas en sí mismo, sean éstas corporales, mentales o espirituales. Antes de realizar este proceso mento-espiritual, debemos estar seguros de lo que deseamos obtener, y no cejar por razón alguna en la realización diaria de estas afirmaciones, como una demostración para nosotros mismos de la verdad real que es, el saber y el poder rodearnos y compenetrarnos íntimamente de la atmósfera de la autosugestión dirigida y realizada. En toda autosugestión debe existir el deseo ardiente de “Yo quiero” y “Yo puedo”, como una afirmación en el Alma, afirmación que debe irradiarse a todo el cuerpo físico y al espíritu; “Yo quiero” y “Yo puedo, elegir la afirmación positiva que necesito y también realzar como cualidad y facultad en la mente y en el espíritu. “Yo soy, “Yo quiero” y “Yo puedo” obtener con la autosugestión, modificar primero y cambiar después un estado de ánimo, o un estado físico por otro que Yo he elegido, por ser positivo y superior. Personalmente, debo declarar, que soy un entusiasta admirador de la autosugestión y como tal la practico en forma continuada, con resultados magníficos. Resultados que también pueden obtener todos ustedes, practicándola con perseverancia y cuidando de ejecutarla dentro de los moldes enunciados. Jamás se me ocurriría hacer resaltar una cualidad negativa; muy por el contrario el deber es combatirla, transformarla en su aspecto positivo. Muchos se preguntarán, pero cuál es el procedimiento a realizar, que sea fácil y sencillo, y que no demande mucho tiempo en su ejecución. Podemos hacer la autosugestión en la oficina, en la calle, o también, si estamos en nuestra cama, sanos o enfermos. Personalmente, es de mi agrado, mientras ello me sea posible, aislarme en una pieza, que para estas circunstancias tengo elegida en mi casa, y sentado en la posición egipcia,
formando ángulo recto el cuerpo con los muslos y éstos con las piernas, los pies juntos y las rodillas suavemente separadas, las manos sobre los muslos, y la cabeza erguida, pero con todo el cuerpo lo más relajado que sea posible; los ojos cerrados o semicerrados. Siempre que practico la autosugestión, lo hago en íntima relación espiritual con los Maestros de Sabiduría, ya que así tengo una atmósfera espiritual que me rodea y también en mí mismo, sus vibraciones arquetípicas, me ayudarán firmemente a. conseguir en forma rápida y más efectiva la razón y causa de ese ceremonial de Autosugestión. Cuando este poder de Autosugestión se hace solamente con los recursos personales, con que se cuenta, se obtienen resultados, es cierto, pero no de la calidad y de la magnitud, como cuando este poder lo practicamos junto a los Maestros de Sabiduría. Estoy en mi pieza donde practico mis ceremoniales, que no por ser sencillos y fáciles de realizar, son menos importantes y poderosos en sus resultados, que aquéllos practicados en forma complicada. “Yo soy”, digo mentalmente o con voz suave y pausada, con profunda convicción de que Yo soy, viene del corazón espiritual. Yo soy, Yo quiero, Yo puedo que la comprensión que “Yo tengo” de la vida, sea más inteligente y más sabia. Yo soy, Yo quiero, Yo puedo que este estado de desánimo y desdicha por el cual atravieso se aleje de mí, y en su lugar “sea” una realidad franca, la alegría y la felicidad. Yo soy, Yo quiero, Yo puedo y tengo valor, tanto espiritual como material, porque nada ni nadie puede impedirlo, porque “Yo soy”. Yo soy, Yo quiero y puedo y tengo una memoria cada vez más firme y exacta. Yo soy con una memoria firme y exacta. Yo soy, Yo quiero y Yo puedo y tengo dominio de mi mismo, mis nervios y mi mente se aquietan, “Yo soy” un ser con un dominio completo sobre mis nervios y mi mente. Yo soy, Yo quiero y Yo puedo que las palpitaciones de mi corazón se aquieten, se hagan rítmicamente normales. “Yo soy” (del corazón espiritual) el que pueda aquietar y normalizar este corazón enfermo. Yo soy, Yo quiero y Yo puedo que la jaqueca o las molestias vesiculares mejoren y se alejen totalmente de mí, porque Yo soy y quiero con voluntad espiritual, que así sea. Seguramente que en estas dos últimas afirmaciones extrañará que la autosugestión la hagamos valedera en lo que se refiere al cuerpo físico. Estas afirmaciones hechas en la forma indicada, y no nos quepa duda, que ayudarán en forma muy efectiva, a la terapia hecha por el facultativo. Es tan interesante el resultado que se obtiene con la autosugestión, que al practicarla con la disposición mental hacia el éxito, que coloco en el órgano físico afectado por alguna enfermedad, un centro vital de energías o Chakras, haciéndolo activarse, a fin de que todas sus células sean bañadas por el proceso de autosugestión; y el alma de cada célula es dirigida a su completo restablecimiento.
Yo Soy, Yo quiero y Yo puedo, que todas las células de mi organismo, que la personalidad anímica de cada célula funcione de acuerdo a mis deseos. Que el carácter de los elementos atómicos de mi mente, estén en íntima relación a mis firmes deseos. Al realizar la autosugestión con una recia afirmación de recuperación de la salud de un órgano físico enfermo, el centro de energía vital que sitúo en él, al activarlo, hago que se concentre en cada una de sus células, gran cantidad de energía magnética vital, que a su vez, expele el magnetismo gastado y enfermo, para la recuperación de la salud. Sr. Rodríguez (uno de los asistentes). —Pero eso es un engaño el que usted hace. Sr. Modesto A. —Yo no diría engaño, en ese caso autoengaño, “sino órdenes”. Usted, doctor, tiene una virtud que es rara en las personas: y que se la voy a decir cuál es. Usted tiene una personalidad unida, única, digo yo, entonces sus mandatos son órdenes, como cuando hay un gobierno fuerte, autoritario, que tienen que respetarlo todos los súbditos. En cambio yo, y muchas personas, tenemos luchas, tenemos esa enfermedad que se llama el desdoblamiento de la personalidad, y a veces múltiples personalidades; entonces tenemos que entrar en el convencimiento de que la voluntad superior, la que está de acuerdo con las energías de otro orden espiritual, es lo mejor. Yo siempre tengo luchas. Voy a relatarles un caso muy curioso, pero también muy interesante. Se trataba de un estudiante joven de 23 a 24 años, estudiante universitario, que pertenecía a una institución de estudios espirituales. En cierta ocasión me invita para explicarme su caso, y una vez que le hubiere escuchado que le aconsejara a través de mi experiencia dilatada, en esta clase de conocimientos. En mí, decía, hay dos personas, digamos Juan y Pedro. Uno quiere ser puro, Juan quiere ser puro, quiere adentrarse más y más, en las enseñanzas espirituales, a fin de poder desarrollar y realizar su Yo Superior, el Yo Espiritual, y de acuerdo a esa doctrina filosófica, hacer voto de castidad. Pedro, la otra persona, por el contrario, quiere vivir como lo han hecho otros hombres antes que nosotros, gozar de la juventud, vivir su propia vida, bañarse y saciarse de toda clase de placeres que la existencia puede brindarle. Que toda esa clase de pensamientos están fuera de época, y no pueden ocupar un lugar, por pequeño que sea, en su mente; y todas esas aspiraciones deben ser catalogadas como ilusorias. Entonces luchamos entre nosotros, por la, primacía en uno de sus ideales, y en el otro, de las ideas, materialistas que sustenta. En este diálogo que a diario se entabla entre Juan y Pedro, oponiendo cada uno, en forma elocuente sus ideas y sus racionamientos, parecía que la última palabra sería de Pedro, pero inmediatamente Juan tenía respuestas que rebatían a Pedro. Juan, aducía que la idea del perfeccionamiento espiritual debe gravarse en nuestra conciencia, en forma indeleble, para que siempre la tengamos presente, y su sólo recuerdo, sirva para no desviarnos hacia otras metas. La materia no debe esclavizar nuestros pensamientos ni nuestro corazón. Las bajas pasiones no deben ocupar nuestra mente, ni el rencor, ni el odio, deben ser el guía de nuestros pensamientos.
Nuestra vida debe estar llena de ideas nobles que lo impulsen a perfeccionar sus pensamientos y sus actuaciones. La vida espiritual contiene posibilidades potenciales inagotables en bien del espíritu y de la existencia material. El espíritu, al tratar de adentrarse por la senda del progreso, trata de liberarse de las limitaciones y del sufrimiento, que la vida material le significa. Pedro, en cambio, abogaba por la vida fácil, coger esa fruta del árbol, al alcance de nuestra mano. Satisfacernos de emociones y de sensaciones, aunque lleguemos al embotamiento de nuestros sentidos físicos. Considera que éste es un mundo de dolor, y si queremos ascender por la escala de la Sabiduría y del Progreso, nuestras vidas estarán rodeadas de dolor y de sufrimientos, como cosa inevitable, y que el fin de él termina con la muerte. El pensamiento está donde se encuentra el cuerpo. El ser humano nace y todo termina con la muerte, y de ahí, que es preciso sacarle a la vida todo el partido que nos sea posible. Esta lucha intensa entablada entre las dos personalidades en ese mismo ser, hizo crisis después de un tiempo, que terminó con una falta de control mental y un desequilibrio psíquico, que lo llevó a la locura. Doctor: —Es muy interesante el caso narrado como experiencia personal, por el hermano Alonso. Es una realidad diaria, aunque en un grado menos intenso, lo dicho respecto a esa lucha incesante que existe en la gran mayoría de los hombres, entre ambas personalidades coexistentes en un mismo ser. Y muy especialmente la lucha arrecia cuando éstas no se definen, produciéndose disturbios psico-corporales, que a veces llegan a ser graves. Cuando se llega a un grado espiritual, que capacita al hombre para conquistar, por intermedio de una comprensión sabia de la vida, el equilibrio entre la personalidad espiritual y material, se está en condiciones de alejar el dolor, el sufrimiento y las enfermedades. Voy a contar mi caso, porque lo considero de importancia y por demás interesante, especialmente para los discípulos. Todos los que nos fueron enseñando este sendero de enseñanzas iniciáticas, tenemos en sí mismo esa gran lucha entre ambas personalidades, la superior o espiritual y la material como fases de una sola. Aquélla que desea mantener activo el pensamiento recto en la vida diaria, para que lo conduzca, mediante el conocimiento espiritual, al desenvolvimiento de la Sabiduría y del Progreso. Y la personalidad material que gusta de los placeres y de la vida mundana que la existencia pueda brindarle. Todos hemos sentido la opresión de esa lucha que se produce entre ambas personalidades. A unos el resultado de esa falta de equilibrio lo han llevado a extremos tales que colindan con la locura. A otros, en cambio, esos entredichos enconados, por primar una de las dos personalidades, presentan alteraciones psíquicas que pueden o no repercutir en el organismo físico. Yo personalmente tuve los mismos entredichos en mi doble personalidad. Pero a diferencia de muchos otros hombres, tuve un privilegio especial en mi vida. En “esta existencia” el destino me llevó a conocer a un pequeñísimo grupo de tres personas, formado por una dama y dos varones, seres con gran sensibilidad y conocimientos, muy especialmente la dama, que a la vez de ser portadora de un espíritu muy sabio, unía a su gran intuición el ser una médium innata. Esta mediumnidad fue llevada siempre en sus
experiencias y en la adquisición de conocimientos, a estar en íntimo contacto con el Maestro de Sabiduría. El Maestro no sólo impartía enseñanzas, sino que su virtud radicaba en el desenvolvimiento de las cualidades y facultades muy propias del Ego, mediante la irradiación de energías vibratorias de sí mismo, de su propia aura o de una enorme masa de corrientes vibratorias cósmicas que ejercían su acción de poder en cada uno de nosotros, y en forma especial en la médium, por cuyo intermedio se manifestaba. Comprenderemos fácilmente la trascendencia que para cada uno de nosotros tenían estas manifestaciones espirituales del Maestro. De esta forma fuimos guiados directamente por los arquetipos vibratorios y las enseñanzas del Maestro. Esto ha constituido un privilegio para cada uno, como dije antes. Nos fueron guiando paso a paso, nos llevaron de la mano, si así pudiese decirse, nos fueron enseñando conocimientos, sino que algo mucho más importarte, pues con sus vibraciones trascendentes, nos permitieron conocer la verdad del conocimiento mismo. Y con la paciencia y la tenacidad propia de un Maestro, esperaron que la transmutación de la personalidad del Yo inferior fuera realizándose en conjunción de virtudes y de principios elevados que se iban desenvolviendo en la esfera anímica superior. Entonces, en caso, llegué a pensar bajo convicción plena y profunda, que la vida existencial con la vida espiritual, debían ir de la mano, juntas, fusionadas en una sola. Y que por ningún motivo debíamos abandonar nuestros deberes de la vida existencial, ni tampoco debíamos abandonar nuestros deberes de convicción abstracta en el orden de la esfera espiritual. Cuando hablo de nuestros deberes en la vida existencial, no quiero decir que debíamos abocarnos a los placeres de orden sensual, ni a los placeres de la carne. ¡No! Estas actividades son necesarias, pero sólo en el orden fisiológico, ejecutarlas como una actividad normal. Y si por alguna causa cualquiera nos lo olvidáramos o nos equivocábamos, íbamos por la senda del error, el mismo dolor, el mismo hastío que ello nos hacía sentir, a su vez nos hacía volver inmediatamente por el camino de lo que consideramos la virtud o el deber. He allí la gran diferencia con otras personas, que desenvolviendo una mentalidad en el sendero espiritual, pueden fundir en una sola las dos personalidades que en cada ser humano existen: en la eterna lucha por la “Vida”; para que así no se presentara en ese ser el desequilibrio, la desarmonía, la locura, Y a esto conduce cuando la persona es mal guiada o quiere adentrase en un sendero que no le corresponde; va generalmente a la dislocación del pensamiento normal. Yo conozco muchas personas que queriendo obtener la llave de oro para abrir un reino de conocimientos, especialmente en relación con aquéllos que rigen las leyes de la Naturaleza; y que por no estar capacitados mental y espiritualmente para regirlos en el orden de poseer energías magnéticas o eléctricas, o de hacerlas llegar al sitio en que uno se encuentra; o querer proyectarlas al lugar que se desee, esas personas sufren perturbaciones en lo que respecta a la normalidad de su propia mente. Yo también, repito como la gran mayoría de los seres humanos, tuve dos personalidades; gracias a los conocimientos esotéricos, a la experiencia adquirida en el sendero iniciático y al concurso positivo de las vibraciones arquetípicas de los Maestros de Sabiduría, logré unirlas en una sola, porque llegue a la conclusión de que la vida siendo normal en el sentido de lo material, puede convivir perfectamente bien y en
armonía con lo espiritual. Y nunca tendremos desengaños llevando con nuestra personalidad las dos facetas material y espiritual en perfecto equilibrio. Claro que para llegar a resultados tan trascendentes, tenía que desarrollar una voluntad, que si la tenía era desordenada, indisciplinada. Había que educarla, cultivarla, siempre dentro de la disciplina de las enseñanzas espirituales. Y eso fue lo que he hecho. Cuando en alguna circunstancia de mi vida, la voluntad comienza a descender en su nivel de energía de eficacia, también tengo mi llave de oro, que es en este caso, la “Autosugestión”. Y con emoción de alma impulsada por una voluntad disciplinada, concentro todas las energías a fin de que la voluntad recupere su eficacia y su iniciativa en la actividad que la pongamos a actuar. Cuando mi organismo físico no está en buenas condiciones de salud, pongo mi llave de oro en acción, mi voluntad junto al deseo ardiente de mejorar mi salud, hago que la autosugestión vaya reuniendo dentro de mi organismo un cúmulo de normalidad salutífera, que ayudará en forma franca a la cura total del cuerpo físico. Y siempre estas experiencias de autosugestión las hago en contacto íntimo con las energías que emanan de los Maestros Superiores. Ahora, como es costumbre después de esta conversación, haremos con la participación de cada uno de los presentes, la “Concentración Mental y Espiritual”, que como es sabido la iniciamos así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado y glorificado sea tu nombre, en éstos, tus siervos, por los siglos de los siglos. Amén. Este Padre Nuestro, dicho con devoción en la forma indicada, se repite tres veces. La posición de los hermanos asistentes, es formando una cruz. En ambos extremos uno de los hermanos que dirigen la reunión y a ambos lados los hermanos presentes, colocados frente a frente, y a una distancia de un metro. Cada uno se coloca en la posición egipcia que ya conocemos y con una franca disposición de relajamiento neuro-músculo mental. El que oficia la reunión con voz pausada, pero firme, otras con una voz profunda, hace una alocución espontánea durante la primera etapa que dura esta concentración. Y se inicia en los siguientes términos: En un principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios y el Verbo era Dios. Y el poderoso Verbo Creador se hace carne para su completa realización en cada uno de nosotros. Pidamos al Maestro Superior del Invisible, que ayuda y dirige estas reuniones y a cada uno de sus miembros, que se manifieste con todo su esplendor, en cada uno, traduciendo su existencia a través del desarrollo del magnetismo personal en cada uno de los aquí reunidos. Que ese magnetismo personal en desarrollo, sea el principio de la manifestación en un estado de salud conveniente. Que ese magnetismo personal sea fuerte, resistente en cada uno de nosotros, para que la armonía salutífera, para que la armonía de la fuerza mental, para que la armonía de la fuerza del alma sea una realidad en cada uno. No debemos olvidar que todo Maestro del Invisible tiene su gran corazón
en la voluntad que le rige. Nosotros también debemos cimentar esa fuerza, en una voluntad inteligente y sabia, que se ha de manifestar, en una forma dirigida al desenvolvimiento de nuestro magnetismo de orden personal. Y no debemos olvidar también, que la autosugestión, esa autoridad que dirigimos a cada una de nuestras células físicas, a cada uno de los átomos de nuestra existencia invisible, para que se realice en forma invariable lo que le hemos ordenado. ¡Yo quiero y puedo y tengo magnetismo personal! Yo tengo fuerza magnética. Yo tengo, en suma, todo el acopio de energías magnéticas y eléctricas en mi organismo corporal y mental. Aquellos que cierren los ojos o los mantengan entreabiertos, por intermedio de su clarividencia personal, podrán ver cómo las energías vibran y oscilan en torno a cada uno, si es que vamos dirigiendo nuestros pensamientos al unísono con las palabras que vamos escuchando. Meditamos profundamente, abriendo nuestro corazón a las influencias del Maestro, para que nos dé y nos deje su sabiduría. Esta meditación se hará durante 15 minutos. ¡Que la Paz y la Sabiduría sea hecha en cada uno de nosotros y de nuestros hogares! ¡Que así sea!
XIV. ¿QUIENES ASPIRAN A ESTOS CONOCIMIENTOS? Reunión y Conversación En el nombre de Dios Todopoderoso y de los Maestros de Sabiduría que trabajan por Occidente, elevemos hacia ellos nuestras mentes, para que su presencia nos ayude al desenvolvimiento de la comprensión sabia de la vida y poder penetrar los Misterios Espirituales de la Naturaleza. ¡Que así sea! En todo orden de cosas de la vida material y espiritual, para alcanzar un resultado y con él una meta, debemos previamente prepararnos en conocimientos y en, un adiestramiento especial para poder ejercer en la debida dirección, los conocimientos que hemos adquirido. Se hace una necesidad en todo discípulo de esta clase de enseñanzas, llegar a lograr, mediante prácticas especiales, una sensibilización gradual de nuestra constitución integral. Esta sensibilización de nuestros cuerpos invisibles y de nuestro cuerpo físico,
debe ir acompañado de una fluidificación de los primeros, a fin de que de acuerdo con esa sensibilidad alcanzada y con el refinamiento de ella, se vaya manifestando en cada uno las energías arquetípicas del Maestro Superior del Invisible. Sin que esto suceda, es muy difícil, por no decir que es imposible, la captación de una manifestación espiritual de tan alto nivel. Imaginemos a una persona con impermeable bajo la lluvia, ésta resbala con entera soltura sobre la superficie lisa, que impide que la lluvia penetre y moje la vestimenta que está bajo él. Pero si este impermeable tuviese pequeñísimos orificios, la lluvia penetraría a manera de finísima energía líquida. Con este símil, quiero significar lo que acontece con el común de las personas, que en algún momento de sus vidas reciben energías de relevante positividad pero que la superficie lisa de sus almas, las reflejan en su totalidad unas veces; o si penetran, logran hacerlo en pequeño grado y muchas veces no son comprendidas. En cambio, cuando la sensibilidad astral ya se ha refinado y la mentalidad se ha hecho ágil en este orden de cosas la persona va adquiriendo la facultad de percepción de hechos trascendentales. En ellas, las energías emanadas de los Maestros, pueden ser captadas en forma fácil y realizarán en cada uno de los discípulos, el desenvolvimiento del entendimiento espiritual, para una comprensión cada vez más profunda sobre las leyes que rigen la Naturaleza Espiritual. Para llegar a un estado de verdadero progreso espiritual, progreso que debe repercutir en forma positiva y superior en la vida integral del ser humano, es absolutamente indispensable guardar ciertos requisitos, porque el no hacerlo, podría traer consecuencias peligrosas para la salud mental y física de cada uno de ellos. Considero que en el aprendizaje y práctica de las enseñanzas esotéricas, es preciso ser fiel con ellas; y la realización que de ellas haga, cada uno en sí mismo, obliga al discípulo a mantener absoluta lealtad voluntaria con ellas; y a medida que estos conocimientos vayan realizándose en cada uno, lo impele en forma espontánea a ajustar su vida al nuevo estado de conciencia a que ha llegado. En verdad, el deber de toda persona que se adentra por el sendero iniciático, para llegar a una comprensión de conciencia superior, es que llegue a la realización de la disciplina esotérica. Ya antes lo dijimos, la disciplina esotérica es un método de capacitación integral del ser humano; método que tiene una técnica adecuada a los fines que persigue; y esa técnica se basa en los principios fundamentales de la Ciencia Esotérica. Eso es disciplina esotérica; pero necesitamos de un asidero, afirmarnos en un algo que nos permita llevar a cabo esa disciplina. El saber que necesitamos ciertas normas morales no es suficiente. Desde niños lo hemos escuchado en el medio en que nos hemos educado; tanto moral como espiritual; y en el transcurso de los años lo hemos leído en diversos textos. Pero nuestra labor en estas enseñanzas, es ahondar lo más profundamente que ello sea posible en la mente y en el espíritu del discípulo, y en la medida que el adelanto sutil de éste lo permita. Porque no debemos olvidar que los conocimientos que da la disciplina esotérica, es precisamente llevar al discípulo al desenvolvimiento en forma profunda y amplia del
entendimiento espiritual; al desarrollo de la conciencia en forma íntima, hacia principios de Vida, sustancialmente elevados. Todo esto lleva al discípulo, poco a poco, en forma gradual, a desenvolver la mente abstracta, para que el horizonte de su comprensión se amplíe en tal forma que llegue, en su percepción, a identificarse con el Verbo que del Maestro emana y pueda, en sí mismo, llegar a realizarlo. La realización del Verbo en cada discípulo, es la alquimia mágica más brillante a que puede aspirar todo iniciado, ya que le será permitido llegar a conocer la Sabiduría del conocimiento de la Naturaleza. El entendimiento espiritual, puede ser desenvuelto mediante la educación de sus virtudes enaltecedoras, por intermedio del desenvolvimiento de las cualidades inherentes del Yo Superior, que en cada uno existe. Y este entendimiento espiritual sólo es capaz de desenvolverlo el esfuerzo y la purificación. El adelanto espiritual que una persona alcanza, no es cosa de palabras o de conceptos solamente; son hechos que se generan en el alma y en la conciencia de ese ser. Al generarse un estado de conciencia nuevo y superior, se crea al mismo tiempo una mentalidad también nueva y superior que se proyecta y se manifiesta en el rostro y en el cuerpo de ese ser; y en la Vida misma de la persona. La expresión de su rostro cambia, es una expresión brillante; sus pensamientos tienen una penetración sabia en su existencia; sus emociones y sentimientos han experimentado un cambio superior. Toda esta creación que se ha operado en la constitución integral de esa persona, la vemos reflejada en forma luminosa y magnética, en su aura astral. Esta ha cambiado, presenta colores bien nítidos, brillantes y muchas veces chispeantes; el aura aparece radiante, diáfana y más grande. Podemos hacernos una pregunta: ¿Quiénes son los que ansiosos buscan esta clase de enseñanzas? Precisamente, aquellos que teniendo harta la mente el corazón permanece vacío. Esta desarmonía entre el pensamiento y el sentimiento es causa de dolor. La existencia nos muestra a cada instante, la desarmonía que sufren estos dos aspectos, causa de dolor en cada ser humano. Esos roces que tenemos con la vida misma, motivo de toda clase de sufrimientos y dificultades, son los que determinan tarde o temprano, el que nos acerquemos a estos conocimientos. Por el contrario, a todos aquellos seres que lo tienen todo, que están llenos de dicha, de alegría, y que en la práctica no les falta nada, no sienten la necesidad de acudir a un lugar como éste, para recibir esta clase de enseñanzas. Precisamente, al que le falta, al que no tiene ese algo, que sabe o no lo que es; al que ha sufrido, al que se ha entrenado con los roces ásperos de la existencia; aunque diga, yo soy un hombre o una mujer alegre, esos son los que van tras el sendero estrecho de una iniciación; ,para conseguir ¿qué? La felicidad, atributo del Espíritu; y la dicha, conquista del corazón. La Felicidad va a brindarle a esos seres Paz al alma, tranquilidad a la mente y alegría de vivir.
No olvidemos jamás que los factores superiores de orden espirituales, siempre redundan en beneficio de la materia; en perjuicio de lo material, todos aquellos aspectos inferiores del alma. Todo esto, no piensen que es una fantasía, son realidades muy fácil de comprobar; para corroborarlas se necesita recibir las enseñanzas y llevarlas a la práctica. A toda persona que, consciente y voluntariamente ha querido que estos conocimientos formen parte de sí mismo; y con leal devoción procura un método inteligente que en sí mismo vaya realizándose un progreso, que día a día se hace más visible en la esfera mental y espiritual; a estas personas digo, va formándose en su alrededor un haló tenue y luminoso y a medida que los pensamientos vayan ejercitándose en motivos progresistas y elevados, y el desenvolvimiento que vaya alcanzando le permitan percibir las cosas trascendentales, ese halo le irá envolviendo totalmente, como una real y verdadera protección del Invisible. Los Maestros desde ese instante, de día y de noche, brindarán a ese iniciado, toda clase de ayuda y protección. Existe un código de honor en la Hermandad Blanca, que es que cada uno de sus miembros, ya sea estén actuando en esta existencia física o liberados del cuerpo material sus Egos se encuentren en algunos de los planos del mundo invisible, cuentan constantemente con la ayuda necesaria, tanto en lo relativo a lo material, como también en lo espiritual. Es precisamente esta ayuda que reciben, la que no puede permitir que la voluntad de un iniciado, no importando en el nivel de progreso espiritual que se encuentre, comience a debilitarse a causa de preocupaciones o complicaciones de índole moral o material. Ellos colocan un granito atómico de fuerza espiritual para elevar y fortalecer esa voluntad y así evitar consecuencias que podrían desviarlo del camino elegido. Los Maestros no pueden permitir que un discípulo iniciado al cual han asistido a través del tiempo, al despertar de ese corazón espiritual, centro de fuerza al cual han convergido todas las Energías del Espíritu por ejercicio y desenvolvimiento de la disciplina esotérica, se confunda dentro de su propio proceso que sé opera en su mentalidad y llegue a pensar que la dirección que en ese momento da a sus pensamientos y emociones, no es la verdadera. Si es un sendero equivocado, que puede conducir a resultados nefasto para el discípulo y para la Hermandad Blanca, el Maestro hará lo imposible, desde su esfera de acción, para encauzarlo por veredas rectas y progresistas. No puede permitirse que un iniciado se deje a merced de los cuervos y que las aves de rapiña del cielo, den cuenta de sus vestimentas espirituales. Sería un iniciado con el que no cuenta la Hermandad en su plan de trabajo espiritual; y probablemente, un alma que al ennegrecerse con la dirección equivocada de sus sentimientos y pensamientos, llegue a colaborar en los planes de trabajo de todos aquellos seres que forman, la Hermandad Negra, con principios y fines totalmente opuestos. Con todas estas virtudes alcanzadas por el discípulo iniciado se hace acreedor a una serie de beneficios derivados de la protección del Invisible, de que es merecedor. A su vez, está obligado a brindar su ayuda a segundos y a terceros; desde el lugar que el destino le ha designado.
Esta actitud altruista y voluntaria puede volcarse como una enseñanza, como una vibración que nacida del corazón espiritual, debe operar en la mente de quien va dirigida cambios positivos y superiores. El iniciado brinda en este caso “la magia de la Sabiduría”, que en otros términos de definición es la “Técnica del Verbo”. Pero hay algo más grande y brillante, y es que en estas reuniones al darse la enseñanza hablada, cada uno de los asistentes, en mayor o menor grado, aprende y recibe en silencio en sus “propias mentes”, en sus “propias conciencias”, “las vibraciones del Arquetipo del Verbo”, que emana del espacio acústico espiritual del Maestro Invisible, para que cada discípulo pueda realizar el camino iniciático de Sabiduría. Sin ello, la tardanza es mucha y la Luz se hace oscura para el que camina en el sendero. Como es costumbre, hagamos la cadena de Unión. Tres padres nuestros. Relajémonos. Aquietemos nuestras mentes y abramos nuestras almas con la confianza y la fe del niño, para que las energías del Verbo del Maestro de Sabiduría se realice en cada uno de nosotros. Que nuestra Fe, como “unión” espiritual entre el discípulo y Dios se fortalezca y se desarrolle en un superior nivel, a fin de que el luego purificado de la “Vida”, nos permita llegar a percibir las cosas trascendentales. Desde lo profundo de nuestros corazones, pidamos al Maestro que en todo momento nos asista y que no permita que nada ni nadie nos desvíe del sendero elegido. Que la dicha en el corazón y la felicidad en el alma nos llenen siempre de regocijo, pues será nuestro mejor escudo contra la soledad de la tristeza y la tiranía de la desmoralización. ¡Que así sea!
XV. TRANSMUTACIÓN DEL DESEO, POLARIZACIÓN Y GÉNERO EN LA MENTE Reunión y Conversación En esta reunión conversaremos sobre algunos aspectos de las “Enseñanzas Herméticas”. Y como es nuestra costumbre, la iniciamos así: En el nombre del Dios vivo y de los Maestros de Sabiduría que trabajan por Occidente, pidamos que sus poderosas irradiaciones iluminen nuestro entendimiento espiritual, a fin de que la Sabiduría de la Vida sea hecha en cada uno de nosotros. ¡Que así sea! De los grandes conocimientos espirituales que el mundo ha visto a la luz, para entendimiento de inteligentes y sabios, quizás las “Enseñanzas Herméticas” sean las que han tenido una proyección espiritual, que desde su nacimiento han influenciado con mayor intensidad a los estudiosos e investigadores de la Sabiduría del Espíritu. Si es
cierto que estas enseñanzas a través de centurias desde su fundador, nos han llegado por fragmentos y por épocas, ya que siempre fueron muy celosamente cuidadas y reservadas sólo para los elegidos. Hermes Trimegistos, el “Gran Fundador”, elegido de los Dioses murió en el Antiguo Egipto. Hermes fue contemporáneo de Abraham y según la leyenda, habría sido su instructor. El gran Maestro de la Sabiduría Oculta, desde el Antiguo Egipto, cuna de enseñanzas espirituales, la inspirado e iluminado con los rayos del conocimiento oculto a todos aquellos que han aspirado al adeptado, mediante el desenvolvimiento del Yo, dirigidos en gran manera por las enseñanzas herméticas. Aun las antiguas enseñanzas de la India, como asimismo las antiguas escuelas filosóficas de Oriente y Occidente, han tenido como fuente de inspiración las enseñanzas herméticas. A Hermes Trimegistos acudieron sabios de todas partes, y sus enseñanzas sirvieron para develar incógnitas y disipar dudas. Y con el Verbo creador de Sabiduría impartido por el Gran Hermes, cada uno de los sabios fue convirtiéndose en un sol de Sabiduría, que serviría para afianzar y guardar la verdad del conocimiento que encierra la Doctrina Secreta. De las enseñanzas herméticas en su esencia, se encuentra su influencia en cada una y en todas las religiones sea cual fuere el nombre con que se la conoce; pero en todas ellas observamos las enseñanzas herméticas como un elemento conciliador de ellas. Las enseñanzas de las verdades herméticas, tuvo por objeto sembrar la semilla de la verdad del conocimiento más que fundar una escuela filosófica. Esta verdad del conocimiento hermético, al fructificar en el entendimiento espiritual de todos aquellos sabios que al Templo de la Sabiduría de Hermes acudían, debían sembrarla a su vez en la mente de todos aquellos aspirantes a esta clase de conocimientos, capaces de entender la esencia de la verdad misma que en ellos existe, a pesar de lo hermético, a través, de los siglos hasta hoy en día. Muchas de estas enseñanzas fueron adquiriendo formas peculiares de exposición del conocimiento, por las mentes que considerando una exacta interpretación de la exacta verdad fueron apartándose de la verdad original, conservada por unos pocos iniciados en las distintas épocas. Verdad original enseñada y bien interpretada sólo a los verdaderamente preparados y desarrollados en el Espíritu mismo. En todas las generaciones humanas ha habido un grupo de verdaderos depositarios de la Verdad Iniciática, que mantuvo las enseñanzas herméticas para limpiar de impurezas el manto de los conocimientos existentes en la época. Este grupo selecto de seres tenía por misión encaminar por el verdadero sendero a todos aquellos discípulos deseosos de aprender la verdadera enseñanza. Estos seres, con un gran grado de desenvolvimiento iniciático, saben muy bien que en cada generación sólo existen unos pocos verdaderamente aptos para comprender la verdad de la enseñanza y realizarla en sí mismo: y esa es la razón porque jamás buscarán número de discípulos, sino cualidades bien desarrolladas en cada uno de los aspirantes a la verdad iniciática. Y la tradición siempre se ha mantenido: cuando el verdadero Maestro está presente, siempre existen oídos preparados que le escuchan. Y esos oídos se llenan de satisfacción al ser llenados con la Sabiduría del Maestro. Pero
para aquellos que no son capaces de comprender, los labios de la Sabiduría permanecen sellados. ¿Quiénes son los críticos más acerbos de los hermetistas? Precisamente aquellos que, queriendo oír no supieron hacerlo; aquellos, los incapaces de comprender la enseñanzaverdad, en la magnitud necesaria para iluminar el entendimiento espiritual. El mundo no siempre ha estado preparado para recibir una enseñanza que ensalce y armonice las facultades del Espíritu. El hacerlo en épocas de oscurantismo espiritual es un atentado contra la verdad. Los hermetistas o los grandes iniciados han dado y seguirán dando sus perlas a todos aquellos, pocos o muchos, que sepan apreciarlas en su real virtud y así puedan, con las luces que el Sol refleja en ellas, adornar su propio corazón espiritual. Todos sabemos, y muy especialmente aquellos que han ascendido muchos de los grados de la Escala de Jacob tratando de vislumbrar y de compenetrarse de esa antorcha luminosa del Espíritu, que en su cima existe en forma Eterna, que aún hoy en día el enseñar conocimientos de alta y Suprema Sabiduría acarrearía una persecución de odio y de desprecio, como en otros tiempos la persecución fue de crucifixión. Egipto Antiguo fue la cuna de Sabiduría a donde acudieron adeptos de diferentes latitudes de la tierra, para beber de la fuente de Sabiduría que en sus Templos los Hierofantes hacían partícipes de sus grandes conocimientos espirituales para ser enseñados a su vez a otro grupo de neófitos o estudiosos, en otros lugares de la tierra. Entre estos adeptos hubo uno en la Antigüedad que vivió en Egipto, que como ya dijimos fue Hermes Trimegistos, llamado Padre de la Sabiduría, el fundador de la astrología y el descubridor de la alquimia. Lo de hermético se refiere a secreto respecto a las enseñanzas que entonces se daban; y aún hoy en día se guarda cierta reserva al dar conocimientos de gran compenetración espiritual. Muchas de las grandes enseñanzas aún hoy en día, no se encuentran escritas en los libros de divulgación. Ellas son transmitidas de labios del Maestro a oídos del discípulo. Y si bien es cierto que hoy en día se trata de abrir a los ojos del mundo el libro sellado, algunas enseñanzas de la Sabiduría del Espíritu se las presenta con algunos velos, para que la desnudez de la Verdad no escandalice a nadie, especialmente a las almas pusilánimes. Muchas de estas enseñanzas explicadas y ampliadas a los discípulos, constituyen los principios básicos de la “alquimia hermética”, que reúne en su seno conocimientos sobre el dominio de las fuerzas mentales y no sobre los elementos materiales; la forma de realizar la transmutación de una clase de vibraciones mentales en otras, y no el cambio de una clase de metal en otro. Los entendidos al hablar de la piedra filosofal que tenía el poder de convertir todos los metales en oro, era una referencia a la Filosofía Hermética, perfectamente comprendida por los discípulos de las enseñanzas herméticas. He hecho esta breve introducción, porque si bien es cierto que los Siete Principios Herméticos ya fueron descritos en capítulos anteriores, considero de interés en esta reunión conversar de algunas de las múltiples aplicaciones prácticas de estas enseñanzas herméticas; y que sirven en gran forma en los cambios que queramos que se operen en
nuestra mente y también en la mente de los demás; como asimismo en nuestras propias existencias. Es de gran importancia entre los conocimientos herméticos, la llamada “transmutación mental”. Y entendemos por transmutar, el arte de transformar, de cambiar la naturaleza de los metales, especialmente los de valor inferior en oro. Y debemos entender por transmutación mental, al arte y la ciencia aplicada a la transformación de un estado o cualidad mental en otro. Es tan importante la transmutación alquímica en el plano mental, por las proyecciones muy vastas de utilidad individual y colectiva que posee. El principio hermético de Mentalidad, sostiene que Todo es mente, el universo es mental. En otros términos, todo es mente, como única realidad, por sobre todo lo que existe; el universo en sí mismo vendría a ser una creación mental, es decir, existe en la mente del Todo. De acuerdo con el principio de que Todo es mente, la transmutación mental es la ciencia y el arte de transformar las condiciones del Universo en sus diversos aspectos de la materia, de la energía o de la mente. La transmutación es un acto de magia, es la actividad sabia para dirigir y controlar las condiciones o estados materiales y mentales. Existen muchos aspectos en la transmutación mental, pues al cambiar un estado mental por otro, se está haciendo, entre otros, una alquimia de grado menor al realizar la autosugestión, afirmaciones o curas de las escuelas mentalistas. Pero si las proyecciones de transmutación van dirigidas al grado de conciencia, el arte hermético debe ser realizado en nivel superior. La transmutación mental no sólo puede realizarse en sí mismo, sino que ello también es posible de verificarse con la mente de las demás personas. Esta transformación mental puede ser inconsciente, que es lo que acontece en general; pero cuando cultivamos y disciplinamos nuestra mente en el arte hermético, llegamos a producir la transmutación consciente y en forma dirigida. Y es por esa razón que nosotros podemos cambiar nuestras condiciones de vida, según sea la dirección que demos a nuestras fuerzas mentales, ya que estas pueden operar en el sentido bueno o malo, hacia un extremo u otro, con la gama intermediaria entre ambos, según sea la dirección que hagamos actuar el principio hermético de la polaridad. Sólo nos referiremos en forma muy breve, respecto al Principio Hermético de la Polaridad, por haber sido tratado en páginas anteriores. Este gran principio dice que todas las cosas manifestadas tienen dos aspectos, dos polos, y entre ambos polos opuestos una gama de gradaciones, cuya diferenciación solamente radita en el grado de vibración que alcanzan, siendo la Naturaleza de ellos idéntica. El Principio de Polaridad permite la comprensión racional y establece un campo de analogías respecto a toda clase de pares de opuestos.
En la observación e investigación que hagamos de la verdadera naturaleza de las cosas, se encontrará toda clase de ejemplos en relación íntima con este Principio. El estudio del espíritu y de la materia concluye para el investigador versado, que son polos de una misma naturaleza, y que los planos intermediarios que existen entre ambos polos, sólo son grados diferentes de vibración. La luz y la oscuridad son polos vibratorios de una misma naturaleza, existiendo entre ambos toda una gama intermedia de vibraciones. Igual acontece con la escala musical o con la escala de colores. Positivo y negativo son polos de una misma cosa, con muchas gradaciones entre ambos. En el plano mental los ejemplos se multiplican. El amor y el odio, polos opuestos e irreconciliables admiten innumerables gradaciones en su estado vibratorio. Toda persona serena al aplicar el Principio de Polaridad, deberá comprobar la no existencia de un odio absoluto. Son polos totalmente opuestos de una misma cosa. Polos que al acercarse, llegan a un punto central que no nos es posible distinguir entre aquello que es agradable y aquello que es desagradable. Como tampoco es posible diferenciar el punto exacto donde termina el amor y comienza el odio, o a la inversa, donde se extingue el odio y el amor se inicia. Entre ambos polos existen innumerables facetas de gradaciones vibratorias diferentes. Cada cosa que observemos, de inmediato salta a nuestra vista la existencia del par de opuestos de dos polos. Esto nos lleva a converger nuestras ideas y ubicarlas con conocimientos y práctica en la mente, para utilización práctica del Principio de Polaridad como conocimiento hermético que lleve a la transmutación consciente y voluntaria de un estado Mental en otro; refiriéndose esta transmutación no a la naturaleza de las cosas sino a su gradación vibratoria. La naturaleza de las cosas no se cambia, porque la vibración de la Polaridad sólo acepta modificación en los grados de su propia vibración. Fácil es comprender, que a pesar de emplear este gran Principio, no podamos cambiar el frío de una cosa por el color de otra. Pero sí podemos cambiar las gradaciones del frío por vibraciones de temperatura que van acercándose al calor o ahondan en temperaturas más bajas. La cobardía no podrá cambiarse en odio pero el odio es susceptible de cambio, se transmuta en amor; y el valor en miedo por cambio de la vibración de polaridad. Todos estos estados mentales, en sus pares de opuestos admiten una transmutación en su línea vibratoria de polaridad. A los estados mentales y a los fenómenos de los planos físicos, en lo que a sus polos se refiere, podemos nombrarlos positivo y negativo, respectivamente. El amor y el valor quedarían clasificados dentro del polo positivo; el odio y la cobardía, en el polo negativo. La felicidad es positiva respecto a la desgracia. También podemos pensar que el polo positivo en la naturaleza, es de grado superior respecto al negativo. Con un poco de observación comprobaremos la tendencia que existe en la naturaleza del dominio activo que trata de ejercer el polo positivo sobre su opuesto, el negativo. Así como al aplicar en nuestra propia mente el principio de polaridad, cambiando el grado de vibración de negativo en el polo opuesto, el positivo; y de inferior hacia el grado de vibración superior. También podemos inducir la polaridad en otra mente, lo
que constituye una importante labor en el campo del conocimiento de la Ciencia Espiritual. Un adepto en esta clase de enseñanzas, habiendo adquirido con método y disciplina una mente y una voluntad cultivada en esta clase de conocimientos, puede cambiar un estado mental de desmoralización y de abatimiento, por otro de franco optimismo y decisión. Debe para ello, elevar su mente a un nivel vibratorio de gradación superior y positiva, que por su comunicación y captación, permita a su mente y a su Yo compenetrarse profundamente, y pueda cambiar ese estado mental siguiendo las prácticas de la línea de polarización. Estas prácticas. no sólo servirán para “la transmutación de estados mentales propios de otras personas, sino que también podemos inducir a cambios manifiestos a través de nuestra existencia, en cada uno y en todos los aspectos de nuestra esfera espiritual; para ello es imprescindible contar con los conocimientos idóneos necesarios, impulsados por esa voluntad disciplinada hacia una fase de polaridad superior. En las curas mentales que se hacen en las sesiones de mentalismo, no es ni más ni menos que una aplicación del Principio hermético de la vibración de la Polaridad. En nuestras reuniones de conversación, al terminarlas, hacemos una cadena mental y espiritual para todos los presentes; y aplicamos bajo los auspicios de las jerarquías Espirituales y Mentales el Principio de Polaridad. Tratamos, con el ejercicio de nuestros conocimientos, impulsados por nuestra voluntad, de transmutar una disposición mental y espiritual negativa, por un estado mento-espiritual siguiendo el principio hermético en que la vibración de polaridad, en cada uno de los presentes, se manifieste hacia el polo positivo y superior. Las proyecciones que se derivan de la aplicación de este principio hermético son tan importantes y tan vastas, que es una herramienta de uso continuo; pero donde su aplicación y realización adquiere contornos especiales, por los conocimientos de alto nivel espiritual que es preciso aplicar a la vibración de polaridad, es cuando tratamos y deseamos realizar cambios y progresos en el nivel de conciencia en que cada uno de los discípulos vibra. Desde luego que de esta realización, que tiene una verdad vibratoria, no es posible obtener una resultante en un lapso corto de tiempo, sino que su aplicación y realización es para obtener logros positivos en la esfera espiritual durante toda una existencia. No nos debe extrañar lo que antes he manifestado, ya que el “diamante interno” que lo constituye el Ego de cada ser, va puliéndose a través del tiempo, en cada una de las reencarnaciones que tenemos, adquiriendo experiencia y conocimientos que van limando en la lentitud del tiempo las aristas ásperas de ese diamante, que a la postre ha de convertirse en un brillante de bellas facetas, las que al mirar al sol y ponerse en contacto con sus rayos, veremos reflejados en él los siete colores, con que el sol viste a todos aquellos que han alcanzado la cima del progreso espiritual. Voy a presentar otra forma de hacer actuar la polaridad vibratoria con resultados tan positivos y superiores, que mueve a interés el conocerlos y poderlos practicar. Me refiero al Ceremonial en que la polaridad adquiere tal intensidad y rapidez en producirse la transmutación, por la proyección de un conocimiento activado por una voluntad cultivada en la práctica del ritual, todo ello resumido en la ejecución de la vibración de un signo, que por las características mágicas que en su esencia contiene, es capaz de producir una polaridad siempre en el sentido del polo superior y positivo: Esto adquiere
formas de vital importancia, especialmente cuando el ritual es realizado en relación con algún problema o complicación que el hombre o la mujer presente en la esfera mental o somática. Un aspecto muy importante para todos los seres y en forma particular para aquellos que se dedican al aprendizaje y práctica del conocimiento de las, Ciencias Espirituales es el “deseo”, en cualquiera de sus múltiples facetas. Considero que el “deseo” instintivo “para todo” ser humano es de interés, especialmente en la época en que vivimos, en que al parecer existiera un deseo vehemente de “apurar el deseo” en cualesquiera de las edades de la existencia, haciendo marcada fe de lo que digo, especialmente en la gente joven y a veces muy joven. De acuerdo con las enseñanzas filosóficas de algunas escuelas, tratan de acuerdo con sus métodos y conocimientos, de ahogar o de aprisionar el deseo instintivo, lo que a las personas jóvenes o maduras, si no a todas, en muchísimas de ellas, les causa perturbaciones de índole nerviosa o psíquicas o mentales, Muchas veces este encasillamiento del deseo suele llevar a la persona a un psiquismo de tal naturaleza, que motiva una actividad en la mente de índole morbosa que puede o no llegar a la práctica de los hechos. En este último caso, la práctica morbosa de los pensamientos, inducidos por el deseo aprisionado, en general, conduce a realidades que pueden terminar en actos que habría que lamentar. Podríamos meditar un instante en lo beneficioso que sería para esta clase de seres si con un esfuerzo de voluntad intenso, sostenido en forma sistemática, podría aprisionarse a la bestia del deseo para que no se desborde en el sentido de la depravación. Y aún, el mismo acto normal y fisiológico hacerlo trascender a lo sutil con la energía de la voluntad. En los hombres jóvenes el ahogo del deseo trae consecuencias en la normalidad de la psiquis o del soma. Si el hombre es casado, a pesar de todas las enseñanzas filosóficas que ponga en juego, las proyecciones tienen que ser mayores para la sociedad conyugal. Personalmente, considero que la persona que no está Preparada para mantener aprisionado el deseo instintivo, debe actuar en forma normal; debe adoptar una filosofía que le capacite para que exista libre expresión de sus energías físicas, y también de sus energías psíquicas y mentales. Porque esta normalidad que se da a estas energías tiene también una repercusión normal en los centros de fuerza o vórtices de energías. Al referirme al deseo, en ningún momento estoy preconizando una filosofía que instigue a la persona, no importa su edad, que descienda por el sendero del sexualismo, o de un deseo desmesurado por las riquezas o que albergue dentro de sí, deseos de odios o de venganza. Muy por el contrario, sabemos que todo polo inferior y negativo es motivo de dolor y a veces destrucción para la tranquilidad y la dicha. Esa es la causa que en nuestras enseñanzas filosóficas preconizamos en forma franca que los deseos instintivos o que los deseos de una esfera inferior no deben ser asfixiados o aprisionados: “deben ser sublimados” en deseos, emociones, sentimientos y pensamientos que por el polo superior y positivo en que se realiza la sublimación deben dar luminosidad a la mente que ha llegado a realizar un trabajo de alta alquimia en la línea de la Polaridad.
Esta sublimación, siguiendo la vibración de la polaridad transmutando diversos aspectos, del inferior en Yo superior es la filosofía de más elevada sabiduría que pueda enseñarse y practicarse en los discípulos, y en todo ser humano que desee el progreso integral de sí mismo. Debemos reconocer y comprender que esta transmutación no puede realizarse en un tiempo corto. La Naturaleza lo va haciendo por grados, en forma pausada, a través de los años en el ser humano. ¿Qué objeto tendría el someternos a un estudio de conocimientos, como los que acabamos de enunciar? Ellos tienen una finalidad inteligente, más aún, sabia diría yo, pues aplicando todas estas enseñanzas, en particular la vibración de la polaridad, estaríamos moviendo una poderosa palanca de fuerza, como es la mente y la voluntad, que son capaces de precipitar nuevos estados mentales y espirituales en el sendero de lo superior. Las normas morales y de conducta contribuyen, en gran manera a aprisionar el deseo, aun a ahogarlo, pero no van a producir un cambio en el sentido superior. En otros términos, en ese hombre y en esa mujer no se realiza una regeneración. Este Principio hermético del género lo encontraremos en todas las cosas, y siempre el principio masculino y femenino están presentes y en completa actividad en todos los planos de la vida, tanto en el plano físico como mental y espiritual. Debemos tener presente que en el sentido hermético que género y sexo no es lo mismo en el sentido general que se da a este último término. Si es cierto que en el mundo físico el género se manifiesta como “sexo”, en los planos mentales y espirituales el principio existe y actúa, pero como formas de creación más elevadas. En toda esta creación que se realiza en cualquiera de los planos físicos, mental o espiritual, se encuentra presente y en plena actividad este Principio, porque al actuar lo hace en el sentido de “generar”, “regenerar” y “crear”. Todo ser humano contiene en sí mismo, los dos elementos de este principio, por lo que es muy importante su conocimiento y comprensión para la creación, generación y regeneración mental y espiritual. “Género” es una palabra que deriva de una raíz latina que significa “concebir, procrear, generar, crear, producir”. El término “sexo” hace una denominación física para designar y distinguir al ser macho y al ser hembra. Pero en su verdadero sentido el “género” tiene una significación más profunda y amplia. El sexo es una de las manifestaciones del género, y lo es en el Plano Físico, en el plano de la vida orgánica. Nada tiene que ver el Principio Hermético del género con algunas enseñanzas relativas al sexo que han sido dadas. Este Principio actúa en todos los planos de la creación y está impelido a crear, producir, generar y regenerar. Y veremos que ello acontece siempre que la vibración femenina se una a la masculina, porque así se inicia un proceso. El principio masculino tendría el rol de proyectar una energía inherente hacia el principio femenino para que el proceso creador se inicie. Pero es el principio femenino el que realiza la actividad creadora en todos los planos. Pero es indispensable para la realización creadora de la presencia y actividad de ambas energías, masculina y femenina. En el mundo orgánico ambos géneros se encuentran presentes: el principio masculino siempre presente en la forma femenina y el femenino en la forma masculina.
Ya dijimos que el género actúa en todos los planos a través de sus dos principios masculino y femenino y, desde luego, juega un rol importante en el plano mental. Para comprender la presencia y actividad del género en el plano mental, recordemos que si conscientemente volvemos nuestra mirada hacia nuestro interior espiritual, veremos que nuestra conciencia nos dicta en forma sabia el “Yo Soy”. En este “Yo Soy” observamos dos aspectos coexistentes y trabajando al mismo tiempo pero que pueden ser separados en la propia conciencia. En el Yo Soy distinguimos el “Yo espiritual” o “impersonal: y el “Yo personal”. Cada uno difiere del otro por sus características y naturaleza. El Yo personal lo constituye la personalidad misma de ese ser; esa personalidad tiene sentimientos, emociones, agrados, hábitos, lazos especiales, características, gustos, etc. Las emociones y sentimientos cambian, nacen y desaparecen, siguiendo los principios del Ritmo y de Polaridad, siguiendo una línea que lo lleva de un polo a otro. Este Yo personal lo forman también, un conjunto de conocimientos agrupados en la mente. Muchos son los seres en que el Yo personal lo forman la conciencia que tienen de su propio cuerpo y de sus apetitos físicos, etc. Y prácticamente muchos son los que viven en conciencia dentro de esas limitaciones, y es tal la escasez de horizontes espirituales que poseen, que llegan a considerar la apariencia personal como parte de su propio Yo personal. Y la estrechez de pensamiento llega a tal punto, que se sienten esclavizados unos con la idea de su apariencia personal y otros por la conciencia de sus cuerpos. Llegan a considerar su mente como algo que pertenece al cuerpo. Pero a medida que el ser progresa en la escala de los valores espirituales empieza a concebir que el cuerpo es algo que pertenece a su propia parte mental. Y a su Yo personal lo identifica con sus estados mentales, emociones que sabe que existen dentro de él. Y llegará a comprender que esos estados están dentro de sí, y no producidos por su mentalidad, y que existiendo dentro de él y proviniendo de él, no son él mismo. Avanzando un poco más en la escala del progreso a impulsos de su voluntad, es capaz de cambiar esos estados, ya sean mentales o emocionales, por otros de natural vibración opuesta, persistiendo siempre el Yo personal. A medida que el tiempo y el aprendizaje del Yo transcurre, tomará conciencia que todas esas características del Yo personal van dejándole, poco a poco, lugar al verdadero Yo, que en su esencia existen y se conjugan los dos aspectos del Yo, lo que da lugar a la existencia del verdadero “Ser” en el hombre. En el Yo personal se generan todos los estados emocionales y mentales, por lo que se presenta ante, la conciencia como un poder de creación y de generación en todos sus aspectos por la poderosa energía creadora que desarrolla. Pero es de suponer que debe recibir el estímulo de una poderosa energía que proviene del “Yo”, aspecto espiritual que siempre le acompaña. Ambos aspectos del Yo, en su manifestación de conciencia, desarrollan a través de ésta, una capacidad creadora en su actividad mental, que se realiza en la cristalización de los hechos, según sea el plano de materia en que genera la forma de creación. A medida que el desarrollo mental es más amplio, el discípulo despierta a su verdadero Yo, y se da cuenta que es ese Yo el que desea, y que el Yo personal se motive hacia un plan de creación, permaneciendo el Yo como apartado, pero dirigiendo la creación mental. Este Yo testigo de todo cuanto acontece, se mantiene a voluntad en su conciencia, ya en reposo, ya en actividad. Esta conciencia del Yo espiritual actúa
enviando una energía creadora al Yo personal para que se inicie y se realice la creación mental. El Yo puede ser testigo de las creaciones del Yo personal. Estos dos aspectos existen en todo hombre y en toda mujer. El Yo espiritual corresponde al Principio Masculino del género mental y el Yo personal, al Principio Femenino. El “Yo” representa al aspecto de Ser, el Yo personal al aspecto de “llegar a Ser”. Estos dos aspectos difieren en grado. El principio del género mental, con sus dos aspectos masculino y femenino, nos explica muchos fenómenos que se suceden en el campo de la influencia mental. El principio femenino se caracteriza por recibir siempre toda clase de impresiones; a diferencia del principio masculino que se encarga de dar o de expresar las impresiones. El principio femenino tiene una tarea muy variada y su objetivo es el de dirigir la generación de nuevos pensamientos, ideas, conceptos, incluso la labor de la imaginación. El principio masculino desea la generación mental, pero este deseo de generación está impulsado por el vigor de su voluntad, y es así como se llega a producir creaciones mentales originales. Estos dos principios de la generación mental masculino y femenino, los vemos actuar en forma muy clara cuando se escucha con atención a una persona, élite nos interesa con su conversación. El principio femenino es el que realiza activamente la creación mental y el masculino impulsa y proporciona las energías necesarias a éste proceso de generación. En general la gran mayoría de los hombres hace apenas uso escaso del principio masculino y se contentan con ser dirigidos con las ideas y pensamientos que son generados por el Yo de otras personas y que los almacenan en el Yo personal. En los fenómenos mentales de la sugestión el principio masculino proyecta la energía necesaria hacia el principio femenino de otra persona, lo que absorbe el pensamiento, permitiendo laborar, generar la sensación y el pensamiento de la sugestión. Igual sucede con la telepatía y con el hipnotismo. La resultante del proceso de sugestión no es propiamente la generación de un pensamiento original, sino la imposición de un pensamiento que el principio femenino se encarga de elaborar como sugestión. En la vida, los hombres fuertes, los que triunfan, manifiestan en forma constante, el principio masculino de generación mental, unido siempre a la fuerza activa de la voluntad. Son los que dejan sus impresiones, sus pensamientos en el principio femenino de las mentes de los demás, obtienen las imágenes mentales que quieren y dominan las mentes ajenas en la misma forma. Comprendemos muy bien que el Principio del Género en la Mente es distinto del Principio de Polaridad; este último es el cambio que se opera en la vibración de grado en grado, de polo a polo. El Principio de Generación en la Mentalidad nos permite con su conocimiento y práctica, realizar una creación distinta en nuestra mente a la que antes existía, y puede llegar a concebir de ello el poder generar un estado espiritual diferente y superior. Al producirse este cambio, esta regeneración espiritual es volver a nacer, pero volver a nacer del Espíritu. Es decir, ser de sí mismo un verdadero Maestro, o sea, crearse en sí
mismo un sentimiento nuevo del sentimiento que antes existía; del deseo que antes ocupaba el corazón de ese hombre o de esa mujer se genera un deseo sublime, noble y enaltecedor. Lógico es pensar entonces, que para llegar a concebir la transmutación vibratoria o realizar la generación mental y espiritual desde el punto de vista de la tradición hermética, debemos poseer cualidades muy especiales, pero no imposibles de llegar a obtener. No bastan las normas de conducta o los reglamentos de orden moral que puedan dictarse a niños o a personas mayores. La persona que no está preparada, que no tiene, aunque sea en forma latente cualidades, que baste solamente —si así se pudiese decir— un toque mágico o, en otros términos, un estímulo de virtud espiritual para que despierte esa conciencia en forma enaltecedora hacia la luz viviente que en sí mismo pueda existir, aunque sea en grado pequeño, para que junto al pensamiento recto y noble que tomó profeta lo ha de guiar hacia conceptos de conocimientos sabios, que es donde se manifiesta el Yo Superior, o sea el Yo de Conciencia que hace que la Voluntad espiritual sea entonces fácil para su libre expresión en lo que respecta a su actuación en el crisol de su propia alquimia hermética. Ello para su realización es fácil enunciarlo; en la práctica ya es más difícil, no imposible, porque la posibilidad de llegar a cristalizar hechos jamás debe existir para ningún discípulo que a esta clase de enseñanzas de la Gran Doctrina se dedique. Estos conocimientos dan al discípulo el valor para osar en todo grado de enseñanzas para que el conocimiento lo lleve a una verificación del deseo en su expresión noble, en su expresión sublime. No sugiero que la actividad instintiva, que la actividad pasional deba ser desbordada; deba ser agotada. Por el, contrario, todas estas actividades en cualesquiera de sus esferas que puedan existir en el ser humano deben ser lanzadas al exterior en forma normal, en forma fisiológica, de acuerdo a las necesidades que el organismo le exija. No debemos dilapidar nuestras energías, pero tampoco debemos acumularlas, pues pueden llegar a producirse perturbaciones, especialmente en nuestro sistema psiconervioso. Considero que esa forma de actuar es perjudicial. Pero, cuando los conocimientos nos llevan por un sendero completamente diferente al que deambula el común de las personas, podemos y debemos realizar la sublimación de esas energías en bien del progreso mental y espiritual. Esa energía mental y espiritual sublimada servirá para la creación de un estado especial en que los centros de fuerza, que en todo ser existen en sus cuerpos invisibles, sean estimulados y sus energías de fuerza impulsadas para la realización de un desenvolvimiento de cualidades espirituales inherentes al Yo. A su vez, esa misma energía vuelve a acumularse en esos centros, pero a través de ese acto de sublimación. Y es así como esa Luz increada que en cada ser existe, puede llegar a iluminar la comprensión espiritual de cada uno. El discípulo vislumbra, y llega a poseer en circunstancias mentales como éstas, una poderosa fuerza potencial del alma, una Energía que representa la Vida. Hemos dicho que Energía es Espíritu, y que Espíritu es Voluntad. No queremos decir que todo en el Universo lo constituye la Voluntad. Es el aspecto esencial, porque sin ella no hay fase creadora, ni en la Mente Creadora del Universo, ni tampoco en la Mente Creadora de ningún ser humano. La Voluntad ya lo hemos dicho, es una fase esencial de toda actividad que pueda existir en cada ser. La Voluntad forma parte de la conciencia de cada ser. Ella es imposible que pueda ser apartada. No es la conciencia, pero está tan
unida a ella, y es tal su fuerza y tan eficaz su energía, que llega a crear todo cuanto desea por el deseo ardiente de realizar una creación. Se dice que la voluntad no se cambia, permanece invariable. Considero que, como un atributo que es del Espíritu, se cambia en su condición, en su grado, en su vibración; se cambia en su polaridad. La prueba está que podemos agrandar, podemos agregar a nuestra voluntad mayores cimientos para que esa voluntad sea cada vez más y más grande; sea cada vez más poderosa, es decir, que el germen pequeño o grande de voluntad inteligente que hay en cada uno se vaya desarrollando, se vaya agradando, se vaya construyendo en la misma forma que se hace con un edificio. Para ello usamos de energías que vienen con el conocimiento de la misma Naturaleza. De esa naturaleza invisible, pero que es naturaleza, porque está junto a cada uno de nosotros; de esa naturaleza que, cuando llega a ser concebida mediante la voluntad de un conocimiento, la hacemos presente e, incluso, hacemos que nos impregne en forma total, no sólo nuestra esfera mental sino también nuestro cuerpo físico y espiritual. La voluntad acompañada de conocimientos espirituales puede llegar a crear un estado de conciencia magníficamente viviente y luciente, que ilumina cada paso que damos en esta vida. Con voluntad vivificadora, dirigida en la dirección de los deseos inferiores que puedan existir en las personas, nosotros podemos cumplir con la tradición hermética, realizando una alquimia en un alto nivel, siguiendo las líneas de la polarización. Y en un plano profundo de progreso se puede llegar a criticar la generación en un nivel Mental y también espiritual. Las emociones y los pensamientos que representan imágenes de la existencia en un plano inferior de la materia, podemos llegar a proyectar la creación de imágenes superiores en los sentimientos y pensamientos que abocan al hombre por el sendero de la nobleza, del altruismo y de todo aquello que está en relación con la Verdad y con los principios activos de la justicia, tanto en lo relativo a la vida espiritual como existencial. Todos estos cambios creadores que van operándose en sí mismo, se hacen en forma lenta, por etapas; cambios que, al realizarse en la mente y en el espíritu de la persona, sus resultados creadores los vemos reflejarse en la expresión del rostro de ese ser, en la calidad de emociones y de pensamientos nuevos que en su corazón y en su mente alberga. Ello a su vez, se refleja en la generación de una personalidad invisible o aura completamente renovada y diferente a la que antes existía, tanto en su calidad vibratoria como en su colorido superior que sustenta, como en la posesión de una energía con virtudes y poderes inmensos. Estos cambios de la condición de la voluntad, que a su vez estará impulsando la generación de sentimientos y pensamientos nuevos, es una realidad tangible para todos los que nos hemos abocado con perseverancia hasta llegar a la meta que nos liemos propuesto. Recordemos que la Voluntad está junto a la conciencia y que, sin ser ella, dirige y subyuga toda clase de emociones y sensaciones y dirige al pensamiento por el camino que le interesa. Con la Voluntad, como energía del Espíritu de Vida dentro de sí se llega a realizar siguiendo la disciplina hermética, condiciones trascendentes en lo que respecta a la emoción-deseo, sin que llegue a presentarse perturbaciones en nuestro sistema.
He ahí lo importante, no llegar a enfermar al ser humano con enseñanzas que pueden no ser las verdaderas. En ocasiones existe la posibilidad de que las enseñanzas que practicamos creyendo que son las que esencialmente debemos seguir y con ellas, enseñar y dirigir al discípulo, da por resultados aspectos totalmente negativos en nosotros y también en los discípulos. Este daño que hacemos a nuestra propia mente, y también a la mentalidad de los discípulos en la creencia sincera de que la enseñanza que damos es depositaria del conocimiento verdadero tiende a producir reacciones de parte del discípulo hacia la persona que da las enseñanzas. Este ser con enseñanzas equivocadas, y a través de las mismas prácticas que ejecuta, va dañando el aura de su esfera mental y espiritual sin percatarse muchas veces, hasta que ya está muy avanzado el proceso que va derecho hacia el polo de negatividad. Estos mismos cambios se operan en el discípulo, en mayor o menor grado de polaridad, y de acuerdo con la comprensión espiritual que posea, así también será la reacción mental y espiritual que se opere en desmedro del que oficia como maestro. Todo es muy fácil de entender, puesto que entre maestro y discípulo en relación con las verdaderas enseñanzas, se produce un choque de vibraciones, causa de daño y perturbaciones en cualquiera de las esferas de la economía humana por haber llevado a la práctica una doctrina que no es lo que convenía en un momento especial de nuestra existencia. El organismo no debe ser forzado para evitarle angustia y a veces daño; pero, debe ser llevado en forma paulatina en que la voluntad sea desarrollada dentro del marco de la disciplina iniciática para que, junto al conocimiento verdadero, se esté en condiciones de crear una transmutación en cada uno de nosotros, que es lo que realmente hacemos desde hace mucho tiempo a esta parte. Don Modesto A.: “Yo he conocido tantas escuelas en relación con ese asunto que dice Ud. de forzar la voluntad. Me acuerdo de una escuela en que las enseñanzas dadas correspondían a una escuela filosófica oriental. Los discípulos debían someterse a un sacrificio estricto, pues tenían que hacer una especie de promesa para llegar a una castidad absoluta, y para alcanzarla de daba un plazo definido. Naturalmente se trataba de hombres jóvenes como los que hay aquí reunidos. Es fácil entender la cantidad enorme de fuerza que hay que dominar. Existía una especie de preparación del discípulo para que fuese lentamente alejándose de los vicios, porque lo llamaban vicios. Para que no se produjesen estos choques morbosos, se iba haciendo un apartamiento progresivo de los actos, dilatándolos poco a poco. No sé hasta qué punto se puede conseguir esto. Yo he practicado la abstinencia en épocas jóvenes y logré algunas veces un triunfo relativo. Al comienzo es muy difícil, porque pareciera que la energía que uno trata de ahogar, se presentara con más fuerza, y al mismo tiempo pareciera que influyera magnéticamente en otro ser, porque la gente joven que está tratando de llegar a ese estado de abstinencia, la sensibilidad magnética que va adquiriendo le da mayor atracción. Después de unos dos meses, toda esa inquietud se fue aquietando poco a poco, para llegar al fin, al convencimiento que me era fácil continuar en esa conducta. Pero no tenía los medios necesarios para llegar a la sublimación de las energías, como Ud. dice. No encontré a tiempo un medio de realizar la alquimia, sublimando las energías vibratorias del deseo en cualidades superiores del espíritu. La misma doctrina filosófica oriental que esa escuela tenía no era prometedora en un sentido inmediato,
sino tan lejano en lo referente a la felicidad y a la perfección en un mundo que a uno muchas veces le cuesta comprender. Si Ud. piensa ahora mismo en llegar a una cosa prometedora por medio de las doctrinas hindúes, verá que es difícil imaginarse sólo algo que valga la pena sacrificar. Después de transcurrido un tiempo relativamente largo, llegué a la conclusión que aquella vida no tenía objeto alguno, así que me propuse racionalmente volver a un estado de cosas fisiológicamente normal. Para ello tuve que reeducarme, porque ya estaba perdiendo la tendencia del sexo. Y después de cuatro a cinco meses volví una vez con toda conciencia, quizás después pensé yo, se acercó un espíritu (risa de los presentes), en el sentido intelectual más que material. Doctor: “Debo acotar, siempre en relación con la abstinencia sexual, que la gran mayoría de los que desean llegar a la castidad completa, especialmente en un comienzo la atmósfera que los rodea se va poblando de formas invisibles al ojo profano, pero visibles al que posee clarividencia, formas que pueden ser de dimensiones medianas o grandes. Formas éstas que están en relación con los apetitos sexuales, alimentados en su vitalidad por el deseo y pensamientos de todos aquellos que colocan su mente y su corazón, inclinados manifiestamente a todas las manifestaciones de la vida instintiva. Estas formas o elementales del sexo se llaman íncubos y súcubos los que están nacidos de la naturaleza masculina y femenina respectivamente. Estos mismos elementales alimentan la mente de la persona sugiriendo sueños eróticos y de esas energías también toman vida”. Don Modesto A.: “Como Ud. dice muy bien, esa atmósfera rodeada de esas formas se presentan sólo en el primer tiempo. Igual sucede con los sueños eróticos. Quién sabe si será científica esa idea de los íncubos y súcubos, pero como Ud. afirma que el clarividente los ve, y como sé muy bien que Ud. habla con conocimiento y experiencia personal debo admitirlos como reales. Pero lo cierto es que después de un tiempo, dos meses aproximadamente, estas formas pareciera que se alejaran, porque al emplear los pensamientos en finalidades netamente espirituales parece como que estas formas se alejaran de nuestra mente por no existir relación alguna entre el deseo y el pensamiento con estas formaciones elementales del sexo”. Doctor: “Yo creo que tanto ellos como nosotros estamos en lo cierto, desde el punto de vista de la doctrina filosófica que se sustenta. Pero lo que realmente conviene, creo yo, es aquella filosofía que nos lleva por el camino de lo normal, de la armonía, del equilibrio. De llegar a un grado mental y espiritual que seamos capaces de lograr un equilibrio, lo más fiel que ello sea posible entre la mente espiritual y la mente material; entre la vida de la materia y la vida del espíritu. Poder traducir nuestras aspiraciones e inquietudes del alma, a verificar en forma pausada, gradual, una alquimia de alta y suprema Sabiduría en el plano de la polarización, y de los amplios horizontes de la generación creadora de la mente, del Yo objetivo de la existencia en Yo superior del Espíritu. Esta alquimia científico espiritual es lo más grande que un discípulo pueda realizar en su corazón espiritual. Es allí, en ese corazón, donde nace y se manifiesta una voluntad inteligentemente sabia, porque es ahí donde se manifiesta lo que hemos dicho de la voluntad que es una actividad esotérica del Espíritu. Ahora haremos la cadena de Unión Mental y Espiritual. Tres Padres Nuestros.
María L.: “Señor, Dios Eterno, Luz increada, sin principio ni fin. Alpha y Omega de toda existencia. Señor, Tú que eres el Creador del Universo. Que el Universo entero es tu Santuario y que nuestros cuerpos son tus templos. Señor, ayúdanos, fortifícanos, dadnos la fortaleza de la Salud, la fortaleza de la inteligencia desarrollada y despierta, en todo instante que necesitemos de tu presencia sobre nosotros. Gracias, Señor, Así sea por siempre jamás”.
XVI. LA MUJER EXTRAÑA Esta expresión que encontramos en la Biblia, contiene un simbolismo que se refiere entre otras interpretaciones a la “enseñanza que es extraña a la verdad”. A aquellos seres que irguiéndose en poseedores del conocimiento verdadero, carecen de la inteligencia intuitiva para discernir con juicio elevado y enseñar con la verdadera experiencia que da la verdad del conocimiento practicado con la fuerza del corazón espiritual. El pensamiento toma fuerza de la vida que le da el sentimiento, y es lo que permite al ser humano que el conocimiento que es llevado a la práctica llegue a hacer alquimia en el alma de ese discípulo. Hace alquimia, porque ese conocimiento al realizarse en el crisol del saber de esa persona, permite la incorporación de una enseñanza, que a la vez que aumenta el caudal de la verdad del conocimiento, aumenta también la riqueza de la mente superior. Son estos seres, que al invocar la fuerza de su intelecto, presentan la verdad del conocimiento, vestido con todas aquellas argumentaciones que son propias de un intelecto nutrido en enseñanzas. Estas mismas enseñanzas, que en general, no son llevadas a la práctica para llegar a saber en conciencia si los resultados obtenidos servirán para acrecentar la verdad en la conciencia interna de ese ser. Los hay y son muchos los seres que, consciente y voluntariamente presentan la enseñanza, que han de ayudar a los discípulos más pequeños, en forma tergiversada. Estos conocimientos deben ser entregados a todo aquel que desea recibirlos para adentrarse por el sendero de la práctica espiritual, en la forma más clara y explícita, para su entendimiento. Ello le hará meditar y razonar con aquella mente superior que eleva a todo ser humano a la comprensión y realización del verdadero Yo; a la realización del Yo impersonal o Superior a expensas del Yo inferior u objetivo. Todos estos seres son extraños a la verdad del conocimiento a causa de su escasa preparación espiritual los unos, y por poseer una mentalidad torcida y oscura, los otros. Hombres y mujeres los hay que, aparentando una espontánea simpatía y bondad, esconden una personalidad definida respecto a la determinación adoptada por su voluntad para conseguir la finalidad que tienen concebida en su mente. Estos seres emplean la palabra melosa y, en general, hacen alarde de una falsa bondad al presentar a sus discípulos las enseñanzas.
Estos discípulos, inspirados por su buena fe, son sorprendidos, no tanto por las enseñanzas que se les da, sino por la intención que existe al impartirlas, y por la vestidura espiritual con que la impulsan. Los conocimientos que presentan con palabras suaves y saturadas de dulzura son superficiales, pero emplean un psiquismo dirigido y de convencimiento para llegar al ablandamiento de cada una de esas voluntades para que lleguen al convencimiento de que deben trabajar mental y espiritualmente, según sean las pautas que la persona que hace de guía, les vaya delineando. Los discípulos, en general, no se darán cuenta de las verdaderas intenciones del que los guía, porque sus enseñanzas expresadas en un lenguaje agradable y lleno de simpatía, les impide intuir de la realidad invisible que ha comenzado a envolverles por la acción determinante de la voluntad de la persona que hace de guía. Estas personas al enseñar y al hacer las cadenas mentales y espirituales, dicen invocar a las Jerarquías Espirituales Superiores, pero lo que realmente invocan son jerarquías y entidades que dependen directamente de la Hermandad Negra. A los discípulos se les observa que van cambiando; al principio en forma lenta, pero después de un tiempo en forma muy rápida, al influjo constante de esas energías con toda su inteligencia volcadas al Mal. Dirigidas por la actividad mental de ese guía realizan un trabajo mental y espiritual en el que, el discípulo se siente dominado por las nuevas ideas que ahora tiene. Cambia la expresión de su rostro, al mismo tiempo que se oscurecen sus intenciones y su alma va vistiéndose con un ropaje negro. A estos seres le han hecho un trabajo de alquimia, pero en el sentido negativo e inferior. El cambio intenso que han sufrido estas personas es lo que se conoce en el mundo como “lavado de cerebro”. Existen doctrinas filosóficas de orden político que, invocando la expresión de realizar un ideal, adoctrinan a sus prosélitos con la promesa de un paraíso terrenal para cada uno de ellos si trabajan por la causa, aun dando sus vidas si los guías de esa política así lo exigiesen. El ideal está concebido por esa doctrina política en el dominio dictatorial de una minoría de hombres, ejercido sobre el resto de la nación. Todo ello lo consiguen mediante el ejercicio constante y tenaz del “lavado de cerebro”, en el cual intervienen la palabra y la acción de los hombres y de las mujeres, y “la gran influencia”, que para conseguir ese cambio de mentalidad, ejerce la Hermandad Negra. De la acción preponderante, que el Invisible Negro tiene en la transformación de estos seres humanos, sólo están en conocimiento de ello algunos pocos, que participando también del nefasto ideal negro, están dedicados de lleno, a la práctica de las Artes Tenebrosas. Todos estos seres convertidos al “Ideal Negro” anidan en sus mentes y en sus corazones odio, rencor y venganza, que utilizan como armas de combate en la política que sustentan para llegar a producir los cambios en la sociedad humana. Y esto también constituye una interpretación de la mujer extraña. En relación con la vida existencial la enseñanza que nos da la mujer extraña, lo encontraremos simbolizado en ese personaje bíblico del tiempo de Juan el Bautista: Salomé: “Salomé representa la pasión de la carne y el amor propio que domina por naturaleza en la gran mayoría de las mujeres. Esta es la razón por qué en la mayoría de ellas existe una marcada inclinación hacia las Artes Mágicas. Es así como no vacilan en
dar a los hombres, que por desgracia se dejan seducir, brebajes diabólicos y excitantes. Esta es también la causa por qué fuman cigarros fuertes (puros). Estos los consagran con diferentes sustancias que tienden a este fin. Otras veces emplean en ello secreciones de la esfera sexual, y entones es cuando enloquecen a los hombres haciéndoles perder la cabeza, y dándose de hecho al vicio sexual, lo que hace que vayan convirtiéndose, paulatinamente, en cadáveres. Esta es la interpretación más exacta que se presenta con un poco de adorno y colorido romántico, pues de otra manera no tendría interés para muchas personas que son llamadas a otras actividades que las puramente materiales. El hombre más necio del mundo es aquel que deja una noble y leal mujer por otra mujer. Todo lo que tiene es otra mujer, pero la nobleza y lealtad, nunca, pues ésta pasa sólo una vez en la vida material que vivimos.
XVII. MAGIA
El Conocimiento no es eterno, más, la Verdad del Conocimiento, sí lo es. Conversaremos sobre una de las derivaciones más importantes a que se ve abocada el Alma humana, en su progreso ascendente en la Vida Espiritual. No es un tema de índole intelectual, que puede aprenderse en libros, y a través de ellos interiorizarse en forma trascendente el Espíritu del ser humano. Es una de las realidades de la Conciencia que ha llegado a un sutil desenvolvimiento de cualidades y facultades propias del Yo. No todas las personas pueden dedicarse, en el momento que lo desean, a la práctica de esta facultad, propia del Espíritu. Es necesario un aprendizaje previo; educir de parte del Espíritu, a través del alma, una luminosidad, como fiel reflejo del progreso alcanzado, con el conocimiento y la práctica de él, y a través y en el Espíritu mismo, la realización de estas enseñanzas, que le hayan llevado por el sendero de la sublimación, a la purificación de la mentalidad y de sus atributos. No es el deseo de presentar al discípulo dificultades en el camino del desarrollo iniciático para disminuir su entusiasmo y debilitar su voluntad. No, mil veces no. Mi deber es muy por el contrario, estimular por todos los medios posibles, la iniciativa, la voluntad, y el querer llegar a ser, uno de los iniciados capaces de esgrimir en su mano derecha, las leyes que rigen la Naturaleza Sutil Cósmica. Comprendemos de inmediato que nos referimos a la “MAGIA”. Este término, para algunos no significa nada más que fantasías; para otros, supercherías; y en fin, otros habrán que piensen que no vale la pena algo que sólo está en la imaginación de la persona o se encuentre en el aire, como si no fuese nada.
“Para nosotros es y ha sido una realidad sutil, que siempre tiene su manifestación en las cosas de la materia, y su fiel reflejo en el hombre mismo”. ¿Qué es la Magia?, y me refiero siempre a la Magia Blanca. “Es la sabiduría del conocimiento de la Naturaleza”. No puede estar adentrado en esta clase y práctica de conocimientos aquella persona que no haya, en el tiempo, desarrollado la sabiduría de su propio Ego. Que esta sabiduría se expanda a través de la conciencia, y en su desenvolvimiento alcance el alma de ese ser, para su desarrollo y fortaleza. En otros términos, el alma debe alcanzar el poder que le es necesario, como un reflejo fiel de la sabiduría alcanzada por el Espíritu. Recordemos que primero es el Espíritu, y después el Alma. El Alma es el atributo de la existencia del Espíritu. A mayor desarrollo del Espíritu, mayor desenvolvimiento y alcance va adquiriendo el alma. Es el Alma, la que a través del aura va modificando su colorido y su brillantez, así como la radiación magnética se hace más intensa y se polariza hacia focos de franca atracción. Todo ello es una réplica inteligente del adelanto que va operándose en el Espíritu de la persona. En el alma radica el poder que tiene todo ser para actuar en cualquiera de las facetas que desee en la vida. “El Espíritu jamás muere”; pero el “alma que pecare, morirá”. El alma puede ser destruida, pero el Espíritu como esencia divina que es, jamás. La persona que lleve a la práctica esta clase de conocimientos es absolutamente indispensable que posea una sincera vocación; y su voluntad y su fe deberá actuar toda, cuando se aboque a estos ejercicios y a esta clase de experiencias. Muchas personas son las que, creyendo estar preparadas con algún conocimiento que han obtenido, por cualquier medio, llegan a obtener una experiencia con estos ejercicios que es totalmente distinta, a la que realmente debieran haber obtenido. La razón es fácil de comprender, porque la mentalidad de ese ser no está en armonía con las características reales de estas prácticas mágicas. Debe existir una afinidad vibratoria de la mente de esa persona, con la calidad de las energías que se desea atraer. Si esa afinidad no se cumple en forma satisfactoria existe desequilibrio; y no puede haber una manifestación clara y positiva de las entidades que se ha deseado hacer presente, las que al retirarse dejan el canal de la invocación y éste, al quedar vacío, es ocupado por otros entes o energías completamente distintos en tonalidad vibratoria, en calidad mental y en colorido áurico. Si el nivel espiritual de los entes que se han hecho presentes ocupan un nivel inferior en la escala del progreso espiritual, obvio es pensar que la calidad vibratoria y el colorido áurico debe también ser bajo, y la comprensión del conocimiento sabio de la vida, lo obliga a ser por demás escaso. Estos entes que traen en sí todo un bagaje de experiencias, y en general, con muy poca luminosidad, contagian o comunican su vibración al aprendiz de iniciado, con las consecuencias que son de esperar. Consecuencias que a veces adquieren tales características, que llegan a producir estados mentales que distan mucho de la normalidad. No debemos olvidar nunca que los entes o los personajes que poseen un Ego superior, todos ellos están en condiciones de leer el pensamiento real que esa mente sostiene, y muchas veces puede penetrar el corazón del ser humano y captar el verdadero
sentimiento que les anima. Esto es muy importante, porque en este orden de conocimientos y en su práctica no podemos, y, aún más, no debemos en nuestra actuación mágica, hablar en una forma, pensar y sentir en dirección completamente distinta. Todo esto trae consigo una serie de derivaciones que perjudican en forma negativa a la persona que así actúa. La repercusión, en general, se hace en relación con alguna faceta de la vida de esa persona, que representa para ella algo importante; en otros términos, la reacción se producirá siempre en contra de aquello que, para ese ser, significa su punto débil. Todos conocemos una práctica, que muchas personas con solo el concurso del conocimiento que está simbolizado en el entusiasmo y curiosidad de esos seres, practican el espiritismo en alguna de las diversas formas que existen, y al hacerlo reciben algunas de ellas o todas, el impacto oscuro que significa el que ese o esos entes, de calidad inferior, se aprovechen de la vitalidad o de la mentalidad de esas personas que participan en el acto, en provecho de los fines que persiguen cada uno de estos entes del invisible. Como se comprenderá, no basta leer o aprender uno o más conocimientos, que van a actuar desde el punto de vista intelectual, en la mente del ser dedicado a estos ejercicios. Es preciso tener un “GUÍA”. La vibración del Guía debe ser superior para que contribuya con su irradiación al desenvolvimiento de facultades propias del Yo. Entre ellas, dos son importantes, una para ver con los ojos de la mente en los planos suprasensibles; y otra, para percibir la vibración y el pensamiento que emiten estos entes. Se desprende fácilmente de todo esto las proyecciones que existen el poseer estas cualidades. Estaremos en condiciones de ver y reconocer el aura del ente o de las energías que están ante nosotros. Por el tamaño de su aura, el colorido y la armonía brillante que existe en sus colores, nos daremos cuenta que estamos ante un ser muy evolucionado; y por la percepción de sus pensamientos, de sus intenciones. El lugar dedicado a estos ejercicios conviene que sea una pieza, en lo posible, para uso exclusivo de esta clase de prácticas. Si este requisito no se cumple en forma total, buscar aquel lugar que, siendo de nuestra intimidad, solamente uno tenga acceso a él. La pieza debe ser clara, aireada, las paredes de colores claros. La posición que el practicante debe tener será sentado en una silla o directamente en contacto con el piso, frente al sol. Si es en la mañana de cara al oriente; y en las horas que van sucediéndose, siempre siguiendo el sol. También puede y debe emplearse las corrientes magnéticas de la tierra, que corren de norte a sur; en este caso, nuestra posición será de cara al norte. Es una necesidad imperiosa que la persona no sienta temor cuando practique el ceremonial, porque un estado mental semejante perturbaría la verdadera relación de armonía con las energías invocadas, ya que éstas, pueden que no se manifiesten o no lleguen, ante una actitud mental que revela confusión y no armonía.
En relación misma con el Ceremonial Mágico, es conveniente que todo iniciado pase por las tres fases, que son: deseo, perseverancia y dominio. La primera corresponde al deseo de Aprender del iniciado. La segunda, obliga al iniciado a perseverar hasta el fin, superando sin temor alguno, todos los obstáculos y dificultades que vayan presentándose en el camino. La tercera fase, corresponde a aquel iniciado que, habiendo pasado por las dos anteriores, a través del tiempo ha adquirido un bagaje de conocimientos que le han permitido captar una vasta experiencia; y, todo ello junto, lo han obligado a una realización iniciática en sí mismo, los que le permiten y lo capacitan mental y espiritualmente para ejercer dominio sobre toda clase de energías; tiene dominio sobre el verdadero Arte. Es un Maestro. El Maestro, en su existencia ha ido realizando una labor de alquimia a través de los principios de la Vibración, del Ritmo, de la Polaridad y de la Generación, en su propia conciencia que le ha permitido nacer nuevamente, nacer del Espíritu hacia horizontes más amplios y superiores, que se proyectan e iluminan la propia conciencia. Este estado de conciencia que se adquiere por grado iniciático alcanzado, le permite el estar en relación espontánea y constante con las altas Jerarquías Espirituales, que es la base espiritual para mantener y acrecentar el Arte de la Alta y Suprema Magia Blanca. El Maestro posee el conocimiento sabio de la naturaleza; su voluntad y su fe siempre se están renovando en el manantial de estas poderosas energías. Su mente siempre se está fortaleciendo a impulsos del Verbo de su propio Yo, lo que la capacita para mantenerse en armonía y en equilibrio frente a la existencia y a la Vida. Este gran Iniciado que es el Maestro, posee un Verbo, atributo de sus propio Espíritu, con cualidades y características muy propias en relación con su rayo espiritual. El Maestro posee la “Técnica del Verbo”, en relación muy íntima con el ejercicio y práctica del Ceremonial Mágico, que es donde se hace presente y se proyecta la vibración del poder de su propio Verbo. El Verdadero Maestro es siempre un Mago Blanco: pero no siempre es un practicante de la magia. Ello depende del rayo espiritual a que pertenece. En su corazón posee en forma real y franca su “propia mágica”. Mi Mágica se ha ido construyendo con el aporte que el tiempo ha ido haciendo, con conocimientos cada vez más ampliados, y todos ellos, llevados a la práctica que es lo más importante e imprescindible. La realización en mi mismo de estos conocimientos me han obligado a absorber un cúmulo de experiencias, que a través de mi propia conciencia he vislumbrado y palpado la “Verdad del Conocimiento”. Las experiencias siempre nuevas que me ha brindado este estado de verdad del conocimiento, ha nutrido mi conciencia ampliándola y profundizándola con la Verdad misma. Y al iluminarse con la sabiduría del conocimiento de la Naturaleza, ha educido de sí misma la “Técnica del Verbo” que permite una relación sutil íntima, con vibraciones cósmicas que pertenecen a los Grandes Seres que forman las Jerarquías Espirituales del Gran Cosmos. La dedicación al estudio y conocimiento de toda ciencia, exige de la persona cualidades especiales para una dedicación con resultados que son los que espera obtener el estudiante. Igual acontece con la magia. Por eso toda persona debe hacerse un estudio crítico de las facultades que posee, a fin de que los resultados a que se llegue sean siempre positivos.
Pero si la persona dedicada con entusiasmo a estos estudios no posee las cualidades requeridas, mediante prácticas y estudios, llega en forma paulatina a desarrollar facultades que se encontraban en potencia en ese mismo ser. Es necesario tener deseo y vocación, pues es la forma de obtener resultados útiles a los fines serios que se ha propuesto llegar. Debe emplear toda su voluntad y toda su energía en la práctica y realización de esos ejercicios. Esos mismos ejercicios a través del tiempo deben y tienen que ser empleados para cultivar y disciplinar, con método y técnica, la voluntad; al mismo tiempo esa misma voluntad aunada a esos ejercicios, debe desarrollar energías dinamizantes en sí mismo, de calidad y poder superior, cada vez más en ascenso. Se debe poner toda la atención que pueda exigirse a sí mismo, en la práctica de cada uno de los detalles que constituyen cada uno de los ejercicios. Es imprescindible poseer y desarrollar al máximo el “Poder de Concentración Mental”, ya que este poder servirá para canalizar las energías en un solo foco de atracción. Este mismo poder hará que al proyectar esas energías se hagan en un cono, dirigido en la dirección elegida. Ya lo hemos dicho, no basta un conocimiento leído en algún libro, es preciso tener el incentivo del estudio y de la investigación cada vez más profundo de las cosas naturales, para absorber a través del conocimiento y de la experiencia la esencia misma que contienen el Arte y las Ciencias Mágicas. Si bien es cierto que estos conocimientos sólo deben ser revelados a los adeptos de la Gran Ciencia, no podemos marginar de ellos a todos aquellos seres que vivamente se interesan por estas enseñanzas. No debemos, eso sí, deslumbrarles con conocimientos que no están preparados para comprender ni tampoco poseen una voluntad disciplinada que les permita esgrimir en forma eficiente los ejercicios a que obligadamente se abocan los poseedores de los conocimientos del arte mágico. El verdadero adepto o el Maestro, con criterio muy ponderado, sabrá aquilatar la capacidad mental y espiritual del discípulo y colocará su comprensión frente a aquel conocimiento que signifique, en verdad avanzar en el sendero iniciático y mágico. Un daño inmenso y de incalculables proyecciones se llega a producir a todos aquellos que sin estar preparados, se les aloca en sus manos un arma que puede llegar a ser suicida de los valores mentales y espirituales y también ejercer una acción deletérea en segundas personas. Esta arma no es sino una serie de conocimientos mágicos que sin siquiera entender-os y sin tener la preparación espiritual adecuada, llegan a hacer un uso que revela muy a las claras la falta de un criterio experimentado en el sendero de esta clase de enseñanzas y ejercicios. Es fácil comprender que el verdadero mago debe ser un estudioso, muy discreto y constante, en sus ejercicios e investigaciones. Todos sus trabajos deben siempre ser impulsados y conducidos por la fe, la voluntad y el valor. Si alguna vez no se llega al éxito, es necesario tener paciencia y resignación y continuar perseverando. Pero también es menester poseer el buen criterio para saber si vale la pena continuar insistiendo, o no conviene a los intereses del espíritu, volver a insistir.
El ponerle en contacto con las “energías” o hacer las invocaciones, se aconseja practicarlas siempre en el mismo horario, porque así, en el transcurso de la semana, se aprovechan las energías vibratorias de cada planeta de nuestro Sistema Solar. Esto es de gran importancia para el entendido, porque da mayor impulso y mayor fortaleza a la invocación hecha. Atrae las energías propias a la invocación, reforzada con la vibración propia del planeta que regenta en ese momento el horario astrológico. La verdadera Magia es en sí misma, en su conocimiento de la verdad y en la práctica de sus ejercicios, el principio de la sabiduría. Hay dos clases de magia: Blanca y Negra. La Magia Negra la practican los taumaturgos, y sus prácticas e invocaciones las hacen en relación con las energías y los espíritus que viven, aunque sea en el plano invisible, en relación muy cercana y estrecha con la tierra. El taumaturgo y todos aquellos que de él derivan en la escala inferior de valores, están en contacto íntimo y en relación estrecha con los capítulos propios de las pasiones humanas; con todos aquellos que mantienen una mentalidad estrechamente vinculada a lo material, en cualquiera de sus múltiples aspectos. Estos seres desde el campo de su existencia invisible, viven en comunidad vibratoria con la forma mental, emocional y de sentimientos que tienen todas aquellas personas, que al igual que estos entes, gustan de la vida mundana o de una existencia salpicada de toda clase de sensaciones, hasta las de tipo morboso. Estos entes al ser invocados traen consigo la personalidad vibratoria que sustentan, la que comunican con una nefasta alegría y con resultados muy perjudiciales para aquellos que han tenido la “osadía muy poco inteligente” de ponerse en contacto con ellos. La Magia Negra constituye una transgresión de la Verdad, de la Justicia y del Amor. Y no están en condiciones mentales, ni menos espirituales, para ponerse en relación espiritual ni menos aún bañarse en las poderosas energías de aquellos espíritus que representan la Luz de la Vida; de lo que es un reflejo brillante la Verdad, la Justicia y el Amor. La Magia Negra es una representación de la fuerza bruta, sea en el campo emocional, mental o del alma. Las vibraciones con las que siempre se pone en relación, corresponden a las corrientes vibratorias inferiores de los estratos visibles e invisibles de la tierra. La Magia Blanca ha sido ejercida y la ejercen aquellos cuyos conocimientos elevados les permiten que la verdad misma del conocimiento, ilumine sus propias conciencias a través de un laborioso trabajo de alquimia, elaborado en el propio Yo. Viene a representar la dulzura de la inteligencia, que con el correr del tiempo llega a transformarse en la realidad dulce de la sabiduría; son atributos tan sutiles y al mismo tiempo tan firmes que toman asiento en la conciencia misma de ese ser humano. Todas aquellas personas que han llegado al grado real del Mago Blanco, tienen dominio sobre las fuerzas vivas de la naturaleza, las que pueden ser incorporadas a sí mismo, si lo desean. Siendo el Microcosmo una representación fiel, aunque en pequeño del Macrocosmo, el primero tiene todos sus atributos y virtudes en estado latente. El sendero iniciático, con aspiraciones elevadas y conocimientos superiores, con esfuerzo y
dedicación constante y el ejercicio de los pensamientos en motivos enaltecedores, permiten al discípulo abrir ante su vida un horizonte propio, siempre iluminado por el sol, para que la alquimia de la polarización y de la creatividad permitan a estas personas alcanzar un grado iniciático por intermedio del cual les es permitido vislumbrar un estado de conciencia más elevado entre el conocimiento que sus propias vidas sustentan, y el conocimiento propio que a la Naturaleza pertenece. La Magia Negra representa la rebeldía; la Magia Blanca, la obediencia. La diosa de la sabiduría en si misma reúne los misterios de la Vida. Y entre esos misterios están los de la sabiduría del conocimiento de la Naturaleza: La Magia. En la frente de la diosa vemos el sigilo de la generación universal. Inclinando la cerviz a los pies de ella, de su lado derecho se encuentra el hombre malvado. A su izquierda, sentado a sus pies el hombre bueno, el neófito. La diosa se encuentra de pie entre el hombre malvado y el hombre bueno; entre la rebeldía y la obediencia. Tiene cuatro brazos que representan los cuatro elementos; cada uno de éstos aparece en sus manos. El fuego está representado por una espada, que empuña en su mano derecha, con una punta hacia arriba; el aire por una argolla en su otra mano derecha; la tierra por una rama en flor que lleva en su mano izquierda hacia arriba, que hace las veces de cetro; y el agua por un vaso en su otra mano izquierda. De la cabeza de la diosa, reuniéndose en un todo en el centro de fuerza coronario, sale un manantial de leche que pasa por delante del hombre bueno, cae a sus pies, circula en rededor, pasa por debajo de los pies del hombre malvado que no la ve. La leche de la ciencia está vedada para el hombre malvado. Si quiere beberla es necesario que doble aún más la cerviz, se esfuerce en buscarla para que pueda verla. La diosa sabiduría, del lado del hombre malo, sostiene en cada uno de sus brazos la espada y el fuego, y la argolla o el aire. El aire es la tempestad. El mal debe ser controlado por el “fuego y por el hierro”, sujeto por la argolla, que representan las tempestades de emociones y pensamientos que están desencadenados sobre la cabeza del malvado. La naturaleza sabia de la vida estará siempre velada por la parte que se encuentra el malvado. Este debe ignorarla. La diosa de la sabiduría lleva un collar. Por el lado del hombre bueno, ese collar está formado por cabezas humanas; representa la inteligencia que se une a la inteligencia y forman una cadena divina. Por el lado del perverso, la cadena se convierte en cadena de hierro.
Las cadenas para el mal; la prisión para su violencia; la esclavitud para sus pasiones. El hombre bueno cuya bondad y obediencia es útil y dulce, debe ser protegido en todo momento del mal. Para el hombre bueno y de inteligencia clara, la naturaleza sabia está siempre sin velo, para él no existen misterios. Para él los brazos de la diosa sabiduría de su izquierda, se inclinan para servirlo. La rama en flor es la abundancia, la inteligencia, la recompensa. La copa que se aproxima al manantial de donde surge la leche, servirá para calmar las ansias de saber y de nutrir la sabiduría del hombre de bien. El cuello de la diosa sabiduría está rodeado por una serpiente cuya cabeza está de lado del hombre bueno, viene a representar el manantial de la vida, la electricidad, el magnetismo, la luz del gran agente mágico. De su cuello penden tres collares en forma de triángulo, son los mundos de la espiritualidad divina. Los brazos de la diosa por el lado del hombre malo tienen nueve brazaletes, que es el número del misterio. Por el lado del hombre bueno, los brazos llevan cinco brazaletes, es el número de la inteligencia y de los Poderes de la Mente. El brazo que sostiene la rama en flor está rodeado por dos serpientes que se miran, es el símbolo del equilibrio, de la luz astral, secreto de la vida. La diosa sabiduría todas las virtudes se las da al bueno, y permite que el malvado sea sometido, a él, por su inteligencia, por su sabiduría. La mano que sostiene la rama en flor hace el signo del Esoterismo, que recomienda el silencio. Esoterismo es lo que debe ocultarse. Esoterismo es lo que está permitido revelar. La mano tiene los tres primeros dedos extendidos que representan la fuerza de la voluntad, el poder, la fatalidad o destino. Oculta el anular y el auricular, la ciencia y la luz, respectivamente. Cuando los buenos se unen con los adeptos de la sabiduría, en sus mentes y en sus corazones radicará, por la unión y la fuerza, el poder con el que podrán dirigir la fatalidad del destino, dominar en forma franca, aunque no fácil, las asperezas que la vida les depara. Pero debe ocultarse al común de los hombres, al perverso, y a los de inteligencia escasa, la luz y la ciencia. La verdad del conocimiento no debe ser explicada a éstos; los instintos de sus almas la tergiversarán y harán un mal uso de ellas. Hacer el mal es muy fácil. Hacer el bien, cuando el corazón está bien dispuesto, también es fácil. La práctica del mal viste de luto el alma y la inteligencia del hombre. El bien derramado en su rededor, viste al hombre con una túnica blanca y luminosa, en cuyo pecho siempre se están reflejando los rayos del sol espiritual. Sobre los hombres y mujeres que son adeptos del mal, siempre habrá un nuevo diluvio, tempestades que representan la confusión mental y espiritual de carácter universal, en
que se ven envueltos los seres humanos cuando desconocen u olvidan las leyes de la naturaleza. La Alta y Suprema Magia, dice que estará siempre reservada para los hombres y mujeres que han llegado al dominio de sus pasiones; que han elevado su mentalidad al grado de la alquimia superior, y que han hecho de su conciencia un santuario para el Espíritu de la Vida. “La llave de oro” jamás le será entregada al hombre que no se haya bañado en las aguas puras de la alquimia: la Esfinge de la Vida no puede abrirse con otra llave que no sea “la llave de oro”. Siempre han existido y existirán los hombres libres y los hombres esclavos. Los hombres nacen esclavos de sus pasiones, o la materia esclaviza sus mentes y sus corazones. La dulzura de su inteligencia y la elevación de sus sentimientos, les permite liberarse de las cadenas que lo atan a la esclavitud, en cualquiera de los múltiples aspectos en que se actúa, frente a lo material de la vida. La inteligencia y la razón dominan. Los instintos obedecen; están bajo la razón y se encuentran sometidos a la inteligencia. El Gran Rey Sabio Salomón, conversaba con su hijo Roboán y le comunicaba que gracias a la gran vocación que siempre había tenido por las artes mágicas, y que su ejercido y práctica le habían facilitado el camino para llegar a adquirir la Sabiduría de la Vida. Todo ello- fue posible por la asistencia que tuvo de parte de los Espíritus Superiores, que le dotaron y desarrollaron una inteligencia clara y a la ayuda que siempre le brindaron. Si no hubiese sido así, habría sido muy difícil que hubiese alcanzado el nivel en que se encuentra. En forma constante y diariamente hacía los ejercicios y prácticas mágicas; pero fue un día muy especial en que, con gran voluntad espiritual y concentración mental, pidió en oración en el santuario de su propia conciencia, que le fuese concedido el don de la sabiduría y el conocimiento de todas las cosas. A sus ruegos se presentó un gran Espíritu luminoso de la Jerarquía de Adonay, en todo su esplendor de luz y de belleza espiritual, irradiando una poderosa luz sobre su rostro y su cuerpo, y su aura abarcaba un gran espacio en su rededor. Adonay, dirigiéndose a Salomón le dijo: tus oraciones y tus invocaciones han sido oídas. Pedisteis sabiduría y en momento alguno has pedido salud y riquezas; o la ruina o daño para tus enemigos, sólo has deseado ardientemente en tu corazón, poseer sabiduría y el conocimiento de todas las cosas creadas. Esa es la razón porque sabiduría se te ha dado, y la salud, la vida y las riquezas se te otorgarán por añadidura. Desde ese momento, dice Salomón, en mi inteligencia se operaba un cambio superior que me permitía penetrar toda cosa o pensamiento, por oculto que fuera. Si tú, hijo mío, quieres que los Espíritus Superiores te ayuden y te asistan en el desenvolvimiento y el progreso de las cualidades y facultades inherentes al Yo espiritual, debes tener siempre presente que las virtudes del alma como son la paciencia, la humildad y la resignación; facilitan sobremanera el sendero hacia la sabiduría. Si en alguna ocasión no te fuese concedido un don que tú les solicitaras, es porque han
comprendido que tu mente y tu corazón no están lo suficientemente purificados y aún no es conveniente el concederlo, por las proyecciones que podrían producirse al hacer un mal uso de un conocimiento, o porque no convenga a sus designios el concederlos. Yo como padre, estoy pronto para enseñarte, y mediante las prácticas de estos conocimientos vayas realizando la esencia misma del conocimiento. La preparación espiritual que vayas adquiriendo, será un acto meritorio exclusivo de tu persona; y a medida que tus facultades vayan abriéndose a la Verdad, tu entendimiento espiritual será visitado permanentemente por la sabiduría de los Espíritus Superiores. Esa es la forma en que los grandes Maestros actúan para preservar de todo peligro a sus discípulos y adeptos. Todo discípulo en el estudio de la Ciencia del Espíritu hacia la cual tiene verdadera vocación, los progresos que va realizando, poco a poco se van adentrando en el corazón hasta llegar a constituir que el Yo y el Espíritu de la ciencia, Uno son. Esa convicción espiritual va profundizándose cada vez más, a medida que el desenvolvimiento de conciencia se haga siempre en sentido superior. Son los Mensajeros de Dios —los Maestros de Sabiduría— los que proporcionan al discípulo y al adepto de la Gran Ciencia Espiritual, la llave de oro que abre todos y cada uno de los senderos de los Misterios Mayores y les permiten tener acceso al conocimiento y a la realización de la esencia de la Verdad, incorporándola al Yo cada vez en desarrollo. Esta unión íntima que se realiza en espíritu entre el adepto y el Maestro de Sabiduría, lo acerca a Dios como expresión máxima y luminosa, para tener el Amor de Dios en el ejercicio y conocimiento sabio de la Ciencia Espiritual. El inicio en el conocimiento de la ciencia, constituye el temor de Dios. Cuando deseamos que algo se nos realice o esperamos que Dios nos ayude, invoquémoslo, y pidámosle con devoción; y en la oración que hagamos en nuestro corazón, honrémosle en espíritu. La ayuda vendrá por cualquier camino o por la mano que Dios ha elegido para ello, siempre que nuestras peticiones sean justas y no dañen a nadie. En el ejercicio y práctica de la Ciencia, para el conocimiento de las artes mágicas, es de suma importancia tener presente el período de las lunaciones para que el provecho y el resultado sea eficaz y positivo; unido al temor de Dios y la virtud, actuaremos con el Amor de Dios que representa la Ciencia de la Verdad.
1. Lunaciones y horas planetarias En cualquier trabajo en que se emplee el arte mágico, y muy especialmente cuando se trata de realizar la positividad de un hecho clasificado, es menester tener presente la tabla de los planetas de nuestro sistema, en relación con el horario, en que la potencia de su influencia es mayor. Tiene una gran importancia este hecho, porque permite reforzar el poder con que actúa el discípulo o el adepto; y tanto es así que cuando se trata de un operador experimentado y cultivado en la ciencia del verdadero arte, su voluntad y su mente, al mismo tiempo
que se vitalizan con las vibraciones que en ese horario proyecta el planeta, el poder de acción aumenta, porque las energías, todas ellas, se concentran hacia un solo foco, por la acción de esa mente, y de esa voluntad reforzada. Junto con ello se aprovechan y se aplican por el conocedor las cualidades propias del planeta con el cual se trabaja. Es preciso, como vemos, conocer las cualidades principales de cada planeta y la influencia que proyectan sobre la tierra y sobre el ser humano. En mi práctica, aplicaba el siguiente orden de los planetas: Venus, Mercurio, Luna, Saturno, Júpiter. Marte, Urano. Cada uno de ellos rige un día de la semana; y también tiene su irradiación brillante, aproximadamente una hora. Cada hora cambia la irradiación planetaria, porque de acuerdo con el orden indicado, vibra con mayor intensidad el planeta que sigue. La duración de una hora, en relación a la vibración de cada planeta, la he tomado como hecho práctico, porque en realidad, la duración es de una hora y minutos. Cada siete horas vuelve a actuar el mismo planeta. El día lunes está regido por Luna (que para este efecto no se toma como satélite); martes por el planeta Marte; miércoles por Mercurio; jueves por Júpiter; viernes por Venus; Sábado por Saturno; domingo por el Sol que se refleja a través de Júpiter, para nuestros objetivos. Si hacemos un esquema, facilitaría en gran manera la comprensión y el poder recordar la tabla de sus planetas y sus horarios. Sábado, regido por Saturno: 12 M.: Venus; 1 P.M.: Mercurio; 2. P.M.: Luna; 8 P. M.: Saturno; 4 P.M.: Júpiter; 5. P.M.: Marte; 6 P.M.: Urano; 7 P.M.: Venus, etc. Domingo, regido por el Sol: 12 M.: Saturno; 1 P.M.: Júpiter; 2 P.M.: Marte; 3 P.M.: Urano; 4 P.M.: Venus; 5 P.M.: Mercurio; 6 P.M.: Luna; 7 P.M.: Saturno, etc. Lunes, regido por Luna: 12 M.: Urano; 1 P.M.: Venus; 2 P.M.: Mercurio; 3 P.M.: Luna; 4 P.M.: Saturno; 5 P.M.: Júpiter; 6 P.M.: Marte; 7 P.M.: Urano; etc. Martes, regido por Marte: 12 M.: Luna; 1 P.M.: Saturno; 2 P.M.: Júpiter; 3 P.M.: Marte; 4 P.M.: Urano; 5 P.M.: Venus; 6 P.M.: Mercurio; 7 P.M.: Luna; etc. Miércoles, regido por Mercurio:
12 M.: Marte; I P.M.: Urano; 2 P.M.: Venus; 3 P. M.:. Mercurio; 4 P.M.: Luna; 5 P.M.: Saturno; 6 P.M.: Júpiter; 7 P.M.: Marte; etc. Jueves, regido por Júpiter: 12 M.: Mercurio; 1 P.M.: Luna; 2 P.M.: Saturno; 3 P.M.: Júpiter; 4 P.M.: Marte; 5 P.M.: Urano; 6 P.M.: Venus; 7 P.M.: Mercurio; etc. Viernes, regido por Venus: 12 M.: Júpiter; 1 P.M.: Marte; 2 P.M.: Urano; 3 P.M.: Venus; 4 P.M.: Mercurio; 5 P.M.: Luna; 6 P.M.: Saturno; 7 P M.: Júpiter; etc. Observaremos que a las 12 M. de un día, está vibrando el planeta que corresponde a las 12 M. del día anterior, y ese mismo planeta se repite cada 7 horas de día y de noche. Si mantenemos en nuestra mente esta pauta, es fácil hacer el cálculo mentalmente. La Luna tiene cuatro fases, y cada una de ellas tiene una duración de siete días. La Luna opuesta al Sol, llena de luz, es la Luna llena que sirve de espejo mágico para las operaciones de este arte. Bajo su influencia la persona puede revestirse de ese mismo espejo vibratorio, en cuya superficie atómica han de reflejarse las corrientes negativas que pueden afectarnos y aún, destruirnos. La contemplación de la Luna llena servirá, asimismo, de espejo para la observación de figuras o hechos en relación con nuestra persona. En esta fase de la Luna, al poner nuestra mente en relación con la mentalidad de la Luna, nos ayudará en forma franca a desenvolver cualidades intuitivas y también mágicas; facilitado todo ello por la incorporación de su mágica magnética a nuestro cuerpo áurico. La Luna en su último cuarto, luna menguante, sirve para los experimentos de destrucción y de ruina. Es la fase de la oscuridad. La Luna en su cuarto nuevo y en su cuarto creciente empieza a recibir con fuerza los rayos del Sol. Pero es en el período de Luna llena cuando recibe plenamente los, rayos solares. En este período se encuentra propicia para toda clase de experimentos que se desea realizar. El Señor Regente de la Luna, valoriza en su justo punto la calidad mental del operador y los pensamientos elevados que lo mueven a la práctica e investigación mágica para poner toda su ayuda en la obtención de resultados prácticos y positivos. Es en el período de Luna llena cuando podemos visualizar y ponernos en contacto con el alma de los seres que han desencarnado. Estos seres también pueden vernos, y lo hacen por miraje, es decir, por medio de un espejo común, que es la luz.
2. Pentáculo “El árbol de la vida” En Magia tiene especial significación ciertas figuras geométricas, que por su verdadero significado y el sentido que se-les da, adquieren y tienen una imagen que proyectada en forma espiritual, dan franca protección para el que profesa y practica el arte mágico. Pero antes de hablar de los pentáculos, como se les denomina, introduzcámonos
brevemente en la filosofía de la magia y en la significación de los números para entender el porqué de ellos. Si dirigimos nuestra mirada a la Cábala, observaremos que los pastores caldeos concibieron y reconocieron tres mundos: el mundo material falto de luz, corresponde a la oscuridad. El mundo moral corresponde a la tierra; y el cielo al mundo divino. Aún no se había establecido el sacerdocio de la magia. Los magos se preocuparán a continuación por desentrañar el misterio de la creación. En principio para crear se necesita del concurso de dos personas. El padre y la madre y su obra, el hijo, se complementan. El “número tres”, desde este momento tendrá una importancia y una significación muy especial. El “número tres” al predominar en los mundos, debía ocupar un lugar esencial en la creación. Para el Arte Mágico, el número tres es el número de la armonía y del equilibrio; es el número que en su simbolismo permite al iniciado o al aspirante a introducirse en la esencia de las Ciencias Sagradas. Si el equilibrio es una ley universal en física, estos estudiosos piensan que en el Mundo Invisible debiera suceder algo semejante. Y conciben que en Dios, la unidad viviente y activa como causa primera y última, existen esos dos principios de la física sutil, el movimiento y la estabilidad, mantenidos en equilibrio por una fuerza suprema, la Corona. Observan la naturaleza, y en el Sol admiten que es poseedor de tres cualidades involucradas en la unidad solar: electricidad, luz y calor. Por analogía estas mentalidades llegan a concebir es sus mentes, la existencia de tres grandes principios que los enuncian así: “Kether”, la corona, el poder supremo, el ser que no es definible por nuestras mentalidades. “Chokmah”, la sabiduría en su ideal más perfecto. “Binah”, la inteligencia dirigida hacia un orden supremo, que se dinamita hacia toda iniciativa superior. La vida es movimiento, es inherente a ella; este movimiento en todo orden de cosas, resulta de la inteligencia activa y de la sabiduría que es resistente, y ambas fuerzas son mantenidas en equilibrio por la razón suprema. Su expresión se encuentra representada por un triángulo.
Junto con las leyes inmutables de la naturaleza, existen las de la analogía que podemos comprobar con la observación de la naturaleza misma. La planta utiliza todos los elementos simples del medio ambiente, para transformarlos a una condición más perfecta, en beneficio de la planta misma. Recibe de la tierra las sustancias necesarias para su asimilación y purificación; porque en ella en todo momento se realiza un proceso de cambio, llevando las sustancias inferiores a una condición superior.
En la naturaleza existe un incesante crecimiento, por propio esfuerzo de toda forma viviente, repetido una y mil veces, para ceder a la naturaleza nuevas fuerzas, fuerzas que constantemente están revistiéndose de nuevas formas. Estas formas, en el devenir de los tiempos, van perfeccionándose en su evolución y tienden a acercarse a la forma humana. El hombre impelido por esta razón evolutiva, se ve impelido a avanzar; jamás a retroceder. Todo va unido en la naturaleza; es una verdadera cadena de anillos, en que el hombre forma parte de ella y representa la expresión más elevada e inteligente de esta cadena terrestre. A su vez forma el primer anillo de otra cadena de un orden superior, siendo la posición que ocupa en ella, la de un pequeñísimo anillo. En el plan de evolución, la Cábala habla de la necesidad que tienen las almas de volver y nuevamente volver a ocupar nuevos cuerpos, como una corroboración al plan de evolución purificador, pasando por las diversas etapas que les depara el dolor, en el camino ascendente que realizan las almas.
Los sefiroth. Pentáculo El Árbol de la Vida. En el cuadro de los Sephiroth, se representa el pentáculo del “Árbol de la Vida” formado por tres mundos de sutil espiritualidad, por tres triángulos, descendiendo de la luz creadora que emana del ser increado, que ninguna mente humana puede concebir ni imaginar. El Árbol de la Vida representado por los 10 Sephiroth, son éstos verdaderos soles espirituales, colocados en su acción de ayudar a la evolución total del Universo en una posición de proyección estimulante, uno frente al otro sephirah y al mismo tiempo, reflejan su Luz de la cima y en grados, hacia abajo. Kether, se refleja en Typhereth, y éste en Yezod: la Corona en la Belleza y ésta en la Verdad. Chokmah como Sabiduría equilibra la libertad de iniciativa de Binah. Chesed, Amor, bondad, se hermana con la Sabiduría de Chokmah y ambos se proyectan al Bien. Geburah, la Justicia, frente a la libertad de Binah y en relación recíproca con el Amor de Chesed. Netzach en su ideal de Bondad, triunfa en la senda del progreso cuando se activa su potencia. La Justicia de Geburah se convierte en Hod , el orden justo y eterno.
Y todo el Árbol de la Vida en graduación constante, se refleja en el espejo de Dios, su obra de creación y a la vez creadora; es el reino de Malkuth, en donde todos los seres humanos viven para ascender en el tiempo a Dios. Los Sephiroth en su movimiento de evolución. están en relación con los planetas. Las Jerarquías Arcangélicas también están en relación con los planetas; pero la acción y proyección de los sephiroth es totalmente independiente de las Jerarquías Arcangélicas. Los Sephiroth son soles espirituales, son verdaderos Centros de Poder, formados por Egos de altísima evolución espiritual, muy superior a los Egos que forman las Jerarquías Arcangélicas. Estos dos Centros de Poder: Sephiroth y Arcángeles. se influencian en cierta medida, pero no se ordenan. Habría cierta relación pequeñísima, si bien están en un plano muy superior: ellos, los Sephiroth están ya cerca del Logos. Pueden enviar vibraciones positivas con las cualidades o virtudes, órdenes, pero son total y absolutamente independientes. Los Sephiroth tienen entre otras, la misión de planificar y practicar la evolución en los mundos superiores. O sea, del mundo erístico hacia arriba. Y cuando se ponen en relación con los humanos, lo hacen con seres humanos superiores y escogidos. Malkuth que es el Sephirah que refleja la luz y Sabiduría de Kether sobre la tierra, es el encargado de brindar a los seres encarnados que están en un plano superior de conciencia en la tierra, todo lo planificado desde el punto de vista vibratorio o de conciencia del Ego. La influencia que tienen sobre el plano físico es enorme, pero actúan sobre determinados seres. ¿Si la persona invoca estos Centros de Poder, sus Energías llegarán? Llegan, y la persona desarrollaría la vibración de evolución de ellos: si ellos voluntariamente quieren dejarlas o enviarlas a la persona elegida, por su grado de conciencia espiritual que posee. El conocimiento de los Sephiroth, lo tienen sólo “determinados seres”. Están en planos tan altos que sus vibraciones son percibidas “por muy pocos seres”. Son planos que no se definen, pero que existen. El poder de estos Egos que constituyen estos Centros de Poder “debe conocerse”. Estos Centros de Poder —Sephiroth— como ya dijimos, están formados de Egos Crísticos, cuya evolución sigue en ascenso dentro del Logos Solar, y no fuera o por encima de Él. En otros sistemas. tampoco. Ni superior al Logos. ¿Qué influencia tendrían sobre la Era de Acuario, los Sephiroth? Ellos rigen los cambios. Son como Centros de Poder en cada una de estas Eras. La Era de Acuario está regida por el Sephirah Binah. El viene a ser como el Logos para esta Era, el Poder Absoluto, el Todo, y la Ordena. Binah es como la representación de los Sephiroth en la Era de Acuario. Pero un Sephirah no puede estar aislado, tiene que actuar en conjunto con los demás, El rige, como quien. preside.
Las Eras están en relación con la influencia de los planetas. Y en la Era que vivimos, tendría una manifestación preponderante el planeta Mercurio. Este planeta tendría una. influencia de tipo vibratorio de estos Sephiroth, para actuar en el desenvolvimiento científico y espiritual de los seres que viven en la tierra. El desenvolvimiento espiritual de los seres de esta Era, es cada vez más superior. Pese al gran aumento de la población, hay un desenvolvimiento superior que éste se comprende, nace de la evolución misma. Habíamos dicho que los 10 Sephiroth actúan independientemente de las Jerarquías Arcangélicas. Pero Jehová, Adonay, Elohin y los personajes que están junto al Trono de Dios, como los 12 ancianos, ¿en qué plano actúan? Ellos viven y desarrollan su actividad en el mismo plano, en la misma dimensión de Kether. Los 12 Ancianos no son Jerarquías, mejor, grados de desarrollo de actividades, existiendo un verdadero protocolo, pero cada uno actúa de acuerdo a sus virtudes. La especialidad de uno no es igual a la de otro, ni la invade, estando en el mismo plano superior en que sus actividades se desarrollan.
3. Los números y su significado. Los Pentaculos: figuras geométricas de proyección mágica Entre los caldeos y egipcios era común simbolizar y relacionar el Universo con los “Números”. Pitágoras aprende de ellos ese simbolismo. Para que nuestro entendimiento llegue a comprender la conciencia divina, necesitamos poseer el lenguaje del espíritu; el lenguaje del intelecto no llega a la esencia divina misma. La unidad inteligente y sabia, dotada de la actividad del “verbo del universo” la llamamos mónada, principio divino diferenciado que nunca cambia. En el universo .encontramos el mundo de la materia, de las formas, es el principio pasivo, es el principio que admite cambios. Estos dos aspectos de la inteligencia sabia y de la materia, dan por resultado a un tercer aspecto, al mundo. Estos tres aspectos reciben el nombre de tríada. Kether, Binah y Chokmah forman esta tríada que en el Universo representan el principio de actividad constante en parangón con el aspecto pasivo, de cuya actividad dinamizante emerge el movimiento, que es fuente de toda vida. El número es la repetición de la- unidad. En el número existe. te una virtud dinamizante. Entre el número y el mundo existe una representación simbólica de armonía y de equilibrio. El número es el símbolo de los seres, o en otros términos es su aspecto invisible. Y el aspecto visible es la forma, sujeta a cambios. El número representa la armonía del espíritu divino, y por su interpretación llegamos a conocer y nombrar las cosas. El número uno, por necesidad representativa, se une a la unidad para simbolizar el “número dos”, sintetizando en este número la actividad y el movimiento que da lugar a la vida de todas las cosas. El “dos” representa la actividad; si dos fuerzas iguales se oponen, se produce la inercia. El “número tres” que s la manifestación activa del dos, representa a Dios, al verbo divino, es la luz sabia que ilumina las tinieblas de la ignorancia, es la vida en su más
alto esplendor. Es la “triada”. El número tres es vida, movimiento, equilibrio; principios que se suceden eternamente de uno a otro. El “número cuatro” es la tríada que da origen al cuaternario; es el espíritu que impele al movimiento y crea la estabilidad y armonía de la materia. El cuaternario es la imagen de la tierra en su aspecto masculino y femenino. El número cuatro engloba a los cuatro elementos, según los cabalistas. El número cuatro ha sido considerado el número perfecto, porque la adición de los números que forman el cuaternario da diez (1 -.E 2 3 + 4 = 10) y por la misma razón, se le consideraba un número sagrado y en su nombre juraban los pitagóricos. El cuatro representa la Cruz, símbolo de la conciencia divina. El “número cinco”, resulta del cuaternario unido a la unidad. La unidad espiritual de vida dominando los cuatro elementos. La “Estrella de cinco puntas” simboliza el dominio de la mente sobre los elementos. El Pentagrama como así se denomina esta estrella, representa los “Poderes de la Mente”, que la mente concibe en sí misma su acción y los proyecta en actividad positiva. El Pentagrama tiene poder mágico y es empleado por el mago con ese propósito. Así es como el conocimiento mágico que de la Estrella de cinco puntas posee el mago, lo utiliza para defenderse de la atmósfera mental adversa que suele rodearle, como asimismo, defender su integridad de los entes oscuros que habitan el plano etérico y en el astral inferior. Del simbolismo del pentagrama nos servimos para dirigir la materia de los planos suprasensibles, como también para ayudarnos en las cosas de la materia existencial. La Estrella de cinco puntas nos ayuda para “defendernos del mal” y “cimentar el bien”. El número cinco, representa la unidad en el cual. ternario, el espíritu y sus formas. En magia negra el pentagrama se utiliza al revés, con la! dos puntas hacia arriba; representando esta forma de actual la lucha constante que existe en todos los planos del bien y del mal. Las dos astas hacia arriba, la materia domina en su simbolismo al ternario, el espíritu. Es la inmovilidad de la materia junto a la ignorancia de las mentes que ejecutar estos actos. Es el simbolismo funesto de la magia negra, de libertinaje y de la concupiscencia del conocimiento.
El pentagrama colocado en posición armónica de equilibrio, representa al ser humano hombre y mujer; el vértice hacia arriba, la cabeza corresponde a la inteligencia. Las mentes desviadas hacia el mal, son las únicas capaces de concebir la utilización del pentagrama con la punta superior hacia abajo. Es el desequilibrio, es el mal; es la “enfermedad” d la mente, que sólo construye imágenes mentales de renco) de odio, de venganza. Es la sinrazón frente a la razón. Es el hombre mediocre y enfermo del alma, frente al hombre sano dé mente y de cuerpo. “El número seis” está representado en el “doble triángulo”, dos veces el ternario. El triángulo con el vértice hacia arriba es el espíritu y la materia física simbolizada en el
triángulo al revés. Es el aspecto positivo hacia arriba y negativo hacia abajo. En la evolución que todo ser humano realiza a través de las edades, lo positivo espiritual del triángulo superior se comunica y se realiza, en la medida del progreso que en la conciencia interna de todo ser se verifica, se transmite, digo, en forma total a los aspectos materiales de la vida. ¡Y esto, también es una realidad! El triángulo superior se refleja en su totalidad en el triángulo inferior. Recordemos el principio hermético: lo que está arriba es lo mismo que lo que está abajo. El seis en su simbolismo utiliza las potencias espirituales que actúan sobre las diversas facetas que presenta la vida material de todo ser, las que en el devenir del tiempo, voluntariamente por comprensión de las causas del propio Yo Impersonal, se obliga a sí mismo a espiritualizarse. Es el resultado de la acción del triángulo superior sobre el triángulo inferior. Siempre, y así será siempre, el espíritu sobre la materia. La fuerza energética y atómica que desciende de la unidad a la multiplicidad, al recorrer ese camino va rodeándose de una fuerza evolutiva, que al final del sendero inicia un ascenso totalmente activo. El número seis es trabajo y libertad. Libertad que proviene del espíritu divino, que obliga al trabajo que se ejecuta abajo; y que, gracias a él, a través de la experiencia que se absorbe en todos los escalones de la actividad, podemos conquistar la libertad, que nos proporciona la Verdad de saber que “Yo Soy”. El número seis también es un número perfecto; es el número que resulta de la adición de sus partes (3 + 3). “El número siete”, compuesto del ternario y del cuaternario; del mis y del uno, es el número perfecto y sagrado. Es el símbolo mágico en su más perfecto esplendor. Representa el poder del Espíritu divino (el ternario) junto con todas las potencias espirituales del Logos. Representa la evolución del “poder mágico” en toda su fuerza. Es el Espíritu servido por todas las potencias elementales. El número siete lo vemos en el misterio de la creación; en los siete colores del arcoíris, en los siete días de la semana. El siete es un número de misterio. “El número ocho”, el doble del cuaternario, el ternario unido al pentagrama. Es el símbolo de la Justicia. El poder del espíritu sobre la mente en evolución, hasta alcanzar el equilibrio entre la voluntad espiritual y la voluntad material o existencial. “El número nueve” queda representado en tres veces el triángulo. Es el ternario sobre el doble triángulo; el espíritu actuando junto a los poderes espirituales. Es el número de la humanidad, y refleja el misterio del hombre. El espíritu (el ternario) actúa con toda su potencia divina reflejándose en el hombre para desenvolvimiento de toda potencia del espíritu (el doble triángulo). “El número diez”, es el número en que la unidad ha completado su ciclo. A él se llega por adición a la unidad del cuaternario (1 + 2 + 3 + 4 = 10). El diez representa al
Espíritu Divino y su creación; es el espíritu frente a la materia. En su descenso, la unidad hacia la materia en sus diversos planos evoluciona para iniciar el ascenso en desenvolvimiento pleno, transformándose la unidad en diez, el número completo. Es la Ley. “El número once” para muchos es la transgresión de la ley, es un número malo. El once, en cábala, representa el gran agente mágico, fuerza oculta que, al ser esgrimida por una mente oscura, es conducida directamente al mal. Personalmente, considero al número once la suma de seis más cinco, los poderes del espíritu unidos a los poderes de la mente; poderes que al activarse hacia aspectos nobles y superiores de la vida, conducen al bien. La transgresión de estos poderes encauza al ser humano a la destrucción de sí mismo. En la biblia es muy clara la frase: “lo que tiene y lo que no tiene le será quitado”. “El número doce”, es un número esencialmente espiritual. Es el doble triángulo con la cruz en su centro (el siete) en proyección geométrica de fuerzas junto con el pentagrama (el cinco). Estos dos poderes del Logos, y que también se encuentran en el Yo del ser humano en desenvolvimiento o con gran evolución, que lleva siempre al buen gobierno y conducción de los espíritus. “El número trece”, para muchos es acontecimiento de hechos funestos, es el número del mal. Los cabalistas no lo interpretan en esa forma. Doce son los apóstoles y el Cristo, el trece. Doce son los poderes del espíritu, y el hombre o la mujer el trece, cuando han sido desarrollados por ellos aquí, en la tierra.
Veamos algo más, en relación con alguna de las figuras geométricas que hemos conocido en relación con el significado de los números. La Cruz, representada por dos líneas que se cruzan perpendicularmente, explica dos fuerzas en antagonismo, que dan lugar a la formación de una tercera, que es la esencia de ellas mismas. La cruz en el cosmos y en el ser humano es la expresión de lo activo sobre lo pasivo. Guía al espíritu en su acción sobre la materia. Dicho en otros términos, la mente domina el cuerpo, y el Espíritu la, materia. Los brujos, al practicar su arte diabólico, lo hacen lanzando sus imprecaciones sobre este pentáculo, con la cabeza hacia abajo, destruyendo así la armonía, el equilibrio y el amor, y los reemplazan por rebelión, desequilibrio y odio, símbolo en este caso del Mal. La Cruz invertida fustiga en su simbolismo las bajas pasiones y los instintos perversos de estos practicantes de la brujería. Es la materia que por intermedio de una mentalidad oscura domina el espíritu. El Mal quiere destruir el Bien. La Luz trata de ser oscurecida por la maldad de una mente ignorante y rodeada de tinieblas. El hombre y la mujer ven pervertida su inteligencia al anteponer la lucidez de la mente por la oscuridad de ella.
El ternario representado por el triángulo, cuyo vértice superior se dirige hacia arriba, representa las fuerzas y energías espirituales que ascienden. El símbolo de Elohim, el Fuego creador de todo cuanto existe en nuestro Universo. Nace de la materia indiferenciada para originar y moldear, a la Luz del Fuego Creador toda clase de formas, que ascienden saturadas de virtud y purificación hacia la unidad. El triángulo con el vértice hacia abajo manifiesta en su arquetipo todas las fuerzas y energías espirituales que descienden. Es la fuerza sabia de la Madre Cósmica, que a través de la sutil materia desciende hasta individualizar las formas y darles existencia. El triángulo hacia arriba representa el Sol, el fuego. El triángulo hacia abajo, la Luna, el agua. “El doble triángulo”, las dos fuerzas espirituales que conducen las energías de vida de arriba hacia abajo y ascienden en constante renovación de la vital energía de Vida. Representa las Fuerzas que descienden de los Mundos Invisibles hacia la tierra; y a su vez, de la Tierra a esos Mundos. Este ir y venir de las Fuerzas Inteligentes de la Vida, arrastran consigo una cadena de evolución para todas las partes, que entran en relación con el simbolismo que representa el arquetipo vibratorio, que existe en el doble triángulo. Los dos triángulos entrelazados es la figura que se denomina el “Sello de Salomón”, imagen del Universo, es Dios y la naturaleza. Es Dios que desciende a la tierra, para ascender una vez recibido las virtudes de las cosas superiores, y haberse desprendido de todas aquellas imágenes inferiores que captó en el descenso. “El doble triángulo con la cruz” en el centro, es un poderuso signo mágico de alto valor espiritual. Es la Vida Espiritual que desciende a la materia con todas sus virtudes y poderes, y regresa en ascenso, enriquecido por la Luz del Sol Espiritual y de la mágica viviente de la Luna, sostenido todo ello por la Conciencia divina que representa la Cruz. Nadie, después de una dilatada peregrinación por la tierra y por los planos astrales, regresa al Mundo Crístico, sin antes haber desarrollado las cualidades virtuosas que encierra el simbolismo de esa “imagen erística”. Esto es, por demás, interesante e importante para todo estudiante e iniciado, ya que, la aplicación a la práctica del significado de estos pentáculos en los ejercicios de cada uno, contribuye y motiva la generación en la mente de nuevas corrientes vibratorias en relación íntima con que el pentáculo dice e ilumina; que hará que, en un tiempo por demás corto, se susciten nuevas ideas que conduzcan a un cambio franco en la personalidad mental del discípulo.
4. Concentración en los pentáculos Tanto es así, que las prácticas llevadas con interés y dedicación harán que la mente profundice en conocimientos, que estando siempre allí, eran hasta ese momento desconocidos para el que investiga. Al mismo tiempo, las inquietudes que de la mente nazcan, estas prácticas de alta magia harán que solas se disipen. La mente adquirirá un poder de penetración en los planos sutiles, por desenvolvimiento y práctica de la intuición sutil, y por el desarrollo alcanzado por el sentido de percepción.
Estos pentáculos, mientras creamos en ellos, y mejor aún, una vez que nos los hayamos explicado plenamente; y su conocimiento lo vayamos adentrando sutilmente en nosotros nos servirán de protección en cualquier ceremonial mágico que hagamos, por mínimo que él sea. La imagen de cada uno de ellos, estampada en una cartulina reviste una posición particular, ya que, aunada al penmiento que en ellos se coloca, estos pentáculos van adquiriendo poco a poco vida, de los mismos arquetipos vibratorios que representan. Esto es una realidad que se funda esencialmente en el conocimiento y en la voluntad espiritual del discípulo. Uno de los grandes y muy importantes ejercicios, en relación íntima con estos pentáculos, es la concentración mental en ellos: El Árbol de la Vida, el Pentagrama, el Doble triángulo con la Cruz, representando ésta el sol y la luna, según se indica en la figura. Ya sabemos que, para concentrarnos, lo hacemos sentado en una silla, o directamente en el suelo, y con el firme propósito de relajarnos, y enfocar nuestra mente en el pentáculo, mirándolo suavemente, con un solo propósito. La concentración en el pentáculo tiene que ser con una finalidad bien precisa; y que es, tratar mediante las cualidades espirituales con que contamos develar a la Diosa Sabiduría, que cada una de estas imágenes mágicas encierra en sí misma. Pediremos con fervor, con interés y entusiasmo que nos den el conocimiento que ellos encierran; y a medida que nos hagamos meritorios, podremos recibir la verdad del conocimiento, para desarrollo de él, en nuestra propia conciencia. El pentáculo no nos hablará con palabras, pero serán momentos de comunicación que llegan mucho más allá que las palabras en su significado. Van quedando más y más conocimientos en la mente, para después despertar como una flor. Es en esta forma como, fácilmente puede descubrirse cosas, que antes sólo se insinuaban. La lucidez de penetración en los planos, se va acrecentando poco a poco, hasta llegar a abrirse ante nuestros ojos un mundo desconocido. Para formar parte integral de un Sephirah es preciso la fusión y asimilación en su desarrollo total y completo del simbolismo del Pentáculo de la Estrella de cinco puntas y de la Estrella de seis vértices con la Cruz en su centro. El desarrollo integral de las cualidades y facultades de la Mentalidad, para que el poder de creatividad dirija su labor hacia la nobleza y rectitud de sus pensamientos para que, una vez realizada esta etapa de creación, se llegue al desenvolvimiento en pleno de las virtudes y facultades que reúnen en sí mismos los Poderes Espirituales; simbolismo que encontramos en forma majestuosa en la figura del Doble Triángulo y con la Cruz en el centro, revelando la “Conciencia Divina”. Nadie alcanza el grado de un Sephirah, sin antes haber evolucionado y desarrollado su Yo en forma integral a través del Pentagrama y del Doble Triángulo con la Cruz en su Centro. Pero, junto con el Poder de Concentración mental, que hacemos en estos Pentáculos, se hace totalmente indispensable el llegar a desenvolver el “Sentido de Percepción”; pues
es a través de esta facultad desarrollada que podremos captar los arquetipos que de los pentáculos obtengamos. La percepción que nosotros tenemos tiene su centro en el Chakra del Corazón, el que desarrollamos y nos ayuda para la percepción mental. Pero percibimos con el Chakra del Corazón. La concentración en el Árbol de la Vida es la forma más perfecta, pues de ahí van viniendo los conocimientos. Con esa concentración van k fluir cosas que siempre han sido como son, pero que vamos a incorporar como conocimiento a nuestra mente y como verdad del conocimiento a nuestro Ego, siempre en desarrollo. Hay una serie de, conocimientos que no se encuentran en libros, pero que están dentro de uno mismo, y que pueden elucidarse, mediante la Concentración y Percepción en el Árbol de la Vida. Las incógnitas serán reemplazadas por respuestas que se recibirán a través de un rayo, de una luz, de un conocimiento. Amén de todo ello, la Concentración en el Árbol de la Vida trae consigo mayor optimismo, alegría y felicidad. Nos rodeamos paulatinamente de un manto protector. Y es muy cierto y muy real que estos conocimientos y vibraciones es lo único que nos da verdadera alegría, y también un “gran desenvolvimiento” de las cualidades evolutivas que en el Ego de cada uno existen en estado de latencia. El pentáculo del Árbol de la Vida, para realizar la concentración mental, se dibuja un sol de siete milímetros de diámetro cruzado por una cruz, todo de color amarillo oro, el color del sol; y dispuestos en forma de triángulos, según se ha en el diagrama.
5. Los poderes de la mente y sus jerarquías El Pentagrama, la Estrella de cinco puntas, representando al hombre de pie, y con las extremidades extendidas, también en un excelente pentáculo de concentración. La Estrella encierra en sí los poderes mentales formados por Jerarquías, y éstas por Egos de una evolución, que les capacita para ayudar .1 los humanos al desenvolvimiento de las cualidades mentales que cada ser posee en desarrollo. Estas Jerarquías también integran la planificación del desarrollo mental en los planos astrales y mentales, muy especialmente en el mental concreto o de lo objetivo, y por sobre todo, en íntima relación con el desenvolvimiento de las facultades de la mente, de todos los humanos que viven su existencia aquí en la tierra. Estas Jerarquías, formadas por Centros de Poder de la Mente, han sido, por ignorancia o deliberadamente, colocados en una posición de conocimientos y de actividades que dista mucho de una realidad, en relación con la verdad misma. Han sido colocados, a nivel de los seres de más baja conducta y realidad espiritual, como son los demonios. Sí así juera, sus vestiduras espirituales debieran ser como ellos, oscuras, sus almas siempre de luto; sus acciones perversas; sus intenciones de obstrucción y de entorpecimiento para las facultades mentales, y sólo podrían brindar oscuridad y tinieblas en lugar de luz. Los Egos que forman estas jerarquías de los Poderes de la ?Mente son poseedores de un aura limpia, luminosa, de colores vívidos. Tienen la virtud de sembrar la lucidez y la
confianza en la mente del ser humano; de aclarar las ideas; de inculcar pensamientos que siempre sean guiados por la verdad y la justicia. Su poder radica exactamente en poder desenvolver Poderes de la Mente en todos aquellos seres que tengan verdadero interés y entusiasmo hacia esta clase de conocimientos Si el hombre les invoca con mentalidad oscura y como a demonios, no podrá llegar lo que se ha llamado, sino lo que su corazón siente y ha deseado que llegara. Los seres que poseen una mentalidad baja y escasa no pueden pretender de improviso ponerse en relación con estas “energías”. Es preciso que en cada uno de ellos se realice un proceso de purificación; que los motivos en los cuales se interese su mente sean elevados, y que la realización. alquímica del principio de polaridad y generación sea una verdad irrefutable en dirección de lo positivo y superior. Esa es la única forma de que esas mentes tengan en verdad una relación verdadera con las jerarquías que constituyen los Poderes de la Mente. Es útil y. necesario conocer todas las jerarquías de los Espíritus de la Estrella de cinco puntas. Lucifer, emperador, o Luzbel, luz bella; Belzebuth, príncipe; Moloh, Astarté, y Astaroth, Gran Duque. Estas cinco jerarquías de Espíritus constituyen la Estrella; y a la cabeza de ellos se encuentra el Emperador Lucifer, cuyo color áurico es amarillo brillante. El Príncipe Belzebuth presenta el aura verde; en su nombre se echa fuera y lejos a los demonios. El Maestro Jesús, en el nombre de Belzebuth hizo que los demonios abandonaran la mente y el cuerpo de ese enfermo, e hizo que tomaran posesión de un hato de cerdos. El Duque Astaroth, de aura celeste, contribuye al desenvolvimiento de la intuición mental. En general, todos actúan en la empresa planificada, de ayuda a la mente humana. Muchas veces, cuando se les invoca, por encontrarse en las profundidades de la tierra, sus auras, a través de la clarividencia, se les ve oscuras, a causa de traer consigo el magnetismo terrestre. Basta volverlos a invocar para que aparezcan claros, con el color y brillo del aura que les pertenece. Es imprescindible borrar de la mente de todo hombre y de toda mujer que en el nombre de estos espíritus, que forman la Jerarquía de la Estrella, puedan realizarse actos de maldad contra segundas o terceras personas. Estas Jerarquías no se prestan para ello. Y si algún osado aún lo intentara, estas mismas Jerarquías serían las encargadas de hacer justicia; haciendo que el daño o ruina que deseó para otros recaiga sobre ellos mismos. A la Jerarquía de la Estrella están subordinadas otras Jerarquías de Espíritus, que también ayudan a los seres humanos. Lucifugo Rofocal, primer ministro, en sus manos están las riquezas y tesoros del mundo. Satanachia, gran general, muy en relación con las mujeres, .1 quienes tiene el poder de someter. Manda a Pruslas, Arrimón Barbatos.
Agaliareth, gran general, tiene el poder de descubrir los secretos más ocultos; revela los más grandes misterios. A sus órdenes se hallan Buer, Gusatan y Botis. Fleuretty, teniendo general, tiene el poder de realizar la 1)1-,1 que se desea durante la noche, hace también caer granizo ;Dude se quiere. Bajo sus órdenes están Bathin, Pursan y Abigar. Sargatanas, brigadier, tiene el poder de haceros invisibles transportaros a todas partes, de abrir todas las cerraduras, haceros ver lo que sucede en otras casas, de enseñaros todas. ,s astucias de los hombres. Bajo sus órdenes están Loray, Balefar y Forán. Nebiros, mariscal de campo e inspector general; tiene el poder de dar el mal a quien se quiere; enseña todas las cualidades de los metales, de los minerales, de los vegetales, y de todos )5 animales puros e impuros. Posee el arte de adivinar el porvenir, siendo uno de los nigromantes principales de estas jerarquías terrestres. Va por todas partes, su papel es inspeccionar a las milicias que trabajan bajo las órdenes de estas jerarquías. Tiene a sus órdenes a Avperos, Nuberus y Glasyabolas.
6. Los poderes espirituales y sus jerarquías El conocimiento mágico no puede atenerse con una mentalidad que derive hacia pensamientos abyectos y ruines; y que lleguen a trascender en hechos materiales, como fiel reflejo de !o, pensamientos egoístas y de odio que animan a ese ser. La magia sólo debe descubrirse en sus conocimientos y a la protección que ella misma brinda, a los hombres honrados, virtuosos, constantes en sus palabras y en sus acciones, prudentes amantes de la sabiduría y poseedores de una fe y voluntad que le permitan continuar en la empresa a la cual se han empeñado. Existe una gran diferencia y una gran distancia entre el Mago y el Brujo. El Mago conoce las fuerzas de que se vale, sabe lo que hace y la resultante que va a obtener. El Brujo, en cambio, lo ignora totalmente. El Pentáculo representado por el “doble triángulo y la cruz” en su centro, encierra el simbolismo de los Poderes del Espíritu. Estos Centros de Poder netamente Espirituales, a su vez están formados por las Jerarquías Espirituales. La constituyen Egos, que en su continuar ir y venir a la tierra, en nuevos cuerpos físicos han ido desarrollando, en el tiempo, una serie de cualidades y facultades inherentes al “Yo”. Son precisamente estos Egos que han alcanzado un nivel de comprensión espiritual relevante en concordancia íntima a un nivel de conciencia, que les capacita, para integrar la planificación espiritual ideada en los planos sutiles, y son los que constituyen e integran estas Jerarquías o Poderes Espirituales.
Su finalidad ha sido, es y será siempre, la de prestar el máximo de ayuda al ser humano en particular, y, en general, a la humanidad entera. Realizan su vida de evolución en el Plano Astral, pero también pueden actuar en el Plano Etérico, y aún en el Plano Físico, si las circunstancias lo requieren y lo permiten. En el Plano Físico pueden hacerse presente, por intermedio de una médium, cuyo nivel de desarrollo mental y espiritual les permita el poder manifestarse con entera facilidad. Estas manifestaciones en este plano físico en general tienen por objeto dar conocimientos que aclaren la mente de los discípulos y con sus vibraciones de alto poder contribuir paulatinamente al desenvolvimiento espiritual de cada uno de ellos, según sean los méritos que vayan asimilando. Estos Poderes Espirituales lo forman las siguientes Jerarquías: Jehová, Adonay, Elohin, Arcángel Miguel, Arcángel Rafael, Arcángel Miriam, Arcángel Nathael y Arcángel Gabriel. Sus auras de dimensiones muy extensas son diáfanas, luminosas y de vívidos colores. El poder de penetración de sus Auras es inmenso. Penetran la mente y el alma del ser humano, y pueden escudriñar el corazón del hombre y de la mujer. La mayor alegría de los Egos que forman estas Jerarquías, es ver la fácil comprensión que tienen muchos hombres y mujeres ante la vida y hacia estas enseñanzas. También tienen tristezas, pero a diferencia de las penas de los humanos ellos las tienen por la incomprensión e ignorancia que tienen frente al quehacer de lo espiritual en relación con la vida misma.
7. Angeles planetarios y los planetas Es preciso recordar y saber que cada planeta de nuestro sistema solar tiene su Ángel o Arcángel o Espíritu Planetario, que representa las vibraciones más, sutiles y elevadas del respectivo planeta. En verdad, no es el cuerpo físico de los planetas lo que nos influye desde el punto de vista psíquico y espiritual; si bien, hasta cierto punto, algunos planetas físicamente tienen una ligera influencia sobre nosotros los humanos. Pero la influencia espiritual del Alma del Planeta o del Ángel planetario es muy superior y decisiva. Cada planeta es regido por una Jerarquía Espiritual, el Ángel o Arcángel del Planeta. Claro está que dentro de la Jerarquía Arcangélica existen grados en los cuales se encuentran trabajando multitud de Egos de gran evolución bajo la dirección sabia del Arcángel Jefe. La Tierra tiene su jerarquía de espíritus planetarios terrestres, que van de mayor a menor grado, como acontece en todo otro planeta. El término “Espíritu Planetario” lo reservamos a las Jerarquías Espirituales que ya conocemos. Todos estos Espíritus adelantados han pasado anteriormente, por una etapa de evolución correspondiente a la humanidad terrestre, en otros mundos, en ciclos de evolución anterior.
“La influencia de los Arcángeles es siempre buena, y el mal que a cualquier humano pueda acaecer se debe única y exclusivamente al mal usa que pueda hacer de los principios que rigen la vida”. Los Arcángeles en su actuación de ayuda a la humanidad, cumplen con la voluntad del plan de evolución dirigido y. guiado por el Espíritu Supremo. Los Arcángeles son los Mensajeros sabios de Dios. El Sol es también un amplio campo de evolución de loe elevados seres de nuestro Cosmos. La alquimia esencialmente se preocupa de siete metales: oro, plata, plomo, cobre, hierro, estaño, azogue. A estos metales se les relaciona con los siete planetas así el oro corresponde al Sol, la plata a la Luna, el plomo a Saturno, el cobre a Venus, el hierro a Marte, el estaño a Júpiter y el azogue a Mercurio. En la naturaleza alquímica, el Oro simboliza el fuego espiritual y la perfección. La Plata a la inteligencia superior. El cobre a la reflexibilidad. El hierro a la estabilidad y a la fuerza. El estaño a las cualidades nobles y superiores del Alma. El plomo a la densidad, maleabilidad, al Cuerpo Físico. El Mercurio o Azogue á la Mentalidad. Los siete metales los hallamos en correspondencia con los siete principios del ser humano, hombre y mujer. El Oro simboliza al Ego espiritual. La Plata al Espíritu Humano. El estaño al Alma en evolución. Mercurio a la mente. El cobre al Cuerpo Astral. El hierro al Cuerpo Vital. El plomo al Cuerpo Físico. El plomo es, de los metales, el más pesado; es el metal de Saturno. Simboliza al cuerpo físico, que a su vez corresponde al vehículo más denso del ser humano. El plomo es un metal fácilmente maleable, este metal dadas las características propias de él, se le relaciona con lo plasmable que es el cuerpo físico y se le relaciona con la individualidad. El hierro es un metal de combate y por lo tanto muy resistente. En el hombre representa al cuerpo vital y a la naturaleza inflexible y combativa. La sangre es el vehículo particular del Ego y es una fuente poderosa de fuerza, ya que en ella se manifiesta el cuerpo vital. En los ajetreos duros que significa la lucha por la vida, es el cuerpo etérico a través de la sangre que permite la restitución parcial o total del cuerpo, mientras este duerme. Desde el punto de vista alquímico, el hierro está en íntima relación con los aspectos de iniciativa y lucha que todo ser humano debe tener frente a la vida. Este roce que se realiza día a día con la existencia misma, se traduce en experiencias que si son aprovechadas en forma inteligente, permitirán la posibilidad de transmutar aspectos del Yo inferior u objetivo en beneficio del Yo Superior o Impersonal. El cobre es el metal de Venus. De color rojizo, es muy tenaz y de gran utilidad. El cobre en el hombre corresponde al cuerpo Astral. Todos sabemos que el cuerpo Astral es el
vehículo de los colores, que son una fiel representación de los vehículos superiores en la fase de perfeccionamiento. El Mercurio o azogue es el único metal líquido. Mercurio corresponde en el hombre a la Mente. Las inclinaciones inferiores de Mercurio motivan a la mentalidad hacia la materia. A la inversa, las cualidades propias de la mentalidad`, Mercurio en su aspecto superior las encauza al desenvolvimiento de la Conciencia Espiritual. El estaño es el metal de Júpiter. El metal se pone en correspondencia con el alma humana en evolución; y en relación estrecha con el cuerpo vital y astral, simbolizado por el hierro y el cobre. Y también lo une al Espíritu humano. La plata es el metal de la Luna. Es blanco, brillante, muy dúctil y maleable. Corresponde a la Inteligencia Superior, al Espíritu humano. La Plata amalgamada con Mercurio, el Espíritu humano manifestado en la mente e iluminado por el Fuego del Amor Divino, se transforma en el Oro de la Sabiduría Espiritual. Á pesar que la plata ofrece una franca resistencia al fuego, es susceptible de ser moldeada a gusto. El Oro es el metal del Sol. Es el más maleable y dúctil de todos los metales. El aire no opaca el brillo del oro; la plata es oscurecida por el aire. El Oro corresponde al Ego Espiritual en el hombre; a la Verdad en la Filosofía; al Sol en la naturaleza. En las expresiones que la alquimia emplea, encontraremos siempre un profundo significado espiritual. La “Piedra Filosofal” en ejercicio disciplinado y metódico de los conocimientos que abarca, es posible la creación del “Oro Espiritual”. En otros términos, las fuerzas vitales que la alquimia simboliza en los seis metales, deben ser transmutados en Oro, es decir, en la Verdad y en la Luz para poder hallar y ver a Dios, fuente de todo Bien y poder así llegar a descubrir “la “esencia de la Fe”, que es “la realización de Dios en el hombre y en la mujer”; la Verdad Espiritual y transmutación de los metales. La Piedra Filosofal está formada por la Fe, la Voluntad y el Conocimiento. Este triángulo de facultades .permite, a través de la práctica del conocimiento superior, mediante las múltiples experiencia que vamos absorbiendo, conquistar en esencia la verdad del conocimiento, lo que a su vez hace posible el principio hermético de la transmutación de loa aspectos inferiores de la mente en cualidades superiores y positivas. Y estas cualidades tienen la virtud de atraer más y más cualidades siempre buenas y positivas. Ya dijimos que los siete metales alquímicos corresponden a los siete planetas astrológicos. Y “que el Sol, la Luna y los planetas tienen cada uno su Ángel o Espíritu Planetario, que representar las vibraciones más sutiles y superiores del respectivo cuerpo celeste. En la Astrología, a los planeas Marte, Saturno y Urano se les califica entre los planetas de influencias maléficas. A Venus y Júpiter como benéficos, y a los otros, neutros. Pero no es preciso tener una mente amplia para comprender que los tres primeros planetas no son causantes de males para el ser humano. El daño que pueden producir se debe a la capacidad del ser humano para asimilar y desenvolver las respectivas vibraciones. Análogamente, no es culpa del agua si la persona se ahoga por no saber nadar.
En la naturaleza espiritual y material todo es bueno y nada es malo. Ningún planeta obstaculiza la existencia y la Vida del ser humano. Nuestra venida a esta existencia obedece a una razón, la cual es’ la de obtener una serie de experiencias, y su asimilación y absorción contribuirán al desenvolvimiento espiritual necesario, para a su vez llegar al entendimiento de’ que las influencias de cada astro, son una influencia poderosa en la obtención de esas experiencias. El Planeta Saturno es el depurador. Cada vez que nos desviamos del camino recto, Saturno viene a colocarnos en el verdadero sendero; esto sucede ya sea en la esfera de lo moral, de lo espiritual o de lo material. La persona que por cualquier razón no quiso recibir educación y cultura en la escuela, cuando adulto, debe enfrentarse a las consecuencias por su carencia de conocimientos, que le hubiesen permitido un mejor desenvolvimiento en la vida. Pero el desempeño de actividades en su propia existencia, lo obligan a desarrollar una serie de cualidades que suplen en parte, la falta de conocimientos. Y esto se completa, si las necesidades lo llevan a estudiar, para facilitar la labor de su vida. Saturno si es cierto que a través de sus influencias fue duro, obligando a ese ser a ciertas exigencias frente a la vida, su acción fue de franco beneficio, porque lo obligó por necesidad a estudiar. El desenvolvimiento espiritual va preparando desde el punto de vista moral y atómico, para no sentirse afectado en forma adversa, por la influencia de los “mal llamados” planetas maléficos. En el hombre con desarrollo espiritual, Saturno no tendrá una influencia que perturbe lo normal y superior que en su vida existe. Pero le dará la virtud de la constancia, no le causará enfermedades, pero le dará fuerza vital. Y en esta forma, viviendo de acuerdo a las leyes que rigen la Naturaleza, estaremos en relación armónica con las influencias sutiles de los astros hasta colocarnos a su nivel de vibración espiritual y poder así construir y dirigir nuestras vidas a voluntad. El Sol sabemos que es una estrella muy luminosa, aunque en Astrología se le denomina planeta. El Sol es el centro de nuestro sistema planetario. Desde el punto de vista físico es el astro más iluminado de nuestro Sistema y el que nos aporta las calorías lumínicas. Espiritualmente es el Señor de la Luz, de la Sabiduría y de la Vida. El Sol nos envía su benéfica influencia física, pero también en él existe y recibimos el principio vital y el principio espiritual que le anima. El Sol es vida para todo ser viviente. De él recibimos la fuerza pránica, la que absorbemos a través del Chakra esplénico; esta fuerza vital es difundida por la sangre a todo el cuerpo físico. En cada respiración que hacemos, absorbemos esa fuerza vital pránica. El Sol representa la Vida Universal que penetra todas las cosas “El Sol al tomar asiento en el corazón da vida y energía a los sentimientos, y puede decirse que el Sol da vida a la Mente, iluminando la inteligencia y le da vida al pensamiento hasta llegar a hacerlo una fuerza creadora”. La Luna reúne y distribuye todas las corrientes magnéticas que corren a través de cada una de las casas del Zodíaco. En la mitología vemos a la Luna en relación con el nacimiento de las criaturas, y la influencia del mes lunar sobre el ciclo menstrual femenino.
La Luna influye sobre la vegetación y las mareas. Durante el período de Luna Creciente al período de Luna Menguante, asistimos a una inmensa marea magnética, que tiene una influencia activa y manifiesta en todos los planos de la naturaleza. La Luna es uno de los elementos del cielo más complejos y que, a su vez, influye de diversas formas en todo cuanto existe con vida en la tierra. La influencia magnética de la Luna genera vida; conserva, fortalece y destruye tanto psíquicamente como físicamente. La Luna aparentemente es un mundo estéril. Se relaciona con el nacimiento y la muerte, con la construcción de las formas que habitan en los mundos o planos inferiores. Astro lógicamente, la Luna influencia los instintos del reino animal. En el ser humano actúa sólo la mente, produciendo fantasías, e imágenes que viajan en la imaginación de las personas. Tiene influencia sobre la forma positiva o negativa de razonar del hombre y de la mujer; sobre los cambios que se operan en los pensamientos en relación con los hechos. La Luna, influencia en forma manifiesta y decisiva la personalidad humana, en el sentido positivo o negativo; en el sentido superior o inferior, recordemos que la Luna tiene cuatro fases. Mercurio es el planeta más próximo del Sol, del cual red-be siete veces más calor y fuerza vital que la que recibe la tierra. Mercurio es el encargado de distribuir las corrientes magnéticas y eléctricas a través del sistema nervioso por todo el cuerpo físico. Podemos decir que Mercurio dirige la fuerza nerviosa, el cerebro y el intelecto. En la misma forma que el Oro es el metal del Sol, y la Plata el metal de la Luna, Mercurio gobierna al ázogue o Mercurio metálico, el único metal líquido. El rol de Mercurio es contribuir a la evolución de los seres humanos, desde sus grados inferiores, hasta conseguir un desenvolvimiento que les permita acercarse al grado evolutivo de los Ángeles. Esta actividad espiritual de Mercurio lo pone en íntima relación con la reencarnación a que cada ser está obligado, para llegar a ese desenvolvimiento de la Mente Superior. Así como la Mente Superior es el espejo del Alma, donde se -reflejan todos los otros atributos planetarios, la luz del Sol se refleja en la envoltura mercurial. El fuego y la energía de Marte, la experiencia y el sentido común de Saturno, la compasión y fe de Júpiter, las emociones de Venus, La originalidad y comprensión de Urano, todas estas cualidades se reflejan en el Espejo Mágico de la Mente bajo la dirección de Mercurio. Mercurio es representado como un joven con pies alados. El camina por la tierra con figura humana; pero sus alas le capacitan para elevarse a las esferas superiores. Es con la asimilación de las vibraciones de Mercurio, que el ser humano trabaja y absorbe inteligentemente las experiencias que en la tierra ha tenido en beneficio de la Mente Superior o Abstracta. Mercurio con las virtudes de sus poderosas vibraciones, persiste el desarrollo, del Poder Mental en el hombre y en la mujer. En otros términos, mediante las experiencias que en cada encarnación el ser humano tiene en la tierra, Mercurio le permite la realización de un bello trabajo de alquimia en la propia Mente, transformando la Mente Inferior u Objetiva en Mente Superior o Abstracta.
Venus es ese hermoso astro al que también se llama Estrella del Pastor o Estrella de la Tarde, cuando se le ve después de ponerse el Sol. Y Luzbel o Estrella de la Mañana, cuando aparece en la madrugada. El planeta Venus, poco menor que la tierra, está entre la tierra y Mercurio. También se le denomina el “astro del amor”, como en la mitología, en que Venus es la Diosa del Amor y de la Belleza. Los astrólogos atribuyen a Venus ternura, gentileza, amor, paz, belleza, armonía. Su principal misión es incorporar la fuerza atractiva de la Divinidad, los atributos femeninos del Creador, dirigiendo las fuerzas positivas del Espíritu en un proceso de alta alquimia de sublimar todas las fases de la Materia, en cualquiera de sus niveles en que se encuentre; y trata mediante el desarrollo del Gran Arcano del Amor, unir a los seres humanos en una sola y gran familia espiritual. Marte es un poco mayor que la mitad de nuestra tierra. Astrológicamente, Marte simboliza el gran principio del Deseo, la energía y fuerza motriz del mundo; dirige la Acción, la Vida y el Movimiento. Es el agente para la transmisión de la vida animal, fuerza sexual, conciencia instintiva, combatividad. Júpiter, el gigante de nuestro sistema planetario. Astrológicamente confiere a la humanidad la Sabiduría y la fuerza de la salud espiritual, virtudes de magnetismo, intuición, bondad, compasión, fe y esperanza. De su tónica espiritual recibimos las vibraciones de armonía que producen estados de Paz trascendente, de paz espiritual en todos aquellos seres, que por su amplitud mental, son capaces consciente o inconscientemente de captarles en el templo de sus propias mentes. Los resultados de la alquimia de las vibraciones de Júpiter por el hombre, son la filantropía, la benevolencia, simpatía y fraternidad. Saturno, astrológicamente es el planeta que produce limitaciones y sufrimientos, pero también confiere el don de la paciencia, laboriosidad, castidad, discreción. Ya dijimos que en la Naturaleza Sutil Cósmica no hay nada que sea malo, y la influencia de todos los planetas, en sí misma, son buenas. Los males que acontecen a ,nuestras vidas, son debidos a nuestros propios errores, a nuestra imperfección. Desenvolvamos las cualidades positivas y superiores de nuestro Yo, para que nos capaciten para vivir en armonía con las Leyes de la Naturaleza, y asistiremos conscientemente a la ayuda, en todos los aspectos de nuestras vidas, por las Jerarquías Espirituales, cuya finalidad es el perfeccionamiento de nuestro Yo integral.
8. Los pentáculos en el ceremonial mágico Recordemos los Pentáculos que a través de la figura geométrica, de cada uno de ellos, encierran un gran simbolismo. Resumen una enseñanza, un conocimiento en relación íntima con la Vida. Une en su entendimiento al Macrocosmo con el Microcosmo; la Vida Espiritual del Supremo desciende para su desenvolvimiento en la Vida Espiritual e individual de cada ser humano; para después de haber desarrollado la vida trascendente
en toda su plenitud, unirse a la Vida Espiritual del Creador, para integrarse de lleno en el plan de evolución del Cosmos. Estos Pentáculos, a través del significado y del mensaje de Vida que encierran, en ningún instante separa la Unidad del Todo; no establecen diferencias de origen entre el Número Uno y el Diez; mantienen una férrea Unión entre el Creador de la Vida y el producto de esa creación. Todos estos Pentáculos representan un emblema espiritual para cada uno y todos los miembros de la Hermandad Blanca.; y al mismo tiempo un escudo de protección, para aquellas personas que se inician en el sendero o se han adentrado en el “encanto del conocimiento mágico”. En todo ceremonial mágico debe tenerse cada uno de estos Pentáculos como escudo de protección, por lo que en si mismos representan; y por la fijación constante del pensamiento en cada uno de ellos, por lo que nos pueden revelar y que al mismo tiempo significa de hecho, una atracción de sus energías y muchas veces de sus propias entidades. Estas no son fantasías en la imaginación que vuela; son hechos, realidades comprobadas por todos los que nos dedicamos con altura de miras, a perfeccionar el conocimiento. Conocimiento que adentramos en nuestra conciencia en forma integral y que a medida que tomamos conciencia espiritual de esos conocimientos con serenidad y paz en el Espíritu, comprendemos que nos queda algo más grande aún, la riqueza de la “verdad del conocimiento”. Las personas religiosas siempre tienen en sus almas la imagen de alguna de estas figuras, que con vehemencia y fe religiosa las consideran sagradas, porque en realidad lo son, aunque uno u otro grupo las enfoquen desde un ángulo diferente. Pero ambos grupos de seres albergan estas imágenes, en íntima relación y contacto con el alma. Si es cierto que el conocimiento es una palanca para el movimiento y la actividad del Espíritu, ese movimiento debe y tiene que tener un punto de apoyo sólido que sirva de impulso a esa palanca. El conocimiento debe ser ayudado a cada momento por una Voluntad y Fe, desarrollada y disciplinada en el cultivo de ese conocimiento. En ningún orden de cosas, éstas se mueven solas; es absolutamente indispensable el concurso de la Voluntad Personal o de la Voluntad Espiritual, según sean las necesidades que la vida requiere en esos momentos. Todo esto, son cosas sabidas, es verdad. Pero también es una realidad tajante que no siempre las personas hacen uso útil de esto que es tan sabido, por lo sencillo que ello significa. Ninguna persona está obligada a hacer uso de estos conocimientos en la forma inteligente que se indica; pero sí, por su propia inteligencia, está obligada a detenerse a pensar con el sentido común que la Naturaleza le ha brindado, en los beneficios o perjuicios que podrían acarrearle el desarrollar un conocimiento mental o espiritual o físico sustentado por el dinamismo de una Voluntad cultivada.
9. Pentáculos invisibles de protección mágica La mente es creadora. Y se ingenia para crear medios de protección para subsistir. La mente unida a una voluntad creadora, realiza actos que abarcan no solamente la esfera mental sino que, incursiona en lo emocional o astral, en la etérica y en la esfera física.
Estos medios de creación para la protección de sí mismo, aunque invisibles, son tan reales como los físicos, y desde luego, obedecen a las leyes del invisible. Nuestra mente que haya sido educada y cultivada en el ejercicio de la creación invisible, le permite la construcción de una barrera, que impide el contacto con una atmósfera mental adversa. Detiene los pensamientos negativos de odio, de envidia o de maldad. Nos aisla de contactos áuricos de la persona que estando cerca de nosotros, puede contaminar nuestra mente con el estado de ánimo negativo por el cual pasa o porque la realidad de su mente es baja y perversa. Las personas que están en contacto con enfermos, momentáneamente o por las actividades profesionales que desempeñan, les es muy útil saber aislarse del medio en que actúan, con la creación mental de estos medios de protección y de aislamiento que el ser humano puede llegar a poseer. Pero si la mente tiene ese poder creador, éste se realza y fortalece en combinación con las energías creadoras que emanan de los Centros de Poder Espiritual y de los Centros de Poder de la Mente.. Sabemos que todos estos Centros de Poder ayudan siempre en el sentido constructivo a todas aquellas personas que se ponen en relación con estas Jerarquías que forman estos Centros de Poder. La mente puede crear, para aislarnos o para protegernos una serie de “Círculos Concéntricos” alrededor de nuestro cuerpo físico. Estos Círculos que pueden verlos las personas que poseen clarividencia, tienen la personalidad invisible de su creador. Según sea la vitalidad, el momento emocional ‘y la capacidad mental de su ejecutor, así será también la consistencia, fortaleza y colorido de esos círculos. Como se comprenderá, ello tendrá directa relación con el poder defensivo y de protección que realicen esos círculos. Muchas son las personas que estos círculos los construyen como una Circunferencia de contornos finos y en número de siete. Personalmente el número de estos círculos los hago llegar a diez o más, según sean las necesidades del momento, y mentalmente los trazo alrededor de mi persona, semejando la imagen de un tonel que abarca y cubre todo mi cuerpo de una sola vez, de cabeza a pies, de izquierda a derecha, siguiendo los movimientos de las manecillas del reloj. Esta forma de realizar los círculos semejando a un “tonel”, tiene la ventaja de dar mayor protección al ser que los ejecuta. También pueden construirse estos círculos en la forma indicada, dando preferencia por la necesidad del momento, a un segmento en particular del cuerpo físico. Puede ser la cabeza, el corazón o los genitales; sin perjuicio de ejecutar el círculo en tonel completo en torno al cuerpo. Si en verdad estos círculos tienen una gran potencia mental y espiritual, existe .otra forma de ejecutar esta barrera de protección y aislamiento. Para ello nos valemos del conocimiento que tenemos de algunos de los pentáculos, y el que sirve para este propósito es la Cruz. Trazamos mentalmente los diez círculos en tonel en nuestro rededor, e igualmente trazamos diez círculos también en tonel en sentido ánteroposterior, que vayan por delante, de cabeza a pies y suba por atrás por las piernas, por la espalda, hasta unirse en la cabeza, donde se inició el círculo. Esto se repite las veces indicadas.
Cabe recordar que la Cruz es un signo mágico que data de miles de años antes de la era cristiana. Y su trazo hecho por la mente de un iniciado, atrae las corrientes energéticas y atómicas que representan y reflejan la realidad espiritual y mental de la mágica de la Cruz. Este signo mágico tiene un gran valor, al igual que el doble triángulo y la estrella de cinco puntas, para el Mago Blanco. Si la mente tiene la facultad de crear, también esta creación puede acompañarse de signos que traza la mano derecha; y para ello nos valemos del “pulgar derecho”. En nuestro rededor podemos realizar un ceremonial mágico, que por su sencillez, no se crea que es menos efectivo. Con el pulgar derecho extendido y los otros cuatro dedos en flexión, trazamos en el espacio que nos rodea, sendas cruces formando círculos, hasta formar siete o diez círculos de cruces, un rededor de nuestro cuerpo físico. Estos mismos círculos, en número de siete o de diez podemos trazarlos en contorno a nuestra persona, con otro signo mágico: la Estrella, de cinco puntas, que debe hacerse de un lo trazo sin que éste se corte. En la misma forma recurrimos al doble triángulo, cuyo trazado lo hacemos en contorno nuestro con el pulgar derecho. Bien empleando los dos pulgares derecho e izquierdo, y con las manos al mismo tiempo hacemos el doble triángulo: Primero lo hacernos frente a nosotros, a continuación por detrás de nuestra persona; después al lado derecho y seguimos por el lado izquierdo, para terminar con el trazado de este signo por encima de nuestra cabeza. Se hará el trazado frente al Oriente, primero, enseguida frente al Poniente, frente al Norte y al Sur, y se termina haciendo el signo hacia el ciclo por sobre nuestra cabeza. Podemos incluso combinar cada uno de estos signos, en un mismo ceremonial. Los elementos cortantes de acero tienda una gran influencia en todo ritual. Se usa un puñal de acero con el mango en forma .de cruz. La aplicación de este instrumento de acero, debidamente consagrado, y utilizado con la convicción plena del que une al conocimiento una voluntad inquebrantable, debe y tiene que tener efectos francos en la realización de un ritual que se verifica con un objetivo determinado. Las larvas o los monstruos que pueden poblar el medio ambiente, en el cual vivimos o desempeñamos nuestras actividades, son susceptibles de destrucción al esgrimir contra ellos, mágicamente el instrumento. Estas larvas están formadas por pensamientos formas, emociones y sensaciones de calidad inferior. Pueden estar en relación con el odio o la envidia; con la maldad o la lascivia del ser humano. En suma, estas larvas siempre deben su existencia a la actividad de una mente que gusta motivarse a través de emociones inferiores, o de sensaciones concupiscentes que ahogan al ser humano a causa de su propia mentalidad. Estas larvas abundan en lugares de vida alegre y sensual; en torno de aquellas personas que gustan de los placeres solitarios; o que se dedican al vicio de las drogas; o que
gustan del licor; o de las personas que fuman el cigarrillo corriente. Estas formas las encontramos en los medios- en que se suceden hechos de sangre. Su consistencia es etérica y astral y también la forman los pensamientos bajos en estrecha afinidad con las emociones o sensaciones que las producen. Adquieren forma semejante a la de su progenitor; pero Muchas veces se unen a varias o muchas de estas larvas formando un todo etérico-astral, de tamaño diverso y que a veces pueden alcanzar el tamaño de una persona y adquieren una consistencia de tal intensidad, que muchas veces actúan por su sola presencia. Se les ve en aquellos lugares de vicio o placeres, a los cuales concurren gentes con esa clase de mentalidad. Las formas que toma ese todo larval, pueden, ser de diversa índole; pueden semejar formas monstruosas de animales repulsivos, etc. El color con que las observa el clarividente es oscuro, rojo sucio, verdoso opaco y sucio, etc. La importancia que estas larvas tienen es que deben alimentarse a diario de las mismas vibraciones con las cuales se formaron; y ellas incitan al deseo de las personas, para continuar en los actos de los cuales ellas nacieron. Estas larvas pueden ser destruidas, pero al hacerlo debemos estar preparados para la reacción natural, de parte de estas formaciones etérico-astral. Ellas al verse atacadas se vuelven en contra de esa persona y actúan de acuerdo a la materia de que están formadas; y a su vez actúan en los centros etéricos y astrales con repercusión en los centros físicos de la persona. Por eso hemos recalcado que en los actos de magia no hay que tener temor, es preciso tener una voluntad inquebrantable y el conocimiento preciso y necesario. Para destruir estas formaciones larvales, usamos el instrumento cortante practicando nuestro conocimiento y nuestra voluntad, cortando y destruyendo estas formas al hacer él signo mágico de la Cruz, contra y sobre ellas. Estos signos se hacen en número de diez y se repiten tres o más veces al día, durante diez días. De todos es sabido, al leer estas páginas, que todo pensamiento tiene forma, color y acústica y que en ocasiones la sustancia mental astral que los forman, es de tal consistencia, que pueden’ durar y permanecer durante años junto a la persona, y como es frecuente, unirse a otros pensamientos semejantes que la misma persona emite día y noche. Los pensamientos de ira, de odio, de irascibilidad, de venganza o de envidia o cualquier otro de índole inferior, incita a la persona a permanecer y continuar en el mismo predicamento mental y emocional, con las consecuencias para la salud física y mental, que es la de prever para ese ser. En la misma .forma que hemos actuado anteriormente, estaremos en todo momento en condiciones de destruir estos pensamientos que se han formado antes o que los estamos formando en el presente. La atmósfera mental que nos rodea se verá libre de formas y objetos invisibles, que no son convenientes, y más aún, son dañinas para la salud física y mental de la persona.
10. Perfumes en el ceremonial mágico Es conveniente que en toda ceremonia mágica, por minúscula que se la considere o que realmente sea, es propio de todo adepto de la ciencia mágica, hacer uso de perfumes. Estos perfumes se queman en el carbón encendido, o también cuando no existe la facilidad de encender carbón, puede usarse un anafe eléctrico y sobre una, hojalata redonda se coloca el perfume elegido. Estas sustancias al ser quemadas, de preferencia sobre carbones encendidos, producen vibraciones propias del perfume de esa sustancia, que tienen gran importancia para el ceremonial y lo facilitan sobremanera. El perfume a través de sus vibraciones prepara el ambiente y el ánimo de la persona que actúa. Existen perfumes que calman la mente y los nervios de los asistentes, como lo son el incienso blanco, el alcanfor; el ámbar gris, la mirra, alhucema, incienso negro, azúcar, azufre, aceite consagrado, aceite con siete perfumes distintos, etc.
11. La luz astral Todos los seres vivos deben cumplir con una función fisiológica que es indispensable para la vida: la respiración. Este proceso fisiológico consta de dos movimientos, la inspiración y la expiración. Cuando el cuerpo deja de respirar, la vida cesa. En la tierra y sobre la tierra se produce el mismo fenómeno, en orden a la ley de armonía que rige en toda la Naturaleza: todo aspira y espira. Los animales y plantas cumplen necesariamente con este proceso respiratorio; el mar a través del flujo y reflujo respira. Respira la tierra, el ser humano y los cuerpos celestes. La tierra como es sabido es un cuerpo celeste y la respiración que a cada instante realiza, a través de la aspiración y espiración, se llama la ”Luz Astral”. Astral por ser la tierra un cuerpo celeste. La Luz Astral es ese gran “agente mágico” que está formado por inmensas corrientes magnéticas y eléctricas, de luz y de calor. Esto hace que exista permanentemente una comunicación magnética entre la tierra y los demás astros. La Vida sintetizada en Dios mismo, se manifiesta por reflexión a través del Sol. El Sol ha amado y seguirá amando a la tierra; por esa causa vuelca en el alma de ,la tierra su amor y su vida, imantándole con sus luz, su magnetismo, su electricidad, en suma, con su Vida Espiritual. La Luna proyecta su natural viviente sobre el alma de la tierra, que a su vez, por reflejo la recibe del Sol. En la atmósfera terrestre se acumulan los rayos solares, los que forman una imagen viviente del Sol. Imagen que vuelca sobre la tierra dando fuerza y vida, y por el Sol es fecundada, y por él se suceden todos los procesos en la superficie de la tierra, por las corrientes energéticas que son análogas a las del mismo Sol. En la Fuerza de Vida con que el Sol se prodiga hacia la tierra existen dos fuerzas, la una inherente a la otra, la fuerza de atracción y la fuerza de proyección; una fuerza que
asciende y otra que desciende en forma constante y permanente. Estas dos .fuerzas en acción es causa de toda vida. La Vida Universal se derrama desde lo alto del Universo en forma constante hacia todos los cuerpos celestes, compenetrándolos con su luz y fuego inagotable. Lo mismo acontece con la tierra, que es depositaria permanente de esa fuerza universal que va hacia ella. Esto es lo que se llama la “Aspiración”. En el proceso de la espiración, sucede un movimiento de ascenso; el Sol, gracias a su núcleo de fuego, las emanaciones que de la tierra se elevan una vez sublimadas, las atrae a las alturas del cielo para que se desprendan de las impurezas que contienen. En esa expresión bíblica de la Escala de Jacob, en que los Ángeles ascienden por un lado y descienden por el otro, encontramos el simbolismo de cuanto sucede en los procesos de aspiración o descenso o de espiración o ascenso. En la vida existe un Yo, en aras de la evolución y del progreso, de todo cuanto existe bajo el Sol. La observación de la naturaleza por analogía, nos enseña lo mismo. El Sol aspira cantidades de agua de la superficie de la tierra con las cuales forma mantos de nubes y se vacian sobre la tierra, como lluvia necesaria. Las corrientes de energías solares siguen un curso en espirales de descenso y ascenso en forma constante y permanente, pero sin llegar a chocar jamás. Es la misma fuerza solar que atrae y al mismo tiempo mantiene en su distancia a todos los astros de su sistema. Es un movimiento doble de atracción y de rechazo, aumentando la energía en este último: semeja -el movimiento de sístole y diástole del corazón. Los astros se encuentran unidos y comunicados entre sí por un sistema de luz que los mantiene en equilibrio y los impulsa al movimiento armónico en el espacio celeste. Este sistema de luz compenetra totalmente a todos los astros. Cada astro tiene su corazón y espira la luz, en igual forma que lo hace la tierra y el ser humano. Cada astro tiene un poder calórico latente y otro radiante; una fuerza centrífuga y otra centrípeta; una fuerza de atracción y de proyección. En la naturaleza todo es armonía y el hombre también lo está con los astros. El hombre y la mujer, al igual que el astro, aspira por el corazón y por el cerebro, e irradia un fluido de sí mismo por su voz, por sus gestos y por sus ojos. En el centro de la tierra existe un gigantesco foco de luz astral mantenido en forma permanente por la impregnación del Sol. Este foco de luz se irradia en todas direcciones para ascender posteriormente al cielo. Esta luz es la que une a cada astro. Todo cuanto existe bajo el Sol se encuentra imantado con esa luz astral del astro rey; y en igual forma, el hombre está imantado con esa luz astral. De acuerdo con las leyes de la analogía todo lo que existe en el Macrocosmo se produce y se reproduce en el Microcosmo que es el ser humano.
En todo ser humano existen tres centros vitales de energía, de atracción y de proyección: el cerebro, el corazón y los órganos genitales. Atraen y proyectan energías. Todo ser humano gracias a estos centros vitales, se pone en comunicación con ese fluido astral que recorre todo su sistema nervioso y por su intermedio es transmitido. El .fluido universal o alma de la naturaleza, o en otros términos, el soplo de Dios, es la “luz astral” de la cábala. Esa fuerza o luz es la que da el colorido a las plantas, al azul del firmamento; podemos decir que es la vida y el amor. La “Luz Astral”, ese fluido eléctrico está compuesto de los diferentes fluidos que emanan de cada uno de los siete astros principales que forman nuestro sistema solar; en la misma forma que la luz está compuesta de siete rayos que tienen un solo punto de concentración.
12. Voluntad y luz astral Dijimos que Luz Astral era sinónimo de corrientes de energía eléctrica y magnética, de luz y calor, que provienen de la conjunción de las energías de todos los astros imantados por la luz solar que se vuelca con toda su vitalidad en el alma de la tierra. Estas energías se movilizan a través de los nervios y tienen su centro en el Encéfalo y también en los centros vitales o Chakras. La luz astral ilumina e imanta la voluntad y le permite actuar con eficacia manifiesta en el Arte Mágico. Es por su intermedio y guiada por la voluntad, .que un hombre o una mujer, pueden aislarse conscientemente del medio ambiente que les rodea. En igual forma, esta luz astral podemos guiarla para producir en nuestro sistema nervioso tranquilidad; serenidad en nuestras emociones y pensamientos, y paz en el alma. Es tal la influencia de la luz astral, que por su acción en nuestra mente guiada por una voluntad disciplinada, alcanzamos un estado de semitrance o de trance completo. Este “agente mágico”, es un instrumento de tal valía y al cual utiliza en conciencia todo practicante de la Magia Blanca, que al mismo tiempo que es vida y amor, podemos bañarnos en su fuente de poder, y al igual que el mejor de los artífices, construir en nosotros mismos un “espejo” para que en su superficie mágica se reflejen y resbalen las corrientes negativas, inferiores o malignas, que por accidente o por acción de las Artes Malignas golpeen con toda fuerza “nuestro rostro y nuestro cuerpo”. Lógico es pensar que al chocar estas corrientes contra la superficie de los espejos que hemos formado con la Luz Astral en torno a nuestro rostro y nuestro cuerpo, ellas rebotarán volviéndose con mayor intensidad contra “el foco mental” que las proyectó. Esto es serio e importante a la vez, porque hacemos concurrir tres elementos en un solo punto: conocimiento, voluntad y la fuerza de la luz astral de la madre tierra y del padre Sol, con el resto de astros que forman su sistema. La realización de los espejos en nosotros mismos al rodearnos, es de vital importancia, por las posibilidades positivas que se derivan de su conocimiento. Al mismo tiempo que
se les emplea en vigilia también se les utiliza durante el sueño para preservar al Ser con un sueño tranquilo y reparador y también como un acto de protección. El sistema del espejo mágico sirve al clarividente cuando el conocimiento y la voluntad lo facultan para hacer de la luz astral una superficie brillante de luz, para visualizar imágenes o hechos del pretérito, presente o futuro, sin necesidad de llegar al estado de trance. Las personas de gran sensibilidad tienen una gran relación con la luz astral, y también con sus elementos eléctricos y magnéticos por la calidad de su sistema nervioso y si esta sensibilidad se disciplina en el conocimiento y en el ejercicio mágico, podemos hacer una gran concentración de luz astral en nosotros mismos que nos hará impermeables e insensibles a las cosas del mundo exterior. Pero también podemos obtener resultados semejantes con la voluntad y la concentración poderosa del pensamiento. En ello estriba la clave del éxito de los hombres de ingenio y de inventiva. Los seres que con conocimiento y voluntad disciplinada pueden inducir a su cuerpo astral a producir el desdoblamiento y ponerse en relación directa con la luz astral, que le permite ver lo que necesita ver y actuar con las necesidades del momento. Las personas de gran intuición tienen un contacto más íntimo con la luz astral y que, consciente o inconscientemente de las causas, intuyen y proveen una serie de hechos que se corroboran en la práctica. La mujer embarazada, que por su mismo estado fisiológico ve aumentada su sensibilidad y también su intuición, lo que a su vez la relaciona más íntimamente con la luz astral, lo que hace que tenga extraños presentimientos y también esté sujeta a extraños deseos, que comúnmente llamamos antojos.
13. La esfinge mágica La Esfinge responde con un decidido ¿Qué soy? Es el símbolo de la unidad mostrando en su constitución las formas más dispares de la naturaleza. Al mismo tiempo que es el símbolo de la Unidad y de lo Absoluto, encierra en sí mismo el misterioso cuaternario. La Esfinge se exhibe ante los ojos del mundo como el ángel, el águila, el león y el toro: y los ojos del estudioso investigador verán en la Esfinge el símbolo de las leyes de las cuatro fuerzas elementales: magnetismo, electricidad, calor y luz. El iniciado reconocerá en la cabeza humana la sabiduría. La ciencia guía al espíritu de vida que la anima, a la acción en la existencia y en la vida, con la audacia propia del conocimiento que la ciencia del Espíritu le inspira.
Esas patas por su contextura sólida y por estar unida a los flancos del toro, la capacitan para emprender toda empresa, que por laboriosa que ella sea, la va realizando con la paciencia del buey. Si por ventura la voluntad se debilita y la fe se enfría, remonto mi intuición a las esferas celestes agitando mis alas de águila y bebo de la Fuente Única que fortalece y rejuvenece. Mi cabeza aspira al conocimiento; mis garras me permiten osar; mis flancos desear y mis alas callar. Si estos principios son seguidos por el iniciado, la vida siempre le será justa y bella. En el Símbolo de la Esfinge vemos que la Cabeza Ciencia se opone a las patas audacia. Los flancos trabajo en oposición a la audacia las patas la intuición las alas coloca las entre estas dos fuerzas, las regula. La audacia en acción manos llega a actuar eficaz e inteligentemente, cuando está dirigida por la ciencia. La audacia patas al dedicarse a la investigación y al estudio, obtiene éxito si es guiada por el trabajo y por la perseverancia. En todo acto, acción o estudio, siempre debe estar presente la intuición alas que las guía y al mismo tiempo las regula. También descubrimos en este símbolo que la parte de arriba cabeza y alas con la parte de abajo manos y patas– se armonizan por el medio flancos. Arriba se nos proyecta la ciencia, la intuición e imaginación; abajo la práctica, tanto para la ciencia como para la intuición. La teoría debe conducir siempre a la práctica. Las verdades (le la naturaleza sólo llegan a descubrirse cuando la teoría del conocimiento es guiado por la práctica de la investigación y regulado a cada instante por la lucidez de la intuición. Sin ello de nada vale el conocimiento, que sólo queda cómodamente asentado en el intelecto, Los cuatro elementos llamados aire, fuego, tierra y agua son para la magia, estados diferentes de materia, derivados de la sustancia raíz única. Estas formas elementales están simbolizadas en la Esfinge.’ El aire representado en las alas; el agua, por el seno de mujer; la tierra, por el cuerpo de toro y el fuego, por las garras de león. La, sustancia en espíritu es única; triple en esencia manifestada, y cuádruple en forma de existencia. Este es el secreto de las pirámides triangulares de elevación, cuadradas por la base y guardadas por esfinges. Por analogía, la forma de la Esfinge representa las cuatro propiedades del agente mágico universal o luz astral: disolver, coagular, calentar, enfriar. Estas propiedades del gran agente mágico dirigidas por una voluntad cultivada y disciplinada en el estudio y práctica del conocimiento puede llegar a cristalizar en sí mismo, aquellas verdades que más le apremian al ser humano para dilucidar aquellos grandes interrogantes en relación con la vida y la muerte; con la salud y la enfermedad, con la ruina y la fortuna. Puede hacer que la Luz de la Verdad ilumine su corazón, y que la Luz del Amor alumbre su Alma y su rostro.
Sí, la Esfinge es el simbolismo de “una expresión de vida”, que está en estrecha relación entre la “Vida de nuestro Sistema’ Solar” y “la vida existencial del ser humano”, la Esfinge en esencia tiene vida, y en existencia como forma espiritual, existe. En realidad todo ser visible o invisible, todo ente y todo ser humano posee una Esfinge que, siendo de naturaleza espiritual posee todos los atributos del Espíritu encarnado o desencarnado, humano o invisible, que a través de la evolución de su propio Ego lo fue creando. Esta forma de creación por el Espíritu individualizado lo realiza con finalidades constructivas y defensivas. Todo cuanto de elevado, bello, noble y sabio que se va realizando en la conciencia del ser humano, en esa forma de creación, la Esfinge mágica que pertenece a ese ser también en ella se verifican esos cambios superiores y luminosos con que se ves: tiró en lo sucesivo la Esfinge mágica de ese hombre. Pero también, si los deseos, los pensamientos y los actos oscurecen y visten de tinieblas la conciencia mental del hombre, su propia Esfinge Mágica también vestirá esas vestiduras oscuras que simbolizan la maldad, la conscupicencia y la ignorancia frente a la Vida. La Esfinge mágica para cada ser humano representa la defensa de su vida y de su existencia. Su lugar está en los planos invisibles, más propiamente en el plano astral y mental, dependiendo ello de la abstracción mental que posee su alma frente a la vida misma. La Esfinge Mágica es una realidad invisible para todo ser humano, encarnado o desencarnado. Ella es la encargada de almacenar los tesoros del espíritu en el cielo en que se encuentra. Es la expresión sabia de todo conocimiento que la persona posee. Es el cimiento espiritual de la fortaleza integral que el hombre y la mujer tienen y hacen uso en todo acto de la vida. Es la mesura equilibrada y armónica que domina y dirige nuestros impulsos. Nos incita siempre y a cada instante al trabajo, al estudio, al progreso, guiados siempre por el conocimiento y por la ciencia. La Esfinge Mágica sufre cuando ve que sus esfuerzos por mantener la luminosidad espiritual del ser que la creó van opacándose, por desviarse del verdadero camino de amor y de justicia. Deberá defender la mentalidad superior de su progenitor en contra de la mente inferior que se ha colocado en abierta lucha contra la mente superior. La Esfinge Mágica es la defensa sabia y mágica que todos los seres humanos poseen frente a la vida y frente a la relación que pueda existir y existe con el medio ambiente en que el Ego se desenvuelve. La Esfinge Mágica tendrá vestiduras luminosas, de colores diáfanos y vistosos, si el aura átmica también usa vestiduras similares. La Esfinge Mágica da el poder al iniciado para ser un Alto y Supremo Mago, ya que lo capacita para dirigir las fuerzas que son regidas por esas leyes, sin que lleguen a aplastar la personalidad espiritual del iniciado. Muy por el contrario, le guía, le dirige, elevando su poder intuitivo por el sendero de la armonía y del equilibrio en la práctica de las Artes Mágicas. Al verdadero Mago Blanco se le reconocerá en sus obras, que siempre serán de bien positivo para conocidos y también personas que le son totalmente desconocidas. En cada acto de su vida siempre encontraremos .un algo, poco o mucho de esa cualidad ‘del
espíritu, que es “renunciación” fuerzas con que cuenta la Magia Blanca son todas aquellas que conducen y mantienen el equilibrio en la vida del iniciado, ya que ellas mismas son el orden y el movimiento de la Ciencia Invisible de la naturaleza. Las leyes divinas de la Naturaleza se valen de esas fuerzas que constituyen la magia verdadera para elevar a los hombres a esferas de perfección y de progreso en tal forma que al contemplar su propia Esfinge Mágica contemplen las propias fuerzas que rigen esas leyes divinas. La Esfinge Mágica en ese momento ha llegado a un elevado grado de perfeccionamiento y de poder. No sólo existe la Esfinge Mágica del hombre y de la mujer, sea que se encuentren actuando en esta vida existencial o en la vida de los planos invisibles; también tienen existencia natural la Esfinge Mágica de la Tierra, la Esfinge Mágica del Cielo, del Sol, de la Luna, etc. Y todo ello es una realidad tangible desde el punto de vista del Espíritu, y también esas realidades son regidas por las mismas leyes que rigen la vida espiritual de todo cuanto existe bajo el Sol. Quiero relatar una actuación en el plano astral que he te nido a manera de enseñanza. Me encuentro en un lugar, que sin ser árido, no abundaba la vegetación. En el cielo la Luna estaba llena y alumbraba la tierra con su luz plateada. En un claro del cielo poniéndose en el ocaso, el Sol aún no dejaba de mirar con sus rayos luminosos a la madre tierra. Desde el lugar en que me encontraba contemplaba el firmamento y más precisamente, la Luna y el Sol, que en esos momentos su influencia producía en mí, un estado de quietud que me iba acercando a un estado especial, como si los rayos de las energías del Sol, la Luna y la Tierra penetraran en un rostro y en mi cuerpo mental astral. Esas energías atómicas despertaban en’ mi mente conocimientos que antes, en un tiempo pasado había practicado. Cerca del lugar en que yo me encontraba, a una distancia precisa de siete metros, podía verse con total claridad, la imagen de la Esfinge. Sus contornos resaltaban en su totalidad, pelo en forma particular la cabeza de mujer, los senos, las alas y las garras. La. Esfinge era una estatua. Por ese Arte del Invisible, los rayos del Sol y de la Luna convergían lentamente y en forma armónica hacia la cara de la Esfinge, iluminándola plenamente de rayos amarillos y plateados, en una combinación de energías, que en mí producían un estado de ánimo especial, no de éxtasis, pero de gran lucidez mental e intuitiva. Los rayos de energías de ambos astros terminaban por confundirse en uno solo que se fijaba con toda su intensidad en el entrecejo de la Esfinge. En ese instante la Esfinge parecía que empezaba a cobrar Vida. Antes, totalmente inmóvil, sus ojos se animaban de esa luz que los iluminaban y se dirigían a mí con una murada dulce pero penetrante, y en sus labios se dibujaba una sonrisa de amistad. La Esfinge hablaba pero con el pensamiento, lenguaje que yo entendía con entera facilidad.
Al captar su lenguaje me acercaba a ella, y la luz que iluminaba su rostro caminen iluminaba mi cabeza y mi cara, y me compenetraba en tal forma que parecía que se hubiese creado un lazo de unión entre ambos, el que se hacía cada vez más estrecho y más fuerte, acercándome a escasos centímetros de ella. Era el momento en que su rostro muy iluminado se inclinaba suavemente hacia sus senos, los que aparecían ante mis ojos muy erectos, y de mayor tamaño. Su voz ahora era suave y cadenciosa, y me invitaba a besar cada uno de sus senos que se veían turgentes y redondos por la leche que contenían. Mis labios se posaron en el seno derecho y al succionar sentía que un líquido semejante a la leche, de un suave sabor dulce pasaba a mi garganta y un torrente de energías cálidas penetraban en todo mi ser. Saturaban mi cerebro con sus vibraciones, me hacían comprender que esas energías correspondían a las energías solares, energías que iban fortaleciendo y rejuveneciendo cada uno de los órganos de mi cuerpo físico y espiritual. Después de pasar un lapso que me es imposible precisar, miraba al rostro de la Esfinge y en él se reflejaba el mío totalmente iluminado del color de la luz del Sol. Después de breves instantes era invitado a hacer lo mismo en el seno izquierdo. Desde el comienzo noté la gran diferencia que existía entre la leche de uno y de otro seno. Del seno izquierdo pasaba a mi garganta una leche fría, que al igual que la primera, sus vibraciones energéticas invadían todo mi ser fortaleciéndolo en su totalidad y al mismo tiempo me comunicaba una sensibilidad magnética que parecía concentrarse en los centros de energías, especialmente en el chakra de la intuición. Esto hacía que mi entendimiento intuitivo despertara hacia horizontes más amplios y pudiese comprender que el desenvolvimiento y realización de la vibración de la “Luz Lunar” permitiera a toda aquella persona, capaz de realizarla en sí mismo, desarrollar cualidades y facultades especiales para entender y practicar los conocimientos inherentes al Arte Mágico. La inteligencia espiritual que emanaba del seno solar, y la inteligencia intuitiva que comunicaba el seno lunar se confundían en un solo rayo que se proyectaba del chakra del corazón de la Esfinge de un hermoso color azul concentrado, al chakra del corazón de mi persona, que permanecía frente a la Esfinge. Este rayo azul daba vida a mi corazón y a todo mi ser. Era un rayo de tan elevada espiritualidad que venía a actuar como un arquetipo sublimador para las dos clases de energías que por voluntad de la Esfinge habían penetrado en mi rostro y en mi cuerpo renovándolo y regenerándolo desde el punto de vista de los principios herméticos. Ese rayo de color azul al actuar en esta fase como sublimador de energías evitaba que todo el cúmulo de energías lunares y solares fuera a ser empleadas en motivos o causas para los cuales no estaban contemplados. Y así no hubiese una tergiversación de ideas y de pensamientos que podrían desviar la verdadera labor del iniciado. En este momento comprendí que estaba en presencia d la “Esfinge Mágica del Cielo”.
14. El dragón mágico El cielo y la tierra y los mares se ver surcados en sus planos de materia invisible por formaciones reales nacidas de la Naturaleza misma. Algunas de esas formaciones invisibles al ojo físico tienen consistencia grosera, porque en su constitución entrasustancia-materia diferenciada de niveles inferiores de la materia invisible. Y hay
también formaciones que aun siendo fuertes en su estructura, la sustancia diferenciada que la constituyen es de materia sutil de los planos superiores. Ya dijimos que son formaciones existentes en la Naturaleza Sutil Cósmica. Se les da el nombre de “Dragones”. En general, son de gran tamaño y tienen una acción franca frente a los seres humanos en la tierra y ante los espíritus en los planos astrales. El “Dragón Negro”, una gran formación que sintetiza la maldad, el abuso, la conscupicencia, la lascivia, el vicio, surca los cielos y la tierra libremente en ciertas épocas del año. Sesenta días antes de Pascua (25 de Diciembre) -y sesenta días antes de Semana Santa, las leyes que rigen la Naturaleza permiten que al Dragón Negro se le libere de las cadenas espirituales con que permanece encadenado el resto del año y pueda actuar según su libre arbitrio frente a la humanidad. En estos dos períodos es cuando “las puertas del cielo se cierran” para la generalidad de los seres humanos. Es un período agobiante, en general, de pesadumbre y de preocupaciones que miran a lo profundo del alma y de la materia. Son períodos que en los cielos corresponden a acontecimientos cósmicos que tienen su reflejo sobre todo cuanto existe bajo el Sol. Para el verdadero Iniciado, sus conocimientos le permiten mirar hacia los cielos del Invisible Espiritual penetrando la espesa cortina que cubre las puertas cerradas. Al término de cada uno de estos períodos el Dragón Negro vuelve a ser encadenado para que el mundo pueda limpiar y cicatrizar todos o algunos de los estragos causados a la humanidad por este Dragón. En uno de esos períodos que se sucede a la Semana Santa, fácil de desarrollar y realizar en sí mismo todo ese cúmulo de cualidades y facultades que se encuentran en estado de latencia en el Yo espiritual de cada ser humano. Las personas que no obedeciendo una línea de conducta frente a la vida, que sólo obedecen a sus impulsos y que, por la experiencia que con -los años van adquiriendo, los impulsos se guían por lo aprendido de esas experiencias, hacen en el transcurso del tiempo de una existencia el progreso de sus cualidades y facultades en forma inconsciente. No rigen para ellos pautas bien precisas para seguir en el aprendizaje de la vida. El roce con la existencia en general es áspero, genera dolor, que a veces es tan intenso que llega a contaminar a los seres que le rodean. En este caso hace partícipe de sus experiencias frente a la vida- a otros seres, que en circunstancias distintas no habrían tenido que sufrir las consecuencias morales y materiales del estado de ignorancia de que hace gala la persona indicada. Diferente es el horizonte de vida que se les presenta a todos aquellos seres que teniendo experiencia o queriendo adquirirla, que poseen un bagaje de conocimientos en su intelecto en mayor o menor cantidad, aún así prefieren por razones de intuición sabia que la misma vida genera, instruirse en el campo del conocimiento de la mente y del espíritu que les lleva conscientemente a educar y cultivar la voluntad espiritual y
personal por senderos de disciplina, con un método y una técnica que sirva a las necesidades morales, espirituales y materiales de ese ser el conocimiento y la voluntad que empleará en su existencia bajo los auspicios de los principios que he enunciado, deben y tienen que hacerle volver su mirada, en alguna etapa de su vida, no solamente para hacer una evaluación de su existencia en la forma que la ha llevado y a la meta a que la ha conducido, sino que mirará esencialmente a su vida interna, su vida en relación con sus propias facetas espirituales y si sus conclusiones son el de encontrarla vacía, tratará de llenarla; pero no solamente con los aspectos dé la materia, sino también con todo aquello que satisface al espíritu dándole a la existencia nueva vida por senderos que siendo los, mismos en la realidad física, no lo son al mismo tiempo, porque la calidad de los pensamientos es diferente, ya que en el nivel a que son conducidos los hace que al reflejarse en el rostro de esas personas se observen los signos de nobleza y de integridad espiritual, los sentimientos, pensamientos y actos que poseen, los manifiestan con claridad meridiana en sus propias existencias. Para ellos no había eso de que, estando la mente llena y el corazón vacío, existe dolor. Para ellos gracias a la práctica de un conocimiento, guiado por una voluntad disciplinada en el cultivo de las enseñanzas del espíritu existirá un equilibrio armónico entre el alimento que nutre la mente y el que alimenta al corazón. Esa es la razón y causa por qué, emociones, sentimientos y pensamientos, en general, van siempre juntos, ya que las acciones estarán de acuerdo con la manera de sentir y de pensar de esas personas. Los pensamientos y sentimientos nobles y elevados han de reflejarse en el alma de esa persona y, desde luego, con mayor razón las acciones que motivan esos pensamientos. Las vibraciones que generan todo ese proceso afectivo y de actos físicos deben y tienen que compenetrar la conciencia del individuo y todo lo que respecta a su fase visible e invisible. Y la comprensión que adquirirá es obvia, ya que ese ser es el progenitor de esas vibraciones que nacen de los sentimientos y formas de pensar y de actuar que en esos momentos tiene y desde luego que todo su ser y todo cuanto le rodea, esencialmente aquello que forma parte de su vida invisible, deben ser un fiel reflejo de esa generación de vibraciones. En relación íntima y eterna con el Yo, con el Ego del ser humano, existe una formación sutil que mientras el Ego se encuentra en su etapa de encarnación esa formación permanece en los planos sutiles. Es tal la relación de intimidad existente entre esa formación sutil o “Doble Espiritual”, como se le llama, que todo cambio positivo o negativo, superior o inferior, brillante u oscuro también le afecta y lo sufre el doble espiritual Es el “vivo retrato”, es el “espejo mágico” de lo que somos aquí en el mundo físico. Todo cambio que tengamos, ya sea en el sentido de progreso o de retroceso mental o espiritual en cualesquiera de los aspectos de la vida individual, esos mismos cambios lo sufre a su vez, el “Doble Espiritual”. Los cambios de carácter, emociones, de sentimientos, cambios que se observan en la esfera mental también lo vemos que se realizan en esa realidad espiritual. Y tiene que ser así, si es nuestro espejo; y tanto el doble espiritual como el ser encarnado deben y tienen que reflejar su realidad, la verdad de su propio estado de conciencia.
El cambio positivo que obtuviere el ser en la tierra es una realidad también para su propio doble espiritual. Estos cambios son graduales, no se realizan en forma brusca, no puede haber una mutación de blanco a negro o viceversa, de la noche a la mañana. Es un proceso vibratorio en relación con las vibraciones de las emociones, sentimientos, pensamientos y actos que se realizan en la existencia de cada ser. La perseverancia, la voluntad inteligente y sabia hará que ese cambio en el sendero del progreso sea una realidad, cuando esas virtudes del alma se encaucen con disciplina iniciática para que la transmutación del Yo inferior en Yo Superior sea más rápida a través del tiempo. En una oportunidad conversé con mi “Doble Espiritual”; su aura era semejante al colorido y nitidez del aura que personalmente soy portador y de la cual soy conocedor. A mi pregunta, me respondió: yo soy tu eterno. Soy tu Indestructible. Es el doble de mi Ego, eterno y que no se destruye. Es el que en todo acto tiene un pensamiento de aliento y de protección para el que permanece en la tierra. Pero si bien es cierto que es indestructible, debemos reconocer que es transformable. El ser humano, hombre o mujer, que poco a poco va descendiendo en la escala de la existencia; que ve cómo su mente se deprava, sus sentimientos y emociones se tornan rojos por la sed homicida que sustentan; el espíritu de maldad y crueldad refinada que anima a todo acto que realiza ese ser; toda esa atmósfera vibratoria ruin, malsana, saturada de maldad y depravación se refleja fielmente en el retrato que poseemos en los planos del invisible; es un verdadero espejo mágico, y en él nos vemos reflejados en toda nuestra dimensión moral, espiritual y material. Si la esfera de la vida gira en sentido contrario, hacia lo superior y positivo, en que los sentimientos, los pensamientos y acciones son un reflejo franco de la Verdad, del Amor y de la Justicia, el reflejo, a su vez, en el Doble Espiritual se hará con toda la intensidad de lo superior y positivo que puedan realizar las vibraciones en el sentido ascendente de la vida. Esto que pareciera una realidad sin realidad, es una realidad con realidad visible e invisible a la vez, que cualquier persona puede comprobar, teniendo desarrollado o desea desarrollar la videncia en los planos invisibles y podrá comprobar todo cuanto he dicho, y aún, aportar nuevos conocimientos si las circunstancias le son dadas. Esta parte espiritual de cada ser encarnado, cuando el desarrollo interno es muy grande, este Doble Espiritual se une a la vida Espiritual del Cosmos, adquiriendo esa persona una visión superior ante la vida y una mentalidad capaz de ahondar por los senderos misteriosos de los Mundos Espirituales. Este Doble Espiritual es el que los videntes ven, como así mismo es el que se manifiesta en el subconsciente de las personas, ya sea en vigilia o cuando ellas duermen. El Doble Espiritual cuando tiene el poder puede hacerse visible. ¡Yo Soy Tu Eterno!
16. Doble etérico Antes de proseguir con los Chakras, digamos algunas palabras sobre el “Doble Etérico”, ya que su existencia e integridad salutífera es indispensable para la vida del cuerpo físico en este plano existencial de materia. Ya hemos establecido que el hombre no sólo es poseedor del cuerpo físico o visible, sino que lo es también de otros cuerpos o vehículos, y por intermedio de ellos le es permitido expresarse y actuar en los distintos planos de la naturaleza de materia. Como sabemos, esos vehículos son el cuerpo astral, mental, supermental, etc. En el vehículo o cuerpo denso apreciamos dos divisiones, el cuerpo físico o denso formado de sólidos, líquidos y gases; y el cuerpo etérico o Doble Etérico, que está compuesto de los cuatro grados más finos de materia, que van del etérico al atómico. No puede haber salud física sin la existencia de un Doble Etérico sustancialmente robusto e íntegro; ya que, es este cuerpo etérico el que recibe y distribuye la fuerza vital que proyecta el Sol. Los Centros de Fuerza que observamos en el Doble Etérico, cada uno de ellos tiene una función determinada, aunque sus corrientes atómicas los relacionan en gran manera. El recuerdo de los sueños es posible, gracias a la mediación del cuerpo etérico; y de acuerdo a sus características será la calidad constitucional del cuerpo físico que el Ego tendrá en su existencia física. La materia física nace, decae y muere, que es lo que sucede con el cuerpo denso, y con el Doble Etérico, dejando al Ego en libertad con sus envolturas, para prepararse para una nueva reencarnación, cuando haya llegado su tiempo. Un cuerpo Etérico saturado de fortaleza etérica está en condiciones a aquel que los posee de realizar la práctica de la Curación Magnética o Vital; también el arte de Magnetizar con fines de curación, de producir la anestesia y el trance hipnótico. Su actuación es primordial en los fenómenos del espiritismo, tales como producir movimientos de objetos, golpes, sonidos y materializaciones. El Doble Etérico, al desenvolver facultades y cualidades que le son propias, concede poderes especiales al hombre, y le faculta para la investigación de fenómenos, los que le son revelados gracias a esas facultades desarrolladas. El Doble Etérico o Vehículo de Prana, como también se le llama al separarse del cuerpo físico después de la muerte, pasa a ser el espectro fantasmal de los cementerios. El Doble Etérico es un duplicado del cuerpo físico, ya que cada átomo sólido y gaseoso tiene una envoltura etérica. El Doble Etérico sobresale de la superficie del cuerpo físico, alrededor de 6 a 7 milímetros. En cambio, el Aura Etérica o Aura de Salud, sobresale varios centímetros del cuerpo físico.
Los cambios que se operan en el cuerpo físico también se producen en el Doble Etérico. Por eso, toda purificación que hagamos en el cuerpo físico también la vemos realizarse, al mismo tiempo, en el cuerpo etérico. El Doble Etérico, para su formación toma la materia del Plano Etérico de los distintos grados de sustancia que lo componen, dependiendo ello, entre otros factores: de la raza, del tipo de individuo y del Karma que a cada uno corresponde. Los distintos grados de materia etérica tienen particulares funciones: a) ETÉRICO, es el medio conductor de la Electricidad y del Sonido; SUPERETÉRICO, es el medio conductor de la luz; SUBATÓMICO, es el medio conductor de los elementos más finos de la electricidad, y ATÓMICO, es el medio para la transmisión del pensamiento de una mente a otra. El Doble Etérico es suavemente luminoso y de color gris azulado. De acuerdo a la constitución grosera o fina del cuerpo físico, así es también la formación constitucional del Doble Etérico. El gran papel del Doble Etérico es la captación del Prana o Vitalidad para ser distribuido por todo el cuerpo físico para su fortalecimiento. El Doble es el único medio para la comunicación de impresiones entre el cuerpo físico y el cuerpo astral. Transmite las emociones captadas por los sentidos físicos -al cuerpo astral, sirviéndose del cuerpo etérico. Es por su intermedio .que es posible la transmisión de los recuerdos conscientes del astral y de los planos superiores al cerebro y al resto del sistema nervioso. Normal ente, el cuerpo físico y el cuerpo etérico están bien unidos; este último no es un vehículo de conciencia mental, pero es el vehículo del Prana o Vitalidad. Y esta corriente de vida es transmitida a todo el cuerpo físico. El deseo de desalojar temporalmente al cuerpo etérico de su vehículo físico, es motivo de alteraciones en la salud del individuo. En personas normalmente sanas, es muy difícil la separación del cuerpo etérico del físico; el Doble Etérico no puede alejarse del cuerpo al cual pertenece. Existen las personas llamadas psíquicas o médium, materializadores, los que, gracias a su gran sensibilidad, el Doble se separa con cierta -facilidad y la materia etérica del Doble es la utilizada en los fenómenos de las materializaciones. ‘Existen ciertos hechos causantes del desalojo del Doble Etérico del cuerpo físico: un accidente, la muerte, la acción de anestésicos, el éter o gas, o por hipnotismo. Siendo el Doble Etérico el nexo de comunicación entre el cerebro y la conciencia superior, la separación del Doble Etérico por acción de un anestésico produce la anestesia del cuerpo físico.
La parte de materia etérica que ha sido separada del Doble se junta al cuerpo astral, envolviéndole, lo que disminuye la sensibilidad de conciencia de este cuerpo, y es así como, una vez pasado los efectos del anestésico, el cerebro no recuerda lo acontecido en el vehículo astral. Otras causas de desprendimiento del Doble Etérico son los estados corporales de gran debilidad y de excitación nerviosa; la separación de gran cantidad de materia etérica produce un estado de obnubilación sensorial, cuya intensidad estará en relación con la cantidad de materia etérica que se encuentre fuera del campo físico. En general, toda separación del Doble Etérico del cuerpo físico va seguida de una disminución de la vitalidad de este último. En la muerte, la vitalidad del cuerpo denso se anula, a diferencia del Doble Etérico, que la aumenta. La relación de unión entre el Doble y el cuerpo físico es tan estrecha, que una lesión hecha al cuerpo etérico repercute en el cuerpo denso. Este mismo fenómeno de repercusión puede suceder con el cuerpo astral, ya que en ciertas condiciones un daño al cuerpo astral puede repercutir en el cuerpo físico, al cual pertenece. Debemos entender que los casos de repercusión física que producen lo hacen cuando la materialización se hace con la, materia etérica propia del Doble y no con el éter circundante. La materia etérica, aunque invisible a los ojos físicos, es materia física, y es por lo tanto sensible al frío, al calor, a la gravedad, y aún a la acción de un ácido corrosivo de gran poder. La amputación de un miembro en personas sensibles sienten dolor en la extremidad del miembro amputado, a causa de que no se ha desprendido la parte etérica del miembro, sino que permanece aún ahí,, según puede corroborar un clarividente. Incluso, con un estímulo adecuado se hace sentir al miembro etérico, cuya sensación capta el cerebro.
17. Prana o vitalidad Las personas dedicadas al estudio y práctica de esta clase de conocimientos saben que el Sol envía a todo su sistema, y, para nosotros, a la Tierra tres fuerzas bien diferenciadas: a) Fohat o Electricidad; b) Prana o Vitalidad, y c) Kundalini o Fuego Serpentino. FOHAT O ELECTRICIDAD, abarca las fuerzas físicas conocidas, siendo posible la conversión de una en otra fuerza. Estas son: electricidad, magnetismo, luz, calor, sonido, movimiento, etc. PRANA O VITALIDAD, es una fuerza vital.
KUNDALINI O FUEGO SERPENTINO, es una fuerza sólo conocida por aquellos iniciados en el misterio del espiritualismo. Estas tres fuerzas en el plano físico tienen la particularidad de permanecer cada una como tales, y no llegar jamás a convenirse una en otra. Al parecer, el Espíritu del Sol, como una manifestación de su Vida, envía entre otras, esas tres fuerzas hacia el plano físico como resultado normal de su propia actividad. Podemos decir que Prana, en el plano físico, es sinónimo de Vitalidad. Es esa energía que mantiene todo organismo físico en un todo viviente como tal, mientras dure su existencia en este plano como cuerpo físico. Es esa parte del aliento de la Vida Universal que es apropiada temporalmente por el cuerpo físico, al que compenetra íntimamente hasta en sus más finas partículas, y con él, durante su vida terrena. Todo organismo viviente tiene necesidad de la absorción del Prana para su propia existencia. Prana no es producto de vida, sino que es la vida. El exceso de Prana en el sistema nervioso puede hacer propenso el organismo a que en él se produzcan enfermedades y aún conducirlo a la muerte. Igualmente sucede en aquellos casos en que el Prana es insuficiente, ya que se produce agotamiento y también la muerte. Hemos dicho que Prana es la Vitalidad de todo organismo viviente y participa en todos los procesos bioquímicos que se sucedan durante la existencia de toda célula viva. Participa en igual forma de los minerales. Prana es la vitalidad constructiva que se encuentra en el universo y hace partícipe al hombre de esa actividad vital. El Prana que circula por los nervios está separado y es distinto del magnetismo humano o fluido nervioso. El magnetismo humano es generado dentro del cuerpo y es el que mantiene en circulación a la materia etérica por los nervios, o más precisamente, por una envoltura de éter que envuelve a cada nervio; en la misma forma que la sangre circula por los vasos sanguíneos. La sangre lleva el oxígeno, el fluido nervioso, el prana. Tanto el cuerpo físico como el cuerpo etérico están en constantes cambios a causa de los procesos fisiológicos, que en su seno se producen. Los alimentos, el agua y el aire aportan nuevos elementos de renovación para el cuerpo físico. En igual forma el cuerpo etérico se renueva con las partículas etéricas, con los alimentos que ingiere el cuerpo, con el aire que respira y con prana en forma de glóbulo de vitalidad. Si prana es la vitalidad activa del universo, entonces prana también existe en cada uno de los planos: físico, astral, mental, etc. Existen siete variedades de prana en el plano físico. Si bien es cierto que prana es diferente de la luz, del calor, su abundancia en el plano físico está en relación con la luz solar. A mayor cantidad de luz solar, mayor cantidad de ‘prana; por el contrario, si la luz del sol es escasa, el prana también es escaso.
El Prana emana del Sol y penetra en algunos átomos ultérrimos, que se encuentran flotando en gran cantidad en la atmósfera terrestre. El átomo es la manifestación de una energía. El Logos deja una parte de su energía en la forma denominada átomo físico ultérrimo, y por el esfuerzo de su voluntad, el átomo mantiene su forma y su potencia. Al examinar esta energía de Voluntad del Logos, se observa que no penetra al átomo, desde afuera, sino que surge de su interior, se infunde en el átomo desde una dimensión superior. En el átomo hay dos fuerzas que brotan de dentro de él: la Fuerza Voluntad del Logos, que mantiene la potencia del átomo, y la Fuerza Pránica. El efecto del Prana sobre los átomos es distinto del efecto producido por la electricidad, la luz o el calor. La electricidad al actuar sobre el átomo lo hace desde afuera, los desvía en cierto ángulo y les da cierto grado de vibración. Igual sucede con cualquiera de los otros aspectos de Fohat. La fuerza prana proyectada por el Sol penetra en algunos de los átomos de la atmósfera y loa hace brillar suavemente. Estos átomos cargados de tuerza pránica adquieren el poder de atraer a su alrededor a seis átomos, que se distribuyen en una forma definida (En Química Oculta constituye el elemento hipermetaproto, una combinación del subplano subatómico). Esta forma se conoce con el nombre de Glóbulo de Vitalidad, que por su brillantez y movimiento puede observarse en la atmósfera, especialmente en los días de sol. Si nos colocamos de espaldas al sol, mirando a distancia, teniendo como fondo un cielo despejado, veremos con entera facilidad los glóbulos de vitalidad, brillantez, casi incoloros, semejantes a la luz blanca. Aunque la fuerza que da vida a tales glóbulos de vitalidad es muy distinta de la luz, para su manifestación necesita de la presencia la de ella. Cuando el sol brilla y su luz imanta la atmósfera, la vitalidad brota y la creación constante de glóbulos de vitalidad aumenta considerablemente. En cambio, en los días nublados disminuye considerablemente la creación de los glóbulos de vitalidad. En la noche parece que no se formarían estos elementos vitales. Podemos concluir que, durante la noche, aprovechamos de los glóbulos producidos durante el día. La producción de glóbulos durante los días de sol es tan grande, que no sólo sirve para restaurar la vitalidad durante la noche, sino que satisface las necesidades cuando se suceden varios días nublados, si bien es cierto que disminuyen en forma franca. Pero ¿qué sucede en los climas, donde el sol aparece en cortísimos períodos del año, como son los climas de la Antártida, del Polo Norte? Meditando acerca de este asunto se concluye que existe una vitalidad especial en la atmósfera de esas regiones. Los glóbulos de Vitalidad, existiendo en cantidades necesarias y siempre en abundancia, deben tener características distintas a los glóbulos que se encuentran en la atmósfera de climas, asoleados. Pero que cumplen su finalidad vital, la cumplen.
Cuando el cuerpo duerme relaja su sistema neuromuscular, y el elemento vital es asimilado por el cuerpo físico, para restauración y acumulo de vitalidad, aunque el descanso recuperador del sueño sea de unas pocas horas. El elemento vitalizador actúa en mejores condiciones durante la primera parte de la noche, cuando existe abundante alimento vitalizante. En la madrugada, antes de la salida del sol, disminuyen considerablemente la cantidad de glóbulos vitales. Sería una de las razones del porqué el mayor número de fallecimientos ocurre a esas horas. El sueño antes de medianoche es mucho más restaurador que después de esas horas. La abundancia de prana es mayor en verano que en invierno por razones ya explicadas. Como el prana lo encontrarnos en todos los planos, además del físico, la luz del sol contribuye a la elevación de las emociones, del intelecto y de la espiritualidad. Y todas estas manifestaciones del alma y del espíritu, en su aspecto superior, concurren en la mejor asimilación del prana, para tener y mantener una salud física vigorosa. El Glóbulo de Vitalidad se mantiene como tal, como elemento subatómico y, al parecer, sólo sufre modificaciones al ser absorbido por un ser viviente.
18. Centro de fuerzas chakras Estos Centros de Fuerza están localizados en el Doble Etérico. En sánscrito se les denomina “Chakras”, cuyo significado es disco giratorio. Los Chakras se encuentran en la superficie del Doble Etérico, a más o menos 7 mm de la superficie del cuerpo físico. El clarividente los ve como discos en movimiento, con una depresión al centro. A través de los Chakras se ponen en movimiento energías que son absolutamente indispensables para la vida del doble etérico. Todo ser humano posee estos Centros de Fuerza, no importando su existencia del grado de desenvolvimiento que cada ser posea. En las personas con escaso desarrollo de estos Centros, se presentan como discos opacos, y las energías etéricas que por ellos fluyen son de movimientos lentos. En cambio, en las personas con un desarrollo marcado de estos centros vitales, se les puede observar luminosos, como pequeños soles y en gran movimiento.. Su tamaño varía entre 5 a 15 cm. de diámetro. La (función esencial de los chakras etéricos es absorber y distribuir el Prana o Vitalidad en todo el cuerpo etérico, y de éste, al cuerpo físico, lo que hace que se mantenga en actividad. Otra función de estos centros es traer a la conciencia física las cualidades propias al centro astral correspondiente. Esto explica que, al carecer de memoria para las experiencias que se suceden en el plano astral se debe al escaso desarrollo de los centros etéricos. Existirá memoria en el cerebro para los hechos astrales cuando el desenvolvimiento de los centros etéricos lo capacite para ello. Recordemos que en cada Chakra existen siete variedades de Prana, predominando una de ellas en cada centro.
El Prana brota del centro del Chakra, ya que la energía irradia del plano astral al etérico. La fuerza primaria de Prana al penetrar al Chakra genera fuerzas secundarias en el plano del Chakra, que circulan en torno del mismo centro. Los Chakras corresponderían con ciertos órganos físicos, especialmente con los que están más cerca. Recordemos que estos centros se encuentran en la superficie del Doble Etérico, y no en el interior del cuerpo físico. Los Chakras se enumeran en la forma siguiente en relación con el órgano físico más cercano. 1. Base de la Columna Vertebral; 2. Ombligo; 3. Bazo; 4. Corazón; 5. Laringe; 6. Entrecejo, 7. Coronario (región del occipucio). Los otros tres chakras que están relacionados con los órganos inferiores, existen escuelas que los utilizan a pesar de los peligros gravísimos a que pueden estar expuestos. El desarrollo de los chakras está en relación con el despertar del Kundalini, y en ningún caso con la afluencia de vitalidad a uno de estos centros. Sabemos que cada Chakra es un centro de energías vitales.
19. Centro del bazo Cumple la importante función de absorber los glóbulos de vitalidad de la atmósfera, los que son desintegrados en los átomos correspondientes, y cargados con Prana, son distribuidos a las distintas partes del cuerpo. Es interesante que éste es el único centro especializado en absorber los glóbulos de vitalidad. Al clarividente se presenta luminoso, como un pequeño sol. El elemento vital al ser atraído al centro del Chakra es desintegrado en los siete átomos que lo componen, cada uno de ellos cargado con una de las siete variedades de Prana. Estos átomos son tomados por las fuerzas secundarias que circulan alrededor del Chakra. Las siete variedades de Prana tienen los colores que a continuación se indican: violeta, azul, verde, amarillo, rojo oscuro y rojo rosáceo.
No corresponden precisamente a los colores del espectro solar, sino a los que se observan en los niveles superiores de los cuerpos astral, mental y causal. Cada una de estas variedades de Prana son enviadas al Chakra o parte del cuerpo en donde son necesarias. La séptima variedad de color rojo-rosácea, al salir por el centro del Chakra se distribuye a todo el sistema nervioso. Las personas muy irritables, sensitivas o muy inquietas necesitan de esta variedad de prana, el que puede proporcionársela una persona sana, aliviando muy rápidamente su estado psíquico. Las corrientes de vitalidad según sus colores siguen la dirección que se indica’ el violeta-azul se distribuye en el centro laríngeo; el verde, en el ombligo y abdomen en general; el amarillo, en el centro cardíaco; el naranja-rojo oscuro y algo de púrpura oscuro, en la base de la columna vertebral,; el rojo-rosáceo, en el sistema nervioso. Prana da vitalidad al Doble Etérico y por su intermedio al. cuerpo físico, dependiendo el estado de salud de la cantidad de Prana aportada al organismo. Esto es de gran importancia, ya que existen métodos para aumentar la fortaleza de nuestro organismo físico, y para ayudar a curar las enfermedades. El átomo rosado es el átomo primero, que atrajo a los otros seis para formar el glóbulo de vitalidad. Estos átomos, en su recorrido por el sistema nervioso, se van descargando del Prana rosado, el que palidece, y, posteriormente, son expulsados del cuerpo por los poros de la piel y por otros medios, formando lo que se llama el Aura de Salud, que es una emanación blanco azulada pálida. En las personas que gozan de una salud vigorosa, el centro del bazo trabaja intensamente, y poseen átomos cargados de prana e cantidades mayores a las que necesitan. Estas partículas no utilizadas, junto con aquellas ya descargadas de Prana, son eliminadas del cuerpo. Estas personas, como se comprende, pueblan el ambiente que les rodea de elementos vitales en forma inconsciente, lo que constituye una fuente benéfica para cuantos les rodean. Estos seres poseen un organismo muy a propósito para beneficiar la salud de otras personas, mediante la acción de pases magnéticos. También el organismo físico desprende partículas de materia densa, como son las partículas de sal común. Aquellas personas que por cualquier causa no tienen la capacidad de absorber la cantidad suficiente de prana para su propio consumo, lo absorben generalmente en forma inconsciente de las personas que les rodean, con graves consecuencias para la salud de éstos. Estas personas vampirizadas sienten sensación de fatiga, dolores de cabeza. Este es el hecho que ocurre en las sesiones espiritistas, pero en grado mayor. El reino vegetal absorbe elementos de vitalidad, existiendo grupos de árboles como el pino y el eucalipto, que al absorber el glóbulo vital, deja en libertad el átomo cargado con prana de la variedad rosácea, enriqueciendo la atmósfera con esta clase de vitalidad benéfica para los nervios, esto, como se comprenderá, es muy importante para las personas sensitivas o de nervios agotados, ya que el respirar esa atmósfera beneficia los nervios de esas personas.
El aura de salud, formada de las partículas expulsadas del cuerpo, cumple con su papel, que es el de proteger al organismo físico de los elementos de enfermedad. El aura de salud sana correspondiente a un organismo vigoroso, las partículas expulsadas por los poros lo hacen en línea recta, formando un ángulo recto con la superficie del cuerpo. Esta aura por la acción de su fuerza pránica, rechaza toda influencia malsana o de enfermedad. El aura de salud de una persona de vida irregular o excesivamente fatigada o que padece alguna enfermedad, se presenta en forma muy disminuida en su fuerza pránica, las líneas del aura se doblan, presentando una imagen confusa, a causa de que su organismo está debilitado. La voluntad personal influencia en forma franca la materia etérica y el aura de salud. Una voluntad disciplinada y cultivada permite detener que la fuerza de salud pránica escape en los extremos del aura de salud y llega a formar una malla atómica en su rededor, a fin de evitar, el que penetren elementos de enfermedad, o bien, nos proteja de la acción de los vampiros que puedan rodearnos. Esta misma malla atómica por acción de la voluntad y del conocimiento, podemos fortalecerla y aún impermeabilizarla a la influencia astral y mental. Cuando uno desarrolla el centro del bazo, la acción de las energías que penetran no las siente propiamente en la zona esplénica orgánica, sino que siente su penetración en una pequeña zona, siguiendo la línea del bazo, por debajo de la última costilla a una distancia aproximada de 5 a 7 cms. La sensación que uno siente cuando el torrente de energías penetra por este centro, es como la presión que ejercieran los dedos, y a veces la sensación es de un suave palpitar en ese punto. El desarrollo del Chakra del bazo, deja en condiciones a la persona de recordar sus viajes o experiencias realizadas en el astral; aunque estos recuerdos pueden llegarnos en forma fragmentada. La asociación con el Chakra Astral permite a la persona tener conciencia de sus actuaciones en el plano astral. Los pequeños y vagos recuerdos que tenemos del Astral es debido al escaso o incidental estímulo del Centro del Bazo. El Centro del Bazo tiene por finalidad vitalizar al cuerpo astral.
20. El centro en la base de la columna Es el, primer Chakra y está situado en la base de la columna vertebral. Es poseedor de una fuerza primaria que irradia cuatro rayos, semejando una cruz. Con ese signo se suele representar este centro. Este centro estimulado y en plena actividad es ígneo, de coloración rojo naranja, que corresponde a la corriente de vitalidad rojo oscuro y naranja que llega del centro’ del bazo.
Desde este centro, la corriente roja-naranja vitaliza los órganos de la generación y activa la vida sexual. Parece que también penetrara en «la sangre y mantiene el calor del cuerpo. La persona que por un esfuerzo de su voluntad consciente, no cede a su naturaleza inferior, verá que su actitud influencia este centro en. el sentido superior y positivo; pues permitirá que algunas de sus corrientes vibratorias asciendan hacia el cerebro produciéndose en su ascenso una profunda sutilización de ellas. El Kundalini, el Fuego Serpentino tiene asiento en el centro de la base de la columna vertebral.
21. El centro del plexo solar Es el segundo centro de Fuerza, situado en el ombligo o plexo solar. Recibe una fuerza primaria que irradia en diez direcciones. Su coloración principal es una Mezcla de varios tonos de rojo, aunque tiene una cantidad de verde. Del bazo recibe el rayo verde, que baña los órganos abdominales vitalizándolos, para centrarse en el plexo solar. El Chakra del Plexo – Solar se relaciona con los sentimientos y emociones. El centro Astral correspondiente, cuando se desarrolla, da a la persona la facultad de sentir; haciéndola poseedora de una exquisita sensibilidad que le permite sentir y percibir las influencias astrales. Si el desarrollo del Yo de esas personas corresponde a un nivel adecuadamente superior, la comprensión de la influencia de esas energías, es plena. Si el centro etérico está activo, el hombre es consciente en el cuerpo físico de la influencia de las energías astrales.
22. El centro del corazón Este, que es el cuarto centro, tiene doce rayos, es de color dorado resplandeciente. Recibe el rayo amarillo del Chakra del bazo. Si la corriente es lo suficientemente intensa imprime fortaleza y regularidad a la función del corazón. Este mismo rayo amarillo penetra a la sangre y, por su intermedio, a todos los órganos del cuerpo. Llega al cerebro dirigiéndose especialmente al centro coronario. Da al cerebro la facultad de discurrir sobre ideas altamente filosóficas y metafísicas. Una vez que despierta el centro astral del corazón, faculta a la persona para comprender y establecer una relación de simpatía o rechazo, y poder por intuición llegar a conocer los sentimientos de otras entidades astrales. El Centro Etérico permite: en conciencia física llegar a conocer los sentimientos y emociones, de penas o alegrías, por las cuales pasan en un momento dado, otras personas; y permite, de acuerdo a su propia sensibilidad y a la simpatía que tenga hacia esos seres, llegar a reproducir en sí mismo los mismos dolores o malestares físicos que sienten.
23. El centro laríngeo o de la garganta Es el quinto Chakra; tiene dieciséis rayos. El azul forma una buena parte de su coloración. Se le ve de color plateado, fulgurante, semejante a la luz de la luna sobre el agua ondulante. Recibe el rayo azul-violeta del Bazo. Este se subdivide, quedando el azul en el centro laringeo que lo vitaliza; y el azul oscuro y él violeta pasan al cerebro. El rayo azul que da salud y fortaleza se hace activo y luminoso en los cantantes y oradores. El raye azul oscuro actúa en la parte inferior del cerebro; y el color violeta baña el chakra coronario al que da vitalidad. El color azul oscuro estimula el pensamiento corriente, el que se mezcla con el rayo amarillo que viene del centro del corazón. El rayo amarillo y el azul-violeta casi no se encuentran en el cerebro de aquellos seres portadores de algunas formas de idiocia. El rayo violeta es el encargado de estimular el pensamiento y las emociones de naturaleza altamente espiritual. El Centro laríngeo astral permite a la persona oír en el plano astral. El Centro Etérico da conciencia física al ser humano para oír voces que le hacen sugerencias de diversa índole. Otras personas pueden oír música, o bien ruidos nada agradables. Este centro desarrollado dota al ser de la clariaudiencia, respecto a los planos etérico y astral.
24. El centro en el entrecejo Es el sexto Chakra, tiene noventa y seis, rayos y lo encontramos situado entre las cejas. Tiene la apariencia de contener dos mitades. Uña de ellas es de coloración rosa, con gran cantidad de amarillo; la otra mitad tiene coloración azul púrpura. El Centro Astral del entrecejo desarrollado permite ver al ser humano en los planos astrales, ver con nitidez la presencia que tiene ante sí, no importando su naturaleza. El desenvolvimiento del centro etérico faculta a todo ser, a ver formas y a tener visiones en relación con personas o lugares. Desarrollado plenamente este Centro, dota a la persona con el don de la clarividencia.
25. El centro coronario Está situado en lo alto de la cabeza. Es el séptimo centro. Tiene 960 radiaciones.
Es sin duda el Chakra más luminoso de todos una vez callado y activo; vibra muy intensamente; su coloración produce una serie de efectos cromáticos. La zona central es blanca muy brillante, y el centro es de color oro. El centro coronario en su parte externa recibe el rayo violeta que pasa por el centro laríngeo; y su porción central recibe el rayo amarillo del centro cardíaco. Este Chakra tiene una inmensa importancia: el centro astral completa la vida astral de la persona y permite que la perfección de sus facultades sea una realidad. En muchas personas los Chakras astrales corresponden a los centros etéricos del entrecejo y coronario, convergen al cuerpo pituitario, siendo este órgano el puente entre el cuerpo físico y los planos superiores. En otras personas el centro del entrecejo permanece unido al cuerpo pituitario, el centro coronario se inclina para ponerse en relación con la glándula pineal (glándula atrofiada), siendo en estas personas la línea de comunicación directa con el mental inferior o concreto; aparentemente sin pasar por el plano astral, que es lo que se observa en la generalidad de las personas. Esta sería la razón del por qué del desenvolvimiento de la glándula pineal. El centro etérico coronario, activo y desarrollado, permite a las personas lo que se llama el desdoblamiento ‘en etérico; la persona sale del cuerpo físico conscientemente, y vuelve a penetrar en él, reteniendo la memoria de toda su actividad en el plano correspondiente.
26. Productos de desecho Todo organismo físico al consumir sus alimentos, elimina los productos de deshecho una vez aprovechado su material nutritivo. En igual forma el cuerpo etérico se nutre con los alimentos físicos y la absorción de los glóbulos de vitalidad, y expulsa los elementos de deshecho. Por el aliento y los poros de la piel se eliminan las partículas blanco azuladas, de las cuales se ha absorbido el Prana, por no ser necesarias; en igual forma se desechan los átomos de los rayos azules consumidos por el Chakra laríngeo. Los órganos de excreción inferiores eliminan los átomos del `rayo verde del aparato digestivo; y en el hombre corriente, los del rojo naranja. Por la región superior de la cabeza tienen salida los átomos de los rayos oscuro y violeta. En las personas espiritualmente desarrolladas, que han llegado a. dirigir hacia la Zona Superior de la cabeza el rayo rojo-naranja, éste se descarga como una cascada ígnea a través del Chakra coronario. Muchos de los átomos, cuyo Prana fue aprovechado por el organismo al ser expulsados, vuelven a repetir la carga de prana, y nuevamente son absorbidos a través del Chakra correspondiente.
En igual forma, la materia del Doble Etérico es expulsada a través de los poros de la piel, lo mismo que la materia gaseosa. Las personas sensitivas tienen una gran facilidad para absorber las emanaciones de deshecho. Existen zonas del cuerpo, donde las radiaciones etéricas son más intensas, como son las puntas de los dedos de las manos y de los pies. Estas partes corporales no sólo expulsan, sino que absorben materia etérica. El cabello es un excelente condensador de energías etéricas. Las emanaciones del cuerpo físico consisten en pequeñísimas partículas de sales que tienen distintas figuras geométricas, las que son afectadas por un estado de enfermedad, por emociones bruscas o según sea el nivel de pensamientos que se tenga.
27. Kundalini De las tres corrientes de fuerza que emanan del Sol, una de ellas es el Kundalini o Fuego Serpentino. Las otras dos fuerzas son Fohat o Electricidad y Prana. Fuerzas separadas e independientes en su acción y no convertibles una en otra. El Kundalini recibe otros nombres, como el Fuego Serpentino. Poder Ígneo y Madre del Mundo. Es como un Fuego Líquido que circula por todo el cuerpo, como lo ve un clarividente experimentado. El Kundalini vivifica nuestro cuerpo visible e invisible, especialmente si impera el conocimiento impulsado por la voluntad, por eso es que se llama Madre del Mundo. El Kundalini actúa en todos los planos (le existencia y también en el físico; tiene subdivisiones que abarcan siete grados de fuerza. El Fuego Serpentino desarrolla y vivifica los Chakras del cuerpo astral, en la misma forma que lo hace con los Centros del Doble Etérico; despertando en cada uno de ellos, facultades y poderes ya enunciados. Es interesante el papel que juegan los Chakras del cuerpo Astral, una vez que éstos han sido desarrollados, pues adquieren facultades propias de la materia astral. En el plano astral, la persona que actúa en esas condiciones, puede ver nítidamente un objetivo estando detrás o delante, debajo o encima de él. Correspondería a los sentidos físicos, pero en el cuerpo astral. Pero para tener conciencia en el plano astral y traer memoria de las actividades realizadas en ese plano, no basta el desarrollo de los centros astrales, sino que es indispensable desenvolver y activar los centros etéricos para traer memoria al cerebro físico. El método a seguir es igual al verificado con el cuerpo astral. Es preciso despertar el Kundalini, que se encuentra en el centro de la base de la columna, mediante el ejercicio de la voluntad para que esa fuerza vivificante estimule y active los respectivos centros etéricos, según un cierto orden. El despertar del Kundalini en forma accidental, o por razones de prácticas prematuras, puede conducir a una posición sumamente grave para el equilibrio integral y_ armónico de los valores humanos.
jamás su despertar debe hacerse sin la dirección de un experimentado Maestro, quien aconsejará antes de llegar a realizar práctica alguna en este sentido, haber alcanzado un grado de pureza moral y espiritual en niveles superiores, y junto con ello, ser poseedores de una voluntad disciplinada, capaz de contener o de dirigir la tuerza ígnea. Las prácticas prematuras del Kundalini, pueden ocasionar dolor físico o alguna enfermedad que puede ser grave, y aún conducir a la muerte. Es frecuente que en personas no antas aún, el despertar del Kundalini precipite la fuerza ígnea hacia los centros inferiores, en lugar de seguir una línea hacia los centros superiores. El resultado es la excitación de las pasiones, aún aquellas más nefastas, hasta un grado tal que el ser se siente incapaz de contener los impulsos avasalladores de esa fuerza. Estos seres, hombres o mujeres llegan a ser depravados en grado máximo, porque se encuentran a merced de una fuerza incapaz de ser dominada por el humano corriente. Muchas veces logra p ciertos poderes, que por su naturaleza colindan con lo demoníaco, poniéndoles en relación con seres de muy escaso desarrollo moral y mental. Esta enfermedad sutil, pero compulsiva, puede acompañar a estos seres una y a veces más encarnaciones. Las escuelas de magia negra utilizan el poder de la Kundalini para los fines ya indicados. El discípulo que se adentra en el conocimiento y práctica del sendero iniciático, no debe seguir ese camino de desquiciamiento moral, a que conduce la magia negra; ni tampoco podrá realizar prácticas del Kundalini sin la debida preparación moral y espiritual dirigida por un Maestro. La activación prematura del Kundalini, si bien es cierto que desarrolla la personalidad integral del ser, tiene especial inclinación por activar toda faceta inferior que tenga el ser humano. El intelecto se agudiza, junto con ello desarrolla un orgullo anormalmente morboso. La ambición se hace grande y desordenada al ser tocado el cuerpo mental, el mental inferior. Si por accidente o por falta de conocimiento apropiado la persona tiene la desgracia de caer en” el fuego devastador del Kundalini, debe consultar a una persona que honestamente sea entendida en este orden de conocimientos; porque la fuerza del Kundalini no es una fuerza ordinaria, sino un fuego irresistible. En ocasiones el Kundalini despierta espontáneamente, sintiéndose un ligero calor; puede a veces ascender por sí mismo. Si lo hace, sube por el interior de la columna vertebral, produciendo dolor por no estar preparados los vehículos. El entendido lleva la fuerza serpentina siguiendo una línea en espiral. La fuerza llega a la parte superior de la cabeza y sale al exterior, sin causar mayor daño. A veces llega a producirse pérdida del conocimiento, por breves instantes. Dijimos que el rol esencial y oculto del Kundalini es el despertar de cada uno de los centros etéricos, de manera que la Fuerza Kundalini, al bañar a cada uno de ellos, traiga conciencia de los hechos astrales a la memoria física. Se dice que la edad no afecta el desenvolvimiento de los Chakras a través del Kundalini. Pero sí, es preciso dejar en claro que una salud vigorosa es imprescindible para resistir la tensión que produce el fuego serpentino.
28. Experiencias con los chakras Toda práctica en relación con estos Centros de Fuerza, como ya se ha dicho, requiere de una preparación mental y espiritual adecuada dentro del sendero de la disciplina iniciática. Razones muy valederas se han expuesto para meditación y estudio de todo discípulo que desee avanzar con cierta rapidez en el tiempo; para educir y activar cualidades y facultades propias del Yo. Pero es preciso que en todo momento tengamos muy presente, que por falta de conocimiento, de experiencia y junto con todo ello, la falta de un Guía experimentado, puede hacer que se produzca una desviación nefasta de las energías que, en un momento dado, se ponen en juego, comprometiendo intensamente la economía espiritual y física del discípulo. No es una posición espiritual egoísta el exponer los riesgos a que se vería abocado todo aquel que en un Momento de insensatez, decide sin la preparación previa, cultivar elementos de fuerza poderosa. en la creencia de poder controlar la fuerza misma y las consecuencias que del ejercicio de ella se vayan derivando. El hombre o la mujer, en cualquier edad de su vida física, por más virtudes que en sí mismo reúna, puede verlas transformarse en basura de depravación, por el uso inconsciente y desviado de fuerzas de acción irresistible, Como son las que emanan del Fuego Serpentino. Aún con la preparación moral, mental y espiritual suficiente y con el guía siempre vigilante, considero que puede despertarse el Kundalini en forma indirecta; tomando en todo momento el máximo de precauciones para evitar resultados negativos e inferiores. que pueden conducir a graves enfermedades morales y del alma, como también físicas. Personalmente, considero que el reactivar cualquiera de los Centros de Fuerza o Chakras, conduce a un estado de sensibilidad en aumento, que es preciso frenar para evitar que desemboquen en un estado de perturbación psíquica o nerviosa. Si las condiciones son dad s, en cada discípulo como lo hemos enunciado, podemos vificar cada uno de los Chakras, respetando eso sí el Kunalini, por todas las razones que han sido expuestas. Los Chakras del Abdomen están en relación con la materia existencial; en cambio los Centros de la Mitad superior del cuerpo, se ponen en comunicación con las cosas del Espíritu. Sabemos que los Chakras del Doblé Etérico, tienen su homólogo con los respectivos Chakras de la Tierra, o mejor dicho, con los del Plano Etérico. Los Chakras Astrales con los similares del Plano Astral y en el Plano Mental con los del Cuerpo. Mental. “El Chakra del Entrecejo” en relación física con la glándula pituitaria, podemos vivificarlo y activado, concentrando nuestro pensamiento dirigido por nuestra voluntad, precisamente en la pequeña zona del entrecejo. Al comienzo se siente una presión en ese sitio, a veces acompañada de un leve dolor. Este esfuerzo de concentración mental no debe llegar al cansancio; debe iniciarse la experiencia por uno a tres minutos, para llegar de acuerdo con las circunstancias a diez y quince minutos, sin desviar el pensamiento de nuestro objetivo. Puede usarse una estrella de cinco puntas de color pla-
teado, colocada sobre una cartulina blanca. Esta estrella que debe estar a la altura de nuestros ojos, mientras estamos sentados en una silla en la pieza que nos servirá para esta clase de experiencias. En esta posición y totalmente relajados, nos imaginamos que la Estrella viene a nuestra frente y reposa justamente en el entrecejo. En este instante comienza la verdadera concentración con los ojos cerrados y con la fuerza mental reunida en un único foco, el entrecejo. Los resultados se verán a medida que progresen las prácticas; y entre ellos, veremos que la clarividencia empezará a insinuarse para adquirir contornos verdaderos, una vez que el desarrollo de este Chakra se haya intensificado. En un principio, la clarividencia tiende a ser concreta, es decir, se ven formas con sus contornos bien nítidos. Pueden ser paisajes, casas o bien pueden presentarse entes u otras formaciones del Plano Etérico o Astral. Se le verá la cara y “cuerpo o solamente la cara con las características que tengan. Á medida que el adelanto espiritual del discípulo sea una realidad, la clarividencia también cambia, si bien, se conservan las características de clarividencia concreta u objetiva, se adquiere las cualidades de la videncia abstracta. El investigador verá las auras del personaje que tiene ante sí; observará su tamaño, su colorido, si éste es definido o confuso; si es brillante u opaco; si el aura es de textura grosera o fina. Fácil es darse cuenta de la importancia que el conocimiento de una investigación como ésta, tiene para el operador, ya que le permite conocer la calidad del ente o del personaje espiritual que se le ha presentado. La importancia aumenta aún más, cuando esta misma clarividencia nos permite a manera de investigación y no de crítica, llegar a conocer el aura astral de Las personas que nos rodean o de aquella persona que nos interesa conocer. Estas mismas experiencias de concentración, pueden hacerse en forma diferente. En la pieza de experimentación, en penumbra y en posición de relajación nos concentramos con el pensamiento y la voluntad “a través” del Chakra del entrecejo como si miráramos con el pensamiento a través de él. Es interesante este procedimiento, en el cual tengo gran experiencia junto con otros que a continuación voy a presentar. Se siente una sensación de quietud mental, de agrandamiento de la cabeza, sensación que produce agrado. A medida que se avanza y el perfeccionamiento se adentra ,en nosotros, hasta llegar a ser un hecho real, llegamos a sentir paz en todo nuestro ser, y aún más, hemos llegado a sentir “el silencio de la música del Espíritu”. Existe otra forma de realizar la concentración en el Centro del Entrecejo, y es, sentado frente al Sol, de preferencia en horas de la mañana. Lo que en líneas anteriores se dijo para esas experiencias, frente al Sol aumentan en forma magnífica; porque a uno, como experimentador e investigador, llegan las energías del Espíritu Solar que, aunadas a las que de uno mismo se ponen en juego, apresuran en forma “equilibrada” y “armónica” al despertar del Chakra .del Entrecejo, con sus cualidades y poderes. lgual concentración realizo frente a la Luna Llena, Nueva y Creciente. En este caso, concurren al punto de la experiencia las Energías del Espíritu de la Luna. Además de la Clarividencia, con estos procedimientos de concentración, podemos ir desarrollando y afinando el sexto sentido, “la intuición”. Con las prácticas, con el
conocimiento y con el desarrollo espiritual que se va alcanzando, se llega a aumentar en tal grado la “intuición” que nos permite tender un puente a través’ del astral superior con los planos Espirituales, lo que nos permite llegar a ponernos en contacto con el Maestro Interno primero, y a continuación con el Maestro de Sabiduría de los Planos Superiores. El Hombre y la Mujer reciben las energías por la cabeza. De la región frontal salen tres rayos hacia arriba. Un rayo del entrecejo y dos rayos, de cada una de las sienes. Estos son los Chakras que deben salir del misterio, para conocimiento de todos. La concentración en estos centros de las sienes aviva la inteligencia de la persona, mejora la memoria y el poder de atención; al mismo tiempo que permite al experimentador desarrollar facultades de orden superior, en lo psíquico y especialmente en la esfera espiritual. El Chakra laringe se desarrolla en la misma forma que lo hemos hecho con el Centro del Entrecejo. Desarrollaremos la clariaudiencia, dependiendo de la mayor o menor facilidad que la persona tenga para ello. Y también el desarrollo de la palabra sabía. El Chakra del corazón es un Centro de Fuerza por demás importante. Podría pensarse que es el Centro de los Chakras. Su desarrollo dota a la persona del don de la “percepción” de los pensamientos que flotan en la atmósfera que nos rodea; de las ideas y arquetipos que nos vengan de otros planos. La percepción que nosotros tenemos, tiene su centro en el Chakra del Corazón, el que desarrollamos y el que nos ayuda para la “percepción mental”. Pero percibimos con el “Chakra del Corazón”. Para el desarrollo de este importante centro, nos concentramos a través de este centro en nuestra pieza de experimentación. O bien frente al Sol o a la Luna (sólo en sus tres fases). Concentramos el Chakra del Corazón en el Sol o en la Luna. Pero también podemos hacerlo concentrando este centro en el Chakra del Corazón de la Tierra. Esta forma de concentración, especialmente con el Sol y la Luna, nos va a dar una sensación de alegría, de dicha, que en un principio no sabemos definir; alegría que con el correr del tiempo va a ir, poco a poco, dándonos la sensación de felicidad. La concentración de este Centro con el respectivo de la Tierra nos da su riqueza vital. Y en todos los casos, esta forma de practicar va desarrollando en cada uno, un estado de pureza que permitirá, a medida que el desarrollo avance, que la sabiduría tome asiento en el entendimiento espiritual qu ha ido creciendo. El Maestro Cristo Jesús, señalando el Corazón, dice: “Venid todos a mí”. La sabiduría espiritual desarrollada en el coraza, permite sentarse a la vera del Gran Maestro. En este Chakra, es preciso localizar la vibración del Maestro, para percibirlo bien; en este caso, es percibir al Gran Maestro Interno. Pero es también más fácil percibir al Gran Maestro para el que lo ama. El Chakra del bazo
Es el encargado de absorber y distribuir la vitalidad por todo el cuerpo. El -Desarrollo de este importante Centro, permite recordar las actuaciones que tenemos en el plano astral. Estas cualidades pueden aumentarse positivamente, vivificando este Chakra en relación y frente al Sol y a la Luna. La Tierra es imantada con la vitalidad del Sol, desenvolviendo y conservando su propia vitalidad. La concentración de nuestro Centro esplénico en el Chakra correspondiente de la Tierra, permite activarlo con todas las cualidades propias de la vitalidad terrestre. Estoy de acuerdo que el “Chakra del Sexo”, no debe tocarse, por las razones de desviaciones psíquicas, mentales o materiales a que puede dar lugar su activación. Pero considero que la persona con un grado de desarrollo espiritual y con una voluntad disciplinada en el método y la técnica esotérica y guiado por el Maestro, puede atreverse con cautela, a vivificar este Centro de Fuerza. El Chakra del sexo Se concentra en el Chakra del Sexo de la Tierra. La finalidad es vitalizar los órganos físicos, junto con el etérico y el astral de estos órganos. Las corrientes vitalizadoras se sienten en la zona respectiva con gran intensidad, dependiendo ello de la sensibilidad que se posea. La mujer recibe energías de la Luna, durante el período menstrual. Es durante este período que puede la mujer aumentar sus energías, si se concentrara con este propósito, en la Luna, en alguna de sus fases, Nueva, Creciente y llena. El hombre durante el acto sexual recibe las energías lunares, mediante un proceso de concentración. Ambos, el hombre y la mujer, reciben las energías corporales o vitales por la base de la espina dorsal (cola). El Chakra del plexo solar Anteriormente he dicho que los Chakras de los cuerpos Etéricos, Astral y Mental, tienen su representación de Centro de Fuerzas, idéntico en la Naturaleza: en la Tierra, en el Sol, en la Luna, etc. Para realizar las prácticas con los Chakras, es preciso concentrarse a través del Chakra personal elegido, en el Chakra similar de la Tierra o del Sol, etc. Quiero relatar una experiencia personal en relación con el Chakra del Plexo Solar y del Entrecejo. Los. Maestros de Sabiduría reconocen que al discípulo, de acuerdo con las circunstancias, es necesario mostrarle hechos a través de las experiencias que practica para afirmar un conocimiento, y con ello, la fe. Estos resultados renuevan el entusiasmo
y lo que es más importante, la voluntad en ejercido atrae nuevo acopio de energías que promueven a nuevas iniciativas en ‘el sendero del conocimiento oculto. La fe se fortalece y rejuvenece con la observación de las experiencias que nos conducen a resultados positivos y de corroboración de la “verdad del conocimiento”. Esto nos mantiene siempre en estado de continuar en nuestras investigaciones, a través de nuevas experiencias que nos van a dejar un acopio de conocimientos y enseñanzas para futuros discípulos. El egoísmo del conocimiento esotérico perjudica a aquel que lo posee y no lo da. Las enseñanzas deben ser dadas a todo aquel que las necesite, porque su inquietud espiritual le hace volver la mirada hacia esta clase de conocimientos, que le servirán como un bálsamo en su vida. El Chakra del Plexo Solar o del Ombligo, además de servir para el reconocimiento de emociones o de sentimientos agradables o desagradables tiene por rol, actuar en el funcionamiento fisiológico de los órganos abdominales. Pero como es un centro que tiene relación con lo material, también nos sirve para atraer riquezas materiales. En una experiencia personal, habiendo estudiado todos los detalles de protección a mi persona. tendido de espaldas en un diván, la pieza semioscura en posición de franca relajación, concentro mi Plexo Solar en el ombligo de la. Tierra (plexo solar), y pidiendo que las riquezas materiales vengan a mí. Al poco rato de estar concentrado, veo nítidamente que un hombre hecho de “adobes” viene andando en forma rígida hacia mi persona. La cara era totalmente rígida; estaba hecha de adobes como el resto de su cuerpo. En la parte posterior de la cabeza y del tronco podía ver claramente las puntas de los adobes que’ formaban su contextura total. Cerca de mí, con voz profunda que le sale del centro del tronco, al parecer de la zona del corazón me dice con toda claridad: Yo soy el Plexo rolar de la Tierra que a su vez oigo con entera nitidez, en el C entró de mi corazón. La Tierra contiene minerales, agua, aire, el barro de que está formada esa entidad del Plexo Solar de la Tierra es la parte más inferior de la Tierra. En otra oportunidad hago idéntica experiencia, pero con el Chakra del Entrecejo. Concentro mi Chakra Pituitario en el Chakra de la Pituitaria de la Tierra. Pocos momentos después, el dolor de cabeza que tenía antes de comenzar, desaparece totalmente instantes después, empiezo a visualizar un ojo semicerrado que se abre totalmente en la mitad derecha abarcando la nariz de una cara muy grande, hecha al parecer de cemento, con pequeños bajos relieves en su superficie, de tamaño aproximado de una lenteja. En la frente presentaba un hundimiento bien marcado, de forma triangular, con el vértice en el entrecejo. Esta visión podría corresponder al ¡Ojo del Mundo!
29. Curación Hemos visto que la vitalidad es posible recogerla de la atmósfera que rodea a personas muy vigorosas, que derrochan su vitalidad impregnando todo el medio ambiente que les circunda. Las personas débiles o enfermas, también son susceptibles de enriquecerse de elementos vitales, con el solo hecho de estar cerca de personas que poseen una salud llena de vigor.
Hay seres que poseen una personalidad psíquica, que inconscientemente actúan como vampiros de las energías vitales de las personas a las que se acercan. Otros, en cambio, realizan el acto del vampiro en forma consciente y voluntaria, Todos estos actos, contrarios a la naturaleza, tienen serios inconvenientes por las consecuencias a que se exponen los que absorben las energías vitales de los demás, por cualquier razón o causa. Pero el conocimiento, la voluntad y la disciplina no necesitan de la energía vitalizante de otros seres humanos, ya que como hemos visto, las hay, y en abundancia y, por lo demás muy pura, en la Naturaleza misma. Algunos de los procedimientos y técnicas, los hemos visto al hablar de la práctica de los Chakras, al ponerlos en relación íntima de concentración con el centro de Fuerza similar de la Naturaleza. Esto es de primordial interés para todo discípulo e iniciado, porque al enfocar el problema en la forma indicada, está realizando un acto de Alta y Suprema Magia. Se ayuda a mejorar el estado de salud o a fortalecerlo, llevando un régimen alimenticio exento de alimentos nocivos, como son los excitantes, como el ají, el alcohol, el tabaco, y algunos alimentos córneos de grosera digestión, como es la carne de cerdo, por ejemplo. El prana que se ingiere está en relación con la calidad del alimento, lo que influye en la salud física.
30. Ejercicios respiratorios Los ejercicios respiratorios, como es sabido, tienen un gran incentivo para fortalecer y ayudar a curar algunas enfermedades, las respiraciones hechas con cierto ritmo predisponen a la persona a un estado de quietud mental y nerviosa; y al mismo tiempo, es un procedimiento de expulsión .de energías enfermas o energías gastadas. Es una técnica para aumentar y almacenar el Prana vitalizante y distribuirlo a voluntad en el organismo físico, según sean las necesidades del momento. Las’ respiraciones conviene hacerlas frente al Sol, y de preferencia, en horas de la mañana; pero también pueden hacerse en horas de la tarde, y de la noche, especialmente, para inducir al sueño. De pie frente al Sol, aunque el día se encuentre nublado, hacemos una inspiración por la nariz todo lo profunda que podamos, expandiendo poco a poco el pecho hasta alcanzar el máximo. Se retiene el aire inspirado, todo el tiempo que sea posible. La espiración se hace por la boca hasta expulsar al exterior el aire residual de los pulmones. El Clarividente ve el aire inspirado claro y a veces luminoso; el aire espirado, se observa como un halo oscuro. Existen muchas formas de hacer ejercicios respiratorios; yo expongo aquellos con los cuales practico. Siempre frente al Sol, una vez hecha la inspiración profunda y retenido al máximo el aire, se expulsa por la nariz, presionando una aleta nasal hasta obstruir ese lado. La
inspiración que sigue se hará por ese lado nasal, dejando de presionarlo, y obstruyendo el lado contrario; la espiración se hace por el lado que estaba presionado, el que queda libre y se presiona el lado contrario. Y en esa forma se hace la inspiración por una fosa nasal y la espiración por la otra, siempre en forma alternada. Otra forma de hacer el ejercicio respiratorio, es aunando éste a la concentración mental impulsada por la voluntad, haciendo que las energías que se llevan con la inspiración se lleven a voluntad y se mantengan por la voluntad en el órgano que se desea. En un principio conviene llevar con la mente la energía de la inspiración a la cabeza, cerebro, ojos, garganta, órganos abdominales, sexuales y extremidades. Después de una repetición por tres veces de ele baño energético general se hará la inspiración profunda y nasal, reteniendo sus energías en un órgano preferencial, por ejemplo, en el cerebro, deseando ardientemente que se purifique de los tóxicos que puedan existir y que se produzca una irrigación, lo más ampliamente normal que sea posible. También este mismo ejercicio respiratorio, manteniendo las energías en el cerebro; nos ayudará a mejorar la memoria, los dolores de cabeza y muchos mareos de origen psíquico. En igual forma, fortaleceremos el corazón concentrando en él las energías que hemos atraído por el ejercicio respiratorio, siempre frente al Sol. Las personas que padecen de insomnio verán que los ejercicios respiratorios la alejarán de la tableta somnífera; gracias a la relajación que se produce con estas prácticas, y a la purificación de todo nuestro medio interno. No solamente las prácticas respiratorias servirán para ayudarnos a sentirnos mejor de una dolencia física, sino que tienen un rol muy importante en nuestro carácter y en nuestra personalidad. Si nuestra voluntad es decidida, podemos polarizar, cambiar el estado de nuestro carácter triste, por un estado de franca alegría; si es ácido, por la jovialidad que iluminará siempre el rostro. Si algún problema hace que nuestra personalidad disminuya en fortaleza, las prácticas respiratorias, dirigidas al cerebro y al corazón, por nuestra voluntad, harán que poco a poco o rápidamente se restituyan los átomos vitalizantes que le dan la característica peculiar a nuestra personalidad. La prolongación en el tiempo para restablecernos, estará en íntima relación con las experiencias, con el conocimiento y con la calidad de voluntad con que actuemos. Imaginemos que una enfermedad incurable está minando nuestro organismo físico, como serían algunas formas de cáncer. Los ejercicios respiratorios no lo, van a curar; pero eso sí, contribuirán a aliviar muchas de las molestias que producen, especialmente cuando son causante de dolores o vómitos, etc. Los ejercicios respiratorios tienen la ventaja que, junto con los beneficios de purificación y de vitalidad que se alcanzan, se va formando una coraza protectora en nuestro rededor, de carácter atómico, y especialmente, en torno a las fosas nasales, donde se forma uña malla atómica con todo el bien positivo que ello significa.
Sobre el aura astral, todas estas prácticas respiratorias tienen una influencia muy significativa. El aura se limpia de impurezas, abrillanta su colorido, y sin son confusos los colores, se definen. Los ejercicios respiratorios hechos frente al Sol, dota al aura de tal fortaleza que muchas veces es un verdadero escudo contra las enfermedades microbianas como asimismo, contra los elementos negativos invisibles.
31. Los conjuros Entre los métodos de curación por denlas interesantes en la práctica de la Alta Magia Blanca, que con regularidad diaria he practicado en mi utópica persona, y en muchas oportunidades lo lié hecho por necesidad útil, en otras. Me refiero a un “ceremonial mágico” que se realiza en íntima relación con el conocimiento espiritual, reforzado éste e impulsado por una voluntad previamente disciplinada en las enseñanzas y técnicas esotéricas. El Arte de practicar el “Conjuro” requiere de un estado de salud vigoroso, por la repercusión que este arte “de sacar lo malo” de una persona, tiene ‘sobre la salud moral, espiritual y física del operador. Siendo muy sencilla la fórmula que se debe emplear para la práctica de este ritual, resulta a veces muy difícil y llena de complicaciones, las derivaciones que se motivan en torno a la personalidad del que realiza el conjuro. He ahí, la necesidad de poseer un conocimiento científico espiritual adecuado a las necesidades y _circunstancias, para que la voluntad actúe inteligentemente y permita a su vez; saber conjurar la atmósfera saturada de formas negativas e inferiores que se han producido, como uno de los efectos que se suceden al practicar este rito mágico. No ‘es mi ánimo el desear- presentar dificultades en la realización de un ritual mágico por el mero hecho de confundir al discípulo. Es sólo una advertencia, presentando las dificultades con que puede o mejor dicho con que tropieza toda persona que quiere llevar a la práctica el ritual de los Conjuros. Si a la persona que padece de alguna enfermedad, que podemos observar en su aura por los cambios de colores que se verifican, oscureciéndose ciertas zonas; y como sucede en la gran mayoría de los casos agregándose elementales formas obscuras, unidas en la mayoría de los casos, con uno o más entes de auras oscuras, plomas o negras que perjudicarían la salud y el bienestar afectivo y también económico de esa persona que interviene en el destino de otro ser. En el ritual mágico de los Conjuros, debe hacerse una división específica: El Conjuro Blanco y el Conjuro Rojo. El Conjuro Rojo actúa específicamente con las fuerzas de la mente propiamente tal, con los Poderes que hemos simbolizado en la Estrella de cinco puntas. Su poder se dirige para desalojar y destruir al demonio o a la cadena de demonios que molestan y enferman a una persona hombre o mujer. Estos demonios los forman “entes” que moran en el Plano Etérico especialmente, y también en los niveles más inferiores del Plano Astral. Se comprenderá que su aura es de color muy oscuro, es negra. Ellos están dirigidos, en general, por el hechicero, que se
vale del Arte tenebroso de la Hechicería para dañar a segundas personas. En la gran mayoría de los cases, el Hechicero no sabe las proyecciones que su arte, puesto en práctica, puede tener para la persona a quien va dirigido: y tampoco sabe las consecuencias en el presente y en el futuro que tendrá, para sí mismo. La Hechicería, como Arte de la Maldad, es y ha sido siempre y lo será en el futuro, una “espada de doble filo” contra la cual tarde o temprano se estrellan todas las actuaciones del brujo, y muy particularmente, contra su propia persona contra todo cuanto le sea querido. Si estos seres, los Hechiceros, comprendieran inteligentemente que el practicar el mal, sólo trae pérdidas .para sí en todo orden de cosas por la sola habilidad de comprenderlo, practicarían solamente el bien, porque ello redundaría en ganancias morales, espirituales y materiales. Así como las ganancias se acumulan, las pérdidas que se obtienen ron el Arte de la Hechicería, también se acumulan muchas veces, no sólo para esta existencia, sino para .una o varias encarnaciones futuras. La Hechicería sólo trae pérdidas. La Magia Blanca trae ganancias. En otras ocasiones, la Hechicería no solamente se vale de los entes-demonios, sino que también lo hacen con el espíritu de un niño que ha desencarnado, o como sucede muchas veces, lo hacen desencarnar y lo encadenan para que cumpla en parte el rito vudú. Fácil es comprender la mente psicopática de que son poseedores estos brujos ya que en sus actuaciones del Arte tenebroso, tienen como meta la enfermedad y la muerte. El Mago Blanco que se propone actuar, ante un hecho semejante, debe tener el poder del conocimiento para yugular la conjura mágica del brujo, para usar con utilidad de Vida, la magia blanca en beneficio de aquella persona que ha sido víctima de un embrujo. Y al mismo tiempo tratar de evitar al máximo la repercusión que tal actuación provoque contra sí mismo. No olvidemos que la masa de formas negras o la cadena de demonios entes que quitamos del cuerpo o de la mente de una persona, no quedan en el aire. Ellos tratan de apropiarse de otro cuerpo; en este caso, de aquel que con su conocimiento científico espiritual los ha desalojado de la morada. a la que martirizaban. Recordemos al Maestro Jesús, que en nombre del Belcebú, Príncipe de los Demonios, les ordenó a éstos, que abandonaran el cuerpo de aquél a quien atormentaban y fueran a tomar el cuerpo de los cerdos que se encontraban en las cercanías. La realización de un Conjuro Rojo requiere de algunos preparativos. Una pieza adecuada al ceremonial con ventanas que reciban el Sol, en lo posible; la Luna que esté Llena, Nueva o Creciente. Observar la hora astrológica y el día que convenga por su regente. Se utiliza un brasero con carbones bien encendidos. En un platillo hay que tener los cinco elementos que se han de quemar: 5 trozos de ají colorado seco con las pepas (ají cacho cabra), 5 gramos de pimienta entera, 5 gramos de sal gruesa, 5 dientes de ajo y 5 porciones de azufre corriente. La persona que se ha de conjurar, debe sentarse en una silla, de cara al norte para aprovechar las corrientes magnéticas de la tierra; y frente a sus pies se colocará el brasero. El operador debe prepararse durante cinco días, sin ingerir alimento cárneo,
alcohol y abstenerse de fumar. Y por sobre todo, hacer a diario y varias veces al día “oraciones trascendentes”, cuya finalidad, junto con la invocación de las Jerarquías dé la Mente, es fortalecer su aura, y por ende toda su constitución espiritual y mental, para llegar a formar una coraza sutil con la potencia del conocimiento y de su voluntad de iniciado, tan poderosa que sea capaz de rechazar las invectivas deletéreas producidas por su actuación de Mago Blanco. El Instrumento a usar son puñales de acero, cuyo mato forma una cruz que es un signo mágico de protección, y talla bien para agredir a las masas oscuras del invisible. El acero cortante, corta y destruye las cadenas etéricas y astrales inferiores que constituyen los elementos o entes demoníacos, a quienes hiere profundamente en su constitución etérica, astral y mental inferior. El Mago Blanco, de pie frente al paciente, y entre ambos el brasero con carbones encendidos. En cada mano un puñal, y ambas manos con los puñales se colocarán formando el signo de mercurio; las manos unidas por la cara palmar de los pulgares, con la mano derecha sobrepasando totalmente por encima a la mano izquierda sobre la región pectoral izquierda, y la mano izquierda ,descansando sobre la región pectoral derecha. Ha llegado el momento de hacer la invocación. Debe invocarse a los Poderes de la Mente, que están simbolizados en la poderosa Estrella de cinco puntas. Personalmente aconsejo invocar también al Maestro que nos guía y nos protege, solicitándole su ayuda que es necesaria e indispensable. Hecha la invocación, el operador debe rodearse de un círculo protector formado por la imagen .de la Estrella, hecha con el puñal de la mano derecha. Estos círculos se harán de izquierda a derecha, siguiendo el curso de las manecillas de un reloj, círculos que se repetirán cinco veces consecutivas. Es preciso aprender a hacer la Estrella sin interrupción, de una sola vez. El operador con todos estos preparativos previos, procederá a realizar el Conjuro Rojo. El paciente con las manos sobre los muslos y los ojos cerrados, deberá hacer una plegaria como ésta, que es tan usada por mí: Padre Nuestro, que estás en los cielos, santificado y glorificado sea tu nombre, en éste tu siervo, por los siglos de los siglos, Amén. Se repite tres veces esta oración, que es tan sencilla y tan poderosa en sus efectos y proyecciones. El operador ya está en condiciones de proceder. Echará sobre los carbones encendidos los 5 elementos, y se comienza con el conjuro propiamente tal. El humo que se produce al quemarse los elementos debe bañar el cuerpo de la persona que se está conjurando. El operador con un puñal en cada mano, procederá a trazar los signos de la Estrella de cinco puntas, de un solo trazo, primero sobre la región anterior del cuerpo, abarcando la cara, el tronco y extremidades. A continuación sobre el costado izquierdo del cuerpo; para seguir con toda la región dorsal y el costado derecho. Sobre la cabeza se hace el último signo del primer círculo. Estos círculos se repiten en la misma forma cinco
veces; igualmente sobre la cabeza. Pero si las necesidades lo requieren, puede proyectarse un número mayor de círculos formados por la Estrella. En cada signo, el operador debe, en el nombre del Dios vivo Todopoderoso y de las potencias Luciferinas y del Príncipe Belcebú y del Gran Maestro que nos ayuda, ordenar a los demonios que abandonen definitivamente el cuerpo que atormentan. Estos conjuros deben practicarse durante cinco días consecutivos, a la misma hora, en lo posible. El tercer conjuro y los restantes tienen una modificación. Antes de realizar el conjuro se desmagnetiza al paciente, para lo cual con ambas manos, con las palmas hacia arriba, se quita el magnetismo enfermo, de abajo hacia arriba, sin rozar el cuerpo del paciente; y a continuación las manos se chasquean en el aire con energía, para expulsar el magnetismo viciado y enfermo de las propias manos del operador. Esto debe hacerse alrededor de todo el cuerpo del paciente que permanece sentado. Hecha la desmagnetización, se procede en forma inversa; se magnetiza al enfermo, chasqueando las dos manos con las palmas hacia abajo, sobre la cabeza y el cuerpo de la persona. Esta magnetización se hará formando un círculo con las manos, como si fuera un Sol el que se proyecta alrededor del cuerpo. Los signos se harán en la forma indicada. Pero hay que agregar que la ejecución sobre la piel de los signos, deben hacerse con óleo consagrado. En un platillo se tendrá una pequeña cantidad de aceite puro, con una pequeña cantidad de mirra en polvo. Mezclados se consagrará. para lo cual es necesario magnetizar el óleo y hacer los signos mágicos de la Estrella; y terminará la consagración con una oración, como la que hemos dado antes. La punta del dedo pulgar se ha impregnado con este óleo y se hará el signo de la Estrella en la frente (Chakra del Entrecejo), en ambas sienes, en la nuca, en la región superior de la cabeza, en ambos ojos, que deben estar cerrados, en los labios, en la garganta (Chakra laríngeo), en el pecho (Chakra cardíaco), en la espalda, y en la palma de ambas manos. A continuación, poniendo la mano izquierda sobre la cabeza del paciente y la mano derecha elevándola al cielo, debe hacerse la oración del Padre Nuestro en la forma indicada, repetida tres veces. En seguida, en el nombre del Dios Altísimo, del Maestro de Sabiduría que nos acompaña y de las poderosas potencias Luciferinas y del Príncipe Belcebú, y del mío propio, con una voluntad inmensa y poderosa, ordeno a los demonios que abandonen el cuerpo de esta persona. Esto debe repetirse varias veces, siempre con la voluntad que ordena que, al conjurar a los demonios la salida de ellos “es una realidad”. Y se termina el conjuro haciendo una serie de signos mágicos en torno al paciente, como el que liemos señalado. La serie de conjuros de cinco días se repetirán después de una semana de descanso, hasta completar una, serie de 3 a 5 conjuros, en la forma indicada, según sea la necesidad. ¡Esta es la forma que yo práctico el Conjuro Rojo!
32. Conjuro blanco Este conjuro actúa también sobre la salud áurica y física. Las potencias que se invocan son las jerarquías Espirituales y las Jerarquías que componen la Estrella de cinco puntas, de las cuales ya hablé en páginas anteriores. La, técnica mágica tiene algún parecido con el ritual anterior. El paciente, sentado en una silla, con las manos sobre los muslos y los ojos cerrados, debe tratar de relajarse al máximo no pensar en nada. Frente a él, el brasero con carbones encendidos. En un platillo, una mezcla en polvo de incienso blanco, mirra, alhucema, puede agregarse incienso negro. Otros perfumes que pueden usarse son: incienso blanco, sándalo rojo o blanco, o ambos. El alcanfor en polvo conviene usarlo solo, porque a veces hace llama que hay que apagar. Un perfume muy exquisito y muy penetrante es el ámbar gris en polvo. La finalidad de quemar estos perfumes es la de producir tranquilidad en la mente y quietud en los nervios. Pero mágicamente las vibraciones del humo que produce cada perfume ;:l ser quemado, facilitan la condensación de las energías negativas e inferiores de que es portador el paciente a conjurar; a,1 mismo tiempo condensa las vibraciones de las energías Jerárquicas que se han invocado, las que por su potencia desplacen y destruyen las energías de niveles inferiores. Cuando el aura de la persona que va a ser conjurada está muy pesada puede quemarse en los carbones aceite de oliva perfumado con 3 ó 5 perfumes diferentes, el que ha sido previamente consagrado. El aceite así quemado atrae y condensa con mayor intensidad las dos clases de energías, inferiores y superiores, siendo desplazadas las primeras por las segundas. Se quema una cucharadita de uno de los grupos de perfumes echando con las manos el humo perfumado sobre el rostro y cuerpo del paciente. Se procede a continuación, a la invocación de las Fuerzas Jerárquicas, y siempre al Maestro que nos guía. Se agrega una nueva porción de perfume, y con el brasero en ambas manos, hacemos siete círculos en rededor del paciente para que su aura y su constitución mental y espiritual se impregnen de las vibraciones de esos perfumes. El operador antes de proceder a ini