La ganancia de placer en el chiste Escrito para el Taller Nro.1 de la cátedra de Teoría Psicoanalítica “El chiste como formación del inconciente”. Año 2017 Autor: Bilos, Lucas. Nro. de legajo 101622/9 Contacto:
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Oc urr enci a a analizar y contexto de la mis ma: Tiempo atrás, una amiga en medio de una fiesta había logrado sacar al barman de su puesto de trabajo, terminando a los besos con él en algún rincón apartado. Traer a colación este hecho se había vuelto una suerte de chiste/gastada 1 recurrente en cierto círculo de amistades durante las primeras semanas. Un par de meses después, en otra reunión con este mismo círculo de personas, en la conversación surge el tema de que esta chica estaba llevándose bien y lanzándose indirectas con uno de los empleados del gimnasio al que asistía. En un momento dado, tras varios comentarios instándola a ser más directa al momento de comunicar sus intenciones, esta chica dice algo en las líneas de “Pero no puedo estar con él ¿No ven que está trabajando? ” a lo que yo inmediatamente respondo “¡Y el barman también estaba trabajando! ”, tras lo cual todos comenzamos a reír fuertemente.
Para explicar la ganancia de placer generada por este chiste u ocurrencia 2, objetivo del presente escrito, comencemos por analizar su técnica. Descartado queda el juego de palabras porque aunque otras formas de expresar lo mismo, como por ejemplo “¡El empleado del bar también se hallaba realizando su trabajo!” , pierden algo de gracia
esto se debe solo a la forma extraña al habla común que adquiere la frase, ya que reformulaciones menos deformadas como “el pibe de la barra también estaba laburando” habrían causado el mismo efecto. Tampoco hay doble sentido, la frase
significa realmente lo que dice y no es ambigua ni da lugar a otras interpretaciones. Por otro lado, tampoco hay una contradicción ni un disparate o un desplazamiento del sentido, la ocurrencia es coherente tanto al interior de si misma, como para con el comentario que la precedió. En otro contexto incluso podrían formar parte de un dialogo serio y en lo más mínimo jocoso. De todo esto, podemos suponer que la gracia de la ocurrencia no viene de su
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Me disculpo por el argentinismo, no he encontrado sinónimos que abarquen todo el significado de la palabra “gastada”, que viene a ser algo así como una broma levemente ofensiva o molesta para quien es blanco de ella. 2 Freud utiliza el término Witz, que resulta ambiguo y puede significar las dos cosas, además de hacer referencia a la cualidad mental de aquel que es ingenioso, que es capaz de producir las ocurrencias graciosas rápidamente.
particular formulación, no está en el sonido, ni en la semántica particular de las palabras que la componen ¿Vendrá de alguna particularidad ling üística de la pregunta que la precede, que la respuesta simplemente destaca? Tampoco, puesto que para varias reformulaciones, siempre que el sentido se conserve, la misma respuesta ocurrente habría sido igualmente válida y chistosa(Por ejemplo “No puedo molestarlo ahí ¿No ven que está en horario de trabajo? ”), y para otras apenas si habría tenido que adaptarse para mantener la coherencia y la gracia (Por ejemplo “No quiero distraerlo ¿No ven que tiene que atender a otras personas »). Por ende podemos afirmar que el chiste no reside en sus partes por separado (sean estas las frases o las palabras), sino en el sentido del todo. Ahora que ya sabemos eso, volvamos a traer las preguntas que motivan el presente escrito ¿De dónde viene la gracia? ¿Qué es lo que produce la ganancia de placer en este chiste? Al empezar este trabajo no me limité a escribir la pregunta de mi amiga y la ocurrencia a la que dio origen. Hubo un párrafo entero explicando el contexto de la misma, sin el cual no resultaría entendible como algo gracioso. Ese evento pasado (el que mi amiga sacara al barman de su puesto de trabajo) que es necesario conocer para entender el chiste, debe entonces estar aludido de alguna forma en el chiste, y ciertamente lo está. La alusión es implícita, el hecho en sí no se menciona sino que se da por conocido, pero es directa. Se nombra al elemento clave de la situación referida (el barman) pero se omite el hecho. Dudo aquí entonces si la técnica del chiste es una alusión con omisión, o si por el contrario puede entenderse que se condensa en el barman todo lo demás y se puede entender a éste entonces como elemento sustitutivo, pero es irrelevante. Hemos asido una de las técnicas de este chiste: la alusión, y pareciera que tengo razón, puesto que
Freud dice “La alusión es quizás el medio del chiste más usual y fácil de manejar, y está en la base de la mayoría de las efímeras producciones chistosas que salpicamos en nuestras conversaciones y no toleran ser trasplantadas de este suelo” pero también
poco después aclara “Tampoco la alusión en si es chistosa (…) Chistosa es sólo la alusión «chistosa” , de suerte que vuelve a escapársenos la caracterización del chiste” (FREUD, 1905, pág. 76) Y ciertamente es verdad que aquí no es en sí misma la
alusión lo gracioso, porque podría eliminársela de la ocurrencia y, sin embargo, seguir ésta teniendo efecto cómico «¡El barman al que besaste también estaba trabajando! ». Asique de vuelta, al igual que a Freud, se me vuelve a escapar el motivo de la gracia. Pero algo es entonces seguro, ésta no reside en la técnica. Recurro de nuevo a sus palabras ahora, cuando dice que el placer del chiste “tiene en lo esencial dos fuentes: la técnica y las tendencias del chiste.” (FREUD, 1905, pág. 113) Y de paso aprovecho
también a citar el pasaje donde dice que “La técnica de estos chistes [los tendenciosos] es con frecuencia harto pobre y, en cambio, su éxito de risa extraordinario.” (FREUD,
1905, pág. 1085) Cosa que describe muy bien la ocurrencia que estamos tratando. Entonces puedo descartar mi incompetencia al momento de encontrar la gracia, y aducir que simplemente estaba buscándola donde no debía. Siendo este un chiste claramente tendencioso, la gracia debe residir entonces mayormente en esta característica y no tanto en su técnica. Lo primero será entonces definir la naturaleza de esa tendencia. Freud sostiene que las tendencias en estos chistes pueden ser de dos tipos : “ hostiles (destinadas a la agresión, la defensa o la sátira) u obscenas” .(FREUD, 1905, pag. 1081) Vale aclarar
que las tendencias son en buen grado inconcientes y por lo mismo lo que diga respecto de ellas sobre esta ocurrencia producida por mi, será escueto y especulativo. En este
caso la tendencia parece ser mixta, porque aún en tono jocoso, el comentario puede resultar ofensivo ( y de hecho en cierto grado lo fue, porque antes de sumarse a las risas mi amiga expresó un leve enojo) y además dado el tema de la conversación, hay un deje sexual en la ocurrencia. Por no mencionar que “las personas que mejor hacen los chistes tendenciosos agresivos son aquellas en cuya sexualidad se registra un poderoso componente sádico” (FREUD, 1905, pág. 137), idea que remarca de nuevo el
carácter sexual de la tendencia. Pero, impedido de seguir este análisis, vamos finalmente a lo que debía ser el tema central de este trabajo: ¿Por qué este chiste causó placer? A lo largo de todo el libro Freud redirige una y otra vez el placer de los chistes a un ahorro de gasto psíquico, cuya descripción va corrigiendo y reformulando a medida que avanza en su explicación. Para el caso puntual de los chistes tendenciosos, Freud aduce el placer como “resultado de que una tendencia recibe una satisfacción que de ot ro modo hubiera sido interceptada” (FREUD, 1905, pág. 113), fuera esa intercepción
a manos de un obstáculo externo (como el peligro de ofender a alguien importante) o interno (ligado a la represión). Esa intercepción, ese esfuerzo realizado para no expresar esa tendencia, es lo que ahorra el chiste tendencioso y de ahí proviene el placer que genera en quien lo cuenta (y por una serie de estados mentales similares o análogos, en quien lo escucha). Entonces el misterio está por lo menos en su mayor parte develado: lo que yo me ahorré por medio del chiste y fue causa de mi placer (y el de mi auditorio), fue un pensamiento en las líneas de “No pongas excusas ridículas: que el hombre que te
atraía estuviera trabajando no te fue un problema antes y no tendría por qué sértelo ahora, andá y enca ralo”, que por sonar como un reproche (y por vaya a saberse que
otras causas que a mi se me escapan), fue condensado en la frase “¡Y el barman también estaba trabajando! ”. Los mecanismos detrás de esta veloz transformación se dan a nivel inconciente y no pretendo explicarlos. Sobre los mismos, me limito a decir que la condensación, el desplazamiento y la figuración indirecta (estos dos últimos aquí no los pude entrever pero tampoco puedo descartar) todos mecanismos del chiste, son también procesos que se dan durante la formación de los sueños y que por lo mismo, Freud establece un cierto paralelismo entre chiste y sueño que resume en la frase “Un pensamiento preconciente es entregado por un momento a la elaboración inconciente y su resultado es aprehendido enseguida por la percepción conciente” (FREUD, 1905,
pág. 159), y dicho resultado puede ser bien un sueño o un chiste. A modo de resumen final podemos decir que el proceso se dio así: 1) Tuve yo una tendencia agresiva y/u obscena. 2) Algún obstáculo interno o externo estaba listo para interceptar esa tendencia en su forma original. 3) La tendencia atrajo ciertos contenidos desde el preconciente al inconciente. 4) El inconciente reelaboró esos elementos de forma tal que ahora sean capaces de evadir el obstáculo. 5) La ocurrencia resultado de esa reelaboración se vuelve conciente y la cuento. 6) Al contarla he descargado la tendencia y me he ahorrado el reprimirla y a causa de esto siento placer. Habiendo ya aclarado el proceso general de la formación de un chiste u ocurrencia y el motivo por el cual genera placer; doy por concluido mi trabajo. Bibliografía: -FREUD, Sigmund (1910): Cinco conferencias sobre el psicoanálisis, en Obras completas, Amorrortu Editores, Buenos Aires, 1976-79, Tomo XI, págs. 25-35. -FREUD, Sigmund (1905): El chiste y su relación con lo inconsciente, en Obras completas, Amorrortu Editores, Buenos Aires, 1976-79, Tomo VII, págs. 11-77 y 113-75. -FREUD, Sigmund (1905): El chiste y su relación con lo inconsciente, en Obras completas, Siglo XXI Editores Argentina, Buenos Aires, 2017, Tomo 8, págs. 1077-94.