Stuven, Ana María. () La seducción de un orden: las elites y la construcción de chile en las polémicas culturales y políticas del siglo XIX. Introducción La autora señala a la democracia como un hito para analizar los problemas sociales y políticos, y debido a eso surgen preguntas que se remiten al siglo XIX momento fundacional de la república, del estado chileno y momento originario del proceso de construcción nacional. En términos políticos la modernidad es el final del antiguo régimen y el paso hacia el imperio de soberanía popular, ello implica un nuevo tipo de legitimidad de carácter contractual que se opone a la legitimidad histórica, en el caso de américa el reemplazo se produce desde la monarquía a la república. Los procesos de consolidación del estado y configuración de la nación coinciden con la proliferación del debate público y la discusión cultural y política, que aflora (muy cuaticamente) a partir de 1840, se fortalece especialmente la imagen intelectual como portavoz de la opinión pública. El debate en chile se centra en la organización del cuerpo social, en las características de la nación, en la organización del estado y en sus principios legitimadores. Bulnes llega a ser presidente en 1841 y el inaugura oficialmente un periodo que se había iniciado años antes que se caracterizaba por una conciencia nacional impregnada de visiones triunfalistas que habían surgido después de la victoria bélica contra la confederación Perú boliviana. La década que inicio con la administración de Bulnes constituye un momento fundante de la identidad cultural chilena, atrás quedaban los momentos más álgidos de la lucha por la instauración de un estado constitucional, aparentemente consolidado,, luego de la firme imposición del orden por parte de portales, el poder se había afianzado en manos de la clase dirigente criolla. La prensa cumplió un rol fundamental en 1841 evidenciando debates públicos. La visión predominante al interior de la clase dirigente en 1840 era su comprensión de la cultura política como formas de sociabilidad política que se visualizaban en transición, ejemplo la generación del 42 que concebía a la sociedad en movimiento, dentro de estos valores identificamos identificamos valores religiosos, religiosos, éticos e históricos que derivan de una visión católica de la vida. La transición implicaba un republicanismo riesgoso, era una realidad abstracta, ya que el republicanismo a medida que avanzaba se le asociaba cada vez más con demandas democratizantes, la clase dirigente intentó limitar sus alcances alegando las circunstancias particulares de las naciones latinoamericanas, sometidas a las amenazas de la anarquía social y política. Según la autora la clase dirigente construyó el estado en chile, en función de los valores que encarnaban, aunque se fue cediendo en algunos aspectos en función de los debates y restablecimiento de límites que tensionan aún más esta construcción. A pesar de los procesos de secularización que alarmaron a la iglesia y que se vivieron durante el periodo, la visión católica tradicionalista siguió predominando en la cultura política chilena. La década de 1840 aporta numerosos indicios que justifican la reacción defensiva de la iglesia y que permiten rastrear este proceso de cambios de actitud.
Los consensos: república, orden social y catolicidad en las primeras décadas de la independencia 1810-1840.
a) Tradición y modernidad: la republica La clase dirigente acepta y a la vez rechaza la idea de la república, ya que la considera como el avance de los tiempos, la evolución inevitable, pero le teme por los riesgos que implica para el orden social y la rechaza por considerar que el pueblo no está en condiciones de civilización aptas. La clase dirigente 1810 al institucionalizar un estado republicano con división de poderes, régimen representativo y reconocimiento del concepto de soberanía popular, no implicaba necesariamente la aceptación menos la puesta en práctica de las consecuencias de democratización social e inclusión política que esos conceptos traían consigo. Esto se explica debido al universo valórico e intelectual de un grupo que se formó al interior del aparato burocrático del despotismo ilustrado borbónico. Este grupo social buscaba constantemente el equilibrio entre a modernidad y la tradición, entre monarquía y soberanía. Ambos mundos el de los referentes ideológicos modernos y de una sociedad que continuaba viviendo con los vínculos tradicionales, convivieron desde los inicios de la república para dar forma a la paradoja entre la modernidad ideológica de la elite y su apego a las prácticas tradicionales. Las conceptualizaciones políticas están encaminadas a llenar el espacio vacío que se produce por el quiebre monárquico. Gobernar fue desde el primer momento un dialogo entre valores y reglas heterogéneas con los principios que inspiraban y formaban el proyecto político republicano, esta alternancia entre tradición y modernidad se expresa entre otras cosas en la tensión entre el orden y cambio, y entre catolicismo y libertad. Los forjadores de estado chileno creían en la utopía del progreso (buenas leyes construirán buenos ciudadanos), la confianza del avance hacia estadios superiores de civilización, convertían a las instituciones en el gran mecanismo de cambio, no solo político sino también social. El periodo de ensayos de organización del estado republicano tiene relación con lo anterior, era ambigüedad, como era percibido el contenido político por la clase dirigente y su necesidad de adaptarlo a su visión de la sociedad chilena, con todas las contradicciones doctrinarias que eso puede suponer. Una sociedad en transición: orden y cambio Las creaciones del estado y de la nación son producto del proyecto político y cultural de la elite (sus ideas y costumbres bla bla bla). Ante la urgencia de consolidar un estado, patria y republica coinciden como dos realidades de primera urgencia. La recreación del concepto autoridad que ejerce un poder legítimamente sobre el territorio y crea condiciones de gobernabilidad era fundamental para evitar los riesgos de disolución social que tempranamente la elite percibió como posibles. Existía un gran temor a la anarquía (miedo a la violencia, al bandidaje, a las insurrecciones va a aparejado con la visualización de atentados CONTRA LA HEGEMONIA ETICA Y LAS EXPRESIONES CULTURALES QUE MANTENIAN COHESIONADO AL GRUPO DIRIGENTE, LOS TIOS CAUDILLOS DE LA TIA CARO) La aceptación del nuevo orden republicano fue lento, ya que se puso gran énfasis sobre la noción de cambio gradual que evitase toda forma de descontrol. En el orden político la
confianza era la garantía, la confianza era el pilar sobre el que descansaba el consenso social de la clase dirigente y que no podían desafiar ni siquiera sus elegidos. Lo que represento el concepto de confianza como oposición a la incertidumbre inicial, significo más adelante el concepto de orden como opuesto a la anarquía que asolaba a otras naciones latinoamericanas. Pucha después te dice que el orden fue importante porque el estado se basó en ello y que el orden y el orden y bla bla. El orden institucional: autoritarismo y libertad El periodo que se inició aproximadamente con la llegada al poder del general José Joaquín prieto (1832-1841) puede caracterizarse como la expresión del agotamiento transitorio por parte de la clase dirigente con los devaneos intelectuales. A pesar de las denuncias de conspiraciones la autoridad tenía control del orden polito y el orden institucional pareció consolidarse a gusto de la elite. Portales fue clave en el periodo, dice que es importante que la clase dirigente mantenga el orden, si bien él no era conservador piensa que es ese sector quien es el más adecuado para mantenerlo, porque el pueblo posee carencia de virtud y la república debe ser un gobierno fuerte y centralizador, con hombres que sean modelos de virtud bonitos y gorditos. El pensamiento interpretó tanto a ex liberales como conservadores todo por el miedito a la anarquía reinante. El autoritarismo portulano fue funcional al imaginario anárquico. El orden de portales ligó el pasado con el presente llenó el espacio vacío dejado por la pérdida de legitimidad del gobierno monárquico. Pero el choro más importante fue Andrés bello porque delimita el ámbito político, dice que los hombres deben ir aprendiendo a medida de que toman conciencia de sus intereses (o sea eran todos giles). El orden se preservaba mediante represiones ejemplificadorasLa religión católica una fe común para una sociedad unida La iglesia siempre fue la gran institución que iluminaba el camino a seguir y estuvo siempre presente, en realidad era como lo único que perduró lo único estable. Los tipos de la elite eran conservadores y muy religiosos, los dirigentes eran testimonios de la fe católica, si bien hubo intentos secularizantes la religión siempre fue el punto de unión. Diego portales no era creyente pero el weon se dio cuenta de que la religión mantenía feliz y tranquilita a la gente, que la iglesia en realidad era y sigue siendo un instrumento de tranquilidad pública y aparte recaudaba platiwi. II Los actores y su contexto: La opinión pública en escena.
Nueva institucionalidad republicana. Fue obra de la elite dirigente (propietarios) terratenientes y comerciantes. Rol de liderazgo social o por su vinculación con las instancias participativas que permitía la administración peninsular. Cohesionados como grupo “consenso ideológico”. Grupo formado por criollos y extranjeros Esta clase dirige, representa y piensa la incipiente nación, se funda como unión de voluntades más que como resultado natural de identidades preexistentes.
Grupo dirigente es consciente que separaron derec hos políticos de derechos civiles Como grupo dirigente consciente de la necesidad de imponer un orden social, además de lo público y de construir la nación, los miembros de la clase dirigente emprendieron un dialogo polémico “esfera pública” República consensual, opinión pública durante las primeras décadas de la vida independiente. se enfrenta al poder público “en la forma de conducir los procesos de creación institucional”.
Importante rol del periodismo y la prensa Bello formación de intelectuales, generación del 42’ Bulnes propicia condiciones para el florecimiento intelectual. Funda U. de Chile, escuela de artes y oficios, conservatorio de música. Todos los intelectuales tuvieron cargo político relevante
De Argentina llegan intelectuales exiliados por rosas, traen influencia romántica, Domingo Faustino Sarmiento (educación); Alberdi (inmigrante) Chilenos más liberales: Pedro Felix Vicuña está más por el cambio social que político. Lastarria, Bilbao “la Sociedad de la Igualdad. Iglesia monseñor Rafael Valentin Valdivieso defiende la iglesia ante las medidas secularizadoras. Montt aunque autoritario respecto del ejercicio del poder, fue un fiel exponente de la ideología del progreso “Ley instrucción primaria”. Se ap oyó en Antonio Varas Antonio Varas autoritario, planteó problema de secularización del estado III La apertura a la polémica: El reino de la confianza, 1841-1844 1.- El escenario y su telón de fondo
La época que se vive descansa en la idea de progreso, y con esto en la idea de un futuro promisorio para la nación, este contexto se explica también luego de la victoria frente a la confederación Perú-Boliviana (1841) y junto con esto el apoyo indiscutible al presidente Bulnes. Lo que sostenía este sentimiento de optimismo era la solidez del edificio institucional, el pilar fundamental era la consolidación del Estado, en esto es importante la constitución de 1833 ya que instauró un sistema republicano con un régimen presidencialista fuerte y centralizado que evocaba el orden colonial. Existía un cambio importante en lo que se refiere a la manifestación de posturas divergentes, pues si bien en el período portaliano no existía una actitud de tolerancia durante el fin del gobierno de Prieto esta comenzó a ganar terreno. El origen de este cambio se sostiene en el concepto de confianza que viene por medio del triunfo del orden y en un sentido de identidad nacional que se relaciona con el ordenamiento del Estado.
La clase dirigente a pesar de sostener el sentido de tolerancia, tuvo una reacción que estableció límites para mantener su hegemonía en el ejercicio del poder, por tanto el disenso si bien era aceptado, también podía ser castigado si ponía en peligro el orden establecido por la misma. En el escenario de optimismo se establecía paralelamente un sentimiento de amenaza, que ponía en riego la hegemonía de la clase dirigente, este se relaciona con un problema al interior de la misma, pues existía un grupo que proponía redefinir el concepto de república, no ya tan sólo en oposición a la monarquía sino con caracteres de sistema democratizante, es decir que tenía la intención de instaurar un nuevo régimen. De allí también la preocupación por poner límites a las ideas divergentes. El consenso dentro de la cultura política chilena se afirmaba en los conceptos de republicanismo, orden y en la visión católica del mundo. Las polémicas que se desarrollaron en este escenario estaban sujetas a los límites que le imponía el universo valórico, este condicionaba la acción política de la clase dirigente. La presidencia de Bulnes incorporaba la nueva idea de progreso y la apertura al disenso, esta se afirmaba en una seguridad respecto a la capacidad de cohesión entre la clase dirigente y sus antiguos rivales (liberales) 2.- El despertar cultural y la discusión intelectual Existía una aceptación en torno a la discusión, esto pues era necesaria para articular las nuevas ideas que estaban desarrollándose. La polémica como discusión, resurgió en la década de 1840, sin configurar una ruptura respecto de los períodos que le precedieron. Un incentivo a este proceso fue la llegada de argentinos exiliados por Rosas, quienes traían nuevas ideas que influirían en el panorama chileno. El espíritu de progreso era el que caracterizaba a toda la época, dentro de esto surgieron múltiples espacios de dialogo en donde confluían distintas ideas, esto fueron las tertulias, el teatro, la prensa y los establecimientos educacionales. La generación de 1842 ejemplifica el sentir de este período, en él se refleja, por medio de las expresiones discursivas, el espíritu de conciliación y de confianza. El disenso era aceptado para el crecimiento de la nación, así surge la Sociedad Literaria que constituyó uno de los espacios en cuyo interior se pudo expresar el disenso. Esta generación cuyos miembros crearon esta Sociedad, ejerció el rol protagónico y también aparece como el conductor de un proceso que evitaba la revolución y el cambio brusco, que podían alterar la confianza del grupo dirigente chileno. 3. La idea de progreso Esta introduce una nueva visión de la historia, que se entiende por un ascenso lento y gradual, y también continuo que establece la separación con la cultura monárquica. Esta idea se asocia a lo expuesto en el texto Nación y Nacionalismo en Chile. Siglo XIX puesto que la creación de himnos y símbolos, (que están dentro de la idea de progreso) tenían la misión de desligar al nuevo estado en construcción de las costumbres monárquicas, se trataba entonces de romper el vínculo histórico que unía a este nuevo estado con la antigua tradición.
Ahora bien dentro de este proceso se da un conflicto que marca la pauta para cómo se iban a introducir los cambios requeridos para el progreso. La incertidumbre que abrigaba la idea de un futuro desligado de la estructura antigua, dejaba en evidencia que el cambio esperado por muchos no podía establecerse de un día para otro, de allí también la gradualidad del proceso. Ante la incertidumbre era necesario un consenso, este daba un equilibrio entre los cambios requeridos y el requisito de estabilidad del sector conservador. (Cambio/estabilidad= Consenso). El consenso era básicamente que el sector conservador aceptaba los cambios pero estos debían ser introducidos gradualmente, esto les convenía pues no cortaba del todo con las antiguas tradiciones y valores. La visión del mundo guiada por la noción de progreso presupone que, para que este se produzca, y el hombre pueda acceder a él, su naturaleza deber ser perfectible de ahí que un cambio social de largo alcance fuera la incorporación de nuevos sectores ajenos a la clase dirigente, los cuales por medio de la educación comenzaban a encontrar vías de acceso a la vida intelectual del país. El énfasis por parte del Estado en avances y reformas en materia de educación, fue consecuencia de esta visión de progreso. (ej. Fundación de U. de Chile, creación de la escuela normal de preceptores y la reorganización del instituto nacional). 4. La educación para el cambio En este apartado se profundiza con respecto al importante rol que tenía la educación para las nuevas ideas de progreso, esta sería el eslabón que une al hombre pre-republicano, ignorante e incivilizado con el siglo del progreso. Sarmiento fue especialmente explícito en reconocer la relación existente entre la educación, o difusión de las ideas y el cambio social requerido para establecer la república democrática sin quiebres revolucionarios. La educación por tanto es parte del consenso del que se habló anteriormente. La clase dirigente establece una separación tajante entre lo teórico y lo práctico, el cambio en las ideas y en las instituciones como medio de transitar sin violencia hacia el progreso, es por esto que dio a la educación un carácter prioritario en desmedro de reformas políticas que potenciaran el desarrollo de una verdadera democracia. Las reformas eran esencialmente temidas, ellas podrían forzar la búsqueda de concordancia entre la teoría y la práctica nacionales provocando la revolución. La gradualidad, establecida por medio de las reformas educacionales, en donde serían educadas las masas populares, no permitía una reforma política inmediata, para la clase conservadora estas no estaban preparadas y el cambio no podía establecerse en el corto plazo. 5. La iglesia reacciona: “La Revista Católica” de 1843 La iglesia se vio amenazada por las nuevas ideas de progreso, es por esto que se vio forzada a defender su punto de vista, y lo hizo a través de “La Revista Católica”, esta postulaba que la religión era fundamental para la mantención de la moral pública, si bien su interés fue al principio solo de tipo religioso, esta revista fue adoptando una postura clericalista, en donde insistía en el rol rector de la iglesia respecto de la sociedad y la política. El discurso de la iglesia adquirió un espíritu de denuncia ante las ideas de progreso, postulaba que estas eran destructoras de los principios y valores en los cuales reposaba la religión y la sociedad (ej. El conflicto entre matrimonio religioso y matrimonio civil)
Las polémicas que se dieron durante el período, comenzaron a rendir sus frutos en la motivación hacia la acción que sintieron los jóvenes más radicales. Surgió la inquietud por una definición del sistema político que uniera la teoría con la práctica, y varios intentaron la diferenciación del ámbito religioso y civil. IV Los desafíos al consenso: El temor al desorden social, 1845-1850
1. Un espíritu laico amenaza las conciencias El consenso que caracterizó los primeros años del gobierno del Presidente Bulnes, encontró en este período su debilitamiento, se dio una gradual declinación del espíritu de tolerancia y negociación, este contexto se evidencia por medio de la prensa quien muestra la conciencia de la época y los conflictos que se llevaron a cabo entre la Iglesia y el Estado La visión del mundo de la Iglesia Católica ya no tenía predominio sobre el pueblo, este comienza a tomar posiciones de tolerancia frente a ideas no católicas. Existían dos visiones de mundo contrapuestas una que era del el sectores liberal, consideraba que la doctrina de la soberanía del pueblo era incompatible con el poder de la Iglesia, otra era la visión de la Iglesia que insistía en la vigencia de jerarquías superiores con un poder de origen sobrenatural. Lo que se discute entre estas dos visiones, es la vinculación entre el poder temporal y el religioso, la libertad de conciencia, y la sujeción individual a la autoridad eclesial. Para la iglesia por tanto las ideas liberales vienen a romper con su estructura de poder, en donde el motor que ha movido la historia ya no es la providencia (base de poder en la tradición) sino que existe una libertad en la interpretación del pasado (borra la tradición) esto altera la visión del presente y la manera en que se articula el poder, lo que debilita a la Iglesia, pero también a la elite. Estas ideas penetraron en el cuerpo social y en las conciencias de las personas, por lo que el consenso que existía antes, en esta época ya no se sostiene más. Justamente el hecho de que ya no haya consenso fue tomado como argumento por la Iglesia para decir que las ideas divergentes dividen a la sociedad y que por lo tanto se debía poner límite al disenso. 2. Surge la oposición: ¿la república de hecho? La noción de república dirigida por una elite que gobernaba por consenso, comenzó poco a poco a sufrir presiones de parte de los grupos que intentaban abrir el espectro político e imponer un sistema democrático. Esto dio paso a que se hiciera evidente la contraposición partidista entre conservadores y liberales. Un suceso que contribuyó a esta polarización fue el que ocurrió en la reelección del Presidente Bulnes, este fue marcado por desórdenes provocados por sectores opositores y su lenguaje rupturista. Lo anterior daba cuenta del nuevo escenario político de la época, se abría paso a la conformación de una república de hecho, en donde algunos se incentivaban a la acción y otros al temor. Las reformas institucionales se convirtieron poco a poco en la demanda permanente de la oposición al gobierno. Ya no existía más el “acuerdo” que daba gradualidad al cambio por medio de reformar primero el pensamiento a través de la educación.
En este proceso en donde ya no existía el consenso, la ley viene en su reemplazo y se convierte en la reguladora entre el espíritu de conservación y el espíritu de reforma en el proceso de constitución de la república, fue entonces por medio del recurso a la ley que el orden y la tranquilidad pública se restituyeron, sin embargo no existía la confianza ni la sensación de compartir un proyecto en común. 3. Conservadores y li berales: la influencia del “48” francés Ante la realidad conflictiva que se estaba viviendo en la época, el discurso político se reformuló, este debía contribuir a formular teóricamente una serie de medidas que ya no se sostenían en la ideas liberales, que habían tenido tiempo atrás un gran auge. La polarización política-partidista continuó y sobre esta el gobierno asumió la categoría de conservador y la oposición pasó a constituir el liberalismo. (Pelucones y pipiolos). Cabe destacar el rol que a este respecto tuvo la prensa, la cual se adhirió al principio conservador que estipulaba la gradualidad en el cambio además asoció al liberalismo a una visión desmedida de la libertad y a un apego a la “democracia descarnada”. En la reelección del Presidente Bulnes en 1846, como se dijo anteriormente se produjeron desórdenes por parte de sus opositores que presentaban un lenguaje rupturista, este grupo había sido influenciado por lecturas con ideas liberales y reformistas y marcó un punto decisivo pues cambió el tono del discurso político-cultural en Chile, aun así las nuevas ideas republicanas recibieron su consagración con la Revolución Francesa de 1848. La influencia emanada por este proceso tuvo como consecuencia en Chile, un espíritu de imitación y de exaltación por la libertad política y económica como cimiento del orden social. Una vez superada la euforia inicial y a la llegada de noticias acerca de los desórdenes que rodearon el derrocamiento de la monarquía, la prensa chilena, particularmente El Mercurio, se pronuncia diciendo que la ideas proclamadas por los franceses están en concordancia con su nivel de inteligencia y que los chilenos debían tomar las decisiones que su estado de civilización les permitía. De todas maneras la influencia de Revolución Francesa obligó a la clase dirigente chilena a plantearse la existencia de posiciones alternativas a su conceptualización republicana en el plano teórico y programático. 4. Se polariza la discusión: el recurso al orden En este apartado se profundiza en el conflicto del 46´ en el proceso de elecciones que culminó con la reelección del Presidente Bulnes, pues bien ¿cómo se entiende este fenómeno de oposición? y ¿cómo se explica la rápida restitución al orden? El cese de la polémica se enmarca dentro de lo fue la introducción en el discurso político de un nuevo concepto de pueblo, existían dos acepciones una que ponía el concepto del pueblo como el equivalente a la nación en formación como proyecto futuro y otra que veía al pueblo como la clase inferior que solo se incorporaba de forma natural por medio de la educación. La campaña electoral coincide con la introducción del nuevo acto popular, el cual se integraba por miembros de varios oficios y que juntos tenían intereses que diferían de los
de la clase dirigente. Esta oposición exigía participación popular argumentando que no se encontraba representado en el congreso. El discurso opositor estaba cargado de violencia, de acá se agarra la clase dirigente e insta al pueblo a no dejarse guiar por los liberales, de esta manera atemoriza a la nación argumentando que esta revuelta ponía en peligro el orden instituido, la prensa ayuda en la difusión de esta idea. Esta noción del orden se justificaba como el medio que había mantenido los avances que tuvo la nación en comparación con sus vecinos, era su forma de legitimación. De allí se desprende que, a medida que el pueblo comienza a configurarse como una figura amenazante para el orden, la clase dirigente retoma su discurso autoritario y tiene hacia el inmovilismo. Bueno como conclusión de esta idea está la frase de que no hay progreso sin orden o sin orden no hay progreso así, repito, se legitima su discurso. (Concilia liberalismo progreso- con la praxis conservadora-orden-). 5. Reforma o revolución La década de 1840 está marcada por la manifestación de distintas visiones de mundo, y termina con la expresión de están a través de la radicalización de las posiciones que culmina en la Revolución de 1851. Un factor importante en este proceso fue la designación de Bulnes a Manuel Montt que era símbolo de un autoritarismo muy marcado lo que causó las antipatías de los antiguos liberales lo que hizo que se acrecentará una actitud rupturista. Hacia 1850 la fundación de la Sociedad de la Igualdad por Francisco Bilbao y Santiago Arcos, fue un elemento decisivo, pues tenía la necesidad de crear en el pueblo una conciencia de clase. Esta fue una sociedad revolucionaria, no violenta, que fue cambiando sus posiciones a medida que sentía las amenazas del gobierno. El primer conflicto surge cuando se acusa de conspiración por apoyo de esta sociedad a dos diputados (Juan Bello y Urízar Garfias) y su castigo que sería la suspensión la polémica se establece en 1851 entre diputados que se oponen a la suspensión de sus colegas y el Ministro del Interior Antonio Varas. El gobierno intentó mostrar que la función representativa no podía interferir en la marcha del buen gobierno que era considerada la esencial, porque sus intereses eran los nacionales. Existió además una evolución de las posiciones respecto de principios aceptados universalmente como la noción de cambio gradual, los progresistas consideraban que este retardaba las reformas a la constitución y otras necesidades que la sociedad reclamaba, servía a los conservadores para legitimar su nula acción en este aspecto. En 1850 la oposición consideraba que la república no existía, la sociedad de la igualdad proclamaba al pueblo que no existían formas republicanas en Chile. El quiebre definitivo de la tolerancia se da cuando se discute en torno a una posible revolución, esta era temida y se adoptaron medidas por parte de los conservadores para evitarla. La prensa como El Progreso o El Mercurio evidenciaban el sentir de ese momento y este último expuso que la guerra civil podía ser un medio de regeneración y rejuvenecimiento de los pueblos.
Por tanto la revolución de 1851, está precedida por un largo proceso en el cual existe primero una época de consenso, el cual ya no puede sostenerse debido a la inclusión de los sectores populares y a la formación de una nueva clase, estos basados también en ideas liberales tienen la necesidad de ampliar el sistema democrático en el cual no se sentían representados, lo que llevó posteriormente a la creación de la Sociedad de la igualdad que muestra la intolerancia que se vive en el país y que en definitiva da paso a la revolución.