L. J.¿ilYrr\rLJr\t \,
t,*
TD
tl
z Si has sentitlo alguna \,ez que tu felicidad dependía del compor tarile[lo de otra pcrsona, dc ga[ar más dinero o de tener más relaciones sexualcs, este libro va dirigido a ti. Si te has cansado de huir de li rnisrno, si anhelas el alivio dc correr más rápid¿¡nente que la rulina o si te das cuellta de que más no significa necesariamenle ,rá.t./¿ll:, esle libro va dirigido ¿ (i. Eres un adic to au¡que lro lo sep¿s. Estc es el primcr libro que se publica sobrc comportaorielrtos adictivos basado en el Curso de Milag¡rcs- L,r:s ¿dicciones son co¡lportamicntos basaclos e¡ hábitos dc pcnsa micnto quc no nos dejan vivir nuest¡as vidas de un moclo libre y complcto. [-as raíces (le la a¡licción sc hallan e¡ [uestra búsqueJr Jc lclicidid (n rlgo qrre r.tr ftrcr.r dc nn.orro. Ini,tno.
l)Creo qu( todos.\om(t.\
u¿¡r'tr'.\ d crcen(ior o sustancias. Este libro puede ser una guía cdpaz.
de conducirnos por el camino de la sqlud f.otlo uqttello qu; iúensirtca Ia. vi¿h. ) ) Bernie S. Siegel (Autor dc Amot
,- de
SANARLAS DICüOI.{ES
Q¡)
z U U (,f)
medlbú mikryrosa)
z (t)
ililtttillttililtttltttlil
EDICIONES OBELISCO
Cómo liberarse ú sí mítmo dc las pautas y c omp ortamiento s adicüv oi
EDICIONES OBELISCO
LEE JAMPOLSKY PH.D.
Saxan LAS ADICCIONES
/l
EDIC]ONES OBETISCO
Si este libro le h¡' intcresado y dcsea que le manlcn8smos ¡nformados de nuestras publi.¡ciones. escríb¡nos indicándonos quó te mas son de su inlerés (Aslrologir. Aütoayuda, Cicncias Ocultas, Artes Ma¡cial€s, Naturismo, Espifitualid¡d, l radición) y gustosa mcnte le complaccremos.
Colección Nueva Consciencia S¿nar las adicciones 2.¡ edición:
Prefacio
junio de I996
Pofad¡ de Rica¡d Magrané
'fítul
l)liüJs Barccl¡,n¡r - Espáña Te¡. (93) 309 85 25 - Fax (93) 309 u5 23 Castill(',540 - ]bl. ,v Fax 774382 1414 Buenos Aires (Argenrina)
ISBN: 84-7720-484-5 Depósilo legal: B.26.115 - l996
Impreso cn los tallercs dc Rom¿nyá,ryalls, S.A de Capelladcs (Barcelona) N¡nguna patu de esra pubticación, inctuido et diseño de ta cubicrt¡ puedc se¡ reproducid¡r, almacen¿da, transmirida o urilizada cn
mancra alguna n¡ por ningún medio, ya sea eléctrico, quimico, mccáni¡ro, óptico. de grab¿ción o electrográfico, sin e¡ previo con, sentrm'ento por escrito del ed¡tor.
U,¡ Muchas dc la-s idcas de cste libro proceden de voluen tres Cu$o ¿e Milbgtos, un curso autoedl¡oativo lnteriot Áenes, nu¡lici¿o por la Fundación par¿ Ia Paz p¿fie' la segunda en que aparecen i,^. t"".ion". diarias, prodel permiso con son citas clel C'rruo, impresas at¡ui Dietario del copyright, el editor. quc nall Aun<¡ue son muchas las enseñanzas y oscntos .i"rciJo'una inRuencia en mi vida, C¡rrs¿ ha sido el más y iit'lLLvente: me ha ensgñado a cxaminar cómo pienso nunCurso El cóm.r me percibo a mi mismo y al mundo que ca lc pidJ¡l lector quc crca cn lo quc expone' stno .¡s U'ien te pide quó practique los principios sobre una ese basc diaria. Tc inv¡to a aproximarte a este lrbro con inmed¡dtamente quc crciis mrsnto espirilu. No Ic pldo le to¿o uou"ilo qu" s" unoii-. pucs bucna pane de ello los simplcmcrlrc tc prdo quc Pmctiqucs nui.""ti "''tru¡o presles alención a los rcsultados' nrrncioios ' t.. mi v.incera esperanla qL¡e 3l lccr y nmcllcar los y Drincipios e{puestos en este libro. podrás idcntlficar climinar con .suavi¡la.l aquellos obstáculos que bloqucan una concicncia dcl amor'
Tü ta¡ea no consiste en busc¿r amor, sino sólo en buscar y encontr¿r todas las barreras quc hay dentro de ti mismo y que has erigido en contra del amoi
Un Curso de Mílagros
Prólogo
Hace diez años, la idca de esc¡ibir un libro sobre la adicció[ habria sido realmente algo así como el puchero tlic¡cnJole a la sa¡1én: "Apiirlate de mi qr.re me tiuna." Si a eso se añadía la posibilidad de que compaÍier¿ algo dc mi propia histo¡ia personal de una forma abieña y honesta, me habria sentido abrumado por scntimientos de vergüenza tan profundos que, sin lugar a dudas, hubiera intentado ocultanne en una de mis muchas adicciones. Quizá habría etegido entonces la adicción más aceptable que he llegado a dominar: (Conseguir demasiadas cosas y n¡dre se dará cuenla dc mi incolnpetencis ) !ergiienzu>. O quizá me hubiera vuelto hacia los medicamentos para aplacar mi dolot algo que habia hecho durante tantos años que automedicarme pa¡a combatir el dolo¡ se habia convertido para mí cn algo 1an (normab, como rascarme para aliviar el picor. Qüizá me hubiera dedicado a encontrar otra telación ¡ornántica en la que desaparecer, pcnsando que oba persona quizá pudiera rescatarme de algún modo de mis propios fbrcejeos. Hace apenas cinco años, mi mente sc habria llenado de pensamientos como: (Menudo hipócrita estoy hecho
Aqui esloy, predicando todo estc material de "au$iryuda". cuando ni siquicr'a soy capaz dc ayutiarme ¿ r¡i lltis-
Du¡ante buena partc de m¡ vid¿ mc he dcdicado a combatif contra scnlimienlos dc baja autocstima. Me ha sido mücho más fácil condcnarDc que ¿ma¡nle. Mis estados de ánimo se hallan sobrocargados por la deprcsión de ticmpos pasados. cuando picnso cn los ¡riles de vcces que ¡rc he encadenado al clolor con pensamieotos autocríticos. lle a¡hclado muchas veces llcnar cl \,acio que percibia dentro dc mi, ai mismo tiempo que cstaba convencido de que cse vacio jalrás podria llenarsc- Durante dño'. hc bus(¿do el ali\ro mornenrárco que parecian oficcernle mis adicciones. Hoy, en cambio, cscribo este prólogo después de haber termin¿do el resto del libro. En cl libro comparlo mis pcnsamicntos, mis sentimientos y mi p¡opia lucha por libcrar¡ne dcl yugo de la adicción sobrc mi vida. Comparto contjgo ejemplos de mi propia vida y de las vidas de muchas pcrsoüas con las que hc lenido la bucna fortuna de lrabalar. Todavia Ío hc lerminado mi \ia1ct aún sigo viajando. Todavía tropiezo y caigo, pcro también sigo dcsplegando cl conocimiento sobre mí mismo- Si cada ¡llo que transcune puedo amar un poco más aquello que soy, y estoy dispuesto a confia¡ alli donde antes echaba mano dc I¿s adicciones, só que he efectuado algún progrcso.
No tc ofrczco una panacea para la adicción, sino más bicn un medio de conoccrte mcjor y aceptarte a ti mismo. Estoy convencido dc que allí donde cxiste accptación y amor. no hay neccsidad alguna de adicción. Al leer las páginas de este libro, me sicnlo profundanentc agmdecido hacia todas aqucllas person¿s q!¡e han
l0
sus vidas colllri_ compartido tan aninosa c intinl¡mcnte a inlbrnra *,'. ir,'ru ¡tnt.''o|l.tl Lnnlo ncrsñlrahnrnlc T he Incluidn tn" lplnaJos sobre los (li(nlc' qtlr ir¡,n t¡¡ro ¡" t;¿o olrcrada paü ¿segura¡ la confidenciac¡ et"n ii,l¡d. se han cambiado lodos los ¡ombrcs' toda la inforMuch¿s dc las ¡¡acjón iclcntificaclora y otros f'octores Cual_ histo¡ias aqui prcsentadas son esbozos compuestos y quie. porciido que puedas encontmr entrc un ejcmplo o qul"n ionorcas no es más quc pur¿ coinciden-
iigui"'n cia.
Introducción
La nrayoria dc nosohos caminamos a través de nucstras vidas y sólo experimentamos momenlos liagmentados de paz mental. F,mpleamos nuestras vidas en pensa¡ que logro qucrcmos alcanzar a continuaci{,n, a t1ué rclacron nos vamos a entrega! qué medicamento o droga o Ll,\lrr no5 \a a proporciun¡r l¿ felictdad y la sli5ihcción que tanto anhelamos. Acabamos como tiqres harnbrienlos que lráran de Inordersc la cola, c,rrrieñdo en circulo; y sintiéndonos cada vez más ftusirados y feroccs a cada nucvo paso que oamos. El objctivo dc este ¡ibro consiste en ayudartc a experimentar lo que realmeote deseas: la paz mental. Como psicólogo que trabaja con tcmas dc adicción. asi como en mi propia vida, hc descubieno que er comportamiento adictivo no se limita a deDender del alcohol o de otras drogas. Estoy convencido de que la adicción a las sustancias químicas no es más que una mctáfora de nucstra actual condición humana. Las raices dc la adiccron no se encuenf¡an en una bote¡la, un frasco o una icnngrrlla. Las raices de Ia atjicción se cn.uenrr,rn cn nuestra búsqueda de la felicidad en algo que esté fuera
l3
;l: :::T:I',,1H::T i.i,lill,li"
g:r. ,¿. rc,acioncs ' u"mos ""' "' busq
ra
il"Í l;¡il;:, J,ii:rl li'
nr+Ji,r": ","':';'ii',, l,ll.i,:,Hiil:;rilffiI ,
.i:'.*"ill'il:Í:J;.ui".l:"ffi :'*,.,
.:jJ"i:;.tr
il: it
f
;
cs'ña
cucs-
thiiil í""fH[itx:
jii :;,fl :*ri".ii:i;.*i h{u ;]"*:;i;fi:l;, l"Tffi :i;'-1".i:i:¿ .,
r:*::i1 l:
ltl
I
¿ nl*{#t*,rffi
i,T'l'1"'':::'::::l "t'"' í ;;;ili:lÉ; "i;f';.T:"H:
:;:1l"il*ru:ii: l$ -"'^¡x'ill;l'''#; .,*,*liii:l i,*:: J;,*"*ffi :j' i ] il,:""":i
nttr*rui*tr*-ffi
;."d ;;".r:i:;" : l';ty
ltaLJo
especi
,d;,::JiJ".:ff [H:l'"fi )1
I'ico a una siruacion
,,?i.:"¡.ix:,;".l;J"r,,l:;
indique que intentas encajar algo nuevo en un vicjo csquem¿, o que tc has quedado clavado en una cierta visión dcl ¡nundo. Clomo quie¡a que buena partc del matcrial prcsentado cn cste lib¡o pucde ser nuevo para tu forma dc pensar, cierlos tcmas se repiten cn formas difcrentcs. Usa repeticióú asegum que tu mentc tenga la oportunidad ,l,: tuestinnar r iejar pautas negaliras rlc pensirmiento. Para sacarle el mejor provecho a este libro, intenta enlocar el matedal con una mirada nueva y una menlc abierta. Habrá momcntos en que te invitaré a examinar tus propios pensamientos y a cuestionar algunas de las crecnc¡as y suposiciones quc abrigas sobre ti mismo y sobre cl ¡¡lundo. A tmvés dc la autocxp¡oración, tend¡ás la oportunidad de cambiar tu expe¡iencia, al examinar y cambiar tus propias c¡cencias y suposiciones. El objctivo dc este libro cs bicn simplc: ayudarte a reconocc¡ y cscltchar la presencia del amor qlLe hay cn tooos nosoros. Decidi escribir este libro después de habcr luchado con mis propias adiccioncs y después de años de tmbajo con individuos y familias que lucharon con las suyas. Crccí en una familia ¡lcohólica y todavia continúo trabaJando a través de muchos dc los temas que cso me plantcó- E¡r mi trabajo he descubierto que la mayoria dc las lar¡ilias sc ven afecladas por una u otra forma de adicción. Las pautas de comport¿u¡iento de los miembros dc la familia afectados por la adicción son predeciblcs y tráglcas a un trempo, tanto individual como colectivamente. También he obscrvado que la rccupcración con respcclo a Ia adicció¡ pucde ser el umbral a partir del cr¡al se desprcrta al amor. Desgmciadamente, tañbién he visto a muchas pe¡sonas, inciuido yo mismo, quc se han limitado a cambiar una adicción por otra, y que han conside¡ado cso como una recuperación, sin hace¡ ot¡a cosa que
l5
enterrar el amor aún ñás profundamente en la oscuridad Después de haber dejado de utilizar el alcohol y ohas drogas, caí prcsa de la adicción al trabajo. He llegado a
creer quc aquello que detcrmina la diferencia entre ol despertar al amor y el cambiar de adicciones es la amplilud con la que cxaminamos nucsras crcencias fundamentales sobre nosotros mismo y sobre el mundo. Ha habido muchos usos de la palabra adl¿c¡ór, la mayo a dc cllos cn relación con Ia dependcncia química. Uro de nlis objctivos con este Libro consistc ptecisamcnte en lograr quc seas consciente de la amplitud que ticne ci conccpto de adicción. Cuando veas la palabra adict:ión en estc libro, pucdes sustituirla mentalmente pot la frasc
. La coüunidad p¡ofosional se halla cn proccso de cambiar la definición de lo que cs la adicción, con objeto dc ampliarla. Por ejcmplo, los principales cxpeitos médicos sob¡e la dependcncia quiinica defüren ia adicción como (uso compulsivo y continu¿do, a pesar de la.s consecucncias adversas)). Tcngo la sensación dc que esa definició¡ se pucde aplicar igualmente a la adicción al dinero, las posesiones, los alimentos, el trabajo, las relaciones, el scxo o cualquier otra
La pnmera !c ¡il lihro sc halla divr¡llJo en dol f\afcs
*+¡**l*
iü' {$**$**".T:rifii cn t; paz de una forma már con5rrtente ;il,i,*.'" .ü*lt tu ptopia vlda'
Lee
L
JamPolskY' médico
Carmel' California Ab¡il de 1990
cosa.
Estoy convencido de que la mayoria de nosotros tenemos, hasta cie o punto, bolsas de adicción cn nuestras vidas. La amplitud en la quc nos veanos sujctos a nucslms pautas adictivas es Ia amplitud con la que inhibimos nuest¡o potencial para el amor Si te has cansado dc in-
tentar encontrar lugares donde ocultarte del mundo, si anhelas el alivio de corrcr miís rápidamentc que la rutina, o si le d¡s cuenla de ql¡c más no significa necescri¡i¡cnte más feliz, entonces cste libro va dirigido a tr. 11
l6
1. La falacia de buscar la felicidad fuera de nosotros mismos
,1d¡cció es uoa palabra familiar y, sin embargo, ¿qué significa cxactanente'l Puede dccirse que ningún adiclo se despierta una mañana y se dedica a ser tan adicto como posiblemente pueda llegar a scr La adicción es algo más cncubie¡to v astuto, y parece introducirse subrepticiamente en la vida de una penona como si errtrara en ella por la puerta de atrás. La mayoría de las penonas no se consideran adictas y, sin embargo, hc obselvado que el cor¡portamiento adictivo es algo qu.3 prevalece en nuestra sociedad.
Cuando nos sentimos fiuslrados, coléricos y desgraciados, probablemente no rcconocemos que lo que está ocurriendo podría ser el proceso de la adicción. Y si no reconocemos una adicción, 1o que hacemos es cxc¿var lln aguJero mds profundo para nosotros mi\mos. cn un intento por escapir de sentimientos que nos resultan incómodos. Ya es hora de dejar de huir coniendo de la adicción y empczar a echar un vistazo más atento a lo que es la adicción en realidad.
21
Qué es lu adícción Llevaba unos tres meses vie¡rdo a peter en mi consLLlta cuando, du¡ilnte el transcurso de ulr¿ scsión, empczó a llorar incontrolablemente. Mc senti colrrovido por ia prolündidad de su llanto. Los sonidos quc surglan oe su boca parecían antiguos, como si hubieran permanecido cncadenados en un oscuro aislal¡iento durante siglos, pe_ ter hizo esfuerzos por hablar a través de las ligrúnas, como si la familiaridad de las palabras pudicra al,utiarle a salir del dolor que lc envolvía. pero las palabras no le salian y la habitación parecia estar llena umcamentc por la descsperación dc la nrás profunda solcdad. Luego, por un momento, Peter se dcsprendió dc las garras dei cloio¡ como si l¡atara de aspira¡ ¿ire cn un nar de profirndidad dc\cl,noctda. y 5usunó entre lrs tágntnas ln. únlc¡r p¡lr_ Dra\ que tue capJ,/ dc pronunci¿r: ,, ¡cngo tintu mieLlo^. Peter habí¿ sido adicto a la cocaína desde hacía sietc años. Antes de ve¡lo cn mi consulta llevaba un año sin usar ntnguna slrstancla capaz de alterar la mente. Habia f\¡¡licifaJo cn un couocjdL, n¡L,gr¿tna dc r(cupet.ac¡on Llc lx Llta:. Pctcr t(niJ J2 rnus dc edJú cstaba c¡\ado, (ra ubñ8ddn. rcnt¡ mucho dlncro. \ i\ ta en un hugar hermoso y, sin embugo, sentia corno si le . En el mornenro en que cmpezó a vermc, lne dijo: (Todo me e5l;.a^Jtcndo bien y )i¡ no u\o drog¡s. ¡cr., sigo si ,
tell/,
Perer rermtnó por Lleqcubrtr quc \.\e..rlgu.. que , raoc rra ta conctencju h crperrcncia del amor. I
¡
lc Ial o quc
le n'untenia apadado dcl anor era su búsqucda constantc de lelicidad en cosas cxternas a sí mismo, combinado a su vez con profundos sentimientos dc vacio y soledad. No fuc hasta la sesión quc acabo de describir cuancio pe_ 22
y y todos ter supo quc se sentía solo separado de todo de I-a cocaína no había sido para él sino un nturo de contencjón, quc h¿bía retenido las aguas dc la soledad. El he-
cho d; haber dejado de consumirla había sido cl primcr paso, y Peter se cnfrentaba ahora con su pcor tenor de todos: su soledad. Iln lo más p¡ofluldo dc si mismo Petc¡ estaba convenoiclo- como la mayoría dc nosot¡os, dc que se enconhaba solo y aislado en un mundo cruel y mortificante A partir de esta crecncia reprimida desde hacia mucbo ticnpo, Petcr se dispuso a llcnar ese enorme vacío. Er¡pczó por buscar frLcra de sí mismo cosas que creyó erroncamente que le harian scntirse completo. Al hacerlo asi inició el trayecto descendcnte en espiral qüe conducc a la ¿dicción. Fue en la scsión que acabo de describir donde Peter cmpczó a darse cueDta de que ni 1as drogas ni el dinero ni las relaciones podian llcnar ese vacío que sentía. Sólo ncdiante la climinación de los bloqlLeos al aúor exlstcntes en su propia rnente pudo empezar a cumrse y regrcsar poco a poco a la iotalidad. En los meses quc siguiero¡ a csta sesión, Petcr empezó a darse cLLenla dc que la adicción no tenia nada que ver con l¿ debilidad o la fuerza de volLLnlad que su ¿djcción ¿ l¿ cocaína cra, simplemcnte, una partc de su búsqucda adictiva de satisfacción y gr¿tificación en cosas extcrnas a sí mismo. En nuesha sociodad, son muchos los que conslderan a l¿s perso¡as adictas al alcohol o a cualquier otra droga como débiles y moralmcnte i[fe¡iorcs. Fue el gran antro¡ólngo Crcgury B.rl(\on cl qu( .ugrnó pur prinrcr¿ \e/ algo diferente. Ofiecjó una imagen dcl adicto como una persona que tenía sed espiritual, un sentido cle saber que habia algo más- El adjcio dcscübría quc el alcohol o 23
c!¡alquier otra droga aplacaba nomentánca y parcialmen_
La invitación al anor
Peler se cncontraba somido en el más profundo ^ünquc dolor, ernpezó a volvcr a conectar con su sen¡mlcnto de
Peter empezó a darse cuenta de cómo la soledad y la adicción se ¿limentaban mutlLamente Para evitar su sentido de la soledad buscaba la felicidad más allá de sí mismo. y entraba así eD una pauta adictiva. Cüanto más lo hacíá así, más solo se sentia, 1o que le inducia a aumentar más la búsqueda e¡ un callejón sjn salida. Aquel dia, scntado freDte a mí en la co¡sulta, afrontó el vacio que tanto babia intentado srlperar. Al haccrlo, dio el primer paso hacia la recuperación de la capacidad para que el ,rnor entrara en su v1ct4. En nuestra vida de adultos, muchos de nosotros nos hcmos alcjado de la espiritu¿lidad. Para algullos, las experiencias negativas con la religión durante nuestra niñez hicieron que ¡os alejáramos dc Dios Yo dcfi¡o la ¡ecuperación de la adicción cor¡o el proceso dcl despertar al la que deflniría cualquicr ¿mo¡. Es la misma forma viaje espiritual. Abr el co¡azón al amo¡ es la más cleva da expericncia humana, y de eso se trata, precisamcnte, cuando intentamos iibrarnos de la adicción. Cuando busoamos la felicidad eir cuakluier otra parte que l1o sea en nuesfas propias ]¡entes, negamos el amor' No podemos ocultarnos en nuestra adicción y cxperimentar anlor al n sr¡o tiempo. Se trata de un fenómeno real mente interes¿nte, porque llues|ra adicción nos indio¿ lo opucslo. Nuestra adicción juega a decir: (Si.-., entonces...D. (Si me comporto de tal y tal forma, entonces me sentiré amado-D (Si l¡e drogo y me animo, no me scntrrÉ tan cnojado y entonces podré amar a mi esposa.t) Estos inierminables condicionantcs par¿ obtener un resultado hacen que no sinlamos nunca el amot que siempre cstá presente en la quictud de nuestros coÉzones. Al empezar
te aqüelia se4 y enpezaba ¿si a scnti$e confundido. que tenia que haber algo más. Al rcconocer este anhelo espilitlLal, empezó también a mirar dertro cle sí mismo. fn.pirado por el \ raie dc Pctcr. c.cribi lo siguiet)re: El. sERENo t,Llc^R
TNTERI(JR
e reNewdas raices de la atlicckin emp¡ezan mi mente cuando creo qtrc el nunda Las
e
e\
n tugar de
?n
netedores cuernos tle la feticitlad.
Me síenfo attupaclo en este mundo rarleado por el.faso de dguar prclunda"-
I t¿nrbtútd., d. la ,ulcd.lJ
v t¿ dp.,.rfen.¡ón. tds ensoflii¡tdus ! espinosas ruíces rle la adicción ,nvuehcn v a¡ritan nt ,oro jn.yuhtryan
at rcLu¿rdo úet ¿mor a desvd ecerse en hloscurídad.
Dejad que
hq
ap 4uc ha.v un
u
me dé cuent¡r
\p\n^
luRar
J"nrn ¡j"
ni
lugar en el que me siento ¡1salro, donde a itla el amor prategí.lo e íncólune. M¡ ¡::on iencía actual ¿et amor briltd cofi luz a traús de la oscurided de Id adiccíón. La luz del amor es la que la so!.
tlo!
j
me tomaré tíempo para permanecer quieto escüchar h veftl1trl a.erca de quíén so¡ yo.
c
25
a cahn¿tr le co¡tiuua cháchara de esos condicionantes, recuperamos le conciencia del ar¡or prcgúntale: ¿icómo cat]lbiaria estc instante mi conciencia de mí mismo y dcl mut do ii crnplc¡ra todr mi enersta (n dxr h bren!;nrJl al ¡nror en nti \id¡' Petcr ¡ ¡o rerminamo: rquelh sc,ión ltrgrando quc él \ t\uctt/fri una pequeñJ ¡U,/ blanca cn rl centro dc .u co_ razón. Lenlamcnte, permitió que es¿ luz blanca llenara su corazon iasta que ya no pudo contcner la luz por más Irempo. Luego, dejó que la luz blanca se difund'iera por todo su,L.uctpo. hasra q¡q ¡¡, linrite, rJe su ya no ¡iel lucrL,n lrmIes suliL.icnrcs J c:a lu,/ blanca. cálida ipaci_ lrca empezó a envolve¡lo como en un capullo dc l;2. Ob, servé su rostro, su¡cado por las lágrimai, dar paso a una apcnas \i\ib¡e. Supe en cse momcnlo que ::il : i*."recunorjdo el amor y que reler hab¡c se hablan planl¡d., en (t l3s scntilla\ dc su propia cumción. Sus.enrimicnros cc sotcdad no,sc des\anccieron. pero su rrercencion de la mr\m¿ cambro ¿ pa ir de ese dta. perer ha descubierro que h profundidad de su soleürj era superficial en com_ narac¡on con las prolundidades ilimitadas del amor. Mienhas.yo le observaba rodearse de amo¡, rccordó algo que Hugh P¡athor habi¿ escrito una vez: (Aprender a arnarse a s1 mtsmo es la definición del cambio>.
La controversia de la enfermed.atl Cuig1. que Inucha: de tas per:ona5 quc tcan
_c31n lendran e5¡c.lrlrro furmad¿ un¡ opr¡¡ion accrca de si la de_ pcnoencta qutmtca ly ¡a codcpendencia) (\ o nu una en_ Icrm(rl¿CL c\,rmpuflantc dbordar estc aSpC(to .runque \ea Drevemcntc. tn lus úllimus años h¿ habido unr.,".,"n," 26
qrlé es Io qu,c constitLrye una encoolr'ovclsia acerca de cor¡hrrstible en Ie¡r¡edad. No cstoy intcresado en añadir ya que ¡rde por sí lnismo este liblo al füego del debatc ln lng". ¡:t" eso, es mi propósito ofiecer unayperspectiva progresión la rccupe_ más irmplia acerca del origen' la adicti_ conportnmientos todos los ir"iór', otn .".pe.t.t a
observo la palabra ¿r¡Armeddd y \co qlLe describc cl gran mayori¿ eshdo actual de (no sentirse a güstot) de la que la raíz de ese libro sugiero En este de seres htll¡anos. sistema de cn nuestro (no scnlirse a gusto) se encuentra pensamienlo adictivo. Muchas pemonas han enfocado la ;dicción desde et cxterior: han descrito el comportamiento v luego han intentado detenerlo Yo sugiero un enloqué irlu"iro, y vco la adicción dcsde el interior: identificar y ll¡cgo cambiar los pensamrentos y creenclas que nos conduoen a la experiencia adictiva.
Con la dependencia química tengo 1¿ sensación de que cl concepto de enfermedad cumple un papel extremadamente úiil, independientemente de la confirmación o rcchazo futuos acerca de la validcz científica del modelo (enf¡rmedadt). Dicho de u¡a forma sencilla' en la recupención el concepto de enfermedad permite al individuo y a la familia desprenderse de algo de la culpa, la condena, cl juicio y la culpabilidad. Si decir que una per\L'n¡ lrenc una enfcrmedad permilc a esa per5ona mifar dentro de si misma, en el momcnto actual, y decir:
hacer idealmente sería: cómo vivir mi !ida)).
(Y
tengo la oportunidad de elegj¡
Tengo miedo de ti porque eres como yo En mi investigación, así como en mi pc¡spcctiva gcncral sobre la vida, he intent¿do seguir un camino difcrentc a aquel hacia el que solemos ser dirigiclos. A la mayoria de nosotros se nos asignan deberes en l¿ escuela, con instrucciones como (Cor¡para y contnstD, o bien:
un a álisis crílico). Aunque esas habilidades tienen v¿' lor, su uso rcvela sólo lrna imagen parcial y li¡itad¿. Cuando tratanlos de cor¡partimenlar a]go o a alguien, perdemos de vista la vcrdadcra naturalcza de aqüello mlsmo qLLe observamosCuando afionlé mi tesis doctoral, pensé quc tcnia quc cxislir ün mejor método que compamt conhastar o analizar el tcma cxplorado. Descubri que la investigación tradicional conctía algunlos de los mismos eüores que todos cometemos: cuando cnfbcamos algo nuevo, a menuclo ralarnos de encajJr u|la rn:rl]¡ cL¡¡draJa en un agujerU re dondo. Para que encajc, tcncmos que recortar las esciuinas. Me di mentalmentc instruccio¡es precedidas por frases como (Encuentra los aspcctos cor¡unes ent¡e), o (Busca las similitudcs y álcas de integlación). Me di cuent¿ de que este enfoquc dc la invesligación úe ofrecia una información mucho más rica, aL¡¡que a menlLdo era también más dificil de acometer Después de años de cducación occidcntal, me resultaba mucho más fácil di seccionar, oncontrar diferenci¿rs y clescarlar que buscar sinilitudes. Al aplic¿r mis nuevas instruccioncs a la invesligación, también empecé a aplicar eslc cnfoquc a las 28
situacio¡es que surgían c¡ mi vida personal Mc scnfí ¡qrrd¡blc'ncnle \ornrcndido rl dcscubrir quc erperimentj¡-a r,n ma¡or -(nlt,lu dc calma interlor Deicttbrt qrte cuando compa ime¡taba, an¿lizaba y separaba a las personas, experimentaba más miedo y más aislamiento Clr¿ndo veía aspcctos comunes y similitudes enhe yo mismo y ios demás, alr¡que algunas fueran a veces dolorosas, scntla mas amor y conexlon. Esloy convencido de quc todos somos maestros y es_ tudiantes los unos de los otros, y que nunca termlnamos de funcionar en esos papeles. Hace algún tlcmpo. un gran maesho acudió a vcrme disf¡azado dc paciente- Yo eú un i¡terno en un ccntro comunal de ascsoramiento de bajo precio cuando Tom acudió a vermc como pacienle. Las consdtas eran bastante pequeñas y cuando Tom entró en la habitación el ambiente se llcnó a olol a orina. Tom tenía el aspecto y olía como si üo se hubiera bañado en h€s mescs. Dur¡nte nuesha primera sesión hizo bicn poc¡ cosa, cxcepto altemar miradas fijas y en blanco con risas históricas. Le faltaban la mayoría de los dicntes, y su boca ap¿fecía reseca y agriet¿da. El cabello, sucio y enmarañado, le caía sobre el rostro sin af¿itar. Eso sucedió á1 principio de mi carrera, y yo había tenido muy poca experiencia con pacientes que no sc parecieran de algún modo a mí y a mi educación de clasc media alta. Tom había sido criado por un¡ madre que le castig¿ba hiciem lo que hiciese. Jamás habia recibido un mensaje claro o cariñoso sobrc nada. La acumulación dc mensajes ambiguos y negativos lo habia paralizado. Adcmás, el padre de Tom se h¿bía marchado cuando él tenia cinco años de edad- Su m¿dre le dijo que la marcha de su padre era culpa de1 niño. La mad¡e trabajaba como limpiadora y era despedida a menudo, por lo que tenian que hasla29
darse con ftccuencia de un hotcl transitorio a otro. Ella le decí¿ a menudo a Tom:
pcnsara que pudrera oausarmc dajio; siDplementc, tcnía mredo de \u difcrerrci¡. Ln aquclla pnrnerr sriión no \l similitud alguna cntre 1bm y yo misn, o. Aquella sema¡a rnc entrevisté con mi supeNisor y otros colegas para re cabar sus opiniones. Se r¡osharon dispucstos a ayudar pero, de algún modo, yo scguía sintiendo cl temor y me asustaba la idea de enconharme eü l¿ misma habitación con Tom. Tuve que ver a Tom tres veces a la sclnalta duranlc tOdO el ¡<-.iguierrtc. | .rs Cosas nL, pJrcctcron ntejorar y pensé que quizá debicra cnviarlo a algún otro p¡ofesional. Sin embargo, sabía quc Tor¡ ya había rcbotado coll frecuencia de uno a otro lado del sistema de salud me¡t¿1. Se le habia diagnosticado un dcsorden de personalidad marginal y, cn consecuencia, sc le consideraba como un paciente poco cooperativo. Parecia que yo estaba tcnicndo p¡oblemas. Asocié a Tom con cl olor a o na rancia, lo crlal no era precisamente un buen fundanento para establecer lLüa relación tcrapéutica. En algún momento, durantc cl segrurdo mes de visit¿s de Tom, ocurió un rnilagro. Dcfino un milagro como un cambio en la percepción que pcnrite a una persona experimentar paz y acoplamiento allí donde antes sólo habí¿
conflicto y separación. En lugar de rcpasar las notas del caso y tratar de ilnaginrr quc !ndaba.,rndl con lorn y cótno \c suponr¡ qu< yo dcbía (arreglarloD, mc senté tranquilamente, coD los ojos cerrados y solicitó una guía en mi trabajo con Tom. Al ent¡ar en la sala de espeÉ y saludar a Tom, empecé a sentir soledad dcntro de mi. Cuando Tom se sentó. nucs30
lr¿\ nrrrda\ cc \'nconlrJron. ) nudc \cr mi pronio ¿i.la mtcnro J dcs<'if\cllrlon en su\ ojos L\o era pre(l\amrnl< artlrillo Je lo aue realmenle hJbi¡ lcnido micdo Hflhi¡ cnfo.c(l^ lJ arcncióq .obre lo difcrenl( que erl con re\Dccl!¡ ¡ mr. pcru cn real;dcd h¡bia.rntido miedo de lo nru,ho que 'c parccia r Inl Durantr l¡ mlJof parle de mi vicla he reprimido mi prof'unda sensación de soledad
Aünquc pa¡a cualquier observ¿dor exterior- probablemcnte dov una imagen de <óxiÍ>r, casi siemprc experimen uba la sensación de cstar en el extc¡ior, mim¡do hacia dcn|ro. ED un momerrto, nuestras diaercncias se lundicron. Estábemos desnudos. tal como éramos. Durante la sesión, él siguió ricndo de aquella forma ta¡ extraña, seguia oliendo a orina, pero Ios sentimientos que había en la estancia habían cambiado. El enfoque sc habi¿ desplazado desde ser consciente dc nuestras dil-crcncias, a ser consciente de las cosas que tcníamos en colnún. f)úantc las sesiones si guienles dcsapareció el temor y aparcció la compasión, desaparcció el aoálisis crítico y aumentó la conflanza mu¡ua.
Tom y yo pasamos juntos unas pocas horas a la semana durante un ai1o. En ese tiempo me pudo cont¿r su doloros¿ historia lamiliar y el aislamiento de su existe¡cia. Sris nlir¿das en blanco y sus risas histéricas dieron paso a l¡grir¡as de aleg¡ia y dolor a un tienpo. Pocas cosas c¿mbiaron en su aspccto, pero sc produjo un cambio interior J¿más olvidaré nuestra última entrevista. Permanecimos erl medio de la habitación, abrMados dumnte varios minutos. Duranle cse tiempo no fui conscicnte de nada más que de mi compasión por Tom y de nuestro viajc juntos hacia el despedar al amor. Luego, él reirocedió, ne sonrió con su boca sin dienles y dijo: (Ahora
3l
hueles como yo). Ambos nos echamos a reb porqüe sabíamos que ninguno de los dos habia sido conscicntc del mismo olor que originalmentc mc habia hecho serltir el
dcseo de ecbar a correr para alejarme de é1. De aLgú¡ modo, oler igual h¡e una forma adecuada de sepalamos. Mi expcriencia con Tom me permitió encontrar unos pocos puntos ol¿le que ahora trato de recordar cn mi vida cotidiana: GuiAs A
L 2.
SEGUTR
p
RA coNocERME A Mi MrsMo
Cuando me centro en las diferencias es a menudo porquc tengo miedo dc algo que h¿y en mr mrsmo. Recrearse en las dife¡encias crea distancia y aumenta el temor
3. Concentrarse en los aspectos conunes desarolla cornpasjón y comprensión, al mismo tiempo que au4. 5.
menta el amor. Cuando juzgo a otra pcrsona cs una buena indicación dc quc ha llcgado cl momcnto dc ver qué estoy negando de mi mismo. Cuando me empeño en arreglar o cambiar a otra persona, entro en el mundo de la adicción, al ver mi felicidad como dependiente del comportamiento de esa otra persona.
Quiénes somos versus quiénes nos dicen nuestos egos que somos La discusión anterior sobre las difcrentes experiencias obtenidas al centra¡ la atención sobre las diferencias o sobre los aspectos comunes, empieza a colocar los fun32
damentos para una discusión del sistema de pensamiento del ego. Veamos de nuevo la definición de adicción que utilizamos. La adicción es una búsqueda compulsiva y
corrirua dc l'elicidad luera de nosotros misml's. a fe.ar
de que la satisfacción nos elude siempre.
Más precisamente, la adicción os una continuada búsqucda compulsiva cxtcma, a pcsar de quc csa búsqucda
nos conducc siemprc al dolor y al conflicto. Esa es la lonl.r d( ¡crudr del ego. Para tnrertir el componamienlo adictivo, tcnemos que empezar por desafiar los conceptos lunda¡rentales del ego! que son:
l.
Culpabilidad. Es la c¡eencia de que he¡nos hecho algo mal, er¡óneo e impeldonable. La culpabilidad se basa en la creencia de qr¡e el pasado cs insoslayable y deternina cl futu¡o. 2. yergüenza. A mcdida quc aumcnta la culpabilidad, no sólo crccmos que hemos hecho algo mal, sino que cmpcz¿rmos a creer que somos malos. 3. Ic¿¡or Debido a la culpabilidad y a la vergüenza, y a los sentimientos resultantes de haber hecho algo mal y de quc somos algo malo, nos vemos atormentados por el temor ¿l castigo. Para aLgunos, eso se lraduce cn lemor de Dios, mienl¡as que para olros se r¡anificsta en la creencia de que no se merecerl el amor.
La culpabilidad l¿ vergiienza y el temo¡ electúLan jüntos una especie rle danza de la guerÉ que nos deja con la ansledad y con sentimientos de vacío, con sensación de scr i¡completos y sin esperanza. El ego nos impide exatninar-nos clemasiado profundamente, al hacernos creer que la culpabilidad y la vergúcnza son tan fuertes y penelrantcs quc posiblemcnle no podcnos supcmrlos. De 33
bido al iemor, cvitamos mirar dentro de nosotros mlsmos, y empczamos a mirar a la genle, los lugares, las ac_ tividades y posesioncs para buscar cn ellos nLLestra felici_ dad. Es en esta búsqueda extcma de paz mental donde el ego nos empuja hacia nlLestros pdmeros pasos en dirección a la adicción. Cuando yo tenía qui cc años, mi padre nos llevó a mi herr¡ano y a mí a almorzar a un agradable restaurantc si tuado cerca de casa. Pareoía sentirse preocupado y un tanto nervioso. No tardiüía en dcscubrir por qué- Era el dia que había elegido para decimos que él y mi madre habían decidido divorcia¡se. Dado el estado de su nlatrimonio y la fiecuencia de sus discusiones, cualquier obscrvado¡ objetivo podría haber pensado quc ese anuncio no constjtuiría ninguna so(presa. Sin cmbargo, fue una conmoción. Al oír las palabras quc surgían de la boca de mi padre sentí en el estómago como si el mundo estuviera a pruto de acabar Inmediatamente, me sentí responsable, culpabJe, avcrgonzado y temeroso. En aquel¡os momentos, probablemente em más consciente de scntir miedo. No ¡ecuerdo que mostrara ninguno de esos sentimientos ante mi hermaÍo, mi padre o cualqurer otra peNona. Los mantuve bien ocultos. Mi foma de sentime en prcsencia de mi madre cambió. Siempre me había sentido cerca de ella, aunque a veces me veía como at¡apado cn una rcd. Ante ella me sentí como si la hubiera abandonado, como si, de algún
modo, hubiera podido hacer algo par¿ impedir todo aquello. Mi cujpabilidad pareció igualar la protundidad de su dolorSi se me hubie¡a of¡ecido una altemativa, prob¿blemcntc habria elegido vivir con mi madre. Pero tuve la 34
impr(.io¡ Lle rro ¡(ncr altcr|l¡ti\J. dc que tenia quc ririr con clh porque mr padre m< habia ab¡ndonado. tn ¡rios rccicntes y duraÑe el proceso de sanacióü de nuestm relación, mi p¿dre y yo hcmos hablado nunerosas veces de tquc. prriodl, de nucstras \ld¡s. t . h¡sl¡nlc 5cg1lro que
qun mc d'j,' qur 'i dcse¿ba ririr con ól nodr¡ h¿cerlo. quc c\r,) \eeuro dc que. en eleclo. d¡o e.a. prlabras. el men\a)e qdc ¡ercibi de él fu<: He terminado (on la familia. Tengo que vivir mi vida. Tú te quedas en casa y cuidas de tu madre. No me moiestes). Mi hermano, que en aquel cntonces tenia diecisjete años, decidió trasladaase a lago Tahoe. Yo no compa i mis sentimientos con mi madrc porque tuve Ia sensación de que se hallaba agobiada por ¡anto dolo¡ quc mis problemas habrian sido dcmasiado para ella. Al lraccr csa suposición. .jamás permití que mi madrc conociera mi propio dolor intcrno. Retrosnccli\3mcnle. habria sido mucho más curarivo pam ambos quc yo le hubiera podido comunicar cómo me estaba ef¡ctando a mí aquella situación. El rcsult¿do fue que me sentí v¿cío y solo. En aquellos ¡lomentos iba a u¡a escuela supe¡ior p¡ivada. El nivel de mis notas descendjó po¡que me ausenté a menudo de Ia escuela. Au¡que antes ya había experimeÍtado con dro8as, aumenté su consumo. Buscaba alguna fbrma de aliviar el dolor que sentía. Poco después de la separación dc mis padrcs fui llar¡ado al despacho del jefe de estudios, donde él y el director me düeron que aun cuando la escuela Dunca había expulsado hasta entonces a ¡ingún cstldiantc de form¿ perrü¿nente, h¿bian decidido que no existía espemnza algun¿ de que yo alcanz¿ra los niveles mulmos de la escuela. Con el dudoso honor de haber sido el primer muchacho cn ser cxpulsado de mi escuela, mi culpabilidad y mi vc¡gücnza no hicicron sino aumcntar.
l5
Pe¡o no se trataba sólo de que me sinticra culpablc y avergollzado, sino que también mc sentí aterrorizado ante cualquier aspecto de lo que experimentaba. Tcmi quc fucra correcto lo que había comprendido del mcnsaje traDsmitido por el jefe de cstudios y el director: que yo no valía nada y quc estaba condenado al fmcaso. Mi culpabilidad ve¡güenza y temor me caus¿ron scntimientos de soled¿d. vacio, f¡acaso y profunda descsperanza. Pcro, sob¡e todo, no mc sentía digno de scr amado. Como resultado dc ello, inicjé tLn ciclo adictivo en el quc buscaba las drogas para encontmr alivio. Las siguientes, son frases ext¡aídas de Acepla esle '?' galo: sclac(iones de Lln curso en milugttts. dc Walsh y Vaughn.
Al¡or y culpabilidad no pücden coexistir, y aceptár uno cs ncgar al otm.
ill
fi¡¡al de la culpabilidad no llegará nunc¡
mientr¿s estés coN€ncido de qoe ex¡stc un¿ mzón pam €lla' Debes aprender que la culpabil¡dad es siemprc totalmente insana, y lo conocc razón alguna. Só1o tu mente puede
producir temor.
Debes habelc dado cuenta de una exlraordinaria
catacteristica
fin que el ego ha aceptado corño proplo. Cuando lo has alc¿nzado, no le ha dejdclo satis|¿eho Por eso, el ego se vc tbrzado a cambiar inc€santementc
de cada
36
de un objetivo a
otro'
para que puedas seguir csperando, para que pueda ofrecerte algo.
y especialmente la última, son, para mí, a ¡o que se reficre la adiccjón. Cuando seaquello todo guimos cambiando de un objclivo a otro (ya sea relación, irabajo. clroga), a pcsar de que nuestros objetivos nunca nos dejan satisfechos, nos encontramos atrapados en cl oiclo de la adicción. Estas citas,
Sobrc la.felicidad La búsqueda extema de la felicidad es algo omnipresente en la sociedad contemporiínea. No sc puedon ver más de quincc minutos seguidos de te¡evisión comercial sin quc una scrie de anuncios te digan que necesitas algúD produclo nuevo o l¡ejoúdo para ser más feliz. A una edad muy temprana, empiczas a formar cl núclco del sistcma de pensamiento adictivo del ego: que cres fundanlentalmentc inadccuado tal como ercs, y que neccsitas algo extcrior a ti mismo para scr completo. Es crucial, por tanto, cuestionar cl sistema de creencias dcl cgo. El sistema de pensamiento adictivo es seriamente dcfectuoso y nunca nos ofrece u¡a paz mental duradera. En contraste coh éste, cl sistema de pensamiento basado cn el amor, nos dice que nuestro estado mental natural cs de totalidad y de paz. En mi trabajo con personas recientcmentc recupcradas de su depcndencia o codependencia qurmrc¿! rnc cxtraña a menudo la fortaleza c ir¡acionalidad del sistema clc pensamiento adictivo. Una nochc, durante una coÍf-e3',7
rcnoia, hablaba sobre la felicidad cuando empccé a darmc cuenl¡ dc que la g.nlc morrr l1 c¿b(/i] llcgali\amcn tc o parecía enojada. Tod¿vía no he logrado superar del todo mi ner'e.idad de agrcdar a lo' dcmás. a\i quc pen'e que debí¡ preg1lnt qué pcnsaba la gente. Le pregunte a una mujer sentada en )a primera fila por t1ué sacudia ncgali\¿menlc la cabeza. Ve conlcsló que. cn \u uninión. yo estaba loco porquc hablaba como si la gente pudiera scr feliz siempre que lo deseara, y afirr¡ó qüe ciertas situaciones se hallan fuera de nuestro oontrol y quo, en tales circunstancias, serí¿
to virrculante en el que se diga: . La verdad os quc: Las únicas limitaciones a tu felicidad son aquellas
que tú mismo te iñventas.
Esto rcsulta dilicil de aceptar para r¡uchos de noso|ros. Es bastante más conveniente desviar la rcsponsabiliJeJ .l( lue'rra lclrcrdad haci¿ algo o ¿lguicn. ¿nlcs quc aceptar personalmcntc la responsabilidad de nuestra pro pia felioidad. Te invito a hacerte üna pregunta y reflexionar ün poco sobre ella: ¿Qué necesito, que no tenga ya, con objeto de alcanzar paz mental ahora mismo? Si para contestar esa pregunta empleamos el sistema de pe¡samiento adictivo, el del ego, nos encontrarer¡os con una li.r¡ inrrrnrinable: qui/á ma. dinero. una parei¿ más atractiva, un mejor lrabajo. QlLizá te hayas dado cuenta de quc cmplco la palabra lelitidud y el término /az m¿r?ld1 indistintamc¡te. Para mi, ]a pal^br^ f¿licidad no deDota un rostro constanternerlte sonricntc, pucs cicrtamente tenemos más de un sentimicnto y de una expresión. Sill embi go, es posible pasar por situaciones traumáticas y, sin emba¡go, experirnentar p¿rz mcntal y, en consecuenoi¿, una sensación de f¡licid¿d. Las lágrimas y la felicidacl no sor mutuamente exclusivas, si sc cmplca la palabra para denotar paz mental. Entonccs, si la vcrdadera felicidad no es paz mental, ¿que esl En dif'crentes rnor¡entos dc mi vida han surgido ante mi situaciones que he percibido como claras limitaciones a nli plopia felicidad. He aprendido que esas situacioncs se lúnitan sólo ¿ la amplitud con que las percibo. Una de 39
las más dificiles de esas situacioncs fue una incapacidad fisica. Cuando tenía veinticinco años empecé a darme cuenta de que ¡o podía oir tan bien como antcs. Después de una serie de pruebas el diag¡óstico scguia sin esta¡ claro y la prognosis cra ambigua. Tildos los médicos me dijcron quc, muy probableme¡tc, mi oiclo no mejoraria, podía quedarse como estaba o, más probabler¡ente, ernpcoraria progresivamente. Mc scnti deprimido debido a la posibilidad de quedarmc sordo, a pesar de quc todavía podia oír bastante bicn. En aquellos momentos terminaba mis estudios de graduado e inici¿ba un jntcrnado como psicólogo. Estaba convencido de quc ios oidos eran para mí como las manos para un pianista. Tuve el temor de no se¡ capaz de f¡ncionar en aquello para 10 que me habla forr¡ado durante ta¡tto tiempo. Contemplé inclLrso la pcrspcctiva de perder cl oido como una limitación sobrc mi feticidad. Al obscrvar muy atentamente mi situación, decidi concentrarmc cn desprenderme de ¡a imagcn negaliva de perdcr mi oido y dirigir mi energia hacia pensamientos sobre mi pérdida de oido qLLe fueran curativos. Me sentí bastantc aliviado, e incluso o¡gulloso. al darme cuenta de quc la capacidad auditiva se habia cstabilizado y ya no expcrime¡¡taba una pérdida continua. Continúe trabajando cn miprofesión y nunca sentí quc mi oido me limitara dc un modo siglificativo. Sicte años más tarde experimentó una (recaída> y tuvc una rcpcntina pérdida de oido; ya no podia oir a mis pacientes, contestar el teléfono o lüncionar cn mi puesto dc enseñanfc universitario, Tuve la impresión de quc cso conslituía realmentc una limitación a mi felicidad. Pcnsé: si no puedo oír, no pucdo sc¡ fcliz. No he abandonado mi 40
r¡tejo¡a del oido at¡nque, tal co¡¡o sucede con la cscritum, neccsito un audífono cn cada orcja. Aunque los audifo_ nos mc permiten funcionar bastante bien, mi ego lo pasó inicialmcote bastantc n1al anlc el hecho de que tuviera quc llevar¡os. Estaba acostuotbrado a considerarmc (sano norm¿].. y pen\é cntonces quc nadie qu.rria vcr c un psicólogo sordo. Empccé a daflnc cuenta cntonces clc que la vc¡d¿dcra curación quc tenia que produci$e estaba cn
I
n)i lnentc. Mi tarea consistia cn dcscubdr la lección en todo lo quc eslaba ocurrie¡do. Neccsitaba llcgar a creer qUc e¡a posiblc scr un psicólogo con cl oido defbctuoso y scr f¿liz al misDo tiempo. dc las cosas que hc cmpezado a aprendcr cs que .hayUnd muchas lormas de oír difbrentes a hacerlo, simpie_ nrenle, a través de palabras que compfcndemos. Ahora, s(ry mucho t¡ás co¡lsciente dc oir con el . Presto más atcnción ¡ los del anror, el dolor, la alcgría y la desesperación que se cncl¡enrrun por dcbajo y ¡nás allá del contenjdo dé las palabras. Hágo ¡rrás caso del que solia a la voz intema de mi intuición. y (sloy que aquello quc en otros liempos ,descubricndo cons¡dcrc üomo una limitación. sca posiblementc un d;n. lndar ja confo cn recuperrr ml oirlo fis¡r:¡.¡. pero no qut_ srcm por ello tcner que abandonar los otros nivclcs dc oldo quc he aprendido. Todavia hay momcntos en los que nl( rr(nlo deprimido por mi oido por la posibiljdad dc ) qu€ la perdida conlinúe progresando. pcro áhora soy más capaz de oonfrolarme y comprender que las únicai limitucrones que mi pérdida de oido me impone son aque|as que yo mismo invento. prefiero identificarmc coD las lccclones a apaender, antes quc con ias limitacio¡es a in_
venta¡'
4l
La Jalacia de
El pensamicnto basado en el amor teconoce un hccho sencillo: No me falta nad¿ Para sef l¡liz 2hora r¡ismo
Ello se debc a que no exisle cscasez dc amor En cuanto aceptamos el sistema de pensamiento adictivo y consideramos que nos falta algo y que somos lncomple_ tos, inioiamos nuestra búsqueda adictiva Cu¿ndo nos percibimos como separados y solos en un mundo donde sólo hay una cantidad limitada, nos hacemos adicfos a i¡atar de conseguir (suficienteD. Y, sin cmbargo, cl sistema de pensamiento adictivo nos engaña- Nos coloca delante una z¿nahoria que nos ptometc felicida4 pero en secreto defiendc el lema; (Nunca hay suficientc). Recientemente vi la pelícnla Lo pequeña tienda de los horrores. Quizá de fo¡ma no intencionada, la película ofrece un ejemplo poderoso y cómico de nuestro sistema de pensamiento adictivo. Al iniciarse la histori4 un Joven eflcue¡tra una planta pequeña e insólita a la que empieza a alimentar. Un día, el joven sc corta accidentalmente en un dedo y descubre, extrañado, que la pequeña planta se aliúenla con su sangre. Como desea que la planla crezca saludablemente, sigue alimentándola con sangre, pero la plaúta desea cada vez más y más. Cuanto más glande se haoe, más desea. Nunca se siente satisfecha y a cada nueva toúa de alimenlo grita más y se bace más repugna teFinalmente, la planla se transfbrma en un monst¡uoso objeto botánico c¡tLe exige <¡Aliméntamel ¡Aliméntamcl)). Eso es lo que hacc febrilmentc cl ego, con su sislema de pensamiento adiclivo. 12
se inició el sis¡cma de pensamiento adictivo? hecisamente cn cl momento en que empez¿rmos a vcrnos ¿ DOSO1¡OS miSrnOS COmO algo distinto a Seres tOules y amorosos. Una dc las premisas de este libro es oue la experiercia del amor no es algo que se alcanza, sino algo que se rccucrda. Quiénes somos, amor, nunca nos ha abandonado. sino que simpler¡ente se ha visto cubicrto por el sistema de pensamiento adictivo. No lleqanlos ¡ ser incompletos en algún momcnto de nuestlas i r,la'. -irr., quc .implemenle olvid¿mos qu¡énes somL,\. ) cmpczamos a busc¿r la felicidad fücra de nosotros mls¿,Cuándo
L¿ paz mental no cs algo que se
El rccuerdo del amor sólo está a un pensa¡niento de distancia. El amor sólo espera a que le dó la bienvenida.
H¿ce poco tiempo, en mi consulta, cstaba viendo a Dianne, una mujer de treinta y cinco años de ed¿d. Ella, como muchas otas de las personas a las que veo, se desc¡ibió a sí misma como recuperándose de una codepcndencia. Ese día, al ver que utilizaba repetidas veces la ex-
prc\ion.'en mi recuperacion". eso me empe/ó a
sonar
como l¿s uñas que arañan una pizarra. No estaba seguro de saber por qué me molestaba eso, pero después de nuestra sesión tomé unas pocas notas, y decidí ¡eflexionar sobre elias en algún momento posteior del día. Unos trcinta minutos clespués, cuando mc encontraba con mi siguiente pacicnte (un ), y aunqLLe ni siquiera pensaba en mi pacrente anterior, me oi a mi rnismo decir: (No nos veo como "adictos en recuperación", sino con'lo "sercs humanos que ¡ecordamos">,
Me di cuenla de que la palabra recuperaci)n situa mi to_ t¿lidad en alguna parte del futuro La paTabra reconlar lne hace pensar que eL amor nunca me ha abandonado' sino qüe simpleüenle ha estado rccubiel1o con capas de pensamiento adiclivo. Desde esc dia me complace rcfbrinlre a i mismo como un
Negación:
tl
fitnd¿n¿nto de
lr
aJicc¡ú
La paTabra negación se emplca con f(ecucncia en los programas de depcndencia química. Una parte del problema de I¿ depcndencia quimica es la ncgación de que ({tsla un problcnla. \1, conozco a ningune per:.rnr qui micamente dependieDle quc no se haya dejado arrastrar por la negación. Desgraciadamenle, la negación rnantiene al adicto en una estructura menlal irracional, lo que le pen¡ite continüar con su adicción. El proceso de la ncgación en la adioción no se limila al ámbito de la dependencia cluimica. En cualquier adicción, y para que el ego continue su búsqueda obsesiva de gratificación extema, se tiene que negar nuestra totalidad subyacente. En otlas palabras, la adicción no puede existir alli donde se ¡econoce[ verdaderamente el amor y la totalidad- Es la negación de nuestra tolalidad subyaceüte 1() que constituye el fundamento de la adicción. Si nos experimentáramos a nosotros mismos como L¡n todo, la adicción no se produciria porque nos seltrrialnos com_ pletos, en y dc nosotros mismos. Desgraciadamente, a menuJo perrnlncccmos ciego' dnle nueslra: propias i\ru' 41
Tenemos.que realizar un esfuerzo conscientes por a¡üar la negaclon1¿s aclictivas.
La adicción nace de pensar que somos
menos que el todono mc Hoj Quiero ver a mí mismo como linlii¡do cn alguna forma. Hoy puedo dejar de ne¿ar el amor
Ll plon del cgo; niógalo y de'aparecera El plan original del ego para libera¡nos de la culpabilidad conti(rre dn. clcmcntoc chvc: ncgacron ¡ pro¡ cc clón-
A principios dc la década de los años ochenta, yo virrL cn un r¿ncho en el cond¿Jo tle M:utn, a uno. cincuenta kilómetros al norte de San Fr¿rncisco. El único servicio existente en el r¿ncho eú la luz eléctrica. El agua para la casa procedía de ü1a fuente. La basüra que acumuláb¿mos necesitaba ser recjclada, llevada al basu¡ero. o dejada en un montón de abo¡o compuesto- Yo cstaba a cargo de ese montón de abono compucsto. Elcgí para cllo u¡ llLgar cercano a la casa, bastante cerca de donde me gústaba sentame a tomar cl soi y leer Aproximadamcnte üna vez a la semana sacaba la basura y la deJaba en cl r¡ontón de abono compucsto, dcscomponia diligentemente los trozos r¡ás grandes y 1o mezclaba todo con la licrra. A medida que lranscurrió el ticmpo me fui hacicndo perezoso y me limitaba a ente¡rar algunos de los t¡ozos más gúndes, sin tomanne el lier¡po pa¡a descomponer el material y mezclarlo co¡ la tierra. UÍ dia, nicnt¡as leia en mi lugar favorito, me di cuenta de que el lugar empezaba a olcr como un basurero. Mi peieza para
enterrar la basura habia lerminado por arrulnar ml capacidad para relajarme y disfrutar de aquel luga( pacifico. Evidentemente, no soy buen campesino, perc si aprendi una regla sencilla: entetrar algo y olvidarlo no funciona. Uno dc lo\ ¡'lccto5 dc la negrclon e\ crccr que 'i cntcrramos nuestra culpabilidad si la ap¿rlarnos de nuestra concicncia, nos veremos libres de ella Dc un modo no muy diferente a 1o quc ocurió con mi perez¿ en cuanto al montón de abono compüesto, la negación no logra librarse de la culpabilidad. La negación sólo produce tcmor'
Pr(ryeccíón Cuando se nicga la culpabilidad y se la reprimc' empieza a recomcrte por dentro. El ego busca entonccs una fonna de dcsembarazarse de la clrlpabilid¡d. Er1 la proyccción, cl ego crec que si proyectas inconsclentemenle la culpabilidad tejos de ti y hacia alguicn, te verás mágÉ camente liberado. En lugar de eso, lo que sucede en realidad es que aumentas tlrs sentimientos de culpabilida( temor c inadecuación. Es posible que sea un conceplo dificil de comprendcr al principio, no potque sea complicado, sino más bicn porquc quizá nos haya os acostumbrado a desviar la culpabilidad hacia ¿lguien más. Al hacerlo asi, creemos quJ estamos a salvo de nuestros temores más ocdtos. El problema es qüe este proccso de proyección nos impide obseñar la fuenic del problcma: nuestra propia mente. La proyección, y el comportamiento que rcsulta dc ella, qL¡eda mejor ilustrada con u1a metáfom. Imagina que montamos un proyector cinematográfico para vet una película. Se apagan las luces y empieza a proyectarse
la película. Unos diez minutos después te das cuenla d{r o"" )o "ao) tr¿steando el aparato y que pare/co \enlirme incómodo- Me preguntas si estoy bien, y yo te digo quj no me gu5l! la pcllcula lJe hecho. \erla me esld ponrcnJo m,r¡ incólnodo. Tú 5abe. quc yo so) una per5ona racional, por lo que te sorprcndes ante lo que hago a con¡il1uación. Mc lev¿mto, me dirijo a la pantalla y escribo sobre ella, la muevo o incluso intento desgarrarla. No me gusta la película, así que intcnto cambiar la pantalla. Lo que stgiero es que cada uno de nosotros, a veces de una forma colidiana, demostramos esa misma clase de compo¡tamie¡to insano. Como sole os estar lodeados
por mucha gente, nadie cuestiona cl compoñamiento. itermitcme empczar a explicarlo mediante el pla tea_ miento de !¡na prcgunta. Si no le gusta la película, ¿cuá lcs son tus opciones más cuerdas'? A pesar de quc hay vaias respucstas, probablemente la más racional supondria apagar el proyecto¡ o cambiar de película. Esas respuestas rcflejan la comprcnsión de que la fucnte de Ia imagcn no es la pa¡1alla, ya que la imagen cs proyectada sobre la pantalla. Para comprender cónlo funciona la proyeoción en tu vida cotidiana, imagina que el proyector cinematográflco c. ru prupi.r mcnre ) quc la pelicula sorl nrs pen.amicn tos. Al ver la vida de este modo empczamos a reconocer un hecho impo anie que tenemos quc asumü sl querc_ nlos encontr¿r la paz mcntal: Lo que ves cs tu propio estado nrental ptoJe(lado l"a' a tl e\lerlor'
Debido a la proyección, pucdes creer que si cambias a las otras personas para que satisfagan tus especificacio-
¡es, te se¡tirás leliz. Al dejafte llevar por esta creencia tus acciones son lo misúo que cuando yo me he acercado a la pantalla y he tratado de cambiarla. Cuando vemos cosas negativas en olras personas, las vemos a menudo porqrLe hemos negado ese aspecto en nosot¡os mrsmos; en nuesfo esfucüo por desembamzamos dc ellas, las he-
l¡os a echar la culpa a los demás, tanto más creamos una djvisión ent¡e nuestra imagen conscicnte de nosolros mismos como bucna y dc nuestra imagen inco¡sciente dc nosotros mislllos como mala. Cuanto mayor sea la divición entre cl oo¡scieDte y el inconscienle, tanto mayor
mos proyectado hacia otras personas. Aunquc comprendo lo que es la proyección a un nlvel
La proyección puede parccer compleja pero, en realidad cs muy scncilla. Hace unos pocos ¿ños adq!¡irí un nüevo c¿cholro muy juguetón. Corría de una habitación a olra y jlLgaba con todo aquello que encontraba. Un día 1o oí lad¡ar y gruñú l-erozr¡ente, algo que no le había oído haccr con anterioridad- Cua¡do lo encontré, estaba en cl cuaúo de baño, la puerta se hallaba paroialmcntc cerrada y revel¿ba Lrlr espejo de cuc¡po enlero. El cacho¡ro sc eDcontraba allí, con las patas tirmer¡ente plantadas sobre el suelo, el pelo del lomo levantado, gruñéndole a su propia imagen en el espejo. En ese momento me pareció quc era una cstupidez por su parte no darsc cuenta de que ar¡enazaba con atacar a su propia imagen. Pero supongo que buena partc del tjempo yo soy ta¡ estupido como élr le gruño a otro. sin darme cuent¿ de que en ól nu \co \ino las partes rcprimrd:r. de rDr miimo.
intelectual, hay veces en las quc me descubto acluando de una form¿ insa¡a: trato dc cambiar a los demás o vco en ellos mi propia parte oscura. Por ejemplo, hace algunos años el presidente Rcagan prolunciaba un discurso y se ¡cfirió a Rusia como un (imperio maligno>. Rccuerdo que me sentí pefiurbado porque tuve la imp¡csión de que esa ¿firmación no cra sino una proyección. Pocos días más tarde, rnicntas ie contaba a ün amigo lo que pensaba al rcspccto, me di cuenta de que cstaba cometiendo el mismo error del que acusaba al presidente: conveñía a Rcagan en mi (¡¡perio maligno). En su libro Rostr"rrr clel enemígo, Sam Keen desc¡ibe con elocuencia esle proceso de crear imágencs del enemigo a pa¡tit de nuestra propia oscuridad reprimida. Lo que él dice sobre el conflicto mundial también puede aplic¿rse al conflicto intcrpersonal. Según Kecn,
ss¡ií la neccsidad de ProYectar.
Las clos caras de Ia prqrecc¡ón La proyección tiene dos fb¡mas fundamentales de presentarse: mediante relaciones de odio especial o de amor especial.
. ln una relación de odio especial crea.rnos ult cscenano en el que rcpreselllar nuestro juego de culpa. Tomamos nucsho propio odio, remo¡dimiento, culpabilida4 verguenza y temor, y lo transferimos hacia oha persona. 49
El obietivo del iucgo consisle en hacer
a otro responsable
de nuestra propia miseria. En la relación de odio especial por el tar¡bién practlcamos el juego cle la patat¿ calie¡le ou( toclo aqucllo que no tlescamos ver denlro de nosu¡ros
*1"rno.,
lo
arrojamos' rapidrmenrc h¡cia el obieli\o
más cerc¿no que esté
disponible
-
Rn las rclaciones de amor especial tenemos el mlsmo obietjvo que en las rclaciones de odio especial: descmba,oia-os d. la culpabilidad y la vergüenza Lo que suce-
un de er que el ego. scncillamente. dl'fiaz¿ la folm¡ de ¿diclivo pen\¿mlcnlo modo intcligen-te Ln el .i.lcma dc oe¡samos que somos incompletos y estamos necesnaoos' ta"aao. qu" las carcnci¿s que percibimos en nosoiro\ mi.*o. ¡omi..e nodrán uurar o Ilenar deqde dcntro A'i' a buscal fuela de nosohos mismos aquellas "lnparu-o, pcr.ona. o sustancia' quc ntrs permitan cenlimos comoleto' durcnte un pcriodo r-le liemno l ¿s relacioncs de lmor espccial son ;claciones de amor condicional: . Creo que esta expectativa es la respo¡sajos problemas qL¡c surgen en las rede la mayoría de
bli
laciones v en las familias. Cuanáo yo estaba creciendo' mis padres me mostraron
su:l¡¡or más incondicional. Sabía que era importante
que para ellos y recibía aprobación por aquellas cosas 'hacía bien._En su mayor parte. sü alnor tuvo un efecto Do'iri\o .L,brc mi ¡ulncslim¡ Pero en dlgunos lspeclos cnndicional, y dcfe¡dia de que )o crllnpll(rd tu u-o, "ro con exDecl¿tivas especif icas Por ejcmpjo, mi padrc solía llegar a casa a u1a hora bas{ante'pretlecible, las 6.20 dc la tarde' tomaba un cóctel con mi mad¡e y luego llegaba la ce¡a Antc la mesa 50
la cc.,ta ernpe/abrn l¿s temiJ¡s pregunua'. Ll rntcrroll',,r o.'"mpre." rel(rrr ¡ Io que )n habic lrechu durrnJe'caba habcr podrdo dccir alEo a'l r"c cl di¿ lo 'rcmpre (Ilüeno! papá, dcspués de haber obtenido la nota como;
,t.
rnás alta posible cn el eramen fiÍal de cálculo de esta principal nrañana, logré rcalizar un pase magnilico en cl Drrtido Je la t.Lrde. y me iacaron del c¡mno a hombrus
ic
mis cornn¿ñeros-. D(sgr¡ciad¿mcnlc. mr respueill
habitual cra: (Oh, nadD) \o rcnr¿ la sensacion de quc mr padre me interrogarir porque se sintieaa realmcntc intcresado, sino t¡ás bien oara comprobar si yo me merccía el amor que recibía cse dia. Durante la cena, nunca senti que mi padrc se interesara realmente po¡ conocer mis ve¡daderos sentimientos. De hecho, 1enía la impresión de que no le hubicra gustado qu{r los compartiera con é1. Si yo hubiem descrito fielnente mijornada cotidiana, probablemente hab a dicho: (Bucno, papá, me pasé la mayor parte del dia com-
parándome con otras pelsonas. Me sentí cohibido e¡ cuanto a mi aspecto. Tuve la sensación de no pe¡tenecer en realidad a ninguna parte, como si me enconftara en el exterio¡ mirando hacia el inteúor En la clase de gimna sia me sentí inepto, y estuvc a punto de vomitar mientras realizaba volte¡etas. Esta semana vamos a tener que pasar un examen de matcmáticas, y creo que voy a fingir quc mc pongo enfermo porque no entiendo ¡ada y temo 1i'acasar l)espués de la escuela, fumé un par de caladas co:r unos amigos>, Nunca llegué a comprendcr muy bien 1o que hacia o cót¡o se sentía mi padre. Sabia que era un psiquiatra, pero no estaba seguro de saber quó significaba eso. A nivel de los sentimientos, me daba cuenta de que mi padre tenia dos modos de expresión: yo sabía distinguir cuándo 51
y cüá¡do cstab¡ enfadado. Creía que mi tarca consistia e¡ buscar la aproba_ ción y evil¿r el enfado. Ahola, mientras esc¡bo esto, nlc siento agradecido Dor la sanación quc se ha prodücido entre mls padres y yo mismo duranté mi vjda de adulto Ahora puedo haccrlcs sabe¡ cómo l¡e siento cn un momento dado, y sentir que ellos rne aceptaráu. Lleg¿r hasta estc ptlnto con ellos ha exigido que todos coüamos cl riesgo de abrimos y ser vulnerables. En realidad. ¿nles de eso no habiamos llegado a conocernos. Cad¿ uno de nosohos tuvo que eleglr compadir su dolor para desemb¿raza¡[os de él y pasar al perdón. Continuamos nL¡estro p¡oceso de conocernos los unos a los ohos a niveles más profundos. adoptaba ün modo de aprobación,
Ho), permitetc a ii mismo reconocer que eres entero dentro de ti. Silenciosamente, encuentra en las Prolundidades de ti mismo todo aauello Que es perf€ctoJ completo.
Abrc tu corazón al amor mediante la liberacion de las expeciativas sobre t¡ mismo] los demás. Todo lo que necesitas sabcr ho] es quc el amor ieluce ahora en ti
2. La estructura del sistema de oensamiento adictivo
Quizá empieces a darte cuenta dc que son nucst¡os pensamientos los que nos conducen al dolor y a la adicción, y que so¡ nuestros pensamientos los que tenemos que sanar. Esto se afirma de una forma muy hermosa on Un Curso en Milagros: Son tus propios pcnsar¡ientos los únicos que te causan
dolor Nada extemo ¡ tu mente puedc hacefte daño o herirtc de ningún modo. No hay ningr¡na causa, nás altá de ti mismo, capaz dc lleg¿r hasta ti y caus¿r opresrón. No te vcs ¿fectado por nadie más que por ti mismo. No hay nad¿ en el mundo que tenga el poder p¿ra hacerte poner enfemo o t¡iste, débil o ftágil. Ha habido inte¡minables discusiones acerca de si exisIe algo que pueda conside¡arse como una personalidad ¿dictiva. Aunque algunos de nosolros podamos tener una predrsposición genética hacia la adicción, estoy convencldo de quc todos eslamos igualmenle rncltnados hacia rornas de pensamiento que son aJicrira¡ y conflictivas. y que nos conducen a pautas de comportamiento adictivas. 53
Todos a¡helamos por igual la totalidad y el amor, y dcbido a ello todos podemos comctcr el e¡ror de buscar la paz y la felicidad füera dc nosotos mismos. La sercnidad debe proceder de nuestro p¡opio inferior. Crco quc sólo hay una emocióo que se opone al amor, y es el tcmor El temor es algo que fábrican nuestros egos. y que se eocuentra en el núcleo del sistema de pensaniento adictivo. A partir del tcmor aparecen otms muchas creencia\ conflicti\Jc. Propongo que c¡.isten cualro pa¡tes lu¡damentalcs dcl sistema de pensamienlo adictivo, y son; el temor, vivir en el pasado o en el futuro, el juicio y la crecncia en la escasez. El diagrama siguiente ilustra los lündamentos del sistema de pensamicnto adic-
tlvol EL stsILMA DL pENSAMtt:NTo ADI( Tfv()
PASADO
O FUTURO
Sobre el temor Nunca he visto quc el comportamiento adictivo aparezca ¿llí do¡de el temor no sea la fucrza impulsora. El tenor es el comburtihle que hdce.lúnciondr el s¡sEnd rk petlsamiento adic!¡ro. Tómalc un momento p: a rcflexioll¿Lr sobre esta afirmación, pues si quieres sanar tu mente adictiva, ticncs que haccrte antes una idea de qué es lo que hay en el núcleo de los pensamientos y del compoft¿miento adictivo. Conter¡p¡a lo siguiente: Cua¡do te encuentras considerando como indispensable para lu felicid¿d una d¡oga, un trabajo, un alimento, poscsioncs materiales o una ¡elación, es porque tienes miedo y has olvidado que cres amor. Cuando ercs como un niño y ves en la oscuridad imágcnes qlre te atcrran, o sólo ves ataque y hostilidad a tü alrecledor, tu mcnte ha olvidado qlre ercs amor y, a su vcz, has empezado a tener miedo, Cutu1do tienes un interminable resumen de logros y a pcs¿r de cso no te sicntes bien con r.especto a ti mismo, y e arnor no patece ccr¡r cn ningunt farle. cs porque lie. nes nliedo. Cuando no clescas más que senlir el amor de otro y sin embargo te acorazadas continuamente en lus defensas, es porque te encuentns en un dilema irónico. Tienes miedo de aquello mismo que tanto aúhelas: amor. La proyccción nos conduce a un mundo en el que el lenor se ve relozado constantemente. Terminamos así por tcner miedo dcl amor y do la libertad. En lugar de invltar al amor a que ent¡e en nuesttos corazones! nos conu91t.o, anfitriones de la culpabilidad. Sonos como "n paJaros cautivos que nunca aprenden a volar, y quc per55
manecemos cn jaülas, rodeados por los barrotes del te_ mor, forjados por nuestro propio pcnsamrcnfo Mirand¿ acLldió a verme después de haberse separado
de su ma do, co¡ quien había convivido durante once ¡ños. Miranda se habia casado después de haberse quedado embaraz¿da a la edad cle diccisiete años. Cuando era niña, su padrc había ab sado sexualmente dc ella. Más tardc, admitió que habia considerado el embarazo y el mal¡imonio como su única lorma de escapar dc un hogar en cl que sc la úaltrataba Aunque sll mádre mrnca la malflató, Mi¡anda expcrimenlaba una tremenda cólera y resentimiento contra ella por no habcr intervcnido ante su pcdrc y por no hrb. rle proporrionrdo un amblcnle scguro. f\l¡bi con\encida de quc su madl( tu\o que h¡bcr iabirlo lo quc suoedía, a pesar de lo cual guardó silencioDe niña, Miranda aprendió que ¡o era seguro hablar de los sentimientos en su familia, por lo que también guardó srlencio, a sulas con \u\ propio\ lclnorr\' Miranda pasó por su vid¿ de mujer adulta úantcniendo los sentimientos silcnciosos y ocultos, tal como los había expertmentado durante su niñez Siempre tenía la \en\¡crón cle enconlfcr\e rn un lugal in.eguro. ¡ era in(apa/ de conflar o li¡r.c rle n¿dre. l¡nra po(o' ¿lnigos ) la malor parte dc 5us compañcros dc lrabajo la \eian como una pe$ona distante, altiva y sjempre a la defensiva. Aunque dcseaba establecer intimidad con su esposo, te¡ia la sensación de no poder confiar realmente cn él ni en ninguna otra persona. Eso, combinado con su lncapacidad para exprcsar sus sentimicntos, la mantuvo en un estado constant€ de soledad y 1emor.
Mjranda acudió a veÍne ante la indicación de su p¿trono, porqüe faltaba con rcgularidad al trabajo y pa¡ecia visiblemente alterada. Debido a su historial familiar, tuvo 56
drfieul¡¿dcs par:r rbrir.c, cnte Ini., lJuranle el lranscur\o de nucstru IraDajo Inlclal. emerSlo como üna muJcr quc oL¡nc¿ se habia seotido verd¿deramente qucrida. De hecho, nadie le habia dicho nunca esas dos sencillas paLablas: te amo. Dc niña, se había sentido temerosa y rccclosa y en su vida adulta no había conocido ninguna otra fona dc ser A medida que se desarrolló nucstro trabajo quedó cada vcz más claro que habia una parte dc clla que se sentia clrlpable por lo que habi¿ ocurrido con su padre. Irracion¡lmente, se pregu¡tab¿ si no hab¡ia hecho algo qüe provoc¿¡ra el compo¡tamiento de su padre. También se se¡tii! culpablc porque üna pafte de ella habia experimcnlado ag¡adecimicnto por el hecho de haber recibido, al menos, un poco dc atcnción. La culpabilidad hacía que tuviera numerosas creencias falsas y negalivas sobte sí misma. Miranda estaba convencida de ser sexüalmente
(sucia), de no merecer una ¡elación amorosa con
un
homble. Anhelaba el amor, pero su temor, culpabilidad y autoimagen negativa hacían que se aferrara a un ciclo de ponerse a la defensjva o de aislarse de los demás. Quizá te pregu¡tes qué tiene que ver 1¿ historia de Miranda con el tema de la adicción. He elegido presentar su caso porque ilustra bien cuáles son las semillas de la adicción. Otra persona pod¡ía haber empezado con una historia similar y haber teminado consumiendo drogas como una fo¡ma de aislarse a sí misma. Otra podria haber caído en la adicción sexual, es dec¡, tenel numerosas ¡elaciones sexuales y busca¡ afecto de la única fonna que le resultara familjar. En el caso de Miranda, ella continuó sintiérldose culpable y temercsa! lo que la condujo al aislamlento y a un comportamiento defensivo, a pesar de qlre estos comportamientos le producían a su vez una 57
continua infelicid¡d. A un nivel dc comportamienfo y de sentimiento, eso cm una adicción en cl sentido de quc seguia actuando y pensando de la misna lorma, a pesar de las consccuencias adversas que eso le producí¿. El diagrsma siguienle ilush¡ cste ciclo adictivo.
Temor y culpabilidad trasa&'s
e¡
er
pasaoo
Para Miranda, este ciclo t€¡ia el aspecto siguiente:
poco a poco, Mir¿nda pudo conflar cn mi y empezó a hablar en profundidad de sus sentimientos, tanto durantc su niñoz como dura¡tc su vida de adu¡ta. Nccesitó un valor lrcurc¡do para pe¡miti¡se a sí mism¿ romper la regla de "nn ll¡blar, de su l¿milia Dcspués. se unió a un grupo de rnujeres que habían sido maltatadas sexualmente y empezó a darse clrenta de quc ¡o estaba sola en cuanto a süs sentimicntos de culpabilidad y de baja autoestima. Eso Ic permitió abrirsc a ot.as personas, a nivel de sentimie¡tos. Al dejarse ar¡astrar menos por la culpabilidad y el tcmor empezó a esta¡ menos a la dcfensiva y consiguió romper co¡ su prolongada historia de aislamiento. Miranda empezó a experimentar amor en su vida. Nunca habia sido capaz de creer en Dios o en un fDder superiot porquc siempre había tenido la sensación de quc seria castigada. Al confiar más pudo desaúollar su aspecto espiritual. Su corazón pasó de se¡tirse apl¿stado, frío y ais¡ado, a sentirse lleno, abic¡to y predispuesto. Hay vados factorcs clave en la recuperación de Mi¡anda que son comuncs en el proceso de romper el ciclo del temor CóMo RoMtER ut-
Cornponamienlo delensivo y de a¡slampnlo
58
DttL TEMoR
pr hablar de tus sentimíentos Eso cxige a menudo da¡ un salto de fe, porque mucnos dc rlosotros p€nsamos que nuestros sent¡mlentos son estúpidos, no valen la De¡a ser escuchados o harán daño a otras personas. Otros están convencidos de que en lo más profundo de si mismos está todo tan oscuro y da lanto miedo que si abriéramos un poco la puerta a su exlstencia, nos se¡ti¡íamos ¿brumados. Este último pcnsamienlo irmcional es bastante cor¡ún. De hecho, rnuchos cligen el alcohol o cualquier otra oroga como un l.
No soy una buena persona y no puedo hacer nada al respecto
crclo
Enpieza
59
medio de mantener bien cerrada la puerta que da a la oscuridad de las mazt¡orras. Si al principio no te sientcs cómodo al hablar con otra persona! empiez¿ por llevar un diario dondc escribir tus scntimientos, incluidos tus temores. Si licnes la sens¡ción de no cortar con nadic con quien puedas hablar, vuelve a buscar. Realmcnte. la mayoÍia dc la gcnte cucnta siemprc con algLrien, siempre y cuando eltamos busoar a esa persona. Adicionalmentc, lü tcrapia y los grupos de autoayuda son ü¡ buen medio pa¡a cmpezar el proceso dc hablar y de confiar.
2. Enpieza por idenl¡licur lus creencias !- pensañíentos iúaciondlcs, dsi como hts cottviccioncs neg¡tlivas
La única
)
\erdadera afirma(ión sobre
ti
un absurdos
se basan. Cada pensamiento
nal crea una rmagen osclfa y temcrosa dc oiera a cal y canto la pue¡ta del amor
3.
E píe.a.r wr
ti
irmciomismo y
que no hay nada que desees ocubar,
La mayona de nosotros pasamos po¡ la vida convcncidos de qüc hay ciertas cosas que tencmos quc ocultar si deseamos ser queridos. Te¡cmos quc hacer surgir nucslros tcmores y pensamientos oscuros á nucstra plena oonciencia par¿ ver quc, cn realidad no se basan en nada. S(ilo entonces podremos dcsprendernos de ellos. Es en el
acto de libc¡arnos de nuestros temo¡es como nos clrramos, no en cl de mantenerlos ocultos,
mismo cs
quc eres un ser humano completo, amorcso y plenamcnte valioso. Cualqurer afirmación sobrc ti mismo que no reflcje esta $imple ve¡dad es una creencia irracional sobre ti mismo. Cualquier otra afirnlación 1e aparta del amor y termina por colvertirse como un peso atado a tu tobillo. No hay nada que hgras hecho cn el pasado quc te haga ¡ndiSno del amor No ncc€sitas hac€r nada para ser ditno de ser amado. En estc mismo instante no sólo eres diEno de scr amado,
sino quc tú m¡smo ercs amor
Probablemente, aho¡a mismo abrigas numeros¿s creencias irmcio¡ales sobre ti mismo que te impiden experiúentar la paz mcntal. Cualquier pensamie¡to condenato-
rio o implacable que abrigues sobre ti mismo excluye cl amor Empicza hoy mismo a tomar nota de tus creencias ir¡acionales sobre ti mismo y observa sobre qué funda60
mentos
El cscapar de la oscuridad implica dos fases: primero, el rcconoc¡miento dc quc la oscuridad no puede ocultar Habitu¿lmente, esc paso ¡mplica temor. Segundo, el reconocinicnlo dc que no hay nada que desees ocultar, ¡unquc pudicras. Este paso aporta escape con respecto del lcmor Cuando cstés dispuesto a no ocultar nadar comprcndcnás la paz y la alegria. Un Curso de Mílagros.
Sobre
vivir en el pasado o en el futuro
. Aquello par¿ lo que creemos quc sirvc el tiempo y como lo utilizamos detemina buena parte de 10 quc expclmcntamos. En el sistema de pensamjento adictivo creemos que el pasado es nuestra reserva ds mu¡ición para condenamos a nosotros mismos y a los demás. pcnsamos constantemente en cosas que tanto nosotros como otros hemos hecho en el pasado, y prepar¿mos
6l
(bombas de culpabilidaó) que arrojarnos repetidamente, tanto de nosofos como a nuesho al¡edcdor' Adicional_ mente, nos aferramos a agravios pasados con otras perso_ nas y terrúinamos por pen¡itir que la cólera y el resentimiento nos recoman por dentro. Habitualmente, oi siquiera la gente con la que intimamos. escapa a mresüa cóiera. Llevamos con nosotros resentimientos pasddos que se hansforman en sacos de arena que impiden el flu_ io del amor a partir de nueshas relaciones Esta costum_ Le de volver constantemente la mirada hacia el pasado nos impide saber quiénes somos. Hasta que no dirija mi mente luera del Pasado, no me conoceré realmente a mí mismo y el amor seguirá escapando a mi conciencia.
adic¿Y cómo ve el futuro el sistema de pensamiento preocutivo? El futuro es como un agujero negro lleno de pación. ¿Qué mejor forma puede tener el ego de distraernos que crear imáge¡es de posibilidades catastróficas que nos aguardan en el futuro? Yo diria que el adulto medio se pasa hasta el cincuen_ por ciento de su tiempo preocupado por algo que situa ta
en el futu¡o. Nueshas mentes se encuentran llenas de prcguntas: ¿tondré dinero suficieite para pagar las factuias? ¿Y si fracaso? ¿Me aceptará y gustará a tal o cual persona? La lista es interminable Recuerdal Cada v€z eue nos preocupamos Por ei futuro, caeamos un obstáculo Para el anor El amor v¡ve en el momento Presente, ausenle
del Pasado o del futuro.
62
Consideremos cl pasado y el futuro por lo quc son en
realidad. | \nresadu r.le la forma má. scncilla. el pasado .ólo c. eso: pa5ado: ya hil lranscurrido. )a no elá aqui. va no existe. Por otro lado, el ñrturo todavía no ha llegaío, sólo existe cn tu mente. Por lo tanto, toda tu preocL¡parion no.rrve de nada: el único propósilo dcl c8o al inlpL¡l.ane a preocupafc e\ relor/ar el lemor cn tu menrc. Dc hecho. la preocupa(ión puede crcar ¡rccisunente aqüello mismo por lo que tanto te preocupas. A este fenómeno sc le denomina profecia auiocumplida. Mi abüela, qrLe mudó en 1988 a la edad de noventa y seis aios, estaba convencida de que no se podía confiar del todo e¡ la gente- Crcia que si no vigilaba a los demás, podria ser engañada, ignorada o tntada pob¡emente de alguna fbrma. Durante muchos años co¡sideré su comportamiento como moderadamente paranoide. Sabia quc mi abucla me quería mucho, y yo a ella, así que satisfacía sus exigencias, sabiendo que serviría de muy poco discutir con ell¿. Durante sus últimos años vivió en una agradable residencia de ancianos. Cada vez que la visitaba me decía que era tratada peor que a cua¡quier otro de los ¡eside¡tes, que se la ignoraba y que temía que en cualquie¡ momento ya no recibiría ningún servicio- Lógicamente, supuse que e5u no era asi. J quc eso no era más que paranoia por pañe de mi abuela. Una soleada tarde me enco¡traba en la terraza de mi casa, situada junto a un festar¡rante con mesas exte otes. Me dedicaba a regar unas plantas cuando una mujer algo embriagada que cenaba en el restau¡alte intcntó entablar conversación conmigo. Al prillcipio, tlaté de scguir regando mis plantas, pero la mujer se mosfó insistente. Me preguntó mi nombre, y sc 1o dije, al tiempo que se63
Al oir mi apellido, lampolsky, me d¡o (Ah. pues resulta que yo me ocupo de cnte: inmcdi¿tan, cuidar a su abuelat). En c1'ecto, cra LLna empleada en la rcsidencia de ancianos donde estaba mi ¡buela(Si, conozco a su abuela siguió diciendo . Es la qlLe causa más problcmas en tod¿ le residencia Flchamos o ru".t", po.u áecidir quién se ocupará cada día dc ella Sicmp¡e sc mlLestra leccLosa, y plensa constantcmente que si le roba algo. Todos esperamos quc ¡nejore, pero la vcrclad cs que no hace sino empeoff No pucdo cleer que esa señora tenga un p:rientc que sca norl¡al D Mientras ella hablaba. empccé a darme cuenta de que no se trataba simpleñcnte de paranoia por parte cle ml abuela, sino que, en cfecto, cstaba rccibiendo un tratamjento de segunda, y yo tuve muy claro el por qué. Mi abuela había crcado para sí misma aqucllo quc más temia. Se scntia lan preocupada dc que la tmtatan mal que se mostraba irritable y recelosa con todos- La gcnte, a su vez, la evitaba, 1o quc fonraba parle del pobre tratamiento que ella más tcmía. Cuando se la tralaba mal, enconhaba la
guía con mi tarea.
Aqui, en el presente, cl mundo es librc' Pues en cuanto dei¿s atús cl pasado y libems cl futufo dc tus al1tlguos temorcs, encucntras escape y lo ofteces al mundo. Un Curto de Milagtos
Y R1:NDIMIINTO DOI OR, TIENIPO
Er y por sí mismo, no hay nada el1 une situación o ach¿quc cspccifico que nos hega cxpcrimclllar dolor crn,..Inn¡l n li.i(u. 5on n.rc'lrrs ncrccpcionc:. crccrr lir.
¡asallas las quc dete¡minar el que vayadoloa mos a scnllr .ll1: oh'cr.rdo al;unr !É/ a un niño pcqLreño iugar cu¿ndo cstá ccrca su madre o su paóeJ Si el niño sufic un¡ Tr'qlrjnJ r¡iJJ. Inlr¿ intne,li¡talnerlc il \u Progcnilor cuinlo a como cr¡cri ndr¿ L.lcuTlr¡r en rl un¡ tl¡re en pr'ogenilor'lo ir¿ alarmado y nteni¿r esla situación. Si el cLlüe hacia el niño, ésle en'lpieza a llorar. Alierna¡iva_ m.3¡tc, si clr¿ido el niño se cac cl progcnltor actüa como si cl hccho de caersc firrmara pafte de la actividad el niño continúa jugando ta tranqujlo. 'fcngo una tcoía info¡rnal ¡cerca de cómo alivian el dolor los narcóticos. Cuanclo uno se e¡cuenlra bajo la influencifi dc los narcóticos, se tiene una sensación distor sjorada dcl tiempo. Los mi¡utos, las horas, e inciuso los dias en el caso de un consumo proJongado, parecen conftrndirse. El dolor dismjnuye cuando sc altera esta sensación de tiempo lineal. Un l'enómeno similar se obscrva en muchos atletas; son capaces de soporlar incomodidades prolongadas y, sin emb¿rgo, seguir sobresalicndo en sus rendimientos. Quizá eso se deba, al menos parcialmcnte, a la liberación dc cndorfinas, una suslancia opiácca que segrega el cuerpo du¡ante un ejercicio inlenso. Muchos atletas inform¿n que, durante el transcurso de sus rendimicntos, el tiempo adquiere una dimensión dife¡ente. E! morncnto presente parece 5er- todo lo que existe. Dos ejemplos acudcn inme dlatamcnte a mi mcnte. 1, cxpcriencias
65
de 198E. el saltador de trampolín Creg Lolrg¿nis ef¡cluó rcpelidaorcn¡e salios pelfectos, incluso despuós de haberse golpcado la c¿beze con el tmmpolin dlLrante un salto, al principio dc l¿ competi_ Fln Ias olimpiedas
ción. La hedda que sc produjo exjgió ponerle rrnos puntos de sutura. pero "olvió a saltar al dia siglLicntc Micn_ fras se encontraba cn el exttcmo dcl trampolin, prcpa_ rándosc para el salto, c¿si sc podia peroibir la intensidad de su pensarnicnto totahncntc centrado. Ilstoy seguro de quc no se concenfaba cn 1() ocu¡rido el día ¡nteior, ni se preocupaba por la posibilidad de golpearsc de nücvo la cabeza, sino que cstab¿ plenamenle en cl presentc con objeto dc obtencr cl máxirno rendimicnfo- Continuó de É\e Inodo h r'rr ganar olrr mrJall¡ de oro Vi a Roberto Salazar, un corredor de maratón, en Lrna imagen publicada en un periódico haoe varios años, a la cabcza del pclotón en el kilómelro treinta y cinco Tenía los ojos nlcdio ce¡rados y su respiración parccía normal. Evide¡temcnte, toda su atención se enfocaba hacia adentro. No sc enconhaba en un estado de agotamrento, slno más bicn en el de un ligero trance- Robcrto p¿recia cstar orientado hacia su interior, lcjos de las limitacjones lineales del tiempo. Cruziü la mcta en primcr lugar fue, sencillamcnte, el rcsultado de su cap¿cidad para eslar cn el p¡esente.
Existe una vinculación directa enftc cl rendimicnto y perccpción dcl tiempo. Si te pleocupas por los liacala sos dcl pas¿do, hay pocas posibiljdades dc que destaques eD lo quc estás hxcicndo ahora. Eso es clcrto tanto sl cres un ¿tleta. un hombrc de negocios o un adicto en l¡sc de rerjq)eración. IhmbiÓn es cierto en cua¡lo a las relaclones. Si nos aferralnos ¡l pas¿dojamás lendrcmos L¿ LelacióIl que nos glrst¿rí¡ tc¡cr. 66
t,¡rnrrc u|l'nund,'
l
surgirí¡ dcl hccho dc cncontÍañe con los clemás. sin un solo iuiclo ncgatlvol Mientras juzgas, no pucdcs amar. l\4ientras rmas, no puedes juzgar
Picrsa en tlr propia vida y en todas las ocasioncs cn jMgado a li mismo y a los demás. ¿Has cxpcrimentado alguna vez amor y jrLicio al mismo tiempo? ( onskle¡a cl juicio por lo que es y por lo que crea. El juicio 1e scntcncia a la culpabilidad la bai¿ autoestima y ¡ senlinicntos de inadccuación. Si le comp¿ras constantementc con otros, nunca podrás permilir que e[ amor te libcre. qüe te has
El, JUlcto Y sus coNsE( uENct^s Seni rnienlos de lnadeclaclón
I Culpabitidad
<--
I
Ju
c¡o
f
Comparación
I
-->
Baja a!ioeslima
Si consideras el juicio cuidadosamcntc vc¡ás quc cada vcz clue cmites un juicio negativo cstás cligicndo expe¡i-
mellhr conl'licto. antcs quc paz. Para comprender r¡ejor co¡¡o afecl¿ cljuicio a tu vida. inlagina que cada vez que 61
e¡lrtcs un.juicio cs c{n¡o si ¡c pusicras unxs g¡l¡s dc sol quc lillraran el oror. A l¡uc'hos dc nosotl-os sc nos h.l onseñado quc el .juicjo y (-l análisis \on l¡\ citrecicristic¡s del cr¡¡oci tiento v l¿ $bidüria. I:l juici,r ¡ cl :rr,álisis sr¡r. dc hccho, hcrrar¡io¡rtas útilcs en Ios cxl'ro|irnenros cicntíficos. pero la vidu no cs ur cxpc¡imc¡l{) científico. Y cn fcalidad, hast¡ l()s clcntil icos hrn Jescubierto qLrc c1 rccluccioDisrrro con(lLrcc a unl lisrón Lnritada _v disronionad¡ dc 1¡ realideLl lln nueslf¡s r,ide pcrsonxles. cl juicio dilicilmentc pucdc scr ocrrsi.lcledo cono s¡biduriit. l)e hccho, nos irnpi(ie e\perinrcnlar aorof. I-¿r \c¡d.rdrfa sitbitir¡¡i¡ radica e¡r la aenüncla irl Juicrc neg¡li\'o. oo rn el r¡Jlina¡nirtlto de I¿s capacid¿rdos analiti¡iits. 'lcDicndo cn cuentlr cl rlto indicc (lc divorcios. cs dolo¡os¡nrctte e\idente quc nn¡chos dc nosolro\ tcncmos un probl€¡ra cu¿rdo ia gnr ra inlplilc¿blc dcl juicio cxprime Lr alegri¿ rlcl amor y l¡ aleii¡ dc nucstras rolaciolles. Yo urismo hc ¡rasado por Lrn divorcio; ósc f'uc Ltno de 1os period¡)s nrás diliciles tle nri rida. Arrnque clificil. mi di\L'r(i , rJmhicll r¡rc e¡ls(rl.' 1,,: . t.cr.Á ,tcljUlr:t,, n(-alr\LJ. cspecr¡h'üclrtc con respock) x t¡i misnto. ¡)rfJrtc r.i -.|rrr¡ri,'1,. rtr n,cll. "¡recirr .,,nt,, \r L5tu\ rcra cntrcicjid¡ en lclirraias dc- .ir¡icio- 1allto hacia i pdreja como h¡ci¡ ¡rí nrislno. i\'lc cLrlpaba pof el divorcio. l)cnsaba quc habi¿ hccho cosas iurpelclonables. Al ürisrro licmpo. clrlp¿b¡ ¡ nli cx cspos¡ por no hirLrer sido c¡pa/ dc pcrLlon¡rn1e !, ci'n\rrollL'lclse cLütI|li!:o en lil s¡lvircrúi dci r|ittrimonio. f rstn doblc Vinculaei()n cleljuicio nr¡nllrvo nri dolor ¿l Inismo tic rpo quc cstilDLlLab¿ ¿
rr'r'r'\'Il(.t i||r,rli,/,rr(o Lr,Irl(trtcI (
l:r
\
rL,,t
i)cscubri qLrc cuanlo r¡¿is ¿neli/¡ba la slui¡cton tanto nrars nrc comprf¡ba a nri ntisnto con el espo\o idcal quc 6li
dr's¡rb¡ scr. Lso sólo cooduci¡ a una nlny()r seosect(rn dc cLrlp¡ ¡r1)pie. Esa cr¡ln¡ conduio rápidamcntc ¡ la criler¡ dirigidlr eontra los (los. llste cielo dc (an¡lizar, comp¡mr. rulprr !c¡1rr cóler¡) sólo c{nxhrio a una crccienic dcpre siirn ) conlliclo interno. Tcrn1i¡¿ por clccr qtlc Ia deeisl(in (lf nr c\ csposa de (lUe el ¡talrinronio no podia continLl¡r llsí cr¡ rnir prucb¡ (lc clue vo Do cra digno dL- scr ¡n)¡do. Prfcri \¡cil¡r cDlrc juzrrarll ¡ ell¿ v iuzga¡nc ir rrli llr¡ir¡o l)Ur¡nte un hrcve peri(xlo de lienrpo ¡ne ¡fen.¿ ¡l Inodo dc iuzgarl¡ i¡ clla. l-lra conto si cfcycra quc ¡l enco¡1raf lirlllts en cllll nrc aiiviillia dc n¡is scrrUmlcnros oe c lp¡bjli(iir(I. Juzgarl¡ ¡l ella et¡ como cchar sal sobfc Ílli hcrrir dc culpabilidad- lo cllrc no hacia \ino ¡umcnt¡r cl
(rn irvud.t de un lcrapcullt pLtde cn)pczirr a dir¡mc ilri¡l¡ l¡nl¡ntenle dc quc h¡biil (lesar.R ado un¡ pr¡r¡ta
por l¡ alLlc saboleaba las rclecl0ncs y luc[io orc ¡¡oslr¿bx rLrtucfiiruo. Sabotc¿'mi matfjnronio y lr¡cgo utilicó los fc\lrliiidos conto prucba (le quc yo cra (ln¡lo, y no tcníll l¡
¡osibilirl¡rl dc cnt¡blirr uD¡ r.cl¡ció¡ intinla dur¡dcra.
r:Por qrré h¡ria un¡ c()sa conto s¡botear t|n¡ bucn¡ rcla_ uiónl PoRllro tcoli¡ cl ¡mor y l¡ intinlicla(1.
. ,\ l)csiI dc quc muchos doscanos lu intimida(i. lo c\ qlre tambian sonrr:rs mLrchos los quc l¿l temcntos. ctir]lo lltc sr¡ccdió ¡ nli. Coriinri(r tr¿brj¡tn () en /a ¡tk)a rrcr to
lopl¿cion y cada vcr/ le tenlto llrcnos lnic(lo a lit inlimi_ (lfld Al p|i¡cticar Lrs principios cxpucslos cr estc trb¡.o. rl. Jltlxrlo a dar la bicn\enid¡ ¡ l¿ inlimldt¡(l de un¡ lor_ l¡il a¿dlr \.cz más consistentc. cn lüg¡r de echar a d)frcr ilnlc ell¡. Los dos aprcn
¡
I
,
I
I
69
La cara opuesta del juicio negativo es la aceptación y
el pcrdón. Allí donde los juicios constuycn un muro y mantienen lejos el amor, el perdón envía una invitación al ¿morCu¿ndo mc hc pcrdonado a mi mismo y recuerdo quión soy, bcndcciró a todo y a todos los que veo.
Un Curso de Milugros.
El juicio impone siempre condiciones al amor Dicel lc amaré \i encajas en mis (xpecl¿li!¿s ) sr \ufcra\ nl|s evaluaciones. Una rnente inclinada a emitir juicios hace listas, a mcnudo inconscientemente, sobre oriterios qulr hay que pasar para ¡ccibir amor lln contr¿ste con ello, el perdón no establece condiciones. El perdón simplemente pc¡mite que eL amor sea él mismo. Tc invito a realizar un ejercicio pa¡a contrastár las diferentes cxporiencias que se obtienen a partir del juicio y de extender cl amor hacia el exterior Con los ojos ceüados, imaginate a alguien que se encuentra delante de ti y con quien actualme¡te experimentas un conflicto. Puede tr¿ta¡se de un progenilor! una esposa, un col¡pañero de trabajo o incluso alguien con quien has decidido terminat Imagina a esa persona que actúa y dcja que tL¡ mente juzgue. Suelta todos tusjlricios. Piensa en todas las cosas negativas que puedas sobre esa persona. ¿,Cómo te sientes al hacerlo? Lo más probable es que te sientas angustiado, conflictivo y distante. No puedes juzEary tener paz mental al mjsmo tiempo-
Ahora imagina que sufres una amnesia temporal. En Iugar de juzgar a esa pc¡sona, considem que desea exac70
ümcnte lo mismo que tú: amabilidad y compasión. Imagi¡a a es¿ persona rodeada de un b¡illo suave dc luz blanca. Rodéala con ¿rmo¡. Si en lu mente surgieü un pcnsamicnto de juicio, imagina quc es quetnado por la jnte sidad dc la luz amo¡osa que rodca a la persona. ¿jcómo te sientcs al exte¡der tu ¿rmo¡ hacia el exterior'¡ Süpongo que expcrimenlarás Lma sensación de liberación y de paz. Cuando extiendcs tu amor, recibe5 anror
Sier¡pre estamos eligicndo entre juicio y aceptación. CoÍ la práctica, podemos elcgir llenar nuestras menfes con pcnsamie¡tos basados en cl amor, del mismo modo quc podcmos llena¡las con la condena y el juicio del sistcma dc pensamiento adictivo-
Sobre la escasez
El sistema dc pensamiento adictivo nos dice constantemente que tencmos escasez de algo, No tenemos dinero suficiente. No hay suficientes posesiones agradables. No recibimos amor suficicntc- La filosoña adictiva del (no suficiente) proccde de una creencia fuodamental: l¿ escasez. La escascz es la noción de que siempre nos falta algo. Dcbido a esa c¡eencia nos encontr¿mos atrupados cn una búsqueda incesante para llenar ese vacío percibido- Creer¡os que nuestús búsquedas son válidas y, sin embargo, lo que sucede en realidad es lo siguiente:
l.
Buena p¿ 1e de nucst¡o dolor emocional procede de pensar quc somos incor¡pletos, antes que completos. 71
2.
El ego nos dicc que debemos buscar cosas o relaciones que nos hagan experir¡entar la sens¡ción de sc¡
dc pensamrento adiclivo compucsto por los tIes pasos siguientes:
completos.
I
3. Nos cmb¡rcamos cn una bilsqüeda de aquello quc cree-
mos efióneamente que llcnará el mcío. ,+.
nos seguinros sintiendo incompletos- Y al no conocer ninguna otra forma de ser, iniciarnos el pro-
Al final,
No esto) birn lal LL,mo necesita ser rellenado.
(rlo). H.r) trn v¡cio cn mi
que
2- Hay algo o alguierl extcrno a mí mismo que llentá ese vacío,
I. Mi
lclicidad .lcp. ndL dc cncontrar c\a cu\tancia.
pL,-
seslÓn o persona.
La cteencia en la
escasez cs tan omnlpresente cn que apenas si podemos pasar Lrn solo nuestra sociedad día sin quc se nos diga de una u otr¿ foma que no esta mos bien tal como esfamos. Los anlrncios de la teLevisión nos dicen que un coche especifico, una cierta clasc de café o una colonia determinada nos harán sentimos realF zados y coltentos. Condr.¡cimos poi la autopista, liustrados por unos trabajos qLle consideralnos degradantcs. y vemos c¿rrteles de gente fitiz y opu'cnta que lurna cigarrillos o se relaja tomando una copa de licor' Al escuchar las noticias, dcscubro quc una buena parte de ellas se tefieren a personas que sc sintieron como sj no tuvier¿n y cometieron crímenes impulsadas por una scnsación de desesperación e impotcncia. Clon esa clase de estímulos externos no es nada extraño que sigamos aferrándonos a Ja cnioquecedora ilusión de pensar que debe haber algo fuera de nosotros capaz de apofiarnos libeftad y poclet Pero creer que nueshos sentimientos de no ser o tcner sulicientc son culpa de la in_ dustria publicitaria seía ingenuo. Lo que vemos en los medios de comunicación es un refleio dc nuestro propio estado nental colectivo. Si miramos dent¡o de nuesltas mentes vcremos las raíces de la adicción Propongo que el comportamiento más adictivo procede de un procesos '72
En si misnra, csta lb.ma dc pcnsa¡ püede p¿recet que tiene bastantc buen sentido. El problem¿ con el proceso adrclr\o cs doblc. I n primer lugar * br.¡ en un¡ frrcmi sa quc, scncillamente, no es cierta. La vcrdad l3s qüe tu eres completo y que no te falta nada para s(rr feliz ahora misnro. En seguldo lugar, la sed del cgo jamás se aplaca. Dcspués de haber comp¡ado el telcvisor perfecto, necesitas comprar el coche perfecto, y luego encoltrar a la pareja perfecta, y así sucesrvarnentcResult¿ interesante observar que, tal como se dijo en el capítulo p me¡o, la sensación de anhelar algo más no es más que un anhelo espiritual mal dirigido. Somos oomo un niño que se ha alcjado de casa y se ha perdido. L,o único que hay en la mcnte del niño es rcgrcsar a casa, pero si permanece ale.jado durante el liempo suficiente, puede olriJar lo' rorlro. dc su. patLc' ¡ cómo rc8rcs¿r con seguridad al hoga¡. Nos hemos alejado del amor y del se¡tirnos comple tos- Y, cn el transcurso de ese proceso, hemos olvidado quiónes somos y nos heúos perdido. C anto úás hernos buscado luera dc nosohos mismos, más nos hemos per.|dL'. 5ólo podernos llcgdr a ,iL,no(emo< ¿ no\olro\ mi\mos en la quietud de nucstras mentes. 73
Trabajé con Alan, un adiclo a la coca¡na. cuanclo yo dirigía un programa de tmtaniento paru la dependencia químic¿ en pacientcs externos al hosPilal. Después dl] haber ternrinado cl programa. .Alan volvió fl haccrme una visita al cabo de un año. Supc que todo lc iba bien cuando me dijo: (Aprecio realmentc todo lo que ustedes me dijeron. Pcfo, i,sabe'¡, ni todo lo quc r¡c d¡cron hab a bastado para mantencrme limpio. Incluso después dc habcr dejado dc consumir drogirs. loüvia me siento como si me faltara algo. No estaba scguro de saber de qué se tralaba. Un dia, mc senté en l¡ cama. cerré los ojos y pregunté qr¡é era lo quc me faltaba- Si en ese momento me hubiera mimdo en cl espcjo, habria dicho que me habia \uelto loco. Nunca habia rezado, ni meditado, ni nada de eso. No escuché ninguna palabia que respondiem a mi pregunta, pero en esc momento sc apodcró de mi una abrumadora sensación dc paz y de calma. PoÍ lo que recuerdo, fue la primera vez que me senti perfcctamente cn paz conmigo ñisño. Fue una sensación nueva p¿lra mí y, sin embargo, la percibi al mismo tiempo como algo antiguo- En definitiva, lo que intento deci¡le es sencillamentc: gracias. Lo que me dijcron lue importantc pa¡a conseguir que me mirara a mi misño y a lo que cstaba haciendo. Pcro fue en Ia quietud más allá de las palabras, donde empecé a encontra¡me a mi mjsmo)). Yo sabia quc Alan había empezado a encontrar lo que habia anhelado durante tanto tiempo: cl amor por si mismo y la autoaccptacron.
3. Las creencias fundamentales del sistema de oensamientrr adictivo El sistema de pensamicnlo adiclivo se construyc sobre el temor, la orientación hacia el pasado o hacia cl futuro, eljuicio y la creencia en la escasez. La menle adictiva se encuentra amaryamenfe atrincherada en este sistema de creencias que nos deja privados dc amo¡ o de serenidad. CRltNclA ADlcrrv NúMERo uNo: Estoy solo en un mundo cruel, duro e iñplacable. Esby separado de todos los demás.
Si lc despiertas por la mañana 1 cl dia que tc e.pera es algo menos que gozoso y alegre, probablemente abrigas esta creencia, al menos hasta cierto punto. El sisteúa de pcnsamiento adictivo nos hacc creer quc cl mundo es un lugar lleno de juicio y separación, privado de perdón y de unión. Cuando tencmos esla crcencia de separación, nos vemos a nosot¡os mismos enfrcntados con
todo lo que sc nos ponc po¡ delante. Si funcionas de acucrdo con csta crcencia, es baslante lógico que constrLryas muros y dcfensas Ías los quc protegertc. El único problema es quc csa creercia, en si nrisma, es f'alsa. En '74
ella radisa la lógica irracional d(rl sislema de pensamicnlo adictivo: reaccio¡a (lógicame¡te)) a la crecncia que no c5 cierro. pero no dc.ea crrr\lionar nunca c(J mi5m! crccncia. Cuando llegamos a cstc mundo, eslamos totalncrtc abicrtos, confiados y sin separación. A menLrdo, la cxpe ¡iencias de la niñez nos conduccn a ponemos en guardia y r¡ost¡arnos desoo¡liados. Empezamos a desaÍollar la c¡ccncia de que estarnos solos y de que el mundo es cruel. Revisando mi propia niñez, he descubicrto much¿s de estas experiencias. Al mir: atrás, algunas mc parccen ahora bumoristicas, aunque en aqlLellos momcntos fueton oolotosas. Una dc csas experiencias lragicómicas se produjo cuando tcnia ocho años y estaba en un campamento de vacacioncs. Mi hermaDo y yo nos mostIamos un poco rcacios a asistir a ese campamento, pcro también nos sentios muy excitados por las actividades que se iban a dcsarrollar, y estuvjmos dispucstos a intentarlo. Mi primcra impresión de lo qLre vcndria después fue el cambio espectacul¿r que se produjo en la actitud de mrs profcsorcs en cuanto mis padrcs sc march¿uon con el coche. Atbrtu nadamente, mi hermano, dos años mayo¡ que yo. sc con virtió en mi protecto. Pero ni siquiera él púdo protcgcr me del todo de las crucldades de mi nuevo nlundo. Antes de continlLar, permitcmc que te ofrezca dlguna infbnna ción útil. Primer hecho: mi madre, atenla con Las reglas dcl campamento, había cosido cn cacla pieza de ropa etiquetas con mi nombre. Hecho dos: mi estómago no se adaptó bicn a la cocina del campamcnto- Hecho fles: no parccí cacrlc bicn a ninguno de mis compaffcros. Estos tres ¡spccro. dc I rida de camp:Lmrnro \e con\irlierún Én 76
fuerzas combinadas para hacerme pasar las dos pcores scmanas quc pudicra imaginar un niño de ocho años. Una tiude, después del almucrzo, r¡is intestinos me pl¡nte¿ton un¿ necesidad urgente. Mc cscaqucé de la cla se de tiro con arco y coffi haci¿ los <(servicios al aire libre). Desgraciadamente, no corrí lo suficiente y me cnsució cn los pantalones. Al no saber qué hacer en tal .irrirción. Inc cambió r¡piddmen¡c lc ropa interior y rrro. jó la sucia cn cl cubo de la basura. Lo que no tuve cn cuenta, sin cmbargo, fue, primero, la mentaliclad de algu nos de mis compañeros de campamento y. segundo, el hecho de que mi accióÍ sería detectada. Uno de los muchiichos, un tipo g¡andc, dcscubrió r¡is calzoncillos sucios y con mi nombre en la etiqucta, y se sintió en la obligación de mostrarlos al resto de la población del campamento. Las bromas que me gastaron durantc cl rcsto de mi estanci¿ fueron implacables. P¡ra añadir un mayol i¡sulto a la herida, fui golpeado accidentalmente en la cabeza con un palo de golf mientras jugaba en ull minigoll La berida exigió que el médico me aleitara p¿ü1e de la cabeza pa¡a darrne LLnos puritos. El hecho de que me huhieran ranado Ia cche,,a ¡ de qrre ,e me conocicr¡ cor¡o el chico que se había cnsuciado cn los pnntalones no contriboyó p¡ecisamcntc a convcrtirnc cn cl muchacho más popular del campamcnto. Cada vcz quc mis padres llamaban por teléfono para hablar con nri hermano y conmigo, el profesor estaba junlo al teléfooo, dándonos instrucciones de que dijéramos que lo pasábamos muy bien. AquelLas dos semanas ¡o fueron e¡ rnodo alguno lo que e1 folleto de propaganda del oampamento había prometido. Esta cxpcricncia. combinada con muchas otras. me hicieron construir un sisterna dc croencias que mc conven77
y ció de que, en último análisis. me encontraba solo Drotegido en el mundo.
'
creFicomponamientn adlctiro nace a parll¡ dc esla comdcl qu< bllena narlc cncia. He iermina.l,' por ctecr tomp,-rl.ito e\ un inlcnlo not c!itar 'cnli' "anuai.",a 1"i""i"" ¿. ai.la;icnlo ) !ergüen/a l n lLrgar de cue'a errónca' quitá te sientas inclinado iio"u. iu ".".n"iu ¡,,iiá" lo" tentlt¡i"ntos qur: ésta oausa Al invertir el srslcmorcs tcma Je pentamicnto aLlicll!o. debc' aliontal los reconocer la rcrilu..l"á"¡. sólo h¡ciendolo asr podras tcrminu' áuJ, uu"'o¿o" c\lamos lunto\ y que en últirno clc e'l¿r lugar en munLlo Llel lormamo, una nane ran drfequi crpericncia .l< csre Picn.a en "a"""^¿r. lorma meior quc la reiLe habri¡s renido si ¡ubier¡s rabido d" q.t" no estabas solo fucra extendet una ,1" ,lurt "u.ntu a ;t¡o set hunano Ya nu¡ca volverias a mano comDasiva ."n¡a" uuiio ¿. u-oa Piensa en todas las formas y en la multitud de vcces que has erigido muros y defensas cuanpcnsado to único que neccsitabas hacer e¡a tener un Al d:r¡tc miento amoroio u of¡ccer una ca cia protectora defen_ erigir enlre que elegir a" qu" ai"-pr" tienes "u"ntu sas y exteoder el amor, se úlcla tu culacloll CREENCIA
NÚMrRo Dos:
^DlcrlvA y paz ñenlal, tengo que ¡uzgttt a los ,i ii""u t"grrirha demás 1 defenderme
En el sistema de pensamicnto ¡dictivo una persona cree que la paz menlal ptocedc de adberirse al siguicnte sistema de insensatez:
a. A¡alizas a cada persona y sjtuación con cfectividad' eficiencia y exactitud basándote cn tus expe enclas 78
del pasado para obtcner información, en lugar de ba-
des_
sa
e en tus experiencias del presente-
juzgar, categorizar y etiquetar y siluació¡ en fu vida. Obtiencs todo lo que puedes y con la mayor rapjdez
b. UtiLjzas 1u análisis para
a cada persona
que pucdcs, porque tc parecc quc no hay suficicnte de nada.
d.
Atacas cualquier cosa que pueda amenazafc.
¿Te das cuenta dc cón,)o tu vida se ve limitada por todo lo precedente? Cada vez que analizas, juzgas, catcgorizas o te defiendes, lo más probable es que no estés expetlmen¡anoo amor. CIIEENCIA ADICTIvA NÚMERo TRES:
Vi
lorna e.
1¿
iúrrL\ ta. Vii "^r^t'iion(i rún.ii,nprr
corrccta,\ y se atíenen a k¡s hechos. Con objeto ¿e se tirme bíe con respecb a uí mismo, necesib ser per.f¿cto todo el tiempo.
Si tuviera un centavo por cada vez que me he aferrado más a tenq razón quc a ser feliz, sería rico. Con esta crccncia, que quizá nos sea muy dificil de admitir, e] individuo se hace adicto a tener.azón. No tener razón produce sentimientos de vergüenza. Toda la ¡uloestimc se basa rrrac¡onalmenle en lener razón siempre. Se¡ algo menos que perfecto parece inconcebible. Un g¡an po aaviooes estaba on alta mar. El comandante del barco, un almi¡ante, era bien conocido por todos sus logrcs. Una noche, mientras el almirantc dormía en sus alojamientos, el oficial de guardia observó una luz
a muchos kilómetros de dist¿tncia. Envió rutinadamente una señal luminosa cn código morse, diciendo: (Nave en 79
z*ztTTztrt=A**1t+¡z*r¡ t=rzt1z1zi11i¿¡1í1*+'if{#_
ili:it;=+i !ii+11:;1:721, i¡;
i=
1,1't',iitzilltit=z?¡zle{atz¿z
'ZaiZtrZTl,lZZii.1i:aliiÉii'
:' 7;ztit;ilEc:: "
flV\?¿trl
'i
CREINCIA ADICIT\TA NÚMI]RO S]]iS:
La crlpab¡li..lad es inevitable, porqLrc el Pasado es real Esta creencia es una extensión de la precede¡te, pero
tambié¡ ftmciona dc forma independiente Buena pañe de aquello que nos impide cambiar nuestms vidas es la creencla de que hemos llevado a cabo alguos actos en el pasado que son tan malos que te¡emos qrre sentimos culpables. Esa crcencia nos mantigne empantanados en la vergüenza e impone un techo muy bajo a nuesha autoestima, Nos sentimos sln espelanzaVeo funcionar esta creencia en muchos de los pacientes dependientes químicamente en l'ase de recuperación (recuerdo). Uno de ellos, Bill, es un alcohólico que se mantiene sobrio desde hace siete años Durante ese tiempo, Bill ha tenido cuatro trabajos de ventas. En cada uno de ellos ha sido nápidamente ascendido, y sus patronos se sentían complacidos con su rendimiento A pesar de sus iritos nunca:e.intió lo basta¡te bien consigo mi\mo ) continuó confiando en que el siguiente trabajo seria más satisfactorio. Dunnte el tlanscurso de la terapia, Bill habló de su carrera antes de que se hiciera sobrio. Al principio, dijo que había trabajado para rma empresa dur¡nte oÍce años, y que su consrüno de alcohol y de otras drogas nunca habia afectado demasiado a sü rendimiento. Sus ciftas de ventas siempre superaban la media y nunca se había visto sometido a período de prueba. De hecho, Bill describió a su ¿ntiguo jefe como uno de sus mejores amigos. Afirmó que se habian criado juntn' que sicm-
]
hermanos. Dijo que en cuanto logró sobrio, decidió dcjar la empresa porque creyó ;antenenc "omo que necesitaba un desafio mayor A medida que progresó la ierapia y Bill empezó a
pr" fueron
82
confiar más en mi, me dijo algo que se habí¿ guardado para sj mismo dLLrante doce años. Una nublada mañana de diciembre, mientras se encont¡aba sentado cn el sillón ile l¿ consulta, Bill empczó a sollozar intensamcnte. Se cubrió el rostro con las manos, intentando ocultar la prolundid¿d dc su ve¡giienza ante los dos. Lucgo, lentamenic, empezó a hablar Düo que hacía doce años su adicción le estaba costando mucho más dinero del que te¡ía. Dúo que lamhien hccho algurra. mala. inrersionc, por_ que sujuicio no era todo lo bueno que debiera u.uusi cle la adicción. Entonces, y a través dc las lágrimas, mc dijo que había malversado algiln dinero de su jefe, que era también su mejor amigo, con objeto dc paga¡ sus deudas y co¡trnuar su drogadicción. La canlidad de dinero no era muy grande, pero la culpabilidad que le habia produ, cido ese acto le había afectado mucho durante doce años. Desde su punto de vista, había hecho algo imperdonable y, en consecuencia, la culpabilidad e¡a pe¡manente. En rcalida4 abandorar aquel trabajo no habia tenido nada que ver con e¡ deseo de enco¡tr¿r un mayor desafio. Fue la culpabilidad lo que le hizo abandonarlo. y algo que había hecho hacía doce años le i¡npedía ahora encontrar satisfacción en el presente. A medida que fue p¡ogresando nuestro trabajo, Bill pudo perdona¡se a si mismo. Con el transcurso de los años, él y su antiguo jefe se distanci¿ron, y sólo se veían en ra¡as ocasiones. Bill se puso en contacto con su viejo anigo y lc contó 1() que había hecho. diciéndole que dcseaba devolverle el dine¡o. Ante el asombro de Bill, su ¿migo le düo que habia descubierto la malversación un año después de la marcha de Bill, y que sc había sentido muy desilusionado en aquel momento, pcro que, a pesa¡ de todo, habia ech¿do mucho de menos a su amigo dr¡8-l
y su amigo vuel_ rante todos aquellos años Ahora' Bill desprenclerse ven a trabalar juntos, y Bill ha conscguido por fin dc su culPabitidad.
CREENCIA
r\r 'q aDlr l \d \l v dn\'l lt correc'Ion y Los errorcs exigen.iui(io y castígo' no (
cn el sistema de pensamicnto adictivo puede ser como despertar a la f¡cscu¡a de un nuevo día llcno dc sol después dc una larga y oscula tomlenta invernal. ADtcrtv
NIJMERo
octto,
EI te]nor es real, No lo cuesf¡ones.
Pl
sistema de pcnsamiento adictivo sc sostiene a sí mismo co¡ esta crccncia. MienÍas no cucstlonemos el lemor, el ego permanccc intacto- El ego crea el cstado de temor en nosotros y nos impide cuestiona¡ el fundamento iluso¡io sobrc cl quc se yergue. Si deseas sanar lu mente adictiva, recucrda sólo tres palabras: cucstiona el temo¡. En el transcurso de mi t¡abejo observo algunas ansjedades comüncs que surge¡ del cucstionamiento de los tcrnorcs. Irónicamente, el temor aument¿ co¡ kecucncia (ucndo cnlpc/¡mu- a bu5carlo. t\islc la.entJcion co úur1 dc que si la puerla pcrmanece ¿bierta a nucstros sótanos ocultos de temor. nos se[tiremos abrumados. Aunquc es posible qLLe el tcmor aumente al principio, al cL¡estionar el sistema de pcnsamiento adiclivo, luego rer¡ite al rcconocer sus fundamentos i¡establcs. De hecho, al examinar nuestros temores es müy probable que experir¡entcmos un¿ abrumadora sensación de alivio. Al hablar sobrc nuestros temores oscuros y ocuitos, solemos rrrojrr luz 1 reiunocimicnlo Jierca de qLllinc\ solno5 realnlente. En comparación con la desesperación suby¿cente que surgc de manteüer las cosas ce¡radas con llave y ocultas, afrontar los temores es un cambio satisf-actorio. En la actualidad me dedico a dar confetencias públicas. Disfruto al conparfir y reir con Srupos, tanto gran_ des como pequeno.. 5in embd,go. lr. cosas nu siernprc
El
tienr
El sistema de pensamiento adictivo es' al mismo jtrT o.,.1r", i f.t*fi'r. ( uJn(lo .:rccmos que debcmo' pemllllmo' muy o¡rnu. r a"r"grntot ¡.rr cada rrror' noq con lr io.o ¡'"rr.|-".(r' l-\lJ (rcencia cumbinaJa "-u.in collllAtlran unl \lluaclc q.rc . lni fonn¡ c' ll correcta' inlerno Cuandu iti "n fu qr" es incr ir¡ble Él corriliclo que sea' pequeño por orceDcia, todo efior! t"n"-u, a "riuresultado juzga¡nos y casligamos ¡osotros tiene como
poco sobre el amor "on.."u"niiafaprendemos Car¡y' se aferró que rni esposa' la Unto un" epo"u "n Ca
-ia-or. --^^
gn
cer aqucll¿s cosas que deseas hacer'
Inlertil
una creenola
Jueron asi85
84
Durantc el tlanscurso dc mis cstudios' había suficiente genlc cn las clases colno para mczclarne con el resto delos estutliantes y no tencr quc habla¡ con demasiada frccuencia dcla¡te de los demás Pero' c¿da vez quc lo hacir, el corazón m( ldlla con Ial lucl/a qu( parcci! como si sc quisicra sa]ir del pecho- Temía h^bl¿r delantc dc un grupo y eso era algo que evitaba a tocia costa En mi primcr semestre de licenciatura seguí un curso sobre étio¿ cn el quc sólo había doce estudiantcs, todos los cuales parecían ser b¿stante at'ables. El profesor era un hombrc amable, que hablaba con suaviclad. Esos hc chos no doblegaron mi tcmor irracio¡al a hablar delante dc los demás. En esa clase no me podía mezclar con los otros y pasar dcsapercibido, y mc senlia muy incóÚodo A mitad del cLtrso, cada estudianle tenia que ofrecer una breve presenlación. Mi ansiedad aumontó a mcdida que se acercó ese dia. Avcrgonzado por cl hecho de tener mieclo, mantllve ocullo mi propio miedo Llegó el dia en que luve que ofrecer n]i prescntación. Me senti hoÍible Ju¡rntc el dra y aqucllo- cinco minulos mc p lecicron corno crnco hora., I-uc, verd:rderamenle. un¡ c\pelicncia aterradom. Mi ansicdad aunrcntó antc el pensamiento de que qui./ó ru\icrJ quc pr¡$r Por e'¿ mismc c\p(iicncia sin atrcverme a cspecular acetca de otao, "n ",,aao,, cuántas veces sucedcria eso. Finalmente, el temor se hizo tan grande que abandoné la cscuela, cn lugar de verme obligado a hacer otra presentaclon. después de abrrdonar la escuela, ni ya bajo nivel dc autoestima descendió todavía más. Plonto me cnconlté viviendo a solas cn una pequeña ciud¿d ¡emota' y aceleré mi consumo de drogas. Mc converti en un retraído, recluido de¡tro de mí misúo. Jamás me habia sentido tan solo. 86
Finalmente, pLLde estar mcnos ¿islado, pcro persjstjó
el temor a pcrmitir que los demás se dier¿n cucnta
dc
quién era yo, asi como r¡i consumo pe¡iódico de drogas. El iemor a ser conocido fue reaimentc lo que alimentó r¡i te¡ror a hablar delantc dc los demás. Dcspués de algún tiempo me instalé en Seaftle, doncle ¡nás tarde ¡einicié mis estudios. Bstaba decidido a cmpezar a trabajar para supera mi temor Elegí a un profesor muy compasivo con quien compaltir t¡i lucha interna. Al hacer cso, di el primer paso hacia mi propia curación. Fin¡lmenlc, volví a la antigua escuela, donde pasé varios años, crccicndo. Deiar atrás mi tet¡or no lue rápido ni sencillo, pcro tomar Ia tlecisión de afiontarlo, en lugar dc echar a corrcr rntc él lue (l rnumenlo dccr,no para mi. Todavia sicnto algunos cosquilleos en el estónago al tener que hablar antc los demás, pero he descubicrto que deju que los demás vean quién soy, es la mejor fonna de conocerme a mi mismo, Ocultar mis temores no hace sino hacerlos crecer. po¡que eltonces empiezan a alimcnta$e por si mrsmos. CRL,!,NclA
A¡lcrtvA
NúMERo NUEVE:
Otras personas son rcsponsables por cómo ue siento. La situac¡ón es lo que dektrni d mi e\perwncu.
He aqui el núcleo del jucgo de culpa del ego. Esta creencia producc un mundo en el que se cree que la paz mental sc alcanza por suerte, no pol elección conscientc. Si tc encuentras en una sitLLació¡ f¿vorable, crees quc has tenido suede y te sientes feliz. Si nos encontran'ros en una (mala)) situ¿ción, creemos que no tcncmos otla allernativa que sentirnos desgraciados. En cualquier ocasión que digas: (Si tal y tal cosa fuera diferente, seria fe87
li¿), estás funcionaído a partü de esta creencia adictiva. Da¡te cuenta de ello fe permjte empezar a lnvertf este comportamiento adictivo. Tú
r
ismo cres la única p€rsona resPonsable de cómo le sientes.
En el sisl€ma de pensamiento adictivo se tiende a echar la culpa a ot¡os y a las circunstancias por el dolor y la desgmcia que se percibe. Esta pauta puede llegar a ser compulsiva. Muchas personas químicamente dependientes me han dicho en numerosas ocasiones: (Si mi matrimonio (trabajo, coche, relación con los padres, etc.) fueran mejo¡es, no tomaría drogas). Y los codependientes me han dicho con frecuencia: (Si mi esposa cambiar4 podría se¡ feiiD. Para cu¡a¡ la mente adictiva tiencs que acept¿r 9l hecho de que no es la situación lo que determina tu experiencia. En tu vida siempre se presentan alternativas, pero tenemos que aprend€r a recoriocerlas. Cada uno de nosot¡os determinarnos qué c¡eencias deseamos abrigar en n¡¡est¡a úente. Y es a partir de esas c¡eencias de donde sü¡ge tu experiencia. CREENCTA ADTCTIVA NúMERo DrEz:
Pam alcanzor ¿xito en este mundo lengo que e lrcütarñe con los demát La p¿rditla de otro constituye mi ganancia-
Cor esta creencia, la autoestima procede de la comparacióí que establecemos con otros. Cuando nos vemos atrapados en el ciclo dc las compa¡aciones, siempre nos seniimos superiores o inferiores a los demás. En cual88
qurer caso- pcrdemos. porque pasamos por alto cualquier sensac¡ón de unión. de coÍextón o de estar ¡unlo con otros. Piensa en el alto ejccltlivo de <éxito, o-ue oa¡ecc
tenerlo todo y. sin cmbargo. se siente solo sin amor ) Aurque hay ciertamente muchos ejecutivos que se sienten sat¡sfechos consigo mismos, también hay otros muchos adictos al trabajo y/o alcohólicos- A veces. Ia soledad y la desespe¡ación son tan fuertes que la ú¡ica opc:on que ven es el suicidio.
Afortunadamente. cada vez sc crean más cmDresas que se basan en la cooperación mutua y el reforzamiento del sentido del autovalor dcl empleado, independientementc de su habajo conc¡eto. Eslas empresas fu¡cionan sobre el principio de ganar/g&ra¡, en luga¡ de hacerlo sobre el de ganar/perder. Su objetivo consiste en crear ambientes en los que todo el mu[do sea tratado con respeto
y dignidad. La unión, la conexión y el estar juntos con los demás son conceptos extaños para el sistema de pensamiento adicrivo. En lugar de eso. la mente adicliva se encuentra en r¡na batalla consta[te con su ambiente, y nunca se siente en paz, en ningún momento. El sistema de pensamiento adictivo define el éxito en téminos de los cuerpos que se dejan en la cuneta del camino hacia la cumbre, y en cómo se compam uno con los demás. CÍLEENCIA ADICT¡VA NúMERo oNcE:
Necesito algo o a alguien fuera de mi mísmo para scr completo yfeliz.
Incluso cuando estamos en el sistema de persamiento adictivo tenemos la débil sensación subyacent€ de oue nos falra algo. de que liene que haber algó más en la vida 89
que dejarnos arrastrar de un lado a otro por nuestns adicciones. Adecuadamente percibida, estoy convencido de que esta sensación es una sed espiritual, un conocimiento inteno y profundo de que hay algo más grande que nosotros mismos. En el sistema de pe¡samiento adictivo se reprime esta sed espiritual Al haceilo así, entramos cn una interminable búsqueda adictiva de la felicidad fuem de nosotros mismos. Mientms tengamos la croencia de que necesitamos de algo o de alguien para ser completos, no podemos experimentar una verdadera intimidad. Somos capaces de intimidad cuando podemos ent¿blar rclaciones sabiendo que somos completos y deseando compartir abierta y honestamente 10 que somos. Eso no puede sucede¡ cuando nuestro propósito fundamental en una telación consiste en llenar las catencias y satisfacer las necesidades percibidas que creemos tenet Del mismo modo, no podemos expe¡imentat nuestros propios ienlimientos y erplorarno. a no"o1ro. ¡i5mo. si buscamos compulsivamente la felicidad en las posesiones, las sustancias o las personas. Si queremos rcgresar al rccuerdo de lo que somos, tenemos que eleglr conscientemente empezar a mirar dentro de nosotros mismos. Mienras no lengaÍroc cl ralor de dar ese paso. seguiremos engañá¡donos a nosotros mismos, en pos de un espejismo tlas otro, pala encontrat sólo arena. ADtcIvA NúMERo DocE: Mi dutoestima se basa en complacerte. CREENCIA
Se trata de una creencia capaz de causar interminables ciclos de comportamiento adictivo. puede ser una adicción tan fucrte como cualquier
90
droga. En la brísqueda compulsiva de complacer a los demás podemos llegar a abandonar lo que somos, perder un
sentido de nosotros mismos, un sentido de identida4 apaÍe de complacer a la otra persona. Esta creencia forma parte do la codependencia. Puede dar lugar a coofirsiones: ¿qué significa complacer a los demás y qué es ün acto de amabilidad? La respuesta depende de tus jntenciones y expectativas. Si ilevas a cabo un acto de compasión con un sentido de tu p¡opia totalidaq es un acto de amabilidad en el sentido de un servicio. A la inversa, si ¡ealizas el acto porque complacer al otro es la única foma que conoces de se¡tirte bien contigo mismo, su actitud te conducúá a la adicción y la desesperación. En resume¡, no es necesariame¡te el acto lo que determina si una persona se comporta de una forma codependiente, sino la motivació¡ y la creencia que hay t¡as el acto. CR¡ENC]A ADICTwA NIJMERo rREcE:
Puedo cofitrolar el comportamiento de otras personas.
Esta creencia nos conduce a tratar de controla¡ compulsivamente a ohas personas y situaciones. A menudo, la persona que abriga esta c¡eencia se siente tensa y teme perder el control. La fuerte necesidad de controlar a las porsonas y situaciones puede p¡oducir ulceras y migrañas. La adicción al control puede lleg¡r a ser tan intensa que la persona es incapaz de descansar o ¡elajarse. No pueden producirse al mismo tiempo la necesidad de controlary el tener paz mental.
9l
Quiencs ticncn esta creencia a rnenudo ven a los miemb¡os de su familia como extelriones cle sí mismos; si un niño se comporta mal, o una esposa se viste con mal gu\lo, \r L,Iomcr) como algo pcr.onal. Quicrcn.l\egura¡ie dc que los miembros de la f'amilia satisfácen ciertos niveles. Pe¡o esos nivelcs laras veccs se satisfacen de u¡a lbrma corlsistente, por lo que las situaciones embar¿zosas, lo rcrgüeva y cl l(mof son \us con\lanlc\ compañeros. Pa¡a compensar estos scntimientos, pueden mostrarsc excesivelnente preocupados por sus propios logros Aquellos que abrigan esta creencia sólo cucntan con la posibiljdad de expcrimeiltar mofientos fugaccs de una Ielicidad tenue. Si las cosas salen , sólo es uüa cucstión dc tiempo que alguien haga nuevamente algo que les señale el hccho de que, en realida{ no pueden controlar cl comportamjento de los demás Eso sólo tiene como resultado un inte¡to cada vez más descsperado por controlar a los demás. Howan! el esposo de una pacicnte mía, tenia L¡na neces;dad compütsiva de controlar a sü esposa, Janice, que tuvo que somctelse a un progtama p¿ra paclentes lntetnos con objeto de tratar su alcoholismo. Howard ¡o quiso participar e¡ ei programa porquc estaba convencido de que, como hombre, deberia poder controlar a su esposa Como no podia, creía que eso se reflejaba mal sobre é1. El pcrsooal dcl programa intentó cn repetidas ocasiones pone$e en contacto con é1, pero se negó- Janice sabia que su ¡eción alcanzada sobiedad se veria puesta a prueba al regresar a casa, a pesar dc lo cual dccidió hacerlo
Lo que succdió fue asombroso. Ctando Janice regresó a casa, Howard la ence¡ró inmediatancnte e¡ una habilación. Le llevaba la comida, pero no le pcrmitía salir de la 92
habitación porque tcnría que ella pudicra empezar a bcber de nucvo. Después de cüatro días, Ja¡ice logró abandonar la casa a las dos de la madrugad¿ pero, al hacerlo, despertó a Howard. Entonces, echó a coüer y su esposo la siguió de cerca. Un vecino llamó a la policía, quc Jos intcrceptó cuando floward trataba de arrastrar a Janicc de rcgrcso a casa, Pocos discutirian que la neccsidad de Howard de controlar a Janice se habia convertido en Lma adicció¡, hasta el punto de que actuaba de una fbrma totalmentc irracjonal. Pcro esta histo¡ia ilustra las lases finales dc la necesidad adictiva de control¿r ¿ otra persona con tal de sentirsc scguro. Probablcmcnte, las semillas de este comportamicnto habrían podido dctcctarse quincc años antes, cuando Floward dijo algo así como:
Las dos Jitrmus de comun¡caciót!
Al lccr sob¡e el sistema dlr pensamie¡to adictivo, es posible qüe te hay¿s sentido confundido, liustrado o abrumado. Quizá te preSuntcs cómo podrías cambiar, o quizá a alguien que haya en tu vida. El sistema dc pensamiento adictivo cs una voz alta e implacablc. Sin embargo, por debajo se encuentra la voz 93
tranqLlila, serena y siempre presente del amor. Nuestro primer paso para deshacemos del sistema de pcns¿mienio adictivo cónsiste en ¡ealiz¿r un esfuerzo para escucha¡ la voz pacífica y serena del amor, en lugar de los rugidos del ego, el sistema de pensamiento adictivo La intención dc escuchar la voz d.:l amor es una herramienla muy poderosa. Como succde con un río, acabará superando cualquier obstáculo. Cuando intcractúas con otras personas que luncionan a partir del sistema dc pensamicnto adictivo, sus defensas v actitudes pueden causarle la inrpresión de que son como puercoespines: cuando tratas de acercartc' sus púas te pinchan dolorosamente. La comunicación puede parecer muy complicada y, sin embargo, es en realidad muy scncilla Estoy convenciJo de que sólo ha¡ dos forma. dc comunicación La primera sc basa en el amor, y en ella se extiende amor y compasión hacia ti mismo y los demás. La segunda forma de comunicación se basa en el sisteúa de pe¡samiento adictivo; se actua a la defensjva, aunque en lo úás profundo se aniela el amo¡ En resumen, Ias dos formas de comunicarse son: l) extendel el amor, y 2) hacer una llamada para rccibir amoL Los que se aferran al sistema de pensamiento adictivo tienen tanto miedo, que han e gido muros a su al¡ededo¡. Si ohos atacan esos muros a partir de su propia cólcla, lo ú¡ico que hacen es reforzarlos y espesarlos. Ni un mañillo pilón es capaz de deshacerse del comportamiento adictivo. El amor es la única fuerza capaz dc penetar los muros del sistema de pensamiento adictivo Ser canñoso no significa se¡ sólo dulce y amable, o pa$r como dc punlilla' por aquellos lemas quc nos inquietan. Al afirmar lo que sentimos, y hace¡lo de Lüla 94
rnanera cariñosa y sin juicios, permitimos que las defensas se dcüumben tranquilamentc- Lo que está diciendo en ¡calidad la peNona adictiva cs que tiene miedo y necesita ¿rmor Nada más y nada menos. Cuanto más podamos escuchar esta llamada de amor, en l[gar dc identifi-
carno\ con lo. ¡sallo. rerbales ¡ Ios com¡orlamientos neg¿tivos, mayorcs probabilidades te¡dremos de penetrar a través de Ios muros de la adicción. Un proccso llamado inte¡vención es una fbrma poderosa de comunicación cariñosa. En una jnlervención, los Djembros de la f'amilia y los amigos de una persona adicta sc reúnen y, con la ayuda de un ascsor, y de una forma cariñosa y sinjuicios confrontan a la persona adicta con hechos sobre su adicción. La intervención utiliza el amor pam penetrar a través del sistema de ncgación del adicto. Estoy convencido de <¡ue la expresión del amor nunca cae en oídos sordos. El amor, como mimmo, cmpieza a abrir el corazón.
$
I
El anor es tu hogar y esperu tu invitac¡ón.
U
a rez Erc hdyas visfo el amor dentrc de tí mkmo, en todas partes. Eso es porque, símplemenle, no hqt lugdl al que pue.das mírar donde no encuentres amor.
lo
4. La estructura del sistema de oensamiento basado en el amor
Desde un lugar de paz, la mente puede empezar a per-
mitir que el calor del amor funda las ilusiones del temor y de la culpabilidad. No podemos sanar nuesha mente adictiva mientras nos hallemos atrinchemdos en el temor y el conflicto. Sería como tratar de salir de un rompecabezas chino de cuerdas, cualto más se eslira de ellas, más se anudan. Tmtar dc superar el temor desde un lugal' de temo¡ no funciona.
wñs
Es imposible para tu mente servir a dos objetivos a la vez. Por ejemplo, decir que deseo paz mental al mismo tiempo que mantengo un motivo de rencor por algo que sucedió la semana o el año pasado. Si veo algún valor en manfener ese motivo de rencot, mi objetivo no puede ser realmente el alcanza¡ la paz mental, ya que ésta será imposible mientras siga viendo un valor en el pensamiento basado en el temol propio del sistema de pe¡samiento adictivo. Uno de los propósitos de este libro consiste en aumentar tu compromiso con el a¡nor Al empezar a de_
EL
SISTEMA DE PENSAMIENTO BASADO EN EL AMOR
E
k1 trunquíli¿ad empezdmos a ¿¿,cend"r haiia la, frolun¿idad^ ¡1¿ na,otlo, n¡5no5 do de enco tramos el recuerdo del dmor
que nos espera imperturbable. de nosotras
Al eficontrar amor dentro
empezamos ¡t compaú¡r nueslru plenitud con los demas.
MOMENTO PRESENTE
La paz es do de nos esper¡i el amoa íncólume ante el tíempa, no afectado por la culpabilidad que hiciste j creísle inevitable.
96
97
sear sólo amol) cmpcza¡ás a ver sólo amor El sislema dc pensamiento b¿sado en el amor es así de simplc. Lo únF
co que te pide es que bajcs las dcfensas dcl sistema de pensamienlo adictivo y cxtiendas la lnvitación al amor. Sabiendo lo que sabes sobre el tcmor, ¿,cómo puedes ncg¿rte a est¿ petición?
En este capitulo se analizan los cllatro aspeclos tünda mentales del pensamicnto basado cn el amor, y sc pre_ senta ese pe¡sarnicnto como la altcrnativa pacífica a vi vir en el conllicto de la adicción. Si sc comparte el amor, ¿,cómo encontra¡lo excepto a fravós de sí mismo'l Of¡écelo y vendrá a ti porque es atr¡ido hacia ti mismo. Pero oficcc ataque l/ el amor pcrmaneceri ocuho. ¡ues sólo puedc \ ivir en Ia paz. Un Curso de
Milagns
Sobre el amor Muchos de nosohos creciúos en familias do¡de el mensaje no explicitado e¡a: (Te amaré si haoes lo que deseo que hagas). Esc mensaje hace quc un individuo piensc que o bien no sc merece amor, o que debe complacer a los denás con objeto de ser amado. Aquello. de no\ntros qur recrbirno' esc rncn.aje rmpczamos a creer qu(] si mostrábamos a nuostros padfes todo 1() que habja cn nosotros, incllLidos nuestros pensa_ micntos oscuros y ocultos, se amos rechazados, En con secuencia, aprcndimos a mantener ooultos cjerlos scgr¡entos de nosohos mismos, con 1a csperanza de poder set amados ple¡al¡ente. 98
A menudo, cstos mensajes son encubiertos y sc rclacionan con aspectos de los que no se habla, o dc los que sólo se habla indireot¿urente. El mensaje de (Te amaré si...) sc relaciona con freouencia dc una forma más directa con tcmas sensibles, corno el sexo. En mi propia familia, mis dos progenitores fueron basta¡tc abiertos en cuanto al sexo. y po¡ ollo me siento agradccido. Pero, al mismo tiempo, hubo expectativas no expresadas acerca de lo que yo debía o no debía hacer o ser. Uno de esos mensajes tuvo que ver con la homosexualidad. Tuve la imprcsión de que mi madre se habaía sentido ta¡ desilusionada quc incl|.rso habría muerto si yo o mi hermano hubiéramos rcsultado ser homosexualcs. Eso me fue transmitido indirecfamente de muchas formas. Resulta interesante observar quc mi madre tenía muchos amigos y compañeros de trabajo gaf que acudían con ñecuencia r nu(slra c¿sa. Siem¡rc sc mc en\eñó a aceptar a la gente. Sin embargo, no tuve la impresión de que esa aceptación y punto de vista liberal se aplicara tambié¡ a mi hermaüo y a mí en 1o relativo a la sexualidad. Aunque tanlo mi hermano como yo somos hete¡osexuales, cuando yo tenía unos diez años de edad ocur.ió lo siguiente y, como resultado de es¿ experiencia, mantuve una culpabilidad y una vergüenza ocultas dumnte años.
Un día, un amigo y yo estábamos forcejeando en broma en mi casa, después de la escuela. Mi hermano mayor practic¿ba la lucha libre, en la que destacaba, y yo anhelaba hacer lo mismo. Mientras mi amigo y yo lbrcejeábamos sobre el sue1o, nos acariciamos momentaoeamente
el uno al otro. Los dos nos sentimos conmocionados y asustados, y él se rnarchó riipidanente a su casa. Aproximadanente una hora úás tarde, mi madre entró en mi 99
{
fffq#r:**ffi
:*n}tn*g*+*5rwr***
li iiiiffj
fr1'tr#fi#':"itrjT',¡#Jffi
Ij*;E:,{iü n#-J:l?,x:;i', ".,. impres ión de ll"r:*':mnli{'.,iii,*i i:ir"j",:;:iü:'ffi ,,'Hmm*r:lht il:::lll J:ff "
****t''tl;t{#ii",p}:*#{r,:.{,pl
*:'ffi***;*$#,ffi*erug tr#-'lffrir*.iir*##",*fu*
I
trffiili'H,il¡:ttr¡ffir'ffi
**-ffiruffi -i,*ffi ** r00
trfl,:il.ffiil:",'l}j*}?h:dffi l0l
Disfruto descubriendo cxquisitos muebles antiguos de madera recubie¡tos con numerosas capas de pintura. Cuando mc encuenho con lLna picza asi, no mc preocupan las capas de pintura, sino cl hermoso roble, pino o caoba que hay por dcbajo dc la vieja pintura agrietada. Micntras desprcndo suavenente l¿s capas de pintuta, llevando cuidado de no dañar la madera, queda al descubierto lo que hay por debajo. Quitar la pintura constituye un trabajo largo y ledioso. IIay molncntos en que ia madera tirne realmentc pcor ¿sfcclo quc cuanrlu cmpecé. y Inc siento lentado dc abandonar el proyecto. A veces, simplcmeüte, neccsito tener f¿ en la idea de que, co¡ un poco más de trabajo, veré la made¡a original y hen¡osa. Una vez quitadas las capas de pintura, suelo necesita¡ cuidar de la madcra, porque está astill¿da o es l'ulne¡ablc a la humedad o al aire seco. Después de aplicar un poco de barniz, acabo encontrándome ante un mueble rnagnífico. Lo mismo sucede con el hecho de moversc desde el tcmo¡ hacia el amor. No te preocupes por las capas del tcmor y la oscurid¿4 agrieladas por años dc culpabilidad yjuicio. Mira por debajo e imagina la bcllcza que espen a scr üe.LubienJ. Debe'.aber quc no \a r \cr necesarirmcnte un proceso lácil o indoloro, pcro. dcsde luego, scrá rico en sus recornpensas. Cua¡do mc dcdico a quitar capas de pintura de los muebles, no me tÜo cn los ¡estos quc van cayendo ¿l suelo, sino que los tiro a la basum. No me sirven para nada. Del mismo modo, despróndctc de tlls temores. ArrcjaLos oolno pintura vieja. No tiencrl
ningún valor par¿
ti
en tu pensanienlo basado
e¡
el
¿mor.
fo¡mación de un ciclo vicioso de temor. En el sistema de pens¿rmiento basado en el amor, en cambio, buscamos dentro, pasamos a travós y más allá del temor para cncunhar el amnr. Al \cr el aml,r cn nu\otro\ mi¡rnor rmpezar¡os tambión a verlo en otÉs parles. La mirada de un niño, la caricia de un ¿migo, o incluso un grupo dc gentc dcsconocida: todo ¡os recuerda cl amor. Vcmos el amor (rn todas pañes porque esta cn todas partes. Una vez quc el amor ha despertado en nucstros corazoncs, nos damos cuenta de que no hay lugar donde no exista. Podcmos negar la presencia dcl amor, pero eso lo lo hacc desap:uecer Espera pacicntcmente a que le abÉmos los ojos y los corazones. Cuando vemos oscuridad y odio, es como si vjérar¡os la vieja pintura de un mueble. Siempre podemos elegir cntrc ver oscu dad o luz, del lnismo modo que podemos clegir entre ver la pjntüra o la mader¿. El primer paso hacia un aumento de nuest¡a expe oncia del amor consistc cn cmpez¡r a entleoar nüestra mcnte para que pase por alto las ilusiones de la oscu¡idad, la pintura, creadas por el sistema de pensanlicnto adiotivo. El amor se encucntrajusto más allá. Elnpieza por confi¿r en una parte más profunda de li mismo, dale la oporlunidacl de surgir a ]a luz y de ser ella miura. Confi¿r supone dar Lú salto de fc, pues el temor nos dice que si lliramos dentro de nosotros mismos ¡o nos gxstará lo que veamos y, desde Juego, no le gustará a nadic. Tenemos quc empezar po¡ conñar cn nuestra vida intcrior. en nuestro guia interior, pues cs asi como descubrircmos el recuerdo del amor
el
sislema dc pcnsamiento adictivo buso¿mos compulsivamenle la feliciüd cn la gente, las cosas y las sustancias; ese prooeso siempre ticnc como rcsultado la
tsn
102
103
Sobre el momento presente Cada vez elre te aferras al pasado
o que te PreocuP¡s por cl luturo, estás mirando hacia ninguna parte, )l viendo cosas eue no esián ahí,
En el pcnsanicnto basado en el amor vas más allá de ver el tiempo como algo lineal y, en lugar de eso, enfocas la atención sobre el momcnto presente. Tmagínate por un momento de qué forma tan alifcrentc te consideraÍías a ti mismo si te desprendieras de todo tu pasado que utilizas como combustible para alimentar los fucgos de la culpabilidad y la cólera. Te verias entonccs a ti mismo en la pureza del momento presente, y lo que vcrias sc a amor. Quizá no hayas cuestionado nunca ver el tiempo de una fo¡ma lineal y, en consecuencia, el hecho de pa¡ticipar sin pensarlo en un úundo gobernado por el rcloj. La gcnlc p¿rece forcejear ,iempre con el riempo. ) r¡ta constantemente de derrotar ¿l reloj. Cu¿ndo conocemos a una persona, tendemos a valorarla en términos de 1o quc ha hecho o dejado de hacer en el pasado. Cuando respondcmos a un anuncio sobre un puesto de trabajo, cnviamos un rcsumen de lo que hemos hecho, una lista dc nucsto pasado. De hecho, podemos lleg¿Lr a determi ar nucstro propio autovalor al observar l¿ crónica del pasado quc tcnemos archivada en nuestr¿ mente. Como sociedad y como individuos contempl¿mos lo que hemos hecho o dejado de hace¡ en el pasado, en lugar de afirmar lo que somos en el prcsente. Cu¿ndo centramos la atcnción sobre e] presente, la venta-na dc nucstras percepciones cambia radicalmente. Empczamos a ver el mundo y a nosolros mismos bajo 104
una luz nueva. Experimentamos una sensación de novedad, de liberación y alivio. No hay varas de mcdir externas al momento presente que dctcrminen la ¿utoestima; sólo hay amor qr¡e reluce en ti y a tu alrededor. Al eiectuar este cambio en nuestra percepción del tiempo, una se¡lsación de paz entra en nuesta vida. En mi propia vida dcscubrí una pa!¡ta de pensamiento adiciivo que se producía como siguel
l.
Cuando u¡a situación se p¡esentaba en mi vida, acudia a mis bancos de memoria para dete¡minar si cra una situación (buena) o (mala). 2. Si, basándome en el pasado, la catalogaba como buena, procedía a actuar de una forma que, habitualmenre, reiulraba en una erperienci¿ .po5¡liva,. 3. Si decidía que era una situación mala, me enojaba, y siemprc tenía un¿ experiencia (negativD.
Al obseNar esta pauta, empecé a da¡me cuenta de un hecho importante. Había creído que estaba reaccionando ap¡opiadamente a cada situación, cuando, en ¡ealidad, no era así. Lo que hccia er¿ reaccionar anle mi pcrcepción de la sinración. basrindome para ello en mi memona Nu¡ca se me ocurrió pemar que aquello que yo creyeftl sobre la situación estuviela determinado por la experiencia que había tenido. Descubrí que me resultaba tan fácil crear una expe encia positiva como Íegativa, indepe¡dientemente de la situación. He llegado a creer que: No hay situaciones
Lo que hagamos de cada situación, dePende de nosotros-
105
Hace algunos años regresaba a casa dcspués de haber Dasado unas vacaciones en Móxico. Mi vuclo cra desde ciudad de México a San Francisco. En aquel tiempo, c¡ el aeropuerto dc México los pasajcros eran transpoftados en autobuses desde las terminales h¿sta los aviones. Al
dirigirme hacia mi autobús m( hallaba preocupado por mis pcnsamientos y no presté mucha atcÍción a lo que me rodcaba, aunque seguia los cartcles. Subi al autobús y luego al avión. Cuando el aparato ya sc dirigía hacia la pista de despegue, la azafata dio la bienvcnida a los pasajeros a bordo, en vuclo, según dijo, a Nucva York vía Houston. Me quedé boquiabierto. Yo qucria ir a Sao Francisco, no a Nueva York. Durante un rato mc dije lo siguiente a mi mismo, y vale la pena obseÍvar córno pasé de culparme a mi mismo a pensar en lo estúpido que era, a echarle la culpa a los demás, para, finalm€nte, preocuparmc por el futuro, lodo lo cual me produjo vergüenza y azotamrcnto. ¿Cómo he podido ser tan estúpido para haber subido al avión equivocado? No puedo creer que haya hecho algo así. Esto va a ser horrible, como todas esas otras ocasiones en que he hecho cosas cstúpidas. No puedo creer que esa imbécil de azafat^ ni siquiera mirara mi bF llete. En realida4 la culpá de todo la tiene est¿ línea aérea tan inco¡npeteDte. vaya, me voy a eñco¡ha¡ en una situación muy embarazosa al tencr que admitir quc hc subido al avión equivocado. La gcntc me va a espera¡ cn el aeropue¡to dc San Francisco. A mi me gusta parccer perfecto. ¿Cómo voy a explicarlcs una acción tan cstúpida por mi parte? Como puedes ve¡ acudí al banco de mi mcmoria del pasado y comprobó si había ot¡as experiencias simil¿lres. Encontré esas cxperiencias y luego corri con ellas, con106
venciéndome a mí misl¡o de que ésta tambión tendria un resultado malo. Después de este autoconvencimiento n€gativo, lo sF
guicnte que hice me sorprendió. Me detuve y mc dijc: (Espcra u¡ r¡olrlento, gsto no tiene por quó scr malo> Respiré profundamentg, cerré los ojos y pedí a mi guía interior que ¡ne ayudara a cambiar mi perccpción de la situación. AI abrir los ojos mc d¡ cücnta dc quc la gente que me rodeaba se habia pucsto frcnótica. Antes dc eso' mc había se¡tido tan prcocupado por mi autoconvenclmlento negativo quc ni siqu¡cra pude pcrcibir oon exactitud lo que mo rodeaba. Resultó que el chófer del autobús nos había llevado crróneamcnte al avión equivocado. Empecé a ccharrne a reir, como hizo la persona sentada a mi lado Rcgrcsamos hacia la tcrminal y fuimos conducidos al avión correcto. Luego, resultó que la persona sentada a mi lado y yo mantuvimos una con\'ersación nlL¡y inleresante durante todo el vuelo. Así, pude disftutar y deja¡me llevar, centÉÍdo Ia atención en el momento prcsente' Cuando había mir¿do al pasado para detcrminar cómo debia reacciona¡, había vjsto algo que estaba lejos de parecerse a la situación actual De modo similar, cuando me habia preocupado por el futuro, ni siquiera habia sido oonsciente de la presencia de mi comPañero de asiento Al ser tansferidos de uri avión a otro observé que la senle tenia, básicament€, dos expenencias. Algunos gruiían y se mostraban enojados por el inconveniente, y hacian coment¿rios sobre oonexiongs de vuelo a las que llegarian tardc y otras cuestiones similares. Otms personas, la minoria. rrarecieron tomarse a bien la situación, como \o mismo estaba aprcndicndo ¿ hacer Entonces. obser\é c la gente enojarJa bajo una luz dlferentc Me di cucnta
t07
dc que la única diferencia entre la paz mental y cl conflicto consistía en la lente a través de la cual cada persona miraba la situación, y la clccción de csa lente depen día por completo de cada individuo. Me alegró de estar aprendiendo a elegir la paz mental, el momento presente. Al aprender a aceptar cosas que no tenia la posibiJidad de cambiar, cncontré paz mental. EL R¡NDlMttN'to NL4xtMo y EL MoMENTo PRESEN]E
No hacc mucho, los investigadores sc i¡teresa.ron por rendimiento máximo- Los científicos y psicólogos ent¡evistaron y observaron a los atletas que parecían ¿lcanzar sus niveles óptimos de ¡endimiento. Buena parte de lo que aprendigron de ellos se aplicó más tarde a personas que no eran atletas. Parece ser que exisle un hilo conductor que corre por la capacidad de alcanzar niveles óptimos de rendimiento, ya sea en el atletismo, en las relaciones o en el trabajo: eL
Cuando cenlr¿mos Ia atcnción en el presente, nos movemos, pensamosy actuamos a niveles superiofes que cuando nos sentimos preocupados por pensamientos o imágenes
netati!"s del pasado o del luturo.
Un amigo mío, el doctor Curt B¡ikson, ha sido psicólogo del depofte para el equipo olímpico. Ha co¡rido muchas aventuras en su vida, incluida la ascensión al Everest. Cult compartió conmigo la siguiente nanación de una experiencia que tl¡vo en el Himalayal (En 1985 tuve la oportunidad de participa¡ como científico del deporte cn uoa ascensión al Himalaya. Mientras nos hallábamos acampados en 10 alto de un glaI08
cra! yo y mis compañeros nos vimos obligados a afrontai constantes avalanchas. Casi a cada hora sc nos prcsentaba una avalancha potencialmentc mortal. A1 principio, surgió la lentación dc preocupamos por la siguiente avalancha. Pero preocuparnos podía matamos, porque cso nos dcjaría sin energia para hacer lo que necesitábamos hacer La clave de nueslra supervivencia consistjó en centrar la atcnció¡ exactamente cn lo que hacíamos cuando teniamos que hacerlo. Nuestra silL¡ación exigía que nos aferráramos al momento prescnte. Si yo pensaba en el día siguientc, o en el día ¿nteriot me veía p vado de la energia neccsaria para seguir adclante. Mira¡ hacia el pasado o contemplar el futuro me privaban de mi ca pacidad de concent¡ación y de permanecer alerta, y había hecho que mi mento estuviera demasiado cansada y pteocupada como para aliontar cualquier nucvo peligro.
nl-as tardes y las noches eran momentos dificiles. Nueslras mentes deseaban vagar y, sin embargo, necesitábamos pennanecer alcrtas y ale¡ios a una variedad de tarcas. En la oscuridad, todos nosotros llLchábamos contra nuestros propios demonios quc tratabao de obtener lo mcjor de nosotros, como pequeños parlanchines de prcocupación capaces de destruir nuestra capacidad paaa concentramos. Si yo me hubiera permitido apartame del "abora", no sólo habria corrido un güve peligro, sino que también hab a puesto en pcligro a los demás. Nos con\,ertimos en un equipo totalmente entregado al momento plesente. Nos controlábamos y ayudábamos los unos ¿ los ot¡os a nantenemos alefia. El permanecer atentos al momcnto era, de una forma muy real, una cuestión dc supervivencia. Al permanecer oricntados hacia cl presente nos sentimos más unidos, y todos ¡ogramos bajar de la montaña.) 109
I
No hay mayor limite que tc puedas imponcr a ti ¡¡ismo que los pensamientos adictivos. A contimración se exponen alSunos ejemplos de pcnsamicntos adictivos Cuando tenemos uno de cstos pensamientos, se produce una imagen negativa en nuesta mcnte, l
-
Posiblemente, no puedo haccr esio. Nadie lo ha hecho anles.
2. He fracasado a¡tes cn hacer esto. 3. Siemprc he sido malo haciendo csto. 1. (Tal pefiona) sien,pre dijo que nunca scria capar clc hacer csto. gente me mira por encima del hombro ¿Y si fia-
5. La
caso?
6.
Si cometo un errot ar¡uinaró toda mi vida
Una serie de técnicas puedcn ayudarte a superar ostos pensamientos y orientarte hacia el prese te. La nrayoria de ellas inoluyen la respiración de una u otra forma
Sobre la aceptación
OBSDRVAR LA RESPtRAcIoN
Un¡ lorm¡ efcct¡ra de ccnlrdrsc en cl frescnle con\i\te en utiliz¿r una técnica sencilla que sc puede practlcar oon f'acilirlad incluso en momentos de alrgustia Esta téc
nica f'uncio¡a mcjor si cicrras los ojos aunque,
dcsde
luego, también puedes practicarla oon los ojos abiedos Sencillamente, prcsta ate¡ción a tu respiración: la inspiración y 1a espiración. Empieza por observar la elevación y cl descenso de la rcspiración, casi como si cstuvieÉs antc el mar, vicndo el avance y retroceso de las olas Si tu atcnción divaga al principio, recuérdate con suavidad cuál es tu t¿rea y r,'uelve a cnfocar la atención sobrc la I IO
respiración. Aunqüe ésta debe ser natural y no forzada, cs útil respirar plena y proñrndanenle, llcnate ei pecho y la zona abdominal. Algunas personas ¿ñaden una frase o aflm¡ación a la respilación. Puede hatarse de algo lan sencillo como decir en silencio al inhalar: (Estoy)) y añadir al exhalar: (elajado)r. Experimenta para cncontrar lbrmas que sean úrtiles para ti. A la respiración sc la ha denominado la puerla dc cnhada a nucstra vida intcrna. Utilizarla es, desde luego, llna forma práctica y poderosa de deshacerte de tus preocunacionc: con cl pasrdo ) cl futrrro. I mpieza pur cmplcar cn csta práctica cinco minufos, tres veces al día. Adicionalmentc, en cualqüier momento en que te encuentres inmerso el] el sistema de pens¿miento adjctivo, cnfoca la atención sobre la respiración, del mismo nodo quc lc diriBrria: haci¿ una salitla de enrergencia. para volver de nuevo a tu cami[o.
El principio básico del sistema dc pensamiento adictiro cs clluiiiu. la r:rcenril de qrrc rnrltzar. iomparat. iriticar y condenar const¿ntemente son rasgos que aportan scguridad y paz. En oontr¿ste, el sislema dc pcnsamiento basado cn cl amor ve que la paz nental se obticne por medio del artc dc practicar la aceptación. En buena partc dc la formación clinica había cicrtas suposiciones hechas por los clinicos que r¿ras veces cran cuestion¿das. Paú er¡pezar, cxistia la suposición de quc los individuos que acudían en busca dc tratamiento tenian algunos problemas en ciertos aspectos de su vida y
lll
que descab¡n un crnrblo. Nos cürsldc¡áb¡fios con)() (agcnlcs dcl c¡mbio) y tratábilrnos dc canrbiar'al pacicn te paf¡ !on\crlirlo cn ur1¿ pcr\ona quc luncron¿ra (¡ Lltl nivel más alk)r. No cucsliono qüc la ¡rayoriir. si no l(xlas las pcrsonas, dcseen rlc alguru fbrnru cl cirnrbio; lo c¡ue pl¡ntro cs qLrr posiblellcnt. cn la fbrna dc conseguir cl ,.,r¡hi,.h¡),r .rlg,' nr,r, tlc l" qrr< ¡'.r,rhrnr" r prilr.rr vista.
IIc
llegado a darrrr. cuentu de qLrc ant.s rle qLle s. prodü/¡J¿ r¡n crmbio frofiLndo licnc qr¡e ocurrir Ln clarlo fenó¡rcno. es tlccir'. ull calnbi() quc sc froduco lanto ¡ nlyel dc conrporlanrienlo co o ¡ nl\'L'l de scnlrmrento. A ese l¡nirneno lo denornlno l¡ p¡rado¡¡ del ürrbro. Cor objeto dc canrl'riar vcr(lltdcranrcnte. antcs tenell)os que ¡cal:rtarnos ial conlo so ros. sin feser\'¡s. Tene ros qLre scr capaccs de vc| más ¡llá dc nucstra (lisfunción y \(f I(\I¿ I"rirlrdrJ .s(n( r:ll. qi ¡n r', , ¿¡r,rrimrn,',: :' l|":. 1t.'\ In:\r,r'F r\'r' rr,l,r J\'l lril (lc ,r(\plirr l,,lr \ ,rll"'r. nos ¡got¡r¡os. Y n]icnlfas lo haganros así. cs imposlblc logrur un carrhio pr('lirndo v pLrsitiro. Iil úoico calttLrio 9L¡( .. n1\lu, L .rl .1rr',lr|Lrfr",- (\ qrr' un,r l, rrl.irr.r I'ur sentilxc pcor con rcspccto a uno misuro. P¡Lrl r irro rr rcr¡rc (lespuós de habcrse sepirr¡do (lc su espos¡ P¡lLl. supclvis(n de la c(}nStntcci(in, sc h¡bja i(leD rilic:rl,' lirc,r, rrcrrt. .,,rl lJ ll|l.r!rn Llr.j rni'r¡..',nr,, ttlr bombrc de tunilia. Alirmó p¡\¡rlo rnu\ m¿l para iLd¡p larsc ¡ l¡ sep¡rilció y d¡o quc ¿ Incnu(lo sc scnlia dcpril¡ido. Iln los (los pdnrcros nrcses dcspués clc cnrpezlr a rcrnrc. s¡lió con \¿rj¡s rrujcrcs Pas¡b¡ un¿ scmana o (los dc intolsos atnoríos con una nltUel. ronrpia con l:lla y lucgo se sentie v¡eío y pcns¿b¿ quc nadic poc|ir \rrstitrirj¡n1ás ¡ su cslrosu. Paül sc Llio cuanta dr que podia actdlf a nuesh¡s sesioncs y hirblar abicrtamenlc accrcil dc lo (luc
It2
ocurna cn su rida intcrior, sin sentirsc 0ol cll{).)l¡z!:¡(k) lcgulivrnrcnlc por mi- Y nueslo qüc no lc luzgaba negrrti' \ rincntc. Paul cnrpe;,ó l iuzg¡fsc a si rJlisrno dc L¡na li)r nra mcllos duri¡. Itoco a |oco. sc lúc abrjondo. Empczti a drLrsc cüc l¿ dc quc su rcldcrón con su cs ¡osa nr¡nc¡r h¡bír sido fc¿1mc¡rtc buenu. De hccho. r1u|i¡nte los siete rños ¡:lc matrillr()nio rirsi sicnrpre hrbiil scnticlo.l mismo vacio qlLe expcrinlenl¿rLra ahor'¿. Fi0¡lrrcnle. dcspllés de rltrrt)s mests. Pauj puclo comp¡rtir conrrigo Ia conliclelcia de qrre, durauto niño, h¡bía sido n1¡lhilt¡(lo durrnte años por uo faricnte masttllino. Al h¿blai (lt c]lo. fLrdo hahl¡r la bién dc su tenror. prolurt' dameDtc oculto. (le quc pudicr¡ ser honrosexu¡1. Paul h¿ bid tenido variis expericncias homoscxt¡ales. yrL dc aclul lo. ) como consecuencra dc ello cxpclinle taba un¡ trc¡re¡dr se¡sació¡ de culpabili(lad. Empezó a cxplorar los tcmas relacioneclos co¡r Las nrolcsti¡s dc que h¡bia sido obJcto. asi como las cuesttoncs rcl¡r||\r. ir su prn¡rr rirrr,rlidrrl. lltrra||lc ('c lrrlnpo. llll lLrrca fiurdamenldl consistió en c\tender ¡ccptación h¿ci¡ ¡1. Si lograba o¡rpczar il senti$c accplttdo por quien era. podria cxplorat csos tcnl¿s sin scntirsc Lan avorgonzado. I'Lul no fudi¿ .lcc.u¡r cl iarrh o.,n -r,rril't.r'rlc. rc.l1¡do.
p¡r¡doja dcl cembio e5 etre rto Podcntos efc(tuar u¡ €a bio profundo hasta ctue no nos haj/rmos accPtad{)
L¿
antcs
t¡l
conro somos.
Descic nri punto de vista, los diveNos gnlpos de aul() ¡vuda basados cn clocc pasos, como Alcohólicos Anitrl nros. tunciona¡ no lanlo dcbldo a lo quc se drce duraolc l:ls rcurrioDes, sino graci¿s ¿ su itctitlrd (lc aceplllción. Esa
i
¡i
il actitud es: (Te aceptamos tal como eres hoy, y si desea, Ias considerar los diversos aspectos de tu vida, estamos aquí para ryudane a hacerlo con amor- ¡ stn jui(io,, He aquí unos pocos pens¿rmientos sobre la naturaleza de la aceplacrón de ti mismo y de los demás:
L Nuestra eneigía se agota cuando juzgamos, analizamos, compa¡amos y criticamos. A la inversa, nos sen2.
3. 4.
5.
6.
timos vivificados cuando extendemos aceptación. La paz mental p¡ocede de aceptar quiénes somos antes que de evaluamos y castigamos a nosotros mismos por lo que hemos hecho. Del mismo modo, la paz mental también procede de aceptar a los demás. La aceptación se basa en el momento presente. El juicjo se basa eo el pasado. La aceptacióo no significa admitir el comportamiento negafvo. Significa, simplemente, que para cambja¡ nuesüo propro comportamlento negativo, o para esti_ mula¡ a otro a cambiar, tenemos que d¿mos cuenta de que por debajo de ese comportamiento hay una persona que valiosa. La paz mental procede de aceptar cosas que úo tenemos el poder pa¡a cambiar Eso significa reconocer que no podemos cont¡ola¡ a otras personár. La aceptación no sabe nada sobre expectativas. La aceptación no va adscrita a ¡esultados futuros. Paz mental
Perdón -+-
t
Acepiación
t
__________>
Elevada autoestima
lt4
fl
Mientms que el juicio hace eue el amor sea condicional, la aceptación permite eue el ¿mor sea por sí mjsmo. El iuicio impone criterios para el amor. La accptación f n el iui( io
In
¡o impone ninguno.
no\ \enlimo\ on\tten (
do\.
Etdo\y t(mero\o\.
l¿ d(epl¡(ión no\ \enlimo\ abierlo\. flurdory rarinosos.
Pcrmítemc sugerirte un experimento que püedes llevar a cabo pam comprendet a nivel de sentimiento, la dife_ rcncia entre la aceptación y eJ juicio. Tómate dos homs de un dia. Durante la primera hora, la del juicio, prcocúpate por el pasado, especialmente en relación con lo que ia gentc te ha hecho o dejado de hacer. Muéstrate tan crí_ tico como puedas y emite juicios sobre todos aquellos que se crucen en tlL camino. C¡iticate me¡tal y despiada_ damente, tanto a ti mismo como a los dernás. No actuos de acuerdo con tus pensamientos c¡íticos. Simplemente, nrc5¡¡ ale ción a comL, Ic \ienle: mienlras ¡ienc. pensamrentos críticos. ¿Te sientes bien contigo mismo? ¿Te sientes más cetca de otüs personas? ¿Te slenres a gusto, o estás asustado y tenso? Du(allte la segunda hora, cambia a una hora de accpl¿ción. Empieza por practicar unos pocos minutos del ejercicio respiratorio que hemos indicado a¡tes. Observa (l bflllo inlcnor Llel ¡mot en las otra. ¡crsonas. aunquc .ulo s<¡ n debil parpadel, por deb¿jo de l¡ supcrlici( si le rcsulta particularmente dificil ver cl amor cn alguien, imagina la clase de acontecimjentos que tiencn que habcr ocurido cn su vida como para haberle conducido a su compofiamiento acfual, y comprende lo mucho que esa persona anhela cl amor. Mira más allá del comportarniento y ve a la persona e¡ su totaljdad. Lnagina que bubre¡as nacido hoy misnro, en este instante, y que todo
1t5
fuera fresco y nuevo para ti- No te preocupcs por lo que tú ü otras pe$onas han hecho o dcjado de hacer. En lugar de eso, centra la atención sobre el hecho de que todo el mundo desea y necesita s(rr amado, aceptado y afirmado por quien es, con total ausencia de expectativas. ¿Cómo tc sientes ahora? Plaltéate las mis]nas preguntas que te plantcaste durante lu hora de juicio, y observa la diferencia-
juicio y una hora de aceptación, empiezas a d¿rte cuenta de que realmente A1 experimentar con una hora de
cuentas con la posibilidad de elegir el sistema de pensamiento coD el que qüieres fi¡ocionar. Tanto sj extie¡des el juicio como la aceptación, sólo t!:¡ puedes toma¡ esa decisión. Y, consciente o inconscientemenle, es una decisión quc ticnes quc tomar en cada momento del día. Puedes elegir una u otra con la misma facilidad- Confio en que empieces a elegir la aceptación con rma crcciente fiecuencia.
Sobre la qbtmdqnci.t Aunque es posible que no los recordemos muy bien, c¡eo que todos nosotros hemos tenido en nuestras vidas momentos en que nos heúos se[tido completos y reali zados, momentos en que no hemos experimentado ningu na percepción de esc¿sez, sino sólo de totalidad y de amot En esos momentos, atravesamos espontáneamente los confines de la creencia del ego en la escasez y somos co[scientes de la verdad de quienes somos. Podemos ejercer un contol oonscientc sobre esas rupturas cspontáncas al tener absolutamente claro qué es lo que deseamos. I
t6
La paz mental es lo que deseo. En este mismo momento cstoJ lleno de amor-
¿Cómo no puedo recibif lo quc deseo
si sólo pido lo aueya tenEo? Hace unos pocos años, durante un día de invierno, mc cncontré sobrecargado de problemas. Me sentí como si csluviera enceüado en una vida que no ela como la que yo quería que fuese. Si hubiera hecho una lista de lo que c¡eía que necesitaba hacer antes de poder respirar con facilidad babría sido una lista muy larga. Hacía un día .ombno y con nehlrna. lo que no parecia sino alrmenl¿ mi depresión. Me cncontraba conduciendo hacia el trabaJo, prcocupado por todo lo que creia que tenía que hacer, cuando una idea insólita apareció en mis pensamientosl dirígete a la playa. Me esperaba un día muy atareado y, ordinariamente, habría ignorado ese pensamiento. Pero esc dia fue diferente. Decidí ifme a la playa. AI llega¡ alli, me senté sobrc unas rocas hurnedas quc bordeaban Ja bahía y me quedé co¡lemplando cl agxa- En lugar de pensar en todo lo que tenía quc hacet me permití absorber la belleza de aqüella mañana de invierno. De repente, se produjo un cambio especfacülar en mi percepción. Todos los pensamientos sobrc las cosas que tenia que hacer dieron paso a senlimientos de plenitud en aquel momento preciso. Una co¡crencia dc sanación se apoderó de mí. En ese momento no lenía ningxna otra cosa que hacer
exceplo est¿r exactamente dondc cstaba, experimentar ex¿ctamenfe lo que expedrnentaba- Me sentí lleno de vida y amor, y supe, mientras estaba allí sentado sobrc las rocas, que no necesitaba conseguir nada más para sentirme en paz. Todo 1o que necesitaba haccr era imprcglraÍne de lo que ya estaba allí. Era como si el sol
lt7
det nLLbtaclo ciekr invernat. Ln apenas un
:rllla:i.a
ly:s
:iiTiil
J;' :ij::T tr lt, :;;fl
iü
;:
::::T:_
Íi*:r
m, !\r'c'cn( ir Jc |r
iiil:,iii'i""iilili,,: ;1"'l:;[:''", ",il r I (.go,nor.¡lrcc qur vrrimus
,...
t.ll:
r,¡ un ntrrrtrjo crr cl quc
19^'
denendc dc (onsesurr
¡¡¡s
N(,s dicc
ii:iiir:':"'^\,:i;H":illlt"i':ll'.'iu:,;;*: il: J'/*:l'",."'l;, :iftf? ¡:.,':"f; :":::::"'"":".:"ilff co¡\ctritr lo quc lÉncmos ¡
a corrscguir rnirs.
,,".::i'lLT;,L:";::T;;l:1,'fi :¡ii .' "'of rcconocc r.,t.¡o-s .n,,d,ic ¡i co,";.i". ir,¡",iol,i.l"'::.i:ffi ,]
;:i:F:lil;ti:,;i lti ii:ii,:"':i ::.;,t:i;a;i,.t,"."J;
li':;il:li:'l"ill:J l,:l).,ill j,i;i"lillilr llÍ*i l:1il::i,l;r: ;1li?: a" *u rn.." .r1r.",,ü "u^nii L
La.-vc_ aclera dcl \,aior dc atgo es sabcr si ,pr.Lreba irurncnlir cu¿n(lo ju cnt¡(,g¿moi. l,or (
|,r"d r., | .i ., illlllii:,"1,11,:, l: -:.ili ntjt\ JUI)jnl¡n.üUJ td,, lo. cnmfi¡ lmr¡. con ulrt,s.
-,p"i""
\
j -,
i
I
i;l:il,
j,l ".Tqi.,: \c lrrlrrto hrcis \i misl¡,,. I I rrrquc \1, \('i¡lr¡r(lo lt.lLi¡ st nti\tno. fu ralor us rqur:rto quc trr mr.slrro et¡gcs, y Ia dccisión qr,e torrres lo cletcrmina
",,"",¡:1.:;l:
i:,:lllÍi:
fu:biii,l.T:"H:r,,i: seren¡ sc conocc Ia paz). ir",,!il:.";¿";ri¡";lo
:t.1"
:,fi I ii?]
"?i
:
lil_.,,,
"
'J1i1,1,,,:
ncccsita dcr¡¡sa; la paz acudc
a
6.
Oo.o encontmr la p¿z cs ofiecer a oÍos 11...1,11 k) quc ya trcnes. en ¡ugar de inlentar conscguir lo quc crecs que necesitas, -. I ¡ abLrnJ¡¡tui¡ ofrccr csc¡pc d(l Jc q¡¡(, no (rc\ suti(.icntr. I tr¡vú\ delncn\atnicnl,¡ rcc.Ilocinricntn.,Jc quo lo eres todo. o no vc.valor aisuno ür el ler¡or por_ ll.,1b^lllLl:* quc.reconocc quc no hay nada de varor qlle sc pucda pcfder. 9. C]r¡ando. s¡bcs quc ticnes antor y que ercs a¡¡ado. ¿qu¿ más dcsea¡ías hacer cxcepm compartir lo quc hencsl 10. l.a abundancia ,"alor.ü silu¡ciones de ganaíganar eJ ego \atora sttuacioncs dc ganar/pe¡dei
Quiz.r pucdl pitrc((r quc lJ irbt¡nd¡nctJ suprerc quc lir lcDlc (lgc Je rrlbqcr o rro ft¡git ru.la. [:u nn .r .',"n,, iüvc t.t DUcnir ,oflun de p¡.itr rrn ti(nrfu c,, U ,, (f(. I Itrn.t". m,'Lslro: (lc l¡ ¡bunrLncr¡. k ¡uLJrr: lcrcsJ. ],]. ' rerrJrrk tc. ¡l clla nO sc l( pUü\le JCu:,. Llr rr, lt,lccr rr.r¡u. r. ¡t Int\tIL, ttLtnprr. (|l.]IJL, ctnpt(,/C llllit llti.lóll lrrrntno\ rlL c.úüsc,/ dicc. .,Ol¡, n¡¡ po¡le. ) 'rros¡nüt:(r (\o n,,rqu,. hr) din(,ro _uf¡ur(nrc... L¡ mit. (¡re, ter(l.r ,:tbc quc cl .rrnor ¡ l.r lrrrrhilrtl:rd.ol lu unieo ¡{.IrnenlL' t¡nnof¡lDtc qt¡( lodo lo denrlr" cnCl¡tr cn su } lll!rl f¡rtir dc lrlti Nn ¡5 ¡¡¡¡ h.rhilrcl,,n hn¡lri¡ ,, Lll¡l ,.r !,'r¡ruir i¡gr¡ncolc to qu( (tc¡ h iur¡..ró¡t,:tnu LI Jrnur ,l,da dc qur t., ¡n¡dr( lc,c.i, rrcbaj.¡ ,:::.:l::' .,,- "1"i". ,¡Irv ortr('. frrr(r In h¿cr i¡ prftit dc lu rhUn(hn..i.t..rhic.n.
ti¡3 119
I
do que tiene fiucho que dar; no lo hacc a partir dc la escasez, preguntándose qué pefderá. El sistema de pensamiento basado en el amor, que incluye una actitud de abundancia, puede sanar rcalmente a la mc¡te adictiva. El eto ve los problenras) obstículos en cada situación. EI pensam¡ento basado en el amor ve las oportun¡dades de aprendcr en cada siluación. El pensanricnto adictivo se aferra al temor, y crce, ¡rmcionalmente, que cl tcmor tienc alEún uso. El pcnsamiento basado en el amof reconocc que la sanación cs liberarnos del temor. El pensamicnto adictivo sc aferra a] pasado
nctativo, Pcnsando
que los agraviosy la culpabÍlidad siNen para un propósito. El pensamicnto basádo en el amor ve que la 5anación es desprcndernos del pasado. El e6o nos dice que ver lalia, error o ausen.ia dc valor en alEuicn nos hacc scnt¡rnos más poderosos. El pcnsanriento basado en el amor afima que la sanación es reconoccr
el valor euc hay cn todoy cn todos. El eEo iEuala cl juz8arse con ei sanarse a sí mismo. El pensam¡ento b¿sado en el ¿n¡or iEuala el amaric al sanarsc a sí ntisnro. La nrente adictiva tc dice euc cstás scparadoy euc tus
pensa ientos no estableccn ningt¡na d¡ferenciaEl pensamiento basado cn el anror te dicc que la lucrza cural¡v¡ más poderosa es un pcnsam¡ento amorotoy miscricordioso quc nos une a todos.
t20
5. ü,
Í
t t
Las creencias básicas del sistema de oensamiento basado en el amor
El sistema de pensamiento basado en cl amor sc halla construido sobre el amor, el momento prcsente. la aceptaciófl y la abundancia. Las creencias basadas en estc sistcma de pensamiento aportan la paz mental. CREENCTA BASADA Ft'¡ EL AMoR NüMERo uNo:
qu. teo en lo' ,l
estado
I !I * ú
Esta creencia, compuesta dc tres partes, cmpieza por afirmar que aquello qr.Le venos en el mundo es nuestro propio cstado mental proyeclado hacia el exterior. En otras palabras, mimmos siempre a tavés de un filtro. cl dc nucst¡os propios pensamicntos y crcerlcias. Y, coño hcmos visto antcs, el sistema de pensamiento cn el que funcionamos dclermina cómo vemos a ohas pcrsonas y situaciones. En el sistema de pensamiento adictivo acusamos constantcmente ¿ los demás, vemos un mundo que cstá contm nosotros. En el sistcma de pensamignto basa-
l2l
. áaÉáÉÉiÉá i láÉ?
1'xlt711xíiÉi
lá1 á
izzailigr,tlezzzzzllE*?z
iÉ
í¿á¡ is í *alarl¡
;rie:ig+Éiié
is'
;siiáii *iiiga 'si; *i'
, ÉiÉiíií áiEáÉií
ÉÉ
i: i' ii i í i
'É¡ái
áiÉii
Éíii iíiii
Cada rmo de ellos temía en secreto que su matrimonio acabara como había¡ teminado los anterio¡es. Ese temor les condujo a erigir defensas cada vez que pensaban que su temor se iba a co¡verfir en una realidad.
Beth y Bob empeza¡on a comprender que cuando actua,.tan a la defensiva se sentían inseguros, temerosos y distantes el ulo del otro. A lo la¡go de unos pocos meses aprendieron que podian abandonar con la misma facilidad sus actitudes defensivas y hablar el uno con el otro sobre sus propios temores. Descubrieron que al estar menos a la dcfe¡siva y mostrarse más comunicativos, 10glaban un aumento de la intimidad, lo que les pemitia percibir una mayor sensación de seguridad eD el matriúoruo, Al desmoronar sus defensas, descubrie¡on que se aceptaban mucho más a sí mismos y al otro. Cuaodo temían que su matrimonio te¡minaaa como los antcriores, buscaba¡ constantemente p¡uebas que confirmaran su hipótesis. Al hablar de sus temores, e¡ lugar de defenderse cont.a ellos, se sintieron más seguos en la relación y empezaron a conoce$e mejor el uno al otro, Durante el transcurso de sus conversaciones tambiéri plantearon el tema de la culpabilidad residual que les había quedado por la forma en que se habían compofiado en sus matrimonios anteriores. Al hablar el uno con el oho, se ay'udaron mutuamente a desp¡enderse de esa culpabilidad secreta. CREENCIA BASADA EN EL AMoR NÚMERo TRES:
Mi vaktr propío no se basa en mi rendimíento. El amor De niños, muchos de nosotros aprendimos que cuando ¡endimos bien recibimos elogios. En aquellas familias 124
dondc el rendimiento se veía como algo ext¡emadamente in'lportante, Ios niños crecieron con la sensación de que cualqurer cosa que no llegara p¡ácticanente a la perféc_ ción sigrificaba que habían fracasado. y, de heclo, in_
oluso alcanz¿r un objctivo superior significaba, como ¡ríximo, una satisfaccjón momentánea_ Los ni¡os apren_ dieron que lo que hacían, fuera lo que fuese, nunca era del todo suficiente. Cuando c¡eemos que nuesho propio valor se basa en nuestro rendiniento, te¡minamos inva¡iablemente por ex_ perimentar sentimienlos de inadecuación.
Suzy creció en una familia en la que el re¡dimiento pefecto era la única fb¡ma de comeguir atención positiva por parle de sus pad¡es_ Si Suzy obtenía cioco sobre_ salientes y u notable, süs padres le preguntaban: (¿por qué no sacaste sobresaliente en todob. Suzy acu
que no fuera perfecta. Ya como mujer adulta, Suzy mantuvo su paúta de oxcelencia y se conviftió en ejecutiva de la gran empresa a la edad de veintisiete años. A pesar de todo, seguia sin sentirse bien con respecto a sr mrsma y se veia mo¡tificada po¡ su continuo temor al fracaso. Brian creció en una familia similar a Suzy, pero aooptó una fbrm¿ dif¡rente de compcnsación. El ¡endimiento de Bria¡ en la escuela fue más bien mediocre, no llegó a ir a la universidad y acabó desarrollando un trabajo i-nferiot Nrnca puso en ello demasia
haga, nunca es suficientemente bueno, así que ¿para qué molestarse? Si ni siquiera lo intento, seguro que no fracasaté)).
El hrlo común cnne Suzy y Brian cra.u creencia Én que el rcndimiento determinaba su valo¡ como se¡es humanos. La tarca para ambos consistió en desp¡enderse de esta creencia adictiva. Pa¡a teminar con su ciclo de comportamiento adjctivo necesitaban reconocer que el amo¡ qt¡e recibimos y nuestro valor propio no se basan en lo que hacemos.
Todos vedmos a este mundo plenamente valiosos y dignos de ser amados, y sin vergüenza. Nuestra ta¡ea consiste en volver a conecta¡ con ese núcleo de quién somos. CRÉENCIA BASADA EN EL AMoR N{JMERQ CUAIRO:
El perdón, sín excepcíones, asegura la paz.
En cierta ocasión, al referirse a la bomba atóÍlica, Albe¡t Einstein sugirió que si queremos sobaevivir a la era nuclea.r tenemos que cambiar de forma de pensar Creo que eso también es cierto ta¡to en lo que se refie¡e a las relaciones interpersonales como ¿ las internacionales. La defensa y el ataque son formas de pe¡samienlo que han llegado a ser nomrales para muchos de nosotros. Nuestro mundo pa¡ece creer colectivamente tanto en la defensa y en el ataque como medios de seguridad que (normalmenteD matamos cada década a miles de seres humanos semeja¡tesSi deseamos seguridad y paz, ya sea a nivel inte¡personal o a nivel internacional, tenemos que cambia¡ nuestra forma de pensar y empezar por perdonar, en lugar de pasar a la defensa y el ataque. El perdón es el cambio su-
til
de luestra percepción que nos permite vcr nues¡ros as_
pectos comunes, en lugar de nuestras diferencias. El per_ dón es como una lluvia cálida y suave, que lava y se lle_ va nuestra visión negativa del pasado. Hace unos pocos años, mi madrc, Jerry Jampots$,, y
Diane Ci¡incione cofundaron un grupo ltamado Nlnoi como Maestros de la Paz. Se die¡on cuenta de que, a lne¡udo, los niños son más consumados en el arte del pe¡_ dón que los adultos. Aunque los niños tienen a menudo desacuerdos, éstos ¡aras veces duran demasiado tiempo. Habitualmente, son capaces de pasar por alto u olvidai el conflicto para volver a lo que es importante pam ellos: jugarjuntos. Y cuando surgen grandes desacue¡dos entre los riños, no conside¡an el matar a gra¡ ¡úmero de gente para solucronar sus diferencias i¡dividuales. piensa en cómo podriamos beneficiamos todos de las enseñanzas de nuestros h¡os. Pregúntate honestamente: ¿cuándo me han apofiado pa,/ mcnlal l¿ defens¿ ) el ataquel Supontendo que desc_ e\ alcanzar la paz mental. cmpie,/a por \cr el va¡or Llcl petcon.
¿Qué podrías desear
que no te dieft) el perdón? ¿Deseas paz? El penlón te la ofrece. ¿Deseas felíci\ad, una me te serenaj
una certidumbre de propósifo, un sentido del valor de la belleza que trascienda el mundo? ¿Deseas caidado y segltricla¿,
!
!
et calor de la
protecció segara?
¿Desea.t una tranquilidad que no se vea perturbada, una suavüad que nunca pueda ser herida,
126 12',7
wú ptuJutlda f pemdnente se uación )) an descanso tan perfecto To¿o esro
k
q
de comodidarl, c nunca pue¿a wrse
to ofrece el peñón.
Un Cutso de Mílagros. CREENCT^ BASADA l]N Er AMoR NúMERo crNco: Sólo el presente es reul. El pasudo ya ha pasodo,
! ellut ro todavia no ha llegddo. Abrazar este pensamiento abre la puerta al amor y la cierra al temor y a la preocupación. Viví buena parte de mi vid¿ preocupándo¡¡e por el futuro. Solía despeftarme por la mañana preocupado por el día que me esperaba. Y, al acostame por la noche, a menudo pensaba que el día siguiente sería peor. Durante el día, criticaba mi rendimiento y me preguntaba qLré podria habe¡ hecho de LLn modo difere e. Muchos de nosotros tenemos ese mismo hábito. Por ejemplo, veo esla paula de pensamie¡to de preocupacióncrítica-preocupació¡ en mis estudiantes uni\,orsitarios, ya durante el pdmer día de clase. En ese prjrner día, les pido que se prosenten a sí mismos, digan algo sobre sus i¡tereses personales en ese curso en parlicular, y añadan algo más que deseen. La sesión süele celeb¡arse en un amplio semicirculo y los estudiantes empiezan po¡ u¡ exhemo y continúan sucesjvamente hacia el otro. Al observar a los estudiantes me he d¿do cuenta que cuanto r¡ás se acerca un individuo a su turno de hablar, tanto menos escucha lo que están dicicndo sus compañcros. El estudiante parece estar ocupa do en ensayar meotalnente lo que va a decir. Lucgo, cuando ya ha hablado, tampoco se muestra totalmeote 128
atento, sino quc pa¡ece ¡eflexionar y criticar su actuación. Una vez terminadas las presentaciones, la atención del estudiante puede que se dirija hacia el preocuparse por la posibilidad de tener necesidad de habla¡ de nuevo en clase. Con toda esta actividad mental ¡o queda mucho tiempo pam prcstar verdadera atención a lo que está ocufiiendo realmente en el momento presente. Resulta fácil caer en esta forma de pensar y acabar perdiéndose buena parte de lo que sucede en nueshas vidas, po¡que estamos completamente enfiascados en el ciclo adictivo de la preocupación, el cnsayo y la categorizacióÍ. El pensamiento basado en el amor hace que enfoquemos ¡a atención en el ahora. Cuando nos cenhamos en el prcsente, la vida adquiere novedad y el estÉs se reduce mucho. Bstoy convencido de que la mayo¡ía de las enfermedades relacionadas con ol est¡és viencn causadas por la preocupación por el pasado y el futuro. En consecuencir. diría que para rener un¿ salud óptima. necesirirmos onentarnos hacia el plesente. CRETNOA BASADA EN EL AMoRNúMERo sEr5. Para poder cambiar ui experíencia, antes tengo que ca n b¡ar mis p ens amientos.
Son nuest¡os pensandentosr nuestras actituales las que neccsit¿n curación si queremos encontrar la felicidad. En el pensamiento basado en cl amor prestamos atenció¡ a nueshos pensamientos actitudes en lugar de pasar nuestro tiempo quejándonos, jrLzgando, encontrando faltas o teniendo miedo. Cada situ¿ción que surge nos ofrece una oportunid¿d de aprender del amor
y
129
,! 'i
A
menudo inventamos elaboradas formas de cvitar nucstros sentimientos de culpabilidad- Sucede con frccuencia que esas foúnas pcrtenecen al juego de la culpa, en el que creemos ser capaces dc consegufu que nuestra culpabilidad sea más pequeña haciendo que la del otro sca mayor. El pensamiento basado cn el amor ve la culpabilidad por Io que cs: un estado en ol que la r¡ente adictiva cree qr¡e hay algo que hemos hecho y por 1o que debcríamos castigamos siempre. El perdón, la alternativa pacífica a la culpabilidad, es un estado mental en el que se reconoce que renacemos en cada nuevo momento y que la luz del amor puede ser cubigrta, pero nunca extinguida. En el p€nsamiento basado en el ¿ünor reconoccmos las altemativas de que disponcmos. CREENCTA BAS^DA EN EL
stEIt: ap¡e dizaje,
las errores iúvitan d la ^MoRNúMER0 corrcccíón y al o aljuicio y al castígo.
Muchas personas c¡ccieron en familias en las que comeler un error era tratado como si sc acabara dc hundir ci mundo. Los padres de tales familias no alaban y afirman con frecuencia a sus hijos, sino que, en lugar de eso, parecen andar siempre a Ia búsqueda de faltas que castigar Habitualñente, los padrcs se comportan de este modo porquc creen quc su5 hijos aprenderán mc¡or si jc les dice lo que no deben hacer. Chuck, de veintiocho años de cda4 acudió a vermc hace unos pocos años, después de un djvorcio. Chuck tcnia n hermoso hÜo de cuatro años cuya custodia le habia conespondido a su esposa. Chuck decia que habia tenido un marimonio perfccto y que lo habia arrojado todo por la bord¿ cuando c¡eyó estar enamorado de otra 130
i I
mujer Habia abandonado su matrimonio sólo para descubrir que aquella otra mujer no deseaba convivir con é1. El padre de Chuck siemprc lo habia coritolado y se habí¿ mostrado cfitico con é1. Cuando descubrió lo que h¿bia hecho su hijo, le dijo quc era un estupido, qu€ sólo buscaba el sexo en aquella ot¡a mujer, y que nunca llegaría a nada. A continuación, y con toda la fue¡za de sus pulmones, Le dijo que lo desheredaba y que no queía volvcr a saber nada más de é1. Chuck. como siempre. se sinlió lleno de vergücnza tras escuchar las palabras de su padre, y fue incapaz de dcsprenderse de ellas. En el momcnto en que vino ¿ verme, todo eso había sucedido un año antes, a pesar de lo cual se seguia castigando a si mismo. Se había convertido en su propio padre crítico. Y nientras continuara castigándose a sí mismo, seguiria empantanado en la vcrgüe¡za. Lentamente, fue capaz de ver que el hecho de haber abandon¿do a su esposa era una situació¡ que invitaba a aprendet no a castigarse. Pudo empezar a explora¡ los tcmores quc habia exp€rimentado en su matrimonio y quc le habian inducido a tomar aquella decisión. Aunque el padre de Chuck rio permitió quc se rcstableciera el contacto entrc ellos, e insistió en seguir castigándolo, Chuck consiguió verlo como una dccisión de su padre, no de
é1.
Chuck sc puso en contacto con el niño solitario que habia en lo miis profundo de si mismo. En lugar de asumir siempre el papel de padre crítico cuando se trataba Jc él mismo. empczó a alimcnt¡r y ar¡dr a ese niño quc llevaba dcnho. Al hacerlo, pudo aceptar lo que habia hecho sin necesidad de castigarse. El cast¡go le habia mantcnido aferrado al pasado; con el amor, en cambio, pudo empezar a aprender y a continuar con su vida.
l3l
Los únicos límites a nuestro aprendizaie son aquellos que nos itllponemos nosotfos mismos,
Nuestras mcntes son ilimitadas
e¡ su capacidad para aprender del amor. El poder creativo se libera cuando nos desprendemos de los ton[ine. de la autouíLi(¿.
CREENCIA BASADA EN EL AMoR NTJN4ERo ocHo: Sólo el amor es rcaL Y lo que es real no puede
En el sistema ale pensamiento adictivo siempre nos sentimos amenMados. Es imposible se¡tiNe arnenazado y tene¡ paz mental al mismo tiempo. El sistema de pensamieoto basado en el amor reconoce que el sistema de pensamiento adictivo es un mundo de ilusión basado en f¿lsas creencias. El amor incondicional no tiene enemigos, no tiene temor a ser destruido: está cn todas pa¡tes y es todo lo que es. No hay nada que se oponga al amor y, por tanto, no tiene necesidad de defenderso. CR¡ENCrA BASADA FN EL AMott NúMERo NUEVE:
por el mundo que veo, y elijo kts sentimientos que experimento- Yo sólo decül¡t el objetflo que quiero alccrnzar Soy rcsponsable
Con csta creencia abandonamos la costumbre de echa¡ la culpa a los demás y empezamos a aceptar la responsabilidad por ¡uestr¿s propias vidas. Cuando establecemos la paz mental como nuestro único objetivo, eso es lo que alcanzaremos. A mcnudo, los profesores de criminología utilizan un 132
ejemplo cspectacular pa¡a demostar a los estudiantcs cómo cada per.ona te las cosas a ¡r¡rés de sL¡ propia p(rocpción. A una clase compuesta po¡ treinta personas se les mues|ra una película sobre la comisión de un delito. A continuación, se pide a los estudiantes que anolen por escrito lo qulr han visto. Se les pregunta cuál es su opinión con respecto a por qué se ha cometido cl delito. quiénes son las víctimas y quiénes son los sospechosos. Habitualmente, el profesor recibe treinta rcspuestas difere¡tcs. Los hechos que se desc ben ¡¿ras veces sor los rnismos, incluso en 1o que se refierc a cuestiones apa¡enremente evidentes, como ei color del cabello y el tiempo que hacía. Eso ilustra que cada pe¡sona ve el nundo a tüvés de su propio filtro, y llega a conclusiones diferentes a pardr de la misma información. Si mi¡amos a través de !¡nas gafas verdes, veremos un muDdo ve¡de: si miúmos a lravés de unas gafás rosas, verer¡os el mundo de color de ¡osa. Vc¡ el mundo a t¡avés del sislema de pensamicnto adictivo significa que lo vemos como algo que hay que defender y atacat Ve¡ cl mundo a través dcl sistema de pensamiento basado en el anor significa que extendemos hacia él el amor y la compasión. Vemos dos mundos dife¡entes y tenemos dos conjuntos difbrentes de experiencias, dependiendo dci sistcma de pensamicnto qüe utilicemos. Un arnigo me contó la historia de cómo un ladrón cntró en su apa¡tamento de Nucva York mientlas él doúnía. Dijo que se despertó e¡ plena noche a causa de unos ¡uidos procede¡tes dei salón. Al entrar en el salón se encon1ró con un ladrón muy neNioso, que le gritó a mi amigo quc regresara al dormitorio y cerrafa la puo¡ta. La primera respuesta de mi amigo fue luchar o huir; sin cmbargo, decidió no hacer ninguna de las dos cosas y' sorprendién133
dose a sí mismo, prefirió no ver a este ladrón joven y asustaclo como un enemigo, y empezó a hablar con é1. Le dijo que tenía poco apego por sus posesiones y que tenía completa libc ad para llevarse lo que necesitara. Incluso ¡e preguntó al hombre si habia algo que necesitara, y si tenia hambre. Ya os podéis imaginar la expresión descon_ ce¡tada que apareció en el rostro del lad¡ón. Al cabo de unos momentos, el ladfón empezó a mosharse menos a la defensiva v menos hostil. y ha.la pareció mcnos ncr_ vroso. Terminó por pedirle disculpas a mi amigo, y le dijo que llevaba algin tiempo sin cása y que se sentía desesperado. Dijo que aquel era el primer robo que había cometido. Mi amigo empezó a exteoder sonsctenremenre compasión hacia esta persona perdida y sin hoga¡ que es_ ta¡a delante de é1. Luego, mi amigo se sorprendió toda_ via más a sí mismo. Dijo que le gustaría of¡ece¡le algo de dinero para que comiera y enconlaara un lugar donáe alojarse durante unos días. E¡ asombrado ladón aceptó y dejó las posesiones de mi amigo donde estaban. Lo¡ dos se estrecharon las manos y el ladrón se marchó po¡ la puerta del apartamento, en lugar de por la ventana a tra, vés de la cual había entrado. euién sabe lo que le sucedió a aquel hombre. Perc estoy seguro de que se marchó del apartamento si¡tiéndose querido. Mi arnigo dijo que no podric habcr re.pondido tal como lo hizo I menos que hubie¡a sido conscionte de cómo pudo elegir entre el ie_ mo¡ y el amor Eso fue una demost¡ación gráfica de que es uno mismo el que elige los sentimientos que desea éx_ perlmentar y los objetivos que se quieren alcanza¡. En cualquier sifuación en que nos encontremos, puede semos útil el hacemos estas sencillas y directas pregun_ tas: ¿qué deseo obtener de esto? ¿Cuál es el propósitó de esta situación?
Much¿s veces, al principio de una situación, ni siquie_
m clarificamos adecuadarDente nuestro objetivo: apren_ der de algú¡ aspecto del amor Cuando no cla¡ificamos nuestro objetivo es como si invi!íaamos al sistena de pensamiento adictivo a actuar desenfienaümente y crear polvorientas nubes de conflicto. CREENCIA BASADA EN EL AMoR NÚMDRo DIEZ: es recib¡r. Para nL ganar, signifca que nadie
Ddr
Y
pierda.
Todos a¡¡elamos la nanquila calma de la paz mental. es a través del dirl como la cncontramos. La ecuación
es bien
se¡cilla: l'¿r.t trner pal. olre(e p¡,,. Para conocer el amor, oliece amor
Dar de una fom)a centrada es hacerlo desde el conocirnrento cle que somos totales y completos, y desear com_ parti¡lo con los demás. Eso contrasta con la codependcncla, en la que sentimos que nuestra autoestima depende de cuidar de los demás. En el pensamiento bas¿do eo el amo¡ no exisle el concepto de la pérdida. El amor no se esconde de unos y bri. lla para otros. Cuando pensamos que nos falta algo! no hacemos sino escuchar la voz del ego. La paz mental se cncuentra en el
no en el
Cnl¡xct¡ e¡s.t¡¡
etoi\mo)
compartiry el participar,
Ia rep¿¡¿¡ ¡sr.
e¡¡ ¡L AMoR Núr{ERo Soy completo ahora mismo.
oNc!:
134 135
Cua¡do e¡npezamos a creer esto! dejan de existir todas las diversas formas de buscar la l¿licidad tüer¿ de ¡osollos mismos. Cuando nos da os cucnta dc quc ya lener¡os io quc büscan]os, scntimos alivio y tambión {rx trañcza por nucstra cstupidez. A vcccs. rcltlclvo la casa en busca cle las llaves del cochc. Miro cn todas partes, le pregunto a rni esposa dóndc cstán y poco a poco me pongo frenético. EDtonces, me meto la mano en el bolsillo (el misno dolde ya he buscado antes) y aLli enclLentro rnis llaves. Mi espos¿ tiene una mir¡da especiaL que se reseNa para esta clase de situaciones. Cuando eúpezamos a practicar el pensamiento b¿s¿do en el ¿mor tenemos ura experlencia sir¡ilar, pero en un nivel espiritual: de rcpente, descubrimos que el amor y la serenidad han eslado dlLranle todo el lier¡po a nlLestr¿ disposición. Habiamos eslado ta¡ ocupados buscando fuera de nosotros rnjsmos. que no sc os ocumó serenarnos y buscar denlro.
más s¡n ¿miünos y accplamos antes a nosotros mrsmos. CLlrndo lra¡amos dc complater r los dcmás. e\ ljomo 5i irtcntáramos llenar ur agujero con la tie¡ra procedcntc de otro ¿gujero; seguimos tenicndo un agujero. El p¡imer paso paia amarnos a nosohos mismos pl€de ser el más duro, ya que consiste en ¡cducir nueshos esfLrerzos para compl¿ccr a los demás- Ello es así porquc, cuando dejamos de complacer a los demás, tenemos qu(] enfientarnos con los verd¿deros scnlimientos qLLe hay por debajo del
CRDtNct^ B^s^D
Irsta sencilla afirmación revela que sabemos qué poder tener¡os y qué poder no tenemos. Cuando ofos nos mucshan compoftamjentos que oos disgustan, lo más im_ porlJnre quc poLlemo. h¿ccr pL,r nucslrJ plopiJ pal mcn1¿l consiste cn extender cl amor y la compasión hacia cllos- Eso es una atrocidad para el sistema de pensamien-
EN itt- AMQR NIIMERo DocE:
Mi uut,'¿'tin¿ pn'Lt J, J, ¿n,trn, , ,t', ¡turne a nti lrtisuo tal como so! ahora, -y luego tomparlir & bs demas el amor y [a aceptddón.
\i renemor \en\.rcion<5 de bcjo r.rlor propiu. qui/á tmtemos de conveflimos en (complacie¡1es) para con los demás, en la creencia de que si logramos que todos se sienran bi(n. Itunbién nu\o¡ro- nos.enlircmL,s mrjur ljl'n nosorr,r\ misrnL,\. Fl problemr c. quc lerminamo' pur scntimos incómodos con Dosotros mismos a menos quc inlentenlos complacer a los dcmás. No podemos amar y aceptar verdaderamente a los deI36
compodamiento. Recuer-da clue, a mcmrdo, abandonar el sistema de pensamiento adictivo conduce a un período de desesperación.
Asi
es como el pcnsamiento adictivo funciona: dicióndo-
nos que tengarnos miedo del arnor y que necesilamos disponcr de complicadas defensasCREENCI B^SADA EN !L AMoR NI'JMERo rRlclll No puedo cLtmbi.tr .t los demús, pen sí pueclo Lamb¡ar
cómo k)s perc¡bo.
to adictivo: el cgo nos dice que lo más impoñ¿ote que debcriamos haccr cs inte¡tar cambiarlos. El pens¿miento basado en el amor ¡o significa que no debamos decir cómo nos sentirnos, que
¡o
dcbamos re-
ih¡/¡r el comporramicnl., rrr,rl. \iolrnlo u of'resi\o Sinplemcnte nos dice que ¡uestra tarea liLnda¡nental consiste cn oxtcnder amor. 117
lmagtnemos a un padre y a su hijo de siete años. El niño acaba de se¡ enviado a casa porque no hacía más
que pelearse con los ot¡os niños. Evide[temente. el com_ po¡tamiento no es el que más interesa a nadie, pero ¿cuál es la verdade¡a recesidad del niño? ¿Deberia castigarlo el padre al considerar que su ta¡ea firndamental consiste en intentar cambia¡ su compoftamiento? ¿O no se¡ía acaso más apropiado pa¡a é1 percibir el comportamiento del niño como una petición de amo¡ con la que se ¿fi¡ma que el peqL¡eño se halla sumido de algún modo en un confliclo inlemo? ¿Deberia ser la respucsta fundamental del padre de arnor y compasión. o surgir a partir def en_ tado ) det deseo de cambiar a su hijo.l Responder con amor no significa que el padre deba disculpar el comDo¡_ lamienlo dc su hijo: de hecho. si ese *,imo.omporu_ mrento continua¡a, habría que introducir algunas conse_ cuencias pam el pequeño. pero. independie-ntemente de las consecuencias, el pensamiento basado en el amor de_ beria re'ponder con una actitud de amon de cariño con ) un deseo de comD¡ender Esta actitud n; se ve limitada en modo alguno a los padres de niños pequeños. Si nue.tro objetrro -fundamen_ tal es cambiar a los demás, lo más probable es que nos encontremos sumidos en un 5isletna dc Den5amiento adicri\o. Si nuesLro objeriro fundamcntal c. ámar. cuidar, compfenoer y comumcamos con los demás. lo más Dro_ bable es que nos encontremo5 en un .irtema de pensa_ mie¡to basado en el amo¡.
Comparación del sistema de pensamiento adict¡yo )) el sistemq de pe sqmiento bqs.tdo en el ¿rmor En este capitulo se han presentado las c¡eencias bási_ cas del sistema de pensamie[to basado en el amot mien_ tras que las crceocias básicas del sistema de pensamiento adictivo se presentaron en el capítulo te¡ceto. En las dos páginas siguientes encontrarás una companción de los dos sistemas de pensamiento, punto por punto. Consulta estas listas cuando te encue¡tres atrapado en un pensa_ miento adictivo- Identifica la creencia adictiva b;jo h qllc estás fúncionando, y luego mira la correspondiente crcencia basada Cn el amor. Conocer la creencia COrreSpondiente te a,'udará a ver cuáles son tus altemativas, y te da¡á l¿ opofunidad de cambiar tu mente. Ei pensamiento positivo, en sí mismo, no produce ne_ cesa¡iamente el cambio. También tienes que identificar la creenci¿ tegativa, es decir, la adictiva, que te impide ser capaz de ver 1a verdad. Así pues, si te encuenq.as en conflicto, tu prime¡a tarea debe ser la de identifica¡ la c¡een_ cia adictiva. La segunda ta¡ea es sustituirla por el pensa_ nicnto basado en el amor.
138
139
Creencias del sistema de pensam¡ento edictivo 1. Estoy solo en un mundo cruel, düro e implacable. Estoy separado de todos los demás. seguridad ¡ pat mental. tengo quc juzgar a los demás y defenderrne. Mi forma es la correcta. Mis percepclones son srempre corectas y se atienen a los hechos. Con objeto de sentirme bien con rospecto a mí mismo, necesito ser perfecto todo el tiempo. El ataque y la defensa son mi única següidad. El pasado y el futuro son reales y necesitan sel constantemente cvaluados y causa de preocupación,
2. Si deseo 3.
4. 5.
6. La culpabilidad es inevitable, porque el pasado es ¡eal. '7. Los errores exigen juicio
)
casligu. no correcc¡ón )
aprendizaj e.
8. Bl temor
es re¿1.
No 10 cuestiones.
Q. O¡ras personas son responsable5 por cómo me sien-
ro. La siruaciún e5 Io que dcrermina mi e¡periencia. 10. Para alcanzar éxito en este mundo tengo que enfrentarme con los demás. La pérdida de oho constituye mr g¿nancla, ll. Necesito algo o a alguien fuera de mí mismo para ser completo y feliz. 12. Miautoe.tima.e basa en compl¡cene. 13. Puedo controlar el comportamiento de otras pe¡sonas.
140
Creencias del sisteme de pensamíento basaclo en el qmor
l.
Lo que voo en los demás es un reflejo de mi propio cstado mental. Hay una u¡idad subyacente en toda la vida. No me falta nada para ser feliz y entero ahora
mismo. 2. Mi seguridad radica en mi indefensión, porque el amor no necesita defensa alguna. La aceptación es lo que me aporta p¿¡z mental. 3. Mi valor propio no se basa en mi ¡endimie¡to. El amor es incondicional. 4. El perdón, sin excepciones, asegura la paz. 5. Sólo el presente es real. El pasado ya ha pasado, y el futuro todavía no ha llegado. 6. Para pode¡ cambiar mi experiencia, antes tengo que carnbiar mis pensamientos. 7. Los errores invitan a la corrección y al aprendizaje, no aljuicio y al castigo. 8. Sólo el amor es real. Y lo que es real no puede ser amenazado.
9. S,ly responsable por el mundo que veo, y elijo
los sentimientos que expe¡imento. Yo solo decido el objetivo que quiero alcanzar 10. Dar cs recibir Para mí, ganar, significa que nadie pierda.
11. Soy completo ahora mismo. 12. Mi auloestima procede de amarme y aceptarme a mí mismo tal como soy ahora, y luego conpartir con los demás el amor y la aceptación. 13. No puedo cambiar a los demás, peto sí puedo cambiar cómo los percibo.
r4l
6. La adicción y el temor a la intimidad
Cuando empecé a Íabajar en el campo de la dependencia quimica la rnayor pañe del asesoúmiento se hacia exclusivamente con el dependiente químico, con total ausencia de las personas más significativas que hubiera en su vida. Debido a la faltá de énfasis sobre las relaciones, obseúaba una y otra vez que estos valerosos individuos no desarÍollaban su potencial para las relaciones. A menudo los veía ¡egresar al consumo de alcohol y otras drcgas, cuaúdo resügían sentimientos de bajo nivel de autoestima, cülpabilidad y vergüenza. Muchos de ellos volvían al consuno para evitar la ftustración y el dolor que se producía en las ¡elaciones i¡timas. Empecé a d¿rme cuenta, como muchos otros de mis colegas, que tmbajar con un individuo aislado servía cle muy poco a la larga. El hecho es que, ya se trate de una dependencia química o de cualquier ot¡a adicción, la arena dondc se desa¡rollan las adicciones es en las relaciones. Por csta razón, cualquicr curación tenía que incluir el trabajo sob¡e las ¡elaciones con los demás. Ba,andome en esla conr¡cción. diseñé un programa intensivo p¿ra pacientes exter¡os al que debían asistir las
t42
familias. Tcnian así la oportunidad de pasar tiempo juntos e¡ un grupo, centándose cn los temas de las ¡elacio¡es interpersonales. Cada noche asistían también a grupos en los que exploraban sus propios temas indivj{juales. Cuando se inició el plograma nos encontrarnos a meruLdo con una gran resistencia por pate de los miembros de la far¡ilia. Con frecuencia, tg¡ían la arraigada convicción de quc el problema oÍi del adicto, y que l¿s cosas volverian a la no¡malidad cn cuanto cl adicto limpia.a su acto. Desgraci¡damente, la
portamiento del adicto. A medida quc trabajaba con estas fa¡nilias comprendi cada vcz con mayor claridad que rnuchos clc los temas con los quc se cnfrentan todas las petsonas ticnen un lema en común: el temor a la intimidad.
Los papeles .famíliares
y el temor al qmor
El temor a Ia intimidad os, cr¡ realidad, €l temor al amor. Se trata de una verdadera cpidemia cn la sociedad ach¡al. A¡helamos la intimidad y, sin embargo, vivimos en u1 mundo donde sentimos quc debemos protegcmos de los demás. Estamos muy ocupados const¡uyendo vallas alrcdedor de nucstros corazonos. Crecemos en famiIias con padrcs qüe son menos que pe¡fcctos, y a menudo ¡os sorpretrdcmos cua¡do nos convertimos en (igual que ellos). Anhelamos (ecordar nuesha totalidad y, sin cmbar8o, busc¿rhos nuevas cosas que consegüir o nuevos objetivos que alcanzar con objglo de sentimos mejo¡es con respccto a nosotros mismos. () bien nos volvemos hacia las sustancias quimicas pucs con ellas nos sentimos por un momento fclices, poderosos y entcros. No obstantc, esos métodos sc rer,uelven cont¡a nosotros, y nuestra soledad y descsperación no hace sino co¡nplica$e. Enconttéform¡ts de olidar mí soledad y en el p,ocelo olvidé q i¿n era. Como el agua claru enturhidda por la turb lenria de las marca:¡ el te¡tbr se (onúrtió en mí guía mi.ntrat el anor pd,w¡! alejulo de ni oru:ón.
144
C brí mi le¡ or co
caPas de arma¿ura, encerré uún nui:¡ mi amor t, al hucerlo, hdsta q c twe miello del amor mismo.
Mi escudo liE huLerlo bienf tener buen ¡tsPecto, pero ¿p ede ser.fierl? una cáscara ¿e huer,o! Í)lpecé u ronPe a I cn las tozos cncoúfr¿ qa¡én eta. Yo creoi en una famiLia que, desdc el extc¡ior, parecia oerfccta, a pesa¡ dc lo cual nunca mc senti del todo bien. i,4i pacbe cra uu psiquiatra de éxito, mi m¿drc una diseñadora de intenorcs de gran talcnto. Mi hermano mayor y yo luimos considerados a menudo comojóvencs alractivos. Tenianos un hogar hermoso, lleno con la mayoía de las cos¡s que un cbico pudicm desear. Todo parecia impoluto. AlLnque scntía que mis padres mc que an, también rccibi ¡umerosos mensajes contradictorios. Con ñi paclre, un alcohólico, senti que estaba siendo malcriado oon objetos materialcs, o que se me hacia trabajar demasiado o se mc castigaba. Mi madre era tan entregada como cualq[ier rnadre pudiem serlo, y pasaba mucho ticmpo con mi hcrmano y connrigo. A pesar de sus buenas intencionos percibí, a un nivcl muy profundo, el dolor de r¡i madre por su matrimonio. Al adoplar difercntes papcles (de un modo bastante conscjente), sentí quc era capaz de
ayud¡r a l¡r familia a no centmrse sobrc la infelicidad de Inis padres. Al hacerlo asi no me sentia cómodo pero en aqucllos momentos no conocia ninguna otra forma. Mc sentia distantc, pero al mismo tiempo tcmia la intimidad. Al no ser capaz de decir no, o de afirmar mis sentimientos, adopté fbrmas de controlar los niveles dc intimidad: empccó a fingir cnfermedades fisicas en un intento pot
t45
controlar hacia dónde se dirigían los focos dentro dc mi familia. Un día, a los trece años, fui al despacho cle mi mad¡e y me quejé de dolor de espalda. A travós de otras experiencias previas sabía que una queja fisica captaria in:nediatarneDte la atención de mi familia. Hoy ya uo recuerdo si füe un vordadero dolor fisico, pero lo que sucedió a continuación preparó el cscenario para mi adolescencia. Me llevaron a la sala de urgencias y nr€ inyocraron un poderoso narcótico. Al cabo de pocos minutos sentí cl prüner alivio de mi dolor emocional oculto que habia experimentado jamás. La droga me propoacionó una falsa .cn\aiión dc tot¿lidad: me \cnri a gu(lo conmigo mismo y con lo que me rodeaba. Fui ingresado en el hospital y se me diagnosticó una enfermedad p¡og¡esiva caracterizada por una lenta desiotegración de los bordes de las vértebras dcbida al crecimiento fisico. En ün examen de rayos X las vértebras apa¡ecían como si estuvierar carcomidas. Metafóricame¡te hablando, ese e¡a mi estado psicológico: sentia que mc estaba desjütegrando emocionalmente al mismo tiempo que crecia. No experimenté el dolor fisico que apa¡entemente se supo¡ía que tenia. Empecé a fingir el dolor con objeto de conscgr¡ir aquellas inyecciones tan importantes, pues eran mi alivio, mi isln. Desde la cama del hospital, a¡imado por el cufórico narcótico, me sentia capaz de controlar büena parie de las ¡elacio¡es de mi familia_ yo era el foco de ate¡ción. A los trcce años, mi est.1ción de mando era la cama del hospital, y mi armadum eran las drogas que me administraban. En aquellos momentos buena parte del proceso de controla¡ a los demás era inconscicnte. Yo tcnia miedo y me sentía confunclido, y las cosas, simplemente, parccía¡ suceder. 146
cabo de pocas semanas espesé mi amadura cuan¿lo me pusieron la pdmera de muchas escayolas alrede-
Al
dor del cuerpo. Fue cntonces cua¡ldo me pregunté por Drilncla vez si no est¿ria loco. Me sentía como si hubie¡a Lnco¡trado la segu¡ida4 pero yo sabia que lodo aquello no era (normal). Con objeto de sentir lo que yo creía quc cfa Lrn poco de amo¡, p¡ocuúba hace¡ coincidir mis inyeccioncs de narcóticos con las visitas dc mi familia. Durante toda mi adolescencia fui hospitalizado en docenas de ocasioncs. Llcgó un momento cn que dispuse de una cama de hospital en casa, junto con mcdicación oral. Tenia miedo de abandonar mi habitación, porque allí tenta lodo aquello que scntiJ como necesariu p¿ra mi scgurid^d: la cama, las drogas, la escayola y mi televisión. Dcsde mi habitación, y de una forma extraña, tenía la sensación de poder controlar a mi familia. A medida que lranscurrió el tiempo aumentó mi depcndencia de la droga, que cada vez cumplía menos y menos con su lrabajo de crear seguridad en la euforia. Al ser mcnos capaz de cscanrrr hacra la droga. empeeé a \enlirme mas ansioso. aunque intcnté guardarlo para mí mismo. Temia ser dcscubie¡to y, no obstante, me sentía muy solo porque nadie podia ver cuál era mi verdadero dolor. Cerrur,se el emor
lloy, cuando deseo obtener una buena imagen del temor que le teoía a la irtimidad y de 1o mucho quc la anhelaba al mismo tiempo, ¡ecuerdo un incidonte que ocurnó cuando yo tenia qüince años. Acababan de colocarme en el cuerpo la escayola más grande que me huble¡an pucsto hasta entonces. La f¡ía y espesa escayola t47
me cubría desde la zona pélvica hasta la pa¡te superior de la cabeza. Yacía en la cama del hospital, sometido a t¡acción, con pesas que mc colgaban de la cintura, la nuca y la nandíbula. Durante unas pocas ser¡anas había ¡ecibido una inyección de narcótico cada cuafto homs. Mi puesto de mando se había conveftido en una fotaleza y mis scntimientos se cnco¡traban prcfundamcnte debajo de capas de escayola y drogas. Debido a las pesas, apenas si podía abrir la boca para hablar Mi dolor estaba atrapado dentro de mí; el amor y la inlimidad nunca podían trasp¿s¿r el grosor de mi armadura. No dudaba del amor de mi familia por mí, pero, simplemente, no podía dcjarlo entrar. Anhelaba amor, pero pensaba que si abandonaba mi papel ya no estaría la familia aLlí. Esta situación se repetiría en diferentes formas durante los años si-
suie¡, como si continuara llevando la escayola puesta. Las drogas me permitían experimentar una falsa sensajntimidad con la genle, al ¡nismo tiempo que la ción de úanlenían apartada, y conscrvaba el control de cualquier siluaclón
Ha¡ transcurrido muchos años desde la última vez que consumi drogas- Al mirar hacia afrás, no cambiaría mi vida por la de nadie. Hoy soy capaz de amar a mis padrcs, q!¡e estuvieron siempre alli. La vida que he vivido me ha enscñado algo sobre todo lipo de adicciones, y continúo descubnendo que es posible amar y ser amado en el molnento, lal como soy. Mis experiencias me han enscñado que hay dos formas fundamentales de estar en el mundo: una se basa en el temor, la otra en el amor I-Ioy, clijo el amor.
8üientcs.
Un dia, desde mj cama, vi Las noticias (tenía la televisión encendida dura¡te dieciocho horas al día). En la pant¡lla aparcció un bebé que vivía en el interio¡ de una burbuja aislante. Su sistena inmunológico tenía u¡a deficiencia. La pequeña sólo podía se¡ manejada a través de gruesos guaotes de plástico y afiontaba una vida en la que nunca sentiría el contacto humano. Sollocé mientras contemplaba esta historia cn la pantalla. FIoy, al pensar en muchas de mis relaciones, tanto de niño como de adulto, sicnto clüe conozco el dolor del corazón de aqueLas hospitalizaciones fucron disminuyendo a rnedida que mc ap¡oximé a los veinte años, pcro seguí utilizando drogas, que termi[aron por incluir cocaína
y
alcohol,
además del narcótico prescrito. Pasaba por periodos en los que no consumía drog¿s, pero siempre las utiiizaba cuando las cosas se ponían demasiado intiúas con al, 148
Sobre la respons abilidad
l)e niños, rafts veces elegimos ruest¡os papeles. Bn nucstras familias de origen, algunos de nosotros somos personas lranquilas e introvertidas, ta[to que la gente apenas se da cuent¿ de que estamos allí. Otlos nos converlirnos en las estellas que lo consiguen casi todo, y que ptoporcion¿n a sus familias una sensación de orgullo Algurro. de nosotros se con\ ienen en niñoi ,srnsibles), qüe asumen el dolor de nuest¡¿s f¿milias. Es importante pa¡¿ nosotros cómo podemos estar representando todavia los papcles quc adoptamos de niños, aun cuando nos impidan expcrimcntar amor. Dc adultos, podemos examinar y cambiar los papeles no deseados y anIlcuados. El primer paso hacia el cambio consiste en darsc cuenta de que:
149
Eliio los papclcs pof los que vivo. Elijo los sentimientos que e_{perimcnto.
Como seres humanos, somos flexibles, y te¡emos la capacidad para cambiar ¡uestras vidas mediantc un campo de la percepción dc nosotros mismos y del mundo. y, como adultos, tenemos la capacidad pa¡a elegir y, por tanto, somos rcsponsables de nuestras propias vidas. Muchos de nosotrcs hundimos los hombros ante la palabra re,eponsahilidad. A menudo pensamos que la responsabilidad se halla conectada con algo que tenemos que hacer pero que, en tealidad, no deseamos hacer. Con fiecuencia se ¿socia la pa7abft debería cor, la, ¡esponsabjlid¿d. Yo estoy convencido, sin embargo, de que con la verdadcra responsabilidad va la libertad. Cuando ¡sumimos la rcsponsabilidad por nucstras vidas, dejamos de señalar compulsivamente a los demás y entramos en un mundo en el que tomamos decisiones sobre nuestr¿s propias vidas. Con la elccción y la rcsponsabilida4 tenemos pooer personal.
ld
'e\pon\¿b:lid¡d
c,. cn realrdad. i¿ ( Jpa(rd¿d
para rcsponder.
La.falacia de Las drogas no fueron la única forma que descubrí para protogeme del amor y de mis sentimientos de soledad. Tar¡bién descubí que podia cre¿t clevados objetivos para mí mismo y ocultarme en la búsqueda de los mis, mos. Mis elevados logros no solian ser muy diferentes a las drogas: ambos servian como segrLros lugares donde 150
ocultarme de la intjmidad. Y durante buena parte del iempo me enconhaba bajo una sedación doble: persegui¿r un objetivo y tomaba drogas pala aliviar el estrés persegull ese objcllvo, olre - suponÉ que muchos adolcscentes eo rucsüa socteigual Al d¿d, sali de la escuela superior sirrtiéndome confundido acerca de quién c¡a. Pocas semanas después de mi llcgad¿ a la Universidad de Oregón me encontré sumido en L¡na prcfunda depresión. Descubri que podía salir de la depresión aJ enli¿scarme y perderme en mi trabajo, así qüe empecé a sumergirme e¡ mis estudios. Ser exccsivamente estudioso parecía mucho más aceptable que consumir drogas. pero eso, para mí, sirvió para el mismo propósito. Flse misno año, algo más tarde, me trasladé a la Unive¡sidad Estatal Sonoma, cerca de mi bogat en Califomia. De algún modo. estaba convcncido de qu(r el hecbo dc encontrarrne allí haria que mc sintiera feliz. Dcscübri asi que los traslados geográfrcos raras veces constituyen una cura para la dcpresión- Llcvamos con no, sohos lo que somos allí dondc vayamos. ScgLLí persiguiendo mi objetivo de destaca¡ cn los estlrdros v nle encontÉ graduado en el programa de cuatro anos en apenas dos ajios, y con notas aitas. No tenia ni la menor idea de quién era yo, pero lo estaba hacicndo bien. Una afirmacjón extr¿ña que describí¿ perfectamcnle lo que er¿ mi vida. Habia terminado la licenciatu¡a a los 19 ¿ños cle edad. Nuestra cullura pone un mayor énfasis cn lo que se ,n;l(e. ¡ntc\ que en lo quc 5e e\. Una de las primeras preguutas que plante¿mos a la ge¡te es: ((,A qué se dedica us¡ed:'.. \4i familia no era djfrrenre a la ma)oria ¿ una ) e(¡ad muy temprana ya lne había dado cuenta de que los paores eslaban convencidos de que cuanto más se t¡aba-
l5l
Jara, tanto mejo. Si uno sufría, eso significaba que las cosas iban bien. En aquella época mi padre trabajaba pot 1o menos doce horas dia¡ias. Pensé que de eso se trataba en la vida y me dispuse a hacer lo mismo. Me encontraba bajo la ilusión de que si lo que est¿ba haciendo era correcto, no tend¡ía que prestar mucha atención a quién era yo. Este erro¡ de pensamiento es fundamental para el sistema de pensamicnto adictivo.
La adicción y el síndrome de la zenqhoria Me conslruí una máquina, basada en el prototipo de la giÉtoria dc la zanahoria. Me la instalé firmemente sobre la cabeza y mantuve la zanahori¿ a una ciert¿ dista¡cia. Mientras enfocaba la atcnción sobre la zanahoria no me veía a mí mismo en el aqui y el ahora. A medida que persegxía a mijugosa zanahoria, la máquina me la acercaba más y más y cuando ya estaba a punto de degustarla, la máquina la dejaba caer y producía u¡a nueva zanahoria en la dista¡cia. Mi máquina también disponia de un componente de audio. Oía a la gentc aplaudir al iicmpo que aparecia una zanahoria tras otra, lo que me pemitía experimentar una cie¡ta satisfacción temporal. A medida qüe transcuraió el tiempo, la máquina actuaba más y más deprisa, hasta que un buen día r¡e sentí tan cansado que ya no pude soste, ner el ritmo. Me caí y me quedé solo en el suelo, con la máquina rota a causa de la caída, sin posibilidad de ¡eparación. No había gente que aplaudiera, sino sólo yo, en el aquí y el ahora. Lloré, po¡que en ese mome[to supe qüe jamás volveria a poder ocultarme en mi persecución de objelivos. En mi agotamiento, pe¡manecí tendido sobre de mis padres: ulla máquina
152
el suelo, a solas con mls temores. Creo que fue en ese mome¡to de desesperación cuando empscc a cammar verdaderamente por cl camino de se¡ urla percona que reclrerd¡, u¡ ser humano que recuerda el amor
Ataque, deJénsa y aclicción 8n el sistema de pensamiento adictivo, nuest¡os egos nos vcn como vulnerables, culpables y avergonzados, pcro siemprs t¡atando de oculta¡ esos sentimientos. ¿Es sorprcndentc acaso que la const¡ucción de elaboraáos sistemas de defcnsa tenga un sentido perfecto pala ellos? En un estado mcntal en el que el temor sc encuen¡ra en cl núcleo de todo, ¿no son el ataque y la defensa una cuestió¡ de p¡oleger la propia seguridad? En un mundo basado en la sepzLmción, el ataque y la defensa son consi_ derados como herramientas ¡ormales y necesarias para la supcrVr\enciJ. \i queremOr (ncontrar paZ menlirl, lene. mo- que de.¡fiar cl núclco de e\re si\rem¡ cle pens¿ micnto irracional. La validez del ataqlLe y ia defens¿ se ven sostenidos por la, fal.i r'rcencia de que ha) algo m¡s quc et llmor. ( uJn.lo pcrctb nos nue5lra cLltoestitna cotno Je|enLltente de 1o mucho que tenemos, nos sentimos nal![almente te_ me¡osos dc que alguien pueda arrebatarnos lo que tene_ mos._Cuando trazamos lineas arbitrarias y dividimos el mLnJo cn gcnte bue¡a y mala. des(uhrimos lorm¿s de oemosl¡ar que nue5fras dtvrsioncs son r¡litla¡. Jug¿mos a ser jrLeces quc emiten vcredictos cientos de veces al día. (,llJndo noi \emos a noso¡ro\ mismos an)ena/¡do5 de arguna lbrma. ponemos en mareha nue.tro .i.tcma clc qelcn.a. tstc e\cen¡no se basa en Lrn sislerna rrracional 153
de creencias que nos dice que no estamos bien tal como somos. La verdaq sin embargo, necesita ser repetida con
Aecue¡cia: El amor no necesita dcfensa
En el sister¡a de pensaniento adictivo ruestras mentes engañadas nos dicen que la defensa es ¡uestra llave pam alcarv¿r la .cguridcd. Ahora. veamos qué es en realidad esa defensa. A lo largo de los años, el mundo ha trazado fronteras para indicar dónde empieza un pais y dónde temina otro. Cada nación decidió por sí misma si otro país era (buenoD o (malo). Nalu¡almellte, el que ahora es en algún momento posteflor, y viceversa. En nuest¡o propio país siempre nos vemos a nosotos mismos, de una fbrma natural, como buenas y conectos. Nuestras fronteras estát fijadas; ahoü nos preocupamos por la posibilidad de que alguien amenace (nuestro tcrritorio>. Alli dondo nos dejamos guia¡ por el temor, las defensas parecen totalmente razonables.
A medida que los sisternas de defensa dcl mundo se hicieron más avanzados, este pais desarrolló armas nuclca¡es. Con objeto de mantener la ilusión de que un elaborado sistema defensivo proporcionaba seguddad, dimos a los misiles nombres cariñosos, como (Mantenedor de Ia paD. En todo csto hay una verdad que nuestros egos nos ocuttan: Nuestras defensas prodi¡cen precisamente aeuello contÍa lo eue estaban destinadas a proteEernos.
Esto es evidente tanto a nivel intemacional como a
niEn cl nivel inte¡nacional nos dccimos a vel individual. nosottos mismos que aumentamos luestra defensa porqu( rraramos Jr evilar la gucrra. Pero ¿que sucede con la probabilidrJ de la guerra con cada nueva aÍma quc se ionsrru)c.' La ¡robabrlidad de la gucrra aumcnta porque aumenta tarnbién la probabilidad de un empleo accidental y porque t¿unbién aume¡ta el temor En cl momento de escribir estas líneas, las süperpotencias sc estiin dando c!¡e¡rta de esto, asi que, en cieúa medida todavía pequeña, intentan rcduci¡ el núme¡o de a¡mas.
Esc mismo proceso ocrüre a un nivel indivjdual. A medida qoe construimos compulsiva y adictiv¿Lrnenie nuestras defensas individuales, aumentamos la probabilidad del conllicto. Se t¡ata de un desaforfunado ciclo vicioso quc se desarrolla como sigue: sentimos temor, construimos defensas; al construir defcnsas, sentimos más temor. La pauta se construye y desarrolla en el ciclo del ataque y la defensa. En este ciclo, es imposiblc la paz menril. (omo lo e. la inrimidad. al mi.mo licmpo que aumenta la probabilidad de la adicció¡. Un esquema de este ciclo es el siguiente:
v\
Ataque/defensa
/\
Culpabilidad, vergúenza,
c'ilera
rEr4oF
t
Jutci
)
\_/ 154
t55
La alternativa al qtaque y la defensa Supongamos que pudieras elegir una forma dilérente de ser en el mundo. L¡agina que en tu vida sólo pudieras ver dos fo¡mas de comunicación. O bien la gente expresaria amor, o bien pediria amor. Piensa en la forma tan diferentc como poddas relacionarte con otas peNonas si las viems. tanto a ellas como a ti mismo, a través de unos ojos suaves y misericordiosos. Esa visión del mundo, centrada en el amot se basa en la aceptaclón, como opuesfa al ataque, y en el perdón, como opuesta al iuicio. En contmste con cl ciclo de ataque y defensa, el siguiente diagrama ilustra el ciclo del pensamiento basado en el amor El sistema de pensamiento que elijas en un momento dado depende de ti.
El sistema de pcnsamiento adictivo entra en las rela-
(Cumple mis expectativas y te acepciones con el lema:
taré>, o con el lema: (Seré feliz si tu...D. Cuando nuest¡a pal m(nrrl Jepende del conrnorlrmienlo dc ono. tardc o
i"r¡'nnn nor
\enlircmos desilusionaLlos. Nue\tra re.-
puesr¿ h¿brrual a esta de.ilusión c\. prob¿blcrnenr(. l¡ iólera 1 la eulpe. I no puede -er algo fa.iro con su cóle ú y retimrse, diciendo: (No quiero que vuelvan a hacermc daño). Otro pugdc scr más agresivo, acusar y atacar a la otra pe¡sona, diciendo: (No soy feliz y no es por culpa mío. En cualquiera de los dos casos, fundonamos según
el pdncipio adictivo de que la felicidad p¡ocede de ora pe$ona.
la
El pensamiento basado en el amor dicc
5o] rcsponsable de m¡ lelicidad.
2.
\ Paz, auloest¡ma, compas¡ón
Cuündo tne enojo y ataco a otra personL, mí objeti,o oculto es conseguir que la otra persona se sie ta culpable.
En el sistema de pensamiento adictivo tenemos la creencia absuada de quel
a
AlFuietr m¡ . es rcrpon\able por cómo me siento. se sienta culpable por lo que ha hecho, hará que yo me sicnta mejor.
b. Hacer que otro
.
El apuntalamíento del ataque y Ia deJénsa
l.
Me enojo
I
?regúntate ahora mismo: ¿cuándo me ha of¡ccido un
oedo acusador una duradem sensación de felicidad? La verdad de señala¡ ¿ otro os: Cuando señalo con el dedo
atcrco cuando otra persona
acuerdo con m¡s expectat¡vas,
mantenEo tres dedos señalándome a
mi
!
la .l{ensa proceden de uí pensam¡ento de que so! olfa cosa que amor
3. El
ataque
Cuando me dcscubro atacando verbalmente a otra persona, nunca es porque me siente bien con respecto a mí mismo. Rcsulta curioso obscn'ar que preclsameüte aque_ llo que deseo en realidad, amor e intimida4 es exacta_ mente lo que nis defensas me impiden experimenlar' En la si$riente ocasjón que te veas at¡apado en este círculo de ataque y defensa, pregúntate: ¿contra qué me estoy defcndiendo? l,Podria ser consclente del amor si bajara
mis defensas? El pensamiento basado en el amor reconoce que: Soy amor. No hay nada que delcnder.
4. La prq)ección
es el me¿lío que util¡zo para
justilic.tr
Es n€cesario damos cuenta de lo siguiente antes de paz mental consistente y un Doder experimentar una amor incondicional: CatJa yez que atacamos a
otIa persona, nos hacenos mlslnos. daño a nosoúos b. Cada vez que nos poner¡os a la def¡nsiva, le damos la espalda al amot c. Si deseamos amo! son nuestos pensamientos de ataque los que nccesitan scr culados. d. Es nuestra actitud defensiva lo que hace que sigamos sinliéndonos sep¿rados y solos. e. Mientras nos encontremos en el ciclo de atac¿ y dcfcnder, nos sentiremos empantanados en un ciclo adictivo.
a,
L¡ verdad cómica Sucedc muchas !eces cn nuestlas relaciones que vem!,\ aspcclos inde*¡dn. y negado5 de nosolro\ mi5moq que se manifiestan en otras pe$onas. Eso es la proyección. Ei ego utiliza la proyección pam hacernos sentir justificados en nuesho ataque a los demás. Al elegir ser conscicntes de qujenes somos, también tenemos quc
af¡ontar las partes rep¡imidas de ¡osotrcs mismos. Me reliero a c.o (lenominándolo la pu*tion dc nrre"lia' prnyeccionos. A1 hace¡lo así, limpianos las lcntes a través de las cuales vemos a los dcmás. El pensamiento basado en el amor Leconoce que: El ataque nunca está iustificado.
5. El ataque es, en reol¡dr1d, una clefensa, y las deJénsas síempre traen consí4o precisamente aquello contra lo qu e queremo s pf o tegernos. 158
es que:
CtJlpr¡r lu propio rcflejo en cJ c\pcjo (au\a daño a tu mano.
6.
l¡l
akrque ),
ld ¿el¿ sa nunca traen consigo lo
que
Si 10 que deseas cs paz mental, tienes quc uarre cuenta dc que el ataque y la defensa sólo ticnen como resulta-
conliicto. Tencmos que cuestionar la lógica del ego, qLLe cstamos constantcmellte necesitados dc detensa- La verdad es que tu scguridad ¡adica prccisameDte en tu indelbnsión. clo el
que alirma
La actitud defensiva trae consiEo el
temor
La indel¿nsión trae consiEo el ¿mor
159
7
. EI
ataque
y la
de,fensa
preservan la culpabílidad y au-
La culpabilidad y el temor mantjenen en funcionaniento las ¡uedas del sislema de pensamiento adictivo. El ego nos dice que el tet¡or es real y qlre nos encontra-
mos en conslantc peligro. Jugamos al juego de la patata caliente, en el que arrojamos rápidamente nüestra culpabilidad hacia la persona más cercana, creyendo que de ese modo nos libranos de ella. Si deseo ser feliz, tengo que darme cuenta de que: Arrojar mi culpabilidad a otra Persona no me Permite desembarazarme de ella.
&. El alaque
y la
defensa son un llcrmam¡ento
al
'mox
No hay nadie que no desee ser amado El problema es que, debido ¿l sistema de pensamiento adictivo del ego,
trna pcr\ona puede.cntirse confundjda y terminar por proregerse a ir mrsma Llel ¡mnr. al mismo liempo que manliene el temor vivo y bien. Por dificil que sea verlo asi, cuando alguien se compo¡ta a la del'ensiva o te ataca! lo que hace e¡ realidad es emitir g¡itos dc au-riljo. Si puedes responder con amor, el ciclo dejará de existir El núcleo del sistema de pensamienlo basado en el amor es cl siguiente: AIIí dondc hay temot la respuest¿ es amor.
9. El penlón
es Ia c:law
paru la J¿licidad.
La felicida4 la paz mental, se inicia con un cambio accrca dc cómo percibimos el munrlo 1 c nosotros mi\160
mos. El pe¡dó¡ es un suave desprendemos del pasado. Nos permite ver el mundo y a nosotros mismos a t¡avés de l¿ claridad de¡ mome[to presente. Elegimos constantemente cntre perdón y el ciclo de ataque y defensa. El pcrdón es m¡ única función cuando la paz mental es mi único obietivo.
Sobrc la conJianza En mi práctica veo a muchas personas en relaciones con otras personas químicamente dependientes. Esos indt\idIo. (ompar¡en mtrchos .cnlimientos. pensamienror y comportar¡icntos comuDes. A esa constelació¡ se la denomina codcpendencia, aunque muchas personas codependicntes no ticnon relaciones con personas qüímicamente depel1dientes. El hecho de trabajar con la codepen, dencia l¡e h¿ hecho se¡ más conscicnte de un tema con el que muchas personas tienen problemas: la confia¡za. Mary acudió a verme después de haber complctado el componentc familiar de un progmma de batamiento en el quc participó sU esposo, Jeff, por su adicción a la cocaina. Al principio de nuestra primera sesión, Mary se mo.lrú lloto.¡ ). con Lrn ¡ono rle lru.lración en su vo,,, me dijo:
l6l
A lo largo de las siguientes sesiones, Mary describió haber crecido en un hogar en el que su mad¡e era alcohólica. Dijo haber tcnido la sensación de que su madre la ar¡aba, pero que su comportamiento c¡a dcsenf¡e¡aünente elIático: ¿ veces estaba sobria, y sc moshaba cariñosa y atenta, y en otras ocasiones estaba ebria y sc mostraba emocionalmente inalcanzable y explosiva. Mary aprcndió que no podía coofiar en su madre tanto como hubie¡a dcscado hacc¡lo. A menudo, sc volvió hacia su padre en busca de consuelo. En sus primeros años, él estuvo allí para ella. A meüda que pasó el ticmpo, su padae se enfrascó en cl trabajo con objeto de pcrmanecer alejado de casa. Ella descubrió entonces quc no había e¡ reaiidad n¿die en quien pudiera confiar Sccrctamente, creía que quizá los problemas de la familia sc producian por sü culpa, y todavía llevaba consigo su culpabilidad cuando la conocí. Cuando oonoció a Jeff creyó haber encontrado finalmente a alguien ell quien poder confiar Al cabo de seis arios dc marrimonio. Jeff empc/o ¿ con\umir cocaina. Diez meses más tarde el mundo dc Mary se había desmoronado, hecho añicos. Durante los varios mescs quc duró nuestro trabajo conjunto, Mary elaboró bucna parte de su dolor en relació¡ con los mensajes contradictorios que le habí¿n elnitido sus padres- Pudo asi, por primera vez, sentirse enojada con sus padres al mismo tiernpo que se daba cuenta que ella no tenía la culpa de los problemas de la familia. Finalmente, elaboró la cóleaa y los perdonó. Las cosas le resultaron algo más dificiles con respecto a Jcfl porque temía confiar en él sobre una base cotidiana. Ese lemor le impedía establecer una verdadera intimidad con su esposo.
t62
Mary aprendió quc hay en realidad dos tipos de corfianza: uDa con mayúsculas y otra con minúsculas. La confianza co¡ mayúsculas sc basa en el ¡mor. Ma¡y fue conscienle de que podía ver la luz del amor cn Jeli, sin atlherirse por ello a su comportamicnto. Eso la at'udó a dcsprtndclsc Jr \u nece.ida(l de cnnlrolar a su e\nnso R.(on.'cio qu. el cumporrarnienlo dc Jcll era con re,fccto al propio Jcff, no con respecto a ella. Se dio cuenta de que ¡o l:ra clla la rcsponsable del compo¡tamiento dc su csposo. Así pues, cligió dejar de vcr el comportamiento de Jell como un barómctro de su propia autoestimaMar¡ se dro cucnta dc que la cl,nli¡nz¡. con minúscuLas, se basab:l cn la consistcncia del comportamiento. Jeff nccesitaría csfar en recupe¡ación dura¡te un tiempo antes de que Mary pudiera confia¡ cn é1. Descubrió, sin embargoj quc e¡a capaz de amarlo, al mismo tiempo que le consideraba aesponsable de sus propias acciones. En resurnen! no lenia por qué ce¡¡ar su comzón ante el amo¡ sólo porque tenlieü el comportamiento de JefL Si descubrcs que, eI1 tu vida diaria, te cjerras al amor, ¡ecuerda lo siguientel
L
Siemp¡e pucdo ver la luz del amor cn los demás, independientenente de su compofamicnto. Puedo confiar en el amor', con mayúsculas-
2. El conportamiento de los demás se refiere a ellos
J
misnos, no a mí. Yo sólo dcbo acepla¡ la respoNabi lidad por mis propios sentimientos y acciones, y dejar que los demás hagan lo mismo. No pucdo controlar o predecir las ¿cciones dc los demás. Lo que si puedo hacer es elegir entrc construu una vall¿ ahededor de mi corazón, o idcntifica¡me con el ¡moL 163
qdíctiva Lds creencías irrqcionqles de Ia mente
L Mí autoeslima
depende de que sea crprobado
dos los seres de este
La aprobación uná¡imc es altamente inprobablc, y esta creencia tienc como consecuencia otlo de los ciclos
7. Aorender a amarnos
viciosos del ego:
Cuando nos vemos atrapados en la adicción es irnposjble experimenta¡ amor. La compulsividad y la paz men-
tal son mutuamente excluyentes. Estoy convencido
de
que büe¡a parte del comportamiento adictivo procede del intento por encubrir o huir de los profundos sentimientos de soledad. En lugar de sentir nuestra propia soledad nos cenftamos en controlar, conseguir, juzgar, defender y atacar como formas de alejamos de esa soledad. Lentamente, nueshas adicciones se convieúen en las müallas tras las cuales ¡os ocoltanos. Finalmente, ¡uestras mulallas se hacen tan altas que en lugar de limitarnos a ocult¿mos has e¡las, nos conve¡timos en verdaderos prisioneros de nuestro propio quehacer Los guardianes de la p sión de la adicción son nueshos egos, mientr¿s que los b¿lrrotes de las celdas se halla¡ forjados a base de nuestras creencias irracionales. Nos e¡conhamos sentados sob¡c un frío oemento gris en nuest¡¿s oeldas oscu¡as y aisladas, pen:ando quc no hay lorma de c.capar dc allr. Con objeto de liberamos de nuestras adicciones, antes
tenemos que identificar las creencias i¡racionales que nos mantienen sujetos a donde estaúos-
t64
por lo-
Planeta
a. T¡¿to de complacer a otras pe$onas para sentirme bren conmgo mlsmo, b. Finalmcnte, llacaso porque no siempre puedo complaccr a todo el muldo. El fracaso trae consigo sent; mjentos de culpabilida{ 1o que conduce a su vez a sentimientos dc bajo valor propio. c. Paü compcnsa¡ los sentimientos de bajo valor propio, úe convierto cada vez más en alguien r¡ue se dedica a complacer a los domás.
En el pensamiento basado en el amor me doy cuenta de que:
Mj autoestima no d€pendc de complacer a los demás. ¡J bu\oucd¿ dr aprobauon re irleja de euten \oJ.
2. Para ¡:onsiderarme vjlioso tengo que destaca¡ lograr, ganal J) ¿esplegar una brillante competencía en todas las ocasktnes, en todos los lugares y a loda cosk1, Qué frági¡ puede llegar a ser la autoestima cuando se
plensa asi. ¿,Es sorprcndente que esa creencia conduzca a 1a adicción? Esta creencia sc basa en el temor de que si se baJa la guardia, incluso por un instante, se puede cometer un erlor y ser considerado como incompetente. Ell 165
nucstra sociedad prevalecc cl temor a que se le considere a uno como un fuacasado. Hace algunos años, un estudio teveló que un gran número de individuos que ocupaban puestos respetados y de alto nivel sentí¿rn en lo más pro-
fundo de sí mismos no estar suficientemente cualillcados- Esos individuos scntían que algún día podrían ser dcscubiertos como fmudes. El ¡csultado de esta oreencia es que el individuo corre sobre una cinta sin fin, a menudo habicndo obtenido elevados logros, mientlas que su experiencia intema le produce la profunda sensación de ser inadecuado, de no ser suficiente. El pensamienlo basado en el amor refleja la verdad acerca de quién eresl
Mi velor propio no se basa exclusivamente en ro quc nago o constgo. Soy suficiente ahoÉ mismo-
3, alas
Toclas las cosas que sulen mal en mí vida son c usapor olras personds. Esas personas necesifan ser cul-
podes y castígddds. Para evitar nucstros propios sentimientos sr.lbyaccntes dc inadecuación, tendemos a echar la culpa a otras personas. A veces, nos sentimos 1an desconholados en nuestra
vida que llegamos a pcnsal ir¡acionalme[te, quc e] hecho de echar la culpa y castigar a otú persona nos permitirá recuperar de algún modo un poco dc control. El lemo¡ se encuentra cn el núcleo de esta creencia. Mientras cofiamos por temor, ni siquiera podremos observ¿r la fuente del ve¡dade¡o problema: nuestra mente adictiva. El pensamiento basado en cl amo¡ reconoce que: La sanación debe empezar cn mi propia ntente.
166
4. Sí las situationes extelnas.qüe apareLen en mi vída o so eaactamente Io que deseo que ,sean, tengo que 'sentirme tenso, preocuparme ¡nterm¡nablenenle un alesaslle a caal4 momento oculra faf que
y
espe-
Hl ego dispone dc un sistema a piueba de incendios Dara evitat qul] nos veamos a nosotros mismos y considel."ao. nu"rto sislema de ereeltcias. EI ego nos anima a se¡tjr¡os ¡olalmente preocupados por el caos que nos lo-
ti el consideque dcte¡mina tu experienrar que la situación no es lo cia. Quizá te hayas acoslumbrado a senti¡te feliz cuando las cosas salcn a tu modo, y desgraciado cuando no te gusta le sitoación. Podemos compo¡tarnos como un robot programado con rcspuestas ante toda clase de situaciooes. Podemos encontramos ta¡ atrap¿dos en tratar de conscguir qlLe el mundo exterior se configurc de acuerdo con nLLestros dcscos, quc nos olvidaülos de nuestra vida interio. Cuando trata¡ros de controlar compulsivamente las circunstanoias cxtcrnas, lo que hacemos es ga¡antizarnos una vida privada dc paz duradera. Lo firndamental de tmtar dc controlar las situaciones es que la tal'ea nunca llcga a rcalizarse del todo. Siempre podrás encontra¡ algo más quc nccesita ser controlado. A la rnvc¡sa, a medlda quc tc sientcs r¡ás cómodo con quicn eres, disminuyc la necesidad de conho¡ar las cosas. En 1982 pasé un tiempo cotl la madre Te¡esa, en su Misión de (aridad, en la T;dia. A través de ella vi de prime¡a maüo que es posible experimentar paz mental incluso halLándosc rodeado por el hanbre y la muerte. Lreo que ella vio a esos niños abandonados y personas moribu¡das como seres con necesidad dc amor y r€speto. Centró la aiención en proporcionarles precrsamenre eso, dea. Quizá sea un pensamiento nuevo para
167
al mismo tiempo que no pedía nada a cambio. El hecho de e-tar con ella me permilió. crco quc nor primcra vez en mi !ida, darme cuenta de que la paz mental es una elccción, dc que cada persona es capaz de un amor incondicional, y de que la felicidad no depeúde de la situación externa. No sugiero con ello que no debarnos p¡eocuparnos por lo que sucede en cl mundo. Lo que afirmo es que debeúos terminar allí donde hayamos empezado, es decir, por examinar nueslra propia mente. Para llevar una vida pacífica lenemos que reconocer que sólo podcmos controlar nue5lros propro\ \enlimrenlos ) rcaccioncs. El pensamiento basado cn cl amor afirma: Si quiero cambiar mi vida, tenEo que encontrar el cambio en mi mente. Lo que e.xperi¡rento se basa en mis pensamientos
J
Creencias.
5. Si en el pasado ocurrió algo negativo, debería preocuparme en el caso de que se rep¡tiera en elfitturo. Ayudará s¡ reflexiono sobre la posibilidad de que welva a ocutrir. No hay nada escrito en pjed¡a donde se afirme que el pasado se repetirá a sí mismo, a pesar de lo cual son muchas las personas que viven de acuerdo con esta premjsa. Esa cree[cia nos conduce a ü1a fa]ta de confia¡za y nos inaluce a permanecer en guardia. Lo irónico es que ol simple hecho de pensar en ü1 posible resultado negativo puede hacer que éste se produzca en re¿lidad. Si po¡emos cncrgia suficiente en pensar que algo sucederá, bueno o rnalo! eso mismo será lo quc succda- Y cuando vemos convertida en realidad nuestra predicción negativa, ¿umentalnos nuestro cornpromtso pot preocupamos por t68
Eso, a su vez, crea otro de los círla siguiente catástrofe.
culos viciosos clel egoi
Nueva expeienc¡a negativa (prueba de que tu Prcdicción
Preocuparse y predecir que el Pasado se repelirá
Vivi cn México durante un año y vi los efectos de esta creencia dcmoshados de una forma i¡ónica. La vcnganza dc Moclezuma sólo es una cuestión de viajar al sur de la liontcra. (Jbscrvé que la gente quc visjtaba México se aproxinaba a cste hecho de una dc las lres folmas siguienles:
L
Lo ignoraban, y se dedicaban a comcr y bebe( todo
1()
que veian,
2.
Se daban cLLenta de que
no eran i¡muncs a las bacte-
rias. Disliutaban de su comida, comían ligeramente ¿l
y evitaban, evidentementc. las situaciones no lo basta¡te sanitarias. Apa¡tc de eso, no se preocu, paban por la situación. ¡c preocup¿ban constantemento por ello, inter¡ogaban a todo el mundo acerca dc los alimentos, hasta qu(] el propietario del restaurante deseaba aKiárselos. Pensaban constantemente en lo te¡riblemente mal que se sintieroD la última vez que sufrieron una diarrea. principio
. r.
169
Lo que observé en mi estudio casual fue que
los miembros del primero y 1ercer grupos enfermaban más o menos con la misma frecuencia. Los del scgundo grupq fueron los que mcnos fi.rvieron que contar los azulejos del cuatto de baño. La moraleja de esta historia es que la preocupación excesiva hace más daño que bien. Gracias al poder del pensarni(nlo podemo5 alraer precisamenle aquello en lo que pensanos demasiado. Ese poder puede utilizarse para aportar a nüesln vida experiencjas positivas o ncgativas. La elección es nuestra. Al desprcndcmos de la preocupación, empezamos a cxporimentar alcg¡ía. Cuando nos preocupamos por el futuro y por cl pasado lo más probable es que nos sinlamos miscrablcs. Como scros humanos, tenemos ur1 cereb¡o poderoso, aunquc cs posiblc que tengamos problemas con tres hechos muy scncillos sobre e1 tiempot
o un patrocinador en un pao) al claborar nuesb-o dolor. El er una lórma indirecta de dectrl decisioner las iol¿zar mismo, mí en mi intuición o en Dios). e uÑo confio de un amigo, un terapeula qrama de dore pasos).
Nuestro dolor hacc que tengamos miedo de movemos en cualquier dirección; entollces, nos quedamos empa¡tanados. Aplazainos las decisiones ¡elativas a cambiar la situación. Cluanto mas temor cxpelimentamos! tanto más ¿plazamos las decisiones. Al hacerlo asi, adoptamos formas adictivas dc sü con objeto de evitar aún más nuesÍos sentimientos y crear tnás razones para no gustamos a ¡osotros mismos. En contraste con la rcpresión y el aplazamiento de las decisiones, el pensamiento basado en el amor afirmal Confío en cl despliegue de mi propia v¡da. El amor nunca me ha abandonado.
El pasado es pasado.
No nccesito más qire abriÍ mi corazón al amor
EI fuiuro está en el futuro.
7.
El presente es presente.
6. Si ewto los temas doloroso: -v rcprtmn me sentír¿ seguro ! fel¡z.
n¡t
I moc¡oner,
pesar de la opinión popular, la represión y cl aplaza¡ las decisiones no son las llaves que dan acceso a la felicidad. A través dc nucstras adicciones hemos inte¡tado reprimir nucst¡os scntimientos de cólera, falta de valor y vefgüenza. cuando detenemos nueslro coúpoftamiento
A
adictivo y nos enftentamos al sistema de pensamie¡to ¿dictivo, aflorará el dolor reprimido. Volvemos a sertlinos como seres humanos prccisamentc al pcrmitir que este proceso se despliegue (habitualmente con la ayuda 170
Soy rlébil
y nec¿sito depender de alguien o de algo.
_ QlLizá tengas la sensación de ser débil, incompleto o de algúLn nrodo insuficiente. Es posible que el simple hc-
cno.dc esta¡ a Solas dura¡te unas pocas horas te haga se¡tlrle mcómodo. Quizá creas que las drogas u otras aorccrones 1e aportan un alivjo tempo¡al, a pesaa de lo cual la scnsación dc no estar completo persiste en lo más profundo
Cuando e¡a un:nuchacho, mi familia disftutaba haclendo roñpecabczas. A veces, no elrconraoamos una p'c/J Dc\nué. Llc h¿bcr bu\cado una dercrminada pie,/a ourdnlc hor!\. bromcabamos dtciendo que el l'abricante nabla \cndido el rompecabezas sin aquella pieza. Cada l't I
vez que eso sucedia, yo estaba oonvencido de que alguien dc la fábric¿r poseia un crlLel sentido del huror y habia retirado una o dos piezas de la caja. Finalmente, la pieza que fallaba siempre terr¡in¿ba por aparecer. Ninguno dc nosotros ha llegado a este mundo privado rle unr piczr. Quiz¿ 'r recc.ilc pd,ji(ncir ) pcrsc\er ncia pam convcncernos de quc cs{amos conlplctos, pero eso estÁ ahí.
No quiero decir con cllo que no necesitcnos la intimidad con otras personas. Pero estar en una posioión depcndiente no es intimidad, sino clependcncia, y se basa en la crcencia de que nos f'alta aigo dsntro de nosoÍos mismos. Cuando somos conscientes de cstar completos, podcmos empezar a compafiir veldadcralnente lo que somos con los demás. También podcmos permitjmos el ser alimentados por los demás.
qr ment( imporlJnlc obs(r\ar la salrrd dc e\a pcr5ona. ob:cno la .Jlud ) h lot¡lidad sub¡rcentc d< rrna per.ona, fie sicnto entcro. Si sólo me identifico con el dolor,
sóio siento dolor' Muchos dc nosoÍros acudimos inmediatamcnte a solucionar Ios problcmas de los demás, como una lorma de of¡ecemos LLna cierta clasc de autoestima a nosotros mismos. Eso no cs más que otra forma de adicción: cLeemos que ¿l haccr algo o al solucio¡ar lur problema encontrarenros l¿licid¡d. Cuando dejamos de ser superhéroes ent¡egados a solucionar problcmas. probablemcnte scnti-
mos
la lcrgüenza y el bajo nivc] de autoestima
Comparle lo Quc cres con otro.
f.o rfrrc' ¡l olro
Pa ¿
(omPcnu
\Jr(El.rrtc a
unJ I a (n( ia
en [l mlsn]o.
8. Debería impl¡came y altelatnne por los prohlends
9. Hay de
Cuando la gcnte se enteú dc que soy psicólogo, la primera reacción suele ser: (¿No lc depr-ime escuchar problemas lodo el dia'r). Les sugiero cntonces que es po_ sible ser de algun scrvicio par¿ los dcnás, sin necesidad de asumit srLs problcmas y su dolor. Cada uno de noso_ l(os puede ser compasivo sin asumi¡ el sufrimiento de los demás. Quizá creas que scr útil significa idenltificarse excesivamentc con el dolor de otra persona. Aunquc cs 1mportante reconoccr el dolor de la olra persona, es igual_ 1',72
que
habian qucdado cubiertos po¡ la adicción. AI compartir cse dolo¡ con otro ser humano podenos prsnr a curatnos a nosot¡os nrlsr¡os. A partir dc ese lugar completo y cu rado, podcr¡os ser verdade¡amcnte útiJes para los dcmás. Reconoce quci
¡1¡¿ /i1y¡7u
tiro
rnr afrcgldt¿ a n-l
,orrocta de wr el mundo.
Si has crecido cn !¡na f'an lia alcohóiica o dislmcio_ ¡al, quizá pienses dc este moclo. para compensar Ia locu_ m \ lr Incorlisr!nctit de te que ha,.id,r tc.tigo. qr,i/; ¡c oelr(nüj. \i(nrlo cl mundo (,\mo diridido en huent, ) malo, cofi-ecto y erróneo. Esta crcencia excluye 1a intimi dad. l.o que sc encuentra por dcbaio de esta crcencia cs: nrl \8|_idJd rJdtcJ en crccr qur todo c5 ot¿nco ) cgro. qüc 1o hi,J /unrs gri:cs en l¡ rrda fl hecho de recollo_ (er (ue.r c:ta \t:rón ngiLl¿ del mundo le trlla \crdaJ ¡E((:rllnrdr a ra .upcrficie la Jnsicdod sub)Jcrnlc. FIlu \c¡chc l qrq cudnrlo -( ¡ljindon¡ l¡ liul¡lez.e ve uno cnlrent¡do i las antb¡güedades rle la rjrla. 173
Podemos hacemos adictos a cierta forma de vemos a nosohos mismos y al mundo, a pesar de qüc tal punto de
vista nos impide expedmentar la intimidad con los demás- Cuando veas que te falta intimidad con otro que deseas, recue¡da: Hay otra forma de considerar esto. El mundo no siemprc es claramentc ncSro o blanco.
Si soj ad¡cto a tcncr razón cierro la puert¿ al aprendizaic dc las lecciones del amor
10.
Sq) limítado en lo que puedo hacer
y en la fel¡cidad
que puedo experimenfar
Hay todo un vocabulado dedicado a la c¡eencia de que la gente está limitaü. Designo csas palabras como bloqueadores del amor porqüe inhibcn nuestra capacidad para experiment¿¡ amor y creatividad, al reforzar al sistema de pensamiento adictivo. Los bloqueadores del amor son palabras que se pueden vcr como el mortero qlre sostiene juntos los ladrillos dcl sistema de pensaúie¡to adictivo. Si eliminamos el mortero (los bloqueadores del amor), los lad¡iLlos (las crccncias adictivas) se pueden desprender con mucha mayor facilidad. A continuación se of¡ecen algunos ejemplos dc bloqueadores
^t",
nara
cJl(gori/Jr. e\JIudr o juzgarle. a tl nrirmu o
a
la gente ulilt,/a por lo mcno. mos podel a¡noq y todos tenemos nuestros f¿cos bloqueadores cmbargo, y mediante un esfuerzo Sin pcrsonales. voritos climinar esas palabras dc ¡uestro consciente, podemos vocabulario. Al haccrlo asi habremos dado pasos de giga¡te hacia el desenüizamicnto del sistema dc pensa
Ia ¡r¿]nn¡.le
mierlto adlctlvo-
Ricba¡d Bach, en su lib¡o //mlones, dice una ftase que sintetiza la forma de actuar de los bloqueadores clel amor: (Argurnenta cn favor de tus limitaciones y puedes estar seguro oe quc scran tuyas). En las dos páginas siguieDtes se muestra, una al lado de otra, üna forma ligeramente abrcviada de las cleencias irracionales del sistema de pensamiento adictivo y la alternativa pacíllca dei sistcma de pcnsamiento basado en el an1or Quizá te resulte ifil consultar estas listas en mo, mentos de confliclo, pam ver con claridad tus alternati-
r75
Creencia,s irracionales del ego
Creenc¡as sanas del pensqmiento basqdo
Mi
autoestima dcpendc de ser aprobado por todos. 2. Para conside¡arme valioso a mí mismo, siempre tengo que conseguit gana¡ y lener éxito 3. Dcho la culpa a los demás por lxs cosas quc salen mal en mi vida. Dcbcria p¡cocuparme siempre que las cosas no sean cxac*,amente tal como yo creo que debe¡ian ser Deberia reflexionar siempre sobre la posibilidad de que el pasado se repita a si mismo. 1-
6. Reprimir mis sentimientos hace que segura y feliz. 1. Soy débil
mi vida
se¿ más
y necesito ser dependiente de algo o de ¿l-
e
Mr autoestima no se basa en complacer a los demás. 2. S{ry cornplelo, lleno dc amor y valioso en cste mis-
L
n1o insi¿¡ltc-
L
S:l¡ar mi vida ernpieza por mi plopia me¡te.
-1.
Si desco car¡brar a¡rtes
5.
de los demás.
9. Mi forma de ver el mundo es la correcta. I0- Soy limitado en lo quc hago.
t'76
tclgo que mirar en rn¡ mente_ 1ll pasado cs pasedo. El füturo estil en el futuro_ El prcsenle cs presentc.
6. 7
guien.
8. f)ebería a¡terarme y preocuparme por los problemas
el qnor
Abrir mi cor-azón al amor bace quc üi vida sea plena y fcliz. Al compertir quién soy con los demás, lLcgo a conocer quié soy e¡ realidad. No me falta nada para em pczar a haccr esto hoy mismo.
L
Alreglarte a ti no me arregl¿rá a l¡í. 9. El amor y el pcrdón me mostrarán el camino hacia la screnidad.
10. Soy ilirnirado.
t'77
Lu codepentlencia como adíccí¡|n La palabra cotlepcnde¡¡cla se refiere a
LLna constela_
ción de emociones, crcencias y comportamientos basados en los sentiDientos individualcs de vcrgücnza' bajo valor propio y ternor a la intinlidld. Existcn cn la actualidad numerosos libros excelentes sobrc l¿ codcpcndenctaSi estás convencido dc quc ft fclicidad dcpcnde de algírn modo dcl mundo cxtcrior, iratarás de controlar a los áemás. asi como tu ambicntc. Al final. el control se conigo huidizo- Irónicamente, una vez que te vierle en un has hecho adicto a alguien o algo, empleas muoho tiem_ po cn tratar dc controlar la propia adicción La adicción y ia necesidad dc control son socios quc füncionan al uni_ sono y haccn imposiblc la paz mental.
a
Cualrdo tratas de cont.olaf a otra Persona es i¡lPosible la intimklad
Llr mayori^ de las personas ¡dictas con las que he tra_ bai¡do (incluidas las codependientes), \'iene¡l u verme cn ui cstado cansado. oomo si aoabaran cle correr el último kilómctro dc un mat¿rtón. A veces. La person¡ no parece cansada. pcro más tarde se reirá ¿rnte el mucho esiuerzo que lc costó parcccr como si todo esluviera bien. J)osteriotmcntc, al scr itfcrrogada cn cuanto a qué elll tan ago_ lador, la pcrsona hablará dcl csfuerzo infinito que tuvo quo haccr p¿tra tratal de controlar a la otra pclsona y su am0renIe.
Aure vino a vernlc dcspués de habcr asistido a un la_ llcr sobre ooclependencia. Se había idcntificadQ corl br¡cna parte dcl material presentado- y deseaba ech¿¡ un vis' taz-o más profundo ¡ su propia virla Anne teni¿ cuarcnta l7{l
hogirr adicto al traba¡o y Jo{ años. h¿hrJ cr((ido_ cn un e¡ flroce\r úc rccupc¡,n lln aleuhullco , :c hah,a c¡sJdo qu( lr nlalurld dc la.fcnlc con:lderJlL, ctr rucior. \rtlte rcsnonslble. Rcali/abx un lrahajo mui.r n..o'no un,('lab¡ J dos nuo( 5e piiraDa un¡ gran LJnnfolc,ion,rl \ iiJ",l d. r|| |l.n'¡,,.ntreglr,lu I cuiJüI dc olras P. r'L,n¡s. v no disponí¿ prácticar¡ente dc tiempo para cuidar de sí
\
íisma.
Óurante n.rcsl¡o trabajo, descubrió que su autocs_
vi
culada a tratar dl: sollLcionar los problemas de los dcmás, cl ser aprobada por los dcmás, y cl allr r¡r el d,'lor de los olros. S¡cmpre hahia pucslo en pr¡mer lugar l¡s necesidadcs y los sentimicntos dc los dcmirs. a expcnsas cle los propios. Cor¡o resullado dc todo esb, Anne se enct¡ntró privacla dc lclicidad y llevando u¡a vida en la que lu culpabilidad y la vergücnza constiluian sus scntimicÍtos fundamentalcs, mientras que cl cortrol y l:r m.rntpulacion cran sus comporlamienlos
ti¡r¿ se hallab¿
p¡in{-ipales.
A una od[cl tcnrprana, Annc habia asünido la respons¿bilidad por los scntimielltos de otrus pcrsonas. De niña. cu¡ndo ahu¡o cle sl¡s progcnilores sc c¡fadaba por algo. ell¡ sc se[lí¿¡ responsable. Dc adulta. cuando su csposo hacil algo quc iba cn contra dc los valorcs de clla, cxperiDcnlaba lir lcrgücnza y el azorar¡iento que él no pareci¿ sentir. lndapendicntemcntc de lo fucrtes que lucran sus scntimicntos. raras veccs los exprcsaba porquc tcmia l¡ rt.,, ir,,¡r .lc la olrl per.ona. A metlida que .c vro mis y nl¡s a1¡ap¡da en c¡ite ciclo de codcpendenci , se hizo ntcnos y ntcnos conscientc de lo quc sentia cn rcalid¿d. ¡n cl nlomcnto en quc acutlió a la tcrapia con¡tigo. no eslaba segura de Io quc sentia y tcnia dificult¡des para ldcrrlil:c.I o r\pfc\.rr oniniuncs sobr( si mr.mr. uucn¿ partc dc las dificultadcs de Annc procedían de l'79
su creencia, bastante profunda, de que no tenía derecho a sus propios scntimienios- Colocaba continuamente a los
dcmár (n primer lurglr. I ex¡cn.as de su propto crccimicnto. Cüando sc tralaba de su familia, era como si dispusiera de u¡ radar sentimental y siempre sabía cómo se sentian los otros. El problena consistia en que raras veces em capaz de identifical sus propios scntimientos. A rnedirJa quc progrr5ú nucitro rrabajo. Annc emprzó a rer co¡scieDte dc sars seDtimicntos. El tcmo¡ al rechazo, la soledad y la vergüenza surgiüon ante su conciencia po¡ p.imem vez cn muchos años. Esos sentimicntos se habían encontrado por debajo de la supelficie, y habian sido alimentados por sü codependcncia. Después de ver ¿ Anne y a ot¡os muchos codependienies, he tcrminado por darme cuenta dc que la codepondencia es una adicción en y por si misma. A continu¡ción \e rncluye una li:ra de Jie/ crccneia, que considero como los fundamenios sólidos dc la codependcncia. Después de cada crccncia se incluye el se[timren¿o o la caractefistic¿ que aparecen oomo co¡secueucia de ella. El rcsultado geneml de est¿s crecncias es que el individuo desarrollo una necesidad obsesiva po¡ colltrolar a la gentc, l¿s pe$onas y las cosas, con objeto de cncubrir sus scntir¡ientos de inadecuación, de vergüenza y de temor En el intento por cont¡ol¿r, la pcrsona pierde la conciencia de la p¡esencia del amor
Creencías.fundamentales de la cotlependencia
l.
Oree cia: Soy rcsponsable de los sentinientos y comportamientos de ¡os demás. Lo que hacen los demás es un reflejo de quién soy.
180
Rawl¡ado: Me siento cülpable buena pafte del tiempo Sólo me siento bie¡ conmigo mismo cuando a todo el rnündo le van bicn las cosas. 2. C1?enciaa Los sentimicnlos de otras personas son más i¡¡portanles qLLe los mros. Rlult¿Jo: \Ie re\r¡lla dit'cil rdenliticar m'. profios sentimienios, y a menLrdo cuestiono lo que siento. 3. (ree cia: Tengo que ser neccsitado por los demás para ser amado y scntilmc valioso. Resultatlo: Elijo aquellas relacio¡es que nutren a los demás, pelo rams veces recibo nut¡ición de ellos_ Si_ túo en p.inrer lugar Ias necesidades y deseos de los dcmás. Mo siento culpable si me tomo algo dc tiempo para í. I.Ic confundido el ser necesitado por el ser amado. Pucdo est¿r ahí para todos exccpro pa¡a m1 lnlsmo, 4. Creencia: Las opiniones y valores de los demás son más rmpoftantcs que los mios propios. Res/lrd¿ftr: No soy conscientc de tener muchas opinio_ ncs, y sicnto miedo dc expresar las que tengo. Mc ¡e_ ,ulra dtftcrl romar (lectsione\. So) cotno una esponj¡ que absorbe los sentimieütos, peDsamientos y valores de los demás
l'" ¡l, ra: \o rcngo derechL, a sentir lo que \icnto. Re'ult¿Jo: Iemo la\ rcspue\las de los demá. ¿nle mis propios sentimie¡tos- Me preoclrpo compulsivamentc por lo qlLe piensen dc mí los demás. Me siento pequc_ ño e impotente y a menudo resentido. Aparto mis varo¡cs y sentimientos con objeto dc sentirme aceptado Por los demás. 6. C¡eer¡cia: Mis relaciones con los demás son una afirmaclon de quién soy. Del mismo modo, el compo¡tamjento 0( lo' demi. c\ una afirmarion pública de quien .oy 5.
l8t
Resahado: Temo sff rechazado. Me resulta dificil accrcaÍne a otra5 person¡\. Si mi' relacioncs son buenas, mc siento bien; si surgen probicrnas, r¡i vida se desmorona. Siempre soy ieal, aünque mi lealtad hacia los demás sca nociva para mí. 7. Creencia: Soy vcrgonzosoRe.!,r¿ddo: Resto importancia a r¡is sentimientos y trato de complacer a los demás con objeto de evitar mis sentimientos de bajo autovalor. no puedo perrdtir que los ottos me conozcan rcalmente porque no les gusta¡ía lo que vieran. No mc siento digno de ser amado.
¡¡portante da'se cuenta dc los res[ltados de nueslra l¡rm¡ Llc ncn.rr dsi nara podcr conl(mplar nue\as lofln,..lc .er en cl nrundo. Pero (l d¿rsc cuenra dc clln. .n \ DOr'\r micmo. no conducc necrsdrlamenle al cam. iiol fl,'" li¡'n pucde ¿¡brirLe lor oio- a aqucll¡. f.¡¡mirs mediantc las que mantienes alejado el irmor El que abras Es
tu corazón al poder del amor es algo que sólo dcpende de ti. Las siguientcs son algunas formas con las quc puedes, ahora mismo, empezar a abil tu corazón ¿l amo¡:
l.
8. C¡ccncia: Pa¡a ser
feliz, necesito dicta¡ el comportamicnto de los demás. Resultarlo: Mi paz mental vienc deteminada por cómo sc compoñan los demás. Tcngo diFicultades para reconocer las buenas cualidadcs que hay en mí. Siemprc soy el pacificador, el que suaviza cualquier conflicto. C/eerc¡d: Soy inadecuado. Resultado: Crco qtre sienpre tengo quc justillcar mis sentimientos. No ir¡po¡ta lo que haga, no me siento lo bastantc bueno. Siemprc acepto tarcas y proyectos con objeto dc axpe¡itnentar algún sentido de autoestima. Mc siento inclinado a la adicción al trabajo. Temo quc si baia¡a la guardia, alguien descubri¡ía lo incompctcnte que soy10. ai?¿r?.iat Necesiio ser perf€cto todo el tiempo. Resultdd()t Js¿go con dureza todo aquello que hago, digo o piens¿. Nunca me siento satisfecho, ni me apruebo a mi mismo. Estoy lleno de sensaciones de autocondena y vacío de amor por mi mismo.
I
ll2
Elige tener la voluntad, la apertura y el desco de sentir tus propios scntimientos, en lugar de oculta¡los en la adioclon.
2. Practica cada hora el dcsprendertc dcl pasado y dcl dcseo dc controlar a otras pe¡sonas, lugares y cosas. 3. Afinna .r¿rrr.¡.,/rte,nenle qütér eres (amor, totalidad y luz), en lugar de alirmat inon'cientemente qnien Do eres err loalidad (indigno
y nccesitado).
Desprenderse: permit¡r que se produzc.t el
pedón Ila)
dias cn quc me sienlL,,romo 5r fu(ra un titiritcro
que Ía1ara de mantcner doce pelotas on el aire al mismo
ttempo... apoyándome sobre un solo pie. lbdo parecc exrgtr rni atenoión: es como si no pudieú complctar n¡04. l-n c,r5 ocrsione\ r\ c:pcct¡lnentc imf\onantc que me dcsprcnda.
\
mcnurlo ernpleu la srgurenre imagerr para que nre lc in, iro a l.er c'i .rguiente parraIt' y luego c(rrar Ins oios v Dasar unos (lnL.L' mmuroj repitiéndote el proceso. ay.rrle a rlcrprcnderme.
183
DESPRENDERSE, UNA VISU LIzActóN
lúaginate sentado junto a una suave corriente, cuya agua fluye tranqujlamente a tu lado. Estás sentado sobre una blanda hierba, y sientes el calor dei sol sobre tu rostro. Empiczas a sentjrte relajado por el sonido producido por la cor¡iente, por el rumor del agua clara sobre las rocas rcdondeadas. Imagina quc ol agua corre a havés de ti mismo, y que limpia tu cucrpo y tu mente de toda tensión indeseada. Dcspuós de haber pcnnanecido sentado en la corriente durantc un ticmpo, observas que sobre ellas flota un desfilc aparentcmcntc intc¡mi¡able de hojas doradas y que, una tras otra, pasan antc ti y se pierden de vista. Sitúa sobre cada una dc esas hojas una preocupaoiónr una creencia negativa sob¡c ti mismo, o un pemamiento que implique juicio. Experimcnta la sensación de calma interior al liberarte de tu primcr pensamiento. Ahora, sitúa otro pensamiento sobrc otra hoja. Una vez más, siente cómo se relaja tu cuerpo a medida que la hoja se alej¿, flotando. Con cada hoja, una tras otra, observ¿ los contenidos indeseados de tu mcnte que flotan corriente abajo y se pierden de vista. Al haccrlo así, tu mente empieza a estar más limpia y calfrada. A medida que se aclara tü mente, empiezas a sentirte más ligero. Tus hombros se relajan, tu respiración se hace más profunda. Tu corazón se abre y sc llcna aún más de amor Al desprenderte de tus prcocupaciones, negatividad y juicios, empiezas a mirartc a ti mismo y al mundo con ojos amorosos. Este ejercicio puede equipararse coD el acto de sacar la bas!Lra. Quizá pases por la vida acumulando preocup¿ciones, creenoi¿s neg¿tivas sobre ti mismo, juicios y toda una serie de diversos (pcnsamicntos basuran. Por la no184
che, cl¡ando eslós preparado pala dormir, tomas el cubo de la basü¡a y vacías el co¡terido de óste sobre la cama, y luego te acuestas sobre é1. entre las sábanas llenas de
desperiarte por la mañana, recoges diiigentey la vuelves a meter en el cubo y te disme¡|e otro día de ¡ccogida de rnás basu¡a. El iniciar po¡es a que pasas te una gr:rn cantidad de tiempo prcblema es metiendo basura en cl cubo, rnie¡tras quc no dedicas nada ¡ vaci¿r el cubo. Cuida tu verdadero hog¿r, tu corazón y tu mente. er¡pezando po¡ despreDderte de tus pen_ samienlos basure. Cuando adoples la práctica diaria dc desprcnderte. cmpezarás a sentir amo¡ en tu vida de una fbrma natural. Lasura.
Al
1¿
basura
AL DESflttNDERTE...
Al desprendcrte permites que el amo¡ se desplic_ glLe con ¡atllralidad en lug¿Lr de intenrar ob¡ener un cicrto resul{ado. Al desprende¡te ¡o dcjas de cuid¿r a los de1¡ás. En lugar cle eso, te das cuenta de quc no necesitas hacerlo por otras personas. AI dcsp¡cndertc le das cuenta dc que no puedes con_ ¡rolar el compo¡tamiento de los dcmás, pcro si puedes camDlar cómo pe¡cibes a los demás y a ti mismo. Al desprcnderte te centras en cl amor, en lugar de en cl lemor, y dc ese modo cambias por complelo tus puntos dc vista sobrc ti mismo y sobre e1 rrrundo. Al desprcndcrle dejas de echar la culpa ¿ los ohos
y te liberas de ]a culpabilidad. Te permites a ti mis_ r¡L' y fl lo: Jenrá\ \cntif c\prcs¡r lo. \enttmtenroc ) q dc'prendene del control (\ticndes un arnor in_ condlcional, ausente de toda adhcreúcia al resultado. 185
Al desprendele deljuicio t,: pcnnitcs,
a
ti mismo y
a los dcmás, scr vcrdadcros seres humanos. Tc d4s cuenta de que la mente que emite juicios no es una mente pacífica. Al desprenderte te das cuenta de qL¡e alerrarte al pasado es lo úllimo qüe deseas hacer
Al desprenderte dejas dc ¡egarlc al amor la oportunidad de exprcsarsc a si mismo. En rcsunren, al dcsplcndcrtc tc pcrdonas a
ti
|nis-
moyalosdcmás.
va¡ el amor. No es mucho ticmpo, pero descubrirás que lodo lo quc n(cj\ir¡ cl ¡mor cs una peql¡eñd jrpcflum para cnpczal a ilenar tu corazón. El amor es como la iu,/. ( u.rnJo cnlr¡' cn r¡na hahitacron ¿ o\cura\ ) en\'irn. des la lu1, la oscuridad desaparece inmediatamente; la luz cstá cn lodas partes. Lo mismo suceoe con et amor. l.as efirmaciones que siguen han sido diseñadas específicanente Pa.e aquellos que observan rasgos de codependcncia en sí mismos. También sol conceptos univers¿les cap¡ccs de bcncficiar a cualquicra.
AJirma quíén eres
llerdudes ,sobre mí mism¡t
Emplcamos una gran cantidad de tiempo reforzando inconscientemente el sistema de pensamienlo adictivo. Nos involuc¡amos en un interminable autoconvenclmlento negativo y rams veces conservamos algo realmente positivo y cierto en nuestras rnentes dlrr¿rnte más de unos pocos segundos. Cuando nos miramos en e1 espejo, quizá nos resulte más fácil ve¡ a una penona ante la que nos mostramos c ticos, que ver la luz del amor reflejándose hacia noso¡rosEn el oiclo de La aclicción nuestra creencias acerca de quiónes somos terminan por verse distorsioladas. Dependc de nosotros el empezar a cultivar cl amor durante tanto ticmpo como nos hemos cntrcgado a alimcntar el fuego dol temor. continuación sc incluyc una lista de ^ pensamientos afirmafivos quc ayüdan a inver'1ir cl autoconveocimiento ncgativo. Sugiero qlLe elljas una alirm¿oión c¿da día y que te la repiias dlLrante un mi¡uto cada hora que permirnezcas despierto. Eso significa que dedl_ carás un momento cada hora de tu dia de vigilia a cultl_
l.
r86
Estoy rodcado de amor. Estoy a salvo. No hay nada
187
8. Crecer como pareja: moverse desde ei temor al amor
A menudo, al trabajar con paLrejas, descubro que ha¡l perdido de vista quiénes son, no sólo como individuos, sino también como pueja- En la mayoría de ios casos acuden a mí s¿biendo intuitivamente que se ar¡an el uno al otro. pero se sienten confundidos y perdidos erl un temor interminable, en l¿ culp¿bilidad la defensa y el ataque.
Cluando llLncionamos en el sistema de pensar¡iento adictivo sonos como una rala e¡ un laberinto. Cada ca-
milro prornete un resultado positivo, pero cada üno qu€ se sigue no condlLce silro a LLna ¡rás profunda desesperación. Una parej¿ qlre desee conocer el a1nor en toda su profundidacl, tiene que estar dispuesta a ir más allá del sistema de pensamiento adictivo, hacia el nuevo y, sin embargo, antiguo territorio del amor Cuando vinieron a verme- Alan y Jackie llevab¿n casados dcsdc hacia cinco años y tenian dos hijos, de dos y cltabo años dc cdad. Dijcron quc cstaban pcnsando eri divorcia¡se. Afirmaron que no se podian dccir una sola p¿labm el uno al otro siú jniciar una discl¡sió¡. Apenas llevábamos vaios minutos de nuestru prime¡a sesióri 188
cuando ya se habian lanzado el uno contra el cuello del 6¡r¡. Pcrcibicnclo ya qulr yo conocia la respuesta, lcs prcqunlé que si sc sentian tan miserablementc el uno cor el ótro por qué dese¿ban permaneccr juntos. Se produjo un rnome¡to dc sjlencio. Vi cómo las lágrimas se hinchaban en los ojos dc cada uno de cllos. Luego, cada uno rlijo que lo dcseabal porquc amaban al otro. po¡ el tono dc sus l'oces comprendi con cla¡idad que asi era. No deseaban ayuda sólo por el bien de los nijlos. o sólo porque tuvieran miedo dc quedarsc solos. Todas estas cosas eran, ciert¿mentc, aigo a considerar, pero en rcalidad cieseaban a¡.rdr rrorqrre en iñ nr;s prolundo dc (t mi\mo5 sc ¡¡na ban, aunque no sabian cómo sentirlo y expresffto vcroa de¡amente. [] temo¡ solocaba las raiccs de su : not
A nt.didr que prog¡(5o nue\trL, rrcbajo. re ¡u.U jq maniflesto quc ambos habían tenido un¿ niñez dificil y
dolo¡osa. Ala¡ habia permaDecido la mayo¡ parte dcl tiempo c compañia dc niñcms o a solas. Sus padres sc moslüban distantes, muy o¡ientados hacia suj trabajos re¡lcct \rr:. Juse t(s dc c,rs¿ l¡ mitJur prrLc del ticmpo. la unrcr ürJ,iún cn l¿ quc Al¡n ohscrrrba algún ateiro por_partc de sus padres era cuando hacía algo que a ellos les hiciem sentirse o¡gulJosos. Durante la mayor pa.rre oel I cmf'o. .c l< di:,' quL ¡odia hacer la. cu:rs meior. o que la\ lrrbiJ lrc\'ho n¡al Dc ¡dullo. Alan r( con\ini,, cn unr pelron r .rl ¡ro,a con\.gurr qLe cl,s¡: nunc¡ Iror lent¡ la scnbaerún ile hxhcr hecho lo suficiente Jackic h¡br¿ !rc(ido en un, famrlir quc.i(mpre ¡ndu,^ * financiero.. \u pcdre ¡roblemas cmpe/ó su ::',1:'ld, vrou lJhoral co¡no pcón. \4.r. lardc munio ,, p,up,. .lnP'r\d pcrL, lJ\ co\ir\ nunct lr tircron bicn. Jackic renl¡ no haci¡n rna. quc (nrrar ) satir Lle ta :::.ll:,.t,"*.qr. '-'\r,. ru( pildrc..rern¡rc la con,idcraron como l¡ única 189
de ia familia a la quc 1e saldrían bien las cos:rs. y le decían a r¡enudo: (Tú eres nuestra única espcranzdt Sin
embargo, cuando a Jackie le fueron bien las cosas' sus Íradres expresaron celos y rcsentimiento. Corr estc mensaie cont¡idictorio dc , Jackie acabó sintiéndosc o incompetente o culpable. No inpoÍaba que las cosas fireran (bien) o ''tnal . el ('¡.o s' qu< ell¡ nñ \c \enlra a gu'lo eUntigq misn]a. Alan tení¡ la scnsación de no podcr collfiar del todo en allluien que crptt.rr.r allbanza. norqtle c\lilbl con_ renciio dc quc rrunedrrtrmenlc d(spllé. dc lir al¡h:rnza vendría la crítica. Crcia que tcnia que ocultar la mayor D¡rlc Llc \us crnoill'ne'.i descJba.rlgún amor' 5u 'cn'¡irón.le que r)rd¿ (r'r \uli(icnle. indcpendrcntcmcnrc de lo oue hiciera. sc vio rciovada por Jackie. que tenja mte.lo cl. ¡rrcc.r rn.cgura pür l^ que ¡cluab r con l(rqLreJdd' Al fclxclon !c el Ltno cL,n cl oltO, lo\ JO, rcp,e\'nldban sus paütas del pas¿do. incapaoes dc verse mlrt[amente a trav3s dc los oios dcl amor' Cuando Jackie p¡cguntaba alr¡o tan poco importante como: (dlas ido hoy a la tiendJl>. cra sulicienle para quc AIan se sirrlicra inaccpudo v crilicado- Scntia quc deseaba amor' como lo habia seniido de niño, pcro nunca tenia la scnsacióü de haccr suficicnte. lncapaz de afifm¿r cstos scntimjent()s de descar amor y aceptación. experirncntaba accesos de rabia que ni siouicra él nrismo cra capaz de comprcnder- Su rabla surgía a paflir cle sentimientos reprimidos dc itladecuación y dc la convicción de que neccsitaba defenderse co¡stanter¡cnte dc la cntica Por un lado, Jackie scnlia quc si tenia el cont¡ol ¡o haría rnás quc e¡contmr compulsiv¿mente fallos Tenia miedo dc parccer algo menos que perfecta' asi que pro_
i90
b¡ hacia AI¿n sus propios sentimientos de in¡decu:lción. per.o, ¿l mismo licmpo, cn lo más profundo de si nlisi¡n, pot cualcluicr compctencia qlLe tuviem. se sentia culpablc Iln reslrmc¡. Alan sc enojaba a la más mlntma como üna forma de e!,itar sus scrllimientos dc no scr suficicnle. J¡ckie crilicaba constanternentc sonlo una f'orma de
y
evitaf sus fropios sentimicntos dc no scr suficicnte. Er cotlsccucncia! ¡inguúo de los dos se scnlia accptado o querido. simpicmcntc por lo qlLe era. Iir nuesl¡o trabajo cn común cada uno (le cllos pudo vcr cuál era su propia pauta de col¡porlamienfo. Alan v .tJc, c irnf(/¡ruI a h,rhJar cl unu con el orr, acerer clsus propios remores jndividualcs, y qtLé sentíao a] crecer aisleclanlenlc. Ijr cuanto se djc¡on cucnt¿ dc este ¡¿lsgo en cLrnú . cr¡pcz(i ¿ brillar el amor que se tctrian el Lrilo por cl oho. y quc suryió n travós de sus tljmores_ En l!L_ gar de ercoleriz¿rse, Alan pudo decirlc a Jackie lo solo quc sc scnría y cómo neccsitaba sentirsc aceptado en lirgaf de crilicado. CLr¿nclo Jackie se sentia ¡en¡ada de cn, conl¡ar fillos en Alan. lc deoia. cn lugar de eso, lo clurc, que lc rcsullablr Do tener sicmprc cl control cle las cosas. Asl. empozó ¿ compariir co¡ él la sensación de scntirsc drst¿n.i¡da dc la gcnle cua do rcp¡esentaba el papel dc AunqLrc. n:ltlLraiorente, la historia de Ala y Jackie es unlc¿. la solLrción a sus problernas puede scr utilizada por
,
cualquier parqa que descc erperimentar cl amor de una lofm¡ I¡ás consistcnle en sus ielaciones. Veamos a conti_ nu¿clon un brcve bosqucjo de cst¡ solución:
I
Colroccr qrLe los ciclos dcl sistema de pensamicnlo r0r' lr\o o,r l¡utas ¡prendtdc5 (lc nen\i¡mtcnro y cort_ t,onrnlcntu y pucdcn lambiin dc.xpr(ndrr"(.,. 191
Rcconürcr que cs posiblc llcvar una exrslcncra r¡ás ¡nrorosa y pacificr.
J. (unpfcn(lcr q c cl propi)sito dc lir relaci{in consiste cn eprcndcr las lccciones dcl alnol. no rcf¡r'zalr cl pa+.
IIaccr un csfuer/o consclcntc pof lülhler drfcctamcnte (lc h¡s propios tcnlores y pcnsamicnlos ocrllos. Cuan,1" r. l':1. , Lrrf (/- , .,h.r q r'r'rl er(\. rtr 'rrr.nlo r:r,l\(,/i,ri¡\ .r ..rh. r',¡.LrÁr' ff(^ ¡ r , r,f:r(ii'r r,, .,i Iro-
co|ltl]nes quc irnpi(lcn a las pa¡ejas creccr L.D cl ant(,r. A contjnutri(i¡r hay otr¡ lis¡a qtLe muestra cinco pensantic¡_ k)s p¡r¿lclos basndos e¡ el ltnor quo pernrren a tas p¡re iils rncrc¡ncntar sus rclacloncs. Est¡s listas no lieDc| l¿
inlcn!tót) dc ser contplcl¡s. así quc quiza (tesecs ¿rllldlr cUitlqutaI pcns¡nrcnto ractonal o irracioo¡l quc sc lc
(lUcc el1 rtn vaclo.
( onoccr \ practic¡r' las cu¡t|o p¡labras nlá!¡lcas que co[stilL¡ye¡ el filn(l¡rncrlto p¡fa quc surja cl anlor. La li¡se /i(. r/r¿r 1r': ,?¿i.r pucdc rc¡irigir tu nrenic, inclL¡so crr¡ndo -!-a tc cnclrcntres atr¡pado ür u¡ ciclo rr,¡,rrr.,'. \', rrrll'rl.r t,r.h\jcntrr(lu qu, tg 'i¡¡¡x5. sicr¡prc (lisponcs rlcl po(lcr par'¡ fcdidgirlc ¡ li l¡isn1o. Por L'lcnrplo. si te eDcucntlas surnido on un ciclo eolérico. pucdcs lprc¡rdcr a contclcrte y dlclrlc mcnt¡lnlcnte: (lllige una vez Inars). ir\o te pcrniile habli¡r {lcsdc tus scntilnic¡rtos intcrnos. crc¡¡do asi iDlirnidad, en ltlgaf (lc scp¿r¡cióD. 6 I)ccidir. c(¡üo plfcja, quc no pas¡réis cl lie rpo lratirndo Lle haccr scDtir cull)¡ble al olro, Io que sicmpre rienc clrno iesullrdo el conflict(). Ilesol\cr qLle Ios dos sois socios cn la elinrinación de Ia culpabilidad. l)edicaros a praclicafjunlos el pcrd(iu. Corr\,e iros en nlensajcro,\ dc anror. cn lL¡gar de nrcnsajcros de culpahilidad.
Ill sistcnra cle lens¿micoto ¡dicti\o sc m¿nifiesla cí ':l\ r.l,lciL,|x s ,l lril\ri' (le IIIr(rr'\os ffrr\JIrrt'|llos irrJ-
cion¡lcs. Bn la páginr siguic'rrre enconlrarás una lisla de lo (lue crco qlLc son los cinco pcns¿nricntos adicli\'os más 192
i {).1
Pe sqmientos que estimulqn a las parejas a
pensamientos que animan a las parelas a
quedar bloqueadas
abrirse al qmor
1.
Si tengo que trabajar para que la rclación funcions, algo debe anda¡ mal. Dos personas que se am¿n no
tienen que trabajar para que su relación functone. 2. Cuando tenemos una discusión, alguien tjene que estar equivocado. Debería hace¡ 10 posible para demostrar que tienes la culpa de algo. Tambjén debería llevar la cuenta y asegurarme de rtrue la mayoria de las veces tengo razó¡. 3. Es mejor no habtar de sentimientos negativos. Si finjo que todo está bien, todo 1o estará. Si no hablo, no tendré que sefltir. 4. 5.
Si h¿go que mi pareja se sienta culpable, me sentiré mejor Acusa¡ al otro siempre es una buela defelsa. Cada vez que te doy algo debería esperar de ti algo a camD10.
194
En nuestra relación, mi objetivo es no ocultarte quién *oy. Fso. a reces. no e, fácil. y (n csas ocasione\ le pedjré tu ayllda. 2. Sabe¡ quién soy implica hon¡ar todo lo que tu eres. Si los dos juntos miramos más allá de los fallos, no habrá nubes ¡egüs que no puedan disipar nuestro amol conjunto. 3. El amor no sc puede encontrar solo. Al contener mis sentinticntos le doy la espalda a la opofunidad de aprcnder del amor y profundizar mi relación contigo y conmrgo lmsmo. 4 Mi objcrivo. que comparlo con mi pareja. er supcrar la culpabilidac! ¡o ¡eforzarla. Mi pareja y yo lo hace_ mos ¿sí a través del perdón.
l.
5.
lL,Llo ncns,rmienlo ¿moroso 5e refuerza a sr ml,mo. Dar y rccibir son, en ve¡dad una misma oosa.
195
Creo que nuestras relaciones son las aulas donde tene.
mos las mejores oportüddades para ap¡ende¡ a vivir el sistema de pensamiento basado en el amor He descubierto que eso es cieÍo en mi propiá relación con mi esposa. En la ceremonia de nuestro matrimonio, Carny y yo, junto con nuestro amigo, el reverendo Geo¡ge Mclaird que dirigió la ceremonia, intentamos expresa¡. con palabras lo que creíamos acerca dc una relación coüprometida. He aquí una síntcsis dc nuestros votos:
!.
Lecciones diarias
El matrimonio es mejor cuaDdo
y nos casamos con nuestro mejor ¿migo. En el mejor de los casos, el matrimonio se ve motivado por un amor incondicional, en el que busc¿mos l¿ verdad et1 cada acontecimiento, y actuamos de acuerdo con es¿ vc¡d¿d. Al crecer en comprensión y ¿ccpt¡ción de nosoFos mismos y dc mrcstra parcja, abdmos nuest¡o comzón y damos la bienvenjda al amor amamos
Si cent¡o la ate[ción sobre la comprensión y la aceptación, ¿cómo puedo evitar s¡ro el experirnentar amor?
Infroducción a lqs leccü¡nes diarias La ptlme¡a pirtc de este libro ofrece una estructura y algrnos ejcrcicios para comprender mejor los ciclos de la a0rci un ) cotno la pa./ menldl e5 siempre una altel.nauv¡ porrDrc qqut. cn la segunda pirfle. \e oftecen más cjercr_ cios, p¡csentaclos en fo¡ma de lecciones dia¡ias. Mediante la priclica de los ejercicios podemos desmantela¡ el siste_ mJ (le ninsJhtenlo adictiro \ e\¡rflntcnt¡r la nal mcnlal oe Un modo m¡\ Consislrnte, \o le preocupes fror crcer o no en roda, lJs tde¿s: 5imnlcmcnle. n)ués¡r¡le abieflo ¿l pooer dcl tmor Lo, cier,jtcios aqui pre.enrados t,- ofre_ c:n uqn5 nledios sislcmalico. y ¡rácrrco. para llcrllr unl \rüd lrbr( de la ¿diicrón. r ¡da una,lc la5 \crntiuna lcc_ clonr. di¡ri¡c ¡icjrr l¡ inlcnción de awdafle ¿ climin¡r ro0o ¡quello que bloquea l¿ conciencir dcl amor.
Cóno ¡r,,¡s¡l¿¡ ,9n l¿s lecciones dinri¿s
is le(cio,tc. diaria: ¡ --J Pdnan son bre\es.
las di,cusione. quc la\ ¡com_
¡rácricas
196
¡
Jirecta..
L
énlasis no ¡e
t97
pone sobrc la teoía, sino más bien sobrc la práctica. Para obtener el mayor bcneficio posible de las lecciones diarias, procedc a la manera desc¡ita en los párrafbs siguientes.
Cada mañana, poco después de levantarte, revisa Ia lccción del dia (y la discusión que la acompaña). Empie/a pur la pnmerc lccción 1 practrca \uce\i\¿ ncnte una lección cada dia. P¡actícala en un lugar tranquilo, donde ¡s ¡g 1q¿s pcrrurbaLlo. Reljjate y dcdica unos cinco minulos a Ieer lcntamenle el Ie\ro y la discusión. procurando que Ja lección (que aparece cn un tipo de lelra destacado) y la discusión constituyan la parte más irnportante de tus pensamientos. Durantc la práctica, concénhate en la lección y la discusión, y elimina todo pensarnicnto que te distraiga. Si un pensamiento indeseable intcrrumpie¡a tu conccntración, Iimitate a reconoce¡ su presencia y luego dospréndete de él con suavidadDurante el dia, cuando surjan situaciones tcnsas, repi-
te para tus adenfos la lección, lenta y rcflcxivamente. Esto es especialmente útil ell mor¡entos dc conflicto. Aplica la lección a todas las pe$onas y cn todas las situaciones en las que te encuentres. No hagas excepcio_ ncs- Revisa la lección periódicamenle durantc el día, durantc breves momentos, preferiblemente cada hora. Quizá
tc resulte útil llevar el libro contigo, o una copia de la lección en una pequeña tarjeta. Por la nochc, preferiblementc antes de acostarte, tómate cinco minutos o más para r€visar de nuevo la lccció[ y la discusión. Picnsa e¡ cómo se ha desarrollado el dia y cómo aplicaste la lección a circunstancias específicas que te resultarcn dificiles. Cuando hayas completado de este modo las veintiuna lecciones, empieza de nuevo y repite la sede. Esta continua práctica se ma¡tiene mejor hasta que te des 198
(lue aplicas la. leccione\ rle cuenra de en Il t.'o" consrstentc Tánea ) ..
unr ltrrma espon-
Ln fesumcn. lu praclrcJ drafla esla compuesla nor
priclica por h mcñana. la aplicuaffo p¿rre5: una sesión cacton de la lección a silttilciones diñ(iles que \e le pre' Jenlen durcnre cl día. una rer i.ión horaria y una revisión por la ¡oche.
Lección uno Le he dddo ú todo lo que Neo en esla habitación (o en ¿sta tdlle, o desde esla yentana, o este lugar) todo el .\ignlJicado qne tiene para mí.
e
Como q!¡ie¡a que esta lección contradicc por completo el sister¡a dc pcnsamiento adictivo, puede irrducir a confusión al principio. Esta lección dice que no hay nada inherente en nada que le dé un valor establecido o sig¡ificado. Túr solo defines 1() que es importante y lo que no es rmportante p¿ a tt. Cuando ercs adicto a algo o a alguien, lC) eres porque has rnvertido demasiado en un ámbito determinado, creyendo quc eso tc proporcionaría fclicidad. Persigxcs compulsivamente aigo que continuamente te deja con una sensación de vacío interior. Una verdadeta afirmación sobre nuestras vidas es:
pazy Ia elección proceden de darnos cuenta dc que le doJ a cada cosa todo el si8nificado
La
que tiene para mí.
Iar¿ comnrender la lccción de ho). rcpas¡ visualmenle la habrlactón dondc le encuenrres ahora. Empieza por 199
ti y aplica el contenido de la lección, ell letra destacada, a todas las cosas sobre las que se pose tu mirada, ya sean grandes o pequeñas, personas u objetos, brillantes o apagadas. Lucgo, amplía la mirada y mim a tu alrededor, cerca y lejos, y aplica la misma idea a todo lo que veas, oigas, degustes, huelas ¡ sientas. No intentes incluirlo todo sistemátic¿unente. Más bien, relájate y aplica la idea a cualquier cosa que surja en tu conciencia. Pero t¿mpoco decid¿s excluir nada. Simplemente, aplica la ide¿ a todo y de u¡la fomla iglal, ind(penJienlemenle de lu aparenle ad'cripción L' separación con respecto a alguien o a algo. Repite pensamientos como los siguientesl aquellas cosas que estón cerca de
Lección dos Mí mente está preocup^da con pensauientos pasados. Cua¡do te pomites a ti mismo sobrecargartc con la culpabilidad y Ia vergüenza, estis funcionando en la creencia del sistema de pensamicnto adictivo por la que el pasado sienpre detennina cómo te sientes e¡ el presente. El sistema de pensamieoto basado en ei arnor reconoce qoe: Es imposible sentif culpabilidadJ
amor al mismo tiempo.
Cuando surjar sentimientos de culpabiljdad, vergüenjuicios negativos sob¡e ti
DoJ a est¿ silla todo el siEnificado que tiene para mí.
DoJ a eslas ropas todo el siEniflcado eue tienen para mí. Doj a esla persona todo el signillcado que tiene para ml.
za, bajo nivel de autoestima o mlsr¡or plcnsa:
Do) a csta sustancia (droga, alimcnto. alcohol, ctc.) lodo cl \r8nrfr(ado eue rrenc p¿ra mi.
No estoy en paz porque lo ntiro todoy a todos a través d€ un filtro distorsionador del pasado. La paz se encuentra cn la libertad
A lo largo del dia, p¡actica periódicamente la
aplicación de la lección. Si te descubros funcionando en el sistema de pensamiento adictivo, di:
del nomento prescnle. Cada vez que te identificas con el pasado, preocupas y creas bloqueos a la experimcnt¿ción del amo¡. Luando cúpleas el pasado como fuentc de conocimiento, para poder endtir juicios e inducir la culpabilidad, no haces srno aislatte más del amor Hoy, decide romper el ciclo del pensamiento adictivo. ¡mpleza por sentarte cómodamente con los ojos cerraoos. Observa tu mente. Date cuenta de cada pensamiento a medida qlLe aparece y desapa¡ece. No rnreffes pasar mucho tiempo entregado a un solo pensaniento. Simpletu mentc
mí,y no viene determinada por personas, luEares o cosas.
La paz proccde de dentro de
-
200
201
r entc, observa cirda uno dc ellos durantc u¡ros lrinutos, con ta¡ poco apcgo como tc sca posiblc. Identific¿ cada pens¿nricnto daido un nombrc a la ligura o lcm¡ cenhal dcl rü.r¡ro. Por .1crn¡lU. ¡ rr'LJ¡da qu( lu\ Pcns:lrnienlos v¿n y vicnen. pucdcs decirlc n ti mismo: l,sto] pensando ahora en lbjClla4cl! lg¡llalL Y ahora esiov pensando cn ila fiEura o tc,¡a acntra¡).
Al
obscrvar tus pcns¿llric¡rtos, fiiatc en cuántos de ellos se bas¿i1 cn el pasado y pued('n producir. polcncialmente. Lrna sensnción d€ culpabilid¿d. Dcspués de unos p¡,cos Intnur05. ¡uc,lcs rlriirt, u ti mistrro: Mi mente cstá prcocuPi¡da con Pcnsanlicnto\ dcl pa5ado. Pero el pasado h¡ dcs¡parecidoJ hoy csto] dispucsio a dcsprcndernrc de ¿1. En el nronrcnto prcscnle nle mlro ¡ |nl nllsmo con ojos (¡riñosos.
Si tc e¡cucnlras en confliclo durantc el dia. puedes dccirlc a ti mrsmo: t. Estoy en conflicto porque mi mente está prcocupad¿ con pensamicnlos del f asado. 2. Pcro cl pasado ha desap rccido. 3. En consecucncia, elijo vcr esla (siluaciól/pcrson¿L/objctrtl solo en la p¿l dcl rrnrncnlo nre.rn¡e.
\o
\o| tü iLtitn¿ ¿el lnuttltt que .'o.
l
sistcm¡ de pcnsanlrcnto adiclivo te dieo que son o clrcllllsl¡ncl¡s las fcsponsablcs (le cómo persoll¡s r)1flt. lL'\t(]ltlcs. Qt¡izá estés ac(rstumbrado ¡ scñal¡¡, a reprc \.'¡rt¡¡ si. r|rc cl papcl dc victina. (\lando pit¡rses qLre rfcs unu \.íclirnri del nrundo. estás fcnunciando ll t!L poder ldsouel y r trr Ql)acid¡(l paru elegir. ( o oltclo (ic rccoltocct.lu podcr pcrsonal, y de compf0lr(l!.r que llcnL's una dllcfnali\a. enloca hov li¡ alerción sobr. urr hccho scnclllo: I
No soy un¡ ví(l¡nt¡.
\li\ l'1,t,,\ f, r,\r irqto\ \ r'(cn, á\ ,lcl(nlt¡n¿n lo quc veo,v erperimento. llntplcl¡ lof pr¿cticar lo siguienle: ( uando vco cl mundo como responsable clc lo quc srcnlo- me \eo ¡ ¡ri misnro colllo \íclima. y lx paz con_ sislo¡tc se h¡cc inrposiblc. Trrdcpcndientenlentc de las crffunslancias cn las qltc mc cncucntro. puedo ntantener nt p(\tcf paia clcgir. , l u¿ndo lrc cncucntfo bloqucado cn un canino trill¿oo. qul7a sea porquc mc vco a n1j nismo como un¿ víoti_ m¡ IIov. si r)tc sienk) conto una vicljDla, no alacaré a otlo ¡r ürc dci¡nderé. fin lugar de eso. recordaré: No s9/ una víctinra del ntundo er¡e veo. lli¡) los scntimicnlos eue crpcrimento, y i¡nbi¿n decido fiis propio5 obietivos.
202
203
¡diclivo clicc: sól{) me libcfo dc ser un¡ \'íctimx cuan(lo canbio a los alemas. Eligcs la irltcrn¡liv¿ paci{ica cuando lcconoccs la verFll sistcm¡ de pensamienlo
dad:
¡¡rr¡c ( lcnta clc Quc no víclinlr. es l¡ úni.¿ l¡rlna dc libraírlrc Llc ser tlna vlcllnla.
Canrbiar mi nrente, 5oy un¡
St tc encuc¡rtras xtrapa(io cn ol ciclo rdicti() dc ju./.Jat1. il ti iDismo v ¡ los clcnlis, h¿i/ un ¡ll() v rccucrda cn lilc¡.'.,, c]"*",r Ia P¿z mcntal. I--¡ lu!:al dc.juzg¿r, cli)o prlcli(.lr cl Pc|(]ón. .-\1 co ccnlr¿r1< cll el pcfdon Cnircnas ¡ tu ¡rcnte a s¡ ber.il(jndc br¡scar' l¡ prr. Llcgas x cdnptcndcr Isi cluc no h¿\'necesidall dc espcrar nrís tic¡npo a cncontür ia pt/ ¡rcntirl. porquc cl pcrdórr es una clección que plcdes dccidir rn cualquie¡ nromcnto del dí¿-
f)¡rr doDostmr _y asesura¡ i clccckh por la p z, r rt",)U..'\lJ\ 'rl:\ ¿L( lullc\ \e.llr \Ui\i \ f rJ-|rtu\a\
Leu ión t'uultt¡ Í'ü¿¿t) \'t
¡'
pu: en l]tgur d( ó¡a.
Eslis elillicndo aonstantcmcntc enlre el sistcnla
de
pensanricnlo rdictivo y el sistema dc pcnsilmienlo basddo cn el ¡mor Siempfc tc cncr.rentras I una elecciórt dc tlistancia dc 1a paz. La lcccion de hoy sc ccnlm en cl hecho de quc ticncs la habilidad f¿ru dirigir tu nrenle. I ¿ prz nrental sc irlicia on tu nkrpia ¡rentc Cuando no tc siL'ntcs l¡cifico cs porque 1us ojos cs1án ccrrados ¡l ¡mor. Ln la ¡dicciinr tc vcs il tr mismo corrl(l scptrado de los demás, crr url n1r¡ndo quc parccc scr duro. sin signifi_ c¡Ju. :Incr:,2¡Jor i li rgn'errtarl,' lrrmllr'r. p,'t \rrlc a li rnisrlro como \ uln€rrrblc y cn co¡rst¡ntc nccesidlld dc del¡ns¡. Pcro pr¡edes clegir, cn luga¡ dc cso. \er t¡t) mundo lLñido cn cl quc c{dll situ¡xción tc ofrccc Ia op(}llunidad tle aprcndcr clcl amor Si 1o sicntcs deprimido. lrrstc. cnfida(l(), culpllble o tc_ rncLoso. rrcucrtla quc: l)ucdo rlc!,i¡
204
l¡ frrz ahora
ntisnto en
lu!¡r dc csto.
f'¿r tit(n( h t ono.ct cl ptollama pura qtt, puetfu ser
Ll \isteut¡ de pensrnicnto adictilo dice quc pxfa
so-
lrrljro¡)ilf tus problcnlts y sct feliz Dccesil¡s calnl)iar ¡ lguirf (¡ rlpUnu citcunsl¡nci¡. Tambi¿n le Jice que adquirir ii.rLr n,.riro dis jnuirá hrs probleuras. Lo irllimo qLre el \rslcrna il! l)cnsar)ticl11o rdictivo quisicra quc hicicras '''f , i . r' 1.,....¡,rrr',1.^.lr'rr\ I\L'n,,r\ nrfi..llr,ie¡rr,'.
¡l
qirt e.o rerclarír cl dóbil liincla¡tento rlcl propio sistc llle (lc pcns¡nricllo ¡dicÍiv1). quc le prescnta rnnumclit¡!c\ irfobl.nlit. a re\(ll\er. ¡ p.suf de l{) cual ricmprc Inilnlrf c ocltllo cl vcd¿dct1) problcrDa. ,, Nrt ¡tucdcs solucion¿fulr problcul¡ si nosabesquÉcs.
rr'
i
-rf,i \L L,rrtt)rt\tn,t\,, tu,rl. rr,. L,|j, rirrr,
Lln¡ scÜc de l)roblenlts quc rcsol\,c¡. concóntrate
nocaf
rl
único problema c¡Lrt se cncucnlr¡ cn
c¡
l¡
reco
raiz da 205
todos los demás: la creencia de que no eres digno de amor. de que eslás senarado dcl amor. solo ) va(io. Esta creencia es el único problema que tienes necesidad de aftontar, porque es la sensación de vacío y de no sentirte digno lo que te hace buscar la felicidad fue¡a de t1 mlsmo. El sistema de pensamicnto adictivo tiene muchos disfiaces, que ofrecen la ilusión de que hay muchos problemas que necesitan muchas soluciones. Hoy, decide mirar más allá de los ropajes y las másc¿ras y ver el verdadero p¡oblema. Ver la consistencia subyacente de todos los problemas es el primer paso para darte cuenta de
allí donde ayer sólo veía problemas in[initos.
206
LecciÓn sets El perdón ofiece todo lo que deseo.
El sistema de pensamie¡to adictivo te dice que el aná_ lisis y el juicio constantes garantizan tu segu;dad. pero e\rs acli\;dadcs na(en del rernor ¡ no hacen sino perpe_ tuar el lemor Hoy, en lugar de juzgaq elige practicar el medro suave quc aüa¡ca de raíz el sistema de pen_ samiento adictivo: e¡ perdón. A veces, es posible que te sientas confundido po¡ lo que deseas. o lnseguro acerca dcl propósito dc tu vicla. La paz no procede de la satisfacción transitoria de conse_ gui¡ Io que dcseas. La paz mental consistentc sólo es po_ .ible a lr¡rés dcl perdón. ( uando ju,,ga: a olro como cul_ frbic no haces:ino refor¿ar tu nropio sentido de l¡ culpabilidad y la falta de valor Eso eiasí porque lo quc r,c. ¡ú .on 'nás que rus propios pen"amicnto. pro¡ecr,,.
dos h¡cra fuera ,
rl
perdón es siempre la solución pacifica. El perdón, br-arse cn la unidad rcnnocc que liberar a otro dc las
,Bl
cadenas
dcl ¡rsado signilicc desen(adcn¿rrte ¡u larnbié¡. que apaga el fuegu de_
rn reiumen. el pcrdon e. el agua
voÉdor dcl stsletna de pens¡micnlo aLltcrivo. lloy, empieza por utilizar el perdón como un medio nirla irleirn/ar la paz. Fmptea por pcnrar cn alguien a q:l-:l d,.,"':i' o r.tue consideras quc re ha hecño ateo "lmperdonable,. Cierra los ojos e imagirra u esa persona ocl¡nrc LIe t¡. (-on\éncete a ti mismo de que sólo impon¿ el momenlo presenrc, vlira a esa persona eL,mo st no 5u flcra\ nada ric su acción "imfrerdonablc.,. Observa una ru7 en (sla imag€n anles temcrosa y odiosa. permrte que 'a lu,, se e\licnda.que rmprcg¡e y rodcc a esa pcrsona, 201
ti una imagen mental b¡illante, sin m¡ncha alguna del pasado. Manlén csa imatsen en tu mente düante unos pocos minutos. Al liberafte del pasado y pemitir que la luz llene y rodee a esa persona, observa lo pacífico que te sientes. Al cabo de unos minutos, ab¡e los ojos y dite a fi mismo:
hasta que tengas ante
El perdón olrece todo lo que deseo.
En cualquie¡ momento en que te sientas alterado dumnte el día, puedes decirte a ti mismo: Como la paz es mi único objetivo, el perdón es mi única función.
ofieces aceptación, comprensión, honestidad y perdón. Si lo que ol¡eces es juicio, ataque, temor y condena, estarás invjtando ¿ que la dista¡cia y el dolor entren en tu vida. Examina tus propias comunicaciones del pasado para ver cómo fiLnciona esta sencilla verdad. Luego, empieza de ¡uevo hoy ciiciéndote a ti mismo: Hqy deseo paz, así eue sólo o[receré eso a los demás. Hoy el¡io mantener en mi corazón amo. por los demás. Lo nago asr no porque sca superior o poret¡e sea inferior,
sino poreue ai ofrecer amor es amor lo que recibo.
Ahora, ciera los ojos y pásate unos minutos dedicado pensar a en las personas que hay e¡ tu vid1, al mismo
tiempo que centras la atcnción cn profundizar tu amor por cllas. Otra nnagen útil es pregunta¡te a ti mlsmol
Lección siete Todo lo que doy me lo doy a
uí
m¡smo. ¿Estoy dando, ahora mismo, aquerro que
El sistema de pensamiento adictivo no establece conexión alguna entle 10 que piensas y 10 que sientes con respecto a tj mismo- Quizá no te dcs cuenta de que fu pensamie¡1o dctermi[a Io qüe cxperimentas, pero tus pensamrenlo\ son cúmo un boomerang que siempre re' gresa hacia ti. Hoy, abraza la idea de que el que da y el que recibe son e] misno, de que aquello que ofrcces es aquello mismo que rccibes. Imagina cómo sería la vida hoy si no tuvieras otro objetivo que la paz, si no vieras valor alguno en eljuicio negativo. Te concederías a ti mismo el don de Ia pc¿ menral.
En fu comunicación con los dcmás, encontra¡ás paz 208
s1
deseo para mí mismo?
_Si
no es así, simplemente cambia tu mentc y empieza paü ti mistno.
a dar a los demás aquello que deseas
Lección ocho No valaraú lo que no tiene
ralor
Nacla, en y por si mismo, tiene valor Tú mismo dete¡. nllnas lo que sjentes que es valioso y io que no. Cuando
aslg¡as tanto valo¡ a algo que tiene como resultado la 209
búsqueda externa de la
felicida4 estás lrncionando en el
sistema de pensamiento ¿dictivo. Es importante recorda¡-
lo porque qúizá te comportes como si no pudieras vivi¡ sin algo, olvidándotc dc que fuiste túL el que le concediste a eso todo el valor qüe tiene para ti. Una vez que te h¿yas dado cuenta dc quc valorar lo valioso asegura la paz, mientras quc valorar lo que no tiene valor crea conflicto, le encont¡arás en el c¿rmino hacia la paz menial. Y, sin cmbargo, ¿cuáles son los crite-
rios para considerar algo como valioso o sin valor? La lecció¡ de hoy aborda csta cuesfión. Lo qüe tú valoi¿rs determina lo que dese¿s. A continuación enconharás una lista de criterios por los que juzgar lodas las cosas que crees que deseas- No impofta lo r¡ucho que desccs algo, si no satisfaoe todas estas exigencias, tendrá, cn sí mismo, el potencial p¿ra producirte conllicto.
1. Lo que Llcseo, ¿dururá s¡empre? Si no es así, no tiene valor El amor, por ejer¡plo, es etcmo y, en consecuencia, es valioso. El tiempo nunca pucdc disminuir su valor. Sin embargo, es impofante darsc cuenta de que no son las cosas ¡¡permanentes en si mismas las que aportaÍ el dolor, sioo tu apego a ellas lo quc crca la adicción y el conflicto. Pregúnlate a ti mismo: si yo perdiera (especifica lo que sea), ¿se veria afectada mi paz mental? Conseguir b que deseds, ¿tendrá como resultcldo una pérdida para alguíen más? Si producirá una pérdida para otro, no ticne valor y no te proporcion¿rá una felicidad duradera. Si t¡atas de arre_ batarlc algo a alguien, o causar d¿ño a otro de cualquier
2.
210
foflna, tc habrás engañado a ti mismo al pensa¡ que la pcrdida ) cl dolor del olro consliruyen rU g¿nanira. D¡r c. recibir. Rrcibir a crpen'a' de Urro no hará,ino cau.a¡ 1e daio a tr nllsmo, ¿Püqu¿ tiene v or para mí lo que rleseo? Los brazos sc pueden utilizar para golpear colóricamentc o para abrazar amorosamente. Un avión puede so¡1ar bombas o paqueles de cor¡ida. Si deseas paz, otlliza todas las cosas como medios pam crear paz, Las cosas no son malas, en y por si rlismas, sino que es el apego que les lenemos lo que nos esclaviza a ellas. Aquello que tú valores es 1(r que crecs que te apodará lelicida4 pero la pcrsecución de eso puede p¡ovocar fiust¡ación, depresión, pérdida y desespcración. Cuando eso succdc, sg debe probablemente a que has dado valor a lo que no ticne nillgún valor Quizá creas ql¡e las cosas como el dinero o el prestigio clarán significado a tu vida. Pc¡o cuando 1(r que buscas en ellas es l¿ felicidac! estis valorando lo quc no tiene valor alguno, y acabarás siempre sumido en cl conflicto. Si dese¡s la paz hoy, no valores lo qu(r no tiene ningún valor
3
Leccíón nueve Si
ue de|iendo,
soy atacado.
Cuando funcionas a partir del sistoma de pensamiento . aolcllvo, te ocupas constnryendo muros defensivos y es_ Ias.slcmpre pendiente de un ataque. El amo¡ se pierdc. ¿,lrorno puede estar abieato tu corazón al amor cuando se encuentra tras la fortaleza del temor? 211
Cuando te defiendes, crees que fu defensa, si es bastante fue¡te, será suficientc para protegerte. Quizá cuando te sientes herido eriges rápidiünente tus defensas. Pero esas defensas te ma¡tienen aislado y temeroso. Tus muros defensivos te cierra¡ a lo que más deseas: el amor. Estás equivocado si piensas que tus defensas tc pÍotegen. De hecho, tlLs defensas no hacen siúo perpetuar el ciclo del ataque y la defensa. Nadie construye defensas si no abriga temor alguno eo su corazón. Eriges defensas porque temes el ataque. Y, sin embargo, a cada nueva dcfensa que levantas aumeDta nr temot al ataqL¡e. ¿Cómo pueden las defensas ofrecer seguiüd cuando no hacen sino aumenta¡ el temo.? Hoy, reconoce la verdad sobre las defensasl Las defensas siempre tracn consi8o precisamente
aquello contra lo que €staban destinadas a protcgerme. Pone¡se a la defensiva inicia un ciclo en el que no puedes mantener una actitud pacífica. El ataque conduce a la def'ensa, y la defensa conduce al ataque:
v\ \t¿
ATAQUE
DEFENSA
I_Ioy, e¡ lugar de hacer más espesa tu a¡madura, invita al amor a sustituir a tus defeosas. El amor no necesita defensa alguna. l-l amor crece a rravcs de compafir- y no se ve afectado por el tiempo. Por debajo de tus defensas te espera una paz impeúurbable. Es esa paz la que puedes encontrar hoy.
2t2
Algo bucno a reco¡dar druante todo el día es lo g!ie¡te:
si_
Si me defiendo, soy atacado. El amor €s lo que deseo, el amor no necesila defensa. Ho], ofrezco amor en lugar de ponerme a la dcfensiva.
]
Lección diez El poder de decisión es mío.
Tu capaciüd para elegir es lo que constituye tu liber_ t¿d. El poder pam decidir qué pcnsamientos abrigas cn tu
rrente es el don más rico que posees, pues te convrerte en el director de tu propia vida. Siempre estás eligiendo ent¡e el sistcma de pensamiento adictivo y el sistena de pensamiento basado en el amor La decisión que tomes es lo qrre detcrmina ru expcnencia. Ho). Intenla ser cons_ crenle csle proceso dc elección y toma conciencia delpo_
dc¡ de decisión. Túr mismo decides en qué deseas crear y, de ese modo, . clrScs tu propia experiencia. No es cl mundo lo que te moldea y te configura; eso es algo que haces tú mismo.
Jr te e¡cuent¡as en conflicto es po¡que has
aceptado
corno cre¡ta una crcenda falsa. Tú eres el di¡ector de tu propia vida. Tú decides eotre ll1 Bulon quc.ólo contienc c5((nac d( pal y olro que es üna hrsloria de horror. con el terror el ataque ag¡zapa_ ¡ dns en crrla csquina. Iu ¡oder de dici,ión es una hcrrdmlenl¿ que quizá hayas olvidado cómo utilizar cn tu pro_
pio beneficio. FIoy, ap¡cnde que tLr poder de decisión Puede asegururte la paz ment¿l.
2t3
El poder dc decirión es mío
HoJ, utilizo estc poder para elcgir únicamente pc¡samientos basados en el amor.
Hay dcniro de ti un lugar tra¡quilo que no se ve perturbado por nada, que está llcno de amor v es conpleto. Cuando scrcnas tu mente puedes cscuchar a ese amot ldterior quc guía tu carnino. Muchos so ¡efieren a esa guía inlema como cJ poder superior, en conhaste con la voz interior del ego. lloy, si te encuentras sumido en el conflicto, puedes dccirtc a ti rnismo:
han hccho cosas imperdonables, debes vene a ü mrsrno, Si tri¡as a un¿ persona o ¿ mil, con condcna y odio, fam-
bién tú te condenas y te odias a ti mismo. Del mismo modo, cLLando ves a los dcmás a través de los ojos suaves y cariñosos del pcrdón, también tc iienes que amiu y pcrdonar a tl mlsmoNo lranscurre ni.rgú¡ lapso de tiempo eotre dar y rcci.ir. \l dar. larnbiin rccibÉs. Por (\o. la f\¡],, \irmprc c\ una altcrnativ¿ posiblc. La lección de hoy tc ofiece la al|crnaliva a la soledad. porque: Puedes
Ahora mismo mi podef de decisión pucde cembiar cómo me sienlo.
eletir escuch¿r Ia voz de mi poder supcrior, en lutar de la chách¡¡a confus¡ del ego.
Puedo
Lección once Itoy aptenda a dar como recibosistema dc pr:nsamiento adictivo desea convencefie de que iu¿nro nrá. con:jtsas. tome:. com¡re. ¡ .unquisIc'. lúlu mcjor rc.enrirás I I énfa,r, se pon( -icmpre en
214
amor
L¿ lección de hoy cs ntuy práctica. Puedcs probar-la con facilidad y sontinuamente, y vcrificar los resultados dura lc cl dia. Al ver la ctécli,'idad y los resultados de dar y rccibir ar¡o¡, lí vcrdad de d¿r y rccibir se desplcgará ante ti. Hoy, oficcc amor, ¿rmabilidad y contpasión a toda ¿quclla persona con la quc tc encuentrcs, y observa con quó rapidez rcgrcsa a ti la conciencia dcl amor. l-)npieza cl dia pi)r cerrar los ojos y dccirte a ti mismo:
ll
consegllú, nunca en daa En el sistema de pensamie¡to adictivo, el dar cs una manipulación, una forma dc conseguir algo que deseas. El sistcma de pensamiento adictivo dice que dar algo es pcrder ajgo. En cont¡astc co¡ esto, el sistena de pcnsamienlo basado cn el amo¡ dice que el dar es recibir En ios otros te ves a ti mismo. Si ves que los demás
dar] rccibit perdóny
cn ( uJleLier Inomrn.o quc (ltjJ\.
Dar es recibir. Rccibiré lo que dly ahora. LlLego, imagínate a una peNon¿ espccifica
cjcnlpiol
y di, por
Olrezco paz mental a esta pcrsona. Ofrezco tranquilidad a esta pcrsonaOfrezco calma
¡
esta persona.
215
Una vcz más, Do intcntes cxcluir a nadie de los dones que ofrezcas. Al final, cualquier exclusión cs una exclusión de ti mismo. Cada petsona con la que tc encuentres hoy tc oliece otra posibilidad de paz. Si te encucntras hostil y a la defensiva. prcgúntatc:
tu propia mcnte. Siempre pucdes dirigir tu r¡entc para reconooer, escuch¿f y c¡egir la alternativa pacillca. Cada v€z que expcrimentas un pensamiento indeseado. puedcs decir silenciosamente:
dirijo mi mente, qlc sólo_yo dcbo diritir. Eliio desprendermc de esta creencia ad¡ctiva (cspcci[ícah) y dirigir mi merrte hacia cl amor Yo
¿Es esto
lo qu€ qu¡ero que se me ofrczca?
Lección doce Yo
r¡jo mi menle, qüe ,o solo debo reg¡r
La mente adictiva es como un animal salvaje que se rev'uelve de un lado a otro incontrolablementc. IJoy, empieza po[ dome$ticar tu mente inquieta dándotc cuenta de que eres tú mismo quicn detemina los pensamicntos que prcnsas y. asi. los sentimicntos que lienes. A vcces, podrá parcccr quo no tienes control alguno sob¡c tu vida. Los pensamientos luela¡ a través de tu mcntc y nunca cuestionas tus crecncias. En lugar dc mirar hacia dentro, empiezas a pe $ar que otras pcrsonas son la causa de tu cólera, tcmor, infelicidad y deprcsión. Cuando crees esto, dejas dc dirigir tu propia nentc. Da el primcr paso al decidir dirigir tu propia menle. asumicnclo la responsabilidad por tus propios sentimicntos y pcnsam¡entos.
Hoy, comprende quc sólo tú di¡iges tu mcntc, quc sólo tú eligcs entre la voz dcl ego y la voz dcl ¿rmor, que sólo tú decides qué pcnsamientos tener, cómo scnti¡te y cónro actuat Hoy, dcc¡de escuchar la s¡cmpre presente prcferencia pacífica que hay en ti. Si quietes tener paz, antcs tion€s que hacerte cargo de
216
Le(:íón ü'ece lhN
no
ju.g.tú
na¿a de k) que ocrtrftt.
.luzgar a los demás y a
ti rÍisrüo no hace s¡rro aumcny tilr el temor la culpabilidad, y cerrar [a puefla al amor. Iloy. cnrpicza por hacerte las siguientes prcguntas:
L Si dejara dc juzgar
2
L
por un dia, ¿cómo scrl¡ ese día? Si eligiera concentri¡rmc cn cxlender comnasión. cn lugar tlejuicio. ¿,cómo ca$biaria mi experiencja? Si dedioara un día a amar. cn lugar de ajuzgar, ¿,cór¡o me sentiría con rcspecto a los demás'l
Los pensamicntos clue abrigues con respecto a los dc-
nás afccl¿rn a tu fbrma de sentirte con respecto a tt mtsmo- Por ejenrplo, no puedes sentir odio hacia alguicn al l¡ismo tie¡npo que sentir ¿mor por li mismo. Eso sería como inlcntar exhular e inh¡lar al mismo tiempo. Quizá hayas aprendido previamcntc que es natural y saludable Jurgar las situacioncs y a la gcnte, que eso tc pcrmrte tonlar bucnos decisioncs. IIoy, empieza por contener tu l¡cnte para ver quc tus juicios [egativos no hac€n sino 211
crear sentimientos de scparación con respecto a los demás. El pens¿miento basado cn el ¡mor rcconoce que olralquier pensamiento o acción que co¡denc tiene como resultado el temor, la culpabilidad y la soledad. Hoy, libera el añot para que exista sin versc perturbado por tus juicios. En lugar de juzgar y sepa¡ar, observa la interdepcndencia dc tod¡ la vida, de la quc tú fo¡mas una Parte Integml. Decidc ver a todas las personas y acontecimientos sin el juicio negativo. Cuando te sientas tentado de emitir un juicio, pücdes rccordarte a ti mismo: Si juzEo a esla persona me robaré amor a mí mismo.
Empiez¿ por volverte hacia dentro y de.ja que el amor sca tu guía. Hoy, al¿jate ¿e tu úeio húbito
¿ejüzgat y condenar Al bu,t.ar guia, diige tu otenció haciu dentro, hacia tu corazón.
Col¡b¡a la espada deljuicio por la tierna curicia del anor, y Ia paz dmanecera en lu mente.
Lecciófi catorce Que no me vea a mi mismo cono lim¡tado.
El sistema de peñsamiento adictivo promuevc la lim¡tación en todas las formas posibles. El ego te dic€ constantemente que estiis lleno de carencias rtrue solo pueden 218
.er ltcnrdas por ¡lguicn o algo fuera dc t¡ mismo: una p"rronr. un" droga o una posesión. [loy. dedicatc a vene l ,' r''rno.on,n un todo. sln limites. ) con un polcncial ilimitado. Sólo tus p¡opias crecÍcias te limitan. Los únicos límites que ticnes son aquellos que te has impuesto
ú
mismo Todo los pensamientos de limitación son rcsl¡ictivos Dar¡ las relaciones. Cuando impones limitcs sobre los demj.. t¡r¡bión lc limitas a ti mismo. No ha¡ malor don oLtc pl¡cdas ofrecer que desprenderte de las limitacio¡es Ál hiccrlo así, te liberas a ti mismo y a los demás. lls posible quo te hayas limitado a ti mismo al percibir oscuridad y debilidad dcntro de ti y a tu alrededor' Cada lir¡ite que te imrtones a ti misño o a los demás es una cadena que impidc tu crccimiento. IIof concédetc la fortalcze nara ver el poder del amor en todas pa¡tcs y en todo. Los limitcs, que son creados por 9l sistcma de pcnsamicnlo adictivo, parecen scr rnuy rcales Pcro, indcpen_ dientcmente de la limitación, la solución es siemprc la misma: recucrda que no te falta nada par¿ expenmcntar amor en este mlsmo rnstarnae. lloy, ernpicza a desafi¿r cualquier limitación, sin que imporle lo rcal que parezca. Por ejemplo, el ticmpo y cl dinero inadecuados son carencias comunes que inventa el sislcma de ¡cnsamiento adictivo. Quiá pienscs que no dispones de tiempo suficiente para detene¡te y relajarte, o que no tienes dincro suficiente para ser feliz y sentirte seguro. Cada vez que te impongas una limitación a ti mismo puedcs desafiarla. Por ejemplo, si tienes la se¡sación de qüe te falta tiempo o dinero, puedes decirte a ti mismol
2t9
f 50) llimitado. ¿No lengo acaso el tienrpo para enviar un Pcnsamiento ¡morosol ¿No me puedo pcrmjtir acaso cxtcnder la compasión dcsde mi corazón?
I rc prlabra. crpcrific,rs quc ririlices no \on intpo¡anles slcmpre y cuando cuestioncs la v¿lidez dc cad¿ limite que te hayas rmpucsto o que tc sientas tentado de imponer¡e. Cucslion¿ espccialmente cuelcllLier frasc que pueda completar la siguientc oración: (Rl a¡nor no cs posible ahom porqlrc,,,). Lo r¡ás importanto que tiencs quc hacer hoy cs recordar que dcbcs decifie a ti mismo a c¡rd¡ hora:
lJ Dir/ c,rá d(rllro Je li ¡h.'ri mi-nl¡: .óln c'li r'ubiert¿ ¡^l .r't r(ru( \cl,'dc p(r.¡micnro- atliitlvo.. llo). miru i¡ás ¡r1lá de ese vclo y dcscansa cn Ia seLena paz quc le c.t'crr. LJ lc.'crirr dc ho¡ cs una dcchri'ciún dc qrrc rc lc dr' lr. oportrrnrJrd ¡rr:: tr/ Inlrri,'f L c pu'.blc .i -óluluPJr lr',' li')\. .n Llr e.cllchJr lll. pcn.R .r l¡ .ruc.rrrl.r pa1 la con'licrtc rüental cn iu único mientoi adictir,os, objetivo Pucde quc
Ahoru r¡ismo tcngo lodo lo elle neccsito para scntir paz mental.
EI amor es en mí ahora.
Elijo pasar esle día en una paz per/i:cta.
El sistema dc peDsamicnio adictivo dice qlle la única fo¡ma de pasar cl día en paz seria tencr satisfechas todas tus necesidades cmocionalcs por medio de aiguien, tenef muclras posesiones materiales y ser cap¿z de controlar todas l¿s situacio es. El problema cs que la lista de necesidades se hace interminable, el dcseo de oontrol sc hace compulsivo y la paz se hace imposible. Hoy, comprende que no cs asi como se accede a 1a paz_ La paz ¡unca ha abaDdonado lu mentc_ Ten fe en que 220
parezca poslble pasafte todo un dia
en fJ/ Qu,/¿ frcrr\c\ que si le cnconlrJr¡s cn |lnJ r||cunstencia rnás idcal, podrías tencr paz. llse sistema dc pcnsamicnto quc te dice (si sólo...> no conduce más quc al conllich. Invierte el sistema de pensamicnlo al decirtc muchas vcccs dlLrarle el dí¿:
No estoy limitado.
Let:ción quí.nce
¡o lc
Si lil paz ment¡l es hoy nri úni(o objetivo, ¿qué hago ahora para ¿5cIlLrrármel02
I-os siguientcs no son más quc unos pocos ejempios dc lornla¡ mecliantc las qLre asegumrtc ut1 día en paz:
l.
lxtiéndetc hacir cl exterior para sanar una telación
quc hil sido hefida. 2. Despréndetc de ,ios antiquos. 3. !.nfoca la atenciói cn ilar antis quc cn recibú. :1. Extiende un pensamiento de compasión cuando nor
ag
inJlm
.Pr(narr,u rronia lr5¡¡
c¡lbo
I
..ontprumétere ¿ ller¡rja ¡
221
Lección dieciséis
amory estoy seguro. l\4e identillco con el amory estoy en el hogar. Me identilico aon el ¿mory me encuentro a mi mismo_ l\4e idenlifico coñ el
Hq) no tendré míedo de emat. EI sistema de pensamiento adictivo te hace descender por xn camino que tiene como resultado que ¡engas m1eI n una menre ltena rJe culprbilidact renrorl Jurcto. ¡i¡ tu/ clcl ilmor sc \e o\curectda por clpa, <1c os_
9:^t
ly.
curidad. La culpabilidad te impidc amar porque crees que no eres.merecedor de trmor Hoy. elige dar l¿ bienrenida a aque o que pt¡ede cura e dc lodos los conccplos erró_ neos sobre ti mismo: el amor . El fundafiento de tü sistema cle c¡eencias es bien sim_ ple: al igual que todas las demás personas, te identificas cun to ouc ctes que Ie hcrá senufle ieguro. \l empleas et sr\temJ .le pcn\amienlo adlctivo crces que el jr¡icto, las defensas y el ataque son las claves de tu seguridaü y por lo tanto te identificas con el temor en cánbio,'íi empleas cl sistema de pensamie¡to basado en el amor te oas cuenta d€ que tu .cguridad r:rdica rn la acepración, el perdon y h jndefen.ión. de esc modo tc idcntificas con ) ct anor Aquello con lo que elijas identificarte, cl temor o el arno! determinará fus sentimientos sobre ti mismo y tu perspecttva sobre el mundo. . Ho)- in\ita a la \erdad c penelr.¡¡ cn ru mcnle. Stn duoa ajguna. te senlirác cansado de las llusiones del .l¡_ tema de pensamiento adictivo. El amor es fu segu¡idad. El temor no puede existir alli donde está preiente el a1¡ot Cu¿ndo te identilicas cor cl amor. re ¡r(nres scguro. (- uando eJ lemor es tu guia. corrcs consta¡lemente hacia o.desde algo o alguien. Hoy, mantén en fu co razór:t la 1n' vr¡acro¡ at amor Recuerda cada hoú:
Hoy, toma conciencia de la ve¡dad sobre cl temor al rcconocer su presencia en tu vida. cuando su4a el temot alióntalo. Al baccrlo, descub¡irás que c[ remor no cxlste separado de la ncnte quc lo ha creado. Túr mismo das al temor todo cl poder quc tiene. El temor no cxiste en y por si mismo, sino que sl- fbrm¿ y se alimenta a t¡avés de tus propios pensamientos. Cuando sientas temor, puedcs decirte a ti mlsmol Sólo mi mente puede producjr temor. EI temor se supera cuando pcrm¡to eue cl amor sea lo que es.
Hoy, doy la bienvenida al amor
Lección cliecisiete Natla puede hacerme tlaño e\cepto m¡s pensam¡ento,r.
Darte clLenta de la ve¡dad ¡Ie esta sencilla afirmación es el primcr paso hacia la libertad. Es la prescripción c¿-
dl curar tu mente adictiva. En el pasado, cuando turste herido, quizá consideraras a los demás como la cau\a de ru dolor. O qui,/á echaste la cu¡Da de infelici_ od-d a^ la mdla .uefle o a mala. siruacioncs. Hoy. in\ ierte csla, lorma de pensar &indote cuenta de que no puede\ ser hendo por n¡da. ercepto por tus propio\ pensimien. la:z
tos
222 223
Cuando te encuenfes sumido en el dolor de cualquiet clr-( !.s m|l) ur.l c\rnlrn¿r lu5 pron'os pcÍisanrientos. Ilso te a]'udará a empezar a san¿r lo únioo c¿lpar dc hace¡ daño dc alguna formar lu p¡opi¿,. mente. Como euicrá que nis pensamicntos crean el mundo quc veoy experimento, cs dentro de nis pcns¿rnientos donde tengo que tmbai¿r.
pa' Cadd ve/ que.ienta'alPo quc no sea
ifi'o
idenliquc ¡brl8¡s en fu menle ftcjt cl pen'rmienlo adlcl,\u te esta causando pensamlento que ese dc 2. Convéncetc en la oscuriamor eútemado el y dolor manleniendo
L
dad.
3. Mira
bacia tu
iitcrior Lo
Y Pjensa:
queJo 50) cs amor
Pucde eleEir cambiar cste PensaNiento ¡dictivo
Puedo cambiar mis pensamientos sobre el mLúdo, sobre los demás y sobre mí ülismo.
Lec:cíó¡¡ dieciochc¡ No puedo cambiaf a los dcrnás, conro no puedo cambi¿r muchas dc l¡s situaciones en las que mc encuentro,
Cuando te sientes herido es porque has aceptado un pensamicnto adictivo como cierto. En c¿da instantc dcl Llía sicmpre eliges los pensamientos que llera¡ tu mcnte ¡ dc ese modo, eliges cómo quieres sentirtc. Cuando centras la atención sobrc tus pensamientos, puedes aprcndcr a elegir el contcnido de tu úe¡te y' a su vez, lo quc sientes. Si rlo eres consciente de tus propros pensamientos continuarís sintiendo que no tie¡es clccción en cuanto a lo que expe¡lmen|as. Deja de permitir que el sisicma de pensar¡iento adicti_ vc dir¡a tu mente. Hoy, cligc conscie[temenle quó pen_ samientos abrigarás en 1u mcntc. De este nlodo, puedes dirigir lu mcnte para apartarla dcl dolor y dirigirla hacia el ¿moL Puedes empezar a dirigir tu me¡te mcdiante la práctl_ ca dcl siguiente proceso:
D¿jamc recot¿dr cu¿Il es mí propós¡to
Si sier¡pre fueras co¡scjenle de tu vcrdadero propósito. arnor y perdón, no babría razón alguna paü escuchar l¡ irracionalidad del sistema de pcnsamiento ¿dictivo. F.s al recordar tu propósito como cl amor puede empezar a brillar cn tu mente, Hoy, concóntate en recordar el amor. en lugar de se¡tirte atado por )as cadenas del iemor Cuando olvidas quc tu objetivo es la paz mental, te sientes confundido y cn conflicto, inseguro en cuanto a la dirccción a seguir y, cn último término, inseguro incluso de cluión eres. Cluando olvidas tu propósilo, tc conviertes en una espccie de robot quc responde auton'láticamcnte a 1as crrcunst¿ncias cxtcrnas. al mismo tiempo quc tiene muchos objetivos conflictivos. Cuando olvidas quc tu proposrto es el perdón, juzgas a los demás. []n aüscncia dc l¡ eonc'cne.a dcl ¿rnur. rc prcocun¿\ put (orrsegurr cn llLS¿r de dar. de co¡denar en lugar dc aceptar. Te sicntcs otrsesrvamentc implicado en la pcrsecución de aquello que no ticne valor alguno. Tienes objctivos con0ictivos si 225
te dices a
ti mismo quc
nlisnlo tiempo, ticnes un objetivo de cambi¿r a otros para quc satisfagan tus cspcci ficaciones. Los objctivos conflictivos nunca conducen al amor deseas amor y, al
Cuando tcnEo objetivos conflictivos, lo único eue consi8o es cl conllicto.
lll
sistcma de pensamicnto adictivo sc especializa en
crear objetivos conflictivos, que pueden hacerre senur dep¡in1ido. frustrado, temeroso y colédco. Puedes escapar dc los objetivos conflictivos al identificar qrLé objetivo ¿e
produce dolor Despréndetc de ese objciivo y ma¡tén aquel que te apor'le amor La clave para recordar tu ptopósito es disciplinal tu mentc para identificar y desprendeme de aqucllo que uo concluzca al arnor U¡a menle que no es examinada continúa sin canlbiar. Pucdes escapar al dolor cle los objetivos co¡llictivos tomardo la decisión de recordat tu propósito. Pucdes decifte a ti r¡ismo: Lo que de5co es amor.
\
Para tener ¿mor, ofiezco amor,
lo olrc,/, o J tr.rvc\
Jrl perdor.
! f I
Clada vez quc, rcspiras te mucdislorsioneda de ti nrismo quL tu re ha vicln rfc('lJdu nu(\r' ,c. l'¡, r, un mñllr.lllo
por tl ¡a'a,j,' lu obicll\u Jc ho) con\r-rc cn dbr¡/¿r Iu icliciu¡,1 ¿ rr,n,* J. r rr.r c.re nue\o mornrnlL'. lo url|cn ||, l¡licidid e5 c mbiJr l|. oue nei(\rrJ{ hac.r parr rer llJ(i¡ cl piisdLlo hlcia ci cnloquc rnl¡qrc cl nrcr're.lc'dc presente cstá hermosa lll momento sobrc c1 prcsente. rcg¡lo dc amol, que sólo espera nentc envuello como un a que lú lo dcsenvuelvas. Sólo cuando urir¡s un pasado distorsionado y anticipas un fuhDo temeroso, se te escapa la leljcidad dc tu presenlc. Cuando vcs un ¡lLLDdo lleno do sep¡raoión, lo que vcs es dolor y miedo. No te dejes cngañar'a[ pensar que la culpabilidad es algo de lo que no puedes escapat porque en cl momento presenle no existe ninguna culpa bilid¡rd. Hoy, empicze por ver que no hay vftlor alguio en af¡rrarte al pasado. A lo iargo del dia. busca cncontrar exclusivalncnle tu lelicidad presente, y coniempla sólo aquelio quc buscas. No desecs obscsivamente quc algo pueda ser difercntc, y no mvrles al tcmol a penet¡ar cn tu mente al pensar quc cl fiLturo duplicará cl pasado. Datc cucnta de que la única cosa q|Le te lnlpide cxperimentar paz menlal es tu ap]azamicnto de la decisión de ¿ceptaria, pues Ia paz mental está siemple disponiblc para ti en cl mot¡ento presente. Repite con frccuencial
Lección diecinueve El pasado es pasado.
Mí.fblicülad presente es todo lo que veo. Cuando te miras a ti mismo a través de la vcntana del pasado es como mirafte en uno de esos cspejos defor-
El futuro cstá en el luturol\4i felicidad pfesente es
todo lo eue veo.
m¿nre. de los p¡rqucs de arccciones: vc\ una imagen 226
227
1 Leccíón veinte Este ínstante es el ún¡co t¡enpo que hd)).
La Iección de hoy es una exlensión dc la dc ayer, en el scntido dc quc sc ponc cl ónfasis cn vivil cl momento presentc. C ando tu mcntc sc centra cn cl amor, el momento prcscntc cs todo lo quc existe en tu concicncia. Ej temor es un extraño para el sistema de pensamiento basado en el ¿mor En conbaste con ello, el sistema dc pensamiento adictivo utiliza el pasado como un hierro canderte que intenta fijar la culpabilidad profundamente en tu meote. Si deseas u¡¿ menle trancluiLa tienes que cambiar tu idea sobre el propósito del tier¡po. PlLede que hayas visto el lier¡po cor¡o lLn juez y como un carcelero, qlLe te scntencia a la culpabilidad del pasado y a la preocupación por cl futuro, pasando por ello Ia screnidad del momento prcscntc- Esa conccpción dcl tiempo dcrrota nueslro objctivo dc paz intcrior y oculta cl amor dc tu conciencia. Tu fbnla dc pcrcibir cl tic¡npo dctcrmina lo quc expcrimcntarás. Resaltar el pasado produce culpabilidad.
Resalt¡r el luturo produce preocupación] tenror. Resaltar el presente produce amor.
Quizá hayas pcnsado cúóneamerlLe que el amot cra algo a alcanzar. Es posible que hayas situado el amor en el futuro, al pensar que tenías que b¿cer algo para ser ¿nado- El amor no se alc¿nza, sino que se reouerda en el momento presente. Es en el eterno ¿ihora donde el amo¡ espera pacientemcnle. Quizá hayas pcnsado que tenías 228
I
caf¡hirlld{ nll¡ c\ ru crc qtl\'llicc'lla' \'drnnlll únlco lo mc,ec.' .||'lor: tlemPo encia sobrc cl
oue c\pcrJr
i con\(j'tlil
clel l rs cu'Js o a
s¡cnto algo t enos que ¡ubilasa (:ud ¿o:í. to u a ':ak.t1c¡d de .ualqukr cktse, ttun¿o ¿esca ulgt que no tcngo, n" tu, ta rt ' ¡u¿¡'d¡
(:üdn¿o
\1tc
tt'
'"t¡"ihl¡
¿¿biIlo a Li que ho otuff¡do o qu( ld N: es inl)osíblt' ¿ebitb a b r/u( o ha ot\r do necesita recar¿anrc o úi m¡sma:
,.,tt,. , rntht.tr n; . ñ,t. r¡, t)n J, l tt.tn¡o. Est( itlstunte es el Lini.o t¡enpo que huy.
\,.
Lección reitlliuna El t(not ota Lll mu do, el peftlótl lo libeftr.
L¡ ide¡ de hoy es |tna si]lesis: cn csta iección se hall¡ln contcnidas lodas l¿s demás idcas p¡esentadas en este libro. Ll sistcrna dc pcnsamiento adictivo del temor, el juicio y la culpabilidad te ata al conflicio y al dolor. lll sistema dc pensamicnlo basado en cl amor de cuidado por los demás, perdón y paz cura tu mcntc y limpi¿ tu percepclón_
, Elige romler los barroles de la plisión del temor y oalc cuclrta dc lo mucho que se pa¡ecen todas las petsonas lloy. per¡nite que l¿ oscuridad del conflicto se vea curada por la luz dcl perdón- Hoy, l¿ separación, e1 temor' 229
y el conflicto ya no pueden llamarse con otros nombresni negarsc o proyectarse haci¡ alguien o algo más. ni cvitarse. ocultarue o disfiazarse. Los bloqueos al perdón y, por lo tanto, al amot sr¡rgen cuando aceptas cl sistema de pensamiento adictivo como cie o. Al eliñjna¡ suavernente estos obstáculos, la co¡ciencia del amor se libera para floreccr y c¡ecer. Decide no contener más el temor en ti mismo y en el mundo. Hoy, no utilices ningun¿ relación, objeto o situación pala afermrtc al pasado. En iugar dc eso, en todas las situacion€s y con todas aquellas personas con las que te cncuentrcs, ve otra oportunidad pa¡a que la paz te sea dada. A cada nuevo movimiento puedes ascgurar tu paz mental al practicar el perdón. A tod¿s aquellas personas que veas o en las que pienses, oñécelcs un suave pensamiento de perdón, y acepta lo mismo Dara ti. El temor ata al mundo. El perdón lo libera. Esa es la clave de
230
ni
sanación.
Epílogo
Hace unír mañana m¡r¡avillosa y estoy scntado cn la ladera de un¿l colina. bañada por el sol, cerca de mi casa' en Carmel Valley. La poesía de Ia brisa a través de los árbolcs se vc acentuada por el distante sonido del viento que en\i¡ r¡cnsaieq dc lrcnquilid¡d. l\y'i perro. "Vali". csla tumharlo ¡ mi lado, jadctntc ( am¡ está embarazada de tres mcscs y mi corazón cspcfa a dar la bienvenida al nu€vo ser que lleSará a nucstras vidas y al mundo. Hoy, todo lo siento feliz y suave. Es inmerso en este espiritu como desco dejañe, que¡ido lector. Durantc bucna parte de mi vida tuve la sensación de que mi corazón se rnoria de una mucrte lcnta, que no me quedaba otra altemativa que deslizarmc más y más profundamentc hacia una desesperación impotcnte llena de tcmor Aunque a veces todav¡a experimento temor y todo su terror, ahora soy capaz de elegir el amor de una forma mucho más consistentc. En este dla me siento vivo. Me sicnto abierto y desprotegido. Hoy, elijo el amor y la unión por encima del temor y la separación. Hoy sé que no hay un solo ser en esle planetá que no mcrezca y necesite amor, amabilidad y compasió[. Que 231
pucda ¿pfcnder única vcrdad.
lc
ll vivir mi lida sabiendo quc ósa es
dcsco paz y quc tu
cani¡o
!
se vca bondcci(lo.
I)tsPl.t,(iARsl
l,l a t, t¡? uft no.\ to¿?¡1ttút su(\¡¿ad. i, sin cnharyo. t nent o la dunot lu es¡xtlla, .{&nbklürlo in pn\¡t\ito u la os. urkQ . ¿ d¿jIns dtú' e\t( nDiil tuLtt( nos t¡¿.rnos d lu slktnida¿ drl ot r I t¿sp lnos h ulegtí.r ¿a h! \n10.
indice
Q
Que
o',
pdft nos nucsrro! ¿íss ¡anrut¡uk¡¡to¡ lt¡s
uuL¡s
al tíent¡n qua *tentlcn¡)\ k$ nunor roü onahilid¿d
lu.¿ h,
L
La f¡laci¡ de buscrr
rni.n hdhl¿no\ ¿c\Jr ,:¡ , at,r,' dt ntn:tt't - tl )'perntiIdnlos a oltus Lotio(x| nueIft^ t:t[u:one.\. Que crda Lno ¿¿ notot,bs sk'n¡a Lr proÍin lida¿ il¡niri¿.r ¿(l umot que húite .,t1 )i ahtletlor ¡le nowros, y q e \(pdtn)s tt e es l0 qut: son¡os.
lr^
",o
ll
";" l¡ f¡licidad
t¡era dc Dosolfos 21
'^
del sislcmr de pc s¡miento adict¡\'o cree|rils fund¡¡ncnl¡lles dcl sistenla dc ¡.n..f nieIr.'.rliJ'irn
l. Lr cslruc{uf :l
5:l
L¿s
15
Ltl cstructura dcl sjstema cle pens¿rnienlo h"5.,in ( | Jl dmul 5 Las creenciils básicrs del sistenr¡ dc pcosamrcnlo
h.,.r.l _
1.
er, ei
.'mcl
:rl,rrrró¡r r rr t. r¡ror \l'rL ILl.t ir .rmrfl¡\ .r
.r
l¡
rntrnrdi:d
t2l t42 I6:l
ll Crccel ccruro parcla: mo!crse desdc.l temor r88 r97
Iipilogo
2ll