Comoganardiscusiones.qxd
1/6/09
PABLO
10:16
DA
Página 3
S ILVEIRA
CÓMO GANAR DISCUSIONES (O AL MENOS CÓMO EVITAR PERDERLAS) UNA INTRODUCCIÓN A LA TEORÍA DE LA ARGUMENTACIÓN
TAURUS PENSAMIENTO
Comoganardiscusiones.qxd
1/6/09
10:15
Página 5
Í NDICE
INTRODUCCIÓN . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
11
I. ¿QUÉ ES UNA ARGUMENTACIÓN? . . . . . . . . . . . El objetivo es persuadir . . . . . . . . . . . . . . . . El material de trabajo es la proposición . . Premisas y conclusiones . . . . . . . . . . . . . . . Argumentación y demostración . . . . . . . . .
17 21 23 25 30
II. ¿CUÁNDO ES POSIBLE ARGUMENTAR? . . . . . . . . La existencia de desacuerdos . . . . . . . . . . . La necesidad de un lenguaje compartido . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . La necesidad de reglas comunes . . . . . . . .
33 34 36 41
III. ¿QUÉ DESACUERDOS PUEDEN SURGIR CUANDO ARGUMENTAMOS? PALABRAS Y HECHOS . . . . . . . . . . 51 A)Problemas de palabras . . . . . . . . . . . . . . 52 1. Combatiendo los problemas de palabras: el lenguaje formalizado . . . . . . . .
56
Comoganardiscusiones.qxd
1/6/09
10:15
Página 6
2. Combatiendo los problemas de palabras: la definición . . . . . . . . . . . . . . . .
59
3. Combatiendo los problemas de palabras: cinco reglas para elaborar definiciones . . . .
67
B) Problemas de manejo de evidencia empírica . . . . . . . . . . . . . . . . . 1. Problemas de solidez . . . . . . . . . . . . . . . 2. Problemas de pertinencia . . . . . . . . . . . . 3. Problemas de interpretación . . . . . . . . . .
74 77 84 86
IV. ¿QUÉ DESACUERDOS PUEDEN SURGIR CUANDO ARGUMENTAMOS? VALORES E INFERENCIAS . . . . . . . . 89 A) Problemas con los juicios de valor . . . . 89 1. La elección de los criterios normativos . . 91 2. Problemas de pertinencia . . . . . . . . . . . . 97 B) Problemas de consistencia . . . . . . . . . . . 99 1. Las reglas que gobiernan el razonamiento deductivo . . . . . . . . . . . . . . . 102 2. Verdad, validez y corrección . . . . . . . . . . 115 3. Las reglas que gobiernan el razonamiento inductivo . . . . . . . . . . . . . 123
V. ANÁLISIS DE FALACIAS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Falacias formales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Falacias no formales . . . . . . . . . . . . . . . . . . Falacias no formales propias del razonamiento inductivo . . . . . . . . . .
131 133 150 196
Comoganardiscusiones.qxd
1/6/09
10:15
Página 7
VI. ARMAS, ESTRATEGIAS Y TRETAS DE DISCUSIÓN . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Cuatro armas de combate . . . . . . . . . . . . . . Estrategias sanctas y non sanctas . . . . . . . . . Tretas para el juego sucio . . . . . . . . . . . . . . VII. ÉTICA DE LA ARGUMENTACIÓN . . . . . . . . . . . . . ¿Qué significa ganar una discusión? . . . . . ¿Por qué una ética de la argumentación? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Algunos principios básicos . . . . . . . . . . . . .
205 206 221 233 243 244 252 256
1. Principio de reconocimiento de lo explícito . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 257 2. Principio de caridad interpretativa . . . . . 261 3. Principio de parsimonia . . . . . . . . . . . . . 263 4. Principio de respeto por la realidad . . . . 265 5. Principio de despersonalización . . . . . . . 267 6. Principio de responsabilidad . . . . . . . . . . 269
VIII.REGLAS PARA EVALUAR Y CONSTRUIR ARGUMENTACIONES . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 271 Reglas para evaluar argumentaciones ajenas . . . . . . . . . . . . . 272 Reglas para construir nuestras propias argumentaciones . . . . . . . . . . . . 277 AGRADECIMIENTOS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 287 NOTAS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 289 BIBLIOGRAFÍA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 295
Comoganardiscusiones.qxd
1/6/09
10:15
Página 9
A todos aquellos que, hablen de gatos, princesas o luciérnagas, son capaces de apasionarse por un tema... y discutir.
Comoganardiscusiones.qxd
1/6/09
10:15
Página 11
I NTRODUCCIÓN
Ganar una discusión no es lo mismo que tener razón ni perderla es sinónimo de estar equivocado. Con mucha frecuencia, el que consigue imponerse en un debate es simplemente el más habilidoso, el más experimentado o el que tiene una personalidad más avasallante (a veces también el más cruel o el menos escrupuloso). Todos hemos hecho la experiencia de encontrar con varias horas de retraso el argumento que hubiera permitido zanjar definitivamente la cuestión. Pero para entonces la idea no tenía ninguna utilidad, porque la discusión había terminado y el otro había salido mejor parado. Vistas así las cosas, parecería que la discusión y el debate son actividades de las que no deberíamos esperar nada bueno. Apenas se trataría de dos formas de enfrentamiento en las que, como tantas veces ocurre, simplemente impera la ley del más fuerte. La única diferencia radicaría en que en esos casos no se trata de la fortaleza fí11
Comoganardiscusiones.qxd
1/6/09
10:15
P ABLO
DA
Página 12
S ILVEIRA
sica sino de la fortaleza psicológica o dialéctica. Es innegable que muchas discusiones reales se ajustan a esta descripción. Pero también es cierto que la confrontación de ideas y la evaluación recíproca de argumentos son actividades de las que no podemos prescindir fácilmente. Los seres humanos no tenemos línea directa con ninguna fuente de verdades absolutas, de modo que todo el tiempo estamos obligados a verificar la solidez de nuestras convicciones. Y es prácticamente inevitable que ese esfuerzo nos lleve a someter nuestras certezas a la crítica ajena. Hace ya un siglo y medio, John Stuart Mill decía que la mejor evidencia que podemos proporcionar en favor de una idea consiste en someterla a una discusión en la que todos tengan una oportunidad de refutarla. Si la idea supera esa prueba, habremos ido lo más lejos que podemos ir en esa dirección. Las discusiones reales pueden volverse ásperas y desagradables porque los seres humanos somos intelectual y moralmente imperfectos. Pero es justamente a causa de esta imperfección que no podemos privarnos de discutir. Debatir es el mejor método del que disponemos para aclararnos las ideas y para descubrir nuestros propios errores. Es además una manera de incorporar puntos de vista diferentes, de considerar posibilidades que no se nos habían ocurrido y de beneficiarnos de lo que aprendieron otros. Por todo esto, lo máximo a lo que podemos aspirar es a tener las mejores discusiones que seamos capaces de protagonizar. 12
Comoganardiscusiones.qxd
1/6/09
C ÓMO
10:15
Página 13
GANAR DISCUSIONES ...
La teoría de la argumentación es la disciplina que se ocupa de darnos armas para mejorar la calidad de nuestras discusiones. Se trata de un área del conocimiento que ha experimentado un desarrollo importante en las últimas décadas, aunque en esencia es la prolongación de dos disciplinas que tienen miles de años: la lógica y la retórica. El primero de esos vínculos es fácil de entender: un argumento consiste en un encadenamiento de premisas que conduce a una conclusión, y la lógica se ocupa del modo en que las premisas se encadenan con las conclusiones. En consecuencia, es imposible hablar de argumentación sin hablar al mismo tiempo de lógica. Sin embargo, la teoría de la argumentación no es pura lógica aplicada. A esta teoría no sólo le interesa el modo en que están construidos nuestros argumentos, sino también el impacto que pueden tener sobre un auditorio. Y este es un aspecto al que los lógicos no atienden. Como dice un viejo manual de introducción a la disciplina, “la lógica no se ocupa de la fuerza persuasiva de los argumentos. Argumentos lógicamente incorrectos convencen a veces, en tanto que otros lógicamente impecables a menudo no lo logran. La lógica se ocupa de la relación objetiva entre la demostración y la conclusión. Un argumento puede ser lógicamente correcto aun si nadie lo reconoce como tal, o puede ser incorrecto aunque todo el mundo lo acepte” (WESLEY 1965: 4-5). 13
Comoganardiscusiones.qxd
1/6/09
10:15
P ABLO
DA
Página 14
S ILVEIRA
La disciplina que se ocupa de la fuerza persuasiva de los argumentos es la retórica. Desde que fue creada por los griegos hace miles de años, la retórica se encarga de analizar el impacto que los argumentos tienen o pueden tener sobre un auditorio. Este estudio vale tanto para los argumentos bien construidos como para aquellos mal construidos desde el punto de vista lógico. La teoría de la argumentación se nutre entonces de dos disciplinas tan antiguas como la filosofía misma. Se interesa en la construcción de buenos razonamientos y en la identificación de los defectuosos, pero también analiza las diferentes formas en que nuestras palabras pueden impactar sobre quienes nos escuchan. Y coloca todos estos aportes al servicio de un doble objetivo: ponernos en condiciones de construir mejores argumentaciones y ayudarnos a evaluar mejor las argumentaciones de los demás. Tras un largo período de opacamiento durante el cual la lógica se volvió una disciplina para especialistas y la retórica se hundió en el descrédito, la teoría de la argumentación recuperó todo su vigor en la segunda mitad del siglo XX. Esto se debe al menos a dos razones. La primera es la crisis de las ilusiones respecto de la posibilidad de convertir en ciencia todas las formas de conocimiento que nos parecen relevantes. Hoy sabemos que ese programa positivista no es viable. Buena parte de nuestras convicciones y de las razones que utilizamos para 14
Comoganardiscusiones.qxd
1/6/09
C ÓMO
10:15
Página 15
GANAR DISCUSIONES ...
fundar nuestras decisiones se ubican en el terreno de lo opinable. Pero este no es un motivo para renunciar a toda forma de justificación, sino un estímulo para buscar recursos que, sin alcanzar el grado de rigor que podemos exigirle al método científico, nos permitan llegar a conclusiones compartidas.1 La segunda razón tiene que ver con la consolidación, al menos en las sociedades occidentales, de la democracia como forma de vida. Una vez superada la tentación totalitaria que ensombreció buena parte del siglo XX, una vez dejadas atrás las utopías que pretendían construir nuevos modelos de organización social mediante la destrucción de la convivencia política, la democracia vuelve a ser valorada como la forma de coexistencia que, a pesar de todos sus límites e imperfecciones, nos proporciona las condiciones más adecuadas para buscar colectivamente la justicia en un contexto de respeto por la diversidad. Ahora bien, argumentar es una de las actividades más típicas de lo que solemos denominar una sociedad democrática. Se argumenta en la política para justificar el apoyo o el rechazo a diferentes medidas de gobierno. Se argumenta en los negocios para explicar por qué un precio nos parece demasiado alto o por qué pensamos que un servicio es de mala calidad. Se argumenta entre empleados y patrones cuando se discute un acuerdo salarial. Se argumenta entre vecinos cuando la asamblea de propietarios considera 15
Comoganardiscusiones.qxd
1/6/09
10:15
P ABLO
DA
Página 16
S ILVEIRA
pintar la fachada de un edificio. Y también se argumenta cuando se hace publicidad, o al menos cuando se opta por algunas de las maneras en las que esta actividad puede realizarse.2 Esta presencia casi universal de la argumentación es una característica de nuestra forma de vida, pero no necesariamente se encuentra en todas partes. En una sociedad donde se aplica la ley del más fuerte no hay necesidad de argumentar, o al menos todo se reduce a un único y repetido argumento que consiste en decir: “Esto se hace así porque yo lo digo, y yo estoy en condiciones de imponer mi voluntad”. Aun dentro de las sociedades democráticas hay ámbitos en los que no se argumenta. Por ejemplo, en las fuerzas armadas sólo se lo hace entre pares: hacia arriba y hacia abajo se reciben o se dan órdenes. Lo mismo ocurre en ciertas organizaciones religiosas. Pero, salvo que decidamos hacernos militares o tomemos alguna decisión comparable, el hecho de vivir en una sociedad democrática nos asegura que permanentemente nos veremos envueltos en argumentaciones. No tenemos a nuestro alcance la opción de mantenernos fuera de ellas. Lo único que podemos decidir es si vamos a intentar o no convertirnos en buenos argumentadores. Esta es una razón suficiente para que examinemos en qué consiste el arte de argumentar y cuáles son las mejores y las peores maneras de hacerlo.
16