Anthony H. Garita Chinchilla. Sistemas Informáticos. Administración de Empresas.
Obsolescencia Programada. Comprar-Tirar-Comprar
La obsolescencia programada se trata de planificar el final de la vida útil de un producto para que este deje de funcionar luego de un tiempo predeterminado por el fabricante. Para llevar al consumidor a la renovación de su producto.
Tomando en cuenta que al principio las empresas luchaban para crear el aparato más eficiente y duradero de todos los que se encontraban en el mercado, la obsolescencia programada se convirtió en una estrategia de mercadeo. Esto porque aquellos materiales que nunca fallaban satisfacían personalmente al creador y también a los clientes, pero no tanto al bolsillo de los empresarios. Pues aunque después de la creación lograban una buena cantidad de ventas, estas se realizaban prácticamente una sola vez, ya que nunca fallaban los productos. Esta estrategia viene a ser todo un debate entre fabricantes y consumidores. Por un lado está la empresa que con esto mantiene ventas continuas y además le permite ir mejorando cada vez más sus productos. Y por otro lado el consumidor que se ve obligado a estar cambiando sus productos, pero que de esta manera también logra obtener mayor tecnología conforme avanza el tiempo.
Como consumidor esto me afecta directamente, pues me veo en un laberinto cuya única salida es la renovación del producto que obtuve mediante una compra. Hoy, la tecnología es muy necesaria, desde el simple ventilador hasta las increíbles computadoras. Sin embargo al crearse todo esto con el fin de que falle prontamente, me exige volver a una tienda a comprar un producto similar o si es posible un repuesto.
La obsolescencia programada podría llamarse también la ³estrategia malintencionada´. Pues se puede ver como injusto para aquella persona que busca en un producto satisfacer una necesidad determinada y aunque lo consigue, esto es tan solo por un corto periodo de tiempo. Llevándonos como consumidores a hacer una reinversión en un mismo producto o hasta en uno nuevo. Uno de los principales problemas de esto, fue que se convirtió en un gobierno dictador por parte de los empresarios ante un pueblo de consumidores. No fue acuerdo mutuo sino una imposición pensando solo en el beneficio de los capitalistas dejando a un lado el interés de los demás. Para poder incrementar sus ingresos debían hacer caer al cliente en un gasto continuo y muchas veces innecesario. Superficialmente ofreciéndonos un producto llamativo e innovador, pero el cual está destinado a fallar de manera pronta para hacernos caer en la compra de un nuevo producto, ahora con colores más llamativos. Convirtiéndonos esto, en un pueblo consumista y muy poco conformista en lo que respecta a nuevos productos. Esto desde el punto de vista
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económico. No olvidemos que las dictaduras llegan a un punto en que el pueblo se revela guiado por uno o más caudillos. Y esto lo podemos ver hoy mediante la creación de talleres de reparación, software y técnicas para contrarrestar el duro golpe al bolsillo que la obsolescencia programada nos da. Dejando a un lado la negatividad para buscar una buena intención o quizás algo positivo sería lo siguiente. La renovación hace que yo obtenga siempre un producto más avanzado en tecnología. Además de que la producción en grandes proporciones de uno u otro modo logran bajar los precios de los productos. Y que la competencia es intensiva al igual que antes, pero ya no por excelencia de productos sino por innovación de los mismos.
Como fabricante o capitalista todo esto cambia. Pues paso de ser un civil normal a pertenecer al gobierno dictador. Es decir lejos de desventajas, llego a tener el mercado a mi favor en comparación de los consumidores. Ahora yo debo de velar por vender mis productos incesablemente y poner en práctica estrategias para lograrlo. Así que ser capitalistas o ³dictadores´ nos hace cambiar la perspectiva. En otras palabras nos hace daño.
Muchas maneras, entre ellas implantar la moda como medio de renovación de productos, o quizás el mejoramiento progresivo de ellos y hasta la obsolescencia programada van a hacer que mis ventas aumenten. Debo adornar mi plan para que el consumidor lo adopte. Es decir debo de jugar con los consumidores para que de algún modo y sin que ellos tengan control sobre ello, vuelvan a mi tienda a comprar nuevamente. Tampoco esto es hecho con el fin de afectar al cliente, pues se vuelve una necesidad. Si vendo productos inagotables, los venderé una vez y nunca más. Si tengo diez clientes y mis productos duran veinte años, significa que venderé diez productos cada veinte años, y esto me llevará a la quiebra. Por lo cual es necesario hacer que fallen en menos tiempo, para vender más seguido. Una estrategia cruel para el bolsillo de algunos pero necesaria para el fabricante.
En general si lo vemos desde el punto de vista social, la continua venta y compra de productos trae movilidad al país. El aumento de importaciones y exportaciones hacen que el país camine y de esta manera tanto fabricantes como consumidores nos vemos favorecidos.
El problema abunda en la exageración a la hora de aplicar esta estrategia, dejándose guiar por la avaricia y olvidando el caminar en armonía. Pues esto obliga al consumidor a pagar mucho, por un producto necesario y poco duradero. Esto nos lleva a una acumulación exagerada de desechos electrónicos que, hoy, no hallamos la manera de deshacernos de ellos. Y cada vez hay más y más, conduciéndonos a un mundo
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desechable y lleno de basura. Reduciendo además, el espacio para convivir y la tierra fértil para la producción. Hoy, como consumidores no aceptamos de manera positiva esta estrategia, pero es también nuestra responsabilidad que haya sido tan exitosa. Pues nos hicimos participes de ella, convirtiéndonos en consumistas, comprando algo nuevo aun antes de ser necesario, que era lo que desde el principio los fabricantes querían implantar. En conclusión, no podemos culpar a uno o el otro. Ambos hemos obtenido nuestras ventajas y desventajas de ello. Pero los extremos pueden ser dañinos. Por eso, nuestra visión ante esto debe ser diferente. Lograr el avance en armonía, pensando en el bienestar mutuo, más que en el aprovechamiento del necesitado. Comprar con medida, y cuando sea necesario. De esta manera podremos decir en unos años, la obsolescencia programada vino a ayudarnos a todos.
Anexo:
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