Universidad de Chile Facultad de Filosofía y Humanidades Departamento de Literatura Seminario Narrativas de la Revolución Profesor: Leonel Delgado
Postergación de la maternidad en mujeres revolucionarias Nicaragüenses Análisis literario de la obra Todas estamos despiertas. Testimonios de la mujer nicaragüense hoy de de Margaret Randall
Talita Cruz Núñez 13/12/2017
Madre no es la mujer que pare un hijo y lo cuida, madre es sentir el dolor en carne propia de todos los niños y todos los hombres y jóvenes como si hubieran salido de nuestro propio vientre
¿Y qué me decís de los hijos de las mujeres del Cua?
En este ensayo se reflexionará sobre los casos de mujeres que postergar la maternidad dejando de ver a sus hijos para seguir participando en ésta o por necesidad de escapar. Se tomará como referente Todas estamos despiertas: Testimonio de la mujer nicaragüense de Margaret Randall y se intentará abordar literariamente para postular que dentro del texto existe un respaldo positivo a la postergación de la maternidad en pos de defender la revolución. Este texto figura como una representación de un cambio social de género que ocurre en Nicaragua, que involucra a la función maternal de la mujer. La revolución Sandinista de Nicaragua fue un movimiento que se originó con la intención de derrocar la dictadura de la familia Somoza. Duró entre 1979 a 1990, pero la lucha y la organización Sandinista comenzaron mucho antes. Los Somoza al instalarse como dictadores se convirtieron en una de las familias más ricas de las américas. La estabilidad y el crecimiento económico no se notó en la sociedad, no llegó a ser repartido con equidad, lo que provocó que se mantuvieran las grandes masas de la población en la extrema pobreza. La oposición fue duramente perseguida, se produjeron asesinatos, torturas y exilio. Más, la fuerte represión no impidió que se generaran grupos contra Somoza. Como bien 1
menciona Amada Pineda en su testimonio: “Los del gobierno siempre pensaban que reprimiendo nos iban a meter miedo. Y lo que nos metieron fue más coraje” (Randall 1980 124). El papel de la mujer en esta guerra fue sumamente importante. El caso de Nicaragua es uno excepcional en la historia debido a la gran participación femenina en la lucha. Como bien nos es expuesto en los testimonios, las mujeres se entrenaron en las montañas, participaron de los alzamientos y ocuparon cargos importantes al igual que los hombres revolucionarios. Randall explica que la alta participación revolucionaria de las mujeres tiene que ver con su también notable participación económica. Desde la época precolombina que se le sitúa fuera de los límites estrechos del hogar, la historia la ha empujado a una toma de posiciones y decisiones que amplía su participación social y política (Randall 1980 29). Incluso, la participación de mujeres entre las personas mayores (30
a 35 años) supera la de los hombres. Esto ocurría ya que muchas mujeres se
involucraban apoyando a sus hijos (34). Debido a la poca organización de la guardia nacional, ya que era un ente privado pagado por la misma familia Somoza, al momento en que no tienen quien los dirija, se derrumba. De esta manera, el frente Sandinista de Liberación Nacional entra en Managua en 1979 y pone fin a la etapa dictatorial somocista. El texto que se analizará será Todas estamos despiertas. Testimonios de la mujer nicaragüense hoy
de Margaret Randall. Es una selección y ordenación de varios
testimonios de mujeres quienes participaron en la revolución. La primera edición fue publicada en 1980, un año después del triunfo de la revolución y en el periodo de intento
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de construir un nuevo estado. Es importante reflexionar sobre el estilo de este testimonio, ya que es sumamente particular. Cuando nos referimos a la naturaleza testimonial del texto analizar surgen preguntas como: ¿Cómo se puede abordar este género literariamente? O si ¿Podemos extraer el análisis de la obra para dar cuenta de ciertas características de la sociedad Nicaragüense? Cuando nos enfrentamos por primera vez al texto es patente la elocuencia con que cada testimonio, cada fragmento fue organizado. Nace la sensación de que cada fragmento cuaja en pos de crear una representación global y narrativa. Podemos vislumbrar un dejo literario en la organización y selección Randall, quien además de integrar los testimonios, va también colocando entremedio otros géneros como poesía. John Beverley aborda el problema del testimonio y su categorización literaria. Tomando en cuenta varias obras testimoniales, entre las que se incluye una de Randall, no se puede hacer la revolución sin las mujeres, la que tiene características similares a la que aquí se aborda, propone una forma general: Un testimonio es una narración -usualmente pero no obligatoriamente del tamaño de una novela o novela corta- contada en primera persona gramatical por un narrador que es a la vez el protagonista (o el testigo) de su propio relato. Su unidad narrativa suele ser una "vida" o una vivencia particularmente significativa (situación laboral, militancia política, encarcelamiento, etc.). La situación del narrador en el testimonio siempre involucra cierta urgencia o necesidad de comunicación que surge
de
una
experiencia
vivencial
de
represión,
pobreza,
explotación,
marginalización, crimen, lucha (Beverley 9). Podemos ver que la obra de Randall escapa un poco esta generalización.
Si
tomáramos como narradora a Randall claramente no cumpliría una función protagónica, 3
tampoco lo hacen las muchas mujeres narradoras que son presentadas en la selección, no existe una protagonista única. Son todas heroínas de un gran proceso social. Sí se atañe a la definición de Beverley en cuanto son vidas particularmente significativas marcadas por la militancia política y el encarcelamiento, las que tal vez no ellas, pero sí Randall siente urgencia por comunicar. La misma Margaret Randall escribe sobre lo que para ella es un testimonio en un artículo titulado Qué es y cómo se hace un testimonio?. Para la autora el testimonio para sí, es decir el testimonio como género distinto a los otros, consta principalmente de cuatro características; El uso de fuentes directas, la entrega de una historia alejada de las generalizaciones de los textos convencionales, sino que a través de las particularidades de la voz o voces de un pueblo, el uso de material secundario y una alta calidad estética (Randall 1992 25). Vemos que sus dos primeros puntos se relacionan con el carácter histórico y político de dar voz a un pueblo, los dos últimos se relacionan mucho más con el carácter estético-literario del testimonio. Delgado da cuenta de un deambular entre lo literario y lo histórico en esta obra. Por un lado esta narrativa testimonial sería impura al estar caracterizada por su articulación con discursos legados y políticos. La denuncia a las violaciones y a la tortura nos hace ver hacia afuera de la obra y ver la realidad revelada. Por otro lado, la astucia de la testimoniante pareciera estar atado a lo narrativo: El motivo del nomadismo en los testimonios […] conduce necesariamente a malentendidos, lleva a interpretaciones dobles, y a la puesta en duda de la palabra del narrador, pues solo contamos con su testimonio para sostener su verdad, y su verdad se puede particularizar al extremo de que la testimoniante ya no pueda ser
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tomada como representativa de nada más que de su misma posición nómada. (Delgado 454). De esta forma, la obra de Randall oscila entre la categorización literaria y la histórica. Por lo tanto, me es posible analizar ciertos pasajes de forma literaria, y a la vez hacer quizás una aproximación a la sociedad nicaragüense, teniendo evidentemente la discreción de acudir a más fuentes que me lo permitan. Las mujeres presentes en el texto de Randall dan cuenta de una heterogeneidad en términos tanto etarios como de clase. Se analizarán dos casos claves de madres revolucionarias: Amada Pineda y Nora Astorga. Ambas mujeres representan clases sumamente diferentes; la primera, es una mujer campesina quien vive en carne propia la fuerte represión. La segunda, formada como abogada y perteneciente a una familia pequeño-burguesa. Son mujeres que seguramente tuvieron vidas muy distintas pero el haber compartido su participación en la revolución las vincula en un hecho particular: ambas tuvieron que dejar a sus pequeños hijos al cuidado de otras personas debido a que fueron capturadas o tuvieron que huir de la captura. Randall se esmera por darle una categoría social despersonalizada a cada relato, al introducir a Amada Pineda enfatiza que ella “nos habla de la mujer que nació y creció en el campo, que siguió a su esposo en el surco y en la lucha, que tuvo nueve hijos, la mayoría de los cuales murieron jóvenes. Es la historia de muchas campesinas nicaragüenses” (Randall 1980 120). Amada Pineda constituye un caso clave para la exposición de la violencia de parte de la guardia de Somoza. Tuvo que enfrentar la represión en su total brutalidad, fue torturada y violada por 17 guardias: “Y así hacían con todas las mujeres campesinas que agarraban: las 5
violaban y las torturaban y les hacían barbaridades. Fueron tres días, pero para mí esos tres días fueron como tres años de violaciones” (Randall 1980 120). Nora nos habla de la vida en el campo y de la precaria condición infantil en éste. Nos cuenta de una alta mortandad infantil, incluso su caso es ejemplar ya que de los nueve hijos que tuvo, cinco murieron. La mujer en el campo necesita trabajar y debe dejar a los hijos encerrados en el rancho: “Ahí les dejan su comida – guineos salados con sal – y ellos solos la agarran. Si hay niños más grandecitos, pues cuidan a los chiquititos. Pero la gente sufre demasiado con esa situación. Y los niños se sacrifican con gusto” (Randall 1980 122). Notamos que es una situación de extrema precariedad, en la que los niños carecen de comida suficiente, seguridad de vida, cuidado de un adulto, e incluso cuando crecen un poco deben hacerse cargo de los más pequeños. A este escenario no está demás agregarle el poco salario que recibían los trabajadores, y nos damos cuenta que una energía revolucionaria es razonable. Amada Pineda comienza a militar en el partido de mujeres democráticas. Su esposo es capturado, la fuerte represión no le hace vista ciega y se entera de que vendrán por ella. No puede ir al monte, ni a la ciudad ya que si deja a sus hijos la guardia se los podría llevar. La guardia termina encontrándola y ella sale con su hija de tres años y otra de 15 meses en los brazos. Entre las mujeres encontradas que serán capturadas está también una muchacha que recién había dado a luz a una niña hace ocho días. El caso de esta otra muchacha nos permite darnos cuenta que Amada no es la única en tal situación. Varias se encuentran en el estado de ser capturadas en el momento que deben hacerse cargo de sus pequeños hijos. Los guardias le obligan a entregar la niña de tres años a una señora. Al ver que la comenzarán a golpear, Amada debe entregar también a su hija menor.
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Amada es una mujer que se ve obligada a entregar a sus hijos a otras manos debido a que simplemente no tiene otra opción. Su participación en la revolución, y obviamente la fuerte represión que existía en la Guardia Nacional, la obliga a dejar de ver a sus hijos. Nora Astorga es una mujer cuyo labor fue clave respecto al asesinato del “Perro” Perez Vega, quien era un torturador y general de la Guardia Nacional. Gracias una oportunidad laboral que le permite acercarse al torturador, Elabora un plan con sus compañeros militantes con el fin de capturarlo para luego pedir intercambio de rehenes. Lo logra engañar y gracias a Nora logran capturarlo, les es imposible mantenerlo quieto por lo que se ven en la necesidad de asesinarlo. Nora poseía dos hijas en el momento que planea la captura, una de dos años y una de seis. Ella, a diferencia de Amada Pineda, tiene tiempo para reflexionar si es que abandona o no a sus hijas con el fin de llevar a cabo el plan: Lo discutí conmigo misma, pues. Y decidí hacerlo. Tal vez esto pueda parecer irónico, pero una de las razones que me llevaron a dar ese salto fue precisamente la existencia de mis hijas. Porque consideraba que de esa forma yo iba a coadyuvar en darles a ellas un mundo mejor. A ellas y a todos los demás niños (Randall 1980 174). Vemos que existe un respaldo en el abandono de las hijas que es la idea de que el poder de la revolución, que ella alimenta con un pequeño grano al ser parte del plan de captura de un torturador, es el capaz de darle un mundo mejor a sus hijas, y no solo a ellas, sino que a todos los niños de Nicaragua. Al ser revolucionaria sería una madre protectora para todos los niños que vivirán en un país más libre en el futuro. Nora también, a diferencia de Amada, tiene el tiempo para pensar con quien dejar a sus hijas. Las abandona siendo consciente de que si ella se queda correría peligro y además 7
le traspasaría ese peligro a sus hijas: “Antes de ir al operativo, dejé a mis hijas en la casa de una prima hermana mía casada con un norteamericano. Consideraba que en esa casa estarían seguras en los momentos de mayor represión, mientras mi mamá regresaba de un viaje y se hacía cargo de ellas” (Randall 1980 176). Menciona también que el haber dejado a las hijas no le es indiferente a ellas. De hecho, la mayor aún le recrimina no haberle avisado de su partida. Los niños no son indolentes ante estas situaciones, comprenden y sufren tanto como lo hacen los adultos. Mientras está en un campamento queda embarazada de un nuevo compañero. El caso de los matrimonios y los hijos dentro de las guerrillas no es un caso aislado, incluso es común la práctica del matrimonio como un evento social dentro de ésta. Según el estudio de Jose Domingo “la guerra no fue, un impedimento para el establecimiento de las relaciones amorosas que, aguardaban en una larga espera, la redención futura del amor y la pareja, cuando triunfase el ímpetu revolucionario” (86). Sobre las bodas, en el libro de Randall, Yoasca cuenta sobre su matrimonio en guerrilla, se cuenta que es una ceremonia social, se llama a todos los compañeros a una formación y “Hicieron un orden cerrado. Después el responsable dijo: la compañera Yoasca y el compañero Justo son ahora marido y mujer y pedía a los compañeros mucho respeto para nosotros (Randall 1980 188). Es natural que en el proceso de guerrilla, habiendo bodas, hallan también nacimientos. Niños que seguramente no pueden estar al cuidado de sus padres. Nora Astorga no menciona sobre lo que ocurre posteriormente con ese hijo que nació en guerrilla, tampoco si fue necesario dejarlo al cuidado de alguien. Finalmente me gustaría analizar la carta situada en la introducción del libro de Idania Fernández a su pequeña hija un mes antes de que cayera muerta en batalla. Esta carta fue 8
escrita en momentos álgidos de la revolución, 1979, la mujer sabía que corría peligro vital y en esta carta expone sus razones del porqué participa de esta guerra y se expone a una posible muerte que implicaría que su hija no la viera más. Su deseo y la razón por la que se expuso a la muerte es por un ideal del futuro de la revolución: “Mis mejores deseos son que en un día no muy lejano vos podés vivir en una sociedad libre donde podés realizarte como verdadero ser humano, donde los hombres sean hermano y no enemigos” (Randall 1980 37) Esta mujer lucha por los ideales de la revolución y cree que ésta traerá un bien a todas las personas. Visualiza que su lucha traerá la libretad y tranquilidad de todas las generaciones futuras, incluyendo a su pequeña hija. Los hombres y mujeres que han entregado su sangre por la revolución “la han entregado con amor, amor al pueblo, a la libertad y a la paz, por las generaciones futuras, por los niños como vos, para que no vivan la represión, la humillación, el hambre y la miseria en que han vivido tantos hombres, mujeres y niños en nuestra bella Nicaragua” ( Ibid ). Idania Fernandez se presenta como madre de todos los niños y por ellos es que lucha. Vemos que en los testimonios se nos presenta un ideal de madre revolucionaria que tiene que ver con el pensar en la libertad de todos los hijos de Nicaragua, con el exponerse a los peligros de la guerra con tal de que se logre avanzar un poco en la revolución, o con el simple hecho de tener que entregar a tus hijas a una desconocida para que no las golpeen y te capturen. La participación en la revolución implica un constante riesgo, que estas madres estaban de acuerdo con sufrir con tal de asegurar un bienestar futuro a todas las nuevas generaciones.
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Conclusiones
En Europa a fines del siglo XVIII y durante el siglo XIX se consolida el idea occidental de la buena madre. “Su eje es «el interior», que conserva el calor de los vínculos afectivos familiares. La familia moderna se organiza en torno de la madre, que adquiere una importancia que antes no había tenido nunca” (Badinter 175). En el siglo XX se siguió alimentando el mito de la madre ideal gracias a aportes de Rousseau y Freud, quienes la consideraban un ente protector, hogareño y pasivo. Se la caracteriza generalmente por su entrega total y amor incondicional hacia sus hijos. Ideal occidental de la buena madre no se cumpliría en su totalidad en la nueva moral de la madre revolucionaria Nicaraguense, escapa de esa tradición, al salir de la casa y renunciar ver a sus hijos. Pero dentro de los testimonios este acto tiene que ver con un bienestar futuro para todos los niños de Nicaragua. En este sentido, la mujer se iguala en condición de derechos al hombre. Ya que éste históricamente siempre fue el que ha tenido que salir a la guerra por la idea del bien de la nación, o la revolución, rindiéndosele siempre altos honores por esto. Ahora la mujer puede hacer lo mismo y no ser despreciada socialmente por tener que abandonar a sus hijos. Sus deseos se asocian no solo con el bienestar de su propio hijo, sino que el de todos los hijos. Podríamos considerar que de alguna forma la revolución sí trae el fin de una condición machista histórica, por lo menos en su representación dentro del texto. Como bien lo anuncia Doña Nazaria: “esta revolución ha traído la liberación de la mujer. Así como la dictadura trajo su esclavitud […] ¡Ahora la revolución trae también el final del machismo” (Randall 1980 22) Si bien, es apresurado concluir que la revolución ha traido el fin del machismo, si ayuda a que ciertas circunstancias occidentales sumamente machistas, 10
se vean aminoradas en Nicaragua. Considero que esto ocurre debido a que Nicaragua era un lugar que poseía ciertas condiciones. Como bien se decía al principio del ensayo, es un lugar donde históricamente la mujer ha tenido un papel fundamental tanto fuera como dentro del hogar. Queda finalmente dar a pie a una corta reflexión sobre todos los niños y niñas, hijos de la guerra, cuyas madres y padres murieron en la revolución o quedaron traumatizados ante la visión de la tortura y la violencia. Sin fines de entregar alguna postura, queda la pregunta sobre ¿Quiénes se hacen cargo de ellos y como han de curar esas heridas? ¿Qué pasa con los hijos de las mujeres del Cua? Campesinas capturadas, torturas, violadas y muchas de ellas también asesinadas.
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Bibliografía
Badinter, Elisabeth ¿Existe el amor maternal? Historia del amor maternal. Siglos XVII al XX. Trad. Marta Vasallo. Barcelona: Paidós / Pomaire, 1981. Beverley, John. “Anatomía del testimonio”. Revista de crítica literaria latinoamericana. 25 (1987): 7-16. Carrillo, José Domingo. “El amor en tiempos de guerra: afectos y desafectos en la literatura testimonial centroamericana”, Revista Latinoamericana de Estudios sobre Cuerpos, emociones y sociedad N°11 Año 5 (2013): 83-93. Delgado, Leonel. “Testimonio documental sandinista y narratividad: reflexiones a partir de Todas estamos despiertas de Margaret Randall”, Avatares del testimonio en América Latina Kamchatka (2015): 447-462. Randall, Margaret. Todas estamos despiertas. Testimonios de la mujer nicaragüense hoy. Mexico: Siglo XXI, 1980. Randall, Margaret. “Qué es y cómo se hace un testimonio?” Revista de Crítica Literaria Latinoamericana N°36 (1992): 23-47.
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