CUERPO Y SUBJETIVIDADES CONTEMPORÁNEAS
CLÍNICA BIOENERGÉTICA y ESQUIZOANÁLISIS
Luis Gonçalvez Boggio
CUERPO Y SUBJETIVIDADES CONTEMPORÁNEAS CONTEMPORÁNEAS Clínica Bioenergética & Esquizoanálisis Luis Gonçalvez
Capítulo 1. ÉTICA, ESTÉTICA Y POLÍTICA EN LA CLÍNICA SOCIAL Capítulo 2. CLÍNICA BIOENERGÉTICA & ESQUIZOANÁLISIS 2.1 UN ABORDAJE BIOENERGÉTICO Y SOCIAL DE LAS SUBJETIVIDADES CONTEMPORÁNEAS 2.2 ¿QUÉ PODEMOS APRENDER DE LOS RIZOMAS? 2.3 LA CLÍNICA SOCIAL COMO ZONA DE RESISTENCIA Capítulo 3. CUERPO Y VIDA COTIDIANA 3.1 MÁQUINAS DE VISIÓN: LA VIOLENCIA DE LA TÉCNICA. ANÁLISIS DEL PROGRAMA “GRAN HERMANO”. 3.2 LOS TERRITORIOS DEL CANDOMBE. 3.3 DERIVAS DEL DESEO.
1. ÉTICA, ESTÉTICA Y POLÍTICA EN LA CLÍNICA SOCIAL “No hay uno de nosotros que no sea culpable de un crimen: aquel, enorme, de no vivir plenamente la vida” (Henry Miller, “Sexus”). Me gustaría comenzar el libro con una pregunta estratégica: ¿qué es lo que puede un cuerpo? Esta interrogación ética, estética y política de Spinoza es la pregunta que orienta nuestra implicación como profesionales en todo encuentro clínico.
ÉTICA Y ENCUENTRO CLÍNICO La ética es fundante del encuentro clínico. Un encuentro puede ser bueno o malo según nos fortalezca o nos debilite, según aumente o disminuya nuestra potencia. La ética funciona como aquella potencia activa que emerge en el cuerpo para administrar administrar la propia propia vida y sus afectos, a través través de los encuentros encuentros 1 con otros cuerpos . A diferencia de la moral que prescribe lo que se debe creer, pensar y hacer sobre un modelo ideal y perfecto del Bien, la ética –diversa y singularmenteconvida a creer, pensar y hacer según lo que un cuerpo puede, de acuerdo con la potencia de la naturaleza que lo atraviesa. Podríamos definir al encuentro clínico como aquellos infinitos modos de vida que piden pasaje y agencian complicidades e intensidades buscando un sentido que los libere de los padecimientos, de los sufrimientos y de las amarras axiomáticas dominantes. El en encu cuen entr troo clín clínic icoo qu quee propo propone nemo moss im impl plic icaa po pode derr de desm smar arca cars rsee de los los modelos de clínica sedentaria y de los settings cerrados, desplazándose hacia una concepción del desvío, de la deriva, del acontecimiento que, a partir de las novedades producidas en el pasaje a un setting abierto y móvil, se instituyen en una clínica de la multiplicidad. Esta mirada ética de la clínica se opone a la mirada moral. El hombre moral (que nos habita en mayor o menor grado a todos) está separado de su potencia, no sabe lo que puede. Es un hombre privado de su fuerza y de su potencia. Privado de sí sólo puede tomar a otro como referencia, sólo puede envidiar y culpabilizar la potencia del otro. Imposibilitado de acción presente sólo puede resentirse del pasado y crear ilusiones para el futuro. Y para para no arries arriesgar garse se a no-ser no-ser,, prefie prefiere re tornar tornarse se esclav esclavoo de una ide identi ntidad dad mayoritaria: moderada, sensata, mesocrática, absoluta, eterna, verdadera, que se opone a lo fugaz, a lo parcial, a lo mutable, a lo finito, a lo intempestivo, a los devenires minoritarios. Recusa los tránsitos y los pasajes, cierra su porosidad, interrumpiendo el movimiento. Es uno de los mayores productores de fofoca, la mayor máquina de coerción y control social: todos nos vigilamos entre todos para que nadie haga lo que todos t odos desearíamos hacer 2. Luiz Fuganti (1990). “Saúde, desejo e pensamento”, en SaúdeLoucura, Ed. Hucitec, vol. 2, San Pablo. José Angelo Gaiarsa (1978). “Tratado geral sobre a fofoca”, Summus Editorial, San Pablo. 1
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En oposición a este tipo de vida moral, la ética no produce modelos, no cura, no enseña: ¡vive! Multiplica sentidos, dando expresión a lo singular y a lo inusitado, comprometiéndose e implicándose con las fuerzas que atraviesan los campos de análisis e intervención. Compone agenciamientos, valorizando los saberes nacidos en los encuentros3. Aquí es que se agencia con la estética al asumir compromisos con valores vitales y hacer cuerpo con lo que cada existencia tiene como potencia creadora. Ética y estética unidas para la instauración de focos parciales de subjetivación que posibiliten la creación y la recreación, el soporte y el sostén, de aquello que difiere en nosotros, del extraño y del extranjero que nos habitan, de los modos no-fascistas de apropiación de la vida, y si es necesario, de los valores vitales del combate4. La clínica social se define así a partir de este triple paradigma: ético-estético y político: Ética porque no trabaja desde un conjunto de reglas o desde un sistema de verdades tomadas como valor en sí, que serían métodos de orden moral. Se busca escuchar las diferencias que se efectúan en nosotros mismos y afirmar un devenir a partir de estas diferencias. Se preocupa por la construcción de los soportes necesarios para que la vida sea sentida como pulsación y potencia en la creación de nuevos territorios. No hay subjetividades autónomas en relación a la vida. La ética y la vida se enraizan en la clínica social en la medida que se entienden como potencias de creación y de diferenciación. Ética porque evidencia un compromiso con la potencia de efectuación de la vida en la diferenciación del ser. Estética porque no es el dominio de un campo de saber ya dado, sino que se trata de la creación de un campo como si fuera una obra de arte. Es decir, se entiende a la clínica como un espacio esencialmente de invención cuya función es montar algo como un atelier de la vida. En donde ésta, pueda ir ganando la forma que su creador quiera darle. Estética porque permanentemente se busca abrir brechas para la creación de una multiplicidad de nuevas formas de sentir, de amar, de pensar. Y esos encuentros producen singularidades, como algo opuesto al régimen identitario de subjetivación. La identidad es un concepto de circunscripción de la realidad a binomios de referencia: raza, sexo, edad, tipo caracterológico, clase social. La singularidad es un concepto existencial que está siempre en el gerundio, es aquello que estamos siendo, el modo como estamos respirando, sintiendo y moviéndonos. El paradigma estético presupone que la creación en su estado naci na cien ente te es lo qu quee co cons nstititu tuye ye la po pote tenc ncia ia pe perm rman anen ente te y co cont ntin inge gent ntee de actualización, de devenir.
Marilia Marilia Muylaert Muylaert (2000). (2000). “Intermezzo: mestiçagem nos encontros clínicos”, mono monografía grafía para el Doctorado en Psicología Clínica en la Pontifícia Universidade Católica de SP/BR, 2000. Micropolíticas de intensificación de las subjetividades y los devenires minoritarios como única vía capaz de combatir al fascismo en todas sus dimensiones. 3
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Política porque es una lucha contra las fuerzas en nosotros que obstruyen las potencialidades del devenir. Es decir, apunta su crítica a las raíces sociales de la neurosis y a las estructuras políticas que le sirven de apoyo5. Polí Polítiticca porqu orquee apu punt ntaa a crea crearr dis dispo possitiv itivos os ana nallizad izador ores es para las las prob proble lema matiz tizac acio ione ness qu quee no noss at atra ravi vies esan an,, pa para ra po pode derr pe pens nsar ar co como mo “act “actoo peligroso”. Política porque opera como un campo de encuentro de alteridades y de producción de diferencias y nos va a permitir ser una singularidad en la multiplicidad, creando una nueva relación con uno mismo en el actuar, en el pensar y en el sentir. Toda clínica es política así como todo análisis es institucional.
POLÍTICAS DEL CUERPO6 Fue Michel Foucault quien mejor pudo descodificar y desterritorializar el cuerpo de lo biológico, de lo histórico y situarlo en un lugar político. A diferencia de Karl Marx a quien interesaban más las redes de producción, a Michel Foucault le interesaron las redes de poder/saber que diagraman los cuerpos. A mitad de camino entre Marx y Foucault, Wilhelm Reich fue quien primero desarrolló una tecnología clínica para analizar y desbloquear las marcas de lo social, de lo histórico y de lo político en los cuerpos. Al igual que el trabajo que realizó Wilhelm Reich en la clínica individual, los socioanalistas (René Lourau, Geor Ge orge gess La Lapa pass ssad ade, e, Mi Mich chel el Lo Lobr brot ot,, en entr tree otro otros) s) lo co cont ntin inúa úann a niv nivel institucional. En su excelente libro “La Bio-Energía. Ensayo sobre la obra de Wilhelm Reich” el so soci cioa oana nalis lista ta Ge Geor orge gess La Lapa pass ssad adee de desa sarr rrol olla la có cómo mo las las ins instit tituc ucio ione ness establecidas son el lugar donde se almacena la energía social, siendo el Estado el lugar privilegiado de captura y drenaje de la misma en beneficio propio. El es estu tudi dioo bioe bioene nerg rgét étic icoo de las las orga organi niza zaci cion ones es,, po pone ne en jueg juegoo qu quee las las organi organizac zacion iones es cerrad cerradas as en sí mis mismas mas est están án co conde ndena nadas das a la mue muerte rte,, a excepción de que capten energía externa, teniendo necesidad de flujos de energía gratuita que agotan sin ser capaces de regenerar. En las primeras orga organi niza zaci cion ones es en las las qu quee vivi vivimo mos, s, nu nues estro tro de dese seoo se invi invist stee de orde ordenn y disciplina. En este nuevo orden mundial, la organización capitalista no conoce más que una ley: la expansión o el debilitamiento (y la expansión se realiza por una extracción previa y generalizada de energía). Así como hablamos de cuerpos instituidos y cuerpos instituyentes también podremos hablar de energía ligada (sociedad instituida) o energía libre (sociedad instituyente).
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Wilhelm Wilhelm Reich demostró con claridad cómo el sistema sistema capitalista capitalista se manti mantiene ene a costa de un proc proces esoo de repre represi sión ón y de des desví víoo de la energ energía ía vita vital.l. Su proye proyect ctoo clín clínic icoo y soci social al fue fue esencialmente político. Dispositivo para trabajar las políticas del cuerpo flexibilizando nuestras corazas, aumentando nuestra capacidad de vibrar y con esto ir disolviendo nuestra rigidez, tolera tolerando ndo más carga carga energét energética ica en el mov movim imient iento, o, vol volvié viéndon ndonos os más cap capaces aces de sen sentir tir,, contener y expresar nuestras emociones. Denise Bernuzzi de Sant’Anna, org. (1995), “Políticas do corpo”, Ed. Estaçao Liberdade, San Pablo. 6
Poner en juego a nuestros cuerpos en un abordaje político y social implica un trabajo sobre sí para la liberación de los cuerpos y las energías. Y la liberación del potencial humano desemboca en forma ineludible en el problema de las estructuras y los dispositivos sociales. En otras palabras, hacerse cargo del propio cuerpo, de su potencialidad en ta tant ntoo su suje jeto to so soci cial al,, de dese semb mboc ocaa inel inelud udib ible leme ment ntee en la ne nece cesi sida dadd de transformación de las condiciones sociales de su dominio y de su explotación. El cuerpo es así siempre un campo de batalla. En las décadas de dictadura vivida vividass en nue nuestr stroo con contin tinent ente, e, vim vimos os que las mis mismas mas tuv tuvier ieron on un bla blanco nco preciso: el cuerpo (ya sea éste individual, grupal, institucional y/o social). Loss cu Lo cuer erpo poss indi indivi vidu dual ales es,, co com mo los los cu cuer erpo poss co cole lect ctiv ivos os,, fuer fueron on ob obje jeto to privilegiado de las estrategias político-militares desplegadas en las instituciones y en la vida cotidiana. En nuestro continente se concibieron las máximas atrocidades con el objetivo de controlar y dominar, generando un período inédito en la producción del terror, con tecnologías aberrantes como la desaparición (que en algunos países como Argentina y Guatemala nada tienen que envidiarle a los genocidios de los tiempos de la conquista española). Esta operación tuvo una dimensión socio-histórica que es necesario precisar: la sociedad en su totalidad fue afectada por esa modalidad de poder que operó sobre los cuerpos. Aun en la actualidad, los cuerpos de los torturados de ayer sigu siguen en sien siendo do me mem moria oria viva iva de los los efec efecto toss de oc ocup upac ació iónn de dell po pode der, r, transmitiéndose de generación en generación el fantasma de la repetición del terror, reforzado políticamente por la legitimación de la impunidad. Si bien la tortura y la desaparición se descargaron activamente en una minoría de la población, lo que esa minoría sufría se inscribía en la corporalidad del resto de la población. Lass dic La dicta tadu dura rass ac actu tuab aban an al mi mism smoo tie tiemp mpo, o, ma macr croo y mi micr crop opol olít ític icam amen ente te.. Macrop Mac ropolí olític ticam ament entee el pod poder er pon ponía ía en circul circulaci ación, ón, en forma forma ce centr ntraliz alizada ada,, dete de term rmin inad ados os va valo lore ress qu quee de debí bían an se serr ad adop opta tado doss po porr la so soci cied edad ad y qu quee constituían la representación militarizada del “ser nacional”. Micropolíticamente avanzaban sobre la sociedad imponiendo uniformes, conductas, hábitos sobre la vida cotidiana. La forma de reunirse, de expresarse, de usar el pelo, de vestirse, de circular por la calle, de opinar, estuvieron severamente vigilados. Y esa vigilancia continua se extendió en forma sorprendente a una auto-vigilancia garantizada a través del miedo. Estos regímenes de producción de terror fueron reactivos al uso intensivo de la corporalidad en la política de los años 60-70. Las frecuentes movilizaciones obre ob rera rass y es estu tudi dian antitiles les,, la fu fuer erte te orga organi niza zaci ción ón pa parti rtida daria ria de la izqu izquie ierd rdaa latinoamericana, la existencia activa de movimientos guerrilleros consiguieron imponer una presencia constante del cuerpo en el espacio público, en el espacio urbano, y en la dimensión institucional y organizacional de la vida políti pol ítica. ca. A dif difere erenci nciaa de las prácti prácticas cas grupal grupales es e ins instit tituci uciona onales les act actual uales es mediatizadas por los números (cantidad de votos, de firmas, en donde el espa es paci cioo pú públ blic icoo es ce cedi dido do “rep “repre rese sent ntat ativ ivam amen ente te”” en un unaa op oper erac ació iónn de delegación de poder), en aquellas décadas el cuerpo era política: intensidades ét étic icas as de cu cuer erpo poss mo movi vililiza zado dos, s, pa pasi sion ones es inst institituy uyen ente tess de cu cuer erpo poss en permanente movimiento. movimiento. La política, en tanto cuerpo, cuerpo, ocupaba todo todo el espacio de la ciudad: marchas, actos, huelgas, ocupaciones, pintadas, sabotajes, etc.
La movilización como arma política perseverante e intempestiva tenía una presencia corporal extensiva a toda la ciudad: el objetivo de esos cuerpos era ser un cuerpo-revolucionario. En “Las 3 ecologías” Félix Félix Guattari focaliza el paradigma paradigma ético-estético-político, en oposición a los paradigmas científicos, en los registros del medio ambiente, de las relaciones sociales y de la subjetividad humana. De este modo, los cambio cam bios, s, env envuel uelven ven un unaa perspe perspecti ctiva va ma macro cropol polític ítica, a, pero pero tam tambié biénn de deben ben comprender los niveles micromoleculares de la sensibilidad, de la comprensión, de la pasión, componiendo nuevas praxis humanas. Pensar el cuerpo como política en la contemporaneidad nos coloca delante de una lucha de fuerzas, en donde el cuerpo ya no es pensado como una unidad, sino como el resultado de las tensiones producidas por estos combates, por la expansión de las fuerzas. El cuerpo como campo de batalla es un recorte de todas tod as las fue fuerza rzass que compon componen en su cam campo po existenc existencial ial.. Fuerza Fuerzass que que,, en constante movimiento y lucha, van ganando y perdiendo territorios, haciendo y desh de shac acie iend ndoo co cone nexi xion ones es.. En ca cada da mo movi vimi mien ento to de las las co conj njug ugac acio ione ness de fuerzas, nuevos valores van ganando lugar en la existencia, desplazando a otros ya viejos, fortaleciendo así nuevos territorios y desmontando otros. Esta coexistencia transversal entre las distintas fuerzas produce, en determinados momentos, nuevos regimenes de sensibilidad éticos-estéticos y políticos. El carácter ético-estético-político de un cuerpo, de una clínica, de un encuentro, se produce a partir de la multiplicidad de fuerzas que lo componen.
LA CLÍNICA COMO PASAJE7 La clínica como encuentro implica el desarrollo de la función de tránsito y de pasaje en el espacio clínico. La función de tránsito y de pasaje hace referencia al acto de “hacer pasar”. Pasajes de un punto a otro, de un discurso o de un cuerpo moviéndose en el consultorio y fuera de él. Bricolaje de paisajes, fragmentos de escenarios, que se van conectando/desconectando conectando/desconectando en la vida cotidiana desestabilizando figuras ya constituidas y construyendo nuevas nuevas formas y nuevos territorios8. La clínica como pasaje implica poder crear un cuerpo para la sustentación del encuentro 9. Desde la concepción ético-estética-política aludida líneas arriba todo puede hacerse cuerpo a cada instante. Los cuerpos son constantemente afectados. Y lo que afecta a los cuerpos siempre es otro cuerpo. Revoluciones imperceptibles de los cuerpos-afectos. Encuentro clínico como potencia de diferenciación. Diferencia que produce diferencia y produce una marca intensiva en los cuerpos. Producción que se hace consistente por el efecto de un encuentro entre cuerpos, sin un a-priori que los defina por fuera de las relaciones que se conjugan.
Denise Bernuzzi de Sant’Anna (2001), “Corpos de Passagem”, Ed. Estaçao Liberdade, San Pablo. passeio esquizo esquizo pelo acompanhament acompanhamento o terapéutico terapéutico.. Dos Fabio Araújo (2006), (2006), “Um passeio especialismos à política da amizade”, Niterói, RJ/BR. “Estou aquí de passagem” se passagem” se puede leer en la sala A. Lowen del TEAB. 7
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En nuestros dispositivos de clínica social y de clínica bioenergética pensamos a formas provisori provisorias as, co los cue cuerpo rposs com comoo formas como mo ex expre presi sion ones es má máss o me meno noss bloqueadas que buscan disponerse para el amor a la vida: cuerpos de pasaje . Los cu cuerp erposos-pa pasaj sajee son forma formas, s, provis provisori oriame amente nte atribu atribuida idas, s, que exp expres resan an posiciones éticas, estéticas y políticas, y que buscan en el encuentro clínico inaugurar otro régimen de sensibilidad.
CUERPOS-AFECTOS10 clínica social social est Para Para la clínica estamo amoss sie siemp mpre re en relac relación ión,, afe afecta ctados dos por otros otros cuerpos, y es siempre por la acción de un cuerpo que otro otro se moviliza o entra en reposo (Spinoza): cuerpos como regímenes de afección, cuerpos-afectos. Somos “ pacotes pacotes de afetos” dice una colega brasilera (analista bioenergética y esquizoanalista). Los cuerpos-afectos son así pensados desde la perspectiva esquizoanalítica del deseo como producción. El deseo como producción de realidades. El deseo es tomado como producción que es plena en sí misma, a la que no le falta nada, ya que no existe previamente a su objeto, y nace simultáneamente con él. Deseo entendido como aquella disponibilidad a las cone co nexi xion ones es qu quee pe perm rmite ite ag agen enci ciar ar elem elemen ento toss de un unaa infi infini nita ta va vari ried edad ad de universos, produciendo múltiples figuras de la realidad. Deseo como pluralidad de fuerzas, como articulación colectiva que al afectar un cuerpo produce, a través de él, una creación singular de mundos, de expresiones, de potencias. Deseo como la más propia expresión de la Voluntad de Potencia. Al pe pens nsar ar a nu nues estro tross disp dispos osititiv ivos os de desd sdee es esta ta co conc ncep epci ción ón de dese sean ante te no noss preguntamos, por ejemplo: ¿Qué tipo de vida propicia este dispositivo a las vidas allí implicadas? ¿Cuáles son las diferencias y los efectos que se producen luego de su pasaje?
dispositivo bioenerg bioenergético ético co La po pote tenc ncia ia de dell dispositivo cons nsis iste te en crea crearr mo modo doss de expresión y de desbloqueo para aquello que nos afecta. Como veremos en el próximo capítulo es un dispositivo que permite desarrollar, en la clínica, nuevos medios de intensificar las sensaciones, de explorar otras velocidades: desacelerando la vertigi iginosidad contemporánea, desintensificando las marcas de lo traumático, intensificando el placer y el gozo de vivir. Es un dispositivo que nos permite procesar con prudencia una desterritorialización, procesar de un modo delicado con la vida la emergencia de una línea de fuga, y que permite a los cuerpos, en la intimidad del encuentro clínico, componer un lugar en donde habitar las intensidades. Loss cu Lo cuer erpo poss en envu vuel elto toss en es este te ag agen enci ciam amie ient ntoo clín clínic icoo ac acon onte tece cenn y se despliegan en cada encuentro. Traen sus marcas, el conjunto de experiencias vita itales les vivida idas, sus intensidades, sus sinsentidos, sus sentidos sobrec sob recodi odific ficado ados, s, sus sab sabere eres: s: tod todoo en peq pequeñ ueñas as partes partes de desco sconec nectad tadas, as, pedacitos de vida intensos y potentes. Y a partir de la provisoriedad de estas Concepto Concep to desarroll desarrollado ado por Marilia Marilia Muylaert Muylaert (2000) (2000) en “Intermezzo: mestiçagem nos encontros clínicos”, monografía para el Doctorado en Psicología Clínica en la Pontifícia Universidade Católica de SP/BR, 2000. 10
formas es que las fuerzas se van articulando en cuerpos-afectos, tránsitos, cuerpos de pasaje. En el dispositivo bioenergético , y desde la visión formativa de Stanley Keleman, pensamos a los cuerpos como formas fijas y provisorias. Las formas fijas nos remiten a la historia personal, a la memoria, a la conciencia. Las formas provisorias nos dan el carácter de pasaje y movimiento. Desde esta perspectiva es que unimos a la clínica bioenergética con el esquizoanálisis. A mi modo de ver fueron Gilles Deleuze y Félix Guattari quienes generaron una Clínicaa Social Social difer iferen enccia té técn cnic icaa ce cent ntra rall en el trab trabaj ajoo clíni línico co de la Clínic contemporánea. Para ellos en el trabajo clínico no existe necesariamente una prestación de servicios convencionales. El esquizoanálisis (su paradigma ético-estético de análisis e intervención) puede ser hecho por cualquier persona en cualquier lugar. No es considerado como una ciencia o una disciplina sino como una nueva forma de pensar, un modo de ser, una manera de vivir, una modalidad de análisis permanente, que busca introducir el deseo en la producción y la producción en el deseo. Para el esquizoanálisis un enunciado individual sólo tiene alcance en la medida en que puede entrar en conjunción con agenciamientos colectivos que ya estén funcionando efectivamente11. Loss sínt Lo síntom omas as va vann a se serr vist vistos os co com mo regí regím men enes es de prod produc uccción ión de un inconciente productivo. El síntoma va a habitar un territorio existencial. El síntoma-camaleón, como dice otra colega brasilera, muda de color en función de los agenciamientos en los que participa. Trabajar con un síntoma, en esta conjunción entre la clínica bioenergética y el esquizoanálisis va a remitir, más que a escenas del pasado, a todos los espacios en los cuales se es capaz de hacer rizoma 12. Apertura para nuevos devenires, en sincronía con las diversas tonalidades que se van adquiriendo en función de los territorios que habitamos.
Félix Guattari (1988), “O inconsciente maquínico: ensaios de esquizo-análise”, Papirus, Campinas, SP. Ver capítulo 4.2. 11
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2.1 UN ABORDAJE BIOENERGÉTICO Y SOCIAL DE LAS SUBJETIVIDADES CONTEMPORÁNEAS CONTEMPORÁNEAS * ¿Cómo son vividas por las subjetividades contemporáneas las experiencias de desestabi dese stabilizac lización, ión, de deste desterritori rritorializa alización ción permanent permanentee del mun mundo do capitalista capitalista actual? ¿Cómo se inscriben estas nuevas situaciones de incertidumbre, de inseguridad, de vertiginosidad en los cuerpos de los pacientes? ¿Cómo podemos cartografiar y desplegar nuevas políticas del cuerpo y nuevas políticas de subjetividad? El énfasis clínico y social conferido por Wilhelm Reich a la represión de la sexualidad colocando a la misma como el factor decisivo de la alienación psíquica de las masas fue cuestionado por Michel Foucault, entre otros autores contemporáneos. Una lectura hegemónica de la obra de Wilhelm Reich enfatiza a la repr repres esió iónn se sexu xual al co como mo el fa fact ctor or de dete term rmin inan ante te de la pa pato tolo logí gíaa de la condición humana: patología psíquica (el carácter neurótico); patología social (el fas fascis cismo, mo, y la deg degene enerac ración ión burocr burocráti ática ca y aut autorit oritari ariaa de la revolu revolució ciónn soviética); patología orgánica (el cáncer y los trastornos psicosomáticos), psicosomáticos), etc. (Weinmann, 2003). El filósofo francés M. Foucault (1987), en el primer volumen de su historia de la sexualidad problematiza tal concepción, a la cual denomina “hipót “hipótes esis is repres represiva iva”” propon proponien iendo do otra otra mo modal dalida idadd est estrat ratégi égica ca de pen pensar sar el poder y las subjetividades contemporáneas. No obstante Foucault reconoce que toda forma forma de poder se ejerce sobre los cuerpos. cuerpos. De esta manera, manera, tanto para Reich como para Foucault, el cuerpo es (en última instancia) un campo de batalla: la superficie de inscripción de los acontecimientos (Gonçalvez, 2005). Usando la metáfora deleuziana del pasaje de las sociedades disciplinarias a las sociedades de control, podríamos afirmar que este tránsito está marcando la emerg em ergenc encia ia de nue nuevos vos cue cuerpo rpos, s, nue nuevas vas est estruc ructur turas as muc mucho ho má máss flu fluida idas, s, blandas y adaptativas, que vamos a ver en la clínica en sus formas más fronterizas. Las sociedades de control ya no van a exigir los altos niveles de acorazamiento y de rigidez necesarios para las sociedades disciplinarias, sino quee los qu los va valo lore ress do domi mina nant ntes es requ requer erid idos os va vann a es esta tarr diag diagra rama mado doss po porr las las tecnologías avanzadas, por la organización en red, por nuevos sentidos de iniciativa para vivir en crisis vertiginosas, por nuevas capacidades de asumir riesgos calculados en situaciones de permanente incertidumbre e inestabilidad (Franco / Gonçalvez, 2005). Flexibilidad, rapidez, levedad, multiplicidad, exactitud y visibilidad son las seis condiciones con las que Calvino define a la l a subjetividad contemporánea.
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Trabajo presentado en el Coloquio el Coloquio sobre Psicología del Cuerpo. El estado del arte (18 y 19 de octubre de 2005, Facultad de Psicología de la UDELAR) en la mesa redonda “El cuerpo en la clínica y la clínica del cuerpo ”.
SUBJETIVIDADES CONTEMPORÁNEAS En est estee nu nuevo evo con contex texto to las su subje bjetiv tivida idades des con contem tempor poráne áneas as se des descub cubren ren precarias e inciertas, cambiando por completo como es vivida la experiencia de la des desest estabi abiliz lizaci ación. ón. Los mo movim vimien ientos tos de des dester territo ritoria rializ lizaci ación ón (Deleu (Deleuze ze y Guat Gu atar arri ri,, 19 1986 86,, 19 1988 88)) op oper eran an en el se seno no de las las su subj bjet etiv ivid idad ades es co conn un unaa velo ve loci cida dadd ve verti rtigi gino nosa sa y co conn un unaa figu figura ra rizom rizomát átic ica. a. Todo Todo se rizom rizomat atiz izaa (Gonçalvez, 2005). La inmensa diversidad y densificación de universos que se mezc me zcla lann en ca cada da su subj bjet etiv ivid idad ad ha hace ce a su suss figu figura ras, s, a su es esté tétitica ca,, a su suss lengu len guaje ajes, s, obs obsole oletos tos muy rápida rápidame mente nte,, con convoc vocánd ándola olass a un esf esfuer uerzo zo casi casi permanente de reconfiguración. Este proceso es manejado manejado por el capitalismo capitalismo a las mil marav ravilla illass. Para evita itar tomar contacto con las fuerzas deste desterritoria rritorializan lizantes tes y de desestabiliz desestabilización ación,, la subjetivida subjetividadd cont contempo emporánea ránea olvida rápido, deletea, no toca lo que es demasiado difícil, cambia de sentido para evitar el conflicto, construye vínculos virtuales y busca satisfacer sus nece ne cesi sida dade dess en ob obje jeto toss im impe pers rson onal ales es,, inte intent ntan ando do ha hace cerr qu quee el script reconocible surja nuevamente. Suely Rolnik (1995) define la construcción de un proceso de subjetivación de una forma muy clara y didáctica: el contorno de una subjetividad se delinea a partir de una composición singular de fuerzas cambiantes, construyendo un mapa particular de sensaciones. A cada nuevo universo que se incorpora, nuevas sensaciones entran en escena y un nuevo mapa de relaciones se establece, sin que cambie necesariamente la figura a través de la cual la subjetividad se reconoce (la subjetividad formal). Con todo, en la medida en que los cambios de este tipo se acumulan, puede tornarse excesiva la tensión entre dos partes de la subjetividad -la sensible y la formal-. En estos casos la figura vigente pierde sentido desestabilizándose y creando un nuevo territorio o reterritoria reterritorializán lizándose dose en otro. La subjetivi subjetividad, dad, en esto estoss casos, tiend tiendee a ser tomada por una inquietud que la impele a tornarse otra, de modo que pueda dar consistencia existencial para su nueva realidad sensible. ¿Cómo afirmar la potencia de la vida en nuestros territorios existenciales, frente a la multiplicidad impetuosa e indomable de los acontecimientos sociales y de las intensidades afectivas siempre en movimiento? ¿Cóm ¿Cómoo po pode demo moss da darl rlee co cons nsis iste tenc ncia ia a nu nues estr traa sing singul ular arid idad ad,, sin sin pe perd rder er simultáneamente nuestra potencia de cambio y transformación? ¿Cómo resistir a los régimenes identitarios dando lugar a otro principio de individuación? ¿Cómo ¿Cómo des dester territ ritori oriali alizar zarnos nos de las ide identi ntidad dades es serial serializa izadas das,, previa previamen mente te demarcadas? ¿Cómo construir prácticas vitales que potencien la vida en nosotros? ¿Cómo podemos afirmar la potencia vital en nuestros cuerpos frente a los poderes que quieren despotencializar nuestra vida? ¿Necesitamos vivir más en nuestros cuerpos y no en la imagen de nuestros cuerpos?
Par Para inte intent ntar ar de desspleg legar es esta tass pre pregu gunt ntaas ana nallicem icemos os tres tres tipo tiposs de subjetividades que hemos cartografiado en los últimos quince años en el ejercicio clínico: 1. Subjetividades Lixo / Subjetividades Luxo. 2. Subjetivid Subjetividades ades estresad estresadas, as, desvitaliz desvitalizadas adas,, anestes anestesidada idadas. s. 3. Subjet Subjetivi ividad dades es del delinc incuen uencia ciada das. s.
SUBJETIVIDAD LUXO / SUBJETIVIDAD LIXO: En un trabajo anterior –capítulo siguiente-, a partir de la canción “Nem lixo, nem luxo” de Rita Lee, definí a dos subjetividades que creo que marcan los principios de individuación contemporáneos: la subjetividad lixo -basura- y la subjetividad luxo -lujo- (Gonçalvez, 2005). Esta es la su subj bjet etiv ivid idad ad top top de dell me merc rcad adoo so soci cial al.. Su Subjetividad Luxo: Luxo: Esta existencia se construye a partir de la necesidad de acumular, de tener, para performar . Son subjetividades “plásticas”13 en donde su edición pasa por poder performar el culto a una imagen formateada que posibilita mantener el brillo de una supuesta identidad estandarizada de elite. Es la subjetividad glamourizada y editor edi torial ializa izada da que fun funcio ciona na com comoo ima imagen gen de refere referenci nciaa y com comoo sistem sistemaa y parámetro de pertinencia, disciplinamiento normativo y, simultáneamente, de consumo masivo.
Subjetividad Lixo: Lixo: pensándose y midiéndose en relación a la subjetividad luxo, es la experiencia aflictiva de estar fuera de los parámetros de dicha subjetivid subjetividad. ad. El sistema sistema capitalista capitalista produce material material e imaginariame imaginariamente nte a la subjetividad lixo al constituir las subjetividades en relación a una falta. La subjetividad lixo se es estr truc uctu tura ra as asíí en rela relaci ción ón a lógi lógica cass de ca care renc ncia ia y deficiencia, generando un círculo vicioso de culpabilización por no tener. Son, por otra parte, aquellos modos de existencialización que están obligados a convivir y reciclarse a través del lixo (aquello que es puesto de lado por las lógicas de los modos capitalistas de producción). Una existencia posible por la re-creación de lo que pierde vigencia y es lanzado fuera del circuito del capital: se alimentan, se visten y viven a partir del lixo. Su estética, basada en la construcción de cuerpos-reciclados, se transforma además en una usina de reciclaje para la auto-producción de la vida, en las peores condiciones. Esta Estass su subj bjet etiv ivid idad ades es os osci cila lann pe pend ndula ularm rmen ente te en el so soci cius us,, prod produc ucie iend ndoo socialmente un miedo a la inadecuación, al desajuste, a la deselegancia, a la exclusión, a la desadaptación, al colapso, auto-produciéndose en un sistema de jerarquías que demarcan un territorio elite, con sus satélites y sus periferias. Por más que uno se encuentre transitoriamente en uno de los polos ( lixo o luxo) sufre de miedo o ansiedad por deslizarse al otro polo, o de vergüenza o culpa por no poder estar, aumentando crecientemente los niveles de estrés, fundamentalmente en las poblaciones más urbanizadas. La lógica lixo-luxo no sólo marca criterios de inclusión-exclusión en donde nunca sabemos si estamos presos dentro de la existencia cotidiana o si estamos excluidos del sistema, en una frontera dislocada entre salir y entrar, entr en tree an ansi siar ar po porr lo greg gregar ario io o ap apar arta tarn rnos os en so sole leda dad, d, sino sino qu quee tamb tambié iénn 13
Al decir de aquella vieja canción de los 80 de Ruben Blades.
atraviesa la malla social a partir de múltiples figuras, algunas veces políticas, otras otras est estéti éticas cas,, otras otras aca académ démica icas, s, otras otras so socia ciales les,, etc etc.. (Gonça (Gonçalve lvez, z, 200 2003). 3). Cuando esta lógica capitalista con su funcionamiento de mercado produce un temor agudo a la exclusión, implícitamente produce un deseo de hegemonía, marcando una clara relación entre política y subjetividad. Los medios de comunicación de masas juegan un rol muy importante en la instala ins talació ciónn de est estaa lóg lógica ica bin binari ariaa a través través del caráct carácter er com compen pensat satori orioo del cons co nsum umoo qu quee se ex exal alta ta de desd sdee ca cada da ve vezz má máss po pode dero rosa sass op oper erac acion iones es de market marketing ing.. El mis mismo mo provoc provocaa la nec necesi esidad dad ins insaci aciabl ablee de com compen pensa sacio ciones nes siempre nuevas a través de un consumo alienado. Nos hemos habituados a vivi vivirr en un unaa ex exag ager erad adaa lógi lógica ca de co cons nsum umoo de ob obje jeto tos, s, im imág ágen enes es,, da dato tos, s, informaciones, personajes, “celebridades descartables”. Por ejemplo, en los últimos años hemos hemos asistido a la difusión de distintos programas formateados formateados con esta lógica. lógica. En un un reality show que reúne a varios candidatos jóvenes para “American idol” en la ve asce as cend nder er y crec crecer er en su ca carr rrer eraa artí artíst stic icaa -“American vers rsión ión norteamericana, “Camino a la fama” en la versión española, “Fama” en la versión brasilera, “Operación triunfo” en la versión argentina y “Casting” en la versión uruguaya- vemos ejemplificado claramente el concepto de rostridad (Deleuze y Guattari, 1988). La rostridad, entendida como aquel proceso de subjetivación que permite construir social, política o culturalmente un rostro, es uno de los múltiples vectores de fuerza que contribuye a producir el dualismo lixo-luxo. En ese programa podemos ver el surgimiento paulatino de un rostro que está confeccionado a través de elogios, descalificaciones, evaluaciones, clases, asesoramientos, entrenamientos y presentaciones en público. Además del perman permanent entee esf esfuer uerzo zo perso personal nal,, de los llanto llantos, s, bronca broncas, s, frustra frustracio ciones nes,, aleg alegría rías, s, hinc hincha hada dass y prem premios ios fina finale les, s, se va prod produc ucie iend ndoo un rost rostro ro co conn habilidades formateadas, al mismo tiempo, que se lo termina ofreciendo como fuente de identificación para el público, y como fuente de consumo masivo (Rocha, 2003).
SUBJETIVIDAD ESTRESADA, DESVITALIZADA, ANESTESIADA: En esta subjetividad las personas se levantan de la cama, a la mañana, para reencontrarse horas después, de nuevo en la cama, en un triste péndulo que osccila os ila en entr tree un unaa vida vida va vací cíaa de de dese seoo y un cu cuer erpo po ag agot otad ado, o, ca cans nsad ado, o, anestesiado y lleno de miedos. Nos contentamos con poco, nos afectamos con poco, nos aproximamos poco: la vida se va transformando en un régimen afectivo de la indiferencia, del aislam ais lamien iento to y/o de prepot prepotenc encia ia urbana urbana,, en don donde de la sol solida idarid ridad, ad, el apo apoyo yo mutu mu tuo, o, las las ma matri trice cess grup grupal ales es de se ser-e r-enn-gr grup upoo se va vann pe perd rdie iend ndoo en un movimiento progresivo de despotencialización del deseo y de alienación social. Esta subjetividad produce cuerpos deprimidos, ansiosos y medrosos. Y cuando aparece la fatiga, el cansancio, la irritabilidad, el insomnio y la tensión fuerte del estr es trés és,, so sonn un en enem emig igoo a se serr co comb mbat atid idoo co conn mu multltiv ivititam amin inas as,, hipn hipnót ótic icos os,, antidepresivos, ansiolíticos y/o anti-psicóticos de última generación, o en otros casos con horas de televisión o chat, con programaciones neuro-lingüísticas o con libros de auto-ayuda. Esta última droga, que se vende en los escaparates de todas las librerías y supermercados, promete eliminar el desasosiego que genera el capitalismo contemporáneo. En esta literatura li teratura podemos encontrar las cuestiones más tensas y complicadas explicadas en menos de 100 páginas, en
donde todo es debidamente ordenado y apaciguado. Sólo no pueden poner en práctica los “piques” ofrecidos en estos libros (v.g.: Paulo Coelho, Louise Hay, y un largo etc.) quienes no tienen fuerza fuerza de voluntad. Además Además de esta creciente industria editorial decíamos que existe, paralelamente, una biopolítica que tiene como objetivo drogar a la mayor cantidad de núcleos poblacionales. En este contexto, el estatuto de los remedios psiquiátricos, pasa a tener la finalidad de evitar o remediar la fragilización social y sus efectos –el estrés, la depresión, la ansied ans iedad, ad, el del delirio irio,, etc etc-. -. Este Este háb hábito ito,, gen genera eració ciónn tras tras gen genera eració ción, n, se va tornando más y más común: del valium y del haloperidol (que antiguamente cumplían con la heroica misión de ser los “misiles y chalecos químicos” para todo tipo de depresión y delirio) hemos pasado a una parafernalia cada vez más extensiva de drogas, en un movimiento cada vez más explícito de control biopolítico. El lexotan, las benzodiazepinas, el prozac, el viagra, la ritalina y las multivitaminas, comienzan a consumirse masivamente como “píldoras de la felicidad”. Tal como lo describe S. Rolnik (2005) tomar este tipo de drogas deja de ser ya una práctica secreta, culposa y avergonzante, que marca a aquel que las las co cons nsum umee co conn el es estitigm gmaa de dell en enfe ferm rmoo me ment ntal al.. Ho Hoyy qu quie ienn toma toma es esto toss remedios ya no tiene que esconderlo. Por el contrario, tal actitud muestra a esta persona como alguien que invierte en su salud, que se mantiene al día con las últimas novedades de la industria farmacológica, haciendo rendir al máximo las posibilidades de su cuerpo y auto-administrándose correctamente en los procesos de subjetivación contemporáneos. contemporáneos. Las viejas tecnologías que permitían lidiar con el peligro de fragilización se van sust su stitituy uyen endo do po porr nu nuev evas as:: la co coca caín ína, a, pe perm rmititió ió en los los 80 en enfr fren enta tarr las las dest de ster erri rito tori rial aliz izac acio ione ness de dell mu mund ndoo a un unaa ve velo loci cida dadd co com mpa patitibl blee co conn las las exigencias del mercado; las industrias de cosméticos y las cirugías estéticas (al estitilo es lo “Dr. Dr. 9021 210” 0” o “Ex “Extrem tremee Ma Makke Up” de los los can anal ales es de cab able le “E! “E! Entertainm Entertainment” ent” y “Fox”) buscan buscan apagar, en la piel y en los cuerpos, cuerpos, cualquier cualquier vestigio del tiempo; las tecnologías diet/light actúan como fórmulas de una purif urific icac ació iónn org orgán ánic icaa pa para ra la prod roduc uccción ión de un cu cueerpo rpo minim inimaalis lista, ta, máximamente flexible, capaz de vestir toda especie de identidad. Proceso al prêt-à-porter ”. que Rolnik (2005) denomina como identidades “ prêt-à-porter ”. Esta subjetividad ansiosa, estresada, medrosa y anestesiada es la que deriva clínicamente en el “síndrome de pánico”. La persona con pánico siente su organismo habitado por la desorientación, por un peligro progresivo de pérdida de organicidad, que en cualquier momento puede derivar en un enloquecimiento del cuerpo y quizás llevarlo a la muerte. Se siente enteramente impotente en cambiar ese proceso ya que acontece imperceptiblemente en el secreto de sus entrañas, como si la vida o la cordura se le escapasen de sus manos. La resolución con que estas personas intentan encaminarse a través de su síndrome, tal como se constata en la clínica, es la de no moverse a no ser que pueda estar acompañado, depositando así su vida en las manos de un “acompañante” que le sirve de garantía externa. Una especie de cuerpo-prótesis del cual necesita y puede disponer en caso de que el miedo a su propio cuerpo y a lo social comience a desarrollarse. El pán ánic icoo vien iene ad adeemás de la mano de las las su subbjeti jetivi vida dade dess virt virtuuales les (informáticas, de la industria de la información y de la comunicación) en donde cada individuo está habitado, simultáneamente y a una velocidad cada vez más vertiginosa, por flujos del planeta entero. Un paciente me contaba que, en una
desterritorialización delirante, había logrado visualizar cómo este movimiento cósmico e internacional se organizaba cada vez más intensamente, en función de los intereses más variados y en las arenas invisibles del ciberespacio, en una gu guerra erra -come -comercia rcial,l, me mediá diátic tica, a, inf inform ormáti ática ca y territ territori orialal- ent entre re dis distin tintas tas fuerzas, siempre políticas, históricas y sociales. En este contexto es que las figuras de la realidad subjetiva y objetiva tienen una vida cada vez más corta, y nuevas figuras proliferan en una velocidad vertiginosa, en múltiples direcciones, todas al mismo tiempo. Nuestros modos de subjetivación, cada vez más mutantes y consumistas de imágenes, sonidos, datos y objetos, no consiguen acompañar ese proceso en la misma velocidad en que se produce. Lo que en parte nos deja inhabilitados para operar en este nuevo ambiente, en la medida en que se nos dificulta procesar estas nuevas veloci vel ocidad dades es de transf transform ormaci ación. ón. Rolnik Rolnik (1995) (1995) exp explic licaa que es aq aquí uí cua cuand ndoo comien com ienza zann a produc producirs irsee mut mutac acion iones es en la sub subjet jetivi ividad dad.. Las sub subjet jetivi ividad dades es contemporáneas aparecen como descentradas, divididas y fragmentadas pero aun guardan las marcas de un pasado en que los territorios existenciales fu func ncio iona naba bann co como mo ga gara rant ntía ía de orde ordenn y de etern eternid idad ad.. El ma males lesta tarr de la dese de sest stab abili iliza zaci ción ón de los los te terri rrito tori rios os ex exis iste tenc ncia iale les, s, y la im impo posi sibil bilida idadd de metabolizar las nuevas velocidades de desterritorialización, es vivido como algo traum traumáti ático. co. Por eje ejemp mplo, lo, por me medio dio de est estrat rateg egias ias afe afecti ctiva vass en don donde de se intensifican las pérdidas, las carencias y los fracasos. El pánico es uno de los analizadores de la clínica contemporánea, en donde la persona queda aterrorizada frente a la vertiginosidad, el caos, la incertidumbre y los desafíos de los movimientos permanentes de desterritorialización, de pérdida y demolición de sentidos. En el pánico la desestabilización es llevada a tal punto de exacerbación caótica que la amenaza imaginaria de descontrol de las fuerzas (sociales, morales, psíquicas, pero fundamentalmente orgánicas) parece precipitarse en cualquier dirección. El propio cuerpo cuerpo biológico puede puede de repente repente dejar de sustentarse en su organicidad y enloquecer en un movimiento de autonomía: el corazón se dispar dis paraa en taq taquic uicard ardia, ia, el con contro troll psi psicom comoto otorr se pie pierde rde el en enrai raizam zamien iento to se debilita, los pulmones se niegan a respirar, los órganos tele-sensoriales se ven invadidos. La única solución parece ser inmovilizar el propio cuerpo, acoplándolo a un cuer cu erpo po-p -pró róte tesi siss de un Ot Otro ro al qu quee se le pu pued edaa de dema mand ndar ar un unaa se segu gurid ridad ad simbiótica y anestésica. caposs di mafi mafia a ( los Ni los capo los godfathers) qu qued edan an fuer fueraa de es este te proc proces esoo de subjetivación contemporáneo, como lo muestran en excelentes actuaciones James Gandolfini y Robert De Niro interpretando a Tony Soprano y a Paul Vitti en la serie de HBO “Los Soprano” y en el film “Analízame”, respectivamente Si la ética dominante vigente indica un “sálvese quien pueda” y “que cada uno cultive su propio jardín”, ¿qué posibilidades nos quedan en la contemporaneidad de acercarnos a un Otro, y a partir de ese encuentro creer que ese Otro nos pueda cuidar? En este sentido se hace necesario reforzar, en una Clínica Social, una ética del sentir, del encuentro, del acto y de la enunciación que oponga a los lazos centrados en ganar poder, lógicas micropolíticas revolucionarias como la amistad o regímenes de afección como el amor desjerarquizado14. 14
En la clínica bioenergética hemos logrado sistematizar un dispositivo de intervención breve y focal altamente efectivo para el abordaje del síndrome de pánico, integrando técnicas de la psicotraumatología contemporánea junto a las herramientas tradicionales del análisis análisis loweniano y
SUBJETIVIDAD DELINCUENCIADA, “MALANDRA”, “PLANCHA”: Esta Esta su subj bjet etiv ivid idad ad,, qu quee de desd sdee un mo mode delo lo jurí jurídi dico co-d -dis iscu curs rsiv ivoo en enca carn rnaa la mutitila mu laci ción ón y la viol violac ació iónn de dell “der “derec echo ho-c -ciu iuda dada dano no”, ”, co conn un unaa pe perm rman anen ente te reconfiguración de los “derechos humanos”, se ha instalado en nuestro país en un proceso irreversible en donde se entrecruzan antagónicamente discursos que van desde la “humanización de los castigos” a la “criminalización de la protesta”. La subjetividad delincuenciada por un lado puede robar, “rastrillar”, “arrebatar”, rapi rapiña ñar, r, ater aterror roriz izar ar,, incl inclus usoo to tort rtura urarr y ma mata tarr a “ciud “ciudad adan anos os inde indefe fens nsos os”, ”, invirtiendo así una aparente inferioridad (fundamentalmente de clase –social-) transformándola en una supuesta superioridad (“yo soy el fuerte, no tengo límites y vivo fuera de la ley, y vos por lo tanto me tenés miedo”, “yo obtengo ilegalmente lo que vos conseguís trabajando”). Esta subjetividad constituida en base a la prepotencia, a la sumisión y a la prevalencia de la ley del más fuerte, por un lado se despliega por una necesidad de sobrevivencia y, por otro lado, como efecto de la glamourización de los poderosos con la violencia dilemática que produce la subjetivación analizada líneas arriba (luxo/lixo). ¿Podrí ¿Podríam amos os pen pensar sar que as asist istimo imoss en la sub subjeti jetivid vidad ad de delinc lincuen uencia ciada da a la actualización de las marcas dejadas por la dictadura en la perspectiva de una total impunidad? ¿Cómo son construidos histórica y socialmente los conceptos de peligrosidad? ¿Qué relación existe entre la peligrosidad creada y difundida en los medios masivos de comunicación y las estrategias políticas de control social? Tal como lo muestra el film brasilero de Fernando Meirelles “Ciudad de Dios” el aumento del miedo y de la sensación de inseguridad puede ir de la mano del apartheid que excluye a los pobres a un “no lugar” social. Este “no lugar” lo podemos encontrar en el film vernáculo de Mario Handler “Aparte”. Desd De sdee ha hace ce añ años os es esta tamo moss as asis istitien endo do a de deve venir nires es infa infant ntile iless qu quee hu huye yenn totalmente del imaginario del niño lindo y puro “bebé Johnson” de la TV, trayendo corporizada la negación de las figuras infantiles fijadas en límites idealizados. Constituyendo flujos de abandono y de miserabilidad que, muchas veces, preferiríamos ignorar. Esos Esos niñ niños os y su pot potenc encial ial dis disgre gregad gador or no se con consti stituy tuyen en sub subjet jetiva ivame mente nte apenas por la falta de instauración de un modelo familiar-social que podría regularlos en base a la imposición del deber y de la ley. Estamos hablando de cuerpos dilacerados habitados por distintas contingencias mundanas (drogas, prostitución, promiscuidad, co-lecho, miseria, etc.), totalmente distanciados de las ide identi ntidad dades es inf infant antile iless ide ideale aless o de las ese esenci ncias as ang angeli elical cales es de lo que debería ser un niño. Se evidencia que los deseos y los afectos de tales niños van, cada vez, apartándose más de los modelos universales de familia y de infancia (para ellos una mera ficción) y se constituyen, muchas veces en manadas callejeras que les dará protección, en una fuga diaria del frío, del hambre, de la policía, de la explotación de los adultos perversos, de la muerte, etc. del análisis reichiano. El desarrollo de este dispositivo clínico puede consultarse en el capítulo 3.1 de este libro.
Voy a contar dos experiencias que tuve trabajando en Brasil, en la Universidad Federal de Espírito Santo. Entre el mes de noviembre de 2004 fui invitado por la Prof. Dra. María Elizab Elizabeth eth Barros Barros (jefa (jefa del Dep Depart artame amento nto de Psicol Psicologí ogíaa de la Univer Universid sidad ad Federal de Espírito Santo / Brasil) a dictar el seminario “Nuevas estrategias clín línicas icas en ps psic icoote tera rapi piaa corp orporal oral para ara el abo bord rdaaje de los los sínto íntom mas contemporáneos”, realizando además un grupo de estudios y dos grupos de superv sup ervisi isión ón en la Univer Universid sidad, ad, den dentro tro de las act activi ividad dades es de dell Proyec Proyecto to de Extensión Universitaria “Cuerpo y Pulsación. Expansión de la Ciudadanía”. Este proyecto se realizó conjuntamente con el Departamento de Psicología de la UFES, con el Poder Judicial de Espírito Santo, el Sector de Servicio Social y Psicología de la Jurisdicción de Ejecuciones Penales, teniendo como finalidad realizar atención psicoterapéutica corporal a los egresos del sistema penal que se encuentran en régimen abierto, en libertad condicional y en medidas de seguridad, siendo una experiencia pionera en ese Estado, conformando una red de atención al egreso penitenciario, con una propuesta de inclusión social. Unaa de las Un las su supe perv rvis isio ione ness las las real realic icéé con un eq equi uipo po de prof profes esio iona nale less (psicólogos, médicos, asistentes sociales, educadores y abogados) quienes moleques es de rua) rua). El objetivo de dicha trabajan con gurises de la calle (molequ supervisión fue ayudarles a reevaluar sus procedimientos -tanto de diagnóstico como de intervención- para que su práctica educativa no fuera capturada por los dispositivos de poder (por ejemplo, una educación normativa que busca una imposició impo siciónn de valores por parte del educador educador sobre sobre el deseo del niño). Para ello vimos necesarios la reevaluación permanente de los objetivos y de las estrategias de intervención y la necesidad de desarrollar una postura críticoeducativa que exigiera un desdoblamiento del propio cuerpo del educador en su encuentro con el educando. Este desdoblamiento o devenir (siguiendo este concepto del esquizoanálisis lo devir crianç criança a) im llamam llamamos os de devir impl plic icaa po pode derr de desa sarro rrolla llarr un ejer ejerci cici cioo de la paciencia, un arte de la aproximación, una disponibilidad a desterritorializarse en todo momento en el arte de la improvisación. A este estado lo denominamos dança da malandrage malandragem m y la sistematizamos como una de las principales técnicas de intervención para el juego de lo imprevisible que se vive en el espacio de la calle. El gurí de la calle (moleque de rua) está permanentemente desafiando al prof profes esio iona nall qu quee en entr traa a trab trabaj ajar ar con prop propue uest stas as pred predet eter erm minad inadas as o preconcebidas. En este sentido vimos fundamental que los integrantes del equipo tuvieran que desarrollar un aprendizaje en relación al espacio abierto en el qu quee inte interv rvie iene nen. n. Esto Esto im impl plic icaa la prod produc ucci ción ón de nu nuev evos os es espa paci cios os de subjetivación habitados por el juego de lo imprevisible de la calle, ya que aquí es donde se debe construir el arte de la aproximación. Los profesionales nos transmitían que la comunicación en la calle es bastante rápida. La calle es el espacio-tiempo de lo imprevisible. Personas que el técnico nunca contactó o conoce, ya tienen referencias de él pasadas por otros gurises de la calle. El técnico es todo el tiempo observado y observador. Observ Observado ado co conn des descon confia fianz nza, a, con cui cuidad dadoo y con aprens aprensión ión,, tam tambié biénn con sutileza y con curiosidad. curiosidad. Se establece un juego de ver y ser ser visto, de mirar y ser mirado, que muchas veces desarrolla una perversión de la mirada, ya que se establece un régimen afectivo con fuertes sentimientos de inseguridad y descon des confia fianza nza.. Nue Nuestr straa prime primera ra int interv ervenc ención ión con consis sistió tió en señ señaliz alizar ar que que,, sin
querer hacer ninguna apología de la calle, ésta puede ser pensada como un espacio de malandragem criativa que permita escapar de los modelos de homogeneización homogeneización impuestos por las sociedades de control-disciplinarias. Para que el camino de la calle no sea un camino de destrucción y muerte sin ret retorno, debemos generar rar pequeños desvíos, pequeñas microterritorializaciones que permitan situar nuestro trabajo, en lo que llamamos en esa supervisión, una pedagogía de rua. Esa pedagogía de rua debe respetar las singularidades y cartografiar las nuevas formas y estrategias de resistencia (entendidas éstas como posibilidades de re-existencia), que se producen en el ejercicio efectivo de la libertad. En este sentido el técnico tiene también como aliado en sí, el propio deseo de huir de su cuerpo, de huir de su casa, de huir de su familia. Un cuerpo que también fue encapsulado en la sociedad de contro con trol-d l-disc iscipl iplina inaria ria.. Y que que,, a través través de su produc producció ciónn de desea seante nte,, tam tambié biénn reclama más intensidad para su vida. Quizás podríamos hipotetizar que los ojos del técnico presencian un mundo de transgresión del cual, parte de su deseo, fue algún día cómplice. Y es en esta línea instigante, que habita en sí, que el té técn cnic icoo pu pued edee cont ntac acta tarr co conn ins instru trumen ento toss para ara re-ev e-evaaluar luar permanentemente su práctica. Es decir, no es ya el deseo del educador que busca imponerse sobre el deseo del niño, sino que es un campo deseante que se contamina, se mistura, se toca en varios puntos. El técnico reencuentra en este encuentro de multiplicidades el niño que fue o el niño que podría haber sido. Y es en ese núcleo de incertidumbre, entre el niño y el técnico, que ambo am boss ac actú túan an,, bu busc scan ando do prod produc ucir ir nu nuev evos os ca cami mino noss pa para ra am ampl plia iarr las las posibilidades de vida. La otra experiencia que quisiera compartir fue cuando trabajamos el mismo año con varios colegas por medio del dispositivo Grupos de Movimiento en barrios de la periferia de Espirito Espirito Santo. En una sesión sesión de Grupos de de Movimiento para para adolescentes embarazadas le propusimos a las chicas que trajeran a sus parejas, o en su defecto a un/a amigo/a que pudiera ayudarlas en la dinámica de maternaje que íbamos a realizar. Allí conocimos a María Luisa (Malú), de 19 años, que estaba embarazada de tres meses. Malú llegó a esa sesión con un joven “color cachaça” (característico del mulato nordestino) de quien no se separaba. Luego de más de media hora de besos y abrazos apasionados en la puerta del consultorio, y ya empezado el Grupo de Movimiento, entra sola a la sesión. Al preguntarle por el padre padre del niño niño (“Mae, e o pai do filho, cadé?”), ella responde con una sonrisa irónica y con tono de complicidad: “O pai do filho? Tá no trenzinho” . El “trenzinho” es una especie de farándula que se produce en los los ba baililes es funky de Río de Janeiro, cuando se apagan las luces intencionadamente por varios minutos. En ese instante las mujeres se levantan las minifaldas y tienen relaciones sexuales con partenaires casuales, con un alto índice de promiscuidad, sin ninguna lógica identitaria, y con contactos más de tipo órgano a órgano (pene-vagina / pene-boca / pene-ano). Cuando Malú se realiza los primeros exámenes ginecológicos de control del emba em bara razo zo se de dete tect ctaa su co cont ntam amin inac ació ión: n: HIV+ HIV+,, HPV HPV y he herp rpes es ge geni nita tales les.. Además de estos virus, Malú estaba prendida al “veneno da lata” , y su pareja actual (el joven “color cachaça”) era uno de los traficantes de crack del morro en donde vivían. Cuando Malú nos informa de los resultados de sus exámenes clínicos decidimos, con su consentimiento, socializar la información con el grupo. Para nuestra sorpresa Malú no era la única adolescente embarazada del grupo con HIV+. A partir de esa sesión en los Grupos de Movimiento nos
dedicamos a construir nuevas estrategias vitales para estas mujeres y sus hijos. De los Grupos de Movimiento se logra constituir un grupo operativo que le llamamos dispositivo de solidaridad operante, a partir del cual se realiza un trabajo comunitario en donde se logra comprometer a varios ministerios para la apertura de una casa cultural en donde se pudiera trabajar con las madres infectadas (casi todas ellas de ascendencia afro-brasilera). Una vez obtenida la donación de la casa, a la que se nominó Ilú Batá se procedió a restaurarla y se comenzó a dar clases de danza afro, de capoeira angola, de canto y percusión, de cocina nordestina, y a vender instrumentos de percusión afro-brasileros. Todos los recursos producidos en la casa se re-invirtieron en la salud de las madres infectadas (así como en otras actividades menores como la edición de folders para la difusión de las actividades, y en camisinhas para la prevención de la transmisión del virus, que eran repartidos dentro de los bailes funky de la ciudad). En esa sesión Malú también nos plantea que quiere dejar “la lata” y nos pide ayuda. Ella es bailarina profesional y el crack había comenzado a deteriorar su salud sal ud no notor toriam iament ente, e, des desde de que hab había ía com comenz enzado ado a fum fumar ar un mes atrás. atrás. Comenzamos a trabajar con técnicas de desensibilización y reprocesamiento para disminuir su ansiedad, y con un trabajo de holding y maternaje, junto a la realización diaria de actings reichianos y sesiones de meditación. Logra dejar el crack y se somete a un tratamiento retroviral que aumenta progresivamente sus defe de fens nsas as,, ha hast staa pe perm rman anec ecer er la ca carg rgaa vira virall en nive nivele less mí mínim nimos os.. A las 40 semanas de embarazo (ya curada de los síntomas del HPV y sin herpes genitales, en el momento) tuvo un parto con contracciones y dilatación no inducidas. Thiago, su hijo, nació HIV negativo, con un APGAR 10, luego de un trabajo de parto de apenas 2 horas. Volví a ver a Malú a los dos años. Estaba trabajando como co-coordinadora de la Casa Ilú Batá, dando clases de danza-afro y de zuk. La emoción al reencontrarnos fue muy grande. Recordé con mucha intensidad su capacidad de des esaace cele lera rarr su vida ida verti ertigi gino nossa de la favela, y su movimiento de dester des territ ritoria orializ lizaci ación ón y con constr strucc ucción ión de un nue nuevo vo territ territorio orio que le pos posibi ibilit litóó corporeizarse, cambiar de forma, ganar estructura, crear consistencia, soportar sus sentimientos sin inundarse y solidarizarse con su vida interior que estaba creciendo. Me impresionó cómo pudo apropiarse progresiva y gradualmente de su potencia, dejando sus trazos defensivos más rígidos con la más pacífica aprendí a apagar el el desconfiómetro”, me decía en nuestro suavidad. “Contigo aprendí reencuentro, con una mirada con los ojos cada vez más abiertos, es decir: con ganas de vivir y de ver vivir. Al trabajar en clínica social, antes de descargar nuestro peligroso y violento lenguaje psicopatologizante, quizás deberíamos preguntarnos: ¿qué es lo que posibilita tanta vida, como la historia de Malú, en las madres e hijos de las favelas y de las Cidades de Deus ? ¿Qué otras condiciones de maternaje posi po sibi bililita tann y prod produc ucen en ta tant ntaa po pote tenc ncia ia vita vital? l? ¿Qué ¿Qué otra otrass co cond ndic icio ione ness existe exi stenci nciale ales, s, qu quéé otras otras redes redes “calie “caliente ntes” s” po posib sibilit ilitan an el des desarr arroll olloo de est estos os proyectos en donde la solidaridad se convierte en un valor dominante?
CONTAGIO DE VIDA La experiencia que sacamos en el equipo, luego de este inolvidable trabajo, fue que el SIDA no sólo puede contagiar muerte, sino también solidaridad. Estas
contaminaciones positivas que el SIDA también produce desencadenó, en este caso, una red de solidaridad afirmativa cuya extensión y variedad es una verdadera lección de micropolítica. Estas contaminaciones positivas producen nuevos modos de contagiar que no son ni partidarios, ni religiosos, ni piadosos, ni culpabilizantes, ni depresivos, ni resignados. Son micro-acciones de combate puntual contra las prácticas de aislamiento social, con una consigna al mismo tiempo ética y política: harás todo para que el otro viva.
BIBLIOGRAFÍA -DA COSTA, Rogério (1993) (1993).. “Limia “Limiares res do con contem tempor porâne âneo”, o”, Entrev Entrevist istas as a Jacques Derrida, Toni Negri, Pierre Lévy y Francisco Varela. Ed. Escuta, San Pablo, Brasil. -DELEUZE, Gilles / GUATTARI, Félix (1986). “El anti-edipo. Capitalismo y Esquizofrenia”. Ed. Paidós, Buenos Aires, Argentina. ------------ (1988). “Mil mesetas. Capitalismo y Esquizofrenia”. Ed. Pre-Textos, Valencia, España. -FRANC -FRANCO, O, Silvia Silvia y GONÇAL GONÇALVEZ VEZ,, Lu Luis is (2005) Clínica a Labora Laboral:l: nuevos nuevos (2005).. “Clínic abordajes clínicos y organizacionales para los síntomas contemporáneos”. En “Traba “Trabajo jo y sub subjet jetivid ividad ad.. Entre Entre lo exi existe stente nte y lo nec necesa esario rio”” com compil pilado ado por Leonardo Schvarstein y Luis Leopold. Ed. Paidós, Buenos Aires, Argentina. -FOUCAULT -FOUCAULT,, Michel Michel (1987). “Historia de la sexualidad I. La voluntad de saber”. Ed. Siglo XXI, D.F., México. -GONÇALVEZ, Luis (2003). “La clínica social como zona de resistencia” en VI Jornadas de Psicología Universitaria. La psicología en la realidad actual. Ed. Facultad de Psicología (UDELAR). Montevideo, Uruguay. ----------- (2004). “Nuevas estrategias clínicas para el abordaje de los síntomas contemporáneos”. Revista Reichiana nro. 13, San Pablo, Brasil. --------------------- (2005). (2005). “¿Qué podemos podemos aprender aprender de los rizomas?”. rizomas?”. 1ras. Jornadas Jornadas Universitarias de Psicología Social, Facultad de Psicología de la UDELAR, Montevideo, Uruguay. -REICH, Wilhelm (1985). “La revolución sexual”. Ed. Planeta-De Agostini, D.F., México. ----------- (1988). “Psicología de massas do fascismo”. Ed. Martins Fontes, San Pablo, Brasil. -ROCHA, Ana Lucia (2003). “Uma crónica a partir da clínica: estratégias de apaziguamento e brilho” en Revista Reichiana nro. 12. San Pablo, Brasil. -ROLNI -ROLNIK, K, Suely Suely (1993). “Pen “Pensa same ment nto, o, corpo corpo e devir devir.. Uma Uma pers perspe pect ctiva iva ético/estético/política” en Cadernos de Subjetividade v.1 n.2 Núcleo de Estudos e Pesquisas da Subjetividade. PUC – SP/BR. ---------- (1995). “Psicología: subjetividade, ética e cultura”, I Congresso Mineiro de Psicología Universo-Diverso, Belo Horizonte, Brasil. “Identidades es prêt-à-porte prêt-à-porter”. r”. En “El ------------------- (2005). (2005). “Identidad “El jueg juegoo de los los vínc víncul ulos os.. Subjetividad y redes: figuras en mutación” de Denise Najmanovich. Ed. Biblos, Buenos Aires, Argentina. -WEINMANN, Amadeu de Oliveira (2003). “A psicologia política de Wilhelm Reich” en Revista Reichiana nro. 12. San Pablo, Brasil.
2.2 ¿QUÉ PODEMOS APRENDER DE LOS RIZOMAS? * *
Trabajo presentado en las 1ras. Jornadas Universitarias de Psicología Social (28 y 29 de octubre de 2005, Facultad de Psicología de la UDELAR) en la mesa redonda “Perspectivas clínicas de la Psicología Social”.
A Ana Lúcia Rocha y Zeneide Monteiro
Definidos Defini dos brevem brevement entee los rizomas rizomas pod podrían rían ser ent enten endid didos os com comoo aqu aquell ellos os sistemas de conexiones transversales que no tienen necesariamente un núcleo que los centralice ni límites que lo rodeen. A diferencia del modeloárbol con raíces, círculos concéntricos, ramificaciones y frutos, los rizomas pueden ser aéreos como un bananero, subterráneos y superficiales como los yuyos de un baldío o una enredadera.
¿Qué podemos aprender de los rizomas en la clínica grupal-institucional, en la clínica social, en psicología política? Esta bella metáfora botánica que G. Deleuze y F. Guattari (1988) oponen en la introd int roducc ucción ión a las Mil Mes Meseta etass15 al mo model deloo del pen pensa samie miento nto arbore arboresce scente nte occidental, va a ser una excusa para hacer un esbozo conceptual que permita desplegar estrategias subjetivas y colectivas de implicación vital. La metáfora rizoma nos va a permitir, en su efectuación clínica, sustentar la vida en su movimiento de expansión. Rizoma Rizomatiz tizar ar el pen pensam samien iento to im impli plica, ca, nec necesa esaria riame mente nte,, tom tomar ar con contac tacto to con nuevas formas de pensar. Una de ellas es la paradoja, que en un sentido deleuziano, no es necesariamente contradictoria ya que trasciende la doxa, los binari bin arismo smoss y los enc encier ierros ros dia dialéc léctic ticos. os. Puede Puede tan tanto to hab habita itarr los du dualis alismo mos, s, coex co exis istitien endo do en ello ellos, s, co como mo en enfr fren enta tarl rlos os,, au aunq nque ue no ne nece cesa sari riam amen ente te resolv resolverl erlos. os. En est estee sen sentido tido lo imp import ortant antee para para el pen pensam samien iento to rizom rizomáti ático co siempre va a ser crear un problema y no resolverlo. Esto que desde ya suena ligeramente fastidioso (cuando no tautológico) permite, sin embargo, ampliar las modalidades de pensamiento del 1 (el totalitarismo unificante), del 2 (los binarismos dicotómicos) y del 3 (la dialéctica cerrada), posibilitando pensar a partir del 4. Es decir, recién a partir de la inclusión de un cuarto elemento se vislumbra una apertura “al infinito” y a “lo invisible”, siempre y cuando este cuarto, o quinto elemento, no remita a una unidad principal que haga de pivote, transformando a los otros elementos en secundarios, o en elementos a añadir por extensión a otra dimensión superior. Deleuze y Guattari (1988) despliegan al rizoma como una máquina de guerra conectable y desmontable con tal o cual exterior. La oponen al modelo del árbol-E árbol-Esta stado. do. La arbore arboresce scenci ncia, a, com comoo ima imagen gen int interio erioriz rizada ada del orden orden del mundo que permite enraizar al hombre y evitar así que se mueva libremente, representa justamente al poder del Estado. Expongamos esquemáticamente esquemáticamente dos modelos del todavía vigente pensamiento arborescente:
Mil mesetas es un ensayo que desde el punto de vista de la filosofía-política nos conecta conceptualmente con las subjetividades contemporáneas. Si bien cuando fue publicado en los años ochenta, pasó desapercibido para la mayoría de los grupalistas de nuestro país, es un libro que, año a año, se vitaliza cada vez más. En un sentido rizomático, este texto vital está buscando y encontrando nuevas planicies, nuevos pueblos, nuevas singularidades, nuevos aliados con los que componerse.
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Figura 1: aquí tenemos un claro ejemplo de cómo se llegó a pensar en cierta corriente grupalista la figura del grupo como centralidad y como mediación entre el individuo y la sociedad.
masa
individuo
grup o
institución
comunidad Figura 2: este es un esquema moderno del trabajo en Clínica Bioenergética de las Organizaciones realizado por calificados profesionales para la intervención en empresas, que reproduce, no sólo conceptual sino también analógicamente, al modelo arborescente16.
(Recursos externos)
Resultados
Tarea Tiempo (Recursos Internos)
Sentimientos Enraizamiento
En oposición a este modelo arborescente, que aun podemos encontrar en toda la cultura occidental en sus formas de pensar y de moverse, de formar una familia, de hacer política, de organizarse, de vivir en grupo, de habitar las organizaciones y de intervenir clínicamente, Deleuze y Guattari nos proponen otra figura: los rizomas. En ese yacimiento de ideas libertarias que es Mil Mesetas, definen a los rizomas a partir de seis principios que me voy a permitir agrupar y modificar ligeramente, para intentar desplegar la pregunta que da nombre a este trabajo. Para lo cual voy a intentar pensar a los rizomas agenciando esta figura a la idea de grupo-multiplicidad, noción que hemos desarrollado en el trabajo con grupos desde finales de los años 80.
1er., 2º. y 3er principio: Conexión, Heterogeneidad, Multiplicidad. 16
Taller Taller “Bioen “Bioenergé ergétic ticaa Organi Organizaci zacional onal.. Lid Lidera erazgo zgo,, formac formación ión de equ equipo iposs y grupos grupos de movimiento” coordinado por la Psic. María Ercília Rielli en el II Congreso Brasileiro / V Encontro Paranaense de Psicoterapias Corporais, Corporais, Curitiba, PR/Brasil (abril, mayo 2000).
Un rizoma tiene múltiples múltiples conexione conexiones, s, múltiples múltiples entradas entradas y múltiples múltiples salidas. Cualquier punto de de un rizoma rizoma puede ser conectado a cualquier otro. El rizoma es un flujo abierto, transversal, que puede desplegarse por el medio y por los bordes pero que no tiene necesariamente ni centro ni límites. Los trayectos a recorrer grupalmente no siguen necesariamente la figura de la línea, del círculo, o del espiral pichoneano. Una forma de pensarnos y de movernos rizomáticamente en un grupo, es que varias figuras heterogéneas pueden acontecer, al mismo tiempo en un mismo grupo, en un mismo setting y en un mismo encuadre, sin necesidad de estar plegándose en una tarea común y sin derivar necesariamente en un mismo proyecto17. Este escenario es muy diferente del recorrido grupal arborescente que fija un punto y siguen un orden de conexión, con vínculos pre-establecidos, y con sistem sistemas as de comun comunica icació ción n jerárq jerárquic uicos os. De Desd sdee es esta ta pe pers rspe pect ctiv ivaa rizomática las figuras que funcionaban como organizadores grupales (tarea, supuestos básicos, pertinencia, pertenencia, roles asumidos y adjudicados, lectura lectura de emergente emergentes, s, esqu esquemas emas conceptua conceptuales les referencial referenciales es y operativos operativos -ECRO-ECRO-,, ilusio ilusiones nes grupal grupales, es, ma matric trices es de transf transfere erenc ncia ia e ide identi ntific ficaci acione oness cruzadas, etc.) ceden su lugar a nuevas lógicas de composición menos duras, más flexibles y más relacionadas a las formas afectivas y sensibles de la afecta afectació ción n corpo corporal ral: el co cont ntag agio io,, la co comp mpli lici cida dad, d, la de deri riva va,, la proliferación. En oposición al “efecto-masa” “efecto-masa” que constatábamos constatábamos en las teorizaciones y en la coordinación de grupos de las décadas de los 70-80, vemos que en los grupos contemporáneos se despliegan otras posibilidades rizomáticas. Si el “grupo-masa” producía en sus efectos una homogeneidad compacta y una unidireccionalidad unidireccionalidad continua (pretarea-tarea-proyecto, indiscriminacióndiscriminación-síntesis), el grupo-rizoma permite desde otro registro deseante, darr cu da cuen enta ta de la mu multltipl iplic icida idadd grup grupal al,, de las las su subj bjet etiv ivac acio ione ness co cole lect ctiv ivas as sing singul ular ares es,, y de nu nuev evos os ef efec ecto toss qu quee se prod produc ucen en en las las grup grupal alid idad ades es contemporáneas: la heterogeneidad conectiva , la dispersión centrífuga , la multidireccionalidad compleja, etc. En el “grupo-masa” la densidad absoluta de los emergentes verbales “leídos” desde la coordinación, intentando (desde el señalamiento o la interpretación) darle sentido a una situación grupal, caían en el peligro implícito de la abolición de las singularidades. Cuan Cu ando do trab trabaj ajam amos os grup grupal alme ment ntee de desd sdee la pe pers rspe pect ctiv ivaa rizom rizomát átic ica, a, la multiplicidad se va a configurar así polifónica y polisémica. Las lógicas de las co coor orde dena nada dass verb verbal ales es se un unen en co con n las las co corp rpor oral ales es y sentid sen tidoo de las energéticas, y éstas se pliegan y despliegan con las sociales, con las económ económica icas, s, con las po polít lítica icass e histór histórica icass. La Lass ca cade dena nass se semi miót ótic icas as y dese de sean ante tes, s, y las las dime dimens nsio ione ness en ener ergé gétitico co-c -cor orpo pora rale les, s, no ce cesa sann as asíí de conectarse transversalmente con las organizaciones de poder, con las artes, Esta Esta figu figura ra grupal grupal la exper experim iment entam amos os y apre aprehen hendi dimo moss en los los labor laborat ator orio ioss clín clínic icos os coordinados conjuntamente por la Dra. en Psicología Social Psic. Reolina Cardoso (presidenta de la Sociedade Wilhelm Reich de RS/BR) y por la Psic. Zeneide Monteiro (presidenta de la Sociedade Brasileira de Análise Bioenergética y coordinadora del Departamento Reichiano del Instituto Sedes Sapientiae de SP/BR), en la formación en Clínica Bioenergética y Reichiana del Taller de Estudios y Análisis Bioenergético (TEAB / Montevideo-Uruguay) desde 1997 a la fecha.
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con las ciencias, con la filosofía y con las luchas sociales. De esta manera la subjetividad producida en los grupos (terapéutic (terapéuticos, os, de formación, formación, etc.) se colectiviza al mismo tiempo que se singulariza, evit evitan ando do así así transv transvers ersalm alment entee la su sumis misión ión del colect colectivo ivo y de las singul singulari aridad dades es a totalidad alguna. Una tendencia que se ve actualmente en los grupos es que la dimensión institucional del poder y la construcción de nuevos lugares de resistencia, pasa a ser vivida desde otro lugar existencial diferente al de los “grupos-masa”. Si en éstos la “acumulación de fuerzas” y la “toma de conciencia”, generaba líneas de segmentaridad que terminaban endureciendo los discursos, las prácticas y las formas de organización, en los grupos rizomáticos las posibilidades de resistencia, entendida ya ya como re-existencia re-existencia (Gonçalvez, 2003), se dan desde mane ma nera rass difu difusa sass -ext -exten ensi sion ones es,, circ circul ulac ació iónn y mo movi vililida dade dess nó nóma made dess- qu quee escapan a las capturas de los lugares de poder. Se puede constatar así, en los grupos-rizoma, nuevas formas de relación con los lugares del poder formal: la fuga, el éxodo y la deserción (cuando no el boicot y el sabotaje). No generando por ello, este vaciamiento de los lugares de poder , men menos os po posib sibilid ilidade adess ins instit tituye uyente ntes. s. Por el con contra trario rio,, si bie bienn las fuerzas y los momentos instituyentes no serían permanentes, ni uniformes, sí reco recorr rren en los los es espa paci cios os grup grupal ales es e inst institu ituci cion onal ales es en dis distitint ntos os proc proces esos os y direcciones que no cesan de alargarse por extensión, romperse por autodisolución, y reco circulaci ación ón y movimi movimient ento o, recom men enza zarr fu fuga gazm zmen ente te po por r circul difundiendo así nuevos comportamientos resistentes y singulares. Creo que esta figura figura rizomática rizomática se vio con mucha claridad claridad en nues nuestro tro país en las ocupaciones de secundaria de los años 1996 y 1997, y también en la coordinadora anti-razzias de los años 1988 y 1989. Los jóvenes, en estas dos movilizaciones de época, desarrollaron estrategias rizomáticas en movimiento, con la complicidad, el contagio y la alegría micropolítica m icropolítica como principales figuras afectivas, sin precisar en ningún momento crear composiciones de dominio. Logrando además visualizar y hacer visible, como analizador histórico, que el Estado -con sus agentes políticos cada vez más pésimos actores, cada vez más incapaces, cada vez más delincuentes- no tiene otra función que la de perpetuar la existencia de una casta burocrática o la de administrar sus recambios “neo”-mafiosos. Este proceso rizomático de democracia directa -no representativa- despliega nuevas nuevas composici composiciones ones sensibles sensibles,, nuevas nuevas prácticas prácticas estéticas, estéticas, nuevas form formas as de ha hace cerr po polí lític ticaa y de vivi vivirr la veci vecind ndad ad co comu muni nita tari riaa (Eir (Eiraa / Gonçalvez / Rodríguez Nebot, 1989).
El Grupo-Multiplicidad como dispositivo rizomático En un bello texto sobre el concepto de dispositivo en la obra de Michel Foucault, Gilles Deleuze (1990) define a los dispositivos como “máquinas que hacen ver y hablar” , destacando que cada formación histórica tiene sus
formas de sentir, de percibir y de decir, conformando de esta manera regiones de visibilidad y campos de enunciabilidad. Si pe pens nsam amos os a los los grup grupos os-m -mul ultitipl plic icid idad ad de Psic Psicol olog ogía ía Soci Social al co como mo un dispositivo rizomático quizás podamos descentrarlos de un lugar de objeto de conocimiento o de investimento pulsional, para posicionarnos en el entramado de líneas de las muchas historias (individuales, colectivas, institucionales) que en ellos se cruzan y circulan: líneas de visibilidad, de enunciabilidad, de fuerza (poder-saber), de subjetivación (invención de los distintos modos de existir), et etc. c. En es este te se sent ntid idoo el grup grupoo-ri rizo zoma ma co como mo disp dispos osititiv ivo, o, es un recu recurs rsoo privilegiado para la conexión más que de unidades o totalidades, de procesos o “procesualidades”, como veremos más adelante. La concepción rizomática de los grupos permite desplegar el potencial de lo grupal en varias direcciones: intensificar los encuentros, crear nuevos modos de ex expe peri rime ment ntac ació ión, n, disl disloc ocar arse se de dell luga lugarr de lo na natu tura raliliza zado do,, dise diseña ñar r movi mo vimi mien ento toss im impr prev evis isib ible les, s, arra arrast stra rarr al pe pens nsam amie ient ntoo de lo ac actu tual al a lo impens imp ensado ado,, des desblo bloque quear ar los dis discur cursos sos portad portadore oress de crista cristaliz lizaci acion ones es y los afectos congelados en territorios cerrados. En mi ex expe perie rienc ncia ia co conn grup grupos os y en mi trab trabaj ajoo en eq equi uipo poss sigu siguie iend ndoo la modalidad de grupo-multiplicidad he podido observar que la experimentación de mirar, escuchar y encontrarme con el otro irradia la posibilidad de mirarn mirarnos, os, escuch escuchar ar y encont encontrar rarnos nos con otros al zamb zambul ulli lirn rnos os en el universo conectivo de las diferencias: otros modos de existencialización, otros contextos de producción de subjetividades, otras lenguas para otros afectos, otros modos de experimentación, otros olhares. En su dim dimens ensión ión más política, un grupo rizoma puede intensificar al máximo el devenir-otro (S. Roln Ro lnik ik), ), en un unaa subjetivación-zapatista: “Ya no serás tú, ahora eres nosotros” / “Detrás de nosotros estamos ustedes”. El grupo rizoma puede ser así un buen instrumento para irrumpir en aquello que se encuentra bloqueado de crear, desmontando los códigos que procuran sobrecodificar todo a un mismo sentido. Puede tensionar, mover para otro lugar, hacer conexiones, provocando otros agenciamientos, nuevos sentidos. Está hecho de conexiones y al mismo tiempo produce otras . Puede ser un dispositivo de análisis colectivo que no negándose a la molaridad de los modos de fu func ncio iona nami mien ento to,, pu pued edee ad adem emás ás po pone nerr en mo movi vim mient ientoo otro otross mod odos os moleculares: inventando fugas estéticas (otros modos de ser, mirar, pensar, escuchar, sentir, movernos), constituyendo otras formas de búsqueda de la nove no veda dadd a trav través és de la crea creativ tivid idad ad,, go goza zand ndoo étic éticaa y es esté tétic ticam amen ente te en la complejidad y riqueza de las experiencias, creando nuevas distancias entre los cuerpos que permita desterritorializarlos de una pedagogía de la serialidad, de la masificación (Duarte Benevides de Barros, 1994). Si logramos que los grupos de Psicologia Social puedan ser un buen espacio institucional de pertenencia grupal para colocar al formando en la dirección de su propio deseo (J.C. De Brasi), para organizar interrogantes (S. Castro), para adquirir un nivel de consistencia académica académica poniendo el cuerpo conectivamente en un disp dispos osititiv ivoo qu quee pe perm rmititaa inte intens nsifific icar ar un unaa étic éticaa de dell en encu cuen entr troo (L. (L. Gonçalvez), una ética de la enunciación (E. Pavlovsky), una ética del sentir (A. Lowe Lo wen) n),, dime dimens nsio ione ness és ésta tass de un unaa ét étic icaa en ente tend ndid ida, a, a su ve vez, z, co como mo un unaa estética de la existencia (M. Foucault), podríamos afirmar que cada estudiante
va a construir rizomáticamente una forma particular de ingresar, poblar, ser habitado, transitar y partir de los grupos.
4º., 5º. y 6º. principio: Experimentación, Procesualidad, Cartografía. ¿Qué hacemos cuando intervenimos? “Hacemos hablar a las instituciones”, se decía en las corrientes grupalistas e institucionalistas del siglo pasado. ¿Pero qué hacemos con los cuerpos? ¿Creamos un dispositivo inmóvil constituido por sillas y mesas como lugar de “análisis” y de “encuentro”? Fue Georges Lapassade (creador del Socioanálisis y del Análisis Institucional junto a René Lourau y a Félix Guattari) quien intentó revertir esta tendencia al comenzar a desplegar, dentro del dispositivo socioanalítico, las tecnologías bioenergéticas y reichianas (Lapassade, 1980, 1983). Desde nuestra perspectiva rizomática la inclusión de la dimensión corporal es esencial para potenciar las intervenciones clínicas o pedagógicas. Esta línea de experimentación y de trabajo la venimos desplegando desde el principio de nuestra formación en los años 80, desarrollando una línea de investigación docente en la Facultad de Psicología de la Universidad de la República desde desarrolla la una potencia potencia el año 1990. El cuerpo en una situación grupal desarrol inventiva y creativa que posibilita no reducir al inconciente a una sola form formaa de expr expres esió ión n. En el tra traba bajo jo co con n los los cu cueerpo rpos el pod oder er del inconc inconcien iente te se manifi manifiest estaa más allá allá del lengu lenguaje aje verbal verbal,, desarr desarroll olland ando o inevitable e irreversiblemente nuevas sensibilidades (Gonçalvez, 1997). El grup grupoo rizom rizomát átic icoo qu quee inte integr graa la dime dimens nsió iónn co corp rpor oral al en un disp dispos osititiv ivoo dinámico puede desplegar así tres posibilidades creativas: la invención, la experimentación y la procesualidad permanente. Conversando en San Pablo con el filósofo esquizoanalista Luiz Fuganti Fuganti18 me comentaba que en arquitectura para hacer una casa es mucho más difícil copiar que crear. En el topos de una obra arquitectónica tenemos una serie de elementos que facilitan la creación: el lugar, el aire, la luz, los afectos que van a habitar a aquello que va a expandirse a través del pliegue físico del cuerpo arquitectural. Es decir, tenemos todos los elementos para crear algo inédito, que es mucho más placentero que simplemente copiar. Podemos suponer que sucedería analógicamente lo mismo con los territorios existenciales y con la clínica. clínica. En este sent sentido ido un buen axioma axioma rizomático rizomático podría ser que toda tarea clínica consiste en evitar la repetición . Es mucho más fácil crear porque nuestra vida es inédita. El aquí y ahora es inédito. Y el aquí y ahora es lo que tiene que ser conquistado. Aunq Aunque ue qu quiz izás ás co conv nven enga ga prec precis isar ar co conc ncep eptu tual alme ment ntee lo qu quee im impl plic icaa es esta ta dimensión temporal del “aquí y ahora”. Para ello podríamos discriminarnos de los los grup grupos os de en encu cuen entr troo de tradi tradici ción ón no norte rteam amer eric ican anaa (la (la ge gest stalt alt-t -ter erap apia ia californiana, por ejemplo), en donde los conflictos grupales pueden y deben resolverse en el “aquí y ahora del encuentro”, en un clima muchas veces inmediato de “amor” y “reconciliación” (“todos somos uno”). Para la clínica social rioplatense los conflictos en los grupos expresan conflictos de clases, de géne gé nero ro,, de raza razas, s, de sa sabe beres res e ins instititu tuci cion ones es,, qu quee pu pued eden en y de debe benn se ser r 18
Quien además es arquitecto.
trabajados y elucidados, pero que no necesariamente se pueden resolver en el “aquí y ahora del encuentro”. Quizás des Quizás desde de una perspe perspecti ctiva va es esqui quizo zoana analíti lítica ca sería sería tam tambié biénn int intere eresa sante nte preguntarse ¿cuál sería el devenir que podría definir a un rizoma? Caetano Veloso nos da una pista: o devir-estrangeiro . El devenir-extranjero nos daría la potencia de explorar los territorios de los modos más inusitados : oler, oír, mirar, saborear, contactar y experimentar con todos los poros, con todos los pliegues, con todos los sentidos. Al transitar el extranjero no tiene necesariamente un mapa de la ciudad, sino que crea todos sus trayectos por las líneas y los pasajes que abren la intensidad de los encuentros . La mirada del extranjero es, en este sentido, distinta de la mirad iradaa de lo co cotitiddiano iano.. Rec ecup uper eraa la fun funcio ciona nalilida dadd de la perce ercepc pciión propioceptiva: nos permite mirar y movernos con más levedad y lentitud, hacer las cosas menos automáticamente, como principiantes. Quedar sorprendidos con la novedad de la vida. Saborear la vida y darnos la posibilidad de ser un eterno aprendiz, como cantara Ivan Lins, dándonos el tiempo necesario para crear nuevos cuerpos, nuevas redes y nuevos ritmos. Para ello, en la clínica, en la vida, muchas veces necesitamos crear dispositivos de desaceleración de los ritmos, similares al pedido de tiempo en el basket-ball o en el fútbol-sala. Haciendo una analogía con la clínica, un movimiento rizomático nos permite cart cartog ogra rafi fiar ar la mu mult ltip ipli lici cida dad d de tray trayec ecto tori rias as de vida vida, dán ándo dono noss la posibilidad procesual de cartografiar los grupos a partir de las metamorfosis ambulantes (Raul Seixas). Este devenir-mutante nos remite a la naturaleza procesual de los rizomas. Los grupos-rizoma nos convocan desde su multiplicidad no sólo a hablar de lo múltiple, sino a efectuarlo, construyendo territorios existenciales consis consisten tentes tes en do donde nde pod poder er intens intensific ificar ar y susten sustentar tar los deseos deseos,, las potencias y la vida. Desde esta perspectiva el principio de la vida como bio-potencia (Reich, 1988) se opone a los bio-poderes y a las bio-políticas (Foucault, 1996). Apro Apropi piar arse se de dell de dese seo o co como mo un unaa prod produc ucci ción ón rizo rizomá máti tica ca no noss da la posi po sibi bilid lidad ad grup grupal al de llev llevar ar la vida vida pa para ra ad adel elan ante te,, en un unaa diná dinámi mica ca siempre procesual.
Somos todos de naturaleza procesual. Al igual que en esta figura de Escher:
somos productores de trayectorias y recibimos los efectos de esa producción; producimos al mismo tiempo que somos producidos; somos afectados por nuestra propia producción.
La afi afirma rmació ciónn arbore arboresce scente nte “MI VIDA” VIDA” (la vid vidaa com comoo pos posesi esión, ón, co como mo “LO VIVIDO”) es distinto de la afirmación rizomática “LA VIDA QUE NOS HABITA”. Desde la concepción rizomática la vida ya está viva y entramos en ella desde el momento de nuestra gestación con un pasaporte filo y ontogenético de billones de años. Como lo poetizan Marisa Monte, Carlinhos Brown y Arnaldo Antunes, la vida en la contemporaneidad quizás pueda ser cantada y pensada como tribalista. Para la subjetividad-tribalista: ”Eu sou de ninguém Eu sou de todo mundo E todo mundo é meu também” ...
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”Os tribalistas já não querem ter razão Não querem ter certeza Não querem ter juízo nem religião Os tribalistas já não entram em questão Não entram em doutrina, em fofoca ou discussão Chegou o tribalismo no pilar da construção .... Um dia já foi f oi chimpancé Agora eu ando sob um pé ... Os tribalistas saltam as vistas do futuro Abusam do colírio e dos óculos escuros São turistas assim como você e seu vizinho Dentro da placenta do planeta azulzinho ... O tribalismo é um anti-movimento Que vai se desintegrar no próximo momento O tribalismo pode ser e deve ser o que você quiser Não tem que fazer nada basta ser o que se é Chegou o tribalismo, mão no teto e chão no pé” ... 20
Para poder dar cuenta de esta procesualidad en un rizoma debemos aprender a cartografiar los flujos, las líneas y las estrategias deseantes. En una cart ca rtog ogra rafí fíaa lo qu quee ha hace cemo moss es an anal aliz izar ar las las líne líneas as (de (de visi visibi bililida dad, d, de enunciación, de fuerzas, de subjetivación) que se trazan en determinada época en relaci relación ón a det determ ermina inado do proble problema ma;; pen pensa sando ndo ade ademá más, s, en sus mú múltip ltiples les entrecruzamientos y en sus puntos de ruptura e inversión, qué lógicas de Quizás a difere diferenci nciaa de otros otros dispos dispositi itivos vos (com sentido sentido aparecen. aparecen. Quizás (comoo el psicoanalítico, por ejemplo), no se haga hincapié en los sentidos a ser revelados, pero sí en los sentidos a ser creados. Marisa Mari sa Mo Mont ntee / Ca Carl rlin inhos hos Brow Brownn / Arnal Arnaldo do Antu Antune ness -“Ja sei namora namorar”, r”, track track 12, CD “Tribalistas”, EMI Records, Brasil, 2002. Marisa Monte / Carlinhos Brown / Arnaldo Antunes - “Tribalistas”, track 13, CD “Tribalistas”, EMI Records, Brasil, 2002.
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Pongamos un ejemplo de Cartografía Deseante para una sesión en clínica individual (Rolnik, 1989):
¿Qué líneas21 predominan en un territorio existencial? ¿Cuál es la relación territorial entre las mismas? ¿Cuá ¿Cuále less so son n las las estr estrat ateg egia iass qu quee bloq bloque uean an,, de desv svit ital aliz izan an,, igno ignora ran n o capturan el libre movimiento de estas líneas y sus fuerzas de expansión? ¿Cuá ¿Cuále less so son n los los prin princi cipa pale less pe peli ligr gros os qu quee esta estass líne líneas as y qu quee esta estass estrategias exponen en una vida? ¿Cuáles son las principales estrategias de sabotaje que la propia vida crea para mantener las fuerzas de conservación? ¿Qué ¿Qué ag agen enci ciam amie ient ntos os la co cont ntra raen en -la -la en entr tris iste tece cen, n, la cu culp lpab abili iliza zan, n, la angustian, le dan miedo o vergüenza- disminuyendo su potencia, y cuáles aumentan su potencia expansiva y conectiva? ¿Cuáles serían las escenas imaginarias que impiden la expansión de los afecto afectoss y la formac formación ión de nuevos nuevos escena escenario rioss que pe permi rmitir tirían ían la real real efectuación? ¿Qué intensidades están pidiendo pasaje y expresión? ¿Cómo darle sentido a esas intensidades que piden pasaje, ayudándolas a construir, para sus afectos, un plano de consistencia en el cual puedan corporificarse y efectuarse, sin necesariamente desbordarse? desbordarse? Y si esto fuera posible, ¿cuál sería el precio de este cambio para sí mismo, para sus vidas, y para las que le son próximas? ¿Cuáles son los índices de desterritorialización que habilitan la creación de un nuevo territorio? ¿En qué movimiento colectivo de desterritorialización y territorialización pued pu edee co cone nect ctar arse se tran transv sver ersa salm lmen ente te pa para ra efec efectu tuar ar esa esa nu nuev evaa form formaa sensible emergente? ¿Qué posibilidades tiene esta vida de desterritorializarse sin correr el riesgo de fragilizarse en extremo? Pongamos otro ejemplo más simple de una posible Cartografía Existencial de la Vida Vida Co Cotitidia diana na:: ¿Cóm ¿Cómoo co cons nstr trui uimo moss un do domi ming ngo? o? ¿Nos ¿Nos leva levant ntam amos os temprano para comer en familia o para ir a la rambla? ¿Nos levantamos tarde y pasamos el domingo en soledad? ¿Vamos a comer con nuestros padres o visitamos a amigos para hacer música? ¿No sabemos qué hacer con ese tiempo libre, y luego de hablar por teléfono o chatear durante horas nos ponemos a agendar las actividades de la próxima semana? Un domingo puede ser toda una producción de distintos universos existenciales. Para Para aprehe aprehende nderr la dim dimens ensión ión vital vital de tod todoo proces procesoo rizomá rizomátic ticoo deb debemo emoss pensar el patrón de organización de los sistemas vivos desde un padrón de red autopoiético (Maturana – Varela, 1972)22. Cada uno de nosotros es un De deseo y de simulación; de segmentaridad dura, blandas y de fuga; molares y moleculares; visibles e invisibles; de afectos, de intensidad y de expresión, etc. La autopoiesis como patrón de vida, muestra que si bien no todas las redes son sistemas vivos, todo sistema vivo es siempre un patrón de red. Según Maturana y Varela (1972), la caract caracterís erístic ticaa fun fundam dament ental al de una red vivient vivientee es que se est estáá produci produciend endoo a sí misma misma continuamente. La autopoiesis (el “hacerse a sí mismo”), es entonces un patrón de red en el que la función de cada componente es participar en la producción o transformación de otros 21
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sistema vivo, un todo constituido de eventos vivos con un impulso autoordenado, auto-organizado y anti-entrópico. Innumerables veces en la vida estamos viviendo procesos disipativos, con equilibrios dinámicos e inestables: cambiamos de formas, de territorios, de barrio, de trabajo, de amigos, de parejas. En lo contemporáneo los objetos materiales e inmateriales son cada vez más inconstantes. En la dimensión corporal del grupo-rizoma el cuerpo personal es también un cuerpo invisible e histórico, no menos real ni material, habitado por distintas fuerzas e infinidad de flujos (Gonçalvez, 1996). A medida que vivimos vamos produciéndonos a nosotros y al mundo, en el encuentro con los otros y con los acon ac onte teci cimi mien ento tos. s. Tene Tenemo moss dist distin into toss ma mane neras ras de se serr afec afecta tado doss po porr los los acontecimientos. Lo que me envenena en un momento dado, en otro momento puede ser mi medicina; lo que me envenena a mí, para otro puede ser medicina. Y viceversa. Lo que para unos puede ser traumático para otros puede ser liberador (una separación, por ejemplo). Lo que para uno puede ser una apertura vital y un movimiento existencial de conexión para otros puede ser un pasaje a la depresión o a la melancolía (un despido, por ejemplo).
¿Cómo vive cada uno esta procesualidad? Probablemente para cartografiar esas procesualidades necesitemos crear una clínica móvil, una clínica del movimiento, del acontecimiento, de la multiplicidad, del desvío, de la deriva (Rodríguez Nebot, 2004). Y para ello no podemos prescindir de la experimentación. Aunque sepamos que la experimentación necesita prudencia. No debemos olvidar, desde el punto de vista clínico, que en cada territorio existencial existe un límite de desterritorialización posible en cada momento . Esos límites son al mismo tiempoo psicológic tiemp psicológicos-co os-corpora rporales-e les-energé nergéticos, ticos, vinculare vinculares-rela s-relacion cionales, ales, y sociosociohistóricos. ¿Cómo construir prácticas vitales que potencien la vida en nosotros? ¿Qué cuerpo habitamos y en qué regímenes de afección entramos? Proust decía: la inteligencia es buena cuando viene después. Primero vienen las afecciones. Desde la concepción spinoziana de cuerpo-afecto, estamos afectados todo el tiempo. ¿Qué ¿Qué fuer fuerza zass me ha habi bita tan? n? ¿F ¿Fue uerz rzas as de crea creaci ción ón o de do domi mina naci ción ón? ? ¿Fuerzas de singularización o fuerzas de repetición? ¿Qué conexiones aumentan nuestras potencias? ¿Cómo podemos ejercer un combate no contra el poder -acusar al otrosino ante nuestras propias fuerzas que desprecian la intensidad de la vida, en un movimiento de decadencia en donde predominan las fuerzas pasivas?
componentes de la red, de tal modo que ésta se produce a sí misma continuamente. Es producida por sus componentes y, a su vez, los produce (Capra, 1998).
Aquí es donde se entrecruzan Reich y Foucault: tu cuerpo es un campo de batalla. Tal como lo describe la fotó fotógr graf afaa Bárba árbara ra Krug ruger en su famoso montaje:
Ese combate a veces es un combate cruel. Lo vemos en los consultorios pero ta tamb mbié iénn en las las inst institu ituci cion ones es Psi. Psi. En nu nues estro tross co cole lect ctiv ivos os ps psic icol ológ ógic icos os se produce produce permanen permanenteme temente nte una iatrogenei iatrogeneizació zaciónn particular: particular: adem además ás del ya conocido burn out, del desgaste por empatía y de la traumatización vicarizante la institución pone los medios para que sus miembros desarrollen dinámicas destructivas, autoritarias y competitivas. Deseo poder, impongo el poder, me someto al poder. Reich (1957) le llamó a esta dinámica grupal-institucional: plaga emocional. El poder nos hace sentir miedo el tiempo entero y nos hace sentir esperanza. Dos pasiones tristes que el Estado no deja de producir masivamente. Ahora bien, ¿cómo podemos afirmar la potencia vital de nuestros cuerpos frente a los poderes que quieren despotencializar nuestra vida? ¿Cómo afirmar la potencia de la vida en nuestros territorios existenciales, frente a la multiplicidad impetuosa e indomable de los acontecimientos sociales y de las intensidades en movimiento? ¿Cómo tener la vida en nuestras propias manos? ¿Cómo hacer del deseo, no una máquina de poder, sino un arma, un arco tenso que pueda extenderse lo máximo posible para describir nuevos movimientos, nuevos gestos, nuevas palabras, nuevas intervenciones?. Creo que un psicólogo social no debería cansarse nunca de repetir la pregunta ¿qu ¿q ué pue uede de un cu cuer erpo po? ? ¿Qué Qué es lo que pue ued de un cu cuer erpo po en la expe experi rime ment ntac ació ión n proc proces esua ual? l? Un cu cuer erpo po siem siempr pree pu pued edee más: más: en un sentido de fuerza, de potencia, de capacidad . En la medida en que los cuerpos se piensan y se sienten como más potentes comienza otro proceso. Ese Ese es nues estr troo objeti jetivo vo clíni línicco ya se seaa indi indivvidu idual, al, grup grupal al,, organizacional o comunitario. En mi experiencia clínica de más de quince años he podido constatar que no hayy un cu ha cuer erpo po qu quee no se pu pued edaa libe libera rar, r, en algu alguna na medi medida da,, de las las tens tensio ione ness qu quee lo en enca carc rcel elan an y op opri rime men. n. En es este te se sent ntido ido libe libert rtar ario io y rizomático exis existe te siem siempr pree un unaa co cone nexi xión ón po posi sibl blee en entr tree so soli lida dari rida dad d y grupalidad. La solidaridad grupal, el apoyo mutuo (P. Kropotkin) es una función inherente a un cuerpo (individual o colectivo) que busca liberarse. Mi primer trabajo con grupos fue en el año 1991 en el proyecto “Desarrollo y cambio en la adolescencia”, subproyecto del programa “Círculos de Formación y Difusión Popular” del Colectivo El Orejano, subvencionado por la Asociación Sueca para el Desarrollo Internacional (Swedish International Development Asociation). Gran parte de este proyecto, que duró tres años y que tuve el
placer de coordinar, estuvo centrado en el desmantelamiento de una red de prostitución infantil que se desarrollaba en las canteras del Parque Rodó y que involucraba además de las menores, a clientes y proxenetas integrantes de distint dis tintas as instituc institucion iones es estatal estatales. es. En est estaa tarea tarea que no est estuvo uvo exenta exenta de enfrentamientos políticos (por ejemplo, sufrimos la persecución policial y el allanamiento en tres de los locales en los que trabajábamos en Lezica, Manga y Maroñas), logramos articular un dispositivo rizomático, en lo que fue mi primer primeraa int interv ervenc ención ión en clínic clínicaa social. social. Gracia Graciass al apo apoyo yo eco económ nómico ico de la orga organi niza zaci ción ón pa para ra-e -est stat atal al su suec ecaa pu pudi dimo moss de desa sarr rrol olla larr un disp dispos osititiv ivoo psicoterapéutico individual, grupal, familiar y comunitario en donde se logró traba trabaja jarr en prof profun undi dida dadd las las ca caus usas as y efec efecto toss de la pros prostit tituc ució iónn infa infant ntilil (trabajamos con 12 niñas y adolescentes de 10 a 17 años), pudiendo derivar este trabajo clínico en dos nuevos proyectos proyectos de iniciación iniciación laboral: la imprenta imprenta Sval Svalaa Graf Graf y la co coop oper erat ativ ivaa de ap apoy oyoo mu mutu tuoo Lo Loss Palo Palos, s, en do dond ndee se desarrollaron actividades de jardinería, panadería y avicultura. Parte del trabajo clínico realizado en este proyecto está registrado en el artículo “Sanando la herida de nuestra sexualidad. Un acercamiento al trabajo psico psicoter terapé apéuti utico co con person personas as que fueron fueron víctima víctimass de abu abuso so sexual sexual 23 infantil” .
Capitalismo rizomático Más allá Más allá qu quee de defifina nam mos a la con onte temp mpor oran anei eida dadd co com mo un unaa so soccieda iedadd disciplinaria (M. Foucault), como una sociedad de control (G. Deleuze), como una sociedad de riesgo (L. Gonçalvez), o como una superposición entre ellas ¿cuá ¿c uáll es el sent sentid ido o qu quee le po pode demo moss da darr a un unaa clín clínic icaa so soci cial al en lo contemporáneo? Pens Pensar ar la clín clínic icaa en la co connte tem mporan oraneeida idad im impplic lica nec eceesa sarriam iamen ente te experimentar y problematizar las paradojas contemporáneas. Elijamos para analizar tres de estas paradojas que hemos constatado en el trabajo clínico24.
1er. paradoja: ¿Qué es lo que puede un cuerpo? Spinoza nos propone esta pregunta como índice tanto de nuestra ignorancia como de nuestra experiencia paradojal con nosotros mismos. Aquí está mi cuer cu erpo po:: afir afirma maci ción ón qu quee no noss lanz lanzaa de inme inmedi diat atoo en la ex expe peri rien enci ciaa de la paradoja, ya que: ¿quién dice esto? ¿Quién afirma tener un cuerpo? ¿Ese que afirma tener un cuerpo se aprehende como tal, siendo un cuerpo? ¿Ese que se dice ser un cuerpo se siente efectivamente en los límites de esta forma física? Al frente de esta situación embarazosa, somos impelidos a Disponible Disponible en www.clinicabioenergetica.com en el libro libro “Arq “Arque ueolo ologí gíaa del Cu Cuer erpo” po” (L. (L. Gonçalvez, 1999, Montevideo, Ed. TEAB). 24 Aclaro que la concepción de clínica social que manejamos en el seminario de Psicología Grupal e Institucional “El Cuerpo en la Clínica Social” no pasa necesariamente por “trabajar con los pobres”. Llamamos clínica social (Gonçalvez, 2003) a aquella clínica extensiva y móvil que se produce en la singularidad de cada colectivo, de cada encuentro, ampliándose a todas las dimensiones (individuales, grupales, organizacionales, comunitarias, éticas) que sea necesaria. 23
asumir una de las dos alternativas: o nos refugiamos en la solución cartesiana del dualismo, o asumimos ahí también la situación paradojal de ser y no ser al mismo tiempo este cuerpo. Esta segunda alternativa se justifica por el hecho de que si bien nos sentimos todo el tiempo encerrados en los límites de esta forma corpórea, siempre tenemos la posibilidad de huir por la fuerza que, en nosotros, nos impulsa más allá de estos límites. Ímpetu que nos anima a este despegar cotidiano y glor glorio ioso so ta tall co como mo el ge gest stoo su subl blim imee qu que, e, en la Victoria de Samotracia (anónimo, 190 a.c., 245 cms. de altu altura ra,, Lo Louv uvre re), ), pe perm rmititee qu quee leve leveda dadd y pe peso so,, transp transpare arenci nciaa y opa opacid cidad, ad, presen presencia cia y aus ausenc encia, ia, carne y piedra se compatibilicen paradojalmente. Así es la experiencia paradojal con el cuerpo: estar en el contenido, pero haciendo de este pertenecer una apertura.
2ª paradoja: paradoja: Conexión/Desconexión: Conexión/Desconexión: todo se rizomatiza. “Andar por el desierto acompañado” Los flujos de capital, la tecnología y la ciencia, han alcanzado una velocidad de mutación vertiginosa , transformando a todo en flujo . Esa apertura líquida, energética, puede ser también la antesala de la captura . Vivimos un capitalismo conexionista, en red, con funcionamientos más flexibles, ondulantes, abiertos, con contornos menos definidos y con conexiones múltiples (en suma más rizomáticas) que producen un proceso galopante de desterritorialización permanente. Trabajar en red ya no tiene garantías , ya que trabajar en red comporta el peligro en donde la apertura puede ser también la captura de los procesos vitales. Todo se rizomatiza capilarmente : no podemos dejar de constatar que el capita capitalis lismo mo habita habita nuestr nuestraa clínic clínica, a, nuestr nuestros os cuerpo cuerpos, s, nuestr nuestros os consultorios, nuestra carne. Trabajando en Clínica Laboral realicé mi primera intervención con la gerencia comercial de una empresa muy importante de bebidas que estaba siendo absorbida por una multinacional. La empresa tenía como intención asumir admini adm inistr strati ativam vament entee una forma forma me menos nos pes pesada ada (más (más ma magra gra)) para para lo cua cuall desarrollab desa rrollabaa formas formas fluidas fluidas de organizac organización ión con equip equipos os pluridiscip pluridisciplinari linarios os orient orientad ados os para para proyec proyectos tos esp especí ecífic ficos, os, con gran gran aut autono onomía mía para para realiz realizar ar alia alianz nzas as pu punt ntua uales les co conn ot otro ross eq equi uipo poss de otra otrass em empr pres esas as,, en do dond ndee se trabaj trabajab abaa en red, red, en equ equipo iposs aut auto-o o-orga rganiz nizado ados, s, marcad marcados os por las nue nuevas vas funciones del management contemporáneo. No pude mapear en este proceso una escala jerárquica tradicional, en donde es el director frío, calculista y administrador el que manda verticalmente. Por el contrario, en el trabajo con esta gerencia de once personas predominaban múltiples líderes visionarios e intuitivos que sabían inspirar confianza, organizar un equipo, animarlo en una lógica de compañerismo, comunicarse con todos desde una intuición creativa, busc bu scan ando do ad adem emás ás un unaa inte integr grac ació iónn “hum “human anis ista ta”. ”. Este Este proy proyec ecto to de neomanagement repr repres esen enta ta al “hom “hombr bree de la red” red” (de (de la co comp mple lejid jidad ad,, de la
movilidad movili dad)) que atravi atraviesa esa fronte fronteras ras geo geográ gráfic ficas, as, cul cultur turale ales, s, profes profesion ionale ales, s, jerárquicas. Nada que nos haga acordar al control o a la manipulación (Pelbart, 2003). Creo que una pregunta urgente que tenemos que respondernos es: ¿cuál es la ética que tenemos en el trabajo con redes? Quiz Qu izás ás pe pens nsan ando do de desd sdee lógi lógica cass af afec ectiv tivas as po poda damo moss prop propon oner er,, de desd sdee la Psicología Social, organizar y dar soporte a las “redes calientes” que puedan ser una alternativa a las “redes frías” -la planificación globalizada de las lógicas del capital-. Esta propuesta no pasa exclusivamente por oponer, en el plano macropolítico, un Foro Social Mundial alternativo a la red fría del G8 del Capitalismo Mundial Integrado. Este proceso no es tan simple, y como ya dijimos, no tiene necesariamente garantías. ¿Cómo construir y desplegar “redes calientes”? Pongamos un ejemplo de dignidad y consistencia a través de una viñeta clínica relatada por un militante anarquista de la OPR-33 que cada año de sus doce en prisión fue sometido a torturas “especiales” durante 72 horas consecutivas, que come co menz nzab aban an sist sistem emát átic icam amen ente te ca cada da 19 de ab abri ril.l. Esta Estass ve veja jaci cion ones es eran eran implementadas metódicamente por todos los integrantes militares del cuartel y del Penal, que tenían la obligación de castigarlo por la expropiación de la bandera de los “33 Orientales”. Este militante apelaba en cada sesión de tortura a tomar contacto imaginario con sus redes internas (que incluían compañeros de militancia, familiares, “ideas fuerza”, lugares queridos, etc.) que eran, en sus palabras: “las que me sostenían cuando las cosas se ponían duras” . Este militante se preguntaba en análisis: “¿Por qué somos anarquistas? ¿Por qué no somos burócratas, terratenientes, milicos, funcionarios de Estado? ¿Qué es lo que resiste en nosotros aun en condiciones de extrema violencia y destructividad?” (como la violación y desaparición de compañeros). “¿Qué es lo que que hay hay dent dentro ro nues nuestr tro o que que nos nos perm permitite e resi resist stir ir en cond condic icio ione ness de permanen permanente te adversidad? adversidad?” ” (com (comoo la to tort rtur uraa y las las ve veja jaci cion ones es sist sistem emát átic icas as recibidas en la cárcel). “En algunas situaciones de sobrevivencia el enemigo puede estar adentro nuestro, pero también lo está el aliado (el anarquista)”. Ese aliado tiene un agenciamiento directo con las redes internas. Concluyendo: “si no las tenemos apresurémonos a crearlas”.
3er. paradoja: Inclusión/Exclusión. “A tua periferia aperta o cinto da respiração social” (Fernanda Abreu)
En un hip hop con swing funky planetario, Fernanda Abreu le canta a la megal me galópo ópolis lis de San Pablo, Pablo, visual visualiza izando ndo y enu enunci nciand andoo en ella ella la escena prometida de es esta ta te terc rcer eraa pa para rado doja ja (inc (inclu lusi sión ón/e /exc xclu lusi sión ón), ), qu quee pu pued edee extenderse a toda ciudad contemporánea: “São Paulo tem pra todo mundo mas não tem pra ninguem” 25. Al ser mercantilizadas todas las esferas de la existencia, hemos perdido el estatuto de exterioridad. Aun así el capitalismo crea la ilusión de que se puede estar fuera o dentro y genera un dualismo que Rita Lee describe como “lixo-luxo” 26. El “luxo” representa todo lo que promete el capitalismo: el 25 26
Fernanda Abreu, “São Paulo - SP”, Track 7, CD “Entidade Urbana”, EMI Brasil, 2001. En español: basura/lujo.
shopping del glamour, la belleza y el poder. El “lixo” representa todo lo que queda por fuera: el shopping de la falta, la carencia y la exclusión. Al constituirse como subjetividades, la subjetividad-luxo subjetividad-luxo muestra sus mejores trazos narcisistas narcisistas por la nece necesidad sidad de acum acumular, ular, de tener, para pode poderr realizar realizar performances sociales, previamente formateadas y editadas. Su preferencia pasa por la edición de un culto a la imagen que posibilita mantener el brillo de una supuesta identidad glamourizada. Es la subjetividad editorializada que funciona como imagen de referencia, como sistema y parámetro de pertinencia, disciplinamiento normativo y, simultáneamente, de consumo masivo. subjetividad-lixo representa la experiencia aflictiva de En oposición a éstas, la subjetividad-lixo estar fuera de los parámetros de la subjetividad-luxo -la subjetividad top del mercado social-. Esta Estass su subj bjet etiv ivid idad ades es os osci cila lann en fo form rmaa pe pend ndul ular ar en el im imag agin inar ario io so soci cial al produciendo así un miedo a la inadecuación, al desajuste, a la deselegancia, a la exclusión, a la desadaptación, al colapso, auto-produciéndose en un sistema de jerarquías que demarcan un territorio élite, con sus satélites y sus periferias. La subjetividad contemporánea logra estructurarse en este dualismo ( luxo/lixo, inclusión/exclusión) en relación a la carencia, a la deficiencia, en un círculo vicioso de culpabilización. El sistema capitalista produce un paraíso de la carencia, un shopping center de la falta: es el reino de la culpabilización por no tener. En este sentido, nunca sabemos si estamos presos dentro de la existencia cotidiana o si estamos excluidos del sistema. Esta frontera dislocada entre salir y entrar, entre ansiar por lo gregario (inclusión) o apartarse en soledad (exclusión) es una de las tendencias sociales que más he tenido que analizar en la clínica (Gonçalvez, 2003). Si el capitalismo invade nuestras casas, nuestras clínicas, nuestras carnes, ¿cómo podemos crear ojos para registrar esos procesos invisibles que detonan en nuestros consultorios? Una de las tareas que mejor ha construido la Psicología Social Universitaria en evitar ar el pe pesi simi mism smo o cu cult ltur ural al.. los los últi últim mos ve vein inte te años ha sido ido la de evit Necesitamos nuevamente creer en el mundo, creer en el plano de inmanencia. Colarnos o re-colarnos en él, porque es ahí donde el plano de la vida es tejido. Al pensar desde donde me iba a posicionar para hablar en esta mesa junto a maestros como Joaquín Rodríguez Nebot, Carlos Saavedra y Víctor Giorgi, que al igual que Alejandro Scherzer, Sylvia Castro o Gabriel Galli nos enseñaron a transitar en la psicología social universitaria, pensé en la marca que ha dejado en mí la generación universitaria de los 80 (en especial la 84 de la que participé en mi ingreso a la psicología universitaria). En esos momentos actuábamos rizo rizomá mátic ticam amen ente te,, intu intuye yend ndoo es esta ta prác práctitica ca,, au aunq nque ue sin sin co conc ncep eptu tual aliz izar arla la teóricamente, ni pensarla concientemente. La dimensión política que atravesó a esta generación dejó indudablemente una marca en mí. Una marca no como insc inscri ripc pció ión n de dell po pode der, r, sino sino co como mo po pote tenc ncia ia que activó la vida, la transversalizó y permitió desbloquear flujos de intensidad y de acción directa. En esos momentos estábamos defendiendo la vida, la liberación y la recuperación de la vida: la expansión, la potencia, los buenos encuentros. Creo Creo,, sin sin te temo morr a eq equi uivo voca carm rme, e, qu quee mi ingr ingres esoo en la ya viej viejaa Escu Escuel elaa
Universitaria Psicología (1984) fue uno de los años más intensos de mi vida, en función de todo lo que estábamos viviendo como país en general, y como generación en particular. Luchamos por entrar a la Universidad sin examen de ingres ing reso, o, nos organi organizam zamos os para para recupe recuperar rar la aut autono onomía mía uni univer versit sitari aria, a, nos comprometimos gremialmente a desmantelar el aparato represivo dentro de la Universidad (fuimos el primer centro que logró efectuarlo) y a liberar a los 3 estud est udian iantes tes de ps psico icolog logía ía presos presos (Mecha (Mecha Espín Espínola ola,, Diego Diego Góm Gómez ez y Jul Julio io Martínez), entre otros objetivos vitales, como por ejemplo, la creación de un departamento de publicaciones (el primer departamento de publicaciones del CEUP CEUP lo organi organizam zamos os con una im impre prenta nta cla clande ndesti stina na que ten teníam íamos os en el apartamento de S. Franco), la denuncia a la violación de los DDHH, y el libre derecho a reunirnos (a pensar, a movernos) colectivamente. Sabíamos que la maestra que fuera detenida y desaparecida en el año 1975, Elena Quinteros, hab abía ía es estu tuddiad iado en la Licen icencciatu iatura ra de Psic Psicoolog logía en la Fac acuultad ltad de Humanidades, y decidimos (junto a los actuales docentes de Psicología Social Juan Fernández Romar y Gabriel Eira, entre otr*s compañer*s de la época) tomar su nombre para organizarnos en una agrupación gremial del CEUP, el cual re-fundamos en una multitudinaria asamblea en el teatro Odeón, el 8 de agosto de 1984. Creo que nuestra generación fue la primera que logró, en tan corto plazo y en el contexto de la lucha popular de ese año tan vertiginoso como intenso, casi todos los objetivos que se propuso. Parafraseando a Jorge Drexler, era mayo del 68 pero en Montevideo del 84: Era el tiempo de ver el tiempo de otra manera y yo no sabía que era el tiempo del corazón 27 .
Lejos de intentar añorarlos en una nostalgia paralizante, rememorar aquellos tiempos me trae, en un bloque de memoria e intensidad, las inscripciones deseantes a partir de las cuales (en la calle, en los centros de estudios y en la intimi int imida dad), d), sup supimo imoss derrot derrotar ar al mie miedo do (corpo (corporal ral,, ind indivi ividua duall y col colect ectivo ivo)) que impulsaba reticularmente el terrorismo de Estado. Por eso, cuando clínicamente intentamos responder qué es lo que atraviesa a un cuerpo, no podemos caer en el descrédito infinito. Ya le pasó a Freud (con todo respeto): su angustia por el malestar de la civilización mostró el edipo que habitaba en él y que potencialmente también puede habitar nuestra existencia: soy débil, soy impotente, estoy separado de lo que puedo, no consigo acceder a la verdad. En ese momento de ausencias y de carencias infinitas es que nos introducimos en una deuda impagable con nuestra existencia. Y por supuesto, cuando vivimos en esa falta, nuestra vida se transforma en una angustia que no mi mien ente te,, pe pero ro sí qu quee en enve vene nena na.. Busc Buscam amos os un unaa se serie rie de su subt bter erfu fugi gios os materiales a través del consumo, consumo, o espirituales a través de las religiones, para calmar y para apaciguar esa angustia existencial existencial28. Jorge Drexler, “Aquellos tiempos” , track 9, CD “Frontera”, Virgin Records, España, 1999. Complejos Complejos vitamínicos vitamínicos para hacer rendir más el cuerpo, sildenafil sildenafil para hacer rendir más la sexualidad, anti-depresivos, ansiolíticos y anti-psicóticos “de última generación” para hacer rendir rendir más nue nuestr stroo cerebro, cerebro, program programaci aciones ones neu neuro-l ro-ling ingüíst üística icass para hac hacerno ernoss creer creer en nosotros y poder convencer a los otros, libros de auto-ayuda con recetas que permitan resolver en setenta páginas los problemas vitales más complejos, cocaína para poder adaptarse a las 27
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La Psicología Social Universitaria, creo que ha logrado crear otro territorio exis ex iste tenc ncia ial.l. De Desd sdee un unaa co conc ncep epci ción ón de prod produc ucci ción ón de dese sean ante te es estr trat atég égic icaa inspirada en W. Reich, en M. Foucault y en los primeros trabajos conjuntos de Deleuze y Guattari hemos logrado trabajar desde una perspectiva clínica en donde al deseo no le falta nada. El deseo, aquella atracción que nos lleva en dirección a ciertos universos, y aquella repulsión que nos aparta de otros sin que sepamos exactamente porqué, es una de las formas de expresión que creamos para dar cuerpo a los estados sensibles que tales conexiones y desc de scon onex exio ione ness va vann prod produc ucie iend ndoo en la su subj bjet etiv ivid idad ad (Roln (Rolnik ik,, 19 1996 96). ). Esta Esta formación conceptual, radicalmente distinta a la cosmovisión psicoanalítica, posi po sibi bililita ta ot otro ro regi regist stro ro de cóm ómoo “par “parar arse se en la ca canc ncha ha”. ”. El mo mode delo lo de dell psicoanálisis que define al deseo a partir de una falta y de una carencia produce, en sus efectos, una operatoria política de castración simbólica. ¿Porqué deberíamos suponer que deseamos lo que nos falta? El deseo no quiere algo fuera de sí. El deseo quiere efectuarse a sí mismo en un punto: en la relación, en la abertura con el mundo. El deseo es una obra abiert abi ertaa que crea crea nu nueva evass percep percepcio ciones nes,, crea crea nue nuevo voss afe afecto ctos, s, crea crea nu nueva evass sensaciones, crea nuevas ideas. En pocas palabras: el deseo desea crear nuevas formas de vida.
¿Cómo crear una vida que no esté prisionera de los valores dominantes de una época? ¿Cóm ¿Cómo o crea crearr un unaa vida vida qu quee inve invent ntee su suss prop propio ioss valo valore res, s, un unaa vida vida intempestiva -diría Nietzsche-, una vida actual -diría Foucault-, una vida en acontecimiento y en devenir -diría Deleuze-? Uno de los axiomas que ha regido mi trabajo en clínica social (Gonçalvez, 1999) es que no hay una persona que no pueda vivir con más intensidad su vida. Porque con intensidad la vida es una aventura creativa, sin intensidad es una lucha por sobrevivir. Y vivir no es ni sobrevivir (R. Deshaye) ni meramente existir (Artaud).
BIBLIOGRAFÍA -CAPRA, Fritjof (1998). “La trama de la vida. Una nueva perspectiva de los sistemas vivos”. Ed. Anagrama, Barcelona, España. -DELEUZE, Gilles (1990). “Foucault”. Ed. Paidós, Buenos Aires, Argentina. -DELEUZE, Gilles / GUATTARI, Félix (1986). “El anti-edipo. Capitalismo y Esquizofrenia”. Ed. Paidós, Buenos Aires, Argentina. ------------ (1988). “Mil mesetas. Capitalismo y Esquizofrenia”. Ed. Pre-Textos, Valencia, España. ------------ (1993). “¿Qué es la filosofía?”. Ed. Anagrama, Barcelona, España. velocidades de producción y consumo del mercado. Y si no tenemos dinero: pasta base, estampitas religiosas para pedirle trabajo a San Cayetano (en vez de a los patrones, o al presidente), y muchos programas radiales y televisivos de neo-evangelización.
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2.3 LA CLÍNICA SOCIAL COMO ZONA DE RESISTENCIA * *
Presentado y publicado en las VI Jornadas de Psicología Universitaria Facultad de Psicología de la UDELAR (abril, 2003).
Georges Lapassade define a la Clínica Social como aquel dispositivo, aquella acción, en la que los analizadores naturales y construidos permiten explorar y trabajar la dialéctica energética de las relaciones conflictivas entre lo instituido (la energía social ligada) y lo instituyente (la energía social libre). En el ca capí pítu tulo lo an ante teri rior or de defin finim imos os a la Clínica Social como aquella clínica extensiva que se produce en la singularidad de cada encuentro o de cada colectivo, ampliándose a todas las dimensiones que sea necesaria . Para Para la Clíni Clínica ca Soci Social al ta tall cu cual al la de desp sple lega gamo moss en nu nues estr traa prác práctitica ca,, es importante el desarrollo inmanente de una ética. Ética del deseo, del acto, de la enun en uncciaci iación ón,, de dell en encu cuen entr troo y de la co cotitidi dian anei eida dadd do dond ndee el prob proble lema ma fundamental sea comprender y fomentar los espacios expansivos de la resistencia. crear y desarr desarroll ollar ar una defini definició ción n Para ello considera consideramos mos funda fundamen mental tal crear positiva y afirmativa del concepto de resistencia sin recurrir exclusiva y esencialmente a ninguna negatividad. Resistir, para una Clínica Social, no es necesariamente resistir contra una situación, sino que puede ser, más allá de esa necesidad inmediata, un acto afirmarr plenam plenament entee nuestr nuestraa existe existenci ncia, a, de re-existencia, es decir de afirma produciendo nuevas singularidades. Resisitr es re-existir. En la Clínica Social buscamos permanentemente producir singularidades (individuales y/o colectivas), y las singularidades las podemos definir como resistencias. Por ejemplo, para la Clínica Social uno de los analizadores socio-históricos de los últimos años es cómo en los movimientos sociales (desde Chiapas a Génova, pasando por Seattle, Buenos Aires y Porto Alegre) se comenzó a cuestionar, con una intensidad irreversible, la legitimidad de las viejas prácticas de lucha fundadas en la reacción frente a un determinado estado de cosas. Quizás este analizador dé cuenta de la necesidad de pensar la dimensión políti pol ítica ca e ins institu titucio cional nal má máss allá allá de las lóg lógica icass organi organizat zativa ivass y partid partidaria arias, s, analiz ana lizánd ándola olass a su vez al int interi erior or de nue nuestr stras as act activi ividad dades es y exp experie erienci ncias as profesionales, pero sobre todo de nuestra propia vida cotidiana. De ahí la necesidad de crear una visión afirmativa de la resistencia como una re-existencia. Resistir es afirmar a cada instante la existencia. resistencia ia es constituye constituyente nte En un sen sentid tidoo del deleuz euzian ianoo y fou foucau caultia ltiano no la resistenc 29 siendo el pliegue de la existencia . En un sentido anarquista la existencia resiste. Y sólo existe en un constante proceso de diferenciación, de singularización en relación a sí misma, ya que sólo existe plegándose y desplegándose30. Para G. Deleuze la resistencia es lo primero ya que está en relación directa con el afuera. El afuera constituye el adentro ya que el “adentro sólo sería el pliegue del afuera”. (“Foucault”; pág. 129). Por ejemplo, para Deleuze pensar viene siempre del afuera, se dirige a un afuera, pertenece a un afuera, y está en relación directa y absoluta con el afuera. La expresión deleuziana pensamiento del afuera, da cuenta no de una facultad innata del pensamiento sino de ser fruto de un encuentro con el exterior. Las fuerzas del afuera no son así llamadas apenas porque vienen de afuera, del exterior, sino porque colocan al pensamiento en un estado de exterioridad, en un juego en donde los puntos de vista heterogéneos, correspondientes a la heterogeneidad de las fuerzas en juego, entran en relación. Dice G. Deleuze al respecto: “la lucha por una subjetividad moderna pasa por una resistencia a las dos formas actuales de sujeción, una que consiste en individuarnos según las exigencias del poder, otra que consiste en vincular cada individuo a una identidad sabida y conocida, 29
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Obviam Obvi amen ente te es esta ta de defifini nici ción ón só sólo lo pu pued edee su sust sten enta tars rsee si pe pens nsam amos os las las subjetividades y los procesos de subjetivación como multiplicidades. En el abecedario foucaultiano y deleuziano crear es resistir . Resistir contra el enemigo: los fascismos, la explotación, el autoritarismo, la ocupación por el Estado y el Capital de nuestras almas y de nuestros cuerpos. Pero resistir además implica un pliegue de la resistencia sobre el sí mismo como el más puro acto de libertad. Por ejemplo, reaccionando a una situación, a la actualidad en la que estamos inmersos, con la totalidad de nuestras almas y de nuestros cuerpos, aunque al hablar y pensar desde el interior de este lugar no encontremos todavía la salida.
¿Cómo evaluar si la exterioridad, de la que disponemos en los distintos campos de intervención, todavía es capaz de anclar una resistencia a lo intolerable suscitando la creación de “nuevos mundos posibles”? Sabemos que una de las estrategias más eficaces de las sociedades de control es la captura y que las nuevas formas de dominación política se centran en la producción de subjetividad (instituida, reaccionaria, autoritaria, paranoica, micro y macrofascista, etc.). El capital se apropia de la subjetividad en una escala nunca antes vista. Uno de los problemas que confrontamos en la Clínica Social es cómo repensar el estatuto de la exterioridad (Michel Foucault, Gilles Deleuze) en un momento en que ésta sufre una de sus más asustadores reversiones. Tanto el Imperio definido por Negri y Hardt, como el Capitalismo Mundial Integrado expuesto por Guattari devoran sus fronteras más distantes y sus enclaves más inviolables (la naturaleza y el inconciente) englobando a la totalidad del planeta. Quizás el efecto inmediato de esta realización imperial planetaria, sea nuestra claustrofobia política contemporánea: un mundo sin afuera, un capitalismo sin exterior, un pensamiento sin exterioridad. De ahí la contundencia de Foucault al criticar ya en 1976 a los “discursos líricamente antipsiquiatras” y la ilusión de que la locura, la delincuencia o el crimen nos hablarían a partir de alguna exterioridad absoluta. Nada es más interior a nuestra sociedad y a sus efectos de poder que la infelicidad de un loco o la violencia de un lumpen. ¿Cómo ¿Cómo genera generarr encuen encuentro tross con un exteri exterior or qu quee nos permita permita pensar pensar diferente? Una de las cuestiones centrales de la militancia anarquista ha sido cómo generar una pasión, una acción directa del afuera en la exterioridad de un pensamiento y de una ética nómades. En un afuera históricamente enclaustrado (por el fascismo, por el comunismo, porr el ne po neoo-ca capi pita talilism smoo sa salv lvaje aje)) se ha hace ce ne nece cesa sari rioo repe repens nsar ar es esta ta nu nuev evaa situación para la cual parecemos desarmados: un pensamiento sin afuera en un mundo sin exterioridad . determinada de una vez por todas. La lucha por la subjetividad se presenta, pues, como derecho a la diferencia y derecho a la variación, a la metamorfosis” (“Foucault”; pág. 139). Siguiendo el ejemplo de la nota anterior el desafío del pensamiento desde esta perspectiva deleuziana-foucaultiana sería liberar las fuerzas que vienen del afuera. En este sentido el afuera sería siempre una apertura de un futuro y el pensamien pensamiento to del afuera afuera sería un pensamiento de resistencia, siendo el desafío más libertario cómo alcanzar la vida como potencia del afuera.
Como veremos más adelante en el capítulo 4.2: “nunca sabemos si estamos presos dentro de la existencia cotidiana o si estamos excluidos del sistema. Esta frontera dislocada entre salir y entrar, entre ansiar por lo gregario o apartarse en soledad es una de las tendencias sociales que más he tenido que analizar en la clínica”.
¿Cómo organizar zonas de resistencia desde una Clínica Social? Desde la perspectiva reichiana sabemos que la movilidad constituye y define la salud. Uniendo la concepción concepción de W. W. Reich con la de G. Deleuze Deleuze y F. Guattari, podemos pensar que las verdaderas patologías son fundamentalmente de dos tipos: a) las las deriv erivaada dass de la de dete tennción ión del mov ovim imie iennto; to; del bloq loque ueo, o, de la cristalización y coagulación de los estratos: las líneas de segmentaridad dura, los clichés, los procesos de acorazamiento, etc.; b) las derivadas de la disgregación y de la desestratificación brutal: las líneas de abolición, el caos destructivo, los déficit de acorazamiento, etc. Para la Clínica Social la salud podría definirse entonces como una línea inestable de creación que pasa entre estos dos polos y que consiste en: a) afrontar los riesgos de la experimentación, de la búsqueda de intensidad para liberar la vida allí donde permanece aprisionada y acorazada; b) devolver a lo disperso y a lo desvanecido, las fuerzas y formas, los procesos de territorialización, de enraizamiento, de facing y de centramiento, que le permitan retornar a la vida. Uno de los preconceptos que quizás sigamos teniendo dentro de la psicología es creer que las personas deben, ante todo o aun de manera exclusiva, transformarse psicobiológicamente para que la situación social cambie. Este preconcepto lleva, a la hora de hacer profesionalmente la clínica, un tabú sobre la acción colectiva y sobre la acción social. Para la Clínica Social es radicalmente importante crear los soportes necesarios (internos y externos) para que la vida sea sentida como pulsación (W. Reich) y como potencia (F. Nietszche). En suma: resistir, re-existir, re-insistir en los modos afirmativos de combate y de análisis, quizás sea una de las tareas más importantes que le corresponde a la Psicología Social Universitaria en la actualidad.
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3.1 LAS MÁQUINAS DE VISIÓN: LA TIRANÍA DE LA TÉCNICA. ANÁLISIS DEL “GRAN HERMANO” * *
Análisis del 1er. Programa televisivo Gran Hermano argentino proyectado en nuestro país en el año 2001. Publicado en la Revista Somos nro. 16 (Montevideo/Uruguay, (Montevideo/Uruguay, 2001).
¿reality show , reality game o prison show ? BIG BROTHER : ¿reality El reality show , pretende asistir a la emisión de “la vida en directo” -consigna mediática del 1er. Gran Hermano (GH) argentino-, cuando en realidad se acting televisivo. transforma en una nueva modalidad, para nuestro país, de acting televisivo reality show , a nivel mundial, se basa en la simple El dispositivo de los reality tecnología de exhibir la intimidad y la privacidad con cada vez menos límites. La integridad y el pudor se rinden ante las numerosas posibilidades de obtener dólares, premios y/o fama. reality show show bu El reality busc scaa la ex expl plot otac ació iónn de las las pu puls lsio ione ness prim primar aria iass de los los telespectadores, y los sentimientos y frustraciones de las personas elegidas para pa ra “act “actua uar”, r”, te teni nien endo do co como mo inte interc rcam ambio bio la remu remune nera raci ción ón en es espe peci cies es (pre (prem mios ios), co com mpen enssac acio ione ness ec econ onóm ómic icaas (din dinero ero) o en pres prestitigi gioo y espectacularidad (fama). Por un lado, se busca mostrar las partes más dolorosas de la existencia humana, por otro lado, otorgan la posibilidad de construcción de famas (no impo im port rtaa lo ef efím ímer eras as qu quee se sean an), ), y lleg llegad adoo el ca caso so,, de pa pasa sarr de pú públ blic icoo encandilado a fugaz protagonista. Algunas de las formas que en la tv han adquirido los reality show han sido: 1) Mostrar en directo miserias humanas de personas que son buscadas y llevadas a la pantalla en forma individual, en pareja, etc. La fórmula exitosa consis con siste, te, por eje ejemp mplo, lo, en la ven ventil tilaci ación ón en púb públic licoo de las des desave avenen nencia ciass conyugales, en lo posible los detalles de su vida sexual contada por ambos prot protag agon onis ista tas. s. Agre Agregá gánd ndos osee al prog progra rama ma la pres presen enci ciaa de un co cons nsul ulto tor r (generalmente un psicólogo o un médico psiquiatra) que con la celeridad que reclam reclamaa la tv, dia diagno gnosti stica ca y opi opina na “cient “científic íficame amente nte”” so sobre bre el proble problema ma en cuestión. 2) Reconstrucción de hechos heroicos, graves o insólitos, con la presencia de algún protagonista, parientes y amigos. 3) Part Partic icip ipac ació iónn de de desc scon onoc ocid idos os qu quee se so some mete tenn a prue prueba bass ries riesgo gosa sas, s, ridículas o desvalorizantes. Por lo tanto, creo más conveniente denominar al dispositivo de GH, y a sus tecnologías implícitas, de reality game o, en su defecto, de prison show 31.
Un panóptico en nuevo formato Dicen los archivos militares franceses del siglo XVIII, que cada vez que en París se declaraba una peste los habitantes debían cumplir con un reglamento estric est ricto. to. Las fam famili ilias as eran eran con confin finada adass en un esp espaci acioo cerrad cerrado, o, recort recortado ado y vigilado en todos sus rincones. Se le asignaba un médico a cada grupo y se cortaba la comunicación entre la gente y los proveedores de productos. Todos Tales denominaciones fueron ya realizadas por el semiólogo argentino Eliseo Verón (“Ni (“Ni realidad ni ficción”, Clarín, 5/1/01) y por el periodista uruguayo Roque Faraone (“Reality (“Reality shows en televisión”, Brecha, 20/04/01) respectivamente. 31
y cada uno de los movimientos humanos eran controlados y registrados en un trabajo ininterrumpido. Utopía de la sociedad perfectamente gobernada, este mecanismo de encierro constituye un modo de ejercicio del poder sobre los hombres, un control de sus relaciones, a través de la jerarquía, de la inspección, de la vigilancia, de los exámenes y de las sanciones disciplinarias. El Panóptico fue la fig figura ura arquite arquitectó ctónic nicaa que des desarr arroll ollóó Jeremy Jeremy Bentha Bentham m (1748-1832) para montar un dispositivo disciplinario perfecto, que permitiera a una sola mirada verlo todo permanentemente. El Panóptico tenía una forma de anillo en el medio del cual había un patio con una torre en el centro. El anillo estaba dividido en pequeñas celdas que daban al interior y al exterior. En la torre central había un vigilante, y como cada celda daba al mismo tiempo al exterior y al interior, la mirada del vigilante podía atravesar todas las celdas, ya que las mismas no tenían ningún punto de sombra. Un sistema de persianas y postigones semicerrados, permitía a los agentes exteriores espiar sin ser vistos la totalidad de lo que ocurría en el interior de la celda. Este Este disp dispos osititiv ivoo po podí díaa se serr ap aplilica cado do a cu cual alqu quie ierr es espa paci cioo po posi sibl blee de se ser r observado desde un sólo punto (es decir, no sólo una cárcel, sino también un manicomio, una institución educativa, una fábrica, etc.). Con un mínimo de costo económico resolvía (en un espacio apto para la vigilancia, el examen y la sanción) un máximo de eficacia política. Dispositivo de ver sin ser visto: el panóptico induce en el recluido un estado conc co ncie ient ntee y pe perm rman anen ente te de visi visibi bilid lidad ad qu quee as aseg egur uraa el func funcio iona nami mien ento to automático del poder disciplinario. Aislamiento, individualización y visibilidad: con esta sencillez Bentham dota a las exigencias disciplinarias de un correlato arquitectónico adecuado. Posteriormente, Michel Foucault demostró en sus investigaciones sobre el nacimiento de la prisión, que toda persona que esté sometida a un campo de visibilidad, y que lo sepa, reproduce por su cuenta las coacciones del poder.
El jardín amurallado argentino Argentina es el país nro. 18 donde se adopta el formato del ciclo holandés original. Por lo general, en todos los países donde GH ya se realizó, arrasó con la audiencia. Entre otros antecedentes heterogéneos de GH podríamos citar: *Las películas “Rear window” (“La ventana indiscreta”) de Alfred Hitchcock, “The Truman Show” de Peter Weir, “Ed TV” de Ron Howard. *Las series “The Real Life” y “The Real World” creadas por el canal de cable MTV. *Las novelas “Fahrenheit 451” de Ray Bradbury y “1984” de George Orwell32. 32
La consigna lanzada por el partido del GH en la novela de Orwell es “La ignorancia es la fuerza”. El reglamento del GH (el programa televisivo) es categórico: se prohíben las lapiceras, el papel, las agendas y los cuadernos. Sólo se puede llevar a la casa un único libro (este derecho sólo dos ocupantes de la casa lo ejercieron). Escribir o leer son tareas poco excitantes
*El coliseo romano. A diferencia del teatro dramático producido por los antiguos griegos, basado en la recreación ficcional de hechos históricos y cotidianos, Roma recurrió –para entretener a la plebe- a “la muerte en directo”33. *En *En San antitiag agoo de Ch Chililee un unaa mo mode delo lo viv vivió du dura rant ntee un mes en un unaa ca casa sa 34 completamente transparente . *El fenómeno de las webcams. A partir del avance de Internet, esas camaritas difunden imágenes por la red a intervalos regulares, de solteros, parejas o familias que invitan a los internautas del mundo a compartir su intimidad y mirarlos vivir, prácticamente sin ninguna restricción35. Luego de ganar la carrera contra otros 25 mil oferentes, los participantes se encierran por voluntad propia en una casa con un dispositivo de cámaras en cruz, donde nunca están solos, ni siquiera en el inodoro. 30 cámaras que se manejan con control remoto, de las cuales 4 de ellas son infrarrojas, con operadores que vigilan las 24 horas del día. 70 monitores y 70 micrófonos. Cada participante debe llevar uno (sólo puede sacárselo para dormir, ir al baño, la ducha o la pileta). 27 productores y asistentes, un total de 120 personas trabajando diariamente en el programa, y un promedio de dos millones de personas que los vigilan desde sus casas en Argentina. A dif difere erenci nciaa de otros otros reality reality games los integrantes del GH sólo deben dedicarse a obedecer las órdenes estrictas que reciben diariamente de la producción constituyéndose así en un claro grupo-objeto36. Algunos puntos del reglamento de GH: ...“Los participantes siempre deben obedecer las órdenes del GH. Es por su propia seguridad”. “GH es el único contacto que tienen con el exterior”. “Un equipo de médicos, psicólogos y odontólogos está disponible para consulta y apoyo permanente”. “GH exige la supervisión de todo el proceso por parte de un psicólogo”. “Antes, durante y después del programa habrá psicólogos a disposición de los participantes”. participantes”. “Requisitos psicológicos psicológicos de ingreso: estabilidad estabilidad emocional, capacidad de adapta adaptació ción n a lo nuevo nuevo e inespe inesperad rado, o, altos altos índic índices es de socia sociabi bilid lidad ad y facilidad facilidad de conviven convivencia, cia, personal personalidad idades es no adictiva adictivas, s, no violenta violentass y apoyo explícito por parte de su familia” ... 37 .
Para realizar esta experiencia degradante pero rendidora, se los sostiene diariamente con sesiones psicológicas de 15 minutos . para el gran público televisivo. “Pan y circo” fue la estrategia estrategia política de la Roma imperial. imperial. Estrategia Estrategia central que quizás se siga manteniendo en el Capitalismo Mundial Integrado (Guattari): asegurar el pan y tratar de fomentar el consumo de objetos banales y de espectáculos, principalmente asegurados por la televisión y el deporte. 34 La idea de los autores de este proyecto fue plantear una discusión sobre los límites de lo público y lo privado, generando así un debate sobre la deteriorada calidad de vida en las grandes ciudades. www.webcamvideo.com En general se proponen todo tipo de actividades absurdas que parecen sacadas de los cruceros que se organizan para “solos y solas” en el Caribe. “Protocolo de seguridad y situaciones de emergencia del GH”; www.granhermano.com.ar. 33
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Podr Podría íam mos de dedduc ucir ir que ta tall dis dispo possitiv itivoo se monta nta para ara rela relatitivvizar izar las las consecuencias indeseables que puede traer el encierro, adquiriendo un efecto de control rol y vigilan lancia para evitar que alguien saque los pies del comportamiento (políticamente correcto, desde el punto de vista televisivo) que se espera de ellos. Dentro del dispositivo del GH se encuentra además como figura central el confesionario, en do donnde los los prot protaago goni nisstas tas (mir (miran ando do a los los ojos jos a los los televidentes) dan las claves de su comportamiento. Tal como lo describe Michel Foucault, los confesionarios y la confesión, como tecnología del yo, ejercen un efecto principal en lo que hace a la producción de subjetividad católica , y anteceden dente te pre-c pre-cien ientífi tífico co del se constituyen en Occide idente en el antece psicoanálisis. Los integrantes de la casa son espiados y luego castigados, voto a voto, por una parte apreciable de la sociedad, por la producción del programa, y también por ellos mismos.
La zona invisible del GH ¿Pretendemos dominar todo porque todo escapa a nuestro control? ¿Vivimos en una sociedad militarizada de facto por las tecnologías? ¿Los participantes de GH reproducen las coacciones que ejerce desde lejos un poder omnipresente? ¿Se ¿Se infa infant ntili iliza zann su suss pa parti rtici cipa pant ntes es en el en encl clau aust stra rami mien ento to,, func funcio iona nand ndoo simbólicamente la sociedad como la mirada omnipresente de los padres? ... Son muchas las interrogantes que se nos formulan al pensar la dimensión política y la dimensión psicológica del dispositivo GH, pero comencemos con una pregunta desde el sentido común y desde la lógica televisiva:
¿A qué podríamos atribuir su éxito? Probab Probablem lement entee GH se hay hayaa con consti stitui tuido do com comoo un fen fenóme ómeno no med mediát iático ico sin precedentes. Inaugurando una situación primigenia de impacto mediático total, la versión argentina de GH ha convocado a un psicodrama nacional con debates académicos, periodísticos y cotidianos, con opiniones a favor o en contra de este programa, en una verdadera onda expansiva. Como analizador (histórico o artificial) las imágenes de GH nos dicen más sobre la sociedad que las mira que sobre ellas mismas. El dispositivo satisface ampliamente dos grandes pulsiones propias del tercer milenio: la del público por husmear cada vez más en la vida ajena y la de los participantes por exhibirse hasta las últimas consecuencias. Desde la arqueología audiovisual el dispositivo de GH muestra un archivo audi au diov ovis isua uall do dond ndee se an anud udan an inex inextri trica cabl blem emen ente te vigi vigila lanc ncia ia y su sumi misi sión ón,, exhibicionismo y voyeurismo. El programa reproduce un dispositivo de control (policial, carcelario, militar) que da al tele-espectador una sensación de dominio (reforzada por las cámaras infrarrojas, por las escenas filmadas desde arriba, etc.), y al mismo tiempo, posi po sibi bililita tand ndoo de desa sarro rrollllar ar un se sent ntim imie ient ntoo prot protec ecto torr ha haci ciaa los los pris prision ioner eros os
voluntari volunt arios os (con (con el pod poder er omn omnipr iprese esente nte de ob obser servar var perma permanen nentem temen ente te las acciones y los discursos de los prisioneros voluntarios). Los creadores de GH es obvio que buscan conseguir dinero. Para obtenerlo utilizan a un grupo selecto de chicos y chicas, listos para humillarse en público. Ellos quieren fama (la motivación principal para estar presos en esta jaula de oro durant durantee tres tres largos largos me meses ses)) y est están án dis dispue puesto stoss a mo mostr strars arse. e. Tambié Tambiénn buscan una recompensa material y la consiguen (retribución mensual, contrato anual con Telefé que habilita sus previsibles apariciones futuras en ese medio, etc.38). Pero quizás la recompensa simbólica no sea sólo la satisfacción narcisista de salir sa lir en te telev levis isió ión, n, au aunq nque ue má máss no se seaa en form formaa brev brevee y efím efímer era, a, sino sino convertirse en el personaje de un relato, de una historia, de un guión.
Baile de Más Caras. El Neo Darwinismo Televisivo. Cada competidor es un actor, un director y un autor de su propio personaje. Cada uno escribe su propio guión en función de alcanzar sus objetivos. Lo que ellos temen no es ser observados, observados, sino el anonimato. Cada espacio de la casa de GH se convierte en un pequeño teatro, en el que cada actor está perfectamente individualizado y perfectamente visible. Aun así los 6 guionistas que trabajan en el programa bajo la dirección de Sergio Vainman se quejan de que el material a editar es pobre (tiempos muert mu ertos os reitera reiterados dos,, diá diálog logos os ins insuls ulsos, os, escena escenass ma mayor yoritar itariam iament entee sim simple ples, s, vacías, banales y huecas, situaciones cero donde la acción que todos esperan no se produce con demasiada frecuencia). Para ello la producción se encarga de generar situaciones virtualmente conflictivas o erotizantes en pos de que tarde o temprano pase algo digno de ser guionado (preferentemente sexo y choques interpersonales interpersonales ). Luego los guionistas montan, cortan y editan todo aquello que pueda incidir favorablemente en una suba del rating . La consigna de Rollerball se aplica también a GH: ningún jugador debe ser más grande que el juego ; en palabras de Baudrillard: “Es lo que dice el Diario de un Seductor , en la seducción no hay sujeto dueñ dueño o de una una estra estrate tegi gia a y ésta ésta,, cuan cuando do se desp desplilieg ega a con con plen plena a conciencia de sus medios, también es sometida a una regla del juego que la supera. Dramaturgia ritual más allá de la ley, la seducción es un juego y un destino, de tal manera que los protagonistas son guiados hacia su fin ineludible, sin infringir la regla –pues están unidos por ella- y esa es la obligación fundamental: es necesario que el juego continúe, aun al precio de la muerte. Una especie de pasión une a los jugadores con la regla que los une, y sin la que no habría juego posible” 39.
Los participantes saben muy bien lo que se espera de ellos. Los veteranos de la versión versión española de GH son ahora estrellas de televisión. televisión. Por ejemp ejemplo: lo: las mantas que usaron fueron subastadas; algunos de ellos se convirtieron en héroes de los videojuegos. Jean Baudrillard (1993), “De la seducción”, Barcelona, Ed. Planeta-Agostini. 38
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El público, por su parte sospecha si los desnudos, los llantos, los abrazos y los besos son genuinos o forman parte de una estrategia para desalojar de la casa a los virtuales competidores. Y así se va armando la trama de la vida en la casa de GH. Los integrantes de la casa, en general, buscan permanecer en el show , pero emulando el doble discurso (¿de los políticos?) simulando un espíritu solidario y de grupo. Se muestran espontáneos, pero a su vez, con una esencia a descubrir con el pasaje de los días, aunque la misma nunca supera el nivel de la fachada. Al igual que en el cine porno el interés que despierta GH están en ver el momento en que el actor dejará de actuar, y se produzca por efecto de la saturación, la contradicción con el personaje construido para las cámaras.
“¿Sólo conoces lo real? Entonces cae muerto” 40 Desde el punto de vista televisivo GH oscila con una lógica transversalista entre la variante improvisada y el libreto cerrado. Lass gran La grande dess es estre trella llass ha hace cenn so soña ñarr ca cada da ve vezz me meno nos. s. Lo Loss es espe pect ctác ácul ulos os fastuosos y teatralizados no ejercen ya la misma fascinación en la gente: resultan demasiado académicos y repetitivos. En GH juega más lo imprevisto, el azar, pero con un fuerte diagrama organizativo a-priori. Quizás uno de los efectos que fascina al televidente sea la metamorfosis que se opera bajo su mirada al transformar a personas sacadas de la vida real, en personajes de una historia, de un relato, de un guión, de un juego que se ofrece como espectáculo y que como ficción filmada facilita el acceso a la fama de los protagonistas. Igualmente el sólo hecho de que la realidad supere a la ficción provoca una emoción mayor en el televidente. Cortar Cortar cab cabeza ezas, s, serruc serruchar har el pis piso, o, con conspi spirar rar,, de despl splaza azar, r, imp impone oner, r, dom domina inar, r, engañar y castigar, son comportamientos habituales en los sistemas de vida de la ma mayor yoría ía de las ins institu titucio ciones nes del paí paíss (famil (familias ias,, uni univer versid sidade ades, s, pareja parejas, s, partidos políticos, etc.). ¿Todos podemos reconocer en algún nivel como propio lo que sucede dentro de la casa? Al final todo se resume resume en una nuev nuevaa producció producciónn de subjetividad subjetividad de los mass media: la fabricación barata de famosos. La misma se sostiene en un casting amplio y riguroso en el que fueron eliminados los feos, los sucios, los viejos, los muy pobres y los muy malos. La búsqueda inicial se concentró en caras bonitas, cuerpos jóvenes, virtuales exhibicionistas de clase media que no tuvieran mayores dificultades laborales, y que, por sobre todo, pudieran armar con sus vidas alguna buena historia para contar. Tal como lo plantea Ignacio Ramonet: “En nuestr nuestras as socied sociedade adess cada cada vez menos menos solida solidaria rias, s, deveni devenidas das en repúb repúblic licas as de las soled soledade ades, s, ver constr construi uirse rse la celebr celebrid idad ad ante ante los los propios ojos de un modo aparentemente tan fácil, fascina o escandaliza 40
F. Nietzsche (1977), “Aforismos y otros escritos”, Buenos Aires, Ed. Andrómeda.
al público, en particular a los más jóvenes. Público que en definitiva, no cae forzosamente en la cuenta de que se trata de una estafa. Porque en ple plena na guer guerra ra de la comp compet eten enci cia, a, el siste sistema ma medi mediát átic ico o nece necesi sita ta celebridades frenéticamente. Quiere producirlas rápido, como lo hace GH, GH, y expl explot otar arla lass en cali calien ente te.. Rese Reserv rván ándo dose se la posi posibi bililida dad d de desh deshac acer erse se de ella ellass con con la mism misma a rapi rapide dez, z, para para deja dejarr luga lugarr a celebridades nuevas y más frescas. Porque en esta fase caníbal de la cultura de masas, cuando, como diría Guy Debord, el progreso de la sumi sumisi sión ón avan avanza za a una una velo veloci cida dad d incr increí eíbl ble, e, se trat trata a de fabr fabric icar ar 41 celebridades celebridades descartables” .
Los partic participa ipante ntess com comoo act actore ores, s, co como mo protag protagon onist istas, as, dev devien ienen en im imáge ágenes nes.. Imág Im ágen enes es de prec precar aria iass ce cele lebr brid idad ades es de desc scar arta tabl bles es.. Porq Porque ue au aunq nque ue las las imágenes no pueden, no deberían morir (están hechas para ayudar a vivir), el sadism sad ismoo últ último imo del jue juego go es co conde ndenar narlas las a mu muert ertee des despúe púess de hab haberl erlas as fabricado.
¿Adiós vida íntima y vida privada? La sociedad entera está viviendo en sus mass media el auge de los “streap tease emocionales” que se caracterizan por hacer desaparecer las distancias entre lo público, lo privado y lo íntimo. Si bien podríamos decir que la vida privada es una creación burguesa, y que los los se sere ress hu huma mano noss no noss he hemo moss arre arregl glad adoo ba bast stan ante te bien bien sin sin ella ella du dura rant ntee períodos larguísimos, la tv avanza peligrosamente sobre la intimidad y la vida privada, ya sea mediante la cámara sorpresa o la previamente convenida (como GH). Corne Cornelius lius Castor Castoriad iadis is reflexi reflexiona ona crític críticame amente nte sob sobre re es esta ta nue nueva va eta etapa pa del Capitalismo Mundial Integrado: “De una manera concisa podemos afirmar que asistimos a la dominación integral del imaginario capitalista: centralización de la economía, expansión indefinida y pretendidamente racional de la producción, del consumo y de las “diversiones”, más o menos planificadas planificadas y manipuladas. manipuladas. Esta evolución no eviden evidencia cia simple simplemen mente te la victor victoria ia de los grupo gruposs domin dominant antes es que que quis quisie iera ran n aume aument ntar ar su pode poder. r. La pobl poblac ació ión n en su casi casi tota totalilida dad d ha participado. Cobardemente replegada en su esfera privada, se contenta con el pan y los espectáculos” 42 .
La com combin binac ación ión ent entre re pan pantal talla la int intera eracti ctiva va,, mu multim ltimedi edia, a, Int Intern ernet, et, tele telefon fonías ías celulares, etc. genera una nueva realidad virtual con una lógica cercana al “feudalismo tecnológico”: en todas partes se han abolido las distancias y la interactividad vuelve indeterminables las distintas dimensiones de lo público, lo privado y lo íntimo. La consigna mass mediática “La vida en directo” del GH argentino, no es otra cosa que la pretensión de los medios (Terra, Direct TV, Telefónica, Telefé, Endemol) de hacer creer al televidente que uno entra en su propia vida como en la pantalla, y viceversa. Ignacio Ramonet,“Construcción Ramonet,“Construcción de celebridades celebridades descartables”, descartables”, Le Monde Diplomatique, nro. 24, 2001. AAVV, “Gilles Deleuze: pensar, crear, resistir”, Archipiélago, nro. 17, 1994.
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Arqueología de la Mirada “Sonría lo estamos filmando”: toda sociedad tiene su diagrama visual. Si en la generalización abstracta del modelo panóptico constatamos la extensión del sistema sistema disciplinario a todo el cuerpo social, social, el efecto político político cotidiano de mayor peso quizás sea la normalización del estado de sitio . Pequeño Gran Hermano: estamos fichados ya en el útero. Las antenas del merc me rcad adoo se disp dispar aran an en cu cuan anto to el técn técnic icoo de dete tect ctaa nu nues estr tros os prim primer eros os movimientos en la ecografía de turno. Desde el estado embrionario comienza una cadena perfectamente engrasada de máquinas de visión. Las cámaras de vigilancia como violencia técnica de las sociedades de control Las cámaras de vigilancia omnipresentes son la metáfora de la sociedad de control contemporánea43. La sociedad se ha ido especializando en observar, en vigilar, en ver y en obligar a la gente a ver 44. A esta pulsión de ver, de observar, de vigilar (dominar) se correponde un creciente deseo impúdico de exhibirse, de mostrarse, de ofrecerse sin tabúes a la mirada de los otros (ser dominado). A través de la violencia técnica (panópticos, panópticos invertidos, cámaras de vigilancia, máquinas de visión acopladas, etc.) se descarga sobre cada cuerpo y sobre cada una de las ciudades una impresionante violencia de tipo técnica, que afecta no sólo a la vista sino a todos los sentidos humanos. En algún punto, esa descarga atrofia los sentidos, reduciendo la existencia. Las máquinas sólo producen máquinas . Esta afirmación adquiere cada vez más sentido, en la medida en que se van perfeccionando las tecnologías virtuales. La tv, por ejemplo, ha degradado toda posible sensibilidad en el acto de ver, sus imágenes han perdido todo sentido. Su efecto más permanente es el bloqueo de las capacidades perceptivas, el desvanecimiento de nuestras intensidades afectivas y la detención de nuestro pensamiento. Pensar cómo el cuerpo absorbe esa enorme dosis de violencia técnica , y cómo el cuerpo va quedando marcado por esa misma violencia , me parece una tarea fundamental como Psicólogo Social y como Psicoterapeuta Corporal. Al mismo tiempo que estamos consumiendo visualmente visualmente de forma fragmentaria lo que vemos, la exhibición televisiva del hombre anónimo se convierte, poco a poco, en una representación mediante la cual las instituciones se legitiman y proporcionan las pautas y los hábitos a seguir por el conjunto de la sociedad. La trampa implícita es en parte obvia: presentar esas “vidas comunes” como probables “autobiografías universales” de una sociedad. Esta estrategia se implanta y se facilita, ocultando las estrategias de construcción del programa. Es dec decir, ir, tod todos os los refina refinados dos me mecan canism ismos os de produc producció ciónn (por (por eje ejemp mplo lo el Un gran campo de concentración, un complejo militar-mediático, donde a las armas se suman los medios masivos de comunicación para las nuevas estrategias combinadas de dominación. Estrategia policiada de las nuevas campañas de seguridad ciudadana para los barrios.
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casting), mediación (por ejemplo el dispositivo clínico de psicólogos), guión y manip ma nipula ulació ciónn (por (por eje ejemp mplo, lo, los edi editor tores es y co condu nducto ctores res del progra programa ma), ), que constituyen las estrategias de poder del GH.
La diagramación de la vista en su continua y creciente relación con la tecnología La construcción de una actividad perceptiva continua destruye todo acto de ver 45. Cuando se construye un campo unificado de visión asociado a espacios visuales prefabricados no hay posibilidad de mirar lo que se ve. El dispositivo más corriente es la tv, pero se conecta allí donde sea posible ubicar a las pantallas: la publicidad gráfica, Internet, etc. Hay una obligación de ver (no en el sentido legal sino en la transformación en un uso y en una práctica común). La mirada humana termina enganchada a espacios visuales prefabricados, en donde se acostumbra y termina creyendo lo que se presenta a la vista. No tanto al contenido ideológico de la tv sino al marco de visión propuesto: el encuadre . La subjetividad telemática De múltiples formas la gente debe participar: por correo, por teléfono, fax, Internet o en persona. La nueva ley de la tv incluye al espectador a través de concursos, sorteos o simplemente opinando46. La tv crea la ilusión de que somos parte de lo mismo, desde el sillón o bajo las luces, capturados por rayos catódicos o en el aire, todos estamos conectados, somos parte de la gran red del control remoto. Y todo lo que existe es televisión. Con un promedio diario de 23 puntos (más de 2 millones de tele-espectadores en Argentina) GH suma más del doble de sus dos “competidores”: Expedison Robinson (16 puntos) y El Bar (6 puntos). Según la empresa de mediciones IBOPE, GH es visto mayoritariamente por la clase baja (54,4%), ER y ELB impactan más en la clase media y alta (71%)47. El 60% de los tres programas son mujeres48. Un ejército de 150 mil voluntarios ansiosos de fama se presentaron para el casting de estos 3 programas (120 mil para la 2da ER, 6 mil para ELB y 25 mil personas para el GH). Christian Ferrer, “El acto de ver”, Cerdos y Peces, Marzo 1997. La nueva subjetividad telemática ya se ha instituido como modismo en el lenguaje televisivo. En todos los program programas as en vivo vivo aparecerá aparecerá una Claudi Claudiaa de Parque Parque Batlle Batlle o un “Oreja” “Oreja” de Palermo. Desde la televisión abierta se instituyó el llamado telefónico, a tal punto que no es posible imaginar un programa sin un Carlos de Paso Molino, dispuesto a hacer o contestar alguna tontería tontería con el mismo nivel de entusiasmo, entusiasmo, con la mism mismaa obedien obediencia, cia, para ganarse un walkman o un millón de dólares. La propuesta de lucha en una isla por la supervivencia no resulta atractiva para los sectores de menores recursos. Se trata de una aventura que las clases bajas viven todos los días y que, por eso mismo, no necesitan ver en televisión. Quizás una posible explicación a este dato sea el formato docu-soaps de estos programas: mezcla novedosa entre el formato documental y las telenovelas. 45 46
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El con consum sumism ismoo tel televi evisiv sivoo feb febril ril y el fet fetich ichism ismoo tec tecnol nológ ógico ico deriva derivann en un previsible vacío filosófico y vital. En las votaciones del público y en las opiniones que se realizan por teléfono o por Internet asoman, por momentos, determinados valores morales, propios de los sectores mayoritarios, con cierta tendencia conservadora en casi todos los casos. En general, se castigan los comportamientos atrevidos o poco afines a la institución familiar (sobre todo en la ética sexual, donde el valor de la monogamia se muestra como uno de los más enunciados). GH –como fenómeno mediático y social- quizás condense todos los rasgos carrac ca acte terí ríst stic icos os de la ide ideolo ología gía en que vivim ivimoos: ideo ideollog ogía ía com omún ún a manipuladores y manipulados, a explotadores y explotados; ideología cuyo instrumento es el juego, y que se traduce socialmente en la confusión entre personas, actores y personajes.
Las nuevas cárceles invisibles ¿Es negocio el GH? El terrible dictador imaginado por George Orwell para su novela “1984” está auspiciado por el grupo Telefónica (que ya invirtió entre 6 y 8 millones de dóla dó lare ress pa para ra po pone nerr a pu punt ntoo la ve vers rsió iónn loca locall de dell prog progra rama ma), ), Ende Endemo moll (la (la empresa holandesa que posee los derechos sobre la marca), Telefé, Terra y Direct TV. En un cicl cicloo qu quee ya reco recorr rrió ió el mu mund ndo, o, se he herm rman anar aron on cu curi rios osam amen ente te,, la televisión abierta, la televisión satelital, la telefonía e Internet. En ausencia de un estado autoritario orwelliano, las grandes corporaciones asumen el poder, aprovechando todos los nuevos instrumentos de control social social (medio (medioss de com comuni unicac cación ión,, téc técnic nicas as de market marketing ing,, me mecan canism ismos os de vigilancia y de integración interactiva, etc.).
nuevas tiranías tiranías brother se Quizás Quiz ás la me metá táfo fora ra má máss fu fuer erte te de big brother sean an las las nuevas 49 invisibles . Probablemente al GH no le interese vigilar nuestros pasos, sino solamente programarlos. En gran medida a GH no le interesa amargarnos la existencia; prefiere que vivamos felices e ingenuos, consumiendo sin límite y sin pensar. La prisión más segura sigue siendo aquella en la que los presos se creen libres. Allí queda conjurado el riesgo de una fuga o de una rebelión.
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Luis Gonçalvez (1996), “Los Cuerpos Invisibles”, Ed. Multiplicidades-CEUP.
3.2 LOS TERRITORIOS DEL CANDOMBE * Introducción La idea central del presente trabajo es pensar: -un acontecimiento: la expansión del candombe dentro de la juventud montevideana en los últimos diez años y -una práctica social: el encuentro barrial que se produce los fines de semana en más de 30 territorios de Montevideo para juntarse a tocar candombe en llamadas, *
Trabajo presentado junto al video homónimo en el Primer Encuentro Latinoamericano de Esquizoanálisis (Montevideo/Uruguay, agosto 2004).
como uno de los devenires singulares de los procesos de subjetivación contemporáneos de nuestra ciudad.
Los recorridos realizados en este ensayo no pretenden ser “representativos” de la juventud montevideana en un sentido estadístico, sino sólo indicadores de algunas líneas deseantes y trayectos intensivos que cruzan y agitan el enmarañado enmarañado de microrredes relacionales relacionales barriales barriales y comuni comunitar tarias ias,, así así co como mo sus proces procesos os de subjet subjetiva ivació ción n inmane inmanente ntess (singulares y colectivos). La ciudad y su contexto urbano urbano fue pesquisado pesquisado como un espacio fluido, atravesado por redes invisibles (Gonçalvez, 1997) en donde la noción de grupo y grupalidad de la Psicología Social vio disminuida su importancia en benefi ben eficio cio del con concep cepto to de microrredes relacionales (Foucault, (Foucault, 1979 1979)). Lo microrrelacional es así el lugar potencial en donde se procesa la interiorización de la reproducción de las relaciones sociales, pero también puede funcionar como co mo un luga lugarr de resi resist sten enci ciaa a los los va valo lore ress ma mayo yorit ritar ario ioss y do domi mina nant ntes es (Perlongher, 1993). Dentro de la metodología de esta investigación exploratoria, conceptual y delimitac tación ión de un territ territori orio o (las llam cual cu alita itativ tivaa se proc proced edió ió a la delimi llamadas adas barriales de candombe) en donde se trabajó principalmente desde la técnica “observación ción participan participante”, te”, junto a observaci observaciones ones antrop ant ropoló ológic gicaa de la “observa libres, entrevistas itinerantes y entrevistas profundas. Con el término llamadas de candombe podemos hacer referencia a dos formas: a) a las llamadas barriales que espontáneamente se juntan en diversas zonas de nuestra nuestra capital a lo largo de todo el año, y b) al De Desf sfililee Of Ofic icia iall de Llam Llamad adas as,, aq aque uella llass llam llamad adas as inst institituc ucio iona naliliza zada dass organizadas por la IMM (Intendencia Municipal de Montevideo) que se realizan todos los años en el mes de febrero en la fiesta tradicional de Carnaval. En este trabajo nos focalizaremos en la primera forma citada. Para ello se relevaron relevaron más de treinta treinta territorios territorios en donde se desarroll desarrollaron aron semanalmente llamadas barriales de candombe en los Barrios Sur, Ansina, Ciud Ciudad ad Viej Vieja, a, Adua Aduana na,, Co Cord rdón ón Sur, Sur, Co Cord rdón ón No Nort rte, e, Parq Parque ue Ro Rodó dó,, Punt Puntaa Carretas, Pocitos, Viejo Pancho, Parque Batlle, La Blanqueada, Jacinto Vera, Larrañaga, Belgrano, Buceo, Nuevo Malvín, Malvín, Malvín Norte, Malvín Alto, La Cruz de Carrasco, Carrasco Norte, Maroñas, Villa Española, Puerto Rico, La Unión, Cerrito de la Victoria, Casavalle, Borro, Marconi, Colón, Lavalleja, Cerro, Cerro Norte, Casabó, La Teja, Pueblo Victoria Victoria y Capurro, entre los años años 1996 y 2004. Desde el punto de vista metodológico no se predeterminó rígidamente ninguna té técn cnic icaa má máss qu quee la inte intera racc cció iónn sist sistem emát átic icaa y efic eficien iente te co conn los co colec lectiv tivos os estudiados, y con el candombe como universo musical. El campo empírico generado entre el investigador y el candombe, más que un plan planoo de co cons nsta tata taci ción ón de hipó hipóte tesi siss rigu riguro rosa same ment ntee pree preest stab ablec lecida idass se plano de consis consisten tencia cia:: lug lugar ar de experi experimen mentac tación ión trans transfo form rmóó en un plano conceptua conceptuall y corporal corporal (en una sup superp erposi osició ciónn con conjun juntiv tivaa de los roles roles de psicólogo, docente universitario y músico percusionista).
Candombe y Resistencia
A pesar de las distintas desterritorializaciones violentas sufridas a lo largo de su historia (sin ir muy lejos en el tiempo, en los desalojos de la comunidad negra de los conventillos de Mediomundo, Ansina y Gaboto, en la prohibición militar de realizar el Desfile de Llamadas por los barrios Sur y Palermo) el candombe ha logrado, desde su resistencia ancestral afro-uruguaya, construir unaa un reter eterri rito tori rial aliz izac ació ión n que podríamos denominar como hiperterritorialización hiperterritorialización en movimiento: las llamadas del candombe. Las llamadas barriales son el mejor ejemplo de territorialidad itinerante en donde el nomadismo urbano siguiendo los trayectos conectivos de un punto a otro construye una inscripción territorializada intensiva . desterrit ritori oriali alizac zación ión violen violenta ta a la Así como el capital im impo pone ne un unaa dester subjetividad, la subjetividad desterritorializada por el capital escapa a sus captur capturas as en sus más insosp insospech echada adass direcc direccion iones es (Pelba (Pelbart, rt, 20 2000) 00).. El candombe es un claro ejemplo (como micropolítica móvil de producción de subjetividad) del devenir transhistórico que ha escapado a la “enfermedad del hombre blanco” (tomado éste como modelo), proyectándose a través del tiempo sobre un mapa de estados intensivos transgeneracionales. Tal como lo expresa el musicólogo Luis Ferreyra (1997) los tambores negros y mestizos son una herencia cultural uruguaya de base no europea que se adaptaron y resistieron, creando alternativas expresivas a la dominación europea y luego criolla . Lejos de pensarlo aquí solamente como un mecanismo de supervivencia o sob obre revi vivven enci cia, a, el can ando domb mbee se orig origin ina, a, crec crecee y se exp xpan and de, produciendo múltiples efectos positivos a lo largo de toda su historia. Pensado positivamente como una resistencia, el candombe se transforma en (Gonçalvez,, 2002). 2002). Re una re-existen re-existencia cia (Gonçalvez Resi sist stir ir pa para ra los los tamb tambor orer eros os afro afro-uruguayos en las difíciles condiciones de la esclavitud y de la dominación del Montevideo antiguo, implicó fundamentalmente re-existir: afirmar plenamente a cada instante su existencia, produciendo nuevas singularidades50. ¿Qué “hizo pasar” el africano esclavizado y su descendencia criolla a través del candombe? ¿Qué “hacen hacen pasar” pasar” los jóvene jóveness montev montevide ideano anoss al jun juntar tarse se con sus amig amigos os a toca tocarr cand candom ombe be en más más de trei treint ntaa ba barr rrio ioss de Mont Montev evid ideo eo semana tras semana? Dent De ntro ro de dell ho hori rizo zont ntee po posi sibl blee en un unaa so soci cied edad ad im impl plíc ícititam amen ente te raci racist sta, a, desvalorizadora de la cultura y de la espiritualidad de los negros, el candombe se desplegó a lo largo de toda su historia con una gran fuerza instituyente afirmando lo urbano como lugar público, recuperando la espiritualidad, lo lúd lúdico ico y lo fest festiv ivo o co como mo univ niverso erso de valo valorres en las las rela elacio cione ness interpersonales a través de la danza y del ritmo. Entendido por parte de la juventud como forma alternativa a la producción de subjetividad uniformizante, el candombe se ha transformado, a través de las resist sten enci ciaa a las las rela relaci cion ones es de veci vecind ndad ad llama llamada dass ba barr rria iale les, s, en un unaa resi afectadas por el temor, la indiferencia y el rechazo del Otro. En un sentido deleuziano y foucaultiano la resistencia es constituyente siendo el pliegue de la existencia. En un sentido anarquista la existencia resiste. Y sólo existe en un constante proceso de diferenciación, de singularización, ya que sólo existe plegándose y desplegándose. 50
El candombe se vivencia así como resistencia activa a la desertificación soci so cial al.. Resi Resist sten enci ciaa acti activa va a acep acepta tarr pa pasi siva vame ment ntee algo algo qu quee se está está perdiendo en las sociedades modernas: la capacidad de encontrarse con otros. En es este te sent ntid idoo el cand ndom ombbe es una revo revolu lucción ión pa paccífic ífica: a: un “neotribalismo”, un reagrupamiento en red donde semanalmente se calienta el cuerpo social y se refuerzan lazos comunitarios. A travé travéss de las las llam llamad adas as el ca cand ndom ombe be reconstru reconstruye ye espacios espacios públicos públicos barr ba rria iale less co como mo espa espaci cios os co cole lect ctiv ivos os y co como mo ejer ejerci cici cios os co cole lect ctiv ivos os.. Enfatizando la importancia de los espacios urbanos (desde una ética y una estética urbanas) promueve el renacimiento de la dimensión pública de la ciudad, romp rompie iend ndo o de he hech cho o co con n los los mo mode delo loss favo favore rece cedo dore ress de segregación y aislamiento urbano , escapando además a los equipamientos serializadores y masificantes de la globalización51. En opo oposic sición ión a la ten tende denci nciaa social social-ar -arqui quitec tectón tónica ica mu mundi ndial al de los ricos ricos de habitar en nuevos barrios-condominios que excluyen al Otro, la exterioridad, la dive divers rsid idad ad y las las mi mist stur uras as he hete tero rogé géne neas as (ten (tende denc ncia ia em emer erge gent ntee de la supervalorización de la vida privada en detrimento del rescate y del despliegue candom ombe be se ha inst instit itui uido do en los los ba barr rrio ioss de de la vida vida co comu muna nal), l), el cand Montevideo como un ejemplo rizomático y una práctica de multiplicidad. Candombe-multiplicidad en la doble acepción de la palabra multiplicidad: multiplica multi plicarr (“juntar (“juntar más gente”) aume aumentan ntando do la diversidad diversidad y la heterogen heterogeneidad eidad conectiva. Candombe-rizoma que, siguiendo la metáfora botánica de Deleuze y Guattari (1980), se ha expandido como una mancha de aceite por la mayoría de los barrios de Montevideo creciendo por medio de conexiones transversales sin un núcleo que lo centralice ni límites que lo rodeen. Podríamos pensar que parte de la potencia instituyente del candombe-rizoma, del candombe-multiplicidad se realiza en la construcción de los espacios públicos como espacios potenciales de libertad. Ahora bien ¿cómo la transformación de lo existente, la posibilidad de invención de nuevos modos de vivir, se podría intensificar a través del candombe en la intersección transversal con otras problemáticas comunitarias? En la comparsa La Gozadera de Malvín vemos un claro ejemplo de cómo desde un pequeño grupo de “amigos blancos”, que se reunían semanalmente para ara toc tocar cand ndom ombbe por la calle alle Mí Mích chig igan an,, se logró generar un través és de un proyec agenciami agenciamiento ento colectivo colectivo de enunciació enunciación n a trav proyecto to de alteridad cultural, y de una potencia instituyente candombera pocas veces vistas en un barrio de clase media alta. El candombe a través del instinto de libertad de los “negros viejos” del Montevideo antiguo “ha hecho pasar” históricamente un deseo de estar libre junto a un proyecto contemporáneo de autonomía que implica el ejercicio permanente de rechazo a las formas de subjetivación totalizadoras del capitalismo globalizado . En el barrio Nuevo Malvín el movimiento “A lonja y madera” que derivó en la comparsa “Elumbé” (ganadora del Desfile Oficial de Llamadas del año 2004), es un claro ejemplo de cómo el candombe es un territorio complejo que está en proceso constante de redefinición y evolución : 51
Por ejemplo, quedarse en casa mirando MTV, y no salir a la calle. ca lle.
-log -logra rand ndoo des este terr rrititor oria ialilizzar al can ando dom mbe del son onid idoo del plást lástic icoo y reterritorializándolo en la lonja, -integrando toques de candombe antiguo con toques de candombe moderno, -recuperando el bombo como tambor esencial dentro de la estructura de la comparsa y a la clave como accesorio esencial de los l os toques de repique, -ens -ensam ambl blan ando do ba base sess y co cont ntra raba base sess de pian pianos os y ch chic icos os junt juntoo al llama llamado do ordenado entre los tambores como eje del entramado musical del candombe, -y combinando, en la misma formación de tamborileros, además del toque de tambor, el canto, la danza y el movimiento, Elumbé se ha instituido en sus cuatro años de existencia como uno de los movimientos más creativos y consistentes del candombe contemporáneo. contemporáneo.
Candombe: Energía, Ritmo y Vibración Espiritualidad del cuerpo como experiencia de placer (Gonçalvez, 1997): el candombe es uno de los dispositivos energéticos más poderosos del Montevideo urbano. Matrimonio feliz entre lo sagrado y el placer corporal, el encuentro y la unión de los cuerpos que se produce en las llamadas del candombe se vive como una experiencia intensa y natural. En una llamada de candombe las afecciones son inmediatas. Afecciones de los sentidos sin la sobrecodificación del lenguaje. Afectaciones corporales en donde la eventualidad de encontrarse con Otro, posibilita una descarga emotiva y una vivencia lúcida (no intelectual, pero pe ro ta tamp mpoc ocoo ca catá tárt rtic icaa o hist hister erififor orme me), ), en do dond ndee las las form formas as móv óvililes es,, impens imp ensada adas, s, flui fluidas das,, mom moment entáne áneas as y mod modific ificabl ables es del ritmo ritmo se des despli plieg egan an tempor oral alid idad ad inte intens nsiv ivaa qu quee tras trasci cien ende de la arm armón ónic icam amen ente te en un unaa temp temporalidad cronológica. El ritmo del candombe no es ne neces cesari ariam ament entee téc técnic nico, o, sin sinoo que es un espacio-tiempo que desterritorializa al cuerpo individual del sí mismo, en unaa en un entr treg egaa radi radica call de dell indi individ viduo uo a la co comu muni nida dad. d. Como Como si en cada cada llam llamad adaa se prod rodujes ujesee un sacrif crific icio io de la ind individ ividu ualid alidaad para ara la sobrevivencia colectiva, socio-histórica, en la potencia de afirmación de la vida expresiva (Muniz Sodré, 2003). En el candombe vamos a verificar una articulación singular entre fuerzas intensivas y formas expresivas. Como fenómeno energético el candombe (al igual que la mayoría de los ritmos afros de nuestro continente) es de una inextinguible vitalidad. Sin producir un efecto de trance como se ve en las religiones de origen afro (en el candomblé, en la umbanda, en el vudú o en la santería cubana, por ejemplo), el candombe produce un efecto de trascendencia neuromuscular y emocional en donde se logran superar límites biofísicos y coordenadas espacio-te espacio-tempor mporales ales de la cotidiane cotidianeidad idad, en el marco del principio del placer, pero sin dejar de lado el principio de realidad. En el ritmo del candombe encontramos sonidos “puros”, “esenciales”, tocados directamente con las manos y con palos de madera, en tambores hechos de duelas de barrica y con lonjas de potro o de vacuno en su boca superior 52. 52
Según el músico brasileiro Egberto Gismonti (1990) el sonido esencial es el único que te toca más allá de ti mismo como persona. Si escuchás un sonido esencial (aun a despecho de ti) esa
A diferencia de otros ritmos la esencia del candombe es la de un ritmo sacrif sacrifica icado do y agresi agresivo. vo. To Tocar carlo lo demand demandaa un gran gran esfuer esfuerzo zo y mucha mucha concentración, por lo tanto, energéticamente te liga de una forma muy precisa a los los ot otro ross ta tamb mbor ores es y a los los ot otro ross ta tamb mbor orililer eros os.. Es un ritm ritmoo do dond ndee es fundamental la comunicación, sino se pierde la magia del candombe. De ahí la esencia del nombre “llamadas”. Se llama a otro tambor dentro de la cuerda, se llama a que venga otro músico con su tambor a tocar, se llama a la gente del barrio o de otros barrios a que participe bailando o acompañando a los esencialmente nte tam tambores ores.. En es este te sen entitido do el can ando dom mbe es un ritmo esencialme participativo, en do dond ndee su es esen enci ciaa co cons nsis iste te en junt juntar arse se pa para ra dial dialog ogar ar,, comunicar y “llamarse”. En las llamadas barriales se vivencia esa esencia al participar de una energía común, que no le pertenece a nadie en particular y le pertenece a todos . El candombe en las llamadas no se posee, “se es”, al igual que entre los tocadores viejos se decía que “se es” un tambor 53. Esta referencia individual implica que el tamborilero está dando un aporte individual para un resultado colectivo, que a su vez trasciende al grupo y puede conectarlo con las fuerzas de la historia del candombe o quizás de la naturaleza54.
¿Cómo vibran energéticamente los cuerpos en el candombe? Desde el punto de vista energético cada cuerda de tambores tiene una energía particular en su toque. Las de Sur (Morenada, Cuareim 1080, La Dominguera, La Calenda) son más estables y cadenciosas. Las de Ansina, Buceo, Nuevo Malvín y Cordón (Elumbé, Ruanda, Yambo Kenia, Sinfonía de Ansina, Sarabanda y Mi Morena) son más rápidas y agresivas. Cada tamborilero que va tocando va expandiendo su energía en distintos niveles, la vibración que se produce en su cuerpo, en el suelo y entre el cuerpo de los demás es muy fuerte. Si bien el ritmo es muy simple y se llega por la unión de por lo menos tres tambores combinados (chico, piano y repique), en lo que en términos musicales se llama llama obs obstin tinato ato (la repeti repetició ciónn de un ma mantr ntraa rítmico rítmico), ), a niv nivel el col colect ectivo ivo el efecto que se produce es un estado energético donde se vivencian aspectos no ordina ordinario rioss en me medio dio de un con contex texto to fes festiv tivoo (“subt (“subtran rance ce”” –D. Arce, Arce, 199 1997-, 7-, “elevación” –B. Arrascaeta, 2000-). “En algunos momentos de las llamadas te tornás espectador de lo que estás tocando y potenciás potenciás todas tus facultades rítmicas y armónicas. armónicas. Hay música te acercará a tu propio latido ya que todos nuestros corazones están latiendo al unísono, en resonancia con ese sonido esencial. A dife diferen renci ciaa de la tend tenden enci ciaa actu actual al de toca tocarr en un brev brevee tiem tiempo po los los tres tres tamb tambor ores es,, antiguamente los “negros viejos” te indicaban pedagógicamente cual tambor eras (“vos sos chico”, “vos sos piano”, “vos sos repique”) pudiendo permanecer durante muchísimos años tocando el mismo tambor. 54 En sus últimas investigaciones (ya alejadas de la clínica de consultorio) Wilhelm Reich concluía que el organismo es un trozo de cosmos. Para Reich (1980) la expresión emocional expansiva plena es un anhelo cósmico. Desde esta perspectiva reichiana, la música es funcionalmente idéntica a la expansión emocional. Internarse en los sonidos como tocador posibilitaría sentir y comprender el lenguaje expresivo emocional primario en nosotros mismos. El ámbito de la música puede ser el lugar de reencuentro con la emoción perdida, ya que, en nuestro cuerpo energético-expresivo-emocional, todos los tejidos son virtuales portadores de una carga energética vibracional.
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veces que me siento espectador de lo que haré pocos segundos después. Intuyo, veo con anticipación el fraseo y no lo hago si no lo considero adecuadamente fluido. Otras veces siento como si un “negro viejo” bajara a través de mi cuerpo y tocara t ocara por mí. En esos momentos muy ocasionales el cuerpo se me impregna de ciertas cualidades musicales. Sos la música que estás tocando ... y como diría Gismonti: ‘ser esa música es ser otros mundos’ ” (Testimonio de un tamborilero repique de Ashanti luego de desfilar con su comparsa por el barrio).
En determinados momentos de las llamadas se generan momentos de magia muy bellos pero difíciles de lograr. A veces este momento lo produce la cuerda de tambores cuando “sube” (es decir cuando toca con mayor intensidad y rapidez). En otras oportunidades se da cuando los llamados entre los tambores se produc producen en armóni armónica camen mente te y la com comuni unicac cación ión adq adquie uiere re una excele excelenci nciaa musical. Otras veces viene de la gente que acompaña bailando. Son momentos netamente netam ente orgásticos orgásticos dond donde, e, por lo gene general, ral, se expe experime rimenta nta una sensación intensa de corporeidad (más allá de la organicidad propiamente dicha y de la prop propia ia co conc ncien ienci cia) a).. Co Corp rpor orei eida dadd en ente tend ndid idaa co como mo terr territo itorio rio en do dond ndee se 55 entremezclan planos materiales, espirituales y energéticos. . Desde el punto de vista energético se da, en las cuerdas de tambores bien tocadas a lo largo de las 2 o 3 hrs. que duran las llamadas, un principio de autorregulación (auto-ordenado, auto-organizado) con un equilibrio antientrópico, dinámico, inestable y disipativo, pero sin desperdiciar inútilmente energía (Prigogine,1984). Tanto en su danza, como en el toque se produce un fenómeno energético visible que es el aumento de la movilidad, de la motilidad, de la expresividad y de la se sens nsib ibili ilida dadd en los los cu cuer erpo poss de los los pa parti rtici cipa pant ntes es.. Esto Estoss efec efecto toss se producen en el marco de un proceso grupal y comunitario, que está enraizado tanto en el principio de placer como en el principio de realidad. A medida que la descarga rítmica aumenta, la carga del cuerpo trasciende el organismo y la at atmó mósf sfer eraa qu quee rode rodeaa al orga organi nism smoo (el (el ca cam mpo en ener ergé gétitico co)) se ex expa pand ndee intensamente a su alrededor. En algunos casos el cuerpo puede perder el sentido de sus límites habituales. En términos freudianos el yo puede verse inundado de una fuerza energética que lo desborda, y el ello puede entrar en contacto directo con la naturaleza, con el universo, o con un proceso sociohist histór óric ico, o, a travé travéss de dic dicha ha ex expa pans nsió iónn en ener ergé gétic tica. a. En el ca cand ndom ombe be,, es este te proceso no lleva a un estado de despersonalización o de disociación, sino que conduce a estados intensamente placenteros donde la realidad cotidiana se amortigua pero no desaparece. Este Este proces procesoo de exp expans ansión ión bio bioen energ ergéti ética ca del can candom dombe, be, de carga carga de los tejidos, es altamente expresivo, y si bien es algo que se ve en sus efectos, es un suceso, un acontecimiento, con un alto grado de “invisibilidad”. Las calles de Montevideo están impregnadas de esta carga invisible emanada del
El tocador en esos momentos puede sentir una sensación de carga, de resplandor y de calor en sus manos que es bellísima. Hay candomberos que sienten el toque en el hara (que es uno de los centros energéticos más potentes), otros en la zona del plexo solar, otros en la zona entre el corazón y los pulmones (el core), core), que es el pulsar de lo que los chinos llaman el zong qi (“el ritmo de las estaciones y las estrellas”). 55
candombe. Podríamos decir que el ritmo del candombe alimenta el cuerpo de todos los montevideanos, aunque ellos no lo sepan56. Candombe : Revolución Molecular Como agitaciones micro-sociales y moleculares podríamos concluir que las llamadas del candombe funcionan, (más que como fenómeno identificatorio o como un fenómeno de moda dentro de la juventud montevideana que lo practica) como una experiencia social de contagio. Quizás ahí esté el mayor efecto instituyente del candombe y su despliegue molecular como devenir minoritario . Definiendo muy simplificadamente a los devenires como aquellos procesos de desterritorialización desterritorialización de los sujetos quee sale qu salen n de las las rígi rígida dass iden identi tida dade dess pe pers rson onol ológ ógic icas as (familiares, para ra en entr trar ar en líne líneas as de fuga fuga de dell orde orden n so soci cial al institucio institucionales, nales, etc.) pa mayoritario (Deleuze-G candombe (Deleuze-Guatta uattari, ri, 1980 1980), ), podríamos podríamos decir que el candombe habilita un devenir negro en la sociedad montevideana. Como subjetivac subjetivación ión territorial, territorial, transversa transversall y vibratoria, vibratoria, en el candombe se producen agenciamientos colectivos de singularización que se arraigan en una nueva sensibilidad estética (Guattari, 1992). A partir del encuentro creciente entre los jóvenes y el candombe se están produciendo nuevas formas de sensibilidad. Y porqué no pensar que esa nueva sensibilidad que se está insinuando, pueda llevar a una mutación, en la creación de nuevos territorios de vida. El blanco que toca gozando el tambor, inconcientemente vive al negro e intuye al indio, aunque socialmente no haya aun una enunciación fuerte en este sentido. Esta conexión es todavía algo secreto, mágico, invisible que tiene un registro deseante muy fuerte, pero que aun no se puede desc de scif ifra rarr raci racion onal alme ment nte. e. Y qu quiz izás ás de desd sdee un unaa pe pers rspe pect ctiv ivaa libe libert rtar aria ia deberíamos apostar a que en el candombe se de la posibilidad de que el deseo emerja con su fuerza vital para revertir viejas relaciones de poder 57. Esta investigación pretende ser una pequeña contribución a crear un lugar académico para esa “historia viva” del candombe que se vive y se escribe en las calles de nuestra ciudad. Por otra otra parte, parte, pod podríam ríamos os pregunt preguntarno arnos: s: ¿porqu ¿porquéé est estee tipo tipo de inv invest estiga igacio ciones nes sob sobre re el candombe han tardado tanto en surgir en nuestro país? Quizás una de las razones es que a través de la investigación corremos el riesgo de volver a cuestionar la identidad de un pueblo surgido del mestizaje, el cual lleva aun en su memoria más cercana esta herida oculta. Esta memoria oculta y en ocasiones olvidada, negada como el color de la piel de la aculturación, no hay que buscarla sólo en los afro-uruguayos (que son concientes de ser descendientes de africanos) sino también en el resto de nuestra población. La memoria de la esclavitud, de la violación y del dominio está oculta o negada, en el corazón de la mayor parte de las familias uruguayas y constituye un elemento indispensable y significativo en la identidad. La matriz étnico-cultur étnico-cultural al de donde nace nuestra identidad oriental está formada por el contacto entre el europeo, el africano y el indio. Y este mestizaje es un mestizaje de sangres y de culturas, de sangre y de semen (Gonçalvez, 1996). 57 Al finalizar un proceso de dos meses de trabajo en un Taller de Candombe realizado con estudiantes en dos colegios con alto poder adquisitivo de nuestra capital (the British School y el Deutsche Schule), se le pidió a los participantes –que tenían entre 10 y 16 años- que definieran, definieran, con más de 1 palabra palabra y con menos de 8 al encuentro y la afección que tuvieron con el candombe. Algunos de los emergentes recogidos fueron los siguientes: “acceso a otra realidad realidad a.lu.ci.nan. a.lu.ci.nan.te te (SIC)”, (SIC)”, “olvido pasajero de las tristezas cotidianas”, cotidianas”, “terapia “terapia a la crisis”, crisis”, “fiesta lúdica”, “vértigo de la descarga”, “espíritu de lo festivo”, “explosión climática”, “meditación callejera”, “alegría ritual contagiosa”, “liberación de inhibiciones”. 56
El candombe, al igual que muchos de los ritmos de nuestro continentes, sigue siendo un canto para no matar la sensibilidad que aun queda en nuestros cuerpos, para re-singularizar el sentido de la existencia (la soledad de la hipertecnologización) y para recuperar la corporeidad como experiencia orgástica. Parafraseando a Eduardo Galeano, podríamos decir que para la iglesia el cuerpo es un pecado, para el psicoanálisis el cuerpo es una culpa, para la ciencia el cuerpo es una máquina, para la publicidad el cuerpo es un negocio, y en el candombe el cuerpo puede decir: yo soy una fiesta.
Glosario Candombe: el origen de la palabra surge probablemente como un emergente de la celebración de los rituales y las danzas de los negros africanos, traídos como esclavos a principios del siglo XIX. La palabra candombe candombe probablemente probablemente derive del prefijo “ka” y de “ndombe” = negro, en el idioma kimbundu (rama de las lenguas bantúes que se hablan en Angola, en el Congo y en distintas zonas de África del Sur. El candombe comenzó siendo un ritual danzado en la zona del Río de la Plata, en donde los negros coronaban a los reyes congos. Una interp int erpret retaci ación ón his histór tórica ica pla plante nteaa que est estee ritual ritual se realiz realizaba aba asi asimi milan lando do e imitando costumbres de los reyes blancos. La música oficiaba de apoyo a las danzas, que operaban como forma de liberación de los cuerpos e invocación de santos y deidades (San Benito, San Baltasar, etc. ). Si bien en sus orígenes pertenece pertenece al ciclo de fetichismo fetichismo ango angolo-co lo-congo, ngo, probablem probablemente ente luego de un lento proceso de sincretismo con el catolicismo, el candombe ha perdido toda referencia -en sus rituales callejeros estudiados en esta investigación- a todo tipo de religión más o menos institucionalizada. Candomblé: ritual ritual afrobr afrobrasi asiler leroo practi practica cado do origin originaria ariame mente nte en Bahía Bahía y el Nordeste del Brasil, basado en un acceso polifónico con el universo de valores animistas africanos yorubas a través de un proceso de dinamismo dinamismo vital infinito. Para el candomblé la axê (fuerza (fuerza vital) habita todo lo viviente viviente dotado de alma o voluntad, existiendo una unidad simbiótica entre la naturaleza (la sociedad humana, animal, mineral, etc) y el universo, a través de la relación y la com comun unica icació ciónn en entre tre los fen fenóme ómenos nos ma magné gnétic ticos os (vibra (vibracio ciones nes,, ene energí rgías as menta me ntales les,, flu fluido idoss pos positiv itivos os y neg negati ativos vos), ), los orixás (deida (deidades des de orige origenn afri africcano que resu resum men las las fu fuer erzzas de la natur atural alez ezaa) y los los mediums (int (inter erme medi diar ario ioss en do dond ndee se ma mani nifie fiest stan an,, en los los ritu rituale aless de relig religió ión, n, los los fenómenos magnéticos y espirituales). Tradición afromontev afromontevidean ideana. a. Entramado Entramado de interacció interacciónn musi musical cal Llamadas: Tradición entre los tamboriles chico, repique y piano. El término alude a la relación polirítmica ente los distintos tambores, pero también a una veta participativa que se manifiesta en el encuentro en la fiesta. No existe una única llamada. Existe Existenn varian variantes tes y dif difere erenci ncias as de acu acuerd erdoo a tradic tradicion iones es con conser servad vadas as o innovaciones expresivas, que se manifiestan en los diferentes barrios. Si bien podríamos hablar de tradición de candombe en los barrios Sur y Palermo, el mismo se toca también en llamadas en más de 30 barrios de Montevideo y en varios departamentos del país como Cerro Largo, Colonia y Durazno, siendo un comportamiento musical musical que tiene una creciente aceptación aceptación entre los jóvenes.
Tamboril: es un instrumento unimembranófono de origen angola-congoleño, que genera generalme lmente nte se toca en con conjun junto, to, teni teniend endoo dife diferen rentes tes tamaños tamaños.. Su afinación afina ción sse e realiza realiza en distintos distintos ttonos. onos. El El tambor tambor chico es el tambor más agudo, mantiene la métrica, la estructura vertebral de la l a música producida en la comparsa. Al llevar un toque sincopado continuo es el eje y el péndulo de toda la música de los tambores. El repique es el tambor mediano y es el que goza de más libertad para improvisar. Alterna el toque de madera y de repicado liso con la creación creación de melod melodías ías rítmicas rítmicas y fraseos basados basados en la habilidad habilidad y la improv imp rovisa isació ciónn del tam tambor borile ilero. ro. Gen Genera eralme lmente nte regula regula la ene energí rgíaa tot total al de la cuerda cue rda,, su subie biendo ndo el tem tempo po rítmic rítmico, o, co conve nversa rsand ndoo co conn los dem demás ás repiqu repiques, es, contestando los repicados de los pianos y marcando con un fraseo los cortes de finalización. El piano es el tambor de sonido más grave. Junto con el chico es su polo de energía complementaria armando la base rítmica del candombe. Es el tambor puntal o director de la base rítmica, interaccionando con los otros pianos y repiques en llamados alternados. Los tambores del candombe son construidos en madera, con duelas arqueadas, pegados con cola y aserrín, y apretados por flejes de hierro que circundan y refuerzan la caja sonora. En la parte superior se clava con tachuelas de zapatero una lonja de vacuno o de potro, utilizándose además actualmente tensores de hierro que ajustan las lonjas. pers rson onaj ajee de dell ca cand ndom ombe be.. Direc Directo torr y ma maes estr troo de ce cere remo moni nias as.. Escobero: pe Antiguamente bastonero, era el juez de la comparsa, representando la imagen de la justicia. Actualmente es una figura de relieve de la comparsa que maneja hábilmente su escobilla por medio de piruetas de dominio y lanzamientos al aire aire,, a la cu cual al de debe be su no nomb mbre re.. Su ve vest stim imen enta ta trad tradic icio iona nall co comp mpre rend ndee alpargatas, un culero, amplio taparrabo de cuero de vacuno adornado con espejitos, lentejuelas y cinta de colores (Canciones que refieren al personaje: “Cheché” de M. Guardia y G. Roos, “Tingo enungambá” de B. Pereira).
Gramillero: personaje del candombe. En sus inicios formaba parte del séquito del rey, en ocasiones actuando como “ministro”. Con el correr del tiempo devino devino “doctor”. Su figura está asociad asociada a al “rimedio’e yuyo” yuyo” que porta en una pequeña valija en la cual contiene plantas aromáticas y yuyos para la sanación. Debe su nombre a que cura con “gramillas”. Su imagen también refiere al sabio o chamán experimentado de la tribu, siendo el personaje más “viejo” que presenta la comparsa. Su vestimenta tradicional está compuesta por pantalón a rayas, levita, guantes y chaleco blanco, barba blanca artificial, pantalón a rayas, corbata de vivos colores, bastón de palo adornado de cintas y “aristocrática” galera. galera. Corteja en su danza (tembleque (temblequeante, ante, vibrante vibrante y elástica) elástica) a la mama vieja. (Canciones que refieren al personaje: “La llamada” de J.P. Ferreira, “El gramillero” de H. Fattoruso). Mama vieja: personaje del candombe. También a pesar de sus años y de su “endunda” (gran trasero) baila durante todas las llamadas graciosamente, con un meneo sensual, formando pareja con el gramillero. Su vestimenta tradicional lleva abanico, sombrilla pequeña, grandes aros en sus orejas, pañuelo sobre la (Canci cion ones es que que refi refier eren en al cabe ca beza za,, po polle llera ra,, blu blusa sa y de dela lant ntal al co colo lorid ridos os.. (Can
personaje: “Milongón de la mama vieja” de H. Píriz, “La mama vieja” de E. Mateo, “Merecumbé” de A. Solari).
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3.3 DERIVAS DEL DESEO “Que não seja imortal posto que é chama, Mas que seja infinito enquanto dure” Vinícius de Moraes Durante siglos la metáfora amorosa nos enseñó a buscar la felicidad en la compañía del otro y a creer que ese ideal era inmortal. Pero el ideal de amor inmortal heredado del romanticismo en su dimensión más trascendental e inmutable, se muestra contradictorio en el contexto del desarrollo de nuevas sexualidades contemporáneas. El amor romántico tiene varios peligros que
Realizado junto a la Lic. Debora Valadares a partir de su monografía final “OUTROS MUNDOS SÃO POSSÍVEIS: O AMOR EM CRIAÇÃO” (Departamento (Departamento Reichiano del Instituto Sedes Sapientiae, San Pablo, 2004).
amerititaa deb amer ebeemos co cono noccer. Uno de ellos llos:: la po possibil ibilid idaad ev eveentual tual de mant ma nten ener erno noss en un es esta tado do de vida vida afec afectiv tivoo infa infant ntililiz izad adoo qu quee im impi pide de la ren renovación ión de las las rela relaccion iones, a partir del momento en que “amar románticamente” significa una promesa de eternización de aquello que se vive en una pareja, y significa además, la abstinencia de afectaciones futuras con otros cuerpos. Dicho de otra manera, el contrato de amor romántico se restringe, de no renovarse al atravesamiento y al encuentro con otros flujos, a un contrato cristalizador que bloquea y estanca las potencias intensivas y las fuerzas vitales. Así la tentativa de fijar (de ligar) la experiencia amorosa en dispositivos sedentarios puede ser pensada como inmanentemente desvitalizante. Algunos efectos son claramente visibles: -los celos posesivos devienen derecho de propiedad del partenaire; -los -los con contra tratos tos mo moral ralist istas as y repres represivo ivoss reprod reproduce ucenn la socied sociedad ad aut autori oritar taria, ia, deviniendo deviniendo el casamiento casamiento una institució institución n social con funciones funciones econ económic ómicas as (acumulación de bienes y reconocimiento de la paternidad cierta) y políticas (reproducción de la familia patriarcal como núcleo ideológico del capitalismo, reducción de las posibilidades de intercambios sexuales libres, etc.). Reich, en 1930, hizo una crítica radical de la familia patriarcal. Pasados más de 70 añ años os to toda daví víaa pe perp rpet etua uamo moss en nu nues estra trass fami familia liass func funcio iona nami mien ento toss patriarcales pautados por relaciones de poder. Todavía buscamos relaciones monogámicas con la expectativa de que sean eternas. Todavía negamos las variaciones del deseo y pedimos o exigimos exclusividad. Todavía tendemos a ignorar el agotamiento del afecto y del deseo en las relaciones que se desvitalizan, rechazando la posibilidad de huir o salir de allí naturalmente. Todavía nos frustramos cuando una relación se agot ag ota, a, y ex exig igim imos os qu quee resp respon onda da y pu pued edaa pe perp rpet etua uars rsee en rela relaci ción ón a las las expectativas idealizadas, producidas socialmente. Todavía nos sometemos a privaciones desestimulantes en nombre del amor, privaciones que son las que exactamente menguan la potencia del amor y lo superponen al control.
Ainda somos os mesmos ... e vivemos como nossos pais? ¿Cómo descubrir nuevas formas de amar, como construir nuevos territorios y crear estrategias que puedan romper con la imposición y con la repetición de los modos instituidos de vivir nuestra sexualidad? La co cons nstr truc ucci ción ón de dell mi mied edoo a pe perd rder er aq aque uello llo qu quee tant tantoo se bu busc scóó pu pued edee neutralizar la posibilidad de experimentación. La disponibilidad de experimentar momentos intensivos es lo que abre caminos vitales. La alegría y la pasión, por ejemplo, nacen necesariamente de la experimentación. Estos caminos, estos momentos intensivos, no siempre pueden ni necesitan ser nominados. Por ejem ejempl plo, o, po porr la cé céle lebr bree preg pregun unta ta so sobr brec ecod odifi ifica cado dora ra “¿qu “¿quéé so somo mos? s?”, ”, qu quee siempre viene precedida de la invitación poco sensual de “tenemos “ tenemos que hablar”. La búsque búsqueda da neurótica neurótica de algo anteriorme anteriormente nte determinado determinado (“aquel (“aquel lugar” al que se debe llegar) es un camino en donde nada vital acontece. La fuga permanente como desvío de la entrega es la otra opción dilemática en donde nada puede acontecer. Cada cuerpo puede renacer de cada unión de un modo diferente.
¿Cómo crear redes de soporte para que los acontecimientos se intensifiquen, para que la experimentación y la búsqueda de intensidad lleven al máximo la potencia de afectar y ser afectado por otros cuerpos? Una forma naif de responder la pregunta precedente podría ser: experimentar sin pretensiones, dejarse sorprender, estar distraído. ¿Podríamos intentar definir al amor en las sexualidades contemporáneas? contemporáneas? Si tuviéramos que definir amor en dos palabras elegiríamos quizás fuerza móvil. Fuerza móvil que circula, y de esta forma, se intensifica. En este sentido intensivo, la vida –a diferencia de la sobrevivencia- sólo existe cuando el amor la navega. ¿Cómo percibirlo entonces si es puro movimiento, velocidad infinita, energía en permanente mutación? ¿Cómo dejar serlo e impedir que una imagen sedentaria y cansada del amor nos domine en relaciones de dependencia y sumisión? ¿Podemos pretender reducir al amor, cuya belleza radica en la transformación, a una promesa de eternización de sentimientos y sensaciones? ¿Qué mecanismos de control son los que nos llevan a hacer de los afectos un contrato? ¿Podemos con un contrato controlar las intensidades que nos habitan? Sólo si nos retiramos de la vida con el objetivo de mantener fijo aquello que es tránsito. Sólo apartándonos de la potencia de los encuentros. Sólo neutralizando los estímulos e impidiéndonos degustar los intercambios que pueden ocurrir en los acontecimientos del presente. Sólo idealizando al amor y sufriendo permanentemente con su posibilidad de pérdida o sintiéndonos culpados y culpables por su falta o carencia. Alguno Algunoss con confun funden den al am amor or con es esas as pas pasion iones es me melos losas as de suf sufrim rimien iento to y sofoc sof ocami amient ento, o, relaci relacione oness de dep depend endenc encia, ia, mu mutua tua castra castració ciónn pos posesi esiva va y sumisión: pasiones tristes. Llaman amor a ese querer ser esclavo, y piensan que el amor es algo que puede ser entendido, explicado, juzgado. Piensan que el amor ya estaba pronto, formateado, completo antes de ser experimentado. Pero pensamos justamente en lo opuesto: la virtud del amor es su capacidad potencial de ser construido, inventado y transformado a cada instante.
ENTRE AMORES, DOLORES Y SINGULARIDADES: LA FUERZA VITAL DE LOS ENCUENTROS Las intensidades están ahí, no piden pasaje, ni permiso para afectarse y ser afectados: “não sou eu quem me navega, quem me navega é o mar”, “deixe a vida te levar”, dicen las canciones. Sólo la entrega a la vida, a la vitalidad de nuestros cuerpos puede permitir el crecim crecimien iento to en opo oposic sición ión al est estanc ancami amient ento, o, al blo bloque queoo y a la repetic repetición ión.. Aunq Aunquue muc uchhas ve vecces som omos os nos osot otro ross mism ismos los ca carc rcel eleeros ros que constr con struim uimos os nue nuestr stras as propia propiass cárce cárceles les.. Nos con confin finamo amoss int intern ername amente nte en luga lugare ress ya co connoc ocid idos os porqu orquee los ca cam mbios bios asus usta tan, n, y no noss pue uede denn desterritorializar de la estabilidad y de la “armonía” familiar (las fuerzas de conservación). Y el mantenimiento mantenimiento de lo conocido muchas veces veces se vuelve en unaa te un tent ntat ativ ivaa frac fracas asad ada: a: co cont ntro rola larr lo im impr prev evis isib ible le y lo inev inevita itable ble.. .... el movimiento, la transformación.
En este sentido el amor es lo desconocido. Mismo después de una vida entera de amores, el amor siempre será lo desconocido. Podría simplemente no llamarse: para no significar nada, y para dar sentido a todo. Tal vez el desafío pase por construir territorios sin cristalizarlos, sin forzarlos a hacerse definitivos e inmutables. Sabiendo que la vida acontece a cada instante y que podemos rehacer los espacios construidos de otros modos, siempre. Sabiendo que podemos construir otros territorios existenciales cuando algunos de ellos ya no funcionen mas. Y que, al mismo tiempo que podemos ser bañados con la alegría y con el dolor, podemos sustentar la diversidad, las diferencias y la finitud de los vínculos y de las relaciones. Finitud que puede dar abertura para lo nuevo y nos posibilita crear formas diferentes de estar con nosotros mismos, con los otros y con la vida... Nos posibilita crear nuevas formas de amar intensificando la deriva del deseo... Porque el amor quizás sea esa capacidad metafórica, ese espacio curvo, en que, en las relaciones más inesperadas, en los encuentros más paradojales, la intensidad, en cada momento, se hace posible.
Debora Valadares & Luis Gonçalvez Noviembre 2004
Luis Gonçalvez Boggio *Psicólogo (egresado de la Facultad de Psicología de la Universidad de la República en 1991). *Docente Universitario desde el año 1990 en la Facultad de Psicología de la UDELAR: -Área de Psicología Social, curso “Psicología Grupal e Institucional”, coordinador del seminario “El cuerpo en la clínica social”. -Curso Introducción a las Técnicas Psicoterapéuticas, coordinador del seminario “Psicoterapias Corporales”. -Curso Corrientes Teórico Técnicas, coordinador del seminario “Psicoterapia Corporal Bioenergética” *Ex docente de la Unidad de Formación Permanente para Graduados (Facultad de Psicología de la UDELAR, Montevideo/Uruguay). *Especializado clínicamente en:
-PsicoTraumatología contemporánea: -E.M.D.R. (Eye Movement Desensitization and Reprocessing) con la Dra. Graciela Rodríguez (Trainer Internacional del EMDRIA dirigido por la PH.D. Francine Shapiro).
-E.F.T. (Emotional Freedom Techniques) y en T.F.T. (Thought Field Therapy) con el Lic. Eduardo Cazabat, M.T. (director del Centro de Estudios del Trauma Psicológico y el Stress). -T.I.R. (Traumatic Incident Reduction) con Gerald French, M.A., C.T.S (Trainer Internacional del TIRIA, creador del método). -T.I.C. (Técnicas de Integración Cerebral) con los Dres. Pablo Solvey y Raquel Ferrazzano de Solvey, creadores del método) -Psicoterapias Corporales: -Análisis Bioenergético y Análisis Reichiano con la Dra. Reolina Cardoso, con la Lic. Zeneide Monteiro y con la Dra. Liliana L iliana Acero, el Dr. Heiner Steckel y la Lic. Myriam de Campos (SABRA -Sociedad de Análisis Bioenergético de la República Argentina-). *Docente invitado del Departamento Reichiano del Instituto Sedes Sapientiae (SP/Brasil). *Miembro Didacta del Taller de Estudios y Análisis Bioenergético (TEAB) en donde es el coordinador general de la especialización en Análisis Bioenergético Reichiano individual y grupal y dicta los cursos “Clínica Bioenergética y Clínica Reichiana”, “Clínica Bioenergética Breve y Focal”, “Clínica Bioenergética del Estrés y del Trauma”, “Nuevas estrategias clínicas para el abordaje de los síntomas contemporáneos”, “Clínica Bioenergética & Esquizoanálisis” y “Sexología Clínica Reichiana”. *Conferencista invitado en Congresos Internacionales en Uruguay, Argentina, Chile, Brasil y México. *Autor de los libros “Los cuerpos invisibles” (Ed. Multiplicidades, Montevideo,1996), “Análisis Bioenergético. Devenires corporales de la clínica y de la pedagogía” (Ed. CEUP, Montevideo, 1997), “Arqueología del Cuerpo. Ensayo para una Clínica de la Multiplicidad” (Ed. TEAB, Montevideo, 1999) y de otros textos en co-autoría. office: Bvar. Artigas 568 home: (005982) 613.7134 / 099.968640 web: www.clinicabioenergetica.com e-mail:
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