Mario Waserman
Condenados a explorar Marchasycontramarchas delcrecimientoenlaadolescencia
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N noveduc B u eno s A i r es • M é xi co
Capítulo3 El
h a l l a z g o
de
o bj et o
Este título de Freud se presenta muy útil y sugiere todo lo necesario para conducimos a la clínica de lo exploratorio, sus fallas por delecto, exceso o derivaciones. Partamos de la primera frase que da cuenta del hallazgo freudiuno, "Mient "Mientras ras que que po porr los los proc proces esos os de de la pub p ub ertad ert ad queda Jija Ji ja d a la pi nn,i< la de las las zonas erógenasy la erecc erecció ión n del d el miembro viril in Jt ((i ii/irñmiantemente al a l sujeto sujeto el nuevo f i n sexual, esto esto es la penetració penetr ación n ni una envidad excitadora de la zona genital, tiene lugar en los dominios psíquicos el hallazgo de objeto, momento que se ha venido preparando de la más tem pr p r a n a niñez, niñe z, cuan cu ando do la p r im itiv it ivaa satis sa tisfa facci cción ón sexua sex uall estaba esta ba aún aú n lig li g a d a con la absorción de alimentos” ( Freud, F reud, 1905). Tenemos, pues, diferenciados dos procesos y por ende dos campo* exploratorios; uno es la búsqueda y encuentro de la cavidad excitador!
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de la zona genital (designado como objeto parcial) y, por otra parte, algo que Freud ubica bajo el dominio psíquico, el objeto que se ha venido construyendo desde la más temprana niñez y cuyo retorno se anhela (designado como un objeto total). Uno convive al lado del otro. El objeto total es un objeto más entre los objetos parciales, con la característica de que designa a la persona en su totalidad y no a una parte de ella, pero no es total en cuanto que pudiese reunir todos los objetos parciales de ella que por definición nunca podrían ser reunidos. La cavidad excitadora, fin de la pulsión genital para el varón, debe ser hallada y también debe ser hallada en la mujer, vía una regresión del clí toris a la zona anal y de ahí a la vagina. Este objeto de la pulsión debe ser hallado y simultáneamente construida su representación. Y este camino está lleno de inconvenientes y peligros. La cavidad excitadora pronto se revela como la cabeza de la medusa. Los terrores que produce inhiben su encuentro. El pene, por su parte, aparece como el instrumento del ejercicio del sadismo (por ejemplo, la rata del hombre de las ratas); su visión es temida o desafiada. Este hallazgo de objeto se hace primero en la fantasía y allí sigue un recorrido, donde encuentra un goce ilimitado y alucinado. Esta exploración imaginaria no es menor y su valor se reconoce cuando un cuadro clínico nos muestra una inhibición mayor en el plano de la fantasía masturbatoria. Son aquellos casos en los cuales la masturbación es sólo un ejercicio mecánico sin fantasía. •Esta necesidad del hallazgo del objeto condena al sujeto también a una exploración del mundo, porque ese objeto no puede ser compensado suficientemente por vina parte del propio cuerpo, como sucedía con la succión del pulgar, ni por la satisfacción alucinatoria que condena al sujeto al aislamiento y a la pérdida del encuentro amoroso. En ese encuentro con el otro es donde, probablemente, se inscriba un nuevo pictogra ma vinculado al nuevo cuerpo ahora regenitalizado. Esc nuevo picto grama necesita del mundo, de la experiencia concreta del contacto. Pties bien, después de considerar la evolución difásica de la sexualidad Ungestaltu ltunj njjen jen das Pub P uber ertat tat (como ven, debo usarlo en alehumana en Ungesta mán porque.no puedo inclinarme por alguna de las traducciones), Freud se dirige a teorizar sobre .una de las tareas que el nuevo status de su cuerpo le impone al sujeto: hallar un objeto adecuado para sus nuevas posi
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bilidades sexuales. Por el mismo hecho de que Freud conc Uye finalmen te que el objeto buscado es el objeto perdido, de lo que fundamental mente se trata es de su búsqueda, como quien frenéticamer te se da cuenta de que ha perdió su billetera y se desespera por encontijárla. Lo para dojal de esa búsqueda es que se trata de una billetera que nunca tuvo y que nunca se dará otro encuentro que el encuentro con lo inédito. Si pensamos en la escena que reprodujimos en el Capítulo L> dejl encuentro del protagonista de El Lector c on Frau Schmitz, tenemos que aceptar que, por p or más que se se parezca par ezca a la madre ma dre,, Frau Fra u Schmitz Schm itz es ?rau ?rau Schmitz. Pero es esa búsqueda, una búsqueda de lo andguo en lo inédito, lo que dispara, obliga, condena, al sujeto a la exploración. Es j istamente ese Metamo rfosis de carácter de inédito lo que resalta Adrián Grassi (2007): “Metamorfosis la pube pu bert rtaa d: el ha halla llazgo zgo (?) (?) de objeto, su su registro registro orig or igin inar aria ia110. Él muestra que el término hallazgo hay que pensarlo como algo que se lencuentra sin buscar, al azar, inesperadamente. En el caso de la novela cue citamos, el encue en cuentr ntroo con co n un subro su brogad gadoo m aterno ate rno que necesita neces ita del n muchacho para para poner un poco de color a su vida opacada, y que encuen fa en el amor por la lectura del adolescente el objeto de su amor, es al mismo dempo repetición repetició n y novedad que que sorprend sorprendee tanto a uno com o al }tro. }tr o. Hay que destacar que Freud afirma algo sorprendente, n uy alejado del sentido común, y es que lo que empuja fundamentalmente al sujeto lejos de sus padres, lo que lo condena a la exploración, es el pelgro de la consumación del incesto. El adolescente se autocondena al cestierro. Es el castigo antes del crimen. Crimen sólo apuntalado en el ceseo. Es dedique esa exploraci exp loración ón obligada tiene, tien e, para F reud re ud,, una parte parte de huida huida frenética que el mismo sujeto se impone. Buscando el objeto perdido, debe impulsarse lo más lejos posible de él. En ese alejamiento exploratorio es donde es posible encontrar el objeto adecuado. Esta trayectoria exploratoria tiene un recorrido probable que depende de los proc:Sos previos de la primera elección objetal en el acné de la instalación del Edipo. Va desde las cercanías del objeto incestuoso, al objeto nuevo, exogámico. Esta importancia de lo exogámico, de lo no familiar, de le !no edípico ha sido objeto de un intenso estudio entre nosotros por Ricardo Rodulfo en varios libros, especialmente en El Psicoanálisis de Nuevr (2004) y en Futuro Porvenir (2008). Para nosotros también, no hay solo huida sino
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afán exploratorig, Podríamos decir que el signo de una buena adolescencia es una huida feliz de huir. Este recorrido exploratorio de la búsqueda de objeto tiene un momento imaginario, masturbatorio, donde los objetos incestuosos y nuevos desfilan incesantemente y todas las formas de la sexuali dad son exploradas; y tiene otro momento exploratorio en la realidad. Los logros en el campo imaginario no son menores, pues sabemos de los peligros de la contrainvestidura y el desinvestir en el plano de la fan:asía. Este placer alucinatorio no se abandona por completo y representa el remanente autoerótico que se retiene como una reserva de placer ante las vicisitudes del vínculo real. Una parte de la sexualidad se conserva, pues, autoeróti ca. Pero, como dijimos, se muestra insuficiente y errpuja al sujeto al mundo real. Esta exploración está plena de vicisitudes y las parejas se encuentran con las grandes diferencias entre el sexo soñado y el sexo real, que llevan a un poderoso trabajo psíquico durante la adolescencia. ¿Está ese trabajo en marcha? Alejandro empieza la sesión comentando su malestar con V., una chica con la que mantiene relaciones sexuales satisfactorias, p:ro con la cual no quiere ponerse de novio mientras ella insiste con ello. Al mismo tiempo, habla de su interés por D., otra chica que no lo ha aceptado. Le pregunto sobre la edad de V. y me dice que tiene siete años más que él. Habiéndole sugerido que la dificultad parece par ece estar no en tenei relaciones sexuasexu ales, sino en hacerse cargo a su edad de una relación, cae en la cuenta de que no ha tenido nunca relaciones sexuales con nadie de su edad y que D. tiene la misma edad que él, y que con ella sí podría y desearía encarar un noviazgo. Va recordando en la sesión sus experiencias sexuales hasta retroceder a sus primeras transas con chicas de segundo año del secundario y empieza a elaborar sus sufrimientos de esas primeras relaciones. Lo importante es que, si bien está maduro para tener relaciones sexuales con una mujer que lo aventaja en edad, desde sus 16 años no está maduro para tener una relación de noviazgo con ellas y sí podría afrontar una relación con alguien de su misma edad o un p d c o menor, lo que muestra dosnivele dosniveless de la la adecuación, adecuac ión, uno referido referido a objeto obje to de la pulsión, a la complementariedad o adecuabilidad pene boca, peneano y pene vagina, complementariedad donde Freud enfati¿;a la diferenciación
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masculinofemenino, imposible de lograr previamente, y otra a la ade cuabilidad al otro en tanto ajenidad u objeto de amor. Cada una de estas áreas es motivo de una exploración detallada que puede desarrollarse o inhibirse o incrementarse sin límite. La adecuación sexual es sólo una de las facetas del hallazgo de objeto. Ese hallazgo lo expone rápidamente a las vicisitudes del vínculo, lo cual constituye un nuevo campo exploratorio. Lo interesante del drama de Edipo no está sólo en el acto de acostarse con la madre, la consumación del acto incestuoso, sino en el acto aún más arrojado que le acaece a Edipo y que es el de casarse con ella, es decir, afrontar con ella un lugar marital, ocupando el lugar no sólo de amante, sino también de esposo. Aparte de la culpa por asesinar al padre, ¿qué problemas le habrá traído a Edipo ese matrimonio? En “Golpe al Corazón”, la película que mencioné anteriormente, se ve la intrascendencia' del momento incestuoso para el adolescente posmoderno. Después del coito no hay ningún compromiso, no le sigue ni le precede el asesinato del padre. Después del incesto, en la película o en la fantasía, el adolescente sigue tan soltero e irresponsable como antes. La asunción de responsabilidades en un vínculo, el verdadero asesinato, la verdadera toma de su lugar, aún no está en su agenda. Su objeto adecuado, por otra parte, no le plantea otros problemas que los de su edad. Tenemos entonces definido uno de los campos exploratorios que se disparan con la explosión puberal: el de la búsqueda del objeto adecuado para su hallazgo. Ese objeto tan buscado y tan misterioso como el Santo Grial es difícilmente representable. Se llega a tener de él sólo un acercamiento a la representatividad, lo que refuerza su búsqueda continuamente. Para la clínica de la adolescencia que nos interesa, la pregunta que nos formulamos es: ¿se ha iniciado o no esa búsqueda del objeto? ¿Hay un encerramiento en el claustrum, usando el término feliz de Melt zer (1992), parental? ¿Hay una colusión, en términos de ICanciper (2007), entre el deseo materno y la no salida exploratoria del objeto? Se dan las condiciones, como en “Golpe ai corazón”, para que se establezca la locura puberal como la define P. Gutton: “La escena puberal per manece en crudo tal cual y de manera excesiva en cierta coincidencia con lo pu bera be rall de los los pa padre dres* s* (Gutton, 1991).1Recordemos las características de esta patología que Gutton llama “Edipo maníaco”: 1) la certeza sobre
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la escena puberal: escena que dramatiza la relación incestuosa; 2) la locura adolescente parece ser siempre una locura de a dos, con compromiso de los progenitores; 3) la sexualidad tiene función de apuntalamiento narcisista, el muchacho o la chica son confortados en su valor genital. Este cuadro imposibilita la tiansferencia de la investidura genital a objetos exogámicos, El no podei salir al medio extrafamiliar se puede deber a factores de orden psicódco melancólico o paranoide y de orden neurótico: inhibiciones y fobias. La temática de la agorafobia el miedo al espacio exterior en la adolescencia es muy importante, es justamente esa agorafobia lo que deja al sujeto amarrado, anclado al borde parental. La clínica de la inhibición en la adolescencia es especialmente seria porque detiene todo to do el desarrollo y aun siendo de naturaleza natu raleza neuróti neu rótica, ca, es en muchos casos muy difícil de destrabar. Anteriormente hemos hablado de los procesos de contrainvestdura que, en el esfuerzo defensivo opuesto a la pulsión, frenan el desarrollo del impulso más importante del desarrollo adolescente, adolescente , que que es es e impulso impulso exploratorio. exploratorio . Por P or otra parte, está está toda la problemática de la claustrofobia, que empuja al sujeto a una enrancia repetida, a una exploración sin descanso. El hallazgo de objeto viene de por sí acompañado del encuentro con otros objetos que se presentan como necesarios para el andar adolescente. Veamos de qué objetos estamos hablando.
LO S O B BJJ E T O S A C O M P A Ñ A N T E S
Nos preguntamos: ¿el adolescente se lanza a esta exploración obligada en soledad? Debemos responder que la exploración adolescente es una experiencia.personal e intransferible que se hace acompañado. La soledad y la compañía son dos exper.encias absolutamente necesarias. Un adolescente que no puede estar so .o para, en ese espacio, fantasear y crear, está tan complicado como aquel que no tolera la compañía de un grupo. Los padres se angustian cuando ven que sus hijos atraviesan la experiencia del ermitaño como si esa exper: encia los alejara de la experiencia social, sin alcanzar a comprender la necesariedad de esa soledad profunda que necesitan para conectarse con el todo.
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¿Acompañado por quién o por quiénes? Aquí, los pensade res de la ado lescencia han hablado de distinta clase de objetos cuya pres i:ncia es bene ficiosa para el recorrido exploratorio, Estos objetos a) son ibjetos Ínternos como los objetos narcisistas que sostienen al yo (Guttt in, 1991); b) son los objetos transicionales a los cuales se refiere Winr iicott (1952), que reaparecen en la adolescencia donde se inscriben los o t jetos cultúrales, objetos que se crean porque ya están allí; c) el grupo le pares; y d) el objeto supuestamente complementario, Del objeto co :nplementario hablamos cuando nos referimos al hallazgo del objeto se al. El grupo de pares como objeto de apuntalamiento ha sido tratado p Dr num nu m eros er osos os autores, pero es Ricardo Rodulfo el que con originalidad l gran interés mostró la inauguración de un nuevo narcisismo en la ad c lescencia por medio de la emergencia del sentimiento del “nosotros” (Re dulfo, 1999), sentimiento que alcanza su presencia no antes de la adolesc :ncia. Se trata de un nosotros de pares que hace al sustento identitario. Un nosotros que no son los otros, y que apuntalan al yo. Del mismo n. odo, el yo se puede hundir si ese nosotros se quiebra y este yo sostenid o en el noso tros es para algunos adolescentes sumamente frágiles, de n pdo que uno de los pilares del devenir adolescente es evitar el aislamiento extremo de los pares porque nada, ningún otro nosotros, lo puede sustituir. Así como en la infancia, el grupo de pares permitirá a la líbid^ andar todos adolescente los avatares del amor homosexual sublimado, y le ofrece un equivalente amoroso de enorme importancia. Para el yo, tener una parte de amor homosexual sublimado exitosamente es un alivio impor tante en su trayecto hacia el objeto heterosexual y también , pir p iraa los que fundan su identidad sexual en la homosexualidad, tener anjiigos del otro sexo brinda a la libido un alivio importante, Nos detenejí emos ahora, pues, en los objetos narcisistas y los objetos transicionales, Los primeros no se distinguen como objetos, son parte del yo, mientras c ue los segun dos son fundamentalmente valorados como objetos noyo 1Todos ellos cumplen una función de a p u n t a l a m i e n t o
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E l a p u n t a l a m i en t o
# Especialmente con relación al concepto de apuntalamiento, una experiencia emocional imprescindible en el atravesamiento de la experiencia puberal adolescente, Kaés es otro autor a quien otorgamos mucha importancia. No haremos una recapitulación de la novedad que Kaés introdujo en el concepto teórico de apuntalamiento, llevándolo de la anaclisis al sostén, pero haremos un agregado sobre el cual insistiremos por su importancia clínica. Y es que, en su búsqueda de ayuda exploratoria, el púber adolescente debe aprender a apuntalar sus apuntalamientos. El objeto sostén ded adolescente necesita desesperadamente de la investidura. Los procesos de desinvestidura graves se dirigen especialmente al sostén. En el aislamiento se dirigen al grupo, en los trastornos del cuerpo se dirigen al sostén de la libido. Pensamos que el gran secreto del apuntalador sea este una persona o un grupo es lograr que el sujeto se convierta en apuntalador del apuntalamiento, que la pared sostenga a su vez la estaca que la sostiene, es decir, que sostenga su confianza en la estaca, que crea en ella, no la despoje de su investidura. La transferencia es en ese sentido una reedición de una relación de apuntalamiento y atraviesa, como las previamente vividas, procesos proce sos diversos. diversos. L os grandes fracasado res son especialmente hábihá biles en desinvestir el apuntalamiento que se les ofrece. Allí parece estar obrando un principio que va más allá del principio del placer: la pulsión de muerte. Esta se podría pensar como un “dar muerte” al que ofrece la vida. Si no puedo ser el dueño y engendrador de mi vida, entonces prefiero ser el dueño y engendrar mi propia muerte. Principio de autoen gendramiento para ir más allá del engendrar parental, aun a costa de la propia vida, a otra costa misteriosa, la de la muerte. Hay en la adolescencia normal un deseo de recuperar un apuntalamiento perdido, ya sea a través del objeto del enamoramiento o a través del grupo de pares, cuya gestación se produce en la latencia, pero que se pierde al entrar en la adolescencia. Podemos hablar en la adolescencia de un deseo de.apuntalamiento. Un deseo de recuperar el apuntalamiento del objeto que se está perdiendo y de recuperar el apuntalamiento del grupo de pares de la latencia, que también se pierde ya que el grupo de
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«> pares que se formó en la latcncia se pierde en parte al entrar en la adolescencia. Baste recordar las menciones de los jóvenes pacientes sobre la pérdida del grupo de la primaria y el anhelo que tienen por formar un nuevo grupo en la secundaria. En la clínica se hace evidente la función de apuntalamiento del objeto cuand cua ndoo much m uchos os adolesc ado lescent ente; e; dicen, dic en, en el el fin final al de sus sus anál análisis isis,, que ya es tiempo de abandonar las mulitas y que es tiempo de sostenerse solos. Por el contrario, las patologías mrcisistas se distinguen por su apariencia de no necesitar apuntalamiento de ninguna naturaleza en ningún momento. Son autosuficientes y consiguen que el grupo los envidie por su suficiencia. El concepto de apuntalam ento de Kaés se enriquece y combina bien con las ideas de Meltzer sobi i: la dispersión de la identificación proyecti va sobre los miembros del grupo, en el momento en el cual se desarrolla la metamorfosis. Podríamos decir que el yo no sólo se deconstruye, sino que sufre un proceso que me gustaría llamar de inflación, es decir, que el self se expande y el yo trata 'le incluir dentro de sí toda esa expansión y asimismo distribuir partes de sí en su entorno grupal. Dos trabajos de Meltzer son relevantes. Uno :¡e liga a sus estudios sobre los estados sexuales de la mente (1973) y otro sobre la metapsicología y psicopatología del claustrum (1992), que se puede considerar como un movimiento opuesto a la dirección hacia la exploración. Obj Obj et os nar ci si st as
Hablamos sobre los objetos acompañantes. Es interesante detenerse brevemente en los objetos naxisistas, así nombrados por Gutton (1991) en su estudio sobre lo púber ü. Los objetos narcisistas son los que apuntalan el yo del púber y estos son fundamentalmente los padres. El narcisismo adolescente necesita para mantenerse el amor de los padres. No es que ellos lo formulen ni lo sepan, pero es ese basamento lo que le permite al yo dedicarse a desple gar su fantasía exploratoria en búsqueda del objeto y su acción exploratoria que se espera sea sostenida por los padres. Hay un ejemplo clínico que ixae Gutton que permite apreciar el rol anti narcisista que puede jugar una figura parental en la evolución patológica
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de un muchacho. En este caso, este muchacho es Jeronne, de 16 años, que sufre crisis dg angustia con pérdida de conocimiento, agorafobia y dificultades escolares que se arman como fobia escolar. “He aquí resumida, una sesión ejemplar; ayer regresó de su casa más tarde de lo previsto después de un angustioso encuentro con su amiga; su sentimiento es no haber estado a la altura de la situación: las relaciones sexuales no provocaron la distensión que buscaba: su amiga quedó nada más que que conform conforme, e, Su pa padr dree lo reci recibe be con con fr ia ld a d y lo man m an da a la h abi ab i tación, prohibiéndole en lo sucesivo salidas comparables hasta que no obtenga su bachillerato. Su angustia se hace entonces intolerable; con su brusquedad, el pa padr dree lo fru stra st ra de una confortación necesaria y en en cons conse e cuencia cue ncia de su ap apoy oyo. o. Jero Je ro m e se siente condenad conde nadoo a un destino trágico. Un recuerdo levanta la represión: tiene cuatro años, aplasta con el pie la manguera mangu era de rie riego go,, cortando con con el pie la mangu ma nguera era del jardine jard inero: ro: el sketch del regador-regado es bien conocido; el hombre sin ninguna irrita ción lleva al chico ante su padre y le cuenta su aventura. El padre le da una bofetada al hijo, Jerome cae sobre el suelo en torno a los pies de su pa p a d re e in ten te n ta lam la m er sus sus zapa za pato tos* s* (págs. 164 165). Es interesante observar que este levantamiento de la represión en adolescentes con trastornos narcisistas ayuda al muchacho a darse cuenta de la relación de provocación y sometimiento a un padre que no puede ofrecerle sostén narcisista, lo cual es claramente simbolizado por ese yo que se desploma perdiendo el conocimiento. Recordamos aquí al padre de Shreber que torturaba educacionalmente a su hijo por su propio bien. IIay en esa tortura educacional un claro fondo paranoide. En los desarrollos paranoides como el de Shreber vemos justamente el lamer los zapatos del padre como postura homosexual a un padre tiránico. Es posteriormente Shreber el que enferma de paranoia, un cuad.o que su padre manejaba de una forma socialmente aceptable. Gutton enfatiza esa función de apoyo narcisista paternal. “Lo que llamam os presencia físic fís icaa del obje objeto to narcisista pu beral be ral implica cierta concretud de la- relación parental; hablamos de confianza recipro ca, mutualidad, afecto, simpatía” (pág. 170).
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1 ¡ Sin esas condiciones, el trayecto exploratorio se hace sin suficientes víveres en la mochila. Es por eso que la transferencia en la cura adoles 1 cente no es sólo repetición, sino la creación de esa ba:;e n; rcisista. Obje Objetos tos t ra nsici ona l es
Dijimos antes que, aparte del grupo de pares y de los o •jetos narcisis tas, hay otros objetos apuntaladores que acompañan al ado escente en sus exploraciones, objetos que es mejor que lleve consigo iempre en su mochila. En muchos casos, el adolescente produce un ofc j¡feto apuntalador cuya función ya conoció en su infancia. Es el objeto r e es parte él él y parte un objeto externo. Es una parte de él que es ro ye y lo acompa ña en el mundo externo. Está presente cuando la auícnc: es más pun zante y lo representa a él ante los otros. El diario íntimo, a guitarra via jera, las zapatillas que nunca deja de usar, etcétera. Los ob etos transicio nales, los espacios y tiempos transicionales, son concepto: que nos ayu dan a comprender el mundo adolescente y estas conce ptualizaciones sabemos reconocérselas a Winnicott (1951). Su concepto lyucla a enten der también el rol que juegan las sustancias adictivas que muchos ado lescentes usan para acompañarse en el recorrido explórate fio. El uso de la misma sustancia se define porque lleva al sujeto a emprc. jider un viaje, Este viaje representa el viaje de la exploración adoleícen ie. Muchos de ellos, a través de la adicción, hacen un viaje llevados por e despliegue de la excitación sensorial que sienten que los conduce i la xploradón de mundos diferentes sin moverse de al lado de su casa o de Su casa. Meta fóricamente, abren muchas puertas a la exploración ta. co: queda defi nido por el famoso libro de Huxley: Las Puertas de la í Pfrcepción. Esta exploración de un nuevo autoerotismo a veces inhibe ¿oda salida al mundo y se transforma en un sostén que captura al yo hast i hacerlo desaparecer. En muchos otros casos, es una exploración rr.etaf 1 rica que tran sita únicamente el mundo sensorial y brinda una satislaccl í'n alucinatoria 1 ' en un tiempo de espera. J
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Queremos recoger unas palabras de Winnicott que se instalan en un artículo de M. Botbol y otros (1998), que trata sobie es :é valor transi cional de las sustancias adictivas:
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"Des "Desde de otro otro punto pun to de vista, vista, la hipn agogia ago gia y su riqueza riqu eza perceptiva -am -a m b as buscadas por los inhaladores en su práctica tóxica- remiten a la expe riencia transicional de Winnicott. A la agudeza perceptiva se agrega el esfumado esfum ado de los los límites lím ites del cuerpc, el sentimiento sentim iento de elevación y expansión narcisista que evocan evocan el cár ea de ilusión ilusión reenc ree ncon ontra trada da3don 3donde de se se produce el adormecimiento. adorm ecimiento. Desde Desde est estaa óptica, óptica, los inhaladores ilustran a de cu ad a mente la célebr célebree fras fr as e de Winnicott: Winnicott: ‘Se puede definir la toxicomanía en términos de regresión al estadio primitivo donde los fenómenos tranin n ico ic o tt)3 tt )31. sicionales sicionales no están cuestionado cuestio nado;,;, ’ (W inn
Estos Est os fenóm fen ómenos enos regresivos, regresiv os, qu< permiten perm iten la instalación temporal tempor al de un área de ilusión ilusión reencon reen contrad tradaa clan .mente .mente presente en el enamoram enam oramiento, iento, apoya/, asimismo la creación de objetivos sublimatorios y de espacios intermedios en los cuales la vida puede ser vivida de un modo no amenazante. zante . Me M e refiero a la la instalación instalac ión iel sujeto a partir part ir de la la adolescencia en mundos cuya función de consuelo estudió Freud en el Mal M alest estar ar en la C u l tura : el mundo de la música, el mundo de la danza, el mundo del teatro, el mundo de la ciencia..., etcétera. Es decir, el mundo de los objetos culturales donde hay que incluir siempre los objetos típicos de la moda adolescente: tatuajes, piercings, etcétera. Espacios derivados del área transicional que el niño transitó cuando deambulaba por el mundo del juego. En muchos adolescentes, la droga es vivida como instrumento para alejarse momentáneamente del térro.: de la vida, para entrar en ese otroespa cio definido por Winnicott como de ilusión reencontrada, cuyo abandono se iace muy difícil cuanto má; agudo es el temor a la desilusión. Así, cuando las condiciones sociales son más perturbadoras, las drogas cobran más fuerza; el terreno de la ilusión se busca como evasión de una realidad en la cual los deseos se imaginaa como irrealizables. Estar drogado es como estar en un inmenso sueño diurno sin fantasías y, tal como lo diferencia Winnicott, el ensueño se diferencia profundamente de la fantasía. Mientras la fantasía es creadora y se conecta con la vida, el ensueño es un escapismo que nos aleja cada vez más de la realización del deseo. El ensueño es un deseo que queda confinado al espacio mental y no hace impacto en la realidad externa, no crea mundo y por lo tanto empobrece la vida del yo y del mundo. La vida es sueño, no ensueño.
j El hallazgode objet ob jeto o | *1
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1. Gutto Gutton n (1991 (1991), ), Lo puberal , cap.I . I I , pág. 79. 79.
Capítulo7 E l e s p a c io de l a in m a d u r e z
La turbulencia emocional del experienciar el cambio pub ¿ral es la res ponsablc de que los circuitos de comunicación vincular fri casen, sobre todo con los adultos que no están pasando por esa experier cia y tampo co la recuerdan con precisión, puesto que tampoco ha si< pasible de una subjetivación tal que permita su rememoración plena. S i estatuto en pe ro difie difie la memoria guarda un cierto parecido con la amnesia infantil , pero re de ella porque ha dejado un cierto registro, escenas ai ¡ladas que la memoria puede reconstruir. Esta doble situación uno que no la puede subjetivar y e otro que no la recuerda con precisión es la que se registra en la percepc ón adulta de que, con el púber, es muy difícil o casi imposible hablar d i lo que está pasando, salvo indirectamente. Esta falta de subjetivación es, en mi concepto, la respons ajble de lo que Win W inn n ico ic o tt, tt , en “ C o ncep nc epto toss cont co ntem empo porá rán n eos eo s sobre sob re el desa desa rolla adoles
Condenado Condenadosaexplorar saexplorar •
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cente” (cap.11 de R ealidad y juego) juego) postula como la inmadurez del adolescente, característica que le es intrínseca: A partir de una afirmación de Win W inn n ico ic o tt desarro des arrollam llamos os la idea del espacio espac io en el cual se dan los fenó fe nó-menos adolescentes, un espacio que va al lado del espacio trañsicional sin confundirse con él: es el espacio de la inmadurez. Empecemos por la referencia que explícita el pensamiento de Winnicott sobre la inmadurez. a'Es necesario examinar por un momento la naturaleza de la inmadurez. No hay que esperar que los adolescentes tengan conciencia de ella o conoz can sus características. Tampoco nosotros necesitamos entenderla (...) la comprensión es reemplazada por la confrontación. (...) Sólo con el paso del tiempo y de la experiencia puede un joven aceptar poco a poco la res pon p on sab sa b ilid il idad ad p or todo lo que ocurre ocu rre en el mund mu ndoo de la fa n t a s í a person per sonal. al. (...) Entretanto Entretan to exis existe te una un a fu er te propensi propensión ón a la agresión que se man m an i fie fi e s t a en fo r m a suic su icid idaa (...) nuestra sociedad espera que todo se pueda entender, razonar, comprender. Que no haya inmadurez. La necesidad es con co n front fro ntar3 ar33(pág. 185). i En nuestra concepción, que difiere de la de Winnicott, es justamente la inmadurez del adolescente lo que hace peligroso tanto una falta como un incremento de la confrontación. Pensamos que la falta de perspectiva del adulto hace que éste reaccione con exagerada violencia al desafío adolescente, desafío inherente a su inmadurez. La diferencia con Winnicott es que nosotros pensamos que la comprensión es necesaria. Esta comprensión, que no hay que confundir con darle significado, sino con un estar consciente del estado mental del otro, lleva a una puesta de límites sin violencia, advirtiendo la dificultad del adolescente para comprender la perspectiva adulta. Ese estado de inmadurez yo lo alejo también del concepto social de inmadurez, en cuanto a la comparación con el adulto maduro, y lo vinculo a un estado mental que es del experienciar, el cual no hay que confundir con el experimentar. Aunque en la adolescencia la experimentación y la exploración son una necesidad, éstas transcurren en un experienciar, un estado de la subjetividad en el que no se organiza un relato articulado de la experiencia. Si
1 El espa espaci cio ode de la inmaduréz inmaduréz |
el adolescente es interrogado sobre un suceso, se percibe que éste no est4 inscripto como una experiencia, sino como un torbellino de acontecimientos y sensaciones. Para que se plantee un aprendizaje de la experiencia, la subjetividad debe esperar un momento de menor turbulencia. Mientras se está volando en una situación de emergencia no se puede decir que se tiene una experiencia, se desarrolla un experienciar. Este experienciar es lo que daría rasgos específicos al íuncic namiento mental del púbe pú berr y es más más visualizable visualizable en los vínculos vínculo s que ur. adulto adu lto establece con él, y no tan visualizable en el grupo de pares, un espacio en el cual se mueve más libremente y donde la subjetivación es grupal. Es important imp ortantee tener en cuenta, cuen ta, en la la relación con el idulto, idul to, que no no se se trata meramente de un fenómeno de intimidación, sino de falta de elementos con los cuales pensar en lo que le está pasando. Esos elementos deben ser construidos. Esta construcción se realiza justamente con más facilidad en el grupo de pares o en la amistad íntima, c.onde las identificaciones proyectivas cruzadas son más fáciles de hacer dada la semejanza etaria. Con el tiempo, el púber trata de subsanar esta falla del proceso de subjetivación y surgen los intensos mecanismos de intelectualización los mecan m ecanismo ismoss de defensa defensa,, (año) que estudiados estudiados por Anna Freud en E l Yo y los luego serán reemplazados por pensamientos no cargados de esa defensa. La intelectualización no sólo es una defensa que apacigua al ello como al superyó, sino que es también una experimentación con el proceso secundario que crea sentido. Pero, en un primer momento, la inmadurez se manifiesta en ciertos rasgos descriptos por Winnicott en el capítulo que mencionamos anteriormente y por otros rasgos que queremos agregar nosotros para definir los rasgos fenoménicos de ese estado mental. a. Com Co m o ya ya lo hemos adelanta adel antado, do, el púber no es consciente cons ciente de su expeexp eriencia emocional. Por lo tanto, no se puede hablar con él de lo que “le pasa”, porque él mismo no lo sabe. Eso traba la relación adulto adolescente en cualquier ámbito donde se desarrolle. Los adultos más inmaduros parecen encontrar en algunas ocasiones un puente en la comunicación, pero no parece ser de mucha utilidad, porque crea una falsa ilusión de una no diferencia que es del agrado del adolescente. Lo que más acerca es aceptar la dificultad de la comunicación sin
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incrementar la confrontación. En el análisis, lo que “le pasa” es algo a construir con el paciente adolescente, no algo que venga hecho. fe
b. Dada Dada,, esa esa inmadurez inmadu rez,, no es totalme tota lmente nte responsable responsable de sus sus actos act os,, porpo rque no se ha adueñado de ellos y porque la apropiación de los propios actos es un patrimonio de la madurez que se adquiere gradualmente. Esto no implica favorecer la impunidad, Por el contrario, es necesario resaltar facetas del acto que el adolescente, por su inmadurez, no puede visualizar. Se plantea allí una estrategia contra la racionalización en la cual confían. Prevalece la reacción paranoide, por lo cual debe haber mucho cuidado en la discusión del acto cuyo objetivo no debe ser el castigo, sino la toma paulatina de conciencia. c. N o hay hay un recon re conocim ocimiento iento claro de la la alteridad; la organización organiz ación es francamente narcisista y los limites entre el yo y el no yo son poco claros. En un momento, el otro es un espejo de sí mismo, él es una sola cosa con su amigo y una sola cosa con su enemigo. En otro momento, un semejante puesto en el lugar del yo ideal toma posesión de él y él es ese otro. Pasa del ídolo, su yo ideal, al enemigo, la contracara del yo ideal. Pero nunca se puede parar sobre sí mismo porque ese sí mismo no está. El niño viejo lo deja y el joven nuevo no aparece. d. Predom Pred ominan inan la identificación con el ídolo del del mom mo m ento en to,, por la la falta de construcción de la propia identidad cuya subjetivación es gradual. Por lo' tanto, predominan las identificaciones miméticas que tanto necesita y que son en esa etapa un mecanismo normal de construcción de identidad. Nunca conviene decirle que él es otro (el yo es otro), sino que él parece haber encontrado una figura que representa lo que él quiere ser. e. N o está está construida constr uida la la dimensión temporal, tempora l, por lo lo tanto no se se anticipan las consecuencias de los actos y no hay previsión. Todo, para el adolescente, es el presente. Nunca creen que van a llegar a viejos y desprecian esa etapa; prefieren pensar la vida terminando con la juventud. La salida de la adolescencia coincide con un proyecto de temporalidad ampliada. f. La agresión y la culpa tienen tienen una presencia descollante. La pasión es inherente a la adolescencia y en ese estado estos sentimientos, al igual
j El espacio de a inmadu inm adurez rez |
que la pasión amorosa, están en su cúspide. Los celos pjroducen tor mentó y desazón y la culpa puede llevar a la autodestruc cióñ. g. Dada esta falta falta de subjetivación, subjetivaci ón, la tendencia tende ncia al acting e !la predomi nante. Y por lo tanto no debe ser considerada patológic i i Es:e estado de inmadurez contrasta profundamente con los requerimientos de nuestras sociedades. Es en nuestras sociedad 2s modernas donde se desarrolla intensamente este enfrentamiento entre da razón y la madurez por un lado y la creación impulsiva, el romanticismo, la oposición a la la sensatez por el o tro tr o . Nuest N uestras ras sociedade socie dades, s, por ser vereder verederas as del del iluminismo, son herederas de una ideología que pone la fuerza de la razí;n por sobre lo irracional. Es un tiempo científico, heredero del ilu minismo y del positivismo del siglo XIX. Esta razón es el le gro más alto del estado adulto. El hombre, más que nunca, es un animal jógico y tecnológico. Se exige que los actos del sujeto se atengan a la ra ¿ón y que dé cuenta cuen ta de sus sus acciones con justificaciones racionales. Un U n iem po en el cual la misma sinrazón tiene una razón que la sustenta. U ia estructura que. la justifica. No hay espacio para lo que no tenga luf;kr ni razón. Como siempre, deseamos darle sentido a todo. Y en nuestro afán está también explicar todo fenómeno adolescente. Esta sociedad no acepta que parte de sus miembros, que ¡por su edad son inmaduros, no puedan dar cuenta razonablemente de s is actos ni se comporten razonable o responsablemente. Tampoco acepte |que la agresión pueda tener un lugar en el desarrollo, porque la Razón se liga a lo armónico y lo pacífico. El adolescente, por su estructura, c Enfronta con la ideología social dominante y se repliega en los territorios del romanticismo, un movimiento simultáneo al iluminismo, pero como ideología subterránea y opuesta a la razón. El adolescente y el ron ánticismo se tocin uno a otro. El destino del adolescente es romántico mientras que el adulto encarna la razón. Esto es Importante para la reí; ción con los padres, los educadores y el poder. El adolescente ocupa el mismo lugar que el artista y es es por ello que los dos son valorados soci social al mente men te como com o inmaduros, no adaptados, fuera de la utilidad. A lo más un respiro en la pesidez del encierro carcelario, pero nada más.
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Nos cuesta aceptar que son distintos a lo que nosotros esperam( ellos. Y de ellos esperamos que se adapten a las estructuras consolic del poder, que son aquellas que a los adultos tanto nos costó adapta Este espacio de la inmadurez es, por lo tanto, un dominio de la ad cencia y se la soporta con resignación, esperando que sobrevengan la satez y la razón, a partir de la subjetivación de la experiencia. Mié esto no tenga lugar, estaremos en las turbulencias del experienciar las cuales hay justificaciones más que razones. De nada sirve levant; estado policíaco contra la inmadurez, hacer entrar la tinta con sa. Estamos en un todo de acuerdo con Winnicott, para quien una soci madura es aquella que puede hacerse cargo de sus miembros inmac y enfermos. Diferenciamos el mundo de los niños, donde el problen la inmadurez no se plantea, pues no se les exige ser adultos. El terri de la inmadurez lo pensamos en la adolescencia, porque es allí don espera un adulto. Parece haber una contradicción entre el ser en acto que consider; en el capítulo II y que vemos en el adolescente de hoy, con el ser i duro que planteamos por cierta falla en la subjeüvación. No hay ni inconveniente en mantener esta contradicción, porque el adolesi actual es el representante de una síntesis disyuntiva en la cual con los dos términos: acto e inmadurez.
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DE SUBJE SUBJETIV TIVIDA IDAD D I
Empezaremos por elucidar las relaciones entre actualidad j realidad, La actualidad es una parte de la realidad, es el hoy de la ncalidad. Es el diario, es lo diario, lo de todos los días. La actualidad, a di: renda de la realidad, se pierde, Se pierde cada día. La realidad, en camb 6, pormane ce. Es la tela sobre la cual se pinta. Está ahí como un fondo leutro sobre el cual se dibuja la actualidad. La tela no la vemos, pero es :á allí, soste niendo el cuadro. I !! Nuestro contacto diario con la realidad se hace a través de la actuali dad y ésta nos es traída por los medios. No olvidemos que í 'palabra dia
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es definida por los diarios que leemos. Tanto es así que cuando nos vamos de vacaciones decimos que queremos perder contacto con la realidad, q,..e queremos desenchufarnos, que lo mejor sería no leer los diarios ni escuchar la radio. Pero no perdemos contacto con la realidad, sino con la actualidad, esa realidad transmitida por los medios que s: empre aparece com: una demanda urgente urgen te de atención atenció n a una situado i de extremo peligro. Para captar nuestra atención se debe generar un punto de peligro. Ese punto de peligro es un punto que inicia un proceso de subjetivación a partir del cual nos constituimos en una subjetividad en contacto con una realidad. La actualidad es por naturaleza vertiginosamente cambiante, pero al mismo tiempo reitera episodios de la misma clase: episodios alarmantes. Es como un río que fluye transportando malas no:icias. Pero, a medida que los medios de transmisión de noticias se agilizan, la cantidad de información que se produce es tan masiva que se desalo^ an una a otra de un modo violento. Esto impacta a la mente de un modo particular, la acelera hasta lo que llamaría la “expíotatividad”. Nuestra subjetividad se construye en ese entorno y por eso no es extraño que suframos de ataques de pánico. Me parece importante recoger un pensamiento de Derrida vinculado al tema y que figura en su texto: Ecografía de La televisión (1998). *Esquemáticamente , dos rasgos designan lo que constituye '.a actualidad en gene ge nera ral. l. Podríam os arriesgarn arr iesgarnos os a darles dos sobreno sobrenombre mbress generales: genera les: artefactualidad y actuvirtualidad. El primer rasgo es que ia actualidad, preci pre cisam sam ente, en te, está hech he cha: a: p a r a sabe sa berr de qué qu é está hech he chaa no es menos preciso saber que lo está. No está dada sino activamente producida, cribada, inves tida, perform p erform ativam ativ am ente ent e interpretada interp retada p or numer numeros osos os dis dispo posi siti tivo voss ficticio s o artificiales, jerarquizadores y selectivos, siempre al servicic de fuerzas e intere interesas sas que los sujetos sujetos y los agentes, agentes, productores product ores y consumidores de ac tu a li li dad, nunca perciben lo suficiente. Por más singular, irred uctible, testaru da, dolorosa o trágica que sea la realidad a la cual se refiere la actualidad, esta nos llega a través de una hechura ficcional. No es poswle analizarla más que al precio de un trabajo de contrainterpretación vi¿jilante. Hegel tenía razón a l exhortar a l filósofo de su su tiempo tiempo a la lectura cotidia co tidiana na de lo los periódi peri ódicos cos.. Hoy, Hoy, la m ism is m a resp re spon onsa sabi bilid lidad ad exige tam ta m bién bi én que sepa cómo se hacen y quién hace los los periódi peri ódicos cos333(pág. 15).
I El adol adoles esce cent nte e expresado:.. | «5*
Estamos en consonancia con la idea de realidad producida de Derrida y es por eso que nos interesa la imagen que del adolescente nos transmiten los medios, pero creemos que esa realidad que crean los medios, la crean con un material que está latente en la subjetividad de la época y que el medio recoge y amplía. Se construye la ficción con algo que está pasando en la realidad. A su vez, esa ficción empuja al adolescente a imitar el personaje creado en los medios. El adolescente creado por los medios está alcoholizado, drogado, peleándose violentamente, tanto entre varones como mujeres, delinquiendo, amenazando, asesinando, poniéndose en coma. Es evidente que no se trata de la mayoría de los adolescentes, pero en el imaginario colecdvo es el adolescente de la actualidad.
II
La adolescencia tiene actualidad y tiene historia. En los años sesenta, la adolescencia tenía política, porque el mundo estaba atravesado por una ilusión de un cambio político que nos conduciría a una realidad más equitativa. La Revolución aparecía posible. A medida que esta ilusión
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‘ política so desmorpnaba, la adolescencia se fue haciendo apolítica, escép rica, se consumió en la música y la droga, en la música como droga. Una música tecnológicamente estridente que iba mostrando la caída de los ideales y sus efectos devastadores en la subjetividad. Junto con los ideales morían los artistas más dorados: Jim Morrison, Janis Joplin, Kurt Kovai nc. Era notable ver a los músicos adolescentes romper, en un momento parodístico, los los nstrume nstru mentos ntos con los los cuale cualess tocaban. N o había nada que que construir que no fuese para destruir. Estas prácticas difundidas por los medios generabm una legión de imitadores que cerraban el círculo de la subjetividad adolescente. Rompían sus instrumentos y se rompían ellos mismos en tanto instrumentos. Siempre Ivay un adolescente actual, que conocemos a través de los medios que lo construyen y hay un adolescente del pasado, que conocemos a través de los medios que lo construyeron. Cada generación introduce modificaciones en la adolescencia. De modo que cuando hablamos del adolescente, tenemos que fecharlo Este capítulo está principalmente dirigido a llamar la atención sobre ese elemento: la temporalidad, la actualidad de cada momento. Y esto es importante tenerlo presente en la clínica para escu char en ella lo actual, Cada época refleja, en los medios, cómo es su adolescente, A su vez, ese adolescente que se representa en los medios y que define la subjetividad del adolescente de la actualidad influye como modelo sobre el adolescente real, el cual quiere asemejarse a su prototipo. El adolescent: actual ha desarrollado un modo de subjetividad que puede adaptarse a un ritmo vertiginoso de cambios. La moda es tiránica y cambia permanentemente. El tiempo de elaboración debe ser muy rápido, porque ya hay inmediatamente una cosa nueva a la cual adaptarse. Esa cosa nueva :s generalmente un nuevo aparato. Nos pasamos todo el tiempo aprendiendo a usar nuevos aparatos y los adolescentes son los que mejor se han adecuado a esa producción, Todo se hace rápidamente obsoleto. Es co no si nos estuviésemos acelerando y el adolescente arma su subjetividad tratando de alcanzar ese tiempo de marcha. El adolescent: de hoy es un adolescente enchufado a los medios. El aparataje digital forma parte de su cuerpo y de su subjetividad. Lleva con-
El adolescente expre expresad sado. o... .. I
inmerso en la actualidad. La información es inmediata. Lis películas se pueden ver antes de que sean estrenadas en los cines. Si queremos hacer un poco de historia del adolescent: enchufado, podemos tomar una serie va vieja como momento de inic o del adolescente permanentemente enchufado. La serie era “Beavis ar¿ Butthead”, el segundo de los cuales demuestra a las claras de qué está ílena la cabeza del adolescente por la propia MTV: de mierda. Sucediendo a “Los Simpson”, una serie que retrata la subjetividad de un prepúber, su relación con su padre, su madre, su hermana y su entorno, apareció una serie que tomaba dos adolescentes que recién habían ingresado a esa etapa: “Beavis and Butthead”. Se trataba de púbercsadoles centes con la característica peculiar de no contar con nin juna familia. Ellos estaban solos en la casa, mirando permanentemente MTV. Los vide osclips de MTV. El formato videoclip recogía en su hech ira este fenómeno actual de aceleración del tiempo, aceleración del tieripo de la historia, un fenómeno social cuyo final es difícil de prever. Conocemos los peligros de la velocidad y es altamente probable que un cloque frontal nos detenga bruscamente, En la película de “los B, and B. en América”, aparece el sjipuesto padre de ambos, amb os, un personaje personaje verdaderame verdader amente nte aterrado aterr ador, r, es es un ieavis ieavis adulto, vagabundo y andrajoso que vaga sin rumbo por el desieito. Así como Homero Simpson muestra la figura del padre en crisis, un padre infantil e inmaduro, guiado en la vida por su esposa Marge, el padre de los Beavis es un vagabundo inmaduro que ha perdido toda orienta :Íón en la vida burguesa. Esta E sta nofamilia, ese padre vagabun vaga bundo, do, describ describ :h el entorno entorn o donde se forjó la subjetividad del adolescente vacío, entre ¡jado a la televisión. No había en la subjetividad de B. y B. ninguna preocupación por el futuro. Era una subjetividad pasiva, espectadora de una actividad frenética, una actividad actividad compulsiva compulsiva ofrecida a la la mirada, c o i una catarata interminable de canciones, cuyo centro era un estribillo repetido sin cesar y sin variación alguna. A lo sumo, un crescendo explosivo Por otra parte, era muy importante ver la relación de es :ós personajes, B and B., con la violencia, porque su discurso era a toda:'luces un discurso despiadado. Eran absolutamente pasivos en su acción y violentos en su crítica. Todos los personajes adultos eran objeto de ¡buírla y deni
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giración, sin excepción. Esta posición refleja la desilusión que el mundo adulto deparó a los jóvenes y nuevamente es el mundo de la política, con sus p ron ro n i:sa i: sass falsa falsass de bienest bien estar, ar, lo que qu e está en el el cen ce n tro tr o de 1«\desilusión. Todos empiezan a comprender que la mafia es el camino de salida para sus pobrezas. El tercer personaje protagonista de la serie de B. and B. era la misma televisión, con la que mantenían una relación adictiva, y especialmente con un producto específico de la televisión moderna que era y es el videoclip. Podríamos decir que la televisión era la madre de B. and B. Era el objeto que los nutría y los contenía. A la serie de B. and B., que tomaba al púber en el centro de su reflexión, pronto se añadió otra serie aún más movilizadora y aparentemente más radical, una creación comparable a El Señor de las Moscas (William Golding, 2003), un libro que investigaba la crueldad de las relaciones humanas y donde los protagonistas eran niños. Una serie donde los protagonistas de la violencia eran niños pequeños que se llamó “South Park”. Allí se descendía al mundo de los niños para mostrarnos los efectos del inundo en la subjetividad de la niñez. Su escenario era una escuela primaria. Ya allí se presentaban casi todos los problemas que luego iban a explotar en la adolescencia. En un famoso episodio de South Park, un pequeño niño es sospechado de ser portador de sida y ya en el grado todos los problemas de segregación originados por el sida se mostraban. El niño ya crecía teniendo eso en mente y veía perfectamente la discriminación en acción. Los problemas de la adolescencia ya aparecían en las relaciones de la infancia. Este cambio subjetivo es perfectamente observable en la actualidad. La niña de seis años se comporta portando una subjetividad adolescente, se quiere comer el mundo, como lo ve en su mamá y sus amigas. No espera nada del adulto, más que el traspaso del poder d.cl consumo. Se podía ver una simultaneidad simultan eidad de fenómenos. fenómen os. Por Po r ur lado, la apariaparición de estas series y, por el otro lado, el espacio de las noticias y de la actualidad que mostraban nuevos y más profundos episodios de violencia que tenían por protagonistas a los adolescentes y a los niños. El hecho más dramático fue la matanza de estudiantes secundarios en un colegio secundario de de EE E E U U por adolescentes que que luego luego se se suicidaron. suicidaron. El racisracismo, el despecho y la pertenencia a una secta violenta fueron algunos de
i El adole adolesce scent nte e expresado.. expresado....
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los parámetros de análisis de los episodios en “Souüi Park”, que allí s» estudiaban bajo las formas de extraordinarias historias que giraban alrededor de la idealización de las armas. Se podía ver allí cómo esas instituciones y las familias que las sostenían eran el caldo de cultivo de experiencias desesp desespee radas. Fren Fr ente te a la pasividad de los púberes púber es que estaban todo el día con MTV, estos niños se presentaban como mucho más metidos en el mundo. Igual de trascendente estaban los fenómenos que surgían en el campo de los videojuegos y de la Internet con su cibersexo, sus sectas y sus planes para fabricar bombas nucleares caseras. Rápidamente, las series se sucedían unas a otras y eran sacadas de los horarios centrales de la televisión ya que perdían, he aquí la palabra clave: actualidad. Sólo los Simpson, una crítica de la familia burguesa, persisten en el tiempo. Suponemos que eso significa algo. Estamos seguros de queel cambio tápido de las series indica la velocidad en el armado de las nuevas subjetivrdades. Por ello es necesario crear productos que las describan y nos lo muestren. Según mi parecer, las obras artísticas son unas de las formas en las cuales se intenta dar cuenta de los cambios subjetivos y se adelantan, la mayoría de las veces, a la percepción que de esos cambios tiene el mismo psicoanálisis. Los ritmos perceptivos e intelectivos de los adolescentes actuales se desarrollan a glandes velocidades. Un tiempo más lento, como lo exige la lectura, les resulta muy difícil y de ahí tantos fenómenos de déficit de atención, ya qae la lectura y el aprendizaje académico exigen una atención “más lentí”. El video clip se ajusta perfectamente a un mundo cambiante a gran velocidad: La actualidad tiene la estructura de un videoclip. La actualidad nos hace sentir que el tiempo pasa más rápido y las distancias tancias entre la: la: generaciones generacion es se acortan aco rtan desde sus sus extrem extre m os hacia el el cence ntro. Los más jóvenes se acercan a los más grandes y los más viejos se acercan a los más jóvenes. En el capítulo anterior sobre las relaciones intergeneracionales, he mencionado el caso de la profesora norteamericana locamente enamorada de un niño de trece años para marcar este achicamiento de los cspacios intergeneracionales, achicamiento que se posa en ios traumas transgeneracionales de cada una de las familias de los protagonistas.
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Enamoramientos intergeneracionales ha habido siempre, la novedad es su deseo de legalización. La barrera intergeneracional se ha hecho porosa y no encuentra jüstifitación ética a las restricciones generacionales. La erica no encuentra un lugar de justificación, pues el andar del mundo se Iva probado como andando más allá de cualquier mandamiento, de cualquier imperativo categórico. Las nuevas generaciones ponen la ética cada vez más en entredicho. Nuestro superyó está en crisis, Demodé. Pero surge otro, acorde con los nuevos tiempos, El superyó también hay que fecharlo,
L o P RI R I V AD A D O Y P ÚB Ú B LI LIC O
Los medios se nutren de lo privado. Hacen de lo privado su negocio y lo llevan a su fin. Parecería que asistimos al fin del fenómeno de lo privado. Se ha pasado del diario íntimo al tnlk-sbow. Todo hecho privado se transforma ahora en público y en fenómeno mediático y al ser mediático es inmediatamente planetario, El caso aludido, que antes hubiese permanecido sepultado como elemento vergonzante de una historia familiar, se hizo inmediata y ostentosamente planetario y lo hacía ser paradigmático de la ruptura cada vez más ancha de la delicada barrera del incesto que separa las generaciones. Esta barrera del incesto, que separaba a las generaciones, se está transformando en una red cada vez más porosa, que alcanza también las relaciones sexuales entre niños y adultos, es decir, la pedofilia. El adolescente se da a ver. La tecnología le permite competir con el mundo del espectáculo, que antes estaba reservado a los famosos. Se podría decir que hay una democratización del espectáculo, Pero se trata de un testimonio no elaborado, un testimonio en bruto. No hay ninguna valoración de la elaboración, Lo importante, para la subjetividad, es estar en la mirada extendida. Cuanto más me ven, más valgo. Todos los fenómenos de la vida privada se discuten en el espacio público. Se construye una subjetividad donde la interioridad, el silencio, el pudor no tienen un valor positivo. En verdad, el joven ha corroborado que la imagen es poder. Que tener
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la foto colgada en la calle o en la pantalla hace que uno ex.sta. El anonimato es la mediocridad, la inexistencia, la muerte. Los ídultos le han mostrado que el éxito depende de esa estructura del espectáculo. Show match.
¿ LO L O S M E DI DIO S C O M O O R RII G EN EN ?
Éste me parece el momento de discutir y aclarar el pro >iema del ori gen. ¿Es el medio el que origina el fenómeno social o es á sociedad lo que origina el fenómeno del medio? Eso está en el centiif) del debate. ¿Cambiando el medio, cambiaremos los fenómenos soci;.|es? Es decir, ¿dónde está el origen del prob pr oblem lema, a, en la la sociedad socie dad o en e medio? ¿Son ¿Son los medios los que están produciendo los niños y los ac ole¢es de hoy? <0 es otra cosa lo que los produce? Por otra parte: ¿qué capacidad tienen los medios de can biar los fenó menos sociales? Recuerdo uno de esos intentos: un progrs ma del perio dista argentino Jorge Lanata, donde los modelos que aparecían en esce na, en la pasarela, eran jóvenes que hacían valiosos aportes comunitarios ¿Tiene eso alguna eficacia social? Hay que ponerlo seriamente en duda La subjetividad no se construye con'estos mensajes. Los modelos malos parecen representar mejor los procesos sociales que los me délos buenos, y por eso son más imitados. Siguiendo un lincamiento freudiano, nos inclinaríamos a pensar que, en el modelo adolescente que nos viene de los medios, en el sujeto cons truido por ellos, hemos proyectado algo referido a nuestr; subjetividad. En esa dirección tenemos que considerar, en primer lugar que ha habi do un cambio en la subjetividad que se expresa en el mod< jo. Así, “Beavis and Butthead” tuvieron luego muchos púberes que sigi ieron ese dúo grotesco porque los expresaba mejor que nadie. Todo niña quiere parecerse a Burt Simpson y establecer esa relación de tierno cuidado a su confundido padre. No se trata solamente, en ese cambio de subjetividad, de una caída de los ideales predominantemente cristianos o comunistas, dos ideales muy
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conectados entre sí por la creencia en el dominio de los humildes y el principio de caridad y es por eso que muchos sacerdotes pueden unir el evangelio con el socialismo, no se trata solamente de esa caída, sino de la emergencia de otro modelo ideal donde lo crítico, lo hedónico, lo diabólico, ocupan un lugar predom inante. La sociedad parece ser más más la la creación dei diablo que el orden ético impuesto por Dios. El ideal de la felicidad está más cerca de los placeres del diablo que de la justicia o el bien de Dios. En ese sentido, está muy cerca de lo que los estudiosos de la adolescencia denominan “lo puberal” de la mente, un espacio que se crea con la emergencia de la pubertad, dominado por las escenas puberales que básicamente son de carácter orgiástico y violento. La consigna actual es: lo puberal no se reprime, se actúa, y se prolonga en el tiempo lo más posible. La perversión ya no asusta como antes. Lo puberal se opone a lo “adolescens” que implica, sobre todo, la aparición de la ternura y de los ideales, la espera y la salida del espacio endo gámicol; una diferenciación que sobre todo ha estudiado P. Gutton (1991). Es como si hubiera en lo social y una muestra de ello es la pornografía una entronización de los valores de lo puberal, luego de una represión fuertemente instalada en lo social por la moral victoriana, que arrasaba con lo puberal y lo relegaba al espacio social excluido de los prostíbulos para varones. El adolescente actual ha vuelto a la veneración de la prostitución, a la que puede acceder más fácilmente que en otras épocas en las que estaba reservada para los adultos. Según nuestro parecer, entonces, todo este proceso no empieza en los medios, sino que empieza por un envío al medio de un mensaje que circula en la sociedad y que el medio en algún momento recoge, creando una ficción que da cuenta de un cambio en la subjetividad. “Beavis and Butthead” es un gran ejemplo de un cambio de la subjetividad en los púberes, mientras que South West Park marca la aparición de cambios de la subjetividad en la infancia. “Lost”, nombre de una famosa serie de la actualidad, muestra a un grupo de adultos perdidos en una tierra inubi cable:
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consumo, y donde no se produce ninguna crítica al sistema. Son aquellos personajes adolescentes, varón o nena, que aparecen como muy lin ' dos y de los que todos quieren estar enamorados. Pero esos modelos son como criaturas Acciónales pseudorománticas, que hacen del enamoramiento el fin último de la experiencia adolescente. El enamoramiento es,' sin duda, de máxima importancia en la vida. Pero estas producciones de los medios ligan el enamoramiento sólo a la belleza física y generan así una insoportable sensación de que el amor es el patrimonio de muy pocos. El amor se presenta entonces como algo que tampoco se puede conseguir y que, como el éxito, les está reservado a pocos mortales.
Capít Capít ulo ulo ! 1 “ Bo w l in g
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El a d o l e s c e n t e
A r g e n t in e ” en
el
mu n l p o
V IO I O L E NT N T O Y LA V IO IO L LE E NC N C IA IA AD A D O L E S C E N T E EN EL M U N D O
Quiero reflexionar en este capítulo sobre diversos factores que hacen a i aparición de la violencia en la escuela. Algunos de estos }actores pue en ser usados para la resolución de problemas prácticos en casos indivi ales, mientras otros sólo son un aporte a una futura teor a general de violencia en la escuela y no encuentran por ahora líneas «le aplicación n la resolución de problemas particulares. Más allá de esto jes necesario 1menos nombrarlos y especular sobre ellos. í I Reconocemos al menos cuatro factores a ser tenidos en (fUenta en el nálisis de una situación de violencia educativa o acaecida eru algún otro marco institucional. Uno de los factores parte de la misrr i institución I donde la violencia acaece. Se trata, pues, del factor instituci inal. En este
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caso, es la escuela en la medida en que ella es identificada con un poder represor. , . La violencia que acompaña el proceso de aprendizaje no es muy consciente pjura la escuela, a pesar de los enormes esfuerzos que se han hecho para ello, desde el Emilio de Rousseau hasta la fecha, esfuerzos de enorme valor que han dejado una impronta en muchos establecimientos educativos, pero que aún no son suficientemente entendidos. En general, la escuela es muy consciente del valor que tiene el aprendizaje, lo cual es muy cierto, pero es inconsciente de la violencia que acompaña ese proceso. Algo de esta violencia le es ineludible, le es estructural y dejarla a un lado parece más nocivo que beneficioso, pero otra parte es realmente muy destructiva del objeto que ama, el alumno. Este factor institucional es aquel del cual más extensamente nos vamos a ocupar en este capítulo. El segundo factor a tener en cuenta y no de menor trascendencia es e l ¿¡rupul. La escuela siempre considera la violencia grupa! como un accidente fortuito sin percibirlo como un hecho general. Se trata de la violencia que surge en los grupos de niños y adolescentes en un espacio de convivencia extrema como lo es la escuela. La dinámica de los grupos de pares se estructura a partir de una división “inclusiónexclusión” que afecta de un modo cruel al conjunto de los excluidos, crueldad padecida desde afuera como burla y desprecio y desde adentro de un modo envidioso. Ejemplos claros de esta dinámica se ven a diario en todas las escuelas y esto lo hace un factor general, que no hace más que reproducir la estructura cultural con su rango de “éxitoinclusión” por un lado y “fracasoexclusión” por el otro. Sin embargo, los dos niveles de análisis deben mantenerse separados para no achatar la comprensión real del fenómeno. El tercer factor es el individual, que depende en parte de la estructura familiar. Hace a uh particular sujeto cuyas mociones pulsionales sádicas y masoquistas pueden aflorar disruptivamente, engarzadas a psicopa tologías paranoides severas, en las cuales el entorno se vuelve insoportablemente perseguidor y claustrofóbico, ya que el sujeto o los sujetos en cuestión no vislumbran otro mecanismo de salida que la eliminación de ese entorno. Estamos ahí en el terreno de la psicopatología psicoanalíti de ux como en ca y psiquiátrica, que puede tomar la forma de una fo l ie a deux
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el caso de Coium Co iumbin bine,2 e,2 ya que fue fue un ataque preparado por po r un del delic icio io comparado de dos amigos, que conlleva un parecido en su estructura al estallido de de Okia O kiaho hom m a.3 E n los dos casos, el el odio odi o de lo lo indivi individual dual hacia hacia lo institucional era allí extremo; por un lado, un ataque fue a la institu ción escuela. (e.i Columbine), sobre todo al grupo de pares y profesores, y en el otro el ataque fue a la institución Estado , una oficina federal. La institución se convierte en “el perseguidor” en la cosmovisión paranoide personal. Los dos casos deben ser tomados en conjunto, como un ataque individual a la; instituciones sociales por las cuales “el individuo” se siente sometido y anulado. En el espacio teórico y también en el personal, deben diferenciarse: a) la real persecución del sujeto que hace el Estado en su función de control, vigilancia y cerrenamiento de la privacidad, lo cual lo convierte en un perseguidor real, y b) la realidad imaginaria que toma el ente social en un cuadro emocional de naturaleza paranoide. Como decía Freud, en el delirio siempre hay una parte de verdad, pero estos dos niveles deben distinguirse. Se trata de reconocer la verdad y reconocer el delirio. No se puedrn cambiarlas deficiencias institucionales matando a sus integrantes ni haciendo volar los edificios. Pero estos ataques violentos deben hacerncs pensar no sólo en la violencia individual, sino también en la violencia social, la violencia de las instituciones. Han existido algunos episodios donde un conductor, desesperado por un estancamie estancam ie ,ito ,ito del tránsito en una autopista, ha lanzado su vehículo vehículo corjtra los otros coches, hiriendo a muchas personas. Se trata evidentemente de un momento de locura, de un brote. Pero nadie puede negar que algo funciona muy mal en la organización de la institución tránsito. Una lectura lectura meramente ind indiv ivid idua uall del del hecho “un acto de locura ” dejadejaría a un lado lo enferma y enfermante que es la situación que ha desencadenado el ataque. No se puede dejar que las cosas sigan así y poner todo el peso en un acto de violencia individual, juvenil o adulta. Esa violencia debe inxrrogarnos sobre, elestado de la institución en cuestión. No se debería usar el factor individual para ocultar el factor institucional. El cuarto factor lo constituye el estado que toman los vínculos sociales en una comunidad en una época determinada. Se trata del factor cultu
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Mario
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ral. En una cultura q*Ue podemos denominar paranoide, el ciudadano se siente inseguro y perseguido. Si bien hay una base real, la cualidad de la reacción es desmesurada. La dimensión imaginaria de una reunión de enemigos potenciales domina toda la escena. El motivo central que guía la acción es la necesidad primera de la defensa personal, se trata de la ideología de la legítima defensa, en la cual cada uno está todo el tiempo preparándose para ser matado o matar en el caso de que quieran robarle. No es la guerra donde el código es: “Me vienes a matar, te tengo que matar primero”. Es: “Me vienes a robar, te tengo que matar”. Las condiciones de seguridad necesarias para la confianza en el otro se ven rotas en ese marco cultural, donde la demanda de los grupos excluidos se manifiesta como actos violentos de despojo.
Vemos aquí también que el delirio paranoide que atraviesa la sociedad tiene su parre de verdad en cuanto que el robo, concepto de plusvalía mediante, es un vector que atraviesa todas las relaciones sociales en el subdesarrollo capitalista. En el ámbito educativo, los padres muchas veces creen que los dueños de las escuelas sólo piensan en sacarles el dinero, pensamiento que transmiten a sus hijos; ante cada aumento de cuota escolar, surge el argumento de que ios dueños son ladrones; y los dueños, a su vez, sienten que los padres desconfían siempre de ellos y que desearían que trabajaran en condiciones de explotación, es decir, que los ladrones son los padres. Los maestros, siatados en el medio, se sienten robados por los dueños y por los padres. Se les exige todo y se les da muy poco. Estas vivencias devienen directamente del tenor de los vínculos en una sociedad gobernada por un mercantilismo salvaje, donde existe la creencia de que sólo el dinero brinda el acceso a la felicidad. De ahí la imperiosa urgencia de acaparar esa sustancia. Al igual que los asaltantes que toman un botín y después se matan entre ellos para quedarse con toda la bolsa. El oro, esa bendición, se convierte en su maldición. Tenemos entonces al menos estos cuatro factores para tener en cuenta en un episodio de violencia escolar: a) estado de los vínculos sociales, b) falla en la organización pulsional pasaje al acto en determinados sujetos miembros de esa comunidad, c) modo en la cual la institución encara el ejercicio del poder y d) modo que toma en los grupos la violencia entre pares.
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El diverso orden en los cuales se los enuncie muestra qu^ ellos no tienen primacía unos sobre o tros, tro s, es su su combinatoria comb inatoria la que que }uede }ue de lleva llevarr a manifestaciones violentas, que se tornan especialmente diámáticas porque la escuela es un espacio que en el imaginario social :¿ erige como dedicado al cuidado amoroso de los niños. Sin embargo, a los padres no se les escapa ese aspecto violento cuando aconsejan a sus hijos a que aprendan a defenderse si los atacan, lo cual denuncia el substrato para noide de los vínculos.
V io l e n c ia
In s t it u c io n a l
En primer lugar me voy a detener en la violencia inst.tucional que acompaña el proceso de aprendizaje en la escuela. Para el p, no resulta intrascendente ver el recorrido etimológico de la palabra ¡escuela para situarnos en la carga que porta ese significante. La palabra escuela sufre un proceso que refleja los camb: os ínstitucio nales que le fueron acaeciendo y que desembocan en la estructura que le es propia en nuestras sociedades. La palabra escuela deriva c ^1 latín señóla, que significa lección, escuela, y ésta a su vez deriva del griego schole, donde el vocablo tenía la significación de ocio, tiempo libi e, tiempo de huelga, época de recreo, porque las horas o los días de vacación se consagraban a los trabajos del espíritu. Veamos ahora con algún detalle su evolución posterior, b o r lo menos en español. Coraminas apunta que en el Cid aparece cincc iveces la v o z escuellas en el sentido de “séquito de un señor” o “mesnac as que hacen la guerra con él”. Este uso de schola aparece aparec e en los siglos siglos X I, hasta el XV. Este uso ya era común en el Bajo Imperio, donde schola se usa directamente directamen te com co m o “comp “c ompañía, añía, divisi división ón o cuerpo del ejército” ejércit o” . Ya aparece como “corporación o compañía” en el código de Justi 1iano. Según los estudios etimológicos, este uso pudo derivarse del latín partiendo de “conjunto de discípulos” de donde derivarían “acompañamiento” y “cuerpo milita militarr escogido” escog ido” o, probableme probab lemente, nte, se deba deba más más ja ja la infl influe uenncia del germano slcula, que significa división, y de ahí divis ¿n, ligado al
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Mario Waser Waserma man n
sajón antiguo skola que significa tropa (Roque Barcia, Diccionario Gene ral Etin ilógico de la Lengua Española , 2 0 0 4 ) . Ya no:arán ustedes la similitud de términos entre lo educacional y lo militar. División es un término que se usa en nuestro colegio secundario al igual ; ue grado se usa en el colegio primario, términos ambos también usados en el campo militar. Cada grado, cada división, es una escuadra, una mesnada, un pequeño batallón a ser adiestrado y seguir a su líder, a su maestro. Sabemos hasta qué punto cada escuela sigue a su maestro y cuán militante suele ser el discípulo en las escuelas psicoanalíticas y qué padecimiento produce. En fin, lo que a mí me parece interesante es que este cambio de la voz escuela, que va del ocio a la militarización, acompañando el cambio histórico social que experimentan las sociedades, nos aleja paulatinamente de la concepción griega, donde la enseñanza estaba vinculada al tiempo libre y al ocio. Ahora, para encontrar el ocio, el alumno debe hacerse la rata, término por los demás significativo, pues esta acción lo convierte en un rata o ratero, un objeto de desecho. Cuando schole se hizo escuella llevó consigo todo el proceso de militarización, incorporando la eficaz maquinaria ligada a la guerra. El juego, como estrechamente unido al aprendizaje, quedó relegado al espacio del kindergarten jardín de los niños, aún sujeto a la indulgente influencia materna. La ligazón entre escuela y militarización ya aparece en el primer grado y se percibe en la ceremonia de la formación matinal frente a la bandera, al igual que su juramento, donde se compromete la vida por la patria antes de la batalla. El formar filas no es una semejanza menor, en su sentido de marcha disciplinada a la batalla, al igual que los desfiles con el abanderado al frente; la bandera parece esencial a la educación y a la guerra. La disciplina y la subordinación son en ambas valores y su reprobación como peligrosidad moral acompaña esta constelación disciplinaria. Nadie puede librarse de este ritual, nadie puede llegar directamente al aula. La ceremonia de la fila y la marcha al aula son muy elocuentes, pero poco pensadas,.. La escuella debe ser formada, el cuerpo debe funcionar como uno. Como se ve, se trata básicamente de uniformar al sujeto, hacerlo similar al conjunto y discriminar ese conjunto del conjunto rival.
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En ese proceso, el sujeto va perdiendo un bien del cual no es conscier< , te, su yo único, su ser sujeto, su libertad. Dentro de ese recinto hay alumnos que ocupan un lugar de desecho, que no se integran con sus compañeros. Esos niños acumulan odio contra una institución que no hace nada más que favorecer esa discriminación vergonzante. Por otra parte, en la medida en que la patria significa cada vez menos, las ceremonias que la ensalzan pierden también significado. No está demás mencionar también la ligazón que la religión ha tenido y tiene con la escuela en tanto adoctrinamiento. En su historia etimológica escolar, ha sido sinónimo de monaguillo. La catequesis, así como la enseñanza del Corán en las madrassas o la Torá en las ieshibas, son un ejemplo claro de ligazón entre religión y aprendizaje. La escuela prepara al niño para el trabajo y la ciencia, lo cual es explícito y consciente, pero también para el ejército y la religión. Esta ligazón es especialmente fuerte en familias que ponen como condición de la educación de sus hijos la enseñanza religiosa. No se trata sólo de impartir conocimientos, sino de una formación moral. Los estudios de Foucault (1977), especialmente V i g i l a r y c a st st i g a r , con respecto al ejército y las cárceles, son fuertes iluminadores de la estructura de la institución educativa en sus aspectos positivos y negadvos. Se han establecido, desde principios de siglo, movimientos educadvos que quieren hacer frente a ese proceso de militarización y “religificación” (hacer de la escuela una sucursal de la Iglesia) y estos movimientos no dejaron de conseguir éxitos parciales en ámbitos reducidos. La educación laica, universal y gratuita, por ejemplo, ha sido uno de los logros más significativos de la historia educacional argentina y fue ia que impulsó a nuestra institución educativa a un nivel reconocido en el mundo entero, En parte, tal como lo teorizó Freud en El Malestar en la Cultura (1 9 2 9 ), sabemos sabemos que que cierto malestar malestar producto de la la represió represión n parece parece ineludible, pero es necesario ser lúcido en los excesos de ese malestar que Freud ligó a estructuras pregenitales y Lacan al goce. En nombre de aceptar la castración, se pretende que nos traguemos cualquier sistema institucional, aunque éste sea injusto y nos haga infelices. Actualmente, se están dando a conocer los innumerables casos de abuso sexual que
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O acontecen en los centros religiosos educativos. Un manto de silencio se entendía sobre ellos.y los niños tenían que soportar el abuso calladamente en nomb no mbre re de la adaptaci adap tación ón a la instituc insti tución. ión. ►
El mensaje que actualmente circula es que aquel que no aprende lo que la escuela le quiere enseñar está condenado a desaparecer como miembro de la sociedad. Yo pregunto: ;no se está creando un terrorismo educativo? Estos actos locos, terroristas, que suceden en las escuelas, ¿no son una respuesta desmesurada al terrorismo educativo? Como ejemplo de ese terror está el hecho de que, en sociedades desarrolladas como la japonesa, muchos son los adolescentes que se suicidan al sentir que no pueden aprobar sus exámenes, ya que eso significa la muerte cívica, la no inclusión social para siempre, o una inclusión como desecho social, como no elite. ¿No hay allí un exceso de goce institucional? La escuela misma disfruta de su poderío, de su capacidad de dejar afuera si no se la adopta como guía universal. El orden y el poder policial se perciben inherentes a una organización cuyo riesgo en contrario sería la anarquía. La escuela, en la medida en la cual ella misma es fuente de un monto de violencia excesiva en su ejercicio, gesta en sus alumnos un secreto deseo de revertir esa presión. Aparece un odio a la institución. La escuela, salvo honrosas excepciones, es un lugar peligroso para el sujeto en tanto sujeto. Su supervivencia está asegurada si se uniformiza y se integra al grupo. Caso contrario, la escuela refuerza sus conflictos y condena inexorablemente al fracaso. Esta violencia institucional tiende a volver sobre la escuela de diversas formas. Las explosiones destructivas en las fiestas de fin de curso, que acompañaban la vuelta olímpica, expresaban abiertamente la violencia reprimida que ahora se volcaba sobre la misma escuela. Esta vuelta olímpica era en realidad una revuelta olímpica que no se podía hacer antes, por el riesgo de la expulsión. En la deserción escolar, el individuo ejerce la violencia contra sí mismo de un modo autodestructivo. Pero también lo hace en la sobreadaptación, donde el sujeto para ser aceptado, para que se lo apruebe, renuncia a su singularidad, se entrega totalmente.
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Es importante preguntarnos qué le pasó al si jeto después de su transcurrir por el proceso educativo. Es bueno, comD en todo dualo, quedarse con lo mejor, pero también es muy importante ver los efectos de lo malo. Cuántas veces, de todos aquellos que hín completado su formación académica, no queda más que la sombra d: un sujeto, un tecnócra ta sin rostro. En su estructura, la escuela se establece de ur. modo sin e;cape al cual el sujeto se debe someter obligatoriam ob ligatoriamente ente en nombre nom bre de si bien. bien. Aunque sus reglas y contenidos no se adecúen al sujeto ni al presente, no hay escapatoria posible. El problema para la escuela son los reacos, que son cada vez más. Allí el sistema se pone a prueba. Los reacios no son.los que no aprenden a leer y escribir, ya que conocemc? la gravedac ¡psicopato lógica de esa sintomatología, sino los que no aceptan los conocimientos académicos ni las reglas de conducta y es en ese rango donde ,se encuentra una extraordinaria cantidad de alumnos, es allí donde splantea el problema de los violentos.
I! Queremos introducir, para enmarcar todo lo expuesto ant: nórmente, dos términos que esperemos resulten útiles para pensar el pro alema de la violencia en la escuela. Importando la terminología de Pier. Aulagnier violencia cia prim ar i"a y violen(1986), vamos a incorporar los términos de violen cia secundaria en la escuela. Estos términos son usados por ella para dar cuenta de determinados fenómenos de estruciura que acc mpañan la estructuración psíquica del sujeto.
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Por violencia primaria en la escuela entendemos dos órden :'s de fenómenos: men os: unos son los los que proced pro ceden en por po r la operación operació n de c o r t :: o separaseparación que la escuela efectúa, separando ál niño de sus padres er !la función
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educativa y los otros proceden de la introducción en el psiquismo de deseos e ideales, y ese es el sentido en el que los usa Piera Aulagnier. Se trata de la inserción en el psiquismo infantil de una parte del psiquismo adulto. El ejemplo claro lo dimos en la enseñanza religiosa y en el amor a la nación, donde se insta n el amor a los textos sagrados y al territorio que luego parecen proveni r de la interioridad del sujeto, perdiéndose su punto de origen, así comc se pierde el discurso de la sexualidad adulta instalado en el decurso perverso polimorfo de la sexualidad infantil (Laplanche, J., 1987). La escuela, a través de sus oficiantes, debe generar en la mente del niño u:i deseo de aprender lo que la escuela le ofrece. Lo cual incluye aprendsr un ideal moral y los conocimientos que se imparten. Se llega a tales a aremos en esa dirección que se espera de cada m aestro aestr o que cree en su a umno um no el deseo de aprender su materia y el orden moral que impera en la escuela. El niño deberá desear portarse bien y desear saber historia, geografía, instrucción cívica, gramática, música, etcétera. El deber desear es una categoría en sí misma muy conflictiva y por ello este fin a de muy dudoso éxito. La pregunta que siempre surge es del orden de U utilidad “¿para qué me sirve lo que me obligan a aprender?” Se le contesta que lo sabrá en su futuro, pero dudosamente ese futuro se cumpla, ya que el ideal social es la especialización. Ni el enciclopedismo en tanto patrimonio cultural ni el ideal renacentista en cuanto a un hombre completo. En cuanto a los otros fenómenos referidos a esta ineludible violencia primaria tienen que ver con un momento de corte, de separación y la instalación de las reglas y las consignas, proceso que es ineludible para lo institucional. Este corte está visualizado de una manera dramática en la entrada del niño a primer j;rado. Allí él es arrancado a veces, adaptación mediante de los brazos d<: la madre. Se repite en este momento esa operación ració n de sustitución que :n el psicoanál psicoanálisis isis,, a partir parti r de Lacan, Lacan , se co n oce como la metáfora paterna. El sujeto deja de ser significado por el deseo materno como el falo que lo completa y se ubica bajo el ideal del nombre del padre. La escuela actúa en ese sentido, claramente, como uno de los nombres del Padre. El modo en el cual se haya desarrollado esteproceso de sustitución en el seno familiar marcará la forma en la cual
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el niño se adviene o no a este alejamiento materno. Sin embargo, ^ impulso parricida, en tanto reverso de la amenaza, puede estar fraguando posibles pasajes al acto, al igual que los ataques a la escuela, en tanto cuerpo materno, sobre quien descargar ese odio por el sometimiento institucional. Es típica la violencia y burla de los alumnos a las profesoras que muestran signos de debilidad. Se produce allí una suerte de tiesta canibalística en la que el grupo prácticamente devora a la docente, la que oscila entre el grito histérico o el silencio impotente. Las operaciones vinculadas a la violencia primaria, corte e ideales, que debe hacer la escuela son muy delicadas. Muchos educadores piensan que el niño debe llegar preparado a estas experiencias, pero muchas veces no lo está y la escuela debe considerarlo. Veamos ahora los fenómenos ligados a la violencia secundaria. La violencia secundaria que es la verdaderamente más peligrosa consiste en la redundancia del rechazo con el alumno por su fracaso en esa disposición al deseo y a las adquisiciones que la escuela le propone. Allí se cometen verdaderos estragos que llevan a la deserción y al rechazo del aprendizaje. En el ámbito de la violencia secundaria, el sujeto es reemplazado por una nominación. Se trata del vago, del malo, del burro, del síndrome de déficit de atención, del que siempre va a fracasar, del que siempre se va a portar mal, del que es necesario echar, en fin, de la manzana podrida que puede arruinar al resto. Esa nominación se arrastra como una carga negativa que generará deserción o pasaje al acto o desintegración en personalidades ya de por sí débiles y desubicadas. El sujeto es reemplazado por una categoría psicopatológica. El consultorio analítico suele ser un lugar a los que llegan los heridos de la guerra escolar, los excluidos, los burros, los maricas, etcétera. Sobre estos niños hay un ensañamiento que sólo se puede entender por la dinámica del goce. Efectivamente, son niños que son gozados y que pueden ser llevados hacia la autoaniquilación o en los que se puede gestar la locura asesina.
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Mario Wase Waserm rman an
El gru p o de pares t
Pasemos ahora al segundo factor de una importancia relevante en el análisis de la emergencia de actos violentos en la escuela, Este se'gundo factor hace a la dinámica de los grupos de pares en situaciones de convivencia, Como es un tactor de visualización muy directa, llama la atención Su negación sistemática en el mismo sentido en que es negada la sexualidad infantil. Nos gusta imaginar a los niños como los desea la escuela, sin sexualidad Vsin agresión. Así como Freud evidenció la sexualidad infantil, también lo hizo con respecto a las pulsiones sádicas y masoquistas, a las que terminó ligando a la pulsión de muerte manifestándose por el goce de la crueldad y del sufrimiento. Melanie Klein y Lacan han teorizado y trabajado también las manifestaciones de la crueldad. La primera, ubicando muy tempranamente las fases de máximo sadismo y el segundo, ligando la agresión al narcisismo y la relación especular con el otro. En cualquiera de los casos, la violencia está allí, la pregunta es qué es lo mejor que el adulto puede hacer con ella, ¿Reprimirla? ¿Vigilarla? ¿Amordazarla? Hay obras literarias que tratan en profundidad el tema y que deben ser estudiadas detenidamente por los educadores y psicoanalistas. Una de ellas es El Señor de las Moscas, de William Golding (1954), que muestra como los niños reproducen y crean las más siniestras modalidades ,de la conducta social cuando son dejados a su arbitrio y cómo llegan ha'sta el homicidio, lo cual significa un punto máximo de violencia en la rivalidad v la lucha por el poder que se instala en esa sociedad de niños. £n la escuela, el poder lo tiene y lo administra el adulto, pero hay muchas zonas liberadas donde la violencia de los niños reina sin control. Es aquí que podemos entrever el cambio de punto de vista que a nosotros nos parece fundamental. En la escuela no se trata de que el adulto ejerza la violencia, que impere su violencia. Su función es poner a salvo a los ñiños de la propia violencia de ellos, para lo cual debe ejercer permanentemente una función de mediación. Debe dejar claro su liderazgo y que ésre es ejercido, en nombre de una pacificación que ellos no pueden lograr por sí mismos. Cuando los maestros dicen que no pueden hacer nada con la violencia de los chicos, que eso es cosa de los chicos, el cen-
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tro de su función como adultos falla, y el incremento de la 'l'iolencia es imparable. Los padres, muchas veces identificados con el narcisismo de los hijos, ponen en primer lugar al niño, aunque cuando éste !se muestre particularmente violento con algunos de sus compañeros, y p inen la función adulto de los maestros entre la espada y la pared, impic iéndoles su ejercicio. Ni les pagan, ni les dan la dignidad necesaria panj ejercer su función adulta que, repito, no es de violencia, sino de apacigi amiento de la violencia que surge en las relaciones entre ellos y cuya muestra más clara clara se produ pro duce ce en en los los episodios de homicid hom icidio io entre pares. ¡ La otra otr a obra o bra literari literariaa a tener ten er en cuen cu enta, ta, ésta última lleva llevad; d; i al cine, es Carrie, de Stephen King, que se ha dedicad ded icadoo a esaidiar el t :rror :rro r en los los ámbitos cotidianos, entre ellos la escuela, donde él mismo 1;. ha pasado muy mal. Carrie expone con claridad el terrible sufrimiento que supope la exclusión en los colegios secundarios en USA, pero en verdad se puede apli car también a muchas comunidades escolares entre nosotros, en especial las más globalizadas. La venganza por el narcisismo herido en Carrie sabemos que queda en el terreno de la fantasía y no se hace lacto. Pero en otros casos, como el de la escuela secundaria de Columbirj* se transforma en acto.
Como ejemplo clásico de lo que puede significar la viol ¡nciá en el grupo de pares se puede tomar la forma en la cual se expres; la compe tencia dentro de una misma división en los colegios secundari: s eñ USA. En muchos colegios hay una votación entre los alumnos pai¿a elegir al mejor en esto o aquello, así como en las empresas se elige al mejor empleado y del mismo modo que aquí se hace para elegir el mejor compañero. Pero allí, en los colegios secundarios, se llega al máxi:Tío porque se elige elige también tam bién al más más popula po pularr y al al más lindo, lind o, pero p ero tamt tam t íén i al más impopu imp opular lar y al más feo. feo . Se imaginan imag inan ustedes uste des la catástr cat ástrofe ofe su: su ::>jetiva que acaece en el que es elegido en ese lugar, la persona más fc¿ o la más excluida. Allí la violencia no proviene del claustro de profesor :¡s, que con sus notas not as tambié tam bién n erigen erige n una lista de fracasos frac asos,, sino si no que pi Avien Avienee del del grupo de pares que tratan de empujar a algunos a una caída suicida, como ocurre en el Señor de las Moscas.
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Mario Waser Waserman man
cómo enfrentar este hecho social de la democracia que es el ejercicio del voto? ¿Hasta dóade debe llegar el voto?
La p s i c o p a t o l o g í a i n d i v i d u a l
El tercer factor a considerar es la psicopatología individual. Esta hace a una con?! co n?! elación elación particula part icularr que hace eclosión eclos ión en un niño en el el cual se se gesta un pasaje el acto equivalente a un brote psicótico. Sobre este factor sobre el cual se han hecho muchos estudios, donde se ha encontrado un perfil siempre de aislamiento, exclusión y elucubración paranoide, con no sólo fantasías vengativas ligadas a la utilización de armas, sino el acopio concreto de ellas, un micro sistema paranoide delirante se pone en marcha con el fin de conseguir una afirmación narcisista grandiosa momentánea con una vivencia de grandiosidad del yo que restaura las heridas nar cisistas. Aunque esta serie de elementos se manifiesta en el ambiente escolar y familiar por el aislamiento, no aparecen recursos que puedan poner fin a esa escalada interna que requeriría una acción terapéutica masiva. Sabemos desde el principio del documental de Michael Moore (“Bow ling for Columbine”), que Eric y Peter jugaban bowling a las 6 de la mañana el día de la matanza. Sus compañeros los describen como chicos aislados, extraños, hostiles, que siempre arrojaban la bola de bowling fuera de la canaleta a propósito, es decir, se salían del marco, anunciando así esa salida del marco que es el pasaje al acto. Participaban de una fratría, la de los impermeables largos, que idolatraba la conducta violenta, las armas y la segregación, estos grupos de extrema derecha, tipo Ku Klux Klan, son una tradición norteamericana, que a veces alcanza las más altas jerarquías .nstitucionales. Estos chicos tomaron del legado social los instrumentos para concluir su crimen y suicidio posterioi. Pero insistimos, el problema principal no está sólo en la identificación de ese sujeto peligroso, sino en la peligrosidad de ese sistema en su conjunto, que no observa suficientemente el vivir de ese chico en la escuela y el crescendo de situaciones que va enfrentando, y que no hace nada para sacarlo de ese aislamiento progresivo.
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f a c t o r c u l t u r a l
Pasemos ahora al factor cultural. La escuela, por más que intente transmitir un mensaje de integración y ética social, no puede dejar de reflejar d estado real de los lazos sociales en una sociedad dada. Y si la violencia y el mercantilismo, sobre todo éste último, son valores supremos en la sociedad, esta violencia se instalará en las relaciones entre alumnos y de los alumnos con los profesores y viceversa; la escuela podrá hacer poco para evitarlo y menos cuanto más se considere un espacio cerrado donde nada de lo de afuera entra. “Bowling for Columbine” es un intento extraordinario de ahondar en las causas culturales que dieron origen a estos hechos de violencia escolar. Moore se encargó de abrevar en las fuentes donde estos chicos se formaron y descubre que, al igual que otros chicos sospechosos, provienen de una ciudad apagada, mediocre, depresiva. Un medio social gris y depresivo, donde la única descarga pulsional está ligada a las armas y a las bombas. De una manera u otra, hay allí un “no aguanto más... este des mantelamiento”. Así también los adolescentes argentinos que se meten en la carrera del delito provienen también de zonas devastadas por la miseria, que seguramente generan estados depresivos, cuya única salida concebida es la euforizante cocaína o el lumpen paco y la acción reivin dicativa delictiva y violenta. De allí surge esta condensación que hago en el título del trabajo, “Bowling for Argentine”, donde la situación de violencia escolar también está entre nosotros y muchos hechos ya han ocurrido y ocurrirán por condiciones sociales semejantes a las que dieron origen a la tragedia de Columbine. Son hechos comunes en la Argentina muchos asaltos de adolescentes marginales de la calle a adolescentes de escuelas secundarias, para sacarles el reloj o las zapatillas. Es como si fueran los compañeros de estudio excluidos, que quisieran apropiarse de algún objeto de los incluidos, para de esa manera ser unos más de ellos. Con precisión científica, Moore busca identificar las causas sociales de la matanza masiva a través de la comparación con Canadá. El factor pasión por las armas, que parece responsable de los hechos, no lo es en
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Mario Waserm Waserman an
\ )mismo )mis mo,, puesto que en Canadá la la pasión pasión por la las armas es es aún mayor. mayor. £irt embargo, ni la población ni la policía pueden recordar el último asesinato. Es que en Canadá la pasión por las armas no está ligada a la legítima defensa, ni a la expectación ansiosa del robo que impulse a pulsar el gatillo, ni a la idealización del poder militar. Allí, en Canadá, está ligada a la pasión por la caza, por una relación muy profunda con la naturaleza, que en esas grises comunidades americanas no existe. En las sociedades violentas, como la americana y la nuestra, es como si estuvieran todos en estado de guerra, permanentemente. Tampoco se trata del capitalismo a secas, como les gustaría a muchos que piensan que el orden económico es responsable de todo, ya que Canadá es un país capitalista y pacífico. Sin embargo, allí la propiedad no está protegida de un modo obsesivo. Aunque hay robos, la gente deja la casa sin llave en la puerta. Quiere decir que el lazo social que impera en esa comunidad es menos violento. La competencia por la posesión de los objetos no ha llegado, ni probablemente llegue, a ser tan feroz. Mucha gente sólo quiere ver en los episodios de violencia escolar a individuos violentos con problemas personales degenerativos, cuya eliminación social daría lugar a la cura de estos problemas. Pero lo personal es solo una parte del problema, es, sobre todo, un problema atinente a la sociedad en la cual se vive y la ubicación de esa familia en esa sociedad. Una pasión por las armas para la legítima defensa se ha instalado en la Argentina. Ese factor social va a producir que esas armas se usen para una legítima defensa en el ámbito escolar y eso nos va a parecer aberrante, incomprensible, extraño y degenerado. La sociedad pedirá pena de muerte para esos animales y no verá más allá del acto. La institución escolar, en un país como el nuestro, se hace cargo de situaciones para las cuales no fue pensada. Y esto es en verdad una adecuación de la institución a las cambiantes situaciones históricas. El más claro ejemplo es la aparición de los comedores escolares, donde los chicos que no tienen cómo alimentarse en su casa, encuentran el comedor en la escuela. La escuelaeducación se hace también escuelacomedor, aunque lamentablemente debemos decir que la falla de políticas económicas hace que la educación misma no alcance el nivel que los tiempos le
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imponen. Así como la furción comedor, la escuela nene q .te incorporar la función antiviolencia para adecuarse a estos tiempos v ió leritos. ritos . Y lo debe hacer repensando la violencia primaria, es decir, aqv elloI corte e ideales que instala y cómo lo instala. Revisar atentament la violencia secundaria, es decir, la rigidificación expulsiva de los alummos problema e incorporar acciones adultas para intervenir en los proceso ¡! de violencia grupal entre pares y entre alumnosprofesor. Los modelos disciplinarios rígidos y expulsivos corresponden a otra época. Se trata de iensar la vio lencia y crear dispositivos Angulares para escuchar su dem: ñda y proce der a su elaboración.