Neurolingüística Neurolingüística clínica del bilingüismo bilingüismo Andrea Marini, Cosimo Urgesi y Franco Fabbro Introducción
La noción de bilingüismo hace referencia a toda persona que utiliza, o simplemente conoce, dos o más lenguas, incluyendo dialectos (Grosjean, 1994). Solo para dar algunas cifras, en apenas 160 países se hablan aproximadamente 7000 lenguas. Es más, en muchos de estos países el número de lenguas habladas está en constante crecimiento debido a la masiva inmigración. Esto significa que, en diferentes grados, más del 50% de la población mundial conoce al menos dos lenguas y, en consecuencia, se la puede considerar no solamente bilingüe sino también multilingüe (Tucker, 1998). La representación del lenguaje en hablantes multilingües puede ser abordada en diferentes niveles. De hecho, constituye un punto de interés para estudios sociolingüísticos sociolingü ísticos y psicolingüísticos. psicolingüísti cos. De la misma manera, manera, la competencia bi-/multilingüe constituye una importante línea de investigación para la neurolingüística clínica y teórica (Fabbro, 2001a). Es así como, luego de haber introducido la cuestión de la definición de la competencia multilingüe, este capítulo abordará los patrones de pérdida y recuperación en hablantes bi-/multilingües adultos y niños con diferentes déficits (afasias, trastornos específicos del lenguaje, pacientes neuropsiquiátricos y desórdenes neurodegenerativos progresivos). En la sección final de este capítulo, el foco estará puesto en el problema de la evaluación neuropsicológica de déficits lingüísticos en pacientes que hablan más de una lengua. Un breve recorrido por la c ompetencia ompetencia lingüística
El lenguaje es una función cognitiva compleja basada en la interacción entre varios niveles de procesamiento: un nivel fonológico, crucial para la categorización abstracta de los sonidos del lenguaje; un nivel de la palabra donde se realiza el procesamiento lexical; un nivel oracional para el procesamiento sintáctico; un nivel pragmático donde las palabras y las oraciones son contextualizadas y donde las inferencias son procesadas; y un nivel del texto/discurso donde aquellas oraciones que conforman un texto oral o escrito son integradas para obtener un significado o idea general (Marini, 2008; Caplan, 1992). Cada aspecto del procesamiento del lenguaje es favorecido por sistemas neurofuncionales que pueden verse independientemente afectados, inhibidos o preservados luego de una lesión cerebral o una inhibición transitoria por estimulación eléctrica, eléctric a, carga paroxística paroxístic a o inhibición farmacológica farmacológ ica (Ojemann, 1991). Siguiendo el modelo declarativo/procedural (Paradis, 1994, 2004; Ullman, 2001, 2004), se asume que el aprendizaje y la representación del lenguaje son favorecidos por dos sistemas anatómicos y funcionales de memoria de largo plazo (delcarativa y procedural, respectivamente). La memoria procedural es un tipo implícito de memoria sostenida por los ganglios frontales y basales así como también por porciones de la corteza parietal, la
temporal superior y el cerebelo (Ullman, 2001). La memoria procedural subyace la competencia lingüística implícita. Durante la primera etapa de la adquisición del lenguaje, está involucrada en el proceso de aprendizaje, en la consecuente ejecución sensoriomotora y en las habilidades cognitivas, tales como la articulación de los sonidos del lenguaje y la sintaxis. La memoria declarativa (o explícita) está sostenida por las estructuras bilaterales mediales y temporoparietales, incluida la región del hipocampo y la corteza parahipocámpica (Ullman, 2001). Por otra parte, está implicada en el aprendizaje consciente de hechos y eventos a través de dos subtipos: la memoria semántica y la memoria episódica, respectivamente. La memoria semántica es el sistema de almacenamiento del conocimiento enciclopédico del mundo (por ejemplo, el significado de las palabras, así como también el conocimiento acerca de eventos históricos, las nociones geográficas y los hechos sociales). La memoria episódica (o autobiográfica ) almacena las experiencias personales pasadas que pueden ser recordadas. Se asume que la gramática (es decir, competencia implícita sintáctica y morfosintáctica) es adquirida a través de la memoria procedural, mientras que el conocimiento explícito léxico-semántico es aprendido y almacenado en la memoria declarativa (Paradis, 1994; Ullman, 2001). Por ejemplo, la memoria procedural está involucrada en la adquisición y en el uso de las reglas sintácticas implícitas tales como los principios de rección y ligamiento (Chomsky. 1995) o de los procedimientos de parsing sintáctico (Frazier & Fodor, 1978). Además, el sistema procedural está involucrado en la adquisición y aplicación de las reglas de formación de palabras a morfemas e ítems léxicos almacenados en la memoria declarativa. Es más, una vez que se produce el acceso a un ítem lexical, los procedimientos de la memoria implícita generan automáticamente la estructura argumentativa de esa palabra particular y asigna los roles temáticos que son requeridos por sus argumentos (proceso morfosintáctico). Al igual que la fonética, los programas articulatorios necesarios para producir los fonemas blanco de la lengua se automatiza y es transferido a la memoria procedural, de manera que el hablante no necesita pensar en los movimiento articulatorios mientras habla. ¿Qué ¿Qué sucede con la competencia multilingü e?
Nuestro conocimiento intuitivo de “bilingüismo” está a la altura de una definición precisa. De hecho, los expertos han acuñado diversos términos para distinguir entre diferentes tipos de bilingüismo de acuerdo con diferentes factores (Edwards, 2004). Por ejemplo, cuando el foco está puesto en la competencia, se habla de una distinción entre bilingües equilibrados y bilingües dominantes (Peal & Lambert, 1962): un bilingüe equilibrado domina ambas lenguas de igual manera, mientras que un bilingüe dominante es más competente en una de las dos lenguas. Si el interés está puesto en el efecto ejercido por la segunda, tercera o N lengua (desde ahora L2, L3, L n) sobre la lengua materna (desde ahora L1 o primera lengua), Lambert (1974) propuso una distinción entre bilingüismo aditivo y bilingüismo sustractivo , en donde los bilingües aditivos son aquellos que desarrollan su L2 sin perder ninguna competencia de su L1, y los bilingües sustractivos son aquellos que disminuyen su competencia en su L1 mientras que aprenden una segunda lengua. Ahora bien, si el factor a tener en cuenta fuera la edad de
adquisición, sería posible distinguir entre bilingües tempranos y tardíos dependiendo de si dos o más lenguas fueron adquiridas “temprano” (por ejemplo, durante la infancia) o mucho después que la L1. En síntesis, el bilingüismo tiene muchas facetas. Sin embargo, estas interpretaciones acerca de los diferentes aspectos de la competencia bilingüe no proveen una clara definición sobre qué es el bilingüismo. Según Bloomfield (1933), solo aquellas personas que poseen un control similar al nativo de dos lenguas son consideradas bilingües. Por lo tanto, debemos extender esta definición con el objetivo de identificar como multilingües solamente a quienes tienen dominio nativo de más de dos lenguas. Sin embargo, una explicación tan rígida deja abierto el problema de la definición de nociones abstractas como “equilibrado”, “ideal” o, incluso, “bilingüismo perfecto”. ¿Existen realmente personas con un bilingüismo perfecto? No hay dudas de que es difícil encontrar bilingües completamente “equilibrados”. Cuando nos inclinamos a considerar individuos multilingües, el problema se vuelve aún más dificultoso debido a que excluimos de la definición de “individuos multilingües” a todos aquellos que conocen más de dos lenguas pero no al nivel en el que dominan su L1. La perspectiva de la competencia bi-/multilingüe ha sido cuestionada por numerosos estudios. Más específicamente, el foco estuvo puesto alrededor del grado de competencia de un mismo individuo en dos o más lenguas. En consecuencia, han sido propuestas otras definiciones adicionales. Según Grosjean (1999), son bilingües las personas que conocen dos o más lenguas, ya se trate de aquellas personas que conocen más de una lengua pero utilizan una sola para sus intercambios comunicativos cotidianos (“bilingües latentes”), o aquellas que efectivamente utilizan a todas ellas de manera cotidiana. Más importante aún, las personas bilingües no deben ser consideradas como la suma de dos monolingües completos o incompletos (Grosjean, 1989). En efecto, la interacción de diferentes lenguas en la misma persona produce una diferente pero integrada entidad lingüística con características propias que no puede ser simplemente reducida a la suma de las partes. De hecho, los individuos bilingües pueden adquirir las diferentes lenguas de diversas maneras y en distintos momentos. Es más, pueden utilizarlas con diferentes personas en distintos contextos situacionales. Esto significa que los bilingües pueden ser colocados en distintos puntos de un continuo situacional que indouce a un modo particular de habla. En un extremo de ese contínuo se halla el modo de habla totalmente monolingüe... En el otro extremo del contínuo se encuentran los bilingües que comparten los dos lenguajesAt the other end of the continuum, they are with bilinguals who share their two languages… and with whom they normally mix languages (código de intercambio y préstadmos): están en un modo bilingüe... debemos tener en cuenta que existen modos intermedios entre ambos. (Grosjean, 1989, p. 8) Un creciente número de estudios neuropsicológicos y de neuroimágenes muestra que la experticia de los bilingües posee una compleja organización neurofuncional basada en las interconexiones entre circuitos neurales (Fabbro, 2001b). Por consiguiente, parece
plausible considerar al cerebro bilingüe no como la suma de dos o más sistemas lingüísticos monolingües sino como “un sistema neuroal único y complejo que puede diferir en cada individuo"(Abutalebi, Cappa & Parani, 2001, p. 188). En lo consiguiente, y debido a los objetivos directos de este capítulo, adoptaremos una definición pragmática de bilingüismo. Específicamente, el término “bilingüismo” (o la competencia bilingüe) refiere al dominio de dos o más sistemas lingüísticos, cualquiera sea el nivel de competencia y la edad de adquisición (Marini & Fabbro, 2007). Un análisis de la competencia bilingüe: características clínicas de la afasia en bilingües
¿Cómo están representadas las lenguas en el cerebro bilingüe? En el nivel microanatómico, es decir, en el nivel de los circuitos neuronales, es aceptable asumir que las dos lenguas están representadas en circuitos neuronales total o parcialmente independientes. Por otra parte, sigue en debate la pregunta acerca de si, en el nivel macroanatómico, la L1 y la L2 están representadas en la misma o en distintas estructuras cerebrales (Urgesi & Fabbro, 2009). Sin embargo, distintos estudios acerca de habilidades lingüísticas de hablantes bilingües podrían proporcionar una aproximación a la solución de este problema. A primera vista, la lógica detrás del estudio de las afasias en individuos bilingües es muy simple. Si, después de una lesión cerebral, una persona bilingüe pierde todas las lenguas que dominaba antes del accidente, podemos asumir que éstas involucran las mismas áreas cerebrales. Lo mismo sucedería si esa persona recuperara todas las lenguas al mismo ritmo y en la misma medida. Por otra parte, si, después de la lesión, el paciente mostrara un déficit selectivo en una o algunas de las lenguas o diferentes patrones de recuperación para las distintas lenguas, podríamos asumir que las representaciones cerebrales de las lenguas involucran diferentes circuitos cerebrales. Desafortunadamente, las conclusiones obtenidas de las observaciones neuropsicológicas de las características clínicas de los pacientes afásicos bilingües no son del todo claras debido a la inconsistencia, a veces contradictoria, de los hallazgos (Fabbro, 1999b; 2001a). De hecho, algunos estudios reportan déficits similares en todas las lenguas que los pacientes dominaban antes del accidente cerebral, mientras que otros sostienen el patrón inverso: algunas lenguas alteradas y/o en recuperación mientras que otras se mantienen inalteradas o no se recuperan del todo. Es más, el déficit lingüístico observado en estos pacientes no es necesariamente estable sino que puede cambiar con el paso del tiempo. En los pacientes lesionados cerebrales, el tiempo transcurrido desde la lesión cerebral es un factor importante que afecta el rendimiento funcional. De acuerdo con esto, estos pacientes deberían ser incluidos, secuencialmente, en una de las siguientes tres fases: fase aguda, hasta 4 semanas después del origen de la lesión; fase de la lesión, que dura varias semanas hasta 4 o 5 meses después de la lesión; fase final, que continúa a lo largo de toda la vida del paciente. Durante la fase aguda , el paciente presenta una serie de alteraciones lingüísticas, algunas de las cuales se resuelven en un breve período de tiempo. Dichas alteraciones pueden afectar la capacidad de utilizar una o más de las lenguas que el paciente dominaba antes de la lesión o también pueden afectar habilidades específicas para el
procesamiento fonológico, léxico y/o gramatical de una lengua dada. Los ejemplos incluyen pacientes con alteraciones selectivas en el uso de una de las lenguas acompañadas de preservadas habilidades lingüísticas de la otra u otras lenguas ( afasia selectiva, véase por ejemplo Paradis & Goldblum, 1989), pacientes con un déficit similar en ambas lenguas ( afasia paralela, véase por ejemplo Fabbro, 1999b), así como también pacientes que presentan serias dificultades para hallar la palabra correcta de manera indistinta en ambas lenguas, pero con una buena comprensión ( antagonismo alternativo , véase por ejemplo Paradis, Goldblum & Abidi, 1982). Una posible explicación a tal variedad podría ser la dischisis, un proceso que causa alteraciones funcionales en áreas que no están afectadas estructuralmente pero que están conectadas funcionalmente con el área dañada. La buena noticia es que fase transitoria dura aproximadamente 4 semanas post-lesión, y luego las dichas áreas no afectadas estructuralmente vuelven a su normal funcionamiento con la regresión de la diaschisis. Esto significa que algunas alteraciones lingüísticas registradas inmediatamente después de la lesión cerebral pueden desaparecer y conducirnos a síntomas lingüísticos más estables en la siguiente fase. En la fase de la lesión , los desórdenes lingüísticos en una de las lenguas o en varias de aquellas que el paciente dominaba antes de la lesión son más estables y están estrictamente relacionados con la funcionalidad del área lesionada. Estas alteraciones pueden afectar la fonología, el léxico, la gramática o el procesamiento semántico en una, algunas o todas las lenguas previamente aprendidas por el individuo con similares o diferentes grados de severidad sintomática (Fabbro & Paradis, 1995b). Es más, estos síntomas lingüísticos pueden ser usados para clasificar a los pacientes de acuerdo con la tradicional clasificación de las afasias (por ejemplo, afasia de Broca, afasia de Wenicke, afasia anómica, afasia global, etc.). Debido a esta estabilidad, es mucho más útil en esta fase llevar a cabo una evaluación completa de las habilidades lingüísticas residuales de los pacientes, incluyendo una evaluación integrada de todas las lenguas que el paciente dominaba antes de la lesión. En particular, en la fase de la lesión los individuos bilingües lesionados cerebrales comienzan a recuperarse, lo que continúa en la fase final. En la fase final, la recuperación, ya sea por rehabilitación espontánea o dirigida, es generalmente más moderada que la que ocurre en la fase precedente. Es más, los individuos afásicos bilingües presentan patrones diferenciales de mejoría (ver la siguiente sección). Antes de adentrarnos en la discusión acerca de los patrones de recuperación de los individuos afásicos bilingües, nos introduciremos a los patrones específicos de los errores típicos producidos por esta población. Ciertamente, además de los tipos tradicionales de errores que pueden cometer lo pacientes afásicos (por ejemplo, parafasias literales, fonológicas, semánticas o verbales, errores pragmáticos, omisiones, entre otros), los afásicos bilingües cometen errores adicionales debido a la dificultad selectiva que tiene que ver con aspectos específicos de sus competencias lingüísticas. Por ejemplo, pueden producir una oración en una de las lenguas y luego producir la siguiente frase usando otra lengua. Este fenómeno, llamado “switching”, puede ser encontrado en bilingües sanos. Sin embargo, en hablantes sanos esta habilidad solo es utilizada bajo la certeza de que los interlocutores conocen los dos (o más) códigos lingüísticos y, entonces, con la seguridad de que el propósito comunicativo puede ser
alcanzado. En el caso de los pacientes afásicos bilingües, este comportamiento es denominado “ switching patológico”, lo cual hace referencia a la producción compulsiva de oraciones en diferentes lenguas sin tener en cuenta las necesidades comunicativas de los interlocutores. En algunos casos, este fenómeno es aún más dramático, como por ejemplo cuando un paciente comienza a mezclar diferentes lenguas en una misma oración, en algunos casos, incluso, en la misma palabra utilizando morfemas de una lengua junto con morfemas de otra. En estos casos, es necesario introducir una diferenciación entre el “ switching patológico” y la “mezcla patológica de fonemas”. Los pacientes con mezcla patológica de fonemas entremezclan diferentes lenguas dentro de un mismo enunciado (segmento autónomo en cuanto a su prosodia y en cuanto a su significado). Contrariamente, los pacientes con switching patológico alternan las diferentes lenguas a través de los diferentes enunciados. Otros estudios han establecido que la mezcla patológica ocurre, típicamente, en afasia bilingüe y se debe, principalmente, a lesiones en las estructuras parietotemporales del hemisferio izquierdo, donde las estructuras nerviosas responsables del switching entre las lenguas no están muy alejadas unas de otras (Fabbro, 1999b). Fabbro y colaboradores estudiaron un paciente bilingüe de 56 años de edad (L1 friulano, L2 esloveno) que había sufrido una lesión en el cíngulo izquierdo anterior y en el lóbulo prefrontal. El paciente presentaba un switching compulsivo entre las lenguas en ausencia de cualquier otra deficiencia lingüística (Fabbro, Skrap & Aglioti, 2000). La carencia de síntomas afásicos en el caso descripto sugiere que el sistema responsable del switching entre las lenguas es independiente del lenguaje, siendo parte de un sistema más general que subraya la selección entre diferentes conductas. Los pacientes afásicos bilingües pueden, incluso, presentar desórdenes de traducción. En algunos casos, un paciente puede ser incapaz de traducir de una lengua a la otra (es decir, de su L1 a su L2 o viceversa). En otros casos, sin embargo, las cosas se vuelven mucho más interesantes y difícil de explicar. Veremos los casos de traducción espontánea, traducción sin comprensión y traducción paradójica. En la traducción espontánea los pacientes tienen una “necesidad” compulsiva de traducir todo lo que dicen ellos mismos y/o sus interlocutores (DeVreese, Motta & Toschi, 1988). En la traducción sin comprensión , los pacientes no entienden las órdenes que les son dadas pero pueden traducir correctamente los enunciados que sus interlocutores utilizan para dar dichas órdenes (Veyrac, 1931). Finalmente, la traducción paradójica ocurre cuando un paciente puede traducir a una lengua en la cual no puede expresarse espontáneamente, y no a la inversa (Paradis et al., 1982). La recuperación de la competencia bilingüe: patrones de la recuperación en afásicos bilin gües
En más del 60% de los casos, los pacientes que han perdido dos o más lenguas, las recuperan al mismo ritmo, lo que se denomina recuperación paralela (Fabbro, 2001a; Paradis, 2004). La alta ocurrencia de esta particular forma de recuperación nos ha guiado a la formulación de la llamada hipótesis del sistema extendido , de acuerdo con la cual las
representaciones neurales de las lenguas aprendidas posteriormente son superpuestas a las representaciones neurales de la primera lengua adquirida (Paradis, 2004). Sin embargo, el resto de los individuos afásicos bilingües (aproximadamente el 40%) exhibe patrones divergentes de recuperación de las lenguas que dominaban antes del accidente cerebral. Más específicamente, cinco tipos principales de recuperación divergente fueron descriptos hasta el momento. El primero ha sido denominado recuperación diferencial , ya que se produce cuando las lenguas se recuperan de manera diferencial respecto de sus niveles premórbidos. El segundo, la recuperación selectiva , ocurre cuando los pacientes recuperan solo una de las lenguas, mientras que el resto de la o las lenguas no se recuperan en absoluto. La tercera forma de recuperación divergente, recuperación combinada (o mixta), ocurre cuando los pacientes mezclan las lenguas durante el proceso de recuperación. La llamada recuperación sucesiva se observa cuando el ritmo y la tasa de recuperación varía entre las distintas lenguas. Por ejemplo, dos lenguas pueden llegar a recuperarse pero la segunda lengua puede hacerlo solamente luego de que la primera se encuentra completamente recuperada. En particular, la recuperación sucesiva de dos lenguas a través del tiempo ha sido observada también en paciente neurológicos sometidos al procedimiento del Test de Wada antes de la neurocirugía (Berthier, Starkstein, Lylyk & Leiguarda, 1990). La quinta forma de recuperación divergente es conocida como recuperación antagónica , y ocurre cuando una de las lenguas se recupera hasta un cierto punto hasta que comienza a retroceder, momento que coincide con el inicio de la recuperación de la segunda lengua. En algunos casos, ha sido descripta una recuperación inusual de una de las lenguas conocida antes del accidente cerebral pero jamás usada con propósitos comunicativos. Un ejemplo de este tipo de recuperación es un profesor alemán de Latín y Griego que mostró síntomas afásicos luego de una lesión en el hemisferio izquierdo y que fue descripto por Adhemar Gelb (1937, en Paradis, 1983). Luego del accidente cerebral, el paciente no fue capaz de volver a hablar en alemán (su L1) pero podía expresarse correctamente en Latín. En base a esto, Gelb concluyó que los síndromes afásicos tienden a afectar más severamente la lengua que se encuentra más automatizada (es decir, utilizada inconscientemente), mientras que las lenguas extranjeras o las lenguas muertas se preservan mejor debido a que requieren de reflexión y de esfuerzos conscientes. Un segundo ejemplo de recuperación inusual fue descripto por Aglioti y Fabbro (1993) y por Aglioti, Beltramello, Girardi y Fabbro (1996). La paciente afásica E.M. era italiana y bilingüe (L1: dialecto veronés, una variante del veneciano. L2: italiano) quien, sorprendentemente, recuperó su L2 a pesar del hecho de que ella jamás la había utilizado en sus conversaciones cotidianas. Cuando era niña, asistió solamente 3 años a la escuela primaria, donde aprendió a leer y a escribir en italiano (L2), pero en su casa y con sus amigos ella continuaba usando el veronés en sus intercambios diarios. De hecho, su marido confirmó que en raras ocasiones ella utilizaba algunas palabras en italiano, completando sus enunciados con palabras de su L1. En 1990, E.M. sufrió una lesión en el hemisferio izquierdo lo que originó una afasia. Las imágenes resultantes de la resonancia magnética muestran una lesión solamente en algunas estructuras subcorticales izquierdas (principalmente en el núcleo caudado y el putamen). Luego de un período de completo
mutismo que duró dos semanas, ella descubrió que ya no podía usar su L1 pero que podía expresarse en italiano, a pesar de que el personal del hospital utilizaba, principalmente, el veronés. Un mes luego del accidente cerebral, ella era capaz de comprender tanto su L1 como el italiano, pero continuaba expresándose solamente en italiano ya que no podía producir ni enunciados ni palabras en su L1. Debido a esto, E.M. se vio forzada a usar el italiano para comunicarse con su familia, con adultos que le respondían en el dialecto veronés y sus jóvenes sobrinas, en italiano. EN estas conversaciones, E.M. notó que entendía mejor el italiano que el dialecto veronés. ¿Por qué hay diferentes patrones de déficit del lenguaje y de recuperación de los pacientes bilingües? Ya en 1881, Théodule-Armand Ribot formuló una hipótesis según la cual, en casos de déficits de memoria, primero se ve comprometida la lengua que se adquirió más tardíamente. Esto fue denominado como la regla de Ribot . En 1895, un neurólogo francés llamado Albert Pitres describió siete casos clínicos de pacientes que exhibían recuperación diferencial de las dos lenguas que ellos utilizaban. Basado en la frecuencia de las disociaciones, Pitres concluyó que, si la lesión no destruye los centros del lenguaje, los pacientes tienden a recuperar la lengua que les era más familiar antes del accidente cerebral. Esta hipótesis fue denominada como la regla de Pitres . Según Pitres, el paciente generalmente recupera la lengua que le es más familiar debido a que los elementos neurales favorecen a aquellos que se encuentra más firmemente asociado. En consecuencia, numerosos neurólogos compararon y contrastaron la regla de Pitres (recuperación de la lengua más familiar) con la ley de Ribot (recuperación de la primera lengua). Sin embargo, ni la lengua nativa, ni la lengua más familiar para el paciente al momento del accidente cerebral, ni la lengua más utilizada socialmente, ni la más cargada de emociones, ni, incluso, la lengua del contexto se recuperan siempre primero o mejor. Ni tampoco parece ser un problema si las dos lenguas fueron adquiridas y utilizadas en el mismo contexto, en contextos opuestos o diferentes, o en distintos momentos del desarrollo (Paradis, 2004). De manera similar, ni el tipo de síndrome afásico, ni la etiología (tumor, infarto, hemorragia cerebral), ni el sitio de la lesión (cortical vs. subcortical, lóbulo frontal vs. lóbulo temporal, etc.) parecieran ser directamente responsables de la recuperación paralela del lenguaje versus la recuperación divergente. Una posible explicación acerca del porqué algunos paciente exhiben una mejor recuperación de la segunda lengua en oposición a la primera podría estar fundada en la estructura del modelo de adquisición del lenguaje procedural/declarativo y en el modelo delineado en el segundo apartado de este capítulo. Con el objetivo de explicar la alta variabilidad interindividuos en los patrones de recuperación de los afásicos bilingües, Paradis (2004) ha propuesto un modelo que podría explicar tanto las formas paralelas como divergentes del déficit y la recuperación. De acuerdo con este modelo, denominado hipótesis del subsistema , las representaciones de los lenguajes de los individuos bilingües están organizadas en un sistema neurofuncional unificado para el lenguaje sostenido por la memoria procedural (por ejemplo, la competencia lingüística implícita de cada lengua). Este sistema se encuentra dividido en varios módulos neurofuncionales, los cuales favorecen el procesamiento fonológico, morfosintáctico y semántico; a su vez, cada módulo está subdividido en varios subsistemas como lenguajes domine el individuo. Cada subsistema representa el procedimiento computacional específico de cada lengua y
poseen una estructura interna diferente de los demás subsistemas. Aquellos parámetros comunes entre dos o más lenguas están redundantemente representados en diferentes subsistemas, mientras que los parámetros específicos de las lenguas están representados solamente en el correspondiente subsistema. Además, los subsistemas están representados en diferentes estructuras neurales, al menos en el nivel microanatómico, y deberían poder ser afectados selectivamente por lesiones cerebrales. Las conexiones inhibitorias recíprocas entre los diferentes subsistemas específicos previenen las interferencias, por lo cual cuando un subsistema está activo, el otro es inhibido. Las lesiones cerebrales pueden afectar un módulo, por ejemplo el fonológico, incluidos todos sus subsistemas, lo cual induce a presentar déficits fonológicos en todas las lenguas. Por otra parte, un solo subsistema puede ser dañado selectivamente, induciendo a déficits específicos del lenguaje que dependen, no solo de qué subsistema ha sido afectado, sino también a la cantidad de representaciones redundantes entre las diferentes lenguas. En este contexto, la variabilidad de los patrones del déficit del lenguaje y de los patrones de recuperación podrían ser explicados considerando la interacción entre las diferencias interindividuales en las representaciones neurocognitivas de las dos o más lenguas del sujeto (determinada por factores como la edad de adquisición y los antecedentes acerca de cómo y en qué momento las lenguas fueron aprendidas y utilizadas), y la naturaleza microanatómica de la lesión. En suma, un simple factor no es capaz de explicar el deterioro y la recuperación divergente en paciente afásicos políglotas. Más bien, estos podrían ser causado por la interrelación de varios factores independientes que afecten la organización neurofuncional y los niveles de competencia de las lenguas en los cerebros bilingües. Varias investigaciones han revelado un número de factores tales como el contexto y la modalidad de adquisición (por ejemplo, la adquisición en un país donde el idioma es utilizado continuamente en los contextos cotidianos, en lugar de la adquisición en la escuela por medio de la asimilación consciente de reglas y palabras). De manera similar, existen otros factores como la edad de adquisición (temprana vs. tardía adquisición), su uso y el nivel de exposición (alta exposición vs. baja exposición; Neville, Mills & Lawson, 1992; Perani & Abutalebi, 2005; Wartenburger et al., 2003; Weber-Fox & Neville, 1996). El caso de la afasia bilingüe durante la infancia
La afasia en la niñez es un déficit adquirido debido a lesiones cerebrales (traumatismo de cráneo, tumor, hemorragia o infarto cerebral) que ocurren durante la infancia. En contraposición a la afasia en adultos, la afasia en la niñez presenta característica especiales. Independientemente de la localización de la lesión, inmediatamente después del momento del accidente cerebral el niño atraviesa un período de algunas semanas que puede ser de mutismo o de una producción de pocas palabras. Sin embargo, dicha producción es, en general, muy poco fluente. Una segunda característica de la afasia en la niñez es la rápida recuperación de las habilidades lingüísticas. Sin embargo, estos niños pueden continuar experimentando dificultades para hallar las palabras y poseen un repertorio léxico reducido por el resto de sus vidas. En algunos casos desarrollan una sintaxis simplificada y tienen déficits en escritura y en las
operaciones numéricas. El mutismo y los desórdenes articulatorio están asociados, generalmente, a las lesiones frontales izquierdas, mientras que los desórdenes de comprensión están vinculados, la mayoría de las veces, a las lesiones temporales izquierdas. La recuperación del lenguaje en la niñez es extremadamente rápida (VarghaKhadem, Isaacs, Watkins & Mishkin, 2000) y aparentemente se encuentra vinculada a su potencialidad para la plasticidad seguida de una rápida reorganización de las funciones lingüísticas. Solo unos pocos casos de afasia adquirida en niños bilingües han sido descriptos hasta el momento. Bouquet, Tuvo y Paci (1981) estudiaron un niño bilingüe diestro cuya L1 era el italiano y su L2 el serbo-croata. Con su abuela y sus primos, los cuales no comprendían el italiano, el niño hablaba en serbo-croata, y usaba el italiano con sus padres y con su niñera. A la edad de 4 años, el niño sufrió un daño cerebral producto de una lesión en las áreas temporoparietales de su hemisferio izquierdo. Luego de 13 meses de coma, el niño despertó y estuvo completamente mudo durante un mes. Durante este período, el niño era capaz de de entender palabras en italiano. Durante el segundo mes, comenzó a pronunciar algunas palabras bi y trisilábicas en italiano. Las únicas palabras del serbo-croato que era capaz de pronunciar eran nos (nariz) y tresnje (cerezas). Tres meses después del coma, comenzó a recuperar también su segunda lengua. Al tercer mes luego del coma, al momento de ser dado de alta del hospital, el niño sufría de negligencia espacial del lado derecho. Él usaba el italiano bastante apropiadamente, aunque su vocabulario poseía menos palabras que las esperadas y su producción era algo lenta. En cuanto al serbo-croata, las construcciones sintácticas eran correctas pero le demandaban esfuerzo. Lo más llamativo fue que seis meses después del accidente cerebral, tanto el italiano como el serbo-croata estaban casi completamente recuperados. El paciente usaba su L” menos naturalmente, como si estuviera traduciendo desde el italiano al serbo-croata antes de utilizar este último. Fabbro y Paradis (1995a) describieron un segundo caso de recuperación afásica en niños bilingües. La L1 de K.B. era el friulano, el cual había aprendido en su casa, y su L2 era el italiano, aprendido en la guardería infantil. Cuando tenía 7 años de edad, se desmayó y perdió la consciencia por un período de, aproximadamente, 30 minutos. Al despertar, K.B: no podía hablar ni mover sus miembros derechos. El CT scan reveló la presencia de una lesión cerebral isquémica izquierda en las áreas frontotemporales y en el ganglio basal. Fue diagnosticada con una afasia expresiva con la comprensión conservada de ambas lenguas. Sus padres continuaron hablándole en friulano mientras que en la clínica le hablaban en italiano. Después de dos semanas, K.B. comenzó a pronunciar algunas partículas bisilábicas en italiano. Un mes después, comenzó a producir sus primeras, simples y lentas oraciones en italiano (su L2). Luego de dos meses, fue dada de alta del hospital y, una vez en su casa con su familia hablante de friulano, rápidamente comenzó a producir palabras y oraciones en friulano.SIn embargo, por más de un año la paciente continuó siendo telegráfica en ambas lenguas, omitiendo palabras y teniendo problemas con las flexiones verbales. Dos años después del inicio de los síntomas afásicos, K.B. estaba clínicamente recuperada en ambas lenguas. Siete años después del inicio de los síntomas, fue sometida a una precisa evaluación de sus
habilidades lingüísticas en ambas lenguas con el Bilingual Aphasia Test (ver más adelante). La evaluación lingüística reveló una consistente recuperación en ambas lenguas. Sin embargo, en la conversación espontánea en su L1, ella seguía omitiendo palabras. Estos datos sugieren una recuperación paralelo casi completa de ambas lenguas con la única excepción del persistente y específico problema en la organización morfosintáctica de las oraciones mientras hablaba en friulano, su L1. Trastorno específico del lenguaje en niños biling ües
Hasta aquí hemos descripto algunas de las características de las alteraciones del lenguaje en niño bilingües afásicos. Por supuesto, en dichos casos se asume un desarrollo lingüístico normal antes del accidente cerebral que origina la afasia. Diferente son los casos en los que niños expuestos a dos o más lenguas presentan un trastorno específico del lenguaje (TEL), es decir, un desorden del desarrollo caracterizado por un retraso en el lenguaje que poseen un desarrollo psicológico, intelectual y cognitivo normal (para más detalles de este trastorno, véase Leonard & Weber-Fox, volumen 2, capítulo 40 y Schwartz & Shafer, volumen 2, capitulo 41). A menudo, la condición bilingüe es considerada en estos niños como uno de los factores determinantes de la alteración. Sin embargo, en un influyente artículo, Lebrun y Hasquin (1971) muestran claramente que las alteraciones del lenguaje en niños bilingües son independientes de dicha condición. En un niño bilingüe con TEL, ambas lenguas pueden estar alteradas al mismo tiempo y de la misma manera. De manera alternativa, la alteración podría afectar solamente a una de las lenguas a las cuales el niño estuvo expuesto. Hasta donde el autor conoce, solo algunos estudios han tratado de encontrar una respuesta a este asunto (cf. Fabbro, 200; Paradis, Crago, Genesee & Rice, 2003). Por ejemplo, Paradis y cols. (2003) han estudiado el uso de los morfemas gramaticales en tareas de producción en tres grupos de niños diagnosticados con TEL: hablantes de inglés monolingües, hablantes de francés monolingües y hablantes bilingües francés-inglés. El análisis se focalizó en el uso de morfemas flexivos temporales y no temporales. Los tres grupos produjeron más errores al usar morfemas que poseen información sobre el tiempo verbal, comparados con otros morfemas flexivos. Es importante destacar que todos los niños mostraron niveles similares de precisión en el uso de estos morfemas. De hecho, dado que los niños bilingües con TEL no difieren significativamente de los niños monolingües con TEL, puede sostenerse la hipótesis de que el bilingïsmo no empeora la adquisición del lenguaje en un contexto de alteración. En general, los datos disponibles sugieren que el TEL tiende a impactar de manera similar en todas las lenguas a las que el niño es expuesto. A continuación expondremos datos preliminares de un grupo de nueve niños bilingües con TEL (L1: friulano, L2: italiano) de entre 6 y 13 años de edad. La evaluación lingüística se llevó a cabo utilizando una serie de pruebas que evalúan la comprensión semántica ( British Picture Vocabulary Scale, BPVS; DeAgostini et al., 1998), la comprensión sintáctica y morfosintáctica (Token Test; Test di Comprensione Grammaticale nei Bambini , TCGB; Chilosi & Cipriani, 1995), repetición de oraciones, fluencia semántica (Fabbro, 1999a) y descripción de dibujos (Marini et al., 2008).
Tabla 36.1. Puntajes obtenido de la evaluación lingüística de nueve niños bilingës con TEL en sus dos
lenguas. CI: coeficiente intelectual: V=verbal, R=rendimiento, BPVS: British Picture Vocabulary Scale; TCGB: Test di Comprensione Grammaticale nei Bambini; RO: repetición de oraciones; FS: fluencia semántica. Un asterisco (*) indica si el rendimiento de una lengua está por debajo de 1 desvío estándar respecto de las normas. Dos asteriscos (**) indican si el rendimiento está por debajo de 2 desvíos estándar. Tabla modificada de Fabbro y Marini (2010). Sujeto
Sex Age
1
M
6
2
F
7
3
M
8
4
M
10
5
M
11
6
M
11
7
F
12
8
F
13
9
M
13
Languages
IQ
BPVS
Token
TCGB
SentR
SemFl
L1 = Friulian
V = 80
L2 = Italian L1 = Friulian L2 = Italian L1 = Friulian L2 = Italian L1 = Friulian L2 = Italian L1 = Friulian L2 = Italian L1 = Friulian L2 = Italian L1 = Friulian L2 = Italian L1 = Friulian L2 = Italian L1 = Friulian L2 = Italian
P = 103 V = 65 P = 77 V = 82 P = 98 V = 75 P = 98 V = 55 P = 83 V = 55 P = 93 V = 61 P = 83 V = 59 P = 110 V = 101 P = 95
20 20 21 24 23 20 27 25 23 21* 30 30 28 27 27 26 30 30
17 17.5 17* 17* 16.5* 18* 20 20.5 18.5* 18** 20 19* 17.5** 17** 19.5 20 20.5 20.5
2 4 9** 11** 6** 6** 1.5 1 7** 10** 1 3.5 5** 4** 0 0.5 0.5 1.5
15** 17* 3.5** 3.5** 3** 9** 10** 11** 4** 7.5** 13 12.5 8** 9.5** 7.5** 10** 10** 12.5
10* 15 27 17 6** 14* 31 28 12** 25* 37 23* 21* 20* 19* 19* 30 27
La tabla 36.1 muestra el puntaje de cada una de las pruebas en casa uno de los sujetos. La tabla 36.2 refleja el puntaje obtenido analizando el habla conectada producida en la prueba de denominación de dibujos (para una descripción detallada de este prueba, véase Marini, Boewe, Caltagirone & Carlomagno, 2005; Marini et al., 2008). Estos datos sugieren que casi todos los niños bilingües con TEL incluídos en el estudio poseen alteraciones similares en ambas lenguas. Esto sustenta la hipótesis de la disfunción paralela de las lenguas a las cuales los niños con TEL son expuestos y arroja información que debilita la perspectiva alternativa del deterioro selectivo de una de las lenguas. Tabla 36.2. Medias (desviaciones estándar) y nivel de significatividad de los puntajes obtenido con el análisis
del habla conectada en la prueba de descripción de dibujos de los nueve niños bilingües con TEL en su L1 y L2. MLE=Media de la longitud del enunciado. Tabla modificada de Fabbro y Marini (2010).
Measure
Friulian (L1)
Italian (L2)
p-
Palabras LME Tipos %Parafasias fonológicas % Parafasias semánticas % Omisiónde palabras de contenido % Omisión de palabras funcionales % Sust. de palabras de contenido % Sust. de palabras funcionales
85.1 (32.8) 9.3 (1.7) 21.9 (5.4) 0.5 (0.9) 0.3 (0.6) 0.6 (0.8) 2.7 (2.3) 3.6 (6.2) 3 (2.8)
74.2 (21.2) 8.7 (1.2) 22.9 (5.8) 0.7 (1) 0 (0) 0.1 (0.3) 0.5 (1.7) 1.3 (2.2) 2.2 (3)
n.s. n.s. n.s. n.s. n.s. n.s. p < n.s. n.s.
En resumen, los hallazgos descriptos en los últimos dos apartados proveen evidencia de que el TEL y la afasia en niños bilingües implican una alteración en ambas lenguas. Sin embargo, es importante destacar que los patrones pueden diferir entre las lenguas debido a la variabilidad interindividuo que puede darse debido a factores como la edad de adquisición y el nivel de exposición a estas lenguas. Bilingüismo y esquizofrenia
La alteración del lenguaje es una de los principales características clínicas diagnosticadas en esquizofrenia (Covington et al., 2005; Marini et al., 2008). De hecho, las anomalías en las funciones lingüísticas han sido reportadas en esquizofénicos de manera constante (Kuperberg, Deckersbach, Holt, Goff & West, 2007). Aunque normales en cuanto a los niveles de segmentación fonológica (Chaika, 1974) y la organización morfológica (Chaika, 1990), el habla de las personas con esquizofrenia está caracterizada por una entonación aplanada (Cutting, 1985), dificultades para encontrar las palabras (McKenna, 1994) y una baja complejidad sintáctica (Thomas, King, Fraser & Kendell, 1990). Además, el habla de estos pacientes es caracterizada como desordenada, llena de información irrelevante y de descarrilamientos (Andreasen, 1979). Dicho discurso errático puede ser relacionado con la incapacidad para usar las reglas pragmáticas y/o con un défcit cognitivo general que envuelve factores como la atención (Neuchterlein, Asarnow & Subotnik, 2002) y/o la planificación de la acción, el orden, la secuenciación (Docherty, Strauss, Dinzeo & St-Hilaire, 2006), los cuales son cruciales para un procesamiento eficaz del discurso. Los pacientes esquizofrénicos pueden mostrar síntomas positivos y/o negativos. Los síntomas positivos incluyen delirios, desorganización conceptual y alucinaciones, mientras que los síntomas negativos incluyen embotamiento afectivo, apatía y anhedonia. Los individuos políglotas con esquizofrenia pueden mostrar diferentes desempeños en las lenguas que dominan. Por ejemplo, algunos pueden volverse menos fluentes en una lengua y preservar su fluencia normal en la otra u otras (Hughes, 1981). El déficit selectivo puede afectar también al procesamiento gramatical, tal como sucede en los casos de agramaticalidad selectiva en una de las lenguas acompañada de una conservada competencia gramatical en la otra u otras que han sido reportados (Javier, 1989; Matulis, 1977). Además, los síntomas psicóticos pueden ser expresados diferencialmente a través de las lenguas en hablantes bilingües (Schoeman, Chiliza,
Emsley & Southwood, 2008; para una revisión detallada de este argumento véase Paradis, 2008). Tal vez el primer caso reportado del comportamiento comunicativo de un individuo psicótico bilingüe fue provisto por Bruce (1895, citado en Paradis, 2008). Resulta interesante destacar que el paciente mostró síntomas que en la literatura de la afasia podrían ser descriptos en términos de antagonismo alternante . Cuando el paciente manifestó síntomas positivos (por ejemplo, estaba inquieto y muy hablador), no era capaz de usar el galés (L1) pero podía hablar y comprender inglés (L2). EN oposición, solamente podía acceder a su L1 cuando mostraba síntomas negativos (por ejemplo, estaba apático, indiferente y desconfiado). Más interesante resulta que cuando se encontraba en la etapa del inglés podía recordar claramente cosas que había vivido en períodos anteriores de inglés, pero su memoria estaba en blanco para cualquier cosa que le hubiera ocurrido durante la etapa del galés. Hallazgos similares fueron reportados en otras investigaciones. Por ejemplo, en un estudio poblacional de 30 pacientes esquizofrénicos bilingües de buen rendimiento y muy fluentes, Hemphill (1971) demostró que, durante la entrevista clínica, cuando utilizaban su L2, los pacientes se mostraban tranquilos y no revelaban signos psicóticos que, sin embargo, aparecían al momento de usar su lengua materna. Recientemente, Schoemann y cols. (2008) publicaron el caso de un bilingüe de 27 años de edad que hablaba afrikáans (L1) e inglés (L2). Había aprendido inglés a los 13 años de edad. Lo interesante es que mientras hablaba en su L2, no mostraba síntomas relevantes y su lengua era descripta como coherente y apacible. Sin embargo, cuando utilizaba su L1 revelaba serios síntomas psicóticos, incluyendo producción de neologismos, discurso tangencial, descarrilamientos y alucinaciones auditivas. En cuanto a las alucinaciones auditivas, cabe preguntarse en qué lengua el paciente puede “escuchar voces”. Desafortunadamente, en esto también los datos están lejos de ser claros. Algunos estudios reportaron que las alucinaciones auditivas en estos individuos ocurren solamente en su L1 independientemente de qué lengua el paciente use habitualmente (Hemphill, 1971). Otros estudios muestran el patrón contrario, en donde las alucinaciones auditivas solamente se dan en la L2 del paciente (Malo Ocejo, Medrano Albeniz & Uriarte Uriarte, 1991) y, en algunos casos, incluso en más de una lengua (de Zulueta et al., 2001). En general, las pocas investigaciones que focalizan en el estudio del procesamiento y la selección del lenguaje en hablantes bilingües con esquizofrenia parecen sostener la noción de que las lenguas son procesadas en redes neuronales diferentes y que pueden ser selectivamente alteradas. Además, la evidencia disponible sugiere que los síntomas psicóticos son más severos en la L1 en comparación con L2 y esto podría ser explicado en términos de la valencia emocional diferencial a través de las lenguas dominadas por un individuo determinado, con una estructura emocional más fortalecida en en su L1 que en su L2, lo cual hace que la lengua materna sea más propensa a mostrar síntomas psiquiátricos (Schoeman et al., 2008). Bilingü ismo y desórdenes neurodegenerativos pr ogresivos
Las alteraciones en el lenguaje de los pacientes con diferentes tipos de desórdenes neurodegenerativos progresivos, como ser Alzheimer, Huntington o Parkinson, ofrecen fuerte evidencia al argumento de que los sistemas de memoria implícito y explícito están involucrados de manera diferencial en los diversos niveles de procesamiento de lenguaje en L1 o L2. La enfermedad de Alzheimer (EA) es un desorden neurodegenerativo progresivo caracterizado por un deterioro cognitivo continuo que convierte a los pacientes en sujetos completamente dependientes para todas las actividades de la vida cotidiana. En el nivel neuropatológico, la EA está caracterizada por una atrofia neuronal debido a la pérdida de neurona y sinapsis en las estructuras corticales y subcorticales y por la presencia de placas en el cerebro. En la etapa inicial de la enfermedad, es afectada la memoria semántica, lo cual se ve reflejado en el lenguaje. De hecho, los pacientes con EA muestran grandes dificultades semánticas, mientras que la fonología y la sintaxis se mantienen generalmente conservadas hasta que se llega a las etapas avanzadas del deterioro (Bayles, Tomoeda & Trosset, 1993). Por ejemplo, los paciente con EA muestran desórdenes en la producción y recuperación de palabras con contenido semántico en lugar de dificultades con las reglas fonémicas, por ejemplo en pruebas de fluencia verbal semántica versus fluencia verbal fonológica (Salvatierra, Rosselli, Acevedo & Duara, 2007). Los déficits semánticos pueden evidenciarse en todas las lenguas habladas por los pacientes bilingües con EA (De Picciotto & Friedland, 2001; Salvatierra et al., 2007) o pueden afectar selectivamente las diferentes lenguas. Por ejemplo, Mendez y cols. (2004) describieron dos pacientes bilingües con demencia semántica que eran capaces de comprender palabras en una de las lenguas pero no en la otra, lo cual sugiere que el acceso a la memoria de la L1 y la L2 las palabras están segregadas y pueden ser alteradas selectivamente (véase también Paradis, 2008). Los déficits pragmáticos también aparecen en pacientes con EA ya que algunos muestran dificultades en elegir la lengua apropiada de acuerdo con el interlocutor e incluso mezclan la L1 y la L2 (Frieddland & Miller, 1999). Cabe destacar que la selección inapropiada de la lengua afecta a la competencia lingüística general del paciente y también que la mezcla de lenguas parece ser más consistente con intrusiones de enunciados en la L1 en el discurso de la L2 (Frieddland & Miller, 1999). Esto, además, confirma que, en individuos bilingües, la L2 está representada principalmente por sistemas de memoria semántica explícita, los cuales se ven más afectados en la EA (Paradis, 2008). Por otra parte, la enfermedad de Huntington (EH) y la enfermedad de Parkinson (EP) son desórdenes degenerativos que afectan principalmente el ganglio basal. Han sido descriptos casos de pacientes con EP en los cuales la memoria explícita o la memoria de trabajo estaban intactas, mientras que su capacidad de aprender procedimientos había sido dañada (Saint-Cyr, Taylor & Lang, 1988). Tanto los pacientes con EH como los pacientes con EP presentan un lenguaje simplificado en el nivel gramatical, así como déficits en la comprensión sintáctica (Murray, 2000). A pesar de que, hasta donde sabemos, ningún estudio hasta el momento ha comparado los déficits en la L1 y la L2 de pacientes bilingües con EH, una reciente investigación (Zanini et al., 2004) demostró que los pacientes con EP poseen déficits en el
procesamiento sintáctico de su L1, en comparación con su L2. Siguiendo el modelo declarativo/procedural (Paradis, 1994; 2004; Ullman, 2001; 2004), la investigación mostró que los pacientes con EP están afectados especialmente en el acceso implícito, procedural del conocimiento gramatical de su L1. En la misma línea, un estudio de caso único (Yazawa, Kawasaki & Ohi, 2003) de un paciente bilingüe japonés-inglés con EP presentaba una severa micrografía en la escritura de su lengua materna, la cual probablemente fuera más automática, en comparación con la escritura en inglés. Estos datos en EP sugieren que el ganglio basal cumple un rol fundamental en la adquisición y el posterior procesamiento de la L1 y, en cuanto al conocimiento gramatical en particular de la L1, esto también viene a corroborar la perspectiva de que la memoria procedural es un componente relevante de la representación de la gramática de la L1 (Paradis, 2004). La evaluación de las alteraciones lingüístic as en individuos biling ües
Un problema importante al abordar los resultados de las investigaciones esbozadas hasta el momento yace en el hecho de que no siempre son provistas descripciones precisas de los síntomas y, sobre todo, que el rendimiento descripto de los pacientes no es siempre exacto desde un punto de vista interlingüístico. De hecho, una evaluación sistemática de todas las lenguas dominadas por el paciente es un prerrequisito esencial tanto para los procedimientos clínicos (diagnóstico, programa de rehabilitación, evaluación del progreso en la recuperación, etc.) como para la investigación neurolingüística en bilingüismo (Fabbro, 2001a). Con este propósito, Michel Paradis y colaboradores (Paradis & Libben, 1987) desarrollaron una herramienta de evaluación muy útil: Bilingual Aphasia Test (BAT). Es una batería arituclada de pruebas lingüísticas conformada por tres partes. La parte A está dedicada a la evaluación de la historia del paciente bilingüe, y comprende preguntas como cuántas y qué lenguas domina el paciente en diferentes contextos (en su casa, en el trabajo, con amigos, etc.) y cómo las adquirió (a qué edad, dónde, etc.). Esta etapa es extremadamente útil ya que nos permite delinear una imagen completa de la historia del paciente. Esta información nos ayuda a tener en cuenta, al menos, algunos de los factores que cumplen un rol importante en el desarrollo y la funcionalidad de la competencia bilingüe. La parte B ha sido diseñada para proveer información acerca de las habilidades lingüísticas del paciente (por ejemplo, fonología, morfología, sintaxis, semántica, discurso, etc.) en las diferentes lenguas que dominaba antes del accidente cerebral. Esto significa que, por ejemplo, a un paciente que domina el italiano y el inglés, la parte A le será administrada solo una vez y la parte B involucra distintos tipos de evaluaciones en ambas lenguas, lo cual permite obtener puntajes comparables entre las lenguas. La tercera sección de la BAT, la parte C, está dedicada a evaluar las habilidades de traducción y a detectar interferencias en cada par de lenguas. La BAT está disponible en 65 idiomas (parte B) y en 160 pares de idiomas (parte C). Conclusión
En este capítulo hemos delineado en términos muy generales algunos de los tópicos principales respecto de la clínica neurolingüística del bilingüismo. Como hemos mostrado, se trata de un fenómeno que abarca muchos aspectos. Es más, los desórdenes que afectan la competencia bilingüe pueden ser encontrados en adultos y en niños de diferentes etiologías. Los estudios en neuroimágenes han demostrado que las lenguas dominadas por un hablante bilingüe poseen una organización neurofuncional compleja basada en la interconexión entre circuitos neuronales específicos y no específicos. Es más, existe evidencia consistente que sugiere que el patrón exacto de tal organización depende de diversos factores como la edad de adquisición, el nivel de competencia, la modalidad de adquisición y el nivel de exposición. Cuando nos detenemos en los pacientes bilingües, descubrimos que todavía queda mucho por hacer para desaunar el problema de la evaluación y la rehabilitación en hablantes bilingües. En este capítulo ha quedado demostrado que los pacientes bilingües de diversas etiologías y edades pueden presentar patrones diferentes de alteración y/o de recuperación de sus lenguas. Esto puede implicar a adultos afásicos, a niños afásicos, a personas con trastornos específicos del lenguaje, a personas con enfermedades neuropsiquiátricas y a personas con desórdenes neurodegenerativos. Una reflexión acerca de las características lingüísticas mostradas por estos pacientes conduce a algunas implicaciones clínicas importantes. Primero, que es esencial una evaluación sistemática de los desórdenes lingüísticos en todas las lenguas del paciente. Esto afecta a todos los pacientes bilingües y se torna de particular importancia en los casos de los pacientes bilingües con esquizofrenia, quienes presentan síntomas psicóticos solamente cuando están utilizando una de las lenguas y no mientras usan la otra o las otras. Esta observación nos conduce a la conclusión de que los médicos clínicos podrían no observar los síntomas psicóticos si los entrevistan solamente en una de las lenguas. Es más, la posibilidad de un efecto positivo del cambio de idioma en la regulación de los síntomas psicóticos en estos individuos permanece abierto. Segundo, la evaluación de las habilidades lingüísticas de los pacientes antes y después de la rehabilitación con un test equivalente en ambas lenguas puede ayudar a delinear protocolos de rehabilitación adecuados y así poder controlar sus éxitos y fracasos. De hecho, un problema más importante en abordar las investigaciones en pacientes bilingües publicadas yace en el hecho de que no siempre es provista una descripción precisa de los síntomas, es más, el rendimiento de los pacientes no siempre es descripto con precisión desde un punto de vista interlingüístico. Ciertamente, una evaluación sistemática de todas las lenguas que el paciente domina es una prerrequisito esencial tanto para los procedimientos clínicos (diagnóstico, programas de rehabilitación, evaluaciones del progreso de la recuperación, etc.) como para las investigaciones neurolingüísticas. Para este propósito, uan herramienta muy útil es la BAT (Paradis & Libben, 1987). Una cuestión final se refiere a la elección de la lengua que se utilizará en la rehabilitación. ¿Debemos rehabilitar a los individuos bilingües solamente en una de las lenguas o debemos considerar también a las demás? ¿La rehabilitación en una de las lenguas producirá efectos beneficiosos en la otra u otras lenguas? Desafortunadamente, las investigaciones en rehabilitación del lenguaje en pacientes bilingües se encuentran aún en etapas tempranas, junto con muchos
estudios que analizan selectivamente casos individuales y carecen de una apropiada evaluación pre y post-rehabilitación de los desórdenes del lenguaje. Por lo tanto, hasta la fecha no es posible proporcionar una respuesta clara para estos importantes interrogantes. Sin embargo, en la actualidad, la identificación de la o las lenguas para rehabilitar puede estar basada en dos parámetros: (1) una evaluación sistemática del déficit lingüístico del paciente a través de la BAT en las lenguas que el paciente dominaba antes del accidente cerebral; y (2) una entrevista con el paciente y sus parientes con el objetivo de obtener información relevante sobre las lenguas que el paciente conoce, el contexto y las maneras de uso. Esto, por supuesto, debe ser el propósito de estudios posteriores. Traducción realizada por la Lic. Micaela Difalcis para uso exclusivo de los alumnos de Psicolingüística II. Facultad de Filosofia y Letras. Universidad de Buenos Aires.
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