Barreras Psicológicas de la comunicación
El habla, el oído y la vista son partes fundamentales para la comunicación efectiva. Para una persona que no puede hablar, escuchar o ver, se deben tomar algunas medidas para proporcionar opciones y métodos alternativos de comunicación y asegurarse de que sea posible establecer la comunicación.
Representan la situación psicológica particular del emisor o receptor de la información, ocasionada a veces por agrado o rechazo hacia el receptor o emisor, según sea el caso, o incluso al mensaje que se comunica; la deficiencia o deformación puede deberse también a estados emocionales (temor, odio, tristeza, alegría) o a prejuicios para aprobar o desaprobar lo que se le dice, no lea lo que está escrito, no entienda o no crea lo que oye o lee.
Hay muchos factores mentales que impiden aceptar o comprender una idea, algunos de ellos son:
No tener en cuenta el punto de vista de los demás.
Sospecha o adversión.
Preocupación o emociones ajenas al trabajo.
Timidez.
Explicaciones insuficientes.
Sobrevaloración de sí mismo.
Todos estos factores influyen en la persona que escucha para que acepte o rechace las ideas que le han sido comunicadas. Para obtener resultados se necesita algo más que únicamente hablar. A una persona generalmente es necesario explicarle, convencerla, observar su actuación y también dejarle que ella hable. Esto nos trae a nuestro objetivo final: comprender a otros.
Algunas de las causas que contribuyan para formar barreras psicológicas son:
Altos status.
Poder para emplear o despedir.
Uso de sarcasmo.
Actitud despótica.
Crítica punzante.
Uso de conocimientos precisos y detallados.
Facilidad en el uso del lenguaje.
Maneras demasiado formales.
Apariencia física imponente.
Interrumpir a los demás cuando hablan.
Deficiencias de audición
Una barrera psicológica a la comunicación es una deficiencia de audición. Los desórdenes auditivos pueden ser el resultado de problemas hereditarios o genéticos, anormalidades del desarrollo, padecimientos médicos como infecciones, u otros factores ambientales o traumáticos. Aunque la pérdida de la audición normalmente no causa un problema en el desarrollo mental, otras áreas como el habla y el lenguaje, el desarrollo social y los logros educativos son afectados por este padecimiento. Todas estas áreas se apoyan en gran medida de la habilidad de una persona para comunicarse con otros. Las deficiencias auditivas no sólo retrasan las habilidades de un individuo para comunicarse, sino que también disminuyen la cantidad de comunicación efectiva que es posible entablar con otras personas.
Desórdenes del habla
Los desórdenes del habla son una barrera a la comunicación común. Esta incluye diferentes tipos de desórdenes como el tartamudeo, la apraxia y la disartria. El tartamudeo obstaculiza la fluidez en la comunicación con sonidos hablados prolongados y la repetición de partes de las palabras o de palabras enteras. La apraxia del habla es un padecimiento que ocurre debido al daño a la parte del cerebro que controla el habla. Este padecimiento resulta en la pérdida de la habilidad de formar sílabas y palabras con sonidos en la persona. La gravedad de este padecimiento depende de la gravedad del daño cerebral. Otro desorden motor del habla es la disartria, un padecimiento en el cual los músculos del rostro, la boca y el sistema respiratorio son débiles y no pueden funcionar a su capacidad total. Este padecimiento puede ser causado por lesiones y desórdenes como la distrofia muscular, un paro cardíaco, una lesión en la cabeza o parálisis cerebral. Para una persona que no puede hablar de forma comprensible y clara, la comunicación rápidamente se interrumpirá.
Deficiencias de la vista
Las deficiencias de la vista también constituyen una barrera psicológica para la comunicación. El nivel de deficiencia es distinto para cada individuo. La pérdida de la visión puede no resultar en la ceguera total, sino en la dificultad de captar detalles, visión de túnel, puntos ciegos, vista borrosa o sensibilidad al resplandor y a las luces brillantes. Sin importar el nivel de deterioro, las deficiencias de la vista limitan de forma importante la comunicación para una persona de varias maneras. Una persona con problemas de la vista no puede detectar las expresiones faciales y el lenguaje corporal que denotan el humor de una persona, no puede ver a la persona con la que está hablando.
Que la comunicación es fundamental para conseguir el éxito es una verdad generalmente aceptada por todos. Incrementar nuestras habilidades de comunicación de manera que podamos entablar y consolidar relaciones con personas que nos aporten en el camino a nuestros objetivos constituye uno de nuestros grandes retos.
Si observamos a las personas que han triunfado en diferentes campos como la política, la empresa o la venta, nos daremos cuenta de que todos tienen un componente común: son buenos comunicadores. ¿Has tenido alguna vez la sensación de que alguien no ha dicho demasiado pero lo ha dicho tan bien que te ha cautivado?. Seguramente tendrás en mente a algún político. Sin duda, un gran comunicador.
Sin embargo, además de saber decir las cosas, utilizando multitud de recursos para persuadir, los buenos comunicadores tienen otro elemento común: son capaces de relacionarse con cualquier persona adaptando sus formas a quién tienen delante. No rechazan, a priori, ninguna relación. Ten en cuenta que para conseguir tus objetivos necesitarás, probablemente, de la ayuda de otras personas y nunca sabes muy bien donde las vas a encontrar.
Por otra parte, hay estudios que relacionan el éxito personal y profesional con la cantidad y la calidad de las relaciones que tenemos. En este sentido, cuanta más gente que te pueda aportar conozcas, más cerca tendrás el logro de tus resultados.
Por tanto, con todo lo dicho hasta aquí, podemos afirmar que establecer relaciones con gente y conseguir una comunicación fluida es importante. ¿Cómo vas tú en este sentido? ¿Hasta qué punto estás satisfecho con la cantidad y la calidad de tus relaciones?. ¿En qué medida eres capaz de conseguir buenos niveles de comunicación y relación?. ¿Eres capaz de contactar y relacionarte bien con todo el mundo?. (Para ayudarte a responder puedes hacer este test).
Si la respuesta a alguna de estas preguntas te ha descubierto algo que no te ha gustado del todo, no te preocupes demasiado. Lo normal es que podamos hacer más de lo que hacemos en el ámbito de la comunicación. Esto es fácil si tenemos en cuenta que, en muchos casos, lo que dificulta nuestra comunicación es la existencia de una serie de barreras internas que nos ponemos nosotros mismos. Prejuicios, ideas preconcebidas, miedo al rechazo, miedo al fracaso, preocupación por el que dirán, imagen social, etc., son cuestiones que, sin duda, nos condicionan al decidir con quién y cómo nos comunicamos.
De entre estas barreras psicológicas a la comunicación, yo señalaría cuatro como las fundamentales y las más comunes:
Esteriotipación: Muchos tenemos tendencia a clasificar a las personas en grupos, incluso sin conocerlas ni haber entablado conversación con ellas. La imagen personal, los lugares que frecuenta o la ocupación profesional de la persona son elementos que utilizamos habitualmente para clasificar y condicionan enormemente nuestra forma de comunicarnos. Incluso hay grupos "con los que no me comunicaría".
Efecto halo: "Mató un perro y le llamaron mataperros". Cuando alguien es bueno o malo en algo, tenemos tendencia a generalizar y dar por hecho que será bueno o malo en todo lo que haga. Esto condiciona también nuestra comunicación puesto que genera también una serie de prejuicios.
Proyección: Muchas personas tenemos tendencia a proyectar nuestra realidad en los demás. En otras palabras, mi visión del mundo es la buena y entiendo que tú debes tener la misma. En ocasiones nos llevamos sorpresas porque hay personas que opinan diferente. ¿Te ha pasado alguna vez?.
Percepción selectiva: Cuando nos hablan, en ocasiones tenemos tendencia a discriminar y quedarnos solo con lo que nos interesa. ¿Cuánta información interesante sobre la otra persona y sus preocupaciones habremos perdido por esta causa?.
Todas estas actitudes y comportamientos limitan nuestra capacidad de comunicación y nos hacen perder oportunidades de establecer relaciones en cantidad y en calidad. Si fuera posible, lo deseable sería eliminar esas barreras de la noche a la mañana. Dicho y hecho. Sin embargo, la realidad es que los cambios a nivel mental son siempre los más laboriosos y los que llevan más tiempo. Trabaja día a día en eliminar estas barreras, cambia tus creencias y expande tu comunicación. Te sorprenderás de los resultados que comienzas a obtener en los diversos ámbitos de tu vida.