La Europa de los imperialismos (18981914) Julio Arostegui
1
Biblioteca Basica j4 de Historia
ANAYA
I
ras el nacionalismo y la creación definitiva de los grandes estados nacionales en Euro pa, donde sin embargo aun perviven estados plurinacionales como el Imperio austrohungaro o el otomano —germenes de futuros con flic to s -, se abre la época del Imperialismo. La expansión colonial llevara a enfrentamien tos entre los grandes imperios y los estados industriales, entre el poder continental y el poder oceánico. El tránsito de los siglos xix al XX constituye un corto pero intenso perio do de grandes conflictos, conocido tradicio nalmente como la «Paz Armada», que precede al estallido de la Primera Guerra Mundial. JULIOAROSTEGUl SANCHEZ es catedrático de His toria Contemporánea de la Universidad Com plutense de Madrid y Doctor vinculado al Cen tro de Estudios Historíeos del Consejo Supe rior de Investigaciones Científicas. Su labor investigadora se centra en los movimientos socio-políticos de la España Contemporánea, colaborando en diversas obras de Historia Contemporánea de España y Universal.
>
■
jf
y 9 788420 742038
1544054 ;
ISBN 84-207-4203-1
Colección: Biblioteca Básica Serie: Historia Diseño: Narcís Fernández Edición gráfica y maquetación: Rosa Gallego
Coordinación científica: Joaquim Prats i Cuevas (Catedrático de Instituto y Profesor de Historia de la Universidad de Barcelona) Coordinación editorial:
Olga Escobar
Primera edición, mayo de 1991
1 del texto. Julio Aróstegui. 1991 1991. de la edición española, Grupo Anaya. S A Telémaco. 43 28027 Madrid I S B N,: 84-207-4203-1 Depósito legal: M-18 381-1991 Impreso por ORYMU. S. A. C Ruiz de Alda. 1 Polígono de la Estación. PINTO (Madrid) Impreso en España Prlnted in Spain
Queda prohibida la reproducción lotal o parcial de la presente obra bajo cualquiera de sus formas, gráficas o audiovisuales, sin la autorización previa y escrita del editor, excepto citas en revistas, diarios o libros, siempre que se mencione la procedencia de las mismas
Contenido E u ro p a en el cam bio de siglo
4
1
Una nueva expansión económica
6
2
La trayectoria de las grandes potencias: Gran Bretaña y Alemania 20
3
Colonialismo e imperialismo
30
4
Los movimientos sociales en el tránsito entre los dos siglos
52
5
La cultura de la belle é p o q u e
62
6
El fin de la Europa de Bismarck
70
7
La marcha hacia la Gran Guerra
78
D ato s para una historia
90
G losario
92
Indice alfabético
94
Bibliografía
96
Europa en el cam bio de siglo El p ro c e s o d e extraordin ario crecim ien to q u e los países d e Eu ropa habían e m p ren d id o d e s d e 1850, a p ro x im a d a m en te, lleg ó a su cu lm inación a princi pios del siglo XX. El p rog reso se truncó, sin em b a r g o , con la G ran G u erra d es en c a d en a d a en 1914, q u e a ca b ó tam bién con tod a una é p o c a d e p r e d o m in io d e E u ropa en el m u n d o . ¿ P o r q u é las gra n d es p o ten cias llegaron a a q u el en fren ta m ien to sui cida q u e co rtó to d a una era d e p ro g reso ? El p e río d o q u e lleva directam en te a la guerra arranca, m ás o m e n o s, d e los a ñ o s n o ve n ta d el si g lo . En 1890 se p ro d u ce la caída d e Bism arck d e la cancillería d el II R eich a lem á n . C o n ello , el sis tem a q u e había im p u esto y m a n ten id o en Eu ropa el canciller alem án se d esm o ro n a ría d a n d o lugar a un n u e v o tipo d e relacion es in tern acion ales q u e d esem b o ca ría p recisa m en te en un co n flicto a rm a d o entre las potencias d e E uropa, m a y o r qu e cual qu iera d e los c o n o c id o s con anterioridad. A este p e r ío d o d e la historia e u ro p e a se le llam a d e la « P a z A r m a d a ». En e fe c to , las p o ten cias se rearm an y preparan para una gu erra q u e p o c o a p o c o van con sideran do inevitable. P e ro tam bién se la ha llam ado la «E u ro p a del Im perialism o» p o rq u e uno d e los fe n ó m e n o s fu n dam en tales es la im p re sionante expan sión imperialista d e sus Estados p o r to d o el m u n d o . T a l expan sión es, sin du da, c o n secu en cia del d esarrollo e c o n ó m ic o , d e m o g rá fic o y político d e los Estados industrializados eu ro p eo s. En tod a esta fase última del a scen so d e E u ropa, y en su catastrófico final, tien e un p a p el esencial el c h o q u e d e d o s im perialism os: el británico y el alem á n . En realidad, la G ran G u erra d e 1914 sur g e sobre to d o del con flicto p re v io en tre estos dos gra n d es países. A pesar d e to d o esto, en los años anteriores a 1914 el prestigio del vie jo con tin en te lle g ó a su cu m b re y el d esarrollo con tin u ó en los
4
terren os e c o n ó m ic o , político, social y cultural.
5
Una nueva expansión económica En 1890 los países de la Europa Occidental habían al canzado ya un alto grado de desarrollo de sus econ o mías industrializadas. En los veinte años siguientes el progreso económ ico no sólo no se detuvo, sino que dio un salto cualitativo extraordinario. Ninguno de los pro cesos ni de los problemas de la Europa del tránsito en tre los siglos X IX y X X se comprendería sin tener en Interior de una mi cuenta que aquélla fue una época de un gran crecimien na de plomo en A le to económ ico, sólo superado por el que se ha vivido mania. El laboreo en los años sesenta de nuestro siglo. de las minas meta La población europea aumentó en un tercio entre líferas fue esencial en la econom ía in 1875 y 1913. A los países de vieja industrialización, dustrial del siglo com o Gran Bretaña, Francia. Bélgica o, posteriormen XIX. El trabajo en te. Alemania, vinieron a sumarse nuevas potencias in ellas era particular dustriales, com o Italia o Rusia. En todo caso, Alemania mente duro por lo era. en la víspera de la Gran Guerra, la primera p o que la legislación tencia de Europa por la pujanza de su econom ía, por social que lo regu laba fue una de las sus producciones industriales básicas, de forma que sólo p rim e ra s que se era superada en el mundo por los Estados Unidos de América. elaboraron.
6
Los p rin cip a les p a íses indu striales
Gran Bretaña fue. hasta la década final del siglo, el más Gran Bretaña grande país industrial y primer exportador de capitales, es decir, de dinero para invertir en la creación de nuevas industrias. La expansión de su comercio y finanzas ex teriores no habían tenido precedentes en ninguna etapa histórica anterior. Ahora bien, al llegar a finales del si Estación de ferro glo X IX . la industria británica empezará a quedar anti carril en Estados cuada, disminuyen las inversiones, los precios tienden Unidos, a fines del a la baja y los salarios aumentan. Por ello disminuyen siglo XIX. En Esta también los beneficios de sus capitalistas. Alemania y los dos Unidos el mon Estados Unidos están, sin embargo, en plena expansión taje de una inmensa a partir de 1885. Otras zonas del mundo se industriali red de ferrocarriles fue decisivo para la zan. Gran Bretaña, en consecuencia, vende menos. En expansión de la po la producción de carbón, acero y hierro a fines del si b la c ió n h a c ia el glo X IX Gran Bretaña es superada y tiene que reforzar Oeste y para un de su Imperio ya que otros mercados se le cierran. Desde sarrollo económ ico 1896 el comercio británico se debilita. Es entonces cuan sin precedentes. La frontera, com o se do tiende a entrar en la reconversión proteccionista. llamaba a ese espa Alemania es. por su parte, el gran ejemplo de aque cio hacia el Oeste, lla expansión que em pezó en 1850 y que después de no se habría co lo la unificación se hace desbordante para ponerse desde nizado sin el ferro 1890 a la cabeza de Europa. El gran desarrollo econó- carril.
Alemania y Francia
8
Sobre estas líneas, el com plejo indus trial que la familia de los Krupp mon tó en Essen (Alem a nia), tal com o era en torno a 1910. La Krupp fue una de las más grandes in dustrias de transfor mación metalúrgi ca de Alem ania y del mundo que fa bricó todo tipo de m áquinas, de a r mamentos — los céle b r e s c a ñ o n e s Krupp— y de herra mientas, conocidos en todas partes. El gráfico de la dere c h a , m u estra la producción de los tres productos bási cos de la indus tria pesad a, c a r bón, hierro y acero, en 1913.
mico de Alemania se produce a través de grandes em presas ligadas a un Estado intervencionista y con una perfecta financiación bancaria. La industria alemana estaba mejor organizada y más concentrada que ninguna otra. El mayor volumen de concentración de empresas se daba en la cuenca car bonífera y siderúrgica del Rhur. Aum entó la población urbana, se crearon sindicatos obreros poderosos y se dieron las primeras leyes de seguridad social. Alemania decidió entonces desarrollar su actividad marítima, cons truyendo una gran marina mercante y. después, de gue rra. Entre 1880 y 1913 las exportaciones alemanas aumentaron ocho veces y media, las inglesas sólo tres. Su comercio se dirigió a Europa y América del Sur. Pero ai endurecerse los mercados, también los industriales ale manes quisieron colonias. El mercado mundial de m a terias primas registró mucha mayor competencia. Francia realizó notables progresos entre 1850 y 1870. Pero después atravesó una coyuntura adversa: la de te ner que pagar una indemnización de guerra a conse cuencia de la derrota frente a Prusia, perder AlsaciaLorena, inestabilidad interna, crisis agrarias (filoxera de la vid) y la bajada de los precios mundiales de los pro ductos agrarios básicos. Francia decidió proteger su agri cultura en lugar de transformarla. Pero aplicó pronta mente el proteccionismo industrial. En los años noventa repudió los tratados comerciales que había firmado antes y cerró sus mercados a la competencia extranjera. Ffasta 1898 la industria francesa creció poco: luego, hasta 1913. creció a mayor ritmo pero menor que el de Alemania y Gran Bretaña. Francia era país de em presas medianas y pequeñas, con una banca pequeña y repartida. En 1913 era un gran país industrial pero muy por debajo de Alemania y Gran Bretaña. P R O D U C C IÓ N A Ñ O 1 9 1 3
(Millones de toneladas)
P A ÍS E S Carbón
Hierro
Acero
Alemania
278
15
13
Gran Bretaña
292
10
7
50
4
Francia
2,8
La segu n d a revo lu ció n industrial
Sin duda, el hecho más importante en la economía euro pea en el tránsito entre los siglos X IX y X X es la nueva revolución tecnológica que se produce, por lo que se ha hablado de la existencia de una segunda revolución industrial a fines del siglo X IX . Si la revolución industrial clásica, la de fines del siglo X V III y comienzos del X IX . fue la del carbón, el hierro y el textil, la máquina de va por, el ferrocarril y el telégrafo, podem os hablar de una segunda que, sin que aquellos grandes adelantos se abandonaran, sería la del petróleo y la eleciricidad, la del motor de explosión y el automóvil, la de los plásti cos, los nuevos productos químicos y el teléfono. Los grandes adelantos técnicos que dieron lugar a la primera de las expansiones industriales, es decir, la de fines del siglo X V III, se vieron sustituidos y superados a fines del X IX por otra serie de invenciones tecnológicas que iban a transformar la industria. A la vieja fuente de energía por excelencia, el carbón, se le suman otras dos de insospechadas posibilidades, el petróleo y la electri-
Nuevas fuentes
Alexander Graham B ell (1847-1922) fue un célebre in ventor americano a quien se debe como principal a p o rta ción la del teléfono. Junto con Thom as fidison contribuyó mucho al progreso de la técnica deri vada de la electrici dad. En la imagen se le ve inauguran do una línea tele fónica entre Nue va York y Chicago, en 1892.
9
cidad. Ello es posible por la creación de las máquinas que son capaces de aprovechar la energía generada por ambas fuentes: el motor de combustión interna o de ex plosión y la máquina eléctrica, tanto las capaces de pro ducir electricidad — dinamo y alternador— com o las que producían fuerza transformando la corriente eléctrica. A comienzos del siglo X X hay otro invento de excep cional importancia relacionado también con el motor de explosión: el de los primeros artefactos voladores, en tre los que destacan los de los hermanos Wright en A m é rica. que llevarían a la revolución de la aviación. Otro de los progresos decisivos es el de la química. Se inventan procesos com o el de la electrólisis, o el de la obtención de aceros de diversas calidades a partir de los inventos anteriores de los convertidores u hornos (Siemens-Martin y Bessem er). El acero es ahora el p ro ducto fundamental en toda la industria de la construc ción mecánica, de las herramientas y en grandes obras públicas, com o puentes o mercados. El más maravillo so ejem plo de esta nueva forma de construir es, sin
10
El grabado muestra la torre Eiffel, de París, cuando esta ba en construcción y por el hueco de sus grandes sopor tes se o b s e r v a n tam bién en cons trucción los edifi c io s p r in c ip a le s para la gran Expo sición Universal pa risina de 1889. La torre Eiffel es pro bablemente el m e jor ejem p lo mun dial de arquitectura de hierro, típica de fines del siglo X IX , ap licad a tam bién en puentes, m erca dos, naves indus triales, etc.
duda, el de la torre Eiffel de París, realizada en 1889. Nuevos La producción del ácido sulfúrico, de los abonos deri vados de él, de otros tipos de abonos sintéticos, com o inventos los nitratos y fosfatos, los colorantes sintéticos y los pri meros plásticos, son también indicadores del progreso industrial a fines del siglo X IX y comienzos del X X . Asimismo se produce una revolución en los transpor tes. con la aplicación del motor de explosión, que em plea la gasolina obtenida por refinación del petróleo. El americano Henry Ford produce el primer tipo de coche Uno de los grandes fabricado en serie, en 1903. Ford es el padre y símbolo adelantes que trajo de la industria mundial del automóvil. En 1913, sus fá la in d u s tr ia d e l bricas producían en Estados Unidos 250.000 coches al automóvil fue la ge neralización de la año. En Europa destacan los franceses Panhard y Louis producción llam a Renault y el alemán Daimler, que. junto con Otto. figu da en serie: enor ran com o los inventores del automóvil. En Alemania se mes cantidades de inventa después, por Rudolf Diesel, un motor que fun unidades igu a les cionaba con un combustible más pesado, y más barato, que se van fabrican que la gasolina, el gasóleo. El petróleo se convierte en do a través de una «cadena de monta uno de los más importantes negocios mundiales que ca je». Aquí se observa pitanean pronto los americanos. El más célebre de los ese procedimiento empresarios petrolíferos es Nelson Rockefeller. funda en las fábricas Ford de Detroit. dor de la mítica Standard Oil Company.
Nuevos inventos
12
Tilom as A lva Edi son (1947-1931) fue el inventor de una notable variedad de artefactos que utili zaron las posibilida des de la corriente eléctrica. Entre sus inventos sobresale la bombilla incan descente que ha si do hasta hoy el pro cedimiento habitual para iluminar me diante la electrici dad. Pero tan im portante com o ello fue que diseñó la p r im e r a c e n tr a l eléctrica, en Nue va Y o rk . Inventó también el fonógra fo. Aquí le vemos en su laboratorio, en Nueva Jersey.
La hulla seguía siendo, de todas formas, el primer combustible en 1913, pero avanza la competencia de los combustibles líquidos y de la electricidad. Esta últi ma tiene extraordinarias aplicaciones desde que Siemens inventara la dinamo para producirla, en 1867. Thomas Alva Edison inventa en los Estados Unidos la bombilla eléctrica en 1879. y en 1882 se instala la primera fábri ca de electricidad en Nueva York. La electricidad trans forma poco a poco las fábricas arrumbando las viejas máquinas de vapor com o fuente de fuerza. Las gran des compañías nacionales productoras de energía eléc trica se crean en estos años: la A E G alemana, la M etro politan Vickers británica, la Thom pson en Francia, etc. A la revolución tecnológica le acompaña otro fen ó meno de no menor importancia: el de la concentración industrial y, por tanto, la nueva organización de las e m presas capitalistas. La tendencia es a que las empresas se conviertan en grandes trusts o uniones de empresas, que se dedican a negocios en diversas ramas de la in dustria. La producción de acero está controlada por tales trusts, que son algo más que los kortels alemanes, puesto que son grandes empresas con una sola dirección.
N u e v a in d u stria liza ció n : el e je m p lo de R u sia
La industrialización rusa constituye tal vez el mejor ejem plo de la segunda gran fase expansiva de la industriali zación. que alcanza a países com o Rusia. Italia, Japón o Canadá. Rusia y Japón presentan una novedad de gran importancia en su desarrollo ¡ndustrializador: el pa pel muy importante jugado en ella por la intervención del Estado. En la historia de Rusia. 1861 es una fecha de impor tancia clave, pues en ella se da el decreto de liberación de los siervos, promulgado por el zar Alejandro II (18551881). y, aunque las consecuencias sociales y políticas de esa medida tardaron tiempo en manifestarse, era un cimiento indispensable para el progreso económ ico del imperio zarista. Su efecto sobre la econom ía agraria no fue tampoco inmediato. Pero esas medidas provenían de que los políticos se convencieron de que en Rusia, como en todas partes, sin una transformación de la agri cultura no era posible desencadenar un proceso industrializador.
El zar Alejandro II de R u sia (1 8 5 5 1881), rodeado de su Estado Mayor. Bajo su reinado co menzaron algunas d e la s g r a n d e s tra n sfo rm a cio n es de Rusia en el siglo X IX , particularmen te la a gra ria . En 1861 él promulgó la d is p o s ic ió n qu e abolía la servidum bre en el Imperio. T a m b ién b a jo su reinado se dieron los primeros atisbos de la industrializa ción rusa.
13
Rusia
La agricultura rusa fue durante la m a yor parte del siglo X IX de subsistencia. Su base fue el culti vo del cereal, el tri go, en cam pos tan fértiles com o los de U crania, que nos muestra el graba do. A finales del si glo X IX com enzó el cambio.
14
Los cambios sociales de la población rural no m ejo raron, no obstante, las técnicas de cultivo. Los antiguos siervos pudieron comprar pocas de las tierras que culti vaban. La existencia de una comunidad campesina o mir, que limitaba la propiedad privada, no fue tam po co, en principio, favorable al desarrollo agrario. No hubo una real transformación de la econom ía rural rusa en el siglo X IX . Por eso su industrialización se retrasó. Por todo ello, el m odelo ruso de industrialización se diferencia también de los de la Europa occidental. Fue el Estado zarista el que advirtió que el retraso económ i co impediría siempre al imperio ruso jugar un papel in ternacional de importancia. El cambio generalizado en la agricultura de Europa a partir de los años ochenta, ante el empuje y la competencia de los productos bási cos venidos de América o de Australia y de los países coloniales, convenció a los dirigentes rusos de la n ece sidad de industrializar el país. Pero carecían de los capi tales necesarios para ello y, en consecuencia, para po-
der industrializar tuvieron que pedir la llegada de capi tales extranjeros. Las grandes industrias básicas rusas, en las cuencas carboníferas del Mar Negro — Donetz— o en los Urales, donde se instalaron las industrias pesa das y también en torno a Petrogado. la capital zarista, en que se asentaron las industrias de transformación —ma quinaria. textil, armamento, etc. — , hubieron de hacerse fundamentalmente con el apoyo de los capitales extran jeros. francés, belga o alemán. El comienzo de la indus trialización fue para Rusia el comienzo de su gran cambio desde las estructuras feudales a las del capitalismo. La industrialización rusa estuvo acompañada de una revo lución en los transportes. El hecho más destacado es la construcción del ferrocarril transiberiano. la línea más larga del mundo, que estaba concluida ya en 1904.
Rusia
La familia campesi na en Rusia solía ser bastante nume rosa, alojada en v i viendas inferiores a las de O ccidente, y soportando tam bién c o n d ic io n e s climáticas más des favorables. Su pro ductividad era baja.
15
C o m e r c io , a g ricu ltu ra y a c tiv id a d e c o n ó m ic a
A fines del siglo X IX . el comercio mundial pasó del librecambismo de las décadas anteriores a un proteccio nismo progresivo. En realidad, en la expansión econ ó mica del siglo X IX creció más la producción, unas ocho veces, que el comercio internacional, que sólo se triplicó. Ello produjo crisis periódicas. Las protecciones aduane ras ante los productos y la promoción de la producción propia fue la orientación general de todos los países d e sarrollados. Esta tendencia obedecía a la voluntad de los países europeos de proteger sus economías frente a la compentencia exterior. Sólo Gran Bretaña siguió aún fiel al librecambismo, tendiendo, sin embargo, a reforzar los lazos económicos con su imperio, form ando un bloque. Esa idea tiene com o principal defensor al ministro Joseph Chamber lain. Pero hasta 19 £4 Gran Bretaña tuvo un proteccio nismo débil. Francia estableció en 1892 el llamado «arancel Méline» — nombre del ministro que lo impu so— , que era el que más derechos de aduana cobraba a las importaciones de todo el mundo. El peso de Europa en la economía mundial va siendo poco a poco contrarrestado por la expansión de la economía nortea mericana y, algo después, de la japonesa. El fenómeno más importante es que el comercio mun dial cambia su estructura. Europa occidental se convierte en importadora de productos alimenticios y de mate Sobre estas líneas, rias primas para la industria y en exportadora de pro el político británico Joseph Cham ber- ductos industriales. Los adelantos en el transporte a gran lain (1836-1914). distancia — nuevos tipos de barcos, cámaras frigorífi Perteneció al par cas— facilitan la llegada a Europa de carne, leche, cerea tido Liberal Unio les y productos alimenticios tropicales en buenas condi nista del que llegó ciones y a buenos precios. Y ello era consecuencia, a a ser líder en 1891. su vez, de un cambio en la agricultura mundial. La intro Fue S e c r e ta r io (equivalente a M i ducción en el mercado de los productos de los llamados nistro) de Colonias países nuevos — Australia. Argentina, Canadá, Estados en 1895, mostran Unidos— y de las nuevas colonias europeas — Sudádo una actitud fran frica. Indonesia, etc. — hizo que la agricultura europea, cam ente im peria tuviera que reacomodarse para no cultivar aquellos pro lista. Chamberlain ductos que no podían competir con los extranjeros. fue partidario del Rusia y la Europa del Este se convirtieron también en sistema com ercial abastecedores de productos primarios para la Europa llamado «de prefe rencia imperial». industrializada: cereales y petróleo de Rusia, remolacha
El comercio
16
y cereales de los países danubianos. La Europa occiden tal se convirtió en espacio de agricultura intensiva — de gran producción y aprovechamiento por unidad de su perficie— , mientras que Europa oriental y otras partes del mundo se especializaban en agricultura extensiva — cultivo de extensas áreas con rendimiento bajos. Las variaciones de la actividad económica en este p e ríodo fueron frecuentes, pero poco intensas, si se ex cluyen la depresión de los precios y de la producción que culminó en 1896 y que en su tiempo fue llamada la «Gran Depresión». En estas depresiones económicas, al final del siglo, tenían cada vez menos importancia los problemas de la producción agraria: las crisis son cada vez más de tipo industrial y financiero. Ello es una prueba del gran cambio económ ico que se había pro ducido en la segunda mitad del siglo X IX . Período que. com o hemos dicho, presenta, por otra parte.una ten dencia a la baja generalizada de los precios de las mer cancías que se cotizan en los mercados internacionales, y que culmina en la depresión de 1896. Pero después, los
La Gran Depresión
U n o de los m ás im portantes puer to s a le m a n e s y europeos de fines del siglo X IX , el de H a m b u rg o . Esta vieja ciudad alem a na. de vocación co mercial desde los tiempos de la Hansa m e d ie v a l, fue uno de los nuevos grandes centros in dustriales alemanes en el estuario del río Elba.
17
Las g ra n d e s p o te n c ia s e c o n ó m ic a s
Las principales potencias
18
Cuando comienza el siglo X X . Alemania es la primera potencia económica del continente europeo y la segunda mundial, detrás de los Estados Unidos de América. El proceso de la industrialización alemana desde 1850 es un caso especial en Europa, que contrasta con la forma en que Gran Bretaña se había industrializado algo más de m edio siglo antes. A fines del siglo X IX , Alemania tenía una industria, una econom ía en general, mucho más moderna que la británica. También se puede des tacar que. en 1913, seis países europeo-occidentales — Gran Bretaña. Alemania, Francia, Italia, Bélgica y Suecia— producían por sí solos el 75 por ciento de to das las manufacturas de Europa. En 1913, Alemania era el segundo país del mundo por su producción industrial, que equivalía al 15,7 por ciento de toda la mundial, muy lejos de los EE.U U .. que representaban el 35,8 por ciento, y muy cerca de Gran Bretaña, que alcanzaba el 14 por ciento. Pero el com er cio alemán era ya mucho más flexible y agresivo que el británico. Los capitalistas alemanes estaban muy in teresados en invertir en la industria francesa, en la ita liana, en la austríaca y en la rusa. La influencia eco n ó mica de Alemania en la Europa de 1914 era tal que no resulta difícil de entender que los demás estados in dustriales la consideraran com o un peligro arrollador. En 1914, Gran Bretaña, siendo aún una gran poten cia económica, había perdido su supremacía industrial. Una muestra de la Y ello se debía a la competencia alemana. Para Gran extraordinaria po Bretaña mantener su supremacía era cuestión de vida te n c ia in d u stria l o muerte. Hubo un intento, capitaneado por Joseph a le m a n a es este descomunal cañón, Chamberlain, de introducir el proteccionismo económico llamado «Gran Ber en la política británica, pero a ello se opusieron los libe ta», fabricado por la rales, que ganaron la partida. De todas formas, Gran firm a Krupp, del Bretaña era todavía la primera potencia financiera del tipo de los que se mundo y Londres la primera ciudad comercial. Los pre e m p le a r o n p a ra bombardear París a cios a nivel mundial se fijaban de acuerdo con el mer partir de 1914. Su cado de Londres. alcance y calibre no El otro gran centro financiero era París, donde se ges tenían igual en la tionaba la mayor parte de los capitales que se invertían época y su montaje en los países del este o del sur de Europa, especialmente, necesitaba una la boriosa obra de in los que se invertían en Rusia. También en París se colo caba la mayor parte de los empréstitos o títulos de deuda fraestructura.
pública que emitían otros Estados. En esta fase final del capitalismo del siglo X IX . la inversión de capitales en el extranjero era uno de los objetivos de cada econ o mía nacional. Alemania, pese a la gran potencia eco nómica del país, desempeñaba en el mercado financiero mundial un papel secundario. También las circunstan cias políticas tuvieron una importante influencia sobre el mercado financiero de Europa en torno a 1914. El nuevo auge expansivo de los grandes Estados euro peos — Gran Bretaña, Francia, Bélgica, y también Ru sia— por territorios extraeuropeos, principalmente Africa y Asia, tuvo una incidencia decisiva en el desarrollo eco nómico. Los intereses económ icos de Europa tendie ron a hacerse mundiales. La economía se «mundializó», y con ello el comercio, favorecido por el hecho de que los países tienden a especializarse en sus producciones. Europa vende industria y com pra agricultura. De for ma que podía hablarse de un mercado mundial donde las colonias representaban un gran papel. Pero a Europa empiezan a surgirle competidores en otras zonas del mundo, en América y en el océano Pacífico.
Una economía mundial
La Bolsa de París o mercado de valores fin a n ciero s — a c ciones y obligacio nes— en el último cuarto del siglo XIX. Hasta casi nuestros días en la Bolsa se vendían y com pra ban títulos de pro piedad en medio de un bullicio y griterío enormes. El estado de la Bolsa refleja ba cla ra m en te el de la econom ía en cada momento.
19
La trayectoria de las grandes potencias: Gran Bretaña y Alemania
La Reina Victoria de Inglaterra, em peratriz de la India, asiste en la abadía de W estm inster a una ceremonia reli giosa en conm em o ración de sus bodas de oro com o reina, el 2 de ju n io de 1897. Su reinado fue, sin duda, el más glorioso de to da la historia britá nica.
De entre los estados europeos, en las última década del siglo X IX y primera del X X . destacaban dos, cuyas futu ras rivalidades explican sobre todo ese gran conflicto fi nal armado, la Gran Guerra. Esos dos estados no eran otros que Gran Bretaña y Alemania. Sus políticas mun diales eran distintas y. en principio, complementarias: una en oceánica: la otra, continental. Pero los intereses expansivos de ambas, los intereses imperialistas, habían de enfrentarlas. En esta época final del siglo X IX se pro duce un nuevo fenóm eno: el relativo oscurecimiento de Francia, sumida en crisis internas y superada claramen te en su econom ía por Alemania. Francia, en cambio, se convertiría en una gran potencia colonial. G ran B reta ñ a
Gran Bretaña, a mediados de la década de los noven ta, estaba todavía bajo el próspero reinado de la reina Victoria, el más largo de la historia del país. La «era victoriana» vivía ya sus últimos momentos, pero su gloria
no había decaído. Gracias al ministro Disraeli, Victoria había llegado a ser Emperatriz de la India. Toda la política británica se basaba en el consenso en tre su clase dirigente y las capas medias de la población, en la idea de que crear y mantener un imperio era la gran empresa del país, la gran misión de la raza ingle sa, bajo la forma de la «civilización» del mundo. Una vez conquistado ese Imperio, Gran Bretaña se sintió llamada a imponer en el mundo una Pax Britannica, imi tando la antigua Pax Romana. Los dos grandes hom bres de Estado británicos de la época. Joseph Chamberlain y Lord Salisbury, coincidían en estas ideas, y los dos principales partidos, los lories y los whigs. también. Salisbury fue jefe de! gobierno entre 1895 y 1902 y era el líder del partido conservador. Chamberlain em pezó su carrera junto a Gladstone. del que luego se separó poniéndose a la cabeza de una parte de los liberales o wighs. El sistema político del país se había democratizado bastante desde que en 1885 se emprendiera la última gran reforma, que cambió el mapa electoral de Gran Bretaña, no retocado hasta 1918 y
La política británica
El liberalismo polí tic o tien e c o m o principio el gobier no basado en la opi nión de los ciudada nos que se expresa a través del voto. El gra b a d o m uestra unas elecciones en Gran Bretaña. Pue de verse la mesa electora l, la urna y la zona reservada, donde el votante eli ge la papeleta que in trodu cirá en la urna com o expre sión de su voto.
21
La política británica Inauguración en la ciudad de El Cabo, en Sudáfrica, de un m on u m en to a la m emoria de Cecil Rhodes, el creador del Imperio Britá nico en Africa del Sur. R h o d e s fue uno de los grandes imperialistas britá nicos y su nombre quedó ligado a la colonia que se lla mó Rhodesia (del Norte y del Sur), actualmente, Zambia y Zimbabue.
22
del que fue artífice Chamberlain. El fundamental pro blema interno fue entonces el de Irlanda. Gran Bretaña mantuvo su puesto de primera poten cia colonial en Asia y amplió su control en Africa gra cias a la obra de un gran personaje, Cecil Rhodes. Has ta los comienzos del siglo X X la primacía británica en las rutas oceánicas no fue discutida por nadie. La amena za iba a venir de parte alemana, desde el momento en que Alemania declaró su intención de convertirse en una gran potencia naval. Desde el final de las guerras napo leónicas. Gran Bretaña había practicado la política de no intervenir en los asuntos continentales de Europa, para concentrar su potencia en los territorios ultramari nos y en el control del comercio marítimo mundial. En el sistema de Bismarck, Gran Bretaña se había mantenido prácticamente al margen. Su interés radica ba en reforzar los lazos con su imperio. Pero en torno a 1904 Gran Bretaña comprendió que no podía que dar ajena a los problemas de Europa continental y ello le llevaría a la búsqueda de nuevas alianzas.
A le m a n ia
El Imperio Alemán, el II.° Reich, era el estado que m a yores progresos había realizado durante los últimos años del siglo X IX . Pasó de 51 millones de habitantes a c o mienzos de la década de 1890 a 68 millones en 1914. Dado su extraordinario desarrollo, no es extraño que aspirase a una expansión marítima, indispensable para continuar el progreso. Pero ahí sus intereses eran total mente contradictorios con los británicos. La vida política interna alemana se enfrentaba, sin em bargo. a diversos problemas. Las fuerzas dominantes eran las conservadoras, los representantes del viejo es píritu de Prusia y las fuerzas progresistas tenían que abrir se paso en un régimen que no era plenamente liberal. El socialismo obrero había fundado el primer partido obrero del mundo, el Partido Obrero Socialdemócrata Alemán, al tiempo que aparecía también un primer par tido confesional poderoso, el Zentrum católico. El «pangermanismo» tom ó rápidamente auge, siendo el origen de movimientos que posteriormente caerían claramen-
La política alemana
El Partido Obrero S o c ia ld e m ó c r a ta alemán se fundó en 1869 por la unión de los grupos obre ros marxistas y los llamados «lassallianos», de lo que sur gió el partido obre ro más potente de Europa en el siglo xix y primer tercio del X X . El gra b a do muestra un acto del partido en 1892, en la época de su apogeo. Sus gran des figuras fueron l.iebknecht, Bebel, Kaustky y Rosa Luxemburgo.
23
te en el racismo. La Liga Pangermanista se fundó en 1891 y pedía una expansión colonial y una expansión continental que diera al pueblo alemán el espacio que necesitaba. Al canciller Bismarck le sucedieron com o primeros mi nistros Caprivi, Hohenlohe, von Holstein, von Bülow y. finalmente, Bethmann-Hollveg, que era el primer mi nistro alemán cuando comenzó la guerra de 1914. Dado el sistema constitucional alemán, estos ministros no eran responsables de su gestión ante el Parlamento, sino ante el kaiser o emperador. La influencia del parlamento y los partidos tenía su importancia en el hecho de que ha bían de aprobar los presupuestos anuales del Estado, pero no en otra cosa. Desde 1896 Alemania declaró su voluntad de hacer una política mundial, que se apoyaría, especialmente, en el desarrollo de su marina, en la creación de una gran flota de guerra. Hasta entonces, la gran flota mundial de guerra era la británica, que tenía 147 grandes bu ques — cruceros y acorazados— de guerra. En Alema-
24
Guillermo II de Prusia, kaiser del II Reich alemán (1888-1918), presi de un banquete ofi cial en Berlín en el que el monarca se halla rodeado de los altos mandos del Ejército, de su Estado Mayor.
nia surge el Plan Tirpitz — por el nombre del almirante que lo diseñó— en 1898, para construir una flota que, de no igualar a la británica, sí podría compararse con ella. Y ese plan se prolongó hasta 1913, El problema fue que Alemania no encontró grandes hombres de Estado para dirigir su política imperialista. El kaiser Guillermo II fue el protagonista principal de tal política de ofensiva, puesto que sus poderes constitu cionales eran muy superiores a los de los jefes de Esta do de las potencias propiamente liberales. Guillermo II, hombre de fuerte personalidad, no supo rodearse de grandes colaboradores. Los cancilleres que siguieron a Bismarck no tuvieron su talento. V on Bülow, el mejor político de todos ellos, gobernó hasta 1909. En la política alemana de esta época la influencia del poder militar, a través del Alto Estado Mayor, y de sus sucesivos jefes, von Moltke, Schlieffen. Hindenburg. Ludendorff, fue determinante, y la causa esencial del beli cismo y militarismo, que han ido ligados al espíritu pru siano desde los tiempos de Federico II en el siglo X V III.
La política alemana
La im agen refleja bien el hecho del p o d e r o s te n ta d o por los militares en el Imperio. Así co mo que el kaiser te nía una interven ción muy directa en la política del país y en su organiza ción militar, mucho mayor de la que te nían los monarcas constitucionales de Gran Bretaña, B él gica, Italia o Es paña.
25
F ra n c ia y las p o ten cia s m en ores
La política francesa
26
El general Georges Boulanger. después de su fulgurante ca rrera política, aca bó huyendo a B él gica y suicidándose en 1891. D ecid ió acabar con su vida de una manera que recu erd a b a sta n te las v ie ja s fo r m as ro m á n tic a s : en el c em en terio y ante la tumba de su antigua amante, Margarita de Bonnemain.
Francia era la única gran potencia cuyo régimen políti co era republicano. La 111.a República experimentó un apreciable desarrollo económ ico en la primera década del siglo X X , pero perdió peso en el conjunto mundial. Seguía siendo una gran inversora en el extranjero. Des de 1890 el movimiento favorable a la expansión colo nial se reforzó dando la razón a la política propuesta por Jules Ferry. El «Com ité de Africa Francesa» era una en tidad privada creada en 1890 por intelectuales, políti cos y militares. Y la «Unión Colonial» se crea en 1895. Pero no por ello dejaba de haber corrientes contrarias. Los socialistas eran los principales sostenedores de la hostilidad al colonialismo. La política interior de la 111.a República desde 1890 fue ya mucho más estable que en los tiempos de la fun dación del régimen después de la derrota de 1870. La 111.a República tenía dos cámaras legislativas, llamadas Asamblea y Senado, y un presidente con pocos p o d e res. En 1880 se había instaurado el sufragio universal masculino — Gran Bretaña sólo lo tendría en 1912 y Es paña en 1890— . En Francia no hubo partidos políticos bien estructurados y fuertes hasta bien entrada la déca da de los ochenta. Un partido se agrupó en torno a León Gambetta. haciendo la política más moderada. El otro partido era el radical, a cuya cabeza estuvo Clemenceau. Ambos grupos coincidían en el anticlericalismo. Un par tido obrero apareció en 1879 a consecuencia, com o en otros Estados, de la disolución de la Internacional. A n tes de 1890 Gambetta y Jules Ferry fueron las dos figu ras políticas principales. El último de los problemas de estabilización interna fue el que planteó el general Boulanger. Después de ha ber sido ministro de la guerra (1885-1888) Boulanger intentó ejercer el caudillaje, en 1889, apelando a las ma sas descontentas, fomentando el nacionalismo y el sen timiento de «revancha» frente a Alemania y aliándose con los que no dudaban en derrocar, incluso, la Repú blica. Pero fue derrotado en las elecciones de ese año. hubo de huir y la República salió fortalecida. En los años noventa, la República gana apoyos en la opinión. Los católicos se reconcilian con aquel régi men anticlerical — ese movimiento de acercamiento a
la República por parte de los católicos se llamó ralliem ent— . Una nueva amenaza se presentó entonces para la República: la conocida com o el affaire Dreyfus (el asunto Dreyfus). En 1894. Dreyfus, militar judío, fue acusado de espionaje con pruebas falsas. Detrás se es condía el antisemitismo. La opinión pública se conm o vió al demostrarse la falsedad de tales acusaciones. La aclaración de la verdad fortaleció también a la Repúbli ca frente a los enemigos conservadores. En Europa el principal problema de las relaciones ex teriores de Francia era el Imperio Alemán, que hasta 1890 había seguido la línea de Bismarck de mantener a Francia fuera de las grandes alianzas entre estados. Había en Francia dos principales corrientes de opinión en tom o a las relaciones con Alemania. Una. la de quie nes pensaban que había que llegar a acuerdos que, sin renunciar nunca enteramente a la reivindicación de
La política francesa
El célebre escánda lo Dreyfus —affaire Dreyfus— fue un episodio de origen m ilitar que tenía detrás una im por tante significación política com o movi miento antijudío y contra la República en F r a n c i a . En 1898, el escritor Emite Zola publicó su célebre artículo «Y o acuso» en de fensa de Dreyfus. El g ra b a d o m uestra el momento en que Dreyfus, condena do, es degradado y su sable roto.
27
Rusia y Austria-Hungría
28
Lina vista de la co ronación del último zar de Rusia, N ico lás II (1894-1917), en la catedral de San Miguel, dentro d e l r e c i n t o de l Kremlin, en Moscú. Aunque la corte re sidía en Petrogrado, estas cerem o nias se realizaban en Moscú lugar ori ginario de la familia de los Romanov, di nastía de los zares. Las torpezas políti cas del zar Nicolás aceleraron el proce so del fin del Im pe rio ruso a manos de la revolución.
Alsacia-Lorena, perdida en la guerra de 1870, dieran lugar a un fuerte autonomía de dicha región. Otra co rriente pensaba que la reconciliación con Alemania era imposible y que la política francesa debía basarse, por tanto, en alianzas con otras potencias. La primera de esas corrientes estaría representada por el ministro de Asuntos Exteriores Hanotaux. hasta 1898. la segunda, por el ministro Delcassé. Pero política colonial y políti ca europea estaban estrechamente entrelazadas. Rusia seguía siendo, junto a Austria-Hungría, el ejem plo de los imperios autocráticos. El último de los zares, Nicolás II, había subido al trono en 1894. Pero a fines del siglo X IX se estaban produciendo en el interior del imperio zarista algunas transformaciones importantes. En 1861 el zar Alejandro II había decretado la liberación de los siervos. La industrialización, com o vimos, pro gresaba en algunas zonas delimitadas: la cuenca del Donetz, Petrogrado y los Urales. Después se ampliaría ha cia Siberia. Aparecería entonces un proletariado urbano. La política exterior rusa tenía a fines del siglo X IX dos orientaciones básicas: el Mediterráneo y los Balcanes, por una parte, y el Extremo Oriente, por otra. Nacía un «paneslavismo» mientras que la colonización del Extre mo Oriente iba a tener un extraordinario incremento con la construcción del ferrocarril transiberiano. que se com enzó en 1891. Pero el gran tropiezo de la política exterior rusa fue el choque bélico con Japón en 1904 y la consiguiente derrota, lo que reorientó la política exterior del imperio zarista y dio paso a la revolución de 1905. La política exterior rusa careció siempre de un buen director. Austria-Hungría se encontraba en una clara situación de estancamiento político, aunque en el terreno econ ó mico se habían visto progresos al crearse focos indus triales en los Sudetes y en Carinthia. La lucha de na cionalidades en el interior del Imperio era el problema clave. De todas formas, Hungría tenía ya un alto grado de autonomía y su clase dirigente estaba compuesta cada vez más por magiares, es decir, por gentes autóctonas. Austria-Hungría no participó en forma alguna en la ca rrera colonial y sólo en la década de 1910 se vio cierta tendencia a buscar expansión de nuevo a costa del Im perio Otomano.
En la misma década el mayor problema austríaco es tuvo en los Balcanes y concentrado en las relaciones con Italia el reino de Servia, que era el núcleo del eslavismo al sur. En todo caso, el estado de los Habsburgo se man tenía en pie gracias en buena parte a la personalidad clel em perador Francisco José, que había subido al tro El emperador Fran cisco José I de Ausno en 1848. Un estado en fase de creciente influencia, durante esta iria-Hungría recibe a un grupo de m ag época, fue Italia. Experimentó un importante incremen n ates h ú n g a ro s . to demográfico, llegando a 35 millones de habitantes Desde 1867 el Im en 1913, y empezó una industrialización eficaz que siem perio había pasado pre había estado entorpecida por su carencia de fuen a ser «dual», com tes energéticas. Pero el sistema parlamentario tenía puesto por dos bloproblemas en el país y en la expansión colonial se en q u e s , A u s t r i a y Hungría, y aunque contraba también con dificultades en Túnez y en Etio el poder central re pía — derrota de Adua en 1896— . Desde 1900 apare s i d í a en V i e n a , ce una fuerte corriente nacionalista cuyo representante Hungría tenía una principal es el poeta Gabriele D'Annunzio. gran autonomía.
Colonialismo e imperialismo
Un bello grabado del canal de Suez en la ceremonia del paso de los prim e ros barcos tras su i n a u g u r a c i ó n en 1869. La inaugura ción se solemnizó con grandes Restas, entre las que se in cluyó el estreno de la céle b re Ó p era del compositor Verdi Aída, am bienta da en el Antigu o Egipto.
A fines del siglo X IX y comienzos del X X el imperialis mo es uno de los rasgos básicos de las relaciones entre los Estados del mundo. Antes de explicar lo que carac teriza a este imperialismo, conviene señalar las diferen cias entre lo que fueron los imperios de la Antigüedad — Egipto, China, R om a — y lo que es el imperialismo de los países industrializados de la Europa Occidental a fines del siglo X IX . El imperialismo contemporáneo es, sobre todo, la consecuencia evidente de un gran desarro llo, si bien no sólo económ ico, de los países de Europa. El imperalismo de las potencias capitalistas industria lizadas se caracterizó por el impulso hacia la acumula ción de territorios en ultramar para aumentar su p o d e río económ ico, político y militar. Era acumulación de poder, pero no sobre un territorio continuo, com o en la Antigüedad, sino por expansión discontinua, llegando a controlar territorios o a tener enclaves en muchas par tes del mundo que no podían unirse entre sí salvo por mar. Pero siempre expresó una voluntad de poder. Muchos historiadores, economistas y otros científicos han estudiado el fenóm eno del imperialismo contem poráneo sin ponerse enteramente de acuerdo sobre sus
orígenes, uno de los temas más difíciles de establecer. I s célebre la obra del economista británico Hobson que en 1902 publicó Estudio del Imperialismo, donde se ex puso por vez primera la idea de que el imperialismo obe decía a razones fundamentalmente económicas ligadas .il desarrollo del capitalismo y su necesidad de expan sión. Esa fue la explicación que retomaron algunos teó ricos marxistas, com o Rudolf Hilferding y, sobre todo, Lenin, que escribió otro célebre libro: El imperialismo, lapa superior del capitalismo (se discute la corrección
Imperialismo
Fotografía de Vladimir Ilich Ulianov, Lenin (1870-1924), el gran líd er del p a rtid o so c ia ld e mócrata ruso y lue go de la fracción de el mismo llamada p artid o b o lc h e v i que, rodeado de al gunos de los demás dirigentes. La fo tografía es de los tiempos anteriores a la revolución de 1917.
Imperialismo
Una cerem onia tí picamente colonial: altos oficiales del e jé rc ito britán ico reciben en el territo rio de los Ashanti —en la actual G ha na— el homenaje de los reyes o jefes tribales locales en el año 1896, tras establecer su dom i nio sobre el territo rio. Gran Bretaña forjó en Africa una parte sustancial de su Imperio.
32
bía imperialismos, com o el alemán o el estadouniden se. que no se basaban en la posesión de colonias, pero casi todas las grandes potencias europeas fueron im pe rialistas coloniales. La expansión colonial fue tan intensa que en 1914 los territorios sometidos a control colonial suponían el 90 por ciento de África, el 56 por ciento de Asia y el 99 por ciento de Oceanía. En la Europa de fines del siglo X I X nace todavía otra forma de imperialismo com o derivación directa de las tensiones nacionalistas. Es el imperialismo que pretende unificar poblaciones pertenecientes a un tronco común racial e histórico-lingüístico. Nacen así el pangermanismo y el paneslavismo, que pretenden crear unidades políticas con esos pueblos de estirpe común. Aparece, incluso, en los años noventa, un panlatinismo de los pueblos latinos y, desde luego, el origen de las m oder nas ideas racistas se encuentra en las de escritores del siglo X I X , com o Gobineau y Chamberlain. La cuestión racista ha ido mezclada con la de la obtención del «es pacio vital» — lo que los pangermanistas llaman lebensra u m — o territorio que una determinada nación o raza necesita para albergar a una población expansiva.
Las colonias Los imperialismos europeo-occidentales de los siglos X IX y X X son, pues, en general coloniales, se basan en la adquisición y control de colonias allende los mares. Una colonia es un territorio que se domina pero cuyos habi tantes nunca llegan a tener los mismos derechos que los del país dominador, país que com o dueño de la co lo nia se llamará «m etrópoli». Las colonias son territorios conseguidos mediante ocupación militar en áreas com o Africa o Asia, habitadas por pueblos de menor desarro llo que Europa y que han tenido que ceder ante la su perioridad de ésta. Estos territorios eran apetecidos por sus riquezas o por su situación estratégica, com o apoyo militar, o com o lu gares para ser poblados por gentes de la metrópoli. Este imperialismo colonial ultramarino es distinto del practi cado, por ejemplo, por Rusia, la Turquía otomana o Austria-Hungría, que siempre pretendieron expansionar-
Expansión colonial El cuadro muestra la llamada Puerta de Argel en la lo calidad de Blida. en A rgelia , hacia 1840. Francia em pezó la conquista de aquel territorio en 1833 durante el reinado de Luis Fe lipe de Orleans. A r gelia fue la clave de la expansión fran cesa por el norte de Africa.
33
Expansión colonial
34
Caricatura llamada «la c h a q u e ta de C risp í» aparecida en la prensa italia na, alusiva a las di fic u lta d e s de la conquista italiana de Etiopía o Abisin ia. F ra n c e s c o Crispí (1819-1901) fue el político italia no más d ecid id a mente partidario de las colonias. Su úl timo gobierno cayó com o consecuencia de la derrota italia na en Adua a m a nos de los etíopes.
se pero a base del ensanchamiento de un espacio te rrestre continuo. El mejor ejem plo del nuevo imperia lismo colonial de los países industrializados fue. desde luego, el de Gran Bretaña. Otros grandes países con co lonias serían Francia, Portugal, Bélgica, Italia, etc. El colonialismo tiene un origen antiguo; primitivamen te fue un movimiento de población desde una metró poli hacia nuevos territorios. Esa población trasladada constituía una «colonia». Pero en el siglo X I X la colonia pasó a tener un significado distinto. Se trasladase o no población — lo normal era que n o — , un país europeo controlaba, con mayor o menor uso de fuerza militar, un territorio extenso o un enclave más pequeño que tu viese valor estratégico, económico o de otro género, con vistas a su uso y explotación. El colonialismo del si glo X I X . especialmente el británico, que es su mejor ex ponente. no es de «poblam iento». al contrario de lo que fueron el español, portugués o el mismo británico entre los siglos X V I y X V II. El colonialismo tiene mucho que ver, claro está, con el grado de desarrollo alcanzado por los países indus triales. Las colonias se buscaban por necesidades ec o nómicas pero también por prestigio político y necesi dades militares o estratégicas. Hubo en la época gran des partidarios del colonialismo entre los políticos, los industriales y los intelectuales, tales com o los ingleses Cecil Rhodes, Lord Curzon. el francés Jules Ferry, el rey L eopoldo de Bélgica, o el italiano Crispí. Pero tam bién hubo anticolonialistas, com o lo fueron en bloque los socialistas y marxistas. aunque después de 1914 el anticolonialismo se debilitó bastante. La expansión colonial comenzó ya en los años seten ta del siglo X I X , pero fue a partir de la década de los ochenta cuando alcanzó su máximo apogeo. Bismarck cedió tarde a la presión de los industriales para que A le mania se lanzara también a la carrera colonialista. El c o lonialismo tuvo dos direcciones principales, Africa y Asia y, con menor importancia. Oceanía. Los viejos esta blecimientos en otros continentes, com o el de los britá nicos en Canadá o el de los franceses en las islas del Caribe, o en los territorios de América del Sur, no for man parte propiamente de la expansión colonial del si glo X I X .
Exploradores y conquistadores En los años setenta y ochenta la gran epopeya del co lonialismo africano la llevaron adelante los explorado res Desde el siglo X V . Africa sólo era conocida por Europa en sus costas. El interior, donde habían pene trado el islamismo y el cristianismo desde Asia, era des conocido para los europeos. La labor de los explora dores. que en unos casos fueron funcionarios o milita res de algún Estado — especialmente del francés— y en otros aventureros y a veces misioneros, fue deter minante para el conocimiento y. en definitiva, para la ocupación europea de Africa. El francés Caillaud partió de Egipto y recorrió el Nilo, llegando a Jartum y recorriendo luego el Sudán. Más famoso fue el misionero inglés Livingstone. que pasó cincuenta años en Africa convirtiéndose en un perso naje legendario. Empezó sus andanzas en 1840. en la cuenca del río Níger. Una nueva expedición le llevó a la región de los Grandes Lagos, al corazón mismo del continente, partiendo de los establecimientos comercia-
exploradores
Hermosa vista de la ciudad de Jartum en el curso alto del río Nilo. que era la ciudad más im por tante del territorio del sur de Egipto al que se llam ó Su dán, y que los britá n ic o s a c a b a r o n conquistando tras una dura lucha con tra El Mahdi. Jar tum fue la capital del Sudán Angloegipcio.
Los exploradores
36
H e n r y M o r lo n S t a n l e y (1 8 4 0 1904) explorador de Africa, donde lle gó en busca de otro célebre viajero, el Dr. Livingstone, en una expedición or ganizada por el pe rió d ic o The New Y o rk H e ra ld en 1871. En el graba do se le representa navegando por el río Congo.
les ingleses del este africano. El puso nombres de per sonajes de la casa real británica a los lagos: Victoria, A l berto. Eduardo. Y descubrió también el Tanganika y el Nyasa. Livingstone llegó a ser un personaje conocido en Europa y sus exploraciones abren el camino de lo que luego sería el Africa Oriental británica. A principio de los años setenta se pierde el rastro de Livingstone en Africa, después de saberse que había explorado el río Zambeze. Para ir en su busca, se contrata al perio dista y aventurero americano Stanley. Stanley era un tipo de persona muy diferente, que buscaba hacer negocios. Desembarca en Africa Orien tal y se interna en Tanganika. Es famoso el parco salu do que le dirige a Livingstone cuando le encuentra: «El Dr. Livingstone. supongo», le dijo Stanley al toparse con el único blanco con escopeta que había en la región. Stanley localiza las fuentes de los ríos Nilo y C on go en tre 1874 y 1877. Otro gran explorador fue Verney Cameron. que par tiendo también del Africa Oriental recorrió Tanganika
en dirección oeste, llegando hasta la costa del Atlánti co, al actual Camerún y bajando luego hacia Angola. En el desierto del norte africano, el Sahara en el len guaje de sus nativos, tienen lugar exploraciones de fran ceses com o Caillié y alemanes com o Barth. Rohlfs. Nachtigal. mientras que portugueses com o Serpa Pinto y Capello exploran Angola y. en la costa opuesta. M o zambique. Los españoles participan en pequeña escala haciendo expediciones al G olfo de Guinea, com o las llevadas a cabo por los alaveses Manuel Iradier y M on tes de Oca. Avanzados los años setenta, la configuración general de África era ya conocida a excepción de su centro mis mo en la gran cuenca del Congo. Allí se adelantó a todos la iniciativa del rey Leopoldo II de Bélgica (1865-1909). un apasionado de las exploraciones y hombre interesa do en la expansión industrial de Bélgica. Fundó, con
Los exploradores
Una representación inventada —obsér vese el personaje con la bandera es tadounidense— del encuentro entre L¡vingstone y Stanley en la localidad de Ujiji, junto al lago Tanganika. en no viembre de 1871.
37
sede en Bruselas, una compañía a la que llamó «Societé Internationale de l'Afrique» y contrató com o agente y delegado en Africa al ya muy conocido Henry Stan ley. Éste llevó a cabo entonces por cuenta de la socie dad sus mayores expediciones en el centro del conti Imagen de otro de nente. Stanley recorrió toda la cuenca del río C on go, trope los hombres que se distinguieron en el zando con los intereses de Francia, en cuyo nombre ha co n o c im ie n to del bía recorrido la orilla norte o derecha del río el italiano continente africano, Savorgnan di Brazza. El gran territorio de la cuenca el lla m a d o Em in P a ch á , cuyo v e r del C on go se dividió, pues, en dos zonas de influencia, d a d e r o n o m b r e que se acabaron llamando Congo-Brazzaville y Congoera Eduard Schwit- Leopoldville. por el nombre de las respectivas capita zer, botánico y zoó les. en manos de Francia y de Leopoldo, quien acabó logo (orn itólogo), cediéndola a la nación belga dando lugar a la colonia que estudió las pe del C on go belga. Pero fue precisamente la coloniza culiaridades bioló gicas de la cuenca ción del C on go lo que hizo estallar el conflicto del cho del Nilo a fines del que de los intereses coloniales que llevaría al Congreso siglo XIX. de Berlín de 1884-1885.
Los exploradores
38
El reparto de África El llamado reparto de África, a fines del siglo X I X , fue uno de los grandes problemas de la política europea del momento, en el que se unían aspectos jurídicos, políti cos, económ icos e ideológicos. Tal vez la primera inter vención de Occidente en el continente africano en la Edad Contemporánea fue la fundación, en 1821. de Liberia. en la costa tropical oeste. Fue una decisión de los Estados Unidos destinada a repatriar a África a los es clavos negros. Una empresa filantrópica, apoyada por el presidente Monroe. que obtuvo sólo un mediano éxito pero que consagró la existencia de uno de los pocos es tados libres de África en el siglo X I X . Francia poseía en África Argelia, cuya conquista ha bía com enzado en los años treinta bajo Luis Felipe de Orleans. Su población era blanca y musulmana, y reu nía unos territorios que habían pertenecido al Imperio otomano. Francia tenía también establecimientos en la costa occidental de África, en torno a Dakar, en Senegal, y en el G olfo de Guinea. Pero el principal interés francés era el Canal de Suez. La idea de comunicar el Mediterráneo y el índico a tra vés del mar Rojo, rompiendo el istmo de Suez, era muy
El canal de Suez
Cuadro de Tinayre que m uestra una fuerza militar fran cesa, mandada por el general Duchesne, cerca de la a l dea de Andiba, en África del Norte, en 1895. Para estas fe chas, las potencias coloniales habían creado ya ejércitos en los que figura ban fuerzas indíge nas del territo rio colonial.
39
antigua. La puso en práctica un ingeniero que había sido cónsul en Egipto, Ferdinand de Lesseps. quien realizó el proyecto técnico de la construcción del canal. El ca pital necesario lo aportaron a medias una sociedad fran cesa y el pachá de Egipto — dominio otom ano tam bién— Said Pachá. El canal se inaguró en noviembre de 1869. La sociedad explotadora fue. en principio, mi tad francesa mitad egipcia con el pachá Ismail. La penetración de Italia fue también temprana y se orientó hacia las costas del mar Rojo. Desde allí los ex ploradores Sapeto y Acton se internaron en la región de Eritrea. Una compañía comercial compró a los indíge nas un pequeño territorio que vendería a Italia en 1882. dando lugar a la primera colonia italiana: Eritrea. Portugal tenía los asentamientos europeos más anti guos en la Guinea portuguesa, en Angola y Mozambi que. pero había penetrado poco hacia el interior. Gran Bretaña también tenía viejos enclaves. En el ex tremo sur. en El Cabo, habiéndose extendido después hacia el país que los portugueses habían llamado Natal.
40
En 1880 el conti nente africano ha bía sido ya explora do esencialm ente en la totalidad de sus c o s ta s p e ro había progresado poco la penetración h acia el interior G ra n B r e ta ñ a y Francia controla ban la mayor canti dad de territorios, mientras que el Im perio Turco era no minalmente dueño de toda la p arte N o r d o r ie n ta l, de Trípoli al mar Rojo, pero ya con fuerte control británico. Portugal controlaba las costas de A n go la y Mozambique y España tenía p e queños territorios
donde vivían los descendientes de antiguos colonos ho landeses, los bóers, a los que los ingleses empujaron ha cia el interior, fundando entonces éstos los países de Transvaal y Orange, llamando con este último nombre a un gran río. España tenía también tradición de asen tamiento en la costa norte y oeste africana, pese a lo cual, salvo en casos aislados, mostró escaso interés por la nueva colonización. Gran Bretaña, que al final iba a ser la gran beneficia ría del reparto africano, se interesó tarde en el continen te. Sus intereses miraban más al problema de Oriente y los territorios del Imperio otom ano en el Asia cerca na y, sobre todo, a su control efectivo de la India. Por ello, la empresa del Canal de Suez, en la que no había participado, llamaría muy pronto su atención. Gran Bre taña, convertida en sostén máximo de Turquía, obtuvo beneficio de ello. La crisis de 1878 entre Rusia y Tur quía marcó el arranque del interés británico en contro lar el Mediterráneo oriental. Gran Bretaña se hizo ceder Chipre por Turquía y em pezó la penetración en Egipto.
A R G E LIA E G IP TO
IR A ESPAÑO L
A F R IC A O C C ID E N TA L FRANCESA C A M B IA G U IN E A
E N IG F R IA
c u a t o r ia l
suo
IITRE A
An
FR A N C E S A SOMAU/ ABIS IN1A I
C O STA LIBERO
DGANDA
; I RNANOI i ... )N
CONGO ^ BELG A ti A FR IC A W O RIEN TAL \ a lem an a¡
P O S E S IO N E S C O L O N IA L E S E N 1914 1
E S P A Ñ O LA S
□
FR A N C E S A S
□
P O R TU G U E S A S
n
B R ITA N IC A S
□
A LE M A N A S
□
B E LG A S
□
ITA LIA N A S
;a n g
o l a r i o d f s ,a ^
l
'
D E L N O R TE R H O D E S IA x DEL 1 / SUR /
A FR IC A q EL S U R G E ? JE A LE M A N \
BECHUANA L A N D IA \
U N IO N
. . A ,,n MCpfvtJP /
■ASCAR
La expansión interior
En 1914, sin em bargo, Africa pre senta ya su comple to reparto entre las potencias europeas. Puede verse que a Gran Bretaña sólo le quedaba poseer el territorio de Tanganika —en manos de A lem an ia— pa ra conseguir su «eje sin solución de con tinuidad». Francia era la segunda gran p oten cia co lo n ia l con todo el territo rio del Sahara y parte del Sudán form an do el A fr ic a Occidental france sa. Las dem ás p o te n c ia s tien en mucho menos terri torio, destacando Portugal y, por en tonces, Alem ania, antes de ser derro tada en la Primera Guerra Mundial.
41
El «eje sin solución de continuidad» Hay en el reparto de Africa algunos conflictos básicos que se trataron de resolver unas veces por medios pa cíficos y diplomáticos, otras en favor de aquellos que tenían más fuerza. Así. en primer lugar, ante las viejas colonizadoras. Portugal. Gran Bretaña o España, apa recen nuevas potencias: Francia, Italia, Bélgica y, en cierto m odo. Alemania. El conflicto entre todas ellas se Un g r a b a d o que muestra la costa, presenta com o inevitable. El segundo gran conflicto procede de las diversas con muy transitada por la navegación marí cepciones que se tienen sobre la colonización y sobre tima, del Cabo de quién tiene derecho real a controlar un territorio. En ei Buena Esperanza, Congreso de Berlín se debatirían las tesis contrapuestas. que los portugueses Pero había un tercer problema, derivado de los ch o llam aron prim ero de las Tormentas, ques entre los proyectos de las grandes potencias cuya en la punta sur de realización era incompatible. Esta era la cuestión más Africa. Aquel terri compleja e interesante. Para que la explotación co lo torio fue dom ina nial rindiera todos sus frutos, la potencia colonizadora do definitivamente tendría que dominar un extenso territorio cuya disposi por los ingleses en ción óptima sería la de extenderse de costa a costa en disputa con los por tugueses y holande el sentido este-oeste o en el norte-sur, buscando lo que ses creando la colo se llamó «el eje sin solución de continuidad», que per nia de El Cabo. mitiera crear una verdadera unidad económica.
La colonización africana
42
Ese proyecto lo em prendió Francia: de oeste a este, desde Senegal. atravesando toda la gran región del Su dán africano: o bien de norte a sur desde las costas m e diterráneas. Lo mismo quería Gran Bretaña, que estaba en mejor posición, pues tenía colonias en los dos extre mos. en Egipto y en Sudáfrica. Portugal, a su vez. d o minaba en la costa oeste. Angola, y en la este, M ozam bique. pero esos dominios estaban separados por los que tenía Gran Bretaña en el interior. S ólo un país podría conseguir ese eje y, en definitiva, fue Gran Bretaña, no sin algunos conflictos serios, y una vez eliminada A le mania de la carrera colonial tras la Gran Guerra. Los problemas de la colonización de Africa en los años ochenta dieron lugar a la celebración del Congreso o Conferencia de Berlín de 1883-1884, por iniciativa del rey Leopoldo de Bélgica, que acogió de inmediato Bismarck y que tuvo com o motivo directo el conflicto del C ongo, pero que permitió tratar toda la problemática africana en su conjunto. Allí se enfrentaron las tesis que mantenían los diversos participantes en el reparto. El primer acuerdo tom ado fue el de la libertad de na vegación en los grandes ríos, el Níger y el Congo; se aceptó la existencia del Estado Libre del C on go funda-
E1 Congreso de Berlín
Una reunión de la importante Confe rencia o Congreso de Berlín (18841885) prevista para arreglar la coloni zación del Congo y que acabó tratando de todo el problema del reparto africa n o. E se r e p a r to nunca resp etó la antigua form a de los territorios de las poblaciones autóc tonas dando lugar a graves problem as a la hora de la inde pendencia en el si glo XX.
Los conflictos
44
Sobre estas líneas, el g e n e ra l C h a r les Gordon (18331885). Personaje li gado a la lucha de los británicos con tra el caudillo islá m ico sudanés El Mahdí por la pose sión del territorio de Sudán. Gordon lle gó a Jartum, la ca pital de El Mahdí, en febrero de 1884 V ofreció al caudillo islámico una nego ciación que éste re chazó. En enero de 1885 El Mahdí ata có Jartum, la tomó y Gordon murió en la batalla.
do por la asociación que presidía el rey Leopoldo de Bélgica. Pero más importante fue la adopción de la doc trina de que los territorios pertenecían realmente a aque llos que los ocupasen, no a quienes los descubriesen o explorasen; era la tesis de las potencias más poderosas frente a las menos. El derecho de ocupación, a su vez, sería concedido a quienes ocupasen primero las costas para penetrar desde ellas en línea recta hacia el interior. El conflito Francia-Inglaterra Después de los acuerdos de Berlín las potencias se lan zarían a la consecución de esos «eje sin solución de con tinuidad», lo que produciría conflictos entre todas ellas, destacando algunos por su gravedad. El más importan te provino del choque entre Gran Gretaña y Francia, y ello ocurrió en la disputa del oasis de Faschoda, en el Sudán egipcio, porque allí llegaron a cruzarse los ejes este-oeste francés y norte-sur británico. Gran Bretaña, desde la construcción del Canal de Suez, que era de vital importancia para las comunicaciones con la India — pues acortaba la duración del viaje en casi dos ter cios— , se interesó cada vez más por Egipto y acabó ganando la partida a Francia. Francia y Gran Bretaña establecieron primero un condom inio en Egipto apro vechándose del irregular gobierno del pachá Ismail. En 1882, Gran Bretaña llevó a cabo operaciones militares contra sublevaciones mientras Francia se abstenía, lo que dio. en adelante, predominio a los británicos, que pa saron prácticamente a dominar Egipto. Gran Bretaña comienza entonces la conquista de los territorios al sur de Egipto, en la zona que se llama g e o gráficamente el Sudán. Hubo de sofocar la gran rebe lión de Ahm ed El Mahdí. un notable musulmán que se creyó el nuevo Profeta y reunió una gran masa de se guidores proclamando la guerra santa. A Gran Bretaña le costó un gran esfuerzo vencer la rebelión. Dos gen e rales británicos fueron derrotados y muertos, Hicks y Gordon. este último en la ciudad santa del territorio. Jar tum. Luego se envió a Kitchener, cuando ya había muer to El Mahdí. y logró derrotar la sublevación y a su jefe Abdullah en la batalla de Ondurman. La guerra fue cruentísima entre 1896 y 1898. Una vez conquistado, el territorio pasó a llamarse Sudán Anglo-Egipcio.
Francia pretendía llegar de oeste a este partiendo del Senegal. cuya exploración había comenzado en 1854. También había empezado la exploración del Sahara par tiendo de Argelia y de Túnez, después de conseguir este territorio por el Tratado de El Bardo, de 1881. Tombuctú fue conquistada en 1894. El reino de Dahomey, en Guinea, en 1892, y la isla de Madagascar, en el ín dico, en 1895. Luego Francia consiguió un territorio en Somalia al este de Africa, en torno a Djibuti. El choque definitivo se produjo cuando el comandante Marchand salió del Congo francés y. atravesando el Afri ca ecuatorial, llegó a la ciudad de Faschoda, en el cur so alto del Nilo, muy al sur del Sudán que se suponía británico, en julio de 1898. Gran Bretaña exige la reti rada francesa de aquellos territorios que se estiman de soberanía egipcio-sudanesa. Este hecho supondría que Francia no podría establecer su eje este-oeste al no en lazar con su territorio en Somalia. La situación de gran tensión entre las dos potencias, con enfrentamientos en tre Lord Salisbury y Delcassé. acabó al retirarse Fran cia, firmándose en 1899 el acuerdo de Londres.
Los conflictos
Behanzin, el último rey de los Dagomba en el reino de DanHomé, llamado lue go de Dahomey, en la zona ecuatorial del África Occiden tal (golfo de Gui nea), según un g ra b a d o fra n c é s de 1892. La c o lo n i zación europea de África dislocó com pletamente el siste ma de poderes y el dominio territorial de los pueblos indí genas, no respetan do en forma alguna los territorios y or ganización de los viejos reinos. Los países c o lo n ia le s trazaron las fronte ras de sus dominios según su poder e in tereses.
45
Los conflictos
46
Sobre estas líneas, el explorador portu gués Alejandro A l berto Serpa Pinto (1846-1900). Fue quien dirigió la ex pedición por parte portuguesa que re corrió el territorio interior entre A n go la y M ozam bique y entre el Congo y el Zambeze. Esta expedición preocu pó grandemente a Gran Bretaña, inte resada también en aquel territorio.
El Imperio británico en África Otro enfrentamiento fue el surgido entre Gran Bretaña y Portugal desde 1880. El eje portugués podría formar se uniendo en el territorio del interior sus posesiones de Angola y Mozambique. Pero Gran Bretaña tenía esta blecido un protectorado sobre los pueblos negros bantúes del interior, con los que había entrado en contacto desde Sudáfrica. En 1886. el ministro de Asuntos Ex teriores portugués. Barros Gomes, había presentado ante el parlamento su «mapa rosa» donde aparecía toda la franja sudtropical de África en manos portuguesas. Portugal había visto derrotada su tesis, en el Congreso de Berlín, de que los descubridores tenían derecho pre ferente sobre los territorios descubiertos. En 1889 se inician las expediciones de Paiva Couceiro y de Serpa Pinto, militares colonialistas, que pro vocaron la alarma de Gran Bretaña. Lord Salisbury se dirigió a Barros G om es pidiendo explicaciones, consi derando que Portugal había sido aliada tradicional y casi colonia de Gran Bretaña. Ésta exigió la retirada, pero Barros G om es no detuvo la expedición por lo que P or tugal recibió un ultimátum en enero de 1890 Aquello produjo una gran impresión en el país, que se sintió hu millado y traicionado por su aliado tradicional. De for ma injusta, la opinión pública portuguesa vio cierta res ponsabilidad en el asunto por parte del rey Carlos I, quien llevaba sólo dos meses en el trono y que seria ase sinado años después. En definitiva, la única potencia que consiguió el «eje sin solución de continuidad» fue Gran Bretaña. El Im perio británico en África contó con posesiones en todas las costas y acabó estableciendo su eje en sentido nor te-sur. El proyecto de ferrocarril El Cabo-EI Cairo pre tendía dar el toque final de grandeza a ese imperio sin solución de continuidad. En el oeste poseyó Nigeria a de más de algunos pequeños territorios — Sierra Leona, Guinea, Ghana— , En el África Oriental penetró desde la costa de Zanzíbar hacia las mesetas de Kenia, Uganda y hacia Tanganika, donde posteriormente cedió su lugar a Alemania, quedando sólidamente establecida desde 1890. En África del Sur la penetración fue más difícil para Gran Bretaña, partiendo desde la vieja colonia de El
('a b o . Existían también en aquellas zonas viejos esta blecimientos de los bóers holandeses. La colonización inglesa los empujó hacia el interior, donde acabaron des cubriendo minas de oro y diamantes en 1896, lo cual excitó de nuevo la codicia británica. Los bóers, dirigi dos por un viejo patriarca. Paul Kruger, ofrecieron gran resistencia a ser sometidos por los británicos. El artífice de la colonización británica fue Cecil Rhodes, uno de los grandes colonialistas ingleses. Fomentó la penetra ción hacia el norte en las tierras de los basutos y bechuanas, creando las colonias que en su honor se lla maron Rhodesia — del Norte y del Sur— , en la cuenca media del río Zambeze y subiendo hacia Tanganika. El obstáculo serio eran las repúblicas bóers, y Gran Breta ña preparó una guerra, que fue dura y acabó en 1902 con el sometimiento de los bóers. Con ello, los británi cos poseían ya territorios que iban ininterrumpidamen te desde El Cabo a El Cairo.
Los conflictos Concentración de fuerzas militares en la capital de la re pública «b óer» de Tran svaal, P reto ria, en 1899. Los bóers, de origen ho landés, habían c o lonizado este terri torio apetecido por Gran Bretaña. La segu n d a gu erra bóer (1899-1902), acabó con la ane xión del territorio al Imperio británico.
47
Los conflictos
T r o p a s ita lia n a s form ad as en una explanada de Hassan, Eritrea, en la costa del mar Rojo, por donde comenzó la penetración ita liana en el Africa Oriental, para in tentar luego pasar a Etiopía, cosa que impidió la derrota de Adua. Obsérve se la vestimenta mi litar propia para la vida en territorio tropical.
48
Otras dos potencias, Alemania e Italia, tuvieron tam bién, además de España — la de menor importancia de todas— , intereses en África, en donde hubo explora dores alemanes y ciertos hombres de negocios que se interesaron por la adquisición de territorios. Pero la p o lítica de Bismarck fue reacia a ello en principio. Cuan do se convenció del interés de África, Alemania había perdido ya un tiempo importante que Bismarck intentó recuperar adquiriendo protagonismo en ios asuntos co loniales ofreciendo Berlín para un Congreso y actuan do un poco com o árbitro. Alemania adquirió primero pequeños territorios en el golfo de Guinea: Camerún y T o g o p oco antes del C on greso de Berlín, y más al sur llegó a la costa oeste fun dando la colonia de Africa Sudoccidental alemana, en tre Angola y las colonias británicas de El Cabo. Después, la compañía del Africa Oriental entró en una parte de Tanganika — lo que llegó a ser un estorbo para el eje británico, pero que desapareció después de la Guerra Mundial— convirtiéndose en colonia en 1897. Italia se estableció en la costa del mar Rojo, en Massaua. en 1885, fundando la colonia de Eritrea. Más al
sur se asentó también en la Somalia y desde ambos lu gares se propuso la penetración en Etiopía o Abisinia. En 1889 consigue que el «N egus» — em perador etío pe— Melenik les reconociera com o protectores, pero di sidencias posteriores llevan a una guerra (1894-1896) que acaba en desastre para Italia — derrota de A d u a — y que hace que ésta renuncie a sus pretensiones en Etio pía, que sólo retomaría en los años treinta del siglo X X bajo el régimen fascista. Otro lugar de penetración ita liana fueron los territorios turcos de Trípoli y Cirenaica, dando lugar a la colonia de Libia. España, además de los enclaves antiguos que p o seía en Marruecos y que darían pie, a comienzos del siglo X X . a participar en el protectorado establecido so bre el país marroquí, envió expediciones al golfo de Gui nea que acabaron con el control de la isla de Fernando P oo y otras menores y del territorio de Río Muni, que dio lugar a la colonia de Guinea española. El más des tacado explorador fue Manuel Iradier.
Los conflictos
El su ltá n M u le y Hassan de Marrue cos. Francia acabó imponiendo en M a rruecos un Protec to ra d o del que tam bién participó en una p e q u e ñ a parte España. El sultanato de M a rruecos estaba en manos de la familia Alauí o Alauita, que sigue reinando hoy en el país.
49
50
La expansión en Asia La expansión europea en Asia es paralela a la de Afri Asia ca. En ello desempeñó un papel esencial la apertura del Canal de Suez. La acción de Francia se dirigió hacia el sureste del continente, a lo que se llamaba la Conchinchina, Annam y Tonkin, en la península de Indochina, y tras la toma de la ciudad de Hanoi, en 1882. se orga nizó el protectorado de la Indochina francesa. Luego ocuparía el territorio de Laos. más al oeste. La joya del colonialismo británico fue siempre el gran dominio de la India en la gran península del Indostán. La penetración británica allí, com o la francesa y la por tuguesa, se remontaba al siglo X V III . pero Gran Breta ña progresó más que sus rivales y la explotación de aquellos territorios se concedió a una entidad privada, la Compañía de las Indias Orientales. Después de sofo cada la rebelión de los cipayos, los elementos de las cla ses bajas que servían a los británicos, en 1857-1858, el control del territorio pasó más directamente a manos de la Corona. En el ámbito indochino, Gran Bretaña ocupó Birmania, actuando desde la India, en 1885. Para separar las zonas de influencia británica y francesa, el viejo reino de Siam o Tailandia quedó independiente, situado entre ambas. El caso de China es peculiar. Aquel inmenso territo rio nunca llegó a ser ocupado materialmente por nin guna potencia europea, pero los principales países c o lonialistas ejercieron en el antiguo Imperio un poder decisivo, provocando su caída, desde mediados del si G rabado de fines del siglo X IX que re glo X I X . El sistema em pleado para penetrar en China presenta a un ar fue el de gestionar concesiones comerciales en los puer quero tradicion al tos marítimos, lo que de hecho significaba el arrenda chino. La persisten miento de territorios costeros para realizar su explota te tradición china ción comercial. se mostraba incluso El origen de este sistema estuvo en la llamada «gu e en las formas gue rreras. Pero la pre rra del opio», provocada por el interés comercial de Gran sencia extranjera Bretaña en introducir esta mercancía en el Imperio, en hizo estallar esta 1840. La derrota china produjo la apertura, que se com tra d ic ió n y hun pletó en 1860. Las concesiones las obtuvieron Gran Bre dió al milenario im taña (H ong-Kong y otras). Francia (Kuangcheu). A le perio en intensas lu chas interiores, pa mania (Kiaocheu), Bélgica (Tientsin), Italia (Tientsin) y sando a ser Repú los Estados Unidos, además de Japón. Portugal tenía blica en 1911. desde siglos antes el enclave de Macao.
Son famosas algunas sublevaciones, unas dirigidas contra la propia dinastía manchó que gobernaba el Im perio. ante su debilidad con los extranjeros, com o fue la sublevación de los taiping. Otras fueron antieuropeas, com o la de los boxers en 1900-1901. Las zonas de influencia de cada potencia en China, además de dar lugar al hundimiento del viejo Imperio (lo que ocurrió en 1911 en que se proclamó la Repúbli ca), provocaron también numerosos enfrentamientos en tre las propias potencias colonialistas y propiciaron que una potencia nueva com o Japón manifestara su interés en participar en la colonización, llegando a la guerra con Rusia en 1904 a causa de los intereses enfrentados de ambos países en Manchuria.
Asia La dinastía manchó conservó hasta c o m ienzos del siglo xx el boato y las tradiciones en las form as de g o b e r nar. En la foto se ve al emperador y sus colaboradores más inmediatos al final de un consejo.
51
Los movimientos sociales en el tránsito entre los dos siglos En el paso entre los siglos X I X y X X , las sociedades in dustrializadas del occidente de Europa experimentaron cambios notables. Ninguno, sin embargo, de tanta im portancia com o la aparición de esos fenóm enos que luego en pleno siglo X X fueron llamados movimientos de masas. La aparición de tales «movimientos sociales de Obreros en huelga, masas», o sea, corrientes de opinión y de acción que a fines del siglo XIX. aúnan a un gran número de personas dándoles rasgos La huelga fue un ar comunes dentro de una sociedad, hizo también que los ma em pleada por conflictos sociales estuviesen más presentes desde co los obreros com o mienzos del siglo X X . La sociedad «de masas» es el más forma de presión en típico fenóm eno social que trae el nuevo siglo. sus re ivin d ica cio Todavía existía a fines del siglo X I X en toda la Euro nes. Pero las huel g a s e s t a b a n de pa continental — aunque menos en Gran Bretaña— una h ech o prohibidas importante población rural. Pero las ciudades habían cre por la ley h asta cido desde los años setenta de una manera espectacu que a v a n z a d o el lar. El hecho de que el grueso de la población, sobre s ig lo X IX em p ezó a establecerse una todo urbana, participase cada vez más en actividades legislación regulán com o la política, la educación, la cultura o la protesta, dolas. muestra el amplio cambio que había supuesto en los
52
países de Europa la marcha del progreso. A mediados Los movimientos del siglo X I X el acceso de las capas bajas de la pobla ción a la educación, a los espectáculos artísticos o, in sociales cluso, a ejercer el voto, era una cosa rara. Pero ese pa norama va a cambiar con la llegada del siglo X X . Para que los beneficios del industrialismo alcanzaran a capas más amplias de la población, era preciso el es tablecimiento de leyes sociales. La petición de que se Este cartel francés dieran leyes que regularan el trabajo mediante salario preparado por la preocupa a buena parte de los pensadores sociales, des C.G.T. para la cele de los cristianos a los marxistas, e influye sobre muchos bración del l . ° de políticos. Los años noventa fueron los de instauración mayo de 1912 es suficientemente ex en casi todos los países de la Europa occidental de una presivo por sí solo: legislación social, de leyes que se ocupaban del trabajo las largas jornadas de mujeres y niños, descanso dominical, duración de de trabajo son la la jornada de trabajo, creación de cooperativas y mu ruina del obrero, las tualidades, y, después, de accidentes laborales. A lem a cortas su alegría. nia fue el país que se adelantó a todos en esta línea y La fiesta del traba jo se celebró por el kaiser Guillermo II actuó com o el primer convocante vez prim era en de una reunión internacional sobre los problemas so 1889, el mismo año ciales en 1891. En España, las primeras leyes efectivas que se fundó la 11.a Internacional. se dieron a principios de siglo.
LES LONGUES JOURNÉES «mOnont loo BAS S A L A I MBS p r o v o q u e n ! la CNO M AO* • noondranl l o T U B I P C U L O S E rédu'O O nl A l o pouiDont * TAl.COOi.lBMB
ULES REHDEHT IA PAHILLE M A LH EU REU SE
LES COURTES J OURNÉES émmtnl I HA UTS s ALAI R es d i m l n u t n t 1« CtlO M AGe i*u v « g * rd « n i l o J A N T E < if u r « n i •« a iE N - É T R e pormetteni o o oo c o m ii lu t r u n
l"0 v e R
ELLES KEHPEHT LA FAMILLE H E U R E U S t
53
La gran burguesía
El múy célebre cua dro del pintor im presionista francés Pierre-Auguste Renoir (1841-1919) Le
moulin de La Galette es, además de una obra de arte, un documento vivo y excepcional de las fo rm a s de d iv e r sión, en el París del último cuarto del si glo X IX , por parte de las clases m e dias y populares.
54
Las burguesías Las cada vez más amplías clases burguesas surgidas del progreso de la industrialización llegaron a fines del si glo X I X al punto culminante de su predominio y éxito, pero también al de su división. Desde entonces se ha blará de una gran burguesía, a la que se llama a veces también «burguesía de negocios», y de una pequeña bur guesía. Y en países com o Alemania se distinguen aún bastantes más grupos burgueses que éstos. La cultura de la burguesía llega a tener una cierta hom ogeneidad en toda Europa. La burguesía alta y acomodada es una clase social con medios económ icos, que ha creado su propio estilo de vida, que tiene poco que ver con el de la antigua n o bleza en cuanto a sus gustos y aspiraciones y que se halla muy lejos también de las que se llaman «clases asa lariadas», o sea. las que viven de un salario, que co m prenden el proletariado y todo el mundo de los em plea dos. Muchas personas desean tener la consideración social de burgués. El gran burgués aspira a vivir en casa propia, en barrios de burgueses acomodados, separa-
dos de la «clase m edia» y por supuesto de las «clases bajas». Necesita vivir bien y mostrarlo públicamente por medio de la ostentación. Pero existe también esa otra «pequeña burguesía», cada vez más distante en sus intereses de la gran bur guesía acomodada y que ha incrementado mucho el nú mero de sus miembros. La constituyen las capas socia les de empleados y pequeños profesionales diversos, gentes que no son proletarias pero que muchas veces atraviesan grandes apuros económicos. Esta pequeña burguesía, en toda Europa occidental, tiende a ser ra dical y demócrata y desea que el Estado sea laico. El ejem plo típico se da en Francia, donde se va formando un gran partido radical con estas gentes. De todas maneras, lo que ocurre entre 1890 y 1914 es que los grupos sociales se diversifican y se hacen más complejos. Ya no se puede hablar de una burguesía, sino de varias, de varias clases, y en la parte más desfa vorecida de la población sucede lo mismo. El caso es que la pequeña burguesía, la clase media real, sufre las consecuencias de ser un grupo intermedio entre el pro-
La pequeña burguesía
En la belle époque, aparece la costum bre de los baños de mar. Las playas se convierten durante el verano en un lu gar de reunión y fiesta , su rgien d o una vestimenta es pecial para ellas. En el grabado una playa española del Norte a comienzos de siglo.
55
Los nuevos aristócratas
Durante una época del año, n o rm a l m ente el veran o, las clases más aco modadas se trasla dan a sitios especia les, donde hallan buen clima y com o didades y donde ha cen mucha «vida de s o c ie d a d ». En el g ra b a d o , una de esas reuniones, pro bablemente en un balneario de moda.
56
Ictariado y las verdaderas clases dominantes. Las fami lias de la aristocracia antigua, preindustrial, han perdi do en realidad ya toda su influencia en estos tiempos; los nuevos aristócratas proceden de la burguesía aco modada. La reina de Inglaterra o el rey de España con ceden muchos nuevos títulos de nobleza en esta época, pero los conceden a burgueses destacados en la políti ca o los negocios. Las grandes familias burguesas tien den también a emparentar con algunas de las más ilus tres de la vieja aristocracia a través de matrimonios. A su vez, las clases asalariadas tienden a ser ya más amplias que el mero proletariado. Las personas que vi ven de un salario se han diversificado mucho. Por lo que respecta al obrero, hay que decir que el obrerismo clásico del siglo X I X experimenta un notable cambio y auge en los años que van desde la fundación de la 11.a Internacional hasta el desencadenamiento de la gue rra en 1914. La 1.a Internacional quedó disuelta en 1876. La 11.a se fundaría en el año 1889. Desde en tonces a 1914 el movimiento obrero mundial está d o minado por la 11.a Internacional.
La 11.a Internacional y los sindicalismos La nueva Internacional se fundó en París en el verano de 1889 a través de una serie de reuniones en locales diversos en un intento de aunar distintos criterios. Se fundó una nueva Asociación Internacional de Trabaja dores, pero ésta fue un organismo muy distinto del an terior. Ya no era una federación de grupos de obreros, sino que ahora se trataba de una federación de parti dos políticos socialistas nacionales. Y es que la funda ción de partidos políticos obreros había prosperado des de que Marx recomendase la creación de los mismos al disolver la 1.a Internacional. La 11.a Internacional, por lo demás, excluyó de sus filas a los anarquistas y tuvo carácter exclusivamente so cialista. El primero y el más fuerte de los partidos políti cos obreros de carácter socialista fue el Partido Obrero Socialdemócrata Alemán, creado por fusión de grupos anteriores y que existía ya desde 1869. El más famoso de sus programas fue el aprobado en la reunión de la ciudad de Gotha, criticado con dureza por Marx. Sus líderes principales fueron Bebel, Liebknecht y Kautsky.
Los partidos obreros
A fines del s ig lo X IX , con el arte del
realismo social, los a r t is t a s p re s ta n atención a las con diciones de vida de distintos grupos so ciales. En este dibu jo de 1891 La mi
seria bajo la nieve se aprecia el inte rés del autor por las gentes más desam paradas.
57
Los partidos obreros
Una vista de la C á mara de Diputados francesa donde un grupo de diputados exaltados canta con el brazo levantado y el puño cerrado. Se trata del canto por los socialistas del texto llam ado
La In tern a cio n a l que se convirtió en el himno del prole tariado organizado.
58
A fines del siglo X I X existían partidos obreros de ins piración socialista prácticamente en todos los países. En Francia, los líderes fueron Guesde. Jaurés, Deville. En España, el Partido Socialista Obrero se fundó en 1879 y sus líderes fueron Pablo Iglesias, Antonio García Q u e jido. Jaime Vera y otros. En Gran Bretaña, el obreris mo acaba también creando su propio partido, el Labour Party, o Partido Laborista, que emanaba de los sindi catos tradicionales, las Trade Unions. pero que era dis tinto de ellas. La 11.a Internacional tuvo una vida mucho más acti va que la primera. Tenía partidos afiliados prácticamente en todas las partes del mundo, aunque la dirección siem pre estuvo en Europa. Celebró mucho más Congresos que la 1.a , puesto que su vida fue también más larga y los principales de ellos fueron, además del fundacio nal en París, el de Bruselas (1891). Amsterdam (1904), Stuttgart (1907) y Copenhague (1910). La 11.a Internacional se preocupó e intervino en mul titud de asuntos que tenían que ver con los problemas sociales y políticos del mundo. Pero la Internacional es tuvo muy afectada por la gran división que se iba ope-
rando entre los grandes Estados imperialistas de Euro pa. Los partidos socialistas intentaron oponerse a la de rivación hacia una guerra que se veía venir, dado el p a norama de la política mundial. De qué forma oponerse a la guerra fue cosa que se discutió muchísimo en el seno de la Internacional, con diferencias de opiniones entre líderes alemanes com o Kautsky, franceses com o Jaurés y rusos com o Lenin, sin llegar nunca a un acuerdo absoluto. Al final ocurrió que los intereses de los Estados prevalecieron, pues cada partido socialista acabó defendiendo su propio país y la internacional quedó rota. Sólo los bolcheviques rusos, con Lenin a la cabeza, se mantuvieron irreductiblemente en contra de la guerra. Otro de los movimientos importantes de la época fue el sindicalismo de diverso signo, desde el de carácter so cialista hasta el cristiano, pasando por las versiones anar quista y por el llamado «sindicalismo revolucionario» francés. El sindicalismo de origen socialista se desarro lló desde los años setenta y se entendió casi siempre com o una forma de defensa obrera, paralela a la acción política. Los marxistas hablaban de acción conjunta de
sindicalismos
Jean Jaurés, uno de los principales líde res del socialismo francés, en el época de la 11.a Interna c io n a l, h ablan do desde la tribuna. Fue el representan te de un socialismo moderado, que vi vió muy de cerca la división del socialis mo internacional en vísperas de la gue rra de 1914. Fue asesinado poco an tes de com enzar la contienda.
sindicalismos
La tradición de la reclamación y de fensa de los dere chos de la mujer arranca de los años setenta del siglo XIX y será luego asu m ida muy firm e mente por el socia lismo. De todas for mas, el feminismo tuvo su vida propia. En el grabado, un congreso obrero y fem inista reunido en París a fines de siglo.
partido y sindicato. En Gran Bretaña había su propia modalidad sindicalista, las Trade Unions. El sindicalismo de inspiración cristiana, que tuvo sus grandes propagadores en algunos miembros del clero, com o el arzobispo Ketteler, o en los propagandistas franceses Munt y La Tour Du Pin. tropezó con el incon veniente de que la doctrina de la Iglesia no admitía el sindicalismo «de clase» y negaba, desde luego, la lucha entre las clases. Pero crear sindicatos u otras organiza ciones — com o los Círculos de Obreros del padre Vicent en España— mixtas de patronos y obreros era imposi ble y por ello en el siglo X X el sindicalismo cristiano tuvo que prescindir de esa idea. El gran impulso a la acción social del catolicismo lo dio un documento de gran re sonancia en su época: la encíclica Rerum Nouarum del papa León XIII, en 1891. El movimiento anarquista o libertario surgió de ideas difundidas durante el tiempo de la I a Internacional, es pecialmente las de Bakunin, a las que ahora se suma rán las de Kropotkin y otros. El anarquismo rechazaba la idea de poder, de organización centralizada y jerar-
quizada y la idea de partido político del proletariado. Por ello atravesó en los años ochenta y noventa una fase de gran imprecisión en cuanto a las acciones que había de emprender. El ímpetu destructivo del anarquismo frente a la sociedad existente le llevó, pues, a la doctri na que se llamó de la «propaganda por el hecho», que en realidad equivalía a practicar el terrorismo mediante atentados directos contra puntos claves de la sociedad. El terrorismo de signo anarquista se desarrolló en Rusia — la secta Narodnaya Volia asesinó al zar Alejandro II — , en España — donde fue asesinado el primer ministro A n tonio Cánovas en 1897— en Italia y en América del Nor te y del Sur. El anarquismo encontró, sin embargo, un camino nuevo cuando llegó a unirse con corrientes del sindicalismo de origen francés, estableciendo el sindi cato, apolítico según ellos, com o la organización nece saria para el avance de la ideología obrera anticapitalista y antiestatal. De esa conjunción de anarquismo y sindica lismo surgió la gran corriente del anarcosindicalismo, que tuvo su máxima representación en España desde prin cipios del siglo X X
El anarquismo Una representación del asesin ato del zar Alejandro II de Rusia el 13 de m ar z o de 1881 p o r hombres del m ovi miento Narodnaya Volia (Voluntad del P u e b lo ), y que creían que matando al zar destruían el Estado y se acerca ban a la justicia. Basándose en este hecho el escritor francés Albert Camus e s c r ib ió su ob ra te a tra l Los
Justos.
La cultura de la b e lle é p o q u e
O bra que podría mos llam ar de pin tu ra s o c ia l, d el pintor Crillebotte, titulada «Los alisa dores de parquet». Arte de orientación re a lis ta , té c n ic a mente tradicional y que intenta reflejar la vida cotidiana.
62
La novedad social extraordinaria de la Europa de fin de siglo fue la llegada a más amplias capas de la población, de toda una serie de bienes, entre ellos la cultura, que medio siglo antes sólo podían ser disfrutados por las cla ses altas. En lo que al arte y la cultura se refiere, ese fenómeno señala ya por sí solo el paso a una nueva épo ca en las costumbres europeas. El nuevo arte, la moda en el vestido, la música, el cine, las costumbres sociales, etc., que se desarrollaron en torno a 1900. dieron un peculiar perfil a este perío do anterior a la guerra de 1914, que acabó llamándose poco después belle ép oqu e — la época bella o feliz— . El tránsito entre los dos siglos tiene la extraordinaria im portancia cultural de haberse producido en él la transi ción hacia la difusión de bastantes elementos culturales entre las capas bajas del pueblo. De ir hacia lo que se llama una cultura de masas, que, sin embargo, no ha llegado a su pleno apogeo hasta después de la Segun da Guerra Mundial, es decir, a mediados de siglo X X . Las artes dejan de ser cosa de círculos restringidos para expansionarse de forma mucho más amplia. La belle époque constituye realmente el paso al mundo con-
temporáneo porque en ella se produjo una importan te revolución en aspectos tan decisivos com o el gusto artístico y la concepción misma del arte. Se vivió un período de grandes cambios, que pareció com o un «pa raíso» que se perdió después con la guerra. Se produjo también una revolución en la ciencia y en la técnica. Cambian ampliamente las costumbres socia les y aparece una nueva forma de expresión tan impor tante com o el cine. Aquella época anterior a la guerra, fue algo que se vería después con gran nostalgia, por que entonces se había creído que el progreso de la hu manidad era indudable e inevitable. La nueva expresión del arte más común en la arqui tectura, la decoración y la escultura, que se llamó, pre cisamente con una expresión francesa, art nouveau o arte nuevo, o en Alemania «estilo joven », fue una nue va forma de entender la belleza no ya sólo en el gran arte sino en el diseño de muebles, en la decoración de establecimientos, interiores de viviendas, vestidos, etc.. y en la moda en general, que llegó a imponerse com o gusto mayoritario. El arte empieza también a tener «m o das». En España, este arte nuevo recibe más común mente el nombre de modernismo.
La belle époque
Los periódicos se convierten a fines del siglo X IX en uno de los vehículos de la c o m u n ic a c ió n de masas. Se ven den en las calles mediante voceado res, tal com o nos muestra este graba do. Arriba, portada de una famosa re vista literaria pari sina de fines del si glo X IX , La Plume. La revista literaria es otra forma de di fusión del arte típi ca de la belle épo que. La ilustración de esta portada es una buena muestra del art nouveau, con sus líneas cur vas im itando fo r mas vegetales, su tono alegórico y su apariencia ingenua.
63
E1 modernismo
Un célebre cuadro.
Los jugadores de cartas de Paul Cézanne (1839-1906). Con Cézanne, la re volución com enza da por los im pre sionistas toma otro rumbo. El está más in te re s a d o en la «con stru cción » de las formas que en los c o lo r e s . C é zanne es un prece dente claro del cu bismo.
El modernismo El art nouueau o modernismo nació en la arquitectura y de allí su espíritu pasó a todas las demás artes, lo que era también un fenóm eno nuevo. Los ingleses William Morris y John Ruskin representan un gran papel en la difusión de ese nuevo arte, con sus propias creaciones artísticas, com o las de Morris, o con sus escritos, com o es el caso de Ruskin. La nueva arquitectura tiene en Es paña un insigne representante en Antonio Gaudí, que com o artista modernista típico no es sólo arquitecto sino escultor, diseñador de muebles y decorador de interio res. Gaudí creó un estilo arquitectónico personalísimo del que quedan ejemplos com o el incabado templo de la Sagrada Familia, en Barcelona. Pero, además, en el arte en general y en la arquitec tura en particular, se tiende a una gran compenetración entre la búsqueda de la belleza visual y el adelanto tec nológico. Por ello es la época culminante de la cons trucción en hierro, del em pleo progresivo del cemento, de los grandes edificios utilitarios, y de las construcciones metálicas con filigranas escultóricas o construcciones de piedra que imitan a veces la escultura, com o ocurre con las de Gaudí. Otra vanguardia arquitectónica, sin em-
bargo, tiende a la simplificación extremada de las for mas, huyendo de toda decoración. Es la arquitectura La pintura que cultiva Alfred Loos, su gran difusor. La pintura sufre un cambio extraordinario. La gran revolución en la pintura contemporánea surge de los im presionistas. grupos de pintores franceses que se mani fiestan en la célebre exposición de 1874. El impresionis mo fue tan fecundo en la renovación del arte pictórico, que de él surgieron múltiples corrientes — neoimpresionismo. puntillismo, fauvismo, cubismo— hasta llegar a O tro gran pintor, la pintura abstracta. Hay muchos pintores de gran cele Henri de Toulousebridad por su contribución al arte pictórico de esta é p o L a u t r e c (1 8 6 4 ca, cuyo centro es ahora París, y que ha sido com pa 1901), pintó innu m erables m otivos rada con la del Renacimiento en el tránsito entre los del cabaret llamado siglos XV y XVI. Por citar sólo los más representativos, «Le moulin rouge», hay que mencionar, entre otros, a Van Gogh. Gauguin. uno de los lugares Cézanne. Matisse y Picasso. de la bohemia pari La gran ruptura en la pintura fue el abandono de la siense de fines de si figuración, o sea la búsqueda de un arte que ya no re glo. La pintura de presenta las cosas com o se nos aparecen comúnmen T o u lo u se-L a u trec constituye un d o te, sino que intenta «interpretarlas». Esto es lo que sig c u m e n to s o c ia l nifica el cubismo, obra en lo esencial de Picasso, y que de enorme impor va a llevar al arte abstracto. tancia.
Otras artes. La aparición del cine La literatura se convierte en «popular» en la medida en que es posible hacer grandes ediciones de libros a pre cios asequibles. Esta literatura adopta siempre la forma de series porque ello asegura un público constante. Di chas «series» literarias publican desde clásicos a n ove listas actuales de gran éxito entre las masas. Aparece la revista, una publicación periódica pero no diaria, muy ilustrada, que ya no da noticias de lo que sucede cada día sino que analiza fenómenos más persistentes, del arte, la cultura o la actualidad política. En la poesía, la gran corriente renovadora es el simbolismo, con Paul C u ad ro de Henri Verlaine. de lo que derivará el modernismo represen F a n tin - L a to u r tado por Rubén Darío. En la novela es la época de O s (1836-1904) (¡tulacar W ilde y de Marcel Proust, entre otros muchos. do Coin de table La misma dirección hacia el arte popular se da tam en el que aparecen, entre otros, dos g e bién en la música, lo que no quiere decir que la gran nios de la poesía tradición de la música «clásica» decaiga. Por el contra s im b o lis ta , Pau l rio, de la música «impresionista» de Debussy se pasará Verlaine y Arthur a nuevas concepciones de la música orquestal que re Rimbaud (a la iz presentan Schónberg o Stravinsky. Pero adquieren in quierda) renovado res profundos de la mensa difusión músicas de origen claramente popular, literatura y el len com o la negra americana del jazz, o se valora el flamenco andaluz, la canción napolitana, la zarzuela, etc. guaje poéticos.
La difusión cultural
66
El cine es un invento de los hermanos Lumiére y data de 1895. Su adelanto esencial es la capacidad de El cine fotografiar el movimiento, con el paso a la velocidad adecuada de una secuencia de fotografías por un obje tivo que las proyecta en una pantalla. El cine es el pri mer arte capaz de reproducir el movimiento de manera real. El triunfo del cine es también un acontecimiento Uno de los inventos cultural de primer orden. Antes de 1914, en América emblemáticos de la era ya un espectáculo común, con salas dedicadas ex nueva época es, sin presamente a él y había dejado de ser una curiosidad. duda, el del cine Se había pasado de las cintas que no eran más que d o matógrafo, que se cumentales a producir obras narrativas, que tenían un debe a los franceses hermanos Lumiére. argumento com o la novela o el teatro, desde 1905, d e Vemos en el graba sarrolladas por una gran industria que pronto tuvo su do un dibujo que centro en Hollywood, California. Todavía, naturalmen actúa com o cartel te, no existía el cine hablado. Rápidamente se convirtió anunciador de este en un espectáculo popular también en Europa. Uno de nuevo espectáculo que era la fotogra sus primeros grandes empresarios europeos fue el fran fía en m o vim ien cés Charles Pathé. mientras en América se creaban gran to, y que pronto des productoras, com o la Warner y la Fox por el nom se extendería por el bre de sus creadores. mundo.
Einstein
E ste c u a d r o d el n o r t e a m e r ic a n o Shahn es una signi ficativa alegoría de lo que la em igra ción significó para América. En el cen tro de esos e m i grantes figura nada menos que Albert Einstein. de origen alemán.
68
La revolución en la ciencia El mejor símbolo de la auténtica revolución científica que se produce en los comienzos del siglo XX es, sin duda, la figura de Albert Einstein y su teoría de la relatividad, formulada por primera vez en 1905. Desde la obra de Isaac Newton, en el siglo XVII, no se había propuesto otra explicación general de la física del universo com o la de Einstein. Los fundamentos de ésta siguen hoy en pie. Einstein presentó dos versiones sucesivas de su teo ría, en las que la segunda ampliaba la primera. A esta explicación general del universo que es la teo ría de Einstein acom pañó otra serie de grandes descu brimientos en el campo de la física: la estructura atómi ca de la materia y la propia estructura del átom o, la na turaleza de la electricidad, el magnetismo y la luz. la transmisión de las ondas electromagnéticas. Fue en 1897 cuando J. J. Thompson descubrió el electrón; desde en tonces otra serie de científicos investigó la naturaleza de las partículas elementales de la materia y la relación que
hay entre ellas. El matrimonio francés de Marie Curie y Pierre Joliot Curie descubre el metal radio y estudia la radioactividad en 1898, y poco después el italiano Marconi inventa el sistema de aprovechamiento de las ondas electromagnéticas para la transmisión de impul sos transformables en sonido. Pone, pues, los funda mentos de la radio. En los estudios sobre la transmisión de la energía y la luz destacan el alemán Max Planck y De Broglie. En la Química destacan más los adelantos propiamen te técnicos que los científicos, pero hay que destacar el inmenso adelanto de la llamada Química orgánica o Quí mica del carbono, desde que Kekulé hizo descubrimien tos básicos sobre la forma de las moléculas complejas, com o la del benceno. De ahí surgió toda una gran in dustria derivada. En la Biología y Medicina hay que des tacar la contribución de un español, Santiago Ramón y Cajal, que realizó estudios decisivos sobre las células nerviosas y que obtuvo el premio Nobel en 1906
Los Curie
La gran científica francesa de origen polaco Marie Curie (1867-1934), repre sentada en su la boratorio de la Sor bon n e, en P a rís, donde explica una lección ante sus co legas. Curie descu brió el metal radio y el polonio en com pañía de su marido P ie r r e C u r ie en 1898. En 1910 es cribe un primer tra tado sobre la ra dioactividad.
El fin de la Europa de Bismarck
Una representación de la recepción que el em perador Fran c is c o J o s é I de A u s tr ia - H u n g r ía da en el palacio de Schónbrun, cerca de Viena, a los dig natarios de los Es tados alemanes que van en ca b eza d o s por el propio Kaiser del Reich, Guiller mo II.
70
Bismarck cesó com o canciller del Reich alemán en 1890. Dos años antes, en 1888. había subido al trono el nue vo y joven em perador Guillermo II. La falta de enten dimiento personal entre él y Bismarck provocó la salida del canciller. A Bismarck le sucedió en la cancillería Caprivi, pero un consejero del Ministerio de Asuntos Ex teriores, el barón Von Hoistein, fue prácticamente el que dirigió la política exterior. A ambos hombres se debió el abandono del tratado secreto existente entre A lem a nia y Rusia. Ello tuvo enormes repercusiones para la política ex terior alemana y, en consecuencia, para todas las rela ciones entre los Estados de Europa y para el destino de lo que se llama el sistema de Bismarck. El abandono del tratado secreto con Rusia significaba que la amistad con esta potencia, que era uno de los objetivos de Bis marck, dejaba de ser prioritaria en la política exterior ale mana. Tal cambio tendría también una influencia deci siva en la propia política exterior rusa. En mayo de 1891. Alemania. Austria e Italia reno varon el tratado de la Triple Alianza. Italia no quiso pro-
longar entonces los tratados sobre la seguridad en el M e diterráneo firmados con Gran Bretaña en 1887 y Rusia se enteró de su existencia. Rusia se vio amenazada por el aislamiento y reorientó su política exterior hacia la alianza defensiva con Francia. Al zarismo no le gustaba el régimen republicano francés, pero tuvo que pasar por alto el detalle cuando supieron que Gran Bretaña se ha llaba ligada de alguna manera — a través del Tratado del Mediterráneo— a la Triple Alianza. En cuanto a Francia, su deseo era llegar a una alian za con Rusia frente a posibles amenazas de la Triple Alianza, pero Rusia vacilaba. En 1891 Rusia sólo acep tó llegar a acuerdos verbales por los cuales ambos Es tados se consultarían y pondrían de acuerdo cuando hubiera amenazas para la paz. Francia deseaba un con venio militar en regla, pero el canciller ruso Giers era contrario a llegar a acuerdo demasiado pronto. Después de muchas insistencias diplomáticas se llegó a un acuer do franco-ruso de 18 de agosto de 1892 donde se esta blecían las cláusulas de una ayuda mutua entre los dos
La Triple Alianza
A comienzos de la década de los no venta se produce un acercamiento entre Francia y Rusia que se m aterializa en c ie rto s a cu erd o s de cooperación mi litar. Las respecti vas escuadras visi tan bases navales del país am igo, los franceses Kronstadt y los rusos Toulon. Esta última visita es la que se refleja en el grabado.
Estados en caso de amenaza de la Triple Alianza. M ovi lización simultánea de sus fuerzas: no hacer la paz por La Entente separado en caso de guerra: mantener la alianza todo el tiempo que durara la Triple Alianza y, finalmente — com o de costumbre— , mantener secreto el tratado. H em os fijado nuestra atención en esa negociaciones porque eran un paso importante para concertar un gran tratado en contra del sistema bismarckiano. Tras la caí da de Bismarck, su obra diplomática llevada a cabo en tre 1870 y 1890 empieza a desmoronarse. La idea bismarckiana de aislar a Francia y mantenerla alejada de Rusia entra en quiebra. De todas maneras, el zar A le jandro III tardó muchos meses en aprobar definitivamen te aquel acuerdo, lo que muestra el grado de sus vaci laciones. Incluso. Rusia llegó a hacer un último intento de acercamiento otra vez al II.° Reich, pero los políti cos y militares alemanes no se interesaron en ello. Alemania había cambiado su sistema de alianzas y pa recía haber aceptado ya la posibilidad de tener que ha cer en el futuro una «guerra en dos frentes», contra Fran cia y contra Rusia, que sería lo que, en efecto, acabaría ocurriendo. En enero de 1894 Rusia y Francia ratifica ron su acuerdo. Ello fue el germen de lo que después sería la Entente — o «acu erd o»— franco-ruso. Hasta 1897 no fue anunciada públicamente la exis tencia de aquel tratado, pero desde 1893 Alemania c o nocía su existencia. Gran Bretaña por su parte seguía aún, en los primeros años noventa, una política de ausencia de los problemas del continente. Sin embar Sobre estas líneas, go, el nuevo entendimiento franco-ruso le haría cam Alejandro III, zar de biar poco a poco de actitud. Hasta entonces, Gran Bre Rusia (1881-1894). taña había pretendido mantener relaciones cordiales con El fue quien hubo las potencias de la Triple Alianza, dados sus intereses de dirigir en reali en el Mediterráneo, su rivalidad colonial con Francia y dad la política ex terior de Rusia. En el reparto de influencias en el mundo, que había reser aquel período las vado a Gran Bretaña el dominio oceánico. alianzas con la A le Gran Bretaña em pezó a ver que las cosas cambiaban mania bismarckia- cuando se apercibió de que Alemania quería conver na fueron la clave tirse en una gran potencia marítima. Eso cambió los de su política. No términos de la cuestión y Gran Bretaña em pezó a con obstante la posición de Alejandro ante siderar el abandono de la política de espléndido ais Bismarck fue siem lamiento, com o la había llamado el ministro Joseph pre vacilante. Chamberlain.
La Entente Cordiale Entre 1894 y 1913 Europa atraviesa una época de pug na continua entre las grandes potencias. El acuerdo entre Francia y Rusia firmado en 1894 fue renovado y forta lecido en 1899. A partir de 1900 los choques se agu dizan porque en 1898 se ha operado una especie de «nu evo reparto» del mundo. España pierde sus últimas colonias y surge com o gran potencia los Estados Uni dos. Fue en los conflictos en torno a Marruecos donde más peligro corrió la paz mundial. Alemania intentaba oponerse a que una de las dos grandes potencias colo niales, Francia y Gran Bretaña, dominaran el norte de Africa. En los acuerdos de la Conferencia de Algeciras, (1906) Alemania llevó la peor parte, mientras España empezaba a intervenir en el asunto. En el curso de estos primeros años del siglo se pro ducen unos reagrupamientos de alianzas entre las p o tencias que acaban definitivamente con el sistema idea do por Bismarck. Si Francia y Rusia refuerzan sus lazos, es más importante aún el hecho de que. superadas las diferencias coloniales, Gran Bretaña y Francia se acer quen hasta llegar a un acuerdo en abril de 1908, que se llamó Entente Cordiale.
La Entente
La guerra hispanocubana-norteam ericana de 1898, a causa de la rebelión en la isla de Cuba, fue conocida en Es paña com o El De s a s tre , d a d a la derrota sufrida por nuestra Marina en frentada a una mu cho más moderna y potente. En el gra bado. un moderno b a rc o de g u e rra norteamericano se acerca a un velero español para dete nerlo.
La Conferencia de Algeciras, celebra da en esa ciudad andaluza en 1906, intentó arreglar las disputas entre las p o te n c ia s p o r el con trol del norte de Africa, de la zo na llamada El M a greó. A llí se esta bleció que España y Francia ejercerían una tutela o protec torado sobre M a rruecos. Este es el origen de la inter ven ción española en Africa del Norte.
La propia Gran Bretaña llegaba, por otra parte, en 1907, a acuerdos con el Imperio ruso que solucionaban los enfrentamientos habidos por cuestiones coloniales en Asia. Por tanto, la vieja idea de Bismarck de aislar a Francia quedaba desbaratada mientras Gran Bretaña sa lía de su aislamiento y concertaba acuerdos con los ma yores enemigos de Alemania: Francia y Rusia. Frente a la vieja Triple Alianza — entre Alemania, Austria-Hungría e Italia— surgía, aunque de forma más difusa, una Triple Entente de Gran Bretaña, Francia y Rusia. Los futuros bandos combatientes de 1914 estaban ya perfilados. La Triple Alianza, por su parte, se debilitaba puesto que Italia firmaría acuerdos con Francia que contrade cían la Alianza. Desde 1900 el nuevo canciller alemán, Von Bülow no pudo impedir que se consumaran esos acuerdos desfavorables a Alemania. El Reich seguía em peñado en convertirse en una gran potencia naval cons truyendo una flota, utilizando el llamado plan Tirpitz. Gran Bretaña no consiguió impedirlo. Todavía en mar zo de 1914 el Lord del Almirantazgo británico, sir Winston Churchill, decía que Gran Bretaña se conformaría con que Alemania tuviera una flota de guerra que sólo correspondiera a dos tercios de la británica.
Europa, centro del mundo A pesar de todas las amenazas y discordias, de las ten siones entre las grandes potencias, en los años inme diatamente anteriores a 1914 el centro del mundo se guía siendo Europa. La fuerza industrial y financiera, la fuerza militar, la técnica más avanzada, las metrópolis de los grandes imperios, el centro de la cultura, esta ban en el viejo continente. La influencia europea en el mundo se hallaba en su cumbre, pese a que en Am éri ca la creciente prosperidad de los Estados Unidos, que en 1898 se había apoderado de las últimas colonias es pañolas, Cuba, Puerto Rico y Filipinas, había cerrado aquel continente a la intervención europea y había he cho de aquel país un rival extraordinario de Europa. En Asia despuntaba otra gran potencia, Japón, pero por ahora sólo se había expansionado en una limitada franja de territorio, en la costa este del continente asiá tico: Corea y parte de Manchuria. Sin embargo, la p o tencia japonesa había dado ya una prueba irrefutable al derrotar primero a China y luego fulminantemente a Rusia por tierra y por mar en 1904, en una guerra
La prim ada europea
Otro episodio de la lucha colonial en Asia fue el enfrenta miento entre Rusia y Japón por los te rritorios de antiguo dominio chino en Manchuria. En el grabado, la batalla de Mukden —capi tal de Manchuriaen marzo de 1905, en el curso de la guerra ruso-japone sa de 1904-1905, que fue una fulmi nante derrota para Rusia.
75
La primacía europea
76
Sobre estas líneas, Sun Yat-Sen (18671925). Inspirador de la moderna C hi na que estableció la República en 1911. Estudió en Honolu lú (H aw ai), donde adquirió una educa ción occidental, li cenciándose en Me dicina. Fue un gran nacionalista. Fundó el partido del pue blo o Kuomintang y fue elegido presi dente de la nueva República china.
por causa de los respectivos intereses en Manchuria. El control del antiguo gran Imperio chino, ahora repúbli ca, lo seguían teniendo los Estados europeos. En Asia había pocos países independientes; en realidad sólo Persia, Turquía y Siam. La expansión rusa por Siberia ha bía culminado ya con su dominio total y el Imperio ruso en Asia se había convertido en un gran núcleo de p o blación después de China y la India inglesa. La India, precisamente, había sido muy transforma da por la colonización inglesa Pero aquel inmenso país era un mosaico de razas, lenguas y religiones — entre las que predominaban el hinduismo y el islamismo— , cuyo fundamental lazo de unión era, en realidad, el d o minio británico. China era desde luego, el país más com plejo de todos los controlados por los europeos, que, con sus establecimientos en la costa, dominaban la eco nomía del país. Desde 1911 China era una república cuyo fundador había sido Sun Yat-Sen, pero en la que se disputaban el poder muchos grupos. Otro núcleo de la expansión europea, a caballo en tre Asia y África, era lo que hoy llamamos Oriente Pró ximo, donde se produciría el lento hundimiento del con glom erado de pueblos y territorios que constituían el Imperio Turco Otomano. Desde 1913 los antiguos te rritorios de este Imperio en Europa prácticamente no existían: sólo una pequeña parte de Tracia y la gran ciu dad de Estambul — la antigua Constantinopla— , que era la capital del Imperio. Desde mucho antes el Imperio Turco estaba bajo el control económ ico de las poten cias occidentales. Después de las guerras balcánicas la decadencia turca se acentuó. Y a sólo quedaba una Tur quía asiática que comprendía parte de Arabia, Siria, Mesopotamia, Armenia, Kurdistán. territorios todos que di versas potencias europeas apetecían. En África, por fin. no había en 1914 sino dos países propiamente independientes; Liberia y Etiopía, y algu nos más que, aunque tenían una autoridad local, esta ban muy mediatizados: Egipto o Marruecos, controla dos respectivamente por Gran Bretaña y Francia. Lo demás eran todo colonias. El norte era el Africa de cul tura musulmana, y el centro y sur, zonas de etnia ne gra, estaban dominados por incjleses, belgas y france ses principalmente. El norte de Africa estaba plenamente
ligado a la vida europea, a través de la colonización fran cesa, inglesa y, últimamente, italiana. La gran riqueza mineral de Africa del Sur había sido la clave de su rápido progreso y de los problemas políti cos y raciales, con tres poblaciones, negra, blanca euro pea e hindú. Desde^ 1902 Gran Bretaña era dueña de la mayor parte del Africa del Sur. El continente africa no, pues, estaba en 1914 tan en la órbita de Europa que más del 80 por ciento de su comercio se realizaba con ésta, y su cultura estaba siendo rápidamente trans formada, sobre todo en el Africa negra. Europa era, por tanto, en la primera década del si glo XX. la dueña del mundo. Ocurría, sin embargo, que por esas fechas había ya otras potencias extraeuropeas en expansión creciente que empezaban a ser serios ri vales para la primacía de los Estados del viejo continente. Y mientras esta primacía empezaba ya a ser amenazada, las discordias internas entre los Estados europeos llega ban a su cénit en 1914 y desembocaban en un suicida enfrentamiento armado que precisamente habría de aca bar con esa Europa centro del mundo.
La primacía Europea
La c o lo n iz a c ió n de A frica por los eu rop eos ro m p ió las formas de vida de los indígenas al someter a estos a las necesidades de la nueva economía capitalista impues ta allí. En el graba do, mineros y fun d id o r e s de ra za zulú, en Sudáfrica, trabajando en ex plotaciones britá nicas.
77
La marcha hacia la Gran Guerra
Los Reyes de Ingla terra, Eduardo VII y su esposa, visitan una mina de carbón en el sur del País de Gales. A comienzos del siglo X X la m i nería del carbón se guía siendo básica en el mundo indus trial.
En la Europa de 1914 existían distintos tipos de conflic tos. Uno de ellos era el derivado de los intereses e c o nómicos contrapuestos de las grandes potencias indus triales, que enfrentaba a los estados en la búsqueda de mercados para sus productos manufacturados, de ma terias primas y de control financiero. Los intereses de los capitalistas privados presionaban sobre los medios políticos. El mercado estaba controlado por los grandes productores, Alemania, Gran Bretaña y Francia. La eco nomía y la política se influían mutuamente. Los esta dos europeos más poderosos no sólo competían entre sí por alcanzar la hegemonía en la producción industrial, sino también por poseer imperios mayores e imponer una política mundial. El conflicto político entre las gran des potencias se agudizó cuando Alemania manifestó su intención de no limitar su poderío al continente euro peo sino su pretensión de salir al océano, donde inevi tablemente chocó con los intereses de Gran Bretaña.
El conflicto de las nacionalidades El más agudo problema de Europa era, sin embargo, por el momento, el que podríamos llamar conflicto de las nacionalidades. Un conflicto derivado de las inesta bilidades «nacionales», de los deseos de muchos pue blos por constituir sus propios estados. Y esos proble mas nacionales eran particularmente graves en su lugar ya tradicional: los países balcánicos y Centroeuropa, pero también ahora en Irlanda y Alsacia-Lorena, ade más de en el área del Mar Egeo. donde el sentimiento nacional griego se alzaba contra el dominio turco. La tensión entre los estados no había hecho sino subir de punto desde las crisis que empezaron en 1905. A le mania quería intervenir en Africa del Norte. Y se produ jeron nuevos incidentes por el asunto marroquí en 1911. Pero lo más grave fue el recrudecimiento del conflicto en los Balcanes, en 1908-1909 y en 1912-1913. El primero de esos conflictos balcánicos fue a causa del nacionalismo servio. Austria se anexionó la provin cia eslava de Bosnia-Herzegovina, contrariando a S er via y provocando la amenaza de intervención rusa. Austria-Hungría consiguió su propósito pero la cuestión
Las zonas de conflicto
A fines del s ig lo X I X , las r e v is ta s europeas se llena ron de estampas de la gu erra de los Balcanes entre los nacionalistas esla v o s , b ú lg a r o s y griegos y el Im pe rio Turco. Es el m o m en to en el que empieza a crearse un verdadero ejérci to en aquel país, apoyado por Rusia. En la imagen, tro pas búlgaras.
79
Las zonas de conflicto
80
Otra estampa de las luchas naciona listas contra Tur quía. Aquí se trata de mujeres, niños y ancianos en la gue rra entre servios y turcos. Este es un grabado de propa ganda nacionalis ta eslava que se hi zo poco antes de la Paz de Bucarest (1913), en la que fue derrotada Bul garia.
de Servia y su gran enemistad con el Imperio seguía en pie. Rusia estaba también muy insatisfecha del estado de la cuestión eslava. El nuevo conflicto surgió en Macedonia, levantada frente a Turquía en 1912. Los estados eslavos. Servia y Bulgaria, más Grecia, apoyados todos por Rusia, hi cieron la guerra a Turquía; com o resultado, ésta hubo de abandonar todos sus territorios europeos menos una pequeña franja de la Tracia. Pero los vencedores se en frentaron entre sí por el reparto de Macedonia. Una se gunda guerra fue contra Bulgaria, derrotada en 1913. El problema entre Austria y Servia sería el detonante que produciría el conflicto general al año siguiente. Los intereses opuestos entre las grandes potencias y la cuestión nacionalista no eran ya sólo cosa de los g o biernos y de la alta política sino que llegaron a provocar enfrentamientos de opinión pública y a formar parte de las preocupaciones de la gente común, con interven ción de la prensa. El rearme fue una cuestión presente en todos los estados. Por ello, se llama a veces a este período el de la Paz armada. Y ello significaba también un aumento de los efectivos de los ejércitos.
El rearme se aceleró desde la crisis balcánica de 1912. Alemania fue seguramente la que tom ó la iniciativa, con vencida de que tendría que hacer una guerra en dos frentes, en el Este y en el Oeste. Alemania pretendía llegar en 1913 a unos efectivos militares de más de 800.000 hombres. Austria-Hungría. que siempre había tenido un ejército pequeño, se esforzó por ampliarlo des pués de 1912, pero las reformas legislativas necesarias fueron muy lentas. Francia replicó también aumentando sus efectivos con la prolongación del servicio militar para llegar a tener 750.000 hombres. Rusia se propuso aumentar de 1.200.000 a 1.800.000 en varias etapas, pero aquí también las cosas fueron lentas. Italia y Gran Bretaña no siguieron, por el momento, tal política en materia de fuerzas terrestres. En Gran Bretaña nunca hubo servi cio militar obligatorio y no llegó a imponerlo, pero re dobló sus esfuerzos en la Marina. Para aumentar sus efectivos militares los gobiernos tenían que ganarse a la opinión pública y para ello no tenían más remedio que hablar de un cercano peligro de guerra. Fue entonces cuando proliferaron las obras literarias belicistas.
El rearme
(Jna estampa que muestra los tipos diversos de unida des y u n ifo rm e s del ejército austrohúngaro a com ien zos del siglo XX , tanto en Caballería com o en Infantería. El ejército austrohúngaro entonces estaba ya anticua do y no podía com pararse ni con los de los países del oeste europeos, ni, mucho menos, con el alemán.
81
El debate
82
Sobre estas líneas, Pedro I Karageorg e v i t c h (1 9 0 3 1921) rey de Ser v ia . A s c e n d ió al trono en 1903 tras e l a s e s in a t o de los reyes Alejandro y Oraga, de la fami lia O b r e n o v ic h t. Fue elegido por la A s a m b le a , y al tiempo que se res tauraba en el país la Constitución de 1889. Pedro 1 vivió todos los aconteci mientos que lleva ron a la Guerra de 1914.
La opinión pública y el temor a la guerra En estos tiempos inmediatos al conflicto armado que se desencadenaría en agosto de 1914 no faltaron, en for ma alguna, las corrientes de opinión enteramente opues tas al desarrollo del belicismo. Había gentes que creían en la posibilidad del arreglo pacífico de las tensiones en tre las potencias. Fue la opinión socialista la que más insistió en ello. La 11.a Internacional realizó en su seno y en sus medios de difusión múltiples debates sobre el peligro de guerra y discutió muchas propuestas de ac ción antibelicista. Fue precisamente la guerra la que aca bó rompiendo la Internacional. En Rusia, el proletaria do industrial era el más enem igo de toda actitud bélica; el ejército y la burguesía liberal rusos eran partidarios de guerras localizadas, com o la de los Balcanes. Tal vez donde la opinión belicista tenía menos resistencias era en Alemania, pero en m odo alguno era mayoritaria. Otra cuestión muy importante, en 1914, era lo que los dirigentes políticos, los hombres de Estado, pensa ban sobre una posibilidad de guerra inmediata y sobre lo que de esa eventualidad cabía esperar o temer. N a die deseaba una guerra, pero se tenían respecto a esa posibilidad puntos de vista distintos. Francia tenía un problema fundamental en su vida po lítica: el de la pérdida, en la guerra de 1871 con Prusia, de las regiones de Alsacia-Lorena. La opinión mayori taria era que no se podía renunciar a esos territorios, pero nadie predicaba la guerra por ellos. Lo que se sos tenía era la necesidad de fortalecer las alianzas existen tes para no permanecer aislados ante Alemania. En Alemania el panorama era muy complicado. S e guramente era el país donde la guerra se veía com o más probable. El emperador Guillermo II hablaba en priva do ya desde 1913 de que la guerra sería inevitable a cuenta de que Francia deseaba el desquite y de que el conflicto eslavo enfrentaría irremediablemente a Rusia y Austria-Hungría. Pero las palabras del emperador, di chas en privado, no tenían trascendencia pública. Aun así, en los medios militares alemanes se pensaba que de haber guerra era mejor que fuera de inmediato, ahora que la potencia militar alemana era superior y antes de que ciertos países, com o Rusia, completaran sus pla nes de mejoras militares.
A lgo de eso se pensaba también en Austria-Hungría, siempre que se contara con el apoyo alemán. El pro blema del eslavismo era la máxima amenaza para este imperio y se pensaba allí que la guerra por esa causa habría de llegar y para que fuera victoriosa habría que aislar a Servia. En 1914 se presentaba una buena pers pectiva para ello. Alemania parecía apoyar esos planes. Más división había en Rusia entre los que propugna ban una expansión inperialista. que tendría que ser a costa de Turquía, y los que temían que toda aventura exterior provocase grandes movimientos internos, com o ya había ocurrido tras la estrepitosa derrota ante Japón de 1904, seguida de la revolución popular de 1905. Se pensaba siempre que los enemigos principales de Ru sia eran las dos potencias germánicas, Alemania y Aus tria. y se sabía que no se podría hacer la guerra contra una sin hacerla también contra la otra. En 1914 los diri gentes rusos estaban convencidos de que el país no es taba preparado para una guerra inmediata.
El debate
La revolución de 1905 en Rusia, con la revuelta popular en Petrogrado, el 5 de enero, tiene co mo símbolo la bru tal represión (en la imagen) en el lla mado «dom ingo ro jo»: la guardia del zar dispara contra el pueblo a la entra da del Palacio Im perial. Fue el c o mienzo del fin para Nicolás II.
El debate
84
En vísperas de la guerra comenzada en agosto de 1914 las fábricas de ar mamento trabaja ban ya a pleno ren dimiento y aún más desde que empezó el conflicto. He aquí una estam pa que compara el trabajo fem e n in o en esa producción de inte rés nacional con las tareas del hogar, ocu pación propia de la mujer hurgue sa de la época en tiempos de paz.
Por fin, Gran Bretaña era la potencia más lejana a cualquier consideración sobre una guerra inmediata. Los intereses mundiales británicos eran contrarios a cualquier conflicto en el continente dada la ventaja evidente de Alemania. Gran Bretaña no tenía una alianza en firme con ninguna otra potencia. Se conformaba con que la carrera de armamentos no continuara adelante, no que ría reforzar sus compromisos con otros países y, en cuan to a Francia, sólo prometía ayudarla si era «injusta m ente» atacada. Por tanto, puede afirmarse que en la primavera de 1914 no había ningún gran Estado en Europa que pen sase que la guerra era una política deseable. Sin em bargo la posibilidad de ella era juzgada de manera dis tinta. La situación internacional no era más grave que en los años anteriores, aunque se mantenían las tensio nes. T o d o el mundo advertía el peligro de la guerra y el rearme continuaba.
Cóm o se llegó a las armas Fue en ese clima internacional donde un acontecimien to grave, el asesinato de Sarajevo, desencadenó defini tivamente el conflicto en los últimos días de julio y pri meros de agosto de 1914. El príncipe heredero de la corona de Austria-Hungría. Francisco Fernando, y su esposa fueron asesinados a tiros durante la visita a la ciudad de Sarajevo, capital de la provincia imperial de Bosnia, por un estudiante nacionalista bosnio apellida do Princip. miembro de la sociedad secreta La Mano Negra. Tal hecho ocurrió el 28 de junio 1914. La reac ción política en Austria-Hungría fue la de interpretar la tragedia com o una consecuencia esperada de la actua ción del nacionalismo eslavo apoyado por Servia. In mediatamente se tuvo por cierto que tras el atentado en Bosnia estaban las maquinaciones de Servia, cabe za de un gran futuro estado «yugoslavo». Se vio que era la ocasión de ajustar cuentas con el eslavismo. que amenazaba al Imperio, y pudo com pro barse que Alemania apoyaba plenamente una acción de fuerza decisiva contra Servia. Austria-Hungría envió, pues, con el apoyo alemán, el célebre ultimátum a Ser-
Sarajevo
Ultima foto del ar chiduque Francisco Fernando, heredero del trono de Aus tria-Hungría, y de su esposa Sofía, en Sarajevo, m om en tos antes de que se com etiera el aten tado que costó la vi da a ambos (28 de junio de 1914). Inci dente que desenca denó las tensiones contenidas que lle varon al estallido de la guerra en agosto.
Las reacciones
Sobre estas líneas, el kaiser G u iller m o II de Alem ania en su p u esto de mando en campaña una vez comenzada la guerra, instalado en un vagón de fe rrocarril. Aunque el kaiser no tenía, n a tu ra lm en te, el mando directo de las tropas, sino a través de su Estado Mayor, su influen cia fue constante y vivió la guerra co mo un general más.
via de 23 de julio de 1914, en el que exigía explicacio nes satisfactorias por el asesinato, control de todos los movimientos eslavistas y renuncia a cualquier acción en su favor admitiendo la intervención en ello de AustriaHungría. El imperio austro-húngaro había tardado casi un mes en preparar una respuesta contundente, lo que convenció a todo el mundo de que había obrado de acuerdo con Alemania. La reacción de Rusia fue declarar de inmediato que no toleraría impasible el aplastamiento del reino de Ser via. En el resto de las potencias europeas causó mala impresión el texto austríaco, por su dureza y por haber se dem orado tanto. Una inmediata respuesta armada austríaca contra Servia tal vez habría sido aceptada, pero ya había transcurrido demasiado tiempo. Lo curioso ade más, fue que en el plazo de cuarenta y ocho horas im puesto por Austria para tener una respuesta Servia res pondía aceptando en líneas generales los términos del ultimátum. N o obstante, ello no cambió la línea austroalemana. El 28 de julio Austria-Hungría declaraba la guerra a Servia. La idea austríaca y alemana de que una guerra con tra Servia no se convertiría en guerra general porque las potencias de la Entente la considerarían una guerra local se vio desmentida cuando Rusia decretó una m o vilización parcial de hombres para su ejército el 29 de julio, poniendo en pie de guerra sus tropas. El acto ruso iba dirigido contra Austria-Hungría, pero Alemania, cumpliendo lo estipulado en la Triple Alianza, declaró ese mismo día que movilizaría su ejército si Rusia no de tenía al suyo. La respuesta rusa fue la de movilización total el 30 de julio. El día 31, a la vista de ello. A lem a nia decretó la movilización y envió un ultimátum tanto a Rusia com o a Francia, aliada de Rusia. El día 1 de agosto. Francia declaró que actuaría conforme a lo acor dado con Rusia y movilizó su ejército. Alemania y Aus tria-Hungría se encontraban virtualmente en guerra con tra Servia. Rusia y Francia. Y el 4 de agosto se declaró formalmente la guerra entre las potencias citadas. Las primeras operaciones militares alemanas se diri gieron a apoderarse de Bélgica para atacar a Francia por el norte. La violación de la neutralidad belga hizo que Gran Bretaña declarase la guerra a Alemania el día 4 de
agosto. A partir de entonces, las grandes potencias que hicieron la Gran Guerra se encontraban ya en campa ña a excepción de Italia y los Estados Unidos de Am éri ca. Italia se incorporaría en 1915 pero, justamente, en el bando contrario al que estaba en principio aliada, es decir, en contra de la Triple Alianza y a favor de la Entente. Los Estados Unidos entraron en guerra en apo yo de la Entente en 1917. Así se llegó al conflicto armado más grande que la humanidad había contemplado hasta entonces, a tra vés de un incidente localizado com o fue el magnicidio de Sarajevo. Pero no puede afirmarse que aquel ase sinato fuera «la causa» de la primera de las guerras mundiales del siglo X X . Si así se hiciera se falsearía gra vemente la explicación correcta de la Historia. Aquel he cho fue la conyuntura, diríamos que el pretexto, para que pudieran hacerse las declaraciones de guerra. Las motivaciones profundas del conflicto eran mucho más importantes y tenían unos antecedentes antiguos. L o que sí puede asegurarse, a la vista de la documen tación histórica, es que nadie pensaba en que se pro duciría una catástrofe de tal maganitud. Los estados que
Las reacciones
En los p rim e ro s m o m e n to s de la Gran G u erra los é x it o s m ilit a r e s a le m a n e s fu eron evidentes. A tra ve sando Bélgica, in vadieron el norte de Francia. En esta re presentación se ve la entrada de las tropas alemanas en la ciudad de Lille. Obsérvense los cé leb res ca s c o s de com bate de las tro pas alemanas de la época.
87
La Gran Guerra
88
Estampa de una fá brica de munición de cañón en Gran Bretaña. Esta po tencia fue la que más dudó sobre su entrada en la Gue rra. Para hacerlo, en definitiva, puso com o pretexto la in vasión alemana de Bélgica, pero se sa be que la decisión estaba ya tomada desde mucho antes.
más se aventuraron a la guerra, Alemania y AustriaHungría. pensaron, primero, que el conflicto tendría sólo escala local, un nuevo conflicto balcánico más y, des pués, al ver que intervenían otras potencias, que la gue rra sería de corta duración liquidándose mediante acuer dos, o bien con una rápida victoria alemana, victoria de la potencia que, indudablemente, estaba mejor prepa rada para la guerra. Austria-Hungría no quería esta vez dejar pasar un con flicto eslavo sin solucionar todo el problema de un gol pe. Alemania fue la que se em peñó por todos los m e dios en aquella política de guerra procurando que la ocasión de una guerra que ella creía rápida y favorable para Austria y para sí misma no se desaprovechase. El canciller alemán Bethmann-Hollweg se opuso a solu ciones diplomáticas; pero además no supo resistirse a las presiones del Estado Mayor militar alemán, ni quiso dar a entender que dejaba abandonada a Austria.
w§
¥ w f
t '\
, J?
r \ á¿ M í A
I
\
\W
K '. ■ xJr \ JL \ s ou
W. Vn Vi
Á
La actitud rusa era la más arriesgada de todas. Rusia no estaba preparada para la guerra, su intervención p o día producir graves transtornos internos — com o en efec to los produjo, nada menos que la revolución de 1917— , pero si dejaba que Austria se colocase com o potencia hegemónica en los Balcanes, habría de renun ciar a toda su política exterior. Rusia se plegó también al dilema de «todo o nada». Para Francia, no intervenir en la guerra hubiese significado el tener que arrastrar el peligro de que un devastador ataque alemán contra ella se produjese después de la derrota rusa. En ciertos sectores franceses había deseos de desquite contra A le mania. pero la clave estaba en que la guerra, juzgada también inevitable, la imponía el enem igo y no la v o luntad propia. La Gran Guerra, com o ha confirmado sobradamente la Historia posterior, fue el principio del fin de Europa com o centro del mundo.
La Gran Guerra
Aunque Gran B re taña se había de sentendido de los asuntos del conti n e n te e u r o p e o , sabía bien la tras cendencia de una victoria alem ana, e x tr e m a d a m e n te peligrosa para sus intereses. En rea lidad. la población b ritá n ic a a c e p tó bien el esfuerzo de guerra. En la im a gen vem os la uti lización de la mano de obra femenina en las fábricas de armamento.
89
Datos para una historia Años 1898
1899
1900
1901
1902 1904
Política y sociedad España pierde Cuba en su guerra contra Estados Unidos. Paz de París. En Alemania surge el plan Tirpitz —nombre del almirante que lo diseñó— para cons truir una flota que pudiera compararse a la británica. Estados Unidos se anexiona las Islas Hawai. Primera conferencia Internacional de la paz en la Haya. Inglaterra acuerda con Francia y Portugal el reparto del dominio colonial. Francia firma el acuerdo de Londres por él que acepta retirarse de los territorios del Sudán británico. Comienza la guerra anglo-bóer Guerra de los bóxers en China. Víctor Manuel III. rey de Italia Sun Yat-Sen funda el partido socialista re volucionario chino. Paz de Pekín Rooselvelt. presidente de los EE UU Eduardo Vil, rey de Inglaterra. Estados Unidos compra la Sociedad del Ca nal de Panamá Se reinician los estudios para la construc ción del Canal de Panamá, Guerra ruso-japonesa La derrota de Ru sia por Japón dará paso a la revolución de 1905
Literatura, arte y ciencias Pierre y Marie Curie aíslan el radio. Border descubre el suero hemolítico. Le Bon. La psicología de las masas
Ramón y Cajal publica Textura del sistema nervioso del hombre y de los vertebrados Marconi realiza su primera comunicación inalámbrica. Ravel. Pavana para una infanta difunta
Se descubre el mecanismo de la división celular Zeppelin construye su primer dirigible. Freud, Interpretación de los sueños. Se instituyen los premios Nobel, Braun perfecciona el sistema de telecomu nicaciones. El economista británico Hobson publica E s tudio del Imperialismo.
Vossler, Positivismo e idealismo en la lin güística.
Finaliza la construcción del Iransiberiano. la línea de ferrocarril más larga del mundo.
1905
Paz de Portsmouth entre Rusia y Japón. Einstein: Teoría de la relatividad (restrin La Iglesia se separa del Estado en Francia. gida) Descubrimiento de los fotones.
1906
Francia y Alemania celebran la Conferen Santiago Ramón y Cajal obtiene el premio cia de Algeciras. Nobel Se revisa en Francia el proceso Dreyfus. De Forest inventa la válvula termoiónica.
1907
Francia. Ingalterra y Rusia forman la Tri Funcionan las primeras válvulas solares in ple Entente. ventadas por Doten. Willstatter investiga acerca de la clorofila Conferencia de la Paz en La Haya. En Noruega se concede el voto a las mu jeres. Congreso en Stuttgart de la II Interna cional.
1908
Bulgaria se convierte en reino. Menéndez Pidal publica El cantar de Mío La Universidad de Missouri funda la prime Cid. ra escuela de periodismo Sorel. Reflexiones sobre la violencia.
Años 1909
1910
1911
1912
1913
1914
Política y sociedad Disturbios socialistas en España Alberto 1, rey de Bélgica Guerra de Rif Congreso de la II Internacional en Copen hague. Jorge V. rey de Inglaterra. La Unión Sudafricana se convierte en do minio británico Portugal se convierte en República Francia ocupa Fez. En China estalla la revolución
Literatura, arte y ciencias Peary llega al Polo Norte. Manifiesto futurista de Marinetti Paulov investiga los reflejos condicionados.
Wieland lleva a cabo investigaciones sobre los alcaloides. Hess investiga los rayos cósmicos y Soddy la desintegración atómica. Amundsen llega al Polo Sur En China se proclama la República, sien Von Lañe difracciona los rayos X. do su primer presidente Yuan Shih Kai Hopkins realiza investigaciones acerca de Macedonia se levanta contra Turquía las vitaminas. Christian X, rey de Dinamarca Organización científica del trabajo por Tibet y Mongolia proclaman su indepen Taylor. dencia, Tiene lugar la Convención Internacional de los husos horarios (hora internacional) Gran Bretaña instaura el sufragio univer sal masculino. Segunda guerra balcánica. Los Bragg inician sus investigaciones sobre Tercera guerra balcánica con la interven los rayos X ción de Rumania Strawinski compone La consagración de la Paz de Bucarest primavera. Albania proclama su independencia. Appollinaire publica Alcools. Durante el mandato de Sun Yat-Sen el sur En Estados Unidos las fábricas de automó de China se separa. viles de Henry Ford producen 250.000 co Mongolia se convierte en protectorado ches al año. ruso. En Inglaterra se aprueba el «Home rule». Tiene lugar la Apertura del Canal de Pa namá. Francisco Fernando, príncipe heredero de la Corona austro-húngara, y su esposa, son asesinados en Sarajevo, Comienza la Primera Guerra Mundial. Los alemanes invaden Bélgica y el nores te de Francia. Batalla del Mame Los rusos invaden Galitzia llegando hasta Hungría Alemania pierde sus colonias. Batallas navales de Coronel y de las Islas Malvinas.
Franck y Hertz realizan investigaciones ató micas Proust publica E n busca del tiempo per dido.
El cineasta americano Griffith. considera do uno de los padres de la cinematogra fía. rueda «El nacimiento de una nación», un clásico del cine mundial.
Glosario Anarcosindicalismo Tendencia sindical anarquista nacida en los pri meros años del siglo XX. Atribuyó a los sindi catos un papel preponderante en la lucha reivindicativa obrera. Defendía la acción directa y el apoliticismo, propugnando la huelga ge neral como medio de desmoronar el Estado y constituir una sociedad sin clases. Aranceles Derechos que una mercancía ha de pagar al ser importada en un país y atravesar la adua na. Los derechos que había que pagar por cada tipo de mercancías eran establecidos por los go biernos en función de políticas comerciales más o menos restrictivas Bóers Colonos neerlandeses de Africa del Sur que se establecieron en El Cabo en el siglo xvil. Los bóers descendientes de estos colonizadores pro tagonizaron un conflicto armado, la Guerra de los boérs (1899 1902), contra la política colo nial británica en Africa del Sur. Bolchevique Facción radical y mayorítaria del Partido Socialdemócrata ruso, escindido en 1903, con vertida en partido bajo el liderazgo de Lenin y elevada al poder por la Revolución de 1917. Bóxers, sublevación de los Bóxers es el apelativo popular que reciben los miembros de la «Sociedad de los Puños Armo niosos», sociedad secreta nacionalista china que atacaba a los residentes europeos en China, apoyados secretamente por las autoridades Tras una serie de incidentes contra estableci mientos europeos, el 19 de junio de 1900, fue asesinado el embajador alemán y sitiadas por los bóxers las embajadas europeas en Pekín En 1901, se firma el «Protocolo de Pekín»: el gobierno chino otorga una indemnización eco nómica a los europeos afectados y autoriza la presencia de destacamenlos militares europeos de protección Cipayos, rebelión de los En 1857, los cipayos (tropas indígenas del ejér cito británico) se sublevan contra el dominio ¡n glés Una vez sofocada la revuelta, en 1858, 9 2 la «Compañía Inglesa de Indias Orientales» fue
disuelta y la India pasó a ser colonia de la Co rona británica gobernada por un virrey. Clase social Clase es un concepto acuñado por el marxis mo que designa un grupo social al que da cohesión el lugar que ocupa en la red de re laciones que se establecen en una sociedad, fundamentalmente su lugar respecto a las re laciones de propiedad. Lo habitual es que se hable de una clase burguesa y una proletaria. Hay desde luego, formas más complejas de en tender lo que es «clase social». Confederación General del Trabajo (CGT) La CGT francesa es un sindicato producto del movimiento «sindicalista» francés creado en 1906. Aprobó la «Carta de Amiens», que cons tituye el texto básico del sindicalismo revolu cionario . Constitución Es la máxima ley política o Ley Política Fun damental que conforma a un Estado, cuando esa ley ha sido discutida y aprobada por una Asamblea libremente elegida en la que están representados todos los ciudadanos de ese Es tado Es el tipo de ley política escrita que esta bleció el liberalismo Cultura de masas Conjunto de manifestaciones culturales que van dirigidas a la gran masa de población a través de ¡os modernos medios de comunicación. Depresión económica Prácticamente igual que crisis económica, es. sin embargo, una situación más grave y que no tiene por qué ser cíclica. Su matiz distintivo es la disminución drástica de la producción y el comercio y la bajada de los precios al por mayor, aunque ello no redunda en beneficio de nadie al escasear los productos. Domingo Rojo Durante 1905 se produce una oleada revolu cionaria en Rusia: huelgas, manifestaciones en favor de la jornada de ocho horas, etc. El 5 de enero en San Petersburgo, el ejército abre fuego contra los manifestantes que pretendían entre vistarse con el zar. El movimiento es reprimi do cruentamente pero el zar se vio obligado a promulgar una constitución y a convocar una asamblea consultiva
Guerra del opio Conflicto bélico entre Gran Bretaña y China (1840-1842). que tuvo importantes repercu siones. El emperador chino prohibió la entra da del opio en el país. Gran Bretaña, que con trolaba el comercio oriental del opio, intervino militarmente, ocupando Shangai El Tratado de Nankin puso fin a la guerra y supuso la ce sión de Hong-Kong a los británicos y la aper tura comercial y cultural de China a Occidente.
Movimiento obrero Se llama así. genéricamente, a toda la historia de las luchas del proletariado por su emanci pación en los siglos xtx y xx.
Hartéis Asociaciones de empresas o individuos inde pendientes llevada a cabo para ejercer un con trol monopolístíco sobre la producción o venta. Los kartels influyen decisivamente en el nivel de precios y en el control de los mercados eco nómicos, constituyendo una defensa contra la libre competencia económica
Partido laborista británico Partido político inglés creado en 1900 Se originó en el seno de las Trade Unions En 1893. el sindicalista Keir Hardie fundó el «In dependent Labour party» que integró a los distintos sindicatos y dio origen al Partido La borista.
Kuomintang Nombre del partido nacionalista chino, funda do en 1891 por Sun Yat-Sen. Lebensraum
Concepto político acuñado por los nacionalistas alemanes, ligado a la idea de que Alemania es taba superpoblada y necesitaba expandir sus fronteras hasta adquirir el espacio mínimo indis pensable para su supervivencia como nación. Librecambismo Doctrina y práctica económica partidaria de la libertad de comercio, sin cargas aduaneras, en tre los países. Medios de comunicación de masas Conjunto de procedimientos técnicos que per miten la transmisión de informaciones, opinio nes y manifestaciones culturales a un gran número de personas simultáneamente (pren sa, radio, cine, televisión). mir Comunidad campesina de la antigua Rusia. Desde la Edad Media era la comunidad y no el individuo quien poseía la tierra, el mir esta ba dirigido por un consejo de ancianos. Tras la abolición de la servidumbre (1861) el mir continuó vigente, aunque desde 1906 el zaris mo favoreció la parcelación de la tierra. Desa pareció después de la Revolución Rusa
paneslavismo Movimiento nacionalista eslavo basado en la idea de que correspondía a Rusia la misión his tórica de liberar a los demás pueblos eslavos del dominio otomano y austro-húngaro.
Pax R o m an a
Nombre con el que se conoce, en la historia de la antigua Roma, el período de paz instau rado en el mundo mediterráneo desde César Augusto (27 a. C.-14 d. C.) a Marco Aurelio (161 180 d. C.) Proletariado Palabra de origen latino que designa a partir del siglo XIX al obrero que sólo tiene como ri queza su «prole» o, en términos menos meta fóricos. que no tiene más riqueza que su fuer za de trabajo Trade Unions En 1825 apareció el primer sindicato obrero en Inglaterra, son los llamados Trade Unions o asociaciones de obreros creadas con la finali dad de defender los derechos laborales de los trabajadores. Con excepción de Gran Breta ña, los sindicatos obreros del resto de los paí ses europeos no fueron reconocidos hasta fi nales del siglo xtx. Trust Nombre que recibe una corporación o compa ñía que actúa en representación de distintas sociedades. Un trust facilita la gestión de dife rentes empresas, reduciendo los gastos y ejer ciendo una mayor influencia en el mercado Los Estados Unidos fueron los precursores en este tipo de empresas. 93
índice alfabético Abdullah. 44 Acton, 40 Adua, batalla de, 29, 49 affaire Dreyfus, 27 Africa, 19, 22. 32-39, 42, 43. 45, 46, 48. 50. 73. 76. 77, 79 Ahmed El Mahdí, 44 Alejandro II, 13. 28, 61. 72 Alemania. 6-8, 11. 18-20, 22. 24, 28, 34, 42, 43, 46. 48, 50. 54. 63, 70. 72-74. 78. 79. 81-86, 88. 89 Algeciras, Conferencia de. 73 Alsacia-Lorena, 8. 28 América. 8, 10. 14. 19. 34, 61. 67, 75 anarcosindicalismo, 61 anarquismo. 57, 60, 61 Annunzio, Grabiele D'. 29 «arancell Méline», 16 aristocracia, 56 arquitectura, 64, 65 arl nouveau, 63. 64. 66 arte, 63, 65 asesinato de Sarajevo, 85-87 Asia. 19, 22, 32-34, 41, 50, 74-75. 76 Asociación Internacional de Trabajadores, 57 Austria, 70, 79, 80. 83, 86, 88, 89 Austria-Hungría, 28, 74, 79, 81-83, 85. 86, 88 Bakunin, 60 Balcanes, 28, 29, 79, 82. 89 Barros Gomes, 46 Barth, 37 B ebe!
57
Bélgica. 6. 18, 19. 34. 37, 42, 50. 86 Berlín, Congreso de. 38, 42, 43. 44, 46, 48 Bessemer, 10 Bethmann-Hollveg, 24, 88 Bismarck, 4. 22, 24, 25. 27, 94 34, 43, 48, 70, 72i74
bóers, 41, 47 bolcheviques, 59 Boulanger. 26 bóxers. 51 burguesía, 54, 56, 82 Caillaud, 35 Caillié, 37 Cameron, Verney, 36 Canal de Suez, 39-41, 44, 50 Cánovas, Antonio, 61 Capello, 37 capitalismo, 15, 19, 31 Caprivi, 24, 70 clases altas, 62 «clases asalariadas», 54. 56 «clases bajas», 50. 55. 62 clases burguesas, 54 «clases medias», 55 Clemenceau, 26 colonialismo, 26. 31. 35, 50 colonias, 8, 19, 32-34, 40. 43, 47. 48 colonización, 38, 41-43, 47, 51, 76, 77 comercio, 7, 8, 16, 18, 19. 22. 77 Copenhague. Congreso de. 58 Crispi, 34 Curie, Marie. 69 Chamberlain, Joseph, 16, 18, 21, 22, 32, 72 China, 50, 51, 75. 76 Churchill, Winston, 74 Daimler, 11 Delcassé, 28, 45 Deville, 58 Disraeli, 21 Donetz, 15, 28 Edison, Thomas Alva. 12 Eiffel, Torre, 11 Einstein, Albert, 68
«eje sin solución de conti nuidad», 42, 44. 46 El Bardo. Tratado de. 45 Entente Cordiale. 72, 73, 74. 86 Eritrea, 40, 48 eslavismo, 29, 83, 85 España, 26, 42, 48. 49, 58, 60, 61, 63, 64, 73 Estados Unidos de Améri ca, 6, 7. 11. 12, 16, 18, 39, 50. 73, 75. 87 Federico II, 25 Ferry, Jules, 26, 34 Ford, Henry, 11 Francia, 6, 8. 12, 16, 18, 19. 20. 26. 27. 34. 38. 39. 42-45. 50. 55, 58. 71-74. 78. 81. 82. 84. 86. 89 Francisco Fernando, 85 Francisco José, emperador, 29 Gambetta, León. 26 García Quejido, Antonio. 58 Giers. 71 Gladstone, 21 Gobinau, 32 Gordon, general, 44 Gotha. 57 Gran Bretaña, 6-8, 16, 18. 19, 20-22, 26, 34. 40, 41-47. 50, 52, 58, 60, 71-74. 76-78, 81. 84. 86 «Gran Depresión», 17 Gran Guerra, 4, 6, 20, 43. 48. 56. 62. 78 «guerra del opio». 50 guerras balcánicas, 76 Guillermo II. 25, 53, 70, 82 Ffabsburgo, 29 Hanotaux, 28 hermanos Wright, 10 Hicks, general, 44 Hilferding, Rudolf, 31 Flindenburg, 25
Hobson, 31 Hohenlohe, 24 Iglesias, Pablo. 58 impresionistas, 65 India, 75 industria, 8-10, 12, 15, 16, 18. 19 industrialización, 6, 13. 14, 15. 18, 28, 29. 54 Iradier. Manuel. 37. 49 islamismo, 76 Ismail, 40, 44 Italia, 6. 13. 18, 29, 40. 42. 48-50, 61. 70. 74. 81, 87
Marx, 57 marxistas. 31. 34. 53. 59 Mediterráneo, tratado del, 71 Melenik, 49 modernismo, véase, art nouveau
Monroe, 39 Morris, William, 64 movimiento obrero. 56 Munt. 60 nacionalismo, 26, 31, 85 Newton, lsacc. 68 Nicolás II. 28 Ondurman. batalla de. 44
Japón, 13, 28. 50. 51, 75 Jaurés. 58. 59 Kartels. 12 Kautsky, 57 Kekulé. 69 Kitchener, 44 Kruger, Paul, 47
La Mano Negra. 85 Labour Party (Partido Labo rista), 58 La Tour Du Pin, 60 lebensraum, 32 Lenin, 31, 59 Leopoldo II de Bélgica. 34, 37. 38, 43. 44 Lesseps, Ferdinand de. 40 librecambismo, 16 Liebknecht, 57 Liga Pangermanista, 24 Livingstone. 35, 36 Londres, acuerdo de. 45 Loos. Alfred, 65 Lord Curzon, 34 - Salisbury. 21. 45, 46 Ludendorff. 25 Luis Felipe de Orleans, 39 Marchand. 45 Marruecos, 73, 76
Rusia, 6, 12, 13, 15, 16, 18. 19. 28, 41. 51. 70, 72-75, 80-83. 86, 89 Ruskin, 64
Paiva, Couceiro, 46 «paneslavismo», 28, 32 «pangermanismo», 23, 32 panlatinismo. 32 Partido Obrero Socialdemócrata Alemán, 23, 57 partidos obreros. 57, 58, 59 «Paz Armada». 4, 80 «pequeña burguesía». 55 Plan Tirpitz, 25 Portugal. 34. 42, 43, 46. 50 Primera Internacional, 26, 56-58, 60 Princip. 85 proletariado. 28. 54-55, 61. 82 proteccionismo, 7, 8, 16, 18 protectorado. 49, 50 Prusia. 8. 23 racismo, 24. 32 ralliement. 27 rearme. 80. 81. 84 régimen fascista, 49 — republicano. 71 revolución industrial, segun da. 9 — popular de 1905, 83 — tecnológica, 9. 12 Rhodes, Cecil, 23, 34 Rohlfs, 37
Said Pachá, 40 Sapeto, 40 Schlieffen. 25 Schónberg, 66 Segunda Internacional, 56-59. 82 Segundo Reich. 4. 23, 27, 72, 74 Serpa Pinto, 37, 46 Servia, 85, 86 simbolismo. 66 sindicalismo. 59. 60, 61 socialismo obrero. 23 socialistas, 26, 34 «Societé Internationale de l'Afrtque», 38 Stanley, Henry, 36, 38 Stuttgart, 58 Sudáfrica, 16, 43, 46 sufragio universal, 26 Sun Yat-Sen, 76 lories. 21 Trade Uníons, 58, 59
tratados. 70, 71 Triple Alianza. 70. 72. 74. 87 Trusts. 12 Turquía. 41, 80, 83 Unión Colonial, 26 Vera, Jaime. 58 Vicent. padre, 60 von Bülow, 24, 25, 74 von Holstein, 24, 70 von Moltke. 25 Whigs, 21
Zentrum, 23
95
Bibliografía
Aróstegui, J., L a Europa de los nacionalismos, 184 8 -18 9 8. Colección «Biblioteca B< sica de Historia», Anaya, Madrid, 1991. Arvon, H., El anarquismo. Paidos. Buenos Aires, 1980. Briggs, A. (dir.). Historia de las civilizaciones. Vol 10: E l siglo XIX, Alianza Editorial/!.; bor, 1989 Derry. T. K. y Williams, T. I.. Historia de la tecnología. Vols. 3 y 4, Siglo XXI edicic nes. 1977. Einstein. A. y otros. L a teoría de la relatividad. Selección de L. Pearce Williams. Aliar za Universidad, 1989. Fieldhouse. D. K., Eco n om ía e Imperio. L a expansión de Europa, 1 8 3 0 -1 9 1 4 «Histc ria Económica Mundial», Siglo XXI ediciones, 1977. Hobsbawn E. J., L a era del Imperio, 1 87 5 -19 1 4. Editorial Labor. Barcelona, 198c Joll, J., Eu ro pa desde 1870. Alianza Editorial, Madrid, 1983. — L a II Internacional. Icaria, Madrid, 1976. León, P. (dir). Historia Eco n óm ica y Social del M u n do . Vol. 4: L a dom inación del ct pitalismo, 1 84 0-1914. Ediciones Encuentro, Madrid, 1980. Mommsen. W ..L a época del imperialismo. Eu ropa 1885-1918. «Historia Universal s glo X X I» , Siglo XXI ediciones, Madrid, 1985. Stone, N., L a Europa Transformada, 1 87 8 -19 1 9. «Historia de Europa siglo X X I» , S glo XXI ediciones. Madrid, 1985.